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Full text of "Efectos de las facciones en los gobiernos nacientes: en este libro se recopilan los principios fundamentales del gobierno democrático constitucional representativo."

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Universidad  Francisco  IVIarroquín 


http://www.archive.org/details/efectosdelasfacOOvidaguat 


EFECTOS 


DE  LAS 

FACCIONES   EN   LOS   GOBIERNOS   NACIENTES. 
EN  ESTE  LIBRO  SE  RECOPILAN  LOS 

PRINCIPIOS  FUNDAMENTALES 


DtK 


GOBIERNO    DEMOCRÁTICO 

CONSTITUCIONAL    REPRESENTATIVO. 

OBRA  ESCRITA 

POR 

EL   CUIDADANO   M.   L.   VIDAURRE, 

PRESIDENTE    DE    LA    CORTE    SUPREMA    DE    JUSTICIA    DE    LA 
REPÚBLICA    DEL    PERÚ,    MINISTRO    PLENIPOTENCIARIO 
EN     EL     GRAN     CONGRESO    DE     PANAMÁ,     MINISTRO 
-       DE    ESTADO    Y    DE    RELACIONES    INTERIORES  Y 
EXTERIORES,  DIPUTADO  POR  LA  PROVINCIA 
DE    LIMA    EN    EL    CONGRESO    CONSTI- 
TUYENTE ;     RESULTA     DE     SU  .-^         r        ^ 
EXPATRIACIÓN.                                     V^»WCl5g^ 


IMPRESA  EN  BOSTON,  POR  W.  W.  CLAPP, 


Año  1828. 


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Hombre  ama  y  defiende  tus  derechos  :  '  Si  te  pones  de  parte 
del  que  mas  puede,  tu  seras  esclavo. 


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e»!i(,b'  A  MIS  COIVJPATRIOTAS. 

Una  facción  que  dominaba,  logró  que  Grocio  fuese  ent^rtt-í 
do  en  un  castillo.  Prófugo  escribe  la  defensa  de  los  majistra- 
dos  depuestos  :  la  obra  irritó  mas  a  sus  contrarios  ;  en  el  Perú' 
otra  facción  me  hace  conducir  a  una  cárcel :  mis  manifiestos 
aumentan  su  encono.  Un  sic  voló,  sic  jubeo  me  separa  de  la 
patria  que  me  dio  la  naturaleza  y  el  pacto.  Los  soberanos  »de 
la  europa  a  porfía  quisieron  apropiarse  ese  genio  distinguido, 
precioso  fruto  de  los  paises  bajos.  Pensiones,  empleos,  honras 
se  le  prodigalisaron  de  modo  que  su  suerte  fue  mas  brillante  y 
cómoda,  que  lo  hubiera  sido  en  su  mismo  pais  sin  émulos» 
Respeto  las  luces  extraordinarias  del  que  contemplo  padre  de 
la  literatura  en  muchos  ramos.  ¿Pero  hubiera  logrado  protec- 
ción tan  decidida  enseñando  principios  iguales  a  los  mios  ?  De 
ningún  modo  :  los  tiranos  siempre  fueron  generosos.  Philipo 
quiso  comprar  a  Demostenes  a  toda  costa,  y  Cesar  hubiera  dado 
por  Catón  la  mitad  de  su  imperio.  El  que  sirve  al  Pueblo,  a 
nadie  sirve  :  le  hacen  la  guerra  los  poderosos,  y  sufre  ingrati- 
tudes, calumnias,  insultos,  de  los  mismos  por  quienes  se  des- 
vela. Grocio  vivió,  y  murió  feliz  y  tranquilo ;  yo  no  tengo 
un  punto  de  la  tierra  en  que  se  fijen  mis  pies  con  seguridad. 
Donde  los  hombres  querrán  ser  justos  ?  Donde  amaran  el 
ser  iguales  ?  ¿Donde  iré  que  mis  opiniones  no  choquen  con 
los  intereses  de  muchos  ? 

Y  si  lo  conosco  para  que  escribo  ?  Infeliz  la  humanidad 
en  el  momento  que  esa  reflexión  tenga  acojda  !  Guillelmo 
Tell,    Washington  y  Bolivar  (^)  decenderan  de  su  gloria  :    el 

(^)  JVota.  JVo  se  crea  que  tomando  el  nombre  de  Bolivar 
quiero  reconcilarme  con  el:  jamas,  cito  al  Washington  del 
medio  dia  de  latdmerica,  no  al  Cesar, 


mundo  quedara  dividido  entre  unos  pocos  señores  e  innumera- 
bles esclavos.  Si  el  labrador  arroja  el  arado,  por  que  el  in- 
grato y  estéril  suelo  no  le  retribuye  en  abundancia,  presto 
morirá  de  hambre  el  y  su  familia.  No  se  pierda  la  semilla,  que- 
de una  utilidad  aunque  pequeña,  el  trabajo  y  la  constancia  su- 
peraran la  naturaleza.  Suframos  algunos  las  persecuciones 
por  nuestros  escritos,  como  el  hombre  del  campo  el  rigor  de 
las  estaciones.  Nuestra  vida  no  alcanzara  para  comer  el  fruto 
del  árbol,  pero  nuestros  nietos  cuando  se  alimenten  de  el,  ben- 
decirán nuestra  memoria.  Me  resigno  a  los  males  presentes, 
me  preparo  a  los  venideros.  jiCual  sera  el  mas  terrible  ¿  ¿La 
muerte  ?  Espántense  con  su  nombre  los  que  en  la  posteridad 
solo  vislumbran  el  tormento  y  la  infamia  :  yo  espero  una  re- 
tribución cierta  de  Dios  y  de  mis  descendientes.  iiiiíí?q 
Hijos  mios  oid  mis  doctrinas,  conservadlas  en  vuestros  pu- 
ros y  tiernos  corazones.  No  se  mésele  la  zizaña  que  procura 
esparcir  el  diablo  del  Medio  dia.  Repetid  de  continuo  estas 
palabras=Los  hombres  nacen  y  permanecen  iguales  en  dere- 
chos=No  hai  otra  autoridad  que  la  del  Pueblo=Los  emplea- 
dos son  unos  siervos  públicos  sujetos  a  residencia.  Un  hereje 
politico  es  el  que  combate  cualesquiera  de  estos  dogmas. 
Mantened  vuestra  fé  intacta,  y  sean  para  siempre  separados 
de  nosotros,  los  que  aspiran  á  una  superioridad,  que  en  su  in- 
terior detestan  aun  los  mismos,  que  la  protejen.  No  mas 
honroso  titulo  que  el  de  hombre,  semejante  á  la  Deidad,  libre 
desde  la  creación,  sujeto  únicamente  por  su  racional  consenti- 
miento. Cuando  lo  medito  !  ha  !  no  se  si  compadesco  o  des- 
precio a  mis  perseguidores.  No  tengo,  ni  quiero  tener  mas 
amigos,  que  los  hombres  libres. 


• 


...  ,f  .. . 

DISCURSO 

DEL 

O'i*.  ..- 

¿í^  £«*  ,      DIPUTADO  MANUEL  VIDAURRE. 

CONTRA  LA  MODIFICACIÓN  QUE  PRESENTARON  LOS  SS.  EN- 
^,,^,  CARGADOS  DEL  PROYECTO  DE  CONSTITUCIÓN. 


'^'lOS  extranjeros  avecindados  en  el  Perú  desde  antes 
del  ario  de  20  primero  de  nuestra  independencia,  con  tal  que  no  hayan 
abandonado  el  pais  á  causa  del  sistema,  y  que  se  inscriban  en  el  registro 
de  la  respectiva  municipalidad.     (Serán  ciudadanos.) 

m.  


EL  CASO  5.  o  del  articulo  4.  ^  del  Proyecto  de  Consti- 
tución ha  dado  mérito  al  debate  mas  acalorado.  El  pueblo  de 
Lima  manifestó  sus  sentimientos.  /Infeliz  el  pais  donde  el 
pueblo  no  respire  cuando  se  trata  de  sus  derechos !  Si  no  está 
muerto,  está  muy  cerca  de  morir.  Los  peruanos  tienen  muy 
vivas  las  llagas  que  les  abrieron  los  españoles,  y  no  les  es  in- 
diferente el  que  se  les  obligue  á  tener  como  conciudadanos  á 
sus  asesinos.  El  diputado  Manuel  de  Vidaurre,  repite  las 
palabras  que  dixo  en  Madrid  :  nada  quiero,  nada  temo,  nada 
espero.  Está  firmemente  convencido,  que  la  recompensa  será 
la  roca  tarpeya.  Se  dividirá  el  cuerpo  del  alma,  pero  el  placer 
producido  por  su  fidelidad  á  la  patria  será  eterno.  Firme  en  sus 
principios  habló  tres  veces  de  improviso  en  la  tribuna.  Unos 
amigos  de  la  república  y  del  orador  han  elegido  el  último  dis- 
curso para  darlo  á  la  prensa.  No  puede  decirse  trabajado ;  el 
miércoles  cinco  al  tiempo  de  la  votación  se  halló  igual  número 
por  la  comisión  y  la  oposición.  Se  abrió  el  jueves  de  nuevo 
el  debate  conforme  al  reglamento :  tuvo  menos  de  veinticuatro 
horas  para  hacer  sus  apuntes. 
1 


SEñoR: — Ruego  al  Creador  de  esos  mundos  infinitos,  que  me 
conceda  hablar  en  este  dia  con  perfecta  serenidad  y  calma. 
Agitado  por  una  pasión  en  extremo  violenta,  es  bien  difícil  que 
sea  tan  moderado,  como  aquel  cuyo  corazón  no  altera  sus 
movimientos ;  porque  el  afecto  es  muy  ligero  é  imperceptible. 
No  puedo  recordar  el  nombre  español,  sin  formarme  el  cuadro 
de  sus  continuadas  atrocidades.  Una  imaginación  viva,  no  sé 
si  don  6  castigo,  me  hace  padecer  mas  que  otros  hombres. 
Veo  la  carniceria  donde  se  vendió  el  cuerpo  del  indio  para 
mantener  los  perros.  Traigo  á  la  memoria  el  horrible  pacto  de 
prestarse  un  trozo  de  esa  vianda,  con  la  barbara  promesa  de 
restituirlo  en  la  misma  especie.  Distingo  k  esos  conquistado- 
res, probando  sus  espadas  en  los  tiernos  niños  :  el  temple  era 
bueno  si  de  un  golpe  quedaban  divididos  en  dos  partes.  El 
calor  de  aquella  hoguera  donde  se  sacrificaban  los  viernes  trece 
personas  en  nombre  de  nuestro  señor  Jesu-Cristo  y  los  Após- 
toles, incendia  mis  mejillas.  Pero  esto  es  muy  antiguo. 
/Sensibles  Cuzqueños  !  como  olvidareis  que  millares  de  perso- 
nas que  aun  viven,  vieron  descuartizar  en  vuestra  plaza  al 
heróyco  Tupac- Amaro  !  (1)  Tupac-Amaro  vastago  de  la  real 
antigua  dinastía,  tuvo  el  mismo  fin,  que  reciente  la  conquista 
otro  de  su  nombre  y  casa,  á  quien  el  español  asesinó  por  so- 
focar sus  derechos,  y  por  apropiarse  sus  riquezas.  Un  suceso 
mas  próximo  se  me  presenta :  Ubalde  y  su  justo  compañero 
couducidos  al  cadalso,  porque  rogaban  al  Señor  que  mandase 
angeles  para  sacarnos  del  cautiverio  (2).  Alleguémonos  á 
nuestros  dias :  me  estremezco=distingo  los  ensangrentados 
cuerpos  de  mis  Íntimos  amigos,  el  benemérito  Pomacagua,  los 
Ángulos,  mi  inseparable  confidente  don  Agustín  Becerra. 
También  oigo  el  estallido  del  fusil  de  donde  salió  la  bala,  que 
traspasó  el  pecho  del  insigne  patriota  Muñecas,  sin  darle  tiempo 
para  presentar  sus  preces  al  Juez  justo  por  sus  culpas  privadas. 

(i)  Fué  descuartizado  vivo  :  a  su  muger  le  rompieron  el 
vientre  á  patadas. 

(2)  He  leido  el  'proceso  :  es  causa  que  se  asemeja  á  la  de 
JesU'Cristo  y  Sócrates. 


t 

(3)  Amigo,  yo  te  pronostiqué  tu  fin.  Escucho  los  eslabones 
de  las  cadenas  y  los  grillos  con  los  que  se  asegurazon  en  los 
calabezos  de  la  inquisición  álos  primeros  apóstoles  y  fundadores 
de  nuestra  independencia :  á  esos  mismos  que  están  ó  ex- 
patriados, ó  en  el  último  abismo  del  hambre  é  indigencia.  (4) 
Recorro  los  sitios  manchados  con  la  sangre  de  mis  hermanos 
á  quienes  el  español  hizo  fusilar  sin  forma  de  juicio.  No  son 
estas  exclamaciones  vagas  de  un  demagogo :  ellas  son  precisas 
al  examen  de  la  cuestión  que  nos  ocupa.  Se  trata  de  conceder 
con  franqueza  la  ciudadania  á  nuestros  antiguos  enemigos; 
bien  esta,  que  indaguemos  el  carácter  de  su  detestable  familia. 
(6)  No  tratamos  ahora  de  los  que  se  unieron  á  nuestra  causa. 
Dignos  de  recompensas  y  premios,  ya  están  declarados  ciudada- 
nos por  el  caso  3.  ^   que  se  sancionó. 

Señor  :  quiero  tratar  la  materia  con  método.  El  pensador 
Garcia  de  los  Godos  nuestro  distinguido  compañero  me  ha  pre- 
sentado el  plan  con  sus  observaciones.  Lo  reduzco  á  tres 
articules  :  í.'^  Cual  es  el  estado  político  de  los  españoles  entre 
nosotros  ?  2.  ®  Son  actualmente  ciudadanos  ?  3.  ^  Será 
justo  y  conveniente  admitirlos  sin  un  antecedente  prolijo  escru- 
tinio de  su  conducta  ?  Ved  aqui  los  puntos  con  que  molestaré  al 

(5)  Al  conocer  que  lo  iban  á  asesinar,  suplicó  se  le  diese 
tiempo  para  hacer  un  acto.^Q  contrición:  no  se  lo  consintieron 
esos  feroces,  ríM^íiq»* 

(A)  Alguno  de  ellos  está  prócsimo  á  morir  de  hambre^ 
mientras  godos  y  vitalicios  descansan  en  la  abundancia.  ¿Por 
qué  tanta  franqueza  con  los  españoles  y  tanto  rigor  con  Riva- 
Aguero  y  sus  amigos^  cÁíúíí-.^-.  iq 

(6)  Un  orador  muy  recomendable  dijo  en  la  tribuna,  que 
eran  exclamaciones :  que  yo  había  traido  de  los  cabellos  los 
hechos  para  conmover  el  pueblo  :  que  nosotros  no  debiamos  que- 
jarnos :  que  esto  correspondía  únicamente  á  los  indios»  Sin 
duda,  este  señor  no  ha  meditado  que  el  cuadro  comprende  lo 
que  han  sufrido  los  indios,  y  lo  que  hemos  sufrido  nosotros* 
Fondero  el  gran  beneficio  que  les  debiamos  por  ei  color  blanco, 
!Qué  bien  se  conoce,  que  este  señor  no  ha  sido  perseguido  por 
los  españoles^ !f,n\  >¿  _ui.im|iuL  j  ;.f;j.MJv|-^u  .ovuuiy 


8 


Soberano  Congreso  unos  pocos  instantes.  P.  C.  prestadme 
una  audiencia  indulgente  y  benévola. 

Nada  hablo  de  los  extrangeros  de  las  otras  Repúblicas  ame- 
ricanas. Dije  ayer,  que  con  respecto  á  estos,  estábamos  todos 
avenidos  á  que  se  tuviesen  por  ciudadanos,  sin  necesidad  de 
carta :  la  radicación  y  el  tiempo  es  un  titulo  suficiente. 

¿Cual  es  el  estado  político  de  los  españoles  entre  nosotros  ? 
Real  en  su  ciencia  del  gobierno  dice,  que  cuando  se  declara  la 
guerra  entre  dos  potencias,  los  vasallos  del  poder  enemigo 
pueden  ser  detenidos  prisioneros  en  el  momento.  Ellos  no 
están  bajo  de  la  fé  del  derecho  de  gentes,  ni  son  inviolables 
como  los  embajadores.  Nada  se  les  ha  prometido  :  se  hallan 
expuestos  á  las  consecuencias  que  sufren  las  demás  personas 
que  pertenecen  al  pais  que  entra  en  contienda.  El  placer  ó  la 
utilidad  los  trajo;  no  fueron  llamados,  ni  se  les  di5  palabra  de 
que  no  serian  ofendidos.  Para  probar  que  esta  no  es  una  ley 
del  derecho  de  gentes,  refiere  muchos  tratados  que  se  celebra- 
ron entre  diferentes  naciones.  Se  estipulaba  por  ellos  que  en 
caso  de  guerra  se  concederla  un  plazo  para  que  saliesen  los 
subditos  libremente  y  con  sus  propiedades.  Se  citan  los  de 
Inglaterra  y  Francia  por  el  art.  19  en  11  de  abril  de  1713  :  de 
Inglaterra  y  España  en  el  art.  18  en  13  de  julio  de  1713  :  de 
Francia  y  Holanda  de  11  de  abril  de  1713:  de  España  y 
Holanda  en  26  de  junio  de  1714.  Si  no  hubiera  sido  de 
derecho  de  gentes  el  hacerlos  prisioneros  y  tomar  sus  bienes, 
no  se  necesitarían  los  tratados. 

Vattel  no  es  tan  rigoroso.  El  quiere  que  se  le  señale  tiempo 
para  que  salgan  del  pais.  Dice  que  la  prudencia  dicta,  que  el 
plazo  sea  mayor  para  los  comerciantes  :  pero  afirma  también, 
que  quedarán  prisioneros,  si  no  lo  dejan  cumplido  el  que 
se  les  concedió. 

Las  razones  que  para  esto  se  tienen  son  conocidas  por  todos 
los  publicistas.  Cuando  una  nación  declara  á  otra  la  guerra, 
no  solo  es  enemigo  un  Estado  del  otro,  sino  los  ciudadanos  de 
de  ambos  estados  entre  si.  Todos  los  individuos  de  un  cuerpo 
político  están  obligados  á  servir,  protejer  y  auxiliar  los  decretos 
de  un  gobierno.  Siendo  la  obligación  perfectamente  igual  en 
todas  las   sociedades,  no  puede  cumplirse,  si  no  son  enemigos 


los  miembros  de  una  nación  con  los  miembros  de  otra,  cuando 
están  en  disputa.  Mutuamenfe  han  de  procurar  debilitarse  en 
hombres,  en  caudales,  en  buques,  en  alimentos,  en  utensilios  de 
guerra.  Nadie  se  opuso  á  estas  doctrinas,  las  que  prueba  el 
padre  Grocio  con  su  erudición  acostumbrada,  sosteniéndolas 
con  hechos  de  la  historia  antigua  y  con  textos  de  la  Escritura 
Santa.  La  misma  suerte  siguen  las  mugeres  y  los  hijos  por 
corresponder  á  los  esposos  y  á  los  padres. 

De  estos  datos  tomados  de  los  hombres  mas  ilustres,  resulta 
como  consecuencia  precisa,  que  los  españoles,  ó  debieron 
tenerse  como  prisioneros  de  guerra,  secuestrando  sus  propieda- 
des y  asegurando  sus  personas ;  ó  por  lo  menos  se  les  debió 
intimar  á  todos,  que  dejasen  el  pais,  y  no  verificándolo  proceder 
al  secuestro  y  la  captura.  Esta  medida  adoptada  en  todas  las 
naciones  cultas  no  eÜpextraordinaria  ni  violenta. 

Consecuencia  segunda  :  el  estado  de  los  españoles  que  que- 
daron en  el  Perú  no  pudo  ser  otro  que  el  de  unos  enemigos 
tolerados.  Nuestra  sensibilidad  excesiva  siempre  nos  perjudi- 
cará. Si  hoy  se  concede  una  gracia,  mañana  se  exige  un 
sacrificio.  Montesquieu  enseño,  que  en  la  paz  se  ha  de  hacer 
el  mayor  bien,  y  en  la  guerra  el  menor  mal,  sin  perjuicio  de 
los  intereses  nacionales.  Debió  salir  todo  español  del  ter- 
ritorio con  sus  caudales :  es  cuanto  podiamos  concederles. 
Quedaron  entre  nosotros  y  ya  se  trata  de  un  proyecto  que  será 
nuestra  ruina. 

Los  que  con  ardor  y  vehemencia  los  defienden,  se  fundan 
en  la  capitulación  de  Ayacucho.  No  hay  en  este  tratado  una 
clausula  que  diga,  que  en  general  y  sin  examen  deben  ser 
admitidos  ciudadanos.  No  se  estipuló  ;  ma%cuando  asi  fuese 
¿•que  valor  tiene  la  capitulación  ?  Ninguno.  Un  tratado  es  un 
pacto  ultro-citroque  obligatorio,  condicional :  do  ut  des,  (fado 
ut  facías.  Si  una  parte  contratante  no  cumple,  la  otra  no  está 
obligada  á  cumplir.  Es  una  acción  que  nace  del  cumplimiento. 
Ningún  pretexto  puede  alegarse.  Cada  uno  de  los  contratan- 
tes está  obligado  á  allanar  los  obstáculos  que  se  presenten  para 
cumplir  con  lo  pactado.  Si  asi  no  fuese  burlarian  con  dolo  lo 
prometido,  y  ningún  tratado  seria  seguro.  Digo  esto ;  porque 
también  se  alegó,  que  los  españoles  contratantes  no  fueron 
2 


10 

culpables  en  que  Rodil  no  entregase  la  plaza  del  Callao.  Y  es 
de  advertir,  que  la  entrega  de  esa  plaza,  es  la  única  condición 
estipulada  en  nuestro  favor.  Si  con  el  pretexto  de  que  un 
subalterno  no  había  querido  rendir  una  fortaleza,  se  juzgase  que 
quedaba  excepcionado  uno  de  los  contratantes,daria  esto  margen 
á  fraudes  continuos.  En  la  toma  de  Namur  año  de  1695  el 
rey  de  Inglaterra  hizo  detener  al  mariscal  de  Bouflers  parn  obli- 
gar al  rey  de  Francia  á  que  cumpliese  las  capitulaciones  de 
Ex-munde  y  de  Deinse.  Podian  ponerse  ejemplares  infinitos, 
y  tantos  que  ocupasen  muchos  dias.  Recuérdese  únicamente, 
que  no  habiendo  cumplido  los  ingleses  con  entregar  la  isla  de 
Malta  en  fuerza  de  un  tratado,  esta  violación  hizo  que  se 
abriese  de  nuevo  la  guerra  en  toda  la  Europa. 

Con  esto^  principios  le  hice  ver  al  jeneral  Simón,  cuando 
merecía  el  titulo  de  libertador,  que  no^tabamos  obligados  á 
cumplir  á  los  españoles  las  capitulaciones  de  Ayacucho.  Ex- 
pliqué las  doctrinas  de  todos  los  que  han  escrito  sobre  el 
derecho  entre  naciones.  (6)  Me  dijo ;  que  eran  muchos  y 
temibles.  Le  contesté  :  meterlos  en  un  cuadro  y  romper  el 
fuego  a  metralla  :  los  que  derramaron  sangre,  sangre  derramen, 
Con  mayor  razón  puedo  hablar  en  la  presente.  Esas 
capitulaciones  burladas  por  Rodil,  y  tal  vez  de  concierto  con 
los  mismos  que  capitularon,  no  han  sido  aprobadas  por  Fernan- 
do 7.  Es  por  consiguiente  la  ignorancia  mas  crasa  de  derecho, 
el  representarlas  como  un  titulo.  (7)  Todo  tratado  y  toda 
capitulación  que  hace  un  vasallo  se  ratifica  después  por  su 
amo,  por  su  rey.  ¿El  absoluto  de  España  ratificará  esta,  ni 
ninguna    otra  ?      En  medio  de  la  miseria  mantiene  su  presun- 

# : 

(6)  Tucidides  escribe,  que  un  tratado  será  nulo  si  una  parte 
contfatante  viola  una  condición  aunque  pequeña,  en  que  se 
habian  convenido.  En  los  tratados  la  obligación  es  condicional 
para  todo  el  tratado,  y  para  cada  una  de  sus  partes.  Grocio 
— Si  pars  una  foedus  violaverit,  poterit  altera  a  fnedere  dis- 

cedere. 

(1)  Quisiera  que  se  probase  la  doctrina  contraria  ¡Doc- 
trina !  error. 


11 

clon  y  orgullo,  y  á  sus  ojos  no  aparecemos  de  otro  modo,  que 
como  insurjentes  y  rebeldes  (^. 

Se  deduce  de  lo  dicho,  que  el  estado  político  de  los  españo- 
les entre  nosotros  es  el  de  unos  enemigos.  Contestaré  á  las 
sutiles  reflecsiones  que  se  hacen  para  sostenerlos. 

Se  hallaban  esos  vasallos  de  la  España  en  nuestro  territorio. 
Los  principios  que  presento  solo  son  buenos  cuando  la  guerra 
es  entre  naciones.  Los  extranjeros  a  quienes  se  obliga  á  salir 
del  pais,  son  los  transeúntes,  no  los  que  están  radicados. 

1 .  ®  Se  hallaban  esos  vasallos  de  España, m  nuestro  terriío- 
rio  :  exepcion  contraria  al  derecho  entre  naciones.  Sea  cual 
fuere  el  punto  donde  se  hallen  los  subditos  de  una  nación  con 
la  que  se  está  en  guerra,  la  acción  contra  ellos  es  igual.  No 
depende  esta  del  lugar,  sino  de  los  vincules  que  los  obligan. 
Estos  son  dogmas  qiie  nadie  disputa. 

2.  °  ZéOs  principios  que  presento  solo  son  buenos  cuando 
la  guerra  es  entre  naciones :  Atormenta  tener  que  repetir  lo 
que  está  al  alcance  de  las  personas  menos  ilustradas.  En  las 
guerras  civiles  cuando  hay  ejércitos  por  una  y  otra  parte,  gene- 
rales y  sistema,  se  observan  las  leyes  comunes  de  la  guerra 
entre  naciones.  Están  rotos  los  kzos  de  la  sociedad  y  del 
gobierno.  El  Estado  se  divide  en  dos  partidos  independientes. 
Ninguno  de  eJlos  reconoce  un  juez  superior  :  es  la  fuerza  la 
que  va  á  decidir.  Un  ejemplo  es  la  Francia  en  el  tiempo  de  la 
liga;  la  España  cuando  se  trato  de  la  succesion  de  Carlos  2.  ® 
Los  derechos  de  los  pueblos  son  derechos  naturales  de  los 
individuos.  Si  los  que  componen  una  república  se  dividen  en 
dos  formas  de  gobierno  diferentes,  sus  prerogativas  son  iguales, 
y  constituidos  en  el  estado  de  la  naturaleza,  permanecen  asi, 
hasta  que  vence  el  mas  fuerte.  Esta  teoria  fue  respetada  aun 
del  bárbaro  español;  el  consejo  de  Indias  declaró  que  los  solda- 
dos que  se  tomaban  en  campaña  eran  prisioneros  de  guerra. 

(8)  Son  contratos  entre  soberanos.  Cuando  no  se  ratifican, 
el  rigoroso  derecho  ecsije,  que  las  cosas  se  restituyan  al  estado 
que  tuvieron  :  véase  á  Grocio,  y  h  todos  los  autores  que  desde 
ese  tiempo  hasta  el  presente  escribieron  sobre  el  derecho  entre  na- 
ciones. Jamas  el  absoluto  de  España  ratificó  ninguno  de  estos 
tratados. 


12 

3.  °  Los  extranjeros  a  quienes  se  ohliga  a  salir  del  pais, 
son  los  transeúntes,  no  los  que  se  hallan  radicados :  esta  pro- 
posición esta  intimamente  unida  con  la  anterior.  O  no  es  guer- 
ra civil  ó  ambos  partidos  están  radicados  en  el  mismo  pais. 
Vencido  el  uno  es  prisionero  del  otro  y  pierde  sus  bienes.  El 
vencedor  le  da  la  ley.  Será  ésta  justa,  siempre  que  no  se  ex- 
eda  de  lo  que  practican  las  naciones  civilizadas.  Sin  impru- 
dencia no  se  podrá  precindir  de  tales  cautelas,  cuales  se  necesi- 
tan para  constituir  á  ese  enemigo  en  un  estado  que  no  pueda  i 
ofender  de  nuevo  (9). 

Con  estudiado  laconismo  he  fundado  mis  conceptos,  y  he 
dado  las  respuestas  que  corresponden  á  las  reflexiones  presen- 
tadas de  contrario.  Resuha  que  el  estado  politico  de  los  es- 
pañoles, es  el  de  unos  prisioneros  de  guerra,  ó  cuando  mas, 
unos  enemigos  tolerados.  ^,^ 

Segundo  articulo  :  Son  los  españoles  actualmente  ciudadanos 
en  nuestra  república^  Las  pruebas  anteriores  convencen,  que 
no  Jo  son.  No  obstante,  la  materia  es  digna  de  un  examen 
prolijo.  Se  ha  asentado  como  una  verdad  infalible,  que  esos 
individuos  están  en  posesioo  de  los  derechos  de  ciudadania  (10). 
Ciudadano    es  un  socio  reunido  á  otros  bajo  de  ciertos  pactos 

(9)  Ahora  pruebo,  que  aunque  se  hubiese  estipulado  que  los 
españoles  fueran  ciudadanos  entre  nosotros,  y  se  hubiera  ratijica- 
do  y  aprobado  el  tratado  por  Fernando,  el  seria  nulo.  Todo 
tratado  tiene  la  tácita  condición,  salva  la  propia  conservación  del 
estado.  Contra  esta  senitencia  hubiera  sido  ese  artículo.  JVues- 
tra  existencia  política  corría  el  mayor  riesgo,  recibiendo  en  nues- 
tro seno  á  los  españoles,  antes  que  finalizase  la  guerra, 

(10)  El  argumento  de  un  orador  fué  :  cuando  varia  un 
sistema,  por  justicia  deben  continuar  en  el  nuevo  los  que  compusi- 
eron el  anterior.  Esto,  se  dice,  que  es  de  derecho  natural  y  de 
gentes  :  que  no  observarlo  es  manifiesta  injusticia.  Respondo  : 
cuando  u%  sistema  varía  por  consentimiento  de  la  sociedad,  per- 
manecen con  derecho  a  esa  sociedad  los  que  hasta  entonces  la  com- 
pusieron. Cuando  varía  por  una  guerra  civil  en  que  la  una 
parte  ha  combatido  con  la  otra,  no  hay  tal  derecho.  JVunca 
señr  buena  una  sociedad  entre  enemigos. 


13 

en  que  se  han  convenido,  cuyo  instrumento  se  llama  Constituc- 
ión ó  Carta.  En  las  guerras  civiles  hay  una  ciudadania  inicia- 
da por  un  pacto  tácito,  algunas  veces  expresado  en  secreto, 
para  reunir  las  fuerzas  y  caudales,  establecer  un  gobierno  libre, 
y  eximirse  de  la  tiranía. 

Raciocinemos  tranquilamente  con  estos  datos.  ¿En  cual  de 
estas  dos  clases  se  coloca  á  los  españole»?  Se  ha  dicho  por 
los  señores  diputados  que  los  defienden,  que  fué  en  virtud  de 
la  Carta  anterior.  He  dicho  desde  el  primer  dia  que  tomé  la  tri- 
buna, que  yo  no  entendia  la  palabra  extrangeros  alli  por  los  es- 
pañoles. No  era  posible  que  hablasen  de  ellos  los  hombres 
sabios,  ancianos  y  experimentados,  que  compusieron  el  anterior 
Congreso  (11):  pero  ahora  tomo  un  medio  muy  distinto.  Para 
reunirse  los  socios  por  un  pacto  expreso  es  preciso  que  lo  re- 
conozcan, lo  admitaif  y  lo  juren.  Un  orador  del  otro  banco,  y 
principal  artifice  del  proyecto  de  Constitución,  que  discutimos,' 
ha  dicho  repetidas  veces  que  la  Carta  del  año  de  23  por  las 
circunstancias  no  pudo  ponerse  en  egecucion,  que  se  juró  en 
muy  pocas  partes,  y  que  puede  asegurarse,  que  quedó  circun- 
scripta en  sus  solas  lineas.  Esta  exposición  contraria,  y  de 
una  persona  tan  recomendable  es  de  mucho  peso.  La  alego, 
y  me  contraigo  á  mas  serias  demostraciones. 

¿Aceptaron  y  juraron  la  Constitución  en  la  mayor  parte  del 
territorio  de  Junin,  en  Ayacucho,  en  el  Cuzco,  en  Puno  y  Are- 
quipa ?  Seria  un  impudente  el  que  lo  afirmase.  Los  españoles 
establecidos  en  esos  puntos  estuvieron  sirviendo  en  el  ejército 
del  rey,  ó  sosteniendo  el  ejercito  del  rey  con  su  dinero.  ¿Ju- 
raron la  Constitución  los  que  se  hallaron  en  la  capital  y  su  de- 
partamento ?  Si  :  pues  ellos  son  unos  traidores  y  perjuros, 
habiéndose  quedado  con  las  tropas  contrarias  sosteniendo  el 
gobierno   español,  y  decididos  contra  nuestros  derechos  (12). 

(11)  Se  ha  increpado  que  en  mi  proyecto  dije  extrangeros. 
Me  obligan  a  repetir  mil  veces,  que  no  me  pasó  por  la  cabeza 
hablar  de  los  españoles.  Un  peruano  no  podia  recordar  el  nombre 
de  ellos.     yJl  las  víboras  he  de  querer  abrigar  en  mi  seno  ? 

(^12J  Ji  los  peruanos  que  no  emigraron  se  les  ha  castigado 
con  la  pérdida  de  sus  ampios  políticos  y  militares :  salvo  aquellos 


14 


Solo  ueda  el  departamento  de  la  Libertad,  donde  el  español 
no  podia  manifestar  sus  nuevos  designios  ;  porque  se  hallaba 
detenido  por  la  fuerza.  El  maestro  de  la  elocuencia  dijo  :  no 
puede  decir  que  quiere,  el  que  no  eslá  en  aptitud  de  decir  que 
no  quiere. 

Han  olvidado  también  los  señores  de  la  comisión  que  los 
pactos  contenidos  en  la  Carta  que  citan,  no  tienen  un  valor 
legitimo  entre  tanto,  que  no  son  ratificados  por  el  presente 
Congreso.  Es  el  art.  191  de  que  también  ha  hecho  uso  cu- 
ando le  ha  convenido  el  ilustre  orador  del  banco  opuesto.  He 
convencido  que  non  son  ciudadanos  por  la  Constitución,  y  que 
aun  cuando  se  quisiesen  fundar  en  ella,  no  les  daba  un  derecho, 
entre  tanto  no  estaba  ratificada. 

Procedo  al  segundo  miembro,  que  es  el  tácito  pacto  unién- 
dose los  hombres  contra  los  tiranos  y  opresores  para  conseguir 
el  libre  egercicio  de  sus  derechos.  Si  hubiera  sido  una  impu- 
dencia creer  al  español  ciudadano  por  la  Carta,  seria  una  locura 
presumir,  que  trabajo  con  nosotros  en  favor  de  nuestra  indepen- 
da y  libertad.  El  sabio  y  elocuente  orador,  el  señor  Tudela 
recopiló  los  hechos  mas  circunstanciados,  de  los  que  consta 
que  los  españoles  no  procedieron  en  fuerza  de  una  obediencia 
pasiva  á  sostener  su  gobierno  contra  nosotros ;  sino  que  por 
actos  positivos  demostraron  que  la  guerra  la  hacian  suya  :  era 
una  guerra  de  personas  :  y  confieso  que  eran  disculpables. 
Hasta  ese  tiempo  habian  sido  señores,  y  nos  habian  tratado 
como  una  clase  degradada.  Habian  tenido  el  monopolio  del 
comercio ;  habian  ocupado  los  primeros  empleos ;  eran  en  todo 
diferentes  los  privilegios  de  los  nacidos  en  la  metrópoH  y  los 
colonos. 

Olvidó  dicho  señor  un  hecho  muy  circunstanciado.  Des- 
pués de  la  capitulación  que  hizo  en  Chile  Gainza,  trató  el  virey 
Abascal  de  mandar  nuevas  fuerzas  contra  aquel  estado.  No 
habiendo  caudales  en  las  tesorerías  se  vio  obligado  á  ocurrir  al 
comercio.  Sus  compatriotas  le  ofrecen  prestarlo  todo ;  pero 
con  el  cargo  de  que  Osorio  ha  de  ir  á  la  cabeza  de  la  expedi- 

g^  Jian  tenido  protección,  y  ocupan  los  lugares  distinguidos.  M 
español,  se  le  premia  con  la  ciudadanía. 


u 

cíon.  Se  verificó  asi,  sin  embargo  de  que  el  virey  protegía 
de  un  modo  decisivo  al  general  Gainza.  Y  aun  se  dudará  que 
los  españoles  hacian  la  guerra  no  solo  en  los  cuarteles  y  los 
campos,  si  también  desde  sus  casas,  haciendas  y  almacenes? 
Quedaron  unos  pocos  neutrales ;  estos  son  los  mas  infames  y 
perversos ;  estos  son  los  proscriptos  por  la  ley  de  Atenas ; 
estos  son  los  frios  espectadores  de  la  lucha ;  que  dominados 
por  la  pasión  baja  y  sórdida  de  la  avaricia,  esperaban  el  dia 
del  triunfo  para  unirse  al  partido  vencedor. 

El  interesado  siempre  es  el  que  conoce  mejor  que  otro  sus 
derechos.  Ningún  español  alegó  jamas  estar  en  posecion  de 
la  ciudadanía  :  jamas,  jamas.  Lo  único  que  solicitaron  fué  se 
les  concediese  la  gracia  de  la  carta  de  Ciudadanía  :  ruego  á 
que  nunca  nos  hemos  negado,  como  lo  manifestaré  después 
(13.) 

Es  desempeñado  el  segundo  articulo  en  muy  pocas  palabras; 
pero  tan  evidentes,  que  persona  ninguna  dirá,  que  los  españoles 
son  en  la  actualidad  ciudadanos. 

Art.  3.^  Será  Justo  y  conveniente  admitirlos  sin  un  antecB" 
dente  prolijo  escrutinio  de  su  conducta  ?  Suele  tener  buen 
efecto  fijar  proposiciones  enteramente  falsas  dándoles  el  carác- 
ter de  principios.  Es  justo,  se  dice  y  conveniente  el  que  se 
les  declare  la  ciudadanía.  Justo  no  puede  decirse  por  una 
persona  que  conoce  las  ciencias  ;  si  no  halla  en  el  que  pide  el 
jus.  Ha  de  haber  un  derelcho  perfecto,  para  que  esto  prod- 
uzca una  obligación  perfecta  :  del  imperfecto  no  hay  mas  juez 
que  la  conciencia  de  cada  uno.  Concluido  el  gobierno  espa- 
ñol quedaron  los  americanos  en  el  estado  de  la  naturaleza. 
En  este  caso  correspondía  el  derecho  de  la  ciudadanía  á  aquel- 
los hombres  que  con  pactos  tácitos  ó  secretos  se  habian  unido 
para  defender  su  libertad  :  era  una  ciudadanía  incoada,  que  por 
la  Constitución  se  baria  perfecta,     i  Pero  será  injusticia  no  ad- 

(l^)  ¿  Q^uien  no  se  escandalizaría  al  oir  almas  distinguido 
orador  de  la  comisión,  Lunaí  Pizarro,  que  mas  favor  nos  hacian 
los  españoles  en  admitir  la  ciudadanía,  que  nosotros  en  conce- 
derla :  que  la  ciudadanía  era  una  cosa  insignijwa:nte,  y  de  muy 
poco  momento  ?     i,Y  no  debió  irritarse  el  pueblo  al  oírlo  ? 


16 


mitir  á  un  enemigo  ?  Ni  aun  al  amigo,  ni  al  extrangero  que 
sirvió.  La  sociedad  se  forma  por  el  consentimiento,  y  si  este 
falta  para  recibir  un  nuevo  socio,  él  no  podrá  quejarse  de  agra- 
vio. Naturaleza  concedió  la  tierra  á  todos  los  hombres,  pero 
naturaleza  inspiró  también  el  dese«  de  unirse  en  sociedades 
particulares  ;  y  por  consiguiente  sujetarse  á  las  reglas,  sin  las 
que  no  pueden  existir  los  cuerpos  políticos.  Si  cada  hombre 
por  hombre,  y  sin  otro  fundamento  que  el  ser  hombre,  tuviese 
el  derecho  de  ser  admitido  en  una  república,  resultaría  sin  < 
duda,  unu  montruosa  confusión. 

La  justicia  social  (el  Helvecio)  no  precede  al  establecimiento 
de  una  convención,  de  una  ley,  de  un  interés  común.  Antes 
de  la  ley  no  hay  injusticia.  Si  no  hay  ley  no  hay  pecado.  Es 
por  las  leyes,  que  la  sociedad  puede  arreglar  las  acciones  de 
sus  miembros  (moral  universal.)  ¿  De  que  ley  se  valdrían  los 
españoles  para  obligar  á  los  socios  que  se  reunieron  con  el  fin 
de  defender  su  independencia  y  libertad  para  que  se  les  reci- 
biese en  su  compañia  ?  No  hay  injusticia.  No  equivoquemos 
la  justicia  y  la  equidad,  que  son  cosas  muy  diversas. 

Si  no  es  justo  admitir  por  ciudadanos  á  los  españoles,  tam- 
poco hallo  que  sea  conveniente.  Conveniente  importa  útil, 
oportuno,  provechoso.  Lo  útil  no  puede  separarse  de  lo  ho- 
nesto. Cicerón  escribe,  que  una  acción  torpe  no  puede  llam 
marse  útil.  Este  mismo  no  imitado  orador  habla  de  la  necesi- 
dad de  privar  á  ciertos  individuos  de  la  ciudadanía.  Refiere 
el  caso  entre  Bruto  y  Colatino.  De  sus  doctrinas  sublimes  se 
deduce  que  no  consentir  la  ciudadanía  á  ciertos  individuos,  ó 
privar  de  ella  á  otros,  no  es  inhonesto,  resultando  utilidad  á  la 
patria.  En  la  sociedad  los  que  la  componen  se  juntan  para 
asegurar  la  vida,  las  propiedades,  el  sustento,  la  abundancia,  la 
tranquilidad.  Este  último  objeto  es  el  que  da  toda  perfección 
a  ios  anteriores.  Será  útil  pues  á  la  sociedad  admitir  aquellas 
personas  en  su  seno,  de  quienes  se  espere  que  aumentarán  esos 
bienes,  y  que  en  ningún  caso  podrán  turbarlos. 

¿  Se  debe  esperar  admitiendo  por  ciudadanos  álos  españolesj 
La  disposición  no  seria  útil  y  seria  inoportuna.  Estamos  en 
guerra  abierta  con  la  España  y  esas  gentes  son  decididas  por 


17 

Fernando  (14.)  Tenia  entendido  que  los  monarcas  pagaban 
al  mayor  precio  las  espías.  Nosotros  se  las  costeamos  al  tira- 
no, premiándolos  con  la  mayor  dignidad  de  las  repúblicas,  que 
es  la  ciudadanía.  Entrarán  en  las  cortes,  en  los  cabildos,  en 
las  asambleas  populares,  en  los  congresos,  en  toda  clase  de 
destinos.  Podran  noticiar  nuestros  secretos,  nuestras  fuerzas, 
nuestras  disposiciones.  Estarán  prontos  á  formar  cuerpos 
militares  para  recibir  á  sus  hermanos.  Estos  pensamientos 
son  tan  sólidos,  que  ninguno  se  atreve  á  contestarlos  directa- 
mente. Lo  que  únicamente  se  dice  :  es,  si  fuesen  criminales 
serán  castigados  :  replico  con  velocidad.  Es  lo  mismo  casti- 
gar á  un  extrangero,  al  que  se  le  puede  hacer  salir  del  pais  en 
el  acto  de  ser  sospechoso,  que  á  un  ciudadano  que  goza  de 
todas  las  garantías  y  no  puede  ser  juzgado  sino  con  arreglo  á 
las  formas  ?  Se  les  coloca  en  gerarquia  para  que  puedan  in- 
vadirnos con  mas  seguridad.  (15.)         ♦ 

No  nos  alhaguemos  con  la  idea  de  que  el  débil  monarca  de 
España  no  puede  proyectar  una  expedición.  Por  miserable 
que  sea  un  estado  antiguo,  no  sabemos  las  combinaciones  en 
que  pueden  entrar  los  otros  poderosos  para  socorrerlo.  La 
Francia  iba  á  perecer  en  tiempo  de  Luis  el  grande.  Llegó 
hasta  el  lamentable  punto  de  verse  obligado  á  vender  las  pre- 
ciosidades de  su  palacio.  Sus  enemigos  quisieron  imponerle 
las  condiciones  mas  vergonzosas.  Se  determinó  á  salir  á  cam- 
paña y  morir  con  su  familia  y  toda  la  nobleza.  El  mal  hizo 
crisis,  y  la  nación  volvió  á  elevarse.     Este   mismo  debate  ani- 

(14)  Un  señor  de  la  comisión  dijo:  que  la  guerra  con  Es- 
paña no  era  una  verdadera  guerra,  sino  una  guerra  presuntiva. 
Confieso  mi  ignorancia,  es  la  primera  vez  que  oigo  esta  clase  de 
guerra.  En  el  derecho  de  gentes  no  se  conocen  sino  dos  estados, 
paz  y  guerra.  La  neutralidad  es  una  paz  con  las  dos  naciones 
beligerantes.  ¿  Es  guerra  presuntiva  la  actual  maritima  entre 
la  armada  mejicana,  y  la.  que  tiene  el  rey  en  Cuba  ?  Fernando 
dictó  un  decreto  para  que  se  castigase  con  pena  de  la  vida,  al  que 
remitiese  una  onza  de  azogue  á  sus  colonias  insurreccionadas. 
¿Esta  es  guerra  presuntiva  ? 

f  15)     Pueda  tener  el  español  empleos  y  los  tendrá  todos. 
3 


18 

mará  á  Fernando  7.  ®  Creerá  que  los  disputados  que  prote- 
gen aqiü  á  los  españoles,  están  decididos  por  sus  derechos.  Si 
para  una  invasión  juzgaba  antes  precisos  catorce  mil  hombres, 
ahora  calculará  suficiente  la  cuarta  parte.  ¡  Cual  seria  nuestro 
asombro  al  ver  de  nuevo  cucardas  y  banderas  españolas  en 
nuestro  continente  !     (16) 

Pero  descansemos  de  este  peligro  :  ¿  Habrá  quien  niegue 
que  los  españoles  son  mas  adictos  al  sistema  del  general  Simón 
que  al  nuestro  ?  Una  observación  filosófica  lo  prueba.  Se 
ama  á  aquellos  que  si  no  siguen  las  mismas  opiniones,  por  lo 
menos  adaptan  las  que  tienen  semejanza  :  Un  jefe  supremo 
vitalicio,  inviolable,  con  facultad  de  nombrar  heredero,  arbitro 
de  los  tesoros  y  las  fuerzas,  se  parece  mucho  á  un  monarca 
absoluto.  Bien  lo  conocia  el  que  trató  de  despojarnos  de 
nuestra  libertad.  Publicamente  aseguro,  que  eran  gente  de 
honra  con  que  podía* contarse  en  todo  caso  ;  es  por  esto  que 
me  hallo  persuadido,  que  dogo  ó  godo  que  son  sinónimes  hacen 
un  diptongo  con  vitalicio.  Será  muy  raro  el  vitalicio  que  no 
haya  sido  anterun  notorio  godo.   [17] 

Para  hacer  una  sociedad  feliz,  nada  vale  como  que  los  socios 
se  amen.  ¿  Los  españoles  nos  aman  ?  nos  amarán  ?  Es  impo- 
sible :el  odio  está  muy  radicado,  los  principios  son  muy  con- 
trarios :  ellos  sienten  una  degradación  al  contemplarse  iguales. 
Dos  pueblos  diversos  no  vivirán  jamas  en  paz.  El  pueblo 
peruano  en  carácter,  en  índole,  en  costumbres,  dista  cuanto  un 
polo  al  otro  del  español  europeo.  La  prudencia  dicta  recibir- 
los en  nuestra  compañia  con  mucha  cautela  ;  principalmente 
mientras  no  finaliza  la  guerra  con  España. 

Pudiera  prescindirse  de  mucho,  si  nos  persuadiésemos,  que 
esta  sociedad  nos  era  en  extremo  provechosa.  ¿  Lo  será  con 
unos  inertes  cuyo  vicio  característico  es  la  pereza?  Provecho 
es  el  aumento  de  felicidad.     Si  ellos  no  saben  hacerse  felices, 

(16)  Se  ha  dicho  en  España,  que  cuatro  hombres  sin  fortuna 
son  los  que  sostienen  la  insurrection, 

(1'7)  El  Sr.  Carabedo  manifestó  en  la  tribuna  las  instruc- 
ciones que  tenia  del  general  Simón  el  intendente  de  lea  para  pro- 
tejer  a  los  españoles. 


19 

corno  nos  harían  a  nosotros?  Los  que  ha  viajado  en  la  Espa- 
ña, y  reconocieron  las  mejores  tierras  del  universo  en  abando- 
no, serán  los  jueces  imparciales  en  esta  causa.  ¡  Campos  sin 
cultivo  de  la  Mancha,  lentos  talleres  en  general  de  la  Península, 
sois  la  prueba  de  que  esos  semiafricanos  solo  sabían  vivir  del 
jornal  de  sus  siervos,  y  que  quedaron  en  hambre  y  miseria  de 
que  estos  se  hicieron  libres!  Siempre  han  de  aspirar  á  ser 
señores.  Han  oido  á  Fernando :  el  Borbon  de  la  Francia 
estuvo  mucho  tiempo  fuera  del  trono,  y  lo  ocupo  de  nuevo : 
esta  esj  eranza  los  ahenta.  Si  no  tienen  ejércitos  tendrán 
intrigas  para  fomentar  divisiones.  No  serán  de  buena  fé  con 
el  jeneral  Simón ;  pero  lo  auxiliaran  para  que  el  Perü  se 
debilite,  y  sea  mas  fácil  la  reconquista.  Si  el  Perü  sucumbe, 
sucumbirá  todo  el  mundo  de  Colon. 

ím  ^  Y  se  ha  reflecsionado  el  justo  sentimiento  que  tendrán  las 
otras  naciones  estranjeras,  que  nos  sirvieron  desde  el  comienzo 
de  nuestra  lid,  ó  á  lo  menos  fueron  neutrales,  al  ver  la  prefer- 
encia que  concedemos  á  nuestros  enemigos  ?  Entre  los  ex- 
trangeros  los  que  corresponden  á  las  repúb%as  americanas, 
quedaran  muy  satisfechos  al  verse  perfectamente  igualados  con 
los  godos  ?  En  Madrid  nos  llaman  rebeldes,  insurgentes,  nos 
tratan  con  el  mayor  desprecio  :  les  correspondemos,  nombran- 
dolos  ciudadanos.  Esta  es  una  generosidad,  se  ha  dicho,  esto 
prueba  el  diverso  temple  de  las  almas.  Esto  digo  :  es  una 
imbecihdad,  una  imprudencia ;  esto  es  entregar  los  pies  y  las 
manos  para  que  se  nos  pongan  de  nuevo  las  cadenas.  No  es 
conveniente  admitirlos  por  ciudadanos  5  porque  no  es  útil,  opor- 
tuno, ni  provechoso. 

No  procedo  por  un  rencor  aunque  hay  en  mi  justos  motivos 
de  venganza.  El  virey  Pezuela  expatriandome  concluyó  con 
mi  fortuna.  Mi  muger  y  mis  tiernos  hijos  quedaran  en  perfecta 
orfandad.  Mendigaron  el  pan  :  muchas  personas  mitigaron 
su  hambre.  Alguno  de  ellos  está  en  este  mi'smo  Congreso. 
Descubro  su  nombre  no  es  una  injuria ;  es  el  señor  Viscarra. 
Tampoco  me  hallo  comprometido  por  ser  hijo  de  españoles  : 
mis  ocho  visabuelos  son  peruanos.  No  puedo  consentir  que  se 
diga,  que  nos  inspiraron  virtudes,  que  nos  enseñaron  la  religión, 
que  fueron  nuestros  maestros  en  la  moral,  que  les  somos  deu- 


>í^ 


20 


dores  de  la  educación  (18.)  ¿  Qué  virtudes  inspirarían  los 
que  no  las  conocieron  jamas  ?  ¿  Qué  religión  sino  la  supersti- 
ción y  el  fanatismo  ?  ¿  Qué  moral  los  que  siempre  fueron  injus- 
tos ?  ¿  Que  educación  los  que  anclaban,  que  fuésemos  perpetu- 
amente esclavos  ?  He  demostrado  que  su  estado  político  es  de 
enemigos,  que  no  es  justo  ni  conveniente  el  admitirlos  de  tln 
modo  indefinido  en  la  sociedad  (19.) 

Por  esto  no  niego  que  son  dignos  de  elogio  y  de  recompensa 
los  que  dirigidos  por  la  razón  renunciaron  los  afectos  patrios. 
Eterno  será  el  Perú  en  su  reconocimiento  para  ellos.  Hubie- 
ron y  aun  ecsisten  jefes  muy  dignos.  Mi  aplauso  no  se  exten- 
derá hasta  afirmar  que  el  general  Arenales  es  superior  á  todos 
nuestros  bravos.  Es  una  injuria  manifiesta  al  padre  de  nuestra 
libertad  D.  José  San  Martin  ;  al  que  dio  la  libertad  á  Colom- 
bia en  la  batalla  de  Pichincha,  general  Santa  Cruz ;  al  que  en 
la  batalla  de  Ayacucho  hizo  libre  al  peruano,  Antonio  José  de 
Sucre.  Habia  olvidado  al  valiente  y  heróyco  Necochea,  que 
espantó  en  Junin  á  unos  enemigos  acostumbrados  á  dominar. 
¡  Pero  cuantos  j)o  se  me  olvidarán!  Voltaire  era  de  sentir, 
que  no  habia  cosa  mas  difícil  que  formar  la  comparación  de 
los  talentos.  Afirmo  que  todo  encomio  es  necio  si  envuelve  el 
abatimiento  de  otras  personas. 

Fuera  de  esos  distinguidos  habrá  muchos  á  quienes  pueda 
darse  la  carta  de  ciudadanía ;  que  se  les  conceda  probada  y 
garantizada  su  conducta.  Para  los  pobres  sea  sin  ningún  pre- 
cio :  lo  propuso  el  señor  Morales  y  no  habrá  quien  se  oponga. 
Pero,  señor,  antes  de  concluir,  advierto  que  este  articulo  está 
desechado.  Lo  fué  el  sostituido  por  el  señor  Gómez  Sánchez 
en  estos  términos  :  „los  extrangeros  establecidos  en  la  Repúb- 
lica antes  del  año  de  mil  ochocientos  veinte,  primero  de  la 
independencia,  con  tal  que  se  inscriban  en  el  registro  nacional  „ 

f  18j     Todo  esto  se  ha  alegado  en  favor  de  ellos  en  la  tribuna. 

(^19j  ¿Se  quiere  saber  lo  que  son  los  españoles  9  Argüeyes, 
que  por  sus  buenos  principios  liberales,  y  su  elocuencia  se  distin- 
guía con  el  titulo  de  divino,  dijo  en  las  cortes  españolas,  que  antes 
debian  ser  las  Américas  reducidas  á  cenizas,  que  consentir  su  in- 
dependencia. 


21 


Lo  fué  el  del  proyecto  sostenido  por  el  señor  Alvarez  :  „  los 
extrangeros  establecidos  en  la  República  desde  el  año  de  mil 
ochocientos  veintiuno,  primero  de  la  independencia,  con  tal 
que  se  inscriban  en  el  registro  nacional  „  Compárense  con  el 
que  está  en  debate  :  el  dice:  los  estrangeros  avecindados  en 
el  Perú  desde  antes  del  año  de  veinte,  primero  de  nuestra 
independencia,  con  tal  que  no  hayan  abandonado  el  pais  á  causa 
del  sistenia,  y  que  se  inscriban  en  el  registro  de  la  respectiva 
municipalidad.,,  Establecidos  es  sinónimo  de  avecindados. 
Solo  hay  la  clausula  de  diferencia  que  no  hayan  abandonado 
el  pais  á  causa  del  sistema.  Habiéndose  dicho  los  establecidos 
desde,  se  expresó  que  hablan  continuado.  Son  contradicciones, 
estar  establecido  en  el  pais  y  abandonar  el  pais.  No  juzgo 
que  la  comisión  ha  procedido  por  dolo  en  su  ultima  modifi- 
cación ;  pero  una  piedad  mal  entendida,  puede  exponer  al 
Congreso  al  ridiculo  de  desechar  hoy  una  proposición,  y  san- 
cionarla mañana. 

Temo  infinito  los  sofismas  ;  asi  los  impido  de  cuantos  modos 
están  á  mi  alcance.  No  se  conteste  que  pudieron  estar  esta- 
blecidos, y  haber  dejado  después  la  República.  Estaban  esta- 
blecidos, no  es,  establecidos.  El  participio  establecido  solo, 
explica  un  pretérito,  que  continúa  hasta  el  presente  sin  inter- 
rupción. Las  voces  que  se  agregaron  fueron  un  pretexto  para 
abrir  una  nueva  discusión  sobre  un  punto  repelido.  Es  muy 
posible  que  si  este  no  se  admite  por  la  mayoría,  immediata- 
mente se  sostituya  otro.  Cosa  es  de  mucho  riesgo  dar  poderlo 
para  hacer  leyes.  Roma  perdió  su  libertad,  que  recobró  por 
un  atroz  exceso.  A  nosotros  nos  Hmita  la  nuestra  la  comisión, 
atribuyéndose  la  autoridad  exclusiva  de  modificar  y  sostituir  los 
artículos  desechados.  Cuando  esto  lo  hace  un  representante, 
su  proyecto  se  reserva  para  el  fin.  Esto  no  es  igualdad ;  y 
donde  no  hay  igualdad  no  hay  libertad. 

Repito  lo  que  he  dicho  el  dia  de  antes  de  ayer,  que  mis 
talentos  no  corresponden  á  mi  amor  excesivo  por  la  patria. 
¡  No  hay  debate  en  que  no  me  halle  con  este  vacio  !  ¡  Qué 
desconsuelo,  concebir  y  no  saber  desenrollar  las  ideas,  no  acer- 
tar á  ponerlas  en  su  gran  punto  de  vista  !  Socorredme,  aux- 
iliadme, protejedme  P.  C.  La  patria  perece,  si  los  españoles 


22 


se  elevan  sin  examen  á  la  dignidad  de  ciudadanos.  Concluyó 
nuestra  libertad,  concluyó  para  no  recuperarse.  ¿  Quién  quer- 
rá sobrevivir  á  tan  trajico  suceso  ?  Meditad  las  consecuencias. 
No  oigáis  vuestro  corazón  :  escuchad  los  consejos  de  un  espí- 
ritu firme,  recto,  imparcial.  Si  erramos,  ¡  que  remordimiento, 
que  acusación  pública  é  interna !     Desechad  P.  C.  el  articulo. 

JYota,  JVo  soy  enemigo  de  los  españoles  individualmente. 
Lejos  de  esto  :  en  el  gobierno  antiguo  tuve  la  mas  estrecha  amis- 
tad con  muchos.  Los  domingos  comian  a  mi  mesa  seis  ú  ocho. 
Hecha  la  independencia^  Jie  protejido  a  todos  aquellos  que  fueron 
injustamente  oprimidos.  JVo  es  desconocido  la  virtud  en  los  lugares 
donde  nacieron  Séneca  y  Jobeyanos.  Úñanse  h  nosotros  los  hon- 
rados y  fieles,  los  útiles,  los  sabios,  pero  no  demos  cuarteles  á  ejér- 
citos desconocidos.  ..j 


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MANIFIESTO 

PRIMERO 

qUE  PRESENTA  AL  PUEBLO  EL  CIUDADANO 

MANUEL  DE  VIDAURRE 

DEL  ATENTADO  CONTRA  LA  SEGURIDAD  PERSONAL, 

HABIÉNDOLO  SACADO  DE  SU  CASA  PRESO  CON 
SOLDADOS, 

EL  MARTES  25  De  Diciembre  primero  de  pascua,  á  la  una  y  media  del 

dia,  por  orden  del  Presidente  de  la  República,  expedida  por  el 

ministro  de  la  guerra  Don  Juan  Salazar. 

Se  agregan  al  fin  dos  discursos  sobre  los  derechos  de  ciudadanía» 

•  fa^oiM 

PRIMERA  PARTE. — Depuis  la  revolution,  chaqué  faction  a  dechiré  ses 
ilustres  citoyens.     Chateaubriand. 

Después  de  la  revolución,  cada  facción  ha  destrozado  a  los  ilustres  ciudadanos. 

Pitágoras,  el  divino  Pitágoras,  eí  amante  de  Dios  y  los 
hombres,  fué  acusado  de  conspiración  contra  la  república. 
Censuraba  la  vida  de  los  inicuos,  predicaba  contra  el  crimen, 
quería  buenas  leyes,  y  ninguna  autoridad  superior  á  ellas. 
Tuvo  que  huir  á  los  montes,  buscando  asilo  entre  bestias  fero- 
ces :  no  lo  dañan,  no  lo  presiguen,  no  lo  devoran.  ¡Racional 
avergüénzate  ;  el  bruto  á  las  veces  es  mas  compasivo  !  ¡Ah  í 
que  nunca  me  mordió  ni  picó  ningún  insecto  ponzoñoso.  Mis 
semejantes,  mis  amigos,  mis  favorecidos,  de  ellos  son  cicatri- 
ces y  heridas  que  no  me  incitan  á  la  venganza,  y  que  son  un 
estimulo  para  beneficiarlos  de  nuevo.      Pitág;oras  pudo  huir  de 


24 


sus  perseguidores,  yo  no  huiré.  En  su  siglo  no  se-  conocía  esa 
delicadeza  de  honra,  que  es  la  mejor  guardia  en  la  presente. 
¿Quien  no  preferirá  el  cadalso  que  ve  levantarse  por  la  impos- 
tura y  la  calumnia  á  una  fuga,  que  aunque  provocada  por  la 
certidumbre  de  un  atentado,  deja  para  siempre  en  duda  la  ino- 
cencia ?  El  caso  lo  hubo  en  mi  familia.  El  rencoroso  Jesuita 
sostuvo  causa  injusta  contra  mi  pariente  don  José  de  Antequera. 
Los  medios  eran  inumerables  y  seguros  para  escapar  del  poder 
y  la  ambición.  Murió  asesinado,  y  las  mas  remotas  generac- 
iones han  de  venerar  su  memoria.  Sea  esta  mi  suerte.  No 
merecerá  asenso  la  acusación,  conociéndome,  y  conociendo  á 
los  delincuentes.  Herid  al  calumniador  con  vergas,  decia 
Charondas:  heridlo,  digo  yo,  patentizando  su  calumnia.  Se 
rompe  la  negra  nube  de  la  maquinación,  y  aparece  en  su  es- 
plendor la  inocencia. 


HISTORIA  DEL  PROCESO. 

En  todo  proceso  criminal  el  sabio  y  experto  majistrado,  lo  pri- 
mero que  ha  de  ecsaminar  es  el  origen  de  la  causa,  cuyo  efecto 
fué  el  delito.  De  otro  modo  es  imposible  que  sepa  mensurar 
la  entidad,  ni  instruirse  de  las  circunstancias  y  cualidades.  En 
un  homicidio,  la  anterior  enemistad  ;  en  un  robo,  la  preparación; 
en  un  adulterio,  las  relaciones  anticipadas.  En  los  tumultos 
mas  que  en  todo,  se  requiere  el  talento,  la  discreción,  la  impar- 
cialidad. No  se  ha  de  fijar  la  vista  en  el  hecho  presente,  sin 
indagar  los  anteriores.  Es  un  dogma  :  en  ningún  pueblo  gob- 
ernado en  justicia,  donde  el  mérito  se  premia ;  donde  el  indivi- 
duo goza  en  seguridad  los  sagrados  derechos  del  hombre  y  del 
ciudadano  ;  donde  las  leyes  son  buenas  y  fielmente  ejecutadas, 
hay  azonadas  ni  sublevaciones.  Esta  es  la  filosofía  de  la  juris- 
prudencia. Y  es  por  esto  que  poco  valdria  mi  discurso,  si  antes 
no  presentase  la  semilla  que  ha  producido  este  árbol  fatal,  cuyos 
frutos  serán  mas  dañosos  á  la  república  que  á  mi  honor,  vida^é 
intereses. 

La  comisión  encargada  de  formar  la  Carta,  quiso  introducir 
como  ciudadanos  á  los  godos  que  actualmente  ecsistian   en  el 


25 


estado,  y  á  todos  aquellos  que  fueron  expelidos,  ó  que  emigraron 
por  su  gusto.  Para  esto  se  alteró  el  caso  4.  °  articulo  4.  °  y 
en  lugar  de  la  voz  desde  puso  hasta,  (1)  El  diputado  Gómez 
Sánchez  ocurrió  al  efujio  de  haber  sido  un  error  de  imprenta. 
Protestó  que  aquel  fué  siempre  el  parecer  de  la  comisión.  Si 
atendemos  á  la  fecha  del  proyecto  y  á  la  del  debate,  conocere- 
mos que  la  excusa  es  inverosimil.  Se  dio  en  el  intermedio  un 
papel  de  adiciones  :  advertida  la  errata  de  imprenta,  debió  en- 
tonces harberse  enmendado.  Nada  mas  extraordinario,  que 
esperar  se  sancionasen  otros  artículos,  manifestando  al  Congreso 
el  defecto  al  tiempo  de  discutirse  el  caso  y  sin  anticipada  pre- 
vención. Esto  es  propiarmente  una  sorpresa.  El  señor  Al- 
vares miembro  de  la  comisión  aseguró,  que  todos  se  habian 
convenido  en  el  articulo  como  sehalla  impreso.  Extrañó  mucho 
que  se  hubiese  alterado,  sin  darle  noticia  de  ello.  Reconven- 
ción tan  justa  debia  ruborizará  sus  compañeros.  v^ibt 
Viendo  mi  patria  al  borde  del  precipicio,  tomé  la  tribuna  y 
hablé  mas  como  un  furioso,  que'como  un  orador  :  no  obstante,  mi 
di;$curso  algún  dia  aparecerá  impreso.  La  América  toda  sabe, 
cuales  son  mis  sentimientos  de  amor  á  la  libertad,  de  odio  á  los 
españoles.  La  escandalosa  sostitucion  fué  desechada  por  70 
votos  contra  cuatro.  Se  sujetó  a  debate  inmediatamente  el 
caso  como  estaba  en  el  proyecto,  fué  también  desechado. 
Nada,  nada  se  quiere  de  godos,  ni  con  godos.  (2) 

(1)  Los  artículos  se  sujetaron  a  debate  en  el  orden  que 
sigue. 

1.  °  Los  extrangeros  establecidos  en  la  República  antes  del 
año  de  lS20j  primero  de  la  independencia,  con  tal  que  se  in- 
scriban en  el  registro  publico,  2.  q  Los  extranjeros  estableci- 
dos desde  el  año  de  1821  primero  de  la  independencia,  con  tal 
que  se  inscriban  en  el  registro  público.  3.  °  Los  extranjeros 
avecindados  en  el  Perú  desde  el  año  de  20  primero  de  nuestra 
independencia,  con  tal  que  no  hayan  abandonado  el  pais  h  cau- 
sa del  sistema,  y  que  se  inscriban  en  el  registro  de  la  respectiva 
municipalidad. 

(2)  Los  sentimientos  de  mi  banco  han  sido  los  de  los  meji- 
canos, como  consta  del  capitulo  de  carta  siguiente. 

4 


26 

Obstinados  en  su  deseo  los  señores  de  la  comisión  form- 
aron un  articulo  de  los  dos  repelidos.  Esto  dio  mérito 
al  debate  mas  acalorado  que  tuvo  jamás  el  Congreso,  ni  que 
volverá  á  tener.  Conseguí  después  de  hablar  muchas  veces 
que  la  comisión  cediese,  Pero  los  ánimos  no  estaban  tan  con- 
formes como  las  palabras.  El  dia  diez  lunes  en  que  alcancé 
la  victoria,  apenas  había  bajado  las  armas  Luna  Pizarro  en  la 
tribuna,  cuando  en  la  sala  interior  fui  insultado  por  Mejia. 
Siendo  muy  repetidos  los  uhrajes  que  había  recibido  traté  de 
retirarme  para  no  volver  mas.  Puse  al  efecto  una  nota  en  la 
secretaria,  y  la  entregué  al  presidente,  refiriéndole  de  palabra 
el  suceso.  En  vez  de  hacerlo  por  el  interior  pasé  por  la  barra  : 
La  razón  que  tuve  para  ello  fué  no  exponerme  á  un  nuevo  in- 
sulto del  agresor,  al  que  tal  vez  podia  darle  una  contestación 
demasiado  terminante.  Ni  el  presidente,  ni  ningún  diputado  me 
advirtió  que  era  contra  el  orden  salir  por  aquel  lugar.  No 
podían  :  para  los  diputados  no  hay  barra  :  entran  y  salen  por 
donde  mas  les  acomoda. 

De  que  el  pueblo  vio  que  me  salia,  rae  siguió.  Le  increpé 
aquel  movimiento  de  un  modo  muy  grave.  Mas  al  contemplar 
que  mis  razones  no  eran  suficientes  para  aquietarlo,  me  restituí 
á  la  sala  y  á  mi.  silla.  Permanecí  de  ese  modo  hasta  que  con- 
cluyó la  sesión.  Me.  diriji  entonces  á  mi  casa  con  ánimo  de 
no  volver  mas  al  Congreso. 

El  martes  once  se  me  presentó  el  infame  Ninavilca.  Me 
ponderó  la  injuria  de  Mejia,  y  me  añadió,  el  que  me  habia 
dicho  me  daria  de  patadas ;  expresión  que  yo  no  oi,  y  que 
ahora  me  persuado  fué  una  impostura  para  encender  mi  ánimo. 

Acápite  de  carta  de  Veracruz  de  \S  de  julio. 
Aquí  cada  dia  van  cayendo  mas  los  gachupines  ;  de  resultas 
de  las  ramificaciones  que  se  encontraron  en  la  causa  del  padre 
Arenas,  se  dio  un  decreto  por  el  Soberano  Congreso,  en  que  se 
quitaba  el  mando  a  todos  los  gachupines  de  la  federación  ;  cuyo 
decreto  se  ha  cumplido  tan  a  la  letra,  que  hasta  los  guardas  se 
han  quitado.  El  estado  de  Veracruz  ha  recibido  muy  mal  este 
decreto,  por  lo  que  le  ha  hecho  una  guerra  de  papeles  al  gobi- 
erno terrible  ;  pero  de  nada  han  valido  sus  esfuerzos,  y  han 
tenido  al  fin  que  tragarlo. 


27 

Hablamos  de  las  proposiciones  de  los  que  defendieron  á  los  es- 
pañoles, y  el  peligro  en  que  se  hallaba  la  libertad  é  independen- 
cia. Me  ofreció  que  si  quería  sostenerme  contra  mis  enemigos, 
me  entregaría  el  cuartel  de  Santa  Catalina  y  algunas  tropas. 
Mi  contestación  fué  :  este  si  seria  el  modo  de  perder  la  repúb- 
lica. ¿Quiere  U.  obscurecer  sus  acciones  gloriosas  en  favor 
del  Estado  con  una  revolución  ?  Ruborizado  inmediatamente 
se  despide.  No  habia  motivo  á  largas  discusiones  con  un  in- 
dio absolutamente  bruto,  sin  educación  ni  principios. 

En  el  acto  tomé  mi  calesa  y  me  fui  á  palacio.  Referí  al 
general  La-Mar  el  lance  de  Mejia,  la  causa  porque  habia  salido 
por  la  barra,  las  ofertas  que  se  me  acababan  de  hacer  del 
cuartel  y  gente  armada,  aunque  sin  decirle  el  nombre  de  la 
persona,  lo  que  tampoco  me  preguntó.  Le  rogué  me  diese  mi 
pasaporte  para  Chile,  y  si  quería  mandarme  con  honor  me 
nombrase  plenipotenciario.  Jamas  le  hice  una  visita,  que  no 
fuese  este  mismo  mi  ruego.  No  lo  negará  S.  E.  Sabia  que 
mis  enemigos  eran  diestros  en  la  iniquidad. 

El  miércoles  doce  pasé  una  nota,  avisando  que  continuaba  la 
indisposición  de  mi  salud,  y  que  á  los  ocho  dias  daria  cuenta  al 
Congreso  conforme  al  reglamento.  Apenas  la  habia  remitido, 
cuando  se  me  apareció  un  indio  á  quien  Ninavilca  me  habia 
presentado  dias  antes  diciendome,  que  era  un  capitán  benemé- 
rito que  se  hallaba  sin  destino.  Me  franqué  á  hablarle  á  S.  E. 
para  que  lo  acomodase  en  el  ejército.  Presumí,  que  venia  por 
la  contestación,  cuando  me  dijo  que  no  era  ese  su  objeto  :  me 
entregó  una  carta  de  Delgado  que  tengo  ecsibida.  Me  despa- 
vorizé  al  leerla,  Inmediatamente  di  la  contestación  en  los  tér- 
minos que  aparecen  del  borrador  que  tengo  presentado.  Aun- 
que habia  hecho  ánimo  de  no  asistir  al  Congreso,  en  el  acto  me 
determiné  á  quebrantar  mi  propósito  ;  pero  viéndome  antes  con 
el  general  La-Mar.  Le  dije  :  ya  esta  materia  es  muy  grave. 
Le  leí  la  carta,  y  la  contestación,  (3)  Le  añadí  que  tenia  no- 

(3)  Cuando  se  me  entreguen  los  autos  se  imprimirán  am- 
bas piezas.  La  carta  después  de  elogiarme  como  al  único  de- 
fensor delpais  ofrece  quinientos  hombres  ;  y  dice,  que  todo  está 
dispuesto  como  me  diría  el  coronel  JVinavilca,      Mi  contesta^ 


36 

ticia  que  querían  los  electores  llevarme  con  banderas  y  música 
al  salón  de  sesiones  :  qne  mi  ánimo  era  evitar  toda  clase  de 
bullas.  Le  expuse,  que  auque  era  grande  el  sacrificio  de  con- 
currir á  una  asamblea  donde  habia  sido  tantas  veces  ofendido, 
no  habría  alguno  que  no  hiciese  por  mi  patria  y  por  él. 

El  jueves  y  viernes  ya  se  comenzó  á  bullir  qne  mi  salida  por 
la  barra  habia  tenido  por  objeto  un  tumulto.  Se  preparó  el 
espirita  público  con  comunicados  en  que  se  me  comparaba  á 
Catilina.  Se  me  calumniaba  de  haber  corrompido  al  pueblo 
con  diez  y  ocho  onzas.  Ideas  despreciables  para  los  sensatos ; 
pero  que  tenían  relación  con  el  golpe  que  se  preparaba.  Me 
vi  con  S.  E.  y  su  fría  respuesta  fué  :  señor  don  Manuel  Loren- 
zo ;  el  tiempo  nos  desengañará :  yo,  si  hubiese  algún  desorden, 
con  la  espada  de  las  facultades  extraordinarias  que  me  ha  dado 
el  Congreso  en  una  mano,  y  con  la  mía  en  la  otra,  inundaré  las 
calles  de  JLima  en  sangre.  Me  despedí  cuasi  sin  contestarle. 
Referí  en  mí  casa  lo  sucedido,  y  desde  alli  quedé  cierto  que 
alguna  grande  intriga  ministerial  estaba  ya  formada. 

Medité  tranquilamente,  que  estos  eran  los  resultados  de  la 
oposición  que  habia^ hecho  al  horroroso  plan  de  llenar  el  Perú, 
y  aun  el  cuerpo  legislativo  de  españoles.  Mariátegui  en  la 
misma  mesa  del  presidente  me  habia  increpado  sobre  ello.  Me 
habia  dicho  que  eran  muy  honrados  y  útiles  :  que  pondría  notas 
á  mí  discurso  contra  ellos.  En  verdad  las  notas  no  han  apare- 
cido, pero  si  un  diluvio  de  insultos  por  la  prensa,  que  son  sin  la 
menor  duda  obra  suya.  Se  hallan  en  ellos  palabras  señaladas, 
y  que  aun  ha  repetido  delante  de  S.  E. 

El  veinticinco  de  diciembre  dio  la  máquina  su  estallido. 
Preparado  mi  carruaje  para  salir  á  dar  pascuas,  entra  en  mi 
habitación  el  mayor  don  Mateo  Campos  con  cuatro  soldados,  y 
la  orden  verbal  de  conducirme  al  cuartel  de  policía.     Le   pre^ 

cion :  que  no  necesitaba  armas  que  debian  unirse  contra  el 
general  Simón :  que  yo  solo  inspirarla  sumisión  a  las  leyes  y 
obediencia  a  los  majistrados  :  que  sentía  haber  dado  méritjd, 
retirándome  del  congreso  á  aquellas  ofertas  :  que  lo  remediaría 
restituyéndome  inmediatamente  alli  aunque  habia  hecho  pro- 
pósito de  no  volver  mas. 


29 

gunté  de  quien  era  la  orden,  y  me  contesto  que  del  fiscal  de  la 
causa.  Entonces  le  dije,  que  de  ningún  modo  podia  obedecer; 
y  que  me  sacaría  á  bayonetazos,  si  no  me  manifestaba  un  man- 
dato por  escrito  rubricado  por  el  presidente  de  la  República. 
Le  hice  ver  mis  derechos  como  ciudadano,  y  como  presidente 
de  la  corte  suprema.  Se  convenció  de  mis  razones,  y  desde 
alli  hizo  la  consulta.  Se  absolvió  en  los  términos  que  yo  dese- 
aba, y  viendo  la  rubrica  de  La-Mar  y  la  firma  del  ministro  de 
la  guerra,  tomé  en  el'  momento  mi  bastón  y  mi  sombrero,  y 
convine  en  que  se  me  condujese  á  la  prisión.  No  dije  otras 
palabras  á  mi  muger  y  mis  hijos,  que  las  que  siguen.  Hace 
mucho  tiempo  que  esperaba  un  gran  golpe  de  mis  muchos  y  fero- 
ces enemigos.  Es  preciso  que  todos  mantengan  la  serenidad  en 
que  me  hallo.  JVada  de  lágrimas,  mucho  menos  de  suplicas  ni 
ruegos  á  tiranos  y  opresores.  El  cadalso  no  infama  ;  la  pos- 
teridad me  hará  justicia. 

Mi  semblante  manifestaba  lo  tranquilo  de  mi  espíritu  :  lo 
mantuve  aun  al  ver  la  risa  insultante  de  los  ministros  de  estado, 
que  salieron  al  balcón  para  gloriarse  en  el  vencimiento.  Llegué 
al  sitio  destinado,  y  á  los  pocos  minutos  se  trató  de  recibirme 
la  instructiva.  Interpuse  y  fundé  mi  declinatoria.  El  articulo 
100  caso  1.  ®  dice  :  conocer  de  todas  las  causas  criminales  que 
se  promoviesen  contra  los  individuos  de  su  seno.  No  era  men- 
ester sino  la  simple  lectura  para  declarar  justa  mi  solicitud. 
Solo  la  corte  suprema  podia  juzgarme.  Para  convencer  la  ile- 
galidad con  que  se  procedió  privándome  del  fuero  que  me  cor- 
responde como  presidente  de  ese  tribunal,  no  se  necesita  ser 
un  sabio  en  derecho.  Es  mi  ánimo  que  las  naciones  estranje- 
ras  se  convenzan  de  la  termeridad  con  que  ha  sido  ajada  mi 
persona.  Por  esto  me  es  imprescindible  el  esclarecer  algunas 
circunstancias,  que  callarla  con  el  mayor  gusto. 

Pongamos  en  tres  renglones  esta  parte  de  la  historia.  El 
ministro  Mariátegui  pidió  una  sesión  secreta.  Expuso  alli, 
que  la  patria  estaba  en  gran  riesgo  :  que  si  en  el  momento  no 
se  desaforaba  á  un  diputado  que  era  comprometido  en  la  suble- 
vación, entre  una  hora  se  perdía  una  provincia  :  que  no  podia 
descubrirse  el  sumario  ;  porque  su  publicación  dejarla  impune 
al  delincuente,  ó  conduciría  á  que  se  realizase  el  crimen.    Que 


30 


el  designio  no  era  contra  el  ejecutivo  y  si  contra  el  Congreso. 
Como  esta  última  parte  la  presentase  de  un  modo  muy  obscuro, 
el  señor  Llosa  don  Estevan  le  ecsijió  que  la  esclareciese,  dici- 
endo de  un  modo  terminante,  si  el  delito  meditado  era  contra 
todo  el  Congreso,  ó  contra  una  parte  de  él.  Expresó  que 
entre  ambos  habia  una  distancia  infinita.  Entonces  el  ministro 
afirmó  y  aun  repitió  que  era  contra  todo  el  Congreso  :  asi  debe 
constar  del  acta. 

.  Pidió  el  ministro  el  desafuero  de  un  diputado  que  resultaba 
cómplice ;  pero  se  habia  formado  la  red  en  que  se  me  debía 
tomar.  Llosa  Benavides  y  Mejia  traian  escrita  la  proposición  : 
^ue  sean  desaforados  el  diputado  6  diputados  que  resulten  cóm- 
plices. Esto  se  sancionó  quedando  todo  el  Congreso  sin  fuero. 
Si  se  hubiese  desaforado  antes  de  tener  conocimiento  de  la 
causa  a  uno  ó  muchos  representantes,  la  mayoría  era  delincu- 
ente. Cuasi  no  alcanzamos  el  remedio  de  que  podia  usarse  en 
ese  caso.  Unida  esa  mayoría  con  el  ejecutivo,  el  pueblo  era 
tiranizado :  no  quedaba  otro  recurso  que  la  ley  de  Creta  y  de 
Inglaterra.  Por  dicha,  el  concepto  del  Congreso /we  desaforar 
para  la  prisión,  no  para  la  continuación  del  juicio,  que  siempre 
se  reservo  á  los  tribunales  señalados  por  el  reglamento. 

Privado  del  fuero  de  diputado  con  aquella  sorpresa,  me  que- 
daba el  de  presidente  de  la  Corte  Suprema.  Para  resolver  la 
declinatoria  se  forma  una  junta,  la  que  se  compuso  del  indivi- 
duo que  hacia  de  presidente  don  José  Cabero,  del  interino  de 
la  superior  don  José  de  Armas,  de  los  fiscales  de  una  y  otra 
corte  don  Ignacio  Ortiz  Cevallos,  y  don  Nicolás  Aranivar,  y  de 
los  ministros  de  estado.  Pregunto.  ¿  Tiene  también  faculta- 
des el  presidente  de  la  República  para  formar  tribunales  espe- 
ciales ?  Si  las  tiene,  somos  tan  esclavos  como  en  tiempo  de 
los  españoles  y  de  Bolivar :  el  nombre  de  los  tiranos  ha  varia- 
do ;  pero  los  horribles  principios  de  la  tirania  permanecen.  He 
procurado  omitir  personalidades,  y  purificar  mi  estilo  en  cuanto 
sea  posible.  Ni  don  Ignacio  Ortiz  Cevallos,  ni  don  Nicolás 
Aranivar,  ni  don  José  Cabero,  ni  los  ministros  de  Estado  podian 
ser  imparciales.  Habia  declamado  contra  vitalicios  y  godos  ; 
habia  solicitado  la  espulsion  de  los  unos,  la  no  admisión  de  los 
otros.     Estos  eran  golpes  de  muerte  contra  los  fiscales :  el 


m: 


31 

público  ampliará  estas  ideas.  La  presidencia  de  la  Corte  su- 
prema no  podia  perderla,  sino  por  un  delito ;  era  bien  que  lo 
figurase  el  que  aspira  á  succederme.  Mariátegui  es  un  ene- 
migo tan  publico  mió,  que  el  mismo  no  se  atreverá  á  negarlo. 
Salazar  lo  es  por  primo  del  vice-presidente  y  concurre  alguna 
otra  circunstancia.  Morales  sabe  con  evidencia,  que  con  re- 
petición he  apoyado  en  el  Congreso,  que  se  debe  separar  del 
ministerio  de  Hacienda  por  inepto.  í  <^''í 

Vista  la  disposición  de  esa  junta,  tribunal,  ó  asesoría,  no  sé 
el  titulo  que  le  corresponda,  ecsaminemos  las  razones.  Esto 
es  mas  decisivo.  Primero,  que  por  diputado  quedaron  en 
suspenso  mis  fueros  de  presidente  :  falso ;  si  asi  fuese,  ninguno 
^  admitirla  una  comisión  que  degradaba.  Como  presidente  de 
la  Suprema  me  corresponde  en  toda  function  el  asiento  que 
sigue  al  jefe  de  la  república.  Ninguna  está  obligado  á  servir 
con  pferdida  de  sus  prerogativas,  distinciones  y  rentas.  Presi- 
dente de  la  Suprema  Corte  soy  este  dia,  como  lo  fui  el  veinte 
y  seis  de  enero  del  año  de  1827. 

Segundo  fundamento :  que  gozando  del  fuero  de  diputado, 
que  es  superior  al  de  la  Corte  Suprema,  ya  no  podia  existir 
este.  Respondo  :  ambos  á  un  tiempo  no  pueden  gozarse ; 
pero  perdido  el  uno  queda  el  otro.  Para  que  se  perdiesen 
ambos,  era  menester  una  ley  que  lo  dijese,  Donda  la  ley  no 
determina,  el  juez  no  puede  arbitrar.  En  las  repúblicas,  á  di- 
ferencia de  las  monarquías,  no  decide  el  hombre,  sino  la  ley. 
Y  ¿  quien  ha  dicho  que  el  fuero  de  los  diputados  es  superior  al 
de  la  Suprema  ?  Nadie  lo  creerá  asi.  Es  grande  la  distancia 
en  ser  juzgado  por  los  primeros  magistrados  de  la  república,  á 
serlo  por  unas  personas  que  absolutamente  pueden  igualarlos. 

El  tercer  fundamento  :  que  en  el  proyecto  de  tomar  plazas 
y  castillos  no  se  goza  fuero  ;  pues  que  estas  causas  correspon- 
den al  consejo  de  guerra  ¿  Y  cual  es  la  plaza  ó  castillo  que  se 
trataba  de  tomar  ?  ¿  El  cuartel  de  la  policía,  ó  el  parque  de 
Sta.  Catalina  son  castillos  6  plazas  fuertes  ?  Esta  es  una  sen- 
tencia absurda,  es  una  interpretación  maligna,  es  un  deseo  de 
hallar  razones  aparentes  para  dar  colorido  al  atentado.  Pero 
supongamos  que  los  cuarteles  entrasen  en  esa  clase,  el  articulo' 
121  de  la  Constitución  dice  :  que  las  leyes  antiguas  solo  per- 


32 


manezcan  en  cuanto  no  se  opongan  á  lo  establecido  por  la 
Constitución  Es  asi,  que  por  la  Constitución  está  declarado  el 
fuero  k  los  que  componen  la  Corle  Suprema  en  todas  las 
causas  criminales ;  luego  esa  ordenanza  militar  no  tiene  lugar 
para  con  ellos.  ¿  Qué  cosa  mas  chocante  que  ser  juzgado  pro 
un  consejo  de  guerra  el  presidente  de  la  Suprema  Corte,  siendo 
su  fiscal  un  jóVen  militar  ?  El  jeneral  Simón  no  privó  del  mis- 
mo fuero  á  don  Juan  de  Berindoaga  que  habia  sido  ministro 
de  Estado,  tratándose  del  crimen,  no  de  entregar  una  plaza  ó 
cindadela,  sino  el  Estado  comprendiendo  los  castillos  :  Bolivar, 
pues  procedió  con  menos  arbitrariedad  que  el  actual  presidente. 
Alegué  por  eso,  que  era  nulo  cuanto  se  actuaba,  y  cuanto 
en  adelante  se  actuare  :  |$rotesta  que  no  cesaré  de  repetir,  y 
que  repetirán  mis  últimos  nietos.  (4) 

Era  consiguiente,  que  á  una  tropelía  acompañasen  otras. 
Se  me  pone  incomunicado  (5)  en  un  cuarto  de  cinco  varas  con 
dos  centinelas,  uno  á  la  ventana  y  otro  á  la  puerta.  Repiten 
estos  el  alerta  de  cuarto  en  cuarto  de  hora  en  la  noche.  (6) 
La  voz  podia  decirse,  que  se  me  daba  al  oido.     Se  premedi- 

(4)  Kl  dia  que  informó  don  JVtcolas  Aranivar  contra  el  justo  y 
buen  patriota  don  Rafael  Ramirez  de  Arellano,  asento  como  verdad 
incontestable,  que  las  leyes  españolas  contrarias  á  nuestros  principios 
wo  deben  ser  alegadas.  ¿  Y  como  esta  santa  máxima  no  la  tuv  vo 
presente  al  tiempo  de  dar  su  dictamen  en  la  declinatoria  ?  Los  tor- 
nasoles varían  el  color  según  el  lado  por  ponde  reciben  la  luz. 

(5)  Permanecí  incommunicada  trece  días  ;  diez  después  de  to- 
marme  la  declaración  instructiva.  Venficada  esta  pasé  una  nota, 
para  que  se  me  concediese  mi  casa  por  cárcel,  si  no  se  me  ponia  en 
entera  libertad  como  debia  ser.  La  respuesta  fué  trasladarme  cl  la 
Inquisición. 

(6)  Me  consoló  la  primerea  noche  la  memoria  de  Carlos  Estuart. 
El  velaba  en  su  triste  prisión,  no  consintiéndole  el  sueño  los  pasos  de 
los  asesinos,  que  daban  vueltas  por  los  corredores.  ¡  Que  útil  es  la 
historia  !  La  segunda  no  oí  los  alertas,  como  no  se  oyen  las  compa- 
nas de  un  relox.  Si  el  principe  hubiera  sido  tan  inocente  comojjo, 
no  se  hubiera  turbado  su  reposo. 

La  ley  II  tU.  29  part.  7  prohibe  toda  incomodidad  ó  molestia 
que  pueda  causarse  á  los  reos.  Eran  los  godos  mas  humanos  que 
nosotros. 


33 

taba  quitarme  la  vida  con  ultrajes,  opresión,  humillaciones.  No 
se  ha  conseguido.  Siendo  el  mejor  soporífero  la  buena  conci- 
encia, he  dormido  siete  horas  seguidas  sin  recordarme  alerta  ni 
clarines.  Cómo  con  el  mejor  apetito,  y  mi  genio  festivo  en 
oposición  de  los  coléricos  melancólicos,  nunca  se  manifestó 
mejor  en  las  conversaciones  y  trato  familiar.  Este  mismo 
papel  es  prueba  de  la  serenidad  de  mi  alma,  y  de  la  robustez 
de  mi  físico.  Aun  he  de  vivir  para  recoger  el  fruto  de  esa 
libertad  é  independencia,  porque  tanto  he  trabajado. 

Este  es  el  origen  de  la  causa,  examinemos  la  naturaleza  del 
delito. 

CUERPO  DEL  DELITO  SEQUN  EL  PROCESO. 

i 

La  conversación  entre  cuatro  ó  seis  miserables,   reducida  á 

que  se  juntasen  doscientos  hombres  para  tomar  el  cuartel  de 
Santa  Catalina.  Dejar  al  ejecutivo  en  la  administración,  ex- 
peler á  los  cuarenta  diputados  que  votaron  en  favor  de  los 
godos,  y  llamar  á  los  suplentes  para  que  completasen  el  Con- 
greso. Los  autores  principales  figuraron,  para  atraer  á  su 
partido,  que  estaban  convenidos  en  el  movimiento,  Vidaurre 
como  cabeza,  el  jeneral  La-mar,  el  gran  mariscal  Sta.  Cruz,  el 
coronel  Jaramillo,  el  comandante  de  artilleria  y  los  oficiales.  (7) 

NATURALEZA  DEL  DELITO. 

Un  ciudadano  puede  ser  criminal  contra  la  patria  en  el  deli- 
to de  alta  traición  de  dos  modos.     Primero  :  por  proponerse 

(7)  Este  es  el  gran  fantasma  con  que  se  asustó  la  ciudad: 
este  es  el  tumulto  que  dio  motivo  h  cerrar  las  portadas  y  cuadrup- 
licar las  patrullas ;  este  es  el  ejército  que  hizo  velar  al  jeneral 
La-Mar  muchas  noches  en  las  calles  ;  este  es  el  plan  por  el  cual 
supuso  Mariategui  al  Congreso,  que  la  República  se  iba  á  per- 
der dentro  de  una  hora.  Si  tantos  temores  de  catorce  negros  y 
cholos.     ¿  Qwé  será  del  Pera  si  se  acercan  ejércitos  enemigos  ? 

LIST^  DE  LOS  PRESOS. 

Coronel  JVinavilca,  Indio  montonero. —  Coronel  Huavique, 
negro  chino  montonero. — José   Grimaldo,   cholo  pulpero. — José 
5 


54 

trastornar  los  principios  liberales  y  sujetar  el  estado  á  un  señor 
(8)  :  2.  °  por  calunnniar  con  injusticia  al  gobierno  para  mudar 
las  personas  y  sostituirse  á  ellas.  Todos  los  casos  han  de 
estar  coniprendidos  en  estas  dos  reglas  generales. 

En  el  delirante  proyecto  que  da  mérito  á  este  proceso,  los 
infelices  reos  llevados  de  un  zelo  mal  entendido,  determina- 
ban hacerse  de  algunas  fuerzas,  no  para  variar  los  principios 
ni  remover  el  gobierno,  si  para  que  se  separasen  del  Congreso 
aquellas  diputados,  que  habiéndose  esplicado  del  modo  mas  es- 
candaloso en  favor  de  los  godos,  ya  no  merecian,  ni  debian 
merecer  la  confianza  de  sus  constituyentes.  Soy  inviolable 
por  mis  opiniones  :  soy  un  diputado.  El  articulo  57  no  se 
limita  á  las  manifestadas  ^  la  tribuna,  sino  á  todas  las  que  se 
espresen  en  el  tiempo  del  desempeño  de  la  comisión.  Jamas 
tan  precisa  mi  palabra  como  hoy.  Seria  un  traidor  á  mi  patria, 
sino  desenrollase  los  mas  altos  conocimientos  de  derecho  pub- 
lico. 

Quiero  proceder  con  un  método  rigorosamente  matemático. 
Tengo  contra  mi  al  presidente  de  la  República,  al  Vice-presi- 
dente,  á  los  ministros  que  han  jurado  mi  pérdida.  ¿  No  tengo 
contra  mi  el  crimen  ?  Mas  claro  :  ¿  No  soy  criminal  ?  Pues 
nada  temo.  Aumento  el  numero.  Mantengo  mi  orgullo,  es- 
tando á  disposición  de  unas  fieras,  coyas  bocas  están  de  tal 
modo  abiertas,  que  registro  hasta  el  fondo  de  sus  corazones. 
AUi  veo  la  envidia,  la  venganza,  la  ambición,  el  interés ;  cho- 
cando con  el  miedo,  el  sobresalto,  la  agitación,  la  desconfianza. 
Solo  estraño  los  remordimientos, ^  los  perdieron ;  los 

Sánchez,  indio  montonero  y  ladrón  de  caminos, — José  Litardoy 
(2i)  Gabucha,  pulpero  y  barbero. — Paraisaman,  (a)  Cuerditasy 
zambo  zapatero, — José  González,  indio  herrador. — Custodio 
Lira,  indio  petatero — Algorta,  negro  motonero. — José  Vilela, 
negro,  criado  de  la  señora  Guisla. — Prudencio  Florian,  indio 
torero,  y  carnicero. — Chuquiarqui,  indio  montonero. — Gabriela, 
india  carnicera. — Muerto  frió,  zambo  sacamuelas. — Pérez  Hu- 
erta, negro  montonero. — Marzano  cholo  montonero. — Samian, 
indio  petatero. — Carlos  Manco,  indio  sastre. 

8)     ^dun  por  la  segunda  titulo  2  part.  7  se  prueba. 


36 

perdieron  para  siempre  :  son  incapaces  de  obrar  el  bien,  no  lo 
obraran  nunca. 

Dato  1 .  °  En  los  pueblos  libres  no  hay  autoridad  absoluta ; 
todas  son  condicionales,  con  la  calidad  de  mantener  y  defender 
los  derechos  del  hombre. 

Dato  2.  ®  Los  diputados  son  apoderados,  sugetos  á  res- 
ponsabilidad, criminales  si  se  ecseden  de  las  disposiciones  de 
sus  comitentes,  mas  criminales  si  las  contradicen  [9]. 

Dato  3.  ®  La  soberanía  está  en  el  Congreso  por  represen- 
tación ;  en  el  pueblo  por  realidad. 

Dato  4.  °  Sobre  la  autoridad  del  Congreso,  esta  la  autori- 
dad del  pueblo  (10). 

Dato  5.  ^  Siempre  que  el  pueblo  esté  firmemente  persua- 
dido de  que  el  Congreso  lo  traiciona,  debe  ocurrir  al  ejecutivo 
para  que  lo  disuelva,  y  se  proceda  á  nuevas  elecciones  de 
hombres  próvidos,  fieles  y  honrados. 

Data  6.  ®  Si  el  ejecutivo  está  implicado  en  la  traición,  es 
justo  ocurrir  á  la  ley  de  Creta.  La  necesidad  de  salvar  la 
patria,  hace  que  cesen  todas  las  leyes. 

Dato  7.  °  En  una  república  no  hay  ley  que  no  esté  funda- 
da en  los  derechos  del  hombre. 

COROLARIOS. 

L  °  El  pueblo  debió  atender  á  lo  que  se  practicaba  en  el 
Congreso,  examinar  las  opiniones,  meditarlas  ;  ver  si  alguna 
era  opuesta  á  la  libertad  é  independencia. 

(9)  Estos  mismos  principios  están  en  el  discurso  que  pronun- 
cié contra  el  arzobispo  y  obispos  nombrados  por  el  consto  de  go- 
bierno.    Los  que  los  celebraron  entonces  los  respetarán  hoy, 

(10)  El  visconde  de  Chateaubriand,  que  ninguno  tendrá  por 
republicano,  asienta  no  obstante,  como  un  principio  incuestionable, 
que  todo  poder  viene  del  pueblo,  que  él  puede  reasumir  sus  dere- 
chos, variar  la  Constitución :  esto  es  lo  que  hizo  Atenas  abo- 
liendo la  democracia,  y  restituyéndola  después.  Los  moderados 
no  niegan  estos  acsiomas,  lo  que  hacen  es,  hechar  un  velo  religioso 
sobre  ellos.  Los  verdaderos  filósofos  sacan  esta  consecuencia. 
El  pueblo  puede  hacerlo,  pero  no  le  convendrá  hacerlo  sin  caucas 


d6 

2.  ^  Habiendo  en  el  Congreso  diputados  decididos  contra 
la  patria,  pudo  y  debió  denunciar  sus  opiniones  al  ejecutivo ;  no 
al  Congreso,  en  caso  que  triunfasen ;  porque  no  quedaba  un 
numero  suficiente  para  componerlo. 

Estas  consecuencias  no  pueden  contestarse  sino  por  las  sigu- 
ientes proposiciones,  que  son  tiránicas  y  conducen  á  la  servi- 
dumbre. 

1.  "*  La  autoridad  del  Congreso  está  sobre  la  autoridad  del 
pueblo. 

2.  "*  En  el  caso  de  dar  el  pueblo  sus  poderes,  queda  de 
tal  modo  sugeto,  que  en  ningún  caso  puede  usar  de  la  Sobera- 
nía. (11) 

3.  ^  Lo  que  la  mayoi^  dispone  en  un  Congreso  ha  de 
obedecerse,  sea  justo  o  injusto. 

APLICACIONES  AL  PROCESO. 

1.**  Los  diputados  que  defendieron  á  los  españoles  como 
á  sus  padres,  sus   amigos,  sus  confidentes,  sus  maestros  de 

moral  y  de  religión,  son  altamente  sospechosos  á  la  patria. 

-  •^.■'■ 

muy  graves,  que  lo  estimulen  á  ello.  A  los  diputados  se  han  de 
respetar,  pero  no  hasta  el  estremo  de  respetarlos  mas  que  la  salud 
de  la  patria. 

(11)  Grocio  queriendo  probar  la  justicia  del  absolutismo  de 
los  reyes,  se  funda  en  que  los  pueblos  como  las  personas  pueden 
ceder  su^  derechos,  quedando  en  servidumbre  ú  obediencia  pasiva. 
Esta  seria  la  doctrina  de  los  que  dijesen,  que  el  pueblo  transmitió 
su^  derechos  en  el  Congreso  de  modo,  que  en  ningún  caso  pudiera 
usar  de  ellos  aunque  se  viese  tiranizado.  La  ignorancia  ha 
ocurrido  á  una  distinción  frivola.  Se  dice,  que  no  es  lo  mismo 
la  democracia  que  el  sistema  popular  representativo.  Sabed  mir- 
serables  godos  y  vitalicios.  La  democracia  absoluta  es  cuando  el 
pueblo  todo  lo  decreta  en  masa  :  democracia  representativa,  cuan- 
do obra  por  apoderados.  En  ambas  formas  la  soberania  e^ta  en 
el  pueblo,  y  no  puede  enagenarse.  Si  se  enagenase  en  el  Congre- 
so, perderia  su  naturaleza,  ya  no  seria  un  sistema  popular  repre- 
sentativo, sino  una  oligarquía. 


• 


37 

2.  **  Si  hubieran  logrado  vencer  el  debate,  el  pueblo  debía 
haber  ocurrido  al  ejecutivo,  para  que  disolviese  el  Congreso  y 
llamase  nuevos  diputados. 

3.  "^  Habiéndose  conseguido  que  cediesen  en  sus  ideas 
hostiles  contra  la  libertad,  se  debió  estar  á  la  mira  de  su  con- 
ducta, y  velar  sobre  los  artículos  que  se  iban  sancionando. 

ERROR  DE  LOS  REOS. 

Haber  querido  hacer  por  si,  lo  que  solo  es  licito  á  los  que 
estáp  egi  la  última  angustia. 

h  r-^-    DISCULPA  DE  ESOS  INFELICES. 

Son  indios,  negros,  personas  estúpidas,  que  oyen  la  voz  de 
la  naturaleza  que  impele  á  la  defensa  de  los  derechos :  no 
saben  las  reglas  establecidas  entre  nosotros.  Pocos  son  los 
discipulos  de.  Locke. 

Estos  datos,  estos  corolarios,  estas  aplicaciones  parecerán 
escandalosas  á  miserables  acostumbrados  á  la  servidumbre,  y  que 
anelan  por  restituirse  á  ella  j  no  á  aquellos  que  tengan  idea  de 
lo  que  vale  y  puede  un  pueblo  hbre  ;  no  á  aquellos  que  sepan 
distinguir  la  linea  donde  ha  de  acabar  la  obediencia,  y  comen- 
tar la  resistencia  lejitima  ;  no  á  aquellos  que  estén  instruidos 
del  idioma  de  las  naciones,  donde  á  los  pies  de  Dios  está  colo- 
cado el  Ídolo  de  la  libertad. 

En  la  defensa  que  Mr.  Erskine  hizo  del  deán  de  St.  Asaph  se 
justifica  esta  especie  de  diálogo.  ¿  Que  debe  hacerse  si  el  rey 
quiere  dar  leyes  por  si  solo,  ó  alterar  las  leyes  á  su  placer  ? 
Deberá  ser  espelido.  ¿Y  si  tiene  las  armas  y  mihcias  á  su 
arbitrio  ?  Si  usa  de  la  fuerza  contra  la  nación,  armarse  esta 
contra  él ;  si  no  se  hace  asi,  dejará  de  ser  estado.  Bendito  sea 
el  Señor,  que  ha  permitido  se  forme  esta  causa  contra  mi,  para 
que  con  mi  defensa  queden  establecidos  los  principios,  y  mis 
compatriotas  en  adelante  distingan  cuales  son  sus  derechos  y 
obligaciones.  No  renuncien  á  aquellos,  no  consientan  que  se 
los  usurpen,  ni  falten  al  cumplimiento  de  estas  con  ridiculos 
pretestos.  Teoría  admirable,  equihbrio  divino,  de  él  depende 
la  felicidad  general,  y  la  de  cada  uno  de  los  ciudadanos.  En 
Inglaterra  se  habla  asi,  ¿  y  temeré  yo  en  el  Perú  hablar  y  escri- 
bir del  mismo  modo  ? 


^msíiítim,. 


Sé 

En  la  misma  obra  citada  se  hace  esta  pregunta.  ¿  Que,  si 
los  grandes  encargados  y  legisladores  de  la  nación  abusan  de 
la  confianza  y  cruelmente  injurian,  en  lugar  de  servir  con  fide- 
lidad al  público  ?  ¿  qué  se  hará  en  este  caso  ?  Ocurrir  al  rey 
para  removerlos  y  hacer  prueba  de  otros.  Montesquieu  parece 
que  había  dicho  lo  mismo.  Aseguro  que  al  leer  estas  clausu- 
las, unos  tiemblan,  otros  se  irritan,  y  aun  los  sabios  las  tienen 
por  peligrosas  é  inoportunas  (12). 

Bien  conozco  que  á  un  pueblo  que  fue  esclavo,  cuando  sale 
de  la  servidumbre,  es  preciso  irle  dando  las  ideas  de  la  liber- 
tad, del  mismo  modo  que  se  haría  con  la  luz  á  un  ciego  de 
nacimiento,  si  se  lograba  ponerle  espedita  la  vista  :  la  discreción 
era  en  estremo  necesaria.-  Un  golpe  fuerte  de  luz,  unos  prin- 
cipios absolutos  de  libertad,  no  preparando  antes  lo  uno  ni  lo 
otro,  podian  causar  males  muy  considerables.  Mis  proposi- 
ciones son  verdades  eternas  en  la  política.  Empero  hubiera 
sido  muy  bueno  disponer  los  ánimos  con  otras  intermedias  me- 
nos fuertes,  para  que  fuesen  recibidas  estas  con  mas  utilidad. 
Cuando  critiqué  con  estudiada  delicadeza  el  papel  del  bene- 
mérito patriota  D.  D.  Rafael  Ramirez  de  Arellano,  no  dije  que 
sus  macsimas  eran  contrarias  á  las  mias.  Únicamente  mani- 
festé cuales  podian  ser  los  efectos.  Hoy  se  me  violenta  á  se- 
pararme del  sistema  que  habia  adoptado.  No  lo  hago  por  mí : 
el  motivo  principal  es  que  ecsisten  ciertos  diputados,  no  solo 
con  ideas  españolas,  sino  irracionalemente  deferentes  al  ejecu- 
tivo [14].  La  enfermedad  es  tan  grave,  que  no  podemos 
detenernos  en  la  naturaleza  del  remedio.  Si  en  sus  corazones 
está  la  levadura  antigua,  fomes  del  despotismo,  ¿  como  no  in- 
struiré al  pueblo?  Si  no  lo  hago,  seré  tan  perverso  como  mis 
perseguidores.  Ellos  quisieran  á  todos  ignorantes,  para  man- 
tenerlos á  todos  esclavos.  Yo  quiero  que  se  ilustren  para  que 
sean  libres ;  que  hinquen  la  rodilla  á  la  ley,  y  el  puñal  en  el 
pecho   de  un  tirano.     El   dogma  de   Locke  y  Bolingbroke  : 

(12)  Quisiera  que  los  que  sostienen  proposiciones  contra- 
rias batieran  las  mias,  con  la  misma  dignidad  que  yo  he  es- 
crito, 

[13]    Se  probará  cuando  trate  del  proyecto  de  constitución. 


39 

donde  Ja  ley  finalisa,  comienza  la  urania»     Defendamos  las 
autoridades,  si  ellas  nos  defienden  y  protejen. 

No  puede  decirse,  que  los  diputados  que  patrocinaron  la 
causa  de  España,  procedieron  por  error  de  opinión.  Hablo 
de  los  que  tomaron  la  tribuna.  Habrán  opiniones  en  la  teolo- 
gía, en  todas  las  ciencias  naturales ;  no  las  pueden  haber  en 
las  matemáticas  puras,  ni  en  los  elementos  de  la  política.  Que 
el  todo  es  mayor  que  su  parte,  que  un  semicírculo  contiene  dos 
ángulos  rectos,  no  es  cuestionable.  Que  un  estado  debe  ante 
todo  propender  á  su  seguridad  interior  y  exterior,  es  tan  evi- 
dente como  que  el  hombre  ha  de  conservar  su  vida.  El  mas 
intonso,  el  mas  rudo,  el  mas  bárbaro,  el  que  no  ha  sahdo  de 
los  montes  y  las  selvas,  y  que  no  tiene  otra  ilustración  que  el 
manejo  del  arco  y  de  la  red,  sabe  como  Constant,  que  si  entre 
chozas  6  cortes  se  consienten  enemigos,  el  peligro  es  eminente 
de  sucumbir  á  sus  fuerzas,  á  au  astucia,  á  sus  proyectos.  ¿  Cu- 
al no  será  el  delito  de  hombres  instruidos,  que  se  escogieron 
por  apoderados  de  los  pueblos  ?  ¿  Los  sentimientos  de  esos 
diputados  son  los  de  sus  provincias  ?     Infelices  de  nosotros. 

EXAMINAR  LA  CONDUCTA  DE  LOS  DIPUTADOS. 

I  Es  un  delito  examinar  la  conducta  de  los  diputados  y  sus 
proposiciones  ? 

Sería  un  acto  dice  Paine,  de  despotismo,  de  poder  arbitrario, 
hacer  una  ley,  prohibiendo  investigar  los  principios,  buenos  ó 
malos  sobre  los  cuales  esa  ley  ó  alguna  otra  es  fundada.  Si 
esta  es  una  sentencia,  que  únicamente  repugna  á  los  tiranos, 
ella  me  induce  á  asentar  la  que  sigue.  El  cuerpo  legislativo 
sera  despótico  y  arbitrario,  si  no  se  consiente  ecsaminar  la 
conducta  é  intenciones  de  los  diputados  que  proponen  y  sostie- 
nen proyectos  de  leyes,  que  directamente  tienden  á  la  ruina 
del  estado.  Aun  hay  una  diferencia  clasica :  una  ley  aunque 
mala  es  una  cosa  sagrada.  Se  ha  de  obedecer  mientras  se 
revoca  :  la  paz  pública  así  lo  exige.  Un  proyecto  es  un  ente 
de  razón  que  aun  no  tiene  existencia :  conviene  reconocer  los 
labios  de  donde  sale,  si  son  manchados  ó  puros.  Empiezen  á 
entender,  que  el  carácter  de  representantes  no  los  hace  inviola- 
bles pox  opiniones  destructivas  de  la  sociedad.  Burke  dijo  en  una 


40 


carta  á  sus  constituyentes  :  la  dependencia  no  se  mantiene  en 
estos  tiempos  con  nombres  y  prejuicios.  Los  ojos  del  jenero 
humano  están  abiertos.  No  hay  otro  vinculo  con  la  comuni- 
dad, que  el  visible  y  sólido  interés  :  nosotros  no  podemos  olvi- 
dar la  muerte  de  nuestros  derechos,  por  un  abuso  del  anterior 
congreso.  El  renovó  una  autoridad  dictatorial,  cuando  debía 
haberse  dado  por  concluida.  Nosotros  no  nos  espondrémos  ó 
que  se  haga  de  modo,  que  seamos  esclavos  de  los  españoles. 
Pueblo  peruano  ;  coteja  los  hechos  de  los  delincuentes,  y  la 
conducta  de  los  diputados.  La  justicia  me  dirije,  no  el  interés 
de  mi  defensa.  En  nada  he  concurrido  :  no  hay  contra  mi  la 
mas  pequeña  prueba :  mi  complicidad  hubiera  hecho  estreme- 
cer la  república. 

El  proyecto  de  constitución  preparaba  la  monarquia.  Pro- 
posición tan  grave  no  es  de  arriesgarse  sin  dar  incontinenti  la 
prueba.  Si  el  pueblo  contempla  sólidos  y  legales  mis  racioci- 
nios, los  aprobará.  Si  la  pasión  los  pondera  por  venganza  á 
resentimiento,  decláreme  por  un  calumniante.  No  hay  senten- 
cia mas  justa  que  la  opinión  general.  Nunca  se  engaña,  cu- 
ando los  datos  son  seguros  é  incuestionables.  Las  premisas,  si 
no  hay  sofismas,  dan  las  precisas  consecuencias.  ¿  Y  cuales 
serán  mis  datos?  los  mismos  articules.  En  ellos  se  verá  dis- 
minuir al  cuerpo  legislativo  de  modo  que  se  pudiese  fácilmente 
corromper ;  abrir  la  puerta  á  los  españoles  para  que  ocupasen 
los  bancos ;  aumentar  la  influencia  del  egecutivo  :  al  caso. 

Art.  4.  ®  Caso  4  °  reformado.  Los  extrangeros  estable- 
cidos en  la  república  hasta  el  año  de  21  primero  de  la  indepen- 
dencia, con  tal  que  se  inscriban  en  el  registro  nacional.  La 
palabra  extrangeros  se  entendió  aqui  por  españoles.  Asi  se 
manifestó  en  los  discursos  de  ambos  bancos.  No  queda  duda 
de  ello  después  que  Cuadros  imprimió  el  suyo.  Ingresaban  co- 
mo ciudadanos  treinta  mil  peninsulos,  hechos  á  dominar,  ricos, 
orgullosos,  constantes,  generosos  én  la  ocasión,  y  con  mil  rami- 
ficaciones en  el  estado.  Puñalada  mortal  á  la  república.  Para 
que  no  tuviesen  muchos  competidores,  el  caso  quinto  y  el  sep- 
ttimo  del  articulo  6,  °  suspendian  los  derechos  de  la  ciudada- 
nía á  los  deudores,  que  no  habian  pagado,  á  los  sirvientes  do- 
mésticos, á  los  peones  jornaleros,  á  los  soldados  del  ejercito  y 


41 

armada,  á  los  marineros.  (15)  En  una  misma  mañana  pro- 
nuncié dos  discursos  de  oposición,  y  aunque  se  aprobó  el  caso 
6  ^  fué  desechado  enteramente  el  7  °  .  Estos  dos  discursos 
están  impresos  y  por  los  ütiles  principios  que  contienen  lo  agre- 
go al  fin  de  este  papel.  Y  tenga  entendido  mi  patria  y  todo  el 
mundo  conocido,  que  fué  la  fecha  el  14  de  diciembre,  cuando 
ya  se  me  trataba  de  un  Catilina,  cuatro  dias  después  del  lance 
de  Mejia. 

•  Disminuido  el  número  de  ciudadanos,  lo  fué  mucho  mas  el 
de  diputados.  Por  el  articulo  15  debian  ser  elegidos  á  razón 
de  uno  por  cado  treinta  mil.  Siendo  nuestra  población  de  un 
millón  doscientas  sesenta  mil  almas,  solo  habian  cuarenta  y  dos 
representantes  :  por  consiguiente  la  mayoría  absoluta  eran  vein- 

*te  y  dos.  ¡Con  qué  facilidad  podian  comprarse  estos  por  el 
ejecutivo,  poderosisimo  en  todo  estado,  y  mucho  mas  poderoso 
según  la  carta  que  se  quería  formar  !  permítaseme  que  pase  al 
articulo  23  que  dice.  El  senado  se  compondrá  de  tres  senado- 
res por  cada  depatamento.  Resulta  que  son  21  y  su  mayoria 
once.  El  articulo  32  que  le  daba  al  vice-presidente  la  presi- 
dencia del  senado,  lo  aseguraba  en  favor  de  ese  poder  tremen- 
do ;  de  ese  poder  solo  sufrible  por  necesario ;  de  ese  poder  de 
quien  siempre  ha  de  desconfiar  el  estado  que  quiere  ser  hbre ; 
^e  ese  poder  que  para  hacerlo  inviolable,  el  artículo  21  también 
variado  por  mi,  concedía  á  la  cámara  de  diputados  el  derecho 
esclusivo  de  acusar  á  las  principales  autoridades.  Debiendo 
concurrir  el  voto  de  las  dos  tercias  partes  del  senado  para  que 
la  acusación  sea  admitida  contra  el  ejecutivo,  según  el  articulo 
30,  es  declararlo  tácitamente  inviolable  :  dos  tercias  partes  de 
veintiuno,  son  catorce.  Con  tener  en  el  senado  el  presidente 
ocho  amigos  goza  de  la  sagrada  inviolabilidad.  ¿No  tendria 
ese  número?  la  impudencia  se  atreverá  anegarlo?  no:  por  un 
votó  se  conduce  á  un  ciudadano  particular  al  suplicio.  ¡Que 
de  requisitos  para  solo  abrir  el  proceso  al  hombre  mas  podero- 
so !  los  crimenes  se  cometan  con  tanta  mayor  facilidad,  cuanta 
es  la  esperanza  de  quedar  impugnes,  y  espeditos  los  medios  de 

(l^)    Cridas  para  tiranisar  disminuyo  el  numero  de  ciuda- 
danos. 

6     V 


42 


cometerlos.  Este  solo  articulo  merece  la  mas  agria  censura 
¡en  que  poco  se  distingue  este  proyecto  de  la  carta  que  dio  Boli- 
var!  bien  está  mi  separación  de  la  tribuna. 

El  congreso,  ese  pequeñísimo  congreso  podia  autotizar  ex- 
traordinariamente al  poder  ejecutivo  en  caso  de  invasión  de 
enemigos  6  sedición.  Es  decir,  en  tiempo  de  guerra  habrá 
siempre  un  dictador,  y  en  tiempo  de  paz,  cuando  lo  tenga  por 
conveniente  el  gefe  de  la  república.  Nada  mas  hcú  que  figu- 
rar una  sedición.  El  egemplo  es  la  presente  causa.  Un  sueño, 
un  atolondramiento,  una  locura  de  cuartro  miserables  hombres 
que  amaban  la  partria,  pero  no  sabían  amarla,  se  ha  ponderado 
mas  que  en  Atenas  el  ejército  y  armada  de  Persia.  ¡Como 
llora  mi  corazón  no  haber  estado  en  el  congreso  y  en  la  tribuna 
para  combatir  el  caso  23  articulo  27  que  puede  y  debe  sernos' 
muy  funesto ! 

El  veto  del  artículo  54  aseguraba  al  ejecutivo  contra  toda 
ley  que  no  fuese  de  su  agrado.  Era  menester  que  concurriesen 
dos  tercios  para  sancionar  contra  su  voluntad.  ¿Y  cuando  se 
reunirán  dos  tercias  partes  contra  el  ejecutivo  ?  jamas.  La 
palabra  del  ejecutivo  vendría  hacer  la  ley.  Por  no  hacerme 
fastidioso  y  repetir  unas  mismas  ideas,  no  sigo  tratando  de  los 
demás  artículos  correspondientes  á  ese  veto.  Los  publicistas 
conocen,  que  el  presidente  de  la  república  quedaba  en  la  cla§e 
de  un  rey. 

Se  fué  tomando  en  el  proyecto  de  todas  las  constituctones  lo 
mas  análogo  al  fin  que  me  parece  se  proponían  los  señores  de 
la  comisión.  Asi  es  que  agradó  mucho  el  poder  ser  reelegida 
una  misma  persona:  este  es  el  articulo  83.  (16)  ¿Ocho  años 
un  presidente  con  un  congreso  en  que  las  mayorías  solo  hablan 
de  ascender  á  36  personas  !  ¿Dejaría  voluntariamente  el  puesto 
á  los  ocho  años?  ¿No  tomaría  todos  los  medios  porque  la  pre- 
sidencia se  hiciese  vitalicia?  JVo  sucede  esto  en  los  Estados 
Unidos,  Malditas  sean  las  comparaciones  y  ejemplos.  Esta 
fué  siempre  la  respuesta  de  uno  de  los  de  la  comisión.  (17) 
Nosotros  no  hemos  sido  educados  como  los  Anglo-americanps. 

(16)  Ya  desgraciadamente  sancionado. 

(17)  Gómez  Sánchez  no  ha  sabido  contestar  de  otro  modo. 


43 

Maquiavelo  y  Montesquieu  están  conformes  en  la  diferencia 
que  hay  entre  un  pueblo  que  fué  esclavo  y  consigue  la  libertad, 
y  el  libre  que  la  perdió  y  la  restaura.  Los  Anglo-americanos 
fueron  libres  desde  los  principios  déla  colonisacion.  ¿Que  hi- 
cieron sino  perfeccionar  su  libertad  ?  Nosotros  hemos  sido  sier- 
vos, acostumbrados  y  bien  avenidos  por  tres  siglos  á  la  servi- 
dumbre. Entre  nosotros  las  cautelas  deben  ser  cien  veces 
mayores  para  no  caer  de  nuevo  en  estado  tan  miserable  y  es- 
•  pantoso.  En  tiempo  del  general  San  Martin,  se  pensó  traer 
un  soberano  de  Europa.  Bolívar  lo  quiso  ser  el  mismo.  ¿No 
lo  proyectará  algún  otro  ?  No  diré  que  La-Mar  :  se  juzgaría 
que  era  desafecto  por  el  atentado  cometido  contra  mí,  Será 
su  succesor  ó  un  tercero,  esto  es  indiferente.  No  se  neg;ará 
que  es  mas  fácil  aspirar  á  la  tiranía  concediéndose  ocho  años  de 
posesión  en  el  mando,  que  con  solos  cuatro  ?  ¡Cuantos  jenera- 
les  y  jefes  amigos  \  ¡cuantos  empleados  de  la  mayor  influencia! 
¡cuantas  creaturas  en  jeneral !  La  primera  garantía  del  estado 
es  hacer  de  modo  que  el  sistema  no  esté  espuesto  á  variaciones. 

Estas  disposiciones  se  sellan  con  el  articulo  166.  „Todo 
ciudadano  tiene  derecho  de  presentar  peticiones  al  Congreso  ó 
al  poder  ejecutivo,  con  tal  que  sean  suscritas  individualmente.,, 
¿Y  por  qué  no  se  firmarán  por  ciento  o  por  mil  ?  Porque  para 
ello  son  precisas  reuniones.  ¿Y  en  algún  pueblo  libre  se  han 
prohibido  las  reuniones  ?  ¿Otros  que  los  tiranos  han  impedido 
que  los  hombres  se  junten  ?     Otros  que  los  tiranos  temen  estas  ,^.% 

asociaciones.  El  señor  Luna  Pizarro,  que  por  la  modificación  del 
artículo  107  propuesta  por  el  muy  digno  diputado  don  Estevan 
Llosa  protestó  su  voto,  por  no  querer  autorizar  con  su  firma  un 
absurdo,  palabras  que  profirió  en  público  ;  tenga  entendido,  que 
nadie  me  hará  variar  en  el  concepto  de  que  la  causa  única  de 
mi  prisión  es  haberme  opuesto  á  su  proyecto  monárquico  :  si  él 
es  libre  en  sus  opiniones,  yo  lo  soy  en  las  mias.  Si  se  me  im- 
pide la  tribuna  no  se  me  impedirá  la  imprenta.  Cuando  am- 
bas cosas  se  me  impidan,  sabrán  mis  constituyentes,  que  los  de- 
defendí  hasta  donde  alcanzaron  mis  fuerzas. 

Tenia  también  el  presidente  la  facultad  de  nombrar  el  de  la 
suprema  conforme  al  articulo  108.  Esto  no  solo  le  daba  una 
influencia  infinita  en  el  primer  tribunal  de  la  nación,    sino    que 


^ 


44 

lo  hacia  inviolable.  Ea  su  ingreso  nombraba  uno,  que  sean 
cuales  fueren  las  restricciones  en  su  autoridad,  siempre  es  su- 
perior á  la  de  los  demás  vocales.  ¿Pero  estos  todos  no  debían 
lisonjearle  ?  A  los  cuatro  años  podia  el  presidente  ser  reelejido, 
y  elejiral  que  le  agradase.  No  habia  obligación  de  elegir  en 
la  suprema  al  mismo  individuo.  ¿Quien  no  tendría  aspiraciones? 
Si  hay  tantas  hoy  para  derrocar  al  fundador,  al  que  dio  la  liber- 
tad á  la  patria,  al  que  ha  hecho  sacrificios  inumerables  desde  el 
año  de  diez.  ¿Que  no  sería  separado  este?  Unía  el  ejecutivo  su 
poder  al  judicial,  y  nos  venamos  tiránicamente  gobernados  se- 
gún el  concepto  de  Montesquieu. 

No  continuo  porque  era  formar  una  crítica  jeneral  del  pro- 
yecto, lo  que  no  corresponde  á  esta  obra.  Lo  dicho  conven- 
cerá que  el  pueblo  debió  alarmarse  con  el  y  fijar  un  ojo 
ift^movible  sobre  los  autores  de  un  código  político,  que  si 
no  se  creen  criminales  verdaderos,  lo  eran  presuntuosos.  Es- 
taban en  cierto  modo  apoyados  por  el  ejecutivo.  El  presidente 
La-Mar  y  el  ministro  Mariátegui  públicamente  y  con  el  mayor 
ardor  habian  manifestado  el  deseo  que  tenian  de  que  se  alijera- 
sen  y  concluyesen  las  discuciones.  La  imprenta  insultaba  á 
los  que  hacían  oposición  á  los  artículos.  El  jeneral  La-Mar 
pensó  pasar  en  persona  al  Congreso  para  reconvenir  sobre  la 
conclusión  de  la  carta.  Lo  propuso  en  la  mesa  y  le  convencí 
de  que  era  un  grande  error  :  no  por  eso  han  cesado  las  sujest- 
iones.  Se  puede  decir  que  después  que  me  separaron,  el  pro- 
yecto apenas  fué  discutido.  Se  quería  que  fuese  un  sagrado 
donde  no  debía  tocarse.  Mucho  se  ha  conseguido  con  imped- 
irme la  asistencia ;  pero  yo  protesto  de  cuanto  se  ha  sancionado 
dn  mi  voto  á  nombre  de  mi  provincia.  ¿Y  que  me  aprovechará 
la  protesta  ?     La  verdad  y  la  justicia  jamas  triunfarán. 

Priceba  contra  mi.  La  declaración  2  ^  de  Ninavilca.  Di- 
go la  sola  declaración  de  Ninavilca:  en  ella  finje,  que  yo  le  ha- 
bía dicho  que  era  preciso  escarmentar  á  los  cuarenta  di- 
putados que  votaron  por  los  godos,  y  llamar  a  los  suplentes  ;  que 
para  el  efecto,  debían  juntarse  doscientos  hombres,  y  tomar  e\ 
cuartel  de  Santa  Catalina  :  Que  al  presidente  de  la  República 
se  le  debía  mantener  para  hacer  frente  al  jeneral  Bolívar  :  que 
le  apreté  la  mano,  el  día  que  lo  condujeron  preso.  He  afirma- 
do que  no  hay  otra  declaración,  porque    aunque    algunos    reo 


45 

mientan  mi  nombre,  ó  son  referentes  al  mismo  Ninavilca,  ó  á 
Elias  Sánchez  que  no  ha  sido  preso,  ó  á  Delgado  que  confiesa 
que  nunca  me  saludó. 

Datos  para  entrar  en  la  cuestión  de  derecho.  El  delator 
no  indica  mi  nombre  ni  directa,  ni  indirectamente :  el 
coronel  Jaramillo,  á  quien  Ninavilca  habló  sobre  la  materia,  pre- 
guntado por  don  Tomas  Erdrighe,  si  habia  mentado  al  señor 
Vidaurre,  contestó,  que  no.  Entre  las  cartas  sorprendidas 
por  el  teniente  coronel  Herrero  no  hay  ninguna  para  mi.  To- 
das son  dirijidas  á  esas  desgraciadas  jentes. 

Preguntas  que  se  me  hicieron  en  la  instructiva,  ¿Si  habia 
dicho  que  con  doscientos  hombres  se  podia  tomar  el  cuartel  de 
Santa  Catalina  ?  Respondo  :  que  el  proyecto  no  puede  ser  de 
Vidaurre.  Formar  una  revolución  con  doscientos  hombres, 
habiendo  diez  mil  sobre  las  armas,  y  teniendo  la  movilidad  por 
los  mares,  es  una  locura.  Con  presentarse  el  presidente  de  la 
República  en  media  de  la  plaza,  se  le  hubieran  unido  dos  mil 
ciudadanos  honrados  con  armas,  en  una  población  de  sesenta 
mil  personas. 

¿Si  ofrecí  jefes  y  oficiales  ?  Respondo  :  que  no  tengo  el  ho- 
nor de  que  me  visite  ninguno.  El  fiscal  de  esta  causa  me 
honraba  en  un  tiempo,  pero  ha  mucho  que  se  retiró.  (18)  El 
teniente  coronel  don  Miguel  de  Riofrio  come  en  mi  mesa  con 
frecuencia,  pero  no  parece  una  gran  cosa  para  esta  empresa. 
Mis  tertulios  son  unos  ancianos.  (19)  Ninguno  mejor  que  don 
Cayetano  Heredia  confidente  de  Luna,  y  para  quien  mis  puer- 
tas estuvieron  abientas  podrá  decir  quienes  me  visitan.  Siem- 
pre se  me  halla  ó  leyendo,  ó  escribiendo. 

¿Si  dije  era  preciso  escarmentar  á  los  diputados  que  votaron 
por  los  españoles  ?  Respondo  :  que  no  lo  dije,  y  es  la  prueba, 
que  ahora  lo  digo.  La  inviolabilidad  de  las  opiniones  no  se  es- 
tiende hasta  aquellas  que  directamente  se  dirijen  á  la  ruina  de 

la  patria. 

¿Si  di  la  mano  á  Ninavilca  el  dia  de  su  prisión,  y  se  la  apre- 

pSj  Desde  que  comenzó  el  Congreso  fué  uno  de  los  sa- 
télites del  planeta  contrario. 

f  I9j     Los  nornhres  no  se  repiten  por  no  dilatar  el  papel. 


46 

te  ?  Respondo  que  no :  estuve  con  el  señor  Alvarez  y  salía  di- 
ciendo: „esta  es  una  de  las  de  don  Simón,  esta  es  una  in- 
triga ministerial  :  que  desde  que  salimos  del  salón  ya  se  supo, 
que  Ninavilca  era  el  diputado  que  se  reclamaba  :  que  si  le  hu- 
biera dado  la  mano,  sería  una  seña  de  no  ser  un  cómplice,  pues 
un  acto  semejante  en  público,  no  lo  practica  el  que  teme  :  pero 
que  no  lo  hice. 

¿Si  mandé  llamar  en  alguna  ocasión  á  Ninavilca  y  con  quien  ? 
Respondo  :  que  no  me  acuerdo  si  con  respecto  á  algún  asunto 
de  Congreso  lo  pude  llamar  alguna  vez,  pero  que  me  inclino  á  que 
no :  que  con  respecto  á  la  materia  que  se  trata  nunca  lo  hice 
llamar.  (18) 

¿Si  soy  autor  del  papel  titulado  Aviso  á  los  pueblos'^  Res- 
pondo :  que  la  pregunta  es  contraria  á  la  ley  de  imprenta  ; 
pero  que  dijo  francamente  que  no  lo  fui.  Es  la  prueba  que  esta 
instructiva  contiene  verdades  mas  fuertes.  (19) 

¿Si  conozco  á los  individuos  de  la  lista?  Respondo:  que 
conozco  a  Ninavilca,  que  ha  estado  en  mi  casa  muy  pocas  veces  : 

(20)  á  Muertofrio,  que  me  habló  siendo  Ministro,  para  que  se 
le  diese  el  titulo  de  capitán  :  á  Huavique  que  me  solicitó  para 
que  me  empeñase  con  el  presidente,  con  el  objeto  de  levantar 
uno  ó  dos  escuadrones  en  Cañete  y  Chincha  :  que  la  Providen- 
cia que  conduce  mis  pasos,  hizo  que  le  dijese  á  S.  E.  Compa- 
dre :  muchos  empeños  hago  por  la  docilidad  de  mi  carácter,  pero 
U,  no  proceda  por  ellos.  De  ningún  modo  conviene  que  se 
acceda  a  la  solicitud  de  Huavique,  este  parece  un  gran  canalla, 
hay  muchos  j entes  de  estimación  en  esos  lugares,  é  irá  a  cometer 
mil  atentados.     Que  á  Delgado  puedo  haberlo  visto  una  vez, 

(21)  que  me  escribió  una  carta  ofreciéndome  quinientos  hom- 
bres, la  que  contesté  diciendo,  que  las  armas  debian  unirse  con- 
tra el  jeneral  Simón,  que  yo  solo  inspiraría  obediencia  á  las  le- 
yes y  respeto  á  los  majistrados,  que  me  avergonzaba,  que  mi 

(^18J  Recordando  en  mi  memoria  he  afirmado,  que  nunca  lo 
hice  llamar.     JVo  sé  siquiera  donde  vive. 

(19)  Las  he  omitido  por  razones  políticas  en  este  papel. 
Puede  ser  que  me  obliguen  á  imprimirlas  en  el  segundo. 

(20)  Solo  una  le  di  asiento. 

(21J  Creí  que  era  un  indio  que  JVinavilca  mandó  á  Tru- 
jillo  dofide  el  jeneral  Simón,  pero  no  lo  es. 


47 


separación  del  Congreso  hubiese  dado  mérito  á  esas  efertas  ;  que 
en  el  momento  me  restituía  al  cuerpo  lejislativo:  que  en  ver- 
dad asi  lo  hice,  viéndome  antes  con  S.  E.  el  que  si  no  habia 
informado  de  estos  hechos,  no  habia  procedido  ni  como  honra- 
do, ni  como  cristiano,  ni  como  amigo  :  (22)  que  lo  mismo  hice 
cuando  Ninavilca  me  ofreció  el  cuartel  y  jente  armada,  (23) 

Preguntado  si  mi  salida  por  la  barra  debia  ser  el  signo  de  un 
tumulto  para  acometer  á  los  diputados  que  votaron  por  los  es- 
pañoles ?  Respondo  :  que  la  pregunta  contiene  un  error  nota- 
ble. Mi  salida  fué  por  la  injuria  que  me  hizo  Mejia.  No  po- 
dia  profetizar  que  me  injuriaría  El  cargo  envuelve  contradic- 
ción con  el  hecho.  ¿Si  en  el  momento  que  vi  que  el  pueblo 
me  seguia  me  restituí  al  salón,  como  podía  haber  premeditado 
un  tumulto  ?  (24  j 

Leida  la  sumaria  pude  haber  resistido  á  la  confesión.  ¿Pero 
que  adelantarla  ?  Una  consulta  que  se  hubiera  hecho  y  á  que 
hubieran  asistido  don  José  Cavero,  don  Nicolás  Aranivar,  don 
Ignacio  Ortiz  Cevallos,  y  los  tres  ministros.  Ya  habria  prece- 
dido otra  secreta  del  espiritu  que  anima  la  máquina.  Nueva 
dilación,  nuevo  desaire.  Es  preciso  me  resigne  á  toda  clase  de 
humillaciones.  Sufro  la  confesión  y  los  careos  :  Catón  fué  acu- 
sado cuarenta  y  dos  veces  con  injusticia.  ¿Que  hombre 
célebre  no  pasó  por  tan  terribles  combates  ?  Estas  amar- 
guras se  dulcifican  recordando  que  hoy  domingo  27  de  enero 
hace  un  año  que  rae  presenté  á  la  frente  de  mis  conciudadanos 

(^22J  En  el  acto  se  llamó  al  comandante  Campos,  al  que 
entregué  la  llave  de  mi  escritorio,  y  trajo  la  carta  y  el  borrador  de 
la  contestación,  * 

(22)  JVinaviJca  en  la  declaración  que  se  le  ha  hecho  decir, 
pinta  el  hecho  del  modo  siguiente. Que  yo  pensé  que  el  pue- 
blo se  hubiera  sublevado  el  día  que  salí  por  la  barra,  pero  que 
nada  se  había  perdido,  pues  yo  lo  tenia  de  mi  parte.  Contra- 
dicción entre  el  cargo  y  la  declaración.  En  el  cargo  se  supone 
el  pueblo  prevenido,  en  la  declaración  que  no  lo  estaba. 

(24)  Estas  son  las  preguntas  y  respuestas  en  lo  esencial,  no 
precisamente  en  lo  literal, pues  no  tengo  el  proceso  á  la  vista. 


43 


para  que  restaurasen  su  libertad  é  independencia.  Ese  mismo 
dia  dije  en  público  :  el  premio  será  la  expatriación  6  la  muerte. 
En  las  repúblicas  en  razón  de  los  servicios  se  aumentan  los  ri- 
esgos que  corre  la  seguridad  personal.  (25)  El  verdadero  de- 
lincuente goza  protección,  que  se  niega  á  la  inocencia. 

VALOR  DE  LA  PRUEBA  CONTRA  MI. 

El  dicho  de  un  reo  procesado  no  hace  prueba.  [26]  No 
puede  ser  testigo  el  acusado.  Tiene  un  interés  en  disminuir  < 
su  crimen  atribuyendo  á  otro  el  proyecto.  Cree  que  se  mino- 
ra la  pena  creciendo  el  número  de  los  delincuentes  Está  sindi- 
cado de  infamia.  Todos  los  jurisconsultos  filósofos  no  prue- 
ban estas  ideas,  las  asientan  como  principios.  Yo  las  adelanto  : 
conplicando  á  una  persona  de  alto  carácter,  presumen  6  que  * 
quedaran  impunes  á  su  sombra,  aprovechándose  de  la  misma 
defensa  que  el  haga  ;  ó  que  caerá  sobre  ella  el  peso  de  la  acu- 
sación como  autor  y  cabeza  del  delito.  Una  razón  mas  vigorosa 
se  me  ofrece  :  Si  la  palabra  del  reo  fuese  creida,  los  hombres 
mas  dignos  se  verían  en  continuo  riesgo  de  perder  su  honor  y 
sus  vidas.  [27]     Ellos  tienen  infinitos  enemigos  envidiosos  de 

(25j  La  historia  de  las  repúblicas  es  la  historia  de  la  ingra- 
titud. JVe  se  pueden  unir  muchos  hechos  en  una  nota.  En  At- 
ena^j  Alcibiades,  Sócrates,  Solón,  Simón,  Temistocles,  Aristides, 
Phocion,  En  Roma,  Camilo,  Coroliano,  Druso,  Craso,  Lucio, 
Turquino,  Sicino  Dentato.  En  Cartago,  Annibal,  Amilcar, 
Hannon :  en  Venecia,  en  Genova,  en  Olanda,  Bernabelet,  Juan 
y  Cornelio  Wit,  Vitelio,  Michelii  2.  °  Tomas  Fregoso,  Esto 
es  poco  :  se  libertó  de  la  calumnia  Washington  ? 

(26J  Por  la  ley  3,  tit.  7.  lib.  2.  °  del  fuero  real,  no  valia  el 
dicho  del  cómplice,  a  no  ser  contra  el  rey  ó  su  señorío.  En  este 
caso  se  reputaba  por  testigo.  Por  la  ley  8.  tit.  16.  part.  3.  ^e 
previno,  que  debia  darse  tormento  para  que  fuese  creido.  La  ley 
21.  espresamentc  prohibe  el  testimonio  del  cómplice  en  el  delito. 
Colon  juzgado  militar  tomo  3,  §,  488. 

(27)  La  ley  11.  tit.  1 9  part  7  ;  dice  que  al  juez  que  tiene 
poder  de  condenar  a  muerte  ó  mutilación  de  miembros,  no  se  le 
puede  acusar  durante  su  magistratura,  sino  por  delitos  cometidos 
en  razón  de  su  oficio.     JVo  diré  que  la  ley  se  sostenga  en  toda  su 


49 

su  rango,  otros  por  contrarios  á  sus  opiniones.  Esta  enemistad 
es  mas  activa  en  los  estados  nacientes :  puede  decirse  que 
por  mucho  tiempo  dura  la  guerra  civil  y  sus  efectos.  Era  muy 
fácil  que  el  mismo  juez  enemigo  de  aquel,  que  queria  envolver 
en  ruina,  dictase  la  declaración,  prometiendo  la  impunidad. 
¡  Ah  cuantas  veces  se  ha  ejecutado  esto  !  ¡  Ah  cuantas  veces 
se  hizo  mentir  contra  Dios  y  la  inocencia  !  Los  hechos  son 
tan  repetidos  como  las  pasiones  abominables. 

Para  testificar  el  hombre  ha  de  ser  enteramente  libre.     No 
debe  ni  temer  ni  esperar,  ¿  Está  en  este  caso  un  reo  ?     Su  ob- 
jeto es  salir  del  lance  :  los  medios  le  son  indiferentes.     Está 
viendo  la  cara  al  magistrado  que  le  juzga,  y  pretende  adivinar 
^sus  últimos  deseos  para  complacerlo  (28). 

Debe  ser  despreciada  la  palabra  del  criminal,  y  mucho  mas 
lo  será  cuando  la  acusación  es  inconciliable  con  la  persona  á 
quien  se  imputa.  No  se  creerá  aunque  lo  aseguren  mil  ban- 
didos, que  uno  de  los  compañeros  fué  el  presidente  de  la  re- 
pública. Vigorosa  la  presunción  en  favor  del  que  se  quiere 
complicar  en  un  robo,  es  mucho  mayor  en  otros  casos.  Entre 
ellos,  si  un  hombre  de  grande  importancia  en  un  estado,  de 
destinos  eminentes,  de  estenso  concepto  se  calumnia  por  correo 
de  ladrones,  canallas,  beses  del  pueblo,  para  formar  una  revolu- 
ción, que  no  le  puede  traer  ningún  provecho  ni  engrandecimi- 
ento, y  si  la  ruina  de  su  opinión,  de  su  fortuna,  de  su  casa,  de 
su  familia.  [29]  Hágase  el  cotejo  entre  los  delincuentes  que 
han  confesado  su  crimen,  y  el  hombre  que  escribe  su  propria 
defensa. 


estencion :  pero  si,   que  en  caso  de  ser  acusado  se  examinen  con 
mucho  escrúpulo  los  fundamentos  de  lá  acusación. 

(28)  Beccaria  sobre  testigos. 

(29)  Cuando  separaron  al  general  La-Mar  de  la  junta  se, dijo  y 
que  había  escrito  á  ios  españoles  para  entregarles  el  Perú  :  ¿  Como 
hubiera  clamado j  si  se  le  hubiese  seguido  por  esas  cartas  no  recono- 
cidas j  ó  por  rumores  un  proceso  ?  Hoy  declaran  los  criminales  que 
está  comprometido  en  este  tumulto,  contra  los  cuarenta,  lo  mismo  que 
yo  ?  ¿  Por  qué  no  está  preso  y  se  le  ha  tomado  su  confesión  ?  ¿  Qwe 
justicia  es  la  que  se  distribuye  ?     JYo  hay  igualdad  anie  la  ley. 

7 


50 


¿  Quien  es  Vidaurre  ?  En  el  antiguo  sistema  correspondia  á 
una  casa  ilustre.  Educado  en  el  convictorio  de  S.  Carlos, 
donde  por  entonces  solo  era  admitida  la  primera  nobleza.  Por 
el  trastorno  de  sus  bienes  fue  abogado,  y  en  esta  profesión,  se 
distinguió  y  enriqueció.  Oidor  del  rey  de  España  desde  el 
año  de  diez,  renunció  las  distinciones  monárquicas  para  unirse 
á  sus  conciudadanos.  Fundador  de  la  Corte  Superior  de  Tru- 
jillo,  y  de  la  Suprema  de  la  república,  ministro  plenipotenciario 
de  la  grande  asamblea  americana,  ministro  de  Estado  por  ha- 
ber dado  la  libertad  á  su  patria ;  es  decir  un  individuo,  que 
desde  que  nació  hasta  el  dia,  jamas  tuvo  ni  pudo  tener  contac- 
to, relación,  estreches,  amistad,  confianza,  sino  con  personas  de 
su  clase,  dignidad  y  empleos.  ¿  Quienes  son  los  delincuentes  ?  ^ 
negros,  chinos,  cholos,  pulperos,  toreros,  ladrones  de  caminos, 
infelices  que  no  despreciaría  nunca ;  pero  que  ellos  mismos  no 
se  atreverían  á  acercarse  al  que  veian  en  una  gerarquia  tan 
elevada,  ¿  Quién  es  Vidaurre  por  sus  talentos  ?  Contesten 
sus  obras  públicas  ;  animese  la  tribuna  para  dar  la  respuesta  ; 
óiganse  á  sus  mismos  enemigos.  Ningún  proyecto,  que  no  sea 
muy  grande,  muy  racional  y  seguro  podrá  creerse  del  que  á 
sus  luces  naturales,  a  su  continuo  estudio,  á  sus  viajes  en  Ame- 
rica y  en  Europa,  comunicando  con  los  hombres  mas  sabios, 
une  la  experiencia  de  la  vejes.  El  designio  según  se  refiere, 
es  mas  una  locura,  que  un  tumulto  ó  revelion.  Apoderarse  de 
uno  ó  dos  cuarteles,  y  dejar  al  ejecutivo  en  el  ejercicio  de  sus 
funciones  es  un  ente  de  razón  :  he  dicho  mal,  es  la  cuadratura 
del  circulo  en  lo  político.  ¡  Será  este  el  plan  del  que  tiene  á 
Maquiavelo  en  la  memoria,  y  sabe  mas  que  él  en  esa  ciencia 
por  los  inumerables  escritos  posteriores  que  se  han  publicado  y 
ha  leido  ?  Un  solo  capítulo  de  ese  autor  reúne  los  riesgos  que 
se  corren  en  las  conspiraciones  y  obliga  á  huir  de  ellas.  Cada 
uno  de  estos  raciocinios  es  de  mas  peso,  que  cien  testigos  y 
documentos.  Los  testigos  se  compran,  los  documentos  se  fal- 
sifican ;  los  convencimientos  no  son  sólidos,  sino  se  fundan  en 
verdades  que  nadie  se  atreva  á  negar. 

Se  precipita  el  hombre   á  empresas  temerarias,   cuando  la 

indigencia  le  estimula,  cuando  espera  variar  de  suerte,  cuando 

los  modos  ordinarios  y  justos  no  tiene  la  posibilidad  de   ad- 


51 


quirir  bienes.  Un  ambicioso  alguna  vez  sedujo  al  pueblo  para 
elevarse  a  la  primera  dignidad.  Ni  en  el  uno  ni  el  otro  caso 
se  hallaron  en  el  rol  los  viejos.  Procuran  estos  la  tranquilidad 
en  sus  últimos  dias,  y  no  aman  los  peligros.  Vidaurre  con 
una  renta  de  seis  rail  pesos,  presidente  de  la  Suprema,  sin 
asenso  en  su  carrera,  con  una  palacio  preciosamente  montado, 
con  cincuenta  y  cuatro  años,  con  una  enfermedad  que  será  sin 
duda  la  que  lo  conduzca  al  sepulcro,  si  no  se  anticipa  la  sen- 
tencia contra  Sócrates  y  Jesu  Cristo  ;  no  pudo  meditar  un  mo- 
vimiento, cuyo  in  y  le  baria  perder  sin  fruto  su  plaza,  sus 
comodidades,  su  quietud.  ¡  Cuanto  avergüenza  tener  que  hablar 
mucho  y  con  elogio  de  si  mismo  !  Vidaurre  según  sus  escritos 
^es  un  filósofo,  que  invierte  su  tiempo  en  escribir  para  ilustrar  la 
nación  !  La  filosofía  jamas  se  convino  con  la  guerra  civil,  ni  la 
anarquía.  \ 

Honrado  como  pocos,  jamas  fué  traidor  á  las  autoridades  que 
reconoció.  Amante  del  hombre  y  de  la  libertad,  escribía  desde 
que  era  oidor  del  Cuzco,  sobre  nuestros  derechos  sagrados. 
Queria  que  la  España  gobernase  con  arreglo  a  principios  con- 
stitucionales, pero  sin  proteger  la  independencia.  Le  hablaban 
los  patriotas  con  confianza  ecsesiva,  sin  temer  que  los  delatase. 
Lloraba  en  secreto,  cuando  perdiamos  una  acción,  y  apenas 
podia  disimular  la  tristeza.  Veia  con  enfado  á  los  sanguinarios 
codiciosos,  insultantes  españoles.  Sus  papeles  eran  antorchas, 
que  incendiaban  y  alumbraban.  Le  tenia  ese  gobierno  por  el 
primero  de  los  insurgentes.  No  lo  era,  queriendo  serlo ;  como 
magistrado  juré,  decia,  ser  leal  al  rey,  no  quebranto  el  jura- 
mento. Las  reflexiones  de  los  Jesuítas  casuistas  no  lo  conven- 
cían contra  sus  sentimientos  de  honor  y  religión.  Un  jesuíta 
nunca  tuvo  buena  moral.  Hoy  se  figuraría  insurgente  muy 
antiguo,  para  merecer  el  titulo  de  fundador  de  la  libertad  :  no 
aspira  á  lo  que  no  es  acreedor.  Horroriza  oir  á  muchos  en 
cuyos  dedos  está  pegada  aún  la  sangre  de  sus  hermanos,  que  se 
atrevan  á  vanagloriarse  de  corresponder  á  los  mártires  y  confe- 
sores de  nuestra  libertad.  ¿  Si  no  hizo  traición  el  que  repre- 
senta, á  un  gobierno  opresor,  injusto,  abominable,  queria  tras- 
tornar el  que  ama  ?  Queria  convulcionar  un  cuerpo  político, 
que  puede  decir  hijo  suyo  ?     ¡  Testimonio  público,  tu  favoreces 


52 

la  inocencia  !  Por  mi  La-Mar  es  presidente,  el  Congreso  dic- 
ta leyes,  la  patria  tiene  libertad.  No  soy  Pausanias  para 
defenderla  hoy  y  venderla  mañana. 

No  se  tenga  por  una  contradicción  decir,  que  los  viejos  no  se 
arriesgan,  y  alegar  un  hecho  en  estremo  comprometido,  cu?l 
fué  echar  á  tierra  la  tiranía.  Una  pasión  noble,  una  pasión 
gloriosa,  una  pasión  heroyca  hace  al  anciano  rejuvenecer,  y 
que  su  sangre  helada  se  encienda  y  corra  á  borbollones  del  cora-  ^ 
zon  por  arterias  y  venas.  El  amor  a  la  immortalidad  y  á  la 
patria,  iguala  la  juventud  de  Conde  y  la  vejes  de  Vülars.  No 
asi  las  insurrecciones  descabelladas,  propias  de  un  juvenil  ato- 
londramiento. Estas  son  guerras  de  Petit-Maitres,  y  de  la 
honda,  si  son  entre  señores.  Si  se  dirijen  por  la  plebe,  son( 
proyectos  de  hambrientos  y  desnudos.  Vidaurre  ha  dicho  con 
repetición,  que  ni  queria  ascender  ni  bajar.  La  presidencia  de 
la  república  se  le  ofreció  el  veintiséis  de  enero,  y  lo  que  hizo 
fué  rogar  al  mariscal  Sta.  Cruz  para  que  no  abandonase  el 
mando.  No  amará  la  república,  su  honor,  ni  su  persona,  el 
ciudadano  no  militar,  que  pretenda  el  gobierno.  Juguete  de 
los  enemigos  exteriores,  ludibrio  de  los  jefes  del  estado,  sin 
respetabilidad  ni  fuerza,  un  dia  será  el  de  la  elevación,  al  otro 
seguirá  la  caida.  Pocos  de  mas  talento,  mas  activos,  de  mas 
recursos,  de  mejor  previsión,  que  don  José  de  la  Riva  Agüero. 
No  habia  sido  militar,  el  fué  sorprendido  en  su  misma  casa. 
¡  Qué  triste  papel  se  representa,  ocupando  el  solio,  después  un 
calaboza  !  La  historia  no  tiene  excepciones  :  la  historia  es  la 
base  de  la  politica  de  Vidaurre,  para  su  patria  y  para  consigo. 

He  fflfblado  con  tanta  imparcialidad,  que  me  olvidé  que 
estaba  tratando  de  mi  mismo.  El  proceso  se  ha  leido. 
(30)  i  Alguno  de  Usias  se  hubiera  avanzado  á  mandarme 
poner  en  captura?  ¿hacerme  conducir  preso  como  un  saltea- 
dor al  medio  dia  el  primero  de  pascua  ?  Mucho  menos  debia 
hacerlo  el  jeneral  La-Mar.  El  era  el  testigo  mas  solemne  de 
mi  inocencia  :  me  ofrece  el  cuaírtel  y  tropas  Ninavilca ;  en  el 
momento  le  doy  cuenta.  Se  me  escribe  del  modo  mas  decisi- 
vo, preparando  una  revolución  en  mi  favor,  en  la  misma  hora 

(30)     Se  Jwhla  como  ha  de  ser. 


\ 


53 

le  enseño  la  carta  y  la  respuesta  {31)  ¡Qué  conjurado  es 
este  !  Que  táctica  tan  estraña  y  desconocida.  Se  que  se  ha 
arrojado  la  maledicencia  á  vociferar,  que  di  estos  pasos  para 
adormecerlo  y  descuidarlo.  Los  ministeriales  lo  agravian.  Es 
suponerlo  un  imbécil  indigno  del  mando.  El  que  gobierna 
,  nunca  pierde  noticias  de  esta  clase.  Desde  el  acto  en  que  me 
oyó,  debia  doblar  la  vigilancia,  inquirir,  indagar,  no  dormir  es- 

-  perando  un  movimiento  desordenado.  Hay  hombres  que  pue- 
den turbar  la  tranquilidad  pública  ?  Pues  reposó  sin  temor. 
¡Triste  consecuencia  !  propria  de  un  malvado,  que  después  de 
haber  hecho  que  se  cometa  la  mayor  de  las  tropelías  contra  el 
presidente  de  la  Corte  Suprema,  contra  la  segunda  autoridad 

^  de  la  república,  se  aterroriza  con  la  inmensa  responsabilidad. 
Para  poner  en  prisión  a  un  individuo,  se  atiende  á  su  cali- 
dad, á  su  conducta,  á  sus  rentas,  á  sus  relaciones.  (32)  La 
cárcel  no  es  una  pena,  es  una  prevención  para  que  el  reo  no 
huya,  y  deje  burlada  la  justicia  pública.  En  las  naciones  libres 
Jos  acusados  permanecen   en   sus   casas  bajo  de  fianza.     Esto 

.  trae  su  orijen  de  las  repúblicas  antiguas.  [33]  Aun  en  las 
monarquías  para  capturar  á  un  noble,  se  requerían  tales  pruebas, 
cuales  serian  bastantes  para  pronunciar  la  sentencia  condemna- 
toria.  Dos  razones  habian  para  esta  práctica.  El  honor  que 
obligaba  al  noble  á  no  desamparar  el  juicio,  dando  motivo  á  que 
se  le  declarase  criminal ;  y  los  bienes  que  se  presumía  poseia 
en  el  estado.  En  los  gobiernos  democráticos  representativos, 
donde  la  soberanía  está  en  el  pueblo,  debe  ser  mayor  la  fran- 
queza. Aunque  el  delincuente  huya,  el  crimen  no  queda  im- 
pune. Pierde  derechos  de  inestimable  precio,  quelollemejan 
á  los  reyes  y  emperadores.  Pierde  la  patria ;  y  solo  tiene 
patria  el  que  pertenece  á  un  estado  popular.  Pierde  su  familia, 
cadenas  que  aprisionan  raas  que  los  muros  y  calabozos.    Pierde 

(31)  JVo  ha  querido  eljeneral  La-Mar  absolver  las  citas  :  según 
regla  de  derecho ^  esto  equivale  a  una  confesión.  Regla  23  en  las  par- 
tidas. JVó  siempre  otorga  el  que  cay  a  :  pero  es  cierto  no  niega  lo 
que  oye. 

(32)  Leyes  del  tit.  3.  ®  lih.  48  del  Dijesto. 
(^33 j     Grecia  y  Roma. 


54 

la  acción  á  todos  los  destinos,  que   en  un   sistema  racional  se 
concede  á  la  virtud  y  el  mérito.  (34) 

El  juez  también  atiende  á  la  pena  que  se  impondrá  en  el  fin 
de  la  causa.  Siempre  que  no  corresponde  la  de  muerte,  no 
hay  fundamento  para  la  prisión.  Entiéndase  de  las  personas» 
circunstanciadas  de  quienes  estoy  tratando.  La  fuga  no  haría 
sino  anticipar  la  sentencia  y  su  ejecución.  No  quedaba  el  de- 
lito sin  castigo.  Sufría  el  agresor  el  supremo  de  Roma.  Esa 
pena  que  contempla  el  ingles  mas  grave  é  ignominiosa  que  el 
cadalso.  Si  se  acompañaran  citas  á  estos  renglones  no  basta- 
rían muchos  volúmenes.  Cuanto  repito  es  el  núcleo  de  lo  que 
pensaron  y  escribieron  filósofos  é  ilustres  majistrados.  (35) 

El  crimen  según  es  patent  eno  fué  consumado  fué  incoado  ;  se  ( 
estaba  previniendo  un  tumulto,  y  se  procuraba  reunir  alguna  gente 
para  verificarlo.  No  corresponde  el  último  suplicio.  Si  el  minis- 
terio no  hubiese  desobedecido  por  tres  veces  al  Congreso,  que 
ha  determinado  se  impriman  las  bases  del  código  criminal,  tra- 
bajado por  mi,  tendría  la  gloría  de  citar  axiomas  ya  aprobados 
por  el  cuerpo  lejislatívo.  Para  que  la  pena  sea  proporcionada, 
son  dos  los  datos  :  la  razón  del  delincuente,  y  el  mal  que  resul- 
ta á  la  sociedad.  Cuanto  se  disminuye  la  razón,  ó  se  dismi- 
nuye el  mal,  tanto  decrece  la  pena.  Como  el  mal  nunca  será 
el  mismo  en  lo  no  ejecutado,  que  en  lo  que  se  realizó  ;  la  le- 
jislacion  seria  bárbara,  que  no  diferenciase  los  castigos.  No 
son  nestras  leyes  las  de  los  Dracones,  ni  las  del  Deuteronomio. 
Aqui  el  crimen  se  hallaba  en  su  primeros  pasos,  y  un  destierro 
seria  la  consecuencia  contra  los  reos  convictos  y  confesos. 

Si  no'liabrá  audaz  ni  ignorante  que  ose  combatir  estas  ver- 
dades, ecsijo  que  se  me  manifiesten  las  firmas  de  los  que  ases- 
oran al  jeneral  lia-Mar  para  que  pusiese  preso  'é  incomunicado 
al  presidente  de  la  corte   suprema  (36).  Quiero  que  declara- 

(34)  Perdía  aquellos  en  que  estaba  en  posesión. 

(35)  Fhilangieri  tom.  3.  ®  p.  2.  cap.  6. 

(36)  JVo  es  posible  que  un  hombre  honrado  aumente  en  mtt- 
ferias  de  tanta  gravedad.  En  la  cárcel  de  la  inquisición  he 
sido  tratado  por  el  comandante  Herreros  con  decoro,  aprecio  y 
alhago.     JVo  he  tenido  otra  privación,  que  la  de  no  estar  en  mi 


55 

sen  todos  los  reos  contra  mi.  Ya  se  ha  demostrado  que  por  la 
declaración  de  uno  ó  muchos  delincuentes  no  puede  ser  sentenci- 
ado un  ciudadano.  Conteste  un  ritalicio  en  compañía  de  un  godo: 
conteste  un  infame  aspirante  á  la  presidencia  que  se  me  conce- 
do como  un  premio  k  mi  patriotismo  ;  conteste  un  malsin  que 
soló  sabe  escribir  comunicados  infames  como  él ;  digan  sies  cier- 
to que  las  leyes  han  determinado  que  no  se  crea  al  correo ; 
pero  en  los  delitos  de  magestad  las  pruebas  son  privilegiadas. 
Miserables,  distinguid  la  magestad  de  un  tirano,  de  la  magestad 
de  un  pueblo  libre.  Este  no  tiene  pruebas  privilegiadas,  las 
detesta.  Por  el  contrario  cuanto  mayor  sea  el  delito,  mas  cir- 
cunspection,  mas  exactitud  se  ecsije  en  el  juez,  y  mayores  justi- 
^ficativos  para  condenar.  El  hombre  se  presume  justo.  Sien- 
do enorme  el  crimen,  es  difícil  concebirse  que  lo  ha  cometido. 
Hay  que  superar  los  riesgos,  el  temor  de  los  fuertes  castigos,  la 
pérdida  de  las  propiedades,  la  separación  de  los  objetos  mas 
amados.  Criminalistas  y  legisladores  antiguos  fueron  unos  bár- 
baros :  nuestro  siglo  es  de  la  filosofía.  La  carta  que  nos  rije  aun, 
ha  sancionado,  que  corran  por  ahora  los  códigos  anteriores,  en 
cuanto  no  se  opongan  á  nuestros  principios  (37.  Nada  mas 
chocante  á  ellos  que  las  pruebas  privilegiadas.  (38) 

casa»  T^isiias  de  innumerables  amigos,  una  mesa  delicada,  bu- 
enos  libros,  y  una  conciencia  pura,  me  han  hecho  gozar  todos 
los  placeres  jisicos  y  morales  de  que  es  capaz  un  racional, 

(37)     Art.  121. 

(3Q)  Confidentes  se  llamaron  los  individuos  que  prepara- 
ban alguna  conjuración,  Fidus  secreti  conscius.  Merecian  la 
confianza  que  es  la  seguridad  y  esperanza  firme  que  se  tiene  en 
alguna  persona.  Se  tomaban  todos  los  medios  propios  para 
que  ninguno  faltase  á  la  fidelidad  :  como  el  juramento  se  tuvo 
siempre  por  el  vinculo  mas  sagrado  se  usó  de  él ;  de  alli  vino  el 
nombre  de  conjurado  ;  esto  es  jurar  mutuamente.  Para  este 
juramento  se  usaron  muchas  veces  ritos  espantosos  y  en  alguno 
intervino  la  sangre  humana.  Son  estas  cosas  no  reservadas  a 
los  sabios,  sino  que  están  al  alcance  de  las  gentes  mas  comunes. 
JVingun  negocio  grande  se  confia  sino  a  un  intimo  amigo.  ¿Lo 
he  sido  yo  de  JVinavilca  ?  ¿Podia  serlo  del  ladrón  de  caminos 
y  asesino  Sánchez?  ellos  no  se  atreverán  a  decirlo  y  el  publico 


56 


Reflecsionemos :  ¿era  natural  que  el  denunciante  que  no  me 
conoce,  ni  tiene  motivos  de  afecto  silenciase  una  parte  la  mas 
interesante  cual  era  mi  nombre  ?  ¿Era  posible  que  se  ocultase 
Jo  mismo  que  habia  de  animar  á  la  empresa  ?  Invitó  al  coronel 
Jaramillo,  no  debia  comenzarse  manifestándole  mi  consentimi- 
ento, para  que  pudiese  contar  con  una  persona  de  carácter  en 
la  sedición  ?  No  se  hizo  porque  era  fácil  al  coronel  preguntár- 
melo, y  desengañarse  de  la  mentira.  (39) 

He  escrito  de  un  modo  filosófico  sobre  el  valor,  que  puede 
tener  el  dicho  de  un  cómplice.  Aunque  hacen  muchos  años, 
que  he  renunciado  á  los  tratadistas  de  aquellos  siglos  en  que 
no  se  conocian  los  derechos  del  hombre,  me  ha  parecido  opor- 
tuno el  consultarlos.  Admírense  los  buenos  ciudadanos  de  sus 
doctrinas.  ¡Cuanto  distan  del  modo  con  que  se  ha  procedido 
contra  mi !  Muchos  juzgan  que  el  testimonio  debia  ser  repelido. 
Los  mas  rigurosos  que  únicamente  daba  mérito  para  indagar 
(40)  en  los  delitos  ecseptuados  ó  privilegiados.  Afirman  que 
el  dicho  no  ha  de  recibirse  como  de  un  testigo,  sino  como  de  un 
denunciador.  No  puede  ser  testigo  porque  en  el  acto  de  con- 
fesar el  crimen  es  infame  y  vil  (41)  :  ellos  mismos  enseñan,  que 

sabe  lo  contrario.  Jamás  tomaron  en  mi  casa  un  bazo  de  agua  ; 
ignoro  cual  sea  la  de  ellos  :  la  única  ocasión  en  que  pudo  mani- 
festame  JVinavilca  su  gratitud,  que  fue  cuando  se  trató  en  el 
congreso  de  mis  sueldos,  votó  contra  mi.  Juez  en  la  causa 
que  se  le  siguió,  y  en  que  fué  sentenciado  á  muerte  en  el  gobier- 
no del  terror,  conocí  por  ella  que  no  solo  era  incapaz  de  un 
secreto,  sino  propenso  h  toda  clase  de  mentira  :  el  hábia  com- 
prometido personas  que  lo  beneficiaron  y  otras  muy  respetables. 
Si  yo  nohabia  perdido  eljuicio^  no  era  posible  que  trotase  de 
lina  conjuración  con  un  hombre  en  quien  ninguno  debia  confiar, 
y  a  quien  en  toda  mi  vidaapenas  habia  hablado  seis  veces. 

(39  j  Los  reos  dicen  que  Elias  Sánchez  les  aseguró  que  tra- 
taba conmigo.  ¿Este  indio  casesino  y  actual  ladrón  de  aminotes 
Se  le  creeria  aunque  dijese  que  habia  tratado  conmigo  ?  / 

(40)  Ludovico  Peguera  en  su  tratado  criminal  cap.  5  per 
totum. 

(41)  Ley  8.  tit.  16.  p.  3. 


57 

si  el  individuo  es  de  buena  opinión  la  confesión  del  reo  debe 
ser  despreciada  en  esa  parte,  como  si  ñola  hubiera  hecho  (42). 
Para  indagar  han  de  concurrir  otros  indicios,  no  indicio  en  sin- 
gular. Aqui  entra  la  esplicacion  que  hace  un  autor  moderno 
de  los  indicios.  Es  preciso  que  sean  separados  los  unos  de  los 
oíros;  que  no  comprueben  una  misma  cosa.  En  este  caso 
solo  componen  un  indicio  (43)* 

Ninavilca  aun  en  el  sistema  español  solo  sería  admitido  como 
•  un  denunciador  vil  é  infame.  Si  no  habian  indicios  contra  mi, 
como  no  los  hay ;  si  mi  opinión  es  buena  cual  no  puede  ser 
mejor  ;  si  no  ecsiste  otra  clase  de  prueba,  el  juez  fiscal  (44) 
debia  haber  procedido  como  si  no  hubiera  oido  mi  nombre, 
como  si  no  fuese  citado  por  el  delincuente.  En  el  sistema 
liberal,  se  ha  procedido  cual  no  se  hubiera  hecho  en  la  obscura 
época  de  la  tiranía  (45).  No  es  de  admirar  :  se  me  preguntó 
en  mi  instructiva  si  había  sido  autor  del  papel  titulado  Aviso  á  los 

(42)  Autor  citado  núm,  31. 

(43)  Filangieri,  cañones  de  judicatura  por  pruebas  de  indicios. 

(44)  Era  don  Anselmo  Quiros. 

45  Reconvenindo  verbalmente  por  mi  el  fiscal  Quiros  {dia  25) 
¿como  por  una  declaración  de  un  reo  se  me  habia puesto  preso  ?  Dijo 
que  según  a  ordenanza  se  debia  prender  al  todo  el  que  se  hallaba  in- 
dicado. Se  refirió  á  Colon,  como  si  hubiese  libro  para  mi  estrado. 
Lo  que  dice  el  número  733  es  como  sigue  ,y Sucede  muchas  veces  qu  ¿ 
haciendo  un  proceso  contra  un  reo,  creyendo  ser  solo  el  agresor  de  un 
delito,  resultan  luego  otros  cómplices.  En  este  caso  se  les  asegura  en 
el  calabozo,  haciendo  constar  por  una  diligencia,  puesta  al  pie  de  la 
declaración  que  les  descubre  del  modo  siguiente — Dice  una  declara- 
ción pero  no  declaración  del  reo.  Si  lo  dijese  procederia  contra  dicto- 
rio.  Al  num.  588,  habia  escrito  ser  invalido  el  testimonio  del  cóm- 
plice. Adviértase  también  que  habla  de  soldados,  no  de  ciudadanos 
particulares  :  no  del  presidente  de  una  coHe  suprema,  en  cuyo  favor 
hay  una  fuerte  presunción,  que  solo  puede  superarse  por  testimonios 
muy  auténticos — ¿  Y  si  su  conciencia  lo  impelia  á  prender  por  una 
ligera  indicación,  por  que  no  ocurrió  al  Congreso  para  que  desaforase 
al  general  La-Mar  cuyo  fuero  es  igual  al  mió  ?  no  podia  ser  :  el 
señor  Quiros  aun  siendo  diputado  tenia  el  hojwi^  de  sentarse  en  la  Ca- 
tedral a  sus  espaldas. 


58 


'pueblos  (46).  No  habiendo  acusación  ni  testigo  que  hablase  de 
este  asunto  se  conoce  que  el  fiscal  trataba  de  criminalizarme. 
Este  hecho  solo  hace  sospechosa  la  actuación.  Es  de  creer 
que  hubo  influjo  para  la  declaración  de  Ninavilca  contraria  á  la 
primera  con  dos  dias  de  posterioridad  (47).  El  hermano  de 
Mariátegui  fué  también  á  dormir  al  cuartel  de  policia  después 
de  comenzada  la  causa  (48).  ¡Que  fácil  es  la  seducción  de 
parte  de  un  enemigo  que  tiene  hoy  mucho  poder  ! 

Pero  permitamos  por  un  momento,  y  nada  mas  que  Ninavilca  * 
no  quedase  en  la  clase  de  denunciador,  sino  que  pasase  á  la  de 
testigo ;  personerías  que  no  puede  tener  á  un  mismo  tiempo,  ¿se 
me  podía  haber  tomado  confesión  no  habiendo  contra  mí  otro 
testimonio  que  el  suyo  ?  (49)  Es  la  doctrina  tan  común  que  se 
halla  en  la  curia  Filípica,  y  un  moderno  la  cita  como  un  princi- 
pio de  práctica  incuestionable.  (50)  „Para  que  el  juez  pueda 
recibir  la  confesión  aun  reo  sobre  un  delito  ó  varios,  es  necesa- 
rio haya  contra  él  una  semi-plena  probanza  de^haberlo  cometi- 
do ;  bien  sea  de  un  testigo  de  vista  6  ciencia  cierta  mayor  de  to- 
da escepcion,  bien  de  indicios  equivalentes,  ¿Se  reputará  á 
Ninavilca  testigo  mayor  de  toda  escepcion  ?  Aun  cuando  lo  se- 
parásemos de  la  causa  no. lo  era  por  ser  indio  ;  propensos  á  la 
mentira  y  al  robólos  de  su  linaje.  El  señor  Solorzano  creía,  que 
eran  menester  siete  en  todo  conformes  para  que  valiesen  por  un 
testigo.  Desde  la  antigua  dinastía  de  los  Incas  se  conoció  la 
inclinación  violenta  á  esos  vicios.  Asi  es  que  la  ley  ordenaba 
se  saludasen.  J^o  mentirás,  no  robaras^  como  nosotros  deci- 
mos :  tenga  U.  buenos  dias=ténga  los  U,  muy  buenos. 

5i  el  dicho  de  Ninavilca  no  servia  como  testimonio  legal,  tam- 

(46)  El  señor  Q^uiros  tan  ecsacto  en  la  ordenanza  como 
olvidó  que  las  preguntas  en  la  instructiva  han  de  sugetarse  rigu- 
rosamente ñ  lo  que  consta  de  los  autos  ?     Formulario  num.  556. 

(41 )  Don  Anselmo  fué  cuando  diputado,  inseparable  del 
banco  de  Luna  Bizarro,  lo  habla  de  tu  y  es  paisano  arequipeño. 

(^48  J  Un  hermano  de  Mariátegui  ha  estado  diciendo  püblic/i- 
mente  que  mi  causa  está  muy  mala,  que  el  delito  es  probado. 

(49)  Ya  se  ha  dicho  que  los  reos  se  refieren  á  Sánchez  á 
Delgado  y  al  mismo  JVinavilca. 

(50)  Gutierres  pract.  crim.  cap.  7.  núm.  14.  tom.S.  ° 


59 

poco  como  acusación.  No  pueden  acusar  ni  el  infame  ni  el  cóm- 
plice del  delito  (51).  Aun  en  los  códigos  antiguos  escritos  con  san- 
gre y  en  los  cuales  la  buena  razón  tuvo  una  parte  muy  pequeña,  la 
pena  del  Talion  fué  generalmente  admitida  :  en  España  desde 
el  rey  Egica  (52)  el  falso  calumniante  era  castigado  con  ella  y 
mas  las  costas  del  proceso  (53).  Por  un  auto  acordado  se  dis- 
puso que  las  penas  contra  falsos  delatores  y  testigos  se  impon- 
gan rigorosamente,  no  suspendiéndolas  ni  moderándolas  bajo 
de  ningún  pretesto  (54).  Se  conocian  los  grandes  males  que 
causaban  estos  insectos  viperinos.  El  criminal  que  complica 
á  otro  no  teme  las  fuertes  resultas  de  la  calumnia.  No  se  le 
han  de  imponer  dos  penas,  porque  no  tiene  dos  cuerpos  ni  dos 
vidas.  En  el  año  de  272  el  papa  Félix  1.  *^  dictó  este  canon  : 
no  siendo  legitimo  acusador  no  se  le  moleste  al  acusado. 
Gregorio  decreta  :  (^55j  al  acusado  no  se  le  promueva  sin  que 
se  conosca  a  lo  menos  sumariamente  de  la  justicia  de  la  acusa- 
don.  A  NinaviJca  se  le  admitió  como  acusador,  testigo  y  reo. 
; Siglo  filosófico  ruborisate  con  causa  mas  horrible  que  laque  se 
siguió  contra  el  miserable  Calas ! 

Pero  se  atreve  el  fiscal  Quiros  á  decirme  el  dia  que  me  pren- 
dieron. Está  V.  sumamente  envuelto^  es  dificil  que  se  desen- 
rede. Le  respondí :  como  el  sol  deshace  las  nubes,  asi  desharé 
la  calumnia.  Le  reconvine  el  dia  que  rae  tomó  la  instructiva, 
al  oir  las  frivolas  preguntas  que  me  hacia.  No  pudo  contestar- 
me sino  medias  palabras.  Su  maestro  Luna  Pizarro  no  lo  ha- 
bla instruido  para  este  caso.  ¿Porque  se  le  trajo  del  Callao 
donde  ya  estaba  para  embarcarse  y  cumplir  con  el  objeto  de  su 
separación  del  congreso  ?  fué,  porque  era  lo  mismoque  si  Luna 
Pizarro  fuese  el  fiscal  de  la  causa ;  fué  porque  era  un  joven  que 
desde  la  tribuna  despedía  rayos  y  centellas. 

Eran  de  opinión  los  jurisconsultos  antiguos,  esos  bárbaros  le- 
guleyos, que  en  los  delitos  atrocísimos  podian  admitirse  por  tes- 
tigos los  socios  del  crimen.      Ecsigian  sin  embargo  dos  requi- 

(51 J  Le  2.  tit.  l.o  p.  1. 

(52)  Ley  2.  tit. 1'   °  lib.  6.  del  fuero  juzgo. 

(53)  Ley  5.  tit.  13  lib.  de  las  R. 

(54)  ^iuto  acordado  único  tit.  17.  lib.  8. 
65)  Cap.  4.  de  la  Ds. 


60 

sitos.  Primero :  que  no  se  pudiese  probar  de  otro  modo.  Se- 
gundo :  que  se  adminiculase  con  indicios.  Entre  nosotros  ab- 
solutamente pueden  ser  admitidos.  He  dicho  que  el  tormento 
es  prohibido  sin  el  cual  la  ley  de  partida  no  les  daba  crédito. 
Hay  otra  razón  mas  decisiva.  Ningún  reo  puede  ser  juramen- 
tado, y  no  valiendo  el  dicho  de  un  testigo  sin  juramento,  por 
consiguiente  no  es  testigo. 

El  delito  que  resulta  del  proceso,  no  puede  colocarse  entre 
los  atrocisimos.  Atrocisimo  es  lo  fiero,  cruel,  inhumano  en  < 
grado  superlativo.  El  objeto  de  los  delincuentes  fué  separar 
del  congreso  á  los  diputados,  que  publicamente  se  declararon 
en  favor  de  los  españoles.  El  zelo  mal  entendido  produjo  la 
culpa.  Falta  la  primera  calidad  que  proponian  los  tratadistas 
antiguos.  No  concurria  la  segunda.  El  delito  no  era  de  aquel-  * 
los  cuya  prueba  era  estrechamente  limitada  á  la  palabra  de  los 
correos.  Podian  haber  documentos,  cartas,  planes,  arm^s  y 
peltrechos  acopiajdos,  testigos  que  hubiesen  sabido  de  las  reu- 
niones, personas  á  quienes  hubiesen  hablado  y  no  consentido 
en  el  proyecto.  El  mismo  proceso  justifica  mi  opinión.  En 
él  se  hallan  diversas  cartas  remitidas,  y  mi  contestación  á  una 
áe  ellas  ;  luego  no  siendo  el  delito  atrocisimo,  ni  de  aquellos 
que  se  hacen  improbables  sino  se  oye  á  los  cómplices,  lo  decla- 
rado por  estos,  de  ningún  modo  puede  perjudica  ni  á  ellos  mis- 
mos, y  mucho  menos  á  los  sugetos  cuya  conducta  acrisolada 
repele  la  absurda  idea  de  asociación  con  esa  clase  de  gentes. 

¡Cual  era  la  espectacion  del  pueblo  el  dia  que  me  prendieron  ! 
La  hora,  el  modo,  la  persona  todo  hacia  creer  que  el  delito  era 
de  alta  traición,  y  tales  las  pruebas  que  se  me  debería  reputar 
por  perfectamente  convicto.  Amigos  me  han  asegurado  que 
creyeron  verme  en  el  patibulo  á  las  48  horas.  Mi  desolada 
familia  se  mantuvo  en  esa  persuasión  :  yo  rnismo  dije,  mi  fin 
vá  hacer  el  de  Berindoaga.  Los  diputados  de  mi  banco  en- 
mudecieron, sobre  todo,  al  oir  la  nota  del  ministro  de  estado  en 
que  me  hacia  el  honor  de  rotularme,  principal  factor  del  crimen, 
Un  sueño  en  que  se  representaron  objetos  los  mas  ingratos  parja 
afligir,  angustiar,  oprimir,  atormentar  ;  pero  un  sueño,  que  no 
dejo  en  la  mañana  ni  vestijios  de  las  feas  y  pavorosas  imágenes. 
Nada  mas  hay  en  el  proceso,  que  la  declaración  tal  vez  violen- 
tada de  Ninavilca,  que  no  hace    fé,  porque  es  un  hombre  de 


61 

perversas  costumbres,  porque  es  reo  en  la  causa,  porque  no  se 
le  ha  dado  tormento,  porque  no  ha  jurado,  y  porque  el  delito 
aun  no  es  de  aquellos  que  llamaban  privilegiados  nuestros  igno- 
rantes abuelos.  ¿Que  se  contestará  á  la  América  y  á  la  Euro- 
pa sobre  la  justa  reconvención  que  harán  los  papeles  públicos, 
i  preguntando  que  si  esta  es  la  justicia  que  se  administra  en  los 

/    pueblos   libres  ?     Difícilmente    Constantinopla   presentará   un 
egemplo. 

*  Como  todo  tirano  carece  de  tranquilidad,  no  permite  que  la 
gozen  otros.  A  todos  teme  y  de  todos  es  temido.  A  las  con- 
juraciones y  tumultos  muchas  veces  le  dá  ecsistencia  su  ajitada 
imaginación.  Forman  ejércitos,  asaltos,  combates  a  su  solas, 
y  preguntan  sobre  ello  á  sus  aduladores  cortesanos.  Les  con- 
testan con  historietas  y  mentiras  forjadas  para  complacer.  Per- 
sigue, inquieta,  captura,  y  á  fuerza  de  imprudentes  cautelas  el 
mismo  anima  los  fantasmas.  Un  pueblo  que  sabe  se  le  teme  y 
que  se  sospecha  de  su  fidelidad,  desprecia,  insulta,  y  al  fin  se 
arma.  Nada  es  bastante  para  contenerlo  :  él  vence  al  tirano, 
aunque  rara  vez  á  la  tiranía.  En  los  gobiernos  libres,  disfru- 
tan de  tranquilidad  los  que  mandan  y  obedecen.  Unos  y  otros 
solo  temen  á  la  ley.  Nadie  se  subleva,  porque  a  nadie  se  per- 
sigue. Pero  si  en  un  estado  democrático  se  hayan  los  vicios 
que  distinguen  el  despótico,  es  preciso  asegurar  que  se  disolve- 
rá prontamente.  Cosa  alguna  puede  permanecer  con  cualidad- 
es que  contradicen  su  sustancia.  ¿Los  funcionarios  públicos 
confian  hoy  en  los  ciudadanos  ?  ¿  No  temen  los  ciuda- 
danos los  abusos  del  poder  en  los  funcionarios  públicos? 
la  contestación  de  estas  dos  preguntas,  será  la  que  resuelva  el 
problema  de  nuestra  felicidad,  y  de  la  continuación  pacifica  en 
el  sistema  que  hemos  adoptado. 

¿  Cual  es  el  resultado  de  mi  prisión  ?  Que  el  estado  se  con- 
vence de  que  no  es  feliz.  No  puede  serlo,  donde  el  ciudada- 
no no  descansa  tranquilo  en  el  testimonio  de  su  conciencia,  y 
bajo  el  amparo  de  la  ley.  (56)  No  es  feliz,  donde  juzga  que 
la  calumnia  valdrá  mas  que  la  inocencia.  No  es  feliz  donde 
el  ministerio  puede  hallar  camino  á  la  venganza  para  concluir 
con  el  hdior  y  fama  de  los  hombres  distinguidos.     ¿  Quien 

(56)     Articulo  121, 


62 

dormirá  en  sosiego  con  el  pensamiento,  esta  noche  puedo  verme 
en  un  calabozo^  si  aun  ladrón  se  indica  mi  nombre  para  que  diga 
que  soy  uno  de  sus  compañeros'?  ¡  Cual  es  nuestro  actual  esta- 
do de  desgracia  !  Recargados  de  contribuciones,  con  una 
administración  de  justicia  mas  desacreditada  que  la  de  los  es- 
pañoles ;  un  enemigo  al  sur,  otro  al  norte,  disponiendo  sus 
exércitos,  para  caer  sobre  nosotros  con  el  ímpetu  de  los  mares, 
cuando  rompen  los  diques  que  les  señala  la  naturaleza  ;  una 
sociedad  dividida  en  cinco  partidos  bien  pronunciados ;  un  con-  < 
greso  donde  el  español  tiene  muchos  votos ;  un  ministerio  ob- 
jeto del  odio  y  del  desprecio ;  un  erario  exausto  por  las  ineptas 
manos  que  lo  gobiernan ;  un  presidente  diestro  en  la  campaña, 
desgraciado  por  los  que  se  le  asocian  en  el  gabinete.  Desola- 
ción, ruina,  espanto,  servidumbre ;  esto  temo  y  esto  temerá 
todo  hombre  que  ame  verdaderamente  á  su  patria.  ¡  Dios 
eterno,  consúmeme  antes  que  presencie  tantos  males  !  No  es 
mi  proceso  el  que  me  interesa,  es  el  proceso  de  la  república 
peruana.  En  época  tan  espantosa  tengo  sed  de  la  Cicuta  ; 
imitar  quiero  á  Phocion. 

Moriré  :  pero  no  infamado.  He  de  oprimir  á  mis  enemigos 
con  el  torrente  de  mis  razones.  En  una  carta  de  D'Aguesseau 
de  quince  de  agosto  de  1728,  aconseja  que  de  ningún  modo  se 
proceda  por  las  denuncias,  sin  examinar  el  carácter  y  faculta- 
des del  que  las  hace  :  que  obrar  con  lijeresa  en  estas  materias 
es  esponerse  á  una  grande  responsabilidad.  (57)  Una  boca 
de  piedra  usando  de  la  espresion  de  Montesquieu  abierta  para 
toda  clase  de  delatores,  como  se  observaba  en  Venecia,  sería 
el  signo  manifiesto  de  la  tiranía.  No  habiendo  prevención  era 
difícil  que  se  precipitasen  al  enorme  atentado  de  ponerme  pre- 
so, y  en  incomunicación  por  trece  dias.  No  hay  contra  mí 
mas  en  el  proceso,  que  lo  que  declaró  un  indio  torpe,  abomina- 
ble, cuyos  crímenes  se  cubrieron  por  el  mal  que  hizo  á  los 
españoles.  Este  es  Ninavilca.  ¿  Quien  desmentirá  la  descrip- 
ción que  hago  de  él  ?     No  me  acuso  en  la  primera  declaración, 

y 

(57)  La  ley  21  tit.  1.  °  p.  7.  Denuncias  solo  serán  ad- 
mitidas^ si  el  juez  conoce  que  el  denunciador  es  de  buena  opinión, 
y  si  su  dicho  se  apoya  en  la  voz  publica. 


w 


63 

no  en  la  secunda :  (58)  en  una  y  otra  niega  cuanto  se  le  pre- 
gunta. Fué  en  una  tercera.  ¿  En  una  tercera  ?  ¿  Quien  da- 
ría impulso  á  su  palabra  ?  Una  ley  habia  determinado,  que  la 
declaración  segunda  contraria  á  la  primera  se  tuviese  por  de 
ningún  valor.  Con  justicia  :  el  individuo  podia  haber  variado 
por  coacción,  seducción,  temor,  promesas.  No  es  esta  la 
única  causa  :  era  un  perjuro  por  su  anterior  dicho  :  como  in- 
fame no  merecia  crédito  en  el  siguiente.  Hoy  no  hay  juramen- 
*  to  ;  pero  queda  el  delito  de  falsedad,  y  la  infamia  de  la  mentira. 
¿  Y  esta  es  la  prueba  para  aprisionar  á  un  republicano  respeta- 
ble ?  ¿  Es  esta  la  seguridad  que  se  goza  en  un  sistema  libre  ? 
¿  Es  nuestra  situación  mas  dichosa  que  en  tiempo  de  los  espa- 
ñoles ?  En  la  revolución  del  Cuzco  del  año  de  catorce  se  les 
pusieron  grillos  á  todos  los  ministros  de  la  Audiencia.  A  mi 
se  me  exceptúa,  y  se  me  elije  presidente  de  la  junta  tuitiva. 
Corrian  por  toda  la  América  manuscritos  míos,  en  los  que  ilus- 
traba al  pueblo  en  sus  derechos.  Habia  escrito  al  virey,  que 
los  cuzqueños  no  eran  insurgentes,  si  los  mandones  y  jueces 
despotas  y  venales.  ¡  Que  cúmulo  de  cosas  concurrian  contra 
raí !  Se  me  forma  un  voluminoso  proceso,  pero  durante  él, 
asisto  á  besamanos  y  funciones  de  etiqueta.  Se  me  recibe  con 
decoro,  y  se  me  guardan  todos  mis  fueros.  Esto  se  hacia  con 
un  oidor.  Siendo  muy  joven  se  me  seguió  una  causa  en  la 
inquisición.  Este  tribunal  tenia  la  vista  muy  fija  sobre  los 
hombres  que  se  distinguian  de  algún  modo.  Duró  tres  años, 
sin  que  se  tocase  mi  persona.  El  gobierno  español  y  la  inqui- 
sición respetaron  mas  á  un  oidor  y  á  un  abogado,  que  el  actual 
gobierno  al  presidente  de  la  corte  suprema.  ¿  Cual  es  la  su- 
erte hoy  del  que  iguala  al  del  consejo  de  Castilla  ?  Carearlo 
por  un  simple  dicho  con  la  última  canalla,  conducirlo  de  un 
cuartel  á  una  cárcel,  no  tener  por  bastante  su  palabra  para  po- 
nerlo en  soltura.     ¡  Estremeceos   autoridades  !    la  ilusión   es 

(58)  Cuando  se  me  ha  leído  el  proceso,  solo  aparacen  dos 
declaraciones.  En  la  segunda  en  que  me  calumnia  dice :  mis 
anteriores  .declaraciones.  Luego  fueron  mas  de  una,  ¿  Y  don- 
de están  ?  ^  Serían  verbales,  y  no  se  escribieron  porque  no  conve- 
nia, JVinguna  tiene  valor  conforme  a  la  ley  30  tit.  16. 
J>.3. 


64 

concluida  :  presto  se  pasará  del  desprecio  á  la  insubordinación : 
nada  de  esto  se  medita. 

Desatendible  el  dicho  del  indio  montonero  por  su  clase,  lo 
era  mucho  mas  por  la  inverisimilitud  que  contenían  sus  pala- 
bras. Reunir  doscientos  hombres  para  formar  una  revolución. 
¿  Una  revolución  con  doscientos  hombres  en  una  república  que 
tiene  diez  mil  sobre  las  armas,  y  con  la  movilidad  que  le  dan 
los  buques  ?  Doscientos  hombres  en  una  población  de  setenta 
mil,  que  con  ponerse  el  presidente  en  el  medio  de  la  gran  plaza 
se  le  reunirían  dos  mil  ciudadanos  virtuosos,  honrados,  amantes 
del  orden,  y  capaces  del  manejo  de  las  armas.  ¿  Este  es  el 
plan  que  dio  Vidaurre  ?  No  puede  ser  de  Vidaurre  dirá  la 
muger,  el  niño,  el  idiota.  No  puede  ser;  dirán  los  mismos 
que  desde  los  balcones  han  reido  al  verme  conducir  preso.  Lo 
dirá  también  el  calumniante.  [59] 

(59)  La  ley  10,  tit,  16,^.  3,  no  puede  ser  testigo  el  preso. 
Ya  he  dichoj  que  el  solo  dice  lo  que  le  agrada  el  juez.  Esta 
causa  y  mi  alegación  será  muy  útil  para  lo  futuro  :  puede  enseñar 
mucho  á  los  magistrados.  Delgado  (uno  de  los  reos  principales, 
el  que  me  escribió  la  carta)  en  el  momento  que  fue  preso  dijo,  que 
era  una  injusticia  haberme  capturado,  que  estaba  inocente,  que  á 
él  lo  habian  engañado  diciendole,  que  yo  había  entrado  en  la  re- 
volución, que  por  eso  me  escribió  y  se  desengañó  con  mi  contes- 
tación. Testigos  de  esto  fueron  el  capitán  Gallegos  que  lo  con' 
dujo,  el  comandante  de  policía  Campos,  y  otros  muchos.  Se  le 
tomó  su  instructiva  pasadas  las  horas  señaladas  por  la  constitu- 
ción. Confesó  los  hechos  principales.  Después  aparece  una 
carta  escrita  á  Mariategui,  en  que  le  dice  que  no  hay  duda  que  yo 
induje  ci  la  revolución  a  Sánchez  y  JVinavilca.  ¿  Y  como  lo  sabe 
y  afirma,  cuando  él  mismo  confiesa  que  jamas  me  saludó  ?  ¿  Como 
se  conviene  con  haber  reconocido  su  carta  y  no  negado  la  respues- 
ta ?  Se  ha  querido  alucinar  incautos,  para  los  que  basta  que  se 
señale  un  nombre.  Alerta  diputadas,  que  en  esa  carta  ya  se 
acusan  a  varios.  Esta  causa  tiene  mucho  de  la  historia  de  Car- 
los Magno,  el  jigante  Fierabrás,  los  doce  pares  de  Francia. 
Se  supone  que  quince  hombres  vestidos  de  blanco  vinieron  h  aco- 
meter la  ciudad.  ¡  La  ciudad  de  Lima  acometida  por  quince 
hombres  !     ¿  Contaban  con  los  que  estaban  adentro  ?-     ¿  Quie- 


65 


Según  lo  espuesto.  ¿Cual  ha  sido  el  fundamento  de  mi 
prisión  ?  Para  responder  dignamente,  necesito  recorrer  aunque 
á  la  ligera  muchos  hechos  anteriores.  En  el  momento  que  di 
libertad  á  nú  patria,  todo  mi  conato  fué,  que  el  Congreso  se 
friese  el  veinte  de  mayo  en  que  cumplia  cincuenta  y  cuatro 
años  de  edad.  Queria  solemnizar  mi  natal,  con  la  función  mas 
gloriosa  que  se  vio  en  el  Perú.  Iba  á  ser  el  primer  Congreso 
legitimo,  compuesto  de  representantes,  libremente  elegidos  por 
los  pueblos.  Escribo  un  discurso  probando,  que  ningún  minis- 
tro debia  ser  elegido  diputado.  Como  esto  no  separase  á  mis 
conciudadanos  del  entusiasmo  en  mi  favor,  y  firmemente  per- 
suadido, que  la  mayoría  de  la  nación  estaba  contra  el  toleran- 
^  tismo,  escribí  sosteniendo  esta  cuestión  política,  de  un  modo 
que  no  podia  ser  agradable.  Nada  bastó  :  entro  en  el  Congre- 
so para  sufrir  los  dias  mas  amargos  de  mi  vida. 

La  manzana  de  la  discordia  era  la  elección  de  presidente  de 
la  república.  Me  pongo  en  el  jeneral  Sta.  Cruz,  porque  crei 
de  muy  buena  fe,  que  era  el  hombre  que  mantendria  la  unión : 
me  estremezco  cuando  preveo  los  estragos  de  la  anarquía. 
Convencido  por  muchas  cartas  del  jeneral  La-Mar,  y  aun  por 
conversaciones  privadas,  que  no  admitiría  el  destino,  oía  con 
desagrado,  que  se  tratase  de  una  elección,  que  no  habia  de 
tener  efecto.  No  obre  por  pasión,  por  esperanza,  por  deseo 
de  algún  provecho.  Santa  Cruz  no  era  mi  amigo.  Esta  pala- 
bra sagrada  amistad,  se  dice,  se  escribe,  rara  vez  se  pronuncia 
sin  un  sacrilejio.  No  merecí  su  confianza  en  el  tiempo  de  mi 
ministerio.  Mis  disgustos  ecsedieron  á  las  horas.  No  agracié 
á  persona  alguna  con  el  mas  pequeño  empleo.  Ninguno  tan 
de  cerca  presenció  y  consolo  mis  males,  como  Mariátegui  á  quien 
descubria  mi  pecho,  y  amaba  mas  que  a  mis  hijos.  Se  tuvo 
dispuesto  desayrarme  con  un  sucesor.  Supe  toda  la  intriga,  y 
anclaba  porque  se  realizase.  El  palacio  me  era  un  potro.  No 
conozco  la  ambición  de  destinos. 

El  señor  Luna  Pizarro  que  formaba  el  partido  de  La-Mar, 
tenia  constancia  de  que  no  renunciaría.  Unidas  nuestras  fami- 
lias, y  habiéndolo  recibido  con  el  mayor  decoro,  parecia  natural 

nes  son  9     ¡  Cuanto  se  ha  deseado  que  los  reos  digan  que  se  trató 
de  matar  a  los  diputados  í 
9 


66 

que  tratase  conmigo  esta  materia.  Lejos  de  esto,  aunque  lo 
visité  muchas  veces  en  su  casa,  aunque  conducía  al  caso  la 
conversación,  el  la  evadía.  Manifesté  á  don  Cayetano  Heredia 
[60]  mis  opiniones,  para  que  le  hablase  sobre  ellas.  Cada  dia 
era  mayor  su  retiro,  disimulo,  frialdad.  No  obstante,  se  formó 
la  mesa  (61)  con  los  nombres  que  me  dio  y  repartí  á  mis  ami- 
gos. Se  eligió  así  mismo  la  comisión  de  poderes.  Se  hallará 
siempre  en  mí  sencillez,  candor,  buena  fé ;  en  mis  enemigos 
astucia,  reservas,  dolo.  ¿  Por  que  no  instruirme  en  hechos, 
que  podian  variar  mi  concepto  ?  La  respuesta  sería  difícil  al 
que  no  esté  instruido  en  los  misterios  de  los  gabinetes.  Pizar- 
ro  sabia  muy  bien  cuanto  me  estimaba  el  jeneral  La-Mar.  No 
queria  que  este  me  quedase  reconocido  al  nombramiento,  sino 
que  se  tuviere  por  obra  esclusiva  suya.  Mantenia  muy  pre- 
sente la  ofensa,  cuando  Santa  Cruz  disolvió  la  junta  que  él 
habia  creado,  y  colocó  en  el  gobierno  á  don  José  de  la  Riva- 
Aguero.  (63) 

Sin  mas  crimen  que  mi  decisión  por  Santa  Cruz,  se  propo- 
nen mí  ruina.  El  primer  golpe  que  se  prepara,  es  rebajar  la 
tercera  parte  de  mi  sueldo.  El  vice-presidente  pasa  sobre  ello 
una  consulta  al  Congreso  por  el  ministerio  de  Mariategui.  ¡  Qué 
discusión  tan  encendida  !  No  la  presencié,  ni  hablé  una  sola 
palabra.  Los  amigos  de  la  justicia  me  defendieron.  Tuve 
una  mayoría  de  ocho  votos,  y  es  de  notar  que  entre  ellos  no 
numero  á  Ninavilca,  que  siempre  fué  contra  mi  [64]. 

Apenas  habia  concluido  esta  primera  guerrilla,  cuando  se 
prepara  otra  mas  fuerte.     Se  rugió  que  el  jeneral  La-Mar  no 

[60]     Su  confidente. 

(61)     Presidente  y  secretarios, 

(63)  JVunca  tomo  la  tribuna  en  las  preparatorias,  que  no 
arrojaré  fuego  y  ponzoña,  repitiendo  el  hecho.  Uno  de  los  moti- 
vos de  odio  contra  mi  fué,  que  titulaba  á  Riva  Agüero  gran  ma- 
riscal. Digan  lo  que  quieran^  es  un  fundador  de  nuestra  inde- 
pendencia, y 

(64)  Dije  a  todos  mis  amigos,  mejor  hubiera  querido  me  die- 
sen de  puñaladas,  que  presenciar,  que  este  canalla  ingrato  votase 
contra  mi.  Es  constante  qué  me  debela  vida.  Reconvenido  por 
don  José  Relaice  sobre  tan  negro  hecho,  contestó :  que  nada  me 
debía. 


Á 


67 

admitía.  Era  muy  probable  esta  noticia  hallándose  á  la  frente 
de  una  insurrección  en  un  pais  extrangero.  El  disimulo  no  es 
mi  virtud.  Dije  sin  embozo,  que  si  asi  fuese,  el  Congreso 
nombraría  un  presidente  :  que  de  ningún  modo  nos  convendria- 
ipos  con  el  vice-presidente.  Estaba  prócsimo  el  correo  de 
Valles.  ¿  Y  que  se  hace  ?  Se  arma  una  facción  con  corbatas 
encarnadas  y  puñales  para  asesinarme  en  la  tribuna,  en  el  acto 
que  hiciera  la  moción.  Públicamente  se  dijo  esto,  y  los  revo- 
lucionarios mantuvieron  por  muchos  dias  las  insignias.  Feliz- 
mente el  jeneral  La-Mar  quería  la  presidencia  :  su  aceptación 

^y  las  cartas  confidenciales  que  escribió,  evitaron  mi  muerte. 
Sin  duda,  aun  sabedor  del  asesinato,  no  habría  variado  en  mi 

I  propósito  ;  el  temor  no  es  mi  pasión.     ¿  Quedaría  mi  sangre 
sin  venganza  ?     ¡  Cuanto  se  engañaban  !  (65) 

A  estos  que  llamaron  grandes  golpes,  golpes  maestros,  se 
unían  otros  muchos  mas  mortificantes.  Se  conocía  mi  genio 
acalorado,  y  los  lances  se  disponían  de  modo,  que  ó  me  sobre- 
viniese una  enfermedad  mortal,  ó  me  precipitase  á  un  ecseso. 
No  pasaba  un  día  sin  ser  insultado.  Al  volver  á  mi  casa,  era 
la  pregunta  de  mi  familia.  ¿  Qué  has  tenido  hoy  ?  También 
hacían  padecer  á  estos  inocentes.  Uno  desde  la  tribuna  dijo, 
que  trataba  de  entregar  el  estado  á  don  Simón.  ¡  Ser  del 
general  Bolívar,  el  único  que  le  hizo  frente  !  ¿  Qué  parte  to- 
maron contra  él  mis  enemigos  ?  Porque  mandé  salir  á  otro  de 
la  sala,  siendo  presidente,  y  conforme  al  reglamento,  me  llamó 
picaro,  canalla,  borracho.  Fácil  me  era  haberle  dado  muerte, 
pero  era  la  muerte  de  la  patria.  Desde  aquella  época  el  Con- 
greso hubiera  perdido  su  respetabilidad  :  armas  contra  nuestra 
independencia.  No  contesté  una  silaba.  Fueron  mayores  las 
tropelías  por  haberme  empeñado  en  que  se  resolviese  el  expe- 
diente detenido  con  escándalo,  sobre  los  poderes  del  diputado 
Tudela.  Se  arrojaron  dos  hombres  sobre  mí,  y  los  vi  en  ade- 
man de ¡  Cuánto  estudio  me  fue  preciso  para  sujetar  mis 

(65)  Temblemos  de  una  facción  desorganizadora.  Recordemos 
el  estado  de  Atenas  después  de  la  expatriación  de  Alcihiades  :  el  de 
la  Francia  cuando  la  convención.  La  tiara,  la  corona,  el  bonete  de 
la  libertad  adornan  de  diverso  modo  las  cabezas,  pero  el  corazón  si- 
empre es  el  mismo  si  se  corrompe. 


/ 


68 


pasiones  !  ¡  Qué  sensible  me  es  que  mi  honor  me  impela  á 
presentar  al  público  estos  hechos  ! 

Juzgue  que  habria  una  crisis  con  la  presencia  del  jeneral 
La-Mar.  Se  desvanecieron  mis  esperanzas.  Las  distinciones 
que  recibí  del  presidente,  desde  el  momento  de  la  llegada,  aur 
mentaron  el  temor,  la  envidia.  Se  conoció  que  merecia  su 
confianza.  Mi  edad,  experiencia,  estudio  y  honrades,  le  obli- 
garían á  consultarme  las  materias  de  estado.  Esto  era  insufri- 
ble :  la  variación  de  ministerio,  era  la  consecuencia.  Me 
presentaron  á  sus  ojos  formando  el  cuadro  del  hombre  mas 
perverso.  El  mismo  jeneral  me  dio  aviso  de  ello  con  esta  es- 
presion  :  díganme  cuanto  quieran,  yo  lo  he  de  amar  a  U,  En 
ima  visita  al  jeneral  Sta.  Cruz  le  repitió  lo  mismo.  JVb  es  jjo- 
sible  que  mi  compadre  sea  cual  me  lo  pintan,  ¿  Y  quienes  eran 
los  que  se  acercaban  al  presidente  ?  Son  bien  conocidos:  en 
lugar  de  arenilla  hecho  nieve  k  este  papel.  Omito  cuanto  me 
sea  posible  las  personalidades. 

El  dia  del  recibimiento  de  La-Mar,  un  acaso  aumentó  mis 
disgustos.  Quise  asistir  al  templo.  Avisé  para  que  se  dejase 
espedita  mi  silla.  (66)  El  señor  Cabero,  que  tenia  preparada 
su  arenga,  y  que  le  ha  tomado  mucho  amor  á  la  presidencia  de 
la  Corte  Suprema,  se  retiró  fingiéndose  enfermo,  por  no  tomar 
el  segundo  asiento.  Me  vi  precisado  á  formar  un  elogio  de 
improviso,  y  sobre  mis  clausulas  se  soltaron  las  furias  del  infier- 
no. En  todo  el  mundo  civilizado  se  leerán  los  comunicados 
con  desdoro  nuestro.  No  respondí  á  ninguno,  ni  los  vi.  No 
decia  otra  cosa :  en  todas  partes  hay  moscas  y  gusanos :  unos 
llegan  á  ios  pies,  otros  se  atreven  h  acercarse  a  la  cara  :  pisarlos, 
6  espantarlos  con  desprecio.  (67)  Se  criticaba  que  usase  el  uni- 
forme de  ministro  de  estado  ;  que  hubiese  asistido  á  la  catedral 
siendo  representante ;  otras  muchas  inepcias,  que  se  me  han 
repetido  y  no  merecen  mi  memoria.  Las  imprentas  solo  se 
ocupaban  de  mi.  ¡  Digno  objeto  !  entretanto  escribía  discur- 
sos  filosóficos    constitucionales.     Estas   eran  mis    respuestas. 

(66j  En  el  transito  del  Congreso  á  palacio  delante  del  jeneral 
La-Mar  me  reconvino  Mariategui,  por  que  llevaba  el  uniforme  de  mi- 
nistro, declarado  por  decreto  á  la  Corte  Suprema. 

(61)     Esta  fué  y  será  mi  resolución. 


69 

Quería  que  los  extrangeros  balanceasen  el  mérito  mió  por  mis 
obras,  y  el  de  mis  enemigos  por  las  suyas,  ¡  que  cotejo  !  ¿  El 
articulo  del  proyecto  de  constitución  disponiendo  que  la  presi- 
dencia de  la  corte  suprema  fuese  electiva  dando  la  facultad  al 
]|residente  de  la  república  ;  articulo  que  no  se  conoce  en  nin- 
gún código  politico ;  se  dirigia  á  privarme  del  empleo,  y  colocar 
á  un  amigo  de  los  que  se  han  declarado  contra  mi.  Nada  va- 
len  las  protestas  contra  los  hechos.  El  público  está  persuadido 
que  ese  fue  el  designio  y  no  otro. 

¿Y  habrá  que  dudar  de  la  causa  de  mi  prisión  ?    que  el  pue- 

,blo  justo  diga  si  es  mas  verosimil,  ¿que  Vidaurre  se  uniese  con 
un  enjambre  de  desgraciados,  ó  que  sus  enemigos  hiciesen  que 

I  Ninavilca  manchase  su  nombre  con  sacrilega  lengua  ?  ellos  han 
obscurecido  el  original  de  mi  contestación  á  Delgado:  (68) 
ellos  no  han  cesado  de  defamarme  ;  ellos  no  han  perdido  medio 
para  que  la  calumnia  triunfe.  ¿Que  lograron?  su  mismo  opro- 
bio, su  degradación,  el  odio  de  la  república  toda.     Decida    el 

(QS)  Es  descubierta  la  maldad  perfectamante.  El  capitán 
Gallegos  dijo  en  mi  prisión  delante  de  todas  las  personas  que 
me  acompañan,  que  el  pensó  traerme  la  carta,  y  no  lo  hizo  por 
no  hacerse  sospechoso.  Luego  el  la  tuvo  en  su  poder.  Como 
yo  hubiese  ofrecido  doscientos  pesos  al  que  me  la  presentase,  el 
mayor  Campos  dijo  a  la  muger  de  ese  oficial.  Ya  tendrá  V.  un 
ausilio,  con  la  oferta  del  señor  Vidaurre,  fue  la  contestación  ; 
mas  cuéntale  ha  tenido  entregarla  al  gobierno  :  se  le  ha  prome- 
tido un  grado.  Prueba  de  ello  que  ha  tenido  preparadas  las 
charetelas.  Otra  demostración  clasica.  En  el  momento  que 
fue  preso  Delgado,  confesó  la  carta,  y  se  allano,  á  entrégala. 
El  mayor  Campos  me  dio  aviso,  y  el  mismo  Gallegos.  El 
comandante  JVegreyos  reconvino  á  Campos  diciendole  que  ha- 
bía hecho  muy  mal  en  darme  noticia,  pues  había  convenido  con 
el  fiscal  Quíros  en  que  se  ocultase,  haberse  hallado  la  carta.  De- 
dúcese de  estos  hechos  el  convencimiento  de  que  la  segunda  dec- 
laración de  JVinavilca  fue  sugerida  por  QmíVos,  y  otras  per- 
sonas. JVegreíros  era  un  hombre  que  me  aborecia  sin  conocer- 
me ;  hasta  el  exeso  de  haberle  dicho  á  Campos,  por  que  había 
usado  de  tanta  condecend encía,  que  el  me  hubiera  sacado  de  mi 
casa  á  bofetones.     La  seducción  no^ucde  probarse  sino  por  in- 


70 

consejo  de  guerra  como  quiera,  mi  patria  es  mi  juez.  (69J  Pa- 
ra Aterrá-menes  no  es  un  asilo  el  sagrado  altar  :  no  consigue 
que  se  le  juzgue  conforme  á  la  ley.  La  falsa  acusación  de  Cri- 
cias  triunfa.  Atenas  pierde  su  defensor.  Pueblo  peruano,  se 
me  privada  mi  fuero,  espero  la  sentencia,  no  me  horroriza  c' 
fin  de  los  virtuosos  republicanos :  el  cadalso  ó  la  espatriacion 
"me  son  indiferentes.  Dios,  la  posteridad  y  yo  mismo  me  sosti- 
enen y  consuelan.  Entre  breve  mi  nombre  se  repetirá  con 
elogio  y  remordimiento.  Hace  mucho  tiempo  que  aprendí  á 
sufrir.     Valgo  mas  que  si  hubiese  sido  siempre  dichoso. 

Si  el  hombre  como  el  antiguo  Scita  se  contentase  con  la  miel 
de  sus  colmenas  y  la  leche  de  sus  cabras,  gozarla  entonces  de 

• — ( 

dicios  y  ningunos  mas  fuertes,  que  los  que  se  recomiendan  al 
publico.  Sefalsera  mi  letra,  se  pondrá  otra  carta,  se  forjaron 
documentos,  de  todos  son  capaces  los  maestros  y  prácticos  en  la 
revolución  ^^ue  adelantarán'?  JVada  :  Vidaurre  no  pudó 
pensar  en  un  movimiento  con  doscientos  hombres  :  J^idaurre  no 
se  adocena  con  los  que  se  suponen  sus  compañeros. 

((i9)  Lias  injusticias  pueden  cometerse  violando  las  leyes 
que  arreglan  el  proceso,  ó  aquellas  por  las  cuales  debe  decidirse 
el  caso.  Se  han  quebrantado  las  primeras  desaforándome,  y  se 
ha  pecado  contra  el  artículo  117  de  la  constitución  haciéndome 
saber  la  causa  de  mi  prisión  á  los  treinta  dias :  se  trabajará 
porque  la  sentencia  sea  condenatoria.  Sé  muy  bien  que  quieren 
influir  para  que  recusen  los  reos  a  los  generales  que  no  son  a- 
dictos  al  ministerio.  Hay  mas  :  un  señor  muy  poderoso,  y  de 
grande  influjo  ha  dicho  :  absuelto,  el  presidente  no  lo  podra  es- 
patriar, y  privarlo  del  empleo  en  virtud  de  sus  altas  facultades  ? 
;  Qiie  desgraciados  seriamos,  si  llegase  este  caso  !  se  repetía  la 
scena  de  los  coroneles  Tur  y  Soroa  en  el  gobierno  del  dictador. 
Es  el  principio  de  Hobbs,  Id  autoridad  no  la  verdad  es  el  fun- 
damento de  la  ley.  ¡Hasta  cuando  habrán  facultades  estraor- 
dinarias  !  Las  que  se  concedieron  al  general  La- J\Iar  solo  fueron 
contra  los  vitalicios,  y  ya  se  quieren  hacer  generales.  ¡Ha  que 
yo  soy  el  principal  culpable  !  queria  un  bien  y  cause  un  mal. 
Me  engañaron  los  del  banco  opuesto.  Lo  que  les  falta  de  ciencia, 
les  sobra  de  astucia. 


los  dulces  placeres  de  la  amistad  y  la  familia.  En  un  estado 
corrompido  se  amargan  por  violentas  y  mordaces  pasiones,  por 
deseos  que  jamas  están  satisfechos.  Hoy  soy  la  victima  de 
unos  ambiciosos,  mañana  lo  serán  otras  personas  distinguidas.         f  ¿»^ 

^1  demérito  físico  enjendra  los  zelos  :  la  persuacion  del  déme-  ¿^  ^>?V  • 
rito  polilico  hace  abominables  á  aquellos  ciudadanos  que  por  sus 
talentos  y  servicios  fijan  la  atención  pública  y  son  llamados  á  los 
gríindes  empleos.  Al  que  no  los  merece,  le  tiemblan  las  pier- 
nas como  si  esturiese  encima  de  una  muy  aha  columna.  El 
señor  Tudela,  el  señor  Alvarez  y  yo  hemos  sido  objetos  de  so- 
bresalto. Asi  es  que  habiendo  insinuado  á  S.  E.  que  ningún 
individuo  era  mas  á  proposito  para  que  pasase  de  plenipotencia- 
^rio  á  Colombia  que  el  segundo,  por  sus  luces,  edad,  empleo, 
acrisolado  patriotismo  y  carácter  fuerte,  que  nadie  ni  nada  do- 
blegará contra  la  justicia  y  la  república ;  después  de  confesar 
estas  calidades,  salió  el  nombramiento  en  un  Villa,  joven  sin  dis- 
tinción, y  muy  enfadoso  para  el  general  Bolivar.  ¿Como  reci- 
birá esta  embajada?  desde  ahora  pronostico  que  la  tendrá  por  ^ ¿T^'^ 
un  insulto.  Es  imposible  servir  bien  al  estado,  queriéndose  //  "^ 
servir  á  si  mismo.  Si  el  general  La-Mar  no  muda  ministros, 
la  virtud  y  el  mérito  serán  los  mayores  crimenes. 

En  muchos  meses  no  pude  convencer  á  los  que  asechaban 
mis  acciones  y  palabras  de  mi  firme  resolución  de  no  admitir 
ningún  ministerio  aunque  quebrantase  la  obediencia  que  debo 
al. supremo  magistrado.  ¿Que  hacia  pues  desconfiar  ?  conciu- 
dadanos mios,  vosotros  lo  sabéis.  Que  en  el  tiempo  de  mi  ad- 
ministración se  logró  la  mas  perfecta  tranquilidad  y  orden. 
¿Cuando  el  inculpado  durmió  con  igual  reposo  ?  Cuando  el 
criminal  ne  se  juzgó  seguro  en  el  centro  de  la  tierra  ?     ¿Cuando  * 

la  imprenta  fue  mas  respetada  ?  ¿Cuando  un  ministro  se  olvi- 
dó de  que  tenia  hijos  y  parientes  y  que  no  se  tenia  asi  mismo  ? 
¡Oh  que  las  virtudes  le  producen  al  hombre  efectos,  las  mas  ve- 
ces mas  perniciosos  que  los  vicios  !  Materialistas  confesad  la 
inmortalidad  del  alma:  algún  premio  se  reserva  al  justo  y  al 
inocente.  La  memoria  de  lo  que  fui  de  ministro  de  estado,  me 
tiene  según  concibo  en  esta  prisión.  Si  me  fuesen  famihares 
las  bellezas  de  Ariosto   diria,  que  esta  causa  era  el  anillo  de  la  ¿^ 

verdad.    Desaparecieron  ilusiones  mágicas  de  igualdad,  seguri-  ^;: 

dad,  libertad  ;  se  descubrió  el  interés,  el  orgullo,  la  envidia. 


72 

CONCLUSIÓN. 

El  antiguo  indíjena    de    la   Tracia,  cuando  le  nacía  un  hijo, 
convidaba  á  sus  amigos  para  derramar  con  ellos  copiosas  lágri- 
mas.    Eran  mas  fiilósofos  esos  bárbaros   que   nosotros ;  vanos 
por  nuestros  conocimientos.     Estudiaban  la  naturaleza,  y  pret 
veian  las    desgracias  á  que  era  destinado  un  ser  que  por  ironía 
se  titula  rey  del  universo.     La  enfermedad,  el  trabajo,  la  ham- 
(~V^    bre,  los  dolores  :  males  pequeños.     El  triunfo  del  vicio  contra 
/^-lyfi^c  .    la  virtud,  del  fuerte  sobre  el  débil,  del  astuto  sobre  el  incauto : 
I  crecen  los  padecimientos.     La  ingratitud,  falsa  amistad,  la  ale- 

vosía :  basta.  ¡Creador  eterno,  no  es  culpable  Job  en  tener, 
por  feliz  al  que  no  salió  del  vientre  déla  madre  !  ¿Quien  nume- 
rará mis  penas  en  el  largo  espacio  de  mi  vida  ?  Dije  ahogada  ( 
en  mi  llanto  al  saber  la  muerte  de  una  hija  idolatrada ;  Dios^ 
los  hombres,  la  naturaleza  toda  se  han  comprometido  contra  mí. 
Aun  faltaba,  aun  faltaba.  Blanqueando  el  pelo,  y  desmoronán- 
dose mi  estructura,  se  me  hace  en  el  medio  del  dia  atravesar 
como  un  criminal  preso  las  calles  de  mi  patria.  ¡Ha!  que  sen- 
tiría al  ser  precipitado  de  la  roca  tarpeya  el  que  salvo  á  Roma  ! 
Héroe  antiguo  :  ¿dime  si  el  decreto  fué  firmado  por  un  amigo  i^ 
Subió  el  tormento  hasta  tal  punto  que  la  muerte  me  será  un 
consuelo.  ^Qué  me  espera  ?  ¿He  de  abandonar  mi  patria. 
¿He  de  abandonar  mi  patria  ?  Ya  soy  insensible,  pues  al  pro- 
nunciar esta  clausula  no  muero.  Es  preciso  :  un  pais  donde  la 
seguridad  personal  de  un  ciudadano  virtuoso,  de  un  ciudadano 
envejecido  en  servicios  del  estado  con  hechos  siempre  heroicos, 
de  un  ciudadano  que  por  su  mérito  ascendió  á  la  suprema  mag- 
istratura, de  un  ciudadano  que  desempeñó  con  fidelidad  las  mas 
altas  comisiones  ;  está  espuesta  por  el  simple  dicho  de  un  reo 
convencido,  de  un  hombre  despreciable  por  su  clase,  por  su  ed- 
ucación, por  sus  costumbres ;  debe  ser  inmediatamente  aban- 
donado. Patria  adorada  no  creas,  que  esta  resolución  es  pro- 
ducida por  soberbia  ó  por  interés  personal.  Si  supiese  que  yo 
sería  la  última  víctima  ó  que  lo  sería  únicamente,  te  haría  el  sa- 
crificio del  pequeño  resto  de  mis  débiles  años.  Me  retiro  por- 
que preveo  los  males  que  te  esperan  y  que  yo  no  puedo  reme- 
diar. Si  este  atentado  se  ha  cometido  con  el  presidente  de  la 
corte  suprema,  ¿que  espera  el  pobre  menestral,  el  labrador 
honrado,   el  justo    obscurecido?    La   calumnia,  la  intriga,  las 


'fñ%.:^t4^. 


»*»l'^.,  «:  ^"^VITr'^ 


7a 

facciones  lomaron  el  lugar  de  la  justicia,  de  la  imparcialidad,  de 
la  rectitud.  Perú,  Perú,  que  tristes  te  han  sido  los  frutos  de 
esa  independencia  que  comprastes  con  tu  sangre  y  tus  tesoros. 
Al  levantarse  el  sol,  al  medio  dia,  y  al  ponerse,  hincado  de  ro- 
(Jfllas  y  volviendo  la  cara  al  punto  en  quij||(^stás  situado,  rogaré 
al  Eterno  que  te  conceda  esos  bienes  porque  tanto  anhele,  y  de 
que  eres  digno  por  tu  carácter  dulce,  justo  y  benéfico. — A  Dios 
Lima,  a  Dios  Perü,  a  Dios  patriotas  postergados  y  desnudos,  a 
Dios  amigos  los  que  riie  fuisteis  fieles. — Manuel  de  Vidaurre. 

JVOTA. 

Mi  amor  a  la  patria  y  ala  tranquilidad,  me  hizo  remitir  a  S, 
H,  el  presidente  la  siguiente  carta.  JYada  hubiera  impreso  si 
mi  honor  y  la  defensa  de  mis  conciudadanos  no  me  hubiesen  o- 
bligado  á  ello,  S.E.  no  se  digno  contestarme  ni  de  palabra  : 
esperé  el  ecsito  seis  dias. 

Excmo  Señor  D.  José  de  La-Mar,  presidente  de  la  Repúb- 
lica,— Lima  enero  24  de  1828. 

Amado  compadre  : 

He  escrito  á  U.  dos  cartas  dándole  el  tratamiento  de 
excelencia,  asi  debía  ser.  Me  hallaba  procesado,  y  no  habia 
.  visto  la  ropa  con  que  se  habia  vestido  la  calumnia.  Hoy  me 
han  tomado  mi  confesión,  y  se  me  han  leído  todas  las  declara- 
ciones. Resulta  que  no  he  sido  denunciado,  acusado,  ni  dela- 
tado, y  que  no  hay  contra  mi  otra  cosa  que  el  malévolo  dicho 
del  indio  Ninavilca.  Si  él  abusó  de  mi  nombre,  también  abu- 
só del  de  U.  y  del  de  otras  personas  respetables.  No  habia 
mérito  parala  prisión, pero  ni  aun  para  la  indagación.  Mi  ho- 
nor me  obliga  á  escribir  é  imprimir.  Esto  puede  traer  terri- 
bles consecuencias  al  honor  de  U.  al  decoro  del  Congreso  y  á 
la  seguridad  pública,  pues  nuestros  enemigos  pueden  formar  ar- 
mas de  mis  palabras.  Quiero  dar  á  U.  la  prueba  mas  autenti- 
ca de  lo  que  le  amo,  como  también  al  suelo  en  que  nací.  Lla- 
me U.  al  fiscal  de  la  causa,  lea  U.  con  él  el  proceso,  reconosca 
U.  mi  inocencia  y  que  se  me  dé  una  satisfacción  proporcionada. 
Conoce  U.  mejor  que  nadie,  que  mi  carácter  no  es  el  del  rencor 
ni  la  venganza.  Mis  enemigos  mismos  confiesan  mi  docilidad. 
Si  U.  ve  con  desden  un  medio  tan  prudente  como  ütil,  jamas 
10 


74 


seré  responsable  de  lo  que  contengan  mis  papeles.  Deseo  con 
ansia  no  romper  enteramente  con  U.  y  mucho  mas  deseo,  que 
la  mas  pequeña  acción  mia  no  pueda  ser  perjudicial  á  la  patria. 
Estos  son  los  fieles  sentimientos  de  su  invariable  amigo  y  S.  S. 
Q.  B.  S.  M.  Manuel  Vidaurre.       , 

P.  D. 

El  señor  Herreros  que  lleva  esta  carta  me  traerá  la  contes- 
tación, y  U.  y  el,  responderán  á  la  posteridad. 

JVOTA, 

Censuro  los  artículos  sancionados.  Es  muy  distinto  desobede- 
cer a  ia  ley  que  escribir  contra  la  ley.  Lo  primero  es  delito,  lo 
segundo  un  derecho  del  buen  ciudadano.  A  latarta  se  le  señala  , 
por  plazo  cinco  años.  En  estos  debe  ocuparse  la  prensa  en  man- 
ifestar sus  errores,  para  que  se  contesten,  ó  para  que  en  la  ocasión 
se  reformen.  Serán  las  respuestas  cencerros,  almireces,  matracas 
dicterios,  apodos,  burlas.  El  necio  é  ignorante  se  conocen  en  su 
modo  de  hablar.  ¿Pero'quien  en  la  América  toda  no  conoce  al 
hombre  h  quien  se  ha  puesto  en  ridiculo^  Es  cierto  que  muy  po- 
cos han  oido  los  nombres  de  sus  enemigos.  A  o  hagamos  celebre 
á  Anyto  por  la  muerte  de  Sócrates. 

Representación  al  Soberano  Congreso. 

SEñoR=La  Soberanía  esta  en  el  pueblo.  La  verdadera 
traición  consiste  en  usurpar  ó  disminuir  sus  derechos.  El  tira- 
no y  sus  cómplices  merecen  igual  pena.  No  hay  mayor  que 
la  de  muerte  :  esta  corresponde  á  todos  los  comprendidos  en 
este  delito.  Mi  silencio  me  numeraria  entre  ellos,  no  occurri- 
endo  al  cuerpo  legislativo.  El  adjunto  impreso  prueba,  que  se 
me  ha  separado  de  mi  silla,  de  mi  voz,  y  de  mi  voto,  al  parecer 
por  una  convinacion  entre  el  ejecutivo  y  el  autor  principal  del 
proyecto,  que  se  está  discutien  do  Es  probable,  que  se  quisiese 
mi  separa  cion  sin  detenerse  en  los  medios.  Reclamo  las  garantias 
que  corresponden  á  todo  ciudadano  :  su  seguridad  personal :  es  la 
segunda  del  articulo  193  de  la  constitución  que  rije.  Reclanío 
mis  privilegios  de  Representante  de  la  nación  :  no  puedo  ser 
suspenso  del  egercicio  de  mis  funciones  sin  causa  muy  grave  y 
fundada.  Digo  de  nulidad  de  cuanto  se  ha  sancionado  sin  mi 
asistencia,  y  de  lo  que  en  adelante  se  hiciere.      Pido  que  se 


^'y^.^'í.siw- 


7^ 

traigan  los  autos  y  se  lean  íntegros,  sin  pasar  á  comisión.  Hora 
y  media  será  la  que  pueda  invertirse  en  su  lectura.  Esto  no 
trastorna  el  orden  del  juicio,  ya  por  el  tiempo,  ya  porque  la 
'causa  está  fuera  de  sumario.      Se   conocerá,  que  no  pude  ser 

Í)reso,  pero  ni  aun  sugeto  ajuicio;  se  conocerán  los  falsos  in- 
ermes de  Mariategui,  para  conseguir  con  engaños,  un  desafue- 
ro, sin  conocimiento  de  causa ;  se  dará  al  público  una  satisfac- 
ción que  espera,  y  con  ansia  el  éxito  de  este  asunto.  Si  no  se 
decretase  como  suplico,  obedeceré  humildemente  la  resolución, 
pero  apelare  por  la  imprenta  ante  todo  el  universo,  y  en  un  se- 
gundo manifiesto  presentaré  verdades  mas  terribles.  Cárcel 
de  la  inquisición  y  febrero  3  de  l82S.=Manuel  de  Vid¡¡¡Lurre. 

Sr.  dipudado  don  Mariano  Alejo  Alvarez.  Nombrado  V.  S. 
diputado  por  mi  provincia,  está  en  obligación  de  elevar  la  ad- 
junta nota  al  Soberano  Congreso.  Somos  cuartro,  no  puedo 
confiar  de  los  otros  dos.  V.  S.  ha  presenciado  el  rencor  activo 
de  ellos  contra  mi.  El  señor  Telleria  en  las  dos  emigraciones 
quedó  entre  los  españoles,  y  es  tio  carnal  de  Mariategui.  El  sr. 
Ruis  Dávila  se  ha  esplicado  en  favor  de  España  del  modo  mas 
escandaloso.  Ni  aman  mi  persona  ni  mis  opiniones.  Es  pre- 
ciso se  tenga  una  sesión  extraordinaria  permanente.  No  puede 
haber  asunto  alguno  que  mas  interese.  Espero  que  V.  S.  lo 
promoverá,  y  me  conteste  para  dar  al  publico  la  resolución. 

Si  la  co  misión  se  contempla  indispensable,  solo  deberá  ser 
por  horas,  y  sin  la  asistencia  de  mis  declarados  enemigos. 
Ellos  mismos  por  delicadeza  deberían  separarse.  Recuerde  U. 
S.  que  los  señores  Telleria  y  Cuadros  han  hecho  de  acusado- 
res contra  mi :  que  el  señor  Mejia  y  el  señor  Benavides  pre- 
sentaron la  proposición  para  desaforar  á  todos  los  diputados, 
que  resultasen  complicados  en  la  causa  de  que  se  trata.  La 
sesión  deberá  ser  pública.  Todo  el  pueblo  debe  oír  negocios 
de  esta  especie. 

Después  de  hacer  los  últimos  esfuerzos  en  favor  de  los  de- 
rechos de  mis  conciudadanos  y  de  los  míos,  el  ecsíto  me  es  in- 
diferente. Hay  un  juez  superior  á  todos  los  jueces,  que  es  la 
opinión  pública.  Abogaré  ante  esta,  sostenido  de  mí  justicia, 
sin  que  me  alteren  grandes  cabalas,  ni  pequeñas  intrigas.  Ten- 
go el  honor  de  suscribirme  de  V.  S.  su  muy  atento,  seguro  ser- 
vidor.— Manuel  de  Vidaurre, 


DISCURSOS 


w 


DE     OPOSICIÓN    AL     PROYECTO    DE     LA    NUEVA    CARTA    POR    EL     ( 

DIPUTADO 

D.  MANUEL  DE  VIDAURRE. 


DISCURSO 


3.    ®      SOBRE    EL    CASO    5.    ®     ART.    6.     ® 


El  25  de  la  Constitución  española.  Dice  :  que  se  suspenda  el 
ejercicio  de  los  derechos  de  la  ciudadania  por  ser  deudor  que- - 
brado  6  deudor  al  tesoro,  que  no  paga  después  de  una  egecu- 
cion  legal.     La  calidad  no  está  en  la  carta  de  españa. 

Seré  mui  ligero,  ftn  todos  los  debates  he  de  procurar  que 
mis  pensamientos  excedan  a  las  palabras.  Nada  de  pinturas 
ni  adornos.  Concluya  la  constitución  por  la  que  el  pueblo 
anhela.  Sin  ella  no  hay  estado.  El  principio  de  todos  los 
intereses  es  formar  y  ratificar  los  socios  sus  pactos  en  sociedad. 

Se  suspenden  los  derechos  del  hombre  ó  por  pena  6  por 
falta  de  razón.  No  puedon  señalarse  otros  casos.  Privar  al 
ciudadano  de  tener  parte  en  la  representasion  nacional  es  un. 
castigo ;  si  la  naturaleza  no  le  ha  negado  las  luces  que  son  je- 
nerales  a  todos  los  hombres ;  la  representasion  es  un  solo 
derecho. 

Para  un  castigo  es  preciso  un  delito  antecedente.  Deber  y 
no  pagar  es  crimen?  De  ningún  modo,  sino  hubo  dolo,  ó  cul- 
pa lata  ¡Cuantas  circunstancias  pueden  hacer /que  el  hombre 
mas  honrado  é  innocente  se  arruine  en  su  fortuna ;  no  pueda 
cumphr  a  pesar  suyo  con  los  contratos  a  que  se  obligó.  Si  no 
me  negase  a  las  ampliaciones  formarla  una  nomenclatura  im- 
mensa. El  comerciante  a  quien  se  le  ha  perdido  un  buque,  ó 
cuya  confianza  burló  un  picaro ;  el  hacendado  que  tuvo  dos 
malas  cosechas ;  a  quien  se  incendió  la  casa  ó  cañaveral  ; 
«1 iba  quebrantando  mi  palabra. 


f^W   ''^-'-'  i'rv  '«'Tr^ 


77 

En  este  primer  debate  necesito  asentar  principios  para  des- 
pués no  hacer  sino  recordarlos.  Los  derechos  del  hombre  se 
convierten  en  derechos  del  ciufladano  por  el  pacto  social. 
Como  no  hay  hombres  sin  deretífeos  naturales,  no  hay  ciuda- 
d^danos  sin  derechos  sociales.  En  el  estado  de  la  naturaleza 
se  perdian  por  la  agresión,  en  el  estado  social  por  el  crimen. 
El  cuerpo  legislativo  no  dá  estos  derechos :  los  escribe  única- 
mente. El  individuo  los  tiene  como  hombre  y  como  ciuda- 
dano :  sino  es  agresor,  sino  es  criminal,  no  puede  ser  privado 
de  sus  derechos. 

JVo  es  lo  mismo  privar  de  los  derechos  que  suspenderlos  para 
que  se  trabaje  por  recuperarlos.  No  es  este  mi  voto.  Al  que 
^e  le  suspenden  los  derechos  queda  degradado  delante  de  la 
nación,  y  cuanto  menos  vale  a  los  ojos  de  sus  conciudadanos, 
menores  medios  tiene  para  mejorar  su  fortuna.  En  cuales- 
quiera negociación  que  emprenda  se  dirá,  este  ciudadano  no 
está  en  el  ejercicio  de  sus  derechos.  Es  una  clase  de  infamia  : 
nadie  se  confia  de  un  infame.  'r, 

Se  arguye  también,  que  al  menor  y  al  insensato  se  les  tiene 
suspensos  sus  derechos  y  no  se  les  agravia.  Comparación 
desproporcionada.  No  puede  entrar  en  paralelo  el  racional  y 
el  que  no  lo  es.  La  una  es  eception  de  la  naturaleza,  la  otra 
del  arbitrio.  » 

Puede  muy  bien  ser  el  deudor  a  la  hacienda  hombre  de  tales 
talentos  y  aptitudes  que  la  patria  necesite  de  su  persona  para 
una  de  las  primeras  plazas.  ¿  Y  se  privará  de  sus  servicios  por 
que  debe?  Esto  es  renunciar  una  utilidad  evidente  por  evitar 
un  mal  infinitamente  pequeño.  Se  concedería  el  empleo  de- 
sentendiéndose de  la  suspensión  en  que  se  hallaba  de  sus 
derechos?  Era  una  monstruosidad.  Por  grados  se  van  au- 
mentando los  inconvenientes.  Sin  meditarlo  Íbamos  a  incurrir 
en  el  gran  defecto  de  la  República  de  Cartago,  donde  el  que 
no  era  rico,  no  podía  obtener  ninguna  majistratura. 

En  el  comité  de  la  Constitución  de  Francia  se  asentaron 
ciertas  verdades,  que  deben  ser  respetadas  por  todas  las  na- 
ciones, que  quieran  formar  un  código  político — Para  preparar 
una  Constitución  es  menester  conocer  los  derechos  que  la  jus- 
ticia natural  concede  a  todos  los  individuos  ;  se  han  de  recordar 
los  principios  que  deben  formar  las  base  de  toda  especie   de 


78 

sociedad.  Cada  artículo  de  la  Constitución  ha  de  ser  la  con- 
secuencia de  un  principio.  ¿De  que  principio  se  deduce  que  el 
inocente  sufra  una  pena  ?  Este  articulo  es  opuesto  a  la  ley 
natural,  lejos  de  ser  una  consecuencia  de  ella  :  donde  no  hay 
moral  no  hay  política.  -í> 

Se  ocurre  a  la  necesidad  de  protejer  el  comercio  y  atender 
a  la  administración  para  avilitar  ó  lejitimar  ciertas  medidas. 
Por  eso  dijo  un  escritor  moderúq ;  necesidad  ?  Injusticia. 
La  razón  de  estado  es  un  velo  grosero  con  que  se  cubre  toda 
iniquidad.  ¡Quien  leerá  sin  horror  al  ingles  Gout-Lokic  !  La 
moral  y  la  justicia  no  tienen  que  hacer  con  la  política.  Jamas 
se  les  vé  sentarse  en  un  Congreso.  Estas  virtudes  no  son  mas 
admisibles  en  los  intereses  de  los  pueblos,  que  las  cuestiones ^ 
de  física  aritmética  y  arquitectura.  Sinónimos  serán  las  con- 
testaciones que  se  den  a  mis  argumentos.  Los  principios  que 
se  repiten,  se  dirá,  son  muy  buenos,  pero  si  se  observan  reliji- 
osamente,  las  tesorerías  quedarán  ecsaustas,  y  no  habrá  como 
atender  a  las  necesidades  ordinarias  y  estraordinarias  ;  los  ne- 
gociantes perderán  una  garantía :  el  trafico  es  la  vida  de  las 
naciones.  Replicaré  inmediatamente :  la  moral  y  la  justicia 
jamas  pueden  ser  perjudiciales  a  los  pueblos.  Cicerón  :  „todos 
los  deberes  de  la  sociedad,  todas  las  leyes,  toda  la  moral  deben 
consistir  en  lo  honesto  y  útil.  La  diferencia,  que  ha  querido 
ponerse  entre  lo  honesto  y  ütil  ha  producido  los  crímenes  de 
los  hombres,  para  los  hombres,  y  de  las  naciones  para  las  na- 
ciones.,. 

Conduce  al  hombre  a  la  usurpación  del  poder,  y  a  la  tiranía 
asia  la  república — La  sociedad  que  es  el  estado  mas  conforme 
a  la  naturaleza  se  aniquilarla,  si  se  pudiese  preferir  alguna  cosa 
a  la  justicia  sobre  la  cual  se  funda — siguiendo  una  política  con- 
traria vendríamos  a  incidir  en  lo  que  escribe  Montaigne — el 
bien  publico  ecsije,  que  traicione,  que  mienta,  que  asesine, 
¿ésto  es  inicuo  ?  Es  horrososo  ?  Pues  la  injusticia  no  están 
grande,  si  se  ejercita  contra  los  enemigos  de  la  patria,  como 
seria  castigando  un  innocente.  miiíevj 

Una  buena  constitución  es  el  resultado  de  una  moral  pura. 
Consiente  ella  aflijir  al  desgraciado  y  aumentar  sus  males  en 
lugar  de  socorrerlo  ?  Como  por  desgracia  se  han  introducido 
una  multitud  de  libros  perjudiciales  a  las  costumbres  y  espan- 


79 

tosas  contra  la  relijion ;  hubiera  querido  que  nos  familiarisase- 
mos  con  aquellos  que  puedan  darnos  una  ilustración  útil.  Nú- 
mero entre  estos,  las  consideraciÉnos  sobre  la  coneccion  entre 
la  moral  y  política  obra  del  ilusTO  Barón  de  Desberg :  se  veria 
l(l¡,  que  la  relación  de  la  política  con  la  moral,  es  la  de  la 
parte  con  su  todo ;  que  la  moral  es  la  guia  de  la  vida  humana ; 
del  adelantamiento  y  verdadera  felicidad  ;  el  principio  infalible 
del  orden;  y  que  todo  lowlativo  a  la  dirección  de  los  indi- 
viduos y  gobierno  de  las  naciones,  es  comprendido  entre  su 
esfera  y  sujeto  a  sus  leyes  jenerales.  Cuanto  se  le  opone,  es 
¿njusticia,  temeridad,  capricho. 

Especifiquemos  las  dos  partes  del  caso.  En  cuanto  a  los 
^fallidos,  no  pueden  presentarse  ideas  tan  sublimes,  como  las 
que  reunió  en  cortos  renglones  el  marques  de  la  Becaria.  El 
se  retracta  de  la  opinión,  que  contra  ellos  habia  sostenido  en  la 
primera  edición  de  su  obra.  Dice  que  el  comercio  y  las  pro- 
piedades no  son  el  fin  del  pacto  social.  Es  cierto  :  es  uno  de 
sus  objetos  ;  pero  antes  debe  colocarse  la  persona  que  los 
bienes.  Es  primero  asegurar  la  vida  y  la  libertad,  que  atender 
a  las  riquezas  adquiridas.  La  protección  a  la  persona  del 
hombre  es  mas  sagrada^  que  la  protección  a  las  propiedades, 
dice  Paine,  Cuando  se  señala  la  persona ;  se  entienden  todos 
los  derechos  correspondientes  a  la  persona.  No  se  negará  el 
mas  indolente  avaro  a  entregar  sus  tesoros  por  no  sufrir  ia 
muerte,  ó  una  prisión  sin  plazo.  Becaria  confesó  haber  ata- 
cado los  derechos  de  la  humanidad,  no  distinguiendo  al  fallido 
culpable  que  roba  á  sus  confidentes,  con  el  desgraciado  que  por 
inesperados  sucesos,  ó  malos  cálculos  vio  en  un  momento  desa- 
parecer el  resuhado  de  su  honesto  trabajo.  Este  es  digno 
de  compasión,  aquel  merece  la  ecsecracion  universal.  Los 
progresos  del  comercio,  lo  recomendable  de  las  propriedades, 
no  harán  jamas  lejítimo  el  castigo  que  se  impone  a  un  inocente. 
Estos  mismos  eran  los  sentimientos  del  Montesquieu  de  la 
Itaha.  Declamó  contra  las  penas  terribles  sancionadas  en 
diversas  naciones  contra  los  fallidos  ;  en  muchas  la  de  muerte. 
Se  horrorisa  al  contemplar  que  no  se  diferencian  los  casos. 
Demuestra  basta  la  evidencia  misma,  que  siempre  fué  mas 
ventajosa  la  suerte  del  doloso,  que  la  del  inculpable.  El  uno 
se  reserva  caudales  con  que  girar  de  nuevo  y  contentar  a  sus 


80 

acredores ;  el  otro  nada  retiene,  qué  pueda  salvarlo  de  la  pri- 
sión, ó  aliviar  su  infortunio.  Será  espuesto  al  pilori,  y  en  el  a 
la  ridicula  ceremonia  del  Bona-cedo :  invención  de  algún 
hombre  que  trató  de  envileceina  sus  semejantes. 

Hacen  26  años  que  oy  un  argumento :  el  esta  escrito — ^' 
que  entra  en  el  comercio  se  sujeta  a  sufrir  las  penas  de  los  fal~ 
lidbs.  No  puede  alegarse  desproporción  ó  injusticia,  precedi- 
endo el  allanamiento.  Es  semejanza  de  los  cuerpos  religiosos, 
donde  se  multiplican  los  preceptos  evangelicoí^y  la  responsibili- 
dad  eterna  por  la  invención  de  algunos  fundadores.  ¡Que 
poca  filosofía  !  Sin  duda  que  la  naturaleza  humana,  se  eleva, 
hoy  a  su  perfección — Debe  preguntarse  ¿  que  comerciante 
espresó  su  voluntad  ?  Setjontesta:  el  hecho  de  dedicarse  al( 
comercio.  No  :  es  la  arbitrariedad,  es  la  injusticia.  También 
el  que  tiene  la  desgracia  de  nacer  bajo  el  imperio  de  un  des- 
pota, se  obliga  a  la  muerte  y  al  destierro,  si  loca  una  flor  en  el 
jardin  del  tirano,  si  ama  a  su  hija  ó  a  una  hermana,  si  persigue 
la  fiera  destinada  a  su  entretenimiento.  Habla  la  fuerza  no  el 
voto  nacional,  que  constituye  una  ley.  Ningún  hombre  puede 
obligarse  a  perder  sus  derechos,  sino  es  por  el  crimen.  El 
contrato  seria  vicioso,  porque  contenia  una  lesión  enormisima. 
?  Que  compensativo  puede  darse  por  esos  derechos  ?  Cicerón 
piensa  que  la  justicia  de  las  leyes  sociales,  no  es  arbitraria,  que 
no  depende  sino  de  su  propia  esencia,  Las  leyes  escritas  por 
los  hombres  pueden  descarrearse  de  ella ;  pero  no  serán  ver- 
daderas leyes :  no  debia  dárseles  ese  nombre.  Nosotros  no 
tenemos  para  distinguir  una  ley  buena  de  una  mala,  sino  la 
naturaleza. 

Sustilisan  los  partidarios  de  los  intereses.  Esta  pena  dicen 
hace  que  el  comerciante  sea  mas  prudente,  activo,  circunspecto 
en  sus  negociaciones,  que  arregle  con  mayor  atención  sus  cál- 
culos, que  modere  sus  gastos,  qué  recapacite  con  vigilancia  los 
riesgos,  Y  cuando  haya  cumplido  con  todos  esos  consejos, 
será  superior  a  la  fatalidad  ?  Puede  haber  politica  de  gabinete 
ó  trafico  sin  riesgos  ?  Si  se  esperase  la  certidumbre,  nadie 
entrariá  en  negociaciones  diplomáticas  ni  mercantiles.  Lo  mas 
que  se  puede  ecsijir  es  la  probabilidad  ;  nunca  la  evidencia. 
La  maquina  quedaría  sin  movimiento.  El  caballo  tropieza  en 
los  llanos,  el  buque  sosobra  en  los  mares  pacificos.     No  se  tra- 


81 

herían  mercaderías  de  grandes  distancias :  mucho  menos  en 
tiempo  de  guerra  :  este  era  un  vacío  para  el  estado,  careciendo 
de  frutos  preciosos,  necesarios  y  útiles  ¿  Empero  se  ha  caute- 
lado todo  ?     Resta  por  cautelarfee  el  incendio,  el  naufragio,  la 

•¿peste,  la  anarquía,  las  quiebras  de  otras  casas  con  las  que  se 
tenian  relaciones.  Releguemos,  Señor,  las  penas  a  los  países 
del  crimen.  Compadescamos.la  innocencia.  No  copiemos 
articules  de  otras  constitinsftlhes,  sin  filosofar  sobre  su  contOTido. 
Digamos  alg<<fcobre  los  deudores  á  la  hacienda.  No  se  sus- 
penden los  derechos  del  que  debe  á  un  ciudadano  particular. 
Y  por  que  se  suspenden  cuando  es  en  favor  del  estado?  Varia 
la  naturaleza  de  la  acción  ?     No  puede  ser  sino  por  un  privi- 

I  legio  ¿  Y  esta  voz  privilegio  tiene  lugar  en  el  diccionario  de  un 
pueblo  libre  ?  No  por  cierto :  el  estado  en  este  caso  es  una 
persona  moral,  igual  ante  la  ley  con  cualquiera  otra  física.  Si 
asi  no  es,  falta  la  igualdad,  y  con  ella  la  libertad  de  los  hom- 
bres. El  artículo  quede  en  el  código  de  los  despotas  ó  en 
aquellos  en  que  no  se  establecieron  bien  los  derechos  del  ciu- 
dadano. En  el  antiguo  Egipto  se  respetaba  la  persona  del 
deudor  ¿y  en  un  mundo  libre  se  le  equivocará  con  el  delin- 
cuente ?  No  se  pongan  ejemplos  :  el  congreso  no  obra  por 
ellos,  sino  por  la  razón. 

Es  para  cautelar,  que  lo  moroso  no  perjudique  a  los  indi- 
pensables  gastos  de  la  administración,  O  la  morosidad  es 
culpable  6  no  lo  es  ?  O  el  deudor  tiene  como  pagar,  ó  no 
tiene  ?  Si  tiene  con  que  pagar  y  oculta  los  bienes  es  un  delin- 
cuente ;  sus  derechos  quedan  en  suspenso,  como  reo  procesa- 
do;  si  son  manifiestos,  se  embargan  y  se  venden:  y  si  nada 
tiene,  que  aprovecha  el  estado  con  infamarlo  ?  Este  es  un 
verdadero  mal  para  la  República. 

Se  dirá  que  si  nada  tiene,  carece  por  ese  capitulo  de  persone- 
ría en  las  Asambleas  nacionales.  Esto  no  satisface :  se  le 
privará  de  la  voz  activa  y  pasiva  por  sumamente  pobre,  no  por 
deudor.  Es  lo  segundo  y  principal,  por  que  aunque  deba  á  la 
Hacienda,  puede  quedarle  alguna  industria,  ejercicio  ó  facuhad, 

.    que  lo  constituya  un  hábil  ciudadano. 

Se  cometen  muchos  fraudes  para  ecsimirse  del  pago  de  lo 
que  se  debe  a  la  Hacienda.     Puede  muy  bien  ser  un  criminal 
el  deudor,  y  no  ser  fácil  probarle  el  crin¡en.     El  articulo  es  un 
11 


82 

remedio  preventivo  al  abuso.  Creía  que  era  una  regla  reci- 
bida entre  las  naciones  civilisadas,  que  donde  no  hay  prueba 
no  hay  sentencia  condenatoria :  que  mas  vale  dejar  impunes 
mil  crimenes,  que  castigar  un  inocente.  Ningún  legislador 
pondrá  por  remedio  preventivo  una  capitis  diminución  :  esta, 
sufre  el  ciudadano  a  quien  se  les  suspenden  sus  derechos.  Es 
atentado  aprisionar  sin  crimen  conocido  y,  no  será  mayor  aten- 
tadan'sentenciar  sin  un  juicio  fornsial  ?  Un  celebre  moderno 
dice  :  que  la  ley  es  arbitraria,  cuando  se  atril^ye  la  fuerza  de 
un  juicio. 

No  es  el  medio  de  estimular  a  los  pagos  el  que  se  ha  adop- 
tado. No  hay  mejor  estimulo,  que  hacer  que  se  ame  al  Go- 
bierno, como  á  la  propia  familia.  Esto  se  logra  por  sabias  [eyes, 
levantando  las  conpuertas  á  la  riqueza  nacional.  Donde  todos 
tienen  como  subsistir,  ninguno  alegará  indigencia,  que  le  impida 
satisfacer  lo  que  debe  al  Estada¿  Amará  al  Gobierno  el  ino- 
cente que  se  mira  privado  de  sus  derechos  ? 

El  art.  24.  caso  3.  °  de  la  constitución  peruana  no  era 
justo ;  pero  a  lo  menos  no  era  tan  jeneral.  Deciá  deudor  mo- 
roso. No  era  justo ;  porque  contra  el  deudor  moroso  hay 
medios  civiles  para  ejecutarlo.  Era  menos  injusto  porque  la 
morosidad  es  un  cuasi  delito.  Se  entiende  la  morosidad  cul- 
pable. Ella  contemplo  que  es  semejante  al  robo :  detiene  lo 
ageno  contra  la  voluntad  de  su  dueño. 

Se  dice  :  que  todo  gobierno  es  paternal :  que  tiene  las  exir- 
traíias  de  una  madre.  Seria  el  articulo  que  discutimos  dictado 
por  aquellos  seres  que  nos  dieron  la  ecsistencia  ?  Un  padre 
tiene  diversos  hijos  ;  manda  que  todos  por  su  parte  costeen  el 
alimento ;  sin  culpa  suya  el  uno  se  ve  imposibilitado  a  concur- 
rir al  gasto  en  la  hora  designada ;  manda  el  padre  que  no 
coma  hasta  que  dé  su  contingente  ¡  Cuanto  se  equivocarla 
este  padre  con  un  tirano  !  La  econoraia  política  es  en  grande 
la  economía  domestica  :  ni  una  ni  otra  deben  separarse  de  los 
rigorosos  principios  de  la  moral. 

El  sistema  de  derechos  y  obligaciones  es  admirable :  lo 
aplico  siempre.  El  deudor  a  la  hacienda  nacional  es  privado 
de  sus  derechos.  El  estado  que  debe  al  ciudadano  es  respe- 
tado. No  paga  porque  no  puede  se  dice.  Lo  mismo  alega 
el  individuo    ¿  Se  convendrá  la  justicia  con  la  diferencia  en 


8ÍS 

los  efetos  ?  La  detención  de  los  pagos  que  hace  el  estado,  es 
muchas  vezes  la  causa  de  la  detención  del  ciudadano  para 
pagarle.  El  dinero  es  un  fluido  que  corre ;  si  se  estanca,  si  se 
detiene,  quedan  muchas  partes  sin  humedad.  Es  la  circulación 
.de  la  sangre ;  si  se  impide  en  una  entraña  en  un  bazo,  el  curso 
jeneral  se  altera.  Las  bancarrotas  de  las  naciones  envolvieron 
en  desgracia  inumerables  casas  y  familias.  La  del  Escoses — 
Low-lade=tambien  es  incidir  en  el  lujo  de  los  discuros.  ♦ 
*  Por  el  art.  se  suspenden  los  derechos  del  ciudadano;  es 
decir  todos  los  derechos.  En  buena  lógica,  donde  no  hay 
especificación,  hay  jeneralidad  perfecta.  ¿  Y  cuales  son  estos 
derechos?  Debemos  creer  que  son  los  declarados  en  los 
Estados — Unidos  y  en  la  Asamblea  de  Francia  la  libertad, 
la  propriedad,  la  seguridad,  y  la  resistencia  á  la  opresión 
¿  Permanecen  estos  ?  ¿  Cuales  son  los  que  se  suspenden  ?  El 
articulo  no  lo  dice. 

Hubo  una  gran  disputa  en  la  Asamblea  de  Francia  sobre  si 
la  declaración  de  los  derechos  del  hombre  habia  de  preceder 
á  la  constitución,  si  habia  de  seguir,  6  si  se  callariá,  haciendo 
de  ellos  las  deducciones  en  los  articulos  constitucionales. 

El  caso  presente  manifiesta  que  debian  preceder.  Era  el 
modo  de  que  supiésemos  los  que  se  suspendian  y  los  que 
continuaban.  El  Señor  Caravedo  lo  insinuó  en  tiempo  opor- 
tuno. 

Señor  estas  cuatro  clausulas  en  compendio  demuestran  que 
el  articulo  es  contrario  a  los  derechos  del  hombre,  del  ciuda- 
dano, á  la  moral,  a  la  justicia  a  la  política.  Contéstese  con  la 
confianza  que  ni  en  este  dia,  ni  en  ningún  otro  hablaré  dos 
veces  bajo  el  pretesto  de  esphcar  hechos  ni  deshacer  equívocos. 
Soy  el  menos  ilustrado  en  la  Asamblea.  Cada  uno  Me  los 
representantes  del  pueblo  conoce  mejor  que  yo  los  articulos 
dignos  de  estamparse  en  una  carta,  á  la  que  han  precedido 
tantos  modelos;  los  que  deben  repelerse  por  no  conformes  con 
los  principios  adoptados  por  los  pueblos  libres. 

Manuel  de  Vidaürre. 


w 


DISCURSO 


CUARTO  CONTRA  EL  CASO  SÉPTIMO  DEL  ART.  SESTO  DEL  PRO-  ^ 
YECTO  DE  CONSTITUCIÓN  PRONUNCIADO  EN  LA  TRIBUNA  EL 
DÍA  14  DE  DICIEMBRE  DE  1827  POR  EL  DIPUTADO 


MANUEL  DE  VIDAURRE. 

El  artículo  25  caso  3.  °  de  la  constitución  española  está 
ampliado  en  el  que  hoy  se  sujeta  a  debate.  El  español  decia : 
los  derechos  del  ciudadano  se  suspenden  por  el  estado  de  sir- 
viente domestico.  El  proyecto  añade,  peón  jornalero,  simple 
soldado  del  ejército  y  la  armada,  marinero.  La  razón  única 
que  se  alegará  sin  duda  es,  que  hay  una  presunción  violenta  de 
que  estas  personas  no  procederán  por  voluntad  propia,  sino 
conducidos  por  aquellos  de  quienes  immediatamente  dependen. 

Procedamos  por  principios.  P*  C  :  vuestros  altos  cono- 
cimientos en  el  derecho  publico  y  constitucional  justifican  mi 
laconismo.  No  se  me  note  de  plagiario.  Es  difícil  crear  ideas 
He  dicho  muchas  veces  que  el  pequeño  libro  de  Locke  ha 
sido  mi  maestro,  después  que  dejé  el  Heineccio,  cuyo  derecho 
natural  y  de  jenles  fué  en  el  convictorio,  la  semilla  preciosa, 
que  se  sembró  en  el  árido  campo  de  mi  entendimiento.  No 
he  desjueciado  a  Rousseau.  Pero  en  los  oradores  ingleses 
hallé  sieinpre  principios  mas  luminosos.  De  Pitt,  Fox,  Sheri- 
dan  hice  un  estudio  continuado.  Ellos  hablaran  por  mis 
labios.  El  orden  de  los  raciocinios,  será  uninicamente  mi  obra. 
Esta  advertencia  no  es  inútil,  cuando  el  orador  es  un  espectá- 
culo a  los  angeles  y  los  demonios.  No  escandalise  lo  que 
diga,  todo  está  escrito  poí  los  sabios. 

Los  hombres  libres,  iguales  é  independientes  por  la  natu- 
raleza, no  pueden  sujetarse  al  poder  de  otro  sin  su  consentimi- 
ento.    Este  consentimiento  es  el  que  forma  la  sociedad  y  la 


**t 


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8& 

continua.  Un  disenso  jeneral  disolvería  la  sociedad,  volviendo 
los  hombres  al  estado  de  la  naturaleza.  Esta  libertad,  igual- 
dad, é  independencia  es  la  misma  para  el  alto  y  bajo  de  esta- 
tura, para  el  mas  6  menos  fuerte,  para  el  de  talento  superior  6 
rudo.  Cualidades  diversas  dispuso  el  próvido  no  diversos  de- 
rechos. Fue  un  error  del  Señor  Langriche  cuando  dijo  :  que 
ni  Dios,  ni  la  naturaleza,  ni  la  sociedad,  han  hecho  a  los  hom- 
bres una  sola  vez  iguales.  Sofisma  en  que  tomó  los  accidentes 
•por  la  esencia.  De  esta  clase  son  los  argumentos  de  que 
usaron  siempre  los  abogados  de  la  tiranía.  El  fuerte  puede 
oprimir  al  débil,  pero  será  con  injusticia  ;  el  astuto  engañar  al 
menos  cauto,  pero  será  con  dolo  :  los  alentados  no  justifican 
las  acciones. 

Para  asegurar  la  igualdad,  la  libertad,  la  independencia,  se 
unieron  los  hombres  formando  un  cuerpo  político.  Si  después 
de  reunidos,  una  parte  mas  fuerte  disminuye  esa  libertad,  esa 
igualdad,  esa  independencia,  el  gobierno  es  tiránico,  sea  mo- 
nárquico, sea  aristocrático,  6  democrático.  El  hombre  pierde 
por  la  sociedad  en  lugar  de  adelantar  con  ella.  En  el  estado 
de  la  naturaleza  tiene  su  entendimiento  y  voluntad  para  gober- 
narse, conducirse  al  bien,  huir  el  mal,  precaver  el  daño,  con- 
seguir la  felicidad  y  el  placer.  Siendo  parte  de  la  nación  no 
debe  perder  ese  entendimiento  ni  esa  voluntad.  Se  acomodan 
sus  facultades  al  fin  jeneral,  que  es  asegurar  los  dones  de  la 
naturaleza,  espuestos  en  una  situación  aislada,  donde  el  hombre 
sino  obedece,  tampoco  es  obedecido ;  sino  tiene  personas 
señaladas  á  quien  temer,  las  teme  a  todas.  En  la  sociedad  usa 
de  su  entendimiento,  dando  leyes  por  sí  o  por  sus  represen- 
tantes; de  su  voluntad  nombrando  majistrados,  por  sí,  ó  por 
personas  a  quien  delega  este  poderío.  Seria  un  acto  de  Wcura 
por  el  que  los  hombres  formando  sociedad,  derogasen  precisa- 
mente el  fin  esencial  de  la  sociedad,  que  es  conservar  la  vida, 
la  libertad,  el  reposo,  el  bien. 

Un  pueblo  en  el  que  una  parte  de  los  individuos  que'  ló 
componen  tiene  derechos,  y  otra  no  los  tiene,  es  una  Lacede- 
monia  compuesta  de  ciudadanos  y  de  llotes — Es  un  gobierno 
verdaderamente  monstruoso  é  injusto.  La  minoria  lodo  lo 
puede;  la  mayoria  nada  vale.  Juzgo  el  número  de  los  que  no 
ejercitan  sus  dcrephos  superior  al  de  aquellos,  que  los  gozan  en  ^ 


4 


86 

su  plenitud.  La  división  es  de  amos  y  esclavos ;  los  unos  con 
derechos,  los  otros  con  obligaciones.  ¿  Y  podremos  decir, 
que  se  concurrió  sin  violencia  en  esta  clase  de  asociación  ? 
Concibamos  reunidos  todos  los  peruanos  en  el  campo  marte,  o 
en  el  campo  mayo  y  que  se  les  dice — Va  á  hacerse  una  divi- 
sión entre  vosotros ;  una  parte  dictará  leyes  y  las  ejecutará ;  la 
otra  concurrirá  con  sus  brazos  á  los  campos  y  talleres,  a  pro- 
porcionar los  alimentes  y  la  comodidad ;  con  su  vida  en  mar  y 
tierra  para  defender  la  patria  ;  con  una  porción  de  esa  cantidad  ^ 
mezquina,  que  es  el  fruto  de  su  trabajo  y  que  separa  de  la 
boca  de  su  mujer  y  de  sus  hijos,  para  sostener  grandes  casas  y 
palacios,  de  esos  que  dan  y  ejecutan  las  leyes ;  á  vosotros  solo 
queda  una  obediencia  pasiva :  ni  podéis  asister  á  lo  que  se  de- 
termina, ni  oponeros  a  la  determinación :  jurad  este  pacto.  No 
es  esta  la  pintura  de  un  demagogo ;  es  á  la  letra  le  que  dijo  el 
citado  señor  Langriche  el  19  de  julio  de  1793.  en  el  parla- 
mento de  Irlanda.  El  se  opuso  a  que  se  reformase  la  repre- 
sentación nacional,  escandalosamente  diminuta  en  aquel  pais. 

Qué  pacto  dirían  es  este  ?  La  esencia  de  un  pacto  para  ser 
lejitimo  consiste  en  que  no  haya  lesión.  Aqui  es  enormísima  : 
no  podemos  convenirnos.  En  realidad  aun  cuando  prestasen 
su  advenimiento,  el  pacto  seria  nulo.  Montesquieu  considera 
loco  al  suicida,  yo  juiJ|o  mas  loco  al  que  voluntariamente  se 
sujeta  á  la  esclavitud.  Un  sabio  creia  que  los  dioses  privaban 
de  un  sentido  á  los  siervos ;  es  mas  posible  el  que  obscure- 
ciesen su  razón.  Ninguno  que  la  tenga  espedita  consentirá  en 
ser  degradado. 

Mr-Biñon  en  su  preciosa  obra  de  proscripciones  escribe 
"  que  ademas  de  aquellas  que  obligan  á  los  ciudadanos  á  sahr 
de  st^atria,  hay  otras  que  se  ejercitan  en  la  patria  misma, 
privando  á  cierta  clase  de  las  ventajas  que  gozan  los  otros  ciu- 
dadanos. Parece  que  tenia  presente  este  proyecto  de  consti- 
tución ¿  Que  importa  que  sean  concluidos  los  privilejios  de  la 
antigua  nobleza,  si  se  introduce  una  nueva  aristocracia  de 
talentos  y  fortunas?  ¿Ecsisten  superiores?  No  hay  demo- 
cracia :  presto  tendremos  la  abominable  gerarquia.  Será  tanto 
mas  odiosa,  que  los  que  la  comienzan,  no  estando  acostumbra- 
dos á  ella  son  mas  orgullosos.  Sabemos  lo  que  era  un  Rotu- 
rier  en  Francia  si  alcanzaba  una  carta  de  nobleza.     La  aristo- 


■^ 


^^WírnT^^^ 


87 

cracia  bajo  cualquiera  forma  que  se  presente,  siempre  es 
perjudicial  á  un  sistema  libre.  En  Cartago  era  la  aristocracia 
de  las  riquezas,  en  Roma  la  del  origen.  ¿  Y  quien  no  advierte, 
ser  mas  chocante  la  primera  ?  Una  familia  de  héroes  se  en- 
tgndia  de  virtuosos ;  una  familia  de  ricos  no  produce  héroes,  y 
bien  pocas  veces  virtuosos.  ¿  Que  habremos  adelantado  con 
haber  salido  de  la  tiranía  real,  si  caemos  en  la  aristocrática  ? 

La  sumisión  á  las  leyes  es  siempre  y  necesariamente  relativa 
•a  la  idea  que  tenemos  de  la  justicia  y  bondad  de  ellas.  La  evi- 
dencia de  esto  se  consigue,  teniendo  parte  en  su  formación  6 
nersonalmente  6  por  representantes.  Entonces  se  ama  la  obra 
como  propia.  Un  gran  político  por  eso  enseñó  que  para  tener 
contento  el  pueblo,  es  menester,  mantenerle  la  ilusión,  de  que 
todo  lo  que  se  ejecuta,  es  por  que  el  lo  determina. 

No  se  alegue  que  esas  gentes  misgrables  no  aucsilian  al 
estado,  pues  no  pagan  derechos.  En  toda  administración 
moderna  prudente  se  han  preferido  las  contribuciones  indi- 
rectas. No  dudo  que  esta  sea  la  regla  de  nuestros  economistas. 
Si  así  es,  todo  el  que  come  y  viste  paga;  sea  peón,  sirviente, 
marinero  ó  soldado.  Solón  dejaba  la  voz  activa  á  los  que  no 
concurrian  con  cosa  alguna  al  sosten  del  estado,  privándolos 
.únicamente  de  la  opción  a  las  majistraturas.  El  Abad  Mabli, 
tratando  del  gobierno  de  Polonia  dice,  que  todo  caballero  sin 
propriedad,  6  que  ejerciese  un  oficio  domestico  en  la  casa  de 
otro,  no  debia  ser  nuncio  :  que  no  era  digno  de  tener  voto  en 
las  leyes.  Esto  era  privarlo  de  la  clase  de  representaQte,,pero 
no  se  le  impedia  el  elegir. 

En  buena  política  debe  propenderse  á  que  los  ciudadanos 
no  miren  con  horror  ninguna  clase  de  ocupación  :  el  espanto  j^f^' 

debe  ser  únicamente  al  vicio.  Y  bien  :  los  que  miren  la  urna, 
ese  vaso  santo  donde  se  depositan  las  voluntades  de  los  ciuda- 
danos, y  no  pueden  arrojar  la  cédula,  espresion  de  su  juicio  y 
voluntad,  no  maldecirán  la  miserable  situación  en  que  se  miran  ? 
Quantos  honestos  y  virtuosos  serán  repelidos;  acerándose  el 
que  enriqueció  con  el  crimen,  6  el  sabio  que  abusa  de  sus 
conocimientos !  El  hombre  es  naturalmente  orgulloso  :  le  es 
insufrible  la  postergación.  El  dirá — mortales  iguales  a  noso- 
tros. ¿Por  que  nos  domináis?  Meditad  P.  C.  que  ya  los 
hombres  no  están  de  rodillas ;  que  ya  levantan  los  ojos  par^ 


ver;  y  que  una  multitud  inmensa  no  quedará  tranquila  en  el 
abatimiento.  Se  celebra  que  en  la  Francia  el  año  de  1789 
Jas  elecciones  recayeron  en  personas  de  edad,  de  talento,  de 
fortuna  conocida.  Pero  los  mismos  enemigos  de  mi  sistema 
confiesan,  que  la  gran  mayoría  escluida,  oprimida,  por  defend/^r 
su  libertad  transtornó  el  orden  ¿*  No  será  una  politica  mas 
recta  prevenir  las  pasiones  fogosas  del  pueblo,  quitando  todo 
motivo  de  queja  ?  No  hubiera  habido  convención,  si  todos  los 
socios  hubieran  gozado  con  igualdad  sus  derechos.  El  que 
escribió  por  ruego  de  Wielhorski  la  constitución  de  Polonia  con 
aquella  elocuencia  que  no  es  imitable  se  espresa  asi :"  no  habr[» 
jamas  buena  y  sohda  constitución,  sino  donde  la  ley  reyne  en 
los  corazones.  Entre  tanto  que  la  fuerza  lejislativa  no  se  esti-^ 
enda  hasta  alli,  las  leyes  serán  siempre  eludidas.  En  otro 
lugar  el  mismo  ciudadimo  esclama,  pero  la  ley  de  la  naturaleza, 
esta  ley  santa  é  inprescriptible  que  habla  al  corazón  del  hom- 
bre y  a  su  razón,  no  permite  que  se  limite  la  autoridad  lejisla- 
tiva, y  que  las  leyes  obligen  al  que  no  ha  votado  personalmente 
como  los  nuncios,  ó  á  lo  menos  por  sus  representantes  como  el 
cuerpo  de  nobleza  ¿Que  frió  parecerá  mi  discurso  después 
de  haber  oido  al  elocuente  Rousseau  ? 

Se  quiere  que  la  agricultura  prospere,  pues  que  el  honrado 
campesino  no  sea  ciudadano ;  que  se  forme  nuestra  marina, 
pues  que  el  hombre  de  mar  no  sea  socio ;  que  nuestros  jóvenes 
fuertes  y  robustos  vuelven  á  defender  la  patria,  pues  que  sus 
nombres  no  sean  escritos  en  las  tablas  publicas ;  que  no  ex- 
istan vagos  ni  desocupados,  pues  que  los  que  tomen  servicio 
en  las  casas,  dejen  en  las  puertas  sus  derechos  ¡  Que  extrav- 
agancia !  Y  aun  se  admiran  los  principios  de  Hobbs?  Esta 
es  la  filosofía  del  mas  fuerte. 

Se  presume  acaso  que  esos  individuos  se  apoderarán  de  los 
empleos  y  dignidades  ?  responda  Tito  Livio  :  aunque  al  pueblo 
romano  sele  declaró  la  apitud  para  ciertas  sillas,  las  elecciones 
recayeron  en  la  nobleza.  El  pueblo  se  contentaba  con  saber 
que  podia,  sin  ambicionar  á  poseer.  Si  no  tiene  la  potencia  ni 
el  acto,  es  un  ente  degradado  respecto  de  los  demás.  Como 
podemos  conciliar  el  primer  articulo  de  los  derechos  del  hom- 
bre :  todos  nacen  y  permanecen  iguales  en  derechos,  con  las 
«•estricciones  sociales  que  ponen  entre  unos  y  otros  una  cspan- 


89 

tosa  linea  divisoria  ?  El  proyecto  sin  duda  no  se  ha  sujetado 
á  esas  reglas  admirables.  Gustavo  3.  °  pudo  trastonar  la 
constitución  de  Suecia,  por  que  los  nobles  se  hablan  apropiado 
todos  los  empleos.  El  hombre  obra  mas  por  la  pasión,  que 
y)r  la  reflexión.  Sera  fácil  convencer  al  que  no  goza  de  los 
derechos  de  la  ciudadanía,  que  esta  privación  conduce  á  su 
felicidad  ?  Y  sino  se  le  puede  convencer,  estaremos  seguros 
de  que  permanecerá  en  silencio  y  tranquilo  ? 

Si  cuando  se  dice  que  se  suspenden  los  derechos,  se  enten- 
diesen únicamente  los  respectivos  á  las  elecciones,  podría  ase- 
gurarse que  era  gravísimo  el  mal,  que  resultaba  á  la  sociedad, 
privando  de  la  voz  á  esa  que  parece  ultima  clase  del  pueblo. 
|Seria  un  imbécil,  sino  conociese  que  es  muy  fácil  disponer  del 
voto  de  un  domestico,  de  un  soldado,  de  un  marinero.  Pero 
esto  mismo  insensiblemente  le  vá  dando  dignidad  al  hombre,  y 
haciendo  que  los  grandes  y  poderosos  se  humillen  ante  la  sobe- 
ranía del  pueblo.  La  nobleza  romana  en  hábitos  blancos  sup- 
licando por  los  sufragios  de  los  miserables. 

Algunas  veces  influirá  el  cohecho  y  la  seducción.  También 
se  egercita  donde  este  derecho  es  muy  limitado.  En  ninguna 
parte  mas  que  en  Inglaterra.  Tratando  del  gobierno  de  Polonia, 
dice  el  hombre  ilustre  que  antes  cité,  el  parlamento  de  Inglaterra 
dura  tan  largo  tiempo,  que  la  corte  que  se  agotarla  compran- 
dolo  lodos  los  años,  halla  su  cuenta  comprándolo  cada  siete,  y 
nunca  le  falta  este  recurso.  En  las  elecciones  se  procederá 
por  ese  tino  que  confiesan  los  grandes  políticos,  y  entre  ellos 
Maquiavelo,  que  tiene  el  pueblo  para  elegir  los  que  lo  han  de 
mandar.  No  será  asi,  cuando  quede  muerta  esa  parte  de  la 
nación  y  al  nivel  de  los  irracionales.  Entonces  sin  duda  las 
leyes  estaran  contra  ellos.  El  espíritu  de  dominación  es  in- 
herente al  hombre.  Con  facilidad  se  decretan  palos  y  azotes 
para  esa  clase,  y  los  poderosos  faltan  de  un  modo  escandaloso 
á  las  obligaciones  mas  sagradas.  El  espíritu  de  la  usurpación 
es  inseparable  de  la  posesión  del  poder.  Dígalo  Roma  cu- 
ando se  dispusieron  las  votaciones,  que  apenas  se  oía  la  voz  de 
la  plebe.  Dará  esta  la  ley  se  dice  ?  Sí  compone  la  mayoría 
debe  darla.  No  seguiré  la  opinión  de  Locke  que  juzga  ser 
regla  de  la  naturaleza  el  que  se  siga  el  voto  de  la  mayoría  en 
la  sociedad  5  pero  si  hemos  de  convenir,  que  no  hay  otro  modo 
12 


\i 


9a 

de  resolver  las  cuestiones  que  corresponden  á  la  nación  en 
general.  Si  los  hombres  nacen  iguales  en  derechos  ;  si  lo  son 
también  en  la  sociedad,  6  nada  se  ha  de  resolver  en  común,  6 
es  preciso  que  la  decisión  dependa  de  la  voluntad  mas  nume- 
rosa. ^ 

Nunca  les  faltan  argumentos  á  los  poderosos  contra  los 
débiles.  Con  soberbia  satisfacción  se  dice  :  la  felicidad  de  los 
socios  es  el  fin  verdadero  de  la  sociedad.  No  importa  el 
orden  de  las  elecciones,  si  se  consigue  que  la  patria  prospere. 
Inglaterra  y  Francia  tienen  colegios  muy  limitados,  y  sin  em- 
bargo se  hallan  en  el  apogeo  de  su  grandeza.  El  mejoij 
método  de  tener  buenas  leyes  es  disponer  de  tal  suerte  las 
votaciones,  que  solo  sean  elegidos  hombres  de  respeto  por( 
sus  caudales,  por  sus  luces,  por  sus  empleos  y  distinciones. 
Este  argumento  no  convence :  era  menester,  que  se  probase, 
que  por  la  limitación  viene  el  engradecimiento  y  prosperidad. 
Lejos  de  esto  sabemos,  que  en  Inglaterra  los  miserables  que 
no  votan,  continúan  miserables  y  dejan  en  herencia  la  miseria 
á  sus  hijos.  En  Francia  con  un  suelo  mas  feliz,  una  industria 
y  actividad  prodigiosa  ecsisten  muchos  hospitales  para  enfer- 
mos, viejas  y  ancianos.  Estas  casas  de  piedad  tienen  por 
simientos  la  tirania.  Donde  el  hombre  es  verdaderamente 
libre  puede  economisar  para  la  vejez  y  la  desgracia.  ¡  Que 
mal  estoy  con  los  sofistas  !  Estos  son  los  sabios  cuyos  talentos, 
según  el  barón  de  Holbach  se  asemejan  al  puñal  en  la  mano  de 
un  asesino. 

Juzgo  que  el  articulo  es  uno  de  aquellos  resagos  que  siempre 
quedan  de  un  gobierno  abolido.  El  contiene  una  especie  de 
aristocrasia,  según  espresé  antes.  A  penas  nos  allanamos  á 
recibir  en  nuestro  lado,  y  en  nuestras  tertulias  á  hombres  que 
tácitamente  declaramos  por  desiguales.  El  concepto  de  la 
comisión  fue  para  mi  muy  claro  desde  que  oi  á  uno  de  los 
oradores  del  banco  opuesto  (*)  que  desearia  que  no  se  men- 
cionase esta  palabra  pueblo ;  que  habia  sido  la  fuerte  arma  de 
los  demagogos  y  que  no  podian  numerarse  los  males  que  hábia 
causado.  Esto  importa,  dejar  en  el  sueño  del  olvido  la  may- 
oria  de  una  nación,  que  por  lo  regular  es  la  que  compone  lo 

"f*  (*)  Luna-Pizarro, 


01 

que  los  franceses  llamaban  menudo  pueblo .  medio  seguro  de 
que  reine  el  poder  y  la  fuerza.  ¿  No  se  vé  la  pintura  de  Po- 
lonia dividida  eutre  señores  y  siervos  ?  y  si  es  la  pintura  de 
Polonia,  no  tememos  el  mismo  fin  trágico  ?  Rousseau  queria 
Jiacer  ciudadanos  los  que  cultivaban  alli  los  campos :  Mabli  no 
se  atrevió.  Conocia  la  justicia,  pero  temblaba  de  la  egecucion. 
El  de  Polonia  era  el  peor  de  los  gobiernos :  monárquico  aris- 
tocrático. Entre  nosotros  la  naturaleza  humana  ofendida, 
reclama  sus  derechos,  y  hace  patente  lo  que  es  la  esencia  del 
hombre,  y  lo  que  son  los  accidentes.  Blancos,  negros,  ó  ama- 
arillos,  sabios  y  no  ilustrados;  ricos  ó  pobres,  todos  son  iguales 
por  nacimiento,  y  por  el  pacto,  no  hay  otra  distinción,  que  la 
I  que  procede  de  la  virtud  y  el  mérito.  Seamos  verdaderos 
demócratas  ó  variemos  el  titulo  que  dimos  á  nuestra  constitu- 
ción. El  mismo  S,  Langriche  á  quien  cito  por  tercera  vez, 
esplicaba,  que  su  oposición  para  que  se  aumentase  la  represen- 
tación nacional  era  fundada  en  ser  una  monarquía,  no  un  gobi- 
erno democrático,  donde  debe  observarse  la  mas  perfecta 
igualdad.  Si  queremos  ser  consecuentes  que  se  declare,  que 
el  serviente  domestico,  el  peón,  el  soldado,  el  marinero  gozan 
de  los  derechos  de  la  ciudadanía  del  mismo  modo  que  los  Pre- 
sidentes de  los  tres  poderes.  Sea  este  el  dia  de  la  humanidad 
contra  la  opresión,  y  admírense  las  naciones  ancianas  del  modo 
como  una  República  naciente  respeta  los  principios.  Estoy 
tan  firme  en  mis  pensamientos,  que  si  un  negro  hubiese  nacido 
libre,  hubiese  estudiado  leyes,  y  me  excediese  en  aptitudes, 
desearía  verlo  colocado  en  la  Presidencia  de  la  Corte  Supre- 
ma. Hoy  se  me  ha  dicho  que  salió  un  comunicado  rnuy  deni- 
grativo contra  mi,  y  entre  las  cosas  que  se  me  critican  es  que 
dediqué  el  suplemento  de  las  cartas  americanas  á  un  cigar- 
rero. ¡  Virtud  santa  y  patriótica  tu  eres  superior  á  toda  clase  de 
gerarquia,  á  ti  únicamente  respeto !  Dios  me  presente  un  za- 
patero virtuoso  para  dedicarle  el  4  ®  volumen,  que  contendrá 
hechos  muy  interesantes,  la  biografia  de  hombres  cuyos  crí- 
menes, intrigas  y  supercherías  es  preciso  que  conozca  el  mundo 
entero,  para  que  los  deteste.  Pitt  tocó  con  una  débil  vara  las 
ramas  del  árbol  del  poder,  cuando  trató  de  que  se  aumentase 
la  representación  nacional.  Yo  quiero  que  la  semilla  que 
vamos  á  poner  en  la  tierra  no  produzca  el  árbol  de  las  dis- 


92 


tinciones.  Igualdad,  igualdad,  sin  la  que  jamájs  seremos  libres 
ni  felices,  sin  la  cual  no  habrá  virtud,  justicia,  iii  estabilidad  en 
un  gobierno  democrático  representativo. 

Mi  discurso  se  dirije  á  la  voz  activa ;  para  la  pasiva  seña- 
lará un  reglamento  las  calidades.  No  soy  un  atolondrado^ 
que  quiera  trastornar  el  orden.  Soy  el  defensor  de  mis  se- 
mejantes :  esta  es  toda  mi  gloria. 

Manuel  de  Vidaurre, 


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JUSTO  JUICIO 

QUE  EL  CORONEL  DE  INFANTERÍA 

DE    EJERCITO, 

f    D.  IGNACIO  NINAVILCA,  DEBE  MANIFESTAR 
A  SUS   CONCIUDADANOS    SOBRE    LAS   FALSAS, 

*  E  IMPOSTÜJRAS  COJV  qUE  PRETEJYDE  EL  SR. 
VIDAURRE, 

POR    SU    MANIFIESTO,    OSCURECER    LA    JUSTICIA, 

Y  DESTRUIR  AL  INOCENTE. 


INTRODUCCIÓN. 

CUANDO  el  ciudadano  virtuoso  que  ha  trabajado  por  la  liber- 
tad y  la  justicia,  no  encuentra  en  esta,  el  apoyo  para  la  defensa 
de  sus  derechos  ultrajados,  cumple  con  su  deber  y  con 
su  mismo  honor  manifestar  ante  el  tribunal  respectable  de  la 
opinión  pública  :  la  historia  toda,  y  las  verdades  integras,  con- 
que fué,  sorprendido  por  el  señor  Vidaurre. 

Yo  no  quisiera  tocar  puntos  que  indispensablemente  van  á 
herir  el  corazón  de  este  señor,  y  de  algunos  individuos  ;  pero 
no  puedo  callar  sin  que  se  obtengan  las  injustas  calumnias  é  in- 
sultos con  que  se  me  ataca  tan  impunemente. 

Suplicando  al  mismo  tiempo  á  mis  lectores,  no  fijen  su  pene- 
tración en  las  escases  de  mis  talentos,  sino  en  la  justicia  y  ver- 
dad conque  se  produce  mi  justo  juicio  :  el  que  queria  fuese 
puesto  por  un  letrado,  para  que  con  su  fluencia  y  estilos  alegó- 
ricos que  dase  mas  adornado  y  pudiese  agradar  á  mis  lectores  : 
pero  quiero  que  vean  es  obra  mia,  y  que  ni  la  ciencia  tan  de- 
cantada del  señor  Vidaurre,  ni  sus  inicuas  astucias  conque 
pretende  intimidarme,  podrán  imponerme  silencio  ni  que  ^o  de- 


m 


94 

je  de  hacer  presente  á  mis  oyentes  las  verdades  de  sus  falaces 
intenciones  conque  procura  desvanecer  sus  crimenes. 

1.  ^    ACUSACIÓN  DEL  PROCESO. 

Dice  mi  contendor  Vidaurre  en  su  manifiesto,  que  el  mar- 
tes once  se  le  presentó   el  infame  NinaviJca  ponderándole,  que 
el  señor  Mejía  lo  habia  injuriado,  y  á  mas,  añadiendo  el  que  le 
quería  dar  de  patadas  ;  espresion  que  él  no  oyó  y  que  ahora  se  ( 
figura  fuese  una  impostura  para  encender  mas  su  ánimo. 

1.  «^    CONTRADICCIÓN  A  LA  CALUMNIA.  < 

He  aquí,  primera  calumnia,  conque  pretende  disfrazar  sus( 
viles  intenciones  que  tenia  proyectadas  contra  el  Supremo  go- 
bierno, Mejia  y  los  cuarenta  diputados  del  Congreso.  Lo ^ro- 
haré,  (*) 

Cuando  mas  tranquilo  me  hallaba  en  el  seno  de  mi  familia,  y 
sosiego  de  mi  casa,  se  me  presenta  Sánchez,  edecán  (f )  del  señor 
Vidaurre  como  alas  nueve  de  la  noche,  y  me  dice  muy  acalo- 
rado, que  si  tenia  relación  con  dicho  señor,  le  contesté  que  si, 
y  me  refiere  estas  espresiones.  Yo  acabo  de  estar  donde  él  y 
hemos  tenido  larga  conversación,  me  ecsige  se  llegue  vd.  en  este 
instante  ásu  casa,  ó  si  nó,  lo  verifique  vd.  de  mañana  muy  tem- 
prano conmigo  que  le  intereza  demasiado  el  verlo.  En  efec- 
to, me  resolvi  al  segundo  dia,  y  fui  con  dicho  agente,  cuando 
á  pocas  cuadras  que  habiamos  andado  me  anuncia  lo  precipi- 
tado que  se  bailaba  dicho  señor  contra  los  cuarenta  diputados, 
y  que  queria  se  quitasen  á  la  posible  brevedad,  y  para  cuyo 
efecto  me  hace  ver  Sánchez,  que  ya  se  hallaba  comprometido 
á  defenderlo  y  sostener  con  su  vida  la  enunciada  empresa  que 
tenian  ya  tramada.  Escandalizándome  al  oir  tal  resolución  me 
ecsaltó  demasiado  el  ánimo  y  lo  reprendi  terminantemente,  á 
pesar  que  me  parecía  imposible  que  Vidaurre  fuese  autor  de 
semejante  atentado.  Llego  por  fin  á  su  casa,  y  no  me  permite 
siquiera  le  salude  según  lo  violento  que  se  hallaba,  y  me    dice  : 

(*)  El  ha  dicho  en  el  careo,  que  nada  se  intentaba  contra 
el  Gobierno. 

(f )  Edecán  ?  Como  halla  uno  que  lo  halla  visto  en  mi 
casa  mas  de  dos  veces,  me  daré  por  vencido. 


¡que  le  parece  á  vd.  Ninavilca  de  estos  diputados  godos,  que 
unidos  y  de  acuerdo  pretenden  acabarme  !  pero  vd.  crea  que  á 
Mejia  será  el  primero  que  yo  deba  componer,  porque  es  el  que 
mas  me  ha  insultado,  hasta  el  estremo  de  haberme  metido  las 
fíanos,  sin  respetar  mi  empleo  ni  mis  canas,  y  aun  refiriendo 
esto  mismo  en  la  barra  á  presencia  del  pueblo.  ¿Conque  co- 
mo me  calumnia  este  señor  en  su  manifiestos,  de  que  yo  le  ase- 
guré  que  Mejía  lo  queria  patear,  cuando  está  provado  ante  todo  el 
pueblo  por  su  propia  boca,  la  reyerta  que  tuvieron  dentro  la  ante- 
sala ?  (*)  Menos  se  podrá  creer  que  yo  me  le  presenté  según  lo 

|anuncia,  cuando  fui  llamado  ásu  propia  casa  por  su  edecán  Sán- 
chez, el  que  es  de  primera  necesidad  lo  presente  el  fiscal  de  la 

I  causa  en  comparendo  con  migo  para  que  como  primer  eje  de  la 
mobilidad  de  las  operaciones  vidaurricas,  declarase  la  verdad  de 
lo  que  se  me  imputa,  y  entonces  se  vería  que  las  iniciaciones  del 
señor  Vidaurre  contra  mi  todas  son  tramas  propias  de  un  hombre 
desnaturalizado  que  solo  aspira  á  confundir  en  sangre  á  sus 
Consemejantes  y  aun  su  misma  patria.  (1) 

2.  «^    ACUSACIÓN. 

También  se  espresa,  que  hablamos  de  las  proposiciones 
de  los  que  defendian  á  los  españoles,  y  el  peligro  en  que  se  hal- 
laba la  libertad  é  independencia. 

2.  «    CONTRADICCIÓN. 

Muy  cierto,  asi  me  lo  anunció,  y  también  me  dijo:  que 
su  salida  por  la  barra,  solo  fué  con  el  fin  de  que  el  pueblo  que 
se  hallaba  á  su  favor  cayese  encima  ese  dia,  de  los  cuarenta 
diputados  que  se  le  opusieron  en  debate  á  su  proposición  ;  mas, 
que  al  haber  visto  que  no  fué  conforme  á  sus  depravadas  inten- 
ciones, y  que  el  mismo  pueblo  de  quien  esperaba  la  revolución 
á  su  favor  lo  vuelve  á  meter  al  salón,  tuvo  por  fines  particula- 

(í)  Y  por  qué,  por  solo  el  fin  de  mandar  y  tener  los  cauda- 
les del  estado  ásu  disposición  para  satisfacer  sus  desenfrenadas 
pasiones. 

(*)     Confiesa  la  reyerta  con  Mejia. 


96 

res  que  acceder ;  pero  que  no  solo  contaba  y  cuenta  con  este 
pueblo,  sino  con  todos  los  demás  de  las  provincias  de  fuera.  (2) 

3.  ^    ACUSACIÓN. 

También  dice,  que  le  ofrecí  que  si  queria  sostenerse  con^ 
tra  sus  enemigos,  le  entregaría  el  cuartel  de  santa  Catalina  y 
algunas  tropas  armadas. 

3.  *^    CONTRADICCIÓN.  ^ 

¡Gran  fluencia  tiene  Ninavilca  sobre  los  soldados,  oficiales, 
subalternos  y  gefes  del  egercito,  para  proponerse  hacer  tal  o- 
ferta  !  esto  solo  bastaría  para  que  mis  lectores  acabasen  de  con- 
peer la  perfidia  y  reprobada  malicia  conque  pretende  sacudirse 
de  lo  que  ha  sido  y  es  obra  suya,  pues  al  no  habérsele  frustrado 
los  planes  imaginarios  que  tenia  fomentados  este  señor,  se  hu- 
biese visto  y  comprobado  era  el  presidente  de  dicha  revolución  : 
viendo  pues  sofocadas  sus  ideas  que  tenia  proyectadas  rae  dice  : 
Ninavilca,  es  preciso  que  tomemos  con  doscientos  hombres 
que  hoy  mismo  puedo  presentarle,  el  cuartel  de  Santa  Catalina 
y  escarmentemos  á  estos  diputados  godos  que  son  contrarios  á 
mí  y  á  la  patria ;  (*)  desterrándolos  é  igualmente  á  Mariategui, 
y  haremos  que  vengan  inmediatamente  los  suplentes,  que  en- 
tre ellos  hay  hombres  honrados  y  conocidos  patriotas,  y  no  crea 
vd.  que  haya  un  solo  motivo  para  que  puedan  retardarse  las 
tareas  del  Congreso. 

Engolfado,  pues,  este  gran  señor  eu  sus  proyectos  delineán- 
dome sus  planes,  entra  una  visita,  cuando  inmediatamente  ya 
tuve  cavilación  para  poderme  despedir,  con  el  animo  siempre  de 
pasar  á  dar  cuenta, al  supremo  gobierno  (t)de  todo  lo  acaecido  ; 
y  á  pocos  minutos  que  habia  salido  de  su  casa,  lo  veo  en  caleza 
que  se  acercaba  ápalacio,  que  sin  dúdala  visita  con  quien  lo  habia 
dejado,  le  dio  la  noticia  que  el  coronel  Jaramillo  lo  habia  dela- 
tado, y  que  ya  no  tenia  mas  remedio  que  ganarle  á  S.  E.  por 
la  mano  con  el  parte  de  lo  que  el  mismo  tenia  tramado,  valien- 

(2)     I  (^ue  tal  legislador  y  depositario  de  los  derechos  y  con- 
fianzas de  los  ciudadanos  de  la  provincia  de  Leima  L 
(*)     Lo  contrario  ha  dicho  en  su  carta, 
(f )     Ha  dicho  en  su  instructiva  que  no  pensó  denunciar. 


97 

dose  pues  de  astucias  perjudiciales  parar  quedar  á  cubierto  y 
ahacer  creer  á  S.  E.  figurándole  niño  de  miga,  que  sus  senti- 
mientos no  eran  otros  sino  los  de  un  buen  peruano  amante  á 
la  tranquilidad  de  su  patria  :  á  pesar  de  las  grandes  ofertas  que 
se  le  acababan  de  hacer  y  ataques  que  habia  esperimentado  con 
Mejia  en  el  Congreso,  y  solo  deseaba  le  diese  S.  E.  pasaporte 
para  marcharse  á  la  república  de  Chile.  (*)  .^¡.áí^u 

Precisamente  era  muy  justo,  que  este  pichón  caballero  des- 
•cendiente  de  la  gran  casa  de  Antequera,  quisiese  escaparse  por 
medios  de  la  sorpresa  ;  pero  nunca  me  figuré  pudiese  jamas 
hacerlo,  porque  su  propio  honor,  su  sangre  tan  ilustre,  y  la  ra- 
ma de  donde  depende  seria  bastante  obstáculo  para  que  imi- 
tase al  inocente  criminal  de  su  tio.  El  no  lo  es  menos  hoy,  y 
asi  es  que  su  conciencia  nada  le  acusa,  es  inocente,  como 
muy  bien,  duerme  tranquilo  sin  que  los  clarines,  centinelas  de 
las  puertas  y  ventanas  puedan  con  la  repetición  de  sus  alertas 
despertarlo.  (3) 

Pero  eso  lo  veremos  y  se  descubrirá,  si  la  real  persona  de 
vd.  ó  la  triste  montonera  de  la  mia  son  las  criminales,  que  si 
asi  lo  fuere  me  hallo  muy  resuelto  k  recibir  la  pena  que  el  con- 
sejo, y  la  misma  ley  tenga  á  bien  dictarme. 

RASGOS  DE  UN  MILITAR  QUE  NO  TEME. 

Tirano :  si  tu  ambición  requiere  victimas,  (f )  descarga  el 
golpe  ;  pero  no  calumnies  á  los  que  asesinas,  báñate  en  la 
sangre  de  los  inocentes,  mas  privándolos  de  la  vida,  no  intentes 
despojarlo  del  honor.  Si  de  mi  aguardas  súplicas  nó,  no 
te  has  engañado;  en  el  calabozo  en  que  tu  tirania  y  tramas  me 
han  precipitado,  me  considero  mas  elevado  que  tú  en  la  silla, 
que  por  revolución  querias  ocupar.      Este  el  sentir  de  todos  los 

(S)  Es  muy  cierto  y  muy  creíble  todo,  porq  e  una  alma  tan 
corrompida  llena  de  horrendas  criminalidades  y  de  grandes  as- 
tucias para  librarse  del  funesto  golpe  de  la  sagrada  cuchillada 
de  la  ley,  deba  mostrar  un  semblante  sereno  y  alagueño  figuran- 
do con  esto  que  como  no  es  delincuente  nada  teme, 

(*)     Como  no  denuncio  jamas. 

(f)     Rasgo  a  eno. 

1^  ^  .'jní'3      C^) 


98 

hombres  justos,  y  la  posteridad  mas   remota  ó  k  misma  fey 
confirmará  cual  de  los  dos  merecemos  la  sentencia.  (4) 

Recuerda  pues,  que  el  martes  once  fui  llamado  á  tu  propia 
casa  por  tu  edecán  Sánchez  con  el  fin  de  hacerme  entrar  en 
los  planes  que  tenias  proyectados,  y  que  mis  contradicciones  á 
la  calumnia  que  me  imputas  todas  son  verdades  que  podré  sos- 
tenerlas. No  te  olvides  que  lo  primero  que  me  anuneiastes, 
fue  á  pesar  que  lo  había  patentizado,  el  choque  conMejia  ¡  ah  ! 
y  que  deseabas  la  venganza  contra  el,  y  quitar  á  los  cuarenta  di-^ 
putados  del  Congreso,  prometiéndome  establecerías  un  gobierno 
no  tiránico,  ni  dependiente  de  una  sola  vida,  si  justo,  firme  y 
liberal,  capaz  de  proporcionar  aun  la  libertad  á  Colombia ;  (*) 
y  hacerse  acreedor  por  agradecimiento  de  las  naciones 
estrañas,  aquella  confianza  y  estimación  que  tu  y  tus  pre- 
decesores habiais  conseguido  por  el  honor  de  las  armas. 
Cuando  á  poco  después  me  dices  ;  Ninavilca,  conozco  tu  a- 
mor  á  la  patria,  y  no  dejarás  de  acceder  á  esta  tan  gloriosa 
empresa  que  os  voy  á  presentar.  Con  doscientos  hombres  co- 
mo he  dicho,  es  bastante  para  que  tomemos  el  cuartel  de  Santa 
Catalina  :  quhémos  á  los  diputados  contrarios,  desterremos  á 
Mariategui  y  á  otros  ministros  que  lo  merecen,  y  de  este  modo 
seremos  felices,  y  nos  constituiremos  bajo  la  seguridad  de  un 
buen  gobierno,  poniéndome  yo  á  la  cabeza  del  ministerio  de  de 
estado  para  escribir  bastante  y  hacer  feliz  á  mi  patria  :  (5)  y 
por  otra  parte,  haber  sido  este  gran  señor  en  los  años  de  16  y 
18  un  segundo  Fernando  7.  °  En  España,  pues  su  decisión  de 
sus  papeles  que  entonces  escribía,  asi  me  lo  acreditan.  Des- 
pués en  el  Perú  un  segundo  Bolivar,  pues  es  constante,  que 
desde  Guayaquil  fué  juramentado  con  ese  dictador  Bonaparte, 
prometiéndole  sostenerlo  y  hacer  progresasen  sus  ideas  ambi- 
ciosas, por  medios  entusiastas  de  sus  ridiculos  papeles,  asi  se 
ha  visto  y  lo  cumplió,  porque  un  servil  esclavo  de  sus  señores, 
jamas  podria  prescindir  de  medios  bajos  para  ganarles  la  vo- 


(4)  Cercano  a  la  eternidad,  te  cito  tus  alevosas  tiranías 
contra  la  patria  y  contra  mi, 

(5j  Que  amor  sin  haberla  criado,  y  que  deseo  tan  limitado 
de  querer  ser  tan  solamente  ministro  de  estado,  siendo  el  autor  y 
presidente  de  la  revolución  que  intentabas  hacer,   o^;. ^       ,  , 

(*)     Espero  prueba. 


99 

Juntad  y  hacer  lo  elevasen  al  rango,  que  ni  por  sus  servicios 
que  son  ningunos,  ni  por  sus  sentimientos  patrios  que  nunca 
los  has  tenido,  jamas  podriais  haber  llegado  al  asiento  que  hoy 
ocupas.  (6) 

•  En  todo  el  Perú,  del  Sur  á  Norte,  vuelve  la  vista  y  vé,  que 
tú  y  tu  amo  de  ese  gobierno  tirano  se  hallaban  temidos  y  odia- 
dos por  todo  el  mundo.     (Niégalo   también  si  puedes)  :  harto 

^  tiempo  imitastes   á  ese    Sila  dictador,  y  hasta  ahora  veo  no  te 
hablas  olvidado  de  sus  ideas  ambiciosas  :    si    quieres    desenga- 
ñarte imítalo  solo  por  un  mes  como  ciudadano  particular,  y  te 
Iconvencerás  que  los  alhagos  de  un  principe   envilecido  y  ego- 
ísta como   Bolivar,  no  prueban  mas  mérito  en  el  que  gobierna 

f  que  la   adulación  de  unos  cortesanos  infames  y  la  lisonja  de 
unos  consejeros  corrompidos.  (7) 

REFLECCIONES  QUE  DEBO  HACERTE   * 

SOBRE  EL  CRIMEN  Q,UE  ME  HAS  SUSCITADO.    (8)  ^ '^ 

Como  probablemente  será  la  ultima  vez  que  te  hablo,  con- 
sidera lo  que  te  hablo,  considera  lo  que  te  digo  (no  como  re- 
convención de  un  rival  en  prisiones,  si,  como  la  confesión  inje- 
nua  de  un  patriota  que  muere,  y  muriendo  te  perdona  su  mu- 
erte y  tu  ingratitud).  Si  pretendes  que  mis  conciudadíinos  se 
hallen  felices  y  contentos  contigo,  olvidate  para  siempre  de  ese 
imperdonado  crimen  de  revolución  ;  (9)  porque  es  muy  cierto 
que  el  esclavo  nunca  tiene  opinión ;  ó  si  la  tiene,  no  se  atreve 
jamas  á  manifestarla.  Pero  eres  mortal  como  yo  :  si  amas  á  tu 
patria,  ha^z  que  su  felicidad  no  dependa  únicamente  de  tu  vida. 
Tienes  demasiado  talento  para  conocerlo  y  no  meterte  jamas  á 
promover  congresos   ni  gobiernos,  porque  esto  de  querer  sub- 

(6)  Obra  sola  de  ese  gobierno,  en  donde  servían  esclavos 
prostituidos,  tiranos  orgullosos,  espías  infames  y  viles  aduladores. 

(7)  Oreja  que  el  que  tenga  el  rabo  depaja  no  debe  ponerse  á 
la  inmediación  del  fuego,  porque  ha  de  salir  quemado. 

(8)  Que  probado  lo  que  me  acusas,  debo  morir ;  y  si  a  la 
contra,  ya  sabes  la  pena  que  merece  el  falso  calumniante,  y  mas 
en  causas  de  su  patria  como  la  actual  de  qué  se  trata. 

(9)  Pero  creo  que  debalde  son  consejos  a  donde  no  hay  cala- 
vera. 


100 

ceder  trae  cousigo  funestos  resultados  y  ten  presente  este  con- 
sejo. (10)  M> 
Si  quieres  libertar  á  nuestros  nietos  de  los  males  que  han  a- 
flijido  á  sus  padres,  sujetos  a  veces  á  la  anarquía,  á  veces  á  la 
opresión  :  si  quieres  borrarles  las  escenas  de  horror  y  escárt 
dalade  que  hemos  sido  testigos,  borra  de  si  toda  ambición,  lim- 
ita tus  pasiones  y  olvida  el  despotismo  ;  y  este  era  el  plan  que 
observaba  Pichegru,  y  ejte  es  el  mió,  y  el  de  Georges.  Con  ^ 
este  plan,  tu  conservación  será  segura,  se  hallará  enteramente 
ligada  ante  la  ley  porque  de  lo  contrario  tu  fortuna  y  vida  ja- 
mas podrá  ser  respetada.   (11)  ( 

SATISFACCIÓN  A  MI  AMO  EL  SEÑOR  ^ 

VlDAURRE. 

Jamas  el  indio  montonero  á  quien  tan  incautamente  lo  deni- 
gras y  calumnias,  se  ha  figurado  que  descendi  de  la  sangre  real 
de  su  magestad  católica,  ni  de  la  de  los  principes  de  la  sangre 
sancionada  por  el  parlamento.  Mas  solo  se  gloria  ser  hijo  de 
unos  padres  peruanos  libres,  amantes  siempre  á  su  patria  y  al 
suelo  en  que  nacieron,  nunca  fueron  serviles,  nunca  la  vendie- 
ron ni  se  olvidaron  del  tributo  que  debian  presentarle  para  su 
defensa.  Efectivamente,  asi  se  verificó  presentándome  de  los 
primeros  con  mi  familia  y  bienes  al  jeneral  Arenales  para  pres- 
tar mis  débiles  ó  limitados  servicios  al  Perú  contra  vuestros 
parientes,  tiranos  opresores  de  nuestros  derechos  patrios  y  aun 
de  la  misma  humanidad. 

Continué  mis  servicios  constantemente  sin  conocer  jamas 
cual  era  el  temor  que  esos  caudillos,   dragones   infernales   ha- 

(lOj  Que  Luis  14  descendiente  de  cincuenta  reyes,  depues  de 
un  reynado  de  setenta  años,  no  estuvo  puede  ser  cinco  minutos  sin 
que  su  última  disposición  fuese  oyada  a  pesar  de  haber  sido  apro- 
vada  de  los  principes  de  la  sangre  sancionada  por  el  parlamento, 
y  aplaudida  de  todos  los  cortesanos  :  que  el  duque  de  Moniet^se 
viá  arrestado  en  el  momento  que  se  creyó  gobernar  como  rejente. 

(11)  De  lo  que  estoy  seguro  que  ni  la  turba  de  espias  infames 
que  te  rodean  podrán  jamas  provar  cosa  alguna  contraria  h  esto 
que  te  acabo  de  referir.  .     '    .^  ; 


101 

bian  impresionado  en  los  corazones  de  los  inocentes  peruanos, 
presentándome  siempre  con  el  mayor  entusiasmo  á  atarearlos 
en  los  campos  de  batalla  y  destruirles  las  mas  veces,  como  es 
notorio  ante  la  república  toda ;  y  en  premio  de  estos  servicios, 
Ibs  que  omito  dar  una  idea  en  jeneral  de  todos  ellos,  succesiva- 
mente  y  por  al  orden  legal  se  me  fueron  subrogando  mis  gra- 
dos hasta  el  de  coro:  el  efectivo  de  infanteria  de  ejercito  que 
^  hoy  obtengo  y  el  que  ha  tenido  á  bien  conferirme  el  supremo 
gobierno,  y  no  el  de  montonero  como  vd.  lo  dice. 

En  fin.  Señor  Vidaurre:  no  es  lo  mismo  poner  falsas  calum- 
nias que  sostenerlas,  pues  insulta,  habla  y  hiere  mucho  por  su 
manifiesto  y  nada  prueba  :  (12)  conque  asi  es  preciso  que  no 
ise  olvide  de  guardar  en  lo  successivo  un  poco  de  mas  concep- 
to en  sus  discursos  que  escribe,  y  no  permita  la  justa  critica  de 
los  pueblos  y  de  hombres  sensatos  que  también  tienen  ojos,  po- 
drán figurarse  unos  que  es  vd.  loco,  que  es  faccioso,  y  á  mas  lo 
calumnien  por  revolucionario,  que  en  sustancia  es  lo  que  indica 
su  manifiesto  porque  para  escribir  tenga  vd.  presente  son  pre- 
cisas observar  muchas  lineas  y  alguna  meditación,  a  pesar  de 
que  las  del  dicho  papel  son  demasiadas  obvias,  pueriles,  artifi- 
ciosas, y  contiene  (como  casi  todos  los  escritos  franceses  de 
este  jénero)  muchos  paralogismos,  contrariedades,  y  lo  que  es 
peor  capciosidad  con  que  se  deducen  algunos  hombres  poco 
cautos. 

¡Ah !  ¿pero  que  es  lo  que  te  atreves  á  decirme  ?  indio  mon- 
tonero, pues  tu  amo  y  tu  señor  descendiente  de  las  siete  Tri- 
bus, de  la  sangre  real  de  S.  M.  C.  sobrino  legitimo  de  D.  José 
Antequera,  y  de  los  principes  de  la  sangre  sancionada  por  el 
parlamento  :  ¿podrá  jamas  creerse  que  sus  discursos  puedan  ser 
paralogismos,  contrariedades,  y  capciosidad  con  que  se  dedu- 
cen algunos  hombres  poco  cautos?  ¡Ah  !  solo  tu  brutalidad 
ó  ningún  raciocinio  entre  los  hombres  ilustrados  como  yo,  po- 
drán criticar  el  peso  de  mi  discurso.  (13) 

(12)  Cuidado  con  esto,  y  mucho  cuidado  que  no  sea  cosa  que 
la  criada  se  le  vuelva  respondona,  y  que  es  mas  dolor  ;  que  mañ- 
ana cueste  mas  la  lahada  que  la  camisa. 

(13)  Perdóname  señor,  no  me  hahia  acordado  con  quien  ha- 
blaba, pero  vendiga  el  Ser  Supremo  a  vuestros  ilustres  padres,  que 


102 
CONTRADICCIÓN  A  UNA  LEY 

IMPUESTA  POR  MI  AMO. 

Quisiera  que  me  esplicára  vd.  con  mas  claridad  que  no  lo 
entiendo ;  ¿cuales  son  los  principios  en  que  se  funda,  ó  la  le^ 
que  trata  de  que  al  reo  se  le  debe  de  despreciar  y  no  admitirle 
sus  razones  en  defensa,  por  solo  la  consideración  de  la  gran 
persona  de  vd  ?  Ya  se  ve,  si  esto  de  que  se  trata  fuese  al  ca-» 
pricboó  voluntad  de  los  hombres  como  vd.  lo  desea,  y  no  pre-  ' 
cediese  una  ley  por  medio,  concedo  entonces  nunca  podria  ig- 
ualarme con  vd.  ni  permitirme  el  fiscal  le  acusasede  las  verdades 
ni  contradijese  á  su  falsa  calumnia.  (14) 

Vamos  al  caso  que  resultando  pues,  que  las  leyes  son  las  que  . 
hoy  nos  juzgan  y  obran  en  esta  causa,  y  las  mesmas  que  han 
de  sentenciarle  conforme  á  su  imponderado  crimen  de  lesa  pa- 
tria y  á  mi ;  esto  es  comprobándome  la  falsa  impostura  conque 
me  calumnia,  y  ya  en  este  caso  nos  hallamos  iguales  que  ni  vd. 
me  pide  ni  yo  le  quito,  porque  ante  la  ley  en  los  estados  libres  y 
no  serviles  como  vd.  figura  éste  por  su  ley,  todos  los  hombres 
son  iguales,  y  al  reo  estoy  seguro  no  hay  una  ley  por  mas  que 
vd.  ojee  que  le  prive  de  su  derecho  sin  resultar  criminal,  esto 
es,  aprobado  el  proceso  y  en  su  vista,  sentenciado  por  un  conse- 
jo el  crimen  y  la  pena  que  merece  :  conque  esta  demás  su  pro- 
posición y  ya  me  figuro  he  salvado  los  cargos  que  hace  y  que 
quedará  convencido,  pudiendo  yo  libremente  atacarlo  con  la 
verdad  y  defenderme  del  crimen  que  vd.  me  supone. 

Tampoco  puedo  olvidarme  ni  dejar  de  hacer  presente  á  mis 
lectores,  que  para  mí  fué  lo  mas  chocante  y  para  todo  sensato, 
el  haber  creido  ni  creer,  que  nuestro  gran  héroe  jeneral  La- 
Mar,  podria  nunca  manchar  su  honor  y  oscurecer  sus  glorias, 

supieron  formar  a  un¿D.  Lorenzo  con  su  tamaña  cabeza^  para  feli- 
cidad de  todos  los  peruanos  y  destrucción  de  su  patria  ;  si  es  vd. 
buen  perito,  agárreme  este  trompo  en  la  uña, 

(14)  Pero  no  se  niegue  vd,  caballero  abogado  y  de  talento, 
de  muchos  dictados  en  sus  cartas,  noble  en  su  sangre  como  he  di- 
cho, grande  en  su  estatura,  gordo  y  redondo  por  su  figura,  con 
que  es  inútil  se  anticipe  con  semejante  ley,  porque  en  este  caso  ya 
no  podria  con  vd.  por  que  su  grande  estatura,  su  redondez  y  gor- 
dura siempre  me  habia  de  vencer. 


con  haberse  mezclado  en  unión  de  este  Sila  insaciable,  para 
confundir  en  sangre  á  su  amada  patria  que  tanto,  y  tanto  le  ha 
costado ;  pues  fué  lo  primero  que  me  anunció  y  aseguró  este 
dragón  aspirante  para  comprometerme,  que  no  temiese  ni  me 

fe  diese  cuidado,  que  S.  E.  estaba  de  parte,  y  que  por  él  se 
aliaba  de  presidente :  cuando  al  haberle  oido  semejante  cri- 
men, ya  me  hizo  intrepidar  mi  imaginación,  y  cavilar  militar- 
mente sobre  el  escandaloso   anuncio   que  me  habia  hecho,  y 

•  conocí  al  momento  era  todo  un  fraude  y  trama  que  tenia  el  so- 
lo fomentada,  para  de  este  modo  sorprender  á  los  pobres  ino- 
centes, y  hacerles  entrar  en  semejante  crimen  y  verificar  él  sus 
alevosas  ideas  que  tenia  preparadas. 

^  ;  Ah  !  racional  como  nó  te  avergüenzas  á  la  par  de  la  ino- 
cencia, de  los  brutos  compasivos  como  los  calumnias  y  te  con- 
tradices de  los  planes  y  razones  que  les  presentabas,  ¿  como  si 
eres  caballero  y  dices,  no  temes  la  muerte  ni  el  cadalso,  como 
no  te  sostienes  ?  Y  entonces  ya  verian  tus  nietos  ó  las  mas 
remotas  generaciones,  la  gran  memoria  de  un  héroe  que  por  la 
ambición  de  mandar  confundiendo  en  sangre  á  su  misma  patria, 
y  que  en  premio  de  estos  servicios  tan  distinguidos  que  debe- 
rían conservarse  para  eterna  memoria,  recibisteis  el  riguroso 
fallo  de  la  leyes.  (15) 

PROCLAMA  A  MIS  CONCIUDADANOS, 

y  compañeros  de  armas. 

Compatriotas. 
Un  inocente  que  gime  dentro  de  las  astremidades  de  un 
funesto  calabozo,  en  que  la  impostura  y  calumnia  de  un  Ma- 
quiavelo,  Protheos  vomitado  por  el  abismo,  lo  ha  puesto. 
Desde  allí  os  habla,  y  antes  de  dirigiros  sus  palabras  os  pre- 
gunta :  ¿  Seriáis  capaces,  en  las  circunstancias  presentes  en 
que  nada  menos  se  halla  amagada  nuestra  repübhca,  por  un 
carnifero  león  insaciable  parecido  á  mi  contendor,  de  aprove- 
charos de  sus  desgracias  para  pertubar  la  tranquilidad,  y  au- 
mentar la   amargura   de  su  situación  ?     ¡  Ah  !  no  es  creible, 

(15)  Tirano,  á  pesar  que  calumnias  á  un  inocente,  jamás  se 
gloriaría  de  tus  males,  pero  si,  que  el  crimen  recibiese  la  pena 
que  merece. 


104 

vuestras  nobles  operaciones  responderán  como  debia  esperarse, 
y  el  valor  y  la  virtud  formarán  vuestro  carácter  :  vuestra  asam- 
blea nacional  y  aquel  gran  héroe  La  Mar  en  quien  hoy  la  na- 
ción toda  ha  depositado  felizmente  las  riendas  del  supremo 
gobierno,  vive  satisfecho  de  que  jamas  os  habéis  de  dar  cré- 
dito, á  sofismas  ni  papeles  facciosos  que  solo  aspiran  á  conmo- 
ver vuestros  ánimos  y  confundirnos  en  una  revolución. 

Hacerle  ver  también  á  S.  E.  que  solo  os  halláis  penetrados 
de  sus  virtudes,  y  que  confiáis  solamente  la  fehcidad  de  la  re-  ^ 
pública  toda  en  sus  paternales  desvelos.  Continuad  felices 
peruanos,  continuad  en  vuestro  sosiego,  para  que  el  digno  gefe 
que  hoy  nos  preside  y  los  magistrados  que  le  componen  ocur- 
ran á  los  riesgos  que  puedan  sobrevenirnos,  y  cumplir  con 
ecsactitud  sus  obligaciones.  Pero  cuando  mi  imaginación  re- 
cuerda las  injustas  calumnias  encaminadas  á  mí,  por  un  legisla- 
dor y  presidente  de  la  corte  suprema,  en  quien  el  gobierno  y 
sus  provincias  habia  depositado  sus  confianzas,  este  fuese  un 
principal  ájente  de  querer  confundir  en  una  revolución  á  mi 
amada  patria,  á  la  soberania  y  supremo  gobierno,  comprendi- 
éndome en  este  atentado :  se  esalta  mi  alma  y  los  impulsos 
militares  casi  me  arrojan  á  tomar  la  venganza  con  mi  espada, 
para  que  en  lo  succesivo  no  volviese  á  fomentar  este  traidor 
injustas  calumnias  y  cometer  mayores  homicidios  contra  su 
patria,  autoridad  y  leyes,  las  que  nunca  ha  respetado. 

Pero  hombre  incauto,  despierta  de  esa  ambición  en  que  os 
halláis  amortecido,  vuelve  los  ojos,  y  mira  que  llenáis  de  ven- 
ganza y  horror  con  semejantes  acciones  á  los  virtuosos  ejércitos 
que  por  fortuna  nos  rodean  :  mirad,  que  ellos  han  dejado  sus 
propiedades  por  defender  las  nuestras,  y  elevarte  hasta  el  ran- 
go que  hoy  ocupas;  han  despreciado  sus  hogares,  han  despre- 
ciado sus  haciendas  y  vidas  por  no  tolerar  la  esclavitud  de  un 
tirano.  Solos  estamos  y  libres  por  sus  esfuerzos  de  alevosos 
enemigos  que  nos  maltraten.  No  seamos  tan  pérfidos:  [res- 
ponderéis compatriotas  como  Vidaurre,  que  mientras  llegan 
cubiertras  de  gloria  y  de  sangre  enemiga,  son  los  aplausos,  no 
nos  desviemos  de  nuestras  obligaciones,  y  no  nos  ocupemos 
únicamente  en  juzgar  á  nuestro  arbitrio  de  la  felicidad  y  con- 
ducta de  nuestros  benefactores.  bíixaw^jíVííí  ?>:. 

Este  es  el  idioma  de  honor  que  os  distinga,  no  lo  olvidéis, 


105 

si :  los  malévolos  encubren  sus  aspiraciones,  tumultos,  y  homi- 
cidios, en  tales  ocasiones  en  que  nuestra  república  se  halle 
amagada  por  tiranos  que  la  han  oprimido  con  el  protesto  de 
libertad.  Contad  que  un  gran  La-Mar,  os  asegura  vuestras 
elorias,  y  que  si  entre  nosotros  hubiere  algún  traidor  que  in- 
tentase hollar  nuestras  sagradas  leyes  el  justificará  muy  pron- 
tamente sus  delitos  y  los  castigará,  separándolos  para  siempre 
de  la  vista  de  los  hombres  como  indignos  de  merecer  el  nombre 

•  de  peruano,  y  pertenecer  á  vuestra  sociedad»  No  calumniéis 
jamas  injustamente  á  persona  alguna,  porque  os  lo  espondreis  á 
sacrificar  su  inocencia ,  adorar  á  la  divina  providencia  que  se 
ha  servido  humillar  en  el  instante  á  los  soberbios,  tampoco  su- 
friría  queden  impunes  los  taladores  reboltosos  asesinos. 

Ciudadanos  honrados :  hombres  libres  y  verdaderos  patrio- 
tas, armaos  contra  la  ingratitud  y  el  desorden,  y  contra  todos 
aquellos  que  intentasen  alzarse  contra  vuestras  leyes,  derechos 
y  haciendas,  mirad  que  es  el  sudor  de  vuestro  rostro.  El  go- 
bierno vela  por  vuestra  seguridad  ;  prestadle  pues  los  auxilios, 
y  delatad  á  los  que  con  falso  titulo  de  vecinos  honrados  no  son 
sino  unos  verdaderos  vagos  6  foragidos,  que  huyendo  de  la 
vista  de  sus  propias  justicias  se  ocultan  y  encubren  sus  depra- 
vadas intenciones  entre  la  confusión  de  nuestra  república. 

Quiera  el  cielo  se  verifique  cuanto  antes  el  complemento  de 
todo  lo  que  os  he  dicho,  quedando  fielmente  gravado  en  el  co- 
razón de  su  conciudadano  y  compatriota  de  armas. — Carcele- 
tas  de  la  Inquisición  febrero  20  de  1828. — Ninavilca. 

DEDICATORIA  Y  FIN  DE  MI  JUSTO 

JUICIO  A  MIS   CONCIUDADANOS,  Y  A  MI  AMO  EL  SEHOR  VIDAURRE. 

Jamas  mi  carácter,  gratitud  y  reconocimiento  á  mi  contendor 
hubiese  faltado ;  pero  sus  falsas  calumnias  e  insultos  con  que 

•  se  declara  el  acabarme  y  desvanecer  sus  crímenes  que  por  su 
misma  ambición  se  ha  conseguido,  me  hace  no  permitir  el  que 
yo  quede  cubierto  de  oprobios,  calumnias  y  vergüenzas,  ni  que 
la  verdad  y  la  justicia  deje  de  prevalecer  sobre  los  cuellos  de 
los  criminales  que  con  falsas  calumnias  y  sofismas  artificiosas 
quieren  burlarse.  Y  no  pudiendo  permanecer  mas  tiempo,  en 
estado  de  condenación  y  muerte  en  que  me  hallo  igualado  con 
un  servil  monstruo  insaciable  contra  su  patria  :  imploro  pues  la 

14 


106 

protección  de  un  gobierno  justo  que  me  defenderá  con  sus  po- 
derosos brazos  de  la  guerra  y  muerte  que  á  mi  inocencia  pre- 
tende el  dar  este  enemigo,  y  enemigos  que  todavia  no  cesan  de 
perseguirme  en  mis  desgracias.  Juzgúeseme  pues  cuanto 
antes,  que  espero  salir  triunfante,  provando  de  mas  mi  inocen- 
cia ;  pero  si  fuese  criminal  recibiré  con  resignación  el  fallo 
terrible  de  las  leyes  como  bombre  que  vive  en  sociedad  y  ha 
jurado  no  ofenderlas  jamas. 

Y  al  suponerme  delincuente,  me  es  indispensable  dejar  de  ^ 
dar  esta  satisfacción,  probando  con  las  verdades  integras,  y 
haciendo  ver  mi  inocencia  la  que  ha  sido  cruelmente  calum- 
niada, para  que  convencidos  todos  de  que  no  he  ofendido  á  mis 
conciudadanos,  ni  tampoco  he  sido  un  traidor  á  mi  nación,  al 
gobierno  ni  á  las  leyes,  sepan  que  no  soy  indigno  de  su  estima- 
ción y  aprecio,  y  que  terminen  ya  mis  desgracias.  Prometiendo 
que  lo  espuesto  no  es  mas  que  una  corta  y  lijera  vanguardia 
que  á  mi  enemigo  presento,  para  contener  y  batirlo  con  las 
verdades  que  le  son  características  á  un  militar  que  nada  teme, 
y  deja  todo  á  la  sabia  penetración  del  tribunal  respetable  de  la 
opinión  pública ;  á  cuyo  zelo  y  adhesión  activa  en  la  salud  de 
la  patria,  dedico  este  justo  juicio,  como  de  igual  modo  á  mi 
amo  el  señor  Vidaurre,  quien  correjirá  con  su  talento  y  sabias 
penetraciones  el  tosco  y  pesado  estilo  con  que  se  producen  las 
verdades  y  justicia  de  este  desgraciado — Cárcel  de  la  inquisi- 
ción febrero  20  de  1828. — Ignacio  Ninavilca. 

JVota. — Por  este  impreso  en  que  no  se  ha  hecho  la  menor 
variación  se  conocerá  el  mérito  de  mi  enemigos. 

CARTA  DE  NINAVILCA. 

Sr.  Rueda, 
Padrino  y  Amigo=Las  noticias  de  V.  concernientes  á  su 
extracto  que  me  ha  leido  me  hacen  decirbe  :  que  yo  he  sido 
seducido  por  falta  de  conocimiento  por  Dn.  Inacio  Delgado. 
Que  el  papel  impreso  á  mi  nombre,  no  lo  le  firmado,  ni  s^ 
quien  lo  hizo,  que  para  el  fui  provocado  por  Dn.  Martin  Her- 
rero :  y  que  puede  V.  decir  de  nulidad  de  quanto  por  este 
orden  se  ha  obrado  en  el  proceso  ;  pues  aun  el  fiscal  Quiros  ha- 
brió  el  campo  á  mi  segunda  declaración  suponiéndome  que 


107 

era  criminal  sin  conocer  que  el  Sr*  Vidnurre  tenia  de  todo  las 
culpa.  Esto  mi  patriotismo  y  la  sanción  del  congreso  á  favor 
de  los  españoles  son  las  bases  de  mi  defensa :  y  á  mas  la  in- 
strucción que  me  acaba  de  dar  Delgado,  de  su  letra  que 
acompaño  á  V.  para  que  obre  como  hombre  honrado.=  Lima 
28  de  Marzo  de  1828.  en  mendado  23  Vale.   Ignacio  Ninavilca. 

OBSERVACIONES  QUE  DEBERÁN  AGREGARSE  A 
•  LA  DEFENSA. 

Cuando  Sánchez  Elias  arribo  a  esta  capital  con  negocios 
tparticulares,  vino  á  mi  casa  con  el  objeto  de  buscar  mi  influxo 
para  con  el  Gen.  La-Mar,  y  como  lo   desengañase,  rne  coñ- 
^su]to,  si  lo  podria  conseguir  con  el  Sr.  Vidaurre,  á  quien  hacia 
•  tiempos  no  habia  saludado  á  pesar  que  le  tenia  estrecho  cono- 
cimiento :  á  que  le  repuse,  que  si  tenia  conocimiento  se   diri- 
giese donde  el  por  cuyo  conducto  tendria  buen  éxito  sus  nego- 
cios, en  efecto  lo  verifico  y  habiendo  vuelto  a  mi  casa,  y  en- 
contrado en  ella  á  Delgado,  le  comunicó  todo  lo  que  Vidaurre 
le  habia  tratado,  como  consta  de  declaración  de  dicho  Delgado 
en  la  carta   que   dirijio  al  Ministro,   y  se   halla  incerta  a  la 
causa.  :  De  manera  que  esta  es  la  principal  base  para  fundar 
la  defensa,  pues  hasta  ese  fatal  dia,  que  Sánchez  me   llevó  a 
nombre  de  Vidaurre  á  su  casa,  jamas  habia  imaginado  siquiera 
una  palabra  sobre  asuntos  de  conspiración. 

2  °  Punto.  Si  Sánchez  no  hubiera  convenido  con  las  ideas 
de  Vidaurre  no  tendria  el  arrojo  de  haber  recibido  en  su  casa 
á  Huabique,  Delgado  y  demás  que  consta  en  la  causa,  y  les  hu- 
biera propuesto  asaltar  la  artillería  con  200  hombres,  las  mis- 
mas espresiones  que  me  dyo  á  mi  Vidaurre. 


...  -"^i  ■■• 


CLAMOR 

DEL  CIUDADANO  MANUEL  DE  VIDAURRE.  ^-^ 

A    sus    CONCIUDADANOS. 

Cárcel  de  la  Inquisición  30  de  marzo  de  1S28. =Excmo. 
Sr,  Presidente  de  la  República, 

ExcMo.  Sr. 

Hace  tres  meses  y  cinco  dias  que  me  hallo  preso.  El  pue- 
blo conoce  mi  inocencia,  y  está  cierto  de  la  causa  de  mi  prisión. 
Pensé  que  se  me  juzgaría  con  la  velocidad  correspondiente  á 
un  negocio  á  que  se  dio  tanto  bulto.  No  ha  sido  asi :  hubo 
un  estudio  particular  en  dilatar  los  trámites  y  la  finalización. 
Las  fechas  mismas  son  la  prueba.  El  lunes  en  la  mañana  en- 
tregaron los  defensores  el  proceso.  A  las  veinticuatro  horas 
debió  dar  cuenta  el  fiscal  con  su  dictamen.  Tenia  formado  el 
estracto  para  las  confesiones,  y  ademas  habia  quedado  en  su 
poder,  por  muchos  dias,  mientras  se  decidió  el  modo  como 
hablan  de  hacerse  las  defensas.  Sin  embargo,  dijo  despacharía 
entre  tres  ó  cuatro ;  y  no  reclamé  por  no  molestar  á  V.  E. 
Hoy  hacen  siete  :  y  estoy  impuesto,  de  que  aun  pretende  alar- 
gar mi  captura. 

Espero  de  V.  E.  que  haga  que  el  dia  de  mañana  le  presente 
el  proceso  con  su  dictamen,  y  se  pasen  las  listas  de  los  jefes 
para  la  recusación.  Asi  mismo,  que  se  habilite  por  V.  E.  la 
semana,  sin  detenerse  en  jueves  ni  viernes  santo.  No  hay 
culto  mas  grato  á  Dios,  que  salvar  al  inocente  y  castigar  al 
culpado.    Agregándose  que  para  causas  militares  no  hay  fiestas^. 

Después  de  las  razones  jenerales  que  obran  en  favor  de  mi 
solicitud,  hay  otras  dos  muy  circunstanciadas.  Con  el  terre- 
moto de  esta  mañana  se  han  cuarteado  las  paredes  de  las  cár- 
celes :  el  sitio  mismo  donde  está  mi  cama  se  halla  cuarteado.  • 


ifla 

Si  repite  un  pequeño  movimiento,  seré  victima  de  la  furia  de 
mis  opresores.  Crea  V,  E.  que  la  sangre  de  un  inculpado, 
derramada,  no  produce  buenos  efectos.  .':¿  '<  >& 

Es  la  segunda  :  que,  según  el  bando,  debo  prestar  en  manos 
de  V.  E.  el  juramento  de  la  constitución,  y  recibirlo  de  otros. 
No  hay  mas  presidente  de  la  corte  suprema  que  yó.  Lo  soy 
mientras  no  se  me  declare  un  infame  indigno  del  empleo. 
Desde  hoy  hasta  ese  dia  sobran  horas  para  concluir  un  negocio 
%  finalizado  por  si  mismo. 

Creo  que  no  despreciará  V.  E.  el  contenido  de  una  nota,  que 
elevo  directamente  por  ser  los  ministros  mis  enemigos.  ,1 

Manuel  de  Vidaurre. 

Cárcel  pública  de  la  ciudad  y  abril  5  de  1828. — Excmo.  señor 
Presidente  de  la  República, 

Excmo.  Sr.  \.-  ',    ,  '  .  .  -  ,   : , 

No  habiendo  sabido  el  resultado  de  la  nota  que  diriji  á  V.  E. 
con  fecha  30  del  pasado,  quejándome  de  la  culpable  demora  en 
una  causa  que,  por  muchas  razones  debia  correr  con  la  mayor 
velocidad ;  por  no  molestar  á  V.  E.  directamente  de  nuevo 
con  reclamos,  que  sé  muy  bien  le  son  fastidiosos,  mandé  al 
fiscal  Allende  a  preguntar  cual  era  el  estado  del  proceso :  á  lo 
que  me  contestó  con  don  Francisco  Bonilla  de  un  modo  insul- 
tante, y  que  corresponde  á  su  nacimiento  y  educación.  Este 
oficial  llegará  el  caso  en  que  sea  juzgado  por  los  públicos  crí- 
menes que  ha  cometido  en  el  seguimiento  del  juicio.  Todos 
sus  elevados  protectores  no  le  valdrán  para  ecsimerse  del  rigor 
de  las  leyes.  Ha  sido  un  seductor,  y  en  este  mismo  instante 
lo  está  siendo.  Trasladados  á  su  cuartel  los  tres  principales 
reos,  en  la  mañana  estaba  con  Delgado  en  el  cuerpo  de  guardia. 
¿Qué  negocio  tenia  pendiente  con  él?  Con  este  hombre  ha 
jugado  para  los  comunicados.  Ninavilca  fué  sorprendido,  y 
Huavique  engañado.  Es  difícil  borrar  delitos  que  se  conocen 
€on  la  lectura  del  proceso.  Pero  solo  los  malvados  saben  la 
teoría  de  los  crímenes.  Los  reos  se  han  puesto  en  un  lugar 
donde  quedan  á  entera  disposición  de  Allende,  de  Herrero,  y 
de  todos  los  cómplices  en  una  calumnia  que  ya  es  vista  con 
escándalo   por  las  repúblicas  de  la   América.     Protesto    de 


lio 

cuanto  se  haga,  de  las  alteraciones  que  sufra  el  proceso,  y  de 
lo  que  en  lo  posterior  se  actuare. 

Bendecirán  las  naciones  civilizadas  la  ley  del  Habeas  Corpus 
de  Inglaterra.  Quiero  que  se  me  aplique  inmediatamente,  ó 
absolviéndome  ó  condenándome.  V.  E.  ha  querido  que  con- 
cluya la  causa,  y  para  el  fin  de  aligerarla,  se  trastornó  el  orden 
legal  de  las  defensas.  A  pesar  de  las  reiteradas  solicitudes  de 
los  defensores,  no  se  consintió  que  se  les  entregase  el  proceso 
en  particular.  Formaron  unos  estractos  incompletos  y  preci-  ( 
pitados.  El  dia  24  del  pasado  lo  entregaron  :  el  treinta  no  se 
habia  elevado  con  el  dictamen.  ¿  cómo  por  una  parte  tanto 
zelo  por  la  finalización,  y  por  otra  una  dilación  consentida  ? 
Estas  son,  señor  excmo.,  cosas  inconciliables.  El  pueblo  cree 
que  esta  causa  no  finalizará  hasta  que  se  jure  la  constitución. 
I  Soy  yo  un  obstáculo  para  ello  ?  Con  el  mismo  ardor  que 
como  representante  de  mi  patria  me  opuse  á  sus  artículos,  con 
el  mismo  ya  sancionados,  los  haré  cumplir  como  presidente  de 
la  corte  suprema.  Seré  el  mas  opuesto  á  las  malas  leyes,  pero 
el  mas  obediente  á  ellas,  mientras  no  se  revoquen  por  la  autor- 
idad á  quien  corresponde.  Yo  no  soy  un  ciudadano  turbulento, 
como  se  ha  hecho  creer  á  V.  E.  Yo  soy  un  amante  del  bien 
jeneral.  :   i 

Para  poner  un  fiscal  militar  su  dictamen  en  una  causa  que 
ha  formado,  no  necesita  sino  unas  cuantas  horas.  Permítame 
V.  E.  que  diga,  quo  debió  haber  concluido  en  doce  dias  cu- 
ando mucho.  Lo  que  pasó  de  ese  término  fué  un  ecseso  en  un 
negocio  de  esta  especie,  y  en  que  se  trataba  de  un  individuo 
que,  si  no  vale  nada  por  sí,  vale  mucho  por  su  empleo.  Enti- 
enda V.  E.  que  entre  el  presidente  de  la  República  y  el  de  la 
Corte  Suprema  no  hay  ningún  espacio  en  el  medio.  Lo  que 
se  me  ha  abatido,  y  humillado,  cede  en  contra  del  destino : 
hoy  el  mió,  mañana  el  de  V.  E. 

He  oido  aunque  sin  dato  fijo  que  se  ha  recusado  á  ese  fiscal ; 
que  se  pidió  el  dictamen  del  auditor  y  después  el  de  Ortiz 
Ceballos.  Sin  duda  que  los  ministros  hacen  estudio  de  com- 
prometer el  honor  de  V.  E.  Cuando  se  trató  de  la  declina- 
toria, lo  recusé,  consta  de  autos,  y  las  razones  no  han  variado. 
I  Como  se  mezcla  repetidas  veces  el  que  es  mi  enemigo  por 
sistema  y  por  causas  que  ecsisten  ?     ¿  Y  si  se  le  dio  vista  en  un 


<:' 


111 

caso  de  ley  espresa  (1)  cual  es  la  libre  recusación  de  dos  fis- 
cales sin  necesidad  de  alegar  motivo,  no  era  bástanle  para  poner 
el  parecer  un  cuarto  de  hora  ?  Felizmente  para  mi  no  se  hace 
otra  cosa,  que  valorizar  los  fundamentos  de  mi  defensa. 

Señor  Excmo — Pido  que  sea  Allende  el  fiscal,  sea  el  que  se 
quiera  inmediamente  se  espida  el  dictamen  final,  y  se  señale  el 
dia  para  el  consejo.  Un  gobierno  republicano  desconoce  esos 
juicios  eternos  de  las  monarquías.  Pero  estoy  cierto,  que  ni 
%  aun  en  la  época  triste  de  los  españoles,  hubiera  comenzado  este 
proceso,  ni  dilatadose  cual  se  dilato.  Tiene  V.  E.  la  fuerza  á 
su  disposición,  puede  disponer  de  mi  como  le  agrade.  No  tiene 
V .  E.  a  su  arbitrio  el  tribunal  de  la  opinión ;  esta  fuerza,  que 
es  mayor,  me  favorece.  La  inocencia  es  un  perfume  tan  es- 
quisito,  que  aunque  se  encierre  en  la  fetidez  de  los  calabozos, 
se  hace  sentir  por  todas  partes.  Parece  que  los  palacios  es  la 
única  ecsception.  Llega  mas  tarde  el  suave  olor;  pero  al  fin 
llega.  Ruega  á  Dios  que  algún  dia  lo  perciba  V.  E  su  atento 
servidor,=MANUEL  de  Vidaurre.  '    ** 

Cárcel  publica  y  abril  9  de   1828.=./^Z  señor  Ministro  de  es- 
tado en  el  departamento  de  la  guerra. 

Habiendo  visto  á  V.  S.  el  defensor  que  se  me  hizo  nombrar 
para  saber  el  ecsito  de  mis  notas  de  30  de  marzo  y  5  de  abril 
dirigidas  directamente  á  S.  E.  el  presidente  de  la  república,  y 
recibidas  con  desagrado  por  no  venir  por  conducto  del  minis- 
terio ;  habiendo  V.  S.  contestado  que  el  proceso  estaba  en 
poder  del  fiscal  de  la  causa  con  el  perentorio  plazo  de  tres 
dias,  los  que  concluidos  se  nombrarían  los  señores  vocales  que 
deben  componer  el  consejo  de  la  guerra  ;  para  que  las  recusa- 
ciones sean  de  menos  personas,  y  mas  pronta  la  finalización 
del  juicio,  espero  haga  presente  V.  S.  á  S.  E.  lo  siguiente. 

En  la  lista  no  puede  incorporarse  ningún  general  ni  gefe 
que  sea  español.  El  origen  de  este  proceso  no  es  otro  que 
haberme  opuesto  á  que   los  peninsulares  fuesen   ciudadanos. 

(\)  Decreto  de  24  de  octubre  ae  1826.  Articulo  7.  °  con- 
tra esta  ley  y  el  dictamen  del  auditor,  continúa  Allende  de  fiscal. 
El  proceso  es  nulo  desde  la  primera  recusación. 


112 

Esta  es  una  causa  que  propiamente  debe  llamarse  de  ellos,  y 
por  consiguiente  están  escluidos  de  juzgar  no  solo  por  ley  civil, 
sino  por  la  de  la  naturaleza. 

*  Asi  tampoco  deberán  aparecer  en  el  Rol  los  edecanes  de 
S.  E.  porque  han  alegado  en  el  mismo  proceso  para  no  servir 
de  defensores,  el  hallarse  esentos  de  todos  estos  cargos. 

Quedo  con  copia  de  esta  nota  porque  olvidado  el  ejecutivo 
de  que  aun  soy  el  presidente  de  la  corte  suprema,  no   se  me 
contesta  jamas  á  alguna.     Espero  que  se  agregue  una  copia  ^'^ 
autorizada   al  proceso,  y  de  la  resolución  que  se  acuerde  con 
arredo  á  su  contenido. 

Tengo  el  honor  de  suscribirme  de  V.  S.  su  muy  atento  ser- 
vidor.— Manuel  de  Vidaurre. 

Cuando  la  conciencia  del  hombre  no  es  una  garantía ;  cu- 
ando no  lo  son  las  leyes,  cuando  tampoco  lo  son  los  tribunales, 
ni  autoridades  constituidas ;  es  preciso  ocurrir  á  la  nación,  y  si 
esta  tampoco  escucha,  solo  queda  el  desesperado  recurso  de  la 
muerte  voluntaria.  Este  era  el  consuelo  en  los  tiempos  de 
Tiberio,  de  Caligula  y  Nerón.  Este  lo  será  en  todo  pais 
donde  se  perdió  la  libertad.  Los  hombres,  los  ciudadanos,  no 
se  defienden  mutuamente?  ¿Se  trata  de  erigirse  los  unos 
sobre  las  ruinas  de  los  otros  ?  ¿  Un  vil  egoismo  succede  al 
amor  patrio  ?  6  ser  cómplice  de  la  tiranía,  5  abandonar  el  suelo 
en  que  se  nació,  5  disponerse  á  recibir  la  afrenta  de  un  cadalso. 

Cuanto  mas  valía  precaver  un  mal  que  se  puede  remediar. 
Procesado  por  la  conspiración  de  un  hombre  á  quien  las  na- 
ciones estranjeras  distinguen  con  el  título  de  Demonio ;  seguida 
la  causa  por  malvados  que  hacen  ostentación  del  crimen  ;  sordo 
el  Congreso  á  mis  clamores ;  el  egecutivo  no  dignándose  poner 
los  ojos  en  mis  notas,  ruego  á  mis  conciudadanos  me  consuelen 
si  quieren  sobreviva  á  tantos  padecimientos.  No  es  mi  queja 
infundada. 

No  tuve  de  la  primera  nota  contestación.  Apenas  se  abrió 
la  segunda  con  desagrado,  quando  llamó  al  ministro  de  guerra 
y  la  entregó,  sin  imponerse  en  su  contenido.  No  hacian  otro 
tanto  los  vireyes  :  ellos  leian  los  recursos  que  se  les  presentaban. 
Fernando  déspota  de  España  recibe  memoriales,  y  los  ecsa- 
mina.     Si  S.  E.  el  presidente  cierra  los  oidos  y  los  ojos  á  los 


113 

clamores  de  los  ciudadanos  oprimidos  como  sabrá  los  excesos 
que  se  cometen  en  los  ministerios,  tribunales  y  juzgados  ?  De 
aquí  depende  que  cuando  á  este  Excmo  Señor  se  le  recon- 
viene sobre  algún  decreto,  contesta  siempre  manifestando  su 
Insoluta  ignorancia  en  la  materia  de  que  sé  le  trata.  JVada 
sé,  no  estoy  impuesto^  no  lo  he  mandado  (2) 

Veinte  y  dos  dias  tuvo  «1  fiscal  el  proceso  para  poner  su 
dictamen.  Si  á  estos  se  añaden,  á  lo  menos  ocho,  que  fué  arbi- 
tro de  el,  antes  de  entregarlo  para  las  defensas,  son  treinta, 
¡  Que   escándalo   cuando  veinte  y  cuatro  horas  debia  ser  el 

ylazo  !  A  los  defensores  de  los  reos  todo  se  les  niega  ;  al  fiscal 
lodo  se  le  concede.     No   se  desea  la  verdad  :  se  quiere  un 

^aparente  delito  para  imponer  una  pena  cierta.  No  son  estas 
bagatelas ;  son  atentados  que  prueban  que  la  desgraciada 
América  nunca  será  libre,  aunque  se  repitan  las  constituciones, 
Con  una  nueva  cabala  se  va  á  detener  el  consejo  de  guerra. 
Se  abrirá  un  proceso,  se  dictarán  las  declaraciones  y  confes- 
iones, la  calumnia  no  triunfará,  vencerá,  la  inocencia ;  pero 
será  después  de  hacerme  sufrir  otros  cuatro  meses  de  prisión. 
Mi  constancia  ha  de  ser  siempre  la  misma :  no  desmayará  mi 
espiritu :  no  se  alterará  mi  salud,  si  mis  conciudadanos  conti- 
núan compadeciéndome. 

Nota — Estoy  convencido  de  que  el  consejo  de  guerra  se 
detiene.  Se  ha  hecho  salir  al  capitán  Gallegos  á  que  traiga 
un  hombre.  Este  Gallegos  es  de  los  enredos  de  la  carta  de 
Delgado.  Se  hallaba  preso,  y  se  le  saca  de  la  prisión  para  comi- 
sionarle,   i  Cual  es  el  motivo  ?    Hacer  que  seduzca  al  delincu- 

(2)  La  tercera  nota  dirijiJa  al  ministro  de  la  guerra  la 
devolvió  cerrada  !  Suframos  pairioias  los  insultos  de  esta  clase 
de  hombres  ! 

JVOTA — Lo  que  se  leerá  en  el  manifiesto  contra  el  coronel 
JVinavilca  tengase  por  no  escrito,  Después  de  impreso  he  sa- 
bido por  infinitas  personas,  fué  seducido  para  su  declaración 
contra  mi,  y  que  el  papel  publicado  h  su  nombre  fué  obra  del 
español  Herrero.  A  este  infeliz  y  á  Delgado  se  le  engañó 
con  grandes  promesas  para  que  hablaran  y  escribieran  contra 
mi,  y  se  ha  pedido  la  pena  de  muerte  contra  ellos, 
15 


'-(t 


114 


ente ;  que  le  imponga  en  lo  que  ha  de  declarar,  presentar  un 
segundo  Ninavilca,  ya  que  el  primero  se  retractó.  Al  otro  dia 
de  jurada  la  constitución,  se  cometen  estas  maldades?  Nocirá 
mañana  mi  defensa  el  consejo  de  guerra  como  debió  ser  desde 
el  lunes;  pero  la  leerá  el  público,  y  estoy  cierto  que  senteif- 
ciará  en  mi  favor. — Lima  y  Abril  22  de  182S. 

Manuel  de  Vidaubre. 


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9  MANIFIESTO 

SEGUNDO 

DEL  CIUDADANO  MANUEL  DE  VIDAURRE, 

-En  q,ue  publica  el  modo  con  q,uE  se  han  conducido  los 

'    jueces  con  el  fin  de  hacer  q,ue  resulte  culpable,  y 

contiene  una  segunda  representación   al    soberano 

^        CONGRESO. 


Refuter  des  critiques  est  un  vain  amour  propre ;  confondre  la  calomnie 
est  un  devoir. 

Contestar  a  las  criticas  es  un  vano  amor  propio  ;  Confundir  la  calum- 
nia es  una  obligación. — Voltaire.     Discurso  preliminar  sobre  la  Alzira. 


Luis  15,  después  de  una  victoria,  ofrecia  la  paz  á  sus  enemi- 
gos (1).  El  nnerecia  el  titulo  de  grande  (2).  En  el  cúmulo 
de  la  gloria  que  gozo  (3)  en  mi  prisión,  solicité  que  se  con- 
cluyese mi  proceso  por  medios  humillantes  á  los  ojos  del  fogoso. 
Confieso  que  mis  papeles  pueden  causar  un  mal,  y  un  mal  ter- 
rible. ¿Y  por  eso  dejaré  de  escribir  ?  La  guerra  mas  justa  es 
un  principio  de  ruina.  ¿No  la  sostendremos,  si  se  ataca  nues- 
tra libertad  é  independencia  ?  En  la  naturaleza  todo  es  res- 
pectivo, ni  la  felicidad,  ni  la  desgracia  fueron  perfectas :  es 
preciso  elegir  entre  dos  cosas  perniciosas,  la  que  evite  el  may- 
or detrimento,  y  produzca  un  resultado  favorable.     ¿Mis  escri- 

(1)  Voltaire,  Historia  de  Luis  14  y  15. 

(2)  Que  se  tomó  Luis  14. 

(3)  JE^  mi  estado  por  el  voto  favorable  de  la  nación»  Poco 
ijYvportan  las  imprecaciones  que  produce  el  hambre  y  el  deseo  de 
un  puesto — Paupertas  impulit  audax  ut  v er sus  facer em  :  Hora- 
cio, 


^^¿^  ^*^ 


116 

tos  desacreditan  la  actual  administraction  ?  No  lo  dudo.  ¿Y 
convedrá  el  silencio  sobre  los  defectos  de  un  gobierno?  ¿Hay- 
tranquilidad  tan  funesta  como  la  muerte  ?  El  apático,  el  venal, 
el  mercenario  lejos  de  oponerse  á  la  tirania,  se  declaran  sus 
protectores.  Ya  entonces  la  imprenta  no  es  una  garantí^ 
Limitada  á  insultarse  mutuamente  los  ciudadanos,  la  discordia 
de  las  familias  sostiene  el  despotismo.  La  regla  de  Maquiavelo 
fue  siempre  y  será  la  de  los  principes,  y  de  los  aspirantes  la 
trono:  formar  partidos  para  que  los  esclavizados  se  ocupen  de 
sus  ofensas  particulares,  y  desatiendan  las  injurias  que  se  hacen 
/  á  la  patria.  Cuatro  hombres  reunidos  en  un  club  desorganizad 

dor  han  vomitado  insultos  contra  mi,  como  arroja  azufre  el  Et- 
na. Jamas  les  contesté  :  se  ha  cometido  un  atentado  contra  aL 
seguridad  individual,  no  disimulo.  Si  el  senado  hubiera  resis- 
tido á  los  principios  á  Tiberio,  no  hubiera  sacrificada  su  propria 
familia  por  sospechas ;  no  se  hubiera  visto  un  hijo  delatando  á 
su  padre ;  la  esposa  y  el  amigo,  no  se  hubieran  convertido  en 
espiones  :  Tiberio  hipócrita  y  de  carácter  frió,  tenia  un  cora- 
zón lleno  de  ponzoña.  Recordemos  que  la  Europa  desconoció 
los  derechos  del  hombre,  hasta  que  se  patentizaron  los  crímenes 
de  los  jefes.  En  el  Perü  para  tiranizarnos  Bolivar,  tiranizó  antes 
la  imprenta.  ¿Quién  se  atrevia  á  criticar  las  determinaciones 
del  ejecutivo  en  el  ministerio  de  Pando  ?  El  sobre  seguro  nos 
violentó  á  jurar  la  constitución  Boliviana.  Si  yo  callase  hoy, 
mañana  sufrirían  igual  ó  peor  suerte  mis  hermanos.  Ellos  mal- 
decirían la  pusilanimidad  ó  indolencia  del  que  consintió  dar  los 
primeros  pasos  á  la  tirania.  No  es  mi  pasión  el  temor.  Hay- 
muchos  que  son  tan  orgullosos  en  los  puestos,  como  abatidos  en 
los  infortunios.  Mario  en  los  contrastes  mantenia  la  elevación 
de'su  alma.  ¡Qué  útil  hubiera  sido  que  su  fortaleza  la  em- 
please en  el  bien  de  Roma  í 
^yéd  ^¡^'TU^  No  tengo  la  ambición  de  Mario.  Jamás  solicité  ni  directa 
ni  indirectamente  los  puestos.  Vi  con  espanto  las  primeras 
plazas.  Estoy  persuadido,  que  como  el  hombre  asciende  á  las 
dignidades,  desconoce  á  los  que  quedan  en  el  plano.  Desde 
la  altura  á  los  iguales  se  les  juzga  reptiles.  Amo  la  igualdad, 
y  no  quiero  perderla  á  ningún   precio.  (4)     Esta   causa  á  un 

(4)     ¿Si  en  las  elecciones  hubiera  querido  ser  vice-presidente. 


^ 


117 

criminal  ambicioso  le  allanaría  un  basto  campo  para  sus  desig- 
nios. He  querido  sofocarlos  aun  á  costa  de  mi  propria  estima- 
ción. ¡Que  satisfactorio  me  hubiera  sido  no  escribir  ni  publi- 
car este  segundo  manifiesto !  Amo  mi  patria,  por  que  jamas 
iié  reconocido  otra  :  no  tuve  en  que  dividir  mis  afectos.  Gus- 
toso lo  sacrificaria  todo,  por  no  turbar  en  un  ápice  el  sosiego 
publico.  Se  ha  leydo  la  carta  remitida  al  presidente  para  evi- 
tar el  primero.  Antes  de  dar  á  luz  el  segundo,  hice  llamar  á 
la  cárcel  á  mi  notorio  enemigo  el  señor  Luna  Pizarro,  en  cuyas 
^  manos  está  el  timón  del  gobierno.  En  esta  entre-vista  quepre- 
Jsenciaron  las  personas  que  le  acompañaban  (5)  le  espresé  :  que 
era  muy  fino  su  talento  para  que  no  reconociese  la  impresión 
I  que  habian  hecho  en  el  pueblo  las  verdades  sencillamente  referi- 
das por  mi :  que  temia  las  resultas  de  una  posterior  demostra- 
ción, que  debía  ser  mucho  mas  enérgica.  Un  pueblo  libre  no 
vé  con  indiferencia  la  injuria  que  se  hace  al  mas  miserable  ciu- 
dadano. Si  la  vé  con  indiferencia,  no  es  libre  :  es  el  jucio  de 
uno  de  los  mas  sabios  griegos.  Le  propuse,  que  dos  abogados 
de  talento  y  justificación  que  no  correspondiesen  á  partidos,  po- 
dían reconocer  el  proceso  en  el  gabinete  del  jeneral  La-Mar  ; 
que  asistiese  el  fiscal  de  la  causa,  y  que  también  concurriese  él. 
Aun  me  franqueé  á  que  fuesen  sus  amigos  el  señor  Tudela,  y 
el  señor  Sánchez  Gómez.  Estos  deberian  ecsaminar,  si  un 
hombre  no  acusado,  denunciado,  ni  delatado,  y  contra  el  que 
solo  habia,  la  declaración  de  un  indio  manchado  con  los  mas 
enormes  crímenes  ;  contraria  á  los  anteriores  que  habia  hecho, 
pudo  legalmente  ser  puesto  en  prisión  y  continuarse  contra  él 
un  juicio  criminal.  Que  no  olvidasen  que  Ninavilca  fué  un  ca- 
lumniante en  la  causa  que  se  le  siguió  en  el  gobierno  del  terror 
por  una  parlada  sedición.  Me  ofreció  Luna  llenar  el  encargo, 
pero  sus  mismas  palabras  me  manifestaban,  que  estaba  muy  le- 
jos de  cumplir  lo  que  prometia :  asi  lo  relaciohé  en  la  misma 
noche  á  todas  las  personas  sensibles,  que  sufren  la  molestia  de 
acompañarme.  A  las  veinticuatro  horas  (6)  me  responde  haber 

no  hubiera  sacado  algún  voto  ?     Mi  ambición  es  por  la  verda- 
dera gloria,  que  consiste  en  saber  defender  la  patria. 

(5)  ¿Qwe  concepto  tendrá  de  mi  ese  señor,  que  no  se  atre- 
vió á  que  quedásemos  solos  ?     Terrible  fiscal  es  la  conciencia  ! 

(6)  Cinco  de  la  tarde  del  7. 


118 

dicho  el  presidente.  Quedaba  enterado.  Contestación  lacón- 
ica :  lenguaje  de  principes  y  reyes :  los  visires  que  tenian  en 
la  América  los  déspotas  de  España  la  usaban  de  costumbre. 

Yo  bien  sabia,  que  no  era  de  admitir  un  partido  que  me  res- 
tituía en  el  acto  á  la  tribuna  :  el  proyecto  de  constitución  au|f 
no  es  sancionado.  ¡Ha  que  las  repúblicas  jamás  fueron  felices, 
porque  jamás  fueron  indemnes  del  furor  de  las  pasiones  !  El- 
las se  encienden  cada  dia  mas  entre  nosotros.  Los  que  desean 
gobernar,  y  gobernar  con  facultades  estraordinarias,  las  fomen- 
tan. (7)    Di  un  paso  de  moderación,  que  alabarán  los  juciosos, ,' 

(1)  JVo  es  una  cuestión  dijicil,  si  será  incendiario  el  que  presenta 
al  público  los  defectos  de  un  gobierno,  ó  los  ministros,  que  inducen  al 
jefe  á  que  cometa  esos  defectos  ?  Para  decidir  basta  una  verdad  que  ^ 
no  puede  ser  corúroveHida.  Todo  ciudadano  está  en  obligación  de 
defender  la  libertad  de  la  patria  con  sus  fuerzas  y  aptitudes  :  todo 
<^iudadano  tiene  derecho  de  hacerlo.  Este  es  un  caso  en  que  se  reúnen 
el  derecho  y  la  obligación.  JVo  es  de  llamarse  sedicioso  é  incendiario,  el 
que  usa  de  un  derecho,  el  que  cumple  con  una  obligación.  Las  Jaitas 
del  gobier7io  son  crímenes  tanto  mayores  ó  menores,  como  es  la  natural- 
eza de  las  faltas.  Los  ministros  de  estado  serán  sediosos  si  consienten 
6  inducen  á  un  atentado  contra  la  seguridad  personal.  El  que  causa 
^  el  mal  es  responsable  por  él.     JVb  se  notará  er\  mi  anterior  manifiesto 

•r  que  diga  una  sola  silaba  contra  el  jeneral  La-Mar.     Lo  juzgo  solo 

^ Ü^ 0^^^ desgraciado  por  la  mala  elección  de  ministros.     ¿Hablar  y  escribir 
0  contra  ellos  es  un  crimen  de  majestad  ?     Lo  creia  Sejano,  pero  el  Pe- 

rú no  consentirá  Sejanos.  Quisiera,  que  tratásemos  con  hombres,  que 
tuviesen  ilustración,  en  lugar  de  mordacidad.  Entonces  sabrian  como 
se  habla  en  Inglaterra  contras  los  ministros.  Conrespecto  á  la  guerra 
con  la  Francia  los  llamaban  :  abogados  del  despotismo,  ladrones 
del  tesoro  público,  asesinos  de  los  vasallos  del  rey,  seductores  de 
la  moral  pública,  hombres  que  degradan  la  constitución  y  enne- 
grecen el  imperio  británico.  Léase  la  célebre  defensa  que  hizo  Mr, 
Curran  en  la  causa  de  Finerii.  ¿  Y  son  nuestros  actuales  ministros 
Pitt,  ó  Fox  ?  Yo  aseguro  que  si  el  jeneral  La-Mar  nx)  varia  el  min- 
isterio, todo  ha  de  ser  ruina,  pobreza,  opresión,  atenuados  é  injusticias, 
¿Es  mi  caso  el  único  ?  ¿Se  han  olvidado  los  atropellamientos  y  asal- 
tos en  las  casas  la  noche  del  o  de  diciembre  del  año  anterior  con  el 
pretesto  de  levas  ?  Entonces  el  mismo  que  en  el  Mercurio  ha  escrito 
contra  mi  calificando  de  sedicioso  mi  manifiesto,  ese  mismo  puso  un 
comunicado  de  fuego  contra  el  gobierno.  Aun  no  se  le  había  dado 
♦      palabra  de  su  colocación.     ¿JYo  ha  escandalisado  la  protección  al 


119 

sin  esperar  un  feliz  ecsito.  Escribo  de  nuevo,  y  cada  linea  la 
borro  muchas  veces.  Mantendré  un  perfecto  equilibrio,  fíjala 
vista  en  mi  honor  y  en  la  felicidad  de  la  patria.  Conciudadanos, 
oidme  compasivos.  Este  placer  llena  de  modo  mi  corazón,  que 
>io  hallan  en  él  cabida  la  mordacidad,  el  insulto,  los  ruines  sar- 
casmos. Dios  no  permita,  que  incurra  en  los  mismos  defectos 
que  combato. 


n 


MEDIOS  DE  QUE    HAN    USADO   MIS  ENEMIGOS 

PARA  OPRIMIRME  Y  CONSEGUIR  PRUEBAS  CONTRA  MI. 


Si  el  Perú  no  es  aniquilado,  si  hay  patria,  si  hay  moral,  si 
hay  leyes,  un  sentimiento  de  indignación  se  hará  común  entre 
'  todos  mis  buenos  conciudadanos.  La  naturaleza  invita  á  ponerse 
de  parte  del  oprimido.  Inadecuada  fué  la  política  de  los  tira- 
nos, oprimiendo  á  los  que  querían  estirpar  :  era  el  modo  de  ha- 
cerlos mas  fuertes  :  mucho  debe  la  iglesia  de  Cristo  á  las  per- 
secuciones. En  Inglaterra  los  jueces  facilitan  la  defensa  délos 
reos,  los  inducen  á  ella,  los  contienen,  cuando  se  precipitan  á 
una  confesión  importuna.  (8)  En  una  repGblica  que  debe  fun- 
darse en  máximas  piadosas,  se  me  niega  el  consuelo  de  defen- 
derme. ¿Se  procede  con  imparcialidad  ?  ¿No  hay  interés  en 
mi  ruina  ?  ¡Ha  que  muchas  veces  los  estados  que  se  llaman 
libres  fueron  mas  despóticos  que  los  musulmanes  !  Rousseau, 
Rousseau  dame  la  elocuencia  de  tus  cartas,  (9)  pues  se  aseme- 
jan tanto  nuestros  padecimientos.  El  que  patrocina  la  causa 
del  hombre,  ha  de  ser  la  victima  sacrificada  por  el  hombre. 

¿Hay  ley  que  prive,  que  el  individuo  sujeto  á  un  consejo  de 
guerra  se  defienda  ?     No  la  hay.     El  Colon  cita  dos  reales  ór- 

prefedo  contra  los  derechos  manifiestos  del  cabildo  ?  ¿JVb  asombra 
la  postergación  de  los  patriotas  beneméritos  ?  ¿  F  este  es  el  mejor  de 
los  gobiernos  ?  JVi  yo  lo  creo,  ni  lo  cree  nadie.  El  señor  Manátegui 
tan  decidido  hoy  por  una  obedienca  pasiva,  ¿por  qué  promovió  el  tiir- 
multo  contra  don  Bernardo  Monteagudo  ?  Los  puestos  varían  las 
opiniones  muchas  veces.  J\o  me  las  vario  á  mi,  que  fui  mas  liberal 
de  ministro,  que  hoy  de  encarcelado. 

(8)  Blackstone  y  Cottu. 

(9)  Las  cartas  de  la  Montano^  deben  ser  estudiadas  por  los  abo- 
gados. 


120 

denes  (10)  en  ellas  lo  que  se  previene  es,  que  el  reo  en  el  ctf- 
so  de  nombrar  defensor,  sea  este  precisamente  de  su  cuerpo  y 
no  de  su  compañía.  Si  se  obstina  en  no  hacerlo,  podrá  el  sar- 
gento mayor  nombrar  al  que  le  pareciere.  (11)  Estas  dispo- 
siciones, cuyo  espiritu  benéfico  era,  que  el  militar  poco  ilustrac 
do  no  quedase  indefenso,  serian  bárbaras  si  les  diese  una  am- 
pliación irracional,  que  destruía  la  libertad  del  ciudadano.  El 
hombre  por  el  derecho  mas  sagrado  tiene  facultad  de  defend 
erse  por  si.  Lo  prueba  Dios  reconviniendo  á  Adán  en  el  paraíso 
En  el  horrendo  y  precipitado  juicio  contra  el  hombre  santo 
contra  el  Verbo  encarnado,  el  pérfido  é  Injusto  judio,  no  negab 
á  Cristo  el  que  se  defendiese,  por  el  contrario,  lo  provocaba  á 
ello  por  diferentes  modos.  Una  de  las  garantías  es  la  de  pre-  ( 
sentar  peticiones.  ¿Y  no  lo  será  la  de  formar  su  proprla  de- 
fensa ?  ¿Cuando  este  poder  será  mas  utilmente  ejercitado,  que 
en  esclarecer  cada  cual  su  inocencia,  y  contestar  á  una  calum- 
niosa imputación  ? 

¿No  hay  ley  prohibitiva  ?  Luego  la  prohibición  es  un  acto 
tiránico  :  es  tiranía  prohibir  lo  que  la  ley  no  prohibe.  La  li- 
bertad consiste  en  hacer  un  ciudadano  cuanto  no  es  prohibido 
por  una  autoridad  legitima,  por  una  razón  legitima,  y  de  un 
modo  legitimo.  (12)  Donde  la  ley  manda,  el  hombre  es  libre  : 
donde  el  magistrado  manda  el  hombre  es  esclavo.  La  obedi- 
encia ha  de  ser  á  la  ley  no  al  que  usurpa  su  poderío.  Entre 
los  déspotas  sus  palabras  son  las  leyes  ;  en  las  repúblicas  es  un 
crimen  de  majestad  usurpar  el  poder  legislativo.  Hasta  ahora 
subsisten  las  formas  monárquicas  absolutas,  y  de  un  estado  pop- 
ular no  tenemos  sino  el  desnudo  nombre. 

Pero  si  un  soldado  podia  defenderse  según  la  esplicacion  que 

(10)  Para  evitar  en  lo  sucesivo  las  frecuentes  dudas  que  han 
occurrido  sobre  la  cla:se  y  cuerpos  de  que  deben  ser  los  defensores 
en  ¡os  cuerpos  del  ejército,  ha  declarado  el  rey  por  punto  jener al, 
que  siempre  que  algún  reo  se  halle  en  el  caso  de  nombrar  de- 
fensor, sea  este  precisamente  de  los  subalternos  del  regimiento 
en  que  sirve  el  criminal,  pero  no  de  su  compañía,  30  de  octu- 
bre de  1723. 

(11)  Adición  de  11  de  octubre  de  1723. 

(12)  Montesquieulib.  26  cap.  20, 


c; 

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m 

he  hecho  de  las  reales  órdenes,  es  mucho  mas  opresivo  negar 
al  paisano  esta  licencia.  Toda  ley  prohibitiva  es  odiosa,  y  lo  es 
tanto  mas  cuanto  es  mas  apreciable  la  cosa  ó  derecho 
que  se  prohibe.  Nada  tan  sagrado  como  la  defensa  natural. 
Jiuego  toda  ley  que  la  prohibe  en  ciertos  casos  ó  con  respecto 
k  ciertas  personas,  de  ningún  modo  puede  estenderse  á  otros 
casos  ni  personas.  Supongamos  que  estuviese  mandado  por 
una  ordenanza,  que  el  militar  no  pueda  defenderse  ;  si  no  habia 
otra  ordenanza  decretando,  que  tampoco  lo  harían  los  sujetos, 
que  aunque  no  militares  deben  ser  juzgados  por  el  fuero  de 
uerra,  la  ordenanza,  de  ningún  modo  era  aplicable  á  estos. 
Un  hombre  qne  voluntariamente  me  aborrece,  decia  en  el 
^ Congreso,  que  cuando  tomaba  la  tribuna,  las  cuestiones  las  ec- 
saminaba  por  todos  sus  aspectos.  Así  debe  ser  :  estoy  escri- 
biendo para  lo  posterior,  desentendiendome  de  mi  mismo.  Si  la 
ordenanza  era  general  para  militares  y  para  los  que  no  lo  eran, 
debia  haberse  espresado  quienes  serian  los  defensores  de  los  se- 
gundos. No  tienen  estos  ni  cuerpos  ni  compañías  :  no  hay 
para  ellos,  ni  llamados,  ni  escluidos.  No  se  alegue  que  no  se 
meditó  en  el  caso.  Son  muchos  los  crímenes  que  se  juzgan  en 
el  consejo  de  guerra,  y  en  que  se  mezclan  soldados  y  paisanos. 
Luego  si  no  hubo  determinación,  quedó  la  libre  facultad  de 
defenderse.    /}t;í>,f.;;<í.>ií|,Otí,>.oiv.ti<iu;  ij'j'ísíííJí  íí8  u:i  ig  ,». 

El  hecho  presente  es  en  estremo  escandaloso.  Antes  de  to- 
márseme la  confesión,  se  me  advirtió  nombrase  defensor.  Con- 
testé, que  lo  emerda  i  mismo.  Dudó  el  fiscal  si  podia  hacerlo, 
y  aunque  se  estendió  la  dihgencia,  q^edó  sin  mi  firma  :  dijo 
que  se  consultaria.  Al  otro  dia  según  el  fiscal,  el  tercero  se- 
gún mi  memoria,  se  me  trajo  á  firmar  y  firmé.  Luego  ya  se 
habia  consultado,  y  con  la  aprobación  superior  quedé  constitui- 
do. Muchos  dias  después  se  me  lé  el  dictamen  del  au- 
ditor y  el  decreto  del  presidente,  deshaciendo  lo  he 
cho.  ¿Y  en  que  circunstancias  ?  cuando  el  pueblo  gritaba 
en  calles  y  plazas,  en  casas  y  en  tiendas,  en  el  foro,  en  el  con- 
greso y  en  el  mismo  palacio,  que  se  tenia  preso  á  un  inocente, 
al  abogado  del  pueblo,  al  protector  de  la  libertad,  al  consuelo 
del  menesteroso,  al  que  habia  afianzado  su  independencia. 
Esto  dijeron  sin  temer  las  resultas,  ni  el  poder  de  mis  enemigos, 
el  soldado,  el  menestral,  el  comerciante,  el  sacerdote,  el  viejo, 
16 


122 

el  niño,  la  joven,  la  ilustrada,  la  que  jamas  tomó  en  sus  manos 
un  libro.  ¿Cual  será  hoy  la  sorpresa  al  saber  que  no  se  me 
consiente  ser  mi  mismo  defensor.  ¿Por  qué  se  hizo  la  inquisi- 
ción tan  odiosa  ?  Porque  entre  sus  actos  crueles  era  uno  de 
ellos  rio  permitir  este  alivio  al  reo.  Regla  que  tuvo  con  res( 
pecto  á  mi,  una  ecsepcion  favorable.  ¿Quien  diría  que  habia 
de  llegar  tiempo,  en  que  se  formara  una  comparación  entre  ese 
tribunal  de  fuego  y  sangre,  y  aquellos  en  que  debe  relucir  la  ver-  \^ 
dad,  la  justicia,  la  humanidad  ?  j^ 

El  auditor  en  su  dictamente  no  presenta  una  ordenanza  que/ 
se  oponga  á  mi  nombramiento.  Dice  solo  que  hay  mucbasj 
diligencias  á  que  no  puede  asistir  un  reo,  y  por  consiguiente 
necesita  elegir  un  defensor.  Señala  las  ratificaciones  y  el  ca-( 
reo.  Ratificándose  los  testigos  en  la  misma  cácel  como  se  ha 
practicado  ;  y  siendo  un  principio  general  que  la  ratificación  de 
los  testigos  se  haga  delante  del  acusado,  para  que  los  conozca, 
vea  jurar,  y  advierta  las  tachas  que  estos  tienen,  (13)  lejos  de 
ser  un  obstáculo  el  que  se  alega,  por  el  contrario,  no  es  sino 
cumplir  con  un  rito  general.  En  cuanto  á  los  careos,  si  son  ad- 
mitidos contra  lo  que  enseña  Colon.  (14)  ¿Por  qué  no  podran 
presenciarse  por  los  reos,  y  saber  unos,  lo  que  dicen  otros, 
cuando  han  concluido  instructivas  y  confesiones?  No  hay  con- 
testación, si  no  se  quieren  misterios,  sorpresas,  estorciones  y  to- 
dos aquellos  medios  reprobados,  propios  de  las  monarquías  ab- 
solutas, de  las  dinastías  de  austríacos  y  borbones.  En  los 
pueblos  hbres,  los  juicios  criminales  son  públicos.  Los  testi- 
gos oyen  á  los  reos,  los  reos  se  oyen  entre  sí,  el  juez  imparcial 
busca  la  inocencia  y  el  crimen.  No  es  un  espía  que  asecha, 
un  verdugo  que  asusta,  un  falso  amigo  que  estrae  las  palabras, 
para  que  sirvan  de  pruebas. 

Los  enemigos  de  la  liberted  escusan  este  nuevo  atentado, 
diciendo:  que  nada  pierdo  con  nombrar  un  padrino,  cuando  me 
es  fácil  darle  las  instrucciones  oportunas  y  aun  formarle  la  de- 
fensa. ¡Qué  ilusión  !  y  ese  defensor  firmará  lo  que  yo  quiera? 
¿Lo  hará  en  una  causa  en  que  lo  principal  consiste  en  demos- 
trar que  este  proceso  ha  sido  una  intriga  ministeria,  Icón  el  fin 

(13)     Ley  15,  tit.  17.  ¡ib,  2.  R. 

(14j     Formulario  p  56.  ;  í  - 


^ 


133 

de  separarme  de  la  tribuna,  para  que  con  facilidad  pase  una  con- 
stitución monárquica,  y  en  venganza  de  haberme  opuesto  á  que 
los  godos  fuesen  ciudadanos  ?  No  firmará  sin  duda,  ni  yo  me 
atreveré  á  proponérselo.  Muy  pocos  Pilades  tiene  la  historia^ 
fsera  muy  raro  el  que  quiera' arruinarse  por  otro.  ;íni  »il  o-íí5*>2  ;i|[| 

Mi  estado  se  asemeja  al  de  la  reina  de  Inglaterra  en  el  juicio 
criminal  que  le  promovió  su  marido  el  rey.  Todo  el  poder  es- 
tá contra  mi;  conmigo  el  pueblo,  ese  pueblo,  que  jamas  se  en- 
gaña en  lo  que  es  justo  ;  ese  pueblo  que  tiene  un  sentido  finisimo 
para  conocer  las  astucias  del  doloso  contra  el  inocente  ;  ese 
pueblo  que  dicta  sentencias;  no  las  ejecuta,  pero  llora  á  sus  so- 
las las  contrarias.  El  hermano  del  rey  fué  uno  de  los  jueces 
contra  la  desgraciada  reyna.  Lo  serán  mios,  personas  que  tie- 
nen dependencia  mas  estrecha  con  el  jeneral  La-Mar  y  sus 
ministros.  ¿Cual  será  el  fallo  ?  será  contra  mi  vida,  no  contra 
mi  opinión.  Papeles  forjados  en  los  gabinetes  de  los  principes, 
jamas  concluyeron  con  la  estimación  de  los  ciudadanos 
beneméritos.  ¿Hay  jefes  que  arrostren  al  poder  por  salvar 
la  inocencia  ?  pues  mi  fin  será  el  de  esa  misma  reyna  6  el  de 
Monteagudo,  el  veneno  ó  el  puñal  acabarán  mi  carrera. 

He  de  morir :  escribo  esta  clausula,  sin  que  se  turbe  en  un 
ápice  mi  tranquilidad.  Quiero  dejar  esta  causa  célebre  en  in- 
correctos manifiestos,  para  que  les  dé  perfección  después  de 
mis  dias  alguna  persona  piadosa  y  elocuente.  La  hija  de  Nec- 
ker  imprimió  un  precioso  libro  sobre  las  pasiones  en  el  tiempo 
de  la  revolución.  Mis  toscos  conceptos  servirán  de  prueba  á  su 
argumento.  Por  felicidad  nada  diré,  que  no  tenga  en  su  apoyo 
el  testimonio  publico.  ¡Cuanto  satisface  tomar  por  guia  la  ver- 
dad !  He  demostrado  la  injusticia  que  se  causó  negandom,e 
mi  defensa.     Este  es  un  átomo  respecto  de  lo  que  sigue.        ^ 

Se  declaró  con  solo  el  dictamen  del  auditor,  que  no  podia  ser 
mi  abogado.  Me  opongo  á  que  se  hagan  careos  de  los  supues- 
tos delincuentes  entre  sí.  Varias  razones  tenia  para  ello.  Ali- 
gerar el  tiempo,  que  con  estudio  se  dilata.  Evitarme  el  rubor 
de  un  acto  tan  humillante.  No  sufrir  la  audaz  calumnia  en  mi 
presencia  :  debia  temer  un  ecseso  de  acaloramiento.  Lo  que 
me  debian  contestar  los  reos  lo  tenían  muy  estudiado  :  la  lec- 
ción se  les  repetía  cada  instante.  Espuse  de  palabra  que  no 
habia  ordenanza  ni  ley  que  determinase  este  acto;  que  por  el 


124 


contrario  el  Colon  era  muy  opuesto  á  él :  que  este  célebre  autor 
en  su  formulario  enseñaba  el  modo  de  ejecutarlo  entre  los  acu*- 
sados  y  testigos  ;  que  cuando  no  trató  de  los  delincuentes  fué 
por  contemplarla  diligencia  inoportuna.  El  fiscal  hizo  consul- 
la sobre  la  materia,  aunque  confesando  que  mis  razones  lo  con< 
vencían.  Se  pidió  informe  al  auditor  y  lo  espidió  en  términos  que 
parece  habia  oido  cuanto  fué  alegado  por  mi.  No  se  contentó 
con  esto  el  presidente.  ¿Como  suscribir  á  una  solicitud  mia  ? 
no  era  posible.  Se  da  vista  al  fiscal  de  la  suprema.  ¿A  quien  ? 
A  Ortiz  Ceballos.  Esto  no  es  buscar  parecer,  sino  contradicion.j 
Si  para  espedir  esta  clase  de  consultas,  era  de  oírse  el  fiscal,! 
¿como  no  se  observó  en  la  primera  ?  Y  si  no  se  le  oyó  en  la  pri- 
mera, ¿por  qué  se  le  oye  en  la  segunda  ?  es  grande  la  diferencia. 
El  primer  dictamen  del  auditor  fué  oponiéndose  á  mi  preten- 
cion  :  era  bastante.  En  el  segundo  la  apoyaba  :  era  menester 
buscar  otro.  ¿Y  no  habrá  un  sujeto  imparcial  ?  ¿Habia  de  ser 
Ortiz  Ceballos  ?  ¿Habia  de  ser  el  que  está  paseando  de  brazete 
con  Mariáteguí  y  en  la  mas  estrecha  amistad  ?     ¿Habia  de  ser 

Ortiz  Cebellos? Quisiera  que  un  hombre  sin  pasión  en  este 

asunto,  me  contestase  esta  pregunta.  ¿Quien  incendia  el  esta- 
do? Mis  papeles  ó  estos  hechos?  Sin  duda  se  pretende  que 
volvamos  á  enmudecer,  como  en  la  época  desgraciada  de  la  tir- 
anía. ¡Há  I  que  cierto  es,  que  todos  blasfeman  de  la  tiranía  y 
todos  quieren  ser  tiranos.  La  respuesta  del  fiscal  elegido  con- 
fiesa los  fundamentos  del  informe  del  auditor ;  no  hay  ley  ni 
ordenaza  dice,  pero  la  practica  esta  en  contra.  (15)  Es  muy 
ütil  seguirla  en  una  causa  de  infidencia,  en  las  que  se  puede  por 
este  método  adelantar  mucho  en  el  esclarecimiento  de  la  ver- 
dad. Este  señor  pudo  haber  leído  al  Gutierres  (16)  y  alli  va- 
ria, que  nada  es  mas  opuesto  al  esclarecimiento  de  la  verdad, 
que  los  careos. 

Se  decretó  que  se  practicasen,    (17)  se  citan  á  los  padrinos 

(15)  Ortiz  Ceballos  ha  procedido  en  oposición  del  articulo 
108  de  la  constitución  que  rije  entre  tanto  continuaran  los  juicios 
criminales  en  el  orden  prevenido  por  las  leyes.  En  una  repub- 
lica  formas  y  sentencias  se  arreglan  por  la  ley,  ')  '^ni 

(16)  Tomo  31,  cap,  8.  '   '^  í  oii 

(17)  Sábado  19  de  febrero.  .^'fo  r    ;  .í 


126 

para  que  los  presencien.  Asisten  varios,  y  se  les  despide  por 
el  fiscal  que  los  habla  hecho  citar  ^  porque  Colon  no  enseña  que 
los  defensores  estén  presentes  a  los  careos.  ¿No  habia  leido  el 
fiscal  á  Colon  en  la  mañana  ?  ¿No  sabe  que  cuando  hubieron 
laréos  siempre  estuvieron  presentes  los  defensores  y  aun  firma- 
ron la  diligencia  ?  Esto  es  querer  que  Colon  sea  comodin, 
que  se  siga  ó  se  deseche,  según  convenga  al  designio,  que  se 
han  propuesto  de  sacar  reos.  ¿Y  por  qué  no  queria  el  fiscal 
que  asistiesen  esos  testigos  recomendables.^  porque  entonces 
os  oprimidos  tendrian  algún  tanto  de  libertad,  y  refeíirian  sih 
oaccion  los  hechos  según  habian  acaecido.  (18) 
Para  referir  las  violencias,  seducciones,  y  engaños  qua  sé 
han  puesto  en  obra  para  impeler  á  los  reos  á  que  digan  lo  que 
agrada  á  mis  enemigos,  quisiera  tener  el  estilo  y  serenidad  de 
Tácito.  Voy  á  hacer  un  ensayo.  Seré  un  historiador  impar- 
cial :  debo  comenzar  esplicando  las  relaciones  que  tienen  las 
personas  que  han  intervenido  en  esta  causa,  con  aquellos  que 
juraron  mi  entera  y  perfecta  ruina.  Son  unos  muy  pocos  ren- 
glones. Perdona  público  amado  el  fastidio  de  mis  escritos, 
Soy  un  hombre  en  desamparo  absoluto.  En  España  el  año  de 
veinte  fué  mi  suerte  cuasi  igual.  Solo  me  hallé  entre  diez  mil- 
lones de  españoles.  Mis  paisanos  de  que  me  vieron  persegui- 
do me  desampararon.  Tuve  que  ocultarme  en  el  mismo  Ma- 
drid :  vagar  después  por  reynos  y  provincias.  Últimamente, 
no  hallando  seguridad  en  ninguna  parte,  emigré  á  la  Francia, 
¿Y  cual  fué  la  causa  de  esta  persecución  ?  Defender  los  dere- 
chos de  la  America,  mientras  de  los  dos  que  están  poniendo  ar- 
tículos contra  mi,  el  uno  era  el  sostén  de  los  antiamericanos,  el 
español  mas  decidido,  y  el  otro  votandose  á  si  mismo,  se  hizo 
diputado  en  ese  infame  cuerpo  legislativo  opresor.  Dije  que 
mi  suerte  era  cuasi  igual.  Es  ciertamente  mas  aflictiva.  El 
presidente  de  la  república,  los  ministros  y  la  mayoría  del  con- 
greso según  dice  uno  de  los  artículos  escritos,  están  reunidos 
contra  mi.  No  estoy  en  libertad,  ni  la  admitirla  sin  que  se  me 
juzgase.  Seria  el  último  tormento  negarme  mis  compatriotas 
una  benigno  audiencia.  ¿Cual  es  la  causa  de  esta  segunda  per- 
— ^^ 

(18)     El  gobierno  mandó  que  asistiesen,  y  el  fiscal  dejó  mani- 
fiesta su  parcialidad,  ;  >.,:.r  ,    ,'  .,       i 


126 

secucion  ?  Haberme  opuesto  á  que  fuesen  ciudadenos,  no  cu- 
atro miserables,  según  espresa  un  señor  que  no  tiene  de  perua- 
no ni  la  guturacion,  cuyas  relaciones  con  España  son  notorias, 
que  pasó  de  los  castillos  á  Bolívar  ;  esto  es,  que  fué  siempre 
contra  la  patria  ;  sino  mas  de  treinta  mil  que  nos  hubieran  er 
clavizado  de  nuevo,  si  el  articulóse  sanciona.  Beso  mis  cade- 
nas, pues  las  arrastro  por  haber  salvado  la  república.  Sigue  el 
hilo  de  mi  narración. 

En  mi  primer  manifiesto  recordé  al  publico  la  intima  amistad[ 
de  don  Anselmo  Quiros  con  Luna  Pizarro  :  el  asombro,  que 
causó  no  consentir  que  se  embarcase,  para  que  fuese  fiscal  d^ 
la  causa ;  pues  hay  un  dato  mayor  de  colusión.  Quiros  se 
ha  ausentado,  y  el  ministro  Mariategui  con  sus  poderes  y  á  su( 
nombre,  ha  contraído  matrimonio  con  doña  Dolores  Palomeque: 
estos  actos  no  se  practican  sino  por  amigos  muy  Íntimos.  Los 
delitos  de  infidencia  no  son  de  dificil  prueba.  Si,  lo  son  las  in- 
trigas ministeriales.  Un  gabinete  es  un  santuario  donde  solo 
entran  los  iniciados  en  esa  política  destructiva  de  los  derechos 
del  hombre  :  es  preciso  ocurrir  á  indicios  y  presunciones.  Muy 
poco  se  escribe,  y  nadie  se  atreve  á  una  declaración,  que  le 
atraerla  un  mundo  de  males.  ;'*9  «n^wR'k»  ómI  aim- 

La  segunda  interesante  persona  en  esta  espantosa  traj'edia  ha 
sido  el  comandante  Herrero.  Confieso  que  este  es  mas  diestro 
que  todos  los  cómplices.  He  dicho  cual  ha  sido  su  conducta 
para  conmigo  en  el  tiempo  de  la  prisión.  El  procuró  ganar  toda 
mi  confianza.  Se  le  dijo  :  Vidaurre  es  un  inocente,  con  cuatro 
carocas  descubre  U,  su  pecho.  No  es  dificil.  Abomino  ese 
arte  de  desfigurar,  que  poseen  con  perfección  los  europeos  : 
prefiero  nuestra  rustica  sencillez.  Como  no  tuve  la  desgracia 
de  educarme  desde  niño  entre  ellos,  no  se  imprimieron  en  mi 
alma  sus  vicios  detestables.  Pero  no  soy  tan  insensato,  que  no 
caHe,  observe  y  disimule,  cuando  me  conviene.  jmy;.      . 

¿Por  qué  se  elijio  á  Herrero  para  remitirlo  á  Chincha,  y  para 
comandante  de  esta  bastilla  ?  Es  claro  porque  es  el  amigo 
rnas  inseparable  de  Luna  Pizarro,  porque  formó  caricaturas 
contra  mi  y  mis  amigos,  y  escribió  los  comunicados  mas  insul- 
tantes por  complacer  á  ese  señor ;  porque  fué  el  jefe  de  la  cor- 
bata encarnada  ;  porque  tenia  intrepidez,  ánimo,  constancia,  ta- 
lento y  todas  las  aptitudes  propias  para  llenar  el  plan  que  se  ha- 


-       127 

bian  propuesto.  Era  sobre  todo  un  español,  que  no  podía  me- 
nos que  estar  ofendido  de  mis  opiniones  contfa  los  de  su  patria. 
¿Y  el  gobierno  es  imparcial  ?  Yo  le  rogué  al  jeneral  La-Mar 
por  el  conducto  del  mayor  Campos,  que  no  me  pusiese  á  la 
guardia  de  un  militar  que  el  mismo  sabia,  que  era  mi  enemigo. 
¿Porqué  no  se  accedió  á  la  pequenez  de  mudarlo  ?  Porque 
toda  la  fabrica  caia  en  tierra. 

Me  parece  que  estoy  cumpliendo  mi  palabra.  Nada  puec^e 
imputárseme  de  personalidades.  Son  hechos,  y  hechos  al  alcance 
de  todos,  que  al  oírlos  los  lectores  dicen  :  es  cierto.  Continuó  con 

tros  de  que  no    son   sabedores  y  cuya  principal   verisimilitud 

onsiste  en  los  que  he  referido.  v-i    oí: 

El  modo  de  inducirse  Quiros  con  Ninavilca  para  estorquear 
esa  declaración  de  que  hablé  en  mi  primer  manifiesto,  en  con- 
tradicción con  las  anteriores,  fué  casi  en  las  mismas  palabras 
que  siguen.  U.  esta  convencido  de  un  delito,  que  tiene  por  pe- 
na ¡a  pérdida  de  la  vida.  JVo  hay  otro  camino  para  salvarse, 
que  imputar  al  señor  J^idaurre  haber  sido  el  promovedor  de  la 
sedición.  Esto  disminuirá  el  crimen  de  U.  y  le  atraerá  las 
gracias  del  gobierno.  (19)  Palabras  son  estas  que  escuchó  un 
individuo,  que  entraba  en  la  ocasión,  y  que  haré  que  jure,  aun- 
que se  obstine  en  no  verificarlo,  el  dia  que  se  celebre  el  consejo 
de  guerra.  Hay  gran  probabilidad  que  se  usarían  iguales  es- 
tratagemas con  los  demás  presos. 

Si  ese  fiscal  procedía  tan  al  gusto  de  sus  constituyentes.  Her- 
rero tomó  una  parte  mas  activa  desde  que  los  reos  pasaron  á 
las  carceletas  de  la  inquisición.  Este  nombre  me  hace  detener. 
¿Por  qué  elijieron  unos  calabozos,  que  son  una  clase  de  tor- 
mento, fabricados  por  la  tiranía,  el  fanatismo  y  la  superstición  ; 
calabozos,  que  si  los  principios  fuesen  conformes  con  la  prac- 
tica debieron  ser  demolidos  en  el  mismo  dia  que  cayó  el  imperio 
de  los  borbones ;  calabozos  mal  sanos,  no  ventilados  y  donde 
se  sufre  un  calor  ecsesiva?  (20)  Asi  convenia.  Era  el  potro 
destinado  á  unos  miserables  que  carecían  de  amparo.     En  esos 

(19)  He  presentado  una  carta  del  sub-inspector  don  José 
Gómez  que  lo  afirma  como  testigo  de  vista. 

(20)  Beccaria  :  que  son  suplicio  mas  bien  que  un  medio  de  se- 
guridad.    Todo  lo  que  ecseda  de  su  fin  es  un  atentado*  , 


128 

hórridos  sitios  causa  mayor  impresión  la  voz  de  un  español  que 
á  todas  horas,  repetía  todo  está  descubierto,  no  hay  remedio  sino 
le  banquillo,  ese  revolucionario  de  Vidaurre  es  la  causa  de  que 
ustedes  padescan,  deben  acusarlo.    Esto  se  acompañaba  con  la 
falta  de  sustento,  con  la  incomunicación    muchos  dias   despuQ-^ 
de   Ja  instructiva,  con  las  promesas  de  protección,  y  con  todos 
aquellas  cabalas  que  forman  el  catecismo  de  los  satélites  de  los 
gobiernos  despóticos.     Mi  manifiesto  se  les  leyó  en  el  momen-    _,grr^g(jl 
to.     Se  les  inflamó  contra  nii :  se  dispuso  los  ánimos  á  la  veunj 
ganza  y  á  la  calumnia.     Personas  que  han  hablado  con  los  reJ. 
os  me  lo  han  referido.      Hay   una   prueba  superior,  la  certezej 
moral.     ¿Como   no   se   creerán  estos  hechos  del  que  siemprel 
me  llamó  CaúWndi  l'c^tsmiVl  '■  .  ujuhui  s>U  obofíi  l¿l  .  | 

De  este  modo  se  preparaban  instructivas  y  confesiones.  A- 
sombraos  conciudadanos  con  lo  que  voy  á  decir.  Instructivas 
y  confesiones  se  tomaron  al  mismo  tiempo  por  Herrero  y  por 
Allende.  (21)  Ambos  hacian  preguntas,  y  las  reconvenciones 
mas  fuertes  el  primero.  No  osará  el  secretario  ligarte  negar 
estos  datos.  Si  tal  fuese  su  arrojo,  se  lo  probara  con  muchas 
personas,  que  de  propósito  rogué  que  los  atendiesen  para  testi- 
ficarlo en  la  ocasión.  ¿Que  maldad  /  Mientes,  lo  contrario  me 
dijiste  á  mí,  es  una  falsedad.  No  habrá  corazón  tan  insensible, 
que  no  se  moviese  á  compasión  ó  ira  al  oír  á  esos  desgraciados 
con  voz  trémula  y  balbuciente,  acompañado  sus  respuestas 
con  lágrimas.  JVo  sé  mas,  no  he  dicho  eso,  no  lo  presencié,  no  se 
trató  conmigo.  (22)  Pero  cuando  el  interrogatorio  recaía  con- 
tra mi,  entonces  se  usaba  de  toda  clase  de  rigor  :  á  Chumpitás 
se  le  puso  una  espada  al  pecho  para  que  supusiese  que  Elias 
Sánchez  le  habia  dicho  que  llevaba  órdenes  mias  para  levantar 
un  regimiento.  (23)  ¡Un  regimiento  se  levantaba  por  un  indio 
asesino,  y  ladrón  actual  de  caminos!  Ya  se  habrán  enviado 
emisarios  á  hablar  con  él,  ofreciéndole  el  perdón  y  dinero  con 

(21)  Macron  preside  al  interrogatorio  de  los  testigos  y  á  la 
tortura  de  los  esclavos,     ¡  Tiempos  de  Tiberio ! 

(22)  Un  ejemplo  vivo  de  lo  que  pinta  con  elocuencia  Filan- 
gieri, 

(23)  Me  la  dijo  su  defensor  el  capitán  Palma,  y  se  lo  ha  re- 
petido á  muchas  personas.  .V        v!?^^     ' 


Tj-^^-ffiri,* 


129 

tal  que  se  presente,  y  me  acuse.  Manátegui  tiene  muchos 
amigos  de  esos.  El  mismo  me  lo  aseguró  con  repetición.  Sa- 
bemos que  él  y  sus  hermanos  estuvieron  parlados  con  Ninavilca 
cuando  el  tumulto  contra  Bolivar.  Se  conocen,  se  entienden, 
se  convlnan. 

*  El  fiscal  no  procede  en  cosa  alguna  según  su  dictamen. 
Cada  momento  es  una  consulta  al  ejecutivo,  el  juez  propia- 
mente es  el  presidente  de  la  República.  Inútil  fué,  que  la 
constitución  mandase,  que  bajo  ningún  pretesto  conociese  en 
asunto  ningún  judicial.  (24)  Es  mi  juez  apesar  mió,  y  lo  será 
hasta  el  cumplimento  de  la  sentencia.  ¿Quien  le  dio  autoridad 
para  decidir  en  las  consultas  sobre  casos  de  ley  ?  Esta  es  una 
facultad  esclusiva  del  Congreso.  (25)  Fueron  de  esta  natural- 
eza mis  solicitudes  sobre  hacer  mi  defensa,  sobre  que  los  pre- 
sos no  se  careasen  entre  si.  Yo  suplico  la  atención  sobre  la 
del  dia  11.  Pidió  mi  defensor  el  reconocimiento  de  una  carta 
del  sub-inspector  don  José  Gómez.  En  ella  se  refieren  los 
mismos  hechos  que  anteriormente  espuse  de  la  seducción  de 
Quiros  hacía  Ninavilca.  El  testigo  la  presenció.  Incontinenti 
debió  procederse  á  la  declaración.  No  fué  asi.  Se  consulta 
al  ministerio,  y  el  reconocimiento  se  hace  al  siguiente  dia.  To- 
dos está  en  los  ministerios  tres  ó  cuartro  veces.  Nada  practica 
de  que  antes  no  dé  noticia.  La  disculpa  es,  que  no  quiere 
errar.  ¿Y  puede  haber  un  error  mas  grande  que  este  procedi- 
miento ? 

Hago  una  ligera  reflecsion.  ¿Este  es  modo  de  administrar 
justicia  en  los  pueblos  libres  ?  Responda  por  mi  un  hombre 
ilustre.  Recaiga  sobre  él  la  nota  de  sedicioso  é  incendiario. 
No  hay  libertad  del  ciudadano,  y  perdería  su  libertad  la  patria. 
„Aqui  se  trata  de  las  leyes  que  tocan  directamente  á  cada  ciu- 
dadano en  sus  intereses  privados  ;  de  aquellas  leyes  que  solo 
atacan  ó  protejen  inmediatamente  la  libertad  individual  ó  parti- 
cular, y  no  la  libertad  pübhca  y  política.  Desde  luego  se  ve 
que  aquella  especie  de  libertad  es  muy  necesaria  para  la  última, 
y  que  está  intimanjente  ligada  con  e\h,  porque  es  necesario  esté 
seguro  de  no  ser  oprimido  en  su  persona  ni  sus  bienes,  para  poder 


(24)  Articulo  81  caso  3. 

(25)  Articulo  60  caso  1 . 

17 


130 


defender  la  libertad  'publica :  y  es  muy  claro  que  si  por  ejemplo 
^b^e?       una  autoridad  cualquiera  tuviera  el  derecho  ó  la  posesión  de  or- 
¿!^í^  ff .  ¿3íA€.^^enar  abitrariamente  prisiones,  destierros  y  multas,  seria  imposi- 
^,,^^Jié^*i  o-^  ble    contenerla   dentro  de  los  limites  que  podria  prescribirle  la 
constitución,  aun   cuando  el  estado  tuviese  una  muy  espresa  y 
formal.  (26)  ^ 

Este  mutuo  enlace  de  las  dos  libertades  puede  hacerse  mas 
palpable.  Se  defiende  lo  que  se  ama.  Lo  que  se  aborrece 
se  desea  que  perezca.  Los  Horacios,  Curacios  amaron  su  pa- 
tria, dieron  la  vida  por  ella.  Los  italianos  no  la  aman,  ha 
visto  con  indiferencia  la  dominación  de  la  Austria,  de  la  España 
áe  la  Francia.  Nadie  quiere  ser  desgraciado,  ni  continua 
siéndolo.  ¿Quienes  son  según  esto  los  verdaderos  enemigos 
del  estado  ?  Los  que  hacen  de  modo  que  no  se  le  pueda  amar; 
¿Y  quienes  hacen  de  modo  que  no  se  le  pueda  amar?  los  que 
abusan  de  la  autoridad,  los  que  tienen  el  pueblo  en  temor  y 
desconfianza,  los  que  dejan  sin  premio  el  mérito,  los  que  llaman 
á  los  puestos  á  los  que  han  sido  declarados  enemigos  de  la  na- 
ción, los  que  saben  esquilmar  y  no  producir,  los  que  fomentan 
las  divisiones,  (27)  los  que  juzgan  imposible  gobernar  con  ar- 
reglo á  las  leyes. 

(26)  Destutt    Tracy  sobre  el  lib,   12  de  Montesquieu. 

(27)  He  dicho  en  mi  anterior  manifiesto,  que  habian  cinco 
partidos  pronunciados :  se  me  pregunta,  ¿cuales  son  ?  Lo 
diré.  El  de  los  godos,  que  tienen  una  protección  decidida.  El 
de  los  vitalicios  que  esperan  con  ansia  que  Bolivar  se  restituya 
al  trono,  y  á  quienes  oponiéndose  á  mis  juicios,  ya  se  les  mira 
con  compasión.  El  de  Riva  agüero  que  apetece  sea  el  succes- 
or  deljeneral  La-Mar.  El  de  los  infames  egoístas,  que  á  todo 
se  acomodan,  y  solo  aspiran  a  los  puestos,  rentas  y  comodidades. 
El  de  los  libres  ecsaltados,  que  es  al  que  correspondo,  sirviendo 
con  generosidad,  esponiendome  á  los  tiros  de  la  maledicencia, 
perdiendo  mi  plaza,  mi  quietud,  y  tal  vez  la  vida.  Si  yo  fuese 
un  Catilinano  trataria  de  fomentarlos,  siiio  de  consolidarlos  en 
mi  favor,  ¿Serán  conmigo  los  godos,  los  vitalicios,  los  egoistas? 
Jamas :  solo  me  quedan  unos  pocos  hombres  de  bien,  incapaces 
de  tumultos,  porque  aman  la  patria,  porque  la  han  constituido 


131 

Compárense  mis  papeles  con  las  acciones  y  escritos  de  mis 
enemigos.  (28)  Hacen  nueve  dias  que  salió  el  primer  maniñ- 
esto.  Los  comunicados  son  atrocisimas  injurias  personales 
aprobadas  por  los  que  prolejen  el  un  periódico,  y  pasan  una 
Ipension  para  el  otro.  Si  como  son  audaces,  insolentes,  atrevi- 
dos ;  fuesen  sabios  y  justos,  escribirían  dando  al  público  las 
pruebas  que  resultaban  contra  mi,  ademas  de  1%  viciada  declara- 
ción de  Ninavilca.  Demostrarían  que  mis  principios  de  dere- 
)cho  público  son  falsos  y  subversivos  :  los  combatirían  con  ra- 
zones y  autoridades.  Esta  era  una  querella  político-literaria 
en  estremo  provechosa  para  un  estado  naciente.  Nada  con- 
viene mas  que  ilustrar  á  los  ciudadanos  sobre  sus  derechos  y 
obligaciones  :  los  límites  de  unos  y  otros.  Este  es  el  modo 
que  no  haya  tiranos  ni  anarquistas.  Confieso  que  no  es  fácil  á 
oradores  de  taberna,  á  literatos  de  novelas,  á  hombres  que  gas- 
tan el  tiempo  en  pequeñas  y  ruines  intrigas.  Continuad  vitu- 
perio de  la  nación,  que  si  no  os  desprecio,  os  compadezco. 

Que  podrian  adelantar  contra  mi,  cuando  cada  momento  se 
patentiza  mas  y  mas  la  criminal  combinación.  El  defensor  de 
Chumpitás  pide  al  gobierno  que  Herrero  sea  separado,  y  recusa 
al  fiscal  Allende.  Su  nota  la  pasó  el  dia  once.  Somos  trece  y 
no  hubo  resulta  ninguna.  Es  decir,  que  es  nulo  cuanto  se  ha 
practicado  en  el  doce.  (29)  ¿Cómo  habían   de  variar  los  per- 

con  sus  esfuerzos,  'porque  son  unos  pobres  desnudos,  arrincona- 
dos, sin  armas  ni  caudales.  Los  que  quieren  atraer  asi  godos 
y  vitalicios  son  los  que  preparan  la  tiranía.  El  particular  que 
piensa  en  el  mando  procura  hacerse  de  todos  los  partidos,  el  que 
está  en  el  trono  que  usurpa,  los  anima  poniéndose  del  lado  de  los 
mas  fuertes,  Maquiavelo  ha  enseñado  esto.  Ya  pueden  que- 
marse sus  obras,  porque  hay  muchos  Maquiavelos.  En  Seleu-  j^  Vv^;» 
da,  dice  Tácito,  el  pueblo  gozaba  perfectamente  de  sus  derechos, 
mientras  los  habitantes  permanecían  en  unión :  ellos  desprecia- 
ban al  Partha.     Entraban  en  discordia,  losparthas  los  vencían. 

(28J     Salió  el  4,  se  escribe  este  el  13. 

f29)  En  la  mañana  del  13  hizo  firma  á  los  reos  una  repre- 
sentación, para  que  en  atención,  á  hallarse  ellos  en  los  ccHabozot 
se  me  condujese  ct  los  mismos. 


132 

sonajes  de  esta  farsa  en  el  lance  mas  preciso.      Se  me  iba   á 
humillar,  careándome  con  Ninavilca.     En  las  procsimas  horas 
era  necesaria  mas  que  nunca  la  persona  del  gobernador  actual 
de  la  cárcel.     Estuvo   adiestrándolo  hasta  el  mismo  acto    del 
careo  en  compañía  de  su  defensor  Rueda.      Debia  ser  el  fiscE|^ 
un  individuo  en  quien  el  cholo  tuviese  toda  su    confianza   para 
poder  sostener  una  calumnia,       ¡Cuantos    placeres   para  Luna 
Pizarro  !     No  pudo  escoger  un  encargado  mas  fiel.       Si,  él  le         ^ 
da  un  diario  aviso  de  los  mas   pequeños  acaecimientos,  y  aun  r 
de  mis  respiraciones.     Se  le  perdonó  el  pecado  de  haber  sido/ 
el  corchete  en  la  noche  de  la  captura  del  jeneral  La-Mar.    Lai 
reconciliación  es  perfecta,  puede  contar  con  el  grado  de  coro-i 
nel.  \ 

Si  el  era  despedido  del  puesto;  ¿  Quien  trataría  con  los  reos 
para  que  á  su  nombre  saliesen  los  comunicados  que  se  han 
visto  ?  ¿  Quien  llenarla  con  tanta  delicadeza  las  confianzas  mi- 
nisteriales ?  El  se  habla  de  tú  con  Mariálegui.  Ellos  se  tratan 
con  familiaridad  hacen  muchos  años,  ellos  tienen  un  mutuo 
ínteres  on  protejerse  :  la  inocencia  de  Vidaurre  declarada,  era 
el  origen  de  las  desgracias  de  sus  enemigos. 

¿  Qué  han  adelantado  después  de  tantas  miserables  tramoyas  ? 
I  Qué  ha  resultado  del  careo  ?  Lo  que  pongo  en  mejor  estilo, 
sin  que  falte  una  sola  silaba.  „  Que  en  el  tiempo  que  tiene  el 
honor  de  conocerme  ha  estado  en  mi  casa  como  unas  seis  veces, 
poco  mas  ó  menos  :  que  con  respecto  al  asunto  de  que  se  trata 
solo  una  de  parado :  Que  fue  con  Elias  Sánchez,  el  que  se 
quedó  en  la  ante  sala :  que  le  dije  que  era  preciso  escarmentar 
á  los  cuarenta  diputados  por  su  proyecto,  llamar  á  los  suplentes, 
y  mantener  al  ejecutivo  en  sus  funciones  para  que  hiciese  frente 
al  jeneral  Simón :  Que  en  estas  circunstancias  entró  una  per- 
dona Y  se  retiró  él  con  Sánchez  :  que  le  esprese  que  este  es- 
taba instruido  en  lo  que  debia  hacerse :  que  dicho  indio  le 
advirtió  haberle  yo  prevenido  que  nunca  me  escribiese. 

Este  ignorante,  por  seguir  la  regla  que  se  le  ha  prescripto 
de  hacer  que  recaiga  sobre  mi  su  crimen^  no  hace  sino  fortale- 
cer mi  defensa.  En  otro  manifiesto  presentaré  á  la  letra  sus 
declaraeiones,  confesión  y  careos.  Por  ahora  me  limito  á 
unas  muy  simples  observaciones.  Una  sola  vez  me  vio  sobre 
parado.     ¿  Luego  no  pude  formar  con  él  plan  ninguno.     ¿  No 


133 

le  dije  sino  lo  que  últimamente  afirma  ?  Pues  esto  ademas  de 
ser  contradictorio  en  si  mismo,  no  contiene  ningún  crimen. 
Es  contradictorio  en  si  mismo,  no  pudiendo  haber  tumulto  nin- 
guno, quedando  el  ejecutivo  en  el  completo  de  las  atribuciones 
4t^0),  Era  indispensable  que  el  presidente  de  la  república 
fuese  un  cómplice  y  protector  de  lo  que  se  iba  á  hacer.  Si  yo 
procediese  con  la  ligereza  de  mis  contrarios  diría,  que  esto 
tiene  mucha  mayor  verisimilitud  :  no  lo  pruebo,  porque  no  lo 
•  creo. 

1  No  contiene  delito,  porque  decir  que  era  preciso  escarmentar 
Isin  que  se  esplique  la  clase  de  escarmiento,  es  palabra  que 
Ivaria  significado.  Que  se  llamase  á  los  suplentes,  sin  designar 
fe\  modo  de  separar  á  los  propietarios,  es  proposición  indeter- 
minada. La  acusación  que  se  le  ha  violentado  á  proferir  á 
este  infeliz,  se  asemeja  bastante  al  dicho  de  los  testigos  presen- 
tados contra  J.  C.  En  lo  demás  es  un  referente  sin  relato, 
refiriéndose  un  reo  á  otro  reo.  ¿  Y  sin  mas  que  esto,  estoy 
preso  ?  ?  Y  aun  se  continuara  la  causa  ?  ¡  Dias  lúgrubes  de 
Roma  estáis  copiados  por  nuestra  desgracia  en  el  Perú  !  No 
lloro  por  mi,  lloro  por  mi  patria.  Nerón  comenzó  por  un  cri- 
men, no  hay  tirano  que  no  hubiese  comenzado  de  ese  modo. 
Lo  que  ha  de  espantar  es,  si  ese  primer  crimen  se  cometió  á 
sangre  fria  y  no  dejó  ningún  signo  de  remordimiento.  (31) 
!  Infelices  los  ciudadanos  que  sean  apáticos  á  los  primeros  pasos 
del  despotismo  ! 

f30j  Un  testigo  sin  tacha  que  lo  dijese  no  seria  creído  por 
la  inverisimilitud,     Mateu  Controver  40  nujn.  82. 

(S)  (Quisiera  la  elocuencia  y  la  jilosojia  de  Racine  en  el 
Britannico.     Burrhus. 

;  Ah,  madame  !  pour  moi;^  ai  récu  trop  d*  unjour» 
Plút  au  del  que  sa  main,  heureusement  cruelle, 
Eúfjait  sur  moi  V  essai  de  sa  fureur  nouvelle! 
Qw'  il  ne  m'  eüt  pas  donné,  par  ce  triste  attentat 
Un  goge  trop  certain  des  malheurs  de  V  etat ! 
Son  crime  seul  n*  est  pas  ce  qui  me  desespere  : 
Sajalousie  a  pu  V  armer  contre  sonfrerh  : 
Mais,  5'  il  vousfaut,  madame,  expliqucr  ma  douleur 
JVeron  V  a  vu  mourir  sans  chans;€r  de  couleur. 


134 

Hay  en  clase  de  testigo  un  delincuente.  Se  le  quiso  dar  el 
valor  de  un  testigo,  y  para  ello  se  le  mandó  jurar  la  declaración 
forzada,  para  que  me  calumniase.  Omití  este  hecho  en  mi 
primer  manifiesto  porque  lo  ignoraba.  No  se  me  leyó  por  el 
fiscal  entonces  el  final  de  las  declaraciones.  Quiros  por  tanto 
quebrantó  la  ley  espresa,  que  prohibe  el  juramento  en  lo  que 
declaran  los  reos  ó  los  que  pueden  resultar  reos.  ¿  Y  una  ley 
se  quebranta  sin  que  haya  interés  en  quebrantarla  ?  Recono- 
ceremos si  hay  una  prueba  completa  de  seducción  ecsaminan- 
do  la  cuestión  legal.  Esto  demostrará  hasta  la  evidencia,  qucj 
no  hay  ninguna  contra  mi. 

Un  testigo  mayor,  sin  tacha  ninguna,  sin  amor  para  mi,  puesl 
jamas  me  había  hablado,  sin  odio  para  Quiros,  sin  esperanza, 
siendo  hoy  yo  el  mas  abatido  de  todos  los  peruanos,  con  el 
natural  temor  de  desagradar  á  las  primeras  dignidades  de  la 
república;  refiere  un  hecho  que  presenció,  da  razón  de  su 
dicho,  y  esplica  circunstancias  las  mas  notables.  Esta  es  una 
semiplena  prueba  testimonial.  Imparcialmente  indagemos,  si 
se  completa  con  indicios.  La  certeza  en  general  no  es  otra 
cosa  que  el  estado  del  ánimo  seguro  de  la  verdad  de  una  pro- 
posición. (32)  Es  un  indicio  fuerte  aquel  que  tranquiliza  al 
majistrado  en  su  decisión,  no  quedándole  escrúpulo  sobre  lo 
que  ha  juzgado.  Militan  contra  Quiros  :  la  amistad  estrechísi- 
ma con  mis  enemigos,  principalmente  Luna  Pizarro  y  Maria- 
tegui.  El  odio  á  mi  desde  la  elección  de  Presidente  de  la 
República  y  manifestado  en  todas  ocasiones  en  el  Congreso  : 
el  haber  tomado  una  declaración  con  juramento  á  un  reo  por 
creer  que  de  ese  modo  daba  mas  fuerza  á  lo  que  decia  para 
calumniarme  :  el  susto  que  se  propuso  me  causaria  diciendo : 
^ue  seria  dijicil  desenvolverme :  (33)  la  mentira  clasica  de 
haberse  tenido  las  mayores  consideraciones  antes  de  prenderme, 
y  que  solo  la  necesidad  obligaba  á  ello,  siendo  asi  que  ni  en- 
tonces ni  ahora  hay  motivo  de  prisión  :  siendo  asi,  que  en  el 
acto  de  tener  ese  fantasma  de  apoyo,  se  me  condujo  cual  reo 

(S2)  Filangieri  tom.  4  cap,  IS  de  la  certeza  moral.  Far- 
inacio  cuest.  36.  Estos  son  los  indicios  que  igualan  á  los  in- 
strumentos según  la  ley  4.  c.  de  prob. 

(^33J  Fl  secretario  ligarte  lo  presenció  mas  de  una  vez. 


135 

de  estado  convencido,  á  un  cuartel :  el  haber  tratado  de  ocultar 

la  contestación  de  Delgado.     Estos  indicios  y  un  testigo  hacen 

una  prueba  completa.     Los  filósofos  convienen  en  que  cuanto 

es  mas  fácil  el  crimen,  el  modo  de  ocultarlo,  y  los  medios  de     ^ 

sostenerse  contra  la  justicia,  mayor  debe  ser  la  frequenza  en  ^c/^**''^***' 

Tas  pruebas  y  el  rigor  en  los  castigos.  (34)  Ninguno  con  mas      ^,^'^^^^ 

impunidad  puede  delinquir,  que  el  magistrado  que  conoce  de 

una  causa  criminal.     Todo  se  le  proporciona   para  satisfacer 

)sus  pasiones.     Estas  si  son  vergonzosas  pasiones  acompañadas 
siempre  de  la  infamia. 
1     Probada    la  falsedad    de  la  declaración  de   Ninavilca  por 
bemor  y  seducción,  ¿que  es  lo  que  resta  contra  mi  ?     Lo  que 
el  fiscal  Allende  pueda  adelantar  en  los  careos,  que  según  el  mé- 
todo con  que  se  está  procediendo  á  este  acto  pernicioso,  viene 
á  ser  una  nueva  confesión,  lo  que  á  nombre  de  los  reos  se  esiá 
escribiendo  en  los  comunicados.  (35)     ¿  Será  esta  una  prueba 
legal  ?     i  Se  podra  por  ella  dictar  una  sentencia  condenatoria  ? 
Si :  igual  á  la  que  el  senado  de  Roma  dictó  contra  la  familia 
de  Germánico.  (36)  Las  castigos  son  útiles  en  cuanto  el  pue-    ^ 
blo  se   convence  que  el  acusado  es  criminal.     Si  está  persua-  if¿¿t/t t'^\ 
dido  de  la  inocencia,  la  pena  surte  un  efecto  contrario.     Su  fin  //  J 

es,  mantener  la  tranquilidad  del  estado;  esta  se  pierde,  si  falta     j(^  ^^ 
la  justicia,  si  se  abusa  del  poder. 

Pero  la  conducta  del  fiscal  y  los  comunicados  han  de  aten- 
derse por  el  público.  Este  será  el  modo  de  que  conozca  que 
toda  la  tela  es  tejida  por  una  misma  mano.  Preso  Delgado, 
se  le  toma  su  instructiva.  Se  le  hace  reconocer  la  carta  que 
me  escribió  pero  no  el  borrador  de  mi  respuesta.  ;  Superche- 
ría abominable  !  (37)  ¡  Cual  fué  la  razón  de  este  fraude  ? 
Que  Delgado  habia  dicho  en  público  en  el  cuartel  de  policía, 
que  yo  era  un  inocente,  que  con  injusticia  se  me  tenia  preso, 
que  me  escribió  por  indagar  si  estaba  convenido  en  el  proyecto, 

U— li: ____ 

(34)  Berüham  de  la  proporción  entre  Jqs  delitos  y  las  penas  cap, 

(35)  Los  pueblos  estrangeros  conocerán  por  el  estilo  el  mérito  y 
talentos  de  mis  enemigos. 

(36)  Tácito  tomo  1  ®  anales. 

(^T)  Cuando  se  me  tomó  mi  confesión,  reconvine  al  fiscal  Mlende. 
Me  respondió  que  lo  habia  tenido  por  inútil^  porque  confesaba  lo  sui- 
tancial. 


136 

y  que  mi  contestación  lo  afianzó  en  lo  contrario.  ¿  Qu6  se 
hizo  ?  se  ocultó  la  carta,  según  demostré  en  mi  primer  manifi- 
esto, y  se  espera  un  mes  para  que  altere  el  reo  lo  que  habia 
dicho.  ¿  Y  lo  altera  en  lo  sustancial  ?  No  puede.  Ha  confe- 
sado siempre  mi  negativa :  lo  ha  atribuido  á  mi  carácter  velei- 
doso, espresion  muy  conocida  en  la  boca  de  mis  enemigo^. 
Viene  á  resultar,  que  no  se  niega  la  repulsa,  sino  únicamente 
las  palabras  en  que  está  contenida  la  carta.  Informe  el  jeneral 
La-Mar  á  quien  se  la  lei  el  mismo  dia  :  si  no  absuelve  las  citas  m^iétl^ 
que  le  hago,  el  proceso  será  incompleto.  No  hay  decreto/ 
alguno  que  lo  escepcione  por  ser  presidente  de  la  repüblicai 
En  Roma  se  concedia  una  corona  al  que  libertaba  la  vida  á  un 
ciudadano,  mas  bien  merece  este  adorno  el  que  salva  la  inoA 
cencia.  Arranca  del  brazo  del  poder  á  los  conducidos  á  la* 
muerte  para  que  no  perezcan,  dice  el  sabio.  De  oficio  debió 
haber  dado  su  informe  desde  los  primeros  pasos  de  esta  causa. 
Su  silencio  lo no  quiero  que  digan  que  lo  injurio. 

Y  escribiendo  sobre  el  comunicado  (38)  el  natural  enlace  de 
las  ideas,  me  hace  contestar  una  especie  que  hoy  aparece,  con 
todo  el  ruido  del  descubrimiento  de  un  nuevo  planeta.  Esta  es, 
que  los  reos  contaban  con  La-Mar,  Santa  Cruz,  el  comandante 
de  artillería  y  Jaramillo,  porque  lo  habia  prometido.  ¿  Y  un 
hecho  de  esta  clase  lo  alegó  ninguno  de  ellos  anteriormente  ? 
¿Era  de  omitirse  ?  Nadie  lo  presumirá  ;  pero  á  mi  me  agrada 
pulsar  las  materias  hasta  el  ultimo  convencimiento.  Me  escri- 
bió Delgado,  le  contesté  repeliendo  su  locura.  Era  el  caso  de 
que  ese  hombre  hubiese  reconvenido  diciendo  :  pues  Vidaurre 
no  ofreció  que  los  jenerales  y  primeros  jefes  estarían  con  noso- 
tros ?  i  Cómo  se  niega  á  lodo  ?  No  fué  asi.  Delgado  lo  que 
espone  entonces  es.  ¿  No  habia  asegurado  que  no  entrarla  en 
nada  ?  Ved  la  realización  de  mi  pronostico.  ¡  Ha  que  la 
verdad  tiene  un  carácter,  que  jamas  imitará  fielmente  la  im- 
postura !  Se  ha  prometido  perdón  á  esos  pobres,  como  indulto 
de  la  promulgación  de  la  carta  que  se  está  sancionando.     Con  ^ 

1  — -  — 

(38)  TaUp^afo  del  31  de  febrero  en  la  imprenta  de  Pierola,  dipu- 
tado en  el  congreso  último  español  y  edecán  de  Luna  Pizarro.  En 
esta  misma  prisión  se  han  forjado  comunicados  en  el  cuarto  del  car-  j 

celero  según  se  presume.  \ 


137 

esta  esperanza  se  les  dirije  donde  se  quiere  :  presto  tocaran  su 
desengaño. 

Mi  inculpabilidad  es  juzgada  por  la  conciencia  de  mis  perse- 
guidores. Pero  mi  manifiesto  es  un  nuevo  crimen.  Atacar  al 
ejecutivo,  faltar  al  respeto  del  congreso,  maldecir  de  las  perso- 
nas mas  respetables,  estos  son  crímenes  atrocísimos ;  la  espada 
de  la  ley  debe  caer  sobre  mi  cabeza ;  están  ciegos  y  sordos  los 
que  mandan,  que  no  preparan  los  cadalsos.  Muera  el  furibun- 
do demagogo,  el  ambicioso,  el  anarquista,  no  infeste  este  suelo 
feliz.  Latiaris  y  Cota  Mesalino  provocando  el  furor  de  Tiberio  *_J 
ly  provocados  por  el  furor  de  Tiberio.  Pueblo  peruano,  nin-  '•*»•>  *♦;>  i 
'guna  clase  de  suplicio  puede  arredrar  mi  fuerte  espíritu.    Desde  ^,.  ^ 

el  año  de  diez  me  emplié  continuamente  en  enseñarte  tus  de-  * 

rechos  y  en  defenderlos.  Por  ellos  fui  expatriado  en  el  de  18 
(39)  Suspensa  mi  renta  de  oidor,  quedando  en  la  mendicidad 
mi  dilatada  familia,  perdiendo  el  resto  de  mis  bienes.  ¿*  Qué 
perdió  Mariátegui  el  era  medio  abogado,  medio  corredor.  Va- 
riar de  sistema  le  importaba  para  ser  algo.  ¿  Qué  perdió  D. 
Juan  Salazar  ?  Unido  hasta  el  ultimo  dia  con  los  españoles, 
es  un  injerto  sin  naturaleza  esclusiva.  Escandaliza  que  rae 
esplique  asi  sobre  los  funcionarios  primeros  del  estado  ?  Lean 
los  papeles  Anglo  Americanos,  y  aprenden  á  ser  libres. 
■  Pensé  que  abierto  el  congreso,  no  habria  quien  se  atreviese 
á  esparcir  ideas  serviles.  Me  convenzo  con  dolor  mió,  que 
me  engañé.  Se  trata  de  establecer  una  obediencia  pasiva. 
Las  doctrinas  de  mis  enemigos,  que  son  los  enemigos  de  la 
patria,  están  reducidas  á  estos  términos.  No  es  licito  escribir 
contra  el  poder  egecutivo,  aunque  pise  la  constitución  y  los  dere- 
chos del  hombre.  Cuanto  decrete  el  congreso  es  santo,  aunque 
de  ello  resulte  la  pérdida  de  nuestra  libertad  é  independencia. 

(39)  Como  habia  de  estar  en  el  Pera  a  los  principios,  el 
que  habia  sido  expatriado  por  los  españoles.  En  el  momento 
que  pude,  me  restitui  ct  mi  patria.  ¿Qué  hacia  dentro  de  ella 
Luna  Pizarra  ?  Jamas  pude  estar  quieto  en  los  dominios  de 
un  déspota,  porque  jarnos  hice  pacto  con  tiranía.  Se  me  acusa 
de  lo  que  me  alabaron  las  gentes  justas.  Sali  de  la  isla  de 
Cuba,  porque  aUí  enseñaba  lo  que  aquí  estoy  enseñando.  Tam- 
bién saldré  de  aquí,  si  es  la  misma  forma  de  gobierno, 
18 


$^U^c^ 


^i' 


138 

Contra  las  personas  respetables,  que  los  son  por  el  poder,  no  por 
las  virtudes,  es  una  blasfemia  pronunciar  una  sola  palabra : 
lecciones  de  Richelieu.     Yo  enseño  al  pueblo  a  ser  libre. 

Puede  alguna  vez  la  justicia  politica  estar  en  oposición  con 
la  civil  en  cuanto  á  las  propriedades.  Puede  el  gobierno  to< 
mar  alguna  vez  el  predio  de  un  ciudadano,  y  demoler  sus  fáb- 
ricas, si  esto  es  indispensable  al  bien  general,  Salus  populi 
suprema  lex  esto,  (40)  Pero  jamas  la  justicia  politica  puede  es- 
tar en  choque  con  la  civil  en  cuanto  á  la  seguridad  personal. 
Jamas  puede  haber  caso  en  que  se  habilite  al  jefe  supremoj 
para  que  quite  la  vida  á  un  inocente,  ni  lo  prive  de  su  libertad. 
Es  la  razón  :  que  asegurar  la  vida  y  la  libertad  es  el  objeto\ 
principal  de  las  sociedades.  Es  la  razón  :  porque  es  derecho  I 
divino  defender  la  vida  y  la  libertad.  Dios  mismo  respetó  al 
alvedrio  del  hombre  (41) 

Un  escritor  ingles  en  muy  pocas  lineas  esplicó  altamente  lo 
que  era  la  obediencia  pasiva,  la  táctica  racional  y  la  anarquía. 

(40)  Principios  generales  de  todas  los  publicistas.      Vean  á  Vat- 
^      /  tel,  á  Real.     JVb  cito  á   Grocio  y  Puffendorf  porque  escribieron  en 
J    tiempos  no  ilustrados. 
ff  (41)  Mi  primer  manifiesto  lo  clasifican  los  ministeriales  de  sedi- 

cioso :  él  puede  poner  en  combustión  toda  la  república  :  pregunto. 
¿  Sus  principios  son  verdaderos  ó  falsos  ?  Si  son  verdaderos,  no 
dudo  que  serán  mis  enemigos,  aquellos  cuyas  opiniones  contradigo  ; 
los  envidiosos  de  mi  reputación,  los  que  tienen  intereses  contrarios  al 
interés  público.  Quisiera  que  siempre  hablasen  por  mi  los  filósofos. 
Mi  estilo  es  tan  incorrecto  tan  inecsacto,  que  no  puede  causar  placer 
á  los  que  leen  mis  obras.  (Helvecio,  del  hombre  cap.  5  sobr^  la 
educación.)  Un  ministro  multiplica  las  patrullas  del  campo,  tiene 
por  enemigos  á  los  ladrones  de  caminos.  Si  estos  ladrones  son  pode- 
rosos, el  ministro  es  perseguido.  Asi  le  sucede  al  filosofo.  ¿  Sus 
preceptos  tienden  á  asegurar  la  dicha  del  pueblo  ?  Tiene  por  enemi- 
gos los  ladrones  del  estado  que  deben  ser  temidos.  Me  he  constitu- 
ido el  abogado  de  los  derechos  del  hombre,  deben  ser  contra  mí,  todos 
los  que  quieren  establecer  sus  derechos  parlicidares  á  costa  de  los  de- 
rechos de  la  humanidad.  Mis  verdades  me  arruinan  ?  JS*adie  lo 
sabe  mejor  que  yo  mismo.  Menipe  decid  :  Júpiter  no  tiene  razón, 
pero  tiene  rayos.,,  ¿Se  ilustra  el  pueblo"?  ¿esta  semilla  producirá 
buenos  f^os"?  JS^ada  son  los  trabajos  que  sufro  respecto  de  la  gloria 
que  me  espera. 


139 

(42)  La  resistencia  dice  es  un  último  remedio  cuando  no  hay 
otro,  que  oponer  á  la  violencia  de  la  tiranía.  ¿'  Quien  no  se 
gloria  al  ver  levantado  el  puñal  sobre  el  pecho  de  don  Pedro 
el  cruel  ?  Es  un  último  remedio,  pero  es  un  remedio  que  ha 
ide  adoptarse,  si  no  hay  otro.  Habla  en  su  consecuencia  de 
Carlos  I  ®  y  de  la  expulcion  de  Jacobe  2.  ®  En  mi  proyecto 
de  constitución  tomé  la  ley  de  una  república  griega  :  todo  ciu- 
dadano tiene  derecho  para  matar  al  tirano.  Si  se  hubiese 
usado  de  esta  ley  con  Bolívar,  no  ecsistiera  el  enemigo  de  los 
pueblos. 

Es  mucho  mas  útil  usar  de  la  imprenta  para  advertir  á  los 
gobernadores  sus  yerros.  Si  son  de  entendimiento  y  no  de 
voluntad,  los  corrije;  si  depende  de  los  ministros,  los  muda;  si 
son  discuspables,  da  satisfacción  por  la  prensa.  El  pueblo 
queda  contento  manteniendo  su  soberanía.  ¿  Es  el  soberano  ? 
Puede  reconvenir  á  sus  subditos  que  son  los  funcionarios  púb- 
licos. Hágase  el  cálculo  de  los  monarcas  asesinados,  antes  de 
estenderse  la^  imprenta  y  los  que  tuvieron  el  mismo  fin  en  el 
siglo  de  las  luces :  miles  contra  uno.  En  Rusia  los  esclavos 
no  pueden  oponerse  al  hombre  absoluto :  el  trono  podia  nadar 
en  la  sangre  de  los  principes.  Siendo  todos  iguales  en  las  re- 
públicas, dos  razones  hallo  para  que  la  imprenta  sea  muy  libre. 
El  deseo  esencial  de  todo  hombre  para  salir  de  su  órbita  y  am- 
pliarla ;  el  deseo  en  los  no  empleados  para  hacer  que  caiga  el 
que  está  en  elevación.  El  primer  deseo  conseguido  forma  un 
tirano.  El  segundo  no  satisfecho  produce  la  anarquía.  Acu- 
sar á  los  que  mandan  ante  el  tribunal  de  la  opinión  y  contestar 
ellos,  es  la  medicina  para  ambas  enfermedades. 

No  he  leydo  contra  las  doctrinas  de  mi  manifiesto,  sino  un 
renglón  de  Pando.  f^Ocuririr  á  ese  poder  tremendo  para  que 
separe  a  los  diputados  ?  Si  pequé,  fué  siguiendo  á  Montes- 
quieu.  Pero  ni  él  ni  yo  hemos  pecado  contra  los  buenos 
principios.  Es  el  caso  cuando  una  mayoría  del  cuerpo  legisla- 
tivo traiciona  la  patria.  ¿  Puede  esto  suceder  ?  Seria  negar 
posibilidades  y  hechos.  ¿  Y  qué  camino  había  de  tomarse  en- 
tonces ?  Solo  dos  se  presentan  :  ú  obrar  el  pueblo  en  tumulto, 
ó  auxiliarse  del  ejecutivo.     ¿  Cual  de  estos  es  mas  prudente, 


(42)  Humcy  ensayo  sobre  la  obediencJM  pasiva. 


140 

mas  seguro,  ofrece  menos  riesgos  ?  Nadie  negará  que  el  se- 
gundo. Una  revolución  trae  tantos  males,  como  los  que  quiere 
impedir.  Me  entristece  la  historia  del  despotismo  de  la  Francia. 
Me  aterran  y  confunden  los  feroces  demagogos.  Siempre  los 
hay  en  las  revoluciones  :  á  veces  antes  :  los  peores  son  los  de( 
clamadores  contra  la  demagogia  en  favor  del  poder  absoluto. 
Pongamos  una  regla  general.  Mientras  hay  una  autoridad 
legítima  no  corrompida  contra  el  pueblo,  de  ella  nos  debemos 
valer  sin  desordenar  el  pais.  j^v  oiieeii 

Luego  según  lo  espuesto,  ni  por  los  autos  forjados  con  ma- 
neras ecsecrables  ni  por  mis  lecciones  políticas  resulto  criminal. 
?  Y  cual  será  la  sentencia  ?  Es  de  pensar  que  la  del  Senado  dev 
Roma  en  el  reinado  de  Tiberio.  La  historia  no  se  desmiente  :\ 
unas  fueron  las  pasiones,  unas  serán.  ¿  Que  juez  no  depende 
de  mi  enemigo  ?  ¿  Cual  sera  imparcial  ?  Virtud  celeste,  de- 
sciende por  unos  instantes.  Yo  te  invoco  por  mi  protectora  ; 
asiste  y  ampara  á  mis  dignos  compatriotas.  Bruto  muera,  no 
muera  Roma.  ¡  Cuantas  dudas  !  £1  entusiasmo  divino  siento 
que  se  evapora  en  los  espíritus  mas  ardientes.  ¿  Y  por  qué 
conciudadanos  mios  ?  No  por  mis  escritos,  si  por  los  abusos 
del  poder.  Mantengamos  los  principios,  no  desmayemos  :  joyas 
de  gran  valor  no  se  adquieren  sin  trabajo  y  sin  esfuerzo.  Pu- 
simos la  mano  en  el  arado,  no  volvamos  atrás  la  cara.  Per- 
fecciónese la  obra  :  guerra  á  la  Tiranía,  odio  á  España,  unión 
entre  nosotros  mismos. 


I 


X  i 


141 

ílVJtni  i\úr.  {»»>8é  ¿(i 


^REPRESENTACIÓN  TERCERA  AL  SOBERANO 

CONGRESO.     (43) 

SEñoR : — Mi  causa  se  hace  cada  dia  mas  célebre.  Feliz- 
mente nada  se  ha  decidido  sobre  las  notas,  que  tengo  presenta- 
^das  :  valdrá  mucho  lo  que  diré  en  esta.  No  se  crea  que  he 
)rocedido  ni  en  aquellas,  ni  en  la  presente  por  temor  á  la  mu- 
irte, ó  por  fastidio  á  la  prisión.  Conservo  mi  libertad  enmedio 
'de  mis  desgracias ;  (44)  pero  si,  no  podré  ser  indiferente,  como 
hombre,  y  como  hombre  protejido  por  las  leyes  á  los  insultos, 
á  las  averraciones  de  la  maledicencia,  y  á  los  complots  que 
hieren  la  vista  menos  perspicaz,  y  hacen  conocer  á  la  injusti- 
cia, que  por  todas  partes  me  cerca.  (45) 

Para  comprobar  en  alguna  parte  mi  verdad  acompaño  el 
Telégrafo  del  jueves  14  de  febrero,  y  el  del  martes  12  del  mis- 
mo mes.  Este  último  contiene  un  articulo  subscrito  por  Hua- 
vique.  Señor :  no  pueble  ser  que  un  hombre  se  acuse  á  si 
mismo,  que  asevere  que  le  induje  al  crimen,  cuando  jamas  lo 
conocí  (46)  ni  hablé  con  él,  cuando  no  lo  ha  dicho,  ni  en  su 
declaración    instructiva,  ni  en  su  confesión.      La    seducción 

(^43)     JVo  se  pone  la  segunda  por  que  esta  contenida  en  esta. 

(44)  La  libertad  de  espíritu,  que  tenía  el  filósofo  á  quien  se 
habia  hecho  moler  en  un  mortero,  que  decía,  rompe  la  ropa,  no 
tocarás  á  mi  alma, 

(45)  Los  ministerialei^  y  los  amigos  de  Luna  Bizarro  han 
tomado  la  senda  de  comunicados  a  nombre  de  los  reos,  acucándome 
por  autor  de  la  locura  de  su  proyecto.  Lo  contrario  tienen  dicho 
en  el  proceso.  JVo  puede  darse  prueba  mac  circunstanciada  que 
la  de  no  haber  sufrido  otro  careo  que  con  JVinavilca,  Se  está 
imprimiendo  un  manifiesto  á  nombre  de  este.  Conciudadanos  co- 
sijid  que  se  impriman  los  autos.  En  estos  veréis,  la  verdcid  en 
mis  labios,  infames  mentiras  en  los  de  mis  enemigos, 

(46)  Se  entiende  de  amistad  y  trato.  En  los  demos  ya  se 
ha  dicho  las  veces  que  lo  he  hablado. 


142 

ganó  estas  almas  débiles  para  convertirlas  en  instrumentos  cie- 
gos de  mi  pérdida.  (47) 

En  el  otro  Telégrafo  aparece  una  representación  dirijida  al 
fiscal  de  la  causa,  y  firmada  por  todos  los  presos.  En  ella  se 
quejan  de  incomunicación  estrecha  y  de  aqui  sacan  su  argu» 
mentó  para  que  yo  esté  en  la  misma  incomunicación  y  en  los 
mismos  calabozos.  (48)  Señor  ¿podrá  creerse  que  hombres  es- 

(47)  Las  mismas  intrigan  de  mis  enemigos  conducen  a  escla-  ¡ 
recer  mi  justicia.  Como  dijese  Delgado  en  su  papel  que  yo  eral 
el  que  habia  seducido  á  todos,  se  ha  dado  una  prueba  muy  com-j 
pleta  y  circunstanciada,  que  en  el  acto  de  entrar  preso  al  cuartea 
de  policía  dijo  :  es  una  injusticia  que  el  señor  Fídaurre  esté  en\ 
prisión,  es  inocente,  yo  le  escribí  para  ecsaminar  su  voluntad,  y 
me  contestó  que  no  necesitaba  armas,  que  estas  debian  unirse  con- 
tra el  jeneral  Simón  :  que  entregaría  la  respuesta,  ^uien  sea 
autor  del  comunicado  lo  pueden  discurrir,  los  que  han  oido  en  el 
cafe  al  hermano  de  Mariategui,  que  ese  comunicado  me  pierde. 

(48)  Ese  recurso  es  sin  la  menor  duda  formado  por  el  com- 
andante Herrero.  Solo  élpodia  leerles  á  los  reos  y  hacerlos  fir- 
mar. Dos  dias  antes  de  presentarse,  ya  lo  habia  anunciado.  El 
que  apareció,  se  levanto  á  las  cinco  de  la  mañana  y  pasó  h 
los  calabozos.  Esta  presunción  será  muy  lijcra  para  el  que  no 
halla  observado  que  su  hora  es  entre  siete  y  ocho  ;  cosa  que  no  ha 
tenido,  ni  antes  ni  después,  una  sola  ecscepcion.  ¡  Cuanto  hubi- 
era dado,  porque  se  me  abatiese  hasta  ese  estremo  !     Los  reos  se 

fundan  en  la  igualdad  ante  la  ley.  Por'la  igualdad  ante  la  ley, 
debe  estar  preso  el  individuo,  de  modo  que  se  impida  la  fuga  sin 
causarle  molestia  :  la  prisión  no  es  una  pena.  El  que  está  radi- 
cado con  casa,  familia  y  empleo,  no  .lecesita  custodia.  Mucho 
menos  la  necesita  si  no  resulta  prueba  contra  él  en  lo  proceso. 
El  que  por  su  clase,  sus  bienes  y  lo  que  consta  de  la  actuación  es 
sospechoso  debe  ser  mas  custodiado.  Como  hay  proporción  entre 
el  delito  y  la  pena,  también  la  hay  en  la  forma  de  las  capturas. 
El  mismo  Bolivar  hizo  esta  distinción  en  la  causa  seguida  el  año 
de  veinticinco,  y  aun  en  la  de  Berindoaga.  El  fiscal  en  la  pre- 
sente decretó,  que  saliese  JVinavilca  del  calabozo  :  en  el  momento 
se  presentó  otro  escrito  no  conviniendo,  y  solicitando  que  fuese 
yo  introducido  en  las  interiores  carceletas.     Reconvenido  por 


143 

trictamente  separados  y  con  centinelas  de  vista,  se  hallan  unido 
para  concertar  ?  Llamo  la  atención  del  universo  sobre  este  pa- 
saje el  mas  escandaloso.  Ellos  no  han  podido,  ni  debido  pre- 
sentarse sin  responsabilidad  del  fiscal  y  del  comandante  de  la 
•arcel.  Cualquiera  de  los  dos,  que  sea  el  descuidado,  es  el 
reo.     No  me  engañó ;  tengo  demasiadas  pruebas. 

Mis  enemigos  quisieran  sellarme  los  labios  para  que  no   es- 
á  pusieran  a  toda  luz  sus  crimenes  :    quisieran  hasta  prohibirme 
leí  derecho  de  representar;  (49)  pero  rompan  las  leyes,  des- 
Itrozen  el   código,  porque   aquellas  y  este  protcjen  á  Vidaurre. 
JPelizmente  hay  en  ese  congreso  personas  justas,  que  las  respe- 
tan :  por  tanto,  invoco  su  sagrado  nombre.      El  caso  5  del  art. 
i  193,  es  una  garantía  de   que  goza  el  ciudadano  en  el  ejercicio 
de  sus  derechos,  el  procesado  y  aquel  á  quien  por  sentencia  se 
le  declaró  delincuente.      La  defensa  natural  no  puede  negarse 
k  nadie  :  si  se  ireiga,  ya  no  sera  garantía.        ' '     • 

Al  recordar  estos  principios  comunes,  no  pretendo  que  el 
congreso  me  juzgue  ;  pretendo  si  que  se  pidan  inmediatamente 
los  autos,  para  que  por  ellos  se  vea  que  con  dolo  perfecto  del 
ministro  Mariategui  se  consiguió  el  desafuero.  Se  conocerá 
por  su  ecsamen,  que  ninguna  provincia  estuvo  para  perderse  : 
que  no  estuvo  la  patria  en  ese  riesgo  eminente  que  se  temió : 

mí  y  haciéndole  ver  lo  prohibidos  que  eran  estos  complots  de  los 
delincuentes,  me  contesta,  que  nada  habia  determinado  hasta  ese 
momento»  Le  hubiera  hecho  un  regalo  porque  se  cometiera 
contra  mí  este  atentado.  Sería  una  prueba  de  la  violencia  que 
sufro.  ¿  Se  creia  que  mi  animo  se  abatiría  ?  /  Qué  engaño  ! 
Tengo  muy  en  la  memoria  las  cárceles  en  que  estubieron  por  los 
tiranos  hombres  de  mas  mérito  que  yo.  Entre  ellos  La-Fayette. 
9  Y  cómo  se  conciliaria  el  ponerme  en  un  infiernillo,  nombre  que 
merecen  esos  restos  de  la  barbarie  española^  con  el  articulo  de  la 
nueva  constitución  que  se  va  a  sostener'^  "  Toda  severidad 
inútil  a  la  custodia  délos  presos  es  prohibid  a. ^^  art.  161. 

(49)  Cuadros  se  atrevió  á  asentar  en  el  congreso,  que  á  un 
reo  procesado  no  se  debía  conceder  el  derecho  de  petición.  Este 
es  uno  de  los  grandes  defensores  de  los  godos.  Que  ecselente 
consejero  para  Felipe  2.  °  Logrará  que  yo  sea  afusilado, 
pero  no,  que  los  españoles  sean  ciudadanos. 


144 

que  el  cuerpo  del  delito  es  una  quimera.  ¿Qué  perderá  él  so- 
berano congreso  con  ecsaminar  los  autos  ?  Cosa  alguna,  pues 
en  un  día  podran  ser  reconocidos.  ¿Qué  perderá  con  no  pedir- 
los ?  Infinito.  Penetrarse  la  república  que  el  ejecutivo  tiene 
poder  para  una  detención  arbitraria ;  -persuadirse  los  diputados, 
que  no  están  seguros  en  la  representación  que  les  dio  el  pue- 
blo ;  conocer  los  ciudadanos  en  general,  que  sin  prueba  de  de- 
lito pueden  dejar  de  ser  libres  y  dejar  de  serlo  por  todo  el  tiem- 
po que  agrade  al  ejecutivo.  Acaba  el  soberano  congreso  de  i 
sancionar,  que  ninguno  puede  ser  preso  sin  precedente  infor- 
mación del  hecho,  por  el  que  merezca  pena  corporal.  ¿  Y  se 
consentirá,  que  yo  lo  sea,  no  siendo  acusado,  denunciado,  ni 
delatado,  no  habiendo  contra  mi  ni  un  testigo,  ni  un  indicio,  nii 
una  presunción  fundada  ?  Asi  me  esplico  por  ser  de  ningún 
valor  la  palabra  de  Ninavilca,  reprobada  por  la  ley  civil  y  mili- 
tar ;  calumniante  convencido  en  otro  juicio,  y  atemorizado  con 
la  muerte  por  don  Anselmo  Quiros,  anterior  fiscal  de  esta  causa 
como  lo  afirma  y  esplana  don  José  Gómez  en  una  declaración, 
que  horrorizará  cuando  llegue  á  leerse.   (50) 

La  constitución  es  quebrantada  en  mi  persona :  ¿  á  quien 
ocurro  si  el  soberano  congreso  no  pide  los  autos  ?  De 
estos  juicios  no  hay  apelación   ni  suplica  :  no  hay  tribunal  su- 

(50)  El  justo,  estudioso,  é  imparcial  don  Estevan  Llosa 
defendió  mis  derechos  con  tanta  sabiduría  como  serenidad. 
Muchas  veces  fue  interrumpido  por  Luna  Pizarro.  Entre  ellas 
cuando  se  habló  de  esta  declaración  :  dijo,  que  era  una  mentira. 
Se  verá  á  su  tiempo  impresa.  Entre  tanto  pregunto  :  ¿  Q^ué 
mal  le  hice  h  este  hombre  de  oficio  santo  ?  Acaso  porque  me 
espuse  á  un  disgusto  para  mandarle  su  pasaporte  !■  Acaso  por 
haber  hecho  quelo  nombrasen  diputado  por  Lima  ?  ¿  Acaso  por 
haber  influido  en  que  entrase  en  triunfo  y  conducidolo  yo  mismo  ? 
¿  Acaso  por  haber  llenado  con  él  los  dulces  sentimientos  que  debi- 
an  inspirar  nuestras  relaciones  ?  ¿  Acaso  por  haber  sufrido  con 
la  mayor  moderación  sv^  insultos  ?  Cumplí  las  obligaciones  de 
familia,  el  aprecio  a  un  ciudadano  que  presumí  buen  patriota,  el 
respeto  a  un  sacerdote  que  concebia  fuese  un  ministro  de  Cristo. 
Cébate  hombre  en  un  hombre^  en  un  inocente,  en  un  justo,  que 
llegrá  el  día  del  Señor. 


145 

perior.  ¿Esperaré  la  sentencia  para  ocurrir  entonces  al  con- 
greso ?  f  ¿En  qué  grado  ocurro  ?  No  hay  grado.  Luego  ha 
de  ser  por  el  quebrantamiento  de  constitución  :  luego  si  enton- 
ces puedo  ocurrir  por  esa  causa,  siendo  hoy  la  misma  no  se 
^ueáe  repeler  mi  recurso.  Señor  :  yo  callo  mucho,  porque 
amo  mi  patria,  porque  conozco  el  mal  de  publicar  cierta  clase 
de  hechos.  Procedí  á  mi  primer  manifiesto  violentado,  por 
no  haber  accedido  á  mis  justos  ruegos  el  Presidente  de  la  re- 
pública. Por  no  dar  á  luz  el  segundo,  me  humillé  á  llamar  á 
^mi  mortal  implacable  enemigo  Luna  Pizarro.  Le  propuse  que 
los  letrados  sin  partido  examinasen  el  proceso  asistiendo  él,  y 
íl  fiscal  de  la  causa  en  el  gabinete  de  S.  E.  Que  si  resultaba 
fno  haber  mérito  para  lo  que  se  habia  practicado  contra  mi,  se 
me  pusiese  enr  libertad  dándome  una  satisfacción  completa  (en 
lo  que  hoy  de  ningún  modo  convendria).  A  las  24  horas  me 
contestó  que  el  Presidente  quedaba  enterado.  ¿Puede  darse 
prueba  mas  cierta  de  la  opresión  que  sufro  ?  ¿Pude  propo- 
ner un  medio  mas  moderado  ?  Señor  :  yo  no  quiero  volver  á 
escribir,  pero  la  necesidad  me  hará  que  escriba.  No  seré  res- 
ponsable de  las  resultas,  lo  serán  aquellos  que  me  impiden  los 
justos  modos  de  recupera,  mi  libertad,  asegurar  mi  vida,  man- 
tener mi  honor,  llenar  la  confianza  que  de  mi  hizo  el  pueblo, 
cuando  me  nombró  diputado. — Cárcel  de  la  inquisición  á  15 
de  febrero  de  S2S,=Señoi'=Manuel  de  Vidaurre. 

^  CONCLUCÍON. 
Las  comisiones  de  legislación  y  justicia  opinaron  con  unánime 
dictamen  que  se  pidiesen  los  autos.  Después  de  tres  dias  de 
sesiones  las  mas  acaloradas,  el  parecer  fué  repelido  por  todos 
los  votos  contra  solos  quince.  Tuve  la  noticia  en  el  momento 
de  tomar  la  sopa.  El  fiscal  Allende  y  el  comandante  Herrero 
pueden  decir  cual  fué  mi  serenidad  y  alegria.  No  puede  tener 
el  público  una  demostración  mas  convincente  de  ini  inocencia 
y  del  poder  de  mis  enemigos.  Si  ellos  no  supiesen,  que  nada 
resulta  de  los  autos  contra  mi,  hubieran  sido  los  ajentes,  para 
que  se  llevasen,  y  para  que  se  viesen  en  sesión  pública.  Fué 
en  secreta  aunque  pedi  lo  contrario.  No  obra  bien  el  que 
huye  la  luz,  dice  la  sabiduría.  ¿Y  en  qué  circunstancias  fué 
19 


146 


repelido  mi  recurso  ?  Cuando  pasé  una  nota  diciendo,  que 
habia  llegado  á  mi  noticia  que  el  coronel  don  Juan  de  Salazar 
defensor  de  uno  de  los  reos,  habia  presentado  un  escrito  al  pre- 
sidente déla  república,  manifestándole  las  estorciones  que  hablan 
cometido  Herrero  y  Allende  para  que  esos  desgraciados  decl?- 
rasen  á  su  beneplácito.  Confundios,  conciudadanos  mios:  el 
ejecutivo  se  desentiende,  y  el  uno  permanece  de  fiscal,  y  el 
otro  de  carcelero.  El  capitán  Palma  he  dicho  antes,  tuvo  in- 
terpuesto un  pedimento  con  el  mismo  objeto  de  separarlos  ;^ 
nada  logró.  María  Stuart  seria  una  necia,  no  pronosticando  eJ 
fin  de  su  causa,  desde  que  comenzó  el  proceso.  Soy  navecilif 
sin  lastre  en  un  mar  borrascoso,  combatida  por  todas  partes  di 
vientos  contrarios.  ¡Que  tristeza  para  un  espíritu  débil !  ¡Que\ 
orgullo,  para  el  que  oye  la  voz  de  Dios,  la  de  la  posteridad,  la 
de  su  conciencia ! 


Advertencia  1.  ^  He  dicho  en  este  manifiesto  que  á 
Chumpitás  se  le  puso  una  espada  al  pecho  para  que  hiciese  una 
declaración.  Quien  lo  ejecutó  fué  el  comandante  Herrero. 
Lo  amenazó  también  con  grillos  y  que  lo  baria  fusilar.  En  los 
careos  del  catorce  en  la  mañana  alegó  Dábalos,  que  en  su  de- 
claración aparecía  lo  que  no  habia  dicho.  En  la  misma  noche 
fué  el  careo  de  Chumpitás  y  reclamó  de  cuanto  se  le  habia  es- 
torqueado  del  modo  que  tengo  referido.  Se  resistió  el  fiscal 
abiertamente,  y  hubo  un  lance  en  estremo  pesado  con  el  coro- 
nel don  Juan  de  Salazar.  Con  abuso  inaudito,  el  fiscal  sus- 
pendió los  careos  y  ordenó  que  fuesen  conducidos  los  reos  á  sus 
calabozos.  El  señor  Salazar  dio  cuenta  al  presidente  el  que 
le  mandó  ocurriese  por  escrito.  Lo  verificó  en  la  mañana,  pero 
inútilmente.  La-Mar  los  acordó,  y  se  convinieron  en  que  se 
pusiese  por  dilijencia  que  Chumpitás  habia  sido  violentado,  sin 
especificar  por  quien,  ni  el  grado  de  violencia.  Jamas  el  gen- 
eral podrá  escudarse  con  la  ignorancia  de  estos  hechos :  ellos 
horrorizan,  aun  á  las  personas  que  antes  me  aborrecían.  Si  de 
este  modo  se  me  juzga,  que  se  hará  con  los  infelices,  que  tía- 
recen  de  luces  ?  ¿Es  cierto,  Montesquieu,  que  la  virtud  es  el 
principio  motor  de  las  repúblicas  ?  Si  es  cierto,  ó  quedamos 
inertes,  ó  jiramos  en  dirección  contraria.  ¿Hay  virtud  donde 
no  hay  justicia  ?     En  la  justicia  se  contienen  todas  las  virtudes. 


147 

Jeneral  La-Mar,  ¿amas  tu  honor  ?     ^Ainas  un  estado  que  te 
nombró  primaz  jefe  contra  la  ley,  siendo  extranjero  ?     ¿-Sientes 
los  estímulos  de  la  verdadera  gloria  ?     Muda  en  el  momento  de 
ministros,  que  te  deshonran,  que  te  caracterizan  de  ingrato,  que 
Je  infaman.     Un  navegante  vé  muy  cerca  un  puerto  bellísimo, 
•distingue  jardines,  palacios  y  torres,  se  prepara  á  gozar  de  de- 
/licias  y  placeres;  una  tempestad  lo  precipita  en   una  isla  des- 
I  poblada  árida,  y  en  la  que  hasta  la  agua  falta  :  esto  les  ha  su- 
f  cedido   á  los  peruanos.     Te  creiamos  todos  justo,  moderado, 
imparcial ;  eres  lo  que  resulta  de  este  proceso.  Mas  te  hayas  á 
iJos  principios,  es  muy  fácil  que  seamos  dichosos,  y  lo  seamos 
Jpor  ti.     Un  abismo  no  te  conduzca  á  otro.     El  mayor  de  los 
J  vicios  es  la  obstinación.     Ten  entendido,  que  gran  número  de 
principes  dotados  por  la  naturaleza  de  un  corazón  recto,  y  de 
un  espiritu  fino,  fueron  sovérbios,  sanguinarios,   avarientos,  im- 
pelidos por  los  malos  consejeros.     El  mundo  es  muy  viejo,  nin- 
guno puede  alegar  inesperiencia.     Conoces  la  Europa,  conoces 
la  América,  conoces  los  hombres.     ¿Que  dirás  en  tu  favor  con 
tantos  conocimientos?     Te  han  de  influir   que  mi  nota  es  un 
desacato  á  la  autoridad.     Ciudadano  igual  á  mi,  tengo  dere- 
cho para  recordarte  tus  defectos,  para  escribir  sobre  ellos,  para 
trasmitirlos  á  la  posteridad.    ¡Quien  no  tiembla  con   esta  voz 
posteridad ! 

Advertencia  2.  ^  Ruego  se  perdonen  los  infinitos  defec- 
tos de  retórica  que  se  hallen  en  este  papel.  El  primer  borrador 
sin  correjirlo  ha  pasado  á  la  prensa.  Sufro  una  detención  ar- 
bitraria, no  tengo  á  quien  ocurrir,  me  contento  con  hablar  con 
mis  compatriotas.  No  escribo  para  que  se  me  alabe  por  elo- 
cuente, sí,  para  que  se  me  compadezca  por  perseguido.  Aña- 
diré, que  como  dije  en  el  primer  tomo  de  las  cartas  america- 
nas ;  en  el  rigor  del  verano  me  entorpesco  hasta  quedar  en  la 
clase  de  un  semi-automa. 

Advertencia  3.  ^  Tengo  la  satisfacción  que  de  todos  mis 
enemigos  si  escéptuamos  á  Mariátegui,  ninguno  corresponde  á 
la  antigua  familia  de  patriotas,  unos  son  godos,  otros  vitalicios, 
los  mas  aspirantes,  y  serviles. 


AsK.) 


n 


MANIFIESTO 

TERCERO 

DEL  CIUDADANO  MANUEL  DE  VIDAURRE, 
Contiene  dos  representaciones  al  gobierno,  y  su  def-  / 

ENSA  EN  el  concejo  DE  GUERRA  POR  EL  TENIENTE  CO-/ 
RONEL  D.  MIGUEL  MARÍA  DE  RIO-FRIO.  7 


Que  la  justicia  cimente  la  libertad  peruana:  que  el  hombre  conozca^  que 
su  persona  está  exenta  de  injustos  otaques,  sus  pensamientos  de  arbitrarios 
limites. 


representación  que  ha  quedado  sin 
proveído. 

Señor  fiscal. — Don  Manuel  de  Vidaurre,  presidente  de  la 
corte  suprema,  y  diputado  en  el  soberano  congreso  por  esta 
provincia,  hago  presente,  que  son  concluidos  los  careos :  lo 
deben  ser  de  igual  modo  todas  las  citas.  Es  el  tiempo  en  que 
de  nuevo  debo  reclamar,  por  la  detención  arbitraria  que  sufro. 
Pido  que  inmediatamente  se  me  ponga  en  libertad  con  un  de- 
creto, que  asegure  mi  honor  y  buena  opinión.  Si  asi  no  fuese, 
acusaré  ante  la  ley  á  los  autores  y  cómplices  del  atentado. 

No  hay  la  mas  pequeña  prueba  contra  mi.  La  declaración 
de  Ninavilca  posterior  á  otras,  cuyo  número  ignoro,  no  tiene 
valor  ninguno.  Esto  se  halla  legalmente  demostrado  en  el 
manifiesto  primero,  que  agrego.  Después  se  justificó,  que  fue 
seducido  por  el  fiscal  Quiros.  Hecho  plenamente  convencido 
por  un  testigo  de  vista,  y  por  indicios,  que  ecceden  en  mérito 
al  testigo  mas  idóneo.  (51)  Acompaño  también  el  papel  qije 

(5\)  D.  José  Gómez  en  su  declaración  detalla  la  seducción  de  un 
modo  muy  difuso.  El  mayor  Campos  ha  jurado,  que  JVegreyros  lo 
reconvino  por  habe'i^me  dado  noticia  de  la  carta,  cuando  con  Quiros 
estaban  convenidos  en  ocultar  el  hecho.  Su  comunicado  queda  des- 
mentido, y  probada  la  verdad  de  mi  primer  manifiesto. 


■^ 


149 

ese  indio  torpe  titula  justo  juicio.  En  él  se  nota  la  variación 
mas  escandalosa  con  lo  que  expuso  en  su  instructiva,  confesión 
y  careos ;  y  asi  mismo,  con  lo  que  resulta  de  autos.  Conven- 
cidas en  ese  libelo  sus  falsedades,  lo  son  en  el  asunto  que  se 
trata. 

I     Supone,  que  en  Madrid  estuve  unido  con  nuestros  enemigos. 
INo  hay  persona  que  no  haya  leido  mis  escritos  publicados  alli : 
I  escritos  que  nadie  creería,  á  no  tener  el  testimonio  de  millones     jm^^^S 
f  de  personas.     Tres  Manifiestos  contra  la  injusticia,  que  quisie-     \ 
ron  cometer  y  cometieron  los  españoles,  dando  solo  treinta  di-        |^ 
putados  á  la  América  toda.     La  contestación   á  la  carta  del 
jobispo  Abad  y  Queipo  once  veces  reimpresa  en  la  Habana  por 
/los  liberales  de  aquella  isla,  y  que  ha  corrido  por  el  mundo 
*  entero  civilizado.     ¿  Quien  se  atreverla  á  esplicarse  como  yo 
hice  ?     Renuncié  á  las  mas  álagueñas  promesas,  por  ser  buen 
americano  (52). 

(52)  Entre  el  furor  y  la  risa  vacilan  los  afectos  al  oír  que  me 
dan  la  nota  de  godo  los  mismos  que  por  haber  declarado  una  guerra 
abierta  á  los  de  esa  nación  me  tienen  preso.  Serví  fiel  al  rey  de 
España  mientras  fui  magistrado  ;  pero  jamas  contra' mi  patria  : 
léanse  mis  representaciones  en  el  español,  manifestandq,  que  las 
Américas  no  pueden  ser  reconquistadas  por  armas.  Es  mal 
principio  unirse  á  un  partido,  comenzando  por  una  traición.  Re- 
nuncié mis  empleos,  y  así  me  restituí  al  suelo  patrio.  Rompí 
unos  vínculos,  para  contraer  otros.  Desde  entonces  he  sostenido 
nuestra  causa  con  el  ardor  y  entusiasmo  de  que  es  digna.  Es- 
cribía en  TrujíUo  manifiestos  contra  España,  mientras  malos  pe- 
ruanos, intrigaban.  Perversos  asesoraban  en  Arequipa  á  nues- 
tros fieros  enemigos,  y  sí  aborrecen  á  Bolívar,  no  es  por  patriotas, 
sino  por  amantes  de  los  españoles.  Bolívar  los  despreciaba  y 
abominaba  :  el  odio  á  él  es  personal,  no  por  el  bien  publico. 
Me  he  gloriado  de  pertenecer  á  una  antigua  casa  de  la  Penín- 
sula? lo  mismo  sucede  á  muchos  anglo  americanos.  ¿Qué  tiene 
esto  con  la  libertad  é  independencia?  Gloríense  otros  de  lo  os- 
curo de  su  linage.  Cada  uno  alaba  lo  que  le  pertenece  :  lo  que 
me  infamara  fuera,  haber  propuesto  en  la  tribuna,  que  los  es- 
pañoles fuesen  ciudadanos,  fuesen  diputados,  tuviesen  empleos 
y  nos  esclavísasen  de  nuevo. 

¡Miserables!  habláis  de  lo  que  fui  y  debí  ser,  yo  hablo  de  lo 
que  actualmente  sois.     Ocupad  los  ministerios  que  detesto,  mi- 


^ 


160 

SEGUNDA  IMPUTACIÓN. 

¿  Juramentado  con  Bolivar  en  Guayaquil  ?     Los  perversos, 
que  mueven  la  pluma  y  los  labios  de  esa  maquina  formada  por 

entras  yo  lloro  en  distancia  las  desgracias  de  mi  patria.     Teneit 
al  comenzar  los  vicios  de  Roma  al  concluir.     A  san  José  sé 
nombra  patrón  del  Perü,  porque  es  el  nombre  del  presidente.  \ 
^7£^^      I  Por  qué  no  se  le  levantan  estatuas,  se  le  fundan  templos,  se  j 
erijgen  aras,  se  destinan  sacerdotes  a  su  culto  ?     Soy  un  dema-  \ 
gogo  esclamador  .'*  me  convengo.     Lo  soy  por  la  libertad,  tu  ver- 
dadero malvado  por  la  servidumbre.     ¿-Por  grande  que  fuese  el  I 
presidente  convendría  deificarlo!     Aduladores  reptiles,  tenéis  la 
ciencia  de  hacer  prevaricar  á  los  hombres  mas  virtuosos.     Siendo 
estranjero,  estando  á  la  frente  de  una  facción  en  una  república' 
amiga,  fué  elegido  presidente.     Nos  hemos  espuesto  con  el  nom- 
bramiento á  una  guerra.     Debe  ser  doblemente  ecsacto,  doble- 
mente agradecido.     Vino  á  gobernar  un  pueblo,  que  lo  antepuso 
á  sus  hijos.     Entended  que  os  ponéis  en  ridiculo  alegando,  que 
no  es  lo  mismo  pueblo  que  nación.     La  república  romana   se 
llamó  pueblo  romano.     El  cuadro  que  preside  nuestro  cuerpo 
legislativo,  tiene  el  rótulo  Populus  peruanus.     Dios  en  infinitos 
lugares  de  las  escrituras  llama  á  la  nación  judaica,  mi  pueblo. 
No  hay  publicista  que  no  use  de  la  palabra  pueblo:  no  se  enti- 
ende por  pueblo  cuatro  hombres,  ni  yo  lo  puedo  entender.     No  , 
es  lo  que  llamáis  la  canalla  de  Lima.     Aunque  estoy  cierto  que 
la  ultima  canalla  de  Lima  es  mejor  que  todos  vosotros.     Ella 
tiene  virtudes  de  que  carecéis;  ella  ama  la  libertad,  vosotros  la 
servidumbre:  ella  ha  trabajado  por  la  independencia,  vosotros  le 
habéis  robado  los  premios.     Repito,  no  hablo  de  una  parte  del 
estado,  hablo  del  todo.     Esto  supuesto  he  dicho  :  que  el  poder 
del    pueblo,    es   sobre  el  poder  del  cuerpo  legislativo,   que  lo 
puede  remover,  juzgar  y  castigar,    (a)  Negad  estas  macsimas, 
agentes  de  la  tiranía.     Pisad  á  Locke,  pisad    á  los  hombres 
sabios  que  me  han  enseñado.     Estas  doctrinas  las  esparcí  en  el 
Perü,  y  por  todos  los  lugares  donde  fui  oidor.     No  para  revolu- 
cionar, si  para  que  los  hombres  conociesen  sus  derechos  ;  lo  que 
valían  y  lo  que  podían  :  para  que  supiesen  los  limites  de  la  obedieií- 
cia  pasiva;  para  que  fuesen  quietos  y  tranquilos,  si  eran  goberna- 
dos en  justicia;  bravos  é  intrépidos  contra  el  despotismo  y  arbitra- 
riedad. Pero  jamas  pensé  ponerme  á  la  cabeza  de  una  revolución. 

(a)  Prensa  Peruana,  num.  8.  jw 


A 


151 
la  iniquidad,  digan  ¿  cual  de  ellos  en  el  Perú  todo,  se  opuso  á 


La  acción  del  27  de  enero  no  merece  este  nombre.  Lo  merece  ? 
Decídmelo.  Vos  formáis  crímenes.  Es  un  crimen  escribir  con- 
tra el  gobierno  ?  Es  un  crimen  no  escriber,  cuando  el  pueblo 
Isoberano  debe  tener  á  la  vista  sus  virtudes,  y  sus  vicios.  Al- 
Ifombras  de  los  palacios,  sabed  que  los  presidentes  no  son  reyes. 
I  El  respeto  es  á  los  destinos,  no  á  las  personas.  Los  hombres 
I  nacen  y  permonecen  iguales  j  Cual  es  vuestra  inconsecuencia  ! 
Alabais  el  republicanismo  de  los  papeles  que  corren  en  Bogotá 
contra  Bolívar.  Aquí  es  un  delito  atroz  tocar  en  la  administra- 
ción. Es  mejor  la  nuestra  ^  No  lo  es,  no  lo  es.  ¿  Obro  por  am- 
/  bicion  ?  Nada  quise  ser,  ni  nada  quiero,  me  obscureceré,  mas  de 
,i  lo  que  se  piensa.  Pequeños  ignoráis  la  gloria  de  despreciar 
los  empleos.  ¡Pretender  la  vice-presidencia  !  (b)  Pretendí  ser 
un  ciudadano  útil  :  me  he  acalorado  en  la  tribuna,  pero  defendi- 
endo la  justicia  y  mi  patria.  He  querido  seguridad,  justicia  y 
buenas  leyes  ;  vosotros,  que  se  abran  neustros  puertos  á  las  flo- 
tas enemigas  ;  que  se  me  asesine  sin  respetar  las  formas  judicia- 
les ;  que  se  levanten  escalones  para  un  trono.  ¿  Procedo  por 
interés  .'*  ¡  Perversos  !  Antes  de  la  Baronesa  de  Staél  ya  sabía 
que  el  que  sirve  al  pueblo  no  sirve  á  nadie.  Conociendo  el  cru- 
ento sacrificio  fui  víctima  voluntaria.  Los  que  protejen  la 
tiranía,  esos  logran  empleos,  riquezas,  consideraciones.  Al  que  ^^ 
defiende  generoso  la  patria  le  espera  el  desprecio,  las  cárceles,  ^ 
la  expatriación,  la  muerte.  Mis  discursos  se  hallan  en  gran  nú- 
mero impresos  :  esta  es  mi  defensa,  esta  es  la  acusación  contra 
vosotros.  Como  una  nación  rica  jamas  será  esclava,  impedistis 
con  dolo  mis  proyectos.  Pueblo  peruano,  abomina  á  mis  ene- 
migos que  son  los  tuyos.  Jamás  se  despacharon  en  la  comisión 
las  propositiones  que  hice.  ¿  Y  cuales  fueron  }  el  establicimi- 
ento  inmediato  de  jurados,  sin  lo  que  no  hay  libertal  ;  el  arreglo 
de  censos,  causa  del  atraso  de  nuestra  agricultura  ;  la  acta  de 
navegación  á  la  que  la  Inglaterra  debe  su  engrandicimiento  ;  el 
libre  comercio,  fuente  de  todos  los  bienes  ;  la  estincion  de  estan- 
cos, esclavitud  parcial ;  la  prohibición  de  indultos  y  asilos,  para 
que  el  crimen  jamas  quede  impugne  ;  la  ley  agraria  para  sacar 
los  fundos  de  manos  muertas,  y  dar  alimento  á  innumerables 
familias  que  perecen  ;  la  sujeción  del  primer  gefe  á  las  leyes, 
para  que  jamas  abuse  del  poder.  Todo  esto  se  eternisó,  todo  se 
hecho  al  olvido,  todo  esto  se  arrojó  al  fuego,  porque  se  quiere 

(b)  Voté  por  el  general  La-Mar. 


f/aí-í^ 


152 

la  constitución  Boliviana  bajo  de  su  firma,  si  no  fué  Vidaurre  ? 

un  pueblo  abyecto,  pobre,  sin  recursos,  para  que  España  triunfe 
de  neuvo,  ó  se  corone  algún  general  en  el  Perú.  Responded, 
si  podéis  á  estos  cargos.  Factores  del  mal  ¿  quien  es  el  anar- 
quista ?  ¿  Fui  yo  el  motor  de  las  corbatas  rojas  ^  ¿  Fui  el  que^ 
tuvo  seducidas  las  tropas  para  asesinar  á  Santa-Cruz  y  sus  ami-\ 
gos  en  caso  de  ser  elejido  presidente  ?  ¿  Tuve  algún  club  des-( 
organizador  mientras  fui  representante  ?  Anarquistas  llamaron  I 
los  tiranos  á  los  que  defienden  los  derechos  del  hombre.  Si  así 
es,  será  un  honor  el  título  de  anarquista.  Pacífico,  estudioso, 
retirado  velaba  meditando  el  bien  de  mis  semejantes,  y  en  la 
mañana  lo  ejecutaba.  No  vageis  de  la  cuestión  del  dia.  ¿  Cual 
es  la  causa  de  hallarme  preso  .'*  No  os  avergonzáis  de  decir,  ( 
que  lo  declarado  por  Ninavilca  ?  Digno  socio  de  una  caterva 
infernal.  Estoy  preso  porque  me  opuse  al  infame  proyecto  de 
dar  poderío  á  los  españoles.  Un  hipócrita,  que  tiene  el  arte  de 
llenar  columnas  con  voces  sin  sentido,  asegura  que  no  siempre 
son  los  diputados  inviolables  por  sus  opiniones  :  (c)  es  la  primera 
verdad  que  ha  dicho  en  toda  su  vida.  No  lo  son  ni  deben  serlo, 
los  feroces  defensores  de  una  nación  enemiga.  Error  fué  de 
;  tf.  voluntad,  no  de  concepto.  Se  siguió  el  sistema,  que  la  batalla 
de  Ayacucho  les  hizo  variar  en  apariencia.  Aman  la  España  y 
^^  la  aman  mucho.  ¿  Los  calumnio  ?  Sus  palabras,  su  historia  son 
la  prueba.  Por  eso  creen  que  los  derechos  del  congreso,  pueden 
estar  en  oposición  con  los  derechos  del  pueblo  {d).  El  congreso 
recibe  los  derechos  del  pueblo.  Si  el  congreso  quiero^ecsederse 
de  los  qué  recibe,  se  hace  un  tirano  del  pueblo.  Como  se  habia 
de  consentir  que  el  que  se  esplica  así  permaneciese  en  la  tri- 
buna. Se  quería  dar  una  constitución  monárquica  ;  una  consti- 
tución que  vosotros  mismos  confesáis  imperfecta  ;  una  constitu- 
ción cuyos  vicios  he  demostrado,  sin  que  osaseis  responder  á  la 
crítica.  ¿  No  es  la  major  ?  ¿  Y  poi*  qué  no  lo  es  con  tanto 
tiempo,  tantos  ejemplos,  y  tanto  dinero  como  se  ha  consumido  ? 
Por  el  orgullo  de  no  admitir  ideas  que  no  salgan  del  pequeño 
número  de  los  decemviros.  Per  eso  se  desprecian  adiciones  con 
escandalosa  precipitación ;  por  eso  en  las  prensas  esclavi- 
zadas se  propone  el  que  se  desechen  todas  ;  por  eso  se  inquieta 
con  una  música  al  vecindario,  para  que  pida  la  inmediata  publi- 
cación.    ¡  Que  rubor  !  se  juzgó  que  se  me  sacaba  en  triunfo,  y 

/ 

(c)  Mercuíio,  nüm.  172. 

(d)  Mercmio,  nüm.  168. 


153 


(53)  Patriotas  nuevos  vienen  á  recoger  el  fruto  pasados  los 
peligros.  Los  conduje  al  puerto  para  que  alli  me  asesinasen. 
Mi  primer  ensayo  contra  la  tiranía  fué  salvar  de  la  muerte  á 


r corrían  las  juntes  á  saludarme.  Se  desengañaron,  y  en  el  mo- 
mento se  retiraron  á  sus  casas.  Venced  por  ahora,  que  mi  vic- 
toria será  la  de  los  siglos,  venideros.  No  será  mi  memoria  pos- 
tuma manchada  por  los  delitos  de  que  me  acusáis.  Son  ciertos 
mis  pecados  de  amor,  como  lo  son  los  vuestros  de  odio.  Escribí  en 
el  plan  del  Perú  argumentos  contra  la  relíjion,  pero  procuré  en- 
mendar los  malos  pasos,  y  defendí  en  público  los  misterios  : 
vosotros  los  combatíais  con  mas  furor  que  Arrío.  Decidme,  cual 
/  es  lá  virtud  cristiana,  política  ó  moral,  que  tenéis  ?  ¿  La  ven- 
I  ganza,  la  insensibilidad,  la  facción  son  virtudes  ?  ¿  Predicáis  ? 
¿  Enseñáis  ?  ¿  Dais  buen  ejemplo.?  ¿  Sois  mansos  y  humildes 
de  corazón  ?  Vuestras  plusmas  y  vuestros  labios  son  espadas 
agudas  de  tres  filos  ;  el  rencor  es  vuestra  divisa  ;  la  maledicencia 
vuestro  placer  ;  un  infierno  vuestros  pechos  ;  os  anticipáis  los 
tormentos  que  os  eperan.  Alimentados  con  híel  de  dragones, 
macilentos  y  trémulos,  si  atormentáis  al  inocente,  también  os 
atormentáis  por  vuestras  manos.  No  tenéis  remordimientos  por 
X  el  mal  que  causáis  ;  pero  rodeados  de  temores,  morís  á  cada 
instante  con  el  recuerdo  del  fin  de  los  impíos  y  tiranos.  ¿  Qué 
dierais  por  mi  tranquilidad  ?  estoy  escribiendo  y  rio  de  vosotros  : 
la  amistad  fina  me  consuela,  el  amor  me  da  placeres,  el  útil  estu- 
dio me  entretiene.  Solo  se  acibaran  mis  gustos  al  contemplar, 
que  conducís  la  patria  á  su  ruina,  que  nuestra  libertad  está  próc- 
sima  á  perderse,  que  sois  los  cíclopes  que  forjáis  armas  á  nues- 
tros enemigos.  Desde  la  prisión  en  que  me  hallo,  os  desprecio. 
Hacedla  mas  rigurosa.  Ponedme  en  los  infiernillos  interiores 
como  lo  pretendisteis.  Se  alterará  mi  alma  }  [  Impedirme  la 
imprenta  como  lo  habíais  meditado  !  i  No  escribirán  por  mí  en 
otras  repúblicas  ?  Conducidme  al  cadalso  ;  os  es  fácil,  tenéis  el 
poder.  No  lo  temo,  aunque  no  me  parece  un  portento.  Mas 
distancia  había  de  mí  casa  á  la  cárcel,  que  de  mí  casa  al  patíbulo. 
¿  Pero  no  fructificará  mi  sangre  inocente  en  favor  de  la  libertad  ? 
Muera  yo  y  el  Perú  sepa  ser  libre. 

(^53J  En  las  juntas  preparatorias  del  año  de  veintiséis  co- 
metió mil  imprudencias  Luna  Pizarro.  ¿Y  cual  fue  el  jin'7 
convenir  en  cuanto  deseaba  Bolivar»  Dos  veces  estuvo  en  ¡a 
Magdalena  á  humillársele,  y  lo  despreció,  uo  dándole  audiencia* 
Es  ser  inconsecuente  y  cobarde, 
20 


154 

ese  Ninavilca  y  sus  compañeros.  (54)  Ayer  estaba  su  familia 
de  rodillas  á  mis  pies,  hoy  me  calumnia  y  me  insulta. 

Si  es  una  impostura  audaz,  que  pude  liarme  con  Fernando 
y  con  Bolívar  ¿  qué  palabra  deberá  ser  creida  ?  ¿  La  de  Ni- 
navilca ó  la  mia  ?  El  malo  siempre  se  presume  tal  en  la  mis- 
ma clase  de  delito.  Este  hombre  tiene  de  costumbre  el  fraude  y\ 
la  mentira.  No  obstante  estoy  pronto  á  sufrir  la  infamia,  si  en 
todo  el  Perú,  al  leer  la  clase  del  proyecto,  cien  personas  juici- 
osas conciben,  que  pudo  ser  mió.  ¡  Una  revolución  dejando  al 
ejecutivo  en  sus  funciones,  y  no  retardando  en  un  momento  las 
tareas  de  un  Congreso  !  Paso  adelante :  este  miserable  ju^ 
guete  de  las  pasiones  de  mis  enemigos  dice.  „Fá  pocos  mo- 
mentos que  habia  salido  de  su  casa,  lo  veo  en  caleza,  que  se  acer-^  \ 
caba  a  palacio  ;  porque  sin  duda  la  visita  con  quien  lo  había 
dejado  le  dio  noticia  que  el  coronel  Jaramillo  lo  habia  delatado : 
y  que  ya  no  tenia  mas  remedio  que  ganar  á  S.  E.  por  la  ma- 
no.'' (bb) 

Confiesa  este  pobre,  y  confiesan  mis  enemigos  el  inmediato 
aviso  al  Presidente.  Los  ministeriales  y  los  partidarios  de  Luna 
dan  al  hecho  mas  circunstanciado  el  mismo  colorido.  No  es 
de  admirar  :  todas  las  historietas  están  sacadas  en  unaturqueza 
y  por  iguales  artífices.  Convenceré  el  dolo  con  que  se  pro- 
cede. 

1.  ^  Prueba — Jaramillo  no  me  ha  denunciado.  No  hay 
tal  documento  en  autos.  Habiéndolo  deberla  ser  con  el  que 
comenzase  la  causa.  En  la  declaración  nada  dice  contra  mi, 
según  se  me  leyó.  Es  por  esto  que  no  ha  tenido  que  carearse 
conmigo. 

2.  ^    Prueba — Jaramillo  no  denunció  el  (Jia  once.     Si  así 

(^54^  JMe  hallaba  de  plenipotenciario  y  de  comisionado  de 
la  grande  asamblea  americana  para  la  ratificación  de  los  trata- 
dos. Era  mi  renta  mil  ochenta  pesos  mensuales.  Debia  du- 
rarme hasta  que  concluyese  mi  comisión.  Probablemente  hasta  el 
dia,  pues  aun  no  son  ratificados  ni  desechados.  Renuncié  el 
destino,  y  mas  de  la  mitad  del  sueldo  para  poder  pasar  al  tri- 
bunal y  salvar  la  vida  h  unos  inocentes.     ¡Ingrato  JVinavilca ! 

f55j  Dice  que  su  animo  fué  denunciar.  ¿Y  cómo  no  lo 
hizo  en  los  dios,  que  corrieron  hasta  su  prisión  ? 


155 

hubiera  sido,  S.  E.  á  quien  hablé  ese  dia  con  toda  la  amistad 
que  me  simulaba,  me  hubiera  dicho  ya  el  aviso  viene  tarde. 
Por  el  contrario,  el  objeto  de  la  conversación  se  dirigió  á  pro- 
curar que  quedásemos  perfectamente  reconciliados  en  el  Con- 
.'Teso.  Me  aseguró  que  pensaba  pasar  en  persona  á  la  sala  á 
iiplicarlo.  El  dia  doce  le  lei  la  carta  de  Delg^o  y  la  contes- 
Jacion  :  nada  me  indicó  de  esto.  Se  sorprendió  con  la  noticia, 
ff  me  afirmó  lo  sensible  que  le  eran  esas  ocurrencias.  Esa  mis- 
ma mañana  pidió  audiencia  secreta  al  Congreso  ;  resolución  que 
inmediatamente  varió. 

3.  ^  Prueba — La  denuncia  de  Jaramillo  fue  posterior  á  la 
e  Goyeneche.  La  fecha  de  esta  es  de  17,  recibida  el  19  en 
ue  se  comenzó  la  causa.  Convencimiento  irresistible.  Si 
Jaramillo  hubiera  denunciado  antes,  con  su  denuncia  hubiera 
comenzado  el  juicio,  como  comenzó  con  la  de  Goyeneche.  Es 
muy  diversa  la  palabra  de  un  coronel  benemérito,  á  la  de  un 
sugeto  á  quien  no  conozco,  pero  que  juzgo  le  será  muy  inferior. 
Luego  no  di  el  aviso  por  salvarma,  si,  porque  soy  incapaz 
de  comprometer  el  sosiego  pübhco.  Y  cuando  el  plan  no  fuese 
tan  dislocado  ;  cuando  no  tuviese  contra  si  la  inverisimilitud  ; 
cuando  no  fuese  imposible  realizarse  como  se  figuró  ;  si  á  los 
minutos  de  tratarlo  con  Ninavilca  lo  delataba ;  antes  de  ponerlo 
en  planta,  antes  de  ningún  acto  respectivo  á  la  realización, 
¿podriaser  preso,  juzgado  y  sentenciado  ?  Responda  la  ley 
5.  tit.  2.  ®  p.  7.  (56)  responda  la  buena  filosofia.  En  mi 
código  criminal  puse  este  primer  acsioma  "  el  mal  que  se  causa 
á  la  sociedad,  y  el  conocimiento  que  se  tiene  del  mal,  es  la 
mensura  del  delito — donde  no  hay  daño  no  hay  crimen. 

Se  refiere  el  insigne  embustero  al  indio  ladrón  de  caminos 
Elias  Sánchez.  Presentado  por  el  con  motivo  muy  diverso, 
como  he  esplicado,  no  quedó  en  mi  memoria,  ni  su  nombre. 
Puede  parecer,  y  puede  declarar  cuanto  mis  enemigos  quieran. 
Nada  mas  fácil  que  atraerlo  con  promesas,  ofrecerle  el  perdón 
de  sus  hurtos,  y  homocidios.  Nada  mas  fácil,  que  haber  re- 
mitido, quien  lo  instruya.  Nada  mas  fácil,  que  egercitarlo  á 
.  la  mentira  en  el  calabozo.    Tengo  treinta  y  un  años  de  letrado 

|;  y  de  juez  :  penetro  los  últimos  dobleces  del  corazón  de  un  ma- 

(56j     Por  ella  se  perdona  el  delito  y  se  concede  un  premio 


156 

ligno.  ¿  Qué  se  adelantaría  ?  Cosa  alguna  en  lo  legal :  cosa 
alguna  respecto  de  la  opinión  pública.  ¿  Se  baria  probable  la 
convinacion  ?  ¿  Se  baria  probable  mi  amistad  con  él  ?  Esto  es 
engañarse  voluntariamente. 

Asegura  Ninavilca,  que  el  anuncio  á  S.  E.  fue  el  once-, 
luego  mi  confiégtacion  á  la  carta  de  Delgado  el  doce  guardt 
una  perfecta  armonia.  El  no  ba  negado  la  esencia  de  ella,  que 
es  la  repulsa,  solo  desconoce  las  espresiones.  Hablo  con  racio-| 
nales,  no  necesito  sabios.  Entremos  en  esta  cuestión.  ¿  El 
original  es  igual  al  borrador  que  tengo  presentado  oes  distinto? 
De  ningún  modo.  Si  presentase  ün  borrador  distinto  del  origi- 
nal, me  esponia  á  que  se  presentase  este,  y  á  quedar  desmen- 
tido en  el  momento.  ¡  Qué  satisfacción  tenia  en  mi  justicia  al 
tiempo,  que  se  me  tomó  la  instructiva  !  Sin  noticia  entonces, 
si  estaban  ó  no,  presos  Delgado  y  Sánchez,  cuyo  nombre  olvi- 
dado di  el  titulo  de  indio  regordete,  dije,  que  se  les  ecsigiese 
mi  contestación  original,  para  tener  el  gusto  de  bacer  que  la 
leyesen  á  bofetadas  mis  enemigos.  La  carta  y  el  borrador  se 
trajo  por  el  mayor  Campos,  á  quien  entregué  la  llave  de  mi 
escritorio,  con  prevención,  que  persona  ninguna  pusiese  alli  la 
mano.  Estaba  en  la  mas  rigurosa  incomunicación  y  nada  podia 
ser  advenido.  Señor :  hacen  muchos  dias,  que  tengo  impreso 
el  segundo  manifiesto.  No  lo  be  querido  publicar,  porque  la 
prudencia  es  mi  guia.  Evíteseme  el  dolor  de  hacerlo.  Cese 
una  detención  arbitraria,  póngaseme  en  libertad,  déseme  la  sat- 
isfacción que  corresponde,  lo  que  pido  y  suplico  bajo  las  pro- 
testas muchas  veces  repetidas,  y  que  ahora  de  nuevo  reitera  con 
este  recurso.  Cárcel  de  la  inquisición  y  febrero  25  de  1828. — 
Manuel  de  Vidaurre, 

Pedimento  al  Presidente  de  la  República,  después  que  remitió 
los  autos  el  fiscal  de  la  causa. 

El  teniente  coronel  don  Miguel  de  Riofrio  defensor  del  señor 
don  Manuel  Lorenzo  de  Vidaurre,  presidente  de  la  corte  su- 
prema, y  diputado  en  el  soberano  congreso  por  esta  provincia, 
hago  presente  á  V.  E.  con  el  dabido  respeto,  que  el  fiscal  de 
la  causa  sequida  sobre  conversaciones  sediciosas  de  algunos 
infelices,  ha  remitido  el  proceso,  sin  duda,  para  que  se  ecsam- 
ine  antes  de  entregarlo  á  los  defensores  ;  es  el  caso  también  de 
poner  en  libertad  á  los  que  no  resulten  delincuentes,  y  bajo  de 


r-  ^ 


157 

fianza  á  aquellos  que  no  merezcan  pena  corporal  aflictiva.  El 
señor  á  quien  defiendo  está  en  el  primer  caso,  y  lo  tiene  pedido. 
Su  inculpibilidad  es  manifesta,  apesar  de  los  esfuerzos  que  se 
han  hecho  para  que  resulte  reo.  Será  una  prueba  de  las  estor- 
;iones  que  han  sufrido  los  presos,  el  que  se  agreguen  á  los 
utos,  el  escrito  que  formó  para  presentarlo  á  V.  E.  el  coronel 
don  Juan  Salazar,  uno  de  los  defensores,  elque  se  halla  on 
poder  del  jeneral  don  Domingo  de  Orúe ;  y  el  que  presentó  á 
V.  E.  la  muger  de  Chumpitás,  del  que  deberá  dar  razón  el 
capitán  Palma.  Pido  y  suplico  se  recojan  dichos  escritos  y  se 
agreguen  á  los  autos,  ó  den  razón  el  general  Orúe  y  el  capitán 
Palma,  de  su  contenido  y  personas  en  cuyo  poder  se  hallen  por 
i  ser  todo  de  justicia.  Lima  y  febrero  28  de  1828.  Miguel  de 
Riofrio, 

Defensa  del  D.  D,  Manuel  Vtdaurre,  para  presentarse  al 
consejo  de  guerra. 

El  teniente  coronel  don  Miguel  de  Rio-frio,  defensor  nom- 
brado por  el  señor  don  Manuel  de  Vidaurre,  presidente  de  la 
corte  suprema,  y  diputado  por  esta  provincia  en  el  soberano 
congreso  constituyente,  en  el  proceso  que  se  le  ha  seguido  por 
conversaciones  sedicioías  en  que  se  le  ha  querido  mezclar,  hago 
presente  al  consejo  d^  guerrí^  en  este  ultimo  memorial,  lo  que 
resulta  en  su  favor. 

Si  la  verdad  se  ha  ce  decir  sin  temor  de  los  resultados,  cuan- 
do á  ello  obliga  la  justicia,  como  militar  y  como  amigo,  nada 
me  detendrá  para  presentarla  á  V.  E.  en  todo  su  lleno.  No 
consentiré  la  mas  pequeña  nuve  que  la  oscurezca  ;  esta  causa 
ha  de  correr  por  toda  la  América  y  la  Europa.  Es  preciso 
que  entienda  el  mundo,  que  la  rivalidaíJ  declarada  del  Dr.-©. 
Francisco  Javier  Luna  Pizarro  al  señor  Vidaurre  ha  sido  la 
causa  motriz  de  este  proceso,  de  los  padecimientos  de  un  ino- 
cente, de  la  desolación  de  su  desgraciada  familia.  No  hay  cosa 
mas  santa  que  un  sacerdote,  ni  cosa  mas  temible  :  ellos  son  ó 
Christos  ó  Druidas ;  ó  son  mansos  como  el  cordero,  ó  feroces 
como  los  antiguos  germanos.  Luna  Pizarro  no  podía  consentir 
en  el  congreso  la  presencia  de  un  hombre  que  lo  celipsaba.  El 
pueblo  admira  sus  discursos,  desapareció  la  ilusión  que  causó 
antes  su  competidor.     El  alnqa  del  canónigo  se  irrita,  su  cora- 


\    M 


168 


zoii  se  envenena.  Aun  en  los  casos  en  que  estaban  conformes 
en  las  opiniones,  al  oir  hablar  al  señor  Vidaurre,  descubria  en  el 
semblante  la  amargura  y  opresión  interior.  ;  Ha  que  fuerte  es 
la  envidia  í  Se  desenfrenan  los  afectos  al  comenzar  á  discutirse 
el  proyecto  de  constitución  :  el  señor  Vidaurre  echa  en  tierra 
muchos  articulg^s.  Defiende  la  invocación  del  Dios  Trino  y 
uno  :  se  opone  á  que  los  españoles  sean  ciudadanos,  para  domi-' 
Darnos  después :  un  número  inmenso  del  pueblo  á  quien  se 
quiere  despojar  de  los  derechos  sociales,  queda  al  nivel  de  los 
ricos  y  los  sabios  :  al  egecutivo  se  pretende  hacerlo  indirecta- 
mente inviolable,  pero  la  resistencia  cierra  el  primer  paso  de 
ese  plan  funesto. 

La  suerte  proporciona  en  aquellos  momentos  la  noticia  de 
unas  conversaciones  sediciosas.  El  genio  del  mal  todo  lo  apro- 
vecha para  sus  vanganzas.  Incluyan  á  Vidaurre  en  el  proceso  : 
el  fin  es  conseguido.  ¿  Cómo  no  siendo  acusado  ni  denunciado  ? 
Los  tiranos  lo  primero  que  solicitaban  eran  delatores.  Un 
juicio  sin  esa  apariencia  horrorizaría,  aun  entre  los  barbaros. 
¡  Débiles  escrúpulos  jamas  detuvieron  ni  á  Alejandro  6.  ^  ni 
á  Portocarrero !  Nómbrese  de  fiscal  al  que  pueda  llamarse 
hijo  del  doctor  Luna,  al  teniente  coronel  Quiros  :  suspéndase  su 
viaje  á  Arequipa.  Varié  la  causa  porque  se  le  separó  del  cu- 
erpo legislativo  :  el  es  enemigo  de  Vidauíre,  el  votó  en  público 
cuando  se  eligió  al  general  La  Mar,  él  consiguió  un  ascenso,  el 
pretende  otro  :  désele  una  parte  activa  sj  famoso  Herrero,  el 
ecsito  no  será  dudoso.  El  sencillo  y  virtuoso  gefe  puede  ser 
sorprendido  con  la  pintura  que  se  le  haga  ce  un  Catalina.  La 
franqueza  del  señor  Vidaurre,  su  carácter  generoso,  su  viveza 
lo  harán  mas  temible,  que  Fernando  7  °  y  Bolívar.  La  his- 
toria se  copia  en  cada  siglo.  Este  fué  el  modo  de  perder  á 
Junio  Belso  al  hombre  mas  fiel,  mas  integro,  mas  irreprochable, 
mas  opuesto  á  las  revoluciones  en  el  tiempo  de  Vitelio.  (57) 
Tenia  un  enemigo  al  que  atormentaba  su  reputación.  Lo  pre- 
senta á  los  ojos  del  emperador,  com:>  inquieto,  astuto,  aspirante. 
¡  Qué  semejanza  tan  perfecta  ! 

No  se  tenga  el  exordio  por  inadecuado  :  se  justificará  con  el 
resultado  del  proceso.  Divido  mi  defensa  en  dos  partes  :  en 
la  primera  esclarezco  los  hechos  y  sus  contradicciones  :  en  la 


(57)     Tácito  Hist.  lih.  3.  ® 


159 

seguníja  me  encargo  de  los  puntos  de  derecho.  Esta  causa 
célebre  requería  por  defensor  un  D'  Aguesseau  :  mis  conocimi- 
entos son  muy  pequeños,  pero  grande  la  sabiduría  del  consejo 
de  guerra. 

♦  PARTE  1.  «—HECHOS. 

/  He  de  principiar  por  la  denuncia.  Se  hace  por  una  carta 
'Ide  José  de  Goyeneche  á  S.  E.  el  presidente  con  fecha 
17  de  diciembre  de  1827  en  Mala.  Alli  dice,  que  se  le 
ha  presentado  en  aquel  momento  un  emisario  de  Huavi- 
que  y  Ninavilca  con  el  fin  de  que  le  apronten  cuantos  hom- 
bres puedan  para  el  viernes  sin  falta.  Era  el  designio  asal- 
tar el  cuartel  de  artillería,  y  los  otros,  con  la  seguridad  de 
que  estaban  de  acuerdo  sus  jefes  y  muchos  hijos  de  Lima. 
Que  el  comandanteAlgorta  es  del  mismo  sistema,  y  solo  espera 
que  S.  E.  le  dé  cuartel  para  doscientos  hombres,  que  tiene 
prontos  para  la  revolución.  Acompaña  una  carta  de  Huavique 
con  fecha  15  de  diciembre  en  Lima.  Esta  podia  llamarse  de 
introducción.  Se  halla  otro  de  Sánchez  citándolo,  sin  saberse 
como  se  ha  agregada  al  proceso :  esta  segunda  sin  fecha,  y  de 
letra  muy  semejante  á  la  de  la  denuncia. 

Presentada,  raciocinó  sobre  ella.  Este  es  el  modo  de  dar 
perfecta  claridad  á  la  materia  que  se  trata.  Es  mi  animo  de- 
mostrar, como  se  verá  después,  cuanto  se  ha  laboreado  porque 
el  nombre  del  señor  Vidaurre  aparezca  en  instructivas  y  con- 
fesiones. A  Goyeneche  se  le  declaran  los  secretos,  como  á 
una  persona  de  quien  se  esperaban  los  mayores  auxilios.  El 
emisario  es  Elias  Sánchez  remitido  por  Huavique  y  Ninavilca. 
Se  refiere,  que  están  comprometidos  muchos  hijos  de  Lima,  y 
los  jefes  de  los  cuarteles ;  que  el  comandante  Algorta  es  del 
mismo  sistema.  ¿  No  era  el  caso  de  hacer  la  revolución  mas 
fácil,  descubriendo  que  el  principal  autor  era  un  hombre  que 
por  sus  conocimientos  y  opinión  pública  debía  atraer  á  si,  un  in- 
menso partido  ?  ¿  Que  causa  podia  obligar  al  silencio  ?  ¿  Res- 
peto á  su  nombre?  ¿Como  no  fué  obstáculo  en  las  juntas, 
según  se  supone  ?  ¿  Como  otros  han  declarado,  que  oyeron 
hablar  de  él  á  Ninavilca  sin  reserva  ?  ¿  Se  le  nombraba,  cuan- 
do no  era  tan  necesario,  y  no  se  le  traia  á  consideración  en  el 
acto  en  que  iba  á  comenzar  el  movimiento  ?     Para  convencer. 


160 

naturaleza  no  dispuso  escrituras,  pero  nos  dotó  de  razón.  Jue- 
ces racionales  desde  los  principios  preparad  vuestro  espíritu  ;  la 
causa  de  ateísmo  contra  Sócrates  no  fué  tan  temeraria. 

Estaban  de  acuerdo  muchos  hijos  de  Lima.  ¿  Quienes  son 
estos  ?  ¿  Cual  es  su  clase  y  empleo  ?  No  resulla  del  proce?'> 
uno  solo.  Si  se  escepcioi  a  al  señor  Vida  irie,  los  personaje 
indicados  son  forasteros.  No  es  peruano  el  general  La-Mar 
ni  el  comandante  de  artelliria.  Jaramillo  es  de  Trujillo,  Santa 
Cruz  de  la  Paz.  Los  limeños  son  obedientes  y  tranquilos. 
Cosa  alguna  detestan  tanto  como  las  revoluciones. 

Goyeneche  debia  reunir  cuantos  hombres  pudiese  para  el 
viernes  sin  falta.  Era  el  2L  ¿Y  cuales  eran  los  preparativos 
de  Sánchez  ?  Si  damos  crédito  á  la  declaración  tomada  pop 
Herrero  á  Juan  Dábalos,  eran  dos  sables  y  una  pistola  (f.  43  q. 
1.®^  ¡Grande  armamento  para  asaltar  á  la  capital  !  Por 
cierto  que  deberían  atemorizarse  Monte  CucuUi  ó  el  principe 
Eugenio.  Señores  jenerales,  del  17,  dia  de  la  entrevista  de 
Sánchez  con  Goyeneche  al  viernes  21  son  cuatro  días.  ¿  Aun 
conviniendo  ese  Goyeneche  en  el  plan,  podía  juntar  y  armar 
hombres?  Al  gobierno  mismo  le  era  difícil  en  plazo  tan  corto. 
¿Y^bia  esa  gente  el  manejo  de  las  armas?  Se  ignoraban  los 
que  serian  reclutados.  Sánchez  se  contentaba  con  que  fuesen 
ladrones  y  facinerosos.  No  es  de  at'mirar  de  rn  individuo  á 
quien  muchos  caracterizan  de  salteador,  malvado,  asesino. 
Sobre  ella  la  segunda  declaración  de  Mariano  Dábalos  es  deci- 
siva. (193  q.  2.)  Debían  reunirse  desde  Lima  á  Nasca,  y  el 
emisario  contramarcha  desde  Chincha.  Pero  en  la  carta  de 
f.  28,  ya  se  contesta  que  habían  seis  hombres,  y  se  contaba 
con  que  el  esclavo  hijo  de  la  Dolores  robase  los  caballos  á  su 
amo.  ¡  Recursos  muy  seguros  y  propíos  para  sorprender  á 
nuestro  gefe  !  Sin  duda  no  se  le  ha  oido,  que  á  nadie  teme  en 
la  compaña. 

No  era  tan  infundada  la  sedición  :  estahan  convenidos  los 
gefes  de  los  cuarteles.  Esta  clausula  de  la  denuncia  me  detiene. 
Los  jefes  de  los  cuarteles  están  denunciados,  lo  mismo  que 
Huavique  Ninavilca  y  Algorta.  ¿  Como  no  son  presos  ?  ¿  Co- 
mo no  se  les  tomó  su  instructiva  ?  ¿  Porqué  no  se  creyó  ?  Y  si 
para  ellos  no  se  creyó  al  denunciante,  como  se  dio  crédito  al 
reo  Ninavilca  contra  el  señor  á  quien  defiendo  ?     ¿  Era  porque 


161 

no  se  designaban  los  nombres  ?  Bastan  los  títulos  cuando  ellos 
demuestran  la  persona.  (58)  En  esto  son  convenidos  los 
códigos  antiguos  y  modernos. 

Quisiera  continuar  mis  argumentos  sobre  esta  denuncia. 
•Pero  juzgo,  que  si  en  cada  parte  del  proceso  me  detengo,  cual 
./era  necesario,  escribiría  volúmenes  en  lugar  de  un  memorial. 
/  El  orden  me  conmina  á  tratar  aqui  del  cuerpo  del  delito.  Con- 
j  fieso  la  pequenez  de  mis  potencias ;  no  acierto.  El  mas  sabio 
como  fijará  el  cuerpo  del  delito  y  su  prueba  ?  Se  trataba  de 
reunir  gente,  tomar  cuarteles,  habian  seis  hombres,  una  pistola, 
dos  sables,  se  pretendía  seducir  á  un  esclavo  para  que  robase 
caballos.  Nada  de  esto  es  probado,  y  aun  cuando  lo  fuese,  no 
i  era  cuerpo  de  delito  de  sedición,  sino  de  pensamientos  de  se- 
dición. Las  cartas  que  se  dicen  sorprendidas  por  Herrero,  ad- 
miten mas  interpretaciones,  que  las  que  se  han  dado  al  Apoca- 
lipsis. No  están  reconocidas,  ni  cotejadas  de  un  modo  legal. 
Y  aquí  llamo  la  atención  del  consejo.  Se  hizo  que  las  recono- 
ciese el  que  las  condujo.  Es  el  rustico  Juan  Dábalos.  Dice 
que  no  sabe  leer,  pero  que  las  reconoce  por  el  lacre.  ¡Reco- 
nocimiento perfecto  !  esta  forma  debe  agregarse  al  código  de 
Francia.  Gomo  las  cartas  nada  dijesen  de  revolución,  »e  hizo 
que  las  interpretase  Huavique.  ¡Huavique  intérprete  !-  Nuevo 
Baldo,  muy  propio  para  este  proceso.  El  lo  esplica  todo  con 
referencia  á  una  revolución.  A  lo  mismo  se  le  obligó  en  su 
confesión  á  Chumpitás.  Accedamos  por  un  instante  para  ver 
el  resultado.  •     ¿^^ 

Que  habian  cuarenta  peones  de  todo  color,  veinte  lampas, 
cuatro  de  ellas,  que  necesitaban  calzarse,  treinta  machetes. 
Entiéndanse  los  peones,  hombres  blancos  y  negros,  son  cua- 
renta ;  las  lampas,  espadas  ó  fusiles,  son  diez  y  seis  :  los  ma- 
chetes sables,  son  treinta.  ¿Y  este  armamento  era  para  asaltar 
cuarteles,  y  dar  la  ley  á  la  república  ?  Aun  cuando  esos 
papeluchos  tal  vez  forjados  por  el  mismo  Herrero,  fuesen  doc- 
umentos solemnes,  ellos  eran  despreciables. 

Permítaseme  pues,  alterar  el  orden  y  proceder  al  ecsamen 
de  las  declaraciones  antes  de  presentar  el  cuerpo  del  delito  :  sin 

(58)     Ley  9.  tit.  9.  p.  6.  leyes  10  y  20  iit.  3.  de  la  misma 
p.   Todos  los  tratadistas  antiguos  y  modernos  sobre  testamentos. 
21 


162 

duda  no  lo  presentaré  jamas.  El  método  no  es  este,  pero  el 
método  ha  estado  tan  distante  en  esta  causa,  como  un  polo  del 
otro.  Quede  únicamente  asentado,  que  ninguna  de  las  cartas 
fué  para  el  señor  Vidaurre,  y  que  hasta  aqui  solo  aparecen  co- 
mo actores  principales  en  la  pieza,  Huavique,  Ninavilca,  y  San^' 
chez.  Que  á  Ninavilca  era  el  encargo  para  que  se  entregasen 
á  sus  rótulos.  \ 

El  nombramiento  de  fiscal  es  muy  interesante.  Lo  es  el  te- \ 
niente  coronel  don  Anselmo  Quiros.  Algo  se  ha  dicho  de  él 
en  el  exordio.  ¿No  habia  en  la  plaza  otro  ?  ¿Cuáles  son  sus 
luces,  instrucción,  edad,  prudencia  ?  Precipitado,  joven,  ines- 
perto.  Estas  calidades  se  ocultaron  á  S.  E.  el  presidente.  No 
lo  hubiera  nombrado,  siendo  sabidor  de  ellos:  Indaguemos  su( 
conducta  en  el  juicio. 

Presos  Huavique  y  Algorta,  por  la  denuncia,  y  las  dos  car- 
tas de  foj.  I.  füj.  2.  se  procede  á  tomarles  su  instructiva  :  es  la 
primera  la  de  Huavique.  Sea  un  dato  muy  circunstanciado, 
que  aqui  ni  en  su  confesión,  ni  en  ningún  careo  ha  dicho  que 
trató  con  mi  porte.  Supone  que  Jaramillo  trataba  con  Nina- 
vilca, y  este  con  Vidaurre,  al  que  Delgado  daba  por  cabeza  del 
intento  ;  que  Algorta  le  dijo,  que  el  geneoul  La-Mar  le  habia 
pedido  doscientos  hombres,  y  que  dicho  general,  Santa  Cruz  y 
Larenas  estaban  comprendidos  en  la  revolución.  Según  esto, 
todas  las  personas  referidas  estaban  indicadas,  ó  no  lo  estaba 
ninguna.  El  obgeto  declara,  que  era  disolver  el  congreso  com- 
puesto de  godos,  que  querían  hacer  ciudadanos  á  los  españoles, 
foj.  8.  cuad.  1. 

Algorta  en  su  declaración  nada  dice. 

Recibidas  estas  instructivas,  pasó  el  fiscal  una  consulta  en 
*Veinte  de  diciembre,  diciendo  que  resultaban  complicados  Ni- 
navilca y  Sánchez,  citados  como  principal  Delgado  ;  como  au- 
tor de  la  conspiración  Vidaurre,  y  también  citado  Jaramillo. 

Esta  fué  la  gran  sumaria  con  que  el  ministro  Mariategui  se 
presentó  al  congreso  suponiendo,  que  la  patria  estaba  en  el 
mayor  peligro,  que  si  no  se  decretaba  inmediatamente  el  desa- 
fuero de  un  diputado,  entre  una  hora,  se  perdia  una  provincia : 
que  de  los  reos,  el  uno  estaba  convicto  y  confeso,  y  el  otro  con- 
victo :  que  ^e  ecsijia  el  secreto  y  la  prontitud.  Fué  pintada 
con  tanto  artificio  esta  novela,  que  el  mismo  señor  Vidaurre,  en 


163 

estremo  distante  de  la  intriga,  que  se  preparaba  contra  él,  y  con 
ese  candor,  que  apesar  de  sus  conocimientos,  lo  hace  compar- 
able á  un  niño,  solo  ecsigió  una  nota  autorizada  por  el  egecuti- 
vo  para  las  resultas. 
m    Es  la  maniobra  mas  dolosa  y  criminal,  que  se  oirá  jamas  en 

.  lun  cuerpo  legislativo,  que  representa  la  soberanía  de  la  nación. 
/Ha  advertido  el  consejo  que  en  la  consulta  aparece  como  reo 

J  Ninavilca,  y  como  autor  Vidaurre.  No  obstante,  no  se  pide 
de  pronto  la  persona  de  este,  sino  de  aquel.  Al  señor  Vidaurre 
era  necesario  desaforarlo  de  un  modo  indirecto.  ¿Que  se  ha- 
ce ?  el  egecutivo  pide  el  desafuero  de  un  diputado.  En  el 
acto  Mejia  y  Llosa  Benavides  dicen:  que  es  preciso  fijar  la 

J  proposición,  y  la  presentan  de  este  modo  :  ,, quedan  desafora- 
dos el  diputado  ó  diputados  que  resulten  cómplices  en  la  con- 
spiración. ¡Jenerosidad  delincuente  !  Uno  quiere  el  egecuti- 
vo, el  congreso  completo  queda  desaforado.  En  un  Mercurio 
se  batió  al  señor  á  quien  defiendo,  por  haber  referido,  que  tra- 
ían escrita  la  proposición.  Los  fariseos  reparan  en  los  ápices, 
sin  detenerse  en  los  grandes  pecados.  Es  indiferente  al  haberla 
tenido  escrita,  ó  escribirla.  Negaran  si  esponerse  á  la  tacha 
de  impudentes  emjjiusteros,  que  tuvieron  un  conocimiento  per- 
fecto del  neffocio  antes  de  abrirse  la  sesión  ?  Estos  individuos 
son  inseparables  de  Luna  Pizarro  ;  juran  por  fas  ó  nefá^-cn  sus 
aras  ;  hablan  sido  los  abogados  de  los  españoles  ;  el  uno  habia 
tenido  con  mi  parte  el  pesado  lance  que  muchas,  veces  se  re- 
pitió ;  el  otro  se  disponia  á  un  atros  encarnizamiento  para 
vengar  la  ofensa  hecha  á  sus  protegidos.  Acción  dolosa  re- 
pito. El  dolo  es  la  astucia  ó  maquinación  de  que  se  usa  para 
engañar  :  es  su  definición  en  la  ley  1.  ^  tit.  16.  part.  7.  y  el- 
la es  perfectamente  adecuada  al  hecho.  (59)  No  se  mentó  al 
señor  Vidaurre,  se  dio  por  cómplice  un  solo  diputado,  se  fin- 
gió un  gran  riesgo,  se  sorprendió  con  la  pérdida  de  una  provin- 
cia, se  dio  por  convicto,  y  confeso  á  un  reo,  á  otro  por  convic- 
to, cuando  no  habia  sino  la  denuncia  y  sus  propias  declaracio- 
nes. ¡Crimen  asombroso  si  se  atiende,  á  quien  lo  comete,  qui- 
enes lo  auxilian,  ante  quien  se  comete,  contra  quien  se   dirije  ! 

" ^fj; — 

(59)  Leyl.^  §2.®  Jl  de  dolo.  Omnem^caliditatem^ 
fallaciam,  machinationem  adcircumvenicndunij  faílendum,  deci- 
piendum  alterum  adhihitam,  r^-  , 


^' 


164 

El  actor  es  el  ministro  de  estado  en  él  departamento  de  lo  in- 
terior ;  los  cómplices,  dos  diputados ;  el  lugar,  la  representa- 
ción nacional  ;  la  victima  un  inocente,  que  no  habia  cometido 
otra  culpa,  que  defender  su  patria  con  el  mayor  ardor,  y  liber- 
tarla de  las  garras  de  los  leones  prontos  á  devorarla.  C 

Después  de  esta  digresión  útil,  califico  la  declaración  de  Hu-\ 
avique,  con  respecto  al  señor  por  quien  hablo.  Tenemos,  que 
Delgado  le  dijo:  que  era  cabeza  de  la  revolución.  Siendo  un 
referente,  cotéjese  conforme  á  la  ley  con  su  relato.  Delgado 
en  su  instructiva,  confesión  y  careos  espone,  que  cuando  le  di- 
jeron que  el  señor  Vidaurre  dirigia  el  asunto,  no  lo  creyó. 
Y  es  de  notar,  que  habiéndole  dicho  que  también  la  dirigia 
el  coronel  Jaramillo,  el  que  concurriría  con  las  tropas  civ-  f 
icas,  nada,  replicó  con  respecto  á  esta  persona  :  que  resistiéndose 
á  creerlo,  ocurrieron  al  medio  de  que  le  escribiese,  figurando 
un  numero  de  gentes  disponible  :  que  lo  verificó  remitiendo  la 
carta  que  está  en  autos,  á  la  que  contestó  el  señor  Vidaurre, 
que  las  fuerzas  debian  reunirse  contra  el  general  Bolívar  :  que  á 
leerles  su  negativa  les  reconvino  con  el  concepto  que  tenia 
hecho,  de  que  el  señor  Vidaurre  no  entraría  en  lo  que  se  tra- 
taba. No  continuo  con  esta  declaración,  ttpr  no  confundir  los 
concebios.  El  resultado  es,  que  el  relato  es  contrario  al  refer- 
ente,"v  que  no  podia«haberle  dicho  Delgado  á  Huavique,  que  el 
señor  Vidaurre  era  director  de  un  negocio  en  que  no  pensó  nun- 
ca, que  fuesen  participe. 

Ved  aqui  señores,  tres  de  los  que  se  dicen  reos  principales, 
sin  qué  ninguno  comunicase  con  el  señor  Vidaurre  :  continúo 
con  el  proceso. 

El  español  Herrero,  á  quien  se  dá  por  comisionado  en  esta 
causa,  dijo  haber  sorprendido  las  cartas  que  corren  de  foj.  16  á 
foj.  31.  Según  se  ha  referido,  eran  remitidas  por  Sánchez  á 
los  infelices  á  quienes  se  rotulan  :  ninguna  de  ellas,  para  el  se- 
ñor á  quien  defiendo.  Este  comisionado  cuyo  nombramiento 
apareció  á  los  fines  de  la  causa,  y  cuyo  nombre  está  escrito  de 
su  propia  letra,  recibe  una  declaración  jurada  á  Juan  Dábalos 
que  era  el  conductor.  Para  ello  nombra  por  secretario  al  cap- 
itán José  de  Gallegos.  Es  la  firriía  de  este  de  diversa  tinta, 
lo  que  prueba  hasta  la  evidencia,  que  no  estubo  presente.  Esta 
actuación  según  mi  concepto,  se  forjó  en  Lima.    La  razón  que 


tengo  de  presumirlo  es,  que  á  foj.  32  está  la  nota  que  pasa  al 
ministerio  con  fecha  21.  En  ella  cuenta,  que  con  arreglo  á  la 
del  18,  se  puso  en  marcha  para  el  punto  que  se  designaba, 
y  que  antes  de  llegar  á  el,  sorprendió  á  Juan  Dábalos  con  las 
comunicaciones  cuyo  Índice  adjunta  desde  el  núm  1.  al  12. 
Isté  enmendado  el  articulo  los,  y  dice :  los  números  10, 
^11,  y  12  me  fueroit  entregados  por  don  José  Goyeneche.  ¿Si 
los  doce  los  había  tomado  de  Dábalos  como  los  tres  últimos  fu- 
eron entregados  por  Goyeneche  ?  Estas  últimas  piezas,  son 
manifiestamente  falsas,  ya  por  la  contradicción  que  se  nota,  ya 
porque  no  guardan  consonancia  con  las  anteriores.  En  estas 
se  habla  del  proyecto  de  un  modo  figurado  ;  en  aquellas  tan  al 

idescubierto,  como  podia  hacerlo  un  gobierno  en  sus  partes. 
Si  esta  actuación  no  se  hubiere  dispuesto  en  Lima,  en  la  nota 
de  que  estoy  tratando  se  daría  razón  de  ella.  No  es  asi :  se 
pasa  una  segunda  á  f.  36.  ¿Cuando  se  practicó,  que  un  comis- 
ionado diese  cuenta  en  dos  notas  distintas  del  cumplimiento  en 
un  negocio  concluido  ? 

A  este  misero  Dábalos  se  le  han  tomado  cuatro  declaraciones. 
En  esta  que  es  la  primera  espone  :  que  oyó  que  habian  de  to- 
mar la  capital  para  gobernarse  por  peruanos  :  que  ordenój^avi- 
sase,  que  Sánchez  entraría  el  lunes  prócsimo  :  que  las  cbfhuni- 
caciones  eran  con  el  pulpero  de  Granados  don  Juan,  con  Nina- 
vilca.  Delgado,  y  don  José  Cañete  :  que  contaban  con  Huaro- 
chiri  y  Calango ;  no  con  todo  Huarochiri,  sino  con  un  pueblo. 
Aunque  á  este  individuo  se  le  preguntó,  si  habia  oido  el  nombre 
de  otros  sugetos,  respondió  que  nó.  Aqui  nada  hay  del  señor  Vi- 
daurre.  Si  le  hubiese  mencionado,  seria  el  primero  de  quien 
se  .hablase.  Sánchez  no  podia  silenciar  su  nombre,  siendo 
Autor  de  la  conspiración.  Lo  contrario  seria  un  milagro  con- 
tra el  sistema  general  de  la  naturaleza  humana.  Un  orgullo  in- 
variable hace  que  citemos  sin  cesar  el  nombre  de  aquellas  per- 
sonas de.  gerarquia,  que  conocemos  y  con  quienes  comunica- 
mos. Las  gentes  de  la  última  clase  se  hacen  fastidiosas  con 
la  repetición,  cuando  se  han  acercado  alguna  vez  á  un  podero- 
so :  rodean  siempre  al  efecto  las  conversaciones.  ¿Parlaría  San- 

,  chez  del  pulpero,  del  torero,  del  ladrón,  del  montonero,  sin  de- 
cir cosa  alguna  del  presidente  de  la  corte  suprema  ?  Trastór- 
nese el  corazón  del  hombre  y  sus  afectos  para  dar  verisimilitud 


\LJtj 

m 


166 

á  la  calumnia.     Nada  dicen  las  cartas,  nada  dice  el  enviado 
que  las  conducia,  ni  en  el  reconocimiento,  ni  en  esta  declaración. 

La  otra  tomada  por  Herrero,  fué  la  de  Pedro  Ramos  :  el 
que  niega  todo  lo  que  se  le  pregunta. 

En  21  de  diciembre  se  tomó  declaración  del  denunciante 
don  José  Goyeneche  :  reconoce  la  denuncia  de  foj.  3,  y  li 
carta  de  foj.  1.  es  la  suscripta  por  Huaviqtfe  y  entregada  porl 
Sánchez.  La  carta  de  foj.  2.  dice  :  que  es  de  este,  que  cum-'^ 
plió  con  la  cita  que  en  ella  se  le  hacia.  Quedamos  en  1^  duda, 
como  esta  carta  se  unió  al  proceso.  Añade  que  Sánchez  le 
comunicó  que  iba  de  orden  de  Huavique  á  prevenirle  al  decla- 
rante entre  otros  muchos,  que  alistase  gente  y  armas  de  toda 
clase  para  invadir  a  Lima.  Que  se  contaba  en  Lima  con  el^ 
diputado  Ninavilca,  coronel  Delgado,  capitán  Algorta ;  el  que 
al  mando  de  doscientos  hombres  debia  atacar  el  palacio,  el  lunes 
24  al  mismo  tiempo  que  Sánchez  asaltase  las  fortalezas  de  Sta. 
Catalina  con  la  gente  que  debia  reunir  desde  Lima  hasta  el 
punto  de  Nasca,  y  con  la  que  contaba  también  á  su  disposición 
en  la  capital,  con  la  que  obrarían  jefes  y  oficiales  convinados 
en  este  obgeto.  Que  Sánchez  emprendió  su  marcha  á  Ca- 
ñete, y  á  su  regreso  de  dicho  punto  le  esc|^bió  al  declarante  la 
carta*  Aítm ero  11.  de  foj.  28.  Que  contestó  tenia  seis  hombres 
armados  y  bien  montados,  y  que  habia  visto  al  hijo  de  Dolores, 
según  la  prevención  de  Sánchez  para  que  robase  los  caballos 
de  su  amo  :.  que  al  que  declara  se  le  remitió  el  papel  de  foj.  30. 
número  12,  y  remitió  el  cuadernillo  que  se  le  pedia  :  que  retu- 
vo la  carta  de  Ramos  y  la  abrió :  que  en  esta  carta  se  orde- 
naba se  tuviesen  hombres  y  armas,  y  un  caballo  para  el  propio 
que  fué  sorprendido  por  Herrero.  Que  ofició  al  alcalde  de 
Chilca,  para  que  lomase  al  propio,  cuya  noticia  le  valió  á  Her- 
rero para  conseguirlo.  ,* 

He  sido  escrupuloso  en  esta  declaración,  para  que  se  atienda 
que  aumentándose  con  especies  nuevas  la  denuncia,  y  constan- 
do el  detalle  que  se  habia  propuesto  Sánchez,  nada  espresó 
con  referencia  á  mi  defendido.  Esto  prueba,  que  ese  malva- 
do, si  tomó  su  nombre  alguna  vez,  fué  por  conseguir  partido  : 
«e  demostrará  á  su  tiempo  hasta  el  ultimo  grado  de  evidencia. 

Es  el  caso  de  escribir  sobre  la  declaración  primera  deJ>íina- 
vilca  en  22  de  diciembre :  Espone,  que  no  comunicó  con  el 


167 

señor  Vidaurre :  que  á  Sánchez  lo  conoció  en  los  días  anterio- 
res del  presente  mes  (diciembre).  Que  solo  lo  vio,  ('os  veces. 
La  una  en  que  fué  á  ofrecérsele  personalmente,  y  la  otra,  en 
que  le  pidió   dinero  para  formar  un  taller  de   zapatería :  que 

^elgado  se  quejaba  de  que  sus  servicios  fuese»  postergados,  y 
/Huavique  se  habia  esplicado,  diciendo  :  que  era  preciso  hachar 

íá  los  congresantes  í[ue  consentian  á  los  vitalicios  y  españoles 

/(foj.  41.) 

Antes  de  proceder  á  la  segunda,  formaré  el  estracto  de  las 
que  se  recibieron  en  el  intermedio.  Don  Juan  Celis  no  esplica 
cosa  alguna,  pero  Juan  Dábalos  en  su  segunda  declaración  : 
(foj.  43)  que  conoció  á  Ninavilca  porque  le  trajo  de  parte  de 

^Sánchez  una  fanega  de  frijol  y  una  carta.  Que  el  contenido 
de  ella  era  preguntarle  Sánchez  á  Ninavilca,  si  podia  venir  á 
Lima  á  presentarse  al  gobierno  para  que  le  diese  el  mando  de 
algún  partido.  Que  Ninavilca  le  contestó  que  era  tiempo,  y 
que  en  su  virtud  vino  Sánchez. — Se  le  preguntó  de  nuevo 
sobre  las  personas  comprometidas,  y  nada  dice  del  señor  Vi- 
daurre.— En  la  segunda  declaración  de  Huavique  se  nota  que 
encontró  varias  veces  á  Sánchez  con  Ninavilca  y  Delgado.  El 
coronel  Jaramillo  declaró  el  23,  que  noconoce  á  otro  qUe  %  Ni- 
navilca y  al  diputado  Vidaurre  á  quien  alguna  vez  ha  saludada. 
Que  á Ninavilca  lo  trató  con  familiaridad  durante  el  Congreso; 
que  con  este  motivo  y  á  consecuencia  del  plan  que  tramaba  se 
insinuó  con  el  declarante,  diciendole  en  los  corredores  del 
Congreso,  que  era  preciso  quitar  á  cuarenta  y  tantos  diputados 
que  defendian  á  los  godos  y  vitalicios,  y  hacer  vei|ir  á  los  res- 
pectivos suplentes,  para  lo  cual  le  aseguró,  que  todo  estcüba 
listo :  que  el  que  declara  le  contestó  que  era  disolver  la  repre- 
sentación nacional  y  trabajar  por  Bolivar  su  enemigo :  que  le 
advertia,  que  lo  estaban  seduciendo  :  que  él  no  ^entraria  en  un 
plan  c*uyo  resultado  habia  de  ser  la  anarquía  único  egército  de 
BoHvar:  que  Ninavilca  le  propuso,  que  el  general  La-Mar 
quedarla  en  el  mando,  y  el  que  declara,  con  las  armas  de  la 
capital :  que  como  gefe  de  dia  se  le  habia  dado  parte,  que 
anoche  cuatro  hombres  han  atacado  el  reten  de  la  portada  de 
•Cocharcas. 

Esfe  declaración  es  muy  circunstanciada,  por  no  ser  de  un' 
reo  procesado.     Por  ella  consta  Ninavilca  autor  de  la  revolu- 


168  i^^  , 

clon,  de  los  planes,  de  la  repartición  de  empleos.  En  el  careo 
á  f .  311  Ninavilca  quedó  conforme  con  esta  declaración.  Hago 
si  presente  la  mala  fé  con  que  han  procedido  los  fiscales.  El- 
los debian  preguntar  las  fechas,  las  horas  y  aun  el  tiempo  que 
hacia  cuando  »e  traataban  estas  materias.  Siendo  asi,  hubierí 
sido  mas  fácil  la  defensa  del  señor  Vidaurre.  Era  el  cum\ 
plimiento  de  la  ley  28  tit.  16  p.  3  aplicada  en  lo  militar  en  el 
<J  637  del  formulario.  Sin  embargo,  se  conoce  por  su  contem-\ 
do,  que  antes  que  Ninavilca  hablase  con  el  señor  mi  defendido, 
había  comunicado  con  Jaramillo.  Esto  es  evidente.  El  pre- 
fecto en  su  nota  de  f.  62  refiriéndose  al  capitán  Fernandez 
asegura  que  lo  tenia  todo  prevenido  y  tomadas  todas  la  medidas. 

Es  muy  útil,  que  antes  de  repetir  la  segunda  declaración  dq 
Ninavilca  se  conosca  la  causa  que  lo  impelió  á  ella.  La  carta 
que  me  contestó  don  José  Gómez  inspector  del  B.  C.  á  f. 
303  á  f.  306  y  su  declaración  prueban  los  motivos  que  coacta- 
ron á  Ninavilca  para  proceder  á  la  calumnia.  El  testigo  estubo 
presente,  á  causa  de  haber  ¡do  á  asistir  á  la  apertura  de  unos 
pliegos.  Quiso  retirarse,  y  Quiroz  no  se  lo  consintió.  Por 
esto  le  oyó  á  dicho  fiscal  decir  á  Ninavilca,  que  resultaba  crimi- 
nal ijh  todas  las  declaraciones  y  convicto  por  ellas :  que  le  pa- 
recía imposible  que  fuese  autor  de  la  revolución  :  que  segura- 
mente habia  algún  otro,  y  que  asi  que  confesase  :  que  no  era 
lo  mismo  ser  autor,  que  entrar  en  un  proyecto  :  que  su  vida 
estaba  en  gran  peligro,  que  la  era  muy  sensible  que  la  perdiese 
por  no  delatar  :  que  solo  se  esperaba  la  prisión  de  Sánchez,  de 
Delgado,  dfiíVidaurre,  para  sentenciarlo  :  que  intimidado  hasta 
el  estremo  de  verse  con  las  balas  en  la  cabeza,  y  manifestán- 
dole la  correspondencia,  que  habia  tenido  principalmente  con 
Sánchez,  convencido  Ninavilca,  suplicó  -al  fiscal  que  quería 
hacer  inmediatamente,  otra  declaración ;  pero  que  este  se  opu- 
so, y  le  dijo  que  se  retirase  á  su  calabozo  y  que  de  allí  lo  man- 
dase llamar  al  fin  indicado.  A  todo  esto  estubo  presente  el 
secretario  de  la  causa.  Aunque  se  añaden  algunas  particula- 
ridades, este  es  el  contenido  de  la  carta  y  declaración.  (60) 

Comienza  (á  f.  64  vuelta).  En  este  estado  pidió  el  coronel 
J^navilca  al  señor  fiscal,  se  le  permitiese  prestar  una  declpra- 

(60)  En  la  declaración  se  dice  que  había  de  llamarlo  por 
escrito. 


fTi^'y 


w^^ 


169 

don  menuda  en  todo  lo  que  en  verdad  habia  en  este  negocio  á , 
consecuencia  de  haber  meditado  sus  anteriores  declaraciones. 
Luego  hubieron  no  una  anterior,  sino  varias.     Luego  estas 
varias  fueron  conformes.     Luego  se  han  suprimido,  cometien- 
do un  crimen  de  falsedad. 
^     Dijo  que  es  verdad  que  no  conoció  personalmente  á  Sánchez 
yantes  de  la  época  que  le  hizo  la  visita ;  pero  que  estando  preso, 
/  por  creérsele  cómplice  en  la  falsa  revolución  que  supuso  el  an- 

/  terior  gobierno,  se  propuso  sacarlo  por  fuerza  de  la  prisión. 
Que  eon  este  motivo  le  escribió  después  al  declarante  en  dis- 
tintas ocasiones  y  le  visitó  en  seguida.  Que  Sánchez  tenia 
comunicación  y  visitaba  al  señor  diputado  don  Manuel  J^idaurre 
y  á  don  Ignacio  Delgado,      Que  por  conducto  de  Sánchez  llamó 

)  al  declarante  el  señor  diputado  don  Manuel  Vidaurre,  h  conse- 
cuencia de  haberle  escrito  don  Ignacio  Delgado,  en  los  días  que 
el  señor  diputado  don  manuel  de  Vidaurre  se  retiró  del  Con- 
greso creyéndose  atropellado  y  de  una  visita  que  le  hizo  Sánchez, 
en  la  cual  dijo  este  al  declarante  que  lo  habia  reñido  al  señor 
diputado,  por  no  haber  tomado  antes  el  remedio  de  una  subleva- 
don,  que  estaba  en  manos  del  señor  diputado  y  que  habiendo  ido 
el  declarante  a  casa  del  señor  Vidaurre,  le  dijo  este :  que  se  le 
habia  atropellado  en  el  Congreso :  que  se  le  iba  a  procesar,  que 
se  trataba  de  hacer  ciudadanos  á  los  españoles  y  entregarles  el 
pais,  á  pesar  de  la  resistencia  de  los  pueblos  ;  que  era  preciso  es- 
carmentar h  los  que  lo  habían  denigrado,  y  que  ya  que  no  se 
habia  conseguido  que  el  pueblo  apresase  a  los  cuarenta  diputa- 
dos, que  sostenian  á  los  españoles,  el  dia  que  salió  por  la  barra, 
para  indicar  que  ese  era  el  momento  de  atacarlos,  botarlos  del 
pais  y  atraer  h  los  suplentes,  como  estaba  acordando,  no  quedaba 
otro  arbitrio  que  formar  doscientos  hombres,  que  se  apoderasen 
de  las  fortalezas  de  Santa  Catalina:  que  él  proporcionaría  bue- 
nos gefes  y  oficiales,  y  que  de  este  modo  se  conseguiría  dar  leyes 
al  pais  sin  traer  entre  nosotros  a  los  españoles,  ni  cambiar  al 
egecutivo,  que  seguiría  como  entonces  para  no  dar  entrada  al 
general  Bolívar:  que  en  consecuencia  de  todo  esto  salió  Sánchez 
á  la  costa  del  sud,  asegurándole  que  llevaba  las  instrucciones 
necesarias.  Dijo  que  al  salir  del  congreso  el  declarante  el  dia 
que  fue  preso,  y  poco  antes  de  este  acto,  le  apretó  la  rm^o  el 
señor  Vidaurre,  asegurándole  que  no  tuviese  cuidado, 
22 


170 

Esta  declaración  que  tiene  por  fecha  el  24  fue  jurada  ;  (61) 
y  sin  otro  documento,  ni  otros  testigos,  fué  conducido  preso  con 
soldados  al  medio  dia  del  25  de  diciembre,  primero  de  pascua 
de  Navidad,  el  presidente  de  la  corte  suprema,  un  diputado  de 
esta  provincia  en  el  congreso  constituyente,  el  que  en  defensa 
de  los  derechos  pol  pueblo  estaba  haciendo  una  fuerte  oposicionl 
al  proyecto  de  la  nueva  carta,  el  que  al  principio  del  mismo  \ 
año,  habia  echado  en  tierra  el  poder  colosal  de  Bolivar.  Si 
con  ojos  justos  é  imparciales,  se  hubiese  visto  la  declaración, 
lejos  de  dar  mérito  á  la  captura  se  hubiera  despreciado  por 
falsa.     Analizemosla. 

La  entrevista  fué,  de  resultas  de  la  carta  de  Delgado  y  de 
una  visita  que  le  hizo  Sánchez.  De  la  carta  tenia  noticia  S.  E. 
el  presidente,  se  le  habia  leydo,  y  también  la  contestación.  Ella 
contenia  una  repulsa  muy  seria  :  en  la  fingida  visita  de  Sánchez, 
se  dice  haber  renido  al  señor  Vidaurre,  porque  no  ocurrió  k 
una  revolución  que  tenia  en  la  mano.  Luego  el  señor  Vidaur- 
no  queria  revolución  :  Que  el  pueblo  estaba  de  acuerdo  para 
prender  á  los  diputados  el  dia  que  salió  por  la  barra.  Esto  se 
contradice  con  lo  anterior.  Si  no  queria  preceder  á  la  revolu- 
ción, como  la  tenia  preparada  ?  Mas  se  contradice  con  lo  que 
sigue.  Que  ya  que  no  se  habia  logrado  eso  era,  indispensable 
unir  doscientos  hombres  para  tomar  el  castillo  de  Santa  Cata- 
lina. Si  el  señor  Vidaurre  no  tenia  aún  á  su  disposición  dos- 
cientos hombres,  ¿  cómo  estaba  preparada  la  revolución  el  dia  que 
salió  por  la  barra  ?  Palpables  contradicciones,  pero  mucho  mas 
palpables,  si  se  reflecsiona  robre  la  condición  de  dejar  al  ejecu- 
tivo en  sus  funcliones.  Esta  es  una  acusación  contra  el  ejecu- 
tivo. Solo  una  revolución  podia  continuar  siendo  participe  de 
ella.  Últimamente,  declara,  que  Sánchez  llevó  las  instruc- 
ciones necesarias.  ¿  Y  de  quien  eran  estas  instrucciones  ?  el 
proceso  lo  dice  :  de  Huavique  y  del  mismo  Ninavilca.  El  fis- 
cal tenia  también  presente  la  declaración  de  Jaramillo  y  en  ella, 
que  lo  que  este  impostor  atribuia  al  señor  Vidaurre,  era  un 
proyecto  suyo. 

Citada  la  carta  de  Delgado  y  la  contestación,  me  es  indis- 

(6Í)     Primer  indicio  contra   güiros  quebrantando  la  lei/y 
por  dar  valor  á  lo  que  Ninavilca  declaraba. 


) 


171 

pensable  copiarlas.  „  Al  señor  D.  D.  Manuel  Lorenzo  Vi- 
daurre  :  diciembre  10  de  1827.  Mi  querido  señor  :  quisiera 
tener  espreciones  correspondiences  para  manifestarle  la  Sftnaa 
complacencia  que  mi  corazón  disfruta  en  este  instante,  pues 
creo  suavizida  mi  agitada  suerte,  cuando  por  el  órgano  de  la 
pluma,  me  glorio  suscribirme  á  los  nobles  sentimientos,  que  lo 
animan. 
\¿  .  Desde  el  año  de  17  tuve  el  honor  de  ser  su  amigo,  porque 
casualmente  cayó  á  mi  mano,  su  manifiesta  y  fundada  represen- 
tación que  en  esa  fecha  hizo  al  rey,  haciéndole  palpable  los 
graves  males  y  ruina  de  la  disgraciada  américa,  y  ecsiste  en  mi 
poder,  en  cuya  introducción  leo  estas  palabras.  „  Nada  es  el 
hombre  de  bien  para  si  mismo,  cuando  se  trata  de  la  salud  del 
estado,  y  de  los  peligros  de  la  patria.,,  Ecspresiones  á  la  ver- 
dad de  un  hombre  virtuoso  y  sabio,  que  arrostrando  la  muerte 
en  el  mayor  germen  del  despotismo,  dio  principio  á  trabajar  por 
hacer  felices  á  sus  conciudadanos,  declamando  y  escribiendo 
contra  los  abusos  del  gobierno. 

Compatriota  y  señor  :  si  en  aquellos  funestos  tiempos  en  que 
desplegaban  todo  su  furor  contra  los  americanos  los  monstruos 
españoles,  supo  despreciar  la  ecsistencia  por  el  ardiente  amor  á  su 
patrio  suelo,  se  acobardará  á  esponerla  de  nuevo,  cuando  esta 
patria,  que  acosta  de  millares  de  victimas  habia  restablecido  sus 
derechos,  camina  hoy  al  bordo  del  precipicio  con  la  mas  estra- 
ordinaria  aceleración  ?  ¡  No  es  posible  !  A  mas  de  que  es 
notorio  que  desde  el  cambiamiento  del  26,  no  he  conocido  otro 
héroe  en  acciones  y  hechos  mas  que  á  U.  á  pesar  que  sus  ri- 
vales han  aspirado  ya  en  público  y  secreto,  á  devorar  su  acri- 
solada opinión  y  carácter. 
^  Señor :  no  quiero  padecer  la  nota  de  importuno,  y  solo  me 

contraigo  á  decir  por  conclusión,  que  los  medidas  están  toma- 
das, tomadas,  contamos  con  mas  de  quinientos  hombres,  deci- 
didos á  morir  6  ser  libres,  y  vengar  los  insultos  perpetrados  en 
^  la  benemérita  persona  del  virtuoso  Vidaurre.     El  coronel  Ni- 

navilca  podrá  dar  á  V.  alguna  idea  acerca  de  la  muy  buena 
voluntad  que  le  profesa  esta  su  atento  seguro  servidor  Q.  B.  S. 
M.    Ignacio  Delgado.,, 

Esta  carta  la  escribió  Delgado  á  propuesta  de  Ninavilca.  La 
llevó  Sánchez  :  fué  la  contestación  el  doce.     La  carta  de  V. 


173 

con   fecha  del  10    acabo  de  recibir,   me  obliga  á  darle   por 
respuesta  que  eo  este  momento  paso  al  congreso.     Se  me  re- 
«ÉJerda  que  soy  de  iiii  patria,  y  yo  no  puedo  faltar  á  deberes 
tan  sagrados,  como  amados  para  mi.     Yo  no  necesito  tropas  ni 
bravios  en  mi  defensa.    Estos  recursos  deben  reunirse  contra  el 
enemigo  de  nuestra  libertad,  jeneral  Simón.     Mi  agradecimi4 
ento  es  grande  para  los  sentimientos  de  V.  en  mi  favor,  solo\ 
digo,  que  nada  deseo,  sino  una  sujeción  perfecta  á  las  leyes,  á  \ 
los  magistrados,  y  á  los  respectivos  jefes.     Me  acuso  culpable 
de  haber  faltado  al  congreso.     He  dado  mérito  á  que  el  pueblo 
se  agite.    Bien  dijo  un  hombre  ilustre  ;  cualquiera  agravio  debe 
perdonarse  cuando  la  patria  arriesga  su  tranquilidad  (62)    Re- 
civa  V.  las  espreciones  de  mi  cariño,  y  mande  en  cuanto  guste  / 
á  su  afectísimo  y  S.  S.  Q.  S.  M.  B. 

Esta  contestación  se  leyó  delante  de  Ninavilca.  Aunque  lo 
negó  al  principio,  después  en  el  careo  con  Delgado  únicamente 
dijo,  que  no  se  acordaba.  Sobre  el  modo  como  se  ha  ocultado 
el  original,  y  a  el  sr.  Vidaurre  ha  escrito  en  otros  papeles,  y  á 
su  tiempo  diré  algo.  Por  ahora  se  han  copiado  las  piezas, 
para  convencer  con  ellas,  que  el  señor  Vidaurre  lejos  de  ser  el 
autor  de  la  revolución,  se  negó  á  lo  que  se  le  proponia. 

Destruida  por  raciocinios,  una  declaración  nula  por  la  ley, 
sigo  con  el  estracto  de  las  demás  actuaciones  que  corresponden 
á  Ninavilca. 

*  En  su  carta  á  S.  E.  que  corre  á  f.  139  q.  1.  °  solo  hay  de 
particular  que  confiesa  haber  dicho  al  señor  que  defiendo,  que 
Mejia  le  ofreció  dar  de  patadas.  En  la  confesión  de  f.  230  se 
hallan  estas  particularidades.  Que  si  la  carta  que  le  escribió 
Sánchez,  hubiera  llegado  á  sus  manos,  la  hubiera  presentado 
inmediatamente  al  señor  Vidaurre,  porque  siendo  este  señor  el 
que  trató  con  Elias  Sánchez  la  revolución,  era  el  que  debia 
entenderla.  Impudencia  de  este  hombre.  De  todos  los  autos 
resulta  haber  sido  el  autor  de  la  revolución ;  haber  asistido  á 
las  juntas  ;  haber  engañado  á  muchos  incautos  ;  haber  prevenido 
Sánchez,  que  su  carta  fuese  la  primera  que  se  entregase,  por- 
que él  habia  de  designar  los»  sujetos  á  quienes  se  remitían  las 
_  -  ^  ^^  _ 

(62)  Espresiones  del  jeneral  Le  Mar  d  dia  anterior  para 
convencerme  que  debia  volver  al  congreso. 


173 

demás.  ¿  Que  sabria  el  presidente  de  la  suprema^  de  tore- 
ros, montoneros,  sastres,  barberos,  que  jamas  vio  ni  habló  ? 

Dice  que  no  es  creible  ofreciese  el  cuartel  de  Santa  Cataliilw 

'  á  un  señor  de  quien  no  tenia  confianza.     Se  le  devuelve  el 

argumento.     ¿  Y  el   señor  Vidaurre  tendria  confianza  de  un 

liombre  que  solo  una  vez  tomó  asiento  en  su  casa,  que  fué  su 

/enemigo  en  el  Congreso,  que  conocia  por  mentiroso  y  calum- 

^niante,  desde  que  se  le  siguió  la  causa  en  el  anterior  gobierno  ? 

En  esa  confesión  niega  que  oyó  leer  la  contestación  del  señor 
Vidaurre,  pero  confiesa  ciertas  las  reflecsiones  de  Delgado,  y  la 
respuesta  que  el  confesante  dio  á  ellas.  Es  asi  que  esas  reflec- 
•siones  y  contestaciones  fueron  en  fuerza  de  la  lectura  de  la 
-^carta ;  luego  es  falso  que  no  estuviese  presente.  Luego  es 
verdad  que  habia  engañado  y  aun  queria  engañar  á  Delgado, 
suponiendo  al  sr.  Vidaurre   comprometido   en  la  revolución. 

Espone  haberle  dicho  á  Delgado  hablando  de  la  revolución, 
que  tal  vez  el  sr.  Vidaurre  pondria  de  gefe  al  capitán  Fer- 
nandez por  ser  buen  artillero,  para  que  dirigiese  los  principios. 
Protesto  á  nombre  del  sr.  mi  defendido,  que  jamas  ha  visto, 
ni  hablado,  ni  oido  el  nombre  de  ese  caballero  oficial.  Cuanto 
profiere  Ninavilca  es  un  entretegido  de  mentiras. 

Contiene  la  confesión  estas  clausulas.  „  Añade  que  creyen- 
do hacer  un  servicio  á  su  pais  obedeció  las  órdenes,  que  le  dio 
el  sr.  Vidaurre,  esto  es  el  encargo,  que  se  viese  con  Elias 
Sánchez,  que  ya  estaba  instruido  de  todo,  el  mismo  que  aguar- 
daba al  confesante  en  la  sala  de  dicho  sr.,  á  quien  no  delató 
por  creer  que  obraba  bien  en  desear  la  separación  del  Con- 
greso de  los  cuarenta  diputados,  que  solo  manifestaban  deseos 
de  arruinar  el  pais,  y  protejer  á  los  españoles  conforme  lo  habia 
observado  en  las  sesiones  del  Congreso.  Discurramos  :  si  las 
confianzas  eran  entre  Sánchez  y  el  señor  Vidaurre,  por  que 
aquel  se  quedaba  en  la  sala  ?  ¿  Por  qué  no  entraba  en  una 
conversación  que  no  le  era  ni  le  debia  ser  oculta  ?  Comunicaba 
el  señor  Vidaurre  con  Ninavilca  no  siendo  de  su  confianza  y 
era  escluido  el  individuo,  que  se  dá  por  el  verdadero  confi- 
dente ?  ¿  Presumen  los  enemigos  de  mi  defendido  que  pueden 
salvarse  estas  inverisimilitudes? 

En  el  careo  á  f.  307  buelta  hay  de  singular,  que  la  conver- 
sación la  tuvo  deparado.     Dismiente  los  dichos  de  Ninavilca  la 


174 

declaración  de  don  Francisco  González  que  lo  vio  dos  veces. 
La  una  tratando  de  lo  sucedido  en  el  Congreso.  La  segunda, 
«n  momento  habiéndole  hablado  en  el  cuarto  de  dormir  y  con 
reserva.  ¿  Es  de  presumirse,  que  un  negocio  de  la  entidad 
que  se  supone,  se  tratase  deparado  ?  .  - 

En  el  manifiesto  á  la  f.  7.  se  esplica  asi.  ,,  Ninavilca,  i  ; 
preciso  que  tomemos  con  doscientos  hombres  que  hoy  mism\ 
puedo  presentarle  el  cuartel  de  Santa  Catalina,  y  escarmenté! 
mos  á  esos  diputandos  godos  que  son  contrarios  á  mi  y  á  la 
patria,  desterrándolos  é  igualmente  á  Mariátegui,  y  haremos 
que  vengan  igualmente  los  suplentes,  que  entre  ellos  hay  hom- 
bres honrados  y  conocidos  patriotas  y  no  crea  V.  que  haya  un 
solo  momento,  para  que  puedan  retardarse  las  tareas  del  Con- 
greso. Engolfado  pues  este  gran  señor  en  sus  proyectos,  de- 
lineándome sus  planes  ;  entra  una  visita,  quando  inmediata- 
mente ya  tube  cavilación  para  poderme  despedir,  con  el  animo 
siempre  de  pasar  á  dar  cuenta  al  supremo  gobierno  de  todo  lo 
acaecido  ;  y  á  pocos  minutos  que  habia  salido  de  su  casa,  lo 
veo  en  caleza  que  se  acerbaba  al  palacio,  que  sin  duda  la  visita 
con  quien  lo  habia  dejado,  le  dio  noticia,  que  el  coronel  Jara- 
millo  lo  habia  delatado,  y  que  ya  no  tenia  mas  remedio  que 
ganarle  á  S.  E.  por  la  mano." 

Por  no  hacer  difuso  mi  memorial  no  repetieré  lo  que  ya 
tiene  escrito  el  señor  Vidaurre.  Mis  argumentos  son  muy 
breves.  ¿  Que  revolución  es  esta  manteniendo  al  egecutivo  en 
sus  funciones,  no  turbando  al  legislativo,  y  procurando  el  bien 
de  la  patria  ? 

¿  Como  dice  Ninavilca  en  su  confesión,  que  el  sr.  Vidaurre 
le  espuso  que  era  preciso  juntar  doscientos  hombres,  y  aqui 
afirma  que  los  tenia  prontos  ?  La  una  proposición  es  contradic- 
toria de  la  otro.  Si  el  señor  Vidaurre  tenia  prontos  hombres 
y  gefes,  ¿  qué  trataba  con  Sánchez,  qué  instrucciones  le  daba, 
con  que  fin  ?  Si  el  asalto  podia  hacerse  aquel  dia,  ¿  por  qué 
detenerlo  para  el  veinticuatro  ?  ¿  Si  tenia  soldados  y  oficiales, 
que  necesitaba  de  ladrones,  y  montoneros  ?  Ninavilca  y  sus 
directores  saben  mentir,  pero  no  adornar  las  mentiras.  Con 
mas  facilidad,  se  hace  una  caricatura,  que  un  manifiesto  aunque 
sea  la  obra  de  muchos  ingenios. 

Tenia  dicho,  que  no  pensó  delatar  al  señor  Vidaurre  porque 


175 

hallaba  justos  sus  deseos.  Aquí,  que  pensó  dar  cuenta  al  go- 
bierno. ¿Por  qué  no  lo  hizo,  como  lo  verificó  mi  parte? 
¿*  Quien  se  lo  impidió  ?  ¿  Qué  embarazo  tuvo  ?  Este  criminal 
no  está  acorde  consigo  mismo. 

Hasta  en  las  pequeñas  circunstancias  se  contradice.  Finja 
Jue  el  señor  Vidaurre  le  dio  la  mano  el  dia  que  lo  prendieron 
en  el  congreso.  En  su  declaración  contraria  á  la  primera  jura 
jque  le  dijo  que  no  tuviese  cuidado.  En  el  careo  :  sr.  Ninavilca 
¿qué  le  parece  U.  de  esto^  Tan  falso  lo  uno,  como  falso  lo  otro. 
Pero  el  ecsamen  delicado  del  proceso  hará  mas  convincentes 
mis  razones  y  el  delito  del  calumniante. 

Fernando  Soto  declara,  que  Sánchez  le  aseguró  que  iba  á 
levantar  una  montonera,  de  orden  de  Ninavilca,  que  tenia 
Armas  y  vestuarios,  y  era  conocido  por  saheador. 

En  la  declaración  de  Pedro  Pérez  Huerta,  es  notable  haber 
supuesto  Sánchez,  que  tenia  orden  del  gobierno  para  levantar 
una  partida  de  gente.  Con  esta  ficción  trató  de  alucinar  á 
muchos. 

Gavriela  Bramona,  José  González  en  su  primera  declara- 
ción, Prudencio  Florian,  Custodio  Lisa  no  dicen  cosa  alguna 
interesante.  Pero  José  Grimaldo  está  conforme  con  Pérez 
Huerta,  en  haber  supuesto  Sánchez  que  el  gobierno  le  habia 
dado  órdenes  para  levantar  tropas. 

Tenemos  una  segunda  declaración  de  José  González  hecha 
á  solicitud  del  gefe  encargado  de  los  presos.  Este  es  el  ilustre 
teniente  coronel  Herrero  :  hombre  inseparable  de  los  calabozos 
para  instigar  á  todo  momento,  con  el  fin  de  que  acucasen  al 
señor  Vidaurre.  El  resultado  es,  que  Sánchez  le  dijo :  que 
los  colombianos  venian  á  Lima,  que  solo  un  diputado  Vidaurre 
defendia  al  pueblo  (63):  que  por  este  motivo  iba  á  pedirle  sus 
órdenes :  que  no  sabe  á  que  se  dirigian :  que  le  encargó  obser- 
vase el  cuartel  de  artillería  y  le  comunicase  la  gente  que  tenia : 
que  esto  debia  ser  tres  ó  cuatro  dias  antes  de  entrar  :  que  se 
quedaría  para  ello  fuera  de  la  portada :  que  no  hizo  caso  de 
esto,  porque  veia  con  desprecio  á  Sánchez :  que  la  carta  nú- 
mero 10  que  no  ha  recibido,  en  que  se  le  dice  cuide  de  la 

— — — — ^        ..     . — — 

(62)  Si  hubiera  dicho  es  uno  de  los  que  maswejienden  al  pue- 
blo, hubiera  sido  la  verdad» 


176 


sambita  Catalina,  y  atienda  quien  entra  en  su  casa,  se  entiende 
del  cuartel. 

Observaciones  qne  deben  hacerse  sobre  esta  segunda  decla- 
ración. Ella  es  contraria  á  la  primera.  ¿  Y  quien  le  ha  dado 
al  carcelero  facultad  de  preparar  declaraciones  ?  El  es  con- 
stituido para  la  custodia  de  los  reos.  Cualquiera  cosa,  qu^ 
digan  estos  por  su  órgano,  tiene  la  presunción  de  coacta.  Si, 
nombre  solo  aterra  :  esta  mala  calidad  se  aumentaba,  siendo  uni 
español  insolente  en  sus  modos,  atrevido  en  sus  acciones,  astu- 
to, emprendedor ;  como  después  se  aclarará  con  piezas  so- 
lemnes que  lo  demuestran.  Por  no  entorpecer  la  causa  no  ha 
pedido  el  señor  Vidaurre  que  se  le  abra  un  juicio  por  el  abuso 
de  su  empleo.  Finalizará  el  presente  y  llegará  el  caso  en  que 
reciba  la  pena  condigna  á  sus  crímenes  (64).  Por  derechoT 
desde  el  fuero  juzgo  en  la  ley  9.  tit.  5  lib.  2.  los  pactos  hechos 
en  las  cárceles»  eran  nulos.  Este  vicio  era  mas  grande,  si  el 
acto  resultaba  en  favor  del  carcelero.  Crecia  la  nulidad  opri- 
miendo el  carcelero  al  preso.  Deben  agradar  los  argumentos 
cuando  se  fundan  en  la  filosofía  de  las  acciones  humanas. 
¿  Herrero  era  imparcial  en  esta  causa  ?  Amigo  intimo  de  Luna, 
enemigo  notorio  del  sr.  Vidaurre,  en  antigua  relación  con  Ma- 
riátegui,  capataz  de  los  de  la  corbata  encarnada,  español  ofen- 
dido, esperando  con  ansia  un  ascenso,  que  no  pudo  conseguir 
en  la  guerra ;  su  objeto  fue  figurar  crimen  aunque  no  hubiesen 
criminales.  Lo  que  declaró  González,  si  es  pronunciado  por 
sus  labios,  es  inspirado  por  el  carcelero;  es  obra  suya. 

Aun<que  la  declaración  nada  contiene  á  primera  vista,  el  dolo 
se  descubre  al  que  meditar  sobre  ella.  Se  queria  preparar  una 
cuarta  á  Juan  Dábalos.  Para  que  no  se  hiciese  extemporánea 
se  inició  con  esta.  Era  prevenir  á  los  jueces,  para  que  no  se 
admirasen,  que  Sánchez  visitase  al  señor  Vidaurre.  También 
se  trataba  de  formar  un  cuerpo  de  delitp,  con  la  interpretación 
de  la  samba  por  un  cuartel. 

En  nada  tocan  al  sr.  por  quien  represento  iR  declaraciones 
de  Juan  Ricsi,  Miguel  Leiba,  Santiago  Rios,  José  Ferdañdez 
Ventura  Taliche,  Paraisaman,  Muerto  Frió,  Rocaber,  Rocano, 
Espinosa,  ni  Antonio  Jimenes. 

(63)  Es  la  pena  de  muerte  la  que  corresponde. 


177 

De  lo  declarado  por  D.  Santiago  Alcocer  á  foj.  154  y  don 
Eduardo  Fernandini  á  foj.  163.  he  de  tratar  á  un  mismo  tiem- 
po. Refiere  el  primero,  que  le  dijo  el  segundo  le  habian 
hablado  para  un  movimiento,  con  el  fin  de  quitar  cuarenta 
chutados,  suspender  al  general  La-Mar  por  quince  dias,  y  en- 
t  /egarle  la  república  libre  de  godos.  Aqui  hay  una  idea  nueva 
^  desconocida.  Suspender  al  egecutivo  aunque  fuese  por 
corto  plazo,  y  purificar  el  estado  de  enemigos.  Hecho  singu- 
lar, que  probado  variaba  en  algo  la  naturaleza  de  la  causa. 

Ecsaminémos  el  relato  :  dice  Fernandini,  que  estando  un 
dia  en  el  congreso  le  previno  Ninavilca  hablase  con  un  hombre 
que  se  hallaba  sentado  á  la  puerta  de  la  secretaria :  (Delgado) 
"lue  este  le  dijo,  que  era  necesario  separar  los  cuarenta  diputa- 
dos, suspender  al  ejecutivo  por  unos  dias,  que  Vidaurre  hablarla 
al  pueblo :  Luna  y  Cuadros  caminarían  á  España  :  que  habian  •' 
trescientos  hombres  en  Jauja,  y  muchos  mas  en  las  cercanías 
de  Lima :  que  juntase  toda  la  gente  de  su  confianza.  Aqui 
tenemos  contra  el  sr.  Vidaurre  la  clausula  :  que  hablaría  al 
pueblo;  Pero  Fernandini  en  la  ratificación  á  foj.  289.  añade 
aunque  no  sabían  su  voluntud.  Es  decir,  que  hasta  esa  fecha, 
ninguno  de  los  de  la  partida  revolucionaria  había  hablado  con 
mi  defendido.  Según  dice  Delgado  fue  el  dia  que  el  sr.  Vi- 
daurre salió  por  la  barra:  diez  de  diciembre:  dia  .en  que 
quedaron  concluidas  las  cuestiones  sobre  la  ciudadanía  de  los 
godos. 

Permítame  V.  E.  hacer  un  argumento  con  las  fechas.  De 
todo  el  proceso  resulta,  que  las  conversaciones  sediciosas  iinico 
cuerpo  de  delito  en  esta  causa,  fueron  durante  los  debates  de 
la  ciudadanía  de  los  godos,  es  asi  que  el  último  día  de  esos  de- 
bates, aun  ignoraban  la  voluntad  del  sr.  Vidaurre  sobre  esa 
sedición ;  luego  es  falso,  falsisimo  lo  que  se  ha  dicho,  que  fue  el 
autor  de  ella. 

No  fastidio  aJ  consejo  con  las  declaraciones  del  teniente  de 
artüleria  don  Manuei  Ruíloba,  Apolinario  del  Portal,  don  Mac- 
simo  Samudio,  don  Pió  Ramos :  no  hay  en  ellas  nada  condu- 
cente. Pero  en  la  del  teniente  don  José  Jimenes  en  9  de 
enero  (á  f.  180)  haré  una  breve-  detención. jl Refiere  que  á 
legua  y  medía  de  Pachacamac  don  Santiago  Marsano  le  dijo, 
que  Ninavilca  se  hallaba  preso  por  la  revolución  que  iba  á 
23 


178 


hacer,  que  en  ella  era  comprendido  Huavique,  como  cabeza  y 
el  comandante  de  artillería  ;  que  se  le  habia  dicho  que  el  gene- 
ral La-Mar  estaba  de  acuerdo  con  Vidaurre  ;  que  el  motivo 
porque  Ninavilca,  Huavique  y  Vidaurre  están  presos  era  por 
comprendidos  en  la  revolución.  ¿  Por  comprendidos  en  '  l 
revolución  ?  ¿  Y  como  lo  sabe  el  reo  que  lo  estaba  el  seño  • 
Vidaurre  ?  El  acaba  de  decir  que  ignoraba  hasta  legua  } 
media  de  Pachacamac  el  asunto  y  sus  resultas ;  el  que  lo  in- 
struye le  cuenta  que  Vidaurre  y  La-Mar  estaban  de  acuerdo. 
Luego  no  podia  afirmar  que  aquel  era  comprendido  en  la  revo- 
lución. Luego  esta  fué  una  clausula  añadida  por  el  fiscal. 
Ya  lo  era  Allende,  intimo  amigo  de  Herrero,  confabulados  am- 
bos y  despachando  de  mancomún  la  fiscalía.  ^ 

En  la  declaración,  confesión  y  careos  de  Delgado  (f.  182 
vuelta)  invertiré  algunos  minutos.  Dice  que  la  causa  de  este 
proceso  es  las  disenciones  de  los  diputados  sobre  la  ciudadanía 
de  los  godos.  !  Qué  triste  principio  !  No  hubiera  habido  este 
juicio,  si  no  hubieran  habido  quienes  quisiesen  prodigahzar  la 
ciudadanía  á  nuestros  enemigos.  Refiere  que  en  uno  de  aquel- 
los en  que  se  trataba  esta  materia,  salió  Ninavilca  y  se  fué  con 
otros  dos,  y  tras  ellos  Huavique,  un  compañero  de  este  y  Sán- 
chez. Téngase  muy  presente  que  este  Sánchez  es  inseparable 
de  Ninavilca.  Que  hablaron  en  la  calle  sobre  los  disturbios 
del  Congreso:  que  con  este  motivo  Huavique  dijo,  que  si  los 
diputados  iban  con  puñales  ¿que  se  esperaba  para  acuchillar- 
los? Que  el  declarante  le  increpó,  para  que  no  se  esplicase 
asi :  que  entonces  le  arguyo  diciendo :  V.  tiene  la  culpa  de  no 
haber  comenzado  la  revolución  en  el  Congreso  dando  una  bo- 
fetada á  Astete  cuando  insultó  á  los  espectadores  :  que  con  esta 
conversación  llegaron  á  su  casa, adonde  Huavique  repitió  lo  que 
había  dicho  antes  :  que  estando  allí  don  Mariano  Zarate,  y  don 
Santiago  Rivas  le  espuso  el  declarante,  que  no  era  tiempo  de 
revoluciones,  con  lo  que  se  despidió.  Que  á  las  cinco  de  la 
tarde  vino  Ninavilca  y  le  dijo :  vengo  de  tratar  con  un  sujeto  á 
cerca  de  tomar  medidas  para  separar  del  Congreso  á  los  dipu- 
tados que  están  por  los  españoles  :  la  medida  es  una  revolución. 

Ruego  mil  veces  al  consejo,  que  me  perdone  lo  minucipso. 
Señor,  es  necesario.  Esta  tela  ha  de  deshacerse  para  que  se 
conozca  su  naturaleza.     Voy  á  convencer  de  falso  y  perjuro  á 


-w 


179 

Ninavilca  con  los  hechos  que  he  referido.  La  conversación 
de  la  mañana  y  tarde  cuya  fecha  no  se  punctualiza,  y  debió 
puntualizarse  cumpliendo  el  fiscal  con  su  obligación,  es  de  un 
dia  en  que  aun  se  disputaba  de  la  ciudadanía  de  los  españoles. 
#luy  bien.  Entonces  Ninavilca  trataba  de  una  revolución. 
Luego  era  por  si,  y  sin  que  mi  parte  tuviese  noticia  de  ella. 
Prueba  incontestable.  Ninavilca  en  su  instructiva,  careos  y 
manifiesto,  aseguro,  haber  hablado  con  el  señor  Vidaurre  des- 
pués del  insulto  de  Mejía ;  es  asi  que  el  insulto  de  Mejia  fué 
concluida  la  disputa  de  la  ciudadanía  de  los  españoles ;  luego 
Ninavilca  trato  de  la  revolución  por  si  mismo  y  como  proyecto 
propio.     Ninavilca  la  estaba  disponiendo. 

V  Continua  la  declaración  de  Delgado  :  que  al  dia  siguiente 
vino  Sánchez  á  su  casa,  y  lo  llevo  á  la  suya  :  que  pregunto  si 
habia  venido  Ninavilca,  y  se  le  contestó  que  ya  vendria  :  que 
entró  un  hombre  emponchado  y  en  seguida  Huavique  con  su 
compañero,  los  que  trataron  de  formar  una  revolución  con  dos- 
cientos hombres,  y  asaltar  á  la  artillería  :  que  en  este  tiempo 
llego  Pérez  Huerta,  y  diciendo  el  que  declara,  que  fácil  le 
parece  á  V.  V.  hacer  una  revolución  sin  tropas  ni  dinero ; 
Pérez  Huerta  aprobó  el  pensamiento,  y  el  que  espone  le  acon- 
sejó, quedase  la  cosa  en  conversación,  y  que  cada  uno  procu- 
rase conservar  su  ecsistencia.  Luego  la  reunión  de  doscientos 
hombres  y  el  asalto  del  cuartel,  no  fué  proyecto  del  señor  Vi- 
daurre.    Luego  este  proyecto  fué  anterior  al  lance  de  Mejia. 

Sigo  con  Delgado  :  que  al  otro  dia  se  fué  á  casa  del  canónigo 
Requena  para  que  le  proporcionase  bestias  é  irse  á  la  hacienda 
de  su  administrador  :  que  no  pudiendo  franqueárselas  ocurrió 
á  Ninavilca  para  el  efecto,  el  que  se  negó  á  ello :  que  en  estas 
circunstancias  tomó  el  arbitro  de  presentarse  al  gobierno  pidi- 
endo auxilios,  para  irse  á  sut  ierra.  Que  estas  diligencias  las 
hizo  por  verse  Ubre  de  la  revolución  que  trataban  de  llevar  ade-» 
lante  JVinavilca,  Huavique  y  Sánchez  en  la  que  no  quería  mez- 
clarse. Luego  el  señor  Vidaurre  no  estaba  comprometido: 
luego  no  se  habia  mentado  su  nombre.  No  siendo  asi,  hubiera 
sido  el  primero  que  se  señalase  :  los  hechos  posteriores  aclaran 
mas  esto. 

Continúa  Delgado:  quo  pasados  algunos  dias  (señor  tiempo 
intermedio  y  no  de  veinticuatro  horas)  fué  donde  Huavique  á 


180 

pedirle  un  libro  que  le  tenia,  y  que  entonces  le  dijo,  estaraos  en 
buenas  :  la  revolución  la  protejo  el  general  La  Mar  de  acuerdo 
con  el  sr.  Vidaurre  y  Santa-Cruz:  el  comandante  de  artillería 
entregará  el  cuartel  :  que  refirió  lo  dicho  á  Ninavilca  y  este  le 
contestó  que  no  lo  dudase,  pues  el  dia  que  Vidaurre  dijo  en  L; 
tribuna  fomentaria  una  revolución,  acaso  seria  con  este  apoyo. 
No  ha  dicho  tal  espresion  en  la  tribuna  el  sr.  Vidaurre.  El 
hecho  fué,  que  tratándose  de  los  vitalicios,  espuso,  que  si  el 
general  Simón  profanaba  nuestro  territorio,  y  no  eran  espeli- 
dos,  formaria  una  revolución  contra  ellos.  Esto  no  es  del  caso, 
pero  si  lo  es,  que  Ninavilca  no  habia  hasta  entonces  comunica- 
do con  mi  defendido.  Habiéndole  parlado  de  la  revolución, 
no  ocurriría  á  una  presunción  ó  conjetura  :  abiertamente  espre- 
saria  :  el  señor  Vidaurre  está  con  nosotros.  Paciencia  señores, 
Bun  no  dejo  á  Delgado  :  que  al  otro  dia  lo  vieron  Ninavilca  con 
Sánchez  (siempre  juntos  estos  montoneros)  y  le  dijeron  que  le 
sr.  Vidaurre,  y  el  coronel  Jaramillo  dirigian  la  revolución,  á  lo 
que  arguyo  que  no  lo  creia  del  sr.  Vidaurre  ?  ¿  Era  cierto  que 
Jaramillo  la  dirigió  ?  No  se  ha  creido  ¿  Y  por  qué  se  cree  que 
la  dirigía  el  sr.  Vidaurre  ?  lia  razón  de  diferencia  es  patente  : 
se  quería  perder  al  uno  y  salvar  al  otro. 

Para  asegurar  á  Delgado,  le  propuso  Ninavilca  que  hablase 
con  el  sr.  que  defiendo.  Se  negó  a  ello,  por  no  conocerlo. 
Me  he  propuesto  no  pasar  una  sola  clausula  :  no  conocerlo. 
Convinieron  en  escribirle  una  carta,  ofreciendo  un  cierto  nú- 
mero imaginario  de  hombres,  la  que  remitieron  con  Sánchez, 
el  que  trajo  la  contestación,  reducida  á  decir,  que  esa  gente  la 
guardasen  para  batir  al  general  Simón.  Estando  acorde  esta 
respuesta,  con  el  concepto  que  tenia  hecho  de  Vidaurre  acerca 
de  le  revolución,  le  dijo  Ninavilca,  que  la  repulsa  era  porque 
no  lo  conocía,  y  porque  le  habia  advertido,  que  hablaría  solo 
con  el  en  el  congreso. 

Falsedades  convencidas.  Si  Ninavilca  ha  negado  que  co- 
municó con  el  sr.  Vidaurre  sobre  la  revolución  ¿  cómo  quedarom 
pactados  para  hablar  á  solas  en  el  congreso  ?  Téngase  á  mi 
defendido  por  un  delincuente,  sí  algún  diputado  jura,  que  una 
vez  vio  hablar  al  sr.  Vidaurre  con  Ninavilca  en  todo  el  tiempo 
que  estuvo  de  diputado.  Sí  hablaba  solo  con  él,  ¿  cómo  se  ha 
laegado  que  hablaba  solo  con  Sánchez  ?    Esta  contradicción  se 


181 

asemeja  á  la  de  haber  prevenido,  que  nunca  Sánchez  le  escri- 
biese, y  haberse  escepcionado  con  que  la  carta  escrita  por  este 
á  Ninavilca,  debia  entenderse  con  el  sr.  Vidaurre.  Si  estaba 
determinado,  que  se  concertase  únicamente  con  Ninavilca. 
f^*  Para  qué  dispuso  este,  que  Delgado  le  escribiese  ?  Fiígese 
en  la  memoria,  que  los  hechos  de  esta  dia,  fueron  muy  posteri- 
ores á  aquellos  en  que  se  disponia  la  revolución  entre  esas  jen- 
tes.  Hay  otro  argumento  mas  clásico.  El  sr.  Vidaurre  dio 
aviso  al  gobierno  dos  dias  seguidos  :  aquel  en  que  recibió  y 
contestó  la  carta,  fue  el  segundo.  Cuando  Ninavilca  supone, 
que  este  sr.  queria  comunicarle  con  reserva  en  el  congreso,  ya 
le  había  dado  noticia  á  S.  E.  desde  el  dia  antes  de  todo  lo 
^acaecido. 

Aun  después  de  preso  Huavique  todavia  trató  dé  engañar 
Ninavilca  al  que  declara.  Le  aseguró  que  no  lo  estaba  por  la 
revolución,  y  que  los  principales  de  ella  no  hacian  movimiento, 
hasta  que  se  verificase.  Contesten  sus  defensores,  los  que  in- 
sertaron trozos  en  su  manifiesto  á  estas  reflecsiones,  si  pueden. 
El  declarante  espone,  que  el  plan  de  la  revolución  era  separar 
á  los  cuarenta  diputados,  reemplazarlos  con  los  suplentes  y  de- 
jar al  general  La  Mar  en  el  mando. 

Se  le  hizo  reconocer  la  carta  que  escribió  al  sr.  por  quien  me 
presento  ;  la  confesó.  ¿  Y  por  que  no  se  le  hizo  reconocer  la 
contestación  ?  Aqui  la  mala  fé  del  fiscal.  Señor,  por  dar 
tiempo  para  que  fuese  seducido,  y  ya  que  no  negase  la  esencia, 
desconociese  las  espresiones.  El  fiscal  no  cumplió:  ambas 
piezas  debieron  reconocerse  en  un  mismo  acto. 
■  Esta  carta  se  ha  confundido.  Los  testigos  Mayor  Campos, 
don  Leandro  Matos  y  su  muger,  están  contestes  en  que  dijo  la 
entregaría  Delgado,  que  estaba  entre  sus  papeles.  Gallegos 
quedó  en  practicar  esta  diligencia,,  por  la  que  el  sr.  Vidaurre 
ofreció  doce  onzas.  Sus  enemigos  no  podian  permitir  un  com- 
probante tan  irrefragable  de  su  inocencia.  Asi  es,  que  habien- 
^le  dato  noticia  el  mayor  Campos  al  sr.  á  quien  defiendo,  que 
Gallegos  aseguraba  la  ecsistencia  y  su  exhibición,  lo  reprendió 
el  comandante  Negreyros,  porque  el  fiscal  Quiros  tenia  dispu- 
esto, que  no  supiese  nada  el  señor  Vidaurre  sobre  este  asunto. 
(foj.  384)  Negreyros  lo  niega  :  no  es  de  admirar  :  con  dificultad 
se  confiesa  un  hecho  infame.   Pero  está  convencido  en  el  perju- 


182 

rio.  Dice  que  la  reprehensión  fue,  por  no  haber  entrado  aún  el 
reo.  Falso  :  Gallegos  y  el  preso  estaban  en  la  ciudad.  De 
otro  modo  era  imposible,  que  Campos  impartiese  la  noticia.  La 
mala  voluntad  de  Negreyros  y  el  deseo  de  servir  á  los  enemi- 
gos del  sr.  Vidaurre,  se  conoce  en  la  certificación  aunque  di^ 
minuta  del  secretario  de  la  causa  (foj.  389).  El  reconvino,  y 
aun  desafió  á  Matos  porque  esponia  hechos  que  interesaban  á 
mi  defendido. 

Es  muy  fácil  conjeturar  como  se  ocultó  la  carta,  y  quien  la 
ocultó.  Partamos  del  principio,  que  Delgado  afirmó  que  la 
tenia  en  su  casa.  El  secretario  pasó  á  recoger  esos  papeles. 
(193)  El  acaso  la  ocultó.  No  me  atreviera  á  esplicarme  asi, 
si  no  pudiese  probar  el  modo  abusivo,  como  se  recibieron  las 
declaraciones  y  confesiones,  de  lo  que  debió  dar  cuenta  inme- 
diatamente y  no  lo  hizo.  De  que  vio  que  Herrero  y  el  fiscal 
ecsaminaban  á  los  reos  á  un  tiempo,  que  los  insultaban  y  amen- 
azaban, debió  suspender  la  actuación  y  dar  noticia  de  ello  al 
ministro  de  la  guerra. 

Para  confundir  este  asunto  se  recibieron  las  declaraciones  de 
foj.  193.  á  foj.  199.  Fue  el  obgeto  probar,  que  Delgado  dejó 
sus  papeles  en  poder  del  profesor  Carpió  :  que  se  devolvieron, 
y  que  entre  estos  no  estaba  la  carta.  Conteniéndose  en  los 
papeles  depositados,  lo  hubiera  dicho  asi.  Pero  la  investiga- 
ción no  es  digna  de  que  nos  detengamos.  El  borrador  no  podia 
presentarse  sin  seguridad  de  ser  conforme  con  el  original.  Lo 
contrario  era  esponerse  a  ser  desmentido  en  el  momento. 

Aun  no  he  concluido  con  la  declaración  de  Delgado.  Se  le 
pregunta  sobre  la  amistad  con  Sánchez,  y  responde  que  muy 
poca  :  que  ese  hombre  bajó  con  una  solicitad  al  gobierno,  y 
que  Ninavilca  le  dijo,  fuese  á  ver  al  sr.  Vidaurre ;  que  en  efec- 
to íue  y  le  contestó  ese  señqr,  que  le  llevase  un  memorial,  que 
el  mismo  lo  presentaria  á  S.  E. ;  que  no  sabe  si  lo  ha  vuelto  á 
ver  á  eCvScepcion  del  dia  que  llevó  la  carta.  Luego  Sánchez  no 
conocia  al  sr.  Vidaurre.  Luego  no  era  su  edecán.  Luego  no 
lo  citaban  en  las  conversaciones  revolucionarias.  Luego  toda 
la  intimidad  era  con  Ninavilca,  ambos  montoneros  y  antiguos 
ahados.  Esta  relación  manifiesta  el  carácter  del  sr.  Vidaurre, 
pronto  á  interesarse  por  todo  viviente  y  cuyas  puertas  son  fran- 
cas á  los  infelices,  j  Ojalá  lo  imitaran  algunos  ministros  del 
evangelio  !    Téngaseme  por  un  impostor  si  alguna  vez  vi  en  su 


183 

casa  á  ese  Elias  Sánchez,  y  lo  mismo  podrán  decir  los  vicinos 
honrados  que  lo  frecuentan.  Ese  hombre  no  podia  ser  de  la 
comunicación  del  señor  á  quien  protejo.  Hay  una  prueba 
completa  de  ser  un  ladrón  de  caminos,  un  asesino,  un  indigente, 
•  que  de  continuo  molestaba  pidiendo  cantidades  muy  pequeñas, 
un  medio  sombrero  y  zapatero.  ¡  Que  amigo  del  sr.  Vidaurre  ! 

También  declara  Delgado,  que  no  contaban  con  ningún 
pueblo  ni  gente  para  la  empresa,  pero  que  Ninavilca  decia,  que 
montarla  á  caballo  y  la  traeria.  No  se  atrevió  á  negar  el  hecho. 
Lo  confiesa,  pero  se  esculpa,  con  que  no  lo  dijo  con  respecto 
á  la  revolución.  ¡  Débil  subterfugio  ! — Ninavilca  era  gefe  de 
la  revolución.  Declara  Delgado  que  Huavique  la  habia  dicho 
j  que  Algorta  tenia  doscientos  hombres :  que  en  el  Congreso  co- 
municó con  sola  una  persona,  cuyo  nombre  ignora  ;  pero  que 
era  tuerto  (Fernandini)  al  que  de  antemano  habió  Ninavilca, 
para  que  le  diese  al  declarante  una  lista  de  los  cuarenta  diputa- 
dos, y  que  esto  sucedió  el  dia  que  Vidaurre  salió  por  la  barra, 
lo  que  le  hizo  creer  que  dicho  señor  protejiá  la  revolución.  Mal 
cálculo.  Se  sabe  la  causa  porque  salió  el  sr.  Vidaurre  por  alli. 
Con  posterioridad  escribió  la  carta  dudando  del  ecsito  como  se 
ha  dicho. 

Delgado  escribe  al  ministro  Mariátegui :  ratifica  estos  hechos, 
pero  da  al  sr.  Vidaurre  por  principal  autor  de  la  revolución."  En 
su  confesión  preguntado  sobre  esto  se  esplica,  que  es  verdad 
que  dijo  á  Huavique  que  Ninavilca  y  Vidaurre  estaban  com- 
prometidos, pero  fué  á  consecuencia  de  haberle  dicho  Ninavilca 
que  trataba  con  el  sr.  que  difiendo,  y  que  estaba  de  acuerdo 
con  el  gobierno.  La  ilación  es  muy  fácil.  Delgado  engañaba 
á  Huavique  porque  era  engañado  por  Ninavilca.  Asi  cuando 
Huavique  en  su  confesión  (f.  226)  dice  que  Ninavilca  y  Vi- 
daurre proporcionarian  el  dinero,  h^  de  recibirse  como  una 
especie  producida  por  Ninavilca.  Treinta  años  hace,  sr.,  que 
comunico  al  sr.  Vidaurre  muy  de  cerca.  Jamás  tiene  caudal 
reservado.  El  ser  un  pródigo  es  el  único  delito  venladero  de 
que  se  le  puede  acusar.  En  esos  mismos  dias  tuvo  un  com- 
prometimiento del  que  fué  necesario  lo  sacase  un  sr.  que  se 
decia  muy  su  amigo.  Es  muy  raro  que  todas  sus  citas  sean 
de  una  persona  tan  respetable.  (64) 

(64)     El  general  La-Mar. 


184 

Después  de  la  prolija  esplicacion  de  lo  declarado  por  los 
principales  reos,  precederé  con  ligereza  sobre  los  demás.  Ma- 
riano Dábalos  confiesa  lia  tenido  comunicación  con  Sánchez  : 
que  recibió  una  carta  de  Lima,  en  que  le  noticiaba  que  el  gobi- 
erno lo  hacia  hecho  mayor,  y  que  le  facilitase  gente,  aunque 
fuesen  ladrones.  ¿  Será  esto  de  convenio  con  el  sr.  Vidaurre? 
¿  Se  abanza  la  calumnia  hasta  figurarlo  gefe  de  bandidos  ?  Ven- 
ga á  la  memoria  que  cuando  era  ministro  de  estado  en  cuarenta 
y  ocho  horas  los  hacia  fusilar,  y  dejó  el  pais  tranquilo,  el  que 
hoy  se  halla  Uono  de  malhechores. 

Se  recibió  á  Juan  Dábalos  una  cuarta  declaración.  ¡  Una 
cuarta  declaración!  ¿Y  de  qué  modo?  Con  las  mayores 
amenazas  é  insultos.  Dice  que  fué  una  noche  á  casa  de  Vi- 
daurre con  Sánchez  al  que  encontró  escribiendo  y  le  dijo  vol- 
viese al  otro  dia  :  que  en  realidad  volvió,  y  se  le  ofreció,  lo  que 
le  agradeció  Vidaurre  :  notándose  que  el  declarante  nada  de 
esto  presenció  por  haberse  quedado  en  la  puerta.  Cuando  es- 
tas declaraciones  repelidas  no  tuviesen  una  presunción  de  dere- 
cho para  juzgarlas  falsas.  ¿  Que  resultaria  aun  siendo  verda- 
deras? Que  ese  Sánchez  por  dar  aparato  á  su  in^postura 
entraba  en  casa  de  mi  defendido,  con  cualquier  pretesto  y  vol- 
vía á  salir,  sin  hablar  con  él.  Pero  nadie  sin  duda  la  tendrá 
por  cierta.  Un  hecho  de  esta  especie  no  podia  haberlo  omitido 
en  las  tres  declaraciones  anteriores  ;  cuando  nos  debemos  per- 
suadir que  fueron  muy  repetidas  las  preguntas  que  le  hacian 
sobre  el  sr.  Vidaurre,  y  muy  decidido  el  designio  de  arruinarlo. 

La  descarada  seducción  y  violencia  hace  que  declare  Chum- 
pitás  tercera  vez.  (f.  200)  Se  halla  (á  f.  317)  su  protesta.  Se 
le  pona  una  espada  al  pecho  por  el  carcelero  en  presencia  del 
sargento  y  soldados.  Se  le  amenaza  con  grillos  y  que  se  le 
conducirá  á  un  infiernillo  subterráneo  y  que  su  fin  habia  de  ser  el 
banquillo.  Estos  hechos  no  constan  únicamente  de  la  diligencia 
citada,  si,  de  un  escrito  que  presentó  su  infeliz  rnuger  á  S.  E. 
el  Presidente,  y  que  deberá  estar  agregado  al  proceso.  De 
este  modo  se  le  hizo  decir,  que  Sánchez  estuvo  en  una  junta  de 
personas  de  respeto,  tratando  de  hacer  una  revolución,  en  que 
liabian  de  tomar  el  cuartel  de  artillería  y  otro  :  que  para  tomí^r 
el  primero  se  habia  ofrecido  un  comandante  de  esa  arma  en 
compañía  de  Sánchez,  y  para  el  segundo,   estaba   destinado 


186 


Huavique  :  que  verificada  se  podrían  á  disposición  del  sr.  Vi- 
daurre  :  que  quitarian  los  diputados  opuestos  :  que  recogiese 
jente  y  armas  :  que  á  todo  se  escusó  apesar  de  las  instancias 
que  le  hacia  Sánchez.  Que  al  fin  temeroso  calló,  como  pre- 
stando su  consentimiento  :  que  Sánchez  citó  como  metidos  en 
la  revolución  á  Ninavilca,  Huavique,  Vidaurre,  Florian,  y  que 
también  se  le  dijo  habian  oficiales  de  Lima.  Aun  sin  la  pro- 
testa contra  la  declaración,  bastaba  la  clausula  áe\  .consentimi- 
eníOj  para  manifestar  que  no  era  espontánea.  ¿  Quien  solicita 
á  un  carcelero  con  el  fin  de  acusarse  ?  Y  estas  son  las  pruebas 
contra  mi  defendido  ?     ¡  Que  miserables  ! 

Desentendiendome  de  la  declaración  del  doctor  Requena,  que 
lio  influye  en  la  causa,  paso  á  la  segunda  de  Florian  el  torero, 
que  se  supone  hecha  á  su  solicitud.  No  es  posible  alcanzar 
con  lá  imaginación  mas  viva,  de  cuantos  artificios  se  valió  el 
carcelero  para  seducir  á  los  oprimidos,  que  se  confiaban  á  su 
astuta  vigilancia.  ¿  El  podia  hallar  resistencia  en  algunos  de 
esos  desvalidos  para  convenir  en  sus  ideas  ?  Era  su  objeto 
formar  una  causa,  donde  no  la  habia.  Es  por  esto  que  se  le 
obliga  á  proferir  á  este  desgraciado  unas  ciertas  clausulas,  inve- 
rosimiles  é  inconecsas.  Que  conocia  á  Sánchez  solo  por  su 
nombre,  que  lo  convidó  un  dia  á  su  casa,  y  en  efecto  fué,  y 
encontró  allí  á  varios,  que  no  sabe  quienes  fueron.  ¿  Si  solo 
lo  conocia  de  nombre,  ¿  como  lo  convidó  á  su  casa  ?  ¿  Si  solo 
lo  conocia  de  nombre  como  lo  incorporaba  en  sus  juntas  ?  Que 
preguntaron  los  socios  ¿  quien  era  ?  y  Sánchez  contestó  no  hay 
ciudado  ¿  Y  cómo  abonaba  Sánchez  á  un  hombre  de  quien  no 
tenia  conocimiento?  Que  tomando  la  voz  un  hombre  que  pa- 
rece fue  Delgado  espuso,  que  poniendo  una  emboscada  fuera 
de  la  portada  de  Sta.  Catalina  podia  lomarse  el  cuartel,  pero 
que  entrando  en  disputa  entre  ellos,  se^  resolvió,  que  no  podia 
ser,  y  que  se  hiciese  cuenta,  que  nada  se  habia  hablado,  y  que 
todo  era  muerto.  ¡  Cuantas  confianzas  en  una  dia  !  Al  sr. 
Vidaurre  le  importa  esta  declaración.  Siendo  verdadera,  se 
verian  las  personas  entre  quienes  rolaba  el  proyecto.  Pero  mas 
le  aprovecha  que  se  reconózcala  seducción  que  han  sufrido  los 
procesados. 

De  la  declaración  de  Litardo  no  se  debe  formar  estracto. 
En  la  de  Marzano  se  asegura,  que  Delgado  y  Elias  le  escribie- 
24 


186 

-ron,  instándole  sobremanera,  lo  que  presumió  fuese  para  com- 
prometerlo en  un  bochinche.  Samian  declara,  que  asistió  á  una 
reunión  con  Huavique,  Delgado,  Pérez  Huerta  y  otros,  y  que 
oyó  decir  á  Sánchez  que  era  tiempo  de   hacer  una  revolución. 

Para  comenzar  con  Manco  he  de  recordar  al  consejo  la  dili' 
gencia  de  foj.  391  y  el  memorial  de  su  muger  foj.  401.  El 
carcelero  lo  habia  amenazado  con  armas  en  su  calabozo,  lo 
habia  amedrentado  con  la  m\ierte,  á  su  infeliz  muger  le  habiá 
querido  dáf  de  patadas  y  la  llamó  varriera  y  prostituida  porque 
resistía  la  fuerza  que  se  le  hacia  á  su  marido  para  que  mintiese 
y  calumniase,  según  sus  inju.^tas  intenciones.  No  contento  con 
estp,  lo  asusta  al  tiempo  de  declarar  diciendole  :  gue  tan  cerca 
está  ele  la  muerte  como  de  la  mesa.  \  Cuanto  mérito  para  ur^ 
grado  (!e  coronel  !  Otros  pudo  adquirir  formando  caricaturas. 
La  recompensa  en  este  caso  sera  un  castigo. 

Con  estos  datos  referirá  como  se  esplica  :  que  su  relación 
con  Sánchez  es  de  compadre  :  qne  cuando  pasó  por  Chilca  le 
dijo  bajase  a  Lima  para  hacerle  un  vestido  :  que  en  efecto  vino, 
y  se  apeó  en  su  casa  :  que  al  segundo  dia  fue  Sánchez  a  la  de 
Ninavilca  con  quien  habloó  cosas  reservadas :  que  por  la  noche 
repitió  la  visita  :  que  a  pocos  dias  asistieron  también  a  casa  de 
Sánchez  por  la  noche  Ninavilca,  Huavique,  Florian,  Pérez 
Huerta  :  qi  e  echaron  fuera  al  qi.e  declara  á  Gabriela  y  Ra- 
moncito  :  qual  al  otro  dia  Pérez  Huerta  y  Sánchez  dijeron  á 
Dábalos,  q  e  la  revolución  estaba  tratada,  y  que  muy  pronto  se 
irían  a  Asia  á  preveiiirlo  todo,  pues  faltaban  cinco  á  seis  dias : 
que  frecuentaba  Pérez  Huerta  á  Sancliez,  y  entre  otras  cosas 
conversaban  del  congreso  :  que  le  oyó  decir,  que  con  la  gente 
que  habia  de  traer  Sancliez  tomarían  el  cuartel  de  Santa  Cata- 
lina— Reflecciones.  Nada  habia  prevenido  y  en  los  cinco  ó 
seis  dias,  juntaba  S  nchez  jentes  para  asaltar  el  cuartel  de  Sta. 
Catalina?  ¿  Si  Sánchez  lu.bia  de  leunir  sus  ladrones  como  ha 
dicho  Ninavilca  que  el  sr.  Vidaurre  tenia  prontas  tropas  y  ofi- 
ciales ?  E  declarante  dice:  que  cuando  fu¿  á  Chilca  llevó, 
encargo  de  juntar  á  los  amigos,  lo  que  i  o  verifico  ;  que  vio  úni- 
came  ite  al  gobernador  Chump'ías  y  le  previno  que  recogiese 
armas  y  las  guardase  en  su  casa  :  que  le  notició  la  resoh  c^on  y 
su  objeto  que  era  quitar  á  los  diputados,  que  favorecían  a  los 
españoles ;  tomando  antes  la  artillería  y  los  demás  cuarteles : 


187 

que  el  gobernador  dijo,  que  no  podía  hacer  eso  sin  orden  es- 
presa :  que  cada  uno  de  los  comprometidos,  Huavique,  Del- 
gado, Pérez  Huerta  ofrecian  un  número  de  gentes,  que  se 
habían  de  pagar,  saqueando  las  casas  de  los  diputados  godos  y 
los  vitalicios,  según  oyó  a  Sánchez  y  Peres  Hi.erta. 

Las  últimas  clausulas  convienen  con  el  concepto  que  formó 
el  Sr.  Vidaurre  desde  su  instructiva,  sobre  el  mérito  de  la  causa. 
Dijo,  que  ó  era  una  borracheia  con  animo  de  robar,  ó  era  una 
intriga  del  ministerio.  De  ambas  cosas  hay  probabilidades. 
Es  mas  verosímil  que  contasen  con  un  saqueo  entre  ladrones  y 
facinerosos,  que  no,  que  el  sr.  Vidaurre  concurriese  con  direro. 

Con  respecto  á  este  Manco  hay  una  circunstancia  muy  nota- 
^ble,  y  tan  notable,  que  creo  que  no  tiene  egemplo  en  los  fastos 
de  la  judicatura*  Se  le  hace  reconocer  la  carta  de  foj.  24,  no 
escrita  por  él  ni  para  él,  y  se  le  hace  que  la  interprete  ¿Y  k 
presencia  de  estos  ecsesos  no  percibirá  el  consejo  la  justicia' 
con  que  el  coronel  don  Juan  Salazar  ocurrió  de  palabra  á  S.  E. 
el  presidente,  y  preparó  el  escrito  de  que  informa  el  general 
don  Domingo  de  Orúe,  a  foj.  404.  manifestando  los  atentados 
cometidos  por  Herrero,  para  violentar  á  los  presos  á  que  dec- 
lararen según  sus  perversos  designios?  Señor,  la  coacción  es 
justificada,  y  los  mismis  medios  de  que  se  ha  valido  el  fiscal 
para  cubrirla,  mas  la  patentisan  :  procedámos^con  escrupulo- 
sidad. 

En  las  instigaciones  del  carcelero,  eran  culpables  el  fiscal  y 
el  secretario.  Consentir  que  se  acercase  al  tiempo  de  estar 
dando  las  declaraciones  y  haciendo  sus  confesiones,  que  pre- 
guntase, que  atemorizase,  son  crímenes  de  esos  actuarios.  Por 
consiguiente  no  podían  recibir  pruebas  de  escepcion  sin  come- 
ter el  atentado  de  constituirse  jueces  en  su  misma  causa.  Sin 
embargo,  toman  las  declaraciones  del  Alférez  Duran,  y  el  cabo 
Arellano.  El  primer  defecto  que  se  nota  es,  que  se  procedió 
á  ellas  sin  licencia  de  sus  jefes.  El  segundo,  que  se  refieren  á 
lo  espuesto  por  Chumpitás.  Este  declaró  el  doce,  y  esos 
militares  hablan  del  once.  Lo  tercero  que  no  dice  Chumpitás 
que  las  amenazas  fueron  el  mismo  día  de  la  declaración.  Lo 
cuarto,  que  allí  confiesan  los  declarantes  que  Herrero  entraba 
muchas  veces  de  día  y  de  noche  a  los  calabozos ;  pero  que  era 
para  preguntarles  lo  que  necesitaban.     ¡  Qué  hombre  tan  sen- 


188 

sible  !  ¿  Sensible  y  español  ?  ¡  Herrero  sensible  !  Decia  el 
general  Bolivar,  deseo  oirle  en  alguna  ocasión  hablar  bien  de  una 
persona.  ¿  Creerá  V.  E.  que  entraba  con  ese  piadoso  fin  ?  No 
señor  :  para  seducir,  para  atemorizar,  para  preparar  las  decla- 
raciones, para  conducir  el  proceso,  de  modo  que  tuviese  alguA 
aparato  la  farsa :  algunas  declaraciones  están  de  su  letra. 

En  esta  actuación  que  me  ocupa,  hay  un  hecho  singular  por 
lo  estraordinario.  Reúne  todos  los  presos  el  25  de  febrero 
(f.  390)  para  que  firmen  que  han  dicho  la  verdad,  sin  que  per- 
sona alguna  interviniese  en  ello.  Ponen  unos  garabatos  y 
varias  cruces  por  los  que  no  saben  escribir.  Pero  al  pié  de 
diligencia  está  la  protesta  de  Carlos  Manco  de  que  he  hablado 
antes.  Asi,  cuando  el  fiscal  quería  sincerar  su  conducta,  fuq 
nuevamente  acusado. 

Por  piedad  á  los  reos  manda  agregar  los  papeles  públicos 
que  se  escribieron  á  su  nombre  contra  el  sr.  Vidaurre  (f.  392) 
dice  que  se  adjuntan  porque  contienen  escepciones.  No  fué 
este  el  motivo,  sino  porque  en  ellos  se  habia  impreso  que 
el  señor  Vidaurre  los  habia  precipitado  á  la  revolución.  El  fis- 
cal no  es  el  defensor  de  los  reos.  Sus  padrinos  debieron  agre- 
garlos si  lo  contemplaban  útil  y  justo.  ¿Y  qué  adelantarían 
con  esto  ?  Preguntaría  a  ese  fiscal.  ¿  Tienen  valor  los  impre- 
sos, si  no  convienen  con  los  autos  ?  ¿  Y  por  los  autos  resulta 
que  el  señor  Vidaurre  los  indujo  al  crimen  ?  Lejos  de  esto,  si  se 
esceptüa  á  Ninavilca  ninguno  de  ellos  habló,  trató,  ni  comunicó 
con  el  sr.  Vidaurre.  No  lo  han  dicho  en  sus  instructivas,  con- 
fesiones, ni  careos.  ^^ 

El  impreso  de  Huavique  lo  escribió  Herrero.  Puso  en  él 
lo  que  fué  de  su  agrado.  Hizo  confesar  á  ese  ignorante,  que 
era  dehncuente.  Advirtiendo  que  su  letra  era  conocida,  lo 
hizo  trasladar  con  Delgado.  Costeó  la  impresión  no  teniendo 
dinero  el  reo  cuyo  nombre  se  tomó.  Esta  relación  la  hizo  el 
interesado  al  sr.  coronel  Raulet.  Por  su  influencia  puso  Del- 
gado los  dos  comunicados.  Ellos  están  desmentidos  por  tres 
testigos  idóneos  y  sin  tacha  que  le  oyeron  que  el  sr.  Vidaurre 
era  un  inocente,  é  injusta  su  prisión.  Esto  y  las  continuas  su- 
jestiones  contra  el  sr.  Vidaurre  lo  probará  en  el  juicio  que /de- 
berá seguírsele  al  carcelero.  Entonces  se  verá  que  él  fué  el 
autor  del  escrito  presentado,  para  que  el  señor  mi  defendido 


189 

entrase  en  las  carceletas ;  el  consultor  y  director  de  Ninavilca; 
el  agente  de  los  enemigos  del  defensor  de  su  patria.  El  do- 
mingo 16  estando  separado  de  la  cárcel  se  entró  á  los  calabo- 
zos á  seducir  de  nuevo  á  los  reos,  asegurándoles  que  entre  tres 

•dias  volverá  á  la  comisión. 

Pero  señor  be  recorrido  el  proceso,  he  fatigado  la  atención 
de  V.  E.  y  aun  no  puedo  formar  el  cuerpo  del  delito.  Los  15 
hombres  vestidos  de  blanco,  quedaron  reducidos  á  ocho,  co- 
mandados por  un  individuo  que  iba  en  un  caballo  del  mismo 
color  según  la  nota  de  don  Manuel  Boza.  (104)  Muchos  han 
creido  que  eran  los  loros  destinados  á  la  lid.  No  hay  arma- 
mento, soldados,  plan,  oficiales,  dinero.     ¿  Cual  será  el  cuerpo 

^  del  delito  ?  Estos  eran  los  juicios  en  tiempo  de  los  Tiberios, 
Caligulas,  Claudios  y  Nerones  :  estos  eran  los  juicios  de  mages- 
tad,  inventados  para  asesinar  á  los  inocentes.  La  república 
peruana  va  á  jurar  su  Constitución  :  la  república  peruana,  no 
consentirá  que  ella  se  burle,  sacrificando  á  un  buen  padre  de 
familia,  á  un  fiel  amigo,  á  un  útil  ciudadano,  á  un  magistrado 
respetable,  á  un  representante  de  la  nación  que  defendió  con 
el  mayor  ardor  y  á  todo  trance  sus  derechos. 

SEGUNDA  PARTE. 

En  que  se  funda  la  justicia  del  sr,  Vidaurre,  por  principios  de 

derecho. 
Manifiestas  las  contradiciones,  que  se  hallan  entre  los  pro- 
yectistas y  que  todas  son  sustanciales  y  graves  con  respecto  al 
señor  á  quien  defiendo  ;  resultando  de  la  simple  lectura,  que 
los  causados  testigos  afirman  no  haber  tratado  con  él ;  no  que- 
dando sino  el  dicho  de  uno,  al  que  se  refieren  los  otros ;  per- 
mítaseme inquirir,  que  clase  de  prueba  es  esta,  y  que  valor 
tiene  en  lo  legal  ?  La  sabiduría  del  consejo  dice  en  el  mismo 
instante :  no  hay  prueba.  Ninguna  señor :  cuando  según  se 
esclareció  en  papeles  públicos,  se  mira  combatido  por  todas 
partes  con  armas  mas  fuertes  y  poderosas  que  las  que  se  reu- 
nieron contra  Napoleón  en  Waterloo  y  contra  Federico  2.  ° 
al  litigarse  la  Silesia?  (65)  ¿  Será  su  suerte  la  del  Marte  de  la 
Europa  ó  la  del  héroe  de  Prusia  ?     Los  pleitos  como  las  com- 

(65)  Alli  una  fuerza  Jisica,  aqui  la  de  la  intriga. 


190 

pañas  tienen  sus  estrellas.  Bruto  con  buena  causa  fué  derro- 
tado en  la  batalla  de  Philipes;  la  muger  de  Germánico  no  era 
culp  da  y  se  sentencia  contra  ella  en  el  senado  de  Roma.  No 
me  aterrorizan  estos  egemplos  :  la  patria  e  los  Scipiones  y 
Emilios  no  podia  ser  libre  después  de  la  muerte  de  César :  ella 
habia  per('ido  sus  virtudes.  La  b  jeza,  la  adulación,  el  servi- 
lismo eran  los  vicios  del  semdo  :  la  justicia  no  podia  triunfar. 
Nosotros  en  contraposición  á  los  gobiernos  despóticos,  demos- 
traremos, que  a  imparcialidad  reemplazó  al  particular  interés, 
la  pureza  al  cohecho,  la  ley  á  la  arbitrariedad.  Puedo  fastidiar 
por  lo  difuso  :  mucho  mas  con  lo  poco  culto  de  mi  estilo.  Pero 
señor  :  hágase  un  sacrificio  justo  en  favor  de  la  inocencia.  Nin- 
gún tiempo  mejor  empleado,  que  el  que  se  invierta  en  romper, 
el  artificioso  velo  que  osa  cubrir  el  honor  de  uno  de  los  ciuda- 
danos mas  ilustres :  el  nombre  del  señor  Vidaurre  es  muy  co- 
nocido en  Europa,  muy  respetado  en  América. 

En  los  juicios  criminales  es  la  base  y  fundamento  del  pro- 
ceso, lo  prueba  del  cuerpo  del  delito.  Si  fuésemos  conducidos 
por  la  vana  ostentación  de  conocimientos,  embelleceriamos  esta 
defensa  con  leyes  antiguas  y  modernas,  con  egemplos  y  citas. 
No  es  propio  de  un  militar  estos  adornos.  Nuestro  código 
contiene  ordenanzas  en  las  que  apoyare  nos  el  alegato.  Es 
decisivo  el  articulo  13  tit.  5  tratado  8.  Por  eso  Colon  enseñó 
„  que  la  mayor  de  todas  las  defensas  á  favor  de  un  reo,  es  la 
que  resulta  en  el  proceso,  de  no  estar  bien  probado  el  cuerpo 
del  delito.  Y  por  esto  la  justificación  del  crimen  es  lo  primero 
que  debe  llevar  la  atención  al  sargento  mayor  ó  ayudante,  que 
va  á  formar  una  causa,  sin  omitir  diligencia,  porque  cualquiera 
defecto  en  esta  parte  anula  el  proceso.  (66)  Es  el  criterio  de 
la  verdad  en  los  juicios  criminales.  (67) 

Sabian  los  acusadores  por  la  ley  de  Roma  (68)  que  la  acu- 
sación no  era  admitida,  si  el  hecho  no  era  probado  por  testigos 
idóneos,  documentos  públicos,  ó  argumentos  incontestables,  mas 
claros  que  la  luz  del  dia. 

Por  cuerpo  de   delito  se  entiende  la  actual  inspección,  ó 

(G6)    Colon  formulario  p,  154. 

(Ql)  Filangieri  proced  crimen,  parte  3.  cap,  9. 

(68)  Ley  ult,  c.  de  prohat. 


191 

prueba  del  delito.  (63)  Esta  distinción  resulta  de  la  naturaleza 
de  los  crimenes.  Son  unos  permanentes,  corno  el  homicidio  ; 
otros  transeúntes,  como  el  hurto.  Los  unos  han  de  probarse 
plenamente  para  inquirir  y  condenar ;  los  segundos  se  deben 
ijustificar  á  lo  menos  por  indicios.  Pero  en  unos  y  en  otros  es 
verdad  incuestionable,  que  la  confesión  del  reo  no  es  suficiente 
(70).  Si  asi  no  fuese  se  repeiirian  los  suicidios  por  temor, 
engaños,  desesperación.  Sobre  toJo  lo  que  decia  Quintiliano 
(71)  Es  loco,  el  que  confiesa  un  crimen,  ó  procede  seducido. 
El  oráculo  divino  ensebo,  que  niiíguuo  eslá  obligado  á  entre- 
garse (72)  El  ciudadano  debe  sufrir  la  pena  del  delito  que 
cometió  :  no  debe  rompar  la  cárcel,  resistir  á  la  justicia :  no 
es  un  crimen  que  niegue,  ni  que  se  oculte.  Ninguna  ley  puede 
ser  buena  si  choca  con  la  naturaleza.  Precisar  á  un  hombre 
á  que  sentencie  contra  su  vida  es  un  acto  tiránico.  La  voz 
del  acusado  solo  ha  de  oirse  para  la  ecsepcion  y  descargo. 
Uno  de  los  grandes  defectos  de  los  códigos  ingleses  es,  que  la 
confesión  del  reo  suple  por  la  prueba,  no  habiendo  en  el  pro- 
ceso la  bastante  para  que  se  le  condene  :  (73)  esto  es  en  com- 
pendio lo  que  la  sabiduría  del  siglo  ha  adelantado  en  favor  de 
la  humanidad  oprimida. 

En  una  sedición  el  cuerpo  del  delito  se  hará  constar  por 
planes,  instrucciones,  cartas,  acopio  de  armas,  caballos  y  per- 
trechos. Si  todo  esto  falta  y  solo  hay  relaciones  verbales,  no 
hay  sedición,  sino  cuando  mas  conversaciones  sediciosas.  El 
cuerpo  del  delito  en  este  segundo  caso  no  puede  probase  sina 
por  personas  desinteresadas,  que  hubiesen  oido  y  que  se  pre- 
sentasen por  testigos.     Si  delatan  ya  no  pueden  testificar :  el 

(69)  Colon  ubi  supra. 

(70)  Maíeu  de  de  crimin  controv.  35  num.  14  y  IK 

(71)  Ea  natura  est  omnis  confessionis,  ut  possit  videri  de- 
mens  qui  confitetur  de  se.  Hicfurore  impulsus,  est  alius  ebri- 
etate,  alius  errore,  alius  dolore,  quidam  quaestione,  JVemo 
contra  se  dicit,  nisi  aliquo  cogente.  Declam.  3.  14. 

(12)  Caput  si  precaverit  2  quest.  L '^  Z.  1.  ^  ff  de  bonis 
eorum,  qui  ante  sententiam  Santo  Tomas  dijo  un  desatino,  cu- 
ando escribió  que  el  reo  debian  declarar  aunque  le  resultase  pena 
de  muerte.     Lo  filosófico  es  no  preguntarle, 

(73)  Blackstone  diversos  lugares  de  volumen  4. 


192 

delator  no  puede  ser  testigo.  Nerón,  cual  era  Nerón,  no  tuvo 
por  probado  el  delito  de  Epicaris  por  la  denuncia  de  Proculo, 
aun  que  en  su  interior  le  creia. 

Quedando  en  palabras  es  dificultosísimo  conocer  la  naturale- 
za. Montesquieu  (74)  por  eso  juzgaba  con  fundamento,  que^ 
por  conversaciones  no  se  pueden  formar  juicios.  Y  con  mas 
filosofía  el  sabio  que  corrige  sus  errores,  esplica,  lo  que  dista 
el  oir  del  referir.  (75)  Un  gesto,  una  detención,  una  sonrisa 
hacen  que  se  altere  de  un  modo  esencial  la  historia  del  suceso. 
Una  silaba  qne  se  olvide,  varia  el  sentido  de  lo  que  se  habia 
tratado.  ¡  Cuantas  equivocaciones  entre  el  puede  hacerse  y 
debe  hacerse.  Tácito  escribe  del  tiempo  en  que  no  habia  la 
virtud  desamparado  del  todo  á  Roma ;  „si  alguno  por  una  trai- 
ción en  la  armada  ó  ecsitando  la  sedición  en  el  pueblo,  ó  por 
una  prevaricación  cualesquiera  que  fuese  en  la  república,  ha 
ofendido  la  magestad  del  pueblo  romano,  era  puesto  en  juicio 
por  sus  acciones,  pero  jamas  por  sus  palabras.,,  Tiberio  ocul- 
taba al  principio  la  crueldad  con  ciertas  apariencias  de  justicia. 
Cuando  el  ciudadano  ya  temía  lo  que  hablaba,  y  delante  de 
quien  hablaba,  la  hbertad  era  muerta,  el  recurso  la  crápula,  los 
vicios  mas  infames.  Entonces  el  romano  perdió  el  valor,  por- 
que un  siervo  no  puede  ser  bravo. 

Conversaciones  sin  disposición  formal  es  lo  que  apenas  resulta 
de  lo  declarado  por  reos  y  testigos.  Por  mas  que  quise  fijar 
el  cuerpo  del  dehto,  fue  imposible  asertar  con  su  nombre  (76) 
con  respecto  al  sr.  que  defiendo.  Una  sola  persona  es  acusador, 
testigo  para  el  cuerpo  del  delito,  y  para  la  prueba.  ¿No  han 
hallado  mas  perjuros,  enemigos  tan  poderosos?  J.  C.  los  tuvo 
contra  si,  aunque  no  acordes  en  sus  dichos.  ¿Y  un  criminal 
serácreido?  La  ley,  la  buena  filosofía,  el  sentido  común  re 
prueban  su  aserción.  No  ha  jurado  :  no  puede  haber  testigo 
sin  juramento  (77).     Es  uno  :  testis  unus,  testis  nullus  (78j. 

(74)  Esprit,  de  lois.  lib.  12.  cap.  12. 

(75)  Filangieri  tom.  4.  canon  5  de  juicio  sobre  las  pruebas 
testimoniales. 

(76)  Se  dijo  en  la  primera  parte. 

(77)  Ley  28  Tit.  16  part.  3.  ^  e?  testigo  único  aunque  fue^e 
un  Catón  no  hace  prueba  Colon. 

(78)  Ley  d2.idem.,6B. 


193 

Es  interesado ;  en  razón  del  interés  del  testigo  disminuye  ó 
crece  su  crédito  (79).  No  hay  interés  mayor  que  libertarse 
de  una  pena,  sea  de  la  vida,  sea  la  pérdida  de  los  bienes 
ó  empleos. 

El  argumento  tiene  contra  si  la  inverisimilitud  :  el  presidente 

•desde  los  principios  adoptó  y  con  razón,  este  medio  de  defensa. 
En  todas  aquellas  cosas  que  no  son  vistas  ni  oidas  por  nosotros, 
damos  ascenso  á  ellas  según  lo  creible  que  se  nos  hacen, 
siguiendo  la  esperiencia,  los  conocimientos  adquiridos  en  aquella 
materia  ú  otra  semejante,  el  examen  general  de  la  naturaleza  y 
del  hombre.  Un  genio  ilustre  pone  un  ejemplo  :  si  se  supone 
que  el  rey  de  Siam  tiene  un  elefante  de  veinticuatro  pies  de 
alto,  aunque  lo  afirmen  diez  testigos,  diciendo  que  le  vieron, 

^nosotros  juzgaremos  que  se  han  engañado,  que  han  exagerado, 
ó  que  han  mentido. 

No  es  racional  creer  la  ecsistencia  de  un  elefante  de  doble 
altura  de  aquella  que  tienen  los  demás  (80).  Entre  las  nieblas 
de  la  ignorancia  extendidas  en  toda  la  Europa  én  el  tiempo  de 
don  Alfonzo  el  sabio,  se  descubren  en  las  partidas  unos  desteyos 
de  razón  :  la  razón  pudo  oscurecerse,  no  destruirse.  El  pre- 
viene, que  el  juez  no  se  decida  por  el  número  de  los  testigos  y 
prefiera  aquellos  que  se  acercan  á  la  verdad  y  al  hecho  (81). 
Es  mas  posible  un  elefante  de  veinticuatro  pies,  que  una  sedi- 
ción de  doscientos  hombres  para  espeler  á  cuarenta  diputados, 
permaneciendo  el  jefe  de  la  república  en  su  puesto,  y  sin  alte- 
rarse las  sesiones  del  Congreso  ni  un  instante.  Para  perder 
ai   sr.  Vidaurre  era  preciso  que  la  intriga  habiese  sido  mas 

pulida   (82).  .iH^/aí:jrH|yí;  í«    i.^,íí,(>r!;JÍ  » 

¿Y  quien  reunia  estos"  doscientos  hombres  ?  ¿Quien  los  arma- 
ba? ¿Quien  los  sostenia  los  dias  intermedios  hasta  el  de  la 
empresa  ?  ¿Con  que  alicitivo  se  les  atraia  para  una  acción  que 
malograda  los  esponia  al  último  suplicio?  ¿Corria  todo  esto  á 
cuenta  de  ese  Elias  Sánchez,  de  ese  Elias  Sánchez  que  consti- 

(79)  Ley  18  id.  sobre  esto  todos  los  filósofos  modernos. 
Beccaria.     Filangieri. 

(80)  Helvecio  del  hombre,  tom.  2  cap.  15. 

(81)  LeySOtit.  16  par t.  3. 

(82)  En  el  careo  dice  mucho  menos, 

25 


194 


luido  en  la  ultima  indigencia,  en  el  estado  mas  deplorable 
abrazó  el  triste  y  desesperado  recurso  de  asaltar  en  los  cami- 
nos ?  ¿Y  en  cuanto  tiempo  se  reunian  ?  ¿En  una  semana  ? 
Hágase  el  cotejo  del  dia  en  que  salió,  y  de  aquel  en  que  se 
finje  debió  ser  el  rompimiento  (83).  Estos  inconvenientes  no 
pueden  salvarse  sino  por  májia.  Tal  vez  se  atribuye  también' 
este  crimen  al  sr.  Vidaurre,  y  por  eso  se  le  tiene  en  las  cárceles 
de  la  inquisición.  No  es  estraño.  En  tiempo  de  Tiberio  las 
acusaciones  del  delito  de  magestad  se  acompañaban  con  las 
de  sortilegios. 

El  intimo  amigo  de  Vespasiano,  que  le  allana  el  camino  del 
trono,  Muciano,  viéndolo  indeciso  le  habla  asi  (84).  „Todos 
los  hombres  que  forman  algún  gran  designio,  deben  ecsaminar, 
si  lo  que  emprenden,  es  útil  al  estado,  glorioso  para  ellos  mis-, 
mos,  fácil  de  egecutar,  ó  á  lo  menos  sin  obstáculos  invencibles.,, 
Sea  esta  la  regla  y  permitaseme  que  haga  la  aplicación.  No 
era  útil  al  estado  separar  los  cuarenta  representantes.  Ellos 
nada  habian  decidido.  La  cuestión  de  la  ciudadanía  de  los 
españoles  era  concluida  y  retirada.  La  patria  había  cantado 
el  triunfo.  Suficiente  escarmiento  era  para  los  diputados, 
sufrir  el  rubor  de  una  desaprobación  general  de  sus  opiniones. 
Obrar  contrar  ellos  en  esas  circunstancias,  era  animar  á  Bolívar, 
para  que  so  pretesto  de  discordia  y  anarquía  invadiese  nuestro 
territorio.  El  que  prepara  la  guerra  es  el  enemigo  del  estado. 
Tan  enorme  acción  infama,  no  da  gloria.  Esto  es  en  el  caso 
de  que  el  ecsíto  fuese  favorable.  ¿Y  que  será  siendo  absoluta- 
mente imposible  ?  Con  doscientos  hombres  solo  podía  alterarse 
el  orden,  declarándose  el  jefe  supremo  en  favor  del  movimiento. 
Si  S.  E.  el  general  La-Mar  estaba  de  acuerdo  con  el  sr. 
Vidaurre  la  revolución  no  era  útil,  no  era  prudente,  pero  era 
posible.  Era  el  modo  de  restituirse  al  ministerio,  y  de  escribir 
mucho  (85).  Sin  este  convenio,  que  Ninavilca  tuvo  astucia 
de  inspirar  á  esas  gentes  infelices,  aun  cuando  se  hubiesen 
superado    las   inmensas    dificultades    que    se    presentan   para 

(83)  Salió  el  quince,  la  revolución  se  dice  dehia  ser  el  vein- 
ticuatro, 

(84)  Tácito  hist.  lib.  2.  párrafo  76. 

(86)   Tomado  del  despreciable  papel  de  JSíinavilca* 


195 

levantar  un  escuadrón,  el  hubiera  sido  arroyado  en  el  momento 
de  acercarse  á  la  ciudad. 

Alaguemos  la  imaginación  de  los  crédulos,  sujetándonos  al 

resultado   del  proceso.     Entraban  los  doscientos  hombres  de 

♦oculto  á  la  ciudad.     Perraanecian  de  ese  modo  hasta  el  mo- 

^  mentó    de    asaltar    los    cuarteles.      ¿Donde    se    hospedaban? 

1  ¿Donde  se  reunían  para  el  asalto?    ¿Cual  debia  ser  la  hora? 

¿Quien  los  dirigía  ?  ¿Que  cautelas  se  tomaban  para  que  S.  E. 
no  se  opusiese  al  designio  ?  ¿Como  mantener  el  secreto  entre 
doscientos  hombres  de  esa  clase,  sin  que  ninguno  se  estraviase 
delatando  el  tumulto?  (86).  Repito  que  S.  E.  debia  ser 
cómplice.  Asi  prepararla  alojamiento,  garantizarla  los  resulta- 
^dos,  y  dejarla  los  cuartelos  indefensos.  Es  un  absurdo  presu- 
mir su  complicidad  :  su  honor,  su  talento,  su  patriotismo  hacen 
repeler  la  idea  de  tamaña  estravagancia.  Lo  es  también  que 
el  presidente  de  la  suprema  estuviese  envuelto  en  la  titulada 
sedición. 

Para  dar  fuerza  á  lo  espuesto  por  un  reo,  el  fiscal  se  ha 
valido  sin  duda  del  §  592  de  Colon.  El  escribe  asi.  El  socio 
del  delito  es  inhábil,  como  queda  dicho,  pero  igualmente  se 
admite  en  muchos  casos  y  la  duda  podrá  estar  en  cuales,  y  que 
género  de  prueba,  haga  y  con  la  posible  claridad  se  esplicará 
esto.  El  dicho  del  socio  se  admite  en  los  dehtos  esceptuados 
y  de  difícil  prueba,  y  en  todos  aquellos  que  verosímilmente  no 
se  pudieron  cometer  sin  compañeros,  ó  á  lo  menos  cuando  del 
proceso  nacen  indicios  de  que  el  crimen  se  perpetró  con  socios. 
En  todos  estos  casos  el  dicho  del  socio  tendrá  fuerza,  pregun- 
tándole, y  ecsaminandolo  en  la  tortura  según  opinión  de  graves 
autores ;  pero  si  acaso  no  se  acostumbra  el  tormento,  concur- 
riendo ademas  del  dicho  del  socio  otros  adminículos  é  indicios 
vehementes  que  formen  una  ciará  plena  prueba,  podrá  muy 
bien  condenarse  al  reo  á  la  pena  ordinaria.,.  Colon  no  cita  la 
ordenanza,  por  consiguiente,  lo  que  ha  escrito  no  tiene  olro 
valor,  que  el  crédito  de  un  tratadista.  Que  no  hay  ley  se 
convence,  diciendo  que  está  en  duda  cuales  son  los  casos  en 
que  los  reos  pueden  hacer  de  testigos. 

Disertemos  sobre  esto.     La  ley  2L  tit.  13.  p.  3.  escluye 


(86)  Saint  Real  revolución  de  V^enecia. 


>^     (1 


196 


con  generalidad  al  socio  del  delito.  (87)  Ecsaminese  que 
merecerá  preferencia,  si  la  ley  de  partida  ó  el  dictamen  de 
Colon  ?  Este  solo  puede  tener  un  fundamento,  que  es  el  que 
los  crímenes  no  queden  impugnes,  por  falta  de  prueba.  Espone 
se  la  verdad  del  testimonio  al  deseo  del  castigo.  Su  macsima  eá 
contraria  al  acsioma  recibido  por  todas  las  naciones  cultas  :  mas 
vale  dejar  sin  pena  el  delito,  que  imponerla  al  inocente.  Por 
eso  para  convinar  la  doctrina  con  la  justicia  natural,  pone  las 
calidades  del  tormento,  ó  el  accesorio  de  indicios,  presunciones 
y  adminículos  que  formen  una  prueba  clara  y  plena.  Como 
nada  diremos  del  tormento  entre  nosotros,  solo  tendria  lugar  el 
segundo  requisito.  Y  pregunto,  ¿  si  hay  prueba  plena  y  per- 
fecta de  que  sirve  el  dicho  del  testigo  ?  Será  para  afianzar  la( 
certeza  moral  del  juez.  (88)  Si  no  hay  esa  prueba  plena  y 
perfecta  el  testimonio  del  reo  permanece  inhábil.  Luego  es 
inútil  el  que  declare.  Colon  no  hizo  sino  copiar  á  los  crimin- 
alistas antiguos  que  horrorizan  en  la  época  de  las  luces.  (89) 

Tratándose  de  justificar  los  hechas  clandestinos  y  ocultos  y 
los  que  son  de  dificil  prueba  como  el  hurto,  se  admitia  la  prue- 
ba por  congeturas,  y  la  tal  preeba  se  decia  evidente.  (90) 
Esto  se  estendia  á  los  delitos  cometidos  de  noche.  (91)  Algu- 
nos suavizan  el  rigor  diciendo,  que  la  pena  no  debia  ser  la  or- 
dinaria. Otros  mas  sanguinarios  no  escluian  en  algunos  casos 
esta.  (92)  Se  consentía  que  declarasen  los  domésticos,  y  todas 
aquellas  personas  en  otras  circunstancias  reprochables,  eran  ad- 
mitidas como  testigos  idóneos.  (93) 

Puede  la  razón  humana  ilustrada  convenirse  con  estas  doc- 
trinas ?  Serán  preferidas  á  las  de  los  Beccarias  y  Filangieris, 
que  ecsijen  mas  perfección  en  las  pruebas,  cuanto  es  mayor  el 
crimen  .«*  (94)     Cuanto  es  mayor,  es  mas  inverosímil ;  cuanto 

(87)  Articulo  322  del  código  de  JVapoleon. 

(88)  FilangierL 

(89)  Antón.  Gómez  cap.  10.  lleva  la  contraria. 
f90j  Hipólito  Marcil  ff:  sciendum  num.  13. 
(^91j  Farmacio  tom.  quest.  50,  níim.  38. 

f92j     Julio,  Claro  lib.  5.  quad  20.  / 

f 93j  Ley  conventus  c.  de  repudi  Far.  de  opos,  cont.  pars. 
tert,  q.  56.      Carerius  pract.  crim.  p.  73. 

|^94j     Beccaria  de  testigos  Filangieri  de  pruebas. 


197 


es  mayor,  son  mas  poderosas  las  personas  que  se  interesan  con- 
tra un  desvalido ;  cuanto  es  mayor,  es  mas  fácil  proporcionar 
las  pruebas,  si  el  delito  es  cierto,  y  cierto  su  autor.  No  com- 
paremos esos  barbaros  dictámenes  con  lo  que  enseñan  nuestros 
•filósofos.  Cotéjense  con  la  ley  de  que  se  separan.  Ella  dice  : 
(95)  en  las  causas  criminales  se  requiere  prueba  tan  clara  como 
la  luz.  No  debe  haber  duda.  Admítanse  testigos,  (96)  cartas 
y  conocencias.  No  se  juzgue  solamente  por  sospechas  :  es 
mejor  absolver  al  culpado,  que  castigar  al  inocente.  El  mismo 
legislador  habia  decretado  que  se  admitiesen  las  pruebas  por 
presunciones  ;  pero  advirtiendo  que  era  una  prueba  falaz.  Los 
glosadores  por  eso,  esplicando  el  juicio  de  Salomón  entre  las 
^dos  madres,  distinguen  la  condenación  civil,  de  la  condenación 
criminal.  Para  la  una  son  buenas  las  presunciones,  no  para  la 
otra.  Asi  también  concordamos  dos  capitulos  del  derecho  ca- 
nónico. El  primero  da  por  bastante  una  presunción  violenta 
para  la  sentencia ;  el  otro  ordena  no  se  castigue  por  vehemente 
presunción,  delito  grave.  (97) 

¿  Pero  en  que  clase  colocamos  el  crimen  que  hoy  se  persi- 
gue ?  ¿  En  los  clandestinos  y  ocultos  ?  No  es  justo.  Una 
sedición  no  es  de  esa  naturaleza  :  no  pueden  reunirse  gentes  sin 
tratar  con  muchos  y  sin  preparativos.  Esto  ecsige,  si  no  una 
publicidad  absoluta,  á  lo  menos  respectiva  al  hecho.  Tanto  es, 
que  entre  los  mayores  riesgos  en  semejantes  casos,  se  señala 
por  un  gran  político  la  dificultad  del  secreto.  (98)  De  cien 
revoluciones  se  descubren  noventa  antes  de  concluirse  una.  (99) 
Por  consiguiente  se  ha  de  ocurrir  á  los  delitos  privilegiados : 
estamos  en  los  siglos  de  los  emperadores  de  Roma  :  no  hay 
libertad,  no  hay  república :  el  inocente  puede  ser  conducido  al 
cadalso.       t^^')  «i  í>t)  if;>í!rt  ftúiiíjy^lQtwío  >  ':iUit»ifl3i  i 

Mas  perdonándose  la  ofensa  que  por  un  instante  hago  á  nu- 
estro sistema  liberal  y  justo  diremos,   que  el  privilegio  seria  en 

(95)  Ley  12.  tit.  14.  p.  3. 

(96)  Idóneos. 

(97)  Cap.  2.  tomado  de  las  parábolas  de  Salomón,  y  cap. 
14  de  Inocencio  3.  iit.  23.  lib.  2.  Ds.  .  ¿^^  íxVíV» 

(98)  Maquiavelo,  cap.  6.  :  iiodb  i:  .&\  ti 

(99)  ¿Y  el  que  lo  sabe  se  arresgaria  ?      i  ^^    .(^* ) 


198 

los  delitos  de  magestad.  ¿  Y  cuales  son  estos  según  nuestros 
principios?  Cito  al  mismo  sr.  Vidaurre  en  su  código  criminal. 
El  podrá  ser  perseguido  pero  no  se  le  negará  la  gloria  de  haber 
ocupado  su  tiempo  y  sus  talentos  en  favor  de  los  hombres : 
escribe  (100).,,  La  seguridad  personal  en  su  primer  grade 
es  la  vida.  En  el  delito  de  Magestad  será  la  destrucción  de 
la  patria  entregándola  á  la  servidumbre  de  algün  poder  estran- 
gero,  6  confabulándose  con  el  monarca  ó  con  algún  particular 
para  que  la  domine  y  esclavise,  trastornadas  sus  leyes  funda- 
mentales y  constitución.  Atenas  y  Roma  llamaban  á  este  cri- 
men preparar  la  tirania  ó  conspirar  á  ella.  Delito,  que  siendo 
consumado  merece  la  mayor  de  las  penas,  que  es  la  muerte  ; 
y  delito  que  aunque  no  sea  consumado,  seimpre  será  digno  de 
castigo,  en  proporción  á  la  cantidad  del  mal  que  ha  resultado, 
y  á  la  intención  del  delincuente  en  la  que  habrá  poco  que  ec- 
saminar ;  no  pudiendo  jamas  carecer  de  dolo.  „  Según  el 
argumento  de  la  causa  ¿  que  se  pretendia  ?  Asegurar  la  patria, 
protejer  al  egecutivo  y  sostenerlo,  no  impedir  las  tareas  del 
congreso.  Luego  no  era  este  un  delito  de  magestad,  y  asi, 
aun  cuando  los  hubiese  privilegiados,  no  lo  era  este. 

Queda  la  palabra  de  un  indio  criminal,  reo  en  la  causa,  per- 
juro convencido,  infame  por  sus  delitos,  contradictorio  consigo 
mismo ;  contra  lo  espuesto  por  un  patriota  insigne,  contra  un 
magistrado  respetable  por  sus  luces  y  probidad  ;  queda  contra 
la  verisimilitud;  (101)  queda  contra  el  testimonio  de  los  pue- 
blos ;  queda,  permitase  decirlo,  contra  lo  que  le  dicta  al  consejo 
su  propia  conciencia. 

Esta  ha  sido  una  calumnia  no  una  acusación.  Jamas  hubi- 
era nombrado  Ninavilca  al  presidente  á  no  habérsele  invitado  á 
ello  por  el  teniente  coronel  Quirós,  fiscal  de  la  causa.  Calum- 
niadores son  aquellos  que  se  valen  del  fraude  y  artificio  para 
perder  á  un  inocente.  (102)  Estos  son  los  calumniadores  in- 
dignos de  gracia  desde  aquellos  oscuros  siglos  en  que  goberna- 

( 1 00)  Volumen  2  part,  8 1 . 

(101)  De  aquel  que  quiere  probar  lo  que  no  es  verosímil, 
debe  ecsigirse  una  prueba  mas  eficaz.  Alejandro  3  cap.  l(j  tit. 
23  lib.  2  decret.  >»mlf^<^\^  ,    -i^r^ 

(102)  Ley  233  de  verborum  significatione. \  T  \     i}-\  ] 


199 

ban  el  mundo  los  déspotas.  (603)  ¡  Infelices  de  tlosotros,  sino 
se  castigan  los  cómplices  de  la  iniquidad  I  La  declaración  de 
ese  ingrato,  se  prepara  por  una  esquela  dispuesta  por  el  mismo 
juez.  Con  el  comandante  Negreyros,  se  proponen  que  se 
oculte  al  sr.  Vidaurre,  el  que  Delgado  confiesa  la  respuesta, 
aponiéndose  al  designio,  y  ofreciendo  entregar  la  carta  original, 
j  Esta  carta  !  Ella  ecsiste  sr. :  ella  ecsiste.  ¡  Desgraciados 
los  que  preparan  su  elavacion  con  la  injusticia. 

Siendo  justificada  la  parcialidad  del  fiscal  Quiros,  su  delito 
se  hace  mas  recomendable,  si  consideramos  el  modo  como  de- 
ben recibirse  las  confesiones  según  enseña  nuestro  formulario. 
Colon  escribe  sobre  esto  desde  el  parágrafo  555  en  adelante. 
No  puede  decirse  que  resulta  de  autos,  sino  lo  que  consta  por 
iestigos  idóneos  ó  por  indicios  vehementes.  ¿  Que  prueba  ha- 
bía contra  Ninavilca  para  asustarlo  con  que  ya  le  veian  las 
balas  en  su  frente,  y  que  su  muerte  era  segura  ?  Cabilosidad 
abominable,  dolo  perfecto,  abuso  de  la  magistratura.  Todos 
los  criminalistas,  preguntan,  si  será  valida  la  confesión  extorque- 
ada  por  temor  ó  con  engaños.  (104)  Inútiles  son  las  disputas^ 
cuanda  la  ley  ha  decidido,  y  la  razón  decidiria  sin  el  ausilio  de 
la  ley.  Entre  las  calidides  que  se  requieren  para  que  la  con- 
fesión sea  válida,  una  de  ellas  es  que  no  se  haga  por  fuerza  ni 
error.  (105)  La  hecha  por  apremio  de  tormentos,  heridas,, 
miedo  de  muerte  ó  deshonra  no  vale  sin  ratificación  espontanea. 
(106).  De  aqui  la  sentencia  no  controvertida,  que  es  nula 
toda  obligación  del  capturado  en  favor  del  que  lo  tiene  preso. 
(107)  Para  la  obligación  ha  de  preceder  el  pacto.  No  la 
hay,  cuando  una  de  las  partes  contratantes  no  es  libre  para  de~ 
cir  que  no  quiere. 

Si  el  semblante  solo  del  juez  infunde  miedo  (108)  que  será 

(103)  Ley  9  cap.  de  cálumniationibus, 

(104)  Antonio  Gómez  con  mucha  estencion  ley  2  n.  4.  Este 
maestro  trae  und  doctrina  singular.  El  juez  no  debe  engañar 
ni  aun  con  el  semblante, 

(105)  Ley  4.  tit.  13.  p.  3. 

(106)  Ley  5.  tit.  y.  p.  idem. 

(107)  Glosa  en  la  ley  1.   "^  tit.  10.  p.  7. 

(108)  Mateu  de  re  crim.  controv.  26.  n.  64. 


300 


del  delincueifte,  á  quien  acusa  su  conciencia  y  se  le  presenta  al 
vivo  un  suplicio  al  que  su  mismo  pensamiento  lo  condena?  Es 
entonces  muy  fácil  que  los  labios  no  sean  suyos,  sino  del  juez 
que  pregunta  y  responde.  La  seducción  será  mas  fácil,  si  se 
le  conduce  no  ha  de  declarar  contra  si,  sino  á  escepcionarse  de 
la  responsibilidad,  haciéndola  recaer  en  otro.  (109)  Para  con- 
fesar su  crimen,  tiene  que  superar  la  naturaleza,  que  resiste 
condenarse  á  si  mismo.  Para  culpar  á  otro  no  hay  violencia, 
si  de  ello  resulta  utilidad.  El  interés  fué,  es  y  resá  el  agente 
de  todas  las  acciones  de  los  hombres.  Ni  amistad,  ni  sangre, 
ni  el  fuego  del  amor  se  respeta  si  se  trata  de  salvar  la  vida. 
;  Que  egemplos  de  esto  presentan  las  guerras  civiles  !  Es  por 
esto  que  las  leyes  y  los  cánones  no  cesaron  de  ordenar  que  la 
confesión  de  uno  no  perjudique  á  un  tercero.  (110)  *o*jí>*^í^ 
La  ilegitimad  de  la  declaración  de  Ninavilca,  nunca  pudo 
susanarse.  El  estuvo  siempre  bajo  un  cómitre  declarado  ene- 
migo del  sr.  Vidaurre.  En  el  cuartel  de  policia  el  comandante 
Negreyros,  el  que  puso  un  comunicado  contra  él,  negando  he- 
chos que  ha  testificado  el  mayor  Campos :  el  cómplice  con 
Quiros  sobre  el  designio  de  ocultar  la  carta;  el  que  desafió  á 
Matos  y  lo  espelio  de  la  habitación  que  ocupaba,  por  htiber  de- 
clarado un  hecho  interesante.  En  la  cárcel  de  la  inquisicon 
Herrero  conjuez  con  el  fiscal  Allende,  el  que  hacia  los  interro- 
gatorios y  reconvenciones,  el  que  ultrajaba,  abofeteaba,  ponía 
espadas  á  los  pechos,  minoraba  los  alimentos,  impedia  la  comu- 
nicación cuando  le  convenia,  ecsortaba  con  ardor,  ofrecia  pro- 
tección y  ponia  en  obra  aquellos  medios  mas  sutiles,  que  dicta 
la  astucia  y  le  sugerían  sus  protectores,  de  quienes  esperaba 
grandes  recompensas  :  pretium  sanguinis.  Una  ley  del  digesto 
decia  que  aun  con  regalos  se  hacia  violencia.  ¿Y  que  pena 
merece  este  carcelero?     La  de  muerte  por  caso  espreso  de 

a • 

(109)  El  Antonio  Gómez  en  la  ley  83  de  Toro  n,  15.  Pre- 
gunta si  será  creido  en  perjuicio  de  tercero  el  juez  ó  secretario 
que  confiesan  su  crimen  á  la  hora  de  la  muerte  ?  Responde  que 
no  ¿Y  lo  será  el  reo  que  trata  de  disminuir  el  delito,  6  á  quien 
so  le  promete  quedará  impugne  ? 

(110)  Ley  ult.  c.  de  acusat.  ley  1.  ^  tit.Q.  lib.^.delljuero 
Real  cap,  1  ^  .  tit.  18.  lib.  2.  de  los  D,        ^^^  s^\t:^,.     (?f^ »  ^ 


201 

ley  (111)  ella  se  impone  cuando  se  hace  mal  á  los  presos,  por 
servir  á  sus  contrarios.  Herrero  se  ha  sacrificado,  porque  sa- 
ciase su  odio  contra  un  indefenso  el  Dr.  Luna. 

;  A  que  feo  esqueleto  queda  reducida  la  declaración   del 


«  montonero !  Se  han  visto  los  vicios  esteriores  ¿  Y  el  interior 


¿  El  que  resulta  de  las  mismas  palabras .?  Esto  era  bastante 
para  que  se  le  tuviese  por  un  perjuro.  Variaciones  no  ligeras, 
capaces  de  concillarse,  no  de  pequeño  momento,  no  escusables 
por  el  defecto  de  talento  ni  memoria.  Variaciones  sobre  el 
delito,  sobre  las  cualidades  y  circunstancias  principales.  Vari- 
aciones, que  en  los  siglos  pasados  daban  mérito  para  la  tortura. 
(112)  Se  han  escrito,  se  tienen  presentes,  un  fastidio  seria  la 
repetición. 

Si  la  inculpabilidad  del  sr.  Vidaurre  es  demostrada,  el  delito 
de  Ninavilca  es  perfectamente  probado.  Hay  dos  testigos 
idóneos  contra  el :  estos  son  el  coronel  Jaramillo  y  Fernandini : 
ecsiste  la  carta  escrita  por  Quiñones  respondiendo  á  la  recom- 
endación que  le  hace  de  Elias  Sánchez  :  este  hecho  lo  ha  con- 
fesado. De  igual  modo  su  relación  con  él  desde  su  anterior 
prisión.  Es  innegable,  que  asistió  á  todas  las  juntas  subversi- 
vas. Por  consiguiente  se  pude  sentenciar  condenándolo  con- 
forme al  art.  595,  y  al  682  del  formulario.  Todas  sus  escep- 
ciones  son  fundadas  en  que  no  tenia  amistad  con  ese  Sánchez, 
y  si  este,  con  el  señor  mi  defendido.  Para  convencer  lo  con- 
trario no  necesito  ocurrir  ni  al  proceso  ni  á  los  Mascardos  ni 
Menochios.  La  razón  vale  mas  que  la  autoridad.  Son  amigos 
los  de  una  clase,  educación,  oficio  y  costumbres.  En  Ninavilca 
y  Sánchez  ecsisten  todas  esas  causas  para  vincularse.  Las  del 
del  sr.  Vidaurre  son  enteramente  opuestas.  ¿  Como  presentarla 
entre  sus  honestos  amigos  un  asesino  ladrón  ?  (113) 

(111)  Ley  11.  tit,  29  p,  7. 

(112)  Menoc.  lib.  1.  q.  79.  Julio  Claro  q.  2. 

(113)  La  amistad  no  se  presume;  es  preciso  probarla.  Con- 
siste en  la  uniformidad  de  sentimientos.  Se  reconoce  por  la 
comunicación  continua.  Mascado,  conc.  85  Amicus  alter  ego. 
Heinecio  enseña,  que  no  la  puede  haber  sino  entre  personas  vir- 
tuosas. Es  imposible  entre  un  ladrón  y  un  buen  juez.  Lia  amis- 
tad entre  desiguales  es  dura  y  áspera  según  Platón. 

(I  -  26 


202 

¿Y  no  alegaré  la  ley  5.  t.  1.  p.  7.?  Estaba  por  omitirla. 
Diré  con  repugnancia  cuatro  clausulas.  El  señor  Vidaurre  en 
el  volumen  4  °  de  su  proyecto  sobre  el  código  criminal  en  el 
titulo  de  las  traiciones,  habla  de  esa  ley  5  en  estos  términos : 
„en  favor  de  los  arrepentidos  de  las  traiciones  se  dictó  la  ley 
5.  ^  Si  se  manifiesta  el  delito  antes  que  se  hiciese  la  jura  para 
el  pleito  de  traición  se  le  perdona  al  delator  la  pena,  y  se  le  dá 
premio  ;  si  es  después  de  la  jura  consigue  el  perdón,  pero  no  la 
recompensa.  Sobre  esta  ley  me  hallo  tan  turbado  como  Bec- 
caria  al  tiempo  de  escribir.  No  hay  cosa  que  se  oponga  mas 
á  mi  corazón,  qe  el  carácter  del  delator.  Conozco  que  es  im- 
posible que  sea  hombre  honrado.  Me  persuado  que  el  que  se 
arrepintió  del  crimen  meditado,  se  arrepentirá  también  de  la 
virtud,  y  que  estará  haciendo  continuos  viajes  de  lo  bueno  á  lo 
malo,  según  el  provecho  que  le  resulte.  Veo  que  en  muchos 
casos  son  útiles  y  especialmente  en  los  delitos  contra  la  patria. 
Estos  son  instrumentos  indispensables  aunque  espantosos,  como 
lo  son  el  cauterio,  la  sierra  y  los  demás  cuchillos  cirürjicos  á 
cuya  presencia  se  estremece  la  humanidad,  pero  que  se  pagan, 
y  se  usan.  ¿  Que  senda  elegiré  ?  ¿'  Reprobar  las  leyes  ?  Hallo 
en  su  favor  razones  muy  graves ;  hallo  inconvenientes  en  la 
revocación.  Las  aprobaré?  mi  espirita  no  se  determina.,. 
También  fluctuaba,  el  espíritu  del  señor  Vidaurre  al  oir 
las  ofertas  de  Ninavilca,  al  leer  la  carta  de  Delgado,  ¿Que 
partido  toma  ?  Da  un  aviso  ecsacto  al  presidente  callando  los 
nombres.  Procedió  como  un  caballero,  como  un  buen  ciuda- 
dano, como  un  filósofo,  como  un  hombre  sensible  y  justo ;  lo 
que  vale  mas  que  todo.  ¿  Si  la  ley  favorece  al  que  entró  en 
el  delito,  al  que  comenzó  los  pactos,  al  que  asistió  á  las  pre- 
venciones, cual  será  su  efecto  en  favor  del  que  corrió  al  palacio 
á  arrojar  el  veneno  que  se  quiso  introducir  por  sus  ojos  y  sus 
oidos  ?  No  le  vale  esta  ley  ?  Valdrá  la  de  naturaleza,  que  pro- 
hibe se  castigue  al  inocente. 

¿  Como  podré  negar  que  fui  difuso  ?  Es  cierto  :  pero  señor, 
aseguro  que  es  mucho  lo  que  he  omitido  en  esta  causa  célebre. 
Aruleno  Rustico  cometió  un  crimen  formando  el  elogio  de  Peteo 
Thraceas.  La  voz  del  pueblo  romano,  su  libertad  y  su  con- 
ciencia debian  reducirse  á  cenizas  para  que  se  fortificase  el 
despotismo.     La  filosofía,  las  artes,  las  virtudes  debian  ser  ex- 


203 

patriadas.  Roma  en  extremo  libre,  fué  en  extremo  esclava 
(114).  Formando  la  defensa  del  señor  Vidaurre  conocí,  que 
me  comprometia  con  personas  muy  poderosas.  Impávido  me 
ofrecí  á  los  riesgos  y  peligros.  Este  era  el  concepto  general. 
f(  Riesgos  y  peligros !  No  :  la  voz  del  pueblo  soberano,  su  lib- 
ertad, sus  derechos,  no  han  perecido  en  el  Perú.  Roma  de 
libre  pasó  á  ser  sierva :  tanta  fué  su  elevación  como  su  abati- 
miento. El  Perú  de  esclavo  pasó  á  ser  libre :  cual  fué  su 
abatimiento  será  su  elevación.  La  sentencia  del  consejo  en 
esta  causa  demostrará,  que  el  que  es  libre  es  justo.  Será  el 
panegírico  de  nuestro  sistema  y  gobierno.  Un  inocente  ha  de 
ser  respetado ;  un  ciudadano  benemérito  mantenido  en  sus  de- 
rechos ;  un  representante  de  la  nación  restituido  á  la  tribuna ; 
un  magistrado  distinguido  por  sus  luces  y  probidad  continuará 
en  la  corte  suprema  ese  método  que  estableció  para  el  mejor 
orden  de  la  administración  de  justicia  ;  un  padre  honrado  vol- 
verá al  seno  de  su  dilatada  familia.  No  pido  y  suplico  la  abso- 
lución, si  que  se  declare  un  atentado,  el  haberlo  preso  ;  un 
atentado,  el  continuar  el  juicio  contra  él  5  un  atentado,  cuanto 
se  practicó  desde  el  principio  de  la  causa  hasta  el  fin.  La  ley, 
la  razón,  la  buena  filosofía  asi  lo  disponen  y  decretan  ;  el  con- 
sejo decidirá  con  arreglo  á  estos  principios.  Lima  y  marzo  16 
de  1828. 

Miguel  María  de  Riofrio. 

'    '  NOTA. 

Después  de  remitido  el  manifiesto  á  la  imprenta  se  advirtió 
lo  siguiente :  la  letra  de  Goyeneche  en  la  denuncia.de  f.  3.  en 
la  carta  en  que  da  cuenta  de  la  prisión  de  Chumpitas  f.  191, 
en  el  careo  con  Huavique  f.  297,  en  su  declaración  f.  41,  y  en 
la  ratificación  f.  285  es  distinta. 

Se  hallan  de  letra  de  Herrero  ademas,  las  dos  declaraciones 
de  don  Eduardo  Fernandini.  f.  163  :  y  aqui  se  nota  enmendado 
el  número  y  los  que  siguen,  la  segunda  de  don  Ignacio  Del- 
gado f.  189,  la  primera  de  don  Antonio  Chumpitas  f.  190  vu- 
elta, la  primera  de  Mariano  Dábalos  f.  192.  En  la  confesión 
de  Pedro  Miranda  hay  tres  párrafos  y  los  demás  de  letra  del 
secretario. 


(114)   Tácito  vida  de  Agricola. 


204 

En  el  escrito  presentado  contra  mi  para  que  me  introduje-^ 
sen  en  las  carceletas,  están  las  firmas  de  individuos  que  por  no 
saber  firmar  pusieron  una  cruz  en  las  actuaciones  :  cuasi  todas 
de  una  mano. 

NOTA  2.  ^  — El  segundo  manifiesto  concluyó  la  víspera  de 
carnestolendas  16.  Esperé  deseando  no  publicarlo.  Es  me- 
nester se  tenga  esto  presente  con  respecto  á  la  inteligencia  de 
varias  cosas,  que  alli  se  escribieron.  oJ^'Mri 

NOTA.  3.  *^  El  ministro  de  la  guerra  en  21  de  febrero  á 
foj.  380  contestó  al  fiscal,  por  lo  respectivo  á  las  citas  del 
presidente,  que  se  estuviese  á  lo  resulto.  No  hay  en  autos 
ninguna  resolución.  Si  aparece  después  la  reclamo.  S.  E.  el 
presidente  es  el  garante  de  mis  manifiestos:  en  los  hechos 
principales,  lo  pongo  por  testigo. 

NOTA,  4.  ^  En  la  celebre  campaña  de  Cecinia  contra 
Arminio,  un  caballo  por  casualidad  rompió  sus  ataduras,  y  corrió 
espantando  con  los  gritos  de  un  lado  á  otro.  Esto  aterrorizó 
á  las  legiones,  creyendo  que  el  enemigo  estaba  sobre  ellos. 
Cuasi  quedan  abandonadas  las  águilas.  La  prudencia  y  el 
valor  del  jeneral  los  contuvo.  Esta  debe  ser  una  lección  para 
los  jefes  republicanos.  Lejos  de  atemorizar  los  pueblos  con 
falsos  miedos,  les  deben  inspirar  valor  y  confianza,  y  enseñarlos 
á  que  se  acostumbren  también  a  ver  con  desprecio  los  peligros 
El  ministro  de  estado  por  si  mismo  esparció  la  noticia,  de  que 
habia  una  sedición  para  matar  á  los  blancos  :  hecho  enteramente 
falso,  i  Si  se  da  ejemplo  de  cobardia,  que  será  de  nuestras 
tropas  ?  El  jeneral  La-Mar  es  un  bravo,  pero  en  el  palacio  no 
hay  mas  bravo  que  él — La  mentira  fué  para  criminalizar? 
Acción  horrorosa  en  un  gobierno. 

NOTA  5.  ^  Ha  llegado  á  mis  manos  el  republicano  de 
Arequipa  de  L  ®  de  marzo  en  que  se  halla  una  especie  de 
contestación  á  mi  primer  manifiesto.  Este  papel  es  de  tal 
naturaleza,  que  se  ha  presentado  al  tiempo  de  hacerse  el  con- 
sejo de  guerra.  Contiene  el  capitulo  siguiente.  "  Está  V. 
sumamente  envuelto :  es  dificil  que  se  desenrede.  He  aquí 
lo  que  asegura  el  sr,  Vidaurre,  que  le  dije  al  tomarle  su  decla- 
ración preventiva,  ¡  JVegra  ingratitud.  El  cuerpo  del  delito 
está  plenamente  probado.  V.  se  halla  absolutamente  envuelto : 
es  dificil  que  V.  se  desenrede  :  pero  aun  cuando  asi  suceda. 


20Ó 

admirará  V.  la  conducta  del  gobierno  en  este  caso,  pues  que 
pudiendo  V.  haber  sido  preso,  cuando  el  sumario  se  elevó  al 
congreso,  se  ha  esperado  á  que  la  causa  no  pueda  ya  seeuirse 
absolutamente  sin  verificar  la  prisión  de  V.  Yo  debería  no 
•tener  con  V.  este  lenguaje,  pero  acaso  esto  baste,  para  que  yo 
descubra  la  verdad,  y  evite  incurrir  en  contradicciones  que  le 
deshonrarian." 

Difícilmente  podia  yo  esperar  una  confesión  del  hecho, 
variado  solo  en  la  última  clausula.  Calificaré  la  relación  sin 
usar  por  ahora  de  la  palabra  mentira,  aunque  valiéndome  de 
un  equivalente.  El  cuerpo  del  delito  esiá plenamente  probado : 
falso :  ni  lo  estuvo,  ni  lo  está.  La  carta  de  Huavique,  ni  las 
aparecidas  por  manos  de  Herrero  prueban  el  cuerpo  del  delito, 
como  lo  he  manifestado  en  lo  anterior.  Se  halla  V.  absoluta- 
mente envuelto.  Fronteria  sin  igual.  Para  decir  este  hombre 
que  estaba  absolutamente  envuelto,  se  funda  en  la  declaración 
de  Huavique  y  en  la  de  Ninavilca.  Ambas  se  esplicaron  y 
nada  resulta  de  ellas.  La  primera  es  un  referente,  contradicho 
por  su  relato ;  la  segunda  se  extorqueó  del  modo  que  se  halla 
justificado,  i  Es  dificil  que  T^.  se  desenrede,  en  que  consistía 
la  dificultad  ?  Era  creible  que  el  jeneral  La-Mar,  Santa  Cruz 
y  otros  estuviesen  comprometidos,  como  lo  declaró  Huavique  ? 
No :  y  porque  era  creible  que  lo  estuviese  yo  ?  Por  que  el 
sr.  Quiros  tiene  ojos  para  ver  las  cosas  según  quiere,  y  según 
acomodaba  á  sus  insignes  protectores*  ¿  Era  por  la  declacion 
violentada  de  Ninavilca  ?  Nadie  mejor  que  él  como  autor, 
sabia  los  medios  que  se  usaron  para  alcanzarla  ?  Cuando  asi 
no  hubiese  sido,  su  mismo  contenido  la  hacia  despreciable  é 
inverosimimil.  Pero  aun  cuando  asi  suceda,  admirará  J^.  la 
conducta  del  gobierno  en  ese  caso,  pues  que  pudiendo  V,  haber 
sido  preso  cuando  el  sumario  se  elevó  al  congreso — Podia  ser 
preso  entonces?  ¿  Con  que  fundamento  ?  Con  la  declaración 
de  Huavique,  pues  no  habia  otra  cosa.  Luego  también 
pudieron  ser  presos  el  jeneral  La-Mar,  Santa  Cruz  y  los 
comandantes  de  los  cuarteles  de  igual  modo.  O  yo  no  podia 
ser,  ó  ellos  lo  debian  ser,  pues  todos  eramos  indicados  en  unos 
mismos  términos.  Se  ha  esperado,  que  la  causa  no  pueda  ya 
seguirse  absolutamente,  sin  verificar  la  prisión  de  V,  ¿  Por 
qué  no  podia  seguirse  sin  mi  prisión?  ¿ Por  que  desde  mi  casa 


206 

no  se  me  pedia  un  informe,  como  á  Jaramillo  se  tomó  su  decla- 
ración? El  presidente  habia  olvidado  lo  que  le  hablé  de 
Ninavilca,  la  carta  de  Delgado  y  su  contestación  ?  Estos  no 
eran  fundamentos  sólidos  para  reconocer  mi  inocencia  ?  A  todo 
aquel  que  se  cita  y  se  implica  se  prende  sin  atender  á  la  vero- 
similitud y  al  carácter  ?  Este  hombrecillo,  era  el  instrumento 
con  que  jugaron  mis  enemigos.  El  sabrá  por  la  acusasion  que 
a  su  tiempo  le  ponga,  que  lo  que  llama  prisión  necesaria,  fué 
un  atentado  contra  la  libertad  personal.  Yo  no  debía  tener 
este  lenguaje  :  pero  acaso  esto  haste^  para  que  yo  descubra  la 
verdad,  y  V,  evite  el  incurrir  en  contradicciones  que  lo  deshon- 
ran es  evidente  que  no  debió  tener  ese  lenguaje,  porque  no 
debió  mentir  suponiendo  que  estaba  probado  el  cuerpo  del 
delito,  y  que  yo  estaba  absolutamente  envuelto.  Su  lenguaje 
fue  el  del  dolo;  no  solicitaba  la  verdad  si  la  sorpresa.  Lo 
hacia  porque  no  cayese  en  contradicciones?  Cierto  que  el 
tal  mosito,  creia,  que  iba  á  tratar  ó  con  algún  ignorante,  ó  con 
algún  espíritu  débil,  capaz  de  turbarse  por  viles  y  despreciables 
intrigas.  Niega  que  lo  reconvine  al  concluir  mi  instructiva. 
Que  miente,  y  que  yo  digo  lo  que  es,  no  necesita  otra  prueba, 
que  la  misma  instructiva.  ¿  Quien  al  oir  cargos  tan  desprecia- 
bles, no  habia  de  preguntar  si  con  ellos  se  me  tenia  por  envuelto? 

Debia  abandonar  el  miserable  papelucho,  pero  antes  quiero 
demostrar  una  falsedad  del  proceso.  Confiesa  que  hubieron 
tres  declaraciones.  Pero  ha  suprimido  en  los  autos  una  á  lo 
menos :  falsedad  innegable,  crimen  atroz.  Ocurre  á  decir, 
que  la  segunda  fué  la  que  se  le  recibo  á  Ninavilca  sobre  el 
conocimiento  de  un  oficial.  Es  asi  que  Ninavilca  no  se  ha 
retractado  de  esta,  y  que  dice  que  se  retracta  de  las  anteriores; 
luego  hubieron  á  lo  menos  dos,  en  que  habia  negado  los  hechos, 
que  se  le  querían  hacer  confesar.  Respondan  si  pueden  sus 
maestros  á  un  argumento  formado  con  las  mismas  palabras 
del  proceso. 

Tendrá  la  satisfacción  este  buen  fiscal  de  ver  probados,  todos 
los  hechos,  que  me  aconseja  pruebe  :  muy  á  costa  de  su  honor, 
y  del  de  su  amigo  Negreyros,  mancomunados  para  ocultar  lo 
que  Delgado  habia  dicho  sobre  la  contestación  á  la  carta. 
El  se  ha  dado  la  sentencia.  O  yo  soy  un  infame  ó  el.  El 
consejo  de  guerra  será  quien  decida  con  vista  del  proceso,  y  el 


207 

que  se  le  forme  con  posterioradad  en  el  juicio  que  promoveré 
contra  todos  los  falsarios  que  resultan  en  este  juicio. 

Con  respecto  á  la  pregunta  ilegal,  sobre  si  fui  autor  del 
papel  aviso  á  ¡os  pueblos,  aprenda  Quiros  que  en  la  instructiva 
^o  pueden  hacerse  reconvenciones,  con  lo  que  espone  el  reo, 
sino  preguntas  con  la  sumaria. 

Dije  el  dia  de  la  prisión  de  Ninavilca  esta  es  una  de  las  de 
don  Simón.  Dije  muy  bien.  Ese  general  habia  formado  un 
proceso  á  Ninavilca,  por  una  conspiración  tan  descabellada 
como  la  presente.     ¿  Que  hay  aqui  de  improprio  ? 

En  fin,  su  objeto  es  logrado.  Se  le  trajo  del  puerto  y  se 
fué  el  buque  que  lo  iba  á  conducir.  Se  le  trajo  por  amigo 
intimo  de  mis  enemigos,  no  por  ser  una  persona  sabia,  ni  esperta, 
J)ues  de  esto  nada  tiene.  Pero  logró  un  matrimonio  altamente 
solemnizado.  Mariátegui  hace  de  marido,  el  general  La-Mar 
es  el  padrino.  Luna  Pizarro  asiste  como  párroco.  Se  quería 
que  yo  fuese  la  victima  sangrienta,  en  el  Himeneo.  \  Qu6 
impudencia !  Como  horrorizarán  estos  hechos  á  las  naciones 
extrangeras:  ík-)  ia  .>^»j^h  U\ 


Jp 


REPRESENTACIÓN 


DEL  CIUDADANO  <- 

MANUEL  LORENZO  DE  VIDAURRE,  % 


Presidente  de  la  Corte  Suprema  de  Justicia,  y  Dipu- 
tado EN  EL  Congreso  Estraordinario  constituyente, 
al  Soberano  Congreso  ordinario  constitucional  del 
Perú,  la  ^ue  debe  introducirse  por  la  cámara  de  Dipu- 
tados. ^> 

Dios  proteja  la  libertad  americana  ! 

Fragata  La-China,  1  gr,  al  8.  de  la  linea,  4  de  Julio  de  1828. 

SEñoR : — ^Al  referir  al  cuerpo  que  representa  la  soberanía 
de  la  nación,  el  horrible  atentado  cometido  en  mi  persona  con- 
tra la  libertad  de  la  patria,  hágaseme  el  honor  de  creer,  que 
me  olvido  de  mi  mismo,  y  solo  me  ocupo  del  bien  general. 
Frió  historiador  de  un  suceso,  que  me  separó  de  mi  casa,  de 
mi  familia,  de  los  objetos  mas  idolatrados  ;  mi  pluma  sera  la 
de  Fontenelle,  helando  pasiones  y  afectos,  que  en  tiempos  mas 
felices  me  asemejaron  á  Mirabeau  en  la  tribuna.  (1)  En  el 
silencioso  encierro  del  buque  que  me  conduce,  entré  tranquilo, 
y  permanezco  quieto,  sin  que  mi.  espíritu  se  turbe  un  solo  in- 
stante. Recuperada  la  memoria  con  el  sosiego,  me  suministra 
abundantes  materiales  para  filosofar  con  rectitud.  Solicito  la 
restitución  á  mi  hogar,  á  mis  honores,  á  mis  rentas  ;  pretendo 
el  resarcimiento  de  los  males,  que  se  me  han  causado  ;  promue- 
vo el  juicio  contra  los  'principales  autores  de  crimen  tan  enorme; 
pero  cuando  nada  de  esto  consiga,  moriré  gustoso  en  paises 
extranjeros,  desamparado,  pobre,  despreciado  y  abatido,  si 
antes  de  unirme  á  mi  creador  tengo  noticia,  que  el  Perú  es 
dichoso  por  una  buena  administración,  que  se  respetan  los  prin- 

(1)     Asemejarse,  no  es  igualar. 


209 

cipios,  que  las  leyes  son  sus  consecuencias,  que  los  hombres 
disfrutan  de  los  bienes  sociales,  por  los  que  modificaron,  su 
independencia  natural.  Si  mi  justicia  no  se  atiende,  y  si  los 
ecsesos  del  poder  continúan,  triunfando  contra  el  inocente,  el 
%  débil,  el  benemérito,  el  delincuente,  por  que  no  corresponde  á 
la  facción  que  domina  ;  esté  cierto  el  jeneral  extranjero,  que  se 
halla  a  la  frente  de  la  república,  que  ni  la  edad,  ni  las  enfer- 
medades, ni  las  inmensas  distancias,  ni  la  absoluta  falta  de 
recursos  serán  un  impedimento,  para  que  incendie  a  mis  com- 
patriotas con  el  fuego  divino,  que  produce  el  sagrado  amor  de 
la  libertad.  Los  militares  saben,  que  antes  fueron  ciudadanos 
que  soldados  ;  que  no  puede  obligárseles  á  una  obediencia 
pasiva,  que  los  constituya  mercenarios  :  ocurriré  a  ellos  con  mis 
escritos.  Dejare  de  trabajar  en  dejando  de  ecsistir.  Yo  no  entro 
en  pactos  con  los  opresores  dije  muchas  veces,  ni  á  mi  me  com- 
pran con  dones  pequeños,  ni  grandes.  España  me  dio  la  Toga, 
Bolivar  las  primeras  magistraturas.  Infinitos  eran  mis  vinculos 
con  la  antigua  metrópoli.  Al  héroe  de  Colombia  mientras  lo 
fue,  ame  mas,  que  á  ninguno  de  los  mortales.  Me  separé  de 
la  intereses  de  la  España,  desengañado  de  que  sus  reyes  jamas 
serian  justos.  Fui  el  enemigo  mas  fuerte  de  Bolivar  en  el 
momento,  que  se  me  presento  con  el  carácter  de  un  tirano. 
Necesite  mayor  esfuerzo  para  este  segundo  caso,  que  para  el 
primero.  Ese  hombre  extraordinario  era  digno  de  respeto,  de 
admiración,  y  de  amor. 

Causa  asombro  haber  sido  en  tres  ocasiones  expatriado,  ale- 
gándose los  mismos  motivos,  aunque  con  modos  muy  diversos. 
La  primera  por  los  españoles  el  año  de  diez  y  ocho ;  la  segunda 
por  Bolivar  el  de  veinte  y  cinco,  la  tercera  por  La-Mar,  el  de 
veinte  y  ocho.  Se  dijo  siempre,  que  todo  gobierno  seria  arries- 
gado, donde  yo  hablase,  y  escribiese.  Se  me  caracterizó  de 
demagogo  y  exclamador :  titulo  el  mas  honroso,  que  puede  tri- 
butarse por  los  tiranos  á  los  que  aman  la  virtud.  A  Patricio 
Henrique  uno  de  los  principales  fundadores  de  la  independencia 
de  la  America  del  Norte  se  le  increpaba  como  á  faccioso  y  tur- 
bulento. Distinguieron  asi  también  los  reyes  á  los  filósofos  que 
trabajaron  la  declaración  de  los  derechos  del  hombre  y  del 
ciudadano  :  demagogo  es  todo  aquel  que  no  sostiene  los  inter- 
eses de  los  palacios.  Mis  doctrinas  son  mis  crímenes  He 
27 


210 


manifestado  en  publico  mis  juicios.  Mis  discursos  politícos 
están  impresos.  A  pesar  del  conato,  y  del  dinero  invertido  en 
sofocarlos,  algunos  ejemplares  corren  en  America  y  Europa. 
Deben  ser  los  testigos  del  delito,  cuantas  personas  imparciales 
leyeron  mis  obras.  A  tan  respetable  testimonio  me  rendiré 
voluntario,  sin  necesitar  otro  juez,  que  yo  mismo  para  pronunciar 
la  sentencia.  Se  ha  criticado  mi  estilo,  se  ha  censurado  la 
abundancia  de  pinturas;  el  demasiado  uso  de  la  historia  se 
ridiculisó  como  pedantería  ;  sin  embargo  confesaroi;i  que  mis 
principios  eran  seguros  y  las  firmes  bases  del  sistema  constitu- 
cional representativo.  Creyéndome  Fernando  no  hubiera  per- 
dido las  colonias  ;  siguiendo  mis  macsimas  no  hubiera  obscure- 
cido Bolívar  su  esplendor ;  respetando  mis  dictámenes  conclu- 
iria  La  Mar  el  termino  de  su  presidencia.  Ni  el  pueblo  se 
avendrá  con  un  gobierno,  que  no  lo  hace  feliz,  ni  los  planetas 
saldrán  de  sus  órbitas.  Naturaleza  dictó  las  leyes  de  la  alta 
astronomía ;  ella  misma  dotó  al  hombre  de  sentimientos,  que 
han  sido  unos  en  todas  las  naciones  y  los  siglos.  Se  arregla 
por  la  attraccion  el  curso  de  la  cuerpos  luminosos ;  por  el  bien 
general  é  individual  la  establidad  de  las  repúblicas.  O  Dios 
varia  la  esencia  de  los  seres,  ó  estos  son  acsiomas  incontestables. 
En  el  año  de  diez  escribí  en  Cádiz  el  plan  del  Perú.  (2) 
Desde  esa  fecha  rae  fijé  en  ciertas  ideas,  que  no  han  variado. 
A  los  treinta  y  seis  años,  había  elegido  en  la  filosofia  la  parte 
mas  evidente,  mas  sana,  mas  útil.  Mi  razón  adoptó  aquellos 
principios,  que  constituyen  la  verdadera  ciencia,  que  consiste, 
en  dirijir  los  conocimientos  del  modo  mas  favorable  á  humani- 
dad :  artes  y  ciencias  serán  inútiles,  sino  producen  algún  bien. 
Entonces  el  éxito  me  pareció  mas  dificultoso.  Quena  un  buen 
gobierno,  y  quería  la  continuación  de  la  dinastía  de  los  Borbones 
en  America.  Descubrí  las  enfermedades  y  sus  causas  ;  ofrecí 
los  remedios  que  la  experiencia  me  demostraba,  como  mas 
adecuados  :  no  confie  en  el  suceso.     Faltaba  un  dato,  y  era  el 

(2)  Cuanto  dolor  me  causa  haber  manchado  esta  obra  con 
notas  que  inducen  al  Deísmo.  Me  sujetara  a  las  penas  del  in- 
fierno por  tiempo  limitado,  si  fuera  posible,  por  no  haberlas 
escrito.  Me  crei  capaz  de  contestar  unos  argumentos,  que  ex- 
cedieron al  talento  de  Olabide.  Llorare  eternamente  mi  necio 
orgullo. 


:  -i^r 


211 

mas  interesante.  Los  pueblos  no  serán  libres,  donde  las  leyes 
politicas  y  civiles  no  sean  la  consecuencia  de  la  natural,  que 
dice  :  Los  hombres  nacen  y  permanecen  iguales  en  derechos.  Si 
hay  trono,  hay  aristocracia.  No  es  solido  el  cimiento  del  grande 
%  edificio.  Elevado  sobre  bases  movedizas  y  frágiles ;  siéndola 
copula  inmensa,  y  no  proporcionado  el  primer  cuerpo,  sobre  el 
que  se  levantan  los  demás ;  su  permanencia  seria  un  milagro  on 
la  arquitectura.  No  habrá  igualdad  donde  existe  un  hombre 
con  derecho  á  gobernar.  Este  hombre,  ya  no  es  igual :  es  una 
cabeza  pesada  y  fuerte  sobre  pies  débiles.  Tiene  un  derecho, 
que  los  demás  no  tienen  ;  y  este  derecho  es  de  tal  clase,  que 
altera  la  naturaleza  de  todos  los  otros.  Con  la  monarquia  vie- 
nen los  rangos  y  distinciones  ;  reyes,  nobles,  y  plebe.  No  fas- 
tidio con  consecuencias  tan  conocidas,  como  la  fuente  de  don- 
de emanan.  JVo  hay  igualdad.  Puede  haberla  se  alega,  ante 
la  ley,  sin  detrimento  de  las  gerarquias.  Es  una  quimera,  una 
ficción,  un  engaño.  Es  la  ley  una  cadena,  que  no  ata  del  mis- 
rao  modo  las  manos  de  un  niño  delicado,  y  tierno,  que  las  de 
un  Hercules  nervudo  y  robusto.  Aquel  siempre  continuara 
atado ;  este  libre  por  sus  propias  fuerzas.  Los  delitos  de  los 
grandes  no  tienen  numero,  por  que  no  tienen  nombre.  Los  del 
menudo  pueblo  son  atrozes  y  se  sufre  por  ellos  los  mas  severos 
y  prontos  castigos.  Es  un  obstáculo  al  pacto  social.  No  es 
lejitimo  el  contrato,  cuando  los  contratantes  se  hayan  en  desi- 
gual posición.  El  que  menos  puede,  se  presume  coacto.  Este 
indicio  no  es  leve.  Oprimir  al  débil,  es  un  impulso  de  todos 
los  seres,  que  tienen  vida.  El  grueso  árbol  dilata  sus  raizes, 
destruyendo  las  del  pequeño  arbusto,  que  está  cerca.  Bestias 
de  la  misma  especie,  aun  teniendo  el  alimento  con  exceso,  repe- 
len de  su  lado  á  las  que  no  pueden  resistirlas.  El  hombre  es 
mas  que  todos  los  animales  inclinado  á  la  dominación.  Es 
tan  de  su  esencia,  como  ser  graves  los  cuerpos.  Los  dos  pri- 
meros hermanos  en  el  génesis  eran  semejantes  a  los  que  respi- 
ren, cuando  el  poderoso  determine,  que  salga  la  tierra  de  su 
eje.  Ni  los  jueces  serán  rectos  é  impartiales,  ni  los  cuerpos 
legislativos  libres  é  independentes,  en  aquellos  estados  en  que 
por  desgracia,  se  abren  los  ojos  conociendo  superiores.  Solo 
es  dueño  de  si,  el  que  sabe,  que  /es  uno  el  cartabón  donde  todos 
los  ciudadanos  son  medidos.  Enanos  y  gigantes  jamas  com- 
pondrán una  buena  y  perfecta  compañia. 


212 


Sin  embargo  no  fue  mi  opinión  que  se  trabajase  de  pronto 
por  la  independencia  de  la  America.  Mis  enemigos  me  atri- 
buyen con  injusticia  el  defecto  de  abrazar  con  intrepidez  los 
extremos.  No  es  asi :  en  materias  politicas  fui  siempre  mui 
mesurado.  Con  mas  razón  puede  imputárseme  un  exceso  de' 
lentitud  y  prudencia,  que  el  loco  atropellamiento  para  las  ac- 
ciones peligrosas.  Conocia  inconvenientes  de  mas  enorme 
magnitud,  que  las  espantosas  masas  del  Pichincha,  y  Chimbo- 
razo.  Mas  fácil  concebía,  convertir  esos  grandes  montes  en 
planos,  que  erigir  repúblicas,  faltando  para  ello  todos  los  ele- 
mentos. Confieso  que  mi  ilustración  era  pequeña  en  el  año 
de  diez  (3)  ¡  Ojala  nunca  se  hubiera  aumentado  !  Habia  leido 
muy  pocos  filósofos,  pero  mi  estudio  de  la  historia  fue  muy  serio. 
Raciocinaba  con  ella  sobre  el  origen  y  fin  de  las  repúblicas. 
La  democracia  me  parecia  un  gobierno  tan  feliz  para  ideado, 
como  imposible  de  sostenerse  en  la  practica.  Roma  y  Grecia 
me  franqueaban  las  pruebas  mas  fuertes.  Al  rayar  ia  república 
de  Francia  me  deslumhró  en  mi  primera  juventud.  Mi  imagi- 
nación abultaba  sus  glorias,  pero  ella  también  hizo  fuertes  mis 
discursos,  al  leer  á  sus  propios  historiadores.  No  hallaba  so- 
lución a  este  argumento  :  donde  todos  son  iguales,  todos  quie- 
ren ser  superiores:  la  anarquía  es  la  enfermidad  mortal  del 
republicanismo.  Repitiendo  la  lectura  de  Montesquieu,  aunque 
no  era  un  ciego  adorador  de  sus  opiniones,  respetaba  muchas 
de  sus  sentencias.  Un  pueblo  acostumbrado  á  la  esclavitud,  si 
aspira  á  la  libertad,  no  hará  sino  mudar  de  amo.  Era  muy  recto 
este  juicio,  para  mirarlo  con  desprecio. 

A  las  dificultades  contra  el  sistema  popular  se  me  ofrecian 
las  particulares  nuestras.  Nacidos,  y  educados  en  la  servi- 
dumbre ;  acostumbrados  á  una  obediencia  sin  examen ;  trému- 
los delante  de  las  ultima  autoridades ;  imbuidos  de  falsas  máx- 
imas religiosas  en  favor  de  los  principes ;  anonadados  con  las 
imágenes  horribles  de  la  infernal  inquisición ;  divididos  en  mu- 
chas clases  con  intereses  contrarios  entre  si ;  sin  diciplina  mili- 
tar, sin  armas,  ni  jefes ;  solo  quedaban  los  caudales.  No  po- 
diamos  contar  con  ellos.  El  mayor  numero  de  capitalistas 
eran  españoles,  todos,  todos  decididos  por  el  imperio  eterno  de 


(S)  JSÍo  es  hoy  grande,  pero  es  mayor* 


213 


la  Metrópoli.  Los  peruanos  aunque  grandes  propietarios  con- 
sumian  con  inmoderado  lujo  sus  rentas.  El  primer  ejercito  con 
que  habian  mantenido  la  dominación  nuestros  tiranos,  fue  el 
fomento  de  los  vicios.  El  esclavo  entre  placeres  no  puede 
lámar  la  patria,  por  que  ni  la  conoce  ni  la  tiene.  ¿  No  habia 
amor  á  la  patria?  No  habia  virtud.  Faltaba  el  único  espirita 
que  anima  el  cuerpo  republicano.  Héroes  fueron  los  dos 
Brutos,  pero  no  igualmente  sabios.  El  antiguo  debió  atentar 
la  expulcion  de  los  reyes.  Roma  entonces  tenia  las  cualidades 
propias  de  una  república.  El  hijo  de  la  amada  de  Cesar  nada 
podia  avanzar  con  el  parricidio.  La  dominadora  de  las  gentes, 
ya  era  humillida  por  si  misma.  Los  pueblos  vencidos  se  habiaa 
vengado,  despojándola  de  sus  virtudes.  Moriria  Julio,  para 
hacerle  á  Octavio  mas  fácil  el  acceso  al  trono.  Si  en  un  cam- 
po donde  hubieron  nobles  producciones  de  las  que  las  raizes  no 
eran  enteramente  extraidas,  ni  corrompidas,  el  abandono  habia 
hecho  nacer  mortiferas  plantas,  que  impedian  los  brotes  útiles ; 
donde  todas  fueron  mal  sanas  y  viciadas,  sin  que  se  conociese 
un  vegetal  benéfico  ¿  era  de  razón  presumir,  que  se  recogerían 
gratos  y  saludables  frutos  ?  No  era  tiempo,  no  era  tiempo  de 
convertir  las  americas  en  repúblicas.  El  salto  era  mui  grande 
y  en  el  medio  habia  un  abismo.  Era  preciso  un  puente  :  este 
debia  formarse  del  sistema  monárquico  constitucional.  Si  fal- 
taban las  fuerzas  para  el  salto,  nos  precipitábamos  en  un 
cahos  :  en  el  horrible  de  la  anarquía.  Aun  las  leyes  civiles,  si 
no  son  preparadas  perjudican,  en  vez  de  aprovechar,  cuando 
por  ellas  se  derogan  otras  antiguas.  Venerare  la  conducta  de 
los  quince  primeros  Obispos  de  Jerusalem,  que  respetaron  los 
ritos  moisaicos. 

La  America  del  Norte  no  era  respuesta  a  tan  solidos  con- 
vencimientos. Ella  supo  hacerse  feliz  y  su  exemple  y  su  for- 
tuna causaron  las  desgracias  de  la  Francia,  y  después  de  la 
America  antes  Española.  Si  todos  los  pueblos  tuviesen  el  mis- 
mo clima,  costumbres,  hábitos,  educación,  riqueza,  comercio, 
agricultura,  era  muy  fácil,  que  por  un  solo  sistema  se  gobernase 
el  universo.  De  partes  eterogeneas  no  pueden  componerse 
cuerpos  de  igual  naturaleza.  Los  Anglo-americanos  eran  libres, 
sin  ser  independentes.  Conducidos  a  comprar  de  los  salvages 
unos  montes,  para  gozar  mas  bien  de  perfecta  libertad,  debie- 


214 

ron  desde  el  principio  de  la  colonisacion  llamarse  los  hijos  de 
Dios,  no  los  esclavos  de  los  reyes.  Moderados,  laboriosos, 
fuertes  en  lo  ficio  y  moral,  en  extremo  pios,  sin  vanidad  en  las 
ciencias,  indiferentes  á  los  puestos,  aplicados  á  las  artes,  prefir- 
iendo el  trabajo  de  los  campos ;  apenas  oyeron  el  eslabón  de 
una  cadena,  cuando  se  asustan,  se  alarman,  se  juntan  y  se  de- 
terminan a  repeler  cualesquiera  innovación,  que  les  usurpe  sus 
justos  y  afianzados  derechos.  ¡  Pero  cuantas  no  fueron  antes 
las  medidas  que  tomaron  de  prudencia !  ;  Cuantas  sus  protes- 
testas  de  lealtad  y  subordinación  al  rey,  de  amor  á  sus  herma- 
nos los  ingleses,  de  esperanza  en  el  parlamento,  de  sumicion 
racional !  Ni  todos  fueron  por  la  opinión  de  un  rompimiento,  á 
pesar  de  las  orgullosas  repulsas  á  representaciones  sabias,  jui- 
ciosas, y  humildes.  Franklin,  el  inmortal  Franklin  se  lo  mani- 
festó a  Mr.  Ingersoll  al  separarse  de  Londres.  ¿  Entraremos 
nosotros  en  paralelo  ?  Permitaseme,  que  no  esclaresca  los  pun- 
tos de  oposición.  Basta  decir,  que  no  era  nuestro  estado. 
Olvidados  de  nosotros  mismos,  las  ordenes  de  los  monarcas  se 
obedecían,  sin  representar  jamas  contra  ellas.  La  introducción 
del  papel  sellado,  que  dio  el  primer  impulso  a  la  America  del 
norte,  siempre  se  recibo  en  las  españolas.  En  mis  dias  se  du- 
plico su  precio ;  todos  pagaron ;  nadie  reclamó.  Se  estable- 
cieron estancos,  se  fundaron  aduanas,  se  inventaron  nuevos  de- 
rechos, crecieron  los  primitivos ;  se  hablaba  de  asuntos  tan  im- 
portantes con  idéntica  frialdad,  que  pudieran  repetirse  las  his- 
torias de  Carlos  Magno,  o  de  Ricardo  corazón  de  León.  Es- 
tábamos en  el  caso  de  mudar  de  amo,  no  de  ser  libres. 

Los  tesoros  de  Perú  combatian  contra  su  hbertad.  Naciones 
ricas  por  la  naturaleza  sufren  la  esclavitud,  cuasi  sin  conocerla. 
Multiplica  un  despota  las  contribuciones,  pero  como  se  exijen, 
dejando  lo  necessario,  y  aun  lo  superfino,  no  se  reflecciona  en 
la  injusticia.  Un  pueblo  rico  puede  ser  libre,  si  sus  tesoros 
son  el  fruto  del  honesto  trabajo,  de  la  acrisolada  industria. 
No  es  preciso  igualar  las  fortunas  como  en  Lacedemonia,  ni 
distribuir  anualmente  los  campos  como  entre  los  antiguos 
Germanos.  Para  ser  libres,  no  hemos  de  ser  salvajes  ni  monjes. 
Cuando  la  abundancia  engendra  la  indolente  pereza,  ó  es  el 
resultado  de  las  conquistas  ;  cuando  las  monedas  acopiadas  no 
tienen  los  signos  del  sudor  de  la  frente  del  hombre ;  este  rico 


215 

sera  un  esclavo,  y  se  contemplara  dichoso  en  serlo.  Es  el 
asiático,  que  recoge  las  piedras  preciosas  arrojadas  por  el  suelo 
delante  de  un  bruto  deificado ;  es  el  romano  en  la  época 
funesta  en  que  el  oro  en  polvo  se  esparcía  en  las  calles  para 
%[ue  pasase  el  carro  de  Heliogabalo.  Esa  desgraciada  afíiuencia 
proporciona  placeres  físicos  sensuales,  que  no  dan  lugar  k  que 
se  desee  el  moral  sublime  y  noble  que  consiste  en  decir  soy 
libre  Tenemos  la  prueba.  Colonia  alguna  tuvo  tan  prosperas 
circunstancias  y  proporciones  para  ser  in dependente  como  la 
Habana.  No  lo  quiso  ser,  por  que  creyó  no  aumentarla  sus 
comodidades  y  delicias.  La  fuerza  de  estos  pensamientos  no 
eran  de  oscurecerse  al  que  aprendió  de  Malebranchi  á  no  leer, 
sin  meditar.  Decio  en  un  dia  revivió  la  censura,  pero  no  las 
virtudes  romanas.  Pudieron  los  franceses  dictar  una  consti- 
tución democrática,  pero  no  inspirar  en  todos  los  cuidadanos 
el  espíritu  democrático.  Mi  afecto  para  Patricio  Henrique 
celebre  orador  de  la  Virginia  me  hace  que  tenga  en  la  memoria 
fijas  sus  palabras  al  referirsele  los  triunfos  de  Napoleón  sobre 
la  Austria.  La  presente  generación  en  Francia  es  tan  degene- 
rada por  un  largo  despotismo,  posee  tan  pocas  de  aquellas 
virtudes,  que  son  el  alma  y  vida  del  republicanismo,  que  son 
incapaces  de  formar  una  justa  y  completa  estimación  de  la 
libertad  racional.  Su  revolución  finalizara  de  un  modo  muy 
diferente  del  que,  se  espera :  al  estado  de  anarquía  succedera 
el  despotismo.  No  me  sorpreendera,  que  el  mismo  hombre 
cuyas  victorias  celebráis,  á  modo  de  Cesar  trastorne  la  libertad 
de  su  patria,,  si  este  orador  por  la  naturaleza,  si  este  pensador, 
que  estudio  el  corazón  humano,  y  sus  invariables  inclinaciones, 
predecia  asi  de  aquella  nación  donde  Voltaire,  Mably,  Rousseau 
hablan  esparcido  las  luces,  y  Montesquieu  asentado  sus  prin- 
cipios ;  que  augurarla  yo  de  nuestra  patria  donde  aun  no  se 
sabian  pronunciar  esos  nombres  ? 

Posesionado  de  la  plaza  de  Oidor  del  Cusco  cuando  hablan 
precedido  los  movimientos  de  Caracas,  Charcas  y  Buenos- 
Aires,  eran  grandes  mis  comprometimientos.  Debiá  querer 
el  bien  de  la  America,  no  los  caprichos.  Indago  el  sentimi- 
ento general  de  mis  compatriotas.  Hallo  que  los  mas  desean 
ser  independentes,  pero  sin  arriesgarse  a  poner  en  obra  los 
medios  para  serlo ;  que  sus  conversaciones  privadas  no  tienen 


\ 


216 

consonancia  con  sus  actos  públicos;  que  el  mas  fervoroso 
patriota  renegaba  en  el  acto  de  ofrecérsele  un  destinó ;  que 
Abascal  formaba  ejércitos  de  peruanos  contra  la  America  con 
prontitud  y  facilidad ;  que  el  vicio  aristocrático  se  extendía 
hasta  en  la  plebe ;  que  los  caudales  se  franqueban  en  presta-f 
mos  y  donativos,  no  habiendo  quien  proporcionase,  una  mes- 
quina  cantidad  para  defensa  de  los  derechos  generales ;  que 
los  mas  amigos  eran  delatores  y  espias  contentos  con  deber 
su  elevación  a  tan  infame  conducta  ;  que  el  estado  de  la  europa 
no  alagaba  con  la  esperanza  de  alguna  nación,  que  se  declarase 
protectora  de  nuestra  independencia;  que  debia  hacer  en  este 
caso  ?  Preparar  ilustrando  ;  enseñar  en  circuios  y  por  papeles ; 
dar  á  conocer  lo  que  era  el  hombre  y  su  dignidad ;  provocar 
á  que  se  sintiese  el  gustoso  delicado  de  la  hbertad,  en  pala- 
dares acostumbrados  antes  a  groseros  sabores ;  engendrar  el 
niño,  ponerlo  en  la  carretilla,  obligarle  a  dar  los  primeros 
pasos.  Muchos  que  componían  el  cuerpo  legislativo,  precen- 
ciaron  este  ulilisimo  plan  y  sus  efectos.  A  ellos  les  consta 
cuanto  tuve  que  chocar  con  Americanos  decididos  por  la 
España.  No  debia  serme  extraño.  Maquiavelo  me  lo  había 
dicho.  Los  tíranos  que  gobiernan  largo  tiempo  tienen  un 
partido  fuerte  y  poderoso.  Es  superior  al  de  aquellos  que 
pretenden  recuperar  su  libertad  6  adquirirla.  Una  domi- 
nación de  cerca  de  trescientos  años  de  Austríacos  y  Bortones 
había  extendido  raizes  multiplicadas  que  sostenían  el  árbol 
de  la  injusticia  contra  los  saludables  vientos  del  puro  amor 
patriótico.  Este  es  el  pensamiento  de  un  Doctor  de  la  Iglesia 
con  respecto  al  pecador  envejecido  en  la  culpa.  ¿Quien  no 
aprobara  mí  pohtíca  en  tal  caso?  Arrójeseme  de  la  patria, 
quíteseme  la  vida,  no  se  me  privara  de  la  gloria  de  asegurar  sin 
temor  de  ser  desmentido  a  la  faz  del  mundo.  Vidaurre  fue 
el  primero  que  escribió  sobre  los  derechos  del  hombre  en  el  Perú, 
Impresas  están  mis  representaciones  dirijidas  á  la  corte  de 
España.  Estos  son  monumentos  eternos  de  la  fortaleza  de  mí 
alma,  y  de  mi  excesivo  amor  á  las  Amerícas. 

Después  de  una  meditación  muy  larga  y  sería  me  resuelvo  á 
sostener  la  constitución  publicada  en  Cádiz.  Hacer  la  vidente, 
era  cuanto  por  entonces  podía  apetecer.  Me  declaran  la 
guerra  todas  las  autoridades.     No  había  un  solo  gobernador. 


217 


iin  solo  majistrado,  que  no  se  horrorizase  coa  la  lectura  del 
pequeño  libro,  que  era  la  aurora,  que  anunciaba  el  sol  próximo 
de  una  libertad  perfecta.  Dioses,  no  querian  descender  á  la 
esfera  de  hombres.    Mejor  diré  fieras  acostumbradas  á  devorar 

►  a  su  agrado,  se  desesperaban  al  verse  detenidas  por  la  vergas 
de  fierro,  que  formaban  las  nuevas  leyes.  Esta  palabra 
responsabildad  los  estremecía ;  la  igualdad  era  para  ellos  un 
infierno ;  y  el  nombre  de  ciudadano  semejante  á  una  acha  que 
destrozaba  los  privilegios  que  habian  usurpado.  !  Cuantas  caba- 
las para  desconceptuarme  con  el  pueblo  !  ¡  Cuantas  calumnias 
para  hacerme  perder  en  la  península  el  concepto  adquirido  en 
mi  primer  viaje  !  Ponderadas  pinturas  de  mis  vicios  privados ; 
abultados  temores  por  una  demagogia,  que  concluía  con  el 
sistema  colonial.  Al  interesado  fácilmente  se  le  persuade  de 
los  peligros  que  lo  amenazan.  Al  regresar  a  la  America  habla 
merecido  toda  la  confianza  del  gobierno  Español.  Se  me 
encargó  informase  con  ecsactitud  del  mérito  de  los  personas, 
y  del  estado  de  las  cosas.  Mis  ideas  vertidas  en  el  Plan  del 
Perú  fueron  un  terrible  trueno,  que  comenzó  a  abrirles  a  los 
Españoles  los  ojos  y  los  oídos.  Se  determinaron  a  admitir 
muchos  de  mis  consejos,  y  reformar  en  puntos  esenciales  la 
administración.  Suceden  las  sospechas,  las  desconfianzas,  los 
rezelos,  y  se  suspende  toda  comunicación  conmigo :  crece  al 
mismo  tiempo  el  amor  de  mis  compatriotas.  Llano  y  afable 
en  mis  maneras;  inflecsible  en  la  defensa  de  los  derechos 
sociales ;  exacto  en  mis  obligaciones ;  imparcial  al  pronunciar 

'  las  sentencias ;  caritativo  en  cuanto  permitían  mis  facultades ; 
franco  en  mi  conducta  hasta  el  grado  de  candor ;  me  hice  el 
ídolo  de  unas  gentes  que  tiritaban  al  ponerse  de  rodillas  delant;? 
de  Deidades  siempre  sedientas  de  la  sangre  de  victimas  inocen- 
tes. Dispone  el  Cusco  su  revolución,  sin  mi  noticia,  el  año 
de  catorce.  Son  conducidos  á  una  estrecha  captura  los  funcio- 
narios públicos.  El  primer  grito  que  oigo  en  mis  puertas,  es 
de  un  inmenso  pueblo  que  se  postra  rogándome,  que  le  gobi- 
erne. Lu  historia  nos  transmite  un  caso  parecido  en  Siracusa. 
No  admito:  no  era  posible.  Un  plan  político  no  puede  de- 
sempeñarlo bien,  sino  el  que  lo  formó.  El  mió  no  era  el  de 
la  independencia :  qureía  antes  el  sistema  constitucional :  el 
inmaturo  movimiento  hace  saltar  mi  machina :  sus  ruedas 
28 


218 

fueron  enteramente  destrozadas.  Afirmo  en  el  ¡ntante  los  ma- 
los efectos  del  proyecto  y  la  victoria  de  mis  enemigos..  Asi 
se  realizó.  Los  primeros  mártires  de  la  libertad  peruana  tuvieron 
su  templo  en  la  misma  plaza  donde  murió  Tupac-Amaru :  en 
esa  plaza  teatro  de  los  asesinatos  del  bárbaro  Español. 

Mis  papeles,  mis  consejos,  mis  conversaciones,  mi  trato  fa- 
miliar y  la  elección  del  pueblo  fueron  los  datos  con  que  se  me 
inicio  la  causa  de  infidencia.  Sobornos,  promesas,  amenazas  no 
alcanzaron  a  proporcionar  testigos.  Dos  solo  se  presentan,  que 
ni  eran  conformes  en  sus  dichos,  ni  lo  que  declaraban  contenia 
el  supuesto  crimen.  Abascal  escribe  no  obstante  al  Presidente 
Bernedo,  que  sentencié,  condenándome ;  sea  cual  fuese  el  re- 
sultado. Ni  el  Fiscal,  ni  el  Juez  obedecen  mandato  tan  injusto. 
Un  decreto  honroso  de  absolución  hace  que  Bernedo  pierda  el 
puesto,  y  que  se  mediten  otros  medios  para  lograr  mi  ruina. 
Se  da  cuenta  al  Rey  con  el  proceso,  y  sin  detenerse  en  su 
contenido,  informan  contra  mi  el  Virey  y  las  audiencias  del 
Cusco  y  Lima.  Dicen,  que  es  imposible,  continúen  las  ameri- 
caSy  en  la  dependencia  de  la  España,  si  permanezco  en  ella  : 
que  mi  pluma  causa  mayores  estragos,  que  la  fuerza  armada 
de  los  insurgentes.  Fernando  ordena,  que  se  me  coloque  en 
la  peninsula  en  una  chancilleria.  Sin  esperar,  que  se  me 
señale,  Pesuela  me  previene,  pida  mi  pasaporte  para  salir  en  el 
buque,  que  sea  de  mi  agrado.  En  el  largo  tramite  de  estos 
ruidosos  hechos,  me  entiendo  directamente  con  el  Virey  por 
notas;  se  me  guardan  mis  honores  y  prerogalivas ;  no  se  toco 
en  mi  persona  :  soy  recibido  en  el  palacio  con  el  mayor  decoro ; 
y  en  cuanto  no  es  oficial,  se  desconoce,  si  soi  un  adicto,  6  un 
contrario  del  gobierno. 

Mi  segunda  y  mas  honoiifica  expatriación  es  una  prueba  de 
la  grandeza  de  alma  del  Jeneral  Bolivar,  y  de  las  pérfidas  in- 
tenciones de  los  cortesanos,  que  lo  rodeaban.  Sera  un  pro- 
blema en  la  historia  y  la  política  muy  dificil  de  resolverse,  si 
este  héroe  aspiraba  á  la  tirania,  cuando  entró  en  el  Perú,  ó  si 
fue  únicamente  conducido  por  el  noble  y  digno  fin  de  concluir, 
y  perfeccionar  la  obra,  que  comenzó  en  Venezuela.  Severo 
para  apoderarse  del  imperio,  tomó  por  pretesto  vengar  el  ^  ase- 
sinato cometido  en  la  persona  de  unos  de  los  mejores  principes, 
que  se  conocieron  en  las  edades  de  los  despotas.     Sus  cortas 


219 

y  fulminantes  contestaciones  al  senado  descubrían  su  annbicion. 
No  asi  el  hombre  que  mereció  por  algunos  años  ser  comparado 
con  Washington.  Siempre  sospeché,  que  queria  ser  mas,  pero 
al  mismo  tiempo  le  distinguía  una  fuerte  inclinación  á  la  ver- 
^  dadera  gloria.  Sus  ministros  y  validos  anclaban  por  la  monar- 
quía, y  era  este  el  tema  del  mas  anciano  de  ellos.  Recientes 
los  ejemplos  del  gobierno  expulso,  alagaban  mucho  los  títulos 
de  condes,  marqueses  y  duques.  Para  elevarse  á  ese  rango, 
se  habia  de  anteponer  una  dignidad,  que  pudiese  crearlos. 
Era  el  único  recurso  constituir  a  Bolivar  Rey  del  medio  dia  de 
la  America.  Mi  voto  sobre  la  clase  de  administración  que 
debía  adoptarse  fue  muí  pronunciado  en  Trujillo.  Mí  carácter 
en  extremo  dulce  y  flexible  en  lo  privado,  es  inalterable  si  se 
trata  de  materias  políticas  y  de  la  observancia  de  principios, 
intimamente  connexos  con  nuestra  libertad.  El  primer  dato 
pues  con  que  se  contó  para  realizar  el  proyecto,  fue  mí  ex- 
patriación. Mucho  costo,  que  accediese  Bolivar.  El  lo  dijo 
sin  reserva  en  la  mesa  de  la  Magdelena  delante  de  muchas 
personas.  Le  era  muy  vergonzoso  desprenderse  del  mismo 
individuo  á  quien  habia  llamado  diciendo :  el  Perú  necesita 
muchos  J^idaurres,  y  no  habiendo  sino  uno  solo,  es  preciso  que 
vuele  á  socorrerlo.  ¿  Pero  era  posible  resistir  á  insinuaciones 
continuas,  a  las  pinturas  vivas  y  estudiadas  que  me  representa- 
ban como  un  espíritu  turbulento  é  inquieto,  que  impedia  la 
tranquilidad,  que  debía  preceder  al  establecimiento  del  plan 
meditado  ?  Señor  señor  le  repetía  a  todas  horas  el  Presidente 
del  Consejo,  yo  no  quedo  en  el  palacio,  si  Vidaurre  queda  en  la 
ciudad.  Se  presta  Bolivar  desabrido,  y  me  nombra  Ministro 
Plenipotenciario  para  la  grande  asamblea  americana,  que  iba  á 
reunirse  en  Panamá.  Era  una  separación,  cual  acostumbran 
hacer  los  soberanos  de  aquellos  vasallos  que  aman,  y  no  les 
conviene  tenerlos  en  la  corte. 

Novicios  en  la  ciencia  de  gobierno  no  reflexionaron  los  aspi- 
rantes que  se  me  colocaba  en  una  posición  la  mas  ventajosa 
para  destruir  sus  ideas,  y  sostener  en  el  nuevo  mundo  el  siste- 
ma democrático  representativo.  Al  leer  las  bases,  que  trabajé 
para  la  confederación,  comienzan  á  conocer  su  error.  Cuando 
se  circula  mi  üiscurso  impreso  el  dia  que  se  abrió  la  asamblea  ; 
discurso  que  en  Europa  se  critico  por  el  estilo,  y  que  se  venero 


> 


220 

en  nuestros  países  como  el  decálogo  de  la  libertad  ;  se  conven- 
cieron, que  mi  remicion  al  istmo  era  una  mina  formada  por 
ellos  mismos,  para  que  volase  un  edificio,  que  juzgaban  solido, 
y  no  capaz  de  ser  atacado.  El  Israelita  al  salir  del  árido  de- 
sierto distinguiendo  rios,  sementeras,  arboles,  flores  y  frutos  ; 
viendo  pacer  los  ganados ;  y  oyendo  el  dulce  canto  de  los  pá- 
jaros, no  sintió  un  placer  tan  vivo  como  mis  compatriotas  de- 
sengañados de  que  no  era  un  partidario  del  trono,  sino  un 
descubierto  enemigo  de  las  coronas.  Desde  entonces  tuvieron 
la  esperanza,  de  que  una  nueva  raza  no  sobstituiria  a  la  de  los 
Borbones.  Anclan  por  mi  regreso,  y  los  dias  parecieron  siglos, 
hasta  aquel  en  que  se  verificó.  No  he  de  omitir,  que  aunque 
recibió  Bolivar  con  notable  irjcomodidad  el  papel  citado,  y  de- 
termino en  el  momento  extraerme  del  congreso  general,  fue 
con  decoro,  nombrándome  plenipotenciario  acerca  de  la  repúb- 
lica de  Colombia.  No  llegó  á  realiszrse  esto,  por  que  los  pac- 
tos americanos  íueron  concluidos,  y  comicionado  yo  por  la 
asamblea  para  su  ratificación  en  el  Perú.  Esta  fue  la  segunda 
expatriación  del  año  de  25  alegándose,  según  se  ha  visto  las 
mismas  razones  en  que  se  fundaron  Oidores  y  vireyes  para 
pedir  que  se  me  condujese  a  la  Peninsula.  En  ambas  se  no- 
tara un  decidido  miramiento  y  respeto  a  mi  persona  ;  la  con- 
tinuación de  rentas  y  empleos  ;  digase  en  una  exprecion,  que 
todo  lo  comprenda  :  la  delicadeza  del  trato  en  la  misma  injus- 
ticia. No  pensaron  confundirme,  ni  asesinarme.  Esta  atro- 
cidad era  reservada  para  aquella  época  en  que  centuplicados 
mis  servicios,  me  habia  hecho  mas  acreedor  a  los  honores  y  los 
premios. 

No  mé  extremezco  al  escribir  sobre  la  presente  expatriación. 
Nos  enseña  el  evangelio,  que  si  nos  hieren  en  una  mejilla,  vol- 
vamos humildes,  la  otra,  ofreciéndola  á  un  segundo  golpe.  I.  C. 
no  lo  hizo,  y  preguntó  pox  la  causa  de  la  ofensa.  Los  Padres 
antiguos  se  esplicaban  con  furor  contra  los  paganos,  y  no  eran 
moderados  entre  ellos  mismos,  si  no  estaban  acordes  en  las 
opiniones.  Abiertas  las  llagas,  como  se  tocara  en  ellas  sin  dolor 
agudo  ?  ¿  Y  la  sensación  desagradable  no  violentara,  á  expresar 
la  queja  con  palabras  acaso  descomedidas  ?  El  estoico  se 
fingia  impasible  a  los  males.  Yo  no  disimulo  :  padesco  en  el 
cuerpo,  padesco  en  el  espíritu,  padesco  por  mi  familia,  padesco 


221 

por  mis  amigos,  y  lo  que  es  mas  padesco  por  mi  patria.  Antes 
de  criticarme,  atended  y  ved,  si  vuestra  pena  fue  igual  a  la 
raia,  y  si  al  referir  vuestra  historia  fuisteis  mas  circunspectos, 
que  fácilmente  se  aconseja,  con  cuanta  dificultad  se  ejecuta  ! 

Cuando  me  opuse  a  la  ciudadania,  que  en  general  queria 
concederse  á  los  españoles  ;  cuando  solicite  la  temporal  expul- 
cion  de  los  vitalicios  ;  cuando  defendí  el  misterio  de  la  trinidad  ; 
cuando  logré  que  no  quedasen  despojados  de  sus  derechos  un 
numero  enorme  de  ciudadanos  á  quienes  se  les  queria  nivelar 
con  las  bestias ;  cuando  resistí  al  inmenso  poder,  que  trataba 
de  darse  al  ejecutivo ;  penetre,  me  convenci,  y  aun  repetia  a 
los  mios,  que  enemigos  poderosos,  sabios,  fuertes,  y  ricos  se 
reunirian  para  concluir  con  mi  físico  por  la  cabala,  no  pudiendo 
alterar  el  sistema  moral  y  politice,  que  habia  sostenido  con 
tanta  fortaleza.  Tenian  en  el  carácter  del  jeneral  La-Mar  apo- 
yo seguro  para  sus  intrigas.  Un  hombre  insigne  describiendo 
al  emperador  Commodo  dice  :  ,,la  naturaleza  lo  formo  de  débil, 
mas  bien,  que  de  viciada  disposición.,,  „  Su  simplicidad  y 
cobardia  lo  hacian  esclavo  de  los  que  lo  rodeaban,  y  por  grados 
corrompian  su  espíritu.,. 

El  Perú  se  halla  en  el  estado  de  la  mas  terrible  desgracia. 
Entre  los  motivos  que  se  asignan  para  la  imtempestiva  renuncia 
que  hizo  Diocleciano  del  imperio,  una  de  ellos,  y  para  mi  el 
mas  sabio,  y  prudente,  fue,  lo  que  con  frecuencia  acostumbraba 
repetir,  „  el  interés  de  cuatro  ó  cinco  ministros,  se  convina  para 
engañar  al  soberano.  Separado  del  resto  del  pueblo  por  su 
ecsaltada  dignidad,  la  verdad  se  oculta  a  su  conocimiento  :  el 
ve  por  ajenos  ojos,  y  no  oye  sino  falsas  relaciones.,,  De  lo  que 
se  lamentaba  el  emperador  es  el  vicio  mas  notable  del  actual 
Presidente.  Por  indolencia,  ó  por  capricho  no  escucha  a  otros 
que  a  sus  ministros.  Gobiernan  estos  con  arbitrariedad  solo 
sujeta  a  los  dictámenes  de  un  clérigo  ambitioso  mas  que  Retz, 
pero  de  mucho  menos  talento.  A  Carlos  3.  °  se  le  notaba  su 
ciega  decisión  por  Moñino.  Moñino  podia  sostener  el  honor  de 
la  monarquía.  Ni  los  ministros  de  La  Mar,  ni  el  gefe  de  ellos, 
ese  hombre  de  sotana,  pueden  dirijir  un  estado.  Pero  su  ob- 
stinación es  extrema.  El  congreso  insinuó  muchas  veces  que 
se  separase  al  ministro  de  hacienda.  El  ha  conducido  la  nación 
á  su  ruina.     Nuestro  crédito  interior  y  exterior  es  perdido ; 


222 

nuestra  tesorería  exangüe  ;  concluyeron  los  recursos ;  los  ex- 
tranjeros comienzan  a  separarse  de  nuestros  puertos ;  la  agri- 
cultura no  tiene  fomento ;  ricas  minas  quedan  en  abandono  por 
falta  de  avios.  No  se  ha  conseguido  en  cerca  de  un  año,  que 
de  una  razón  exacta  de  las  entradas  y  gastos.  Las  reconven'- 
ciones  se  recibieron  con  indiferencia  6  con  desprecio.  Pedi 
como  diputado  ciertos  datos,  protestando  cubrir  la  deuda  interna 
y  externa  en  veinte  y  cuatro  horas.  Nuestra  república  es  una 
caja  llena  de  tesoros  ;  la  fatalidad  consiste,  en  que  las  llaves 
están  en  unas  manos  que  no  saben  manejarlas.  Deje  mi  asiento 
sin  lograr  contestación.  La  Mar  protejia  de  modo  tan  declarado 
a  sus  ineptos  ministros,  que  al  de  hacienda  de  quien  estoy  ha^ 
blando  le  ofreció,  que  ambos  serian  sepultados  juntos.  Dios 
escuche,  y  haga  cumplir  la  promesa. 

Con  estas  premisas,  el  concepto  menos  deshonroso,  que  pu- 
edo formar  de  el  con  respecto  a  mi  injusta  expatriación  es,  que 
fue  seducido.  De  ningún  modo  creo  que  sea  su  animo  domi- 
nar el  Perú.  Es  su  espiritu  muy  pequeño  para  heroicas  virtu- 
des ni  vicios.  Un  invencil  puede  heredar  una  corona ;  pero 
para  arrebatarla  ceñirla,  y  sostenerla,  se  necesita  valor,  talento, 
sagacidad,  y  fortaleza.  Para  lo  primero  basta  un  Arcadio,  lo 
segundo  requiere  un  Theodorico.  Mas  bien  pudiera  presumirse 
que  esta  en  convinaciones  secretas  con  el  gabinete  de  Madrid, 
No  lo  afirmo,  por  que  indicios  no  son  datos  ciertos.  Se  puede 
sospechar,  no  asegurarse  como  un  hecho  evidente.  La  decla- 
rada protección  a  los  españoles,  y  españolados ;  su  colocación 
en  los  puestos ;  las  distinciones  á  los  vitalicios  empapados  en 
ideas  monarquiscas  ;  la  postergación  de  las  patriotas  confundi- 
dos en  el  desprecio,  en  el  hambre  y  la  miseria  ;  si  se  cotejan 
con  su  anterior  conducta,  formaran  una  prueba  completa  para  el 
que  escriba  por  pasión  y  pretenda  abultar  con  imaginaciones 
los  objetos.  Sostuvo  La  Mar  la  causa  de  España  hasta  que 
juzgo,  le  seria  mas  ventajosa  la  de  America.  Miembro  de  la 
junta  gubernativa  en  premio  de  la  sangre  peruana,  que  habia 
hecho  derramar,  se  afirma,  que  propuso  á  los  españoles  entre- 
garles la  república.  He  comunicado  con  personas  muy  respe- 
tables que  me  juraron  haber  leido,  y  tenido  en  sus  manps  la 
carta.  Nada  de  esto  me  convence.  Se  muy  bien  lo  fácil  que 
es,  falsificar  letras.  Este  fue  un  medio  tan  usado  en  la  política. 


223 

que  cuasi  ya  no  influye  en  ella.  Lo  que  llamó  con  fuerza  mi 
atención  fueron  las  reflecciones  que  me  hiso  un  individuo,  hoy 
de  los  principales  favoritos  del  palacio  :  "  No  dudes/ me  dijo, 
la  carta  fue  cierta,  y  le  demostrare,  que  era  un  traidor  ó  un 
%)barde.  Al  acercarse  a  la  capital  los  españolas,  propuse  en 
■el  pasado  congreso,  que  saliese  La  Mar  a  la  frente  de  nuestras 
tropas,  como  lo  habia  ofrecido.  Oigo,  exclamo  Luna  Pizarro, 
que  se  refieren  hechos,  que  no  presencié,  cuantío  fue  esa  ofer- 
ta? Le  conteste  en  el  momento  :  presente  esta  el  Jeneral,  que 
absuelva  la  duda.  Entonces  con  vos  trémula  y  balbuciente 
contesto,  que  el  hurla,  lo  que  el  congreso  le  mandase.  Lo  ci- 
erto es,  que  la  nación  iba  a  perecer,  si  continua  en  la  junta,  6 
por  su  perfidia,  ó  por  su  incapacidad.,,  Valorisaran  el  hecho 
los  que  asistieron  a  la  discucion  y  se  hallaron  en  la  capital.  El 
Pueblo  Peruano  no  debe  decidirse  por  estas  historias,  ni  tam- 
poco despreciarlas.  Este  alerta  de  un  hombre,  a  quien  si  no 
se  le  justifico  la  traición,  es  sospechoso  en  nuestra  causa.  Si 
cuarenta  Diputados  (4)  y  el  Presidente  del  ejecutivo  están  por 
la  españa,  espantosos  serán  los  males  que  se  nos  esperen.  Los 
reyes  de  Persia  no  pudieron  sujetar  los  griegos  con  las  armas, 
y  ellos  se  hicieron  arbitros  de  esos  mismos  estados  que  antes 
los  resistieron,  por  el  soborno,  la  seducción  y  la  intrigua.  El 
Despota  de  España  no  tiene  armada,  ni  ejércitos;  pero  la  na- 
ción que  advierte  su  aniquilamiento,  pondrá  en  obra  cuanto  su- 
giera la  astucia  para  esclavizarnos  de  nuevo.  No  se  lograra, 
?  Y  por  eso  no  nos  cautelaremos  en  tiempo  oportuno?  Alerta  ! 
peruanos  repito,  alerta  !  alerta  !  Mas  de  dos  mil  españoles  han 
regresado  a  la  capital,  después  que  La  Mar  se  halla  con  el  go- 
bierno. Ya  han  vuelto  a  engreir  el  cuello  ;  ya  sus  abatidos  ojos 
han  recuperado  la  atroz  mirada  ;  ya  se  mezclan  en  nuestros 
negocios  domésticos  ;  ya  son  los  confidentes  del  ejecutivo  para 
delaciones,  y  para  cuanto  se  intenta  con  el  fin  de  oprimir  a  los 
patriotas.  Probo  y  Diocletiano  consintiendo  a  los  barbaros  en 
las  entrañas  del  imperio,  por  un  error  de  politica,  les  proporcio- 

(4)  JVumero  de  los  que  votaron  por  la  ciudadanía  de  los 
españoles  sostenidos  por  Luna  Pizarro.  Es  muy  sensible,  que 
las  elecciones  hubiesen  recaído  en  individuos  decididos  por  la 
España,  y  que  estuvieron  con  ellos  hasta  la  batalla  de  Jlyacucho. 


224 

naron  los  medios  de  dominar  la  Europa.  La  compasión  es  una 
exelente  virtud  privada,  pero  en  la  dirección  de  los  estados  ü;ae 
funestas  concecuencias.  ..,,r  <^i. 

Al  que  ama  la  verdad  no  le  satisfacen  ligeras  probabilidades : 
busca  siempre  mayores  o  la  misma  certidumbre.  No  obstanf 
lo  expuesto,  me  inclino  a  que  La  Mar  no  sea  un  traidor.  Hallo 
mayor  verisimilitud  en  que  los  consejos  perversos  de  las  perso- 
nas que  se  le  acercaban,  lo  precipitaron  en  un  hecho  tan  escan- 
daloso y  del  que  puede  ser  esté  arrepentido.  En  un  cerebro 
que  carece  de  energia,  impresiona  con  facilidad  lo  que  pre- 
tende, el  astuto  que  se  le  aproxima.  Dos  favoritas  en  Ingla- 
terra y  Francia  gobernaron  la  nación  por  la  pusilanimidad  de 
las  reinas.  Mi  decisión  por  el  Jeneral  Santa-Cruz  para  la 
presidencia  se  le  recordaba  a  cada  momento.  Se  le  figuraban 
revoluciones  para  deponerlo  con  mas  deshonra,  que  cuando  se 
le  separó  de  la  junta.  El  que  ha  sufrido  una  fuerte  enfermedad 
siempre  esta  viendo  sus  síntomas.  Esas  sugestiones  debieron 
tener  pronta  aunque  desagradable  acojida.  Se  le  ocultaban  las 
decorosas  razones  de  que  usé  para  votar  con  mis  enemigos  en 
favor  de  Santa-Cruz.  No  se  le  decia,  que  habiendo  podido 
anular  la  elección,  ni  lo  insinué.  La  Mar  no  debia  ser  Presi- 
dente, ni  lo  es  en  la  realidad.  Es  la  viciada  cabeza  de  una 
facción  desorganisadora,  que  tiene  tiranisado  el  Pueblo.  Estas 
clausulas,  que  pronuncio  con  desembaro,  me  era  licito  entonces 
sostenerlas  en  la  tribuna  :  preferí  el  silencio,  espantándome  los 
resultados  fúnebres  de  la  guerra  civil  y  la  anarquía.  Debo  pro- 
bar ahora  la  nulidad. 

Prescindamos  de  defectos  substanciales,  aunque  pequeños 
respecto  del  de  mayor  magnitud  ;  presindamos  de  la  monstru- 
osidad de  nombrar  Presidente  conforme  á  una  constitución,  que 
no  se  habia  formado,  y  que  por  tanto  no  se  sabia,  ni  el  nombre 
ni  atributos  del  primer  jefe  ;  prescindamos  de  haberse  recibido 
como  representantes  los  que  estaban  prohibidos  de  serlo  por  las 
leyes ;  prescindamos  de  la  sorpresa  de  una  elección  precipitada 
sin  anunciarla  antes  según  el  reglamento,  ¿  pero  podremos  pre- 
scindir de  hallarse  entonces  el  Jeneral  La  Mar  en  una  república 
extranjera  y  amiga  a  la  frente  de  una  revolución  contra  el  go- 
bierno, admitiendo  los  titules,  que  le  daban  los  conspiradores, 
y  promitiendo  sostenerlos  con  sus  aptitudes  y  sus  fuerzas  ?   Me 


226 

remito  á  los  papeles  públicos,  y  no  es  tal  mi  descaro,  que  me 
esponga  a  ser  desmentido  en  el  momento.  En  ellos  se  le,  que 
Guayaquil  es  su  patria ;  que  los  intereses  de  ella  son  para  el  los 
mas  amados;  que  derramara  su  sangre  gustoso,  por  que  se 
^fianzen  sus  derechos.  Otros  serán  las  palabras,  pero  no  dis- 
tintos los  conceptos.  En  tales  circunstancias  pregunto  ¿*  a  que 
república  correspondía  este  hombre  ?  No  tengo  esta  por  una 
cuestión  muy  difícil  en  el  derecho  constitucional  yen  la  politice. 
Ninguno  puede  ser  ciudadano  en  dos  naciones  independentes. 
El  ciudadano  es  un  socio  en  un  una  compañía  general  y  completa. 
Sujeta  a  ella  todos  los  derechos  y  obligaciones,  y  no  reserva 
mas  que  lo  intelectual,  que  no  necesita  de  protección.  En  el 
comercio  por  el  contrato  de  sociedad  universal,  el  individuo 
queda  impedido  de  contraerse  á  otra  igual  o  parcial :  es  la 
razón,  que  no  tiene  fondos  de  que  poder  disponer.  Si  una 
misma  persona  correspondiese  a  dos  repúblicas,  jamas  cum- 
pliría con  exactitud  sus  obligaciones.  Le  era  íacil  burlarlas 
por  mala  fé;  y  aun  poseido  de  los  mejores  sentimientos  de 
honor  no  le  seria  posible  el  cumplirlas.  Si  un  paiz  exijia  con- 
tribuciones extraordinarias  por  que  las  circunstancias  precisaban 
a  ello,  pasaría  al  otro,  y  dejaría  este,  aliándose  en  igual  caso. 
Rompiondose  la  guerra  entre  ambos;  por  cual  se  decidla? 
Uno  y  otro  tenian  igual  derecho  sobre  sus  fuerzas  y  sus  bienes. 
Habia  de  renunciar  una  patria,  para  mantenerse  en  la  otra. 
Esto  no  podia  hacerse  sin  injusticia.  Se  habia  aprovechado 
de  los  bienes  que  le  proporcionó  el  Pueblo  de  que  se  apartaba, 
y  no  correspondía  por  su  parte  al  requerirlo  por  el  cumplimi- 
ento de  los  pactos.  Es  la  materia  tan  clarza  por  si  misma,  que 
seira  enojosa  una  mas  dilitada  ilustración  sobre  ella.  Resulta, 
que  no  podia  La-Mar  ser  ciudadano  de  Colombia  y  el  Perú. 
Estando  al  servicio  de  su  patria  por  nacimiento,  habia  renun- 
ciado ala  que  lo  adoptó,  i  Como  se  le  elegia  por  Presidente, 
aun  en  el  caso  de  poder  ser  admitidos  los  peruanos  por  privi- 
legio, lo  que  no  juzgo  conforme  con  la  anterior  constitución 
y  no  lo  es  con  la  presente  ?  Muchas  respuestas  podran  darse, 
pero  ninguno  que  convensa. 

Consintamos,  con   todo,   en   que  no  perdió  la  ciudadanía 
peruana  por  su  conducta  en  Guayaquil;   pero  habrá  audaz 
que  niegue,  que  sus  hechos  lo  hicieron  un  reo  de  estado,  que 
29 


226 

debía  juzgársele  é  imponerle  las  penas  condignas  a  tamaño 
crimen  ?  Solo  se  excusaría,  habiendo  procedido  con  ordenes 
reservadas  de  nuestro  gobierno.  No  las  tuvo.  Nadie  puede 
afirmarlo  como  yo,  que  era  entonces  ministro  de  estado.  Me 
escribió  tres  cartas  consecutivas  entre  familiares  y  oficiales 
dándome  razón  de  sus  procedimientos.  Se  los  reprobé  en  un 
tono  serio  y  lacónico.  Le  hice  ver  que  nos  comprometía  en 
una  guerra  con  Colombia.  El  Presidente  de  aquella  república 
jamas  se  persuadiría,  que  había  sido  un  acto  voluntorio  suyo. 
Si  deseaba  pretestos  para  un  rompimiento ;  se  le  venían  á  la 
mano,  fáciles  y  de  considerable  magnitud.  Jóvenes  que  comi- 
enzan la  carrera  literaria  sin  mas  que  la  lectura  del  Vattel,  el 
Real,  el  Frittot*  y  otros  libros  muy  comunes,  saben  muy  bien, 
que  uno  de  los  enormes  delitos,  es  turbar  la  administración 
publica  en  una  nación  extrangera.  Independentes  los  pueblos 
entre  si,  no  deben  los  unos  mezclarse  en  el  interior  régimen  de 
los  otros.  Tomando  la  mas  pequeña  parte  en  sus  diferencias 
ya  no  eran  independentes.  Las  naciones  están  las  unas  respecto 
de  las  otras,  como  estuvieron  las  familias  antes  de  establecerse 
las  sociedades  políticas.  En  los  gobiernos  monárquicos  abso- 
lutos la  reconvención  en  este  caso  cae  sobre  los  soberanos; 
en  los  democráticos  sobre  toda  la  república.  En  aquellos  el 
rey  o  emperador  obra  por  símismo;  en  esta  se  decide  por  la 
voluntad  general  expresada  por  representantes.  Delito  es  el 
quebrantamiento  de  los  pactos.  El  objeto  de  estos  es,  asegurar 
la  vida,  y  propiedades ;  lograr  de  tranquilidad ;  aumentar  los 
los  bienes  y  placeres  que  preparó  la  naturaleza.  Consiste  la 
entitad  del  delito  en  el  grado  de  daño  que  causa  la  violación 
del  pacto,  y  en  el  conocimiento  que  se  tiene  del  mal  que  se 
ejecuta.  Promoviendo  una  sedición  en  ajeno  país,  se  da  mérito 
a  que  la  paz  se  rompa  y  sobrevengan  todos  los  estragos  de  la 
lucha.  La  persona  moral  del  estado  corre  riesgo  en  su  ecsis- 
tencia.  El  fin  de  la  guerra,  decía  Montesquieu  es  la  conquista. 
No  debe  ser  así,  pero  muchas  veces  lo  fue.  Los  particulares 
son  atacados  en  lo  individual  y  en  sus  haberes.  Desaparece 
el  reposo,  el  gusto,  las  delicias,  sigue  la  ruina,  la  desolación,  el 
desastre.  El  cabeza  de  aquel  motín  reflexiona  antes  de  resol- 
verse a  la  empresa,  y  procede  con  dolo  perfecto.  Ved  aqui 
un  crimen  verdadero  de  magestad,  mucho  mayor  que  assesinar 


227 

a  un  rey  en  su  gabinete,  ó  en  su  carroza.  Es  por  esto,  que 
en  semejantes  sucesos  siempre  se  procura  dar  una  satisfacción 
completa  a  la  nación  ofendida.  No  haciéndolo  se  juzga,  que 
hubo  mandato  o  convinacion  secreta  con  el  agresor.  Asi  se 
^presumió,  cuando  al  embajador  de  españa  quiso  trastornar  el 
gobierno  de  Venecia.  Si  los  papeles  escritos  contra  Luis  XIV. 
y  Bonaparte  en  Olanda  y  Londres  motivaron  contiendas  muy 
funestas  a  la  Europa,  que  no  debia  presagiarse  como  resultado, 
no  de  libelos ;  que  las  almas  grandes  deben  despreciar,  si  de 
hechos  positivos  con  que  se  introducia  la  guerra  civil  en  una 
república  amiga,  limitrofe,  y  que  nos  acababa  de  dar  la  liber- 
tad? Estos  fundamentos  estuve  en  aptitud  de  sostenerlos, 
protestando  contra  la  elección  antes  de  precederse  a  ella,  ó  des- 
pués de  verificada.  Repito  que  no  lo  insinué,  por  las  razones 
espuestas.  Nada  avanzaba  con  mi  oposición  y  resistencia,  sino 
dividir  en  bandos  la  república.  •  >  fu 

Mis  prudentes  y  juiciosas  determinaciones  no  me  aprove- 
charon. Si  se  habia  conseguido  la  elección  del  extrangero, 
también  se  pretendia  dar  una  carta,  que  humillase  al  pueblo 
engrandeciendo  al  ejecutivo.  El  proyecto  de  constitución 
escrito  por  mi  y  que  en  Bolivia  se  titula  el  puo  democratismo,  no 
se  trajo  á  concideracion,  sino  en  algunos  principios  generales. 
Lo  cierto  es,  que  el  código  politico  cual  aparecía,  era  servil 
hasta  para  una  monarquía  constitucional.  Cual  salió  de  las 
manos  de  su  autor,  fue  de  peor  naturaleza,  que  el  que  se  hizo 
jurar  pocos  meses  antes,  y  que  la  república  habia  abolido  por 
un  consentimiento  común.  No  podia  estender  mi  condecen- 
dencia  con  sacrificio  de  la  Patria.  Ampliar  las  facultades  del 
ejecutivo  un  solo  punto  mas  halla  de  lo  que  es  necesario,  para 
llenar  sus  funciones,  es  abilitarlo  y  fortalecerlo  para  que  ponga 
los  ojos  en  el  trono.  ¡  Con  cuanto  horror  se  oyó  en  los  Esta- 
dos Unidos  el  nombre  de  Dictador  en  las  estrechas  y  tristes 
circunstancias  en  que  era  indispensable  el  nombramiento,  y 
debiendo  recaer  en  un  héroe,  que  fue  la  misma  virtud  per- 
sonificada !  Jamas,  Jamas  convendré  en  dilatar  el  poder  del 
poderoso.  Hubiese  sido  inmaculada  la  conducta  de  un  guerrero, 
sospecho  de  el,  en  el  momento  que  su  posición  le  facilita 
usurpar  la  libertad  general  de  sus  compatriotas.  Por  eso 
coraenzé  a  batir  los  artículos,  a  echarlos  en  tierra,  triunfando 


los  derechos  del  hombre  y  del  ciudadano.     Llegue  únicamente 
al  21  y  alli  conluyo  mi  carrera  política. 

Se  instiga  á  La-Mar  aun  falso  golpe  de  gabinete,  que  ha 
manchado  su  nombre,  envilecido  su  reputación,  descubierto  su 
carácter  y  que  lo  degrada  é  infama  en  la  America  y  la  Europa.^ 
Ya  se  conocía,  que  era  incapaz  de  sostener  el  gobierno.  Sin 
talentos  y  sin  fibra,  no  habia  sujeto  menos  apto  para  con- 
ducir un  gobierno  naciente.  Eran  defectos  de  su  espíritu, 
pero  su  corazón  no  se  creyó  corrompido.  Mi  historia  ha  hecho 
variar  el  concepto :  Commodo  es  capaz  de  todos  los  crímenes : 
¡  Infeliz  del  Perú  el  día  que  guste  la  primera  gota  de  sangre ! 
el  la  beberá  después  a  grandes  tragos,  con  placer  y  sin  remor- 
dimiento :  todo  es  de  temer  de  su  temperamento  frío.  Accede 
á  la  maldad  de  que  se  me  forme  proceso  por  sedicioso,  siendo 
el  principal  testigo  de  mi  inocencia.  No  podia  elegirse  otro 
medio  por  mis  enemigos,  para  privarme  de  los  honores  y  la 
vida,  6  por  lo  menos  de  la  patria.  Este  es  un  recurso  muy 
antiguo.  Gibbon  refleccionando  sobre  la  muerte  de  Licinio 
se  expresa  asi :  "  el  conforme  a  las  reglas  de  la  tiranía  fue 
acusado  de  conspiración,  y  de  mantener  correspondencia  insi- 
diosa con  los  barbaros.  No  convencido  por  su  conducta,  por 
evidencia  legal,  su  misma  debilidad  nos  hace  presumir  su 
inocencia.,, 

Como  mi  principal  estudio  fuese  la  historia,  aquella  maqui- 
nación no  me  fue  sorprendente.  Si  Catón  fue  acusado  muchas 
vices,  si  lo  fue  Phocion,  no  era  de  admirar  que  un  ciudadano, 
que  no  les  igualó  ni  en  virtudes  ni  en  méritos  apareciere  ante 
el  senado  é  el  areopago  a  contestar  la  acusación,  que  se  inten- 
taba contra  el.  La  facultad  de  acusar  en  un  pueblo  libre  la 
contemplo  una  necesaria  garantía.  Debiendo  todos  defender 
la  patria,  todos  deben  perseguir  a  los  criminales.  Coriolano 
sera  expatriado  sin  razón,  pero  Catilina  no  invadirá  la  libertad 
republicana.  Si  los  hombres  juzgan,  las  sentencias,  no  pueden 
ser  infalibles.  El  interés,  la  adulación,  la  venganza  decidirán 
en  algunos  casos ;  males  muy  pequeños  si  se  compatan  con  el 
que  resulta  de  quedar  en  silencio  los  delitos.  No  extrañarla, 
dijo  segunda  vez,  ser  acusado;  no  seria  raro,  que  la  acusación 
tuviese  por  origen  la  envidia  o  resentimiento.  Pero  instruido 
del  proceso  pregunté  ¿  donde  esta  el  que  me  acusa  ?    Distin- 


229 

guia  el  espíritu  de  Annilo,  pero  no  lo  veia.  Semejante  a  la 
deidad  de  los  antiquos  germanos,  cubierto  con  un  velo  dictaba 
la  sentencia  de  muerte  contra  mi.  ¿  No  se  pudo  comprar  un 
Asinio  Polion  ?  (5)  ¿  No  lo  hubo  ?  ¿  Que  juicio  es  este  sin  acu- 
sador, ni  delator  ?  El  no  tuvo  igual  en  los  tiempos  de  Tiberio 
y  Caligula.  He  demostrado  en  mis  anteriores  manifiestos,  que 
Ninavilca  sirvió  de  acusador,  reo  y  testigo.  Vitelio  y  Veranio 
en  la  causa  de  Pisón  no  quisieron  acusar,  para  poder  testificar. 
La  corrupción  aun  respetaba  las  antiguos  formas.  ¡  Que  sera 
de  nosotros,  si  los  juicios  no  se  siguen  conforme  a  leyes  inva- 
riables í 

Sostenido  por  mi  conciencia,  y  aun  por  la  del  mismo  Jene- 
ral  La-Mar  ;  apoyado  en  el  contenido  del  proceso  ;  públicos  los 
secretos  de  los  verdaderos  conspiradores  contra  el  estado  5  de- 
fendida mi  inocencia  en  casas,  cafees,  plazas,  tabernas  y  pala- 
cios ;  confesada  por  mis  enemigos,  y  tratando  cada  uno  de 
escusarse  de  la  parte  activa,  que  habia  tomado  contra  mi  ¿  que 
hice,  y  que  debia  hacer  ?  Esta  la  respuesta  en  el  primero  y  se- 
gundo manifiesto.  Anteponer  el  bien  de  la  patria  á  mis  natu- 
rales sentimientos ;  escribir  amistosamente  al  jefe  para  que  se 
cortase  un  juicio,  que  podia  ser  de  la  mas  fuerte  transcenden- 
cia. Solo  procuraba,  que  mi  honor  no  padeciese :  prometía  el 
olvido  de  cuanto  se  me  habia  hecho  sufrir.  Este  primer  paso 
no  me  fue  tan  repugnante  como  llamar  á  la  inquisición  a  un 
Torquemada  (6)  que  con  sardónica  risa  insulto  mi  abatimiento. 
;  Que  victoria  para  ese  miserable  !  No  la  goze  pura.  No  me 
rendi  á  el,  sino  a  la  felicidad  de  mi  patria.  Otón  se  quito  la 
vida  por  impedir  una  guerra  civil.  No  habrá  sacrificio  á  que 
no  me  ofresca  gustoso  por  que  la  America  prosperé. 

Cerradas  todas  las  puertas  de  la  conciliación ;  practicándose 
con  descavo  cuanto  inspiraba  la  malignadad  para  hallar  testigos, 
y  hacer  que  firmasen  los  presos  las  declaraciones  que  se  les 
dictaron ;  negándoseme  la  audiencia  por  el  cuerpo  legislativo, 

(6)  Se  ofrecieron  ingentes  cantidades  y  empleos  para  tener 
acusadores  y  testigos. 

(6)  En  la  conversación  le  dije :  no  volvere  á  mi  casa.  Su 
magnificencia  no  conviene  a  un  hombre  que  ha  estado  en  una  car' 
ceL     Sonriendose  apoyó  :  no  valieron  las  grandes  rejas. 


230 

que  me  veia  fuera  de  su  seno,  sin  indagar  el  estado  de  la  causa 
¿  me  quedaba  otro  recurso,  que  la  imprenta  ?  Este  se  supone 
mi  único  y  verdadero  crimen.  Mis  papeles  se  exclama  han 
concluido  con  el  respeto,  que  se  debe  a  las  autoridades.  Se 
han  abierto  los  ojos  del  pueblo,  y  ya  es  difícil  gobernarloí 
Traidores  a  la  patria  les  diré,  donde  aprendisteis  esas  malditas 
doctHnas  ?  Los  tiranos  querían  los  hombres  sordos  para  que 
fuesen  mudos.  No  les  convenia  que  oyesen  la  voz  de  la  razón, 
por  que  esta  les  enseñaria  palabras  de  justicia  para  reclamar 
de  la  usurpación  de  sus  derechos.  Por  eso  se  prohibieron  con 
tanto  rígor  aquellos  obras,  que  eran  las  antorchas,  que  condu- 
cian  al  puerto  de  la  salud.  Ya  vimos  en  la  época  de  la  dictadura 
renovarse  esas  barbaras  leyes,  las  mismas  que  se  quisieron 
poner  en  ejercicio  contra  mis  escritos.  Mudos,  sordos  y  cie- 
gos queréis  a  los  Peruanos  para  que  el  pavellon  de  españa  tre- 
mole de  nuevo  en  nuestras  plazas  y  castillos,  6  que  se  elevé 
otra  dinastía  apoyada  en  la  reciente  carta.  Pretendieron  los 
paganos,  que  los  libros  de  Cicerón  fuesen  consumidos  por  el 
fuego,  por  que  en  ellos  se  apoyaban  los  discípulos  de  Christo. 
Arnobio  los  increpa  con  estas  palabras  :  erroris  convincite  Cice- 
ronem,  nara  intercipere  scripta,  et  publicatam  velle  submergere 
lectionem,  non  est  Deum  defenderé  sed  veritatis  testificationem 
tiraere.  (7)  Se  temen  las  verdades  escritas  por  mi :  se  temen 
por  que  ellas  concluyen  para  siempre  con  el  poder  arbitrario. 
Si  algún  peruano  después  de  leer  mis  borrones  se  conviene  con 
la  servidumbre,  nos  desengañeremos  de  que  ha  nacido  para 
ella.  No :  el  sol  se  ha  de  levantar,  los  rayos  de  ilustración  se 
han  de  estender  por  nuestro  continente.  Se  sabrá  por  el  me- 
nestral en  su  taller,  por  la  verdulera  en  el  mercado,  por  el  cuasi- 
desnudo  que  se  recuesta  en  el  mostrador  de  una  taberna,  que 
á  los  oficiales  públicos  se  les  acata  en  cuanto  son  justos,  y  se 
les  abomina,  acusa,  y  persigue  si  son  criminales.  Asegurémo- 
nos en  el  justo  concepto  de  lo  que  es  un  gobierno  democrático 
republicano.  Es  muy  distinto  del  constitucional  monárquico. 
En  este  se  celebra  un  pacto  entre  el  presente  rey  por  si  y  su 

(7)  JVo  se  me  acuse  que  me  comparó  a  Cicerón,  Soy  un  átomo 
respecto  de  su  elocuencia.  Lo  excedo  infinito  en  verdadero  amor 
á  la  patria. 


231 

posteridad,-  con  los  ciudadanos.  Ambos  contratantes  tienen 
sus  obligaciones  y  derechos.  El  Monarca  de  debe  ser  sepa- 
rado sino  falta  a  los  juramentos.  La  violación  de  ellos  es  la 
que  abilata  al  pueblo  para  variar  de  administración.  En  la 
%iemocracia,  el  contrato  no  es  con  persona  señalada.  Es  de 
todas  con  cada  uno,  y  de  cada  uno  con  todos.  Ninguno  tiene 
derecho  de  gobernar.  En  este  divino  sistema  se  hacen  sociales 
los  derechos  de  la  naturaleza.  El  pueblo  no  es  soberano,  por 
que  están  los  hombres  reunidos,  sino,  por  que  cada  hombre  es 
soberano  é  independente  por  disposición  del  artifice  supremo. 
Todos  tienen  acción  á  juzgar,  dictar  leyes,  y  ejecutarlas.  Si 
no  lo  hacen  por  si  mismos  y  se  inventó  la  maravillosa  represen- 
tación, fue,  por  que  en  un  estado  estenso  las  juntas  serian  im- 
practicables, y  aun  realisadas,  sus  efectos  no  habian  de  ser 
provechosos.  El  ruido  de  la  multitud  impedirla  oir  la  voz  de  la 
razón.  Los  socios  eran  también  perjudicados  en  sus  trabajos 
y  destinos.  Se  separaba  al  labrador  del  campo ;  al  artesano 
se  la  hacian  suspender  sus  obras ;  al  traficante  se  le  distraya  de 
de  su  cálculos  y  negociaciones.  Fue  el  remedio  elegir,  quien 
diese  leyes  con  arreglo  á  la  voluntad  general,  y  nombrar  los  que 
las  aplicasen  y  ejecutasen  a  nombre  de  la  república.  Los  en- 
cargados de  estos  objetos,  sin  dejar  de  ser  ciudadanos  y  gozar 
de  la  natural  soberanía,  son  unos  siervos  asalariados  por  la  so- 
ciedad, á  la  que  deben  responder  de  sus  operaciones,  sin  pre- 
sumir jamas,  que  el  puesto  los  eleva  una  linea  sobre  sus  iguales. 
Por  el  contrario,  sus  obligaciones  se  duplican ;  las  que  tienen 
como  socios  y  las  que  se  añaden  por  el  ejercicio  de  sus  em- 
pleos. Reducido  esto  a  brevísimos  términos  :  las  ocupaciones 
publicas  tienen  por  fin  el  bien  de  la  nación,  no  el  engrandeci- 
miento de  alguna  persona  ó  familia.  Todos  y  cada  uno  pueden 
exijir  del  empleado  que  conteste  de  su  conducta  publica,  del 
desempeño  de  sus  deberes,  de  las  ampliaciones  ilegales,  que 
dio  a  sus  facultades  limitadas.  Me  postro  delante  de  la  mages- 
tad  del  pueblo,  respeto  los  majistrados,  no  adoro  falsos  Ídolos. 
Instruidos  en  estas  verdades,  conseguiré  que  mis  compatriotas 
no  tiemblen  al  acercarse  a  gobernadores  y  jueces ;  no  consientan, 
que  se  les  insulte,  distinguiendo  el  órgano  de  la  ley,  del  ingrato 
orgulloso,  que  corresponde  con  injurias  al  que  le  da  el  pan  que 
lo  alimenta.  Estas  son  mis  macsimas.  ¿Soy  culpable  por  ellas? 
Paciencia  :  mis  crímenes  han  de  ser  muy  repetidos. 


232 

No  pudiendo  convencerme  del  delito  de  sedición,  ni  atrevi- 
éndose a  denunciar  unos  manifiestos,  que  son  un  compendio  de 
derecho  constitucional,  se  veían  como  el  caminante  que  engañ- 
ado con  apariencias  se  halla  al  fin  delante  de  un  horrendo 
precipicio.  Desistir  de  la  empresa  era  ruboroso ;  conseguií 
el  éxito  imposible.  El  honor  es  la  vida  del  militar :  el  concejo 
de  guerra  no  habla  de  prostituirse  a  copiar  la  sentencia,  que 
Luna-Pizarro  y  La-Mar  dictasen.  ¿  Que  partido  se  tomarla 
en  tal  conflicto  ?  Todos  presentaban  terribles  obstáculos.  Mis 
instancias  por  la  conclusión  eran  continuas  ;  mis  notas  repetidas  ; 
el  publico  anclaba,  por  que  se  finalizace  la  causa  ;  se  ajitaban 
las  provincias  por  saber  el  resuhado  de  un  asunto  tan  ruidoso ; 
el  proceso  corria  de  mano  en  mano  entre  los  letrados  adictos 
al  que  podia  afianzar  ó  adelantar  su  fortuna ;  en  los  conclaves 
nocturnos  solo  se  trataba  de  esa  materia ;  se  tuvieron  diversas 
juntas  y  variaron  los  dictámenes.  Para  instruirse  de  mis  pen- 
samientos ocurren  á  los  medios  mas  viles  é  indecorosos.  Se 
me  ponen  espias  a  todas  horas ;  hacen  que  se  sienten  en  mi 
mesa,  no  me  dejan  un  instante  solo  con  mis  buenos  y  leales 
amigos ;  se  me  traen  noticias  falsas  para  asechar  mi  semblante 
y  contestaciones ;  se  me  leen  impresos,  que  cada  dia  publican 
los  comprados  periodistas  par  enardecerme  y  ajitar  mi  estudiada 
paciencia ;  moviendo  los  resortes  de  mi  corazón ;  nada  se  omite 
de  la  rutinera  falsa  política.  ¡  Que  antiguas  son  estas  practicas  ! 
Tácito  me  las  enseño  muchos  años  antes,  refiriendo  lo  que 
ejecutaron  los  cortesanos  en  Roma,  para  perder  a  la  viuda  de 
Germánico.  Ni  entonces  fueron  suficientes  para  cubrir  la  in- 
justicia, ni  ahora  alcanzaron  para  salir  del  oprimido  lance. 
Podia  dilatarse  la  revolución  algún  tiempo,  pero  no  impedirse : 
el  concejo  de  guerra  habia  de  comenzar. 

Vidaurre  va  hablar  delante  del  publico  en  su  causa.  Mas 
asustaba  esto  al  Presidente  La-Mar  que  los  ocho  hombre  ves- 
tidos de  blanco,  que  se  imaginó  iban  a  apoderarse  de  Lima. 
Si  aquella  farsa  lo  dejó  sin  dormir  algunos  noches,  los  resulta- 
dos de  esta  scena  no  le  permitían  un  instante  de  sosiego.  Un 
orador  incendiario  a  quien  con  injusticia  se  le  tuvo  en  una  cár- 
cel ;  un  demagogo,  que  hechiza  al  pueblo,  ajita  las  sentimien- 
tos y  dispone  de  los  corazones ;  el  que  en  veinte  y  siete  de 
Enero  del  año  anterior  derrumbo  el  tronó  de  Bolivar ;  el  que 


233 

en  k  corte  de  Madrid  hablaba  y  escribía  siaternor,  defendiendo 
los  derechos  de  la  America  ;  el  que  me  deleytaba  en  un  tiempo 
con  su  conversación  privada  y  mereció  mis  continuos  elogios 
en  la  mesa ;  este,  este  ha  de  ser  oido,  por  una  multitud  que 
conoce,  que  todos  sus  males  dependen  de  haber  sostenido  con 
ecsesivo  ardor  la  libertad,  e  independencia  de  su  patria.  ¡  Que 
perspectiva  tan  obscura  y  triste  para  el  que  pocos  meses  antes 
fue  distinguido  con  los  titulos  de  justo  y  moderado  !  Se  pre- 
sentaba á  su  idea  cuanto  podia  decir  en  mi  defensa.  Sabedor 
de  las  maniobras  de  los  subalternos  encargados,  y  no  ignoran- 
do, que  ya  me  eran  palpables,  se  ruborizaba  desde  su  gabinete, 
al  contemplar  que  sallan  a  plaza  con  todas  aquellas  pinturas  de 
que  usaría  por  el  dolor  y  resentimiento.  No  se  engañaba  en 
mucho :  había  leído  mi  primero  y  segundo  manifiesto,  y  era  de 
juzgar,  que  algo  tendría  reservado  para  esplicarlo  de  palabra. 
La  nulidad  del  proceso  fue  notoria.  Para  fundarla,  no  necesi- 
taba valerme  de  muchas  leyes,  ni  doctrinas.  Era  suficiente 
un  dogma  legal  no  controvertido  en  las  monarquías  absolutas 
y  que  es  hoy  un  principio  constitucional.  El  quebrantamiento 
de  las  leyes  que  arreglan  la  forma  del  proceso  causa  nulidad. 
No  siendo  asi,  los  jueces  eran  legisladores ;  y  los  individuos 
tiranizados  por  la  unión  de  esos  dos  poderes  según  el  pensami- 
ento de  Montesquieu.  Se  ampliarían  o  limitarían  los  términos; 
se  omitirían  sustanciaciones  en  unos  casos,  y  se  aumentarían  en 
otros ;  el  ínteres,  el  afecto,  o  el  vil  cohecho  tendrían  lugar  de 
ejercitarse  con  franqueza.  J  7  .r>:ji 

Se  me  despojó  del  fuero  de  Presidente  de  la  corte  suprema 
contra  articulo  expreso  de  constitución.  Para  ello  se  compuso 
por  La-Mar  un  tribunal  con  el  nombre  de  consejo  de  gobierno. 
Es  decir  una  comisión.  Allí  se  decide  contra  el  voto  de  los 
dos  presidentes  provisionales  de  la  corte  suprema,  y  superior 
de  justicia.  Ambos  fueron  de  dictamen,  que  mi  dechnatoria 
debía  ser  admitida.  (8)  El  ejecutivo  se  hace  Juez  en  su  mis- 
ma causa  y  me  sujeta  al  consejo  de  guerra  con  el  infundado  y 
abominable  parecer  de  los  dos  fiscales.     Sera  la  vez  primera ; 

(8)  Acuse  antes  al  sr.  Cabero  por  que  güiros  me  aseguró 
que  habia  opinado  contra  mi,  siendo  solo  en  mi  favor  el  sr. 
Armas. 

30 


234 

que  unos  abogados  ^ue  solo  tienen  voto  informativo  sean  pre- 
feridos á  los  presidentes  de  las  cortes.  Es  también  dificil,  que 
haUa  una  causa  que  tenga  semejanza  con  esta.  El  vicio  en  el 
tronco  del  árbol  del  mal  se  estendia  en  todas  sus  ramas.  Si  no 
hubo  autoridad  para  desaforarme,  todo  es  nulo.  Es  muy  rarír 
me  dijo  un  Jeneral  ver  al  Presidente  propietario  de  la  corte 
suprema  juzgado  por  militares.  A  este  defecto  espantoso  se 
añadieron  otros  muy  circunstanciados.  Para  recibir  los  decla- 
raciones al  Fiscal  y  secretario  se  añadió  contra  la  ordenanza 
tercera  persona,  que  fue  el  español  Herreros.  No  se  admitie- 
ron las  recusaciones  de  Chumpitas  y  Manco  con  oposición  de 
una  ley  terminante  y  ejecutada  en  el  mismo  juicio,  cuando 
Delgado  recuso  á  Quiros.  No  se  entrego  el  proceso  á  los  de- 
fensores, arbitrándose  una  nueva  forma,  y  violentándolos  a  pesar 
de  sus  repetidas  protestas  a  que  uno  solo  leyere,  y  extractasen 
los  demás  (9)  :  era  para  que  no  examinasen  las  muchas 
iniquidades,  que  resultaban  de  la  simple  lectura.  En  la  lista 
de  Jenerales  que  deban  asistir  al  consejo  se  omitió  a  Don 
Domingo  de  Orue  y  se  coloco  en  su  lugar  un  coronel.  No 
siendo  estos  llamados  sino  a  falta  de  Jenerales  la  sentencia  iba 
a  tener  la  nulidad  insanable,  de  ser  pronunciada  por  el  que  no 
era  juez  ¿  Pero  para  que  especifico  ?  Paginas  y  clausulas  son 
otras  tantas  nulidades. 

Por  lo  que  me  pentenecia  personalmente,  si  antes  Ninavilca 
apareció  como  delator,  testigo  y  reo,  ya  se  babia  retractado  en 
publico,  y  toda  la  ciudad  estaba  impuesta  de  este  acontecimi- 
ento. No  alcanzo  a  pintar  con  vivos  colores  el  regocijo  con 
que  el  vecindario  recibió  esta  noticia.  Los  hombres  se  dete- 
nían mutuamente  en  las  calles  para  indagar  la  verdad  del  hecho. 
El  secso  delicado  y  bello,  objeto  de  mi  amor,  enloquecía. 
Todas  preguntaban  ¿  como  s^^  cubre  el  gobierno  ?  ¿  Como  se 
satisface  al  que  tan  inicuamente  fue  insultado  y  ofendido  ? 
Aunque  el  español  Herreros  se  valió  de  Delgado  para  que  le 

(9)  Presencio  el  Sr.  Calero  una  agria  disputa  que  tuvo 
conmigo  el  secretario  de  la  causa  queriendo  sostener  este  ab- 
surdo. Se  alegaba  el  deseo  que  tenia  el  Gobierno  de  que 
finalizare,  JVo  se  conviene  esto  con  lo  que  resulta  de  mis 
notas. 


236 

escribiese  a  Ninavilca  las  instrucciones,  que  debia  dar  para  su 
defensa  acusándome  en  ellas,  lo  resistió  firmemente,  expuso 
lo  cierto  bajo  de  su  firma  y  centregó  el  papel  con  que  se  le 
habia  querido  sorprender  de  nuevo.  Ordenó,  que  se  le  defen- 
%diese  con  arreglo  á  su  nota,  y  sin  separarse  de  ella.  De  todo 
esto  eran  avisados  el  Presidente,  Lura-Pizarro  y  los  Ministros. 
Su  paror  y  vergüenza  la  comparo  con  la  de  aquellos  sacerdotes 
paganos  cuyas  supercherias  fueron  descubiertas  por  Daniel, 
cayendo  el  idolo  destrozado  a  tierra.  Ignoraban,  que  el  mayor 
Rueda  en  presencia  de  Don  Justo  Samalta  puso  en  mis  manos 
la  retractación  original,  y  una  copia  de  lo  que  últimamente  se 
habia  tramado  contra  mi.  El  traslado  de  estos  piezas  que 
acompañan  mi  representación,  son  las  únicas  con  que  pense 
hablar  en  el  consejo  de  guerra.  ¿  Que  hubiera  dicho  ?  Hoy  me 
seria  imposible  hacerlo  de  igual  modo :  se  ha  evaporado  el 
fuego  que  me  inflamaba. 

Es  indubitable  que  él  miedo  es  un  mal  consejero.  Los 
buenos  politicos  como  los  militares  han  de  reconocer  en  sus 
planes  los  puntos  de  honrosa  retirada  antes  que  los  de  combate. 
La  mascara  habia  caido,  y  el  espectro  se  manifestaba.  En  este 
caso,  cuando  sagaces  pudieron  tomar  sus  medidas,  sirviéndoles 
de  norte  mi  genio  é  Índole,  eligieron  el  medio  que  iba  á  hacerlos 
mas  abominables.  Suponen  nuevas  sediciones  promovidas  por 
mi,  o  en  que  era  cómplice.  ¿  Quien  daria  asenso  a  esta  qui- 
mera? Orgulloso  al  ver  a  mis  enemigos  envueltos  en  su  misma 
iniquidad  ;  esclarecidas  sus  pérfidas  tramas,  y  sin  el  mas  peque- 
ño punto  de  apoyo ;  anclando  por  el  momento  de  presentarme 
delante  de  mis  jueces  y  conciudadanos  ;  soñando  con  el  intenso 
placer  que  me  habia  de  producir  el  triunfo ;  encerrado  en  una 
cárcel  publica ;  habia  de  tomar  parte  en  empresas  temerarias 
y  no  verificables,  aun  cuando  hubiesen  sido  ciertas  ?  Ni  los 
que  las  fraguaron  se  engañaban,  ni  engañaron  a  otros.  Sin 
embargo  en  una  semana  se  disponen  dos :  el  fin  era  dilatar  el 
consejo  de  guerra.  No  escribo  sobre  la  primera  comenzada 
por  una  delación  y  en  la  que  se  suponian  comprometidos  algunos 
oficiales  del  batallón  de  Guampani  por  que  aunque  el  fiscal  al 
principio  para  darle  al  enredo  un  grande  apararto  pidió,  que  se 
pusiesen  incomunicados  los  presos  de  la  causa  principal,  no  se 
accedió  a  ello :  este  nubarrón  quedo  disipado  eo  el  brevísimo 


236 

termino  de  cuatro  dias,  sin  volverse  a  tratar  mas  de  aquel  asunto* 
La  segunda  merece  alguna  detención.  Ella  es  una  prueba, 
de  que  los  ambiciosos  derraman  la  sangre  humana  sin  terror, 
siempre  que  conviene  a  sus  intereses. 

Se  ha  dicho,  que  fue  promovida  por  cuatro  jóvenes  oficiales, 
cuyas  edades  reunidas  no  montan  a  ochenta  años.  La  mayor 
graduación  entre  ellos  era  la  de  teniente.  El  intento,  sacarme 
de  la  cárcel,  poner  al  jeneral  La-Mar  en  el  sitio  en  que  me 
hallaba,  darme  el  mando  politico  de  la  república  y  el  de  las 
armas  al  jeneral  Necochea.  Para  esto  habian  seducido  a  los 
sargentos  de  algunas  compañías  de  un  batallón  compuesto  todo 
de  indígenas  reclutas,  que  no  sabian  ni  el  manejo  de  las  armas, 
ni  nuestro  idioma.  El  principal  actor  de  este  negocio  era  un 
niño  Salaberry,  hermano  del  mayor  del  mismo  cuerpo  y  distin- 
guido por  su  estupidez  y  atolondramiento.  Aquí  ruego  mucho 
la  atención.  El  Fiscal  de  mi  causa  Ayende,  cuya  perversa 
conducta  estaba  patentizada,  era  el  comandante  :  Viviá  en  la 
casa  de  los  Salaberrys  comiendo  y  durmiendo  en  ella.  De 
resultas  del  terremoto  de  treinta  de  Marzo  se  habia  llevado  a 
la  madre  de  ellos  al  cuartel  donde  permanecían  juntos  :  eran  las 
relaciones  las  mas  estrechas.  ¡  Que  fácil  valerse  de  un  mu- 
chacho sin  luces,  ni  previsión  para  figurar  un  motin  y  tener  la 
gloria  de  haberlo  sofocado  !  Como  el  gobierno  debia  estar 
instruido,  era  fácil  el  perdón  para  el  dehncuente,  y  aun  man- 
tenerlo en  el  grado  que  tenia.  Estas  son  presunciones,  no 
convencimientos ;  negocios  de  esta  especie  no  admiten  una 
justificación  completa.  Puedo  añadir  dos  indicios :  el  uno 
débil,  el  otro  mas  fuerte.  Como  tres  dias  antes  del  aconteci- 
miento de  que  estoy  tratando,  un  capitán  español  nombrado 
Rosy,  creatura  de  Luna  Pizarro  y  enemigo  declarado  mió, 
estuvo  en  el  cuarto  del  oficial  de  guardia  de  la  cárcel,  hablando 
como  dos  horas  en  secreto.  El  oficial  era  ese  Salaberry,  que 
apareció  a  la  frente  de  las  compañías.  Este  capitán,  el  mayor, 
el  comandante  y  Herreros  son  Íntimos  amigos.  Estando  cierto 
de  ello,  y  presentes  las  prevenciones  que  me  habían  hecho  las 
personas  que  se  interesaban  por  mi,  de  que  me  resguardase 
mucho,  pues  un  asesinato  podio  finalizar  el  proceso,  dormi 
aquella  noche  con  bastante  cuidado.  No  podía  alcanzar,  que 
cosa  trataría  Rosy,  que  es  de  muy  buen  talento  y  luces,  con 


237 

un  semi-automa  incapaz  de  sostener  una  conversación  en  orden 
cinco  minutos.  Ello  es,  que  la  noche  de  la  azonada  estaban 
reunidos  los  mencionados  en  casa  áq  dicho  Rosy,  y  dijeron  haber 
recibido  alli  la  noticia  de  lo  que  se  estaba  ejecutando  en  el  cu- 
^  artel.  El  segundo  indicio  es  mas  vigoroso.  La  noche  del 
movimiento  después  de  impedido,  la  madre  del  joven  Salaberry 
suplico  por  medio  de  una  criada  a  mi  fiel  é  intima  amiga  la 
excondeza  de  Monte-Mar,  que  lo  escondiese  y  protejies.  Se 
negó  abiertamente  a  ello ;  y  es  innegable,  que  si  por  una  falsa 
compasión  accede,  forman  armas  mis  enemigos  y  nos  envuelven 
á  ambos  ¡  Malignas  convinaciones  inútiles  para  usadas  contra 
el  que  ha  hecho  su  estudio  en  Tácito  y  Tito-Livio  ! 

El  desenlace  de  esta  comedia  es  entre  ridiculo  y  trajico. 
Se  ha  de  recoradar  que  á  los  reos  principales  de  la  causa  los 
pasaron  al  cuartel  de  Ayende  para  que  este  y  Herreros  los 
instruyesen  á  su  amaño,  ofreciéndoles  absolución  y  recompen- 
zas.  Como  hasta  esa  fecha  nada  hubiesen  adelentado  ;  instrui- 
dos por  sus  defensores,  que  lo  que  se  disponia  era  valerse  de 
de  sus  confesiones,  para  criminalisarme  y  conducirlos  después  á 
un  suplicio ;  al  tiempo  del  movimiento  seles  incitó  para  que 
tomasen  parte  en  el.  Solo  lograron  sorprender  al  Coronel 
Guabique  al  que  le  pusieron  un  uniforme,  y  lo  hicieron  recono- 
cer por  capitán.  El  descenso  era  grande  y  una  maravilla 
opuesta  á  lo  que  acontece  en  semejantes  casos.  Por  lo  regu- 
lar se  toma  parte  en  las  revoluciones  para  ascender.  No  tendrá 
ejemplo,  que  alguno  se  espusiere  a  riesgos  inevitables  para  ser 
menos.  El  Joven  Salaberry  no  guardo  tanta  economía  con 
su  persona :  en  el  momente  se  nombró  Jeneral ;  titulo,  que  no 
le  duró  media  hora.  Cinco  fueron  los  compañías  que  se  for- 
maron ;  cinco  companias  de  reclutas  contra  tropas  disciplina- 
das, que  las  hubieran  desaparecido,  locando  en  el  momento  á 
degueyo  ¿  Los  Jefes  ?  un  alférez  convertido  en  jeneral,  un 
coronel  con  la  investidura  de  capitán.  ¿  Los  movimientos  ? 
Uno  solo  :  haberse  formado.  Entra  el  mayor  :  corren  tres  de  los 
cuatro  oficiales  :  Goabique  quiere  resistir  y  le  da  una  estocada. 
El  nuevo  jeneral  deja  el  puesto,  sin  que  nadie  lo  detenga  y 
todo  es  concluido.  No  ocupó  hora  y  media  el  principio,  inter- 
medios y  fin  de  este  ponderado  suceso.  Las  puertas  de  las 
casas  cerradas,  los  vecinos  en  el  mayor  conflicto  y  los  eraisa- 


238  -    . 

rios  de  la  mentira  promulgando  por  todas  partes,  que  el  señor 
Vidaurre  habia  preparado  para  aquella  noche  una  revolución, 
que  iba  á  anegar  la  ciudad  en  sangre.  Esta  tramoya  se  asemeja 
a  las  apariciones  y  vuelos  en  los  teatros  mal  servidos,  donde 
visibles  las  cuerdas  impiden,  que  se  mantenga  la  ilusión.  Sií 
nada  se  ha  hecho,  que  no  sea  inicuo  ;  nada  se  ha  hecho,  que 
no  sea  miserable  y  pequeño.  i»4^q 

En  el  momento  un  proceso.  ¿  A  quien  nombra  el  Jeneral 
La  Mar  de  Fiscal,  al  mismo  Ayende,  que  lo  era  de  la  otra 
causa ;  al  mismo  que  habia  usado  de  toda  clase  de  engaños  y 
violencias  para  dar  colorido  á  la  impostura  ;  al  mismo  cuyo  ex- 
esos  le  hablan  manifestado  diferentes  defensores  y  personas 
partícula  res  ;al  mismo  que  se  hallaba  recusado  por  dos  de  los 
presos ;  al  mismo  contra  quien  habia  yo  dirijido  diversas  notas. 
Luego  La  Mar  no  queria,  que  se  procediese  en  justicia ;  luego 
no  deseaba  que  se  esclareciese  la  verdad  ;  luego  no  era  su  animo 
dejar  tranquila  la  inocencia.  El  que  presta  un  puñal  al  que 
sabe  que  va  á  cometer  un  asesinato  es  cómplice  del  crimen. 
Por  derecho  canónico  se  pierde  la  facultad  de  presentar,  haci- 
éndolo en  el  notoriamento  indigno.  El  superior  a  quien  le 
constan  los  defectos,  abusos  y  delitos  de  un  subalterno,  no  lo 
separa  y  corrije,  expresamente  aprueba  su  conducta.  Asi  pro- 
cedían los  principes  de  Roma,  ciertos  de  las  vexaciones  é  injus- 
ticias de  los  Prefectos.  Obraban  estos  con  arreglo  a  comuni- 
caciones reservadas.  Este  hecho  no  permite  la  menor  duda 
de  que  cuanto  Herreros  y  Ayende  practicaban  era  sancionado 
antes  en  el  gabinete  del  Presidente.  No  se  me  increpe  con  que 
mis  cuadros  están  siempre  obscurecidos  por  las  feas  sombras 
de  las  personalidades.  Reúnanse  todos  los  datos  que  apoyan 
mi  proposición,  y  se  hallara  demostrada :  lo  hago  para  no  repe- 
tirlo después.  Comienza  la  causa  sabiendo  La  Mar  que  era 
inocente.  Se  prueba  con  haberle  avisado,  que  se  me  ofrecía 
un  cuartel  y  tropas ;  haberle  leido  la  carta  de  Delgado  y  tam- 
bién la  respuesta.  No  quisó  que  se  me  juzgase  en  mi  fuero, 
para  tener  a  su  disposición  los  subalternos.  Me  puso  de  car- 
celero á  un  español,  instruido  de  que  era  un  perverso  intrigante 
y  notorio  enemigo  mió.  No  accedió  á  que  extrajudicialmente 
se  reconociese  y  cortase  el  proceso.  Se  negó  a  que  me  defen- 
diese yo  mismo.  No  admitió  las  recusaciones  del  Fiscal.  Negó 


239 

los  autos  a  los  defensores.  Dilato  la  resolución  en  cuanto  es- 
tuvo á  su  arbitrio  con  ardides  bien  concidos.  Reúnase  todo 
esto  al  nombramiento  de  Fiscal  para  esa  segunda  causa,  y  pro- 
ducirá aquella  certeza  moral,  que  basta  para  juzgar,  según  el 
%  pensamiento  del  mas  sabio  de  los  Italianos.  Con  este  preámbulo, 
vamos  a  ver  el  resultado. 

Toda  aquella  noche  se  invirtió  en  tomar  declaraciones  a  los 
sargentos,  haciendo  de  secretario  y  director  el  capitán  Rosy. 
Se  trabajo  infinito,  por  que  me  comprometiesen  los  reos.  A 
pesar  de  los  exfuersos,  no  se  logró  cosa  alguna  sustancial.  Al 
amanecer  el  Ministro  Mariategui  se  encerró  con  ellos  prodigalí- 
zando  ofertas  y  mentiras.  ¡  Un  ministro  de  estado  tomando 
parte  activa  en  una  causa  criminal !  i  Serán  libres  los  pueblos 
donde  se  mezclan  asi  los  poderes  ?  Fueron  diferentes  los  su- 
gestiones, no  teniendo  un  punto  en  que  fixarse.  Sin  embargo, 
renunciando  el  decoro,  y  el  mortal  rubor  que  causa  al  hombre 
ser  sorprendido  en  una  falsedad,  da  en  la  mañana  cuenta  al 
congreso,  afirmando  con  audaz  impudencia,  que  estaba  conven- 
cido de  una  segunda  revolución,  que  hubiera  sido  muy  funesta, 
a  no  ser  impedida  por  las  sabias  y  prudentes  disposiciones  del 
gobierno.  Luna  Fizarro  gritaba  en  corredores  y  salas :  no  hay 
que  dudarlo — la  patria  está  en  riesgo — es  preciso  que  caiga  la 
cabeza  de  este  Catilina. 

El  proceso  que  habia  comenzado  por  escrito,  de  un  modo 
monstruoso  se  trastorna  en  consejo  de  guerra  verbal.  Fue  en 
la  noche  secretario  Rosy  en  la  mañana  el  capitán  Carasas,  que 
corresponde  a  la  misma  facción.  Se  reúnen  los  jenerales,  que 
debían  ser  mis  jueces  para  el  que  ya  se  queria  caracterisar  con 
el  nombre  de  incidente.  Se  oyen  a  todos  los  reos,  y  solo  se 
avanza  con  las  preguntas,  que  uno  dijese,  „  que  era  mi  sobrino 
hijo  de  una  hermana,  y  que  habiéndole  asegurado,  que  el  mo- 
vimiento se  dirijia  a  sacarme  de  la  prisión,  accedió  a  ello. 
Como  esta  representación  no  se  ha  de  limitar  a  los  estrechos 
limites  de  las  dos  cámaras,  y  se  esparcirá  sin  duda  por  todo  el 
mundo  conocido,  se  me  perdonaran  digresiones  de  que  no  puedo 
prescindir.  Mi  padre  tuvo  varios  bastardos ;  entre  ellos  la  ma- 
dre de  ese  joven.  Nunca  uso  del  apellido  de  Vidaurre,  sino 
el  de  Brabo.  A  el  no  lo  conozco,  ni  lo  he  hablado  jamas.  Si 
me  tiene  tan  buen  afeto,  que  expuso  su  vida  por  mi,  sera  indis- 


240 

pensable  lo  agredezca  y  proteja  su  familia.  Pero  mucho  mejor 
hubiera  estado,  que  no  se  dejase  conducir  incauto  á  un  preci- 
picio. 

Otro  reo  declaró  que  se  le  había  dicho  que  yo  ofrecia  quini- 
entas onzas  de  oro  para  la  revolución.  Como  el  primero  no  ( 
espuiese,  haber  sido  solicitado  por  mi,  ni  el  segundo  haber  oido 
de  mis  labios  la  oferta,  los  jueces  no  creyeron  legal  el  tomarme 
declaración.  Entre  las  gentes  del  foro  esta  es  una  prueba  com- 
pleta de  no  resultar  complicidad.  Asi  es,  que  solicite  del 
Presidente  del  consejo  de  guerra,  que  se  pidiese  al  congreso 
copia  de  la  nota  del  ministro  de  estado  en  que  daba  cuenta  del 
suceso,  para  cotejarla  con  el  sumario  y  demostrar,  que  no 
avergonzado  del  primer  engaño  para  lograr  que  desaforasen  á 
los  disputados,  habia  tenido  arrojo  para  pretender  alucinar  de 
nuevo  con  relaciones  inmediatamente  desmentidas.  Cuando  el 
hombre  no  muda  semblante  con  esto,  ya  es  capaz  de  toda  clase 
de  delitos.  Un  miente  V.  es  la  mayor  injuria  para  el  que  tiene 
honor.  Se  me  dirá  que  la  politica  es  la  ciencia  de  la  mentira ; 
que  Fernando  el  católico  se  lisonjeaba  de  sus  fraudes  ;  y  que  en 
los  manifiestos  de  los  principes  se  hallan  siempre  bajo  de  bellos 
coloridos.  Contestare,  que  aqui  se  une  lo  deshonroso  a  lo 
grosero  y  que  las  respublicas  cimentadas  en  la  virtud  deben 
abominar  macsimas,  que  necesitan  para  sostenerse  los  tiranos. 
Ignoro  el  éxito  de  mi  pedimento.  Me  consta  únicamente  que 
reunido  el  consejo  de  la  mañana  a  la  noche,  el  juicio  tuvo  un 
otro  cambio,  decidiéndose,  que  fuese  por  escrito. 

Aunque  como  he  dicho,  con  saber  que  no  se  me  tomo  decla- 
ración se  esclarese,  que  la  segunda  impostura  fue  tan  desgra- 
ciada como  la  primera,  haré  algunas  ligeras  reflexiones.  No 
son  perdidas.  Lo  que  aperece  como  asunto  personal  enseña 
mucho  a  los  abogados  y  jueces.  Las  cartas  de  la  montaña  es- 
critas por  Rousseau  hablan  del  mismo,  y  nadie  las  desprecia. 
^  Cual  es  la  ciencia  verdadera  ?  el  conocimiento  del  corazón 
humano.  Este  se  adquiere  mas  por  los  hechos  prácticos,  que 
por  las  teorías  generales.  Se  aprende  de  este  modo  con  placer 
y  entretenimiento.  El  que  se  aplica  a  la  jurisprudencia  se  em- 
belesa, leyendo  las  causas  celebres  de  Pitaval,  Richer,  y  las 
arengas  de  D'Aguesseau  :  a  esa  familia  corresponde  este  pro- 
ceso. 


241 

El  Jeneral  Necochea  era  según  el  plan  el  que  se  habia  de  hacer 
cargo  de  las  armas,  a  mi  se  me  destinaba  únicamente  al  mando 
político.  Pregunto  ¿  el  Jeneral  Necochea  estaba  convenido 
conmigo,  o  no  lo  estaba  ?  Si  lo  estaba,  ambos  somos  delincu- 
^  entes.  ¿  Y  si  era  un  correo  como  era  presidente  del  mismo 
consejo  de  guerra,  que  debía  juzgarlo  ?  Con  el  resultado  del 
sumario  se  consulto  al  Jeneral  La  Mar,  para  saber  si  continuaría 
de  juez  ?  Fue  la  repuesta,  que  no  habia  inconveniente.  No  se 
le  creía  comprometido  en  aquella  niñería.  ¿  Y  por  que  se  pre- 
sumía de  mí,  refiriéndose  las  declaraciones  á  ambos  ?  Tomo  el 
otro  extremo  :  la  revolución  estaba  tratada  conmigo  no  con  el ; 
se  ponian  a  su  disposición  las  armas ;  con  ellas  mismas  me  res- 
tituía a  la  prisión  y  después  al  cadalso.  Su  honor  no  le  per- 
mitía sojuzgar  al  ejecutivo,  y  corresponer  mal  a  un  jefe  que  lo 
habia  hecho  venir  de  Buenos  Aires  para  que  lo  amparase  y 
sostuviese. 

No  dejo  un  flanco  por  donde  se  me  ofenda.  Ahora  me 
figuro  que  el  Jeneral  Necochea  y  yo  habíamos  perdido  el  juicio, 
pues  no  podía  ser  de  otro  modo,  y  estábamos  de  acuerdo  en 
aquel  movimiento.  Quiero  mas,  y  adelanto,  que  todas  las  tro- 
pas de  la  capital  se  nos  reuniesen.  ¿  Cual  era  la  conclusión  de 
esta  pieza  ?  Para  projiosticarlo,  se  ha  de  dar  razón  del  estado 
militar  del  Perú.  En  el  sud  se  halla  el  benemérito  Jeneral 
Gamarra  a  la  cabeza  del  principal  ejercito.  El  obra  de  un 
modo  independente.  Desobedece  las  ordenes  de  La-Mar  y 
las  desprecia,  promueve,  licencia,  castiga  y  da  grados  sin  con- 
sulta. Aumenta  las  plazas  de  los  batallones  y  escuadrones  y 
el  numero  de  ellos.  Estos  son  hechos  no  sujetos  a  controver- 
sia ni  disputa.  Hechos  necesarios.  No  procediendo  así,  ya 
no  tendríamos  ejercito,  como  no  tenemos  hacienda.  Pudiera 
repetir  pruebas  muy  circunstanciadas,  pero  elijo  de  ellos  una, 
por  la  relación  que  tiene  con  mi  causa.  La-Mar  remitió  a  ese 
Quiros,  primer  fiscal,  al  ejercito.  Gamarra  se  negó  a  recibirlo, 
aleguado,  que  era  díscolo,  chismoso,  embrollador  y  que  el  solo 
era  bastante  para  que  la  tropa  perdiese  su  moralidad  ;  que  los 
oficiales  habian  representado  para  que  no  se  le  admitiese  ;  y  que 
no  era  posible  cumplir  la  orden  sin  trastornar  el  arreglo  en  que 
estaba  el  ejercito.  ¡  Ha  si  Gamarra  hubiera  sabido,  cuales  eran 
los  designios,  e  instrucciones  de  Luna-Pizarro !  La-Mar  lo 
31 


242 

teme,  sospecha  de  el,  y  ha  procurado  con  cavilosidades  sepa- 
rarlo de  la  fuerza  armada.  Poco  valen  las  ofertas  al  Duque  de 
Berganza  para  que  abandone  Portugal.  Tiene  amigos,  compa- 
triotas, valor  y  talentos.  No  se  contentara  con  una  segunda 
plaza  el  que  puede  y  debe  ocupar  la  primera.  Luna-Pizarro* 
ideó,  que  el  Vice-Presidente  Dn.  Manuel  de  Salazar  renunciase, 
para  colocar  a  Gamarra  y  traerlo  a  Lima.  Este  señor  que 
tiene  la  mania  de  ser  hombre  de  gabinete,  no  considera  en  sus 
cálculos  las  incógnitas.  Que  no  repare,  en  que  renuncia  la 
amistad,  que  ha  tenido  con  el  Vice-Presidente  ;  los  ambiciosos 
aprendieron  de  los  triumviros  a  venderse  mutuamente  las  ca- 
bezas de  sus  amigos.  ¿Y  convendria  Salazar  en  hecho  tan 
degradante?  Hubiera  sido  el  oprotrio  de  los  que  lo  aman,  y  de 
los  que  lo  miran  con  indiferencia.  Gamarra  no  aumentaria  su 
justo  engreimiento  con  el  mismo  temor,  que  descubrian  ala- 
gándolo con  la  Vice-presidencia  ?  Politicos  adocenados  debian 
estudiar  al  principal  maestro  de  esa  ciencia.  Sabrían,  que  el 
que  es  temido,  es  siempre  vencedor. 

Con  lo  espuesto,  sera  molestia  el  discutir  sobre  el  otro  ejer- 
cito del  Norte.  Necochea,  que  es  un  extranjero,  y  yo,  que  no 
soy  mas  que  un  viejo  de  huyete  Íbamos  á  ser  sitiados  en  nuestro 
palacio  de  Lima,  sin  armas ;  sin  dinero,  por  que  no  hay  ninguno 
en  las  tesorerías ;  sin  recursos,  por  que  no  se  facilitan  a  los  in- 
considerados ;  y  uhimamente  sin  relaciones  en  las  provincias. 
El  caso  de  Balbino  y  Máximo.  Decia  el  primero,  tenemos  el 
amor  del  pueblo,  del  senado,  del  genero  humano.  Contestaba 
el  segundo  mas  prudente  :  yo  temo  el  odio  de  los  soldados  y 
los  fatales  efectos  de  su  resentimiento.  En  una  nación  armada, 
las  armas  han  de  dar  siempre  la  ley.  La  voluntad  general  es 
un  clamor  infecundo,  donde  puede  ser  sofocada  por  el  estruen- 
do del  canon.  Donde  hai  cuarteles  y  uniformes  al  diario,  el 
estado  se  divide  en  dos  partes,  una  que  manda,  otra  que  obe- 
dece. ¿  Puede  haber  cautela,  que  alcance  a  evitar  este  mal  ? 
una  sola.  Hacer  que  el  hombre,  no  sea  hombre.  Lo  desnu- 
daremos de  sus  inclinaciones  naturales,  reemplazándolas  con 
acrisoladas  virtudes.  ¿  Esto  es  de  conseguirse  ?  No.  Tam- 
poco, que  un  ejercito  baje  sus  banderas  a  los  pies  de  un  usur- 
pador que  no  es  su  creatura.  Mis  juicios  a  ninguno  deben 
hacer  tanta  fuerza,  como  al  Jeneral  La-Mar.     El  enseño  el 


243 

ejemplo,  deponiendo  al  Virey  Pezuela,  cuando  ambos  servían 
al  Rey  de  España  :  el  fue  espelido  de  la  junta  de  gobierno 
por  las  tropas  del  Perú.  No  es  la  primera  vez,  que  he 
filosofado  de  este  modo :  iguales  pensamientos  se  hallan  en 
\iuchas  de  mis  obras.  Firme  en  ellos,  ni  unido  con  el  Jeneral 
Necochea,  ni  separado,  entraria  en  la  revolución. 

i  En  la  revolución  en  que  era  jefe  Salaberry  ¿  Me  decubria 
con  el?  ¿Quien  me  lo  garantizaba?  ¿La  amistad  anterior? 
Nunca  la  hemos  tenido.  ¿  Las  personas  respetables  que  lo 
sostenian  ?  ¿  Quienes  eran  estas  ?  Habia  de  estar  cierto,  que 
comunicar  con  el,  era  abrir  mi  pecho  al  mismo  fiscal  de  la 
causa,  a  cuyas  ordenes  militaba,  con  quien  vivia,  y  comia, — y 
cuyos  vincules  he  descripto  antes.  Pare  la  pluma  un  momento, 
para  dar  lugar  a  las  lagrimas,  admirando  la  serenidad  con  que 
los  tiranos  de  Atenas  derramaban  la  sangre  de  sus  conciuda- 
danos. Goabique  murió  y  tal  vez  habrán  muerto  los  sargentos 
por  sentencia  alcanzada  por  sus  mismos  seductores. 

No  era  tan  fértil  el  talento  de  mis  enemigos,  que  pudieran 
tramar  de  pronto  para  impedir  el  consejo  de  guerra.  Al  fin  se 
abrió  el  viernes  veinte  y  cinco  de  Abril.  Muchos  dias  antes  un 
numeroso  gentio  rodeaba  la  capilla,  donde  habia  de  tenerse. 
Lo  mismo  es  comenzar,  que  se  agolpa  al  sitio,  guardando  el 
mas  profundo  silencio  y  sin  que  por  el  bullicioso  se  reconociese 
la  multitud.  No  querian  perder  una  silaba,  y  demostraban  el 
deseo  de  escuchar  con  los  oidos  y  los  ojos.  Se  invierte  la 
mañana  hasta  concluir  con  mi  declaración  instructiva,  la  de  los 
reos  principales  y  la  sumaria.  Se  levanta  el  consejo  citando 
para  el  dia  siguiente.  Los  que  habian  concurrido  se  esparcen 
por  la  ciudad  llevando  en  sus  caras  los  signos  del  asombro. 
Esos  signos  que  se  notan  en  el  que  presencio  un  horrible  asesi- 
nato. Repetiré  algunas  expreciones  en  el  estilo  vulgar  en  que 
se  profirieron=este  suceso  es  un  escandalo=una  maldad=no 
so  puede  oir  con  pacienc¡ii=nadie  esta  ya  seguro  en  su  casa= 
no  se  ha  querido  sino  separar  al  señor  Vidaurre  de  la  tribuna= 
todos  los  iniquidades  están  descubiertas=¡  que  maldito  cléri- 
go !=¡  que  picíro  español  I  (Herreros).=como  el  gobierno 
protege  esta  injusticia  ?  Estas  eran  las  clausulas  mas  modera- 
das. Se  oyeron  otras  fuertes  y  peligrosas.  ¿Que  hemos  ade- 
lantado con   nuestra  independencia?   Nunca  subió  a  tanto  la 


244 

tiranía  de  los  españoles.  Nos  desprendimos  de  Bolivar,  que 
nos  habla  dado  la  libertad,  y  otro  extranjero  gobierna  con  menos 
sujeción  a  las  leyes  y  mayor  rigor.  Esto  es  abusar  de  nuestro 
sufrimiento :  el  tendrá  limites.  El  susurro  destemplado  y 
amenazador  se  percibia  en  el  gabinete.  Los  cobardes  minis-^ 
tros  pálidos  y  en  convulcion.  El  aleteo  de  las  moscas  estre- 
mecia  al  Jeneral  La-Mar.  Se  llena  la  cárcel :  infinitas  perso- 
nas vuelan  a  darme  parabienes.  Reconosco  en  unos  los 
palabras  conformes  con  los  corazones ;  en  otros,  hipócritas  y 
fingidos  aplausos.  Sin  que  me  enloqueciese  el  placer  respon- 
do :  suspéndase  aun  el  regocijo. 

Parece,  que  estaba  oyendo  a  la  misma  hora  á  dos  de  los 
jueces  del  consejo  de  guerra  en  conversación  secreta  con  La- 
Mar  y  sus  ministros.  Somos  perdidos  :  nada  resulta  contra  el 
señor  Vtdaurre  :  los  encargados  de  formar  el  proceso  se  hayan 
en  el  mayor  descubierto  :  si  aun  sosteniéndose  JVinavilca  en  su 
declaración,  no  era  una  prueba  legal,  ¿  que  diremos,  cuando  se 
ha  retractado  9  el  pueblo  esta  en  fermento,  y  puede  ser  que  su 
displicencia  toque  en  furor.  Es  de  temerse,  si  ese  hombre  habla 
en  publico  y  con  libertad.  No  eran  necesarios  muchos  exfuer- 
sos  para  concluir  con  los  últimos  espíritus  del  Presidente. 
Nada  se  le  decía,  que  antes  no  lo  hubiese  concebido.  El  no 
interrumpido  movimiento  de  sus  labios  y  sus  dientes,  apenas  le 
permitió  preguntar,  ¿y  que  haremos  en  este  caso  ?  Uno  de  los 
concurentes  contesto,  matarlo  o  expatriarlo.  La  Mar  elije  el 
segundo  medio,  y  pide  al  congreso  audiencia  secreta  para 
aquella  noche. 

No  había  pasado  la  nota  y  ya  tenia  noticia  de  ella,  y  de 
cuanto  se  habia  tratado  en  el  gabinete.  En  mí  tertulia  lo  dije 
con  sonrisa.  Es  cierto  se  me  contestó  :  el  Presidente  ha  venido 
al  Congreso.  Alli  propuso  el  ultimátum,  o  que  se  le  admitía 
la  renuncia  de  la  presidencia,  o  que  se  le  autorisaba  para  ex- 
patriarme. Es  imposible  gobernar,  donde  el  señor  Vidaurre 
hable,  y  escriba.  \  Que  perfecta  igualdad  guarda  mi  historia 
en  todas  épocas.  Esas  fueron  las  palabras  de  Abarcal  y  de 
Unanue.  No  se  me  halla  crimen  y  se  ocurre  al  ínfluxo  de  mis 
doctrinas  para  arrojarme  del  paiz.  No  hubo  mas  diferencia, 
sino  en  que  los  vireyes  ocurrieron  á  Fernando,  y  La  Mai^  a  un 
congreso  donde  Fernando  tenía  cuarenta  vasallos  para  sus  pre- 


245 

tenciones.  Confeso  con  rubor,  que  fui  engañado  :  no  presumí, 
que  se  concediese  tan  barbara  facultad.  Esto  era  prostituirse 
en  publico,  con  menos  pudor  que  las  meretrices  en  las  plazas. 

¿*  Podia  persuadirme,  que  una  asamblea  que  representaba  la 
^soberania  del  pueblo  se  precipitase  por  insania,  o  por  malicia  á 
ser  cómplice  de  una  delito  de  magestad  ?  No  habia  concluido, 
la  primera  semana,  en  que  se  habia  publicado  la  carta  ;  esos 
mismos  diputados  la  juraron  ;  la  juro  el  Presidente,  protestando 
delante  de  un  numeroso  concurso,  que  primero  morirla,  que 
faltar  en  una  coma  á  su  observancia ;  se  solemnizo  el  acto  en 
cuanto  fue  posible,  para  que  por  los  sentidos  se  percibiese  Ja 
grandeza  esencial.  Por  los  sagrados  pactos  los  hombres  se 
reúnen  para  formar  una  nación.  Quebrantar  el  código  político 
es  el  verdadero  delito  de  infidencia.  En  las  monarquías  abso- 
lutas se  comete  siendo  infiel  á  la  persona  en  quien  reside  la  so- 
beranía ;  en  las  repúblicas  democráticas,  violando  el  contrato 
que  establece  la  soberanía  nacional.  Equiparo  la  solicitud  del 
Presidente  con  esta  proposición.  Consentidme  y  habilitadme 
para  que  perjure.  Cedan  las  leyes  a  mi  voluntad  :  revoquense 
y  anúlense  para  que  tenga  efecto  mi  pretencion. 

Ama  el  hombre  naturalmente  sus  obras ;  desea  su  permanen- 
cia ;  es  su  gloria,  que  se  apliquen  á  los  fines,  que  se  propuso. 
Saturno  se  alimentaba  de  sus  propios  hijos.  Los  europeos  de 
los  suyos  en  America  :  estos  eran  los  demonios  del  cielo  y  de 
la  tierra.  (10)  Hija  del  congreso  la  nueva  carta  era  bastante 
para  defenderla  y  no  consentir,  que  fuese  devorada  en  la  cuna. 
Ha !  que  los  diputados  adictos  a  los  españoles  se  asemejaban  á 
ellos  en  la  insensibilidad.  Cuando  el  senado  dispuso,  que  Ce- 
sar usase  todas  las  mugeres  sin  otro  limite,  que  su  apetito,  dio- 
la  prueba  mas  decisiva  de  que  los  esclavos  no  tienen  honor, 
patria,  ni  virtud.  Es  mas  detestable  acción  sacrificar  la  liber- 
tad del  estado,  que  ofrecer  a  los  placeres  su  muger  y  sus  hijas. 
Catón  no  tuvo  escrúpulo  en  seguir  las  costumbres  de  los  Lace- 
demonios  :  el  jamas  pudo  convenirse  con  que  se  hollasen  las 
leyes  fundamentales  de  Roma. 

En  el  hecho  de  acceder  la  mayoría  a  lo  que  el  Presidente 

(10)  Hablo  de  un  modo  figurado  ,  sé  muy  bien  que  en  los 
ciclos  no  hay  demonios. 


246 

propuso,  dejó  de  ser  un  cuerpo  legislativo,  descendiendo  al  ver- 
gonzoso estado  de  una  reunión  de  traidores.  Se  ha  de  distin- 
guir entre  representación  nacional,  y  junta  de  individuos  que 
fueron  elegidos  diputados.  El  primer  titulo  sublime  se  goza, 
mientras  se  merece.  Se  merece  conformándose  a  la  voluntad  * 
general,  y  no  saliendo  de  aquella  circunferencia  cara,  conocida, 
y  descripta  por  leyes  fundamentales.  Estas  sentencias  se  han 
de  grabar  en  tablas,  que  se  custodien  en  el  santuario  de  la  lib- 
ertad. Si  se  llega  alli,  se  rompe  el  velo,  y  se  alteran  los  pre- 
ceptos, el  templo  se  derrumba.  ¿  Seria  parlamento  la  asociación 
y  disolución  de  facciones  sujetas  a  la  voz  de  Croniwell  ?  ¿  Seria 
congreso  el  palacio  rodeado  de  cañones  donde  un  joven  rey 
ordenó  que  se  firmase  la  constitución,  que  el  habia  formado  ? 
Serian  representantes  del  pueblo,  lo  que  compusieron  la  con- 
vención de  Francia  ?  No.  Del  mismo  modo  que  no  es  concilio 
el  de  Jerusalem  que  absolvió  á  Arrio,  ni  el  de  Rimini  discorde 
con  la  fé  católica.  Fue  caterva  de  malhechores  la  que  convir- 
tió al  Presidente  en  un  tirano :  asi  se  nombra,  el  que  quiere 
administrar  sin  sujeción  a  las  leyes.  ¿  Si  Mariana  tuvo  espíritu 
para  enseñarlo  a  los  españoles,  me  mortificare  buscando  dulces 
palabras,  que  hagan  menos  ásperas  mis  ideas  ?  El  dia  que  se 
firmo  m¡  expatriación,  concluyeron  los  dos  poderes  legislativo 
y  ejecutivo.  Entiéndase,  que  lo  digo  con  respecto  a  las  per- 
sonas que  los  ejercian.  Los  ciudadanos  no  quedaron  obligados, 
k  la  obediencia,  y  la  obediencia  seria  un  crimen. 

No  citare  en  sosten  de  mis  juicios  a  los  grandes  maestros, 
que  cual  copiosas  fuentes  me  proporcionaron  las  purísimas  aguas 
de  las  majores  doctrinas.  Agrada  infinito  acometer  al  enemigo, 
tomarle  las  armas  y  combatirlo  con  ellas.  Esto  haré  recoriendo 
la  constitución  que  se  juró  seis  dias  antes.  Articulo  8.  Delega 
(la  Nación)  el  ejercicio  de  su  soberania  en  los  tres  poderes. 
Delgada,  no  trasmite,  por  que  la  soberania  no  puede  trasmitir- 
se. Si  se  trasmitiese,  la  democracia  se  trasformaria  en  oligar- 
quía. Delega,  mantiene  la  superioridad,  que  permanece  en  el 
delegante  para  con  el  delegado.  Este  es  el  poder  superior  a 
los  tres  poderes,  que  esplique  cuando  se  trató  de  la  lejitimitad 
del  nombramiento  del  Arzobispo.  Este  es  el  poder  del  pueblo 
soberano,  reconocido  por  la  misma  constitución  como  ya  mani- 
festare. 


247 

Articulo  9.  JVinguno  de  los  tres  poderes  podra  salir  jamas 
de  sus  limites  prescriptos  por  la  constitución.  Luego  saliendo 
-  '  alguno  de  ellos  de  esos  limites,  ya  no  es  un  poder.  ¿  Que  serán 
los  que  se  ecseden  ?  Unos  usurpadores  de  la  soberanía  nacional. 
Los  tiranos  de  Atenas,  los  reyes  de  España,  desde  la  época  en 
que  dictaron  leyes  sin  stamentos  :  ¿  que  remedio  en  el  caso  de 
haber  traspasado  sus  órbitas  los  dos  poderes  legislativo  y  ejecu- 
tivo ?  La  ley  de  Creta  y  de  Inglaterra  :  armarse  los  elúdanos 
contra  ellos,  y  restituir  la  constitución  a  su  practica  y  vigor. 
¿  Escandalizo  con  lo  que  digo  ?  Pues  a  la  letra  es  el  articulo 
172,  sancionado  por  ellos  mismos.  La  protección  de  les  dere- 
chos politicos  y  civiles  de  los  ciudadanos  ecsije  de  cada  miembro 
de  la  sociedad  el  deber  de  concurrir  al  sosten  de  esa  protección 
por  medio  de  las  armas  y  contribuciones  en  razón  de  sus  fuerzas 
y  SM5  bienes.  ¿  Y  cual  es  el  caso  propio  en  que  se  necesita  esa 
protección  ?  Cuando  el  ejecutivo,  que  es  el  presunto  enemigo 
de  la  libertad,  directa,  o  indirectamente  la  ataca.  Por  el  arti- 
culo 174  :  Todo  peruano  puede  reclamar  ante  el  congreso,  ó  el 
poder  ejecutivo  las  infracciones  de  la  constitución.  ¿  Y  si  las 
infracciones  son  del  mismo  congreso,  y  del  ejecutivo  a  quien 
ocurrirán  ?  No  hay  duda,  que  al  pueblo  en  masa  para  que  se 
una  contra  los  delincuentes.  No  son  estos  unos  negocios  que 
pueden  reservarse  para  otro  tiempo.  El  despotismo  es  un  árbol 
de  tal  naturaleza,  que  crece  y  se  robustece  por  instantes.  Si 
no  se  le  arranca  en  el  dia  en  que  se  le  ve  nacer,  después  de 
grueso  su  tronco  repele  la  hacha  de  mejor  temple  y  filo  con 
estrago  del  que  da  el  golpe.  La  primera  humillación  que  se  le 
hizo  sufrir  á  la  madre  de  Louis  13,  fue  la  semilla  de  la  arbitra- 
ria administración  de  Richelieu.  Si  nuestros  hermanos  los  del 
Norte  hubiesen  sido  indiferentes  a  las  innovaciones  de  la  metro- 
poli  contra  su  libertad,  ellos  serian  hoy  mas  esclavos,  que  lo 
que  nosotros  fuimos.  Comparo  la  tiranía  con  la  agua  que  con- 
duce un  cause.  Si  halla  un  punto  cuasi  imperceptible,  por 
donde  irse  introduciendo,  en  breve  lo  estiende  y  dilata,  hacien- 
do caer  en  tierra  el  muro  ó  edificio,  que  se  oponía  a  su  fuerza. 
No  se  ridiculisen  mis  teorías  por  ser  un  solo  ciudadano  el  ofen- 
dido. He  demostrado  lo  que  avanza  el  despotismo,  si  se  le 
permite  comenzar ;  y  el  quebrantamiento  del  pacto  con  injuria 
de  un  ciudadano  no  es  el  quebrantamiento  de  todo  el  pacto  ? 


248 

Es  indispensable  no  separarnos  del  mutuo  enlace  de  los  pensa- 
mientos. El  gobierno  democrático  es  el  contrato  de  cada  uno 
con  todos,  y  de  todos  con  cada  uno.  Los  derechos  son  de 
todos  y  cada  uno,  asi  como  las  obligaciones.  Una  ciudad  tiene 
la  misma  importancia,  que  un  individuo.  Adelantare  sin  error^ 
un  ciudadano  vale  tanto  como  el  pueblo. 

Doy  gracias  al  sacerdote  de  Christo,  que  me  condujo  al  me- 
dio de  las  aguas,  donde  separado  del  bullicioso  tumulto  de  las 
capitales,  posseo  mi  espiritu  y  gozo  de  mi  corazón.  Continuó 
mis  raciocinios  embelesado  en  ellos.  ¡  Con  que  encanto  defi- 
ende el  hombre  sus  derechos  !  Facultado  el  ejecutivo  á  ex- 
peler del  territorio  al  ciudadano  á  quien  de  su  orden  se  le  puso 
en  una  cárcel,  se  le  siguió  un  proceso,  y  se  iba  á  sentenciar ; 
era  inviolable  y  con  inviolabilidad  mas  funesta  á  los  pueblos, 
que  la  que  está  declarada  a  los  principes.  La  persona  agraviada 
que  tenia  acción  a  exijir  la  responsabilidad,  el  resarcimiento  de 
daños  y  perjuicios,  la  separación  del  empleo  y  el  castigo,  lejos 
de  poder  conseguirlo  juzgada  su  inocencia,  y  el  delito  del  pri- 
mer majistrado  y  sus  ministros ;  sufria  una  nueva  injuria  y  mas 
atroz,  cual  era,  perder  los  derechos  de  la  ciudadania.  Que- 
daba despojado  de  la  soberanía  dote  de  la  naturaleza,  asegurado 
por  el  pacto.  Por  un  trastorno  contrario  a  toda  ley,  y  no  con- 
ocido en  las  hordas  salvajes,  la  pena  recaiá  en  el  justo  y  la  im- 
punidad en  el  delincuente.  Inviolabilidad  repito  de  transcen- 
dencia mas  deplorable,  que  aquella  que  conceden  algunas 
constituciones  a  los  reyes.  Como  no  temen  estos  ni  la  demanda, 
ni  el  destierro,  ni  el  cadalso,  no  tienen  para  que  cubrir  un  cri- 
men con  otro.  No  asi  el  que  necesita  cortar  las  manos  y  la 
lengua,  para  que  no  se  represente,  ¿  y  repetidos  dos  o  tres  ejem- 
plos habría,  quien  se  atreviese  á  respirar  ?  ¡  A  Dios  para 
siempre  libertad  del  ciudadano  !  Las  garantías  constitucionales 
eran  quimeras.  Unos  pocos  hombres  fuertes  ,  con  el  poder 
dispondrían  de  la  vida  y  de  los  bienes  :  la  verdadera  oligar- 
quía. 

Debia  cancelarse  el  articulo  194  la  constiucion  garantiza  la 
libertad  civil,  la  segaridad  individual,  la  igualdad  ante  la  ley  y 
la  propriedad  de  los  ciudadanos.  No  tenia  efecto  el  197. 
Todos  los  ciudadanos  son  iguales  ante  la  ley,  ya  premie,  ya 
castigue,      A  unos  sentenciaba  la  ley,  á  otros    la  voluntad 


249 

del  presidente.  Estos  segundos  lia  de  crerse  con  certidumbre, 
que  no  eran  culpables ;  siéndolo  no  se  recuriria  para  castigarlos 
a  medios  reprobados  y  violentos.  Para  que  no  se  mezclasen 
los  poderes  se  dicto  el  caso  articulo  91.  JVo  puede  conocer  el 
ejecutivo  en  asunto  ninguno  judicial.  Su  relación  es  estrecha 
con  el  que  sigue  :  caso  9G.  JVo  puede  privar  de  la  libertad 
personal,  y  en  caso  que  lo  exija  la  seguridad  publica,  podra 
librar  orden  de  arresto,  debiendo  poner  dantro  de  vecinte  y 
cuatro  horas  al  detenido  a  disposición  del  juez  respectivo. 
No  puede  juzgar,  ni  prender,  pero  puede  concluir  un  juicio 
con  una  expatriación.  Esta  es  la  moral  de  los  jesuítas,  aus- 
teros en  los  ápices,  lapsos  para  los  pecados  enormes.  Seme- 
jante es  esto  al  rudo  gobernador,  que  cuidase  con  exeso  las 
puertas  de  la  ciudad,  estando  abiertas  brechas  en  los  muros. 
En  el  articulo  126.  JVingun  tribunal  o  juez  puede  abreviar 
ni  suspender  en  caso  alguro  las  formas  judiciales.  Concilie  el 
mas  astuto,  el  de  ingenio  dehcado,  el  envejecido  en  las  entradas 
y  salidas  del  foro  este  decreto  con  el  poderio  para  anteponer 
la  pena  a  la  sentencia,  y  no  una  pena  ligera,  sino  aquella  que 
los  romanos  equiparaban  ala  muerte.  Está  escrito  en  el  161 
es  un  derecho  de  todos  los  ciudadanos,  el  que  se  concerve  la 
independencia  del  poder  judicial.  ¿  Permanece  esta  indepen- 
dencia, si  el  congreso  autorisa  al  ejecutiro,  para  que  expatrie 
a  los  que  están  procesados?  Se  ha  hecho  para  evitar  mayores 
males  ;  la  salud  publica  lo  demanda ;  ella  es  la  suprema  de  los 
leyes.  Miente  el  malvado,  que  asi  se  disculpa.  No  hai  mal 
superior  al  que  se  sigue,  de  no  haber  ley  segura  ni  fija.  La 
salud  del  pueblo  en  ningún  caso  puede  consultarse  con  el  que- 
brantamiento déla  constitución.  Esa  solud  del  pueblo  es  la 
que  alegaron  los  Silas,  los  Tiberios,  los  Robespieres,  los  Fer- 
nandos. Los  tiranos  siempre  tuvieron  una  misma  politica, 
unas  mismas  reglas,  unas  mismas  contestaciones.  Los  moldes 
de  los  inicuos  no  se  han  alterado  con  los  siglos. 

I  Como  se  fundará,  que  es  conveniente  consentir,  que  el 
ejecutivo  saque  aun  Diputado  del  congreso  ?  No  los  quiero  in- 
violables por  sus  delitos  y  en  algunos  casos  ni  por  sus  opiniones. 
Fuera  gustoso  de  que  en  ningún  diccionario  se  hallase  escrita  la 
palabra  inviolabildad.  Pienso,  que  muy  rara  vez  estará  acorde 
con  la  de  justicia.  Sea  el  apoderado  del  pueblo  castigado  por 
32 


250 

sus  crímenes,  sealo  por  las  doctrinas  en  la  tribuna,  si  se  dirijen 
á  trastornar  los  principios  en  que  se  funda  la  libertad  política  y 
civil.  Debe  ser  juzgado,  pero  no  arrancado  de  su  silla  por  una 
mano  poderosa  y  fuerte.  No  arrastrado  fuera  de  la  sala  por 
los  mismos  colegas,  que  estaban  obligados  á  defenderlo.  Un 
hecho  de  esta  magnitud  consentido  y  aprobado  extinguió  para 
siempre  le  independencia  del  poder  legislativo.  Algunos  dis- 
culpan la  acción  de  Augusto  expeliendo  muchos  miembros  del 
senado.  Juzgan  que  era  conveniente,  que  se  purificase  ese 
sitio  extrayendo  excorias  que  opacaban  su  esplendor.  Mi 
parecer  es  del  todo  contrario.  Augusto  facilitó  el  camino  para 
que  sur  sucesores  no  hallasen  oposición  en  una  asamblea  de 
reyes,  sino  bajas  y  viles  condecendencias  en  un  enjambre  de 
esclavos.  El  decreto,  que  parece  benéfico  al  publico,  fue  la 
fragua  donde  se  forjaron  las  terribles  armas  de  los  opresores. 
Quedó  el  senado  a  disposición  de  los  cesares.  Sus  miembros 
respetables  en  una  época  feliz,  se  convirtieron  en  delatores 
y  agentes  infames  de  la  tiranía.  Nada  es  per,  que  aumentar  el 
poder  del  poderoso. 

Dejemos  suspensa  la  resolución  de  disputas,  que  se  refieren 
k  gobienos  antiguos,  enlos  que  no  se  conoció  la  división  perfecta 
de  poderes,  y  los  estrechos  limites  de  cada  uno  de  ellos.  El 
astro  de  la  mañana  no  se  habia  visto  en  Inglaterra,  ni  el  sol  en 
los  Estados  Unidos  de  America.  Debemos  á  la  madre  el 
embrión,  a  la  hija  el  cuerpo  animado  y  perfecto.  No  hai 
libertad  donde  los  poderes  se  mezclan,  mucho  menos  donde  el 
uno  dispone  de  los  otros  dos.  Se  tomo  del  cuello  al  insigne 
orador  Manuel,  y  con  modo  ignominioso  se  le  saco  del 
salón  en  Francia.  A  otro  Manuel  se  arrebata  del  congreso 
peruano,  se  pone  eu  una  cárcel,  y  no  pudiéndosele  probar  nin- 
gún crimen  se  le  arroja  de  la  patria.  ^'Son  semejantes  los 
sucesos  ?  No.  los  franceses  tiernen  un  Rey  inviolable,  entre 
nosotros  no  hay  otra  magestad,  que  la  del  pueblo.  En  Europa 
aun  existen  hombres  diversos  de  los  hombres,  entre  nosotros 
todos  los  hombre  son  iguales.  Aqui  el  atentado  ha  sido  mayor, 
por  que  choca  mas  con  las  formas  constitutivas.  Donde  hai 
principe,  pueden  haber  injusticias :  donde  gobierna  la  ley  el 
abuso  mas  corto  es  un  horroroso  sacrilegio.  ' 

¡  La  ley !  y  quien  la  dictara  en  los  sucesivo  ?  ¿  Que  es  la  ley  ? 


j  251 

Son  los  pactos  que  entre  si  y  para  su  felicidad  establecen 
hombres  iguales,  libres,  é  independentes.    ¿  Cual  es  el  principio 

-  y  fundamento  de  la  ley  ?  la  razón  :  sino  es  racional  no  sera  ley. 
El  precepto  en  Phrigia  en   honor  de  Venus ;  la  piedad  del 

*  salvaje  comiéndose  á  su  padre  anciano ;  el  titulo  de  señores  de 
vidas,  honras,  y  haciendas,  que  se  dio,  a  los  reyes,  son  los 
efectos  del  vicio,  de  la  superstición,  de  la  brutal  ignorancia : 
estas  no  son  leyes.  ¿  Que  es  lo  que  impide  el  recto  ejercicio 
de  la  razón  ?  prejuicios  y  pasiones.  Estos  son  los  obstáculos, 
que  se  oponen  a  una  buena  legislación.  El  pueblo  que  desea 
tener  ese  bien  superior  a  todos  lo  que  en  la  tierra  puede 
conceder  la  providencia  en  el  sentir  de  un  filosofo,  debe  tra- 
bajar por  que  se  desarraiguen  los  prejuicios,  y  que  las  pasiones 
tomen  una  noble  dirección.  Ellos  están  reducidos  a  dos : 
temor  y  esperanza.  Placer  y  dolor  son  los  dos  pivots  de  la 
maquina  humana.  Solicitar  lo  que  agrada,  y  huir  de  lo  que 
atormenta,  es  lo  que  ocupa  de  continuo  nuestro  pensamiento. 
Las  innumerables  especies,  sean  cuales  fuesen,  corresponden  á 
la  una,  ó  á  la  otra  familia.  De  aqui  deduzgo,  que  el  legislador 
para  ser  perfecto  ha  de  estar  exento  de  prejuicios,  y  no  temer, 
ni  esperar.  ¿  Sera  un  Dios  ?  es  verdad  :  solo  en  el  ser  supre- 
mo es  esencial  la  perfección.  Pero  al  hombre  le  es  permitido 
y  aun  ordenado,  que  avive  mas  y  mas  su  semejansa  con  la 
divinidad.  Disminuir  los  temores  y  arreglar  los  deseos  no  es 
imposible.     Si  lo  fuese,  la  moral  no  seria  practicable. 

No  chocan  con  mis  juicios  las  mejores  constituciones.  Hal- 
lamos en  ellas  artículos  muy  espresos,  que  tienen  por  fin,  que 
el  diputado,  ni  tema,  ni  espere.  En  la  próximamente  jurada 
el  articulo  45  ordena  que  ningún  miembro  de  las  dos  cámaras 
pueda  obtener  para  si  durante  su  comisión  sino  el  asenso  de 
escala.  Esto  no  es  bastante.  Debia  haberse  señalado  por 
plazo  el  del  Presidente  actual.  Se  tomo  de  mi  proyecto  todo 
el  articulo  20.  Nada  estudié  tanto  como  mantener  ilesa  la 
independencia  del  cuerpo  legislativo.  Por  eso  esclui  las  per- 
sonas que  directa  6  indirectamente  tendrian  relación  con  el 
gobierno.  Si  se  entregan  al  jefe  las  dos  llaves  del  corozon 
humano,  entra,  se  possesiona  y  domina.  Hemos  visto  salir  del 
congreso  algún  individuo,  que  correspondió  siempre  el  banco 
de  Luna-Pizarro,  y  recibir  en  el  momento  un  empleo,  contra 


252 


ía  ley,  que  entonces  regia.  Ved  aquí  activada  la  esperarza. 
Se  abate,  se  aprisiona,  se  expatria  á  un  representante  ¿  quien 
no  tiembla  y  se  ajita  ?  ¿  qual  espíritu  es  tan  fuerte,  que  no  pierda 
la  mayor  parte  de  su  energia,  sino  toda  ?  El  amor  para  el 
bien  general  es  una  virtud  no  común.  .  Nunca  hubieron  .mil- 
lares de  Horacios  y  Curacios.  Raro  es  el  que  expone  su 
tranquilidad,  su  fortuna,  su  familia  por  la  que  contempla  seca 
y  aun  impracticable  theoria.  Muchos  de  los  mismos  que  vota- 
ban conmigo,  me  acusan  de  haber  fabricado  mi  ruina.  Algu- 
nos de  los  fundadores  de  nuestra  lucha  contra  la  España  han 
renegado  de  sus  nobles  anteriores  sentimientos.  Teodocio 
propone  al  senado  ¿  que  religión  se  preferiría,  si  la  de  Júpiter  ó 
la  de  Jesu  Chisto  ?  Libres  dijo  que  eran  los  sufragios,  pero 
esta  libertad  era  afectada :  la  impedían  esperanza  y  temores. 
Symmaco  había  sido  arbitrariamente  desterrado.  Con  el  re- 
ciente exemplo  de  este  elocuente  orador,  ¿  quien  no  opinaría, 
según  Teodosío  deseaba  ?  Se  me  nota  el  demasiddo  uso  de 
la  historia.  Soy  inseparable  de  la  macsima  del  Lord  Bacon ; 
todo  es  error,  si  no  precede  la  observación  y  la  experiencia. 
Los  hechos  pasados  me  dan  a  conocer  los  presentes  y  venideros. 
Uno  mismo  es  el  corazón  del  hombre,  unas  mismas  sus  pasiones, 
y  si  es  asi,  no  tengo  unsolido  motivo  para  preguntar  ¿  quien  dic- 
tara en  lo  sucesivo  las  leyes  ?  ¿  Hombres  que  esperan  y  temen  ? 
Pues  no  son  leyes,  son  los  decretos  de  jCommodo. 

El  mayor  de  los  prejuicios,  entre  aquellos  que  han  impedido 
nuestra  ilustración  y  progresos  ha  sido  creer  firmamente,  que  á 
los  empleados  se  les  ha  de  respetar  aunque  sean  injustos,  venales, 
insolentes.  Fue  la  obediencia  pasiva  un  error  recibido,  como 
dogma  y  que  se  transmitió  por  muchas  generaciones.  El  etiam 
discolis  del  nuevo  testamento,  y  la  conducta  que  observaron 
para  con  los  emperadores  los  primenos  fieles,  apoyada  por  Jus- 
tino, jrineo  y  Tertuliano,  se  enseño  en  los  colegios  y  los  pul- 
pitos. Era  el  néctar  con  que  se  nos  nutria  desde  la  primera 
infancia.  La  educación  y  las  conéiencias  estaban  al  arbitrio 
dé  un  clero,  que  no  habia  adquirido  las  luces  que  hoy  lo  dis- 
tinguen. Siempre  abiertas  las  fauces,  y  levantadas  las  manos 
del  tribunal  diabólico,  ejercito  de  los  reyes  de  España  en  las 
colonias,  para  tenerlas  esclavisadas,  según  el  pensamiento  de 
Reynald,  una  opinión  contraria  hubiera  conducido  al  novador 


253 

a  las  hogueras.     Debiendo  desde  el  momento,  que  comenza- 
mos a  respirar,  haber  cavado  la  tierra,  y  extraído  los  rayzes  de 
enseñanza  tan  detestable  y  opuesta  á  nuestros  principios,  me 
■^  atrevo  á  decir,  que  se  han  adaptado  con  mayor  fuerza.     En  el 

%3ongrsso  se  gritaba.  Es  preciso  sostener  al  ejecutivo,  si  no  lo 
hacemos  somos  perdidos :  el  pueblo  debe  estar  en  una  completa 
sumicion  ;  si  consentimos  que  se  escriba  contra  el  Presidente  y  se 
publiquen  sus  defectos,  no  se  le  tendrá  respeto  y  no  habrá  gobierno. 
Un  prudente  disimulo  es  mas  útil,  que  un  choque  que  aunque 

justo,  ponga  en  oposición  los  poderes.  Cuanto  daña,  querer 
mezclar  la  reglas  de  una  monarquía  absoluta  con  las  que  cor- 
responden a  un  estado  democrático,  conocerá  el  que  se  haye 
iniciado  en  los  primeros  elementos  de  la  siencia  del  gobierno. 
Esas  apáticas  frias  reflexiones  son  muy  acomodadas  para  las 
naciones  esclavas,  donde  los  mandatos  se  sostienen  por  el  temor  : 
ahi  juzga  Montesquieu,  que  perjudicarían  las  luces.  No  es 
del  mismo  modo  en  las  naciones  donde  se  reúnen  hombres 
libres  é  iguales,  y  en  las  que  las  leyes  deben  conformarse  con 
las  que  dictó  el  autor  de  la  naturaleza.  En  los  libros  de  los 
reyes  tenemos,  aprobada  por  Dios  la  revelion  contra  los  malos 
principes.  ¿  I  se  percibe  hasta  donde  llegan  los  perniciosos  resul- 
tados de  esas  irracionales  condesendencias  ?  Pues  atérrense  al 
escucharme.  Todo  lo  actuado  por  el  congreso  depues  de  mi 
violenta  separación  es  nulo. 

No  es  esta  una  materia  exótica,  una  invención  de  la  circun- 
stancias, la  empresa  de  un  ingenio  fértil.  El  hombre  que  hace 
alarde  de  sus  talentos  tiene  muy  pocos.  Se  asemeja  al  pobre 
que  lleva  en  su  cuerpo  adornos,  que  no  corresponden  a  su  ha- 
ber. Con  los  años  y  un  estudio  indecible,  no  he  adquirido 
otra  cosa,  que  algunos  principios.  He  trabajado  por  conven- 
cerme de  su  certidumbre  para  poder  deducir  de  ellos  con  se- 
guridad mis  consecuencias.  Por  los  del  derecho  natural,  de 
gentes,  politico  y  civil  sé  con  evidencia,  que  todo  acto  es  nulo 
cuando  no  asisten  á  el  las  personas,  que  deben  concurrir.  Vo- 
lúmenes con  facilidad  se  escribirían  copiando  a,  los  jurisconsul- 
tos alemanes.  Se  trató  muchas  veces  la  cuestión  en  las  elec- 
ciones de  los  emperadores.  No  fue  desconocida  en  los  tristes 
días,  en  que  los  cismas  afligieron  la  iglesia.  El  poder  que  se 
dio  para  que  se  obrase  en  unión  y  de  común  acuerdo,  señalando 


264 

un  numero  de  personas,  no  puede  ejercerse  sin  ellas.  Si  los 
nombrados  tuviesen  facultad  de  desechar  algunas,  no  serian, 
comisionados  :  estaba  en  ellos  la  autoridad  suprema.  Nombra- 
dos dos  jueces  para  decidir,  es  nulo  el  juicio,  sino  concurren 
ambos.  Para  componer  el  cuerpo  legislativo  elije  cada  pro< 
vincia  sus  diputados  :  por  ellos  esta  representada.  Pero  estos 
elegidos  de  que  entran  al  desempeño  de  su  cargo,  ya  no  son 
del  lugar  del  nombramiento,  sino  que  corresponden  a  toda  la 
república :  tienen  entonces  la  aprobación  de  la  voluntad  gene- 
ral.    Es  lo  mismo,  que  si  la  nación  los  hubiera  nombrado. 

Incontrovertibles  estas  ideas  e  ilustradas  por  los  publicistas  y 
politicos  modernos,  su  evidencia  crece,  si  se  aplican  á  estados 
consolidados  en  unidad  de  gobierno.  En  estos  no  puede  haber 
la  mas  pequeña  diferencia  o  provincialismo  :  los  representantes 
no  tienen  que  chocar  entre  si.  El  poder  de  legislar  es  de 
todos  y  cada  uno.  Nadie  tiene  potestad  para  privar  al  diputa- 
do ya  admitido  de  la  palabra  ni  del  voto.  Si  se  ejecuta,  resulta 
nulidad.  Su  persona  es  sagrada.  Siis  mismos  instituyentes, 
no  les  pueden  revocar  los  poderes  durante  su  comisión  á  no  ser 
por  delito  juzgado  y  sentenciado  según  los  articulos  SI  y  32. 
Las  acusaciones  criminales  se  han  de  seguir  y  fenecer  con  arre- 
glo a  esos  articulos.  Estas  son  las  disposiciones  del  43  y  44. 
¿  Eran  olvidadas  leyes,  que  pocas  horas  antes  se  hablan  sancio- 
nado y  publicado  ?  Si  ellas  rejian,  si  ellas  debian  regir  es  in- 
concuso, que  cuantos  actos  se  practicaron  después  de  mi  ilejitima 
separación,  tienen  en  si  el  vicio  notorio  de  nulidad.  Pudieran 
escusarse  con  la  ignorancia  de  las  fraudes,  violencias,  é  ilegali- 
dades en  el  proceso.  ¿  Pero  se  exculparan  desde  la  fecha  en 
que  ocurri  á  ellos,  reclamando  el  quebrantimiento  de  la  constitu- 
ción, el  fuero,  y  carácter  de  Diputado  ?  ¿  No  se  les  hizo  pre- 
sente la  nulidad  del  código  politice  faltando  un  lejitimo  repre- 
sentante ?  Bien  sabían  Luna  Pizarro  y  sus  facciosos  amigos, 
que  era  verdad  cuanto  se  exponía  por  mi.  Tres  o  cuatro  veces 
cada  dia  se  le  daba  cuenta  de  la  causa.  Las  operaciones  se 
disertaban  en  su  ominoso  club  :  el  secretario,  el  Fiscal,  el  carce- 
lero eran  sumisos  y  humildes  siervos,  que  ejecutaban  sus  or- 
denes. La-Mar  era  cual  Constancio  en  los  assesinatos  de  su 
familia  :  sinente  potius  quam  jubente.  Sabia  el  mayor  numero 
mi  inocencia,  ¿y  no  me  estraia  de  las  manos  del  opresor?   Era 


255 

un  consentimiento  expreso  en  la  injusticia.  Disimularia  lo  an- 
terior, ¿  y  habrá  recurso  para  exeptuarse  del  cargo  en  el  mo- 
mento, que  el  presidente  pidió  se  le  autorisase  para  mi  expa- 
^  triacion  ?  No  necesitaban  prueba  mas  infalible  de  mi  inculpa- 
bilidad. La  sentencia  se  iba  á  pronunciar.  Siendo  un  reo 
convencido,  se  baria  de  nn  modo  justo  y  legal  lo  que  se  solici- 
taba destrozando  la  antigua  y  nueva  constitución.  Desenvuelto 
el  dragma,  conocido  el  maligno  intento  de  extraerme  del  con- 
greso y  de  la  patria,  no  habiendo  duda  de  la  justicia  con  que 
me  habia  quejado  en  mis  manifiestos,  el  despojo,  hizo  que  el 
cuerpo  legislativo  quedase  incompleto,  nulas  é  irritas  sus  reso- 
luciones. .1  .<'\nú\'\h'. 
No  faltarla  quien  se  opusiese  hablando  en  mi  favor  :  diré  mas 
bien,  hablando  en  favor  de  la  patria.  Puede  ser  que  se  usasen 
argumentos  mas  solidos,  que  los  que  contiene  este  recurso.  Er» 
el  congreso  habían  hombres  justos,  imparciales  y  sabios.  ¿  Que 
se  responderla  ?  ¿  Que  él  cuerpo  legislativo,  que  dictó  la  carta 
pudo  alterarla  ?  ¿  Que  era  permitido  conceder  facultades  ex- 
traordinarias al  ejecutivo  en  caso  de  invacion  ó  sedición  ?  ¿  Que 
la  falta  de  un  diputado  no  anulaba  las  leyes,  siendo  determinado 
el  numero,  que  es  preciso  para  la  sanción  ?  La  piedra  de 
molino  no  pulveriza  con  tanta  prontitud  los  granos,  como  hubi- 
era reducido  a  su  aniquilamiento  tan  débiles  y  miserables  re- 
flexiones :  usarla  de  mis  armas,  que  son  los  principios. 

El  pueblo  seberano  elije  sus  representantes.  Estos  apodera- 
dos no  pueden  salir  \\n  punto  de  los  limites,  que  se  les  fijan. 
Los  del  congreso  constituyente,  { para  que  fueron  nombrados  ? 
La  palabra  constituyente  lo  dice  :  para  formar  constitución. 
Nadie  lo  sabe  como  yo.  La  convocatoria  fue  obra  mia,  hal- 
lándome de  ministro  de  estado.  Los  departamentos  y  provin- 
cias, se  convinieron  en  la  formula,  y  con  arreglo  a  ella  se 
estendieron  actas  y  poderes.  De  aquí  se  deduce,  que  los  dipu- 
tados nada  debieron  hacer,  sino  presentar  la  constitución.  Sus 
atribuciones  no  son  las  que  corresponden  al  congreso  ordinario 
constitucional.  Cuanto  practicaron  excediéndose  de  los  fines 
designados  por  sus  mandantes  es  nulo.  Seria  una  monstruosi- 
dad y  absurdo,  que  un  congreso  fuese  á  un  tiempo  constituyente 
y  constitucional.  En  tal  caso  podian  tiranisar,  dictando  leyes, 
que  aumentasen  y  perpetuasen  su  autoridad.     Siendo  conveni- 


256 

ente  y  justo,  restaba,  que  en  los  poderes  se  hubiese  expresado. 
Hallo  un  obstáculo  gravísimo  para  la  ampleacion.  En  mi  juicio, 
ha  de  intermediar  algún  tiempo  entre  la  formación  de  una  carta 
y  el  acto  de  reconocerla,  admitirla,  y  jurarla.  Se  avergonza-  ^ 
ban  los  antiguos,  si  á  cada  palabra  no  acompañaban  un  testo  ( 
los  modernos,  si  no  dan  el  motivo  racional  de  sus  opiniones. 
Mis  ideas  están  encadenadas  :  del  primer  eslabón  dependen  los 
demás.  La  soberanía  es  de  el  pueblo :  el  pueblo  es  el  legislador  : 
los  diputados  obran  a  su  nombre.  Luego  este  pueblo  soberano 
para  aprobar  y  dar  por  bueno,  lo  que  se  hizo  por  comicion,  es 
indispensable,  que  lo  examine  y  medite.  Privarlo  de  este 
atributo,  obligándolo  a  que  consienta,  obedesca  y  se  sujete  á 
lo  que  tuvieron  a  bien  sus  representantes,  es  darles  á  estos  la 
supremidad  del  pueblo.  Por  este  hecho  se  reconocia,  que  la 
soberanía  no  habia  sido  delegada  sino  transmitida  :  los  diputa- 
dos eran  soberanos. 

I  Podían  sus  trabajos  haber  sido  contrarios  a  la  voluntad 
general  ?  Nadie  puede  atreverse  a  negarlo.  El  diputado  por 
serlo  no  adquiere  la  infalibilidad,  ni  se  hace  incapaz  de  pecar  6 
errar  :  ^  Ha  cuantos  pecados  y  errores  hemos  presenciado  en 
ese  congreso  !  Antes  de  su  instalación,  desde  la  juntas  prepa- 
ratorias habían  escandahzado  con  viles  pasiones,  y  ruines  inte- 
reses. ¿Y  si  hubiesen  escrito  una  constitución  monárquica? 
En  ese  caso  se  responde,  nadie  tendria  por  absurda  la  oposi- 
ción. ¿  Y  en  la  copa  de  oro  del  nombre  democrático,  no  podia 
esconderse  el  veneno  de  la  monarquía  ?  ¿  Quien  se  atreve  a 
chocar  de  frente  las  opiniones  generales  ?  Se  alaga  al  pueblo 
con  sus  mismas  ideas  para  inducirlo  a  lo  contrario.  Las  lec- 
ciones de  Maquiavelo  en  breve  serán  inútiles,  conocidas  por 
todos.  No  siendo  un  portento  la  fraude  ó  la  traición,  al  pueblo 
soberano  se  le  obliga  a  que  beba  las  aguas  corrompidas,  que  le 
vienen  por  cauces  cenagosos  é  inmundos.  Hay  algo  mas  de- 
cisivo. A  ninguno  se  le  puede  violenter  a  que  acepte  un  pacto 
sin  reconocerlo.  Si  se  le  impide,  ya  no  es  pacto.  No  puede 
haber  pacto  sin  voluntad  expresa,  y  no  puede  haber  voluntad 
expresa  sin  conocimiento.  No  cumplir  el  pacto  es  un  crimen, 
y  por  el,  ese  hombre  a  quien  solo  Dios  podia  castigar,  se  sujeta 
a  la  pena,  que  le  impongan  sus  iguales.  ¿  Se  hará  esta  varia- 
ción  en  la  alta   gerarquia,   sin  un   serio  escrutinio  ?     Muchas 


257 

veces  explique  con  claridad  estoá  pensamientos  en  la  tribuna. 
Resulta  de  ellos  por  consecuencia  forzosa,  que  el  pacto  de  todos 

'  con  todos  antes  debe  ser  examinado  que  consentido.  Luego 
un  congreso  constituyente  no  puede  tener  las  facultades  del 

^  cuerpo  legislativo  constitucional.  Para  dar  las  leyes,  revocar- 
las, ó  modificarlas,  ha  de  preceder  la  aprobación  de  las  funda- 
mentales, y  el  poder  del  pueblo  para  estos  actos  posteriores. 
Las  naciones  libres  é  independentes  entre  si,  como  los  hombres 
en  el  estado  de  naturaleza,  nombran  embajadores  o  plenipo- 
tenciarios para  establecer  sus  tratados.  Si  fuesen  generales, 
podian  llamarse  la  constitución  del  mundo.  Dan  poderes  é  in- 
strucciones a  sus  comisarios.  No  pueden  estos  ampliar,  ni 
limitar  las  ordenes  que  reciben.  Y  con  todo,  para  que  tengan 
efecto  es  un  requisito,  que  sean  antes  ratificados  por  los  respec- 
tivos gobiernos.  Tenemos  el  ejemplo  en  los  que  se  formaron 
en  Panamá  ;  han  quedado  silenciados  y  sin  ejecución  por  que 
a  pesar  de  mis  exfuersos  y  continuadas  reconvenciones,  jamas 
pude  consequir,  que  se  aprobasen  ó  reprobasen.  (11)     Esto  no 

(11)  He  señalado  algunas  délas  presunciones  que  tenemos 
para  creer  que  el  Jeneral  La  Mar  y  Luna  Pizarro  están  en 
combinaciones  secretas  con  los  Españoles.  La  mayor  de  todas 
es  no  haber  consentido,  que  los  tratados  que  celebramos  en  Pa- 
namá sean  presentados  al  congreso  examinados  y  aprobados. 
Pasaron  á  una  comisión  donde  era  miembro  el  mismo  Luna  Pi- 
zarro, se  aseguró  publicamente  las  ventajas  de  su  realización : 
que  las  Ámericas,  no  tendrían  que  temer  en  ningún  caso,  ni  a 
la  España,  ni  a  ninguna  otra  nación  extranjera,  pero  que  no 
convenia  por  ahora  tratar  aquella  materia.  ¿  Y  por  que  no 
convenia?  JVo  hay  otra  razón,  que  estarse  trabajando  por  la 
España.  Como  respondeinos  a  las  demás  sesiones  de  America 
a  quienes  invitó  nuestro  gobierno  para  la  asamblea,  y  que  hici- 
eron grandes  gastos  para  remitir  sus  plenipotenciarios,  y  los 
pueden  haber  hecho  mayores  para  estar  prontos  al  cumplimiento 
de  lo  pactado  ?  ¿  Que  se  dirá  en  Inglaterra  y  Olanda  cuyos 
soberanos  remitieron  ministros  9  Q^ue  se  dirá  en  el  mundo  en- 
tero, que  esperaba  los  resultados  de  esa  reunión  respetable  ? 
Sajo  la  buena  fé  de  los  contratantes  pasaron  a  Tacubaya  en  Mé- 
jico. Habrán  reprobado,  o  ratijicado  lo  hecho  con  excluñon 
33 


258 


es  del  caso  ;  pero  si  lo  es  el  argumento.  Si  la  nación  no  rati- 
fica, el  tratado  no  vale  ;  si  el  hombre  no  consiente,  el  pacto 
social  no  es  obligatorio.  Pensar  de  un  modo  diverso,  es  ver 
al  pueblo  con  igual  desprecio,  que  a  las  bestias  a  quienes  no  se 
consulta  para  ponerles  la  carga  encima.  Oligarquia,  oligarquia,^ 
mucho  mas  abominable,  que  la  monarquia. 

Estas  demonstraciones  filosóficas  vigorisemoslas  con  su  con- 
stitución. Antepongamos,  que  después  de  jurada  quedo  el 
congreso  sujeto  a  ella.  Articulo  10.  El  poder  legislativo  se 
ejerce  por  un  congreso  compuesto  de  dos  cámaras,  una  de  diputa- 
dos, y  otra  de  senadores.  Articulo  48.  son  atribuciones  del  con- 
greso dar  leyes,  interpretarlas,  modificarlas,  ó  deroger  las  ecsis- 
tentes.  Luego  mientras  el  cuerpo  legislativo  no  esta  compuesto 
de  dos  cámaras  formadas  de  un  modo  constitucional,  en  nin- 
guna persona,  ni  cuerpo  reside  autoridad  para  alterar  las  leyes. 
No  lo  tenia  el  congreso.  Lo  1  °  por  que  en  términos  legales 
Functus  est  officio  suo.  Lo  2  °  por  que  el  articulo  176.  dice 
Esta  constitución  se  conservara  sin  alteración  ni  reforma  por 
cinco  años  desde  la  fecha  de  su  publicación.  No  hubo  articulo 
limitativo,  en  favor  de  los  entonces,  diputados.  Lo  3  °  por 
que  para  retener  esa  facultad  sobre  la  constitución  debia  ser,  ó 
por  una  ley  anterior  no  dada  por  ellos,  6  por  voluntad  del  pue- 
blo. No  lo  uno,  ni  lo  otro  podia  alegarse.  Ellos  por  tanto 
estaban  en  incapacidad  legal  de  acceder  a  una  solicitud  opuesta 
a  la  constitución.  Para  autorisar  al  ejecutivo  extraordinaria- 
mente, en  las  circunstancias  a  que  se  siñe  el  caso  23,  asi  como 
para  alterar  las  leyes,  han  de  concurrir  las  dos  cámaras.  Muy 
bien  sabia  esto  la  mayoría  de  las  diputados.  En  su  virtud,  las 
facultades  extraordinarias  que  se  hablan  dado  al  presidente,  se 
declaró  que  cesaban  en  el  acto  de  publicar  la  constitución. 
¡  Que  horror !  En  seis  dias  se  le  quitan  y  se  le  restituyen. 

I  Que  se  haria,  preguntan,  si  antes  de  reunirse  el  cuerpo 
legislativo  constitucional  una  invasión  ó  sedición  amagan  la  se- 
guridad publica  ?  Este  argumento  se  adorna  con  todo  el  ropage 
de  la  astucia  forense.     Respondo  :  tomar  sagaces  y  prontas 

nuestra  ?  JVada  se,  por  que  con  estudio  no  han  querido  mandar 
un  plenipotenciario  a  Méjico  a  dar  algunas  escusas  de  nuestro 
frivolo  comportamiento. 


^  !|  259 

medidas,  que  no  se  opongan  á  la  constitución.  JVo  alcanzan 
es  imposible  ;  para  repeler  extranjeros  y  castigar  criminales  bas- 
j^  tan  armas  y  leyes.  ¿Y  si  la  cosa  es  de  tal  momento,  que  no 
admite  ni  juicios,  ni  formase  Casuistas  españoles,  diré,  entre- 
teneos. Que  entonces  el  ejecutivo  obre  por  si  y  bajo  de  su 
responsabilidad,  pero  que  no  ocurra  á  un  cuerpo,  que  no  tiene 
facultad  de  habilitarlo.  Para  ese  acto  el  mismo  derecho  habia 
en  los  diputados  que  se  hallaban  en  la  sala  del  congreso,  que 
en  los  ciudadanos  que  paseaban  por  las  calles  y  las  plazas.  Me 
agarro  á  dos  manos  de  mis  principios :  nadie  tiene  mas  poder, 
que  el  que  recibió  del  pueblo  soberano.  El  pueblo  no  lo  habia 
conferido.  Ademas,  que  el  caso  23  Articulo  48,  no  puede 
tener  cumplimiento  mientras  un  ley  no  especifique  la  clausula, 
autorisar  extraordinariamente.  Ella  es  tan  general,  que  si  se 
aplicase  del  modo,  que  aparece,  el  presidente  podia  disolver 
el  congreso,  deponer  los  majistrados,  suspender  los  juicios, 
imponer  contribuciones.  Lo  que  digo  el  mismo  Jeneral  La- 
Mar  ;  anegar  las  calles  de  Lima  en  sangre  con  su  espada,  y  la 
de  las  facultades  extraordinarias.  Apologistas  de  la  tirania  po- 
ned la  cimitarra  en  manos  del  Sultán,  puede  que  se  estrene 
con  vuestras  cabezas.  La  salud  del  pueblo  jamas  ecsijirá  una 
medicina,  mil  veces  peor  que  el  mal. 

A  mi  vez  exijo  que  se  me  conteste  para  alterar  una  ley  o 
habilitar  extraordinariamente  al  ejecutivo.  ¿  Que  se  necesita  ? 
Dictar  otra  ley :  todos  los  decretos  del  cuerpo  legislativo  son 
leyes,  i  Y  se  puede  dictar  ley  contra  una  sola  persona,  y  por 
hecho  anterior  a  la  ley,  que  se  va  a  publicar  ?  No :  la  ley  ha  de 
ser  general.  Si  en  un  gobierno  libre  no  se  admiten  privilegios 
favoreciendo,  ¿  Como  serán  admisibles  penando  ?  La  acción 
mala  se  ha  de  juzgar  y  castigar  del  modo,  que  estaba  señalado 
antes  de  cometerse  el  delito.  No  tengo  que  probarlo  cuando 
lo  hacen  por  mi  los  artículos  191  y  197  JVinguna  ley  puede 
tener  efecto  retroactivo  :  todos  los  peruanos  son  iguales  ante  la 
ley,  ya  premie  ya  castigue.  Luego  aunque  el  congreso  constitu- 
yente numerase  entre  sus  atribuciores  la  de  autorisar  de  un 
modo  extraordinario  al  ejecutivo,  era  un  absurdo  para  con  per- 
sona señalada,  y  por  caso  anterior.  ¿  Y  que  sentiremos  no  ha- 
biendo sediciones,  ni  invasiones  ?  Los  diputados  tenían  de  ello 
un  conocimiento  cierto  y  evidente  por  datos  irrefragables.     Lo 


260  .     ./ 

que  hay  es  que  deseaban  arrojarme  de  su  seno,  como  el  presi- 
dente, de  la  patria. 

No  es  la  falta  de  un  diputado  de  tan  corto  momento.  Queda  y 
anteriormente  demostrado.  Aunque  la  constitución  señale  el 
numero  que  ha  de  concurrir  para  formar  las  leyes,  se  debe  dis- 
tinguir entre  la  no  asistencia  voluntaria  y  la  exclusión  injusta. 
En  el  primer  caso  no  hay  nulidad,  por  que  no  hay  crimen  en  los 
que  concurren :  no  están  obligados  a  responder  de  un  hecho 
ajeno.  En  el  segundo  la  hay,  por  que  se  quebrantan  las  leyes 
constitucionales. 

Tomadas  todas  las  salidas  por  donde  pueden  querer  evadirse 
los  antiliberales,  se  ofrece  un  cargo  contra  ellos  mas  fuerte  que 
los  anteriores.  Es  concluida  la  libertad  de  imprenta.  No  admite 
esto  una  larga  disertación.  Es  útil  la  economia  de  los  pensa- 
mientos para  no  fatigar  la  paciencia  de  los  que  leen.  ¿  En  que 
se  ha  fundado  el  Presidente  para  pedir  mi  expatriación  ?  En 
mis  impresos.  Luego  el  que  escribe  contra  el  gobierno,  se 
queja  de  sus  providencias,  publica  los  atentados  que  comete, 
no  sera  juzgado  con  arreglo  á  las  leyes,  sino  sera  expelido  del 
pais.  ¿  Y  habrá  quien  se  atreva  a  escribir  ?  Se  hará  en  Constan- 
tinopla  contra  el  gran  señor,  en  Petersburg  contra  el  emperador 
de  las  Rusias,  no  en  Lima  sobre  un  pelo  del  vestido  del  Jene- 
ral  La-Mar.  Llevó  el  torente  del  despotismo,  con  ímpetu  fu- 
rioso los  muros  que  lo  detenían.  Es  la  ilustración  assesinada  ; 
resucito  la  ignorancia ;  se  divertirá  el  tirano  con  infames 
papeles  en  los  que  los  esclavos  mutuamente  se  insulten  y  afren- 
ten :  el  mayor  crimen  contra  la  deidad  es  formar  armas  de  los 
dotes  con  que  privilegio  á  ciertos  individuos  :  el  concepto  es  de 
un  padre  :  mia  la  aphcacion.  El  mas  ecsecrable  designio  de 
un  usurpador  es  tomar  como  medio  de  la  tiranía  el  único  apto 
para  extirparla.  La  servidumbre  llega  a  su  colmo,  si  el  degene- 
rado hombre  usa  contra  sus  semejantes  de  aquellos  fuerzas  con 
que  debia  defenderlos.  Fue  la  conducta  de  Claudio  Salmacio 
escribiendo  contra  el  pueblo  ingles  ;  de  un  pontifice  elogiando  la 
carnicería  del  san  Bartolomé ;  de  los  que  hoy  envenenan  la 
tinta  para  ridiculizar  escritos,  que  son  en  el  Perú  los  únicos  ea 
que  se  sostienen  los  derechos  del  hombre  y  del  ciudadano.  Que 
lo  haga  el  timido  viejo,  que  idolatra  el  pequeño  resto  de  una 
existencia  fatigada ;  lo  disculpo.     No  al  Joven,  mucho  menos 


ai  milit 


.261 

ilitar,  que  pueden  ser  felices  con  su  espada  y  con  su  pluma. 
.  ¿  Que  encanto  los  alucina  ?  ¿  No  hay  alguno  que  pregunte,  si 
^  este  es  el  modo  de  cumplir  con  el  articulo  153?  Recordándose 
se  conocerá  la  justicia  con  que  es  citado.  Todos  pueden  comu- 
nicar sus  pensamientos  de  palabra  ó  por  escrito,  por  medio  de  la 
imprenta  sin  censura  previa,  ni  mas  responsabilidad,  que  la  que 
determine  la  ley.  i  Como  se  confina  en  un  pueblo  extranjero  á 
un  ciudadano,  por  que  en  su  natural  defensa  recopiló  los  dog- 
mas santos,  sin  los  quales  una  nación  no  sera  libre  ?  Silencio, 
silencio  :  esta  destrozada  la  arca  y  pisado  el  primer  sacerdote 
que  presentaba  ofrendas  puras  al  Dios  de  la  libertad.  Dormid 
indolentes,  dezcandad  en  la  tumba.  No  despertéis  al  sonido 
de  la  trompeta  que  os  llama  a  combatir  por  vuestro  patria. 
Vuestros  oidos  y  vuestros  ojos  se  abrirán  con  el  destemplado 
rechino  de  grillos  y  cadenas. 

El  pueblo  israelitico  era  mas  obstinado  en  la  idolatría,  cuanto 
mayores  los  portentos  del  Dios  verdadero  en  su  favor.  Los 
hombres  elegidos  por  el  pueblo  peruano  para  que  lo  represen- 
tasen en  el  congreso,  trabajaron  por  ser  esclavos,  cuando  se 
proporcionaban  todos  los  medios  para  consolidar  la  libertad  é 
independencia.  Habian  formado  una  constitución,  que  ellos 
mismos  confesaron  podia  ser  mejor.  Fue  un  delito,  pero  no 
comparable  con  el  de  destrozar  por  sus  mismas  manos  un  có- 
digo escrito  por  ellos,  y  cuyos  caracteres  aun  estaban  frescos. 
Asi  resulta  del  prolijo  examen  de  sus  artículos.  ¿  Y  no  tenia 
fundamento  solido  para  no  presumir  el  desacierto?  En  Francia 
los  miembros  del  cuerpo  legislativo  discutían  sobre  las  facul- 
tades de  Napoleón,  mientras  este  ordena,  se  les  haga  brinca 
por  la  ventanas.  No  es  una  maravilla :  decidió  la  fuerza. 
Aqui  el  presidente  pretende  y  consigue  un  bilí  ignominicoso 
por  el  que  se  condeciende  en  que  sea  mi  juez,  mi  ejecutor  y 
mi  enemigo. 

A  las  doce  del  dia  del  26  de  Abril  se  me  pone  incomunicado 
de  orden  de  La-Mar.  A  las  diez  de  la  noche  se  me  intima 
me  prevenga  para  salir  al  Callao  a  las  doce  sin  variación  de  un 
minuto.  Me  hallaba  en  la  cárcel,  mi  casa  en  distancia  grande, 
mis  amigos  en  lugares  que  ignoraba.  Suplico  por  el  mezquino 
plazo  de  dos  horas  mas,  y  se  me  niega.  ¡  Cual  debia  ser  la 
confusión  de  mi  familia  !     ¡  Que  trastorno,  que  desorden,  que 


262 


A 


perdidas!  Mi  librería  la  mejor  del  Peni  (12)  quedo  abando- 
nada; mis  adorados  manuscriptos,  frutos  del  asiduo  estudio  de 
mas  de  cuarentas  años  esparcidos  en  diversos  lugares  y  sin  l 
duda  perdidos :  preciosidades  de  mi  uso  arrojadas  en  las  calles 
con  el  atolondramiento.  ¡  Que  gloria  para  Clodio  ver  desolada 
la  casa  de  Cicerón !  No  es  orgullo  compararse  con  el  romano 
sabio  y  elocuente,  un  ignorante  y  tartamudo  :  ambos  conveni- 
mos en  haber  librado  la  patria,  y  en  tener  una  facción  enemiga. 
El  gran  señor  manda,  nadie  resuella.  ¡  Que  diversa  fue  mi  ex- 
patriación en  el  gobieno  de  los  españoles  ! 

Si  se  pudiera  confiar  en  las  palabras  de  los  satélites  de  los 
tiranos,  quisiera  que  el  oficial  carcelero  dijera,  cual  fue  mi 
serenidad  al  recibir  la  orden.  Mi  semblante  no  fue  distinto  del 
que  hubiera  manifestado  al  participárseme  que  mi  causa  era 
concluida  con  felicidad ;  Ni  el,  ni  yo  dimos  signos  de  dolor 
6  pena.  Advertí  si,  que  no  solo  se  me  expatriaba,  sino  que 
era  privado  de  mis  honores.  No  se  me  quiso  dar  copia  del 
mandato,  como  debia  ser ;  la  arbitrariedad  habia  de  ejercitarse 
hasta  en  los  ápices.  Recuerdo  que  contenia  estas  clausulas. 
A  las  diez  de  la  noche  y  no  antes  prevendrá  T^.  á  Don  Manuel 
LéOrenzo  de  Vidaurre  se  disponga  para  partir  al  Callao  a  las 
doce  en  punto.  Extrañe  la  omisión  del  señoria  y  el  titulo  de 
Presidente  de  la  corte  suprema.  De  antemano  el  ejecutivo  lo 
evitaba  con  estudio  a  pesar  de  reclamarlo.  En  esta  ocasión 
se  me  contesto  con  risa  insultante,  que  ya  no  lo  era  según  la 
nueva  constitución.  Como  este  halla  sido  otro  atentado, 
necesito  fundar  mi  justicia,  para  que  se  resuelva  con  arreglo  a 
ella.  Estuve  muchas  veces  por  no  insertar  este  incidente  en 
mi  representación  :  me  parece  personalisimo.  Escribo  con 
desabrimiento,  y  solo  me  animo  por  que  se  vea,  cuanto  ciegan 
las  pasiones  a  los  que  se  declaran  en  las  repúblicas  por  alguna 
facción :  el  mayor  empeño  de  Luna-Pizarro  fue  privarme 
del  emplo. 

(12)  Consta  de  cerca  de  dos  mil  volúmenes.  Diez  años  he 
invertido  en  adquirirla,  comprando  obra  por  obra  de  las  mas 
electas  en  los  paises  en  que  me  he  hallado.  JVo  es  tan  grande  la 
perdida  por  los  mismos  libros,  como  por  mis  apuntes  á  los  mar- 
genes de  mas  de  setecientos. 


263 


El  Jeneral  Bolívar  á  quien  el  congreso  anterior  constituyente 
-labia  transmitido  todas  sus  atribuciones,  me  hizo  que  fundase 
^  la  corte  superior  de  Trujillo  :  fue  por  entonces  el  único  tribu- 
^'^  nal  del  Perú.  El  éxito  tan  feliz,  que  se  logro  por  la  recta 
^  administración  de  justicia,  que  se  minorasen  los  crímenes 
comunes  en  las  sociedades,  y  que  se  aumentan  infinito  en 
tiempo  de  guerra.  Conseguida  nuestra  independencia  por  la 
sin  igual  batalla  de  Ayacucho  en  que  se  concluyó  con  el  resto 
de  enemigos  de  la  America,  el  Libertador  quiso,  que  se  ejec- 
tuase  cuanto  la  constitución  disponía.  Lo  primero  fué  nom- 
barme  presidente  de  la  corte  suprema,  y  tuve  la  honra  de  ser 
también  su  fundador.  Por  una  mtriga  se  pretendió  declarase 
el  congreso,  que  ya  estaba  reunido,  que  la  presidencia  debia 
rolar  entre  los  vocales.  Se  desechó  el  proyecto  cuasi  por 
unanimidad :  solo  hubo  un  voto  encontra.  El  resultado 
favorable  me  proporcionó,  ser  el  único  empleado  con  aproba- 
ción expresa  del  cuerpo  legislativo.  Pedí  se  me  señalase  día 
para  prestar  el  juramento,  y  se  me  contesto,  que  no  era 
necesario,  recibido  ya  en  el  tiempo  en  que  el  Jeneral  Bolívar 
tenia  todas  las  facultades  del  congreso.  Desde  entonces  fui 
reconocido  por  un  presidente  perpetuo :  acto  ratificado  por 
segunda  vez  cuando  se  solicitó  se  minorase  mí  sueldo.  Este 
golpe  meditado  por  Luna-Pizarro  y  sostenido  por  sus  amigos, 
dio  mérito  a  que  se  declarase,  que  una  tercia  parte  de  mí  renta, 
era  una  un  premio  personal,  y  las  dos  restantes  la  que  me 
correspondía  como  presidente  de  la  corte  suprema. 

No  es  hoy  la  disputa,  sí  el  segundo  congreso  puede  hacer 
electiva  la  presidencia  antes  perpetua.  Prescindo  de  ser  un 
articulo  sin  ejemplo  en  otra  constitución.  Podía  alegar  las  mas 
solidas  razones  y  demonstrar  con  ellas  el  mal  que  resulta  de  lo 
nuevamente  dispuesto.  Lo  que  se  es,  que  siendo  igual  la  auto- 
ridad del  uño  y  del  otro,  las  determinaciones  contrarías  no 
pueden  perjudicar  a  los  ya  colocados.  Para  que  se  realísen 
las  posteriores,  se  ha  de  esperar  la  muerte  de  ellos.  Consta  de 
la  nueva  carta  ;  es  el  articulo  lo  Los  meces  son  perpetuos,  y  no 
pueden  ser  destituidos  sino  por  juicio  y  sentencia  legal.  Esta  ley 
habla  de  los  existentes,  ó  el  que  la  compuso  ignora  la  gramáti- 
ca de  nuestro  idioma.  Son  es  presente,  se  refiere  por  tanto  a 
los  possesionados.     Contrayéndose  a  los  que  nuavamente  ha- 


^-¿T- 


264 

bian  de  ser  elegidos  y  nombrados  según  las  formas  que  se  esta- 
blecieron, diria.  LéOs  jueces  serán.  Son  comprende  actuales 
y  venideros.  Esto  era  de  rigorosa  justicia.  Los  empleos  ex-  . 
ceptuando  los  concegiles  que  son  cargas,  no  deben  juzgarse 
gracias,  sino  contratos,  sujetos  a  los  principios  de  buena  fé  :^ 
do  ut  des,  fació,  ut  facías:  es  evidente-  La  sociedad  le  dice  al 
ciudadano,  invierte  tu  caudal,  tus  años  los  mas  floridos,  tu 
personal  trabajo  en  adquirer  los  conocimientos  que  se  requi- 
eran para  ejercer  los  destinos  de  la  administración  publica.  Si 
cumples  por  tu  parte,  el  gobierno  por  la  suya  te  asegura  con- 
moda_y  honrada  subsistencia.  Con  esta  confianza  el  individuo 
emprende  una  vida  laboriosa  y  gastos  exorbitantes.  Se  le 
coloca  al  fin  con  arreglo  a  sus  aptitudes.  ¿  No  es  una  posesión 
legitima  ?  ¿  Separarlo  sin  causa  no  sera  un  despojo  ?  Renun- 
ciarla mi  acción  a  la  presidencia,  si  hoy  se  me  diese  el  caudal 
impendido  en  escuelas,  colegios,  viajes,  y  libros  por  el  espacio 
de  cincuenta  años  (13) 

i  Que  argumento  tan  terrible  puede  hacerse  a  la  mayoría 
facciosa  de  diputados !  el  articulo  89  exije  como  calidad  para 
ser  presidente  del  poder  ejecutivo,  haber  nacido  en  la  repúb- 
lica. Si  lo  anteriormente  hecho  debia  concluir,  siendo  contra- 
rio á  la  reciente  carta,  el  Jeneral  La-Mar  no  continuarla  :  el 
es  extranjero.  ¿  Como  salvó  la  dificultad  Luna-Pizarro  cuando 
subió,  temblando  a  la  tribuna  a  encargarse  de  esta  materia  ? 
Dijo :  que  estaba  nombrado  antes  de  la  constitución,  y  que  las 
leyes  no  podían  tener  fuerza  retroactiva.  ¿Y  no  teniéndola 
para  el  presidente  del  ejecutivo,  por  que  hablan  de  tenerla 
para  el  presidente  de  la  suprema  ?  ¡  Ha !  que  las  leyas  son 
juguetes  en  manos  de  niños  que  ya  los  besan,  ya  los  quiebran. 
La  maldición  de  Dios  tienen  los  que  usan  dobles  pesos  y  me- 
didas. Si  en  uns  estados  en  que  los  constituciones  varian 
cuasi  en  los  mismos  tiempos  que  la  varas  de  alcaldes  en  los 
cabildos,  los  funcionarios  públicos  pudieren  ser  raraovidos,  to- 
dos procurarían  con  perjuicio  de  la  causa  publica,  hacerse  de 
suficientes  fondos  en  el  corto  plazo  de  su  duración,  para  man- 

(13)  Puede  un  Jeneral  ser  degradado  sin  causa,  ¿De 
ningún  modo  9  ¿Y  por  que  lo  sera  el  Presidente  de  la  corte 
suprema  ? 


265 


norse  con  desahogo  y  comodidad  en  lo  sucesivo.  Es  por 
esto,  que  en  todo  pueblo  civilizado,  cuando  se  suprime  una 
plaza  por  innecesaria,  al  que  la  tenia,  ó  se  le  da  otra  equivalente, 
o  se  le  mantiene  entre  tanto  con  sus  honores  y  rentas.  Un 
hecho  próximo  puedo  alegar ;  el  es  autorizado  por  el  presidente 
del  ejecutivo.  Se  extinguieron  las  intendencias  de  ejercito. 
Don  Manuel  José  del  Burgo  lo  era.  Se  quiso  que  pasase  de 
comisario.  Reclamo,  diciendo,  que  era  un  descenso,  que  no 
correspondia  a  su  graduación  ¿  Cual  fue  el  resultado  ?  Dejarlo 
en  posesión  pacifica  de  su  sueldo  y  privilegios.  No  sea  asi 
con  el  presidente  de  la  suprema.  Precipitesele  de  la  segunda 
silla  de  la  república  al  abismo  de  la  nada :  no  quede  ni  de 
simple  ciudadano.  ¡  Digno  estimulo  para  que  se  sirva  con 
honrades  y  fidelidad  a  la  patria ! 

He  de  convencer,  que  por  cualquiera  parte  que  la  determi- 
nación reciba  la  luz,  su  color  es  el  de  la  atrocidad  y  la  injus- 
ticia. Por  el  articulo  108  La  corte  sujjrema  se  compondrá  de 
siete  vocales  y  un  fiscal  pudiendo  el  congreso  aumentar  su  numero, 
según  convenga.  Por  el  109  el  presidente  de  la  suprema  sera 
elegido  de  su  seno  por  los  vocales  de  ella  y  su  duración  sera  la 
de  nn  año.  ¿  Y  de  que  vocales  habla  este  articulo?  ¿  quienes  son 
estos  vocales  que  han  de  elegir  al  presidente  ?  Conteste  la 
misma  constitución.  No  habrá  persona  medianamente  ilustrada 
que  no  sepa,  que  las  leyas  posteriores  en  un  codijo  se  esplican, 
según  lo  dispuesto  en  las  anteriores.  Es  todo  cuyas  partes 
han  de  guardar  una  perfecta  armenia.  El  articulo  74  coloca 
entre  las  atribuciones  de  las  juntas  departamentales  por  el  caso 
17  la  que  sigue.  Formar  listas  dobles  de  tres  elegibles  para  la 
terna  que  haga  el  senado  en  la  provisión  respectiva  de  vocal  por 
él  departamento  para  la  corte  suprema  de  justicia,  pudiendo 
recaer  dicha  lista  en  los  ciudadanos  letrados  de  cualquier  departa- 
mento. El  ejecutivo  por  el  caso  20  del  articulo  90.  JSÍombra 
a  propuesta  del  senado  a  los  vocales  de  la  corte  suprema  y  supe- 
riores de  justicia.  La  materia  con  estos  datos  tiene  toda  su 
claridad.  Para  que  el  articulo  109  se  ejecutase  eligiendo  los 
vocales  su  presidente  era  indispensable,  que  ellos  hubiesen  sido 
elegidos  antes  en  cumplimiento  del  74  y  del  90 ;  que  hubiesen 
habido  juntas  departamentales  ;  que  estas  hubiesen  formado  los 
listas  dobles  5  que  se  criase  el  senado  y  propusiese  la  terna ; 
34 


que  según  ella  el  presidente  nombrase  al  mas  bentíínerh.^  ^ 
¿Pero  habían  de  elegir  presidente  de  la  suprema  unos  vocales, 
que  como  el  actual  habían  de  dejar  los  puestos  para  que  los 
ocupasen  otros?  Que  ciego  seria  el  que  no  viese,  que  esta  con-/A 
stitucion  era  una  espada  de  dos  filos  contra  mí.  Se  realisaba  en  ( 
el  momento  si  podía  por  ella  perjudicárseme,  se  violaba,  si  su 
observancia  no  era  conciliable  con  la  seguridad  de  mi  persona 
y  derechos.  ¿  Como  no  se  expelió  en  el  acto  de  la  publicación 
al  vocal  Palomeque,  español  de  nacimiento  é  impedido  para 
ser  juez  en  aquel  tribunal  por  el  articulo  120?  Era  el  padre 
político  de  fiscal  Quíros.  ¿  Como  no  se  hizo  por  la  corte 
suprema  la  propuesta  para  fiscal  de  ella,  escluyendo  al  uno, 
para  que  se  pusiesen  en  practica  los  artículos  109  y  30? 
No :  debían  permanecer.  El  uno  nunca  fue  mí  amigo :  el 
otro  vendió  mi  amistad.  ¿  Y  eligiéndose  presidente  entre  los 
vocales ;  por  que  se  me  privaba  de  la  calidad  de  uno  de  ellos  ? 
Por  habérseme  considerado  el  mas  digno  para  la  presidencia, 
se  me  clasificaba  después  tan  sin  mérito,  que  se  me  dejase  sin 
ningún  lugar  ?  ?  Y  quien  hacia  esta  exclusión  ?  ¿  Todos  per- 
manecían temporalmente  y  solo  yo  era  el  depuesto?  Hubo 
quien  hiciese  estas  reflexiones.  Contesto  un  fiscal :  era  hacer 
que  descendiese  \  Que  piedad  !  Y  no  era  una  capitis  diminu- 
ción mas  absoluta  en  la  que  se  me  ha  constituido  ?  Pero  el 
idioma  de  la  razón  se  desconoce,  por  los  que  solo  tratan  de 
satisfacer  sus  pasiones,  sin  detenerse  en  obstáculos,  justicia, 
religión,  ni  honor. 

A  las  doce  y  diez  minutos  de  la  noche  salí  expatriado  y  de- 
gradado. No  me  atreví  a  volver  los  ojos  al  lugar  donde  esta 
el  Congreso.  Lo  contemple  como  el  cuartel  general  de  fuerzas 
reunidas  contra  nuestra  Hbertad  é  independencia.  En  una 
casa  sita  en  la  esquina  de  la  misma  plaza  se  hallaban  en  asecho 
y  reunidas  los  principales  esclavos  de  Luna-Pizarro.  Uno  de 
ellos  corrió  en  el  momento  a  darle  parte,  que  sus  ordenes  eran 
cumplidas  sin  la  menor  resistencia.  Asi  esperaba  el  Conde  de 
Aranda  en  alta  noche  las  cabezas  de  los  que  gritaron  en  Mad- 
rid que  tenían  hambre.  ¡  Que  ajitado  estaba  su  corazón, 
que  obscurecido  su  espíritu  !  Sin  turbarme  procure  entretener 
la  grande  distancia  de  /la  cárcel  a  la  puerta  del  Callao,  abri- 
endo con  los  oficiales  alguna  conversación  indiferente :  bien 


2G7 


Jroia  qTO  no  era  prudencia  hacerlo  sobre  materias  politicas. 
1  próximo  terremoto  era  el  asunto  mas  propio  según  iba  re- 

Í oneciendo  las  ruinas  :  pero  o  no  me  contestaban  6  lo  hacian 
or  monosilabos.  Conoci  que  las  instrucciones  eran  muy  rigu- 
^  rosas.  Esos  mismos  oficiales  habian  comido  muchas  veces  en 
mi  mesa,  y  me  habian  manifestado  el  mayor  alago.  Recordé 
lo  que  con  repetición  se  me  habia  advertido,  que  eran  espias 
destinadas  por  el  gobierno.  Un  semblante  nada  afable  acredi- 
taba, que  sabian  acomodarlo  según  la  clase  de  su  comisión. 
Continué  en  silencio.  Que  me  importa,  me  decia,  que  hayan 
caido  en  tierra  los  edificios  materiales,  cuando  ya  fallaron  los 
cimientos  de  la  república.  Roma  incendiada  sera  mas  bella 
de  nuevo :  Roma  no  sera  libre  componiéndose  el  senado  de 
delatores,  jueces  y  verdugos.  ¡Mi  patria!  Imaginación  viva 
causa  de  mis  pasiones,  y  atormentadora  continua  de  mi  alma, 
ella  me  representó  a  Roma  y  Atenas.  Estatuas  mutiladas, 
trozos  de  columnas  de  inestimable  valor,  separados  fragmentos, 
de  circos,  foros  y  teatros ;  signos  cuasi  obscurecidos  de  palacios  y 
templos ;  todo  me  hacia  entender  que  el  despotismo  es  un  vi- 
ento Ígneo,  que  arrasa,  desoía,  devora  y  consume.  Si  estos 
fueron  los  estragos  en  unos  pueblos  viejos  donde  el  valor,  las 
ciencias  y  los  monumentos  mismos  resistian  a  la  opresión,  que 
serán  de  un  lugar  naciente,  tierno,  débil,  y  en  el  que  apenas 
comenzaban  á  descubrirse  los  primeros  brotes  de  la  semilla  de  la 
libertad?  ¡Ha!  nueva  esclavitud.  Basta  por  ahora  de  tortura. 
Con  estos  pensamientos  ocupe  la  media  legua  de  distancia. 
Confieso,  que  llegue  fatigado.  Hacia  cuatro  meses,  que  no 
andaba  por  las  calles.  El  mal  carruaje  que  me  esperaba  me 
fue  un  consuelo.  Me  situé  en  éi"y  me  rodean  las  tropas  para 
conducirme  al  puerto.  Alta  noche  !  Horas  de  los  grandes  crí- 
menes !  ¡  Tiempo  siempre  elegido  por  los  tiranos  !  Barbaros 
teméis  ?  ¿  Que  otra  prueba  de  que  sois  injustos  e  inicuos  ? 
Aborrecéis  la  luz  por  que  obráis  mal.  La  sabiduría  que  no 
puede  engañarse  lo  ha  escrito.  Vuestras  cautelas  solo  servirán 
para  hacer  mas  públicos  vuestros  delitos. 

¡  Que  reflexiones  me  ocuparon  en  las  dos  leguas !  ¡  Cuantos 
sentimientos  contrarios  entre  si !  No  lo  niego.  La  luna  que 
me  acompañó  hasta  el  fin  de  la  ciudad  con  luz  que  igualaba  a 
la  del  dia,  repentinamente  se  obscureció.     Los  astros  parece 


268 


j^ 


que  toman  parte  en  los  justos  sentimientos  de  los  hom^íes.  V ^ 
graznido  de  la  lechuza  y  el  morsielago  con  el  susurro  del 
viento  componian  música  funesta,  la  mas  propia  en  una  noche 
en  que  triunfaba  el  crimen.  Me  venia  a  la  memoria,  que  pocóA 
mas  de  un  año  antes,  pasé  por  esos  mismos  lugares  trayendo  los  ( 
tratados  concluidos  en  la  grande  asamblea  americana.  En- 
tonces era  mi  cabeza  un  torbellino  de  ideas  todas  dirigidas 
á  oponerme  a  una  carta,  que  queria  darse  contra  la  voluntad 
del  pueblo.  ¡  Ha  !  yo  lo  conseguí.  Quedan  en  quietud  en 
sus  camas  y  seguros  en  sus  empleos  los  cómplices  de  la  tiranía. 
Solo  es  desgraciado  el  fin  del  que  espuso  su  vida  y  su  fortuna 
para  salvar  el  Perú.  Pero  me  argüía  :  ¿  no  dije  en  mi  instruc- 
tiva que  desde  Miltiades  hasta  Vidaurre  esta  fue  la  suerte  de 
cuantos  se  distinguieron  en  defensa  de  su  patria  ?  ¿  No  lo  habia 
pronosticado  el  mismo  27  de  Enero,  delante  de  un  inmenso 
concurso,  cuando  regresé  del  cabildo  y  del  palacio  dejando  de- 
rogada la  constitución  de  Bolivia?  (14)  ¿  Por  que  me  sospren- 
do  }  Me  consolaba.  Pero  por  estas  mismas  alamedas  conduje 
con  ostentación  y  pompa  a  Luna-Pizarro,  a  quien  hice  venir  de 
su  destierro.  ¡  Que  ingrato  !  ¿  Y  no  es  esta  una  calidad  de 
nuestra  naturaleza  ?  Un  agradecido  es  un  phenomeno,  como 
un  parelio.  Se  me  habia  anunciado  por  muchos.  El  ambi- 
cioso jamas  se  detuvo  en  delitos  si  le  facilitan  su  engrandeci- 
miento. ¿Que  sentirán  mañana  la  religiosa,  el  sacerdote 
pobre,  el  invalido,  el  huérfano,  la  viuda  a  quienes  alimentaba  ? 
I  Cual  sera  el  sobresalto  de  aquellos  patriotas,  que  ponian  toda 
su  confianza  en  mis  esfuerzos?  ¿Que?  A  los  unos  les  queda 
Dios,  á  otros  también  la  pluma,  la  voz  los,  brazos.  El  camino 
concluye  y  vuelvo  en  mi  por  los  terribles  y  continuados  alertas. 
En  el  puerto  estaban  las  patrullas  redobladas :  preparada  la 
guarnición  y  la  plaza  en  estado  de  combate.  ;  Cuantos  pre- 
parativos para  con  uu  anciano  envuello  en  un  capote  !  Tema 
Philipo  á  Demostenes,  pero  no  se  asusten]  tanto  mis  enemigos 
de  aquel,  que  ellos  mismos  dicen  que  jamas  escribe  con  ecsac- 
titud  ni  perfección.  La  ciencia  de  disponer  del  hombre,  es 
reservada  al  verdadero  y  elocuente  orador. 

(14)    Consta  en  el  suplemento  á  las  cartas  americanas,  que 
es  la  historia  del  gobierno  de  Bolivar  hasta  su  finalización. 


269 

[^^tie  el  Jeneral  Vivero  en  un  bote  para  pasar  a  la  fragata 
)residenta.  No  me  saluda,  y  en  tres  cuartos  de  legua  en  el 
lar,  no  hay  otra  conversación,  que  el  ruido  de  los  remos, 
ilego  :  se  me  introduce  a  la  cámara  del  Almirante,  y  se  me 
^  intima  ser  aquella  mi  prisión  absolutamente  incomunicado.  El 
mayor  Dn.  Gabriel  Palacios,  que  era  el  jefe  accidental  del 
buque  me  recibe  con  delicadeza,  dulzura,  y  no  comunes  espre- 
siones. Me  pregunta  si  quiero  tomar  alguna  cosa  ?  Agradezco 
sin  admitir.  Una  cama  estaba  preparada :  este  obsequio  me 
fue  muy  grato.  Eran  las  tres  en  punto  de  la  mañana :  apete- 
cía con  ansia  el  descanso.  El  cuerpo  y  aun  el  espirita  reque- 
rían algún  reposo.  Las  scenas  de  la  noche  habian  sido  largas 
y  desagradables.  Dormi  hasta  la  siete.  Apenas  me  vio  ves- 
tido el  mayor  cuando  entró  a  saludarme  y  decirme,  que  pidiera 
cuanto  contemplase  necesario  para  hacer  mi  posición  menos 
sensible.  Cumplió  perfectamente  su  palabra  en  los  tres  dias 
que  estuve  a  bordo.  Le  pregunte  ^permaneceré  aqui  largo 
tiempo  ^=JVo  puedo  contestar  a  V,  nada  sé=Era  para  arre- 
glar mis  horas  y  evitar  el  ennui,  que  en  estos  casos  es  Jo  que 
mas  debe  temerse.=JVo  tengo  la  mas  pequeña  noticia-=Miste' 
rios  de  las  cortes.  Se  retiro  y  me  puse  a  leer  y  escribir  como 
si  estuviese  en  mi  casa  y  en  el  seno  de  mi  familia.  \  Hombres 
inertisimos,  que  no  conocéis  otros  placeres,  que  los  que  pro- 
porciona un  infame  circulo  de  parásitos,  cual  seria  vuestra 
desesperación  en  caso  semejante  !  El  filosofo  nunca  esta  solo  : 
Dios  y  la  naturaleza  le  pueden  entretener  por  muchos  siglos. 
Nunca  tuve  placeres  mas  puros,  que  desde  el  momento  en  que 
quede  entregado  a  mi  mismo.  (15) 

El  28  en  el  acto  dé  ponerme  a  comer  entró  Vivero.  Con- 
cluya V,  me  dijo,  que  tengo  que  intimarle  una  orden  muy  poco 
agradable,  Sonrei :  la  prevención  no  es  muy  buena  para  con- 
tinuar comiendo.  Después  con  aquel  semblante  serio,  que  es 
propio  en  la  dignidad  del  hombre  le  reconvine.  ¿  JYo  me  conoce 
V,  ?  Me  es  indiferente  continuar  en  la  mesa  ó  ser  afusilado. 
La  pasión  del  temor  no  se  numera  entre  las  mias  :  jamas  los  tira- 
nos me  la  pudieron  inspirar.     Cuanto  mas  crueles  o  injustos  son, 

(15)  Al  que  diga  que  miento,  le  daré  por  respuesta  mi  re- 
presentación. 


270 


mas  los  desprecio  :  dígnese  V.  instruirme  del  mandatof^ue  es^}' 
gracia,  que  le  pido.  Entonces  me  leyó  la  nota  del  Ministro  des 
la  Guerra  por  la  que  el  presidente  con  aprobación  del  congreso' 
me  expatriaba,  confinándome  a  Boston  en  los  Estados  Unidoál\^ 
del  JNorte.  El  decreto  era  el  relegare  de  los  Romanos.  Mani-  C 
festé  mi  reconocimiento,  y  quise  saber  cuando  seria  mi  salida 
para  prevenirme  de  aquellos  útiles  indispensables  en  tan  dilatado 
viaje  y  de  algún  dinero  para  nli  mas  cómoda  subsistencia.  No 
sera  en  tres  dias  me  respondió.  En  esta  confianza  le  hice  a  el 
mismo  varios  encargos  para  la  capital  y  escribí  cartas  abiertas 
por  mano  del  mayor. 

A  las  veinte  y  cuatras  horas  precisas  estando  también  comiendo 
regresó  Vivero.  Juzgue  que  traerla  la  contestación  de  mis 
pequeñas  suplicas.  Nada  de  esto  :  nueva  orden,  para  que  in- 
mediatamente se  me  embarque  en  la  fragata  anglo-americana 
de  comercio  La  China.  Me  dio  copia  de  la  nota  siguiente. 
"  República  peruana=Ministerio  de  estado  de  gobierno  y  rela- 
ciones exteriores=Casa  de  Gobierno  en  Lima,  a  29  de  Abril 
de  1828=Señor  Jeneral=Incluyo  a  V.  la  adjunta  libranza  de 
setecientos  pesos  para  que  se  sirva  V.  entregarla  a  Dn.  Manuel 
Lorenzo  de  Vidaurre,  a  quien  indicara  V.  que  percibirá  men- 
salmente  cien  pesos,  luego  que  llegue  al  punto  de  su  destino. 
También  le  dirá  V.  que  su  cuñado  el  Sr.  Eldredge  se  encargo 
de  comprar  loque  ha  pedido  y  recibra  por  conducto  de  Vs. 
Finalmente  Vs.  le  manifestara,  que  su  esposa  sera  considerada 
también,  o  mejor  que  pudiera  serlo  por  el.  Dios  gue  a  Vs. 
=F.  X.  Mariategui=Señor  comandante  Jeneral  de  Marina." 

La  disposición  era  un  asesinato  desfigurado.  BuíFon  trabajo 
una  tabla  del  calculo  de  probabilidades  de  la  vida  del  hombre. 
Si  damos  asenso  a  los  juicios  de  este  sabio,  fundados  todos  ellos 
en  reiteradas  experiencias,  y  añadimos  á  mi  edad,  mis  enfer- 
medades, mis  dilatados  viajes  anteriores,  la  relajación  de  una 
vena,  y  sobre  todo  la  estación  que  era  la  mas  rigorosa,  resulta- 
ran cincuenta  probabilidades  por  la  muerte,  contra  una  sola  para 
llegar  con  salud  y  felicidad  al  puerto.  A  Chrisostomo  no  se  le 
quiso  quitar  la  vida  por  que  se  temió  al  pueblo  de  Constantino- 
pla  ;  pero  se  dio  por  efectiva  su  muerte  atendiendo  a  sus  años, 
el  lugar  a  que  se  le  destinaba,  la  distancia,  los  climas  por  donde 
habia  de  ser  conducido,  y  las  aflicciones,  que  se  le  hacian  sufrir. 


271 

venenos  lentos,  armas  usadas  por  ministros  no  de 
liristo,  sino  de  Bersebu. 

Aun  no  he  llegado :  superé  si  ese  formidable  muro  del  cabo 
^  ^Be  hornos,  en  los  principios  de  Junio.  Espesas  nieblas,  en  que 
:>  no  habia  otra  luz,  que  la  del  relámpago  ;  mares  enfurecidos  cu- 
yas ajiladas  olas  acomelian  al  buque  con  fuertes  y  continuos 
golpes,  queriendo  destrozarlo  y  sumerjirlo ;  nieves  y  hielos  que 
cubrían  vergas,  velas  y  puentes,  entumeciendo  el  brazo  del  es- 
forzado y  robusto  marinero ;  fétido  hedor  del  rayo,  que  se  sen- 
tia  en  la  cámara,  anunciando  su  cercanía  :  en  cada  instante 
peligros  por  contrarios  elementos  :  el  sueño !  Esa  medicina 
general,  y  para  mi  una  de  las  grandes  pruebas  de  la  bondad  de 
Dios,  ¿  como  podria  concillarse  ?  El  cuerpo  no  sosegaba  dos 
minutos  en  un  mismo  sitio,  ni  en  quietud.  Arrojado  de  un  lugar  á 
otro  con  los  irregulares  balances,  para  impedir  una  caída  tal  vez 
mortal,  se  necesitaba  el  uso  de  las  manos.  Noches  enteras  se 
concluían  sin  dormir.  ^  Pero  quando  no  era  noche  ?  ¿  Cuando 
la  noche  concluía  ?  No  apareciendo  el  sol,  del  dia  solo  que- 
daba la  memoria.  Mi  vida  quisiera  que  ahora  comenzase.  La 
santa  filosofía  me  enseñaba,  que  la  paciencia  es  el  opio  de  lodos 
los  males.  De  qualesquiera  clase  que  sean,  se  multiplican  por 
el  furor,  desperación  y  rabia  con  que  se  reciben.  El  que  sufre 
viene  á  ser  cómplice  de  las  venganzas  de  sus  enemigos :  el  da 
aumento  a  las  penas  hasta  un  punto,  donde  aquellos  no  pudieron 
alcanzar.  Oia  el  triste  canto,  del  hombre  asalariado,  y  me 
parecían  justas  quejas  á  su  creador  por  el  trabajo  inmenso  que 
le  imponía,  para  comer  un  pan  grosero,  y  una  mal  sazonda 
vianda.  ¡  Que  distinto  es  mi  estado  ¡  El  capitán  se  desvelaba 
por  concurrir  con  aquellos  ligeros  alivios,  que  eran  posibles, 
para  impedir  o  detener  la  muerte  que  me  asechaba.  (16)  A  las 
veinte  y  dos  días  era  un  esqueleto.  Una  toz  convulsiva  rae 
ahogaba,  y  por  momentos  temi  perder  la  respiración.  (17) 
'  V 

(16)  El  capitano  Hiram  Putnam  se  esmeró  conmigo,  como 
si  hubiéramos  tenido  muchos  años  antes  la  mas  estrema  amistad. 
Me  dio  rocías  para  pasar  el  calo  de  las  que  estaba  desprevenido. 
Puso  a  mi  disposición  cuanto  tenia  el  biiquer.  El  dueño  mismo 
de  él,  no  hubiera  sido  tratado  mejor. 

(17)  Recibi  un  golpe  terrible  cuyos  efectos  aun  ignoro» 


272 


Pero  nada  varia  el  inmutable  destino,  que  es  W'pwViáei 
especial  del  ser  supremo.     Me  ido  reponiendo  y  ya  soy 
paz  de  escribir  esta  tosca  representación.     ¡  Noticia  no  esp/^^ 
rada,  y  espantosa  para  mis  enemigos  ! 

Pienso  y  mi  limitada  razón  no  atina  a  decifrar  la  naturaleza^' 
del  decreto,  en  cuya  virtud  se  me  causan  padecimientos  tan 
terribles.  En  los  lugares  de  mi  prisión  se  encargó  siempre,  se 
me  tratase  con  el  mayor  decoro  y  concideraciones  ;  sin  embar- 
go era  el  primero  en  ese  roll  de  los  criminales,  que  se  leia  en  la 
mañana  y  en  la  tarde.  Ocupo  la  cámara  del  Almirante  en  la 
fragata  Presidenta  ;  pero  una  centinela  de  vista  no  consiente 
que  respire.  Se  me  arroja  del  pais  obligándose  a  sostenerme 
y  á  mantener  el  decoro  y  lustre  de  mi  familia ;  pero  estoy  des- 
pojado de  mis  honores,  de  la  ciudadanía,  y  no  se  me  concede 
un  pasaporte  :  se  me  tendría  en  las  naciones  extranjeras  por  un 
vago,  o  un  malhechor,  sino  fuese  tan  conocido  por  mi  nombre. 
¿  Que  contradicciones  son  estas  ?  ¿  Si  soy  un  criminal,  como 
tantos  respetos }  ¿  Si  soy  un  inocente,  como  se  me  sujeta  a  un 
castigo,  que  iguala  á  la  muerte,  6  que  es  peor  que  ella  ?  Ver- 
res  merecía  mil  cadalsos,  por  sus  atrocidades,  no  obstante  se  le 
dice  :  abiertas  están  las  puertas  de  Roma,  sal  nadie  te  lo  im- 
pedirá. Un  destierro  voluntario  concluía  todo  proceso.  El 
confinar,  era  excederse  en  el  rigor.  Al  repetir  el  caso  1.° 
del  articulo  9,  estudio  la  moderación  y  apenas  alcanza  para  suje- 
tar mi  justo  resentimiento  :  El  ejercicio  de  la  ciudadania  se  pi- 
erde por  sentencia  que  imponga  pena  infamante.  Luego  a  mi 
el  ejecutivo  me  ha  declarado  un  infame :  con  la  relegación  me 
ha  hecho  perder  mis  derechos.  ¿  Pero  cual  fue  el  juicio  ? 
¿Quien  dictó  la  sentencia?  Donde  esta?  La  orden  de  expa- 
triación no  es  una  sentencia.  ¿Y  como  tiene  sus  efectos  ?  Mi 
sorpresa  se  aumenta  con  las  reflexiones. 

Autorizado  por  el  legislativo  me  confina  el  presidente  en  Bos- 
ton. Toda  reclusión  final  se  principia  dando  cuenta  del  delito  : 
practica  no  variada  en  los  gobiernos  absolutos.  Es  antqiuisima, 
y  Suetonio  entre  otros  nos  refiere,  que  se  escribía  en  el  cadalso. 
Debia  saberse  la  causa  del  castigo.  No  es  la  pena  una 
venganza  irracional.  Su  principal  objeto  es,  que  no  se  repita 
el  crimen,  y  se  escarmiente  con  el  ejemplo.  En  las  repúblicas 
democráticas  la  observancia  de  esta  disposición  sera  exacta. 


273 

le  constar  el  pacto  que  se  violó,  y  la  suspencion  6  perdida 
le  los  derechos  en  justa  proporción  del  mal  causado.  En  estos 
^  \Bos  renglones  se  contiene  lo  que  escribieron  Filangieri  y  Bec- 
•>  Jbaria.  Se  exijen  dos  leyes,  una  que  caractize  el  delito,  otra 
que  halla  señalado  de  antemano  la  pena.  Faltando  alguna  de 
las  dos,  tiene  lugar  lo  arbitrario  :  escoyo  de  que  se  huye  según 
Montesquieu  en  las  naciones  libres.  Con  el  decreto  el  Jeneral 
La  Mar  y  sus  Ministros  han  puesto  en  practica  las  providencias 
de  alta  policía,  que  hicieron  tan  detestables  á  los  reyes,  y  que 
jamas  se  admitirán  en  nuestro  sistema. 

Libre  é  independente  por  que  naci  hombre  ;  libre  é  indepen- 
dente  por  que  soy  parte  de  un  pueblo  soberano  ;  sin  mas  suje- 
ción que  a  las  leyes,  que  yo  diese,  ó  que  se  diesen  á  mi  nom- 
bre ;  no  obligado  á  una  obediencia,  cual  es  la  del  Turco  6  la 
del  Ruso  ;  en  el  momento  podia  restituirme  a  mi  patria  é  inter- 
poner por  mi  mismo  la  queja,  en  la  cámara  de  diputados.  No 
lo  hago :  se  diria  que  iba  á  promover  la  guerra  civil  y  envolver 
el  estado  en  anarquía.  El  consejo  de  Catón  :  conviene  estar 
expatriado.  Los  menores  accidentes  produjeron  las  mayores 
desgracias.  Una  chispa  fue  bastante  para  poner  en  conflagra- 
ción, naciones  muy  estensas.  La  visita  entre  dos  hermanas 
causó  la  ruina  de  Roma,  y  previno  la  tiranía  de  los  Cesares. 
Me  queda  un  recurso  legal,  y  aun  cuando  este  faltase,  mas 
valia,  que  Temistocles  muriese  fuera  de  Atenas,  que  fomentar 
partidos,  que  han  de  concluir  con  el  engrandicimiento  de  algún 
aspirante.  Quiero  instruir  á  mi  conciudadanos,  no  precipitar- 
los a  su  ruina 

No  es  de  necesitad  mi  presencia.  Se  ha  de  conocer,  que 
jamas  alumbro  el  sol  en  dia  mas  interesante  a  la  America,  que 
aquel  en  que  el  congreso  sufra  la  lectura  de  este  papel.  Pes- 
ado por  el  rudo  estilo,  defectos  retóricos,  mal  distribuidos  y 
colocados  pensamientos ;  es  en  estremo  útil  por  los  principios 
que  contiene.  Del  cumplimiento  de  ellos  depende  nuestra  lib- 
ertad é  independencia.  El  problema  va  á  resolverse.  ¿  Es  el 
Perú  mas  feliz  con  su  actual  gobierno,  que  lo  fue  con  el  de  los 
Austríacos  y  Borbones  ?  ¿  Es  la  libertad  mejor  garantizada  ? 
¿  Los  mandones  son  menos  insolentes  y  corrompidos  ?  ¿  El 
ciudadano  es  libre  en  su  persona  y  en  sus  producciones?  De- 
cidid asamblea  respectable  entre  el  ejecutivo  presente  y  pode- 
35 


274  ^  '^ 


roso  y  un  expatriado  sin  ningún  apoyo,  que  se  halla  en  infiníi 
distancia.  Decidid  entre  los  amantes  de  su  patria  y  los  descu- 
biertos agentes  de  la  España.  Si  el  congreso  no  es  hoy  justoL^ 
el  Perú  no  sera  después  libre.  Si  el  Perú  pierde  su  libertad  laL> 
perderá  la  America  ;  si  la  America  la  pierde  desaparecerá  para 
siempre  de  la  Europa.  (18)  Retrocederemos  al  siglo  diez,  y 
resucitaran  de  sus  cenizas  el  despotismo  y  la  inquisición.  ¿  Que 
se  diria  de  una  joven  bella  si  presentándosele  en  matrimonio  un 
esposo  adornado  de  las  mas  ecselentes  perfecciones  fiisicas  y 
morales,  lo  despreciara  por  uno  de  esos  monstruos  de  África, 
que  naturaleza  distinguió  de  nosotros  por  el  color  y  los  talentos  ? 
Es  mayor  el  contraste  entre  la  libertad  y  la  esclavitud.  El  que 
prefiera  esta  es  mas  infame,  mas  abominable,  mas  digno  de 
desprecio.  (19). 

Volverán  algún  dia  en  si  los  peruanos  preguntando.  ¿  Donde 
están  mas  de  cincuenta  millones  de  pesos,  siempre  reservados 
en  la  capital,  sin  perjuicio  de  jiros,  habilitaciones  y  comercio 
Donde  están  las  esquisitas  alajas,  adornos  de  oro  y  plata  de 
nuestras  casas  ?  Donde  están  las  joyas  de  diamantes  y  de  per- 
las, comunes  aun  en  la  Ínfima  plebe  ?  Donde  esta  la  riqueza 
de  nuestros  templos  que  asombró  al  estranjero  acostumbrado  a 
las  maravillas  de  la  Europa  ?  {  Cual  es  el  estado  de  aquellos 
fundos  que  se  araban  a  un  tiempo  con  doscientas  juntas  ?  ¿  Que 
se  hicieron  los  ganados  que  cubrian  llanos  y  montes,  asegurando 
al  indígena  el  alimento  y  el  vestido  ?  ¿  Por  que  cesaron  con  las 
labores  de  nuestras  minas  los  continuos  manantiales  que  íluian 
en  nuestro  continente  y  sostenían  las  fabricas  del  mundo  antiguo  ? 
¡  Ha !  pobreza,  hambre,  ruina,  desolación,  han  sucedido  a  la 
riqueza,  prosperidad,  abundancia.  Sacrificios  pequeños  si  se 
comparan  con  la  perdida  de  bienes  mas  preciosos,  que  no  sera 
posible  restaurar.  ¿  Donde  se  hallan  nuestros  hijos,  nuestros 
hermanos,  nuestros  amigos,  que  salieron  con  las  armas  en  de- 
fensa de  nuestros  derechos  ?     Solo  oimos  un  ligero  eco,  que 

(18)  JEs  la  flecha  tirada  en  un  monte  de  que  habla  Ber- 
nardino  de  Saint-Pierre. 

(19)  Un  Africano  puede  ser  sabio,  virtuoso  y  bello.  \La 
hermosura  natural  consiste  en  la  justa  resparticion  de  las  partes 
con  el  todo.     La  esclavitud  en  ningún  caso  sera  buena. 

% 


275 


eternidad  nos  reconviene  y  dice  :  „  inertes,  pusilani- 
les,  ingratos  no  habéis  estimado  el  generoso  don  de  nuestras 
idas.  Hemos  dejado  de  ecsistir  por  que  seáis  libres :  indo- 
lentes, como  se  os  deje  un  vengonzoso  sosiego,  os  convenis  con 
ser  esclavos.,.  No  sufrimos  reconvención  tan  justa  y  fuerte. 
Lejos  de  nosotros  el  seguir  al  degenerado  Romano,  que  prodi- 
galizaba  su  sangre  y  sus  tesoros  para  variar  únicamente  el  nom- 
bre del  que  lo  dominaba.  Recojer  queremos  los  frutos  dulces 
y  apetecibles  que  debió  producir  el  árbol  de  nuestra  indepen- 
dencia. Perversos  cultivadores  hicieron  que  hasta  ahora  fuesen 
agrios,  amargos  y  punzantes.  Los  rios  de  leche  y  miel,  que 
se  nos  ofrecían  se  han  convertido  en  fétidas  aguas  impregnadas 
con  hiél  y  ajenjos.  Ha  llegado  el  dia  en  que  se  pruebe  el 
temple  de  las  almas  dijo  Paine  :  ha  llegado  el  dia  decimos  no- 
sotros en  que  el  Peruano  acredite  que  no  es  un  Sibarita  (20) 
insensible  al  honor,  abismado  en  groseros  placeres  :  guerra  á 
los  opresores,  muerte  al  tirano. 

No  serán  estos  alguna  vez  los  sentimientos  de  mi  compatriotas  ? 
¿  Está  todo  tranquilo  con  la  providencia  de  mi  expatriación  ? 
I  Nadie  se  opone  al  gobierno,  todos  respectan  lo  que  ordena  ? 
I  Las  imprentas  se  ocupan  de  su  elogio,  no  habiendo  el  mas 
pequeño  defecto  de  que  acusarle  ?  ¿*  Los  ciudadanos  están 
convenidos  con  ser  tributarios  pagando  el  aire  que  respiran  ?  Se 
ve  con  indiferencia,  que  el  extranjero  huya  de  nuestros  puertos 
injustamente  despedido  por  la  exorbitancia  de  derechos  ?  ¿  No 
se  estraña  que  las  artes  y  manufacturas  se  graben  con  perjuicio 
de  su  adelantamiento,  para  que  nuestros  notorios  enemigos  go- 
zen  grandes  rentas  en  los  puestos  que  indignamente  ocupan  ? 
¿  El  ejecutivo  por  medio  de  sus  subahernos  aumenta  la'  contri- 
bución, y  no  se  reclama  el  atentado  ?  Después  de  un  terremoto 
que  arruinó  la  capital  se  ecsije  con  el  mayor  rigor,  el  pesado 
impuesto  urbano  sobre  casas  que  ya  no  ecsisten,  6  que  es  pre- 
ciso se  reparen  inmediatamente  para  impedir  su  total  derrumbe  * 
Aqui  me  detengo  :  recuerdo,  que  Tácito  me  refiere  cual  fue  la 
política  de  Tiberio  en  iguales  casos.  A  los  pueblos  desgracia- 
dos no  solo  se  les  eximia  de  toda  clase  de  pensiones,  si  también 

(20)     Asi  se  nos  llama  por  el  Español  Infante  en  la  Repú- 
blica de  Solivia  le  preguntaría,  ¿  Bolivia  es  República  ? 


276 


se  les  auxiliaba  con  ingentes  sumas.  Ejecutaron  esto  mismo  k 
españoles  después  del  temblor  de  1746.  ¿Y  nadie  se  queja) 
de  un  gobierno  peor  que  el  de  los  Tiberios  y  Fernandos 
I  Estamos  próximos  á  una  banca-rota  y  nadie  pregunta  por  los 
tesoros  del  estado  ?  ¡  Funesta  quietud,  unión  de  letargo  ¡  Esta 
es  la  paz  de  la  sociedad  conforme  con  los  perniciosos  principios 
de  Hobbes.  (21)  J\ío  es  paz,  diré  yo  con  un  romano,  que 
quedó  en  el  senado  después  de  su  completa  corrupción,  es  servi- 
dumbre. JVon  est  ista  pax,  sed  paciio  servitutis.  Es  esta 
aquella  enfermedad  en  que  perdidos  los  sentidos  internos  y 
externos,  el  diestro  medico  trabaja  por  descubrir  lentos  movimi- 
entos naturales  que  distinguen  la  muerte  de  la  vida. 

Orador  por  la  naturaleza  Patricio  Enrique,  inflamado  con  el 
sagrado  fuego  del  amor  patrio  fue  en  una  ocasión  interrumpido, 
y  dejó  pendientes  unas  clausulas  que  a  mi  me  conviene  concluir. 
„  Cesar  tuvo  su  Bruto,  Carlos  1.  °  su  Cromwell,  Jorge  3.  ° 
—  su  Washington.,,  La  America  antes  Española  tendrá  algún 
ciudadano,  que  dé  a  conocer  de  cuanto  es  capaz  un  hombre 
solo,  siendo  inflexible,  firme,  constante  en  el  sosten  de  la  causa 
de  cuya  justicia  se  halla  penetrado.  El  burlara  inicuas  con- 
binaciones,  dispondrá  de  los  ejércitos,  las  nieves  las  convertirá 
en  llamas  y  los  muros  impenetrables  volaran  cual  plumas  a  su 
soplo.  Este  hombre  moral  es  el  congreso  en  quien  concibo  un 
entendimiento  claro  para  decidir,  una  voluntad  fuerte,  para 
hacer  ejecutar.  Si  el  anterior  autorizando  al  presidente  de  la 
república  rompió  el  libro  de  garantias  que  habia  formado,  el 
presente  restituyéndome  a  mi  honor,  mi  puesto  y  mi  patria ; 
declarando  haber  lugar  á  la  formación  de  causa  contra  el  ejecu- 
tivo y  los  diputados  que  accedieron  a  su  solicitud ;  incorporando 
en  ella  á  cuantos  tuvieron  parte  en  el  quebrantamiento  de  la 
constitución,  convocando  la  convención  para  el  año  venidero 
pondrá  la  base  de  un  edificio,  que  tanto  desearon  los  gloriosos 
mártires  de  nuestra  independencia.   Augusto  y  Severo  comen- 

(21)  Hobbes  escribió  en  la  apoca  de  los  Reyes,  Recon- 
vencido por  los  amigos  de  Cromwtll,  contestó  que  sus  principos 
eran  acomodados  a  todo  gobierno.  Poder  absoluto  en  el  qv^e 
gobierna,  obediencia  pasiva  en  el  pueblo.  Estas  son  las  mac- 
simas  de  Luna  Pizarro, 


277 


su  imperio  por  grandes  golpes  de  tirania.  Este  es  el 
fonsejo  de  Maquiavelo  a  los  principes  usurpadores ;  ser  al  prin- 
cipio crueles  para  después  ser  justos.  ¡  Quebrantar  las  leyes 
laturales  para  afianzar  las  civiles  !  En  la  sociedad  de  hombres 
soberanos  al  iniciar  el  gobierno  son  muy  útiles  los  rigorosos 
actos  de  justicia,  para  que  permanezca  para  siempre.  Recay- 
endo el  castigo  sobre  personas  que  se  creian  inviolables,  temen 
los  sucesores,  y  todos  hincan  la  rodilla  delante  de  la  ley. 

Volver  quiero  a  mi  patria  ;  volver  en  la  convención  á  la  tri- 
buna ;  volver  á  defender  los  derechos  del  hombre  y  del  ciu- 
dadano ;  si  la  tirania  vence  segundo  vez,  volver  á  la  cárcel  y 
concluir  en  un  patibulo.  Un  santo  entusiasmo  hacia  se  ofre- 
ciesen al  martirio  los  Christianos  de  la  primitiva  iglesia ;  los 
apostólos  de  la  libertad  queremos  sellar  nuesta  misión  con  nuestra 
sangre.  Mis  doctrinas,  mis  principios  politicos  se  hallan  en 
este  libro.  No  quiero  ser  juez  de  mi  misma  causa  :  esperare 
la  resolución  fuera  del  territorio :  no  entrare  sin  ser  llamado. 
Tened  si  muy  presente  P.  C.  que  esta  causa  es  mas  del 
pueblo  soberano  que  del  ciudadano  que  subscribe  y  ofrece  con 
la  mayor  humildad  sus  respetos. 

MANUEL  DE  VIDAURRE. 


índice 


Pages. 

Prologo 3 

Discurso  sobre  la  ciudadanía  de  los  españoles  en  el  Perú    .  5 

Manifiesto  1  ®  sobre  el  atentado  contra  la  seguridad  personal  23 
Discurso  sobre  que  a  los  deudores   falidos,  y  á  los  que 
deben  al  tesoro  nacional  no  se  les  privé  de  los  derechos 

de  ciudadanía 76 

Discurso  sobre  la  voz  activa  y  pasiva  de  los  ciudadanos    .  .  84 
Papel   titulado  Justo  juicio  :    prueba   del   talento   de   mis 

enemigos 93 

Carta  del  Coronel  Ninavilca  a  su  defensor 106 

Instrucción  escrita  por  Dn.  Ignacio  Delgado 107 

Clamor  a  los  conciudadanos 108 

Manifiestos®  Conducta  abominable  de  los  jueces 115 

Manifiesto  3  ^  Defensa  del  Autor 148 

Representación  al  congreso  constitucional  en  que  se  tratan 
las  principales  cuestiones  del  derecho  publico  consti- 
tucional     208 


>. 


1 


^ 


279 


FE  DE  ERRATAS. 


p. 

L. 

Dice. 

Debe  Decir. 

7 

2 

Asegurazon 

Aseguraron 

8 

26 

Le 

Les 

10 

7 

Parn 

Para 

13 

Nota  12 

Emplos 

Empleos 

14 

1 

Ued 

Queda 

32 

Nota  6 

Ponde 

Donde 

40 

17 

á 

ó 

44 

39 

Reo 

Reos 

45 

27 

Abientas 

Abiertas 

50 

39 

Cuando  los 

Cuando  en  los 

51 

10 

Cuyo  in 

Cuyo  fin 

62 

26 

Calaboza 

Calabozo 

63 

3 

Ritalicio 

Vitalicio 

66 

13 

Casesino 

Asesino 

64 

Nota  2 

El  juez 

Al  juez 

70 

Nota  2 

Falsera 

Falseara 

71 

3 

Esturiese 

Estuviese 

79 

1 

Espantosas 

Espantosos 

86 

15 

Le  que 

Lo  que 

106 

31 

Decirbe 

Decirle 

110 

25 

Quo 

Que 

119 

Nota  9 

Montano 

Montaña 

121 

26 

Emerda 

Era  de  mi 

122 

36 

Ministeria  león 

Ministerial  con 

128 

19 

Se  lo 

Se  le 

132 

19 

On 

En 

137 

Nota  5 

Constirania 

Con  la  tiranía 

138 

17 

Táctica 

Tacita 

142 

Nota  23 

Lo 

El 

145 

21 

Recupera 

Recuperar 

148 

8 

Otaques 

Ataques 

151 

Nota 

Voté  por  el  Jeral 

Voté  por  Santa- 

La-Mar 

Cruz 

156 

20 

Ninguna 

Ninguno              ^ 

188   , 

27 

Catalina 

Catilina 

159 

18 

Otro 

Otra 

160 

32 

Compana 

Campana 

167 

10 

Rocibieron 

Recibieron 

280 


r 


p. 

L. 

Dice. 

Debe  Decir.         \  , 

170 

6 

Pol 

Del                            1 

170 

20 

Preceder 

Proceder                   «í» 
Medita                      ^Q 

176 

27 

Meditar 

179 

31 

Ierra 

Tierra 

180 

39 

Laegado 

Alegado 

183 

1 

Viciaos 

Vecinos 

184 

2 

Precederé 

Procederé 

184 

5 

Hacia 

Habia 

188 

12 

Al  pie  diligencia    Al  pie  de  la  diligencia 

204 

11 

Resulto 

Resuelto 

212 

17 

la 

La 

212 

22 

Enfermidad 

Enfermedad 

213 

12 

Humillida 

Humillada 

213 

31 

Exemple 

Exemplo 

224 

39 

Promiendo 

Prometiendo 

225 

21 

Rompiondose 

Rompiéndose 

227 

21 

Puo 

Puro 

228 

26 

Vices 

Veces 

229 

31 

Descavo 

Descaro 

235 

2 

De  dele 

No  debe 

232 

29 

Revolución 

Resolución 

234 

8 

Los 

Las 

235 

3 

Centrego 

Entrego 

235 

7 

Paror 

Pavor 

235 

10 

Sumalta 

Sumaeta 

241 

34 

Aleguado 

Alegando 

242 

13 

Opotrio 

Oprobio 

242 

21 

Buyete 

Bufete 

243 

23 

Bullicioso 

Bullicio 

245 

1 

Confeso 

Confieso 

245 

6 

Una 

Un 

246 

6 

Cara 

Clara 

249 

16 

Alguro 

Alguno 

249 

23 

Ejecutivo 

Ejecutivo 

250 

18 

Per 

Peor 

250 

35 

Hombre 

Hombres 

262 

3 

Cuarentas 

Cuarenta 

263 

9 

Ejectuase 

Ejecutase 

264 

8 

Aquirer. 

Adquirir 

264 

31 

Uns 

Unos 

264 

33 

Ramor 

Removidos 

267 

23 

Serán 

Sera 

268 

33 

Mis 

Los                            1 

272 

34 

Reclusión 

Resolución 

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