'■^:
■Si£i
El Instituto Naüional.
Periójlco íelicaio a la iiñisioii de la Instrnccioü Priraaría i SecuDlaria
Publicado bajo la protección del Sr. Jeneral J. Rufino Barrios,
Presidente de la'Republicafde Guatemala.
Fiiiaáif, Siilis
Administradores, Miguel Pineda i Pedro Deleon Valenzueia.
A^OL. I.
Del 15 de Setiembre de 1882 al 31 de Agosto de 1883.
Colección Luis Lujan Muñoz
UniveRidad Francisco Marroquín
www.ufm.edu- Guatemala
GUATEMALA.
tipografía del instituto nacional.
1883.
JUICIO DE LA PRENSA
SOBRE
LA UTILIDAD DE ESTA PÜBLICACIOI
La Industria de Colombia en los jiúmnros 1()2 i Wi
dice:
''El Instituto Nacional''. — Nos ha visitado este im-
portante periódico guatemalteco, fundado por el se-
ñor Santos Tonino, dedicado a la difusión do la
instrucción primaria i secundaria i pul.ilicado bajo la
protección del Jcneral Barrios, actual Presidente de
Guatemala. Las cuatro primeras entregas que liemos
recibido, traen excelentes artículos que armonizan en un
todo con el objeto de la publicación, i los grabados que
profusamente adornan sus páginas, son ensayos mui sa-
tisfactorios del Instituto Nacional de aquella república
hormana. Felicitamos al colega que dignamente revela
el adelanto intelectual de la patria guatemalteca: i de-
jándole larga i provecliosa vida, le enviamos nuestro
semanario en canje.
''El In.iflfn'o Nacional. "-E^tc importante cuanto ilus-
trado periódico que ve la luz pública quincenalmente
en Guatemala, dedicado a la difusión de la Instrucción
primaria i secundaria, adquiere de dia en dia ma3or Ín-
teres por los brillantes escritos i magníficos grabados
que contiene i jior la variedad d« las importantes mate-
lias a que se contrac, tratadas con claridad, orden, mé-
todo i notable precisión; todo de conformidad i de acuer-
do con los adelantos de la ciencia. Tan im.portante
]ieriódico. instructivo i ameno, dirijido por el señor Dr.
Santos Toruno i iniblicado bajo la protección del señor
Jeneral Barrios, Presidente de aquella República, mere-
ce ser conocido por nuestros favorecedores de esta ca-
pital, especialmente por las personas dedicadas a la en-
señanza de la juventud. Las personas que deseen, ha-
llarán en nuestro gabinete de lectura la colecciDn roni-
¡ilcta do t;;n interesante publicación.
Kl Terniúinelro de Nicaragua en el núni. :J0 dice: —
J-JI Instituto. — Ha empezado a })ublicarse en Guate-
mala con fecha 15 de Setiembre del corriente año, es-
te interesante periódico destinado a la difusión de la
instrucción primaria i secundaria. Tiene grabados pro-
pios para hacer fácil la comprensión de las materias de
que trata Se publica bajo la protección del Señor Je-
neral J. Rufino Barrios; i es editado por don Santos
Toruno, Director del Instituto Nacional de Guatemala.
Periódicos de esta cla-se no hai duda que están llama-
dos a regenerar a los pueblos do Centro América. Pón-
gase la ciencia al alcance del pueblo i dentro de pocos
años el falídico espectro del fanatismo habr;í desapare-
cido de entre nosotros.
Sentimos que no nos haya llegado el número 1. ^
de tan útil c interesante periódico, pues solamente re-
cibimos 2. ® i 3. ® , lo cual creemos debido a descuido
en nuestras siealpre cumplidas administraciones de cor-
reos: pues la cubierta que contenia los ejemplares que
recibimos estaba marcada con un número 3 lo cual es-
tá indicando que fueron esos los ejemplares que se en-
viaron a esta redacción i que se sustrajo uno de ellos
no sabemos en que oficina. Si el Señor Toruno tuviera
la amabilidad de enviárnoslo se !o agradeceríamos bas-
tante.
Mientras tanto !c deseamos al cologa guatcmallcco
larga
cienci
El Eco del Norte de Honduras, dice lo s¡guiente:-El
Instituto Nacional. — Est ■ es el titulo del import'antísi-
mo periódico (luo v;' la inz pú'iMi'a i^ii la Ciudad do Gua-
temala, fuiídaai) i cdiiuilo ji'ir <'¡ ihMlrad') ¡ a))reciabí-
lisimo n. S.uil»,; Toi-nfi I
le conocimos iiiTsoiiahí!'
sentirnos honrados coa s
Hablar del ¡u/uáto, t"
publicación, es |)or dcai-
racteri/.a i la roputacion
competente fundador, pa
lidad i elevada íuísíd:! .]
en el estadio de la, ¡ir-u ■;
Agradecemos ■¡iiri>!:i;;
los doce primeros uúiui'!',
públicamente nos siu-a C;
remisión.
(I; ISTÍ) qu!
ríe
isla i bien sentada de su
■c-iar su importancia, uti-
'■¡iipcna en la sociedad i
li :-,-. Toruno el envió de
■Kl lustiiuto." roLráiidale
■i. 'lulo coii tan aorociable
El Diario ^! -i Con-
— El hislilüto .Vari. nal
quincenal que. des lo el
.ximo pasado, iia vi'aido
dor i editor Don Sanio
destinado a la dini^ion .!.■ la ÍkMí
cundaria, i cu verdal !1 'o i iv-o i
licni'ii las 12 entrcgíts que hemos r
danu)s las mes cspresivas gracias,
'mos do una manera díitenid:
daiul.
Tor
fiHula-
o está
importante
Guatemai;
Toruñf».
Ea \-ozdo; Xu'.-o IhuA.
nia).-lbauos r^nludo las p
tituto Nacioiuil." p"ri/)'liro
carsccu la Ciudad d- Cua
H. Santos Toruno. Es una
iSau Frai,n~-o ,|.- Calilor
•iuK'ras ontregas,l,;-d':i lus
ipil- ira coaiou/.ado a publi
üaiala, editado por el Dr
inioortantisiuia Dulilicacioi
para la juventud i está destinada a la difusión de 1»
instrucción pirimaria i se(aiiidaria. Desde esta lecha
queda inscrito El lustiiuto en nuesti-a lista de canjes.
El Majisterio Valenciano en su número 217:— Han
llegado a nuestro poder los tres primeros número.í de
"Él Instituto Nacio7iaI," periódico quincenal dedicado es-
clusivaniente a la difusión de la instrucción primaria i
secundaria, que ha principiado a publicar.se en Guate-
mala (América Central), bajo la protección del Jene-
ral Barrios, Presidente de dicha República.
Es una importante revista que puede competir muí
bien con las principales de su clase que se publican cu
España i en el estraniero, así por su parto doctrinal,
ilustrada con profusión de grabados, como por sus con-
diciones materiales, que no dejan que desear.
Bien venido sea el nuevo colega, contando desde
luego con nuestro canje.
El Majisterio E.\treiacñij, que se ¡)ublica en Badajoz:
— liemos sido honrados con laviaita del ilustrado i es-
timable colega americano "El Instituto Nacional," pe-
riódico dedicado a la difusión do la instrucción prima-
ria i secundaria, publicado bajo la protección del Jene-
ral J. Rufino Barrios, Presidente de la repíiblica do
(iiiateniala.
Contiene trabajos interesantísimos en nuestra liermosa
lial)la española, i algunos notables grabados de los alum-
nos del Establecimiento que ilustran la parte literaria.
Agradecemos su atenta visita i le devolvemos gus-
tosos el cambio desde el i)resente número.
El Boletín del Colejio Politécnico de Cartajena:—
Hace varios me-ses que con gran sentimiento nuestro,
no recibimos la ilustradísima revista "El Instituto
Nacional"; i deseando tener completa tan impor-
tante publicación, uie atrevo a suplicar a su digno di-
rector que se sirva subsanar la falta o estravio de los
números no recibidos.
S1130 afmo. S. S. i compañero
José Requena Belmonte.
El Boletín de Primera Enseñanza que so publica
en Jerona. en su número 49. dice: — Hemos recibi-
do "El Instituto Nacional," revista quincenal de Gua-
temala, dedicado á la difusión de la instrucción pri-
maria i sccuiidari
(pie se publica en
H) [)ajinas
protección
uolla Capital ba
del presidente de la República, Jeneral Barrios. Con-
tiene interesante o instructiva lectura con grabados,
donde se manifiestan los notables adelantos que el ar-
te de educar e instruir ha alcanzado en la América
Central.
Saludamos cordialmente a los ilustres redactores de
"El Instituto Nacional."
La Instrucción pública de Puerto Rico, en su nú-
mero 4: — "El Instituto Nacional". — Así se llama una
publicación quincenal, que ve la luz en Guatemala, Ba-
jo la protección del presidente de aquella Reepúbli-
ca.
Hemos recil)ido con gusto el nuevo e ilustrado co-
lega, al que devolvemos la visita, deseando que no nos
olvide.
Recomendamos este periódico, que entre otros artí-
culos importantes, va publicando varios testos, soi)re
Jeografía, Física, Moral, Historia, Matemáticas, i ele-
mentos de los idiomas Inglés i Castellano.
Finalmente, en términos mas o menos espresivos i ho-
noríficos'se'cspresan otros muchos estimables colegas
cuyas apreciaciones omitimos por parecemos bastante
lo que precede.
IlSriDIOH]
DK LASMATBÜ!A« CO?ÍTKrf
l'ROSrKCi'i).
Influencia de la i)ifi
h.->
i.Sír/iccion pninanii in la.
i'isf timbres, en la moral pública, en la ¡nd
iria i en el desarroUo jeneral de la /ii-".yi;-
dad de los pueblos, por el ilustre S. I . /inir.
t'V'f
■1. 17, 33. 411. (i:,, s!. ;i7. \\:\. \-l'.\. 1 ló.
2111». 225,241, 2.77, 27;i. 2^^l). :i(i.7, :;21, :v.)
i!, 177, li
:!7:!.3G1).
X.-n.ursdrr„,„^.,,,,,r:„ ,,/ ,, ,,,;, /.■,,,.„,,.„■
/■" /as- nifi/'K por S iid^>s T'.r ni -. !) ,V< clnr d, !
tut) JVan'irud de írcdlimidn.
liKCC. I. — La Forma de la Tierra
IvKCC. II.— Objeciones a la retloiidoz de
la Tierra
LE ce. III. — Verdadera forma de la Tier-
ra. Polü.s de la Tierra i Polos del Cielo.
Ej.' polar i eje ecuatorial. Ecuador terres-
tre i ecuador celeste. Meridiano terrestre i
nicridiano celeste. Horizonte ícn.sible i ho-
rizonte racionl o matemático. Puntos car-
dinales del Horizonte. Zenit i Nadir. De-
mostración del aplanamiento de la Tierra. .
LECC. IV. V. — Dim^nciones de la Ticnu 5
LECC. VI. — Pruebas del movimiento
de rotación déla Tierra
LECC. VII.— Movimiento de la Tierra
al rededor del So! . . .
LECC. VIII ¡ IX. --!■■! rii;, i h, noH;.'. K-
quinocios i Solsticios IIM
LECC. X.— La órbita de ia Tien-a n . e,-'
circular sino Elíptica, o<'U|):;i'lo i'l ,■<(>! nno
de los focos . . .
LECC.Xl.-Lascua(nM.,slarin,„-.h.¡ .n ,.
LECC. XIl.-Latitud i !.• - '
Kleiaenlos déla hiviua in.i!' ' '- '■/
,/./ /,,,,/,/,;;„ Nar¡<,„-.:\.. ,,„.-' //-,.
i'RIMER CURSO.
■>, 2U, :J7. .72. (111. S(j, 100, 117. 13Ó, 148. ic,:!, 1.^:
21:5, 230, 245, 2ü0, 276, 201. Hü^. i'.lM. ;',:',s. ;;.",7. :
La iiifaneía del lunwJo. luirüdn':!:;',,, .' /-■■ //;,s,'v/r
rr/'.sv//. es-rila para los ih^jv j-'r K. Ch.'^il.
CAP. 1.— lutniduceion
CAP. II. — Primeras neec-ii.lade.s del
iiombrff:
CAP. III. — Primeros instrumentos del
hombre
CAP. IV.— Fuego, y. Cor:¡i;a. \'l. Jiabi-
tuciones ^ '>•)-
CAP. Vil.— U.so de ios metales ....'■'.
CAP. Vll-I. —Antigüedad del hombre..
CAP- IX. — Primeros pastores, labradores
i comerciantes
CAP. X.-XL-Lono-uaje .54
CAP. XII.— Contabilidcñd. Xíll Prime-
ras emigraciones del ho);ibi'e
CAP.' XlV.-Pro,u-resos jeueraies del
hombre
CAP. XV. — !.>ecadencia de ¡os ])nebloí. , .
~{i7
130
172
DAS EI^ «L PttIMEU TOMO.
CAP. XVI.— Introducción. XVll. Priin»-
ras preguntas del hombre
CAP. XVllI.— Mitos. IXX. Mitos acerca
del Sol i de la Luna
__ (J.\P. XX. — Mitos acerca de los eclipses.
XXI. Mitos rcrcrcntes a las estrellas
CAP. XXII. --Mitos acerca de la tierra i
del hombre
CAP. XXIII.— Ideas del hombro acerca
del alma. XXIV. Ci-eeneiadc la majia i he-
londjri
lacia lo
CAP. XXV.— Temor de
desconocido
CAP. XXVI.— Adoración de los fetiches.
XXVIL Idolatría
CAP. XXVIll.-Adoracion de la natu-
raleza
CAP. XXIX.— Politeísmo o creoneia en
muchos dioses
CAP. XXX.-l)ualÍH!io n rreencia en
dos dioses. XXXI. Oracioü. XXXIl. Sacri-
.M(
CAP. XXX
cu un solo Idos
CAP. XXXI V.— Tres
de Abrahan
CAP, XXXV.-Cie.M¡.
en una vida fntuia
CAP. XXXVI. -Liir,-,.
CAP. XXXV II. -Con:
//■-.'vv .;/. 1)., I,,
liiti'oduccion
ismo o creencia
SO
102
103
118
lío
13(5
137
150
151
1()5
183
184
107
108
IOS
Primera líarío.
C.\ I'. I. La naturaleza inanimada. El aire.
CAP. II.— 1'jI aire en movimiento
CAP. III.— Volar i nadar
CAÍ'. IV. \.—\m presión del aire
CAP. ^'l.— El Barómetro
CAP. VIL — La maquina neumática. . .'. .
CAP. VIIL— Los o-ases
CAP. IX.— Pólvora
CAP. X.— Pistolas de viento. Xí. XIÍ,—
Clovos ariostátieos
CAP. Xlll— Aiie,.a!¡ei,t.'
V\\\ XIV. r|,¡„.|h;a<, XV. Csos del
215
231
24 C.
:íOO
310
CAP XVI— Ki
vel
Gra:nnlla /;,/
F. Mavld!.
'■a i(,.s i,¡
KCCIOX I..--HU.inr
INDlíE.
LECCIÓN III.— Números i Jéiicros. . . . 11
I íE ce ION IV.— Pronombres 24
LECCIÓN V.— Adjetivos 25
LECCIONES VL— Articulos. A' I!— El
Torbo 41
I;ECCION VIII.— Verbos auxilares .... 42
LECCIÓN IX.— Conju!?acioiioB .")•'>
LECCIÓN X.— Adverbios óC,
LECCIÓN XI.— Partículas 72
LECCIÓN XII.— Interjecciones 72
Sí>;riui(la parte.
LECCIÓN I. — Nociones preliminares... 90
LECCIÓN II.— Partea de la oración .... 00
LECCIÓN IIL— Sustantivo.— Números. 10:5
LECCIÓN IV.— Jóneros 104
LECCIONES. V.— VI. -Pronombres. . . 120-121
LECCIÓN VIL — .\umentativo3 i diminu-
tÍT03 140
LECCIONES VIH— IX.— Numerales. . 141-152
LECCIÓN X.— Comparativos i superla-
tivos 153
LECCIÓN XI.— Articulos 166
LECCIÓN XIL— XIII.— XIV.— Verbo. 167-185
LECCIÓN XV. XVI.— Continúa 199
LECCIÓN XVIL— Conjuíraciou 216-233
LECCIÓN XVIIL— Verbos irregulares. 233-249
Jx ri(,>:r:^ li'ónvo-prácticafi de GnimUini ('(istrlln
rrilrts ¡i'irn h'i niños, por Sanios Torrñ't. iJir
dci Inst.ifiito Nacioucd (h: (íi/nt: rnm'n.
Xceesiilad e importancia del estudio de la
Ciramátioa
LECCIÓN I. — Nocione.-í jeneralcs
LECCIÓN 11. — idiomas principales
LECCIÓN in.— Letras. — Alfabeto
I.ECCIOX IV.— Irregularidad del altabc-
!--p^'nol
LECCIÓN V.— Articulación. -Silaba.—
I)¡pton<ro.— ^Tr¡pton;ro
LECCIÓN VL— División de las silabas.
LECCIÓN VIL— División de las pala-
bras seü'unel níimero de sílabas! el acenio. .
LECCIÓN VIII. --De la Oramática
PIUMIilLV PARTE.
263
264
2S0
21!4
329
330
360
361
LECCIÓN X.— Las hojas
Concluye la descripción de las plantas. . .
LCCION XL— El reino animal
LECCIÓN XIL— Utilidad que nos pio-
duren los animales
LECCIÓN XIIL— El Castor
LECCIÓN XIV. -El Perro
LECCIÓN XV.— La Cigüeña
LECCIÓN XVI.— Sed "siempre honra-
dos i resistid las malas tentaciones. Decid
siempre la verdad
158
162
187
201
222
250
26.>
209
I. -El miu-íiT. .lo
Toruno
'ocslros. Sección nonnol
escuela, por Santos
15
11.— Continuación. .
111.— Continuación.
3(1
•18
Mélodos de inMmrdn,,
D¡r¡d>,rdeh:s !:.:•
Pau.\ seu :\Iak.sti!0 s
K XKCKSITA VXA l'IiE-
I. — El maestro debe comprender el ver-
dadero objeto de la educación. II. El
maestro debe conocer aquello sobre lo
cual está llamado a operar. III. El maestro
debe conocer aquello con que opera IV. El
maestro debe saber como ha de conducirse en
la operación
V. — El nmcslro del¡c saber como ^^c ad-
ministra i se o-obierna una escuela
ipu
a de
ion .
¡'¡■¡ucipios (pie se iii)io;-eii de la nnti
, del conocimiento
Continuación
Continuación
Continuación
126
143
LECCIÓN ]X.--Anal()¡ia.
LECCIÓN X- Do! n<.iub
rl Dlr:,
■p¡,hl¡o:
LECCIÓN 1.— Seres 1¡i!íií;í;i^
des de la intolij,-,icia
LECCIÓN i!. — .Aplicar!. . i, <1
m-x apr.Midi.b.
LECCIÓN 111.— !M)nM:is i ..bn^Ms. . ,
LECCIÓN IV.— Fonii;. .!,• !',,.;!, i, -i.
LECCIÓN VL— Hlmn'i.l.>
LECCIÓN VIL — El !;. ¡n<. .Min i-
LECCIOX VllL— Ei i;<-¡n.) \'.i"í;u
LECCIOX ¡X. ¡)cs.TÍp.M.)n<ielns ]
tas íIíot;uiica)
le he-
C.M'. L-
CAL', i!.
■\\r
CAL. !ll— X.
CAÍ'. IV. -!-l
CAL. \'
M,U..d.. lii.M:...r¡a!.
AL'to.lo acromalif
.Mi'todo crotemáti
AI.'d.i!M .íln^tivo..
•jc.s :',0()
:¡('rü
I'ÁJIXA.
Kl Elefante •:.'•,
VA Cóndor de Los Ande? 2s
Las Pirámide? de Ejiptf) ii:!
Justicia al maestro (por Luis F. ^Nfaiitilla).. 77
El Cliimborazo. S(l
Franklin i su barrilete cli'ctrico !H
La pereza i la impaciencia IS.")
L'n mal hijo (Por C. FiTintauía i lllO
I>enjamiii Franklin ¿iiO
La tentativa del León i el ('•\¡to dt^ -a
oiiipreí^a. Por el poeta Centro-Americano
Fiai ^latias Córdova 21 ti
Los Padres de familia i ios maestros (Por
Arturo G. Padin) . -iTd -2^.")
La enseñanza obligatoria (Por Balta/ar
Perales) :;01
Los hijos dal trabajo Por Mariano Ra-
mii'o, (Cubano) ' :!1")
^lacstro, Profesor, Instructor, Preceptor
Jícntor, por Roque García :'.:!-!
Pensamientos de Rollin, sobre la conduc-
ta (le los niño3 i el trato do los maestros .... :5.)0
C.\P. L — IL — Las maneras. El arte, por
Samuel Smiles :548-364
Fisica industrial 32(1
Disciplina :58n
Lirrione-'í de Física esperimenfal, precedidas de ahjuaas
nociones de Mecánica, para uso de los niños, por el
Dr. Dario González, Profesor de Mecánica i
Física, en el lyis'ituto Nanonnl
d>' a,>nfniwh>.
íntruduccioii '1^
LECCIÓN I —Nociones ¡.reümiiiarc.-;. . . 2<.>
LECCIÓN 11. — Propiedades jeneralcs de
los cuerpos \'^
LECCIÓN III. — Nociones sobre los mo-
vimientos "ii;
LECCIÓN IV.-Nociones sobre la.s fuerzas 7:'.
LECCIÓN V.— Composición de las fuei-
zas 1 -o
LECCIÓN VL— Idea do la pesantez... 142
LECC<ON VIL— Leyes do la caida de
los suerpos 109
LECCIÓN VIIL— Centro de gravedad. 202
LECCIÓN IX.— Péndulo 237
LECCIÓN X— :Máquinassimi)los. Palan-
cas 2(;(í
LECCIÓN XI.- Polea 2flfl
Lecciones elementales de dibujo lineal ed cdcance de los
niños, por M. R. Ortega, ínjeniero topógrafo i pro-
fesor de Jeografia política i descriptiva, del
Instituto Nacional.
LECCIÓN 1.— Introducción 4G
LECCIÓN IL— De la linca 12.5
LECCIÓN IIL— Circunferencia 157
LECCIÓN IV..— De los ángulos 170
LECCIqN V.— Instrumentos 204
LECCIÓN VL— Continuación 235
LECCIÓN VIL— Problemas. ^ 253
LECCIÓN VIH.— Prolilemas 2S2
LECCIÓN IX.— De las figura? 31:!
LECCIÓN X.— Problemas. ;'.45
LECCIÓN XI.— De los cuadriláteros.. 3(11
El Cometa poi
El Cometa ..
El Cometii .'.
El Cometa ,.
El Cometa „
El Cometa „
46
03
80
95
112
1-27
/.íCcoi/t'.v (/r .ír!/¡iir/in! pní-Hrii (Ici-ininl ¡ rii:.n„a.!i' e
crilasr.i /nnices ¿,nr 1. II,,:, hall. I i lr,nl„r;,l„s ,„',■
Pedro Deh'vn f.. „h,„i„o ,wir,!n> ,:VI '
lnfitn,üo x„r ;,„„,/.
Iiiti-oduccion 58
CAP. 1. — Nociones preliminares 58
CAP. IL — Numoi-acion 74- 91
Continuación 107-121
IIL — Numeración escrita 137
IV. — Lectura i escritura de los núniei'os
enteros 1 54-lGl
Consecuencias déla numeración 108
V. — Operaciones fundamentales de la A-
ritmética 180
VI. — Suma de los números enteros 187-200
Pruebas i usos de la suma , 218
Problema sobre la suma de los níuneros
enteros 234
VIL— Sustracción de los números enteros 235-251
Continuación 280
Pruebas de la resta 297
Problemas de restar 298
VIII.-MultipIicacion de números enteros. 314-330
IX. — Signos do la multi])licacion 340
X. Casos de la multiplicación 347-3Ci3
De /„ .V.n->d. j.nr i;,],',:, Vil]„i. ctl.-.lráíleu (A- l¡l,,H„fi
„,nral ,■ ¡,¡s!ur'„ de h, lilosnfid del '
¡,isi;i„'., .\','. ;,„;,./.
lutroducciou 59
PÁRRAFO I.—Dciinic¡oiicH i división de
la moral 59
PARRADO IL- -De las acciones huma-
iiíi'i 75
PÁRRAFO III. --Principios de la moral. 92
PÁRRAFO VL— Responsabilidad moral
de las acciones 93
PÁRRAFO V.- -Del deber i del derecho. 1 05
_ PÁRRAFO VI.-Deberes del hombre con-
sigo mismo 100
PÁRRAFO VIL— Deberes del hombre
para con sus semejantes 122-141
Conclusión 153
El paso de Venus, por ¡'Ícente Picas. Prqfe¿»r de Cos-
iKoijri'flit ¡ jeocrrafin j'ísii-ii en el Instituto Nacioned.
1— 01
II. — Continuación 78
III — Conclucion 93
El p>aso de Yenns por Santos Toruno. . . . 108
1. — jUtrononiía popuilar, pjor Santos To-
neao 144
II. — Continuación 159
IIL— Continuación 174
ím>U'í:
rARRAFO IV
PÁRRAFO V.-
Coiitimiaci
Coiitiiuiaciti
Xi>r!uueii de ^i'oinelr'n. Escr;
Sarifo.'i Toiiño. Direclor <•
de GvnU»:
Iiiirodiicc'on
1-1(1
I.KCCiON í.-
I4f;
r.FCClON il. !. —
iRn
LKCCIONli'.
•2 ! 1
LECCIÓN I()
('¡i
el ci-ciilo
i;:^T
I.ECCTOX V.— Do losáiiu;:',.-
-!.')^
LECCiON IV.— Med'da de U< v-:^^'
(1^. 1^00
Oonplí'iiieuto i ?iit)'eiiie!uo de vn ;íi '_ii
0. '.',-2:',
I.ECCfOX VIL— Pi-op-cdade. de h-
!¡-
ncns ne -neiulioida es i onü. i'ns
'■'rl'-]
LECCÍOX V. i.-ii-^i- i;-w,,.i,, ■,!,
':i<
LECCIÓN
LECCKVs
Sección de cui.ociiuienfos üülen. Dedicada a la
dad de Artesados.
Ao-uas para limpiar objetos de eoUve. lii-
toii, etc
l'ara reconocer el acero
i'ara soldar la loxa i el cristal
Para dar color de ébano a las !iiador¡ss.
Roble color de ébano
Darni/, para los metales ^^oüdez de las
mader;!s
i>etunes para el calzado -Bronceado de
hierro i latón
Hacer rinagrc fuerte-Solución desinfec-
tante ■_
Cola china para pegar losa i cristal . .
Para aclarar i dar brillo a los diaman-
tes oscuros
Procedimiento para limpiar los marcos
dorados
Pava dar diversos coloros a los fuegos ar-
tiiicialcs
Para copiar un dibujo o un retrato ....
Líquido para escribir sobre metal
Pintura de los metales
Rarniz negro para el cuero
Barniz gpra el acero
Tinta simpática
DesaroUo de una lechuga en 24 horas . .
Conocimiento jcneral de las máquinas . .
Conocimiento ,, ,. „ „
Conservación do la fruta por medio del
algodón.
Nuevo temple del 'acero
Cola líquida
Revestimiento de acero
Limpieza de • los objetos de cocina ....
Tinta. . . ..;■.
^:Qué es un caballo de vapcr?
:5n
Socie-
:5ü:5
id
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:?18
.Vsciradoni do doMf .iff.'ló
Distinción del liii'i-¡n i i' ■! ücíro
Negro animal
.Aplicación del alcohol y ian ijucniüdui'a»
.Vgim alcanforada
Para restaurar una (■-.•i ¡iiir,i uiitiüna c
intelijible '. . . . .
ilodo de escribir sobre el zinc
,'hitídotos de algunos venenos
Modio.í do conooor la^ impureza.- del
' Cdloracioii ai-li!ir¡u¡ do las lloren
Nikolado
Hipo
Tinta para esi'ribrr sobre ol vidrio ....
l'jlixir dijestivo
A plicacion alimenticia del centono, cebada,
avena i inaiz
Aguas potables
("ristales traslucientes i deslustrado!. . . .
Valor nutritivo do las sustancias alimen-
ticias
Reproducción de dibujos
^ledío secillo de ensallar los vinos
Preparación de ácido carljóuieo
Tcíildoá do lii Luí:»
Negro azulado
Pardo oscuro
Gris perla
Blanco de porcelana
Azul alcalino sobre lana hilada o en piezas
Violeta fuerte sobre lana en piceas....
Eleotropos sobre lana en piezas
Pardo aceituna
Cranato rojo
Sangro de Imoi
Tintura do las plumas
Blanqueo i tintura de ¡ns sombreros do
I'".Í'^
Fabricación dol Aluminio
Niirvupr,,,.,.,!;;!, ionio ¡.arad lavado do la
frailóla
yio< do Octubre. . .
.. Noviembre.
., Piciembro
., Enero. . . .
., Febrero . . .
,. iíarzo
.. .. Abril
.. .. ^favo
Tunio
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381
382
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(U
90
128
160
192
324
256
288
320
Ohmr cu dones mtiereolójicas hechas e» el Instittif-o
Awional. por Edwin Rockstroh
Fo'uroro i :\Iarzo 208
-Marzo i Abril 240
Abril i \Layo 272
Mayo i Jhuío 304
Junio i Julio 336
Julio 352
Agosto 384
Índice
Periódico dedicatlo a la diftision de la Instrnecioii Primaria i Secundaria.
PüULICAOO BAJO LA PnOTRCCÍON DEL PeSOR JeNEEAL J. RuFINO BaRRIOS,
PRESinENTE DE LA REPÚBLICA DE GUATEMALA.
P^intlador i Editor, Santos Toruno.
Administrador, Edwin Rockstroh.
iViJ.n. 1.
Giiiüloinala, 2ó <le Nctiemhrc <le 18S2.
VOI^.I.
I=^PlOSF>H]OTO.
Sesenta i un nños lia que Guatemala, llena de ilusio-
nes i rica de espcninzas, se levante') como un solo hom-
bre i proclamóla independencia de la Patria, envolrieii-
do en su entusiasmo Uun ^ los delegados de la Metró-
poli que cedieron el campo a las tendencias populares
i secundaron el movimiento rejenerador que, desde
ISIO venia operándose en las colonias españolas del
Nuevo. Mundo.
Los prúcei-es de la Independencia educados en los li-
bros de los ñlüsofos e inspirados en el eiemplo de los
Estados-Unidos del Norte, creyeron que la emancipa-
ción del pais i la proclatuacion de la Rei)íiljlica era
cuanto de ellos i del pueblo e.xijian los tienqios para
jtoder formal- en el corazón de ambas Américas una
nación libre i floreciente, t^ca. i poderosa.
Un año apenas liaMa trascurrido cuando la nación
se hallaba ya en desacuerdo i dividida en dos bandos
armados, desarrollándose en seguida el sangriento dra-
ma de la guerra civil qué diera en tierra con la unidad
de la Patria.
La Lidependencia no produjo desde luego la Repú-
blica, ni la R'púlilica pr .clamada en 1824 pudo conso-
lidarse, porque a ello se opuso la ignorancia popular,
que es el enemigo irreconciliable de la libertad i del
orden republicano i el sosten mas poderoso de la escla-
vitud i de las monarquías absolutas.
Si, la falta de instrucción en las masas ha sido el ene-
migo mas formidai)le de nuestra independencia, el ma-
yor enemigo de la paz i del ürd.-n, el promotor de nues-
tras luchas fratricidas, i la única causa de que Centro-
América aun permanezca dividida i que no pueda formar
una nación grande i respetada, próspera i feliz. Com-
batir la ignorancia por medio de la instrucción popular,
seria afirmar la Independencia, secundar el pensamiento
de los proceres i curar los males todos de la Patria,
para que pudiera marchar sin tropiezo a su prosperidad
i engrandecimiento. El modo mas fácil de evitar las
revoluciones futuras i preparar la felicidad de lasjene-
raciones nuevas, es enseñar las primeras letras a los ni-
ños; i el medio mas sencillo de terminar las revolucio-
nes presentes i mejorar la condición do la jeneracion
actual, es enseñar también las primeras letras a los adul-
tos que no las han aprendido.
Véase, pues, por qué hemos querido celebrar el dia
de la Independencia, con la creación de un periódico
dedicado esclusivamente a difundir por toda la Repúbli-
ca las productivas semillas de la instrucción primaria
i secundaria.
Nuestro programa no es orijinal, lo hemos tomado
del que desarrollara en su periódico de educación el
gran pedagogo D. Luis Felipe Mantilla. Publicaremos
testos de instiniccion primaria i secundaria, .artículos
propios para la educación de la juventud, tratados de
podffgojía, datos estadísticos nacionales i estranjeros
que den a conocer el estado de las escuelas i colejios, i
cuantas noticias i trabajos conduzcan al triunfo de la
civilización i del progreso.
El periódico del Instituto será quincenal, i cada nú-
mero llevará las ilustraciones necesarias para la buena
i fácil intelijencia del testo. El arte de grabar en ma-
dera es enteramente desconocido entre nosotros, i los
grabados de este primer uúmero son los primeros ensa-
KL, IJVSTSTIÍTO JV,lCJfOJ\*JlI^.
vos de al|,'uno3 alumnos del Establcciniicnto, pero tciie-
íiios fé en quo se irán perfeccionando con el ejercicio,
el trabajo i la constancia.
La primera palabra de "El Instituto Nacional'" lia
sido para los Padres de la Patria. ¡Ojalá cuando yvn-
nuncie la última exista ya la patria que ellos soñaron:
libre, grande i feliz!
liiJlwiiela de la Tiisti-wcfio« inimaria en las
«■«síHiulnes, en la nioval ijúhlii'a. eti la tu-
«lustiia i en el desarrollo .jeneral de la pros-
perÉdad de lo;-; ¡Mie!l>los, por el ililsíre í<. V^
Aníaníiíe;:?ui.
urrrs'nlud soial
Laprii
e^s la insti
Lastarria.
Cuando Anibal hubo destruido a Sagunto, aliada do
Roma, los romanos enviaron una embajada á Cartago
jiara exijir satisfacción del agravio. Quinto Fabio, uno
de los ciudadanos mas esclarecidos de la república, que
iba al frente de la diputación, se presentó al senado car-
tajines, i haciendo un pliegue a su toga: "Aquí os trai-
go, dijo, la paz o la guerra. í]scojed." Los cartajine-
ses escojieron la guerra, es decir, la derrota de sus ejér-
tos, la ruina de su opulenta ciudad, la destrucción de su
imperio, el aniquilamiento de su gloria, i el esterminio
de su nombre.
Como Quinto Fabio ofrecía al senado cartnjines en los
])liegues de su toga, la paz ó la guerra, nosotros ofrece-
mos al pueblo en las páginas de este libro la prosperidad
o la decadencia, la civilización ó la barbarie. Es pre-
ciso que escoja pronto, i sobre todo, que escoja bien. La
elección que debe hacer arrastra para 6\ consecuencias
tan trascendentales como la que hicieron los cartajineses.
Es una cuestión de vida o de muerte, quo, como la que
se proponía Hamlet, nos coloca en la alternativa de ser
o de no ser. De la solución que le dcinos (Iciicinlcrá que
seamos o una gran nación que deje su luicila csíaniiiada
en la historia de la humanidad, o una nación miserable,
sin importancia en el mundo, que ni siquiera merecerá
un recuerdo en los siglos futuros.
El objeto de este libro es nada m^nos que la investiga-
ción de los medios adecuados para conseguir que todos
nuestros conciudadanos, si es posible sin cscopcion, agre-
guen sentidos nuevos á los cinco que han recibido de la
naturaleza.
Setrata de que todos ellos vean, oigan y palpen, no
solo lo quo está al alcance de sus ojos, de sus oidos i de
sus manos, sino también lo que ha sucedido hasta en los
tiempos mas remotos, lo que está pasando hasta en los
países mas lejanos
Se trata deque todos ellos adquieran instrumentos
poderosísimos para dominar y esplotar la materia.
So trata de que todos ellos puedan aprovechar el sa-
ber i la esperíencia. no solo de sus parientes, de sus ve-
cinos, de sus conciudadanos, de sus contemporáneos, sino
de los individuos de todas ¡as edades y de todas las na-
ciones.
Estas maravillas no son promesas de charlatán, sino
realidades fáciles de alcanzar. Basta para ello poseer
los rudimentos que constituyen la instrucción primaria.
El simple aprendizaje de la lectura, de la escritura i del
cálculo, orijcn de todas las ciencias físicas, hh ;;(1,- ¡ sa-
gradas, puede producir todos esos prodijios.
Si queremos que nuestra Patria sea floreciente en el
interior, poderosa en la América, res])etada en la Euro-
pa, notable en el orbe de la tierra, procuremos dejar de
ser los sordomudos de la civilización.
lios Estados-Unidos del Norte son en la actualidad
el imeblo mas rico, mas próspero, i nms feliz del mundo.
Inglaterra, Francia y Alemania son. después délos Es-
tados-Unidos, los países mas adelantados.
¿Por qué?
Porque los yankces de la América del Norte, los in-
gleses, los franceses, los alemanes son respectivamenta
hombres mas completos que los demás hombres; porque
tienen sentidos maa numerosos i mas perfectos; porque
a coiisec'uencia de eso mismo tienen facultades mas des-
arrolladas, voluntades mas enérjicas, medios de acción
mas elifaces. Nosotros, i los centenares de pueblos que
se oiK iKiitran en condiciones análogas a las nuestras,
solo \('ni!)s. oiiiios, olemos, gustamns y palpamos. Los
yankees, los ingleses, los franceses, los alemanes no solo '
"ven, oyen, huelen, gustan y palpan como nosotros, sino
que saben ademas casi todos leer, escribir y calcular, lo
que les habilita para llegar a ser mas industriosos, mas
morales, mas rclijiosos. De ahí nace que los pueblos
mencionados tengan sobre nosotros la misma superiori-
dad que nosotros tendríamos sobre un pueblo de mudos,
o de ciegos, o de sordos, o de paralíticos. •
Tenéis pues que elejir entre algunos sacrificios de di-
nero i esfuerzos de actividad que, dotando a todos de
la instrucción indispensable, nos eleven a la altura de
los pueblos mas civilizados, i la persistencia en esa mez-
quindad i en esa indolencia que nos tienen reducidos al
estado de proletarios de la íntelijencia i de colonos de
otras naciones.
Como veis, la elección es importantísima. Al hacerla
guardaos de imitar á los cartajineses, elijicndo la ruina
de nuestra queiáda patria.
Cuando todos saben, ¡ai de los ignorantes!
Cuando todos prosi)eran, ¡ai de los que decaen!
Cuando todos avanzan, ¡ai de los que pernniu'-pen es-
tacionarios! soliretodo ¡ai de los que rotrograüaiil
(CONTINUAUÁ.)
NOCIONES
S>c €osHiograíí:i j .3<'«^i*:iítsi.
Escritas tara i.ns xiÑns,
l'oj- Sanios Tonino, Director del lusür^l., Xifi„:o]de
Guate mola.
I í
LECCIÓN L
La Eouma de i
Lr\ Tierra es casi redonda en flexura de una na-
ranja, i está aislri'la en cl espacio como un glooo
en el aire.
EL, IJVSTITIITO jy»aCMOJ\*»ílI..
No es fácil comprender la redondez de la
Tierra sin una atenta observación, mucho menos
si se toman en cuenta las desigualdades i asperezas
de su superficie, como los abismos, las colinas i las
altas montañas de que está erizada. No es estra-
ño, pues, que por mucho tiempo creyeran los
hombres que la Tierra era plana, i era natural que
así lo creyesen, porque por doquiera que marche-
mos se estiende siempre delante de nosotros mas
o menos plana.
Cuando nos encontramos en medio de un llano
o en alta mar, sin ningún obstáculo que limite la
vista a nuestro derredor, vemos el Mundo que
habitamos como si fuese una inmensa llanura a
cuyo borde llegaríamos encaminándonos bastante
tiempo en una misma dirección. Tal es la primera
idea de todo niño, i tal fué también, como hemos
dicho, la creencia de todos los hombres en los pri-
meros tiempos. Cre-
íase entonces que el
Sol i la Luna salían
1 se ponían única
mente para comodi
dad de los habitan
tes de la Tierra, i
mirábase el Cielo
con su multitud de
estrellas como una
gran cúpula o bóve-
da de cristal que cu
bria la Tierra i des
cansaba sobre elli
Muchos siglos de
observación han si
do necesarios paia
llegar a descubrir la
redondez de la Tier-
ra, verdad
pued
ya
que no
ponerse
no se ven, no porque la vista no alcance mas, sino
porque lo impide la superficie convexa del mar
o de la llanura. En efecto: se puede probar
fácilmente que el límite del horizonte visible no
señala la distancia a que se puede ver con clari-
dad, porque elevándose a alturas verticales cada
vez mayores, al segundo o tercer piso de una tor-
re por ejemplo, crece el radio del círculo horizon-
tal i se ven mas lejos nuevas casas, nuevos
árboles i otros objetos que eran ininvisibles des-
de el llano.
Cuando estamos a la orillia del mar, vemos
una inmensa estension de agua semejante á
una vasta llanura. Supongamos que sale del
puerto un buque, a medida que se aleja dis-
minuye de tamaño para nosotros, hasta que
llega al límite del horizonte visible. Entonces
ya no vemos alejarse al buque, sino que pare-
ce que se va hundien-
do en el mar .El cas-
co del buque se ocul-
ta primero á nuestra
vista, después las ve-
las mas bajas, en se-
guida las mas altas, i
finalmente las estremi-
dades de los mástiles
i la punta del palo
mayor que es lo últi-
mo que percibimos
apesar de su peque-
nez; mientras que las
partes mas grandes del
buque hablan desapa-
recido por completo
desde el principio. Un
fenómeno enteramen-
te semejante observan
los marinos que van en
Buques que se alejan.
en duda en vista de las pruebas que se dan, mu-
chas de las cuales son evidentes i palpables. Hé
aquí algunas de las principales.
Primera. — La vista de los objetos distantes i
el ensanche del horizonte visible.
Si la superficie de la Tierra fuera plana, un ob-
jeto que se aleja en una estensa llanura o en el
mar, nos parecería cada vez mas pequeño, i de-
jaríamos de verlo cuando no fuese mas que un
punto imperceptible. Pero no sucede así.
El horizonte visible, que es el círculo que en
derredor limita nuestra vista, donde parece que
el Cielo se junta con la tierra o el agua, tiene le-
gua i media de radio, estando el observador a una
altura de once pies sobre el nivel del mar o
de una estensa llanura; i en este caso, no se ven
a mayor distancia ni los buques en el mar, ni
las casas, árboles i demás objetos en el llano; i
el buque; la playa es la primera que desapa-
rece a su vista, en seguida las rejiones mas ba-
jas de la costa, i por último las cimas de las torres,
de las colinas i de las montañas mas altas. Si en
lugar del buque que va, es otro que viene;, lo pri-
mero que vemos son las estremidades de los más-
tiles, en seguida aparecen las velas, i por último
el casco. Luego que se le ve por entero, ya no
sube mas, i avanza majestuosamente hasta la ori-
lla. Nos consta que los buques no salen del mar,
de consiguiente, si primero se presenta a nuestra
vista la parte mas pequeña i por lo mismo la me-
nos visible, será porque alguna cosa nos impe-
dirá ver el resto que es lo mas grande, será por-
que algún cuerpo se interpone entre nuestra vista
i el buque; sin embargo, nada vemos que nos im-
pida, i el fenómeno solo puede esplicarse por la
superficie convexa del mar.
r.I, IJVSTITUTO J\\1€IGJ\\1E,.
Hai mas: supongamos que el observador
se encuentra al pié de un elevado peñasco en
la orilla del mar, i que percibe las velas de
un buque distante; si sube inmediatamente
á la cima del peñasco, podrá descubrir no
solo las velas sino también todo el casco;
alcanzando talvez a divisar algunos otros
buques aun mas distantes, los cuales seria
de todo punto imposible ver desde la playa.
En la cima de las altas montañas el hori-
zonte es mui estenso, i la vista puede alean- n
zar una distancia de 200 kilómetros ó sean , '^
unas 5o leguas; aunque mas allá de la mi-
tad de esta distancia los objetos se \ ( w
ya como borrados ó confusos.
Finalmente, en alta mar i desde el puen- /" ''
te de un buque se pierde de vista otro buque ' '' '
a la distancia de cuatro ó cinco millas; mien-
tras que se ve a mas de i5o millas de dis-
tancia la cúspide de algunas montañas mui
altas, como el elevado pico del Orizaba- La
curvatura del mar oculta el buque por ser peque-
ño, i no es suficiente para ocultar el pico de la
montaña por ser mui alto, el cual desaparecerá
cuando el buque haya descendido lo suficiente
por la parte opuesta de la superficie curva. Se
ve, pues, que el horizonte se ensancha a medida
que el observador se eleva sobre la superficie en
que está, como se representa en la figura si-
guiente.
//A
Convexidad del mar
Como los hechos referidos se reproducen de
un modo uniforme en todos los puntos de la su-
perficie del Globo, se debe concluir que por planos
que parezcan el mar i la tierra, solo son partes
de una gran suíDerficie convexa, es decir, que la
Tierra es redonda ó esférica, puesto que la esfera
es el único cuerpo en que una porción cualquira
de ella se ve siempre bajo la forma de un circulo.
Segunda prueba. — El cambio de latitud en las
estrellas cuando el observador cambia de lugar ca-
minando hacia el Norte o hacia el Sur en la di-
rección de un mismo meridiano.
Si la Tierra fuera plana, aunque el observador
cambiara de latitud, las estrellas se verian siempre
a la misma altura en su paso por el meridiano, por
la inmensa distancia a que se hallan de nosotros;
pero esto no sucede así. Cuando un viajero par-
te del ecuador i se dirije al polo norte, a medida
que camina observa que las estrellas del Norte van
subiendo i las del hemisferio sur van bajando
hasta ocultarse; i si se dirije al polo sur, el
fenómeno se verifica exactamente en orden inver-
so. Pero es bien sabido que no son las estrellas
las que producen este cambio, por que todos los
pueblos nos atestiguan que las ven siempre a la
misma altura en su paso por el meridiano; i por
consigiente, el fenómeno solo puede esplicarse
por la redondez de la Tierra. A medida que el
viajero va bajando la superficie convexa del Globo,
parece que las estrellas ^en sentido inverso van
subiendo proporcionalmente; de modo qtie si en
la dirección de un mismo meridiano se andan
veinte leguas que hacen un grado terrestre, las es-
trellas suben también un grado en la esfera celes-
te. Tenemns. ¡. ;;■.■.-;, en esto otra prucl^a de la re-
dondc:-: uc i;; i ¡. ;-ra,
TtKCKkA ' . ^ : ' ' ■ '" ri so-
bre el disco .
Oportunamer,.,: v,..^,.,- ../>.....;.. ^; ;>.v^, ...... ^;;lü de
los planetas i lo que son los eclipses; por ahora
baste decir, que la Tierra i la Luna jiran al derre-
dor del Sol, que la Luna es un cuerpo opaco como
la Tierra, i que el Sol con su luz propia alumbra la
Tierra i la Luna; de modo que la luz suave i pá-
lida que nos da la Luna pof la noche es refieja-
da de lá que recibe del Sol. Sentado esto podemos
decir: que cuando h. T^-xn se coloca en linea-
recta entre el Sol i l.i Luna, la Tierra recibe la
luz del Sol i proyecta su sombra sobre el '"üisco
de la Luna; i como esa sombra siem¡)re aparece
ci'-'"'"- '-^ deduce que la Tierra es redonda, por
í .iierpos redondos dan sombra circí!-
l. ■^r-ra polución q'K- se les ponga.
Ci ... ■ ¡lan hecho
El. I,V.^ríTfjTO JV^CHiJ%\ll..
hechos directamente demostrados por los viajes
que se han hecho al derredor del Globo terrestre.
El célebre navegante portugués Hernando Maga-
llanes fué el primero que dio la vuelta al Mundo.
El 20 de setiembre de 019 se embarcó en San-
lúcar, cerca de Sevilla, i navegando hacia el Occi-
dente, llegó al continente de América; recorrió
las costas del sur hasta la estremidad meridional,
i atravesó el estrecho que lleva su nombre entre
el continente i una isla llamada Tierra de Fuego;
tomó en seguida un poco hacia el norte, después
dobió hacia el occidente en el Gran Océano, i lle-
gó a las islas Filipinas donde fué asesinado por
los naturales; su buque continuó el viaje, atravesó
el mir de las Indias, dobló el cabo de Buena
Espíiranza, en el Sur de África, i volvió al mis-
mo puerto de donde habia salido como si viniese
de Oriente, después de haber dado la vuelta en-
tera al Globo terrestre. Después de Magalla-
nes se han efectuado otros m'uchos viajes tanto
por mar como por tierra, i todos los viajeros han
visto siempre sobre su cabeza el cielo i las estre-
llas, por lo que, tanto la redondez de la Tierra
como su aislamiento en el espacio, han llegado a
ser )a verdades familiares.
( Contímiará.)
ELEMENTOS
ñ()hal
]'<n:
de los nlumnos dd InMitiifo
lia Guatemala.
lílíMER CURf^O.
I^RSF.A.OIO.
Aprendo un idioma estranj.'ro oomo lias rprondido
tu lengua nativa: lió aquí en iracas palabras el un'todo
qao he pejíuldo al escribir e^ia obrita. Es el método de
la naturaleza misma, i el que emplea una madre cuando
habla a ^u liijo, repitiéndole cien veces las mismas pa-
líibras, coinbinándoias impercei)til)lemente. i loorando
díícsta manera hacerle hablar la lengua que ella habla,
/q.ivnder deeíte.modo, noes estudiar, es entretenerse.
(Ahn.)
No consuntas tu actividad intelectual en vaiías teo-
rías; dirijotoenilinea, reftta á la íVaseolojia: escucha, i
comprende: imita, i habla. Estoes loque hace un ni-
ño para entender i hablar su propia lengua, sin saber
i!¡>SLudiar ninguna regla de gramática; i dos mismos
pi-ficedimieiitos aplicados á un idioma csts^njeró^ produ-
cirán los mismos resultados, i el éxito será tanto mas se-
guro, cuanto mas d.^ cerca sigamos la marciía de la natu-
raleza. Cuando entendamos i hablemos una lengua, yio-
dri'mo.s estudiarla gramaticalmente; i eutónces, su ostu-
dionoserá tan cansado i fastidioso como cuando se co-
mienza aprendiendo reglas i iireceptos He aqni el or-
den que d.^be sognirseenel estudio de una lengua estran-
1. =" El arte de leer;
2. ° El arte de oir;
3" ° El arte de hablar;
4. ° El arte de escribir
1. "^ El Profesor debe leer clara i distiiiiainonte ca-
da frase del párrafo que está en inglés, para i|ne <d alum-
no repita la lectura imitando la pronunciación, i dando
la traducción correspondieute.
2. -' El Profesor leerá en seguida cada frase del pár-
rafo que está en español, para que el alunuio la ponga en
inglés, combinando las palabras del vocabulario.
^^. ^ El Profesor leerá en seguida cada pregunta de
la conversación, para que el alumno la traduzca al oido
i conteste también en inglés, haciendo uso de las mismas
palabras de la pregunta ó do otras que sepa i pueda em-
plear.
VOCAP.ULAIIY.
To have, tener ó haher.
I have, yo tenqo.
We have, nosnlms IciinmK
Yon have.
ven.
They have
He has, ¿I tt< ue.
She has, ella tiene.
Thon hast. tíi tienes (poco lisado)
'■'1. tiene ó Uds. tic-
The, el, Iri. ¡os, his.
A, un, una.
An, Mí)., nnn.
^Iv. mi, mis.
Yonr, sn, sus (de TJd. ,', de
Uds.) vnesír,,. v:i,,!,-a,
vuestros, vuestni.s.
TIÍS..V'/. .v,/v,/,A'é/;
ner.s„.s„.':l<^r;!„)
Thcir. s,,. .,.,. ,,/,. ,//.« ,',
de ellu..)
Father, padre.
JIother, mnire.
Parents, pa Ins (¿> ^dre i iiia-
Son, sons, hi¡o, hijos.
Dangthcr, daugiiters; h!j((,
Niecc, nieces; sohrina,
hrims.
Boi_.k, books; lihro, Vdn
líouse, iiouses; eo'><(,ras
Brotl
Clardon.
jardin,:
irothers, hermano, Horse, li
heriiiniins.
Sistor si.-^tCTS;//<v;;/r(íííf, lie
Únele, úneles: tío, lio-^\
Aunt, aunts; tía, tías.
Cousin, cousins; primo, pr
mas.
Nephew, iiephews; soJiriu
sobrinos.
liuUos.
l>..-.do.>:: /.,.,
(.'nr. ca (<.,/-//',. ;
Apple, apples;
manzanas.
Orango,oranges
vnronjas.
And; /.
EXE11CÍSE.S.
I.
The book, tlie books; the pon. í!;e
a pon. — My book, my books; my pcn, 1
our Kooks;()iir i)en, our pens. — Vour
pens. — .V book and
ny pciis. — Oiirbook
book, yonr bocdcs;
MIj M^VSTtTl'TO *V*É('iOA"'*^Jir,.
V( ur pen. your pcns.— llisbook, liis books; his pon, liis
po„;,._lloi- l)0(>k, lier books; hcr iwni, her peiis.— Tlieir
book, their books; tlicir pfiíi, tlicir pens.— I liave tlio book
and tho i)cns. —He lias a book and a pen.— Sbe has an
apple and an orange. — Wc luvve an unclc— You havo
api
My l'atlicr has liis book.- My motlipr lias lior book.
— My parcnts liavc tlioir book —Your son has bis pon.
— Your daugtber lias lier pen.— Your sous liave tbcir pens
and tlieir books.— Your daugliters liave tlieir book and
their pens.— :Mv brotlier has her book (su lUrro de el.la).
niy sister lias íiis book (su libro ck é/).— Your brotliers
hiive ourhouse. — Yonr sistcrs liave ourgarden. — My aunt
has hcr cat.— My cousins liave tlioir dogs.-Your nephew
has an apple. — Oiir niece has an orange,— Your aunt
has a brothcr. — Your únele has a sister.
III.
:Mí padre tiene un liormano.— Su madre de Ud. tiene
una hermana.— Yo tengo hx idunia.— Ud. tiene el liliro.
— El tiene los libros i ella tiene las plumas. — Nosotros
tenemos nuestros libros i Uds. tienen sus plumas. — Ellos
tienen una tia.— Ellas tienen un tio.— Mi tio tiene un lier-
niaiio.— Mis padres tienen una casa. — Mis hijas tienen
un jardiu. — Mis hijos tienen su casa. — Su sobrino de üd.
tiene una naranja. — Mi sobrina tiene una manzana.- — La
casa tiene un jardin.
§E€0:\l> I^ESSOiV.
YOCABULARY.
I híive not, yo no toiujo.
We llave not, nosotros T( o tenemos.
You havenot, vosotros no tenéis, tú no tienes, Ud. no tie-
ne ó Uds. no tienen.
They have not, ellos ó ellas no tienen.
lie has not, él no tiene.
She has not, ella m:> tiene.
Grandfathcr, ídnu-ln .
Grandmother, abuela.
Grandson, nieto.
Grand-daughtcr, nieta.
The boy, thoboys; el muedia-
cho, los muchachos. In, e?i.
EXERCISES.
The girl, the girls; la mu-
chew.lta, las muchnchas.
The flovver, the (lowors;
la flor, las flores.
The rose, the roses; la ro-
sa, las rosas.
The tiilip thctulips; el tu-
lij,un. /,>.v {ri:¡,a,as.
I-
1 have not the flowers. — You have not a ílower in your
garden. — We have not the roses. — You have not a tulip.
—They have not their flowers. — My grandfather has not
a brotiier. — Your grandmother has not a sister. — Your
grand-son has not a horse. — My grand-daughter hasnot
a bo(.k. — My brother has not his books. — My sister has
not lier books. — My parcnts have not a house. — Your
sister has not a garden in her hause — The boys have not
a dog. — The girl has not an apple.
II.
My fa tlier has not liis book.--^fy ninther hasnot her book.
his yion.-Your daughter has not her pen. -Your sons have
their pens and their books. --Your daughters have not
their book and their pcns.-My brother has not her book
(su libro de ella). — IViy sister lias not his book (sn libro (te
el). — Your brothers have iict our house. — Your sisters
have not our pen. — My únele has not his horse. — .My aunt
has not her cat — ^[y cousins have not their dogs. — Your
nciiliew has not an apple. — Our niece has not an orange.
— Your aunt has not a brother.— Your únele has not a
.sister.
III.
Wi hermano no tiene su libro. — Sn padre de Ud. no
tiene mi caballo. — El muchacho no tiene sus perros. — La
muchacha no tiene sus plumas — Mis padres no tienen
una casa. — La hija de Ud. no tiene un jardin. — Mi hijo
no tiene sus flores de Ud. — Yo no tengo las ro.sas. — Tú
no tienes los tulipanes. — Nosotros no tenemos una tia. —
LTds. no tienen un tio — Ellos no tienen sus caballos. —
Nosotros no tenemos nuestros perros. — Mis hijas no tie-
nen un hermano. — Mis hijos no tienen una hermana.—
Ella no tiene una manzana.
(Continuará.)
INTRODUCCIÓN A LA HISTORIA UNIVERSAL
Escrita para los niño?, por E. Cbidd.
iXTüonrcfiox.
Todo en este vasto mundo tiene su historia, o lo que
es lo mismo, todo tiene algo que deba ser contado o in-
vestigado, para saber lo que era y como ha llegado a su
actual modo de ser.
Los hombres sabios han podido, después de arduas in-
vestigaciones, describir historias mas sorprendentes aun
que los cuentos de hadas que se nos relatan en la niñez,
hasta en las pequeñas piedras que yacen en los caminos
o en los jardines, i si esto es cierto respecto de seres ina-
nimados', debemos creer que respecto de algunos de los
animados pueden escribirse narraciones aun mas cstraor-
dinarias. I la historia que ahora quiero relataros es la
historia del ser mas maravilloso que la naturaleza ha
jnoducido. Quizas alguno de vosotros imagine que in-
tento describir un monstruo de feroz apariencia, pelo en-
crespado i enormes .-olmillos que existia sobre la tierra
millares de años hace: pues los niños, i muchos que no lo
son, se figuran que solo lo monstruoso es maravilloso;
pero este es un grave error. Las bellas celdas de cera
con que la abeja construye sus panales, son mas dignas
de admiración que la tosca cubana formada por el chim-
panzi^, mono de África: i las pequeñas hormigas que
conservan los jiulgones para estraerles la leche como
nosotros a la vaca, i que se apoderan de los hijos de
otras hormigas para hacer de ellos sus esclavos, son mas
maravillosos que el enorme i e.-<túpido rinoceronte.
Ahora bien: es respecto de mmttroí mismos de lo que
yo pienso hablar, porque debemos tratar de saber, has-
ta donde nos sea posible, como hemos venido a ser lo
que somos i donde estamos. Bueno es recordar que yo
no digo cómo somos i por qué somos: esto solo Dios lo
sabe, i a nadie en la tierra ha revelado su secreto, aun-
que acaso quiera decirnoslo algún dia._
Quizas alguno suponga que no hai maravilla en ha-
llarnos donde estamos, o bien en poseer los bienes de
que gozaini..--: (¡ik— ii irprc 1 tn.ei^ di: i'i ii(a(;o de (ríos, i
El. JJ%'STITWrTO J%\1C10J\\1I..
ipio, el que no los disfruta no necesita mas que ir a la
tienda i comprarlos: que desde el primer dia cu que el
liombro vivió sobre la tierra pudo cocinar sus alimentos
i tomar después helados i postres: que le fué dado ves-
tir bien, tener una buena letra, habitar una hermosa casa
i construir espléndidas iglesias con ventanas de vidrios
de colores, como se hace en nuestros dias.
El que haya pensado asi se engaña. Yo deseo rectifi-
car su juicio, i demostrarle que el hombre fué en otro
tiempo inculto i salvaje: que se espantaba de su propia
sombra, i aun mas, del bramido del trueno i del fulgor
del relámpago que él atribula al batir de las alas o al
esplendor de los ojos de la encolerizada Divinidad cuan-
do venia huyendo del Sol; i que se han necesitado mu-
clios miles de años para que el hombre haya llegado á
sei' tan inteligente i hábil como lo vemos en el dia.
Así como hemos tenido que aprender el abecedario
para saber leer, i como tenemos que aprender dia por
dia otras cosas que nos servirán para ser útiles después
de grandes, cuando seamos llamados a desempeñar nues-
tra parte de trabajo en este mundo, donde toda ociosidad
es jiccado, del mismo modo el hombre tuvo que empezar
a aprender i ha llegado a su actual estado, paso a paso,
a través de un fatigoso camino.
I en lugar de que se le dijera, como a nosotros, por-
C|ué se hacen ciertas cosas i cual es el mejor modo do
hacerlas, él tuvo que descubrirlas por si mismo, hacien-
do uso de la inteligencia que Dios le dio, i repitiemlo
sus ensayos una i otra vez, como nosotros una lección di-
l'icil. hasta lograr aprenderla V)ien.
líai muchas razones para creer que el hombre fué en
otros tiempos salvaje i anduvo desnudo, i que solo por
l(Mitos grados vino a verse vestido i a ser civilizado. Se
lian encontrado, por ejemplo, en Europa, Asia, África i
América, especialmente en la primera, millares de ins-
trumentos i armas fabricadas i usadas por los hombres
liace muchas generaciones, cuyas armas e instrumentos
son exactamente iguales a las que usan los salvages de
nuestros dias en varias partes de la tierra i entre los
cuales no se lia hallado el menor vestigio de una civili-
zación pasada.
Allá lejos tras los procelosos marea, allá lejos en luga-
res como Australia. Borneo i Ceiian, islas que deben us-
tedes l>uscar en el mapa, viven hoy criaturas tan silves-
tres que el que los viese no creerla que son seres racio-
nales, sino animales montarace-i con la figura de hombres,
que se cubren de cieno, se alimentan de raices, i viven
en chozas miserables o en los liosques al abrigo de los
¡írboles. La palabra salvdjr siüiiifica uno que vive en las
.selvas.
Para referir como vivieron los primitivos hombres,
necesitamos retroceder a una época mui lejana, mas aun
que aquella en que principia la historia de los diversos
países, por que los hombres tuvieron mucho que apren-
der antes de hallarse en aptitud de escribir sus propios
hechos, i de vivir juntos constituyendo una nación. Mu-
chos siglos, i un siglo es cien años, transcurrieron antes
do que ellos nos dejasen otra huella de su existencia que
los instrumentos de que hemos iiablado. o fragmentos do
ladrillos i huesos con geroglificos incomprensibles.
Fácil será convencernos, cuando estudiemos'en las ro-
cas imontiiñasen vez de estudiaren los libros, que nues-
tro globo es, como los otros planetas que flotan en el es-
pacio estrellado, tan antiguo, que el dia de su nacimien-
to es objeto de constantes i diferentes conjeturas. Flstá
asi mismo sujeto a perennes cambios, pero lejos de mar-
chitarse como nosotros por efecto de lósanos, el rauíiilo
se conserva siempre iiermoso i fresco, ilu iiinado por la
briüaute sonrisa de Dios que liona de alegría su super-
Investigar cuantos fuios bar
qno el hombre jnicbla
•as a cuya certeza nun-
ca llegaríamos. Conformémonos con creer que el Hace-
dor Supremo le colocó en ella en el tiempo mas propio
i conveniente, i que no crió sin un sabio proposito las
rocas, árboles, flores, peces, pájaros, bestias i hombres.
Pero si Dios obligó al hombre a que cubriese sus ne-
cesidades por si mismo, le dio también los medios de
hacerlo. Le dio ojos para ver, oidos para oir, pies para
caminar, manos para trabajar, todo lo cual debia ser-
vir de auxilio al hombre propiamente dicho, entendiéndo-
se por este el pensamiento, el alma, el espíritu, que es
lo que V3rdaderamente distingue i constituye al hombre,
pues la palabra Jiombre se deriva de otra mui antigua
que significa petisar: por consiguiente un hombre es un ser
qiie piensa. Cuando los nombres fueron dados a las co-
sas se buscaron los mas apropiados a describir las mis-
mas cosas- Así bruto viene de una palabra que significa
■rudo, áspi-ro, i de la misma manera, el hombre se distin-
gue de los brutos, que son semejantes a él en algunas
cosas, i de las plantas i árboles, que también se le ase-
mejan en que respiran, en que es el ser qiie piensa.
Si a veces interrumpo mi narración para esplicar el
significado de algunas palabras, es porque ya hemos vis-
to que siempre han precedido buenas razones para de-
signar las co.sas con tales o cuales nombres, i que estos
con frecuencia nos dan a conocer mucho mas acei-ca de
las costumbres i hechos de nuestros antepasados, hoi si-
lenciosos, que lo que podemos saber, examinando los
restos que nos han dejado.
En ciertos casos esas palabras son la única guia que
nos ha llevado al conocimiento de el puel)lo de quien
procedemos, i que vivió en otros tiempos en el Asia.
Ellos nos han dejado huellas, hasta donde hemos podi-
do averiguar, de los instrumentos que usaron, de las ca-
sas en que vivieron, o de sus escritos sobre rocas o la-
drillos; i sin embargo sabemos que han existido por que
las palabras que usaron han llegado hasta nosotros, i
son realmente por nosotros usadas en diferentes formas
i con diversos significados.
IL
PRIMKUAS NECESIDADES DEL HOMBRE.
Los primeros hombres vagaron sobre la tierra desnu-
dos i en estado salvaje, ignorando las riquezas que a-
quella atesara en sus entrañas, i no llegando sino mu-
cho tiempo después a hacer brillar en su superficie las
amarillas espigas del ondeante trigo, i a estraer de su
seno hierro i otros metales útiles a la especie humana.
El primer pensamiento del hombre fué el de llenar
sus necesidades corporales: buscar alimento para nu-
trirse, fuego para calentarse, i algún abrigo contra
los rigores de la intemperie i contra la fiereza de las
bestias salvajes que ahullaban i rugían en torno suyo.
He aquí como, después de su primer paso, el hombre se
distinguió de los brutos.
Donde quiera que Dios ha colocado estos, les ha dado
en la piel abrigo mas apropiado al lugar en que viven,
i ha puesto a su alcance el alimento conveniente para e-
llos. No hizo lo mismo con el hombre a quien formó des-
nudo, i abandonó a sus propios recursos, para que, con
el auxilio de estos, buscase el alimento i vestidos que
mas se adaptasen a las necesidades del lugar en que lia-
bita. Si Dios hubiese dado al hombre una piel gruesa i
cubierta de bellos, este no podría cambiar de lugares
sin incomodidad: por eso le hizo desnudo, pero le dio al
mismo tiempo la razón para que distinguiese lo bueno
de lo »nalo i obrase según su luz. Los brutos son siem-
pre lo mismo que fueron desde el principio, mientras
que el hombre nunca se detiene en el camino del pro-
greso, i cada generación que viene adelanta o perfeccio-
na lo (]ue hizo la anterior.
El liom!)ro uo tiene la mirada penetrante del águila,
xii^ iJX'STiTuTt} *v^crojv^r^.
pero tiene el poder i\" construir instrumentos que no
Rolo ])onen al alcance de su vista estrellas cuya luz ha
tardado mil años en lle>!:ar a la tierra, sino qne por me-
dio de ellos saltemos los metales que existen en el Sol i
otras estrellas. El hombre no es tan lijero como el cier-
vo, pero salte construir locomotrices que le pei-miten
andar sesenta millas en una hora. Tampoco tiene la fuer-
za del caballo, pero ha construido máquinas (pie desem-
peñan el trabajo de muchos miles de caballos junios.
Las facultades del hombro, corporales o espirituales,
se mejornu con el uso. VA salvaje, que a cada paso tiene
que ejercitar las primeras para proveerse de alimentos,
es prácticamente mas rápido de pies i de vista que el
hombro civilizado; nventras que éste, usando sus facul-
tades inlelectualea, aventaja al salvaje en la adquisi-
ción de conocimientos i en el uso bueno o malo que de e-
llos hacrt.
He dicho que las primeras cosas que el hombre nece-
sitó fueron alimento, fuego i abrigo.
Edades antes que el hombre viniese al mundo, las
corrientes de agua fresca se deslizaban al ]ñé de las
montañas, o atravesaban los valles que ayudaron a abrir
con su curso: después de su venida, continuaban aque-
llas corriendo de. la misma manera; asi es que le costó
poco trabajo apagar la sed, i es natural creer que no se
alejarla de esos lugares. Pero su alimento no podia ser
obtenido tan fácilmente. Las primeras materias que usó
para este fin, fueron probablemente frutos silvestres,
i sus primeras habitaciones los árboles, las rocas o las
cuevas. Quizás deseó comer del pez que se deslizaba en
las ondas, o del reno que saltaba eu la espesura de los
bosques; pero , uno i otro no podían ser conseguidos si-
no por medio de armas que les privasen de la vida.
Hai pocas cosas que no pueda llevar a cabo la ma-
ravillosa mano del hombre; pero necesita instrumentos
para la ejecución. Ninguno puede cortar madera o car-
ne sin tener un cuchillo, ni escribir sin una pluma, ni
introducir un clavo sin un martillo.
IIL
PRIMEROS INSTRUMENTOS DEL HOMBRE.
Una de las primeras cosas que el hombre necesitó fué,
por consiguiente un instrumento cortante, bastante duro
para dividir las materias a que se destinaba. Descono-
cía el uso de los metales, aunque algunos de ellos, no el
mas duro, yacian cerca de la superficie i le fué preciso,
por lo tanto, echar mano de las piedi-as para aquel ob-
jeto. Los hombres de ciencia (esto es, hombres que sa-
ben, porque ciencia se deriva de una palabra que signifi-
ca saber J han dado el nombre de Edad de Piedra a esa
remota época en que se emplearon la piedra, el hueso, la
madera i el cueio como materiales para hacer instru-
mentos. Se usó mucho del pedernal, jtorque dándole
un fuerte golpe se obtenían láminas tan cortantes como
Arma.s de la Antigriia Edad de Piedra.
la hoja de un cuchillo, otras veces se le daba la forma
de una aguda punta, o se le convertía en gr-tseros mar-
tillos, coa auxilio de un redondo guijarro o de otra pie-
dra. A otros se les daba la figura de una almendra
con un cortante filo al rededor, " Sus tamaños difieren:
son por lo común de seis pulgadas de largo i tres de an-
cho, aunque hay algunos mayores.
Armas de la Autigrua Edad de Piedra.
Estas antiguas armas de piedra, que no podian ser per-
fectas por la manera de construirlas, han sido encontra-
das principalmente en los lugares llamados depósHoH o
sedimentos: esto significa enterradas bajo la arena, arci-
lla i piedras que las aguas hablan arrastrado i deposita
do en su incesante curso.
En aquellos tempranos dias de la historia del hombre
hubo enornes animales silvestres, que dividían con él
el imperio de la tierra. Hubo mammudes o elefiíntes
cubiertos de lana, rinocerontes, hipopótamos, leones,
hienas i osos que habitaban las cavernas, i otras fieras
de mayor tamaño que Ins que hoi existen.
Es indudalile que vivían al mismo tiempo que el hom-
bre, porque en diversas capas de la tierra se lian encon-
trado sus huesos junto con los de éste i con las armas
hechas por él.
Armas de la Nueva Edad de Pie .ira.
Año tras año aprendió el hombre a mejorar sus armas
Kí. ¥.VfiiTlTrTO J\\1€IOJ%\t¥..
9
instrumentos, hasta formar buenas lanzas, puñales, lia-
clmeUis, martillos i otras lierrainientas. perfeccionándose
mas tarde en ciarte de pulimentarlas. Bueno es, por
Esqueletos!.
lo tmito. recordar que su cien^^ia \\(^'xñ en la A'ithpm
J<'iJni1 ilf P'pih-n liasta labrar las nieilras toscamente, i
fpic cu la Nneoa fué cuando aprendió a darles el necesa-
rio i)ulimento.
Los mejores instrumento.s i armas lian sido encontra-
dos en las cuevas. Estas cuevas fueron formadas por
la acción d<! las a<rua.s antes que ninürun ser viviente ha-
bitase la tierra, i los hombres las usaron después, no
solo para vivir sino para enterrar sus muertos. De
los diferentes restos que se han encontrado en ellas en
sus líercanías, se ha deducido las ceremonias que tenian
lu<rar durante los entierros, asi como la práctica de ])0-
ner al lado del difunto alprun alimento i las armas que
estos usalian, consideradas por sus amistos como cosas
ne<'csariaa para el laríro viaje que emprendían al otro
nunido. Irie han hallado pocos huesos del hombre pri-
uiiiivo, i esto no debe estrañarnos, si atendemos a que
sus restos no duran tanto como sus oliras, i a la costum-
bre que eu aquellos tiempos se tenia de quemar los ca-
dáveres.
Fácilmente se comprenderá el beneficio que traería al
hombre el u-^o de sus armas para hacer frente a los ata-
ques de lüs fieras, pues con ellas, no solo podria defen-
derse a sí i a su famil a, sino que le seria fácil matar
esas sriiíantescíis bestias í hacer de ellas un precioso ali-
mento. Esto está ciertamente comprobado, asi como
que las pieles de las mismas eran convertidas en vesti-
dos i \rf* tniesos de susmandümlas en poderosas armas.
Nos llenarí-mos de sorpresa si nos ponemos a conside-
'l"iíii;a!o «le i)!t'{l!í»>i.
rar las cosas que los primeros hombres tuvieron que lin-
ccr ron las piedras a que dieron tan tosca forma. Con
ellas cortaron ái'lioli's, i (piizas con la ayuda del fuego
los aliiieeardii paia <'i)usfiMiir canoas, pues jiara ellos de-
bia ser evidenti! que la madera flota en el a<rua: con ellas
mataban los animales que les servian de alimento, los cor-
taban en pedazos i quebraban los huesos para estraerles
el tuétano; así mismo abrian las conchas marinas para
coger el aninialillo que se cria en el interior, i hacían
otras muchas cosas con esos instrumento.s que nosotros
consideramos tan toscos.
Al hablar déla £^'/rtr/ fie. piedra debo manifestar que
se han encontrado en diferentes partes del mundo ruinas
de piedra de varios tamaños i de gran aiitiulicdad,
construidas algnuas de pilares ciil)icrtos cdii una an-
cha piedra á manera de techo, i otros tciminando en
punta como las grandes pirámides de Egiptít.
Estas, como las cuevas, fueron usadas para enlenar
los nuiertos; pero en ocasiones seconstrnian ])ara seña-
lar el lugar donde sucedió algún acoutecimienb) notalile.
fstoueliengre.
La colocación do piedras unas sobre otras era una ma-
nera fácil i permanente deconservar en la memoria délos
hotnbres el recuerdo de algún hecho, así como nosotros
levanlamos estatuas para perpetuar los actos de valor,
de nobleza o de amor de nuestros grandes hombres. Si
aquellas construcciones eran tuml)as, se les dal)a un ta-
maño correspondiente al rango de la persona que debía
ser depositada en ellas, i si se les daba una forma circu-
lar era con algún olyeto sagrado, como las de Stonehen-
ge (piedras paradas) en Inglaterra.
Sabemos pues, que durante la época cu que las armas
e instrumentos se hacían de piedra, los hombres pasa-
ban una vida silvestre i errante, manteniéndose de fru-
tos i raices, comiendo cruda la carne de los animales que
mataban i a veces la de sus mismos semejant"S, i vis-
tiéndose con las pieles de aquellos cosidas con agujas
de hu.'so i con tendones por hilo. Veamos ahora de que
modo obtuviei-oii el fuego.
(CdiiHtiiiarii .)
G-ra.mé.tioeL infa^xitil
PARA LOS NIÑOS AMERICANOS,
MANTILLA.
Profi
úe Jn Levxpia i Lifernfnra Española m la U-
niversidad de Nueva York.
PREFACIO.
El autor de este libro, fundado en su esperien-
cia, cree que debe suprimirse de la educación pri-
maria el estudio de la Gramática por ser d(;ma-
siado abstracto para los niños; pero como no to-
dos opinan tlcl mismo modo, i ese ramo sigue
F.L, lo
aun enseñándose en las Escudas clcm -n'nKs,
le ha parecido útil presentar al púMioo este pe-
qiu'ño tratado, p.i:--^-".!^ :> los nlc:iiii-."s d'l niño,
las doctrinas pri; ' . -r,;:n.lii>:i ;-:¡su-!!a-
na.
traiKiio
tlividido en dos partes: en la
primera se enseñ;in los t:lenientos de la leni^aia
de un modo stmcillo i práctico: en la seíamda
s<; amplían estos conocimient )s p ro desciirtan-
do siempre lo que se cree deni isi:ido diiícil para
la itueli^cncia de niños de corta edad. De aquí
p'dxit lu- cjue en este librito se hayan hecho in-
no\acionesa veces, i que otras se haya suprimi-
do lo que se encuentra en todos los testos de
Ciramática.
A fin de dar amenidad a la tarea se ha puesto
al lin de las lecciones, trozos en prosa i verso, que
son ejercicios para aplicar la doctrina que se a-
prende en ellas.
FR.IMSÍKA FAISTIC.
LECCIÓN I.
ELEMKNTOS.
Para hablar i escribir como la o-ente ilustrada,
se necesita estudiar la (h'amática.
La Gramática, pues, nos enseña el uso de las
espresiones de que se vale la gente ilustrada pa-
ra hablar i escril3Ír con propiedad.
Si dijéramos, o c-?,cñh\ér:a.mo9, yo pienso a ¿i a
mamdo, faltaríamos a las reglas de la Granid/i-
ca castellana, porque en nuestra lengua no se di-
ce pienso a ti sino pic7iso en ti.
Si dijéramos, o escribiéramos el padre, la ma-
dre i la tia son hienas también pecaríamos con-
tra nuestra Gramática, porque decimos todos en
este caso bicenos y no buenas.
Para estas i otras muchas cosas nos da reglas
la Gramática: conviene, por lo tanto, estudiarla,
a fin de defender con razones lo que a primera
vista parece ser solo efecto del uso general i la
costumbre.
Sin embargo, no siempre hay razones para
probar que nuestra manera de hablar o escribir
es la mas acertada i justa: por ejemplo; los fi-an-
ceses ^\Q.&\\ pejisar a ti, los \w¿íG~<i¿?, pensar de ti, i
nosotros no encontramos razón alguna para pro-
bar que es mejor decir pensar en ti.
Así pues, hay expresiones que por costumbre
se dicen en nuestra lengua de un modo distinto
de las otras; pero en este caso la costumbre que
debemos seguir es la de la gente ilustrada i la de
los buenos escritores.
Hay reglas que se aplican a todas las lenguas;
de modo que hay Gramática general i (iramá-
tica particidar.
En todos los idiomas que hablan pueblos ci-
vilizados se ó\rz: los hojnbres i las mujeres a/nati
i no los hombres i las -mujeres a,';;a.
Por otra parte, nosotros decimos la rosa g;ie
j" /■,■ (ojhi.K mientras en otrcjs idiomas se dice la,
rosa que yo he cojida.
Esto pruel)a (|ue lo primero es una regla de
la Gramática general, i lo segundo una de nues-
tra Gramática particular o sea castellana.
La Gramática nos enseña el valor de cada
palabra i la manera de unirla con otras para
formar un sonido perfecto, o sea una oración.
Oración pues, es una reunión de palabras que
forman un sentido completo,
El principio de la salnd^cria es el temor de Dios,
es una oración, porque dice algo que todos com-
prendemos.
Ama — / — prójimo son palabras sueltas que no
forman frase, porque para que la hubiera seria
necesario añadir a Dios, a tú, i completar el
sentido diciendo ama a Dios i a tíi pr'jimo.
Cada palabra debe ocupar su lugar correspon-
diente en la oración para que se comprenda
bien lo que queremos decir; por ejemplo: el libro
del niño, perdido cu e; bosque, se comprende qi'.e
perdido se refiere a ///;<) i no a niño. También
si decimos perdido el libro del niño eii el bosque
se entiende bien quien es el perdido.
Si quisiéramos espresar que el niño era el
perdido, no habria mas que decir el libro del per-
dido niño en el bosque. -
Asi pues se advierte que cada-palabra de una
oración se refiere a otra de ella, i que cada una
tiene su significación especial.
Si decimos el hombre es nu^rtal, cada una de
estas palabras tiene diferente significación, i la
Gramática da un nombre distinto a cada una
de ellas.
LECCIÓN II.
SUSTAXTI\-<)S.
Nosotros tenemos cinco sentitlos para sal^er que
las cosas existen, i ellos son: !a vist i, el oidsi, el
olfato, el gusto, i el tacto. Sabemos oue c\ pan es
una cosa porque lo vemos, lo tocamos i io gusta-
mos; que la wr^yc!; es también cosa porque la ve-
mos i tocamos; que el sol tiimbien lo es, i>ort]ui • lo
vemos.
Basta, pues, que conozca::ios algo po:- medio de
uno solo de los sentidos, para que este:uos segu-
ros de que es un objeto, una cosa.
Hay cosas sin embargo que nosotros no comv
cemos por medio de los sentidos, i no o!isi:ui;e
las consideramos como si existieran cin vi;ia; \. g.
miedo, alegría, dolor, trisíecu. &.. Nosotros sentimos
todas estas cosas como si realmente fueran obje-
tos que conociéramos por los sentidos. Cuando
vemos á un afiijido, decimos que tiene el dolor
pintado en el semblante; cuando lo v(;mos asus-
tado, que se le conoce en la cíira e! mit:dci <iue tie-
ne. De modo que aunque ni el dofoj- ni la .,/¡;.f/77
tienen cuerpos, nosotros los consideramos como
si tuvieran alguna forma.
El mielo, el dolor, la alegría se presentan a
JBZ/ IJVSTIVJJTO JV^lCIOJVJtJ^.
nuestra vista bajo alguna forma i por lo tanto los
consideramos como cosas.
Cuando decimos yV/.f/zV/í?, cniddad, caridad, in-
dicamos virtudes o vicios que conocemos por los
resultados que producen.
Así decimos que comete crueldad el que mata
un pajarillo i practica la caridad el que socorre a
un pobre. I hablamos asi porque estamos seguros
de (¡ue la crueldad produce dolor i la caridad ale-
gría en el que hace i la recibe. Asi consideramos
la caridad i la crueldad como cosa que sentimos,
auncjue no las vemos por medio de niguno de los
sentidos.
Lo mismo puede decirse de todos los vicios i
virtudes.
La Gramática llama sustantivos todas esas pa-
labras que sirven para expresar los seres i cosas
que conocemos por medio de los sentidos, i las
que; nosotros sentimos aunque no tienen cuerpos.
Son pues sustantivos los nombres de hombres,
mujeres, animales, objetos de cualquiera especie,
vicios, virtudes v. g.: Pedro, María, gato, silla,
borrachera, crenerosidad, &.
^Lírquense los nombres en las siguicntss ora-
ciones:
Ll amor de Dios al hombre es superior al que
un padre siente por su hijo. El cielo i la tierra son
obras de sus manos. La venganza es una pasión
innoble. La relijion es el consuelo de los afljidos.
El sol, la luna, los planetas i las estrellas ostentan
el poder del Altísimo. Las tropas entraron en la
ciudad. Salieron los ratones de la cueva. Caza-
ron perdices, conejos, liebres i jabalíes. Las aldeas
fueron saqueadas por los soldados. Ellos mostraron
poca clemencia i jenerosidad. La astucia de la zor-
ra i la fidelidad del perro. La magnificencia del
príncipe i de los señores de la corte.
LECCIÓN III.
NÚMEROS I GÉNEROS.
El niño sacó premio.
El niño sacó premios.
La 5 que tiene premio en el segundo ejemplo,
indica que fueron muchos los que se dieron al ni-
ño, i siempre que se añade dicha letra a un nom-
bre se espresa que tiene la significación de mas de
uno; V. g. peras, manzanas, zapatos, camisas &. es-
])resan que se habla de mas de una pera, man-
zana, zapato, camisa. &
Llámase en Gramática m'nncro, la diferencia
r¡ue hay de uno a muchos de una especie. Se
ilice que el sustantivo está en el número singii-
lar cuando su terminación indica que se habla
(le uno solo, i se dice que está en plural cuando
espresa muchos
Vaja, viesa, cama, ropa están en singular, i sus
l)lurai(.:s son cujas, Dusas, CJiíuis, ropas.
Cuando una palabra acaba en consonante, en
vez de .? se añade es á la terminación; v. g. me-
locoton, labor, alfar, plural melocotones, labores, al-
tares.
La terminación indica también en los anima-
les la hembra i A vcx-x&ío; v. ^. perro, perra, ga-
to, gata, lean, leona.
Esta distinción del sexo se llama género. Mas-
culino es el que se refiere a los machos ijemc-
nino a las hembras. Por lo tanto león es del gé-
nero masculino, i perica del femenino.
Hay sin embargo nombres diferentes para dis-
tinguir el macho i la hembra de algunos anima-
les; v. g.
Caballo, masculino yegua, femenino
Carnero, „ oveja.
Toro, ,, vaca
Hay nombres que con terminación singular in-
dican una multitud de individuos ó cosas; v. g.;
Ejército — una reunión de soldados.
Escuadra — una colección de buques.
Piara — una multitud de puercos.
Bandada — una porción de aves.
Si decimos ejércitos, escuadras, piaras, banda-
das, expresamos muchas reuniones separadas de
todas estas cosas.
Hay nombres también que no se usan en sin-
gular v. g.:
Euelles— Tenazas— Tijeras— Cortaplumas— Saca-
botas — Espejuelos — Paraguas — Tinieblas.
Pónganse en plural los nombres siguientes:
Dios'—Amor--Cielo--Religion— Libro— Hoja
— Pluma---Lápiz-Tinta—Pizarra--Leccion— Ne-
cesidad.
Dígase el femenino de los siguientes nombres:
Cochino-Mulo— Gallo-Canario-Perdiz- Grulla
— Codorniz — Milano— Pato— Pulga — Pescado —
Mosca.
[Continuaní)
De Güilleumo D. .Swan,
Modificado 'por el Diredor del Imtiliito Nañomd de
Ouatemala, -para uso de las escue'as
de la Be pública.
LECCIÓN I.
Seres iiumanos.-Facultades de la inielijencia.
Yo soi un ser humano que puedo ver, oir, oler,
gustar i tocar. Viendo, oyendo, oliendo, gustan-
do i tocando, digo que uso de mis sentidos que
son cinco.
Puedo designar por sus nombres todas las par-
tes á-t mi vestido i también la materia ó cosa de
que se han hecho.
Conozco que mi camisa está formada tic t( la de
Vi
JKI. ÍJVSTITUTO ^V,(HIOJ%\ft¥^.
a!<,odon ó de lino; que mi casaca es de lana i mis
zapatos de becerro; que el sombrero negro de
hombre es heclio de felpa i el sombrero de vera-
no para los jóvenes está tejido de paja.
Puedo decir de qué se hacen todas esas cosas
porque, ó lo he oido decir, ó yo mismo lo he a-
prendido
Sé que el Sol sale por la mañana i se pone por
la tarde; i conozco la luz que produce el Sol i la
oscuridad que resulta cuando el Sol se ausenta.
Distintió á la Luna del Sol i sé que la luz de
aquella brilla durante la noche i no se parece á la
del Sol. Sé que la Luna llena es redonda, i que á
veces solo le vemos una parte i por eso varia su
fornr.i. lo que no sucede nunca al Sol.
, n el invierno se caen las hojas de los
.: . ; u' mueren las flores; que cae la nieve i
Imi Ci.uhascos; que con la primavera los árboles
reverdecen cubriéndose de nuevas hojas i flores, i
que el maíz brota de la tierra. Veo que en el oto-
ño el Sol luce con mas brillo i calienta mas; que los
jardines son mas bellos; que el fruto se encuentra
maduro i en gran abundancia, i que los lúpulos se
marchitan.
Pienso lo que hago á la hora de ir á la escue-
la, a la hora de comer, i de acostarse.
No olvido que hai un Ser Supremo que es pa-
ra nosotros el padre mas amoroso, que nunca se
irrita, i que siempre nos acoje i nos proteje cuan-
do recurrimos a él
Digo mis pensamientos, mis deseos i sentimien-
tos por medio de las palabras con que puedo es-
presarme.
Veo el Sol, la Luna i las estrellas en el Cielo,
Sobre la tierra veo ciudades, pueblos, villas i al-
deas; animales, árboles, plantas i piedras; monta-
ñas, colinas i collados; lagos, estanques,rios, arro-
yos, fuentes: dentro de la tierra penetran gusanos,
i dentro del agua viven los peces.
Oigo el canto de los pájaros, el relincho del ca-
ballo, el murmullo del arroyo, los tonos de la esca-
la musical i el péndulo del reloj. Puedo oir de
lejos el ladrido del perro, el quiquiriquí del gallo,
el trueno del rayo, el estampido del cañón i el sil-
var de las balas.
Siento que el fuego quema, que los rayos del
Sol calientan, que la nieve enfria, que la piedra es
dura, que la lana es suave, i que el cristal es tras-
parente i terso.
líu;:lo con placer la esencia de la rosa, déla
violeta i de! lirio; i me desagrada el olor de otras
plantas.
Me gusta la dulzura del azúcar, percibo le- á-
cido del vinagre i lo amargQ de algunas yerbas.
Recuerdo lo que aprendí el dia anterior en la
escuela, recuerdo a una persona que vi antes de
ayer, i también recuerdo la historia que oí contar
hace mucho tiempo.
Yo hago cifras i pienso en las operaciones que
con ellas ejecuto al sumar, restar, multiplicar i
dividir. Con mi mente pienso en lo que oigo al
maestro i en lo que leo en mis libros.
Pienso en lo que he pensado bien i procuro
entender las preguntas de mis profesores, i [)ue-
do contestar sin tener el libro presente. Puedo
también recordar otras buenas lecciones que a-
prendí en la escuela i de las cuales haré uso en
el curso de mi vida.
Por todo lo espuesto conozco i afirmo que ten-
go una inteüjencia i que pienso con mi mente,
í)ues de lo contrario no podría aprender ni enten-
der co.-,:i ;'.!: lina.
LECCÍO\ II.
He dicho que cuando en la escuela pienso, a-
prendo; i lo mismo cuando oigo. P'ijo mi aten-
ción i rejiito lo que aprendo en la escuela, i en-
tiendo muclio mejor muchas cosas que veo i que
oigo.
He obse'rvado que el maderero derriba los ár-
boles junto a la raíz, i que el carpintero los em-
plea en las fábricas de las casas i en las construc-
ciones de muebles; que el ladrillero prepara su a-
masijo de que saca ladrillos, i que con ellos se
hacen las paredes de las casas i de otras muchas
obras.
He observado que el labrador surca la tierra,
que en seguida siembra en elia el trigo i el maíz,
que cuando el fruto amarillea, se cosecha para
preparar la harina de que hacemos el pan; que
de la lana del lomo del carnero tejemos el paño;
de las pieles de los animales se fabrica el cordo-
bán; i de los pelos i plumas se hacen los colcho-
nes de las camas,
La tierra, pues, recibe el grano para nuestro
pan, proLice maderas para nuestras habitaciones;
carbón para nuestros hogares; las aguas produ-
cen peces para el alimento, arroyos páralos mo!'-
nos, comunicaciones lejanas para nuestros baje-
les, i así los hombres ele todas partes en el es-
tenso mundo pueden comunicarse i cambiarse
sus ],r;)duc'>.3s ó las riqu^'/is ti;- r,,ias comarcas
co:i las oaMs.
1^1 aii'e abunda en pájaros que contribuyen a
nuestro bienestar, empuja los buques que cruzan
los mares, sopla con blandas brisas en nuestras
cas.'is i sustenta nuestra salud i nuestra vida.
Pido a Dios que me haga bueno i laborioso, i
que me proporcione trabajo todos los dias. / m-
biciono comodidad i una buena posición social,
no solo para mi bien sino también para estar en
mejores condiciones de hacer bien a mis seme-
jan ;es; i ct>n este obicto procuro i procuraré lle-
i^ ' ia -.leí mejor ino-JiO posi-
Li'LLÍÜxN IIL
r\lRMAS I OliJETOS.
La palab/i-a forma es lo mismo que si dijéramos
hccluiía, se usa para representar la apariencia
J;JL IJl'STITl/TO J%*^CIOJ%'^I,.
13
de una cosa que se describe. Hai formas cuadra-
das, redondas, ovales, triangulares cónicas i otras
muchas.
De las figuras que siguen, la primera es u-
na circunferencia negra o un círculo l¡lanco; i la
segunda es una circunferencia blanca o un círculo
negro. Casi todos los niiños confunden la circunfe-
rencia con el círculo. La circunferencia es la linea
curva que limita al círculo; i circulo es la super-
ficie redonda que queda dentro de la circunferen-
cia: la circunferencia se puede decir que es la orilla
del círculo; aunque puede darse una circunferen-
cia sin circulo, como un aro; pero no puede ha-
b:r un círculo sin circunferencia.
La mitad de la circunferencia se llama semicir-
cunferencia, i la mitad del círculo se llama semicír-
cul(j, como se vécenlas figuras que siguen:
el punto con que se marca el medio del círculo
se llama a7¿¿?'o del círculo. Toda la linea curva
(¡ue forma el anillo se llama ciramferencia del
< írculo. La circunferencia de una bala es la li-
nea curva que la circunda o rodea por mitad.
La linea que atra\iesa de un lado a otro pa-
sando precisamen-ie por el centro J<;1 círculo se
llama diánteiro del círculo.
Diámetro quiere decir medido por medio o dis-
ixncia por medio. El diámetro divide el circulo
i la circunferencia en dos mitades.
Una línea rect.-
en la circunferen^
en la np-ura sir-u'
Radio quiere decir rayo. Cuando son muchos
i en todas direcciones se'llaman rayos como suce-
de con los rayos del Sol.
^^n^miiüjiiiij.^^^
Un cuerpo que es por todas partes circular se
llama, bola, globo o esfera. Una bala es un globo
o esfera. La mitad de una esfera se llama Jioiiis-
ferio, que quiere decir mitad de la esfera.
#»
Cuando la fig-ura tiene forma de huevo se lla-
ma oval, que quiere decir semejante a un huevo.
También la forma oual se llama elipse: la palabra
elíptica quier(> decir de forma oval. Muchas fru-
tas tienen la figura oval; las ciruelas, el limón i
otras crecen en forma oval o elíptica.
Q^
Las cosas redondas i que terminan en punta
como la figura siguiente:
se llaman conos: i muchas cosas qi
cen son c'nicas.
{Zouli:
14
BL, IJVSTITUTO JVaCIOJV^I..
£1 ejercicio físico en los uiiios.
No es posible preservar la salud ni promover
el desarrollo del cuerpo i el de los sentidos i es-
píritu, sino cultivándolos simultáneamente: ver-
dad es esta que debieran tener siempre presente
las madres de familia. Ejercitando solamente las
fuerzas físicas se llega a tener un cuerpo sano i
robusto; pero las facultades perceptivas se embo-
tarán con el desuso, i las intelectuales serán tar-
días i siempre ineficaces; por la inversa, si edu-
cando a un niño prestamos toda nuestra atención
al cultivo de los sentidos, vendremos a formar
un esperto mecánico o un hábil artífice, pero no
sin el peligro de que su físico sea débil i su
mente inhábil para dijerir otras ideas que las per-
tenecientes al ramo a que le hayan dedicado sus
padres i profesores.
Los que están acostumbrados a ver niños bien
educados, sin jobservar con atención los varios
medios que para el cultivo de su cuerpo i espíritu
se han empleado, no comprenden como un niño
que puede usar libremente de sus miembros ha-
ya de sufrir tanto en su costitucion misma por la
falta de cultivo de sus facultades intelectuales; pe-
ro si examinaran de cerca lo que sucede con los
niños de la clase menesterosa, por lo común a-
bandonada i abyecta, se convencerían mui luego
de la importancia i utilidad de desarrollar a la par
de las fuerzas físicas, la mente i los sentidos.
El ejercicio mas saludable para los niños es se-
guramente la carrera i el juego al aire libre, i de
este saludable ejercicio que la naturaleza sabia-
mente ha convertido para ellos en placer, no se
les debe privar en ningún tiempo no siendo pre-
cisamente el de mayor rigor de las estaciones.
En las grandes ciudades es difícil por lo regular
prroporcionar a los niños habiten i que jue-
guen en parajes donde respiren aire puro, pero
no debe perdonarse sacrificio alguno para conse-
guirlo, mirando este punto como esencialísimo
para su salud. Los niños que han adqnirido la
costumbre de salir diariamente de casa, aunque
solo sea por una hora, padecen indudablemente
si se les priva de tan útil recreo, i así es que se
ponen tristes, displicentes, i de mal humor, como
que el ejercicio al aire libre es esencial, no solo
á la salud física, sino a la mental, por decirlo así.
Vista del Cerro del Carmen, paseo en Guatemala.
Al cultivo de los sentidos i de las facultades in-
telectuales puede mui bien atenderse durante
estos paseos, contribuyendo así eficazmente al so-
laz i diversión, no solo de los niños, sino también
de sus madres: digo de sus madres porque su-
pongo que solo una imposibilidad absoluta debe
privarlas del placer de acompañar a sus niños en
el paseo i aun en sus alegres juegos. La estra-
ordinaria influencia de esta circunstancia en el
carácter moral del niño es incalculable. En el pa-
seo hai mil ocasiones de ejercitar el sentido de
la vista en el niño, señalándole objetos distantes
i preguntándole lo que son; si se equivoca se le
acerca mas a ellos repitiendo la pregunta hasta
que logre distinguirlos. Una piedrecilla puede
suministrar material para una lección: examínese
su figura, su color, su peso; dése al niño una idea
de su dureza comparándola con otro objeto blan-
do, i que pruebe si lo puede romper ó pulverizar
entre los dedos como la arena: cojer una flor i en-
señar á un niño el nombre de sus diferentes colo-
res i de las partes que la componen es una verda-
dera lección de no poca utilidad. Puede sin difi-
cultad acostumbrársele desde mui temprano á dis-
tinguir el diferente olor de las flores ó de cual-
quier otro objeto grato al olfato. El oido se cul-
JSl. IJVSTITIITO Jl'^aCIOJWIJL.
tiva asimismo dirijiendo la atención a sonidos
distintos i variados. Percíbese por ejemplo el
ruido de unas ruedas; ¿es un coche, un carro o
un carruaje mas lijero? El canto de las aves i la
voz de otros animales suministran también un
ejercicio mui útil i fácil de practicar.
Al paso que el niño ejercita de ese modo los
sentidos, sus facultades intelectuales reciben así
mismo un impulso notable. Se le acostumbra á
la observación, sin la cual nada nos dice la pajina
mas bella del libro de la naturaleza; ejercita su a-
tenc'ion examinando diversos objetos con bastan-
te cuidado para poderlos reconocer en lo suce-
sivo, particularmente si se le exije que hag-a de
ellos una descripción á su padre al volver a
casa. Así se le acostumbrará gradualmente a
percibir los objetos i las partes de que se compo-
nen : su memoria tampoco carecerá de ejercicio,
i finalmente irá adquiriendo gusto á los goces
puros i multiplicados que la naturaleza atesora pa-
ra sus hijos.
I'cro lleg-a la estación en que no siempre per-
mite el tiempo disfrutar de un paseo por el cam-
po i aveces ni salir de casa: pues no por eso se
ha de privar a los niños del libre ejercicio de sus
mii:mbros i pulmones aunque con riesgo de atro-
nar la cabeza de sus padres. La fuerza del cre-
cimiento i del desarrollo físico no permite a los
niños estar en reposo; i es tan injusto e.xij irles la
quietud i el sosiego, como querer que un ancia-
no se mantenga en movimiento corriendo i sal-
tando por todas partes. Esto no es decir que los
niños hayan de ser siempre alborotados, pero a
vi-ces no soío debe permitírseles, sino inducirlos a
que jueguen, corran i salten. Quien haya visto
los risueños semblantes i oido la alegre algazara
de unaí porción de niños saltando i riendo en
una tarde de invierno, alentados por su padre
ciue se mezcla en sus inocentes juegos, ¿podrá
condenarlos con estoica dignidad a la gravedad
i compostura del estrado? Déjense para su uso
las piezas retiradas de la casa, los pasillos i habi-
taciones donde no htiya riesgo para que retocen
i jueguen hasta que entren en calor: enséñeseles
a dar palmadas guardando tiempo i compás, o
acom[jpñándo3e con la voz, o a brincar sobre
cualquier objeto blando colocado en el suelo.
Estas observaciones parecerán a unos supcr-
lluas i a otros pueriles, pero no merecen ni uno
ni otro dictado: son máximas cuya ado¡)cinn. o
desprecio influyen infaliblemente en la salud, en
la índole i en el porvenir de la niñez. Habitúese
á un niño a la quietud i al silencio i será indo-
lente i estúpido; pro'n'!)isci.; •,:! ejercicio vigoroso
de sus miembros i i! : su w/.. i mui luego se to-
carán los funestos resultados de este eiror en su
debilidad física i mental. Por el contrario; déjese-
\i obrar como niño, quecorr;', ijrinqn'í, ría grite,
i su sistema muscular i ncr. :■)';::> :iw>;u;;ir.i robus-
tez, ruirá la alcíiria en su - nuritu, i so bailaiá así
mejor preparado para luchar con enerjía varonil
con los azares de la vida.
academia.de maestros.
SECCIÓN NORMAL.
i '.ta
SI ína^sífo de escuela,
(Por Sanios Toruno.)
I.
Hablando de la instrucción primaria en Cliilo, dico
el Sr. Ainunátegui: "Hai un empleado que ocupa una
posición subalterna en la jerarquía administrativa, que
desempeña funciones aparentemente humildes, que no re-
parte carolos lucrativos ni honoríficos, que no tiene el
prestijio del poder, que no habla en nombre de la fuerza
como el militar o el ájente de policía, ni en nombro de
la leí como el raajistrado, ni en nomdre de Dios como el
sacerdete; pero que sin embargo ejerce aun al presente,
i sobre todo está llamado a coercer en oí porvenir, una
influencia inmensa i decisiva sobre los adelantos mate-
riales i morales del país, sobre el carácter e intelijencia
de todas las jeneraciones que se levantan, sobre ei bien-
estar de los individuos i sobre la prosperidad i engran-
decimiento de la Patria. Ese empleado es el maestro de
escuela, que está destinado, si sabe i quiere cumplir su
deber, a formar la felicidad del hombre."
En efecto, el maestro de escuela desempeña funciones
aparentemente humildes, pero en realidad es un emplea-
do mucho mas importante i mas necesario que lo que
vulgarmente se cree: es, t-l ol)rero del porvenir i su mi-
sión es nada niíjiios que preparar el bienestar i la felici-
dad de las jeneraciones venideras. Mui satisfactorio os,
sin embargo, observar que ya va des.aparecicndo la per-
niciosa i funesta preocapacion de que la pi'ofesion do
maestro haga desmerecer socialmente hablando, a todos
los que la siguer\^. "iJai una función, dice Romualdo
Guarin, hai una función que llama con prefei'cncia la a-
tencion de los sabios, de los lejisladorcs, de las familias
i de los pueblos, i que ya hoi se la considera como hi
mas inif loriante para fornuu- la í'eütñdad del hombre, el
vigor de las naciones i la gloria de la humanidad: esta
es la del maestro de escuela, que consagra a la educación
de los niños los afectos i sacrificios, el saber, la firmeza
i la pacieucia que no siempre tienen los padres para for-
mar de los niños hombres que mas tarde vengan a ser
honor de la familia i grandeza de la Patria," Por (>so
un pueblo que siente la necesidad de la educación, (¡uo
no comprende su excelencia, i no rodea de honor i de
respeto a los maestros, es ya un pueblo en decadencia,
en inevitable ruina, puesto qne no conoce el grande ele-
mento de su vida, ni el valor de la virtud, ni el poder do
la ciencia i del sacrificio. Asi lo comprenden i asi lo
manifiestan las naciones mas cultas qui' c.^tíin al ñ-ente
de la civilización actual.
En la Gran República o los Estados-^Unido • d.^i Nor-
te, hablando a este respecto, dice ílancok: "A i i tiU-dor
del maestro se agrupa todo lo qne constituye lu cilua-
cion; él ha de .ser quien le dé el movimientoi In vi(ia:" i
sobre el mismo asunto, dice Horacio Mann: "El porve-
nir de la Nación está en la gran refomna do las escuelas,
la cual debe pr ncipiar por los maestros: no hai suma de
ventajas en todo lo demás que pueda suplir a la menor
do las doies esenciales en el maestro."
La máxima prusiana: "Lo que se desee hallar en la
sociedad se dtNic .'iin^'z;'!' mi)- '.oii^rlo ¡'ü ij i---'; '..."':'
jEfc ijv.vrrm'f) j%:trioj\\ir..
sido coiiii)lctada por el distinguido profesor Phelps con
la siguiente: "Lo que se quiera que liaya en la escuela,
se debe poner primero en el maesiro." Ese es el princi-
pio del proverbio inglés: -'Como es el maestro, asi es
la escuela." Es el mismo con que dccian los Señores
Guizot i Cousin, al reorganizar la instrucción pública
en Francia: "Ninguna do las precedentes disposiciones
será de efecto alguno, si no se encomienda su cumpli-
miento á maestros competentes: nada vale ningún sis-
tema sin buenos maestros." Finalmente, nuestro inolvi-
dable Luis F. Mantilla dice: "No es el número de es-
cuelas ni los buenos planes de estudio, cuanto basta pa-
ra dar i sostener la educación del pueblo, sino las apti-
tudes, la bondad i la constancia de las personas a quie-
nes está encomendada esa gran obra."
Con citas tan autorizadas, queda demostrado liasta
la evidencia que la educación pública se «..ebe asegurar
en la escuela, i al mismo tiempo, que en la escuela no
puede asegurarse sino encomendándola a maestros espe-
cial i suf cientemente preparados para la obra humana
de mayor trascendencia, cual es la de formar la socie-
dad en la jeneneracion que les confia .Por consiguiente,
es mui grave el compromiso que el maestro contrae
correlativamente con la familia i con la Patria. Con
la familia que pide le devuelva con usura el tesoro que
le ha confiado, i con la Patria, que espera le forme ciu-
dadanos honrados, instruidos i laboriosos, que puedan
mas tarde ponerse a la altura de sus grandes destinos.
No obstante, el maestro que tiene voluntad, cuando no
es enteramente incapaz, puede realizar estos grandes
fines, pues se ve rodeado en todas partes de un gran
prestijio a los ojos de los padres de familia, que le con-
sideran como el consultor i consejero de su- hijos, i como
el depositario i administrador mas natural de las luces
i de toda clase de conocimientos i de instrucción para
el pueblo. Por esto, cuanto mas estensa sea la instruc-
ción que adquieran los maestros para difundirla en toda
la República, tanto mas efectivos serán los buenos_ re-
sultados; i la incumbencia única de su misión debiera
ser, solidificar i ensanchar continuamente sus conoci-
mientos para propasrarlos sin cesar; i sobre esto habla-
remos en el próximo número.
ELECCIÓN DE LAS LECTURAS.
I.
Nada es mas importante que la elección de las pri
meras le( turas. Todo el carácter del niño, i por conse
cuencia del hombre, depende de ellas.
El libro es un amigo que no habla pero que se ha-
ce oir; él nos acompaña incesantemente sin ser moles-
to; no hace preguntas importunas, ni es interesado por-
que nada pide; el libro es, sin duda, lo mejor o lo peor
para la vida moral, soguu sea, bueno o malo.
Por lo tanto, importa mucho que el niño, desde los
primeros años, tenga a la mano buenos autores. La e-
leccion de un amigo no es seguramente de mas impor-
tancia.
Leer con aprovechamiento es tan importante para la
hijiene moral como beber i comer con mesura para la
hijiene física. La intelijencia se pervierte tan pronto
como se estraga el estómago. En los primeros años el
gusto no resiste a ningún esceso.
Si no has leido mas que buenos libros, respondo de
la salud de tu espíritu; si, por el contrario, has nutri-
do tu intelijencia con las lecturas de malos libros,, e-
res hombre perdido. Has tenido una nodriza equivoca-
da, has bebido mala leche i tu sangre está envenenada.
El axioma: "Dime con quien andas i te diré quien e-
res," podrá completarse por este otro: "Dime lo que has
leido i te diré lo que serás."
IL
TTai sobre esta cuestión "lecturas que convienen á la
infancia i a la juventud," dos sistemas j)uedcu seguirse.
Uno de estos sislcuuvs no teme nada. Algunos creen
queso debe dojíir leer !il iiifio todo lo que se le antoje,
como se le debe ilcjar liaccrlmlo lo (juc quiere para que
se crie robusto.
El otro sistema lo teme todo. Lleva al niño por la
mano, con los ojos bajos i casi vendados hasta el nmi)i-al
déla virilidad. Bajo el ]irpfosto do que conserve su i-
iiocciuia, le ciifrriia ¡L:iioraiitc a todos los azares de la
vida.
DuliCMios pensar mui sei'iauíente sobre ambos siste-
mas. P]s necesario que la juventud comprenda que por
el interés no solo de su salud, sino desús verdadeíos
placeres, no es bueno precipitar ni exajerar la vida, que
cada cosa ha de llegar a su tionijm, i que no debe im-
ponerse a la juventud el réjimen que se impondría a la
edad viril, porque de este ukhÍo harianios desaparecer
todosisus encantos.
Respecto a las lecturas no soi de los que prefieren
una libertad absoluta; pero tampoco apruebo el siste-
ma de compresión absoluta, porque todo lo que es estre-
nio es absurdo, i creo que si tuviéramos que escojer en-
tre dos males, diriamos que es mucho mejor dejar a los
niños comer cuanto deseen que hacerlos morir de ham-
bi'C.
Educarlos en el sistema de la abstinencia, de la die-
ta continua, i de la ignorancia de todas las cosas, es
lanzarlos en los escesos de que hemos querido preser-
varlos desde el momento en que se vean en completa
libertad de acción.
Estos estreñios son felizmente mas fáciles de evitar
que lo que se imajina. Debemos seguir un término me-
dio
Mal que i^ese a los anarquistas de la educación, e.s ne-
cesario dar al niño en vez de alcohol, leche pura, i cuan-
do haya dejado su nodriza, alimentos transitorios pro-
porcionados a la inesperiencia de su estómago. Mal que
pese a los partidarios de los ayunos rigorosos, es necesa-
rio dar a los jóvenes de ambos sexos un alimento nutri-
tivo.
Hai dos clases de libros de los que ddie precaverse a
los niños de ainlios sexos.
Primero: los libros perniciosos que enardecen el ce-
rebro, como los alimentos picantes enardecen el estóma-
go-
Segundo: los libros insulsos, que como los alimentos
desabridos, llenan el estómago sin alimentarlo.
Un libro necio no es jamas inocente. La necedad os
contajiosa. i no debéis preferir seguramente al maestro
que os enseñe a ser necio.
En sentido contrario obran los libros perniciosos.
El niño toma la violencia por la fuerza. Dichos libros
agradan al principio, mas por sus faltas que por sus cua-
lidades; i como es infinitamente mas fácil imitar una fal-
ta que apropiarse una buena cualidad, resulta que el
niño í-iempre sigue las faltas.
No necesitamos muchos libros, un buen libro es ina-
gotable, es siempre nuevo. Que cada siglo aumente el
corto pero inapreciable tesoro de los buenos libros en
diez, i será suficiente.
No necesitamos contar por miles nuestros amigos Ín-
timos. Cuando en la multitud humana hallamos un nú-
mero de hombres dignos a quienes podemos considerar
como hermanos, como amigos íntimos, debemos dar gra-
cias a Dios i a los hombres. Un buen libro es un ami-
go intimo i fiel, i cuando tenemos la suerte de hallar es-
te libro no debemos abandonarlo.
SCUMIDT.
Periódico detliesido a la difusión de la Tnstrncciou Piiaiaria i Ser uudaria.
PüBUCADO II A. 10 I, A PROTECCIÓN DRI, SrÑOR JeXERAL .T. RuriNO BaIÍUIOS,
Presidente de i,a Rei'ública de Guatemala.
Fundador i Editor, Santos Toruno.
Administrador, Edwin Rockstroh.
l\fJM. 2.
tíuaU'iiisiIa, :i<> ile Seti<>mS>re «le 1882.
TOI^.I.
Iiilliu-iicia de la Iustruc(*iot) priiiiana en las
(•í)^<fn^nln■cs, en la moral ptíblif a, en la i«-
dnstria i eu el desarrollo jeueral de la pros-
peridad de los piieblo.s, por S. V. Amnuá-
(Contiiiúu.
II.
¿La ilustración es un bien?
;,La ilustración es un mal?
¿Jja civilización es un beneficio de Dios?
¿La civilización es un don del demonio?
Para muchos esta cuestión no estií todavía resuelta,
o mas liien está resuelta en contra de la civilización.
La ciencia es la virtud, han dicho algunos, la i<rno-
rancia es la virtud, han repetido otros.
Los filósofos del siglo XVIII crcian, según la ngii-
da espresionde nn escritor francés, que para llegar al
paraíso era preciso pasar por la academia.
Los filósofos rancios, como ellos mismos se denomi-
nan, creen que para llegar al cielo es preciso conservar-
se o hacerse ignorantes, casi bestias.
La primera de estas paradojas ha encontrado muchos
menos defensores que la segunda. La ignorancia ha
tenido sus apóstoles, sus sacerdotes, sus mártires.
Hai todavía un gran número de individuos (jue no
so atreven a decirlo en alta voz ni mui a las claras,
porque tienen cierto respeto a las ideas dominantes,
pero que en el fondo de su alma, talvez sin darse a
si mismo una cuenta bien precisa de su {icnsamiento.
querrían ardientemente cerrar todas las escuelas, des-
I truir todos los colíjiios, arruinar todas las universida-
I des i academias, quemar todos los libros, despedazar
I todas las imprentas, aniquilar los cuadros de ¡tintura,
i destrozar las estatuas, hacer olvidar las ciencias i las
artes.
Esos individno- ostarinn nnii dispuestos a dirijir al
^jji mundo civilizado la onérjica apostrofe colocada por
^^jfcJunn Jacobo Rousseau en boca de Fabricio coi>tra el
lujo i la civilización romana; estarían mui dispuestos
a amplificar de todos modos el discurso sobre las deu-
das i las artes; estarían mui dispuestos a sentir la pér-
dida de esos techos de paja i de esos hogares rústicos
donde, según ellos, habitaban en otro tiempo la mode-
i-acion i la virtud, a echar menos'la simplicidad de las
selvas primitivas, a lamentar la idea sin vuelta de la
I edad dorada en que no existían ni la elocuencia ni las
máquinas, i en que los hombres espresaban sus ideas
sin adornos i trabajaban, no para enriquecerse i entre-
garse a la malicia de la opulencia, sino únicamente pa-
ra adquirir el necesario sustento sin emplear otros
instrumentos que los esfuerzos de sus brazos.
Esos individuos no han leído ciertamente las obras
de Juan Jacobo, ni son impulsados por los mismos
motivos que el filósofo de Jinebra; pero se prestan de
buena g-ana a unir el coro de sus voces a las maldicio-
nes lanzadas por este contra la ilustración del jénero
humano. "Pueblos, dicen por supuesto en lenguaje me-
nos elocuente que el de Rousseau, sabed alguna vez
que la naturaleza ha querido preservaros de la cien-
cia, como una madre que arranca una arma peligrosa
I de las manos de su hijo; que todos los secretos que
í os oculta son otros tatitos males de que os precave;
i:¡. i.v:-^rs'a-i 'í-o .v,sr^i},',\is..
i ,,,.,- ,-1 iral.n.in .|U0 os ciirsla inslruiros i.„ es el i,ic-
lioi- ,1c sus liriiclicios.-
Lorantiniaii cun mas o■ll^l,l iiiia estadía al caula O-
luar, el .leslruelur de la l.il.lidt.ra de A lejandria. (lue a
.liiaii (Juteinlterg, el im'eiilor de la iiii|)reiita.
Toda enseñanza les iuediiioda, luda |iiiMieidnd les a-
susta, toda difusión de las lelras les (lesesiM'ra.
Piensan (pie el ¡írliol de la ciencia, ahora como en los
])i-inieros dias del mundo, solo |)i-odiicc frutos venenosos,
destinades ;! lici'ir de nnu'rle :í las jeneracioncs proscn-
A loda costa (piiercn consei'var la, inocencia de la
iKirl.afie, la s(>ncilliv. decostmnln'cs de los salvajes.
La ciciii-ia es el pecado, la cieni'in es el crimen.
"Si los liiimlircs son malos por naturaleza, dice Juan
.lacoho Rousseau, el sostenedor mas elocuente de esta
opinión estravag-ante, citado en este punto ])or Saint-
Jlarc Girardin, puede suceder, si se quiere, que las cien-
cias pi-oduzcan altiun Iñen en sus manos, ]iero es niui
cierto qne causar.ín males mayores, l-'s necesario dar
armas a los furiosos." (ínardiaiionos ]incs do cultivar
el espirita del liond)]-e, ]iues eso seria cultivar la mal-
dad humana; no haya escncdas, no haya imprenta, no
haya libros, "porque en primer lufi'ar los sahios no lia-
r;ín nunca tantos Imenos liliros como serán los malos
ejoniiilos que darán, i en se^i'undo habrái siempre mas
malos libros que l)uenos,"
Indudablemente el desarrrollo del pensamiento trae
consigo el desarrollo de pasiones que pueden estraviar-
nos, que pueden conducirnos a vicios inmundos, a crí-
menes atroces. Pero el abuso que puede hacerse de la
inteligencia, ¿seria un motivo ])ara que procurásemos
oscurecerla en vez de ilustrarla?
Indudablemente, mientras menos piense el hombre,
es mas gobernable en el sentido de ciertas personas, es
es decir, es mas inerte. Un idiota está mucho monios
espuesto a pecar que un ser intelijente, porque aquel
tiene menos movimiento de cuerpo i de alma. Un ca-
dáver está en la Í!n¡]0sibilidad de infrinjir la ley que
un vivo puede violar Para asegurar una li'arantia con-
tra toda falta de iiensamiento o de obra, ¿se querría
i'educir al hombre al idiotismo, se qnerria reducir al
hombre a la nada?
Esta es sin embargo la con.secnencia lójica, rigorosa
de la opinión estraña qne ataca la ilustración como
contraria a la felicidad i a la virtud del jénero huma-
no.
"En el pensamiento intimo de nuestros adversarios,
decia Rover Collard el año de 1827 en la discusión de u-
ua ley presentada a la ciimai'a francesa, (pie ponia trabas
a libertad de 1a prcn-a. hu'oo imprevisión (Ni dejar al
hombre lanzar-e iüne (• intelijente cu medio del uinAci-
so; de ahi han nacido el mal i e! error Una sabiduría
mas elevada ipiicre reparar ahora la falta de la Pro-
videncia, restrinjir su übertad imprudente, i hacer a
la humanidad sabiament- mutilada el servicio de ele-
varla a la feliz iüoceacia do los lirutos."
Estas sublimes palabra^ que Kovcr ("ollard dirijia
a los enemiü'os de la libertad de la ¡¡rensa, son iíiual-
mente aplicables a los enemigos de la ilustración en
jeneral, los cuales en último resultado prelemlen tai-
mendar la obra de Dios, a quien parecen criticar por
haber formaoo al hombre intclijeníe i sensible.
¿I que es lo que dan al hombre en con]pensaci(m del
pensamiento que lo arrebatan?
"Lu felicidad de la vitla ]iuraniente animal, res|if>n-
de Saint-Marc Girardin, la felicidad de las ovejas que
no encontrasen un lobo. En ese caso. Dios ]iodria iia-
berse detenido eii¿ la'[ creación de los animales, i no tia-
Ler llegado hasta la creación del hombre. 1 aun ;.por
qué no detenerse_"mas bien en los vejetales. cuya \ iilu
menos activa i apasionada que la do los animales seria
•lile.? ;l'a
Saiiit-Ma
w I. ocien
^e de ella
pned.- a!i
i,-os ,pa. p
■eaa.s al ia¡
jcid,
mpo 1
que, Je do!'
cinne,^nii doa dd ci,.|o l'e,|i
ira a todos ],ai-|ir¡pe. dee.e b¡
pobres, a los descendientes de'la la'za ei'n'o,,e'r i t los
de la raza indiana. Queremos (pie bajo él heriao-o
cielo i sobre el esph-ndido suelo de nuestra patria.no
haya un solo individuo que no teiiua los ('éaiieutos
proci.sos ji.ira e.scai)ar a la miseria, del aliaa. ipa- es la
ignorancia, i a la miseria del cuerpo, la p:»!u-i'zi. «pie
le resulta de la inhabilidad para una imlasíri.i cual-
quiera.
Eso se conseguirá el dia que una iiist¡aiccion ¡enernl
i completa esté cimentada en toda la república,' el dia
en que únicamente por csce]icion se emaK^ntro a uno
de nuestros compatriotas (pi(_í no posea los conocimiíMi-
tos rudimentales.
Las ventajas (pie ])rovienen déla adipiicision de c-
sos conocimiento.-', base de toda ilustración. íiindaaien-
to de todo ediücio social bien consliíuiílo. son tan
claras como las ventajas del aire (pie rcsp¡r,'ioií)s. de
la luz que nos alumbra, del .<o¡ (pie nos calienta.
Sin embargo, vamos a ](rocurar deniosti-arlas como
sino Aieran perce|)tibles a todas las intelijencias. i)ara
popularizar asi la causa dií la instrucción primaria que
cuenta entre nosotros mas de un cnemi<ro emaibiorto,
para tratar de disipar la indiferencia de miiclios que,
si no tienen la instrucción ¡lor finc-ta. ¡a con.iileran
inútil, o cuando menos no nnii esem-ial para la \i(ia
Emplearemos solo pruebas direcias i deducida^ did
asunto mismo.
No <]iiereinos liacer frases pomposas ni doclaniacio-
ncs brillantes, ipie talvez de.-^!!i' o'oMa caand-i (-tan bien
Xo atriiuiir.'moi la prosperidad de una nación a so-
lo los adelantos (]ue la iir-ti acción primai-ia haya Inv-
eho en ella, jiortpie la<caiisa< de ¡os feoi'inicn.)-; sticia-
les son siempre varias i jamas o'e-an ai-'adas.
escribir i contar, lia lie -(a- prccisamea!e iie, pirieate
d, emplea
de L.,i^ !
eslad¡>tic.
I, ^ír. F
distinta de la q
Mr Favet. L
Cípin
Pe
cuost
(\s d;i .Mr Alia
emosdielioi 1(
litado de cau
.pücarlaspor
para , pie ios d
exactitud i i
lumoracion de
lefendido
ilo< esta-
iplica.
d (lülciles
El. IJVSTITUTO JV^lClOJr^I..
19
pilcamos, por que esos métodos son mui usados en este
jenero de discusiones i nos parece que no poniéndonos
en ol verdadero punto de vista, o recurriendo a la cxa-
jcracion, perjudican en vez de favorecer la causa da la
in.«truccion primaria.
(Continuará).
NOCIONES
I>o Cosiiioa^raría, y J cojijrafisi.
Físícsi,
Escritas para i.os niños,
l'ii,- Sanios Toruñn, Director del Instittdo Nacional de
Gnatemala.
(Continúa.)
LECCIÓN
Objeciones a i,a redondez de la Tierra.
Aunque la redondez de la Tierra i su aisla-
miento en el espacio son hechos demostrados i
admitidos ya como verdades familiares; sin em-
bargo, los niños i las personas estrañas a las cien-
cias físicas i matemáticas, encuentran dificultades
i hacen algunas objeciones que son mui natura-
les.
Primera. — Si la Tierra es redonda i está sin
apoyo en el espacio, como es que los habitantes
i los objetos aislados que están en su superficie,
pueden sostenerse cuando se encuentran en los
costados o debajo del Globo. Los que se hallan
en el punto opuesto al que nosotros ocupamos.
¿Tienen los pies para arriba i la cabeza hacia feba-
jo? Los niños tienen razón, porque realmente
los hombres que se hallan en el otro lado i que
se llaman nuestros antípodas, tienen los pies en
oposición a los nuestros. Si lo alto es siempre el
cielo, i lo bajo es siempre la tierra; nuestros antí-
jjodas tienen como nosotros, los pies en la tierra
i la cabeza hacia el cielo; están colocados en las
mismas condiciones que nosotros, i pueden decir
lo mismo de nosotros; pueden creer también que
tenemos la cabeza hacia abajo. Rsto proviene
(le la falsa idea que tienen de la caida de los cuer-
pos.
Todos sabemos que un cuerpo pesado, mas
pesado que el volumen de aire que desaloja, a-
ijandonado a sí mismo, cae de arriba abajo si-
guiendo la vertical del lugar, que es la línea recta
que determina el hilo de una plomada, como se
ve en la figura siguiente:
Los cuerpos caen en virtud de la atracción que
la Tierra ejerce sobre ellos, de la misma manera
que una bola de imán atrae los cuerpecillos de
acero que se aproximan a cualquier punto de su
superficie. Esta atracción se ejerce desde el cen-
tro de la Tierra sobre todos los cuerpos que se
hallan en la superficie o en la atmósfera, i la di-
rección de esta fuerza es siempre la de la vertical
de cada lugar.
De lo espuesto resulta: i?, que todos los cuer-
pos a! caer se dirijen al centro de la Tierra, por-
que siendo la Tierra esférica, todas las verticales
concurren en su centro C, como se ve en el gra-
bado que sigue:
2?, que en virtud de la atracción terrestre, to-
dos los cuerpos se encuentran comprimidos con-
tra la superficie del Globo, por lo cual no pue-
den desprenderse de ella sin un esfuerzo con-
80
m. IJVSTITIJTO JVJlCIOJVmfiW^.
trario: i 3?, que para una esfera como la Tierra,
que se encuentra aislada en el espacio inmenso,
no hai arriba ni abajo, ni costados. Todo es se-
mejante al rededor del Globo que habitamos, en
todas direcciones hai cielo, i todos los cuerpos
que caen se dirijen al centro de la Tierra.
Por consiguiente, no hai ya dificultad en con-
cebir, como es que nuestros antípodas puedan
estar, con respecto a nosotros, con los pies hacia
arriba i la cabeza hacia abajo. El centro común
de atracción obra del mismo modo con respecto a
los unos i a los otros, i retiene los cuerpos en la
superficie por sus propios pesos.
La misma presión es la que retiene las aguas
del mar i la atmósfera, de suerte que el océano,
los continentes i el aire forman con las capas in-
teriores de la Tierra, una sola masa redonda en
todos sentidos, i rodeada por todas partes por el
cielo.
de unas 4000 millas, i por consiguiente, una mon-
taña de 4 millas de altura, es apenas la milésima
parte de la lonjitud del radio terrestre, i seme-
jantes asperezas están representadas en el espe-
sor del papel que cubre un globo grande de los
qne se usan en las clases.
De lo espuesto puede deducirse desde luego,
que la Tierra es relativamente mucho mas lisa
que una naranja. En efecto, el radio medio de la
Tierra tiene mas de seis millones de metros, i la
montaña mas alta del mundo tiene 8840 metros
de altura; de modo que si la Tierra se redujera al
tamaño de una naranja, esa montaña seria mas
pequeña que una de las rugosidades de la naran-
ja, i en este caso sena imperceptible nuestro Vol-
can de Agua, a pesar de tener 3.2 5o metros de
altura.
( Continuará. )
Esferas taiijentes en el pié de la torre.
Finalmente, no hai ya motivo para preguntar
como se sostiene la Tierra en el espacio, puesto
que la noción de la caida de los cuerpos está li-
gada a la forma de la Tierra i a la acción de su
masa, i no hai ninguna razón para que se preci-
pite en una dirección mas bien que en otra.
Segunda objeción. — Los niños no compren-
den como puede ser la Tierra semejante a una
bola o esfera, cuando su superficie es tan irregu-
lar, i está por todas partes erizada de asperezas
i desigualdades, como los profundos valles, los
grandes cerros i las altas montañas. Vamos a
responder a esta dificultad.
En primer lugar, cuando el observador se colo-
ca a igual altura sobre dos globos, grande el uno
i peqneño el otro, el límite del horizonte visible es-
tará mas lejos en el globo mayor, como se ve en
el grabado que precede.
El ejemplo anterior demuestra que la Tierra es
mui grande i que su curvatura es mui suave, pues-
to que desde la orilla del mar i a la distancia de
4 o 5 millas, podemos ver los buques antes de per-
derse de vista. Como demostraremos después, la
distancia de la superficie de la Tierra al centro es
ELEMENTOS
Para uso de ¡os alumrios íld Institnfo nack
de Guatemala. .
PRIMER CURSO.
(ContÍDÚa.)
THZRD l^ESSO:\.
VO CABUL ARY.
Have I? tengo yo?
Have \vo? tenemos nosotros?
Have you? tenéis vosotros? tiene Ud. ó ti
Have they? tiewn dios ó ellas?
Has he? tiene él?
Has she? tiene ella?
Uds?
Mine, my own; <? íiiin. hi Ours, d nueMro, ¡a nuestra,
riiia, los mina, lati mias. los nuestros, las nuestras.
His, h¡sown;eZ»«2/o,?as2'í/a Yoiira, eí rfe Ud.,lade Ud.,
los suyos, las suyas, {de él) los de Ud-, las de Ud., d
vuestro, la Vuestra, los
vuestros, las vuestras.
ÜL, MJVSTIT^TO jyr^MVMOJY^MM..
21
Hcrs, licr ov,'n;dsuyo,IasH- Theirs, d suyo, la suya, los
ya, los suyai, las suyas (de suyos, hs suyas {de ellos ó
ella) de ellas).
Father-ín-law, padre político.
suegro.
Motlier-iii-law, suegra.
Biothcr-in law, cuñado,
Sister-in-law, cuñada.
Dau'jliter-in-law, nuera.
The room, el cuarto.
The table, la mesa.
The chair, la silla.
Tlie nioiiey, <Z dinero.
Yes, Ri'.
No, not, no.
CoNVERSATiON C— Has your house many rooms? —
Has your inother inany chairs in her room? — Have yon
many flowers in your prarden? — Has your sister many
roses in her garden? — Has my brother many tulips in his
garden? — Has ourgrandmotlier a table and six chairs in
her room?— Has my niece an apple and a flower?— How
many dogs have ihey in their house? — Have they many
flowers in their garden? — Have you two dogs and one
horse?
One, uiío.
Two, dos.
Three, tres.
Four, cuatro.
Five, cinco.
Six, seis.
Who? quién ó
What? qné?
AVhich? qn¿y,
quienes.^
cuál?, cuáles?
Seven, siete.
Eight. ocho.
Nine. riveve.
Ten, diez.
Eleven, once.
Twelve, doce.
Much, inveho.
Many, muchos, muchas:
How many? cuántos? cuán-
tas?
VOCABULARY.
Have '
Have
not? no tenijo yo?
n'e not? no tew mos nosotros?
I Have you not? no tenei/i vosotros?, no tieno
' vds?
I Have they not? no tienen ellos ó ellas?
I Has he not? no tine él?
Has she not? mi licué ello?
Ud. ó no tienen
EXERCISK
What have I? You have a horse and a dog. — Wiíat
has he? He has a dog and a cat. -What have we? You
have a brother and a sister. — Who hasmy 1 orse? I havo
your horsc. — Who has my books? My brother-in-law
has your books — Which pen has he? He has his own. —
Which dogs have my brotherií? They have theirs.— Which
house has your fathor-in-law? He has yours. — Wiiich
chair ha^' she? She has hers — Has she a table in her room?
Yes, she has a table and four chairs in her room.
Hat, hats; smnlrero, sotnltrr.- Sloeking, stockings
11.
;,Tienc su yerno de Ud. muchos caballos en su cíisn?
Si Señor, mi yerno tiene doce caballos en su casa. - Cuán-
tas sillas tiene mi cuñada en su cuarto? Ella tiene tres
sillas en su cuarto. — ¿Tiene mi suegro muchas hermanas?
No, él no tiene muchas hermanas. — ¿Tiene su nuera de
Ud. muclios hijos? Si Señor, ella tiene seis hijos — /;Tie
nen ellos muchos perros i gatos en su casa? Sí, ellos tienen
ocho perros i diez ^atos. — ¿Qué cuarto tiene mi cuñada?
Ella tiene el de Ud.
•ni
CowERSATio.v. A.— Have I the book?— Have I the
pen? — Have I the books? — Have I the pens?— Have I a
book?— Have í a pen? — —Have I my Imok?— Have
I my pens?— Have 1 your book? — Have I yonr
pen? — Have I your books? — Have I your pens? —
Have I his book?— Have I his pen? — Have I his books?
Have I his pen;?? — Have I her pon? — Have I her book?
—Have I iier pens?— Have I their book?— Have I tlieir
pen? — Havél their books?— Have I their pens?
IV.
Co^'VKS.\TIO^f B.— Has my father his book?— Has my
niotlier her liook?— Have my paren ts their Iwoks? — Has
your son his pen?— Have your daujrhters their pens?-Has
my brother her book? (sa libro de ella)! — Has my sister
his book? {su libro de e7)?— Have your brothers our house?
— Has your sister our garden? — Has my únele his horse?
— Has my aunt her cat?— Have my cousins tiieir dogs?
— Has your nephew an apple? — Has our niece an
oranire? — Has slie an aunt?
ros.
Shoe, shoes; zapato, zapatos,
Boot, boots; bota, botas.
Glove, gloves; guante, guan-
tes.
Handkerchicf, handkerchiefs
pañuelo, pañuelos.
dia, inedias.
Pork, forks; tenedor, tene-
dores.
Spoon, spoons; cuchara,
cucharas.
But, pero, sino.
Or. o.
EXERCISE?
Have I not my handkcrchier? Yes, Sir, you have your
handkerchicf, but I have not mine.— Have you not your
hat? No, I have not my hat, I have yours. — Has he not
his shoes? Yes, he has his shoes.-Has she not her gloves?
No, sir, she has not her gloves. — Has not my son
his stockings? Yes, your son has his stockings. — Have
we not your knife? No, you have not my knife; but I
have yourá. — Have you not my fork? No, we have no t
your fork, we have ours. — Have they not many spoons?
Yes, they have many spoons,
II.
No tengo yo un hermano? Sí, Ud. tiene un hermno i
una hermaua. — No tiene él su caballo? No, él no tiene
su caballo; pero yo tengo el mío. — No tiene ella una ca-
sa? Sí, ella tiene una casa i un jardín. — ¿No tenemos
nosotros nuestros libros? Si, Uds. tienen sus libros i
nosotros tenemos los nuestros. — ¿No tienen Uds. nues-
tras sillas? No, nosotros no tenemos las sillas de Uds.,
sino las de ellos. — ¿No tienen ellos sus perros? Sí, ellos
tienen sus perros, i nosotros tenemos los nuestros.
III.
GONVERSATION A. — Have I your hat or mine? — Hav»
you my hat or yours? — Has he his shoes or bis boots?
— Has' she her stockings or his? — Has he his stockings
or hers?— Have we our gloves or theirs? — Have you your
knivesor ours?— Have they their spoons or yours? —
Have vou a brother?— Have vou a sister? — Has he an
22
EI^ JJVSTlTirTO ,^^f'IOJV.(tJL.
applc? — Has sho an orante? — llave wc a honsc aml a
garden? — llave yon a book and a pcn? — What liave I?
— What have yon? — Wiíat has he? — Wliat has shc? —
Wliathavowe? — What have thcy?
IV.
CoN'VERSATioN 1».— lias iiiy fiítlior lunny horscs? —
ITasyour mother a sistcr? — llave your parcnts a honse?
— Have not my sons thcir books? — Have not your
daujrhters their chairs?— How many do,a;s lias your bro-
tlier?— Has your sister many pens? — What has iny
únele?— Wliat has your aunt? — Which book has your
cousin? — Hasournephew a horsc?— Which table has
your nicce? — Which books haveyou? — Which ¡icns liave
Ave? — Has their honse a garden? — fias your gardcn
manv flowers?
Y.
CoxvEUSATiON C. — Has not my Iwollier a horsc? —
Has theboy a dog? — Has thogirl a cat? — Haveyou not
an apple?— Who has ten apples? — Who has eight
oranges? — Has my grandfatiier a sister? — Has my
grandmother a brothor? — Has your grandson a dog? —
What has your grand-daughter? — How many roses has
she? — Has our garden many flowers? — Have yon not
many roses in your room? — ^Has he not many tulips in
his garden? — How many tulips have they?
(Continuará.)
t.A 1I\FANCI \ DKI^ íWrXDO.
INTRODUCCIOX A LA HISTORIA UNIVERSAL,
Escrita pfira Jo-i niño<, por E. ChxhJ.
i Cwtnim,. ]
IV.
FrF.rio.
Hai muchas curiosas relaciones que tienen por olijeto
darnos a conocer de qué manera el fuego se obtuvo por
primera vez: pero hai en ellas mucha parte de adivina-
niun, i estele enseñcJ que el fuego podia obtenerse fro-
tando dos pedazos de madera. Al construir sus armas
de pedernal, vio que saltaban en este algunas chispas,
pero también vio que el mismo pedernal no se encendía.
Cuando sintió frió se frotó las manos i se las calentó.
i Probó lo que pudiera conseguirse de la introducción de
un jtalillo puntiagudo en otro leño: frotó, i vio primero
(pie se producía el calor, después que saltaron chispas, i
I íiiialmente que brotaron llamas.
[ Los viajeros refieren que los salvajes pueden obtener
! fuego de esta manera en pocos segundos, i que los liabi-
'. tantes de las islas del Norte de Europa tienen un ave
\ tan grasicnta, que atravesindole un pabilo j»or medio
del cuerpo i encendiéndolo, el ave ardo como una vela.
El fuego fué tan íitil en aquellos días como es ahora
j para los viajeros que encuentran protección en él du-
; rant« las noches contra los ataques de las fieras, i es de
creerse que los hombres se esmerarían en conservarlo
i amontonando sobre él la leña q-.ic abundantemente tenían
a las manos.
Cocina i alfarería.
Al principio los hombres comieron cruda la carne,
i como hacen aun algunas tribus salvaics, jiero después
I aprenderían a cocinarla poniéndola simplemente al fue-
j go directo. Después abrieron un ho3-o en el suelo que
i revestii-ian interiormente con la dura piel del animal
I muerto: lo llenarían de agua, pondrían dentro la carne,
i calentarían aquella echándole piedras encendidas hasta
que ésta quedase cocida. Entonces se inventaría algu-
na manera mejor de confeccionar el alimento poniéndolo
Cwiuu pi-iiiiiíiva.
cíon, í no nos llevan mas cerca de la verdad. El hombre
ha hecho siempre uso de su inteligencia o sentido co
\£3StíSSf
Vasijas de la edad de piedi*a.
en vasijas colocadas sobre el fuego, preparando éstas de
modo que no corriesen riesgo de ser quemadas. Asi lle-
garon los homltres a saber que la arcilla se endurece coa
el fuego, í harían de ella toscas ollas que secarían al ca-
lor de éste o del sol. Tales fueron los principios del
hermoso arte de la alfarería.
VI.
IIabitaoione.s.
Ademas do vivir en cuevas, se cavaron lioyo-: on (.1
suelo forman lo paredes con la tierra que de ellos se es"
traía, í cubriéndolas con ramas: i donde abiindaljan gran"
lies piedi-as se colocaron éstas con a'.guu cuidado, i se
construyó con ellas una fuerte í ruda c^ljana.
Se han encontrado en algunos lagos, especialmente
en los de Sniza, restos de casas construidas sobre monto-
nos de piedras colocadas en el lecho del lago, cuyas pie-
dras aparentan haber sido cortadas con hachiielas de
pedernal: esto prueba que la gente vivía de este curioso
modo desde tempranos tiempos, i no es estraño que asi
lo hiciese para evitar las persecuciones de sus enemigos
i de las liestias salvajes.
Estos liabitantosde los lagos que aun tienen imitado-
El. IJWSTITUTO JY,lVS:OJ\\flfj.
res en la India Oriental i en las costas del Norte de A-
mí-ríca meridional i otros lugares, hacian buen uso de
sus liachuelas, pues no solo cortaban árboles con ellas,
sino (¡ue mataban animales, algunos tan fieros como (¡1
oso, el lobo i el jabalí. Aprendieron a pescar con re-
dos lie lino que dejaban flotar con boyos de cortezas de
áriiolos. i la sumerjian con pesos de piedra.
Habitaciones primitivas.
Ademas dolo que sabemos sobre las i)iiinoras li
taciones de los hombres, so lian encontrado en la^
tas de Dinamarca, Escocia i otros puntos, cnorii!(>s ii
\i\\\o^ de los llamados muladares de cocina. Estos >
realmente los lugares en donde coinia la gente <iui
via allí i están adornados con multitud do conclia
ostras, alrnojas, caracoles etc , de que aquella se aliii
taba; en ellos también se han encontrado huesos de i
vo i de otros animales, así como cuchillos de pedían
otros objetos.
Dije ai principio, que las tres primeras cosas i|n
hombre necesitó fueron alimento, fuego i alirigo. i n
ya he dicho de qué modo fueron procuradas por i'-l. f:
cil ocurra la idea de cómo se hablarían unos a oti'
ab¡-
df-lc c a (-1 i 11. iiM ate
«US idei- 1 (lue auun li i i
]>oco a poc ), ( om i i )' ii i ■ i
aliinuí n) ion di 1 1 bij > mi n i t > > M'
da/os de piedi i con tO'-cos di-u"ii)-. del m immoiu'i di ' o
10 I de ot 0-- aninn' = i^-.culpi lo-^ct ello- L-^to pi i mti
Tosbosquejosprueban también <|ueel hombrees
a los lirutos, asi en este cono'en otros conocí:
pues ningún irracional ha sabido bástala fecha
un cuadro, escribir un alfabeto o hacer fuego,
delante diremos algo acerca de la palabra i de
tura.
upcrior
lientos;
dibujar
Mas il-
la escri-
ibnoí
oup
OíXUít
Iiisíi-iimeiiío*rSi armas <le hueso i cneruo.
Del uso déla piedra pasaron los hombres al uso de los
hi!os.)s do los anímales, muchos de los cuales, por su
Innaa li's ])arjcían apropiados para armas defensivas i
Dliiisivas: oucuéntranse mezclados en los restos mas an-
tiuuos un número infinito de puntas de flechas i lanzas/
de puñales, de peines i otros objetos hechos de cuernos
de ciervo i de huesos de mammouthi otros- grandes ani-
males. Este deliió ser el paso^tterinedio entre la Edad
de Piedra i la de Bronce, pues para defenderse i destruir
Irts'bestias feroces necesitaban primero tener las armas
de piedra que les brindaba la naturaleza, i no es posible
que poseyendo las de bronce hubieran hecho uso de las
de hueso.
24
HL. IJVSTITVTO JV^CIOJV^I^.
VII.
Uso OE LOS METALES.
Con el transcurso del tiempo, algún hombre mas en-
tendido que sus contemporáneos, descubrió los metales
que la tierra contenia, i esto señala un adelanto que
nunca podremos agradecer demasiado. Cuando medi-
tamos acíirca de los diferentes usos a que se aplican a-
quellos cuerpos, que sin ellos no hubiéramos podido
construir buques bastante grandes i fuertes para atra-
vesar el océano, ni máquinas de vapor que nos llevasen
velozmente, comprendemos la iíiraensidad de su valor.
Ciertamente, sin este gran descubrimiento el hombre
hubiera permanecido en un estado salvaje, o a lo me-
nos, bárbaro.
Durante todo su progreso, vemos que nunca acudió
e)i vano a los depósitos de tierra. Allí tenia ésta ate-
sorados para él los metales que necesitó, cuando la pie-
dra no fué suficiente para llevar a cabo sus trabajos, i
en sus vastos criaderos el carbón que vino a suplir con
ventajas la escasez de la leña.
El oro fué probablemente el primer metal usado por
el hombre. Su brillantez debió atraer las miradas de
éste, que pudo hallarlo sin esfuerzo, pues al contrario de
los otros metales, suele encontrarse en las arenas de los
rios i en varias rocas que j-acen en la superficie de la
tierra.
Para darle la dureza que requiere el uso general
que de él se hace, necesita ser ligado con otros metales
i en estado de pm-eza, se convierte fácilmente en o-
bras de adornos. Los pueblos salvajes i los civlizados
son igualmente inclinados a adornarse. Se han encon-
trado collares de conchas i ámbar hechos en la Edad de
Piedra, i aun hoi, los salvajes se cuidan mas del adorno
que del vestido. Un modo mui común de aumentar su
intelijcncia es, según ellos, señalar su rostro, cuerpo i
miembros con lineas curvas hedías con un instrumento
punzante i a los cuales se da color. Si esto manifiesta
que la gente de todos tiempos i lugares ha gustado de
parecer bien, aunque haya sido a costa de algún sacrifi-
cio, también pruaba que el amor a lo bello, o a loque
se juzga tal, es inherente a la naturaleza humana: i ésta
es otra cualidad de que carece el bruto. Ninguna ma-
nada de vacas deja de pacer por contemplar una puesta
de sol, ni a ningún caballo o mono se le enciende de pla-
cer la cara a la vista de un arco-iris.
(CONTIXUAIÍÁ.)
PARA L0SN1X0<>Í AMEPJCANüS,
POR lAHS F. MANTILLA.
Profesor de la Lengua i Literatnra Espcnmld < i, hi V-
niversictad de Nueva York.
(Continúa.)
LFXCION I\'.
PROXOMl!Ri:S.
El niño fué a coyer /<? n/u-jd i /.; a/ity'ii le picó
la mano.
La madre llamó a¿ hijo i d hijo respondió.
Aunque no supiéramos Gramática, se nosocuf;
riria decir mejor en esos casos:
El niño fué a coger la abeja, i día le picó la
mano.
La madre llamó al hijo, i él re.spondió.
De modo que día i H sirven para evitar la
repetición de un sustantivo usado anteriormen-
te.
Aquí se presenta al maestro ocasión oportuna
de ayudar al autor, evitándole acumular mucha
doctrina en una lección.
Cuando hablo de mí mismo no necesito decir
mi nombre, basta que diga j¿>, para que se sepa
que hablo de mí mismo. Un niño que se llama
Juan, no dirá cuando habla de sí: Juan va a salir,
sino ''yo voy a salir." Si habla con un compañe-
ro le basta decir "vas tú a salir?" para que éste
comprenda que es a él a quien se dirije la pre-
gunta, aunque no haya oido pronunciar su nom-
bre. Si no tiene confianza con él le dirá: \'a a
salir usted.^
Hablando de otro cualquiera dirá "¿/ va a sa-
lir;" pero en este caso es necesario que antes se
sepa a quién se refiere esa palabra él.
Así pues yo, tú. él, día, usted, y sus plurales
vosotros, vosotj'os. dios, ellas, ustedes son palabras
que se ponen en lugar de sustantivos para evi-
tar repetición. Dichas palabras se llaman en Gra-
mática Pro-iiombi'cs.
El hermano i el primo son buenos; pero el
primo es mas aplicado que el hermano.
La madre i la tia salieron; la madre temprano,
i la tia tarde.
El hombre i los animales son criaturas de Dios;
los animales son irracionales i los hombres racio-
nales.
Evitando la repetición diríamos mejor de estos
modos;
El hermano i el primo son buenos; pero éste
es mas aplicado que aquel.
La madre i la tia salieron, aquella temprano
i ésta tarde.
Los hombres i los animales son criaturas de
Dios; estos irracionales '\ae]udbs racionales.
De modo que este, aquel, esta, aquella i sus res-
pectivas plurales estos, aquellos, estas, aquellas^ son
pronombres porque se ponen en lugar de nom-
bres para evitar su repetición.
Coloqúense los i>ronombres en los sii^nicntts c-
jemplos.
El tÍL^n- (k\ ora los corderos, i los corderos le
temen.
Aprendt; la lección; pues la lección es fácil.
Tráeme la pluma i el tintero; pero primero la
pluma que el tintero.
Sal'jo cuando —sales. Almorzaré cuando — ven-
Diir
Sale cuando — quie
1"^1 sol i la luna son astros; pero la luna es mas
pequeña que el sol. El buey i el caballo son a-
nimales útiles para viajar i para trabajar en el
campo.
«;i> IJVÁ'TITf/TO JVJiCIOJ\*JiL..
85
LECCIÓN V.
ADJETIVOS.
Iodos los sustantivos tienen propiedades o cua-
lidades buenas o malas; v. g. una mesa puede ser
grande o pequeña, alta o baja &, un libro eniírtcnc-
(ior o fastidioso, pesado o ligero &, una flor verde o
dniarilla, fresca o marchita. Todas estas palabras
que espresan cualidades se llaman adjetivos.
OTROS EJEMPLOS.
La tierra es redonda, grande, fértil, sólida, &.
El cielo puede estar mMado, sereiw, oscuro, &.
El perro puede seryfr/, intelijente, ladrador, valien-
te, &.
El gato, cruel, cariñoso, hambriento, feo, bonito, &.
La pluma, sucia, rota, mala, limpia, &.
El lápiz, largo, corio, blando, duro, &
Búsquense adjetivos para los siguientes nombres:
Niño — Dia — Comida — Casa — Cuarto.
Espejo — Cuadro — Papel — Camino — Criado.
Agua — Miel — Leche — Árbol-— Fruta.
Si ponemos en plural hombre en la frase hombre
bueno tenemos que decir hombres buenos,áe. modo
qi e a' variar hombre, tenemos que variar el adjeti-
vo bueno, i lo mismo sucede siempre según se ad-
vierte en estos ejemplos.
Mujer virtuosa — Mujeres virtuosas.
Niño aplicado — Niños aplicados.
Espejo grande — Elspejos grandes.
\l\ adjetivo, pues, tiene terminaciones para el
masculino, el femenino, el singular i el plural de
los sustantivos que acompaña, lo cual se dice asi
en gramática:
"El adjetivo concuerda con el sustantivo en gé-
nero i número.
Hay, empero, adjetivos que no varian en el
femenino como cruel, grande, amable, dilijente,
(('., i otros acabados en e.
Hombre clemente, mujer clemente,
Gato cruel, gata cruel.
Escritor elocuente, escritora qlocuente,
Amigo liberal, amiga liberal.
Cuando decimos jarro í/i^/'/íí/rt', estas dos últi-
mas palabras forman juntas un adjetivo, pues-
to que expresan una cualidad del sustantivo jar-
ro. Lo mismo diremos de reloj de oro, xasija de
barro, chapa de cobre, buque de vela, máquina de
vapor.
El hombre que lee mucho, el niño que 710 jue-
ga, el agua q?ie está turbia, i otras frases semejan-
tes a las subrayadas forman im adjetivo pues in-
dican cualidades de los nombres que las prece-
ilen. A ve :ts podemos sustituir esas frases con
una sola palabra. Ejemplos:
El hombre que no es pnidciüc. El hombre
imprudente.
El cuadro que rompí — El cuadro roto por mí.
La fruta qiie se cayó — La fruta caida.
La estrella que brilla-- La brillante estrella.
El sol que abrasa — El sol abrasador.
El trueno que retumba — El trueno retumbante.
Marqúense los adjetivos en la siguiente fábu-
A la orilla de un pozo
Sobre la fresca yerba
Un incauto mancebo
Dormia a pierna suelta.
Gritóle la fortuna:
¡Insensato, despierta!
¿No ves que ahogarte puedes
A poco que te muevas?
Por tí i otros canallas
A veces me motejan
Los unos de inconstante
I los otros de adversa.
Reveses de fortuna
Llamáis a las miserias;
¿Por qué si son reveses
De la conducta necia?
(Continuará.)
I.IBRO DJb: L.£€TVRA.
De Gun.i.EnMO D. Swan,
Modificado ¡Mr el Diredor dd Instituto Nacional de
Guatemala, para uso de las esottelas
de la, Reptihlíca.
f Continúa.;
LECCIÓN IV.
Forma di; los oiíjkios.
Se dice que un objeto es un cilindro, cuando
tiene la figura del siguiente grabado:
Cilindro.
El cilindro puede ser sólido o hueco. Una
barreta de albañil es un cilindro sólido; un cañón
de fusil es un cilindro hueco. Los barriles son
de forma cilindrica.
Se llama ángulo la abertura que forman dos
líneas que se tocan en un punto, como en la figu-
ra que sigue:
..El punto donde se tocan las dos líneas
ma vértice del ángulo.
se lia-
J5J> IjySTlTVTO JV^CIOJy^í..
Cuando una línea recta cae sobre otra sin in-
clinarse mas a un lado que a otro, forma dos án-
o-iilos iguales que se llaman recios, como se ve a
continuación:
Ángulos recto?.
Cuando el ángulo es mayor que un recto, se
W^msilobtiíso; i cuando es menor, se llama ángu-
lo agudo: tales son los siguientes:
ángulos son agudos, como en las figuras qi
guen:
Acutáiiírulo.
Rcctí'uiirulo,
i Cuando una punta está formada de ^,., .. , \.:\ .;i-
I guiares, se llama pirámide. Si las caras son tres,
i la pirámide es triangular; si son cuatro, la pirámi-
I de es cuadrangular; si tiene cinco, se llama pen-
tagonal; si seis, exagonal; etc. Las figuras que
siguen son piránnides.
Auu-Liln
Aii'nilo recto.
Aiii^iilo ol
Se llama triángulo una figura de tres án-iilos,
como la que sigue:
h
\
\
Triáii-ulo.
Tri quiere decir tres; i ángulo, esquina: i así
toda cosa de tres esquinas se dice que es tnan-
gular.
El triángulo se l'aituí t ',■/-''''■ '(', cuando tieiie
.sus tres lacios iguali -i: c -^ , > '..í/í ^ cuando solo tie-
ne dos lados iguales; i , \(a/si:j si sus tres lados
son desiguales, como se ve en las siguientes fi-
«Turas.
\
L
\ i
Equilátero.
Isósceles.
Escaleno.
El triángulo es rcctángído, cuando tiene un án-
gulo recto; es ohíusángido, cuando tien.e un ángu-
lo obtuso; i se llama acutángulo cua:pdo sus tres
Pií
<lr^s.
Los cjipcios construyeron inmensas pirámides
de piedra, qne se endSuentran en las orillas del rio
Nilo, a tn s Ic'.'-was del Cairo, caoital d.;-, Füpto.
S.E€'3'!I' iS A.S í .\.^TKIJ€TÍ V \^,
Er, !n,!.T WTH.
El elefai
leu liM^ -'
AtVic::
ol ún'
poro
todas
peque
yiarec
to.
I mas grande que aquel. Es
¡loa ios cataclismos del glo-
<>;) i!i'-;iii:irecer los animales jiu-an toscos
í;»s ('ixicas déla creación, convertidos lioi
■ 11 i:iMe píiiiitidernio tiene jeneralmen te de nne-
(íie/, iiii's ili> altura, algunas veces doce i liasía
•(■; es iM)r !<) regular de color ceniciento oscuro,
cu la India se Íian encoíitrado algunos blancos:
sus formas son r.iui toscas, sus ojos sumamente
ños, í-üs iirej.'.s iiiiii largas i colgantes, i todo ('d
Informe i nada bella por cier-
vo! amen se necesitan fu<M"-
■ i no otra co^a son las
1 -lie ver en el grabado.
Kf. t.VS'MITVTO J\\SÍIiKV.9f.
El Elffante.
Lf) iims íidmiral.lc de este ciiarln'ipcdo, justamente con-
siderado poi- los naturalistas como una de las maravi-
llas de la naturaleza, es la trompa, que mido cerca de
oclio pies de largo i que tan variadas funciones llena;
es el ('ir'rano de la respiración; con ella cqje los ali-
mentos i aspira como lo haria con una boniiía el agua
necesaria para apagar la sed; con ella dice Brodorip,
puede arrancar un árbol, levantar una pieza de artille-
ría, cojer un confite, matar a nn hombre i cazar una
mosca. Kste enorme animal vive mas de cien años en
el servicio doméstico, i en el estado salvaje se dice que
vive hasta tres siglos.
El elefante camina de 15 a 20 leguas diarias, i
en caso necesario \v.\<{;\ 'M) o 40; carga de tres a
cuatro mil lil>ras, i con la trompa levanta pesos de
dos quintales.
Se alimenta de ramas de árljoles tiernos, granos i
frutas, i es muy perjudicial en las sementeras, no solo
por la gran cantidad de granos que se come i los ár-
boles que destroza, sino también porque tiono la ma-
la propiedad de cscarliar la tierra con las pat^s.
Cu elefante domesticado c msume diariamente cien
liliras de arroz i alguiu\s yerbas frescas: liebe cerca de
cuarenta galones do agua, i J^e bañarse dos veces al
(lia, su trabajo equivale al de seis caballos, i como es
el mas obeiliente i dócil de los animales, aprendo pron-
to a conocer las diferentes entonaciones de mando, có-
l(>i-a. cariño, &. de la voz humana.
Para dar una idea de los servicios que pres-
tan los elefantes, basta decir que todos l;^ toneles,
sacos i fardos que se trasportan de un^^^^ftig otra
de la India, son acarreados por estos animalcSr^p» pue-
den llevar carga sobre su cuerpo, cuello, i aun eu la
boca, presentándoles la punta de nn cordel que cqjen
con bs dientes: que combinando la intclijencia con
la fuerza no rompen ni estropean nada de lo qne les
confian: que trasladan los fardos desde la oiilla del
agua hasta el barco sin que se mojen, soltándolos con
mucho tiento i acoinodánd(jlos donde se quiere; i que
cuando los han colocado en el lugar que les señalan,
tantean con la trompa si están bien asegurados, i si
es un tonel qne .«eruoihi, van por si mismos a buscar
|iiedras para asegiirarjos. En muchas partes lie la India
hacen las veces de verdugo i se les ve ejecutar la sentencia
según se les ordena: un^s veces traspasando alosci-iuii-
nales con los colmillos', otras fracturándoles los miem-
bros con la tronqja, o aplastándolos Itajo su inmensa
mole.
De los colmillos se saca el marfd que es un importante
artículo «le comercio, pues con (•! se hacen multitud de
objetos de reconocida utilidad.
El elefante aun en el estado salvaje tiene costum-
br(V s(ic¡;ilcs: i;ir;i \K'v. se le m; errante i .sonreirio,
pues vive i anda siempre en compañía de otros. El
de mas edad capitanea la manada, i el que se le si-
gue en edad marcha detras de todos para hacerlos
andar: los j(')venos i los dél)ilcs van en mcilio, i las
madres conducen a sus hijuelos llevándolos abrazados
en la trompa. Esto es cuando van a pacer a tierras
cultivadas, pnes cuando vagan con seguridad por los
desiertos, andan i caminan con menos precauciones, aun-
que siempre juntas para poder socorrerse. Sin embar-
go, hai algunos que se estravian, i esta oportunidad
aprovechan los cazadores para acometerlos, pues seria
necesario un pequeño ejército para acometer a toda la
manada. Esto instinto de sociedad cesa cuando entran
en calor las hembras, pues entonces se separan por
parejas i se van al interior de los bosques. La hembra
tarda pieriuda dos años, i tiene un solo hijo en cada
ptuin. i;i ('!i|;mtc liabita por lo regular en la vecin-
dad de l.i-; LMiiiidi's ríos, a lin de tener siempre agua
VA nioili) (le ciizai' los elefantes varia según los dis-
tintos i)aisi's. Kii África los matan a balazos, en Su-
matra con cañi de azúcar envenenada, los reyes de
Siam mandan eonstiiiir paredes i terraplenes para co-
jerlos vivos, atrayéndolos alli por medio de una hem-
bra domesticada; i los pobres negros se contentan con
abrir profundos oyos en los parajes por donde pasan,
para que en cayendo no puedan salir.
A pesar de su aspecto tan poco agradable a la vis-
ta, poseen los elefantes cualidades verdaderamente ad-
mirables. Son de buena índole, mui intelijentes, i lle-
ga§( a aficionarse a su amo casi tanto como el perro;
pero lo que mas llama la atención es su invencible
perseveraiicia i su estraordinaria sagacidad. ^luchos
natui'alist:is cii'tii ipie o| eli-Fante es el mas intelijcnte
de Ids animales, después del hombre.
Cuéntase de i;,i el-lanie, que habiéndose aficionado
estraordiaaria ii(e a nn niño, no se hallaba conten-
to sino cuamlo U> \-eia a salado, i qiie la nodriza se
lo llevaba sieuipr(i en la cuna, i lo colocaba cerca del
animal, el que se acostumbró de tal manera a esto, que
rehusaba comer sino veía a su lado la cuna. Cuando
el niño dormía, el bruto le espantaba las moscas con
la trompa, i cuando despertaba, movía la cuna háeia
adelante i la mecía para hacerlo dormir de nuevo.
También es verdaderamente adrairalile la influencia
que la música i el canto ejercen sobre estos animales,
como 80 ha visto re{»etidas veces, particularmente en
el concierto que se dio a los elefantes en el jardín
botánico de París.
Empezó este concierto por un terceto de dos noli-
nos i bajo en ai mai/or, i apenas percibieron h»- pri-
meros sonidos los dos elefantes macho i íiembra,
cuando dejaron de comer, i dieron muestras do la ma-
yor sorpresa i aun de alguna inquietud; la cual se con-
virtió en entusiasmo con un pasaje en si menor, música
de nn carácter agreste, i que ejecutada con mucha fuer-
za les comunico toda la a.jitacion de su ritmo, como
lo manifestaron en sus movimientos ya impetuosos ya
contenidos, i en sus gritos i bufidos de alegría; pero
calmó esta pasión o por mejor decir mudó de objeto
con una sencilla canción que se hacia aun mas patéti-
ca por el acento melancólico del bajo. Esta música
los tuvo como encantados, andaban algunos pasos, se
paraban a escuchar, venían a situarse debajo de la or-
questa, ajitaban blandamente sus trompas, i parecía
que absorbían sus sonidos amorosos: siendo de notar
que la hembra acariciaba almadio de mil modos dife-
rentes. Esta escena rauda tomó derrepente un carác-
ter de arrebato i desorden con los acentos alegres i vivos
del 9(1 irá, ejecutado por toda la orquesta, cuyo efec-
to se aumentaba singularmente con el sonido penetrante
tH
del pito. Entóneos daban gritos de regocijo, iban i
vcniau frocúcnteincnte, i parecia que el ritmo do esta
caución los ajitaba sin cesar, i los obligaba a caminar
a paso redoblado como ella. La hembra redoblaba sus
caricias, hasta que la dulce armonía do dos voces hu-
manas bajó de la orquesta como do una nube para a-
placar su delirio. En medio de sus arrebatos mas vi-
vos comenzó a suspender sus movimientos i a mode-
rarse hasta quedar inmóvil i bajar su trompa al suelo,
siendo la causa de esta serenidad un ádajio do la ó-
ptjra de Dardano que empieza mane-t plaintii^ cantado
o dos voces con todo su acompañamiento en si hpmd.
Con motivo d'> esta obsertacion sé dan varias pruebas
del influjo que tiene la música sobro ciertos animales, i
entre ellas so refiere lá ünécdota siguiente: "Al prin-
cipio de la revolución francesa un perro iba todos
ios dias á la parada, se metia entre los músicos,
marchaba i se ' pairaba con ellos: después de la pa-
rada- desaparecia hasta el dia siguiente que volvia á
la misma hora á su puesto acostumbrado. La asis-
tencia constante do este porro, i el placer singular
' qtte le causaba la música, hicieron que lo advirtiesen
los músicos que no sabiendo su non)bre le pusieron
el de Parada. Todos lo acariciaban i procuraban lie-
Tílrselo, pero el perro constante en su afición i en su in-
dependencia se escapaba sin que nadie pudiese detenerlo-
i por lo regular se le volvia a ver entre los músicos de la
orquesta de algún teatro, de donde no salia hasta que so
acababa el espectáculo."
^ IJTJSITMTf/TO JV^ClOjy^I^.
tiene la cabeza desprovista de plumas. No hace
nido, i deposita sus huevos en las rocas.
Es increíble la altura a que se eleva el cóndor
en su vuelo; según los naturalistas, reside habi-
tualmente a diez o quince mil pies sobre el nivel
del mar.
Se refieren de esta notable ave muchas histo-
rias cuya veracidad se ha puesto en duda; lo úni-
co que hai de cierto es que, como los buitres, se
alimenta de cadáveres, prefiriendo los pequeños
cuadrúpedos, sobre los cuales se arroja impe-
tuosamente, devorándolos con prontitud.
El célebre viajero i naturalista ft-ances La Con-
damine refiere que los ínJios se valen de una
curiosa estratajem a para cazar el conlor: forman
con arcilla mui viscosa la figura dj un niño, i la
colocan en un lugar a propósito; el ave se arroja
sobre ella, pero sus garras quedan de tal manera
pegadas que no puede librarse de los cazadores,
los cuales se apresuran a matarla. Esto es lo
que probablemente ha dado oríjen a que se crea
(pie el cóndor ataca a los niños i se ha llevado a
mas de uno en sus garras, hecho que aun no ha
sido comprobado.
Los poetas sud-americanos consideran en sus
versos al cóndor como una ave nacional.
o.«i AiKleis.
El cóndor habita las mas altas montañas de la
cordillera de los Andes en la América del Sur.
Mide cuatro pies de largo i de diez a quince de
espansion en las alas; es de color negro gris i
LECCIONES
De Física experiincnlal precedidas de algiiiws no-
ciones de Mecánica, para uso de los niños, por
el Br. Darío donzalez. Profesor de Mecá-
nica y Física en el Instituto Nacio-
nal de (ínatetmJa.
Introci"u.ooion.
La Física, la Química, la Mecánica, y en gene-
ral las ciencias naturales y físico-matemáticas, son
al presente los estudios mas importantes para los
progresos de la humanidad. Así lo prueban los
grandes adelantos que se hacen en toda cla-
se de industrias; los maravillosos descubrimientos
que cada dia se alcanzan para hacernos la vida
mas cómoda y feliz; el nuevo jiro que han tomado
la Filosofía, la Antropología y las ciencias sociales
y políticas que, dejándose de vanas teorías y abs-
tracciones estériles, se apoyan en la observación,
la experiencia y el estudio atento de la naturaleza
humana; así lo prueban, en fin, el bienestar que
hoy se nota en todos los pueblos donde ha pene-
trado la civilización. No hay que dudarlo; la
ciencia positiva es la Señora, la Reina del mun-
do. Las ciencias puramente especulativas poco
ó nada han contribuido a la prosperidad de las
naciones,
¿Qué cosa mas útil, mas sublime y mas be-
lla que el estudio de la naturaleza? ¿Queréis ren-
dir im homenage digno al Criador del Univer-
so? Estudiad la naturaleza en sus múltiples ma-
nifestaciones, considerad la infinidad del espacio.
*,'/. IJl'STITVTO jyjlCIOJVJlI^.
29
la infinidad de los mundos y de todas las existen-
cias probables, las leyes que los rijen y el orden y
admirable armonía que alcanzamos a vislumbrar
en este gran todo que llamamos Universo. ¿Que-
réis cumplir con vuestro destino? Estudiad la
naturaleza, perfeccionad los inventos ya adquiri-
dos é inventad nuevas cosas que se traduzcan
en bienes reales y duraderos. Para nosotros
Franklin, CErsted, Ampére, Watt, Kirchhoffy
liunsen, Marie-Davy, Edisson y otros tantos, son
verdaderos bienhechores de la humanidad. I el
industrial humilde, de nombre desconocido, que
arregla los hilos de las telas con que cubri-
brimos nuestra desnudez; y el oscuro mecánico
que dirije y vijila la máquina de vapor, bajo la in-
fluencia de un calor abrasador; y el paciente tele-
grafista que vive pendiente de las señales de
un electro imán; y el sufrido artesano que nos da
comodidades; y el sencillo y laborioso agricultor
(jue nos mantiene la vida; todos, todos, guiados
por los principios de la ciencia, que' engrandece
las artes, son también acreedores á nuestra consi-
deración y respetos, porque también ellos están
consagrados á sacar partido de la materia y de la
fuerza para contribuir a la dicha y perfección
de nuestra especie.
Imbuidos en estas ideas, creemos que se hace
un gran bien a las generaciones que se levantan,
tratando de vulgarizar, de poner al alcance de to-
dos. d(! los niños especialmente, que son la espe-
ranza en el porvenir, los conocimientos que deben
servirles de base indispensable para adelantar y
ser útiles a sus semejantes en la profesión ú ofi-
cio que adopten.
No otra mira nos lleva al escribir y pulquear es-
tas lecciones sobre una de las ciencias mas intere-
santes y necesarias al hombre; y por esto, hemos
emprendido el trabajo de arreglarlas, deseando
sean provechosas á nuestros pequeños compatrio-
tas.
LECCIÓN I.
NoCmXKS rkEl.IMTNARES.
I. — iVIatci'isi. El aire que respiramos, el
agua, las piedras, los metales, los astros y, en ge-
neral, todo lo que existe y puede percibirse por
los sentidos se llama materia.
2.— CíKíí'po. Una porción cualquiera déla
materia se llama cuerpo. Los animales, los vegeta-
les, los muebles de nuestras habitaciones, un pe-
dazo de hierro, un fragmento de roca, una por-
ción de agua o de aire, son cuerpos.
Los cuerpos están compuestos de una multitud
de pequeñísimas partes, unidas entre si, que se
üaman viioléculas. Las moléculas son tan p ^que-
ñas, que no se perciben ni aun con el microscopio,
que es un instrumento con cuyo auxilio se ven
grandes los objetos mu)' pequeños. Cuando se
muele un cuerpo, como un pedazo de vidrio, has-
ta reducirlo a polvo muy fino, no se hace otra co-
sa que separar las moléculas que lo forman; pero
cada granito del vidrio es todavía un conjunto de
moléculas.
Algunas veces las moléculas de los cuerpos se
hallan agrupadas entre si con tal regularidad, que
forman lindas y variadas figuras. Así, cuando
se observan con una lente ó vidrio de aumen-
to los granitos de la nieve se ve una multitud de
preciosas figuras parecidas á estrellas. El hie-
lo presenta también bellas figuras muy parecidas
á las flores y á las hojas cíe los heléchos, que
son esas graciosas palmitas que crecen en las pe-
ñas y paredones sombríos. Otros muchos cuer-
pos forman al agruparse sus moléculas, fi.guras
curiosas, que estudiaremos después con el nom-
bre de cristales.
Estrellas de la nieve.
Flore.-í del liielo.
l.-'v5
3.— listado."*» de \o% cuerpos. Si
nos fijamos en los diferentes cuerpos que hay
en la tierra veremos, que .'.unos son duros
y consistentes \' que no se pueden separar en
partes sino haciendo un esfuerzo mas o menos
grande, por ej; mplo el oro, la plata, el mármol,
las maderas. l'Lsta clase dt; cuerpos se llaman
cuerpos s¿lidos.
Los cjue mas o menos sonde la consistencia del
ajíua, fáciles de di\idirse y que sino están conteni-
dos en alguna cosa como en una botella, im \ aso,
se derraman, se llaman aierpos líquidos. El agua
misma, el azogue o mercurio, el alcohol, los vinos,
aceites, etc, son_ líquidos. Por último: los cuerpos
parecidos al aire, que se distinguen por su poca
consistencia y que sino están encerradas en alguna
cosa por donde no tengan salida, se van y espar-
cen en el aire,? se llaman cnerpcs gaseosos o gases.
y\demas del aire ha)' otros muchos gases, que
los químicos y, físicos designan con los nombres
de oxígeno, hidrógeno, acido carbónico, etc. El
aire no se ve;'i)ero cuando liace viento, que es el
aire ajilado, sentimos que choca con nuestro cuer- '
po.
30
KI. IJVSTfTr/TO JY.tCHíJVJiWj.
Se puede tener una ¡dea de los gases á la vis-
ta del humo y otras materias que se desprenden
cuando se quema madera o carbón; o bien obser-
vando los vapores que se levantan en forma de
nube del agua hirviendo o de otros depósitos de
agua calentados por el Sol. Los aromas que se
desprenden de las flores, las emanaciones de los
pantanos, pozos y otros lugares no son mas que
gases.
Se habrá, pues, comprendido perfectamente,
que los cuerpos de la naturaleza se presentan ba-
jo tres modos de ser o esiados á\í<¿r&x\tt?,, en cuan-
to a su consistencia, a saber: estado sólido, es-
tado líquido y estado gaseoso.
Pongamos ejemplo de un cuerpo capaz de pre-
sentar los tres estados, sea el agua. El agua está
en estado sólido bajo la forma de hielo, en estado
líquido en los mares, lagos, rios y fuentes, y en es-
tado gaseoso cuando al calentarla se convierte en
vapor.
Ejemplo de un cuerpo que presentados estados
solamente, el plomo. El plomo es sólido en su
estado ordinario y líquido cuando se derrite o
se funde por el calor. Hay cuerpos que no cam-
bian de estado, como el aire, el carbón y otros.
Bueno es saber para completar estas nociones,
que los químicos hacen la distinción de cuerpos
simples y cuerpos- compuestos. Llaman simples o
elementos a los que están formados de una sola es-
pecie de materia, como los metales, el azufre, el
carbono, el oxígeno, etc.; y compuestos a los que
se forman de dos o mas simples, por ejemplo: el
agua, que se compone de dos partes de hidrógeno
y una de oxígeno; el aire, que es una mezcla de 79
partes de gas ázoe y de 2 1 de oxígeno. Los cuer-
pos simples conocidos hasta la fecha son 65.
{ Contimiard)
ACADEMIA DE MAESTROS.
SECCIÓN xXORMAL.
Sí ma^sfpo de escuds,
(Por Santos Toruno.)
(Continúa.)
n.
Hemos demostrado en el articulo anterior, que antes
que el primer requisito, un buen maestro es el alma,
ea el todo de una escuela.
Por consiguiente, la gran dificultad para la educa-
ción i la enseñanza está en la adquisición de buenos
maestros; problema mui difícil de resolver en las nacio-
nes mas adelantadas, i con mayor razón en los paises
nacientes como el nuestro. Fácilmente pueden encon-
trarse personas mas o menos instruidas en los diversos
ramos de las ciencias i aun con una buena educación mo-
ral; pero serán mui raras las que puedan servir -para
maestros. Los lieciios demuestran que la posesión de la
ciencia no implica la habilidad para comunicarla ni
menos para educar, que es todavia mucho mas difícil.
Para ser un buen maestro se necesita entre otras inu-
chas cualidades, tener vocación i disposiciones natura-
les; i ademas, haber recibido una preparación especial.
Ya pasó el tiempo, dice el Director de las escuelas
normales de Pensilvania, ya pasó el tiempo en que se
creía que a los instructores de la juventud les era per-
mitido poner manos a la obra, sin haber atravesado
antes aqael período de aprendizaje que se considera
necesario para los que hacen sombreros o levitas, fabri-
can casas o iiierran caballos.
De las consideraciones precedentes se deduce la ira-
prescindible necesidad de formar maestros, o de ense-
ñar a enseñar. Este es precisamente el nol)le ol)jeto
de las escuelas normales que tanto bien lian liecho a
la causa de la civilización; i esto mismo se está hacien-
do ya entre nosotros, en la sección de alumnos nor-
malistas anexa al Instituto Nacional de esta Ciudad.
Hai mas: los gobiernos que están bien penetrados
de la importancia de las escuelas normales, i que de-
sean avanzar con mas rapidez en la educación del
pueblo, llevan aun mas adelante la idea; convocando a los
maestros i profesores para formar congresos pedagójicos,
como acaba de hacerlo la República Arjentina. I es alta-
mente honroso i satisfactorio para Guatemala, que
nuestro Ministro de Instrucción Pública también con
el mismo objeto, haya puesto en práctica la feliz idea
de convocar a los maestros de instrucción primaria
para que concurran a los institutos nacionales, con el
tin de celebrar conferencias pedagójicas.
Tan acertada providencia, será sin duda de suma
utilidad e importancia, porque ella tiene por objeto sacar
a los maestros del aislamiento en que se hallan, i ce-
lebrar conferencias en que cada uno esponga el fruto
de sus trabajos, de sus estudios, de sus meditaciones;
i hacer que todos practiquen una revista jeneral de
los ramos que forman la educación i la enseñanza es-
colar. Los maestros jóvenes adquirirán así la espe-
riencia que les falta, i los ya esperimentados se ini-
ciarán en los métodos i sistemas recien descubiertos; i
gracias a esta comunicación reciproca, ninguna idea
nueva será infecunda, ninguna reforma útil quedará
perdida o circunscrita al estrecho circulo de una es-
cuela. Por esta razón, los gobiernos no deben d^r
nunca por terminada la educación de las personas que
tienen a su cargo el cultivo intelectual de las nuevas
jeneraciones: antes por el contrario deben promover i
fomentar estas conferencias pedagójicas, p;u-a que los
maestros ensanchen mas i mas sus conocimientos, i
puedan educar i enseñar mejor.
La vida del maestro es un aprendizaje continuo, ha
dicho el Señor Amunategui. I én efecto, el ejercicio
de su profesión le hace descubrir los obstáculos que se
oponen a la difusión de los conocimientos i los me-
dios de vencerlos. El contacto diario en que vivo
con los niños le pone en situación de penetrar a fon-
do su carácter, i le indica los resortes que deben to-
carse para obrar sobre su voluntad. La práctica le
da a conocer una multitud de espedientes injeuiosos
para trasmitir con mayor facilidad la instrucción que
quiera dar a sus alumnos.
Finalmente, las reuniones de maestros proporcio-
naban á los gobiernos la oportunidad de imprimir
á la instrucción pública una dirección nacional i u-
nitaria, único medio de conseguir que las escuelas
costeadas por la nación obedezcan al mismo impulso,
estén animadas del mismo espíritu i tiendan al mismo
i:¥. IA\STÍTTTO J\\lVIOjy,il¥..
31
lili. Los .íroliiornos qus ticni-n :í su oai'u'rt la (lircccinn do
a sociednil en la marcha (pie lleva hacia su pertecinoii,
dimiten influir sobre li'S maestros ])ara que éstQS á su vez
iulliiyan sobre la jenoracion que están educando. Solo
de este modo iréinos adoptando las mismas teorías
í acostumbrándonos a las mismas prácticas, para te-
ner mas tarde unidad en nuestras miras, paridad
en nuestras opiniones i fraternidad en nuestros actos.
Atloptando este sistema, la .sociedad (jue se levanta se-
rá mas compacta, mas fácil de rej ir, i mas fácil de go-
bernar con los principios verdaderamente liberales.
fCoulInnará.)
í. \ P2:95KZ\.
I'ntrelos vicios que la ndijiori. la moral i aun el bien
ciiicndido interés particular comUMian. ocu);a un lugar
preeminente la pereza, o sea aquella disposición del cuer-
po o del espíritu que nos aleja de toda ocupación (itil i
que nos incita a pasar el tiomoosin hacer na la.
La y»erez.i no solo es inactiva por su naturalezn, sino
que enerva i embota las facultades del esiiíritn i del cuer-
po, hasta el punto db ser humanamente diicil ponerlas
olni vez en actividad i sacudir el fimesto hábito que se
ha convertido en naturaleza. Un hombre perezo.so es u la
masa inerte e indiferente, es una carjra pesada para su fa
niiiia i par ^ si mismo, es un miembro inútil i aun nocivo
]>ara la sociedad. Es incapaz de virtud, pue.s la virtud
c< activa i supone lucha, esfuerzos i victoria; incapaz de
ciiiicia, pues la ciencia es el resultado de constante aplica-
ción i de esfuerzos reiterados; sordo a la voz del honor,
iudiierente a los estimulos de la gloria i de la reputa-
ción, vive, si por vida se entiende el juego material de los
órganos físicos sin que nada moral entre en su existencia.
Los desgraciados que sé han dejado dominar por la mas
degradante de las dolencias qne aflijón a la humanidad,
d(!ben su miserable existencia, a los esfuerzos de los que
ponen en acción sus facultades físicas i morales. Degni
danto la hemos llamado, i con muchísima razón ¿Qui-
epíteto delie darse al hombre que vive en sociedad con
todos los domas, aprovechándose de los servicios i dd
trabajo do los otros, consumiendo lo que ellos pro-
ducen, gozando de la seguridad que le proixM'Mo-
lian i de las comodidades (pie \o brindan, sin ha-
cer nada en re'ribncion de tanto bitMi. sin poner ni un
ól)oio en cj fi)ndo común?
lia pereza se insinúa If^ntaniente, i cuando ha nduairi-
do fuerzas domina con absoluto iiii])orio. f'oinicn/.a cu
la niñez i concluye en el sepulcro. Xaila es canaz t\r
vencerla, ni la ic-nlida de la fortuna. ;ii !a <lc la rcpula-
(•ion. ¡Ou:intas familias viven en la tiobrcza. i tahcz cu
la mendi''idad. por la inacción de su ji'íc!
Es imposible ti-iunfar de \\\\ hoailirc ich- 1i:í a l'i:!ii-i'lo
el funesto hábito de la pereza, poro no ío '■- r\ ,:>■<<' ww ■
la en los u'ñ )s i aun en los jiíveiic^. l/)s p:iiii-c< i los
maestros son los llamados a tan santa obra, pai'a lo cual
no deben omitir esfuerzos ni sacrificios. Se trata do uua
cuestión de vida o de muerto, de ser o no ser i por lo
iiiisaio iiiiinM .•■e Iraní nuis de lo (pie debe hacerse.
Poi- fortuna la pcrc/.a tiene síntomas que no -■• on-
dea ocultar ni aa^i a bn ojos mas indiferente-. ¡ omc
puedeu sercoaihatido^ coa buen éxito, sin emplear gran-
des esfuerzos. Kl niñ i ipi ■ no csf.-í enfermo, ti nc una
Ciia !;1 >;■: oii'IK'ion (pie se le pac',' ■ cío r:\~-
liu'o -'i --(> advierte que o\ uic > : ipiícia'!.
el |)adre i el maestro deben ser iiitlcxibhs i oMi-'ai-lo a
que se mueva; nada de contemplación ni ile disiiauio en
materia tan grave. Los ejercicios gimnásticos, como el sal-
to, la carrera, la natación, al fin triunfarán de la disposi-
ción indolente del niño mas flemático. Si la pereza es del
espirita, otros deben ser los medios, diferente el rójim-u
a que hai que sujetar al niño. Muchos liai que nacieron
con natural indiferencia a toda instrucción, que nada a-
veriguan, a los cuales no hai co.sa alguna que les llame
la atención. Este mal no es incurable. La constancia
del maestro al fin triunfará del obstinado enemigo i har.i
un hombre reflexivo e intolijente del niño distraído i pe-
rezoso. Un buen preccpt t pronto conoce si la buena coa
ducta de los niños que la observan proviene de yioreza,
o si de buenos instintos. En el primer caso, si el uiñ) no
corre o no salta o no hace travesuras ¡)or apatía, por ten-
dencia a la quietud, hai que obligarlo i>or todos los me-
dios posibles a quo haga loque hacen sus colegas. Vale
inas un niño bullicioso, inquieto i aun alolondrailo, ¡pie
otro taciturno, que sieni'ire se esta quieto. .Mi' uaislan
mas. decía Frauklin. los niño.^ .pie nccc-itan na freno,
que los (pie necesitan espuelas.
No hai. |iues. (pe dcjar-'e en'.'-añ i,- «-om liiüiriencia-; d"-
juicio i do formalidad en lo- niños. !vi i) j.m'; i', fj-s
de ser prueba de ini (\-piriln i-ecio i i! ■ sna/üMie i,i|.;-
traeion, lo son de uua viciosa disp i-icioa se i I. -i ■ i, s"a
moral. Que se apüipien los mac'-lros a corr'iiii:!. ya
que no lo hicieron los padres, no por la yio¡eiici,i ni con
castigos que con frecuencia agrian el carácter dolos ni-
ños, sino por un sistema seguido con perseverancia i lle-
vado a efecto, sin contemplaciones de ninguna clase.
Se ha dicho, i tahav, con razón, cjue la pereza _(^stá en
la sanirre esinñ da. i por consiguiente en la hispano-
americana .\ e-le vicio debo atribuirse la ialta, do
industria, di' caminos, de (comercio, etc., c"tc. Sea diM'sto
lo quo fien-e, !o ipie si es cierto es que en nuestro país no
trabajan fw h.)Miliics lo que diíbian trabajar, como tra-
bajan los i is'i'-i'i i los anglo-ainoricanos; si en esta di-
ferencia tiiM- pirle la, i)ei'(>za, lo dirá el tiempo. Por
ahora e<lo:'ci'eiionos en (lue los niños reciban una educa-
ción activa, ipi" lo- h
nos: enseñ '¡iiosles (pi
riqueza-
'1 ti
oz poi
xle- la n(-c(^sidad de trabajar i de habitiiarse al
traliajo hasta que dejo do ser una mortificación, co-
mo el in 'dio de obtener la subsistencia honradamen-
te ¡ d • atraer-e la estimación de los hombres. Ten-
o'.iMi >- preseute que el niño dilijente, activo ginsuui-
do no se convertirá con facilidad eh un hombre pta-e-
zo<o o iiiloloule. (lor fuertes quesean los estininlos <|iie
tiendan a separarlo de la senda del bien.
Li siiiM'te del p lis está en las manos de los nia(\-tros
bajo todo- asoectos. Polis escuelas bien servidas sa-
len los bienios soldador, los honrados e iníelijentes arte-
sano-. lo< ni,iii<!rados rectos i patrior-.i-^. los Imonos pa-
ilios de familia, i cu fin e.'i.celentes cin ládano-.
Xo --o trata, pii:'.;, únicamente de in-inir el onteieli-
niienio en l.is escuelas, ni de fpf mar eni iii >-. U ■^oti■a-
l ii- ■ ;¡nle< (pie todo de estirpar los vi -io^ i d.c piiparar
el corazón di> los niños para que recüía el ■¡.■■'cien d(!
todas la.s virtn lo- ¡ para que las praet;(pie caaa'lo ücliii;'
a s"!' hombro, f] a tro ellas merece (.■-■•pe 'ial atención la
(liüicncia.ipieaq desarrolla la ri(iue,ía do la nación, co.
,a,'nMea:aorn- I,, al.aalancia. la paz i la IMicidad.
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Poj'pala poya.
Pctasostyli.s nigreseeris.
Antigonum guutimalense.
Zigadenus elegans.
\'iola odorata.
Viola palmensis.
Viola .tricolor y graiidillor;..
Cuphea Silenoides.
Htídychium coronariuni.
Malva miniata.
Malvaviscus arboreus.
Sida abutilón y varieda.ies
Argeraone mexicana, etc.
Papaver rhceas.
I')Occonia cordata.
Lisiandra coerulea.
Tagetes lucida.
Tagetes patula etc.
Zinnia elegans, etc.
Chrysanthemum fiutescons
Senecio cineraria.
(Mismos bipinuatns.
llalilia coccínea y variedades
Sanvitalia procunil..-ns
l'elar^onium lo.la^ va,i..<iad,«
Cereus peruvíanns.
Todas las clases de Ro.sas.
Rosa JIoetezuniae.
Sjiir. a nlmaria flora pleno.
Í!
I !
1 1
: 1:
i'
Campo.
Quebradas.
Jardines grandes y potreros.
Campo del Zaiiote.
•lardines y patíos.
• lardines.
-lanlines y patios.
-lardines y campo.
.laidine.s. Reciente.
< ampo y jardines.
•lardines públicos.
Id. y particulares.
Campos y callejones.
Jardines y patios.
Jardín de la Concordia.
Quebradas.
Campo.
Campo y jardines.
Jardines públicos y particulares.
Jardines y patios.
Jardines y patios.
Campo y jardines.
Jardines, patios, monte.
Prados y campos cultivados.
Jardines y patíos.
Jardín de la Concordia.
Jardines públicos y particulares.
Cercos en los campos.
Jardines.
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ruKsinEXTK DÉLA RepCulw., dk ( ! i-.nKM.!;' v
Fundador i Editor, Santos Toruno.
i^'ííiU. ;f.
Administrador, Edwin Rockstroh.
<iti«íem:ilí., i,i<|e Octi,B>,.« ,!o Í88*.
"l'í^í^íin.f '"í"^*'"'''"" primarla en la.
í 0-Í51 i»lMc«, e» la m<»al publica, en la iii-
; .-ív.a i .„ el cIcsa.ronoJeue..al de 1, " -
(Coiifiíiúa.)
nr.
Parn procedoi- con órflcn en miostra domn^tnfion «„
rcSn'í^loT '' '' P™?'-araa de estudios mas pohre, mas
OM nn^! 1"e Pncda nnajinarse. Los ramos' seña ados
n^ J roüí ?' .-"diu.ontos de k educación nn,rme-
aics ,1, 1 templo de la ciencia. Sin eni!>arí.T,. osa. noció- '
c h'iSS?'"/"''^^"" "' 'r --™ adniíaEo-
"ic la indu>tna, soln^e la moralií ad, i por consi«-MÍp„fo
>:')l>re la prosperidad de los pueblos-Pasamo t mn
í^^tar que el silabario, el n.o'delo de e-critm-ryla ahh
hl hombre que no sabe leer. i,¡ <..ni¡.¡,- ir confn- o-
l.node decirse Tasta cierto pu.ío. ,:„a ,.s¡;,,'¿ deH bh? i
i^'». Cru^oc tan aislado en n.edio de la sociedad an a
■andonado a sus^ propias fuerzas en medio de u.i;.
sr^oisr''^-^^"'^'^*^-"-^-^"'-- I
VOI.. f.
srd^sí:4tn-?s;:;;;;.i-
ía aüe'í sT''""''"''ri^'r ^'- ' ^^«^^ .ieneraeion le¿ a
n?ní ^- ' '^'^ •'«P"-""«^tos. La escritura es la len-
' biS-n do'! ''"'•'' í '■"'""/''■ ,de.Í^"«'-«c¡"» a.ieneracion ia ^
^al. dui a de los siglo.s. La lectura es el oiio oue tiener
Ít^íJ!r --«''- 1- -Ivertencias i lolcon'Sfos
o ..•!•' .-'''""? Vvocediáo en la vida. El que no sabe
e^cnlur e-ta mudo para dar a conocer s.s pensamientos
OH i„> loccioiios de la experiencia.
Lo ,|,„. sncrdo en el tiempo sucede faiiibien en el e.-
iic.r;■nn'^ '','■" 'í ' *^'^?'''>"'"a ¡^^n los modios dc comu-
e i . i' "''' ' ' "" ''.-'^ " "^™ «'>'«' «i"« también
do una nación a otra nación, de un Iiemisfcrio a otro l.e-
niisíeno. Gracias al au.silio de los dos instruinento^n r
tentosos de que hablamos, la humanidad luaicl a d^ íi-'
K-es., en progreso aprovechándose de los trabajos lo-
ados a cabo por los individuos de todos los paises Se
asemeja a un árbol inmenso cuyas raices están escondi-
ñ;n\i • , • '' *""■'■''' ^"^'^ *'"""'^o ^'^ eleva sin cesar ha-
cia el cielo 1 euyasrama_s.se extienden a los cuatro vien-
tos. La lectura i la escritura son como la savia oue nro-
pnp la vida a todas las partes del árbol. Sin k^ lectm a
y la escritura, las raices, el tronco y las ramas qu ^
rían en la impotencia de con unicarse la fuerza necesa-
ria para desarrollarse, y concluirian por perecer
Ll incro conocimiento de los veinte y tantos si-nos
34
mij IJYSTITUTO J\'^C¥OJ\*^I^.
quo componen el alfabeto de un idioma nos dá la clave
de todas las obras que han escrito todos los literatos, to-
dos los jurisconsultos, todos los filósofos, todos los sa-
bios que existen y han existido en el mundo. El arto de
la lectura nos pono en situación de asimilarnos la parte
de ciencia qne queramos de tanta como ha acumulado
el jónero humano en su vida de siglos. El quo sabe leer
puedo llegar a ser tan sabio como Aristóteles, como Loi-
nitz, como Descartes, como Kant; tan sabio como Ba-
con, como Newton, como Cuvier.
Cada uno de esos ionios eminentes no es sino lo quo
son sus obras. Sepamos descifrar los caracteres en que
están escritas, y podemos llegar a saber tanto como ellos.
No es lo mismo para el mérito i la gloria descubrir
que asimilarse la ciencia; pero para el proveclio prác-
tico importa lo mismo lo uno que lo otro.
El que sabe leer i escribir pnede obtener todas las
ventajas inapreciables que quedan enumeradas.
Por el contrario, el que no posee esas nociones
elementales está condenado a no ver sino los objetos
que a])arecen en cierto círculo estrecho fijado en tor-
no suyo, a nojoir sino los sonidos que se producen
en un circulo mas circunscrito todavia, a no hacer al-
canzar el eco de su voz sino hasta unas cuantas va-
ras del lugar que ocupa.
Para el que sabe leer i escribir, las distancias hasta
cierto punto no existen. Hace llegar sus pensamien-
tos i recibe los de otros de ciudad a ciudad, de co-
marca a comarca, de continente a continente, por sobre
las montañas, por sobre los desiertos, por sobre el
océano. Si pone en uso el ausilio del vapor, ese des-
cubrimiento asombroso de una civilización tan malde-
cida, puede conversar de un mundo a otro en mui
pocos dias acerca de sus negocios o de sus efectos, sin
nacer a un tercero participe de sus secretos.
El ignorante no tiene memoria nms larga que la que
comprende la miserable vidadeuii individuo, ni horizon-
te mas ancho del que abraza el campanario de su aldea,
ni relaciones mas estensas con sus semejantes de lafe que
se refieren a la familia o a la vecindad.
Así ¿recordáis que la historia mencione muchos hom-
bres célebres que no hayan sabido leer o escribir? por
nuestra parte, en toda la historia moderna solo enconti-a-
mos uno, Francisco Pizarro, el conquistador del Perú; i
todavia éste, cuando llegó a ocupar una f)osicion encum-
brada, tuvo que recurrir, con el oljoto do ocultar su ig-
norancia, al socorro de un .-'ello tic que se servia para
suplir la firma en sus despachos.
Hemos halilndo de la perfección que la lectura i osci-i-
tui-a dan a l:is poleuc'ias liumanas. /.Qué diremos del cál-
culo? (Slw su|i('iioi'i<li>(l tan inmensa no tiene el hombre
civilizado poi' la siuqilc posesión de las primera-^ opiM-a-
ciones de la .ArituK'tica, sobre el salvaje que no sabe con-
tar sino por los dedos de la mano, i cuyo entendimiento
rudo no alcanza a comprender las cantidades un poco
elevadas/'
Residía pues, que la instrucción elemental, entendien-
do por tal la ledura. la escritura i el cálculo, es la condi-
ción de todo (IcHciivolviiniciito regular do la intelijencia.
Sin la ad(|uisicion de esos conocimientos, el individuo
i|ücilaria siuuerjido en las tinieblas mas espesas. Podrá
(¡cciilai-, es verdad, todos los actos pertenecientes a la
vida risica i animal, porque para eso no se requiere mas
que instinto; pero no podría hacer nada de lo que deuian
da {ilgun talento o contracción. Por lo tanto, el influjo
de esa instrucción elemental so encuentra manifiesto o
latente en todas las obras o acciones de los ho?nbres.
Algimas veces es fácil nprociar aiu-oesimativamenfe
la participación que la lectura i escritura han tenido
en la industiáa i moralidad délos individuos i de los
pueblos; pn-o en la mayor parte de los casos es impo-
sible determinar el valor de esa participación, sin em-
li.irgo de qne ella es uuii real i po.-^itiva. Uno [¡uxle
estimar en monedas o en horas el trabajo material
de un artesano; ¿cómo valuar do un modo preciso la
habilidad que ese mismo artesano ha alcanzado por el co-
nocimiento de la lectura i escritura? mas, no porque
la influencia de la instrucción elemental sea comun-
mente intasable, es menos cierto i provechoso.
Mirad eso copo de blanca nieve que el invierno ha
depositado en uno de los picos de la cordillera de los
Andes. El sol del verano va a convertirlo en un chor-
ro de agua cristalina que contri1>uirá a formar el rio
que bajando de la altura viene a fertilizar la campiña.
Esa agua se trasformará a su turno en yerbas, en flo-
res, en mieses. De esta manera el copo de nieve de
los Andes pasará a ser la nutrida mazorca del maíz,
la espiga dorada del trigo, el fruto del verjel. La
nieve habrá perdido completamente su forma; pero si-
no hubiera existido, ¿la tierra habría sido fecunda en
pasto para los animales i en alimentos para los hom-
bres?
Fijaos ahora en un grano de cáñamo. En osa
semilla tan pequeña están encerradas las velas que
sirven de alas á las naves, las telas que ador-
nan a la joven belleza, la ropa que abriga al anciano.
Cuando esos tejidos lleguen a ser por el uso trapos viejos,
se convertirán en resmas de ])apel, las resmas de papel
se convertirán en libros, esos libros pasarán a ser la
corrupción, la herejía, la revolución, o bien la^riqueza, la
ciencia, el progreso. ¿Donde está ese grano de cáñamo,
esa simiente casi imperceptible que contenia tantas cosas?
Ha desaparecido completamente, porque se ha metamor-
fo.seado; pero siempre es cierto que ese grano de cáña-
mo está ))ara mucho en las velas de la nave, en las telas
con que se cubre el cuerpo humano, en las resmas de papel,
en los libros qne pi-opagan el error o la verdad.
La instrucción elemental es semejante al copo de nieve
de los Andes, es semejante al grano de cáñamo. Uno no
lo percilie materialmente en todas las obras i acciones
de los hombres; pero sabe positivamente que so cncnen
tra en todas ellas. La instrucción elemental aparece en
los productos de la agricultura, en los artefactos de la
industria, on los cambios del comercio; est.l cu las armo-
nías do IJcllíni i de Vcrdi. en los lienzos de Rafael i de
Murillo, en las est.ituns de Miguel Anjel i do Canova,
on las colinunas, en las catedrales, on los palacios, en los
mouinnentos de toda e.^pCiMe, en las inspiraciones del poi^
ta, en las oltservaciones del naturalista, en las csporicn-
cias del (]uímico, en las combinaciones del político, en
las meditaciones del filósofo, en los éxtasis del teólogo.
Ninguna de esas cosas puedo sustraer.-íC a su influencia;
porque todas no son mas que pensamientos espresados de
distintos modos por la lana, la piedra, el color, el sonido
o la palabra: i es imposible que existan pe-anuentos no-
tables si la iutclijeucia no ha sido dciarrollala por la
lectui-a i cícritura.
(Conlihunrá.)
U/> i.WSTJi 'rt'TO *\Mí'MOA\¡t^.
NOCIONES
l>o €o§3iio;^i*:iría, ;^' J<?osrafí:i
Fíüticsi,
Escritas pa!;a i.os mños,
For Smi/os Tonm >. Dlmlnnhl T,,.l¡l„tn Xanoiíahl,
(Coiitim'ia.j
LKCCIOX III.
1 .—Vonla.lora foi'ii
Ticn-a i i.dfH (Id Ci(
— 1. Ecuador tcn-osti
no tcrroítre i lacri.limí
i iiorizoiite racimial (
nales (It'l liorizontc-
.(> la Tiorra — 2. Polos de la |
—'■}. Eje |)olar i ojeccniatorial. i
c.íuadoi- coicsto —5. ^íoridia- !
i'les!e.-(;. irorizoateseiiHMo ¡
iit.?in/it¡c<).— 7. Plintos car ii- :
Zenit i Xanlir.—i). I'eiiios-
Iraeiíjii del aplauainiciito de la TiiMa-a.
1 . La Tierra no es perfcctamenc esférica como
1.). olob )s o esferas que sj usan en las clases.
L;; lonna c!e ia Tirerra es un poco aplanada hacia
el XorLe i lui-.-ia el Sur, i [);)(■ eso se dice cjue ( ^
casi redonda cunio un^a n:iranja.
2. El punto medio djl aplanamient:o de la Tier-
ra hacia el Norte, se llama polo del norte o polo
ártico; i el punto medio del aplanamiento del sur,
se llama polo del sur o polo antartico. Los do^
Ijuntos del Cielo que se corresponden en línea
recta con los ¡rolos de la Tierra, se llaman respec
tivamente polo celeste del norte i polo celeste de 1
sur. El polo celeste del norte está cerca de la Es
trella polar, que en Guatemala es visible durant
toda la noche i todo el año, es decir, nunca sal '
ni se pone, porque siem^Dre está sobre el horizon
te.
Esfera celeste i esfera terrestre.
3. Los jeógrafos imaiinan una línea recta que
pasa por el cetitro de la Tierra i termina en los po-
los: esa recta se llama eje menor de la Tierra o
eje polar, que tiene 6.350,000 metros de larí^o,
como demostraremos después. También se ima-
jina otra recta que pasa por el centro de la Tierra
perpendicularmente al eje polar, es decir, sin incli-
narse mas al Norte que al Sur: esa recta se llama
eje mayor de la Tierra o diámetro ecuatorial, que
tiene 42.000 metros mas que el eje polar, o sean
unas 9 leo-uas españolas. Véase elorrabado anterior.
Si
LhánKli-o ecuatorial hacemos pa-
sar un plano perpendicular al eje polar, cortará el
Cilobo terrestre en dos mitades: la que queda ha-
cia el Norte se llama hemisferio boreal o seten-
trional. i la otra mitad que (jueda al Sur, se llama
hemisferio austia! o meridional. La sección cir-
cular (|ue resulta entre esas dos mitades se llama
llenador terrestre; i si este círculo se prolonga
hasta la rejion de las estrellas, determina allá" el
Ecuador celeste, que pasa por la estrella mas se-
tentrional del Cinto de Orion, conocido vulgar-
mente con el nombrede "Los tres Reyes."
Ernisíerios.
5. Si por ( 1 eje polar se luice p:isar un plano,
queda divitlido el Globo terrestre en dos iriitades:
la que queda hacia el Oriente, se llama liemisferio
oriental; i la otra mitad que queda al Occidente,
se llama hemisferio occidental. La sección casi cir-
cular que resulta entre estas dos mitades, se lla-
ma meridiano terrestre; i este plano prolongado
hasta la rejion de las estrellas, determina en el
Cielo el meridiano celeste. Cuando el Sol llega
a este plano, se dice que pasa por el meridiano;
i en este instante es mediodía para todos los pue-
blos que están situados en la intersección superior
del Globo, i media noche para los que están deba-
jo en la intersección inferior. Véase el grabado
anterior.
ó. Horizonte sensible es el círcluo que alcan-
zamos a ver en derredor nuestro, donde parece
que el cielo se junta con la tierra. Este círculo es
variable, pues se reduce o se ensancha, según que
el observador esté mas bajo o mas alto. El hori-
zonte sensible tiene tres leguas de diámetro, es-
tando el obsevador.a una altura de once pies so-
■Mi
M¡r^ IJVSTMTÍTO J\\l€IOJ\\tIj.
brc el nivel del mar o de una,cstensa llanura. Si
por el centro de la Tierra hacemos pasar \\n pla-
no paralelo al horizonte sensible, queda el G!ol)o
terrestre dividido en dos mitades: la mitad sobre
la cual estamos, ííe llama hemisferio superior; i la
otra mitad que queda debajo *se llama hemisferio
inferior. La sección circular que resulta entre es-
tas (los mitades, se llama hoiizontc racional o vía-
Horizontes visibles o sciií^ililos.
exaclainciitc sc/ure la tabe/a de caila ini.iivitluo.
Nadir, significa frente a frente, i se llama así el
punto del cielo que está debajo del Globo, diame-
tralmente ojjucsto al zenit. Ll zenit i cl nadir se
llaman polos del IvirizoiUc.
Norte.
El horizonte racional separa el hemisferio su-
perior del inferior, como representa el grabado
que precede. - , :
7. Las circunferencias del liorizonte racional i
del Ecuador terreste, se cortan en dos puntos: el
punto que queda hacia donde sale el Sol, se lla-
ma Este, Oriente o Levante: i el punto opuesto
que'' queda hacia donde se pont: el Sol, se llama*
Oeste, Occitlente, Poniente u Ocaso; Las circun-
ferencias del horizonte racional i del meridiano
terrestre también se cortan en dos puntos, que se
llaman respectivamente Norte o Setentrion el
uno, i Sur o Mediodía el otro. Estos son los cuatro
puntos cardinales,ítlel horizonte, i para distinguir-
los es necesario orientarse, que es colocar la de-
recha hacia donde .sale el Sol, i la izquierda ha-
cia donde se pone; pues en este caso tendremos
a la derecha el Oriente, ala izquierda el Occi-
dente, al frente el Norte o .Setcmtrion, i a las t's-
paldas el Sur o Mediodía.
8. ZQfíijt, es una palabra árabe que significa
9. Demostración del aplanamiento de la Tier-
ra hacia los polos.
Si la Tierra fuera rigorosamente esférica, se-
rian iguales todos los círculos que pasan por su
centro; i se andaría lo mismo dando vuelta a la
Tierra de occidente a oriente que de norte a sur;
es decir, que tendría la misma estension la cir-
cunit:rencia del Exuador que la de im meridiano
cualquiera: pero no sucede así.
Para comprobarlo, no es posible medir direc-
tamente un meridiano entero, porque esta cur-
va^ no se puede recorrer en todos sus puntos,
principalmente en las partes vecinas a los hielos
de los polos. Sin embargo, muchas comisiones de
sabios han medido por distintos puntos, una par-
te del meridiano suficientemente grande, i de la
lonjitud de la parte medida, han deducido por
procedimientos matemáticos la lonjitud total del
meridiáíno.
X'eamos como se ha resuelto este importante
problema.
Como escribimos para los niños i para las per-
sonas que no han frecuentado las gruías, necesi-
tamos esplicar hasta los jirincipios mas elementa-
les.
Supongamos„q)u,s, ([uv en. un pla.no se trazan
varios círculos djíicéntricos, es decir, que tengan
todo:f un mismo centro i estén trazados con distin-
Xfy^ radios. Si la circun^-rencia del círculo menor
se divide por ejtítnploien veinte partes iguales, i
desde el centro coriiun se tiran radios a los pun^
t»s de división» e.'itos radios prolongados dividi-
rán a todas las demás circunferencias en las mis-
nAs veinte partes iguales entre sí Es evidente
que cuanto mayor sea la circunferencia mayores
serán las divisiones, pero siempre iguales entre
si; de modo que cada parte tendrá la misma re-
lación con la circunferencia a que pertenece.
Sentado esto, consideremos la circunferencia
de un meridiano terrestre i la del meridiano celes-
Ef. IJWSTMTVTO ^^*J¡€lOJS^JMI..
37
te ([ue le corresponde; las dos tienen un mismo
centro, que es el centro de la tierra, Si conside-
ramos, pues, la circunferencia del meridiano ter-
restre, dividida en 360 partes iguales que se lla-
man grados terrestres; los radios de la Tierra qiie
pasan por los puntos de división prolongados has-
ta la rejion de las estrellas, dividirán también el
el meridiano celeste en 360 partes iguales que
se llaman grados celestes, Por otra parte, sabe-
mos que todos los grados de una misma circunfe-
rencia son iguales, i por consiguiente, si conocié-
ramos la lonjitud de un grado terrestre podría-
mos conocer también la lonjitud total de la circun-
ferencia de la Tierra, con solo multiplicar el valor
de un grado por 360.
Veamos como se consigue esto. La lonjitud del
radio terrestre, puede considerarse como nula
comparada con la inmensa distancia de la Tierra
á las estrellas; i por consiguiente, para determinar
los grados del meridiano celeste, el Observador
puede considerarse como situado en el centro de
la Tierra. Si tomamos, pues, un instrumento que
tenga un círculo graduado, podremos detemiriar
con él la altura de una estrella sobre el horizonte
al pasar por el meridiano; la estrella polar, por
ejemplo, que está a 14I grados sobre el horizonte
de Guatemala. En seguida, caminando hacia el
Norte en la dirección del mismo meridiano, ob-
servaremos que la estrella va subiendo en el cielo
pcjrque nosotros vamos bajando en la superficie
convexa de la Tierra; i cuando la estrella haya
subido un grado en el meridiano celeste, nosotros
en sentido inverso habremos caminado un grado
sobre el meridiano terrestre. Midiendo, pues, ja
lonjitud del camino andado, tendríamos el valor
de un grado terrestre, si la Tierra fuera perfecta-
mente esférica, pero no lo es, como pasamos a de-
mostrarlo.
Muchos sabios astrónomos aisladamente i (;n
comisiones, han practicado numerosas medidas de
arcos de meridiano en distintas latitudes del Glo-
bo, i todo? están acordes en que los diversos gra-
dos de un mismo meridiano no son de igual largo,
i que van creciendo constantemente del Ecuador
a los polos, como se ve en el cuadro siguiente que
da e! largo de un grado en diversas latitudes.
Luiíiiros cu que lian
Lonjitud de cada
sillo rnedlilori los
Latitudes.
•ri-ado en me-
grados.
tros.
Ecuador . . .
. . 1" :5l'., .
... 1 10,582 m
Bong-alu
..VI :;2',..
... 110.c,:jl
ludias Orientales. . .
. .-i-i :í7'..
... IKt.C.liS -
Francia i EsiiaTia. . .
. .4C. 8'. . .
... 111.143
Inj^latcrra
..52 2'...
... 111,224
Kii.-ia
.-,:; 2.")'
. .. 111.3()0
Laponia
..(u;^ 2()'...
... 111.477
Este acresentamiento de lonjitud en los grades i
de los meridianos, demuestra que la Tierra no es j
rigorosainente esférica sino aplanada hacia los po-
los, es decir, que los meridianos no son circunfe- |
rencias de círculo, sino cur\a.s (juc; .s,: íipro.ximan
a la forma de una elipse, como se ve en el grabado
siguiente, en el cual el aplanamiento está exajera-
do, porque de otro modo no seria perceptible en
una figura to^i-pequeña. iMnalmente, siendo la cur-
va de un meridiano anas plana o mas tendida ha-
cia los polos, hai que ir caminando mas para que
la estrella suba un grado en el meridiano celeste;
i esta es la razón por qué los meridianos terres-
tres van aumentando de lonjitud del Ecuador a
los polos.
Los jeómetras i los astrónomos dan el nombre
de aplanamiento de la Tierra á la relación entre
el radio polar i el radio ecuatorial; i de las nu-
merosas medidas de los arcos de meridiano re-
salta, que el aplanamiento ds la Tierra es ¿, es
decir, que tomando por unidad el 'radio ecuato-
rial, el radio polar es inferior en ¿. Con estos
datos podremos ya determinar la magnitud i di-
mensiones del Globo en que vivimos.
■* ( (yontimiará.)
^' ELEMENTOS
Para nao dr lo.<i alumnos del Insiitulo nacional
di- Guatemala.
PRÍMER Cl RSO.
(Continíia.)
FIFTH luESí^O^.
VOCABÜLARY.
To l)C, -"ípr o e.sfar.
I ani, yo sol o estoi.
Thou art, t¡< eres o e.-itaa.
ÍIc o slic Í3, d o din es o está.
38
£L. IJySTlTVTQ J\*^C10J\*^g..
We aro, nosotros somos o cfitamos.
You aro, i'osotros sois o esfnis, Ud. es o está, Uds. son o
están.
Thov are, elhxi o ellas son o están.
I am not, yo no sol o no estol.
TJiou art not, tú no eres o no estás.
He is not, él no es o no está.
Slie is not, ella no es o no está.
We are not, nosoti-os no somos o no estamos.
You are not, vosotros no sois o no estáis, Ud. no es o no
está, Uds. no están.
They aro not, ellos o ellas no son o no están.
A ni I?, soi yo?
Art thou?, M-es tú?
Is lie?, es él?
Is she?, es ella?
Are we?, somos o estamos
Are yon?, sois o estáis vosotros?, es Ud.?, son UJs.l
Are tliey?, son o están ellos o ellas?
III.
CoNVEESATiON A. — Am I poor?— Aro yon rich?— Is
he good? — Is tlie liouse large?— Is the garden ?maH? —
Have you a good book?— ,Is the brother ricli? — Is tlic
fistcr poor?— Are the liouse and the garden large?— Are
you poor? — Is he rich? — Are the brotliors rieh?— Are
the sisters poor? — Is your father rich?— la niy unclc
poor? — Is your aunt rich? — Are thfv rich? — Is your hat
small? — How many rich úneles have you? — Is your
sistcr good? — Are your parcuts rich? — Are your úneles
poor?— Has slie a good liouso? — lías your liouse a large
garden?
IV.
CoNVERSATlOX B.— Arc you not ricli? ■[> >'i.o not poor?
— Is the boy good?— Is the giii good?-- How iniíiiy good
books has your father-in-law? — Hoav uiany good pens
has niy brother-in-law? — Has your niothcr-in-lav.- many
small house??— Has not my si/ter-in-law a large garden?
—Are they not your brothers?— Are they not your sis-
ters?—Is he not my únele?— Is she not your aunt? — Is
not my niothcr your aunt?— Is not your neplicw a good
son? — Is not your nice a good daugliter? — Is not my
table small?— is not your hat large?
Y.
Am I not?, no soi o no estoi yo?
Art tliou not?, no eres tú?
Is he not?, no es o no está él?
Is she not?' no es o no está ella?
Arc svo not?, no somos o no estamos nosotras?
iVrc you uot?, no sois o no estáis vosotros?, no es o no
csf'í l'd?, no son o no están Udi-;?
Aro tliey not?, no i^on o no están d'ns o el' as?
CoNVERSATiON C— IIow mauy chairs has your room?
—Has she a good table?— Who has ray iiioney?— Have
you two horses? — Have wc three dogs? — Has he not
four cats?— Have they five or six handkerchifs? — Have
you not many shoes?— What has my sistei? — Which
knife has the boy? — How many forks have they?— Has
my aunt many'spoons?— Wiiich boots has he?— Has
my daughtcr lier good glovcs?— Have you your hat or
mine?— Have my parents a large table in their room?
Good, hueiio. liiiciin, hnenos.
hnenas.
Bad, malo, mala, malos, ma-
las.
Laro'C, grande, grandes.
Small, pequefi'^i. peqneTi,!,
jieqveTiDS, pequeñas.
Rich, rico, rica, ricos, ri-
cas.
Poor, ]wibre, pobres.
EXERCISES.
.1
I am poor. — He is rich. — She is rich.- We are jjoor.
— You are rich.— They are poor. — Tiie hoiise is small.
— The garden is large. — Tiie peu is bad. — The book is
good. -^\Ve have a good pen. — The brother and the sis-
ter are poor. — The father and the mother are rich. —
The books) are good. — The pens are bad — The houscs
are fcsmall. — The gardens are large. — The rose is a
flower.— The roso and the tulip are flowers. — We have
rich brothers and poor sisters. — They have small rooms.
— You have large gardens.
Tí.
Tú ores rico. — Yo soi pobre. — El perro ei pequeño.
—El caballo es grande.— La pluma es niala.--El libro es
bueno. — Nosotros somos ricos. -Vosotros sois pobres. —
Vosotros teucis un buen padre. — Nosotros tenemos una
buena madre. — El hermano es rico — La hemana es po-
bre.— La casa i el jardin son grandes. — La naranja es
mala. — Los libros son buenos i las plumas son malas. —
Nosotros tenemos tios ricos i tias pobres. — Mi casa tiene
jardines grandes i enarto» pequeños.
YOCABULARY.
This, este, esta. esto.
Theso, estas, extas.
That, ese, esa, iso, aqveJ, aquella, aquello.
Those, ísos, esas, aquellos, aquellos.
The¡man, cJ homhre.
The men, los hombres.
The woman. la mujer.
The women, las mujei'es.
The mauth,/« Ihxxx. :Jt.
The finger, el dnlo. *
The ear, la oreja.
The eye, el ojo.
'i'ho day, d dio.
The week, la semana.
The montli, d mes.
Tiie year, el año.
Charles, dírlos.
John, Juan.
Mary, BJaria.
The watch, el rehj.
Wherc?, ddndtl
Hcrc?, aqn\.
Thi^vo, allí, allá.
How?, cómo?
Well, bien, bueno.
Unwell, mal. nudo.
111, enfermo, cn/irma.
Very, mui.
For, peira, por,
EXERCISES.
Whcre is my father? Your ftither is in the garden.—
Wherc are your buihcrs? My brohersarcin thair rooms.
EL, IJVSTITIjTO J^^CIOJVjIIj.
39
— I liavc One brother and two si^ters. — You have three
books and four pens. — John has five horses, and Char-
les ?ix dogs. — We have two flowers, a tulip and a rose.
—A week has sevcn dajs.— Charles is in the garden. —
Marv is in her rooin. — Where are you, John? Here I am.
— We have one nioutli, but two ears. — My father is ill,
but my inother is well.— Our garden is large, but our
house is sniall. — John and Charles are «ly brothers.
II.
Cuántos perros i caballos tenéis vosotros? Nosotros
tenemos dos caballos i tres perros. — Cuántas plumas
tiene Maria? — Ella ti ne cuatro plumas. — Cuán-
tos libros tiene Juan? Tiene seis libros. — Cuántas se-
manas tiene un mes? Un mes tiene cuatr.o semanas. —
Cuántos meses tiene un año? Un año tiene doce meses.
— Vosotros tenéis muchas casas i jardines.— rUds. son
ricos. — Dónde está Juan? El está en el jardin.— Qné
tienes tú alli? Tengo una manzana i dos naranjas.— Có-
mo está su tio de Ud.? Mi tio está mui bien, pero mi
tia ost;l enferma.
III.
CoNVEns.vTiON A. — Is this man your únele? — Is that
wonian your aunt? — I this my spoon? — Is that your
knile?— Are these his tulips? — Are those her roses? —
Are those boys ill? — Are those girls poor? — Are those
boys and girls ill? — Are these houses and gardens large?
— Who is here? — AVho is thcre? — Who is here? — AVho
are here? — Who are there? — Who is in the garden? —
Who are in that house? — Where is Alary? — Wiiere is
Cliarles? — Where are Charles and John? — How many
good horses has this man? — Are not your sons ill? —
Ai-e vou umvell?
IV.
Coxvkusation B — Have tliese men their knivcs or
ouns? — llave those women their flowersor mine? — Who
has my watch? — IIow many days has a week? — IIow
niauy weeks has a month? — How many months has a
yoar"? — How many fingers has tliis man? — Which dog
liave you?— Has slie my table? — llave you your stoc-
kings?— Has Mary iior íbrk? — Has tiiis girl iier spoon?
— Have you not liiy hat?— Have I not your pen.^ — Has
ho"^not"his horsc? — Hasshe not her spoon? — Have we
iiot oiu-jhonse? — Wl.icli lioiisc have we?— Is ho in the
;rari!en? — Is John in hi.-; a'ardcn:-' — WIrto i?: lie?
LiA I]\FA]^CI/L »KI^ ÜIIJNDO.
INTRODUCCIÓN A LA HISTORIA UNIVERSAL,
Escrita para los jiiños, por E. Clodd.
(Continúa.)
El cobre es otro metal de que se hizo temprano uso,
pues como el oro, se le encuentra a menudo en estado de
pureza, i por su blandura es susceptible de adquirir di-
ferentes formas. En los lugares en que se escaseaba, i
podia encontrarse el estaño, se derretían ¡mezclaban am-
bos por medio del fuego, dando orijen al hernioso, duro
i útil metal llamado bronce; i si se derramaba esta masa
derretida en un molde de piedra o de arena, se podian
obtener armas de la forma (pie se quisiera
/.i'iviHS <ic la Ediul de ITroncí'
CoNVERSATiON C— How are you?- -How is your i
cousin? — Where is my nieie? — Where are their iiorses? |
— How many sons have your jiarents? — Is his father ¡
■^vfU?— Is not her inother ill;'' — Are th ir pareiit'^ very j
rich? — Is my son in your house?-Is your daughter in her !
rooin?- Are not my sisters there? — Where are my un- |
cíes? — Where are your aunts? — Is not this boy your !
cousin?— Is not that girl your niece?— How many i
nephews has thi-^ man?— Has my brother many horses?
— llave your sisters many applcs?
(Coiitii:mrdJ.
La i'-jiocn en (pie se usaron los metalo-^ inoncionados, se
llamó Edad de. bronce. Largo tiempo pnsij antes que el
hierro fuese fundido o separado del mineral con que se
encuentra mezclado en su estado natural, trabajo que no
se hizo, sin duda, porque requería mayor esfuerzo i mayo-
res conocimientos délos que entonces se tenian; mas
cuando se llevó a cabo, i pudo ser aquel fundido i amol-
dado, ocupó el lugar del bronce para la construcción de
lanzas, espadas, achnelas etc., siendo éste desde entonces
empleado solamente en la elaboración de utensilios i de
oliras de ornamento. Muchas de éstas, como zarcillos,
brazaletes i alfileres de cabeza han sido encontrados en
los lagos de la Suiza.
La plata i el oro fueron usados nuis tarde.
Así pues, del hallazgo en los lechos de los rios, en las
cavernas i otras pai tes, de varios instrumentos, armas
obras de adorno, etc., algunos de ellos a gran profundi
40
KW, w.^STtTrrFO Ji\vriaj%\fe¥,.
f l^^^^^^í
Oriiameníos ilelp E<laíl <lc Ero-.ser.
dad, i todos indndaldcmente liecliofl por mano del liom-
lu-e, dehemos deducir que este existió millares de aros
antes de los que señalan las historias, escritas en el fa-
■pyro o pintadas en las paredes de las tumbas. Este pa-
piro no es otra cosa que una especie de corteza de árliol
en que los antiguos escribian: de aquí el nombre de
papel.
Con objeto de señalar los pasos del progreso humano,
su historia primitiva está dividida en tres periodos, a
que se ha dado el nombre do los objet;os en que en cada
uno se uparon.
1". Edad dk piEDrA. que como he manifestado, se gub-
divide en Antigua i Nueva o Moderna.
2°. Edad de bronce.
3". lÍDAD DE HIERRO.
No se sabe cuantop años trascurrieron entre la primera
labor del pedernal i la fabricación de la primera arma de
bronce. De lo que si estamos seguros es de que los hom-
bres usaron la piedra <íntes que el bronce i el hierro, i
de que algunas tribus estaban en la Edad de Piedra
cuando ya otras conocían el uso de los" metales. Las
tres edades se cstienden i confunden como lo^tres colores
principales del arco- iris.
Por ejemplo, aunque algunas de las habitaciones de
los lagos de que he hablado fueron contruidas en la E
dad de Piedra, un gran número de ellas corresponden
a la Edad de Bronce, i la< reliquias descubiertas prue-
ban cuánio habían adelantado los hombres en el cemi-
no del progreso. Los habitantes de los lagos hnbian a-
prendido a cultivar el trigo, a proveerse de alimentos
para el invierno, a tejer vestidos i a domesticar los ani-
males mas útiles como el caballo, la oveja i la cabra.
Desde una época mui anterior, habían conocido los
hombres cuan digno de estimación es el perro, í de ello
dan testimonio las tribus mas atrasadas de los mares del
norte, en cuyos depósitos de conchas se han encontrado
huesos de aquel animal.
La industria del hombre progresó rápidamente en la
Edad de Hierro; i al mismo tiempo que la variedad de
artefactos de barro, el acuñamiento de monedas de bron-
ce, el descabrimieto del vidro í otra multitud de nuevas
invenciones, prueban cuanto había avanzado en el ade-
lanto material, también prueban la rapidez con que el
hombre salía de su estado de ignorancia i de miseria.
VIII.
Antigüedad del hombre.
Al llegar a este punto de mi narración, quizas alguno
me pregunte cómo se sabe que esas reliquias del hombre
primitivo pertenecen a una antigUdad tan rnmota.'' i yo
le diré la mejor contestación que al presente puede díir-
se, haciéndole la descripción de uno de los lugares en que
bo han encontrado sus huesos, armas e instrumentos.
Caverna tle íli-ix!iam.
Hai una gran caverna en Brixham. sobre la costa sur
del Dcvonshire, que fué deseubieta catorce años hace por
el derrumbe de una parte del techo. El piso es de esta-
lagmitas o partículas calizas que han sido arrastradas del
techo por la infiltración de las agruas i endurecidas ha.=i-
ta tomar una consistencia rocallosa. Estalagmita se de-
riva de una palabra srriega que significa qota. En este
piso que tiene cerca de un pié de espesor se encontraron
huesos de renos i de osos de las cavernas, mientras que
debajo lie él existe una masa de arcilla roja de quince
pies de profundidad en algunas partes, en la c\\:\\ hahia
enterrados láminas o cuchillos de peder-nal i huesos do
mammud. Debajo de esta capa liabia un lecho de cascajo,
de mas de veinte pies de espesor, en el cual se ení^ontra-
ron cuchillos de pedei-nal i huesos p.^quoños. Mas do
treinta de los primeros estaban mezclado.s con los hue-
sos de los osos i de elefantes lanudos, i como se sabe que
aquellos son fiabricados por la mano del liomhre, es in-
dudable que este vivia en aquel pais cuando dichos ani-
males vagaban por él
Pero, se preguntará. .V;'! ■ de que esos
huesos sean tnn viejn,<;-'
Aparte del hecho de que no so ha vi.-to un mammud vi-
vo durante muchas centurias, tenemos el de que sus hue-
sos han sido encontrados a una gran profundidad, i como
es cierto de que nadie habia de tomarse la molesiia do
abrir una soimltnra para enterrarlos en ella, debemos
creer que tenia otra causa la formación de la masa de
arcilla en que yacían.^ j,
Puede esplicarse deVarios modos la existencia de los
huesos en la cueva. Los animales a qne pertenecieron
pueden haber muerto en la falda de la montañ;i i haber
sido arrastrados sus huesos a la cueva por la acción de
las aguas; quizás buscaron en ella un refijio, pero lo mas
probable es que habitaron en su intei-ior. Sea de esto
lo que fuere, debemos fijarnos principalmente en los
treinta i c neo pies de arcilla i cascajo en que sus restos
estaban enterrados.
El ájente que los ocultó a la vista por tan dilatados a-
ños, fué ese activo instrumento de la naturaleza que antea
i después que los seres vivientes animaran con su presen-
cia la faz de la tierra, ha estado taladrando las rocas,
abriendo los valles, dando forma a las mas elevadas
montañas, socavando las mas profundas cuevas, i que
trasporta el suelo de un lugar a otro para levantar nue-
vas tierras donde aliora el hondo mar se üjita. Es el a-
j;j^ i^VSTITtJTO J\*Jef'10J\\t¥.,
¡rúa niiien condujo esc dopó.-,iio a la caverna de Brixham-
i cuhrió coa él los Imesoí;: ella es la que desde el dia en
que ol inainmud, el oso i el renjifero vivian en Dcvonshire
ha estado socabando los valles del contarno i los lia he-
cho cien pies mas profundos, i aunque el tiempo que ella
emplea para ahondar un canal o ahuecar una caverna,
depende de su velocidad, puede formarse una idea de su
acción considerando que las mas rápidas corrientes tra-
bajan lentamente para aquellos que las observan, supues-
to que el rio Támesis en su presente curso necesita once
mil setecientos cuarenta años para hacer un pié mus pi'O-
fundd el valle que atraviesa. Los hombres de ciencia tie-
nen, pucs, ra/on cuando creen que las armas de peder-
nal fueron hechas por hombres que vivieron haceniiichos
miles de años.
"Un millar de añog a tu vista, es como el dia de a\'or,
que ya pasó, o como la vijilia de una noche."
La ciencia, enseñándonos así la <rran edad de la tierra,
nos enseña también la eternidad del infinito Dios, i de
la niisnnx manera esas grandes distancias de que nos ha-
blan los astrónomos hacen aparecer el Universo como un
templo mas digno de él, el que le señalan esas antiguas
i limitadas nociones de una tierra plana, para cuyo solo
bencíicio el sol ilumina los cielos durante el dia. la luna
i las estrellas derraman sus luces por la noche. La cien-
cia hcrmo.sea con nuevos esplendores los grandes pensa-
mientos del poeta astrónomo de la antigüedad que can-
tab;i: "Si me elevo a los cielos, alli estas Tú: si penetro
en los mundos que nadie ha visto, allí estas Tú."
(Coutiauará.)
0-ra-2::n.átiGSL infa.n.til
I'AIÍA LOS NIÑO »■ AMKKK ANOS,
i'OR l.LIS F. M.\.\1I1.1..\.
l'trf-sor <h' Jn Lenqvn i LUrrainra Española en hi
Uniuersi,! ' ' ' ;,' • -York.
( VouUnna./
LECCIÓN VL
Dan
ibro.
Dame «;/ //óm.
En el primer caso pedimos un libro que va co-
noce la persona a quien hablamos, i en segundo
queremos que se nos traiga cualquier libro. .Se ve
pues que esas palabritas c/ i ?¿// tiene cada uní su
significación especial: son mui usadas, i sirvi-n de
mucho como vamos a ver. Llámanse arliciílos. Si
f:¡i la frase el hombre viríuoso ponenus niuj.-r en
lugar de //íW/í/r tendremos que decir/í? mujer vir-
tnosa, de suerte que en e.se ca~;o no sólo se varia
(1 sustantivo i e! adjetivo sino el arlículo el. El p'u-
ral m.-3&z\\\xio^&r.^: los hombres virtuosos i el feme-
nino las ■mujeres virhiosas. Adviértese por lo tanto
que el artículo C07ic7icrda, con el adjetivo, con el
sustantivo, en género i número.
JJn dolor fuerte.
Unos dolores fuertes
Un niño aplicado.
Un espejo grande.
El hermoso salón.
El buen maestro.
Ija lección corta.
La tierra árida.
Unos niños aplicados.
Unos espejos grandes.
Los hermosos salones.
Ijos buenos maestros.
LjUs lecciones cortas.
Las tierras áridas.
Solo los animales debían tener género, es
decir, ser masculinos i femeninos; pero el uso
ha dado esa cualidad también a las cosas que
no tienen sexo, asi decimos, lección corta i no
lección corto; zapato chico i no chica, cama d.inoda
i no cómodo <{'•.
La única manera que tenemos de conocer el
género de todas estas cosas que no tienen sexo
es juntarles el artículo.
Si puede añadírsele el artículo el es masculi-
no, i si la femenino.
¿Qué género tienen los sustantivos que siguen?
Amor— Casa— Calle— Cuchillo— Cuchara— Man-
tel—Sopa — Caridad— Grandeza— Valor --Miedo
— Susto — Alegría — Muerte— Vida — Sacrificio —
Honor — Patria — Salud— Honra — Dominio.
Hai, sin embargo, algunos pocos sustantivos fe-
meninos que comienzan con a que admiten el
artículo el masculino, i son ao-na. ave, alma i o-
tros pocos. En singular se dice el agna. el ave,
el alma; pero en plural debe decirse, las abitas,
las aves. Lis almas.
Esto se hace para evitar el pronunciar juntas
la a con que termina el artículo i la a con que
empieza el sustantivo.
Por una razón semejante, en vez de decir a
el, de el, decimos al, del; v. g.: al hombre, del
hombre: en vez de a el hombre, de el hom-
bre.
Póngase el artículo en los lugares correspon-
dientes de estas frases.
Amigo fiel es -tesoro. — caridad es — de princi-
pales virtudes. El Callao fué destruido por — terre-
moto. Caracas es — capital de Venezuela. Hai en
África — animales que se llaman jirafas. Dar limos-
na a — pobres es prestar a Dios. Júpiter era —
dios de la antigüedad. El dio — golpe a su her-
mano. El pidió — arma para defenderse. El sacó
— espada de— vaina.
LECCIÓN VII.
Antonio corre. Juan salta. Luis baila.
Aquí tenemos tres palabras corre, salta., baila,
que indican tres operaciones o acciones ejecuta-
das por los sustantivos Antonio, Juan, Luis.
El perro ladra. — El gato maulla. — El caballo
relincha.
También tenemos en estos ejemplos tres pa-
labras que espresan tres acciones ejecutadas por
tres animales.
42
EW^ JjrSTITUTO JV^CIOJT^Ij.
El zapato aprieta. — El látigo suena. — La mue-
la duele.
Las palabras aprieta, suena, duele, expresan
tres acciones producidas por tres objetos.
El hombre ama. — La mujer piensa. — El ene-
migo odia.
Las tres palabras ama, piensa, odia, son tres
operaciones del alma de cada uno de los sustan-
tivos hombre, mujer, enemigo.
Hai pues palabras que indican acciones i o-
peraciones del cuerpo o del alma, i en Gramá-
tica se llaman verbos. Acompaña al verbo una pa-
labra que espresa la persona o cosa que ejecu-
ta o produce la acción i se llama sujeto. Así en
los ejemplos citados, las palabras que vamos a
subrayar son los sujetos.
Antofíio corre. El perro ladra. F2 látigo suena.
Juan salta. FA gato maulla. La muela duele.
Luis baila. El caballo relincha. El hombre ama.
El zapato aprieta. La mujer ^xG-nsdi.
El enemigo odia.
Delante de éstos i de todos los verbos se
pueden poner pronombres: v. g.
Yo pienso, él enseña, tú corres, él corre, noso-
tros corremos, ustedes corren, ellos corren.
Luego el verbo varía de singular a plural.
Sin embargo, no puede decirse yo correr, tú
pensar, él salir, i así sucede siempre que el ver-
bo termine en ar, er, ir.
Todos tienen una de estas tres terminacio-
nes, i ellas sirven para nombrarlos; así compré
es una de las variaciones del verbo compi\ir,
temiste una de las del verbo temer, \ partirán
una de las del verbo /^/'/¿"r.
Lista de verbos en ar,
,, ,, en er.
en ir.
Señálense los verbos en la siguiente fábula.
EL PATO I LA SERPIENTE.
A orillas de un estanque
Diciendo estaba un pato:
¿A qué animal dio el cielo
Los dones que me ha dado?
Soi de agua, tierral aire:
Cuando de andar me canso,
Si se me antoja, vuelo.
Si se me antoja, nado.
Una serpiente astuta,
Que le estaba escuchando.
Le llamó con un silbo,
I le dijo: Feo guapo.
No hay que echar tantas plantas;
Pues ni anda como el gaiuo.
Ni vuela como el sacre,
Ni nada como el barbo.
I asi tenga sabido
Uuc !o importante i raro
No es entender de todo.
Sino ser diestro en algo.
LECCIÓN VIII.
VERBOS AUXILIARES.
Hai dos verbos, ser i haber, que no significan
acción alguna, pero que son considerados tales
por tener las mismas variaciones que los otros.
Se diceji^í? soy, til eres, él es, nosotros somos, vo-
sotros sois, ellos son, i yo he, tú has, él ha, noso-
tros hemos, vosotros habéis, ellos han.
Se ha visto, pues, que todos los verbos tienen
números, es decir, que varían de singular a plu-
ral. También que varian de terminación según
sea el pronombre que le acompaña. Estos pro-
nombres son yo, tú, él, en singular; i nosotros, vo-
sotros, ellos en plural. Yo, se nombra pronombre
de primera persona, tú de segunda i él de ter-
cera. El verbo tiene terminaciones acomodadas
a estas personas: v. g. yo quiero, tji quieres, él
quiere, nosotros q7í.eremos, vosotros queréis, ellos
quieren. Si dijéramos simplemente quiero, quie-
7'es, quiere, queremos, queréis, quiere?!, se sabría
por estas terminaciones a que pronoml^rcs se
refieren, i por lo tanto, no es necesario ponerlos
delante de los verbos.
Qué pronombres se suplen en estos ejemplos:
Voi a salir a la calle. Salen a pasear por el campo.
Quieres montar a caballo. Pasearemos en coche.
Obedeceréis a vuestros padres. Sé mi lección
perfectamente.
Cuando decimos yo como, yo comí, yo comeré.
espresamos la misma acción; pero en distintos
tiempos. En el primer caso indico que lo hago
al presente, en el segudo que lo hice en tiempo pa-
sado, i en el tercero que lo haré en lo venidero.
Asi el verbo tiene tres úiim\^os: pirsente, pasado i
ftituro.
Pónganse en presente, pasado i futuro los ver-
bos siguientes:
Romper. Quebrar. Sacar. Partir.
Leer. Escribir. Molestar. Tener.
Salir. Entrar. Coger. Comer.
Cuando el verbo se usa en estas terminacio-
nes ar, er, /r no indica tiempo alguno, como tam-
poco se refiere a ninguna de las tres [personas, ni
espresa singular ni plural. Si digo ívw/ív no mani-
fiesto ni quien lo hace, ni si es uno o son muchos
los que lo hacen, ni tampoco el tiempo en que se
hace. Dichas terminaciones indican solo el nom-
bre del verbo, i forman verdaderamente un sus-
tantivo, pues el conocer es necesario, el leer es útiL el
escribir es fácil, \';\1(; tanto como la conn'da es nece-
saria, la lectura es útil, la escritura es fácil.
Señálense los nombres, adjetivos, artículos, pro-
nombres i ver!)os en la siíniiente fábula.
KE. MJWSTMTVTp >^V/ (lOJWJl..
4;í
EL ASNO 1 SU AMO.
"Siempre acostumbra hacer el vulgo necio
De lo bueno i lo malo igual aprecio.
Yo le doi lo peor, que es lo que alaba."
De este modo sus yerros disculpaba
Un escritor de farsas indecentes;
I un taimado poeta que lo ola,
Le respondió en los términos siguientes:
Al humilde Jumento
Su Dueño daba paja, i le decia:
Toma, pues que con esto estás contento.
Díjole tantas veces, que ya un día
Se enfadó el Asno, i replicó: Yo tomo
Lo que me quieres dar; pero hombre injusto
^Piensas que solo de la paja gusto?
Dame grano, i verás si me lo como.
Sepa quien para el público trabaja,
Que tal vez a la plebe culpa en vano;
Pues si en dándola paja, come paja
Siempre que la dan grano come grano.
{Coní i Hilará)
lalvcz algunos niños pensaran que los ga-
ses no son impenetrables, por razón de ser tan
ligeros. Un experimento muy sencillo demues-
tra lo contrario. Tómese un frasco de vidrio,
de dos bocas; á una de ellas ajústese un em-
budo y á la otra un tubito encorvado, cuya
extremidad vaya á parar dentro del agua de uña
copa. Es claro que el frasco está lleno de aire,
que es un gas. Pichemos agua por el embudo;
inmediatamente observamos qu- por el extremo
del tubito se desprenden muchos glóbulos ó
burbujas d^í aire. Aí[ui sucede que. en virtud
de la impenetrabilidad, á medida que el agua
va cayendo al fondo del frasco, va expulsan-
LECCIONES
De Física ex pfr i mental precedidas de algunas no-
ciones de ^íccánica, para uso de los niños, por
el J)r. Darío González, Profesor de Mecá-
nica y Física en el luslítuto Xacio-
nal de (liiaíennda.
LECCIÓN n.
Propieoadf.s c;kxf,iíai.i:s de i.os cueri'o-^.
1. — ExtOllsioil. Todo cuerpo tiene cierto
tamaño ó tres dimensiones, que son: longitud, la-
titud y profundidad ó espesor; y por esto se
dice que es extenso. De consiguiente, la exten-
sión es la propiedad que tienen los cuerpos de
presentar tres dimensiones ó de ocupar un lugar
en el espacio.
S. -Iiu¡>eiietrabilicl»d ¿A quién pu-
diera convencérsele de que el espacio que un
cuerpo ocupa puede ser ocupado al mismo tiem-
po por otro? Esto es imposible: el puesto que
un niño ocupa en los bancos de la escuela no
puede ocuparlo á la vez otro niño. Esta pro-
piedad tan evidente de que el lugar ocupado
j)or un cuerpo no puede ser ocupado al mismo
tiempo por otro cuerpo se llama inipenetrabi-
lidad.
Los sólidos, los líquidos y los gases son im-
penetrables. En el lenguage común se dice^que
un clavo penetra en la pared; pero en reaU^ad
no existe tal penetración, pues el lugar qiíe o-
cupa el clavo no lo ocupan las partes de la pared,
las cuales se separan para dejar lugar al clavo.
CoinprcsilMlid.'id de los gase.';.
, do el aire, porque el lugar ocupado por este
I no puede ocuparlo el agua al mismo tiempo.
I He aquí otro experimento fácil de repetir, que
; prueba la impenetrabilidad del aire. Se toma un
I vaso, se le pega en el fondo, por dentro, un
pedazo de papel y luego se sumerge comple-
tamente boca abajo en agua. Se saca en segui-
da y se observa entonces que el papel no se
' ha mojado. Esto depende de que el aire con-
tenido en el vaso no ha permitido la entrada
del agua. Si estando el vaso sumergido se ta-
; ladrara por arriba, el aire saldría en burbujas y
j el agua subiría en el vaso hasta llenarlo y mo-
I jaría necesariamente el papel del fondo. Se ve,
I pues, que para que el agua penetre en el vaso
I es preciso que el aire desocupe el lugar.
No puede concebirse la existencia de un cuer-
po sin estas dos propiedades: extensión é im-
penetrabilidad. Por esta razón se las considera
como esenciales á la materia. Todas las otras
son secundarias como veremos á continuación.
44
EW^ IJVSTITUTO JV^ACIOJVJiW..
¿Qué niño no conoce las esponjas? Todos sa-
ben que las esponjas son unos zoófitos ó ani-
males plantas, que viven pegados en las rocas
cubiertas por las aguas del mar. Allí nacen,
crecen y se desarrollan y de allí las sacan y
las ponen á secar para destruir la materia gela-
tinosa viva que las impregna y aprovechar en se-
guida en diferentes usos la trama fibrosa ó ar-
mazón que queda. Pues bien, el estudio de una
esponja nos va á facilitar el de algunas propie-
dades importantes de los cuerpos.
íl. — €oiii]>resibilÍ4la,<l. Si apretamos
en la palma de la mano una esponja ob-
servamos que se hace tanto mas pequeña cuanto
mas se la aprieta. Lo que sucede con la esponja
se observa á diferentes grados en los otros
cuerpos sólidos, que por procedimientos conve-
nientes se pueden reducir á menor volumen.
Volumen de un cuerpo es su tamaño ó el con-
junto de sus tres dimensiones. Esta propiedad
de los cuerpos de reducirse á menor volumen
por la presión se llama compresibilidad.
Los líquidos son compresibles y esto se de-
muestra por medio de un instrumento que se
llama piezúmetro. En este instrumento se ve dis-
minuir rápidamente la columna de agua que
hay en un tubito de vidrio á medida que au-
menta la presión. Los gases son también com-
presibles. Si tomamos un tubo de vidrio, de pa-
redes gruesas, cerrado por un extremo é introdu-
cimos por el otro un émbolo bien ajustado, como
el de las jeringas, se observará que el aire con-
tenido con el tubo se reduce á menor volumen
tanto mas cuanto mas se empuja el émbolo. Es-
te pequeño instrumento lleva el nombre de es-
labón de aire, porque al mismo tiempo que S2
comprime el aire se calienta hasta el grado de
poder incendiarse un pedacito de mecha que se
adapta al extremo del émbolo.
Eslabón de aire.
'I. — I01a«fic*id5l«l. Sí después de com-
primida la esponja cesa la compresión, vuelve
en el acto por si misma á tomar el volumen
y forma cjue antes tenia, y esto mismo les su-
cede á todos los cuerpos sólidos que han sido
comprimidos. La propiedad de los cuerpos en
virtud de la cual recobran su volumen y forma
primitivos, tan luego que cesa la compresión á
que se les sujetara, se denomina elasticidad.
Los líquidos y los gases son perfectamente e-
lásticos; es lo que se nota en el piezómetro y
el eslabón de aire cuando cesa la compresión.
Hay cuerpos que son elásticos de otro modo:
cuando se estira un pedazo de hule ó goma elásti-
ca, vuelve á su primitiva forma tan pronto como
deja de estirarse. Una hoja de acero templado,
como la de una espada, se dobla y vuelve por
si misma á enderezarse. Las barbas de ballena,
el marfil, el vidrio reducido á hilos y otros mu-
chos sólidos poseen esta propiedad mas ó menos
marcada. Cuando se retuerce un resorte ó alam-
bre de acero y luego se le abandona á si mismo,
se destuerce y queda como estaba antes. Así,
fuera de la elasticidad por presión, que es ima
propiedad general de los cuerpos, los hay que son
elásticos por tracción, flexión y torcion.
*5. — l*oroi!iÍ<l:t<l. Los cuerpos no serian
compresibles sino tuvieran entre sus moléculas cier
tos espacios sumamente pequeños, que se llaman
poros, y que son mui visibles en la esponja, la pie -
dra pómez, las maderas, la piel, &. La propiedad
que tienen los cuerpos de tener poros se denomi-
WÁ porosidad.
A decir verdad los poros intermoleculares no
se ven como en la esponja; pero se concibe su
existencia para todos los cuerpos por el hecho
mismo de ser compresibles.
De la porosidad depende que ciertas piedras,
el papel sin cola ó de «straza, los tegidos de
lana, algodón ó seda, el carbón, la arena en
capas, y otros cuerpos, sirvan para colar ó fil-
trar los líquidos con objeto de purificarlos. Las
impurezas ó partículas extrañas que contienen
son mayores que los poros de los filtros y en
consecuencia se detienen en la parte superior
de estos al tiempo de la filtración, pasando so-
lamente las moléculas del líquido. De la poro-
sidad depende igualmente que las esponjas, el
azúcar, el yeso, las piedras, las cuerdas de cá-
ñamo ó pita, las maderas, se impregnen de
agua cuando se ponen en contacto con este lí-
quido, aumentando entonces de peso y de vo-
lumen.
O. — S>ÍY¡*^¡|>ili(i¡i4l. No hay cuerpo que
no pueda ser separado en partes mas ó menos pe-
queñas y á esta propiedad se le llama divisi-
bilidad.
h.! cuerpo mas duro de la naturaleza, que es
el diamante, se puede reducir á polvo fino. Los
líquidos y los gases son aun mas fácilmente di-
visibles (|ue los sólidos. Por razones de mucho
peso, los químicos admiten que la divisibilidad de
h materia tiene un límite. Las últimas partícu-
EW. 1J%\STITIjTO .WlCIOJWtí..
las incapaces de dividirse se llaman átomos, es
decir partes indivisibles.
ils prodigiosa la suma di\isibilidad de la mate-
ria. Pondremos algunos ejemplos. Cinco centi-
gramos de carmin ( i grano). disueltos en 5 litros
de agua (lo libras), comunican una coloración
bastante sensible á esta porción de agua. Lo
mismo sucede con otras materias colorantes, co-
mo las anilinas.el permanganato de potasa, &.
Para que una pequeña cantidad de materia co-
lorante pueda teñir tanta agua es preciso que
se divida y subdivida casi- al infinito.
Las materias olorosas esparcen en el aire las
partículas de que constan y son tan div'sibles, que
los físicos refieren el hecho d(.- que un pedazo de
almizcle, que habia producido sus emanaciones
durante 20 años al aire libre, no habia disminuitlo
sensiblemente su peso al cato de este tiempo.
Un admirable é instructivo ejemplo de di\ isibili-
datl nos piesenta la composición de la sangre de los
animales. La sangre está compuesta de una par-
te líquida que es el suero, en el que nada multitud
de partículas llamadas glóbulos. Una gota de san-
gre humana, que pueda suspenvli^rse en la punta
d<; una aguja, se calcula queccnlicne un millón
de estos glóbulos. Los glóbulos son de dos espe-
cies, rojos y blancos. Los rojos tienen en el hom-
bre la figura de discos lijeramente cóncavos por
sus dos lados, y su diámetro es de un ciento cien-
cu-enta avos de milímetro; unidos entre si for-
man rimeritos ó pilas como los que se ha-
cen poniendo pesos fuertes unos sobre otros
ó unos al lado de otros. Los glóbulos blan-
cos son esféricos, es decir en forma de bolitas
bien redondas. Se puede aun citar como ejemplo
de la extrema divisibilidad de la materia la exis-
tencia de los animales microscópicos. En ima pe-
queña gota de agua observada al microscopio se
ven millares de estos animalitos, bien organizados,
que se mueven con gran rapidez. Para obtenerlos
basta dejar en el agua por pocos días algunas plan-
senla también multitud de animaülos semejantes
á las an ¡juilas.
Glóbulos de la .sangro,
tas, que favorecen su desarrollo. El vinagre pre-
Anniialc^ uiicro.-^t'oincos en
una ¡lotita do aa'iia.
y.— TIovÍlÍílíl,<l«í ilierciSE. La propie-
dad fjue tienen los cuerpos de poder ser traslada-
dos de un lugar á otro se llama movilidad. Esta
traslación ó cambio de lugar se llama 7)tüvir,iicnto.
Cuando un cuer[)o no cambia de lugar se dice
que está en reposo.
Un cuerpo en reposo no puede moverse por si
mismo, ni pararse por si mismo si está en movi-
miento. Esta ineptitud de la materia en ambos
casos se denomina inercia.
Todas estas propiedades que hemos estudiado:
etxension, impeiwtrabilidad, compresibilidad, elas-
ticidad, porosidad, divisiHlidad, movilidad é i-
nercia, se llaman propieqj||les generales de los
cuerpos, porque se observan en todos ellos,
cualquiera que sea el estado en que se pre-
senten.
(Continuará.)
LECCIONE.S
Elemciítalcs de dibujo lineal al alcance de
los niños por M. II. Oitefra, injenicro to-
pdíírafo i profesor de Jeosratía políti-
ca-descriptiTa del Instituto Nacional.
El estudio del dibujo lineal es de la mayor im-
portancia para los niños, ya seacjue deban dedi-
carse al estudio de las ciencias naturales o mate-
máticas, o bien elijan el de las artes liberales o
mecánicas.
Para los principiantes he escrito estas leccio-
nes elementales que servirán, de base a ulteriores
conocimientos cuando se cursen las asignaturas
de Cosmografia, Geografía, Geometria &. i para
cuando se dediquen a ramos especiales como el
dibujo natural, arquitectónico, industrial, topográ-
fico &
El maestro hará que los niños se ejerciten pri-
mero, en pizarras o encerados: después sobre el
46
Ei^ ijysriTiJTO Jv^cioj\*»aL,.
papel solo con lápiz; i cuando hayan adquirido al-
guna práctica en el trazo de líneas i en la aprecia-
ción de magnitudes i distancias, dibujarán con el
auxilio de instrumentos i útiles que oportunamen-
te descrebiremos.
Educar la vista para comprender e imitar el or-
den i la armonía de cuanto vemos, es como edu-
car la intelijencia para comprender i para juzgar.
LECCIÓN I.
1. — Dibujo lineal es el arte de representar el
contorno de los cuerpos solo con el ausilo de lí-
neas, sin emplear sombras o colores.
2. — Cuerpo es todo olíjeto que podemos per-
cibir por nuestros sentidos, como un libro, un ma-
pa, una casa,
3. — El dibujo lineal estudia únicamente los
cuerpos de figuras regulares, derivados de formas
jeométricas,
4- — Estension es toda parte determinada del
espacio, como el lugar que ocupa un cuerpo, la
magnitud de un salón.
5,^ — Tres son las dimensiones de la estension;
su largo, su ancho i su grueso.
6. — Todos los cuerpos participan de las tres
dimensiones, pero algunas veces hacemos abstrac-
ción de algunas de ellas, según el objeto que nos
proponemos, i así decimos: una línea telegráfica, a
la que no consideramos ancho ni grueso: una va-
ra de lienzo, la que juzgamos con largo i ancho
i sin grueso. ^
7. — Llámase punto jeométrico la estencion con-
siderada en sus tres dimensiones en grado infini-
tamente pequeñas. Por eso se dice que el punto
jeométrico es el límite de toda estension.
8. — Una serie no interrumpida de puntos for-
ma una línea, luego la línea no es otra cosa que
la sucesión de puntos.
9. — En la figura i ^ . A, B i C. representan
tres puntos que se llaman: el punto A, el punto B,
el punto C.
A r> C
M-
ABCDEE &
Figura 2. '=^
IL — La reunión de muchas líneas, las unas a
continuación de otras forman una superficie, asi
como la reunión de muchos hilos forman una
tela, que supondremos infinitamente delgada.
(} II I J L M ]] C
A B C D E F & A D
Figura 3. =*
En la figura 3. ^ la reunión de las líneas AG,
BPi, CI, &. aproximándose suficientemente lle-
garán a formar una sola figura que llamamos el
plano ABCD.
12 — Por último; la reunión de muchos planos
constituyen un cuerpo sólido, como la reunión de
muchas hojas de papel, aunque las supongamos
muy delgadas, llegan a formar una gruesa resma
de papel-
Figura 4. ^
La figura 4 nos manifiesta que los planos AD,
BE, CF, &. puestos unos sobre otros, forman un
sólido AB.
(Conllnmnl)
Fisura 1 . ^
listos no son puntos jííométricos sino gráficos,
pues aun les podemos considerar largo, ancho i
grueso.
lo. — La fiugra 2 ^ nos repesenta una sucesión
de puntos A, B, C, D &., cuya proximidad pode-
mos suponer xA, que confundiéndose todos for-
men la linea IM. O.
riJESTfOXAlMO.
^— f.Q'"' ''•■- tliliujo liiu'al?---2.— ¿Qut- es un euorpo?
''j.—fXlwd' fiase (le cuerpos estudia el dibujo lineal? -4.
— ¿Que es estension? — 5.— ¿Cuáles son las dimensiones
de la estension? — G. — ¿Todos los cuerpos son estensos?
—"i — /;Qué es punto jeométrico?— 8.~<J, i 10.— ¿Qué es
linca i conio ?e considera orijnada?
11. -¿Qué
do i cémo lo
> supoi-Ucio?-
Miponenios ÍV:
1- — ¿Qué es cuerpo o sol i
inado?
EL GOMSTA.
El hermoso cometa que actualmente es objeto do
justa admiración para los que lian podido observarlo,
no debe ser otro sino el mismo que se vio en Ejipto el
(lia 17 de Mayo anteprúximo en los momentos en que
los astrónomos observaban el eclipse de sol. En esos
iiioüKMitos solemnes en que Mr. Lawrence, 8. Taccliini
i los domas astrónomos observaban con suma ansiedad,
el silencio del observatorio fué interrumpido por irri-
toi de sorpresa llamando la atención sobre un objeto
estraño. A la derecha del Sol i a distancia de un diá- .
metro solar, se vio un hermoso cometa con su núcleo i
su cola formando una curva i;asi tan brillante como la
KL. TJVSTITUTO JV.tCIOJVJiE^.
47
corona misma: cu lo mejor del eclipse el cometa pudo
observarse aun a la simple vista.
VA celeste viajero estaba entonces en su perihelio,
había llegado al máximum de su velocidad, i el exceso
de esta soobre la atracción solar, le obligó a sepa-
rarse del astro del dia doblando por la otra rama
de su inmensa órbita para regresar hacia las rejiones
celestes de donde ha venido. Al llegar al principio
del dia i término de la noche, se despojó de la luz del
Sol i se nos presentó en el Oriente espléndido i ma-
jestuoso con su arjentina i hermosa cauda.
El dia dos del corriente a las cuatro i media de la
mañana pudimos verlo por primera vez, aunque solo un
instíinte i sin poder tomar nota de su posición en el
cielo, por estar mui nublado el horizonte. El estado
del cielo no permitió repetir la oV)servacion sino hasta
el (lia siete a las cuatro de la mañana, que se dejó ver
en toda su plenitud.
El núcleo brillaba como una estrella de segunda
magnitud i estaba situado en la cstremidad este del
sextante, formando un triángulo equilátero con las
estrellas Régulo i el Corazón de la Hydra. La cola
se estendia hacia el Sudoeste hasta unos dos gra-
dos al Nordeste del Corazón de la Hydra, ocupando una
estíMision de 19 grados de largo i unos dos grados en su
parte mas ancha. Este cometa es mui notable por su
estiaoríKnaria brillantez, debida a su mucha densidad,
pues no |)ueden verse las estrellas al través de la cola,
porque no es trasparente sino en sus bordes i en la
estiomidad.
\"éase esta posición en el siguiente grabado:
núcleo del cometa i el Corazón de la Hidra formaban
la base del triángnlo, i Régulo ocupaba el vértice.
De aquí pudimos deducir que el cometa habia pasado
ya de su perihelio, que iba retirándose del Sol con mo-
vimiento retrógrado i que se dirijia hacia el Sudoeste,
a la constelación de la Hydra en la cual habia penetra-
do ya la cuarta parte de la cola.
Hoi 13 de Octubre salió el cometa a las tres i cuar-
to de la mañana, i aunque el cielo estaba nublado pu-
dimos observarlo lijeramente. La cstremidad de la co-
la que estaba a dos grados al Nordeste del Corazón de
la Hydra, está actualmente a la misma altura pero al
Sur de esta estrella; lo que prueba que al mismo tiempo
que el núcleo se dirijo hacia el Sudoeste, la cola vaji-
randa hacia el Sur al rededor del núcleo i siempre en
oposición al Sol. El triángulo isósceles está converti-
do ya en escaleno, i el tHorazon de la Hydra ocupa el
vértice del ángulo opuesto al lado mayor.
Este cometa no es ninguno de los nueve que se lla-
man periódicos, porque sus órbitas están calculadas
con mas ó menos exactitud i vuelven al mismo pun-
to del cielo ■ en épocas determinadas.
Por los datos que liemos recojido creemos que es-
te inesperado viajero, viene de las incógnitas i profundas
rejiones del esi)ac¡o, que quedan al sudoeste i mas
allá do los lejanos confines de nuestro sistema plane-
tario. Atravesó la órbita de la Tierra i penetró en nues-
tros dominios por el lado opuesto del Sol; i á favor
de la luz de este astro, pudo aproximarse sin ser visto,
con una velocidad asombrosa cada vez creciente hasta lle-
gar á su perihelio; en donde, como ya hemos diciio, fué
El comctn, el dia í» del corriente; a las 4 i 15 minnlos do la niañuna.— 10^ 58' 20" sobre el l.orizcute.
El dia nnovc pudo repetirse la nlservaninri. i el trian- vislo por primera vozá causa del eclipse observado
guio ci¡uil;ítcro se habia convertido yn en i^óscles; d Kjipto rn el observatorio improvisado en Sohng.
48
EI^ IJ\*STITUTO J%\itfri(ij%\mr.
iatio-ailo nuestro visitante de tan rápido viaje, rc^íresa
ahora caminando cada vez con mas lentitud, por lo que
creemos quede aquí a tres o cuatro meses podníii toduviu
conocerlo temprano de la noclie las personas que no pue-
den dejar la cama antes do la salida del Sol.
Condummios estos apuiilaiuicntos con al<?uuas ione-
rahdades. •
Los cometas son jx-i-cÍímics mas o menos consideraldes
(le materia pseosa, que recorren el espacio en forma de
luiuo, niebla o nubes; i dado el caso mni remoto de que
la 1 ierra tropezara con algún cometa, como va lia suce-
dido, no producirla mavor efecto que el (|i;l' iModucon
Jas nubes sobre las altas montañas cuando (i-opic/an con
cuas; ademas, nuestra atmósfera opondria una ic-isten-
cia_ poderosa, i como es mas don-a (,iie los MMiicías os
iniu dudoso que s¡ alguno de ellos licuase a ciiocar coaii-a
la Tierra, pudiera penetrar hasta su superíicie; lomas
probab e es que fuese retenido en las rojioncs mas eleva-
das de la atmósfera. Lo único que pudiera suceder seria
que la materia gaseosa del cometa fuera de malas condi-
ciones para la salud, i que impregnada de ella nuestra
atmosfera, sobrevinieran algunos enferinedades; i.ero es
d caso tan ren.ofo q.-e no merece la ¡.ena do i,reocnpar-
PO. I or modu, do cálculos mafcnaficos se !,a -Icmostra-
do que la prol,ah,li(lad <le(,ne in; comda Ik-nc a chocar
con la fierra cst:í en la razón do mío contnr2SHi(i(M!.;0.
Saxtos Toiu-.\o.
La dignidad 1:!Míi;¡ii:: c^ ¡iili,.ri-ii!,. .,i ;-,,i;,-- 1 • i^
jarla cond„.e a uao de doj .^suhadl; o 1S,;í^^^
convertir en venal i bajo al que pudiera ser homb H--
«0, o a herirla i sembrar en el corazón un odio i u,ra
^^í 0'"^ "perecen jamás. Hai centenares de v
sos en que un golpe injusto o un insulto hecho en la in-
Auicia han deja.10 duran-te toda la vida un leseuümi ■ -
to imborrable, i algunos eu ,:„c han ^¡¡o la ca r I
mera de delitos atroces. ' ■.,'..-
Ya pasó el tiempo del bárbaro priacL.Io ,1,> rnc h: 1
ira con sangre <nh-a- i,en vez de incultos, privaciones ¡ cas-
.ffc^ que degradan i desnaturalizan ai'uir.o. el a st -o
dei)e emplear los medios mas aricnaiados nar., .ü-iü, 'u
juventud i)or la c.nvic-;',., .^1 '(■. ■ i.Uuala
acond.-clcí:.,,,.!:,. ,,,!:,;¡;,J,;,;;;: '".¡f-'^'í
dosprestiilo i],. ||, i,:;;,,,¡v, : ■ r.''!'^ "^
práctic;i '(■; vaMo ,;;•; ''" '^"
inexorab!" mi '■! ¡ov
Pero ai -■:' <■:■'■:
lencia ¡,
nos de'
tros nc !' ,
E! macsi'po de escudíí,
pcisu
1U> sil
]io("!(i|--
SECCIÓN NORMAL. '
(Por Sanios Tonño.)
(Continúa.)
m. ;
Hemos dcmo-frado la importancia del Maestro ^]o
^^^'•>i<',a 1 la iiniK.riosa n-ccidad en que estamos de '■
nar aienos niacslros para emancipar a nuestro pne-
ii'o ,,, hi lirania.ie la ignorancia, que Tova con. i- ¡
el" /.'' í'^ '■'• ;'"",""^V ''".'■" ''^'"Plíi^ar por la indnsfria,
;i i..iiu,o I ,a_ abundancia, el luo-ar que hoi o.aipai, la
"'"""■'■<'!:k el_ VICIO 1 la miseria. Hemos dicho taicbien
que la a;!i.;)isi(-ion de buenos maestros Cii \iu'-< u-.v
"'-■ ''< un problema difícil, i ,p¡e para re..o¡vei-lo se
"^■''«■sita tiempo, traiiajo i constancia. V,,,.. |,¡,.,, ,.;,
"IOS a trabajar i a e.-p(a-ai-: pero nn.aili-a.s -anío Icii'ñcr ■
S'-un la i'cla-ojia mo,¡en,a n,,,l,,l : ,
'■' Ciía'aeion ,le l„s nTc,.- „
¡■:i inacst)-o no ,!el,e -er c
secundo padre a .¡ui^n la ei
l'-^nro. Si él i,i. „;(;,, |,,,,,,¡;¡^
<-orru¡,íor! pci-v-a ..,.' "|¡;',.a:!
1^0 consisto en la trnnra que ;
natío SOI- M, mejor consejero. Ama«i a ios enV.^ C,,, e--
to^solo les enseñaréis a amar, por que el amar es por sn
imuraleza eminentemente simpático i produce la renro-
^ ciclad Jí,l nino comprendo bien cuando es querido- leo
I en las miradas, en las maneras; reconoce en mil minueio-
1 sidades la solicitud piternal: su corazón se enternece a
I la vista de una benevolencia tan continua i sincera- se
ahciona involuntariamente al que io proteje. a él acudo
con alegría, por que en su maestro encuaitra un ami-
go. _ 1 ara esto, como ,se ha dicho, no es preciso hacer ni
decir mucho; no es necesario ni conviene estar mimando
a los alumnos, basta observar las ocasiones i saber aiu-o-
^ecaarias_p.ara dar a los niños pruebas do afecto de es-
timación ! de inter.is por su felicidad i bienestar
A la ternura mas perfecta que hai cu la Tierra, la
de la madre, ha confiado la Providencia el cuidado de
nar a la^ criatura humana la primera educación del co-
a'o'nn'^ 1. ^ '""''^':"' *^'''?" ''"'^''^ ^■^'' ''"'^-e influencia,
a ello, los toca continuar , „o,.feec¡onar la educación co-
menzada por los padres ,le ¡anrlia. Kii ios niños existe
el jermen de los afectos ben.-volos. i aunque débil i qni-
/i omito on los primeros años, tiende a desenvolverse
M i.nor (lo las relaciones qno se establecen entre el ni-
n. 1 las pe-sonas que lo rodean. Este desenvojvimien-
ro es pyco rapiuoen la mayor parte de los niños i qni-
.1 na -,io confranado por las circunstancias. Tal vez
maltratado por padres de mal carácter, abandonados
oos.le ia cuna, no han conocido el encanto de los afec-
tos de íamnin ^n este cas,o a los maestros toca suplir
las {altas de os malos padres, i proporcionar un leniti-
vo a los sufrimientos del niño.
Un maestro do infelijencia i de cora^.on, sabe inter-
pretar la- ;
tinento e
Irraou.,,.
lección procináad
bueu'is; a esto se
i con la sociedad,
liroaiiso, no debi>'
denfai. L, fVücid
lell
los niños i las formula en la .-,-
:«'w.iiliins a ser felices; he ahí Ja
^ '.líos! El maestro les dará esta
^c:i aptitudes i en.señándoles a .ser
ha comprometido con las familias
sino ha de cumplir tan grave com-
•í-píar cara-o tan delicado i trascen-
'I '■'■ !'»s n-ños, la de sus padres i
'!il de la jeneracioii venidera, de¡)onde oscl
I" '>- i i buena o mala educación que los mac
' ■ ■ ■ - mcíi a sus alumnos.
':t::nijra^
d. i ¡a 1.
m í^if íf ip^iiiiismi
Periódico «ledicado a la'difasion di! la Iiistriiccioii Primaviu i Secnudavi.
PUBMCAOO BAJO LA PROTECCTOX DFA. SkSOR JeNERAI, J, RüFTNO BaRRíOS.
Presidente de la República de CJuatemala.
Fundador i Editor, Santos Toruñc
Administrador, Edwin Rockstroh.
l^liiH. 4.
Guatemala, :(l <l« Octubre de lHH*i.
VOl
Iiifltu'ueia de la Tustmcciou primaria eu las
eostnmhres, en U\ moral ]>iíblica, cii la iu-
diisli-ia i en el düsarrolío jeneral de la pros-
peridad de los pueblos, por M. L. i G. V. A-
miinúte»^r.i.
(Coiilinúíi.)
lY.
Hemos mostraclo la influencia Je los rmliiientos mas
simples de la instrucción primaria en el desarrollo de las
facultades intelectuales del hombre. Vamos a manifestar
ahora lo que esos rudimentos pueden hacer por la mejo-
ra moral del mismo.
No puede decirse, liablan lo al>soliitamente, que el
mero conocimiento de la lectura i de la escritura liana al
individuo mas cumplidor desús deberes, mejor hijo, mejor
esposo, mejor padre, mejor ciudadano. Todo el que sabe
leer y escribir no es precisamente un lu'-roe o un santo.
Los certificados de esos estudios escolares no lian for-
mado hasta aliora, ni formarán en el [lorvenir, parte de
los espedientes de canonización.
Don Simón Rodriu;uez, el maestro de Siinon Bolivar, de-
cía que la lectura, la escritura i el cálculo no impedirían
que iiubiera salteadores de caminos, sino que habilita-
rían a estos para que llevasen por partida doble la cuenta
de sus latrocinios y¿salteos.
D. Diego José Benavento, en una discusión de la cáma-
ra de senadores, refiriéndose a esto mismo, ha observado
con mucha oportunidad que el insigne bandido Corrotca
entretenía sus ocios de la penitenciaria con la lectnra de
las prisiones Silvio Pellico; y que Justo Pastor Peña, el
asesino de don Manuel Cifuentes, sabia de memoria los
Misterios dcParis de Eiijenio Sue, pareciendo tener ade-
mas su tintura en algunas de las otras oliras litei-arias
que han sido mas famosas eu Francia durante los últi-
mos tiempos.
Asi como un gran número ile malvados ono saben leer
y escribir, puede haber también [)crsi)iias siiinanientc hon-
radas, estremadamente virtuosas, que no sean capaces de
distinguir el A de la B.
Pero los asertos anteriores no ])ruoban nada contra la
influencia bienechora do Iqíb ^eipenlos mas rudinicntalos
de la instrucción primaria Sfijí^'el carácter y conducta de
la jeneralidad de los indiv^úfe. No hay una panacea u-
iii versal e infalible |)ara las eófermedades del alma, como
no la hay para las enfermedades del cuerpo Está muy le-
jos de nosotros la pretencion de querer hacer representar
"a la instrucción primaria, en la hijienc y^aedicina mate-
rial al purgativo de hf^ Roi, al alcanfor de Raspail, al a-
gua de Priessnitz a las pildoras de Brandreth o de Ho-
loway. La instrucción primaria, antidoto poderosísimo,
remedio eficasisimo en muchos casos, no es ni un ])reser-
vativo inerrable ni un correctivo seguro de todos los vi-
cios i torpezas. No todo el que sabe leer i escribir está
armado de un escudo contra todos los impulsos de las ma-
las inclinaciones, contra todas las tentaciones del crimen,
como no todo el que está vacunado se halla forzosamente
libre de ser acometí*) por la viruela; pero todo el que
sabe leer i escribir tiene muchísimas mas garantías que
el ignorante contra la corrupción, como el que está va-
cunado se encuentra infinitamente mas asegurado que el
que no lo está contra el contajio de la peste.
La verdad de esta aseveración es evidentísima.
La asistencia sola a la escuela donde se enseñan la lee-
50
EI^ IJWSTlTr/TO jyJiCIOJVJil^.
tura ¡ escritura, i la dissiplina que se observa en ella, pro-
penden activamente a la educación del corazón de los
alumnos. Los niños, jeneralnicntc hablando, contraen en
la Escuela hábitos de orden, de sumisión, de trabajo con-
tinuado e incesante, que mas tarde no pueden olvidar.
En el taller, o en cualquiera otra parto, desplegaran las
mismas virtudes que en la Escuela. El alumno acostum-
brado a llenar sus deberes con exactitud, a desempeñar
una tarea cada dia, a sufrir un castigo sino cumple con
ella, a recibir un premio si se porta con la constancia i
aplicación debidas, será con toda probabilidad un indivi-
duo honrado, que no faltará nunca a su palabra, que eje-
cutará sus obras con método, que no se dejará arrastrar
por la pereza que se eyfortará por imprimir el sello
de la perfección a cuanto galga de sus manos.
Esta preparación moralizadora es un cxelente novicia-
do para la vida. Pues la Escuela dá todavía a los que
k frecuentan alguna cosa mas, la lectura i la escritura,
esos dos instrumentos de valor inapreciable que produ-
cen el desenvolvimiento de todas las facultades del espí-
ritu. Ese cultivo intcletual que el hombre saca de la
Escuela es lo que mas contribu)'e a la mejora de su ca-
rácter í a la morijeracion de sus costumbres.
La virtud no está reñida con la ciencia. ¿Qué seria
de la moral sí fuese un absurdo que necesitara el ampa-
ro déla ignorancia, la protección del embrutecimiento?
¿Para qué nos liabrá dado Dios la íntelijencia si su per-
feccionamiento había de ser un mal, sí el individuo ha-
bla de ser mas malvado a medida que fuera siendo mas
sabio? Hai opiniones que no merecen ser discutidas, hai
paradojas que no son dignas de una refutación. El buen
sentido mas vulgar bastaría para esplícar a los que pre-
tendiesen que la ignorancia es la condición de la virtud,
i que el hombre es mas honrado mientras mas se a( cr-
ea 8, las bestias.
Cuanto mas instruidos son los individuos, tanto mas
conocen sus deveres í sus intereses.
Cuanto mas instruidos son, tanto mas capases son
también de comprender las ventajas que se ligan al
cumplimiento de nuestras obligaciones.
Cuanto mas instruidos son, tanto mas perciben las
penas inherentes a la violación de las leyes.
Asi la instrucción no es el obstáculo, sino el apoyo de
la virtud. La lectura i la escritura, en vez de ser los
adversarios, son los sostenedores de la moral. El hom-
bre que conoce el alfabeto, i que sabe consignir sus pen-
samientos en el papel con la pluma, está mas próximo a
ser honrrado que malvado, no solo porque el aprendizaje
de esos dos ramos es la condiccion de todo desarrollo
inteletual, sino también porque ellos son por si mismos
preservativos contra la corrupción de las costumbres.
El que sabe leer tiene en este conocimiento un auxilio
para ahuyentar el fastidio sin recurrir á diversiones ve-
dadas o perjudiciales. La historia de una gran nación, la
biografía de un hombre célebre, un viaje por una comar-
ca que llama la atención a causa de su orijinalidad o de
sus adelantamientos, la relación de una aventura intere-
sante, ocupan la imajinacion y libertan de malas tentacio-
nes. La taberna estaría menos poblada si la escuela fuera
mas concurrida. El juego la dixoluccion y la embriaguez
no harían tantos destrozos en las masas, sí el hombre su^
piera pedir a un libro el placer que busca en los vicios mas
degradantes, muchos por matar el tiempo se entregan a
esas pasiones brutales, en fuya satisfacción pierden el di-
nero, el honor y la vida y frecuentemente el dinero y la
vida de una mujer y de sus hijo-!. Easeñcmosles a leer pa-
ra evitar'su ruina y la de su familia.
La posesión de la escritura no es menos favorable a la
moralidad pública que la de la lectura, nos sobrarían los
ejemplos para manifestarlo; pero por tener demasiado
largos, nos contentaremos con presentar únicamente dos.
Vamos a tomar el primero de un célebre autor inglés,
Mr. Makintosh.
"He tenido durante mi residencia en la Lidia, dice
esto, frecuentes ocasiones de comparar la conducta de
hombres que habian tenido la desgracia de no recibir edu-
cación, con la conducta de aquellos que, habiendo apren-
dido a escribir, se hallaban en estado de mantener corres-
pondencia con su familia Esta sola circunstancia contri-
buía eficazmente a alimentar en simples soldados, en ma-
rineros groseros, sentimientos de honor y disposiciones
virtuosas, mientras aquellos que se encontraban en la
imposibilidad de ponerse en comunicación directa con sus
amigos ausentes, perdían la influencia deesa vijilancia
mutua y de esa responsabilidad moral operada por la
presencia invisible de personas queridas, que son frenos
saludable*, fuentes de orden, de cconomia y de pudor; y
se abandonaban a una indolencia destructora de toda
reserva, y de todo respeto por si mismos, desconociendo
la necesidad de adquirirse una buena reputación."
El segundo de los ejemplos que hemos ofí-ecido so re-
fiere a una materia que, aunque muy diversa de la an-
terior, no es menos in)portante y jeneral. Si todos los
habitantes de la nación supieran escribir, podria exijir-
se que todos los contratos y muchos de ios actos mas
graves y delicados de la vida civil fueran formulados
en documentos escritos, que contendrían la espresion de
los datos fundamentales y la especificación de los dere-
chos y deberes de las partes.
Semejante práctica prestarla garantías á los débiles,
introducirla la exactitud en las costumbres públicas, ase-
gurarla la relijiosidad en la ejecución de los pactos, qui-
tarla á la mala fé un gran número de sus pretestos in-
cidiosos, y evitarla la sustanciacion de muellísimos liti-
jiop. Sobre todo proporcionaría un exelente arbitrio
para adoptar un sistema conveniente de pruebas judicia-
les, que solo diera cabida en justos y reducidos limites
á la prueba de testigos, poniendo asi termino auna mul-
titud de abusos y de maldades. "No hay para que decir
la facilidad con qdií"por medio de declaraciones juradas,
dice el mensaje que anunció á las cámaras chilenas la
presentación del proyecto de código civil, pueden impug-
narse y echarse por tierra los mas lejítimos derechos.
Conocida es en las poblaciones interiores la existencia
de una claí-e infame de hombre-^, que se labran un medio
cambio de subsistencia en la prostitución del juramento.
Algo tímidas parecerán 1)ajO este punto de vista las dispo-
siciones del proyecto; pero se ha recelado poner trabas
á la facilidad de las transacciones, y se ha creído mas pru-
dente aguardar otra éjwca en que, jeneralizado por to-
das partes el uso de la c-critura, se pueda sin íncoveníen-
te reducir á mas estr clios limites la admisibilidad de
la prueba verbal." Como se ve por la cita anterior si
el arte de la escritura hubiera estado entre nosotros tan
difundido como debía ser, habríamos principiado á go-
zar los beneficios de esa limitación de la prueba por tes-
tigos, que, según el mismo mensaje es ya antiguo en
Francia y Portugal, donde ha producido saludables e-
fectos.
Siendo la escritura en cada individuo no solo una ha-
bilidad científica é industrial, sino también una garantía
de que cumplirá fielmente sus compromisos, no puedo
ponerse en duda la influencia inmensa que ella debe e-
jerccr sobro la moralidad i)ública.
(Continuará.)
EL, IJVSTITUTO JY^CIOJV^L,.
NOCIONES
De Cosmoj^rafía y Jeografía
Física,
ESCIRTAS PARA LOS NIÑOS.
For Santos Toruno, Director cJellnstUuto Nacional de
Guatemala.
(Continúa.)
LECCIÓN VI.
DiMKNSIONES DE LA TlKRRA.
Hemos dicho i demostrado que toda circunfe-
rencia grande o pequeña se considera dividida en
360 partes iguales llamadas grados. Por consi-
guiente, un grado no tiene una medida determi-
nada, sino que su lonjitud depende de la magni-
tud de la circunferencia. Si suponemos que un
círculo tiene 360 millas de circunferencia, un grado
tendrá de largo una milla cabal; pero si el círculo
fuere mayor o menor, la lonjitud del grado tam-
bién será mayor o menor. Apliquemos este prin-
cipio a la medida de la circunferencia de la Tierra:
Para ello, tomemos dos lugares que estén distan-
tes uno de otro i en el mismo meridiano.
Colocando dos observadores uno en cada lugar
con instrumentos exactos, en un dia determinado
i a una misma hora de la noche, podrán observar
una misma estrella en su paso por el meridiano;
midiendo en el mismo instante el ángulo que
forma la visual tirada a la estrella con la vertical
cjue pasa por la cabeza del observador. Supon-
gamos que uno de los ángulos valga siete grados
i el otro cinco. Kn este caso, los dos puntos del
meridiano celeste cjue determinan el zenit de los
Las dos verticales que pasan por los pies de
los observadores, interceptan dos grados en el
meridiano terrestre, como se ve también en la
figura. Midiendo la distancia que hai entre los
dos observadores, se obtendría el valor de los dos
grados en unidades lineales; i tomando la mitad
de este valor, tendríamos la lonjitud de un gra-
do terrestre, que es de 20 leguas marinas o de 2 5
leguas comunes. Multiplicando, pues, el valor
de un grado terrestre por 360, resulta que la cir-
cunferencia de la Tierra tiene 7200 leguas mari-
nas o 9000 leguas comimes.
En Jeometría se deniuestra que la relación de
la circunferencia al diámetro es de 7 es a 22.
Por consiguiente, para encontrar el diámetro de
la Tierra formaremos la siguiente proporción: sí
a una circunferencia 22 le corresponde un diá-
metro 7, a la circunferencia de la Tierra que es
de 7200 leguas, le corresponde un diámetro de
2291 leguas. Formando la mitad del diámetro te-
nemos el radio de la Tierra, que es de 1 146 le-
guas.
También se demuestra en Jeometría que la
superficie de una esfera se encuentra multipli-
cando la circunferencia por el diámetro; de mo-
do que si multiplcamos 7200 por 2291, tendre-
mos la superficie del globo que habitamos, que
es de 16.465,200 leguas cuadradas.
Finalmente, la solidez o el volumen de una 'es-
fera se encuentra multiplicando la superficie por
la la tercera parte del radio; i en consecuencia,
si multiplicamos la superficie de la Tierra por la
tercera parte de su radio tendremos su volumen,
que es de 6,30i.i66,40o31eguas cúbicas.
Las dimensiones de la Tierra espresadas en
medidas del sistema métrico, despreciando las
fracciones, son;
Circunferencia 40,000 kilómetros
Diámetro 12,712 id.
Radio 6,35(5 id.
Superficie 508.480,000 id. cuadrados-
Volumen 1.077,296.23(1,800 id. cúbicos.
Por el cuadro anterior se ve que la superficie
de la Tierrra tiene mas de 500 millones de kiló-
metros cuadrados, que hacen mas de ló millones
de leguas marinas cuadradas; i la solidez o su vo-
lumen tiene mas de un billón de kilómetros cú-
bicos que hacen mas de 6 mil m¡llones[de leguas
cúbicas.
( Continuará.)
observadores, estarán a la distancia de dos gra-
dos uno de otro, como se ve en este grabado.
52
r.f, JJVSTITJITO JV^CIOJV»ltj.
ELEMENTOS
IHí I^A I^ENtíllA INGLESA,
Para vso de hsahinmos íM Instituto Nacional
(le Guatemala.
PRIMER eiJRsO.
(Continúa.)
SlíVEATlt I^ESSOIV.
VOCABULARY.
The gla8s, el vofio.
The cup, la taza.
The nieat la carne.
Tlie salt, la sal
Tlie silgar, el azúcar.
The -vs-ater, el agua.
The bread, el pan.
The paper, ef jxtpel.
The pepper, la pimienta.
TXiGmWk, la leche.
The iiik, la tinta.
The gun, el fusil.
Protty, bonito.
\Jg\y' feo.
Handsome, fine, hermos >.
New, nuevo.
Oíd, viejo.
Useful, {itil.
It, lo.
I have it, yo lo tingo.
I have it not, yo no lo tengo.
The Liittcr. /a mant<qnilla.
Tlie cheesc, d queso.
The coffoc, el ci'/é.
The tea, el té.
Tiic cliocolatc, le chocolate.
The hattor, el sombrerero.
Tlie baker, el panadero.
The taih)r, d sastra.
The sailor, el marinero.
The ncighbor, el vecino.
The captain. el capitán
Tlic biittei-fl3-,?a mariposa.
Uscless, ináfiJ.
0\>cdie.ut, obediente.
Pisobedient, deso'e'üe te.
Glad, alegre, eontnto.
Forrowfiil, triite.
Tlieni, los, las.
I liavc tiiem, yolos tengo.
I have theiu not, nolos ten-
go.
EXERCISES.
I have tlie good gla?s — Yon havothc bad cup. — Has
my brotiier the good nicat.''— Yes, sir, your brotlier lias
thegoodineat.— Who has the sal t:-*— Yon r niece has the
salt. — Has not your grand-father my silgar? — No, sir,
niy grand-fatlicr lias not your sugar.— Has John the fine
water? — Jolin has not the fine water. — Have yon not the
cid bread? Yes, sir, I have it. — Has this man yonr new
paper? This man has not my new paper. — Has that oíd
wonian pur paper?— This oíd woman has not your paper.
Which ink has my cousin? Your cousin has my ink. —
Who has the oíd guns? My neighbor has them.
II.
Es útil esta libro.'* — Si, señor, este libro es mui útil.
— Es inútil ese fusil?— No, Señor, este fusil no es inútil.
—Quien tiene una mariposa bonita? El sastre tiene una
mariposa bonita.— Tiene Ud. la buena mantequilla?—
Tengo la bnena mantequilla — Tiene él mi buen queso?
El no tiene su buen queso de Ud.— Qué café tiene el som-
brerero? El sombrerero tiene el feo café.— Tiene mi her-
mana su hermoso té? Ella no lo tiene.- Tiene esta mu
jer el liuon cliocolale? KUa no ti
pero tiene iii Inicua carne.
III.
aicii cliocolafc;
CoNvERSATiON A.— Has the captain a prctty butter-
fly? Have tlicy my water and bread?— Have we your
good paper?— Which ink have you?— Have not' my
ncigiibors a good horsc?— Have you the niilk and the
buttor? — Who has the bread and theciieese?— Is this man
my fatlier? — Is that woman my motiicr? — Are thosc iiou-
ses vcry large? — Are tliose gardens vcry Miiall?- Is tiiis
glass for John? — Is that apple for Mary? — Is that oran-
ge for tiie sailor?
IV.
CoNVEUSATinv B.— AVhat has tlio biilor?— Wliat hn^
the baker.^— AVliat has tlie liattor?— What lias tiie cap-
tain?— What lias niy neighbor? — Is your dog ]n'etty? —
Have you inany oíd guns? — Is yonr íiorse ugly?— Is not
this honse fine? — How many new lioiises have those men?
r— Is not tliis book useful? — Have I not a úseles hoy?—
Are your son*; obodient? — Is this boy disobedient? —
Are you not glad?— Are they vcry sórrowful? — Have
you not my new hat? — Have you it? — Have you not it?
— Have tíiose men their glasscs? — Have we them?
—Who has them?
CoNVERSATfON C— Whcrc are mv parcnts?-
rcuts in their gai-den? — Are not my parcnts
rdeii? — How many soiis has tiiis jioor woma:
is poor woman many daughters? — Has not t
«ornan many daughters?— Who has my oíd hat.— » ii<>
has my new book?— Have my úneles many pretty dogs?
— Have not your aunts four large houses?-Whi ro is my
cousin? — Who isyour nepliew? — Wliere i.-¡ our niece.'' —
How many new book
ny pens?
lave those bovs?-
nicce.'' —
Have thev ma-
EIGIITII i.i:sso\.
VOCAnUL.UÍY.
Hat, sombrero.
I'nper, papel.
Paper Iiat. sombrero de papel.
Fish, pescado.
Sea, mar.
Sea-Fish, pesrndmle tiinr.
Parlor-door. pherta de sala.
Straw, paja.
Straw-liat, sombrer" di ])a¡a.
Thread. hilo.
T!lread-stockinL^ vidlia de
litio.
Silver. plata.
Silver spoon. ciuhaia de pía
ta.
Wool, lana.
WooUen, d'- lana.
Earth, tierra.
Earthen, de tierra.
I have the wooden table,
tengo la mesa de madi ra.
Jlaster, maestro.
School, e-fífc/t'.
Sciiool-mastcr, maestro de
eni'uehi.
Door. pnrrtu.
V-.uhn-.salo.
Silk-stockiii!,', media di- si'-
da..
Lcatlicr. rn/rW.r:».
Li>atKer -sime, zafndo de
lorilolmn.
Si;k glovcs. gnautes de
Wood, madera.
Wooden, de madera.
Gold, oro.
Goldon, df oro.
You have the wool! en
stockings, U(/. tieiic la
midias de lana.
EL, MJVSTITVTO JV^CIOJY^L,.
53
A pound of sugar, tina libra A bottle of wine, íma bo-
de azúcar. tella de vino.
A «ílass of water, nn vaso de A piecc of breatl, un peda-
agua, zo de pan.
A cup of tea, una taza de té.
EXERCISES.
llave j'oii niy silver fork? No, sir, I liavc it not. — Wlii-
ch pen havo you? I liave my fine goklen pen.-Whicli spoon
haveyou? liiave tnysilver spoon. — Have yon my woo-
den talile? I liave it not. — llave you your tliread stoc-
kiiig? I llave it not. — Whicii stockiug haveyou? I liave
my .silk stockinsr. — AVliic-h liat liave you? I havc your
fine paper liat. — Havo you your straw liat? I have it not.
Wliicli liandkercliicf have you? I have my silk handker-
chiof. — Wiiich stockings have you? I have tlie woollen
stockings- — Which shoe havc you? I have the leather
shoe — Have you the wooden gun? I have it. — Which
boot have you? I havc the pretty leather boot.
II.
Tiene Ud. mi chaleco de seda? No, señor, no tengo su
chaleco de seda; pero tengo su sombrero de paja. — Tie-
ne él sus guantes de cuero? No, no los tiene. — Tiene es-
ta mujer un pañuelo de seda? Si, ella tiene' unjpañiiclo
do seda. — Tiene vuestro abuelo un tintero de madera?
Tiene un tintero de plata. — Tiene -mi hermana" su dedal
de oro?. No. ella no tiene su dedal de oro, sino de plata.
■ — Tiene sueño mi hijo? No, señor, no tiene sueño, pero
tiene hambre — No tiene él sed? Si. señor tiene sed i
hambre. — Tiene él fr o o calor? No tiene ni frió ni calor.
Tiene vuestro hermano miedo o vergüenza? No tiene ni
miedo ni vergüenza.
III.
Co\VK:H.\TroM A. — Ilive you my paper hat?. — llave
you not iny paper iiat? — llave we the sca-fish?— llave
\ve not sca-fish? — Ila.s tlie school-mastcr any good book-?
— Has not the school-mastcr any goo<i books? — Is the
parlor-door new?— Is not the parlordoor now? — lias
my brother a straw hat? — Has not my lirother a straw
liat? — Has your sister my thread stockings? — Has not
vonr sister mv throad stockiiiírs? — Has this woin:tii a
silk hankerehicf.'—Ifa^ not this Woiu-.ui a silk lian.ikoi-
chior.'
IV
Co>f VEiis ATiox I). -Have those boys their leather sho-
c ? — ^Have not those boys their leather shoes?— Has she
a silver spoon? — Ha>s!ie not a silver spoon?— Wlio has
my silk gloves? — Have you my woollen stockings?—
Has my motiier a wooden tablc?— Has not mv mother a
wooden tablc? — Has Mary a goldcii |)en?— llave you a
]>ouiid of sugar? — Have j'on not a pound of sugar? —
lías this man a bottle of wine? — Has not this poor man
a bottle of wine?
CoN'vEns.\TioM C. — Have you the paper? — Have you
not tlie paper? — llave you my dictionary? — Have yon
not my dictionary.^ — Have you the pensil.^ — Have you
not the pensil? — Have you the atlas?— Have you not
the atlas? — Have you the penknife?— Have you not the
penknife?— Havc you the copybook?— Have you not
the copy-book? — Have you the inkstand? — Havc you
not the inkstand? — Have you the desk? — Have you not
the desk.'' — llave you a good book? — Have you not
good book?— llave you the bench? — Have you not the
bcnch?
(Confimiard).
INTRODUCCIÓN A LA HISTORIA UNIVERSAL.
Escrita para los 7iiños, por E. Clodd.
(Continúa.)
IX.
Primeros pastores, labradores t
comerciantes.
De un salvaje vagabundo, .áspero i de descuidado cabe-
llo, manteniéndose de raices, o agazapándose detras de
las rocas o de los árboles para echarse sobre su presa,
incierto cada mañana de conseguir su alimento del dia,
antes que llegase la noche, el hombre se convirtió en
pastor reconociendo no solo la grandeza de la tierra so-
bre que habia sido colocado, sino también comprendien-
do confusamente su superioridad sobr« las bestias del
campo i sobre las aves del aire.
Algunos de ellos, viendo cuan íitiles er;in cierto.s
animales por la leche i carne que proporcionaban co-
mo alimento, i por sus pieles que podian ser conver-
tidas en suaves vestidos, principalmente la de los jó-
venes, aprendieron a domesticarlos i reunirlos en ma-
nadas o rebaños, a las que hacian cambiar amenudo
de lugar en busca de buenos pastos. Estos hombres
fueron los primeros pastores; pasaban una vida nóma-
de, f errante) i habitaban en tiendas que mudaban fá-
cilmente.
Así fué como vivió Abraham miles de años hace,
i así e? como aun viven las tribus herrantes de Arabia
i de otros puntos.
Mientras algunos amaban la vida de pastores, otros
se establecieron mas fijamente haciéndose labradores
o cultivadores de la tierra. La palabra tierra significa
arado.
Los instrumentos de piedra de sus antepasados eran
inútiles para desempeñar ese trabajo, i se necesitaron
otros hechos de los metales mas duros i mejores. I
como vivían en un lugar fijo, no se conformarían con
tener por habitaciones las chosas de trozos de inade
ra de la Edad de Piedra, o las tiendas de los pasto-
res, sino que construían mejores casas, i liarian en
ellas pesebres para sus ganados i almacenes para sus
granos.
Los dias claros serian aprovechados en sus labran-
zas, i es de creer que les agradara emplear en ellas
a otros que pudieran construir sus casas i hacer sus
instrumentos. Así, uno después de otros diferentes por
profecíoncs surjian entre ellos, que les conduciría auxi-
lios i provechos mutuos: así se formarían los caseríos,
i así también estos se convertirían en aldeas, i las
aldeas en ciudades.
Las diferentes clases dc jentes se unirían para de-
fenderse de sus comunes enemigos: así aprenderían to-
dos el arte de la guerra, o escojerian los mas va-
lientes o fuertes de ellos para construir el ejército que
defendiese las tierras i proi)iedades de la comunidad.
El mas sabio i justo de todos fué escojído para for-
54
mi, IJVSTITUTO jvaciojv^i,.
mar las le3^cs que el pueblo acordaba para su pro-
pio bien; porque los celos i malas pasiones domina-
ron a los iiombrcs en sus primeros dias, como le do-
minan hoi, causando esas desoladoras guerras que
lian oscurecido muclios puntos luminosos en la histo-
ria del género liumauo. Ciertamente los labradores
i los habitantes de las poblaciones estarían inclina-
dos a disfrutar una vida pacifica i tranquila, pero no
sucedería lo mismo a los jefes de las tribus erran-
tes que vcndriau seguidos de sus partidarios, ])as
tores i ganados a obtener por la fuerza los objetos
que estimulaban su codicia.
No queremos decir con esto que fuesen ellos siem-
pre los culpables, pero entre ambos partidos es pro-
bable qneel suyo estuviese siempre mas dispuesto a
promover una riña. Algunas disputas surgirían con
respecto á la propiedad de las tierras: los nómades
que amaban la holganza de la vida pastoral mas que
el duro trabajo de los constructores de casas o de
instrumentos, querían participar de los buenos frutos
que los labradores hacian producir a la tierra, o desea-
rían Jas brillantes i afiladas armas fundidas por los
trabajadores de metale?, i, con cualquier motivo, la ''m -
la sangre" como se dice vulgarmente, se encendería, i la
terminación seria una lucha cuerpo a cuerpo. El mas
fuerte vencería al mas débil, se apoderaría de su tierra o
la dejaría arrasada, i haría sus esclavos aquellos pi'isio-
neros que pudiera utilizar. Era esta una edad como otras
posteriores, en que la ternura de sentimientos no domi-
naba el corazón del hombre, i)ero en que tampoco eráos-
te dominado por la sed de oro: la dura lei que entonces
existia era la siguiente:
"El que pueda cojer una cosa la cojera, i el que tenga
fuerza la conservara."
Mas las gueri-as tienen su término, i los hombres com-
prenderían que, después de todo, era mejor vivir en paz i
amistad. Empezaría el comercio: la tierra daría al la-
brador mas fruto del que él necesitaba, i este se alegra-
ría de traficar con aquel, dando una parte al pastor en
cambio de su ganado, i otra por sus instrumentos al que
trabajábalos metales, resultando de estos cambios un be-
neficio nu'ituo.
Como el tráfico crecía, se pensó que era embarazoso e
inconveniente llevar los efectos de lugar on lugar, espe-
cialmente si eran poco solicitados: i entonces acordaron
establecer alguna cosa que fuese fácil de transportar,
constante en su valor i que, si se conservaba, no se echase
á perder. Asi, en cuanto pudieron fabricaron pedazos
de metal, que primero fueron monedas de bronce, i des-
pués de oro i plata, las cuales, siendo mas escasas, tenían
mas valor. _ Sabemos por las pinturas de Tébas, i por la
historia antigua, que estos dos metales eran tenidos como
riqueza desde tiempos mui remotos. El Génesis dice que
Abraham había sido mui rico en ganado, en plata i oro.
La palabra " pecuniario " que se usa al hablar de la ri-
queza de algún hombre, viene de lo palabra latina "pe-
cus " que significa " ganado," i nos manifiesta que en los
primeros tiempos la fortuna de un individuo se calculaba
á veces por el ganado que poseía.
Digamos algo ahora acerca del lenguaje, de la escritu-
ra i de la contabilidad.
X-
Ignoramos de que manera adquirió el hombre el don
maravilloso del lenguaje, i en vano han tratado de ave-
riguarlo los sabios de vai ias épocas.
El mismo Dios que favoreció al hombre, con órganos
adecuados para producir tantos sonidos diferentes, le
dio también la facultad de crear nombres para las cosas
que no veia, i palabras para espresar sus pensamien-
Existen algunas de estas de que podemos darnos una
esplícacion; tales son las que imitan sonidos, como cuan-
do decimos " el tic-tac del rleoj " " el cu-ck del gallo, "
etc., pero estas solo csplican una reducida jiorcion del
gran número de ])alabras que constituyen una lengua,
i que provienen de raices demasiado profundas para que
podamos desentrafiarlas.
El hombre tenia al principio ])ocas i mui cortas pala-
bras, i al espresar sus pensamientos hacia mucho uso de
los signos, o "lenguaje de acción." También nos servi-
mos hoi de este, i lo em])leamos cuando movemos la ca-
beza para significar ?io, cuando la inclinamos para decir
si, i cuando estrechamos las manos a otros en testimonio
de amistad, i este empleo será aun mayor si viajamos
por un país cuyo idioma no sabemos.
Hay pocas cosas qne no pueden ser esprosadas por
signos o gesticulaciones, i entre los antiguos se dieron,
i aun hoi se dan, representaciones teatrales llamadas
pantomimas {imitación de iodos las cosas) en las cua-
les no se empleaba la palabra sino enteramente por
la acción i el gesto, o sea la mímica.
Se refiere un cuento de un rei que se hallaba en Roma
en tic npo del emperador Nerón, i que habiendo visto la
maravillosa mímica de un actor, pidió a aquel le cediese
estecomoun presente, a fin de hacer uso de él cuando tu-
viera que entablar negociaciones con naciones cuyo idio-
ma ignoraba. Iloi tenemos tantas palabras que apenas
necesitamos valemos de los signos.
Asi como se supone que las diferentes razas de hom-
bres descienden de una sola familia, asi también se cree
que los diferentes idiomas que ellos hablan provienen del
mismo oríjen. Se reconocen a estas tres fuentes princi-
pales, al hablar de ellos tendré que citar algunos nom-
bres de difícil pronunciación.
Hace algunos años se creía qns el idioma Hebreo,
en que fueron escritos los libros sagrados de los ju-
díos, que conocemos con el nombre de Viejo Testa-
mento, era la madre, por decirlo asi de las otras len-
guas; mas por el estudio de algunas palabras i>i-imi-
tivas, se ha comprendido depues que:
1. El Sanskiito. en que se escribieron los libros sa-
grados de los Brahmanes, i que se hallaba aun
en tiempos de Salomón i de Alejadro Magno, pero
que es una lengua mnerfa, o que no ^e habla hace
mas de dos mil años: El Zenda, en que fueron escritos
los libros sagrados de los Persas, o adoradores del
fuego.
El Criego, o idioma de la Grecia.
El Latin. o idioma de los antiguos romanos,
i casi todos los demás idiomas i dialecto-* hablados en la
India i on Europa son hijos de la familia Indo-Europea
o Arííina.
El lenguaje usado por esta nos enseña que era conocido
entre ellos ],el arte de arar i de construir caminos" el de
coser i tejer, el de hacer casas i decentar hasta ciento "
Los lazos de padre, madre, hermano i hermana eran res-
petados entre ellos, i daban a Dios, que "es Luz" el nombro
de Deidad con que aun se le invoca en las iglesias cris-
tianas i en los templos de los Indos. Esa palabra viene
de otra mui antigua con que aquel pueblo designaba el rie-
lo, i que mas tarde se aplicó a El que habita en él. "Mas
allá del Sol, de la Luna i de las estrellas i de todo
lo que está sujeto a mudanza se halla claro el cielo azul,
el ilimitado firmamento del cielo." Allí es donde el hom-
bre en todas épocas ha colocado la mancion de Dios que
es la Luz i en la cual no existen tinieblas.
2. La segunda división de las lenguas comprende el He-
breo: t-l Árabe, en que fué escrito el Koran o libro
sagrado de los Mahometanos, i las lenguas de los
antiguos Fenicios, Babilonios, Asirlos i Cartajine-
ses.
3. La tercera división incluyo las restantes lenguas del
Asia, con escepcion de la de los Chinos, que es la ú-
kIj ij\*stitvto j\*,acioj\\/ií.
nica reliquia de 1í> forma ¡¡riraitiva del lenguaje,
pues todas sus palabras son de una sil.tba.
Al hablar del lenguaje temo haber causado alguna con-
fucioa en mis jóvenes lectores; \)Cto ha sido preciso to-
car esta materia, porque ellos pueden mas tarde oir ha-
blar de ella, i entonces estarán en aptitud de comprender
mejoría importancia de estudiar la facultad maravillosa
que nos permite hablarnos en varias lenguas, i leer en los
lil)ros antiguos la historia de las indagaciones del hom-
bre acerca de Oios, Deseo también hacerles comprender
qnc el estudio de las palabras es un entretenido modo de
emplear el tiempo, i que el diccionario, considerado por
muchos como un fastidioso libro, encierra en sus pala-
bras un tesoro de poesia, historia i belleza de que solo
los sabios pueden gozar.
(üont limará.)
Pasado.
GrreLm.^tio ei infa-ntil
PARA LOS NIÑOS AMERICANOS,
POR I.UI.S F. MANTILLA.
Profesor de la Lempia i Literatura Esjiauda en la
Universidail de Nueva- York.
(Continúa.)
LECCIÓN IX.
CdXJUGACIONES.
Las variaciones que sufre el verbo para espre-
sar personas, números i tiempos se \\71m3. conjuj^a-
cion. i como todo verlx) tiene una de las tres termi-
naciones ar, cr, ir, tenemos en castellano tres con-
jugaciones.
A la primera pertenecen los verbos que termi-
nan en ar.
A la segunda los que terminan en er.
A la tercera los terminados en ir.
Amar, cazar, cenar, almorzar, saltar son verbos
de la primera conjugación.
Temer, roer, doler, beber, oler de la sesfun-
da. ^
Partir, salir, morir, rujir, freír de la tercera.
Podemos ahora conjugar un verbo en los tiem-
pos, números i personas que conocemos.
MATAR, PRIMERA CONJUGACIÓN.
PRESENTE.
SINGCLAU. PLURAL.
l.'^ persona. — Yo mato. 1.=^ persona. -Nosotros mata-
mos.
2. =* „ Tu matas. 2. "^ „ Vosotros matáis
3. '^ „ El mata. 3. '* „ Ellos matan.
SlNfiULAU.
rLUUAl
persona. — Yo mati5. 1.^ persona —Nosotros mata-
mos.
„ Tú mataste. 2. =* ,. Vosotros matas.
teis.
„ Él mató. 3. =* „ Ellos mataron.
Futuro.
persona.- Yo mataré. 1.'^ persona. — Nosotros ma-
taremos.
„ Tú matarás. 2. ^ ,, Vosotros mata-
reis.
„ El matará. 3.=^ „ Ellos matarán.
HEBER, SEGUND.V CON.IUG.VCION.
PlíF.SKXTE.
SINdULAU. PI.UKAL.
persona.— Yo bebo. L '^ persona.— Nosotros bebe-
mos.
„ Tú bebes. 2. ^ ,, Vosotros liebeis-
Él bebe. 3. "^ „ Ellos beben.
Pasado.
SINOULAR.
persona. — Yo beljí
PLURAI
X. '^ persona. — Nosotras bebi-
mos.
Tú bebiste. 2. '^ „ Vosotros bebis-
teis.
Él bebió. 3.=^ „ Ellos bebieron.
Futuro.
SINOULAR.
PLURAL.
persona.-Yo beberé. I.'* persona.— Nosotros bebe-
remos.
„ Tú beberás. 2."^ „ Vosotros bebc-
__ réis,
„ Él beberá. 3. '^ „ Ellos beberán.
PARTIR, TERCERA CONJUGACIÓN.
Presente,
singular. plural.
persona.— Yo parto. 1. " pcrsona.-Nosotros parti-
mos.
„ Til partes. 2. «* „ Vosotros parti.s.
„ Él parte. 3. =* ', Ellos parten.
Pasado.
SINGULAR.
PLURAL.
1.'* persona. — Yo partí. 1. '^ persona.— Nosotros par-
timos.
2.'^ „ Tú partiste. 2. '^ ., Voso tros partis-
*¿, ' téi?.
3. '^ „ Él partió. *dM^ „ Ellos partieron.
30
JS1> IJVSTlTfJTO JV^CIOJ\*^JL.
Futuro,
singular. plural
I.'* persona. -Yo partiré. I.** persona. — Nosotros pai--
tirénios.
2. =^ „ Tú partirás. 2. "* „ Vosotros parti-
réis.
3, =« „ Él partirá. 3. ° „ Ellos partirán.
CONJUGUEMOS AHORA EL VERBO SER.
Presente,
singular. plural.
1. '^ persona. — Yosoi. 1 . '^ persona. — Nosotros so-
2.=* „ Tú eres. 2.
3.=* „ Él es. 3.
Vosotros sois.
Ellos son.
Pasado,
singular. plural.
1. apersona. — Yo fui. 1.'=^ persona.— Nosotros fui-
mos.
2. " „ Tú fiiisto. 2- ^ „ Vosotros fuisteis
3. ^ „ El fué. 3. "^ „ Ellos fueron.
Futuro.
SIN(;ULAR.
PLUUAI
1. '^ persona.- Yo seré. 1. ^ persona.— Nosotros sere-
mos.
2.'^ „ Tú serás. 2 '^ ., Vn.'jotros seréis.
3. '=' „ El será. 3. "^ ■■ Ellos serán.
Se ve que en este verbo el pasado /ní,/uis/e,
fuéyfnwios, fuisteis, fueron "^oxi palabras distintas
de ser, sui, ei-es, es, somos, sois, son, seré. &.
Tambi'!! hai otros verbos que como este em-
piezan alL'unos tiempos i personas con di.stintas
letras: v. ;. cader dicejj'í? (/ne/>o en el presente, j)'í?
C7ij>e en ti pasado; ir, hacejj'í? voi en el presente i
feí en el ,;a.sado. Estos verbos se llaman irregíi-
larcs poní -e no se conjugan como regulármete
se conjugan los demás.
Marqúense todas las partes de la oración que
el niño ya conoce, i hágansele hacer ejercicios
con las palabras contenidas en el siguiente trozo
CONGRESO DE LOS RATONES.
Desde el gran Zapiron el blanco i rubio.
Que después de las a^uas del diluvio
Fué padre tmiversal de todo Gato,
Ha sido Miauragato
Quien mas sangrientemente
Persiguió a la infeliz ratona gente.
Lo cierto es, que obligada
De su persecución la desdichada,
En Radopúlis tuvo su congreso.
Propuso el elocuente Roequeso
Echarle un cascabel, i de esa suerte.
Al ruido escaparían de la muerte,
El proyecto aprobaron uno a uno
¿Quien lo ha de ejecutar ? eso niguno.
Yo soi corto de vista. Yo mui viejo.
Yo gotoso decía. El consejo
Se acabó como muchos en el mundo,
Proponen un pi'oyecto sin segundo:
Le aprueban. Hacen otro: ¡qué portento!
¿Pero la ejecución? ahí esta el cuento.
LECCIÓN X.
Yo como temprano — Tú ^d&es&frecuentemen —
/í'— El está cerca — Nosotros salimos mucho — Vo-
sotros jugáis deínasiado — Ellos hablan bien.
Aquí tenemos acompañados los verbos de pa-
labras que no son ni sustantivos, ni adjetivos, ni
artículos, ni pronombres ni verbos, i sin embargo
espresan algo respecto del verbo a que .se juntan,
sin ser necesario poner nada después para com-
pletar una oración. Estas palabras se llaman ad-
verbios, que quiere decir junto al verbo*
Los principales son los siguientes que deben a-
prendense de memoria.
DE LOS ADVERBIOS.
Los adverbios se dividen por su significación en
varias clases.
Adverbios de lugar: aquí, allí, allá, acullá, cer-
ca, lejos, enfrente, detrás, arriba, cmima, abajo, de-
bajo, dentro, fuera, etc.
Adverbios de tiemjx): antes, después, luego, des-
pacio, aprisa, aun, todavía, sitiapn-, nunca, jamas,
etc.
Adverbios de modo: bien, mal, apíi!¿rs, recio,
buenamente, fácilmente, justametiie, etc.
Abvcrbios de cantidad: mncJio, poco, liarlo, bas-
tante, además, demasiado, mas, menos, algo, nada,
etc.
Adverbios d(; rfirmacion: ciertamente, verdade-
ramente, etc.
Adverbios de negación: nú, tampoco, 7tada, min-
ea, jamás, etc.
Adverbios de duda: acaso, tal vez quizá, etc.
(^Continuará)
LECCIONES
De Física experimental precedidas de algunas no-
ciones de Mecánica, para uso de los niños, por
el I)r. Darío González, Profesor de Mecá-
nica y Física en el Instituto Nacio-
nal de Guatemala.
LECCIÓN III.
Nociones .sobre los movimiento.s,
1.— Direrciitcs clases de iiioyí-
lllieilío. — Ya hemos dicho que movimiento
es el cambio de lugar de un cuerpo ó que un cuer-
po está en movimiento cuando cambia de lugar en
EL IJVSTITriTO JVJiClOJVJlI^.
el espacio. Este cambio de lugar se opera en un
tiempo mas ó menos largo, de donde resulta que
ha)- movimientos de corta y de larga duración. Pa-
ra medir el tiempo que tarda un cuerpo en
movimiento se toma generalmente por unidad
de medida el segundo, aunque bien pudiera to-
marse el minuto, la hora, el segundo. Ya se sa-
be (juc una hora tiene 6o minutos y un minuto
6o segundos.
Cuando un cuerpo se mueve hay que aten-
der á dos cosas principales: la dirección y la ve-
locidad del movimiento. La dirección puede ser
en línea recta ó en línea curva. Una persona que
recorre un salón de un estremo á otro se mueve
en línea rectn. Como ejemplos de movimiento en
línea curva citaremos el de una honda que des-
cribe un círculo al rededor de la mano, como se
ve en la figura i. ^ , el de una bala de cañón dis-
parada de una altura, pues para caer á tierra
describe una curva, que los geómetras llaman pa-
rábola, como se ve en la figura 2. ^ . Los plane-
tas se mueven al rededor del Sol en líneas cur-
vas ó círculos alargados, que se llaman elipses,
como se ve en la figura 3. ^
El movimiento en línea recta se llama rectilí-
neo y en línea curva curoilineo. Este último toma
los nombres de circular, parabólico ó elíptico, se-
gún que la curva descrita por el móvil es un círcu-
lo, una parábola ó una elipse. No hay niño de
nuestras escuelas que no conozca y sepa ditin-
guir estas diferentes curvas.
Se da el nombre de móvil al cuerpo que se
mueve, )- la línea recta o curva que describe el
móvil se llama trayectoria.
Para tener idea de loque es la velocidad, supon-
gamos que una persona sale de su casa y se di-
rije á otro lugar' andando á paso igual, de mo-
do que en cada hora recorra cuatro kilómetros
(legua francesa,) hasta llegar al término de su via-
ge Se dice entonces que la persona camina con
una velocidad de cuatro kilómetros por hora.
La velocidad es, pues, el espacio que un cuerpo
recorre eu la imidad de iicmpo. En Mecánica se
da el nombre de espacio, al camino recorrido.
Pero no siempre es igual la velocidad. La per-
sona de que hablamos en el ejemplo anterior pu-
diera caminar un número variable de kilómetros
en cada hora sucesiva. Un tren que marcha con
una velocidad de 48 kilómetros por hora, va dis-
minuyendo esta velocidad á medida que se acerca
á la estación de parada. Se ve por estos ejemplos
que la velocidad no siempre es la misma y que
puede ir variando en cada unidad de tiempo. Al
tratar de la pesantez diremos como debe conside-
rarse la velocidad en esta clase de movimiento.
Cuando un cuerpo se mueve con velocidad
constante, es decir, cuando recorre espacios igua-
les en tiempos iguales, se dice que va animado de
movimiento uniforme. Si recorre espacios desi-
guales en tiempos iguales, el movimiento es va-
riado. El movimiento de la persona que camina
4 kilómetros por hora es uniforme; i el de la mis-
ma cuando camina un número variable de kiló-
metros en cada hora es variado. La línea A B di-
vidida en partes iguales, que indican los espacios
que el móvil recorre en cada unidad de tiempo,
representa el movimiento uniforme.
Movimiento uniforme.
Si la velocidad va aumentando progresivamen-
te en cada unidad de tiempo sucesiva, el movi-
miento variado toma el nombre de uniformemen-
te acelerado.
Y cuando va disminuyendo de la misma ma-
nera, el de uniformemente retardado.
La línea C D que está dividida en partes des-
iguales, en la proporción de los números i, 2, 3,
4, 5, que significan las velocidades, representa el
movimiento acelerado, en la dirección de la flecha.
Si el móvil recorriese la línea en sentido contra-
rio representaría el movimiento retardado.
Movimiento variado.
2« Ejemplos* — I '-' Movimiento uniforme.
Es uniforme el movimiento de la Tierra sobre
su eje, pues cada punto de su superficie describe
al rededor del eje un arco de 1 5 grados en una
hora. Un círculo tiene 360 grados y un grado 60
minutos. La luz se mueve con movimiento uni-
forme, estando averiguado que recorre 77,000 le-
58
EI^ IJVSTMTUTO JVJtCIOJV^F.,
guas francesas por segundo. Es también uniforme
el movimiento del péndulo de un reloj, el de las
agujas del mismo, el de un vapor que camina 3
leguas por hora, &.
2 ° . Movimieiiío acelerado. Es acelerado el mo-
vimiento de una piedra que se deja caer de lo
alto de una torre. Como veremos después la
velocidad va aumentando en cierta proporción
en cada segundo sucesivo, hasta llegar al suelo.
También es acelerado el de un tren que desde el
momento en que parte va acelerando mas y mas
su velocidad. 3. ° . Movimietito retardado. Si se
dispara una flecha verticalmente de abajo arri-
ba, subirá con movimieto mas y mas lento hasta
parar, y descender en seguida con movimiento a-
celerado, como la piedra del ejemplo anterior. Es
también retardado el movimiento del tren cuan-
do se aproximad una estación; su velocidad va
haciéndose á cada instante mas y mas pequeña
hasta detenerse.
3. — Probleiliat. — Cuando un cuerpo ha
recorrido uniformemente cierto espacio, ¿cómo
pudiera determinarse la longitud de este espacio?
Cosa muy fácil es esta si se conocen el tiempo
que el cuerpo ha estado moviéndose \ su velo-
cidad. En efecto: supongamos que un correo ha
empleado 1 2 horas en andar un camino, á razón
de 2 leguas por hora; si por cada hora camina 2
leguas, por 2 horas caminará 4 leguas, por 3 ho-
ras 6 leguas .... por 1 2 horas 24 leguas. Así, pa-
ra determinar el espacio que un cuerpo ha recor-
rido con movimiento uniforme se multiplica el
tiempo por la velocidad.
( Gojitimiará.)
JLECCCIONES.
Be Aritmética decimal práctica i razottada, escri-
tas eti francés por L. Bom,ballet i traducidas
P>or Pedro Dclcon Y., ahimno maestro
del Instituto Nacional.
INTRODUCCIÓN.
En los tiempos mas lejanos los hombres daban
una parte de los objetos que poseian para procu-
rarse los que necesitaban. Este era un simple
cambio. Pero los progresos de la civilización multi-
plicando las necesidades de los pueblos, causaron
tantas dificultades en los canbios, que para facilitar-
los se concibió la idea de interesar algunos de esos
objetos, principalmente los metales, dándoles valo-
res poco mas o menos iguales a los valores de los
objetos que se daban en cambio. Esta clase de
cambio tomó el nombre de ventas i de allí el orí-
en de las monedas.
Mas tarde la estension del comercio, volviendo
mas complicadas las ventas i las evaluaciones mas
difíciles, hizo sentir la necesidad de métodos prác-
ticos i seguros para efectuar las operaciones i ga-
rantir los intereses. El perfeccionamiento de
esos métodos, las reglas i los cálculos que se han
adoptado dieron oríjen a la Aritmética.
La Aritmética tiene un doble objeto: pone a los
individuos en circunstancias de conocer el conjun-
to de sus intereses i les enseña medios fáciles pa-
ra jirarlos de una manera segura.
Entre nosotros las ciencias de especulación de-
ben fomentarse porque de ellas depende en gran
parte nuestra riqueza.
Por eso, encontrando esta Aritmética al alcan-
ce de todos, la traducimos para que los niños i
los artesanos puedan sacar algún provecho de ella.
I,
NOCIONES PRELIMINARES.
1. ° — La Aritmética es la ciencia de los núme-
ros i del cálculo. Esta ciencia se ocupa de la natu-
raleza i propiedades de los números; da reglas
fáciles para componerlos i descomponerlos, a fin
de encontrar resultados que satisfagan ciertas con-
diciones.
2. ° — El cálculo,(i) es el arte de componer i de
descomponer los números espresando las magni-
tudes o cantidades. Esta es la práctica de la Arit-
mética.
3. ° — Se entiende por magnitud o cantidad to-
do lo que puede ser aumentado o disminuido.
Una bolsa de dinero, un pedazo de madera son
cantidades. A estas cantidades en efecto se les
puede añadir o quitar una parte qualquiera.
El tiempo, el espacio, las superficies, los volú-
menes son cantidades. Así el tiempo puede ser
mas o menos largo, el espacio mas o menos vasto,
las líneas mas o menos considerables, las super-
ficies mas o menos estensas i los cuerpos mas o
menos voluminosos, &, &.
También se da el nombre de cantidad a todo
lo que puede medirse contarse i pesarse.
4. ° — Medir una cantidad es compararla a otra
de la misma especie tomada por término de com-
paración o por unidad de medida.
Mas fácilmeute es buscar cuantas veces esta
unidad está contenida en la cantidad que se mide
o cuantas veces esta cantidad contiene a la uni-
dad.
5. ^ — La unidad es entonces una cantidad que
sirve para comparar o para medir otras cantidades
de la misma especie i mas o menos grandes que
ella.
Así, cuando se dice cuarenta metros, treinta ca-
(1) Cálculo viene de pequeño guijarro, antes de la
invención de las cifras, los hombres contaban con obje to
senciblcs i a menudo con piedras pequeñas.
EL, XJVSTITIjTO J\**1CI0JY^I..
59
ballos, &, el metro, el caballo &, son las unidades i
las palabras cuarenta, treinta &, son los números.
6. ° — Se llama número el resultado de las com-
paraciones de la cantidad con la unidad o la reu-
nión de varias unidades.
Por ejemplo, si se compara el decámetro con el
metro, el hectolitro con el litro, el kilogramo con
el gramo, se encuentra que el decámetro contiene
diez veces el metro, el hectolitro cien veces el li-
tro, el kilogramo mil veces el gramo. Diez, cien,
mil, son los resultados de las comparaciones. Diez,
cien, mil, son entonces los números.
La comparación de una cantidad cualquiera con
su unidad presenta tres casos:
1. ° Cuando la unidad está contenido un núme-
ro exacto de veces en la cantidad que se mide:
asi el metro está contenido exactamente diez ve-
ces en el decámetro.
2. ^ Cuando la unidad está contenida en es-
ta cantidad un número exacto de veces mas
una parte que no compone una unidad: así, dos
i medio litros contienen dos litros mas la mi-
tad de un litro.
3. ° Cuando la unidad no está contenida ni
una vez exacta en la cantidad a la cual se com-
para: asi el gramo está contenido en la quinta par-
te de un gramo un quinto de vez.
En el primer caso se dice que el número es en-
tero.
En el segundo que el número es fraccionario.
I en el tercero que el número es una fracción.
Diez es un número entero, dos i medio es un
número fraccionario i un quinto es una fracción.
( Continuara)
DE LA MORAL.
For Valero Pujol catedrático de filosnfUi moral ehixto-
ria ile^la filoHoJ'ía dd Instituto Nacional
INTROnUCCION.
Encargado por i-l Gobierno do la República de escri-
bir un testo do moral y de iiistoria de la filosofía para
los Listitutos uc se;;ii:id;L [(enseñanza, 110 ociütaré que
las bases sobre|qui' el ti'atado descansa, son la razón y
la libertad.
La sensibilidad^esuna facidtad por la cual nos pone-
mos en relación con lo esterior: el entendimiento se a-
])odera de las sensaciones, y la razón prosi<íue su obra
elevando lo que conccbinios al mas alto punto de unidad
á que nos sea dado llenar; li<ra entre si Lis partes del
conocimiento humano y hace de ellas un conjunto remon-
tándose siempre á principios mas generales. La razón
es la facultad de discurrir, la capacidad de resolver y
definir cu vii'tud del conocimiento adquirido por la in-
teligencia, el Juez que decide y que determina nuestras
acciones por el agente de la voluntad: gobierna pues la
vida y cuando renunciáramos á que nos dirigiera, p.m-
driamos nuestra y)ersonalidad bajo bastarda sumisión.
No seria suficiente que nos hallásemos dotados de fa-
cultades superiores álos demás seres del planeta, silos
hombres por ceguedad inconcebible hiciéramos de ellas
abstracción y no las pusiéramos enjuego para cumplir
nuestro destino. La libertad es una condición de nuestro
espíritu, una fixcultad de ejercitar nuestros recursos i
nuestras fuerzas: sin libertad, la razón no podría irra-
diar ni manifestarse, y encerrada en una cárcel, como luz
oprimida en las entrañas del abismo, se haria estéril pa-
ra la vida. Y si de una parte la ausencia de libertad inu-
tilizaba nuestras facultades intelectuales, de otra no3 re-
leva de mérito y de resj)onsabilidad quedando entrega-
dos á un torpe fatalísimo: solo hay responsabilidad en
las acciones voluntarias, y solo son gloriosas las virtu-
des espontáneas y conscientes.
Para que la moral no sea una palabra vana, es nece-
sario que la libertad sea un principio incuestionable.
Tiempo quedará á la juventud para solicitar mas ade-
lante conclusiones trascendentalisiinas que los filósofos
mas eminentes lian intentado: para comenzar la vida so-
cial, para prepararse al porvenir y aspirar a la ciuda-
danía, he creido que los jóvenes necesitan antes que to-
do i-equerir las relaciones inmediatas y los deberes y de-
rechos de la personalidad huuuxna.
Las ciencias morales no han llegado al adelanto que
sería de desear; se fluctúa en un mar de oiñnioucs en-
contradas y en un laberinto de hipótesis; pero sino he-
mos alcanzado la apetecida solución de todos los pro.
blernas en estudio, es indudable que la filosofía lia he
cho conquistas que tienen que generalizarse para que
sean patrimonio de todos los hombres y de todos los pue-
blos: conózcala juventud lo que hav'a mas averiguado
y lo que mejor prepare su destino, que ya terciará lue-
go en cuanto pertenezca á la polémica y al debate de
ideas en litigio.
Valero Pujol.
Guatemala, Setiembre I.® de 1882.
PÁRRAFO L
Definición y di vis-ion de la moral.
Todas las cosas existen para un fin determinado, pe-
ro ese fin se realiza mecánicamente en cuanto no liene
medios de conocerlo ni libertad de cumplirlo ó de elu-
dirlo, solo son pues entidades morales las entidades li-
bres y racionales, y por consiguiente el hombre es el ú-
nico ser moral en la tierra, porque él solo está dotado
de altas facultades capaces de penetrar un destino y de
participar él eficazmente.
El hombre está llamado a vivir en el planeta y en re-
lación con la humanidad: el juez de sus acciones es la
razón, el medio la libertad: según que sus actos libres
sean buenos ó malos, incurre en mérito ó en demérito.
No podría ser indiferente en la vida proceder en ciertos
modoso por sus modos contrarios, luego existen princi-
y)¡os que encaminan mejor al cumplimiento de nuestro
destino, leyes que rigen nuestra naturaleza y que deben
ser conocidas para sujetar á ellas nuestra manem de o-
brar. La ciencia que enseña á aplicar la libertad y la
actividad humana a esa ley de nuestro destino, es la mo-
ral. La moral general determina el fin del hombre, y la
moral privada ó especial es la que de acuerdo con el fin,
pone los medios y ejecuta las acciones.
Hay en el hombre una inclinación natural á conservar-
se, á desarrollarse, á aumentar sus recursos para luchar
con ventaja en los caminos de la vida; hay ademas un
instinto que le empuja á ciertas afirmaciones y le compe-
le á librarse del mal, á procurarse el bien, á la grati-
tud, á la reciprocidad de sentimientos, jjero no siempre
basta una idea vaga é incompleta para la variedad infi-
nita de casos y circunstancias. Importa pues buscar en
examen científico y adquirir conocimiento de cómo con-
00
J^X, IJVSTITIJTO JVJlClOJV^fj.
vonjín proceder ¡tara arrogarnos las rosponsal>ilidades
adecuadas.
El hombro se propone saber, pero tanibi¿n quiere, de-
sea, espera; es un ser activo que solicita su papel en la
escena del mundo: debe dirigirse á desempeñarlo bien
sin que solé violente y por su sola voluntad. En todos
los pasos de su existencia no tendrá quien resuelva mas
que su razón que lia de insjiirarse en el deseo de lo bue-
no y de lo justo. Sin embargo no siempre el espíritu es-
tá tan desligado do preocupaciones, de sentimientos, y
do intereses, que no se ofrezca diversidad de impulsos
para las acciones, y lucha interna en que cabe el triunfo
do lo que os ¡legitimo é iumoral.
(Continuará.)
lA II R O l> 1. J.IX TU K A .
De Guillermo D. Swan,
Modificado por el Director del ínstitiifo NikíovmI de
Guainncda, paro v-sv dr la.t cwi.e/cí.s
de la Rq, idílica.
(Cíntinúa.)
LECCIÓN V.
Forma i>e i.os objetos.
La fieura siguiente es un cuadrilátero.
Cuadrilátero.
Cuadri signica cuatro, latero sig-nifica lado; i
así, toda figura cerrada por cuatro lados se llama
cuadrilátero, i también cuadrangular, por tener
cuatro ángulos.
Hai tres clases de cuadriláteros, a saber: para-
IclügramOy trapecio i trapcsoidc.
Paralelógramo. Así se llama el cuadrilátero
que tiene sus lados opuestos paralelos, como las
figuras siguientes:
Paralclógi'anios.
Paralelo significa siempre equidistante, sieiiipn
a la par. Esta palabra se aplica :í las líneas i a
las superficies.
Las orillas opuestas de un pliego de papel, de
un libro o de una pizarra, son paralelas. Los ande-
nes o aceras de una calle, son paralelas. Los rieles
d:í un ferrocarril, son paralelos. Los rastros o hue-
llas que van dejando las ruedas de un carruaje,
son líneas paralelas. Las paredes opuestas de un
cuarto o de una sala, son planos parlelos. El pi-
so de una sala i el cielo raso, son planos paralelos,
etc.
Cuando el paralelógramo tiene sus cuatro án-
gulos rectos i sus cuatro lados iguales, se llama
cuadrado, como la figura siíruiente:
Cuadrado.
Cuando el paralelógramo tiene sus cuatro án-
gulos rectos, i dos lados grandes i dos pequeños,
se llama rectángulo u oblongo, como el que si-
íTue:
Rectángulo u oblongo.
Si el paralelógramo tiene sus cua'ro lados i-
uales, dos ángulos obtusos i dos agudos, se Ha-
la rombo, como la figura que sigue:
Rombo.
Cuando el paralelégramo tiene dos lados gran-
des i dos pequeños, dos ángulos obtusos i dos
agudos, se llama romboide, como el que se ve a
continuación:
X^í. ÍJ\'STlTXJTO J%\1(rOJ\\í¡I..
Roinliüidc.
Trapecio. Así se llama el cuadrilátero que solo
tiene dos lados paralelos como el que sigue:
Trapecio.
Los dos lados paralelos se llaman bases del
trai:)ecio, i los otros dos, se llaman laterales. La
perpendicular tirada de la una base a la otra, se
llama altura del trapecio.
Trapesoide. Así se llama el cuadrilátero que
no tiene ningún lado paralelo, como el sigi.iente:
"■^;oi(lo.
Toda línea recta qnc va dcf una esquina a otra
(>squina opuesta, se llama dinoonal'jzomo la traza-
th de la esquina A a la esquina H en la figura
(lue sÍl'U'j:
Las figuras que tienen mas de cuatro lados to-
man sus nombres del número de ángulos que tie-
nen, como en los casos que se espresan a con-
tinuación:
pentáfíono. exágono. eptáirouo. nctáiíoiin.
# # 9
5 ángulos. O ángulos. 7 ángulos. 8 ángulos.
Así continúa llamándose encdo^ono el polígono
de nueve ángulos; decágono el de diez; endecágo-
no, el de once; dodecágono, el de doce; i de trece
en adelante se dice polígono de trece lados, etc.
La palabra polígono significa de vnu/ios áiis;idos.
Muchas cosas tienen esas formas i por esto es
necesario conocer los nombres, para entender la
conversación de las personas que han estudiado.
( Continuar á.)
S! psso de Venus.
El (lia sois (lo diciembre del corriente año vninos a pre-
senciar en Guatemala un gran aconteciinií^nto astron()n)i-
co. Los gobiernos mas ilustrados del nuimln destinan
cuantiosas sinnas para enviar comisiones cienlilicas (pie
Víiyan a estudiarlo a los paisos donde es visililc: ai'iinia-
dos astr(')nomos no vacilan en trasladarse con el mismo
objeto a los lugares nuis distantes e iülios|iitalaii()s de la
tierra: se aprestan los mojoi-es instrumentos para em-
plearlos en esta oportunidad, i todos los pcrií'idicos con-
sagran con frecuencia a ese asunto sus columnas.
Si, pory)rendidos i>or tales preparativos, preguntamos
a un nstrónomo, cuál es la utilidad de ese fenómeno que
tan vivo interés inspira? nos resjionderá que el tránsi-
to de Venus ofrece el mejor medio para determinar la
pai-alaje del Sol.
Si dirijimos ¡aual pregunta a una persona profana a
la ciencia astron(jmica, nos contestará inmediatamente,
que observando el paso de V^^nus por el disco del Sbl,
se puede fijar la distancia de este astro a la tierra.
Pero si, no contentos con tales respuestas, volvotnos
a preguntar al astnmomo, qiu5 es la paralaje solar? nos
dará probablemente una esplicacion erizada de palabras
técnicas i cuya perfecta intelijencia supone no pocos eo
nocimienros dojeonietriai trigonometría, aun no bas-
tante vulgarizados.
Si a la persona no versada en astronomía replicamos:
¿i cómo es que estudiando un paso de Venus juiede en-
contrarse la distancia que separa al sol de la tieria?
probablemente nuestro interlocutor se ([uedai-á per]dejo,
sin acertar a darnos una contestación satisfactoria.
Procuraremos responder a éstas dos últimas pregini-
tas de una manera que a la claridad i concisión reúna
la mayor ))Osible exactitud.
I-
Para medir la distancia de una altura inaccesible, so
e nplea jeneralmente nn procedimiento tan injenioso co-
mí segiu'o.
Supongamos que se quiero averiguar cnanto dista el
cstromo del para rayo colocado solircol observatorio del
02
BL. JJVSTITUTO JV^CIOJV^M..
Instituto, del corredor occidoutal opuesto a dicho ob-
servatorio, i consideremos como inaccesible aquel punto.
Midiendo en el corredor una distancia cualquiera, di-
rijiremos una visual a la jiunta del pararayo desde cada
estremo de la linea medida, i luego determinaremos el
valor de los dos ángulos que las visuales forman con di-
cha linea. Supongamos para mayor claridad que la ba-
se establecida tiene 20 metros de largo. Trazando en-
tonces sobre el papel una recta de 20 centímetros, por
ejemplo, i construyendo en sus estremidades ángulos de
igual valor respectivamente que los formados por el cor-
redor i las visuales, nos quedará un triángulo semejante
al constituido por esas lineas; es decir de la misma figu-
ra, aunque de menor estension. Bajando ahora una per-
pendicular a la base desde el vértice opuesto, i suponien-
do que medida esta perpendicular resulte su lonjitud de
45 centimetros, podremos, fundándonos en el teorema de
jeometria según el cual: "En triángulos semejantes las
alturas son proporcionales a las bases," deducir la dis-
tancia entre la punta del pararayo i el corredor occiden-
tal del Instituto que, es precisamente la altura del se-
gundo triángulo, i que, bajo las suposiciones anteriores,
resultarla de 45 metros.
Necesario es advertir, que en la práctica, con el fin de
precaver los errores inevitables en toda operación grá-
fica,^se recurre aun fá il cálculo, que la trigonometría
enseña, para determinar los tres elementos desconoci-
dos del triángulo en cuestión ; esto es, el valor del ángu-
lo opuesto a la base, i el de los dos lados que lo forman.
Para que el método espuesto produzca resultados
exactos, conviene que la base sea lo mas estensa posi-
ble; pues cualquier error que se cometiera al construir
los ángulos en sus estremidades haria que los otros dos
lados fueran a cortarse en un pumto mas lejano que a-
quel cuya distancia se intentara medir, si en ambos án-
gulos el error en que se incurriera fuese por ese-o; en
un punto mas próximo, si en ambos fuese por defecto, i
por último, en un punto situado mas a la izquierda o
mas a la derecha, si en uno de ellos fuera por eseso i en
el otro por defecto. En cualquiera de los casos figura-
dos, la desviación podrá ser tanto mas considerable
cuanto mas grandes sean los ángulos que deben medirse,
i es claro que estos serán tanto mayores cuanto mas re-
ducida sea la baso.
Bs de notar, que el error cometido al medir los ángu-
los adyacentes a la base, hará que se atribuya un valor
también falso al otro ángulo; pues los tres reunidos
deben componer 180°. Si uno de los errores fuese por
eseso i otro por defecto i ambos de igual valor; se com-
pensarían; pero aun en este caso, la desviación del vér-
tice opuesto a la base conducirla a un resultado inexac-
to respecto a la altura del triángulo.
Estas consideraciones hacen comprender que el proce-
dimiento espuesto no es aplicable a la distancia que se-
para la tierra de los demás astros, como a primera vis-
ta pudiera pensarse; pues el diámetro ecuatorial do
nuestro planeta, mayor recta que en él podemos consi-
derar trazada, es todavía sumamente diminuto com-
parado con las distancias interplanetarias. Única-
mente la que media entre nosotros i la luna, que
es el mas cercano entre todos los cuerpos celestes, so
ha determinado por aquel método, i aun para este caso,
el ángulo opuesto a él i cuyo vértice está en nuestro
satélite solo mide dos grados, i la distancia de dicho
vértice a la base, o sea la altura del triángulo es trein-
ta veces mayor que aquella. Es como si construyéra-
mos un triángulo trazando primero una linea de un
centímetro, i bajando en seguida dos oblicuas que ter
minaran en sus estremidades desde un punto situado a
una distanciaj de tres decímetros.
Las ideas hasta aquí esplicadas nos bastarán para en-
tender la significación de la palabra porffía/f.
Volviendo al ejemplo que al principio propusimos
en vez de dos observadores que dirijan visuales al es -
tremo del pararayo desde dos puntos del corredor o-
])uesto, podemos suponer uno solo que, colocado sobre el
observatorio, las dirija a lo.s mismos puntos desde la
propia estremidad del pararayo. Es indudable que la
dirección i magnitud dn aquellas líneas serian las mis-
mas en ambos casos, ¡ por consiguiente el ángulo que
ellas forman seria también idéntico.
Si suponemos que desde dos puntos de la superficie
terrestre cuya distancia ha sido previamente determi-
nada, se dirijan visuales a un astro, es evidente que es-
tas dos líneas formarán un ángulo cuyo vértice se ha-
llará en el mismo astro. Este ángulo, según lo que a-
cabamos de manifestar, será igual al que constituirían
dos visuales diríjidas a los mismos puntos de nuestro
planeta por un observador que se hallase tu el cuerpo
celeste deque se trata.
Tal es la noción mas jenérica a (|iic se aplica la pa-
labra paralaje. Podemos, pues, definir estii diciendo que
es: el ángulo que formarían dos visuales dirijídas desde
un ilstro a los estreñios de cierta distancia medida en la
tierra.
Pero jeneralmente se emplea aquel nombre en uua a-
cepcíon mas concreta. Para mayor comod dad de los
cálculos, se considera dirijida una de las visuales desde
el centro de la tierra, i la otra desde un punto de su su-
perficie, de modo que la distancia medida no es otra
cosa que el radio terrestre. En este supuesto, podemos
decir que la paralaje de un astro es: el ángulo que for-
marían dos visuales diríjidas desde el mismo astro a las
estremidades del i-adio de la tierra.
La utilidad de la referida convención es incuestiona-
ble; pues como toda tanjente forma un ángulo recto con
el radio que termina en el punto de contacto, el semi-
diámetro terrestre i las visuales que se suponen partir
del centro del globo i de un punto de su superf cíe, cons
tituirán un triángulo rectíingulo, cuya hipotenusa o la-
do mayor será la línea recta tirada del centro de la tier-
ra al astro, o sea la distancia que separa a este de
aquella. Ahora bien: tanto la jeometria como la tri-
gonometría, proporcionan medios para encontrar todos
los demás elementos de un triángulo rectíngulo cuando
se conocen uno de los catetos o lados menores í uno de
los ángulos agudos. De estos, uno tiene su vértice en
el centro del globo terrestre, i el otro en el astro cu-
ya distancia queremos averiguar. El primero es abso-
lutamente inconmensurable en el estado actual de la
ciencia, i en cuanto al segundo, hemos visto que no puede
emplearse el mi.smo procedimiento que se sigue para
determinar la distancia de un punto inaccesible ea la
superficie de nuestro planeta. Preciso ha sido, pues, di.s-
currir otro medio, i este consiste en observar los tránsi-
tos de los planetas inferiores, especialmente de Venus,
como lo veremos en el número próximo.
(Continuará.)
VICENTE RIVAS,
Profesor de Cosmografia i Jeografia física en el
Instituto Nacional.
JBfv MJVSTITUTO JWirtO.VJIf^
í:n
Las PiráiiiÍ4les de Ejiplo.
No hai en el mundo fábrica humana que ni re-
motamente pueda compararse con las pirámides
de líjipto, bajo el punto de vista de la masa i pe
so del material que se empleó en su construcción.
Es sin duda, la mas grande de las obras humanas
que, con justicia, la antigüedad apellidó "Mara-
villa del mundo."
La pirámide mayor, llamada Cheop, tiene 147
metros o sean 178 varas de altura, i ocupa once
acres de terreno, que hacen, 63240 varas cuadra-
das. Para dar ideadeesta inmensa mole, Bergnes
do las Casas hace las siguienteh comparaciones:
Si posible fuera trasportar la pirámide mayor,
con las piedras sillares que de ella se sacaran,
podríamos ceñir de un muro toda la frontera fran-
cesa; i si desde la punta de la misma pirámide,
se tira horizontalmente con una buena pistola, cae
la bala a la mitad de la superficie de su costado.
Según Plin'o, 366000 hombres estuvferon
trabajando durante 20 años para levantar esos
monumentos de la so'ierljia humana. HeroJoto
dice haber leido ima inscripción en que constaba
que solo los rábducs, ccborar, i ajos, que se invir-
tieron en el alimento de los operarios, costaron mil
seiscientos talentos de plata, osean un millón
trescientos veintiocho mil pesos. Antes de empezar
la construcción se emplearon diez años en hacer
el camina que debia servir para el trasporte de
de las inmesas piedras, muchas de las cuales
pesan mas de una tonelada o sean veinte quinta-
les, calculándose el peso total de ellas en mas
c'e diez millones de toneladas.
Estas pirámides son tan antiguas que no se sa-
be cuando fueron construidas, i se supone que los
antiguos reyes de Ejipto las fabricaron para que
les sirvieran de sepulcro, creyendo de este modo
que sus nombres pasarían a la posteridad. Ellas
aun permanecen en pié i el mundo no conoce el
nombre de los que las construyeron. No hai duda
alguna de que son los monumentos mas antiguos
que hoi existen en el mundo, pues Herodoto que
las vio 45o años antes de la era cristiana, supone
que tenían entonces mas de dos mil años, por lo
cual puede conjeturarse que hoi tienen por lo me-
nos 4000 años de antigüedad: cuarenta siglos, se-
gún la espresion de Bonaparte al arengar a sus
soldados antes de la batalla dada a presencia de
ellas. "De todas las cosas se burla el tiempo; em-
pero, las pirámides se burlan del tiempo," dice
un refrán árabe mui repetido.
(Continuará.)
El Cometa.
Octubre .30. — El coiiiota^s.iHó hoi a las dos menos
cuarto de la mafiana. El núcleo se encuentra a los 17
<rrados sur del ecuador celesle o sean 6J grados norte
del trópico de Capricornio, formando un paralelógra-
mo rombo con las estrellas 39, 41 i 42 de la Hydra.
Como la tercera parte do la cola ha penetrado ya en
la constelación del Monocero. Se ve, pues, que ol co-
meta sigue su viaje hacia el sudoeste, i que el núcleo
pasará por la parte noroeste de la Máquina neumáti-
ca, por'^el palo' mayor'dc la Nave dejArgos i por la,
constelación del Can mayor. En el próximo^número
daremos un grabado que represente la nueva posición
de feste astro, que no^volvcremos a ver jamás.
Mí
sí!"
p 2. s 3
— 2. S'P 3
3. §.
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Periódico (tedkarto a la clifiision dK la Instrucción l^rimuria i Secnnda ía.
PL'ÜI.irADO BAJÓLA PROTEOCIOX DRI, SlíÑOIi JkxKUAI, J RUKÍNO IjATfliíOS!.
PUESIDESTE I)R LA KkI'iJUIjCa I)K GcaTKMAI.A.
Fundador i Editor, Santos Toruno.
Administrador Edwin Rocktroh.
MIJM.S.
tíiiaUeiimla, 1*1 <le I\ovi<Miikrc do 1882. VOli.l.
Inflticnpia de la Tii'«triircion primaria en las
costumbres, en la nioitil iiiíblica. en la in-
dustria i en el desaiTollo Jeneral de la i r.>s-
peridad de los pueblos, por M. L. i G. V. A-
niunáteííui.
(Continúa.) \
V.
Ilcmo.s manifestarlo en lo que precede los efeeto? ríe la
instrucción primaria solire la liondad do las acciones Im-
inaiias, cuando el individuo está todavia lil¡ro de toda de-
pravación, cuando se encuentra, puede decirse en el csta-
dodesanidad moral.'A fin de acabar de patentizar la ver-
dad de nuestra tesis, verifiquemos ahora lo que esa mis-
ma instrucción lia iieciio culpable de al^runa ¡rrave infrac-
ción de las leyes sociales. Para ello consultemos la opi-
nión de los filiintropos que se lian ocupado seria i deteni-
damente de la reforma délas cárceles. esos médicos del al-
ma cuya autoridad fundada en repetidas observaciones es
decisiva en la mateiia; avei-isíUemos la práctica de las pe-
nitenciarias mejor establecidas que existen en el mundo,
esos hospitales de delitos i de crímenes, donde la esperien-
cia|hace necesarios los raciocinios. Este estudio hará
palpalde que si los primeros rudimentos do la instrucción
prinmria contribuyen muchas veces a operar la cor-
reccion_^en los ladrones, en los falsarios, en los asesinos,
deben servir coi. mayor razón para fortalecer los prin-
pios de la honradez en el ánimo de los que no han delin-
quido.
Eduardo Livingston, el celebre legislador de los Estn-
bos Unidos, ha consignado los siguientes artículos en su
Código deje/orma i de discijÁina de las prisiones.
I Titulo 1 ® . —Capitulo 2 * . — Sección 6 ** .
I Akticulh 88— El institutor de la casa penitenciaria,
! durante ios .seis primeros meses de la detención de cada
I condenado, debe pasar a las celdas i tallereres de todos
i los condenados varones que no sepan ni leer ni escribir,
! i dar alternativamente lecciones particulares a tantos
I de ellos como su tiempo le permita, empleando siete ho-.
j ras diarias de trabajo, incluso los domingos.
' AiiTicuLO 99.— Los condenados que estén presos por
cierto número de años, i que no sepn leer, escribir i con-
j tar, pueden ser castigados por los inspectores si rehusan
adquirir estos conocimientos. - •
: Articulo 100. — Las mujeres condenadas que no se-
pan leer, escribir i los primeros principios de la aritmé-
tica, serán instruidas en esto-< conocimientos por la^guar-
! diana o por ayudantes escojidas por los inspcctore3,''en
las horas que estos últimos fijaren.
El que sepa que Livingston se empeñaba en ImcerjWe
I la penitenciaria un lugar de enmienda, i no de castigo,
comprenderá la alta singificacion que tienen las pres-
cripciones de los artículos precedentes en favor de la in-
I fluencia moralizadora de la lectura i de la escritura.
"La instrucción tiene una doble misión, dice Mr. Julias;
i debe obrar sobre la naturaleza esterior del hombre, i
I mucho mas todavia sobre las facultades de su alma; sirve
a un objeto terrestre desarrollando susjfacultades indus-
¡ tríales, i acostumbrándole a la actividail, al orden i a lá
I economía; pero sirve también a un objetoJi^intelectual,
1 moral i relijioso." Las diferentes fuerzas,'continúa, para
conseguir uno i otro resultado, son ¡la escuela, el canto,
la lectura, la escritura, la instrucción .relijiosaj la ora-
ción.
Según Mr. Mittcrnlaier es preciso adoptar como una
««
JEI^ iJVSTiTr'TO jv.aciojy»rtWj.
(le las inHtitiicioncs mas nscncialos a los prof^reaos del
réjinioii penitenciario, la introducción en la prisión de
la enseñanza relijiosa i elemental.
"Las penitenciarias de los Estados Unidos, dice Mr.
de Laville de Mirmont, inspector jeneral de las prisiones
de Francia, son superiores a las nuestras todavía sobre
otro punto; se ocupan en ellas muclio de la instrucción
elemental de los detenidos. Ya sin embargo, en muchas
de nuestras centrales se lian establecido escuelas por los
cuidados de los directores; i no dependerá de mi que esa
mejora no sea mui luego introducida en todas partes."
Mr. Marquet Vasselot. autor de un Examen histórico
i crtlicn de las diversas teorías f)enitenciarias, se propone
esta cuestión: ¿Conviene que los presos sean instruidos?
La opinión de la mayoría responde él mismo está por la
afirmativa; casi todos piensan que debe hacerse gozar
indistintamente a todos ios presos de los beneficios de la
instrucción elemental. Pero yo creo, prosigue, que los
filantrópicos que lian adoptado este parecer se han de-
jado seducir por el principio esencialmente verdadero
de que, siendo la ignorancia la fuente de los mayo-
res crímenes, bastaba instruir a los criminales para
volverlos a la virtud, sin inquietarse de si el culpable
alimentado en la ignoracia hasta la madurez de la edad,
no encontraría en una instrucción tardía i necesaria-
mente incompleta mas elementos de perversidad que
de rejeneracion. Fundado en estos antecedentes, el au-
tor citado juzga que la instrucción rudimental sumi-
nistrada indistintamente a todos los presos seria peli-
grosa; pero que dada a los niños i a los adultos cuya
corrupción moral deja todavía algunas esperanzas de
cura, es necesarísima.
Esteestracto de Mr. Maquet Vasselot, es de un gran
peso en la cuestión, porque el autor ha compulsado to-
das las oleras relativas al asunto, i ha estado ademas
empleado como director en muchas de las prisiones de
Francia, reuniendo por consiguiente la teoría i la prác-
tica, la autoridad del estudio i la de laesperioncia. Re-
sulta déla esposicion de Vasselot. que todos los filán-
tropos consideran la instrucción elemental como uno de
los mejores preservativos del crimen; que todos ellos o-
pinan que es uno de los mas fuertes estímulos para ope-
rar la enmienda en los criminales no completamente de-
pravados; i que la mayoria de los mismos tiene tal con-
fianza en la eficacia de este remedio, que aconseja su a-
plicacion con esperanza de buen éxito, aún a los malva-
dos mas feroces e impedernidos.
La práctica de las principales penitenciarias de Eu-
ropa i de los Estados Unidos está conforme con las id^^as
que acaban de leerse.
La siguiente es una enumeración que hace Mr. Laga-
mitte acerca de lo que se observa respecto de la enseñan-
za elemental en las prisiones de Alemania.
"En Manheim se ha introducido, para los presos to-
davía en edad de aprender a leer, escribir i contar: esta
enseñanza está confiada a un maestro de taller, i tiene
lugar todos los días durante una hora. Cada domin-
go, uno de los condenados lee a sus compañeros algu-
nos pasajes escojidos de la Biblia.
"En Friburgo todos los domingos i días festivos es-
tan consagrados a enseñar a los presos que desean la
lectura, la escritura i el cálculo. La escuela es dirijída
por un empleado de la oficina del director.
"En Naugard un preso está encargado provisional-
mente de la instrucción elemental de sus compañeros;
enseña a todos los presos que no saben: solo los mejores
de ellos aprenden los elementos de escritura; pues de
otro modo se temería proporcionar a presos mal dispues-
tos nuevos medios de dañar.
"En Spaudau existe desde 1824 una escuela donde los
presos aprenden a leer, escribir i contar.
"En Brandeburgo se cscojcn sobre 300 ó 400 pesos 80
ó 40 que reciben tres por semana en la misma prisión
lecciones de lectura escritura i cálculo. Dos maestros
de escuela están destinados a e,<e objeto.
"En Prenslau i en Potsdam la instrucción elemental
uo es dada mas que a los presos jóvenes, a quienes
se envía a las escuelas de la ciudad.
"En Laudsberg sobre el Warthe los niños reciben
del sacristán i del predicador tres lecciones por se-
mana; duran dos homs cada una.
"En Grandenz se enseña a leer a todo preso menor
de cuarenta i cinco años que es juzgado digno de es-
te favor.
"En Gross-Salze solo los niños son instruidos.
"Em Licl.tenburg el predicador, a falta de un maes-
tro de escuela, enseña a leer, escribir i contar a los
presos de toda edad.
"En Tréveris dos maestros enseñan, a los presos
la lectura, la escritura, el cálculo i el dibujo,
"En la casa de trabajo da Braurrcilor los presos
aprenden a deletrear, leer, e-;críl>ír, la historia de su
país, la lengua alemana, la historia natural, el cálculo,
el dibujo i el canto.
"Por fin, en Austria no se han establecido sino escue-
las dominicales, donde se enseñan la lectura, la es-
critura i el cálculo a los presos que lo desean."
En la penitenciaria del cantón de Vaud, según un in-
forme del consejero Soulié, citado por Mr. Carlos Lúeas,
"se trata de endulzar las costumbres de los presos por
la instrucción, dando a aquellos que lo desean lecciones
de lectura, escritura, de ortografía i de aritmética, i pro-
porcionando a todos en sus celdas libros de piedad i de
moral."
"En la penitenciaria de Jinebra, dice Mr. Carlos Lu-
cas, se dan dos veces por semana lecciones de lectura, es-
critura i cuentas. Estas lecciones no son obligatorias mas
que para los niños; pero todos manifiestan solicitud en a-
provecharse de ellas."
'En todas las penitenciarias délos Estados Unidos,
dicen Beauniont íTocqueville, se enseña a leer a los de-
tenidos que no saben. Estas escuelas son voluntarias.
Aunque ninguno de los conde.iados sea obligado a asis-
tir a ellas, cada uno considera como un favor el ser ad-
mitido; i cuando hai imposibilidad de recíiñr a todos los
que se presentan, se cscoje entre los detenidos a aquellos
a quienes el beneficio de la instrucción es mas necesario.
La libertad dejada a los presos de no ir a la escuela, ha-
ce mucho mas celosos i dóciles a los que van a ella volun-
tariamente; esta escuela funciona todos los domingos an-
tes del oficio relijioso de la mañana."
La opinión tan común entre los filántropos i los go.
biernos de que la instrucción elemental contribuye a la
corrección del vicio i del crimen, es una de las pruebas
mas sólidas que pueden alegarse en favor de lo que de-
cimos; porque esa opinión es, no una simple teoría, con-
cedida en e! gabinete sin consideración a los hechos sino
el resultado de una serie de observaciones. En el caso
de que se trata uua prueba de esa especie es tanto mas
conveniente cuanto no hace mas que confirmar lo que el
raciocinio tenía manifestado. Asi la csípeculacion i la es-
períencía se animan para no dejar la menor duda a este
res|>ecto.
(Continuará.)
A'fc IJYSTITTTO JVJlClOJV^il..
67
NOCIONES
b
l>e €o.<<iiiio|¡:mrísi i Jco^^i'af'tsi.
Fínícsi
Escritas v.\v.\ los niños.
'iir Sdiétns Toruno, Director del I nfit i futo Nacional Je.
Guatemala.
, |§ (Continúa.)
LECCIÓN V.
La Tierra se encuentra en el espacio como un
globo en el aire, con la diferencia de que el cflo-
bo se apoya i se sostiene en el aire mismo, mien-
tras ([ue la Tierra esta aislada i sin ningún ajioyo;
pero no está quieta ni en un solo lugar, sino que
ti( ne dos movimientos simultáneos, uno sobre su
eje i)o'ar i otro al rededor del Sol.
i la luna i las estrellas daban vueltas en torno
■ suyo; pero la ciencia ha demostrado que el mo-
; vimiento del Sol i de las estrellas no es mas
; que una ilusión, i que la inmovilidad de la Tier-
I ra es un error.
: La mas simple observación nos demuestra que
! todos los astros jiran o parecen jirar al rede-
dor de la Tierra en el espacio de un día i una
noche o sean 24 horas. En efecto, todas las
i mañanas vemos que el Sol aparece por el O-
¡ riente i va subiendo poco a poco hasta llegar al
i punto mas alto a mediodía, vuelve a bajar len-
¡ tamente. i va a j)onerse por el lado opuesto del
I horizonte. Como la Tierra es redonda, no hai
i duda que el Sol da la vuelta por debajo, por-
\ que a la mañana siguiente vuelve aparecer por
I donde salió el dia anterior. Cuando el Sol ilu-
j mina la parte del Globo en que nosotros íísta-
I mos, la otra parte está en la oscuridad; i cuan-
crrn íiislada ei¡ el cspncio.
El mo\!niiento de la Tima sobre ni propio
(je se efectúa de OccidtMite a Oriente, en el rspa-
( !o de 24 horas próximamente, o sea un dia i una
noche. Est(í movimiento se llama de rotación,
o movimiento diurno, porque se ('ft-ctúa en un
tlia natural, (¡ue s(í compone del dia solar i de la
iiiX'he.
El movimiento de la Tierra al rededor del Sol,
s(» efictua también de Occidente á Oriente, en
el f!spacio d(' 3Ó5 dias i 6 horas próximamente
o sc-a \\n año. Este movimiento se llama de
trasliicion o movimiento anual.
La Tierra jira sobre sí misma. Los antÍL:;uns
creian <iue la Tierra estaba (¡nieta i (¡ue el Sol,
do nosotros tenemos oscuridad el Sol aluinbra
Li jiarte opu(:st.a.
Lo mismo sucede con respecto a las estrellas,
todas las noches las v(ímos salir por el Oriente i
describir círculos al rededor de la Tierra en i;^nial
espacio de tiempo.
Esto es lo que todos los hombres vemos desde
que el mundo existe, i por consiguiente, es mui
natural que los antiguos hayan creído que el cie-
lo entero i todos los astros daban vueltas al rede-
dor de nuestro Globo, i que éste estaba colocado
en (■] centro del mundo,
Veamos lo (¡ue ha demostrado la citmcia ¡Dor
el (xfunen atento nue se ha hecho d(í todos los
J^W^ IJVSTMTVTO JVJirMOJV.ftI^.
fenómenos celestes i terrestres.
Muchas veces el movimiento i el reposo son
aparentes; es decir, muchos cuerpos que parecen
en movimiento no lo están; i otros que parecen
fijos están en movimiento. En efecto, cuando es-
tamos en un buque o vamos en carruaje nos pa-
rece que los árboles i las casas que están en los
bordos del camino o en la orilla del mar, huyen
en dirección contraria a la que nosotros seguimos,
i sin embargo nadie ha creido que los árboles ni
las casas tengan movimiento alguno: esto nos prue-
ba que en ciertos casos los cuerpos inmóviles a-
parentan moverse, i esto es lo que sucede con el
Sol i las estrellas. También podemos observar
que cuando estamos a bordo de un vapor, i mi-
ramos no a la orilla, sino a! rededor del interior,
al rededor de la sala por ejemplo, pronto nos pa-
rece que no caminamos, porque no sentimos sa-
cudida ninguna, ni vemos huir ningún objeto,
pues todos los muebles están en el mismo lugar:
esto mas induce a creer que estamos inmóviles
aunque estemos en movimiento. Los que han
viajado por mar han podido observar esto me-
jor. Sienten tan poco la rápida carrera del bu-
que, que pueden pasear por la sala o la cubier-
ta en sentido contrario a la marcha del buque,
pueden subir las escaleras, pueden bailar o sen-
tarse al piano o a la mesa, como si estuviéramos
en tierra. Esto nos prueba también que estan-
do en movimiento nos creemos estar parados^i
esto es precisamente lo que nos sucede con el
movimiento de la Tierra.
Por otra parte, el movimiento de todo el cie-
lo al rededor de la Tierra puede esplicarse de
dos modos: o bien son los astros los que de O-
riente a Occidente dan la vuelta al rededor de la
Tierra, en el espacio de 24 horas; o bien es la
Tierra, redonda como es, la que jira sobre sí
misma de Occidente a Oriente en el mismo
tiempo. Es claro que en este caso, presentando
la: Tierra sucesivamente todos los puntos de su
superficie al Sol i a las diferentes partes del cielo,
los fenómenos se reproducirán precisamente co-
mo si fel mismo cielo jirase en torno de ella.
Tomemos una naranja que represente la Tier-
ra, atravesémosla por el centro con un alambre
grueso o una varilla que le sirva de eje polar, fije-
mos la varilla en un pedestal, de modo que pue-
da jirar sobre su pié, clavemos en el medio de la
naranja un alfiler hasta la cabeza, de modo que
esta represente un observador que hai en la Tier-
ra. En seguida llevemos la naranja en un cuarto
oscuro, i enciéndase una lámpara que represente
el Sol, de modo que la luz i la naranja queden a
la misma altura, como se ve a continuación.
Movimiento jiíatorio déla Tierra.
La mitad de la naranja quedará naturalmente
iluminada por la lámpara, representando el dia, i
la otra mitad quedará oscura representando la no-
che.
Hagamos jirar lentamente de izquierda a dere-
cha la varilla i con ella la naranja, i observemos
lo que sucede. Primeramente, nótese que no se
mueven los dos puntos de la naranja por los cua-
les entra i sale la varilla; estos puntos se llaman
polos, el de arriba es el polo Noiie el de abajo el
polo Sur, i la línea que los une se \\2im2L eje polar,
que está representado por la parte de la varilla
que queda dentro de la naranja. En seguida ob-
sérvese que la cabeza del alfiler va jirando junto
con la naranja, i que en vez de estar exactamente
en la mitad de la media naranja que al principio
estaba iluminado por la lámpara, estará al dar un
cuarto de vuelta, precisamente en el borde de la
parte alumbrada; un poco mas de vuelta, i ya no le
llega la luz— /a lámpara se ha puesto, como se pone
el Sol. Dése a la naranja otro cuarto de vuelta, i
se verá que la cabeza del alfiler queda en la mi-
tad de la parte oscura, en dirección opuesta a la
lámpara; otro cuarto de vuelta, i asomará la ca-
beza del all'l ir — 'a lámpara sale, como sale el Sol;
otro cuarto de vuelta mas, i la lámpara habrá da-
do una vuelta entera, i de nuevo estará alumbran-
do directamente sobre la cabeza dt 1 alfiler, como
al principio.
Se ve, pues, que con solo dar una vuelta re-
donda a la naranja; la lámpara ha pasado aparen-
temente por encima de la cabeza del alfiler, se ha
puesto, ha salido i ha vuelto otra vez al mismo
lugar.
Lo mismo sucede con la Tierra: jira de igual
modo que la naranja sobre un eje imajinario que
pasa por sus polos. Asi se producen los dias i
las noches; i como al parecer, ti Sol emplea 24
horas en moverse desde donde está en un mo-
memto dado hasta volver otra vez al mismo pun-
to al dia siguiente, podemos decir que la Tierra
emplea 24 horas en dar una vuelta sobre su eje
polar. Esto no es todavía una demostración, no
¡■:í. u\-MTírijTO jv^ic'i^hwií..
es mas que una hipótesis posible; pero ya convi-
ert(- en un hecho, por que realmente es la Tier-
ra la que jira sobre su propio eje.
ELEMENTOS
/'i/,-¡f ni') d Jos nlnmnos (M Insiitnln Xtuional
lie Gtiatemahi.
PRIMER CURSO.
(Continúa.)
iVlNTIf I^líS^iíO^.
VOCABULAKY.
riiil.l. tñun.
ITappy, feliz.
Cliiltlron,_w/M'»«.
Uiiliapp}". iitfdiz.
(,'linrcli. u/hskr,
(irateí'aí. oi/iade Uh
Clmrchen, ¡(fn'sltis.
Ullíri-atcful. (A/.S-7yyV
Gentlemün cnlKi'Icr».
<!-.
Ladv, siñn-a:
líU^y, nr,,l<ul<,.
LadVí^. .s<«..,vís.
I.azy. orinso.
Misí, s,n.>nhn
AiiTi'oaMí'. (f.jnt'hi'i
Yoimi;- huü'ís, siTmrHaf^.
llaMílsoiiic, l:vn,¡i,K<i
Tliat, i\w ono; á lu.
Of tlie; dtl, de la, de Jo», de las.
Olis. — El jcnitivo espnñol de', de la, de los, d*' las, se
p.^prcüa en ins^léa por o/' tlie, pero también se espresa pOr
la letra .9 precedida de un apostrofe ('«) unida al nombre
del poseedor. El poseedor se coloca siempre primero
con el apostrofe, i la cosa po.scida se coloca después. E-
iemplop;
The book f/ </íe boy, or tlie boy 's book; el libro dd
'muchacho.
The book o/ Ihe giil, or the girl's book; d libro de la
inwhacha.
T!ie book o ' (he men, or the mcn's book; el libro de los
hombres.
The book qfthe women, or the womeu's book; el libro,
de las miiiere".
Tliat of the baker, or the baker's; eldd panadero.
That of tlic dolí, or tlie dog's; el delperro.
llave you iny Í)ook or the boy's? t!e>.e Ud. mi libro o
el dd mnclínclml
I have tiie boy's, tengo el dd muchacho.
llave you my pea or my sirterV? tienr. Ud. nú pluma
o la de mi hennana'l
\ have your si.ster'.s. (■■nqo la de su hermana de Ud.
llave vou the arm of the chair? fienc Ud. el brazo de la
sil'a'! lólis. Efta frase no admite la otra foi-ina o el a-
liúsíioro. por que el jwseedor no es un ser animado.)
your brothcr, or your brothcr 's hat.— The l>oy of the
íiattei-, or the hatter 's boy.— The dog of this-nian, or thi«
man 's dog.— The horse'of that captain, or that cap-
tain 's horse. — Have you my bread or that of the baker?
1 have yours, I have ñot the baker 's. — Whidí ])eii iiave
you? í have my sister 's' pen. — This chilil i- vímv
happy.— That poor man is very unhap|iy. — .M\ ciiiMrcii
are very busy.— Tliose boys are very lazy. — Thi.s lady
is very grateful.— Tiíat man is very ungrateful. — Theso
youngladics are very agrceable — My daughtcrs are in
the church.
II.
Esto hombre os el lioniiano del vecino.— .Vquella mu
jcr os hi hermana do! jonoral. -Quién tiene el caballo
"del sastre? Mi cuñado tiene el caballo del sastre.— La
casa del vecino es grande.— El jardin de mi tio es gran-
de.—El padre de su amigo de Ud. es rico,- La madre de
este niño cspobi'o. — Este niño es hijo del módico. — Esa
muchacliM os honiiana de la madre 'de Juan— Tiene el
sombrcror.» el sombiom del capitán? No, íirivn-. no tiene
el del capitán, ikio tiotio el dol jenoral.— Tiene Ud. mi
libro o el do! ai.ooadn? No tongo el .!'■ Vd.; poro fii-o
el del abogado.
III.
CoxvERSATiox A.— Who has my sister's pretty hand-
kerch:ef?-Is the captaiu's daugliter amiable?— Is not
the captain's daugliter amiablei^'-Is my brother's hat
pretty?-Is not my brother's hat pretty?-Has your good
aunta handsome housc?-Has not your good aunt a fine
house?-Has your únele a handsome horse?-Ha8 not your
únele a handsome horse?-IIas he a new watch?-Ha3 he
not a new watch?— Has tlds gentleman a fine golden
watch?-Has not this gentleman afine golden watch?
I Co.WERSATiON B.— Has tliip young maü tho captain's
i ^oot/* -Has not this young man the captain's boek?— Is
I the general's nieee amiable.'-Is not the general's nieco
: ami abley-Have tliese mei\ m.my glasses and cups^-Ha-
vc not ihcsc men many glasses and cups?-Has this man
'' mv brother-in-law's watch?-Has not tliis man my bro-
í thcr-indaw's \vatch?-IIa8 my grand father many dogs
i in his housc?— Has Miss Mary many flowers in her gar-
den?— Has not jMíss IVIary many flowcrí- inher gardcn?
V.
CoNVEiíSATiON C— Mr. Jolm. wliat is that?— Have
you a good room fbrmy fatlioi?-— llave you not a good
roomformy mothcr:-'- llave \ve uiany apples for these
voung ladiés.í'-Have wenot many oranges for thosc yo-
ung Íadicsl^'-Have you a fine rose for my nieco?- llave
vou not a une tulip'for my niece?-nave you not in your
garden afine flower for tiiis gentleman's sister?— Is tliis
voung man's mother happy? -Are yon busy?-Are you not
bnsv?-.\re you not unhappy?-Who are unliappy?
EXKUnSE^.
VOCABÜLARY.
The labio of the mother, or the mothor 's tnble.— The
iunr^o of mv fatlior, or mv fatlior' s lionse — The hit of
To be, ser. estar,
Qljg._El verbo to be, se traduce por tener cuando va
acompañado de alguno de los s etc adjetivos siguientes:
70
JJfc IJWSTITUTO J\*JM€IOJV^I^
To bo sleepy, tener nueño.
To be afraid, tener miedo.
To be wann, tener calor.
To be cold, tener frió.
I am thirsty ,/e/(í/o sect.
I am wann, temjo calor.
I ain cokl, tengo fri<>.
I am sleepy, tengo sioño.
I am afraid, ten/jo miedo.
I am ashamed, tengo ver-
güenza.
I am liungry, tengo hambre.
Obs.— El verbo to he, con las palabras ri^/hf, dererko,
justo; i tcroiig, errado, se traduce por hacer bien i hacer
mal.
To be wrong, hacer mal, no tener razón.
1 am riglit, hago bien o tengo razón.
I am wrong, hcujo mal, no tengo razón.
Hiin^ry, hamltriento.
Thirsty, sedienUt.
Warui, califínte.
Qo\i\, frió, friolento.
Pleepy, soñdiento.
Afraid, temeroso.
Ashamed, vergonzoso.
'J'o be hiiiigry, tene^' hambre.
To be tliirsty, tener sed.
To be ashamed, tener vergü-
enza.
Obs. — El verbo ser en inglés, cuando se refiere a a-
fecciones del cuerpo o del espíritu, se espresa del_jnodo
siguiente:
What is the matter with yon? que tiene Ud.'í
Is any thing tiie matter with yon? tiene Ud. ahp.'l
Nothing is the matter with me, nada tengo o no tengo
nada.
What is the matter with this cliild? qíié tiene eM>' niño"!
Nothing is the matter with him, no time nada.
What is the matter with this lady? qué tiene esta señora?
Nothing is the mater with her, no t\ene nada.
Whatis the matter with you? </tíé tiene Ud.'í
Nothing is the matter with us, no tenemos nada.
What is the matter with them? qué tienen ellos o e??«s?
Nothing is the matter with thcm, no tienen nada
The pencil. el lápiz.
The exercise, el e/'errir'o.
Tlie copy-book, el rnadrnm.
The dcsií, el escritorio.
The bench, el banco.
The volume, el volumen.
tomo.
The atlas, el atlas.
The general, eljeneral.
The pcnlcnifc, el corta-plu-
vias.
Tlie dictionary.; í^f7íV•(•i■y-
Tiie inkstand, el tintero,
i The friend, el amigo.
Tiie merciíaiit,*^? comer-
ciante.
The lawyer, el alKigado.
The physician, médico.
:XERC1.«ES.
I am hungry.-I am not linngry -I am tliirsty.~I am
not thirsty. — íam warm. — I am not warm. — I am cold.
— I am not cold. — I am sleepy. — I am not sleepy. — I am
afraid. — I 'am not afraid. — I am ashamed. — I am not
ashamed. — I am riglit. — I am not right. — I am wrong. -
I am not wrong. — Wiíat is the matter with your father?
Nothing is the 3 matter with him. — What is tiie matter
with Miss Mary? Nothing is tlie matter with Iier.-Is any
thing the matter with this child? No, sir, nothing is the
matter with him.
II.
Are you hungrv? No, sir; I am not hungry. — Is your
sister liungry? Yes, my sister is hungry. — Who is hun-
gry.'' Thecantain is very hungry. — Who is thir.~ty? My
mothcr is thirsty. — Is your cousin tiiirsty? No, my cou-
sin is not thirsty. — Is yoiir aunt warm? No, my aúnt is
not warm. — Who is warm.'' My paren ts are warm.— Is
this young maii's mother liappy? This youiig man's mo-
ther is not happy.— Is your father ashaníed? Yes, sir, my
father is asiiamed. — Is your sister afraid? My sister is
not afraid.— Is yuor mother right.'' Yes, my motiier is
right. Is your sister wrong? My sister is not wrong,
my sister is right
III.
Tiene Ud. frió? No, señor, tengo calor.— Tiene él
hambre?; Si, sen ir, tiene hambre; pero no tiene sed. —
Tiene sueño este muchacho? Sí, señor, este muchacho tie-
ne sueño. — Tiene miedo el hermano de nuestro vecino?
No, señor, el hermano de su vecino de Ud. no tiene mie-
do.— Tiene vei'güeiiza mi primo? Tiene vergUenza.-Tie-
ne sed su hijo de Ud.? No, señor, mi liijo no tiene sed;
pero el hijo de este homl)re tiene liambre i sed. — Tiene
calor su amigo de Ud.? Sí, señor, mi amigo tiene calor.
—No tiene sed su iiermano de Ud.? Sí, señor, mi herma-
no tiene sed. — No tiene sueño este niño? Si, señor, este
niño tiene sueño.
IV.
CoNvERSATiox .V. — Am Iliungy?— Am I not hungry?
— Am I thirsty?— Am I not thirsty? \n\ I warm?—
Am I not^warm? — Am I cold? — Am I not cold? — Am I
sleepy? — Am I not sleepy?- Am I afraid? — .\in I not
afraid? — Am I ashamed? — Am I not ashamed? — .\m 1
right?— Am IJ not right? Am I wrong? — .Vm I not
wrong? — What is the matter with nie?-Areyon Iningry?
— .\reyou not hungry? — .\re you tliirsty? — Are you not
thirsty?— Are you warm?— Are you not warm? — Are
you cold? — Are you not cold?— Are you sleepy? — Are
you not sleepy?
V.
CoWEKSATiON B. Are yon afraid? Are you not
afraiii? — Are you ashamed? — Aro you not asiiamed? —
Are you right? — -\re you not right? —Are you wrong?-
Are you not wrong? — What is the'matter with yon? — Is
liejhungrv?- Isjhe not hungry? — Is he thirsty? -ís he not
thir.sty? — Is he worm? — Is he cold? — Is he not cold? — Is
he sleepy?— Is he not sleepy? — Is he afraid? — Is he not
afraid? — Is he ashamed? — Is he not ashamed?— Is he
right? — Is he not right? — Is he wrong?-Is he not wrong?
— What is the mattcr.with him? — Isshe hungry? — Isshe
not hungry? — Is she thirsty? — Isshe not thirsty? — Isshe
warm? — Is she not warm? — fs she cold?— Is she not cold?
— Is she sleepy? — Is she not sleepy?
YI.
Co.NvERSATioN C- -Are wc hnngry? .\re we not
hungry?— Are they thirsty? — Are they not thii-sty?~Are
wc warm? — Are wc not warm?— Are they cold? — .Vre
they not cold?— Are we sleepy.'' — Are wo not sleepy? —
Are they afraid?^ — Are they not afraid? — Are we a.sha-
med? — .\re we*ftot ashamed? — Are they right? — Are
they not right? — Are we wrong? — Are we not wrong? —
What is ihe matter with them?— Is my sister sleepy?—
Is not your brother afraid? — Are my parents thirsty? —
Are not my parent.s thirsty? —A re these men cold? — Are
not these men cold?— What is the matter with my aunt?
— Is any thing the matter with this child?
(Contiiinoni).
#>/. t.vsriTi To .v.irto.v.tí..
i.v iafa:vci.v de i. iii\ do.
XTlíODrccIOX A I, A HISTORIA l'XlVKlíSAL
.M^ir.lrl N,
/■.Vr,'-
/; (7<-/,/.
I US
ll'^'O I I lio
I iii-iincr n
i>ti
Xi
K< muclio iiiiiH lülicil (Iciliu-i
Iiiiriilircs a cscriliir
|iiM'i|;i ser CDüiin-iMidiiIo al iiiii-íi
iiH:nln |.,ir:i (>ll.,r..('- H .le hi i)iii
tM'l;l lll' M-i .MIMlciulil IM.l- limclKW -'MK'
'■\¡-l'T:,lr,. |-;,z:,-<:i|vimvs,l<'t(..|o rl nmi
'■■'•M<. la- lo-,-. l,,s Ml-holr- i (iMulia-^ .r
|>:iia ri'c()i<l:ir lili ¡icoiitci'iiiiiciili) (i ciiviai
l'oii (•! traii.-cursu del tii'iiiun. oii v<'Z di
.-'i-ti'iiia. liis lioiiiliiYs aprcmlicrmí a tra/.a
I'iv>riit;is-.ll .•¡,.l-tf). soüi.l w ,. |,;.!i1.):H, \
í;i'' '-Id- dividir ..sfa^n. |..ir;,-. i roav,.,,:
do- .-¡«riio- .|ii.' |-i'|)rr^iíiila-.'n -■•iiiii.'.' ri
i'M'ii li> roniia.-i lo losullaWotos. S.- rr
'!'• Ia< letras (■».;, .,.rv:i ¡,,11, liaollas de la aiiti-ua os,-ntu
ra iH-iitiid,_i. Asi. AIcj.li, la priinora, letra del allaJieto lie
Ijiei). s¡oii¡Hc¡i l„w¡i. i la tiynra do osa letra os la linea di
fiiiitonio do lina ailk^zii de hnc¡i.
Ijos sIítiios usailos jior lo? astrúnonios para roiiresoii
tai- el Sol. lal.una i los planetas: los I. |[. il[.|,ani es
l'irsar uno, dos i tres, ]»niolian f|iio si la eseritiira iiiiitn.
'laesdealirnnvalor para nosotros, delw; lialier sido d.
tina iiii|M)rtaiieia iiiinonsfi, jiara los antiiiim-.
Xli.
('DNTAIiir.IDAn.
I^as (rihiis salvaü'O- liaa aprendido a eontar lenfaiinM
I'', i aun lioi se enciionlran alírunas (]iic no salien ccmiIh
mas allá lie eiiatro. oipiesi salien, no tienen jialaliia-
]iara ospresar inavuiv^ ranlidailr^.
Va\ todas oai-l.- o.!,, M-ad-.d- 1,,-d-r.- in:-a <•,,!, lar.
ría lora
/lxeiitroalu-ii!ia-.i
laKra •tÍih-o"-
Lo. .alva-.'s
Tiia mano
Itos iiiamx, o
Hos niaiio-^ ¡ 1:
líosinaii.is ¡ 1.
No^olro. liar,
i.~ hi
:a:<ta ;, lleve. 1 ,|,ie).rov
MÜic'a ./,../,: Pii to.la<in
rned:' !a
laliiia
,/,,■;/, V.. MI
lineo i diez. Se ¡n-o-iie
d.ra'l,;, :',
ili-na
!i"líe !l-v,
iiienlas eon jiiedm-it.! .
i aSM 'Mr 1
, III I,'
;iiia ré!r>:l!.un. i.^ni,
,, -r-A-.-v
anio-
'v'/.v^',,..-: déla ,„!-;„,, v
■1 : Ta .ai:
a lo !,
1-eino-i un
i'i! iluostro piiñ'i'do ]Ki]'
¡■■•■orda
al-o
qne teuea,
nos olvide, imitando i'l
11-0 aiiii'.:
.10 lie ,
oulari.or
licí-lios en lina cnerda.
I. as iiocioiws acerea i
lela IM;
aeiaili
I Manilo-
:idipiir¡do prineipalniei
te en el
-in.üi
de la^ !i
dejadas por el lifinilire e
lel iioro'
<ie lie
Kiiroiia, II
eróo que los primeros di
sil e.pi'e'
• vivii
■011 eii oír.
le i fine des|iiies emii^iai
onalli. 1
:n los
Harneros d
la Anticrna Kdail de 1'
edra. ,aia
Ido la
Crnn l'.i-et
Irlanda estahan anidas
al e.nitii
ente i
eoiaaan eai
-os riosa través de los
alies que
aliora.
udal.
pado
Í:nn.p'
Ide-a
s liella
■ 1 el Canal de I,, .\h
¡ rinoeerontcs vae'ali
|ue ahora es Inulat.
as IVia de lo iiiie 1- 1m
)s bus-
ancia,
lUal.le
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L'i'iioro
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as. i a
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III lian
loslii-,
res ei
i|iie al
oshii
.leiin li
oti'oen
mellos
Cero i lili aireemWalsaiiKiilo. see~tal|ir
lie romo bliradores. i eomo trahaiadi
iielales. adelantando en riipie/.a i en
ieiitra.inielosliaWitantesde las ida.-
eonvertian en inlrépid.s aventureros.
e. (d ol.jelo de esta narraeion llev;
is iimolio mas remotos que aquello- ei
leralineiite la Historia, i lo qii. Ini-l
do no se reliere a una .ola iiaeioa o
■olio de la Inimanidad eomo ser eol
e:nit,i-;L
niade.\',
ha.
perniai
U'O. i en
ene es
de lo. 1
eion de
ea.'i en la lii.rnrla de 1 1' da leía'a ihm
polda
■ione
'ia'w
1 de 1
Ilretaña. rolianilo donde quiera i coi
d i a 1 1 .
'■
e.-a 1
Oirás trihns se estaldoeieron en l'i
rsia. 1
a his
de Palestina i oit Eíripto. i fueron la r
li/. de
ron esas |ioderosas uaeimies lanos re\-
'. i^'o!
laaiai
ehus años ante, do! naeiniienlo' de AÍi
■almm
(
11 (ait
•e A
mi'riea; vaiiaroii solire la siiiierlieie de
Xne
0 .M
lo. que .e d i r¡ ¡ieroii al Sur levantan
!l eill
llll'l>
laiinas no. i'e'\elan su poderio
.MaelH) ant... de 1 |m' ex¡..t¡es,Ml lo. -
ánde-
impí
el noml.re do iludios: sii historia ocap;
nme!
0- W
/;/. I.VSTJITI'TO u!V.I€IO.\\J¿..
Alíriiiíani^loj»'! í^" liorm natal, i ¡-(^ trashwló con íiií'
da^fi i gaiuuíiís a Pijlestiiiu. •Bus (Icscemlicnte.s ?c c.
ljJoe!C")cHi'eiiKiiplo. f]iuVcraun" pais umi aliiiiulnDlc
.írnui'os: alli ¡lc'.L;-aroii :t ser iiiiii imiiK'rosns i íVcrdn ii:
(los liomlnilosaiiioiite diiraiiío la vida de Jum'. chv;! r
niovodnra liisU>ria se rclicre cu el (¡(''iiosi.-: iicru ili'-|.
(lo su luiicrtc, ra(M'Oii aíiiicHos rc'(.liicid(>s ;! la >(m\!iIi
Tiro, i ree-iUierou los mus duroi^ t.ralaiuií-iito.-:. I u '.lom
liiUM'.n, sabio i heroico llamado ^iloi^és, a i|;:iin !a i;ija
ici Iialiia oducndo como si lucse su propio liii<i. üciiu
justa iudiu-iiacion por los ultrajes (]iie sulriaii sus lien
nos, se colo.'í'j a la cabeza de ellos i los libort('). Las Has
das Escrituras nos cuentan como ese pucl^lo se diriji(>
cia Palestina íiobcrnado por jefes i jueces; como m;
cruelmente, como era proi)io de esa edad, liomlnes, i
jeres i niños: como creció i prosporí), pero también co
por sus vicios se liizo débil i l'in; esclavizado i v(ilvi('i
levantarse otra Acz mas, hasta (¡uc al venir Jesuciiá
(piedí') sometido al imucrin ronuin!).
XIV
La
Oria primitiva uct liombrc nos iiianilicsia cuan
niara níIIoso ha sido su )u-oü'reso si comparamos la Kdad |
del'icdra con luiostro presente estado. Xo solo ha progre- j
sado en la coustrnccion de edificios, en la confección desús !
alimentos, en la alfarería, en la j>i-eparacion de sus vesti-
dos i en el ain-ovechamiento de los metales, si no que ha
llegado a tener profundos conocimientos de la tierra que \
lesostienei do I;!-c<trclla- (|i!c h: rodean. FA rayo, el vieu- ,
toi lo3serpeai!N'~ : íi,< -,■ ven ciicadciiados. poi- (■Lolicdo-
cen sus mandato.-: lia prouiiidizado el misterio de los as-
tros, i cada dia descubre mí nuevo secreto en el '_:i,iii !i-
bro (lela naturaleza.
Quisiéramos saber quienes fueron los primeros Iioiubres .
del pasado que echaron los cimientos del progreso moder- •
no para tmbutíirles nuestro agradecimiento. líl piiinero I
([ue labré) un pedestal fué el padre de la escultura: el pri- '
mero qiiccohiré en ('irdeii ])iedras sobre piedras fué el
fundador de la .\ niiiitectura:' el primero que abrií'i un
hoyo en el luicso (!.■ un reno isilvc) en él, o estendi(')
nii tendón i le liizo s.riKir, fué el padre de la ilúsim: el
jirimero <\uf iíiik'i sus sencillos ¡lensamientos Ak' el pa-
dre de íu l'oe-ia: .1 priiuero iii;e se esforzó en pene- i
ti-ar los s..ei-elo< del sol i 1:,^ e'sireila-^, filé cl padre do
la A<(roiHun¡a.
0-ra,má.tioa> ixife^xitil
pai;a losxiñ'ow A:\iEPírAXo,y.
1'aki
!>■
Xa.la v;
•s¡>
s '.:■■ |.:i!;iljras/*;ul>rayada.s unen ku-> .^'.¡as
!;■''• c 'jilas nílacioncs entre ella.s; así en ctl
prir.icr (:jc!n|;!u / une lasclos palabras iior/.'r i ' • ■
en el seiíunclo r;w indica que ambos /urn-
salieron juntos; en el tercero f/c expresa
i;-r imátii a ¡m'i i'-ní ce a ¡naa. i en el cuarto .;/,. ia-
l'i laaVLO, esas palaJjriilas indican unión, seijara-
( iiMi, propiedad, compañía; i si "pu.sjéramos. otros
ejemplos haüariamos que con ciertas palabras mui
peíjueñas expnssanios una multitad da relacio-
nes.
Dío-anse las relaciones que indican las partíci!-
las subra\'adas con las frases que siguen:
El vino cuando vo estaba enfi-nnn. í".l ¡ii)r()
está m'^rc-!a.^ mesa. Los zapa!
la cama. Kl (inierc: salir /¿w . . ...
duerme nüíaíras )o leo.
LKCCION XII.
I.\ií:i:.|i-:(.cio.\k .
Cuando nos quejamos soleme,s decir simple-
mente ai!; .sorprendidos e.xclamamos oh! si llama-
mos a alguien nos b.ista. ih-cir ola': es¡)ant:unos a
\\\\ g-ato diciendo z;i|)^ !; d-saimos iutc! ;i las bes-
tias, i cuando nos encoleriXanuK, cda trecu ncia
solemos decir caramba! oh! etc. '
Siempre que queremos decir nuialiü tu p. ¡aas.
palabras, nos \-alear.i-; de aiLauía.s n. •<;:•, cmiiim
estas:
OIi! ai! eh! (^tc. Kstas paialjnis qaa e)raian thi-
ses se ila.mrin iu/riyí-nioacs.
l'jl'd-^CíedO.
Complétense i analícense las sio-uientes frases:
Id prini'ír hombre fué — i la primera mujer fué
Id nrundíí fué creado por — El niño— no es crei-
<!,, aanqai- di. ,1 !;■: \,Tdad. Xiidie quiere a un
nir.ii i.ariM idiu.r m;'.- L'uando nn brilla el -es dr
- de los imiiualfs. Id ¿'s un animal tero/. .Xo
se pu" - ..-;;■• .■;;-| i-;¡ primer m<'S del año se
Ikuna ■ p quena mira, i el poder de
-adnr . mu \ano jure el hombre de —
])(ir e¡ santii ¡i.'.aa'ii-í'. (tuien pol>ló el cielo de —
hi o ¡a tierní (¡ae ¡a.ir'Ls. .Ama a Dios i ama a
tu heriiíane'. csl.i es la lei del — El— es mas útil
metal (jue el oro. Eosp.:ines se hacen de (Hiien
tiene- a los fantasmas es un cobarde. El católi-
co, ! ! ¡lidíd i el -protestante son todos — de Dios.
I .a. - i^s c! mas detestable de todos los vicios. De-
bemos dar die comerá.! i de,- b. bi r ;il Ib-mu-,
lle-jado al — de la i/rim-ra. para-.
Id dia í la noche no son siempre i'j;u:'i!cs.
El perro re;/ su amo han salido. Ea ;;i-am:'iti
iJ-rcioxi'S
i; !':.!. fhira :l<o de los niños, por
o <!,,,¡za!s:. I'rofcsor de Mocá-
■Sh:í O!, <■/ lllsílllílO Siilio-
ud do <;,iala:!.da.
((•(uitinún.)
LECCIÓN I\'. ¡
r. ")4'.;i:ij¡í*i<>2a. '1 uJo lo (jiR; [¡ikkIl; pe-
n r .■:! i:ii)\iinievito un cuerpo que se halla en el
ist:i ' ) -' • ;• 'ir.iso (5 hacerlo pasar a este estado
cu:;;;!' 'i r.io'/iiiii'-nto. es luia fuerza.
/'/• . . • '■):licaus:i c:;¡;az de cambiar c:l
<s^ ; - i ni')\-!mienío de un cuerpo.
V\ : ,1 i;na boJa de Ijillar parapo-
\o-':'.: ■ ' ¡iii I (') la resistencia que se le
opi):!'! jjara delcuerla son fuerzas.
i, :i causa (¡ue hace que todos los cuerpos cai-
gan l'.ácia hi superficie de la Tierra, llamada pe-
sanies, la atracción que una varilla de vidrio frota-
dla ron un pedazo de pailo ejerce sobre los cuer-
po:. li¡":-Ms, como p''d:i!-';;i-, de ¡cnjel, la caus;i que
h;ic'- ([a<- l.is pl:aiet;i': se i:ii; \:men el espKicio,
la ai'cion del \-ai)iii-. i|<ii- iiuu-'.r las !n:u]nin.:'.s. etc.,
so/1 fuerzas.
.\'o siemi)re es visible el clbi til if' una fuerz;i \-
es'.o sucede cillindo sil areidil ;s icsislida ó neu-
traü/ada por .¡ira iíuial \ c: iniraiia. Asi, un luei--
po c(jloe;u!o soli:-e una m.;s;i p;u-cce á priiner;i
\ isla. !¡Me lío esl:í. sujeto á la fu(;rza di- ki pc-^aiiu'-,:
pe;-.> ocLiriv ;up;í, i|ue esta hü-rza no produc- .■]
oi;-rU> de I;í r;.¡d:i dc-1 currpo, por ln resist.-uei,!
01!' ic opouo 1.1 -.iiporficie lio la mi-s:i. i|ue es i;ii;i
Ui'".;i o(Mi:;-;n;;!. ¡■'ii;Tz:is i:^oia!es \- contrarias a-
;•''■.;-•- •; ;;:i i!]:';-po yr:<d\v\or\\ el oqu ilibrio. Por
-: ..; :o- ■('... O;; ,:v^ o:-;;n con ÍLíua! i\ierza ^■
d:ul d,-
er ol ¡x
'41
1 la\- unos ¡n.,ii-umeritos llamados dinomú-
niclros, (|ue sir\-en par;i mediir las fuerzas. La
iiinira .í representa uno d.e estos instrumentos.
Consiste en una lamina llexible de acc;ro templa-
do AB, encorvada por el medio; á la extremi-
dad de la rama inferior está fijo un arco de
hierro a, que pasa libremente por una aij'ertu-
ra practicada en la rama suoerior y se termi-
na por un anillo ;// que sirve pai'a lijai- el íipa-
rato. En la estrc;midad de la rama SLiperi or est;í
fijo iijaialmente otro arco de hierro /■, (¡ue pasa
poruña, abertura, de: la rama inferior, terminán-
dose por en L;aneho // que sirve ]KU-a suspi/nder
los pesos. Id aparato se gradúa, lijanílo e! ani-
llo superior y suspendiendo al '^-ancb.o ¡lesos
sucesivos de 1,2, 3, /] kilój^ramcíS, )• niar-
cando á cada peso una línea solare el arco a
en los puntos donde por la flexión se vav'a de-
teniendo la rama A. Va\ se;.niida se por.en so-
bre las líneas los números, o, 5,io. . . . die 5 en
5 con lo cual cjuedará ^rraduado el instumento.
Para medir con el dinamómetro una íu.erza, por
ejemplo la que un hombre desarrolla para le-
vantar un fardo, se suspende el fardo al gan-
dío inferior y se levanta todo el aparato, sus-
inndiéndolo por el anillo ;;/; al doblarse (d resor-
te, la ruma .\ maj'ca.rá sobre el auxo a el peso
del !:inlo 1 n kiló<.'ramos \' uor consiLíniento el
l-i-un, i.^
on-amos(iue nos proi.onemo. s,,ston..'r s,)bre
Kilma de la mano un ciionn.. !■. el;.;-., que ele
iar/o de muslro 1 ra;-o p.W;i so'.l.n. ri<. elelx:
.(■r mas t; menos i^raiule, se;,'un ('u;' el cuerpo si
n;is ó menos ¡jesadv). Si \\\\ homijre ¡aiedi: sost
ler ol poso de un kiiói^ramo \- otro el de d.os ki!
'■rumos, diremos ([ue el seíamdo (jerce una fe;
a diolíie d.e la del [)rimero, y asi ])ara. ma)-ores p^
os. d'omando, j)ues, por [in.nto de partitla ó p
:5. -I2o|>a'c.«íoail:s<*ioss <!<' !:s.'«i rsíes'-
y.íü!*. Las uK^rzas se repi-eseiitan pi/r medio dt'
líneas rectas, (|ue partioiido del punto ;li;;hle o-
bran. ipie se llama /v.vav í!o n/n/'iooio:;. -,o diri
ii:i! en lal ó cn;il diroccioii. Ln cuanto á l:i m;i
vor () menor eneri^ía con cjue una luei'za. olir.i
<¡ue es la que costitu)e su iníoiisidad. se la de-
termiiKi i)or lo larj^o ó la ma'Uiitutl de la rec-
ta, y se mide colocando la unidad de fuerza, el
milímetro [)or ejm;;!o, sobre la recta, tantas ve-
ces como (¡uepa en l;i i'uerza tkuhi. Si.Ti A. b'i-
I L^au-a 6. el punto de a.pl¡c;icion de l:is i'uerz.is
I Py Ola dirección iV^ estas luerzas estará re-
; ¡ire;íentada |)or la .U; l;is líu' as .\ O , ,\ O, v- si
suponemos c|uc la iiUcnsidad de la fuerza i) vx\\\\- i 2.- -1 lai cuatro clases de operaciones: la Adi-
.xali^a á 5 kilogramos y la de la fuerza O á 4 (ion o Suma, la Sustracción o Resta, la Multipli-
kilóí^ramos, las intensidades respectivas de las cacion i la División.
dos fuerzas quedan representadas por las maj,--- i 13.— La Adición i la Multiplicación sirven pa-
niludes A 5 y A 4. siendo .\o la unidad Ac. fuer- ra componer lo; números: la .Sustracción i la I )i-
za. \:s;i)ii si-\'^n a! contrario para descomponer]')'-.
I''i'i>. aiii:-, i¡ • iipcrarcon los númeiT)s. es necesa
sarlos de \-i\,i m»/ o p n- escrito, cstn es ¡o i|u<: cu-
s-ña la Xunu;r.icion.
II.
¡ XrMi;kA( ION.
14. l/i numeración es la partMi''' 'a .\i-inv'-
tica (jue enseña a formar los númer;) ' "
ciarlos i escribirlos con caracteres p
ahí que 'na\a dos clases d(í numera
I
ÁritjiicHca dciiiual práciica i razouatiiu cst
fas cu f raines por L. llombaUcf i ti-adiicidas
por l\-i¡ro Jhiroii Y., aliiiiuio nuicsíro
ilcl Inslilnlo Sacional.
(Continúa.)
HaI TKKS CI.ASKS DK M MI.KdS.
cjue c(jn-
7. — 1.-^ Número entero ([ue
tiene unidades (ínteras.
Kjemplí^s: \einticinco metros, treinta i tres fran-
cos, sesenta soldados, etc.
8. — 2. '^ Número fraccionario es el <|ne con-
tiene unitlailes enteras ¡ a(l<,:nias una o \arias
partes i^'uales de la unidad.
l'jemplos: cinco litros i medio, (juince metros i
tri's centímetros, veinte gramos i cuatro decigra-
mos.
9. - 3. ~ La fracción, (¡ue contiene una o \;i-
rias partes de la unidad duidida en parles igua-
l'.jeniplos: medio metro, o cincuenta centíme-
tros, un ([uinto tle litro o dos dc:ci!ítros, un déci-
mo de gramo o \\\\ dc:cígramo.
Estas diferentes clases de números se dixiden
en otras dos: los números abstractos i los núme-
ros concretos.
10. — Número abstracto, es el (]ue no designa
la especie de unidades a ([ue se relí^^
Así: veinticinco, siete i metilo, tres^^artos son
números abstractos. Se emplean en las demostra-
ciones.
1 1.- "Número ctjncreto, es el (jue designa la es-
pecie de unidades a cjue se refiere.
.\sí: veinticinco caballos, dos litros i medio, tres
cu;u'tos (\v. m;mzana son números concretos.
Se hace uso de los númei-os concretóse;! las o-
¡jcrííciíjnes prácticas, como en los probk:mas.
ña caiUiL.ad de pa'a: ra-,, :;;,";:■.:..,-; :; " .' •' >
números.
2. ° La numenicion escrita, cju : e¡ise;~ia a e.-
cribir todos los números, con la ayuda de una ]¡e
cjueña cantidad ele signos a caracteres llamados ci
fras.
Nl \ii
I.
!;.\(IO\ ll.\!!l.,\l
1 5. — La numeración hablada es el arte de enun-
ciar todos los números posibles con la ajaida de
una pequeña cantidad de palabras.
16. — Para formar los números se, p;u-tt: tle la
unitlad o tle uno i se le añade sucesixamentf,; una
unidatl al núniero anteriormente oSteniJ.o.
La imidad sola se llama l'no.
La unidad añadida al número lam s^e il;uii;i 1 )i)s.
La unidad añadida al número tíos se llama Tres.
L;i imitlad añatüJ.a al número tres se llama Cuatro.
L 1 unitladañ ididaal númjro cuatro.se llama Cinco.
La unidael añ arda al núm;To cinco se llama .Seis.
La imithul an:itlida al número .seis se llama Siete.
La imidatl añatlida al número siete se llam i Ocho.
L;i unidad añadid.i al número ocho sí llama Xue\e.
Así un árijol i un árbol .son dos árlíoles; dos ár-
boles i un árbol son tres árboles: etc. tres i uno, ,
cuatro: cuatro i uno, cinco: cinco i uno. seis: seis í^x
uno, siete: siete i uno. ocho: ocho i uno. nui,:\c. cvi
árboles.
( i 'ontinuará)
('[■i:sTi()X.\i;i(».
1.= ¿(^i,' (- .\ri;:iir!¡,;i? ■!.' -(^HM- CMlrnlo? :;. =^
;.Qiirsc fnlieinlf jH.r ni;miiilii(l II cantiila.l? KJ Mup'o.^,
-!. - ;.(^i<' ft' cnticnilo por nioilir inia (üintiilad? .">. - ,S\\w
IV iiniílnil? lOJcmpios. (I. ^ ,'.<ín('' o.< iiúinori)".' Kjoniplo!-'.
;,('ii:!iihis cla.-^r,-; de níinicros liai? 7. ~ ;,Qin'' os número
iMitiToV S. - (\w i','^ núnioro IVaccionin-io? 1) - ;.Qii<''
es la IVarriou? KJrniplos do cada uno d«> c.-tos números.
l(t. (-.(¿nr' se ¡lama lu'imero ali.^traeto? II. ^Núniero eon-
erelo ;.Eiem]dos de estos números? VI. ¿Ciüínías clases
lie operaeiones liai en la Aritmética? l:!. J.Para (pié sir-
HIj lA\*tTMTUTO J\\f¡f'90J\\fif,.
3DE j^jl. m:op?..a.l.
Por Vahro P itjol catedrático lie filosofía moral e Jiis'o-
ria de la filosofía del Instituto Nacional.
INTRODÜCCIOX.
(Continúa.)
PÁRRAFO II.
De las acciones hunumas.
Ties molivof» pueden aguijonear nuestra actividad de
obrar: la pasión é instintos que por ella se desarrollan,
el interés o cgoisino, y el deber moral: las acciones di-
rijidas por la pasión se encaminan á un bien presumido
particular y sensible; las acciones dirijidas por el interés
se proponen nuestro bienestar prescindiendo de toda cir-
cunstancia osterior: el deber nos <¡uia al bien en si mis-
mo independientemente del daño ó beneficio que el acto
nos reporte.
Ifay en nuestra naturaleza tendencias que emanan de
su or<i;anizacion pero que en un principio se manifiestan
de una manera vaga y sin dirección cierta: tratamos
de satisfacer esas tendencias uniendo nuestros esfuer-
zos, aunque solo lo consigamos incom|)letamente, y sen-
tirnos placer en la estension del objeto conseguido, y
llámanos dolor á la |)r¡vacion del bien á que aspiramos;
])ropuesto un fin, nos agrada tanto alcanzarlo como nos
disgusta dejar de obtenerlo. Como entidades sensibles,
somos capaces de dolor y de placer que responden aí
mal ó al bien sufrido. Pero el bien y el mal son cosas
distintas del placer ó del dolor. No solo amamos el
placer y tenemos aversión al dolor, sino que nos inspira
afecto cuanto del csterior concurre á la sati-ifaccion de
las tendencias naturales, y desafecto lo que las sirve de
obstiículo.
liajo la razón incipiente, y antes de su desarrollo, do-
minan las pasiones despertadas por la sensibilidad: for-
talecida la razón, so halla agitada por los apetitos de
la naturaleza y procura satisfacerlos encaminando á ello
la actividad racional; así solicita el bien particular,
pero no se detiene, y. mirando luego otro peldaño m;is
alio en la esfera délas espetulaeionis morales, aco-
jo todas las esperiencias y de ima parte observa que no
siempre el bien particular es fuente de bienes, y de otra
indaga reglas mas universales que no ofrezcan la varia-
bilidad déla pasión y á las cuales se .«ometa cada una
de las impresiones que sentimos: las ideas entonces i-eem-
jil.izan á las pasiones aisladas, y en vez <le establecer
un modo particular para cada individuo, se busca un
principio que se acomode al bien de nuestra humana na-
turaleza: el interés propio se somete alo quesea justo,
porque sin justicia toda .satisfacción aparente es en el
f mdo nociva. A las vaguedades puos v altcrnntivas de
la pasión, íiI inteics inconsulto, sucede la ley de la razón
que ha de di rij irnos : á obrar aconsejados por las impre-
siones ó los instintos, sustituye la resolución de obrar
como convenga según los consejos de la justicia y del in-
b'res bien entendido de nue-tra naturaleza: el hombre e-
jiTCi! imperio en si mismo por la razón; generaliza sus
i'ieas sacándolas del molde i)arcial en qucsehabia con-
tiiiido. y dirígela voluntad en prosecución de los dic-
tados racionales. El triunfo obtenido por la razón con-
tra nuestras cóleras y malas pasiones es lo que mas hon-
ra y dignifica la vida. Podemos vengarnos impunemen-
te, eludir un compromiso que nos grava, devolver un da-
Tio: la tendencia inmediata nos impulsa á satisfacer el
deseo, pero la razón media, discurre y resuelve, no por
el placer que nos produciría el mal devuelto'ó la ven-
ganza satisfecha, sino por la dignidad y elevación que
hubiese en nuestros propósitos, y nos apartamos de la
cobardía ó de la bajeza sin que nada nos obligue mas
que una idea moral patentizada por la razón. La violen-
cia contra una inclinación sentida, por respeto á lo justo,
es la virtud.
El hombre para merecer estimación, 1ia de separar sus
acciones de toda idea de placer propio ó de ínteres, y o-
brar independientemente como sino esperara ni temiera:
un acto bueno realizado por solo el impulso del egoísmo,
deja de ser moral, pero es moral la acción llevada á ca-
bo sin ambición y sin preveer resultados, únicamente
porque se cree buena en gí, aunque traiga biches y go-
ces al que la ejecuta. Si por haber hecho en deber' una
cosa que nos perjudica sentimos desazón, también aumen-
ta nuestra valía y es compensado el dolor por el placer
de habernos mostrado dignos y desinteresados. El mal,
á sabiendas, engendra el remordimiento, aunque perso-
nalment? nos favorezca. Al hombre le toca sujetar su
actividad, y sujetarla libremento, como autoridad racio-
nal, á los pr¡uci|iio-i de verdad y de justicia. Si nncs-
ti'os sentimientos ('» Tiuestro íiUitcs c.-tuviesen necesaria-
mente de acuerdo con las leyes naturales, la razón y la
voluntad no tenían masque obedecer las impresiones i
ó los deseo.s, ppro no siendo asi, es preciso que obremos
con arreglo á la verdad, ya concuerde ó no con nuestras
pa.siones ó nuestros intereses y por mas que los contra-
diga y los postergue: el hombre, guiado por propios
impulsos, perdería mucho de su mórito, descendiendo á
los seres y cosas que mueve una ciega fatalidad. No so-
lo tenemos que obrar, sino también obrar con delibera-
ción y para fines buenos en sí mismos; términos que no
nos da la sensibilidad pura, ni nos proporcionan las teo-
i'ias del ínteres.
_ Hay dualidad y lucha en nuestras pasiones, tenden-
cias que provocan acción di -tinta; ó todas son legitimas
ó no lo es ninguna: en el primer caso, seria vicioso y
arbitrario elegir; ea.el segundo, no podrían servirnos
de norma ni regular la vida. La variedad de motivos,
de circunstancias y hasta de temperameutos, dá de si
impresiones diversas: convertida en ley cada impresión,
todo se haría anárquico y llegaría á ser todo indiferente
como regla para encauzar las acciones del que aspira al
bien. El bien nacido de la satisfacción de un deseo, pa-
saría á ser ley para uno, inmoralidad para el que fuese
perjudicado con tal acto: nunca podrá convertirse en
ley absoluta, en principio universal, aquello que no ten-
ga mas origen que el modo de sentir particular y las
pasiones de un individuo.
Tan impropio como derivar la legitimidad iroral de
los varios afectos sensii)lcs, es derivarla de la simpatía,
tendencia que nos pone en armonía de impresiones con
todo lo que siente; que nos coloquemos en lugar del
que sufre, que nos atraiga toda acción generosa, que sin
darnos cuenta racional nos identifiquemos con ciertos
seres míen.tras repelemos otros, y aplaudamos las ac-
ciones y sentimientos (]ue nos parecen buenos, no argu-
ye que el biea moral, la verdad, la justicia, e.-sten exac-
tamente de acuerdo con la impresión en nosotros pro-
ducida. La simpatía es despertada también por las pa^
sienes, por 'hfs intereses, por la comunidad de fines pro-
[)uáitos: en un mismo hombre podemos celebrar el valor
y la capacidad y rechazar las ideas: entre dos que opi-
nan de igual manera y que nos inspiran distintos afec-
tos, procuramos disculpar á uno y abandonamos al otro
á nuestras antipatías. La atracción que se ejerce en
nuestra sensibilidad por un acto cualquiera, signifi<;aria
que apreciamos ese acto como respondiendo al princi-
pio del bien anticipado en nuestra razón. Ademas, hay
multitud de hechos inoralmente buenos ó malos que no
ejercen influjo esterior y por tanto no inspiran en el que
r.í. '¡,v:^TÉ '/'í '#»v . ♦'. #*"#'»>. «'. ií.
loí< realiza ni odio ni amor. Si ia ; iinualia lui.'ia uno
(ie nucstror! senieiantes os motivaila poi- sus ai( imir-; o
por sus pontinúeii'tos. consi-ite en (|iio la razón ha jii/ira-
(lo déla moralidad; luego no os la scuf^ihilidail la i\w
(MI lU'inier térniiiio nos hace dcsponar: eonviMiz/uiionos
deque los hechos sueodieron de un nmdo conii-aiio, y
el sentimiento eainiiiar:í por que la razón varió su die-
tado. Esa simpatía ó antii)atia sor;l una eonsecneneia
do juicio racional, y so pronunciará ó disipará según
sean los mt''ritos que la relloxion halle.
No monos vicioso y arbitrario seria establecer sobre
la base del interés propio r<^glas lijas de moral que pre-
sidan la vida. Todo hombre se ama asi mismo y tra-
ta do conseguirse la mayor .cantidad posible de bienes
y de satisfacciones; poro la razón le aconseja separarse
de medios que implicarian demerito, bajeza, ó agresión
hacia sus semejantes: cuando nos desentendamos de to-
da objeción racional, y apoderadas de nosotros las pa-
siones, empleamos la actividad entera en nuestro bene-
ficio, solicitando de la humanidad ausilios que no devol-
vemos, y nos convertimos en un objetivo obligado con
abandono de los deberes esteriores, el amAr propio se
torna en egoísmo y pretendemos referir injustamente
T el mundo á nuestro sei'vicio, al interés, al yo, sacrifican-
do á él todo lo domas.
Siendo el interés variable, así cu el individuo como
en las colectividades, no puede determinar principios
fijos; y si estos no o.x:isten, la moral seria asunto de
convención y de circunstancias. Al pretender que el
interés fuese la medida del derecho particular, cada
uno podria y aun deberla iuvadií el círculo en que se
desenvuelve la actividad agona como lo produjera be-
neficio; y abriéndose para todos tan ancho campo, se-
ria el mundo un combato de ambiciones, una guerra que
justificase el egoísmo elevado á ley suprema. Nadie
hallaría límite que le detuviese y el derecho de to-
dos á todo, engendraría la negación del derecho para
todos. El que olvida.se alguna vez su ínteres se sepa-
raría do los principios do la moral, no siéndole líci-
to ni el sacrificio, ni la abnegación. Cada uno se erí-
jiria en juez de sus propios actos sin facultad de juz-
gar los ágenos pues derivaban de dogmas basado^ en
el bienestar del individuo cuya opinión era decisiva.
Después de todo, no aceptando deberes sino en cuanto
convinieran, se haría imposible toda sociedad y el hom-
bre no estaría jamas seguro en los bienes conquista-
dos.
Las sociedades no pueden subsistir en un modo de
cosa s en que solo gobiernen los dcsqos, los egoísmos
y la sed de goces sin cortapisa que les modere y sin
ley que les aconseje. No hay derecho contra derecho,
ni derecho que no implique por correlación un deber.
Que muchos de los actos de la vida tengan por inspira-
dor el ínteres, no significa que no haya hechos inde-
pendientes do todo motivo particular, ni menos que se-
mejante doctrina pudiera jamas constituir un estado
de justicia.
(Continuará.)
JtSTl€l/V AI. MACSTKO
(l'OR LUIS F. MANTILLA.)
Los amantes del progreso tienen ciertnmente
razón de congratularse por los esfuerzos diarios
que hacen las repúblicas de América, para aten-
der a la imperiosa necesidad de formar ciudada-
nos inteligentes, que sepan desarrollar los \'alio-
sisiiiujs rtjcii.'sos i.\\K\ S',; cnciiL-iuiMu sip. (,:.\p¡:)ia-
cion en atjuclins ¡):iis.-s tui ruorcrlh); por- l.i na-
turaleza; \yc\\> es pi\:cis(> ([iK' (■! cniu u.i .in;i no
sea pasagero, ni c^ue la empresa Irac^'.s.: pur n >
haber puesto los medios conducenLes <i darle la
perpetuidatl que le conviene. No es el número
de escuelas ni los buenos ])ian(;s d- estudio, cuan-
to basta para sostener la txlucacion de! pu. ;!*;.),
sino la constancia de las personas a ([uienes está
encomendada esa gran obra.
Muchas veces nos han dicho hombres intluen-
tes de casi todas las repúblicas españolas, ([ue la
gran dificultad que encuentran en realizar sus 'ovu;-
nos de\seos en favor de la educación, es la caren-
cia de maestros que se consagren con entusiasmo
a la obra; i ahora nos proponemoi iuLlicarles la
causa del mal i el modo de remediarlo.
El magisterio es entre nosotros prolesion mui
ingrata, i que solo pueden seguir aciu-llas al-
mas privilegiadas que sacrifican las es¡x;ranz..s
de su porvenir a! beneficio de los demás hom-
bres, i es por lo tanto muy difícil encontrar
muchos dotados de tamaña abnegación. Se abra-
za, pues, la carrera de la enseñanza como un re-
curso pasagero para ganarse el pan. i se abando-
na tan luego como se presenta ocupación, si no
mas lucrativa, al menos mas lisongera para el por-
venir.
No hai muchas personas que comprendan las
pruebas por las cuales pasa el maestro en el cur-
so de sus años de trabajo, pruebas que solo la es-
peranza de mejor ocupación hace soportables ;i
los que se somaten a ellas po.- tiempo definido.
El joven tiene que renunciar a varios de los pla-
ceres de la edad, por inocentes que sean, para
no inairrir en la censura páljlica, i adquiere, sin
sentir, el hábito de una gravedad superior a sus
años. Si la esperanza de cambiar de su.-rte le
sorprende la proximidad de la \eiez, n ci siia gran
fuerza de ánimo, i no poca resign icio. r para cum-
plir medi.ananii-ute sus deberes.
Figúri'S'; un liombre, luchanilo con (;1 res a;i-
gusta do:;:'., con las tristes condiciones de la vitl.i
en genera!, con la monotonía del mismo ejerci-
cio , dias tras dias, meses tras meses, i años tras
años, inhábil ya para buscar orro medio de ga-
nar la subsistencia, tal vez enfermo i achacoso,
i dígase si este individuo no merece la conmisera-
ción práctica de las almas caritativas.
En todas las demás profesiones tiene siempre
el hombre es!)eran,:as de mejorar de posición; pe-
ro el maestro nopue.le aspirar en premio de sus
servicios a otra re
ras de tralxiio, tal
n-;a (¡ue a U
auuidc
tiai.1, (.:! ci
mas h(
i-po
el espíritu exijen ei retiro i el descanso. Oué
dolorosos sacrificios no obliga a hacer entonces
el temor de que la edad no sea obstáculo para ha-
llar ocupación! Nosotros hemos conocido a un
infeliz, que no tenia mas sueldo que el que se le
pegaba en un colegio, dejar amarrada al lecho a
su mujer, que padecía convulsiones, para ir a
EL, WJrSTITTITO JYJiCIOJS'JiW.
dar sus clases, por miedo a la malqueren-
cia del director que buscaba pretestos de ausen-
cia para separarlo del establecimiento. Calcúlese
como podría atender a las lecciones, hombre tan
mal tratado de la suerte: i es esta una de las mil
circunstancias en que puede encontrarse el maes-
tro que vive solo de un miserable sueldo. Seria
pedir demasiado a la naturaleza humana, preten-
der que quienes sufren destino tan cruel i que lo
preveen al comenzar la carrera, mantengan algún
amor a ésta.
Cuando por fortuna se encuentra algún hom-
bre, que tenga la vocación i habilidad que exije
la carrera del majisterio, es justo i conveniente
que se le proteja, para que no abandone la pro-
fesión, en busca de otra mas productiva. En este
caso, el gobierno debe ser el primer benefactor,
pagándole un sueldo con que pueda sostener a
su familia holgadamente, eximiéndole del pago
de ciertas contribuciones, dando amplia protec-
ción a las obras que publique, prefiriendo a sus
hijos en cualquiera de las ventajas especiales que
ofrece la instrucción pública, i finalmente, conce-
diéndole retiro con goce de mitad de sueldo. De ,
paso advertiremos, que es muy difícil que después
de los sesenta años, pueda el maestro conservar
el método, la paciencia y otras cualidades que
hasta entonces le habían hecho señalado. La otra
mitad del sueldo que gozaba debe pagarse a un
suplente mas joven, sobre el cual debe dársele
cierta especie de autoridad, pues la separación ab-
soluta de un establecimiento en que se ha estado
muchos años, mas es castigo que recompensa pa-
ra el anciano que allí ha visto crecer í formarse a
mas de una generación. Por verse privado de
tan justa consideración, el último profesor de ma-
temáticas de la Escuela Militar de West Point, au-
tor de obras seguidas como testo en Europa, co-
metió suicidio a los setenta i dos años de edad.
A la vez recomendamos que no se paguen suel-
dos muy crecidos a jóvenes principiantes, cuando
se les estimula con el aumento que merezcan por
su habilidad i años de servicios. Pero todo el que
se dedica a la enseñanza debe tener ciertos privi-
legios que den prestigio, como entrada gratis en
algunos vehículos públicos en las esposiciones, e-
dificios nacionales, museos i galerías de pinturas;
representación en las grandes conmemoraciones
&. Como recompensa, el gobierno debe regalar-
les obras magistrales que les sirvan para estender
sus conocimientos í enriquecer sus bibliotecas. Muí
laudable seria ofrecer premios anuales de mil o
dos mil pesos por memorias, folletos &., sobre a-
suntos interesantes o por nuevos materiales de
instrucción, a fin de que puedan tener los maes-
tros una entrada estraordinaria de fondos^con que
emprender un viaje instructivo durante las va-
cantes o proporcionar a su familia algunos goces
para los cuales no bastaron las economías del
s e'do. Los padres de los niños deben también
mostrarse generosos con quienes comparten con
ellos los deberes de la paternidad. Cuántas veces
un corte de vestido, un mueble sencillo, el rega-
lo de algunas cosas que existen abundantes en las
casas de los padres, representa para el maestro u-
na gran economía en favor de su familia. Tiem-
po hubo en que las contribuciones voluntarias de
los padres, fué un estímulo para abrir escuelas.
Pero si desamparado el maestro de los que de-
bieran auxiliarle, quiere buscarse por sí mismo
medios para mejorar su porvenir, sometemos a
su consideración un proyecto que quisimos pre-
sentar a los profesores particulares de la ciudad
de Nueva York. Es una asociación de socorros
mutuos con el objeto i plan que a continuación po-
nemos, i que con algunas modificaciones pudiera
llevarse a cabo en la América Española:
Objeto. — Conseguir para los miembros de la
Asociación buenas i permanentes colocaciones.
Ayudarlos en caso de enfermedad que dure al-
gún tiempo o de incapacidad para dedicarse a
continuar el majisterio.
Para ser admitido como miembro, es preciso
ser maestro de profesión con algunos años de
esperiencia, tener buena conducta i gozar de buen
concepto público. La cuota de admisión serán —
pesos, i la contribución mensual de — pesos. El
miembro que quiera pagar mayor cantidad, en
caso de necesitar socorros tendrá derecho a una
suma proporcional a su contribución anual. Todo
miembro perderá sus derechos^si deja el pais, si
abandona la profesión o no paga su cuota en el
término de cierto número de meses. Un Comité
nombrado ad hoc, i por voto de las dos terceras
partes de los que lo componen, decide sobre los
títulos que tenga el miembro a percibir auxilios
de la Asociación; i en caso de negativa , éste po-
drá apelar a un Comité permanente, que por ma-
yoría de las dos terceras partes resolverá definiti-
vamente.
La asociación, en caso de la muerte de un
miembro, se encarga de atender a la educación
de sus hijos. Todo maestro que por cierto núme-
ro de años ha pertenecido'a la Asociación, cum-
pliendo con todos los requisitos del reglamento,
tendrá derecho a una anualidad si se retira de la
profesión por falta de salud o por vejez. Si la A-
sociacion progresare hasta el punto de necesitar
una oficina i dependientes, éstos gozarán de las
mismas ventajas que si ejercieran la profesión, con
tal que paguen su cuota mensual, i llenen las
exijencias del reglamento.
78
JSfc MJVSTITUTO J%*Jt€IOJ%*^r..
SI paso de Vmu^.
(Continúa.
II.
La utilidad do observar los tránsitos di' A'i'mis poi- el
di?co del Sol para dotorniinar la parnlaje de (Vtc nstio,
está fundada en un principio sencillísimo, quo i)asanios
a e-sponer.
Si hallándose sentados varios niños, unos a la dercclia
i otros a la izquierda de un salón, el maestro coloca ver-
ticalinente una regla, por ojomyílo, delante i a convenien-
te distancia de nn papel que contcn<ra Jirandcs caracte-
res, como un cartel de lectura colocado en la testera del
salón, preguntando a varios do los alumnos oscojidos én-
trelos que so hallen situados a diferentes di-tcineias i ou
ambos lados, qué letras dejan de percibir )ior la inter-
posición do la regla, podrá cerciorarse de que. los que se
encuentran a la derecha ven piovectarse aquella hacia la
izquierda, i los que ocu[>an el lado izrjuierdo la ven pro-
yectarse a la derecha, lias aun: sin nf>cesidad de suponer
una numerosa reunión de niños, puede hacerse un espcri-
niento semejante. Uno solo de nuestros lectores, colocan-
do una regla fija dclíuite y a alguna distancia de un libro
abierto, permaneciendo inmóvil frente al libro, y cerran-
do alternativamente el ojo izquierdo y el derecho, podrá
observar que en el primer caso se lo ocultan ciertas letras
del lado derecho y en el segundo otras de las escritas en<
la parto izquierda respecto a la ])osieion que la regla o-
cupa.
En lugar do una regla que arroje de una vez una som-
V>ra lineal, podemos suponer una moneda suspendida de
un hilo, que se suba o baje con lentitud delante del car
tel de lectuia. En este caso seir/tn ocailtando sucesiva-
mente varias letras, que no seráa las mismas ]»ara los
que se hallen situa<los en opaestis direcciones o a úiío-
rentes distancias.
I tos, fiícil es deducir el tiempo que necesitará para recor-
rer dicho diámetro. Conocido este dato, basta fijar con
I la mayor precisión el tiempo quo aquel planeta emplea
' en iin tránsito por el disco del sol, ¡¡ara determinar la
ionjitud i por consiguiente la posición de las cuerdas que
ha descrito. Trázalas estas, si las unimos por medio de
I la recta vv', ella medirá la distancia quo las separa.
Si consideramos a la vez esta última linca, la AIÍ
que une los dos observatorios terrestres i las visuales
Av i Bv' diiijidas de esto-s a Venus en los momentos
, de su tránsito por el disco del so!, visuales que se cor-
¡ tan en aquel planeta, tendremos construidos dos trián-
gulos que serán semejantes, supuesto que todos sus án-
I gulos son respectivamente iguales.
Rocoi-dando otra vez (^1 tenrcmn jcoim'li'ii'd a que ya
I hemos aludido: ' En Iriánü-ulo-; Hciúejinife- his alturas
son firoporeionnles a las li:tsc>." po Iri'iiio-; estaMeeoí- la
sigwieiile i-ehu'idii.
TV: W:: Alí: vv"
Observemos (¡ur 'r\' no es otra cosa que la distancia
\ de la tierra a \'t''iiu.< i \S la de este último planeta al
I Sol. La tercera ley de Kepler nos da a conocer la rela-
'[ cion que liga a estas dos distancias. En efecto, según
, ese importantísimo prinei|)io descubierto por el gran
¡ astrónomo de Wurtemberg; "Los cuadrados de los tiem-
i JOS que los planetas emplean en sus revoluciones al re
¡ dedor del sol son entre si como los cuVios de ^us dis-
j tancias a este astro." Como la tierra hace su revolu-
! cionsidoral en 224''2.5 i Venus en SO'y'TO. tomando
¡ por unidad la distancia de la tierra al Sol, determina-
I remos la de Venus por medio do la siguiente proporción :
(3fió.25)- : (224.70)- :: 1 : X "
o sea 183107 : r)04í)0 :: 1 : X ^
De donde X= 0.73 a[)róximadamente.
I Siendo la distancia de Venus al sol las 0.73 déla que
; n,edia entre lu (ierra i affnel astro, la que separa a h s dos
planetas entre si cu los momentos de las conjnneiones
inferiores de Venus i por consianiente durante los iiáu-
Del mismo modo: si dos astnuionios instalados en inul-
tos tan lejanos entre si como sea posüile. oliseixan el pas i
de V<?nus por delante del sol. verán a ese planeta des-
cribir dos cuerdas distintas i cuya posición i lonjüiid lie-
penden de la posicif>n que los observadores oenjuín
en la auperfieie del globo.
Sea la .\ i B los oliservailores: el primero verá a '\'(''-
nus describir la recta aa' i el segundo la W/.
Sal)iendo que ol diámetro del sol es de 32' i que Vi-nus
tarda en recorrer su órbita 221 dias 1(5 horas 4!) minu-
de U 27 La proporción TV: VS :
s, 1 r:\slbrmarso en esta:
AB : vv: :: 27 : 73.
.VB
En el supuesto de que \ty do-s estt i uics donde se esta"
dia el paso. »c hallasen situadas en los estreñios de un
diámetro terrestre, como se fisura en el grabado, el va-
lor angular que por las observaciones de aquel fenóme-
no se atribuyese a la línea f.'' que un»- la.* lios proyec-
ciones de Véiiii ■, nos indicaría la medida del ángulo ba-
El. iJVSTiTirTo »iv.ari ojv^r..
jo el cual se vería desde el sol el diámetro da la tierra.
.Supongamos, pues, que la referida linea se encontra-
re i^-ual a 48 segundos de arco. Esto nos probarlo que
el di imetro de nuestro planeta visto desde el astro cen-
tral mide ^^^ es decir, 17" 76 próximamente; i por
lo mismo, el radio, que es la mitad del diámetro,
equivaldría a 8" 88. Esta seria, pues., la paralaje so-
lar en la ac pcion antes definida; i esta es en efecto
la encontrada por los astrónomos que observaron el }
último tránsito de Venus el 8 de diciembre de 1874. i
Pasemos ahora a otro orden de consideraciones in- i
díspensaliles para nuestro olyeto.
A primera vista no se concille cómo del dato que a-
cabamos de consignar puede inferirse la distancia que
scjiara al sol de la tierra, i sin embargo un instante de
attnrion bastará para comprender la intima conexión
que existe entre esas dos cantidades.
Es mui sabido que toda circunferencia, grande o pe
quena, se considera dividida en 3«0 partes iguales llama-
das grados, cada grado en 60 minutos, i cada minuto on
60 segundos; pero no lo es tanto que de la dimensión
angular de un objeto puede colejirse la distancia-a que
se encuentra.
Los jeómetras han demostrado que la relación de !a
circunferencia al diámetro es de 3.1416:1; es decir, que
si con un diámcro de un metro, o lo que es lo mismo con
un radio de 5 decímetros trazamos una circunferencia,
esta tendrá de eslension 3.'" 1416.
Bersándonos en esto, podemos averiguar sin dif.cultad
alguna el radio que se necesita para describir una circun-
ferencia de una estension dada, como de 360 metros por
ejemplo. Para ello nos bastará establecer la proporción
que sigue:
a.-" 1416:0.'" 5:: seo.": X.
de donde se deduce:
X = 57.'"296-
1^1 BKO nt: L.ECTUII V
De Guillermo D. S\v.\n,
Mmlificado por d Dlredor del ímtitido Naclon.tl de
Guatemala, jxira itso de las escuelas
de la Repkhliru.
(Continúa.)
LECCIÓN VI.
En una circunferencia de 360 metros cada metro repre-
senta un grado; i por consiguiente, si desde una disti.n-
ciíi de 07."* 296 vemos un objeto que tenga un metro de
diámetro, las visuales que dirijamos a dos puntos opues-
tos de sus bordes formarán entre si un ángulo de 1°. Pa-
la que constituvei'an un ángulo de 1' seria ncíjesario ob-
servar el olyeto desde una distanciado 57."" 296X60 =
;',437."'76, para que el referido ángulo fuese do 1" el obser-
vador del)eria alejarse a 3437."" 76X60 = 206266 metros,
0 sea a una distancia equivalente a 206266 veces el diá-
metro del objeto en cuestión. Luego si la linea que une
las cuerdas descritas por Vónus sobre el disco solar p.a-
1 a dos astrónomos que ocupen las cstremidados de un diá-
metro terrestre mide 17"76. es porque la distancia que
separa nuestro globo dol sol equivale a ^'^'l i'|??-U lla-
mado D al diámetro i R el radio medio" de nuestro
planeta Como está perfectamente averiguado que oso
radio es de 1591.5 legua*de 4 kilómetros, encontraremos
en definitiva que la distancia de la tierr'a al sol es de
412532XL5915
17.76
■■ 36967605.
o sean cerca de 37O0t)0OO de leguas. I
(Concluirá.) |
Vicente liivas,
I
Pro/eior de Cosmografia i Jeogra/ía fifilcu en el
Instituto A\iri'o7ial.
El mundo o tierra en que vivimos es un globo
inmenso que se encuentra aislado en el espacio;
pero que no está quieto ni en un solo lugar, sino
que jira sobre sí mismo en un dia i una noche,
i al rededor del Sol en urbano. Su magnitud es
tan «grande que las montañas que cubren su su-
perficie pueden compararse a las asperezas de la
corteza de una naranjii; i la mayor de sus caver-
nas a un rasguño o al agujero oue haria la punta
de un alfiler. Los astrónomos ¡ los jeógrafos han
calculado que si un tren de ferrocarril pudiese dar
la vuelta a la Tierra, tardarla mas de un mes en
hacer el viaje, andando continuamente a razón de
treinta millas por hora.
. Es difícil descubrir la figura de la Tierra a la
simple vista, porque solo puede verse al miárno
f tiempo una pequeña parte de su superficie ¡vpero
la observación nos convence de que es redonda
como una naranja.
Muchos navegantes han dado la vuelta al mun-
do volviendo al mismo punto de donde salie-
ron. Esto no podía suceder si la Tierra no fue-
ra redonda.
El cambio de apariencia de los objetos distan-
tes es otra prueba de la redondez de la Tierra. Si
un buque se hace a la vela, el que lo ve desde
la playa pierde de vista primero el casco, des-
pués el aparejo i líltimamente los masteleros; esto
prueba que la superficie del mar es convexa aun-
que el agua aparece estar a nivel. Si la Tierra
fuera plana, según las leyes perspectivas, los obje-
tos a medida que se alejaran irían viéndose mas
i mas pequeños hasta reducirse a un punto i des-
aparecer;. pero ya hemos visto que no sucede'
así.
También sabemos que la Tierra es redonda por
la forma de su sombra. Siempre que hai un eclip-
se de luna, que es causado por el paso de la
Tierra entre el Sol i la luna, la sombra que la
Tierra proyecta sobre la luna, es de forma circu-
lar, >
Todos los objetos que se encuentran en el aire,
en la Tierra i en las aguas, se han clasificado en
tres divisiones que se llaman "los tres reynos de
la Naturaleza." Son el Reino Mineral, ef Reino
Vejetal i el Reino Animal.
El Reino Mineral comprendej todas las cosas
que no tienen vida animal ni vejetal, como las pie-
dras, carbón, diamante, oro i plata.
kIj ijyftTiTUTo Jv^rio.v,vr,
El Reino V' ejetal comprende todos los vejetales
como los árboles, arbustos i las flores.
El Reino Animal comprende todo lo que tie-
ne vida animal, como el hombre, el caballo, los pá-
jaros, los peces, reptiles v. insectos.
FABl I.A.
EL PASTOR I EL MICO.
Sentado sobre un árbol
Estaba un pastorcillo,
■ Mirando un mico joven
Loar a un cocodrilo.
Pasó luego un Itopardo,
Hizole el cumplido,
Al elefante, al tiort*.
I al jabalílo mismo.
No contenpló al jumento
De sus elojios digno,
1 el zagal malicioso,
"¡Ola, mono! le dijo,
¿Con que elojias a los grandes
I olvidas a los chicos?
A los que temes, solb
Te humillas prostituido?
— ¿Que yo haga tal te asombra
(Contestó el mico)
Pues acaso los hombres ^
No acostumbráis lo mismo?
* •* G. i4*í la C. Vai.dks,
V.,.Cubauo.
( Conlinu tni. )
Er^ClllUlBOKAZO.
La corpulenta montaña cuya vista damos en nuestro
grabado, es el punto culminante de la cordillera de
los Andes en el Ecuador, habiéndose creído por mu-
: clio tiempo que era mas alta que todas la,j< demás mon,
I tañas (lo la Anuírica del Sur. Su cúspide, que es ic
] dondoada, se eleva hasta t),7üO nielros de altura sobie-
I el nivel del mar i se distin.íruc desde niuchas leguas ili'
j distancia en el occano l'aciiico
El Chinilioi-a/.o os sin duda alguna un volcan apapadc.
! Su masa se coiu) one de la acumulación de fragnicnU).-
¡ de rocas traquiticas, ¡ las muchas grietas que lo surcan
I parecen diveijij- de un centro común, formando ángulos
I agudos. Las aguas que se desprenden di- sus vcnlis(|ur
I ros no están. en proporción con la inmensa cantidad de
I nieve alli acumulada, pues liai nevadas mas pcquíños que
I dan veinte veces mas cantidad de agua. Tal vez la cau-
I í^a sea que las porosidades de las rocas alisorven gran
jiarte do! agua que .«e deshiela.
El cono superior está scntailo soluc una plataforma
: llamada la Mim de Taiñ i nuu-hos son los viajeros, que
j atraídos por la magnificencia del espec ái-nlo. lian sul)i-
I do hasta dicho punto i aun nuis alio. El liaron do II uní-
' boldt llegó a una altura de 5919 metros. Tero el gran
i Bolívar paso e.<e limite, el mavor a que antes habia lie-
I gado ningún hombre, i alli, con la cabeza on las nubes
í la humanidad debajo, arrebatado de ó.vtasis, soñó ese
íncomparaijle deliiio, el Sueñ-> eu eJ ('h'rntloinzo. que os
uno de los trozos mas originales ¡ elevados do ])rosu cas-
tellana.
Puede subirse al Ciiimborazo por dos puntos. Uno de
ellos, El Jin¡aí, tiene una pendiente mni áspeía í la nie-
vo parece rasgada por los picos de la i-oca; sin embargo,
puede subirpc a caballo hasta la altuia do 4808 metros
i después a pió, con muchos peligros, hasta 0004 de don-
de no es posible i)asar, porque las masas de nieve sobre-
salen déla vertical, amenazando desplonuirsc i presen-
tando por debajo una aglomeración de vistosas estalac-
titas que forman ya sisteums de columnas, ya pintores-
cas ca .«cadas. ..
Por ChilUipuyo el declive es menor, poro la cuesta ea
mas larga, sin que pueda llegarse a tanta altul-a, pues
primero cumulas i después a pió, es imposible pasar de
,511,5 metros.
En la bawe del Chimborazo se llalla el volcan extin-
guido de vn'fíi. de una roca parecida al basalto. Está
contiguo a la eminencia llamada Yonaitran que es otra
roca, abierta por todas ¡lartes i oubit>rta de grietas, en
'a^ cuales hai una caverna donde se oye el ruido do ura
casiada sui)torránea, que a juzgai- ]>or la intensidad dtl
ruido, debo ser formada por una gran nuisa de agua; i
os tal su profundidad (|nc las sotulas que se han hecho
no dan con el fondo. Ese rio subterráneo es, sin dudn,
el que se forma por la filtración de las a¿uas de los ven-
tisípioros.
La enormidad del Chimborazo produce un efecto ópti-
co, curioso de notar, pues no puedo juzgarse desdo lejos
do la verdadera distancia a que se halla, sucediendo con
frecuencia que parece retirarse cuanto mas el viajero se
aproxima. También e.s notable el fenómeno meteoroló-
gico a que dá lugar, enfriando tan fuertemente las co-
lumnas de aire pióximas, que todas se precipitan hacia
ól. sirviendo como de centro a todos los vientos.
Ei^ comi:ta.
■■- Noviembre 15. — Iloi salió el cometa a las doce i
cuarto de la noche, lia perdido nmcho on densidad i
brillantez, como es natural por estar mas h'jos del Sol
i déla Tierra; el núcleo brilla como una estrella de
4. ** magnitud, i se encuentra mui cerca del trópico de
Capricornio, formando casi un triángulo equilátero con
las hermosas estrellas de 1. ^ magnitud Sirio i Canopns.
Poiimlico ilcflirailo n la dir(]si:>n úv la Instrucción Pi'uiiuri«|'^j^,uadn)'¡d.
RRAI. .1 üi l'iNtt ll.Vlt^Kl-.
(ilATKMAI.A. ■'•''
•y\clmii\||tr.'ulor lülwin kocktroh.
l'llü.lCAno liAJO I.A l'nOTKfCln.V lii;i. SKXOia^FA'BR A I. .1 üiliNt» ll.Vlt^K
rHKSIltKXTK I>K I.A lÍRPÚlíMC A PK (i T ATKM A I.A . '"-r
l-iiiuhidor i lulitor. Santos 'lortiño.
>IJ1I. O.
Giisileiiisilsi, :SO<l<> ^<iLYÍ<^iiil>i-<^ (le; W^'^'m ^OI>..I.
lafluenria de In Tiistriicrinii primaria en 1a«i
costiiiiibres, en la moral pública, «'ii'la iii-
*"' diistria i en el «lesarrollo Jeneral de la pri h-
peridad de los pneblos, por M. L. i (;. \'. A-
miiiíátesrni.
osflwsi
( Ci
Vi.
Lo .¡IIP liemos iliclioMc Irt iiiíliioiicia do lu inst) m-, Ímm
priiuaiin soliro la inorajidad do los lioinhres lo il.citiio^
de la influencia do la irfí?nia solne la capacidad imhi -
trial (!e aquellos. ^
I-a adffuisieion de los )ir¡nieros nidiniontos no solo
Itnniente provechosa a la industria, sino que la \»-
.)ii de esos nidinn'ntos es por sí misma una industria.
L,i lirtura. la escritura i el cálculo suministran a mu-
. chas familias el pan decada dia. La estadistica no nos
: deja uin.ííuna duda a este respecto.^
t Tenemos G»8 maestros (fe escufWFí, encar<rados de di-
fe^undir en^ol pueldo esos conocimientos.
^ •Tenemos 2:^3 escribientes de profesión.
Tenemos 107 cuiñales.
'reliemos ] 1,220 comerciantes, de los cuales la tercera
píiite por lo menos son cajeros o .dependientes que lle-
\ ;iii los libros o contaliilidad de sus patroitíes.
Tenemos 1140 empleados.
Tenemos todavía un jrran número de pcrsdiías que.
iledicar-se a esta sola ocupación, ^anan la mayor par-
ii' SU.S renta.s dando lecciones privadas de los referi-
rá mos, sacando cuentas o haciendo copias.
■'.)) vista de estos da toí? se pueden calcular en (>000
los iflÜw-idnos f|no deljenr esJ^Tpí va mente su sulisistencia
al mnhejo del lápiz o .'apluipa.
;.líni en Chile iuucIhis otraVlhtin^tnas^ue den ocupa-
eioii a mas hrazos^ * ';"''• ., J^
El eonocñiíiento lie la cartilla h) de la 'talda do cuen-
tas naes solo un. recurso podei-osfl para- lilu'itarse en
ntucUfeocasioiies de ja niiseria, sino taiilúcn la condi-
ción Tiidispensahle para el dcícmpciVi de cieitos cargos
o <-'l ejercicio (|<>c¡erta>*pro|"e«iones. -■
;.S(> cimcilx» mi almpado .siji jialier escrijiir?
¿.•^e concille un iinptícsor sin salior leen?
;,Se-<'onc»ho un a<íi'iineiisor sin satier aritiiK'ticü'.'
■■^oroiicilien-vín irijeniero o ini arquitcc'o sin (|iie so-
¡'iin :¡i:itein;itÍ08S?
,,.-~(; concibo un eclesiástico simquo rezo d breviario, o
111 juez sin que consulte las.lcyes?
Para que (ísas can-eras no sean el patrimmiio esclusivo
de clases privilcyiadáfi, es preciso que se <WB a todos log
mcdi<is de dedicarse a ellas. El único modo de fpie lív'
puerta que c.ontíne»y& esos destinos nQ^]uede cerrada
para nadie, es po«er#|Emano3 do todos la llave rpie
puede abrirla. ' '
Debemos advertir Mn embargo que la poBCsion de los
primeros rudimentos no es una A-arilla do hadas que ha-
ii'a al hombre todo lo que quiei-a llegar a ser. E.sa sola
posesión no le hará por ejemplo ni carpintero, ni maqui-
nista, ni herrero, ni constructor.
Mas todavía.
Así como puede haber un individuo sumamente hon-
rado, cstremadamente virtuoso, que no sepa ni leer ni
escribir, ni coniar, puede haber un artesano que sin
esos conocimientos gane perfectamente su vida i adquie-
ra aún una capacidad práctica relativa, la que da con el
82
JSr, IJrSTITl/TO JV,9€10J%*^I..
tiempo sin ciencia el ejercicio solo de nuestros miem-
bros.
No obstante, después de la reserva que liacemos para
no exnjerar nada, todavía vamo ■ a soslener que esa ins-
trucción primaria tan pobre, tan limiti da, tan reducida,
como la hemos supuesto, puedo producir los mayores
bienes a la indusíria.
Hemos dicho que la influencia de la lectura, de la es-
critura i del cálculo en el mundo material no es menos
evidente que la que esos rudimentos ejercen en el mundo
moral i volvemos a repetirlo.
El que no sabe leer ni escribir está condenado a no
conocer mas que de oidas las invenciones, las máquinas
i los procedimientos nuevos; a no aprender sino por ca-
sualidad o nunca las prácticas que sipruen en agricultu-
ra, en fábricas i en comercio las naciones mas adelan-
tados. ¿Eseignorante tendrá algún medio de abando-
nar la rutina mas grosera?
El solo conocimiento de la lectura i de la escritura
no forma al hombre moral ni al hombre industrioso;
peio es un instrumento admirable que bien manejado
puede llevar a la riqueza, a la virtud, ala felicidad'. Es
en las manos del homl)re lo que el telescopio en las del
astrónomo; el telescopio no infunde por un poder májico
la astronomía en la cabeza del que lo maneja;'^pero sin
•51 esa ciencia no podria ser aprendida sino con grandí-
sima imperfección. ¡^
Las nociones que se reciben en la escuela desenvuel-
ven las potencias intolectuaies, i hacen al individuo mas
apto para cualquier trabajo. El que lia cultivado en la
niñez su entendimiento adquiere naturalmente mas pron-
titud de comprensión, mas facilidad para entender las
cosas, mas habilidad para penetrarse de las reglas a que
están sujetas las diversas artes. Puede asegurarse a jirio-
ri que un individuo que ha frecuentado la escuela será
artesano mas diestro que uno que nunca haya asistido
a ella. «^
La industria no florece sino en los países civilizados,
como lasmiesesno medran sino en los terrenos cultiva-
dos. Un pueblo estúpido i grosero puodc producir car-
gadores, esto es, bestias humanas capaces de trasportar
los fardos mas pesados, o peores, esto os. máquinas ani-
madas capaces de determinados movimientos, poro no
esos obreros intelijentes, a quienes la instrucción prima-
ria comunica la fuerza a la par que la destreza. El cuer-'
po es un esclavo que no obedece bien sino cuando es bien
mandado; las manos son torpes cuando la intelijoncia
está embotada. La agricultura, la industria i el comer-
cio necesitan para prosperar de seres dotados do lazon.
no de autómatas privados de ella. El progreso en el
trabajo manual marcha acorde <on el progreso en el or-
den intelectual. Los mejores artefactos son aquellos que
han sido confeccionados por personas instruidas, no por
ignorantes. En la actualidad esta proposición no tienOt
contradictores. Por eso los economistas mas disfingui-'
dos predican la necesidad de que se enseñen las prime-
ras letras para qukia riqueza pública se acreciente. La
fundación délas escuelas e« la manera mas eficaz deque
surjan las fábricas i talleres.
En el dia sobre todo, la difusión de las luces es mas
necesaria que nunca en las clases obreras. La ciencia
tiende mas i mas a sustituir el traitajo del hoiul)re por
el de aparatos meciínicos. Las fuerzas de la natura-
leza desempeñan ahora las funciones que antes desem-
peñaban las fuerza humanas. Los artesanos no ejecu-
tan ya mas que aquellas obras que requieren un" cui-
dado, una atención, una pi'olijidad que no jiodria te-
ner un instrumento de madera ó metal. Por injeniosa
que sea la mecánica moderna, jtuede remplazar él cuer-
po, poro no el espirita, croar máquinas pero no inte-
lijencias. ,.
La tendencia que notamos hace mas indispensable to-
davía la ])ropagacion de la instrucción primaria. Pa-
ra que los trabajadores puedan desempeñar su tarea, es
preciso poner a sus alcances todos los medios de ilustrar-
se. La ignorancia importaría para ellos las privaciones,
la miseria, la muerte, desde el instante que cada nuevo
descul)rimiento disminuyera sus ocupaciones, sin que
por otro lado se les ofrecieran recursos para reparar sus
pérdidas. Escuchemos lo que dice sobre el particular un
distinguido escritor moderno, Mr. Oracio Say. en su o-
bra titulada De la adminixt ración del dcpcaiamerdo del
^na i de la ciiuldd de París.
■'Un pueblo no forma una nación ilustrada por el he-
cho solo de que las letras, las ciencias i las artes hayan
llegado en su interior aun grado elevado de progreso;
porque est^s conocimientos pueden no ser allí mas que
el patrimonio de un pequeño número de adeptos, mien-
tras que la ignorancia mas completa puede ser al mismo
tiempo el lote del resto déla pol ilación: así como un
país no es rico por el lieclio solo de encontrarse en é\
algunas fortunas importantes en medio de una miseria
jeneral. En efecto, para que una nación tenga derecho
de pasar por avanzada en civilización, es preciso que la
instrucción esté jeneralmente esparcida, i que cada uno
en el pais no ignore nada de lo que importa que sepa
para ser un buen ciudadano i desempeñar conveniente-
mente la profesión a que so encuentra llamado por su
aptitud o por la posición social en que ha nacido. Los
progresos incesantes de las artes industriales i de la
mecánica, o mas bien el jenio humano que produce esos
progresos, sometiendo todas las fuerzas de la naturale-
za a .su setvicio, hacen de la instrucción jeneral una leí
mas imperiosa todavía. Todo lo que no reclama mas
que fuerza i un trabajo uniforme, no tarda en ser ejecu-
tado por la fuei-za ciega de )uia caída de agua, del vapor
sobre todo, a veces aún de la electricidad, i no queda
para la cooperación ])ersonal de los hombres sino lo
que exije una aplicación variada de su destreza, i un
trabajo sostenido desu intolijencia. Es preciso que la
cabeza conduzca incesantomonte la mano, ))ara que és-
ta no sea bien pronto reemjilazada por un aparato que
será movido jwr una fuerza natural esteiior. Lijos de
que los progresos de la mecánica tiendan, como se ha
repetido tan frecuentemente, a envilecer a los obreros,
reduciéndolos al triste papel de un manubrio, los iiupe-
len por el contrario hacia los traliajos queexijcn el uso
délas facidtades intelectuales La instrucción primaria
dada con dicernimiento, o para emplear unaespresion
mas precisa todavía, la cducnv'xm primnña es pyes la
primera base de todo desarrollo nacional i la única
garantía que los hombres, en cuanto individuos, pueden
tenei- de que no se verán un dia desdeñados |)or sus se-
mejantes como instrumentos lleg*los a ser inútiles ala
producción de las riquezas. Es asi, i por una buena di-
rección dada n l.t enseñanza jfneral délos conoeiuiien-
tosmas usuales como un paísptuHle llegar a sacar com-
pletamente partido de las fuerzas productivas que en-
cierra i alcanzar el desarrollo moral a que un trabajo
intelijente i una comodidad jeneral permite aspirar."
l'ero prescindiendo de e.sa mayor aptitud que comu-
nican a las facultades del hombre, los elementos de la
instrucción primaria .son PMios de<oplicacion iüinediata
a la industria.
Tomemos un oficio cualquiera, el de carpintero por
ejemplo. Supongamos :il artesano que desempeña eso
oficio colocado en la posición mas favorable jmra su ig-
norancia: supongamos que no tenga ninguna dirección,
iHtíguna iniciativa, que no sea mas que un mero oficial
de taller sujeto a las órdenes de un maestro. La lectu-
ra le será sun*mente necesaria para euterai-se de las di-
mensiones (jue se le den, no de palabra, sino i»or escrito;
la escritura para apuutar sobre las piezas ya trabajadas
signos que señalen su uso, i permitan hacerlas separada-
mente para juntarlas después, lo que facilita mucho el
trabajo; el c.ílculoen fin para determinar las dincnsio-
#;i. 1»\\\TJTIjTO JWlClOyWlM..
':i
ncs de las diversas piezas de la fabricación, o la canti-
dad de primeras materias que deben entrar en la lieciiii-
ra de los varios objetos.
Fijémonos ahora en un afjricultor de la mas baja csea-
ta; CÍO necesitará la lectura! la escritura cuando menos
para ajenciar la ne<rociacion de sus productos, el cálculo,
aíiii cuando no fuera sino para llevar el cargo i la data
de sus gastos, de sus compras i de sus ventas.
La necesidad absoluta en el comercio de la lectura,
escritura i aritmética, no puede ser objeto do duda para
naiiio. Casi no hai transacción en que no sea preciso
firmar algún documento, leer alguna carta, sacar alguna
cuenta. Los comerciantes no pueden existir sin poseer
la iii-triiccion primaria. El director de una casa fuerte
necesita tener esos conocimientos para llevar sus libros
i cnnospondencia; el íiltimo bodeguero, para llevar los
apuntos en (]ue consigna la entrada, el precio i la salida
de sus pobres mercaderías. En la vida ordinaria los ven-
dcdoris i compradores tienen que contar aún sin sabci-
lo, como sncedia re.speeto do ki ])rosa al célebre poi'.«o-
najo de Moliere.
Si las nociones elementales estuvieran difundidas co.
mo corresponde, no «e notarla la irregulari<iad de que,
en un pais donde escasean los brazos como el nuestro,
senil los lioml)rcs i no las mujeres los que ejercen casi
escliisivamente el comercio de menudeo. Cuando las mu-
jeres conozcan bien la aritmética i la toneduria de li-
Ijros, podrán dedicarse con ventaja de si mismas, desús
padres, de sus maridos i de la rc[)úlilica, a una profe-
sión propia paradlas, «[ue los hombres les tienen usur-
pada. Do esta manera, la existencia de muchas será me-
nos precaria, mas honrada, i mas llena do goces i co-
modidades.
Fuera de las consideraciones anteriores, debemos «1)-
servar también que todas las aites i oficios, todas las
ramas de la agricultura i de la industria, constan de
dos partes mui diversas que no deben ronfuudirse. la
teoría i l.i práctica, siendo la una tan importante como
la otra. La |)ráctica s' aprende en el canqw o en el ta-
ller viendo hacer i ejecutando lo que se ve hacer; la teo-
ria se aprende en los liluos, leyendo i nieditan<lr). la
agricultura i la industria, como todas las ciencias de
aplicación, están sujetas n leglas jiifcisas, (]ue los sabios
o los hombr-s del olieio descnl.ren i osponen en trata-
dos especiahv, donde los inlercsados d(^ben estudiarlas.
L;is oiiras de <.'sta clase, ciiiindo están bien elaboradas,
juieden o]ierar una metamoriVisis conqileta cu la esplo-
tacion i producción de un país: p^ro sin la enscri.inza
de las primeras letras es de lodn punto imposible <|ue
jmeilan producir sus b.-nt-ticos efeclos: Vamos a probar
con un ejemplo la verdad de nuestro aserto.
En el pi'ói.igo de un (^losn rlcmcufol ilv (ii/r¡''ilnir<t
vara ilufio tiflón ni!i>¡!ot i iHcmlns f>i>piil<nfí>, tra<luci-
<lo del ingles [)or don Francisco Solano .\siaburimga.
se cncuer.tran estas palabras d(í don Antonio .losé de
Irisarri, dinjidas al pueblo hispanoamericano.
"El curso elemental de agricultura, traducido por (>1
señor don Francisco Solano ,\stal)uruaga. es tan supe-
rior a todo lo<pie hasta ahora lia visto la luz jiíililica
sobre la materia, está escrito con tal método i con tíin-
la daiidad, i abrazarle tal modo todo lo que debe sa-
l>er un agricultor cieníifico, que estoi jiersuadido i'o
que sellará el único libro de enseñanza en ¡a Amérifa
es[)añola, en donde verdaderamente hací n mucha falta
los conocimientos quimicojeoléijicos indispensables pa-
ra sacar del cultivo de los campos todas las ventajis
que éste puede ])roporcioimr. Con este liliro ol agri-
cultor no será un rutinero que |jroceda en sus labores
guiado por regias que no salie en qué- están fundailas,
sino que obrará como quien conoce las causas, i pueden
hacer que é.stas le oroduzcan sus prcci.sos eeuevitables
efectos. La agricultura, tratada do esta manera, so ha
convertido en una ciencia, i no es va el mecánico tra-
bajo a que se destinaban antes las jentes mas ignoran-
tes; pero lo que hai de mas importante en este lil)ro es
I la claridad con que se esplican los fenómenos que han
i estado, desde que el mundo es mundo, sometidos al exá-
i men del hombre, ^in que este haya procurado abrir
! los ojos para verlos. Con este sistema de enseñanza
! es con el que verdaderamente se enseña; poripic desdo
i que scjn-esenta a la vista del hombre una verdad que
: se demuestra por sí misma, no hai necesidad de persua-
1 dirlc la conveniencia de aceptar lo que es de suyo accp-
I table.
¡ "'Este curso elemental ha sido dispuesto en la forma
i que tiene por el señor F. G. Skinner, uno de los redac-
I tores del acreditadla periódico de agricultura i artes, ti-
tulado.- Fl Jrntli). i'l Telar i d Yunque, i ha visto la luz
pública en las columnas del citíido periódico. Consta
dedos sesiones; la primera abraza el Calcci'xmo de (/ni-
miea i jenlojla rnraltí^ del ^irofesor escoces .1, l'\ W.
Johnstin, obrita de que se han hecho veinte i «los cdi-
viones. i que so halla adoptada en las oscuela.-í de -Vie-
mania, II lauda. Héljica. Itariíf, Suocia. Polonia i los
Estado.-; Unidos de América; i la segunda sección trata
do las;//-((///íf.so /í/ídi/fw <irom'iveas, estractadn del En-
sayo sobreestás del Doctor Darlington. natura! del es-
tado de l^n.silvania.
"Talos lil)ros elementales son los que la América es-
pañola necesita |)ara la felicidail desús pueldos; [lorque
ninguna felicidail es posible sin tenor el hombre asegura-
dos los niedios do sulisistencia. Por tanto, yo creo haber
proporcionado un te.«oro a todas las re|>úblicas hispano-
americanas dando a luz la traducción del curso elemen-
•tal de agricultura ordenado por el señor Skinner, i no
perderé mi tiempo en recomendar el mérito de una obra
que hallará cualquiera que la lea, ya sea mi sabio, ya lui
¡•?noranfe, recomendada fior si misma.''
Hemos copiado este trozo para que se vea palpable-
mente, aún por los mas obcecados, la influencia inmen-
sa i directa que la instrucción primaria puede ejercer
en la industria. Demos por sentado que ese curso ele-
mental, tan apreciado en todas partes, sea lo mejor que
exista sobre la materia: ¿qué provecho podrá sacar el
pueblo hispano-amcricano de semejante libro si está cie-
go para descifrarlo? /.de qué servirá que en sus pajinas;
esté depo-itada la ciencia necesaria para convertir es-
tas incultas comarcas en un Edén continuado, si unes-
t "S cani|)csino8 no han de poder leerlas?
I.^ que decimos del firesente cur.so ]>uede aplicarse i-
gualmento a los demás tratados que so han escrito solire
todos los otros ramos de la industria.
Las lineas del señor Irisarri (¡ue acal>amos de citar
son notaldes, })orque nos manifiestan la c.uisa de la
prosperidad asombrosa a (pie han llegado los Estados •
üniílos, i el oríjen del atra.-^o lamcntabhí en (pie si' eu-
cuentranlas domas repúblicas (¡ue ocupan el eiiiitiiieii-
te de ("olon.
Los (¡ampos de la .Vmérica del Sud son tanto o mas
feraces que los do la América del nor.to. Los antiguos
colonos do la España son hombres de carne i hueso co-
mo los antiguos vasallos de la Inglaterra Los republi-
canos do Chile o Nueva Granada están dotados de ios
ndsmos órganos i tienen las mismas facultades que los
rojaiblicanosde los Estados-Unidos. La marcha ordiu'i-
ria de las cosas exijia qne no Iiul)ierír entre ellos nin-
guna diferencia esencial.
Sin cmliargo, los primeros vejetan en la jiobreza,
mientras los segundos nadan en la alamdancia.
;.Cuál es la causa de .semejante anomalía? ;.De diMide
¡iroviene «na suerte tan diversa?
No 03 dificil descubrirlo.
En los Estados-Unidos la instrucción prin:ariase des-
parrama a manos llenas, sin tasa ni medida. Casi to-
dos los ciudadanos de esa rejion afortunada salten leer,
i los que no saben tienden a soi- tan raros como son los
EL. JJVftTlTVTO JVJMCIOJVJtL..
oiogos on las otras naciónos. Allí so publican periódi-
cos como El Arado, el Tehr i el Yitngve, que popula-
rizan los métodos mas espcditos, los principios mas exac-
tos, los descubrimientos mas recientes sobre todos los
ramos de la industria. Allí se imprimen millares de
tratados tales como el Curso elemental de agricullnra,
que enseñan a sacar de la tierra las coseciías mas abun-
dantes con el menor costo posible. Allí los hombres
aiiorraii mas tiempo, economizan mas dinero, obtienen
mas productos, porque su mayor cultura intelectual los
pone en situación de aprovecharse de la esperiencia de
los otros i de trabajar con mas destreza, prontitud i
perfoccion.
Hó ahí el secreto de ese engrandecimiento prodijioso
que ha llegado a ser un ¡¡eligro para los Estados veci-
nos; lié allí la verdadera causa de esa prosperidad que
muchos temen i ipie todos envidian sin que nadie ponga
no obstante en ejercicio los medios necesarios para al-
canzarla.
Los Estados- Unidos son ujiode los graneros del mun-
do i uno de los mercadoímas liien provistos déla huma-
nidad, gracias al desarrollo de la instrucción. Ni la
benignidad de su clima, ni la feracidad de su suelo, ni
la fuerza desús habitantes, bastan para osplicarese fe
nónicno, porque ni su clima es mas templado, ni sus ha-
bitantes mas robustos, ni sus campos mas fértiles que
los nuestros. La cnestion no tiene otra solusion que la
que hemos indicado anteriormente. Loe habitantes de
los Estados-Unidos producen mas. simplemente porque
son mas laboriosos; i son mas laborioso-* porque son mas
ilustrados. Esta es, por lo demás, la opinión de sus pro-
pios gobernantes. El secretario de estado del Ohio.
Mr. Gallovvay. dice hablando de Massachussetts: "Es
la instrucción la que ha fertilizado sus colinas áridas, la !
que ha llenado sus puertos de numerosos navios; es la |
instrucción la que ha hecho servir las menores caídas i
de agua al bienestar jenera!. i la que ha ¡irocurado a ca- i
da familia una feliz coniffdídad."' |
Con la riqueza i la insti-uccion ha venido la fuerza !
para los Estados-Unidos. Las naciones mas poderosas ¡
les rinden acatamiento, no tanto porque teman sus ca-
ñones o sus eji'rcitr s, cnanto porque necesitan sus hari-
nas para subsistir i sus primeras materias para fomento
déla industria. La orgullosa Inglaterra les guarda mas i
consideraciones que a la misma Francia, como se maní- ¡
festó en la cuestión sobre el derecho de visita, pues sabe
bien que el día en que se turbaran sus relaciones con i
su antigua colonia, dejaría ésta, por ejemplo, de espor- |
tar el millón i medio de fardos de algodón que le envía ¡
cada año, i ese día los obreros de Birminghain i .Man-
chester, privados do trabajo, se insiirreccíonarian ai'o-
sados por el hambre.
Si Chile quiere el progreso de su agricultura i de su
industria, i como corona triunfal de esa prosperidad ma-
terial el [)oder, es preciso que difunda la instrucción
primaria por todos los ángulos de su territorio.
La ciencia hecha popular es lo único que puede me- ;
jorar nuestros métodos de laliranza que se encuentran i
on un atrazo vergonzoso. Pretender lo contrario es pre-
tender lo imposible. La tierra no rinde lo que debiera, I
sino cuando es cultivada por manos espertas. Las es- i
pigas brotan, crecen fructifican i maduran, no solo por !
el aire, el sol, el agua, la fuerza vejetativa de la un tina- '
leza, sino también i principalmente jior la ciencia del la-
brador.
En la industria fabril sucede otro tanto. El .'^udor es :
lo menos, la intelijencia es lo mas. La escuela del)e |
preceder a la fálirii.-a. el aprendizaje de los pri- i
meros libros al aprendizaje del oficio. Cuando los |
niño.-* no han sido educados, los artesanos son toscos !
i groseros. Para que las cosas sucedieran de otro uio- i
lio, seria menester fonnar de nuevo al hointirei hacer |
(¡lie la intelijencia no dirijiera a! cuerpo. i
No es esto todavía. La ignorancia tan infecunda pa-
ra el bien, es fecundísima para el mal; ella, sobreño
producir, impide que se produzca. Mientras haya igno-
rantes, es decir bárbaros, en un pueblo, había destruc-
tores infatigables de toda propiedad, enemigos jurados
de todo trabajo. No acabaríamos si tratáramos de espe-
cificar todos los medios que emplea la ignorancia para
impedir que la industria pueda levantar la cabeza i se-
guir una marcha pacífica i regular. El cardenal espa-
ñol don Juilas José Romo ha enumerado con suma gra
cía í elegancia algunos de esos medios ilañinos hablan-
do de agricultura en una esposicion elevada a Fernan-
do VII para que fomentara en toda la Península la
instrucción primaria. No podemos menos de copiar ol
trozo a que aludimos para que se vea qne en todas par-
tes i en todo tiempo a los mismos males se ha aplicado
el mismo remedio
"Hai un monstruo, señor, que devora mas que la lan-
gosta, i este es el perjuicio incalculat>le que no es dado
llorar bastantemente; monstruo horroroso que tiene o-
cho millones de cabezas, atalayas iasonmes contra el la-
borioso i pacifico colono: monstruo atroz que uo se sacia
de l.acer daño, i fecundo al inismo tiempo, porque se per-
petúa contra to'^as las reírlas de la monstruosidad. Diré-
lo de una vez, señor; hablo del hombre falto de prime-
ras letras, del hombre indisciplinado, monstruo verdade-
ramente de la especie racional, i (jue, siempre en guerra
abierta con las producciones de los campos, arruina la
agricultura, i yo le delato por lo mismo a V. M. Ene-
migo irreconciliable de las propiedades, es un bandido
que las sisa en las afueras de los pueblos, los hostiliza
en las llanuras alejadas; las arrasa en los valles retira-
dos, las desarraiga en los recodos escondidos. Glorioso
de su fuerza material, es un tirano que se agavilla con
sus bárbaros satélites, i en nocturnas espediciones o a
la luz del día, arrastra por todas partes la desolación.
Ensoberbecido con el terror que infunde su osadía, es
un demonio que se vale de su injenio aliorrecible para
flanquear los estorbos físicos que detienen sus esfuerzos,
para limar los cerrojos (]ue resisten a su capacidad, des-
goznar las puertas, asaltar las cercas, espantar a los que
transitan casualmente por sus aceidios, para asesinar
al guarda malhadado que ocurre a sus alarmas. (?on se-
mejante raza do cnemi<ros. ;,cómo os posilde que llegue a
fiorecer la agricultura? /.De qué serviría promover su
estudio delicioso en la capital ion las provincias? ¿Do
qué aprovecharía quonacie.se un Columelu en cada pue-
blo, qué los ilustrase un Cavanilles? Mientras que reine,
señor, propensión tan pernicio.sa entro los es|»añoles
(que reinará hasta que sepan leer.) no se trate de pre-
parar con maestría los abonos a las tierras; no se tra-
te de alternar con intolíjencia las semillas, ni de anali-
zar las capas que cía ifican los teri-euos, antes de arries-
gar una plantación; no se trate de mejorar las castas de
ios frutales con injertos escojídos, ni de que, acechando
el curso nutricio de la savia por los órganos vitales do la
vejetacion. sepan los labradores dí-ceruir cuáles son las
ranms ínfrucfifera-, cuva pomi>osa ostentación deben a-
liatír con la > osar para vigorizar la fecunda lozanía do
los renuevos i los tallos. Con los homlires iliteratos no
se ])iense, señor, en tales adelantamientos. Piénsese so-
lo en que no murcien aquellos las <aballerias que huel-
gan en las rastrojeras i los prados, o no las estaquen
éstos en los t dieres i plantíos: piénsese solo en que no
trasminen unos los ganados de nacidas en nacidas, o
que no vayan otros a hacer daño a los olivares, los des-
cortecen i arranquen los ceporros; trátese en fin do que
aquellos i éstos, los unos i los otros, no a.salten las huer-
tas, espanten !5is palomas, despueblen los colmenares,
i de que no talen los eompos."
Basta lo espuesto para que se conozca que la instruc-
ción i la industria en jeneral marchan siempre juntas.
Dondequiera qne ha existido la primera, ha existido la
/:/> 0.%*\Tiri'¿o .^\Mílo.\\Jf.
í^egunda al poco tiempo después. Son dos hermanas in-
separaliles, que se llevan solo aljir"""-* aüos de indiferen-
cia. Los países mas ilustrados son los mas productoi-es;
las ciudades mas instruidas son las mas ricas. El hcclio
de que haiilamos es una verdad que el raciocinio demues-
tra i que la espcriencia confirma.
Deseando que se difundiera la onfeñanza de las pri-
meras letras por toda la Francia, el barón Carlos Du-
pin trató de liacer visible esa unión constante e invaria-
ble con í^uarismos que no dieran lusjar a la mejor obje-
ción. R^ aquí el procedimiento de que se valió para
lo<rrarlo, tal como lo cuenta t'd mismo.
'Tomó un mapa de la Francia, en que se encontraban
marcados los departamento*. Sobre cada una de esas
{¡landes divisiones territoriales estendió una capa uni-
forme de tinta de China, capa cuya intensidad crecía
pasando de un departamento a otro a medida que se dis-
niinuia la relación CKistente entre los niños que asistían
a la escuela con la población.
"Este mapa hizo sensibles las diferencias prodijiosas
do riqueza, industrin, invención i actividad que distin-
•iiiian a los departamentos ilustrados do los departamen-
tos oscuros. El j(;nero fíráfico que creaba fu(^ pronta-
mente adoptado para otros resultado.s estadísticos, i
particularmente 'para los de In justicia: criminalidad
comparada de los departamentos.
•Una linea recta tirada desde Jinebra hasta Saint
Malo divide la Francia en dos zonas que presentan esa
dosi<rualdad de luces, de bienestar i deproprreso en todo
Jénero. En el norte se encuentran solamente treinta i
dos departamentos que contaban en 1820 trece millones
(lo habitantes; en el mediodía, cincuenta i cuatro
tamentos que contaban diez i siete millones
tantes.
'Los trece millones de habitantes del norte envialian
a la escuela 740,846 jóvenes; los diez i .siete millones do
habitantes del mediodía no enviaban a la escnela mas
que 375,931 alumnos. Eran por cada millón de habitan-
tes para el norte de la Francia r)6,<)88 niños recibidos en
la escuela, i para el mediodía 20,885. Así la instrucción
primaria era fres vera mas estensa en el norte que en
el metliodía
'•La proporción do! progreso de las artes en las dos
íii-andes divisif.ncs do la Fran.ia asi puestas en para n-
iron, est.í denio.-trada por la li.'ita de im tírivileüos de
la invención desde el 1.» do Julio de 1701 hasta el 1.=
de Julio de 1825. Eu<!uóntranse:
millones !
o depar- T
de hnbi- j
¡tara los :;2 departamentos de la
Francia ilustrada
para los 54 deparfamenlos déla
Francia oscura
1089 privilojios
413 privilijios.
•Cuando la es¡x)sioion de 1819. hé aquí en.ál fué la
proporción de las recompensas decretadas:
en los 32 dep. del norte.
Medallas de oro 63
Id. de plata 136
Id. do bronco 94
Totr
293
en los 54 dep. del sud.
26
45
36
107
"Las esposiciones de 1823 i de 1827 han ofrecido
resultados no monos notables.
"Así bajo cualquier punto de vista (pie examinemos
las dos partes de la Francia, con relación a su agricul-
tura o con relación a su comercio, en cualquiera e-
dad de la vida que sigamos a la pol)lacion del norte i
a la del mediodía; en la tierna infancia, cuya enciclo-
pedia está encerrada en el « i r, en el colejio, en la es-
cuela polití'cnica, en la academia de ciencias, en la in-
vención de los procedimientos de las artes i en las re-
compensas dadas a la industria, por todas partes en-
contramos una diferencia análoga i siempre proj)orcio-
iial
"A los ojos de los hombres que saben comparar los
efectos con las causas, esa constante uniformidad de re-
sultados, esa superioridad en todos los j(íneros en favor
de la parte del reino en que la instrucción popular está
mas desarrollada, demuestra claramente la ventaja de
semejante institución para los oficios, para las artes, pa-
ra las ciencias, para las fortuna* privadas i para la for-
tuna pública.
"Cuando alguna invención nueva se introduce en
Francia, es en los departamentos ilustrados donde co-
mienza a naturalizarse antes de ser cíí/A/yoWe en el resto
del reino."
Las líneas que acabamos de copiar hacen inútil todo
comentario. Cuando la razón pronuncia su fallo i los
números confirman ese fallo con su testimonio irrecusa-
ble, lo que conviene no es hablar, sino ejecutar lo que la
razón aconseja i lo que los números Jemúcstran. No
hai mejor ap()stol que la verdad apoyada por la espc-
riencia.
Enseñad a todos a h'cr. escribir i contar, i tendréis
artesanos íntelijentes i activos, ('ubrid de escuelas la
América del su(l, i dejareis de ser los an ti podas de la
civilización de la industria.
íC<ii(t¡v)iari(.)
I.IBKO l>KI^FXTLIl\.
Dr ÍiUII.I.EUMO D. Swa.v,
Modijicado jwr el Director del Institnfo Nacional de
Guatemala, para vso de las eseitektit
íZe la liepúhlíca.
(Continúa.)
LECCIÓN VIL
El. RkixoMixekai..
K\ reino mineral forma la corteza cl(; la tierra
i conipren<de la.s piedras, carbone.s, tierra.s, meta-
les ¡ otros cuerpos.
La piedra se usa para varias co.sas: la piedra
de cal, la arenosa, elcrranito, sirven para edificar,
otras para afilar cuchillos, tijeras, hachas etc., i se
llaman piedras de amolar.
La pizarra es mui útil, se usa para cubrir techos
(;n los edificios. También la usan los muchachos
en las escuelas para hacer letras i cifi-as en ella.
Algunas piedras son mui costosas i sirven para
adornar, i se llaman piedras preciosas. El dia-
mante es la mas cara de todas las piedras pre-
ciosas: no es .sola mui hermosa sino mui útil; ¡ es
también la piedra mas dura: los vidrieros la usan
para cortar los cristales. La esmeralda es una
i piedra fina de color verde, el rubí es rojo, el za-
) firo azul, el topacio amarillo, el amatiste de color
i de violeta, i la turque.sa es de color azul brillante.
! El carbón se encuentra en camas o capas de di-
i ferentes espesores i a varias profi.mdidades. El
H(i
ni. IjySTl'JUTO J%*^ClUJVJiW..
carbón contiene carbono, betún, resina i tierra.
El carbón que contiene mucho betún quema con
mas llama i el que contiene mas tierra deja ma-
)or cantidad de cenizas.
La arena la usan los albañiles para mezclarla
con cal i forman la mezcla. La arcilla se usa pa-
ra los ladrillos, ¡ los alfareros o fabricantes de loza
la emi)lean en hacer platos, escudillas, saleros i
toda clase de objetos de barro.
Los metales se encuentran en venas en el in-
terior de la tierra. Las escavaciones que se ha-
cen para estraer el metal se llaman minas i los
que en ellas trabajan se llaman mineros. El hier-
ro, el plomo ¡el estañóse usan para muchas cosas.
El oro, la plata i el cobre se acuñan en moneda
para el comercio.
EL GALLO I EL CABALLO.
AI continuo cacarear
De muí petulante Gallo
Incomodóse un cíiballo
Que ocupaba el propio hos^ar.
Cortada la roja cresta
Sin plumas en lacraro-anta
La tierra escarbando canta
Por mañana, tarde i siesta.
El ala estiende orgrulloso
Revuelve el ojo chispeante.
El un pié pone delante
Mostnindo su pecho hermoso.
Le cuida un pardo ,i>-allero
Le sonríe i le acaricia
I verle lidiar codicia
En la \-alla o reñidero.
Así lo contempla ufano,
í rie.íra con aoruardiente
Poniéndolo diliqrente
En la casiUa temprano.
Fastidiado i aburrido
El caballo de un arriero
A g-árrulo compañero
Miró con rostro ari¡QÍdo.
—¿No pudieras ya callarte
I servir callado al mundo?
— Cállese t'd. qu(í es inmundo
I forma de una arria parte.
Me desdeño en contestarte.
¿Quién es Ud.^ Solo un necio
Por cargario con desprecio
Lo merece aparejar.
¿A mí se compara Ud.'
Pues sépalo i no se esconde
Me preparan para un conde
Que lo tiene por merced.
En la valla batallando
A mí brio apostarán
\ (.'.n mí todos pensarán
Cuando Ud. \aya cargando
Cajones, sacos, barriles
En humildes aparejos;
Con sogas, avios. trevejos
Por naturaleza viles.
— Es verdad, la bestia dijo.
.Así este mundo nos paga;
Al vicio i vicioso alhaga
I en hacerlo aun es prolijo:
Pero el trabajo no mas
Sirve por último al hombre
No esa injusticia te asombre
.Aunque no la escusarás.
La azúcar lleva mi lomo
Para volverse dinero
En la plaza el caballero
Desperdicia sin aplomo.
Sin mí ni tus brios lucieras
Ni tu señor jugaria;
Ni el vicio te emplearía
Donde la sangre vertit:ras.
La jactancia es mal indicio:
No convine a los mejores
Que hai gallos cacareadores
Encomiadores d(;l \icio.
( CúiitinuarS)
Wll
ELEMENTOS
1^.1 i.EivGrA I nos.es A,
Poro nso íJc Jos alumnos del Lisfiliifa Norional
de Guo/einoki.
PRIMER ( í lí.so.
(Conlinúa.)
El. E V E]\ TH EESSO .\.
A (X'AIU'LAIÍY.
Soine, any; im ¿hk-o. ohpino, ohiunos:oJfrimo, olyímos.
Some water, any water; aguo, nv pi^rj de ofjua.
Soine money, any inonoy; dinero, idgnn di'iirro.
Somc meat, any meat-.nirne, alguno rorw.
Foine books, any Ixwks; libros,' aJgmiot libros.
Soine pcus, any pens; ¡turnas, algunas filumas.
Some boy?, any l)oys,- muchachos, algunos wm hachos.
Somcgirls. any }rh-ls; mitchochas, oigums muchachos.
Olis. — Se hace nso de some on las frases afirmativas, ¡
de any, en las interrogativas, negativas o duliitativas.
Ejemplos:
llave yon any water? tiene Ud. ac/uo?
Vos. HJi^ 1 liavosnmo water. .S',', ,S', ,>„■, >,',i,jo aguo.
Tliiiig, coso.
Soracthing, any thing; aiffuna cosa, algo.
Nothing, not any tliing: ninguna cosa*nadu.
Sonietliing fine, any thing fine; alguna caía hermosa,
algo hermoso.
Notliing fino, not any fhing fine: ninguna ci,sn hermo-
sa, nodo Jimiiosi'.
KL, ijysTiriJTO jy^fjiojwii..
87
llave j'ou any thing good? tiene. Ud. ahjo bueno o de
bueno?
I liave some thing good, tengo algo de bueno.
1 liave nothing good, no tengo nada bueno.
not any body any thing liandsorae?-Has any one a pretty
comb? — Has not any one a pretty conib? — Have we any
oíd cloaks? — Have wc not any coats/* — Is this child
sleepy or afraid? — Is he neither hungry ñor tliirsty? —
Who is cold? — Who are warm?
Someliody. soniooiie, any liody, any oiio: iili/niin. ahji.
Xobody, not any body, no one, nene; nadie, ninguno.
Has any body iny hat? tiene alguien mi sombrero?
Soincbody haa it, alguno lo tiene.
Noliody Jias it, rictdielo tiene.
Neither ñor, ni ni.
I liave neither niy liat ñor my watch, 710 tengo ni mi
sombrero ni mi reloj.
1 ani neither hungry ñor thirsty, no teivjo ni hambre
ni fted.
IV.
CoNVERSATlON B.— Has my father many Avaistcoata?-
Has not iny father many waistcoats? — Is my mother ve-
ry hungry?— Is not my mother very liungry? — Has your
siater a fine cat-IIas not your sister a fine cat?— Is your
brother thirsty? — Is not your brother thirsty? — Have
my parents a large house? — Have not my parents a
largo liouse? — Are my parents happy?— Are not my pa-
rents very happy? — Has liis son a good friend? — Has-
not his son a good friend? — Is this woman's son cold? —
la not tliis wonian's son cold? — Have my daughters any-
fine necklaces/' — Have not my daughters any fine neck
lafos?
WHJsU'oat, vost: eho.leco.
Apron, delantal.
Fan, alianico.
Tliinible. il'dal.
Ruzor, navu/'i.
Uiubrella, paraguas.
Parasol, minbrilla.
Veil, velo.
Cloak, rajyi.
Coat, canaca.
Comb, peine.
Necklace, collar.
Ribbon, cinta.
EXERCISES.
I.
Have yon any moncy? I havo some money.— Has this
man any meat? He has some meat. — Has your sister any
tliimbles? She has some thimbles. — llave yon any wine?
I have some wine. — Have your any thing? I have some-
tliing.-I havo notliing.-Have you any thing good? I have
nothing good.- -Have you any thing uiíly? I have nothing
ugly ; I llave something fine. — Is any one hungry? No
one is hungry. — Is any one wrong? Nolmdy is wrong.-
lias any body my waistcoat? Nobody has it. — Has any
une my watcíi? No one lias your watch. — Has any one
niy neighbor's horse? Nobody has your neighbor's hor-
so— Is any one hungry or thirsty?' Yes. sir, I am Iiun-
L;ry, and my sister is thirsty,— John i.s neither hungrv
ñor thirstv.
II.
Tiene Ud. vino? No tiene Ud vino? — Tengo buen
vino.— Tiene mi hijo buenos libros? Su Iiiio de Ud. tiene
liuenos libros. — No tiene mi hijo buenos libros? Su hijo
(lo Ud. no tiene buenos libros. — Tiene esta señorita uña
sombrilla nn(!va? Esta .«eñorita no tiene una sombrilla
imeva. — Quién tiene algo hermoso? Este joven tiene al-
uo hermoso. — Tienes tú alguna cosa bonita? No tengo
liada bonito. — Tiene alguien mi hermoso paraffuas? Nin-
guno lo tiene — Tiene alguno su abanico de Ud.? Sí Se-
ñor, mi hermano lo tiene. — Tiene Ud. miedo o vergüen-
za? No tengo ni miedo ni vergüenza, tengo sueño.
IIT.
CoxvEriSATiox A.— Have }'ou any milk.— Have you
not any milk?. — Has this woman any ribbons?-IIas not
this woman any ribbons? — Have my parents any um-
brellas?— Have not my parents any umbrellas? Has
my father any thing iigly.'-Has not my father any thing
ugly? — Who lias any tiiing fine? — Who has not any
thing fine? — Has anv bodv anv thinír handsome? — Has
CoN-vERSATiox C— Are these girls sleepy?— Are not
thesc girls 8leepy?-Has your brother a pretty horse? -Has
not your brother a pretty horse?- -Is yours son afraid? —
Is not your son afraid? — Have your sister asmall room?
— Have not your sisters a small room? — Are these young
ladies very ashamed? — Are not these young ladies very
a«hamed? — Has our únele many books? — Has not our
únele many books? — Is our aunt right? — Is not our aunt
right? — Has this girl's brother a ny money? — Has not
this girl's brother any money? Is this child's father
wrong? — Is not this child's fatlier wronat?
TWEL.FTH I^E8SON.
VOCABULARY.
Mueh; mucho, mveha.
Many; muchos, muchas.
Much bread; mucho pan.
Much meat; mucha carne.
Many Itooks; muchos lih-os.
Many pens; mvchas plumas.
\ great deal of, a good deal of; muchísimo, muellísima.
A great many, a good many.- muchíñmos, muchísimas.
A great deal of bread; muchísimo jmn.
A good deal of bread; muchísimo pan.
A great deal of meat, a good deal of meat; muchísi-
ma carne.
A great many raen, a good many m'-n; micckí&imos
hombres. ijf»
A great many women, a good many women, mnchisi-
mas mujeres.
Very much; muchísimo (adverbio.)
How much? aidido, cuánta!
How many? cuántos, cuántas"!
How much bread? cuánto pan'!
How much meat? cuánta carne?
How many men? cuántos hombres"!
How many women? cuántas mujeres'!
Too müch, demoJíiado, demasiada.
Too many; demasiados, demxisiailas.
You have too much wine; Ud. tiene demasiado vino.
You have too many books; Ud. tiene demasiados
libros.
XX JJi'Á'TJí TUrrO J\'*^3rJ4t^V»íiW..
»iit;;wo, m (v) shw, no (v) ?«as «?'/. .
1 linvo bnt onc friciul: un fpnqn .v!.</-
.''" :'"'« í"c vn o.iinqo.
I Iiave l)iit onc; 'no ir, .,
<>iily; .so/o, xohuiiouh:
¡ liavo oiilv Olio ij-ood I, .'11- '
fiuimi.
í have liiit onc lí-ood oiio: :„< i
. How inauy liorsos lias yoiu- brolhei?
■ '' -'ííí hermano de llil.'í '
n<> lias bnt onc; no (¡ene mu:; (//«'. nn-.i.
i'*' iias linf tu-n o-nn,l ,,..;
lili'- 'i:iyc ii)y iioiglihors/'- How many rinn;;* has tliis
ily? -Ihis lilis gentleman too uiuch iiioney? — Has not
11^ uon tientan too inuch meuey?— Ha stliis' woman too
!i(h biitler?— Has not tliis woman too mucli buttcr?
this y,
l.in-sé?
-oo.l
Wlial
VI.
í:!;sat;<ix V,. Wlio has too inniiy books?— iías
!¡;^- iiiuu too inaiiy pcMisV— llave you but q. good
ííi'.ve you biit onc gooii (.iie?_íia.s he but two
.'■s? — I lavo yon oiily a good walkingstick? —
Ihis? — AVhat is Ihaih? — Has your sistcr maiiy
i^?--H;;:' liot yoiii- sister irinny Stoel pens? —
il-on;
i^Xi;];
CoxvKnsATiiiA ('.--M.
l;lin.'? -\\\ú-h 1: ■, :;!,. !:,;v,.
ihirsu?— Ar
Ibis yoiiii-; :
you íww \\i\
ly?-^-H¡ivo yoi!,- ri-i^iüis a:
youi- irioiids iinv íino iiou^
- llave om- ¡K-ii'hi"-
ti.ii-síy?-iL
nian's? — Hav
1 \ ü¿
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]a\c r 1
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la ti
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ii.:uer liKu-has ni;.i,:.:aii:¡-v' '■ ,;„,.:, ■:
--Tieiie OHÍo hoüibrc niíi.' ,-' ^'' V,, .^^
te jóvou niucliisiino,-: ¡i!,.,, "...'i ' '■ .
Tiene [Al iiiii;Aií,Amío ',,'■
.■ame?— •j'icno lAI. kiik-im
ta íeñora liiuehas au'uja,-'' Aw ^ |.,. ,.<, / >:, n ,,-., ■
simas agujas?_No tiene \]ú. uuv. que un nuei.'V,'
dor/— Xo tiene Udi mas (,110 uuo bueno? - Vh ñn
bre honrado el hermano de esta señora?
ni.
'ToNvioRSATiON' A.~IIave y
you not miich Avino? — Has he nm^ .' ■
nnieh ir.oat? — Havo Wo|niany pins?— jiave \ve lu
iiy pins?— Havo tlioy nianv 'needlcs?— liavé \ho
ninny needles.'' — Has this man a •^■i'í--n .i.-.! ■ i' -.'.
Has not tliis man a good deal o:'
thcr^'a gnód manyjliroas'pius?--
grent niany breastpins?— Hov liii.i ... i,iv;,:i :,:i^ 1
l!ier?-Ho\v mucli sugar ha,; my moíhcr?~--Jlmv
del UüíA'crso o:i ma-
1 io; pero con inavor
¡>'o l;¡ vi.;.i-; a.pieiios por su inteii-
iuK'or mal: olvidando en su loca
iuí. iJ^STiTtTO J\\rjieS.ií¿%\isM^.
Sf)
vaniílail qiic las leyes de Dios son inmutables, i que
ol ui;il es un señor que paga sus salarios con la muer-
to. Ha quebrantado la ley del amor, i esto ba ocasio-
nado crueles guerras i sangrientas carnicerias; ha cap-
iurndo ])ueblos libres, i aniqudado en la servidumbre
s;is mas forjados campeones. Ha desoViedecido las le-
yes de la salud, i la plaga i la peste negra lian mucr-
I" !< i!iil!!)ii<\--, i i:i glotoncria i la embriaguez los lian
' ¡ :: ! .. \\a ainado el dinero i sido egoísta, olvidan-
'' ; ■ . ii'i<' ¡(uede vivir solo fisicíunente i su alma
:• . i..ivii.i() liand)r¡enta i estcniíada.
Pero aiüUjuí' el horaiio en el reloj del progreso
lia parecido inmóvil o en retroceso algunas veces,
delie prestarnos consuelo i confianza la seguridad de
que oi mundo ha mejorado i no empeorado. Hay i)pr-
.^ >i!P.-! qiic csíÁn siempre suspirando por alcanzar nn
i:!i|i')>i;;!o, que tornan la vista a los dias de su in-
liiicia i desean volver a ellos: que están siempre ha-
b',:i;rlo do los '"buenos tiempos pasados" en que la
vi-::i (staliaba con la alegría mas pum, en que liabia
tia'sainiio abundante, losaieudigos eran pocos, ion que
ia viihi Sf. hnl!a.i)a tan exenta de cuaidados que las arru-
ga-- Hiincn innrcnban el venturoso rostro. No prestemos
oído a osiiS!>eiite~: ellas han leído mal el pasado o no lo
lian ](i lo absolutamente: este, como oti-as mucha? cosa?,
es mui i(«ilo desile hVlos. pero ¡«ni feo desde cerca. Xo
necesitamos rotrocieder largo tiempo para saber que
nuestros criados de hoi están mejor alojados, alimenta-
dos i enseñados que los reyes de esas épocas.
Es necio e irracional desear la vuelta del pasado o
liiil)lar de él despreciándolo: él ocupó su lugar i desem-
jieñó la misión que le estaba encomendada. Las mas
terribles guerras han sido beneficiosas algunas veces, i
](» que el hombre lia mirado como un mal ha redundado
a ocasiones en su luen. No nos es dado ver el fin tan
bien como el principio: solo Dios puede hacere sto. La
verdadera sabiduría consiste en ver la mano de Dios
guiando los pasos del progreso Inimano, i en creer que él
no dejará abandonado a sí mismo el mundo que hizo
¡>ara su goce.
"Nada marcha en la tierra sin un objeto." Dios marca
a cada uno su misión, i cuando lo hace desa))arecoi', es
]>ara que otro la desempeñe mejor, i asi quede asegui'a-.
do el bien de todos.
Esforcémonos en ejecutar completamente la obra que
se halle a nuestro alcance. Aunque parezca a nuestra
vista pequeña o insignificnte, no parece lo mismo a la de
aquel que hizo desde la gota de roció hasta el Sol, i que
no miin Müt,-. 1,> /,no hacemos como el modo i vobniind
PARTE Tí.
XV!.
Al hablar do iiidii-ar i;)s ..'¡..ios pusos con que vino a
¡a mente del hombro la creencia de un Dio.-! Todopo- }
dcroso i bueno, deseo grabar acoca de este una gran ver- i
dad en el corazón do mis jóvenes lectores, porque mien-
tras mas alta sea la idea que de él tengamos, mayor se-
rá la nobleza de nuestra existencia.
Seguramente es cruel al padre que prodigando todos
sus beneficios a uno de sus hijos, envía a los otros nao
suspiran yior su amor i sus caricias, a un lugar desierto,
a vivir faltos de afectos i de cuidado?, i a no tener quien
les lloro el dia de su muerte.
Estoes precisamente loque^icen algunas personas
(luc Dios hace. Pintan al Creador como favorecedor
lie cierto número de reres escojidns, i anadea que el rr>.s-
to lia sido condenado a cuidar.vo 'a-\ í)!'.);)!') i a no cncon-
ír::r ¡nnuíí: a aquel. Los «p' ' ' ;:;ran no ti^':;-^!
en cuenta que Dios lia dado la vida a todos los hom-
bres, i que aninguno ha concedido la fai'idtad do acep-
tarla o rehusarla.
Creed que aquel que se llama Xuc-do VwAw es me-
jor, mas justo i mas amante que el xw'ysy ih ln- puih-cs,
i ''no está lejos de ninguno de nosotics."
En aquellos oscuros tiempos a tr;;\i'-' de le.- "uales
os he llevado. Dios, cuyo aliento fornu'i i signo iniin:!]',-
do cada alma viviente, estaba tan carca de los que cíi-
tíjuces vivian como ahora lo está de nosotros, gui;Í!iíli)-
les siempre, aunque ellos, como nosotros, le descoaocie-
ron con frecuencia. Las mas ¡ibsurdas i para nosotros
chocantes formas de religión, no fueron inventadas por
un espíritu maligno i permitidas por Dios para arras-
trar a los iiombres al eri"or i a la destrucción: fueron
simplemente, como nos lo enseñan hoi las razasí salvajes,
los primeros psfuerzos que hacia el hombre para salir
de la oscuridad que siempre ha detestado, i llegar tras
i el crepúsculo, a la completa claridad del dia.
! Al rcjledor de él hervía la vida llena do hermosura
j i movimiento, ante él se presentaba con freenencia el
t niistx^rio de la muerte pues halu'a aílijidos padres que
I lloraban sobre los cadáveres de sus iiijos. i amigos que
j permanecian silenciosos i tristes junto a ¡os cuerpos i-
! nertes desús amigos, como aliora sucede: ;.i es creíble
: que ol hombre se entretuviera oji formar diestras men-
! tiras sobre los objetos que le aterraban?
i Aunque las ideas que aquellos primeros hombres tu-
vieron acerca de lo que veían i sentían fueron erradas,
son disculpables porque ellos las creían csactas. Las
mentiras i charlatanismo empezaron largo tiempo des-
pués, cuando algún hombre malicioso, abusando do su
capacidad, pretendió toner mas cieneía déla que Dios
concede a los hombres sobre la tierra.
Digo esto porque deseo infundir en el alma de los
niños una confianza en Dios que en nada pueda alterar,
pues ellos la pecesitarán mas tarde, cuando en años
posteriores em|)iecen a sentir las penas i dolores de este
mundo.
XYIL
PniMEi;.\S I'IIEOUNTAR OEI- HOMBRE.
!)( líK's que 01 iiombro se levanü) de su primor
c.>l;id() i ;;atislizo las necesidades mas aprcmianto.-! de
Ku cuerpo, no trascurriría mucho tiempo sin que em-
pezase a obrar como hombre penmdm; i entonces oi-
ría nlo-nna vo/ interior que le decia que ol comer
i i'i bí'bei- 10 er:iu ln- priiieipales £n,e3 do su exisíen-
Vió a su rededor el mundo con sus grandes coli-
nas silenciosas i sus verdes valles: las escabrosas cum-
bres de sus rojísas montañas, i la inmensa estrnsion
de sus desiertos: sus árboles i fragantes flores: las
formas graciosas del hombre: el pájaro elevándose en
los lares, el rápido gamo, el león magestuoso; el gran-
de i mal formado mammud, que desapareció hace tan-
tos años: la vasta escena irradiando los esplendores
que le daba la pre.sencia del Sol, o envuelta en la
sombra de pasajeras nubes: vio levantarse el Sol i atra-
vesar el cielo hacia el Oeste, arrastrando la luz consigo:
aparecería luna en períodos regulares: ostentando p: i-
mero la forma de una hoz i después la do un globo com-
pletamente redondo: vio salir las estrellas todas las no-
ches, en mayor o m.enor número, brotando como chispas
despedidas por las ruedas del carro de; " ' ' ; üm
las brillantes e-spumas que atroja a si: '■■>:
que cuando súrcalas aguas del Océano.
Sus oidos percibieron los diferentes ruüiores úo la na-
turaleza, la música del i'io murmurante: el bramido del
turbulento ninr: el ^;ur.-uro' de las hojas, conio ;r'i!:idas
po;. lo.; i^ .:~-^ '■ ■ :,w do!a bvir^a:"el ne/v ^ • -,
MiL.IJ\'STl T t TO .1 \iíl OJV*ajL.
ul irotear desprendida de las oscuras nubes: el estam-
pido del trueno sejruido de rolámpaíjos serpeadores, a-
l>ortados del seno do las uuhes: estos ¡ otros miles de so-
nidos^ ya duros, ya suaves, le Inuñan prejíuntarse ¿Qué
sif^nifica todo esto? Donde cstoi i quien soi vo/' Pe don-
de procedo:^ de donde lia venido todo 1(5 oue veo i
toco?
El primer sentimiento del liomltrc fué el de una senci
lia admiración: el segundo sentimiento fué el deseo de
investigar la aima do las cosas, lo qtw les liabia hecho.
La naturaleza (que quiere decir fso que produce) le
rodeaba grande, poderosa, l)clla. ^;No tenia todo vida,
movimiento?
Al considerar las investiaraciones que el hombre haria
para conocer la causa de las cosas que veia, no debemos
suponer que razonase como nosotros; i aunque es verdad
que no podia dar a sus pensamientos la forma de lima-
dos discursos, también lo es que el sentido común estaba
a su lado para ayudarle.
El sabia que se movia o pormanecia tranquilo, soguii
queria: que esta decisión era precedidas de ciertas
razones, i que él hacia una cosa solo cuando queria
hacerlo. IIal)ia, pues, algo en su interior que regia
todas Í5US acciones. La Naturaleza )io permanecia in-
móvil: el rio fluia, las nubes corrían. las hojas tem-
blaban, la tierra esperimentaba sacudimientos, el sol,
la luna i las estrellas cambiaban de hmar. Habia
pues, algo en su interior que los movia.'
AsiVempezó la creencia en espíritus que residían
en todas las cosas, en el sol, los árboles, las casca-
das, la llama, la bestia, el pájaro i la sierpe.
( Continuara)
O-rarciéitioei infantil
PARA LOSNIÑO.^ AMERTCAXOS,
POR LUIS F. MAXTII.LA.
Profesor de la Lengua i Literatura Española en la
Universidad de Nmva-York.
(Continúa.)
SEGUNDA PARTE.
I.
No(
IONES rRF.I.IMrSARF.Í.
Gramática es la ciencia que abraza todas las
reglas que debemos seguir para espresar bien las
ideas, ya de palabra, ya por escrito.
Hai reglas inmutables a que se someten todas
las lenguas, i las hai también peculiares a cada
idioma. La colección de las primera forma la
Gramática General, i el estudio de las segundas
la Gramática Particular de una lengua. "
Así pues Gramática Castclla7ia es *?a colección
de reglas que es preciso seguir para hablar i es-
cribir el castellano con propiedad i corrección.
La Gramática enseña los elementos de las
palabras, que son las letras, el valor de las pala-
bras, que estas sufren, i el orden i colocación
que del)en tener para espresar bien el pensa-
miento.
Como cada letra tiene su sonido especial en
nuestra lengua, no seria necesario dar reglas
sobre el uso de cada una de ellas, si nosotros
ponunciaramos siempre bien, pero como a ve-
ces no lo hacemos así, preciso es dar algunas
sobre los sonidos que generalmente confundi-
mos.
I. ° Confunden mucho la b \ la v, i el mejor
modo de no incurrir en esta falta seria leer i co-
I jjiar mucho hasta que nos acostumbráramos a u-
1 sarlas bien, siguiendo ademas las siguientes re-
i .Se escribe siempre b i nunca v antes de / i r,
I v. o-, blando, brazo.
j También la terminación i^Jm de los \crhns v. o;
j amaba, sacaba, /¡robaba. '
I Con V se escriben las terminaciones iva iva,
! "^'-g-fíijitivo. comitiva.
La // se escribe en todos los tiempos del ver-
: bo haber i ;intes de la sílaba ne al principio de pa-
: labra, v o-, hurvo, huelo, hueso, huerta, &.
: Siempre se escribe m i no n delante de las le-
i tras /; i p. V. g. ambos, imperios.
I Nunca se escribe dos r delante de /, n, s, v. g.
; malrotar, Enrique, Israel
Muchos escriben indiferentemente ,:^v:, gi \je, ji,
porqu(; suenan lo mismo ambas consonantes de-
lante de esas vocales, i lo mismo sucede en las sí-
: labas ce, ci; ze, zi.
i Respecto a las variaciones que sufren las pala-
bras hemos visto en la primera parte que muchas
de ellas admiten letras i sílabas para espresar los
géneros, los mañeros, las personas, \ los tiempos.
En cuanto a la colocación de las palabras en
la oración se ocupa la Cramática en un tratado
especial que se llama Sintaxis. Esta parte es la
que mas estudio exiie.
X()TA. -Para onsoñar prácticamente a los niños las
doctrinas giamaticalcs i las reglas del bien decir, no
hai mejor medio que presentarles modelos de autores
clásicos, i esta vamos a hacer al íin do cada lección. Asi
también se les pncde dar un curso de lectura esplicada
i hacerles ameno el estudio de la gramática.
LECCIÓN II.
PARTKS I)F l.A ORACIÓN'.
Hai un Dios! le tributan homenaje
La encina secular en el altura,
El zumbador insecto en el follaje,
El cristalino arroyo que murmura;
En su tierno, dulcísimo lenguaje
Le canta el ruiseñor en la espesura.
En su gruta el león con su rujido
Con su arrullo la tórtola en su nido.
En estos versos hay espresado un pesamien-
to; la existencia de Dios, por medio de va-
rias oraciones, o sea reunión de palabras que
forma un sentido perfecto. Encontramos:
EL. IJVSTITVTO J%\li'M OJ\\í t^.
í)l
i.° Nombres de animales como, /Vwír/fl, 77/ /-
señor, león, tórtola, i de cosas como, honicnajc,
encina, follaje, arrollo leuí:^ naje, ^riita, arrullo, ni-
2. *^ Cualidades como zumbador, cristalino,
tierno, dulcísimo.
3. ° Acciones que ejecutan aquellos nombres,
como tributar, murmidla, cantar.
\.9 l-^na multitud de palabras que no son
ni nombres ni cualidades ni acciones; pero que
sf)n indispensables para completar el pensamien-
to.
Ocúpase la Gramática del valor de cada una
de estas palabras i para distinguirlas les dá es-
tos diversos nombres; sustantivos, adjetivos, ver-
bo-^ i paríicidas.
Los sustantivos, adjetivos i verbos son varia-
\ bles es decir cambia» de terminación, v. g.
i lean, tórtola, ruiseñor, encina, se encuentran a ve-
\ CCS en esta forma: leones, tórtolas, ruiseñores,
encinas. Cristalina, tierno, didcisimo se hallan
también así: Cristalino, ternísima, dulce. Canta-
ré, ti'ibutaria, cantó tributáis son variaciones de
cantar i tributar.
Pero en, entre con, ^7/r jamas se encuentran sino
en esta forma. Las partes de la oración, pues, se
dividen eri variables e invariables.
También observemos que cristalino [sale ¿.de
cristal, espesura de espesa, lens;uaje, de lengua, i co-
mo estas pudiéramos citar muchas palabras (jue
salen de otras, las cuales a su vez no vienen de
niguna otra en nuestra lengua por ejemplo: crital.
ligua. Estas se llaman pi'imitivas i las otras'^rt!?-
rÍ7<adas.
Ljemplos de palabras. primitivas: cielo, tierra
monte.
l)er¡\atlas clel i ° , celeste, celctiai, del 2 ° , ter-
reno, terrestre, terrenal; del 3 *^ , montero, inontería
montaraz.
Derivados de los siguientes nombres.
Agua, árbol, mar, papel, tinta, libro, vino, som-
bra, semana, año, calle, sala, silla, caja.
Hai también palabras í/;;/;J/r.v i compuestas.
Quitasol, paraguas, anteojo antecámara, ante-
ada, consentir, condiscípulo son palabras compu-
'Stas de dos simples.
Escriba el alumno una lista de nombres pri-
mitivos i deribados, simples i compuestos.
"No entran en el plan de naturaleza las pro-
1 'orciones desinedidas de sus seres, pues tiene
iodo en ella tamaño fijo así en el orden mo-
ral, como en el físico; por manera que una
nación acrecida por las conquistas mas allá de
sus lindes propios, es un monstruo político que
'c;rece luego. ¡Cuánto mas aquellas que hicie- ''■■
ron adquisiciones, no de tierras adyacentes i
contiguas sino de lejanos países separados de
ellas por inmensos mares allá en mundos nue-
vos! La España, que despreciando los consejos
clel ilustre Jiménez de Cisneros, prefirió la Amé-
rica distante a la vecina Berbería: la España
que apareció en mas el oro i la plata del Pe-
rú i Méjico que la conservación del Portugal,
se hallaba en este caso. Sus posesiones colo-
niales, veinte i seis \eces mayores que su pro-
pio territorio, mas estensas que las británicas
o rusas en el Asia, eran una mole inmensa
que sus hombres debilitados por la edad i los
achaques no podían sostener por mucho tiempo.
Cómo duró sobre ellos tantos años sin ejército
i marina, sin frutos ni manufacturas para cam-
biar sus producciones, es lo que causa verda-
deramente admiración i pasmo; si no es que re-
flexcionando en los motivos, hallamos mas o-
casion para indignarnos que para sorprender-
nos." {Bara't.J
V\:\
M
( ( 'onünii.ird.)
I^KCCC;iO]\ES
De Aritmética decimal práctica i razonada, escri-
tas en francés p>or L. Bomballet i traducidas
por Pedro Delcon V., alumm maestro
del Instituto Nacional.
^ (Continúa.)
Estos nueve primeros números; uno, dos, tres,
cuatro, cinco, seis, siete, ocho i nueve, toman
el nombre de unidades simples o de unidades
de primer orden porque han sido las que pri-
mero se han formado.
Llegando a nueve, se continúa a añadir'toda-
via sucesivamente la unidad a cada uno de los
nuevos números que se obtienen, pero sin dar-
les nuevos nombres, porque siendo ^.infinita la
serie de números, la memoria no podría rete-
ner todas estas palabras: así;
17. Añadiendo la unidad al número nueve
se obtiene el número diez, colección de diez
unidades, que se ha convenido en considerarla
como una nueva especie de unidades, a la cual
se le ha dado el nombre de decena.
Se cuenta por decenas de la misma manera
que se cuenta con las unidades simples, diciendo;
Una decena i una decena son dos decenas;
Dos decenas i una decena son tres decenas;
Tres decenas i una decena son cuatro decenas;
Cuatro decenas i una decena son cinco decenas;
Cinco decenas i una decena son seis decenas/
Seis decenas i una decena son siete decenas;
Siete decenas i una decena son ocho decenas;
Ocho decenas i una decena son nueve decenas.
1 8. Estas nueve decenas [tienen todavía otro
nombre.
Así:
Una decena, se enuncia Diez.
Dos decenas se enuncian Veinte.
Tres deaíiias
Cuatro decenas
Cinco decenas
Seis decenas
Siete dec(Mias
Ocho decenas
Nueve decenas
1:1. iJVSTiTtTo ,v,/jeiojv,ar^.
. . . Treinta.
. Cuarenta.
.Cincuenta.
. . Sesenta.
. . . Setenta.
. .Ochenta.
. Noventa.
Estas nuevas unidades que han sido forma-
das después de las unidades simples, o de pri-
mer orden, se llaman unidades de segundo or-
den, i son diez veces mayores que las primeras.
Para espresar todos los números comprendidos
entre dos decenas consecutivas, se coloca en se-
guida de la menor los nombres de los nueve nú-
meros primeros i se dice:
Diez, diez i uno ú once, diez i dos o doce, diez
i tres o trece, etc. diez i nueve.
X'einte, \ cinte i uno, veinte i dos, etc. veinte i
nueve.
Treinta, treinta i uno, treinta i dos, treinta i
tres, etc., treinta i nueve.
Cuarenta, cuarenta i uno, cuarenta i dos, cua-
renta i tres, etc., cuarenta i nueve.
Cincuenta, cincuenta i uno, cincuenta i dos,
cincuenta i tres, e c. cincuenta i nueve.
Sesenta, sescn a i uno, sesenta i dos, sesenta i
tres, etc., sesenta i nueve.
Setenta, setenta i uno, setenta i dos, etc., seten-
ta i nueve.
Ochenta, ochenta i uno, ochenta i dos, etc., o-
chenta i nueve.
Noventa, noventa i uno, noventa i dos, etc., no-
venta i nueve.
Se ve que por medio de las decenas i las
unidades se puede contar hasta noveta i nue-
ve. ^^
19. Añadiendo una imidad al número, no-
venta i nueve, compuesto de nueve decenas i
de nueve unidades, se obtiene el número Cien,
colección de diez decenas a la cual se ha dado
el nombre de Centena.
i'Coritiuvfirá.)
IDE X-.JL :m.o:eijíl.z^.
Por Valero Ptijul ccfedráÜco de Jild.mfia rnnrnl e hlMn-
r¡(t <le hi fdonofía dd Inslittdo XanovaK
INTRO nuce ION
(Continúa.)
I'.UÍRAFO IJI.
T'ri'nn'p:
de fo
mi.
El liomlirc posee un conjunto de fiuniltades para rea-
lizar 9u vida, promover su bienestar, conoeei- el pla-
neta que habita, y entrar en relaciones con su3 seme-
jantes, para prestarse mutuo ausilio y aprovechar man-
comunadamentc las fuerzas, las aptitudes y los rccur
sos de todo lina'fo: si todo el mundo tiene mi destino,
deber.-í tenerlo tam))icn el hombre como entid.id supe-
rior: pero mientras los otros seres cumplen sus leyes
de una manera forzosa é inconsciente, el hombre dota-
do de inteligencia ha de penetrar su misión, y arma-
do do su libertad tendrá el mérito desús acciones, ó
la responsabilidad, según que so ciña ó no á los prin-
cipios quoVige nuestra naturaleza. Para elevarnos al co-
nocimiento de esos principios tenemos la razón que los
estudia y (pie descubre las corrientes .lo verdad y las
formas del derecho mediante una lójica activa y jjodo-
rosa. Huéspedes de la tierra, t^s natural que tratemos
do conocer sus maravillas, sus combinaciones, sus fuer-
zas, sus elementos, que aprovechemos su rica savia y
lo mejoremos todo A fin do lograr mas comodidades,
mas bienes y sustraernos en cuanto posible sea.-í todos
los obstáculos é inclemencias. Pero no bastaria á satis-
facer el espirita la actividad dedicada á las cosas, dada
la superioridad de nuestras facultades, el sentimiento de
nuestra personalidad, y la asociación con los domas Iioni-
bres: como se solicita *•! conocimiento de las varieda-
des de la tierra, reclama nuestro espií-itu la jiosecion
de si mismo, ambiciona el bien aspira con se.-l nunca sa-
tisfecha á un mayor adelanto, busca la medida do su
conducta para responder con mas exacta precisión á
su destino: entidad activa, el hombre es requerido á
ejecutar acciones en todos los momentos de su existen-
cia y el móvil de esas acciones no se demandará á for-
mas é intereses parciales si no á leyes qnc revistan
nuestra naturaleza: cómo obraremos mejor, como pro-
cederemos en manera mas propia, es la primera pregun-
ta cuando nos sentimos impulsados á obrar con inde-
pendencia.
Nuestro objeto es el bien en su condición de absoluti-
vidad: tenemos del bien una idea vaga, inosplicada, in-
definida hasta ahora por los filósofos y los moralistas
])arcialmente lo determinamos por cada uno do los do-
talles y do l.as situaciones, y parece que nuestra concien-
cia gravita hacia él, puesto que en infinitas circunstan-
cias el hombre? m.ns entorpecido se inclina de su lado
separándose del mal aunque no tonga ejemplos previos
en que apoyarse. A los avisos del instinto se uno la
ciencia para establecer de manera mas fija y general
las reglas morales, i^i hay un orden perfecto en todo
lo que existe, ima verdad absoluta, i-ealizaromos el bien
siempre que nos identifiquemos con esa verdad y ese
orden; creeremos en cuanto mejor se dilate el circulo
de conocimientos y de nuestras afecciones, en cuanto fa-
cilitemos nuestra existencia y la do nuestros semejantes,
deparando mas prosperidades á los que nos suceden:
mejorar, progresar, es conducirBC al liien cuyo último
término no distinguimos: el mejor em|deo de nuestras
facultades os el mejor servicio á nuestro destino: lodo
lo que aumente la vida, todo lo que la dilato y la ele-
vo es moral moni o bueno si la tendencia de los actos es
general, ó el crecimiento no se verifica á espcnsas do
otra vida y do otro derecho. La acción encaminada di-
rectamentey en manera deliberada al bien, es moral, por-
C|ue la moralidad so determina con el concurso déla ra-
zón y déla libertad: lo que indeliberadamente produ-
ce mi bien sin resolución racional y sin aplicación libre,
es en moral indiferente. 0f
El bien eu si no siempre es bien moral: lo bueno pue-
de exi.stir imlepondieutemento de la acción humana, co-
mo ol genio, la belleza; el l)ien moral solo puede ser asi
calificado cuando se realiza por un sei- inteligente i li-
bre. El bien hecho por un hombre, puede ser vicioso en
el fondo aun teniendo apariencias do moralidad, res-
pecto alfquc lo lleva á cabo, y por mas que concurriera
al interés general, como cuando el seríelo que se hace
ó la empresa que se'acomete se eligen como meiTios pa-
ra satisfacer vanidades ó ostendcr el prestigio: la mo-
A'fc IJWSTITf/TO J\\l€MOJ\*^MI..
93
ral exige rectitud y pureza en las intenciones. Apartar-
so del bien libremente, hacer el mal, ó pndiendo evi-
tarlo, permitir que se liaga, es obrar moralmontc mal.
Wi paso de Venus,
PÁRRAFO TV.
lii'fiix)iífifihil¡(hi<} motril de las ai'-!f>ite>i.
Si no podemos ser indifcrentcy á las acciones estra-
ña-. que nos inpiran simpatía cuando son buenas, y
íintipatia cuando son malas, depende de que nuestra
razón, siempre activa, se lia ejercitado en juzgar los he-
chos asi propios como cstr-iños para calificarlos en
(•uanto se estienda nuestro circulo de vida: la acción
llevada á cabo por nosotros es revisada de nuevo por
nuestras facultades racionales: si se ratifica, nos pro-
duce este ultimo fallo satisfacción moral ; si se rechaza
por funesta, engendra el remordimiento, si el acto se
realizó á saviendas: respecto á los e.straño.s nos inspira
rospi'ctivamente estimación ó menosprecio. La sensibili-
dad siente goce en presencia de una acción levantada
y digna, y tedio o disgusto ante otra baja ó degradante:
asi están de acuerdo, la razón para aprobar ó rechazar,
y la sensibilidad para sentir impresiones afirmativas ó
negativas, en la mayor parto de los casos: pero siem-
pre la razón facilita reglas 6 principios que, entonen
la.s imperfecciones de la sensibilidad. La acción bueim
iinidica nn'Tito y la mala demérito. No debe el hombre
arrepentirse de haber obrado bien anuque no reciba
lecompcnsa, ó aunque sus actos sean desconocidos y le
causen peijuicios. Siendo nuestra mi.sion acercarnos lo
mas posible ií la verdad é identificarnos con el bien, he-
mos de buscar las inspiraciones de la naturaleza por
la razón educada i limpia de pasiones (pie la estravien.
El liien superior en el liombre es la armonia perfec-
ta de sus actos con las leyes de sus destinos: el en-
grandecimiento de su personalidad por el uso adecua-
do y constante de sus facultades, la gloria positiva de
lialier contribuido con todos sus recursos á la dicha
do sus semejantes v ¡i la realización de lo que es justo:
solo sera una feiicidaij. un bien aparente y pasajero.
(|ue llegará á causar, lo que no so fundo en el cum-
¡)limient() <lo leyes de virtud.
Aunque el interés y la sensibilidad no pueden servir
do norma reguladora ¡lara la legitimidad de las accio-
nes, no ha de ileducirse que nn» esti'; vedado concurrir
á satisfacernos sensildes v á objetivos útiles: "teniendo
ol liombre aspiraeionts de <lesarrollo y de bien, le es
licito trabnjar en beneficio propio, alimentar su tenden-
cia .sensible, -^ienqire qnesugete sus pasos y movimien-
os á los deberes que la razón le dicte; deberes que nio-
ioran K^s desarreglos y ponen )in dique á los escesos v
I lie señalan, el límite conveniente del amor propio, y la
manera de dirigir las pa.siones é instintos: el interés, la
-sensibilidad y el deber se conpilian por la intervención
¡ n(!Íonal que])ermite el justo alcance de e.sos dos primeros
motivos dentro de lo que la moral exige: así el amor
fiosi mi.smo es de deber necesario y el requerimiento de
lo que nos sea útil está en miestrá naturaleza; pero ha-
liria vicio cuando clamor propio degenere en egoísmo
ahsorltente, y cuando la ambición, la codicia v el ínte-
res exagerado, nos arrojan por todos los lüÉdios y ca-
minos sin considerar los daños (lue causamos y los de-
lochos que invadimos: una justa relación eonstituve el
uien.
' Coiil'uiuard.
111.
La distancia de la tierra al sol es la unidad de
medida para todas las distancias siderales. -Por consi-
guiente el problema que tiene por objeto determinar
con la mayor precisión posible esa distancia, es un
problema fundamental para la astronomía. De ahí ol
estraordinario interés que inspiran a los sabios los
pasos del planeta Venus por el disco solar, desde que
en 1.G78 el inmortal Halley reconoció en esc fenóme-
no el medio mas adecuado para dar a aquella cues-
tión una solución satisfactoria y tal ínteres es tanto
mas justo cuanto que los tránsitos de venus se verifi-
can con nniy poca frecuencia,
En efecto: la revolución sinódica de Venus dura
584 días: es decir, que cada vez que trascurre ese
tiempo pasa aquel cuerpo <!eleste entre el sol y la tierra.
Si las órbitas de ambos planetas estuviesen en un
mismo plano, cada ó84 dias podríamos observar el
fenómeno qne con tan viva ansieda<l se espera hoy;
pero como la órbita descrita por Vónus forma con la
eclíptica un ángulo de 8"23'31", resulta (pie solo
habrá un tránsito cuando está planeta se encuentre
en conjunción inferior al pasar por uno de sus nodos,
o a corta distancia de ellos.
Si multiplicamos j>or 5 el núj[nero 584 que cspresa
la "ílh-olucion 8Ín(')dica de W'uus, nos dará 2,920; i
este misino resultado obtendremos multiplicando por
8 el número 365 pue representa la revolución side-
ral de la tierra. Esto nos indica que trascurridos 2,d2(r
lilas o lo que es lo mismo 8 años, volverán a encon-
trarse el sol, V(?nus i la tierra, i se verificará un
nuevo fiaHo en el mismo nodo. El siguiente será ya
en el nodo opuesto i para que se efectúe es nesesario
que tra.sciirran 105 años i medio o 121 i medio.
El nodo a.scendente. es decir el punto de la eclípti-
ca por donde pasa Venus cuando se dirijo de Sur a
Norte, está en el signo de Capricornio; i el nodo des-
cendente o punto en donde corta Vtínus o la ()rbíta
terrestre cuando camina del Norte al Sur, se halla
en el signo de Cáncer, i como nuestro planeta pasa
por dichos signos en los meses de diciembre í junio
respectivamente, resulta que solo en esos meses puede
tener lugar nn tránsito.
Los pa.sos que hasta ahora h-cjistra la historia do
la astronomía son los siguientes: los de 1.631 i 1.639,
ambos en el nodo ascendente i en el mes de di-
ciembre; los de 1,761 i L769, en el nodo descenden-
te i en junio, i por último, el de 1,874, en diciembre i
en el nodo ascendente. El próximo se verificará, co-
mo ya lo anunciamos, el día 6 de diciembre del presen-
! ,te año.
i Supérñuo seria advertir que no en todos los paí.ses de
I la (ierra es visible un tránsito de Venus, sino solo en a-
¡ quellos que tengan el sol sobre su horizonte en los mo-
mentos respectivos. Así es que hai países donde solo
se v(í el principio i no el fin del fenómeno, porque el
sol se pone mi<5ntras Ví'^nus atraviesa su disco; i otros
en que, al contrario no puede observarse el ingreso i .sí
el egreso de planeta, porque el sol sale mientras este
pasa por delante de é\.
Pero, volviendo a la comparación familiar (|ue antes
propusimos, observemos qne sí una regla ancha se hace
]>asar de izquierda a derecha por delante de un cuerpo
cualquiera, estando dos personas colocadas una a cada
lado, ya se lialirá puesto la regla delante del cuerpo y
{)4
A'l. IJ\*STlTtTTO J\*^€IOJ\\MJL.
el observador situado a la izquierda continuará viendo
el borde izquierdo de diclio cuerpo; i cuando la regia
aun no liaya llegado a pa.'íar por el estremo dcrcciio, ya
este será invisible para el mismo observador. Lo con-
trario sucederá al que estt'i colocado a la derecha. De
la misma manera el ingreso i egreso de Venus en el
disco solar se adelantan para todos los paises que tienen
el sol al O. en aquel instante; i se retarda para los que
lo tienen al E. Los únicos paises cu que se ven las fases
del tránsito en los momentos mismos en que se verifi-
can son los que tienen al sol entonces en su zenit; como
el único observador que veria proyectarse la regla so-
bre los puntos por los cuales fuera pasanda seria el que
se situase frente a ella.
En el momento del ingreso, el sol estará en el zenit
de un ))unto del océano Altan tico situado cerca de la
isla de Trinidad, a los 22" 36' latitud S, y ÍJ:)" '.\2' lonji-
tud O. del meridiano de Ureenwicli; i al verificarse el
egreso se hallará sobre un punto del Pacifico no lejos
de la isla de Duele, a los 22" 40' latitud S, i los 122 40'
lonjitud O. del mismo meridiano.
Con estos datos, i con el ausilio do una csíorM terres-
tre, fá( i les averiguar en quf- puntos del globo sor;ín vi-
sibles las diversas fases del tránsito.
Para ello, basta colocar Ijajo i'| luoriilinno de mola!
los puntos referidos i elevar o! imiIo S 22". Kn lodiís
los pontos que quedan sobre ol lidiizoine, se verá el in
greso o el egreso, respectivamenle. En aquellos (|n.' en
ambas posiciones permanezcan sol>ro ese eirciilo, se nli-
servai'á el tránsito roniph-to.
Un tránsito de Venus coiiipi'eiide ciiatro f:ises princi-
pales que se conocen con los nonilucs de piiuier contac-
to esteruo, primer contacto interno, 2.* contiiclo inter-
no i 2. ® contacto esterno. En el grabado adjunto estas
faí?es están indicadas con las letras A, B, < ', D.
Las horas de tiempo medio de Guatemala en que ve-
rla esas fases un observadoi- situado en el centro de la
tierra, son los siguiente-:
Primer contacto esterno 7 h. ."):' ni. :i. ni.
interno. ... S li. ]',', m. -a ni-
Duraeion del
esterno .
■ánsito
En nuestro ])a¡s el ingreso se verá retrasado \ el e-
greso adelantado, por \ orificarse el I. ^ antes i el z. ~
después del mediodía. Pero es de alvertir (¡ue ni el a-
delanto niel retraso llegarán n S ni. ni ;iiin iiatn los lu-
gares del globo mas distantes de los que tienen el sol
en su zenit en los momentos del primero i último con-
tactos.
Vírente Riva.'i>.
Frofesorde Cusmogr^ijia i JcrK/ra/ía flsi'n m c!
Instituto Nnrionol.
ri-itiikliii i su baiTilefe eléctrico.
La electriciilad so ínisniitf al inivc; de almmos
ciier¡)o.s con mas facüdatl (jur a! tr;u"e.s de otros.
Los que ])crinitcn fiícilmcntc v\ tránsito se 11a-
\ n'iM\ ¡niaios C'jiidiiiiorfs. Lo-; qiu' no permiten el
l)aso se \\;\mi\n ín'sl:idoi\-s. Los njetaies son bue-
nos conductores: el \idrio, !a seda, i ias resinas
I son aisladores.
j Tú has NÍsti» sin duda de (lu- manera (ístán
j jjiie.stos io -i ] ja- a rayos en las casas. La barra del
i para-rayos descansa ( n un poste de madera; i la
! cadena (;stá separada dtí la pared por pedacitos
de madera o \it!rio.
Los alamares tle! teU'i^raio están sobn; pestes
de matiera, jjero no tocan con esta, sino e.stán en-
rollados (!n unas piezas tie vidrio de tormi^ pa^jíi-
cular que se llaman los ^r/yccí)^-;'.*-. * -
\ Li oljjeto en el prim-'r c.i-,(i. 1.) mi ino (¡ue en
el s> í^'undo, es que toda 1,1 elrci'-icii.lavl se trans-
mita ]K:)r(íl metal de la cadena o alamlire. i no st;
disemine por el edillcio o por el poste.
¡■".I hierro es \\n huen-conthictor: ia madera lo
es malo: ¡-re e' \ iilrio es ¡)cor todivia. La seda
es lam'jjeii uiu» de !o^ [) 'vT -s conductores. El I.)r.
l-'ranklin hizo liso de l;i setl;i en el es¡jeriiuento
por medio del ena! >!^-seui)¡;ió quffi^l rayo i la e-
lectrici(l;id^^on una misma cosa. Sw es¡)er¡inento
{\\v f\ <|ue si<nie:
Construyó un papalote, \aliéndose pnra hacer-
lo de nn pedazo de pape! sino d • un pañuelo de
seda; i colíicando en él un alamlire de hierro <]uc
terminaba en punta, i al que estalxi atado el cor-
del del papalote. I-lste fué empinack) durante iiua
tempestad de truenos, en circunstancias de haber
en las iuTh s '.in,í ','rap. c:uU¡dad de- electricidad.
AjL I^YSTITITO *V»fH'IO.i\'JMM..
a>
Si el papalote no hubiera sido de seda, la elec-
tricidad que hubiere tomado el alambre de hier-
ro se hubiera esparcido sobre él, transmitiéndose
al cordel i marchádose a la tierra al través de la
mano del Dr. Pero como la seda es aisladora, la
electricidad seguia derecho por el alambre i el
cortlc! hasta la mano del operador; i se detuvo
aquí porque el Dr. tenia envuelta la mano con u-
nas cintas de seda que impedían la comunicación
con la mano i el suelo, e interrumpían la marcha
de la electricidad. Así sucedió que esta quedó es-
tendida por toda la longitud del cordel.
Acercando la mano a este, sobre todo después
de estar un poco humedec'dD por la lluvia, por-
que las cosas húmedas son mejoras conductoras
de electricidad que las que están secas, saltó u-
na chispa, i esperimentó el Dr. Franklin la mis-
ma coninocion que sentimos al descargar ima
botella de Leyden.
Por este medio consiguió el 1 )r. PVanklin ha-
cer l)ajar de las nubes ima cantidad de elemento
del ni yo que habia en ella, i estudiarlo sin gran
peligro, descubriendo como resultado de este es-
tudio que la causa del rayo es ejtactamente la
misma causa de las chispas, de las conmociones,
i lie los demás fenómenos que se obser\'an en
nuestros aparatos i máquinas eléctricas.
Con el espresado papalote, o mejor dicho con
el cordel del mismo, se hubiera podido cargar u-
na botella de Leyden, i hacer todo lo que se ha-
^ ce con una máquina eléctrica,
- Antes de c^ue Franklin hiciera el esperimentó
del papalote, se decia qus el rayo era producido
la electricidad. Pero por esto se decia por una me-
ra suposición, i sin saberse de fijo, i menos j)o-
der demostrarle. El sibio americano fué el que
vino a esplicarlo todo satisfactoriamente. La razón
que habia para suponer que el rayo era electrici-
tlad consistía tan solo en la semejanza tle los e-
fcctos producidos por el uno i por la otra. Se ha-
blan hecho varios esperimentos para demostrar
qué con la (electricidad de las máquinas se puede
matar a un animal, i romper una piedra &.. asi co-
: mo lo hace el rayo. Pero nadie habia estraido por
decirlo así la materia de que éste está formado, i
liecho esperimentos con ella de una manera direc-
■ ta. Franklin sacó esa materia dentro de las nubes
mismas por medio de su "papalote; e hizo tod(«
los esperimentos que le parecieron necesarios. A-
sí fué como se probó la identidad.
Pistos esperimentos del Dr. P'ranklin sugirieron
¡a idea de los para-rayos. Pastos son unos apara-
tos destinados a proteger contra el ra>'o los edi-
\ ficios sobre que están colocados. Plai muchos er-
rores vulgares sobre la manera con que est^ pro-
tección se efectúa; i muchos se figuran que el
para-rayo atrae el raj'o sobre la barra metálica i
la cadena i lo conduce al suelo.
Todo esto es una equivocación. Cuando una
fc~ nube cargada se estaciona sobre la tierra, a cier-
ta distancia de una casa, o del suelo, bien desnu-
I
do o cubierta de árboles, sucede necesariamen-
te que la casa, o los objetos que están bajo la in-
fluencia de la nube se electrizan también. En-
tonces sucede como en la liotella de Leyden, que
hai dos cosas electrizadas, cerca una de otra, pe-
ro separadas por un cuerpo aislador. En la bote-
lla de Leyden los dos forros metálicos están elec-
trizados; pero los separa la lámina de vidrio de
las paredes de la botella. Pin el caso de que ha-
blamos, la nube i la casa están electrizadas, pero
las separa una capa de aire que estií entre ambas
cosas. Si la electricidad es muclia, i tiende a des-
prenderse del uno o del otro cuerpo con gran
fuerza, entonces salta una chispa entrcí ellos, i es-
ta chispa es el rayo. Pero si iniliicra a!gun modo
de fiue la electricidad de la nube se juntara con
la electricidad de la casa, sin ningún género de
violencia, entonces los dos cuerpos se descarga-
rían suavemente i no habria chispa ni rayo. Pues
bien: eso es lo que sucede con el para- rayo. La
electricidad no se retiene en ningún cuerpo que
presente una punta. Por mucha electricidad que
tenga un cuerpo, si presenta una punta, inme-
diatamente se va toda por allí, i queda el cuerpo
sin electricidad. Así es el para-rayo; no es mas
que una punta que sirve para descargar la casa
i el suelo que la rodea de toda la electricidad a-
cumulada en ellos por la presencia de la nube. I
como la casa queda sin electricidad, la chispa no
salta, i no hai rayo.
^ Si por acaso, hubiere tanta electricidad en la
nube que no pudiere neutralizarse toda, i salta
siempre la chispa entonces sucede que esta va de
preferencia a las partes metálicas que existen en
el edificio, i entre ellas el para-rayo mismo i su
cadena. Por la cadena se irá al suelo la electrici-
dad de esta descarga.
Noviembre 29. — El Cometa cs? todavía i)creo|jtible a
la simple vista: iioi salió a las diez i cincuenta minutos
de la noche, se encuentra en la parte nordeste de "La
Nave de Argo," el núcleo brilla como una estrella de
sesta magnitud i se halla cuatro grados al sur del trópi-
co de Capricornio. Este estraño viajero está para decir
a la Tierra su ultimo adiós, i dentro de pocos días solo
será visible con el auxilio de un telescopio.
Por falta de datos i de instrumentos de precisión, no
puedo determinar con exactitud cual sea la velocidad
jnedia del Cometa correspondiente a la distancia que ha
recorrido desde que se separó del Sol; pero sí puedo
asegurar i demostrar que no excede de ciento cincuenta
mil leguas diarias, en vez de seiscientas sesenta mil como
, dice el Sr. Chacón en su artículo publicado en "La Re-
pública." Los cálculos consignados en ese artículo dis-
tan mucho de la realidad; i si los Redactores de "El
Horizonte" me lo permiten, rectificaré en el próximo
número de su periódico, algunas inexactitudes que han
consignado respecto a la importancia de dicha» obser-
vaciones i de las del competente, imajinario i supuesto
astrónomo que dicen se halla al frente del Observatorio
de Quczaltenango; por ser esto depresivo para el eacicn-
te Observatorio del Instituto que dirijo.
Sastos Toruko.
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Ilusión.
Búcaro bluuo.
Parásita.
Fl»r de S. .Mailin.
Parásita.
Parásita.
Amor seco.
Salvia azul.
.Salvia.
Salvia glande.
Mirto del vul-o.
Manto real.
Granadilla •:■
Llovizna.
Alelí.
Yerba mala.
Parásita.
Corazón.
Id.
l'ritti.
Plumero amarillo.
Balsamilio.
Quiniichc.
1
i ?.
a p te p c p p tr Sí S K .►« p s c 2 i- js is i¿; c ' ."- r ."-
Briza Miáxima y iiiiiioi'.
Euchnris amazónica.
ArpophvUum spicatuin.
Laelia superbiens.
Epidendrum fragrans.
Epidendrum aurantiacinn.
Gomphrcna globosa.
Salvia spectabilis.
Salvia splendens.
.Salvia involucrata.
Salvia tricolor.
Coleus Blumei y variedla. li-
Tacsonia IWchanani.
Eryngium campestre.
Alyssum odoratum.
Matthiola annua y vaiic d
Euphorbia petiolaris.
Bignonia venusta.
MoiKJtropa uniflora.
Rhexia rosea.
Centradenia floribunda.
Rivina humilis.
Aphelandra citrina.
Moniordica bal.samina.
Sicyos microphyllus.
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Rogiera a?ii:or,:i.
Rogiern eoidata.
Rogiera Razlü.
Bouvardia leiantha.
Myrtus comniunis.
í'i-agaria vesca y variedades,
llibíícus syriacus.
Chonopodium ambiosioides
Chcnop<.d'uin múrale.
Caladium cncullatnm.
Antliurium rubiicaule.
festrum nocturnuinr
^..ucacna glauca.
Spartium junceum.
Üuranta integrifolia. =
Clerodendrum tonipsona;.
Bellis pcrcnnis.
Tagetes pusilla. ,
^'crbes^nn Fraseri.
Chrysanthcmuin indicum.
Dahlia arbórea imperialis.
Calceolaria angustiflora.
Locheria hirsuta.
Treviana Rosca.
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I ei^pwlico (icdiealo :au (Hfüvson rtíí iu Ta«triiocioii r»rfvnav¡a i y<'?t:;id'tr¡a.
PiüMrAKo !;\.ioi,.\ i'iiOTF.rciqOf i)8i. SKSnn .Irn-khai, J Ui-fin'o "aimmi)^. ■
I'liKSIDKXTK DIÉwBbIH'IÜ.MV KK ( 1 IAT¡:M a 1, \ .
I'unikulor ¡ lülilur, Santos Ti
Atimiriistrailor lül-AÍn l\()cklr('
N|!,íl. 7.
<Kaisil<'M«:)la, 1*1 4Í<^ '4>ii*Í4>iBtl»B'<> dv ÍSH'£,
VOI.. I.
[iiíliieucia de la Iiisti-uccion primaria cii las
«•ostiniibres, en ?a liinral pública, vn la iii-
«íiistí-ja i «-i» ol <l<!.«;arv<)l'oj<MH'val (Iv la i;r< s-
|t(-i-i(1a<i «h' los |H((-l>Ios, por M. L, i (;. V. A-
luisüátcsriii.
(T,
VI.
VA iiinvirt;il Slinkspraro f n ?i! iliaina tidiladn /•';/•■;,,
//"í^i-iriiiiilM parte) l'.a rciii-cscntado una iiisiinocci'in í
1 n.lar Olí el cnadado (!<^ Kciil. r:ipit:,iic:i(la pnr un I
,Vm'.]í Cado. liijo definí aü.añü. (¡iic picícudia liarcí».' i
sar por ol piincijK! Morfinior.
AjiaivfO df'lanti> dc-l jcle de las iimui-rcctos un ^-rii
do ]>opulaolio (pío condiico a un lioiulirc pi-isioiiorf).
S.MrniAí.';,.,, <lrlu:,nu. r,„-m>l„ .1,1 „.,o ,h.ln. rv.;
rr,>;>h,s.:) E^ o! Miai-lro ,!■ .'.r,„.|;, ■,!,. ( M!;i i Iím hi : :.;;
fsoriiiir i Odutnr.
('ai»r — ¡Oaó alioniiaaridiil
Sm!TI¡. — liO'hcaios SI
]i:ira lor-- iiifin-'.
(^„p._•^[a|vado!
!.'tia<,<-o!.)r:idas.
iprondido o.<.
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lili
Caim:.
1 il.n-h
a lo nda ol airo d
lo oHoiioulro onlp;
lüiiTo interro<!-arli
Kl,MARSTIíO PR KSr'UKI,A. — MaiilK
IliciiAiti).— Tioiio oostimihro >]<■
sus cartas. — 'J'n,< netroo o- van iit:d.
Caiik.— Dojad ()i e le hablo.— ..Iv-
til iioiulu-oyc) ilion ;,ti(Mi(s tu inaic:! ]
loiiorla todo lioinliro liniirado i loar.'
1*]|. M \KSTií() .M-: KSCI E',A. -Ddi L;r
lioi- -^idí) odiioado l,ast:iiilo Idou nai
'l'Oi
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n!
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•lía ciniícsa
ma'vado. aii trai.lni-.
Cai.r.— Llovad!,'. i <
su linloi-oMlciiolh.
,-■:>■„, l„.\
Ea ('hilo do \>^"y iií> hai, o
]4:,1. i.orsonasip.HM-onsnloroii
hi na malvado, ini Iraidur, aa
cnndraiona la hor.'a a todo ol . _
.Tiíaonde •-■(.,• instruido. ¡íírao'ias sc'in dada,^ ni oiol<.!
ol mando ha marchado desdo entóneos, i nosolros hemos
prof^'rcsado liastaiitc f)ara no dar cabida u somojantos
ideas: pci-o sin eiuhaaa-o tenemos q^uo andar todavía.
1 Tai personas que juzgan na mal el queso esparza la
in-^triiccion en las clases inlorioro-:; personas (pie si ¡lo
niandaria'i cicrtnincHto a dar mnorlo a todo proooptor.
harían por lo inónos, so'i'iin ;-n nninion on lionolirio del
pueblo, que las esouol:i< ioli) o.;nv!or:in nl.icrln-: pai'a las
¡ontos acomodadas.
liO particular es que sostienen esa opinión especial
mente en nombro de los intereses agrieolas i fabriles.
(]M0. como acabamos de demostrarlo en el ])árraíb an
terior. reciben fodo su iilqtiilso de la difusión do los co-
08
t: s. KA 'ST¡ T r; to .^% //í / ojv^^ti..
nociiniontoá nitlimentaloá. Si so da a los hijos do los
artesanos i d>í los cainposiiios, dicen, nna instiniccion
superior a la de sus padres, esos jóvenes enorgullecidos
por sn ciencia mirarán con desprecio los olicios do sus
liunilias; elevarán el blanco de sus pretensiones; ninguno
de ellos querrá dirijir el arado o manejar el martillo; nos
quedan'Mnossin auricnltores i sin artesanos; la instruc-
ción pri iiaria difundida mas de lo que conviene conver-
tirá asi en nna turba de ociosos perjudiciales a los que
sin ella habrían sido lioml>res útiles e industriosos.
Estos son los raciocinios do los que por asegurarse
brazos parad cultivo de sus fondos, i para el servicio
do sus domas tral)ajos, no vacilan en condenar a la ig- i
norancia, al embrutecimiento,;! una ]iorcion considerable !
do sus semejantes, como los propietarios de los trópicos i
no se avergüenzan de sostener la esclavitud en prove-
cho do sus cafetales i de sus plantaciones de cañas. <
lle>pondérenios a esos esplotadores de las clases bajas
que proporcionen a éstas la instrucción necesaria, sin j
zozoliras. sin inqii 'tudos. I, a ilustra(.'ion, on vez de pri- í
varíes de s(Mvidor( s. se ios «lará mas honrados e intcli- |
gentes. i
Si hai nlicio.í, si liai profesiones que tengas por dis- j
tintivo la ignorancia, el que llegue a adquirir cierto í
grado do onrcinientos, aun cuando su padre ejerza i
uno do osos oficios o profesiones degnidados, sontii-á
naturalmente repugnancia de dicarse a ellos, t^i la la- |
branza o la herí cria por ejemplo son desempeñadas por '
individuos a quienes envilezca la mas supina ignorancia, |
el hijo de esos individuos que llegue a instruirse, pro- !
cisaniente se resistirá a abrazar una ocupación que f)or j
la condición do Tos que la practican Ker;i reputada in-
digna, j
La consideración que so concedo a un oficio o profe-
sión cualquiera depende únicamente de las buenas o '
malas cualidades do los que pertenecen a ose oficio o ]
[irofosion. i
Muchos de los emigrados chilenos a California, algu-
nos pertenecientes a las familias mas encunibradas de
nuestro país, otros literatos de talento i de fama, se ]
han entregado para ganar su .subsistencia a ocupaciones
que por nada habrían abrazado on Chile, a las cuales |
habrían preferido aqui la miseria, el suicidio. ¿Q\w i
habria motivado esa diferencia do conducta? En Cidi- i
fornia osos oficios eran ejercidos por personas de edu-
cación; en Chile lo son por ganapanes. !
Haced que la instrucción primaria sea jcneral; que i
sea ostensiva a los hijos de los capitalistas i a los horre- i
ros, agricirltores, carpinteros, gañanes. La circunstan- |
cia de faber leer, escribir i contar, de jw.soer conoci- i
mientos superiores a esos, no será un obstáculo para que I
ningún hijo deje de seguir, si le conviene, la profesión
de su padre.
Esos abandonos de las ocupaciones arraigadas en cier-
tas familias, por el solo hecho de haber alcanzado tal
iniembro do ellas cierto grado de instrucción, .solo ocur- ¡
rirán en el sistema actual que difunde desigualmente
los couocimientoa en las clases sociales. Creer que la :
ignorancia os uiWcondicion esencia! de todo artesano o í
de todo agricultor importa lo mismo que creer que todo
artesano lia do llevar sombrero de paja i hu de cubrirse
con un poncho, o que todo agricultor ha de calzar ojotas
i ha de vestir calzoncillos.
Nos parece que nada impido que un trabajador ande
aseada i deceiitomonte vestido; que nada impide tam-
poco el que tenga cierta lucidez i culturado espiritad.
Vamos mas lejos todavía.
Pensamos que no solo debo permitir.«e a los artesanos
i agricultores que mejoren sus trajes i eduquen su. inte-
lijencia como un lujo ¡nocente, sino que debe trabajar.se
puraque lo consigan como una cxijencia de la civiliza-
Enrique IV de Francia, un monarca absoluto, un so-
berano despótico, deseaba que ninguno de sus subditos
dejara de tener, siquiera el domingo, nna polla en su
puchero. Lo menos entóneos que podemos desear noso-
tros ciudailaiios de una república i conteini)oráneos del
siglo XIX es que ninguno de nuestros compatriotas,
aunque sea un agricultor o un artesano, aunque .sea un
gañan, dejo do tener siquiera para el domingo un traje
de paño, deje por lo menos de conocer el alfabeto, de
formar una letra gorda j)ero clara.
Perdónesenos si tenemos la eatravagancia do creer
que la ojota, la chu])aya, el poncho i la ignorancia no
son condiciones esenciales de un buen trabajador.
"Hai individuos, dice el conde Alejandro de la Borde,
cuya delicadeza no puede conformarse con que las clases
inferiores participen de las ventajas que son <ladas ])or
el nacimiento i Ii fortuna; individuos que creen que el
pensamiento .se envilece prodigámlo.se. i (jiie el respeto
a sus [icrsi.iias podria disminuir en razón de la iiitoli-
jencia de aquellos que se les aproximan. ^Q"*'' queréis
que hajranios, dicen, -con un sirviente que en vez de
dormir ^n l-i antecámara o de no pen>ar en nada, lo
que es una nmi buena manera de pensar, lea la me-
moria del mininistro de hacienda i pretenda que ha-
bria sido mejor fundar sin demora nuii deuda on un
país que tiene [Kicas deudas, que crear valores flotan-
tes en un pnis que ticric poco cr(''dito? Responder»!' a
eso que o! criado que hiciera seniejantes observacio-
nes i (juc estuviera en estado do probarlas por bue-
nos argumentos, lo qiio seria posildc. podria sor un
depiiRÜeiite bastante Inieno; pero esto no seria una
razón para que lo fuera precisamente, si todos sus
semejantes i los do una clase inferior f»oseye3en los
mismos conocimientos. Si apcsar de 5 esas ventajas,
permanece de criado, lo habrá sido inipfisible colocar-
.se de otro modo, i entonce,-? será necesario (]ue pon-
ga tanto celo en llenar los deberes de su_¡,oücio^ como
si él i sus compañeros no supieran oli.-olutamenlc na-
da, sin lo cual se espondria a ser remplazado por
otro matemático o rentista que lustrara mejor lasgbo-
tas, o que desempeñara mejor los niaiidados. El méri-
to sin duda es u!ii ci>.'n pi^itiv:i. p"ro sii v lores rela-
tivo al uúmi-r.) d • I .■; qa; 1) pi-.'MÍa la nocividad
que se tiene de el. El orgullo dt! un criado no es
pues do te;ner. Por otra parte, la niis:na instrucción
i]uo lo habrá procurado talento, le iialirá enseñado a
conducirse honrailamontc en todas las situaciones do la
vida i aún a respetar la ignorancia de sus nobles amos,
si sn desgracia quiere que so halle (•ííI(j"hIí) cerca do
amos respetables liajo ese punto de vista.
■"Lejos de ipie la ¡nstru<!ci<>n sea dañosa al carácter
dolos hombre,-, los forma; lejos do que hag.i mas incó-
modas las diferentes profesiones, disminuyo el tormento
i humillación que éstas causan; porque hace vivir en
medio de jentes mas sensatas i mejores. Seria mu-
chas voces menos penoso conducir un carro que traba-
jar doce horas en una oficina, si la clase de personas
con las cuales tenemos qne alternar en una de esas
profesiones fuese tan instruida como los domas con
quienes diarininenle nos rozamos."'
{ro;///?n/arcí)
jjfc 1.VSTITI1T0 *v^¿'ioj%*j¡r..
99
1.1 BK O 1)1:: LiECTni A.
De Guilleumo D. Swax,
MixVificadu jwr el Director (leí LtstUiito Nacional de
Ouohiaala, para uso de las escuelas
de la República.
(Contim'ia.)
LECCIÓN VIII.
El. Reino Vkc.ki ai..
Todas las clases de árboles, arbustos, yerbas,
bejucos, céspedes, algas i musgos que producen
flores i frutos, se üaman /Vrt ;/A?í. Mas de 100,000
distintas especies de ellas se han descubierto ¡
descrito, tan variadas en tamaño i en organiza-
ción, como diferentes son el musgo i los Arboles
corpulentos.
Varias especies de pequeños árboles i arbus-
tos se cultivan en los jardines: entre estos el es-
p'no i la frambuesa. Las peras, manzanas, ciriu;-
ios, cerezos ¡ nogales crecen mucho.
(Estes frutos son de los países frios: en los
calientes se encuentran los naranjos, mangos,
mameyes, 'i otros muchos, i aunque no árbol, la
pina, (]ue llaman la reina de las frutas.) Todas
estas frutas son buenas de comer cuando están
ma Juras o en sazón: de otro modo no son sanas
i n :» se deben comer.
El trigo, la cebada, avena, centeno i lino, cre-
cen en los caminos labrados. Los frijoles, chi-
chiro;, n .b )s, papas i otra í, también se cultivan
i son todos llamados productos de las cose-
chas, cosechas del campo. (En cada país pre-
dominan ciertos cultivos: en los templados i ca-
lientes se ^¡embr;^n la caña, maiz, plátanos, yucas
i muchas otras.)
Los árboles no -. proveen de sus frutos en el
Otoño i nos deleitan en la Primavera con sus
blancas i coloreadas ñores. Nos sirve de refrige-
rio en v\ W-rano su sombra, i en el Invierno nos
sirve su leña para calentarnos, en los puntos del
globo en donde (ísto es ncsesario.
Un árbol está sostenido por su raiz, que
penetra mas o menos en la tierra, de la cual
saca su "alimento; el tronco sale de la raiz i en
seguida se estienden las ramas desde el tronco.
Las ramas sostienen los ramitos o gajos, de
(¡ue cuelgan los frutos i en que se hallin las
hojas; el árbol tiene un tallo tron v), pero un
arbusto tiene, por lo regular, much<j:; endebles o
delgados.
Cuando s(; acerca la Primavera no ha' hojas
ni frutos (en los países c:n que están marcadas
las estaciones, i)orque en los intertropicales
conservan los árboles siempre sus hojas) pero
brotarn los botoncís o retoños, i gradualmente van
creciendo las hojas i los frutos. Las llores pro-
ducen el fruto, i !a; hojas son el adorno úr\
vegetal e impiden que el sol lo queme coa c;l
arilor'de sus rayos.
Todos sabemos que Dios di vida i crecimiento
a los árboles, pero es mui curioso conocer la ma-
nera en que crecen: su vida i crecimiento se pa-
recen mucho a los nuestros. La circulación de
la sangre por las venas alimenta la vida animal, i
de los alimentos se forma la sangre que va al co-
razón, que lo reparte por todo el cuerpo, i cuan-
do se paraliza su circulación muere inmediata-
mente el animal.
Del mismo modo estrae la raiz los alimentos
de la tierra, í por pequeños condueles o fibras
como venas, los envia al cuerpo del vegetal, los
esparce por las ramas, hojas, flores i frutos. Si
se corta a un vegetal todas las pequeñas fibras o
vainillas de la raiz, que lo sostiene en la tierra, i
por medio de los cuales saca el jugo que lo nu-
tre, el árbol morirá.
Las plantas son un alinif^nto ncícesario para la
vida: sin ellas no habría alimento. Del trigo s('
hace pan. Comemos un gran núnicro de \ cgeta-
les i frutos. ¿Podríamos sin vegetales comer si-
quiera carne? ¿i de dónde sacaríamos esa carne?
El ganado, ovejas i cerdos viven de los pastos o
yerbas i de granos o raices, ellos no vivirían con
piedras como nosotros tampoco. Los animales
viven de las plantas (jue nacen en la tierra.
Ciran parte de los vestidos se hacen de algo-
don i de lino, que son plantas. El algodón s(í
saca de un árbol pequeño: este árbol dá una be-
lla flor que muere i .se convierte en capullo qu(í
encierra el vellón, que, cuando está maduro re-
vienta í .se abre, apareciendo el algodón.
El hilo se saca del lino, i también las cuerdas,
sin las cuales no puede manejarse un liuciue, i
con su auxilio se puede esto hacer.
Ademas de alimento, leña, madera i vestidos,
producen las plantas grandes elementos para la
medicina. La mayor parte de las medicinas las
sacan los farmacéuticos i drogueros de las plan-
tas. Los médicos apenas conocen otras medici-
nas oue los vegetales.
No queda duda que la Naturaleza ha distribui-
do en las diferentes comarcas las medicinas ade-
cuadas, en yerbas naturales, para coiubatir las en-
fermedades que en aquellas se sufren. Vm mu-
chas partes del globo, el hombre pobre usa yer-
bas para curarse sus enfermedades cuyos cier-
tos ha aprendido por la esperíencía. Cuando est.ín
heridos saben cuáles plantas tienen pnjpiedíides
curativas; i cuando están enfermos, cuáies plan-
tas les estaran bien. ^
No solo son necesarias las plantas para alimen-
tarla vida, sino que se hallan esparcidas por to
da la tierra, con tal varicxlad, (¡ue deleitan con
su apariencia, cubriendo de yerbas las arenas, (¡ue
por todas partes nos circundarían si no luibier.i
vegetales.
l-AP>ULy\.S I alegorías.
!,(»S nos .\RUOVOS.
Un arroyo recorriendo
Por las fértiles campiñas.
100
A'jr> IJrSTITUTO JV,MC10J\'^I,.
Murmurando en raudo cauce
I^otente se ijrccípita.
Huye del antíofuo hogar
Donde su oríjen tenía
I sin descansar prosigue
Hasta la mar enemiga.
Por el contrario, en el ^allc
A otro arroyo se avecina.
Que en vez del ronco bramar.
Van sus aguas cristalinas.
Man.samente entre las ramas
Cuyas hojuelas .se humillan,
I muellemente separa
I nuevamente acaricia.
Gozosa de verse así.
En largas re\ ueltas gira.
Dividiendo su corriente
líntre flores i entre guijas.
El otro lo coin padece:
—Aparta le dice, brillas
Como débil entre; \crbas
Que álveo rudo tapizan.
-^¿Que haces tú pobre en el prado.
Si en hilos te debilitas
Volviendo, necio, impotente.
La corriente primitiva?
— Por los estendidos valles
No ves cual bramando jiran
Mil olas arrebatadas,
Mil aguas que te intimidan
— En carrera al regio mar
Que o Neptuno se dedican?
Esto es vivir, es ser grande,
¿Por qué al punto no me imitas?
— Pase U. que es cortesano
I ser grande necesita:
Adule U. a Neptimo
Que mi afecto no lo envidia.
Vea U. jcuán necio soi!
¡Ya se vé! majaderia:
Quiero al valle que me ama.
I el mar me despreciada.
Í.AS DOS AI.nEAXAS.
Tras la parada
De un regimiento.
Iban dos payas
Tomando el fresco:
Una ladina,
La otra im borrego
Que nunca ha visto
Mas que a su pueblo.
— Dime Marica.
¿Te ayuda el cielo.
De estos .señores
El buen empleo?
¿Esos que llevan
Tan grandes flecos
Sobre los hombros
Como sombreros?
— Oye, Juanita,
Lo haré mui presto:
Son oficiales
EIsos del medio:
De plata i oro
Son sus arreos;
I si de seda
Son los sargentos
Simples soldados
A lo que entiendo
Que otro nombre.
Que no apetezco. —
— Calla, Marica,
Ya te comprendo.
Sin plata u oro
Fueran sargentos:
I no es estraño
Antes lo apruebo:
Valen las cosas
Que hacen dinero.
{('0>¿//li7U7'íÍ.)
ELEMENTOS
l>K I^V I^EWGÜA INGLESA,
Para íí.so de los nhimnai iM Instituto Narional
(If Guatemala.
PRIMER [CURSO.
(Continúa.)
THI«TEK'\TII I.ES.«{0^.
VO('.\ni'bARY.
Litlle. -/lOfv. — A littlc. un ¡wro d". — A littlc salt. un
'¡toco de sal. — A little clotli, mi poco de pavo.
l?iit little. no (v) slnopnco. — We have bnt littlc moncy,
?irt tenemos sino pwo dinero.
Few, pocos. — Wc have fcw friends. tenemos jwcos ami-
Bat fc'W, no {\) sino pocos. — AVc liavo Imt lew a])|>los,
no tenemos sino fxxas manzanas.
A few, al(/nnos, als^vnas, unos cnantos. mías ciíantañ, li-
nos jXKos, unas pocas.
You liave a few pins, Ud. tiene algunos alfihres. — He
lias a few needle.s, él tiene algunas agujas.
But a few, no (v) sino ahjumxi. no (v) sino itnos cuan-
tas ó tinos pocos. — Thcy have l»ut a few pears, ellos jío
tienen sino 7tnns jiocas peras.
1 have a few, tengo algunos. — I liavc but a few. no
tengo sino algunos.
Yon have a fcw, Ud. tiene algunos cuantos. —Yon havo
but a few Ud. no tiene sino unos cuantos.
He lias a few, él tiene uno.i pocoi^. — líe has but a fcw.
tV iin /iriic sino unos fiocos ó tinos cuantos.
jlx ijx'stituto j%**aviojv»ai,.
KM
Enougli, Jianlante, hojitantes. — Enough nionev, bastan-
fe (l'niero. — Enoujj^h knivs, Itasf^nten cuc/iiUos. — Enoufrh
childroii, baaluntes niños. — Have yon enouf^h wine? Tie-
nr Vil . Itofílanle vino?
Couraí^e, valor, ánuao. — You liavc not niucli courag,
Ud. no lii-nr inwho valor.
'J'lio American, í7 aíWTíVan'). — Tlie Spaniard, ele.9¡m-
ñol. — Tlie Fionclnnan, í'Z/m))fé«.-Tlic Englisliman. elin-
tjh'*.— Tlic Germán, el ahnian.—T\\c Italian. el italiano.
— 'J'lio Greck,<V griego. — Tlie Hnnparian, el húnriam. —
Tlie'1'ni-k, el turco. — The Riissian, el rimo. — Tlic Dutch-
man. el /lolandc^.-Thc Dutch, lof ¡lolaneleses.-Thc Scoteli-
nian, ele-i-oces. — Tlic Scotcli, ?o« escoceses. — Tlie Trish-
nnuí, <l irlaiid¿i.~-T\\o. Irisli, los irlandeses. — The Swis.«,
i-l sinso, los shísos. — Tho Chínese, eZ chino, los chinos. —
Tlic l'oflugne«e, í/ ;w<Y><i7i(¿s, los portM/uesex.
EXERCISES.
1 have a littlc salt and yon havo a little nicfit. — Tliis
wonnn lins only a little ín-eatl. — Who has a little nio-
ncy? — Tlic American has a little. — I have hnt onc hio-
ther. — ^You have init one. — I liave only one good knií'e.
— I liave Imt onc «rood onc. — He has Í)'it onc. — TTc has
but two ¡rood ones.— Yoi: have but little hread.—We
havo few friends.— Tlicv have bnt a fcw apples.— We
have little— Yon have'bnt little.— He has but little.—
Tiie men have but little.— They have only a^little, but
enough. — Has yonr grandfather a few houses? — He has
bnt a few.— Has this boy a few dogs?— Me has only one.
II.
Tiene Ud. muchísima sal?— Tengo solamente un po-
co.—Cuántos caballos tiene el español? — No tiene sino
cuatro.— Quién tiene much.os alfileres''- Los franceses
tienen mucJnsinios. — Tenemos nosotros muchísimas na-
ranjas?— Xo tenemos sino pocas. — Cuántas manzanas
tenemos nosotros? — No tenemos sino tres buenas manza-
nas. - Tiene el capitán algunos buenos fusiles? — No tie-
ne sino tres. — Tenemos no-^otros algunos prend- dores?
U(is. tienen muchísimos.— Tiene el turco bastante ja-
bón?— Tiene solamente nn poco.
III.
CoNVERSATiON A — Has the Frcnchi.ian mucli monev?
—lías not tlie frenchman much monev? — Has the En-
glishman mudí soap?— lías not tho Euííii>hman much
soap?— Has tho Gorman a little soup?— Has not the
(.orinan a little sonj)?— Has the Italian enomrh papcr?—
Has not tiie Italian enough papcr?— Has the Greck a
ftu- comhs? -Ilns not the Greek a few conibs?— Has the
Ifnngarian niany Iri nds? - Has not tlie Hunsarian ma-
nv frien(is?---Il!is tho Rnssiiin too mncli monev?— Has
lint tho Knssian too much monoy?— Has tiio Dutchman
too nuich uioiii? -lias not th(> Hutchuiaii loo uiuch meat?
IV.
CoxvKRSATioNl]. .-llave not tho Dutch but a few
horses?— Has the Scotchman too manv shoes?— Has not
the Scotchman too many shoes?— Havo the Scotch e-
nongh cotTeo?- Has not írishman much bnttor?— Have
the Irish many childrcn:''-Has this Swiss a little clolh''-
Have ihe Swiss enougli clotli?— Have tlic Chínese a
great deal of tea— Have not the Chínese a good deal of
lo;i?-Hns tho Portuguoso much cnurngo?-— Hnvo not
the Portuguese much courage."— Has this voung ladv a
few brothers.'- Has not this young lady a few brothcrs?
— How many brothers has "she?— Have vou not much
sea-fisii?
V.
CoNVEUSATiON C— Ilavc you a pen?— Has vour Imv
a good gnu?- Has the Gcrinan a good horse?-Ha's
your tailor a good coat.»— Who has some tinc boots?-
Has the booksellcr any bread?-Has your sister a good
breastpin?— Has this boy this broom or tliat one?—
Which broom has he?- -lías my neíghbor these or thoso
bags?— Which bags havo tliey?— Have you a good
friend?— Who has a good friend?— Has the eaptain a
good dog?-Has not the eaptain a good dog?-Haveyovr
friends any fine honses.'' — How many honses have they?
— Has the yonng man a good horsc or a bad one? —
Have you an apple/'- Have you not an applo?
For irri<:i:\Tii i^f.sso\.
VOCAIM'LAifV
Other, another; otm, o//ví.— Obs. — Anothcr os una cs-
presion compuesta del artículo indefinido an, nn á una,
i de othrr, otro. otra. Se hará uso de another siempre
que se sobrenentiendan las palabras uñó mu.. Ejemplos:
I have the oiher horse. tem/o el otro ccdmllo {c\ com-
pañero del que vendí).— I have another horse, tengo
otro caballo (un caballo nms, ademas de este.)
Pomo othcr, any otlior; otro, otra, o/ros, stnis.:
llave you any othcr tablcs? 7'ieiie Ud. (thjHuns otras
viesas'!— I hnvo soine other tablcs, tem/o otras mesas. —
llave you any other knife? Tiene Ud.' algún otro ou-ki-
Ito't (indeterminado cualquiera que sea.)— I have another,
tnHjo otro, (un cuciiillo mas.)
No other, not any other; no (v) ofro, no (v) otra, no
(v)otro.«. no (v) otras, no (v) ningún otro, no(v) ningu-
na otra, no m) ningunos otros, no (v) ningunas otras.
í have not other table, no tengo otra mesa. — I have
not other, I have not any other. no tengo ninguna otra.
— llave you any othcr ibrks? Tiene lid. algunos otros
fniedoresl—l have not others, I have not any others, vo
ti n JO otros.
Obs. — Clher, tiene plural cuando se usa suslantivada-
nicnte, como en la esprcsion anterior i en las si;^uionto,s:
llave you any others? Tiene Ud. algunos ofrosl—l
have some nthors,iengo otros.-lía\o I any other ílowers?
— Tengo yo otras fforesl— Yon have some others, Ud.
tiene algunas otras.
Carpen ter, Carpintero.
Nail, chivo.
Beer, cerveza.
Ilony, miel.
Cotton, algodón.
Biscuit, hiscocho.
Cook, cocinero.
Sheep. cimero.
Button.Wíw.
Chíkcn. '/,r.llo.
Trunk, ha>,l.
líau'. sarn.
Rice. arn,^.
Salad. ensahidt\.
Poet, poeta.
Servan!, sirrii ule.
102
EE, IJVSTITJÍÍTO jy.itciojr,ti^.
Exccllcnt, encélenle.
Hoiicst, honrndo.
Humble, humthle.
Dear, c-aro, quemJo.
Jicniítifiil. ¡icrmaso.
01(1, viejo.
Tal I, 0.1(0.
Larjre, frreat, f/ramh'.
Ohí>. ¡Aiir/c »c rañcvo al ta-
maño i (jrfdt al iiuh'ito.
EXl•IÍ^ISK^í
llave yon no otlicr guu? I liavc no otiier.— llave we
any otiier milk? We liave somo otlier.— llave I nootlier
oheese? Yon liave anothcr.— Has your son no otiier iini-
biella? He lias anothcr.— Has your neighbor no otlicr
liorsc? He has no other. — Has not your sister any other
spoons? She has sonic othcrs:— Have not thc fihocma-
kers any other siioes? Thcy have no others.— Have vou
no other servant? I have another.— Has not vour fricnd
any other iiorses? He has some others— Has" he not any
oihcr apples? He has some otiiers.— Has thc carpcnler
another cliair? Yes, he has anotiicr.
n.
El carpintero tiene otra silla.— Xosotros tenemos al-
•rnnos otros elavos de liioi'ro.— Xuestro vecino tiene Ime-
na cerveza.— Esta mujer tiene un poco de miel.— Mi
hermano tiene seis pañuelos de algodón.— Qui(^n tiene
buenos bisbochos? Mi lia tiene muí buenos biscochos.—
Este hombre es un buen cocinero.— Mi cuñado tiene do-
ce carneros— Su criado de Ud. tiene cuatro pollos en
su cuarto. — Esta joven no tiene un baúl on su cuarto.
— Este caballero es un excelente poeta.
ni.
CoNVER-SATíox A.- Tlavc the Hnnjrarians mnch winc?
—Have the Spaniards any [lepper?— Who has miicli
mcat.— Have yon no other gun?— Have we any other
niilk.— Have I no other house?— Has your siste"r no o-
ther table?-Has your neighbor no other hoi-se.^— Has
not your sister any other pins?— Have you no other
servant?— Has not your friend any otíier knives?
Has he not any other shoes -How many other shoes
has he?— How niany gardens have you in your house?
Have the tailors many coats.— How irmny stockings
have you?— Have you any other pears?-How many hats
lias the merchant?— How many arnis has tliis man?—
Which ))ook has your son?
IV.
CoxvERSATiON B.-Has my father the glass.'-Has not
niy father the glass?— Has your motlier the meat?-Has
not your mother the ineat?— Have your parents enomrh
silgar?— Have not your parents enouffh sugar?— Has
your son mucli sait?— Has not your son mucli salt?-
Has my daughter much water?— Has not my dauííhter
inuch water?— Has this man's brothcr enough bread?—
Has not this man's brothcr enough Viread?— Have my
sistersagood table?-Havc not my sister-! a good tal.le?
—Which sugar has my uncle?-Which salt has my aunt?
—Has my cousin tiie good liat?— Has not mv cousin
the good hat?
Y.
CoNvEnsATiON. C— Has your nephew the bnd table?
—Has not your nephcw the" bad tablea— Has my nice
a fine knife? — Has not my nico a fine knife?-Hos "your
grandfather mv silvcr fork?— Has not vour «iraiidfathcr
my silver fork— Has my grandmother your bad paper?
— Has not my grandmother your bad paper?-Has your
grandson my good meat?— Has not your grandson my
good meat?— Has my grand-daughter your bad meat?-
Has not my grand-daughier your bad 'meat?— Has this
boy his oíd brcad:^— Has not this boy his oíd bread?
(Coi)fiiiMtráJ.
INTRODUCCIÓN A LA HISTORIA UNIVERSAL.
Escrita pena los niños-, por E Clodd.
(Continúa.)
XVIU.
Mitos.
Al tratar dcosplicarse la clase de vida que parecían
tener (i que en efecto tenian, aunque no como oHos la
esplicaban) los seres que le rodeaban, concibieron los
hombres las mas curiosas ¡deas. Ll.-ínian.sc esas con-
cepciones milofi, que quiere decir canito fantástico fun-
dado en álxj> real. Si pai-a nosotros un bosque viene a
ser una especie de cosa personificada especialmente cuan-
do lleva un nombro de persona, i si para los niños exis-
ten en realidad duendes i fantasmas que no son mns
que nombres, no es cstraño que los salvajes creyeran
que la llama que consume la leña es nn ser viviente cuya
cabeza no puede ser cortada: que el hambre es causada
por un lagarto o un pájaro que reside on el estómago:
que los ecos que repiten las montañas eran producidos
por enanos que viven en ellas, i que el trueno es el rui-
di) producido por las ruedas del carro de Dios al rodar
por el cielo.
Los mitos han cambiado su forma en las diferentes
edades; aun existen entre nosotros i loilaviu usamos de
ellos en muchas palabras que han piT(liil>> ya su signi-
ficación pi-imitiva.
No me detendiv en señalar los lugare-! en que los
sencijlns mitos primitivos, se convirtieron mas tarde en
exajeradas leyendas históricas, llenas de amores, de
sobresaltos, de otiio i de grandes heclios, como los que
constituyen la historia de lo- primeras «lias de Grecia
i Roma. Estas nociones las adquirirán Uds. al estudiar
la historia do esos pni.<es.
XIX.
Mi
Muchas tribus salvajes -creen que el Sol i la Luna son
marido i mujer, o hermano i hermana. Entre los es-
quimales o sea los habitantes de las regiones Setentrio-
nales de la Tierra, existe uno de los mas curiosos mitos
de esta especie. Suponen ello? que hallándo.se una jo-
ven en una reunión, uno le declaró su amor oprimién
dolé los hombros según era usanza en el pais. Ella no
pudo ver quien era eii la oscura cabana, i para averi-
guarlo, se hiintó las nmnos de hollin: de modo que cuan-
do él volvió ella le pasó la mano por la mejilla i se la
ennegreció. Traicron luz, i ella huyó entonces porque
vio que su amante era su hermano. El corri<'» tras ella
i la siguió, hasta que llegando al fin de la tierra, ella
primero i después saltaron hacia el ciclo. Allí se con-
virticioii ella ou o\ Sol i él en la ]a\uí\: ¡mr cuya razón
X!L lA'STITlITO J%*^€JOJ\\/tI..
psta va siempre detras de aquel en medio de los cielos,
la Luna aparece oscura alguuas veces, cuando presenta
a la tierra su mejilla ennegrecida.
En todos los idiomas teutónicos, la Luna era del gé-
nero masculino i el Sol del género femenino.
Otros pueblos en tiempos posteriores, creyeron que
ol Sol era el amante de la aurora, que ella le precedia
i que el la mataba con la fuerza de sus rayos, i que la
noche era un sor viviente que se tragaba el dia.
Si el Sol es una faz que derrama torrentes de luz, la
Luna es un bajel de plata, o una sirena que pasa la mi-
tad de su tiempo bajo el agua. Cuando el Sol brillaba
con placentero calor se decia que era el amigo de los
hombres; pero cuando su fuego abrasaza la tierra se
dc.-,ia que estaba matando sus hijos.
Las oscuras manchas que se ven en la Luna, i que
tíinlo se asemejan a una nariz i dos ojos, dieron origen
a In creencia de que habia un hombréenla Luna que
andalia recogiendo palillos para el domingo.
XX.
Mitos acerca db los eclipses.
llai en loa eclipses del Sol i de la Luna algo tan fa-
tal i sombrío, que no delHjmos admirarnos do que todo
el mundo los haya considerado como la obra directa de
un terrible poder.
Los cliiuos creian que eran causa de ellos grandes
dragones que luchan por devorar el Sol i la Luna i to-
can tambores i calderos de bronco para obligar a los
monstruos a soltar su presa. Algunas tribus de indios
americanos creen que la Luna es presa de enormes per-
ros que la cogen i despedazan hasta que su suave luz
so enrojece i apaga por efecto de la sangre que mana de
sus heridas. Aun lioi los naturales de la India baten
su gongo cuaüdo la Luna pasa por delante del Sol, i
lio hace mucho tiempo que en la misma Europa eran
mirados los eclipses i los cometas como precursores de
irrandcs males.
El temor es hijo de la ignorancia i de-ar>arecc cuando
la ciencia nos enseña a conocer la causa de las cosas.
La palabra trJlpse desciende del griego i sisnifica
onifir o ahnmhnnr. Los fenómenos que ella desiena
son causados o por el pase de la Luna entre la Tierra
i el Sol, de manera que la luz de éste quede en todo o
en parte oscurecifla u omitida por corto tiempo, o por
el pase de la Tierra entre el Sol i la Luna, de manera
(jue su sonvbra refleje en ésta i su luz quede en todo o
en parte obscurecida. Pudieran ser tinieblas los eclipses
si no tuvieran luirar en el momento preciso en que son
anunciados anticipadamente por los c.íb'ulos de los as-
trónomos.
XXI.
Mitos ueferextes .\ i.a.? rsTr.ELLAS.
Ilai un curioso mito en Asia acerca de las estrellas,
que refiero quo el Sol i la Luna eran mujeres: que las
estrellas eran hijas do la Luna, i que el Sol habia tenido
otras tantas. Temiendo que la humanidad no pudiese
soportar tanta luz, convinieron ambo:i en comerse cada
uno sus hijas La Luna ocidtó las suyas, peio el Sol
cumplió su palabra, i ajicnas lo habia hecho cuando la
Luna sacó sus hijas del escondite en que las tenia Al
verlas el Sol se llenó de rabin i emjyezo a perseguir a
la Luna ]iara matarla: desde entonces dura la persecu-
ción. El Sol llega algunas voces tan crea de la Luna
<|uo puede moiderla, i eso produce un eclipse El Sol
como bien puede verse devora sus estrellas al amane-
cer; pero la Luna oculta las suyas durante el dia, i solo
las saca de noche cuando ol Sol está lejos.
Los nombres que a un conservan algunos grupos
de estrellas o algunas estrellas solitarias les fueron
dados hace largo tiempo, cuando se creian que eran
seres vivientes. Decian algunos que eran hombres
que habian vivido en otro tiempo sobro la tierra: o-
tros que oran grandes cazadores i otros que eran jó-
venes i docellas bailando. Muchos de sus nombres
revelan que las estrellas fueron observadas deteni-
damente por labradores i marinos quienes creian que
ellas precidian el tiempo. El grupo que conocemos con
el nombre de pléijmles, fué llamado jigí de una pala-
bra griega que significa navegar, porque los anti-
guos marinos griegos no se daban al mar antes de
haberlas observado atentamente. Las mismasostrellas
fueron llamadas cultivadoras, porque cuando ollas a-
parecen empiezan los cultivos. Una buena prueba del
cambio que esperimentaron nos la suministran las mis-
mas estrellas: dice de ellas la Mitolojia griega que
eran las siete hijas de Atlas (de quien se cuenta que
sostenía el mundo en sus espaldas): seis se casaron con
Dioses i la séptima con un rey, razón porque Meropc
(este era su nombre) no brillaba tanto como sus her-
manas.
Se crevó largo tiempo que las estrellas precidian
el destinó de las personas, i que su carácter era bue-
no o malo, alegro o grave, según ol planeta que
rigiese al tiempo de su nacimiento. Todavía usamos
muchas palabras que comprueban esta creencia. Pa-
ra significar que una persona es feliz o desgracia-
da, decimos que tiene buena o mala estrella; i a las
que son alegres solemos llamarlas joviales o naci-
das bajo la influencia del planeta Júpiter o Jove.
A los íocos suele llamárseles lunátiroa, porque se creía
que sus momentos de lucidez o traquílidad dependían do
las fases luna. o . , t -i
Asi mismo se creía que el Sol, la Luna i las
estrellas estaban fijas en el cielo porque este pare-
cía un arco sólido sobre la ancha tierra. Algunos o-
pinaban que era la mansión de la Gloria donde no
había edad, necesidades ni cuidado. El camino para
llegar a ella era esa brillante faja que atraviesa el
cielo llamada la Via h'wteu, cuyo nombre ha dado o-
lizen a multitud do V>ellos mitos. Quisiera referir
algunos de ello?, mas no es posible dedicarles tan-
to^tiempo i olvidar las realidades.
{ Ccmlinuará.)
OreLmétticei inrsiirLtil
p.ARA LOS NIÑOS .\Mi<:iiir.v\os,
l'Ok I.L'IS 1\ MANIU.l.A.
Profrsor <fehi Leiupin i Lilerodira Ksi>i<ri:,hi mía
Uiiivcruiílatl (h' Altura Yurk.
(Continúa.)
SKGUNDAnl'AKTE.
III.
Dl-.l. SUSTANTIVO. — Ni' MICROS.
Son; ¡sustantivos las palabras que sirxcn para
nombrarlas personas, losanimalcs, los seres, i t:n
KW. IJWSTITrTO J\'Jt€lO.¡\\iiI..
Líencraltoclos los objetos qiuí existen en la natu-
raleza o que concibe nuestra alma.
Los sustantivos se dix'iden en propias i comunes.
Propio es el que se aplica a un solo individuo
u objeto para distinouirlo de los demás, v. íj. Pc-
(hfl. Lima Ori:¡oco, Cuba, que espresan v\ i.° el
nombre de una ¡lersona, el 2. ° el nombre de una
ciudad, el 3. <= el de un rio i el 4. o el de una isla
para distinquirlos de los nombres de los demás
liombres, ciudades, rios e islas.
i 'omun es el nombre que puede aplicarse a to-
dos los individuos i objetos de la misma especie.
Si dio-o hombre, mesa, libro, espreso simplemente
los nombres de una especie de objetos que tie-
nen esos nombres; si di^^o caiíallo, "hablo solo del
animal así llamado, pues si quisiera nombrar uno
especial le daria un nombn- particular, Solimán
por ejemplo.
Perro es (í1 noml>re que se dá a cierta clase de
anima e i, i si tne refiricni a uno conocido le 11a-
maria L.-,;l, Xelso.'i. ((•.
Solimaj!, LcaI, Xelson. re fir i cutióse a un cal)a-
11o, a un perro, a un individuo, &., son los nom-
bres propios con que s(^ refieren aquellos.
La palabra trabuco cuando se refiere a \\w ar-
ma es un nombre conutn, pero será propio si se
lo doi a un |)erro.
l^jemplos d.;; nombres comunes i propios.
Los nombres, como hemos visto en la i. ^ par-
te, varían d(! singular a plural para espresar los
números. Si el singular acaba en vocal sin acen-
to se forma el plural añadiendo una s, v. o., libro,
libros, mesa, mesas. Si el singular acaba en vo-
cal con acento o en consonante se forma el plu-
ral añadiendo la silaba es, v. g., mujer, mujeres,
alelí, alelíes.
líscepciones. — pa[)á, mamá, sofá, pié, tupé, fri-
cando, forman el plural añadiendo una s.
Los nombres que concluyen por .v i llevan
el acento en la penúltima o antepenúltima, tie-
nen el plural como el singular: el estasis, los
estasis, el martes, los martes, el miércoles lo: miir-
colcs.
Hay compuestos que forman su plural con
sus plurales de ambos simples: v. g. cañabrava,
gentilhombc, casamata, plural cañasbravas, genti-
les, 8c. Sin embargo padrenuestro, vanagloria,
falsabraga, aguacil irle, forman sus plurales; padrc-
nu<'stros. &., ¿V.
Carecen de plural:
1.^ Los nombres propios como Pedro, l'^s-
paña, Venezuela, Orinoco, '(aiayaquil. Sin em-
bargo se dice a veces las Lsp;,ñas, las Américas.
las Castillas, las Andalucías, las Rusias.
2. "^ Los nombres de virtudes i cual¡d:ides,
V. g. cai-idatl, robustez. Pu.-dc tlecirse, sin embar-
go, las esperanzas a'e los necios sej'rnstran or;/_-ral-
vtc-nte.
3. ° Los nombres de ciertos frutos como ar-
roz, ca)U'la, miel, trío'o, ■:'ir.ft, '
4. '^ Los de cirnci:is i ;u-tes: \-. :^. profesorado.
I carpintería, jurisprudencia, nolanado, gramática,
I medicina.
\ 5. ^ Los de mctak;s, como oro, plata, cobre,
; platino.
I Los siguientes se usan solo en plural:
I Afueras, — albricias, — alicantes, —alrededores,
I — andaderas,— andas. — angarillas,— antiparras. —
: anices,—pragas,— calzoncillos.— carnestolendas,- -
I cónjnges, — cosquillas, — despabiladeras, enaguas.
: — enseres, — esponsales, — eocéquias, -maitines, —
! modales,— nupcias, — pajariUos, -pertrechos.— pin -
: tas,-— posaderas,— preces,— tinieblas.- -relaciones,
; — vísperas,— víveres, — zarandajas.
i Sustantivos hai que aunque tieu'.Mi los dos nú-
, meros se emplean en (í1 plural con ima significa-
ción peculiar i diversa de la que lle\an (ín" singu-
lar, V. g.
Alfileres, ^ lo que se da a una señora para sus
gastos particulares.
Baquetas, los palillos del tambor o i;n castiga)
que se da a los soldados.
Espadas, uno de los palos Cío. la baraja.
'El desasosiego de los ánimos, alteraciones i
disturbios a que dio lug ir en Alemania c 1 nacimien-
; todela reforma, llamaron también mui podero-
samente la atención del Emperador: ora le esti-
mulase el celo religioso en favor de la unidad de
\ creencia, ora juzgase de buena fé. ora columbra-
se, con csquisita z:igacidad, que el espíritu de inde-
j i)enilencia i de examen, a que daban margen las
: controvercias religiosas, se avenían mal con las
exobitanles pretensiones del jefe del Imperio. Im-
pulsado por una i otra causa, i talvez por todas ellas
juntas a contrarestar la jjropagacion de las nuevas
doctrinas, protejidas por \-arios príncipes i difun-
ditlas en los pueblos, tuvo Carlos qu - cstraviarse
; en un laberinto sin síilida de dietas, de coneilios,
i de negociaciones: siendo mui digno de notar que
• si su cualidad ile emperatlor iiabia complicado
en sumo grado" los asuntos de It.'.iia, hasta el
jjuuto de desvanec(M- totla esperanza de una [xiz
duradera, su anhelo de dominar aquella pro\ incia,
i tle tener para ello a su devoción a la Corte d(í
Roma enredó mas i ñuis los asuntos tle Alemani;i,
hasta que, cerradas toilas las vías de conciliación,
estalló al fin el rom|jimiento entre el partido pro-
testante i el católico.
{Mutine-. de la Jiosa.)
LECCIÓN 1\'.
I jemos dicho que hai dos géneros; el masculi-
no, i iAfcnu-niiUK i qut; i n los animales es fácil decir
el género porque son masculinos si son machos i
femeninos si son hembras; pero como hai muchos
sustantivos que no son animales, preciso es dar al-
gunas reglas ademas de la que dijimos i'w la 1.=^
i:t. i,vsTiTUTO j\*,a€iojv.aL,.
parte a saber, que si permite que se le agregue el
artículo el el sustantivo es masculino, i si puede
juntársele la es femenino.
Son masculinos por su significación:
Los nombres que significan oficios, empleos,
profesiones, o ejercicios, propios de varones. —
(Ponga el mismo alumno los ejemplos.)
I .os nombres de reino, imperio, pueblo, lugar,
pan.
(Ponga el alumno los ejemplos.) España i
Sii!-cia son sin embargo femeninos.
Los ní)inbres de rios i vientos, \'. g. el Plata,
el Amazonas, el Norte, el Sudoeste.
Son femeninos:
l^os nombres de oücios, empleos, profesioiies,
i e/ercicios propios de mujeres. (Ponga el alum-
no el ejemplo.)
Los nombres de región, tierra fyohlacion, pro-
x'incia, isla, península, ciudad, villa, aldea.
Los nombres de las artes, i ciencias, v. g. Gra-
mática, Pintura, Escultura, Teología, Elceptuanse
el Dibujo i el Grabado.
Los nombres de las letras del alfabeto.
Reglas del género de los nombres por sus ter-
minaciones.
Los nombres acabados en a son femeninos.
Lsceptuanse entre muchas palabras poco usa-
das, las siguientes: clima, dia, dogma, drama, idio-
ma, mapa, planeta, poema, prisna, problema, siste-
ma, tema, teorema.
Los acabados en e son masculinos, esreptu:ín-
dose entre muchos pocos usados. los siguien-
tt;: barbarie, base, calle, carne, catástrofe, servidum-
bre, clase, clave, costumbre, fé, fiebre, fuente, ham-
bre, índole, ingle, intemperie, leche, legumbre, lente
llave, lumbre, mctite. muerte, nave, nieve, noche, nu-
be, parte, peste, plebe, prole, sano re, suerte, tarde,
torre.
Usansc como masculinos i femeninos, arte, dote,
puente.
Los acab;i(los en i, con pociuísimas escepcio-
ncs son m.nsculinos.
Los en o son tambi'Mi m:isculinos, menos ;;/ itio,
nao.
Los en u esce|)to /;7/w, son masculinos.
L.os en li son femeninos, menos ardid, at.iuil.
Liad. sud.
Los en /son masculinos, esceptuimse cal. cárcel,
.,'/, hiél. piel. sal.
Los en ;.' son nKisculinos, menos los l.-riniíui-
t!os en io;: como, lección, confesión, etc.
Margen, i ¿rdea se usan en ambos géneros.
Los acalxidos en rson masculinos con escep-
( ion ápjlor. labor, segur.
Casi todos los terminados en s son ni:isculinos.
i 'úiis se usa en ambos géneros.
Los en /. x,z. son masculinos. Kscepciones, cer-
:/.. cicatri:. coz, cruz, haz. nariz, nuez, paz, pez, por
la de pegar, raíz, vez, z'oz.
"Entre los personajes malvados qu(; hubo en
.aquel sig'o. los produjo mui malos, debe distinguir-
se el infante Donjuán, uno de los heñíanos del
rei: inquieto, turbulento, sin lealtad i sin constan-
cia, habia abandonado a su padre por su hermano,
i después a su hermano por su padre. En el nñna-
do de Sancho fué sifempre uno de los atizadores
de la discordia, sin que el rigor pudiese escarmen-
tarle ni contenerle el favor. A cualquier soplo de
esperanza, por vana i vaga que fiíese, mudaba de
senda i de partido, no reparando jamas en los me-
dios de conseguir sus fines, por injustos i atroces que
fuesen : ambicioso sin capacidad, faccioso sin valor i
digno siempre del odio del desprecio de todos los
j partidos. Acababa el rei su hermano de darle li-
¡ Ijertad de la prisión a que le condenó en Alfaro,
cuando la muerte del señor de Viscaya, cuyo cóm-
plice habia sido. Ni el juramento que entonces hizo
tic mantenerse fiel, ni la autoridad i consideración
que le dieron en el gobierno, pudieron sosegarle.
Alborotóse de nuevo, i no pudiendo mantenerse
en Castilla, se huyó a Portugal de donde aquel
rei le mandó salir por respeto a 13. Sancho.
De allí se embarcó, llegó a Tánger, i ofreció
i sus servicios al rei de Marruecos Aben Jacob,
! que pensaba entonces hacer la guerra al rei de
I Castilla. Le recibió con todo honor i cortesía, i
i le envió en compañía de su primo Amir al frente
¡ de cinco mil ginetes con los cuales pasaron el
i estrecho, i se jiusicron sobre Tariíii."
' (Quintana. — Vida de españoles célebres.)
( Coiüinará.)
IDE ILi-A. 1sJ:OP?.-A.1L..
, Vuc Viáfio rK¡ol,role(lrál¡ro ik /ih,.^</¡a ntnnd r /,!.-<lo-
I rio ,le laJilnHofm íM Iñ.'LiHulu Nxrmml.
\ iNTRonrcrroN.
I (ronliiiún.)
PARÜAFO V.
IM ileiifr y thl árr,rf,o.
I Los deberes lefí.iles se cumplen cu virtud di; roac
I clon de 1.a» leyes; los deberes morales solo por iiiipul>u df
I la razón y de una manera libre: se nos compele á realizar
j actos qne emanen de un compromiso contraído ó de iiii
I códiíro |K>}ítico ó civil, mas en lo moral todo el indivitlLid
determina espontáneamente sus acciones El hombre ;íc
impone un fin y marcha en su dirección; nada esteiior
le mueve ni le inquieta, i sin embargo los motivos de i-c-
I lacion se le imfxjnen sin obligarle, sin forzarle: compren-
diendo cómo debe obrar, se reserva sin embargo hi ii-
i bertad absoluta; por ella podia contr.adecir la razón; á
I nada esterior debe temer. La razón tiene que tender á
I su destino, al bien, i en este concepto formida el princi-
I pió sin sujetar la actividadisi la actividad secunda á la
I razón, se ha cumplidon una oldiüaci" moral hacii'iidnsc
■ el hombre acreedor al m<''rito.
La objiíjafinn no puede reforir.^c mas (inc á un sor li-
lOfi
nwj iJVSTiTVTO jvjiciojv^ai.
l>rc; i"eprc8onta una necesidad moral seirun la cual dchc
obrar cfC sor lil)rc, iciuan:» siempre de la razón; su ca-
rácter es universal: para saber si una acción es oblij^ato-
ria se inquiere si el motivo tiene el sello do universaJi'lad
y si puede aplicarse como máxima á todos los sei-es racio-
nales. Cuando dudemos sobre lo que vamos á hacer, reii-
ramos á otra ])ersona nuestra situación y solicitemos de
las facultades racionales el consejo que dariamos, despe-
jándonos previamente de todo interés y parcialidad.
Deber en general, es se,a;un la filosofía el impulso mo-
ral que promueve la realización d<vncto3 conformes al
bien, ala justicia, á las leyes naturales y á los compro-
misos contraidos no viciados en su orífren: falta al deber
el que tuerce esas direcciones, el que impide el cumpli-
miento del destino humano, el que le cede sus compromi
sos. el que no emplea bien las facultades de que está do-
tado, el que invade la esfera agena de acción
Derecho es el conjunto de capacidades y medios que
forman nuesira personalidad y que la determinan en o-
posicion de las demás personas.
Deber y derecho son correlativos. Es justa la defen-
sa de cuanto constituye nuestro derecho y por consi-
guiente necesario el respeto al dereclio ageno.
El deber es ineludible; el dcreclio inherente á nuestra
naturaleza es irrenuiiciable.
No es solo de derecho lo que pertenece á nuestras fa-
cultades intelectuales y a la integridad per.sonal, sino
también los medios para que esas facultades se reve-
len, y la propiedad accesoria adquirida en el comercio
licito con nuestros semejantes. El del)er por consiguien-
te alcanza á las garantías que hemos de dar en reci-
procidad de las que recibimop.
La violencia al derecho de un hombre, es violencia
contra el derecho de todos los hombres, pero no escusa
el cumplimiento del del)er para con el derecho ageno:
la reciprocidad en el mal no corresponde al fin y desti-
no de la vida, y por t mto no puede ser moral.
En política las leyes deben tratar de dar garantía»
al derecho y de hacer efectivo el deber, procurando in-
terpretar la naturaleza en la medid.i que la razón Ix
vaya penetrando.
El ataque ó invasión al derecho propio, en sus infini-
tas vaiiedades, constituye una acción mala; pero la sii -
j)le censura por el demérito que supone, no .seria sufi-
ciente para conservar el orden en las sociedades en que
el hombre estil llamado á vivir. Las pasiones, los e-
goismo.s, los vicios pospondrían frecuentemente toda no-
ción moral, y no hubiera medio de reprimir los atenta-
dos, de hacer valer los derechos, y de obligar á los debe-
res de unos para con otros hombres. Emanada de la i-
dea de demérito, se ha aceptado por las sociedades de
todas las épocas, cultas ó incultas, la idea del ca-itigo,
de la penalidad: el que falta csbí sujeto á una responsa-
bilidad efectiva ademas de la censura moral, del me-
nosprecio de las gentes honradas. Pero esa respon-
sabilidad ¿en virtud deque puede imponerscTv.es un de-
recho de la sociedad? ¿es un deber? La sociedad busca
garantías de sus derechos y de sus intereses, garantías
que implican deberes; al determinar esas garantías
86 aceptan implícitamente recíprocos compromisos: no
es pues la sociedad quien abusando do la fuerza so-
mete á \xn castigo al infractor de los deberes sociales,
si no el individuo que se compromete y se obliga á
sufrir las consecuencias de sus actos en una forma
cuyo cumplimiento tendrá derecho civil de reclamar
cuando él fuese el lesionado: la teoría de la vindicta
pública es inmoral y abusiva; la de sujeción á rcsul-
^. tados á que el hombre concurre, está mas de acuer-
íí do con el orden y responde de una manera menos
arbitraría y dura a los prÍMcipíos de derecho y de
libertad; una vez comprometida la persona social á
cumplir un deber condicional, realizada la condición,
la sociedad tiene derecho de compeler. No debe omi-
1 tirse cuiinto falta para que en la esfera déla pena-
1 lídad se determino con exactitud la justicia, ni cuanto
í para que el compromiso implícito so contenga en solo
I lo (pie la naturaleza pueda consentir.
PÁRRAFO VL
Deberes del hombre consujo luisiuo.
Los deberes del hombro para consigo mismo .se re-
fieren á su organización y á sus facultades morales:
estamos obligados á conservarnos y á perfeccionarnos:
todo deber es doble: dicta el bien y prohíl)e el mal:
ni podemos atentar á nuesira personalidatl ni permi-
tir que se atente á ella, ni sustraernos de la acción
del trabajo eonio obreros que somos en la naturaleza:
sería contradictorio que poseyéramos fuerzas y capa-
cidades y que no les diéramos aplicación.
Para conservarnos hemos do solicitar los recursos
necesarios en cambio de servicio^ que podamos ofrecer:
cu ninguna circunstancia podemos arrancarnos la viila
ni mutilarnos, ni ])rivarnos de aquellos dotes que nos fa-
cilitan el trabajo y nos deparan mas medios de com-
batir los obstáculos. El suicidio es una aberración,
aun el que la simpatía pública señala como heroico en Ca-
tón y Démostenos. El hombre no es una entidad ais-
lada, es un miembro de la humanidad, parto i itogran-
te de un puelilo, é intérprete de la verdal en la na-
turalo/a; si se cree con derecho á ser ausiliado por
sus semejantes, le incumbe el deber de ausíliarles en
los mil niodo-i do la actividad. Una pa-^ion que en
cierto momento arrebata, se mitiga y estinguo con el
tiempo porque nada es muy durable en la existencia:
I al día siguiente de una triste miseria puede brotar
! la prosperidad, y tras un dolor inmenso rehacen las
I fuerzas para del)ilitarlo y ¡ipaiecen los consuelos y
í acaso luego las alegrías como siiruo la aurora á no-
! che tenebrosQ. Nada es mas variable que las circuns-
j tancías en ([ue el hombre puede ser colocado, y na-
da puedo ser mas contradictorio que las desiciones es-
; tremas. Catón se suicidó por no soportar el triunfo de
j la tirania, legando eterno sentimiento de piedad que ins-
pirara el gran patricio, pero su muerto no solo fué esté-
j ril para la libertad, sino qu • 1 1 perjudic(>: restalilecida
! la llepública a la caiihi de Julio (Josar. faltó el noble
i carácter de Catón, o para sostenerla, o para señalar a
I la posteridad las causas de la decadencia y aconsejará
j los puoblo-! las virtudes y la dignidad, única base de las
i buenas instituciones. Cesar solo habia sido el ájente in-
¡ moral de un pueblo que habia perdido su amor á la lí-
i bertad y al derecho.
I Auiupie supusiéramos por ficción informe al liom-
I bre dcslÍL'a lo de tola sociedad y de to<lo género de
j conexiones, no le seria dado destruir ó aniquilar su
I existenúa porque jamas del todo se ])ierde la espe-
I ranza do cumplir algún fin: solidario en la humani-
dad, relacionado en múltiple dirección, privarse de la
I vida es suscribir el mí\s torpe de hs egoísmos: pa-
I r ilizado su cuerpo, tendrá consejos de esperiencia que
I trasmitir, efectos que reflejar, ideas que divulgar, lec-
! cienes que sombrar cutre lo- hombres: no querría ser
desheredado y sin embargo desheroda. La grandeza
consiste en saber sufrir, en saber luchar y en saber
vencer: si la vida fuera fácil, carecería de mérito: si
noí arredrá:*amos ante los obstáculos evitándolos con
la muerto, suprimíamos la virtud, el heroísmo, la ab-
negación, los sacrificios generosos, todo lo que la his-
toria exibe para fortalecer: no s * consigue ser gran-
de ha dicho un pensador profundo, si no á espensas
do la felicidad; no so consigue traspasar nuevos umbra-
les y cruzar nuevos horizontes, sino á espensas del so-
siego y de la paz del ánimo. No creemos quo el sui-
cidio sea una cobardía; es un error, una irreflexión,
JRI. l.VSTlTirTO J\'JieiOJ\'Jii..
un valor extraviado como la temeridad siu esperan-
za, un desconocimiento del hombre y de su destino, y
uua imprevisión de las circunstancias posibles. No hay
lioiiibrc y)or abatido que est<^, por desgraciado que sea,
(|ue no pneda ser útil á la humanidad. El suicidio es in-
moral porque contraría la ley de conservación, é impri-
mo en las facultades del suicida el desprecio á su desti-
no que revela una mancha, y el olvido de todo pensa-
minito levantado en favor ile .-us semejantes á quienes
ostá oblisrado, á quienes debe buenas acciones y sano
consejo.
La vida no solo se ha de conservar sino qne ha
de robustecerse para que saquemos mayor provecho
del destajo que nos pertenezca, para transmitir el vi-
iror y las energías que hayan de preparar á los que
nos sigan al maravilloso comercio con los hombres,
con las cosas y con la naturaleza; teniendo no obs-
tan le en cuenta la necesidad de guiarse por la tem
pcrancia, no solo ])or temor á los resultados de los
escisos, sino en previcion de lo variable que son las
posiciones, y lo incierto de la forhnia.
Nuestras facultades morales deben ser cuidadas y
foniontadas para que mejor realicen sus fines. Es o-
bÜLiacion del hombre evitar lo que moralmente pueda
iciiii jarle y aspirar á lo que pueda perfeccionarlo: de-
graiia la iiipocresja al revelar sentin)ientos y modos
<iistint()s de los que existen en el espíritu; degrada
la mentira que contradice lo que se piensa con lo.s
órganos de que hemos de valemos para transmitir el
pensamiento. La mentira casi siempre nace de la ma-
la fé; la hipocresía, de un ánimo coliarde y degra-
dado: el hipócrita pertenece á un estado mas gene-
ral que el mentiroso, á una posición mas constante
poKíjue suele estenderse á todos los actos y á todas
las manifestaciones. Semejantes vicios envilecen y nie-
gan la personalidad que se hace despreciable auna los i
|iro|)ios ojos del detractor de la verdad. .Si la ment'ra no j
se proponed nml ni el engaño, sino que deriva de un |
leiiqieramcnto ligero ó de formular un chiste ó una ¡
L'iacía, no peca de inmoralidad mas que en cuanto
la ro[)eticíon puede formar el hábito y estenderse á
cosas qne dañen ó perjudiquen. La avaricia y la pro-
digalidad son defectos censurables por limitar la una
los medios de la vida y escederlon la otra dcstcmplada-
iiicnte.
Es ireciso que el hombre se respete para que sea res-
potado por los demás: el amor propio contenido en dis-
oroto limite, hará que nazcan dignas emulaciones, que
conserve la integridad de sus facultades y las enaltez-
ca, que pese sus actos [¡ara que no merezcan censu-
ra, y que procure inspirar la estimación de los que
aman el bien. La dignidad moral e.s lo primero que
(lobemos respet: r.
Es obligación estudiarse á si mi^mo, conocer sus ma- !
las ])asiones y dominarlas, indagar la me<iida y for- j
ma de la capacidad paradirijirsc en relaciívn á las ap- |
litudcs que se posean, guiarse por la buena fó y el \
(loseo del bien, ])onerla del lado de la justicia aun- i
1 1 >ie estuviese oprimida, y perfeccionarse en todos los '
sentidos. Lo mejor, debe ser el ideal del liomlire. Se- |
uun Platón tenemos obligación de aspirar á cuanto !
-^o nos demuestre que es justo, y oblÍL'-.ioion de amar ;
el bien solo porque lo sea, desentendiéndonos de la |
manera en que pueda afectarnos y del premio ó res- |
¡lonsabílidad á que por una l)uena acción nos hioié- i
i amos acreedores. I'lüton compone la virtuil. de sabi- I
(hiria, valor, probidad y templanza: la jus'ioía reúne i
esas virtudes y constituye su mas perfecta armonía.
La defensa (le los derechos naturales, de la libertad. !
• lo cuanto lejitímamente .-e adhiere al individuo, os nn
iloiior estricto.
(ConUnxnM.)
L.ECCCIONES
De Aritmética decimal pi'áctica i razonada, escri-
tas en francés por L. Bamballet i traducidas
por Pedro Dcleoii Y., alumno maestro
del ¡iistiluto Xacioiíal.
, (Continúa.)
Se cuenta por centenas de la misma manera
como se cuenta por decenas i por unidades sim-
ples. Asi:
Una centena, se enuncia . Un ciento ocien.
Dos centenas, se enuncian Dos cientos.
Tres centenas Tres cientos.
Cuatro centenas, „ , Cuatro cientos.
Cinco centenas, „ , Quinientos.
Seis centenas. „ Seisc¡ento.s.
Siete centenas Setecientos.
Ocho centenas Ochocientos.
Nueve centenas, ,, Novecientos.
Estas nueve centenas que se han obtenido des-
pués de las decenas i las unidades toman el
nombre de unidades de tercer orden; forman
con los dos primeros órdenes la clase o grupcj
de las unidades.
Escribiendo sucesivamente en seguida de cada
centena o colección de centenas los nombres de
los noventa i nueve primeros números conoci-
dos, es fácil contar hasta novecientos noventa i
nueve.
Por ejemplo: cien, ciento uno, ciento dos,. . .
ciento quince, .... ciento setenta i dos ciento
noventa i nueve. Dos cientos, dos cientos quin-
ce,... . dos cientos treinta, .... dos cientos seten-
ta i nueve,. .. .dos cientos noventa i nueve-
Trescientos, tres cientos veinticinco, .. tres cien-
tos cincuenta i siete, .... tres cientos ochenta, tres
cientos noventa i nueve. Cuatro cientos,, .cuatro
cientos veinte, cuatro cientos sesenta i cuatro. . .
cuatro cientos .setenta i cinco cuatro cientos
noventa i nueve. Quinientos, quinientos ochenta
i cuatro, .. .quinientos noventa i cuatro, . .qui-
nientos iloventa i nueve.
Seis cientos, seis cientos tres seis cientos
veintiuno seis cientos sesenta i dos seis-
cientos noventa i nueve.
Setecientos, setecientos trece setecientos
treinta i cinco setecientos ochenta i dos,.. .
setecientos noventa i nueve.
Ocho cientos, ocho cientos cincuenta ¡ nueve,...
ocho cientos setenta i ocho, .~. . .ocho cientos no-
venta i nueve.
Novecientos, novecientos treinta i nuí-vc. no-
vecientos cuarenta i nueve, .... novecieiitt)s se-
senta i cinco, .... novecientos noventa i nueve.
20. Añadiendo una unidad al número nove-
108
xii^ MjyxTirvTo jyjtctojY,Mw..
cientos noventa ¡ nueve, compuesto de diez
centenas, menos una unidad, se forma una co-
lección lie diez centenas a la cual se le ha da-
do el nombre de Mil, esta es la unidad de cuar-
to orden.
Se forma con esta nueva unidad, una segun-
da clase, llamada clase de los Millares, que es-
tá como la de las unidades simples, compuesta
de tres órdenes; las unidades de millar, ó unida-
des de cuarto orden, las decenas de millar o uni-
dades de quinto orden, las centenas de millar o
unidades de sesto orden.
Considerando al millar como una nueva uni-
dad principal, se cuenta por millares, decenas de
millar i centenas de millar, como se ha contado
por unidades, decenas i centenas simples, colo-
cando de'ante de la palabra millar los nombres
de los novecientos noventa i nueve primeros nú-
meros.
Una
Dos
Tres
Cuatro
Cinco
Seis
Siete
Ocho
Nueve J
Unidades de millón.
Decenas de millón.
Centenas de millón.
O bien: un millón, dos millones, diez millones,
cien millones &.
22. Continuando siempre la mismi marcha,
aumenta esa serie como sigue:
Mil millones, forman Un Billón.
Mil billones forman Un Triílon.
Mil trillones forman Un Cuatrillón.
Mil cuatrillones forman Un Ouinlillon.
Mil Quintülones forman Vn St^stülon &.
Una I
Dos
Tres j Unidades de millar.
Cuatro i
Cinco ¡ Decenas de millar.
Seis !
Siete I Centenas de millar.
Ocho I
Nueve |
O bien: un mil, dos mil, tres mil, nueve mil,
diez mil, veite mil, treinta mil, noventa i nueve
mil, cien mil, dos cientos mil, novecientos mil,
etc.
Escribiendo sucesivamente en seguida de ca-
da mil, o colección de mil, los nombres de los
novecientos noventa i nueve primeros números
conocidos que toman la clase de las unidades sim-
ples, fácil es contar hasta novecientos noventa i
nueve mil novecientos noventa i nueve.
2 1. La unidad agregada al número novecien-
tos noventa i nueve mil novecientos noventa i
nueve unidades, forma una colección de mil mi-
les ala cual se ha dado el nombre de millón. Es-
ta es la unidad de sétimo orden.
Asi como se ha formado la primera clase con
las unidades simples i la segunda clase con las
millares, se forma con esta nueva unidad de séti-
mo orden, una tercera clase, la de los millones,
que, como la de las unidades simples, i la de los
millares, está compuesta de tres órdenes: las uni-
dades de millón, o unidades de sétimo orden las
decenas de millón, o de octavo orden i las cente-
nas de millón o de noveno orden.
Se cuenta por millones, decenas de millón, cen-
tenas de millón, como se ha contado por unida-
des simples i por unidades de millar, colocando
delante la palabra millón los nombres de los no-
vecientos noventa i nueve primeros números. I
se dice.
[<^'o;;/¡:!!ia¡-á)
l'M^ PASO l> V. \ i:\ I s.
I Como so liabia anunciado, el día (i del corriente
! fué de excitación i de grandes emoción' s ))ara los as-
trónomos i para los amantes de las ciencias que es-
taban preparados para observar el tránsito del plane-
ta Yénus por el disco del .Sol. El grande empeño que
todo el mundo científico toma en lograr la observa-
ción de un tránsito de Venus, se esplica i se justifi-
ca mui bien por la rareza o poca frecuencia con que
I acontece ese fenómeno, i por la grande importancia
I que tiene como el mejor de los medios conocidos lias-
I ta boi para la determinación de la distancia de la
I Tierra al Sol, que es la unidad de medida para asig-
I nar las vordaderns distancias i dimensiones de nuestro
I sistema planetario.
i Como escribimos páralos niños i pu-alas personas
I que no lian boclio estos estudios, cretinos conveniente
! advertir que los tránsitos do Venus solamente tienen
lugar en los meses do Oiciemlue i Junio, que son las dos
I ópocas del año en que ol .<ol i la Tierra esián en linca
' recta i en onosicion con los nodos o inteioopciones de
las órbitas de Venus i de nuestro planeta. Entre los
limites de 16 años no pueden verificarse mas que dos
tránsitos ya sea en Diciembre o en Junio, con el inter-
valo de HañOtS do un paso a otro; pero entre el segundo
tránsito de Picicmbro i el primero de Junio, por ejem-
plo, ha de transcurrir un período de 113 i'ños maso
menos 8. según el punto de la órbita en que tuvo lugar
el tránsito anterior respecto de la linea de los nodos.
Asi, el S de Diciembre 1874 tuvo lugar un tránsito
del nodo ascendente que corresponde a este mes. i el
dia (i antorróximo so verificó el segundo paso del mis-
mo nodo: ahora se necesita un periodo de 11 :> años mas
8. o .-JOan 121 años para que .«o verifique el primer trán-
sito del nodo descendiente, que tendrá luirar el dia 7 de
Junio del año 2004: 8 años des|)ues, el dia ."> de Junio
de 2012 se verificará el segundo paso del mismo nodo;
i en seguida, transcurrirá un período de IKíaños menos
8. o sean 10.') años para qne so verifique otra vez el
primer paso del nodo descendente, qu? tendrá lugar el
10 de Dieieml)re de 2117. Finalmente por me<lio del
cálculo scdemnestra que cuando Iiai un paso de \ cnus,
liUSIJVSTITlJTO JVJlVlOJyjlM..
119
joiioralincnte hai otro en el mismo nodo 8 anos después,
o lo liubo 8 años antes.
Para demostrar la inportancia que tiene la obser-
vación del tránsito de Venus por el disco del Sol,
conviene observar que en las operaciones terrestres se
procura que las bases de los triángulos no sean muí
dc-i»roporcionadas respecto de las distancias incógni-
(as; pero en las medidas celestes no somos dueños de
liíucr lo mismo, pues sujetos a operar dentro de los
cstrcclios limites de nuestro planeta, cuyas dimensiones
son casi nulas con relación a las distancias interpla-
nctarias, jamás podremos disponer de bases compai'a-
blcs a la magnitud de los espacios celestes, para aplicar
con buen éxito i con toda su sencillez los mejores pro-
cedimientos jeométricos.
Los defectos inherentes a los procedimientos mecáni-
cos i a las construcciones gráficas, se hacen sentir tan
(ironto como se trata de resolver por medio de figuras
jcdinctricas cualquier problema que demande cierto gra-
do de precisión; i por eso en la actualidad se prescinde
jior completo de toda construcción material para no
servirse mas quedel cálculo, que se lia convertido ya en
un instrumento de investigación tan poderoso como abs-
triicto.
"Los progresos déla jeomctria dice el Señor Covar-
rubias. dan a conocer nuevas relaciones jeométricas an-
tes ignoradas, i suministran los medios de reducir la
resolución de casi todos los problemas a la de otros mas i
mas indirectos i cuvos datos son de mas fácil adíjuisicion.
Asi, por ejemplo, gracias al conocimiento de las leyes de
Kc[>ler i a una idea feliz del astrónomo Ilallcy, el proble-
ma do la determinación de la distancia de la Tierra al Sol,
ha quedado hoi convertido en el mui indirecto deiíallar el
trayecto que en su movimiento sigue un planeta inferior
solire el limbo aparente del Sol, problema quoa su vez
no exijo mas datos tomados déla ob.sorvacion directa,
(pío los instantes en los cuales parecen tocarse los bor-
des di! ambos astros."
VA procedimiento del ilustre astrónomo inglés Ilalley,
lia hecho tanto bien a la Astronomia i es tan injenioso
i tan importante que creemos conveniente i oportuno
tianscribirlo aquí tal como lo trac el Sr. Covarriibias
011 su famoso "Viaje de la Comisión Astronómica Me-
iicana iil Japón, para observar el tránsito del planeta
\'<'nus por ol disco del Sol, ol 8 de Diciembre de 1874."
"El astrónomo inglés Halley fué el jirimero on lla-
mar la atención de los sabios en 1(177 sobre la impor-
tancia de los tránsitos de los planetas inferiores Mor-
iiirio i Venus por el disco solar, como medio indirecto
(le medir la distadcia del Sol a la Tierra, apreciando
ilircctamente los electos que produce la ])aralaje. Este
iiK'todo eminentcineiite cientifico se puso en práctica,
do acuerdo con ol plan de aquel hombre ilustre, 84 a-
ños después de iniciado, esto es, en los tránsitos de
\'énus que tuvieron lugar en el siglo pasado, el uno en
17í»l i el otro en 17()í> Los resultados de las observa-
ciones, esjjecialmente los del tránsito de 17tíí), han su-
ministrado ya un valor Imstantc aproximado de la i)a-
ralajo del So', que se lijó en 8" 6 con poca diferencia,
i (juc coloca a este astro a una distancia de la Tierra
liróximamente igual a treinta i seis millones i medio
<ie leguas mexicanas."
El valor de 8."(i o mas exactamente 8."58 fué deter-
minado por Enckc, discutiendo las observaciones del
Mansito de Venus practicadas en 1769. Pawalky por
medio de una discusión semejante halló 8."86 i otros
observadores por distintos métodos, considerado| en je-
iieral como menos dignos de confianza que el de los trán-
sitos de Venus, hanencontrado valores que varian dcs-
fio 8."8() hasta 8."9(). He ve, ¡mes, que a pesar de una
roncordancia sumamente notable tratándose de una can-
lidad tan jKíqueña, queda ann una incertidumbre de 0."3
:i 0." I respecto del \ m-dadcro valor do la paralaje solar,
lo cual produce en la distancia del Sol a la Tierra una
duda que asciende a cosa de millón i medio de leguas.
Las lijerísimas discordancias que ofrecen los resulta-
dos de las observaciones del siglo pasado se esplican
fácilmente por el simple hecho de que dependen do ope-
raciones mui delicadas, que se ejecutaban por la primera
vez, en lugares remotos del globo que en su mayor yiar-
te no presentaban todas las comodidades indispensables
para trabajos tan difíciles, i acaso también i principal-
mente, por la influencia de los fenómenos de irradiación,
|X)co estudiados aun en aquella época.
'•Desgraciadrmente los tránsitos do Venus so verifi-
can con tan poca frecuencia, que no es dado a ningún
hombre observar mas que uno o a lo mas dos durante
su vida. Esta circunstancia csplici el interés, casi de-
be decirse, la ansiedad, con que se preparan los astró-
nomos de nuestra época a observar los dos ímicos
tránsitos que presenciará el siglo actual, i de los qua
se espera la destrucción de la pequeña incertidumbre
que existo aun en el valor de la paralaje solar. I no
hai duda en que está bien fundada esta esperanza, con-
tando hoi la ciencia de los astros con dos eficaces i
poderosos auxiliares como son la fotografia i la electri-
cidad, ademas de la perfección de los instrumentos
moderno^ i del adelanto que se ha lieciio ya en el es-
tudio de los fenómenos físicos que influyen mus o menos
en la exacta observación de los tránsitos.
"Procuraré ahora dar una idea de la razón por la cual
es tan rara la i)roduccioii de los tránsitos de Venus, i
en seguida intentaré indicar también cuál es la influen-
cia que ejerce en ellos la paralaje, influencia cuya me-
dida o apreciación directa forma el objeto de la Obser-
vación, i sirve de dato para llegar al conocimiento de
la causa que la produce.
"Venus es uno de los planetas llamados infn-lorea,
pori]uc circulan al rededor del Sol describiendo órbitas-
menores que la de nuestro gloiio terrestre. La (lo este"
último es en consecuencia estcrior respecto de ía órbita
de Vémis, i por tanto desdo la Tierra ))uedon presen-
ciarse las conjiawioneit de este planeta, l^a conjunción
os sujx'rinr cuando Venus se encuentra en la parte o-
puesta de su órbita respecto de nosotros, esto, es, mas
allá del Sol; c i'«/c/ior cuando se halla mas inmediato
a la Tierra, e interpuesto entre esta i el S(d. Por con-
siguiente es claro que solo en las épocas de las conjun-
ciones inferiores será cimndo pueda verificarse un trán-
sito de Venus, o lo (pie es lo mismo, cuando desde la
Tierra pueda verse i)royecta lo el planeta sobre el dis-
co del Sol.
"Podria creerse, según esto.'que en todas las conjun-
ciones inferiores de Venus deberla encontrarse este pía
neta en las condiciones necesarias pura orijinar un trán-
sito; i como aquellas tienen lugar cada ¿584 dias, esto es,
cada año i poco mas de siete meses, se creerla que con
la misma regularidad deberíamos verlo proyectado so-
bre el Sol. Sin cmlíjirgo, no sucede asi a causa de la
pequeña inclinación de 'i~' 23' que tiene su órbita res-
pecto de la de la Tierra.
"Para no verme obligado a recurrir a una figura jeo-
jnétrica, voi a permitirme echar mano de un ejemplo sen-
cillo que espero será bastante claro para dar una idea
de la influencia que ejercen las inclinaciones de las ór-
bitas en la producción do los tránsitos. Figuraos jior
un momento que la lámpara que me alumbra represen-
te el Sol, i que dos de vosotros circuléis a su derredor
a distintas distancias i con diferentes velocidades, aun-
que en el mismo sentido. La cabeza de la persona A,
que describa el mayor < írculo, representará la Tierra;
i la cabeza de la persona B, mas inmed ata a la lámpa-
ra, será la representante de Venus. Si os imajinais, a-
demas, que las dos cabezas se hallan a la mi.sma altura
que la lámpara respecto del piso, i que sobro esto se
muevan ambas ]iorso¡ias, no hai duda (pío cuantas vccos
lia
KW^ IJX'STITVTO J%'^€IOJVai..
en oí curso (lo sus nu)\ iiniontos sopucuontrc lí entre la
Muipaní i A. ésta íiltiuia vont laoulicza <leJJ proyecta-
da sol)ro la liimpara.
"Pero su|)one<Í ahora que A se mueva, como antea,
en el ]>iso rio esta sala, al jiaso <]uo I> describa su curva
OH un plano lijorameutc inclinado, i para ma.vor oiari-
dad admitid <|Ufit>sto ]>lano oortocl del i)iso en la linea
(|uo nio uno con la lámpara, do tal manera que a mi
tlor(!('lia la órliila do \i quedo mas alta que el piso, i mas
linja a mi izqiiiorda.
■Jia tales condiciones, siempre que se verificase una
co>njnncion inferior de las dos cnliezas delante o detras
<lo! iuirar queocu])o, quiero decir, en los nodos o puntos
(h intersección tic las órbitas, Imbria un tránsito, puesto
qucGiitónccs tanto A como B se encontrarían en el piso
<lo la sala: poro si tonian lugar las conjunciones a mi
derecha, B se encontrarla mas alta que A, i en conso-
ouenciaesta última veria a aquella mas arriba de la lám-
para o proyectada fuei-a de ella. Una cosa análosra se
veriílcaria si las conjuncioiios tuviesen luL^ar a mi iz-
quierda, con la diferencia de que hallándose entóneos B
mas l)aja que A, ésta voria la cabeza de B proyectarse '
mas abajo de la luz.
■'Es, puos. condición indispensable quo las conjuncio-
nes so vori fiq non en las inmediaciones de los nodos pa-
ra quo pueda habei- un tráiisito: i por eso estos foiiómo-
nos solo acaecen respecto de Venus en los meses de
Junio i Dicicmi)re, que son las ó]wcas del año en que la
Tierra ]>apa por el plano de la órbita de aquel planeta.
"Ahora bien, como las conjunciones inferiores de Ve-
nus, se producen cada 584 dias, resulta quo cinco de es-
tos períodos equivalen a 2í)20 dias, los que divididos por
365 dan precisamente 8 años; lue<^o después do este
tiempo se verificarsi una conjunciou de Vénua estando
la Tiei-ra en el mismo punto que ocupaba 8 años ántos.
"Do estas consideraciones se infiere que después de
un tránsito de Venus, podremos esperar otro al cabo
de 8 años, i asi sueederia en efecto, al menos durante
mucho tiempo, si todos ellos acaeciesen proeiíiamonto
en los nodos de las órbitas, en cuyo caso veríamos siom-
])re el planeta pasar pnr el centro mismo del disco so-
lar; pero cuando solo se verificaM en las inmediaciones
de aquellos puntos, i vemos en consecuencia a Vónus
describir una cuerda mas o monos distante del centro
del Sol. podria suceder que al cabo do los 8 años no
fuese visi Ido su trán.sito desde la Tierra, a causa déla
separación ano-ular que en ese intórvalo hubiese adqui-
rido el ¡daneta respecto del plano, de la (u-bíta terres-
tre.
"I'^sta distancia ang-ular. llamada Iditud, varia óosa
do 20' on 8 años respecto do su valor al principio do
este ])eríndo, i se com))rondf, por tanto, que es posii)le en
virtud del cambio de latitud de A^ónus, quo su distancia
angular a la eclíptica llegue a ser mayor que el diámetro
aparente del Sol, cuyo valor os solo do unos 32'. En-
tonces proyectándose el planeta fiíora del limbo solar,
haría invisible su tránsito desde la Tierra.
"Las mismas reflexiones demuestran la imposibilidad
<lo que so ob.servcn tros tránsitos en el intórvalo de
le» años; porque el inciomonto de la latitud on eso
tiempo excede con mucho del diámetro aparente del
Sol. .Asi, pues, aun verificándose dos tránsitos con in-
tervalo de 8 años, debe trascurrir mas de un siglo para
que el cambio de latitud de Vénua pueda producir
nuevos tránsitos en las inmediaciones del otro nodo.
Este nuevo periodo es de 113 mas o menos 8 años, de
manera que trascurrirán 105 o 121 años para que vuel-
va a verificarse un nuevo tránsito observable.
"Réstame ahora esponeros cómo observando los efec-
tos do las paralajes de Vénns í del Sol, es posible deter-
minar el valoi' do esta última. Para no fatigar vuestra
atención con el cxiimon do una figura jcométrica voi a
recurrir a un ejemplo sencillo que exajcrando el fenó-
meno lo haga mas porcoptiblo.
"Siq)oncd como antes, que el globo trasparente de esta
lámpara represente el Sol, i que la pequeña bala que
tengo suspendida entre vosotros ¡ la lámpara haga las
vccs do Venus. .\ la verdad las dimensiones de estos
cuerpos i su distancia no están en armonía con las de
los a-tros que representan. Para colocarlos en las
condiciones de estos, i teniendo el globo do la lám-
para cosa do 0."' 16 de diámetro, seriai)rcciso que la
Í)ala solo tuviese el de poco mas de un milímetro i
que se situase a unos 12 metros de la luz; pero re-
pito que la deformidad d|. dimensiones no altera sus-
tancialmente el hecho que deseo esponeros, i tiene la
ventaja de hacerlo mas palpable.
"Colocándoos convenientemente, podréis ver todos
vosotros proyectada la bala sobro esta eslora luminosa,
como veríais a Venus sobre el disco del Sol; pero cada
persona lo observará en un punto diferente por efecto do
la paralaj"}, esto es, a causa del ángulo bajo el cual se
veria desdg la bala la distancia que media de un ob.ser-
vador^i otro. \o es necesario en verdad, para apre-
ciar este efecto, recurrir a dos observadores o quo uno
solo vario ,do posición: si os tomáis la molestia de notar
el Ingor aparente de la bala mir;íiidola i)rimero con
solo el ojo dereelio, í en seguida solo coi el izquierdo i
sin mover la cabeza, observareis también el cambio do
posición aparento que tiene la bala sobro la esfera lu-
minosa. Ija distancia de una a otra de vuestras pupi-
las podrii, puos, representar la que separa do.s estacio-
nes terrestres desde las cuales se observe el tránsito de
Venus.
"Si ahora hiciera yo subir o bajar la bala, podríais
observar sus tránsitos sobre el velador de la lámpara
j viíhulola describir una cuerda en el disco de este, cuer-
I da que podríais representaros por el hilo que sostiene"
i a la bala misma; i si hacéis la observación sncesivamen-
i lo con el ojo doreciio o con el izquierdo, veréis que el
¡ hilo so proyecta en diferentes situaciones respecto del
! centro del velador, i que por tanto las dos cuerdas ten-
1 drán distintos tamaños. La distancia entre estas posi-
ciónos aparofiies do las cuerdas, es pues, un efecto pro-
' ducido únicamonto por la paralaje relativa; i en consc-
; cuenciasi lográseimx medir la primera, vendríamos en
¡ conocimiento <lo la seiruiida.
I "La medida deesa distan^tia es la que constituye el
! objí'to inmediato de la observación dolos tránsitos, la
i cual coasiste en lo siiruí'mte: Dos o mas astrónomos,
; colocados en lugares distantes entre si, observando los
i momentos en «pie VéniH est:l en contacto cotí los bor-
! des del Sol, tanto en su ingreso o su entrada al disco,
i como en su egreso o salida de él. El tioiniio que para
! cada observador trascurro entro ambos instantes, sir-
I ve para hallar la lonjitud déla cuerda (i'.io puroeodes-
I críbir el planeta sobre el limbo solar, asi como la posi-
¡ cion quo tiene respecto del centro de este astro, lo-
do esto puede hacerse por comparación, pues el tiom-
\ po que omidoaria Vt'-nus en descriliir exactamente el
I di.ímetro .solar se calcula fácilmcnf; lior et conocimien-
i to ipio ya ae tiene adquirido de la duración de las re-
I voluciones planetarias, i por con.siguionte de la veloci-
: dad an'i:u!ar con que estos cuerpos describen una parte
I de ?sus' órbitas, tal como esria la ¡nterce|itada por el
! diámetro apáreme del Sol.
I "Conociendo asi el valor de dos cuerpos i sus posi-
ciones respecto del centro del limbo solar, os ya muí
fácil deducir la .listancia angular de una cuenla a o-
traj tal como pndria medirse desde la Tienw, si el pla-
neta hubiera dejado señoladassiis huellas n paren tes so-
bro el cuerpo dei Sol en las posiciones en íjwí se observa
desde dos estaciones terrestres.
"Esta distancia angular forma la base de un triángu.
JBJ> l^VSTITi TO .VJii'iqJVJlW..
111
lo cuyo v(''rticc opuesto está en Venus, i cuyos lados pro-
iniiu'íulos van a terminar sobre la Tierríi cu los dos lu-
gares ocupados por los olisorvadores. Todo esto se
coiiipreiidc fucllmente por medio del ejemplo material a
i|i!c antes he recurrido. La distancia de vuestros ojos
representa la que existe éntrelas dos estaciones, i cada
una de vuestras visuales, cortándose en el centro de la
l>ala, va a terminar en las dos posiciones aparentes del
liilo (]ue la sostiene.
'Venus será, pues, el véytice común de dos triángulos,
uno de los cuales tiene su liase en el Sol, siendo la del
litro la distanc'ia do los dos oliservadorcs terrestres,
listos triángulos son ^eInoiantcs i sus dimensiones ho-
nKilosfola-ir serán, por lo mismo, proporcionales. Por
(Oii-íjifuieníc, lii relación cpie exista entre las distancas
lie Venus a la Tierra i al Sol, existirá también entro la
distancia de las dos estaciones de la Tierra i la que se-
lnua a las dos eu^rd»' en el disco solar, valorizada aho-
ra en unidades líniíales como antes lo fué cu unidades
aiiu-wlai'es. ► . • _ ív
"I>a mencionada relación es conocida; porque una de
l:is leyes Kepler, la que establece ía proporcionalidad ;
éntrelos cubos de los ejes de las órbitas ]danetanas i i
los cuadrados de las duraciones de sus movimientos al i
rededor del Sol, detei-mina el valor relativo de las <lis-
taneias que, en el instante de su conjunción, tiene Venus
rc-pcto lie la Tii-rra i del Sol. Tomando por unidad |
la distancia del Sol ;i la Tierra, las de Venus estarán
rej.rosentadas por los números 0.7:'. o 0.27 ptóxiin»;
mente. , ' ,
••.Vsi, pues, la relación --%' seni la existcffte eligí |
lie la distancia lineal de los dos o!)servatorios i la a-
¡larente de las cnerdas en el di.<co solar; i como la pri-
mera es fácilmente fíaIcnlaMc. por medio de las poajcjo
ne-: jeoirráficas do auibas , canciones, se olitiene líoBáe
liieiro la segunda. * , -."
"1)0 esta manera hemos adquirido el conocimiento de
l'is dos elementos necesarios para la determinación de
la paralaje solar, que son: el valor de una ilistanc¡;i
lineal o sea una parta del diwo del S.d, i su aiii|ililiid
anirular o bien el ángulo bajo el cual la vemos desdi? la
Tierra. Entiuiees, aplicando el pnne pió do , que. en i-,
í'iialdad de distancias, los ángulos mui iieqU'ños son
¡iioporcioimles a las lineas interceptadas por sus lado-,
iiadíi seni mas l'ícil que deducir el valor--del :in!rnlo
bajo el cual ^■er¡anlos desde la Tierra ima tinga igual
:i su radio, poro situada en el Sol. o bi«S| ^sde el Sol, ,
la misma linea situada en la Tierra, estífeS'la puraTa- '
je del Sol según SU acciicioii astronómica.
•LTua vez o'otcniíla la ]iaralajes i puesto que nos es
conocido la lonjitud del radio terrc-ítre, el triángulo,
rectángulo de que hablamos al principio. nos |)ropor-
cionará la distancia del Sol al centro -de la Tierra, ob-
jeto linal del problema. '" ^
"Tnl es en sustancia el injenioso procedir^Lcnto inven-
tado por llalley para medir el elemento an<ru!ar sin el
riial no podríamos calcular las dimensiones de los i;spa-
(ios interplauetarios; ni las magnitudes de los a.stros
i]ue comiionen nuestro sistema solar.
"Kii el tránsito del planeta Venus que acabado vcri-
licaise. tuvimos ocas on de ensayar con mui buen éxito
el inji.-nioso procedimiento dcQuetelet. tan justamente
lecomondado ])or el Sr. Covarrubias. No hai du la que
¡lor sn medio se calvaron los muchos i graves inconve-
nientes que en las oliservacioncs solares, presenta sierii-
pre el uso directo de los telescopios. He aquí como lo
des<MÍIie el Sr. Covarrubias.
■'('oiusiste este procedimiento en servirse del ocular
1 leí telescopio como -íimjjjycador para procurarse una
iinájen real ¿el Sol en la i>arte esterior del tubo. Para
conseguirlo basta estraer un pí)co el ocular hasta (jne se
vean con claridad, al través de sus lentes, los hilos de
la reiiiMiin colorada en ei Pico del objetivo. Poniendo
3n seguida delante del ocular una hoja de papel o de
cartón, se pintarán en ella las imájenes del Sol i de los
hilos micrométricos del telescoqio.
"E! mecanismo que he adoptado para poner en prác-
tica este método de observación se comprenderá inme-
diatamente con el simple e.xámen de de la figura adjun-
ta, que representa las estreinidades ocular i objetiva del
telescojtio. Por medio de un anilló de latón so fijó a
eoSa de ü.^30 del ocular un bastidor mebílico sobro el
cual estalta estendida una hoja de cartón de unos
0.'"2á de diámetro i cuyo plano era perpendicular al
ejéoplico del instrumento. Este cartón, pintadoWftjgris
claro, tenia por objeto recibir las imáienes del »61,
de Venus i de los hilos del micrómetro, según se ve
en la figura.
/\
I ¡¡posición adoptada para o!)tener imájenes
^ esteriores a loa Jcleseopios.
"l.a intensidad j la prcci.sion ^de las imájenes varia
, con la cantidad ijue se hace salir d ocular, con el po-
*d4|f^ipste i con su (Jij^aneia a la lámina en que de-
ben aquellas |iintarse, por lo Qial es preciso arreglar-
lo Í9ÍP 'le antemano hasta conseguir que la del Sol se
dibtije con la intensidad i con la magjritud que sede-
sean para que, quedando terminada con la major pre-
cisión, no tenga sin «mbargo un"hrillo tal que lastime
la vista. liüs medios que he hallado mas eficaces para
obtener la posición mas conveniente del ocular i de la
hoja de cartón, consiste en examinar en diversas situa-
ciones la claridad, limpieza i finura con que se pintan
lo^ bordes i las mancha.-i del Sol, asi como los hilos mi-
crométricos del telescopio. Siempre la estraccion del
oeidar es snnmmcnte pequeña, no excediendo por loje-
neral /le una fracción de milimetro.
•'EstudiaiLdo con algunos dias de anfícipacion todas
estas circunstancias, conseguimos obtener la iimijen del
Sol de nno.s 0."'12 de diámetro, resultando mui bien
terminada, i perfectamente finas i claras las de los hi-
los micrométricos del telescopio. Con esa dimensión
del limbo solar, la imájen de Venus quedaría represen-
tada por ini pequeño circulo negro de 0.'" dO-l de diá-
metro próxiummente. ''
"Para evitar que los rayos directos del Sol cayesen
sobre la lámina de cartón, colocamos otra hoja do la
li
£,'#. IJ\\%TfTVTO J\*JiCIOJ\\í¡M.
misma suslaiiciu i'erca del olijotivD, Iuk'Íí'ikIoIc! ¡üof do
una A^jortiira circular para a<.Ia()tarla al tiiho liel-vins-
truinento. De esta ninncra la |iriiiiora lámina solo fccir
l)ia la iuiájcu del Sol, formada por los rayos que p:i*iit al
través del telesoo])io, sin qiicdai|^terada su liiii| ii/a
por la luz directa cuya iutcinjidad, ])or otra ]«ii'te, lialuia
fatiiíosa paia la vista apesar del lijero color^i^ del
teodolito astroníimico. C"mo pudiciou o'oscrvarlo todas
las personas cpio nos honraron con -su presencia en es-
te naciente oliservatoriíy.^
Tuvimos el disf^ustodo nó liaber ppdidOvoUservar los
primeros contados, pprqiic el cieJo estaba cubierto d(;
I mibcs; jicro taiybicn tuvinujs la sa.tisfaccioíJ de observar
(jacios sew.undoft contactos i^raoj csterno. se vcrilii'u-
... , , .. .^, ^ -. .^ i^^— ., - ■•-
culo, pi litado %!u el cartón i tcrniinado-jior uii bordo < ron prcíísaniente cu tos ticn^dl astronúmitos que I
biamos deducido p<M" el cálculo. ■*:
M. Delambre calculó que este tránsito se verificari:
en Paris, el (5 del corriente, u las 4 lí. 2ó.'" 44"-. de l;i
tarde. ' »». _,
El Sr. Covarrubias calculó que este tránsito se verii".
c luia en Méjico a las í) li. 40 m. de la maiíaua.
En flnatemala. soy;un lo anunciamos en este |)eriú<l¡
^o, el tránsito dcluó conicnzíiJEjíulas 7 '\ i)'^ minuíos (l(
^a mañana* que ipor desfrracía nopuUinios olisci-.nr; i (•:
último contacto dcbia tenei- lu<>;a-rft las i! i ! 1 luiínid)-
dc la tarde, couiQ cn^cfectose vcñíí^) con t \;i;¡;!r,.l ma
J^mática. .! o¿*^ . - "^ "\
•Nunca he tenido mas que motivos para aplaudir-
me liv ajlo])cion de este métod(r que no solo pdvuil"-
tc nua- fibservaciou cnn-.oda, precisa i sin rüt'"" ''■■
^a vista, sino que a la vez tp ¡iropia paiíi
rias pfn'sonas iiuedan <|l^T;var al taísimo ii>
j-cdodor de un^niisnio fwes^^jio" ijconi) arar cu v-;;-
sccueiH'ia. los rcs(fl1:idos d^?fll respectivas apreciucio-
Tics, ya sea".quoefic tr: t' de consignar las i;oi-ast!<^ jjaso
derSol porífts liüfljs en las o|iei-a<'ifUies couí'm^^s.^ijñ 'a
astrononiia'firádiea^^dejií. eji cHcion de nií'di;':"is
cronu'triras. ya fiíialninnfTO'f' In ol-r-ryacioi
chas de la atiinV!;-,-:! i-í.hii'. -".''vl
ventaja no ni:-! i>- i'n; orí: : i dv aiunVular en
cierta manera d |',n(¡( ¡- (i ■ ¡^io-v.pe^
la ))rodu(cio!i <ic^ratJÍles ííii;í;ci:(_>a uij^gs el di:íi
])uede dárselos por";;.es!o jiioci^'diifiLiftp-T.o imiíl mas *>
límites que el i!e In iii;iyc.^--¿ iiM'fior»iiitei,si(lííd i j:'l'<g-
de la precisión con que <ieyij(gíj^(!blin!M*e las iniájcr.í?»
iiiisniáp. So coMrpi^mle j()l»4Ínto que el límite cüi^ji'
intensidad i!Ucd(Mnejar:-e niuclio sustnixendo l;i íjfpien
de la luz dii'usa? j^.i^<4Íe la precis¡i:!i -ii\ i/'r;;!"-!- de l«':n-
l.ires pei-íe*tnmen¿lfeonstri!Ídos.
■iU¿('ias m;;i¡-
lili |ieipieii.i i(
:niisol.S(-rv;u-
!• acal.n <lo v
^'t'iiiis ésf á ele
vui'lfji f'omr) Iva
iu:« ñafia.
DiciemBrc I;'. — El plancti^ Yénus fluc se separó del
Sol el dia G del coriSgnte a las'S j llyááinulos do la tar-
" amatíÉlina alas 5 i 40 luinulus
en dia ii-á saliendo mas temprami
de. f a'ió hoi coj¡^ est^el
do la mañana; "rSMia er
Jjasljjj^las tres i -laedia de la mpñaua iquellojiará a su
^najw elon<racioiT. El disco del'planet* visto coiniii le-
fle.«-«i#pi»), presenta la jjarma delur.a UHova, jior estar, co-
nM> la luna, al princij)io de su cuarto h-eciente.
I);cicm!v,-c i5. -Iloi^salió el < onicta a Lis 9 i
^5 m'nutos de la noehe., f;ln.'icít'(i c síá ; i nv -
lio ín-adbs al sur del trópico- de Capricornio, i su
iQfifci^ er^ i20*^3o'cle ascencioü lerta, i 31 ' tle
l<c''nlá6n austral. La cola del cereta pasa'prr-
:-s nie|l^ filtre las''cstreií^.'j*Asiiii.;f:sk^ i Tm-eis
.}i;. ¡;LJN'aV(> t!e Ai-'l^o, es d<;dr. «utre ^palo nía
Vor 1 l'ldfc'IÉíi*-''^^ ''' na\'(;. prdviiijhO a salir de cs;i
consteiriann" para peiietra!»en la *jiarLe' jneridioiial
del Can niiivor, iiotiMe.por'ía Qsti'c.í i ^irtf). qu'-
es la mas. bailante del ciejfH ^e ve."piit,s. que el
cometa se relPra casi en lín'^ fecta^ pues |Jesde. c 1
2 de OctuDr<irf|ue comeni.ijnos a-rtlji^S^rlo no
h\ canil)ti^lo'd(í í+freccií-tn. movi''ñJc5l9& ¿le
'1' NorJ.lstea Sudoeste \
ÉieinpFC
CuGst'.onr>s jpronuest.as' y
ocraíía, ;).ira diría solm
'santcs (i:- Li
<! néni'.To m
>n •'s:;e- que en eL<<'Si)acio de
i S il tilia V ;z ní-^os q 1 : las
^■■iiii '"" '■ '■^. 'i'' ■ liiiwir^t», voii I -I
m iilos tuvimos ia yatist'accioitdeeníayir
•'•.\i!ii el procediinieuti) íle jfr. (Juetelí-!
I'iire! Sr. Covnrrii' ' ' . í ' ■ '■ •íjenes del .-«n \ i;fi \
uda V(':iiis s(.' i)in, ' Men i'ui'ra ¡id 1e:e'
pin. i l:i oliserviK i' , lo se correspoiHMi'i |
.ed.aiiienlc coii ]a ¡w >t- ::aria al miínio li(i;,|i. :
' ; \ i ijCfo; que sa'í^an de Gua-
. iiiui^ii vr.ui in:o. pi> ■ejemplo. par,i dar la \uel-
.1 al mundo, ciminaniia uno hacia ti 0rícnte i
otro hácía^el Occidente^on pjvso ií,nial. . aF\;olver
¡os dos al lua.'tr de donS^ Calieron, , el pfímeKO
coi.tíirá lunes i el scíjundo sábado, es decir, el
lino ha'rá ganado i el otro perdido un dia.^
P(M-i<>(n<-ii^<-(iicuiI(> a In (iifij>iOH-4U^ hi íü^^: •
rriü.iCAOn li'ifinj.A piioTKrcioN ih::. .^oi: .
I'lü-SII.KNTK ni; I, A Rlíl'iJlIl.lCA ni
l'undailor i lülitor, SíiHtos Tonino. "^*í|i
]\i .n. ?*.
Infliieiirin Ae lii 1nJ)tnicrioi\ |>riinarin en Ion
coístiimbvt's, en la» moral ¡uíblica, «-iríla In-
dustria i en <-l «Icsarroüo jcit^rid de la |.'roi>»
pcM-idad d<' los luscltlns, por M. L. i (;. V. A-
iniiná1(-s:ui.
VIII.
li.
. wto 0!i lo que íiuíooodo lo que la íuHlriK'oinii
priiiiaii:» mas cloinciitiif lia<"C -.en favor doUjioinhro pri-
vado. YonlBos ali-M-a lo (¡ifo li.ioo oii favor' dckciinlada-
110. ru favor d(4 iióiíihii* )iúl)lieo.. j '.. ' ^
Antes (le todo, tví liaro i]iic si la'fírstrnftioa.'iiK-ioí'n
al lioinliro [irlVíado en lo iiiíitorial {"^rftlo'j^pfcntl. dolió
iiioior taiiiliinn ftl lioinbro ]T(d)lico. poVojiio lo.s dos rio
¡oniuin iiins quo una .'^ola entidnd, Por(TCítaa« una
ol)si^rvi\cioii"qne liai'Oiuos do ^a.«p, pnos no ^s oso ol ]inn-
todi- vista l)aioolcnal (pioroiiioí! considerar la ciiosrion.
Saldamos ¡leí lioo-ar doméslieo. de! taller, donde heinos
periiiaueeido hasta aliura; i iieiietremos en el foro* iiajo-
inos a la plaza pít!>lioa. para yer(^iñUirjo que allí ejoree
el conocimiento de la leelnra i eseritura* ■
La instrucción primaria oí? -eT úrdco medio de ceirar
• abismo de revoluciones en que la Aiuériea se pier-
,'. Las ropúl)liea.s americanas Imsndas en la i.irnoran-
(•i;i están cinjontadas en temp(í¿tades. La^inistrueeion
pública es un elemento de órdcn."iiiia í^aiaiitia de esl«-
liilidad: una prenda se<rura d« acierto.
]j03 gobicrno.s están tan penetrados de esta verdad.
ut- en casi todas las constituciones han impnestp- Ta
iiieacion píddica como una obliscacion del Estndí). la
cualidad no sai>0!tIéor i 0¡%iMf»i
sitos osencinios \tAfa sor ciud-
fiMS iiv.isos
las ulhv Uel wi
va, <-o))io ol á<
o|i!Mii'r la menor i'osistoncia a su sopl
L;i iuiclijcncia osla causa que di
;ic!'i(iiic-: |i(ir (^H-itriiieiii' -,';■■
)i,(|(.- C-; (>1 i-íjínedio mas ( -;
\ 11'. i'll qiie'es instruido .
]iHiytft.j(# ha ímpiiesio do Uh\:\~
ceso, R) laíla conforme a doFoclio
Iiro¿raiijjM i maniliestos d<> los ii;ii
que tionlría justicia i la lüiertiid \>i
r^s \iArí^ sor ciudadano.
¡i-J^ *" volubles o i
ulhvUel 4¿i:*Jff primor cliarlalun
leiito alborota (;! ooAno.
iií;otistantc.- couh
poH(ieí> Ins siildc
lie (0$ iii?|q
¥'^'
m nnes
(lio li;i
E.scusndo nos ijaifco advertir ipi
los intlividjios^n'j<'ii''i"i'l i n" '^^
particiilaiv SaliiíffTos (|U0 li;i¡ |i(';'-oii:is c.^! ;-.,i;,j.;:;;! - i¡m-
aún cuando jio.sean mía vasl;; ln ■:; ur.¡i>)i. uoi- miiM-
baslardafr o ruines intorescs !¡:iccii '/i'ici^ :■;:■ 'le ii -;iii-
\tri-o de sus «oiíciiidadano.s, 'Sioiii¡>i-c i; .i,-
qiuy<l6pecülen solirc Iüs i'ovolnci!!;:'': , 'W-
ciosñí'que especulan snt(!-e los íiic'ikíÍh-.
rascas, sobre ol hambre, .sobre la nüioitc ¡; .;.
Afortuj^adamonto. existo u.u arbitiño ¡kmm-m.i, pMj'a
Mlesbaratar =" ■ T-lnv"^ >■ !''-'l:ii'los, para tiriün.-arle-
l;i uiiisc:ir" i. Eslc ariji'rio es la
pronsn. ' ^ <,^
IjR premiaos un ¡>nie!i(|ii" a uondc todos los que están
doBcontentos con el orden existente tiono^ que bajar.
quieran d no ciulernn. para hacer pi;cvíilecer sus opinio-
nes i conquistarse prosélitoá.^, ^Xios sostenedores del i'i'--
t"inen opuesto, dueño.s^del pomr. se ven en la necesidad
f di.'fondcrse en el níisnio terreno, ^no quieren perder
114
ISfc IJVSTITV/TO J\*JtltOJ\»^I..
su posición. Los bandos políticos, ántos de Hogar a las
luunos, se Iiaccn la guerra a fuerza de escritos, como los
hóroe? de Homero, antes de lucliar cuerpo a cuerpo, se
cor.ibatiau con discursos.
En esa contienda estrepitosa, d,Qnde no se emplean
otras armas que la pluma, solo triunfan la verdad i la
razón. Las nulidades quedan descubiertas, las pasio-
nes mezquinas, «e manifiestan en toda su fealdad, el
lalso patriotismo no puedo disfrazarse por mas que quie-
ra. Las contradicciones i las réplicas hacen nacer la
luz, como el choipie de las piedras hace brotar las chis-
pas. ■
, J.a.s consecuencms do osa discusión previa, en que' se
ventilan los principios i las obras de cada uno^ -son
altamente provechosas a la sociedad. Mediante la cla-
ridad que olla arroja, el pueblo se aparta con dosaiíra-
uo de los sofi-stas que pretenden cstraviarle. do los in-
trigantes que procuran medrar a su costa, do loa fac-
ciosos que no viven contontos sino on medio de las oji-
taciones i el niotin, de loshiDmbres de buena fó queso
lian dejado alucinar por quimeras, de los gobernantes
que abusan do su poder. . ' '
La simple circunstanciare saber lóer i Escribir basta
para producir estos efectos. t.
Es cierto que los escritos perniciosos corromperán a
algunos; pero también os cierto qué lo» escritos donde
se sostengan los buenos priáoipios mantendrán- a la 111%»
yonaenol cumpliinionto do su.<í .deberos. Una nació»*
no se subleva coii engaños i mentiras cuando hai m^ios
de mostrarle la yerdati. /
El que sabe leer eonoce los antocedontes .lo los íiom-
br&v que influyen en" el pgis, las idoa?,^ueKítípr(*Se»tan,
las acciones que han ejocátado. i puede 'felcular IdShno
serán por lo que han sido. ^ * . .' ^
El que. sabfe 'leer no sigue laíí banderaiB derprim.-r
caudillo que se levanta, ni marcha a pelear sin saber
a dónde ni contra quida.
El que sabe l(Ser no aCude al primer grito que se lan-
za en la plaza públip para tomar parte en una^asonada
cuya causa ignora i fcuyas consecuoncias salmí utas tarde
quiza en un patibulo.""
El que sabe k'er tiene on sus manos cuanto puede
desear paiía decidirse con acierto eutrt '
que se di.sputan el imperio de la sociedad.'
El modo mas fácil de evitar las revoluciones futuras
os enscriar las primeras letras a los niños, ol modo mas
sencijlo de terminar las revoluciones prespntos es hacer
lo mismo con los adultos que no las han aprondido»
Los haltitantos do un país no se lanzan ou una empresa
descabellada cuando os fácil liacor llotrar
voz de la razón.
opiniones
sus ojdos la
Los ciudadanos de una nación no se arrojan locaiiicn-
te en una aventura peligrosa en pos do algún iigfensato,
cuando se los p^do demostrar de antemano oiie las pro-
babilidades son 'íid versas.— Ponsar lo contrario seria de-
sesperar de la humaííidad. .^ >
Enseñad a todofí la cartilla i dtid cerapleta libertad
de imprenta, i no tomáis a las revoluciones, ijorqiie las
revoluciones no .vendrán. Nadie- locurrirá Qntórícos a
la fuerza brutát porque habrá una via monos poligrasa
para hacer triunfar las ideas. Nadie escuchará entón-
eos las palabras dolos ajitadoros áe oficio, de los dema-
gogos de profesión, poní no ''astañj evidenciar los pro-
yectos que abrigan para que todos les vuelvan las es-
paldas.
El cáncer que devora a la América es la falta do ins-
trucción. Todas las revoluciones a mano armada que
nos despedazan suponen la ignorancia de los que atacan
o la ignorancia de los que resisten. Los trastornos po-
líticos hacen bambalear nuestras instituciones, como los
terremotos desploman nuestras ciudades, a causa del
embrutecimiento de las masa».
Los caudillos levantan con una facilidad admirable "*-' dos 1
numoro.sos ejercí tos, jiorque las pol)lacionos donde los
roclutan les ofrecen iná<]uinas que obedecen al i)rimer
impulso que so les da, mas bien que sores humanos do-
tados de voluntad que obran en virtud de sus propias
convicciones. Tenemos la certidumbre de que muciios
de esos individuos que se hacen matar eptro nosotros
defendiendo una mala causa son dcsirraciailos mas dig-
nos do compasión (¡ue de odio, porque no salwn lo que
hacen. Podría asegurar.se que la niavor parte de los
l)elijerantes, escoptuando por supuesto a los que enca-
bezan el movimiento, son instrumentos pasivos que o-
bran a impulsos do ostrañas snjéstionos. El encarniza-
miento con que combaten manifiesta simplemente su bra-
vura; la facilidad con que so pasan do un>art¡do a otro
atestigua la falta de convicción de que haiilíimos.
La instrucción popular es -el único medio de hacer
cesar una situación tan lamcrtfalje.
Los americanos solo dejarán de mantenerse sin qué ni
para qué cuando hayan pasado todos por la escuela. La
ilustración pondrá termino a esas guerras fratricidas
que han causado nuestra ruina en el info-ior i aiuestro
descrédito en el esterior. Los institutores primarios
están destinados a ostirpar oso mal que laido ves repre-
sivas, lejos do provenir, no han hecho sino^inpeorar.
Sí nos equivocamos on osta,sj)rovisíorrúíí, tendremos al
menos la disculpa do haber sitio indurídr^ al error por
el espectáculo (I4I0 que está siftcdiciulo en uno de los
pueblos mas owRrtzaflos.
Jjtó Estado.s^nidos, donde la instrucción i la liber-
tad ffan llegado al mas alto graáí> de desarrollo, viven
f on medio de la paz i Itjt tranquilidad. La instrucción i
la libertad han salvado a los yankcesdeese menstruo
llamado guerra civil, que como el Minotanrq de la fá-
im\a devora jenoracion tras jenoracion.
Los americanos del sud verán, como, los americanos
del norte, florecer el urden i la quietud en sn suelo cuan-
do adopten un procedimiento análogo. El dia en que
todos, hasta los artesanos mas humildes, sepan leer para
enterar.se de las disposiciones del gobierno i do las
opiniones de los partidos, estani cerrada la era de las
rovoluciqjios Las cuestiones se re.solverán entóneos en
^a prensa a fuerza de articulo.s. no á balazos en los cam-
,. posado batalla: cort-erán oleadas de tinta. i)ero no cor-
rerá sangre.' La prensa llegará a .sen on ese caso ol
foro de lo.s, romanos sin los pfeligros fionsiguiontos a la
aglomeración de la multitud.
La ínstrncH^ion |irimaria os la piedra aneular do una
república, como la ignorancia es la baso de las monar-
quías absolutas.
En los gobiernos representativos cada ciudadano es
elector i elojfble. Nadie puede desempeñar dignamente
los deberos de tales si no ha sido para olio debidamen-
te prepara«lo. Ixi instrucción es ol signo (piodeiio dís- '
Jinguir a In.s.miombi-ns del oslado, como ol.imutismo os
'oí slurno que ffístingfie a los miembros de la iglesia. >
El voto <piCr-cada elector deposita en la lirna influye
sobre la suerte del que lo echa, la suerte de sus con-
ciwladanos. la suerte de la patria, la snorto de lasje-
neracionos presentes, la suerte do las jcneíacionos ve-
nideras. La importancia de ese acto en que van com-
prometidos intereses tan serio-i axijoen el que lo ejerce
una capacidad bastante desarrollalla para poderlos a-
preciar. ' v.
La ropúldíca es el gobierno de todos para todos: por
consecuoncia todos deben ser instruidos para que todo.-;
•puedan gobernar.
So ha comi)arado siempre la nación con una nave,
¿cómo queréis que osa nave marche inenr «i .Jos pilotos
encargados de diríjirla no saiien la maniobra?
La constitución asecrura a los chilenos la admisión
a todos los empleos i funciones púlilicas. Para que o.sa
promesa no sea una solemne mentira, os preciso que to-
chílenos posean cuando itK-nos la lectura i oscrí-
r.I. MJl'STITfTO J\^JIC10JV*at..
tura. Desde el presidente de la república hatsta el íil-
tiino alcalde de barrio, no hai en esa basta jerarquía
nin<run mandatario que no necesite saber firmarse. Si
deseáis pues que los empleos no sean un monopolio, es
preciso que la instrucción no sea un privilejio de las
clases acomodadas, sino que so derrame sin restricción
al^íuna por todo el ámbito del territorio.
Las ventajas de la instrucción en la esfera de la polí-
tica son tan grandes,, tan manifiestas qucfan sido pon-
deíadas hasta la exajeracion, liasta la mas estraña fal-
sedad. Alííuhos autores han ido hasta sostener, por
un deslumbramiento del entusiasmo, que la instrucción
leneralizada hará inútil la existencia de un gobierno en
a sociedad.
■¿Puede existir, decia íHitintamente en la Prfuse Emi-
lio (Jirardin, un estado sin' constituciones epcrilas, sin
leyes positivas, sin penas coi-porales?
".Afirmo que sí.
••;,Se pre<runta cómo?
■ Respondo: dando a cada uno i a todo» la iastruccion
sin la cual el lioml)re no os esencialmente sino un niño
o un ilota.
•Que el liombre aprenda todo lo que deba saber, i
las penas corporales, l:u» leyes positivas, las constitu-
ciones escritas, todo lo que compone en fin el nVlimen
de hi arbitrariedad, todo lo que pone la ra/on indivi-
dual en tutela pública, no tendnín entonces motivos ni
jtn'tostos para existir. '
■.Mr. Giiizot ha dicho: El trahain ex vn frnjo. Lo
que Mr. Giiizot ha diílio del traliajo, lo diíjo yo de la
instrucción, pero con mas verdad, |)orque el freno que
sirvo para contener, sirve también para dirijir. Si la
instrucción es el freno del hombre, el freno es la instruc-
ción del caliallo.
"El hombre que sabe todo lo que ha podido aprender,
el hombre que ha aprendido todo lo que debe sabor, lle-
va consi<ro mismo su freno i no tiene necesidad de nin-
giin otro; eso es lo que domrtstr;ir;í el porvenir."
(Continnorá).
I.IBKO !>!;. I^E€^TI Ilí A.
De (iun.hEiiMo D. Sw.^x, '
3íoJ!fico()a por rl Director del TnsÜtiifn Nnnonnl de \
Guafi'imiht. parn ii»i de Jnx eftruelax j
dr la líepWíra. \
(Continúa.) i
LECCIÓN IX. !
Descuipciox de las plantas (Botánica.) '
Los hombros han llamado Bofátiica a la ciencia ,
tiue trata de la naturaleza de las plantas. Por es- j
to se llaman botánicos los conocedores de los ve- ;
jétales. Una qran parte del mundo ignora los i
nombres de las plantas, pues no fijan en ello la 1-
atencion; pero los aficionados que han empleado i
su tiempo desde la infancia en aprenderlas, en la
edad viril los repiten con mucho placer.
Todas las plantas se dividen en seis clases i ca-
da clase se nombra conforme al lugar de 'ui cre-
cimiento.
Son alpinas, monteses, de sombrío, de campiñas \
0 llamiras, acuátieas i parásitas.
Las aJgninas^on aquellas clases que solo se en-
cuentran en las mas altas montañas.
Las manieses son las que crecen en los montes
que tienen un suelo seco i están espuestas a los
rayos del Sol.
Las plantas de sombrío son aquellas c¡ue se lia-
Ilan dentro de los grandes bosques i que no pue-
den sufrir los ra)'os del Sol, porque perecen cuan-
do se les trasplanta de esos lugares.
De llanura o pratenses las que nacen en bajas
i estériles o secas planicies.
Aaiáticas son las plantas que vi\en en panta-
nos, lugares húmedos ¡.en el agua.
Parásitas son las que no tienen fijas sus raices
en la tierra i se hallan en las ramas o en otras
partes de otros árboles El moho i el musgo son
unas plantas parásitas, lo mismo que el muérda-
go i otros.
Las seis clases de planías.espresadas, solo vi-
ven en los lugares de que proceden : si trasplanto
una planta de llanura a un lugar de som'''>río, no
progresará i si pongo un lirio acuático en un jar-
din seco morirá.
La luz produce un efecto curioso en las plantas.
las hojas de ios árboles inclinan siempre, su parte
esterna, hacia el punto áv. donde vi<.'ne la luz.
Se sabe que el árbol rosa o g(íráneo colorado,
en una maceta en la ventana, inclina sus hojas ha-
cia el paraje por donde \iene la hiz.
Si fii(!ra posible que vivieran sin luz las plantas,
éstas no conserVarian su color: las cok;s i papas, i
otras varias, arrojadas en sótanos oscuros, suelen
retoñar; i sus hojas, en lugar de ser verdes son de
un blanco deHcado. Se han visto plantas (i los
boniatos) cuando retoñan en los sótanos» crecer en
tallos blancos i delgados, de algunas varas de lar-
gó en bu.sca de luz, i cerca de la puerta empiezan
a colorearce, i cuando llegan a recibir la luz se po-
nen conpletamene verdes.
Ademas de la división de las plantas por el
lugar en que nacen, hai que notar otra clasifi-
cación, en que se tiene en cuenta su naturaleza:
bajo este aspecto son leñosas o Jierbáccas.
Leñosas son las plantas compuestas de tallos
de que se hace madera o leña: así los arboles,
arbustos, sarmientos, zarzas, son leñosas i no se
destruyen por el invierno en los paises en que
este es sensible.
Herbáceas son las plantas cuyos tallos no son
compue.stos de leña, sino de una materia vejetal
suave, que por lo regular perecen anualmente, co-
mo las papas, los tulipanes, amarantos, i casi to-
das las clases de yerbas.
Las plantas se dividen también en tres clases:
anuales, bienales i perennes.
Amtales son las plantas que solo viven un año,
i como nacen en la primavera i mueren en el oto-
ño se reproducen por raíces i ramas. Otras plan-
tas, por ser necesario tener que sembrarse de se-
milla todos los años, también se llaman anuales.
— Como los cohombros, pepinos, melones, chícha-
ros i frijoles.
Wtí
iJt. t^iYSriTtJTO .\:i/'iff,r%:ji.
Jite>t(i/rs son las plantas de dos años: éstas se
producen en un verano en que echan flores, frutos
1 semillas; mueren en el siguiente verano, como
las chirivias, coles i otras.
Se llaman perennes las plantas que \¡\en mu
chos años, i sus raíces son permanentes: «islas
contmúan floreciendo, fructificando i dando si-
mientes anuales.
La parte superior de muchas plantas pertunn,
se muere todos los años, pero conserva vivas las
raíces, como los tulipanes i dalias. Otras no mue-
ren pero dejan caer sus hojas; de estos hai muchas
especies de árboles, arbustos i zarzas
Puede conocerse la edad de un árbol si se cor-
ta su tronco i s<- cuentan las capas del corte: cada
capa es un año i así cada año es re[)rc-sentado por
un anillo.
Los árboles no tienen solo el troj)co íormatlo de
materia sólida: está llena d(> una sustancia suave
o líquida que se W^vm-s. J7100 o savia: todos los po-
ros del árbol están llenos de una sustancia que
constituyen su vida. Hay plantas que tienen t:n-
teramente huecos sus vastagos semejantes a los
tubos de las pipas (cachimbas) como la cicuta i o-
tras muchas plantas.
También se di\idcn las plantas en iudijenas \
ex'iticas.
Son imííjínas t(-)das las que s(í prodnren en la
misma comarca en que se encuentran.
Son exúíüas las que si bien se encuentran vn u-
na tierra, han sido traídas del estranjero.
La parte que sujeta al vejeta] a*la tierra se lla-
ma raíz.
Las raices Ji trosas son las que se dividen en
muchas i delgadas ramificaciones, como las de las
yerbas.
Raices fibrogas.
Las raíces ra?nosas son las divididas en varias
partes que se parecen a las ramas esteriores, pe-
ro van en sentido inverso.
Llámanse tuberosas las que tienen forma de hu-
so, i son largas i gruesas en el centro acal)ando
abajo en i)unt;i, como la del nal)o.
líaiecs tnlioro.-a;^ del Nal
Las bulbosas son por lo reí
mo las de los lirios, las cebo!L.wM.u..e^. ujs aios
1 los jacintos. Se han hecho otras clasificaciones
de las raices, pero esta es la
n-domlas, co-
; comunes, los ajo^i
mas común.
Raices bulbosas del Lirio.
El tronco de una planta es aquella parte que
brota por encima de las raíces que lo unen a la
tierra: es el cuerpo del vegetal, el tallo o cañón
de la planta.
Del tronco salen las ramas i estas sostienen
les hojas, las flores i frutos. En el invierno des-
I aparecen las hojas, pero las yemas conservan su
estado perfecto: tanto las de hojas como las flo-
rales, aunque mui pequeños. Unas yemas pro-
ducen solamente flores, otras hojas: Ihs últim as
EL. IJySTITUTO JVJiClOJWlI,.
son puntiagudas ¡ delgadas: i redondas i gruesas
las que producen flores (botones.)
Si se corta una yema o botón en dos partes i
se examina el interior de cada ima de ellas con
el auxilio de un vidrio de aumento, se verán to-
das las partes de una flor; i si se hace lo mismo
con una yema o brote de las que se convierten
en hojas, se verán las pequeñas hojas dobladas i
plci^'^adas en un capullo.
Algunos árboles conservan, aun en los países
fríos, sus hojas durante el invierno: se llaman
cDcrffvcnis, sicmprn<crdcs. El laurel, acebo i el
box son sicinprari-dcs.
( üontinnara)
Zíí»ro.s? He has not many moro, jío /vVí/e murliofi mas. —
One hat more, ?m sombrero mas. — A fe\v honks more,
ah/inins libros mas-.
ELEMENTO.S
Para uso di' los alumnos dtl Li.sUtufo Nacional
(if Guatemala.
PRIMER CURSO. -^
(Continíin.)
F I TT K E> TH I^KSS O X.
VOÍWIJULARY.
.Moro. í«o.«. — Romo moro, any more; tnas, un poco mas
<le. — A fow inoi'c. algunos mas, algunas mas; unos jiofos
OTífv. uvas pocas inns; w«os mantos mas, unas cvmdas
mas. Rjoniplo>i:
Sonto more wine, mas vino. — Some more soup, mas so-
pa .—'r'^nma movc monoy, mas dinero. — A fcw more bu t-
tons. algunos l)o'ones mas. — A fow moro spoons, acunas
furharas mas. — llave yon any more wiue'/Tiene Ud.
mas viiyp. I liave sonie more' winc, tengo ma^ vino. — I
liavc some more, /ejifjfo mas.— Has lie any more soup?
Timé ('/ mas nopa? — He has some more, tiene mas. — Has
she any more tnonoy? Time rila mas dinero?— í^he has
some more, tiea- 9?w.9.— Have 1 any more books? Ten-
ij" yo mas libros? Yon havo some inoro. Ud. tiene mas.
No more, not any more; no (v) mus. — I liave no more
bread, no tengo mas pan.— lie has no more steel, él no
tiene mas acero.— She has no more wino, eUa no tiene
vías yino.-líaxe I any more liutter? Tengo yo mas man-
it-quilla? Yon have no more, Ud. no tiene r/io«.-We havo
:io more, nosotros no tenemos mas. — Has the lawvoi- anv
more pepper? Tiene el ahogado mas pimienta? Ñ^o, ¿ir.
he ha.s no more, no, Señor no tiene mas.
Not mueh more, no (v) imwho mas, no (v) mucha mas.
-Not niany moro, no (v) mmhos mas, no (v) muchas I
Have yon mueh more cloth? Tiene Ud. mwlio mas ¡
paño? I have not mucli more, no tongo mucho mas. — Has |
the bov manv more books? Tiene el muchacho muchos I
líroom, escoba.
Bird, pájaro.
Nosc, nariz.
Ear, oreja.
Tongue, lengua,
Pocket-book, cartera.
Cravat, corvata.
Ship, buque, navio.
Boat, l>ote.
Nut, nuez.
Head, cabez¡\.
Wife, esjMsa.
Arní, brazo.
Plum, ciruela.
EXERCISES.
I.
Havo wo no more of tliat jrood ooftVe? Wo have no
more. — Slie has no more needles.—Slio has no more. —
He has not many more. — Has she many moro pins? Slie
has not many more. — One knife more. — One good kniíe
moro. — A fow books moro. —Have yon a few birds mo-
re? I liave Ijut onc more. — Havo I a fow brooms more?
Yon have bnt a few moro.-Í^Ve havo a few more. —
Tliey liave a few more. — Have we any more vinegar?
We havo some more.- Has your friend any more mo
ney? He lias no mor(>. — Has she any more (lowors? She
has some more — Havo yon any more tea? We have no
more ten. bnt we have some moro ooffoe.
II.
Tiene mas sal el americano? No tiene nuis sal. pero
tiene mas mantequilla. — Tiene este hombre mas escobas?
No tiene mas escobas, pero tiene mas alfileres.— Tiene
este mucliacho mas pájaros? No tiene mas. — Tienen
sus hermanos mas libros? No tienen mas. — Tiene el jo-
ven mas amisros? No tiene mas. — l^ione el ciiino mas té?
No tiene mas. — Tiene su esposa de Ud. mas ciruelas?
Si, tiene mas. — Tiene él muchas mas corbatas? No
tiene mnclias mas. — Tiene esta mujer mucha mas leche?
No tiene muclia mas leche, pero tiene mnchisima iiuis
mantequilla. — Tienen los chinos muchos mas caballo-?
No tienen muchos mas.
ni.
('oxvEUS.\TiON A.— Has tlio American any niorohats'.^
— Has not the Hungarian nny moro birds?— What iiio
re lias this young man.'' — Have I a little moro monoy?
Have yon not a little more money? — Have yon aii\
more wine? — Have you mueh more bread:'' — Tías lio c-
nougli sugar? — Havo we nol onongli friends? — Havo
yon mueh more papor? — Have we many more glasés?
— Has my son one more penknife? — llave our neigh-
bors one more gardeii? — Has our friond one more uni-
brella? — Have the Spaniards any more books?— Has
the tailor any more buttons? — Has your carpenter any
more nails?
lY.
CoNVERSATiON. B — Havo you any rice.' — Have you
not enough rice.' — Havo you many more gloves? Have
you not many more gloves?- — Has the Kussian any
other sliip.' — Has not the Russian any other ship? Has
he any other child? — Has he not any other child!^ How
many friends have you? — Has mV sister too mueh bread?
Has not my sister too mueh bread? — Has he mueh mo-
ney?— Has he not inuch money? — Have we the garde:i<
which they have.' — -Have vou anv more líonev?-— How
Mlt. i.'VSTUTr'A'it JWiiiiKWli,
inany applos has your sistcr?— Is your aunt. rich? — Is
iiot yoiir aiint rielí? — fs tliis yoiiiür Indy agrooaltlo?
\ .
('<íN-VKn.SATiON* C— llave yon a larf^c atlas?— Is tiíat
atlas large?- -Is not that atlas largo?— lias this geiitle-
man any thing good?- Has not this gcntloniau aiiy tliing
g-ood? — Is any hody iii my rooni:''— Is not any tmdyiu
niy room? — Has tlic carpentcr a grcat deal oV nails?—
Has not thc carpentcr a íjood doal of Avood? — Has tlio
captain a great many sliips?— Has not tlio eaptaia a
fjrcat many ships? — ITavc our neighboi-s a good many
dogs? — Havc not our nciglibors a good many dogs?
S! XT K E X Til I^ESSOIV.
YOCAnri.ARY.
As nnicli, tonto, tantit.
As many, tantos, tontos
iVs mueii . . .as, tanto . . .c
. . . as. (anloH. . .
Aanlaii. ...como.
Obs. — El comparativo de igualdad se espresa en in-
glés por medio de as . . .iis, cuando la frase es afirmati-
va; i por so. . . .as, cniUiflo es negativa. Si la lVa.se es
al mismo tiempo negativa 6 interrogativa, se hace uso
de av. . . .ns. Kjcmplos:
As mucli soap as water, tanto Jabotí como aijim.
As many birds as children, tantos pájaros como niños'
We have not so much milk as vine, nosotros no tent-
mos tanta ¡eche como viii".
.She has not so nianv books as jions. e!/a no tiene tan-
tos libros como ^timus.
Has she not as many pins as you? No lit-ne fHn hm!.;-:
alfileres como Ud.'l
Have we not as nnich milk as winc? No tenemos no-
sotros tanta leche eonm vino?
queso como ))an? Tienen mas do este que de aquel. —
Tengo yo tanto dinero como Ud? Ud. tiene tanto di-
nero como yo, — Tiene Ud. tantos liliros como yo? Hi,
¡"'eñor, yo tengo tantos libros como Ud? Tienen los fran-
ceses tantos barcos como nosotros? No, Señor, no tie-
nen tantos barcos como Uds.— Tiene Ud. tantos altilo-
rescomo mis hermanas. — No, Señor, yo no tengo tantos
alfileres como sus hermanas de Ud.— Tiene Ud. tanto
vino del suyo como del mió? Tengo tanto vino del de
í Ud. como (iel mió.
111.
CoxvKRSATioN. A.— Ilavc you as much coíTee as tea?
— llave you not as much cotice as tea? — Have thesc
mcn as much chcese as buttery — llave not thesc men as
nnich chee.ee as bntter? — Has this young lady as many
liowers as pear.s?— Has not this young lady as many
ílowers as pears? — Have tlicse ladios as maiiy rings as
broastjiin.c? — Have not thesc men a» many horses as
dogs?— How many roses has that woman?— Have my
sons as ninny rosas as tulips^ — llave not my daughters
as numy tuíips as roses?— Where are your" neighViors?
IV.
Convkrsatio.n B.— How many arms has this poor
man?— Havc you a pair of pistols?— Has niy friend a-
notlier horse? Has not my friend another horse? — How
many umbrellas has the American? — Has your brothcr
many sit^tcrs? Has not your brotlier many sistcr?? — Is
this l)ook very useful;-' Is not this book vory nseful.'' —
Has your sorvaní a bag? — Has not your servanta bag?
— Has your brother-in-law a good horse?— Has not
your l)rothcr-in-law a good horse? — How many boots
has tiio shoemaker? — Has the baker much bread?-Has
imt the baker nutcli l)read?
Male-cousin, -primo.
Fcmale-cousin, prima.
Man-servant, criado.
Maid-servant. criada.
Jían-cook, cocinero.
Womancook, cocinera.
Beauty, liermosura.
Hay, lieno.
Tree, árbol.
Fistol, pistola.
Ass, donkcv. burro.
Obs.— En los Estados Unidos de Norte AmiM-ica se
considera impropio el uso de la palabra «.ss, en nido se
habla con señoras; dober.-í. pues, emplearse la voz don-
l'cy para significar el burro.
CoNVEiiSATiON C— Have you enongh bntter?— Have
you notenough butter? — Is your butterfly beautuful? —
Is not your butterfly fine? — Have you a good baker?
— llave you not a good bakor?-Who has a silk bonnet?
—Are you very bu.sy? — Are you not very busy? — Is
youi- bench very large!'' — Is not your Iwnch very large?
— lías the l)ook.seller many books? Has notthebook-
sollor many books?— Has this oíd woman many sons?
— lias not this oíd wonKin many sons? — Is tliis be<M'
good? — Is not this beer good?— Has this woman good
biscnits?— Has not this woman srood bi.scuitsy
EXERCISES.
(Continnará.)
As much as I.— As much as yon.— As much as he. —
As much as slic — As much as we.— As much asthey. —
John has as nnicli butter as I. — John has not so' mu-
ch butter as 1. — Have you as much coffe as tea? 1
have as much of the oue 'as of the othcr. -How many
children have our friends.^ They have many; they have
ten. — Has your únele a daughter. Ilclias'two. — llave
they as much cheese as butter? They have as much of
the one as of the other. — Has this man as many friends
as enemies? He has as many of thesc as of those. —
Hiive we as many shoes as breastpins? We have as ma-
ny of the one |as |of the other.
II.
Tiene Ud. tantos fusiles como yo? Sí Señor, tengo
fusiles cómo Ud? Tienen nuestros vecinos tanto
I. A I¡\FA]\1IA 1>KI...^II \l>0.
INTRODUCCIÓN A LA HISTORIA UXIVERSAL.
Escrita para los niño.:', por F. (üodd.
(Continúa.)
XXII.
Mrro.s acerca he la tieiíra i del ho.mbiíe.
Crianse que las trombas marinas eran gigantes o ser-
pientes que se estendian desdo el mar hasta el cielo: que
el arco-iris, o sea ese semicírculo do variados colores
que vemos en el cielo, era un demonio viviente que ba-
i jaba a beber cuando Uovia, o mas bellamente, que era
EL, IJ\*STITirTO J\*^C10J\*JtW..
119
la c.-ealcra o |)uciitc por donde los ángeles llevaban al
Paiaiso las almas de los bienaventurados, o el arco de
Dios puesto en las nubes, como decian los indios, los
judíos i los finlandeses: las nubes eran vacas conducidas
por los hijos de la mañana a pastar en los azules cam-
pos del cielo: las mareas eran los latidos del corazón
del Océano: los terremotos eran producidos por el mo-
vimiento de las tortngas debajo de la tierra: el relám-
pago era la lengua ahorquillada del demonio de las
temjiostades, i el trueno su bramido: los volcanes eran
las mansiones de enfurecidos demonios que arrojaban
desde ellas piedras encendidas.
El sentimiento de lo maravilloso es tan poderoso en
el Iioiiil)re que la creencia en gigantes, en pigmeos i en
hadas liié mui fácil adquirirla, pero ha sido muí difícil
desíuraigarla.
Decíase que los huesos de las grandes b(;stias que ya
no existen, habían pertenecido agigantes cuyas huellas
(|ue(l:iion impresas sobre las piedras de las cuevas, esas
huellas no son en realidad otra cosa que un efecto de la
acciuii de las aguas Las grandes piedras sueltas híi-
liiaii sido desprendidas de las rocas por los gigantes, i
arrojadas a sus enemigos en combate. Los cuentos rc-
lati\i>s a esos j>cqueños hombres que vivieron un tiempo
en lluropa, i cuyos descendientes existen en Laponia.
(iiú (irigen a la cmmcia enouanos. Las flechas de pe-
dernal de la Edad de Piedra habían sido usadas por
li»ses|)iiitus que habitaban en los bosque* í en los^luga-
re.>! escabrosos, mientras que las hachas de piedra i)uli-
nicntadas eran piedras de rayos o Meinifns.
No tenemos aquí estension suficiente para manifestar
como se formaron otras especies de mitos, tales como
se rtileren a la cola callosa del oso, al pecho colorado
del petii'ojo, al pico r<?torcído del pico gordo i al tem-
blor (|ue ajita las hojas del ¡llamo: ni como nacieron los
cuentos dií hadas que refieren las nodrizas, í que los
niñds escuchan con incansable atención. Debemos alian-
dona r el reino nmravílloso de la fantasía para ir a lo
menos admirable tierra de los hechos, hacia donde la
ciencia nos est;í impeliendo siempre. No, no veremos
sinit mas maravillas, las fantnsias vienen de los hechos,
no ios lieclios de las Inntasias.
XXII^
IniíAR DEI. HOMnPvE ACK.RnA DEI. ALMA.
líemo-j dicho que cuando el hombre vio la naturaleza
en movimiento -creyi'» que todo tenia vida, que un espí-
ritu inovia la hoja, In nube i la bestia. Las palabras
n :)s revelarán ahora cual fué (on el transcurso del tiempo
la vida que el homlire se formó del espíritu. La diferen-
cia entre un hombre vivo i uno:ft||erto es la siguiente:
e! vivo respira i se mueve; el ni'iorto ha cesado de i'espi*
rar i se halla inmóvil. La palalira eapWttn significa
(iJicnlo: i en las lenguas madres del mun<lo la palabra
ei|uivalentc a alma o espíriln signilica itJwntn o vietdo.
Se cree con preferencia que el alma del hombre es una
es|iecie de vapor osombr.a, que cuando se inquieta pro-
linee enfermedades a aquel. Los salvajes creen que el
(-pirita puede abandonar el cuerpo mientras este duer-
me, i cualesquiera que sean sus sueños los juzgan tan
verdaderos como si pasasen en realidad cuando está des-
jiierto. Si en Tuedio de ellos ve un amigo muerto crie
(|ne este hu venido a verle, o que su espíritu ha ido a
visitar a aquel, i tiene mucho cuidado en no despertar a
los que duermen por temor de que el alma huya del
«uerpo. I no solo creen que el alma puedo entrari salir
en el cuerpo, sino que también creen que el demonio
puede penetrar en él por medio del aliento, i quo el acto
de bostezar i de estornudar anuncian su proxiinWlad. A
los que esto hacian se les dirijia una invocación ¡jara
presorvnrlo del mal, i de olio tenemos nii ro'^to cu la
costumbre de decir: '-Dios te ampare," cuando alguno
estornuda.
Segim una antigua leyenda judia, esta costumbre data
desde Jacob. Los rabinos refieren que antes que este
viniesen los hombres estornudaban solo una vez con
tanta fuerza que el choque los mataba. Esta leí fué a-
bolida a súplicas de Jacob, bajo condición de que en
todas las naciones el estornudo fuese siempre santifica-
do con estas palabras: "Dios te ampare."
Decíase que cuando el alma estaba mucho tiempo fue-
ra del cuerpo, este se enfermaba, i para que aquella re-
tornase se acudía a la intercesión de sacerdotes o de
l)rnjos.
Todas estas ideas, jwr absurdas que parezcan, han
existido entre los hombres mucho tiempo después do
haber salido del estado salvaje, i aun existen do hecho
en nosotros aunque se halle oculta su primera significa-
ción, tales son :||ks ospresiones en que hablando de \\n
hombre decimos "está fuera de si," "volvió en sí," etc.
Si el cuerpo había sufrido la pérdida de algún miembro,
el alma quedaba también mutilada, i la, creencia de que
ella necesitaba abandonar aquel, todas las cosas que
aquí había usado, nos esplicará la costumbi-e do matar
. la esposa i esclavos del difunto para que le siguiesen.
colocando así mismo a su lado sus vestidos, armas i a-
dornos para que u.sase estos objetos on otro mundo. Ha-
ce muchos años que on Europa.#\íuido moriu un sóida
i do. su cal)allo era conducido al entierro ¡ después fusi-
lado i enterrado junto con él.
Mirándose el hombre rodeado de espíritus que exis
tian on todas las cosas, i que tenian poder bastante para
hacer el bien o el mal, consideraba en todas sus acciones
lo que pudiera ser agradables o desagradable para ellos.
No .solo miraban las enfermedades como la obra fre-
cuente de los demonios, sinO(]ue, A su temor, llenaban
las .sombras deespectrosque.se levantaban de las tiun-
bas. aballando a su puerta, sentándose en su casa, to
candóles el hombro i rompiendo el silencio con sus sil-
bidos.
XXIV.
Creen'cia di:
Deseando preservarse de estos malévolos huéspedes.
el hombre había ocurrido a los encantamientos, a la
magia i a otras diferentes supercherías: i de ellas se
valieron aquellos que, mas astutos, negociaban con Ux
temores de los dos débiles i cobardes haciendo alarle
de su poder para dominar o conjurar los espíritus cou
el uso de ciertas fórmulas. Unos se dedicaban a la .Me
dicina, otros a hacer caer la lluvia en los tiempos de
i sequía, otros eran brujos, conjuradores o hechiceros, a
! b«wdando todos en todas partes. Aun se encuentran
v^tKt-e nosotros, bajo otros nombres, personas que creen
* - tipénftvíir en el mundo invisible, i saber de lo deseíj-.uvi-
ilo Tnas de loque es permitido a los hombres.
Esta creencia en las artes nuígicas tan lirnienicnte
arraigada en las tribus mas atrasadas de la humanidad,
solo hace doscientos años que desapireció de los jiuclilos
civilizíldos, i aun existe en los lugares retirados, entre lo ■
necios e ignorantes, dispuestos siempre a considerar
como milagro todo lo que no pueden comprender. Asi
creció el terrilfle arte de la Hechicei'ia que ha llevado a
la hoguera nnpv. millown de personas. Segnn él debe
mos creer en el Diablo, que por .ser enemigo de Dios
i del hombre era considerado el autor de todos los ma-
les del mundo, males que aplicaba por si mismo o por
medio de sus agentes. Se aseguraba quo algunas per
sonas se habian vendido a él mediante la promesa di'
que vivirían en la abundancia i de que tendrían podei
para atormentara los hombres, mujeres, niños i bc-stia-^.
Si alguno sentía estrnños dolores, si experimentaba una
120
^fc IJ^STITUTO J%*^CMOJ\*^r.
triste pérdida, era debido a la obra impía de los hechi-
ceros. Ellos eran los que causaban las asoladoras tem-
pestades, la ruina de las cosechas, la muerte repentina
de los ganados: i si algún individuo desfallccia enfer-
mo,^ era porque algún viejo hechicero le habia hecho
»nat de q/o, o habia formado de 61 nna imagen de cera
1 puéstola al fuego para que languideciese a medida que
esta se derretía. Las desgraciadas criaturas que se de-
dicaron a esta profesión i que así estaban en contacto
con el Diablo, fueron después tenazmente perseguidas,
buscándose sus principales propagandistas, entre infeli-
ces mujeres. Tener la cara arrugada, el labio cubierto
de vellos, ser vizca, ser regañona, tener la voz chillona
o vivir sola, eran pruebas suficientes para condenar a
esas pobres victimas a una tortura tan cruel, que la
muerte era para ollas un apetecido bien.
fContítniarú.)
C3^ra.m.^tioa infaintil
PARA LOS NIÑOS AMERICANOS,
POR LUÍS F. MANTILLA.
Profesor de la Lengua i Lita-atura Española en la
Universidad de Nueva- York.
(Continíia.)
SEG\^NDA PARTE.
III.
LECCIÓN V.
Pronombres.
Se dividen en personales, ciemo?¿rativos, posesi-
vos, i relativos.
Pei'sonales son los que se ponen en lugar de
nombres de personas o de cosas que hacen el
oficio de personas. Son tres, yo, tú, él en singu-
lar, i nosotros, vosotros, ellos en plural.
Cambian de forma en muchas ocasiones, pues
nunca decimos, por ejemplo; se burló de yo, de tú,
sino se burló de mi, de ti; dio a yo, a tic, sino me
dio, te dio. Del mismo modo se dice mejor le
dio, que dio a él, les amenazó, que ameuazó a ellos.
Se dice pues de mi, de ti, en vez á^yo, de tú.
a mi, a ti " a yo, a tu,
por mi, pm- ti, " por yo, por tú,
me, te, que vale como a o para mi, para tí.
Decimos en castellano co7imigo, contigo, cortsigo,
en vez con mi, cofi ti, co7i si.
Protiombres demostrativos son aquellos con que
señalamos las personas o las cosas. Son tres:
este, ese, aqtiel, cuyas variaciones en femenino i
plural son estos, esos, aquellos, estas, esas, aquellas. — ■
Este, indica la persona o cosa mas cerca del que
habla; ese, la que está mas cerca de aquel con
quien se habla, i aquel la que está remota del que
habla, i del que escucha.
Esto, eso, aquello que se emplea solo para se-
ñalar las cosas, i viene a ser un sustantivo que se
aplica a todas ellas i nunca a las personas, v. g.
esto es biccm, puedo decir refiriéndome a un plato,
eso se llama dique, es decir aquel objeto, aquello
está cayendo, podemos decir de un objeto, cuyo
nombre no conocemos o hemos olvidado.
Nos servimos algunas veces de esto para in-
dicar lo que se va a decir, i otras para recordar
lo dicho, V. g. 7He dijo esto: venga mañana, es ne-
cesario estudiar, esto te lo he dicho muchas veces.
Las terminaciones esto, eso, aquello, se llaman
neutros por que no son ni masculinos ni femeni-
nos.
Pronombres posesivos son los que significan per-
tenencia de alguna cosa o persona, i son:
MASCULINO.
Singular
Plural.
mió.
,
mios.
tuyo.
SU)0.
nuestro
tuyos,
suyos,
nuestros.
vuestro.
FEFENINO.
\uestros.
Singidar
Plural.
mia.
mias.
tuya,
suya,
nuestra.
tujas,
suyas,
nuestras.
vuestra.
vuestras.
Mío, tuyo, suyo, pierden la última sílaba en
el singular i en el plural en las dos terminaciones
masculina i femenina^cuando preceden al sustan-
tivo, i la conservan cuando se ponen después, v. g.
antepuesto, mi padre, tu desgracia, su hacienda,
mis padres, tus desgracias, sus haciendas, pospues-
tos, padre níio, desgracia tuya, hacienda s?íya, pa-
dres mios, desgracias tuyas, haciciulas, suyas.
IjOS pn-onombres relativos son que, cual, quien,
cttyo, i siempre se refieren a alguna persona o
cosa de que ya se ha hablado.
Todos, menos cuyo, no tienen terminación
femenina. Todos, menos que tienen plural mas-
culino. Vuyo lo tiene también femenino.
Con cual i quien se forman los compuestos
cualquier o cualquici'a, quienquier, qitiefiquicj-a.
"Cada siglo i cada nación tiene ciertos vi-
cios característicos que prevalecen casi univer-
salmente, que se ostentan sin empacho, i que
aun los hombres mas ríjidos o toleran o cen-
suran con tibieza. Las generaciones sucesivas
cambian de modas en la moral, como en muebles
i vestidos. Se patronizan otras flaquezas, i se ha-
bla con acritud de la depravación de los antepa-
sados, fío es esto todo. La posteridad obra como
obraba el dictador romano para castigar un mo-
tín militar: escoje un reo para que pague por to-
ni. IJYSTITVTO JV^CIOJV^I..
121
dos, i todos quedan absueltos, i solo aquel casti-
gado. En la ocasión de que vamos hablando, Ma-
chiavelli fué la víctima designada, sobre la cual
debia recaer la execración que toda su genera-
ción merecía." — José Joaquín de Mora.)
LECCIÓN VI.
AIX. UNAS TERMINACIOXES.
Hai terminaciones que tienen una signfíica-
cion especial, v. g.: dad,eza, iira, indican cualidad,
por ejemplo: caridad, belleza, hermosura.
oza [
ud
nra
dad
\ Cualidad
ancia 1
belleza
salud
hermosura
caridad
abundancia
anza |
Oficia !
templanza
benevoleucia
í procedencia o
no X el puesto de
( naturaleza
aldeano
(castellano
venezolano
..¡
franc¿'S
in.fflés
\ colección de muchos
, individuos o cosas de
i la misma especie
armada
cal)al<jrada
torada
vacada
^ ° 1 empleos o diarnidades
papado
obispado
ato-j
priorato
canonicato i
I el goljM} dado con ar- bolazo
i mas instrumento u o- codazo
i tra cosa flechnzo
t latigazo
f terminocion de apelli- Rodríguez, lujo de
í dos. que significa tanto Rodrigo, Lope de
7 -\ como iiijo del nombre López, Fernandez,
I i|ue precede de Fernando. .San-
L chez. de Hnnclio
I' reunión de todos los cristianismo"
ismo-' fl"*^P^'''^*?"*?í'<^"^"'ií' i"<^- judaismo
j ligion. secta u opinión catolicismo
t filosofismo
i dentista
ista -' 1^''°""^ "^1"^ sigue una violinista
profcríion o secta
)30-' a
bundancia
ateísta
positivista
plumoso
pedregoso
sustancioso
(Cont'im
I^ECCCIOIVES
De Aritmética decimal práctica i razonada, escri-
tas en francés por L. Bomballct i traducidas
por Pedro Delcon Y., alumno maestro
del Instituto Isacional.
(Continúa.)
Se cuenta por billones, trillones &, como se ha
contado por unidades simples, millares, i millones;
es decir, se colocan delante de las palabras billón,
trillon, &., los nombres de los novecientos noven-
ta i nueve mil novecientos noventa i nueve pri-
meros números.
23 De lo que precede se deducen los dos prin-
cipios siguientes: ^
1 . ° Diez unidades de un urden cualquiera
forman una unidad del úrdcr inmediato.
Así. Diez unidades simples hacen una decena;
diez decenas una centena; diez centenas un millar;
diez millares, una decena de millar; diez decenas
de millar una centena de millar &.
2. ° Una unidad de un orden cualquiera vale
diez unidades del orden inmediato inferior.
Así. Lina centena de millar, vale diez decenas
de millar; una decena de millar vale diez unida-
des de millar; una unidad de millar vale diez
centenas simples; una centena diez decenas; una
decena diez unidades.
De donde resulta el porqué a nuestro sistema
de numeración se le ha llamado sistema decimal.
24 El cuadro siguiente que representa las di-
ferentes clases de unidades i los tres órdenes de
que cada una se compone, aclarará mas lo que se
ha dicho sobre la numeración hablada.
PRIMERA CLASE.
Clase de las ) Unidades Unidades de primer orden
unidades v Decenas Unidades de segundo orden
simples. ) Centenas Unidades de tercer orden
SEGUNDA CLASE.
"j Millares. Unidades do cuarto orden
Clase de los | Decenas de
\ millar Unidades de quinto orden
millarse. | Centenas
J de millar Unidades de sesto orden.
TERCERA CLASE.
] Millones. Unidades de sf^timo orden
(/lase de los ) Decenas de
¡- millón Unidades de octavo orden
millones. | Centenas
J de millón Unidades de noveno orden
CUARTA CLASE.
] Millares de
i millón. Unidades de décimo orden
Clase de los | Decenas de
I millar do
millares de ¡- millón. Unidades de undócimo orden
I Centenas
millón I de millar
I de millón. Lenidades de duodécimo órdeii
122
EI^ IJVSTITUTO JV^CIOjy^t^.
Se ve por esto, qne para espresar todos esos
números solo se hace uso de una pequeña canti-
dad de palabras. En efecto, no ha habido mas
que añadir á los nombres de los nueve primeros
números los de unidad, decena, centena, millar,
millón, billón, &.
E inmediatamente se nota, ademas que para
escribirlos solo se necesita de diez caracteres
llamados cifras»
SEGUNDO CUESTIONARIO.
14. ¿Qué os mimoracion? ^:Cuántas clases do niimora-
cion liai? 15 Qué es numeración hablada?— 16 ¿Cómo
se forman los primeros números? — Cuáles son sus nom-
bres?—17 ¿Por qué no se les ha dado nombres particu-
lares a cada uno de los números? ¿Qué os una decena?
¿Cómo se formanbs decenas? 18 ¿Qué nombre tienen?
Cómo se represcmSln los números comprendidos entre
dos decenas consecutivas? Cómo se enuncian los núme-
ros comprendidos entre diez i diez i siete; entre setenta
i setenta i siete; entre noventa i noventa i siete?-19 ¿Qué
es una centena?— ¿Cómo se forman las centenas?— ¿Có-
mo se les llama? — ¿Cuántas decenas i cuántas unidades
contiene una centena'^- ¿Cómo se obtienen los números
comprendidos entre dos centenas consecutivas?— ¿A qué
orden pertenecen las decenas i las unidades sim'ples?-
20 ¿Qué es un millar?— Cómo se forman los millares?-
¿K qué cla<e pertenecen Jos millares? ¿De cuántos ór-
denes se componen los millares?— ¿Cómo se espresan
todos los números comprendidos entre dos millares con-
secutivos? ¿Qué es un millón?— ¿Cuántos miles tiene un
millón?— ¿Qué clase forman los millones?— ¿De cuán-
tos órdenes se compone la clase de los millones?— ¿Cuá-
les son esos órdenes?— 22 Diga lo que sepa acerca de
los billones, trillones, etc., etc. 2.-5 ¿Una unidad de un
orden cualquiera, cuántas unidades del orden inmedia-
to inferior contiene? ¿Una unidad de un orden supe-
rior, ^cuántas unidades do un orden inferior la forman?
¿Forniqué se le ha llamado sistema decimal a nuestro
sistema de numeración?— 24 Hacer conocer las dife-
rentes clases de unidades i los órdenes de qne cada
clase se compone, empezando porcias] unidades simples
DE L^]i^ORAL.
Por Valero Pujol, catedrático ih filosofía moral e hUto-
na de lujdosofia del Imlítnto Nacional.
INTRODUCCIÓN.
(Continúa.)
PÁRRAFO VII.
Deberes del hombre para con sun semejantea.
Si cu la humanidad y en la sociedad política todos
oumphmos un fin ó debemos cumplirlo, es necesario que
nos prestemos mutuo apoyo y que al hacer respetar los
derechos que constituyen nuestra personalidad, sepamos
respetar el derecho ageno haciendo de ello un deber
ineludible: sena un egoísmo deleznable y una pretensión
absui-da que sblicitaramos el concurso ao-eno para nues-
tro bien y no lo presáramos á su vez á nuestra nI•('.)imo^
el iiombre debe pues al hoin!)i-o on cualquior po-^icimí do
la vida respeto y cooperación: no ha de impedir que
otro prosiga el camino de su destino, y debo ausiliarle
en cuanto alcance y pueda: lo mismo que rcquiririamos
de otro liombre, tenemos que hacer en su lienoficio lle-
gado el caso. Para determinar un principio riguroso
que presida nuestra conducta, los filósofos mas antiguos
establecieron esta regla: "no hagas á otro lo que no
quieras que hicieren contigo." Puesto que exijimos jus-
ticia, no la neguemos al tratarse del derecho do nuestros
semejantes; puesto que queremos sor amados, amemos, é
invoquemos las inspiraciones de la caridad si pretende-
mos recibir de los domas, bienes que nos protejan y que
nos empujen liácia nuestro destino. El do))er no solo
obliga á respetar las facultades, la vida, los intereses
legítimos, el honor y las condiciones y medios necesarios
al desarrollo de otro hombr3, sino q"ue nos impone su
defensa contra quien intentara poner obstáculos ó causar
daños.
Debemos ante todo á nuestro prójimo, sinceridad en
las relaciones que existieran, buena fé, propósitos hon-
rados, espresion de la verdad qne por nada ha de des-
viarse ni desnaturalizarse:' todo fin que nos proponga-
mos ha de ser conquistado por medios dignos. La vida
do nuestros semejantes os sagrada como Ío es la nuestra
para ellos: en ningún caso la recta razón consiente á la
existencia del hombre, mas que cuando sea el único
recurso para salvar la nuestra ó la de aquellos á quienes
mas inmediatamente estamos obligados: las ofensas que
nos infirieren no bastan á absolver una ostrema violen-
cia: los hombres ligados por vínculos, ó las sociedades
gobernadas por leyes, tendrán manera do refrenarlas
injustas agresiones: dará cada uno el dereciio Je juz-
gar on^causa propia equivaldría á ensalzar la venganza.
Lo incompleto de torios los sistemas para determinar
exactas reparaciones, ha engendrado desde los tiempos
mas remotos el hábito contraproducente del duelo, la
lucha entro el ofendido y el ofensor, qne en realidad
nada repara ni enmienda: desconfiando de la justicia do
los hombres, se pensó que otra justicia haria pagar la
ofensa ó el daño moral producido: solo qne en lo antiguo
las contiendas eran entre tribu y tribu ó entre familia y
familia; sin orden ni concierto al principio; organizadas
y anunciadas después. En los siglos modernos el duelo
ha sido personal: de él resulta en la mitad de los casos
un nuevo mal para el agraviado, y la vanidad del agre-
sor que cree justificada su infamia por el éxito de una
riña. El duelo no prueba mas qne valor, y lo que el
agravio necesita es reparación, y lo que la humanidad
exijo es justicia. La ¡labilidad en. el uso de las armas
seria un modo para que se absuelvan todas las malda-
des. El oalumniadoi'. el ofensor en cualquier grado, es
tan criminal y mas después do un com))ate en que ha
vencido, como antes deél; el ofendido, con la victoria no
conquista ni un átomo mas de razón: la dignidad, la
honra, la verdad, están por encima de la casualidad que
puedo determinar una lucha; no se apoyan en el acoro
ni en una bala bien dirijida. El duelo es prueba de
barbarie y de ignorancia: de los argumentos que pue-
den aducirse en su fiívor solo hay uno es))licable, y es
qfic inspira miedo á los jxirvorsos y puede contenerles
en muchos casos; poro cu camiiio la inmoralidad que
atribuye algún carácter al duelo depara medios al infa-
mo para que mediante un lance so abra ])aso en una
sociedad de que es indigno: un calumniador que asesina
suele adquirir prestigio si el asesinato se cometió con
las formalidades del desafio. Lo (]uo debía manchar mas,
purifica ante una parte de la opinión: tal es la moral
del duelo. La jjona de muerte por otra porte, que la
sociedad apenas se atreve á csplicar contra los crimina-
les mas empedernidos, se inflige en en desafio, quizá por
algunas palabras sin importancia, por una disputa sin
ínteres y sin resultados.
Coiiio nos (lobo sorcarn la vida do niiostros semojnn-
Mi. I^YSTJTITO aVff'#/>.tM/..
i iVi
tes. nos imijortan, su reputación, sus intereses, su libcr-
tail: adomnsílo las obligaciones ensimismas, asociase
el consiflorar que nosotros carecemos de garantías y de
respetos desde el momento en que no los tuviere nues-
tro prójimo, porque su doreclio rs igual al nuestro y no
nos abriga otra justicia que la justicia que ¡i él le am-
para. Kl hombre no se liaria feliz solo con sus propios
goces: el sentimiento que se universali/.a al mismo com-
l)as que la razón, no alcanza una dicha completa cuando
no le rodea la felicidad agena: es pues un bien en si mis-
mo y que á la rez reliuye en nuestro bien, el jirocurar la
mayor suma de dichas á nuestros .semejantes. Pero el
beneticio que hiciéremos, aunque dé para nosotros salu-
dables lesultiidos, no hade tener por móvil masque la
caridad: de otra manera se desvirtúa y pierde su efica-
cia monil. En la escala del bien obrar, debemos \)vc-
ferirlas mas inmediatas afecciones, pues al correspon-
der al fin humano se llénala satisfacción de la gratitud
por aquellas afecciones engendradas.
Cualquiera que fuere el esfuerzo del hombre para
con los denms.y aunque fuese .solicitado por un minuto
de absoluta dedicación al bien agcno, ha de presidir la
razón toilos los acti.spara concretar á la que sea justo
cada uno de los pasos; sin la medida rncional no lial)ria
elei'cion en los beneficios, ni ta-^a para ])oneral abrigo
del osceso la propia personalidad,
ha antigua India, aquel ])noblo tan consagrado :i la
vida moral, ipie ))or elladosalendia muchas de las cosas
pr;iclicas de la existencia, dio consejos que serán una
enseñanza de toda la historia: en su filosofía, impone el
amor como un deber, la gratitud como una espresion
de honor: la hospitalidad es una obligación que no pue-
de «ludirse: no puede negarse la deuda aunque no haya
prr.f'ba. y si cii])iese vacilación ó duda de que c.\ista.
el ilciülnc presunto ha de ])agar: el ultraje no cxiuf
vciiLtii:/;!. iii lámala fé puede destruir una virlnd s('>li-
(i;i: !i;iriM •.iliirde de riijueza, de >)osicion ó de farento
arguye iiajeza de corazón y espíritu degradado: el or-
gullti es signo de inferioridad mors^l: no es digno de
ser liispensado el que wo sabe dispensar los ágenos de-
foctos, ni digno de estimación el que no quiere ser coi--
regido de sus errores: la injusticia es nmla porque dá
mas de lo que corresponde á uno, y es peor porque dis-
minuye el derecho de otro ó de muchos hombres: el
ignorante os el mas j)obre: no hay que liar en la her-
mosura, en la fuerza, ni en las iñquezas: todo puede
desajjarccor como niebla disipada por los rayos del sol:
solo las buenas acciones sobreviven á las vicisitudes po-
sibles: la vanidad indica un ciíneer en el alma y soi- -
bras en el espíritu: el liombre de verdadero valer y de
])ositivos sentimientos, ama :í la humanidad y dedicán-
dola todos sus e-fuerzos, se queda solo con lo suyo; igual
!il homWre caritativo que ilá lo que le , «obra.
>[as universal que el brahmanismo. Sócrates parece
íieumulnr todos los tesoros morales de la antigua cien-
cia, y los enriquece con las investigaciones de su pode-
roso y magnánimo espíritu: debemos tender, dice, á re-
producir la verdad de la naturaleza en las prácticas de
la vida: agitemos la inteligencia para despertar el .«en-
1 ido moral: la ol>ligacion mas apremiante es conocernos
;í nosotros mismos, convencernos de nuestras facultades
y asociarlas á cuanto trabaja y crece; dominemeslos
malos impulsos y advirtamos á nuestro prójimo los ma-
los caminos que siguiera; la pedantería y la presunción
enmascaran nuestra personalidad; rechacémoslas como
indignas del hombre grave: si queremos que nuestro es-
jiirítu no halle ol3stáculos ])nra elevarse á la verdad,
para conquistarse un mérito ]jor sus obras, sepamos re-
conocer el mismo derecho en nuestros semejantes: la
intolerancia acusa malignidad é ignorancia: malignidad
por el deseo de oprimir: ignorancia porque evita las
altas luchas intelectuales: si se pretende atraer el mun-
do á un camino, procúrese sa))er mas, (Icuiostnir mejor,
y el mundo al cabo aceptará las solucione»; mas justas:
la intolerancia es la fuerza usurpando el reinado del
derecho; sufrir hi, esclaviiud es degradante: imponerla
es espantosamente infame; hacer distinción ile naturale-
za entre los hombres, es necio, y suele ser criminal por-
que la motiva la idea do esplotárles: debemos considerar
a la humanidad como una sola familia empleada en fun-
ciones diversas por medio de pueblos ó nacionalidades:
hacer bien es superior a predicarlofí^nidos el con.^ejo y
el hecho dan un doble ejemplo y un modo es))ecial de
influjo en el mundo: la pereza es el desprecio do nuestras
facultades; la actividad es la .sumisión libre al orden de
nuestra naturaleza; el primero de los amores debe ser
el amor á la justicia; la mejor de las palabras en los
conflictos del espíritu, e.s la que mas se La preparado, la
que estíí mas discernida; la mejor belleza, la virtud; el
mas grande consuelo, el recuerdo del bien que se ha he-
cho, el ideal mas noble la justicia, cLpedio mas necesa-
rio, la libertad. **
íContinuará.)
i.i-rcKA'i'S
De F/s/ííT r.i/>ir//;/í-;i!íi/ /Te-Wí/ií/iis ¡ir í//;;//üí!S no-
ciones cff Mecánica, para uso de /os niños, por
el Dr. I)ai!o (ronzalez, Profesor de Mecá-
nica y Física en el Instituto Sacio-
nal de (luatcniíila.
(Continúa,)
LECCIO.X \.
COMPiisiciON liL- LAS li;i:u/AS.
1. Ko««UltSIIBtC, l'OllipOlK'IltOM. Sr
concibe muy bien, (luc si ilos ó mas f"uerz:ii o-
bran al mismo tiempo sobre, un punto, produci-
rán un efecto equivakmte al de las fuerzas dadas.
Esta fuerza única se llama residíanle > las:que la
producen se llaman componentes. Se presentan
aqiu' tres casos que vamos a señalar.
I . '^ Si dosfnerzas actúan sobre un pnnto ma-
j terial en la 7nisina dirección, su resultantees igiial
á su sutna. Sea el punto material A. Fig-. 7. ^ solí-
Figura 7. 'r^
citado por las fuerzas Al* y PO; que actúan so-
bre dicho punto. La resultante de estas dos fuer-
zas será ÁO, que es igual á su suma. Así, si
dos hombres tiran de un fardo en el mismo sen-
tido y dirección por medio de una cuerda, y el
esfuerzo del uno se supone i_t:^ual á 1 5 kilógra
mos )• del otro á 20, el fardo se moverá en el
mismo sentido con una fuerza igual á 35 kilogra-
mos. De este modo se materializa el principio
¡atino vis unita fortior, la unión hace la fuerza.
2. - .Sy dos fiierzais actúan en dirección contra-
124
EK. IJl'STITUTO jy»ftCIOJV^M¥..
ria, su resultante es igual á su diferencia. Sea
el punto material P, Fig. 7. ^ , sobre el cual actúan
en sentido contrario las fuerzas AP y QP. La re-
sultante será igual á la diferencia de estas dos
fuerzas, de suerte ijuc si la fuerza AP valiese 30
kilogramos y la PQ 20, la resultante seria 10
kilogramos, diferencia entre 30 y 20, y el punto
se moverla en dirección de la mayor ó de la fuer-
za AP. En caafode que las dos fuerzas fuesen i-
guales, la resultante seria nula y el punto queda-
rla en equilibrio, como lo hemos indicado antes.
3. ° Si ¿los ftierzas adj'ian sobre im punto for-
mando un ángulo (que es lo que se dice fuerzas
concurrentes) su restdtatiie estará representada
en magjiitudy dirección por la diagonal del para-
lelógramo construido sobre estas fitcrzas. Angido
es la mayor ó- menor inclinación de dos líneas
que concurren ó pueden concurrir en un punto.
Paralelúgramo es toda figura de cuatro lados, cu-
yos lados opuestos son ¡guales y paralelos. La
diagonal es la recta que une dos vértices opuestos
del paralelógramo. '
Figura 8. =s
Sea el punto A, Fig. 8. ^ . solicitado por las dos
fuerzas concurrentes P y Q. Construvendo sobre
las rectas AP y AQ el paralelógramo PAQR,
la diagonal AR representa la resultante de las
dos fuerzas. Se comprende que el punto A so-
licitado al mismo tiempo por las dos fuerzas P y
Q, no puede obedecer á una ú otra separada-
mente y que, en consecuencia, tiene que seguir
en su movimiento una dirección intermedia, que
debe ser la diagonal del paralelógramo.
2. Ejemplos. Para ilustrar mejor este prin-
cipio, llamado del paralelógramo de las fuerzas,
reproducimos dos figuras tomadas del compen-
dio deSFísica'de Mr. Ganot.
La Fig. 9. '^ representa un barquillo llevado á
remolque por dos hombres que marchan sobre
las riveras de un rio. El barquillo no puede seguir
ni la dirección de la cuerda AB ni la dirección
de la cuerda AC, sino una dirección intermedia
AE, es decir la diagonal ó resultante de las dos
fuerzas.
Figura 9. «^ ^
La Fig. 10. ^ , representa el vuelo de una ave,
que también se explica por el principio del parale-
lógramo de las fuerzas. Cuando una ave bate
sus alas, la resistencia que el aire les opone es
una fuerza que actúa de atrás adelante sobre
cada una de ellas. En la figura, estas fuerzas im-
pulsivas de atrás adelante están representadas
por las direcciones AH y AK; y si AB y AD
representan las intensidades de estas fuerzas,
la diagonal AC del paralelógramo ABCD, será la
resultante ó la fuerza única que hace avanzar
el ave en esa dirección. La natación en el hom-
bre y en los peces se explica de la misma
Figura lo. «
!i. Fuerza.!!» pstrsiielsiis. Puede suce-
der que dos ó mas fuerzas actúen paralelamente
sobre puntos diferentes de un cuerpo y en este ca-
so lo resultante será igual á la suma de las fuerzas
componentes, si obran en la misma dirección; é
igual á su diferencia si obran en dirección con-
traria.
{Contin7iará.)
LECCIONES
Elementales «le dibujo lineal al aleaiice de
los niños por M. R. Ortega, injeniero to-
pógrafo i profesor de Jeografía políti-
ca-descriptiva del Instituto IVac¡«)HaI.
LECCIÓN II.
I3. — Las líneas se clasifican según su dirección
i según su posición: según su dirección pueden
ser "^rectas, cnivas, angulosas i mistas: i según su
i:í. iW's'ii'tt io ,s\MiÉOj\\ii..
posición se dividen en Jiorizonlales, vcrlicales, pe
piiidiiularcs, oNicvas i haralrltr^.
aqiiciía que uerií
!in-cci(in íAlí l'i..
La línea roct;i es l.i mus corta distancia cutre
dos »|)iinlos.
1 5. — Línea curva es aquella cuyos ijiintos no
están todos en la misma direecion, como CI) Fi^.
6. -
Fi..'. 111,
30. Línea perpendicular es la que cae sobre
otra sin inclinarse mas a un lado que a otro. La
rectii OF cae sobre la OR sin inclinarse mas ha-
cia O que hacia R.
lo
1 )e un punto a otro sf pueden traxar infinitas
líneas curxas ¡)ero no mas ({ue una línea recta.
i6. — I^ínea anoulcjsa es la Cjue se compone de
varias rectas unidas entre sí como EF V'\<^.'~. ^
Fi-. n.
2 1. — Línea oblicira es la que cae sobre otra in-
clinándose mas a un lado que a otro como S I que
'■e incuria mas al punto U que al G.
-a mista es h
como GH
i que se compone de
Fi- S. -
Fiü-. 12.
Una,línea"oblicua puede ser perpendicular a o-
Ira, pej"o no puede ser ni horizontal ni vertical.
22. — Líneas 'paralelas son|aquellas que se en-
cuentran a Jigual distancia unas de otras, de modo,
que aunque se prolonguen indefinidamente no
lleíiau a encontrarse. ABG. son paralelas.
Fi
l.'.ntre dos puntos cualesquiera se pueden trazar
iihnitas líneas any;ulosas i mistas.
iS. — Línea horizontal es la que tiene la posi-
aon de un líquido en reposo JK Fiy;. 9.
19.-" Línea vertical es la que siyue la dirección
de la plomada, o sea de un hilo suspendid(í en
un estremo i que lle\a en el otro un peso cual -
(lui'-ra. MN Fi^r. ¡o.
En la pró.xima lección esplicaremos los instru-
mentos empleados para trazar con perfección to-
das estas líneas.
OUE^TTONARIO.
13 — ;,Cómo -íe clasitieau la* líueas? — H/.Qué es linea
recta?— ¿Qu(^ es línea curva? — lt> ;,Qué es línea auauJo-
ja? — 17 ¿Qué es línea mista?— 18 ¿Qué es línea horizon-
tal?—19 ¿Qué es línea vertical? — 2(l ¿Qué e.s línea per-
pendicular?— 21 ¿Qué es línea oblicua? — 22 ¿Qué son li-
neas paralelas?
( (Joniiniiiird.j \
i¿r>
r.¥^ IJVSTITfJTO jy»flCIOJ¥JtTj.
MÉTODOS DE INSTRUCCIÓN.
POU .TAMES PYLE WICKEIÍSHAM.
( Di redor de /rrs E-tciieJos Nnrmale-t de Pensilvrtiun.J
Parft ser Mnesti*o se necesita una preparación
('•iliecial.
La Educación 901110 ci'eiu'ia comprendo las leyes de la
constitución física e intelectual del lioinbre i sus rola-
ciones con los medios por los cuales pnedc recibir ins-
trucción i cultura. :
La Educación cqrfío arte consiste en 'elegir i aplicar
los medios que han do usarse para producir instrucción
i cultura. a i
Como las otras ciencias la ecílticacion puede ser estu-
diada, i en ella, como en las otras artes, la destreza ad-
«luirida i el talento 'natural son ^líualmente esenciales
para el^xito. ^V^la primer mirada se descubro que sin
una preparación especial no es posible poseer la ciencia
ni la iiabilidad necesarias al educador; pero como esta
aserción ha sido combatida, parece conveniente prece-
der la sií^uiente obra con algunas consideraciones en
su favor.
Hasta liace pocos años las e'^cielos romunes del pais
eran dirijidas casi esclusivamente por ^r|gnas ipie nun-
ca habian estudiado de una manera prorcsionn i, i que
sin duda estaban en la iguoriiucin de que se necesita al-
guna preparación para ponerlos en condiciones de cum-
plir su del^er en la oI)ra de la enseñanza. Las Acade-
mias i los Colegios no se enc^n^al>an en mejor situación
por lo que a esto hace, ftorque si bien es cierto que los
que enseñaban en ellrts poseían un grado mas alto de
erudición qne'^los maestros de las escuelas djniuncí^en
pocj) se distinguian en cuanto a conocimientos prof^io-
nales.
El público parecía «atisfeclio con f-ia clase do pro-
blemática (Snseñunza. A Io-j instructores de lajiivontud
les era permitido poner manos a la obra sin haber atra-
vesado .intes aquel periodo de aprendizaje que se copsi-
dera necesario pora los qu6 hacen soinÍ)r(íros o levitas,
fabrican casas o hierran caballos.
Eran empleados por todas partes con poco examen do
su aptitud literaria, i menos aun de la profesional. Es-
tas reflexiones no sou tan aplicables al presente como
al estado en que se hallaba la caiísa de la educación ha-
ce algunos años; pero apesar de que ep casi todos los»
Estados existen escuelas para prepararlos maestros, I
de otros recursos que soitre esta materia se poseen hof,
la mayor parte de las escuelas se encuentra todavía^ aji
manos de personas que ni por el aprendizaje en un Estji-
bleciuiiento NlprinaJ, ni por si mismos acudiendo a otros
recursos se han proporcionado ¿ppacidnd profesional.
Con las siguientes consideraciones se demuestra que
•la preparación d©^ue hablamos es necesaria para los
maestros.
I.
E¡ maedro debe cov^'ouler ti verdadero objeto de. la
educación. .. '
Una idea grosera de la educación la hace consistir
alcanzar los conocimientos necesarios para adquirir a-
liinentos, vestidos, habitación o para marchar en cual-
quier clase de negocios, i para dai^a de esa clase puede
prescindirse de unsvpneparacion especial, si la urgencia
de las circunstancias lo exigiere. Pero la educación tie-
ne un objeto mucho mas elevado; un objeto que no se
limita por las incra« necesidades de ' la vida. El gran
f.n de la educación es perfeccionar al hombre, física, in-
telectual, moral i religiosamente. Para conseguir esto
la verdad debe ser estimada i amada por su propio va-
lor, la disciplina ha de valuarse por la fuerza permanen-
te que comunique al alma; las aspiraciones hacia lo e-
levado ¡ lo santo deben hacerse brotar en ol corazón, i
todos su9,Jnipulsos ser dirijiílos para comunicarle amor
verdadero ¡lor la humanidad. Realizar es^o en la esfera
de abstracción es difícil^ realizarlo en la vida constitu-
ye el problema que tenóiíioR la misión de resolver sobre
la tierra. El maestro no puede trabajar eficazmente sin
tencl*su olVféto bien definidb, i esto es imposible sin que
se entregue a largas i profundas meditaciones, estudian-
do con atención profunda la naturaleza física e intelec-
tual del hombre i sus relaciones con ^1 mundo en que
vive, con los demás hombres i con Í)ios.
f
IL
Maeftiro debe coiiorer aqvel/n sobre lo mol estd llariin-
do a oJK'rnr.
NingHjn hombre puede opei'ar h.ibiJmonto pobre una
cosa cuando «o conoce su naturaleza. El labrador ha
de conocer la del suelo que cultiva, el herrero la del liier-
ro^qu6 amolda, el alfarero la del linrro que amasa para
que piedan obtener buen resultado de sus faenas res-
pectivas. La naturaleza moral del liondne no es a tal
puntT) mas sencilla de comprender que la do la tierra, el
hierro o el barro paraqTie pueda disfiensarsc al maestro
del estudio especial que el labrador, el perrero i el alfa-
rero necoitan. Cierto es que como ellos, pueden traba-
I jarcualuna máqliiña o imitando lo que otros hacen; ¡le-
I ro tan'ciego procedimiento, indigno siempre en cual-
I quier vocación de la Vidn. toca en lo criminal tratándo-
I se cfelp educación de seres humanos, cuyo éxito en este
j mujjdo i cuya dicha en el otro se aventuran bastante de
esa manera.
III.
El Maefifro delie conocer nqheJh) roj^ftlfí' npcn.
El asfinto de la enseñanza comprende el mundo de la
materia i el del espíritu. El/maestrh tiene a' su dis|»osi-
cion todas las cosas crea/las para elegir los medios que
ha de usar en su obra. Nadie puede hacer una elec-
ción juiciosa de estos medios i estar oreprnadn pa-
ra presentarlos en el orden i jiroporcion debidos sin
largo i cuidadoso estudio. El médico emplea mucho
tiempo i meditación para elejir i componer las medi-
_ cinás del cuerpo, ;.será, mas fácil |)reparar lasdel al-
bina?'La el(>ccion del mejor sistema de estudio para nn.
nüio es sin duda un problema tan difícil como el que
mas. entre todos los que la mente luimanu lucha por
j resolver.
IV.
El 3Ioe.slro delu sfiñer con, o ha de
■.dii(:r.<-rJ(tppiéircicio?i.
Un hombre purde conocer la naturaleza do" la cosa
sobre la cual pretende operar, conocei' los medios por
los cuales ha de verificarse la operación c ignorar
la manera de llevarla a cabo. Es el deber del ma-
estro perfeccionar i enseñar a los niños, i no tendrá
un método discreto para realizarlo el que no haga
una preparación especial. De ella no puede prescindir
con mas facilidad que el que navega en un buque
o construye un ferrocarril. Si los métodos de ense-
ñanza fuesen simplemente mecánicos, fundados sobre
principios variabrcs, i este no es el caso, no podrían
ser imitados sin egpteial preparación porque esta es
una lei a que cst.á sometido todo este gí'nero de opera-
ciones. Por otra parte los hechos muestran que lapo-
KW^ UV^TITIITO jyjtVIOJVJil,.
secion de la ciencia no implica la habilidad para comu-
nicarla. Es evidente pon si mismo qne nadie puede en-
saruu- a otro lo que no sabe él mismo; pero nosotros a-
scí^uranios ademas que no siempre los liombres instrui-
dos sirven para maestros. ( Ccrntimuirá-)
Ciiostion propuesta ¿n el número, anterior a los cur-
santes do Cosmojrrafia. '
í.l'orqué dos viajeros que salgan de Guatemala en do-
miimo, i)or cjcmi)lo, para dar*'la vuelta aj nnmcfo, ca-
iniiiniido uno iiúcia el Oriente i otroJiácia el Occidente/
con paso iuual. al volver los dos £1;^ lugar, de donde salie-
ron, el primero contará h'ines i ol segundo sábado, es de-
cir. (•! uno linliní ganado i el otro liabrÁ perdido un dia?
Siiliu'ioo. — á!to iiociio es natural i raui -sensible para
los Mnctienoiudeas exactas del movimiento de rotación
de l;i 'i'icrra o del movimiento apareufe del Sol. F;icil-
ineiife se concibe que sicndo»la Tierra esférica, el Sol no
puede alumbraren un mismd instante toda la superfiHo
del (ílol.o. A todos consta que ol Soljiracadíi dia de 0|
netiie a Occidente, i por lo mismo este astro sorpresen-
ta iMiniero a los pueblos, situados al oriontc ||hc a los
sitniídos al occidente, i c'émo cada hora recorre 15'. es
clan> <|ue un bigar mas oriental que otro en If)* enju-
ta In^ doce inia iior^nte.«.es decir, cuando paraifinate-
inala^ son I:h or)cc. |W-a un lugar situado ^rp al óijente
<le (iiiaiemala son las docei paritotro situado 15'^Rl oc-
cidente sen-ln hs diez de la mafiana.
Sentado esto e! que viaja al of ientcde auatemala. por
ejemplo, despuife de haber recorrido l.-i^ cuenta una ho-
ra inns ()ue en dicha ciudad." poique cwninando hacia el
Sol, lo ve una hora antes que nosotros. Continuando a-
si, |>or cada l.'> ' ganará una lió^-ír. de suerte que después
de haber recorrido los ?MP del Globo habrá ganado 24
horas; 1 por consiguiente, al volver a Gnatemala^a vis-
to el Sol salir, pasar por el meridiano i ]x.nerse unftWez
inas; 1 por lo mismo cuenta un dia mas que nosotros, ha
legado al domingo, cuando no.sotros tehemos todavía Pá-
hado.
l'or el contr§wo, el que viaja ni Occidente tiene el
.^ol um hora -íftas tarde cuando ha caminado 10°. i asi
sucesivaniente va perdiendo una hora porcada 15='-de
modo que cuando ha dado Ja vuelta .d nfundo so halla
con un día menos, i cuenta sábado cuando nosotro.s nos
haliamos en domingo. Asi, la diferencia no es aparente
sino real: pero no consiste cuque hava mas ó menos
tiempo, sino solamente en (^ modo de contar de^íyio i
otro viajero, según la dirección que toma el uno al Orien-
te 1 el otro al Occidente, el uno va al encuentro del Sol
1 el otro va huyendo de i'-l.*' ♦
, Cuando el portugués Fernando Magallanes pastel '
estrecho que lleva su nombre i lleg('i a las Indias en-'
contró en su derrotero un dia de diferencia con él de
los enrólleos que habian ido j.or el Oriente. Unos a
otros so_ tachaban de descuido; |iero cesrt la disputa i
la admiración tan pronto awino se IíuImj indagado la
causa de este error. Vaicnio dice que en Macao?ciudad
lunritimade la Ciiina, los portniruestíB •cuentan re<rulnr-
nieute un dia mas que los españolpíi«n las Filipinas, los
l)riineros cuentan dominso. mientras que los segundos**
^áli.ado. aunque estén poco di.stantes los unos de'"los o-
tros. Esto proviene de que los portugueses estableci-
dos en Macao. han ido a este punto por el cabo de Hue-
na Esperanza o por el Oriente: i los espnñoles fnerou n
his Filipinas por el Oriente, esto es, .salienllo de Améri-
ea i atravesando e! mar del Sur.
i:i. COIBETA.
Diciembre 30.— El cometa s.iliñ hoi a Ins 7 i :i cunrtos
do la noche, i su posición era lüS'^ de ascención recta
i -yy de declinación aifetral. Como una coincidencia
hacemos notar, que la cola del cometa ha venido a hun-
dirse en la cola del Can mayor, pues es ya apenas per-
ceptible a la simple vista i no podremos observarlo mas.
Desde el 2 de Octubre que comenzamos a observarlo en
la estremidad nordeste del Sextante hasta la fecha, el
cometa ha recorrido un arco de 55°, es decir, mas de
medio g^ado por dia, moviéndose siempre en la direc-
ción de nordeste a sudoeste.
Al despedihios de nuestrrt celeste visitante, lo hace-
mos con la satisfacción de haboc visto confirmadas núes
tras priin|M-M observaciones, pop las queso han liecluv
.sobre el iiTláimg:ometa en el Observarlo de Bogofcí. Di-
ce el Director di aqüpl Ob.servaforio: "La correspon-
dencia qne por , el úlnmo paquete i-ecibimos ile Eurojia
alcanza a los primeros diasdo Ijfetieitbre, i ni ella ii¡ ou
los periódicos astronómicos del mismo mes hallamos
noticia alguna relativa al cometa actual. Por el con-
trario, seoctipan mucho aun del cometa Wells, pues aun
cuando se observó enJíuropa i ei^ los Estados-Unidos
desde el 18 de Marzo, los elementos de la órbito se es-
tablecieron definitivamente hasta, los primeros clias d»^
Setiembre en que dicho cometa desapareció."'
"En varios periódicos del pais, asi como en "li^i Opi-
nión Xacional" de Caracas, hemos visto reprodÍKíulo nn
error que nos apresuramos a desvanecer. Tal error con-
siste en confundir el cometa actual visible con el descu-
bierto |)or W^ll^ de líoston (lístados-Unidos), el 18 de
Marzo pró.xWrto pasado, cometa que fué visible en esta
capital en Jíinio i Julio, i del que dimos noticias en los
níimeros 4.® i 5.^ délos "Anales del Observatorio
Nacional."
"El cometa Wells, observado en las mejores circuns-
tancias, no presenta el ls]jfect» majestuoso qne exhibe el
actual. El cometa Wells apareen) en la constelación de
La, />*)•«, -j-ccorrió sucesivamente las constelaciones de
J C(fD,Casmpca, del Cochero, 2'n?/ro,t/emm« (situación en
la €ual se vio por primera vez on Bogotá) Cancei-/\ al
fin se hunde actualmente en /,«>; vino de la rejion boreal
i a ella ha vuelto."* .
*El cometa actual apareció en la rejion*anstral i re-
corriendo la constelacism de La ffydra, se encnmiiia
hacia la del Van mayof,1flj^ccion opuesta a la que ac-
tualmente sigue el primero." ''
"El cometa Wells tenia un núcleo cinnflar i la calielle-
ra apena» media 55", en tanto que el coloso que teneinus
a la vista tiene una cabellera de fi' 5:5" i un núcleo de
Nosotros también comprendimos i manifestamos ih>-
*Vle el principi() que el cometa actual no «^íinisino que
descubrió Wells. En el número correspondiente al 15 ile
Actubre de este j^riódico, dijimos: El hermoso cometa
i^ifi actualmente es objeto de justa admúcacion para los
q«e han podido observarlo, no debe ser (uro sino el mis-
mo que se vio op Ejiato el dia 17 de Mayo antcpróxiino
en los momentos en HSie lite astrónomos oliservabaií el
eclipse de Sol. En esos momentos solemnee en qne Mr.
Lawrence, San Tacchini i los dema3%ít!(')nomoítoiiserv:i-
bnn consuma ansiedad, el silencio del oliservatorio lur-
interrumpido por gritos de sorpresa llamando la aten-
ción sobre un objeto estraño. A la derecha del Sol i n
distancia de un diámetro solar, ^vió un hermoso come
taBípn su núcleo i su cola formanao una curva cnsi tan
bmlahte como la corona misma: en lo mejor del ecli|i-(
el cometa pndo observarse' aun a la simple vista. (Vea e
el número .3.)
Finalmente, nuestro cometa se despide d^a Tieri a
junto con el año de 1882; i por si acaso fuerP^l jjiísmhi
que descubrió el astíénomo Pons en Julio de 1S12 con
un períodí) probable de 70 años, ffrjaUno.s coiisiguados es-
tos datos para qne nuestros descendientes lo oliserveii
ir.ejor, si volviere a n]inreeei- en el año de 1952.
S.WTO.'í ToiiuÑo.
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Clavellinita (2)
Kloripundia.
Amapola ¡unavüla
Enotera.
Verbena.
Chabelita.
.lasmin del ri.. ¡¡xnoi-
( íuarumo.
Xogal.
Flor nueva.
Ik'gonia.
(iota de sangre. *
Almizcle.
Linaria.
Albahaca.
Romero.
•Salvia.
.^luzema del p:i!s.
Matricaria.
Id. doble.
Colleja.
Klor de viuda.
Chapetona,
r.revillea. (3)
i
spr-'Spro."'P.'^Pr5pp.'«pppp^ss!¿pr=-.~p
■ • -^ í . ■ ■
ñl
(¡ypsophila elegans..
Datura sunvcolens.
Ilibiscus tiliaceus.
¿Knothera rosca.
\'erbcna venosa.
Galphimia glauca.
Lindcnia ri'valis.
Cccr^jpia pcltata.
Juglans nigra.
Efianthemum nervosun. '
Begonia spatulata.
Mimulus cardinalis.
.Mímulus luteus.
Mlraulus moschatus.
Linaria Cj-nibalaria.
Ocymum basilicuni.
Rosmarinus offlcinalis.
Stacbys coccinea.
Acbillca millefolium.
Matrica#l offlcinalis.
Matricaria parthenium.
Bidens hetcrophylla.
Sea biosa atropurpúrea.
Lychnis visearía.
Grevillea robusta.
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IVricÑlieo «ledieado n \n «lifiisioii rte In liistnicoioii Primnrin i SiM'iimlaria.
Pl'BIlí'AnO BA.IOr,A PROTRCCIOX DRI, SrSOR .ÍEXRnAl. .T. RüFIN'O ÜaBÍMOS.
PrKSM»ENTE I)R I.A RePÚBMCA I)R GrATEMAl.A.
Funvlaiior i
Rtlitor, Santosffforuño.
Administrador I'xlwin
Rocktroh.
^liM. ».
tíñale mal II, tS de 1
— , — _. é__
Kaero «le 188».
VOI^. 1.
Iiifliieueiu de la Iiistriiccluii priinaria en la»
eoHtuiubi'es, en la moral piíblica, en la In-
dustria I en el desarrollo Jeneral de la pros-
peridad de los pueblos, por M. L. i (i. \. A-
munútegui.
(roiitinüu.j
' VIH.
Lns rofloxionos que aoiiliítn do loor«o on laí» pajinas
anteriores manitic-itaii que r| >irni»le cotiociiiiieiiio de la
lectura, de la e.^crilura ¡ del eálrulo. obra de una ma-
nera portentosa i jmteiite íolire la industria i morali-
dad de los liomt)re-i. La instrucción primaria mas res-
trinjida, suministrada a todos los individuos de una na-
ción, seria jmes un heneliiMO inmenso para ella Pero
es preciso recordar que la instrucción primaria, es al<ro
masque la lectura, la escritura i el cálculo. La hemos
considerado en su forma mas simple i diminuta solo
para dar a nuestros raciocinios mas solidez i mas evi-
dencia. La instrucción primaria, a raas de los tres
ramos rudimentales, comprende cuando menos el cate-
cismo, la gramática, lajeojírafia, la historia del pais, el
dibujo lineal. El influjo de e^to? conocimientos, necesa-
lisimo? para la vida, sobre la felicidad de los individuos
i sobre la prosperi'iad de las naciones, es incuestiona-
ble, está fuera de duda.
El catecismo es una obra admirable que encierra en
sus pajinas todo lo que el hombre debe creer i esperar.
La escn.cÍD, por decirlo asi. de la. relijion está estracta-
da eu sus hojas. El aprendizaje de ese librito es el viático
mas excelente que puede darse a los niños a su entrada en
. La práctica (\e sus máximas bastarla pora
leran morales i virtuoso-i. ,;Conoce¡sal;íuna
que
la vida,
todos fue
señanza por benéfica que sea, que ha<fa mas por la pros-
peridad dj un pueblo?
"Siendo la lengua, dice don Andrés Udlo, el medio
deque se valen los hombres para comunicarse uñosa
otros cuanto saben, piensan isienten.no puede menos
de ser grande la utilidad do la gramátioa. yn para ha-
blai' de manera que se comprenda liien lo que decimos
(sea de viva voz f^ por escrito), ya para fijar con exac-
titud el sentido de lo que otros han dichg; lo cual abra-
za nádamenos que la aceriada enunciacñon i la jctmina
interpretación de las leyes, de los contratos, de los tes-
tamentos, de los libros, ñe la correspondencia escrita:
objetos en que se interesa cimnta hai de mas precioso
i mas imyíiiitonte en la vida social.*
La jeoerafia, que nos enseña el mundo, ea algo mas
que el espacio comprendido entre los Ande» i el mar
Pacificf», que nos habla de los gobiernos, de las relijio-
nes, de las poblaciones, es un estudio que ensancha el
horizonte de la intelijencia. La jeografía. que com-
prcndíp los climas, las producciones, las relaciones co-
merciales i los medios de comunicación de los diver-
sos países, es un estudio indispensable para los agri-
cultores, que necesitan atender al movimiento de los
mercados a fin de poner precio a sus frutos, i para
lo? comerciantes, que necesitan conocer lo que pasa
en esos mismos mercados con el objeto de combinar
sus especulaciones, ¿('ómo queréis que entablen ne-
gociaciones con el Brasil, con California, con la Nueva
Holanda, si tal vez no han oido pronunciar nunca los
noinlires siquiera de esos países, i si por lo tanto conocen
niiiclio iin'üos sus sitiuK'ione.-! respectivas?
130
AX IJVSTlTtlTtí .\\HVtOJ%\¡t..
Ija historia es el depósito clo.las esperiencias hechas
por el Jénero hiunano 011 su viaje por la tierra.' La his-
t(Tl-iaekala huinauidad lo^qiiola memoria es al hom-
bro. El ostv.dio de o.«a eicncia nos dispensa por consi-
gtiionle de cflcr en los miamos errores i estravios en que
íiancaido nuestros antecesores. El pasado sirve aSÍAie
lección al porvenir. La liistoria es la escuela práctica
donde cada cual puede aprender lo que causa el engran-
decimiento o decadencia do los individuos, el engrando-
ciniieuto o decadencia dolos pueblos.
El dibujo lineal es el arte de trazar diseños regula-
res i simótricof?. destinados a la industria, como adornos
para muebles, pan rojas, para oortin-as, para ventanas,
pam puertas, para molduras, para coniisas, modelos de
máquinas i otros objetos de esta especio. La enseiíanza
de esto ramo i de los otros que se refieren al dil)ujo i a ^
la oinamontacion, ha si'lo considerada como la causa
princijial de la superioridad que en la gran esposicion
de Londres se concedió a las manufacturas francesas
sóbrelas ijiscjosas. "La educación artística, decia en
1850 el ('/rír<in(t de la Jinifn de coinenio de Inglaterra,
citado \.i)r Mr. Eujonio Komíti. distingue a las clases
obreras déla Francia de los artesanos ingleses; es una
de las cansas de la sujiorioridad de ojocucion de la in-
dustria Iraiicesa. Del desarrollo 'le las oscuelaf'de iJi-
bnjo dejiende el progreso nacional en el conociniioujo
i el sentimiento del arte."
"No lie creído inúííK dico el mismo Mr. Rendu diri-
jiéndoic al ministro do instiuccinn pública de Francia,
atraer vuestra iitencion a las escuelas de dibujo en In-
glaterra. Un ínteres de coricurrencia internaciunal se
oculta en la fundación de esas escuelas. La esposicion
universal, revelando todavía una vez i con brillo, la
superioridad de la ejecución francesa en las artes del
diseño i de In ornamentación, ha dado un nuevo empu-
je a los esfuerzos tentados para ol fomento de las es-
cuelas especiales por la rivalidad intelíjentede nuestros
vecinos. Que las fábricas inglesas consigan conquistar
por el estudio lo que la Francia debe solire todo a|)a
fecundidad de su jénio; qne lleguen solamente a una
reproducción hábil de nuestros, disiíios. i la baratura
de sus tejidos permitirá al comercio ingles hacernos en
los mercados en qne ahora reinamos una guerra que no
será sin peligros. Importa irnos que nuestras escuelas
de artes i oficios, que nuestros cursos especiales i nues-
tras escuelas elementales mismas sostengan por el tra-
bajo una superioridad natural; que derroten jiorlacroa
cion de tipos continuainonte renovados una rivalidad
que no se duerme; i que la victoria de ayor asegure el
triunfo de mañana."" j.
yi hai recursos, hagamos todavía m instrucción pri-
maria mas completa: organiccmosla bajo un sistema me-
jor; añadamos a todos los ramo- aatedichos esas nociones
que perfeccionan el carácter l'el corazón del hombre; ha-
gámosla lo mas rel'jio.sa que sea posible; agreaiuéinosle
esos estudios elementales que enseñan los deberes del
hombre para con Dios i sus semejantes. ¿Podrá dudarse
que una instrucción primaria de esa especie influirá in-
mensamente en la moralidad de cada individuo?
Añadámosle ademas la enseñanza de nociones de agri-
cultura, de nociones industriales i comerciales, la ense-
ñanza do todos esos ramos que tienen una aplicación prác-
tica, como física, química, jeolojia, puestas al alcance de
todos. ¿Podrá dudarse, si eso hacemos, que la instruc-
ción primaria no influya directa i ventajosamente en los
adelantamientos do la agricultura, de la industria i del
coniercjo?
.|. ... . ... v...^.-. ._ „..
i ' -^^^ '■^\:.:: NOOloNKS
l>e Cofíiiiio^i-B'ai'it:! i Jro^^i^afltu
EsCRIT-^S l'AK.\ I.OS .M.^OS.
l'or Santos Toruno, Director del Ltul ¿tafo Nacional .¡e
Guate inah.
(Continúa.)
Prueb.vs I)p:i. movimikxto de ;vO¡Ar.i;).\ dk \.\
TlKRR.V.
ijLos partidarios de la anti_i>u.i idea de la innK)])i-
lidad del jjlobo terrestre han de.saparecido poco a
poco, i iioi dia lii teoría del moviiT^^ento de 1.a Tier-
ra se en.seña en todas pa:-tes, hasta en la inisnia
Roma qtic: tanto se es.:and iiiz.5 en sitínr >. i d.; <\.\-
lileo. El P. Secchi en.una" d;-, 'sus o;";!''Í5f^;diee: "K!
movimiento de rotaciorl' cte" la 'ricí^i-a aR^dedor de
i su eje es una verdad qfe.c'n nuestros ¿B^ no ne-
I cesita demostración, pues és, en efecto, ím coro-
! lario de toda la cíenciaastronómica."
No obstante esta opinioi res );>tabilísiin'i, va-
mos a dar alg'unas ra?.on • ; i a ¡irv-sentar algunas
pruebas i csperimentos ¡li i!.e¡;;u:;-; qj.' demues-
tran que el movimiento di.:l So! i de las crtrcllas
no es mas que una ilusión, i que realmente es la
Tierra la que jira sobre si ¡nisnia de Occidente a
Oriente. *'
Primera prueba. El Sol es un milion cuatro
cienLas mil veces mayor na ; la Tierra, i dista de
nosotros -unos 37 millones de le;^uas. Si diera l.i
vuelta al rededor de la Tierra, seriiv preciso que
esta masa enorme describiera en :; j. horas una
circunferencia de mas d.; .132 m'üon's de le¿4uas.
El Sol deberia entones r-.;,)rrr mis de 2600
I leguas por se;:^undo, eaoriii ■ r.t;/d ;.<que (tspanta,
; pues seria 20 \\\\ vecí-; ma_\v^- que ia de una ba-
1 la de cañón. 1 sin embargo, esta velocidad seria
insignificante comparada ct^n la que deberían lle-
var las estrtíllas, qut; son otros soles, i se ven tan
pequeños porque están inmensamente mas lejos
que el Sol de nuestro sistema. Adí^mas, estando
las estrellas esparcidas a nvii diversas distancias
deberian jirar también con mui divers.as veloci-
dades, pero sin adelantarse unas respecto de o-
tras, conservando la misma posición relativa i for-
mando siempre los mismos grupos como real-
mente las vemos. Hai mas todovia, las circunfe-
rencias descritas por los astros irian decreciendo
del ecuador hacia los polos, i las estrellas situadas
cerca de los polos permanecerían inm ibil^como
nos parece la estrella polar, que para Guatemala
no sale ni se pone, pues la vemos casi en el mis-
mo punto a las seis de la tarde, a ias doce de la
noche i a las cinco de la mañana.
Finalmente, estíUí i otras muchas dificultades
de-.aparecen adinittendo el niovimierifd de i'óta-
MiL, IJ\*STJTtTO ,V^iCiOA\¡¥..
131
ion de la Tierra, con el cual se esplica muí bien
1 movimiento aparente de los astros, i no requie-
re mas velocidad que la de 466 metros por se-
gundo, que es un poco mas de las dos terceras
partes de la velocidad que lle\'a una bala de
cañón. Si hai, pues, un medio mas sencillo para
esplicar el movimiento de los astros, debemos ad-
mitirlo, pues esa misma sencillez será una prueba
mas en favor de la verdad que se trata de de-
mostrar.
Seounda. La observación nos demuestra que
la luna parece jirar al mismo tiempo hacia el
oriente i hacia el occidente, es decir, en sentidos
opuestos. . '
En efecto, tres o cuatro horas de observaclmi
bastan para advertir que la luna se mueve en el
espacio de occidente a oriente, pasando por los
t^-^rupo:? de estrellas que va encontrando; pero
([uc al mismo tiempo, se dirije también al occiden-
te en su movimiento común con todos los demás
astros. La razón nos dice, por otra parte, que
uno de esos dos movimientos tiene que ser falso
o aparente, porque es imposible que un mismo
cucr[)o pueda moverse al mismo tiempo en sen-
t¡d(js contrarios. Este fenómeno celeste, pues,
ijue parece un contra-sentido, solo puede espli-
carse con el mo\'imiento de rotación de la Tierra
de occidente a oriente.
Vamos a poner un ejemplo al alcance d(í los ni-
ños para facilitar la esplicacion.
Si cuando vamos en \\\\ tren o en im carruaje
volvemos la vista hacia atrás, i nos fijamos en un
individuo que va detras de nosotros caminando
mas despacio, nos parece que no solo se queda
atrás, sino <{ue va retrocediendo o caminando en
dirección opuesta. Pues bien, esto mismo suce-
de C(.)n el movimiento de rotación de la Tierra i
con el movimiento de la luna en su órbita. La
Tierra jira sobre sí misma de occidente a oriente
en el espacio de 24 horas, i la luna se mueve en
su órbita también de occidehte a oriente en el es-
pacio de 27 dias i 7 horas próximamente: de donde
resulta con evidencia (¡u<; la velocidad angular
con que jira la l'ierra sobre sí misma es mayor
(]ue la velocidad angrular con que se mueve la lu-
na en su órbita; i esta es la razón por qué la luna
se queda atrás i parece rtitroceder o caminar há-
t;ia el occidente. Se \'e. pues, que el movimien-
to de rotación de la 'Herra esjjlica perfectamente
no solo el movimiento común de las estrellas'
sino también los dos movimientos opuestos de la
luna, 'i el fenómeno semejante que presentan los
planetas en su movimiento directo.
Tercera. Hemos demostrado que la Tierra
está aislada en el espacio i que tieno la forma de
una esfera im poco aplanada hacia los polos.
Pues bien, todos los planetas vistos con telesco-
pio aparecen también en el espacio con una for-
ma mas o menos semejante a la de la Tierra; i
todos ellos tienen un movimiento de rotación, que .
lo efectúan de occidente a oriente, con mas o mé-
iíos velocidad i en mas o menos tiempo. Mercu-
rio jira sobre sí mismo en 24 horas 5 minutos:
Venus lo hace en 23 horas 2 1 minutos; Marte, eii
24 horas 37 minutos; Júpiter, en 9 horas 55 mi-
nutos; etc. Estas i otras muchas razones de ana-
lojía confirman lo que la observación ha estable-
cido sobre el movimiento de rotación de la Tier-
ra, que realmente se efectúa de occidentti a orien-
te en el espacio de 23 horas, 56 minutos i 4 se-
gundos. Para probar la exactitud del tiempo en
que la Tierra verifica su movimiento de rotación,
se fija un anteojo, i con un cronómetro o reloj
bien arreglado, a las ocho de la noche en punto,
,por ejemplo, se observ^a el paso de una estrella por
el centro de la retícula; se deja el anteojo fijo en el
mismo lugar, i a las 23 horas, 56 minutos i 4 se-
gundos se verá que la estrella vuelve a pasar por el
mismo punto, lo que se repetirá cada 23 horas, 56
minutos i 4 segundos; de modo que el paso de
la estrella se retrasa cada dia en 3 minutos 56
segundos respecto de la hora del reloj ([uc; sirvió
para la^observacion.
dnarta. Hemos demostrado que la Tierra no
es perfectamente esférica, sino un poco aplanada
hacia los polos; pues bien, esta forma la ha ad-
quirido la Tierra precisamente por el movimien-
to rotatorio de que está animada.
,^n efecto, la fuerza centrífuga que se desarro-,
lia con el movimiento de rotación, es la causa del
aplanamiento de la Tierra i de los demás planetas;
los cuales son tanto mas aplanados cuanto ma-
yor es la rapidez con que jiran, como sucede en
Júpiter i .Saturno.
•Piste efecto d^ la fuerza centrífuga se demues-
tra esperimentalmente; i para ello, en las clases
de física se emplea un aparato como el represen-
tado por la figura i compuesto de dos círculos
de acero que pueden jirar al rededor de la vari-
lla que les sirve de eje. Imprimiendo a la rueda
un movimiento de rotación rápido, los círculos
pasan de la forma representada por la línea circu-
lar de puntos, a la indicada por los muelles; i el
aplanamiento de éstos será tanto mas sensible
cuanto mayor sea la rapidez del movimiento; pu-
diendo adquirir la forma de un esferoide como
se ve en la fio-ura 2. ^
i:íi
ni. ÍJYSTITVTO .^\iftOJ%\t¥..
Fio-.
Ksta fuerza centrífuga es la c¡i;c sostiene la pie-
dra en la honda i el agr.a en el \aso c[ue se hace
jirar rápidamente en un aro; i la Tierra en su
movimiento de rotación, desarrolla una fuerza cen-
trífuga tanto mas considerable cuanto mayor es
la distancia que media entre el pimto que se con-
sidera i (;1 eje de rotación: de suerte que en los
polos es nula i máxima en el ecuador.
(¿ninfa. Supongamos que se deje caer un cuer-
po pesado, como una bala de canon, de-sde ¡a ci-
ma A de una torre vertical, fiy;-ura 3.
q-ar al suelo, i de consig-uiente caeiá en un punto
\i\ situado a una distancia ori(íntal del pié H de
la torre, igual a A A', i 'ero el punto \ dista mas
del centro de la Tierra c]ue fl punto 15, por lo
tanto el arco .\A' es ma\o:- (-¡u(; el WW ¡)or estar
descrito con un radio mas grande, i por cnn'-,¡-
guiente el punto B" si; hallará situado al oriente
del pimto H'. También se puede suspender una
ploniada en la cúspitle de; una torre, procurando
que la pesa llegue cerca de la su[>erficie de! suelo:
i si del mismo modo se suspende; otra plomada a
niui corta distancia de la primera, también en la
cúspide de la torre, pero con un hilo mui corto,
se observará que la dirección de este hilo no es
igual a ¡a del prinnrro, ¡¡iks si bien sobre ambas
plomadas obra de igual ma!ie;-a !a fuerza de gra-
\(;dad, no sucede lo mismo con !a fu'-r.?a centri-
fuga (}ue (;s ma\or en la c'^spiíl.-. úc la torre que
en lasuperíici ' del ■■!■; !o por !a razón que hemos
espuesto ánic;. Si por i;i diíicuitad de apreciar
la lidta de ¡xira'^iisnif) en ¡os (ios hilos, se aban-
donan libremente las dos piom:idas, se observará
cjue de las dos pesas, la cjue desciende de mayor
altura caerá desviándose mas liácia el oriente.
Para evitar las corrientes atmosféricas, se han
hecho estos esperimentos en pozos profundos, i
siempre se ha obtenido e! mismo resultado. Ivn
las minas de Freyberg, en un pozo de ¡So me-
tros de profunditlad, halló Reic'i una des\ iacion
de 28 m. m. 3, indicando la teoria 27. ó. Lapla-
ce demostró por el cálculo que la desxiacion deb(;
ser en el ecuador de 22 mi. ím, -tros por 100 me-
tros de ahura. En el ecuador a.lcanzan los cuer-
pos cjue caen su desviación máxima, l-c ■■LU'ido a
ser nula en los polos.
S:s!a. La rotación de h. r'errt '.e d( muestra
también d; una miuier:' c.d ;r ■ i >:legantísima
por medio del péndulo id-: ji o ,;-op:o de Fou-
cault.
Se llama péndu'--v,un en.'!, > ; e-;;id.. -ii-Mü-ndi-
do en e! estren! ? iiif-rioi- d ■ \-.ñ- vaiii'a ;nfLálica
o de wn hilo qiK- está \:y.) ¡'o; 1 '■. -kí' ? --Lr-nio,
como :;.'- \ e ; n la íi-jura „;.
f'iir. o. — Desvincion orionínl ii<> iiu
rncrpo ¡'.liiividiuiailo libvotneiui'.
•Si la Tierra estuviera inm.Sbil, es claro que el
cuerpo, siguiendo en su caida la dirección de la
vertical, vendría a caer en B al pié mismo de la
torrei^pero n» sucede así.
F.n efecto, en el momento en que el cuerpo
comien.'^a a caer, está animado de la misma ve-
locidad que lleva la cima de la torre, esta \-eloci-
Ue
'kii-l se comi-ima clurantc
la que !e comunica ¡a gravíAÍad. de sLierje -.ü •
mismo tiempo que recorre una distancia veriif
igual a la altura de la torre AB, avanza horizont;
mente de Occidente a Oriente una lonjitud igi
ai arco AA' descrito por la cima de la torre d
rantcel tiempo que el cu.erpo ha emi)!eado en II
Fi-. 4.-lie:
^"c¡>r-ninont
I..,';¡Ju!u.
Si estantío fl péndulo en reposo, se desvia de
su posición vertical i se abandona a.^ mismo pa-
ra que oscile libremente, se \'-r;í qwc. todas ¡a^
oscilaciones s- verifican -n -:; ;,--;r!io plano ve r-
r.1. MJ\^STiTrrTO jvjiciojwti^.
133
tical, determinado por la dirección del hilo i del
punto en que se soltó el péndulo. Pues bien, en
Mecánica se demuestra que, si durante las oscila-
ciones, se hace jirar el aparato en que está el
péndulo, las oscilaciones no cambiau de direc-
ción, o lo que es lo mismo, el plano vertical en
que tienen lugar las oscilaciones permanece in-
\'ariable. Hai mas, si se transporta el aparato a
cualquier punto del espacio, el plano vertical de
las oscilaciones quedará siempre paralelo a sí mis-
mo, o lo que es igual, las oscilaciones continua-
rán dirijiéndose a los mismos puntos del cielo.
Nótese bien que no decimos a los mismos pun-
tos del aparato o del suelo, porque en este caso.
í hai variaciones, que son precisamente las qu«
ns van a demostrar el movimieuto de rotacior^
i: la Tierra.
\ín efecto, hágase oscilar el péndulo en la di-
rección CI), por ejemplo, perpendicular a la línea
.\li(rig. 4); i mientras está oscilando, se hace ji-
rar el aparato poco a poco sobre sí mismo, un
cuarto de vuelta por ejemplo, hasta darle la po-
sición indicada en la fie'. 5.
Fig "). — Doísviacion del plano de
oíscilacion del i)éiidulo.
Obsérvese ahora que la dirección C'Ü' del pla-
no de oscilación es exactamente la misma que \x
del plano CD, es d^jcir. las oscilaciones no han
cambiado de dirección respecto del horizonte,
de lo cual podemos asegur;arnos' por medio de
miras o señales fijas colocadas en los muros
de la habitación o en el piso fuera del apara-
to. Oljsérvase ademas, que si el aparato se
hac(; jirar de derecha a izqiiierda, el plano de
oscilación parece jirar de izquierda u derecha;
de modo que si al aparato se le da una \uel-
ta ( ntera, el plano de o'cüacion recorrerá en
sentido inverso toda la circunferencia de la peq-
na del aparato; pero esto sucede porque el apa-
rato se hace jirar al rededor del plano de os-
cilación, pues este permanece invariable co-
mo ya lo hemos demostrado en el esperimen-
to anterior.
Ahora bien, supongamos i]ue un péndulo for-
mado de ima bola pesada suspendida ai estremo
de un hilo de estraordinaria lonjitud, se suspende
a una gran altura sobre uno de los ])oIos de la
Tierra; puesteen movimiento el péndulo i sierj'»-
do invarfable el plano de sus oscilación 'is, si es-
tuviera inmobil la Tierra que es el gran aparato
en que está el péndulo, el plano de oscilación
coincidiría siempre con un mismo meridiano ter-
restre, i todas las estrellas lo irían atravesando de
oriente a occidente en su movimiento diurno,
describiendo en 24 horas círculos paralelos al
ecuador; pero esto no sucede así.
En efecto, si el plano vertical de oscilación
coincide, por ejemplo, con la línea vertical de una
estrella, la coincidencia se prolongará indefinida-
mente, i el plano de oscilación MN (fig. 6) pare-
cerá jirar también de oriente a occidente como las
estrellas; pero como ya sabemos que el plano de
o.scilacion permanece invariable respecto de los
puntos del cielo, resulta con evidencia que es
realmente la Tierra la que jira de occidente a
oriente, que es la dirección que indica la flecha
en la figura 6.
Fi!í. (i.- -Desviación aparente del
póndnlo en el polo.
Hemos dicho que el plano de las oscilaciones
de un péndulo suspendido en el polo, paree; des-
viarse de oriente a ocidente al rededor d- la ver-
tical, qnc en este caso coincide con el eje de ro-
tación de la Tierra; pero si suspendemos el pén-
dulo en un punto del ecuador, no ((abrá ya des-
x'iacion. En efeto, en el ecuador, la meridiana per-
manece siempre paralela al eje de rotación de la
Tiera; i de consigiente, si scí toma por linea de f-'
la direcion de la meridiana, también permanecerá
constante el ángulo que forme esta linea con el
plano de oscilaciones, que de por sí es invariable.
\ln todos los lugares intermedios entre el ecuador
i los polos, ef plano de osculación permanece siem-
pre invariable;, pero parece desviarse en senti-
do contrario al del movimiento de rotación de la
Tierra, i esa desviación que es nula en el ecuador
va aumentando hasta llegar a los polos. ^
Foucault hizo su esperimento bajo la cúpula del
Panteón de París. ¥.n la media naranja fijó un a-
lambre de acero que sostenía en el estremo infe-
rior ima bola de plomo forrada d(; cobre, de mu-
cho peso, con una punta de acero en la prolonga-
i cion del hilo de suspensión. Debajo del péndulo
I se coloca una mesa con un círculo graduado o \ina
galería también dividida, en cuyo borde se colocan
dos montoncitos de arena en las dos estremida-
des de un diámetro, como se \-e en la figura 7.
Luego que está arreglado el aijarato, se desvia
el péndulo i se aban^lona a sí mismo sin comuni-
i:34
/;#. i.VSiT¥Tf¡T& ^Wtr/fKV.Jt..
carie ninguna velooiciad inicial; i en cíuIí > > -riiac ion
se observa que la punta inferior va pcico a poco
derrivando los montoncitos de arena, de modo que
se manifiesta a la vista la desviación que sufre el
plano de oscilación de oriente a occidente.
FÍ!í. 7.— P.'üiiido de F.iucíiiiif. rJSíí
Fi>. S.— Tni-u il.'lJiroTopin de F.Mirf;ull.
Se imprime al toro un movimiento cÍí; rotación
rapidísimo, i en esta situación se coloca sobre el
anillo vertical BB' (fio-. 9.) liste anillo \ ertical es-
tá suspendido por la parte sup<-TÍor con un hilo
de seda sin torsión, de modo que puede oscilar
libremente a su alrededor, pero no lateralmente,
pues para evitarlo lleva abajo una punta de acero
(jue se apoya en una especie de capsulita bastan-
te ancha para que no haya rozamiento. Estando
bien nivelado el instrumento, la luenga de _s;ra ve-
dad no ejerce atracción r.ínouna se.i re el conjun-
to del apiraío, i por consiguiente el plano de ro-
tación del toro permaneóerá constante en la mis-
ma posición en que se le coloque.
Así f'ñ como se demuestra por medio del pén-
dulo el movimiento de rotación de la Tierra, mo-
vimiento que no j:)odemos sentir porque partici-
pan de él jun^ con nosotros, todos los objetos
que nos rodean, aun los que est.án a gran distan-
cia.
El movimiento de rotación de la Tierra se de-
muestra también por medio de otro aparato ]\r{-
nYAÚo jiroscopio, f)ue igualmente se debe al jenio
del ilustre físico francés :ví. León Eoiicault.
Este aparato está basado en el principio si-
guiente: atando un cuerpo siispejidi ¡o verticalnicn-
it\ jira al rededor de un eje aue pasa por su cenfro
de simetría, el plano en que se ejecuta estcmoiñmien-
to de rotación conserva ana dirección invariable en
el espacio, lo mismo que el plano de oscilación en
el péndulo.
El jiroscopio se compone de un toro circular de
bronce AA', que puede jirar libremente al rededor
de un eje aa que pasa por el centro (f g. 8). Este
eje está scs::enido por des quicios que se a 'o; an
en un anillo bb, el cual contiene a su vez, en la
ciireccion de un diámetro perpendicular al eie, dos
cuchillas prismáticas sernt^jantes a ¡as cu-hiü^s de
suspensión de las balanzas. Estas cuchillas están
colocadas tle tal modo que sus filos se dirijan ha-
cia abajo cuando el plano del anillo i el eje en
que jira el toro, se encuentren en posición hori-
zontal, como se ve en la fig. 9.
JlltH.'Oj,
.lo F
En este estado, si la Tier.''a rstu vicia inmobil.
el plano de rotación del toro parecería invariable
como en efecto lo es; pero si la Tierra jira de
occidente a oriente también jirará~ con ella el pla-
r.o del horizonte, i la inxariabilidad áó plano de
El. IJ\'STlTJJTO JV^CIOJ\*»flM..
i:íí:
rotación del toro se demostrará por la desviación
aparente del mismo plano. Esto es lo que confir-
ma la esperiencia; i a no ser que se niegue la
evidencia, nadie puede poner en duda hoi dia el
mo\imiento de rotación de la Tierra, demostrado
por tantas i tan sólidas pruebas astronómicas i fí-
sicas.
('Coniínuo.ra.J
ELEMENTO.'^
Para n.in de Ion alumnos del Instituto Nacional
de. Guatemala.
PRIMER IJRSO.
(Continún.)
SEVE\TEEi\TH I^ESSOiV.
VOCABULARY
More (n) tliaii, mns (n) qite
Lcss (n) than, fewer (n)
tlinn, vihiot (n) que.
Obs. — En los comparativos de superioridad ó inferio-
ridad, el ^iW" depiles da mas ó después de rn^no-* se es-
prosa povthan. Ejemplos:
More milk than winc, mas leche qite vino.
More forks tlian spoons, mas tenedores que cucharas.
More of tliis tlian of that. mas de e^te quede aquel.
Moro of thc onc than of tlio otiier, mas del nno que del
otro.
More of thesc tlian of thnse. man de i-oínx i/i.e de (Uiv,-.
líos.
1 havo more of your papor tlinn of mine, tenqo mas dv
su papel de Ud. que del mió.
lio lias more of our books than of his own, él tiene mas
de nuestros libros que de los suyos propios.
IjCss bread tlian clieese, menos pan que queso
Fewer spoons tlian forks, menos cucharas que tenedo-
res.
01)s.— Less sirve para el sinj^iilar y/hrer y)ara el plu-
ral, oomo se ve oii ol ojemplo aiiteiior.
[ havo loss broad than yon, teuf/o mrno>i pnn que Ud.
i linvo lowor liortks thiln voii. fen'^o tarun^ liliru^ 'ine
Ud. ' '
Quite as miich, just as mnch. justamente tanto.
mente tnnla.
Quite as many, just as many, justamente tantos.
mente tantas.
I llave quito as inuch of tiiis as of that, ten'jo
mente tanto de e.^te como de aquel.
Quite asniuchofthc onc as of the otlier./íwA
tanto de! uno couio del otro.
Just as many of thcse as of those, justam"n'et'
estos corno d" aqifcUox.
jusfa-
justa-
ju.<:ia-
uniente
fn.i dp
Foreigner, estranjero. Garret, desván,
íitr&nger, forrastcro, estro- Note, billet, hilleie-
ño desaiocido (persona Box, caja.
que no se conoce.) Letter, carta.
Looking-glass, espejo. Jewel,, /oya, halhaja.
Corn, (¡rano. Work, obra.
Mattress, colchón. Relation, pariente.
Granai'y, granero. Female-relation,p«í'í'e??^a.
EXEROISEf
Moretlian I. — Less tlian I, fewer than i. — More tiiau
he. — Less than he, fewer than he— More tlian she. —
Les.s than she, fewer tlian she. — More than wc. — Less
than \ve, fewer tlian we. — More than you. — Lesa than
you, fewer than you, More than tiiey. — Less tiían they,
fewer than they."— I liave onc more than you. — I have
onc lcss than he. — I liave four fewer than yon.- llave
you as many l)ooks as I? I have more than you. — 1 havc
fewer than you.-Have I as many friends as your fatlier?
You have fewer than lie. — HaVe tlie Americana as ma-
ny childrcn as we? We havc fewer than they.
Tiene Ud. mas dinero que Juan? No, Señor. Juan tie-
ne mas dinero que yo. — Juan tiene menos dinero que yo.
— Tiene Ud. mas libros que Juan? No, Señor, Juan tie-
ne menos libros que yo. — Tiene María tantas jilumas co-
mo su hermana? Maria tiene menos plumas que su her-
mana. Tienen los españoles tantos barcos como lo" fran-
ceses? Tienen justamente tantos. — Tenemos nosotros
tantos caballos como ellos? Tenemos menos que ellos:^—
Tengo yo tantas manzanas como su hermana de Ud.^ E-
lla tiene mas que Ud. — Ud. tiene menos que ella — Tie-
nen estos niños mas libros (¡ue los iiijos del vecino? Tie-
nen monos que ellos.
líl.
CoxvEiisATrox A.--Ilaí tlio foroiíj'nor inoro lookin»-
uia-s tiían yoii^ — Who is this stranger? — Has the neig-
hbor less corn tiían we? Has our granary as inuih corn
as yonrs? — Have we not fewer notes than tliis man?- -
Has iny brother-in-law as many boxes as your brotlioi:''
— Has not my lirother as many bo.\es as your }>rotlicr-
in-law.— Have they fewer letters than We? — Has not
this young ladv more jewels than your sistir? — Havo
\ou the second vohnne ofmy work? — Is noi this man
your relation?-Is not this woman your female-relatioii;-'
IV.
CoN'vERSATiox I>. — Has my brother many button.s?--
Has not my brother many buttons? — Are your buttons
veiy fine? — Are not your buttons vei-y lino? — Has this
boy many bags?-Has not tliis boy many bags? — Is your
bag largo?— Is not your bag largo. — Has the maid-sei-
vant a good broon?— Has not the inaid-sorvaiit a good
broon? — Is that broon oíd? Is not that broon oíd? — lias
my inaid-servant as many broonis as you?-Is tliis lady's
breastpin fino? — ^Is not my bird very beautiful? — Hávo
yon not many birds in your Iionse? — Is not tliis saüor'a
lioat laru'o?— Haw manv boats lias this sailor?
V.
CoN'VKESATiox C.-Haveyou my lino bulteríly?- Have
)n not mv tino liiittorHv? — Wliioli dou' has niv í'riond?
130
r.i. íawtit! TO ,%*^cfo*^\&r..
— Has tliis cai'iícnier a \voo(l(>n table? — Uave tlie ser-
vants a pilk stoking? — Which stokini? lias your maid-
servant ? Wliicli liat has luy so»? — Have yon not youi-
straw hat?— AVlio lias iny prctty boiinet?— Which slo-
kiiig has iny sister-in hnv? — Wliicii shoes lias your bro-
thoi-in-law?— Wliieh boots has our slioemakcr? — Has
this frontleman mucli iiionoy?— Has this gciitlcinan inuch
inoney?— Has nut this boy'liis cloth boimot?— How iiia-
ny cliairs has your carpentor?
E ! iiUT E E N TIÍ 1 . KSSO X .
vor.vr.rr^AKY.
Tlio latto)'. e.tíe. f-.sfa. pfiU>, mIo.c, ¡.■.:laf}
Theforiner, <<(/HrI. (i(jiiel/<i, ai/itello, fnjiieUoftnbiiellnn.
()l)s. — En iuiijK's soooniioiizacasi siempre por ihe for-
mer. i se concluyo por f/ie Jaffer, aunque en español se u-
sen del jnodo inverso las palabras aquel, i rsf'-. Ejemplo;
Has my brotlier these or those books? Time mi her-
m-nio enfofi 6 aqwüoH liltvm'l
He lias neithcr tlie i'onner ñor the latter. i¡ no iiene
ni estos vi a'¡'i ,/'>>.
Botli, ambo.'.', (liitudR: (nuhfls cosas: uno i otro, iraa. i
otra.
Have you my book or my pon? Tie:)-te Ud. mi libro o
I linve Siolh. Iiiií¡f> amlias rosas.
The one aiul the otiier. el uno i el otro, la vna i la otra.
Eitiici-, el uno ú el otro, la una ó la ejtra.
Xeitlier, niel uno ni d otro, ni la vna ni la otra; ni los
'linos '¡,1 los oti'os. ni las «vov ni leis en' ras.
Has John my liooks or tlioseofthe rfiiaiiiards? Tiene
Juan mis libros ('i hs (le los es preñóles'.'
He has neitlier, él no tiene ni los unos ni lo^ otros.
Several, vn-ios, varias.
Several men. varios /.onibres.
Several copyliooks niMÍ peiirils. varios cuadernos i
lápiees.
Carriage, coche, rniru'i¡e. de)
.Toiner, ensambl'.uhrr. ('njce, bollo.
An Irish woinan. vna Ir- Load, p'omo
laiHh?.w. Co|.>per. (Jnhre.
A Turkis womnn, vnr, Ei;-ü\ liuei^o.
turra. Fiii<rer. ddo.
A íSpaniards hidy. vua Eye, ojo.
Señora. espaTi.iJo. Hand, mano.
Fire, fuego. ^ Eiiemy. enemis; enemigo, e-
A'elvet, terciopel •. vcnii:ms.
Sliillinjr. eheliu. Faii, ainniro.
Píate, plato. Dollar. pr.<<o.
Diíh. /'w/í^f. (pialo «i-ran- Ccüt, centin-o.
EXERCISES.
n.
_ Tiene este hombre varios caballos^ Si, Señor, tiene va-
nos.—Es grande su carruaje de Ud? No, Señor, mi car-
ruaje es mili pequeño, pero mui bonito. — Tiene el ensam-
blador muchas silla.s? Si, Señor, él tiene tantas sillas co-
mo Ud.— Es irlandesa esta scñoraJ'' Nc , Señor, esta se-
ñora es española.-Tiene Ud. fuego en su cuarto? Sí. ten-
go un hermoso fuego en mi cuarto —Tiene esta señora
nn sombrero de terciopelo? Sí tiene un hermoso som-
brero de terciopelo.— Tiene Ud muchos clielines en la
bolsa? No teiigo chelines, pero toneo alíMiiios neso.- í'iior-
ni.
CoNVKRSATio.x A — How mauy plates has this vm-
man?~How many dislies has your woman-cook? Has
the baker any fine cakes^-Has not this foroiiíuer enou<rIi
lead?— Have the Spaniards iniioii eopner?— Have not
the Spaniards much coppeí?— How mai'iv cl'-íís has tliat
poor womany—How manv íingners hus' ;i liand?— Are
this lady'seyes very tine? Has this man as manv ÍVionds
as eneinis?— Has your wifo a good nm?-Ho\v manv do-
llars have yon in your piir.-^o?_lI;,s not this poor ■man
any cents?— Have yon more moncv tiuin 1?— Have vuu
not more money tliaii I?
IV.
CoxvRHSATiox. P..— Have vou mv üolden ribbon?
—Have You not mv golden rihl.on?-- Whicli riltlion has
my grandfather?— Have youiínv íhinu'.'— Have you not
any thing?— llave yon mv síeel t«eiiV— llave vop, not
my Steel peu?- Which peñ has sli.-?— AVhat has" this oíd
man?— Have you my steol or mv siriver pon? -Have
you not my Steel or my sil ver pen?— Jlas mv son his
oloth coat?— Has not my son he-- eloth coat?— Who has
much soap— Which soap has the manserv¡mt?— Have
you the hatter's dog, or that oí" t! e iioy?— Who has mv
golden canndlestiek?— Wiiielí e:iiidle>ti<'k lias mv ser-
vant.
('OXVER-;.\TIOX. (".- - IfiW tllis <.nii !:;•
not thi.< iiiri hrr ring?- Which rhii;- hu-
llas he mv gdod wiiK-?.- ija-' | c nol üiv ;
Is tliis wine go.»,!? I< u.t l.'ii.-; wuh- imo
the good or the i>ati iiiilk.'— ílav.- yduno
the bad niiik?— llave yon vnar mili; .»¡-
Have you that b.w,k?--Have vou iiol lluit
book very usefiil?— Is not tliat liook veiv asffiíi?— H
}ourneighbor his nn'at?— Has not voiii- neiaJilioi- h
meat?— Is this meat bad^-ls not this'i!ie:it luid? \V!,i(
water has yoi;;- maii-servant?
(ronduiiará-)
:..,.! wilH/.'-
:!? llave yon
I tlie good or
tiie mother's?
iiook?- Is that
Jlave I your shoes or those of tlic tailor.s? You have í
neither the former ñor the hitter.— Have you my work i
or my brother's? I have both.- Has the íbreigiier my
conib or my íriendV? He has both of tiicin. — Have you I
my bread or my clieese? I have neither tiie one ñor the i
other. — Has the Dutchman my glas or my friend's? He i
has neither. -Has the Irishman our honres or our truuks? I
He has both.-Has theScochmaa our shoes or our books?
He has neither the one ñor the other.— Have the IJutch
our ships or those of the Spaniards? Tliey have neither i
the one ñor the other —Which sliips have th.ey? They
have their own.
INTliODUCCION
E^erit.
A LA 11I.-T()K1.\ UXIVKIÍSAL.
p((i':: In.K
XXV.
Temop. .ir.i. noMKür: \í.\c\x i.o Dniícoxocino.
Puesto que en ciertas cosas no estamos mucho mas
adelantados que los salvajes, pudiéramo» estar de ncuer-
KI. IJVSTITVTO J\*^fiOJ\\ír.
KÍ1
do con ellos, cuando nos hablan del alma como un alien
to, de los sueños, como reales, i, en baja i misteriosa voz.
de los buenos i malos espíritus que nos rodean.
No tenemos hasta hoi, i es probable que nunca la ten-
íbamos, una idea clara de lo que es el alma: solo tenemos
la creencia de que, al morir, ella abandona nuestro cuerpo
en la forma de una materia tenue, de un vapor o de una
sombra. Los ingleses, los chinos i los indios conservan
una puerta o una ventana abierta para que pueda salir el
alma que se va; i los alemanes dicen que la puerta no de-
be ceri-arse de repeiilc para que un alma no sea coji-
da en ella.
Nuestros sueños, en que muchos creen como anuncia-
dores do pesar o de alegría, nos parecen reales i ver-
daderos mientras duran. — Aun en los cuentos mas estra-
vagautes e infundados que se nos refieren, acerca délas
campanas suenan solas a media noclie, o de los muer-
tos que se aparecen con sus mortajas en los cemente-
rios, ha habido siempre algo que testifique el temor del
hombre hacia lo desconocido, en todos los estado--, tiem-
pos i lugares. Todo lo que la ciencia nos enseña acerca
de los cuerpos que se ajitan en una gota de agua, na-
ila nos revela acerca del gran misterio de la vida. Vn-
denmsver aquellos con el auxilio de maravillosos nii-
'•roscopios: pei-o hi ridn en -s/ ninirun cristal podrá mos-
trar!!!, i ol í'.hua permanecerá siempre imp:ilpalile a ios
dedos de los hombre.-t.
[)ios lia dado a estos un pensamiento, esto es, la fa-
cultad do pensar, de razonar i recordar, i junto con
ol tiempo, lugar i deseo de ejercitarlo. Ilai para n-
sar las palabras de un gran poeta '•envuelto al hom-
bre en la oscuridad, i dádole nn ardiente anhelo de
ver la luz." — Como lo que cuesta poco en |)oco es es-
timado, si el hombre liubiera tenido grandes conoci-
laientos desde el principio, no se hubiera empeñado en
tener mas; pero .sabe poco, i reconociéndose con la
facultad de aprender mucho, se dedica con afán a la
adquisición de la ciencia, porque comprende la ver-
da(l de aquellas antiguas palabras sot)ro la sabiduría.
"Es mas preciosa que los rabies, i todas las cosas que
• 1 hombro pueda desear no son dignas de compararse
XXVI.
ADoiiArioN di: i.os iT.TirtiRS.
¡ li-i'ii \ i-ii> ya como el hom)>re trata de explicarse to-
']•> lo i|Ui' ¡I' rodea, i ahora debemos averiguar cuál es
t^ii I liiner sentimiento hacia esetrran lodo. Sin duda es
el (le inclinarse ante «'I. i adorar los poderes que parecen
mus Inertes que él.
La forma mas atrazada de adoración es la que se trihu-
tn a las cosas inanimadas, en las cuales se supone residir
alguna virtud o encanto, razón por la cual se les Han. a
fi-fir/ics, que quiere decii- (''/■■(info.
Nada importa la natni-aleza del objeto: pwi'nc -o- <:u::
piedra de forma curio.:;i, el trom^ri iÍo un úri»)l .-(mi ;:í-
raices vueltas jjara arrilin. mi süinlireni viejo o un íi-.i;.''!
rojo, con tal que se le sii|)<iiiy.i r:i|.;i/ i¡o il!<|ie.i-ar el liicii
o de impedir el mal.
La adoración de las piedras, a quf^ se refiere la r.ibjia.
prevalece hoi en las tribus mas rmlas, que tienen ideas
muí singulares acenía de ellas, juZ'iiíndoIns a veces ma-
ridos i mujeres, a veces las residencias de los esniriuis.
La misma confusión que produce en el salvaje la creí .'i-
cia de que sus sueños son realidades, le hafc conñiüdij-
los seres inanimados con los animados, i destruir cuida-
dosamente los recortes de su ealjcllo i do sus uñas para
que ningiutmal le .sobrevenga por m^'dio de ellos.
Los nuevo-Zelandeses hacen trabar piedras n sus ni-
ños varones para endurecerles el corazón. En otras
partes mastican leños fiara que ei eor.izon dol rneniisro
o de la mujer amada se ablande como el leño masticado.
La espantosa práctica de comer carne humana, se supo-
ne originarse déla creencia de que si uno come la carne
de otro mas fuerte i valiente que él, la fortaleza i bra-
vura del segundo se trasmite al primero. Íjos naturales
de Borneo no comen ciervo por temor de volverse «co-
bardes, i los malayos devoran la carne del tigre para
hacerse valientes. Si un doctor tártaro no tiene la me-
dicina que necesita, escribe el nombre de elhi en un pc-
dacito de papel, hace una pildora i se la d:i al i)acieu(e
l)ara que la tome. Se refiere de un liombie cu AiVicn
I que era mui reverenciado, i que ganaba su vida escribien-
do oraciones sobre una tabla, lavándola después i vcn-
I diendo el agua.
Nosotros podemos mui bien reimos de esto: mas cuan-
do recitamos un verso de la Biblia o el Padre Nuestro sin
fijar la atención, porque creemos que el hacei- lo pi-imero
nos soi>reviene un bien por alguna misteriosa vio, nos
volvemos fetichistas, e inferiores a los salvajes, i es i\\w
si el corazón no habla, son inútiles las palabras ipie mur-
muramos.
XXVTI
lnfi[..\Tit!.\.
Las eostumlire.s de adorar un fetiche i de levantar un
Ídolo, aunque aparezcan ser la misma cosa, son en reali-
dad mui diferentes; |)orque cuando se hace mi idolo no
siempre es para adorarlo. La palabra ídolo viene de una
voz griega que significa imagen o formo: i la cosa a que
se refiere es con frecuencia considerada solo como una
imáiren del dios o dioses en quien se cree, pero no como
el dios mismo. Hesgraeiadamente. en el mayor núomo
de casos ha sido iidrado como un 'dios, creyéndose (pie
escucha las plegarias que se le dirigen, que aee[i1a ofren-
das i que tiene poder para bendecir i maldecir. Las
materias de que diferentes razas forman sus dioses nos
manifieslaa cuáles son sus iilcas. Estos son a \eii>s sim-
ples mazos de yerlia, o piedras toscamente pintoisiliadas.
o cinceladas con el cuidado i belleza desiilegado^ cu los
Ídolos de familia del Este. Si se cree que el ilius es to-
dopoderoso se hace de él una imagen colosal, ilíndolr
una veintena de brazos i piernas, ealicza de león, pié^iit.'
ciervo i alas de pájaro. Llenaría un libro ¡mivoi- i|i:>'
é'ste si fue.se a referir como en distintas edades di!'':.,.!!-
naciones han adorado sus ídolos i a que se Ii.th ];;i; -cm,.
e.stos. Muchos años pasarán antes (pie los lionilür-. -ahu
en los países civilizados, se convenzan de qu- i'i 'Iímu
Píos no tiene forma ni partes i que jamás puede ser vis-
to: "viendo, como dice San l'aldo a los Corintios.' que
!;L es el Señor de los cielos i la tierra, i que no Iialiita en
t niplos construidos con manos." que no es ¡lor c.nisi
guíente ''como el oro. ¡a plata o la |ii('.li-;i -Tiiljiuhi- oor
el arfe de los hombres."
IíI:í'CIo\i:s
i> Ariiméitca decimal [¡raí ti f a i razo>u;Li. f irri-
tas en francés por L. honiballci i iradíuidax
por Pedro Dclaví Y., alumno -mcie.dro
df! Insiititío nacional.
íCont
2 5. La numeración, escrita es
188
sentar o escribir todos los números, por medio de
una pequeña cantidad de signos o caracteres lla-
mados cifras,
26. Asi como para nombrar todos los núme-
ros solo se hace uso de una pequeña cantidad de
palabras, del mismo modo para escribirlos se em-
plea un pequeño número de caracteres. Se com-
prende desde luego que para representar todos
los números no era psoible tener una cifra parti-
cular para cada uno.
Se vferá como con la ayuda de los nueve signos
siguientes que representan las nueve unidades
simples i que se llaman cifras significativs, se pue-
den representar todos los números, (i)
Esos signos son los siguientes:
1234 56789 o
uno (los tres cuatro cinco seis siete ociio nueve cero
27. No teniendo siempre los números que se
escriben las unidades de todos los órdenes, se
sirve para reemplazar las unidades de los orde-
ños que faltan de lacifra auxiliar cero, que no te-
niendo ningún valor por sí misma, sirve sola-
mente para conservar a las cifras significativas,
1.2, 3, 4, 5, 6, 7, 8. 9, el rango que corresponde
al orden de sus unidades.
28. Se ha visto en la numeración hablada que
a la reunión de diez unidades simples se le dio
el nombre de decena, i que por medio de los nue-
ve primeros números se han representado todas
las decenas después, todas las centenas, luego los
millares &.
Se puede del mismo modo, i esto se deduce de
la numeración hablada, por medio de las nueve
primeras cifras enunciadas arriba i el cero, repre-
sentar todos los números posibles i estalilecer el
principio siguiente:
Toda cifra colocada inmediatamente a la iz-
quierda de otra representa unidades diez veces
mayores de las que espresa esta última.
Así, colocando los nueve primeros números a
la izquierda del cero representan 1 antas decenas
(Ij Alo-unos autores piensan que. primitivamente las
nueve cií'ra significativas teniau las formas que signen:
IL.^.4^.5.E.S.e.5'.
Se ve que estos caracteres están compuestos de tan-
tas lineas rectas cuantas se necesitan para espresar el
número de unidades que contienen.
En cuanto al cero que no tiene ningún valor por si
mismo i que indica la taita de^unidades de cualquier or-
den, debe haber sido formado por una circunferencia,
línea curva cerrrada por todos sus puntos i (]iie no con-
tiene ninguna linea recta.
l^a invención de esas cifras se atribuye a los árabes.
En España fueron introducidas por los moros, i en Fran-
cia 3C conocieron bajo c! reinado de Hugo Capeto.
JEZ> IJySTITMJTO J\*^tlOJ\*»aM..
como unidades representaban cuando ocupaban
el primer rango. Ejemplo.
1 seguido de O (10) vale una decena ó diez.
2 ,, „ O (20) ,, dos decenas ó veinte.
3 „ „ O (30) „ tres „ ó treinta.
4 ., ,, O (40) „ cuatro „ ó cuarenta.
^ " '• O (5o) „ cinco „ ó cincuenta.
6 ., „ O (60) ., seis ,, ó sesenta.
7 ., ,, O (7o) „ siete „ ó setenta.
8 „ ,,0 (80) „ ocho ., ú ochenta.
9 .. „ O (90) ,, nueve ,. ó noventa.
Para obtener todos los números comprendidos
entre las decenas consecutivas, cualesquiera que
sean, se reemplazará sucesivamente el cero por
los nueve primeros números, i se proseguirá co-
I mo se ve en la tabla siguiente a formar sin la me-
! ñor dificultad, todos los números comprendidos
I entre 10 i 99. Ejemplos.
10, II, 12. 13, 14, i5. 16, 17, 18, 19.
20, 21, 22, 23, 24, 25, 26, 27. 28, 29,
30- 31- 32. 33. 34. 35- 36. 37- 38. 39.
40, 41, 42, 43, 44, 45, 46, 47, 48, 49,
5o, 5i, 52, 53, 54, 55. 56, 57, 58, 59.
60, 61, 62, 63, 64, 65, 66, 67, 68, 69,
I 70, 71. 72, 72>, 74- T5. 76. -j:, ■j'^, 79.
80, 81, 82, Sz, 84, 85, 86, 87. 88, 89,
I 90. 91. 92, 93. 94. 95. 96, 97- 98. 99-
I 29. Colocando los nueve primeros números a
j la izquierda de dos ceros obtendrán las mismas
I uiiidades de tercer orden llamadas centenas, i las
1 cifras representarán tantüs c( ntenas como dece-
I ñas i unidades del representaban antes.
1 seguí
lo (le 00 ó 100
vale una ceiite
la cj ciento
„ 00 ó 200
.. dos centén
is (') doscientos;
3
„ 00 ó 300
„ tres ..
ó trescientos;
4
„ 00 ó 400
., cuatro ., i
) cuatrocientos;
5 „
., 1 0 (') .'',()()
,, CUKO „
ó quinientos;
1»
.. 00 «1 000
., seis
ó seiscientos-
7-
„ 00 ó 700
„ siete ..
(i setecientos;
8
., 00 ú 800
„ ocho .,
ú ochocientos;
y
„ 00 (i 900
,. nueve „
(j novecientos
Para obtener todos los números comprendidos
entre las centeniis consecutivas cualesquiera que
sean, entre 100 i 200, por ejemplo, se reemplazan
por los 99 primeros números los dos ceros que
ocupan el primero i segundo lugar, asi se llegará
hasta 199. De la misma manera se obtienen to-
dos los números comprendidos entre 200 i 300,
300 i 400, 400 i 5oo, Soo i 600, Sí\ es decir que
se pueden escribir todos los números posibles
desde uno hasta 999, que es el número hasta don-
de llega la primera clase de unidades.
Asi.
100,101.102.103,104. 110.120.130,140. 190 i 199
200, 201, 202, 203. 204. 210, 220, 230. 240. 290 i 299
300. 301. 302. 303, 304. 310. 320, 33(h 340. 390 i 399
400, 401 , 402. 403. 404, 410. 420. 430. 440, 490 i 499
jEZ. iJvsTiTr/TO »'r»aeio.\\ií.
isí)
500.501,502,503,504, 510.520.530.540, 590 1599
GOO, HOl, (102, 603, 604, 61 o! 620, 630, 640, 690 i 699
etc.
900. 901, 902, 903. 904, 910, 920, 930, 940, 990 i 999. (1)
n.
arjiíi los oíirartércs romanos.
I. V.
X
L.
0
D. M,
que
siíi-nifican 1. 5,
10.
50,
10(
, 500, 1000.
1
(■ o..TÍl.e I
30
^íC escribe XXX
;>
íí
40
XL
3
iir
50
í^
4
IV
i;o
LX
,",
V
70
LXX
6
vr
8(1
LXXX
7
vir
90
xc
s
. .. VlII
100
c
9
JX
200
co
10
X
300
eco
11
.. xr
400
..CDóCCCO
12
X!I
500
. .. D
13
xrir
600
DC
14
XIV
700
POG
15
XV
800
. ., DCCC
16
XVI
900
CM
17
.. xvir
1000
M
20
XX
1883
MnCCCLXXXIII
30. Al número 999 aumentado de una unidad
se h ha dado el nombre de millar; hemos visto
en !a numeración hablada que este último núme-
ro forma una nueva unidad principal, una segun-
da clase que como la primera se compone de tres
órdenes; las unidads, In.s dor.nas i las centenas
de mular: como se salie, noi- nu-dio de esos nue-
ve caracterpsocifras.se rei)res man 1 s unidades,
las decenas i las centenas sim|jles, del mismo mo-
do con esos caracteres se sabrá representar las
unidaiies de miilai' que ocupan el cuarto luchar ha-
cia la izquierda; las tlecenas de millar qu ' ocupan
el quinto i las centenas que ocupan el sesto luyar.
Se forman'u-, de !a misma manera los millones,
los mulares de miilon &. qu'MT;presentarán la ter-
cera, la cuarta clase &• i se compondrán como las
unid.ades simples de tres órdenes de unidades ca-
da clase.
nidades, mientras que su valor relativo es 4 cen-
tenas de millar, 1 millar, 3 centenas sinples, 2 de-
cenas simples i 5 unidades simples. Se ve que
el valor de la última cifra 5 es siempre el mismo.
De manera que cuando un número no está for-
mado mas que de una cifra su \-alor absoluto es
icj'ual a su valor relativo,
32. Se llama base de un sistema de numera-
ción, el número que indica las veces que una uni-
dad de un orden cualquiera contiene a las unida-
des del orden inmediatamente inferior.
La base es igual al número de caracteres em-
pleados en el sistema. Nuestro sistema de núme-
nacion se llama decimal porque tiene por base 10.
TERCER CUESTIONARIO.
25 ¿Qué es numeración escrita? — ¿Cuáles son los ca-
racteres que so eiij^lean para representar ios números?
27 ¿Cómo .se representan los nueve primeros números?
28 ¿Quó ese! coro? — ¿Para qué sirve el cero!'' — Dar a
conocer como con el auxilio do los nueve primeros nú-
meros i el cero so pueden representar las decenas. —
¿Cómo se obtienen los números comprendidos entre dos
decenas consecutivas;''-29 Dar a conocer como por medio
de los nueve primeros números i ol cero se pueden re-
presentar las centenas. ¿Cómo se obtienen los números
comprendidos entre dos centenas consecutivas/'-30 ^iQué
es un millar? ¿I un millón? — Cómo se representan las
unidades, decenas i centenas de millar i do millón? — 31
¿Qué se entiende por valor absoluto do nna cifra? ¿Qué
se entiende por valor relativo?— ^32 ¿Qué es lo que se
llama base de un sistema de numeración;'' ¿Cuál es la
base de nuestro sistema de numeración?
O-rana^tioa. infantil
PARA LOHNIXO.N' AMERICANOS,
M.WTÜ.I.A.
3 i . De todo lo que se
ha diclio 1
esulta que ¡as
ras t!en(>n do; vp.Io;-*
u- \'a]ora¡.::..hi:o(!
V dep.-nd
■ lie la forma
Prqfemr de la Lempia i Litoral i'ra F.ííu
irniver-^i'lail ih- Ki(i-ri-( Yi,,-!,-
(Continúa.)
2 - X'alor relativo (¡u^- depende del luqar que
ocupa i que es por f onsic^uiente variable.
Asi en el numero 50 el valor absoluto de la
cifra significativa es cinco; su valor relativo es 5
decenas ó cincuenta unidades.
Supongamos el numero 401325 el valor abso-
luto óle las cifras 4. i. 3. 2. 5. es 4. 1, 3, 2. 5. i;-
1 1 ai ademas sílabas o palabras que antepuestas
a otra varian la significación de esta. \'. g.
ab i abs - s-eparncion
( gar anterior
a)>suello
abstener
anteojo
antediluviano
(1) Lof; rniuano.:! -íp ^orvi^^n de otra> cifras distir.tas !
(lelas que nosotros eni|ile;uuos. r-iiyas cilVas la-; usamos j
para deteraiinar ol Tiúmoro de na capitulo, titulo ote. i
Una recta puesta sobre un número la hace mil veces |
iiiavof: dos rectas paralelas colocadas en el niisjno luuar j
¡o iiaccn ui! millón de voces ma^•or. ¡
vale tanto
conin contra
co. con 1 coin -; compaina.
antijíapa
antipolítico
corredactor
condiscípulo
compadre
140
KIjJjySTlTVTO jy^CIOJY^t..
de, (les, J lo contrario
<ii. (li.«. ¡ ilol simple
•slra I fiicr/a
^-í>
1 im -^ ffP'ieralmpnte
' ( negación
jtos I (le^pues
ro I repetición
seini I nieriio
siili I dehnjo
fras j al travos
traiis ( do
ultra I mas allá
deponer
descomponer
dificil
disfavor
estraordinario
kidigno
imprudente
posponer
rocnlontar
semicírculo
subteniente
trasatlántico
transparente
de
es aumentativo, v. g. , fusilazo, no es fusil gran-
de, sino el tiro del fusil o el golpe dado con él.
Los siguientes son aumentati^•os que tienen
una forma irregular;
^ pernaza, de pierna. bonazo, de bueno,
boyazo, de buey. longazo, de luengo,
corpanchón, de cuerpo, poblachon, de pueblo.
Ejercítese al alumno en poner ejemplos sobre
los afijos i prefijos que se enseñan en esta lección, i
"Nuestras vidas son como rios, que corren al !
mar de la muerte: las aguas de los rios son dul- :
ees, pero su fin es entrar en las amargas aguas I
del mar. Dulce es esta \ida a sus amadores mas j
será amarga cuando llegue a la muerte. VI para- '
dero de las sabrosas aguas de los rios es amargo,
i el fin de la vida del hombre es acedía. Las \ a-
nidades que aman los mundanos, sin falta ningu- \
na vienen a reriíatarse en tristezas i pesares, co- i
mienzan en bien i acaban en mal: la entrada es '•■.
alegre i mui triste la salida. Si quieres pensar |
cuanto mas grande es el tormento que el deleite, |
rado renunciarás semejantes vanidades: no
DIMIMTIVOS
ceguezuelo. de ciego,
netezuelo, de nieto,
serrezuela, de sierra,
indezuelo, de indio,
cornezuelo, de cuerno
esportilla, de espuerta,
portezuela, de puerta,
aldehuela, de aldea,
cii núcela, de caña,
demoñuelo, de demonio,
riachuelo, de rio.
tamanizquito, )
te verás caido en l;i culpa, ni en la tristeza que i
muerde tu conciencia. Breve es lo que deleita ]
i eterno lo que atormenta. No te cebes en las \
vanidades que el falso mimdo te dá; antes pon |
tus ojos en lo que han de parar. Dios dice: con- i
vertiré vuestra fiesta en llanto i vuestro gozo en '
lloro. La riza será mezclada de dolor, i los es- I
tremos delgozr) ocup:ui las lágrimas." — Frai Die- j
go de Ksteíla. \
LECCIÓN VIL
ArMEXTATivcs 1 nnuNu-rivos.
Por medio de ciertas terminaciones aumentati-
vas i diminutivas espresamos la significación de
los nombres i adjetivos; así pues, ¡lombron, signi-
fica un hombre mui grande; hombrecillo, uno mui
pequeño.
Las terminaciones mas usadas de los aumen-
tativos son: (W, (IZO, ote, v. g., hnmbron, hombra-
zo, hombrote.
Las terminaciones mas usadas para los di-
minutivos son: iio, illo, iielo, ete, in; v. g., hom-
brecito, hombrecillo, hombrezuelo, vejete, espa-
dín, peluquín.
Sin emliargo, no se crea que siempre azo
tamarrusquito, \
de tamaño
dentecillo, de diente,
pedrezuela, de piedra.
ventrezuelo,de vientre
Ijoyezuelo, de buey,
costeciüa, de cuesta,
osecillo, de hueso.
correluKíla, de correa,
callejuela, de calle,
fehuela, de fea.
navicluielo, de navio,
costanilla, de cuesta,
calecico, t!e cáliz.
Casi todos los diminutivos d(í los nombres
proi)ios son irregulares, v. gr.;
AL
de Mí
Maricuela, )
Antoñito, de Antonio.
Perico, de Pedro.
Paco, de Francisco.
Matihuelas, de Matías.
Manolo, de Miinurl.
Pepe, de José.
Bélica, de Isabel.
Concha, de Concepción.
"No ha muchos años que d^ un lugar de
Estremadura salió un hidalgo, nacido de padres
nobles, el cual como un otro Prodigo, por di-
versas partes de España, Italia, i l'iandes andu-
vo gastando, así los años como la h¡acienda; i al
fin de muc'aas peregrinación* s, muertos ya sus
padres i gasU d.i su patrimonio. \iriO a parar
a la gran ciudad de Sevilla, donde halló ocasión
mui bastante para acabar de con.sumir lo poco
que le qued;il)a. X'iéndose pues tan falto de
dineros, i aun no con muchos amigos, se aco-
gió al remedio a que otros muchos peididos
en aquella ciudad se acogen, que es v\ pasarse
a las Indias, refugio i amparo de los des;impa-
rados d(* Esjiaña, iglesia de los alzados, salvo-
conducto de los homicidas, pala i cubierta de los
jugadores, añagaza general de mujeres libres,
engaño común de muchos i remedio particular
de pobres. En fin, llegado el tiempo en que u-
na flota paitia para Tierra firme acomodándo-
se con el almirante de ella, aderezó su matalotaje
i su mortaja de esparto, i embarcándose en Cádiz,
echando la bendición a España, zarpó la flota
i con general alegría dieron las velas al viento,
cjue blando i próspero soplaba; el cual en pocas
horas les encubrió la tierra i les descubrió las an-
chas i espac'osas llanuras del gran padre de las
Mil. IJV'STITVTO J\*Ji4IOJ%\lJL.
141
aguas el mar Océano-
trcmrño. )
-(Cervantes. E! Zeloso Es
LECCIÓN VIH.
Numerat.es.
á>
Los nombres que sirven para contar se lia-**
man numerales, i se dividen en cardinales i or-
dinales. Cai'ditiales son los nombres de número
desde uno hasta un millón, como uno, dos,
tres, &c. ordinales los que sirven para contar por
orden i son: primero, seg^undo, tercero, cuarto,
quinto, &c.
Ninq^uno de los cardinales tiene plural, i solo
lino tiene terminación femenina. Uno pierde la
o dcíiante del sustativo o adjetivo, v. g-., un c^^rande
hombre, un lápiz.
Ciento pierde la sílaba A) antes.d(íl nombre, x.<¿.
cien 'toldados.
Para los dias del mes, escepto el primero, se
usa de los cardinales, v. o., estamos a primero de
Noviembre, tal hecho sucedió el veinte ¡ cinco de
Acjosto.
lüi las cartas se usan estas dos formas:
•Nueva York i Enero 27 de I8T4.
Nueva York. Enero 27 de 1 874.
"Honrar al amii^o muerta es relijion;i honrar
al rnemi;ío nuierto, n-üio 1 i ¡lonra. Quien afren-
ta o consiente que afrent'M a su enemi^í-o difunto,
miserablemente se confiesa dichoso, e infamemen-
te! cobarde, pues ni pudo vencer su vida valiente
ni su muerte disimulado. El que llora, i alaba a
su encmioo y:i difunto. m:iestra mañoso, que si
no le pudo vencer, esperaba vencerle: que le
paiiecia constante i no le temia rendido." — Q?ie-
zvJo. (Marco Üniío.)
Liis Fr.LiPK Mantilla.*
( Continuará. )
:n: - -— -
Vor Vukro Piijul rahdrátüo de fiJosofio -,:.
rUi (le hiJHoscfia Jel Ins'tH'fo Xoc!
(Continúa.)
Xo sf> lian (lirijido todas eíus máximas á laconeienoia
í'oino (iosmas que impusieran la autoridad de mi pueblo
ó el prestijio de un saláo; se han aconsejado Cíjmo produc-
to? de la razón filosófica, como cosecha recojida en los
trabajos del espíritu sobre la naturaleza. Refle.xióuese,
y se verá que nada hay de arbitrario ni de gratuito
f.'u cada principio: á medida que mas la razón se e-
leva |)ara comprender, con mas entusiasmo sanciona las
trrandes lecciones i mas verdad encuentra en ellas.
Los hombres y los países dftja antigüedad tropeza-
ban con inmensas diíicultade^iviondo bajo sistemas
y doctrinas dictados por la fuerza: librarse de los e.-;-
coUos, suprimir los obstáculo^, pacificar las institucio-
nes, elevar la vida, debía ser ft^mision do los fdóso-
fos que no dejaban dormir su -ánimo en tristes reali-
dades: si existe la ^naturaleza, In natui-aloza tiene sus
procedimientos y su" lójica, y ló¡ica y procedimientos
para solicitar 1»' «ijíjordancia debe tener !a razón. A-
sí, del estudia, de las investigaciones en el mundo mo-
ral fueron aürjiendo aspiraciones, abrigadas durante
siglos cu el seno de las escuelas (> on la conciencia
de los pensadores; idétiles de reforma (]uc lentamente
irían sensibilizándose en la humanidad y cu los pr.e-
blos. Las leyes se inspiran ya cu los manantiales de la
filosofia, y en las sociedades mientras aceptan y de-
ciden nuevos adelantos, piensan la manera de esta-
blecer otros que sumen garantías, bienes y prosperi-
dades; que fijen derechos y los iiagan mas ínperece-
deros. Pertenecer á diver.sa nacionalidad no nos es-
cusa del cunplimionto de los deberes estrictamente mo-
rales: el honor, la vida, la lil)ertad. la prosperidad.
el derecho al cambio y á todas las relaciones admi-
tidas como de universal carácter, no se identifican con
ninguna nación, sino con toda la humanidad: esas pro-
pfedades son del hombreen toda la superficie del pla-
neta: la cultura modernti, obedeciendo á la filosofía
moral, las garantiza y las impone.
Mas determinados aun que los deberes para con la
humanidad, son los que estaldeeon los principios de la
sociedad política: las leyes regulan el modo de relacio-
narse los ciudadanos entre si y los ciudadanos con el
Estado. El sustantivo -'Estado" tiene dos acepciones:
llámase, por lo que respecta á su constitución interna,
al conjunto do los ciudadanos que componen el cuerpo
de la nación, y por lo que afecta á la representación, es
la .suma de los poderes públicos de la .sociedad. El lazo
de la sociedad es la ley y puede darse las que prefiera.
Poro la libertad y la independencia política de los Es-
tados ó Naciones no les dispensa del deber de sujetarse,
en cuanto posible sea. á las leyes naturales que han de
servir de modelo. Asi á nombre de la autonomía nacio-
nal no podría barrenarse el derecho humano sin incurrir
en grave delito, no podría debilitarse la personalidad sin
desconocer los fines mismos á que la sociedad ha de con-
currir. Deber es de los ciudadanos y de sus representa-
ciones lijar garantías á cnanto c! hombre necesita para su
desarrollo: deber inspirarse en lo que haya de engrande-
cer á los hombres. Las obligaciones morales han de ejer-
citar.se en la sociedad política de una manera reflexiva:
I no.se puede hacer irresponsablemente lo que s? quiere.
1 si no lo que .sea bueno y justo en el concepto moral.
La sociedad no ha podido formarse ni se ha loniKiiio
j Tior un contraro especificativo de sus medio- ! de -iis
])ropósitos, pero la ficción de Rousseau que a-i ¡o -i;])0-
no, entraña una aspiración lev.antada y noble: r^f.wi Ia-.í
que fueren las formas que han asociado los ho.;i!in;<.
generalmente la fuerza, imposible es no presninir (¡ue
cada hombre entraba con derechos y deberes iyüiles:
imposible no suponer que cada uno de los individuos
pretendería aumentar sus recursos y uo aniquilarlos u¡
disminuirlos. Todos pues, desde la edad adulta, deben
tener representación porque todos componen la patria.
La moral individual debe tender a las leyes y a las
instituciones mas justas: en vano la filosofia habría des-
cul)ierto principios superiores si estos no se aplicar;ui a
la vida social; en vano los ])ensadores prodamarian la
igualdad de naturaleza, y el derecho á las múltiples ma-
nifestaciones del pensamiento, si no hubiese de dominar '
mas que el privilegio de alguno á la intolerancia moral
y política. El estado mas justo es el que mas se apro-
xima á una sana y pura moral. Las leyes deben tener
142
111. IJVSTJTVTO JWlClOJy^lI..
un carácter general dirigiéndose á fortalecer las fuerzas
individualea por las cualéfi se robustecen las colectivi-
dades: la primera sanción ha de ser la de los derechos
inherentes á nuestra naturaleza, y la de la libertad por
la cual se hacen eficaces Ja*? ialtores del pensamiento y
los resultados de la ciencia. Establecida la libertad,
todos los ciudadanos pueden revelar diversidad de opi-
niones y divulgar sus ideas, pero deben cumplir las le-
yes, aunque con ellas no estén de acuerdo, mientras no
sederogncn: la tolerancia es el alma de la libertad; sin
tolerancia solo es la libertad una fórmula vacia de sen-
tido. Pero si una ligida moral impono la tolerancia y
respeto hacia los qne profesan distintas doctrinas, no
puede obligar al silencio, úá que se deje de combatir
en la esfera intelectual lo que se juzgue erróneo ó per-
judicial para el porvenir de los pueblos ó para el ejerci-
cio y las costumbres privadas.
No deben abrazar las leyes si no lo qne corresponda á
las relaciones de los ciudadanos entre sí v de los ciuda-
danos con el Estado; mezclarlas en el fuero interno del
hombre, en los hábitos y modos de la vida íntima,.es
quitar el puesto á la moral independiente y reemplazar-
la con nocivas consecuencias.
Las leyes mas difíciles y de mas trascendencia son las
penales; importa que sean justas antes que crueles, y que
se dirijan á la condición moral del culpable para procu-
rar su mejoramiento y enmienda, que haya la correlación
posible entre el delito y la pena, que sean claras y que á
todas las posiciones alcancen sin que se desnaturalicen
en su aplicación: siendo indispensable establecer que la
ignorancia de la ley no absuelve al que delinque, V-on vie-
ne que todas las clames sociales se instruyau en los códi-
gos, i^c se lean en las escuelas, y que po'r todos se pene-
tren las responsaliilidades á que llevan ciertos actos:
debe ser (admitiendo el modo de pensar de Platón) mas
penado quien mejor conoce las leyes; pero si todos las
conocieran, se evitaba la atenuación para la ignorancia
que alguna vez es maliciosa. Es conveniente motivar la
ley haciendo comprender su justicia, su carácter y los
fines á que tiende para que sea mejor aceptada y fiel-
mente interpretada.
(Continuará.)
LECCI(3NES
De Física expcriviaital precedidas de algínias no-
ciones de Mecánica, para uso de los niños, por
el T)r. Bario González, Profesor de Mecá-
nica y Física eñ el Instituto Nacio-
nal de (hiatcmcJa.
(Conlinúa.)
LECCIÓN VI.
IlMvV DK I.A Pk-ív.NTFZ.
3. Oolillicrioil.- -Pueden los niños te-
ner idea de lo que los físicos llaman fuerza de a-
traccion ó,^simpleinente atracción, observando lo
que sucede con un imán. — Cuando un imán se a-
cerca á im clavo de hierro, á una aguja ó á un po-
co de arenilla se ve que estos cuerpos i>e precipi-
tan hacia el imán al cual quedan unidos. Pues
bien: esta acción que el imán ejerce sobre dichos
cuerpos es una fuer/a de atracción.
Enteramente análoga á esta fuerza es la que la
Tierrra ejerce sobre todos los cuerpos que están
en su superficie. Por experiencia diaria vemos que
si un cuerpo que tenemos en la mano dejamos de
sostenerlo cae a la superficie de la Tierra, que las
f ífutas maduras caen también de los árboles y. en
"^neral, que todo cuerpo lanzado al espacio ó a-
bandonado á sí mismo se precipita hacia la super-
ficie de la Tierra. Todo esto se verifica en virtud
de la fuerza de atracción de la Tierra, fuerza cjue
¡ también se AcnomxnTí pesantez ó gravedad.
j Vi, Dirección de lii pe.sjíBite»:.—
j Cuando un cuerpo se deja caer de una altura se
I nota que sigue en su caida una línea recta, y sino
encontrara obstáculo seguirla cayendo en la mis-
ma dirección hasta el centro de la Tierra. Esto se
verifica para todo cuerpo en cualquier punto de la
Tierra; de suerte que todas las líneas rectas que
los cuerpos siguen al caer van á parar al centro
del globo, como lo muestra la Fig. 11^. Esa lí-
nea recta que un cuerpo sigue en su descenso se
llama la vertical.
Fig. VI.
*t. l>etei*uiiiiacioii <li> la verti-
cal.—Para determina; la \ercic,\l en cuaujuier
punto del globo, basta -.u-;:j ';i ! r d • un hilo una
bolita de plomo B ó cLn.iqnt'- .>:-> cuerpo pesado;
dejando este iiilo en quieru^l _\ iij;) por su extre-
midad superioi- :\, niaica naturalmente la direc-
ción de la pesantez o la vertical, Fig. 1 2 '^ . Este
pequeño instrumento se llama planada.
€^
B®
FiíT. 13,
La plomada marca constantemente la dlreedotl
de- la pesantez; sinembargo la proximidad délas
r.L, IJ%*STiTf:Tl¡ .«. «i^j ^ií.Wiá.
i i;
grandes montañas, como el Chimborazo, lades\¡a
de !a vertical unos pocos segundos de grado.
'I, I4I0SI, del peso.— Cuando sostene-
mos (ín la palma de la mano un cuerpo, observa-
mos que ejerce sobre ella una presión mas o mé-
no.í grande; esa presión da idea del peso de un
cuerpo y no es mas que el resultado de ¡a fuer/:a
tle atracción de la Tierra ó de la pesantez. Así,
si no hu!)iera atracción terrestre los cuerpos no
pesarian.
•». IjO>í Sllltt|>l>(1si!>i. — Una vez que los
niños han adquirido la noción de la pesantez, no
les parecerá extraño que los hombres, los anima-
les, los edificios, &., del henij.'iferio opuesto al que
habitamos, se sostengan y permanezcan en él, co-
mo acontece en el nutístro. Porque alguno creería,
no sabiendo cjue hay atracción terrestre, que los
antípodas para no caerse, por estar cabeza abajo,
como se dice vulgarmente, deberían permanecer
pegados á lasupL'rficie del suelo, como las mos-
cas á un cielo raso. Pero, en primer lugar, obran-
lio la pesantez en todos los puntos del globo, sos-
tiene ó solicita á todos los cuerpos; \' en segundo
lugar como dice Mlle, Rey: "nosotros llamamos
ad'.rjo á todo lo que se aproxima á la Tierra y ar-
rii>a á todo lo qiíe de ella se aleja; pero la 'Tierra
misma no tiene ni arriba ni a'Mijo: existe rodeada
del aire (la atmósfera) en un espacio inmenso. Así.
cualcjuiera que sea el lugar de la Tierra que ha-
bitemos, tenemos siempre los pies abajo y la ca-
beza arriba, pues nuestn s pies están en la 'Tier-
ra y sobre nuestra c;ibfz!i tenemos el cielo (el
espacio.)"
MÉTODOS 1)K IXSTRUCCIO.X.
l'(in .lAMlCS ¡'VI.I.; WirKKÜSUAM,
' Dirrrlor (fe h-is Esruclas A'nri)ia!es th I'i'nfíilvaiñn.)
Para Ncr Maestro st* iifipevltn una i>r<*¡)arae¡oii
e>iiH*í'hiS.
(f'ontinúa.)
Las pt'fsouas que han sido bien oafienadaf? deben !in-
ber aprendido algo acerca de los métodos que con ellas
se emplearon; pero para poder aplicarlos a su ve/, es
preciso que estudien cuidadosamente todos sus detalles
i los principios sobre los' cuales se fundan. Como pn-
sajeros de un buqué de vapor o de un ferro-carril, los
pupilos suelen hacer rápido curso hacia el fin de su jor-
u:tda sin reparar la vía por donde" marchan. Los mé-
todos de enseñanza no pueden estudiarse incidenfaimeu-
te Ellos tienen su ülosOfia propia i deben constituir un
■objeto delinitiVo de estudio. Laliabilidad para enseñar
pÍBíde adquirirse, — ciertamente.' — en la práctica dclas
eiícuí'tas sin previa, prepiti-acion es.iiecial; pero en eseca-
síi-st! adquiere siempre- a mucho riesgo del maestro i
con miieha péniidatle los pupilos. Nudie necesita mas
aprovecharse de la idea de la esperiencia de los otros
que e! luíipstro: p,«irqiie lo^ errores de nadie pueden ~or
mas difícilmente enmendados que los suyos. El talen-
lenío para enseñar y)arece en álcennos hombres innato;
pero esto que también sucede en las demás profe-jones
no puede citarse como un arjíumento contra la necesidad
de prepararse de un modo especial cuando no se tiene
la certeza de haitcr reciliido tan altos favores de la n;i-
tu raleza.
1:1
,v/,'0 (///«'. sr//.o'
(uiiiinsii-it i .V.' iir.l,irr)ia
ildadofT'b
instiMii
La diciplina da poder.
dos sirven demás en un campo de batalla que sen
tenares de visónos reclutas, líl capitin de un bu
que, el superintendente de una factoría, el jefe de ui;
qjéreilo deben adquirir por la disciplina destreza 'pro-
fesional: el conocimiento de los ])i-íneipios
de laad-
ministi-acion i probierno de las escuelas i la .habilidad
para aplicarlos se adquieren por el mismo camino.
El profrreso piícde ó.sperarsc en la enseñanza si los
lÉIaés tros hacen uso de la esperiencia de sus predece-
sores como' de un punto de partida para sn^ pr(Spias
invostij^aciones. iberia iifrau locura cerrar, los oídos
a losconsejqs de homln'es buenos i sabios. (p»e nos in-
dican la manera de evitar el error.
No .se puede descansar mas en la aptitnil nnlui:il.
tratiíndose de la adríiinistracióii i «robiei-no de una e<-
■ cuela , de lo 'que se decansa en ella en la profesión
de las leyes o la medicina.
Daremos alt^unas razones adicionales en favor d<;
nuestro aserto, que son de diferente clase que las an-
teriores, pero no menos convincentes.
1. Se necesita \á preparación especial por parte de
los maestros para hacer de la enseñanza una iirofesini.,
■ Si la instrucción eí el único reipiisito para .«er mar-
tro, todos los hombres instruidos son mne,--trns. o imi'
den eonverlir.se en tales. sienVpre que cu ('iii¡ii<'-;is m;! •
proveclio.-'Us no obtenían Imen resuliail'i. I.i i'ii--
ñatiza ser.-i entonces una especie do campu idiium -in
limitación de lineas profesionales. A conseciiciici;! de
ello los maestros darán poca importancia i lij;ii;in jm-
co iniei-es a su obra: habrá entre ellos p 'ca u!iid;¡il ili'
esfuerzos, i se dejará sentir una necesidad iícncra! tli.- ■■
te sentimiento de clase llamado espirUu de (■Hn-¡i't nw es
esencial para la existencia de toda profesión, i .sin el
cual la enseñanza no ywdrá ocupar entre las profesiones
el rango que esperan los maestros, ni satisfacer^ por el
valor de sus productos- la razonable: éspectacion del
jiiddico.
2. Se nscesita la preparación esi»ecial prtr parte (le
los maestros para hacer dejjp, enseñanza un ncírocii)
permanente. — Al presenta ni. igun otro .género do ii<-
gocios está sometido a tantos cambios como la'enseña li-
za.—F]s positivo que de aquello.s. que en un .^uo ¡uní
*estado encagados de nuestras ificinIaii,.coim'Vis\ solo !a
dos terceras partes, i en algunos lugares solo la niiia<l
permanecen en ellas el siguiente. Ta« frecuc^ltesca^nbios
no tienen lugar en ningún otro asunto, i son ju'odueidos,
en parte por lo menos, en la profesión- de los maestro.s,
por la opinión admitida por muchos de que todo el mun-
do puede enseñar. La consecuencia de esta o|)inion es
que miles de personas se encuentran ocupamlo la posi-
ción de maestro que jamás intentaron pcrntaneóbr en
ella, adoptándola solo para adquirir algún dinero, pa-
. ra aprovechar alguna, oportunidadíf.le adelanto, o nian-
tener.se en espem de otro género de negocios, i á quie-
nes la, .necesidad,— bien enojosa para ellos. — mantie-
jie en las escuelas. Una escuela bien dirijida por es-
ta clase do per.son-is será- la escepcioa de la regla.-.
No han hedió prejjaracioa especial para ser maestro^
i no considernn que el sostciniiiiento de su vida o s-a
144
m:í IJVSTMTVTO jr^Aciojy^i..
reputación depende do su t^xito como talos; i como no
se encueníi'a Imjo el influjo de ninguno de estos mo-
tivos, que son los que producen ¡grandes esfuerzos, no pue
de esperarse que demuestren mucho inton^s ni desplie-
guen notable liahilidad en la enseñanza. En la mis-
ma j)ropoi-ck>n en que los hombres gastan tiempo, di-
nero i trabajo al dedicarse a cualquier género de ne-
gocios, estará su repugnancia a abandonarlos, — i has-
ta que el publico no reconozca la verdad que venimos
sosteniendo, no nos veremos libres de los perjuicios que
produce el frecuente cambio de maestros, ni se descarga-
rá la profesión de la enseñanza de esa horda de intru-
kios que ahoi* la turban, i que reducen a tan [)ooo la re-
muneración que le corresponde.
3. Para la preparación especial de los maestros se
han hecho esfuerzo-; con resultado satisfactorio. — La
Priisia ha verificado en una gran escala el esperimento
de pieparar maestros, i tanto el gobierno con.o el pue-
blo se encuentran satisfechos del éxito. Austria, Fran-
cia e Inglaterra tienen escuelas para maestros, i consi-
deran esto como una parte esencial de su sistema de e-
ducacion. Hombres como Dinter, Cousin i Broughajy
han alwgado por el establecimiento de las escuelas nor-
males. Éstas escuelas lian sido establecidas en muchos
de nuestros Estados Americanos; i aunque lian encon-
trado marcada oposición, en todas partes han obtenido
«señalado éxito. El publico ha visto inaestrfis qne lian
liecho preparación especial en las escuelas normales al
ludo de^tros que no la han hecho: con la perspicacia ca-
racterística de nuestio pueblo se han comparado los iné-
ritos respectivos de los unos i los otros, i para compren-
der cual ha sido el resultado basta ten -r en cuenta li-
beral protección que dichas escutlis reciben, i los in-
llures de pesos que í^e gastan anualmente en su sosteni-
miento.
L^'S razones esplieadas son suficientes para mostrar
que los maestros requieren una preparación especial, i
su desenvolvimiento pare(;e apropiado para servir de
introducción a una obra sobre enst ñanza que rieiule a
contribuir a la preparaciim indicada. Invitamos a todo
el que siendo maestro, o proponiéndose serlo, sienta la
necesidad de una preparai ion es[)ecial a estmliar el con-
tenido de las siguientes páginas, esperamlo queno solo
encontrará en ellas algo que aumente su aptfud para el
desempeño fie las arduas tareas del profiísionado, s'no
algo que elevará sus ideas sobre la importancia i la
«lignidad de su misión.
P n 1 N C I P I OS K.S E X C I A I .ES.
El perfccionamiento humano es la gran aspií-acion de
toda educación bien dinjÜla. El maestro tiene sienpre en
su mente el ideal del hombre cuyas perfecciones ha
de realizar en los niños sometidos a su cniílado, (ío-
mo el escultor realiza los tipos que crea su fantasía en«
el -tosco mármol que yace inanimado ante él. Conteni-
dos en el gran fin de ia educación hai otros fines subor-
dinados, como el de adquirir conocimientos, obtener dis-
ciplina, levantar la mente á la contemplación de lo bello,
lo bueno i lo verdadero, i ¡lonernos en aptitud de llenar
pu la mejor manera [>osible nuestro.s deberes para con
los dema.s hombres i con Dios.
Dado que este es el verdadero concepto que del>einos
formar acerca del Un de la educación, a la materia que
sirve de base a un sistema de enseñanza corre-<poiiderí:
1- * — La bttturaleza de la cosa sobre que va a operarse,
o séunse las capacidades edui-acionales; 2.® La uatuní
leza de los instruíucntos con que ha de operarse, o los
medios educacionles: a. ■=■ La manera de realizar la od*v
ración, o los métodos educacionales.-- Del mismo modo
pudiera dividirse en tres partes un sistema de .\ffricnl-
lura: la que (rata de los medios de fertilizarlo i de tra-
bajar en él, i la que trata de los métodos para aplicar
loa medios al deseado fin. Un sistema de Medicina se
forma así mismo con la Anatomía, la Fisiolojía, la Far-
macia i la práctica de la Medicina.
(ContinnarA.)
Astronomía Popular.
Júpiter i Saturno, los planetas mas grandes de nues-
tro sistema.
La bondad de la estación, el despejo de la atmésfera
i la hermosura de las noches en Guatemala, i sobretodo,
la favorable posición spi^ actualmente tienen en el cielo
Jíipiter i Saturno, presentan una buena oportunidad para
darlos a conocer a los niños i a las personas que no dis-
tineuen los planetas de las estrellas.
Tomaremos por término de comparación la hermosa
constelación de Orion por ser de las mas conocidas.
Las principales estrellas que componen esta constela-
ción meridional, son 7: cuatro de ellas forman un gran
cuadrilátero, en medio del cual hai otras 3 en línea recta
i bastante juntas que forman el cinturon de Orion i que
vulgarmente se llaman "Los Tres Reyes." La mas occi- \
dental de las 3 e:« mui notable, porque por ella pa.«a el
ecuador celeste. Entre las 7 estrellas princi[iales de
esta constelación, hai 2 úv 1." magnitud; a saber: la
del pié izquierdo que queda al sudoeste del cuadrilátero
i que se llama Rijel; i la que forma el hom''ro derecho
al nordeste, llamada Beteiíreuse; las 5 restantes son de
2. * nagnitu<l. La que forma el hombro izquierdo ii
occidental de Orion, se llama Hellatrix, i es niui útil
para las direcciones.
Al noroeste (íe Orion está la constelación Tauro, mui
conocida T>or un grupo de estrellas mui juntas i menudas
que se designan con el nombre de Pléyade.-!, i que vul.
garmente llaman Siete Cabritas o .Siete que lírillan.
Si desde la estrella iíellatrix i las Pléyades se til-a
una visual, se encontrará en su tránsito una estrella de
1. " ira<rnitud llamada Aldebarán. que forma el f>jo del
Toro (Tauro), junto a dos estrcllitas que vulgarmente
se llaman ojos de Santa ÍJicia.
Si ])rolongamos la recta que va desde Rijel a Bella-
trix. encontraremos en la parte setentrional del cielo ti-
na estrella de 3. * magnitud que forma la cstremidad
del cuerno austral de Tauro: la dercuerno boi-eal se ha-
lla en la prolon<raeion de una linea que saliendo de P.e-
teigeiise ixise por el cuerno austral. La eclíptica- ú ('•rbi-
tn dp ln Tierra pasa fior medio de anil>os cuernos.
Con estos datos podemos ya determinar la |Hisicion<le
los planetas Júpiter i Saturno.
F'n efecto, al norte de Orion i al este de A Mellarán, se
encuentra un astro grande i brillante, precisamente cu-
tre las dos estrellas que forman los cuernos de Tauro,
en linea recia con ellas. Ese astro es el planeta Júpiter,
que entra a la constelación 'l'auro con movimiento re-
trogrado, que es el que actualmente lleva; i dentro de
uiiii pocos dias se halwá desviado ya hacia el occidente,
formalído un triángulo con bis cuernos ele Tauro, con los
cuales está ahora en linea reetu.
Al sudoeste délas Pléyadas i al oeste de .\lde>)aráD,
se encuentra otro astro menos brillante que Júi>iter i
mas que Aldebarin, precisamente formando un triángu-
lo equilátero coa Júpiter i Rijel. Ese astro e.-^el plane-
ta Saturno que sale de Tauro i entra a la constelación
Aries, pues también lleva actualmente movimiento re-
trógrado. El hermoso anillo de Saturno se ve actual-
mente casi pcr[X'adic:uJar ul ecuador del planeta.
Santíxs Tori'ño.
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-ísif3f-i9^#á^
l'erimlico <i<^1icu4lo n In «liínsion de la lii-^triiccion Pi*hiiai*hi i Seciiiulaviu.
PuRMCADo B.xJoi.A pnoTRcnoN HRi, SfiSoii Jknbhai, .1. Rufino HAitiiios.
PllKSIDEXTK DK LA RePÚRIJOa I>B GiTATKMAI.A.
Fundador i Editor, Santos Toruno.
Administrador Edwin Rocktro'.i.
i\|íiM. 10.
(liiisileiiialsi, :tl de lanero lio l<S.S:S.
VOS.. I.
Influencia de In Tiistriiecr)n priiiinrin en Ins
co-itiiiiihre-i, en la moral públL'a, en la in-
dnstria I en el de juitoIío jí-ncral de la pros-
peridad de lo-< pneb!os, por M. L. i G. V. A-
nuin:'ite^tii.
(Coiitiiiúii.)
X
Las considuraciorioí! (pie proceden nos Imccn tener el
estnl)kriinieiito (Id una in?tniecion piiinaria Jeneral i
mediaiíaniento organi/aila como la condición cí^encial del
porvenir daCldle, de la iir.);3i)eridad futura de nue.xtrajpa-
tria
Sin la instrucción primaria no divisamos en la lonta-
nanza de los años ni;vs que atraso, ruina, dcs:nf)ral¡za-
tl cion, pobreza.
Sin la in>trucc!on primaria tememos nnicho que esos
irritoá de alarma lanzados contra las temerarias invasio-
nes de otra raza sobro el continente hispano-ameriea- -'
no, r^e conviertan al cal)0 do aliínn tiempo en campana-
das lie agonía para la nuestra; puesjdebe tenerse pre-
sento que en la tierra la ju-ticia no da siempre el triun-
fo. (|K0 el derecho no está siempre aLlado do la fuer-
za.
I í^i al percibir flotando al viento on Panamá i en Gua-
Íyaquil la bandera de los yankoes, no queremos ponernos
, a llorar como le iiizo Carlomagno al divinar desde las
' costas de Francia, perdidas entre las aguas i nubes del
mar, las primeras barcas de los normandos, debemos pre-
páranos, instruy(''ndonos, ilus'rándonas, haciéndonos tan
grandes como niiestro.s adversarios, pma c :i
vitable contra los audaces enemigoi (¡ue piel
pojarnos del suelo que posecmo-=.
Esto nos obliga a ventilar en sus i-olacioiios
,truccion primaria otra de las grandes ciiosíi
cupan los americanos.
Algunos publicistas cifran tuda la cspcr;!
América en la inmigración europea.
¡Cierto! /.quién In niega? |»(M-o ;.baj<) qu.' (
esa inmigración ser.i provccliosa?
Rso es lo (pie queremos ¡iclarar.
, Don .íiian IJaiilista .Vlbci- li. autoi' (pie
ícnsatez do juicio la inajia (l(> un c-lilo linain
do, ha escrito o! signiííntc t\\y/.n cu iina di'sii;
"■/"'
rf;,i..
l!ova iKir titulo: L'níes / /)//,,/<
Xdiioii i>i)Hlírn (h'Ul rcjíúhlicii iirc/tnli
"¿Cómo, on qué forma vendr.í on lo fntni-o el es-
píritu vivilicante de la civilización europea a nnostro
suelo? Como vino en todas épocas: la Europa n"S trae-
rá su espíritu nuevo, sus hábitos de industria, sus prácti-
cas do civilización en las inmigraciones que noscmia.
"Cada europeo que viene a nuestras playas nos
trae mas civilización en sus hábitos, que Icego eojiiunica
a sus habitantes, que muchos libros de fdo.-iofia So com-
prendo mal la perfccion que no so vo, que no se toca i pal-
pa. Un hombre laboi-¡oso es el catecisiiin ii;as edüicante.
^•¿Quromosplantar i aclimatar on Anii'iica la liber-
fflp inglesa, la cultura francesa, la laboriosidad del hom-
bre de Europa i de Estados Unidos? Traigamos pe-
dazos vivos fie ellas qn las eq.stumbres de sus habitantes
i radiquémoslas aquí.
"¿Queremos que loa hál>ito3 de orden, de disciplina e
industria prevalezcan en nuestra América!^ Llenémosla.
r.I^ iJ\\STiTt/TO J\*JiCIOJ\\fMl..
déjente que posea lioiidanieute esos liábitosi. EHoh son
pegajosos; al lado del industrial europeo pronto se for-
ma el industrial americano. La planta de la civilización
no se propaga de semilla sino con cstrcmada lentitud.
Es como la viña que prende i cunde de gajo.
"Este es el medio único de que la América, hoi desier-
ta, llegue a ser un mundo opulento en poco tiempo. La
reproducción en sí es medio lentísimo.
"Si queremos ver agrandados nuestros estados en cor-
to tiempo, traigamos de fuera sus elementos ya forma-
dos i preparados.
"Sin grandes poblaciones, no hai desarollo de cultura,
no hai progreso considerable, todo es mezquino i peque-
ño. Naciones de medio millón de habitantes, pueden ser-
lo por su territorio; por su población, serán provincias,
aldeas; i todas sus cosas llevarán siempre el sello mez-
quino de provincia.
"Aviso importante a los hombre de estado sud-ameri-
canos: Las escuelas primarias, los liceos, las universida-
des, son, por si solos, pobrisimos medios de adelanto sin
las grandes empresas de producción, hijas de las gran-
des porciones de hombres.
"La población, necesidad sudamericana que represen-
ta todo las demás, es la medida exacta de la capacidad
de nuestros gobiernos. El ministro de estado que no du-
plica el censo de estos pueblos cada cuatro año*, es inep-
to, i no merece una mirada del pais; ha perdidosa tiem-
po en bagatelas i nimiedades.
"Haced pasar el roto, el gaucho, el cholo, uuidad
elemental de nuestras razas populares, por todas las
trasformaciones del mejor sistema de instrucción, en
cien años no liareis de él un obrero ingles, que tra-
baja, consume, vive digna i confortablemente, l'oned
el millón de Imbitantes que forman la población me-
dia de estas repúblicas en el mejor pié de educación
posible, tan instruidos como el cantón de Jinebra en
Suiza, como la mas culta provincia de Francia: ¿ten-
dréis con eso un grande i floreciente estado? Ciertamen-
te que no: un millón de hombres en un terrritorio como
para cincuenta millones, ¿es otra cosa que una miscra-
blelpoblacion?
"Se hace este argumento: Educando nuestras masas,
tendremos orden; teniendo orden vendrá, la población
de fuera.
"Os diré que invertís el verdadero método de |)ro-
greso. No tendréis ói-den ni educación popular sino por
el influjo de masas introducidas con hábitos arraigados
de ese urden i buena educación.
"Multiplicad la poblncion seria, i veréis a los vanos
ajitadores desairados i solos, con sus planes de revuel-
tas frivolas, en medio de un mundo absorvido por ocu-
paciones graves."
Todo esto es excelente; también nosotros damos to-
da esa importancia a la inmigración europea; pero
con una indicación que vamos a indicar.
El señor Alberdi dice que la civilización es como la
vid que prende i cunde de gajo; pero para eso es preciso
que la tierra esté preparada,' abonada. El mejor vastago
plantado en un arenal no puede echar raices ni pros-
perar.
El Señor Alberdi dice todavía que un europeo labo
rioso es el catecismo mas edificante; pero para que ese
catecismo vivo propague su doctrina, es preciso que el
criollo sepa leerlo. El libro mas sabio puesto en manos
de un ignorante es letra muerta para su intelijencia.
La inmigración europea es uno de los elementos mas
influentes de nuestro engradecimiento futuro; peto para
eso es preciso que el pueblo chileno, que el pueblo ame-
ricano esté preparado para aprovecliar sus lecciones.
La construcción de escuelas es el antecedente indispen-
sable del trasporte de emigrados europeos; la organiza-
ción de la instrucción primaria debe concurrir con el fo-
mento a la inmigración europea.
No puede ni debe sacrificarse uno a otro el desarollo
de esos dos instrumentos de civilización. La enseñanza
que se adquiere en los libros es indispensable para que
fructifique la enseñanza viva de los hombres que perte-
necen a un mundo mas avanzado.
Si abandonaseis la instrucción primaria, si atendieses
solo a la inmigración europea, ¿sabéis qué s-ucederia?
En nuestros magníficos territorios se establecería i se
umltiplicaria un pueblo que llegaría a ser tan poderoso i
opulento como nunca lo fueron los mas célebres impe-
rios de la antigüedad, tan poderoso i opulento como los
americanos del norte; pero ese pueblo no tendría en
su cuerpo sangre de nuestras venas, no se compondría
de descendientes nuestros. La iírnorancia,la inferioridad
de una civilización mas atrasada aniquilaría, haria desa-
parecer de la tierra a los individuos de nuestra raza, en
presencia de los de otras mas háltil, mas enérjica, mas
productora. No se elevaría a la cultura el pueblo que lo
necesita, sino que se sustituiría un pueblo a otro pueblo.
Nos parece que eso seria resolver cl problema algo a
la manera de Alejandro Magno, pero debe tenerse pre-
sente qne la adulación puede sin ningún inconveniente
aplaudir a un conquistador la ocurrencia de cortar con
la espada el nudo artitício.«o que no pudo desatar; pe-
ro la cosa es mas grave cuando se trata, no de romper
correas de cuero, t-ino de estirpar naciones.
El problema es civilizar a un pueblo que está atra-
sado; no sustituir un pueblo a otro pueblo.
Para eso son necesarios el influjo de la escuela que
dé principio a la educación, i el ejemplo de hombres mas
morales e industriosos que la completen.
(Conthmará.)
NOCIONES
l>E JF.OMETRIA i:i^l<:ili:!\TiT^
ESCRITAS PARA LOS NIÑOS,
Por Sanios Toruno, Director del Inslitnto
Xadoiial de Gualejnala.
INTRODUCCIÓN.
Los niños encontrarán on este tratadito de Jeo-
metría muchas cosas útiUrs i entretenidas. Trata
de lincas como las que se hacen para formar las
letras; de ánjj^iilos, como las esquinas de los li-
bros; de contornos, como los muros o las paredes
que circundan un solar; de círculos, como las me-
cías de un carruaje; de óvalos i molduras, como
las que hacen los carpinteros en los muebles i los
albañües en las cornisas i portadas de los edificios;
i en fin, de otras muchas cosas intere.santes i fá-
ciles de aprender.
Los niños que sepan disisnguir todas esas cosas
con sus propios nombres, tendrán una conversa-
ción mas amena e instructiva; i si ademas saben
construirlas i conocen sus propiedades, podrán
emplearlas con mucha utilidad en los innumera-
2 bles usos prácticos que a cada paso se presentan
' en el curso de la vida.
LECCIÓN PREVIERA.
L — Todo objeto material se llama cu:rf>o fisi-
1:M^ WJh'STlTUTO JWiflOJWaL,.
I4t
co, i el tamaño de un cuerpo físico se llama aicr-
po jcométrico o eslension del cuerpo. Por consi-
guiente, el cuerpo fisico es el objeto que perci-
bimos,-i el cuerpo jeométrico es el espacio o el
lugar que ocupa el objeto; de modo que si el
cuerpo físico se quita de donde está, queda en su
lugar la estension que ocupaba o el cuerpo jeo-
métrico.
2. — Todo cuerpo es largo, ancho i grueso; el
largo se llama lonjitud; el ancho, latitud, i el
gru(;so profundidad. Estas tres cosas se llaman
dimensiones, de modo que todo cuerpo tiene tres
dimensiones.
3.— No hai ningún cuerpo en la naturaleza, por
pequeño que sea, que no tenga las tres dimensio-
nes; p;;ro hai circunstancias en las que solo preci-
sa (s.udiar dos o una sola, i entonces se prescin-
de c'e las demás.
4. — El tamaño de las cosas, o una porción de
espacio con dimensiones determinadas, se llama
esti'Hsiou; de modo que tenemos tres clases de es-
tension: de una, dedos i de tres dimensiones.
5.— La estension con largo, ancho i grueso, o
con las tres dimensiones, se llama cuerpo jcomé-
trico. Ejemplo: el libro representado por la figu-
ra 1 , es un cuerpo físico; i el lugar que ocupa, es
la estension del libro o un cuerpo jeométrico.
Fig. 1.— Cu^riio.
6. — La estension con solo largo i ancho, o con
dos dimensiones, se llama supei'ficie jeométrica.
Ejemplo: un terreno es una superficie material,
i el espacio que ocupa en largo i ancho, será la
estension del terreno o una superficie jeométrica.
Por consiguiente, im pliego de papel de china
finísimo, será siempre mui grueso comparado con
la superficie jeométrica, que solo tiene largo i
ancho; de modo que esta superficie debemos ima-
jinarla sin grueso ninguno colocada sobre la su-
perficie material que se considere.
Y'vi. 2. — Siiporficip.
7.— La estension con solo largo o con una sola
dimensión, se llama li.:ca jeométricci. Ejemplo:
un hilo representa una línea material, i la raja
(jue trazamos en el papel o en la pizarra, por fina
(jue sea, también es una línea material. La ver-
dadera línea jeométrica no puede \erse, i debe-
mos imajinarla sin ancho i sin grueso en el medio
de la que trazamos con la pluma, el lápiz o el
yeso.
Fig'. 3.— Linca?.
8. — La estension sin ninguna dimensión, se
llama punto jcoiuétn'co.
No hai nada tan pequeño como un punto jeo-
métrico. La punta de la aguja mas aguda, la
arenilla mas fina, son mui grandes comparadas
con él. Es tan pequeño que no tiene tamaño, i
no puede verse ni aun con el auxilio de un mi-
croscopio. Pero no es necesario verlo para es-
tudiar Jeometría; basta que sepamos la posición
que ocupa, es decir, el lugar en que está colo-
cado.
Para indicar ese lu^ar se marca un puntito en
el papel o en la pizarra; i en el medio de este
puntito debemos imajinar que está el punto jeo-
•métrico.
9- — Para distinguir los puntos en Jeometría,
se pone al lado de ellos una letra del alfabeto, i se
les di el nombre de esa letra, así se dice:
El punto a.
El punto /'.
10. — Para distinguir las líneas, también se po-
ne al lado de ellas una letra, o bien se ponen dos
letras, una al principio de la línea i otra al fin; i
asi se dice la linea A, la línea AB.
La línea A-
;o bien la línea A-
• B
1 1. — Si ponemos una serie de puntos, i entre
cada dos de ellos marcamos otros puntos, i des-
pués otros i otros hasta que no quepan mas i se
confundan unos con otros, obtendremos una h'pea
tan seguida como la que hubiéramos podido' tra-
zar sin levantar el lápiz del papel; cOmo se A>e en
A,A' i A". Esto nos hace comprender que toda
A " '"'"'
A'
línea está formada de puntos; que su principio i
su fin son puntos; i que el lugar en que se cor-
tan dos líneas no puede ser sino un puntó; co-
mo se ve en B i B'.
\
Fi?. 4. — InteríJecoion do dos lineuí.
12. — Si trazamos muchas líneas unas al laJu
148
JL'Z, ijysTiTVTO jyjMí^tojwrt..
de las otras, i entre cada dos de ellas trazamos
otras lineas, i después otras ¡ otras hasta que no
quepan mas i se confundan unas con otras, obten-
dremos una superficie; como se ve en A, B i C.
Fior.
5. — Formación ríe Ins
superficies.
Esto nos hace comprender que toda superficie
está formada de líneas; que sus límites o bor-
des son líneas; i que el lugar en que se cortan
dos superficies no puede ser sino una línea,
13. — Si colocamos muchas superficies una so-
bre otra, como están colocados los pliec¡^os de pa-
pel que forman una resma, obtendremos un
cuerpo con largo, ancho i «rrueso. Esto nos in-
dica que todo cuerpo está compuesto de superfi-
cies, i que los límites o caras de un cuerpo son
superficies.
14. — De lo espuesto resulta:
i.*^ Que todo cuerpo se considera compues-
to de superficies, i que los límites o caras de un
cuerpo, son superficies.
2. ^ Que toda superficie se considera forma-
da de líneas, i que los límites o bordes de una su-
perficie, son líneas.
3. '^ Que toda línea se considera formada de
puntos, i que los límites o estremos de una línea.
son dos puntos.
4. ® Que el punto es límite i elemento de la
estension, i que todo cuerpo puede considerarse
pulverizado o reducido a puntos,
1 5. — Finalmente, Jeometría es la ciencia que
trata de Ja estension.
CUESTIONARIO.
1. Qué es cuerpo físico? Qué es cuerpo jeoméírico o
CBlensioa de uu cuerpo? 2 Qué eslonjitud? 2. Qué es
latitud? 2. Qué es profundidad? 2. Qué son dimensio-
nes de un cuerpo? 2, Cuántas diraeusiones tienen los
cuerpos? 4. Qué es ostensión? 4. Cuántas clases de es-
tension haiJ' 6. Qué os superficie jeométrica? 7. Qué es
linca material i qué es linea jeométrica? 8. Qué es punto
jeométrico? 9. Cómo se indican i se distinguen los pun-
tos jeométricos? 10. Cómo se indican las líneas? 11. Có-
mo está formada una linea? 11. Qué son los estremos de
una linea? 11. Qué es la intcrscction de dos lineas? 12.
Cómo se considera formada una superficie? ,12. Qué son
los límetes o bordes de una superficie? 13. Cómo se con-
sidera formado un cuerno? 13. Qué son los limites o ca-
ras de un cuerpo? 14. Qué os Jcometria?
(ronlinnani.;
ELEMENTO.S
Para vso de ¡os nhtmnos dfl Institnfo Nariomd
de fíuatfiíw^t.
PRIMER CURSO.
(Continúa.)
^li^ETElíNTH I.ESSO^.
YOC. ADULAR Y.
Números OAuniXAi.ES i ordiwí.es.
Ono, Ihe first; 7aio. el pr'nnern.
Two, the second; dos, el nefjmido.
Tliroc, tlie tliird; fres, el lacero.
Pour, thefourth; niotro, d cuarto.
Five, tiie fiftli; duro, el quinlo.
Six, the sixtli; «•/>•, W .«eMo.
Heven, tlie seventli; siete, el -lél lino.
Eijrht. the eifrlitli; ocfio, d (xtai-o.
Xine, the ninth: inicvc, el noveno.
Ten, the tenth: diez. el déilmo.
Eleven, the oleventli; oim, el nmiérimo.
Twelvo, the Twclftii; doce, el duodécimo.
Thirteen, tlie thirteenth; tre-e, el dá-inw tercero.
Pourtccn. the fourteenth; ruf-rc ,eldédin<i cuarto.
Fifteen, tlic fiftecnth ; f/iiíwe. el déiino quinto.
Sixteen. the sixteentíi; 'iV? / s íV, el diiimo nesto.
Sevcnteen, the seveutccnth; d'ez y si ■te, el dédmo sé-
timo.
Eighteen, thn ei'jrhtecnth; (//V.^ y ocho, el décimo octavo.
Xineteen, the uiueteentli; di<zy nueve, el décimo novi-
no.
Twenty, the twentieth; i'Cíw/e, f/y/yW/wo.
Twcnty one, the twenty-first; veintinno, d vijésimo
primero.
Twcnty-two. tlie twcnty -second; oeintid >■<>, d vijésimo
secjundx), &.
Thirty, the thirtietii; treinta, d tri}¿'iimo.
Forty, thefortieth; cuarenta, dcnadrajé'^imo.
Fifty, the fiftieth: cincuenta, dquincunjésimo.
Sixty, thosixtieth; sesffta. d sexajéiimo.
Seventy, the seventieth: setenta, el septuajésimo.
Eighty, tiie cightieth; o-hent-.i. d ortojésimo.
Ninety. the ninetieth: noventa d noua/ésimo.
A ó oiie hundrod. tho liuudredth; cíV/í. el centesimo.
A ó onc hundrod and 0íB»e,.ihe hundre.l and first; cien-
to uno, el centesimo p/lititm.
A ó one hundred and two, thclmadred nn.1 second:
ciento dos, d centesimo segurtfio.
m:í^ iJvsTMTfiTo jwiciojy^r..
1 49
Two hundred, the two hundredth; doscientos, elducen-
iésimo.
A ú oiie thoiisand, thc thousandth; mil, el milésimo.
Two tliousand, tlic two thousandth; (hs mil, el bisini-
lémmo.
A (I oncmillion. tho inillionth; nn millón, il viilJotn'sii-
mo.
()li.«.-Los numerales hnmlrcd i flioit.tcind, del)on ir |ire-
ccJid()^5 de a, cuai;do se emplean para contar objetos; i de
oiie, .si so emplean para espresar simplemente un niimoro
á porte de él. La conjunción and se coloca después de las
centonas. Kjemplo:
A thonsand men. mil hnmhresí.
Niunbcr onc \.\\on-^Aw\, u •une rn mil.
A liiindred and twenty-f.vo dollars, cien'n vintiriiuo
jlcfiOS.
'Y\\c nunilier one hundred and twenty-five, el rdim-ro
ciriilo veiul'cinai.
(¡iiatemala. June tlio thirtiotli, oiio thousand ciírlithun-
ilred and scveiitv-one. Giattrmtda, 30 ríe Junio dn
1871.
0 lis. — Kmpléanse en inalés los números ordinales pa-
ra espresar los dins del mes, el orden numérico de la su-
cesión de los soberanos, i las divisiones de un libro. E-
jcniplos:
Wlmt day of the month is it? Q-u'- d/V» dil m-x i'nrmos'í
It is (lie first, lene nos ¡Iprlin ro.
It is flie spcond, <stnmosn ilot.
Is it not tiie fbiirth? No estanvs ñ ewntml
No. sir. it is thc t'iiril. no, Sphir,esfnmn<t á fres.
Which voiiirnc have yon? Qué tomo tiene Ud?
1 huvo thc tbnrth, ti-wjoel cnotio.
EXKRCl.'íR?.
Tweiily-one, twenty-two, twenty-thrce, twcnty four,
twcnty-five, twenty-six, twenty-seveñ, twenty-cijíht^ twen-
ty-ninc, thirty.-Thirty-one, thirtytwo. thirty-thrce, &.-
Forty: forty-imc, forty-two. forty-threc, forty-four, A. —
Fii'ty: lil"ty-onc, fifty-tVo, lifty-three, etc.— Sixty: sixty-
one. sixtytwo, sixty-three. etc. — Seventy: seventy-one,
sevcnty-two, 8cventy-threc. etc. — Eighty: cighty-one,
eiírhty-two, ciofhty-thrce, etc.— Ninety: ninety-onc, nine-
ly-two, ninoty-three, niiicty-í'our, ninety-five, ninety-six,
niiicty-soven, nincty-oiirlit, iiinety-ninc, one hundred. One
hiiiniiroii ¡lili! one. one hundrci nnd two, etc. — Twenty,
thc twcnliclh. Tlio tv.cnty-first. thi' twonty-second, tho
iwcnty-tliinl. the twcniy'-fonrtii. the twénty-fifth, tiic
t\venty-si.\tli, the twcnty-scventii, the twenty-eiyhth, the
twonty-nintli, tlic tiiirtiotii.— Tho tliir'v tirst tiio thirly-
í^ccond, tiie tliirty-third, otc.-Tho forticth: liic forty-first,
tlic Ibrty-.second. tlie Ibrtv-third. etc.— The üft.ietli: the
llfty-lirst, clic nrty-second, tiie nrty-third,etc— Thc .si.\-
lictii: tlie sixty-first, the sixty-second, Ihe sixty-third, etc.
— Tlie seventieth: tho seventy-rir.<t, thc scvenly-second,
the sevonty-third, etc.— The citrhtieth: the eighty-tirst,
the eiííhty-second, the cighty-third, etc.— The ninctieth:
liie nincty-first. the ninety.-'second, tiie ninety-third, the
jiincty-íburth, tlie ninety-iifth. the nincty-sixtli, th« nine-
iv-scventh, the ninetv-cightii. the niiietv-ninth, the hiin-
(iicdth.
2.')— El viji'vimo quinlo.— ',ift— El trijésimo sesto. .'j t
— El quiuciiajésimo cuarto. — 4S — El cuadrnjésiuio oc-
tavo.— 69 — El .sexajésimo noveno. — 77 — El septunjési-
mo séptimo.— 81- Él octojéríinio primero.- !)2— EÍ no-
najésimo segundo.— 10(1— El ccnté.simo.— 104— El cen-
tesimo cuarto.— 105— El centesimo sexajésimo quinto. —
18 — El décimo O' taro.— 29— El vijésimo nono. — S.'
— Octojésimo quinto.- 17— Décimo séptimo.— 26— Vi-
jésimo sesto.— 88— Trijésimo octavo.— 73— Scptuajési-
mo tercero. — 51— Quincuajésimo primero. — *,)0 — Nona-
jésimo noveno.
111.
OoNvERSATiON. A.— IIow many dol'.ars have yon? —
How many cents has the American?— How nmny pen-
cils have they?— Which volume of my work have yon.^»
—Have you the sccoml volnme of my work?— Have
you the third or the fourth book?— Have we the fifth
or the sixth volume?— What day o( the month is it?-—
Is it not the eleventh?— How 'many days has this-
month? — How many horscs has thís man? — Has any-
body your gallen ciindlestick.s?— Has your brother any
oíd wine?— Has my fiíthcr many umbrellas'— Has not
my father many umbrellas?— Has he thc pieturcs of tho
Eíiglish, or those of the Italians!''— Which ^nes has he!'
IV
CoxvERSATtox li. — Which ships havo tho Germans?
-Ha veyon the notos which iii\- brother has?"Hasmyneihg-
bor tlie' knives which you l.ave or thoso which 1 have? —
Hdvc thcv mv copv-i)ooks or thoso ofmy brotlicry-IIave
I tlic boóks 'that you have?— Have yon thci^c llowers or
Ihosc?— llave 1 lÍio.<c or thoso?— llave 1 not thesc ñor
(|,„so?— Have I tlio looking-gla.sses of thc Frencli or
tho.sc ofthoEngü.sli?— Has this woman my sjtoons or
my si<ter's? — Have you your fio wers or mine? — Has tho
servant thoso or tho'so broonis?— Has she not as many
fu US as yíiu?
V.
CoxvKiiSATiON C — Whohassomegcod sonp? -Who
has some .silvcr spoons? — Has the (iermiui a gooii ;-.hip?
—Has not the Engli.shman n fine ship?— Who lias some
fine boots?— Whicli broom has the servántf— Has he a
wooden ora leather trunk? — Have your fricnds any fine
house.s? — How many honses have they? — Has tiie youüg
man o good pistol or a bad one?— ílas this car|)enter
an iron nail? — Who has fivo good pears?— Have you
cight good trunks? — Has not your muid-servíint tlireo,
brooms?— How manv shoes has thc shocnuikci's svifc?
T w !•: \T t iwn 1^ usso \
VOCAP.ULARY
To spoilk. ImUiir.
To work, tralxijnr.
To buy, compro r.
To cut, cortar.
To study, estudiar.
'l'o seo, ver.
Time, tiempo de.
A wish, a mind, a delire:
í^ana, deseo de.
The courage. valor
val.'r para.
Haveyouamiud to speak? Tirue Ud. <jana ¡le hablar?
1 have amind to speak, but I have not thc crtiuage
Tingo gana de hablar pero no tengo valor.
Have you a mind to work? Tiene ifd. gana d- traba-
150
Eí, lJ%*STlTt/TO A'^CIOA'^r..
I Imvc a iniíul to work, tengo gano lic Imlojnr.
Have yon a niind to huy onc more liorsc? Tiene Ud.
gana de comprar nn cahalto ttías?
I have a mind to bny one more: tengo gnva de comprar
uno mas.
Have yon time to cut tlic bread? 7'íVne Ud. tiempo
de corlar ó reliauar d pañi
I liaveno time to cnt it: no tengo titmpo de rellanar-
lo.
My dear friend, haveyou a mind to study your en-
glish lesson? jl/i querido amigo, tiene Ud. gana de (>>■
tvdiar su lección de inglés?
Yes, Sir. I have a mind to study it: .sí, .SVíJor, tengo
gana de cstndiarla.
Have you a desire to see my fathor? Tiene Ud. deneo
de ver á mi padrel
Yes, Sir, I have a delire to scc him: Si', Señor, tengo
deseo de verle.
EXERCIRE?.
llave yon a mind to work? I liave a mind to work.
Vmt I have no time. — lias henot the courage to speak?
lie has not theoourage to speak — Are yon ashamed
to speak? — I am not ashamed to speak, bnt I am afraid.
— Has this man time to cnt the tree? — No, sir, he has
no time to cut it. — Have you a mind to buy some books?
I have a mind to buy some, but I have no money? — Has
he time to work? — He lias time, but no mind to work.
— Have you a mind to buy my friend's house? I have a
mind tobuy it, but I have no more money. — Has your
neighhor a desire to cnt the tree? He lias a desire to
cut it, bnt he lias no time.
JT.
Tiene Ud. gana de comprar dos caballos? Sí, Señor,
tengo gana de comprar dos caballos, pero no tengo bas-
tante dinero. — No tiene Ud. tiempo de cortar estos tres
arljolcs? No, Señor, pero ten^o tiempo de cortar uno.—
Tiene Ud. deseo de ver á mis padres? Sí, Señor, mi her-
mano i yo tenemos deseo de ver á sus padr33 deUd. -
Cuántos sombreros tiene deseo de comprar este caballe-
ro?—Este caballero tiene gana de comprar cuatro her-
Djosos sombreros. — Tiene Ud. tiempo de estudiar su lec-
ción?—Sí, Señor, tengo tiempo de estudiarla, pero no
tengo mi libro.
III.
CoNVERSATiON A.— Ilavc you time to work?— Have
you no time to work?— Have you not a mind to hiiy one
horse?— Has your brother time to cut this tree?— tías he
a mind to cut some bread?— Has your sister time to cnt
some cheese?— Has the captain time to speak?— Has i.ot
the captain time to speak?— Are you afraid to speak?—
Are you not afraid to speak?— Have you a mind to speak?
— Have you not a mind to speak? — flave you a desire to
see my brother?— Has John a desire to s'ee my garden?
— Has Charles a mind to huy any more horses? — What
have you a desire to buy?— Who has the courage to
speak.?
IV.
CoNvERSATION. B.— Havc you a desire to buy any
thing good? — Has my son a mind to buy any thing fine?
— Have the foreigners a desire to work? — Who lias a
whish to buy tüj- fine house? — llave yon a wish to buy
my fine flowera or those of the English"?— Which gardens
has the American a desire to buy." — Which books havo
you a wi,sh to buy?— Have you a mind to buy anothcr
table?— Has Peter a desire to buy one more liat?— Has
my grandfather a desire to see your grandmother? — Has
this young man a mind to study his english lesson? —
Who has a mind to work?— Who has a desire to study
the Ksson?
CoxvERSATiON. C— Has this man a desire to see my
hor.se?— Is this boy ashamed to speak.'— How many ap-
pies llave you a mind to buy?— Have not these children
the courage to speak?-Has this boy a wish to study his
lesson? — Has this girl a wish to study her lesson?^
AVho has a mind to cut my trees? — Who has the coura-
ge to see that man?-Who lias not the courage to speak?
— Are you ashamed to see the (ioneral?— Are you not
ashamed to see the General?-Are you afraid to" see the
captain? — .Vre yon not afraid to see tlio captain?-Wlio
is afraid to see the General?
í Coniinnarü.^
1.1 ll^FANCIA Dlíf^ HIJi\l>0.
INTRODUCCIÓN A LA HISTORIA UNIVERSAL.
Escrita para los niños, -¡xir E. CliKld.
(Continúa.)
XXVHL
.Vnor.AOioN' dk í.a .\.\tl'rai.eza.
Detiemos dej/ir por ahora ■loaséres inanimados, que
dan al polire sáUage liir dio* que colgarse al cuello o
que ensalzar en su oabañ.i. i ocMipémosnos un poco del
culto tributado a los sére-^que viven i se mneven.
Algunos sabio-í ci"een que la adoración de la serpien-
te i los árboles ñu* la primera que tuvo la humanidad.
Otros opinan que fué la del Sol, la Luna, las estrellas
i el fuego, pero parece mas probable que en d¡ver.sa,s
partes del mundo los hombres tuvieran diferentes di-
vinidades i que adorasen al principio las cosas mas
próximas a ellos hasta que supieron bastante pam
perder su temor i enti'mces se prosternarian ante aque-
llos grandes poderes cuyos misterios están ocultos to
davia.
Cüi.TO nE(, AGU\. — Rl culto del agua se estendió gran-
demente, i esto es fácil de comprender. En efecto ¿qué
co.sa parecia tan llena de vida, i por consiguiente de
espíritus, a la razón de los primeros liomhres, como los
rio-i, arroyos i las cascadas? Para él, fué el demonio
de las aguas el que hizo correr el rio con tal precipita-
ción que fuese peligroso atravesarlo, i que formó el ter-
rible remolino que atrae i sumerge en su seno al que .se
le apro.^ima. Cuando se crcia en el dios de un rio, que
dominaba las corrientes i las hacia fluir dulcemente o
precipitarse con la rapidez del torrente, se estimaba co-
mo malo salvar a cualquier persona que se estuviese
ahogando, pues eso era privar de su víctima al dios.
I En todas partes abundan manantiales i pozos sagra-
dos que manifiestan cuan profundo i duradero fué el
culto que se tril)utó al agua. Hai rios igualmente reve-
renciados, tales como el Ganges, aceña del cual se re-
fieren bellísimas leyendas en los luiros sagrados de la
India, que le hacen descender de fucutos celestes para
bendecir la tierra i lavar la mancha 3e todo pecado.
Culto t>b i.os Árboles. — La adoración do los ái-l oles
AX jA*STiTrTO j\*Jtrioj\\aM..
151
iia sido tanibicn inui común. La vida que concentrada
on su interior durante el laríro invierno, brotaba repen-
tinamente en la hoja, en la flor i en el fruto, i que pa-
recía «Teniir o suspirar cuando las brisas agitaban sus
Iiojns o sus ramas, ;,n() anunciaba claramente la presen-
cia de nn espíritu?
Eli tiempos posteriores, los antiguos griegos poblaron
los mares i las corrientes, los árboles i las colinas, de se-
res (|ne llamaron ninfas, i nos hablan de las diosas que
residieron en las aguas para bendecir los bebedores, i
de aqui^llas que nacieron i murieron con los árboles en
que habitaron.
.V caso haya llesado a conocimiento de nuestros lecto-
res que los sacerdotes de la religión primitiva de Ingla-
tf'ria co.isideraban sagrado el árbol llamado encina i vi-
vían euti-e sus bosques, como lo indicaba el nombre de
i¡i-fti<lnH, que se les llamaba, cuya palabra desciende de la
voz grieira ilrnít, que signiíica encino.
Culto dk i,os animales. — .Vd^nas de la adoración de
los Arboles, de las Aiíiias i de otros seres qne teuian vi-
da o moviuiionto. la de los Animales apareció en muí tem-
praiioj tiempo-». Se veía que su vida era muí diferente
a la de I osár'iilcs i rio-'. Kl agua girab.ien circuios rá-
pidos i brotat>:i e-inumis. el árbol se agitaba, el volcan
rujia; pero ellos no tonian ojos con que resplandecer ni
enormes garras con quf despedazar, i como el brutJ se_
asemejaba al hombreen muchas cosas i era ademis mu
cho mas fuerte, era natural inferir que tenían uu alma
may<ir que la díd hoaibre.
Según fué el lioml)re adquiriendo predominio so!ire el
el bruto, fueron flesaparecicndo el terror que infundía,!
la adoración que se le trílmtaba; mas, como quiera que
sea los animales sasrrados representan un gran pape] en
muclias religiones. La especie del bruto adorado depen-
día en mucho del pais en que el hombre vivía. En el Nor-
te adorabín el oso i el lobo; en el Sur el león, el tigre i el
cofodrilo. i en muclias partes la serpiente. Parecía tan
astuto i sutil ese reptil lar¿o, enroscado i de brillantes
colores tan espantoso su veneno, tan fascinador el brillo
de su pupila que miraba ardiendo desde el fondo de su
horrilile faz. (pie fuJ- temido por largo tiempo, i l!e;ró a
ser coasíih'rado por hombres como la causa de aquel pe-
cado i\\u- difundió entre ellos el i>esar i la vergüenza.
VA primer paso Iriria adelante que dio el hombre al a-
bondoiiar el <'u!to de las piedras i los brutos fué creer en
la existoucia de una chi-se de grandiís dioses, cada uno de
los cuales rejia una parte s"p;trada de la Naturaleza o
de la vida Iminuna.
XXIX-
Politeísmo o ciif.;;nth rx Mrcnos niosK".
.\sí. en lugar de considerar que había un espíritu sepa-
) ado paia cada arroyuelo, se elevó al pensamiento de un
dios lie los rios o de las aguas, que regia todas las cor-
lientes i de un dios del mar que regia todos lo-< mares.
El curso de esta historia nos ha enseñado que mientras
mas ha pensado i sabido el hombre, menor ha sido el nú-
mero de susdivinidades. Así surgió la creencia en un dios
que regia el trueno, otro la lluvia, otro el viento, otro
el sol, etc.
Para que se comprenda mejor como nació la creencia
en estos grandes seres domiimdores. trataré de esplicar
como empezó la adoración del Sol i de la Luna.
Al principio nada pudo escitar la admiración del hom-
bre tanto como el hecho de que la luz del día no le alum-
braba siempre: de manera que podia ver las cosas que le
rodeaban, solo por cierto tiempo: después le envolvía la
oscurida(i , i le obligaba a andar a tientas, o a acostarse
a descansar.
Cada mañana, antes de salir el Sol, aparecían rayos
de luz que anucial)an su venida, i entonces salía atpiel
para inundar la tierra con su luz, haciéndose cada vez
mas brillante, de modo que la mirada no podia iijarse
.sobre él: tan deslumbrante era su esplendor. Después,
lentamente, se ocultaba otra vez: los rayos de luz desa-
parecian poco a poco como hubian venido, i volvía la os-
curiiiad a reinar en el espacio.
Respecto los beneíicios que el Sol derrama sobre este
i otros mundos, es fácil instruirse en los libros de astro-
nomía: ellos nos enseñan historias maravillosas i verda-
deras, i nos prueban (pie todos merecemos la denomina-
ción que sedaban los Incas de Sur Am(h-ica: "hijos del
sol." Nuestro propósito es tratnr aquí do ese |)laneta so-
lo como objeto de adoración.
Plácida como era la luz do la Luna i las estrellas, era,
sin embargo, menos segura que la del Sol, i aunque
disminuia las sombras de la noche no destruía por
completo su oscuridad.
Por consiguiente, el sentimiento natural del hombre
fué el de inclinarse ante este Dios de la Luz, i ofre-
cerle I-espeto i sacrificios. Existe una historia anti-
gua en unos e.scrítos judaicos llamados el Talmud,
que describe vigorosamente las impresiones que la luz
i las sombras prodiij ron en el hombre. Dice así:
"Cuando Adán i Evm fueron arrojados de los jardi-
nes del Edén vagaron errant(js sobre la faz de la ticr-
r:'. Empezaba el Sol a ponerse, i ambos miraron con
|)avor la disminución de su luz, sintiendo penetrar en
sus corazones el horror de la muerte. La luz de los cielos
siguió desapareciendo, i la desgraciada pareja se estrechó
en mutuo abrazo, en las agonías de la desesperación. La
oscuridad entonces fué completa. Los es[)Osos sin ventu-
ra cayeron 8oi)re la tierra mudos de espanto, pensando
que Dios les había retirado la luz para sieni|)re: lloraron
entonces, i lloraron toda la noche Pero un rayo de luz
empezó a levantarse sobre las colinas del Oriente, des-
pués de muchas horas de tinieblas: i volvió el .'^ol dorado,
i enjugó las lágriinaíjde Adán i Eva: i ellos entonces es-
clamaron con alegría "La tristeza puede durar toda una
noche, mas In alegría viene con la mañana: esta es la ley
que Dios ha impuesto a la Naturaleza."
Li adoración de los cuerpos celestes no s(do se estén*
dio mucho, sino continuó hasta una época no muí remota
entre las grandes naciones del pasado, como lo priieiían
los nombres de susdio.se.-t i los res lo -i de sn-t te-npl"S.
Los días fueron la mas anticua división del lempo, i
como los cambios de luna (•iii]iezabaii a ser observados,
el os señalaron las semanas, i cada cuaarto semanas com-
ponían rudamente un mes, que s(í halda visto era el
Ira.scurso de tiempo (jiie incdíal>a entre una luna i otra.
Para distineiiir un dia de otro, se les dieroa nombres
i romo se creía que cada uno de los siete planeta' presi-
dia una parte del día, se aplicaron sns nombres a los sie-
te Je la semana.
Uai paises donde el calor del Sol es tan fuerte que
ma la tierra, seca las plantas ¡ produce frecuentes muer-
tes entre los hombres. En e.sos paises no es adorado como
el dispensador de nnajluz bendecida, sino temido como
nn dios dañino i perverso.
La adoración del fuego se unía comunmente a la del
Sol, la Luna i las estr.-llas. El fuego dá luz i calor: de-
vora todo lo que se le aproxima como un hambriento é in-
saciable demonio, i nada en la tierra se asemeja tanto
coinojél|a los grandes cuerpos luminosos que giran en el
espacio.
((.'ontiuHtti-á')
/;/. rj\*xT¥7'f/To jwnciojwar..
Oramátioa. irLÍantil
l'AIJA |J»SXIÑI)V A.MHIÍK'AXOS.
f'Ol; I.ITS 1 . NÍ.WI ¡
Profeso,- tic 1,1 Lcmiiin ¡ Li/rrolni
UiñvrrftiihiiJ i¡i' Nifíi-d
irntilinúa.t
York.
I lay adjetivos que puestos delante de un sus-
tantivo pierden alguna letra i son, it7io, alguno,
¡lino uno, grande, sanio, bueno, víalo, pi-inicro. pos-
trero, tercero, ciento. \. ^.
Cuando se nos enseña o miramo;; lui ol^jeto
cualquiera, vemos al mismo tienpo: i . *^ "M for-
ma, es decir si es largo, ancho, redondo etc.; 2. ^
su ^í/w, sies blaco, negro, verde, amarillo etc.;
3. ^ su tamaño, si es grande, pequeño te.
E.xaminando los mismos objetos descubrimos
en ellos otras cualidaítes; por ejenplo, ima mesa
a mas de ser redonda, negra i grande puede ser
vieja, cómoda i fea etc. Un libro a mas de ser largo,
blanco, i pequeño, puede ser sucio, entret(ínido,
[Misado, roto etc.
Estas palabras que espresan las cualidades que
pueden tener los sustantivos se llaman adjetivos.
Este hombre, esa mujer, aquella cama, otro libro,
cada cosa, aquel ¡jerro. mi casaca, tu sombrero, su
lente, uu peso. Las palabras que subrayamos de-
terminan a los sustantivos que acompañan, es de-
cir, sirven para distinguirlos de otros de la misma
especie, i como esto indica hasta cierto punto una
cualidad de ellos, dicha palabra, se considc^ra co-
mo adjetivos
Adjetivo, pues, es una palabra que sirve para
calificar i determinar los nombres.
En otro lugar llamamos pronombres demostrati-
vos las palabras este, ese, aquel que aqui conside-
ramos como adjetivo porque actúan juntos a un
sustantivo calificándolo. Si a la pregunta ,■ cuál
niño no sabe la lección? se me contestará señalando
a alguno, este; esta palabra estarla usada como
pronombre porque está en vez del nombní del ni-
ño. Pero si digo este niño no sabe la lección, este no
es pronombre porque no callo nombre alguno si
no señalo o determino en ella el individuo.
Mío, tuyo, suyo, o mi, tn, su como se usan a
veces, palabras que hemos llamado pronombres
posesivos, son al mismo tiempo adjetivos, i así
los consideran muchos gramáticos.
El adjetivo nunca está solo en la oración sino
que acompaña a un sustantivo que estará espre-
so i suplido, V. g., si digo, el bueno recibirá su
recompensa, se entiende bien que aquí se suple
o calla el sustantivo hombre. Los aplicados nun-
ca serán castigados: se comprende que el adjeti-
vo aplicados se refiere a niños o ahimnos.
Puede el adjetivo generalmente colocarse an-
tes o después del sutantivo v. g., casa pequeña
o pequeña casa, silla rota o rota silla, soldado \'a-
liente o valiente soldado, muchacho cobarde o '
cobarde muchacho.
un libro,
ningún maestro.
San Pedro,
mal alumno,
postrer aliento,
cien ]iesos.
algún muchacho.
gran dia.
buen ejercicio,
primer examen.
tercn- aniversario.
Grande sinembargo conserva la sílaba de cuan-
! do el sustantivo que se le junta empieza por vo-
' cal V. g. grande alma, grandfí odio.
Santo conseva 1« sílaba to en Santo Tomé,
: Santo Tomás, Santo Domingo.
Ademas grande, pobre, varios, cierto, no tie-
i ncn igual significación si se ponen antes o des-
I pues del sustantivo. Así /uvnbre grande indi-
: ca uno que es alto a diferencia f\>¿ grande hom-
bre que significa uno eminente en artes, ciencia &.
Hombre pobre es el que no tiene dinero i pobre
hombre el que \'ale poco o nada.
Varios papeles espresa casi lo mismo que mu-
: chos papeles ^(tro papeles ív?r/Af indica que con-
\ tienen diversas materias. Cierta cosa significa una
cosa que no queremas decir, mientras que cosa
cierta es la que se sabe de buena tinta.
Ambos, cada, cuanto, demás, mucho, otro, prece-
den siempre el sustantivo, así solo puede decirse
ambos mundos, cuanto dinero,diuero, demás cosas,
mucho tiempo, otro dolor.
El adjetivo ¡¡recede a! sustantivo siempre que
indique un:i cualidad propia o esencial del obje-
¡ to, asi tenemos siempre que decir blanca niree,
■ dulce miel, amargo acíbar, porque si dijéramos
' nia.<c blanca, miel dulce, i acíbar amargo indica-
: riamos que hai nieve que no es blanca, miel
! que no es dulce i acíbar que no es amargo.
' Por el contrario podemos decir indiferente-
! mente rosa blanca o blanca 7-osa, soldado cobarde o
I cobarde scldado, claro dia o dia claro etc.
\ "Quedó solo Hermán Cortés con algunos de
I los suyos a sustentar el combate. Mataron a fle-
I chazos el caballo en que peleaba; apeándose a
i socorrerle con el suyo el capitán 1-Vancisco de
I Guzman, le hicieron prisionero, sin que fuese po-
! sible conseguir su libertad. Retiróse finalmente
a los bergantines, i volvió a su cuartel herido i po-
co menos que derrotado, sin hallar recompensa
en el destrozo que recibieron los mejicanos. Pa-
saron de cuarenta los españoles que llevaron vi-
vos para sacrificarlos a sus ídolos: perdióse una
pieza de artillería: murit;ron mas de mil tlascalte-
cas, i apenas hubo español que no saliese maltra-
tado: pérdida verdaderamente grande, cuyas con-
secuencias meditaba i conocía Hernán Cortés, ne-
gando al semblante lo cjue sentía el corazón por no
descubrir la malicia del suceso. ¡Dura, pero ¡nes-
cusabl'^ pensión de los que golMernan ejércit**!
Kt. MJX'STMTITO J\'JtV10A\íiIj.
153
oblicrados siempre a traer en las adversidades el
dolor en el fondo i el desahogo en la superficie
del ánimo."
Solis. — f Conquista de Mt'jico.)
LHCCIOX X.
CoMl'ARATIVdS I SrrKRI \TIV(K.
Dos objetos pueden tener al mismo tiempo las
mismas cualidades; en igual, en mayor o en me-
nor grado el uno respecto del otro. De dos mesas
grandes una de ellas será mucho o poco mas
gnmde que la otra si no son iguales: dos hombres
qiit; son feHces, uno lo será en mayor grado que
<;1 otro cv. Esta diferencia se espresa en castellano
por las palabras 7nas o menos: Pedro es mas aplica-
do </iie Juan, fiero es fe es menos resfiondon que aquel:
aqiii tenemos que Pedro posee en mayor grado la
cualidad de aplicado que Juan, i qué af mismo
tiempo tiene en menos grado la de no responder
cuando se le regañe. Los adjetivos aplicado i res-
pondón en estos casos están en el orrado compara-
tivo. ■* '
Para espresar la igualdad usamos primero de
la |)alai)ra tanto o tan i después como o cuanto.
W'^. el jazmin es tan blanco como la ninc; él es
tan cortés como valictitc:dla es tan modesta covio su
madre.
Ad.'m is se usan para la comparación las pa-
labras quísubrayamo; en los ejemplos siguien-
7.'// es la hija, <-//?/ la madre.
-V' es bueno laminen es amable.
Ivs ij^u.dmente hermoso que rico.
llene la misma gracia í///í- su hermano.
'"/.'.// nije el Icón en la selva asi oramaba de
Con frecuencia el ,;;/ • del segundo término
de la comparición se cambia en de cuando si-
gue otro que v. g. es mas fuerte d.- lo (]iie yo
creia. i no qiuí lo que algunos creen.
Cuando ilecimos /¡omlnr altísimo, casa mui
,í;rande i v.n general siempre que agregamos
al fin de un adjetivo terminación isimo ola pre-
cedamos de mili. iiKÜcamos que el nombre a-
«inuMi acompaña el adjetivo tiene la cualidad que
<ste indica en grado eminente. Dícese enton-
(^es que el adjetivo está en c\ ¿-r.ido superlativo.
Calle anc/¿fsima o mui ancha. Cielo pitrisimo o
mui pesa-
viut
da.
P'.'.ro. Alm '.[fcra pesadísima
Comparativos i superlativos irregulares.
el superlativo irregular los si}?uisntes adjetivos.
Integro,
Libre.
Noble,
Integérrimo,
Libérrimo.
Nobilísimo.
Nuevo,
Sabio,
Salubre,
Novísimo.
Sapientísimo.
Salubérrimo.
Terrible.
Afable.
Acre.
Terribilísimo.
Afabilísimo.
Acérrimo.
.Antiguo,
Antiíjuísiino.
Áspero,
Benéfico,
Aspérimo.
Beneficentísimo.
Piel,
P'idelísimo.
Puerte,
P'ortísiino.
Algunos en iejite pierden la / en (;1 superlativo
ardentísimo, ferventísimo, valentísimo. Cierto,
cíTtísimo. tierno, ternísimo.
"Cuando (;] niño se siente estrechado en bra-
zos de la madre, se tranquiliza, se consuela; i
l>ercibiendo aquellos suaves cantos que, como
l^or inspiración, brotan de los labios de la que le
am|)ara' tan dulces i tan tristes a la v(;z, como to-
do lo que es profundo i tierno, ciérranse sus oji-
tos, i se duerme. Pintonees aquel peíjueño sem-
blante poco ha descompuesto; se serena. I si se le
sigue observando, se vén dibujarsií en él diver-
sas sen.saciones: ya alza sus cejitas como asus-
tado; ya arruga el entrecejo como contrariado; ¡
ya tornándose tranquilo, nuiévese su pequeña
boca, i dibiijase una sonrisa, que d(í suave llega
a ser alegní, i aun a romper risa. ¿Qué vé en su
mente, él, cuyos ojos aun nada han visto? ¿Qué
sueño puede reflejarse en esa inteligencia, que aun
no tiene conocimiento? ¿Qué pensamitmtos con-
mueven sus sensaciones, él, que despierto, aun no
sabe sen.tir ni pesar?— ^ /'íw//;?;/ Caballero. )
\a\<- P. Mamü: \.
Bueno,
Malo,
Grande,
Pequeño,
Bajo.
Alto,
Mejor,
Peor.
Maj'or,
Menor,
Inferior,
Superior,
Óptimo.
Pésimo.
Máximo.
Mínimo.
ínfimo.
Supremo.
DE r_,A m:op?..a.i^.
Por Valero Pujol, catedrático <leJilo.iof¡ti nidnil c fn'.itn-
ría ik lafitofinfía itel InMituto Ndcimnil.
Los poderos supremos do las naciones los forman, la
vepie.«entacion que dicta las leyes, laque vela por ellas
y las ejecuta, y la que las aplica en los casos j)articulares
y las interpreta en la duda: esta división prevalece liov
en todo el mundo civilizado; ll.-ímanselos poderes, legis-
lativo, Ofrecutivo y judicial; el despoti.smo consisto en su
reunión en una .«ola mano; si una clase de la sociedad tie-
ne en sus manos los tres poderes, el Estado es aristocrá-
tico; si todos los ciudadanos disponen de ellos, el Estado
es democrático. Varias pueden ser las formas do Gol)ioi-- •
no comliiiiadas do las tres anteriores: las monarquías
toiiijilti'lns il(> la edad media y las adoptadas en casi toda
KW. lA'STBTUTO .V^ClftJWai..
Europa y en ol único iinporio do Amórira, pnrtícipan
dol Gol)icrno personal por pus atrilmtofl y la vinculación
del poder; de la aristocracia por las base-- en qae princi-
palmente arraifran, y de la democracia poi- la participa-
ción representativa que tienen los puclilos. Como no
todos los Gobiernos son isrualcs, la razón in<lividn;il de-
be buscar objetivos morales y determinar tendencia-! á lo
que fuere mejor. El buen sentido aconseja que se evite la
perpetuidad de poder en una familia, pues al constituir u-
na aristocracia se ochan los cimii;ntos á los privilejíios
que dividen y desnaturalizan la sociedad. En la mo-
narquía, el mayor número tiene menor representación:
propiedad, títulos nobiliarios, ó sacerdocios, asumen el
poder, apartándose de considerar las entidades morales,
únicas que del)en tomarse en cuenta y que constituyen
no una poi-cion, sino la totalidad do la ])atria. Las aris-
tocracias son todavía mas funestas y corruptoras, porque
obligando á todos al deber que recae en lieuclicio de u-
nos pocos, privan á la mayoría de sus derechos, v crean
oposiciones violentas, camino del despotismo ó de las re-
voluciones seculares. El estado que reúne mas veutaj.is
y que mejor cuadra á una aspiración racional, es el de-
mocnitico, donde concurren todas las voluntades, se a-
bron paso todas las aptitudes y so ori^aniza un turno re-
frnlar que correspondo al movitninto de las ideas y de los
intereses. El peligro señalado á la democracia es la fai-i-
üdad de degenerar en deiuagogia; peligro que puedo
evitarse mediante útiles y discretas lecciones. (¡ instru-
yendo á las masas para que usen bien de sus derechos y
de la parte de poder que les incumba.
Tanto en el gol)ierno monárquico como en el demo-
crático ó republicano caben los sistemas unitario y fede-
ral; el sistema unitario es el que centraliza la política, la
administración y las leyes sin divercidad de aplicación;
el federal reconoce en las entidades políticas de segundo
y tercer orden, el derecho de gobernarse con arreglo á
sus condiciones especiales siempre que sujeten sus leyes
y conducta á los principios que r jan la confederación, y
haciéndoles autónomos para cosas que no se haya reser-
vado la Nacionalidad coinun. En ol periodo do forma-
cioTí y desarrollo parece mas lógico el sistema unitario;
poro cuando las naciones se han robustecido, el federalis-
mo ofrece grandes ventajas por que se ejecuta con ma-; efi-
cacia en un círculo próximo y conocido, se legisla según
las condiciones propias y se invo.-tigan y salvan mejor
los obstáculos. Suiza, Norte-América, Colombia, Méjico
y la República Arjontina, nos dan ejemplos saludables
de la acción del sistema federativo, que sin romper los la-
zos de la patria, deja que se desenvuelvan todas las ac-
tividades y que se provea mas inmediatamente á todas las
circunstancias. La Union del Norte y de la confedera-
ción helvética van en política á la cabeza de las naciones
modernas.
El ciudadano hái)il para ocupar puestos públicos po-
drá asumir graves deberes: como juez, debe conocer á
fondo las leyes, aplicarlas con recta conciencia, sofocar
todas sus pasiones, protejer la inocencia, evitar toda par
cialidad, abstenerse en la duda, sin esponerse jamas al
riesgo de condenar á un inocente: como magistrado en el
poder egecutivo, velará por el cumplimiento de las leyes ^
y por el orden social, administrará con rectitud lo que
se le confie, mostrándo.se siempre imparcial, sin otras
predilecciones que aquellas licitas que sin perjudicar á
otros ciuidadanos premian las acciones elevadas, fomen-
tan los intereses y prestigian la nación: la patria y todo
lo que la eleve, debe ser el punto de mira del magistrado.
y como representante en las difíciles funciones del cuer-
po legislativo, deberá estudiar las leyes imperfectas para
proponer que se corrijan, promover los bieno*, atacar los
males, procurar inspirarse en las mas altas soluciones del
derecho para que se trascriban á los códigos escritos.
Cualquiera que sea su puesto, tiene obligación estrecha
de mantener su honor, su dignidad v el honor v la dig-
i nidad del país que representa, la libertad, los intereses
j y derechos de iodos y cada uno de los ciudadanos, desde
I la esfera de su competencia.
I Las leyes, mientras sub.»iston, son la norma de todos los
j asociados: si se iiis[)iran en la natni-alcza de las cosas, si
obedecen á la justicia en el grado que la razón humana
alcance, la sociedcd marchará sin perturbaciones, y en
vez de sacudimientos como los que han presenciado los
últimos siglos, so realizará una evolución tranquila, un
I rogrcso constante que cada dia ennoblezca y asegure
mas la per-sonalidad humana.
j Cualquiera que sea el medio de vida en que nos toque
i-ealizar nuestro destino, siempre nos dignificará la inten-
ción del bien, perfeccionarnos y cooperar al perfeccina-
mieto de los domas, trabajar por el progreso, alistarnos
entre aquellos qne sostengan la verdad, la libertad y la
justicia. En lo que es indiferente, poden>os pesar las cir-
cunstancias para obrar según convenga: en lo que es do
deber, la conveniencia es siempre cumplirlo, ya trajeran
anmrgura los resultados y derivaran inmerecidos perjui-
cios. Éntrelos honores déla vida, ningurin mas envidia-
ble que no poder ser acusado de haber faltado nunca al
deber; ninguno mas útil y ejemplar para la humanidad
que no haber manchado la conciencia con ninguna vio-
lación del derecho y con ninirun ultraje á la razón que
es la maestra y guia do la e.vistencia: no hacer nunca el
mal; hacer todo el bien posible: he ahí la síntesis de la
¡ moral; la razón a.sociada de sanas y limpias intensiones,
I irá determinando en detalle como hemos de proceder en
cada caso, como hemos de gobernarnos para cumplir de
una manei-a mas eficaz nuestra misión en el mundo. La
herencia de una honradez activa será el ejemplo mas a-
mado por los hombres, el patrimono mas fecundo para el
porvenir. Se Unió grande á Diógencs porque jamas hizo
el mal; pero es mas grande Sócrates que nunca hizo si-
no el bien.
(Ce ncluve.)
De Aritmcíica decimal práctica i razonada, escri-
tas en frunces por L. Bomballet i traducidas
p>or Pedro Deleon V., alunino mucstj'o
del Instituto Nacional.
(Continúa.)
Lkcti'ra i escrituk.x di: i.os xú.meros f.xtfros.
2,2,- S¡ se recuerda bien todo lo que se ha ¡dicho
sobre la formación de los números, su división
en clases.contenicndo cada clase tres órdenes: las
unidades, las decenas i las centenas; i si no se ha
olvidado que partiendo de la derecha hacia la iz-
quierda de un número entero,
La primera cifra representa las unidades \ simples ó
La segunda ., .. las docenas >- de la 1."
La tercera .. .. las centenas I clase
La cuarta
La quinta
La sesta
La sétima
La octava
I/a novena
las uniddes
las decenas
las centonas
demllaró de
la i. * clase
las unidades | de milloa ó
las decenas > de la H. ™
las centenas ) clase
EL, MJWSTITrTO »%*JiVIOJ\*JlW..
1».-»
La décima
La undécima
La duodécima
las unidades | de millar de
las decenas >• millón o de
las centenas I la 4. =* clase
Si, en fin, se sabe leer i escribir un número de
solo tres cifras, fácil será leer i escribir cualquier
número por grande que sea, teniendo cuidado
de dividirlo en clases conforme se indica en la ta-
bla anterior. Pero antes de pasar a los ejercicios
conviene examinar con cuidado los números si-
ífuientes, i se verá: i. '-' que la última clase de la
izquierda no contiene siempre tres cifras, sino que
puede contener una o dos. 2. ° Que cuando a la
derecha de las clases enteras faltan cifras signifi-
cativas se reemplazan estas por ceros.
Eir.MPi.os.
uñera
rlaFe
,S(><rnn('
i Unidadc-i
- Docenas
I Centenas
¡runda j
^lase I
Unidades I de
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Centenas \
Torcera
clase
üniílades
Decon
( Centenas )
Lectura de
des) de
is V millc
las S
2 ler. orden
25 ;J. ® orden
253 3er. orden
2000 4.® orden
25000 5.« id.
2.')3000 f..= id.
2000001 7.= id.
2.')n00000 8.0 id.
253000000 9.® id.
Nl,ME'lOS FNTEKOS
34. Para leer un número ente -o cualquiera, se
comienza por dividirlo en trrupos de tres cifras,
partiendo de la derecha hacia la izquierda; luegjo •
se comienza por la izquierda i se lee cada ci^rupo
como si estuviese solo, teniendo cuidado de dar '
a sus unidades su correspondiente denominación, i
De 'o anterior resulta, qre para leer un número \
cualquiera, es suficie ite saber leer un grupo, lo |
que se hace leyendo primero las centenas, luego i
las decenas i por últi no las unidades. !
Sea por ejemplo leer el n.'imero siguiente. '
645 /\ I
1. Se dirá comenzando por la izquierda i
Seis centenas .... o Seiscientos |
Cuatro decenas o Cuarenta
Cinco unidades . o Cinco.
O mas simplemente, seiscientos cuarenta i cinco j
unidades simples; pero si este número pertenece
a la segunda clase, la primera se reemplazará por
ceros. Ejemplo 2. ^ seiscientos cuarenta i cinco
mil se escribirá.
645.000
3. ^ Seiscientos cuarenta i cinco millones.
645. 000,000 etc.
De suerte que los números que siguen se lee-
rán sin ninguna dificultad, í como se ha indicado.
i.° \ 1 5 — Ciento quince unidades.
2. ° 202,000 — Doscientos dos mil.
3. '^ ...610,000,000 — Seiscientos diez millones.
4. ® 900.000,000.000 — Novecientos mil millones.
5.° 900,610,202,115 — En fin, para leer el quin-
to número que está formado por la reunión
de los cuatro anteriores, se reunirán las deno-
minaciones particulares de cada uno de estos
últimos i comenzando por la clase mas eleva-
da se dirá; novecientos mil, seiscientos diez mi-
llones, doscientos dos mil, ciento quince unida-
des.
Sea por ejemplo leer el número,
5.014,210.000.216
Dividiéndolo en grupos de tres cifras, como se
ha dicho, comenzando por la derecha, resulta.
5.014,2 10.000,2 1 6
5.' 4." 3.* 2.* 1.* clase
Se lee comenzando por la izquierda, cinco bi-
llones, catorce mil, doscientos diez millones, dos-
cientos diez i seis unidades.
Se vé por el número que antecede, que cuando
faltan las centenas, decenas i unidades de una mis-
ma clase, no se hace mención de ella en la lectura
sino que se j)asa a letif la clase que sigue.
Si todos los números abstractos que han servi-
do de ejemplos, fueran concretos, se leerían del
mismo modo, teniendo cuidado de reemplazar
siempre al fin de la lectura, por la palabra unida-
des, la palabra qne designa la cantidad a que; per-
tenece el número. Asi, si tuviéramos 35 pesos i
17 manzanas, no diriamos 35 unidades, sino 35 pe-
sos; tampoco diriamos 17 unidades sino 17 man-
zanas.
[Coiiiitiít.ir.í)
CURSO SUPERIOR DE PED.^GOGIA.
l^^etod-ologia,.
PoU ElIST.VCTO .-'antamaiua >.
Pmfi-mr i.h> Ja ricvio m In» E>i ?íeV(S' Noí
Cundbmmarca .
lien de
La palabra Pedagogía se deriva d.*l ariofío. i su
siynifioado literal es: ''Arte de rondudr o ijHhir al
El que deseo que se le tenga por M<ustro, debe
saber enneiiar. Empero, enstuar bien, es un arte, i de
todos quizá el mas dificil. Talmfu pedaqóíjico, vasto»
conocimientos i larga prá'tica, son condiciones indis-
Sensable para todo aquel que pretenda que se le llame
íaestro. El arte de enseñar tiene, como cuaiciuier otro,
sus principios, métodos, reglas i medios. Lláma.se, por
lo tanto, Pedagogía la ciencia que trata de los principios,
métodos, reglas i medios necesarios para dar una buena
enseñanza.
Por principio pedagógico ae entiende lo que ha de
servir de base a la enseñanza, o sea ol fin que se propone
el ilia-.'í^ro alcanzar con ella. Por ser c-^te el fundamento
en queae básala instrucción, no debe nunca el Maestro
perderlo de vista; lo contrario equivaldriu a levantar
un edificio sobre cimientos destinados a otro de natura-
leza diametralmente opuesta. El número de principios
pedagógicos es variadísimo, proviniendo e.sta variedad
150
JR/y ÍJ1ÑSTIT1 TO JVmtO.V^if..
tío la (livorsidnd de coiiftiinibres i miriis de lo? pueblos
i de los hoiiihrcp. Asi Icsjudiop, porojeiiiplo, teiiian por
principio pedagógico el religioso; la mira de ellos era e-
ducar hombres religiosos i adictos a Dios. Los pueblos
clásicos, griegos i romanos, observando el ))rincipio )>a-
triótieo, se propnsierou educar patriotas: soldados de-
fensores de la honrra i gloria de su cara Patria. Fran-
cisco Bacon sentó en sus obras el principio pedagógico
llamado "ital o pi-ádico," pues que su idea era educar
hombres útiles a sí mismos i a la sociedad. El famoso
Locke sostuvo en su obra Some Thoiujhts conccrninq edu-
catión (Pensamientos sobre la educación), el principio
cosmopolítico; así, su ideal es el hombre do mundo; i
Rousseau educa en Emilio al hombre natural.
No es aqui pl lugar de extendernos nms en cnanto jp4o
qnc hace relación al infinito número de preceptos peda-
gógicos establecidos Imsta la época. Quédanos solo por
por observar, que un i)rincipio educador, cualquiera que
sea, no puedo por si .sólo i en absoluto servir de base pa-
rala educación de un pueblo o de un individuo, a no ser
que se trate de formar hombres exclusivos i sectarios.
Ante todo debemos educar //«wA-'v."?, es decir, seres desti-
nados a vivir en sociedad con los demás homlires.
Métodos {nieta: (on;ó(los: camino) son los instrumen-
tos de que nos valemos en la enseñanza para poner en
planta los principios pedagógicos; de éstos, así como de
las reglan, que son las que constituyen los métodos, ó sir-
ven a ellos de instrumento, hablaremos en adelante mas
detenidamente. Igual cosa liaremos con los vndios, que
son a su vez los satélites de las reglas pedagógicas.
Réstanos por averiguar qué cosa es eiiHeMnza, para
completar el análisis de la definición que arriba dimos
de la ciencia llamada Pedagogía.
La eiiscñavza es una acción objetiva, i para que ella
tenga lugar, son indispensables tres condiciones: una
persona que enseñe llamada Maestro o sujeto de \a.accicn
de 'nseñar; una persona que reciba esa enseñanza, llama-
da alumno u ob¡eto de la enseñanza, i por último, la en-
señanza viismi. o sea la acción que el MaeMvo ejecuta
con relación al alumno. Cuál es. por lo tanto, la natura-
leza o sustancia d-' la enseñanza'! 'J'odo cuanto existe en
el universo tiene su fin, su razón de ser i su objeto. El
objeto primordial de la enstñanzix es qnc el alumno
aprenda algo, que adquiera conocimientos i hahilidades
que, sin la mediación de un . Maestro, no le fuera da-
do alcanzar. Háse por eso definido la en.y(ñanza dicien-
do, qnees el esfuerzo que liare el Institutor /xíí'« f^í/p
el alumno odqitiera coriocimuntox i liahilidades.
Esta definición es imperfecta, i aun cuando tiene
muchas autoridades a su favor, le faltan condiciones
esenciales.
• El ol)ieto primordial está ya dicho: el niño-ha de ins-
truirse, o. lo que es lo mismo, adquirir conocimientos i
habilidades por medio do la enseñanza. A este objeto le
daremos el nombre de objeto material de la ensiñanza.
ha sola instrucción no satisface las exijencias de la Inw-
- ñcVeitséñanza; es menester educar al niño; es decir, desar-
rollarle las fuerzas físicas, i, con especialidad las in-
telectuales, despertiíndolas del sueño en que yacen de
acuerdo con las leyes naturales. El 3faestro de la .
infancia no puede hallar satisfacción en que los niños
confiados a su cuidado solo lo retengan todo; él de-
sea desarrollar i fortalecer, por medio de la ense-
ñanza, todas las fuerzas intelectuales de sus discípu-
los, i hacer de ellos seres pensadores é intelijentes.
Asi como el niño aprende por medio del ejercicio a
ver i a oír, asi taubien aprende, mediante ejercicios or-
denados, a peixihir, comprender, juzgar i dednrir. Este a-
prendizaje es también un conocimiento que le reporta u-
naganancia/orma/, puesto que desarrolla sus fuerzas es-
pirituales,
A la educación de las facultades espirituales la llama-
mos eduracion formal. La educación material i la etlu-
cacion intelectual, se dan la mano en la enseñanza ele-
mental i se ayudan mutuamente. La buena enseñanza
no atiende sólo a enri(]uccr el espíritu con ciencias i co-
nocimientos, sino tamliien a que éste aprenda a entender
¡ a comprender. Estando desarrolliKlas las facultades
intelóctuales, el salir maferiol se apropia con mayor fa-
cilidad. Razón es esta por la cu:d la. educación formal es
de tanta importancia. Es posible que un alumno olvide
mucho de lo que haya aprendido, v. g. en la geografía;
pero \a.fve.rza espiritual que haya adquirido por medio de
la eseñanza de esa materia, permanece i lo )>ono en ca-
pacidad, no solamente de recordar con gran facilidad los
puntos olvidados, sino también de adquirir nuevos co-
nocimientos geográficos con una facilidad relativamen-
te mayor.
Cuando la enseñanza se da de manera que despierte i
desarolle las facultades intelectuales, entonces se le llama
enseñanza educadora. La enseñanza tiene que educar
o instruir a un mismo tiempo; la educación i la instruc-
ción son correlativas; la una necesita de la otra. Hcr-
bart, üló.sofo alenmn, dice por eso con mucha i-azon:„ no
concibo educación s>n instrucción, ni instnic-ion que vo
eduque." En semejantes términos se expresa el pedago-
go Zérrcner, cuando dice: "asi como la (duración exige
la instrucción, de igual Uiauera la instrucción tiene que
ser educadora."
Recapitulando lo anterioi-. o, para expresarnos con
mayor claridad, teniendo en cuenta lo que hemos lla-
mado objetos nmterial i íornm de la enseñanza, tendría-
mos que: enseñiiiZfi es el esfuerzo que hace cílnstitutor
perra que, atiemjx} que el alumno adquiera con(K'imieiilos
i habilidades, se desarrollen igualmente las facultades in-
telectual s dil mismo.
;.Es esta definición completa? Aún no lo es: carece
de una condición indispensable. Un antiguo adajio di-
ce: '^no es para la Escuela, sino para la vida (¡ne se
aprende." (Non sclnHae, sed vitae discifnr.) De nada
absolutamente serviría el aprendizaje, si no tuviera a-
plicacion en la vida. No se puede negar que los cono-
cimientos tienen en si pura el presente inmediato cier-
to valor, sup;i sío que de-iiriollan la inteligencia i lle-
nan el espíritu de habilidad. Sin embargo, ¿sería posible
despertar en el niño algún intercfi por la enseñanza, si
supiera qu>; ésta no reportaría ninguna utilidad en la
vida, que jamas, ni en ningún ca.so, le seria posil)lea
plicarla? No .so aprende por api'oinler: se aprende pa-
ra la vid;i: se aprende con el oiíjeto de ser mas tarde
miembro útil a si mismo i a la sociedail en que se viva
Llamaremos este objeto, toda vez que tiene en mira la
aplicación práctica de la en-ieñ-mza, el. objeto /i/'<íc//ro de
ella misma. Teniendo presentes ios tres objetos de la
cnseñ'uiza, el material, el formal i el ])ráctico, podremos
dar una definición (ompleta, asi: Enseñanza es el esfuer-
zo que ¡tace el Listilulor ¡Hira. que el cdumno. al iiiisnio
tiempo que se nluijue, adquiera tas iiabiH<hvlcs i ronmi-
mi'-utiis necesarios ¡xtra la vulu.
í(''oi:l!n''ará.j
LECCIONES
Elementales de ililnijt» lineal al alcanee de
los iilño-i, por M. R. Ortega, iiijenlero to-
|ióg;rafo i profesor de Jeosrafía políti-
ea-deserijítiva del Instituto Nacional.
(Continúa.)
LECCIÓN lU.
23 — Circunferencia es una curva cerrada cu-
yos puntos distan igualmente de otro punto inte-
«fc 1J%*STMTUTQ ,X*tfM0J%\§t.,
lóT
rior llamado centro, En la figura 14 los puntes
A B E i G están a igual distancia del punto C.
L
"~~^v^í
)
\
\
\ ^
V
^
F
Fiír. 14.
34 — Círculo es la superficie encerrada por la
circunferencia. La parte del papel que ocupa la
figura 14 es una superficie circular, i la línea que
la limita es una circunferencia.
25— Las líneas que se consideran en el círculo
se denominan: radío, diavietro, cuerda, arco, sao ¡ti
ó flecha, tmji'ntc i secavlc.
26.— R.idio es toda recta que sale del centro i
termina en la circunferencia como AC. HC, EC.
Todos los radios del círculo son iguales.
2'j.—D¿át?ietro es la recta que \a de un lado a
otro de la circunferencia, pasando por el centro
como AE i BC que pasan por el centro C. Todos
los diámetros de un círculo son ¡guales, cada li-
no se compone de dos radios i tienen la propie-
tlad de dividir a la circunferencia i la superficie
ilel círculo en dos partes iguales.
2S. — Arco es una parte cualquiera de la circun-
ferencia como BD, G.A., EF, fig. 14. Si el arco
tiene la magnitud de la mit;id de la circunferen-
cia se le llama scmicírcun/etvucia, i si es la cuar-
ta parte se denomina (ttadrantc.
29. — Cuerda es toda recta que une los .estre-
mos de un arco, como DI*" que une los estremos
del arco DEF. La cuerda será tanto mayor cuan-
to mas se acerque al centro del círculo: la mayor
cuerda es el diámetro.
^o.--Saj'i(a o flecha es la parte de un radio per-
pendicular a una cuerda, comprendida entre esta
i el arco, como RE.
3 1 . — Tatijente es toda recta que toca a la cir-
cunferencia en un solo punto, como MS que toca
a la circunferencia en el punto llamado punto de
T contacto.
32. — Secante es la recta que corta a la circun-
ferencia en dos puntos, como R O. — I^s tan-
jente i secante no tienen una magnitud deter-
minada como el radio o diámetro, puesto que
podemos prolongarlas indefinidamente sin que
por eso pierdan su carácter de tales.
33- — Las partes del círculo que quedan inter-
ceptadas por las líneas descritas se llaman: seg-
fiíefiio, sector, scmicirculo, i zoiiñ.
2,^.- -Scgiiniento es la parte de un círculo com-
prendida entre un arco i su cuerda, como se ve
en la figura 16, entre la cuerda A B i el arco A.
C B está marcada con líneas la superficie A C B.
O
Y\<-r. 10.
35 — Sector ^^ h parte de un círculo encerrada
por dos radios como D O lí.
36 — Semicírculo en la mitad de un círculo i es-
tá comprendido por una semicircunferencia i un
diámetro, como M B N figfura 1 8.
Fi-. 18.
37 — 7joyia es la parte de un circulo comprendi-
da entre^dos cuerdas paralelas como R S
38 — Toda circunferencia, sea grande o peque-
ña se considera dividida en 360 partes iguales
agrados, la semicircunferencia en 180 i un cua-
drante en 90. Cada grado se divide en 60 par-
tes igualesjlamadas minutos i a su \'ez estos se
dividen en otras 60 partes llamadas segundos &.
39 — Los grados se s(;ñalan con un pequeño ce-
ro a la derecha i parte superior de ima cantidad,
-los minutos con una coma i con dos ios segundos.
Para representar 24 grados, 3 minutos, 4O segun-
dos, escribiremos, 24'=. 3' 40".
40 — Según el sistema decimal, la circunferen-
cia considera dividida en 400 partes ¡guales o
grados, la semic¡rcunferenc¡a en 200 ¡ el cuadran-
te en 200.
CUESTION.\RIO.
23. — ¿Qué es cltounfercncia? 24. — ,:Qu¿' es círrulo!-*
2ó. — ;,Qué líneas ?e considerau ea el circulo? 2tí.— ¿Qu¿
es radio? 27. 28, a9, 30, .^1, 32, ¿Qué es diámetro, arco,
cuerda, Fojita, tanjentei secante? ¡W. — ¿róino íc llaman
158
EL. IJVSTITVTO JVJl€MOJVJiL..
las pai tes del círculo interceptadas por radio, diámetro
i cuerdas? 34, 35, 36, 37. ¿Qué es segmento, sector, se-
micirculo i zona? 38, 39. ¿Cómo se considera dividida
la circunferencia? 40— ¿Cómo se divide la circunferen-
cia según el sistema decimal? '
( Continuará.)
MBRO Dl^: L.EOTUKA.
De Guillermo D. SwaX,
Modificado jjor el Director del InstiMo Nacional de
Onatemola, para nso de las escálelas
. déla, Bepública.
(Continúa.)
LECCIÓN X.
COXTINU.A LA PE-SCRIPCION IW. LAS PLANTAS.
LAS HOJAS.
Las hojas de los árboles i plantas son diferentes
en sus formas i varían de colocación sobre el tallo
o cañón de la planta, i cada una c'e ellas tiene un
nombre distinto.
Vamos a presentar las diferentes figuras de las
hojas en los párrafos siguientes, i a descríbirlas em-
pleando como ejemplos las hojas de los árboles
que todos nosotros conocemos.
Kl lugar que sostiene jas hojas, el tallo de ellas,
se \\ama/>edfl/o,Véíi.CQvifp el espinazo que atravie-
•sa las hojas, a sqrtiejaiii^Je la armazón de un pa-
raguas o el bastidor de lin abanico. ^
La parte delgada o laminosa de la hoja, que es
de color verde jeneralmente, es lo que se llama
¿í'móo de la^hoja,' i a la sustancia que le da la colo-
ración verde, le han dado el nombre de clonfila.
Tres nombres distintos tienen las hojas, si aten-
demos a la manera con que están colocadas sobi e
el tallo de los árboles, cuyos nombres son:
Alternas o alternadas,'
Opuestas.
Verticiladas.
'Alternas o alternadas, así se llaman las hojas
que están colocadas sobre el tallo sin guardar nin-
guna simetría, o que aparentemente selencuentian
colocadas en desorden, en diferentes' , nudos del
tallo, aunque en realidad nohai tal desorden, pues
los botánicos, que son los hombres que se dedican
al estudio de las plantas, han descubierto que estas
hojas obedecen en su colocación, a ciertas leyes
numéricas, cuyo conjunto han llamado fdotaccia;
como ejemplos de hojas alternas podemos citar el
árbol de naranja, el rosal, los jeranios etc.
Wdysñ opuestas son llamadas aquellas que se en-
cuentran colocadas en un mismo nudo del tallo,
pero sus peciolos o bases de sustentación se ha-
llan diametralmente opuestos, como en las hojas
de lamo.squeta, del café,, del jocote* etc. :•
Verticiladas, ?,ow\3s.\vyp& que están colocadas
sobre un mismo- nudo del" tallo, formando vertici-
los, a semejanza de la colecacion de los rayos de
una rueda de carruaje; como ejemplos de esta cla-
se de hojas citaremos el narciso, la araucaria o-
rijinaria de Australia, que entre nosotros se en-
cuentra aclimatada en el jardin de la Concordia,
(Guatemala) etc.
Los principales términos usados en la clasifica-
ción de las hojas, atendiendo a la figura del limbo,
í soa las siguientes:
Lanceoladas.
Sajitadas.
Reniformes.
Cordiformes.
Serradas.
Laciniadas.
Lobuladas.
Pe n nadas.
Aovadas.-
Palmeadas.
Lineares.
Pinadas.
Trasovadas.
Bipinadas,
Se llaman hojas lanceoladas las hojas que tienen
la forma del hierro de las lanzas antiguas, i aca-
ban en punta, como las del sauce i del durazno.
hoja lanceolada, hoja sagitada. lioja roiiiformo.
Hojas sajitadas se llaman las que tienen la fi-
gura de una flecha, i de ello son ejemplos la saji-
taria, la hoja conocida entre nosotio; con el nom-
bre vulgar de hoja de qu'qucxque (Colocacia ji-
gantea.)
^
lioja I otiHí'oniio. hoja serrada.
Reniforme es la hoja que tiene Ja figura casi
circular como la del jeranio. . ;■
K/v MJySTJTi/TO JWMCIOJy^M..
Las cordiformes, de figura de corazón se aseme-
jan a este órgano, que en latin se llama cor. Ejem-
plos de ellas son la del caladiun i corazón san-
griento que abunda tanto en nuestros jardines.
liojii lafiíiiiula.
Iioja labiil Illa.
Cuando una hoja tiene en sus bordes dienteci-
tos, entonces es llamada hoja srrrcnia. ¡jorque los
dientes tienen parecimiento a los de una sierra i
como ellos pueden herir algunas veces, como la
hoja del rosal.
Laciniada, se dice que es una hoja cuando su
limbo es de forma completamente irregular, como
la hoja del chi calote.
Las hojas lobuladas tienen profundas ondula-
ciones en los costados, como la hoja del meple, la
de la encina i lu de! hip-urrillo.
Hoja poiiiiíidn.
Pcnnadas se dicen las hojas, cuyas ramificacio-
nes del peciolo, se encuentran dispuestas paralela-
mente, a semejanza de las barbas de las plumas,
i de donde toman nombre, pues pluma en latin
se llama /í'««^, tíjemplos de estas encontramos en
la hoja de plátano o banano la de jocote etc.
La hoja aovada tiene la fioura de huevo, i de e-
11o son ejemplos la pimienta i la manzana.
( Continu.rá.)
Asli'oiioiiiía Popular.
(Confivúa.)
■ II
En el número anterior rlinio.'i a conocer u los niños la
hermosa constelación de Orion, que coiitiiuiará sirvién-
donos pura encontrar i distinguir las demás constelacio-
nes visible?.
Prolongando la línea que forma el Cinturon do Orion
hacia mano izquierda o al sudeste, se encuentra a .^irio,
estrella de 1. ** magnitud i la mas brillante <lol cielo, que
corresponde al Can Mayor. Al norte de Sirio i al este de
Orion, se halla Can Menor o Procion, estrella también
de 1. °^ magnitud, mui fácil de conocerla porque forma un
triángulo equilátero con Bcteigeuse i Sirio.
En la prolongación de la línea tirada desde Rijel a
Procion, encontraremos a Régulo o el Cora/.ou del León,
estrella de 1 " magnitiul, mui notable porque por ella
pasa la eclíptica u órbita déla Tierra. En In misma di-
rección f*ro mas al oriente so encuentra a Denébola, es-
trella de 2. "^ magnitud situada en la cola de la conste-
lación Leo.
La prolongación de lu visual tirada desde Rijcl a la
estrella mas oriental deí Cinto do Orion, pasa por las
inmediaciones de Castor i Polux, estrellas casi iguales
de 1.** i2. " magnitud, pertenecientes a la constela-
cien Jéminis.
Debajo del Cinto de Orion hai variar o.'livllitas do
?.. "^ i 4. ** magnitud en línea recta hacia el Sur, quo
forman lo que los astrónomos llaman la Espada de
Orion. *
Si desde la Espada de Orion tiramos un;i visual que
pase por la estrella quo está en modín di' l;is ¡ii-s que
forman el Cinto i la que se halla en la estrcmiiliid <lel
cuerno boreal de Tauro, encontrari'inos en su prolonüa-
I eion hacia el norte, una estrella de 1. - maírnijiid lia-
I mada Caitella o la Cal»ra, perteneciente a la •#>nstela-
j eion del Cochero
i Al ne*te de Tauro queda la constelación .\ ríes, que
I eslal.^ de las 12 constelaciones del zoditic'; su es-
i trolla mas notable es de H. ^ inasíiiitud, .-o lluiici .Vries
I i se encuentra en la cabeza del carnero. l*:ir:i listin-
I íTuirla. no hai masque prolon'zar una vi-^ual qu" salieii-
i do de ProcioTf pase ooi- .Vldebar.ín.
i La visual tirada desde el Cinto de Orion a 1 1 estrella
j Aries, pasa por la cabeza de AndnViied;i, •■stn-lli de 2. "
j matruitud i la mas setentrioual de las(uiatro que forman
i el cuadrado de Pegaso. La visual tirada >los.le las
i Pléyades a la misma estrella Aries, pasa por Aljenil»,
i también de 2.'^ magnitud llamas meridional de las
mismas cuatro que forman el cuadrado de Pegaso.
Si desde el Cinturon de Orion se tira una linea qne
pase por Aldebarán. su prolongación pasará por Algol,
estrella variable de 2 =* o 3. •^ magnitud, situada en la
I cabeza de Meduza, que Perseo tiene en la mano.
i lia visual tirada desde Aldebarán a Rijel, encontrará
j en su prolongación hacia el sur a Canopo. estrella de
1 1 . '^ magnitud, perteneciente a la constelación del Navio,
I situada al sur del Can Mayor. Esta hermosísima es-
j trolla casi tan brillante como Sirio, es invisible para
j los europeos, por quedar mui al Snr. en la estremidad
i de la pala de uno de los remos de la Nave de Argo.
I Al sur de Aries se encuentra la constelación de la
I Ballena: i su estrella mas notable, que es de 2. " magni-
1 tud. so halla en la mandíbula inferior i se llama Alfa
I de la Ballena. Para distinguirla no hai mas que tirar
I una visual que desde la Cabra pase por las Pléyades.
íConlunioi-ñ).
kXTdS 'I'itlíUXO.
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•a n 2 3 S
ñ c o - ii^ _
|11í|1t"("'"1'^
l
Azucena.
Id. del Japón
rúndela ria (1).
Azafranada .
Tierra?
Eoheveria.
Id. grande.
Hoja del ^ire.
Siempre-viva.
Tulipán del vulgo
Cresta del gallo, &
Cola de zorro.
Valeriana.
Chocan enano.
Jazmin?
Id.
Lobelia,
Pajarito.
Campanita.
cpoaocpCííPpgíppppsco.'^PSpf^ !
1
Lilium c>ndidum.
Id. longilloruii.
Cattieya Skinnerii.
Id, auraiitiacoí K¡ddei:driun
Oncidium ampliatum.
Odontoglossinn pulchellum
La-lia albida.
IMetia refie.va.
Brassavola grandiflora.
Echeveria coccinea.
Id. pulverulenta,
nryophyllum calicinuiii.
Sedum involucratum.
Pa pavor samnííerum y iarled,«
Escholzia califórnica.
C'elosia cristata. a
Amarantus caudaftis.
Contianthus macrosiphon.
Wigandia kuntiana.
Cestrum aurantiacum.
Habrothainnus elegans.
Lobelia candinalis.
Heterotoma Loln'lioides.
Pcntstémon caiiqianulatus.
5
!
!
P:itios, jardino.--, tiuert.is di- Indis.-.»
Patios v ¡ardines.
.Monte y algunos jardines.
Ka los alrededores. de Gnnt? coman
Ki id. puntos abrigados.
Kn muchos árbolO.< del monte.
De 1 ierras cálld.is y en .colcci-.de Jard.»
Kn las qaehrad'is. Aceituno y otrod.
Kn los árboles de bis inmediac :'■
Monte en bis inmediaciones.
Patios y jardines de la ciudad.
Jardin de la Concordia y oíros.
Jardines. Palomar 'io Rodrigue/
Id. Huertas de losindijenas
Cerca dol. CWralotc (orgemoae) Jard.-"
Jardines.
Canqios, terrenos inculto.s, etc.
Jardines.
Id. flores de un aful hermoso
Jardines y monte.
Id " id. Palomar Rodrig ^'
Jardines y monte húmedo.
Id. id. id.
Jardines y patios.
1
!
1
i
1
Sauc".
Kspucl.-is.
Alcanforero.
Aguacate.
Flores en caseal>el
Pimpinela.
Malva.
Cla-kiaV
Kuchsia.
Id,
Id.
Chorcje.
Lenteja del Salvr
Xopal. "
Acedera silvestre.
Almorsacate.
Diente de León.
Cineraria.
Id. marítima.
Lechuga de conejo
Eucalyptus.
Vinca.
i
i
p p £; c p p r 3 P nr::n:<pyric:'¿^'vc.r-Ü'^'^P
íl
Sambucus canadensis.
Delphinium Aj.icis.
Laurus camphora.
Laurus persea.
Arbntu.s densitlora.
Pdterium sanguisorba.
Lavaterii procumbcu.s,
Clarkia pulcliclla. simple y doble
Fuciisia mierophyllla.
Id. .spleudens.
Id. variada fioie pleno.
Id. fulgens.
Latyru.sodoratus.
Cytisus cajan.
Ciss.impelos Pareira.
()puntia monacantha.
Rumex hydrolapathum.
I'hytolacca dccandra.
Taraxacum dens leonis.
Cineraria cruenta i varied.'
Senecio cineraria maritimus
Lactuca virosa.
Eucalyptus resinífera.
Vinca pervinc.1.
2
■
i
1
1
KecIcn-lntroductdo en dos Jard y ( la Cap. .
Minmyíiin'ius^ ¡ardines y patios
Potrero de I). (írcg. Urruela (2).
Jardines, huertas y sitios de la ciudad,
Cumres de Mixco, í-'. Lúeas, etc.
Algunos jardines y huertas.
Pié de cerros i tierras cultivadas.
Jardines y patios.
Monte, en las inmed? y jardines
Id. id. id.
Jardines y patios.
Todas, variedades indíjenas.
Pátio.s, jardines, huertas de ind"
Jardines y huertas. m^
Kn los cerros, Cliinautla, jllx'co.
Del Perú, aclimatado en la contord
Lugí" húmedos, charcos, rlach^
Jard? tierras cultiv? escombros A
Aclim. en el Square de Belén, (.'!).
Jardines y patios.
Id. Adorno de tablones (la orilla
Lugar seco, pié de paredes, etc.
Jocotenango,
Jardines, palomar, cerca del Campsto)
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Periódico dodioailo a In dimisión <le l:i lii.'tnir- la P, icrurín i • <
PCBI.ICADO BA.IOI.A PROTBC-^IOX OBI. ÍJeSoU Je\EUAI, J. líUnNO nAllUI
Phesii>entk iib la Rei'Jbi.ica de Gu/Wkmala.
Fundador i Editor, Santos Toruno.
Administrador Luhvin Rocktroh
I%[hll. 11.
Guatemala, lft<le Febrero «le 18^:i.
¥OI.. i.
liiflueiu-in d(> la Tnstrnecloii primaria en las
eosf niubres, en !a moral piíblit^a, en la iii-
diLstria I eii el de^iarrol'o jeiieral de la pros-
peridad de los pueblos, por M. L. i G. V. A-
munúteii;nl.
(Contiiiúíi.)
Xí.
ITomos innnifc^íailo hi inliiionoiivilp la iiistnioi-iori mi-
maria oii la prosperidad do la repúliliea. Enfióndaso
Ijien, la ififlnewia d" la r-ififrurríon vrhn-irin. como ii)
pide el decreto de 12 de julio de 18ó3, i no la influencia
de toda especie de instrucción, de las ilu.-^tracion en je-
neml.
Hacemos esta advertencia, porque tilvez quien nn se
fija Ilion en el alcanc- de la cuestión propuesta creerla
que no hemos desenvuelto todas las consecuencias en-
cerradas en el principio.
Muchas veces se confunden la importancia de la ins-
trucción primaria con la importancia de !a instrucción
en todos sus diversos i variados ramos, aunque sean dos
cosas mui diferente. Esa equivococion tienf» elfrrave in-
conveniete de oscurecer la disensión, de no (i^ar con pre-
cisión el punto que se ventila, de perjudicar ia causa que
se defiende, bien sea liaciendo concelúr esperanzas ilu-
sorias a los que no notan esa diva<racion del asunto,
bien sea irritando a las personas mal (lispnestas en favor
de la instrucción primaria por la ostentación de menti-
rosas promesas a que arrastra ese nn^todo .«ofistico do
mostración.
Se trata do organizar en !a repíi!i!i<'a la instruecion
primaria, que es el principio, la base de la instrucción
superior, de la ilustración, de la civilización.
Si pido queso ha^a sensilde la iufluenciu ile esa ins-
trucción primaria que todo liombre debe poseer, i no la
de distintas ramas de la in«trtic ion que solo deben po-
seer cierto número de individuo*, no la de la ilustración
jeneral. qu> frj el resultado do la instru wion prima-
ria i de la instrucción cientifica, combinadas la una con
la otra
."^i pide ademas (pie se iiid;qu"n los medios ¡r.-ácticos
po-ilile* para coisernir ese obi;'tf> ¡ninedi líainciile.
Por cierto seria iinportanlísimoqiK' rtiilo tinicrades-.
de luecjo arquitOf>tos, mecánicos, i n jen i r- ¡'«-i <!?• t d:is cla-
ses, astrónomea. jeóloiros, físicos. químiivH. h'ini!ir(ís en-
ciclopédicos; pero la organización do los establecimien-
ios en qne deberían formarse esas especialid'.ide-j, no es
el asunto do este escrito ni del tema propuesto por el go-
bierno. Es preciso no liablar por hablar. Se trata í«o!o
de hacer que ningún chileno deje da saber la legtura. la
escritura, la arimética, la gramática de su lengua, la his-
toria de su país, la jeografia, ciertos ramos indispensa-
Ides de aplicación práctica, aquello en fin que le habili-
to para continuar instruyéndose por si solo, i para pro-
porcionarse una ocupación que le ase'Jrure la subsisten-
cia. Este, i no otro, es el problema, mui difieil, que está
consignado en eldere<'ho de 12 de julio de 18.53. '
Para algunos la instrucción primaria es la civilización;
para nosotros esas dos palabras no son sini')n¡ma=: la
instrucción primaria es uno délos principios (]ne comlu-
cenala civilización. Diremos francamente rpiv l,i confii-
sion dedos cosas tan diversas nos parece cliaríiit ini^mo.
£1^ lJ\\\TMTfíTO J\'JtCtOJy^I..
De Guillermo D. Swan,
Modificado por el Director (leí Instituto Nacional de
Guatemala, para uso de las escudas
de la RepíMica.
(Continíia.)
LECCIÓN X.
Concluye la descripción de las plantas.
Yjzs, palmeadas o dijitadas toman su nombre de
la semejanza que tienen con una mano que pre-
senta los dedos estendidos: la de la pasionaria, de
la higuereta i la de mata- safio son de esta clase.
Las lineares son aquellas hojas, notables por
ser en casi toda su lonjitud del mismo ancho, i
que terminan en punta como la del clavel, la de
maiz, la de listón, trigo, cebada i las de las yer-
bas o gramas.
Se dicen pinadas las hojas formadas de otras
mas pequeñas que crecen en los lados opuestos
del mismo peciolo o tallo i están simétricamente
colocadas, como la de la acacia i la del tamarindo.
La trasovada se parece a la aovada, pero es
mas angosta su estfémidád cercana al peciolo: co-
como se ve en la margarita.
Se llama bipinadas las compuestas de varias ho-
jas pinadas que crecen en el mismo peciolo o tallo
como en las del helécho.
Vamos a ocuparnos ahora de la parte mas be-
lla de la planta que es la flor.
La flor está dividida en siete partes: quiero dar
el nombre particular de cada una de ellas para que
se recuerden. Estas son: 1 ° . el cáliz; 2 ° . la co-
rola; 3 •-* . el estambre; 4 ° . el pistilos; 5 ° . éíperi-
carpio; 6 ° . la semilla; 7 ^ . el receptáculo.
El cáliz es una copa verde en que generalmente
se asienta la flor: son una o mas hojas lo que lo
constituyen. Hai flores que no tienen cáliz, co-
mo los tulipanes. La vaina o tubo en que están
las flores, es el cáliz, i este cubre i encierra la
flor antes de que se abra: un botón de rosa está
verde hasta que se abre, i esa cubierta verde que
lo rodea es el cáliz.
La corola es la parte coloreada de la flor que
está dentro del cáliz: las hojas de la corola se
llaman pétalos. La rosa tiene muchos pétalos;
un tulipán tiene seis pétalos. Las flores tienen
ademas su nectareo que es el lugar en que se
halla la miel. Las abejas sacan del nectareo la
miel de sus panales.
^\ estambre o estambres son hilos delgados sos-
tenidos dentro de la corola, generalmente coloca-
dos en círculo al rededor del pistilo. El tulipán
tiene seis estambres, i veinte la flor del manzano.
El estambre también se divide en antera, pulen
i filamentos.
La antera es una pequeña cabecita en la estre-
midad superior del estambre.
El polen es el polvo fino que está dentro i so-
bre la antera. Cuando las abejas retornan a sus
colmenas llevan las páticas cubiertas de ese pol-
vo, que es el polen con que hacen la cera.
^Xfilanunto es la parte de estambre que sostie-
ne h. antera i g[ p^len.
El pistilo está en el centro de la flor, rodeado
de los estambres, i es un órgano grande en al-
gunas flores, como en los tulipanes. Algunas flo-
res tienen muchos pistilos, otras solo uno. El
pistilo se divide en tres partes: estigma, germen i
estilo.
El estigma es la especie de escrecencia que está
situada en la estremidad del pistilo.
YX germen está en el fondo o estremidad in-
ferior del pistilo, i contiene la semilla.
El estilo es la parte del pistilo que une el estig-
ma con el germen. Aunque el estilo es mui lar-
go en algunas flore í. no ex^síe en otras.
^pericarpio es el saco que contiene la semi-
lla, i algunas veces se llam^ saco de las semillas.
El continente de las semillas es siempre. el pe-
ricarpio, i es diverso en los y^^^káiem )em)m\ con
una, con dos o con mas semillas.
\jx\ botánico ha calculado el nrmero de semi-
llas que produjo una sola planta de tabaco en un
verano: i halló que era-h comQ trescientas sesenta
mil. •
El medio con que se esparf en 1 is semiUas en
la tierra es mui curioso: a varias las ¡irrebata el
viento a gran distancia; así sucede al cartlo silves-
tre i al diente de león en ali^unos países, (a la flor
de la caLntttni en Cuba) en donde hai muchas
plantas que tienen apéndices alados en las semi-
llas, para facilitarles la transportación aérea.
El receptáculo es el término del tallo de la flor
en que se reúnen las seis partes que la compo-
nen.
Como algunas flores carecen de ciertas de las
partes descritas, debe procurarse reunir muchas
para buscarlas en aquellas que las contengan; ad-
quiriéndose así prontamente la habilidad necesa-
ria para familiarizarse con las flores, como com-
pañeras.
F^BXJHuAu.
Los innchaelios, lo* sauates i el loro.
En un naranjal su nido
Un Sánate construía.
I en el pico conducía
El material escogido.
Con algún conocimiento
De reglas de arquitectura
De la mas gruesa basura
Usaba para el cimiento.
Un bejuco, el desp^írdicio.
Una piltrafa, un andrajo.
De un mecate un estropajo.
Fundaban el edificio.
r.1. iJvsTMTiiTO Ji*»arioA\§i..
inn
Con mas lijero i mas fino
De tanta profanación.
Material, después trabaja;
Dará a vuestra irrelijion
Cerdas, oiarasca i paja,
Correspondiente castig-o.
Retales de lana i lino;
Oyendo estos disparates.
Al fin el nido se acaba,
Disque un Loro mui ladino
I en palillos delicados
De un Licenciado vecino
Yacen los huevos pintados
Dijo hablando a los sanates:
Que la madre fomentaba.
"La profanación hermanos.
Quiso la deso-racia un dia.
Ya la hizo quien de estas cosas,
Oue vn muchacho jug-ueton
Sagradas i relijiosas.
Vio qu'^ del nido un cordón
Se sirven en usos profanos.
De san Francisco p°ndia.
A los cintos i cordones
A otros compañeros llama.
Por su bendito instituto.
Sube al árbol en un vuelo,
No con\'iene el atributo
Dá con el nido en el suelo
De empollar i criar pichones.
Desprendido de la rama.
¡untos todos, con íyran prisa
Proceden al inventarlo;
Miren ¡im escapulario'
Gritó uno muerto de risa;
Otro dice: aquí hai retazos
De patentes i de bulas ....
¡La medida de Esquipulas!
jesús ¡que p"caronazos!
Dice otro: si a mal no viene;
Este ramo e.stá bendito ...
Miren este rosarito ....
S.3I0 doi misterios tien-í . , .
A ver, aver la estampita.
Es de San Pedro i ,San Pablo
De la cruzada qué diablo
De sanata tan maldita!
Ese celo tan estraño
Que mostráis por su respeto.
Solo tiene por objeto
Evitar el propio daño."
La defensa muchas veces
De la relijion hacemos,
Cuando de acuerdo la vemos
Con los propios intereses.
La relijion soberana
I su divino derecho.
Conforme nuestro provecho
Se consagra o se profana.
R.VFAEf. IfiKAClO GaBCI.A. GoYENJ
(Guatemalteco.)
(' Coníinnard.J
El examen satisfecho
De los andrajos devotos.
Dejaron los huevos rotos,
I el nido todo deshecho.
ELEMENTOS
.Mif^ntras tanto, amotinados
Los sanates, daban gritos
Diciendoles: ¡ah malditos.
Herejes, escomulgados!
¡Oh qué horrendo sac.ilejio!
Lo mas sacrosanto i pío
Cómo lo ridiculizan!
Las plumas se nos herizan.
No hiciera mas un judio'
¡Qné juegos tan e.xecrabies!
Qué chacotas taa p mibles!
Ha.er objetos risibi»r;s
Las reliquias venerables!
Pero el cl. 1 ), que es testigo
Para ttuo ih los alumnos dtl In^lUido Nacioiiol
(.Ir Gaateinola.
PRIMER Cllí SO.
(Continúa.)
TW K\T\ -Fl KST I.KSSOIV.
VOr.VHUL.VRY
Tü make, Inn'er (fisicaiiientej.
To do. Jawer (niorahiiente).
164
EL, IJySTiTJJTQ J\*^CMOJy^t..
Obs.— Cuando Re trata de hacer una cosa que exijo
trabajo material, como Jiacer una casaca, un sombrero,
etc. se emplea el verbo to nuihe. En los domas casos to do.
I do, yo hago. You do, vosotros hacéis,
Tliou dost, tú liares. Ud. o Uds. hacen.
Heósliodoes, d o ella ha- They do, ellos o días ha-
cen, cen.
We do, nosotros hacemos
Obs. — Este verbo to do, sirve para formar las oracio-
nes interrogativas, o negativas de los demás verbos que
no son auxiliares. Para esto se pono el verbo to do, en
el tiempo i persona de que se habla, i el verbo principal
en el infinitivo, pero sin el signo to. Ejemplos:
To wisli, quei'er.
I wish, yo quiero.
He ó she wishos, él o ella
quiere.
"We wish, lutsotros quere-
mos.
You wish, vosotros qiie-
reis, Ud. qxiiere ó Uds.
quieren.
They wish, ellos 6 ellas
quieren.
I do not wish, yo no quiero
He does not wish, ét ví)
quiere.
She does not wish, ella no
quiere.
We do not wish, no.sí)íros
no queremos.
You do not wish, vosotros
no queréis, Ud. no quie-
re o Uds no quieren.
They do not wish, eUos o
ellas no quieren.
Do I wish? quiero y)7.
Does he wish? qiiiere ell.
Does she wibh?0M¡ere e-
lia'!.
Do we wish? queremos no-
sotrosl.
Do you wish?, queréis vo-
sotros"!, quiere Ud. ó
quieren Uds.?;
Do they wish?: quieren e-
llos ó ellas?
Do I not wish?, no quiero
yol;
Does he not wish?; no quie-
re éll
Does she not wish?, jío
qul're fllal:
Do we not wish?, no que
remos nosiros"!;
Do you not wish? ao que-
reh vosotros'!; no quiere
Ud. 6 no qnieren Uds'!
Do they not wish? No
quieren ellos ó ellas?
Will, querer.
I will, yo quiero.
He o she will, él ó ella
quiere.
We will, nosotros quere-
mos.
You will. vosotros queréis,
Ud. quiere ó Uds. quie-
ren.
They will, ellos 6 elas quie-
ren.
I will not, yo no quiero,
etc.
Obs— Este verbo loill es auxiliar! defectivo, i para
formar el infinitivo i los demás tiempos de que carece, se
hace uso del auxiliar to be con el participio presente vil-
ling, i así se dice: — To be willing, edar queriendo o que-
rer.
I am willing, yo quiero. Your are willing, vosotros
He ó she is willing, é/ o e- queréis, Ud. quiere o
lia quiere. Uds. quieren.
We are willing, nosotros They are willing, ellos o
queremos. ellas quien n.
To break, qutbrar, romper.
To look for, buscar.
To seek, buscar.
To med, componer, remendar.
To drink, beber.
I wish lo speak, yo quieroVtablar.
I am wiling to speak, yo quiero hablar.
I will speak, yo quiero hablar.
Obs. — Después de will. siempre se suprime el sig-
no to al infinitivo que le sigue, como se puede observar
en la ultima de las fraces autoriores.
EXERCISES.
I.
Do you wish to do any thing? I do not wish to do any
thing — Will you speak? I will speak. — Is your son wi-
lling to work? He is not willing work. — What does
he wish to do? Ho wishes to drink s-ome wine.-Will you
buy any thing? I will buy something. What will yon
buy? I will buy some Iiorses. — Do you wish to mend my
coat? I wish to mend it-Who wishcs our son's stockings?
We wish to mend thein. — Ar you willing to work? I am
willing to work, buí I am tired. Do you wish to break
my glasés? I do not wish to V)reak tliein. — Are you wi-
lling to look for my son? I am willing to look for him.
— Does your neighbor wish to buy the?e or tliosa kni-
ves? Hewisho?to buy l»olh theseand those. — Doesthis
man wish to cut your fií^ger? He doc.'i n.>t wish to cut
mine, but his.
II.
Desea Ud. hablar? Dest^ hablar. — Quier¿ su hija de
Ud. trabajar? No, Señor, ella no quiere trabajar. — Qué
quiere hacer este niño? El quiere cortar su sombrero. —
Que quiere hacer Pedro? Quiere bel>er vino -Quiere Ud.
comprar alguna cosa? Quiero comprar alíío -Quiere Ud.
componer mi chaleco?-Quiero compon arlo — Quien quie-
re remendar las medias de nuestro hijo?— Nosotros que-
remos remendarlas.— Quiere Ud. trabajar? Quiero tra-
bajar, pero estoi cansado.— Quiere Ud. quebrar mis va-
sos? No quiero quebrarlos. — Quiere Ud. bascar a mi hi-
jo? Quiero buscarlo. — Quiere su vecino de Ud. comprar
estos cuchillos? No quiere comprarlo.^.
II I.
CoNvERSATioN .A. — Havc voii a mind to buyánother
table? — Has Peter a desire to buy one more horse? —
Have yon two eravats? -Will you speak?— Will you
not speak?-lí> your iViend willing to work?-What does
he wish to do? — Will you buy any thiog? — What will
you buy.' — Do you wish to mend my vcst? -Do you not
wish to mend my vest?-Who wishcs to menJ our son's
stockins? — A r<» yon willing to worl^.i"- Do you wish to
break my cañe? — Are yon willing to look for my bro-
ther? — Does your son wish to buy these or those knives?
— Does this man wish to cut your tree? — Is your sister
willing to see my fatlier?-Do you wi^u to do any thing?
— What are vou Avillin": to do.
IV.
CoxvEBSvTiON B.— Does the Rnssian wisli to buy
this or that p'cture?- What thoes he wisii to buy?-^
Which lookingglasses is the Englishman willing to buy?
— Does your litio sister wish to look for my hat or for
my cañe? — Will you drink some wine? — Is the cook
willing to drink some milk-What do you wish to drink?
What does the hatter wish to make?— Will you buy a
bird? — Do your children wish to look for the jewels
which we have? Is the Tnrk willing to buy more horses
than oxen?— Do you wish to buy many stockins.— Does
nny one Avish to mend your coat.
CONVERSATION C — Do you wish to look for t)ur hats.
or for those of the Dutch? — Are you afraid to break
this looking-glass? — What do you wish to drink? — Are
you tired? — Are you not tired? — Has Ihe Spaniard a
mind to buy as many canes as gloves? - Do the Oermans
wish to buy any thin^? — What thoes the 0<>rman wish
El. ijVSTiTflTO J\\iíCIOJ\\ÍI..
ijtL
ow many apples have you a mind to buj? —
oi-an":eri' wiil von Imv/— V/ill you biiy many
in liuy? — IIow
IIuw inaiiv orí
spoíHis?— Will you not s^peak'.'-Who will ppeak?— Will
you study?— Will vou not study?— AVIio will ¡^tudy? —
Will von v/ork?— Will you not work'.'-Wliowill work?
—Will yoi! diink:-'— Wíli yon not driiik?— Wiio will
drink?— Will voi¡ l,M,k fov niv dou?— Will vou not
look í\)r iMV ,■;-■? W!:o will íook lorw niy do-?
íOfílunurrá).
que éste no es todo nuestro, i que so nos trataria con
injusticia si se nos castigase por lo que no liemos podi-
do evitar. Sin confianza en Dios, i sin confianza en la
voz que nos habla interiormente, nuestra situac'ion seria
lamentable.
Mas dejando esta materia, entremos a considerar las
maneras con que el hombre trataba de espresar sus
sentimientos luícia los dioses cu que creia, pocos o mu-
chos, luienos o malos. Una m-.inera era la oración: la
otra el ftarri/lrio.
XXXI.
£.1 2:^'F*..^a,'i.\ s>i':i^ ín,'-\i>o.
LN rKOniTCiüX A L\ IIlSTOlíLV ÜX1VHU.<AL.
J-J.n-;/ > ¡Mu-a !n.s inño<. j..:r K. Ci<„lL
(Coutinúa.)
XXX.
vl.lS.Mi
;.\ DOS dioskk.
el
Hcgim el hombre fii<; meditando i sabiendo mas cerca
de !ii natuiuleza de las cosas, i viéndose libre de los
teniorosque le imp.ulsaban a la adoración irracional do
los seres animados o inanimados, disminuNÓ aun más el
número de sus divinidades, i creyó ver dos poderosos
dioses que se disputaban el imperio del mundo.
Uno de elio« parecía residir en el azul tranquilo i
pnrfi, i tenor un coia.'on amante i bueno para prodigar
íjivs beneficiof a ios iionibros; el otro era un poder áspero
rcruel que azofalia ci rujer hasta enfurecerlo, que cubría
de liniebiiis losciel'^is i l.i tierra, que destruía las cose-
cims i la.s habitaci. ¡i.>- de los hombres con el torrente
í la teuipcstad, que ¡o helaba con su mano í que entresra-
ba sus hijo^ a !o.s animales feroces. El uno era un dios
de lu^que si.niiiu en los rayos di'l sol: <•! otro nu dios
de tiiiieblus tpie miraba iru'.'undo desde las fnhniuHntcs
nulies, uno ^Dliernaba co:i 1 spirit'i amable i bondado.so;
tr> por medio déla fuerza i de la perversi !ad.
lílstii creencia eu un buen dios, a quien hace una guer-
ra encarnizada j)tro dios mulo, se arraigó tan profunda-
niíMite, que ninguna religión est i complecanu;nte libro
de rila, pues parece que e^ta os la única esplicacion que
e! hombre pudo darse de los male< que esperímentaba.
Mas no es cierto (pie el Dios Todopoderoso en quien
creemos so vea hostilizado i eniorpccido por otro poiler
Si así fuera d(>jaria lie s»'r Tolopoderoso, í no,<otros
t'ndriamo^: que ¡-ogar al ciio.- di'l mal para que no nos
dañare.
El nia! (¡nc i'.\¡.s!e 011 el miindo. ¡ ipie nuestro (¡ropio
cii!-i7on iitjs iiiilica, tiene su ori-eii en la voinntail del
lioinbre, a (¡uioa Dios hi/.o Ijiíre en su incomparable
sabivluria. En legar de ii-.u-er de no.sofros simples má-
quinas que no pueden marchar mal. nos dio la facultad
de proceder bien o mal. a uLcstra elección, i nos enseñó
a manifestarle nuestro amor practicando aquellas cosas
que sabemos le son giat-.s. Por mas que procuremos
hacer recaer sobre otro nuestras culpas, estas serán
siempre la obra de nuestra libre voluntad, i nosotros
los responsables. Bien sabemos que esio es cierto; mas
ím lo dudamos, escuchemos lo que nos dice esa voz que
existe dentro de nosotros í que nunca míente, poi'que
es la voz de! mismo Dios.
Si nosotros tenemos poiier para desobedecer los nian-
«iamientos de Dios, mas no para observarlos, o si se
jiormite que una fuerza invisible mas poderosa que no-
notros nos cni_pnje hacia el mal, no podremos sentir el
))esar que sigue a todo pecado porque comprendéroMios
OnAfiox.
Xuestl'O primer acto cuando nos lialhunos en peligro
es clamar por auxilio: es justo "1 natiii;il pcdií- loque
necesitamos a aquellos que tienen el ]H¡(lerio i la volun-
tad de dárnoslo. Por oso el hombre oró a rus dioses
i ora todavía, porque la seu'ida i dilatada jílcgaria de
la humanidad al Cielo continuará hasta el íiii de los
siglos. I f)or rudo í repulsivo que sea el idolu a (¡uieu
el jiobre salvagc refiere.sn historia de miscí i:: i de do-
lor, debemos respetarle: el alma le pide una creencia
como el cuerpo le pide el alimento, i al adorar a ese
ídolo se prosterna ante el desconocido \yu^< a quien no-
sotros llamamos Padi-e Nuestro que estis en el cielo.
En su ignorancia rueiza por cosas de un valor pasa-
jero, cuya concesión pudiera serle perjudicial, l'arécose
en esto a los niños que piden a sus padres algunas co.sas
que índudablementcj les dañarían, i que se sienten con-
trariados cuando se les niegan.
Mientras mas reflexiona i cree el hombre mas ruega
por aquellos bienes que no son perecederos, i al mani-
festar sus necesidades i dolores a su sabio Creador, se
somete a su voluntad para que le conceda loque quiera.
Vive confiado eu su amor
Que Va. siempre dá lo mejor.
XXX I í.
La razón de ofrecer sacrificios so esplica por el pro-
ceder de los hombres unos coa otros. •
Cuando conocemos que liemos dis!rusta<lo a nuestros
amigos, o que por algún motivo ellos están ofendidos
con nosotros, nuestro primer deseo es remover las cau-
sas del desagrado con una oferta de cualquier clase; asi
mismo Iiacemos regalos a aipiellos a quienes estamos
ligados por los vínculos de! amor o del agradecimiento,
i para manifestarles los sontíinientos que no« animan.
De la misma manera empozaron los sacrificios u ofre-
j cimientos a los ídolos í a los poderos conocidos o des-
conocidos del bien i del mal, i así han continuado en
diferentes formas en todas las naciones de la tierra hasta
el proíonte día. Unos sacrificios han sido ofrecidos
como acción de gracias i otros para calmar el enojo
de los dioses, a quienes se suponía hombres, i suscepti-
bles de buen o mal humor como estos.
Ofrecerían naturalmente lo mejor que tenian. i reco-
gerían los mas bellos frutos í flores para tributarlos co-
mo presentes a los dioses, o quemarían sobre la pila de
piedras llamada altar lo mas inmaculado -d.^ sus reba-
ños. I como se creyó que el sacrificio de los seres mas
j allegados i queridos era necesario para apaciguar la
I cólera, obtener la ayuda o evitar la veníanza del dios,
! se le ofrecieron las vidas nías amadas. Esta fué una de
j las cansas principales de esos horribles i, abominables
I ritos cuyo solo recuerdo hiela la sangre, i de que hnu
! sido testigos todos los países i todos los tiempos.
' El bendecido padre universal "no es el dios de los
lOG
r.I. IJrSTMTlITO J%\'SC10J%\§I^.
uniertos sino de los vivos" i no ama, por consiguiente,
el sacrificio do la sangre. El mas grato a pus ojofi os
el de los corazones que, pesarosos de sus pecados i de
vivir desterrados de sus paternales brazos, hacen firme
propósito de renunciar a sus yerros, de olvidar su egoís-
mo en que tanto mal se encierra, i de cumplir su volun-
tad así en la turra como en el cielo. Los hombres están a-
hora empezando lentamente a comprender esa gran ver-
dad, aunque empezó a enseñarse hace ya muchos siglos;
porque ellos encuentran mas cómodo profesar ciertas
creencias, o pagar a otros para que ejecuten por ellos
ciertos ritos, que luchar dia por dia por obedecer los
Mandamientos de Dios.
(Conlinnard.)
Oramá^tiogL infantil
PARA LOSNIÑO.^f AMERICANOS,
POR LUIS F. MANTILLA.
Profesor de la Lengva i Liierahira Española en la
Unlversidivl de Niwvn York.
(Continúa.)
LECCIÓN XI.
ARTÍCULOS.
Hemos dicho que el artículo es una de las
partes de la oración de mas frecuente uso.
Para que se vea las distintas significaciones que
tiene esta palabra examínense los siguientes
ejemplos: (*)
El hombre es mortal.
El homWe no ha asomado por aquí hoy.
El amor a los hijos es un sentimiento natural.
Simón Bolívar es el Washington de la América
del Sur.
El avaro es siempre desgraciado.
En el primer caso el puede sustituirse por to.io
conservando la fuerza que tiene en la oración, i
bien pudiera llamársele adjetivo.
En el segundo ejemplo el da a la frase la mis-
ma fuerza que darían estas palabras: aquel hom-
bre que esperamos, aquel hombre que no quiero
nombrar no ha venido todavía. Puede por lo
tanto llamársele pronombre en este caso.
En el tercer ejemplo no tiene la fuerza de lodo
como en el primero, pero vale tanto como si di-
(*) Debe procurarse, antes de entrar en la esplicacion,
de ver si el alumno con la ayuda del maestro compren-
de la fueza de las palabras.
Muchos gramáticos llaman a un articulo indefinido;
pero le consideran como articulo detei-miuativo. También
uno tiene distintas acepciones como se verá en los ejem-
plos siguientes.
jéramos: Aquel amor que los padres tienen a sus
/lijos es un seniimienio fiatural. Así pues podría
llamársele pronombre.
En el cuarto ejemplo ¿1 está delante de un
nombre propio, como no es costumbre que se co-
loque, i lo convierte en común, pues Washington
en este caso vale tanto como libertador de la pa-
tria. Asi también convertimos el sustantivo propio
Dios en común cuando decim.cs esc hijo es el Dios
de su 7nadre. Dios vale aquí tanto como ídolo.
En e! quinto ejemplo se ve que el adjetivo ava-
ro no acompañíi como debe siempre iiacer todo
adjetivo a un sustantivo, si es que no considera-
mos a ¿'/como tal, pues en este ejemplo bien pu-
diera decirse, sin \ariar c;h lo mas mínimo el sen-
tido, hombre avaro es siempre desgi'aciado.
Dicen los gramáticos en este caso que el ar-
tículo que acompaña a un adjetivo no acompaña-
do de ningún nombre lo convierte en sustantivo.
Es un cobarde.
Un Bolivar no hubiera heclio eso.
Es difícil que uno crea semejante cosa.
Primer ejemplo — Tin da gran fuerza a la frase
o palabra siguiente puesto aue significa mas
que es cobarde; de modo que la califica, i bien
puede llamarse por lo tanto adjetivo equiva-
lente en este caso a grande o cualquier otra pa-
labra que sirva para calificar la cobardía.
Segundo ejemplo. Si suprimimos ív;/ (.'n aquella
oración no varia en modo aiguno la significación,
pero tendría inenoí- fuerza. Pot'lo tanto 7in es un
adjetivo que aumenta el valor de io quo signi-
fica el nombre de Bolívar, ya Si'a !a constancia,
el valor i cualquiera de las \ i: UkIjs que poseia
el Libertador.
Tercer ejemplo. Como aquella fase vale tan-
to^como c:-.ia Es difícil que ho:!ibre crea seme-
jante cosa, bien podemos decir qu i uno es allí un
pronombre o tal vez un sustantivo.
La supresión del artículo varia completamente
la significación de la frase según se ve en los e-
jemplos siguientes.
Abrir escuela. ¿\brir la escuela.
Estar en cama. Estar en la cama.
Hacer cama. Hacer la cama.
Estar en capilla. Estar en la capilla.
Tener mala lengua. Tener mala la lengua.
Tomar hábito. Tomar el hábito.
"¡Qué hermosa perspectiva ofrece un campa-
mento cuyas tiendas de brocado i seda se confun-
den entre espesos avellanos, entre bosques de
palmeras i de cidros! ¡Cuan deliciosas tintas for
ma el último encendido rayo del sol al caer sobre
las álbeas puntas de Sierra-Nevada; i cuan viva-
mente destella en los elevados minaretes i en los
chapiteles de bruñido metal que coronan la ciudad
morisca! Granada, la joya mas rica de la diadema
de Boabdil, e último valuarte de su poderío, Itj
K¥. WJ\*STÍTrTO J\\firiOJ%'»fiff..
ir.7
única prenda de su esperanza, se distingue al fren-
te del campamento cristiano, envuelto en losmái^i-
cos vapores del crepúsculo de la tarde. Por entre
las lejanas cumbres de la Alpujarra se alza la luna
de Agosto en todo su esplendor; las brisas empa-
padas en el aroma de las flores i en los tesoros
de las fuentes que se derraman por la immensu-
rable vega, refrescan el ambiente: en aquel pais
reflejan, en suma, los encantos de un paraiso.
¿Quién podrá creer que se hallan frente a frente
dos pueblos enemigos, animados de una zana im-
placable: el amo denodadamente resuelto a Vv^n-
gñr ura afrenta sustentada po:- ocho siglos; i el
otro defendiendo las mas caras p.-endas del cora-
zón, sus padres, sus esposas, sus hijos, los parajes
en fin en que se deslizáronlos floridos dias de su
infancia?" A Fernandez Guerra i Orbe.
LECCIÓN XII.
VERBO.
\i\ verbo es la partí mas importante de la ora-
ción porque espresa la acción o estado de los se-
res con relación a tiempos i personas.
Toda acción tiene que ser necesariamente eje-
cutada por alguna persona o cosa, i esta se llama
el sujeto del verbo. El su'eto es la palabra que
responde a la pregunta quiht para las personas
que para las cosas: v.g.
I. Dios creó el mundo.
1'. E! niño lee el libro.
3. La mujer lava la rcpi.
4. Los soldados saquean la plaza.
5. El viento sopla mucho.
6. La mar entra en la tierra.
7. El ár.x)! (li sombi-a.
En el pijncr ejemplo Díjs e:; el sujeto porque
íís la palabra que responde ala pi-egunta ¿quién
creó el mundo?
¥m el segundo el niñ-> es el sujeto porque res-
ponde a la pregunta ¿quién lee el libro?
La mujer i el soldado son respectivamente los
sujetos de los verbos lava, saquear.
En el ejemplo quinto viento es el sujeto porque
responde a la pregunta qué sopla mucho: en el
6 ° mar porque responde a qué entra en la tier-
ra i en 7 "^ rf;fo/ porque contesta a la pregunta
c'ué dá sombra.
En la frase Dios crej el mutido si se pregimtara
qué creó Dios, la respuesta seria el mundo.
En el ejemplo el niño lee el libro si se pregunta
qué lee el sujeto 7iiño, se contestaría el libro.
En la frase la mujer lava la ropa, si se pregun-
ta qué lava la mujer, se responderá la ropa.
Esas palabras que completan el sonido del v^r-
bo se llaman compUmmios.
Si digoli viuji'r du.'rme no hai complemento;
mas si lo habría en este caso la mujer duerme al
niño, siendo esta última palabra el complemento
del verbo dormir. Este complemento lleva la par-
tícula í? cuando es persona o cosa personificada-
Díganse el sujeto i complemento en los si-
guientes ejenplos:
Los padres aman siempre a sus hijos.
La primavera viste el campo de flores.
Los cielos anuncian la gloria de Dios.
Odia el delito i compadece al delícuente.
Cristóbal Colon descubrí*) a América.
El general arengó a los soldados.
Los paganos adoraban ídolos.
La patria recompensa el mérito.
"Los hombres nos reímos siempre délo pasado:
el niño juguetón 55e burla del tierno rapaz sujeto
en la cuna; el joven ardiente i apasionado recuer-
da con risa los jueo-os de su niñez; el hombfe for-
mal mira con frialdad los ardores de la juventud í
el viejo mas próximo ya al estado infantil, sonríe
desdeñosamente a los juegos bulliciosos, a las
fuertes pasiones i al amor de los honores í riquezas
que a él le ocuparan en las distintas estaciones de
la vida. A su vez las demás ecfades ríen de los vie-
jos ... con que queda ju.stíficado el dicho de que
la mitad del mundo ?,^x'\?L siempre déla otra mitad!'
— (Ramón Mesonero Homanos.)
( Continuara)
T)e Aritmítica decimal práctica i razonada, escri-
tas enfrances por L. Bomballet i traducidas
por Pedro Dcleon V., alumno maestro
del Instituto Nacional.
(Continúa. j
35. Para escribir un número entero se escrí •
be sucesiva i separadamente en una misma linea
horizontal cada clase de unidades, comenzando
porja izquierda i por las unidades superiores; te=-
niendo cuidado de reemplazar por ceros las yní-
dades, las decenas í centenas que puedan faltar
en las diferentes clases.
De lo que resulta que para escribir un número
cualquiera basta saber escribir imo que tenga tres
cifras; lo que se consigue escribiendo en una mis-
ma línea horizontal primero las centenas, a la de-
recha las decenas i luego las unidades.
Sea escribir el número, quinientos treinta i .seis.
Se escriben comenzando por las centenas.
5 centenas \
3 decenas -o simplemente 536 unidades,
6 unidades )
Sí este mismo número. se refiere a distintas cla-
ses como en los ejemplos que siguen, se escribirán
de esta manera.
JflF. IJVSTiTfJTOJTJBr.íOJV^l I..
536 unidades simples
536.000 millares
536.000.000 millones
536.000.000.000 millares de millón etc.
Por donde se ve que las clases que faltan están
reemplazadas por ceros.
Escribamos por ejemplo el número, veinticinco
mil ciento treinta i seis millones, quinientos seten-
ta i seis mil seis cientos noventa i cinco unidades.
Este número se compone de cuatro clases i co-
menzando por las unidades superiores se dice:
I.'-' En veinte millares de millón hai 2 dece-
nas i 5 unidades de millar de millón; escribimos
entonces 2 5
2? En ciento treinta i seis millones hai i cen-
tena, 3 decenas i 6 unidades de millón; luego
este número 136 lo escribimos a la derecha de
25 i se tiene 25.136.
3. ^ En quinientos setenta i seis millares hai
5 centenas, 7 decenas i 6 unidades de millar: es-
cribimos este número 570, ala derecha de 25.136
i se tiene 2 5.i36.5'76.
4. ° En seis cientos noventa i cinco unidades
simples, hai 6 centenas 9 decenas i 5 unidades
simjíles; escribiremos entonces este número 695 á
la derecha de 25.136.576 i obtendremos por re-
sultado ñnal eí número propuesto 25.136.576.695.
Sea por ejemplo escribir con números, treinta
mil veinticinco millones, seiscientas mil unidades.
Ya se dijo que cuando en una ó varias clases de
un número que se escribe faltan las centenas, las
decenas ó las unidades se reemplazan por ceros.
La clase de los mulares de millón que es la mas
elevada se compone solamente de 3 decenas; ^c
escribe 3, en seguida un cero para reemplazar las
unidades de millar de millón que faltan i se tiene
el número 30. La clase de los millones no conte-
niendo mas que 2 decenas i 5 unidades, se escri-
be 25 i se pone un cero en el lugar de las centenas
que faltan i de este modo se obtiene 02 5 cuyo
número se coloca en seguida del primero 30.
La clase de los niiilares solo contiene centenas
de millar, faltan las decenas i las unidades; se es-
cribe 6 i a la derecha dos ceros i se tiene la clase
de los millares 600 que se coloca a la derecha del
número anterior 302025. En la clase délas unida-
des simples, como faltan las centenas, Ivis decenas
¡ las unidades, se reemplazan estos tres órdenes
por tres ceros 000 i colocándolos a la derecha de
30. 02 5. 600. se tiene finalmente el número pedi-
do 30. 025, 600. 000.
CoNSECUE\CI.\S SACADAS DK LA Nl'MICUACIOX.
36. De lo que se ha dicho sobre la numera-
ción se deduce que:
Para hacer un númeroentero diez, cien, mil, etc.
veces mayor, basta escribir a la derecha de ese nú-
ro uno, dos, tres, etc., ceros.
Por ejemplo. El iv.'mero 4.S hacerlo .10, xoc
1000 veces mayor.
1. ° Para hacer 10 veces mayor el n. ° 48, según
lo dicho, se le agregará un cero i resulta 480.
En efecto este número es diez veces mayor
porque la cifra 8 que en el primer caso espresaba
unidades simples, ahora espresa decenas que soií
diez veces mayores que las unidades. La cifra 4
que espresaba decenas espresa cent(;nas o unida-
des diez veces mayores que las decenas. L'uego si
cada una de las cifras 4 i 8 se ha hecho diez veces
mayor, el número todo se ha hecho de! mismo mo-
do diez veces mayor.
Luego para hacer un. !iúni-"-¡) •i;ez veces mayo.-
se le agrega un cero a la diic-.l;;;.
2. ^ Raciocinando de ¡a ;n Kí'ia que antecede
se verá que para volver e! njnuro 40 cien o mil
veces mayor es necesario colocar a la derecha de
este número dos o tres ceros. Asi 48 vuelto :ooo
veces mayor da por resultado 48000. i .; ^ \i;e¡to
ICO veces mayor da por resultado .;''o ;•
37. De donde resulta o:-":
Para hacer un número !:■:■■ ; ;.: ,:,-.,
10, 100, IODO, etc., veces ;ni n. •, ::;.;.,>■:;■; ;;-;ii-
imo, dos, tres, etc.. ctrcs a su (.lereclia.
Sea el nú.niero 48000 el que queremos ¡laciír
10, ICO, i 000 veces menor. Ruruiitarán sucesiva-
mente los números i.° 4800; 2.° 480; 3. ° 48.
En efecto, examinando eadicifa en f ¡articular,
como en el número anterio ^, ■ : : t'i ci^'a
se ha lieclio 10, ioo, 1000 \cc.s :-\ m i ¡ ;>,),■ -^a-
siguiente todo el número se hac-r lam- i 'ii ¡o. loo
o 1000 veces menor.
Ejercicios sobre la Icctnrd i c
n:feros
6, 70, 60, 'i3, 99,
i.° Leer los números:
ICO, 175, 507, 999.
2. ° Leerlos números: 17606, io65oo, 900999,
1.135, 42.5 101. 100001, 995, 706,000 7509590C.'.)95
Escribir con cifras los números siguientc:s.
3. ° Tresunidades. seis unidades, sclenta, ticia-
ta i siete ochenta i noventa i nneve unidades.
4. ° Ciento diez unidades, ciento dieziocho uni-
dades; doscientas cuarenta i cinco, quinientas no-
venta i tres, setecientas cuarenta i ocho i nove-
cientas nneve unidades.
5. ° Mil siete unidades, diez mi! cuarenta i cin-
co unidades; trece mil quinientos setenta i dos,
veinte mil diez i noventa i cuatro mil cincuent;i
unidades.
6. ° Cien millones cien mil cien unidades, cin-
co millones ochenta i dos unidades, noventa i sie-
te mil ci;atro cientos millones ocho cientos tres
mil seis-cientas tres uijidades, cinco billones seis-
cientos dos mil cuatrocientos millones, quinientas
setenta i un mil ocliccientas noventa i cinco uni-
dades.
7.° Hacer 10, 100, icco, etc. veces maj'ores
los números i. 75,2001. 7804. i 003 5o.
n^ SJ%*S^TiT9JTtí J%\i3rSOJ%\ila..
1 ■;;'?
Hacer lo, lOO, looo, etc., veces menor los
números loooo, 3010,1000,92450006000000.
CUARTO CUESTIONARIO.
33. A qué clase porteccn separadamente las unidades
simples, los luillares, los millones? rjQué órdenes forman
estas clases? ¡54 ¿Cómo se leen los números enteros?
¿Porqué se dividen en grupos de tres cifras? Adverten-
cias holjre la lectura de los números enteros. 35 ¿Cómo
se escriben los números enlerns? ¿Cómo se escribe
■número compuesto de tres cifríís? ¿Cómo se escril)e un
número cuando en una de sus ciase-» falt'ia las centenüs,
las decenas o las unidades? 3(5 ¿Que se hace para volver
diez, cien, etc. veces maj'or un númei-o entero? 37 ¿Qué
se liace para volver diez, cien, mi! veces menor un üú-
m'".-n entero que termina en ceros?
( ConUnUíirá.)
LECCIONES
//■ Física cxperiviental pnccciidas de algunas ?to-
i iones de Mecdfíica, para uso de los niños, por
el Dr. Darío González, Profesor de Mecá-
nica y Física en el Instiinio Nacio-
nal de Ciiat:mJ.la.
(CoTihTüV.l.)
LECCIÓN Vil. ^
tubo cuerpos de diferente naturaleza y densidad
como corcho, papel, plo.Tio, nnédula de saúco, &,
y se ie extrae el aire por nK;dio de la máquina
neumática. Si entonces se invierte repentina-
mente el tubo, se verá que todos estos cuerpos
caen al mismo tiempo ó con igual velocidad. In-
troduciendo un poco de aire en el tuno se nota
al invertirlo de nuevo un retraso en la caída de
los cuerpos mas ligeros, retraso que se hace muy
aparente cuando ha entrado todo el aire en el tu-
bo, pues este fenómeno depende de la resisten-
cia de dicho fluido.
Lrvi
1.— S^<\r 3. Si—H. ni'.s dicho qu.<; todos ¡os
cuerpos esf.i.n si:!etos ala |!,r,.'!n te?; de suerte que,
cuando se (!•- ja;; caer llegan hasta la superficie
de la Tierra, s; no encuentran un obstáculo que
los detenga. Si este obstáculo existe, fácil es
explicar, cómo el humo, los vapo.'-es y otros cuer-
pos ligeros se sustraen aparentemente á la acción
de la pesantez. Y en efecto el humo, lejos de
caer sube y «e difunde en la atmósfera, los polvos
V otras sustancias quedan suspendidos en el aire
y los cuerpos livianos ó de poco ¡xso caen mas
lentamente cfac los .mas pesados. Todo esto de-
pende de la resistencia del aire, cjue es un obstá-
culo al descenso de los cuerpos. Esta resistencia I
es tanto mayor cuanto mas extensa es la su.perfi-
cie del cuerpo, por ejemplo: si de \va piso alto -
dejamos caer una hoja de pape!, vemos que des-
ciende lentamente; perj s: de la misma hoja ha-
cemos una bolita descenderá con major rapid.e;:.
Esto ocurre al aire libre: pero en <í1 vacio, es
livcir, ( •c^ un espacio donde no h.aya aire ni nin-
:;un otro gas, iodos Im cuerpos, grandes ¿ prr:;uf:,.s,
pesados ó ligeros caeri^ al r.tismo lieni/^ '
:-'.e demuestra v^'perimentalmcnte, "
tubo de vidrio, fig. 14, como de el
longitud, cerrado por una extn mic'a : n
en ¡a otra de una llave. Se iníroc':; •
Fifí. 14.
La ley en cuestión se demuestra tainbien por
un experimento muy sencillo. Se toma un disco
metálico, un peso fuerte por ejemplo, i se coloca
sobre él un disco de papel del mismo diámetro,
ú otra sustancia ligera. Dejando caer el todo,
como lo muestra la ñg. i5, se observará que loi
cuerpos llegan al mismo tiempo al suelo, porque
la resistencia del aire no se ejerce sobre el disco
de papel ó la sustancia ligera puesta sobre la mo-
neda, como sucedería si cayesen separadamente,
en cuyo caso caería primero la*moneda y des-
pués el papel ó sustancia ligera.
Fi- 15.
I'is íamlji'Ti la resistenci:' (!■:! aire !,;
í]:; ; is jíí-uidos (lue c:iín de cierta a;:
alniósíera, se dividan en muchas parit.,, :;.
esta división no tiene lugar en el vacio. Así
e:\plica porque la lluvia cae en forma de gota:;.
170
kWj jjvstiti'TO jwir^tfjv.tí,.
Aristóteles decía que, en general, la velocidad
del descenso es proporcional al paso de los cuer-
pos; y romo Galileo demostrase lo contrario, pues
á este sabio se debe el descubrimiento de la ley,
los filósofos de Pisa se sublevaron contra ól y le
obligaron á huir á Padua.
2.— í^ey S. íA — La velocidad con que un cuer-
po cae, va creciendo constantemente en proporción
al tiempo desde el principio de la caida hasta que lle-
ga al suelo. Por consiguiente, cuanto mayor es
la altura de donde cae tanto mayor es la veloci-
dad. Está averiguado, que la velocidad de un
cuerpo que cae en Paris, es en el primer segundo
de tiempo 9 metros 80S milímetros; al fin de
dos segundos la velocidad seria doble, al fin de
3 triple y asi sucesivamente. Aquí se entiende por
velocidad el espacio que el cuerpo recorre en la
unidad de tiempo (el segundo) con movimiento
uniforme, tan luego que se supone cesar la fuerza
aceleratriz, que ha obrado durante cierto tiempo.
Conforme á esta ley. puédese averiguar la ve-
locidad de un cuerpo al fin de su caída. Ponga-
mos up ejemplo: ¿cuál es la velocidad final de
un cuerpo que ha caldo durante 1 5 segundos?
Como la velocidad es proporcional al tiempo,
multipliqúese g.m 808 por i5 y el resultado
147,11112 será la velocidad. Es decir que al cabo
de los 1 5 segundos el cuerpo corría con la velo-
cidad de un móvil que, con movimiento uniforme,
marchase con la velocidad de 147,0112 por segun-
do.
3. — Jjíí.V 3 55 - Téngase presente que el
movimiento de un cuerpo que desciende es uni-
formemente acelerado. En consecuencia, los es-
pacios que vaya corriendo en cada segundo,
desde el principio hasta el fin del movimiento, i-
rán creciendo en cierta proporción. Pues bien,
la ley d'^: que los espacios son p7vporcio7ialcsá los
cuadrados de los tiempos empleados en recorrerlos.
Cuadrar un número es multiplicarlo por sí mismo
una vez.
Está probado que el espacio recorrido en el
primer segundo, en París, es de 4 metros y 9 de-
címetros. Entonces,
durante 2 segundos el espacio será 2X2X4,'"9= 19,'"6
durantes segundos el espacio será 3X3X4,"'9 = 44,°']
durante 4 segundos el espacio será 4X-4X4,'"9 = 78,'"4
durantes segundos despacio será 5X5X4,"'9 = 122,'"5:
y así sucesivamente. Luego para averiguar de
que altura ha caído un cuerpo no hay mas que
multiplicar el cuadrado del tiempo que ha tarda-
do en caer por la cifra invariable 4,1119, y el resul-
tado será la altura buscada.
¿De qué altura caería un aereonauta que tardó
en caer al suelo 20 segundos.' El cálculo da:
20X20X4,^9 = 19()0 metros.
¿Qué profundidad tendrá un pozo, donde de-
jando caer una piedra tarda en llegar al fondo 3
segundos? Será:
;^X;3X4,™9 = 44,1 metros.
(Cordiwuará.)
LECCIONES
Elementales <Ic tlibiijo íiiic«l al alcance «í«
los niños, por ni. R. Oi-tí>s»j inje:!Íeio to-
pógrafo i profej:or de Jeosfrafía políti-
ca-rtescripína del ín- titulo nacional.
(Continúa.)
LECCIÓN IV.
Denlos ángulos.
41.- -Llámase ángulo la ,'il)ertura o inclinación
de dos líneas que concurren en un punto llama-
do vértice del ángulo.
Figura 19.
La figura 19 representa un ángulo que se lee:
el ángulo ABC, o simplemente el ángulo B.
42. — Lados del ángulo son la^ líneas que lo
forman i éstas puecien ser rectas o curvas, dando
origen a tres clases de ángu'os: rectilíneo, curvi-
líneo i mistilíneo.
43. — Ángulo reclilinco es el que está formado
por líneas rectas como ABC, fig. 19.
44. — Ángulo curvilíneo es el qiie está formado
por dos líneas curvas, como conio el ángulo T,
fie. 20.
45. — Ángulo 7nistili neo es c] q le se compone
de una recta i una curva el ángulo O, fig. 21.
Fig. 21 .
46. — Según la amplitud oestension comprendi-
da por los lados del ángulo, éste puede ser recto,
agudo ú obtuso.
47. — Ángulo ircto es aquel cuyos lados son
dos líneas perjjendicularcs, como el que forma las
esquinas de una mesa. Sóbrela línea DE fig.
22 tenemos formados dos ángulos rectos: DOR
jEJL IJVSTJTl/TO ,V^f!IfK\\Sí.
por dos lineas c
cío.
\1 redeilor de un punto no pueden for-
que cuatrp ángulos rectos.
Ángulo <r:^7¿(/o es aque! que está formado
.s: tiene menor amplitud que
r rt.,; i ,: ; nüí se deduce que al rede-
1 i iP'u' ■íi'ücn' formarse muchísimos
Uvlos. ;\1JC fig. 19 es un ángulo agu-
49- — Ángulo oy/uso es el ángulo formado por
(los lineas oblicuas pero de mayor amplitud que
un recto. Todo ángulo obtuso se compone de j
un ángu'o recto i un agudo, i por eso no pueden
formarse mas que tr(«; ángulos obtusos al rede-
04. — lAngulo inscripto, es el que tien*" su vérti-
ce en la circunferencia i los lados que lo forman
son cuerdas, como el ángulo R de la misma figu-
ra.
55. — Ángulo del segníento o scmi-inscripto es el
que está formado por una tanjente i una cuerda
llevada al punto de contacto como el ¿ngulo U
fio-. 26.
dor de un punto. JTS fi
tuso.
; es un ángulo ob
V
Fi,<r. 23.
:'0.--Bisr-ctr:z de un ángulo es la línea que lo
' !\- d,; en -los partes iguales como RO fig. 24 que
u.v.d.í ai ángulo DOS en dos partes iguales.
i
Fisriira 2(').
56.— A.gulo cscéntriio es ?.quel tiene sn vértice
fuera del centro del círculo i sus lados i la pro-
longación de estos terminan en la circunferencia
como el ángulo O fig. 27.
Fiírtira 24.
5 1. — El valor de los ángulos no depende de la
' sí(!nsion (!ií sus lados sino de la mayor o menor
:u)ertura de ios mismos, ün ángulo recto tendrá
siempre mayor valor que un ángulo agudo aun-
que los lados de est-e midan un metro de largo i
los de aquel de aquel solo dos centímetros.
52 — Los ángulos considet-ados en el círculo re-
ciben distintas denominaciones: ángulo central, ir-»,.
mc/TÍr^fo A^\ ^..r.^^ ^ ' 4. • • '■ . I -^f.— Ani^ulo í-¿;r«;¿.V77M)esfl que está forma-
mscnpto del segmento, escentnco , circunscnpto. i Jo oor el concurso de dof tanjentís o dos secan-
¿3-— Angnio central es aquei que tiene su ver- i tes o una tanjente i una secante como los áneu-
tice en el centro de! circuio i sus lados son radios, I los O i N de la figura -6 '
como el ángulo C Fig. 25. i Cada uno de e"stos ángulos tiene un valor de-
Fio-. 27.
172
E¥j iJVSTlTr/TO JV^iJICIOJV^I..
terminado respecto del círculo en que están com-
jjrendidos i en ¡a Geometría elemental se esplica-
rá la manera deapreciarlo.
CUESTIOXAIUO.
SI. — ¿Qué es ángulo? 42 ^;Q.u<; son lados del áiignlo?
4:5 44 i 45 ¿Qué es ánirulo roctilinco, curvilíneo i mis-
tilinco?-46 /.('óino se dividen los áníruios respecto a la
estension comprendida por sus lados? 47 ¿Qué es ángu-
lo recto? 48 i 49 ¿Qué es án<ruio agudo, i obtuso? 50 ^;Qué
es bisectriz de un ángulo? 51 ¿Do qué depende el valor
de los ángulos? 52 ¿Cómo se dividen los ángulos consi-
derados en el círculo? 53 54 55 56 i 57 ¿Qué es ángulo
central, del segmento, inscrito, escéntrico i circuns-
ci'pito?
(('ontinnará')
S>e Coss2ios:r:»ráa, i Joografíss.
Escritas para i.o:^ niños.
l^or Santos Toruno, Dirpctor da' Listifuh) Nuciorail dv
Guatemala.
(Continúa.)
LECCIÓN VIL
Movimiento de la Tierra ai, rededor del Sol.
El movimiento diurno de los astros hacia el oc-
cidente nos ha servido para probar que la Tierra
jira sobre si misma de occidente a oriente, i a-
hora vamos a servirnos del movimiento anual
del Sol hacia el oriente para demostrar que la
Tierra, al mismo tiempo que jira sobre su nro-
pio eje, va trasladándose en el espacio de occi-
dente a oriente, describiendo al rededor del Sol
una inmensa curva llamada órbita de la Tierra.
Este movimiento de traslación es lo que se lla-
ma la revolución de la Tierra en su órbita, i lo
verifica en trescientos sesenta i cinco dias i seis
horas próximamente o sea un año.
En efecto, el movimiento de traslación de la
Tierra, esplica clara i sencillamente la marcha re-
trógrada que parece seguir el Sol entre las estre-
llas, caminando poco a poco de occidente a oriente
en sentitlo contrario al moviminto diurno.
Si la Tierra estuviera jirando en el mismo pun-
to del espacio, siempre tendríamos a la vista un
mismo grupo de estrellas a media noche, otro es-
pecial al salir el Sol i otro al ponerse; pero nosu-
sucede así.
Si a la misma hora de la noche miramos las
estrellas que están sobre nuestra cabeza en el ve-
rano i en el invierno, observaremos que no son
las mismas. Tenemos pues un gran cambio en
seis meses.
- Si en muchas noches sucesivas miramos las es-
trellas a lana misma hora, veremos que van in-
clinándose poco a poco hacia el Occidente: aquí
tenemos un pequeño cambio en pocos dias.
Finalmente, trascurrido un año se ven a Li
misma hora las luismas estrellas.
De espuesto resulta, -que durante el año parece
que el Sol va caminando hacia el Oriente i las
*estrtilas hacia el Occidente i que al cabo del año
se encuentran i -vuelven a estar en la misma
posición. Este n-.jviminto es aparente, no puede
admitirse como verdadero , pr-nu-" t'"n'; muchas
mas dificu't:ulcs que !h-^ - .. ,;! supo-
ner que todos los astr. ; _; al re-
dedor de la Tierra en i,.i > - ■..: _ 4. u>ras.
El cambio de posición di S •' i d- las estrellas
durante el año, se esplic.i s;;n -¡llámente con el
movimiento, de traslación de la Tierra de occi-
dente a oriente al rededor del Sol. Para facilitar
la esplicacion. vam.os a poner un ejemplo al alcan-
ce de los niños.
Supongamos que en el medio die una sala hal
una luz grande i mui brillante. Si volteamos las
espaldas a la luz, . podremos ver perfectamente
las sillas i los cuadros que tenemos al frente; pe-
ro si miramos hacia la luz; no podremos ver > las
sillas i los cuadros que están en el lado ojniesto
porque la luz lo impida. Pues biin. cuando esta-
mos mirando la luz es como crví '-n í-; d- dia i
el Sol no nos deja ver las <.• ^ -lan al
frente; i cuando es de nociv', í >,,i la
parte opuesta de la Tierra co:: ; , ^ ii \vv'.
nos alumbra las espaldas, i per .■ ■rile.
tamente -las esUvHas que estaii s^)'.y^-e nuestro
hemisferio. Del misnio modo,.poni.endo un antifas
a la luz se pueden percibir los objetos que están
en en la parte opuesta de la sala; i haciendo
uso de un gran telescopio para impedir la luz que
reflejan la tierra ¡ la atmósÍL-ra, se pueden ver
las estrellas aun a medio d,ia en pimto.
Por otra parte: si con las espaldas vuelüís liácia
la luz vamos caminando al rededor de ella hasta
dar una vuelta entera, podremos ver sucesiva-
mente todos las sHk.s i ios cu.idros que haya al re-
dedor de la sala. Pues Lien, del mismo modo
cuando la Tierra v.i jirando de occidente a orien-
te al rededor del Sol, vamos pasando sucesiva-
mente en frente de los grupos de estrellas qyvt hai
al rededor del cíelo, i en el trascurso de un a;lo
las hemos visto todas.
Se
ve, pues, que
sí misma una vez al dia, sino que también se
mueve al rededor del Sol en el espacio de un año,
i que de esta manera se esplica bien i sencida-
mente porqué están "cambiando continúame! te
las estrellas visibles, cuando .se las mira a la ra"s-
ma hora de la noche en cualquiera parte de la
Tierra.
El movimiento de rotación d-; la Tierr-'. da !a
medida del dia, i c! do Lr;;s!acion la de! año: de
El. IJySTITIJTO jy^í€IOA\ÍI..
173
modo que el Globo que habitamos viene a ser
nuestro gran reloj regulador del tiempo.
La revolución de la Tierra al rededor del Sol
se efectúa con toda exactitud en el espacio de 365
(lias. 6 horas, 9 minutos, 10 segundos, 748 milé-
simos de segundo. En este tiempo recorre la Tier-'
ra su inmensa órbita que mide en números redon-
dos 232 míHones 5oo mil leguas. La velocidad
con que la Tierra recorre su órbita es de 65o le- 4
guas f>or hora o sean 7 ^A leguas por segundo.
Esa velocidad es mui grande; pero nosotros no la
sentimos como nos sucede con el movimiento de
loüicion. No hai en laTierra velocidad que pueda
compararse con la del movimiento de traslación;
porque el Globo terri*stre recorre en un año las
mismas 232 m'llones 5oo mil leguas que recorría
e! Sol en un dia. si fuera él el que diera la vuel-
ta a la Tierra en 24 horas.
Por consiguiente, la Tierra ¡ira al rededor del
Sol con una rapidez mas de 60 veces mayor qua
la d'l movimiento de rotación, pues un punto del
ecuador qui se mueve en torno del eje con una
velocidad de 465 metros por secundo es traspor-
tado en el m:sm.o tiemoo a una distancia de 29450
metros. Así, pues, aquí en la tierra, donde nos
creemos estar tan quietos, estamos con un movi-
miento tan veloz, que no podríamos soportarlo si
fuera sensible.
Esíe movimiento de rotación de la Tierra al
rededor del Sol. ' la manera como se ejecuta.
nos esplican las rliferentes estaciones del año ¡ la
duricion de los d'ss i de Las noches, como veré-
mas en la lección siguiente.
( Coíitinuird )
MÉTODOS DE INSTRUCCIÓN.
POR .ÍAMES PYLE WICKEUSHaM,
í Director de his c'snielci.i Normales (h Penailvania.)
Para ser >Iae-iír.'> 4*8 neec-^itft nna preparaeioü
e speehil.
En un sistema de ensoñariza, el objeto sobro el cual va
a operarse es el hombre: los medios con que va a ope-
rarse se encuentraa en todas las cosas que pueden produ-
cir con respecto al tiombre una relación objetiva; i los
métodos con arreglo a los cuales la opracion lia de veri-
ficarse no pueden tener en base sino en las relacio-
nes del espirita i del cuerpo (ñire si mismos i con el uni-
verso en general.
El desenvolvimiento de estfi asunto tiene dos puntos
do partida: !. ® La naturaleza del hombre i los méto-
dos para educarle con arreglo a las leves de su natura-
ftza: 2. ° La naturaleza de las diversas ramas de la
ciencia, i los métodos de enseñarlas con arreglo a las le-
yes de su naturaleza.
Partiendo del primero de estos puntos comenzamos por
el estudio del hombre, inquirimos sus necesidades i cn-
pacidades educacionales, concluyendo con una es^uisicioTí
de los méto(ios por los qiie puede hacerse mas perfecta-
mente su educación. Partiendo del segundo, comenzamos
por el examen de los medios que deben emplearse en la
obra d 3 la elu<acioa las diversü^s ramas délas cien-
cias; inquirimos sus rebiciones i condicioties, esponien-
do, para concluir los métodos por los cuales piieJc mas
apropiij^amente la instrucción Se divide, por tanto, en
dos grandes partes la materia de que tratamos; los il/é-
tod,os de Ctdf lira i ]oñ Métodos de IiiMritc<:ion. Gomóse
vé que e.«to es por sí claro i armónico, escusamos mas
amplias esplicaciones.
A reserva de tratar mas tarde de los métodos de cul-
tura, nos ocuparemos de los de instrucción, sin embar-
go, nuestras conclusiones en todos los terrenos cuando
fuere necesario.
Los métodos adoptados en la obra de la enseñanza
pueden ser buenos o malos; asi como el hoi-ticultor
puede dcf-arrollar sus plantas o destruirlas, el aboga-
do ganar o perder su causa, el médico curar o hacer
morir a su enfermo i el mecánico, en fin, operar sobre
la madera, el hierro o el barro con habilidad o de un
modo inconducente. Pero qué diferencia en ios resul-
tados! Almas destinadas a la inmortalidad dependen
de cuidado del educador. Si adopta buenos métodos
de enscjianza puede hacer que estas al.mas produzcan
una imáj n digna de su celeste origen i destino i de
aquel que las creó; pero si no elije bien sis métodos
jmeden aniquilarse i corromperse hasta perdei- toda su
fuerza i su grandeza, formando el espectáculo mas
lamentable de la tiei ra.
Puesto, que hai buenos i malos métodos de enseñanza
emprenderémo- lijar ciiaies merecen colocarse entre los
primeros, esplicando algunos de los principios a que
dichos métodos deben Komelerse.
Los métodos de la edu(«i'ion intelectual deben acondi-
cinarse por un lado con la naturaleza de la intelijen-
cia i por el otio con la naturaleza de la ciencia; i
el asunto ha de estudiarse por lo tanto en dos seccio-
nes. La primera com|)renderá ciertos principios que
pertenecen mas bien a los métodos de c;iltura, pero
cuya luz nos es ahora indispensable Por el examen
de estos principios severa que las dos fuentes de las
cuales proceden rinden el mismo fruto, corresftondiwndo-
se los unos principios con los otros, i que la base para la
ciencia de la enseñanza se encuentra en el Espirita i
la Naturaleza, es psicológica cosmolójica. Para que el
estudiante pueda apreciar mejor la hermosa correlación
que existe entre las dos cla.=e de proposiciones corres-
pondientes se numerarán del mismo modo.
Debe advertirse que la clasificación de los principios
que vamos a hacer no conprenderá todos los que se refie-
ren a la educación intelectual, sino los mas importantes.
I.
Prinripio-i que .«•:' deducen déla nifura'ezad-líint-Ii-
La naturaleza de la cosa sobre que se opera deíermi-
i na en cierto modo los métodos de operar sobre ella. Si
I las tiern s fueran de diferente construcción, los labrado-
j res se verian obligados a camVxiar su sistema de cultivo;
si variasen las enfermedades del cuerpo humano también
se modificarían los procedimiento? médicos. De la mis-
I ma manera con que se hacen mover partículas de aire o
I de agua no podrían separarse partículas de cuarzo o de
granito. La madera i el yerro no pueden ser trabajados
I del mismo modo ni con los mismos instrumentos. Los
I pi'incipios de la educación intelectual han de inferirse
I pues de la naturaleza de la inteüjencia. Entre ellos se
¡ encuentran los siguientes.
I l.~ Las facultados i itMc'í'tuales pueden rocibir cnl-
174
F.1. IjySTÍTVTO ►IWr/f/.lVf fc.
tura por un ejercicio juicioso. No se conoce un medio
mas apropófiito para desenvolver las facultades de la in-
telijencia que el ejercitarlas. Por el m;igico poder de la
palabra ejercicio se convocan todas las faoultailea del
hombro.
La prueba de esta proposición se encuentra en multi-
tud de hechos. Los sentidos se aguzan por el mso. La
memoria se aumenta haciéndola trabajar. Lo mismo
sucede con la ¡majinacion i el raciocinio. Todas estas
facultades se debilitan cuando se dejan en desuso. Estos
hechos puede estudiarlos cada uno por su propia espo-
j^iencia u observando a los demás. La Ici que se infiere
de ellos es fija i universal. El ejercicio sin embargo, debe
ser juicioso para que produzca buenos resultados Un e-
jereicio impropio o exajerado debilita en vez de fortifi-
car los poderes de la iutelijemia.
2 ® . La inteiijencia humana contiene en sí cierto nu-
mero de facultades distintas, cada una de las cuales re-
quiere diversa clase de cultura.
Es sabido que el cuerpo puede fortalecerse sin que se
fortalezca el espirita; que nuestras facultades intelectua-
les, emocionales i ejecutivas pueden ser independiente-
mente cultivadas. Esto mismo puede decirse de los di-
versos poderes que constituyen la inteiijencia humana.
Se requiere un género de cultura particular para los sen-
tidos i las facultades perceptivas, otro para la memoria
i otros para la imajinacion. la comptirncion i la razón.
Cada poder intelectual «lifiore de los otros en su natura-
leza i en su modo de obrar i el sistema de cultura que
para él se emplee debe adaptarse a estas diferencias.
Seria un ciego conduciendo a otro quien pretendiese en-
señar desentendiéndose de esta gran lei.
3 ® . Los seres humanos han sido creados con diferon-
tes inclinaciones i talentos para estar en aptitud de des-
empeñar diferentes deberes i para ocupar diferentes es-
feras en la vida. Ningún padre ni maestro ignora que
los niños diñeren cu in •linaciones i talentos. E-ite es un
hecho declarado por la Biblia. Li razón probable es
que como en el sistema do la Naturaleza cada cfi/.io de'ie
ser desempeñado por un oficial competente, los hombres
difieren entre si porque su-" deberes sociales i lasesfera.s
en que están llamados a vivir son diversos entre si. Pi-
ro cualquiera que sea la causa, el hecho es postivo i de
gran significación p ira el educador. Está fuera de duda
que el sistema de ensoñ mza debe amoldarse a las inclina-
ciones i talentos particulares de los educandos.
Es cierto que un géuero determinado de conocimien-
tos generales i algunos principios de disciplina menta!
son igualmente indis¡)ensable3 para todos; poro pres-
cindiendo de esto, el verdadero educador ha do pi'ocu-
rarse modo de proporcionar a cada uno de sus disoipu-
los oportunidad para el descnvelvimiento de sus facul-
tades especiales. La educación no debe aspirar a que
todos los hombres s^^ muevan en el mismo plano, a esta-
blecer un nivel social abrumador. Con frecuencia, i no
sin, fundamento, se han hecho por esto ardientes protes-
tas contra los sistemas generales e invariables de ense-
ñanza, que prescriben las mismas reglas para todos los
casos. Hombres como Lord Byron, Hugh Miller i el
Dr. Kane habrían de estar impacientes mientras seles
condenara al estudio de materias por las cuales esperi-
mentasen poco ínteres, teniendo que entregarse a hurta-
dillas a los ejercicios de su predilección. Educad jun-
tos desde la infancia í bajo un mismo réjimen tipos como
los de Platón i Aristote'es, Kant i Goethe, Newton i
Burns, La Place i Lamartine. Benjamín Franklin i Pa-
trii;k Henry, se asemejan mas los unos a los oíros; pero
¿obtendrá el mundo, con ello, gran provecho de su genio?
Un buen sistema de educación aspira por lo contrario
a hacer esplotabie toda la fuerza mental del género hu-
mano. Traze el mecánico, trafique el mercader, rompa i
cultive la tierra el labrador, ocúpese del bien público el
estadista, interrogue la naturaleza el físico, especule el
filúsofd, queme el poeta su incienso ante el altar do lo be-
llo.— el mundo los necesita a todos i los maestros no de-
ben estorbar lo que el mismo Dios preparó. Mas debe
tenerse presente que los talentos especiales han de favo-
recerse por la educación solo cuando existen en realidad.
Una educación artificial que se propusiera hacer sin el
auxilio de la Naturaleza poetas i estadistas, seria el mas
inaceptable de todos los sistemas.
4"^ . Las facultades perceptivas son mas activas i po-
derosas en la niñoz, que los demás poderes, intelectuales,
1 esto prop.orciona una base para los sistemas de ense-
ñanza.— Un niño es simpleirente un animal linsta que
la conciencia se d'^spierta ea él. Después de eso todas
sus facultades tienen mas o menos actividad; pero sus
poderes perceptivos son los mas enérgicos en todo el pe-
ríodo de la infancia í aun en el de la adolescencia. Nadie
que haya observado a los niños podrá dudar de este he-
cho. Les agrada verlo, oírlo i tocarlo todo Lo que es nue-
vo o estraño les atrae. ¡Cuan aprisa se fijan en la forma,
el color, la estructura í las demás cualidades de los obje-
tos que los rodean! ¡Qué inmenso número de hechos co-
nocen por .«i mismos mientras juegan en uu jardín o en
un patio, pasan por un campo o un prado o atraviesan
una calle o un camino!
Nosotros no derivamos, como algunos pretenden, to-
dos nuestros conocimientos de la esperíeucia; pero nada
es tan obvio en psicología como que sin esperíencia nada
pue ie conoc Tse. Para la adquisición de ciertas verda-
des la esperiencia solo proporciona la ocasión, por decir-
lo así; pero su necesidad no es menos real ya sea la fueu-
te inmediata del conocimiento ya contril)uya de un mo-
do indirecto a su formación. — ora señale los límites de
nuestras ideas, ora sean estos limite-* tras|i;is vio-; por e-
llas. La esperienci:), r>or tinto, puede ser cimsi.itMaíft co-
mo la base del conocimiento.
Véase pues cuanto debe despertarse e i los niños el es-
píritu de observai''o i, a f ivor de Su-i activa-* i pod;írosns
faciiltad'S perceptivas, flibitúeseles a a lalizar los he-
chos, los fenóin'^iio-i (|ue so suceden cotidianamente a su
vista, há,7ase]ns iijar la atenciou en todas las cosas que los
rodean, i sf tea Ir i uM;i anchábase , ui só.iilo simiento
sobre que tiab.'ii:ir con facilidad i a¡i •oveclmniíent >.
5 ^ nospue-i d> 1 (s ficultade-; p ■¡■■■ptivas se de-
sarrollan las otri- en el sigiiienre Ó!-iei: MeinDria,
Iraaginacior', Entendimiento, Rizoii. -N'o pretemlemos
con este que mientras cada una de eilas adquiere pro-
gresivo desenvolvimiento las otras permanezcan en
inactividad. Probablemente uu niño que se abstiene de
tocar una e-itufa caliento por haberse quemado una vez
en ella la mano, hace uso de todas las facultades que
posee. Sin embargo es indudable que ellas creejí i
aumentan su energía en diversa proporción i este es
un hecho que no debe pasar de-iapt-rcibido para el maes-
tro.
La Memoria encierra dos facultades, ,1a de retener
los conocimientos i la de despertar las iftwiOHes que des-
piie-' de adquiridas permanecieron abandonadas en el fon-
do de la mente; la 1 majinacion, creadora de las artes, es
el poder con ipip la Inteiijencia! dá vida i animación a las
ideas; el Eñtendímí<mto es el poder por el cual juzgamos
de las relaciones de las cosas i la Razón es el poder por
el cual conoceiu"? ciertos principios universales i necesa-
rios que regulan e iluminan todos nuesiros conocimien-
tos.
Es indudable que el conocimiento debe ser adquirido
antes que pueda ser recordado, que debe ser recordado
antes que pueda animarse por 1> fuerza imajinativa, que ^
solo después de serlo pueden esta'decerse bien sus rela-
ciones i que todo esto ha de verificarse inconscientemen-
te para que venga a ser ordenado i regularizado. En el
orden lógico estas distintas operaciones se realizan, pues ^
sucesivamente: pero en la práctica todo es simultáneo.
Sin embargo, como ya se ha dicho, la energía de los po-
FJL IJVSTITIJTO JV*JiÚIOJ%*^i..
I7'>
deres intelectuales suele variar según el periodo do la vi-
da que se atraviese.
La Memoria, despneá de las facultades perceptivas, es
el poder intelectual que parece mas vigoroso en los pvi-
mcros años de la vida. Ella es el arranero de la mente.
Que se le llene con acierto i cumplidamente, i mas tarde
las otras facultades tomarán de allí los materiales q4íe
necesitan.
Poco dos¡)ues do la Memoria se desarrolla la imaorina-
cion que tomando de la primera los elementos que en e-
11a encuentra los coloca en vividas imáirencs ante la In-
telijenciü. Sus formas son al principio rudas i fantásti-
cas, liusta que sufren el influjo dfl juicio i de la Razón.
El entendimiento es la facultad maB laboriosa i ocupa-
da del homl)re. Estudia las relaciones del todo con las
I artos, de las partes con el todo i de las cosas entre si.
Clasifica, «reneraliza. raciocinn. Este poder, aunque so
maniliesta desde la infancia, solo en la virilidad Uepa a
su madurez.
( Cantmvará.)
AMtroiioiní» Popular.
(Continúo.)
III.
Prolongando la linea que forman las dos estrellas
mas occidentales del cuadrado de Pegaso, irá a pasar
per Fomalliaut estrella de 1.^ masrnitud correspon-
diente a la constelación del Pez nustral, sitiada al me-
diodia de Acuario, que es la undi^cima constelación del
/.odiaco.
.*i desdo Sirio firamo- una visml que pas'' por Pro-
cioii. su proloníraciou Ivícia el no-tc nasar^i también rtor
la i'oia de la Osa Mavor. cono''idi vulsarmente con el
noiii'i)rc de (^¡irro. La? principales o«trellas que for-
man esta constelación son si'^tp, «eisde2 * maírnitud
i una de 3. "^ . De estas 7 estrellas, cuatro formnn un
trapecio i las tres restantes la cola algo curvn i con la
¡larte convenxa hacia el Norte. L^n poco al norte de
esta constelación se halla la Osa Menor, cuva firu-'a
es idi'Mitica a la de la O a Mayor: ñero está colocada
cu orden inverso, pue« la cola está hacia la cíibeza i
esta hacia la cola de la Osa Mayor. Las principales
estrellas que forman la Osa Menor también son siete,
no tan brillantes como las de la otra, pero como hemo<<
dicho, su colocación en el cielo form%una figura iiVm-
tica aunque mas pequeña. En la estrerfti¿ad d/" la cola
(le la Osa .Menoi; se halla la estrella polar, de 2. * inns-
iiitiid, notable por es"tar situada mili cerca del nolo ár-
tico, a menos de 2", razón por la cual su órbita es
inui pequeña i parece que^no varia de posición; pue^
se ve cusí en el mismo lugar a cualquiera hora de la
noclie.. Tirando una visual por las dos estrellas que
forman la cabeza do la Osa Mayor, su prolongación irá i
a pasar- mu¡ cerca de la e-trella polar, que como hemos j
dicho está en la estremidad de la cola do la Osa Me- I
ñor, i es la estrella mas brillante de bis 7 que forman ¡
esta constelación.
La estrella polar sirve de guia a los marineros, pues
cuando por razón de una tempestad o de cualquiera otra
causa, un biiquo se lia estraviado en alti mar, observan
si la estrella polar ha subido o ha bajado respecto del ,
horizonte, pues en tal caso la embarcación se encuentra
mas cerca o mas lejos del polo norte: i cuando la estrella
no se ve, es porque la embarcación ha pasado la línea i
se encuentra en el hemisferio austral.
Si del medio de la Osa Mayor se tira una visual que
pase por la estrella polar, su prolongación irá a pasar
por la medianía de la constelación Casioijca, notable por
tener siete estrellas de 2 '=^ magnitud for nando la figura
de una silla vuelta.
Si por las dos estrellas que forman la cabeza de la O-
sa Mayor se tira un visual que pase por la estrella polar,
su prolongación pasará por el cuadrado do Pegaso, for-
mado por cuatro estrellas de 2 '^ . magnitud, de las cua-
les, la mas setentríonal está situada en la cabeza de An-
drómeda.
La visual tirada desde la estrella polar a las Pléyades,
pasa 7)or la banda o cínnto de Pcraeo, compuesto do tres
estrellas que forman un arco inclinado hacia la Osa Ma-
yor: una di ellas notable por ser de 2. =* magnitud.
Si por las dos ultimas estrellas de la cola de la Osa
Mayor se tira una visual, su prolongación pasará cerca
de la hermosa Arturo, estrella de 1.^ mmitudihi
mas brillante de la constelación de Bootea o el Boyero.
También se encontrará esta estrella en la prolongación
do la recta que soliendo do Régulo pase por Denébohi.
La estrella Vega, de 1. ^ magnitud i que correspondo
H la constelación de la Lira, forma un triángulo rec-
tángulo con la estrella polar i Arturo, cayeado el
ángulo recto hacia el oriente.
Si desdo Arturo se dirijo nxíx v¡.»ual a la estrella
Vega, pasará por Geunja o Alfecca, estrella de 2. '^
magnitud que pertenece a la constelación de la Corona
boreal,, compuesta de siete estrellas de:).* magnitud
en forma lie somicirculo.
Al sur delí Lira se encuentra el Águila, cosntela-
cíou situada en la vía láctea. La principal estrella de
esta constelación es Altair, del.^ magnitul, es. fácil
conocerla porque está en medio de otras dos formando
una -linea recta en la dirección d^ Norte a Sur.
Santos ToruSo.
(Con ti
LA PEREZA T LA ]MPAC'.E.\('I A.
(Concluye.)
Si.Ja pereza es mala por si misma, si proiluce los mas
funestos resultados para el hombre i para la socio<lad:
si es el mas seguro indicio de pobreza i de atraso; i si
por lo mismo es necesario comliatirla por todos los me-
dios posildes, la ímpíiciencia no es menos digna de cen-
surn. La pereza nos induce a no hacer, la iinpiiciencia
a obrar con precipitación, ano esperar, a querer que
todas las cosas se hagan pronto, aunque se liiiL'^aii mal,
a no dar tiempo de que las ideas, los proyectos i las
empresas lleguen a su completa madurez Con la pri-
mera se peca por defecto, con la segunda por exceso;
mas con ambas se peca. *_
Parece a primera vista que entre el perezoso i el im-
paciente no hai ni puede haber punto alguno de contac-
to; que los" dos vicios se excluyen. Nada mas falso,
sin embargo. El hombre enemigo de la acción í del
movimiento hará pronto lo que debe hacerle después,
porque juzga que tendrá unos momentos de ocúpacioo,
i muchos otros para entregarse al descanso. No solo
será impaciente sino precipitado, i fácil es pensar cual
será el resultado. Hai caballos lerdos (]ue al sentirla
espuela saltan cual si emprendieran las carrera: el es-
fuerzo dura dos segundos, i el anínial se quoda quieto
en seguida. Asi mismo'-sucede con hi impaciencia: el
movimiento que produce es únicamente precursor del re-
poso. , ■
176
nr. MJrsTirr/To ^vjtcio^vjiw^.
Para obtener Imerop rCFiiltadoa on lodns las cosan es
es absolutamente indispensable hacerlas con meditación
i a su debido tiempo. Mui pocas liai que sean obra de
un momento de trabajo. Si se jirocedesin reflexión i si
Fe quiere obtener el fin desiado antes del momento opoi-
tuno, se obtendrá lo qne obtiene el niño que ablanda a
golpes una fruta que aun no estaba en sazón.
La naturaleza no procede deprisa ni a salios: prej)a-
ra PUS frutos tan lentamente que r.o ps posible sorpren-
derla cuando da un paso «delante; pero nunca se detiene,
nunca dnerm.e. Emf)leará miles de años en formar un
diamante, en dar color a una esmeralda, así como pocos
dias en dar a las flores los mas brillantes colore». Mas,
ya necesite siglos, ya horas, ya momentos, su acciím es
siempre uniforme: nunca abandona la obra empezada.
Con esto nmestra que no son las grandes fuerzas emplc-
das momentáneainente las que producen los grand s
resultados, sino la acción lenta, perseverante i continua-
da de una fuerza cualquiera. Laida que por ««fecto de
un violento terremoto apareció cerca de í^icilia, se hun-
dió antes de seis meses; las que se forman lentamente con
los sedimentos de los rios, se levantan sobre las olas, las
dominan, i desafian la violencia ilelas tempestades i la
sucesión de los siglos
La impaciencia tarnljen seinnnifiest!) en loo niños por
caractt^res tan marcados co'uo la p»-ro/a: con la desven-
taja de que jeneralmente se atribuye a suma viveza i a
buenos disposiciones i de que, por consiguiente, se tra-
ta de desarrollarla i de estimularla en vez de corr< jirla.
Semejante a ciertas enfermedades que coloran las me-
jillas i que no se advierten hasta que llegan hasta su
último periodo, ensañan al maestro mas advertido i se
convierten en liái>ito antes de que se haya creído nece-
sario correjirlas.
Muí grande diferencia hai entre la viveza i la preci-
pitación. La primera viene de un espíritu: bien formado,
que concille con prontitud i claridad i n"^ se deja enre-
dar con dificultades: la segunda de un espiritu pesado
i obtuso, que todo lo encuentra difícil i O'ícuro f quiere
llegar al fin sin esfuerzos ni trabajo. El niñ» que anda
apriesa porque aprende con facilidad, llegará a ser un
hombre de talento; el que corre porque teme hundirse en
el suelo, que so apresura a Ibanar jiiicio sin pleno aono-
cirniento de las ideas qne lo componen, será un honibre
precipUado, impaciente, vulgi'r. si sus t)rPceptores no tra-
tan de correjir tan notable dt^fpcío. Para discernir las
cuuü lades i defectos de los n^ños, para eslímuiai- Ia= pri-
meras i correjir las últimas por lo" medios mas adecua-
dos, sin castigo? que env lezcan i degraden. e« paní lo
que se neiesita un espiíitu bien cultivado, un hombre
(ie mundo 1 do talento. Para enseñar simplemente, poco
trabajo es necesario; basta una mediana capacidad: pero
soU) un maestro di.stinguido puede comprendía' la direc-
cio • que conviene dar a la educación ¡ie cada uno de
sus alumnos. Uoc cr¡)Vít, Idc ¡alar e-f.
Entre los inconvenientes de la imfiaciencia ocupa el
primer lugar el no contar con el tiempo como elemento
necesario para qne todas las cosas pe desarrollen i lie
guen a su perfección. Nada de esperar. Si las institu
clones políticas no producen todos sus efectos ea nn
mes, son malas. Sí las leyes fiscales no llenan las arcas
nacionales en un momento, son ineficaces; el decre o del
Poder Ejecntivo sobre Instrucción pública no arregla
todas las escuelas, no dota todos los maestros, uo instru-
ye a los niños en to«ias las materias en uim semana, es
malísimo; i así en todo lo domas.
Gran mal es éste i de trascendentales Qonsecuencias.
En un pueblo de carácter que no sabe esperar, no hai
ni puede haber instituciones ni leyes que penetren
profundamente en la sociedad i que al fin formen el ca-
rácter nacional. De aquí ios frecuí^ntes cambios, las
revoluciones, la? guerras Lo-; pueblos? de la raza lati-
na están en este caso: impacientes en sumo grado, no es-
peran que las reformas produzcan sus naturales efectos,
pues que para ello seria necesario dejar andar el tiem-
po. Toda idea nueva, todo proyecto los seduce. No
así las naciones hermanas: nimca adoptan una idea,
por haladora que sea, sin- que haya sido cuidadosa-
mente examinada; su novedad es motivo de mirarla
con desconfianza. No corren en pos de un futuro in-
cierto, sin estar seguras de que los bienes quo se pro-
ponen alcanzar son mayores qne los que e.KÍsten. Un in-
glés cualquiera lanza una idea o propone nn pntyecto.
La prensa periódica se encarga de examinarlo bajo
todas sus faces: vienen luego las comisiones privadas de
hombres competentes i lueiro los (pie nombra el parla-
mento. Cuando se ha agotado la discusión, ouauílo está
formada la opinión, viene la leí que a nadie sorprende;
mas nunca antes de que haya pasado algún tiempo
después, de qne empezó a examinársela materv». En
Francia las cosas sueden de un modo enteramente
contrario: en un dia, o a lo mas en una semana, la
idea se convierte en proyecto, este en leí i se empieza
a ejecutar. La imajinacion i no el juií.-io, el entusiasmo
i no la fria i sosegada reflexión deciden de las mas
importantes cuestiones. Las cosas, las costumbres, las
necesidadas del país inquietan |>oco: lo que hoi se hace
de pri.sa, mañana se derogará con precipitación, i entre
tamo la sociedad, fluctuando como un buque sin lastre-
no practica, no entiende ni aim las le> es, uo hace suyas
las instituciones», no las convierte en sn propia carne i
en su propia sangre.
Tratemos de curarnos de tan grave dolencia -por me-
dio una conveniente educiicion. Aymlemos a esperar,
que las naciones no mueren. .Vgnar<lemos iva ■ e' tiempo
haga desarrollar los jérmenes del bien que contienen
las instituciones i las leyes. No es posible luc!>ar con-
tra males inveterados, sin constancia i paciencia: que-
rer que una nación cambie su modo de ser en un año. i
con un código de leyes que los empleados remuevan
todos los obstáculos qne eatrañ ui i embargan la marcha
del país con solo quererlo, es itesconocer completamente
la naturaleza humana, es ignorar la historia de todos
los siglos i de todas las naciones.
Evitemos los excesos i los extremos; la pereza i lain-
dolencia nada hacen: la imiiacieucia i la precipitación
I obran; pero obran mal. Hacen lo que pronto tiene que
I dejar de existir, pero dan lugar a stlgo nuevo, queafu
i turno será destruido Eritre estos extremos h^ii, como
I en todas las cosas, un medio ra<"ional; pensvljios con
I juicio, obremos sin pereza, no procedamos con prccipi-
I tacion, i debemos estar seguros de que tarde o tempra-
I no obtendremos en paz, en tranquilidad i en bienestar
¡ el premio debido a los esfuerzos que nos haya costado
renunciar a la apatía i librarnos de la impaciencia i
de la precipitací n.
f Tomado de ¡m /;,/
X't.-mal df iiiyjútá.J
LE.vauA.iF; t)F: i.os niños. -Los padres tienen la cos-
tumbre de dejar hablar a los niñis un lenguaje diferen-
te del que d^-ben hablar mas tarde. Civemos que no
tienen razón para ello. Sabemos que lo ¡tacen, ya sea
con la es¡ieranza de apresui-ar el momento en que han
de hablar o porque les t-ausa gracia. Pero cualquiera
que sea el motivo, no podemos menos de condenar esc
abuso. Los niñ.n del»en desde mui temprano aprender
a hablar el lenguaje que hablarán siempre; de otro mo-
do adquirirán vicios de pronunciación (]ue serán mui
difíciles de correjir en lo sucesivo. Lo que al principio
parecía una gracia en su l>oca, llegará a ser mas tarde
sumamente necio i ridiculo, porque uo es natural. Crc»^
mos firmemente que el niño se le debe euseñur a hwblur
- lo mas correctamente [losible.
Pfrloíílco dctlieado a la dinision de la Tnstrnccíon Pvimarfa 1 f-epiiadíu i;«.
Pr!{i,;cADo B.uoi.A PHOTECCI0X DBi. Señor Jexkrai, .1. Rufino Barrios.
Presidente de la República de Guatemala.
íñintiac'or i Edití)r, Santos Toruno.
Administrador Edwin Rocktroh.
M M, Sí*.
<>iisilefii:il3i, ¿8 «le Fe I» coro do I8S:I.
VOI..I.
li)fl'<ien''hi <le la Instrucción priiiiaiia en la».
<■ ístnm^i'í's, cu ?a moral púhilí'a. en la in-
<5!j^trijí I í^ií (•! íle-:urrol!o Jeni-ral áe la pros-
}»i'v¡ilHil t\f^ 5<w pnelilos, por M. L. I G. V. A-
ütiusiútc'rtá.
(Continúa.)
:EGUXDA PARTE.
vnizaciox or
OWÍKNE DAR
TENDIDAS I.Aí-
.A T.VS'lKl'i
IRCLNS-
Fr;
Uai'ianioíi un üran beneficio al
pais si no.-* limitásemos a organi-
zar solamente los elementos con
que contamos en el (lia para fa-
vorecer la instrucción.
Antonio García Reyes. Dis-
curso proiiuiuiudo en la cámara
lie. difmíadost. (i-^esion de il de
Junio de 1849.)
cipivs Jeruiideí!,
I.
La í!K-\fdad hiniiíiiia iio cv un '• i.;;:!t': lic lioinliifs
reunidos al acaso >in intención tlju ni tin dt-íornuiiai'ü.
La sociedad lumiana tiene un oiñeto, i e-'C olijeto t-s el
deí-arrolio ma.- jiorfccto que peo ¡>o?ilite de las fíicuhado.-
físicas, morales e intolectnalesdc cada uno de los indivi-
duos que la componen.
La sociedad dehe fucilit-ir ¡i cada uno de sus mieiu-
bi-os la adquisición de los recuross que necesita para el
sustento del cuerpo i el a!iment<í del alma; pero con una
diferencia importante, cuya c )mprension exijo alíunas
esplicaciones.
El hombro esperimenta dos especies distintas de nece-
sida'; tiene necesidades físicas i necesidades morales e
intelectuales. La salisfaccion de amias es indispensable
para que su vida sea completa: pero la satisfacción de
las necesidades físicas es mas exijente. tiene perio.'los
determinados, horas contadas, en las cuales debo ser lie-
nada so pena de la existencia. Kl que esi)erÍ!iKMita ham-
bre, sed, frió, tiene que atender sin demora a su liambre,
a su sed, a su frió. La necesidad del vestido i de la ha-
bitación se encuentra en el mismo caso.
La sociedad, considerando esta imprescindible exijen-
cia, 'deja al cuidado de cada interesado la adquisición de
su aliraeto, de su vestido, de su habitiicion. Se limita
únicamente a garantir la seo:uridad de las personas íi de
las propiedades, a emprender ciertos trabajos costosos
de utilidad jeneral. como los caminos, los puentes, los
muelles: a sustentar por su cuenta a las personas que
imposibilitadas para el trabajo por la infancia, la enfer-
medad o la vejez, no tienen deudo^que velen por¡su sub-
sistencia. Fuera de la intervención social señalada, ca-
da individuo «íana su vida como puede i como quiere La
orsrnnizacion de la industria es enteramente libre ejnde-
]jendiente de todo poder, cualquiera que sea.
Sin embargo, los proletarios europeos que no encueu-
t\:i\\ siempre ocanacion, cuyo sueldo es con frecuencia
poco etiuitativo, rni nmchas veces se mueren de hambre.
1T8
Kt. MJWSTiTf TO A^»aiMOA**at..
se han insurreccionado en 1848 al<rrito(Ío I) rclioal
tialHi'n. i cxijido, ooii lurefílo a 'ns doctrinas dec'erlos
jmblicistas c(^iel>rp^. (¡no la sociedad asc<rúrasc a cada u-
no de sus mieniliros recursos para vivir. Afortunadnnon-
tc esa cuestión que hace levantar barricadas en el vie-
jo mundo, no tiene niii<íini valor en el nuevo.
La satisfacción de las necesidad^-s morales e intelec-
tuales, tan iiuiis|>easal)lc corno la de las necesidades fí-
sicas, es no obstante mucho menos premiosa. E-as nece-
sidades no se hacen sentir en periodos fijos como las o-
tras ni causan dolores ])unzautes. El inirnorante no espe-
rimenta liambre de la ciencia, como el que tiene el estó-
mago vacio esperimenta hambre de ¡lan. El que está
embrutecido no conoce la degradación de su estarlo, ¡ no
Imeo nada por consisniente para salir de elia. El que
tiene embotadas sus facultades se resiste jeneralmente a
que se cultive su espíritu. Es preciso que el hombre ha-
ya desarrollado algún tanto su intelijencia [)ara (jue inie-
da apreciar lo que vale el salier.
Este carácter de las necesidades morales e intelectua-
les exije que la sociedad atienda a que sean satisfechas.
La sociedad puode abandonar al esfuerzo de sus miem-
bros la adquisición délas comodidades materiales: pero
no debe confiarles la ile lo,-< conocimientos que ilustran
el esvirilu i e<lucari el corazón. La organización de la
industria es una cuestión especial de ciertos paises: [lero
la de la enst ñ uiza es en todos sin disputa una función
social. El d<'rec!io al fnibajo no ha sido aíui reco-
nocido en nina-una coü^titucion política; el dcrec'no a la
instrucción sí lo ha sido.
La sociedad no interviene directamente en lo que Imce
cada hombre para ascgui-ar su vida material: porque to-
da injerencia estraña al interesado seria innecesaria en
esta materia; pero interviene, o por lo menos dei)e inter-
venir, en lo que hace cada hotnbre para asesrurar su
existen(!ia moral e intelectual, porque si ella dejara de
iiacer'.o. (¡uedariaii sin el competente <iesarrollo "muchas
(i(^ las facultades humanas.
Este es el fundamento de la onlig.iciou que tiene to-
da sociedad di- proporcionar a la jeneraüdad desús
inieinliros los medios de adquirir siquiera esos cotioci-
inieiitos rudimet.tah's (pie son el |)riiicipio de oíros
mas elevados.
iUnw) casi siempie sm^etle. lo que el delier imrione a
la sociedad laconVi-riiencÍM se lo aconseja. La utilidad es
frecueiiternente In conip'.iriera (ie la justicia.
El |Hvlcr df una níicinii (iepciidc. no del número <io sus
ej.'n'itosui del de sus liai.itaules sino de lis mayores ap-
titudes de su<<-iuiiad!uios para cumplir ios fuies sociales.
Aquella luK-ioii cuyos individuos todos hayan recibido
el niinimo de iustruccion necesaria i tengan por consi-
guiente capacidad para piocurarse los medios de asesru-
rarsuexisienciamaterial.es decir, aquella nación que
no cuente ni ignorantes ni mendigos, es mas rica i pode-
rosa que la que tenga millares de soldados i millone.s de
subditos. La instrucción primaria, que es elpi-iucipio de
toda ilustración i la base de la industria, viene a ser
por eso misino una de las causas mas activas déla gran-
deza de los pueblos.
Pero hai mas todavía. La difusión de las luc^s apro-
vecha no solo a la masa de los in<lividuos que forman una
nación, sino también a cada uno de ellos en particular.
La instrucción primaria, nioializando a lo-; que la reci-
ben, destruye muchos de los obstáculos que nos iucouio-
dan en la vida. Ilacepor iojeneral a todos los asociados
mas hábiles, rans Inmpados. mas racionales Xo?aliori-a
pues muchas fatigas, muchos perjuicios, muchas espiiea-
c ton es.
La nación i el individuo están interesados en la [iro-
pagacion déla instrucción primaria.
El íjstablecimiento de una enseñanza pública es un
deber saar-ado para la sociedad: es un buen neuixio lia-
ra ella.
el cuidado de la instruc- .
isladas o a la codicia de í
los padres que tienen la 1
En vista de tales razones, todo el mundo convendrá en
que los poderes sociales infrinjen gravemente sus obliga-
ciones, siempre que abandonen el cuidado de la instruc-
ción al empeño de las familias ai?"
la industria privada. Son pocos
voluntad, el tiempo i los conocimientos suficientes, para
hacerse maestros de sus hijo«. Son pocos también los
que a falta de voluntad, tiempo i conocimientos, tienen el
caudal necesario para pagar un prece[)tor asalariado
que los reemplace en esas funciones. Siendo asi, la con-
secuencia lójiea i precisa de semejante sistema es la ig-
norancia, i no la ilustración jeneral.
Figuraos lo que seria la América española en cuanto
a la instrucción si el estado no tuviera escuelas ni cole-
gios, i si toda la enseñanza se hallara reducida a las lec-
ciones domésticas, ocuando mas a las de profesores priva-
dos. La civilización de la América imlependiente i repu-
blicana sería casi la misma (|ue la de la Améiica colo-
nial i monárquica.
Falta igualmente a sus debercí» la nación que, en vez
de organizar un sistema de enseñanza para la jeneralidad
de los niños que debe educar, entrega el cultivo de las
intelijencias a los desvelos de asociaciones espontáneas
formadas por el espíritu propagandista de las sectas re-
lijiosas o por los eí-fuerzos de la filantropía.
Ese es un justo reproche que puede di.i¿jirse a la, In-
glaterra. Va\ estado en esc reino no tiene escuelas pro-
pias: no es sino el ausilinr o el inspector de las estable-
cidas. Ningún poder social desempeña las funciones que
en otros países están confiadas a un miídsterio de ins-
trucción j)üblica, a una universidad o a una superinien-
dencia de la^nseñanza. No existe mas que la Jnnia (hj
consejo de crf?/wri'rtn, cuyas funciones secundarias espli-
caremos mas adelante.
Seis grandes asociaciones qr,e se han constíttiido es-
pontáneamente bajo la inspiración ile la filantropía o la
relijion son las que fonientan i sostienen la instruc-
ción primaria. Esas asociaciones tienen los nonibres i
objetos que se espresan a continuación:
Snciidnó r.añorinl. fundaila en el interés do la iglesia
íf'nglicana i presidida por el ¿rzobispo de (^antorbery:
Snciedad hrlfihn'ca i eaimnie^rfi. destinada a propa-
gar la instrucción en todos los miemluos de las reli-
jiones di.sidentes sin distinción de sectas.
Saciedad nwinnnl ¡ colonúil, que se propoue eschisiva-
mente formar maestros i maestras:
Súfiedfid d" //(.« esri e' a ■<> i\f aro f)o^, qne tiene por fin
sacar de la abyección a los niños de las claseámus mise-
rables i degradadas:
Eaonelm de educrtr¡<>:i iiduxtri d de pofn-f-t ni)d rfijofio>i
defitinadoD j)nra las eolonm.% establecimiento abierto a
los jóvenes que mancillados por una vida vagamunda o
.sentencias judiciales, fiírinan el propó.-ito <le rehabilitar-
se por una espiacion i una sumisión voluntaria a la |Voz
largo tiempo desconocida del deber;
Junta rntülm de esriehif). que es a la iglesia católica lo
que la Socifdad muionnl es a la iglesia anglicana.
Esas seis asociaciones son las que fundan ¡ dirijen la
mayor parte de las escuelas, las que las proveen de maes-
tros i de libros.
Fuera de las escuelas pertenecientes a las sociedades
referidas, hai otras (pie deben su orijen a fundüclones
particulares i en que tienen rentas i constituciones pro-
pias determinadas por los fundadores.
El estado, por medio de la Junto de! consejo d-^ educa-
ción, decreta subvenciones en favor de las escuelas o de
los preceptores que las sirven, contratando en cambio el
derecho temporal o perpetuo, según la cantidad de la
subvención, de hacerlas inspeccionar por sus ajentes. A
esto es a lo que se re luce en Inglaterra la intervención
del estado cu la instrucción primaria.
Nos detendremos en el estudio de este sistema mas
que en el de la en*ñnnza suministrada ]>i>v la fainil.i o
El. lJ\'STITUTO >V^riOJ%\§I..
17f)
la industria privada. Merece esta mayor atención, porque
sus inconvenientes son menos resaltantes que los del se-
gundo, i porque el per practicado por una nación como
la Inglaterra alucinarla quizá a algunos.
La enseñanza debe ser dirijida i sistematizada por un
poder social, i no por los individuos o las reuniones de
individuos. El estado es una grande asociación cuya
espresion es !a lei, i que tiene por misión representar i
propagar en el interior i en el esterior ciertas ideas po-
líticas i sociales. No puede ymes, sin faltar a su deber,
renuMpiar a organizar un sistema propio de educación,
que os el medio mas poderoso de propagar i consolidar
las ideas.
¡Cómo! ;,la iurlesia anglicana, la iglesia católica, los
cultos disidentes, tendrían escuelas para esparcir sus
doctrinas, i no las tendría el estado para sostener las
que constituyen la base de su existencia? Ese seria un
abíurdo que no necesita refutarse.
Poro descendamos de la rejion del derecho a la de
la conveniencia.
L;i instrucción primaria propagsfia por asociaciones
particulares nunca es tan jeneral ni tan estensiva a to-
dos los ciudadanos como la suministrada por el estado.
Examinad la constitución de las seis sociedades ingle-
sas que liemos enumerado. Cinco de ellas sedirijen a
clases e-ipeciale*. i ati<»nden a la rcli.jion. la profesinn
o la posición social de los individuos. No Iiai mas que
la Sociedad hritin'na i estravjera que admita en sus
escuelas a todos los niños "que pueden contener, sin a-
veiiguar si son católicos o anglicanos, vagos o conde-
nados por los tribunales.
El estado, cuando tiene escuelns, las abre para todos,
i procura que todos asistan a ellas. Asi evita que la
.■•ociedad se divida en dos porciones enemigas, una a-
ristocracia de In instrucción i una plebe de la ignoran-
cia; i que a medida que la primera aumenta su ilustra-
ción, ia segunda se sumerje mas i mas en la oscuridad.
Es un hecho verificado por la esperiencia que las a-
ristocracias del saber son tan esclusivas como las de
cualquiera otra especie. Por conservar sus privilejios,
escasean cuanto pueden la instrucción a las clases igno-
rantes, que, incapaces de sentir la necesidad de culti-
var la iiitolijencia. no hacen, por lo que a ellos toca,
ningún esfuerzo para salir del embrutecimiento. De es-
ta manera, mientras una parte del pueblo eleva el nivel
de sus conocimientos, la otra lo abate cada dia mas i
mas. ,
No efe precioso desenvolver las fatales consecuencias
ciue nacen de semejante situación.
Al inconveniente señalado se agrega el de lo dispen-
dioso que es la instrucción siuninistrada por individuos j
o asociaciones privadas. Un sistema jeneral dirijido por
autoridades nacionales es mucho menos costoso que u-
no particular dirijido por individuos o corporaciones
de simples ciudadanos. La razón de la diferencia estíi
al alcance de todo el mundo.
"No hni pais, dice Mr. Horacio Mann refiriéndose a
este asunto, donde los legados caritativos, donaciones,
limosnaíi, hayan sido mas .ienerosamente prodigados que
en Inglaterra. Sin embargo, gracias al vicio radical i
ul principio egoísta de su sistema, no ha i comarca don-
de se haya hecho menos relativamente a la inmensidad
de los medios.
"Las contribuciones anuales de la caridad para las es-
cuelas se elevan en Inglaterra, segnn una apreciación
moderada, a .Í0'>,000 librjs (2.500.000 pesos): sin embar-
go, mas de millón i medio de niños en edad de ir a la
es.'uela quedan en una condición de completa ignoran-
cia."
Los vicios de uu orden de cosas semejantes no se
han ocultado a los ojos de nineuna de las facciones poli-
ticas que dividen al pueblo inglés, i todas ellas han cla-
mado por una reforma que dé al estado la intervención
que debe tener en el sistema de la enseñanza nacional.
Sir John Pakington, miembro del partido tory, ha to-
mado la iniciativa de la lei que tiene por objeto mejo-
rar la instrucción popular en la Gran Bretaña Lor John
Russell ha presentado en seguida, en nombre del parti-
do whig, una proposición del mismo jénero.
Los datos que se han dado a hu con motivo de esta
discusión ha manifestado a lo que refiere Mr. Andrés
Cochut, que el estado solo, contribuye al fomento de la
instrucción primaria con una suma de 3.500,000 pesos a
titulo de au.silio, i que esa suma es distribuida de un
modo tan arbitrario, que a cuatro de las mas ricas par-
roquias que comprenden 50,000 habitantes, les han toca-
do 19,540 pesos, mientras que otras cuatro parroquias de
las mas pobres con 138.000 almas solo han recibido 60
pesos. "Los resultados de tal sistema son deplórales, a-
grega el autor citado. La orgullosa Inglaterra es, des-
pués de la Rusia, la Italia i la España, el país europeo
en donde la educación popnlar está mas atrasada. En
1855 no hai alli mas 2.144,378 niños que frecuenten las
escuelas públicas. Suponiendo que cuatrocientos o qui-
nientos mil (lo que es excesivo) reciban la educación en
el .«eno de la familia, todavía seria preciso concluir
que la mitad do los habitantes (¡'leda sumida cu una
profunda ignorancia. So han examinado como üd (KiO
escuelas primarias, de las cuales 4. !).')('> han >ido juzga-
das buenas, 7,09 >. mediocres, \'.].H1'.) mala?:: d resto no <
merece siquiera el honor de ser clasificado. Cuando
fné necesario llenar los cuadros estadísticos, 708 maes-
tros de escuela confesaron hamildemente que no sabian
firmar. El capellán de la cárcel de Preston declara que
en 1849 se propuso tomar nota del estado intelectual de
los infelices confiados a su cuidado: habiendo interró-
galo a 1,949 prisioneros, vio que un (51 por ciento de
ellos no conocían siquiera el nombre del soberano del
reino; 19 por ciento eran incapaces de con tar hasta cien-
to; i 10 por ciento solamente tenían alguna tintura do
elemento-! de relijion."
Pero sean cualesfucren las ventajas e inconvenientes
del sistema inglés, para nosotros tiene un defecto insa-
nable, la imposibilidad de practicarlo en países como
los americanos, donde el espíritu público principia
a crearse. Se concibe que el estado no tenga escuelas
propias en Inglaterra, porque en esa comarca, una aris-
tocracia opulenta, un clero anglicano, católico, o
de cualquiera otra relijion, propagandista de sus creen-
cias por la educación, una clase media llena de espon-
taneidad i de celo suplen al estado en esta materia como
en muchas otras. Pero en Chile i en el resto de la Amé-
rica española, ¿dónde están los individuos o las asocia-
ciones que podrían hacer lo que el estado no hajSra?
Las (lemas naciones europeas mismas no pueden com-
pararse a este respecto con la Gran Bretaña.
En Francia, por ejemplo, es el gobierno el que tiene
que costear la formación i el sostenimiento de las bi-
bliotecas, de los museos, de las colecciones científicas,
del Jardín de plantas, porque no hai particulares que
quieran hacerlo, o porque talvcz no habría quienes lo
pudieran.
En Inglaterra el gobierno no forma ni costea, jeneral -
mente hablando, esos depósitos de objetos literarios o
científicos. Son los individuos los que organizan a su
co-!talasbiblioteca«,los museos, las colecciones. Tal lord
ha r^nní lo tantas obras maestras de pintura cinio qui-
zá no habría podido reunirías un reí; tal otro, para
componer un museo de escultura, ha comprado lo.s rnán-
mole^ del Partenon; hai particular qae poséela mas rica
colección do minerales; hai quien guarda en sus esfantes
una do manus^jrit^s raro5 i cariosos, que envidiara la mas
sabia i espléndida ciudad.
Sí hubiera un pueblo capaz de hacer innecesaria la in-
tervención del estado en la instrucción, sería el ingles
pero un pueblo como erhispano-americano, que apenas se
mo
/;fc IJ\\STMTfJT(í JWMCIOJS'Jitj.
mueve, que todavía no lia nrrojudo los hábitos de iner-
cia ignornmia adquiridos durante el colonií^je, necesita
ser impulsado jxir olirar el bien.
Entre nosotros la dirección de la instrucción prima-
ria por los i)oderes püblicos es, no solo el cumplimiento
de un deber, sino una cxijencia del atra.so mismo en que
nos ha llamos.
(Covtbmará.)
NOCIONES
|>K jeoibf:tria ei.kiikwtíi.
ESCRIT.VS PARA LO.^ NIÑOS,
Por Sanios Toruno, Director del Imtiiuto
Nacional de Guatemala.
(rontinúa.)
LECCIÓN II.
recta en distinta dirección. (Fig. 9.)
Lixr.A-
di>
!li
•■: liuiií.rda por una sola
d:- líneas: recial curva.
vn'sía i c¡i:cbrada.
3. I Anea recta es la que tiene todos'-sus punios
en una misma dirección. La mejor representa-
ción de !a línea «-ecLa. e-; un hilo perfectamente
estirat!
fi--. 6.
amlxw cstremoíj, como se ve en^la
Fitr. (5. — Línea r. cta.
4. Linea C2¡rva es I a guc (^ludna de dirección en
cada uno de sw; finnto-;. Si en vez de tener el hi-
lo estirado se afloja, tr^ndrémos representada una
línea gurva, como se ve en la fn'-ura siíjuiente.
^pM
Fi-.T.- Linca curva.
i. Línea mista es la que tiene una parte rec-
orra curva. (Fi;^-. 8.)
Fiíf. 8, — Linea nji.-
Línea (¡uebrada es la (¡u.
Fie. í*. — Linea f|uebrada.
Hemos definido i representado las cuatro lí-
neas principales, vamos ahora a considerar la
linea recta, que es la mas importante, en las di-
ferentes posiciones que puede tener.
7. La línea recta, con respecto al lugar en
que estemos, puede tener tres posiciones, a sa-
ber: vertical, lior^ontal e inclÍ7iada.
8. Línea verdcal es la que cae en la direc-
ción de la plomada o de un hilo suspendi-
do con un peso en su estremo inferior. (F¡-
¡■■ura 1 ó.
10.
Se ve, pues, que la línea vfTlical cae per-
fectamente sin inclinarse mas de un lado que
de otro.
9. Línea horizontal es la que se dirije hacia
despuntes del horizonte. Por ejemplo: una línea
trazada de oriente a occidente o de norte a sur,
será horizontal.
10. La mejor representación de una línea ho-
rizontal, es la posición de una varilla de poco pe-
so, arrojada sobre el agua de una pila o de un
estanque. La varilla flota sobre el agua porque
la madera es mas lijera que ella; i se ve que no
sale mas de un estremo cjue de otro, i que tiene
todos sus puntos a una misma altura.
Vvi- 1
-Linea ¡iori/.ontal.
1 1. Líriea inclinada es la que no cae vertical-
mente, sino inclinándose mas a un lado que a
otro. {Vr-r. 11.)
X
EL. MjySTITVTO ,^\ieMOJ\\ÍJL.
Fisr. 12. -Lineas inclinadas.
t
l.'na línea recta, pues, puede ser vertical, fiori-
zontal o indinada: denominaciones que no se
pueden dar a la línea curva ni a las otras dos
quf" hemos considerado.
Por todas partes vemos líneas rectas, curvas,
mistas, quebradas, rectas verticales, horizontales
e inclinadas.
i,V La línea recta también se denomina /^r-
pendicidítr, oblicua o paralela; según la posición
que tenoa respecto de la otra recta.
1 4. La línea perpendicular es la recta que cae
sobre otra sin inclinarse mas a un lado que^ o-
tro. (Ti- 13). *"
Fiy. 13. — Linea perpendicular.
La línea RI' cae sobre la DE^sin inclinarse mas
hacia D que hacia E,
1 5. Línea oblicua es la que cae sobre otra in-
clinándose mas a un lado que a otro. (Fig. 14).
Fig. 14. — Línea oljlieua.
La línea ST cae sobre la CU inclinándose mas
al punto U que al punto C.
16. Líneas paralelas son las que tienen la mis-
ma dirección. {V\g. i5).
A
B
C
unas de otras; de modo que hunca pueden en-
contrarse por mas que se prolonguen.
Para terminar la dirección de una recta se ne-
cesitan dos puntos.
En efecto, para determinar la dirección de una
recta no basta un punto; porque de un punto se
puede ir en todas direcciones, como se ve en la
figura siguiente:
Fig. l.J. — Líaeüi paralelas.
Las líneas A. B i C, son paralelas porque van
siempre a la par i se encuentran a igual distancia
Fi<í. 16 — Por un punto pueden pasar
infinitas recta?.
Pero si ademas del punto de partida se da
otro punto, quedará determinada la dirección de
la recta. En efecto, la línea recta por su natura-
leza debe tener todos sus puntos en una misma
dirección; i por consiguiente, dados dos puntos
se pueden determinar todos los puntos interme-
dios i los de las prolongaciones; de modo que
toda recta puede considerarse prolongada indefi-
nidamente en uno i otro sentido. Veáse la figu-
ra 17.
a b ' .
Fig. IT— Dos puntos determinan la dirección
de una recta.
Por dos puntos no puede pasar mas que una
sola recta; pero pueden pasar infinitas curvas, co-
mo se ve en la figura siguiente:
Pig. 18.
Para probar esta propiedad, estírese un hilo
entre dos puntos marcados en la pizarra. Obser-
varemos entonces que el hilo, mientras esté es-
tirado, solo puede tomar una dirección para pa-
sar por los dos puntos dados, mientras que aflo-
jando el hilo, puede pasar por dos puntos en mu-
chas posiciones, cada una de las cuales represen-
tará una cur\'a. Según se alargue mas el hilo,
será mayor la curva que represente, i cuando
esté perfectamente estirado, medirá la menor dis-
tancia que hai entro los dos puntos marcados.
Wi
£t. IJ\*SrM TUTO JV*l('IOA\'ir.
Dos fincas recias no pueden contarse mas que cu
un solo punto.
En tlecto. esta propiedad puede comprobarse
por medio dé dos hilos estirados, lq[f cuales no
pueden cruzarse sino en im solo punto; i paja
que uno- de los dos hilos cruce al otro en mas de
im punto, es necesario que pierda la tirantez, con
lo cual deja de representar una línea recta, como
se ve en las fic^uras siguientes:
Fig. 19.
CLTESTIOXARIO.
1. Qu(^ os linea? 2. ¿Cuántas clases de linoaa bai? 3.
Qué eí linea recta? ¿Cuál es la mejor repretientacion de
la linea recta? 4. Qué. es linea curva? 5. Qué es linea
mista? ü. Qué es línea quel)raJa? 7. Cuántas posiciones
pnede tener latinea recta con respecto allngar en qi.e
nos encontremos? 8. Qué es linea vertical? 9: Qué es
linea horizontal? 10. Cuál es la mejor representación
de: una linea horizontal? 11. Qué es liiiea inclinada? 12.
Cuántas posiciones puede tener uiia linea recta respec-
to de otra? 13. Qué es linea perpendicular? 14. Qué
es lineaoblicua? 15 Qué son liaeas paralelas? 1(5. Cuán-
tas lineas se necesitan pora determinar la dirección de
ima recta? 17. Cuántas rectas i cuántas curvas, mistas
i quebradas pueden pasar por dos puntos? 18. En cuán-
tos puntos pueden cortarse dos lineas recta-:?
((Jmdinnará.)
ELEÍí^NTOS
Para itso de los alumnos dtl Instituto Nacional
d". Gicaienwla.
PRIMER CURSO.
(Continta:)
T W Kl^TY-SEí 0Í\ P l-E.SSO?¥.
VOCABULARY.
To be at your liouse, estar en su rn.<t«i de Ud.
To go to your liouse, to <ro to you, ir a su casa de Ud.
To be at his liouse. es!ar en su rasa file él.)
To go to his house, to go to him, ir o su. casa (di- ¿I /
To be at her house, r.v/.v/' eit s>i rasi rdeelhi.)
To go to her house. to ü'o (o hor. //■ a .■<// r(r^>i ólc t'l!>i. ,
Tobe at our hüuso, c^hd- i-u nurs^lnt cii-<a.
To go to our liouse, togo tu U<. ¡r u iiurslrn rnsu.
To be at their ImiL^e, estar <■.• v <.;.,< ,/. di .s <, i/V i-
llas.)
■ To go to their house. to ¡¡'o to tinMii. ¡ni ai.-^n </- <-//(/,<
o de ellas.
To beat the man's iiou^e. rs/ur e,i la ms-n </<•/ l,niid,rr.
To go to the man's hou.-^e, ir n 1 1 rnsu ih-l humhrc.
To be atmy father's house, es/./ fW'í ram de i,ii p'id.rc.
To go to my ñither's house. //• <i rusa. ,lr mi ¡Hidre.
To go to one's friend's iiou-e. /'/■ >' irnit; n r<is,f de .vn
amii/o.
'J'o be atsonic one's ]u)\\<c. i-sf,/,- lu rusn ,1- dhiniKi.
To go to some one"s lion-c. to go to <o;iii' um'. /,■.;
. ca.s(/ (/(' (d'fiaiii.
To lieatno One'!: , no rsfnr "u r'isn dr „/.,//';,., ■, ilr
nadie.
' To go to no one's house. lo go no one. no ir u m^a
d^nivffi'iio o de nadie.
OfW^Cuadp se dice: he h at my ñithcr's. vlesl.'i e„ la
casa de mi padre: he goes to inv t'ather'-. ■/ ru á la casa
de mi pad rr. ]ii palabra Ao'/.v,' sioüipres'' .-;oiii'Ofiitieude.
At whose house? en r,,s,i ,/,■ ¡¡h :,■„':
To whoSO house? a ru-a dn/inie'.'
To whose liouse do voii wisli lo '--o'-' •./ ■■.i<,i ,h m,.¡'. ,,
<inier. l'd . /.. ? ' _
I wisii to go tojno one's. iionse: im ir ¡rr" ¡r n .vi.;a de
na/ür. '
At who.^e house is voiir ItoiÍut? ,• /■>'/( r.->s,, .i. ..,■,,.,
fslá s.-i h-mri:,,, 'dr l',l/
He isatours. es'á e;, nnesira ,:a-n.
A\ honie. en <<if:a.
'Yo he at lioiñe. /'.<./'((<■ tJi^ns'i,
Is your father at hoiiic? A:v/,í su pndre d,- l'd. -/, ca-
lle is not al home. no ,sb'i en ras-n
Where is my íViend? ¡.D'mdf rst i /,,•/ ■ii:ii-/c'!
He is at home, pá'.í en cn-^n.
I'XKIM'I.-KS.
At who.se liouse is our fathór? He i> at lii? friend's.
— To whose house do you wisli to go? 1 wish lo go to
your Jiouse. — Will you go to my house? I wiU not go
to your house. but to my brother's.— Does your sister
wisíi to go to her friend's.— She does not wish to go
to her friend's, buttolicr ncighbor's.-At wiiose house is
your son? He ía at.our house.-^Do yoü wish to look
for our hats, or fáf' tho.se of the Datch? 1 wish to look
neither for yoiirs ñor for tliose of the Diitch. but I wisii
lo look for mine and for those of iny good fricnds —
Wliere is Peter? He is at home — Do you wish to ¡ro
home? — Ido not' wish to ^-o lióme. 1 wish to ü'o to th(í-
hoii-e ol' mv neÍ!rhtioi-'s son.
1 Q.a.
To !.:í
At.
Togü. ir.
To come, ve/iir
Tobe at my house. estar en mi casa.
To goto tnv house. ir a mi casa.
En casa de quien está su hermano ile Ud? E.ítá i-¡i i-a-
#a de su amigo. - ¿A casa de quien quiere Ud. ir? Quie-
ro if.aoasá de mi vecino. ^-Quiere Ud. ir a mi casa?
Xo i|UÍPro ir a la ca-u ile [\1 sitio a la de mi hermano.
X
J¡;4L IJS'STMTtiTO J\;aCMOJS*JiM..
im
quiere ir a la casa de su tía sino a casa de su abuela.
— ¿Esiá su padre de Ud. en casa? No, Señor, no está
en casa. — ¿En casa de quien está él? El está en casa de
los buenos amigos de nuestro vecino. — ¿Quiere üd. ir a
casa de alguno? No quiero ir a casa de nadie. — ¿Dónde
esLá ?u hijo de üd.'* Esta en casa. — ¿Qué quiere él ha-
cer en .au casa? Quiere beber buen vino.
III.
CoNVERSATiox A.— A t who.«e lioHíe 18 your father." —
At whose house are you parents? — To whose honse do
you wisli to sro?— To whose house does ray father wish
to sro? To whose liouse do my parents wish to go? —
Do yon wish to go to my fatlier's? — Does this boy \yÍ8h
to e<> to liis mot'iop's — Do theso girls wish to go to
their narcnts?— Who wish(»s to go to my house? — Who
wislios to go to,Peter'-i? — Will you so to mv house.' —
Will yon not go to mv liouse? — Will he go to your
housf? — Will he not goto your hou«c?— Will she go to
her honsc*'— Will she not ¡ro to her honse? — Will we
go to Jn'in's lioiise? — Will we not ?o to .Tohn's house?
-^Wül thcv go to my father's. — Will they not go to
wy fí>ther's.'
ÍV.
CoxvERSATíON B —Do yon wish to go to onr bro-
ther's? — Tí the Amprican at nny one's house? — Where
íp he?— Are vnnr bnvs willin? to oro to onr friends? —
Are yo'ir c'iihlren nt ^tori.e?— Wliere is the foreignor?
— Is tlt<» man atour aunt's? — Do yon not wish to go
to mv hou.se?-ís vour fatlier at home? — At whose liouse
is he?— Do you wish to go to anvliody's liouse?— Whe-
re is your son?— W'mt does he wish to do at his house?
— Isyour sister nt homo? Whnt do yon wish lo 'Irink?
— Are you tired?- Are you not t¡re<l? — Wijlyou drink
some water?— Wliat have you at home?— .ITas the Spa*
niard a mind to buy as many umbrelias as hat,«?— Do
the English wish to buv any thing?— What does the
Frenchmnn wish to buy? — Will you go to their house?
— Will you ijo to h's hou=e?— Will yon go to hira..'
V.
CoxvERSATiox C — Do you wisli to speak?— Ts your
íoii willing to studv? — Do you not wish to buy 'any
rhintr? — -Vre you willing to mend mv liandkerchieí^—
Who wili mend onr son's vest? — Does the Spaniar.l
Vi- sh to buy this or that [ñcture?— Wich looking-glas-
■■es does the Englislmian wish to buy? — Does your fa-
ther wish to look for his umbreila or for his stick? —
Do your wi<h to drink some coffee?— Does the sailor
vvish to tlriiik some wine? — What does the captain wish
to drifik? — Wiíat does the brother wisii to make? -
Does tlie carpenter wis)i to make any thiug? — Do you
wish to buy a bird? — Hvvo many lookmg-glasses does
your servant wish to buy? — Do you wish to buy many
oirds?— Will your cbildVes st*ek the gloves that we
Lave in l^süt rooiu?
''Co^dirtuará)
l.V INFANCIA DEI^ IWtll^OO.
INTRODUCCIÓN A LA HISTORIA UNIVERSAL.
Escrita para ¡os niños, por E. Clodd.
(Continúa.)
xxxin. *
monoteísmo, o CBEEXCI.i EN UN SOT.O DIOS.
En la época en que la historia de las creencias reli-
giosas del hombre adquiere mayor claridad, vemo.s tam-
bién que sus ideas son mas nobles i elevadas-
Parecióle al principio que en los cielos i la tien-a rei-
naba una gran confusión; pero observó con mas cuida-
do, i entonces vio que el orden, no el desorden; que un
plan, no el ciego acaso, regían el universo.
La tempestad que destruia los frutos de la industria
humana, se llevaba consigo las emfermedades i epide-
mias: el fuego que, falto de dirección, destruía, bien di-
rijido era un útil servidor del hombre: la noche que po-
blaba los aires de espíritus siniestros, invitaba al hom-
bre a tomar las dulzuras del reposo: lo que era mira-
do como maldito, &e convirtió en una bendición;! lo
que habia parecido desconcierto en la naturaleza, fué
armonía para el que tucó sus cuerdas con acierto.
El hombre adoró al principio lo que juzgaba mas fuer-
te, i temió lo que podía dañarle mas: abanzando en cono-
cimientos i en sabiduría vino a adorar a un Ser. ti-
po de perfección i de bondad. Nació esta creencia
de la idea de qitc el universo debia estar dominado
por otra cosa que la fuerza bruta. Hemos visto que
al entrar el hombre cu la vida, encontró una per-
petua lucha entre fuerzas de toda clase, i que ht única
iei que regia, era la del mas fuerte. El que pudo qui-
tar una cosa i conservarla, fué su dueño. Además de
su aptitud para defenderse por la fuerza o por la astu-
cia, el hombre poseía el poder de dañar i cometer actos
de feroz crueldad, i la Historia nos enseña el mal uso
que hizo de él. Inferior en esto a las bestias que mataba
para satisfacer su hambre, privaba de la vida a sus pró-
jimos solo para satisfacer injustas ambiciones, e hizo des-
trozos que siglos de trabajo no han podido reparar. Pe-
ro según fué estendiéndose la familia humana fué hacién-
dose evidente que todo seria destruido si el hombre con
tinuada usando en toda su fuerza este poder de dañar,
de robar i de matar. Fué preciso, por consiguiente,
para que la humar.idad pudie.se vivir en paz i pro-
gresar, que cada cual reconociese el respeto i derechos
que eran debidos a los demás, i que los tratasen como
ellos qin'sieran ser tratados. Si alguna se negaba a
convenir en esto, i maliciosamente dañaba a otro, se
le castigaba por ha!)er roto las reglas que deben. ol)-
servarse para hacer posible lo que se llama xodeUiul.
Pero además del sentimiento del deber hacia los demás
hombres, habia otro mas profundo, que hacia reconocer
a los unos su injusticia en causar mal a los otros.
Hai en el interior de cada uno una voz que habla
clara i distintamente cuando tenemos que escoger entre
la ejecución de una bueua o mala acción.
Sí estamos tentados a obrar mal. ¡ sabemos, sin-
embargo, obrar bien /, de dónde nos viene este cono-
cimiento? Si después de cada acto de bondad, de cada
deber fielmente cumplido, sigue una paz bendecida ¿do
dónde proviene esta? El Soi i la Luna no pueden dis-
tinguir lo justo de lo injusto, ni ayudarnos a conocer
la diferencia. Las estrellas del ciclo i las piedras de la
tierra no saben nada de deberes, i so nuieveu n per-
manecen inmóviles a cfinsecuciiria i!e leves nsni dió-
tinlBR délas del amor.
19<l
í¡t. tjyf«TtTtTo j%^^ei€K\*^i..
Diofi, ¡ solo D5op, es la fiícnte do donde aqueHos i«e
origina.
Jamás debemos desoir la voz do la tíoneienoia, pne»
cuando ella liabla estamos mui cerca del peli<íro: e-
lla solo calla cuando pisamos ol buen camino: <le lo con-
trario, no nos dejará dormir. Es un juez a quien nunca
debemos tratar de molestar: jamás abandona su asiento,
i desde él estií pesando en su balanza, minuto por miuu-
to. todas nuestras acciones i pensamientos.
Ei«o que nosotros reconocemos como nuestra suprema
lei, debe ser perfecto en .Aquel cnya autoridad oimos;
i supuesto que las leves do Dios son hijas de sff amor,
se sigue que obedecerlas es vivir en su amor, o lo
qne es lo mibino, es vivir en Dios.
Asi el hombre con los pies doloridos i lleno do fa-
tiga, vino al fin a descansar en este pensamiento, i a
creer en un Dios único. Padre de todos. "Hacedor de
los cielos i la tierra i de todas las cosas visibles e invi-
sibles." creyendo asi mismo que amarlo do todo corazón
esFliacer mas qne ofrecerle sacrificios i hecatombe?.
De esta manera llegó el hombre a la mas sublime de •
PUS creencias. Destrraciadamente, solo un coito núme-
ro de la gran familia humana goza de esta bendición:
la mayor parte de ella adora aun muchos diose.^?: bue-
nos, malos e indiferentes.
En los lui^ares en que se llegó a la creencia en un so-
lo Dios, se le concibió al principio en la forma de un
hombre. Pora los pueblos que habitaban en el frió
Norte, era el Tonante: para los que residían en
el í^ur, en las costas bañadas por mansas aguas i a-
lumbradas por cielos refulgentes, era el Hernioso: para
el habitiinte Aa las. llanuras fuerte de alma i brusco en la
acción, era un poder que cabalgaba sobre las alas del
viento, un ser dotado de los sentirffientos i pasiones
de los hombres.
Se necesitaron grandes maestros que se paseasen en
las ¿arboledas de la herniosa Atenas, i uno mas grande
aun, uno divino. que se sentó fatigado junto a un pozo de
Hamaia, para propagar respecto de Dios, ideas que no
pueden ser 8uperada^.
Asicomo aun hai razaK salvajes que se hallan en la
edad de piedra, que fué el principio de todo pro<rreso.
i que Europa ha dejado atrás miles de años hace, asi
también hai otras que aun permanecen sumidas en bs
abyectas ideas de espiritas residentes en las cosas inani-
madas. E'lis nos repres&Dtan lo (pie no<¡otros fuimoH: nosfj-
tnm vfynsmtomoi l> qne es i^e ea:>erarge filas ne^nm.
Esta idea nos hace creer que Dios, que no hace nada en
vano^ hará saber algún dia al pobre e ignorante s-alvaje,
las cosos que, sin culpa suya, lia ignorado has a ahora.
XXXI V.
Tris» i.eyb?íi».4s acrrca i>k AiiUAmM,
iíupuesío que la mas alia creencia de cualquier tiempo
eí la creeiiüia de sus mas elevada.s iutelijencias. es cla-
ro que ea todas las edades ha habido hombres mas pen-
sadores i perspicaces que sus contemporáneos, los cua-
les, reconociendo (jue esta grande i solemne vida se nos
ha dado para algo mas noble que comer i hacer fortuna,
se han preguntado u?i misino porqué existían, dónde ihan
i de dónde venia todo lo qué veian a su alrededor. Mu-
cho pudiéramos decir acerca délas vidas con que esos
hombres enriqueciéronla tierra, i de los pi-ofnndqsi l)e-
Uos |)ensamientos en que constan sus inYestigaciones en
pos de la verdad, o sea en pos de Dios: mas no lo permi-
te la brevedad que nos heñios itnpúesto. i nos limitare-
mos a det!Ír algo respecto de uno de esos hombres, el pri-
mero eu los tiempos hist<)ricos, i de quien se dice que
concibió i üOB trasmitió áutes que ningún otro, el pensa-
uxiento de un solo Dios. .
Abraham. porqueesél a qui«i nos referimos, era na-
tural del pais llamado Caldea. El claro cielo de esa
tierra de Oriente, invitaba a sus moradores al encanta-
dor estudio del Sol, la Luna i las estrellas; i no solo ado-
raban estos cuerpos, sino que por signos que de ellos sa-
caban, predecían el destino de las personas. Un anti-
guo historiador noe dice que todo caldeo tenia un bácu-
lo i un sello, en que constaba el signo del planeta o es-
trellas que .se vieron al tiempo de su nacimiento. Al-
gunos han dicho que Ur, la ciudad natal de Abraham,
era af-iento principal del culto que se tributaba al Sol,
i que su nombre significa luz o fuego. I'odemos ase-
gurar que los primeros años do Abraham pasaron entre
adoradores del Sol, i es intere-ante saber que.su nombre
i memoria se conservan con respeto no solo por los jn-
dios, sino también por los persas i maliometanos.
Entre las leyendas (jue de él refieren libros antiguos
so encuentran fas siguientes:
Terah, el padre de Abraham, hacia ídolos i los ven-
dia. Obligado un dia a salir desasa, dejó a Abraham en
su lugar. Entró un anciano i preguntó el precio de uno de
los ídolo.s. — Anciano, interrogó Abraham, ¿qué edad tie-
nes?— Sesenta años, respondió aquel.-^¡Sesenta años!
esclamó Abraham: i tú quieres adorar una cosa que los
osclaTOB de mi padre hicieron en pocas horas? Es es-
traño que un hombre d© eí«a edad quiera inclinar su ca-
beza venerable ante semejante cosa.
El hombre enrojeció de vergüenza i se fué. Entró
entonces una mujer de aspecto grave a traoj- una ofrenda
a los dioses —"Dásela tú misma, dijo Aliraham, i verás
conque avidez ¡a comen." Ella lo hizo asi. Abraham
cojió entonces un martillo i rompió todos los Ídolos
escepto el pja? grande en cuyas manos coloca» el marti-
llo. Cuando Terah volvió, preguntó colérico qué mal-
vado profano había ultrajado asi a los dioses —Señor,
dijo Abraham, durante tu ausencia una mujer trajo ali-
mento para los dioses, i ios" mas jóvenes ein|)ezaron a
comer. El mas viejo indigna<lo por su atrevimiento,
cojió el martillo i los redujo a pedazos." — Te burlas de
tu anciano padre? dijo Terah; ¿no sé yo que ellos no
pueden comer ni moverse.' — .\si, es repuso Abraham, i
sin embargo, tú los adoras, i quieres que yo también
los adoro." .Añade la leyenda que enoj.ido Terah envió
a Abraham a la pro.senoia del reí para que le juzgase
por su crimen.
Dijo Nemrod a Abraham: -"Si no adoras los ídolos
de tu padre, adora el fuego."
Abraham. — ¿Por qué no adorar el sgui. que apaga el
fuego?
Nemrod. — Sea, adora el agua.
Abraham. — ¿Por qué no a las nubes, que contienen
el agua?
Nfinrofl. — Bien, adora las nubes.
Mruhnm.—^yov qué no al viento, que arrastra las
nubes?
Nemrml. — ^Entónccs, ruégale al viento.
Alyraham.— No te enojes" ¡oh reí! yo no puedo rogar
al fuego, al agua, a la nube, ni al viento, sino al Crea-
dor que los hizo: solo Ei. es digno de mi adoración.
En Otra ocasión. Abraham dejó una cueva en que ha-
bla habitado i se puso a contemplar el desierto. 1 cuan-
do vio el Sol brillante, en todo su esplendor, se llenó de
admiración i pensó: — "Seguramente el .Sol es el Dios
Creador" i se arrodilló i adoró al Sol. Mas cuando vi-
nú la noche, el Sol .se puso en el Oeste i .Abraham dijo
entonces: "Xo. el Autor de la Creación no puede po-
nerse." Levantó.se la Luna en el Este i las estrellas
aparecieron en el cielo. Entonces dijo Abraham: "E.st»
Luna debe ser verdaderamente Dio.s i las estrellas í-us
huestes" i arrodillándose otra vez, adoró la Luna. Pero
la Luna también se puso, i el Oriente apareció de nuevo
iluminado por la brillante faz del Sol. Entonces dijo
At>rahani: "Ci-rtamente estos cuerpos celestes no son
\
EL. IJrSTlTI/TO J\'^CIOJ\*JÍI.,
185
dioses: ellos obedecen a una lei, i yo adoraré solamente
al Autor délas leyes que ellos obedecen."
(Continuará.)
C^rretm^tioa. irifaritil
P.VRA LOS NIÑOS AMERICANOS,
POR I.UIS F. MANTILLA.
ProfeHor de la Lerujita i Literatura Española en l<i
Universiilad de Nueva-York.
(Continúa.)
LECCIÓN XIII.
Conjiioracion es la variedad de terminaciones
por inedio de las cuales el verbo espresa modos,
tiemf>os, númei'os i personas.
Modo es la manera de espresar la acción: si di-
[^o leo el I toro, afirmo positivamente que ejecuto la
acción de leer; si dig^o Ueria si tuviera tiempo, es-
preso un deseo de ejecutar la acción de leer pero
en modo alguno indico qu^ la ejácute. Cuando d¡-
g^o lee el libro indico un mandato. He aquí tres
maneras de espresar una«ccion, que en gramática
constituyen los tres modos llamados indicativo,
subjuntivo; e imperativo.
K! indicativo afirma la ejecución de la acción;
\ . g. como comí, comeré. En estos tres ejemplos
no hai mas diferencia que el tiemjx) en que se eje-
cuta la acción de comer.
El subjuntivo indica deseo, condición, i siempre
necesita de ot!0 verbo para completar la idt-a; v.
'^. vendría si> o estuviera ocupado, sirw estuviera
rnjtrnu), saldría hoi, etc.
El imperativo sir\'e para, mandar, exhortar
r )í_;ar, V. g.: sal, entra, perdone^, idvida ^z.
Cada uno de estos modos tiene sus tiempos, nú-
m^.-ros i personas. Así, en escribo la carta, el ver
bo escribir está en el tiempo presente, en el nú-
\w.vo singular i en la primera persona.
i.'omistt'is muy bien ayer: el verbo está en el tiem-
po pasado, número plural i en la segunda perso-
na.
Vendrán hoi: el verbo está en el tiempo futuro,
número plural, tercera persona.
Díganse en qué tiempos, números i persona^
están los verbos en los siguientes ejemplos.
Los justos verán a Dios.
Las rosas florecen en la primavera.
Los antiguos adoraron ídolos.
Los enemigos destruyeron la ciudad.
L.i ' guerra* asolará aquel pais.
Nos regocijaremos con la paz.
La codicia embriaira a los hombres.
Nos lamentaremos de nuestros errores.
El religioso conoce \ ama a todos los hombres.
Donde el ocio vive, nunca reina la virtud.
Dijimos en la primera parte, que había tres
tiempos, presente, pasado i futuro, i añadiremos
ahora que el pasado o presente se subdi\ide en o-
tros tres que .son: imperfecto, perfecto i pluscuam-
perfecto.
El imperfecto de indicativo indica que una
acción se ejecutaba al mismo tiempo cjue otra,
V. g. yo salia cuando tú adrabas.
El perfecto espresa simplemente la acción pasa-
da, V. g. saii, comí, grité &c.
El pluscuamperfecto indica que una cosa estaba
hecha cuando otra se hizo, \.'g.,yo Iwbia salido
cuando tú vettiste.
-En la primera edad, ni fué menester la pena,
porque la lei no conocía culpa, ni el ¡gremio, por-
que se amaba por sí mismo lo honesto i g'orioso,
Pero creció con la edad del mundo la malicia
hizo recatada la virtud, que antes sencilla e inad-
vertida vivía por los campos. Desestimóse la i-
gualdad, perdióse la modestia i la vergüenza, e in-
troducida la ambición i la fuer/;a, se introdujeron
las dominaciones; porque obligada de la necesi-
dad la prudencia, i despierta con la luz natural, re-
dujo los hombres a la compañía civil, donde ejer-
citasen las virtudes a que les inclínala razón,
i donde se valiesen de la voz articulada que les
dio la naturaleza, para que unos a otros esplicando
sus conceptos, i manifestando sus sentimientos
i necesidades, se enseñasen, aconsejasen i defen-
diesen."— ( Diego de Saavedra Fajardo, j
LECCIÓN Xl\'.
Dios Jtroteje la inoce^.cia.
La inocetuia es protejida por Dios.
l:stas dos frases tienen la m'sma significación,
apesar de que las palabras que la constilu\ en es-
tan colocadas en distintos lugares. En la primera, ,
Dios es la persona que ejecuta la acción, i es^ií^,
lo tanto el sujeto de la oración; la inocencia es ell
complemento del verbo prottíjer.
En el segundo ejemplo, el complemento ocu-
pa el lugar del sujeto, i este tiene al tin el lugar
del complemento; el verbo varia de forma, no obs-
tante todos estos cambios, la idea es la misma en
un ejemplo que en el otro. Así pues, podemos
muchas veces variar la forma de la oración sin al-
terar su sentido, como se ve en los siguientes ejeqi.-
plas:
E! trabajo mantiene la salud.
La salud es mantenida poor. el trabajo.
La lei proteje a todos k>s ciudadanos.
Todos los ciudvidanos son proteji'dos por la leí.
Los malos desprecian la^virtud.
La virtud es despreciada por los malos.
L'i Relijion consuela a ios desgraciadcrv ,
18íi
J?£, IJríHTI Tf/TO J\',^rtOA\íif^
Los jlesg;raciados son consolados por la Relijion.
La muerte amenanza a todos los hombres.
Todos los hombres son amenazados por la
muerte.
Adviértase que en estas segundas formas, el
verbo se cambia en dos palabras, una de ellas un
tiempo del verbo ser i la otra una derivada del
mismo verbo que generalmente termina en ado,
ido. Los gramáticos llaman esta última palabra
participio porque participa al mLsmo tiempo de
las cualidades del verbo i del adjetivo. Son pues
participios las palabras siguientes:
Alcanzado.
Creído.
Podrido.
Robado.
Tenido.
Partido.
Sacado.
Cojido.
Dividido.
Matado.
Prendido.
Molido. .'
Venerado.
Vertido.
rialido.
'ganse los participios do los
siguientes verbos
Cazar.
Detener.
Colejir.
.-\lmorzar.
Merecer,
Dirijir.
Remar.
Perecer.
l'referir.
Hañar. -
Mete!-.
Se líir
Mojar.
í^omper.
Rejir.
Sin embargo, no todos los participios tienen la
terminación ado, ido, como ve en la siguiente lis-
ta:
Ver.
Visto.
Decir,
Dicho.
Satisfacer,
Satisfecho.
Abrir,
.-\bierto.
Poner,
Puesto.
Cubrir.
Cubierto.
Morir,
Muerto.
Resolver,
Resuelto.
Imprimir,
Impreso.
Volver,
Vuelto.
Hacer,
Hecho.
Disolver,
Disuelto.
Escribir,
Escrito.
Absolver,
Absuelto
"Estando ya sin ninguna esperanza de salvarse
ni de venir a batalk: acuerdan hacer el postrer es-
fuerzo. Emborráchanse con cierto breváje qiie
hacían de trigo i le llamaban ce/iít: am esto aco-
meten ios reparos de los romanos, escalan el va-
lladar, degüellan todos los que se le p<ínen delan-
te, h-asta que sobreviniendo mayor número de sol-
dados i sosegada algún tanto la borrachez, les íiié
forzoso retirarse a la ciudad. Después de esta pe-
lea dicen que por algunos días se sustentaron con
los cuerpos muertos de los suyos. Además de esto
probaron a huir i s.-ilvarse; como tampoco esto les
sucediese, pt)r conclusión, perdida del todo la es-
peranza de remedio, se determinaron acome-
ter una memorable hazaña, esto es, que se ma-
taron así i a todos los suyos, unos con ponzoña,
otros metiéndose las espadas por el cu;;rpo: al-
gunos pelearon en desafio unos con otros con igu;il
partido i fortuna, del vencedor i vencido, pue ;
en una misma hoguera, que para esto tenian
encendida, echaban al que era muerto, i lue-
go tras éi le seguía el que le quitaba la vida.
Por esta manera fué destruida Xumancia pa-
sados un año i tres meses después cjue Scipior»
vino a España. Grande fué su obstinación, pues
los mismos
— Mariana.
ciudadanos se quitaron las vidas."
Li'is F. Mantilla.
(Co)ifiniiará.)
De Aritmética decimal práctica i razonada, escri-
tas en francés por L. Bomballeí i traducidas
por Pedro Deleon TI, alumno maestro
de! Instituto Xacional.
(Continúa.)
Operaciones fundara enf ales de la Aritmética.
38. Después de haber hablado de la formación,
de la lectura i de la escritura de los números, he-
mos llegado a la manara d«; co?n:x)nf'rlos i des-
componerlos por medio de cuatro jjperaciones
fundamentales, que son: La .^diciou o Suma, la
Sustracción o ResL-i, la .Multiplicación i la Di-
visión.
De las operacion'.ts 'lue nos servimos paní com-
poner ios números, son de la Suma i de ¡a Multi-
plicación;, i de las que ttf. servimo'í para desoom-
pqn-rios. son do la Re.sta i de la División.
Las diferentes combinaciones i ío^ diversos
cambios a ios cuales jjueden someterse los nún\e-
ros. se llaman operaciones aritm'^ticjs
39. En toda oiK;r:ici<xi aritmét¡c;i huí (jue con-
siderar:
1 ^ . L:i Df 'lición, que indica el fiin i la natu-
raleza de la operación que uno se propone hacer.
2 ^ . Li teoria o el r:izon:imicHto. que prueba
que la manera de operar es buírna i conforme a la
definición.
3^. La /'r ?'■■//<,.)■, que indica el camino que
debe seguirse para llegar m;\s pronto a! fin i\\\tí u-
no se propone.
4 ^ , El Ej rompió, que vi.?n i en ap>y ) d- b prác-
tica i hace pa' pable lo que se ha dicho en la teo-
ría.
5 ^ . E-1 Uso. que hace conocer e! caso en que
una operación deb i emplears..-.
ó *^ . Los sign.?s que índicanf las operaciones que
han de efectuare i son: -f-, mas, para la Su-
ma: — , menos para la Resta: X. multiplicado por
para la Mukiplícacion i -^ dividido por, para la Di-
visión.
7- L.} Fnie'jj. í.|ue Cvín íist-- en una segunda
operación que sirve p?.ra comprobar, la exactitud
de la primera. En ienéra], la Prueba cá mas corta
(¡u ■ la primera opn -ración.
\
EL. IJWSTiTtJTO JV»tCIOJ\**fiL,.
IST
40. Toda cuestión en la cual se desea encontrar
uno o varios números desconocidos por medio de
operaciones con números conocidos, se llama Pro-
blema.
Ejemplo: ¿Cuántos pesos hai en tres bolsas,
habiendo en la primera 4 pesos; en la segunda 5
i en la tercera 8 pesos?
La marcha i el término fmal de las operaciones
que se efectúan para resolver los problerhas, se lla-
ma solución.
J^a razón de las diversas operaciones aritméti-
cas se apova en los Priiuipios i los Axiomas.
41. Fn Principio en aritmética, es una pro-
posición importante por sus aplicaciones, como:
una unidad de un orden cualquiera vale siem-
pre diez de las de orden inmediatamente inferior.
42. Axioma, es una preposición evidente por
sí misma, como: el todo es mayor que una de sus
parti's.
>iMA iiK i.os m'm;:i;os i;xri-ROs.
;v); ¡luneros, pira foniiar uno
n ;.i a tolos es lo que se llama
4,3. Aaui:
solo (luc io- <
hacer una ,S'yw i.
La suma es. oilonces, un 1 o/^cracion por la cual
se rcuneu varios núni'ros Je Li misma especie en u-
no solo.
Y.\ resultado tle erila operación se llama suma o
loial.
Sirvámonos del ejemplo í|ik' siouc:
l/n alumno ha obtenido 4 óptimas en las clases
de ia inañana i ;, en las de la tarde; cuántas ópti-
mas ha obtenido durante el dia?
Parara responder a esta cu ;stion es- necesario
reunir3 i 4 lo que se hace añadiendo sucesiva-
mente al4 cadl una' de las unidades contenidas en
;: asi se dirá; 4 i
5 i 1 son 6 • 6 i I son 7
La unidad añadida sucesivamente 3 veces al 4,
da 7; de donde resulta que 4 i 5 son 7.
Luc;^oe! alumno obtuvo 7 óptimas.
La (i|i'M-:icion que hemos ejecutado es una su-
ma.
En < sta operación los números 4 i 3 que se
reúnen se l!am:ui yunu^iJos.
Ll número 7 es el resultado de la operación, es
di'cir la ?<Unia.
44. Ll (+), se lee mas, i colocado entre dos
números, indica que estos se han de sumar.
Todos los números que van precedidos del sig-
no -f se llaman positivos; lo mismo que 'los que
nM \an ];r; cfi-diiios de ningún otro signo se dice
(¡ue son pos¡íi\'os.
Ljemplos; -"- 487 i SyS son números positivos.
4.5. Para indicar ima suma se escriben los su-
mandos en una misma linea hori;;ontaI i se coloca
trntre eÜDS el signo mas ( + ).
Ejemplo de una suma indicada.
4 + 8 -f 9 + 6 + 5 + 7-
46. Para leer una suma indicada, se'enuncian,
yendo de izquierda a derecha, cada uho de los su-
mandos, teniendo cuidado de enunciar entre ellos
el signo ( + ).
• Así se leerá como sigue la suma indicada ar-
riba:
4 mas 8 mas 9 mas 6 mas 5 mas 7.
47. El signo (=), formado por deje líneas
paralelas colocadas horizontalmente, significa i-
gual, ¡se llama si^^no de igíialdad.
Asi: 3 mas 2 mas 4 igual a 9.
Se esbribe 3 4 2 + 4 = 9
Casos principales de la suma. ■
i.° Cuando los sumandos son números sim-
ples, como en el ejemplo anterior ( i ).
2. ° Cuando los sumandos son números com-
puestos.
RÍ,
48. PRIMER CASO.
i.^ Suma de números dijitos.
i En el prim'-r caso, el mas simple i el mas ficil,
i se puede, sirviéndose de los dedos, reunir todos
; los números que se quiera.
Sea encontrar la suma de los números
\ 7+3+6
I Descomponiendo cada número en sus unida-
' des, en lugar de 7 + 3 + 6 se tiene:
, + . . . -t- oue reunidos dan
o 16 unidades, luego
! 7 + 3+6=10.
\ (1) Se llama uúmero simple, o dijito el número que
se ooippone de una sola cifra; i numero compuesto, el
que se compone de varias cifras.
(Co)if untará).
i.iitieo i>t 1.ECTITRA.
De Guillermo D. Swan,
Modificado jxtr el Director del InstiMo, Nacional de
Guatemala, para uso de las escueJas
(Continua.)
LECCIÓN XI.
EL REINO ANIMAL,
Todos los animales no tienen la misma figura.
Hai mucha diferencia entre un tigre i un faisán,
un bacalao i una rana, un alacrán i una ostra. El
tigre tiene cuatro patas i por lo tanto pertenece
a la clase de animales llamados cuadrúpedos. El
iuadrúpedo quiere decir animal que tiene cuatro
l);itas. ■
188
jKJL M,^\MTiTt/'rO J%\9riaj\\1M..
Faisán.
Kl faisán tiene solo dos pies, pero tiene también
<3os aias, i está cubierto de plumas, i pone huevos:
pertenece a la clase de animales que se llaman a-
ves.
El bacalao no tiene ni piés;-ni alas, no tiene pe-
lo como ei tit^re. ni pluma como e! faisán; pero es-
tá cubierto de escamas: no puede caminrr como
el tigre, ni volar como el ave; pero puede nadar,
es decir, puede mover>e fácilmente de Én lugar
a dentro del agua: para ésto están dotados de a-
letas i de cola. Como ellos hai otros seres llama-
dos/¿risy, que viven todos solamente en el agua. .
Ivana.
1-a rana tiene cuatro patas: las piernas traseras
son las mas largas, i las qué mas útiles le son pa-
ra nadar, i moverse en la tierra. No puede cami-
nar sino solamente saltar. Vive indiferentemente
en agua i en tierra, por lo que se llaman an/k'ios.
1 escorpión o alacrán tiene ocho patas, i su
fnec; a los animales Ha
sangre es blanca,
mados aracinides.
La ostra no tiene pi*'s. i ¡a sangre es también
blanca, i pertenece a ¡aclame dt- animales llama-
dos viúluscos.
Casi todos los animales tienen su xt::,?. esjjecial:
el ruiseñor i el canario cantan; la cotorra carretea;
la gallina cacarea; el cuervo grazna: 1;'. serpiente
silva; el pato parpa; el perro ladra: <:i caballo re-
lincha; e! asno rebuzna: la cabra i las obejas va-
lan; la \'aca muje: el leíxn n;je: ( ! g;i¡:o m:u!:la: el
grillo chirria.
Los pescados, los gusanos i la mavor parte de
los insectos no tienen voz.
Los animales están pre\:stos por la naturaleza
de sus vestidos; unos están cubiertos de pelo; o-
tros de lana; otros de c.-rda; óteos de plum:is; mu-
chos de escamas, algunos d- conchas.
A los/animales domésticos los mantiene el hom-
bre; los salvajes se buscan el sustento. Muchos
matan a otros para mantenerse: s .- llaman éstos
carnívoros. I- nos \'iven de los animales muer-
tos, i otros de yerbas, granos. !;oias, llores, rak-es.
i comen aun muchas plantas íju'j para nosotros
son venenosas.
Los bueyes, vacas, carneros, caballos i cabras
se alimentai;^de yerbas, i se llaman herbívoros.
Los perros i gatos de carne: lis :n(s \arias cla-
ses de granos; Jas abejas i'iven y\-A iu^o de las
ñores; las urugus i muchos insectos de hojas.
Unos animales tienen brazos i piernas como los
monos; otros, por ejemplo, los gusanos ni lo uno
ni lo otro. Algunos tienen dos pies, otros cuatro,
seis í ocho i muchos mas. Otros tienen alas co-
mo los pájaros; otros aletas i colas como los, pe-
ces; i otros tentáculos como cuernos que pueden
estender i rocojer a su voluntad.
Los animales duermen cuando están cansados,
i algunos duermen con ¡os ojos abiertos, como la
liebre, i otras de pié. como los calullos. Duermen
algunos dty-ai'jtc el dia, porque de noche hacen
sus presás.'^fo que practican los buhos, las lechu-
cias, los mureié'agos. i muchas bestias feroces,
fbii animales, como el lirón, que duerme du-
rante el invierno, i wo despierta sino cuando vuel-
ve el calor.
( Can-i inuurá)
jkj:, rjvsriTiiTo j%-'jívioj\\ii..
189
CURSO SUPERIOR DE PEDAGOGÍA.
l^otodologia,.
Pon KrsTArio Santamaría S.
Prijf:':ir,y de hi ri> ,f¡'i en Jas Efi"uekis Normales de
CuwHnniaarca .
(Continún.)
^;Ks El, N'iSo CAi'AZ DE p.Kcima enseSaxza?
El ¡liño es capnz de reciliir enstñanza. Toda vez
que est:l dotado de naturaleza espiritual, es, por lo
tanto, apto de ser educado e instruido, i lo es, por
cuanto a que posee una naturaleza espiritual con fuer-
zas intelectuales, "r^olo el que tiene inteligencia puede
ser orluciido." dice el sabio judio Jesús Siraeh. ¿Ño es
acaso i)itsihio, co;i solo la ftalabra, influir en las fuerzas
intelcr'tuales del niño i hacerle adquirir en propiedad
espiriíiia!. conciensudamente, i con entera libertad, un
irran cnudal de ro;iocimientos?
El nifn. ívdeinív*, demuestra desde sus primeros años
diclía capacidad. Apenas principia a despertarse del le-
targro esiiritual en que nace, todo lo llama la atención;
no se cansa de mirar ni de oir: quisiera absorver en su
espíritu lodo el mundo material, quisiera saberlo todo.
El deseo de IiaUlar, que en seiruida se derarroUa en él,
viene a demostrar lo aseverado: vérnosle luchar con su
escaso vocabulario; no encuentr < palabras con qué es-
|>rcsarsus ideas; luego ostiifa a sus padres i liennanos
con iniíum'^rables preountas; averigua por el nombre de
los olijefos qiie !o rodein. por las cualidades i usos de
cada lino df> ello-;, etc. Prueba^-f son estas de que el niño
tiene il/'.-teo i.l sn'f ■. [/)s niños imitan ademas todo cuan-
to ven liaccr a o 'ras personas: lo que demuestra cuan
temprano se dest.ierla en ellos el deseo de educarse e ins-
truirse, i cnin fiiertnmeute los excitan a la creación pro-
pia los tu-imeros m'>vimiontos de la imajinacion. En los
(¡es<^os de saber i de imitar, se traslu.ic claramente la
capacidad del niño, i con elios empezan a hacerse pre-
so!if''s Ims do- potencias fundamentales del espirita hu-
ni;i¡,.,: A. ,..■,,,/;/,;,'/„',„/ i la ,s/„,ufmie!(t<,<l.
><>]() i.| liuiiifi' en ia linira es capaz de ser im-tniido.
iiiüiiidad il" niaravülas llenan el universo, pero nada hai
en el tan liigno de admiración como el hom'ore. Multitud
de fuerzas sorprendentes se Imllan en la naturaleza visi-
l)!e. muy inferiores todas a las depositadas en el espirita
liumano, quíí por si liacen ai hombre dueño i señor de to-
dos los seres animados e inanimados que le rodean.
Debido a esa capacidad que tiene el hombre para ins-
i.uirse, es quf¡ ha iieclio. de los animales sus esclavos.
, No son acaso (!>tos igualmente susceptililes de educa-
ción? Ellos pueden ser adestrados, pero jamas pro-
liiamente educados. Mu! distinto es lo queel animal
roüoce por la enseñanza, de lo que el hombre aprende;
iiiiii diversa la manera de aprender i mui distinto el
lili u objeto con que cada cual aprende. El animal no
adquiere ciencia, sino actos de destreza, i estos no los
oliíiene por medio de la palabra, que educa al liombre,
>ino oldigado por el hambre, el rigor i un ejercicio duro,
l:irgo i continuado. Tampoco aprende esos actos dedes-
1 leza para alcanzar asi el propio fin de su existencia,
|.ara cumplir con su nii*¡on en la tierra. El hombre le
adestra. o [lara divertirse con él, o para opropiarlo mas
al servicio a que le quiere destinar.
Desgr.aciadamente e.Kisten Ma^stro'^ que se dedican
u'les/nir a los niños grabando en su mente por vanidad,
o movidos por int-ereses bajos i mezquinos, conocimien-
tos supei-iores a su edad i comprensión. Cu:4uto desa-
grado cansa, en verdad, oir hablar niños de e.scuela so-
bre asnntos que no entienden i que todavía no pueden
entender!
lll.
NkCESIDAD déla EIMTAriOX.
El Lombie recien nacido es el ser mas necesitado del
auxilio de cuantos pueblan la tierra. Tanto su cuerpo
como su alma se hallan en el mayor grado de impoten-
cia. Si se abandonara al hombre en los primeros dias de
su vida, sucumbía indefectiblemente lo que no sucederia
con la mayor parte de los animales. Estos nacen casi
todos con las fuerzas i elementos suficientes para poder
saii-ifacer sus necesidades i afrontar todas las calamida-
des que les pudieran sobrevenir. Por lo que respeta a
la vili espiritual del niño, esta yace en la primera edad
de la infancia en profunda inacción. El niño carece en-
tonces de conciencia i por lo tanto también de ciencia,
pues esta se desarrolla simultáneamente con la concien-
cia. Pero el niño que aun nada sabe ni nada puede, tie-
ne que adquirir siber i habilidad. Esto no puede con-
seguirse si no por medio de una enseñanza racional i bien
ordenada. Hin la enseñanza primaria permanecería el
niño ignorante e inepto. De aquí se deduce la necesidad
que tiene de la enseñanza, i la obligación cu que están
los que velan sobre su existencia de enseñarle; es decir,
de educarle e instruirle.
Los llamados en |)riiner lugar a cumplir con esta na-
tural obligación son los padres. Pero como muchos de
estos no tienen las copacidades suficientes para educar
a sus hijos, i otros carecen del tiempo i la paciencia ne-
cesarias para dedicarse diariamente a tan laboriosa ta-
rea, ha habido necesidad de apelar a terceras personas
que Imanan las condiciones necesarias que faltan a que-
llos, para que se hagan cargo de la educación e instruc-
c'on délos niños. Del deber que tienen los padres de
pi-opofciouar educacio!\a sus hijos, ha nacido la obliga-
ción que tiene el Gobierno, padre del pueblo, de tomar
bajo su amparo i dirección la educación de la juventud,
principalmente de la desvalida i desgraciada. El Go-
bierno, ignahnente trasfiere esta oVdigacion a Maestros,
nT'diante una equitativa recompensa.
IV.
1- 1. TALENTO PEDAfíoOICO.
. ]]\ que desee que se le tenga por Maestro necesita
saber enseñar. Arte es ésta que hai que estudiar espe-
cialmente. Todas las artes presuponen talento, i además,
un artista qu * formo al educando convenientemente.
Como la historia de la Pedagogía nos lo enseña, ha
habido muí pocos pedagogos que se hayan formado
por si solos.
La sagrada Escritura dice del talento pedagógico
"que es un don de Dios," un charisma (1. Cor 12, 4. 28)
Se hace distinción entre el talento pedagógico general
i el talento pedagógico especial. Todos los hombres
poseen el don ge n eral de enseñar; lo que el niño apren-
de en sus primeros años lo aprende de sus padrea o acu-
dientes. La casi lo educa hasta ponerlo en posibilidad
de asistir con provecho a las enseñanzas que se dan en
la Escuela. Empero, la enseñanza artística escolar exige
del que la imparte disposición especial: no todos pue-
den jactarse de poseer el <lonnm docemli, el don de en-
señar. Este nace con el hombre, i se llama por eso
talento pedagógico innato. Jacob nos prueba con las
siguiente.9 palabras que dirigió a Maestros ineptos: "no
se atreva todo mundo a ser Maestro!" (Jac. 31), que el
talento pedagógico especial no es común a todo el mun-
do.
Los niñ )s asi privilegiados dan a conocer el talento
lf):>
KL, IJySTtTUTO JY^CMOJy^L,.
pedagófrico innato, por el prematuro deseo que tienen
de instruir a otros niño^, ayudándole al Institutor en
sn tarea, como también por la habilidad con que prestan
esos servicios auxiliares. Por lo general, puede ase-
gurarse que en el niño en quien se agita el deseo de
enseñar, existe el talento pedagógico esjtccial en su po-
tencia o germen
Pero el talento innato pedagógico tiene que educarse.
Esto sucede en las líscuelas Normales de Institutores; i
allí se desarrolla i se educa dicho talento por medio de la
oisíñanta modelo que reciben en el Establecimiento, pre-
senciando la enseñanza dada por Jilacstrofi prácticos en
el arte i haciendo ellos mismos ejercicios prácticos en
la materia.
Pedagogos teóricos pretenden hoi hacer valer una
antigua aseveración, a saber: la de que cwúquiera sin
instrucciones especiales, puede enseñtr bien lo que ha a-
prendido hieii, apoyándose en el antiguo adagio: quae
bene didiceris bene docehis. Opinan, por lo tanto, porque
se supriman las asi llamadas Escu^^las Normales de Ins-
titutores, i, que en lugar de perder el tiempo en estudios
teijricos i prácticos de Pedaqoqia. lo dediquen a cien-
cias profundas i positivas. Cierto es que no se puede
enseñar bien sino lo que se sabe l)ien; p'ro por otra
parte, enseña la experiencia que alumnos maestros sin
conocimientos prácticos del arte de enseñar, nunca serán
buenos Profesores. Las Escuelas Normales de Institu-
tores son Escuelas dic oficio. El oficio del Maestro es
enseñar. Por eso la enseñanza de las demás ciencias
en las Escuelas Normales, se considera solamente como
un metlio para llegar al fin q'ie so tiene en mira en di-
chos establecimientos, a saber: educar Ulnesfros-.
El saber profundo es, sin duda, necesario, pero solo
en virtud del fin en mira. Visto está que la onseñ in/a
es un arte, que hai cpic estudiar. La ciencia quelPis da
a conocer este arte es la Pelnr/ -gin.
Bien pudiera suceder que alguno aprendiera a ense-
ñar asistiendo a buenas lecciones modelos e imitándo-
las en la práctica constantemente: pero en la época
actual ya no satisface la mera rutina en la enseñanza,
pues el Maestro debe darse teóricamente cuenta de su
modo de proceder en cualquier punto i caso en la ense-
ñanza: debe saber dar razón por qué en cada uno de los
casos ha obrado de esta i no de aquella manera. El
Maestro tiene, por lo tanto, que aprender la teoria de
la ciencia de enseñttr; fella le os de un todo necesaria.
La práctica sin la teoria, es mern rutina. La eníeñ:in-
za pedagógica debe ser teórica i' práctica.
(' ('OTifinuj'rá.J
XJnSTiMI^ILi HIJO.
¡Qué terrible frase! ¡qué vergonzosa calificación!
Cuando me hablan de alguno que es mal hijo, no
])uedo prescindir de mirarle con repugnancia a la vez
que con lástima.
El que no es buen hijo no puede .ser buen esposo, ni
buen padre ni buen amigo; tam;)oco puede .ser buen ciu-
dadano porque os incapaz de amar a su patria i de to-
do sentimiento noble, pues donde existe una negra in-
gratitud no puede haber nada bueno. Todo se le pue-
do perdonar a un hombre, menos la ingratitud: porque
el ingrato os capaz lie todos los vicios i do los mayo-
res crímenes.
Una madre juiciosa i de talento jamás admite en su
casa las visitas de un mal liijo. porque nunca put^ie ser
hombre de bien, i deberla llevar una señal por la que
se le conociera, para que !a< jentes honradas se apar-
taran de él; como el ser mas peligroso i nocivo para
la familia i para la sociedad.
Un hijo que no tiene respeto a sus padres, que no a-
precia su amor, que no reconoce ni agradece los traba-
jos que por él han pasado, los cuidados que con él han
tenido, las amarguras i desvelos que por él han sufrido,
rs un monstruo de maldad, a quien superan en sentimien-
to i abnegación las fieras mas temibles.
En efecto, el mal hijo no ve los afanes que cuesta a
sus padres su educación, no le conmueven los sacrificios
que hacen para que nada le falte, no advierte que mien-
tras él no carece de nada, acaso sus padres se privan
de lo mas necesario, no se ablanda su corazón al ver
las lágrimas de la madre i la sombría tristeza del pa-
dre, que serian felices si no tuvieran un mal hijo, no
admira la inagotable clemencia con que le perdonan, el
vehemente deseo que tienen de su bien, la esperanza que
no pierden nunca de que se corrija i entre en el buen
camino, no comprende, en fin, ese acendrado cariño, e-
sa sublime abnegación, ese constante sacrificio, ese amor
infinito que él, miserable e ingrato, no merece, i que sus
padres le consagran un dia i otro i siempre.
En la casa donde hai un mal hijo, hai siempre pesares
i tristeza.
Aunque sus padres tengan fortifna A poder, i todo lo
que pue'de halagar en el mundo, no sienten satisfecho
sn corazón, no pueden vivir en paz. no asoma jamas a
sus labios la sonrisa, i de buen grado cambiarian todos
sus honores, todas sus riquezas, por la suprema felicidad
de tener un buen hijo. I con razón, porque donde hai
un buen hijo, los pesares son llevaderos, la pobreza no
ahoga ni desespera, la misma miseria se sufre con tran-
quilidad i resignación, i siempre brilla la luz de la
esperanza, de 1 1 esperanza n\ el buen hijo Su padre,
misi rabie i todo, no cambiarla el supremo l>ien que Dios
le lia concedido por t.-dos los honores i todas las rique-
zas i vanidades del mundo.
Ningún martirio puede comparante con el que sufren
los padres que tienen un mal hijo, porque no snlo sufren
por el presente, sino que sufren también por el porvenir.
Los pobres padres se imajinan completJi la vida del mal
hijo, adivinan todo lo que puede hacer, tiemblan al pen-
sar- que será su hijo acaso un hombre desprecialde i que
tendía un fin desgraciado, i este tormento acibara todos
sus momentos i llena de amai-gura toda su vida.
Hai una frase que nunca la oigo sin espanto. Es
está:
—Ese hijo está quitando la vida a sus padres.
¡í cuan exacta es e.sa frase! Un mal hijo quita la vida
a sus padres: i aunque la lei no lo castigue, es tan cri-
ininnl como si les clavara un puñal en el corazón.
¡Triste suerte la de aquellos padres qui? un dia i otro,
un íiño i otro año. esperan un rasgo jeneroso de su hijo,
\m movimiento de amo'-, una frase de arrepentimiento,
i mueren al fin, sin lialier logrado siquiera ese deseo, esa
santa aspiración! ¡Ah! i no mueren maldiciendo al hijo
ingrato que les acortó los diasde su existencia: mueren
perdonándole i pidiendo a Dios para él todas las feli-
cidades, i sobre todo, la de que tenga hijos buenos para
que no sufra ni padezca como t-llos han sufrido i pade-
cido.
.Mtichas veces son los padres desgraciadamente los que
tienen la culpa do que sus hijos sean malos, i luego su-
fren el castigo de su imprevisión.
Es fireciso que un niño sea de índole muí perversa,
i de rebelde naturaleza para que, bien dirijido, no se
amoldo al carácter i sentimientos do sus padres i maes-
t'y>s. .Jeneralmente. las faltas todas provienen de una
mala educación, de un mal entendido amor, de una d<'-
bilidad impropia de un patlre cauto i celoso del porve-
nir de sus hijos.
Deaiie los primeros años es preciso dirijir al niño, i
dirijirlc luen. Si no se le dirijo, si se le abandona a sus
JSZ, MJ\*STITlITO J\\lfIOJ\'^r.
191
instintos, si se confia en que los dcfectillos que mani-
fiesta se corrojirán mas tarde, entonces suele suceder
que mas tarde e's ya demasiado tarde.
Niños, el amor a nuestros padres no es solo un deber
de gratitud, lo es también de rigorosa Justicia. Un pa-
dre, una madre, son naturalmente nuestros mejores ami-
aos: son entre todos nuestros bienliechores aquellos a
quienes mas debemos; i los mas sagrados vincules nos
obligan al reconocimiento, al respeto, al amor, a la in-
duljencia hacia ellos, i a las mas amables demostracio-
nes de estos sentimientos. Kn el caso raro en que por
desgracia se tuviesen padres poco benévolos, poco aptos
para inspirar el amor, la sola cualidad de autores de
nuestros dias les da tan respetable carácter, que no se
podriafiin infamia, no diré vilipendiarlos, sino tan solo
tratailoscon neglijeiicia. En semejante caso, las aten-
ciones que se les tributen tendrán mayor mérito, mas
no por eso dejarán de ser una deuda ))agada a la na-
turaleza, a la edificación de nuestros semejantes, i a la
propia dignidad.
¡Infeliz de aquel que se constituye en severo censor
de los defectos desús padres! ¿Por quién empezaremos
a ejercer nuestra caridad si la negamos a nuestro pa-
dre i a nuestra madre? El que no es bueno con los suyos
no lo puede sor con nadie.
Exijir para querer i-respetar a nuestros padres que
carezcan de dvfectns. que sean modelo de la perfecrion
liumana. es f^r<rnllo e injiisticja. Cnaiida un padreo u-
na nmdre estáu lejos del ideal de sabiduría i de virtud
que (leseariarnos. senmns injeniosos para escusarlos: o-
cultar sus defectos a los ojos ajenos es apreciar sus bue-
nas cualidades i procurar su buen nombre. Solo obrando
de este modo nos mejoraremos i conseguiremos un carác-
ter afectuoso, jeneroso i pronto a reconocer los méritos
ajenos.
Cuando por dtísgracia te sientas disgu.stado con tus
padres, da lugar n este pensamiento triste, pero fecut^do
en sentimientos de compasión i de induljencia. ¿Quién
sabe si estas cabezas canas que están aquí en mi presen-
cia, tardarán mucho en dormir en la tumba? ¡Ah! míen-
tras tengas la felicidad de conservarlos, hóuralos i dales
los cosnelos necesarios a los innumerables males de la
senectud .
P»astunte los -nclina su edad a la tristeza: que tus mane-
ras para con ellos sean tan amables que tu solo aspecto
los consuele i reanime. Porcada paso quedes en el ca-
mino del deber i del honor, esperimentará el corazón de
tus |)adres un gozo indefinible i aparr cera en su rostro
rejuvenecido una sonrisa i una lágrima, signos de ver-
dadero placer. Prolóngales de esta manera la vida,
qtio algún dia, cnawdo seas hombre, gozarás con la dul-
ce satisfacción que siempre produce el grato recuerdo
del cumplimiento del deber. Todo redundará entonces
en provecho tuyo, porque las bendiciones queda un pa-
dre o una madre a un hijo reconocido, son siempre san-
oii.inadas por Dios.
C. Froidauni.
Asti'onoHiísi. Popular.
(Continúa.)
lY.
La linea tirada desde la estrella mas setentrional
Ídel trapecio de la Osa Mayor, a la estrella opuesta en
el mismo trapecio, prolongada aunque a gran distancia,
va a pasar con corta diferencia, por la Espiga de Virgo,
estrella de 1. " masrnitud correspondiente a la consfela-
i cion Virgo, que es la (í. " de las 12 zodiacales.
i i^\ por las dos estrellas del mismo trapecio mas inme-
I diatas a la cola, fe tira una visual que ]iase por Régulo.
I prolongada hacia el mediodía, pasará por el corazón de
I líi Hidra, estrella de 2. ~ maLniitml nombrada Alfard.
I
Tirando uim visual desde Régulo a la espiga de Vir-
go, su prolongación pasará por Antares, estrella de 1, "
magnitud, perteneciente a la constelación Escorpión,
que es la 8. =* constelación del zodiaco. Esta constela-
ción es notable por tres estrellas que forman un arco
en lii dirección de Norte a Sur. La? dos estrellas que
forman los estremos del arco son de 2. ^ i 3. * magni-
tud, i la del centro es Antaris, de 1. " magnitud.
Al sudeste de la constelación del Navio, se encuén-
trala constelación déla Cruz Austral, notable por cua-
tro estrellas principales de 1.=* i 2. '^ magnitud que
forman una cruz En Guaiemala i en el mes de Marzo,
al principio de la noche, la Cruz Austral aparece acos-
tada con la cabeza al Oriente i el pié al Occidente, a
media noche se le ve parada con la cabeza al Norte i el
pié hacia el Sur, i al amanecer se ve en sentido inverso,
con la cobeza al Occidente i el pié al Oriente; de modo
que en veinticuatro horas parece jirar al rededor de la
estrella que forma el pié, apesar de estar situada como
a 27 grados del Polo Sur. Por medio de la Osa Mayor,
como hemos dicho, se encuentra fácilmente la estrella
polar, i buscando en contraposición la Cruz Austral,
])ueden determinarse los cuatro puntos cardinales; de
modo que nada es mas fácil que orientarse de noche no
lialiiendo nub(í-".
Los contornos del Polo Sur son mui escasos de estre-
llas, i cerca del Polo, un huí ninguna estrella notable
que pudiera marcar de un modo aproximado su posi-
ción i que re|Mesentara el mismo papel de la lístrella
I ciar en el hemisferio boreal. La estrella Afi de la Cruz
Austral, que es de 1.* magnitud i forma el pié de esta
constelación, puede servir para buscar el Polo Sur.
Al este de la Cruz Austral se ven dos estrellas mui
hermosas, llamadas Alfa i Beta del Centauro, de L •*
i 2. ^ magnitud. La estrella Alfa del Centauro esjnui
notable por ser la estrella mas próxima a la Tierra; i.
sin embai-go, su distancia es tan grande, que una bala
de cañón con la velocidad de 500 millas por hora, gasta-
rla cuatro millones lie años en alcanzarla. De estose
deduce.' que no son las estrellas mas brillantes las mas
próximas a la Tierra, pues la estrella Sirio que es la
mas'brillante del cielo, se halla a una distancia mucho
mayor que Alpha del Centauro.
Al sudeste de la Cruz Austral, se ven tres estrellas
de 2 •* ., 3 ^ . i 4 * . magnitud, formando un pequeño
triángulo equilátero, i que son las principales de la cons-
telación llamada Triángclo Austral.
Al oeste de la misma Cruz Austral se ven cuatro es-
trellas notables, tres de 2* magnitud i una de 3*, las cua-
les pertenecen a la parte meridionalde la Nave de Argo.
En oposición a la estrella Alpha de la Cruz Austral i
a la misma distancia del Polo, se encuentra Achernar, es-
trelbi de 1 =* . magnitud, perte.iecieute a la constelación
del Eridano.
Al sur do la misma estrella, Alpha de la Cruz, se
ven cuatro estrellas mas pequeñas de i. - magnitud, que
son las principales de la constelacionSLa Mosca.
Al sur de la Mosca, se ven otras cuatro estrellas
poqu¡ ñas formando un cuadrilátero, i que t-orresponden
a la constelación del Camaleón, una de las mas próxi-
mas al Polo Sur. .
Al este del Camaleón se ven tres estrellas de 4. ^
magnitud, dos próximas i una'mas distante, que son laa
jiriucipales de la coTistelacion llamada Ave deljParaiso.
.U est<! de esta última constelación, se ven otras cuatro
estrellas pequeñas, tres mui juntas i una mas distante,
las cuales pertenecen a la constelación del Octante.
La Cruz Austral i las constelaciones que hemos men-
cionado en seguida, están en la zona de las estrellas
circuupolares australes, invisibles para los europeos.
( (.'oiit¡)iuai-<r)
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Pvrkiáleo dedicado a la difiKion de la Tnstniccioii Primaria i S^ecnndaria.
Pnii.iCAno liAjotTA moTROríox dki, SkSou .Iexerai, .T. Urnxo.T5Aniíios.
l'KKSIDEXTK l)K I.A ftEPCni.lCA DB GUATRMALA.
Fiiii'Jailor i Eiiitor, Saut<):< Toruno.
Administradores, Mi<niol Pineda i Podro Dolfoii Valonziiela.
IM'M. 12.
<Mualemalsi, 35 «le ülarxo de 188:t.
VOI.. I.
Infliienfia de la Tnstriicoiou iirimaria <'n la«
fostuiubros. en ¡a moral pilltiiea. en la iii-
rtustri:» i ei> el de^irroüo Jeneral de la pros-
peridad «le los pueblos, por M. L. i G. V. A-
munátes:ui.
fCantiiiÚM.')
P(>ro ;.lii< autoridades! del estado deber;! n inniionoliznr
la euMfiaiua i rechazar la cooperaeion de loa individnoí
i asociaciones, o deberán respetarla libertad en esto
como en lo demás, i dejar que la filantropía o la indus-
tria coadyuven a la consecución del mismo obieto?
Por loque a nosotros toca, creemos que la libertad
de la enseñanza es un derecho como la libertad de la
palabra hablada o escrita, como la libertad del tra])ajo.
como la libertad del comercio.
El gobierno no puede imponer por la fuerza un pen-
samiento, como no puede imponer unft ocupación.
El gobierno debe establecer su sistema jeneral de
educación; ese es un derecho i su deber; pero no debe
coartar ni a los particulares ni a las corporaciones la
facultad de abrir una o muchas escuelas. Esa restric-
ción seria una tiranía, una traba al progreso de las
ideas, un obstáculo al mejoramiento de los métodos.
¿Con qué justicia se impediría a un preceptor el dar
lecciones si tenia discípulos?
¿Con qué justicia se prohibiría a un padre escojer
para su.s hijos el maestro que mas le acomodase.'
El gobierno, en vez de tratar como enemíffos a lo?
iiidividiiirs i coriíorai-ionf?? doci'nf««. debe recibirlo-! con
favor i regocijarse por el ausiüo que vienen a prestar-
le. La obra de la educación publica es demasiado difí-
cil, demasiado complicada, para rechazar la cooperación
de ningún operario.
Algunas naciones reconocen la V'^ertad de la ense-
ñanza, pero bajo ciertas condiciones que embarazan el
ejercicio de esa libertad. La leí exije en ella.s a los
que Roli(!Ítan el título de preceptores privados un cer-
tificado de capacidad i otro de moralidad, o documen-
tóse informaciones que equivalgan a esos certificado.s.
El certificado (Je capacidad exijido a un preceptor
privado envuelve una desigualdad injnstiíieable. Un
profesor de idiomas, un profesor de música, un profesor
de dibujo, ejercen libremente sus profesiones en las
casas o establecimientos. ¿Por qué un preceptor pri-
mario seria de peor condición que los referidos?
El padre de familia es «1 que puede apreciar mejor
que nadie la idoneidad del maestro a quien va a confiat-
la instrucción de sus hijos. La lectuia, la escritura, la
aritmética, el catecismo, son ramos demasiado seneillos
1 comunes para que cualquiera individuo uo sea capaz
de juzgar del conocimiento que tenga en ellos el que se
ofrece para enseñarlos.
Lo que decimos del certificado de capacidad lo rejieti-
mos con mayor fundamento del certificado de moralidad.
¿Quien será mas competente para escudriñar i estimar
la buena o mala conducta de un maestro? ¿un majistrado
distraído por los negocios de la administración, que no
tiene ningún ínteres directo en tal investigación, o un pa-
dre de familia que va a arriesgar la virtud.o corrupción
de sus hijo^?
Un majistrado se satisface en estos casos con la infor-
mación lie dos per?oTiiis cualeí>qniera. que queden estar
104
KW^ Í,VSTlTMJTO J\*^C10JV^ii..
engañadas o haber sido sorprendidas; un padre se cer-
ciora por si niitíino i vijila a toda hora. Puede suceder
que un niajistrado otorgue el permiso solicitado talvcz a
uu ebrio consuetudinario; pero estad seguros que un pa-
dre no abandonará la dirección de»sus hijos a un vicioso
que sea capaz de corromperlos. ^"
Esas exijencias de certificados no son mas que exac-
ciones que hostilizan sin provecho a los que Imscan en
el ejercicio de la enseñanza primaria la industria de su
vida; no son mas que trabas que dan ocasión a arbitra-
riedades odiosas de parte de los. mandatarios violentos
o poco ilustrados.
Dgad a la instrucción privada tQ4íi libet*lad que quie-
ra ))ara surjir; organizad la instrucción pública com-
petentemente, como es el deber de los gobernantes, i no
temáis que la primera sea preferida a la segunda.
Efa competencia solo tendrá lugar cuando las escue-
las del estado sean defectuosas; i entonces la fundación
de las escuelas particulares seiá na bien.
(Continuará.)
NOOrONES
I>e €osiiios:i';ifísi i Joci^i'aria
FÍ!«JÍ««a
l'o,
ESCRITA.S PARA
Sanioa Toruno, Director <W Instituto Nadoiml iJe
Gnatpamla.
(Contiiiún.)
LECCIÓN VIII.
XdiHF, E(>! IV0( [O- I Si
El Día
Ya hemos esplicado que la revolución de la ¡
Tierra sobre su eje da oríjcn a la sucesión del dia \-
i de la noche, i que el movimiento de traslación
al rededor del Sol es la medida del año. Ahora
vamos a esplicar lo que se entiende por dia na-
tural en oposición a la noche, qué es dia solar i
dia sideral, qué son los equinocios i los solsticios,
i por qué los dias i las noches no son
iguales en todas partes.
Se ha demostrado que la mitad de la Tierra
está siempre espuesta a la luz del Sol. i que la
otra mitad queda en la sombra; peiro que tanto la
luz como la sombra van pasando sucesivamente
al rededor de la Tierra de oriente a occidente;
de modo que el Sol continuamente está salien-
do para los lugares que aparecen por el occiden-
te en virtud del movimiento de rotación de la
Tierra, i continuamente se está poniendo para
los lugares que se alejan por el oriente en virtud
del mismo movimiento de rotación.
Pues bien, dia natural en ojDOsicion a la noche,
es el tiempo comprendido entre la salida i la en-
trada del Sol, o el tiempo que el 5oi permanece
sobre el horizonte de un luigrar; cua scl.ir, es el
tiempo comprendido entre dos pasos consecuti-
vos del Sol por \w\ mismo meridiano; i dia side-
ral, es el tiempo que tarda la Tierra en jirar sobre
sí misma. PLl dia natural i la no::her pueden va-
riar desde cero hasta seis mes!;s,.s^;(un la época
del año i la latitud del lugar -IfeLslia soáar es lije-
ramente variable en ei curso (í?l año, ij;iene una
duración jioco mas o menos uniform í'de 24 ho-
ras;- mientras que el dia sideral es siempre uni-
forme ,e in\'ariable, i tiene una 4i"'a;:ion constan-
te de 23 horas 56 minutos ¡4 segunílos.
Todos sab^g^ospor esperirncia qm.' en ei cur-
so de un ano nai una gran desigualdad en la du-
ración relativa de los djas ¡ tle las uochts. En
el hemisferio lwrt-;i
. por cif-i;
!.!o. h
duración de
dia •■xcedf,' a la dt;
:i nnclic (
ur.nr.
• las cstacio-
nes de la "priinru'
r,i i i-l ve
•.í.Ví:
Kiu-niras .ui'
las noches son mas ¡argas qu-,. í.k ^'(\.\-^ imi <-i oio-
ño i el inviv rno.
Hai dos instantes en el año, que corresponden
al 2 1 de marzo i al 2 "^ de setiembre, en que el
círculo de separación de la lu-: i di la sombra p i-
si [irecisi.mente por lo; d); ojIíiS de la Tierrdi
dividiendo en do; ¡)\!te-; igu;i'es el ecuador i to-
dos los círculds ¡,>;irai<,los: de modo que en esos
dos dias, un ¡)ir.i!(-l<.) cu ilquiera describí; la mitad
siempre
tle su circunferencia en la lu/
la oscuritlai.l, como se ve en el
la o era mitid en
rrabatk) que sigue.
La Tierra en los punto? cquinoci<
Los puntos del cielo en que el Sol está en esos
dos instantes, se llaman equinocios, palabra que
significa iguales noches; porque en efecto, el 2 i
de Marzo i el 23 de Setiembre, el dia i la noche
son iguales en todo el mundo.
También sr puede esplicar la igualdad d^^l dia
i de la noche en estas dos épo.as del año, del modo
siguiente. En los equinocios. el círculo iju»- pa-
rece describir el Sol en el cielo en virtud del ino-
\ imienío de rotación, es el ecuador, que siempre
queda dividido en dos partes iguales por cl ho-
rizonte racional. La mitad del ecuador celeste
KL. IJ\*STlTUTO J\*^C10J\'.tL.,
195
queda encima del horizonte, i la otra mitad de-
bajo; de modo que el tiempo que el Sol perma-
nece sobre el horizonte es ¡_íTual al tiempo que
permanece debajo; i por consiguiente, el dia i la
noclie son cada uno de 1 2 horas en toda la Tier-
ra.
El equinocio que se verifica el 2 1 de Marzo se
llama de primavera, porque entonces comienza
esta estación para el hemisferio boreal: i el otro
equinocio que tiene lugar el 23 de Setiembre,
se llama de o(o>lo, porque en él comienza esta
estación para los pueblos del hemisferio del
norte, que son los que dieron nombre a las esta-
ciones allá en los primeros siglos de la ciencia.
Hl 2 1 de Marzo, el Sol se ve en el cielo enfren-
te de un grupo de estrellas llamado la constela-
ción Aríe<;. al mismo tiempo qne la Tierra en su,
movimiento de traslación va pasando por la cons-
telación opuesta, que c^ Libra; i viceversa, el 23
de Setiembre, el Sol se ve enfrente de la cons-
telación Libra, cuando la Tierra va pasando por
la cr)nstelacion Aries. Por esta razón, los equi-
nocios tamiiien se distinguen con los nomlires de,
equinocio de Aries i equinocio de Libra.
Hai otro:, do,; instantes en el año, correspon-
dienies a! 2\ d>i.Junio i al 21 de Diciembre, en
que el círcuio de separación de la luz i de la som-
bra llegi a su mayor distancia mxs allá de los po-
los, a 23^ 27 ; dividiendo en dos partes desigua-
les tfj'Jos loí círculos paralelos al ecuador; de mo-
do (¡ue un punto de un paral'-lo cualquiera per-
manece mxs tiempo en la luz que en la oscuridad,
o viceversa, según el h-ímisferio en que esté el
Sol. como se ve en el siguiente gnibido.
Los puntos del cielo en que el Sol está en es-
tos dos instantes, se llaman solsticios, palabra
compuesta de sol i stare, que significa detenerse;
porque en efecto, parece que el Sol se detiene
al llegar a esos puntos. El solsticio que se veri-
fiica el 2 1 de Junio, se llama de vo-aiio, porque
entonces comienza esta estación para el hemis-
ferio del norte; i el otro solsticio que tiene .lu-
gar el 21 de Diciembre, se llama de in-
vicrno, porque en él comienza esta estación pa-
ra el hemisferio boreal. El 2 1 de Junio, el Sol
se ve en el cielo en frente de la constelación
Cáncer, al mismo tiempo que la Tierra va pa-
sando por la constelación opuesta, que es Capri-
cornio; i viceversa,'el 21 de diciembre, el Sol se
ve en frente de la constelación Capricornio, cuan-
do la Tierra va pasando por Cáncer. Por esta
razón, los solsticios también se distinguen con
los nombres de, solsticio de Cáncer i solsticio
de Capricornio.
Veamos ahora de qué manera varian los días
i las noches según la latitud del lugar i la situa-
ción de la Tierra en su órbita.
Desde el 2 1 de Marzo que se verifica el equi-
nocio de primavera, la luz del Sol va avanzando
constantemente sobre el polo norte durante tres
meses, hasta el 2 i de Junio en que la luz llega
a 23'' 27' mas allá del polo: i por el contrario, en
el mismo tiempo la sombra avanza igual espacio
mas acá del polo sur; de modo que en esa fecha,
el polo norte está enteramente iluminado i el
polo sur en completa oscuridad, como aparece en
el grabado. ^
Cuando la Tierra está en esta posición, el cír-
pnnto---
culo máximo (¡ue iiínica la luz ¡ la Liom^iM, divid-;
en dos partes deslgu i'eUo b> lo ; círculos para-
lelos al ecuador; piro di tal modo, que la por-
ción iluminada es iríiyor que la que la parte os-
cura en el hemisferio boreal, sucediendo tolo lo
contrario en el hemisferio austral Por consi-
guiente, como la rotación de la Tierra es unifor-
me, cualquier lugar cL-l hemisferio boreal perma-
nece mas tiempo en la luz que en la oscuridad,
sucediendo lo contrario en el hemisferio austrih
de modo que en esos tres mes'^s, el dia es miyor
que la noche en el hemisferio del norte, i la na-
die es mayor que el du en el hemisferio de! sur.
I.) ' lo espuesto fácilmente se deduce, que des-
ale <*i 2 1 Je Marzo los dias van siendo mas lar-
gos que laí noches en el hemisferio del norte,
hasta el 21 de Junio que es el dia mas largo i
la noche mas corta de todo el aña; sucediendo
toJo lo contrario en el hemisferio del sur. En
Guatemala, por ejemplo, el dia mas largo de todo
afio es el de 12 h. Si' 37", i la noche mas corta
es de II h. 8' i 23"; i en el círculo polar ártico
que está a 23? 27' del polo norte, ese dia es de
24 horas i no hai noche; por el contrario, en el
círculo polar antartico, el 2 1 de junio, la noche
es de 24 horas i no hai dia.
Desde el momento del solsticio, parece que el
Sol comienza a retroceder, i loí días se van acor-
tando en orden inverso durante tres meses, has-
ta el 23 de Setiembre en que el límite de la lu2
106
Mí. MJ%*¡STMTVTO J%'*aei4fJ^^l,.
i de k sombra pasa otra vez por los polos, i el día
i la noche vuelven a ser itruales en todo el mun-
do, \'erificándose el equinocio de otoño.
Desde este equinocio, el límite de la luz
i la sombra avanza constantemente durante
tres, meses sobre el polo del sur, hasta el 2 1
de Diciembre que se verifica el solsticio de Ca-
pricornio, o de verano para el hemisferio aus-
tral i de invierno para el boreal, pues los dos
hemisferios tienen las estaciones opuestas. Final-
mente, desde el solsticio de Capricornio, el cír-
culo de se]>aracion de la luz i de la sombra vuel-
ve a retroceder constantemente durante tres
meses, hasta el 2 1 de Marzo en que tiene lugar
el equinocio de primavera que tomamos como
punto de partida. Durante todo este tiempo, la
Tierra ha completado su revolución al rededor
del Sol, desde un equinocio al equinocio del mis-
mo nombre del año siguiente, que es lo que se
llama año asíronófnico equinocial.
(Cnntiintará.)
i;li:.mi:\'I'()>
Acusativo u
directo.
objetivo
Dativo u objetivo
indirecto.
Me.
To me.
Hini.
To iiim.
Ifer.
To lior.
Ts.
To US.
ll Olí.
Tl.eiu.
The man-
Tlic woman.
To vou.
Tethcm.
To the man.
Ti) tlic wonian.
1*1: 1^1 I^E^^GtM K\«l.liS*,
Fara mo de los alumnos dtl Tnstttn.fo Naciorad
dt Giiafemala.
IRIIVÜR (IR^O.
(Conlinúa.)
TWEIVTY T1IIRI> L.KSSO.\.
VOCABUL.VRY.
To warin, calentar. To couduct, to take, to
To burn, quemar. lead; conducir.
To tear, despedazar, des- To read, leer.
f/arrar. To wrile. escribir.
'i'd rniT\-, to tako. Ihrar. To loiid. pnxfar.
To seud.euvlar.
Acusativos i dativos do los pronombres personales.
^Obs. Los pronombres acusativos no llevan prepoai- !
cion; pero los dativos van precedidos déla partícula to. i
Ejemplos: |
To scc me, verme.
To speak to me, liaUarme.
To see liim, verle (n él.)
To speak to liiin, Jiahlurle
(a él.)
To see lier, iberia.
To speak to lier, hnUurle
(a ella.)
To see us, vernos.
To speak to us, hablarnos.
To see you, ver a Ud.
To speak to you, hablar a
lid.
To see tkem, verlos o ver-
las.
To speak to tlietn, {hablar-
les a ellos o a ellas.)
To see the man, ver al
hambre.
To speak to the man, ha-
blar al hombre.
To seo the woman. ver n
la mujer.*
To speak to tbe wonian,
hablar a la mujer.
Colocación del dativo i acusativo de los pronombres
rsonales.
It to me; me lo, me la.
Thoni to n?: vos los, vos
Them to rae; me los, me las.
los.
Uto him, se lo, se la.
Itto vou: .<.flo.se hi (aUd.
Them to him; sr los, se las.
0 ú Uds.)
1 1 to her; se lo, se la (a < -
Them to yon:-'-/' /í,.s-, .se ¡as
lia.)
(a Ud."oa Uds.)
Them to her, .se los, se las
It to them;. se /o. se. la (a
f a ella.)
ellos 0 a ellas.)
It to 11?; uos lo. vos hi.
Them to 1 hcni; se his. sf l.js
(a ellos 0 a ellas.)
EXKIU'ISES.
Do you vrish to see me? Yes, ,<ir, 1 wish to see you.-
Do you not wish to speak to mo? Yes. I \vií*li to speak
to you — Do you not wish to see him? No. Sir, I do not
wish to see him. — Do you wish to speak to him? I wish
to speak to him. Do you not wish to see her? Yes, Miss,
I wish to see her.— Do you nOt wish to speak to her?
Yes, I wish to 'speak to'her.— Do you wish to see us?
Yes, I wish to see you.— Do yr u wish to speak to us?
T wish to speak to'you. — Do I wish to see yon? Yes.
yon wish to see mc.-^Do I wish to speak to you? Yes.
yon wish to speak to me. — Do yon wish to see them?
í do not wish to see them. — Do "you not wish to speak
lo them? 1 (to not wisii to s|)eak"to them.— Do you wish
to see the man? í do not wish to see the- man — I>oyou
^yisll to speak tf> the man? I do not wish to spoak to
the man. — Do yon not wish to see the woman? I do not
wish to see the woman.— Do you wish to speak to the
warnan? I wish to speak to the woman.
11
^\"]\] vou lend me a book? Yi-x. Sir. I will lend it
(o yon.— Will he lend you a book? Ves. í^ir, he «ill
lend it ií> me. — Will you lend me two books? Ves. I
will lend them to vou'. — Will he lend you two,íl>ouks?
Yes, Sir, he wiH lend them to me.— Will you lend him
a book? No, Sir, I will not lend it to him— VVill you
lend him two books? No, Sir, I will not lend them to
him.— Will vou lend her a book? Yes, Sir, I will lend
it to her.— Will you lend her tive l)ooks? No, Sir, 1 will
not lend them to her.— Wiil you lend us a book? Yes.
1 will lend it to you.-Will yo» lend us t\vo liooks? Yes.
Sir.l will lend tliem to vou."— Will he lend you a book?
No, Sir, he will not leiid it to us— Wiil he lend you
si.\ liooks? Yes, Sir. he wiH lend them to us. — Will you
lend them a book? Ye.'<, Sir. I will lend itto them.—
Will you lend them twT) books'' No. Sir.l will not lend
tliom to them/' Will you lend n book to my brothei?
Yes, Sir, I will lend it to him. — AVilI vou lend two
l>ook>- to mv broüu'i? Y.\v 1 will lea.i (íiem to him.
Mil. lJS\STJT1JTO ,^\iHHO.V.9t.
\m
III.
Quiere Ud. prestarme ua sombrero? Si, Señor, quiero
prestárselo o Ud — Quién quiere prestarme dos plumas?
Pedro quiere prestárselas a Ud. — Quieren estos hom-
bres prestan' e tres caballos? — Si, Señor, quieren pres-
társelos a Ud. — Quiei'C esta Señora hablarle a mi pa-
dre? No, Señor, ella no quiere hablarle. — Quién quiere
verme? Nino^uno quiere ver a Ud. — Quién quiere hablar
a mis padres? El vecino quiere hablarles. — Quién quie-
re prestar dos caballos a mi padre? Juan quiere pres-
társelos.— Quiere Ud. verle a él? Si, Señor, quiero ver-
le i hablarle.— Quiere Ud. hablar a mis hermanos? Si-
quioio iiabjarles. — Quiere Ud. enviar el caballo a mis
hermanos? No, Señor, no quiero enviárselos. — Quiere
esto (•;ili¡il]pro ])restar su fusila mi vecino? No quiere
]>rfstMisolo —Quiero Ud. vera esta Señora? Si. quiero
verla ¡ liablnrlo.
IV
xvERSATíox. \. — Towhose house do j-ou wish to
-Wül yon iío to my honse.' — Does your sister wish
) t" lior frienil's? — At whose house is your son? —
iiu \vi<h to look for our hats. or for those of the
!? — Aro yon afraid to lireak this lookins-fílass? —
"11 w ¡-ii to íTO to our brother's? — Is the Scotchman
'■ mies lioiise?— Wherc is he? — Are your boyswil-
<) un fo nar iViend's?-Arc your children at home?-
•0 is ílio foio¡mior?-Is the American at our aunt's?
yon iiot wish to ¡ro to my house? — Do you wish
I liciiiic? — Is voiir fathor athonie?-At whose house
- !>■! Vdü wisli til l:<i ti) anvbody's house?— Whcre
'ii- -'iii'.' -\\",it iluc- lii' wisli todo athis !iou-e?
yiiii!>isti';- ar 'liinn? Wlint do you wish to drink?
o \<Mi tircir.' \v>' \!iii nottircd? — Will you take
uator? — Wli!' lave you at homc? — Has the Spa-
a iiiiiid toliiiy as inaiiy canes as ¡rloves?— Do the
lans wis!i to buy nuy thiiiír?— What does the
•liman wisli to biiv?
V.
< "xvicüs >Tiiiv !>. — Whoi-o lio voii wisli t'> ofo to?—
Mili you u'.) tu my hoiiso? — Dof'S yniír son wisli to (;-o
ío niv hoii-r.'-Is VMiir lirotlior a! liis |ioii--e?— Do yoiir
'■;¡ii'lroii wi-!i to -o tu iMv hu s<\' To wiio^c house do you
v.ish tu iakc tiial nulo? ¡< yuin- sorvant wiHiníí to carry
lay nulo tu yuiii- |'it!ii\'-'s? — Dúos \-our lirotlier wish to
take my iruns to tho |i!.ys¡cian's? — To wbo^e hoiise do
oiir oi¡,.),i¡rs wish to c'arry our pisto!?- Where does
sliuomakoi- wish to take nnr slioos? — Is he wiUiner to
tiko i!i<>oi to nay house!-' — Will you cunduet your child
tu my huiise? — Does utir friend wish fu <rn to any one's?
— ¡)o yon wish to iro to my hou-^o? — tVIicre do you wish
tu ii-u? — Aro tho üouil (icianaiis wilüng- to <ío to yoiir
liu'i-^c? — Wlicro will they u-o to? — Does your son wish
to i:-u tu any one's? ' ' " "
roxvKp.siTioN' f; — To whose hoii'^e does he wisli to
•jio? — Will yon íake tho physician tu this inan"s? — Will
yuii soiid a servaiit to my house? — Will yuu sond a
ohüd to tiio páinter's — Du'es the Kn.Líiishuian wish to
u-i-ile one more ñuto?-— Who whisiios lo write -^mall
notes? — Miss. ai wiioso is yoar house laíher?— lías
your liruthor time to go tu my hoase? --Do yuu wish
tu oarry many l)Ooks to my father's? — Huw manv
hats aro y(ju willinií to send?— IIuw many mure haís
does tiie hattor wish to send?— Mas yunr son the con-
i'atre to '^o to the oaptain's? — llave you a desire to Imy
as uianv dou's as horses?— Is vor r/aiurhter asliam^il
to <ro fo my aunt'.s? — Do you wish to speak to me? —
Does Peter wish to send shoemaker any tliinar? — Has
your sister money cnough to bny a house? — IIow much
money has she?
(Continuará.)
I.A INFANCIA DKT^ MIJXDO.
INTRODUCCIÓN A LA FTISTORTA UNIVERSAL.
Escrila para los niños, por F. CiorhJ.
(Cf ncluye.)
XXXV.
CrERNTIA PEf, linitlilíK EN' IT\A VTTlA VlTrilA.
La ruda ereoncii acercado los espíritus i los sueños,
i las costumbres observadas en los entierros, nos prue-
ban que. por vasa que fuera la idea del hombre sobre
otra vida, ha creido desde sus primeros tiempos que
el espiritu o hálito, cuando el cuerpo queda frió o en el
silencio de la nnierte, pasa a habitar oti'os luirá ios. Las
mas elevadas asi como las mas atravesadas i-azas de
hombres han procurado formarse una idea de que es
ese bendecido estado on dondo los buenos f^ozan de fe-
licidad completo, i dond" los amibos '•auiüdos larcro
tiempo i después perdidos" nos rociltirán sonriontos con
ttn.írélicos rostros: o lo que puedo ^or e-^e sombriu esta-
do donde reinan la misoria i la de-o-¡ueracior!.
El hombre, al tratar de indagar a«oml)rado cuál era
el paradero de! esráritu. pens/i que vagraba por los bi-
liares donde antes haViia Itabifado. o que se trasmitia a
otro cueriio. quizas al <\" nn animal, i mejorando cada
vez mas i mas en forma*. !!e2raba hasta la !n:in-;ion de
los dioses.
E! ha culocailo su cielo en alsrunn iojana Isla de los
Bieuiívenlniados. o en una tierra llena de luz i de her-
mosura, o en el t)esle dundo el Sol se pono, o on el
misrtiu ."^ol. on la Luna o en las estrellas. Se lian lieeho
bellas desor¡[)í'iones de esa mansión etornn. n-'vt todas
han sido co|:)iadas ile lo ipio vemos en la tierra i el
hombre espera encontrar allí todo lo que aqui amaba,
ideal o gi'osero, así como verse libre de lodo lo que le
aconfiojaba.
La mejor i mas brillante conceiicion qn'> porlomos
firmarnos del ciclo, si dejamos aun lado la i ha ruda
dol salvaje, es considerar cada luíjar de la tierra como
U'i lutrar aprujiiado para dolilar la rodilla sintiendo
la santidad de nuestros dolieres: entonces t-reerémos
iiui' todo aquello (¡ue a(|ui oons¡.iei-amos corno lo mas
^n!'!imo, mas nolde i nioiu¡-. si-.'-á nue-tro en el cielo.
iluui
(pie e<te se
halle. El
pensamiento de que los mundos de Dios se hallan en-
lazados, estí bellamonte espresado en uno de lus anti-
uuos libros sa^rrados de la Persia. Se leprescnta en t-l
e' alma do un buen hombre que so encuentra en el o-
íro mundo llevado por una doncella, noble, de brillan-
te faz, en la llor de sus años, tan hernio-^a de cuerjiu co-
mo la mas hermosa de las criaturas. Entonces el alma
de aíjuol hombre puro le prcíiamía: ■'Quií-u erostú.ilon-
colla, (]uome pareces como la mas hermosa tie las doií-
I ellas?'' Eilu respondo: "Yu sui ;u!i j.'jvon! tus buenos
¡•ensamiontos. |ia!abríis i acciones, tu laiona loi. la pro-
I ia loi do (u mismo ..•aor[.u. Tú !¡a:^ hooho lo carato ruin
1 pur-lu ,¡ii,.a todos nos a-radu. leer himnos escritos
í.coria de los riólos. t>o))''o a ciuitincaciiHi iiüo oue creo
I»8
t:M. IJySTtTJíJTO JS^^ClOJV^flf..
no lia3n visto ántos ninf^uno de mis locclores. Fn<^ com-
jmosto por algún Aryano de alma grande i está lleno
de nna roú^iea que no piicle perecer.
"Dume la inmortalidad donde reside la ctí>rna luz,
en el mundo en que el Sol está colocado, en ese niundo
inmortal e impcncedero, coU')came, oh Soma!
"Alli donde impera el rei Vaivasvata, donde se ha-
lla el lugar secreto de los cieloR, donde fluyen estas po-
derosas aguas: hazme inmortal allí.
"Doudc la vida es lilire, en el tercer cicto de los cie-
los, donde los mundos son radiantes: hazme inmortal
alli.
"Donde ei-ecen los deseos i nnhelos, donde está la
mansión d,el Sol, donde reinan la libertad i el deleite:
hazme inmortal alli. -<
"Donde hai felicidad i gloria, donde el goce i el pla-
cer residen, donde nuestros deseos son satislechos: haz-
me inmortal alli "
XXXVI.
Libros «.varados.
Si í'ste liliro no ha ensfñado otra cosa, espero que a
lo menos haya evidenciado que las diferentes creencias
de la linmaiiida.i acerca de Dios son dignos de aten-
ción-
Pocos de nosotros vivir.-in mas de sesenta o setenta
años, i si separauíos el tiempo necesario para comer,
trabajar i dormir, no nos quedará inucho para upr- n-
der un poco acerca de este mniuio que se ¡ios ha envia-
do a habitar. Obraremos sabiamente si empleamos ra-
tos perdidos en tratar de saber cómo consideraron o-
tros iiombres la belleza i misterio de este mundo. ¡qu<!
decia éste a sus corazones
No hace largo tiempo qne hombres itien intenciona-
dos miraban las varias religiones de hi iiiimanidad co-
mo poco dignas xle estudio^ o. si de algún modo la es-
tudiaban, era solo para de.lucir de ellas |.rucbas del a-
horrecimiento del hombre hacia lo bueno i lo vei-dade-
ro. Pero hombres mas sabios i pensadores creveron
.que de-iiiamos traur de comprenderlas, para ver qn(^
clac de rosjiuestas hablan dado otros a l.ns precrnntas
que nosotros liaccnu)-* ncerca do Dios, del univcr^^o, de í
la vida i de la nuierle. Esíms r<'spnestns pnclen ser dé-
biles e inciertas. ni;is coni > ,-on hi'^ mejores qno nqiio-
llos eucoütniroi). merecen nuestro re<riéto. Nosotros no
hacemos mas vci-dadera unestra pror»Í!i religión porque
llamemos falsas bis de otros, ni hi hacemos méno-; dig- ^
na den sniio- )inrqiie adniitaiiio- lo bncno qn" haya I
en ias dcnuis. La lección en que adquiramos algún co-
uocimient'i, aunque sea superficial, de lo^ libros sagra-
dos de otras creencias, algunas mas antigua-" que la
nuestra, i practicadas aun por ciento^ de millones de
hombres, nos enseñará qne Dios ha sido el pemsi >'ien-
.to constante de la humanidad. Kilos miran estos libros
sagrados como la palabra que les ha dirijido el Ser Su-
premo, i los aman tanto como nosotros amamos la Bi-
blia.^ En ellos se cncieran los preccptr>s que so le„« ha
enseñado a oiiedecei, i las oraciones e himnos empapa- j
dos en una fe tan rica que solo puede ser producto do •
aquella edad, i que ningunas, palabras pueden tradu- |
cir. Es cierto que estos libros contienen muchos cuen- |
tos absurdos sobre mitos i leyendas, i gro,seras ideas a- j
cerca de Dios: pero niugun libro antiguo está exento do !
ellos, i los errores que contienen no hacen nucios po-
sitivas las verdades que encierran. Un diamante no es I
menos diamante ])orque tf^iv; rodeado de escorias. \
• Cualquier relación que yo diera délos diversos < s- |
critos sagrados, seria en resumen una larga lista de
nombres, i pienso que es mejor para probar su escelen-
cia trasladar aqui algunos de sus signos i oraciones.
El himno referente a los cielos es sacado del mni an-
tiguo de los Brahmanes: el siguie.ite es ])arte de otro
himno del mismo:
"Surgió al principio eí germen de la luz de oro.
"El era el tínico Señor de todo lo que e.xistc.
El formó los ciclos i la tierra. ¿Quién es el Dios a
quien ofreceremos nuestro sacrificio?
"Aquel quédala vida. Aquel que da la fuerza. Aquel
cuya bendición os deseada de los dioses mas brillantes,
cuya sombra es la inmortalidad, cuya sombra es la
muerte.
"Quién es el Dios a quien ofrecerénuis nuestro sacri-
ficio?
".Vquel que por su poder es el único Rei de todo lo
que respira i está despierto: Aquel cuyo poder y>rocla-
man las nevadas montañas, el Océano i los distantos
rios: Aquel que echo los fundamentos del cielo, del nías
elevado cielo: Aquel que mi<l¡ó la luz en los aires.'"
El siffuiente himno- -plegaria es sacailo del mismo
libro. Varunn. el dios invocado, era nno de sus princi-
pales dioses, i significa "Eí que todo lo circunda."
"No me hagas entrar todavía ¡oh Va runa! en la man-
sión déla tierra. Ten piedad. Todopoderoso, ten pie-
dad.
"He pecado por falta de fuer/.a. Ten piedad. To<lo-
poderoco. ten piedad.
".Siempre que los hombros. ;oli \';irnnal i-oinetamos
una ofensa contra el qne wmww en los riólos: siempre
oue por irreflexión faltamos a tus leyes, ten piedad.
Todopoderoso, ten piedad. "
He aqui alírunos preceptos del liliro sagrado de los
Budistas, qne oonpnria un buen lugar en nuestro her-
moso libro de los Proverbios.
"Vence la cólera con la dulzura, el mal con el bien.
la mentira con la verdad.
"No estés afanoso de descidu-ir las faltas de otro:
pero guárdate cnidadosamentt' contra las tuvas pro])ias.
"Es mas nolde guerrero el (¡ue se vence asi mismo,
que el que vence a millares de hom' res en un comba-
te. íCompírese el libro de los I'ro<-erbios l<')-:^2.)
"Todo es puro para el virtuoso. .Vsi, no pi nses qne
porque estés desnn<lo. porque ayunes o porque reposes
en el suHo, podrás convertir cu puro lo impuro, pues
el espíritu permanece siempre el mi>mo."
XXXVIL
Coxci.fsiox.
Las historias e^tin con frecui'-ncia tan Uenns di- fe-
chas, señalando las ép i -as en que los reyes empezaron
a golternar. en que murieron, o en que se lil>raron fa-
mosas batallas, que e.<toi por creer (¡ue est^i histoiia
primitiva del hombre, que no contic le fechas, parecerá
ma* bien un cuento confuso i vago.
Mas hemos esftido viajando al través de edades tan
dilatadas, que la confusión hubiera sido mayor .si yo
me hubiese referido a épocas que no están a nnestro
alcance, i me hubiera [mesto a trazar por congeturas
lareas lineas do cifras.
He tratado de guiar a mis lectores a través do aquel
crepúsculo de los tiempos de que habh' en las primeras
páginas de este libro. He congeturado lo menos posi-
ble, i llamado en mi auxilio al buen sentido para in-
terpretar las revelaciones qu-* contienen los huesos, cu-
chillos de |)ederual. armas de metal, escrituras pinta-
das, palaliras i otras co.sas: en todas las cuales se con-
tiene la historia del progreso, lento pero seguro, que
empezó con el principio del tiempo i acalmrá con la
consumación délos siglos.
Quisiera q.ue esta historia apareciese a los ojos de
mis" lectores tan bella i fas<;inadora como aparece a los
míos; mas he preferido que quede un poco tosca a de-
jar (le decirlo todo en ella.
X
IIL. IJWSTlTi TO *V^§eiG.\\íJL.
im
Los liedlos de la ciencia uo son secos e inanimados,
como muchos se figuran. Son objetos vivientes que lle-
nan de la mas suave pocsia el oido del que los escucha,
i de la mas concertada armonia de colores el ojo que
los mira.
Ellos no solo nos proporcionan estos delicados i du-
rables placeres, sino que dan el pan. la salud i el con-
suelo a miles de personas que pasarían sin su conoci-
miento una existencia miserable.
He dado un l)uen consejo al decir que debemos de-
dicar una parte de nuestro tiempo al estudio de algu-
na ciencia. No importa la que se escoja, pues en todas
hai maravillas, belleza i verdad: la astronomia, la bo-
tánica, la química i la geología poseen estas en tan al-
to gríulo que la vida será demasiado corta pitra ago-
tarlns.
Con la mente así atesorada, muchas horas antes eno-
josas se llenarán de música: muchas noches estrelladas,
antes no observadas, brillarán con luces familiares: mu-
chos paisages, desnudos i feos para el ojo del ignoran-
te, se señalarán con líneas de hermosura trazadas por
la mano de su Hacedor. I sí Dios, como parece ense-
ñarlo esta historia, ha decidido qufi el progreso del
li()m!ire (lei>enda de él mismo: cuan cuidadoso-» debemos
ser 'I'» no oponerle ningún obstáculo! Nuestros cono-
cimifiito-i no son una l)en<lieíon pnra nosotros, sino cuan-
do linéenlos de ellos un uso prudente i bueno: con e-
líos solo, la vida no está completa Si junto con ellos
marclin nuestra fi- en lo desconocido, una i otra liarán
iiiií-tni existf^iicia hermosa i bendecida.
nx.
P.VR.V L().S NIÑOS A.MKRICANO.S,
por< i.uis F. MAvni.i.A.
Profesor (h lo Lengua i Literntiira Española m la
Uuivermlad de Nueva-York.
(Continúa.)
LECCIÓN XIII.
Ló.s L;i";i:ii áticos üaman voz activa \ voz pasiva a
fsas (ios ionnas en que puede espresar.se una o-
lacion. Se dice que un verbo está en la voz acti-
\ a cuando el sujeto ejecuta la acción, i en la pasi-
\ a cuando la recibe ; v^^ ítwíi a mi padre; ?l<^\\ el
\ erbo amar (ístá en la vo?; activa porque el sujeto
yo ejecuta la acción, mas si dij^o mi padre es ama-
do por mi. la oración será pasiva porf ¡ue el sujeto
in i padre recibe la acción que yo ejecuto.
No todos los verbos se pueden poner en esta
forma pasiva; v. o-, el hombre vive poeo, el rei reinó
muchos años, el niño cayó del techo, la tropa pasó
por la ciudad etc.. en todos estos ejemplos no se
pu ¡de hacer la \ariacion que hemos hecho con
1 )s anteriores.
La voz pasi\a pues, se torma con el \í:Tbo ser i
tm participio.
Póngase en voz pasiva las siguientes oracio-
nes.
El niño derrama el tintero.
El sol madura las uvas.
Los árboles producen frutas.
Los criados limpian las botas.
Los labradores recogen el trigo.
Los albañiles fabrican la casa.
Los carpinteros componen la mesa.
Las mujeres lavan la ropa.
Los pobres sufren hambre i frió.
La Caridad socorre a los menesterosos.
Sucede a veces que el sujeto i el complemento
de un verbo es el mismo: v g. yo me amo, tú te di-
vierieSy él se ?)iece, fiosotros nos regocijamos, vosotros
os 7nalíratais, ellos se destrozan. Esta forma se
llama reflexiva i a veces reciproca. También hai
verbos que se usan solo en una persona, i a veces
sin prononibre v. g.
Llueve.
Hiela.
Amanece.
Truena.
Nieva.
A;'och< c(-,
Relapaguea.
Graniza.
Deshiela.
Estos verbos se llaman impersonales.
Ya hemos dicho que verbos irregulares son
los que cambian sus letras radicales.
"Venir a aumentar el núniííro de los \ivientes,
ser un hombre mas donde hai tantos homl)res, oír
decir de sí: es un tal fulano, es ser un árbol mas
en una alameda. Pero pasar cinco o seis lustros,
oscuro i desconcido, i llegar una noche entre o-
tras, convocar a un pueblo, hacer tributaria sir cu-
riosidad, alzar una cortina, conmover el corazón,
sub)ugar el juicio, hacerse aplaudir i aclamar, i oír
al dia siguiente ile sí mismo al pasar jior una ca-
lle o por el Prado, aquel es el escrito! de la come-
dia aplaudida, eso es algo: es nacer; es devolver
al autor de nuestros dias por un apellido oscu-
ro un nombre claro; es dar alcurnia a sus ascen-
dientes; en vez de recibirla de ellos, es sobrepo-
nerse al vulgo i tiecirle: ;//:• has creich tu inferior,
sal de tu engaño: posee tus secretos i el de tus sen-
saciones; domino fu aplauso i tu admiración, de hoi
71MS no estará en tu mano despreciarme, medianía,
calúmniamc, aborréceme, si quieres, pero alaba.
I conseguir esto en veinticuatro horas, i tener
mañana un nombre, una posición, una carrera
hecha en la sociedad, el que quizá no tenia ayer
donde reclinar su cabeza, es algo, i prueba mucho
en favor del poder del talento. Esta aristocracia
es por lo menos tan buena como las demás, pues
que tiene el lustre de la cuna, i pues que vale
dinero como la de la riqueza." ( Mariar.o José de
Larra.)
LECCIÓN XYI.
Hai en x\w-<\xx ¡^ ngua dos verbos .ff.'-, i estar
cuyo US.' . oír. c • i^rnn d.ificultad a los estranjeros, i
á(M)
jsi;, MJVSTtVMjro jiv-mch^^wíc.
así k's oimos decir con mucha -frecuencia c/ alma
csiá inmortal, d café es frió <fr. en \'ez de d alma
es irauorial. el cojé está frió dV. Llámanse dichos
\erbos auxiliares porque ayudan a conjugar los
deniiis verbos como se ve en los siguientes casos:
yo soi, era, fui, seré, seria &c. amado; yo estoi,
estaba, estuve, estaré, estaría leyendo *&c. Cada
uno de esos verbos tiene su significación especial.
Con ser se espresa lo permanente i con estar lo
que no lo es; asi decimos: la nieve es blanca por-
que ella tiene siempre este color; i el agua está
caliente porque muchas veces no lo está.
Sin embargo consideramos coma permanentes
las cualidades del alma, i por eso decimos: es eq-
riiativo, priídente, viritws<.\ amable. Si dijéramos
está amallf indicaríamos que no siempre muestra
esta cualidad.
Usamos estar cuando hablamos de ciertas im-
presiones pasajeras como: está triste, molesto, ale-
gre. Ademas, con el mismo verbo i no con ser in-
dicamos posición, lugar, por ejemplo: está afuera,
de pié, en la mesa, en Paris. en el campo etc.
La rnateria de que alguna cosa está hecha se
espresa por ser, \. g.: la caja es de hierro.
Aunque las personas pueden cambiar de ocu-
pación, empleo, rango, relijion, empleamos ser
con las palabras que espresan estas cosas, v. g: es
carpintero, ministro, capitán, católico.
El tlestino de una cosa o la posesión de ella se
espresa por .srr: eíta rosa es para. mi madre, este
libro es mió.
Complétense las siguientes oraciones:
La nieve— blanca. El té — flojo. E! hierro — pe-
sado. La caja — de madera. El \estido— de seda.
La ropa — mojada. Juan^ — ancioso. El maestro —
severo. Los ingleses — protestantes. Dios - en to-
do lugar. La avaiicia — odiosa. El reo — ante el
juez. Napoleón — un gran genera!. Lutero — frai-
le católico. Isabel la Católica- reina de Castilla.
El li<rre f:roz. • ' .
TABLA DE SUMAR.
Linca lioFÍzontal.
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49. P:ini formar la ta- Ja de la Smoti, se comien-
za jxjr escribir <;n una niisin.i línt*a horizontal
un cero, i en seguida los nueve priív.eros núme-
ros.
La segunda línea horizontal está formada d.í
los diez primeros números, i es el resultado de !a
agregación de la unidad a cada uno de los núme-
ros de la línea que preced ■; de! mismo modo pa-
ra formar las otras f)cho línsías horizíMitales, sola-
mente se añade la unidad a cuda uno d • Ic^s nú-
me os de laslíieas anteriores.
50. Pa¡"a ene >ntrar por medi:i di; esta tal)!a
la suma de dos números díjitos, se busca el pri-
mer número en la primara cohmi.i.i horizontal i
el segundo en la primera co'umna vertical, des-
pués se sigue la dirección de estas lincas has-
ta su punto de encuentro, dond;- se b.allará la
suma buscada.
Sí
deS
( ( 'o/t/i miará)
])c Ari'nülica (lecitUiTÍ ¡'ráiliú! i razonada, esi
ta.< e:>i fr.vicis />jr I,, lloniballet i trad/uidas
por Podro jio/oio/ \"., idínniio m~:estro
(Id ¡nstititto Sacian a!.
(('<■
■P."ro rn lugar de añadir sucesivamente a un
n.'imern hs unidades espresadas en otro, s ■ \n\o-
de con la rapidez del iiensamiento. decir, ¡xir
ejemplo. 7 i ;; son 10; para hacer estas operacio-
nes mas lácilmente se ha establecido la siguiente
tabla que se llama tabla de sumar, i es indispensa-
ble para proceder bien de memoria.
Se l)uscaen la \r:\m:
cifra .S. i rn la pinn ■i';; cj
s-* sigue la dirección A-, 1;
l()cad.is lisas^ifras. i en s
ta
1 co'umna horizontal la
iinna v<;;rlical la cifra 7,
i líneas en que están co-
[)unto de f ncu.entro f.*s-
i sumi pedida.
namero !.■? (¡uí- e
.^ I . S..-gun !o caso.
2 " . Sani.i tle los núrn';ros conipiu^stos.
l'.ien qufí la suma da los números compuestos
putliera hacerse añadiendo a uno de los números
liados sucesivamente las unidades del otro i lue-
g.) las del siguiente; pero para facilitar la operación
haremos las indicaciones npcesari.is.
S 'a file 'irra-- la suai a d;- Uv', n.np.rros com-
pw.lo, :-,;^-;:..:, :
Lo-; núaiero-; qa,- se van a reunir. :;on com-
puestos i contienen por consiguiente unidades, de-
cenas, centenas etc. La suma de todos esos nú-
meros delíori contener en sí, todas las unid;id.s
X
JSl. lJ%\SrjTtJTO A\fir90J\\ií..
simj)les las decenasrlas centenas etc. de los nú-
meros que se proponen. Para facilitar la ope-
ración, i para tener a un golpe de vista todas las
unidades de un mismo orden, se escriben todos
los sumandos unos debajo de otros formando to-
dos una columna vertical, en la que se distin-
gue ima columna de unidades simples, otra de
decenas i otra de centenas etc., esta disposición
permite dividir la operación en tantas sumas par-
ciales como columnas haya. Estas sumas son en-
tonces fáciles de hacer puesto que, como en el
primer caso, se reúnen números díjitos. Por otra
parle, la suma se hace con mas violencia que si
se añadieran una a una las unidades de los su-
man'los.
5j. I'iu-j Sí/mar iiúnieros conipucsíos, se escri-
ben todos los smna7idos unos debajo de otros, procu-
rando que las nnidade"; de los diversos órdenes se
correspondan: es decir, que las unidades estén bajo \
délas unidades. Tas decenas bajo de lis decenas, las
centenas bajo de las cente/^s etc. En .'tegnida, i \
debajo del último sumando, se tira una linea hori-
zont^^l. cuyo objeto es separar los sumajidot de la
suma.
Kn seguida se hace la suma de cada una de las
columnas verticales, comenzando por la de las uní- \
dades simples. ( o por la derecha.) Si la suma de \
las cifras de una misim columnt no pasa de 9, se
escribe td como rc;s7ilta; pero si pasa de q se
escriben bj/o esta columna solamente las unidades, i
l.rs decenas que haya se retienen, mcntahncnte, para
agregarlas a la sum i de las cifras d- la columra
de las decenas, se suman todas las cifras de la íí*-
giíuda C'l>!;!!':i empezando por las que se llevan de
la primrr.i, s ■ fnc dehjjo Li cifra que espresa la^
decenas si/npfes. i se retienen siempre mentalmente,
las centenas qu: resulten para a ^'regarlas a la su-
ma de la columna respectiva. |
.*^-• continúa operando en lis columnas siguientes I
lo mismo que en Li primera i en la segumia, has- j
/.? la última de la izquierda en la que se escribirá
Id suma txl como resulta.
VI número así escrito debijo la línea horizon- i
tal es lo que íbrma la suaia total pedida. j
53. Ejemplo: hallar la suma de los cuatro nú-
meros siguientes. — 461 -+-363+682+882.
Después de escdhir tp.dos..lQi_s_uniandos en u-
na misma columna vertical c.:)m') se ha dicho, se '
comienza a sumar por la columna délas unida-
des, diciendo.
nis'jtosicion dv; la operación, i un'.dad ¡ 2 son
4Ó1 313 son o i 2 son 8
-^lün.in-.los ; 362 unidades, número cjue
'/;3 escribo debajo de la
0S2 columna de las unitla-
i.ínea horizonlái ■ des, tal como resulta,
Suma. 2388 pues no [)asa de 9. Pin ,
la segunda columna de las decenas, digo: 6 de-
cenas i ó son rJ, 12 i 8 son 20, 20 i 8 son 28
decenas; escriljo estas 8 cL-cenas i retengo las
2 centenas para agregarlas a la tercera columna,
paso a esta columna que es la de las centenas 1
digo: 2 centenas de la segunda columna i 4 son
6, 6 i 3 son 9, 9 i 6 son i5 i 8 son 23 cente-
nas, número que escribo, tal como resulta, bajo
la última columna. La suma total de estos cua-
tro números es, entonces, 2388.
Advertencia. En lugar de decir como lo he-
mos hecho, I i 2 son 3, 3 i 3 son 6, 6 i 2 son 8,
se abrevia diciendo: IÍ2,3Í3,6 Í2,8 que se
escribe en el lugar que corresponde, &.
(Continuará.)
De GuiLi.EiíMO D. SwAX.
Moúlfcndo por d Diredor del In.ttilvfo Xii'-I':ii<d áe
I"
fíinilcmchi
'SO(h !u
LECCIÓN XII.
Utilidad ore \()s i'RoDrri:x i.os axínui.i:^.
Los animales son mui útiles para el honibre,
especialmente el carnero, los bueyes i las vacas.
El carnero nos suministra lana de la cual hacemos
nuestros vestidos. Su carne es mui jugosa i
sana, i nos sirve de alimento. La carne del buey
también es mui esquisita i sana, su piel o pelle-
jo para hacer mui buenos cueros, con los cuales
los zapateros hacen nuestros zapatos i botas.
En muchos países los bueyes se aplican al -.vcx-
*do. Las vacas producen la leche, la manteíiuilla
i el queso que se hace de aquella.
Los caballos se aplican para los carru.ajes. para
la labranza i para cabalgar. Los muioí son nías
pequeños que los caballos, cargan mayor ir-so
i su marcha es menos rápida que la d?; lo; ca-
ballos.
En los países frios el rengífero o reno sirve
para tirar los trineos: i en los cálidos el elefante
i el camello sé aplican para el trasporte ds gran-
des cargas en beneficio del hombre.
Las aves tienen varias aplicaciones: unas nos
deleitan con sus cantos: usamos como. alimento la
carne i huevos de muchas de ellas, i su pluma
sirve para colchones de nuestras camas. Fam-
bien destruyen los insectos i bichos que se co-
men las plantas i frutos, i las aves i pájaros gran-
des destruyíín las serpietes i lagartos.
Las aves domésticas se crian comunmente en
los gallinero; i corrales: las acuáticas, como los
p lio;, garzas &':. en lagunas o estanques donde
puedan nad:ar. Los pájaros d:i canto, se encuen-
tran en los bosques, i algunos se crian en paja-
reras, como los canarios, jilgueros etc. Las aves
d -' rapiña, como las águilas, buitres i halcones
e\itan' cuanto DU-djn la \-e.:¡nJad del hombre.
¿í»á
También sirven los peces o pescados para ali-
mento (.leí hombre. Hai muchos países en que
constituyen el principal alimento de aquel duran-
te todo -el año.
Los insectos hacen el oficio de consumir las
inmundicias, restos i cadáveres de los demás ani-
males, que de otro modo infestarían el aire. Las
abejas colman de miel sus panales de cera, en
donde colocan a sus hijos para la reproducción
de su especie.
Muchas clases de mariscos son alimenticios,
como las ostras, cangrejos i camarones. En las
ostras, que son mariscos de concha, se encuentra
el nácar o madre jjerla, de que se saca la psrlá i
se hacen los objetos de nácar.
Una gran reunión de insectos con>titu\-cn las
esponjas que se estraen de las rocas del mar: los
agujeros que se ven en las esponjas son las anti-
guas habitaciones de esos animalillos.
Las sanguijuelas son una especie de gusanos
que se usan para curar a los enfemos, estrayéndo-
lesl a sangre i así salvándoles 1:1 vida.
Otros muchos animales nos son útiles, pues
empleamos su piel: como el buey, el ternero, el
carnero, el cerdo, la cabra i el ciervo, el venido i
otros. Con sus pieles se hacen muciías ciases de
cueros: se usan en zapatos, lu-neses, baúles i oíros
muchos objetos.
Hai un anima! llamado foca cuya piel es mui
usada. Su grasa o aceite se emplea en el alum-
brado, así como la de otros animales, principal-
mente la ballena.
Las pieles de los animales cubiertas de }>elos
suaves, largos i sedosos, se curten con él para
abrigos i adornos: cuando es corto el pelo se rapa
i se emplea en hacer sem'jreros.
Los principales animales cuyü carne es alimen-
ticia son: los bueyes, carneros, cerdos, \'enad(js,
liebre, conejo, gallinas, patos, gansos, pavos, per-
dices, fuisant's i muchos otros.
AX IJWSTtTlTO J\*^C10J\\1JL.
( Continuará. )
sobre cada una de estas moléculas, en cada cuer-
po, á manera de fuerzas paralelas, dando una
resultante única que no es otra cosa que el peso
del cuerpo.
Supongamos, pues, que se suspenda una pie-
dra por medio de un hilo (Figura 16): este hi-
lo, que se pone mas ó menos tenso y que con-
sideraremos prolongado en el interior de la pie-
dra, representa la resultante de las acciones de
la gravedad sobre cada una de las moléculas de
la piedra. Suspendamos la piedra en otra posi-
ción, (Fig. 17): obtendremos otra resultante que
C
Fi'j-. Ifi.
Fij. r
LECCIOXFS
Be Física experimenial precedidas de algunas no-
ciones de Mecánica, para uso de los niños, por
el T)r. Darío donzalrz. Profesor de Mecá-
nica y Física en el ¡nsí ítalo Xacio-
nal de Guatemala.
(Cmiliníut.)
LECCIÓN VIII.
CkX'í'KM DK CKAVF.MAl.'.
I..— Oetlllifioit. Para comprender me-
jor lo que se entiende por centro de gravedad,
recordemos que los cuerpos se componen de
moléculas y que la gravedad ó jícisantez actia ■
se cotrará con la primera en el interior en
un punto G; este punto es el centro de gra-
vedad de la piedra. En cualquiera otra posi-
ción la resultante pasarla por el mismo punto.
Por consiguiente, podemos definir el centro de
gravedad de im cuerpo diciendo: (¡uc es el pun-
to por donde pasa constantemente la residíante de
las acciones de la gr.iziedad. cnaljniera que sea la
posición que se dé al cuerpo.
4.— l>4>feriiiiiiacioii «Id centro
<lo jfl'avefíSKl. Siguiendo el procedimien-
to indicado, de suspender im cuerpo en dos po-
.siciones \)OX medio de un hilo, se puede deter-
minar el centro de gravedad de cualquier cuer-
po ó, por lo menos, obtener indicaciones útiles
sobre su posición; pero en cuerpos regulares ó
de formas geométricas, y homogéneos ó de una
misma materia, el centro de gravedad está )a
determinado, pu ;s es el centro de figura. Así:
e! centro cUí gravedad de \\\\rx línea recta está
en el medio (Mgura 18); el controde gravedad
Fitr. 1>^.
de un triángulo, está en el punto donde se cor-
tan dos rectas tiradas de dos vértices al medio
de las bases opuestas; (Figura 1 9.)
X
MIM. i^%'STÍTVTO .^\íí'IO.\\1I..
El centro de o^ravedad de un paralelógramo
está en el punto donde se cortan sus diagonales,
(Figura 20.)
Kl centro de gravedad do un jiolígono regular
está en el centro del polígono. (Figura 21.)
fera o de un poliedro regular cualquiera, se en-
cuentra en el centro mismo de estos cuerpos.
:i.~ l'](|iiilíl>rio «le los <ui4^rpos.
Kl carácter principal del centro de gravedad es,
que im cuerpo apoyado por este centro ó por la
vertical que por él pasa, queda en equilibrio, es
decir, queda en la posición en que se coloca, por
ejemplo: una regla apoyada por su medio per-
manece horizontal; un bastón que se sost<'nga
K] ccnti-o de gravedad do una circunferenci.i,
círculo ó anulo, s •. iiali en el centro de estas fi-
guras, (M'-ura r?.) '
c
Fi
en la punta dtl dedo se mantiení" perpendicu-
lar, mientras la vertical que pasa por el centro
de gravedad G pasa también por el punto de a-
poyo A, (Figura 2S,) Si un cuerpo tiene
F¡
F! c -11 tro ('<■
esta en el luedi
-\1 y -'4)
/-u7
de un pr.'s-na ó cilindro
■jes respectivos (ÍMguras
<ñ
dos puntos de apoyo, rl equilibrio so"o es posi-
ble cuando Vj \ f'rtical que pasa por el centro de
gra\'edad O del cuer¡>o pasa también por la línea
AA' que luv:- los dos puntos de apoyo, como lo
muestra la l'ii-ura .? ;..
En el centro» (.le gravedad de una piíúmid,' ó
de un cono se encuentra en la unión de los tres
Cuartos ce' eje ¡taitiendo del \értice, con el cuar-
t'-) del la lo df' ¡abase, (l'ijniras :'5 y 26)
Fig. 2(J.
'j-raNedad de
i:í
Con tres cS mas puntos de apoyo, el equilibrio
se establece, siempre cjue la \-c.rrical que pasa por
el centro de gravedad caiga en el interior de la
base (base de sustentación) en qu.^ el cuerpo se
apoya. Así, una mesa de tres j)ies. una de cuatro,
permanecen en quietud por(]ue la vertical que
pasa por el centro de gravedad de tales muebles
[jasan también por el interior de la base que cir-
cunscriben sus puntos de apoyo, que para la me-
sa de tres pies es un triángulo y para la segunda
un cuadrilátero.
Vn hombreen pié no se cae porque la vertical
que pasa por su centro de gravedad pasa igual-
mente por el plano que determinan sus pies, que
tienen h figura de un trapecio. K\ centro de gra-
2(14
ji:s. r.v^rrrt'Tii \j\\ttJO»\\jn^.
vedad del cuerpo humano está al nivel de ¡a úl-
tima vértebra lumbar hacia la parte interior del
cuerpo, (el último hueso del espinaso. contando
de arriba para abajo). En todo caso, cuando la
vertical se sale de la base de sustentación de un
cuerpo el equilibrio se pierde, H,ay construccio-
nes muy inclinadas, que parece que ya se van á
caer, como las célebres torres de Pisa y de Bolo-
nia; pero ellas permanecen en su misma posición,
desde tiempo inmemorial, porque la A-ertical que
pasa por el centro de gravedad no se sak; de la
base de dichas torres (Figura. 30). La forma que
el tablero está bien pulido debemos colocar el
canto de una buena regla en varias direcciones
i si todos los puntos de la regla coinciden con
el plano del tablero ños servimos de él.
60. — Las reglas pueden ser de varias clases,
según el uso a que están dcstinulas; en general
se fabrican de caoba, ébano &. i las hai mui bue-
nas de marfil. Antes de servirno; de una regla
debemos comprobar su buena construcción ha-
ciendo una operación análoga a la anterior; es
decirt aplicando su canto a un \ superficie bien
pulimentada como una mesa de^tnírmol o un
espejo: si hai |)-Tfv:cta coincid*.-nfia l\ r^^An esta-
rá inicna.
L(« estuches (.1-í m:item íti'ns tMeii unas pe-
queñas reglas de boj o nurfl! dr. uno o dos cen-
tímetros de largo que li ;\an -.n su cinco diver-
sas graduaciones. I^a ugura 2S rr!),-.,-s.p,t:a uud
de eüas divididas en 8 cent-meínis i ístosasu
vez en 10 milímetros. Cn botón ac >-■ ! i;i ido que
lleva la regla en su part^t media !>;-;;,;[■• s;-;-\;:--
se di; í:]la con iaciHdad.
^ x;^T^
"4. -r. 'v ' "ó
"'"^•■"vS^"'
~\~" \ '■'''^ ^
i - 0
V / / .'
-L_i.../_i _¿_/ ./.^
1 . /..■
' , /
Ki<r. HO.
uVne mayor estaliilidad es la pirámide y por eso
las pirámides de Ejipto han desaliado por tantos
siglos los embates de los elementos y las con-
mociones y trasitorncrt de! planeta.
61. — Las e.'
2 ir líneas per:
varias clases. .
s;is formas di-
mida letra T
el díi.'uio \a i
i ni
■ndiculares i [paralelas i h
■\ figura 29 representa de
escuadras. La cié hizqu
tien-' una ¡xirtf iivr \!:c:;.
i blanco, uniu.i \K\- \:y:\:\
nai ele
diver-
rLialIa
Li:a;i()Ni:s
EieuííMítales út- <1i5>!?!o «iuful al «li.*««!*e «Je
lo9 iili"ios. por .'VS. \l. Oiiesa. !íiiersi<?i"o t,>-
pxi^i-alb í proiV^or «le .íi-oíraiírt ivoíiM-
<'a-»ieí<<'!S!»tha del JtivíátnK» >sii'ruial.
(ronüiiúa.)
LFXXIOX \'.
¿o dibe
CO:i
nie son
de reeli
s. una
i uiat-:
.lien tes
esciiad
que nt-eesita lo-
un tablero, una
:i. un compás d..;
¡)ie;ías, un tu-almeas i un tnisportado -.
!.a iii.Txor parte de estos instrumentos
c-;;.iUiMa ct)!n"('ni(.'nlemení:': r.rrt'glados (
(¡urñ.'is r;)i;is cor.',^cidas con el nombre d
rÁívr ,''c' i-i:itcj¡;:ilica^\
5o. - -■•",! t;!li!t;r<.) es una tabla rertan'/ii
l.)t¡¡(' (jU'! dc:lo;unü'-. Iraz.ir i su í'VUcsvi ■:.>-rí\
na peh^adiv ó i^oro lu; nos. Para conq^rol.)
i
YH.
tra <1" n
balar ¡).
la dcr^-c
pued-:
¡cuadra
isóceles-rectángnlo
por
cu lar
5;fu!g recto
por los otn
nt-.,. cíe i t.
un trian |
le madera fina o marfil: aplicando la escuadra
t'l án;íulg recto se pueden tnizar perpendi-
■',!' -^ '. ■ pueden trazar
I _. . ünaciei (' ;• según espli-
c:irémos en el, lugar correspondiente.
b2. — Para compropar la buena construcción de
una cscuavlra trazaremos en papel un ángulo rec-
to con toda la exactitud posible: aplicamos la es-
cuadra a los lados del ángulo i si hai perfecta
coincidencia 1:1 ^ •sea.idr;! e , 'mena.
JLI. IJWSTJTí TO ,V^lt'JOJ%\§I,.
63. — El compás es uno de los instrumentos mas
importantes para el dibujante. Se compone de
dos piernas metálicas cuyo punto de unión es una
charnela por medio de la cual pueden abrirse o
cerrarse a voluntad. Las piernas terminan en pun-
tas de acero bien aguzadas i deben confundirse
en una sola para poder servirnos del compás Con
exactitud.
64. -El compás de piezas es el mas útil, i solo
se diferencia del anterior en que auna de sus pier-
nas puede adaptarse urt tiralíneas, porta-lápiz etc.,
como se vé en la parte superior de la fig. 30.
Este instrumento sirve para tomar distancias,
trazar paralelas, circunferencias, &. &.
65. ' I'.! tiraljiv-.-.s de 111 uto, (que se vé-en la par-
iiifeiior (le la misma fh^u a.) se compone dedos
láminas de acero \\amaá:Mi'/en<^ü£Ías, terminadas en
puntas finas i redondeadas; dicbas lenofüetas s i ha-
llan imidas auna piezi de latón i a un man,¡fo de
mirfii que permite manejarlo como si fuera una
pluma: el grueso de las líneas sí gradúa con un
tornillo d:' pr,ísion colocado a la mitad de las lá-
minas de ac -ro después de haner recibido la tin-
ta por medio d»- un pincel.
06. — El trasportador es un instrumento que ge-
neramente tiene la figura de un semicírculo i lle-
va la graduación de o'^ a 180"= a partir de una de
lasestremidadts del diámetro. Los trasportado-
res se fal rican de metal, talco i cuerno, siendo e?-
l'.is últimos preferibles por ser trasparentes,
f-'7. — El trasportadíjr se usa para medir ángulos,
trazar arcos di círculo de un determinado núme-
ro de grados, levantar perpendiculares, tirar pa-
raie'as etc., etc.
CUESTIOX.vrjO.
, ÓS. ¿Cuáles sou los yiriucipales íustriiinentos que no-
ce<itíi un (liliiiiiuitc?—. V.l. Dosí^ripeion i uso úvl tuliioro.
— 00. De la,s reglas i su rectificación. —61 i 62. Uso i
comprobación de la exactitud de la escuadra.— O:}. Des-
cripción del compás.— 64. Compás de piezas.— 65. Des-
cripción i uso del tiralíneas de mano.— 66 i 67. Descrip-
ción i uso del trasportador.
« (Confiíivnrá).
MÉTODOS DE LNSTRUCCION.
POR JAMES PYLE WICKEIÍSHIM.
(Dhrcfür de Jns Escuelas Normales <U Fenailcnnia.)
Para ser Maestro s« necesita ima preparación
especial.
(Continúa.)
La Razón reíiula todas lias facultades intelfctualei.
Tan pronto como un niño nota la identidad o diferen-
cia de dos objeto?, hace uso de su razón; no puede dar-
se un paso en los procedimientos intelectuales sin nece-
sitar de su nvuda. Pero rm e.s menos cierto que la Ra-
zón no puedo asuniir el dominio hasta que las otras
facultades realicen su obra. Un Comandante general
no está en aptitud do desempeñar sus funciones sino
cuando cada uno de sus subordinados se encuentra pre-
parado para cumplir su deber. Solo un hombre que tie-
ne ya un completo desarrollo intelectual puede hacer
recto uso de su Razón, i la Filosofía do la Razón es la
mas dificil de todas.
('). - La mente humana posee» dos fuentes de conoci-
mientos: los Sentidos i la Razón, cuyos pi-oductos son
de diferente clase. — Que nosotros adquirimos conoci-
mientos por medio ds los sentidos nadie puede dudarlo.
Ellos consisten en hechos que forman, éivididos i clasi-
ficados, varios sistemas científicos. Este género de
ciencia puede llamarse empírica, porque se deriva de la
esperiencia.
Que nosotros poseemos conocimientos que no n is lle-
gan por los sentidos, también será evidente paru cual-
quiera que se detenga a considerar el asunto. Nues-
tra idea del espacio, por ejemplo, no es simplemente la
puma de todos los espacios contenidos en nuestra espe-
riencia, sino que traspasa toda la esperiencia posible.
Lo mismo sucede con la idea del tiempo; Nosotros po-
demos conocer por esperiencia cosas que son ciertamen-
te grandes, — la tierra, las distancias de los cuerpos ce-
estes, los profundos abismos penetrados por el telesco-
pio; pero todo esto tiene un límite, noes infinito ¿podrá
la esperiencia proporcionarnos el concepto de 1ü infini-
to .que insensiblemente se apodera do nuestra inteli-
jencia i la domina? Ninguna esperiencia nos muestra que
dos lineas rectas no pueden cerrnir un espacio, o que
dos lineas paralelas no pueden reunirse, i sin embar-
go lo sabemos. Nosotros no podemos, indudablemente,
tener una idea adecuada de lo absoluto, de lo infinito
de la creación, de Dios, de la inmortalidad; pero sa-
bemos que hai algo que no tiene causa, algo que no
tiene litnite. que el universo tuvo un principio, que
Dios existe i que el espíritu humano es inmortal. En
todas direcciones las instituciones de la Razón sobre-
pasan las fronteras de l-x esperiencia, i proporcionan,
cuando menos, una base para ilustrar la fé. Este género
de conocimientos a que ahora nos referimos -deben
distinguirse, por su origen, con el nombre de rawnahs.
Los conocimientos e»ip//-/co.s' abrazan todo lo concer-
niente a las cualidades i cantidades de las cosas, las
relaciones de las sustancias con los atributos i 4e las
¿06
m:m. jjwstituto »\\icioj\'^f.
cansas oon los ofortoa i todo lo que se refiere, on una pa- \
lalira. a las oioiioias indnctivas. Los ronncimientos qtie \
aqni llainainns racionales incluyen aquellos principios j
universales i necesarios que reffularizan todas las opera- ■
ciones de la intelijencia, que forman el fundamento de i
toda Filosofia, propiamente dicha, i sobre los cuales de- |
be descansar una f(^ sólida en las vosas invisibles. i
El valor de lo que acabamos de esplicar podrá ser a-
preciado por los que se lamentan de las tendencias ma-
terialistas de algunos sistemas de enseñanza. La cien-
cia que viene por los sentidos es bnena, i debe adqui-
rirse; pero ¿por qué cerrar esta otra fuente delalma de
donde se desprende la ciencia mas pura i valiosa? Bue-
no es recordar que, sp<run las palabras del Evan;:?elio:
El iionibreno vive solamente de pan.
7. ^ Al adquirir el conocimiento la mente distinnrue
primero los objetos sesfun su clase, despncs ae»un su
cantidad i por último con arre<ílo a sus relaciones.
Acaso al distinjí'uir los objetos por clases envuelve al-
guna manera el procedimiento de distingruirlas por su
cantidad i por sus relacíiones; sin embargo, este orden
que establecemos es tan perfecto como es dable en ma-
teria de fentiraenos menta'es i de mucho valor prácti-
co en la'olira de la educación.
L^n niño al percibir lo.s objetos retiene la iinnr^sion
general que ba^ta pnra distinj^uirlos de otros de diferen-
te clase. Muc!io tiempo ilespues es que mide conexa!--
titud las cualidades qu.> observa, o determina su canti-
dad i trascurre iariro espacio ¡íntesde qu." inquiera sus
causas, observe sus fines i aprecie su utilidad.
Nuestra.'^ investií^aciones en todo lo qur.es nuevo para
nosotros, «ijruen el mismo ói-dosi. Tomem-)'' un cristal:
primero lo dÍ8t¡n<íuimos de los otros objetos: después
containo.s sus facetas, medimos sus ¡íniulo-í, averigua-
mos su estructura i concluimos por inquirir las causas
que han contribuido a su «formación. .Sirva de ejemplo
el calor: primero lo distinsuimos como una eutidad.
después inventamos termómetros para medirlo i final-
mente, buscamos una teoría que esplique Jos foiK'tmeiios
que por él se producen.
El Génesis de la ciencia está de acuerdo con e! mis-
mo ])iincipio. La .\stronom1a con-^istió, al empezar, tu
las mezquinas observaciones quo hombres isriiorantes
podian hacer sin otro auxilio que la simple vista. En
el curso del tiempo las observaciones se hicieron mas
numerosas i mas exactas hasta que tas medidas luidieron
intentar.se: i por último, las especulaciones de Copérnií'o
i Galileo i los frrandes dc-^cnbrimientos de Kepp'er i
Xcwton haCo uua ciencia del estudio de lo>< .\strí)s.
Alguno.'? hechos de la ciencia del químico han debido
ser coiicH'idos de los mas ignorantes salvajes: miimeío-
sámente a rrepetidfts trajeron sin duda la atención de co-
munidades masciviüzadits que fijaron «n niturnloza. su
cantidad i poco a poco, fueron descubriéndose las leyes
que los reglan, levantándose una ciencia sobre n(|)icl!n
masa compuestív de materiales. Las otras ciencias han
sido cribadas del mismo modo
8. ° La facultad del raciocinio elaborando sistemas o
ciencias procede inductiva o deductivamente, por anii-
lisis o por síntesis — Empleamos las palabras 'facultad
del raciocinio" para designar una de las aplicaciones
especiales del Entendimiento.
Tanto con los productos do los sentidos como con
los de la Razón podemos en la investigación cientiticfi
«eguir dosdi.stintossiatemas: podemos comenzar por los
fenómenos particulares para ascender a la Ici (pie los
comprende. En esto consiste Ui Liduccion, proccdiiuieu-
to de involución. Podemos también comenzar por verda-
des generales o uiiiversale.? i proceder a encontnr lis
verdades particulares que están contenidas en ellas. Eu
esto consiste la deducción, procedimiento de evoluciou.
Todo razonamiento tiene que ser inductivo o deduc-
vo: jxidemoí' tomar un todo i averiguar #iis ¡vartcs. o to-
mar las partes i unirlas formando un todo; pero es in-
dispensable adoptar uno de estos dos caminos. Los Ló-
gicos no usan sino dos clases de silogismo: el inductivo
i el deductivo.
El Análisis i la Síntesis son los. instrumentos de la
Inducción i la Deducción. El Análisis es la separación
de un todo en los elementos que lo componen. La Síntesis
es la formación de un todo con las partes que le pert«-
uecen. El observador al notar un fenómeno que le
interesa comprender, lo simplifica i entonces infiere
la leí a que está sujeto. Asi gu poder de inducción es-
tá auxiliado por el Análisis. Si por el -conti-ario ha
descubierto cierto número do leyes que desea combinar
formando un sistema científico solo puede proceder
auxiliado por la Síntesis. Lo-; principios generales o
universales con los cuales empieza la deducción impli-
ea coií su nombre la existencia de otros principios es-
peciales de los cuales solo pueden ser distinguidos por
un procedimiento analítico. Así el análisis ayuda a la
Deducción. Una ciencia deductiva, como la Geometría,
se forma con un sistema de verdades, descansa sobre
a.xioraas definiciones i demostraciones precedentes i es
la obra de la Síntesis, auxiliar en este caso de la De-
iluccion.
Los sistemas científicos pueden, por tanto formarse
por ¡a Inducción o la Deducción, auxiliados del Análi-
s's i la Síntesis. De la misma manera puede veriñcarso
su es ludio.
( Coiitinvará j
lí K "í J AMÍ.N FM A^'K LI.\.
Rcüjaniin Franklin nació cu Hoston el 17 de Enero
de 170(1: fué hijo fie Josias Franklin, fabricante de ve-
las i jabón, i de .\biah Fogier.
Franklin tuvo la dicha de tener padres sanos, labo-
liosas, racionales, virtuosos. Su [»adre. hombre sobrio i
iU' vida arreglada en su j ivenlud"* llegó hasta la edad
d'- ocliciita i nueve año,«. .S» madre, tan distinoruiíla por
ia pianola elevación de su alma, como por la firiiio rci--
lifnd de -u espíritu, murió a la avanzada edad de ochen-
ta i cuatro años. Rixíihió de ambos los gtírmenes de u-
na vida prolongada, i lo que e,s mas precioso aun. las si-
mientes de las mejores cualidades morales para llenarla
diírnameute. El supo cultivar aquellas semillas precio-
siis: desde temprano aprendió a rcflxionar i a doininar-
si'. Kra de naturaleza ardiente i apasionada i nadie uie-
ior que él llegó a .ser señor tan ab.so'uto de si mismo.
Lu primera lección que recibió a este respecto, i ipie
\\\¿(¡ en él una impresión imiiorrable, fué a la edad de
seis :;ri.is.
Un dia de feria recibió de sus parientes un bolsillo
!ierio ií« luonedas de plata, i se dirigía a una tienda de
heiuio.-os juguetes, cuando en el camino encontró un ni-
ño que volvía de la feria con un pito. El niño Benjamín
le ofreció todo su dinero ]>or adquirir el pito que ape-
nas valdría seis centavos, i se volvió alegremente a su
casa silbando, i destrozando los oídos a toda su fami-
lia Cuando les manifestó el exhorbitante precio del pi-
to, se burlaban todos los parientes de él, i le decían que
había puiíado el pito cincuenta veces mas de lo que va-
lii».
"Si quieres vivir sano.
Si !i viejo llega.-
A'ive en tus verdes años
Con continencia:
Pues los excesos
Perjudican ul alma,
Dañan al cuerpo.
CFutros i.¡Ti:iiir.ios.>
i:i. ij\*stmtí:to avi e'/«.^vj/>.
áO'
Pensó entonces ya tarde i tristemente cuantos her-
moso? juguetes hubiera podido adquirir con el dinero
que híibia malg-astado en la compra del pito, que, a po-
co detenerlo, ya no le causaba diversión alguna. Sin
embarao, s^icó "do él un gran provecho. Cuando tenia
tentación de comprar alguna cosa que no crcia de uti-
lidad so decia a sí mismo:'no des demasiado por un pito.
Cuando Franklin se hizo hombre, notó qjie muchas
personas pngaban demasiado por un pito.
Si vola a alguno que por satisfacer sus inclinaciones
icapriclios disipaba su fortuna; i alteraba sus facultades
inteiectuaics no dejaba de decir: honilirc engañado, que
te espones al dolor" creyendo encontrar el plaíser, tú das
demasiado por un futo.
En una palalira, creia que la mayor parte de los hom-
bres liaban demasiado por un pito, i que se atraían mu-
* cIiísiniDs males por no saber api-eciar la;|,cosas en sü jus-
to v;ilur.
Desde que Franklin tuvo diez años, empezó a ocuparle
su paihi' en la fat>ricaciou de velas de cebo: dos años sC'.
guidos tuvo por oficio cortar las mechas, colocarlas en
ios moldes, vaciar ol cebo derretido en ellos i hacer las
dilijoucias de almacén. Estas ocupaciones le agradaban
poco. Como era intelijento i ardoroso quería obrar, ver,
aprendí?!': deseaba .ser marino porqu-í se había criado a
orillas del mar i tenia la coí<tumbre dcconSar.se a las
olaí--, :-iivi<ndii muchas veces de piloto-a suscamaradas.
Su espíritu era dcniísiado activo para que ])ndiora pcr-
inaneccr en la inacción i en la ignorancia. Amaba apa-
sionaihinienie la leütura, i muí pronto agotó todos los
lil)ros (le la pequen i bil)lioteca de su padre, compuesta
en su mayor parte de obras de teología. Encontró un
Pl.ii.tii I- o. lo leyó con avidez, i d:>este modo tuvo, por pri-
meros maestros a los mas célebre» varones de la antigüe-
dad. Kí /-'.iNni/iisii/mhr^ proii''<tofc(\QDeítye, el diverti-
do aiiíorde Rnliínsfin Crusoe. icl Knmt/o unJire In mrt-
iieni il firurti-rtr vi bi' ;' del (hx-tor Mather, le interesa-
ron s(»tiic itiiiMrTii, yiorque estibín o,i arm >nía coi ffl
giro lie su iinaainacion i Ins inclinaciones de sn alma.
Él (loco diurní d.'que podia disponer lo í«-astaba todo
en
Foa
otando sil >K,
Uklill. i.Ml'fT
so 1
.■s.i'niu a l;.:ir
j"S
llamado S;'ii
día, I
iM dividida (1.>1 niño
i-iiidolo oa ella vol-
:■ de hacerse nurino,
t'oii este motivo le coló-
la i.a-^a de uno de su:« lii-
iu rogrcuado do Inm'.aliT-
ra iioco antes <-iiii iini m -n i i tipos de im¡irim¡r.
l'ronto adipiiiiii Üi'iijaiiiiii Miuclia destreza ei; osle ar-
te, ponpio reunía la aplicación a la capacidad. Tas.iKa
el dia trul'ajando i iri-;ui parte de la noche ¡¡i-!i it)ia!ilo-
se. En aquella cpoca d< su vida afücndiócuánlo ÍLriio>a-
Im, desde la granuítica hasta la ülosofia: jirot'iindizij !a
arituu-lica, cuyas reglas- fundamentales conocía desde
nmi niño, añadiendo a estos conocimientos el de la geo-
metría i del arle de la navi^ijacion: eiluci') meíódicainen-
le su razón, como mas tanle discip'iiió su cür.-lctcr. To-
do esto logró a fuerza de constancia i do ¡írívacíones.
sacrificando al estudio jiarte de las horas que había de
destinar al descanso í a sus necesidades físi(*'as.
Los libros que mas influencia ejercieron sobre él, fue-
ron; h'f eiisayí t':(il)re «/ rntcvjUrniívJo liiiruavo hor Loke.
el Kfipectadnr de Addison, los Hechos memomblfN iJe Só-
cnitei I or Jenofonte. Leyó estas obras con ansia i ha-
lló en ellas fuentes de, reüp.xioü. de Ijiien le¡muaj'\ :!e
hígica i raciocionío.
lié aijui, idños mios. tray.iída en resumen la biografía
de ios primeros años de Banjamin Franklin. Su mérito
distinguido í su yran talento le hicieron después acreedor
a los primeros empleos de su país. Hombre de E-tado,
embajador i distíngiudo literato, murió en 17.90 a la e-
dad de 84 años. La Asa'.nblea nacional de Francia, a
propnrsfa df .Mírabean. <=e vislió de luto ron la noticia
de su muerte.
Franklin no fué solamente un excelente ciudadano
i un hábil físico, inventor del pararayos, sino también
un gran moralista i im modelo de virtudes. Contribuyó
a perfeccionar la condición moral de sus conciudadanos
con multitud de escritos populares.
Tomado de El Educaáor Popular de Nneva-Yoi-k.
Aíiitroiioiiiisi Popular.
(Continím.)
V.
De 'actüaud.í.d. Marzo 14.-- Júpiter, el jigautesco
planeta de mostró sistema solar, acaba de verificar una
bonita evolución a nuestra vista.
En nuestr»periódico del 15 de Enero antepróxitno,
hicimos notar que Júpiter, con movimiento retrógrado,
saliade.Jéminis ¡entraba ala constelación Tauro, i que
ese dia estaba precisamente entre las dos estrellas que
forman los cuernos de esta constelación, en linea recta
con ellas. Continuó en su movimiento retrógrado hacia
el occidente, hasta mediados de Febrero en que pareció
•detenerse i quedar estacionario, formando entonces un
trhlngulo escaleno con dichas estrellas, de ks cuales
se luibia desviado unos cuatro grados. El dia 18 pudi-
mos ya notar que Júpiter había vuelto a toifiar su mo-
vimiento cíirecto i que regresaba hacia el oriente casi
por el mismo camino, hasta volver a colocarse entre
las mismas estrellas que forman las estremidad de los
cnernos déla constelación Tauro,. con lasque actual-
mente está otra vez en linea recta.
Mañana, Júpiter habrá salido ya de Tauro i estará
otra vez en la constelación Jéminis. en la cual lo vere-
mos Incír en las primeras horas d^ la noche durante
los días de este mes i el próximo Abril; i en su movi-
miento de traslación, continuará recorriendo todas las
demás constelaciones del zodiaco, hasta volver a la
misma posición que actualmente tiene, qne será el día
22 de Enero de 1895, es decir, después de trascurridos
11 años 10 me?es i iTdias siderales, que es el tiempo
que.el planeta emplea en volver a coincidir con las mis-
mas estrellas.
La marcha i contramarclia do Júpiter entre las es-
trellaí so verifica del modo siguiente. H^imndo el pla-
neta comienza a distin2uir.s0.en el horí/oute por la mn-
ñiin. ;)om antes do la salida del So!, lleva movimien-
to dirc'fo, os d.>;'ii- «e mueve entre las estrellas de oc-
ci,loi-e íi orinlo. i -M velocidad anirnlar ha llegado a
su mixiino. Desdo eiiiónces la velocidad del movimien-
to di.arío disminuvo gradualmente hasta la época en
quo el astro dista 'del Solanos 115 grados poco mas
o in-nos Entóces el planeta parece estacionario por
unos pocos dias, i luego comienza su curso aparenté do
oriento a occidente a través de las constelaciones, al-
canzando este movimiento retrógrado su velocidad máxi-
ma el dia de la oposición, que se verifica cuando el
planeta pasa el meridiano a media noche. Desde esto
momento, Júpiter se va deteniendo poco a poco hasta
hacer una segunda estación, lo que sucede cuando su
distancia angular al Sol vuelve a ser de 115 grados,
que en el presente caso tuvo lugar a mediados de Lebre-
ro aivtepróximo. .
Al cabo de algunos dias de inmovilidad, Jüpiter se
pone de nuevo en camino, con lentitud al principio i lue-
íi':. con mavor rapidez: ¡¡ero siempre de occidente a orien-
te hasta que llega a la conjnncíon, (¡ue es cuando el pla-
neta pasa el meridiano al mismo tiempo que el Sol. El
arco de retrogradacíon llega a valer unos 10 grados, que
Júpiter recorre en unos 121 dias sidéreos, aunque estos
dos números varían sensiblemente según la posición del
planeta en su órbita. (Continuará.)
S,^^'T'^? Tori'5;'0.
oi^mmimonm mwte
LORIGAS,
-•HSH-^íe^r?^^^^»;^.
i:vsTiTrTo JVAciovAi. im: ai
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I , . t í'<^' baronu»- lativa. ínie-
'o. dominante. í tro en m. m. á\:x) .Satura-
ción - i 00
\ubIado.
\' tibiado.
Cubierto.
'\ublado.
^blado.
Cubierto. .. .^., .
(Aiíro nublado. Xortr...
Alegro nublado iNoi-deí^le:
j-Norclesté.
Xorte.
\ortr.
Xorte.
ÍXorte.
Nordeste.
¡Variable.
.Sur.
;.Vublado
Sereno.
Xublado,
Sereno.
Sereno.
Sereno.
N'ul.iiacio.
Xublado.
Xublado.
Cubiert^
Xuijlado.
Xublado.
Xubiacio.
Cubierto.
Xublado.
Sereno.
'Xub!ad<x
1 9.-I
o. ó
Aly-o nublado. 'Sur.
¡Cubierto, Sur.
(Nublado. Sur
Xo.-destf.
Xordeslt".
Sudor-s;;-.
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Xort»-. «
Xorte.
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Xorto.
Xorte.
Xortr.
Xorte.
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641.81
642.0.S
641,95
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639.62
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64 ¡ .8 2
642.56
643.50
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64;: -17
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91246
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6^1,28
6 4-, 2 4
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'4,;2ó
82
80
78
I
4' II- Lluvias:
I ó. Marz. 4, I o.
Febr. 13.
Temblor: \
Marz. 7. 8. TempcsLuics: Aiar¿. 7. S.
20, I h. 45 m. [). m. TemblornHKk-
Truenos i Udámpaq-os: l-'e^r,
rado. dirección SO a NF
KDWIX ROriC.^TIÍÍ)!!.
IViió(ln-« (tcdicsulo a la (!in:>ioii <te la liisinit( i»n T'nniana i Sítisiulai i:?.
Fm..l:nl
l'riü.IfAKO I1.\.T0I.A l'liOTKÍCION- DEI, .^KXOIÍ .lEXRlWífc-í.T. Rrn.\(t ÜAÜÜías.
l'i¡Esii)i;.\i>: DK i.A Rkpvhlica i»k Tatémala.
'lilor, Saiitos Toniñx A.lininistnHloror^. Mioúéí Pino.lu i l'e.liu Ik-leon \a\
\i n. II.
Cjüiistlomsilsi, :t2 «le illsirxo <l(^ 188*1.
VOI..
liiniH'iicia 4l<- ia liixti-iK" inu iJii-nai'in en fiiis
«•5)-<tu!iil>rí-.s. cu ta iiDU'al públi-a. <'H la lii-
«li!-.}ri;í i <'ii v\ (U'-iaiTolíoJí'iH'ral <1«* ia |>r(>i*-
p.-i-i«}:ii1 (Iv lo-i ¡>n<'í>!o.s, por .\I. L. i (i. \. A-
i!i;sn;»t<'uiii
A-Piitíuín <^w(o piin
(•l,c y.n>voi- la instru
Anles (io t.):lnhi ii
n.Niria.
I-¡i cuestión d(! In
)ii;pn?ii(l(.' dos [iiuti
inu:i.)
IOS liis domas cali<l:M
i'iinaiiit h!oii í>i-ir!iii¡/.
un ¡ü-imarin dcim soi
lirio i la Mfcosidiid
;,'l"¡c-no deiM.'cIio i-l «'staJo para f\ijii' (jiu' todos lo; ni-
ño- ¡)o?oan Ins conoriMiiciitos nidinicntalcs?
'i'odo ciudadano iiitevvípno d" un modo o d.' otro on
ol üohiotno: todo ciudadimn por conslirnicntc iníiiivcen
hi ventura o di'sirraidíi do nria s-ociodad: os ciarfiontón-
ces que el oslado, es dooir, la rounion do todo< los ciu-
dailaiios tiene ol iunOLialilo dorooiio (!o cxijir niM- eada
11110 de sus uii' libros adojuiora las aptiíndos pncisas para
aprovechar i no dañar a los domaí.
Esta razón bnsláiia para conürniar ol (Ioro,-!io dol
e?lado: pero niirenios la iMi.isiioii liají) toílos sas a-neo-
to-'.
Kl ejoroioio dol dcrocho quo onnocdoinos al estado
do hacer oldiofatoria la instruocioii ¡iriniaria ¿ataca el
ojorcicio do alíun otro derecho.-'.^
Si. resi)ondon, ataca la libertad iiidividuiil. ataca el
derecho del padi'e do í'aniilia.
IVrn veamos, la insirui'oioii primaria oliji^atoria ;,(pió
\* liiiertad individual e.^ki que ataca, la dol iiijo o la dol
• padre?
La del hijo tío puoil' ser, poi-quo ai la leí natural ni
la civil reconoeen la libertad dol niño.
La dol nadro tampoco. La leí solo debo e.vijir que el
¡lailro dó educación a su hijo, que no le deje en iííiioran-
I bajo
qui
rio ii\i su
púl)liea;
iduvia
ria. iCI padre pucihí edu'Mr a su lii_
la dirección do qnifn le parezca: paolc c li
casa, en una escuela privada, ea ana
puede hacerle rwíibir solo ol miniíno do
jida. o ilion una ijistiaiccion mas esleasa
la instrucción eiontitfi-a i literaria mas completa.
liH loi deja paos al padre toda su libertad, r?speta
todos SMS doroc'ios. La única liliortad que le coarta es
la do Io¡L;ar a su hijo una i^'noran -ia supina; el único
doroolio (jue le niejía es.cl de hacer mal.
/.ílabriu quién se Icfántara contra esa i-eti¡<cio)i?
/Habría quién se presontara a reclamar el derciíio do
hacer mal a'su hijo, el derecho de iaqjedir que fuera
un hombre, el' derecho de reducirlo a la condición de los
brutos!-" •
Al que hiciera valor t.au Cítr;
diera existir, lo respcderiamos: 1.
fia material do! niño, lo ha señal:»'!'» aiiaa-aloo, ha loma-
do iirooauciones yiara la seguridad do sus bienes, en cier-
tos países ha fijado contra la inhumanidad de los amos o
li codicia de las familias el número de horas que sea
licito hacerle trabajar en hjs talleres i las íVibricas: ¿por
qué no profojoria también su e.'cistenoia moral, por qué
H'i determinaría el mínimo de conocímieatos que el padre
e^tii obligado a enseñarle.' por qué no ampararía en to-
dos sus intereses esa e lad de la niñez que es sayrrada
por sor. como la decrepitud, la edad de dibilidnd." •
pu-
:io
lli. I.WSTirtTO JWítC'HKWJI,
La sociedad cíis'tig'a con penas terrililcs el infantici-
dio: ¿por qué no castigariii el aniquilamiento de las
facultados del alma?
La Ici vela jHir el niño hasta en el vientre do la ni»-
dre.cuando todavía no es mas que un jérmen de hondire,
amenazando con el colmo de la severidad a la que se ha-
ce culpaljlo de un aborto víduntario; ¿por qu«; no aten-
deria a que se dieran a ese niño los conocimientos que
difícilmente podria adíjuirir pasados los ]>riu)fros años
de la vida, i que forman pn él al hombre completo?
Kl derecho de la socieíted para imponer la insti-ucc4<>n
primaria obligatoria perece al abrigo de cualquiera
duda.
La conveniencia de ejercer ese dercclio iia sido reco-
nocida i esperimcntada por los paises de Europa i Amé-
lica donde la instrucción primaria ha alcanzado mayo-
res desarrollos i progresos.
La Prusia ha decretado la instrucción primaria oVdi-
gatoria desde 1765;
La Baviera desde 1802;
La 8a jonia-Weimar desde 1821;
La Noruega desde 1827;
La Sajonia desde 188.Í;
La Ruccia desde 1842:
El Hanover desde 181Ó:
Ei Brasil desde 1851. . '
VA Austria llasse, el ducado <1<' Rüii- u i la fiuha han
])!Otiiu!>rado la misma prc^cripcioü. ,
La Francia ha pcruuuiocido iiidcii-;i r-ii la cuestión. •
Sin oudnu-grt. muchos de sus in:is eniinciiti^-' hombres do
ert ido delienden la ncoesidiid de declarar la iüstriiccioii
p¡ iiiiaria obligatoi-ia.
Carnot. ministro revolu.-ionario de 1818, con>i<rí.6 •■m
un provecto de lei pasado a la asamblea constituycnt--
la obligación en que estaban los padres i tutores de Unr
a sus hijos i pupilos la educación rudimental.
El célebre jefe de la escuela ecléctica, Mr. Viciar
Cousiti, ndeudtro del partido monárquico eonstiturional,
se espresalia de la manera siguiente cu un informe diii-
jido a la cámara de los pares el 21 deiiiayo de 183:!.
•'Nos ha parecido nue una lei que hiciera de la ins-
trucción primaria una obligación legal no excederla los
poderes del lejislador mas quí la lei sobre la guai-dia na- j
cionai i aquella que acabáis de hacer sobre la espropia- \
cion forzada ]ior causa de utilidad píd)lica. Si la razón j
de la utilidad pública basta al lejislador para tocar a la j
piopiedad, ;,por qué la razón de una utilidad mui supe- i
rior no le bataria para hacer menos, |)ara e\ijir que niños ;
reciban la instrucción indispensable a toda criatura hu-
mana, a fin de que esa criatura no llegue a ser dañosa a ■
sí misma i a la sociedad entera? ¿Una cierta ¡hsiruc- ,
cion en los ciudadanos no es sumamente útil i aún ne-
cesaria a la sociedad? Esta es la cuestión. Resolverla
afirmativamente importa armar a la sociedad ía niéuns
de que se quiera contestarle el dereciio de defensa perso-
nal) importa armar a la sociedad, digo, con el derecho de
velar en que ese poco de instrucción, necesario a todos i
no falte a nadie. Es contradictorio proclamar la nece-
sidad de la instrucción universal, i oponerse al único i
medio que puede plantearla. Tampoco es quizá mui con e- i
cuente imponer una escuela a cada distrito sin imponer
a los niños de ese distrito* !a obligación de frecuentarla.
Quitad esa obligación; a fuerza de sacrificios funda rei.s
escuelas; pero esas e.scuclas podrán ser poco frecuenta-
das i por aquellos precisamente a quienes seri.an mas ne-
cesarias, quiero hablar de osos desgraciados niños de Io8 ¡
paises de indu.-tria i de fábricas, que tienen tanta nece-
sidad de ser jirotejidos por la lei contra la todicia cria
negligencia de sus famibas. Sino hai una edad tija rn
que deba comenzarse a ir a laa escuelas i en que de-
ban dejarse, no hai ninguna garantía de asiduidad,
ninguna marcha regular de los esludius, ninguna dura-
eíon determinada, ninjfun j>orveuira«fwrurn4o a la esi'ti' -
la- La verdadera libcitad no puede ser la enemiga de
la civilización; al contrario es su iustrumento; esto
mismo es lo que constituye su mayor precio, como el
de la libertad en el individuo es servir a su perfección."
Parecería a prinera vista que los Estados Unidos,
ese pais donde se da tanto ensanche a la liijertad indivi-
dual i donde la necesidad imprescindible de la educación
es tan generalmente reconocida, no deberían tener que
recurrir al estableoimiento de la instrucción obligato-
ria. Con efecto, en esa repíddica no es el estado el que
Impone a los ciudadanos la instrucción como un deber,
sino que son los ciudadanos los que reclaman esa instruc-
ción como un derecho. "En la América del norte, dice a
este respecto Mr. Alfonso Le Roy, no se ha recurrido a
hacer la instrucción obligatoria; «sa coacción, infitil para
los americanos, solo aprovecharía a \n< hijos de los po-
bres inmigrados, i hasta aquí ha parecido incompatüde
con la fé política de los Estados Unidos. Las escuelas
son grafiiHns i Ul>res en la mayor parte de los estados.
Sostenidas con el auxilio de "fondos votados por la le-
jislatura o de contribuciones locaJes, están abiertas a to-
dos indistintanmente, a los pobres i a los ricos. Hace ins-
truir a sus hijos qufen quiere, i la misión del estado tiene
mas bien el carácter del cumplimiento de un deber social,
que de una exíjencia respecto de los ciudadanos. El es-
tado no desprecia nada para hacer que todos concuriiin
al progreso común; asegura lá existencia de las escuelas:
¡K'ro es por la influencia ¡noral sobre lodo por la que tra-
ta de ganar a la causa de Ja instrucción a aquellos que
))ueden ayudailc i n a.iueüosen cuvo favor esa e^-íusa es
defendida."
Sin enibargo, las ventajas de decretar la instrucción 0-
bligatoria son tan maní estas, que la Asuéi-ica del norte
principia a apartarseen este punto del sistema deliber-
tad, exijiendo qu'» ios ciudadanos ail(|uiera¡i cierto míni-
mo de conocimientos. 1^1 estado de Jlassachnssetts acaba
de ordenar en 1852 que todo niño de edad de ocho a ca-
torce año.<í debe asistir a la escuela so pcua de una mid-
ta impuesta a los podres o tutores remisos.
La urjente necesidad de tomar en ("iiili- una medida
femejante, es evidentísima.
Ilai 399 escuelas públicas entre fiscnlos i uiin/icipales.
Esas 399 escuelas deberían educar yw.íKHi alumnos si
suponemos una asistencia de 100 alumnos a cada una.
Eso es lo que del)eria suceder; pero lo <p!e sucede es
otra cosa, esas .399 escuelas púi-i:r;:r ~ ^.■ .,!ii;-;m 20.004
a himnos.
Las causas de esa poca conciii !■ :• .i n his escuelas
s<in dos.
1'. Los locales de los establecimientos primarios en
toda la república son sumamente estrechos e incapaces
de contener el número de niños que podrían concurrii-.
El preceptor de la Screim don JoséTristan Letelier
liccia cu una carta dirijida el i:ño prsado a linn Domin-
go Faustino Sarmiento: "No olvidaremos indicar que
siempre se presentan solicitantes para incorporarse a la
escuela; pero la estension del local no lo permite; i liu
habido quien ofrcsca sillas para remediar este mal.
¡Qué sensible es esto, señor, ver casi diariamente auna
)iobre madre o padre llevar a sus hijos por la mano,
suplicar con lágrimas en los ojos que se les dé lo que
'.es haga ciudadanos útiles, i tener que ver que a me-
dida que aumenta laí familia aumenta la ignorancia!"
El visitador de escuelas don J. Blas Roldan, en un
informe pasado al intendente de Concepción con fecha
30 de diciembre de 1853, se espresa asi hablando sobre
la estrechez de los localop.
•'¿Cémo estar 93 niños en una localidad de once va-
rns tres cuartas de largo i seis de nacho, (.-apacidad me-
dida de estas escuelas? (Varias de Concepción.) Por des-
gracia o felicidad 'no sé como esplicarme) hai siempre
vn número de niños inasistentes, que uo baja de 20 i
'|í;;an Tafantíí» strs luj-nres a los <k^ia«. I>a8 ela-^^ en-
\
#;ár. l^WSTMÉirO .í\JÍ'10»\\ÉJL.
t()nces pueden moverse mejor, i el preceptor halla menos
embarazo en la maniobra de ellas. Pero esto no es todo;
la necesidad de educarse, señor intendente, ya no es solo
conocida del rico; pues el artesano, el traliajador i el
Miiscrable campesino la buscan i pretenden también p;ira
sus liijos ipic no qnireí) les imiten la ignorancia.
'•Por consecuencia de éste principio, las escuelas reci-
ben (iiariunientc nuevos «preRdices i reciber.án mayor
níumro do din cu dia; sin emliarjío que habrá un sis
iiúnici-o de Padres a qni(''ncs la consideración de las loca-
lidades de nuestras escuelas les retraiga déla idea de
colocara sus hijos én ellas. Pensaren levantar locales
seria por ahora lo mejor: pero mientras esto se pone en
planti, convendrá aumentar o sea duplicar la cantidad
asignmla para el alquiler de cada local para poder en-
contríir así locales de superior capacidad."
E^t^actnmos los siguientes trozos de un informe pa-
sado el año anterior al ministro de instrucción públi-
ca por el visitador don José Santos Rojas sobre el es-
tado (!c las escuelas on la provincia de Colchagua.
"La escu'íia fiscal de Pencagüe está en los Callejones,
que<'s una poDlncion bastante numerosa para que pueda
dar a la escuela mas de 100 niños: pefo la casa es estre-
cha, luaia. desabrigada i húmeda, viéndose precisado el
preceptor a no admitir los muclios que han ido a pedir-
le eptc l'avor '' lí-ti esi-nela solo contenía 48 alumnos.
•■Ji:i fasa donde se eucuc.itra la escuela fiscal de Rau-
co es projiic'lad particular pagada por la municipalidad
con una on/.a anual; mide diez varas i tercia de largo i
cuatro tres cuartas de ancho i es estrecha para tan gran
núnií'ro de alumnos. Al principio pasaron de 140 los ni-
ños que se alistaron para entrar a la escuela, i el precep-
tor se vio obligado a mi admitirlos todos, porque no
tenia donde colocarlo-; "
, líi) fpie sucede resfK'i'fo déla estrechez do los locales
en Coquimbo, Cplchaguu i Concepción, sucede cu todas
las demás provincias de la repíiblíca. No queremos mul-
tiplicar para probarlo las citas de los documentos oikia-
les ])ara no fastidiar de.iiasíailo.
íC'oiúii.varú }.
XOClONliS
li i: J i:0 11 KT 31 1 \ Sí 1^ K>fi liA'T i 1.
KSCRIT.VS l'ARA LOS XIXO.-.
J ',!.'■ N'í.v/í'.í lormlo. Director del l)i\'iíii!o
(i '(.ni i nú;,.)
LI^CCIOX \!iL
1. Entre las ininiilaí lincas curvas que se pue-
den trazar, las mas conocidas i demás aplicación
;i las ciencias i a las artes: son: La circunferen-
cia, la elipse, la par.íliola, el óvalo, h espiral, la
¡.rayectarcia, el florón, la ojiva, e! talón, la esco-
cia, i la línea ondulante o serpenteada; i aunque
la jeometría elemental solo considera la eircuh-
ierencia como la ¡Has sencilla i las mas importan-
te de todas las curvas, daremos a conocer las
d;-mis para que ios niños puedan distinoiiirlas
en la conversación.
2. V.íj-cunjirenci.'. e ; 1111:1 lín;;.; riir\:i c'-rniLhi •
cuyos puntos están lodus :i !_;íi:iÍ di-t:uicia de un
punto interior llamado f¿7//r<'. La cur\a
es II ua cirinufcrcncia.
Fig. 2!.— Circunffrencia.
3. La superficie interior limitada por l.i cir-
cunferencia, se llama circido. No se debe confun-
dir la circunferencia con el circulo porque son
cosas mui distintas; la circunferencia es una línea,
i el círculo es una superficie.
Si en un papel blanco trazamos una circunfe-
rencia.con lápiz nf^oTf) i otra con lápiz colorado,
tendremos dos circunferencias i tíos círculos; pero
de las do; circunferencias una ser;í lut^ra i otra
coloroda, mientras que los dos círu'os serán Ijlan-
cos. Por el contrario, si con lápiz negro trazamos
una circunferencia en papel blanco i otra en pa-
pel colorado, tendremos también dos circuferen-
cias i dos círculos; pero ¡as dos circunferencias
serán neíjras, mientnirt que de los dos círculos,
uno será blanco i el otro colorado.
4. La circunferencia se considera orijinada del
modo siguiente. Si hacemos que jire una línea
recta, dando una vuelta entera al rededor de uno
de sus estremos, que debe estar fijo, es evidente
que el otro estremo trazará una línea curva cer-
rada, a la cual llamamos circunferencia de círculo.
Para trazar una circunferencia, también se ha-
ce uso de un instrumento llamado rompas, bien
conocido de todos. Se fija una de sus puntas en
un punto cualquiera, i con una abertura arbitraria
se hacejirarla otra punta hasta dar una vuelta
entera i concluir otra vez en el mismo punto.
5. /l7//;v de una circunferencia o.de. un cír-
culo, es el punto fijo a! rededor de:! cu:d se tniza
la circunferencia. . :
ó. Klipsc es una línea curva cerrada en la-
cual se verifica que la suma de las distancias de
cada uno de sus puntos a dos puntos fijos, es
siempre la misma. La curva siguiente es una
elipse.
Kig. 2i¡.-Ki¡|,-r.
La elipse es una cur\-a continu.} i puede
212
luL, JJlW'TITiJl'O jwteto.v^ti..
describirse por movimiento continuo, del modo si-
guiente; Se traza una recta de una lonjitud de-
terminada como AB; i en ella se marcan dos
puntos a igual distancia de los estremos, como
F i F"; se toma un hilo de una lonjitud igual a
la recta entera AB, i se fijan los estremos en los
dos puntos marcados F i F'; el hilo quedará
fiojo, pero con un lapicero o una punta se atiran-
ta, i conservando el hilo siempre tirante, se va
trazándola curva al rededor de la recta AB; c©n
cuyo movimiento quedará descrita la elipse.
8. En la elipse, la recta AB se llama eje ma-
yor; los puntos F i F' que sirven para describir
la cur\'a, se llaman focos; i las rectas tiradas des-
de los focos a un punto cualquiera de la curva,
se llaman radios vectores.
9. Por la descripción anterior de la elipse, se
ve con evidencia, que la suma de los dos radios
vectores tirados desde los focos a un mismo pun-
to de la curva, es siempre igual al eje mayor,
porque en todas las posiciones están los dos ra-
dios representados por los dos brazos del hilo,
que componen siempre el hilo entero, igual al
eje mayor.
10. y-'rtra^íj/í? es una línea curva abierta en la
cual cada uno de sus puntos equidista de un
punto fijo i de una recta fija. La curva siguiente
es \xxi-3. parábola.
Fiíí.
raí
11. El punto fijo F, se Uania foco de la [pará-
bola; i la recta fija RR', se llama directriz; de
ipodo que todo punto de la parábola equidista del
foco i de la directriz; i así, por ejemplo, el punto
M equidista de F que de R; el punto N equi-
dista de F que de S; el punto O equidista de F
que de T; i así de todos los demás puntos de
la curva.
12. Las ramas de la parábola van alejándose
cada vez mas i mas del eje de esta curva; i por
consiguiente, se prolongan indefinidamente i no
vuelven a encontrarse en ningún otro punto.
13. La parábola es una curva plana i conti-
nua como la circunferencia i la elipse, i también
puede trazarse por movimiento continuo, hacien-
do uso de una escuadra i de un hilo: pero en
estas nociones no podemos entrar en mas por-
menores.
14. El úvcdú es una curva cerrada, compuesta
de cuatro arcos de círculo tanjentes de dos en dos,
i que suelen llamarse asas de sesta. La figura 24
es un óvab, i la figura 2 5 indica su construcción.
Fisr. 24.— Ovalo.
Fig. 25. — CoiiStriici'i<iii lio! óvalo.
l5. — El óvalo es una curva discontinua, por-
que siendo los radios de curvatura los mismos
de los arcos AB, BD. DC, i CA. que componen
la curva, resulta que la curvatura es constante
en toda la estension de cad i uno de los arcos,
i varia dcrcpcnlc en los puntos de enlac-. A, B,
C. I).
16. — iJspind es una linca curva (¡ue da vueltas
en derredor de si misma o de un ol)ii:'to. Cuan-
do la espiral se desarrolla paralelaincnlc a lo
largo de un tye, se llama hélice, como ci ¡¡Ictt' de
un tornillo o de un tindjuzon. Las curvas siguien-
tes son es¡)irales.
Figura 26.— Espirales,
Los muelles ilc relojes i los resortes de sofaes
son espirales. Las plantas trepadoras describen
una espiral al rededor del árbol en que se su-
ben.
1 7. Trayectoria. Todo proyectil describe en
el aire vma línea curva, que se llama trayectoria.
18. Linea ondulante o serpenteada es ima lí-
\
#;#. I.VSTlTt TO ^V.H MO.WiJ^.
•¿l;H
nea curva que cambia de dirección imitando la
forma de las olas o el movimiento de la serpkn-
t\ La curva que sioiie es ondulante o scrpciiU-ada.
<¡ se el i
I ui
lie.
Fi'^'. T,
-Línea ondulante o .serpenteada.
i;i. l.as artes i en particular la arquitectura,
hacen nuin(;rosas aplicaciones de curvas disconti-
nuas; como la ojiva (figura 28) i el florón (fij^u-
ra 29), compuestas de arcos de círculo que se
Fig. 29.
Fii--.
■Escocia
FiiT. :í1.— Talón.
cortan; la í sv-'í .-> (fi.i^nira 30) i rl I don (fii^aira 31),
compu*-sias de arros de círculo tanjentes; i en je-
neral, los pei-fües de todas las tnolduras son casi
si(;mpre aplicaciones de líneas curvas disconti-
nuas,
( Conthntará.)
I ¡me.'
to Jic con el adjetivo nUe, capaz;
yo puedo o mñ rapaz.
I can, I ani al)le; i/o puedo.
I cannot. I ani not able, yn -no puedo.
Can I?, Ara I able?, pwdo yo?
Can I not? Am I not able?, No puedo yo?
He o slic cau, he o she is able; ¿I o elta pveilc.
lie o she cannot, he o she is not able; él: o ella no
de.
Can he o she?, Is he o she able, ¿Puede él o ella!
Can he o she not?, Is he o she not able? No purde i^.l
o ella?
AVe can, we are able; nosotros podcmoíi.
We cannot, \ve are not able; ;ioso/ro.s no po<hm(«.
You can, you are able; Ud. puede, IhIs. puedm, vo-
sotros podéis.
You can not, you are not able; rosofrn.'i no pvlfls.
They can, tliey are able; ellos n ella-' pueda, .
They can not, tliey are not able: AIoh o elliis no //"í-
den.
Obs.— Desjuies del defectiro auxiliar can, el ?igno to
no precede al infinitivo que le sitrue: pero íi preceden!
infinitivo que sitrne al verbo, fo he able.
Can yon writea note.'^ Puede Ud. e^crlhir "n lHhft'!
I can write ono. p>ir/h esfrilnr t'iio.
Are vou alile to write a note? Pm-ile lid. eviihii- nti
hilletel
I am able to write one, pn-do es;-ril>!r >r,io.
Wiiom?, quiéríl, n qnlénl, a quiénes'! (acusativo).
To whoni, a quiénl n ^/ííé/if'S? (dativos).
Whoin do you wish to sqgI A quién quiere Ud. ver'!
To whom do vou wish to speak? A quién '/'■
liohlar'!
Ud.
"W'liat oelock is it:-' iQné
hora esl
It is ten o'olock, smi los-
diez.
It is two o'clock?, son Inn
dos.
At wliat o'clock? ¿A qvé
hora']
At one o'clock, a la una.
A t two o'clock, a las dos.
Hall-, m^dio. inrdio.
At hallpast one. -./ lo ina¡
i ine^iia.
.\i hiilta past-tu-o, a las
dos i iiiediü.
A quarter, "-// atarlo.
At a quarter past one, n
la «no. i cttarto.
At a quarter pas three, a
las tres i cuarto.
Al a quarter to one, a la vna menos cuarto.
At a quarter to Uvo, a los tres cuartos para las do».
At tvrelve o'clock, a las doce, medio dia (noon).
At twelve o'clock at nijrht, a lis dore dr la noche.
At niidni^rht, a. media norhe.
ELEMENTOS
Para uso dr his uhnnnos del Instituto Nacional
de Guatemala.
When? Cuhdo?
To-day, hoi.
To iiiorrow, mañana.
Yt'sterday, (tyer.
Toswrep.^n
To kill. nuda
To salt, salai
To give. dar.
EXEHCTSEÍ^.
TW
Can,
Obs.
de nne
PRIMKIÍ n RSO.
I Continua.)
E.\Ti-FOITIlTÍI l^ES<IO^.
VOCABULAEY.
, to be able; jxKlev.
—Para formar el infinitivo i lo? demás tiempos
«irei^e el verbo can. se hace uso del auxiliar
Can vour siüter write to me? They can writft to
you.~ Does yoiir father wi»h to s«e jíne? fie cannot jíee
Vou to-<lay.— Can you drink as mueh wiue a« Wfiter?
I can drínk as much of the onp as of the other?-- -Can
vou write to me? I can write to you. — Can the man
Bpeak to me? He can speak to you— Will you writí! to
Tour sister? I will write to her,— To whom does jQur
áunt wish to write? She wishes to write to her mother.
— Will vou send the book to the man? I will send it to
him.— When will you send it to him? I will send itto
him to morrów.-^Will vou send the man hls bpok? 1
¿1
/;#, nVSTlTf T4A *>•.*/ lOvV.flv
wül í^oud it to hiin. — WiH yon leiiJ me yoiir liandkcr-
clíielV I will It'ud ií to yoii'-Will you fíivp to my aunt
lier tan;'' I will giveittoher? — Do you wiíti to í<petik
fo me? I ,1o m>t wisli to spoak to you l)Ut to liim. —
Does he wisli to speak to you?— He does iiot wisii to
speak to me but to you. — Do yon wi*li to writo lo lier?
I do uot wisli to 'writt? to Iut, luit to vour hrother.
IJ
¿Deseu L'd. Imblaiiuo? No do^eo hablar a Ud. siüó a
8u hennauo. — ¿Desea l'edro euviai alguna cosa al zapa-
tero? I>esea enviarle sus botas viejas. -¿Tiene su herma-
na de Ud bastante dinero para comprar una casa?
Tiene bastante para comprar tres.-¿ Cuánto dinero tiene
ella? Tiene demasiado. — ¿Pueden sus hermanas de Ud.
escribirme? Pueden escribir á Ud. ¿.Tiene su criado de
Ud. una o.^coba para barrer U casa? Tiene una pa-
ra barrerla. — ¿Qué casa quiere él barrer, la mia ó
la de lid? Quiere barrer la mia. — ¿Puede Ud. prestar-
me un caballo? .Si, señor, puedo prestarle uno. —
Puede Ud. conijirar este liliro.í* No, ííeñor. no puedo com-
prarlo.— ¿Desea Ud. hablar, al alemán? Deseo Inldarle.
j)ero no está en casa. — ¿Qnt; tiene Ul que hacer nnña-
na? No tcnsro nada <inc iiact-r. "
III
Co>s\ KKSA'nox A — Dopf my í-it!ier wisii to speak to
the general?— Will he work with me? — .Vre you willing
to buy ahorse? — Do my scrvants vvish to cut that iree?
— Can thia youngr man study his lesson?— Will you not
see my sister? — W'ill not your brother see my father?
— Have you time lo study your legsou? — íTaveyou not
time to speak to the captain? — Has your servant the
coura<re to go to that house?~Mashe not a wish to
work? — Hasshe not a mind to study her lesson? — llave
they a desire to see our 1jous(>? — Will you mako a co-
py-book? — Do you wish to make a silk hal?-What
have you to do?— Wlmt does my luother wish to do? -
Does my mothor wish to Imy auy thiiitr good?— Will
this lady see her sons? — Will this young lady speak to
her sisters? — Is lie willinsr to break my glasses or
yours?— Which chairs will he break? — ^^Do yon wish
to look for my servant? — Can this hoy look for iiis
book?
TV.
CosvKBSA'riojv. B.— Whut do you v.ish to setí.'''—
Does this gentleman wish to seek his cañe? -(>nes my
sister wish to mend my stockiugs? — Who wishes to
mend this chair? — Doos that gentltiman wish to drink
a glass of beei?-— Will my friend drink any thing?—
Who is at my hou.se? — Is my father at your house? —
Is my mother at horae?— !>> you wish to go to my
house? — Does he wish to go to my fath'er's house? —
Where de you wish to go to? — Do yon wish to worm
my soup.''— What does he wish to worm? — Who wishes
to buru my book? — Will you burn any thing? — What
will you burn? — Who wishes totear this hat? — Does
this boy wish to tear his coat? — What will he tear;''-
Where do you wish to carry these books? — W^ill you
carry this chair to your room/" — Who wishes lo take
my hat?— Does this child wish to take my hat or yours?
— Does my neighbor wish to send any npples to his
sister?— Who wislies to senl these notes to mv grand-
father?
CoxvEHS.\TiON C. — Wül you lead tiiii horse t(j my
hrm?p?— Who wirfi<?)« tm lead thÍR dng ío the raptiiiirs
house?— Can they takn two or thr 'C bir Is? — IIow ma-
j ny birds can they take?— Do mv brothers wi.sh to read
I a good book?— Which book wül tliev read?— IIow ma-
I ny notes do you wish to write?— Will you write a
I note? — Does my son wish to write as raañy notes as
I letters?— Can this boy write?— Who wishes to write?
I — Can your fatlicr lend me an umbrella? — ílow many
: pens can yon lend mc?~Do you wish to lend me ten
: spooiisV— -Can you speak Engiish?— Can you not speak
I Knglish?— .Are you alile to see my brotlier?— .\re you
; not abl(! to speak to my neighbor?— What are yon
j willing to buy? — líave you a broom to sweep the r"óm?
— Will this servant sweej) my housf? — Who wishes to
j to sweep the parlor and my room?— Does this man
j wish tosalt his meat?-Has he euough to salt his meat?
(Continuará.)
LA Natiíial >//; . . ' ilcnce ñv loMrj»-
Por Wurthington Hookek M. 1).
Tr,;hinl„
.!. ¡. n,..h,
LL. D.
IntrodiACOiori'
Los asuntos de que so trata en o-ta parte de la obra,
que danuTs a la luz [lítlili a son los que comunmente se
comprenden bajo la denominación jeneral de Física, o
Filosofía Natural. No están tratados de una manera
completa, ni con todo el desarrollo que permiten los n-
delantos de la ciencia: pero se han escojido aquellos ■ ¡t;;
tos qne pueden interesar al joven principiante, i que ■
intclijildes para él, habiendo tenido un especial cuida i <
de sepurai- de este trabajo todos los que no pudieran
reunir ambas ciriuustan'cias, porque me ha parecido mui
inqmitante que el discípulo no se sienta desatdmado con
ninguna diticnltad. ni fastiadiado con el estudio de una
cosa que al)solutamente le interese.
So verá, sin embargo, que al hacer esta elección, he
pr(»curado siempre presentar una idea completa i ple-
na de lo que es vim-' laderamente fundamental. Están tra-
tados con la est+>nsion snliciente la mayor parte de los
principios mui sencillos que forman com > la base i el ci-
miento de la filosofía natural; i me aventuro a suponer
que los misinos antiunos estudiantes, que han seguido for-
malmente sus es.ndios f\i las escuelas i cokjios. encoii-
(ranin mas claras i definidas sus ideas si se detienen
un instante en la lectura de este libro.
.Me permiteré ademas, llamar h» atención del maestro,
sobre uno de los ra.sffos característicos del sistema con
(jne voi desenvoiviemlo ante los ojos de los niños las
materias científicas, i me parece de gran importancia.
Procuro (d)sevar siempre en aquel do-íenvolvimiento,
una graduación mui natural, eniiicnzando por las no-
ciones mas sencillas, i llevando por grados al discípulo
hasta Rqncllas mas complejas i menos fáciies de enten-
der. N<> se trata sino de un asunto cada vez; pero
cada i'osa se encuentra colocada en su lugar piopio i
Icjitimo. Véase por ejemplo lo que he hecho al tratar
de! aire. Primero hago con,-.tar que el aire es una co.<a
material, i después digo lo que haíe cuando se le pone
en movimiento. Rns(ñj en seguida cómo, por su resis-
tencia, pueden volar los pájaros i los insectos: paso mas
tarde a la presión <lel aire, primero el simide heclio de
la pie-ion en todas direcciones, i estudiando después co-
mo se (jen p su ni ciiin en las bomiías i en el barómeti-u:
siiio ciilónces ion experimentos de la máquina neumáti-
ca, la pre?lou iuui'-'ii-a M sienida por el cuerpo hnmauo,
la rlasíicidad del ;.¡.r. h-'.f.i'tos <iel nireconifuimitlo. i
\
lli. M»\'STITII TO ,\\ii iO.\\ll..
dcí^piios de los heclios mas coninncss que están en relación
con todo esto, conclnyo por tratar do la pravedad, i de
pu acción en este caso, llegando asi hasta a la causa real
de la mayor parte de los fenómenos atmosféricos.
Otra circunstancia do mi libro, que me parece deber re-
comendar, es el frecuente uso que do él liajío de los ejem-
plos i analo<rias, procurando presentar los puntos de con-
tacto ijue se oncnentran entre los diversos hechos. Asi es
(pie muestra la semejanza que iiai entre el nadar i el volar,
entre la acción del ñire comprimido, la del vapor de a-
írua <ii el mismo estado i la de los gases que se desen-
vueJM'ii al quemar la pólvora, etc. Este sistema no solo
anmriita el ¡úteros, sino que presenta las cuestiones bajo
un piiiilu «ie vista mucho mas amplio i claro al mismo
tiempo.
S<; (i'nsoi-víir,; t;i;ni,!i'ii 'iiio on este libro se halda de
mucliiis experimentos: i couvcudria que el maestro los hi-
ciera ileiante de sus discijiulos todas las veces que pudie-
ra.
Pilla mayor ilustraiion de los asuntos que he tratado,
me !io viiüdo exteiisamento de los fenómenos naturales
mas lOMiunes i conocidos: i con ello me parece que se
consiüi'o esoeciMlmonte habituar a los discípulos a la ol)-
serviicion de bis cosas que n'is rodi^an. fuente infalible
en tolos los casos de ítocps i de instrucción.
Pi el ui:io-tio i (•! disfiímlo se apoderasen del espiritn
(¡ue hí' |>i-(iti!i:\ilo iii'iün'ir cu esíc libro, podrán agregar
muclio (ii' <!¡ pnii(¡;i ros.M-iiíi n mis oiiservaciones i ense-
ñaiiziis: i iüiirieiihiian a-i lu-.iti'rialmfufc c! provecho c
¡ntei-<'s i¡i' -US !.'r,':i)i,cs.
¡l'orthimjton Hooke,:
na i>aiabv;i.
í!:i csvi,!,, .,nf ,M,;, cstP iraliajo haria un servicio
<lai!ero. í-;íi es,,-- mises, ¡libni textos a¡>i-op¡ados par
eiis(.iiair/.a d- hi niñez ni hai liliros (^ue. i'oino e! pres.'
distraigan a los niñ<>s. i les huirán aihpiirir al mismo ti
po eonocimienios liuenos i lu'oveeiiosos.
nuil
Li ensffrinzi de bis cosas verdadiM-as e^ nui« (
qui/.is que en otra p;'.rte, una necesidad imperios
-Vinar la patria es desear levan(arla i eiigiandecei
--i no se consiirue esto de otro mod > (pie eiiu'Mndo
diíundiendo en (odas partes hi <-iduira i la ilustraci
Puédaoste lüu-o. el primen, de hi serie ipie mo lie ji
Tiuesto Iradm-ir. contribuir Oii al<_'o al adolaiitaniieiito
los niños !iispatio-americiui.)s. i al do-e:ivo!viaiit':iio
su espirita.
.1.1. K.
Xf.v York, .liiüo IStjO.
IWRli' PR!MKR.\. . .
CAPiTrij» 1.
El. .u!;e.
Cuando entramos en un cuarto cí^ que no tiai nnu-bios
lie niguiia especie, decimos que está vacío: i cometemos
sin embargo una inexactitud al hablar de e.«a manera.
Allí hai una cosa que llena todo el cuarto desde el sue-
lo hasta el techo. Es una < osa qu' timo puedes ver: pe-
ro tan real, tan positiva, i tan material, como los mismos
laiiHbles, que se tocan i se miran. Esacosa es el aire.
Si sacas todos tus libros del estante en que los tienes
guardados, o vacias el cajón en que conservas tus ju-
¡jüotes. te j>are.'e a primera vista que nada ha quedado
en el uno i en el otro; pero esto es un error, porque
el estante i el cajón han quedado llenos de aire. .A.ntes
estaban los libros i los juguetes i ademas el aire: ahora
está el aire — solamente.
Muchas veces para jugar a la pelota te habrás servido
de una de esas bolas de goma elástica queso venden
por todas partes. Tú bien sabes qne esas pelotas no son
raacizas:-^¿Qué oslo que tienen por dentro? — ¿Por qué,
cuando se les abre un agujero, se echan a perder, i no
sirven mas para jugar? — Esto es porque la pelota estaba
llena de aire i este se ha escapado por el agujero. Las
pelotas no sirven sino mientras están llenas de esa cosa
que se llama aire; i cuando estás jugando con una de
ellas, lo que se hace es jugar con un puñado de aire en-
cerrado en una cubierta de goma elástica.
^ Algunas veces habrás oido hablar délo que se llama
sdlvavidxw, i puede ser también que hayas visto algimos.
Son como unos sacos de goma elástica, que se pueden lle-
nar de aire, soplando dentro de ellos por medio de una
boquilla especial, que tienen preparada i esüín Iiochosde
tal tamaño, i de una manera tal, que puede uno atárselos
al rededor del cuerpo. Colocado de esta manera el salva-
vidas; puede uno echarse al agua sin tenior^ porque impi-
de que nos vayamos para el fondo, i nos sostiene en la
.«uperficie. ¿I porqué es esto? -No es masque por el
aire que contiene — El aire es en ver^iad uiri cosa tan ma-
terial como la misma agua: ¡toro es macho mas 1i,gero
que ella, i por consiínieute ha do venir .nioniprO para ar-
riba.
Asi es «luo la pelota do tus i'iozos también se quedará
solire nadando si la echas sobro el agua, ío mismo que
las domas cosas qnecontogan aire en su interior. Pero si
en cualquiera de ellas, o en la pelota, o en el salvavidas,
se atiriere un agujero i so le escapare ol airo que contie-
nen, ya no so poir;ín s(»-toner i se irán inmediatamente
para 'ol fondo.— Esto ipiiore decir que os solo e! aire el
(]uo determina ol llotiiniocto, en estos (rasos.
TamWion so llaaMu salvavidas unos botos que están Ihí-
elios do tal inauora q i ■ no >.. van a pique aunque se He-
non do a',;ua. .Vcaso p Msur ís (pie e^to dependo do que
los hayan construido o-i materialeí mas ligeros que los
domas ooies: pero no os asi. Los materiales son los mis-
lü )-: andera i hierro e:i unos cisos, i hierro solo, en o-
ti' )s Pero la consti-nciíioa os diferente; pues se compo-
sali,
orros, 1 entro estos se h
iclio, (]U0 está lleno do ;
esto airo, serian los ii ot'^
d(!Jado un espacio
ro comprinddo. Si
(lo qiie so trata en-
inant
1-0 ei aua.i uii« botella corrada
: ílotaiito aunque sea «lo hierro,
jiesaia' Mientras ol corcho per-
. i no entre el agua en su interior,
'nadando. ¿Será porque el vidrio,
;ualquiera (]u« sea, con (iu<^ está
uas li'roros quo o! agua, i so van
WaV-Xo! -Muy al contrario, ol
s pesados qii" eí auaia .— La razón
ucea ol airo (íontonido en el in-
inia'-ea O!, buí-a estad-:
lab:.i.'l!a qu-dirásolin
,-1 hieri-o o la in vtoria (
|,e:-!ia la botella, son i
naiuralm;'nt.t,' liara arri
vidrio i o! hierro s in ma
d"l hecho no está mas (
torior do la botella. La botella está llenado aire i por
oso .sobrenada. En ol momento on que, por cualquier
a-oiioiite, so lo hriga una abertura, o se pudra o rompa el
.■or.vio i p'^uotro eíagua on el interior, esta hará que sal-
o-a ei airo, i se irá la botella para el fondo.
Ei aire no se puede ver, a pesar de que es una cosa i;ia-
terial; pero si se le pue Je sentir, i algunas veces coa grau
fuerza. Cuando está tranquilo, parece que nc> es nada,
aunque siempre se conoce qu í pone alguna resistencia a
los cuerpos en movimiento. Pero cuando está moviéndo-
se es muí fácil sentirlo, i reconocer su materialidad. Lo
que se llama vkntu no es mas que el aire en movimiento:
i va tú ves cuanta es su fuerza, i como sopla algunas ve-
cís: hace volar lo3 papalote?, etapuja lo? barcos, arrastra
3»l«
ft'^I*yy^]'JlL^'o «1 vf < 'io»v»ar..
el polvo de las callos, i lleiru a lierribar las casas i los
áHioles cuajrdo so coiiviorttí en tempestad. El fresco que
sientes en la cara cnanrlo estás abanieúmiote, no os mus
que el ñire que te toca siiavonicnte, como pudiera hacer-
lo el aííua o ciiiilíinier otra cosa menos caliento que tu
cuerpo.
Kl aire es claro i trasparente como el cristal mas puro.
1 asi es que la luz lo atraviesa sin ninguna dificultad
para llegar a nuestros ojos. 1 asi como alj^nnas veces se
empanan los cristales, i no puede verse bien al través de
ellos, asi también el aire f)ierde algunas vecc.=í su trans-
rmrencia. Esto sucedo cuando contiene nna gran can-
tidad de polvo en suspensión, ocuandohai neb ina.
_ Aunque no es posible ver el aire, si es posible perci-
bir lo que él hace cuando está en i ovimiento. ¿Quién
no ha visto cómo sacude las ramas de los árboles, i co-
ino agita la superficie de los mares;^ Pero de est« no
hablarenios hasta el capítulo siguiente.
El aire es nna cosa necesaria para la vida. Desde el
momento eu que falta, se suspende la respiración, i viene
la muerte sin remedio. Así es como perecen los alioga-
dos. Sumergidos en el agua, les falta el aire para res-
pirar I mueren.
También se necesita o] aire pura las plantas, que son
seros vivientes, i que tienen una espvie de rospiracioii
como la del hombre i i„. animales. \,^ ftspiracion se
hace en esto- nnr me lio de los pul nones. <> ,ic los ór..-a- '
tio.s qu- los sustituyen: i en Ins plantas por medio i\f^ ías
hojas 1 <le las cubiertas verdes. Pero en los unos i en
las otras el aire es el aeente principal o indispensable.
1 ara otra cosa mui importante también ae ne(«esita e|
aire. Siu él es iraixisible quemar nada. Por can^^a del ,
aire es que se pueden encender las velas i el ¡ras del ■
alumbrado, i que arden la leña, el carbón, el aceite i las \
•lemas cosas combustibles. i
El aire forma una capa ni rededor de la tierra, que i
a envuelve por todas partes. Pero esta car-a no es |
mstante alta para que ah-an.-e hasta el sol. ni hasta la \
(una. o las estrellas. A cierta distancia de la superficie
<le la tierra se acaba el aire, i esta distancia viene a
ser couio cuarenta i cinco millas sobre el nivel ^lel mar. ■
-~\ or «niHguiente si esta capa, que se llama nfmófifera. í
se considera como la corteza de In tierra, tendremos que |
ol grueso o espesor do e^a corteza será cuarenta i cin- '
co milla' próximamente.
Me parece que to veo preguntándome cómo .se h i po- '
•lido medir esto, no habiendo nadie que hava llegado
a tan gran distancia de la tierra: pero esto todavía no
te lo puedo explicar, yuirqne no estás bastante nrielan-
tado para entei.derlo.-_yu te lo explicaré mas adoiaule
I Í'AIU LO.^ÍXIXO.S .\.MKIMrAXO.<,
Profesor de la Lengva i Litei-atura Espoñohi ni la
Uniré rtiidwl de Niifva- York.
I.FCCION X\I.
Pn'nic-ra coiíJHgacion.
Infiniti\o — am-ar.
Participio pasado Ani-ado.
Am-arulo.
(ierundio
J'-idiíatho presenk.
Yo ani -o.
anio.s.
ai.s.
an.
Pretérito perfecto.
Yo amé.
ast('
amos,
asteis.
aren.
PrettrUo imfnfecto.
\o ain-aba.
a!)as.
a ha.
áhaüios.
di -ais.
aban.
\ o ;irn ,i!>'-.
ará<.
ara.
aremos,
aréis,
aran.
Imperativo.
Ama t 'i,
ad \ esotros.
llf
l'KKi.-ixr.ts. -^-1»^ ,|
ÜMic mueble^, ni h:i!.¡tnnií-s, i lecii.ios .|!i-> ,.sr i va-io'/
-Ro¡iítouie lo que hemos dicho sobre tu estante de li-
bros, i tu cajón de juguetes, asi como sobre las pelotas
de goma elástica.— ¿Qué son los salva-vi^lao, i porqué
sil-Ten para su objeto?-Qué os lo que se llaman ¿o/es-
snlvavldasl -por qué las botellas cerradas flotan en el
agua.' ¿Se puede ver el aire? -¿Puede .sentir.s.'í el aii-e
c ian lo está en reposo i tran judo.' -¿Qué se llimí cíV -
'o— ¿Qué es lo que hemos dicho sóbrela traasparenj-iu
del aire?— ¿.Se necesita e! aire para la vida de lo^ ani-
males?—¿Es también necesario para las plantas?— ¿Pa.
ra qué mas se necesita el airó? -¿Ha.sta qué altura lle-
ga el aire?— Qué es lo (pío se llama atmósfera?
>in'i/ii::ti:v.
Pj't'senfe.
/
.
üue yo ame.
OlK
nprrft-iio.
amara.
es.
aras.
<■•
ara.
emos.
aramos
eis.
aráis.
en.
aran.
Futuro.
Oiie yo am-are.
ares,
are.
aremos.
arr-is.
aren.
MiL. JJ\*S'riTfTrO A*0ÍC1OJ\\1L..
¿17
>^í•o■!/>^^/(r conjuoacicm.
Infinitivo
Participio pasado
Gerundio
U:\(^llUtL
K.
en.
ado
Conced-er.
Conced-ido.
Conced-iendo
Pretérito perfecto.
Yo part-í,
iste.
Indicativo.
etérito imperfecto.
lO.
irnos,
isteis.
ieron.
Presente.
Pretérito ivip
\'n conced-o.
Yo conced-ia.
es.
las.
c.
la.
'MllOS.
lam
eis.
lais
'/o perjr-c/r
Yo conced-í.
istc
-,lf¡S.
■•ron.
Ftiinro.
Yo concederé,
eras,
era.
eremos.
¡II ¡pera tiro.
Conc-d-e tú.
Presente.
tamos.
iais.
ian.
Futuro.
Yo part-iré.
irás,
irá.
iremos,
iréis,
irán.
Imperativo.
Part-e tú.
id vosotros.
Sahjmitiiv.
imperfecto.
( )ue yu part-a.
as.
a.
amos.
Que yo part-ieríi.
ieras.
iera.
iéraiiK.
ii-rais.
i; Tan.
Olí
F::li!ro.
\'n iiart-ii
P cemente:
Siílijimíi.
¡inherfed.K
\o con;.-.'d-a. 0:1" y.i ■■mih'-^I-Í'-m-.i.
as. ieras.
a. iera.
amos. iéranios.
ais. ierais.
an. ieran.
Futura.
Que yo conccd-iere.
ieres.
iert'.
iérenioíí.
iereis.
iercii.
Tercera c-jfi/uoaciou.
PARTIR.
Participio |;).is:ui:).
GerunLÜo
P.irt-ir.
Pan ido.
Part-ií^ndo.
JuJie.:tiv:
Pr<rsentc.
Yo parto.
Prefrifj ii
Vo p:irt-ia.
ias.
"Con estas i otras li-yer- i esUiUitos nos conser-
\;unos i vivimos aleores: somos señores de los
campos, de los sembrados, de las selvas, de los
montes, de las fuentes i de k>s rios: los montes
nos ofrecen leña de l.Kikie, los árboles frutas, las
viñas uvas, las luintas hortaliza, las fuente», agua,
los rios ¡Hccs i !<>-, \pi lados ra/a, soinlira las pe-
ñas, air'- iVe-^cn lii;- ([uieL'ras i c.H-is la-, cuevas.
Para nosotros las inclemencias del ci(;lo son oreos,
i-eíri'^erin las nievfs, i.)ar>os la lUu'ia, músicas los
tiUf'iuis i haclias los relámpagos; para nosotros
r-'in los riLipw lerrr'.-os colchones de blandas plu-
mas: ei cuero (-unido cU- nuesrtros cuerpos nos sir-
\e de .arnés inqxiietrable c¡ue nos defiende: a
nuesiia üienza no la im|.)iden ltíIÍcs ni la detienen
barrancos, ni la contrastan ¡r.ired'.-s: a nuestro á-
nimo no K' uiíTííMi cordi les ni la mrnosaiban s^ar-
ruchas ni le aho_;an toca> ni I- doman potros:
del sí al nó no liaremos diírrencia cuando nos
C(;n\'ienf-: siempre nc)s jjreciamos mas de mártires
que de- confesores: para nosotros se ciian las bes-
tias de carga en los campos i se .oí tan las faldri-
(|ueras en las ciudiuJes: no Xym áciuiia ni ninguna
otra ave (b rapiña qiíe mas prr-.io "-r abalance a
la presa que se le ofrece, (.¡iie nosotros noi, ai.ta-
lan/:unos a las ocasitmes ¡ui'' a!:.'iif! inierés no;>
¿IS
#;£. i^YSTMTlTO »\\U'MO,'\\ÍM..
señalen; i luialnu iiU; uñemos nnichíxs habilidadas
([uc fclici* tin nt)s prometen, porque en la cárotl
cantamos, en (;! potro callamos; ele día trabajamos
i d : n-'C'u: hurtamos o por mejor decir avisamos
c|ur nadir \ iva descuidado (le mirar donde pone
su harlfiidi" ^ r, •;--?/.'/, v.' --/v.r (H/iUiilla.)
2. "5 Suma.
|i(»!- lu iz(i nimia— por la ilerccha
112 112
145 14Ó
7:52 732
. .Mamti.i
De Aritmética decima! pnktica i rasunadii. escri-
tas en francés por L. Bomballet i traducidas
por r»<iro Ddeon Y., alumno fn-siesfro
dd instituto Xacicnial.
(Coiitiinia.)
"4. — Si se colocan los sumandos unos debajo
de otros, es para facilitar la operación,, como lo
henvis hecho en el ejemolo anterior; pero se puc-
nir una sum;i.: lo
de s
i;ü -
,1 i.l,-
v-;(;rvar es'í oruen
Hce entonces, es añadii" enrr ■ sí Ims ■
iin mism j orden. Iu'-^m la-; d:.'C*;na'.. (
ues 'v; c'Mit(;nas di cada imo de los nuiv
a-" Sí' van a suinar. í-
S ;a sumirlos nám-To-; ",4:! i "í".
S^; |.)U'-de, l>if-n. co:o:a;-id<) im;) d ■ !• ' ; a';
asa la derecha del;()irt). cjeoular ! i o;k::\u
i 1 modo si;4uiente:
n'iniero i 7 de!
!).-!mero i x ele!
2 unidades de
('.a son o; 4 decen
(.!<) son 7 decenas
de las Q unidades;
se^^-undo son <S c<ai!
aniierda d.^ las ,U.
V", i >.•■ ricne ly.ir s;
55. - h'.n ¡os eieinpíos tiu:- s
(aahjaiera ••¡ue ha}'a sido la (
estén cdlíM^ados los náineros. la suma se ha eii
iK';";ido ¡-)()r ¡a den'clia. Ilnrenios ver, sui emixi
<^¡i, fjue aunque la. operación es mas laboriosa
comp'icatla, cuando ¡a suma di- ¡as coUmmas p
SI de '9. puede obtenerse el mismo resultado (ai
pezandb la operación por la izquierda.
¡'".jcmplos: Hacer las sumas
1:1-
lí-i primero i ^ de! sei;un-
'- se escriben a la ir^iquierda
.■entenas del primero i 5 del
^as que se escriben a la i/-
fr;ís o:)tenidas anteriórnien-
VA el námero o7Q-
los qu:- s • han uaesín a:-iL'-,
posición fai .'ue
! . '^' de los números 468 -
2.^ „ „ „ 112
I . ^ Suma.
145
por la izquionla. — por la (l«»rcolia.
4()8 4(>S
2344 2:$44
;í7ñ :í7.'
:?lí
Se\e ](.r!;i < ¡.(a-p.CK ai :\nlei ior que:
1. ^ (."liando la suma áv. las c<>]umr.as pasa de
<>. lo (¡ue ^u((•l',l• (cn iVeru'iicia, lasumaporla
¡/(,uic rda. es una 'ari^a puesto (¡ne hai que ha-
cer ima s(4;un!.hi ojjeracion.
2. - Ciiíaa'o !a suma de las co'iannas no pa-
sa de 9 es lo ¡nismo que hacera por la derecha.
De donde resulta que en todo caso es prefe-
rible hacer la .suma por la derecha observando
siempre un método uniforme.
uandos
: 6. — Cuando i n uno, o en lodos It
üii ceros, se cíe( ti'a la operacien s<n einmciar-
cs. 1 si liai cívumn;;s compu< stas \-i r 1 <:ros. es
uc'-sario en el re-uliado <-^cribir un cem d(rbaio
!f (i;('a c<aianna. para indiciar oae ■ .iJa iir;o ele
qaa;:aran ai c(
cíicmas d
do 1 - s
m n 1
ic-H s
\ H >^>^
< < n 1 s
r r 1 muí p^enu
■> pií 1 <t m '1 en
itai h <>p ra( (n si d \ oc Tadi
imn">-. m is pequt p is q c st su ■
; I 1 k s resulte <'< ( siun in
i I i ma lo' >
cu u 1 iba I
st
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m 1 'lUTiai
t.
0
S. ( stas
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) 1
( ■- u\o b
1 |v.mp>
4Sa7h
3402 s
-"laíiO tO los los
t('o ti resultado
< 1 ( n¿a 1 1 opL -
! ('( ab 10 ¡V-
( iK m i (U 1 I n-
' 1 i 01 u 'on
b>og2
;1 r^o.
\
ri. lA'STiTtTO .V.tl'MOAWr,
Segunda. Después de haber sumado todos
los números propuestos, se dividen estos en va-
rios íjrupos i se suman separadamente para bus-
car después el total, encontrado que sea este, de-
be ser igTJal al obtenido por la suma de todos
los sumandos a la vez.
Ejt'mpKK.
I." operación
24502
34086
7820
ler. j^^rupo
24502
3498G
500489 icr. tota' 594S8
65o4
2. grupo
7820
500489
ó 5 04
total 5 1 48 1 3
Suma. 574301
5 948 8
5 1 48 1 3
CÁftf t/f la siinm.
58.— Se hace'uso de la operación de sumar.^
1. - Siempre que se desea reunir varios nú-
meros de la misma especie para ff)rmar uno solo.
2. ° Cuando se quiere aumentar un número,
de una o de varias unidades o dt^ uno o varios
números.
PROBLEMA.
Se han vaciatlo en una caja tres paquetes de
dinero: el primero con 8007 pesos; el segundo
con 498791 el tercero con 975 pesos. ¿Cuántos
pesos contendrá la caja?
Es evidente que la caja contendrá 8007 + ^98^
+ 975 pesos i que por consiguiente sumando es-
tos tres números tendremos la suma de los pe-
sos que hai en la caja.
Suma. .^SSoí
de h
suma 1 ■ul:! a
La ijrÍ!Hf¡M ¡a iii>Ta de co,n[jro!)ir la süni
preferiljle a la segunda porque es mas bre\
mai scnciüa
LA TENTATIV.V ÜHL I.KOX
1 1:1. KXSTO l>S: ?íi i:U!*IJLS\,
F.a; .V,.)
l'AHL'LA MORAL.
La tí.'iitiitiva de ubatir a! hombre
Que por íu ¡ng»'¡i¡o i eii virtud se elevi
Cuntíir dfSPo.Musa, hí iuopÍlÍü.
!>»■
, 1
Qm.
-lljU
I > 1 i-tru(
11)110^ -alud »')'
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1 pielad iri it«-
láO A'A f,i^»T»Tí;r& JWMtM^i^JV,!/..
Lo ii'liero t^us noMi^s a.^condioiites,
t ■ — ■-
Deben ser esa.-* manos corpulentas!
No j)ara (juc sus glorios le envanezcan,
Con cuánta im¡invide7., que satisfecho
Sino puraque imite sus virtudes,
Cuyos modelos tiene tan de cerca.
Yace creyendo que ninguno pueda
Ten«r atrevimiento de inquietarlo.
— ¡Qu(5 gloria tener, dicO, un padre ilustre!
¡Qué cónfíisión el no segñir sus linéllai^!
Disputando con él la preeminencia!
Entre tanto distraído tremolaba .. ^
^Hablarásdel lionoi'de una fjmilia
La grande cola, que en las hojas secas.
Que en ti produzca su mayor afrenta?
Arrojadas de los árboles vecinos.
l»el)es ser compasivo i generoso.
Formaba estraño ruido que amedrenta
Por lo mismo que nadie tiene fiíerza
Al fatigado Buey que descansaba,
Para dañarte, i eí^ceptuando el hombre
Para tomar de nuevo su tarea.
Todo a tu imperio fuerte se sujeta. —
Perezoso se apoya en una mano.
El León orgulloso aquí se enojii.
Ija otra después, con lentitud asienta,
í^us ojos encarnados centellean,
E impeliéndose al punto se levanta
La piel movible de su frente agita,
Dejando ver cual es su corpulencia.
"•■ I sooudc erizada la melena.
Retirarse el León es coÍ»ardia:
— ¿Quién es, f)regunta. quién es ese vLvi^^ñte
Hacerle frente peligrosa oriipr<-.-;!i.
Que resistir a mi pujanza pueda,
Cualquier estremo tiene profipi.i.i;
Cuya sola mención ha acibarado
Mas después de un momento, dolilicra
Las palabras mas dulces i halagüeñas?
Que es preferible una gloriosa muerte
Con solo. . . .—En este instante da un bramido
A una vida comprada con liajezas.
Que c^treniocc la gruta, el bosque atruena,
Así determinado, se adelanta
I el eco que reiiifen las montañas
Escusando camino al que sospecha
Por todo el h<)rÍ7.f>iite se dispersa.
Per el hombro a quien busca furibundo.
— El hombre, diceh' prudente madre,
1 horrible i denodado se presenta.
Es animal de una mediana fuerza,
— ;.Tú eres, le dice, el homijro que piesume
Que la suele aumentar el ejfrcicio.
Ser solo soberano de la tierra.
Sin que a la tuya coin])í)rarse pueda;
Crcn'endo que su rango i priniaoia
Mascón sagacidad, industria i maña.
Todo atiimal, temblando reverencia?
Todo lo rinde, todo lo sujeta:
—No, respoude— , ¡ai de mi! no soi el hombre:
Oprime el mar, «e sirve de los vientos,
Soi de los infelices quesujeti':
Arranca las entrañas a la tierra.
A qu^en por losmasíitües servicios
1, loque me horroriza al referirlo.
Dá la mas dura i vil cerre-nondoni.-Í!',.
El rayo ardierite a voluntad maneja.
Al punto que nací. manJi') :i mi miíd:o
I asi evita encontrarlo, huye, hijo mió,
Que mi alimeiitii natural fftH-liera
Acelerado corre a tu caverna:
Rnfro él i yo. i .^olo a cierta.í horas
Es el hombre feroz con sus hermanos.
'J'ímialta ambricitlo la ordeñada tela.
C<^mo no lo será con una fiei"i! —
De.-*pues impitso a mi cer^-izel yiiu-o.
— ¿Qu''- yo me esconda?, dice, he de buscarle
Aun antfes de cumplir tres primaveras.
I en singuíar batalla, aquel que venza
Para hacenne arrastrar enorme carga;
Tendrá la premacia. no fundada
1 si el peso ¡ el sol me desalientan.
En la opinión; fundada en la e.sperienciu:
Ert lugar do apiadar.»», «ufuíTciilo,
.Sé que temeridad i cobardía
(^)n su aguijón me hiere sin clemencia.
Se in dos estremos qtie el valor detesta ;
Si en las sutiles cañas los espigas,
Mas se deben probar todos los medios
Ajiladas del aura balancean, '
De conseguir una gloriosa empresa.
Yo he preparado el delicioito enadi-o
—La ardiente juventud te precipita,—
Abriendo surcos en la dora tierra
Le replica la madre, — no es pi-udeiicia
Que con tanta abuiidancin le piTVibK'o
Buscarse por sí mismo la dcsgi'Suíia
Ei grano cuyas paja.s me prei*e«ta.
Aunque es valor sufrirla cuando Heg'a.
¡Ay! cuaniio me onvejOKoo en su servicio
Entonces el León dice:— haré alarde,
l»e qiié suorte corona ?ui (sirreni!
Pese a mí!, de rendir la mansa oveja,
— De.*pues de maTii^itarine, a sangre fría
Me dá el golpe fatal: no le iiPnetran
Que no pudiendo oscurecer mi gloria,
De mis garras es victima indefensa?
Loa gritos i clamores re|)otidos
Estoi determinado: no te canses
Que mis -útiles oluas lo recuerdan.
En oponer a mi pasión viotenta
Mira sin conmoción correr la saugif;
De la Tiizon los débiles cstorvos;
Y se sirven mis carnes en su mesa,
0 me veas triunfante o no me veas.
Sin horror, como vianda delicada.
Dice, i al punto presuroso parte
Y pues esto del hombre te <lá idoa.
Cuando la noche a descorrer empieza
Tomsi este rumbo i apre.sura el paso
El manto osiíuro que hace majestuoáo
Que yo delio tomar la parte opu(!sta.
El pálido esplendor de las estrellas.
Sin rumbo fijo, sin torcer el paso
Por el tupido bosque se abre senda.
Porque si tíi deseas encontrarle.
Yo apetesco i procuro no me vea.
La fiera rencorosa estas palabras
Insensible a las puntas do láa zarzas
E.scuchó con asombro, i no sospecha
Que le hacen obstinada resistencia.
Que acaso el Buey será uno de los criados
Sale, por fin, al anchuroso campo.
Que hablan mal de sus amos i exageran
I en él un animal se le presenta
Lo l.-ien que sirven, i lo poco ó nada
Que a los plateados visos de la luna
Que por ser fieles i oficiosos medran.
Con atención, mas sin temor observa
Es su enemigo el hombre i esto basta
—Robusta es la cerviz, dice; en la frente
Para creer calumnias mas groseras:
Tiene coa teus adornos la defensa.
Pues asi le parece justifica
(Qné ncfrviftWJ» lOP J^iéí"! qiiC forrPfitdaí!
El odio que ^n^w piíeho nwticeritra:
\
JEL. ij\'S'ri'rvro j\*^íc'iojv*§i..
Üí
Mas el taimado señaló aquel rumbo,
Deseoso de acabar la conferencia,
V asi le liizo vasrar toda la noclie
Sin hallar cosa que a liombre se parezca,
Ka aurora, en cuyos labios como rosas
(,'na .sonrisa tímida so csprosi).
Escucha las pintadas avecillas
C¿ue con dulces goríreos la celebran;
En tanto el León descubre otro viviente
Qno al Duey en la estatura se asemeja.
A ('•! dirije su marcha aceloj-ado
1 con tono insultante asi qfte llega:
— Eh. ¿tú eres el vil hombre?, le pregunta:
Poro aquel animal que airoso muestra
(¡ailarda petulancia, noble orgullo.
No le d;í tan de pronto la respuesta,
l'rimero atentamente le axamina:
En los pies se recarga: ambas orejas
llúcia é\ dirije, i luesro le responde:
— Del hombre s quien se rinde mi sobervia
l'n criado soi que con placerle sirvo
'l'omanijo como mias sus empresas.
En sus largas jornadas lo conduzco
l'iicst(j soljre mi lomo: con la espuela
Me ba'e los hijares, i yo entonces
• 'urriendo mas veloz que una centella,
Alcair/.o ;i los rebeldes fu<ritivos
<^iie no quieren estar a su obediencia.
^^i es demasiado mi fogoso empeño
<'i)n el freno al instante lo modera, ".
V con el mismo freno me i)rescribc
Kl paso en que he de andar i porque senda.
¡Qin^ peligros arrostro por servirle!
<.'uando «1 clarin i los timbales suenan
Herizada la crin, hiriendo el suelo,
(.'orno .vencible a la if loriosa empresa,
I jejos de amedrentarme los horrores,
A mi Señor advierto la impaciencia
<'on que dcst^ entrar con (íl en parte
De Ids iie-g(H i afanes de la guerra.
Suena entonces de lejos un relincho
1 el caballa al oirlo: — Annque quisiera,
Dijo,— .seguir hablando, me precisa
Ir a donde me llaman con urjencia.
iiUego volviendo las tornadas ancas
<.'on tai Ímpetu emprende la carrera
*i»tí íl la fiora en los ojos encendidos
Con las patas arroja las arenas.
Al León, no el dolor, sino el insulto
Le es insufrible: de la acción violenta
.lura vengarse, i para hacerlo pronto.
Frota los ojos con las manos vueltas,
Mas después que los abre, el veloz potro
Ya no parece en la llanura inmensa.
Sigue, no ol)stantc. por el mismo rumbo
t'rCyendo que se oculta en las ¡leras
De unos frondosos árl toles que mira; -
Mas pierde la esperanza cuando llega
Al sitio majestuoso consairrado
Al jénio rellexivo. Las napeas,
Con el dedo en los labios, a los Fauno»,
<jue abanzan por mirarlas mas de cerca
Silencio imponen, i las blandas alas
iTéfiro con sorpresa mueve apenas.
Duerme la ninfa de una clara fuente
Que deja ver su reluciente arena:
Después copia los sauces de la orilla;
1 mas en lo profundo representa
La perspectiva augusta de los cielos,
I'or la parte oriental que Febo incendia.
¡Qué hermoso carmesí! ¡Qué franjas de oro!
La avenida de luzpr.r all.í deja '
Soln-e nn hermoso fondo aznl cplesfo
Un jaspeado color de madre-perla.
Al León este cuadro nada importa
Siendo su celestial magnificencia
Para aquel corazón bueno i sensible
Que odio, envidia, venganza no envenenan.
Trepa ligero al sauce mas antiguo:
Mira por todas partes i no encuentra
Por ninguna el objeto de sus iras;
Pero siendo oportuno a su ideas
Aquel sitio, en el brazo mas robusto
Que hai en la rama principal se sienta.
Vé desde allí venir hacia la fuente
Un animal de poca corpulencia.
Aunque muí bien formado, que clamando
Con voz aguda su dolor espresa.
Cuando llegó a distancia que podía
El León escucharle ... ¡qué sorpresa!
¡Qué accesos de furoi ! ííabla del hombre,
A quien, como si oyéndole estuviera.
Con el dulce entusiasmo del cariño
Le dirije la voz de esta manera:
-¿Dónde, señar, estas que no nle escuchas.'
De mi lealtad acaso no te acuerdas.
¿Quién como yo te advierte los peligros
0 se espono a morir en tu defensa?
Ningún criado te dá mas testimonios
De amor, de sumisión i de ol>ediencia:
Pues si las leves faltas me castigas
No opongo a tu furor mas que la queja.
Tjamiéndote la mano que me hiere,
1 postrado a tus pies pido me vuelvas
A tu amistad iuna mirada tuya.
Golpes, desprecios, todo lo compensa.
Si me mandas seguir alguna caza
¡Con qué empeño, que celo, que presteza
La persigo, la alcanzo i dé ella triunfo!
Mas sobrio te la entreiro, sin que pueda
Mi integridad faltar aun eu el caso
De que el hambre furiosa me acometa,
í'uaudo duermes, yo velo cuidadoso:
Rondo la casa porque no sorprenda
Algún estraño tan preciosa vida;
Muestro ademas mi celo en la defensa
De animales a quienes dañaría,
Si el placer que te causan no advirtiera . .
Mas por aquí el olfato. . . .ciertamente. . .
.Si, por aquí pasó, según la huella.
Decía el perro oliendo las pisadas
Que vio estampadas en la blanda tierra.
Sigue el rastro, creyendo que ninguno
Nada délo que dijo oir pudiera;
I el enemiiro lo escuchaba todo.
¡Esas facilidades de la lengua!
El León confundido no porcibs
Qué magia, que virtud el hombre tenga.
Pues que los animales mas valientes
De grado se le rinden o por fuerza.
Baja no obstante, ¡sii^ encamina al sitio
En que el perro observó la humana huella.
Al llegar, cuidadoso la e.^cauiina
I viendo su tamaño considera
Que excediendo a la suya en otro tanto
Tendría su rival doble grandeza.
En traje de prudencia disfrazado
El pálido temor, temblando llega.
I tomar la espesura le persuade
Con el semblante la actitud i señas.
Mas luego la opinión inexorable
Que tiraniza el globo de la tierra
Con ojos torvos ¡qué dirán! le grita:
No dice mas ni aguarda la respuesta.
Venid acá, censores inflexibles,
No aguardéis a que el éxito se vea
¿.>*>
S:M. i,VSTITt/TOJ\%J4'l4P,V9Ír^.
Para fallar en tono decisivo:
El León vuestro sabio iuicio espera.
Cuando ya no le sirva, si es vencido,
Será locura prose<ruir la empresa:
Como si vence debo ser cordura
No abandonar una victoria cierta.
El León fatigado que no sabe
A donde encaminarse, o que hacer deba,
Un matorral espeso le convida
I en <•!, dudoso, a descansar se interna,
Notando que allí puede sin ser visto
Observar cuanto pasa por de fuera.
El sueño le acomete; 61 se resiste
I le rechaza en iin cuando vé cerca
Un animal bien hecho, cuya mole
Solo sobre sus pies mantiene recta.
— No arman sus manos, dice, corvas uñas:
Es adorno su pelo, no cubierta ;
Calma i bondad anuncia su semblante
Todo es blandura, gracias, inocencia.
En tu favor previenes ser amable!
¿Serás, dulce viviente, serás ])res<v
Que esclavice i degrade el feroz liouibro?
¡No hará tal, que yo salgo a tu defensa!
Se levanta, se estira, se sacude.
I se dirije al que auxiliar intenta:
Mas como vé su turbación le dice:
— Kl liorabre es a quien busco, nada temas.
— Pues bien, yo soi el hombre ¿qué bascabas?
Qué se ofrece)' le dijo con confianza.
— Eres tú, — le pregunta — eres el mismo?
— Sin duda soi el mismo, — le contesta
— ¡Cómo!, esclama el León. — tantas maldades
Ocultas con tnn bellas apariencias?
— Dejemos, — dijo el homi»re,~los insultos
Que iri'itan aunque propios de una bostia:
T asi para evitar contestaciones
Puedes volver al bosque i yo a la alde.-i.
—No, — responde el León, — no nos iremos:
Hoi mismo quiero ver por esperioiicia .
Si acaso eres conmigo tan valiente
Como tirano con las otras bestias. ^
Pone al hombre en tortura su discurso *"
Porque le suministre alguna treta;
Mas la presencia de ánimo nu pierdo.
Que es lo que en tales casos aprovecha.
—Mira, dijo el León, — siempre la fama . ...
Ya se vé, es imposible que uno pueda
A lodos contentar. Mas no me opongo:
Estol conforme con lo que tú quieras:
Pero antes que riñamos es preciso
Hacer para mi casa un haz de ieñij.
Porque si tú me vences ya eso menos
Tendrá que iiacer mi débil compañera;
Cuando no, quedaré debilitado.
Porque no hai enemigo que no ofenda.
El León no advertía que en un tronco
Cuyas profundas raices lo sustentan.
I que tenia cerca su enemigo.
Una haclia mui pesada estaba puesta.
Tomóla i)ue3 el hombro i allí mismo
La clavó con tal ímpetu i violencia.
Que bien se percibió crujir el tronco, —
Vibrar el aire, retemblar la tierra.
Después con tono iiiipávido le dice:
— Si apeteses cuanto antes la contienda
Ven a ayudarme a dividir el tronco.
El León que reñir a punto lleva
— ¿Como quieres,-pregunta,-quc te ayude?
I el hombre contestó:-de esta manera,
I atrás doblando un pié, sobre sí tira
El estremo del mástil con ^ran fuerza:
El un lado del hacha fué el apoyo;
Con el otro venció Im resistencia
Del tronco haciendo en él una abertura,
I pujando le dice:-Con presteza
Agarra la endidura que me canso ....
Tira luego por esa parte opuesta
Con valor. .-. .ahora. . . .fuerte. I el incauto
Mete las manos hasta las muñecas-
Pará abrir mas el tronco; pero el hombro
Soltando la palanca, preso deja
A su rival que bi-ania de coraje
1 de dolor que le hace ver estrellas.
Entonces con ii-ónica risita
Le dice:-Ver;í.-i por esperiencia
Si acaso soi contigo tan valiente
Como tirano con las otras l)estias.
¡Revclde! a palos domare tu orgullo.
I amaricado después con fuerte cuerdij
Te llevaré arrastrando por las calles ,'
Para que en la horca deshonrado mueras.
Tanto el tormentó de la mordedura
Como lo doloroso de la afrenta, «
Angu.stian al Leo.i: pierde el sentido,
Se desmaya inclinando la cabeza
Contra el pérlido tronco; mas volviendo
En si otra vez le dice: — ¡hombre! rc-peta
Los d'.'crctos del cielo en ia dc.-i;raci:i
Que hacer mayor pretendes luii la íUVenta.
Si acago te es tan dulce la vcngíniza.
Tienes tu mano armada, i yo calieza;
Hiere al que injenuamente reconoce
Que a lodo os superior, tu inteüjeucia.
— No — ,dijoel hoiMÍ)re entóneos — , vivo li(nir;\(lo.
I al mismo tieuipo fácilmente sucha
Al vencido Lcoii i siguí' hablnivKi:
Mucha gloria fs vcüccrtc, nol.lo lüoiu:
Mas sin couipürin-ioii (s !■::■:- aioijiisu
El triunfo colrsiiul «lo !a cI.'íiÍ.mkÍí;:
iAStUii i>t. ímT:vti:u i.
De (iru.LKRMt) i». Sw.
El castor s.q as(:mí;ja rmic:hü a la rata; pero c^
mucho mayor, pu<^ tienü sobre tres pies de lar-
go. Su cuerpo está todo cubierto d¿ p^lo, de;
\
JB/v MJ\'STATtíTO^y»H'ÍO,'\\l!a..
¿á:i
color castaño mu i oscuro: este pelo es de dos
clases, uno largo i áspero i otro corto, fino i se-
doso.
Las patas traseras del castor tienen unas mem-
branas que se estienden entre los dedos, como
sucede en los pies de los patos, su cola es ancha
¡ llana, está cubierta de escamas, i se sii^ve como
un timón para diriijirle en su curso cuando na-
da.
El castor es en realidad un animal notable,
tanto porque participa de la naturaleza de los pe-
ces i de los cuadrúpedos, siendo sus formas ade-
cuadas para vivir en agua o en tierra; cuanto por
su rara inteligencia constructora, de que luego
hal)';irémos. Los castores se encuentran sohu
mente en los paises mui frios, principalmente en
la parte mas setentrion^J de América, donde
existen en gran uúmero. También se les en-
cuentra aunque en corto número en las regiones
setentrionales de la Europa, Sillería i en Cama-
chaca.
La cu'.'ida-J. m;i^ notable del castor es la admi-
rable i-iabüidad con que construye sus habitacio-
nes, que forman ciudades construidas i fortifica-
das con reeularidad.
Los castores se reúnen en los meses dsjuni')
i Julio, en número de doscientos poco mas o me-
nos, i generalmente a la orilla de algún lago o
rio, en el cual construyen un dique o represa.
Este dique es una muralla de barro i árboles ele-
vados hasia cierta altura, de modo que aunque
el rio salga de madre, ya a causa de las lluvias o
(.'c (icsbielos. o- ya por las mareas, no puedan ser
anegadas las casas, que cijnstruyen a la orilla del
go, i de diez o doce pies de espesor en su base,
i está construido cor^ tanta firmeza como (exigiría
un buen arquitecto al echar los cimientos de una
construcción semejante.
El dique está formado generalmente de made-
ra i barro: los castores cortan unos cuantos ár-
boles con sus dientes i los traen a fióte hasta el
lugar escojido; allí los vuelven otra vez a cortar
i dividir en estacas clavándolas en tierra, del mis-
mo modo que los carpinteros harían un [)ilotaje,
usando como martinete sus patas traseras; en se-
guida meten pequeñas piezas de madera entre
las grandes, entrelazándolas fuertemente, relle-
nándolo luego todo. con barro para que sea mu-
cho mas resistente; para esta operación usan los
castores como cucharas de albañil sus anchas i
chatas colas.
Después empiezan a fabricar sus casas, que son
de forma o\ alada i dividida en tres ]>isos: el primer
piso está generalmente mas bajo que el ni\el del
dique, i casi sic;mpre está lleno de agu;j. j'ara que
lo i animales p-ied m nadar en B. b"l secundo pi-
so les sirve de sala de r^cüio i (.iorm! Lorio: km él se
reúnen para comer, retorzar, dormir i criir sus
hijos. El tercero les sirve ¡.le refugio, en caso de
inundación,
Las pare les d; la cx'sx es:án perf-ctamente ace-
pilladas por fuera i pDr dentro; cortan con su-; dien-
tes la yerba fina i li ai'izclan con fango, cosa que
quede muí fuerte i no se rompa en pedazos, apli-
can Jola en seguida a las paredes con su cola i a-
in\i inJo'a hi-, i q i- q le l.i .yum iinante lisa i com-
p \u \ qu- lan J a C.S s i , v, isas a prueba de agua i
d \ I .1 :>*
L' in. > d ' i uíilo principal tiene gencral-
1 n. (.l,e p.^1 d 1 'igo 1 o:ho de ancho, i lo ocu-
pan se 1 *í ocao cas':)re3 pero se han -encontrado
alguna-, veces tr^-j o castro cientos en una sola
ca^a g an le di\ id.di ( n gran número de departa-
i.i níoi q I ' ■> Lu-'iancn entre si por la parte
ü i I
I a 'o-, ai ir-, d X^-o^to a Setiembre, termi-
nadas \ 1 1 is c ti 1-, em vi't-xn los castores a alma-
(' '1 r s 's p!o\ 's'on^s pa'-a el invierno: estas con-
•- -1 1 ] 1 H i)dm "lite »M cañuelas, ramitas i reto-
1 > J >. p ) d,_ abe Jul 1 otros árboles.
L-*- :, 'amo wnen j'gunas veces hasta diez
p és dv. la ^o
Cu. adoso 1 t i 1 jran les las sumergen en agua
luia ab' ui la'-Lb i lu pujdan servirle de ali- '■':,:.
!nento.
Todas sus provisiones de invierno se colocan
en un orden tan periecto como el que emplearian
ios liombres en los almacenes de madera, i solo
almacén una cantidad proporcionada a sus nece-
sidades; los trozos se colocan ciauados o unos en-
cima de otros, de tal manera, que pueda tomar-
se la cantid.\d que se necesita sin desordenar el
¡■esto.
I
Este muro
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OÍ
Perióillro <Irfl¡ca<In n la difusión de la Instrucción Primaria i Secundaria.
Pl-BM(.AnO 1!A.I0 I,A I'ROTIÍCCIOX DEI, SkSOIí JkXKIÍAL .1. RlKIXO BaI!P.IOí«.
]'ríBSlI)KNTK OK I.A UbPÚBMCA 1)K GuATKMALA.
Fundador i Editor. Santos Toruno.
Administradores, Miüiiel PinecJa i Pedro Deleon Valeii/ue!n.
^IJifl. 15.
<]iuaieiiistla, 3«> «lo ilbril <lo 1883.
YOL. I.
El preceptor de la Ligua don Buen
-Enero 1.= de 1854.--"Mucha inas
influencia de In Tnsttrucriuii luimaria en las
coístumbres, en la nitral pública, en i» in-
dustria I en el desarrollo Jeneral de la pros-
peridad de los pueblos, jior M. J.. i (i. \. A-
uiunátegui.
(Continfja.)
2. - La desidia de las familias es la secunda causa
de la poca coueurreucia de los niños a las escuelas.
Leamos lo que sobre este pumo dicen los preceptores
en los boletincB mensuales cpie pasan al ministerio de
instrucción pública i que exiiteu en el archivo de esta
oficii
jnaventura Moran,
inasistericia de «lum-
no?. '
^ El preceptor de Combarbalá don Jerman Ordene».—
Enero 31 de 1854. — "Se nota en este establecimiento
mucha aplicación en los jóvenes; pero la inasistencia de
ellos es mili crecida; es iiese«ar¡o estar reconviniendo to-
dos los dias a los padres de familia para que divisen el
mal que hacen a sus hijos."
El preceptor de Lirquen, departamento de t'oelejnu.
don Pedro Noiasco Garcia.— Enero 31 de 1854.— '-Eí
va insoportable la apatia que se nota en los padres de
familia, i la ning'una cooperación para reinediaV esta fal-
ta."
El preceptor de¡Quilpué, deparlamento de Casa Blan-
ca, don Faustino Cerds.— -Febrero 28 de 1854.— "Pre-
gunto por segunda vez lo que debo hacer para reme-
diar tanta inasistencia délos aluoiuos a la escuela,
f.'uaudo reconvengo por las faltas, responden los padr«i>:
Iv.ii-ofu'lcs si gusta, i de no déj<^lo."
El preceptor de Antuco. departamento de los Anjoles,
don .tuan Pablo Altamirano. — Abril 30 de 18ó4. — "En
este establecimi<'nto son mui notables las faltas de .los
alumnos, pues hasta la fecha no ocurren todos a la es-
cuela; se solicita se reconveng;a a los padres de familia
por la autoridad de este pueblo."
El preceptor de Dalcahue don .1. Zacarías Trujíllo.
— Abril 30 de 1854. — "La poca asistencia de los alum-
nos es el mayor obst;iculo puia el progreso de la educa-
ción en esto establecimiento."
lia precoptora de la Victoria doña Benlri/. A rellano.
— Junio 1. = de 1854. —-'•La falta do asistencia es el mo-
tivo principal del poco adelanto de mis alumnas."
El preceptor de la escuela municipal de la Maestran-
zn, departamento de Santiago, don José Santos, Aris.
— Junio 1.* de 1854. — "En este barrio hai muchos ni-
ños sin escuela, por que sus padres no se interesan en
darles educación, por lo que se emplean en hacer fecho-
ríai.'"'
El preceptor de 1» escuela ue Bilun. departamento de
Castro, don Francisco .í. Cárdenti. —Setiembre 'l'i de
18.J4. — "El poco adelanto que se conoce en esta escuela
nace de la poca aíintencia de los alumnos."
El preceptor de Quinchao. don Benedicto Hernández.
— Setiembre 3Ü de l854. — "La principal falta que nota
el preceptor es la Jesübediencia de los alumnos i la gran-
de apatia de sus padres: los primeroi se pasau varios
meses sin venir a la eseuela"
El preceptor de Casa Blanca don José M. Badilla.
— Octubre 2 de 1854. — "El número de alumnos que te-
nia el establecimiento eu el mei pasado era el de 90; pe-
ro hüi han sido retirados dos por faltas de sus ¡iadres
que se han lijado para smcarloí» en que vo lo.« spnro mu-
í««
MuL, IJl'ítTITlyTO JWieiO.Wli^
elio ¡ en que las lecciones de memoria son muí largas,
siu que bastasen para disuadirlos las observaciones que
lea hice. Para llenar las dos vacantes que dejan estos
alumnos hai ya dos niños i otros tantos que quedan a la
mira, i)orque' el local no los admite."
El preceptor de Lonquen, departamento de Itata. don
Jacinto Accvedo.— Noviembre 10 de 1854 — "No se han
abierto las clases de gramática, dibujo lineal, jeografia
e historia, porque cuando los alumnos se hallan ya en
estado de seguirlas son retirados por sus padre?, que
creen ser suficiente la educación que han recibido."
El preceptor de la Rinconada de Silva, departamento
de Putaendo, don José Mercedes Sarmiento. — Noviem-
bre 30 de 1854.— "Uno de los mas poderosos e invenci-
bles obstáculos para el progreso de esta escuela es la
poca e interrumpida asistencia de los alumnos: sin ven-
cer ésta, nada podemos avanzar."
Este mismo preceptor escribía en 3 de Noviembre del
año citado a don Domingo Faustino Sarmiento: "La
esperiencia que rae ha suministrado la carrera del pre-
ceptorado durante el espacio de mas de seis años que
rojento la presente (la escuela de la Rinconada de Sil-
va), me convence sobre manera que uno de los mas po-
derosos obstáculos que se presentan al progreso en las
escuelas es la inasistencia de los alumnos, i que no ven-
ciéndose ésta, inútiles son los esfuerzos del preceptor
que las desempeñe. El íinico remedio para desviar este
mal seria fijar a cada alumno un nñmero determinado
de dias de inasistencia, pasado el i'ual el alumno con-
traventor deba ser cspulsado de la escuela."
El visitador don J. Blas Roldan, en su informe de 16
de Agosto de 1853 sobre la instrucción primaria en los
departamentos de Elqui, Ovalle, Gombarbalá e lUapel
dice lo siguiente: '•Lamentable es sin duda observa? la
lentitud con que marcha la educación primaria en las
escuelas pagadas con fondos fiscales o municipales, i la
irimjinacion del que propende a su progreso tiene que su-
frir al considerar que escuelas que cuentan años de
existencia estén en abandono, sin que las autoridades
ni los padres en cuyo beneficio son planteadas hayan
levantado su voz en favor de ellas formando suscricio-
nes, amonestando a los vecinos, estimulando a los -pre-
ceptores « proporcionándoles los recursos i medios do
acción que facilitasen la espedicion en su cargo. Esta
tarea, que haria honor a los hombres de influencia, sería
de incomparable beneficio, i produciría opimos frutos,
despertando el espíritu adormecido de Jos pueblos que
todavía miran la educación con un frió ínteres. Pero
por desgracia bastante común sucede lo contrario, i los
liombres influyentes o de prestijio cuya voz está .siempre
dispuesta a seguir medio pueblo, ignoran hasta las es-
cuelas que existen en su domicilio, sin interesarse en
mejorar la condición do ellas a fin de obtener progresos
i que se formen buenos ciudadanos íitiles a la sociedad
cuando hayan terminado la educación primaria. L) que
vale esta cooperación en los pueblos que no han forma-
do su gusto por la instrucción, lo atestigua la esperien-
cia. Vemos que Elqui con 9,184 habitantes sostiene
49ft tlnmnoi en bu» escuelas, mientras qu« Ovalle con
36,000 e lUapel con 17,000 sostienen 100 alumnos el
primero i 269 el segundo, lo que es debido a la protec-
ción decidida que la autoridad en Elqui da a la educa-
ción, empleando en su servicio sus propias rentas i pro-
piedades. Vemos igualmente subdelegaciones cuyas es-
cuelas están bien concurridas i asistidas de alumnos en
virtud del ínteres i continuas amonestaciones del subde-
legado a los padres i alumnos, como podríamos citar
varios ejemplos; mientras en otras de mas población
yacen abandonada.^ al antojo del preceptor, i algunas I
veces cerradas por no haber concurrencia, como sucede
con la escuela de Sotaquí en Ovalle."
■ El TÍsitwdor don José Santos Rojas, en su informe
strtftV 1» iw^PWffrm priwfrri» m Oíi4e!ia*»na pr««i¿wrf«do
a priucipios de 1854. dice: "Si no he hallado adelantos
en todas las esueks de esta provincia, ha sido:
1. ® por el poco tiempo que tienen de instalación al-
gunas;
2. ® por la estrechez de local i faltado útiles en otras: i
3."^ por inasistencia de los alumnos "
El visitador don Tomás Jiménez, en su informe sobre
las escuelas de Maule, fecha 20 de Setiembre de l«ó},
se espresa de la manera siguiente; — "Pero esta preocu-
pación (la de que los padres creen que el gobierno da
educación gratuita a los niños para destinarlos a la mi-
licia) no es tan jeneral i funesta como la indifei-encia e
incuria de otros, i lo poco o nada que se intert^au en
la educación de sus hijos. El mejor modo que habría a
mi juicio para evitar este fatal inconveniente seria ot>l¡-
gar a educar a sus hijos a todos los padres situados a
cierta distancia de las escuelas. Esta medida, que en li-
tro tiempo se ha puesto en planta en algunos puntos, no
ha dejado de producir opimos efectos, sin embargo del
poco prestijio que siempre ha tenido por reducirse solo
auna reprensión o simple am nazade los subdelegados;
entonces se han visto las escuelas bastante concurrida?;
pero tan pronto como ha cesado la vijilancia de las au-
toridades, han quedado de nuevo desiertas. Esto he
tenido lugar de notarlo en varios establecimientos: eii
el de Curanipe, por ejemplo, poco tiein;>n después de su
fundación, el preceptOf, que eS el siibdeioirado del lu-
gar, considerando el módico número de alumnos que
concurría a recibir sus lecciones, i viendo que muchas
familias residían a inmediacienes de la aldea, tomó el
partido de hacer comparecer a los padres i ordenarlos
le mandasen sus hijos; entonces logró reunir 53 alum-
nos: mas poco después éstos fueron retirándose, i cuan-
do se hizo la visita, los concurrentes no pasaban de 12."
El visitador don Pacifico Jiménez, en ini ínforu)e so-
bre las escuelas de los departamentos déla Victoria Ran-
cagua, presentado a principios de 1854. dice lo siguien-
te: ".Agregaré a este los trrandes escollos que engendran
la ignorancia, la superstición i las prevenciones de los
padres de familia para impedir que sus hijo-* asistan a lu
escuela; pues muchas veces por una reconvención del ma-
estro retiran en el acto al discípulo, o porque en el
establecimiento quieren poner en sus manos los liiin»-
libertinosdel gobierno, como ellos dicen, debiendo leci
solo el Jaén De ¡n Cintesio'i. (pie es el favorito de e-a<
gentes. Creo de mi deber iiKÜcar a U. S recomiende a
las autoridades i a los párrocos procuren por medio ti.;
su influencia estimular a la mriehedumbro pira hacer qu-
las escuelas sean mas concurridas; porque talvex la indi-
ferencia da lugar tanto a la pereza de algunos precepto-
res como a la do los alumnos."
El rector del liceo de Ohillaa don Pe:h:ot^atus. «n un
ta pasada al ministerio de instrucción jmblica en 30 de
Diciembre de 1854, dice lo siguiente: "A fines del primer
trimestre contó el liceo con el número de ti2 alunuio.-*;
pero mas tarde me vi precisado a dispensar a algunos la
asistencia por serles dificil continuar, motivo de no saber
leer. No creo que esta defecto de nota que se hacía sen-
tir en la jorentud fueie causa de no haber esíablecimíeu-
tos de instrucción primaria, ni mucho meaos atribuirlo a
incuria de lo.* preceptores que los rigen, sino a los pa-
dres de familia que condescienden demasiado con sus hi-
jos, o a cierta preocupación tendente a exijir en los esta-
blecimientos do educación una distinción o separación
odiosa en los alumnos según su fortuna o condición, que
sjbre ser una pretensión que no tiene fundamento alguno
racional, es del todo punto inasequible."
Terminaremos estas citaciones que todavía podriaino-i
multiplicar mucho mas, por la consignación de un heclio
que manifiesta hasta donde puede llegar la indiferencia
culpable do las faiuilías.
Él jíf»'TÍ(»rno f»t!alil«*iA i^ Sanfia<,«) una cwnclii df vi:
EL, IJVSTl TUTO JYtlCIOjy^L,.
227
do mudos, dirijida por un profesor hábil, que obtuvo los
mas brillantes resultados.
Deseoso de hacer estensivos los beneficios de semejan-
te institución a todos los infelices sin palabra i sin oído
que existieran en la república, espidió una circular a los
intendentes ordenándoles que hicieran buscar todos los
sordomudos que hubiera en su respectivas provincias i
los invitaran a venir a correjir por la educación los de-
fectos de la naturaleza. El gobierno pagaba a los menes-
tero-os los costos de viaje i de manutención en Santiago.
Cualquiera creerla que con semejantes condiciones todas
las familias que tuvieran la desgracia de tener un sor-
domudo se apresurarían a admitir la oferta enviándole
a la escuela. ¿Qu(í' provecho puede sacarse en una casa de
un individuo que no sabe oír ni sabe hablar? Pues no su-
cedió así.
El intendente del Maule consultó al ministro de ins-
trucion pública sobre si podría obligar a los padres de
familia u otras personas que tuvieran a su cargo uno
de osos desdichados a que se lo entregasen para remitirlo
a la escuela de la capital; pues habia quiénes se negaban
ft hacerlo voluntariamente.
El intendente de Ohiloé contestó a la circular manifes-
tándose admirado de los muchos sordomudos que habia en
su provincia, i pidiendo autorización para hacerlos venir
a Santiago contra su gusto i el de sus deudos." Me asiste
la convicción, decía, que no habrá uno solo siquiera que
sea voluntario en ir. Semejanie oposición o negativa no
la considero estraña. señor ministro, en atención a que
todos los desgraciados seres cuya condición se trata .de
mejorar pertenecen a la clase del pueblo, i son por con-
siguiente incapaces ellos i sus familias de conocer el bien
que seles quici-e hacer."
El mini.-ítro no se consideró facultado para emplear
en (^i^tí' caso medios coercitivos, i los sordomudos del
Maule i de Chiloé nn vinieron a la escuela.
Si se encuentran resistencias como las referidas contra
la educación de los sordomudos, ¿cuáles no se encontra-
rán contra la de niños que teniendo espedito el uso de
la Icnsrua i de sus oídos pueden ser esplotados por sus
familias.
Según lo que acaba de leerse, la poca concurrencia de
alumnos a las escuelas trae su oríjen de la estrechez de
los locales i de la desidia de los padres. Hai puntos don-
de los padres querrían enviar sus hijos a la escuela, pe-
ro donde la esfension de los locales no lo permite; hai
otros, i son el mayor número, donde los locales darían
cabida a mas alumnos, pero donde falta la voluntad de
los padres.
Contra el primer obstáculo, el remedio es la construc-
ción de edificios cómodos i espaciosos.
Contra el .segundo, el establecimiento de la instrucción
obligatoria.
Todo padre, tutor o persona que tenga niños a su car-
go delje enviarlos a la escuela pública, a menos de pro-
bai-qnelcsdá por cualquira otro modo la educación
prescrita por la leí.
(Contimiorá.)
NOCIONES
DE JEOIVIETRIA El.iEniENTAI.
ESCRITAS PARA LOS NIÑOS,
Por Santos Toruno, Director del Instituto
Nacional de Guatemala.
(Continúa.)
LECCIÓN IV.
LlXE.\S-CO.\SIDER.AD.\S EN EL CIRCULO.
I. Las líneas que se consideran en el círculo
son: el radio, el diámetro, la cue7'da, el arco, la sa-
jita o flecha, la secante i la tanjcnte.
2. Radio es una línea recta que sale "del cen-
tro del círculo i termina en un punto de la cir-
cunferencia, como la línea AB (Fig. 32.)
e
Fig. 32.— Radio.
Radio quiere decir rayo. Cuando son muchos
i en todas direcciones se llaman rayos, como los
rayos del Sol (Fig. 33).
Fig. 33.— Radíos o rayos del Sol.
Todos los radios de un mismo círculo o de cír-
culos iguales son iguales, porque cada radio no
es otra cosa que la distancia que hai desde el
centro del círculo a la circunferencia, la cual es
siempre la misma.
7. Diámetro es una línea recta que pasa por
el centro del círculo i termina .con sus estremos
en la circunferencia. La línea AB es un diáme-
tro (Fig. 34.)
Fio;. 34.— Diámetro. .
Diámetro quiere decir 7nedido por mediólo dis-
tancia por 7nedio.^^\ diámetro divide la circunfe-
rencia en dos mitades. La mitad de la circunfe-
rencia se llama semicircunferencia i la mitad del
círculo se llama semicírculo.^como se ve en las
figuras que siguen :
2á8
JE/. MJ\^ÁTrTVTO JV^CIOJ\*»^F..
Fig. 35.— Somioircmifei-encia i semicírculo.
Todos los diámetros de un mismo círculo o de
círculos iguales son iguales, porque todo diáme-
tro se compone; de dos radios, i todos los radios
son ¡guales, como ya se ha dicho.
4- Arco de círculo es una porción cualquiera
de la circunferencia. ABC es un arco (Fig. 36.)
Pig. 37. — Cuerda.
Toda cuerda divide en dos arcos a la circunfe-
rencia, pero la cuerda siempre corresponde ;il arco
menor, a no ser que se advierta lo contrario.
6. Cuerdas iguales de un mismo círculo subten-
den arcos iguales.
Dg-mostracioH (Fig, 38.)
Fig. 38. - Cuerdas iguales subteaden
arcos iguales.
Para demostrarlo, tírense desde un mismo pun-
to B, las dos cuerdas ¡guales ABsigBB'; luego,
supongamos'que setdobíaíla figura" por elj punto
B, de modo que la cuerda BB' caiga sobre la AB,
tendremos que por ser iguales las dos cuerdas
Fig. 36. — Arco de circulo.
5. Cuerda de un arco es la línea recta que
une los estremos del arco, los cuales son siempre
dos puntos de la circunferencia. La línea AB, es
cuerda del arco ACB (Fig. 37.)
1 ^f f ^I punto común B. el otro punto B' caerá
indefectiblemente sobre el punto A, i las dos rec-
tas se confundirán en una sola; luego todos los
puntos del arco BC'B' se confundirán con los del
arco .ACB 1 serán iguales; pues de lo contrario,
no estañan todos los puntos de la circunferencia
a Igual distancia del centro.
7. Arcos iguales de un mi.smo círculo tienen
cuerdas iguales.
Bemostracion (Fig. 39.)
Fig. 39.— Arcos iguales tienen -
cuerdas igualo?.
_ Para demostrarlo, supongamos que los arcos
Iguales sean ACB ¡ BC'B'; " tírese desde el punto
cfomun B. a los estremos de dichos arcos, las
cuerdas AB ¡ BB' que probaremos ser iguales.
Supongamos que se dobla la figura por efpunto
común B, de modo que el arco BC'B' caiga .sobre
el arco ACB, tendremos que por .ser Iguales ¡
tener el punto común B i todos sus demás pun-
tos a iguar distancia del centro del círculo, se
confundirán uno con otro i formarán wn solo ar-
co; 1 como los estremos de los arcos .son al mis-
mo tiempo estremos de las cuertias, se sigue que
las dos cuerdas también tienen que ser iguales ¡
coinc¡d¡r en una .soia, pue.sto que tienen su's estre-
mos comunes.
S.— De aquí se infiere qu<i cuerdas desiguales
de un mismo círculo subtenden arcos desiguales;
es decir, que mayor arco tiene también mayor
cuerda. Sin embargo, no se vaya a creer que los
arcos crecen proporcionalmenté a las cuerdas, de
modo que doblando el arco se dobla también la
cuerda. No, esto no es así. como vamos a demos-
trarlo en la figura siguiente.
B
Fig. 40.— Los arcos no son proporcionales
a las cuerdas.
I En efecto, si tomamos el arco ABB', doble del
I arco ACB, i tiramos las cuerdas AB, BB'. i AB\
} tendremos; que !a recta .^B' es menor que 1» (jue-
EL. IJVSTITUTO J\\fiCIOJV^I..
229
brada ABB'; pero AB' es la recta del afeo doble,
i la (juebrada ABB' es doble de la cuerda AB del
arco mitad; luego si se dobla el arco no se dobla
la cnerda, pues el arco crece mas que la cuerda.
9. — El diámetro es la mayor cuerda que se
puede tirar en el círculo.
Los arcos no son proporcionales a las cuerdas.
])í-!!¡osí ¡■ación (Fig-. 41.)
V'vx- il. — VA tliáiiietro es la mayor
<uci-(la.
Para demostrarlo, tírese el diámetro AB
cuerda CE: tírese tambie.n desde el centro I a los
estreñios de la cuerd^ -CE, los radios CI I Eí",
i tendríamos que la quebrada CÍE es mayor que
la rrcia Ci'", pero la quebrada CII'^ se compone
de (-ios ratiios i ¡»(fl»'lo mismo es equivalente al
diám( tro que tanibier^e compone de dos radios;
luego el diámetro AB es mayor que la curda QE.
Pero como podemos demostrar del mismo modo
que si se tiran cuantas cuerdas se quieran, serán
siempre menores que el diámetro, concluimos que
el diámetro es la cuerda mas larga de cuantas se
pueden tiraren uh mismo círculo.
\o Sii/üa o flecha t:s la parte de radio perpen-
dicular a una cuerda, interceptada por esta i el
arco. La linea O E (Fig. 42) es una Hecha.
B_
Sagita o fieclia.
1 1 Tanjenie es una linea recta que toca a la
circunferencia en un solo punto. La linea M .S
(Fig. 43) es una tanjente porque únicamente toca
a !a circunferencia en el punto T llamado punto
de contacto.
la I
rencia en dos puntos, como la línea RU de la
misma figura.
Del carácter de estas lineas se deduce que por
un punto dado en una circunferencia no puede
pasar mas que una tanjente, pero se pueden tra-
zar infinitas secantes.
1 3 Las partes de circulo que quedan intercep-
tadas por radios i cuerdas son: el segmento, el sec-
tor, úsemicircnlo, ya descrito i la zona.
14 Segmento es la parte de superficie circular
comprendida entre un arco i su cuerda ACB (Fig.
44), es un segmento comprendido entre el arco
ACB i la cuerda A B.
O
4'1.-- rSegnieuto i sector.
1 5 Sector es la parte de círculo encerrada entre
dos radios i el arco correspondiente como DOE de
la misma figura. El sector cuyo arco tiene la cuar-
ta parte de la circunferencia se W^ma cuadrante.
16 Zofta es la parte de un circulo comprendi-
da entre dos cuerdas paralelas csmo RS (fig. 45).
FÍO'. 45.— Semicírculo i zona.
1 7 Cualquiera que sea la magnitud^é la circun-
ferencia, simpre se considera dividida en 360 par-
tes iguales o grados, correspondiendo 180 de las
mismas a la semi-circunferencia i 90 a los cuadran-
tes. El sistema decimal considera a la circunfe-
rencia dividida en 400 partes o grados, la semi-
circunferencia en 200 i los cuadrantes en 100,
Cada grado se divide en 60 minutos, cada minu-
to en 60 segundos.
Los grados se representan con un cero a la de-
recha i parte superior de la cantidad, los minutos
con una coma i con dos los- segundos. Ejemplo:
2 grados, 6 minutos, 18 segundos se escriben así:
2-,— ó'— 18"
( Contiimara)
Secante es la recta (jue
toca a la circun
¿30
AX lJ%'STmJTO J\*^V10J%'^I..
ELEMENTOS
Para iifso de hs alumnos dd Insiltuio Nacional
de Guatemala.
PRIMER Cl RSO,
,^ (Continúa.) ,^^^
TW E«ÍT\ -FIFTII l^Ei^SON.
VOCABULARY.
To liave to. tener que.
Wiíat Imve yon to do? l^Qué (lene Ud. que Lacerl
1 Imve nothing to do, no tengo nada que hacer.
llave yon to speak to my mide? ¿Tiene Ud. que La-
Uar a mi tio'f
I have to spenk to liini, tengo que hablarle.
Wliat has the lawyer to driníc? ¿Qué tiene el ahoga-
do qve beher]
lio lias nothing to driuk. uadn tiene qve beber.
Sil-, (¡eiiflenuui. Mir-'ter; Señín-. C<il„i/¡r,n.
(leiiflenien. s' riore.-- -calxiUero*.
Obi. — Cuando se lialjla con un hombre sin mentar
su nombre, se dice Sir; i cuando .se liabla de alguno
sin mentar su nombre, se dice Gcvtkman. — Si se espre-
sa el nombre déla persona, se dice Mister, que siem-
pre se escribe en abreviatura, asi: Mr. — Señores, o ca-
ballero?, se dice (Tentlemeii. en todos los casos. Ejem-
plos:
Sir, that gentlemau is my l'riend. Señor, -agud eahn-
llero es mi amigo. --'. ;;•..,-"
^Ir. Ruiz, do yon wish to see Mr. Peter Sfl.vft? ¿«S'f-
ñor liult:. quiere Ud. vr aJ .Seu6)*'Íion"^Pe'l,o
Silva'!
No. Sir, I do iiot wish tu sif }.ir. Peter. bnt .Mr.
John. No.' Señur, no de.seu cer al Señor Don Pedro,
sino al Sí'myr Don Juan.
Gentleman, those gentleraan that are in yourgarden
are my friends. Señores, aqnello'i caballeros que es-
tán cu íl ¡ardl.u de Uds. son mis amigos.
Madam. ¡saúy. Mistre.?s: Srhora.
Ladies. señoras.
Obs.— Cuando se halda con'fi^a mujer sin nieaii^r
su nombre, se dice madaní; i "coímdo sé habla de. afga-
na mujer sin mentar su nombre, se dice Lady. — ■Sise
espresa el nombre de la persona, se dice Jlistre.'ss, que
siempre se escribe en abreviatura, así: Mrs.— Señoras,
se dice ladies. en todos los casos. Ejemplos:
Madam, do you wisli to speak to that lady? Señora,
quiere Ud. hablar a. aquella Señora'!
Yes, Madam, I wish to speak to that lady. Si Se-
tlora, quiero hablar a aquella señora.
Mrs. Charlotte, do you wish to see Mrs, Helefi? •*•>-
ñora Doña Carlota, ¿Desea Ud. ver a la Señora
Doña Elena'!
No. Madam, I do not wish to see Mrs. Heleu. but
Mrs. Beatrix. No. Señora, na d^seo ver a la Se-
ñora Doña Elena, sino a la Señora Duna Beatriz.
Ladies, I am at your íervics. Ssñoraí. estoialu dis-
posición de Uds.
Thoso ladies ar*» my .«fister». aquellmi whtrrm s^n nti*»
hermnnrif<.
Miss, young lady; Señorita.
Young ladies, señoritas.
Obs. — Cuando se Iialda con una niña, ya sea que s(!
espre.se o no su nombre, se dice Mins. — También se ha-
ce uso de Mies, cuando se habla de una niña espresando
su nombre. — Señoritas, so dice yomig ladies, en todos
los casos. Ejemplos: ' " ^.•
Miss Mary, who is that young laSy that is inyour
room? Señoritcf 3Iaria, ¿quién es aquella señorita
que está en rl. cuarto de Ud'!
The young lady thatis in my room is Miss Emily.
La señorita que está en vvi cuarto es la Señorita E-
milia.
Miss, where is your father? Señorita, ai dónde está
su jxidrc de Ud'!
Young ladies, those young ladies that are in your gar-
denaremy sisters. Señoritas. (iqucUaH sí m rilas que
están e'}ihC/">'diii de Uds. smi mis hermanas.
Tiic capet,Za al/oiubra
The basket, el canasto
•^he floor, el suelo.
The letter, la carta.
The tiiciilre. e¡ teatro. la j,hr..i.
The waiehuu-e, tlie níagazine.-^4Jio ^ln
macen. ^
•* EXERCISES.
The bal). •! l.nUr.
Tlie opera, la ópera.
i 'The concert, </ concierto.
The markct. el mercado.
el al-
Miss, what have you to do? 1 have lo go to the con-
ceit.— To whom'fjiave you to sppenk? i have lo speak
to the tailor. — When do you wish to sfteak to liim? —
To-morro\v.— Where do ynu wish to spcnk to idm?
At my father's — Will yon wriio tome? 1 \>il! not write
to you. — Mr. .loliii. will you write to tlie (iernian? Yes.
Sir. I will wrilc to him— .What lias that lady to do?
This lady has to read a book. — Whüt has tlie slioe-
makcr todo? — lio has to moiid my shoes — lías tho
, baker any thing good to driiik? He has somc good
I wine. — Sir, do you wish to speak to that gentleman? —
I Yes, Madam, I wish to speak ta' tliat gentleman and
1 to that lady. — Miss, Emily, who rs tiíat young huiy that
I is in the garden? — Timt young lady is Miss Victoria.
— Wliere is Mr. Peter? lie isin his iiouse. — llow ma-
nv ielters iiave yon to wriie to-díiy? í !iave to write
tive letters to-dav. — Whefe is Mrs. Ka!e Palacios?
She is at lioiiie - Wiíat wül these young ladies do? Tliese
i vouiiíj-. ladies will write a letter for their futher.
Señorita Emilia, ¿qué tiono L'd. ijue litveí? 'l'enuo
que ir al mercado para comprar alguuas pera:-. — ¿.\.
quitan tiene Ud. que hablar? Tengo que hablar alca-
pitan. — ¿Quién quiere escribir; a*(los españoles? Nues-
tros padres quieren escribirles. — ¿A dónde tiene Ud.
ijue ir?— Tengo que ir al teatro.— ¿Cuántos paraguas
tiene Ud. quecompnir en el almacén? Tengo que com-
prar cuatro paraguas piu-a mis cuatro liijos. — ¿En dón-
de está la Señorita Beatriz?- Estil en el jardin con su
padre. — ¿A dündel[;quioie' ir estaf señora? Ella quiere
ir a casa de^Ud:— ¿Quiere Ud. conducirla? Sí, Señor,
puedo conducirla. --¿Está el Señor Ruiz en casa de Ud?
No. Señora.fél no está en mi casa. — ¿Cuándo desea Ud.
ir al jardin de mi hija Emilia? Deseo ir allá m:iñaca.
—¿Qué tiene que estudiar esta ?eñorita? Tiene que
e?ft)dinr su Ipítíchi de iiigl>'s.
EI^ IJVSTITUTO J\*»gC10Jr*tI,.
231
III.
CoNvERSATiON A. — Miss, what have yon to do? —
To whom llave you to speak?— When do you wish to
speak to him?— Where do you wish to speak to him?
Will you writc to me?— Will you write to tlie Germán?
— Who wislies to write to the Spaniards? — Can the
Americans write to us? — What has the shoemaker to
do?— What llave yon to mend?— Has the baker anv
thing Kood to drink?— What has he to do?— Which
letter have you to answer?— Have I to answer the la-
ly's note? — "Who has to answer sorne notes? — Who
wisl¡es to answer my letter? — Which letters does your
father wish to answer?— Have you to write to anybo-
dy?— llave you a mind to go to the ball? — When do
you wish to go?— At what o'clok do you wisii to go
to niy house?— When will you take your son to the
theatre? — At wliat o'clok will you takemy son to the
theatre?— Where is your daughter?— Is your niece at
the ball:-'— Will you' come to me in order to go to
the opera? — Is the merchant in his counting-house?—
Where ishe?
IV.
CosvEBSATiox. B. — To which tlicatrc do you wish to
go:^_ Do you wish to go to my garden or to the Scotch-
man's? — Has the physician a mind to go to our ware
houses or the those of the Dutch? — What do you wish
to buy in the niarket?— Where will you carry them?
— IIow many pairs of scissors do you wish to buy? —
To whoni will you give them? — Has your servant a
mind to sweep the floor?— Will you seo our guns?-
Will you go into the garden in order to see the fine
flowers? — Have you many hats in your warehouses?—
Have not the English as many dogs as cats? — Where
do you wish to buy your trunk? — Have you as much
tea as wine in your warehouse? — Who wishes ío tear
my coat;^ — Are they willing to give us as much wine
as chocolate?— Whíit do the Chínese wish to lend us?
Will you write to my sister? — When will you ani-wer
Mrs. Willson? — Who are at Mrs. Thompson's hall?
CoNvERSATiox C. — What have you to do to-day? —
What have you to do to-morrow? — Will youkill this
or that bird?— Who is williug to give me sonie bis-
ciúts? — Has ihe eook any more salt to salt the meat?
—Have you any more rice? — Will you lend your niat-
tresá to your ncighboi-s? — Will you lend them your
carriage? — To whom are you willing to lend your uni-
brellas? — To whom does your friend wish to lend his
hat?— Do you wish to speak to the Italians or to the
Frencli? — Has your servant a broom to sweep the
liouse? — Which house does he wish to sweep, mine or
yours? — Has your cook any money to buy some meat?
• — Has your son any paper to write me a note? — Does
your father wish to see me? — Have you salt enough to
salt your meat? — Has he any money to buy some
chickens? — Will you gire me what you have?— -Have
a glass to try your wine?-Can you drink as much wine
as beer? — Will you lend me your basket? — Do you
wish to kill your birds?
(Continzíard.)
LA Naturaleza al alcance de los Niños.
Por Wortmington Hooker M. D.
Traducida por J. 1. Bodriguez, A. M. LL. D.
(Continua.)
CAPITULO II.
El aire ex movimiento.
El aire cuando está en movimiento sirve para muchas
cosas qne son mui útiles para nosotros. El es el que
empuja los barcos, i los hace andar en el mar. Quizas
no encontrarás mui propia la palabra empujar, de que
he hecho uso para explicarme; pero no es asi. Las velas
de los barcos son, como tú sabes, unos pedazos de tela
mui fuerte, i bastante grandes, i están colocados de
tal manera, que cuando el viento sopla, las oprime.
las? infla, i las empuja realmente hacia adelante. En es-
ta lámina tienes representado un barco, con algunas ve-
las infladas por el viento, que reciben favorablemente.
El viento empujaría igualmente los barcos, aunque
no tuviesen velas, pues su presión también se ejerce so-
bre el casco. La diferencia está en que en este último
caso se necesitaría que el viento soplase con mucha
fiiei'za para que se pudiera andar con alguna velocidad.
Asi es que se puedo decir que las velas se ponen en los
buques para aumentar la superficie que ha de sufrir
el empuje del viento, i hacerlos marchar con prontitud
hacia delante.
;,No te ha sucedido muchas veces que el viento te ayu-
da a caminar? Sí te abres la levita, 'disponiéndote a la
manera de la vela de un buque, e! viento to empujará
hacia adelante o hacia atrás según la dirección en qye
sople, i te hará andar mas pronto o mas despacio,
Por esa misma razón, es que el viento te arrastra o
te detiene, cuando llevas abierto tu parguas, i sopla
con alguna fuerza en sentido adverso o favorable al
de tu marcha.
Cuando los árboles están secos i tienen pocas ramas,
apenas se mueven con los vientos ordinarios; pero ¡qué
diferencia tan grande cuando están llenos de hojas, i
presentan una gran masa de ramas i verdura ¡Vienen a
ser como una nave con las velas desplegadas; i el viento
ios conmueve poderosamente.
Algunas veces sopla el viento con gran fuerza, i esto
sucede siempre que se mueve con mucha velocidad.
Mientras mas rápido sea el moTÍmiento, mas enérjica i
mas intensa será la »ccioa del viento. Eso mismo acon-
tece con toda» las demás eosas. Cuando cetas dando
golpes con un palo sobre alguda masa dura con^ánimo de
romperla o machucarla, tanto mas fuertes serán los gol-
pes cuanto sea mayor la velocidad con que se mueva el
palo. Cuando el viento no es mas que una brisa^suave,
se puede percibir perfectamente la lentitud del movi-
232
EL, IJVSTirUTO JV^aCIVJV^lL..
miento: se podrá decir que no nos da sino ligeros golpc-
citod. Pero cuando sopla con tanta fuerza que api'ínas
puedo uno sostenerse entonces es que el aire está agi-
tado con extraordinaria rapidez.
Si otro niucliacho te tirara con la mano una hala de
fusil, fácilmente podrías evitar el golpe, i aun agarrar
la misma bala antes de que llegare a su destino. Pero
si la hubieran lanzado contra ti por medio de un fusil
o una pistola, ni te seria fácil huir el cuerpo, ni menos
apoderarte del proyectil, porque te iicriria la mano, i
aun tal vez te la atravesarla de parte a parte. La ra-
zón de esta diferencia está en que, en el primer caso la
bala se movia despacio, mientras que en el segundo iba
mui deprisa . Serán pues tanto mas dañinos los proyec-
tiles i todas las armas arrojadizas, mientras mas rapidez
lleve en su marcha.
Cuando una locomotora viene a enganchar en el car-
ro que está a la cabeza del tren que va a arrastrar,
se mueve poco a poco, i no causa por consiguiente ningún
daño. Cuando mas se experimenta, como lo habrás visto
muchas veces, una pequeña sacudida. Pero si esa mis-
ma locomotora viniera a engancharse con el tren con la
misma velocidad con que después corre en el camino
se destrozarla conti'a los carros i los haria también pe-
dazos.
T)ela misma manera el viento fuerte desarraiga los
árboles, derrumba las casas, i hace estrellar los barcos
contra los arrecifes de la costa.
Cuando el viento iopla fuerte, los navegantes recogen
o repliegan algunas de las velas, porque si las dejasen
todas o si las pusiesen mas pequeñas, la velocidad seria
demasiado grande. Cuando las recejen todas, por ser
el viento extraordinariamente fuerte, se dice que han
dejado la embarcación a palo seco. Cuando reducen el
tamaño de las velas, atando unos con otros los pedazos
de cuerda que ves puestos en dos tilas en la superficie
de las mismas, i formando por lo tanto una especie de
ancho pliegue, se dice que han tomado algunos rizos.
En el primer caso, el viento no encuentra mas superfi-
cie que le ofrezca resistencia que la del casco del barco,
i sus mástiles i jarcia; en el segundo, la superficie del
velamen se disminu3'e considerablemente: i en el uno i
otro caso, el resultado es que el mivimiento se modera.
En esta lámina verás representado un buque en medio de
una tempestad, i dondfe los marineros han recojido la
mayor parte de las velas. Una de ellas no han podido
sujetar,- i la violencia del viento la ha arrancado de su
lugar, haciéndela trizas.
Láfi oláis del mar que alguna? vesos alcanzan auna al-
tura mui notable, son producidas por la acción del vien-
to. Cuando el movimiento de este es mui rápido, ajita i
remueve fuertemente la superficie del agua, i levanta las
olas mui alto. Cuando por el contrario, hai calma, o so-
pla el viento suavemente, el mar esta tranquilo, i su su-
perficie mui tersa o lijeramente rizada. A veces pare-
ce un espejo, por lo lisa i por lo unida; i cuesta traba-
jo comprender que aquellas aguas tan tranquilas i tan
mansas sean las mismas que se enfurecen tanto algu-
nas veces, i cuyas olas formidables parecen montañas
elevadas.
Las olas en el mar son siempre mas grandes que en
los rios: i mas en estos cuando son anchos que cuando
son angostos. La razón está en que el viento produce un
efecto mas visible cuando trabaja sobre una superficie
mas extensa. Alguna vez habrás oido hablar de los re-
molinos. So dice que los hai, cuando el viento se mueve
en una dirección circular, dando vueltas sobre un mis-
mo punto. Con mucha frecuencia se forman estos re-
molinos en las calles, i vemos como arrastran las hojas
de los árboles, los fragmentos de papel, i demás cosas
lijeras que encuentran a su alcance. Pero otras veces
estas corrientes circulares son mui fuertes, i causan gra-
ves daños pues son tan poderosas que arrancan los ár-
boles i derriban los edificios.
Como que el aire no s.; ve. i es una cosa tan lijerr, está
la jente acostumbrada a considerar que no es un cuerpo.
Decir que no iiai nada, donde hai aire, lalvcz en mucha
cantidad, es una cosa mui corriente. Ya puedes calcu-
lar, en vista de lo que hemos estudiado, cuan equivoca-
da es esa idea, i cuántas son las cosas que el aire hace
i puede hacer. Cuando se contempla que una cosa tan
lijera levanta las olas, i mueve hacia adelante con tanta
rapidez los barcos mas pesados, no podemos menos que
decir que hai en ella un gran poder.
Pkegünt.^s. ¿Por qué el aire hace que los barcos an-
-:_-f den? — Para qué necesitan las velas de los barcos?—-
""' Por qué se ha dicho que el viento nos ayuda a caminar?
—Por qué el viento mueve mas los árboles cubiertos
de hojas, que los que están secos?— Cuáles son los efec-
tos del viento fuerte? — ¿Qué comparaciones hemos he-
cho, a propósito de la velocidad del viento, con uñába-
la de fusil, un palo, i una locomotora? — ¿Por qué se re-
cojen las velas de los barcos en los graiidcs vientos? —
■,t¿ué es dejar el barco a palo seco? — ¿Qué es tomar ri-
'.os a las velas de los buques? — ¿Qué hemos dicho acer-
•a de las olas? — ^:Por qué son mas altas las olas en el
mar que en los rios? — ¿Qué es lo que se ha dicho a
cei-ca de los reu¡olinos?
PARA LOSNIÑO.-J AMERICANOS.
POR LUIS F. MANTILLA.
Profesor de la Lengua i Literatura Española ni la
Universidad de Nueva York.
(Continúa.)
Los verbos ser i haber no se conjugan como el
ejemplo que hemos puesto para la segunda con-
jugación, sino del modo siguiente:
BI. IJl'STITUTO J\*^ClJVOJV*9I.
233
HABER.
Participio pasado Habido.
Gerundio Habiendo.
Indicativo presente. Pretérito imperfecto.
El fué.
Nos. fuimos.
Vos. fuisteis.
Ellos fueron.
Impe
mti
El será.
Nos. seremos.
Vos. seréis.
Ellos serán.
vo.
Yo he.
Tú has.
El ha.
Nos. hemos.
Vos. habéis.
Hilos han.
Pretérito perfecto.
\'o hube.
Tú hubiste,
l'l hubo.
Nos. hubimos.
\"os. hubisteis.
Ellos hubieron.
Yo habia.
Tú hablas.
El habia.
Nosotros hablamos.
Vos. habíais.
Ellos habían.
Tnturo.
Yo habré.
Tú habrás.
El habrá.
Nos. habremos.
V^os. habréis.
Ellos habrán.
]:up:rativo.
He tú.
Habed vosotros.
Subjii ; '//: V presente.
Que yo haya.
„ tú hayas
., él haya.
., nos. hayamos.
vos. hayáis.
,, ellos hayan.
Fnii
Pretérito imperfeeto.
Que yo hubiera.
„ tú hubieras.
,, él hubiera.
nos. hubiéramos.
,, vos. hubierais.
,, ellos hubieran.
Que yo hubiere,
tú hubieres,
él hubiere,
nos. hubiéremos,
vos. hubiereis
ellos hubieren.
SER.
Participio de pasado. Sido.
Gerundio. Siendo.
Indicativo presente.
Pretérito itnperfecto.
\
Yo soi.
Tú eres.
El es.
Yo era.
Tú eras.
El era.
Nos. somos.
Vos. sois.
Ellos son.
Nos. eramos.
Vos. erais.
Ellos eran.
Pretérito perfecto.
Fiituro.
Yo fui.
Tú fuiste.
Yo seré.
Tú serás.
Sé tú.
Subjuntivo.
Que yo sea.
tú seas,
él sea.
nos. seamosi
vos. seáis,
ellos sean.
Pretérito imperfecto.
Que yo fuera,
tú fueras,
él fuera,
nos. fuéramos,
vos. fuerais,
ellos fueran.
Fitturo.
Que yo fuere.
,, tú fueres.
,, él fuere.
,. nos. fuéremos.
,; vos. fuereis.
.. ellos fueren.
"Hallábase el padre predicador mayor en lo
mas florido déla edad, estoes, en los treinta i
tres años cabales. Su estatura procerosa, robus-
ta i corpulenta: miembros bien repartidos i asaz
simétricos ¡ proporcionados: muí derecho de an-
dadura, algo salido de panza, cuellierguido, su
cerquillo copetudo i estudiosamente arremolina-
do: hábitos siempre limpios í muí prolijos de
plieguez, zapato ajustado, i sobre todo su solideo
de seda, hecho de aguja, con muchas i muí gra-
ciosas labores, elevándose en el centro una bo-
lita muí airosa; obra toda de ciertas beatas, que
se desvivían por su padre predicador. En con-
clusión, él era mozo galán, i juntándose a to-
do esto una voz clara i sonora, algo de ceceo,
gracia especial para contar un cuentecillo, talen-
to conocido para remedar, despejo en las accio-
nes, popularidad en los modales, boato en el
estilo i osadía en los pensamientos, sin olvidar-
se jamas de sembrar los sermones de chistes,
gracias, refranes i frases de chimenea encajadas
con grande donosura, no solo se arrastraba los
concursos, sína que se llevaba de calles los es-
trados.—(^JS*/ Padre Isla.)
LECCIÓN xvir.
Verbos irregulares.
Los de mas frecuente uso o que tienen ma-
yores irregularidades son : andar, ir, traer, valer,
poder, decir, etc. que conjugamos a continua-
ción. Los tiempos, números i personas en que
no cabe irregularidad se conjugan exactamente
como los verbos regulares.
£L> IJVSTMTIjTO JV»ÍCIOJVjMJL.
CABER.
hidicativo presente.
Yo quepo.
Tú cabes.
El cabe.
Pretérito perfe
Yo cupe.
Tú cupiste.
El cupo.
Nos. cupimos.
Vos. cupisteis.
Ellos cupieron.
fedo.
Nos. cabemos.
Vos. cabéis.
Ellos caben.
Fíituro.
Yo cabré.
Tú cabrás.
El cabrá.
Nos. cabremos.
Vos. cabréis.
Ellos cabrán.
Que yo quepa,
„ Tú quepas.
El quepa
Subjuntivo presente.
Que Nos. quepamos.
Vos. quepáis.
Ellos quepan.
Pretérito imperfecto. Futuro.
Que yo cupiere.
,, Tú cupieras.
„ El cupiere.
„ Nos. cupiéramos.
„ Vos. cupiereis.
„ Ellos cupieren.
Saber sigue la conjugación de Caber; pero la
primera persona del singular del presente de
indicativo es yo sé.
Que yo cupiera.
Tú cupieras.
El cupiera.
Nos. cupiéramos.
Vos. cupierais.
Ellos cupieran.
ANDAR.
Indicativo.
Pretérito perfecto.
Yo anduve.
Tú anduviste.
El anduvo.
Nos. anduvimos.
Vos. anduvisteis.
Ellos anduvieron.
Subjuntivo,
Pretérito imperfecto.
Que yo anduviera.
„ Tú anduvieras.
„ El anduviera.
,, Nos. anduviéramos.
„ Vos. anduvierais.
„ Ellos anduvieran.
Futuro.
Que Yo anduviere.
„ Tú anduvieres.
„ El anduviere.
Que Nos. anduviéremos.
,, Vos. anduviereis.
„ Ellos anduvieren.
El verbo estar tiene las mismas anomalías que
andar, i a mas la de decir en el presente de in-
dicativo: yo estoi, tú estás él está, nosotros esta-
mos, vosotros estáis, ellos están.
(Continuará.)
De Aritmética decimal práctica i razonada, escri-
tas en francés por L. Bomballet i tradiuidas
por Pedro Deleon Y., alufnno maestro
del Instituto Nacional.
(Continúa.)
Problemas sobre la suma de nímeros enteros.
1. Una escuela está dividida en dos seccio-
nes: la primera contiene 38 alumnos i la segun-
da 34 ¿Cuántos alumnos hai en la escuela?
2. Un mercader ha llevado al mercado la
primera vez 45 hectolitros de trigo: le quedaron
aun 69 hectolitros; ¿cuántos hectolitros tenia el
mercader antes de sacar del granero los hectoli-
tros que llevó al mercado? ( i )
3. Un caballo costó 376 pesos; ¿en cuánto
debe venderse para ganar 89 pesos?
4. Un padre de familia gana 686 pesos por año
i su hijo 275 pesos; ademas posee una casa que
le deja por los alquileres 60 pesos; una huerta
que le produce 18 pesos i un terreno que le pro-
duce 5 10 pesos. ¿Cuál es la cantidad de que ese
padre de familia puede disponer al año?
5. ¿Cuál es la población de una Ciudad ha-
biendo 365o niños, 3000 niñas, 1845 hombres
adultos, 2350 mujeres adultas, 368 hombres viu-
dos i 259 mujeres viudas?
6. Cuál es la población de los siguientes de-
partamentos de la República si hai en el departa-
mento de Guatemala 100,000 habitantes; en el
de Quezaltenango 94.000; en el deZacatepequez
48,000, en el de Totonicapaní 14,000, i en el
de Chiquimula 70,000?
7. Un hacendado ha hecho construir una casa,
una granja, un tren para beneficiar café i una
caballeriza; i ha empleado en la construcción de
la casa 30,548 pesos; en la de la granja 5,678
pesos; en la del tren 29,564 i en la caballeriza
2,632 pesos. ¿Cuánto empleó por todo?
8. Un individuo gasta al año las siguientes
cantidades: 575 pesos por su alimentación, 276
en repartir a los pobres i 900 pesos en otras
COSÉIS. ¿Cuánto gasta al año?
9. Tres alumnos han sido castigados en una
clase: el primero ha tenido que copiar 2 5 ren-
glones de historia; el segundo 18 renglones i el
tercero 32 renglones. ¿Cuántos renglones co-
piaron entre los tres?
10. Un panadero dice que vendió el Lunes,
186 kilogramos de pan por 33 pesos; el Martes
168 kilogramos por 27 pesos i el Miércoles 145
kilogramos por 2 5 pesos. ¿Se desea saber cuán-
tos kilogramos de pan vendió i por qué pre-
cio? (2)
(1) Hectolitro, medida que se usa para los granoá
i los líquidos.
(2) KiU^gramo, medida que sirve para los pesos.
i:t. gjrs'JM Tt/ro jwti 'ío.^-^m..
1 1 . Cuatro trabajadores se dividieron cierta
suma de dinero; al primero le tocaron 92 pesos;
al segundo 180; al tercero 340 i al cuarto tanto
como les habia tocado a los tres primeros. ¿Cuán-
to le tocó al último i cuál era la suma que se ha-
bían dividido?
12. Una persona tiene tres lotes de tierra
sembrados de maiz: el primero de 25 áreas; el
segundo de 1 6 áreas i el tercero de 12 áreas. En
el primero cosecha 127 fanegas de maiz; en el
segundo 9Ó i en el tercero 68. Se desea saber,
¿Cuántas áreas sumaban los tres terrea><is i tan-
tas fanegas de mai;5 producían? {3) *
13. Desde el año 420 hasta la muerte de Lifis
XV I. La I'rancia fué gobernada por treslamilas o
dinastías de reyes. \
L>a primera, la de los M^;ovinjios, compuesta
de 22 reyes, duró 332 años.** -
L:i segunda, la de tos -^rlovinjios, compuesta
de 1 ; reyes, duró 235 años.
L;í tercera, la de los Cap(;tos, compuesta de 32
reyes, duró 8o() años.
¿Mn r[ué año fué (-1 aihcnimiento de la segunda
familia, i el de la tercent? 1 la muerte de Luis X\'I?
Cuántos años duró el reinado de las tres fami-
lias i cuántos re\ es se cuentan hasta la venida de
Luis X\l?
14. Napoleón üonaparte nació en Ajaccio
(Córcega) en 1769 i vivió 52 años, ¿lin qué año
niuriú.
(■n:.-T¡(».\ARi() V.
:5S. — Cuántas son las operaciones firtidainentales? —
;.Cóiiio .se llaman? — ÍU). Qué es definición? ¿Qué se en-
tieuile por teoría? ¿I por práctica? ^jPara qué sirve
el ejemplo? ^jQué indica el uso? Cuáles son los siy-nos
(lue í^e usan en las operaciones fundamentales? ¿En qm'
consiste muí prueba?— 4U. Qué os proldema en Arilijn-
lica? Una solusidií?— 41. ¿Qué se entiende por un prin-
cipio?— 4l!. ¿Qué os un axioma:'' — 43. ¿Qué es lastima?
¿Cómo se llama el resultado de es.t* operación? 44.
¿Cuál es el siurno de sumar? — •!■'*• .^ft]t> s" indie^i la
suma? — 4(i. ¿(,"ómo se lee una suma ÍMÍ^.ida? — 47 ¿Qu<-
ui siífno ileii;ii,alflad? — ^8 ¿Cómo se suman va-
se il,
ríos números de un
una tabla de S'iinar
dio de esta tabla la
La ¡f'oria (]ue se sit:
puestos.— óii. L« i,x-.
ros compuestos.- .";;
neu los sumamin- 'l^-
de sus unidades ->•
raieuza a sumar por
zu por la izquiei'da?
menzar a sumar por
.jü. Cómo se suman
lu suma dt
.s.-:,4. i'o
¡a dei-eelia? ¿Porqué no se couneu-
¿En qué ca.so será iudiíerente co-
la dereeiía o por la iüqnierda? -
varios números que terminan en
eeru;-* ¿Qué se debe hai-er cuando liai que sumar C(duiii-
nas mui larcas?—.')? Cuántas maneras liai para j)robai-
una operacioa de sumar.* ¿Cuál es la piueba ma» fácil
i la ma3empl«ada?--ó8. (.'uále.s son los usos de la su-
dida
CAPITULO VIL
SUSTR.
ACCIÓN DE LOS NÚMEROS ENTEROS.
59. Quitar un número de otro que le sea
mayor es ejecutar lo que se llama una Sustracción.
La snstracdon, o resta, es entonces, itna operación
por viedio de la cual se averigua el exeso cpic hai
entie dos números de la misma especie.
El resultado de esta operación se llama, resta,
exeso o diferencia.
Sea resolver el problema siguiente.
L™ niño supo que uno de sus amigos tenia 5
I reales i que perdió 3 por eíífer jugando, desea
I s^ber cuantos reales le quedan todovía.
I -*Mefltalmeníe quitando uno a uno de los 5 rea-
I les, los 3 perdidos, ttMidrá sucesivamente por
resto, 4, 3 i 2 i dirá
Número de i. r restado de 5 rjuedan .|.
¡ reale pt^rdi- ■ 1 restado tle 4 quedan 3
I * dos. ; "^.j rf'stado de 3*quedan 2.
Luego quitando 3 veces un real o 3 reales, de
5. quedan 2 que es lo que se deseaba saber.
Ln esta sustracción:,
v'' es el número mayor 'o el minuendo.
3 es número mcnior, o el sustraendo
2 es el resultado, o la dlferc-ncia.
I'-s e\idente que si a la diferencia 2 se le a-
gnga el sustraendo 3 la suma nos dará el mi-
nuendo 5. Lo que se espresa diciendo:
Oue sí al sustraendo se le agrega la diferen-
cia la suma es igutfl al mifftiendo.""'
60. -La palabra menos que espresa lu resta,
se rejjresenta en la escritura poruña línea ho-
rizontal ( — ) que se coloca entre el minuendo i
j el sustraendo, i como hemos dicho es el signo
! de la sastraccion. Se llama signo negativo i tam-
bién se les da este mismo nombre a los núme-
ros <|ui; precede. /:
Así— 35. — 104 .scHi números negatí\os.
61. Para indicar "imS resta, se escriÍK!i mi-
nuendo i sustraendo. en, una misma línea hori-
zontal teniendo cuidado de colocar 'el minii.Mido
p.-imero i luego eí sustraendo i entre lo-; tios el
signo (-"), menos.
Ejemplos.
(9- -5), (4''^9> ^-:>\\)-
(' ('oidin/í!vd. )
LECCIONES
Kt<]ueiil»Ioiü de dibiOo liiital al alcalice de
los niñoú. }«»!• M. R. Ortega, isiji iiiei-o ío-
póirulVí i pi-íífesor de Je<ti¿i-atia políli-
(.•a-deseiíjitiva del Inslitiiiu IVut'ioiíal.
(Continúa.)
LECCIÓN VI.
6,S. En el trazado de las líneas se eniplan los
lá])!ces í la tinta i\r china. Los láiiíces son <\r
236
EL. JJWS'TITUTO JV^CIOJWHj.
diversos tonos ¡ diferente dureza: loshai qu^ dan
trazos mili oscuros i son mui suaves i otros dan
tonos mas claros i son mui duros. Los fabrican-
t<,'s acostumbran a poner en la estremídad de los
lápices la indicación de su clase, empleando letras
6 /íúmeros. Los mejores lápices se fabrican co'n
grafito de Siberia. . ./
69.^- Para trazar líneas recta,s elejiremos un lá-
piz de regular dureza cortado en, fiigura de cu-
chilla como aparece en el grabaáp»
Fi.íT. -.VI.
Tiene astla ventajade podernos servir de él ma-
chas veces sin desgastar la pimta pero debemos
manejarlo con suavidad para que no raye el papel,
70. — Para trazar líneas curvas es preferible u-
sar lapices de punta cónica bien aguzada, ya sea
para adaptarlos al -porta-lápiz de ira compás o
bien para deslizarlo por el canto de pístóldcs o re-
glas curvas, (fig. 33.) si se trata de curvas irregu-
lares.
Fiír. :;'5. -
71.— La goma elá:;tica o hule S2 emplee para
borrar los trazos hechos por el lápiz: debe usarse
con suividad al principio i después aumentar el
frotamiento; de lo contrario, lejos de conseguir
nuestro objeto ensuciamos el papel coniíña man-
clia difícil de quitar. Nunca se debe usar la go-
ma elástica cuando el papel está híunedo o tiene
72. — Después de haber delineado un dibujo
con lápiz nos serviremos de la tinta de china para
que los trazos sean permanentes. La buena cali-
dad de la tinta, se conoce en que al disolverla
no 'presenta granulaciones sino que forma una
especie de barnis negro i tornasolado. Ademas
debe secarse pronto i no ensuciar el papel cuan-
do se pase sobre las líneas bien secas el dedo o
un pincel humedecido. En el comercio se espen-
de la tinta de china en forma de jpequeñas barras
como la que ponemos a continuación.
pleamos el tira-líneas descrito en la lección an-
terior. Se disuelve un poco de tinta en un pla-
to i tomando con un pincel la cantidad necesa-
ria empaparemos la parte interior de las len-
güetas del tira-líneas, regulando por el tornillo la-
teral el grueso que deba ^arse a los trazos.
• Ntinca se ..debe usar la tinta disuelta el dia
anterior porque presenta" grumos: diariamente
se. disolverá la cantidad que se necesite.
- 74. — Para evitar el oxido que corroería las
estrcmidades de las lengüetas, conviene lavar i
secar convenientemente estos instrumentos pro-
curando q^iie no contengan gro.sa :il emplearlos.
75. — Las líneas que no < .'.lén bien trazadas
se borrarán con una cuchilla apropiada, frotan-
do en siguida la parte escabrosa del papel con
un cuerpo bien pulido como una cuchilla de
marfil, o un diente de caballo que es lo que ge-
netalmente se usa.
76. — El papeí que se emplea para dibujo que
llamamos de marqtiilla debe ser bien batido i pre-'
sentar una superficie uniforme lo que se conoce
si se le mira al traslu:/.
ara preparar
inel destinado
al dibujo se proc(-derá como sigue: dóblese las ■
orillas del ]iapf'l como formando márjenes: hu-
medéscase la cara posterior con una esponja i
pegúese al tablero sirviéndose de la goma que
se untará en las orillas. Si presenta el papel al-
gunas arrugas estas dcs;i¡:»areccxán al secarse.
No se debe espont-r el tablero al sol para abre-
viar la operación i que el pajíeí seque pronto,
porque entonces quedan arrugas qiu'. difícilmen-
te seduitan; lo mejor es hacerlo secar al aire
libre.
70. --.Antes de comen,íar un dibujo con\iene
escuadrar el papel tra.7.ando paralelas á las ori-
llas fijadas con la goma. Terminado el dibujo
se pasar4 una cuchilla sobre dichas paralelas i
se retira el papel. •- •.
79.— Como en el dibujo lineal no se conside-
ran sombras nj colores el relievie se da ,á los ob-
jetos aumentado el grueso de las lineas que
corresponden a'ia parte de sombra. Generalmen-
te se dibujan los objetos suponiéndolos ilumi-
nados por la izquierda estando la luz a.p ; por
consiguien.te, la parte de la derecha está en
sombra i allí deben corresponder, las líneas de
mayor grueso.
CüEsa'lONARlO.
fiS. — fjQiié útiles ?e emplean en el trazadr. de la<
li'noa?. (iO i 70. ¿yu(í corte debe darse a ios lápiccá i'u
el trazo de limetas i curvas? 7 ¡. Uso de la goma clástica.
T'J, T:í i 7 t. Cualidades que debe tener la tinta de
ciiina i modo de emplearla. 75. U.«o de la cuchilla i el
diente. 76, 77 i 78. Preparación del papel. 79. ufanera
de representar el relieve de los objetos eu dibujo lineal.
(Cor,
r.ará.)
El. IJySTlTlITO J%\fi€lOjyjlL..
23T
LECCIONES
De Física experimental precedidas de algunas no-
ciones de Mecánica, para uso de los niños, por
el Dr. Bario González, Profesor de Mecá-
nica y Física en el Institulo Nacio-
nal de Qjíatcmala.
(Continúa.)
LECCIÓN IX.
PÉNuur.o.
1. — 1>0ÍlllÍCÍOIl. Figairémonos una bolita
de plomo C suspendida de un hilo, fijo a un pun-
to A, como se ve en la fi;5ura 31 : este pequeño
apaiato, que es una plomada, está en equilibrio,
porcjue por una parte la gravedad tira de la bo-
lita hacia abajo y por otra la resistencia del hi-
lo se opone á su caida; pero si se desvia la
bolita de la vertical hacia el punto B y se a-
bandona á sí misma, desciende hacia la vertical,
pasa al otro lado hasta el punto D y continúa
asi moviéndose de un lado á otro de la misnia
vertical en arcos mas )' mas pequeños hasta vol-
ver á quedar en quietud. Este aparatito se lla-
ma pendido; su movimiento de un estremo á o-
tro del arco BD se llama una oscilación.
2.— €csíicioii <Iel inoviiiiíciilo
o^rílaíofio <l<» un }>en<luIo. Si un
péndulo se moviera en el vacío y no hubiera
XOQ.C. en el centro de suspensión ó punto por
donde se considera fijo el hilo, nunca cesaria de
m.üverse, porque la gravedad actúa siempre de
la misma manera sobre él. Del punto B al pun-
to C, descenderla por efecto de la gravedad; de
C á D subirla por la ley de inercia ó velocidad
adquirida y de D á B' volvería á recorrer el
mismo arco por las mismas causas, y asi sucesi-
vamente. Aquellas condiciones nunca pueden
realizarse porque los péndulos mas perfectos que
puedan construirse se mueven siempre en el
aire y tampoco se puede evitar el roce en el
centro de suspensión. Por consiguiente, estas
des causas, resistencia del aire y roce, van po-
co á poco atenuando el movimiento hasta dejar
inm.óvil el péndulo.
•í.— l^eyes de las oscilaciones
del péndulo. Las oscilaciones de un pén-
dulo están sujetas á cuatro leyes, que procura-
remos explicar con la mayor claridad posible.
Ley I."' Las pequeñas oscilaciones de un pén-
dulo se hacen en tiempos iguales. Se entiende
por pequeña oscilaciotí la que no pasa de 10
grados, es decir, que el arco recorrido por el pén-
dulo no hade pasar de logrados de circunfe-
rencia.
El hacerse las oscilaciones en tiempos iguales
no significa que los arcos recorridos sucesiva-
mente por el péndulo sean iguales (el arco reco-
rrido durante una oscilación se llama amplitud áe.
la oscilación); ya sabemos que estas amplitudes
van siendo mas i mas pequeñas; pero aunque
vayan decreciendo siempre se recorren por el pén-
dulo en tiempos iguales. Si, por ejemplo, la pri-
mera amplitud fué de 10 grados y se recorrió por
el péndulo en un segundo de tiempo, las siguien-
tes, aunque vayan disminuyendo se recorrerán
también cada una en un segundo. Se puede com-
probar fácilmente esta ley por la experiencia del
modo siguiente: se separa bastante im péndulo de
la vertical y se cuenta })or medio de un n.'loj de
segundos el tiempo^que emplee en hacer [40 osci-
laciones por ejemplo. Se separa en seguida
poco ^de] la vertical el péndulo y observaremos
entonces que '40 oscilaciones se hacen en el mis-
mo tiempo que antes.
Esta ley fué descubierta por Galíleo, elfmis-
mo físico que descubro la i.^ ley de la caida
de los cuerpos. Se refiere, que siendo muy jo-
ven se fijó en el movimiento oscilatorio de una
lámpara suspendida en la bóveda de la catedral
de Pisa, observando que sr.s oscilaciones las ha-
cia en el mismo tiempo. Esta ley se llama ley
del isocronis7no del péndulo. La palabra isocronis-
mo viene de dos^voces griegas: isos cosa igual
y^orconos tiempo.
Ley 2.^^ \.Enl péndulos de desigual lorgitud es
proporcional la duración de las oscilaciones á la
raiz cuadrada de la longitud. Para demostrar
esta ley tomemos tres péndulos a, b c. (Fg. 32),
*ia' j,' y mí '
Fig. 32.
cuyas longitudes respectivas sean i decímetro,-
4 decímetros; y 9 decímetros haciéndolos oscilar al
238
JSX> IJVSTtTMJTO JVJJCI4ÍJ\\/tI^
mismo tiempo, igualmente separados déla vertical,
notaremos, que si el primero hace su oscilación en
un segundo, el de 4 decímetros la hace en dos se-
gundos y el de 9 en 3 segundos, lo que prueba
la ley, puesto que los niimeros 2 y 3 son las
raíces cuadradas de 4 y 9.
Ley 3. ^ Un pétulnlos de igual longitud, la
duración de las oscilaciones es la misfna ciialqiiie-
ra <jue sea la materia de que estén fortnados. Su-
pongamos que los dos péndulos c y d (Fig. 32),
de igual longitud, sean el uno de marfil y. el o-
tro de plomo; si los separamos igualmente de
Li vertical y los dejamos oscilar observaremos
que hacen casi en tiempos iguales el mismo
número de oscilaciones.
Ley 4. '^ La duración de las oscilaciones de un
péndulo en un punto cualquiera de la Tierra, está en
razoTí Í7iversa de la raiz cuadrada de la intensidad
de la gravedad. Esta ley no puede comprobarse
sino es observando un péndulo en diferentes la-
titudes de la tierra. I ma<i'i neniónos que un pén-
dulo hace en el Ecuador 5o oscilaciones en cier-
to tiempo: si del Ecuador \'amos marchando ha-
cia ol polo notaremos que las mismas 5o osci-
laciones ias \a haciendo el péndulo en tiempos
mas y mas cortos, en proporción á lo que sea
la raiz cuadrada de la intensidad de la grave-
dad en cada lugar. Asi es que un péndulo en
el Ecuador tarda mucho mas tiempo en hacer
cierto número de oscilaciones que lo que tarda
en el polo para hacer el mismo número de os-
cilaciones. Se entiende que no ha de variar la
longitud del péndulo y que las amplitudes han
de ser las mismas en las diferentes latitudes.
Hemos mencionado la 4. ^ ley para comple-
tar esta lección, pues bien sabemos que para ios
niños es difícil comprenderla.
(Contiiivará.)
CURSO SUPERIOR DE PEDAGOGÍA.
Xwdletociologla..
Por Eüstacio Santamaría S.
Proffsor de la ciencia en las Esmelas Normales de
Cundinamarca.
(Continíia.)
V.
Didáctica.
La Pedagqjía propiamente dicha se divide en dos par-
tes, a saber: en Pedagojia jeneral o Didáctica, i en Pe-
dagojia especial o Metodolojia.
Arriba se demostró que' la enseñanza debe cuidar de
tres objetos principales q)ie hemos llamado, respectiva-
mente: '-í objeto materi(d,elfo7-jiiali el práctico. Estos
tres objetos pueden expresarse en tres preguntas, así:
¿<iué lia de enseñarse? ¿Cómo ha de enseñarse? i ¿Para
qtíS Im líe énsi^'H'arsE*?
La primera do estas preguntas se refiero a la materia;
la segunda a la forma o manera como se ha de enseñar
esa materia, i la tercera a la utilidad futura del apren-
dizaje.
Supuesto que los dos primeros interrogantes compren-
den todos los objetos de la enseñanza, no hai para qué -
contestar el íiltimo de ellos de una manera particular.
El qvé i el cómo de la enseñanza, son en realidad las dos
cuestiones cardinales que sirven de centro a la teoria del
arte.
La Didáctica contesta dichas preguntas de xiny, mane-
ra jeneral, entre tanto que la Metodolojia las trata de un
modo especial.
1- ® ¿Qué ha de enseñarse en una Escuela pública pri-
maria? I']l número de ciencias que componen la enseñan-
7a en un estableciniiento de educación es \*ariadisimo,
por cuanto a que se refiere a los distintos ramos del
saber humano.
La cantidad do objetos sujetos a nuestra intelijencia
es inmensurable, toda vez que cuanto existe pu<^de ser
objeto de nuestro entendimiento. La inmensa extensión
del conocimiento tiene í;-e.9-c««¿ro.s, a cuyo alrededor j¡-
ran: Dios, el mundo i el hombre.
La ciencia qiu; nos enseña ti conocer a Dios se llama
Teolojía; la que estudia el mundo lleva el nombre de
üosmohj'id: enie:¡(li,'Midose por J ,¡ínii,ih,¡:,,, la (]ue se o-
cupa del },o,iibn'.
Cada uno de estos ramos se t¡i\ ¡1.' en ¡nriiiidados de
otras ciencias. La Cosmo'ojía com|)ron(io. por ojcnijílo la
astronomía, la jeolojia, la jooirnlin, las llauíadas, cien-
cias naturales, etc. L^anfro]>uto¡ía encierra, en primer
lugar, \&somatolo}ía i la psicolojía; i pertenecen ademas a
ella todas las ciencias que deben su existencia a la in-
vestigación, arte i trabajo del hombre, tales como la his-
toria, la política, la filosofía i las artes de todas clases.
Ahora cabe averiguar en qii<^ relación cst.i la pregun-
ta: ¿qué ha de enseñarse en una Escuela ))'iblica prima-
ria, en lo que se refiere a los tres ramos del saber huma-
no? El niño vive en el mundo como en su patria: por lo
tanto, tiene que aprender n conocer el nuindu. El es, a-
demas, un ser dotado con disposiciones i facultades, de lo
cual se desprende que tiene que aprender a conocei-se
a si mismo i a los den»as sei'cs de su especie.
Difícil, por cierto, nos seria enseñ u' a los niños en u-
na Escuela oficial primaria, lo que propiamente se llama
Antropoloj'n-, pero si les referimos los hechos históricos
de los hombres, si les contamos todo cuanto ellos han al-
canzado en las ciencias i en las artes, los conocerán en
sus actos i obras, i tratarán de imitarlos. I como tanto
el mundo <'omo el hombre han sido creados i se concer-
van por Dios, natural es, por tal razón, que el niño estu-
die a Dios.
De todo lo anteriormente dicho deducimos que el ni-
ño tiene que hacer estudios teolójicbs, cosmolójicos i an-
tropolójicos; vues que es sobre estas tres Uises que tieni'
que descansar toda la enseñanza elemental.
Las ciencias que tratan de Dios, del mundo i del hom-
bre, por ser los centros cardinales a que se reduce el sa-
ber, indican claramente a! Institutor los puntos sobre los
cuales deben versar sus lecciones sobre el particular.
La Eícuela, cualquiera que ella sea, tiene'que 'basar
sus tareas en dichos tres centros cardinales de la ciencia,
si acaso pretende que se le tenga por tal, o para expre-
sarnos con mayor claridad, si en ella ^e desea formar
hombres en todo el sentido de la palabra.
Fácil e.-, comprender que al decir en toda Escuela de-
be enseñarse tedq/'ía, cosniolojía i antropolo/ía. no hemos
querido aseverar que estas se trasmitan a foudo en todas
sus partes, supuesto que no aleanzn la vida de un hombre,
ni aun la de muchos, para estudiar por entero una sola do
ellas, mucho menos el corto peiiodo de ticm¡io que el ui-
ñ ) r>!"rina:ic:^o c;i la E-'rnc!:i.
i^i. i.v.sjt i i io ,y\n io,\\iM^.
Do la (.iase de Escvela depende en absoluto el número
do ]inntos que so han de escoijer dentro de las tres cien-
cias fundamentales; i no solo este número, sino también
la cantidad lie materia qne comunmente llamamos )jc7(-
sum. A nuestra intelisrencia no se le puedo ocultar
que en una Escuela pública primaria, donde el niño
pasa el sesrundo lustro de su vida, no pueden enseñar-
se las mismas cosas, ni en cuanto su naturaleza ni en
cuanto a su cantidad i ostensión, que en una Escuela
superior. ¡I la cual concurren jóvenes de mayor esperien-
cia. El número de materias de enseñanza i el pensum
do cada una de ellas constituye el Plan de Esf.udlofi,
que es, por decirlo así, la pauta a que ha de sf-ñirse el
Institutor, toda vez que él no tiene la facultad de
escoorer los puntos sobre que debe instruir, ni de fijar la
e.xtfnsion de cada nno de ellos.
El Cueiyx) le¡lslativo. al resolver sobre el i>articular
tiene ([ue tener en cuenta lo anteriormente dicho, ó sea,
sentar como ciencias fundamentales las que por tales
reconoce todo ol mundo, escojiendo dentro de las que las
componen las que mejor conven<?an o concuerden con la
clase de Escuela a que se refieren, entendiendo para ello
al fin o mira que se propone, i a la edad i demás condi-
ciones, tanto psíquicas comí sociales, do los niños que
han lio acMidir a ella en busca de educación e instrucción.
Poi' lo sreneral se dividen las materias que constitu-
yen el Phoi d" Eetudioi do una Escuela pública prima-
ria cu ideas. reaJes í ténirai.
Las llamadas materias itleale^. comprende la religión
i los estudios frramaticales; a las roaJcn pertenecen la
arimiHica, la geometría'- la geografía, la historia i las
ciencias naturales; por téaicna eutiondense la escritura,
el dibujo, la música i la calisténica.
Esta clasificación de las enseñanzas no están cate-
górica que no pudiera sufrir algunas modificaciones;
mas por nuestra parte i de acuerdo con ol sentir de
ilustres pedasíoyos. la hallamoss digna déla aprobación.
'2. - ;.C'onio ha de enseñarse en una Escuela pública
primaria?' Est:í visto que el Mnentro nada puedo en
cuanto a la primera narte deque trata la Did íctica.
Sus funciones son pnsivas: su del>er es desarrollar el
Plan de en'udios ixsi como lo. ordena la lei; ceñirse a él
como a una pauta; en«eñar las materias impuestas por
el Lesrisludor dentro del término prefijado i en la canti-
dad determinada. Esta sabia disposición menoscaba en
cierto modo la autoridad del Maestro. \)ern en cambio
iisc/ura mas l;t buenri educación <]■■] jiueblo o .-ica su
poT-venir
KnU-e tanto. In seaunda parte de la Did u ti,-.,, de la
I int* en seguida nos ocupamos, ci)ticierne en absoluto ni
lii-^titutor: ella averisrüa por la moner» o modo como
hu de darse la en«eñinzft en g(?neral.
El éxito de lu instrucción elemental no depende Ihu
solo de la acertada elercion de las material sino aún
todavía mas. de In f'ornw de. la ensehaimi. Todo objeto
tiene su forma, i solamente en ella es lo que es. La
forma es, como dice el filósofo Tlegel, la sustanci.i de
las cosas. ,\plicando esta verdad a la enseñanza, resul-
ta que la sustancia de ella se halla en un forma. Por
eso dice con mucho acierto DiestTweg, el mas notable
pedagogo que ha producido el siglo presente: "£"/ m-'.t .-
íio es tan importante como /(( materia i el (o//ío t;ni
necesario como el qȎ. asi, la fuerza de! Jtlo'ittro esf;|
en su método."
Arriba dijimos que considerábamos la Ped'Mjoi'ut qo-
uio la mas difícil de todas las artes. El pintor, el escul-
tor, el músico traljajan. como el pedairogo, conforme a
■ ideas arliiti'us, con solo la diferncia que aquellos lo ha-
cea en materias que eu sí son muertas, mientras que este
es en fuerzas vivas. Por esa razón ocupa el arte de en-
señar un lugar mas elevado, siendo asi también mucho
mas difícil. ¿Habrá acaso quien no halla visto luchar
yfne^frf)". de los nuis tntent*»sos. por fuio'! cnteroíi. cott
enicñanza, pensando i buscando constanemente las for-
mas mas acertadas para trasmitir las distintas materias,
para educar a los niños de acuerdo con su capacidad i
con el desarrollo progresivo de sus facultade»." Los mas
diestros en el arte no pueden meiios de confesar que
diariamente tropiezan con tantos inconvenientes en la
enseñanza, que les hacen dudar do sus aptitudes, cono-
cimientos i csperiencia pedagójica. Los Institutores sin
conciencia qno miran el arto do enseñar como un oficio
material, ignoran, por cierto, todas estas dificultades.
La Didáctica no se ocupa sino do los métodos i do las
reglas jenerales de la enseñanza, es decir, do los métodos
i reglas que tienen aplicación en todas las materias quo
componen el aprendisaje en una Escuela, i quo son, por
lo tanto, aplicables a todos los casos quo ocurran en la
trasmisión de los conocimientos. <.
El Instructor en el ejercicio de sus funciones tiene ,
que ver con el espíritu de los niños i con ]asf)cerzas in-
telertuales de los mismos. El Maestro trasniit»? al espíritu
do sus educandos ideas del mundo material, o del abs-
tracto, o del ideal, para que aprendan por medio de e-
llas a definir, juzgar i decir. Las ideas se forman en. el
alma de la infancia por medio do los objetos. El Peda-
gogo trata, por lo tanto, do llevar ¡deas al espíritu do
los niños mediante los objetos, ayudado de uno de los
instrumentos didácticos mas poderosos de que dispone
el hombre: la palabra. Pero ¡cuan diversas son las ide-
as, i cuan difícil es a menudo poner al niño en capacidad
de pensar clara i distintamente, con plena conciencia,
acerca de ellas!
Llamase por eso método, ©I modo o la manera como
el Maestro lleva ideas al alma del niño por medio de la
enseñanza, i como las eleva a la claridad i distinción
mas completa; o, en términos mas precisos, el modo do
trasmitir al espíritu nociones espirituales, de manera
que vengan a ser propiedad espiritual del alumno.
Se conocen muchos i mui diversos métodos. Cuando
el Maestro recita i hace repetir de los niños una frase,
una canción, una historia, etc. hasta que esto la hayan
tenido, entonces hace apmider de memoria i emplea el
método material. Toda vez que el Iiistitu^tor da la ense-
ñanza eu forma de discurso, hace uso del método ac-roa-
rnático. Se entabla conversación con los niños i les haco
preguntas que estos le contestan, emplea el método ero- '
temático o Ínter rosrrtivo. Distíugenso ademas, el método
de In dp.<icomp')sicion, llamado analítico i el de composi-
rion, \hnia(\o siutt'iico.
■.<•)
L.\. i'Ki.MKKA KiünuTüLA Poi'LL.'iK. -El primero
que ha pensado en las bibliotecas populares es
Frankün. Si cada uno de nosotros tiene un vo-
lumen, i lo pone a la disposición de los demás,
resultarán dos volúmenes. Pongamos cieiito,
doscientos, trescientos, tendremos cada uno, cien-
to, doscientos, trescientos volúmenes a nuestra
disposición. Esto sin disputa era un grdn bene-
ficio ¡ se fundó la biblioteca. ¿Sabéis lo que ha
llejíado a ser esa biblioteca fuudada por un obre-'
ro i doi:c de sus compañeros? Ha llegado a ser
la biblioicci de Filadelfia, que cuenta hoi con
800,000 \olúmcncs. Como ejemplo de los mila-
gros que produce la asociación, citaré U bibliote-
ca de los comerciantes de Nueva- \'ork que tie-
ne 5,000 suscritores, 57,000 vulúmenes, i que
recibe lodos los años 170 revistas i diariamente
140 ficriódicos.
OBSSRVAOIOHErS MSTSüROLOGIGAí^.
i:%«TlTI TO YACIOÍ^AI^ »t¡ GlTATlíMAliA.
Marzo
1881;.
einijeratura rn Cenu'ura
LK
tístado delcie-j Viento
\ lo. I dominante.
Altura media iHumedadre-
del Baróme- | lativa. (me-
tro en m. m. I dia) Satura-
Mínima.
Máxima.
Media.
■ \
á o'^C.
cion = 100
11
16,0
23,5
18,70
jCubierto.
Sur.
642.09
79
12
l5.2
22,4
18,02
¡Cubierto.
Norte,
642,21
88
13
13-9
22.7
17.87
3,7 ¡Nublado.
Norte.
642.47
79
14
•3>-^
24,9
19.25
Nublado.
Sudeste.
642,52
75
i5
14.4
25.4
19.70
.'\lo^o nublado.
Norte.
64 1 ,Q 1
77
16
¡4,9
27,0
19.87
Aleo nublado.. Sur.
645,82
78
17 •
i5.8
-7-3
20.37
Nublado. Sur.
041.47
:<\
18
16,4
. 26,0
20.40
Nublado. Sur.
041,90
19
17. 1
27,5
21,00
0,3 Nublado. ¡Sur.
641.58
75
20
14,6
29.3
21,22
Nublado. Sur.
641.50
Si
21
14-0
28,4
2i,5o
Nublado. .Sur.
641.26
73
22
17.5
26,0
20,65
.Nublado. iSur.
041,-0
73
23
17.8
27.0
21,07
uM^o nublado.jSur.
640.12
73
24
i5,o
26,7
20,00
jDespejado. jSudoeste.
6.10,0 í
70
25
14.0
26.3
20,20
¡Despejado. Sudoeste.
639,08
66
26
14.0
26.0
20,05
Alí^o nublado.Norte.
640.45
04
-7
13,8
23.9
18,35
Despejado. Noríf.
64 I .49
OiJ
28
12,0
27,5
19,50
Nublado. Sur.
640,9?^
Oy
29
12,7
27.3
20,70
Algo nublado.Sur.
640.40
08
30
15,4
27.9
20, 1 5
Despejado. Sudoeste.
63Q.61
7 1
31
Abril.
12,9
27,5
20,77
[^espejado. Sudoeste.
639,08
'-•J
1
14.0
29.7
21,45
Nublado. iSudoesle.
639,61
60
2
16,0
29.2
22,30
Nublado. Sudoeste.
641.02
67
3
i5.7
25.3
20.32
Alj^o nublado.Norte.
6.4 I ,69
67
4
14,9
25,1
20,55
iQespejado. Nordeste.
940,94
73
5
16,0
25,5
20. i5
'Tubierto. Sur.
640.39
7 -
6
16,7
28,1
21,60
— — Cuijierto. jSudoeste.
Ó39.7-I
75
■ 7
17.0
28.9
2 1.65
AIí<-o nublado.jSudoeste.
640. 1 8
74
8
16.0
29,1
21,35
Algo nublado.Sudoeste.
640,16
70
9
16,5
26,3
20.77
2,3 jAlgo nublado.jSudoeste.
640,64
72
10
13.4
27,7
20,32
■ lAlgo nublado.lSudoeste.
641,03
74
No¿as^ — JJoviznas\ Marzo. 11, 17, Lluvias: Marzo 12, 18. Abril 8. Cantidad total de Lluvia reco-
sida; t 3 milímetros. 7>;«/^í/aí¿'í.- Abril 2. Truefws i Relámpaoos: Marzo 17, 18,20,21, 23,24.
Abril 2.
La temperatura ha estado desde el 17 de Marzo sumamente elevada debido al \'iento Sur que
sopló con pocas interrupciones durante este tiempo. La temperatura media estaba por término me-
dio 2°C mas alta que la normal.
El Barómetro marcó tres mínima de presión correspondientes a ios dias Marzo 25. 2; i Ai>ril o;
tres máxima en los dias de Marzo 14, 27 i Abril 3, quedando una tendencia para subir.
EdwIN Rnr.KSTROH.
Fcriddlfo (U'ilicmlo a la difusión do la InstriUM-h)!» Friiisau-Ja
PrBLICADO BA.IOLA PnOTECCIOX DKI. Sk5;0R .TeXEüAI. .1. I!ri-IN(i I
PrKSIOION'TK DK la RkPÚBMCA IlK (ilATl'.MAl.A.
Ftiiida<lnr ¡ Editor, Haiitüs Toruñn.
-trailnresJ. Miyí
re.lro Ih'Uum V-.A
.MJM. I«.
<xUiito»i:ilst, 30 (lo AbfiB «lo 188:i.
VOS>. í.
liiílucncia de la IiHtnicoioii primnria <-n Jns
rostumbres, cu la moral iiublloa. en la In-
du'-iíiia I en el dt'wirrolio jenfral de la pi-osí-
ppiidnd de los pucblns, por M, L. i G. \'. A-
uiunátcgriii.
(Coütinfcu.)
IV.
En vi.-itft de las razonoíi que hemos indicado i do !<>=
lieclios que hemos espuosto, creemos que la repúbücu
tiene el derecho indisputable de imponer una instruc-
ción ol)lio:atoria, i qne el estado en que se halla la ilusf la-
cion del pueblo chileno reclama imperiosamente el pjrr-
cicio de ese derecho; pero arreglados esos dos punios,
quedan jjor resolver tres cuestiones que se refieren a la
organización de la instrucción oblinratoria.
¿Desde qué edad i hasta cuál deben ri)ncurrir los ni-
ños a las escuelas ."'
¿Cuánto es el tiempo de oblif-ncion en cada año?
¿Hai medios do hac^rtefectiva la oblia:aciOü.'
Las naciones que han decretado la instrucción oblitra-
toria están discordes sobre la edad en que los niños de-
ben principiar a concurrir a las escuelas, i .sobre aquella
en que deben retirarse do las mismas.
La Piusia ha ordenado que los niños alistan a la es-
cuela d^de que hayan cumplido seis años hasta que
Lavan enterado los "trece.
La Saionia exi'je una asistencia de ocho años r-ouse-
ciitivo9: i si el niño en ese espacio de tieíupo no ha alcan-
zado a aprender «orno correáponde la lectura, la escritu-
ra t el M^e?uhx ««ino t'^mr mn ínfelijffitcia neta de las
4ii
jliuiM
dada.'l
itor
verdades de la rojijií
las santas escrituras,
escuela hasta que lo i'(jn>itrn.
La Siíjoniii-Wcimar ha tljüdn li\ i
de ios siete iinsta li>s (-.itiin c ; ño>
El Ilanovcr desdo Ir.- -ois hasfa
El Ai!Slri:i de-do los s.'is imsta h,< .looc.
La Suocia d.cíido ln« nuevo.
La Noniep-i dosdo ios sido u odio l.n.t:i ¡n
oü torce.
Ei Ma-^siiohwrotts desde lo-^ iu';:ii l'u-ta lo- i-;í
La Haviora ha determinado qw iiifianu iiiñ
dejar la escuela antes de \o^ doco; i «-so di'-|>ii(
bor rendido un examen público, i obtoiiido un
<lo del inspector.
Jísta es unn cursíion qu<» uo purde r^olvorsc
cieno (//)(•/■.;•(', sin tomar en oiu-nta Í!i-< ciidiii
Para haceido es procis/i coiistdtnr la p,-iioi-Í0)1c!:í
preceptores i considerar e! tiempo obli ratorio
toncia cu cada año.
¿Cuánto del re ser ose tiempo?
¿Los niños deberán ooiicurrir a la esenel
do el curso tU;l año, esoepto unas cortas vae
lo durante ciertos yieriodos determinados?
La respuesta a esta cuestión tavnpoeo ]:\\i
luta; depende de !¡is cii'euiistancias,
FLitjrá niños que deber:ln (.•oncurrir a la e
le todo el oui-so del año. Esos serán por ¡o
niños de las ciudades, los hijos de la eeriie liroinoi.iai.l;:
Habrá otros que solo podrán ooiu-unir en i-ierio- p»
I-iodos detormiandús. Esos i^rin lo« r.iñ.is lif ¡i.^ crin
po?, los hijos de los pobres.
En la? familiar dé lífs filtimas elase^ i.i- ¡¡¡ño- an*
¡jueda
de 1,.-..
•rt inca-
lo^
lUirante to
iones, o so
ladii:
i-ral
24á
ni. ijysTirvTO jwtciojwai.
lian a sus padres en el trabajo, les ayudan a ganar su
sustento. No seria justo por consiguiente hacer que esos
niños se dedicaran esclusivamente a la escuela. Una me-
dida semejante, sobre poco equitativa, tendría el incon-
veniente de suscitar resistencias raui violentas.
Como esta de la instrucción obligatoria es una cues-
tión grave, queremos cont^ignar todos los datos que pue-
dan servir para ilustrarla; i vamos a copiar de los bo-
letines mensuales pasados por los preceptores, que exis-
ten en el ministerio, algunas notas que manifiestan lo
mucho que los padres emplean a sus hijos en sus tra-
bajos.
El preceptor de Chillan don Justo Pastor Mellado. —
Enero 1.® de 18.54. — ''La disminución de alumnos que
90 nota en este mes nace de que en este tiempo de las
cosechas sus padres los retiran para servirse de ellos."
El preceptor de Curepto, departamento de Talca, don
Josó Miguel González.— Enero 31 de 1854.— "La dife-
rencia en la asistencia de este mes comparada con la
de los anteriores trae su orijen de que los padres de
familia han sacado a sus hijos de la escuela para ser-
virse de ellos."
El preceptor de los Anjeles don José Antonio Cer-
belló. — Abril 30 de 1854. — "El progreso de los alumnos
no es rápido por ser esta la época en que sus padres
los llevan consigo al campo." !
El preceptor de Mnoiiil, departamento de Calbuco, i
don Ramón de la Sierra.- -Setiembre 30 de \%TA. — ■
"Lo nía* Mutable es la eran falta de asisti^ncia délos '•
alumnos, porque sns padres los ocupan en la esplotacion t
dejos terrenos i en cortar madera de alerce que es la
principal oóupacion de ijue subsisten." I
El preceptor del Pantanillo, departamento del Parral, j
don Rufino Arias.— Octubre 31 de 1854. — "La inasisten- i
ciade los jóvenes a este establecimiento atrasa i perjudi-
ca notablemente lo^ nroeresos del aprendizaje; lo'í pa-
dres o guardadores de ello^ los separan temporalmente
para ocuparlos en sus taroíis de campo." -
El preceptor de San Francisco del Monte, dnpnrta-
mento de Melipilla, don Pedro José Torres —Noviem-
bre 1. ® de 1854. — "Se han retirado iemporalmente al-
gunos ahminos para dedicarse a la» faenas del campo, i
otros continúan faltando por la misma causa."
El preceptor municipal déla Rincimado, dopartamen-
fo de Constitución, don Rufino González.— Noviembre
a de 1854. — "En estemes ha Imbido mas inasistencia,
porque ios padres necesitan de sus hijos nara el traba-
jo, a lo que se agrega la carestía de los alimento*.
El preceptor de San Miguel, departamento do Chillan,
don Knriqíie de la Cruz.— I)ic!emi)re 1. = de 1854 —
"La asir^tencia cada dia disminuye mas, por que los pa-
dres sacan a sus iiijos para el trábaio."
El preceptor de la Victoria don Francisco E. Arella-
no.— Diciembre 1. <= de 1854. — "Es imposil)].; que un a-
bimno pueda dejar lucido a su maestro en losex;imenei«,
si sus ípadreí le lian ocupado la ma.Tor parte del año.
Este es el principal mal que padece este establecimien-
to."
El intendente de Ctiiioé, en una memoria pasada al
ministerio del interior el año de 1854. dice: "El depar-
tamento de Calbuco, que es el que tiene mas escuelas par-
ticulares, es el (mico que menos obra en este sentido
(ios adelantamientos de la instrucción primaria), p<->r-
que todo él, sin e.sceptuar niños do doce años para arri-
ba, está entregado al trabajo de la,s tablas de alerce i o-
tras piezas, de suerte que sus escuelas quedan desiertas
por lo menos dos veces aJ año."
Para conciliar la ne<:esiilad que tiene t<\ niño de e<.iu-
carse i la irscision en que se halla do ojudar a su propia
manutención, seria preciso establecer que la asistencia a
la escuela fuera obligatoria, no en todo el año, sino solo
en ct<írt»T^* p*í*ri*nitír>s. E*> ^rta p! mirttirlr' atT»n(ff»r al in-
terés moral de la educación i al interés material de la
subsistencia, i de evitar que cualquiera de los do.s fuera
sacrificado al otro.
A fin de obtener la conciliación espresada, la lei pru-
siana ordena que "las horas de lección eñ las escuelas e-
lementales sean combinadas de manfera que dejen a los
niños muchas horas para los trabajos domésticos;" i la de
Massachusetts que la obligación de la asistencia a la es-
cuela solo comprenda doce semanas cada año, jJé las
cuales seis han de ser consecutivas.
Fácilmente se concebirá que la determinación ddl tiem-
po obligatorio depende de las especialidades de catta co-
marca, i que por lo tanto no seria conveniente ni aun
]>osible dictar reglas jenerales a este respecto.
Ahora falta saber cómo se hani efectiva la obligación
de asistir a una escuela, cómo podrá la autoridad cer-
ciorarse de que todos los niños cu estado do recibir edu-
cación se educan realmente.
En Prusia los pastores protestantes o católicos forman
todos los años en vista de los libros de bautismo una
lista de los niños para quienes principia en ese año la
obligación de la escuela. Los maestros llevan otra de
los que asisten a sus establecimientos. Lá comparación
de estas dos listas i de las dispensas concedidas a lo.s
que se educan privadamente, da a conocer al mom<*ntn
el número i el iiombi-o de los niños que lian faltado a la
obliííacion.
Ademas de eso, la leí ordeiin a lo; :r.;-< ii w pastores
católicos o protesfantes que"!io aduiitau uiu^iii'i niño a
la.s conferencias para conlir.n (^-iou i oinauiu.i. si no
presentan certificados que at-Stigrteu que han concluido
su curso en la e-^cuelá, o que la freeaen^in to luvia exac-
tamente, o que han recibido o reciban una e Ui '.k^ídu par-
ticular."
La Baviera ha tomado precauciones análogas.
Por un decreto de 23 de Diciembre de 1S02 nadie en
es,te pais puede ser recibido en calidad de aprendiz ni
casarse sin presentar u» certificado de haber rendido
examen de instrucción primaria. "Esta prescripción, di-
ce ese decreto, debe ser unirersalmente observada. De su
ejecución depende el bienestar mora!, física i civil de las
íjlases inferiores."
El Austria tiene adoptado un sistema idíntico al de
la Prusia por lo que respecta a la formidon de las lis-
tas.
Ademas, para evitar los hábitos feroces i la inmora-
lidad precoz que el aislamiento i la falta de vijilancia
paterna hacen contraer a los niños guardad ires de re-
baños, ha estatuido que ninguno puede ser d;stiuado a
tal servicio si no presenta un certificado^th; su cura d--
haber recibido en la escuela la instrucción relijiosa i de
haber dado un examen satisfactorio sobre esta materia.
Bt Mac^achusetts ha determinado qu? niugua niño de
mí-nos de quince añis pueda ser empleado en un estable-
cimiento manufiícturero sin que haya asistido antes por
el tiempo prescrito a alguna escuela pública o privada,
o sin que continúe asistiendo a ella.
Todas estns disposiciones están sancionadas en los
países referidos por penas pecuniarias o corporales.
El famoso redactor de la Presse, Emilio Girardin, que
eoi\ una actividad intelectual estraordinaria ha tratado
de dar una solución a todas las cuestiones de alta im-
portancia de la época, ha propuesto dos medios indirec-
tos de llegar a hacer la instrucción obligatoria, a saber:
Privar del ejercicio de sus derechos políticos a todo
contribuyente menor de veinte años que no pueda justi-
ficar, a partir de una época señalada, que sabe leer i es-
cribir.
Atribuir de derecho a partir de la misma época lu*
primeros números en la suerte del reclutamiento a los
individuos que uo sepan leer i escribir.
rHí?!'utnmos almra iitY-rauwnte haconv»^niencia de apli-
KIj IJVSTITITO *^\if'10^\\rlí..
car a Chile alguno de los arbitrios anteriores.
No existiendo entre nosotros la conscripción, el se-
irundo de los medios propuestos por Emilio Girardin es
eomjilct^nmente inaplicable.
El ¡irimero de los que indica el mismo autor ha sido
mandado ejecutar por casi todas las constituciones de
las repúlilicas hispano-americanas, i ha .«ido enteramen-
te ineficaz. Casi todas esas constituciones han privado
el^ doroclio de sufrajio a los ciudadanos que para tal
año no supieran leer i escribir, sin que semejante dispo-
sición liaya dado impul.<o en niguna de ellas al desar-
rollo (le la instrucción primario. Nuestro atraso en la
práctica de la vida pública hace que la pérdida de ese
doreclio sea de ningún valor, especialmente a los ojos
de los individuos pertenecientes a las últimas clases.
La obligación de presentar un certificado de asisten-
cia a la escuGln o poseer los conocimientos rudimentales
para píxler recibir cnalqniei-a de los sacramentos, seria
una invasión del estado en los dominios de la iglesia,
que no se tolerarla en ningún país cati^lico o libremente
constituido.
La iinposicion de multas a los padres o tutores remi-
sos pni-ece ser la medida mas equitativa i practicable
que pudiera adoptarse cii esta materia.
Para averiguar el nonbre de los infractores do la o-
bligni'ion de asistir a la escuela, nada impedirla que los
piri!) ,11 : de ("lile como lo< de Alemania arreglasen su.s
rcgisii..-;. i formasen cada año la lista de los niños que
deben priii'-ipiar a educarse; pero e.so exijiria tierhpo i,
susc¡i;iria tul voz algunas dificultades ocasionadas por
la iiniiii:i. I;i mala voluntad o la rutina.
Podria iambien tpcarsc el arbitrio de hacer que anual-
mente cada, [ireceptor bvantase ol censo de los riiñcs
que en su respectivo distrito estuvieran en estado de a-
sistii- íi !a escuela.' Esta o[)eracion no será larga, "pues
cada distrito do escuela solo debe comprender una redu-
cida ' síoiisioii: i no sería tampoco molesta para el pre-
cepto;- --i se Ic abonaban algunos centavos por cada uno
de los iii.lividiios (|ui' iriiitriculase. La lista de los alum-
nos !i-is(iMifos ;i i;i csciieia i c! roo;istro donde se apunta-
sen l"¡i!<i las di.spensas concedidas a los que recil)iesen
una ('(bicacion ].'iivada, como las multas impuestas a los
conttit vcnloies. servilla de comprobante para estimar la
exatilud del censo levantado por el preceptor.
I)e Iodos modos convendría decretar desde luego !a
instrucción ol)ligatoria, i encargar a las autoridades lo-
cales, visitadores i preceptores que hici«eran concurir a
la escuela a los niños que por notoriedad pública no i-c-
ciiiicran ninguna instrucción ni en nn estalilccimiento
ni eii su casa. E.sto basturiu por ahora. J]l tiempo iria
indii-nndo la oportunidad de adoptar prcciuiciones análo-
gas a líis tomadas por las naciones que nos han precedi-
do él este sistema.
íContinnará.)
tacion i el de traslación, no se verifican en un
mismo plano.
Plano es una superficie nivelada como un plie-
J40 de cartón o la superficie del agua tranquila.
Suponorainos que el plano de la eclíptica u ór-
bita déla Tierra 'sea un mar mui grande, en el
cual estén flotando con la mitad sumerjida el Sol
i la Tierra, i que la Tierra dé la vuelta al rede-
dor del Sol ima vez al año, siguiendo un cami-
no casi circular.
Tómense cuatro bolas de igual tamaño que-
representen la Tierra i una mayor que repre-
sente el Sol; arréglese su peso de modo que
se sumerjan hasta la mit;id, i pónganse en el
ajnia como se pintan en la figura siguiente.
i El eje de la Tierra perpendicular al
plano de la eclíptica.
! En dicho grabado tenemos una representación
I del Sol, i de la Tierra en cuatro puntos de su via-
- je anual; i a.si como la superficie del agua pasa
; por los centros de las bolas, del mismo modo el
plano de !a eclíptica en que se mue\e la Tierra,
pasa i3or el centro de ésta i por el centro del
Sol.
Dos planos que se cortan en
ángulos rectos.
De Cosiinoi
NOCIONES
Fíisiica.
.leografta.
Escritas para los niños.
Pjr Sjittís Toruno,
Director del Instituto Nacional de
Guataucda.
LECCIÓN IX.
Los dos movimientos de la Tierra,
Aquí está, pues, ilefinido el plano en que se
i verifica el movimiento anual de la Tierra al re-
j dedor del Sol: es decir, el inmenso plano en que
: se considera trazada la eclíptica o la curva que la
i Tierra describe en su movimiento anua!.
i Ahora vamos a esplicar cual es la relación del
j plano de la eclíptica con el plano del movimien-
! to diurno de la Tierra sobre su eje.
I Es evidente que si el eje de la Tierra fuera
: vertical al plano de la eclíptica, coincidiría éste
i con el plano del ecuador terrestre, i los dos mo-
• vimientos de la Tierra se verificarian en un mis-
mo p¡
bado.
ino, como se representa en el primer gra-
En-este caso, el círculo de separación en
JE£* MJVSTITVrO JY^eiOJV^i^.
trc la luz ¡ la oscuridad, pasarla constantemen-
te por los polos de la Tierra, i cada punto de
la superficie terrestre estaría un tiempo igual
en la mitad iluminada que en la oscura, puesto
que el movimiento de rotación es uniforme; de
consiguiente, los dias i las noches serian de la
misma duración en todas partes i durante todo
el año. Pero esto no es así; todos sabemos que
los dias i las noches no duran lo mismo; que
en el invierno, por ejemplo, los dias son mas
cortos que las noches, i en el verano por el con-
trario,- los dias son mas largos t las noches mas
cortas; ¡ aun hai mas, cuando en Inglaterra por
ejemplo, es invierno, en Australia es verano al
mismo tiempo.
Queda, pues, demostrado que no pueden coin-
cidir los planos de los dos movimientos; vamos
ahora a determinar la inclinación del eje de la
Tierra sobre el plano de la eclíptica, i el ángulo
que forma este plano con el del ecuador terres-
tre.
Ya hemos esplicado que durante el año hai
dos instantes llamados eciuinocios, en que el e-
cuador terrestre ¡irolongado pasa por el centro
del Sol, i en que el círculo de separación de la luz
i de la sombra pasa precisamente por los dos po-
los de la Tierra, dividiendo en dos partes igua-
les el ecuador i todos los círculos paralelos; de
modo que en esos dos dias, un paralelo cualquie-
ra describe la mitad de su circimferencia en la
\\.\z i la otra mitad en la oscuridad, siendo igua-
les el dia i la noche en todo el mundo. También
hemos' esplicado que desde eüequinocio de pri-
mavera la luz del Sol va avanzando constante-
mente sobre el polo norte durante tres meses,
hasta el solsticio de cáncer en que la luz llega a
23^ 27' mas allá del polo norte; i del mismo mo-
do, desde el equinocio de otoño, el límite <.le la
luz i la sombra avanza constantemente durante
otros tres meses sobre el polo sur, hasta el 2 i de
Diciembre que se verifica el solsticio tle Capri-
cornio.
Pues bien, el movimiento anual del Sol hacia
el norte i hacia el sur, no es verdadero sino a-
parente, es la Tierra en su movimento de tras-
lación la cjuc realmente causa estos cambios.fEl
eje de rotación de la Tierra está inclinado sobre
el plano de la eclíptica 23° 2"', i durante la tras-
lación de la Tierra al rededor del Sol, el eje no
cambia de inclinación sino que permanece para-
lelo a sí mismo i dirijido a los mismos pyntos
del cielo, como se ve representado en el gra-
bado que sigue.
Esta es la razón por qué en los equinocios la
Tierra presenta los dos polos igualmente inclina-
dos al Sol, i por qué en todos los demás dias del
año alternativamente presenta al Sol )a el polo
norte ya el polo sur, mas o menos inclinados se-
giín la ^Xísíciotí de la Tierra en su'órbitg.
El oje de la Tierra inclinado nobre el
plano de la ecliptica, íbrmando
un ánüiulo de 2:^' 27.'
Algunos profesores para esplicar estos fenóme-
nos a sus alumnos, atribuyen a la Tierra un tercer
movimento que llaman de oxHacion o balanceo;
pero esto es un absurdo, porque el eje de la Tier-
ra permanece paralelo a si mismo i no cambia de
dirección en todas las épocas del año. pues lo en-
contramos siempre señalando casia la misma es-
trella, llamada la estrella polar.
I>os planos q lio ¡^ecDitau
otílicnaineTite.
YA movimiento aparente del Sol iiácia ios tró-
picos es de la mayor importancia para el estu-
dio de la cosmografía, i como escribimos para los
niños, vamos ainsistir en su esplícacion.
El plano de la eclíptica pasa siempre por los
centros del .Sol i de la Tierra i divide ambos
astros en dos mitades; pero el plano del ecuador
no siempre pasa por el cenntro del Sol, pues los
dos planos se cortan oblicuauíente formando un
ángulo de 23 27'; mas como la intersección de
dichos planos es una línea común a los dos pla-
nos, en el curso de un año (jue emplea la Tierra
c;n recorrer su órbita al rededor del Sol, hai dos
instantes en que el plano del ecuador pasa tam-
bién por el centro del Sol, dividiendo ambos as-
tros en dos hemisferios, i por consiguiente en es-
tos dos instantes, los dos polos de la Tierra están
igualmente inclinados al Sol, verificándose los e-
quinocios.
Desde el 2 1 de Marzo que se \erifica el equi-
nocio de primavera para el hemisferio del norte,
el piano del ecuador va separándose del centro
del Sol hacia el sur de la eclíptica, i. mientras la
Tierra recorre la parte baja de su órbita desde
la constelación Libra hasta Capricornio, el Sol
parece ir subiendo en el cielo \ior ki ¡larte o-
EL, IJ^^STITUTO .^'^f ÍO.^VÍX,
puesta de la eclíptica, desde la constelación A-
ries hasta Cáncer en que tiene lugar el solsti-
cio de verano, el 2 1 de Junio, dia en que el Sol
llega al máxiniun de su altura meridiana, que es
de 2_v -7 íil norte del ecuador. El círculo que
el Sol describe en el cielo en estt; dia i la sección
que dicho círculo hace en la Tierra, se llama
Trópico de Cáncer, por hallarse el Sol en-
frente del grupo de estrellas que ft>nnan dicha
constelación.
Desde el 2 1 de Jimio en que se aerifica el sols-
ticio de verano para el hemisferio del norte, el pla-
no del ecuador va retrocediendo del sur al norte
de la eclíptica acercándose al centro del So!, i
mientras que la Tierra recorre la parte alta de su
órbita desde la constelación Capricornio hasta A-
ries, el Sol parece ir bajando en el cielo por la
parte opuesta de la eclíptica desde la constelación
Cáncer hasta Libra en que se verifica el equino-
cio de otoño, el 23 de Setiembre, dia en que el
Sol está en la intersección de los dos planos, el
del ecuador i el de la eclíptica.
üesde el equinocio de otoño, el plano del ecua-
dor va separándose otra vez del centro del Sol ha-
cia el norte de la eclíptica, i mientras que la Tier-
ra recorie la otra parte alta de su órbita desde la
constelación Aries hasta la constelación Cáncer,
el Sol parece que continúa bajando en el cielo por
la parte 0]:)uesta de la eclíptica desde la constela-
ción Libra hasta Capricornio, en que se verifica
el solsticio de invierno para el hemisferio del
norte, lo cual tiene lugar el 2 i de Diciembre, dia
en que el Sol llei^a al mínimun de su altura meri-
diana, que es 23*' 27' al sur del ecuatior. El círculo
que el Sol describe en el cielo en este dia i lasec-
cion que dicho círculo hace en la Tierra, se llama
Trópico de Capricornio, por hallarse el Sol en di-
cha constelación.
Finalmente, desde el 2 i de Diciembre en que
tiene lugar el solsticio de invierno, el plano del e-
tuador \a otra vez retrocediendo i acercándose a!
centro del Sol de norte a sur de la eclíptica, i mien-
tras que la Tierra recorre la otra parte l>aja de su
órbita desde la constelación Cáncer hasta Libra,
el Sol parece subir en el cielo por la parte opues-
ta de la eclíptica desde Capricornio hasta la cons-
telación Aries, que tomamos como punto de par-
tida; habiendo verificado la Tierra una vuelta en-
tera al rededor del Sol, desde un equinoccio has-
ta el equinoccio del mismo nombre del año si-
guiente.
(Contirmará.J
ELEMENTOS
DO L.A LENGUA IXÍíLKíüA,
Para itso de los alnnrnos <iel Instituto Nadonal
íl/- Guatemala.
PRIMER f I RSO.
(Continíia.)
TWE]\TY SIXTII I.ESSO!^.
YOCABUbAlíY.
1 1, is, C.<f
()l)s. — El pronombre neutro It, siempre acompaña a
los verbos impersonales en indios, sin embar<ro de que
estos en español no llevan ningún pronombre.
Early. femprapn.
Late, tordfi.
Ts it early? ¿Es /fmprniiri?
Yes, it is early: -lí, es tem-
prana.
Is it late.' ¿Ex laril-'i
Yes. it Í5 late: «/, fs tarde.
What oVIok i,-> ti? iQx.é
hora .=s?
1 1 is t en o'clok . wn las diez.
It is twelve o'clok. *»)( ha
doro.
It is a quaríer past twelve, no» laj) dif-e i marta.
It ¡9 a quarter to-twuelve, san las dore menos tvarto.
It is half-pnst twelve, son las doce i media.
It is half-past onc, es In vna i media
It is a quarter lo one, es la nna wenos cuarto.
It is wants a qinrter fo one. i^^s tu vho rnev.o.i cuarto,
falta nn tiiartn j>ara la inm.
To po. to be Koinjr; ir.
Obs. — El verbo fo f;o, ir, se emplea jeneralmeute en
el jerundio goimj. precedido del verbo to be, cuando
no abraza casos jenerales, ni se reüei-e a hábitos o cos-
tumbres.
I íiin froinor, yo voy.
tiiou ai't ^^oing, tú vas.
He is goiner, él va.
Siie is goinír, elia, va.
We are soiíjg, nosófros
ramos.
Yo)i are going, vosotros
mis.
Tlicv art í^oinj, í^as o e-
lía.'irai,.
I nm not soins, yo iho voi.
Tiiou are not going. tú uó
vas.
He o she is not going, él o
ella no i>a.
We aro not going, noso-
tros no vamos.
You are not going, voso-
tros no vais.
Tliey are not goiug, ellos
o ellas no van.
Am I going? ¿ Voi yol
Art thou going? ¿ Vas tfi'i
U he going? ,: Va éí?
Is she going? ¡.Va ella?
Are we going? ¿ yamos no-
sotro-t?
Are you going? ¿Vais ro-
.sotros'í
Are thev <íc insf? ;, Van ellos
oeUas'.
A ni I not going? ¿A'o voi
fio?
Art thou not going? ¿Ao
vas íá?
Is he not going? ¿No va
éP.
Is she not going? ¿A'o va
ella?
Are we not going." ¿No
vamos nosotros'!
Are you not going.' ¿A^o
vais vosotros'!
Are they aot going? ¿No
van ^os o eíícwf?
All, every; todo, todos; toda, todas.
Obs. — Tíxío, ¿oda, colocados sin articulóos delante de
un nombre en .el numera singular, se .espresa por every;
mi
i:i^ Í^YSTiTil'£0 A*»fifJIO,V.'it.
1.1 niisiiKi sucede con to(1n^ h». Indníi ¡«•'. tMiaiulo so lo- ]
rtiii (11 (1 sentido de «((/<?. Ejemplo;*: I
llvoiv mnn. /(x7,) Inmihrr. _ j
Kvery v^■Olllall.^*(Al.wí(/V/•. Kvery añorwoow.loiJaslait \
Kvery dny, tixlo'^ /"S' dins fnnlrs. ¡
(cada día.) Va<-v\ híiíIiI, todus ,Ví.s hc- ;
Kvery morniíiir, ío'fd--! !"<'• <//(•>. '
h>(iñ<iiiOt<.
Tu u.) niit. Miln--
'l'o <.^o iii. ciiliiir.
'l"o read. /rc/-.
To reinnia. to ítn
durne.
'Yo nced, necesitar.
To \vant,(/'íe/'<>", /¡crsíV/i
To 1)0, i 11 v.'ant of, An//
menester, iierisltnr.
7'""
Witli, ro/í.
IMeasiin-, giifito, /ihurr.
l'^avoi-. farrn:
To irivo plea-'-iire. dnr iji.
(o,
To do a lavor, l(i«>'i- ■
I [ore, nqui.
'l'lio ?o!dior. el snldado.
1.
Wlifii do you wi-h lo ,i;o out? í wísii to on oiif now.
To reinaiii ntjioiiie.— To rcrnain lieiv. ~\Vil! yon siay
},ci-(.v [ will stav llore. — Will your friond stay l\ore?
lie does iiot v.ish" to stnv iicro.— Will you ^ro to iiiy
brotherV.' I will iro wltii pleasiire.--\Vliat are yon
jíoin.tt- to do? I am .iroiiiü: lo read tiiiji hook,- Who is
■roiVií;- to read. — f aiií íoiné to read.— Wheiv is youi-
si-íter jrointr? Slie istruing to lier hrother'?.-T> your
motlier'" .üoLiijii: to tiie opera IIíÍh eveniíi;.,'? She i-; iioi
goÍB^'.— I need it.- 1 d<> "ot need it.— D" yon want
this 'giii,! Wátelí? 1 do iiot want it.— Dooh your IViend
need'aiu- i^hoesV— lie does r\ot iieed any.— Wliat do
vna wuiif.' 1 waiil iiothiii;--.— Wliat do yon need? 1
do not need any lliin^-.— Do you wisli to see niy (ailor?
I w\Ai to see iriin - Í>o yon need me here? ] do not
need vou.— Is de iii want of slioes? líe is not in want
oftlieñi.— What do you want, ífiss? I W'ant notliinir.—
I do not want anv íIiíul'.
11.
eñorita, ;,'iue !¡t_-ne IM. -nie haeer?— Tenpo
Dueiej-lo.— -;,.\. (piien tiene IJd. que liaMar
ijue hablara nú podre — ¿Cuando de-iea l'd. li
.Mañana— ¿Donde desea Ud. haVilarle? -Kn inSa dt- mi
hermano.— Quire Ud. escriliirme?— No, r^eñor. no quie-
ro escribir a Ud.— ¿Quiere Ud. eseribir al eomereiante?
Quiero cseribirle--^;(Jnien quire eseribir al (¡eneral?
—Mi vecino (piiere escribirle— ¿l'uede \W. escribirnos?
—Puedo escribir a Uds , Itero Uds. no i»ueden eoufes-
tarme. — ?Qu<5 tiene qiio hacer el ■/;apatcro¿— Tiene que
componer mis zapatos.— ¿Qué tiene Ud. que remendar?
—Tengo que remendar mis medias de lana. — Tiene este
caballero altro bueno que beber?-Tione al<,'un Imen vino.
— ¿Q,,^; tiene él (jne hacjíf?— Tiene que hablar a su
hijo de Ud.— ¿Qué carta tiene Ud. que eontestar?-
Tengo que contestar lado mi hermano.— ¿Tenffo vo
quc'coutestar el billete de la Señora Palacios?— Ud.
ticno que contestarlo.
IJI,,
t.'oNYKiiisATiON' .\.--Wiil VOU ifivo nic soTuo nioiicy
ío Uiv some hreinl:^ — Wíioro i-» your inoney? — Do you
vviíh to biiy üjy iiorsei^-.-Whero i.s your father?— In
wiiich roüui \i your íiaber?— WhKre js thé, man's do;;;?
- Ua? Pctef tñ'o horsoí?. -líate yoaany íbintr to d'^:-'
Who isMníJi* si7ifTlT?n?-Wh-rrT is hf?- Wh'Te i" vhe?
Where are lliev? — Where is my servant? — W'hcre
are the servants;-*— - Who is here? — Who are here?—
Who is tliere?— Who are there? — Who is in my room?
— ^Will you írive me my broth? — Is your cat in this
ba<í?— Where is it?— What havo yon to do?-Wliat has
tids man to do? — lias your cook any thin^ to drink?
— Can yon drink as much winc as cofte? — llave you to
speak to nny one?— To how many men have yon to
speak? — When have you to speak to them? — .\t what
o'elok will you tro to the market? — When will you jro
to tlie Frenchman's 1 oiise?— Will yon ¡ro to the physi-
ciairs in the morninü- or in the afternoon? — At what
o'eíoek will vou 'ao Hiere?
iV.
Co.wKiíSATfox. r>. — Have you to write as many notes
as the Englishman? — Do you wisli to speak to that
man? — Do you nrtt wi.sh to speak to this lady?— When
lio you wish lo speak to iiim?— When do you wisii
to speak to lier? — When do you wish to speak to us?
— When do yon wishto speak to them? — When do you
wish to s¡)eak to the fíoncral? — When- is he? — Where
is she? -Where is iny brother? — Where are ihey? —
Where are we? — Where are von.'^- Who is here? —
Who is lhere?--Who are here? --Who rué iherc?—
Who is in your i-oom?— Who are in your room? — Will
you íTo to tíie markot? -Will you iiot'íro to the market?
-— .\re not your neiuhbors wiíiinji- to íío lo iln.' concert?
— llave you the conrase to í>o to the wond in the
niüht? — Can your children answer nur notes? — Whom
do you wish to see?-- Will you thi me a l';ivni? - John,
v.liere is Peti*r?— V/hat are you uoiiif: to do? —What
oViock is it, Miss \iruiniay— What are yon <join<r to
do to-day?— Wiíat have you ¡o read? Wil! you ^o out?
— /Fiíere have you I o tro lu?
\\
Co\si:i:satio\. ('.Has John a desire t(» btiy one
more hat? — íf'ill yon speak? — //'ill you not speak? —
Is your son willinu' to work? — (I'hat does he wish to
do? ÍFill you liuy any ihin^.''' -Ifiíat will you Imy? — Do
you wish to niend my dress? - íí'ho wishes to ntend
rmr s.ui's slockinís? -Are yuu willini: lo work? — Do
vou v.i-ili lo bri'alc mv i^la-.-íos'' -Doe-> your ne¡'_'-|il,or
wisii lo buy tliese or thf>se s]toon-? - Does this man
wi-h to ent this iree.'^ — is your sisier willin<i- to burn
niv handkercliitd?— Do yon" wish to do any thiuü?- -
n'hal are yon willin;^ todo? — Do you n ish to worm
mv aunt's \onii?-T-Does yoin- servant wish lo make my
tire;'' — Does your lalherVilsh to buy this ur that jiie-
ture?.— n'hal does he wis lo buy?— M'hich lookin^'-
Lrlasses is ihJs irentlema'n willinií to laiy?— //'i!I you
drink some wine?— 17^1! you buy a Itird for your
dauíihter?— ITow many birds do you wish to buy? —
iriio ¡3 this <ientlcman?
l...\ Natm'nlcza <il alcauct- dt- lo-; .Milus.
PúR WoxTHiN-GTOv H<>o:<i-!; M. D.
Trad'inda. p„r .1. 1. UnJñumv.. .7. V. TA.. D.
(Continúa.)
CAPITULO 11!.
VOL.Ul I X.MVVt:.
^i da- \\':\ síilto, dereciin desde el -suelo ha-ta lo müs
alfr.i que ]rtie<ias. f'^ haláis ]í'vaiilTdo un pv'íi al través
£1. IJ\*STlTVTO ^V»rl€IOJ\\lM..
¿47
de la atmósfera; pero ni te podmís quedar en el aire,
sostenido a aquella altura, ni podrás volar como los
pájaros. Esto dependo de que le faltan las alas. Pero
¿de (|U(j manera, i por qué caiusa vuelan los pájaros con
SU8 alus? Porque ellos, por medio de esta importante
parte de su cuerpo, se apoyan sobre el aire, i pueden
tomar en él, el impulso necesario para empujarse ha-
cia adelante. Cuando nosotros nos disponemos a sal-
tar, lineemos presión con nuestros pies sobre el terreno,
])ara tomar impulso: las aves, al volar, hacen lo mis-
mo, apoyando sus alas sobre el aire. I como que en
el vuelo, una vez lanzadas en la atmósfera, conservan
sus alas en movimiento, el apoyo i el impulso se repi-
ten sucesivamente sin interrupción, i la marcim no se
altorn. ni disminuye en su rapidez.
l'or oso es (pie los pájaros necesitan tener las alas
muí ürrndes, en comparación con el tamaño de sus cuer-
pos. [)ara que puedan volar mucho, i levantarse alto
on el aire Cuaud) son de alas pequeñas, el vuelo es
casi unlo. porque no encuentran eu el aire la superfi-
cie fio resistencia que es indispensal>le. Podrán servir
de eieuiplo respectivamente las frolondrinas, i las j^alli-
nas.
.\o-iotros podemos mover las manos i los brazos de
la uiismi manera <|iie lo hacen los pájaros; pero no
consi'irniriamos lovantarno-» por esto medio, ni una li-
nea lili la su'iortifie de l-i tierra. L\ razón está en
que nuestras muios son tan chica.*, que no pueden <>-
priiiiir sino una extensión de airo sumamente pequeña.
Hi fueran tan grandes i tan anchas, relativamente a
nuestro cuerpo, como son las alas dolos pájaros en la
lelncion <-oii el suvo i tuviéramos ademas los músculos
i I I orirnui/.iieion necesaria para moverlas, también po-
dri;uii>>-4 vii!;ir, i recorrer los aires con mas o menos ra-
pidez.
.Vosotros, tenemos, sin emltarqro. una manera de volai-,
que fs fácil de apreniler i practicwi-. Pero no e,s en el
aire donde esto puede hacerse, .sino en el asrna, liien
se;\ del mar o do lo-; rios. Nadar no es .Ura cosa que
volai' en el a;>;ua. Las manos i lo-: pies hacen para
el n:idador lo (|uelas alas para las aves. Kl nadador
se Hpoya sobre el at;un, i toma impulso, por medio de
sus pies i de sus manos, de la misma manera que se
so,<tiene el pájaro, i so euqjuja sobre el aire f)or medio
de las alas. ^^
La semejanza es tan oonq>leta que habnis visto mu-
cluis veces a ios pájaros yibxllirAc en el aire, lanzámlo-
•'•ndos
lo hao
lii=' eapns njn-^ bajíis
■en los Halladores en ol a-
•ion, recojo el pájaro sus
ieri-a. i las rcpliesra sobre
inuir la superficie i hacer-
[Vro cuando quiere levantarse las a-
se há(Ma abajo, sumer
<le la atmósfera cor n»
t:ua. Para hacer e-!ta op*
alas (véase la bimina) 1m
su propio eiiorpo, para d
-^e mas pes:»dr
bre i las estiende. a<ritándola3 de arriba abajo con gran
fuerzn» ni mas ni menos que lo que hace uu nadador
cuando desea subir de nuevo u lu supertície de las a-
gn-is.
Los fifiT-s nadiin |>iindpnlmente Mft In r-oln. La cola
es para un pez en el agua, lo que las alas ¡iaraun pájaro
eu el aire. Viene a ser como una especie de timón. Las
aletas sirven para equilibrar i sostener el cuerpo: pero
la cola por el trabajo de sus movimientos es la que los
hace ir hacia adelante. í^i en tu casa hai un pececillo
de esos que suelen tenerse en un jrlobo de cristal, para
adornar la sala de recibo, podrás observar esto con
gran facilidad.
Debes tener presente la razón de la diferencia que
existe entre la posibilidad para nosotros de volar en el
agua, i la imposibilidad de hacerlo en el aire. El agua
es mucho mas compacta, mas densa i mas material, si
puede a.sí decirse, que el aire de la atmósfera: por con-
siguiente ofrece a nuestras manos' una resistencia mu -
chisimo mayor que la que el aire pudierví presentarle;
i asi es que aun con superficies inui pequeñas, siempr;!
resulta mucho mas grande que el apoyo que presta, i el
impulso que viene en consecuencia.
Para perciliir l)ien ('<Ui diferencia, bastará hacer un
peípicño esperimento. Pon tu mano abierta, i muévela
en el aire. No te costará ningún trabajo, ni encontra-
rás ninguna resistencia. Toma ahora nn. abanico de
palma, de los grandes, i muévelo de plano en el aire,
exactamente como hacias con. la mano uu momento ha:
i de seguro que no será tan fícil porque encontrarás
alguna resistencia que vencer, l'ara mover ese abani-
co sin encontrar re.sisteacia slguna. tendrías que ha-
perlo poniéndolo de filo, i cortando el aire de costado có-
"mo si fues« con un cucliillo. Todo esto depende deque
el abanico, dando do plano en el aire, encuentra una
superficie mayor que la que puede hallar la mano abier-
ta i estendida, por consecuencia ha de .ser mayor la
resistencia para el primero que para la segunda. Cuan-
do el abanico está de filo, la superficie del aire cor-
tado es insiirni ficante, i así será la resistencia. En té-
sis general puedo decirse que esta depende de la ma-
yor cantidad de aire que se abraza, i eso es lo mismo
que sucede con las alas de los pájaros.
;,lías pensado algiin;i vez en el tamaño de las .'»la8
que neeesitaiias para poder volar? Cobnila que ten-
drías que hacer presión sobre una sran cnntidüd de
aire, para poder levantar tu cuerpo, como levanto n
los p:íjaros el suyo: i eonsiilerando cuan largas i cuún
anchas son las alas de est/)s, relativamente con su
cuerpo que es tan pequeño en general, encontrarás
que las que se necesitarían [mra ti tendrían que sea-
monstruosas.
Eu esta lámina veras representado un paja rillo que
vuela con tanta velocidad que se le llama el rápido.
Ea una especie de golondrina, que tiene los ulna suma-
monto largan i anclms, en relación con el tamaño de.
gu (mcrpo, i esta es la canica do qtjo. vacie con tanta
rapidez.
i-lH
*JM. iJk'S'J'iTi!t^^V^VMO^^\ÍM.
Torina oomo una especie de alas, aunque cm-tns: pero
con ollas lo es bastante para saltar de rama eu rama,
Singan auiíual tiene las alas de rnAjor esteuísioa
que el inurciélagü, exceptuando algunos de los insectos.
Por esta razon'es tan grande la velocidad de sus mo-
vimientos. En esta lámina verás representado un mur-
ciélafro, i podrás formar una idea de la considerable
cantidad de aire, en que se apoyan sus alas, cuando
las pone en movimiento.
Las alas de los insectos son también mui grandes,
i especialmente en algunos que están dotados do una
lijereza extraordinaria. Las mariposas que tan lijera-
mente vuelan de flor en flor, i que tan pocas veces se
detienen a. descansar, te suministrarán un buen ejem-
plo. Los ii'i«ectos que tienen las alascortas no son mui
Yoladorr-s.
Entre los peces hai algunos que síiltau fuera del agua,
\ se mantienen ¡ adelantan un {X)co en el aire, por esta
razón se les llama voladoTen. Aquí tienes uno repre-
sentado en esta lámina; i podrás ver que aunque sus
aletas son largas, no lo son tanto como pudieran serlo
las alas de un pájaro que tuviera el cuerpo de su mis-
mo tamaño. De aqui proviene que estos peces no pue-
den volar mui alto, ni mui lójos. Lo mas que se pue-
den levantar fuera del agua es veinte pies, i casi nun-
ca lo hacen sino hasta dos o tres tan solamente. A-
deraas estos movimientos son tales que no se puede con
razón llamarles vvdo: porque propiamente lo que ha-
cen es saltar, i lanzarse fuera del agua i hacia adelan-
te con tanta fuerza en ciertos| casos que recorren una
extensión de quinientos o 'seiscientos pies. General-
mente cuando dan estos saltos, que llamamos vuelo, es
para escaparse de algún gran pez que los ataca o loi
viene persiguiendo: pasan así muchas veces por enci-
ma del cuerjK) do su enemigo, i logran impedir que los
devore,
Hai una especie de ardilla mui bonita, que se llama
en castellano la poiatníxi i está representada en esta
lámina. Tiene a los lados de su cuerpo un repliegue de
la piel, gue forma como una capa o manta, que le
puede éstctídcr como la tola tJé lín jíáfa^^áí?'. ÍÍS*> 'ft
de árbol cu árbol, ¡ipoyándo^o ¡ :-':^U-^^l'''i[<]>>''' :■''•:,■,-
el aire. Para poder volar como loj ¡»fijuin< ut',..-.i!a¡ l:i
que el repliegue ya esplicado de su piel, fuese tan
grande que pudiera constituir alas verdaderas, porque
de otra manera no- se ejerce sobre el aire la presión
que es indispensable para el vuelo.
Observarás también que forma tnn e*peci;il tiourtí
las alas de los pájaros. Repara como están mi cieno
modo abovedadas: redondeadas i convexas por la cara
superior o externa; i cóncavas o ahuecadiis por la pai-
te de dentro. Dios lo lia dispuesto así para que el vue-
lo sea mas fácil: porque cuando- las aln.>- se levantan,
no encuentran el -aire una gran resistencia, puesto (pie
se resvala mui fácilmente por encima de la .superticio
exterior lisa i convexa: i cuando |)or el contrario las
bajan, la forma hueca i cóncava poiniite ((ue se coja li-
na mayor cantidad de aire, i se relenga por mas tiem-
po pura ejercer presión i tomar impals'>.
Sucede en este caso una cosa parecida a la que aeor:-
tece con los paraguas. Si lo tienen abierto, i en una
posición vertical, note costará ningún tral.nijo mover
lo para arriba, porque su superficie convexa atravesa-
rá las capas de aire sin encontrar resistencia scnsil)!o.
Poro si por el contrario, mueves el paraguas hacia a-
bí^jo, siempre en po.sicion vertical, encontrarás algún
obstáculo, i tendnís que vencei- una resistencia de um-
yor o menor consideración^. El aire que esui debajo oí^-
tá retenido i como encajonado, dentro de la parle cón-
cava inferior del paraguas; ¡ es necesario desalojarlo
do nlli. con mas o menos dificultad, para obtener t!
movimiento que deseamos.
Ademas de esto, cuando las aves estín volando i
levantan sus alas, lo hacen enteramente de plano, como
hemos hecho con el paraguas. El movimiento o>< de tal
manera, er. este caso, que parece que coitan el aire: i
asi se disminuye considerablemente la lesistencia. Por
el contrario cuando las alas se mueven hacia abajo.
el movimiento se efectúa lomas de plano que so pue-
de, pues que lo que se necesita en este caso es aumen-
tar la resistencia.
Si mueves en el aire un abanico de palma, podrá*
comprender todo esto con mas facilidad. Mientra nuis
de filo lo manejes, mas fácilmente corta el aire, i me-
nos resistencia encontrarás: i si por el contrario, lo
mantienes mui de plano, i lo mueves en esa disposición,
te costará mucho trabajo, i tendrás necesidad de hc-
cer esfuerzo. Eso mismo exactamente es lo que suce-
de con las alas de los pájaros, en los movimientos de
su vuelo.
En cuanto al nadador, sus manos se mueven en el
agua, déla misma manera que las alas de las aves eu
el aire. En el primer movimiento eííán de filo, pam
cortar el agua sin esfuerzo: en el segundo, lo ma* de
plano que se puede contra el agua, como para apóyar-
jLi^ 1.,11's'n'i'v'ro .a\íC'iOA'^k..
Lo mismo sucede con los remos de los botes, que son
planos como unas paletas, i afilados en su? borde?. Al
entrar en el asna lo liaceu de filo, sin dificultad alsru-
na; poro al llevar el bote hacia adelante, se apoyan de
plano por su f)arte ancha contra el agua, para encon-
trar cuanta resistencia, sea posible.
Preou.ntas —¿De qué maneía vuelan los pájaros?
¿Poríiut' sus alas son tan grandes? — Por(|Uc razón no-
sotros no |)odenios volar? — Rn qur- so pnrocou el nadar
i el volar?— Con qué nadan los )>eccs?— ;.l'or (pié no
podemos volar en el aire, i si pódenos liacerlo cu el a-
gua? — ,;Qué esperimentos hemos hecho en un abanico,
a propósito de estas cosas?— ¿Qué tiene que ver el ta-
maño de las alas con los movimientos del vuelo? — ¿Qué
pájaro es notable por la rapidez de su vuelo? — ¿Cómo
es el vuelo de los murciélagos? — ¿Qué hemos dicho de
los insectos ¡ su vuelo? — ¿Qué son los peces volado-
res?— ¿Qué se ha hablailo acerca de la Polatuca? — ¿C()-
mo es la forma de las alas de las aves, i que se con-
sigue en virtud de ella? —¿Qué comparación se ha hecho
entre las alas de tin ave. i un j)araguas? — ¿Podrás es-
plicaniie loque pasa orí el moviinieufo de las alas de
un nvo al h-v-infinln- i .ni hujarlís?— ¿Sur'ode nitro de
esto mismo cu lo- !iii>\ ímíÍcuíos i!e un nailadnr? — ¿l'no-
de encontrarse t:iin'ii'-ii yl'jii;ia semejan/.a entre í'átos
movimientos i lo< ipio so i-iocutan al reinnr?
' C'orUifítiar/t. )
Ora.iné,tioeL infeintil
P.VIJA LOS NIÑOS .\MHR[C.\XO.<
Profunor tle la LfHtjua i Liicn'ti'
■(' l-:^j.nno]a
r!ii'cfii\s¡ii(id de yxrr'
York:
( Continúa.)
H.XCFR.
Participio ¡xisiuk). fleilio.
1 >!■//'< :i!!\\' hvfsculí'. Pír!h-i¡o i i/i ^críe-do
\'o hív^u.
\\i hacfs.
VA hace.
Nos. haceinos.
\'c.>s. hacéis
Ellos hacen.
Fiítnra.
Vo haré.
Tú harás.
El hará.
Nos. haremos.
\'os. haréis,
W^ harán.-
^'o hicp.
■ Tli hicistf.'.
l-:i hizo.
Xos. hicimos.
\'os. hicisteis.
Ellos hicieron.
SiibjnrJfvo. pr'esen-le.
(.Hic \ o haya.
,, Tú b.a<j^as.
,, El haga.
,, Xos. hagamos
,, Vos. hagáis.
,,. EHos hatfan.
Pretérito impei-fecto.
Que \'o hiciera.
,, Tú hicieras.
., ¥1 hiciera.
,, Nos. hiciéramos.
\\)s. hicierais.
'• Ellos jiicirran
Fn/uro.
Que yo hiciere.
,, Tú hicieres.
,, El hiciere.
„ Nos. hiciéremos.
\'os. hiciereis.
'• Ellos hicirren.
ílllpíTiÜivO.
1 la;^ tú.
Todos los compuestos de hacer siguen su con-
jutjacion, menos satisfacer, que en el singular del
imperativo, a mas de ádúx satisfaz, como haz, tie-
ne la intle.xion regular satisface, i en el imperfecto
del subjuntivo eí también satisfaciera, satisfaciese,
o satisficiera, satificicsc, indistintamente.
TRAER.
lu.iicatix'o pres^tile.
\'o traigo.
Tú traes.
1<1 trae.
Xos. traemos.
\'os. traéis.
Ellos traen.
VnthHo /k.'rfe(tv
\o traje.
Tú trajiste
El trajo
Xos. trajimos.
\'os. trajisteis.
Ellos trajeron.
Subjuntivo jhrrsente.
Que Yo traiga.
., Tú traigas. .,
.. I'"l traiga.
Pretérito iinfH'rfciti-:
Que \o trajera. <>.
Tu trajeras.
El trajera.
Nos. trajéramos.
Vos. trajerais.
Ellos trajeran,
VENIR.
Que Nos traigamos.
.. \'os traigáis.
,, helios traigan.
fat-uv.
* \o lraj<-rt:-.
Tú trajeres.
El trajere.
Xos. trajéremos.
\'os. trajereis.
Ellos trajfiren.
Este verbo i sus compuestos olwrrvan las irre-
ilares que se espresan aquí:
( Gerundio — Yinie.miiK
Indicalii'o. Presente.
\o vengo,
tú vienes.
el viene,
ellos vienen.
Pre/érilv perfecto.
Vo vine,
tú viniste,
él vino,
nos. \inimos.
vos. \jaísteis.
elloí vinieron.
Fl'Tl'RÜ.
\'o v.endre.
5Í.-»0
KE, iJySTlTMITO J%\'M€MOJ%*^L..
tú \endrás.
«'1 vendrá,
nos. vendremos.
Aos, vendréis,
• ellos vendrán.
S.'il'Jiaililv. presenil-,
One yo venga.
.. tú vengas.
.. él venga.
nos. vengamos.
vos. vengáis.
., ellos vencan.
Pretérito imperfecto.
Que yo viniera.
„ tú vinieras.
él viniera.
nos. viniéramos.
,, vos. vinierais.
,, ellos vinieran.
Jnipcratii'o.
Ven tú.
PODER.
liste verbo muda la o en n en unas personas
i en el diptongo iie en otras, i pierde la e de la
terminación del infinitivo en los futuros del indi-
cati\'o, de! modo sigiu'ento.
( ierunc lio. - / V/^f'/Vw/('.
h/diaitiz'o. Presente, Pretérito perfecto.
Yo puedo,
tú puedes,
el puede,
ellos pueden.
A'o pude,
tú pudiste,
el pudo,
nos. pudimos.
vos. pudisteis.
ellos pudieron.
.Futuro.
Sutijiintiz v. presente.
\o p(vlré.
tú podrás.
Que yo ])ue('a.
t 'i p-.Ifíi.íS.
el podrá.
nos. podrémas.
él pucd;j.
" ellos puedan.
vos. podréis,
filos podrán.
/ '/ ríérito imperfecto
Futuro.
Oue \o pudiera.
Que yo pudiere.
tú pudieras.
tú putlieres.
él |)udiera. .. él pudiere.
„ . ñas. pudiéramos. „ nos. pudiéremos
,. vos. pudierais „ vos. pudiereis.
„ ellos pudieran. „ ellos pudieren.
Lub
pEurt; M vNTii.r.A.
( Continnará.)
TilBRO DI;: T^E€TVRi%.
I>K (ilMM.EUMO I), SWAX,
Mfxh'/icadn ¡iiir il 1)1 redor del Instif uto Nacional de
GualcnmJa, ]Kim nso de las escuela»
(Coiitiiiíin.)
Antes de usar esta madera los castores la cortan
i erí^algunos pequeños pedazos i los llevan a uno
I de sus cuartos mas grandes: allí se reime toda la
familia, repartiéndose cada cual su correspondien-
te ración con la mayor igualdad.
Asi vi\-en los castores durante todo el invierno,
reunidos de generación en generación en paz i
: girmonía, hasta que los ataca el hombre que co-
dicia sus pieles para hacer sombreros, pues la
mejor ciase de sombrero es la hecha con el pelo
fmo lie! castor, j^einado, lavado i pre¡)nrado para
este objeto: también se cstrae de ellos el castó-
rrn, sustancia empleada con gran utilidad en la
imdicina ^X<> os j>arece <¡ue seri:i conveniente
;ipr<-ntier desale niños con estos inlrüiciUcs ani-
males industriosos i jjrecavidos.-*
LECCIÓN XIV.
El perro tiene ma}or inteligencia <[iK' casi todos
los demás animales: puede ser enseñadlo con mas
facilidad, i aprende bien i prontamenttí casi todo
i cuanto quiere enseñársele. Con razón ha sido 11a-
' mado el amigo del hombre, pues aína mucho a
' su amo, le es mui fiel i nunca lo aixmdon i en la
; desgracia.
í-'l perro es tan valiente coirjp generoso, olvi-
da prontamente los golpts que recibe de su amo
i rmfmTtn^ d» "-Tq-fM. (\r Y-^r^r sido Ttr^ttLrxíío p^r
i:¡. i.VSTl tí TO ^\\H i^VOA'Ui.
él, no \acila en defenderlo, aun a costa de su vida.
Hai muchas variedades de perros; el de pastor,
el jierro lobo, el mastin, el alano, el lebrel, el ch
Terranova, el do_o-o. el de San Bernardo, el percii-
ouero, el bull-doLj, etc., etc.
]"',l i)"rro en (ístado salvaje es niui liero. pe-
ro cuando está domesticado es nnii dócil, de
modo que en toda-; partes del mütnlo acom|)aña
al ho;n!>re: en toda-; p.irtií sirvan unos para cui-
tlar las casas, otros para yuardar los relíanos i de-
f:.'iuk;rlos de loiataqucís de la; h^-aia; feroces; o-
Iro» para cazar, otro; como corn-os, oíros de en-
tretenimiento para lo; niños i las señoras, i en las
reiifiones -mas sctentrionales de Europa, Asia i
América, se les eaiple.'i para t'rar dt: trineos en
la nieve, pudiendn hacer vi;ijes d,- mas i!:; den
uíillis diarias.
En la parle iiv-ridioa.il il.-
(lena de altísimas montañas
que tiene de diez a ([uini.c m
i CU) as cimas están cubiertas
i:asi todo el año. aun eil lo mas riguroso del \e-
rano.
Cerca de la cúspide de una tic estas uKiritañas
l!amad<i el monte de S. IJernarcio, hai un conven-
Icr, i loJ5 re!ij:,MOSGs que lo habitan tienen unajua^r-
nifica raza de perros llamados de San BernártTo,
que están perfectamente enseña'Jos a i)uscar en
ac]uel!os campos de hielo los viai-:r(j.; rxtra\iados
i sorprendidos por las tempesUides. Contaremos
una de la^ muclia-; anécdota* que de ellos se re-
ída los Alp^.
■s de elevación,
nieve durante
ocasíon esta-
;iLÍ:ravcsaba en cierta
lando los sorprendió
I una tormenta de nieve tan terrible, que uno de
! los caballos en cual iban montados un niño i un
! criatlo (¡ue lo cuidaba, fué arrebatado por ella i
I lanzado en uno de aquellos enpantosos abismos:
j el caballero i el resto de su familia, después de bus-
i Carlos, los dieron al fin por perdidos i se dirigie-
ron al convento de .San Bernardo, dond<i relata-
] ron su triste historia. Los relij^iosos consolaron
el padre, i le dijeron (¡ue irian en busca de su hijo;
tomaron uno de sus perros, le amarraron al cuello
I una botella de brandi, un rollo de cuerdas i un
. morral con comestibles, i se dirijíieron ;il lugar en
que el niño i el. criado habian caido.
' Lra en una de las gargantis mas profundas ile
I la montaña; la nieve era mui resbalosa i estaba
, cortada tana pico <[ue nadie pudo bajar; al fin,
, sin <;mbargo, creyeron oir los gritos del pobre
niño.
¿^,H1 perro, que también o)'ó los gritos, se lanzó
inmeditamente a escape por la nieve, i pronto que-
dó perdido de vista, los religiosos esperaron lar-
go tiempo, i al fin deteminaron volver al conven-
to: allí encontraron al perro con el niño sano ¡
, salvo atado a su espalda.
i El criado, que estaba con el niño en el fondo
I del precipicio cuando vio apro.\imarse al perro, lo
! llamó i cojió el alimento ¡ el brandi que traía,
los que dividió con el. niño: restauradas las fuer-
zas de ambos, ató al niño sobreseí lomo del per-
ro, fjue se lanzó en el acto por la nieve hasta que
] llego al convento.
' Los monjes, guiados por el perro i aconpaña-
: dos por otros perros con cu:írdas. se pusieron in-
meditamente en marcha en busca del ¿'criado, al
cual lograron también s i.Mr. d'.spues de trabaj:ir
mucho, casi helado )a.
f Continuo iá. /
i..i:t'í io\i:s
Dt Aritmética decimal pi^íktiai i ¡-azonadiu rs'.
finen francés por L. Bomballet i traducidai
por Pedio Delcon Y., alumno m^aíro
del Instituto Nacional.
(Confinúa.)
Ó2. Para leer una¿resta_indicada, se enuncia de
¡z(iuierda a derecha, cada uno de'^los números que
se van a restar, teniendo cuidado.:; de interponer
entre ambos el signo'( — ) menos.
Así, las dos restas siguientes se leerán:
9 ménos|^5; 4896 menos 2314.
63. De cuanto se ha dicho se deduce, que hai
dos añeras de ejecutar una resta.
252
i:l. A^\*&TiTt/'ro ,v^ivio,%\ii..
!• "* Quitando sucesivamente, del número ma-
yor, una a una las unidades que contiene el nú-
mero menor.
2. ^ Añadiendo al número menor, tantas ve-
ces la unidad, cuantas sean necesarias para igua-
larlo al número mayor.
64. Se concibe que si en el ejemplo que hemos
puesto anteriormente, el número de reales perdi-
dos, fuera igual al número de reales que poseia
el niño, el resultado de la resta seria nulo i en es-
te caso se representarla por cero.
65. En toda sustracción, la diferencia no cam-
bia de valor, cuando se aumenta o disminuye en
una misma cantidad el minuendo i el sustraendo.
Porque efectuando la operación, el aumento o
la disminución que se haga en el sustraendo está
recompensado con el aumento o disminución que
se hace en el minuendo.
Ejemplos:
De 8 ¡De 8 + 3 ú
1 1
Se restan 5 ^0 J Se restan 5 -f- 3 ú
8
Quedan 3 | Quedan 3 + 0 =
3
ÍDe 8-3 ó 5
el Se restan 6—3 ó 2
[ Quedan 3—0 = 3
No sucederá lo mismo si el aumento o la dis-
minución se verifica solo en uno de los dos nú-
meros.
Ejemplos;
fDe 8 + 3 ú 11 l'De 8—3 ó 5
, Q j Se reatan 5 -t-0 o 5 ¡^ o I ^^ resitan 5 — O ó 5
•'• j _ *^* 1
i Quedan 3 + 3 = 6 [Quedan 3—3=0.
Se ve por los ejemplos primeros que:
Si se aumenta o disminuye en la misma can-
tidad el minuendo i el sustraendo, la diferencia
no cambia.
I por los ejemplos últimos que:
1. ^ Si el minuendo se aumenta en una canti-
dad cualquiera, la diferencia vendrá aumentada
de la misma cantidad.
2. ® Si el minuendo se disminuye en una cierta
cantidad la diferencia resultará disminuida en la
misma cantidad.
66. Hasta aquí solo hemos operado con núme-
ros dijitos, estas son las operaciones mas fáciles.
Antes de ocupat-nos de la sustracción de núme-
ros compuestos, daremos la ía¿¿a de restar; pues
así como para facilitar la suma se ha compuesto
la tabla de sumar; así, para facilitar la sustracción
ste ha compuesto la Tabla de restar qw. sigue:
C 1-1 S^l CO ■^ "O ÍO I— 000 |Or-iC^W*«OcOr-OOCi
I I I i i i i I I I
O*
00050'-H(M-0->í<»í5«t-
-a
i. '''''''' '
00000000000000000030
Sf-ciw^io^t-aocs
1 1 1 I i 1 I I I 1
■^lOOr-oosiO — cíe*
i I I I I I 1 I
h ! I I I ! i i
lt-00C5Or-lClClí-tl
1 I I ! i I I I M
cr
en I I I I I I I I I
05-0Í C: Oi «5 ca g5 gi gi Ct ;
es I-, ci ce -^ m ■■« t- oc c;
< - ! ! I I I ! I 1 I
.. I
<Xi o ^ (^ o o -o -j «
c r- í-j c<r ■* 10 ^ t- (
I 1 ! I I 1 1 I I
<?»e«-*io®r-aossOi-'
I I I I I ¡ I
I I I M I I I I I
-o
I I ti I I 1 I M
1 i i
10 ce r- ce c: o — Oí rr T I
o r- r- ,— — I .- i
I I I I i i I ! i i;
ic o tft >o ta u^ to o iQ m \
'c ^ c-i í<5 ■^■^ri 5S t- 00 ci i
1 i ! i I i 1 I 1 !¡
ce TfiO :S t'- 30 S5 o ^ C<I
-o
I I 1 I I I 1 i I 1!
M i ! I I I I I
Restar del número 3876 el número 1 245. En
este caso el sustraendo, J245. no conliene sola-
mente unidades simples sino también decenas,
centenas i millares. Pero ya sabemos que la
diferencia sumada con el sustraendo da el mi-
nuendo. 3876 contiene no solamente laí, uni-
dades, decenas, etc. del sustraendo. sino tam-
bién las de la diferencia que buscamos. Para en-
contrar esta última, restaremos sucesivamente las
unidades, las decenas, centenas i millares del sus-
traendo 1245 de las unidades, decenas, centenas
i millares del minuendo 3876.
Operación.
Ejemplo.
Esplicacion.
Si
1 i
11
De
38 7 6
Beeta
Diftr.
i
r 1 2
4 5
2 6
3 1
[ 5 unidades restadas de 6 u-
1 nidadcs queda 1 unidad o...
4 decenas restadas de 7 de-
I cenas quedan 3 decenas o...
I 2 centenas restadas de 8 cen-
-¡ tenas, quedan 6 centenas o...
I 1 millar restado de 3 milJa-
1 rea, quedanSmillareio, , , ,
1
30
600
•_*<".3l
r.I. lJ\*STITVTO J\'»(t€10J\*ai,.
aíW
El número 2631, formado de 4 restas parciales
es la verdadera resta ódiferenoia entre 3876-1 245.
En este ejemplo, se advierte que las cifras del
sustraendo son, todas, menores que las del mi-
nuendo. En este caso puede comenzarse la ope-
ración, bien por la derecha, o bien por la izquier-
da. Pero se comienza siempre la operación, por
la derecha por tener solo una marcha regular.
La sustracción por la izquierda no tiene lugar
cuando una de las cifras del sustraendo es mayor
qu3 su c:)ri-eíp3ndiente en el minuendo. Do
allí la regla general siguiente.
(Continuará.)
LECCIONES
Eleiueiitulos de diluvio lineal ni alcance de
los ulAo»<, por M. 11. Ortcgra, iujeiiiero to-
pógi-afo I profesor de Jeo¡ari*af¡a poli 11-
c:i-deseriptiva del Instituto IVacional.
(Continua.)
LECCIÓN VII.
Problemas.
I.- Dividir lina línea en dos partes iguales
por medio de una perpendicular. Sea la línea
Figura ¡I').
AB figura 35 la que seMesea dividir en*dos par-
tes ¡guales. En cada uno de sus estrémos A i
H se hará centro i con una abertura de compás
arbitraria se trazan'arcos de círculo que se cor-
ten en la parte superior e inferior: la línea que
pase por estas intersecciones es perpendicular a
la AB i la divide en dos partes iguales.
2. Bajar desde un pu}ito dado fuera de una
recta una perpendicular.
O
u.
y
Fitr. 36.
r>el punto O figura 36 se desea bajar uda
perpendicular a la AB. Hágase centro en el men-
cionado punto i con una abertura de compás ma-
yor que la distancia a la recta trácense sobre es-
ta dos arcos de círculo: haciendo de nuevo cen-
tro en estos puntos descríbanse en la parte infe-
rior otros arcos de círculo que se corten; unien-
do el punto con D con el punto O tendremos la
perpendicular pedida.
3. Levantar ima perpcTidicular en el estremo
de una recta.
K
Fig. 37.
En el estremo B de la recta AB se desea le-
vantar una perpendicular. Prolongúese la recta
en una magnitud cualquiera: haciendo centro
en B cortaremos sobre esta recta dos cantidades
iguales en cuyos puntos haremos centro para
trazar otros arcos por la parte superior o inferior:
uniendo los puntos de intersección con el estre-
mo B se tiene la perpendicular. Borrando las lí-
neas punteadas en la figura queda resuelto el pro-
blema.
4. Medir el valor de un ángido.
Fig. 38.
Sea el ángulo COD el que deba inedirse.
Tomaremos un trasportador o semi-círculo gra-
duado, i aplicando el punto centro en el vérti-
ce del ángulo i el diámetro O^ sobre uno de
los lados, la división que marque el trasportador
sobre el otro lado será la medida deseada. El
ángulo de la figura, vale 40° porque esa división
marca el punto C.
Si el ángulo que se trata de medir es peque-
ño relativamente al tamaño del trasportador, no
hai mas que prolongar los lados del ángulo lo
que en nada altera su valor.
5. Construir un ángulo igiurl a otro.
BAO
Fig. 89.
sea el ángulo conocido: para construir
otro, igual comenzaremos por dibujar una recta
254
lul^ IJX'STITVTO J\*k^CMOJV^M..
indefinida A' B': en el punto A' como centro tra-
zaremos im arco de círculo indefinido, también,
al cual daremos la magnitud del OB que es la
medida del ánoulo dado. La recta que pase por
el punto T i el vértice A' será el otro lado del
ángulo.
ó. Dividir nn ángulo en dos parles igtialcs.
Pig. 40.
El ángulo OAD figura 40 sea el ángulo. Ha-
ciendo centro en el vértice del ángulo trazare-
mos el arco OD, que es su medida, i apoyán-
donos en los puntos O i D describiremos otros
arcos que se corten un punto como B. La rec-
ta que pase por la intersección i el vértice del
ángulo es la que lo divide en dos partes iguales.
Haciendo igual construcción respecto de los án-
gulos O.A.T i TAD conseguiremos dividirlo en
4 partes iguales i así sucesivamente en 8, 16,
Si se nos pide dividir en ángulo en un deter-
minado número de partes ¡guales, ¡jor ejemplo
ó, haremos uso del trasportador i averiguando el
valor del ángulo dividimos este valor por el nú-
mero de partes que se desean i el cociente nos
indicará el valor angular de las partes. Conside-
rando la misma figura 40, supongamos que el án-
gulo O A B debe dividirse en 6 partes iguales;
aplicando el trasportador hallamos qvie el ángulo
vale 42°, dividiendo este número por 6 nos resul-
ta que los ángulos parciales deben vaU^r 7 - cada
uno.
No siempre hai un cuociente exacto como en el
presente caso, pero se puede lle\'ar la aproxima-
ción hasta donde sea posible con auxilio de los
minutos i segundos, aunque los instrumentos que
jeneralmente se emplean no aprecian esta última
cantidad.
7. — Trazar una paralela par 'a n punto dado fue-
ra de una recia.
i O
Fig. 4!.
Sea AB la recta i O el punto por donde, deba
traza.r5?e ima paralela. Toinamt>s la distancia entre
el punto i la recta i sirviéndonos de ella como ra-
dio describiremos dos o mas semi-circunferencias;
la recta tanjente OM será la paralela pedida.
Fig. 42.
También con el auxilio de la escuadra se pue-
den trazar paralelas: si dibujamos una recta TM
i por varios puntos fuera de ella se desean trazar
paralelas no *hai mas que deslizar a lo largo ác.
la recta un lado de la escuadra, como AO, el
otro lado BO irá marcando perpendiculares para-
lelas por cuantos puntos se deseen. Consideran-
do los trazos que marque el otro lailo AB o CI)
las rectas serán paraleLis pero no [x;rpendicula-
res sino que tendrán la inclinación del ángulo
BAO que en la presente figura es de 45 .
( (Joníinuará)
MÉTODOS DE INSTRUCCÍOX.
POP. .I.iMES PVLK WICKEUSIIAM,
I (Diredor de laf< Esctiekis Xormaks de !'> ¡■■•^Hrníjia.)
Para ser Maestro se ^l;^ceiíta iijj;i piirjarueioii
(Continúa.^
! 9.^ La Inteligoiicia huinviii al aiiqíiirii- los cono-
' cimientos ohra con arreglo a ciertas leyes de Migcstion.
Las levos do sugestión son eficaces en la ailjuLsiciou do
los primeros conocimientos. Emnezanios a hacer ob-
• servaciones sobre nn olijeto determinado, innr.'^liatamen-
I tese presenta por si mismo hajo otro punto de vista.
j luego bajo otro punto distinto; i así inarc'iamos hacia
adelante por una serie de pasos sucesivos. O bien do
! un objeto pasatno-i a otro, i después a otros, descuidando^
muchos pero eligiendo algunos que después de un exa-
men del grujio s" encuentren- que se relacionan entio
si con arreglo a ciertos principios do sugestión. Tam-
bién se llevan a cabo en el mismo orden por lo común
feries enteras de cspcrinientos en que el primero su-
giere el segundo, el segundo el tercero i asi hasta el
fin Que la ¡nf«ligenc¡a procede de este modo al ad-
quirir conocimientos por medio do la observación ¡ la
esperimentacion, está fuera de duda. Una sugestión do
diferente clase es la que la conduce de un grupo de r.-
ciocinios a otro; pero .todavía esta elevadisiuuv obra de
la mente puede considerarse como realizada de acuerdo
con la misma lei.
Las leyes de sugestión son asimismo eficaces en el
estudio de los conocimientos adquiridos, .asociando he-
chos es como se atrae i se cautiva la atención de los
niñiF?. Prfí^n tan dolo? ajgilodos ?e iKjrraii fácilreont« do
r.t. M.\\S'MÍTiTO ,V^€MOJ\\íi..
•2.>.>
la meinoria: pero ap:rupados en una narración reimpri-
men en olla acaso para siempre. íiOS adelantos en ol
estudio son mas rápidos cnando los liechos que les sir-
ven de olijeto ei-tán sistemáticamente coordinados, cuan-
do todas laa partes de la ciencia que se estudia se siguen
la una a la otra en un orden lógico.
Se siiíue de lo espuesto que los maestros delien ha-
cerse oar<io de las leyes de sugestión, o asociación* de
ideas, para aplicarlas' en la enseñanza.
Los poderes reproductivos de la mente, por la aso-
ciación de las ideas, evocan los conocimientos adquiri-
dos i los presentan en vividas imágenes. Todos saben
que sus pensamientos no están aislados, sino que cada
uno de ellos e-s un eslabón de uim cadena. Alf^una cir-
cunstMiKíia suííiere un jícnsamiento. éste sugiere otro, i
así í-e proloni>-a la serie. O bien se presenta ante la
intelignicia uno de los elementos de un juicio e inme-
diatnmonte otros elementos vienen a mezclarse con él.
10. El filósofo Ilainilton .'dice que los pensamientos
se asoeian entre si o se suíiieren mutuamente: 1", si coe-
xisten o se suceden sin interrupción; 2 =", srsus objetos
están inmediatos o contiguos; 3. = . si tienen entre si la
relación de causa i efecffl. o la de medio i fin, o la de
todo i parle: 4. - . si se encuentran en relación de coi|:
trasteo de similitud; 5. *, si son efectos do un mismo
poder.ji (|o diferentes poderes converjentcs al mismo
^'"' ?■_":. '^^ ^"'* olijotníson el íí;gno i la cosa signiíica-
da, i I.- si su-! objetos se designan accidentalmente
con el mismo vo.-aldoT Estas leyes pueden reducirse
en número, pero nos parece de mas fícil gplicaeion en
esta forma. Para adquirir o comunicar conocimientos
científico-» o artísticos son indlspeiisables.
11. Los poderes pro lui-tivo< ífe la mente la li^bili-
ían para hacer uuev )s dr^-ubrimlentos e invencio/ies.
Los li"ciios eiMiírjdii'óii la-» antiguas másimisde que
nuda hiii nuevo bajo el .Sol '' No-^otros no teaem)s
ideas innatas: pero trinemos poderes innatos d^ produc-
ción mental, l'iiede haber originalidad éb este senti-
d", que un hombre puedq pensar algo que ningún otro
honilii'o haya jwnsado Gífeuhstancias (jue pura miUn
do liomiii'os pasan desapercibidas, tienen para una infe-
ligeneiu privilegiada un valor especial; hechos que na-
da dicen al común de las gentes rei-elan a lyi hombre
dudo hondos misterios de la uaturaleto, ¡ así .s6 «iescu-
'"•e la leí de la gravitación o se inventa el tclégraf»:
Jja inente tiene la facultad de producir: no es como irii
espe.io, que solo ofrec ■ imágenes pre-^tadas, és-un prin-,*
cipio activo, capaz de guiar sus propios esfuerzos, ca-'
paz de haciji- phine.-íTcap'iz de investi-i-ar laverdad.de
aplicarla a nuevos usos i de espi^saria en nuevas-ifor-
"las. Tales poderes no han sido creados para ¡Terina-
nccer en lu inercia
1'-. La inteligencia humana crece solo por su inhe-
leriie ejiergia. Toda verdadera educación eá un creci-
ndcnto. La mente no es una mera capaei lad que debo
¡leiiarse, como sí llena un granero, es un poder que de-
be desenvolverse. No es una tabl-i rasa, no es un papel
en que puede escribirse lo que se quiere, sino que tiene
una fuerza innata que la dirije a su íin, i hace que ino-
dili.jue todo lo que con ella se pone en contacto.
Kl horticultor coloca su simiente en buen suelo, rodea
la planta de las circunstancias mas favorables a su cre-
(¡niiento (cierto grado de calor, de luz i de humedad)
la protege de lo que pueda injuriarla i esi>era tranquilo
su cosecha. El sabe que el principio vjtal que Wos
colocó en la simiente no necesita mas que oportunidad ■
para desarrollarse. La mente humana debe recibir una
cultura análoga. Cuando el cuerjX) humano necesita
aMinento, el ajjetitolo avisa; si el alimento se toma fue-
ra de lugar, perjudicábala economia en ve?, de oou tri-
buir a su .so fnimiento. Tampoco la mente debe hacer
ii!u digestión forzndi. Es indudable que se presar. tan
en las escuelas muchos caso.S do dispep-ia intelectual.
El deseo do conocer es el apetito inontal. i la satisfac-
ción oportuna de este apetito es la primera condición
para el crecimiento normal de la inteligencia.
13. Las acciones de los hombres no derivan
de la inteligencia i su carácter moral. — El fruto del
ejercicio intelectual es la ciencia, <|ue debe proponerse
como objetivo, no el bien ni elnial, sino simploinente
la verdaií. Rs cierto que poi- medio de la inteligencia
descubriifios las verdades morales, lo mismo que las
otras, pero una cos.i, es la apreciación de una verdad
moral i otra cosa su realización en la vida.
No debo inferirse de aqui que la cultura intelectual
no se relaciona con la cultura moral i religiosa: por
el contrario, ella es la que las hace posibles; la inteligen-
cia es la mirada del alma, que abarca todo lo que noij
es dado percibir del cielo i de la tierra. Por medio de
la inteligencia se nos revela Dios en sus obras, en su
palabra, i en el espíritu del hombre. Un ignorante
puede ser piadoso, pero tiene ya con eso una-luí divina
dentro de sí mismo.
La cultnra intelectjnal debe pPeceder a la« demás.
Nnwtros dekíeinos conocer en lo que consiste reahneute
una acción antes de poder apretíár si es l>ueua o mala.
Debemos saber que Dios éjtitjte, antes de podei- amarlo.
Kl conocimiento del iinportanto hecho p-!Ícol()gico de
qne la capacidad mental, del espíritu obra ¡»or si misma
Cu presencia de sus objetos, mit'nitias que la< facultadei
emo^^ionales i ejecutivos aguardan la acción de la inteli-
gencia, hul)iera heclio comprender a los misioneros, sin
necesidad de que lo apren lie-e i por una d )lorosa espe-
riencia. qti^ las escuelas deben preceder a las iglesias en
! los países privados de civilización. V.-'t^ principio es
I aplicable en todas partes,
I 14. La inteligencia del hombre tienfí ui '.imite que
j la educación no puede-Jiacerlo traspasar. — En tolo ra-
\^ tonamiento hai algo que se di por establecido. El mas
I profundo lójico no debe tomar las ideas desde su priuci-
♦ pió ni apurar todas sus consecuencias. Mirando hacia a-
I *„.: , i„c, i..„i.~-í»,i„ 1» „„t I í-
trá-j, los hecfv'íf'de la naturalez-a forman una cadena sin
lin de efectos i causas; mirando hacia adelante una ca-
dena sin íin de causas i efe(^s. Por mucho que pro-
longuemos los esfuerzos de nuestra imaginación, el tiem-
po i el espacio no' pueden; ser agotados por ella. Por
masque nos remontemos en la sucesión délas causas,
nunca podremos alcanzajr nua concepción adecuada de
ío absoluto.
Finitos nosotro-rj-Áismo^, uo sorms capaces de medir
ni'de eomprender \6- intinifo-
^ De acti;ai.id.u>. Abril 3U.— Se llaman A^noi lo.s
pueblos que a medio día en punto ao hacen sombra al-
guna por caer sobre ellos perpendiculormente los rayos
del Sol. Los |)ueblüs de la Zona Tórrida son ascioA en
I los dos días del uño en que tienen el Sol en el zenit.
I Los guatemaltecos son ascios el 3U de Abril i el 13 de
I .\gosto, fiuea en esos dos dias del año los rayos del
i Sol caen i>erpendicularmente sobre Ciruatemala a medio
|« dia en punto, i los objeto.s no proyectan sombra algu-
I na.
i Desde el 1. - de Mayo la sombra de los ttuatemalte-
f coi? comienza a proyectarse hacia el Sur, hasta el 21 de
' .Innio en que llega a su máximun de lonjitnd. Desde el
22 de .Junio la sombra comienza a recojerse hasta el 13
de Agosto que se reduce a cero; i finalmente, desde el
14 de Agosto los objetos comicaa.an a proyectar su som-
bra hacia el norte, ha.stu el 21. de Dicifl.míire en que lle-
! ga a su másimun de loujitud.
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Foriíídico dedicad» a la dií'iision de la Tnsfrnccinii í»riinaría I Seciuidaria.
Prni.iCAim iiajo i.a I'iíotf.cciox pki, Sexor .Texerai. J, Urrixn I'.aiírius.
IMíESIDEXTE DE LA UePÚHMCA PE (iUATEMAl.A.
Fiiihl.iilnr i Hilitor. ¡-<niUos 'reniño.
Adniinistrüdores. J[¡i;iifl Pinoda i I'
Dclooii \v
\ÍJM. 17.
Cii II 21 te inania, l¿i <le illayo de 1NS:s.
V<>i>. I.
liiüut'iH'ta de la Iiistriireion primaria en las
eosíuüihri's, eii la moral psíblica, en la in-
dustria i es! el desaiToüo jeneral de la tíros-
peridad de los pueblos, por M. L. ¡ G. V. A-
munáleiirni.
(rontiuúíi.)
V.
La instrucción piiniaria debe sor. no solo oblisíotoiia.
sino también <:ratiuta.
;,Qu(; quiere decir una instrucción primaria sTrntuita''
Quini decir que cada abunno'no debe pairar una cuo-
ta por asistir a la esciíela: pero no que cada padre de
familia pudiente no esté obligado a contribuir con lo
que le corresponda para el sostenimiento de la niisnm.
Si cada padre de familia satisface un tanto por cu<la
uno de los niños que envia a la escuda, la instrucción
sirá retribuida.
Si el presupuesto de las escuelas es llenado, bien sea
con los fondos del erario, bien sea con contiibuciones
que erojruen los padres en proporción a .sus fortuna^,
i no en consideración a los niños qus enviau a la esí'uc-
la. la instrucción será gratuita.
Ya sea la instrucción retribuida, va sea gratuita,
el costo de lo que ini[)orta sale en uno i otro caso de!
bolsillo de los padres o ciudadanos pudientes: pue< i.le-
be tenerse presente que el erario no esotra cosa que
un fondo formado por las erogaciones délos particnla-
re-. Toda la diferencia entre la insti-nccion relriljiíida
i la gratuita jjor lo (p"ie respecta a la satisfacción de sus
t^a.-itos. consi-ifeen la base fijada para el Í!n|i!ie;-t:) i en la
Hacemos esta observación, pues muclios por una ilu-
sión estraña se persuaden que lo que paga el estado con
las rentas nacionales, no lo pagan los ciudadanos, sin
considerar (pie esas rentas nacionales no son mas que las
eron-acionos de los últimos.
VA estado tiene la obligación de proporcionar educa-
cio 1 a todos los niños.
Por su parte todos los niños tienen la obligación de
procurar adquií-ir la educación prescrita.
Para qm' el oslado ¡ ios iiiños p-iedan cumplir esas o-
bligacioncs, es indispensable ipie liaya el níiinero de (es-
cuelas sulicieiues. '
¿Quién costear,! esas csriielas?
Es claro. !<.sciiida<lanos pudientes b;i¡.» una Ibi-uia u
bajo otia.
Siendo asi. se trata 'inicaniente de averiguar rai.ii de
las dos forums de la instrucción ¡irimaria oH-rcí' niayoi-
ventaja, la gratuita o la retribuida.
Para nosotros la elección no esdinlosa: eslaiuos por-
la instrucción gratuita, i vamos a dar nuestras ra/ones.
La instrucción retribuida no puede .serlo para todos.
Kl hijo del pobre no puede pagai' narla. porque su padre
nada tiene. Sise adoptase ese sistenni. los niños de los
ricos pagarían su cuota coi'res|ond¡entf': los de los po-
bres asistirian <i-ratiiitamenlc a la escuela.
Ksía eireunstaneia fonienfaria i robuslei'(>iia t\>'<(\t' los
bancos de la escuela esa desigualdad enti'c hw rlascs so-
idalesque la lei debe .nqieñai--'c sieuipii' por destruir. Kl
hijo díl polire recibirla la instrucción conio una llnio^na:
el hijio del rico i-onu) una mercauf'ia. a la cual (|iil/á uo
eouee'deria inuelio aprecio, poi'i.pie verla ipic coslalja a
-u |,adre uiul poco, unos cuantos n-alc.. lalvc/ uun< cuuu-
\..- c,MiM\o-:. el valor .!e' lili i,i-!iei,.' Sc-a!,c MU,. Ia< co-
EMj 1J\*STMTUT0 A'JiCIOJV»ftI..
sas que se compran, se estiman jeneralmcntc poi- lo que
cuestan.
Hai necesidades a cuya satisfacción debemos contri-
buir todos en común; pero no cada uno en particular
cuando vamos a llenarlas.
Nadie pnoja a la entrada del templo para buscar un
consuelo en la oración.
Nkidie debe pajyar tampoco la entrada de una escuela
para ilustrar su inielijeucia.
La instrucción i)rimaria debe ser gratuita como el
culto.
A los inconvenientes señalados de la instrucción re-
tril)uidase juntan otros no m(^nos graves.
E.-a contribución por alumno sería cobrada, o directa-
mente por el preceptor para incremento de su sueldo, o
por recaudadores públicos para engrosar la caja de las
escuelas.
En el primer caso, el preceptor degradaría su carác-
ter que tanto importa elevar; andarla persiguiendo a
los padres desús alumnos para exijirles la cuota corres-
pondiente i talvez se malquistaría con ellos por motivos
pecuniarios; sobre todo guardaría mayores consideracio-
nes a los alumnos pudientes que a los pobres para evitar
qne pasándose aquellos a otra escuela lo disminuyesen
la «ranancía.
En el segundo, como no haluía nadie qne esfuviera in-
teresado en la formación concienzuda de la lista do los
pobres, mil circunstancias harian que fuesen incluidos
en ella niños que no deberían serlo. ¿Sun nuiclios acaso
los que se miran en defraudar al estado de unos cuan-
tos reales?
No liai ningún motivo piios para proferir la instruc-
ción retribuiíla a la instrnftcion gratuita. La primera
no ofrece a los contribuyentes ninguna economía sobre
la segunda, i tiene inconvenientes que t^sta no presenta.
¿Qué ventajas iiabi-ia para entonces adoptar la instruc-
ción retril)uida ma< bien que la instrucción gratuita?
La grande objeción que ciertos diputados i ciertos es-
critores diríjen en Francia contra la instrucción gratuita
es la siguiente.
El estado en materia do rentas son los contribuyentes.
Aliora bien, los contribuyentes, no solo son los ricos,
sino también los pobres. Hni contriluiciones que jtagan
los ricos; pero hai mnciías que pagan los pobres, las do
consumo por ejemplo. Así, estos últimos erogan una
cantidad considerable de las entradas fiscales.
Haciendo que la instrucción sea gratuita para todos,
¿quiénes son los benefioiados?
¿Los [¡ohresi'
No.
Aún cuando la instrucción sea retriltulda para Ioí
pudientes, os gratuita jíara ellos. No ganan pues na-
da con que los ricos no paguen directamente ninguna
cuota por cada uno de los hijos (|uo env!on a la es-
cuela.
Los que vienen a ser beneficiados son los ricos, que en
el sistema de la instrucción retribuida tienen que costear
su enseñanza, mientras en el de la instrucción gratuita
la reciben costeada cu gran parte de los pobres. Si no
pagan los padres de familia por los hijos queenviífn a la
escuela, el que paga es el erario, i muchos de los fondos
del erario son erogaciones de los pobres. Así la ense-
ñanza gratuita para todos es la enseñanza de los ricos pa-
gada por los pobres. »
Una sola palabi-a basta para hacer caer esa objeción
con que tanto ruido se hace en Francia.
Queremos ([ue ios padres, sean pudientes o meneste-
rosos, no paguen directamente ninguna cuota por ca-
da uno de los niños que envíen a la escuela; pero que-
lemos tambicu que todos los ciudadanos acomodados, no
importa que tengan o no hijos, que los envíen o no a la
escuela, paguen en proporción de sus fortmias una con-
tribución para el sostenimiento de la instrucción prima-
ria. DesarroUarémo.s esta idea en el lugar oportuno. Si
se admite, la objeción mencionada no tiene ninguna
fuerza.
(Continuará.)
NOCIONES
l>E JEOMETRl.V EI.E.lIIíNTil^
ESCRITAS PARA LOS NIÑOS.
Por Saftios lorufio: Director dd I mt i I alo
Nacional de Gjiatcmala.
(Continúa.)
LECCIÓN V.
I 1)K I.OS .VNCUI.OS.
I I. Ángulo es la abertura que forman dos
í líneas que se encuentran en un punto.
2. Las líneas que foruían el ánqii!o se llaman
lados, i el punto en que se encuentran se llama
véfiice. Véasela figura siguiente.
VÉRTICE
Fig. 1.
3. La palabra ángulo significa esquina; i así,
el valor de un ángulo no depende de la lonjituti
de SU.S lados, sino solamente de la abertura que
éstos forman. Es decir, que si los lados se alar-
gan o se acortan el ángulo no se altera; pero si
los lados se abren o se cierran, el ángulo aumen-
ta o disminuye de valor, ponjuc no se mide m:is
que la abertura.
4. Para distinguir los ángulos .se coloca una
letra en el vértice, o bien se ponen tres letras,
una en el vértice i otra en cada uno de los lados;
pero en este caso, la letra del vértice siempre st;
pronuncia i escribe en medio de las otras dos.
Así se dice el ángulo A, (fio-, 2), o el ángulo AHC
(fig- 3.)
i:i. lA^.^TITtrTO A\'iCt íí.^4Vl/>,
2ví>
Fig.:3.
5. Los áiii^ulos, seg-un la natura^e/a de las
líneas que los forman, se dividen en rcdilittcos,
curvi'>;icos i vn^lüiuccs.
6. Anjeado rcctüíneo íís el que está formado
por dos líneas rectas, como el áng-ulo A (fijf. 4);
curvilíneo, es el que está formado por dos líneas
curvas, como el ángulo T (fig. 5); i mistilínco es
el cjue está formado por una recta i una curva,
como el ángulo O (fig. 6).
4. Ángulo roctilinoo.
Fig. 5. Anp
7. Los ángulos, según su mayo.- o menor aiier-
tura, se dividen en rectos, agudos i obtusos.
8. Ángulo recto es el que está formado por
dos lín'ias perp ndiculares entre si. coaio el án-
furvilíiior.
Fiíí. f). Aiiiriilo luistilinoo.
I guio A (fig. 7 ); agudo es el menor que un án-
j guio recto, como el ángulo 13 ^fig. 8); \ obtuso es
I el mayor que un ángulo re.:to, como el ángulo
í C (fig. 9.)
Aiiííulo recto.
Fi;í. 8. Ángulo aaiido.
Fií^. 1). Aiigiiio ol)ti
9. Cuando una recta encuentra a otra en un
punto sin cru-íarse, forma con ella dos ángulos
que se llam.an adyacentes. Cuando los dos án-
gulos adyacentes son iguales, como en la [^v^.
10. cada uno de ellos se llama ángulo nrcto. i
las dos líneas son perpendiculares. Cuando los
tios ángulos adyacentes no son iguales como eu
la (fig. 1 1, el ángulo meaor se lama agudo, i el mn-
yor obtiíso; i las líneas que ios forman se llaman
CK-liiiias.
Fi^v 1(1. Aiiüiilo? rrclof
1 0. .-1 itgrdos adyacentes so:i /os íjne ¡iencu un
lado comiin, i los otros dos forifhíado mía sola recta.
En la figura 10, RP es ei lado común, i los otros
dos lados PD i PE forman una sola recta.
ir. El conjunto o suma de los dos ángu-
los adyacentes que forma una recta al caer per-
pendicularmente sobre otra, es igual a dos ángu-
los rectos, puesto que cada uno de ellos es un
ángulo recto. Cuando la línea cjue forma los dos
ángulos ad\acentes es oblicua, la suma de ellos
es también igual a dos ángulos rectos, según pue-
de vcrsfí en la fig. 12. oLservando cjue al ángulo
agudo ¡e taita para ser igual a un recto lo mismo
que le sobra al ángulo obtuso.
1. Aiurnln.ohli.-no-.
1 2. A7 .<?i?f?,-> de lo: dos á/¡ -h/o^ .;dya:e>/te.
KIj IJVSTJTr/TO JV,tCiOJ\''»ftí..
Diados por nna treta al caer sdrrc otra, es igual a
dos ángulos rectos.
13. La suma de todos los ángulos formados
en un mismo punto ¡ hacia el mismo lado de una
recta que pasa . por dicho punto, es igual a dos
ángulos rectos, porque todos resultan de las di-
visiones i subdivisiones de los dos ángulos adya-
centes,
14. Cuando dos rectas se cruzan forman cua-
tro ángulos, cada uno de los cuales es adyacente
a otros dos, uno por cada lado, tocando al tercer
ángulo solamente por el vértice. Dos ángulos
que están formados por dos rectas que se cruzan
i no son adyacentes, se dice que son opuestos por
el vértice.
1 5. Ángulos opuestos por el vértice, son los que
están formados por dos rectas que se cruzan, siendo
los lados del uno prolo?igac iones de los del otro. En
la figura 13, los ángulos en A i en C, lo mismo
que los en B i en D, son opuestos por el vértice.
CUESTIONARIO.
1. ¿Qué es ángulo? 2. Cómo so llaman las lincas
que forman un ángulo? Qué es vórtice de un ángulo? 3.
Qué significa la jialaln-a ángulo? Qué le sucede a un
ángulo si se alarga o se acortan sus lados? En qué
consiste el valor de un ángulo? 4. Cómo se distinguen ^,
los ángulos? ,5. Cómo se dividen los ángulos según la
naturaleza de las líneas que los forman? (>. Qué es án-
gulo rectilineo? Qué es ángulo curvilíneo? Qné es
iíngulo mistilinco? 7. Cómo se dividen los ángulos
poi- razón de su mayor o menor aliertuní? 8. Qué es
ángulo recto? Qué es ángulo agudo? Qué es ángulo \
obtuso? 10. Qué son ángulos adyacentes? 12. Cuánto
vale la suma de los dos ángulos adyacentes que forma
una línea al caer sobre otra? 1.3. Cuánto vale la suma
de todos los ángulos formados en un mismo punto i ha-
cia el mismo lado de una recta? 14. Qué son ángulos
opuestos potel vértice? 15. Qué relación tienen los_
ángulos opuestos por el vértice? líí. Cuánto vale la
suma de todos los ángulos formados al rededor de un
punto?
Fig. 1:5.
16. Los ángulos opuestos por el véi tice son iguales.
Demostración. — Los ángulos en C i el (;n B (jue
está a su derecha son adyacentes, i valen dos án-
gulos rectos. Del mismo modo, los ánjü'ulos en
C i el en D que está a su izquierda son adyacen-
tes i valen también dos rectos. De aquí se dedu-
ce que los ángulos en B i en D opuestos por el
vértice son iguales, puesto que agregando a ca-
da uno de ellos el ángulo C produce un resulta-
do igual.
1 7. La suma de todos los ángidos formajlos al
rededor de un punto, es igual a cuatro ángulos
rectos.
Demostración. — Cuando las dos rectas que se
cruzan son perpendiculares, cada uno de los cua-
tro ángulos es recto. Pues bien, esta suma no se
altera por muchos que sean los ángulos forma-
dos por rectas que se crucen en un mismo punto,
puesto que todos no son mas que divisiones i sub-
divisiones de los cuatro primeros.
Fi-, 11. Muc!
ELFMKXTOS
í> !«: \a \ 8 ;t: .\ « v \ \ \ u \ * lí s a,
7'(/)Y( iixti <Jr hi.'i ahnrinús (Jíl í.slHhto Xacional
lie (iiuitoiuda.
PÍIIMKR CURSO.
(Continúa.)
T W E .\T Y S K V K NTI! I.SÜSSO X.
YO(\vr.rL\KY.
To tell. to sav: dedr.
Obs. — He emplea con preferencia tn fill. siempre que
liaien la orarion un réjiuicii indirecto o dativo, en cuyo
ca.so se suprime la prepo>ic¡on ^; delante del dativo;
lo que no puede hacerse con el verbo fo sa;/. Cuando
no hai réjimen indirecio o dativo; í,-- emplea siomj'reeu
inglés el verbo tn my. Kjeluplos:
I havo afew words'to tell the scivant. /-//'/" «¡'jumis
pahtlna-i i/ue derir al cn'fido.
Si se emplea el verbo to say, delte di cirse: I liave a
few words h say to the servant.
I wisli to tell yon a word: I wish to say a word to
you, tniíro (¡ne decir a IJd. una jnilalnií.
Olis. — Siempre que nna pn^posicion en inglés prece-
da ai verbo, se pondrá éste en el participio presenten
jerundio: exceptuando la preposición /". que es el signo
del infinitivo, aunque algun.ns veces también rije al
verbd en el Jerundio. Ejemplos:
Ani J ligh't in liuying'a handkereliiof? ;.//'í;/o j/o /^/ .■(
r¡i cruiipror un pañuchO.
Yon are not wronir in bnving one. Ud. no liare mal
comprar >tnn.
are wninü- in cuttiuí
rfnr „.!m ,¡rl,,h:.
mv frees. Vd.lacc vnd i
]>nub
A'#v iJl'STÍTi TO »V»i¡ViJ\*OJ\\>tf.
•¿151
()l)f¡. — StilJ, se emplea en las frases afirmativas i yel
en las ne<iativas. Ejemplos:
lias your nncle still a niinrl to buy tlie sofá? ¿Tiene
xn fio (le 1/(1. loihivia r/aiia (h eomprar mi sofá?
'i'es, sir, lie has still a minil to huy it, si, Señor, él tiene
tnduvia (jana de eomprarlo.
I favo you time to study? iTicne Ud tiempo de e.tfx-
ili-.ir'l No. sir, 1 iiave not yol time to stuuy. No. se-
Hoy. (ti'ci no teiujo tiempo todo rio.
AliiM.h, //"• Verv well, mv(i' />/V)í.
X<,t y('t. '/<«/»,•:<( mi. \',íu\\y, mal.
A\'¡tli. (-(in. \ovv badly, miii iiud.
AVith uiioiu? ¿Con (jiilt'-ir! AViiy?, por (¡iic>.
W i'W.liicii. llecaiise, por(jiie.
O^i-.— ir/íí/?. so emplea ])ai'a ])reiriintar, i hcennse
puia contestar o dar la razón de algnna eosa. Ejem-
plos:
I>(i von speak Eniilis alreadv? ¡JTidiIn lid. ?/« el in-
(liésl
1 siieak it, Imt not verv well. TjO hallo, pero no ))) ni,
'''''"■
A\'itii wliom <lo voii wisli to «jo ont!-* ¡.Con qnií'n (¡nit-
,r lid. .,((llr!'
1 w ish to ,^■o ont with my son. lait nol yet. Qriero
■s'í/í'/- cDU mi liijo..pero loduvia no.
^^'lly (lo yon not wisii to íío oi't witli n\e'^ ;,Por qué
nii (¡niere [Id. .vtUr coninií/o'!
] do iiot wisli fo.sroout witli yon, liecinise you aro
\orv liiisv. Yo uo quiero Mili r con l'd .. por(jne (---i-
l.¡ \„n¡ ocrpado.
'!"() 1)0 acqiiainteil with. .*";• eonorido c/m, conocr.
To know, aVKxer.
Are yon aequainted with Miss Urown? Conoce Ikl.
(i la ■'ieñorild Brouii''.
1 am acqiiainted witli iier. La conozco.
l>o yon know tliis man? Conoce lid. a este hoinhre?
1 <l() nol know iiiin. No le eoiio-xo.
.sir, 1 liavo still amind to liiiy one. — Wliat o'clock is
it? It is not ten o'clock yet.— Is it not ten o'clork? Not
yet. — Do yon wisli to ijo ont alreadv? No, Sir. not yet;
heeanse it is vory carly. — Wliy do yon nol wisli to' u'o
ont with this youujr man? i'et'ausc he is vory lircí]?—
Are yon aoípiainted with my Itrotlier!-' Ves. Sir. 1 am
aeipiaintívl witii inni.
II.
Conoce IJd. a este caliallero.^ Si, Señnr. le conozco
mni hieti. — ¿Quiere Ud. decirle alguna co.sa? No. Señor,
no tensionada qne decirle.— ¿Tiene Ud. algo que de-
cir a nú padre? Si, Señor, tengo que decirle al7una¿
palaljias.— ¿Qué est:í üd. iiaciendo? Estoi leyendo uu
buen libro.— ¿.V. quién está Ud. hablando? ' Kstoi ha-
blando a nn amigo. — ¿Todavia tiene Ud. gana de ha-
blar? Si, Señor, todavia tengo gana de irabhir. — ¿Tiene
Ud. ya tiempo de estudiar? No, Señor, aun no tengo
tiempo de estudiar. — ¿Oon quién quiere Ud. ir al tea-
tro? (íiiicro ir al teatro con mis padres.— ¿Por qué no
sale Ud. hoi? No ?algi> hoi porque tengo que liaeer. —
¿En dónde está mi gramática? La gramática dcUd. es-
tá en mi cuarto. — ./Quién va al fin del camino? Jlis her-
manos van al tin del camiao. — ¿Conoce Ud. a mi maes-
ti-o? No. Señ'ir, no le conozco.
III.
OoxvKiíSATiON- A. -llave they to write ns niany
notes as this man? -Do you wisli to speak to the ííeneral?
— W'iien do you wish to speak to liim? — Where is
he?— Will you go to the theatro? — .Vre not your nei-
ghliors willitig to u:o to the chui'chy — llave you a niind
to go to the woo<l in the nighl? — Can our cliildren an-
>wcr your noies? — What do vou wiá!i to tell the ser-
vant.^— W'iil you tell your brolher to sell me his hor.so?
— What do you wish to tell me."^ — What do yon wish
to tell him?— Wliat do you wi.^^h to tell her?'— What
<lo you wish to tell theni? — What do you wish to tell
n<? — What do yon wish to tell my itrother?— -Wlioui
do yon wish to see? — llave you any tliing to say to
her?— Which i)ooks are you willing to sell? — Will you
do me a lavor? — ^Will yon tell my servant to make the
fire? — Will vou tell him to sweép tho warehonses? —
Whal do vou Wis!i to leil vour faliicr;-'
„,/,/,■
To gon.r. /,•/..■. irolmsror.
To sell, vender.
The gra:nmar, la qramá- The end, el fin.
tica-. The teacher. el mae.ilro.
Tho road. (7 camino. Tlie pnpil, d diseipulo
The córner, f/ ///co». The uardener, el jardine-
T\who\o,el /,oyo.,l((<H!je- rr)'.'
ro. The oiriee la oficina.
EXERCISES.
I.
Will you tell the .servant to make the fire? I will
tell him tü nmke it. — 1 tell yon that he can answer. —
What do you say to my brotlicr? I say nothing to him.
— What do yon say? I say that this isagoodbook.
— .\m I right in buying a gun? You are rightin buying
one.— Is your annt' righl in buying a large dog? She
is Vi'ronu- in liuyiug one. — Ani I righl in S|ieakinír.'
Vou are nol wrong in speaking, bul you are wrong in
I uttiug thatirce -What are you readine? I am reading
a note -Whal ¡s your fatlier reading? líe is reading
a íxood book. -To w ho'ii are yon speaking? I am speaing
to von. llave v(i:i -til! a miad to bnv a liorse? Ytv.
V.
CowiíiiSATio.x H. -llave you any thiug to tell me'-'
flaveyouany thing to say to iny Íather?-Are these ineu
willing to sell their caroet-í? — John, where is Petera
What are you doing? — What are you going t") do?—
Will you go to the hatter's totell lilni to make me a
good íiat?— What have yon for sale? — ^Wlio is there?
What o'clock is it. Aíiss Virginia? —Has he any iron
«ruiis for sale?— Is he willing to sell me his liorses? —
llave you any thing to say? — What are you going to
do to-day? — What have you to read? — llave you a
good book to read? — \V'ill vou lend it to me? — Wheii
will yon lend it to me? — Will vou go out? — Will you
stay here, my u-ood frieud? — Where have you to go
to?'— .Vt what o'clock will you go to the ball?— Do you
go te the Uungarian's in the inorning or in thecvcning:^
— Wliei'e are you going to now? — Where is your
son going to?— Where is your brotlier?— Does he not
wishto go out.' — ^Wliat is lie going to do there? — Will
ron atav here or there? — Where will your father stay?
CoxvKUs.vTiox (.'.—Do you wish to know
dre:i? If )'.v miiv i''iil Ireí inv» v)i.'-\r¿ t'iif
262
EL. IjySTlTlITO JVJiCIOJV^t.
— At wliat o'elock is Mr. García at liomo?-Wlion doos
our uoiírlilxM- iro to poe his friends?— At wiíat o,clock
is ho uroiiiír?— Madam, wliat will yon hiiy?— Will yon
buv tliosoor thoío?— Ifas ttie inoro-liant ono moro coat
for sale?— Whcn will lin scll his lioiiscs?— Do yon
wish to pee inv friond?- Aro yon acqiiaintcd with Mr.
Valmore?— Dó yon know lii:» "lady?— Wllll yon know
],oi-?— Wliore ai-o yon ,!?oin<í to!''— AVliat is tlie mattor
with hor?— Is that boy ^foinp; to niy lioupc?— Can yon
lend me a íjood kuifc?— Wlio can lond me a horsc;''
-Do von need tiiis nioncy?-Misp, do yon want tliose ap-
ple.s?-Wliat do my Iriends need?-Do yon want any su-
crar?— Wlio want tiiosc floNVors^-AVili yon stay licrc?
Wlioreareyoii.Groiiiir to stay? -Do yon need me?-Wlion
do yon need me?-\Vliat lia ve yon to toll mc?-iIow ina-
ny liats has he? — Has he not too many?
(Continuará.)
LA IVjitiiralez i :il ivlcaiice: de lo^ Niííos.
Por Worthixgton Hooker M. D.
Trn.-hirühi p>r J. 7. RodrUjwz, Jl. M. LL. D.
(euitiníia.)
CAPITULO IV.
L\ ruEPioN' DEr. aiuk.
El aire se encuentra en todas parto~. Kh cnanto hni nn
hnoco. o nna cavidad, en qiif! le son |>osil)le entrar, la lle-
nará inmediatamente. Hi ([iiitas nn inneblc de tn iMiarto.
o lo llevas de nn Inirar para otro, el aii-e vitMie i
llena desde Inea-o aquel espacio (pie estaha oenpndo
por el mueble. 8i haces nn a<rujerü en cualquiera cosa,
el airo pasa por él inmediatamente. Donde ini'-nos te
lo figuras, allí lo encuentras, porque es «snrnamenle
sutil i ))cnetra con facilidad.
En una esponja, como «alies, se puede contfner n-
na «rrande rantidad de agua, porque son n.uclias las
cavidades i los huecos, ijue presenta forummlo eonio reí-
das de todos tamaños, i a!li el agua sr' puede introdüoÍ!-.
Pues bien, sí tomas una <'sponJa asi empapada, i la
esprimes Inertemente (!<^ manei'a que salga toda el
agua, no tardará un ¡nstanle sin «¡uí el aire venga a
ocupar los huecos, i a llenar la esponja jior completo.
Cuando tomas un barril o una botella llenos de
agua, i los vai-ias: amediila que sale el agua va entran-
do el aire, reomiila/.amlo a atpiella en e! Iniiar (pie deja
vaeante i tiesDcnpado.
K.xamina con dftencion i cui<lado un fuelle. .\\ se-
parar las dos paletas, lo (|ue has hecho es aime-ntar la
cavidad interior del fuelle. Cuando las dos paletas
estaban juntas, i el fuelle cerrado, casi no habia dentro
ningún aire porque no habia tampoco sino nna ca-
pacidad muí pequeña. Pero ahora que están separa-
das, se ha formado un gran espacio en el interior del
fuelle; i naturalmente el aire de la atmósfera entra por
el agujero o abertura que está hecho con esc oiíjeto en
la tabla inferior. Si aprietas las paletas otra vez,
comprimirás el aire, i se escapará por la pitera.
_ En la respiración de nosotros i de los animales supe-
riores sucede una cosa pai'eciila. Para of/iirar el aire,
se levantan las eostillas, i co-ao se hace en cons(>eueii-
cia mucho mas «rrande la cavidad del |)ecliu. penetra
el arie en ('•! j"!' l,w conductos respiratorios en la
cantidad (¡ui- es líííTHiiria. í^os gases que s'e forman en
la respiración, i qm- necesitan espnlsnrse o cxpirarx". se
lanzan por la presión de las cnstillns i de ¡as pare-
des del pecho, que disminuyen la capac¡<lad de esto
en el descenso.
Ya hemos visto todos los daños que puede causar
ol aire cuando se mueve con gran velocidad; pero
no es esto lo común: i la movilidad del aire cpie es muí
grande, no ofrece generalmente ningnn inconveniente.
Es tan grande esta movilidad, que en multitud de
casos movemos el aire, i absolutamente lo sentimos.
Cuando nos ponemos a caminar, nuestro cuerpo va
desalojando sucesivamente diver.sas cantiibides de aire,
empujándolo i)ara delante i hacia los lados, ni mas
ni menos que cuando nos encontramos en medio de una
multitud de gente, i no fiodemos adelantar, sino fpii-
tando do su puesto i echando para nn lado a los
(pie encontramos a nuestro paso Cuando la gente del
tumulto no ofrece resistencia í sigue su camino, te será
muí fácil adelantar. Pero si te hace frente, i se re-
siste i opone a tus movimientos, entonces será sin
duda nna dificil tarea la que te [u-opusiste a realizar.
Pues eso mi.smo es lo que sucede a! caminar por den-
tro del aire: que cuando est;i tranquilo no presenta
el menor obstáculo: pero que cuando sopla fuerte i de
frente contra uno. !(• opone gran obst.icnlo. i exijo a
veces gran esfuerzo para !og¡-ar vencer su resistencia.
El aire puede ser desalojado con tanta facilidad.
]iorqiie es muí lijero. De aquí depende que .<eA mu-
cho mas ficil caminar dentro del aire que dentro del
atíua. i mas dentro del airua dulce que de la salada.
Xo es tan i'ácil mover i desalojar el auna coiuo el
aire: i la salada os mucho ma.- densa imas e-|i!>-a une
la dulce.
lis también mas fácil caminar con el vienio i|ííc ■•«;,/,(»
el viento: como es mas fácil, en ol mar i cu Id-; !Ío< nave-
gar siguiendo las corrientes, que hacerlo couIim eilus.
El aire es tan lijero qne cuesta trabajo compriaider que
hace presión sobro la? cosas. I sin embargo, nada os mas
cierto. El aire oprimo, i fuertemíMitc, todas las co.sas
qne se encuentran en su contacto, listo es lo que so
llama la pirsion dd aire: i ahora vamos a ver todas
las cosas que .suceden on virtud de esta presión.
Mira esto tubo de vidrio. Está abierto por nn extremo
i cerrado por el otro. El extremo abierto es el iníerior,
i está metido dentro de nna va.síja coa agua. E! tnbu
está lleno do agua, i aunque nada liai (|Ut> rapi' la
boca abierta, el agua no se sale sin embargo. ¿Por qu-'
es esto? ¿Porqu/í la columna de agua permanece ver-
tical dentro del tul):)? lia razón es porque el aire de
la atmósfíra ejerce presión sobro la superficie del a-
gua o el vaso, i esta presión equilibra el peso del a-
gua del tubo í su tendencia a desplomarse. Si te va-
les de algún modo para quitan el aire qne oprime la
superficie del agua do la vasija, la columna liquida
de dentro del tubo inmediatamente se desploma.
Hai también otro modo de conse'.ruir que el airua
no iKM-manezca dentro del tubo. Si se hace nn peque-
ño agujero en el extremo cerrado de este, de manera
(¡ne el aire pueda p'^nelrar \v.v: <'l. en el momento -i»
vaciará el tubo. .Vuiiqii" c! ::'ji;je;o sea del tamaño
r.M. tA\STÍTi:TO A\fiVIOj\\fMI..
•>0S
de la cabeza do tm alfiler, el airo quo está pronto
a meterse por todas partos, entrará en ol tubo i eui-
pujará el agua hacia bajo, Pero como no es fácil hacer un
agujero en un tubo de vidrio, podrás hacer de otra
manera el mismo esperimcnto. Así os como está vo-
preseiitado en la lámina. Pueden tonmr un tubo aliier-
1o por ambos lados: i llenarlo do apua, tapando con
f'i dedo uno do los exíromos. Invirtiéndolo entóneos
con cuidado, sumcrjiendo ol extremo abierto dentro
de una vasija con agua, el tubo permanecerá lleno
niiéniríis tu mano cierra la abertura superior; pero
descender;! rápidamente en el momento en que la se-
)iares i dejos el tubo deslnpado.
l\)i- lo (|no (olio diclin. piíeijes ya eomiM'onder |)or-
(pio se noiosila un agujerito iatoral en una pipa o
un li;uril para que salga el agua por ol agujero mas
grande que le sirve de boca. iVunque ostasc desta|)C,
ol agua no saldrá al exterior, hasta que el aire no
¡lenotre en #1 interior del barril abriéndose camino
por el a'xujerito lateral. Mientras este no se abra, el
aire liar/i ¡¡resioii sobre la boca, i oiupijaiá ol liquido
la presión del aire la única causa que retiene ol li-
quido i le impide derramarse? La re-puesta os que el
papel se necesita ímicamente para que la suj)erficie
del agua esté lisa i unida. Rímio hubira papel ningu-
no, el airo podria entrar en las partes o moléculas
del agua i dividir su masa; i entonces el agua se sal-
dría. Por esta misma razón cuando la boca del bairil
es grande, puedo también salir el ayua aun(|ue no se
haga agujorito lateral; puesto que entéjuces el aire tiene
alguna oportunidad para meterse dentro, e ir formando
burbujas a ocupar la parte alta cu el interior del
barril. Una simple telita do papel delgado exten-
dido sobre la boca bastarla para impedir la salida
del liipudo aunque el barril se ponga boca abajo. Hu-
cedorá entóneos lo mismo que en los experimentos de
que acalK) do hablarte. Tu abrás notado también el
ruido que se hace cuando el agua sale de una bote-
lla o de un barril; este ruido depende do las liurbu-
jas de aire que penetran en el interior i ocupan el
lugar que el agua va dejando desocupado.
PrjEnir.VTAS. —¿Qué se ha dicho acerca de que el aire
está en todas partes? ¿Qué se ha dicho sobro la espon-
ja i el barril? ;.En queso parece la respiración i el mo-
vimiento de un fuelle? ;,Quécosase ha dicho soi)re la
facilidad con que el airo se mueve? ¿Dime la compa-
i-acion que hemos usado respecto de atravesar por me-
dio de una uuütitud? ¿Por ([Ui' se puedo <lesalojar el ai-
ro tan fácilmente? ¿Qué se ha dicho acerca de mover-
se dentro el agmi? ¿Qué experimentos so han hecho
con el tubo do vidrio? ¿Para qué se necesita al)r¡r nu
agujorito lateral cu los barriles i pipas, cuando quiere
sacarse el agua o el vino, o sacarlos ma.s pronto^ ¿Qué
comparación puede hacerse entre este hecho i los expe-
rimentos con ol tul)0? ^:Cómo so prueba la presión del
aii'o? ¿Para qué sirve el que se pone en la boca del tu-
bo o vasos en los últimos experimentos? ¿Por qu<^ no se
necesita agujeri tala toral cuando la boca del barril es
mui grande? ¿He qu<'' depende el i'uido que se oye al
\aciar una l>otelia o un l>arril?
'tlilU
LHCCIOXKS TKülíirO PRACTÍfWS
liiicia dontro'impidiondo la salida haciendo ol mismo
< lec'loque proibiceen el experimento con ol tubo (pie aca-
ba-do explicarse. El agujorito lateral es ni mas ni
nuMios lo ¡misnur/pie el agujero o abertura superior
i\i' dicho tut)o.
Laju-osion dol]'aire i\c (pie te estol hablando so
ojei-ce en todas direccifines: <lo ai'riba h(''cia Itüjo, i
(ie rai>njo|hácia 'arriba.' i tamiuen lateral o hacia los
lados. Esto so puede demostrar jior otro experimento
que se hace con un tubo en la manera reiu-osontada
por la llámina. Toma ini tubo cerrado |)or un oxtie-
mo i abierto por el otro : llénalo do agua: tápalo cui-
dadosamente con una oja de papel: vuévelo hacia aba-
jo con cuidado: i aumpie nada hai que sostenga el
papel', esto quedar;! adliorido a la boca, i no permi-
tí rá|'que se derrame el wnvA ¿l'or qué es esto? Poi -
«pie la presión fiel aire li;ícia arrilia empuja el papel
confi'p. la boca del tnlio, lo sostiene allí, e imiiide
'pie ol agua salga al exterior. Este experimento se li:u'e
niui ameiiudo con un vaso <le mesa do los comnnos.
sin ondjargo'J do (pie asi no es tan fici! como nii tulio.
u otra liüsija de boca mas estrecha.
Poro" in-obablemonto preguntarás, pur qu- es i.ue se
i!''iTsitn poner o1 pape! en la boca de! vas-o riendo
iill\ :il ÁTICA CASTIOLI. i :\ A,
KSCRIIAS l'AK.X l.i >S .NI.VOS,
:/ox Toruno. Director de! Inslih.
nal ilc (hiateniala.
Si
.\«'(*e>iidtid e iuijwrtaiiriu tlifl e-^tiidio tU' la
(iraiiiática.
Kl que no sepa las reglas de la
lengua, renuncie a saber cosa al-
guna eu toda su vida.
lin efecto: el estudio de la lengua patria debe
formar la base de nuestra educación moral f. ¡n -
tí-!rctual, i puede decirse que es el primer anillo
2G]
K/v iJS'STITVTO JV^CtOJV^lt..
(le la cadena de nuestros conocimientos. El e-
jercicio de todas nuestras facultades intelectuales
i morales descansa en los fundamentos del len-
guaje, pues por su m'edio fijamos las ideas i la
fuíii'acidad de nuestros recuerdos. Casi todas las
faltas gramaticales no son mas que un desorden
i una turbación en la jeneracion cíe las ideas, pues
representándose estas por medio de las palal)ras,
unas mismas leyes i unos mismos principios de ar-
monización i regularidad, deben presidir su mu-
tuo enlace i recíproca influencia en los progresos
del entendimiento humano.
La lójica en el lenguaje conduce a la lójica en
d estudio de nuestros conocimientos; i por esto
dice Condillac: "El arte de hablar es un méto-
do analítico que nos conduce de idea en idea, de
juicio en juicio, de conocimiento en conocimiento;
i seria desconocer su ventaja mas preeminente
considerarlo tan solo como un medio de comu-
nicación con nuestros semejantes." Ese mutuo
desarrollo, pues, entre las facultades de concep-
ción i de representación, o ese múluo e;ilac • ea-
tre la jeneracion de las idt^as i di los signos, con-
sagra toda la importancia qu;^ en sí tiene el es-
tudio (le las lenguas, consideradas como instru-
mentos de desenvolvimiento intelectual i de inte-
lijencia social.
"El pensamiento, dice Mr. Gabet, sale poco
a poco de las solitarias profundidades del alma,
para unirse al movimiento social de la palabra i
vivir por decirlo así, en el lenguaje: de ahí el pro-
dijioso poder que el homlire ejerce por medio de
esta facultad sobre sus semejantes. El espíritu
vive en el lenguaje sin advertirlo; muévese sin
sospecharlo, como el pez en el agua sin deman-
darse la razón de su movimiento."
Por esto es que el lenguaje del individuo íS&mo
(;1 de un pueblo, puede considerarse como el me-
tro mas seguro de la cultura de su intelijencia;
i es una cosa mui digna de notarse, que siem-
pre ha coincidido la decadencia de las naciones
con la corrupción de las lenguas, observándose
igual paralelismo en cuanto a su prosperidad.
Díganlo sino el siglo de Augusto en Roma, el
de Isal)el en España, i el de Luis XIV en Eran-
cia. I es que el lenguaje forma una parte inte-
grante en el desarrollo histórico de la humani-
datl.
l'inalmente, si al estudio de la lengua patria
no s(> \v. diera toda la importancia que en sí tie-
nv., podríamos decir al menos con Don José
Segundo Mores: "Si es poca gloria hal)lar i es-
criijir bien nuestro idioma, es mucha vergüen-
za hablarlo i escribirlo mal."
LECCIÓN I.
1 . — Palabra es la voz o sonido que el hombre
articula o representa para espresar sus ideas.
de dos modos: ha-
ÍlK
•'P
2. — La palabra |iu.<l(
blada o escrita.
3. — Palabra hablatla es la voz que el hombre ar-
ticula i pronuncia con la boca; i palabra escrita
es la representación de la palabra pronunciada,
por medio de letras o caracteres.
4. — Las palabras no son signos naturales de
las ideas, son signos artificiales i aun convencio-
nales. No son signos naturales porque éstos no
se aprenden, se entienden naturalmente; son u-
nos mismos entre todos los hombres, i nunca
varían, como la risa i el ILxnto. Las palabras son
signos artificiales porque hai que aprenderlos
por imitación o por reglas; i son ademas signos
convencionales, porque el significado que tienen
depende del uso i costumbres de los hombres,
aun i'uando no dependa del arbitrio de cada uno
el mudárselo. Por (-so no se emplean las mis-
mas palabras entre todos los hombres, i cada
nación las tiene distintas, aun cuando sea una
misma la idea que significan.
5. — Lengua o idioma es la colección de pala-
bras con que caJ.a nación
samientos.
6. — V\ idioma piL-Je ;■
Idioma iiablado es el que
de palabras articu'ad-is
oido. — Idif)ma escrito c ;
medio de palabras repr ::=
ractéres.
7.— -Los idiomas se divi Lmi en ¡iriii
rivados, vivos, nuh-rtos i c¡ ilecíos.
8. — Idiomas primitivos son los (¡u;
jen a otros, i derivados los que traen
de un primitivo, como el espaFioL v\ francés i c;l
italiano, que se derivan ddl Lüin.
9. — Idiom:is vivos son los que se usan como
medios de comunicación entre los habitantes dc^
una nación; como el cspañoh ^francés i el inglés;
e idiomas muertos son los que )a no se usan,
como el hebreo, el gricoo i el Lilin.
10. — Di.dectos son las adulteraciones de un
idioma, conio c\ asluriauo, fi\ ¡¡^allvqv i el cataLin,
que son dialectos mas o menos atrazados i desa-
gradables respecto del sonoro i elegantejdioma es-
paño!.
'CTKSTÍOXARKX
1. Qnr os ]i;il!ilirii? — -. De (•u;!ntos iiiodní puedo sor
la i)al.iliríi? — H. Quó os palabra lialilada? -Que es pa-
labra escrita? — 4. Son las palabras sitmos naturales do
las ¡deas? — En qué so conoce que las fialabras no son
sifrnos naturales?— En. qué se conccc que las palabras
pon.si<?nos artificiales i convencionales? — ,5. Qué es len-
gua o idioma? — fi. Do cuánto? modos puede sorel idio-
ma?— Qué es idioma iiablado.' — Qué es idioma escrito?
—7. Qué otra división admiten los idiomas:'' — 8. Qué
son idiomas primitivos?- -Qué son idinni.'is derivados?
— D. Qu,-'í-nii idioiüüs vivo-?— Qué so;, \,\\.nv^^> iiihcr-
tos? — 1(1. ()in' -nn diiiie.'íos?
(TV
o escnro. - -
i por medio
re. bcn por e!
e»presa por
:i letras o c.a-
d,in orí-
oríjen
?vf. ^A'fiiTiTírfft ^v,'ir¿OA\Jg..
■*.{>:
De Guir.MíRMo D. Swax,
J!,;il¡;¡i<'i!<) por d Director <hJ liiKÍ¡tii¡n Karionnl de
Gmil'-
rías
(('oiitiiiíia.)
Ll'CCIOX XV.
La ctcükxa.
I -a (íigüeña es un pájaro mni interesante, tanto
por sus costumbres, como por su caráí^ter, pues
ílel)cinos saber que liai tan i^rande diferencia en
los caracteres de los pájaros i de los animales en-
tre sí, como la hai en los caracteres de los hom-
br< •,.
l_.as ciiTuenas vivf
Piares pantanosos, i
etc. , forman la base
paises SQU prot( jidí
del gran ser\ icio cu;
tos animales noc-ivo!
ü partu-u ¡amiente en ios iu-
os reptiles, ranas, renacuajV s
de Sil alimento. En mnchos
s por lus lial-'ilíintes, a cansa
:i)n:stan, destruyendo infini-
. Tamljien se dan a querer
al hombre por lo i'arniüar de sus costumbre
Por medio de la coafianza qiie tienen con los
hombres han log'rado obtener su ca.riño, yor lo
cual, se les encuentra en los paises en que abun-
dan anidando en k« techos, en las chimeneas,
en los jardines i aun cni los techos < le los edificios
de las ciudailes mas d(;nsaniente ¡.¡obladas.
Los holandeses veneran a las c;!.raí-ñas por los
amistosos servicios (\\\o. les prestan: ios áiabes ias
tratan COI! cp.riñosaliospitalidad: los turcos i las
tribus <ir!;'nl.des las consideran como pájaros sa-
¡■rados, i c¡i Con^íantinojíla se les vé construir sus
vía estaba
de niños
para jugar con ellos a las escondidas: sabia ocultar-
se cuando le tocaba su ve.-?, i buscar a los niños
que estaban ocultos.
luitre las cualidades morales, de estes pájaros,
pues bueno es que sejjamos qne los pájaros así
como los perros, caballos, monos i otros animales,
poseen importantes Cualidadi s morak:s: se distin-
guen la gratitud, la fidelidad i el cariño fiürd i pa-
terna'.
Kn cnanto a gratitud se les vé demostrar su a-
gradecimiento a los que los tratan bien, i gran
cariño a los que las cuidan i atienden, sufriendo a
veces, como el perro, golpes de aquellos sin con-
.servar resentimiento.
•Su fidelidad se demuestra por el constante ca-
riño del macho i la hembra; viven prestándose
con mucho amor las atenciones mas delicadas;
nunca se abandonan; emprenden juntos todos sus
largos viajes i se dividen los alimentos con tanta
igualdad (]ue pueden dar ejemplo a muchos her-
manos.
b'l acendrado cariño k\'.u\ las eigrieñas profesan
a sus liiju;;los, ha sirio proverbial desde la mas re-
mola aiuigiiedad: la madre alinKJita a su hijo con
el mayor cuidad.o, i apén:ís se scjjara un mo;nen-
to de ellos: cuand.o empiezan a vol;ir va constan-
temente a su la<lo, enseñándoles el mo'io de nio
ver las alo.s i sosteniéndoles, i siempre-, en todos
los casos, los nrot'^e contra cuiKiuier pcligrfi aun
a costa de su vi(!a.
l']s \m hecho comproliado por mn;;hos l'^slii^os
que (;n un incendio que ocurrió en Delft en Mo-
lauíbi, una cigüeña que habia construido su nid.o
en la casa incendiadla, i volvia ci'<n algún alimento
para sus hijos, al ver el p--!i;'-ro ;i que estaban es-
pUG.stos, pues el fuego !lig;dia y;i casi a su nido,
\\\7.0 varios esfuerzos para saKru-los. pero ai íin, ci-,-
contrando que eran inútiles, estendió sus ;i':'.'-. '<>
])re ellos como jjara ))roteierlos e impedir que el
fuego los envolviese, i en aquella cariñosa aptitud
espiró con ellos en las llamas.
Las cigaeñas jóvenes también demuestran fl
mayor cariño por sus padres viejos i enfcmios. ;i-
tendiéndolos cuidados.amente i trayéndol'>s e! ali-
mento cuando ellos no pueden procurárselo; te-
nien.jo en cuenta este ejemplo, una de la.s re;).'i!>l!-
cas de la antigua Grecia, promulgó una ici tlisp;-
niend.o que los hijos quedasen obligralos a a'imcn-
tar a sus padres, cuando estos, por su edad o en-
fermedail no isudieran \alerse.
Las cigüeñas como hemos \-isto nos d;in leccio-
nes de gratitud, afecto i constancia; loi; niños i;o
deben jamas olviilar cuanto dieben asas padres,
i aunque no se vean en la necesidad de soste-
nerlos cuando viejos, deben demostrarle sieinpre
su cariño, siendo mui bondadosos con ellos, con-
sultando su voluntad, i tratando vui satisiacer to-
iJos sus deseos; los hijos o liijas l.iuer.as rsicueníran
diuiaiite el dia muclias oportunidades para decir i
li;;,< ■' r cosas que causen placer a sus ancianos pa-
dr:s. i'.ecordad, pues, niños, cpae cuando nuestros
2(í<>
BL, IJWSTITIJTO JV^ClOJVJila
padres lleguen a la ancianidad, la única cosa que
puede hacer gratos sus últimos (lias, es el afecto
¡ obediencia ele los hijos: sin esto, las riquezas i
los honores son inútiles; pero los padres que se
encuentran rodeados por hijos cariñosos, conside-
rados i atentos a sus deseos, en la mas humilde
posición, en la mas pobre cabana i teniendo a su
disposición solo los mas frugales alimíMitos, pue-
den ser verdaderamente felices.
FÁBULAS I
Im. rKSCAIM
ALIÍGORIAS.
Cuando la reina su soberbia frente
Quiere adornar con joya refuljente
De precio sin igual, —
Le dice al pescador baja a los mares
I arranca a los jénios tutelares
La perla de sus urnas de cristal!- —
I el pescador con ánimo sereno
Del mar se precipita al hondo seno
Al sepulcro talvez, —
1 por las frias ondas arrastrado
Le arranca su tesoro a! mar airado
De su reina llevándole a los pié.s.
Yo soi el pescador, amiga mia.
Tú eres la reina que si acaso un dia
Pidieras a mi anlor, —
Una joya de adorno a tu hermosura
Como esclavo en la mar de mi ternura
l''uera a buscar la perla del amor.
Baiítolomíc M]TRK.
( Arj entino.)
AUNQUE LA MONA Sn A'ISrA DE SEDA.
L
En un anillo lucia
Una dama de Bayamo
l)e linda piedra el reclamo
Que era de mui gran valia:
I todos la codiciaban
Creyendo que era un diamante
1 límpida i fulgurante
Como única lo aclamal:)an.
I la fama vocinglera
Por todas partes corría.
Que aquel diamante tenia
El valor de un reino entero.
I fué partido de boda
La hembra que era torcida,
Por la fortuna met-ida
Que la riqueza acomoda.
11.
El brillante era un cristal,
I sus luces se eclipsaron;
Que las ciencias disiparon
La ilusión que por su mal
Los vecinos se formaron.
I es fama que visca vieron
t-ntónces la altiva dama,
Porque el valor que la dieron
Fué del diamante a la llama
Que las ciencias deshicieron.
III.
I*]sto a decirnos se atre\'e
Que el error no se resiste;
I aunque de seda se \iste
La mona, su enc-año es breve.
( í'onfinjuvá)
LPXCIONES
De Física experimental precedidas de algiinas no-
ciones de Mecánica, para ttso de los niños, por
el Dr. Darío González, Profesoí' de Mecá-
' nica y Física en el Jnstíhüo Xacio-
ua! dr Gnalrinala.
MÁ(,iL!N'AS simím.ks.
3. — i^eiillicioil. Máquina es todo instru-
mento que sirve para trasmitir la acción de luia
fuerza. Un cuchillo, una sierra, una bomba de sa-
car agua, etc., son máquinas.
2. — Poteitcisi. r<'MB*<it«^ai4*ia. luuoda
máquina hay que disdnguir dos fuereis: poicucici
y resistencia. Se llama potencia, la fuerza qu;' se
aplica á la máquina para ponerla v\\ movimiento
y obtenercl efecto que se dése;;: y resisleinia el
ol)stáculo que l;i mácjuina debe xcnccr. Ponga-
mos un ejemplo: cuando se está aserrando un tro-
zo de madera, la ¡jolencia es la fue¡>:;i del brazo
aplicada a la sierra, qu(í (>s la máquina, y la resis-
tencia es la dureza de la madera.
Las potencias se llaman también motores ó fuer-
zas motrices. V\ vapor, qutí mueve una locomoti-
va; el chorro de agua, que hace girar la rueda de
un ingenio; la fuerza ti; un tronco d(í caballos, cine
tira de un carruaje, etc., son motores ó kierr^as mo-
trices.
•J, — B>ÍVÍütÍOSI. Las máquinas se dividen
en simples )• compnestas. Simples son las que
constan de una sola pieza sujeta á ginir sobre un
punto ó ej(í fijo ó á producir el desliz sobre un
plano. Compuestas son las c|ue se forman de I;i
combinación de dos ó mas simpl(\s. Nada hay
mas interesante que el estudio de las máquinas.
Fuera de que nuestro cuerpo, así como el de los
animales, es una máquina admirable, el hombre
se sirve á la feclia de gran varicd;id de má(}uinas
mas ó menos complicadas é ingenios;is para sa-
tisfacer sus necesidades. Las ciencias, las artes, la
^f-eneral, deben sus
o';:n:;s.
I agricultura y la industria en
1 p/ogrcsor; a! em¡>lt;() ;¡c ias va.
j;fc íjVSTI TtTO .V*ií ¡ OjWI #>.
áíi7
\'amos á hacer un lijero estudio de las máqui-
nas simples que son: la palanca, la polea, el torno,
el plano inclinado, el tornillo y la cuña.
PALANCA.
!• I>«l&ili<* joil. Pa'aiicac?, una barra in-
flexible, recta o curva, que puede moverse al rede-
dor de un punto y que sirve para levantar pesos.
El punto sobre el cjue se mueve ó descansa la
palanca se llama punto de apoyo, lirazos de la pa-
lanca son las distancias que hay del punto de apo-
yo á los puntos de aplicación de la potencia y de
la resistencia. Así, en la palanca de la fig-ura 33,
estando la potencia aplicada en P, (la mano) la re-
sistí-ncia en R (la piedra) i siendo A el punto
de a; joyo, el brazo de la potencia es y\P y el d(;
la re -istencia AR.
mpl'-ai^
.>o¡ icario-; para cortar raice
< 1 aparato que sirve para comprimir corchos, el
(¡11" sirve para quebrar nueces, las tapas de los
tinteros y t!e otros objetos, 'qu" se abren <3 cier-
ran por i.mznes, son también ejemplos de este
L'í'nero de i)a¡anca.
;. - Pa'an.'.". de terc(M- «.'/-ñero es aqn-"11a en
Fig. 83. !
S. - SHv¡.«»Í<>!l. Las palancas son de tres |
;ren;n-os: d : hr;:ii:r r:.icro, d ■ s-niii'd) <;-'\'iero y |
de /.;7vr .'■ ■..v.n. ' ' ^ \
\.'^ l'aia;i::a d." p;-:incr yenero es a(|u(í]'a en |
que el punto de apoyo está (Mitre la potencia y la |
resistencia. La fi-;ura 34 es una ¡lalanca de este |
ijl-énero. Del mismo í^énero es la de la rtíjura 33.
Ll ¡)unto (k; apoyo se halla en A, la potencia P |
(;slá aplicada en 1> ) la nísistencia R en C. Como i
ejc;n:)ii>s (!(• palomeas de Driiner jji'iiero mencio-
nan'im>s !:\s balanzas, !a roman-i \- 'as tijeras, que '
están formadas de dos palancas de primer qéne- ,
ro unidas por un tornillo ([ue es el punto de apoyo.
La potenci,-'. está en h'.^mano^apücada a los ani-
llo, de ia lii.T.i \- la resistencia en el oljjeto que :
se corla.
2. ^ Pa!an.::L de secundo oénero es aquella
en cjue la res¡stení:¡a estfi entn; <;1 punto de a|)o-
yo y la poi-encia, como lo nuiestra la fii^'-ura 35, •
di!!ui<_' Si- ■.«' (¡tic ¡a r(ísistencia R está aplicada en
C, la ponncia V en ¡>, siendo el apoyo A. Co-
mo ejemplo de palancas de segaindo q-énero ci-
taremos las hojas^de las puertas y ventanas, cuan-
do t!;iran solare sus q-oznes: aquí la potencia es la
n;ano que abre ó cierra la hoja, el apoyo se Iia-
II i en los !,;-ozn<-s^ y !;i n-sistencia es el p'>so de
Li lioja misma á^- la inierta 6 ventana. El enchi-
que la potencia se halla entre el punto de apo\'<)
y la resistencia. En la fiqura 36 la j^otencia P
está aplicada en B, la resistencia en C y el apojo
es A. Podemos citar como palancas de tercer
género las pin/as llamadas de disección, el pe-
dal de algunos tornos, el .antebrazo al doblarse
sobre el brazo. El cuerpo humano presenta mu-
chos" (ejemplos de los tres géneros de palancas:
los huesos son las palancas, la potencia la ejer-
cen los músculos, l(Os puntos de apoyo están en
las articulaciones i las resistencias son las partes
del cuerpo que se mueven.
Fi
CoikIícíoii de o<iaiiii!»r¡o.- I's a-
quel estado de; una máquina en que la ¡KOlencia
\- la resistencia le están aplicadas de tal modo,
que se contrapesan 6 eciuilibran. lüxiiliquemos
cuál es la condición de equilibrio de la |)alanca.
Sea la palanca de la biq. 34: si los dos brazos
AB y AC son iijuales, es evidente fjue el equili-
brio se establecerá cuando la ],>otencia sea i-
qaial a la resistencia; pero si el brazo Al) de
la potencia va aumentando, permaneciendo in-
variaijle el brazo AC de la resistencia, es pre-
ciso (]ue la potencia \a\a disminu\ cndo en la
misma proporción para obtener el eciuilibrio:
y reciprocamente; disminuyendo el braz(j de la
palanca, la fuerza debe aumentar proporcional
mente para obtener el mismo efecto. Si el brazo
AB de la |:)otencia, íiqura 34, fuera, v. q.: do'.
veces mas larqo qu<* el .'\C de la resisienci;,,
seria necesario para obtener el (íquilibrio que la
potencia P fuese dos v(;c(is menor ó la mitad
de la resistencia R. Podemos, pues, decir: (¡ue
l:i condición de e(|uilibrio de un-i palanca es, </;.v
Ia>í fuerzas deben eslar en razoi inversa de los bra-
zos de la palanca. La circunstancia de (]i!e e! (íiec
to de una potencia es tanto ma\'or tu. mío mas
larqo es el brazo sobre que actúa, hizo decir al
célebre qe(>mí;tra ArquíuKídes: "que se ¡ne dé
un punto de ai)o\o y )o levantaré el mundo. \'
en efecto, la palanca es una má(iuina muy lavora-
ble. Si se tratara v. g., de levantar )• sostener el
|):>so R de 3<X) kilogramos, figura 34, siendo el
brazo Al) déla pot<-ncia 3 \'(í(*es mayor (jue (-1
d(; la resistencia, se lograrla este resultado por
medio de una fuerza de 100 kilogramos que es la
terc<ra parte de la resistencia.
Í:i B'<'!«i¡*U'SS«*¡SI <»3I \i>S ÍBM'iS íit'Bao-
Vi^s do f>:ilílH<*Sí?<i.— lüi una palanca de
primer género, la potencia puede ser igual, ma-
yor (') mcnt.ir ([u<- ia resislriici;!, porqiu; el bra-
zo Al! de ki potencia, figura 3.], pin.'d.' ser igual.
MCÍ^ tJVSTITÍ/TO JVtOÍClOJV^ai.
mayor ó menor que el AC de la resistencia. En
una palanca de segundo género, la potencia es
siempre menor que la resistencia, porque el bra-
zo A B (que es toda la palanca) de la potencia fig.
35 es siempre mayor que el BC de la resistencia.
En una palanca de tercer género, la potencia es
siempre mayor que la resistencia, porque el brazo
AB de la potencia, figura 36 es siempre menor
que el AC de la resistencia (toda la palanca.)
En conclusión podemos esta))lecer estos prin-
cipios generales:
1. ° La palanca de primer género puede ha-
cer ganar o perder en fuerza ó no producir nin-
guno de estos efectos.
2. '^ La palanca de segundo género hace ga-
nar en fuerza.
3. ° La palanca de tercer género hace per-
der en fuerza.
( (\vit ¡Hitará.)
Sí'í'C'íoia €2í» P<m1si£ío«Í!1
A !a Ácademis de Msesípos
CURSO SUPERIOr^l })E PEDAGOGL-\.
^Nw^Cetodologle..
Por Eustacio Sa\tam.\i:í.\ S.
Prnfesortle ¡a riep^ia fii hi^ Es->u'!as XormnJrs <le
üiindinnmarcd.
(Continúa.)
JlÉTOIU) MKMliinAr,.
El mtUodo rnemorlal es el pi-occdiinioiito mas sencillo
i cómodo para el Institutor, toda vez que so reduce a
liacor (juc el educando aprenda de memoria.
Esta forma de la enseñanza pertenece a la Escuela :in-
tiüuíi, i fué por muclios sio'los la ñnica de ipie se hizo u-
t-o en los planteles de educación, en cuyos anales se le co-
noce con el nombre de viéfodo niecánico. por cuanto con
el solo se tratai)a de hacer retener al alumno el contenido
del texto cuya materia se le enseñaba, quedando desaten-
dido poi- completo el acto de comprender,
Michel de Montaigne, en su olu-a "A'wíjí/.v," dcscril)e
con üran maestría el^nodo de enseñar de los Preceptores
de la época a que nf)s referimos, diciendo: "Los Maestro ;
de lioi en dia prritan constantemente, como si fuera en <'ni-
budos, e» los oídos desús discípulos, no quedando a estos
otro recurso que el de repetir lo que ]ior tal medio i tai\
anienudo cscuchaír"
Así, antiguamente se hacia que Io-j niños aprendieran
de Miemoriii el contenido de los libros, sin que sobre lo
nprendido se les hiciera la mas lijera esplicacion. El al-
fal)eto, el catecismo, la historia satrrada, la aritmética i
demás imntos de estudio, se les tra-;niiti.Tn mecánicnmen-
1e. no I ierido los Pirecturcs (ilro dliridínie el toiiuir la
lección con el texto en la una mano i el látigo en la otra.
Instrumento memorable de los tiempos del despotismo i
déla ignorancia, con que se flajelaba sin piedad el débil
cuerpo del niño al menor pintfo o desacierto en la recita-
ción de la conferencia que so le había puesto.
Este ignominioso rigor penal, terror de la infancia i
demostración palpable del oscurantismo escolar, hizo
exclamar al fiUSsofo Dinder estas elocuentes palabras:
"De diez azotes que reparta el Maestro, nueve sin duda
debieran recaer sobre él: pues, a la verdad, el Institutor
es culpable de las nueve décimas partes do las faltas ijue
en este o aquel .sentido, cometen .sus disc¡]nili>< "
El maro apren leza¡o mec;í:iico de miteriu- eic -itili as
es un acto propio de la cmvepr.ioa. facultad de (|uc está
dotado el hombre; el que asi aprende no hace sino reci-
bir, acojer en si; razón por la cual el método mecánico
tan solo educa pedagogos repetidores e inconscientes,
aptos para enseñar en países en donde el pensar estii pro-
hibido ¡ la emisión del i)ensamiento es. por consiguiente,
un crimen.
En el pasado se hablan ciiniiatur:il¡/.;i:l.» los Jioiulin.'s
i (letal manera con el mcfodo ineninrin! nraínco. ii»c no
! creían posil)le se pudiera instruir de otro mo;!o; no nos
I dei)e. por tanto, ser estraño que hubiera quien rec¡tar:i
obras cuteras, sin que por este he<'ho pudiera darse cuen-
i ta d(» su ■'•■nl.-cr.
I El mismo Moningne dii^e e:i In <il)i-i qu,' arriba liemos
j citado, respecto del aprendizaje ¡loi- el sistiMua do que
se trata: "Ijos conocimientos no se pueden uu'dir |)or el
I testimonio de la memoria, siu'i por ia aplieaeion cons-
I ciento quede ellos se hn<j:a en la vida;" i en otra parte:
i "Testimonio de indijestion es de volver los alimentos del
I abdomen en la misma forma en que se han recibido"
! Además de! autor citado indio utros insignes tílósofis
i pedn'/oo-o.';(|ne. co:n')¡-end¡end'> los iiunensus ilefectos de
ipie ndoleeiael nirfnh, 1,) -r.iin'c k hicieroü poderosos es-
I fuerzos para <lesterrai-lo de las Escuela-^. Entre estos e-
nomigos del mecin'Hino se cuenta en )>rímer ti-rmino al
I célebre Ilatichius. quien con enerjia siniridar combatió
i tal modo de transmisión, sentando el siguiente inánci-
I pió: '-Xada. absoIutanuMite nada, deln^ aprenderse de
I me:iioria. Eso es doblegarlas leyes natinalesde la inti -
lijencia, i la experiencia demuestra que quien se atiene
únicamente al aprediznjc w/ r ííí o viene a ser incapaz
de pencar i dé co-n|.iren(ler. supuesto ipieel eutendinñen-
I to queda atado a jtalabras ajenas qii" im le pi'rmiteu iti"-
! ditar en nada seriamente."
j Roussoui, lo mi^mo que R ifi 'Iiiu-;, era eonli-ario a que
I se aprendiera nnda <!• iirniirii. rechazando porentei-o
i el melodn me^'/oi-inl. el eiil (| 'eria ^^ustitiiir jwr el Diiu't-
I miro, procedimiento (pie. preseindiendo de la corirpcion,
\ solo cultivaba la pereepeiíui. o sea la comprensión.
i Basedoro i sus discipidos. los (ilántropos. combatie-
! ron también el aprendizaje de memoria haciéndole apare-
cor como una tortura espiritual, como nn crimen come-
tido contra la naturaleza infantil. .Así. en este grave par-
ticnlar, de un extremo se cayó en ol otro, pues (pie la an-
tigua Escuela sostenía que todo debia aprenderse de nie-
nioria, mientras que la nueva sostenía que nada debía su-
jetarse a esta condición del alma, no mejorando con es-
te antagoni.*mo la en.scñanza, siempre que a la luz de la
razón exprimcntal tan malo era c! nn método como el
otro.
Sin (^mbaru'o. pasaríamos por injustos si no confesá-
ramos que los aiiunc'a los reformadores h'cieron'un posi-
tivo bien a la causa de la educación, no lauto poi" la in-
troducción en la enseñanza de nn nuevo w»<;/o':?o. cuanto
por el hecho de haber demostrado los innumerables in-
convenientes e írremedialdcs males qne presentaba el
antiguo procedimiento, que por sisrlos entero'^ don)inó en
el munilo esrolar. "poniendo diques al ]iroa:rc?o intelee-
tu;d'de le- puel.I,,s.
M:B. 1,Vá'T3TÍ' to ^whvsojv.ií.
.Los romanos decian que el saber ?c rcilucia a lo i|ii(;
el hombre retenia en la memoria (tnufttin sciinns, tjiKin-
fum niemoriam tenemus.) Empero la ciencia lia probado
que retener en la momorla no es saber, porque a la par
que se desarrolla el juicio, pierde la memoria en exten-
sión, i cuando se retarda el cultivo do aquel, se apodera
.este de casi todo el espíritu. Por eso se encuentran en
las Escuelas lejidas por el iuitijruo sistema, niños que re-
tienen muclio. pero (pie poco piensan inir;índose mal a
los (pie, por condiciones nalurulcs, aprenden miielio
sin entender naiia.
Para evitar todo vicio en el sistema, cultivemos a un
tiempo la memoria.-que es un atributo divino de que
no podemos independizarnos.-i la comprensión, adoptan-
do en la anseñanza el principio de Amos Comenius, a
quien la liistoria l)autiza con el pomposo titulo de profe-
ta de los [)cda!r'>íros; a saber: "^í(í/« lUbe aprenderse é-
meiit'iriti niifr.s da luilter sido perfedamenie romprendklo.'"
La Fi'd'if/qjí'i moderna ha reconocido el valor i la ne-
cesidad ilel ai)rendizajode memoria. aboliendo el mecant^-
íTjoi combinando ''ábiaiiiente la comprensión con aquella
soberana faculta! ilela intelijencia. E.xpliquese prime-
ntJa lecciou. cerciórese el Maestro de si su educando la
lia cciMiprendido verdaderamente, i haga, si es posible,
(|uc (i! niño repita de memoria lo que se trate do transmi-
tirle, toda vez que e.-t ) es necesario cuando se quiere dar
mayor fuerza a la facultad do retener
La re|)eticion es un ¡lodero^o au.K liar dií este m'''todo,
(]ue se llama racioiKi!.
El alma del niñ > se asemeja al liiiM-ro blando, pues así
como (!ste, debido a su maleabilidad. aci>i)ta la forma que
seie ip.iiere dar, asi también aquella retiene los conoci-
mientos que se le inculcan: solo que, para «¡ne e-;tos co-
nocimientos sean duraderos, es preciso qu(! se repita p r-
inani'iitcaietilejo apren<lido.
()ii!ami)s lo qiii> M c-ife respeto dice Yacotol, el afíiuia-
do isiitor del meto. lo uiiiver-a! de la enseñanza: ''La i-e-
lieticion es jo principal en la ensrñ iii/.ii. toda vez que no
se .S!í/^í;sÍiio lo que se ha npr- n l'ul >. ni s' rr/í>;í,?, sino lo
(pie se n-plfr. i r/'tc sof» f.p one/li; prnsar ni In qnc .sv tiene
ijiiardadii ui Id nitmoña."
{(Jonfi Hilará).
LOS iWDi?!-:- I)H FAMILIA 1 L(>^ MAESTRO.^.
I.
Educar a los hijos es el mas snarado de los deberos
Mili ¡iocos son. |)or fortuna, los que no tienen velieinciite
deseo do cuüijilir bion con este dolior. <pie e! tirrno cari-
ñ;i ijü" inspira ol hijo jinria dulce o ineludible, si la sana
iiiiiia! i ¡os pi-eceptos relijio-o-: no le dioran on absolu-
to e^ta últiaia cualidad. Miicliisimos son, sin ombar-
iro. los padres de fainiiia ¡pie apresar de su dosco d ■-
jan de cumplirlo de li maiieri mas lastimosa. Las cau-
sas de esta rara contradicción, entre la acción i ol de-
seo, son tan varias como abundantes, si bien toda-; e-
Uas tienen una.raiz comiin. la falti do reflexión. Fal-
la en que incurren con solirada fri^íuiencia lo mismo el
rico que pobre, lo misiiio el iuiíoranto que el hombre
ilustrado.
¡Cómo «roza el ¡lad:'.^ ciriñ oso {'on la idea <lií que el
niña que sienta sdbi-i' su- r.idiilas i a (|uien cubre do
besos i estrecha cmtra su coi-a'.oi. I'oLíai'á un dia a m-^-
recer la consideración i el aic-ecio de todos su- -o no-
jantes, por sus relevantes prendas! ¡Qiii^ grata i con-
soladora es la esperanza de que el liijo será bue-
no, sencillo, enclavo del deber, ilustrado, fran 'o, in-
jciuio i todo lo que pueda i deba s'>r un hombre que
con justicia liedme a nnrocer la estimación i el amol-
do los domas hombres! ¡í'u:í'>ti daria todo padre por
aseirurar tal porvenir a sus liijosl I sin ombar<ro do o--
ta exquisita ternura, veamos (pié hacen los mas de !o-
]iadi-os por (on-oiiiir lo (pío (lo-eaii.
Miíaitiaso] niño e.stá en la lactancia, i-a-i leca en lo
¡in]iosiide enconlrar madres que den a sus lii.ios con
iniHodo el alimento desús pechos. Hablad de' (>sto a
la mayoría de las madres i os dirán:- -¡Jesús María!
¿Cómo había yo de tener entrañas para no dar el pe-
cho a mi hijo cuantas veces quiera?--l después de oir-
ías, vaya L'd. a convencerlas deque, aparte de lo lii-
ji(''ii¡co i saludable (pie est(i seria, es ya la educación
que empieza a recibir el tierno iiifaiite, a('osluinbráii-
doic desde que nat^e, tanto a la regulari(.lad de actos
como a no ser voluntarioso.
¡Cómo ríen el padre i la madre, cuando mas tarde,
al cmiiczar el pequeñuelo a balbucear las primeres pa-
labras' mm^stra su coraje porque tratan de (piitarle
cnalijuier objeto que tenga en sus manitas! 1 una, i o-
tra i otra vez repiten el amago, poripie les iiace mu-
cha gracia el josto iracundo i la mirada amcniazadora
de a(|uella miniatura de Calísula. No advierten (jue
seria mas prudente jirivar^e de a(piel pasatiempo, si-
quiera poi-que con él van liaciendo nacer en o! ser quo-
i'ido un defecto que luego se han de einp(ñar en des-
truir: la irascibilidad. Crece el chiquitín, i empiezan
sus diabluras. Ya el movimiento brusco, ya la contes-
tación insolente, ya la dañada intención, ya el obsti-
nado capricho empiezan a reproducirse constantemen-
te; pero el delincuente es un caliallorito, (pie apenas
anda, que habla clia[)urríido. (pío licuó uikh ojitos ])to-
ciosos i mucliísínia gracia on la cai'a, icón todas estas
cualidades ;.i|iiíé!i es la mamá (pie no rio a mandibula
batiente, i (puí en vez de ro^-añar no secóme a besos
el pequeñuelo infractor de las conveniencias sociales?
La mas priideiife. la que pre-unie de hacer bien su i)a-
pel de mamá, dice esforzándose por no reír, jioro sin
coiiseo-uirlo del todo: ¡Pioaio: Te voi a natar- El
ohíípiillo hnaiita sus ojos, mira los de su niamií. v(> ro-
llos
l)¡
o un iosto o un picaro--oo n
un (•hiUido de esos (p',0
iliivio de Imsos son el lii
se iiueden escritiir
de la renrimendii.
Pero ol niño va creciendo, i con él crecen sus de-
fectos. Ya la madre empieza a reñir con mas sori(>dail,
pero el p.irvulo ha dominado la siliiacion i ii" \r.\r('
gran caso de las riñas maternales, i, alguna ipa' otra
vez, dice la madre a su esporo, lloüihro. riño a lii hi-
jo: mira (¡iie ya no se nnoili' con ('1. Es imii chico,
mujer; i osas son eos is do iniicliaclio. Cuando sea ina-
yorcito, verá-* que pronto le [)ongo en cintura.
¡Qué ceguedad! dejar crecer los dcf.-ctos para tenor
luego que liichnr con ello-! ¿No sei-ia iiujor evitar su
naoíiiiiento por los muchos medios (pie puodi'ii poner-
se en práctica, evitando asi indos rat.o-j al niño, dís-
gu-;tos a los ijadre-, i, sobre todo, la posibilidad de no
jiodor estirparlos? ;.E^ esto cariño!^ I)icen (]ue si. Yo
orco (|ue es falta de reíle.xioii.
1 ;.qué diremos del disimulo con (pie la mam-i cueu-
t.a al papá las diabluras del niño, emideaudd inodia-f
palabras i sonrisas (lo intelijencia: sonrisas i palabras
que entiende ]ierfoctamente el aludido, nié-no-; cindi-
ilo (Mitóiiccs (pío los autores de sus dias'.'
Fl niño os va -randocílo llai (pío mandarle a la
Esom^la. Ya a empezar su (>duoacíon. i c^ta se l;a '.\^'
confiar on absoluto al Maestro: i por \ia de Introdiie-
cion se dice al anjelíto: — Ahora ver.ís. l-"nlanito. (po-
doioo'io to van a poner. A'as a ir a la E-^cuola i ya
verás (;onio se las entiende el Maesti-o contigo.
Es decir, que la primera noción que el niño tiene del
ALu^stro es una amenazfi. — El niño dirá para si: el
Maestro hará coamigo lo quc*mis padres no han he-
cho; con el Maestro me amenazan; el Maestro será un
hombre malo; por lo menos, el Maestro no es mí aiiií-
m\ i el niño va desde luego con animosidad hái !a el
(iee ha de sor su mejor ami'io. hacia el que va a ciiiii-
plii- cerca do él la obligación rpie Dios imimso a sus
•>70
f:r. f,J\\%TiTUTO JVj¡€ioj%\trj
padrcFi, hacia ol qtie lo lia de cilucnr. ¡Bonito pi-inoi-
)i¡o de cducacioii! El di.svqmh <Uf<jn(c«to a odiar a na
Maestro.
El niño es conducido a la Escuela, i. , . .Mire U<1.,
dice lá madre o el padre, Ud. se encargará do este ni-
ño con amplios poderes. No somos, a Dios gracias,
de los padres que por qivircr mucho a sus liijos los e-
chan a perder. Nada, nada de eso, Señor, Ud. lo trata
como sea preciso, i si nf cosita castigos se los da; que
a buen seguro no vendrémoB nosotros a levantai-los.
Los que esto dicen suelen llegar a la Escuela el primer
dia que el niño ha quedado castigado, para decir so-
bre i)oco mas o menos: — ¿Conque el hond)re está cas-
tigado;-' bien hecho, asi me gusta. ¿Sabe Ud. por qwé ven-
go hoi a suplicaí- a Ud. que le perdone? porque su
padre se marcha fuera, i e,s de rigor que esto niño va-
ya a despedirle. I el chico, que sabe i observa que han
bus.;ado un pretesto para sacarle, no le importa la ri-
ña mas o mtínos agria conque sus padres le recibi-
rán en casa, i solo piensa en que ya tiene un aliado
para resistir a la autoridad del Profesor: su padre i su
madre.
I si en lo sucesivo, como es Ifyico.^sc^repiten los cas-
tigos, no cesa el niño de repetir que son injustos, i el
cariño de sus padres no necesitará muchas afirmacio-
nes de este jénero para empezar a suponerlas? verídi-
cas, concluyendo por entreg;.r su hijo a otio l'rofotor:
i allá va la infeliz criatura creciendo cu defectos mas
aprisa que en años, merced al irreflexivo cariño que
sus padres le profesan.
Otros, mas apáticos, pero no m(^nos nocivos 'a la'e-
ducacion de sus hijos, no se meten en contradecir en
nada al Maestro pero tampoco se cuidan de robuste-
cer su autoridad, ni de alentar a su hijo en los traba-
jos propios de su edad, demostrando alegría por sus
adelantos i disgusto por las faltas que cometa en la
clase. Estos padres no ven en la Escuela sino un re-
curso para que el niño no e4é en casa las horas que
mas molesta en ella, i td niño no adelantará en su ins-
trucción, carece de estímulo, i poco adelantará en su
educación, porque a la voz del maestro no da autori-
dad la voz del jiadre. |
Otros finalmente, quieren que todo lo haga el Maes- i
tro: no lo quitan autoridad, pero dtístuyen por com- j
pleto cuanto el profesor hace en j)ró de su hijo,dnii- I
do cuantos gustos so le antojan al pequeño "tirano j
de la casa. Es un éi-ror de funestas consccuai cias no
domar parte directa en la educación de los hijos, i creer i
(l«e so cumplo con los deberos do buenos pádi'os. con I
Kolo pagar a los maestros i dedicarse cs.'lusivaniento a |
aumentar el cajutal i proporcionar a la familia toda í
dase de comodidades. Los hijos que no reciben luie- !
na educación, son ingratos e insensibles; no rcpanin I
en dar disgustos a sus padres ni en disipar íhííou- '
.sideradamente el capital que fetos han form;ulo. a ('¡w-
ta de economías, privaciones i desvelos.
El asunto mas serio para los padres de familia, es sin-
duda la educación de sus hijos; i proceden contra sus '.
mas caros intereses los padres que no ayudan al Maestro ;
efiicazmente, ni dan a la Escuela toda la importancia |
que merece. Es la escuela como un recuerdo de la socie-
dad enjeneral; en ella hai autoridades que obedecer, cas- !
tigos que temer i compañeros que tratar. En la Escuela ■
ha de aprender el niño a dar los primeros pasos en el ás- í
pero camino de la vida, i de ella ha de salir apto para j
presentarse cn|isoc¡edad, como individuo capaz do coo- '
perar a la marcha progresiva i al bien estar de todos i j
cada uno de los individuos que la componen. í
SECCIÓN DE CONOCIMIENTOS ÚTILES
DKmCAPA
En los números anteriores hemos consagrado una
sección de Pedagojía a los profesores do instrucción
primaria i secundaría, i desdo el presente níimero co-
menzamos a publicar una sección de conocimientos úti-
les dedicada a los artesanos. Contamos para esto con
buenos i I)astantes elementos; i ademas, con la eficaz
cooperación de jiuestro amigo, el distinguido natura-
lista D. Julio Rossignon.
II gi'nnios
Ag:im.s para limpiar ios olvjcíosi <lc cobre,
Intoii, etc — Hai varias composiciones.
I 1.* — Acido oxálico 20 gramos
¡ Agua 12') "^ —
! 2. '^- — Acido oxálico 8 gramos
I Acido sii'fúríco 8 —
i Tierra do Segovia (U —
Agua común 1000 —
Se ajila todo en el momento de n<;:r!n.
•5. '^ — Acido ox.ilico
, Trípoli
Esencia de Esplie?o.. i'i
Alcoiiol : ]05 _
Yema de huevo 1 —
Aceite de ahuendras dulces .1") —
Agua iroo _
Se mezclíi la osomia con oí nlcohol In venia de hue-
vo con el aceito: se disiiolvo ol ;icido ox;n¡co en el a-
gua, se mezcla todo, so añiule ol trípoli en polvo i se
ajita.
^- ^ — Alutnbre ,S gi-amos
Acido sulfúrico (iO —
A-lia 1-,^
á. =*- Tiori-i (le Sogoviii n\ polvo lino... IíhíO uranios
•'ahon : (10 ' —
Alcohol rí. (iO —
Esencia do trementina 100
Aceite de linaza ao —
Agua coniiiu 'áW)
So mezcla to.in exnctainonlo.
{Ton,ad(
•KI Maji^^l,
AliTIRO O. Pawn.
■¡utIIi>pn!onse.")
Para ropoij->:'í«r el ae«ro.— Para cerciorarse de
M el metal de ciertas piezas de maquinaria os de ver-
d.ndero acero o do hierro, se hará lo siguiente:— Sií
violto sol)re el metal una gota de ácido sulfúrico: si
[a mancha que se produce toma el color negro, es .se-
ñal de que la pieza metálica es de acero: si por el con-
trarío, la mancha toma un color verdo.^o, outóncos a-
cusa la presencia del hierro.
Para soldar ia loza i el erisfaf— Se toma u
na porción de clara de huevo, se bate muí bien, luego
se aiuKlc un. poco de queso blando i cal viva, i el todo
se vuelve abatir muí bien; con esta simple pasta se
puede soldar toda clase de loza i do cristal, sin que el
agua ni el fuego logren debilitar su fuerza.
Kt. IJySTMTfITO J\\14'lOA\lM.
271
Pavrt dar el color de ébano a las maderas.
— Tómese palo de Campe he. córtese en pedacitos i
iiiézelrso con un poco de alinnlire. (''cliese agua, i háda-
se lici\¡r liasta (|uc aili|iiiera un color violado. Con
esta auna s(> dan niuclias manos a la madera hasta (ine
llegue a tomar un color de violeta. Luego se pone
a hervir cardenillo en vinagre hasta que (^ste disminu-
ya la tercera parte: (h'-nse otras manos a la misma ma-
dera solne lasque ya tenia, i quedará tan negra i lus-
trosa como el ('baño.
Roble eolor de ébano.— La madera de roble loma
el color de ciíano del modo siguiente: se introducen los
pedazos de roble en un baño de ácido sulfúrico, ¡ a la me-
dia lioia se sacan culiiertos de una capa color amarillo i
grasicnto, fi-ot;índose en seguida con esencia de tremen-
tina, con lo cual se cierran los poros de la madera i esta
adquicie un color oscuro i brillante que asemeja al de la
madcia de ('liano.
Baritiz para los nietalcK. — Para resguardar los
obietos do metal de la aeeion de la atnií'isfcra, i en especial
de la iiumedad, se les cid)re de un barniz compuesto de
Aceito do patas de carnero 150 gramos
Cera blanca ]mvi\ '?,U)
l!('ii''¡na ;U»(I —
Esencia (letrcinciiiina 150 —
Se l'iiiiilc la cera, nñ idiendo hiego el aceite, i después
de bien iiic/.clado se añade la trementina i se deja repo-
sai- (iiiraiite unos dias. ,'<e filtra el líquido, i añadiéndole
1.1 bcnriiia. (|iieila prí^parado el barniz, que se debe cndio-
tcllai- laci-aniio las boti'ilas. Para usarlo se ajita el bar-
io/, i -(> csticndi^ con una brocha soiir- ol metal, (pif de
este modo i|iicda r(>sguardado de la oxidación.
^oJiíi:'/, dt'Jlas]iiuuleras — l'ara evitar que las
madiias cspucstas al sol se abi'an i pierdan su soiidex,
PC suiíiorjrn durantí' unos dias en una solución concen-
Hi- esla ¡minera ¡>ri'|iai':iii cu Cci'di ña las niadei'as (pie
se de-ilnan para vnr^■^< de earniajcs. con lo cual se con-
servan mui iiien sin espcrimentar alt('rac¡on por el tiem-
po i los ardoresVlel sol.
Tíctnnes pi»ra vi euizndo.^ ]íl mas ordinario i
econi'imico que puede emplearse para obtener brillo, se
hací' sencillamentejiiezcland'' 750 gramos, por e¡em]do,
de n(>gro de mailii o <lejiunio, con 500 gramos de aceite
d(^ oliva, dcsimes se !,ñiden ;]0 gramos de azul de Prusia,
ot:ds :;() de laca d(> la India. '25(1 de ácido muriático i
un kili)üramo de molaza: -e remneve mucho i se aña-
den todavía 1-J,- e-,.;,nir.s (le goma arábiga disuelta en el
agua necesaria, ha~ta eonseguii' |a consislencia que so
Cuando se (piiera obtener un betún que haga impren-
ineableelcalzado.se lumlen liiO gramos de sebo ordina-
rio, 00 de grasa de cerdo. ;',0 de trementina. :!0 de cera
amarilla i otras :i() de aceite 'le oliva.- todo esto se pone
a un fuego mui lento. \c. suficiente para fundirse i nada
mas: después de bi(Mi hecha la mezcla se deja enfriar, i li-
na \ez en esta disposición se frota el calzado c(jii ella.
conserv:ímJose asi mucho .mejor i sin dt^jarse penetrar
ULinca por la humedad.
BrosM-eado de hierroji latón.— Los objetos de
erro i latón pueden 1 nnicearseen poco tiempo por un
.íecdiniiento sencillo. Hasta para ello sumerjirlos en
la me/.el,i de aznfri> i'negro de humo. He(;ho esto i des
les (Je -éeos los objetos ad(|uieren un hermoso lustre.
Para liacer'fnnlvinasrre nmi fiieríe i ¡rrato
al paladar. — Tómese un cuartillo de vinagre i hágase
hervirhasta que mengüe la mitad: eeln'se después en una
vasija i ))óngase al sol por espacio de ocho dias: des-
|iiies se echará en un barril con seis tantos mas de otro
vinagre, i sin mas ¡n-eparativo que (''Ste. de un vinagre
flojo se hará otro mui fuerte o mui agradable al pala-
dar.
La raiz de Riihus idacH'.-. las hojas del|peral silvestre,
las agallas de la encina tostadas, las castañas de indias
hechas polvo* i puestas en una bolsita, hacen un vinagre
mui bueno.
í^olnejon desinfeei'a ite. — En',épocas de e]iideinias
de enfermedades contajiosas. como liebres tifoideas, vi-
ruelas, ote,; es preciso que las habitaciones est(''n mui a-
scadas, i en particular los retretes, cloacas, sumideros ¡
objetos denso privado, conviniendo'regar o lavar los de-
partamentos u objetos con la solución siguiente:
í-^ulfato de'i^eróxido de hierro 500 eramos.
Acido f.Miico 10 "■ —
Auna 10 litros.
Cola Felii'iH" imra¡¡{ieg:ar loza i erl.stal — En
China .so emplea para poírar los |)odnzos rolos de cristal
i porcolanaila composición siguiente:
Se hierve enagua un'pedazolidc cristal, i después se
machacía [lara obtener un polvo ^fino pasándolo por ta-
miz, i moliéndolo [.en un pórfido con la moleta. Esttí
|iolvo, que se prepara lo mas fino posible, se mezcla con
(dará de huevo, i resulta una masa con la cual se im-
)negnan los pedazos rotos, i se (h^jan adheridos hasta
que s • sequen.
La pegadura es tan tenaz que no .se rompe aun cuan-
do se rompa el cristal o loza.
? l*ara aelarar- ildar |briüo^¡aglo.«2dlauiante?4
óscnros. — No todos los diamantes son perfectamente
Idancos i claros: los hai que amarillean o pardean, cu-
yo defeeto'se les puede quitar del modo siguiente: .Se
pone al fuego un pedazo de piedra imán lia^ta tpie esté
calcinada. Se'apaga entonces cnlvinagí'^ mui fuerte
por ocho o diez vec(\s: con esta lejia. mey'''*''l'¡ eoii ha-
rina de cebada o polvos de cardenillo se """íe una masa.
con la cual se empastan dichos diainanií's: se piiK-ede
en seguid 1 a- secar esta pasta en fuego lento, el cual
deberá ser bastante vivo en las últimas horas: hecha
esta operación se pone a enfriar dicha 'pasta calcinada:
se abre aquella especie de caja o molde (pie cubre los
diamantes; se lavan éstos con lejia de] jabón, i aparece-
rán cf ri un brillo hermosísimo.
l»ropedhniento iMira lininiar lo» mareos do-
radí>«¡. — l^no de los mas sencillos i eticaees con-iste en
l.)a.sar solire los marcos una brocha -ua\e mojada en uu
líquid(.i|compuesto de |trei ¡jartes de clara de huevo i li-
na de agiin de sarmientos. Esta operación puede repe-
tirse muchas veces con Ijuen i'xito sobre el mismo mar-
eo: pero conviene, después de cada operación. ]iasar so-
lire el dorado una caini del barniz que'usaTi los diu'ado-
res sobre la madera.
OBSEcRVAGIONSS MSTEOROLOGIGAS.
— «-■vn-f©)^tJC<?T:fe(,§TyT<=> "^x,
\f=iTITl)TO ]\A€IO\%í^ l>K ííl ATIIH A 8.A.
Abril.
1881;.
ipfTiitura en Centígra-
dos.
vlínima. 'Máxima. I Media.
Lluvia
en
m. m.
26
29 .
30 I
Mavo. í
i5,6
'7'-
16,2
10,0
16.5
16,2
i7.«
•7.9
>2,6
;5.9
29.8
20,0
?7.o
2Ó.2
26,7
:6,4
27,1
26,0
20,75
2I,05
19.05
2o,85
20,o5
18,07
17,87
18,20
21,17
21,10
.22 i
20,82
21,^7
22,45
21,20
21,10
2 i,5o
2 [,70
22,27
22,82
21,42
21,78
2 1 .40
20,97
19,70
20,42
19.75
t8,62
I s.
2,0
20,:
7.0
Estado del cié
I lo.
i Despejado.
! Despejado.
¡Algo nublado.
iNublado,
Cubierto.
Muí nublado.
Xiihlado.
Muí n ululado.
iXui.kido.
.Muí nublado.
¡Nublado.
iAlc{0 nublado
I Despejado.
I Alijo nublado.
¡Nublado.
jCuiiierto.
¡Nublado.
; nublado.
¡Nublado.
¡Nublado.
Viento
dominante.
Sudoeste.
jSudoeste.
iSudoestc.
le I
¡Sucioestc.
iNordesic.
¡Nordeste.
INonleste.
'Nortlestc.
Sudoeste.
Sudoeste.
Sudoeste.
Sudoesie.
Sudoest'-.
Sudoeste.
Nordesle.
.Nordeste-.
Sudoeste.
Sudoeste.
¡Sudoeste.
■Sudoeste.
! Altura media
del Barcme-
;< tro en m. m.
I:
I 640.23
! 639,87
630,02
6.lo,i;-
6-1 1 ,03
643,05
642.22
Nuljlado. X'ariable.
Al'jo nubIado.!Norde.ste.^
jNubbdo.
¡Nublado.
iCubierto.
'¡Nublado.
|Nublado.
jMui nublado,
¡Cubierto.
Nublado.
Nordestoie
Mordest'-.
: Nordeste.
i\ord<-sí'-.
¡Nordeste.
¡Variable.
I Sur.
¡Sur.
64 1 . ¡ o
6.| 1,1!
640 .},n
640.25
640.30
6.' 1 ,00
6,; o. 8 6
6.! o.! 6
640,7,1
640, 5/
lat'va. n
dia) Sati
68
?ío¿as: — Tjbviziíjs: Abril 27 Mayo 4, 9, 10. Lluvias: Abril 25. Mayo. 7,8,9, 10. Jh^firs/iu/rs. Abril
25. Mayo 7, 9, 10. Truenos i Relámpagos: Abril 20, 22, 24, 26, 27, 29, 3o. ?vIayo: 4, 5. 8. 10.
El período comprendido en este cuadro ha sido de un calor escepcional, aun durante los dia.s de
Viento Nordeste en el mes de Mayo
El Barómetro mare.) después del maximun de Abril ló, un m'n!rnu:i. n oLiblc el .lia _\-, d ■ \;>,;¡. \a-
r'ando después poco la presión atmosférica.
Fuertes Relámpagos i Truenos como varias tempestades inaiuru -a-or. 1 !.iv¡..>n.\
J'i'iióillco dedicado a la diriiHÍou de la Iiistrnecioii Primaria i Seiiuuiai
PuniJCAOo i?A.io r,A protecoiox dri, SeSor Jexeuai, J. Iíufixo riARUios.
riíESIDKXTB DE h\ RePüBI.ICA DE GUATEMALA.
Editor, Santos Toruno.
Adininistradore?, ^[i;^uol Pineda i Pedro Dolcon Yalcizui'la.
NlJiU. 18.
(nsisiícisasda, íll ilc Mayo de 1883.
V0 3.. S.
liifliienphi de la instrucción primaria en las
eostiiniüwes, cu la moral pública, en la in-
dií^trSa i en el desarrolSo jeneral de la pros-
]»endad de los pueblos, por M. L. i G. V. A-
tnuíiíitfcgui.
(Continúa.)
EsrUELAP.
^;Qiiécofla es la instrucción prínaria?
La instrucción primaria es aquella que sirve do prin-
cipio indispensable a todas las otraS, es la base do todos
los conocimientos que el hombre puede adquirir, el ori-
jen de todas las ciencias.
"La instrucción primaria, dice Víctor Cousin, debe ser
jcneral; prepara para todas las carreras sin conducirá
una mas bien que a otra; forma no artesanos, sino iiom-
bres."
'"Yo comparo, ha dicho Emilio Girardin, la instruc-
ción a un árbol.
"Por innumerables que sean las rama?, no tienen sino
un tronco que les es común. /.Cuál será el tronco do es-
te árbol? ¿De qw'» se formará? Será formado de todo lo
que sea necesario para la existencia i multiplicación do
sus ramas.
Ese tronco del árbol de la ciencia es la instrucción
primaria.
¿Qué materias comi)rendcrá la instruc ion primaria?
Al desifínar esas materias delieu evitai-se dos esti'c-
miis i'jrualHiontc vicinsos; o- iiriTÍso no restriniir ni mul-
tiplicar demasiado el número de ellas. Debe conside-
rar e que esa instrucción ha de ser jenerul, i que los re-
cursos pecuniarios son limitados.
Si la instrucción primaria es vasta, si comprende mu-
chos ramos, no será accesible a todos los ciudadanos,
pues habrá muchos que por Sus circunstancias no j)nedan
dis|)oi)er del tiempo suíiciente para adquirirla, i exijirá
gastos mui crecidos que no hai)rá cómo satisfacer.
Si la instrucción primaria es mui reducida, no siv-
ministrará los cono-imientos proci-jos a una clase nu-
merosa que necesita i puede adquirir mas súber que
simples rudimentos; pero que no nece-ita o no puedíí
adquirir tanto como el que se da en los colejios oes-
cuelas especiales
¿Qué queréis que hagan los individuos de osa cla-
se si no organizáis pnra ellos la instrue;-ion primaria
que les corresponde?
Una de dos cosas;
o permanecerán sumidos en una ignorancia que no
deberían haber tenido:
o a fuerza de sacrificios irán a buscar en el institu-
to o en los liceos una instrucción que no estarií calculii-
da para ellos.
Los colejios están hechos para los jóvenes deinlclijencia
elevada, que realmente pueden compren 1er la ciencia: o
para los hijos de los mui acaudalados, que teniendo ase-
gui-a<lassoí)radamente su existencia, pueden perder con
impunidad su tiempo como mejor les parezca.
Las personas de capacides subidternas no deben ali-
mentar aspiraciones vanas i demasiado pretensiosas, sino
(]Uí! limitándose a la humilde instrucción de que-on sus-
ce!)til>les. deben buscar desde temprano, en el eieií'icji) de
alí'nuiade las mue'ias indns!ria,-: (lue exislcn, e! lucro i
274
rw^ iJvsTiTfiTo j\''ji«itoj\*jtr.
el honor de sn vida. Tal conducta les liaria f^tinar a
ellas mismas i a la nación.
Pero esas persoims tampoco lian de quedar condena-
nadas a no saber mas que leer, escribir i contar. Entre
los simples elementos i la alta ciencia liai ancho espa-
cio para la ilustración de las mediocridades i délas inte-
ligencias comunes. No ]>u<rnemos por hacer despecho
de la naturaleza Jurisconsultos literatos i sabios a loa-
que no han nacido para ello; pero no los dejemos tampo-
co ifinorantes cuando pueden ser civilizados, jentes edu-
cadas como se dice. Proporcionémosles una instrucción
que les convenga, que les pula la inteligencia sin hacer-
les perdei" ociosamente muchos años do la vida. Sumi-
nistrémolcs los medios de llegar a ser ciudadanos labo-
riosos, capaces de ganar su sustento i no médicos o abo-
gados adocenados que no tendrán clientela.
Literatos mediocres que no tendrán lectores,
químicos o agrimensores poco diestros que no ten-
drán ocupación.
semisabios que no servirán para nada, o que servi-
rán para peor que eso, puesto que harán mal.
Esos individuos son la polilla de la sociedad; entre
ellos recluta el despotismo sus instrumentos i la dc-
magojia sus atizadores de revueltas.
Para conciliar la satisficcion délas dos nefiesidados
señaladas, esto es, la de una instrucción jeueral i ba-
rata pira el comun do los niños, i la de una instrne-
cion mas elevada pira nquella porción que por su ri-
queza o por su talento pue le dedicar mas tiempo al
estudio, hai un arbitrio espedito que todo lo allana;
la creación de dos especies de escuelas, las unas ele-
mentales, donde so ensoñarán los rudimentos estricta-
mente indispensable-;, i las otras superiores, donde se
enseñará no solo lo que es esencial, sino también al-
go de lo que es útil
La fundación de las escuelas de la segunda clase Qpl-
mará el vacío que en nuestro sistema actual so nota en-
tro la escuela i el colejio; i hará palpables a los padres
de familia las ventajas de que aquellos de sus hijos que
no pueden dedicarse a las carreras científicas apren-
dan en esos establecimientos lo que efectivamente debo
aprovecharles, i no pierdan tiempo i trabajo en aprender
en el instituto o en los liceos un latín que al ñn no apren-
den.
En el (lia los padres de familia tienen, o que dejar a
sus liijos sin mas estudio que el de las primeras letras, o
que ponerlos on los colejios, tengan o no aptitudes para
las eiencias. Este es un grave defecto que urje remediar.
El instituto i los liceos están atestados de alumnos de
los cuales mucha parte no deberían haber pasaiío de las
escuelas superiores.
Los padres de familia, particularmente los de las pro-
vincias, hacen los mayores sacrificios para enviar a sus
hijos a los liceos con el objeto de que aprendan un latín i
otros estudios de lujo, excelentes ))ara los literato.s, pero
que casi todos los que los cursan de nada van a servir.
Fundemos las escuelas superiores, i estemos seguros que
la esporíencia sola de sus buenos efectos destruirá esa
pretensión tan ridicula i ])erjudicial d« querer trasfor-
mar por fuerza en médicos, jurisconsultos i agrimenso-
res a los que no tienen vocación para hacerlo.
Las escuelas superiores proporcionarán a los niños
que puedan aprender algo mas que los rudimentos obli-
gatorios, la instrucción precisa en su propia casa, sin
(pu: tengan que alejarse de sus familias muchas leguas
i por largo tiempo. La enseñanza, especialmente esa
enseñanza que ha de recibir todo individuo que desea
ser bien educado, ha de estar fijada en cada punto para
que se jeneralíce i produzca sus resultados. Los liceos
de las capitales de provincia no pueden absolutamente
esfendor la instrneciotí a todo el ámbito rpie les está
jeto, han de ser únicamente fre.;uentados por los que pre-
tenden dedicarse a la literatura o a las ciencias.
¿Qué se enseñará en las escuelas elementales?
¿Qué se ensoñará en las escuelas superiores?
El destino de estos establecimientos determina los ra-
mos que les correspodcn.
La escuela elemental es fundada para suministrar los
conocimientos indispensales de la vida comprenderá:
la lectura,
la escritura del idioma patrio,
elementos de aritmética práctica ¡
el sistema lesal de pesos i medidas.
No puede saberse menos que esos cuatro ramos. El in-
dividuo que no los poseo está en la misma condición de
los barloaros, no tiene ningún medio de dar el menor cul-
tivo a su intelijencia, no puede adruinistrar conveniente-
mente sus propios negocios domésticos.
Las escuelas superiores comprenderán:
los ramosíicñalados a los escuelas elementales,
la gramática castellana,
la aritmética.
el dibujo lineal,
la jeografia,
el compendio de la historia de Chile,
la partida doble.
la constitución polítiea del estado.
Estos ramos no son indispensables para la vida, pero
son necesarios a todo el que desea ser medianamente
instruido; son el punto de partida de todos los cono-
cimientos mas elevados.
La gramática del propio idioma es el principio del es-
, dio de las lenguas i de la literatura.
La aritmética i el dibujo lineal el piincipio del estu-
tudio de las ciencias matemáticas.
La jeografia i el compendio de la historia de Ohih\ el
principio del estudio de todos los romos (]ue enseña lo
que ha sido i lo que es el hombre.
El aprendizaje de la partida doble, la preparación de
lodo individuo que tiene que administrar la fortuna pú-
bliea o una pai-ticular.
El de la constitución política la iiiiciicion de! eiuda-
dano.
Los ramos que hemos lijado para la instrucción ele-
mental i pan la instrucción superior son el mínimo de
los que en cada una de ellas deben cursarse. Si las cien-
cias lo permiten, las osen las elementales deberán alu-a-
zar también algunos de los de las osíuela'í superiores; i
las esencias superioi'cs deberán aumentar 1 s (¡ue los es-
tán asignados.
Los elementos do aarioiiltura,
la quimica a|i!ic;i(la a la industria,
la hijieno,
la música,
el canto,
lajimnástica i
otros ramos de educación práctica podrían completar
el plan de estudios de las escuelas superiores.
El ensanche de la enseñanza primaria nofeni mas que
una cuestión de tiempo i solire todo de fondos.
[CohUnwinÁ).
EI^ ÍJVSTfTCTO JWÍVSOJWIW^
NOCIONES
l>c €os3iio;;;i*;trta^ i Jcogriifísi
FÍNiC'Sl
EsfRI
IW Siulo., Tn:
r.\S PARA I.OS XIXOS.
DIm-fnr (M Ii,f:l¡tnlñ Narimud <lr
Guutnnuh,.
(CoiitiiuTa.)
LECCIÓN X.
La ¿rbiUi de la Tierra no es circular sino clip-
íica, ocupando el Sol uno de los focos.
La observación demuestra que la distancia que
hai de la Tierra al Sol no es siempní la misma,
lo cual se reconoce sin dificultad midiendo el án-
íj^ulo <u¡e sul)tende ol disco solar. La distancia
de la Tierra al Sol Hefífa a su mínimo el i. ° de
Enero i a su máximo hacia el i.° de Julio; i
cuando la Tierra se halla en (;sos ¡)unt'>; di; su
(Srbita, se dice (ju-; está en su i):iihi-!¡o i en su
afelio respectivamente.
La forma de la órbita terrestre pu ;de deter-
minarse del modo si'^uiente: — Se mide esmera-
dame:ite i día por dia el diámetro del Sol; i |jor
un [)\into ih; un p'ano que represente el plano
df! la í"-;Ií|)tica, se tira una serie de radios que in-
diíju I! líis direcciones en que sucesivamente se
e!icu uUa ¡a Tierra respecto dv*l Sol en el cii/so
de \\n año. (\'éase Ir* n^ü^ura siuj'uiente.i
Forma de la órlnta toiTcstre.
il(.
que fuesen los án-
í de radios, si to-
r.s ciaro que, eua!
o-ulos formados por esta
dos ellos fueran iguales, la distancia de la Tierra
al Sol seria invariable, i la órbita descrita por la
Tierra seria un círculo. Pero no sucede así. La
distancia del centro de la Tierra al centro del Sol
varía constantement.í en el curso de un año, co-
mo vamos a demostrarlo.
En efecto, ;i todos nos consta que el Sol se pre-
senta a nuestos ojos bajo la apariencia de un dis-
co circular de dimensiones aprecial)!cs, i es claro
que si su distancia cambia, el tamaño aparente
del disco debe cambiar también; pues nu'entras
mas lejos esté de la Tierra, tanto menor nos pa-
recerá el diámetro; i por el contrario, mientras
mas próximo se encuentre, tanto ma) ores serán
sus dimensiones aparentes.
Ahora bien; la observación demuestra que así
sucede. Midiendo el diánn^tro aparente del
Sol durante el curso de un añ(\ con un instru-
mento especial llamado heli'nuctro. se ha recono-
cido que el diámetro del Sol subtiende el ma-
yor ángulo el dia i.° de Enero. En esta épo-
ca este ángulo alcanza un valor de 32'35"ó.
Desde el i. ° de Enero hasta el i.° de Julio,
el diámetro aparente disminuye insensiblemente
de tal modo que en esta última fecha solo mide
3 1 ' ;> 1 ". . En la otra mitad de la órbita terrestre,
el diámetro del disco solar vuelve a pasar por
los mismos valores crecientes hasta el i.° de
EuL-ro del siguiente año. En los dias
Marx
1.° de Octubre, las dimensionf
31
apa-
rentes del disco soku- están comprendidas entre
estas dimensiones estreñías, i el diámetro mide
entonces cerca de 32' 3".
Resulta, pues, de estas medidas, que la dis-
tancia de la Tierra al Sol varía durante todo el
curso del año; siendo menor en invierno que en
verano para los habitantes del hemisferio del
Norte; i alcanzando su mínimo el i.- de Ene-
ro que es cuando el d!s>:o c!(>l Sol se v<: mas
grande, i su máximo el i.^tle julio, que es
cuando el Sol parece mas pe(]ueño.
Pues bien, puesto que la Tierra en su mcjvi-
miento anual, se encuentra a distancias de! Sol in-
ci-santemente \':n-iables, es necesario convenir en
que la órl>ita de la l'ierra no puede ser circular:
pero en tal caso, para determinar su verdadera
f )rma, podemos servirnos de las medidas ef(íctua-
das diariamente sobre el diámetro aprireüte dt;l
Sol.
Tomando, pues, sobn; cada uno de los ratjios
loujitudes proporcionales a las distancias de la
Tierra al .Sol, i uniendo los estreñios de estos ra-
dios por un rasgo continuo, se tendrá una curva
semejante a la que describe la Tierra en su órijita
anual. En cuanto a las distancias relativas de los
radios SP, SA', SB. . . SA, se deducen fácilmente
de los valores sucesivos del diámetro aparente del
Sol, pues estos valores i aquellas distancias son
inversamente proporcionales.
Examinando la curva trazada de esta manera,
se reconoce que es una elipse, en la cual el Sol o-
cupa uno de los focos, i la suma de las distancias
al perihelio i al afelio, SP i SA, forma el eje
mayor, o línea de los ápsides, como le llaman los
astrónomos.
Hemos visto que el i . ° de Enero, época dctl
perihelio, el diámetro aparente del Sol mide 32'
35" ó, o sean ig55", 6,; i que el primero de Julio,
fecha del afelio, el diámetro es de 3 1 '' 3 1 ", o sean
[891
o; luego para
dedi
la razón de las dis-
EL. IJVSTITUTO JV^aClOJWlI..
taucias de la Tierra al Sol en ti p^rihelio i en el
afelio, podemos formar la proporción siguiente:
SP 1892"
SA "1955,6"
Tomando por unidad la mitad del eje mayor
AP, es decir, la distancia media de la Tierra al Sol,
se encontrará:
leguas.
Distancia perihelia = 0.98323 ó 37.950,000
Distiinciaafelia =1.01677 038.425,000
Distancia media = i. 00000 ó 37.062,000
La distancia del foco de una elipse al centro
de la curva, espresada en partes del semi-eje ma-
yor, es un dato mui importante para fijar la forma
de la curva, 'o si se quiere, la diferencia mas o me-
nos grande que existe entre la elipse i el círculo;
que es lo que se llama excentrioidad de la elipse.
Pues bien, la excentricidad de la órbita terres-
tre es, según los datos que preceden, igual a la
fracción siguiente:
0.01677.
Excentricidad do la órbita terrestre.
La fracción anterior difiere mui poco de ¿i de
modo que puede decirse, que el exceso de la dis-
tancia en el afelio sobre la distancia media, o el
exceso de la distancia media sobre la distancia
en el perihelio, es la 60 ava parte de la distan-
cia media; i esto equivale a decir, que la distan-
cia en el afelio excede a la distancia en el perihe-
lio, en la 60 ava parte de todo el eje mayor de
la órbita terrestre.
Con estos datos se puede ya calcular la veloci-
dad media con que la Tierra recorre su inmensa
órbita, que, como ya hemos dicho, tiene de lar-
go 930 millones de kilómetros, o sean 232 millo-
nes 5oo mil leguas.
En efecto, la velocidad media con que la Tier-
ra recorre su órbita es la siguiente: En un dia
anda 636,550 leguas, que es la lonjitud de un
arco de su órbita de 59' 8"; de modo que en una
hora recorre nuestro globo 65o leguas, i en un
segimdo 7 leguas i \Á.
Aliora conviene observar, que hemos hablado
de velocidad media, porque la velocidad con que
la Tierra recorre su órbita no es constante. En
efecto, teniendo el año 365 dias i i/(, i la órbita
terrestre 360 \ la velocidad angular de nuestro
globo viene a ser casi de un grailo por dia. Pero
profundizando mas este estudio, observaremos
que hacia el i.° de línero, que es cuando la
Tierra está en su perihelio. la velocidad angular
alcanza su valor máximo que llega a r r 10",
que equivalen a 7 leguas i J,^ por "segundo poco
mas o menos; del i.o de Enero al \.^ de Julio,
la velocidad decrece de un modo continuo, lle-
gando a ser en esta última fecha que es la qu í
corresponde al afelio, solo de 57', 1 1". que equi-
valen a 7 leguas i V^ por seginido. Va\ el resto
del año la velocidad siouc auiuentando hasta lle-
gar otra vez al perihelio; de modo que mientras
la Tierra da una vuelta entera sobre su eje, ade-
lanta en su órbita una cantidad igual a, 200 ve-
ces su diámetro. Ya hemos dicho que un pun-
to del ecuador en virtud del movimiento de ro-
tación, es llevado al rededor del eje con una ve-
locidad de 465 metros por segundo; mientras que
por el movimiento de traslación es trasportado
en el mismo instante, a una distancia de 29,430
metros.
Finalmente, ya hemos dicho también que de
la combinación de los movimientos de rotación
i de traslación de la Tierra, n^sultan las diferen-
cias entre los dias siderales i solares, lo mismo
que las qne existen entre estos últimos; pues sien-
cío uniforme i constante el movimiento de rota-
ción i variable el de traslación, necesariamente el
tiempo trascurrido entre dos pasos sucesivos del
Sol por el meridiano, varía también segnn la
posición que la Tierra ocupa en su órbita.
(Couliuuará.)
ELEMENTO.S
Para uso th los- (dnmnoft <Jd LmtHido No
di' Guatcinahi.
ual
VIUMFM CÍIRííO.
(C.ntiin'ia.)
A'OCAl'.rLATÍY.
Good inoniiniro ¡rood day. hiir.n-í d a-i.
Obs. — Cuando es iiiiii de manan i s ; dÍ!*e (jo >l morniíg,
¡ desde las 8 o 9 hasta las 12 de! da, s) ún-.a (J-xhI day. '"-,
Ciood afternoon, good eveniri'jf: bu n is f'trd'-x.
01)s.- Después del niedií) día so dir,> <,-,«>/ of/miofrí,
i desdo las tí o 7 do la tar 1- o 1 allí líc. s ■ dic,' 7 ,;<7
Good eveiiinsr, good night: hunn iiodiea.
Obs. — fja etiqueta ha ustabtetidí qu; S' di^'a gooil
ecenin'j (buenas tardes) aunque <ea d" no-lie: i solo
se iXv^-a .¡n, I nlihl (bii-nas no.'ln's) l'.innliannentc ¡ e)n
especialidad al despclirsi: por hi no-h.-.
Will yon favor me willi your na.n'.' ;, O
favineccnne con su noinln'!
Witli mueh pleasuro, con m'icJiogii</".
Ifyou i)lcase, si Ud.ijnsta.
1 am very nnich oldiged to yon. (Jii (h a
decido, Je es(oi mui oWgado.
Xot at al!, no hni de qué.
I am very happy to see yon, slr;Iam
to seo yon, sir. Mí- ídejro mucho de ver d
(lao.
I am your hunible sorvant. sir; /?('*; (' Ihl.
raMI.ro.
1 jirescut til von inv bcst rc^|ie.'t-. Miss. .
l'd.
verv
ílad
( //,/.
1 (lím-
/av ;.
anos,
.4 (\).
¡>!.\
r.J.JJWSTtTITTO J\\!MCIOJVJ3I..
277
I ain very sorry, lo nientn mnrlm.
I aiii verv glad, me aJec/ro nnir/m.
Walk in, pomo ¡n; r„/rr,, n>/,-p U,J. nillnule.
Bo plcased tn walk in: n'irraxp (ni. pusar a<lclantc
Will yon sít down? ¿Q'n'err lid. s>'ntarsi-1
Excuso me a moinent; iliapi'.mfme UtJ. mi vinmento.
T !im constantlv lm«y: entrñ rontfanfcinpnte nncjindo.
ITow (lo yon (lo? o TTow aro yon? ¡,Cói,io ixf i JhP.
Profty woW, Jmxlíivfr hien.
Not voi-y wnll. 1)11 mu! htcn.
Tliaiik yon. nrnr;,'x.
G0i),l l.v.(^, r,://<;^'.
Comf. ven, venga f'il. fro awav :»•"/(■. ?>.íí/r/w( AW.
(looii. fiigue, sif/a UK füvo m(?: ihime. ih-me IJd.
fio up, stOie, mlm lid. ftotiip: hvvdnte, levante-
('< o (tui: .tnl. .trdirn Ihl. .w Ud .
(¡o in: entra, entre Ud .
IjÍc iI.iWü; <ic:i.i':-il(ite.(l •í/.'s-
/.-v- Ud.
(lo (lovvn: ?>fr;„. /«oV Ud.
Sliow ino; ^»).'f-;'/7rf/í/p, pm.sv,'-
í,(^ Ud.
Loiid mt»: prístame. pré.i!r-
trnr' Id.
'V;\k(^ihU:l.,>n<i.lñine Ud-
Stop: delenie, delcnr/aw
Ud.
Txotnvu: vnrlvp, vuelva Ud.
Come Iiack: vuelve, vuel-
va Ud.
I.
iooil moriiiníi', Pir. — ITow aro yon?— Ycry woll, and
?--\ot voi-v woll. — 1 :im vorv Vori*V for it. — fíou' i.^
I- latlior? Fio is prcfty woll. I tliank yon.— And, liow
yoiir sistoi? Tlioy aro vory wd! — flood ovoninfr,
daní: liow do yon do? I am vory wcil, tliank yon.
!ood nioriiinií'. yonnyr ladios — (¡ood cvonin-jr. Sir. —
ish yon irood nioi'ninir, .^ir. — I am voi-y lKipf)y to
yon.— Aro yon siok? I am not vory woll. — 1 am vo-
sorry Cor yonr iiidisposition (^ionto iimelio sn iiidin-
icion.)— Como. Xo Sir. I cannot <ro ilioro, liocanso
tn v<^ry tirod — (io on. No Sir. I raniiot ffo mi.
iiiso 1 am sick. — (lo np. Yos. Sir. í am üoinj»- ts ir"
-(lo oiii. N"o. Sil-. I will lint p-o ont.— (!r in. I
! not po iii. liecaiiHO í am afraid. — Oo away. I 0:111-
ü'o u\v:iy. Iiccansc 1 liavo no nionov. -fü-vo n;o a
■-; of walor. Wiili iiinoli idoasuro.
IIT.
CoNvEusATioN A.— Will vou favor me wilii vonr
ñame?— Will yon sit down?— llow do yon do?-now
isyonr latlior?— llow aro yonr parenk?— Wliy will
not, sit down."''— Why do yon not wish to i;o lo tlio
tlirati-o?— VVIiy will yon n(it<ro into the jrardon?— Why
wili yon fío into my room? — Will yon «rivo mo a írln.-^.'*
of water? — Wliy will you not p:ive me a «rla.s.^ of water?
-Good niorninjr, Miss; is vonr fatlicr at lioine?-Wiiere
Í3 lie?— Will yon tell mo where is your father.'— Wliy
are yon not willing to tell me who is in your rooin?
-Will tlii.s man hny any tliinir?— How is yonr latinar?-
How i s yonr son to-day?— Are yon willin.u: to ,iro to
tile nierchant's?— Doos' yonr soii wisli to uo to the
Professor? — Poes yonr dano-liior wisii lo stndv?
IV.
f'owKRs.vTiox 1].— Is yonr annt at lionio?— Is not
yonr annt at lionie.^— Is yonr neiglilmr at lióme?— is
not your nei.irlihor at lióme.'*— Are your consiiis at
Imnie?— Is yor son willinj? to study?— Is not yonr son
wiliiiiQ; to study?— Do you wish to biiyany tliin-r?—
Do yon not wisli to buy any tliinc?— Are yon willin<r
lo inond my iinndkercliier?— Are yon not' wiHiiip lo
mond my liandkercliicí? — Who will mend oin- son's
vests?— Does tho Spaniar-l wish to huy tliis or tliat
pietnro? — Which lookinjr-írln.Xíos does tlic I>;n<;lisliman
wisli to l)iiy? — Does your fatiier wi.sli to look IVir liis
nnibrella or íbr liisstick? — Do yon wisli to diiiik snme
eoíTee?— Does tlie sailor wish to drink snme wine.''"—
AVhat does the captain wish lo drink?
CoxvKRSATiON C— Wliat does tlie hatter wish to
mako? — Doos the carpenter wish to make any tliiiiü? —
Do you wish to buy abinl}' — How many lookintr-iria-
ssos does your servant wisli to buy.? — Do you wish to
buy many birds? — Will yonr children seek' tho j,'lov(^s
that wo have in the room?— Who wishcs to toar my
books? — Witli wl om is yonr father? — To wliom do you
wish to p-o?— Where are you going to? — What is'tlic
mafter witli lier?— Is that hoy poing to my honsc?-
Vnn yon !end me a ínotul knife? — u'ho can Iciid me
a hoi-ü(!?— Do you iioed this iiioii(íy?-.Miss. do yon want
tlioso apples? — Wiíatdo my fi-ieinls neod.'-Doyou want
my iioi-se? — Who v.'ants tliose liov.-ei-s? — Wili" yon stav
here?— Where ai-e vnu p-oinn- to stav?-l)o vou iiced me?
-When do yon noí^d ni(>? Wiíat have yon to loll me?
1I<>,>, 111:1, IV !:al.-; I.as ho this 1)0-,?— !Ias he not too in:i-
(roiil¡iin;l|-:i
11.
iUieno.-í dias. Señorita. ;.e()ino osíii l'd? Mni bien,
.üraeias, caballero. — /,Kslá su padre do L'd. en casa.''
Xo. Señor, mi ¡ladrc no estií hoi en casa, est;í 011 (-asa
de mi tia. — ^:D(>sea l'd. salir eonmipo (^sta tardf»? Sí. Si^-
ñoi-, con mucho pupilo.— Buenas tardes, Señora.— Culo-
nas noches. Señoritas. — ¿Estií enfermo su hermano de
Ud? No. Señí>r, mi hermano est.á bueno. pfraeias.-;.Qiiie-
!•(> Uá. favorecerme con sil nombro? Si Señora, con mu-
' liO «justo. — Quíído a Ud. mni aaradeeido, caballero. —
Xo hai-de qu!^. Señorita. — Jíe aÍe<<ro mucho do vci- a
I ■!., Siñorita. Uraeías, caballero, sirvase Ud. pasar
adelante. — /.(Quiero Ud. sentarse? Gr.icias, S(>ñorita, es
Uil. imii amable— A los pit's de Ud., Señorita.— .\
Dios, í^iñnv. me alepro mucho de ver a Ud.
I. A .^■atll^•al<'zu al al<':u»M' t\v lo-i IViñus.
Pok WoiiniiNGiON- Iíooi;i-:r M. 1).
Tradiiridu pn- J. }. fíodrUjmz. .']. M. LL. D.
((Continúa.)
CAPITULO V.
Tú salios bien que por medio de una pajita o do un
tubo cualquiera puedes aspirar i beber agua o cualquier
otro liqni(Ío. Ahora bien, ¿por qu('; razón cuando chupa.s
por un lado del tubo el agua penetra en él i sube hasta
tu bioca? La razón es esta. Cuando tomas el tubo para
278
X¡M^ lJ%*STITUTO JVJlCMOJV^r^.
poner un estrenio en tu boca, el tubo est:l lleno de aire;
i mientras eat»'; así, el aeua no subirá dentro de é\ aun-
que uno de sus estreñios est ' sumerjido. Pero en el momen-
to en que chupas i aspiras hacia dentro, sacas el aire del
tubo i dejas lo vacío. Entonces el agua sube a ocupar
el lugar que quedó vacante. Pero ¿por qué sube el agua?
sube ella por si misma i sin que nadie la empuje? No.
EíO no puede ser. El agua no se mueve, si no hai al
gnna cosa que la empuje I esta cosa es el aire esterior
que está oprimiendo con su peso la superficie del agua
de la vasija i hace subir el liquido por dentro del tubo.
Asi es que realmente tú no aspiras el agua: lo que haces
es sacar el aire, i despejar el camino que ha de recorrer
el agua así que el aire esterior la empuje dentro del tubo.
En el momento en que dejas de chupar, o separas tu bo-
ca del tubo, el agua que esté dentro se caerá dentro del
vaso, porque deja de haber el vacio que permitía su su-
bida.
^Muflías veces, como sabe.^ bien, se necesita chupar dos
o tres veces para conseguir que el agua suba por el tu-
bo. Mientras mas largo sea este mas succiones serán ne-
cesarias. La razón es porque en cada vez sacas una
cantidad determinada de aire i nada mas; i necesitas re-
petir el mismo esfuerzo varias veces para conguir sacar-
lotodo. Asi es que el agua vá subiendo poco apoco has-
ta que al iin llega a la lioca.
En vista de esto, podrás ahora comprender porque
se saca el agua de los pozos por medio de las bo^nbas"
No es que el agua sea atraído hacia afuera, si no que
la bomba desaloja el aire i facilita la subida del aire
exactamente lo mismo que s^iceJia con el tu1)o de que
acabo de hablarte. Cuando mueves la palanca de la
bomba haces exactamente lo mismo que cuando chupas
con un tubo; i cuando la bomba no ha funcionado por
algún tiempo se hace preciso darle mucho antes di-
que el agua salga al exterior; así como en un tubw largo
era preciso chu[)ar muchas veces para hacer sultir el
agua.
fr\
Yo! a ensenarle como funciona una liomba por me-
dio (lo algunas láminas. En la primera lámiim tú ves la
mano que levanta la palanca de la bomi)a. como suce-
do siempre al empezar. Esto movii- iento hace, coino
ves en la figura, que el pistón de la bomlia, de.«c¡enda
por el exterior «le esta. Si este pistón (una de una pieza
sólida de madera o hierro, sin agujero ninguno. no seria
bueno: porque opriniiria el aire que encuentra debajo
cuando esta descendiendo, i no habrá modo de sacarlo
dentro de la bomba. Pero el pistón no es solido: está atra-
vesado i)or un agujero, i en este hai una csi>ecie de ))uer-
tccita, llamada válvula, que se abre hacia fuera, i que
])ermíte salir el aire que está debajo del pistón. Así es
que a medida que este va bajando i oprimiendo el aire,
que está debajo, e.-te s,^ introduce por el aguj n-o, levanta
la tapa o válvula que se cierra después por su propio
peso i se coloca encima del pistón. Scguu ves en la lámi-
na el aire estaba entre el pistón i la superficie del agua,
i cuando aquel baja i lo oprime contra e-ita. no queda
mas remedio que o meterse dentro tiel agua, lo cual no es
posible o atrav«-sar el pistón por el agujero expresa-
do,-levantirli válvula i salir para afuera.-El segun-
do movimiento e, baj ir la palancí i sul>¡r el pistón: en-
tonces el airequo se sacó dentro i que está encim i del
pistón e^ arrastrado hacia fuera i derramado en la atmós-
fera. W b.ijar segunda vez el pistón se repite la misma
operación con el aire que queda debajo i así sucesiva-
mente hasta que logra formarse un vacio suficiente para
que el asrua pueda suljír obedeciendo a la presión o em-
puje del aire sobre la siiprficie líquida del ¡¡ozo o estan-
que
Pero el agua que sube poco a poco por el •tul>o de la
bomba: — ;.cónio os que salo al exterior ?-sale porque
cuando el pistón baja. lao¡)rim3 i obliga a penetrar a tra-
vés de él por el agujero antoliciio. i venir a colarse
on la parte sup^rior.-.Vsi es (lun cuan lo sube otra voz
la arrastra consigo, como antes arrastró al aire, i la
derrama al esterior.
Las liom!).is tienen ade;nas otra válvula en. el fondo
del tuV>o que pen."tra en el agua. Esta válvula se abro
también hacia arriba. I sirve para impedir que el agua
que se sacó del pozo i entró en el tuiío por virtu I
de la suciMOn, se caig.i otra vez en el pozo, pu lion lo
r.I^ IJ%*STiTlJTO .V^C10A\^f.,
por lo tanto ser opriniida por ol pistón, i forzarla a co-
locnrsc encima de ¿-I i ser arrastraflu li.icia el estí^rior.
¿Qiw es loque hace que el aire i el asriia suban por
deuti'o de la bomba? Todo loque está encima del pistón
arrnilrado i lanzado liácia fuera, por virtud do su movi-
miento ascendente. Eso se comprende. Pero ¿por qiKÍ
snl.o lo que est;i debajo del pistón ? Es como te lie
diclio por la presión del aire sobre el atrua del pozo o
est!in(|ue. Esa presión la hace subir tan pronto como va
quedando desalojado de aire el tul)o por donde debe pe-
netrar.
?c?ini lo que te he dicho verás que chupar i trabajar
con una bomba viene a ser la misma cosa. En la boml>á el
[listón abre el camino para que el a^iia i el aire suban por
el tiilio. Cuando se está cliupando liai una cosa que se
parece muciio al pistón de la bomV)a i esa es la lengua.
AI hacer la succión, la lenírua se mueve en la boca de tal
manara que se abre camino para qué el aire i el agua
puedan entrar. Cuando todo el aire e-< e.<traido, enton-
c»^s el a.iíiui sulie obedeciendo a la pre-ion como te he di-
cho.
sel:
está
deja
Por
.ü-uir
el a
una
pítn
cAPirrLo VI.
Kl. HAlííjMKTnO.
El aeiia no .se puerle levantar en las bomltas mas que
ha.<lu una cierta altura: i muchas voces se ha cometi-
do la equivocación de hacer las bombas tan laríjas qne
es imposible que saquen aprnti -;.Cnál es la razón de es-
to?—."^i hai mas de lrcii;ta i cuatro pií'-s desde ni pis-
ton hasta la suporlicic del a'^^ua. el atriia no podrá salir
al estcrior. ¿En que consiste e'=to? — La explicación e.s-
qnela presión o c ni>uje del aire ilc la atmósfera no
tiiMic fuerza suficiente para levantar el a^na a mis ;i!t i-
ra i]\i:í treinta i cuatro pies. Al Ihvrar hasta e.^a altura f!
jK^so del agua i el empujo del aire se equilibran, i los dos
quedan quietos.
Sn[)onte un tubo de vidrio d.^ ma< de treinta i cnatro
lii/'s de largo, abierto por un e.sti em'>, i que dicho tubo .^e
usi para un experimento como el del capitulo IV. Su-
cederá entonces que dentro del tubo se inautendrá-ver-
tical una columna de agua de 81 pies de altura: i queda-
r.i encima un e.opacio vacio que el agua no ocupará ja-
!ii;)S. El peso de esta columna equilibra como te he diejio
el i)Cso o presión de la atmósfera
El azogue o mercurio vivo es como tú sabes un liqíiid >
mili pesado. Por consiguiente, la columna do mercurio
que con su peso equilibre el empuje o presión del aire,
ha de ser seguramente mas pequeña. Asi es en efecto:
Con agua se necesita una columna de 34 piós de alto,
con mercurio solo se necesita una de tres piós.
Va con esto |>uede3 entender el instrumento que so
llanni barómetro. El objeto de este es conocer el peso del
aire ¡lorquo este varía, i algunas veces es mayor que otras
i al revés. Se toma un tubií de vidrio, de cerca de treá
pies de largo, .^ierrado por un estremo i abierto por
«itio: i se llena de mercurio. Entonces se tapa con
'üK'ii'^NT.vs.— Explícame por qué sube el agua cuando j
i as|iira por medio de un tubo?- ¿Por qué el agua que i
dentro del tubo se cae en el vaso tan luego como \
s de chup-ir. o separas tu boca del otro estremo? — j
qué se necesitan a veces varias smciones para conse-
qiieel agua llegue a la boca? — ¿En qué .se parece
el o de chupar i el de sacar el a-rua por medio de
liomi)a .' — ¿Qué cosa explican las láminas de este ca-
lo?—¿Cuántas válvulas tienen las bombas? — ¿Por
siihe ci agua?— ¿Por qué sale al estcrior? — ¿Qué co-
■ire ,■! ,,|i;.¡o (i.. „;, ¡,i^¡o:i de hriniha en el aet.j de la
el dedo el extrenio aliiortn. i .<!■ ii.\ierle d timo
con cuiílado. sunierjiendo ese extremo en una enlie-
ta o vasija que también contiene m.ercurio. Enton-
ces se quila el dedo. El mercurio baja un poco, pe-
ro deja siempre vertical una columna como de 30 pulga-
das, quedando por encima i enteramente vacio un es-pa-
eío de seis pulgadas poco mas o menos. A lo largo de
este espacio vacio se coloca una escala de ¡Miluadas i
lineas como so ve en la lámina; i todo esto debidamente
arreglado i fijo en una pieza de madera, constituye el
instrumento que se llama el linrómotni. o lueilidoi- do
la presión del aire.
Si se lleva un barómetro a la cumbre ilc ir.m alta iiiíhi-
taña, la columna mercurial baja ¿Por qué? Ponine allá
arriba la altura de las capa* do airo es también menor
i menor por consiguiente la presión sobro el mercurio
de la cubeta. Si se le lleva al fondo del valle, el mercu-
rio subiní entonces; i la razón es siempre la misma
En el valle la altura del aire es 4.5 millas; si la mon-
taña tenia 4 o 5 millas de altura, sucederá que la altura
liel aire será 40 o 41 millas allá en la cumbre: i por
consiguiente se necesitarán menos ^migadas de mercurio
para equilibrar su empuje.
líe dicho que algunas veces el aire está mas pesado
que otra.«. í]nun día claro i brillante, el aire es denso,
es pesado i entonces el mercurio sube porque el aii'O lo
e.iipuja mas hacia arriba. Pero cuando el ticnqio está
nulilado i lluvioso, el mcrcnrio baja ])on]iie entonces el ai-
re está mas lijero que de costinnbie. aunque la jent(! pien-
sa muchas veces que entonces es cinido está mas pesado.
La verdad es ijue mientras mas claro i mas i)e.-<ado está
el aire, mejor nos sentimos nosotros, i es )ior esta razón
por lo que decimos i nos figuramos que está lijero. Por el
contrario, nos sentimos también cuando el aire es im-
iilado i lijero.
El l)ai-(Hnetro es iniii útil para ios navegantes, ¡lorque
les anuncia las tormentas i tenipora\(!s. Cuando estas .«e
a|)roxim m el aire está lijero, i el mercurio comienza a
liajar. Por tanto el navegante mira a su barómetro, i
si ol)servaque el mercurio baja de repente, delie piepa-
rarse para luchar con una tempestad. Porque conocí}
que .<c aproxima rápidamente. Kl Dr. Arnot dice que él
estalla una voz a bordo de un buque. Cuyo capitán
pudo ialvar el barco i los pasajeros porque se aprovecln)
con tiempo de las indicaciones de su barómetro.
El Sol se haliia puesto, i la noche estaba mni hermosa.
Los pa.sajeros todos se entrotenian en diversos juegos i
airradablo conver.sacion. Pero de repente el capitán diú
(')id íii de quitar las velas i de |jreparar.se para una tor-
menta. Todos se quedaron aduñrados, porque ninü:uno
[iodia ver señal alguna de mal tie;npo Pero el caiiitan
liabia visto que el mercuro do su barómetro bajaluí de
repente; i qne la tompostad venia miii pronto. Apuró
a su jonte: lo preparó todo; i cuando en efoító ol tempo-
ral vino, lo encontró listo para recibirlo. Fué nn hura-
cán violento. Pero ol buque, aunque sufrió mucho, logró
salvarse; i a la mañana siguiente, cuando volvió la cal-
ma, todos se regocijaron grandemente. Es probable que
si el capitán no hubiera mirado a su barómetro, el buque
con sus pasajeros hubieran perecido.
Preoüntas.— ¿Hasta qué altura se puede levantar el
agua en una bomba?— ¿Por qué no se puede elevar mas ?
— Qué esperimento se puede hacer para probarlo? —
¿Qué altura puede tener la columna de niercurio para
contrapesar la presión admósferica? — ¿Qué cosa es un
liarómetro? — ¿Esplicame su construcción? — ¿Por qué
baja el barómetro cuando se le lleva a las altas monta-
ña,s? — ¿Cómo muestra el barómetro que el airc",está'-mas
pesado o mas l¡jero?-Por qué' el aire nos iiarece posado
áSO
M^L, IJVSTITlirO JWtClJVOJVJtL,
cuando «stá lijero i al contrario?— ¿l'ara qiuí sirvo el
barómetro a los navegante?!? — Dinic alp:iiiia cosa so-
bro la tempestad que cuenta el Dr. Arnof?
(Continvará)
LECCIONES TEÓRICO-niÁCTICAS
DE
GRAMÁTICA CASTEI^Í^AIVA,
ESCRITAS PARA LOS NIÑOS,
Por Santos Toruno, Dirvctor del Instituto Nacio-
nal de (hiatcinala.
(Continúa.)
LECCIÓN II.
Idiomas principales.
I. — Entre los idiomas vivos hai cuatro princi-
pales que marchan al frente de la civilización
moderna, i son: el Alemán, el Inoiés, el Francés,
el Italiano i el Español. Estos son los cinco idio-
mas mas perfectos que hoi se conocen, i cada
cual ejerce naturalmente a su vez, todas las fun-
ciones que son peculiares a los demás; pero sin
dejar de sobresalir o distinguirse en la que le es
propia.
Hé aquí el carácter distintivo de cada uno de
ellos, según la Gramática del Sr. D. José Segun-
do Flores.
2. — "El Idioma alemán, rico en estension i en
comprensión, en voces i en ideas, en superficie i
en profundidad, es el órgano i>ropio para las abs-
tracciones, para las jeneralizacion«-s, para la sínte-
sis; i como tal, es la lengua de los pensado/es, de
los metafísicos i de los filósofos."
3. — "El Idioma inglés, compendioso i breve,
preciso i exacto, claro i enérjico al mismo tiempo,
es el instrumento mas adecuado para la vida acti-
va, para la vida práctica; es la lengua de los eco-
nomistas, de los industriales, comerciantes, etc."
4. — "El Francés, cuyo mérito principal consiste
en esa esquisita elaboración, con la cual los sabios
i los académicos de este pais han dado el pulimen-
to necesario a sus voces i a sus frases, determi-
nando i fijando con el mayor tino su sentido rec-
to i su invariable significación, es el mejor instru-
mento de la adquisición i de la análisis, siendo
por consiguiente el verdadero órgano de las cien-
cias, la lengua de los físicos, de los químicos, de
los fisiólogos, etc.; de toda esa clase de especiali-
dades que se conocen en Francia con el nombre
de sabios,"
5, — La lengua Italiana, rica i variada, flexible i
sonora, dulce, fluida i entonada a la vez, es el ór-
gano de la imajinacion, el instrumento mas a-
decuado para la poesía, para las Bellas Letras
como para las Bellas Artes."
6. — "El Español no menos rico i fecundo
que el Alemán, aunque no tan profundo i exac-
to; fluido i sonoro como el Italiano, pero mas
enérjico, i al mismo tiempo, tierno, elegante i su-
blime, es el órgano de las facultades afectivas, de
las pasiones del corazón, del amor; el idioma
de los oradores, de la tribuna, del fnro, del pulpi-
to; la lengua sagrada de los tiempos modernos, i
lo será au,n mas del porvenir. Carlos V de-
cía, que "el idioma español se ha hecho para ha-
blar con Dios." Lo que equivale a decir, que
es la lengua d(; la afección i del corazón.
rrK.^'i'iONARK).
1 ,;(yniíntos i enáles son los idiomas mas perfectos
que hoi marelian al IVento do la civilización moderna? —
2. ;.Cn;ll es el carácter distintivo de! A!e;n:\n:^ -;i ,.Cuál
la función (pie caracteriza al Idionuí iii;i'('',-'' !. /.Imi (pit'-
consiste el nn-rito i)niici|ial del Frai¡i-.'s'.' ■'>. ;,Qiit'' cuali-
díid cara, rcriza al Italiano:'' — (>. ¿Cu'l es el cur.!ctt r d"!
Español? — ¿Qué decía Carlos V del Idioma español?
( Conl'iniiavn' )
j.i':€Cio.\i:s
De Aritmética
fas en franc,
por J^edro iJeleon V., alumno mciesíro
del Instituto Nacional.
lecimal práctica i razonada, escri-
por L. ]jom!)allet i traducidas
(Continúa.) •
6S. Para restar s ; coloca el su;t:-.v:!i 1 > ti bajo
del minuendo, de manera que las unidades estén
b:ijo de las uninades. las decenas bajo de Iris dece-
nas, las centenas bajo de las centenas etc.; luego
se traza una línea horizontal debajo estos dos nú-
meros para separarlos de! resultado que se escri-
be en seguida.
Después se comienza la operación por la dere-
cha, quitando de las unidades del minuendo, las
unidades del sustraendo, de las decenas del mi-
nuendo las del sustraendo etc. teniendo cuidado
de colocar las restas parciales debajo de las ci-
fras que ¡as produjeron.
Cuando ^e llega a una cifra del sustraendo ma-
yor que su correspondiente en el minuendo, pue-
de efectuarse la resta, aumentando esta última de
diez unidades de su orden: se escribe el resto,
después pasando a la cifra siguiente de lá izquier-
da, en el sustraendo, se tiene cuidado de aumen-
tar por compensación de una unidad de su csjx--
cie, antes de restarla de su corespondiente en el
minu'-ndo.
r.f. rjvsTiTfiTO j%\itiOJ%\ir.
[ 5 4
resta: se aumenta
decena, i se obtiene
5 ? S
Ejemplo primero.
I.- Restar del m'imero 83 el número 29 '^n
el ciKil la cifra 9 es mayor que la cifra 3 del mi-
nuendo.
[ 7i '¿ Dí^-si^ues de
I c "^ haber dispues-
I y .'5 to la operación
Operación, j ~ 3 como se ve, se
I 8 3 minuendo. dice: como 9
1 2 9 sustraendo. es ma\or que
I ■ 3 no se pue-
diferencia. de hacer la
; de 10 unidades, o una
3, restado 9 de 13 quedan
4. Pasando en segfuida a la cifra 2 del sustraen-
do se le aumenta una decena i quedan '^ que res-
tadas de 8 dan 5 de resta. Hemos encontrado 54
por diíerencia, que es la verdadera, pues hemos
aumentado en una decena cada uno de los nú-
meros S3 i 29. i como se ha visto que (65) la dife-
rencia entre dos números no cambia si dichos nú-
meros se aumentan en una misma cantidad, 'a
ilifen-ncia encontrada es la verdadera.»
2. ^ Restir del número (¡875 el número 3927.
Después de haber coloca-
do el sustraendo, 3O27 de-
bajo del minuendo 6875 de
S 8 -§ i manera qu= lo? diferentes
minii'Mi lo t'> 8 7 5 órdenes de unidades se cor-
sustiando 3927 respondan, décimo:?: 7 uiii-
dades restarlas de 5 no se
diferc'ncia 2948 p;ieden restar, se añaden
entonces mentalmente lo imidadeso una decena
al lunuero 5 i leñemos 15, restando 7 de i5 que-
dan 8 unidades que se escriben debajo de; la co-
lumna correspondiente: después pasando a la cifra
inmediata del sustraendo, s ; le agrega una unidad
de su orden, o una dee-^^ni, i se dice: 3 decenas rcs-
t id:is de 7 quedan 4 decenas. Como de 8 centenas
no sií pueden quitar O centenas, se opera como an-
teriormente aume:itan lo la cifra del minuendo de
uiui unidad de orden superior, i oomo en este ca-
so son los millares, digo: 9 restado de 18 quedan
9. lin fin, a la cifra 3 del sustraendo le agregamos
I niiilarj i decimos, 4 restado de G quedan 2, que
se escribe en el lugar de los millares.
1 )e este jn )do se obtiene la diferencia 29 18 que
( s exacta, puts hemos aumentado el minuendo i
il sustraendo en un:i misma cantidad.
lijemplo segundo.
Restar deln'mi'ro 7.635,060 el núm íro
4.800,002
Dispuesta la operación conforme
la regla jenera', se empieza dicien-
do: o menos 2, no se puede restar,
añadimos 10 unidades al o i deci-
mos 10 menos 2 quedan 8: al o si-
guiente del sustraendo añadimos u-
na decena i decimos 6 menos i que-
; o menos o queda o; 5 menos o queda 5;
Operación
7.6o5,oóo
4.800,002
ll.So5,o5S
d;m
0 menos o queda o; G menos 8, no puede hacerse
la resta; G-f 10 o iG menos 8 quedan 8; 7 menos
4+ I o 5 quedan 2. I nos resulta la diferencia de
.:j8o5o58.
l'jemplo t(MTero.
Buscar la diferencia que haya entre los núme-
ros 1530024 i 2 124.
Para abrevi:ir la operación em-
Operacion. piezo diciendo: 4 de 4,0; 2 de 2, o;
, ■ ^ j (Je o+io o 10, 9; 2-1- 1 o 3 de o
1 530024 +10 o 10, 7; pero hemos añadido
2 I 2 t al o que ocupa el lugar de los mi-
llares, 10 unidades de su especie, o
i5279oo una decena de millar, para estable-
cer la compensación debemos aumentar en esta
misma cantidad al sustraendo, i por tanto decimos:
1 de 3, 2; luego escribimos a la izquierda de es-
tas cifras las otras que están en el minuendo i ob-
tenemos que la diferencia es 1527900.
Se ve por los dos ejemplos últimos que:
1 . ° Cuando una cifra del sustraendo tiene
por correspondiente en el minuendo cero, a este
cero se le considera e! valor de 10.
2. '^ - Cuando una cifra del sustraendo es ce-
ro, este cero se considera como i, i si la cifra
anterior del minuendo h:i sido aumentada en 10
unidades de su orden.
?>. ° Cuando se ha reatada la última cifra, a
la izquierda del sustraendo. de otra del minuen-
do a la que ha sido necesario añadirle 10 unida-
d ;s de su orden, es preciso quitarle una unidad a
la cifra que viene inaied;;iLi.nente a la izquierda
de el minuendo.
4.^ .Si después de haber restadb tolas las
cifras del sustraendo, de sus correspondientes del
minuendo, se encuentran todavía cifras, {3.er e-
jemplo) seeicriben a la iz-juierda de la? oljteni-
das por resta.
Advertencia. En toJas las operaciones que he-
m")i hecho, se ha comenzado por la derecha. Es
f/ic'l comenzar la operación por la iz;iuicrda cuan-
do to las I:h cifras del minuendo son mayores que
las del suítraendo. En el c:iso contrario la ope-
ra='io:i no podría verificarse.
7o En el comercio cuando se quien; conocer
el estado de los negocios o de la caja se hace:
I ^ La suma de todo? los números qu- re-
presentan las entradas. 2 ^ La suma de todos
los que representan las salidas; i 3 '^ ss resta la
segunda suma de la primara. El resultado de es-
t;i rest;i m mifiesta el estado de la caja.
Ejemplo
L'n co:ner('iante ha re 'ibido 910 pisos -(-5o6op.
4 (.>S45p. +23.940 i pigó 6095 pesoi + 45p. +
2 5,96op. + i635p. +820p. ¿cuanto le queda en
caja.^
28i
JG£/ IJVSTMTVTO JV,aC10JV,ftI^.
I . "■ operación.
910
5 060
6845
23940
Suma 36755 de entradas.
2. '^ operación.
6095
45
25960
1635
820
Suma 34555
de salidas,
operación.
Entradas 36755
Salidas 34555
2200 Exeso o excistencia.
Se ve que la operación dá exceso de 2200.
{(\mtimiara)
LECCIONES
i las paralelas a la línea AC que se tracen irán
cortando sobre la AB partes iguales.
Figura 44.
En el diljujo de las paralelas puede cometerse
algún (;rror, por eso se prefiere en la práctica el
siguiente procedimiento. Sea la línea A !> la que
s(? desea dividamos en 5 partes ¡guales.
En el estremo B trácese una recta indefinida
formando un ángulo por la parte inferior e igual
construcción hágase en el punto A en la parte
superior. A partir de los puntos A i B tómense
sobre las nuevas rectas AC i Bí) 5 partes igua-
les, uniendo conn) en el caso anU-rior ei estremo
de la última tli visión con el estmiio tU- Li recta.
Las líneas tiradas paralelamente de una a otra
división resuelven el problema, cortando sobre la
AB 5 partes ¡guales.
9. Bada nna reda, tomar en ella una cantidad
fraccionaria, por ejemplo, sus cinco octavas kiiies.
Sea la recta tlaila !a AC fig. 45.
Elcmeutiilcs úv dibujo gliueul al alenuce úv
los niños, por M. R. Ortega, Injeniero ío-
pójfrafo i profesor de Jeogrrafía políti-
ca-descriptiva del Instituto IVacioiíal.
(Continúa.)
LECCIÓN Yin.
Probi.kmas.
8. Dividir 71 na recta en -un determinado nú-
tnero departes ionales. Este problema de uso
tan frecuente puede resolverse de varios modos:
espHcaremos los mas sencülos. Sea la recta AB
que se nos pide dividirla en 6 partes iguales.
Fiír. \-i.
En uno de los estreñios B se forma un ángulo
i sobre este lado se toman con una abertura de
compás arbitraria seis partes ¡guales: se une el
estremo de esta línea con el punto A de la rci-ta
Por cualquiera de los procedimientos anterio-
res divídase la recta en 8 partes iguales: tómese
a partir del estremo A cinco partes i la magnitud
AB representa las cinco octavas partes de la
nxta, pudiéndose estíiblecer esta proporción
AB
AB : AC :: 5 : 8 ó ^ ^ ¡^
AC
\o. — Dada tma (ircniíferencia o ?/;/ ano de cir-
culo determinar su centro.
Sea
Fig.4r..
.'\BC la circunferencia cu\o centro va-
El. UVÜTITllTO jyjivtojwtw.
mos a determinar. Elíjanse tres puntos A, B i
C que uniremos por medio de cuerdas: dividien-
do en dos partes iguales cada una de las cuerdas
i trazando las respectivas perpendiculares, el pun-
to donde estas se corten será el centro.
II. — Hacer pasar por tres punios que no estén
en ¡inca recia una circnnfercncia. F.ste problema
no es mas una aplicación del anteriof i la mane-
ra de resolverlo es la misma. Sean los puntos
AB i C figura 46 por donde se desea que pa-
se una circunferencia Únanse estos por las rectas
AB ¡ BC; divídanse en dos partes iguales, i el pun-
to donde las perpendiculares se corten será el cen-
tro del círculo. Conocido el centro la circunferen-
cia ([ue se describa pasará por los puntos AB i C.
\2. — Diiñdir lina circnnfercncia en tres partes
isii'.ales. Sea ARBS la circunferencia figura 47.
Fi-. 47.
rr'ursc (1 (ii.'u-.'.í'l.ii AB i haciendo centro en
B c Srtense sobre la circunferencia, (con v\ mis-
mo radio con que f.sta se trazó), los arcos BR i
B)S. Uñante los puntos AR i S i nos quedará
la circunferencia dividida en tres partes iguales.
Si la superficie del círculo es la que se desea di-
\ idir, desde e! centro O se llevarán radios a los
puntos A R i S quedando tres sectores iguales.
Si los arcos se dividen en 2; 4 8 partes igua-
les nos quedará la circunferencia dividida en 6,
12, 24 partes iguales.
1 3. Dividir una circunferencia en cuatro par-
tes iguales. Sea la circunferencia ABEC fig. 48.
l)ibú>'ns(! los diám(t-os AK i BC pf^rpendicu-
lares i la circunferencia i el círculo qu?dan divi-
didos en 4 i)artes iguales. Si los arcos AC. BE,
El) i C.A. se subdividen en 2,4, 8, 16 partes i-
guales, la circunferencia quedará dividida en 8,
I ó, yi i 64 iguales partes.
14. — Dividir una circunferciicia en un núme-
ro ciialquiei'a departes iguales.
Sabemos que el valor de la circunferencia en
grados es 360: tomamos este número por divi-
dendo por divisor el número de partes en que
se desea dividir la circunferencia: efectuando la
operación, el cuociente nos indicará el número
de grados que \alt! el ángulo central, cuyos la-
dos interceptarán en la circunferencia una mag-
nitud que es la deseada i que repitiéndola en la
circunferencia el número de veces pedido, resuel-
ve el problema. Por ejemplo: se desea dividir
la circunferencia en i5 partes iguales, divido 360'
por 1 5 i el cuociente 24° es el valor del ángulo
central cuyos lados cortarán en la circunferencia
la magnitud deseada. Con el auxilio del tras-
portatior construyo el ángulo central i la cuerda
de ese ángulo la llevo i5 veces en la circunfe-
rencia.
Cuando el resultado de la división no es un
número exacto de grados, se aproxima a cuartos
de grado que es lo mas qi.!-; se puede apreciar
con los tnisportadons onlinarlo^.
(Continuará.)
Socc'ioii de Pe<laaro;risi
A \\\ M^^m\^ (k MaeslTos
MÉTODOS I)b: INSTRUCCIÓN.
POR JAMES PVLK WICKERSHAM,
(Director de Jan Exc.nehis Normales de PennUviAnia.)
Para ser Maestro se necesita unu preparación
especial.
(Continúa.)
Estas consideraciones, que acabamos de apnntar, no
señalan aun el limite exacto del pensainiento humano.
Nosotros no podemos medir el infinito, pero podemos
pensar en todas direcciones mas allá de lo finito. Nues-
tra idea de espacio no se completa con la suma de todos
los espacios que conocemos, i lo mismo sucede con la i-
dea do tiempo. Comprendemos bien que hai mas eslabo-
nes en la cadena de las cansas de los que pueden ser
contados. Es cierto que no podemos licj^ar a conocer a
Dios; pero estamos convencidos de que lír. existe, "una
Deidad conocida, dice Gillermo Hamilton, dejaria de
ser una verdad.'' El inas alto esfuerzo de la razón es
proporcionar una base para la fé. Nosotros poseemos una
vista perspicaz en todo lo que abrazan las fronteras de
lo infinito i de lo relativo, i en arribando alli nos es per-
mitido saber, glorioso previlejio. que lo infinito, lo ab-
¡ soluto, lo incondicional se estieude fuera de ese circulo.
La convicción de que tenemos poder para pasar con el
' pensamiento el límite de lo relativo, resulta, no de una
284
EW^ lJ\*STJTfJTO A*JM€IOA\lW.
ciega credulidad, como algunos aseguran, sino de un co-
nocimiento positivo. Vemos la luz; pero no pod.Miios a-
proxiinarnos a ella i analizarla. La razón nos dá una
firme base para creer en la existencia de Dios,— con esos,
— miseros mortales, — tenemos que contentarnos.
Prinripiof! qm .te infieren de la natitmJeza (M
(V)ioei miento.
Entiendo por concimicntos 1o^ medios que Imn
do emplearse en la obra de la educación. Estos me-
dios fe refieren a las verdades adquiridas i a Ins no
adquiridas. Un maestro puedo contentarse con enseñar
a sus discípulos lo quo tiene averiguado la ciencia, o
puede querer ponerlo en condiciones de investigar por
si mismo, desculn-iendo nuevas verdades.
l<'stos dos li'i'-norns <lo edncacinn exijon el empleo
de diferentes sistemas. Kl principio de que los miítodos
para obrar sobre una cosa so modifican según los me-
dios usados en lá operación, es susceptible de muchas
ilustraciones. El labrador considera la naturaleza de
sus fertilizantes antes de anlicarlos a sus labranzas.
Asi sucede en la i)r,ict¡ca de todas las profesiones i
de todas las indiistna?. Tara demostrar que el maes-
tro debe tener presente princijiio tan universal como
importante, entramos en el siguiente análisis.
1. — Las diver.«as ramas del cnnociniionto pueden ser-
vir para proporcionar a las facultades intelectuales
ejercicios adecuados por su clase i ostensión.
Las facultades intelectuales solo se desenvuelven por
el ejercicio: material abundante existe para ello.
El inmenso número do licclios i fenómenos con que
estamors en contacto, o de qne tenemos noticia pol-
los otros hombres i fine forman el e-tndio de las di-
versas ciencias exactas, naturales i sociales, ofrece bas-
to cain¡io a la actividad de la inteliirencia. Los senti-
dos. !a iMTci'pcion, la nieinnria. la imaiinacion. el en-
tendimiento i la razón pueden recibir, .operando sobre
ellos, el ejercicio correspondiente — Esto será bien evi-
dente para todo el que analice cualquier ramo de los
conocimientos humanos, i vea cómo las varias partes
que lo constituye se adaptan por si misvna-^ a las rlife-
rentes fivcultadcs intelectuales. Las facultades inteloc-
tuales, sin embargo, no se ilesarrollan sin efuerzo. Vn
estado meramente pasivo debilita la Intelijencia. Es
necesario estar llamando aljíun tiempo a las puertas
de la ciencia ])ara que lleguen a abrírsenos. Es pre-
ciso atacar con energía la roca de la v(M-dad para que
vengan sus ]iiiros manantiales a satisfacer la sel de
nuestro espirita. La Naturaleza pasa por encimx
del inilolente. La indolencia es el moho que carcome
el espíritu. La laboriosidad i la perseverancia son con-
diciones indispensables i)ara llegar al te;n¡ilo de la.
sabiduría,
No todas las verdades son igualmente fáciles de cono-
cer. Muchos de los fenómenos déla Naturaleza se ofre-
cen d<! una manera manifiesta a los sentidos; otro^ tie-
nen que ser bn.scados con sumo esmero. Ilai verdades
que estiíu en la superficie délas cosas i otras (pie se cn-
. cnentran en el fimdo. Una manzana que se desprende
de un árbol, un globo de jabón que atraviesa la luz del
sol, que diferentes impresiones i pensamientos inspira-
rán a un niño i a un filósofo que por aca.so los contem-
plen junto.-í. Logrando se encierra con frecuencia en lo
pequeño i lo pcíjueño en lo grande: donde quiera, pues,
encuentra la Liteligencia, cualquiera quo sea su grado
de desarrollo, ejercicio agradable i conveniente.
2.— Los medios educacionales pueden ser adoptados
de modo que proporcionen la debida cultura a todas las
facultades de la mente.— Dado el principio de que las
facultades del hombro han de ejercitarse para no su-
frir nu'uoscabo, el educador está (;n obligación de no
cultivar algunas de ellas esclusivamontc, pues todas se
hacen necesarias para el cumplimiento de nuestro des-
tino. No hai un estudio cu que este ejercicio gener.al
no quepa; siempre habrá en un orden cualquiera de fe-
nómenos sometido al ob.servador algo que se encuentre
en el domino de los sentidos i de la percepción, algo
quo deba ser confiado a la memoria, los colores i las
imágenes de la fantasía no serán encaso alguno de ol-
vidarse, el entendimiento generalizará, clasiticará, hará
las deducciones do los principios, i la razón, coronando
el edificio,, se elvaní sobre él a las inesiilorables re-
giones de lo absoluto.
ii. — La educación debe hacerse sin embargü de a-
ouerdo con la constitución mental del pupilo. - lis cier-
to que todas las facultados deben ser cultivadas: pero
esto no significa quo todos los lioml)ros osteti llamados
a los mismos estudios i a poseer idénticos talentos. La ii-
ni<lad en la universidad es la regla de la Naturale/.:!.
Los hombres nacen con diferentes talentos e ineünacio-
nes i solo de este modo pudiera conseguir la humanidad
en conjunto los conocimientos que le son noce,<;arios,
porque por sus diferentes tendencias el matemático, el
filósofo, el artista llegan a poseer determinailas mate-
rias un cúmulo de conocimentos que nunca alcanzarían
si intentaran estudiar iirualmente todas las ciencias.
Mucho se ha dielio en la,« ol)ras de educación sobro .
la cultura ármor.ica de las facultades niental s: si este
principio quiere exagerar.so hasta el imnro de (]ue to-
das las facultad;'s hayan de recibir una ¡dr'nlira cuita-
ra, inanrenií-mlosfíias en perfecto e(]ui!iliri(). ;sa|)r¡mieii-
do lo que algunas tengan de extraordinario i dainlo
les. las (]ue no lo po.sean, un desarrollo arti'ieial, las
concecueneias serian bastante perniciosas.
Esto quo dejamos sentado es también aplicable a l«v
educación de los sexos. Los pupilos deben ai)reniltT
aquello para cuyo a¡u-end¡zaje tiene.i aptitud. Las habili-
dades i talentos de las mujeres delien utilizarse de la
misma manera qn.'! losdeloshombres, i en tanto que ios
nnos difieran de los otros es que desee diferir si e biea-
cioa. La mujer es tan apta eoin > el liom'.n-e púa re-
cibir cultura 'intelc'tnal i delte recibirla en la me ü la de
su capacílad.
-1— La naturaleza presenta al investigador prim.^ra-
monte lo concreto i después lo abstracto: primero, obje-
tos, i bienio palabras o signos para los objetos; heciios i
feniMUíMios p ■imero.s, i su.s leyes i principios d,\s|nies: nri-
¡ mero el tod >, i luego las partes d(f ese to lo, indieaiil . di-
1 ese moilo al maestro la conveniencia de limitar la' ins-
I trueion elemental i)rineipalmente ;i ias leecioaes sobre
i objetos envas proiiiedades jineilan percibirse directamen-
; te." con el iin de que la esneriencia del Joven se .lesarro-
llelo mas que sea posii)le. — Délas facultaiies inleíe-t na-
les d.> la juventuil, las perceptivas son las ma\ ore-, i -on
las primeras que delion emplearse en la iuvestieaeiun d.'
La naliiaieza jiiM-scnta [irimeramente al investigador
lo concreto i después lo abstracto, listo es verdad res-
: pi'i'to a tollos los objetos de Historia Natural; pero tam-
I l.icii lo es de his llamadas ciencias abstractas. El pri-
mei' paso que se dio en la .Vritmctica ñ\á fontar los de-
dos o alguna otra cosa. El primer paso en .Teometia fué
miMÜr tTerras. La primer mú-ica que existió fué el can-
to de las aves o los sonidos de la voz humana.
La Nalu:-aleza presenta primeramente cosas i después
l)alal)ras o signos para las co.sas. Xodo lo que sabemos
del orijcn del lenguaje confirma esta opinión. En hrs i-
dioinas primitivos encontramos muchas voces, lo mísimí
que en t!)do3 \m idionia.s, quo conservan una relación es-
iTCcha entre los soniílos de las palaliras i las cosas (¡ue
significan.
La Naturaleza presenta primeramente hechos i fenó-
menos, í luego leyes i principios. El gécisis de todas las
ciencias confirma est(> a.serto. Es verdad qm,' cuando u-
KJ. IJX'STMTrrO J%''JtC¥OJV<^f..
na cipiicia llega a eierto grado de adelanta i sus Icm s i
])riiici|iios se establecen porfectamente, piiodon ontoncos
cstaMccerse a nuestros lieclios i fenómenos; pero la cien-
cia «Miando empezó, se redneia tan solo a preirmitas.
I.a Naturaleza presenta primero todos i des|incs par-
tes i colecciones de todos. El todo de un olijelo debe ob-
servarse antes que pneda analizarse por partes; i la in-
tclij( iicia debe pasar de un todo individual a otro?, antes
de poder hacer una síntesis de la colección.
Hi estos asertos son exactos, deben tener una gran in-
fluciii'ia sobre la educación elemental. La Naturaleza in-
dica claramcnic los piimeros pafos queliai (piedar al a-
premlcr. Intenfnr enseñar en centravension do su plan,
espcijiulicar la intclijcncia cuya educación se tiene entre
manos i formar cimientos sobre los que la ciencia nunca
podr.l descansar sólidamente. El gran fin do la educa-
ción elemental debe ser comunicar los elementos d'^ los
conociniientos, agrandando la esfera ile la espcricncia
de la juventud.
.')-~La Naturaleza enseña sus vei'dadcs bajo ciei'to
orden, i este debe seguirse en la investisracion i el es-
tadio. Los principios elementales de todos los cono-
cimientos tienen un orijen común i son contemnora-
neos. Un niño debe empezar, el estudio de todos los ra-
mos de la cf'incia. porque en sus principios todos son i-
guauMcnte sencillos. El progreso en la ci(![ici;i proetíibí
de nn (i-nnco común n ramificaciones diversas, o sea de
lo liimiogi'iieo a lo licterogi'neo. l^as observaciones que
nn niñ I puede hacer eiiindo se ¡>a-!ea pir nii jardin o u-
na pradera, serán como los primeros pasos qin de en to-
da clase do conocimientos. De esta raiz brotan vai-ios
troncos que se dividen i subdividen como las ramas de
un árbol.
La ciencia e^t.-i arreglada a manera do ca;»ns sucfsi-
vas. no pii'licndo llc<>-nrso a la que ositi deliajo sino pa-
de< i lieclios inconexos i fragnienlai-io^: estos esí ín sobi-e
la supcrlicie; algo nuis profundo lialiamos otro> li(v!ios
i cnaiidades. En segundo lugar, percibimos la senieinn/.a
o (iescmejanzn de las cosas; estas se nos presentan en
gnipos o clases. Las diferencias que piiniero notamos
so'.i niiii aiiar-iite--, liasta lo mas re'-('indito de las cosas.
Iva xi'vrrr lu^iir. empezamos a ver que ¡o particular pie-
do ie,iur¡i-se a !o jeui'i-al: que los indi viiluos pertenecen a
las clases, las esiieri(>s al izt'-iiero, i que muclioj fenónie-
IU1^ son el resultado de una sola lei. No puede fijarse
limites a esta obra. Vm cuarto lugar, viemlo efectos,
buscamos causas. Inquirimos el por(]aé i para qiK-. For-
mamos silogismos i llevamos adel inte nuestro razoaa-
miento. No se pnedc encontrar un limite a la cade-
na do las causas. Quinto, llegamos a comprender que
existe algo a que no puede llegarse por medio de nin-
tcnna clase de razonamientos: que podemos jjcnsar en
cosas que nunca podrán ser conocidas por la esperien-
cia; que solo podemos alcanzar a vislumbrar un des-
tello de lo infinito, de lo puro, de lo perfecto. Aqui
(Micoiitrauíoit la idea tle Dios i nuestra oliríi estí ter-
miiKida.
No puedo pretender que lo que acabo .de decir sea la
es[)rosion exacta del orden en que la intelijencia procede
u !a adquisición del iiuiito objetivo de los conocimien-
tos, porque .sé porfectamente que pueden darse nías o
menos ])asos: pero creo que llevará a la mente del lectoi-,
con suficiente claridad, la gran verdad educacional de
que estamos tratando.
Las materias que contenga un libro de texto deben
arreglarse de acuerdo con la lei establecida. ,U comen-
zar el estudio de un i-amo del saber humano, es eviden-
te que debe primero darse un paso, al rpie seguirá nn se-
;;nndo que (;ondiice a nn tercero; i asi un asunto, para
ser estudiado ])or <"ompleto. debe lunterse por medio de
lina serie de partes li'ijicamente encadenadas. Al entrar
lili alumno a la escuela debesalier algo: por lo tantq
profesor de lo que el salie, ha de empezar por enseñarle
algo lo que lio sabe, enlazando lo conocido con lo desco-
nocido.
Los PADRES PE FAJÍILTA I I.OS MAESTIÍOS.
(Continúa.)
II.
Yo no lie podido comprender quó concepto tienen
de la Escuela un gran número de jiadres de familia.
Una madre dice a su niño: — Jlira, Fulanito, ven acá
i deja eso. — El anjelito contesta: — ¡ea! no quiero.
Grandísimo picaro, ;.se le contesta asi a tu madre?
¿Eseso loque aprendes en la Escuela, liribon?
— No, señora, — digo yo. — En la r^sciiela apiendc que
eso no debe decirse; pero Ud. le enseña que si bien es
verdad que no (l-lm decirse p^iede. no obstante, decirse
impunemente: i las lecciones de los padres — en cuan-
to a edncacion — son mas eficaces en proilucir resulta-
dos que las de los maestros.
Iníinidad de veces liemos oido decir a una mamá : —
^lire, Ud. si^ñor maestro. (Miteramente es una veriri'ien-
za lo ()ue pasa con este niño. Yo le llevo a una visi-
ta i a nada de lo que le preguntan contesta; él nun-
ca ha de estar bien sentado ni quieto como Pios lo
manda, i él me desmiente delante de personas estra-
ñas. Ya Ud. ve que no tiene gracia (pie yo me esté
sacrificando por darle educación, i que el" niño esté
cada vez mas incapaz. Conque hágame Ud. el favor,.
de c'h-ri'Jlrmrh, ¡ u/iitrarlo, a ver si este niño so enmien-
da i adelanta; porque me estoi temiendo que un din de
tantos haga una do las suyas, i que su padre estí'' de
mal temple i me lo vaya a perniquebrar con una pali-
za.
-Mire. l'd. son ira. — delie decirla el Maestro. — Los
niños todos, por r(!.;-la ieiieral, carecen del juicio nece-
sario para amar el bien por liiiono i odiar el mal por
malo. Los padi'os i los JLie.^tros debernos procurar
cr):istaiitcnieiite que vaya des]jertándose en (dios e.se
recto criterio; pero la manera mas segura de conse-
guirlo, es obligarlos siempre a hacer el bien, i no per-
mitirles nunca hacer el mal; porque la costumbre es
una segunda naturaleza, sin dula de mas arraigo que
la primera. Si el niño está en la Escuela seis o siete
horas oiiligado a conducirse bien, i fuera de ella está
diez, i siete cu liliertad de conducirse mal si se lo an-
toja; como se le antoie, formará mas hábito de mal
rpie de bien; pues, sin contar con que mirará la Flscne-
la como el lugar de las tiranías, la repetición de actos
es la (pK! forma costumbre, i mas acto.s pueden reali-
zarse en diez i siete lioms que en siete. La. Escuela,
.severa, tal como lioi está montada en España, es mas
que casa de educación, casa de instruecion; i el hecho
de poner al hijo en una Escuela no exime a los Pa-
dres de todo trabajo en la educación de sus hijos. I
diga L^d. a su marido, que para tener nn hijo bien
educado se necesita, indispensablemente, que el padre
esté siempre del mismo temple, que lo que merece
cistiiío el limes, lo merece del mismo modo cualquir
(lia de la semana, i que el medio mas seguro de arre-
glar a un niño, no es perniquebrarle en .silbado, sino
tenerla paciencia de e.star corrijiéndole sin parar, de
domingo a domingo, el Maestro en ausencia (le los Pa-
dres, i éstos en ausencia del Maestro.
— Tiene U. razón, sí señor; pero vamos a otra cosa.
El niño está muí atrasado lo mismo en Lectura que en
Aritmética, que en todo: i él de torjie no tiene nada.
ai Ibrma de que se
I porque le conocemos muí bien
2sn
KWj ÍJrSlTlTVTO JV,VCIOJ\*JÍIj.
— Dicn Uil. niui bien, señora. Por eso no se lo va
por alto que su padre, no solamente deja de venir por
acá de voz en (mando a informarse do qué tal se porta
el niño, sino que tampoco se toma el trabajo de {¡regun-
tarle diariamente algo de lo que pasa en la Escuela, ni
de nonil)rarla siquiera; como tampoco se lo va por alto
que sabiendo Ud. que la hora de entrar en ella os la de
las nueve de 1 1 mañana no quiere hacer sacrificio algu-
no ])or ordenar su casa de manera que asista con pun-
tualidad; ni se leva por alto que Ud. no quiere que le
castiguen ni le dejen retenido en la Escuela, porque ha-
ce en casa un trastorno de mil diantros el tener que ha-
cer apartijos; ni que le hagan ir i volver, porque habien-
do de acompañarle alguien, ese alguien tendría que do-
jar sus quehaceres i esto no es posible; ni so leva por
alto que Ud. le quiere mucho, i que él domina a sus pa-
dres lo bastante para conseguir de ellos que el Maestro
quede burlado i no logre instruirle por mas que en o-
11o se empeñe.
— Pues entonces, señor, ¿para qué sirve el Maestro?
— El Maestro sirve, señora, para instruir a los niños
en todas aquellas asignaturas que los Padres no'saben,
uo pueden o no quieren enseñar a sus hijos; oí Maestro
sirve para nivelar, ayudado de los Padres, las f;i cuita-
dos intelectuales del niño; para ayudar a los Padres cu
la educación moi-al i social de los hijos, i para poner a su
disposición los consejos que la esporieucia i la observa-
ción suministran para lí educación de laniñoz \J\\
Maestro, deacuerdo con los Padres, lo es todo; abandona-
do por eslos, es inútil i aun nocivo, porque el niño se des-
moraliza liurhíndosc a cada paso de su Maestro i de sus
]mdres. Los Padres i los Maestros deben caminar di
acuerdo i ayudarse mutuamente, ímico medio de conse-
guir el importantísimo objeto quo se proponen; In hnvia
cducnmon, i por consiiruieute el híp i^^lar i in t'eVu'hhid ¡leí
niño. Esperarlo todo do la Escuela, sin liaccr na<la por
la Escuela, es una solemne majadería.
I así son muchos padres i muchas madres. Para exi-
jir, la Escuela lo es todo; para conceder, la E-í>-u"la no
es nada. A la Escuela uo le hace que el niño falte cuan-
tas veces quiera; pero la líscuela debe estar abierta to-
dos los (lias i a todas horas.
De lo sublimo a lo ridículo no hai mas que un paso; —
Nada tan sublimo como el amor de la madre. I^a mu-
jer. qu(.'. sentada junto a la cuna do su hijo, le aduerme
con ilulce cantares un idilio; la madre quo enrojece sus
pái'pados pre))arando el vestido quo ha de lucir su hijito
en el cumple-ííños do su ])adre; laque pasa una i otra
noche llorando en silencio i queriendo reanimar con sus
calenturientos besos al niño enfermo; la que espera con
santo auheio que el cliiq\iitin abra los ojor^pnra haciu-lo
repelir con su balbuciente lengua la oración de la m iña-
iia, enseñándolo a bendecir i amara Dios, es un hermoso
poema quo rel.iosa su))limo ternura. Pero la madre que
lio se cuida de despertar en el corazón do sus hijos el
sentimi.-nto rclijio^o; laqnejain:ís les habla ile Dios; la
que limita su cariño a lir-sarlos i estrujarlos; la quo ja-
mas vé losdefocto^i do sus hijos; la quo so empeña en ac-
ceder constantemente a todos los deseos de aquellos pe-
dazos de su alma; la que hace del amor .maternal una
pasión, es una pobre mujer que no puede inspirar ni ad-
miración, ni respeto, ni simpatías; solo in-^pira lásti-
ma, sino es quo, en muchas ocaciones, inspiro despre-
cio.
Hai madres que educan perfectamente a sus hijos; hai
otras que creen hacerlo bien, haciéndolo todo lo mal
posible; i algunas hai también que comprenden lo mal
que lo hacen i declaran quo no pueden prescindir do ha-
cerlo mal. I, sin embargo, todos harian cualquier sacri-
ficio porque sus hijos Inoran modelos de niños bien (fin-
cados.
Iníinidad de voces oimos dcí^r:— ]'e¡-o, criatura de
Dios. ;,c('mio dcia IM. ,|'!ce--o nifi) ha'-i c^o o nMU'Uo?
I la madre contesta:— ¡Caramba! norque este chiquillo
tiene la cabeza dura como una piedra, i hai que dejarlo
o matarlo.
— No, señora, — decimos nosotros. — No hai que dejar
lo ni matarlo; pero sí hai que trabajar constantemente'
jiara que el niño se eduque i aprenda a dominarse, lo me-
jor posible, a fin de que cpando llegue a hombre no sea
tan ilesgraciado, i haga mas llevadera la vida de las per-
sonas a quienes toque vivir con él; i en esto consisto pre-
cisamente el amor sublime i el heroísmo de las buenas
madres.
Otras voces oimos decir; — Pero, mujer, ;,no ve Ud.
quo ese niño necesita quo le corrijan oste o el otro defec-
to,-quo mañana puedo traerle gravísimos disgustos?
I la madre contesta; — Tiene Ud. muchísima razón; pe-
ro, ;,qué quiero Ud.? yo no lo pu(;<l(: ríínicdiar; mi carác-
ter no es para castigar a nadiv', i macho menos a mis hi-
jos, a quiones quiero con toda mi alma.
Las madres que discurren así carchen de rcíloxion i
tienen un amor mal entendido; el verdadero amor coasis-
te en procurar el bienestar i la felicidad de los liíjos pa-
ra cuando sean homl)res i formen faniilia. Con mucha fre-
cuencia se oye a hijos desgracia.los latnontarso en los
términos siiíaientos:— /?/ m:/ -l.o autnr de nus pudres me
pe -j adía',: ^ si elhft //.) me ¡inhimí ninu i h> taiüo i infí hu
hieran ith'i(ja¡io eleMndio i el truhn'o: //,> w) eureterlu de.
ap'itt(de<, (>r-Hp:iria una bu na ¡))^-t ■iuii kocÍ'jI i mi ■tuerle
seria muí distinta.
I, sin embargo, todo esto sucede sin quo falt" cariño i
amor al padre i a la madre para con su-: liij )■:: íul;-.> lo
quo falta a ese cariño i a ese aini)r. es la nfiíjion.
P.'.0[>
(Tomado ih-- El Majist
ipa:
RECriOX DE COXOCLMIEXTO.^ rT[i.E>
Couoclinleníi» Jeiior.U rtt» la-; tii'u|t:¡:'i :n. - f. —
Desde que la máquina interviene en grado descendente en
la mayor parte del trab.ajo manual del hoinbre. so hace
cada día mas preci.so el conocimiento de ciert.as jone-
ralidades, comunes a todo art('fa(!to que ^sirve do garan-
tia contra el industrialismo desatentado de los cons-
tructores (pie, unas veces por nuda fé. i otras |>or igno-
rancia, no suelen satisfacer las coniliciones esenciales
de los divíírsoá (U-ganos cpic constitayca las máipiinas
mas vulgares.
Dejamos apaiti^ la bondad del sistema a quo corre.*-
])onda o! meíauisin), ¡uu's este asunto ha de tratarse se-
paradamente [lara cada paso particular; pero no asi
ciertas condiciones sobre los medios de trasforliar mo-
vínnento.s, que deben ,ser siempre los mas sencillos i e-
ficacos dentro de ciertas reglas jenerales, por ejemplo, el
trazado i disposición de los engranajes, manera de e.<-
tablccor i construir los soportes, i por lin, los princi-
pios fundamentale.-i sobro el nmntaje de las máquinas.
Si las referidas circunstancias están provistas i con
arreglo a lo que previene la ciencia, sancionada por una
práctica racionalmente observada, "uiede asegurarse quo
la máquina está bien hecha, sin deducir por esto quo
responda al fin que se haya propuesto o! inventor.
r>e aqui se doíluco que un buen sistema mecánico
]iuede desacreditarse si el constructor no ha ejíumtado
con precisión sus diversos ('»i-gam>s: habiendo por lo
tanto muelio^ apai-a!os (¡ue n,. sali-^faeíai el objeto a
jr;í> jjvsTsTrTO jwficíOJWif..
•87
qne se nplican^o que cnnsiiineii muclia fuerza i se inu-
tilizan iironto, no por culpa del sistema en que se fun-
dan, sino por lo mal que se lian constrido.
Ailenia?, estos principios jencrales sobro el conoei-
iniento de los órganos de las máquinas, sirven tauíhien
para el trato i manejo que de!>e merecer un mecanismo
cualiiniera. Por lo tanto, sin mas comentarios vamos
a entrar en materia, manifestando de paso la inmensa
importancia que ha de alcanzar este asunto, en un dia
tal vez próximo, en (]ue al mismo tiempo que los niños
estudien Aritmética i otras ciencias de inmediata apli-
cación a los asuntos mas vulgares de la vida, se les o-
hligiM' también por medio de una cartilla, a estimar de-
hidamoute desde la máquina de coser, mueble funda-
mental del hogar doméstico, hasta la infinidad de me-
canismos con que diariamente se sustituyen, tanto los
mas complicados procedimientos del trabajo manual,
como las creaciones del jenio industrial i artístico en
determinadas i sublimes manifestaciones.
En el número siguiente inauguraremos esta serie de
artici;l(is. c|ue cretinos de <_rran interés para la ienerali-
-la.l ,1c 1 <lros l(vtoros. '
G. Gironi
(T
(le !u.
,i,.S,I:
de Conocimientos
•3-:
•' — \,'\-\ dil'"ri';it.'-: i'iiíoiv..^ (|iii' forman las llamas
i-'il|,'i,.< i (If'ini- ruc,;-:!-! arliüriaics, son oriiinn-
lii-..|¡\r-;-^iH iii^Ti' li iir.'s i]-|.^ se m,''sclan con la
la llama blanca i doscolo-
lii;i:i'I:i!'.'is (iMnirTilla hacen parecer de color
'a liiMii.jd a iilo;ni/.o i muy rclucient(^
I»'/ utíi'l.-!! hnt'o uü-i llama de color de Itronce
l'c;; ii;'L'ra li:iri> \\\\'\ llama n:":Tii~ea como sam-
i'iii'jaiilc al !iii;ir> r<u{'<) (lU;' (iscurcce todo el
il.Icn!
Kl ;¡
a/,lll;,.l;
VA :
de.
i':i á
VA ai
I, as
cedazo,
'.iilr.' 111 's/!:!. lo •'!! \)v\ (>a:itidad, liucc la llama
¡iíoüÍmco i el ('ardiMilüo hacen la llama ver-
¡nbtr en j)r,lvo hace la llama pajiza.
itimoni<i crii lo hace la llama roja,
limaduras de hierro i de vidrio, pasadas por
liace p ireccr el fuego mui claro.
Parí co-):;u- na -lilnlo o il'l f!>ÍV\to— Tómese
agua de alumiire i jabón, mójese con esta agua un lien-
zo o un f)apel, apliqúese sol)reel retrato, estampa o di-
bujo, comjirim.ase Itien en una prensa, i saldi-:í una her-
>sa copia.
Líqiii;l!) par:i escribir .«íobrfi niPtal.— Se mez-
cla i ajita bien media libra de ácido nítrico con una
onza de ácido muriático, sirviendo desde luego el liqui-
do resultante para escribir sobre el metal. Para esto
se cubre la parto donde se desea hacer la inscripción
con cora finidida, i cuando ya la cera est;í fria. se es-
cribe sobre ella profundizando los trazos hasta descu-
brir la superficie del metal, cnq^leando al efecto un bu-
ril de formas adecuadas. Hecho esto, &e aplica la mez-
cla de los ácidos por medio de una pluma, empapando
bien las letras. Así se deja el metal desde una a diez
horas, sfgun el grado de intensidad que deban tenor los
trazos de las letras, i desames se lava la superficie has-
ta ipie desaparezca del todo la cera.
Pintura de los meíalc^ — El Mcchankal Wofd
se ocupa de los procedimientos preferibles para la pin-
tura de los conductos metálicos i otros objetos sumerji-
dos en acrua.
En primer lugar indica las ])inturas bituminosas. ]irin-
cipalmente una preparación compuesta de 40 libras ]iróxi-
mamente de brea do hulla. G kilogramos de cal apaga-
da i '2 o :í litros de ti'ementina o de nafta.
^fr. Ilnrst recomienda inia mezcla de brea de hulla
destilada, nafta i aceite.
También se emplean pinturas a bas^ ,](> hierro, que tie-
nen la ventaja de mezclarse con el óxido do hierro que
se forma en la superficie de los objetos de este metal.
Un kilogramo de e.sta pintura contiene dos tercios de óxi-
do de hierro i un tercio de aceite de linaza, i puede cubrir
cerca de 39 metros cuadrados de superfiicie. Es la mejor
pintura que ptiede emplearse para los objetos de hierro.
Se emplea también la pintura do plomo o base de mi-
nio, pero es preferible a la anterior.
El orín o hierro oxidado de los conductos puede se-
pararse antes de dar la jíintura, limpiando bien con a-
ceite caliente.
Barniz iifírro w.xv.x <>! ■••h.mv» _R1 barniz, cnva
receta jioiiemos a continuación, ni se alilauda ni se grie-
tea: su composición es la siguiennte:
liecina 00 partes.
Trementina :^0 —
.Vceite de trementina HO —
Sandai-aca, (10 —
Goma laca Vil —
Alcohol aí)Oo, 900 —
Para hacer el apresto con este liarniz, no hai mas que
añadir 15 partes de negro de humo, molido i mezclado
primeramente con un poco de alcohol.
ííariii'/: liara el ai'cro — ifuchos autores reco-
miendan lafí'irmnla siguiente:
Mástic puro ]0 partes.
A Icanfor, -5 —
Sandáraca, !,'> —
Somaclemi, ,'5 —
Estos ingredientes se disuelven en alcolr)! puro; fil-
trándose después id liipiido. Este barniz, que es trasjia-
i-ento, se aplica frió.
T¡:ita .«simpsiíica. — La mas fácil de preparar es la
qne resulta de la aplicación de la fórmula siguiente:
Aceite de linaza I parte.
Amoniaco 20 —
Agua 100 —
Esta tinta se hace visible tan pronto como so humede-
ce la parte del papel donde se ha escrito con ella, desa-
pai-eciendo a la vista así que se seca. Esta operación
puede repetirse con buen éxito sobre una misma escri-
tura.
Desarrollo de «na lecUnya en •> 1 horas.— Se
toma la semilla i se echa en remojo en espíritu de vino
puro durante 12 horas.
Entre tanto se prepra un cajón lleno de buena tierra,
mezclada con mucha palomina (estiércol de palomas)
pulverizada. En la tierra asi preparada se esparce la se-
milla, cubriéndola lijeramente, procurando resguardar
la caja de los rayos fuertes del sol, i se riega con cuidado
durante una hora, consiguiéndose al cabo de 24 horas
unas lechugas mui deliradas.
(ConÜnuará)
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Periódico cl(>fIiciMlo a la dirii.sion rtc la Iiisf rnccion Primaria i Sí'fuiuJuria.
Pi'iu.íí'Ann TiA.Toi.A püOTRcnox riRi. PkSor JiíXERAL J. Tii'Fixo r.Aunn
i'lilCSiniOXTK |)K I, A KrI'ÚIILiCA PK (iUATKMAl.A.
FlIM.líl
Toruno.
Adiiuiiistrailorp^, ^Nfi^niol Pinod:) i IVdro Dcloon Víiloi;ztip!n.
]% íhn. i!>.
Cniisiteiiisil:i^ 1¿» <ie .iiiiBio do ISHlt.
VOÍ..1.
Infliient't» de la Tiistriieriou primaria en la-^
<M>«ínni5>res, en !a moral pública, en la in-
dU'-íria i en el desarrollo jenerai de la pros-
peridad de los puei)lo><, por M. L. i G, V. A-
iniJSü'ite.ífu».
fCoiitim'ui.)
ir.
n;ii un ramo on h\ onsoñanza in-i'ivirin q-ie ]inr ?m im
porliiiieia i las dificultadíM que í-iusfita "xijo sor i'ousíiIp-
rado o?})CCÍalinoiite, la cní!pñan7.a''de la itüo-íou. Ese es
el motivo que nos tía ohlio'ado a prosiiidir de olla on
todas las olisorvacioriPs anteriores, i a reservarlo una
disensión partieidar.
Antes de todo (s nofpsai'io^fijarse en qne'vaniosa dis-
cutir la conveniencia ile la enseñanza de la relia-ion en
las e-jciielus. i no la conveniencia do qnc la enseñanza
primiu-ia sea reli<riosa, lo que es cosa mni diferente.
La escuela debe tener por jirineipal misión la forma-
ción de buenos ciiidadanos qne eontrairran el santo res-
peto de Dios i hábito de observar los preceptos divinos.
Kl maestro en todas sns palabras, en' todos sus acto-^.
en todas sus lecciones, en toda su conducta, debe U\\¡-v
nmi presente ese a'rande objeto. Los libros qne sf p )•!-
,<ían en manos de los alumnos detten o-tTi- i-':':laeíuii>,.; oi¡
nn c-|>iritn esenciaimento moral i r<?li-.'-¡'vo. Tíj lo on !;i
escii'^ia debo llevar esa tendcn.-i;!.
Pero lo repetimos, esa no es la cuestión.
Todos están acordes en que la enseñanza piiniüia.
la eu.senanza superior, toda enseñinza debe S'-r i-.üuiü :i
zaatea? Queremos on la es
tienlares, como en la~ olicii
república, la im.íjcn i\o Dio
Pero la cuestión es esta c
.. la Ici
del lemi.lí>?
ilcí- el íipren-
!¡/ajc del do-niaV
O bien el doii-ma dcb
|ior solo el sacerdote?
\ lupstro juicio la di
ion distnfa so'i'un los
llai paises, como scs
fien
don Ir
¡d;c!
do de
^pnisi
Lílesia
solu-
la li-
•ültos.
implo
■■S lí!
herrad de con.ncncia. donde existo '{Wi
donde la i.iíh'-ia.Mi/.lica se Icvnnta al
protestante i do 'a sinaü'ou'a judia. En e
tion do que traíamos tiene mas imporlaneia (pie en aque-
llos donde, como el nuestro, no es permitido mas (pie el
ejercicio de una sola reÜL^iou La lei de la enseñanza des-
pierta en los primeros una excitación espantosa: remue-
ve las pasiones mas ardientes e implacables. Cada i-eli-
2Íon procura hacer do la escuela un instrumento de pro-
])a2-anda i arrebatárselo a los contrarios.
[•]sa es la causa de la ajitacion ipio pi-oduce o\\ hi Eii-
roi.n !n i;,mn-.n onon'on déla liborlml do hi enseñanza.
¡■^ Hua lai-nion de vidí o uinorlo para las distintas see-
Todas ellas toaen, soj-.' •- .<o
Mr. de Montalembert. i| I a
1 s ' nrecepior do F i¡f> a i ^ .üén-
I
290
EL. IJVSTMTITO J\*^CIOJ\*^lf..
puestos avanzados del campo oiicinigo, i los entregó a los
sitiadores.
Cada religión teme igual peligro para sus niños. Kl
catolicismo teme qne el ))roceptor entregue los suyoá al
protestantismo o al racionalismo. El protestantismo a
su turno que el preceptor se convierta en iijentc de sus
adversarios.
llabria sin embargo nn medio sencillo de poner térmi-
no a esa ansiedad; pero los diversos cultos no quieren
adoptarlo, i prelieren el azar del i)eligro, porque si tra-
bajan por arrojai- a sus contrarios de la escuela, traba-
jan también por dominaren ella.
Ese medio seria la completa se<;ularizacion de la es-
cuela. La enseñanza primaria seria moral i religiosa, pe-
ro no comprendería la enseñanza de ningún dogma par-
ticular. El preceptor enseñaria en la escuela a to.los los
niños del estado la ciencia humana. El sacerdote en el
templo a los niños de su IV; la ciencia divina.
Este arreglo no agral)aria demasiado la tarea del sa-
cerdote, pues del»e tenerse presente que el maestro no es
im teólogo (ni convendría que lo fuese) queliagaun cur-
so completo de religión a sus alumnos. Toda su enseñan-
za en este ramo debe limitarse al testo del catecismo i de
la historia sagrada. En ningún caso puede pues reem-
plazar enteramente al sacerdote, i hacer ^innecesaria la
intervención de éste en la enseñanza del dogma.
En lospaises de (juc lial)lamns, si no se adopta este
sistema, ha de rosiihnr precisamente miado estas tres
combinaciones:
o cada religión tiene sus escuelas especiales;
o una sola do las varias religiones domina i hace a-
doptar su credo en las escuelas;
o el prece]jtor enseña en cada escuela el dogma de la
mayoría desús ahunnos, dejando a los disidentes de la
minoría que vayan a recibir afuera, domle mejor les con-
venga, el conocimento del suyo.
JjO primero importa la organización de la intolerancia
mas implacable, la división de los cinidadanos desde
la infancia en bandos irreconciliables que se miran re-
cíprocamente como ré|)rol)Os de Dios, a quien debe nc.
garse el fuego i el agua.
Lo segundo serí.n una tiranía insufrible, la tiranía de
la conciencia.
Lo tercero un mal ejemplo de todos los dias que vi-
ciaría a los niños de la nmvoría (lue se quedarían en
la escuela, i a los de la minoría que saldrían para afue-
ra.
La separ.acíon de la enseñanza relijíosa i de la ense-
ñanffl civil evitaría todos los incnnvenirnles. Ese es el
método que he observa en Holanda con c! asentimiento
de los legos de todas las opiniom^s i de los ecleci:ísticos
de todos los cultos; ese es el sistenm que se practica en
los Estados Unidos, donde, según Mr. Alfonso Le Roy,
la iglesia se reserva la escuela dominical, pero donde
desde el lunes hasta el sábado los niños frecuentan las
escuela legas, sin que la relijion liaya penüdo nada
por ello.
La euestion fvaría de aspecto cuando se a]ilíca a paí-
ses de culto esclusivo. En éstos todos los habitantes
profesan la^inisma creencia. La enseñanza del dogma
en las escuelas no presenta por consiguiente las mismas
dcficultades que en los países de libertad de concien ia.
Ciertiimcnte podría plantearse la misma sepiuacínu
entre la enseñanza eclesiástica i la civil; pero preferi-
mos que .«o .sumínistien tii las escuelas algunos «le los
elementos de la relijion. líse será nn medio de acredi-
tar la instrucción primaria establecida por" el estado i
de prevenir muchas resistencias. L"s padres no se coii-
lonuiíi'íuii jamas con que no se luciera apremler a sus
hijos el catecismo, con que no :<c les liiciera recitar esas
oraciones que les han dudo un alivio en sus aflicciones,
una esperanza en todas las circunstancias de la vida.
••Pín- lo demás. con}o dice .Mr. lti'nou:ii%l en ^■u iufor
me a la cámara de diputados fecha 4 de marzo de 1833,
la instrucción relijíosa det)e ser proporcionada desde la
primera edad bajo todas las formas que se puedan."
Se entiende siempre que la unidad de culto permita
dar esa instrucciou relijíosa sin inconveniente.
Entas consideraciones nos liace agregar el catecismo
al programa de las escuelas elementales; el catecismo i
la historia sagrada al de las escuelas superiores.
Toca a los miembros de aml»os cleros perfeccionar en
la esfera de sus atribuciones la educación relijíosa de
los niños de la repúldíca.
(Coiitinaará.)
NOCIONES
DE JK01í!:TRI\ EI^EMiCIVTiL.
ESCRITAS PARA LOS NIÑOS,
Por Sanios Toruno, Director del Jnsiihiio
Nacional ele (ruaieniala.
(Continúa.)
LECCIÓN VI.
I\lFl)[r)A DK LOS ÁNCl'! ()-.
I. Tj?<: (í,!-ní!os se :nid:n con arcos le circulo.
Y.i hemos dicho qufí e! valor ile lui áni^iilo
no (lepsíule di- la lonjiciiJ d;^ sus lados, sino úni-
camento de la abertura o inclinación que tienen.
Pues bien, si con un radio cualquiera se hace cen-
tro en el vértice del ánirnlo i se traza un arco
entre los dos lados, el número de grados que ten-
ga ese arco será la meilida del ánp^ulo; pues
aunque es cierto que acortando o alarinindo el
radio, se pueden trazar desde el \-értice otros
muchos arcos m -ñores i m;iyores ;(ue e! prime-
ro; también se verifica que cualqu-cra de esos
nuevos arcos tenvlrá siempre e! mismo n'imero
de of-rad n d ; s i cii-ju-ifirea :ia r • ;p ;ctiv i, eí d^--
cir. que aunque es verd ul (ju ; cumio mayor
sea el arco mayores serán los ;.';ra(.los; pero tam-
biea es mayor la circunferencia a cjiíe pertecen,
de mo-io que la relación d-l arco con su cir-
canierencia permanece constant -, i esa n^lacioa
es precisamente; la (ju ; consLÍtu)'- •.'! valor d:l
án;4iilo. Ejemplos:
Ya sabemos que dos p ;;-i)í';vl!c;i'ares <|ue s ;
cruzuí forman cuatro áui^alo; recios, c oiuo se
ve en la fi ^ura si'/uit nle.
Y\%. 1. — Hoí iierpeudicularcs firmando
cuaíroMngnlos rectos.
Si tomamos sucesiv.ii^ií-ate d;stint>í rad^ tí.
JEL.MJVST1TrTO JY^Í^IOJVJiM^.
291
haciendo centro en el punto de intersección de
las dos perpendiculares trazamos circunferencias
concéntricas, cada circunferencia resultará dividi-
da en cuatro cuadrantes o sean cuatro arcos igua-
les de 90^ cada uno; i porconsiguiente, un cua-
drante de cualquiera circunferencia determina la
medida de lui ángulo recto, como se ve en la fig. 2.
Fiír. 2. — Kn el gnibado anterior eiial-
quiera de los 12 cuadrantes es
medida de un ángulo recto.
Sea ahora el ángulo ABC de 60°, figura
A
M' X' O'
Fiíí. :'. — Cualquiera de \o^ (res arcos
es medida del !Ín<rulo ABC.
Si con los radios BM. BN, BO. haciendo c^n
tro en el vériice B, trazamos los arcos MM". NN',
OO', decimos que cualquiera de los tres arco;
es la medida del ángulo ABC.
Ka efecto, observando la figura 3 reconoce-
mos, i.°:'que los lados que forman el ángulo
permanecen igualmente inclinados, es decir, sin
cerrarse ni a!)rirsc cualquiera que sea el arco
con que se mide el ángulo; i 2. ° : que a me-
dida que crecen el arco i los grados, crece tam-
bién la ciri'unferencia a que pertenecen; de tal
modo (]ue si el arco inenor MM' es, por íí-
jemplo, la sesta pirle de su circunfenrencia, tam-
bién los arcos NN' i OO' serán la scíti parte
de su circunferencia respectiva; i por consiguien-
te, cada uno vaidjá 60 . i asi se dirá que el
ángulo ABC tiene por medida un arco de 60 ,
sea cual fuere su magnitud.
PROBLEMA.
F,n im punto dado N, se nos pide construir
un áiiírnlo itriial a otro ABC.
C N
Fig. 4. — Construcción de \m ¡íntrulo
igual a otro.
Solución. — Tírese desde el punto N una recta
arbitraria NT, i con un radio cualquiera, hacien-
do centro en B, vértice del ángulo dado, tráce-
se el arco MM'; con el mismo radio haciendo
centro en el pimto dado N, trácese también el
arco indefinido SL; tómese después la magnitud
del arco MM', i con esta misma distancia ha-
ciendo centro en S, trácese el arco SS', que
cortará al arco indefinido en el punto S'; si por
este punto i el punto dado N se tira la recta
AN. quedará trazado el ángnlo ANT, igual al
ángulo dado ABC; pues es claro que ambos án-
gulos tienen por medida un arco igual; esto es,
MM' = SS".
( Coiüinuara)
ELEMENTOS
DK I^V I.E\«IJ\ IXÍÍI.KSA,
Tora nm de ha nhimvm ihl [nMitntn Nañonnl
de GxntemnJa.
PRIMEliriRSÍ).
(Continúa.)
TWE\TY XI^TIII^ESSOX.
VOCAP.ríARY.
To go, ir.
(to to hed; w/ea la cnnii, vii/nsf Ud a la rninn.
íio and see; ve a ver, vaya Úd a ver.
Go borne: vete a rasa, vayase Ud. a msa.
Go to aleep; vete a dormir, váijaie l'd. a dormir.
Let US go, vamos
Let US go also, vamos también.
Go with liar; vete con ella, vayase Ud. con ella.
Do nc t go, no vayas.
You go too fast, Ud. va demasiado a prisa.
Do not go so fast, no vaya Ud. tan aprisa.
Do to tlie right, vaya Ud. por la derecha.
Go to the left, vaya Ud. por la izquierda.
Go to your place, vaya Ud. a su lugar.
Go and open tlie door, vaya Ud. a abrir la puerta.
To go in, entrar.
Go in, entra, entre Ud.
To go out, .lalir.
Go out; -sal, salga Ud..
To go on, seguir, conti-
Come witli me, ven conmi-
go, venga Ud. conmigo.
Cfinie to l)reakfast, venga
Ud. almorzar.
Como to supper, ven a ce-
nar.
iiH
JU> f^VSTITlITO JV»/if:ZOJV*Ml4.
<!o oh; süjur, sícjn Ud,
I'i) go 11 p, fiuhir.
(!o uj): «ííte, .iiiJmi Vil.
To go down, hajur.
(¡o (lown; baja, ¡xije Ud.
'J'o come ilown; iMi/'tty.
Como (lowi!; h'ijd. ptije
^ Ud.
Togo away, ?'<«'.
Go nway; w/í, váyaw Ud.
To come, venir.
Come; vi'ti, veinm Ud.
To come back, volver.
Come back; vuelve, vuel-
va Ud.
To come up, atil/tr.
Como np; snh', anlxi Ud.
To come in, entrar.
Come in: enfra. entre Ud.
To givc, dur.
(iive me; dame, déme Ud,
Cive liim; dale, dele Ud.
Give it to me; dámelo, de-
vulo Ud.
Give liim the key; dale la
llave, dele Ud. la llave.
Picase givG me, hágame
el favor de darme.
Give me some bread; da-
me piiii, déme Ud. pan.
Give iicr sometliiiig, dale
a ella algiinn cosa.
Wiio gives it to yon?
¿Qién se lo da a Ud.
Givc 11)0 ieave;(?aí?^/)Cf-
miso, déme Ud. permiso.
Give me a receipt; dairne
rerílH), déme Ud. recilio.
Give US something olso: danos nira cosa, dmos Ut/.
otrn cosa.
To do. /lacer.
])o W. hazlo, hádalo \jd.
J)o iiot do it; no lo ha'ja.?, ni lo ha /" V<l.
1><) it again; hazlo ofra ve};. !i 'ájalo Vd. o'ra vez.
Do it so: hazlo asi, hágalo \Jd. n.si.
I>() mo a favor: ha.ziiie un favur, h>¡!/a/iic \Jd. nn favor.
I*(i me tliis favor: hazme este íacor, h<u/ame \Jd. e.ile
/"L-or.
I>o me- tiíat favor: //fr¿//f e.se favor, háírameVd. ese
favor.
]>i) lint do tiíat; no liagas <sn, no haga Vd. e-w.
Leí liiiii do it. giie lo haga él.
I'ermit mo to do it: pei-m'deme hacerlo, pnrm'dame \]d.
haberlo.
Will yon do it? iQuiére Vd. hoctrlol
I will not doit, «o quiero hacerlo.
EXERCISES.
Go awny. — Hir. I caiinot go away bocniísc I am verv
tirod.— r>o it. — I do not do it, hncaiise I caiinot do
it. — ^Viil yon do \{? Yes. Sir, I will do it, but I eaniiot,
bociiiiíc it is very diñicult.^— Will yon do mea favor?
Yes í^ir, witli much ploasure. — Do tliat again. Yes,
Sir. 1 am going to do it. — Go in — I do notgo in be-
cause I am_afraid. — Go ont. — I will not go ont, becanso
I am liappy tierc— Go oii. — I caniiot go on to-<lav, hc-
canso 1 am vcry slcepy. — Why do yon not go on.'-' —
1 lo not go on. bccanse I am vcry tirod and I am !iun-
gry. — Go np. — Yes. Sir I am going np. — Come.- - i can-
uot go, sir, becanso I am very busy.- Sit down. Mi.'ís.
— I thank yon, sir, bnt I cannot sit down, becanso I
liavo to go to tlio gardon. — Go to lied.— \ot yet. Jfa-
daní, 1 am not sleepy. — Go homo, boy. — I cannot, sir,
liocau.^e I llave to go to tiio market.
-Señor, no pnedo ir porque estoi mni
ocupado. — Continúe Ud. su trabajo.— Xo pnedo. Señor,
poi-(]uc estoi mni cansado. —Suba Ud., Juan. — Si, Se-
ñor, voi a subir. — Salga Ud.. Pedro. — \o puedo salir,
porque tengo que hacer. ^Entra tú, Eduardo. — No pue-
do entrar porque estoi enfermo. — Y.íya.se Ud. a casa.
— Xo puedo irme lioi sino hasta mañana— Déme Ud.
un poco de pan, porque tongo Iiambrc. — Con mucho
gusto, calialloro. — Levántate, muchacl o, porcpie ya os
tar<lo.— .Si, Sáñoi-, voi a lovuiitiirnic. — .Vcmmalo. niño,
porque ya es niui jioclie: — Jíui bien, Manta, voi a acos-
tarme.—Baja, niño.— Sí, Señor, voi a bajar.— Préstame
una pluma.— Xo pnedo presUírscla, porque no tengo. —
Deténgase Ud. — No puedo detenerme porque, tengo que
hacer.— Yuelva Ud. — No pnedo volver hoi sino hasta
mañana. — Siéntese Ud.— ^Gracias, voi a sentarme — Ve-
te a la cania, niño. — Todavía no, mamá, porque es mni
temprano i no tengo sueño.
TIL
ÓoNvEnsATiON A.— Why will yon not go in?-Wliy
will yon not go ont?— ^YIly will yon not ko on? — Why
will yon not come? -Why" wilj yon not go np? — Why
will you go away?— AVIiy will you not give me soine
bread." — AYhy will v.otí get up?— Can you oro down? —
Can yon get up?— Will von show me tliat? — Can vou
lond mo your horso?— Will vou do me a favor?— Why
will yon not sit down? — Will you go to bed? — When
will you '2-0 homo.'— Can this "man do i t? — Will your
brother go ont to-dav-*?- Will you not o-o ont withme?
— AYill you not como to broakfast? \YhoM do j-ou como
to snpper with me?— Why will you not do it airain?—
Will yon lond mo a hat? — \Yhv do von not come in?-
Why wíIl you not coni" in? — Doos tlrs vouiig man wisli
to ffo ont with US?— Will yon give nir' aiiv tliing!'' —
Will you pormit mo to do thi.s?— V>'iii this gontle-
man sit down?
TY
CoxvEP.SATroy 11.- Good morninír. Miss Mary. how
aro yon?-^Good aftcrnoon.Sir, how do you do?— (íood
ovening, Gentleuien, are you weH?-Goo(Í night. Madam.
how are you? — I am your liumblo servant. .<ir. wiH you
sit down? And how are your sisters? — Ls your fathor
at homo?— Ts your mother Iioro? — Ls your brolhor thoro?
— Where aro vonr sons? — IIow many son-i have yon?—
Mr. Peter. will yon tel me wiio is tJial gcntloman?
--Will you toll ino who is that lady?— Miss Victoria,
I am vcry glad to soc yon. ai-e you wellV — .\re you
sick. sir? — Be plonsod to walk in, sir, will you sit dowu?
— How is Jíi.^ís Ivate?— I wi.«h to go into the gardon,
will you go with mo? — How aro ynnr chiMron to-day^
— Why will not your childron i'oin ■ t • niy honsc? —
Will you come with thein? -Why iiul? — Aic ymi vc-
ry bii.sy? — Cannot yon come to s(v- m;'? — Cainint \ou
go to the thoatrc?— Vv'iiv cannot vou u<> t.» liicrc?
CoNVKRSATio.v O.— Wlio will go away this ovoninír?
— Does this man wisli íogoawav to iiis houso? — Why
(loes not that gonllonnn wish to como to my housoy —
Whv do vou not wisli to come to seo mo? — Who will
do ít?— Who will not do it?— Who can do it?- Who
cannot do it? — Who will do moa favor? — Can you tío
thnt again? — Why will not John go into iny room? —
Will this yonng man go ont with my father? -Why
will thoy not go on? — Who will go up? — Who can
go up? — Who wishes to go up? — Can he go np? — V.\n
slic not go up? — Can thoy go up? — Will tlicy not go
up? — Will lie como."— Will she como? —Will thev como?
— Why will thoy not como? — Can lio come? — Who can
como? — AVho jvill como — Will he sit down? — Will
siie sit down? — Will thoy not sit down a inoment?
(Continuará.)
LA r;atina!<'zu :ü aitancc rte los Niüos.
Pol;\V..kTll¡Xí-,TON llnOKK!; AI. D. ¡
T.:ul>.r;.h, ¡,:,r J. 1. nodrujurz. .1. M. LL. D. \
(rnntinúa.) j
. r.VPITl'LO VIL I
I, A MÁQll.V.1 NElJMÁTIf'A.
Uii uraii in'iiuero de curiosos i divcrtiflos cspcrimen-
tos sdIho Iji presión del aire se pueden Iiacer con la
ni:í(|i!Íiiii neiiMiática que es el ^ipnrato representn<io por
('.■-ta l.íiiiina. Te la voi a esplicar, a fin do «pie coni-
proiidas de (pié manera funciona. Los do» lubos ni;ir-
cadí.s I) i o foii dos cuerpos do bomba, provistos de
2fn
siw corresiioiiuioiiícs ¡)¡^t(i':('; i con "váiviilas dispuesta-!
lo mismo fpicei] las \<w,\\k\< do sacar a,<>iia. La única di-
Icrciicia ort que l<i;!o (■n_ esta, miupiina os mas delicado
i Ifrlio con nia.H ciü-iosidad. Los dos pistónos so miio-
voii por medio do la oarra o nalanoa /;, La pieza do
Piadora (''■ (pie sos(.io:io !iw (•¡[('■i-pos i\o la hoadia os
mili l'iior(i\ise ha li.'/!io d:' i>na;'i-a ipi^ siiioío I, ion
lasl.omiíasi puedan íinirinar ^in dilioidlad. l!ai un -raii
)dalo do mota! /'nini uso i laiii suave al lacio oiio ^c
La razón de esto es que cuando se e^itrao el aire de
la campana, el que está dentro de la vejiíra no tiene
quien lo comprima, i obedece a su natura! espansion. —
Cuando el aire entra pesa sobro la vejiga o :^co i lo
aplasta otra vez.
Ks curioso ver lo que sucede cuando so pone dentro
de la campana una manzana seca i arruirada. — .V medida
que se saca el aire conneuza olla a redondf.-arse i llenar-
se, de manera que parece una liermosa manzana l'rosca.
Pero en cuanto entra el airo otr-.i voz. vuelve a ponerse
machucada i arrufada conm ántos, l-ísto se debo al
aire que hai dentro de la manzana. Dentro de nuestro
cuerpo lo mismo que dentro de todas las cosas, hai
siempre aire. Si o| aire que nos rodea se disiidnuye
inuclio foi-m/mdose en lorno nuestro una especie de va-
cío, nuestro cnor|)0 se iiiílaria lo mismo que la vejiga
i la manzana. !•]< la presencia del airo al rodcilor nues-
tro, i la presión que en nosotros (>iiM'ce. (ou' lo mantiene
nuestra forma tal como es.
Lo que el ain; nos oprimo os mucho mas de lo que
tú ¡)uedes ¡¡ensar. Como que estamos dentro de ÍA,
i nos movemos Con mucha facilidad, no no^ parece que
nos está oprimiendo fnertemento. l']l aire |iosa sin em-
bargo sobre nosotros a razón do quince übras soVue ca-
da pulírada cuadrada, en la sMi)orlic¡(.' do nuestro cuer-
|io. .Vhre tu m ino, i ponía horizoiita!. i ol poso con
(jue la, o¡)rime el airo resulta sor de mas do un (piintal.
'l'o co^tai-il trabajo creer esto; |iO!-o os hecho positivo
(pío te voi a demosfrar.
Si pones tü mano abiorfa i lioi-izoniai en el aire.
¡o (k
' /
htÜu
>oiiri> e<te phito se coloca una
pana de vidrio c. Lste vaso s--' llama n'in/)ni,>
la liu:ura que tiene Los bordes do sii boca lieaon
'Star mui i)ien pulimenlados a lin de (paoaiusfo
'■■'-';■- • ,„, (icjon abertura iior domio ont
¡lati
salga el ain\ Kn medio dol plato
esto agujero entra un tubo (pie coa;
(le las (los boudias.
( on esto puoi
lo. Las dos l„i
ip!!' las iiomlias
tilia".' X(',' ('■-. I»
o,nproi,.ie
pe
lie
el a
"ha!h
r.cioii
la campana, i que o,. ¡,,¡,.,„ii¡,-e !
dol lidio que la liga con ¡a p'a- i
icaí- oxactamonto todo el aiie: I
;i iiiavo!- pai-ío. Si d(^spues (íe ¡
1')^ ¡n.' iieüclro otra vez dentro |
o SI' a'i :>::! Il!l p-)CO ol tOmÜlo i
olla. Pero el .-lire do abajo opciaie
h.ic-
a a
riba casi
lanío e;>ai'i :•! airo di' ai-j'iba o>iráiii
' pai
a a¡
ajo; i el
i-o-iidtado ('< ipil' se e.piili!,i'a;i la-* d
./ p
■e.: ,
a'e^. i tú
no sientíV nada. Pero -i consigno-;
(iiiía
r e!
aire (pie
o-'tá de'.i-ij ) d' ia m um. e:it,'iiici'^ -;i
-^eiiti
•i-
niii bien
cuan i:-ran.l • e; 1., in-.'^ioii í| i - osiis
siilV
e,l
1. Para
probar oslo se ,|aiia la campana de
a má
piin
1 neiimá-
tica, i se priao en ¡ds.w de elía una p •
V 1 ■;
ja abi.M--
la por lo,^ do. lados. L. ah Ttara sa
i^-i-i.
,■ e--
mas pe-
(piona a lia do (pie piie 1 1 tipux'iie
•i'" -í:
lü- 1
le con la
italiiia (l(^ la mano. iic''..io e-íto pon íi
p:aido bioa la bo.-a: i a lue.lM i qae
ol o
.er.i
!>.!• va va
:ae.a!ido o! aire ie-|s sintieado el p-so
Icl ,
-■obre 'la
))nríe e\t-;rna de tu mino. Kste p -s*
S(--i-.
la
grande
(pie no po;lr.i< ipiitai' do alli tu mano
aun.
"■■ '
aioi'a-i; i
([iiodarás alli sujeto, mientras no se
0 de
¡e e
iirar do
niio\-o el airo, l-^ste cxperiiiK^nto fve;\-;
la 1.
iiiin
,1) es mui
interesante.
Otro .experimentóos el del rniii¡n-C'
■'■;/''-5
Ha
una ba-
sija aliierta iior ainnoí oxti-oino-. i on
una
de
as bocas
ugmios (10 los oxpei-iiuentos que -h-
hacen ¡ion la ni:i(iiiina iieam.ííica. Si pones dentro ^f \
la campana un saco de goma elástica, o una vejiga (|uo '
contenga mui poco aire, oiio estén (estrujadas, i t'eirgan a- i
tada la boca para que nada ¡¡iioda sedir ni entrar, obser- ¡
varas que a.medida ipie vas extrayendo el aire i for-
niando el vacio bajo I.-i campana, la vejigao sao se va '
iiillando poco a poco !i:ísía .piedar eomiilotameiito ter- ¡
sa i como si :-sliiv¡e.-:e llena .h- aii-.-. Si dejas entrar \
el aire dentro de la campana, se volverá a aplastar in- '
ineétiat-ameiite. ,
como si biera a liacer-:(
o ana tela de rema e
a vasija --^bn- 1., platir
un pedazo
d!<pue-ta
urina neu-
BIj IJVSTITUTO J\\aC1ftJ\*JM¥,.
mática, i se extrae el airo del interior ilo ella a medida
que el aire va saliendo, la piel se va hundiendo liácia
dentro, liasta que acaba por romperse con gran ruido.
La razón es que la piel está sufriendo una presión
liácia abajo, que cada vex es mayor, hasta que acaba
por romperla.
La presión del aire se demuestra inui bien por me-
dio de un juguete que suelen tener los niños i se llama
el chv]xtáor. Este consiste en un pedacito redondo de
cuero que tiene un cordelito atado en el centro como
lo representa la figura.
Se moja el cuero, liastu ]ionerle mui suave; i entízn-
eos se aprieta bien contra la superficie de una piedra li-
sa i plana. Hecho esto se coje el cordel, i tirando de
él se levanta la j>iedia pegada en el cuero. Así lo ves
en la lámina. No importa que la piedra sea grande. I
;.por qué es que la jtiedra salo pegada con el cuero?
No es por otra cosa que por la presión del aire. Cuando
apretastes bien el cuero sobre la piedra, no quedó airo
ninguno entre «'1 i la piedra: así e.4 que el aire de la
atmósfera que rodea a uno i otro cuerpo los aprieta
uno contra el otro i los mantiene adheridos.
;.No has visto también muchas voces que al cojcr un
vaso que está sobre un plato, sale este peqrado a áquH.'
Las moscas i otros insectos que caminan sobre los
cielos rasos i sobre las paredes de las casas, tienen los
pies dispuestos del mismo modo que el chupador de que
acabo de hablarte. Ilai algunos peces que tienen un clui-
pador para adherirse a las roca» o a cualquiera otra co-
sa. En este caso el airua es la que ejerce la presión i no
el aire. Aquí está la lámina de un p'-z que tiene ese
aparato en la parte superior de la cabeza. Por este me-
dio so puede adherir de una manera mui firme a cual-
quiera cosa.
Prrouxtas. — Qué cosa os la máquina nemnítiea.' —
¿Para qué «irve? Cómo ost;í hoclia? (llómo funciona?
¿Dimelos experimentos que pueden hacerse en ella con
una vejiíra i con una manzana seca? ¿Cuánto os loque
pesa el aire sobre cada pulgada cuadrada de la superllcie
de nuestro cuerpo? Cuánto es loque pesa sobre toda la
mano extendida? ¿Cómo se aprueba esto!'' ¿r'or qm'- no
sentimos ese peso? ¿Qué experimentos se hacen pira pro-
bar esta presión? Eu qué se funda ese juguete llamado
el chupador? ¿Por qué la piedra se queda peijada i pue-
de levantarse junto a él? ¿Qué otros hechos análogos a
esto puedes citar!' Cómo pueden los insectos caminar
por las paredes i cielos rasos? ¿Qué peces son los que se
pegan a las piedras i otros objetos cuando asi lo desean.
LECCIONES TEÓRICO-PRACTICAS
DE
GR A iH ÁTICA CASTEI^l.ANA,
ESCRITAS r.\R.\ I.OS XI. VOS,
Por San/os Tonino, Director del Jnstitnto Nacio-
nal de (Guatemala.
(Continíia.)
JVoi'ioneft fie Ovtofojia,
LECCIÓN III.
Le/ras. — Alfabeto.
I. — Letra es un siínio o carácter convenció
nal, que por sí so'o o ¡unto con otros sirve pa'
ra representar por escrito las palabras.
2. — Alfabeto o ahecelario es la colección de to-
das las letras nertenec'ontes a un idioma.
->. — FJ Alfabeto o Abecedario esnañol consta
dp veintisiete letras. Las fio-nras i nombres de
estas letras son los sioruientes:
FicrRAS AiAvrsrri.AR i MiN'uscrt-AS. Nomrres.
A. a ■ A.
R. b Be.
C. c Ce.
Ch. ch Che.
D. d He.
R e K.
F. f Fie.
G. cr Ge.
H. b Arhe.
. I. i I vocal.
T. i Iota.
L. 1 Fie.
LL. 11 F.lle.
M. m Lme.
\T. n Ene.
Ñ. ñ I- í^c.
O. o O.
P. p Pe.
O. q Cu.
R. r Fpre o ere.
S. s b".se.
T. t Te.^
I i. u l^ vocal.
V. V Ve
X. .\ Equis.
Y. y I írriega.
2- 7. Zeta.
4,— Las letras K i W no pertenecen al Alfa-
beto español, i se usan solamente en nombres
de otros idiomas: como kilómetro, Was/iiu^to;/.
Franhliu.
5."-Lr;s letras ])Oi- su fiQura i tamaño se d¡\i-
ElL IJVHTiTVTO JV.ilC30A\ili.
295
(lo .
Juar
ia
den en mayúsculas i ininúsciilas. — Mayúsculas
son las que tienen mayor tamaño i mas adorno
<;n su fiq^ura, como A, B, C. — Minúsculas son las
que tienen menor tamaño i menos adorno en
su ilLíura, como a, b, c.
6. — Las letras por su valor se dividen en vo-
cales i consonantes. — Vocales son las letras que
tienen sonido propio, es decir, que pueden pro-
nunciarse sin e! auxilio de otra letra; i son cin-
co: í: , i\ /, o, ií. La y es vocal i tiene el sonido
de /, (•íuin<!o forma sílaba por sí misma, o cuan-
;í;i al fin de palabra o sílaba, v. ;.';. Pedro /
/'/. ív/,-;/. — La 71 niuica suena tl-suiies de la
c^pi'.cs de la tj, si la letra que sioue es la c o
•oiuo c\\ cuc:'!-.!, pyuia, qnciri', qiiitar.
-Cc)nr;onnr.ics son las letras (]ue se pronun-
> '■■U'riíin c(i!i el auxilio de las vocales; i son
i'ins: /;, c.cli, íL f. _!^-. ¡i, j. 1. IL m. n. ñ.p, <j. r,
. X. z. — Laj' es consonante cuando hiere a
x.iles v. ^. rayar, yerro.
9. -Las consonantes se dividen cni mud.as i se-
mivocales,— ^fil■'las son las que empicAMi ;i !,¡!)
nunciarse por ella* mismas, i son doce: o. <. t. '.'.-: //.
."'[/'/'• f/,l<t',y, z. — iSí';«/Vw.'?/¿'í son las que eni-
]>ie7.aa a pronunciarse con una vocal, i son diez:
f, /.'. /, //. ;«, 7!, ñ. r. s. x.
10. También se dividen las consonantes en
labiales, dentales. lin-;-uales. paladiales i ^^nl árales;
scjrcic, el óro;ano vocal que concurre m:is direct 1-
nieü.e a su pioiuinciacion -Son labiales l.'is conso-
i;a:vc> ¡>. f,' ¡n. p. v..-T)?:dale<;. c. (antes de ,■". /i d.
8.
1.
las
(an
n:[ttales, el
o. v) q.
1. //,
Palodiale
-Se llaman letras dobles las nue suenan o
est ic. i-c presentadas jjor dos letras. — Solo hai tres
ietr.^ dobles, lar/', la // i la .r: las dos primei-as
si)a ('ebles en su figura, i la última en su valor,
1 '.! ■• equivale a es o^s.
crKSTlOXAinO.
I. Que es lot.a? — 2. Qué 03 alfalioto o p.liop.eilari.)?-—
H. Itc cuánta?! leíriíi consta el Alfahoto espanor?— Cici-
les son? — 1. En qno clase de palabras se enciiontr:in ¡:i
A' i la W? — '■>. Oi')mo se (]iv¡i?en laf? letra?! por su liuiii;i
i tamaño? — Qnéíon letras inayú=cu1aí!?— Qne ?on letras
miaúsculas? — (>. Cómo se diviiien las letras por su va-
lor— Que son l(>tras vocales? — Cuántas i cniíles son las
vocales? — (^ii;íii(lo es vocal la//'-' — 7. Kn qn.' casos no
faena ia x? — 8. Qík- son consonantes? — Cu intas i cuíles
son las consonantes? — Cniíndo es consonaiite la v/?— -í'.
Cónic, s!^ fliviilcn las consoiianícs? — Qn,' son consonan-
tes in::'?iis i cuales son? — Qué son s--ht!v<irii'es i cuáles
son? — 10. Como üc dividen las consonantes scjun el i'ir-
jía no vocal que concurre mas directamente a su pronun-
ciación?—Qué son letras labiale:. dentales, linuuales,
j)aladia)es i sruturales, i cu;l¿es son? — II. Qué son letras
do'i'es i enánta.s Iiai?
;.0i.!(' clase de letras hai en cada ima de las
pa.labras sicaiientes?
Dios es el mejor de los padres: ninqim otro
quiere mas liern-ar.cníc a sus !":!Jos. PcntU'.ir.i es
el último reino occidental de Europa. — VA ele-
fante es el mayor de los animales cuadrúpedos
que se conocen.
LECCIÓN IV.
Irregidaridades del Alfabeto español.
I — El oficio de las letras es represí^ntar los
sonidos que se pronuncian al hablar; de manera
que para tener un aliabeto claro, se necesir.i que
cada sonido eslé rcprcRenlado por un:i letra di-
ferente.
2. — El alfabeto español es uno de los mas per-
fectos entre los de las lenqu.as modernas; pero no
obstante esto, tiene irret;-u!ari<lades que deberían
tlesaparecer. I le aqui las mas nolalilcs.
3. — Las letrs que tienen dolslc siMiido son tres;
e, c r. •
4. — La C antes de las vocales a. o. it. forma un
sonido paladial semejante a la de la q en las síla-
bas que. qiií. v. í^ ca, co, cu; i antes de las vocales
e. i. foma un sonido linQual-dental sr enejante al
de la ,:■■, ■:', g-; ce, ci, za. zo. z:i.
5.. —La C antes de las vocales a. o. :/. forma
\m sonido -paladial, \'. i^'. "'a, .■?■''•.>■"'""' ''"'•"'^"■' '"'*■-
la- \-ocales e, i, forma un sonido Lnitunil fuerte,
senieianle al de la/. \.g- .Q'o. í;-í. -ja.jo.jn.je.ji.
--Pero si entre la í,-- i las vo-nle; , e. i s í interpone
una 7/, ésta ¡jiert'e su sonido, i •:; o f(inii:i ron la
e, /, un soniíiM j)alad"al s 'niei:inte :i¡ Ma- tí>rin:icon
]:is \-i)ca!es a. o'. 11.
6. — La R tiene do.~ snnidoí, uno fuerte i otro
su:ive. — Suena fue; te la ?- en cuatro caros:
I . ° --Cuando está a! princi¡f;o de u:ia ¡salabra,
\'. í.;;. ra)>/a, re^la. rico, rosa, indo.
2.° Cuando en una jjalalira \a il<-s|.ues de
las consonaníes /, ;.', .*:, v. f, alrrdedí-¡\ iio)¿ra. Is-
rael.
3. ° — Cuando está duplicada. V. q-. anwicar. cer-
ro, carro.
4. <^ — Cuando en las palabras compuestas es la
|M-imera Icítra del seQimdo componente, v. (^.¿aí/ca-
ruta. Ccsf-rica. viceeector. contrarestai .
7. - La ;■ suen:! suave en tres casos:
1. " CiKuido está ;il Un d'- u¡ia ¡lakibra o sí-
!al)a, \-. ;;■. r/ar. anua, cortar.
2. ^ - -Cu:uido está en medio de dos vocales,
V. >;\ caía. e-'v. coro.
3. " C'iíando está despuc-s de una consonan-
t..- i antes <.!e lina vocal foriP.ando una sola sílaba.
nm
£1^ IJ%\STITMlTO jyjlCIOJVJtL,
8. — Muchas palabras se escriben con //, pero
esta letra no representa sonido alguno i es ente-
ramente inútil en castellano.— Con // o sin ella,
lo mismo suenan las palabras hablar i ¡wmbre.
Solo cuando la // va seguida de nc , es un poco
aspirada; como huésped; pero aun en este caso
no haria falta, i muchos gramáticos distinguidos
están de acuerdo en que esta letra deberla su-
primirse.
IT
9.— La U no se pronuncia cuando está des-
pués de la q, o cuando se halla entre la g; i las
vocales e, i: es decir, que en estos casos la u no
representa sonido alguno, i por tanto se deberla
suprimir. Sin embargo, se escribe n después de
la (¡\ i cuando se quiere que se conserve su so-
nido entre Va^ i las vocales e, ?', se pone sobre e-
11a luia diéresis o dos puntos; como en i'ei'ji'ücnsa,
desagite, arghir.
10. — La X es doble en su valor, pues repre-
senta los sonidos de la <- i i', o de \í\g i s, v. g. exa-
men, ecsámeii, egsdme/i. Su uso va desapare-
ciendo, i por lo común solo stí conserva para
manifestar la etimolojía u oríjcn de ciertas voces,
casi siempre latinas.
Y
1 1. — La Y hace unas veces oficio de conso-
nante i otras de vocal; esto es, representa dos so-
nidos diferentes entre si. Se deberla suprimir
siempre que suena como vocal, pues este sonido
está bien espresado por la ¿.
CUESTIONARIO.
1. Cuál es ol oficio de las letras?— 2. Es reífular i
perfecto el alfabeto español? — 3. Cuántas i cuáles sou
las letras dobles? — 4. Cuántos i cuáles son los sonidos
de la c? — 5. Cuántos i cuál«« son los sonidos de la </? —
6. Cuántos sonidos tiene la r? — 7. En cuántos casos sue-
na fuerte la 7? — En cuántos casos snena suave la i-? —
8. Cuál es el oficio de la A? — 9. En qué casos no suena
laj/?— 10. Q,ué clase do letra es la x? — IL Cuál es el
oficio do la y?
(Cmtinuará)
LECCIONES
De Física experimental precedidas de algunas no-
ciones de Mecánica, para leso de los niños, por
el Dr. Darío González, Profesor de Mecá-
nica y Física en el Instituto Nacio-
nal de Guatemah.
(Conlinúa.)
Poi.EA.
LECCIÓN XI.
1. — Dcfillieion. Ln polea o garrucha es
un círculo de madera o metal que jira libremente
sobre un eje y que lleva al rededor de su circun-
ferencia im canal llamado garganta. Este canal
recibe una cuerda, á cuyas extremidades se apli-
can la potencia y la resistencia. Los extremos del
eje de la polea se apoyan en una pieza llamada
chapa.
¿•—División. Cuando la chapa de una
polea está fija á un punto, la polea se llamayí/rt;
y cuando la chapa soporta la resistencia la polea
se llama movible. La fig. 3! es una polea fija: P
es la potetKíia que actúa en el punto A, y R lare-
FiíT
sistencia que actúa en el punto B. La fig. 38 es
una polea movible: La potencia P actúa en A, la
resistencia R está en la chapa, )• el otro extremo
de la cuerda está fijo en V.
5
LXJ
Fi-' 38.
21.— Coiidleioii <i(} equilibrio de
Isi.'»* poleais. Las poleas no son otra cosa que
palancas. La polea fija es una palanca de pri-
mer género y la movible una palanca de segun-
do género. Esto se ve claro por la simple inspec-
ción de las figuras. En efecto: en la Fig. ^-j el
diámetro AB representa la palanca, reconocién-
dose que C es el punto de apoyo y que en los
extremos de dicho diámetro actúan las dos fuer-
zas P y R. En consecuencia, siendo los brazos
iguales, por ser radios de un mismo círculo, la
condición de equilibrio de una polea fija es que la
potencia debe ser igual a la resistencia (Lección
X, 3^. Así, una resistencia de 20 kilogramos, por
JGr, IJS'STITITTO JY^ClOjy^^t^.
297
ejemplo, será equilibrada ó sostenida por una fuer-
za de 20 kilogramos.
En la polea mo\¡ble, fig. 38, el diámetro AB
es la palanca, estando el apoyo en B. la resis-
tencia R el medio i la potencia P aplicada en A,
i como el braso AB de la potencia es doble del
brazo BC de la resistencia (el diámetro es doble
del radio), es preciso para que haya equilibrio en
un:i polca movible que la potencia sea la mitad
de la resistencia. (Lección X. 3). Asi una resisten-
cia (le óo kilogramos será equilibrada o sostenida,
por lina potencia de 30 kilogramos.
\, PolÍ|»a.!>«io«. \J n/)o/?pasfo es una reu-
nión de poleas fijas i movibles combinadas con-
venientejiiente— La fig. 39 es una forma de po-
lipasto, compuesto de tres poleas fijas y c'e tres
movibles — La potencia se aplica en P )• la resií--
teiicia en R - La coiulicion de equilibrio de es-
te sistema es (juc la ]jntcncia sea igual a la n»-
sistencia dividida por el duplo de poleas movi-
bles. En el caso presente donde hay tres po-
leas movil)les, si la resistencia fuese de 60 ki-
logramos, se equilibraría con 10 kilogramos, pues
60 dividido por 602X3 4"^ es el doble de
poleas movibles da por cuociente 10.
La Fig. 40, es un sistema compuesto de una
polea fija a i de tres movibles h, c'\ d. La poten-
cia se aplica en P i la resistencia en R. Aqui la
condición de equilibrio es que la potencia sea
igual a la resistencia dividida por la cifra 2 ele-
vada á un número indicado por el de poleas mo-
vibles. Si V. g. suponemcs (jue la resistencia sea
de 16 kilogramos, la potencia debe ser, para ob-
tener el equilibrio, de 2 kilogramos, pues habien-
do tres poleas movibles será 16 dividido por 8
-—2; 8 es la cifra 2 elevada a 3. porque 2* == :¿
X 2 X 2 -^8.
5. IJsos^de la polea. La polea es
una máquina muy usada. Sirve para levantar
grandes pesos- á alturas considerables. Es indis-
pensable en los trabajos de maquinaria y en la
construcción de edificios. Se puede ejercer con
las poleas tenciones considerables, que no se ob-
tedrian directamente sin su intermedio. Se em-
plean muy especialmente en el aparejo de los bu-
ques.
(Continuará.)
I..E€CIONEÍ!i
De Aritmética decimal práctica i razonada, escri-
tas en francés por L. BonwaHet i traducidas
por Pedro Dc/eon V., alumno maestro
del Instituto Nacional.
(Continfia.)
Pruebas de la Pesia.
71. — !. ^ Para hacer la prueba de la resta se
suman el sustraendo i la diferencia, si la ope-
ración estuvo bien hecha, el resultado de esta
suma debe ser igual al minuendo.
En efecto, como la diferencia espresa el exe-
so que hai del minuendo al sustraendo, es e-
vidente que añadiendo la diferencia al sus-
traendo, se tiene el minuendo.
Ejemplo.
Minuendo
Sufitraendo
Dife
Resta
780.612
315.761
464.851
¿f>8
#;/> rj\'STiTf/TO jy»tcioJV.ti.
Siistraendo
Diferencia
Mi
ido
Prueba
315.761
464.851
T80.612
2 ° También puede hacerse la prueba de la res-
ta, quitando del minuendo la diferencia, lo que
nos dará por resultado el sustraendo.
Esto se concibe: el minuendo contiene el sus-
traendo i la dife rencia, si se quita esta no resulta-
rá sino el sustraendo.
l^cwplo.
Resta
Minuendo
780.612
Sustraendo
315.761
Diferencia
464.851
Prucl)a
Minuendo
780.612
Diferencia
464.351
Sustraendo
315.761
72. — Se recurre a la resta para cononer.
1. ° la diferencia que existe entre dos núme-
ros, o en cuantas unidades exede el minuendo al
sustraendo;
2. '^ El número de unidades que es necesario
añadir a un número dado para que sea igual
a otro número mayor también dado.
Se emplea todavía la resta cuando, cono-
ciendo la suma de dos números i uno de
ellos se desea conocer el otro.
Ejercicios sobre la resta de • números enteros.
I.' 9-7, 29-12, 3S-9.
2." 345-213, 9620-1433.
:}.^ 43268-34378, 10000-1995.
4.,3 8020Ó0-503059, looo-ioo.
CÜESTIOXAlirO SE3T0.
.">!) ;,Qué es la resta? ¿Qué nombre se le dá al resulta-
do de una resta? ¿GO. Cuál es el sigue de restar i qui
sii^-nitica? ¿Cuándo se dice que un número es ne,3,;>t¡\-o?
6Í. ¿Cómo se indica una resta? Eiemplos de restas in-
dicadas. 62. ¿Como se loe una resta indicada? ü3. ¿i)o
cuántas maneras puedo hacerse wia operación de restar?
64. ¿Qué sucede si oí sustraendo es igual al minuendo?
(55. Denjostrar que la diferencia no cambia cuando se au-
menta o disminuye en una inisma cantidad el minuendo
i ol sustraendo. ¿Qué le sucede a la diíbrcncia si al mi-
nuendo so le añade o quita una cantidad cualquiera? (56.
67. Dar ejemplo de un», rosta de núineros compuestos i
esplicar la teoría. 68. Dar la ro^la jonoral de la resta.
¿Cuándo puede liaccrso la operación por la izqm'orda?
69. ¿Qué sucede cuando una o varias cifras del sustia-
endo son mayores que sus correspondientes eu el mi-
nuedo? ¿Qué se hace cuándo una cifra significativa del
sustraendo tiene cero por correspondiente en el minuen-
do? Si después de haber restado todas las cifras del buí-
traendo de sus correspondientes en el minuendo, quedan
aun cifras en este último, qué se hace? 7o. ¿Cómo se ha-
ce en el comercio para conocer el estado de la caja? (il.
¿Cómo se prueba la operación de rcstai? 72. ¿Kn quó
C0.90 se hace upo de la resta?
PROBLEMAS DE RESTAR
1 5. — Un alumno ha obter.ido 100 óptimas pa-
ra hacerse acreedor a un libro; otro ha obtenido
solamente 84, cuántas óptimas le laltan para me-
recer el mismo übro que el primero?
ló.-— Un agricultor tiene 4320 pesos antes
de comprar un terreno en t5o4 pesos ¿cuánto !e
quedó dcs¡Mies de haber hecho la compra?
17. — I :i;i i:ersona tiene 23 an<.s en iMS^.^T'n
qué añil üiicii-/
18. — 1 ii: ^ 1 ¡luivlo <\\ - ! ^ '2. i;;!:í c:is,i que com-
pré en S!;5!;. ;v';;A:'l.- i ■-. ■ < s . íi^- -ui-íadn (;n ki
nueva venta?
19. — Vw obrero yana al año - 965 i gast;i 7:6.
¿A cuánto ascienden sus economiasi'
20. — El monto de una sucesión es de s 12340;
pero hai una deuda de $ S467. ¿Cuánto les queda
a los herederos?
2 i. — Para cultivar un terreno d^ 40 áreas se
han necesitado s 224: pero se ha recoji-io vm pro-
ducto que dá $ 323. ¿Cuánto ha sido el heneíicio?
22. — La contribución de un vecindario para
componer caminos, es de .-^ "45, i solo se yastan
S 598. ¿Cuánt;) tl'-'n: disniiüuhs.; d,; d:.;ha con-
tribución?
23. — Una persona vendió 360 fanegas de tri-
go a un panadero, i solo le p;ig"ó lo de 195 fa-
negas. ¿Lo de cuántas fanegas k; debe todavía?
24. — Dos personas van a dividirse la suma de
$684o, Cuál será la pafte de la segunda, si la pri-
mera estrajo del capital la suma dv- 53"il!S.
25. — Una campana que pesa 7070 ki!jgi\i:i; x-.
contiene 807 kilogramos de cobre, el resto es de
estaño. ¿Cuál es el peso de cst¿ último metal?
26. — Le han dado 163 bul' ff^ :; l\-dr;) i ¡ i?
a Juan ¿cuántos billetes ser,; ;
est? último para que tenga 37 .
27.— -Un comerciante tiene en su :;!inaccn ."^ókS
metros de una tcL: cuui calor era de .S5984; ha
\ endido 4Ó70 metros por S3904 ¿cuántos metros
!;• quedan i por qué precio.'^
28. — He pagado S341S por una casa que com-
pré en $5 137, i $178 por un jardin que compré
en $307 : ¿cuánto debo todavía i . ^ por la casa,
2. ° por el jardin, 3. ° por todo?
29. — Un individuo compró una casa por $588o,
gastó $985 en la reparación i la vendió en S9000,
¿cuánto ganó en la venta?
30. — Cuatro personas se dividen l.i cant:.! .'1 \---
$5,700, a la primera corrcspondeiT$ 1 457. a h se-
punda '"75 m.jnos que la primera, a "la tercera
EL. ursTiTirro jyjICIOJWilj.
299
$86 menos que la segunda i a la cuarta el resto,
¿cual es la parte de cada una de las personas?
(Cotüiimará.)
LIBRO DK L.ECTlJirA.
De Guillermo D. Swan,
3frKll/ira<h por ,1 Dlrerinr <hl TihtiUuto Nariomd de
GiialíiDKla, para itso dp Jas ewncki.i
(Continúa.)
LECCIÓN XVI.
Sed siE.MPKi-: honrados i resistid i.as malas
TEXTACIOXKS.
lüluardo i Enrique paseaban un dia por delan-
te de un jardin, cu>a puerta, por un olvido del
jartlinero, habia quedatlo abierta: tuvieron la eu-
riosidad (le mirar, i vieron algunos ciruelos llenos
áe maénífieas frutas maduras.
-Mini, dijo Eduardo: qué hermosas ciruelas;
no hai nadie en el ¡ardin: aprovechemos la opor-
tunidad; cojamos alo-unas i comámoslas.
-No. respondió Enrique; eso no sería bien he-
cho, pues el jardín no es nuestro.
i 'ero, cjue importa eso? dijo Eduardo; si co-
jenios unas cuantas ciruelas, "donde hai tantas.
ni el iardinero ni el amo notarán la falta.
- Es verdad, contestó Enrique; pero no por e-
so dcjaria de ser una mala acción, porque es un
robo cojer a escondidas cualquier cosa que per-
tenezca a otro, aun cuando sea un alfiler. ¿Quie-
res que te diga las reflecciones que hizo mi padre
el otro dia, a consecuencia de haber sido llevado
un ladrón a casa atado codo con codo?
— Sí respondió Eduardo; quisiera oirlo.
í^i'es bien, dijo que aquel hombre probable-
mente habria dado sus primeros pasos en el ca-
mino del crímíín apoderándose de objetos de po-
ca importancia que no le pertenecían i que los
que empiezan cometiendo pequeños delitos, van
acostumbrándose a ellos, i al fin conclu>en por
no vacilar (;n cometerlos mas grandes. Ahora
bien, continuó Enrique; estas ciruelas no nos per-
tenecen, i aunque niel jardinero ni el ilueño nos
\ en si las cojemos, tú sabes que allá arriba hai
siempre ¿\'o que vé todo cuanto hacemos.
Eduardo (iwdó pensativo: tenia tentaciones
muí luertes de cometer una mala acción; pero
en cuanto pensó en Dios, que ve cuanto hace-
mos sus criaturas, comprendió que debía resistir
ciquella tentación. Después de un momento di-
]o a su compañero: tienes razón Enrique, las ci-
ruelas no son nuestras; no debemos cojerlas; \'á-
niono:; pronto de aquí.
El dueño del jardín, oculto tras unas matas,
li.xbia oído tocia la conversación, sin ser visto por
los niños. Subió entonces, los llamó con cariño-
sas palabras, los alentó para que siempre conti-
nuasen resistiendo las malas tentaciones, i les
hizo llenarse los bolsillos de las mejores frutas;
despidiéndose después de ellos cordialmente.
Decid siempre la verdad.
Los niño~S del)en decir siempre la verdad. Pe-
dro fué una ocasión enviado por su padre a la
oficina de correos con una carta que trata1)a de
un asunto de mucha importancia. En el camino
encontró a José i otros varios muchachos: José
era muí pendenciero i Pedro tenia un carácter
muí violento: armaron una pendencia, porque
ninguno de los dos quería ceder el paso al otro.
i" uéronse a las manos, i durante el calor de la
lucha cayósele a Pedro la carta, que fué pisotea-
<ia imanchada, en tal grado, que la dirección es-
taba ilegíl)le.
Pedro pensó qué haría; si il)a a su casa i le
confesaba a su padre lo oi-urrido; su padre, que
era muí severo, que siempre lo estaba amones-
tando por lo violento de su »>arácter, i que le
habia recomendado tuviese cuidado con la carta,
le ¡mponilria sin duda algún castigo. Ocurrióse-
le que lo mejor que podía hacer era decirle u-
na mentira: fué a su casa i dijo a su padre que
habia puesto la carta en el correo, pero su cora-
zón ])alpitaba violentamente mientras decía aque-
lla mentira.
Pasáronse algunos días, i no habienflo r(M-¡-
bido el padre ele l*edro contestación a su carta,
escribió otra i la llevó él mismo al correo. A los
dos días recibió contestación, en la cual le de-
cían que no habían rec¡)»ido su primera carta. La
falta de esta carta le causó una gran ¡íérdida
en sus negocios; pero mas que esta pérdida le
I dolió que su hijo le hubiese dicho una mentira,
j pues averiguó en el correo que Pedro no habia
í puesto la carta eu él.
I Cuando el padre llamó a Pedro para pregun-
tarle, éste al principio vaciló, pero al fin confe-
só francamente su falta. .Su padre lo perdonó
con la condición ele que no volviera jamás a de-
cir una mentira, i Pedro resolvió en lo sucesivo
sulrir cualquier pena antes que decir una falsedad.
Mucho traltajo le co.stó a Pedro recol)rar la
confianza de su padre, pues e.ste, aunque nunca
le volvió a hablar del asunto, durante mucho
tiempo parecía desconfiar de lo que Pedro le de-
cía: mucho le dolia a este \er que se dudaba de
su ]xilal)ra, pero jamás volvió a mentir; recono-
ciendo que el que una vez ha dicho una mentira,
no tiene derecho a exijir que se le crea, aun
cuando diga la verdad.
( Conliinnirá)
300
£Ij IJVSTITtlTO j\\iciojy\tij
Se<M*ioE» «lo Fo4lsií;o;ffisi
A !a Acsdcmis de Maeslfos
CURSO SUPERIOR DE PEDAGOGÍA.
l^etociologla,.
Por KrsTArio Santamaría S.
Profesor <h Jn ciovia. ra hm Etmi'las Normcde-i de
(JiiDilriíaninrfa.
(rontinúa.)
Método memouial.
Una-momoi'i.a bien oiiitivndn. iirosta Í!ii;ioi-l:iiilisimoí;
servicios al desarolio superior úo.hv iníelijeiu'ia; i ]ior
esta razón el ojpitícío de la memoria en los niños, es a-
snnto de deber o de oblifraeion para lodo el qne se de-
dica al profesorado primario, no olvidando por crfto, en
ningnn caso, el cnltivo de la percepción o comprensión.
JfcIrKJo acroamñlico.
El mí'todo en que se jírocede por medio de discnrsos,
lleva el- nomin-e ([oacroumátiai.
Esta voz es de oríjen priego, i sisrnifica lo qne se rela-
ciona con el oido, siendo por esto (lue se lia dado esc
noml)re al sistema en qne se enseña valiéndose de la pe-
roración, por cnanto el discnrso se dirije a los alumnos,
quienes hacen respecto del Maestro el jiajiel de oyentes.
l']l método <li> qne se trata debe su existencia a la na-
turaleza misma del hombre. No ha! ser humano, poi- i<')-
ven qne sea, qne no preste oído, con gran alencion, a
cualquier rclito queso haga: pudiendo, por tal circnns-
tancia, creerse que este pi-occdiiniento es el mas antiguo
en la enseñanza. En efecto ¿no era acaso este método
el que empleaba Homero para instruir al pueblo en la
historia de sus antepasados? ¿No era así, tauil>ien, como
los apóstoles de la ideal doctrina que rcjencróe! minido.
difundían los (.rincipios cristianos? Los filósofos qne
recorrían las villas i las aldeas en los tiempos de la e-
dad media, contaban de continuo con ninnei-oso concur-
so o auditoi'io; todo lo cual prueba que no solo es d
niiHodo o'-i-íxníiático uno de los nms antiguos, sino tam-
bién de los mas adecuados a la naturaleza del horabrc
i por lo mismo nno de los mejores procedimientos didáo-
ticos; supuesto (¡ue todo sistema con que se pretenda o-
brar sobre las facultades hmnanas, es ma.s o menos útil
i bueno, mientras mas en armonía se halle con las leyes
que rijcn dichas facultades.
Está fuera de toda duda que el niño siente satisfacción
en oir narraciones i cuentos, lo cual se halla deinostra-
(lo sulicienteraentc por la experiencia. Así. el metido
de enseñanza en que el Institutor so vale de discur.-os,
tiene en la Escuela una signilicativa aplicación, ya pa-
ra los estudios históricos, en los cuales es indispensable,
ya para las lecciones objetivas, i ya, en fin, para todas
las (lemas materias que componen el ¡trnsnm, toda vez
que el Pi'oceptor po^a el don de la oportunidad i sepa,
por me'dio do mirraciones hábilmente adaptables al a-
sunto, fijar la aterion de los niño?.
La Aritmética, sea por ejemplo, enseñada ile tal mo-
do, lejos de car;.=ar por su aridez la atención de lo--, edu-
candos, la desarrolla i fortifica de un modo sorprenden-
te; pudicndo decirse que todo aquel que en su deseo de
í-aber atiendi' lo que .sclo quiere enseñar, consigue nu-
trir su espíritu convenientemente i dar fortaleza a
sus ideas.
Se distinguen dos especies de discursos en el asunto
de que so trata, los cuales so hallan en la misma rela-
ción que lo están el tiempo i el espacio: a saljer: la
narración i la ílescrijicion. La pri.uera tiene que ver
con las cosas ocurridas en ol trascurso de los tiempnx.
es decir, con los acontecimientos; i la segunda, con las
cosaa que ocupan un lugar en el espacio, o lo que es
lo mismo, con los objetos.
La clase do discur.-;o que combiiia an¡bas condiciones,
f o llama harmclon dr.irri'itica.
La narraaion <lea riptiva. se emplea cunado se quiere
referir un hecho histórico con vivos (Miiorcs. pretendien-
do exaltar ol entusiasmo de los niños, llevando a su
mente el acontecimiento de que se (|niere posesionarlos.
Así, al tratar de la muei-te heroica del ínclito Ilicaute,
¿que institutor quesea un ¡wco entcmlido se conten-
tará con narrar friamente afiuel suceso digno «le la a-
poíeosisy I'
mas exacta
:o W
1 ider
brzos
de losbe-
nr la vic-
a que los ovcntes
. )sii.le. del hc'.lio cis r.ra-.-'
<pu> el narrador, sin tViUa a la venia 1 i
¡iroduzca en loólos sus defailes con la nui
pintando el sitio de San Maleo, la sitnai
¡ígerantes. sus cruentos esí'ucrzos para a
toria etc., i haciendo presente la terrible sitifacioii del
ejército republicano, llegue al fin de aquella formidable
lucha con el insigne i patriótico sacrificio de quien, sin
otra idea que la déla liberta.l. se iniuolaba gustoso por
el lierecho del j)ueblo!
Tanto la ihirraclnn como la di'scri/) !<■:>. o sea el dis-
curso, exige condiciones especiales para (pío pneda pro-
ducir los resultados apetecibles de ¡a enseñanxn. En
|ii-imor lugar, el discurso tiene que ser d'iro, cío es,
ilion articulado i pronunciado; en s.^a'uad > «-i- >'■/ » ;
rondw-nfc' i en tercero, sor í«/W/í,'í7 o ^ ■ ■•' .- i'-la ve/.
que un discurso lariro cansa la aten!-ioa <'u ' >• ü:: > ]''>''
! esa propensión que tienen a no lijarse ca an - :
I por mucho tiempo.
I Montaigne, a quien hemos citad) taiiías v>
I al respecto de ¡pío noa ocupamos: -El hecho ii ■ üa^, i-
I se niño con el niño, dedosender hasta él para ca-^! ñ a: io.
¡ n:o parece el mas sairrado de los deberes d"l .Mar-tro
I déla infancia.'' .Vristótolos. por su paríi'. había s.'i!!ad-i
j ya esta leí invariable do la enseñan/a ¡a-iai n i.i: ■/. > ;-
I fjual lio puede -ser entimli 'o -s vn /"</• / ' . "'
I Indudadblo <\s q-ie el Institutor q i • i'^a ■ a <n caiuo
■ jóveuíísdecortacdad, debe llegar li nia rl!o. -^i .b-ca
ser entendido i ciin-pren.iido, piie-i (lae s¡ su di-a-urso.
coinpi-i'ii-'iou de sus educ.iudos, sobre perder su ti"ni¡i:»
i se lo hace perder a así mismo a los niños.
I Fuera do las condicione-! anotadas, tiene «I discurso
j (pío ser ronriso. obletivo o in'eri'snide. (J.tntisn,qn\{;re d(!-
cir que se com|ionga do las palabras puramente necesa-
rias para expresar ido.is completas; o,Ve^/{:o, que tenga
jior principal tendencia de-iarroUar la percepción, que es
una facultad fund iniental del alma: c inleremnte. que lle-
va hi atención del c.-^colar, ¡lorque, .según el uso de las
palabras empleadas, so preste a ser comprendido.
Como ya se lia vist/), cuando ol .Maestro emplea el nn'-
todo acroaindfiro, él solo habla entre tanto que los alum-
nos oyen. Pero si un discurso continuado, por elociu'ute
que sea. can-a la atención de un hom'u-e ya formado,
con mucha mayor razón la de un niño, cuyas faculta-
des aun no han alcanzado su i)erfecto desarrollo: d >
dondo so deduce U'ijicainente que el método de que se
trata no pu(>de empíear.^0 solo en la enseñanza, siempre
(lue, siendo iiatuí alüa-iit'^ d,t-Ml el alma del niñ i. !o la.
JRfj IJVSTITITO J\\HCÍOJ%\lt^.
sai
narruLMon prolongada lo fatiga i deja de educarlo el
pensamiento, ppr cuanto sin la atención ninguna facul-
tad espcrimcntal estará en posibilidad de cumplir sus
funci'Mies.
El método en referencia tiene el inconveniente de
no cultivar el lenguaje del escolar, supuesto que no lle-
ga el Cliso de que él exprese stis ideas, siendo, como se
lia diclio, el Profesor es el único que discurre, i tiende
a hacer por otra parte, un lugar desapasihlede la Escue-
la, desde luego que al cursante no lees dado tomar parte
activa en el aprendizaje, ni desempeñar otro papel que
el de oyente.
Así. (]!ie nadie puede negar al método armamáUro sus
vent!ii;H ¡iPiiaL-i'ijicns, pero en ningún caso está llamado
a re; ;:ir inir -i mi] > en l;i E<eiiela, ¡lor cuya cinuinstan-
(■¡a !• i>i-i'r¡-u es(iiili;ir todos los domas medios o proce-
diiiiirüSos de trasmisión, afín de salitír con cual o cua-
les il !ii' r.>ii|!,iiiais;> ]iara producir, scirun el caso, los
beiie;; io-os i eoiiducentos i-csultados dc un hnon siste-
ma ii: inu-eionistu.
(CoiitliiKaní)
L.V KNSHXANZ.V OBLlCATORrA.
!! '• : ' ■ '■'■ :•■ !í) -ii"iioi-e qu" laí cos(unibros. asi públi-
cas eoiiu) priviidas. son ol resultado de la educación, no
el proijucto del prcepto frió i esouoto de la lei. La e-
ducaeion, inllltráudoso en el ánimo de los caracteres
mis rudos, mo lifioa f iv oi-ubleni'' ito las temlenoias e in-
clinaciones, i dispone a los individuos a la práctica del
bien OH todas sus formas i on to las sus manifestaciones.
0!)rn pai.sada i l'^;ita e;i sus medios i on sus fines, la
eduoticion ene iiia lesi -teiieias tenaces en los pueblos
incultos, no por onodeiou sistemática, sino por la indi-
forciieia con (\w <•' re-üio un bien, no apreciado, porque
no es conociíjo.
l'na persona liion odueada oierce siomore sobróla
multitud una iniJMeneia avasalladora que acaba por do-
minar iiasta los caract 'res mas rebeldes, i por atraerse
la voluntad dt> los que lo rodean, con la fuerza que ini-
lu-iino la luz do la ra/.on.cou el atraetivo que ejerce la
[iipsoncia del bien.
i']sta inlinoneia os aun mas poderosa, cuando* a una os-
;.;*.. „!..„„..:„.. - 'i. • • _ i . -i i;i..
quisita e liieacion acom]
toncos se hace particii)e
eiitiisiasnia i admira, i v
cado i e! hoiibr.' i-i.-iiHi).
misión de educar. E
los liornas del bien que lo
1 n eoniprondor exporimon-
\!.sto entro el hombro o |'i-
••:> es preciso que la o b.ioa-
i-ioii toiiüi» to 1 ', !a laíitiil qiií^ lo oorres jondo tanto on
los linos a que atiende, como en los nr'dios qiio so oni-
ph-an para con-OLniirlo.
Ciiandi) la \erilad se insinúa ¡lor si misma: onaiido el
liien i el dolier s-- presentan on lo la su onroza, on toilo
su oxplondor i majestad, entonces la o liieacion dilata
las fuerzas do! ospiritii, dosoiorta los móvil-^s secretos
(¡ue ajilan el alma, onaltoco la dia-nidad de! educando, i
lo dispono ¡lara el cnin|)liinionto do una misión on o!
conjunto de mis detioros con la socioibül ilo ipio ha do
roi-niar parí". La aleoria. oí bienestar i la satisfacción
(|iie esto produce en ol oliicando. lo oompnMidon peiTec-
lanionlo (aiantos. di^ un modo serio, do la educnoion so
han o.mpado.
Ija inlolijoncia i o! s.'.,itimionto son lo- do« móviles
d.' la voluntad.- como !a luz i el color, asi embollocon.
lecundan i animan la naturaleza. .Sin iutelijencia no liai
luz: el sentiiuieiilo os ciearo. ?in sonlimionto no liai ca-
lor: la inteüjoncia. ]ior si sola, es infecunda. Poi- oso
dolien auxiliarse 011 su desarrollo estas dos potencias del
alma, i completaise mútuamento la nnr por la otra. Hi'
eoniun acuerdo la intolijoncia con ol sentimiento, i oiiim-
minadas ambas facultades a un mismo fin, producen la
civilización i la cultura popular en toda la ostensión de
la palabra. Divorciadas entre si, no es posible que se
armonicen los intereses particulares i las distintas aspi-
raciones de los hombres en la sociedad.
Si se desconoce el alcance i tracendcncia de la educa-
ción; si en la enseñanza popular no nos proponemos otra
cosa que elaborar la intelijencia, i nos limitamos a tras-
mitir conocimientos, absteniéndonos de desarrollar i ro-
bustecer el sentido del delier, entonces, con la simple
trasmisión de conocimientos, lo mismo podemos encender
la luz que ilumino que e! fuego que devore; lo mismo
la antoreha de la civilización que la tea do la discordia.
I nos referimos con esto al decreto de 2:! do Felirero
último sobro la enseñanza obligatoria.
lia única base sobi'O que descanza este decreto, el ú-
nico móvil que le inspira, es el de llevar una numerosa
concurrencia de niños a la escuela primaria. Para rea-
lizar este ideal se estimula con el premio al maestro
que reúna mayor número do niños i se conmina con el
castigo al padre que desatienda la instrucción de sus
hijos. lié aquí los dos puntos jenoradores de esa espiral
indefinida.
Si fuéramos egoístas, si no nos impulsase otro móvil
que el de nuestro interés particular, celebraríamos este
decreto, porque nos pone en condiciones de poder ser o-
tro do los niaesti-os í|iio aspiran al premio. Pero preci-
samente porípie oonocoinos por una larga esperiencia
ios gravísimos inoonveniontos que lleva en sí la concur-
rencia numerosa en las escuelas, nos croemos mas auto-
rizados para susteiitíir que no es este el único medio
de mejorar la educación i de perfeccionar la enseñanza.
No cabe duda que las aspiraciones lejítimas de toda
pei-sona ilustrada son las do jeneralizar la educaGÍon
l)opular, hasta el punto de que no haya ni un solo in-
dividuo (|iie i'arezea del benólico influjo de la escuela.
Pero hai que convenir tainbi!;n en que la educación de^
1)0 resultar ibrzosameiite defoctuosa, cuando no se colo-
ca ol niaeslro on codiciónos a propósito para llenar su
misión de una manera i'iim|)li(hi.
t;i gran obstáculo con que lioi tiene que luchar el
nii>(\4ro. la gran dilicultad que se presenta un la marclia
de la enseñanza, es la multitud de niños que se agolpan
eu la escuela. I si, lejos de aminorar este obstáculo, se
crece i se presceptúa corno lei, es hacer imposible lo mis-
mo que anhelamos: la educación. Porque, o no se hace
< n la escuela nms que enseñar a leer, escribir i contar
de una manera mecánica — en cuyo caso no es mucha la
lireparacion que se necesita para ser maestro— o extien-
<ie éste su jurisdicción al desarrollo foi'undo do las diver-
sas facultados del alma, disponiondo al niño a pensar
por cuenta propia i hn''or nna aplicación conveniente de
la uran variedail de conocimientos útiles ipu^ puedo ad-
quirir, i a darlo un impulso (|ue le lialiilite para go'oor-
narso a si mismo eu las cuestiones prácticas do la vida.
. Sise entiende por educación que ol niño aprendan
leei; i a escribir palabras, ost:i en su lugar el decreto
que obliga directa o indirectamente a (pie asistan lauc/ios
niños a cada escuela. En esto sentido, un solo maestro
basta para centenares de niños. Pero si la palal)ra eí¿i/-
cnrinn tiene otra acepción ipie la indicada. ser;í preciso
convenir en que, cin tiles oondi(noniM. la olueacion
ha do resultar dolicíonte i 1 i escuela infructuasa, bajo
esto punto de vista.
Bajo el primer aspecto, la escuela no tiene aliciente
para ol niño, jiorque lo que a este interesa es la viva voz
del maestro, como dada a sus capacidades intelectuales;
lo (pie sostiene la atención del niño i le estimula a la con-
tinuación del traliajo. o> la satisfacción de la dificultad
vencida, la aplicación que puede hacer de lo aprendido.
el Iioi'izonto queso despliega ante su vista, i la fuerza
lie que so siento animado para seguir aquellas vins i
llegar al feliz t.'Tmino con soltura i dosoml)arazo. Xa-
302
Kt, lJ%*STITVTO J\**§ViOJ\'^t^.
da de esto puede liacer el maestro cuando se encuentra
agobiado por el número, cuando no tiene espacio donde
moverse, ni ticnijio para turnar en la enseñanza délos ni-
ños, ni reposo para dedicarse tranquilamente a las lec-
ciones de clase. El niño so hastia de niia monotonia pa-
ra él insufrible, de una enseñanza que no ve ni compren-
de, ni saca utilidad alffuna; echa do menos la libertad
que encuentra en las faenas del campo o en el trabajo
del taller, i nace, i crece, i se aumenta la aversión que
enjendra, no la enseñanza, sino la mala enseñanza. Los
padres — que. todos sin excepción, deseen que sus hijos
.sean instruidos — viendo que estos no sacan de la escue-
la el fruto que tenían Jereclio a esperar, cclian a torpe-
za del niño o a im|)oricia del maestro la falta de resul-
tados, i se desaniman, no teniendo interés en que los
niños asistan a la escuela i los dedican al trabajo antes
de tiempo. La enseñanza es defectuosa i sin aliciente
para el niño, por sobrn do alunmos en la escuela.
Si en vez de marcarte al nuiesfro una concurrencia i-
limitida, se le asiírnasc un número fijo de niños que
prudencialmente pudiese dirijir con hol<>:ura, de modo
que estos pudiesen turnar todos los dias en las leccio-
nes recibidas del mismo maestro, la enseñanza tendría
un interés creciente, el niñ'» se aficionaría a la escuela
i el padre .solicitnria con afán ])ara hu liijo los licneli-
cios de la instrnwion. Si una escuol;! ora insuficiente
para las necesidades de la localidad, el vecindirio re-
clamaría de otra i do otras, i do esta manera la ense-
ñanza se haría obli'jrntoria. no por la proscripción do
la leí, sino por las exijonoias do la opinión pública, por
las necesidades de la misma enseñanza.
?]sta es la marcha que ha so!>u!do la escuela en los
paises que se toman por modelo i a los que procuramos
imitar, considerándolos en los fines i no en los medios
que han empicado p.arallei¡:ar a esto término. La en-
señanza obligatoria exijo: primero, hacer recomenda-
ble la educación |)or la bondad de la misma e<lucacíon;
i segundo, aumentar las escuelas a medida que las ne-
cesidades de la enseñanza lo vayan exijiendo. Proce-
der de otra manera (;s invertir el orden de los térmi-
nos; es pretender hacer la jornada sin [)onoiso en ca-
mino; 03 desprestijiar la n)isma escuela que se trata de
enaltecer.
El puel lo, por otra parte, ncf^esita educación, mas
que enseñanza. Hasta las mismas personas que se tic
non por instruidas, no dan. jeneralmouto, a la edncacion
todo el valor que tiene, i poi- consocuencia no miran
en la escuela la parto mas impoitanto de su cometido;
la cultura del sentiinionto i la formación del corazón.
Fija su mirada en el bienestar del individuo i en la
prosperidad do la nación, olvidan, o mo.jíir, no ven que
el bienestar, tanto joneral como particndar, depende de
las buenas costuml)ros mas qno do una extensa i va-
riada instrucción. La instrucción, sin las virtudes ci-
vícas i domésticas, es \\n insfruinonto do f>erturbacion.
La a-piracion al medro i el deseo de usurar i de sobro])0-
nerse a los demás, ahoga el ^entimicnto del deber, a-
tropella hasta la misnm justicia i sacrifica a los .seme-
jantes al ínteres personal. La instrucción con la vir-
tud establece la paz en el hogar, lleva a feliz término
las cuestiones politicas por las vías tranquilas i reali-
za la armonía de los elementos sociales.
La misión de la cs/niela consiste en prepaiar al ni-
ño para ser hombre i un buen ciuiladano. Es verdad
que la educación incumbo a los padres mas qno al
maestro; pero es también ínnoiralde. que si no se pro-
para al houdtre desde niño para ser un buen padre, éste
no se improvisa a si mismo las dotes que debo reunir [ta-
ra el ejercicio de las elevadas fimciones ile su sagrado
ministerio. Cree que con enviar su hija a la esouela
está cubierta su misión; i este hecho viene a ¡trobar u-
na vez mas lo que dicta el sentido común, que en la
escuela debe educarse. )>or cuanto los mismos padio^
se ven en la necesidad de confiar al maestro los cui-
dados mas serios de la familia: la edifcacion de sus
hijos.
Cuando, morcotl a la buena educación se vayan purifi-
canilo las tiernas afeccione.*! del hoirar doméstico; cuando
oí hombre haya comprendido i realizado las funciones de
jefe de familia i de miembro de la sociedad; cuando se
le dé a la escuela la importancia que lo corresponde,
i la familia i la socieilad sean los cof>peradores del
maestro, entonces de la influencia ra(Mt)roca entre unos
i otros elementos, resultará el perfetícionamiento del in-
dividuo ¡ el bienestar jeneral.
Mientras esto sucede, toca a los gobernantes el tomar
medidas que encaminen a aquellos fines, i estas medidas
— lo repetimos — no conHluti- en f£)ier fs^.whis muí amciir-
rUlas, sino en fen-'r muclitit i biteim-i ■•s'^wJn^t. Si el maes-
tro ha de ser un cabo de escuadra, cualquiera sirve pa-
ra maestro. Pero sí ha de conocer el conazon humano,
i ha de penetraren la naturaleza del niño, i encontrar
el camino masoQrto para Hogar a las tiernas facultades
del alma ¡ p(merlas en acción i darlos movimiento i vida,
es preciso que el maestro teng-a una propiracion es|)e-
cíal, tan ateuflida i considerada como importante ha de
ser la función que ejerza.
A formar luienos nmestros i a rodearles de los me-
dio> necesarios para el buen desempeño de su misión,
debía oníiaminarse ante, todo las miras ilo los gobier.
nos. Si no so entra de lleno en este terreno, con las
reformas que a v.>/. on grito reclaman las Escuelas Nor-
males, con el cambio completo de la manera de ser la
íns(K?ccíou del ramo, con el estímulo que aninie i levan-
te el espirita del maestro, nos andaremos siempre por
las nunas, en vez de buscar el oríjen del mal, «luo con
tanto ínteres venimos todos combatiendo.
Balkisar Perales.
SECCIÓN PE CONOCIMIKNTOS ÚTILES
\ Dkdicvoa
I .« fc^ SOCTEn^D nE ^MRTE'i IVUS.
' Ci»ii'>diilPiitf» .Teiieiiil <le las mnqiiniit^ —
II. — Enriranniea. — Engranajes .son los (Srjranos nris im-
portantes qut? emplea la mecjínica para trasmitir fuer-
zas i movimiontos; por lo .tanto, han de estar construi-
dos en buenas condiciones para que el aparato en qu<^se
apliquen marche dcbídamonto. Se llama cabeza iM dien-
ti', on una j-uoda de engranajes, a la parto superior del
mismo. dos(ie donde empieza la convexidad hasta el vér-
tiíío: el resto se denonnna pié <M dimíp; se conoce con
el nombre do i^im a la distancia comprendida por el
grueso i hueco dol d ente, midiéndola sol)re la circunfe-
rencia que separa las cabe/as de su* pies en todos ellos.
.\liora bien, en un buen en-jrranaje deben concurrir
las circunstancias sigifientes:— Kl grueso del diente de-
be estar representado por diez i nueve cuarenta avos
del paso, i el hueco por veintiuno cuarenta avos; es de-
oir. <pie el engrane ha de verificarse con cierta holgu-
ra: la longitud de la calieza del diente hade .ser tres
déiiimas del i)aso, i el pié de cuatro décimas; es decir,
que la altura total comprende siete décimas del paso.
Para (lue dos ruedas engranen bien es indispensable
que sus panos .sean exactamente igimles. i que el vértice
(iol diente jamas llcguií al fondo del hueco, quedando u-
na distanaia de un décimo del paso.
Además de de las referidas condiciones, las curvatu-
ras lio los flancos de los dientes deben estar trazadas do
modo que, al marchar las ruedas, no resbalen en nin-
Eíj SJX'ÑTITVTO JV^nOjWlI..
Sun instante del movimiento, sino que por <>1 contrario,
so verilique entre ellos una venladora rodadura, a lin
de qu<> ol movimiento resulte sin frotaciones de ninguna
especio, (]ue, como es saludo, consumen fuerza i material.
Cuando los enirranajes deban trflsmitir esfnerzos de con-
sideración, no solo deben ser los dientes del cspe-or in-
dicado, sino que ademas deben leforzarse-en su \)V\ en-
sancliáiidose por medio de dos arcos cóncavos, que ar-
rancarán a los dos décimos del paso, contados desde el
fondo: si no se observa esta reijla, es fácil que los dien-
tes se rompan a cualquier sacudida de la nuiquina.
El nu'dio práctico i sencillo de reconocer la bondad
de las modas dentadas consiste on ponerlas en marclia
con mucha lentitud, montándolas previamente en sus e-
Jns respectivos, i o'isorvar con la mayor atención si
cuhndn abandona un diento a otro se encuentra el que
lo sigue 011 contacto con su inmediato, de manera que al
soltars(> los dos priiiifios no se verilique golpe -alguno
ni escapes do las rucias, puos en este caso sobrevienen
roturas, desgastes i ruidos que nuuca deben ocurrir en
ninguna especie do in:i(|uinas. Si las ruedas no engranan
liieu, es decir, que ,se acuñan o viceversa, existen hol-
guras excesivas, observándo.se los defectos anteriormen-
le apuntados es señal de que, o no tine:> el mismo paso,
o las curvas de los dientes i sus propoi'cir)iies, con res-
jiecto i)a-;o. no están dispuestas según Kis resrlas que he-
mos referido. Rn ambos casos el mecanismo debe ser de-
secliadn en absoluto, poique consnniir;í mas fuerza que
la neccsai la i se inutilizaní mui pronto.
Convervacioa de la fruta por medio rtel al-
g^o:lo:i.- -l'n m«''dico americano acal>a de hacer cu rio.sos
esperimi'iitos soliro la ])!-opicdad que posee el algodón
do coiirrüiiiii- a la (•^)n-.'rv;i('¡;)n do las sn-tancias vejeta-
Íes i ;ni¡iHales.
Par;i aprovoolnr .li.'ha propiciad ol rofrrido m;'-dico,
cmpio/a por colocirlas entro capas do algodón on una
caja ii(! lata, sohlando i cnl>r¡ciido las junturas con ti-
ra do papel encolado.
Una vez llenas i cerradas las cajas, conviene colocaí'-
las 011 sitio fresco i precaverlas di^ la acción del hielo,
a.si couio tamliicii di'lio tenerse presente que la fruta no
se madura dentro df las caias. i que por lo tanto, no
debo líiiardarso (mi rlhis umi 'verde.
TViJí'-vo 1i'!íí;)íí' «i •! «."oro.- -Kl prooediiuiento or-
dinario para t(ínip!ar o! acoro, coiuf) es bien sabido, cfiii-
sist(» en cabüitarlo hasta ol rojr) ( eroza i luego sumerjirlo
e.i un li()u¡do frió. I'Ista operación so perfecciona de-
.¡a iido enfriar el acero bajo una fuerte presión. (;oii lo
cual so aumenta con su cohosioii, i coiisoiva adoiuas la
]iropicdad úo maguoíizarso aun do.-puos do soiuo:orlo a
caniliios do toinpoi-alara.
("í>!a lÍJinida — I'ls sabido que el oslado liquido do
la cola se iiiaiitieuo añadiéiKlolo una ¡¡i'queua cantidad
do algún á<-iJo. Los ácidos que couiuiiiiioiUo so oiiiploan
para|'»>'l caso, son el acético i el niliico. Asi lu-oparada
la cola, delie conservarse on irascos Ijion tapados, por-
(|U0 do lo contrario ol ácido so evajiora i el liquido so
esposa mucho.
ha cola líquida onliaaria so prepara deshaciéndola
en agua que so caüonia siiavj,'incnte, i a la cual se añado
después ol ácido.
I' na aci-editada revista ciontifica norte-ainoricana in-
dica acerca del particular un procoiiimionlo mucho nms
sencillo, que consisto/on introducir en un frasco, lle-
n;indolo con vinairro fuerte, pedazos de «ola de cari»¡n-
loio.'la iMia! sedisuolvo al' poco tiempo ajitaudo la va-
sija, estando entonces en disposición de usarse. Ase-
gura la revista indicada, que esta cola i)reparada en
frió es superior a la que circula en ol comercio. Si por
estar destapado el frasco se produce alguna evaporación,
liasta añadir un poco mas de vinagre i ajitarlo para que
la cola adquiera de nuevo sus buenas cualidades.
R('ve<itiin¡ento del acero.— Para evitar la oxida-
ción de los objetos de acero, no liai procedimiento tan
sencillo i eficaz como el que usan los fabricantes ingle-
ses de Birmingham i Sheffield cuando tienen que expor-
tar a grandes distancias su cuchilleria i otros objetos de
acero pulido, que consiste simplemente en mezclar la cal
con suficiente cantidad do agua para formar una le-
chada de cal, en la cual se intruducen los ol)jetos que
so desee preservar del orín, dejándolos espucstos al aire
hasta que se soquen por completo. Hecho esto, los
objetos que han sufrido tan sencillo tratamiento pueden
quedar espuestos, sin temor alguno de que sufran la
mas pequeña oxidación, aun en los sitios mas hdmedos.
El mismo procedimiento puede aplicarse con igual éxi-
to a los objetos de palastro, fundición i hoja do lata.
Limpieza de los objeto* A" co.eiiia.— Las cace-
rolas i (lemas objetos de cobre se frotan con arcilla
mezclada con un octavo de harina i agua hasta formar
ima pasta, empleándose [¡ara la operación un trapo
fuerte. También para los candeleros i otros objetos
an.álogos se emplea el liquido llamado agua de cobre,
que les da mas brillo que ol procodiinionto menciona-
do. Esta agua so prepara del modo siguiento:
Acido oxiilico 1(> gramos.
Acido sulfúrico 1(1 —
Arcilla Ü-t —
Agua 2.()<t() —
Con este liquid.o i empapando en él un trapo se fro-
tan los objetos ilol ante ilicho metal; poro debo tenerse
presente que esto liquido es corrodvo i ha do manejar-
se con precaución, p )rr|iie cu ostido puin ipio a i la [liel.
Los objetos do hierro, so liinpiaii eoii a^iri i arcilla
frotándolos con un olijoto duro.
Los utensilios de hoja delata no so pueden limpiar
con arcilla, porque perderían el estañado; se usa lejía
do coniza: tauduon se obtiene este resultado sunierjién-
dolos'oii uu:i lechada esposa docal.
Tinta. — l'na revista rusa rocoiu¡on<la la receta (iiie
sigue:
Estracto de palo campeche K.KI ¡.artes.
Au-ua docal kim»
Acido fónico ;! —
Acido hidroídórico coinun 20 —
Agua destilada (HMI
( iouKi arábiga ol) —
liicroinalo do potasa o —
Agua destilada bastante pura 1800 —
So disuelve ol estracto en el agua de cal en una vasija
do porcelana |uiosta al baño do vapor. Se ajitan estas
sustancias con frecuencia i se añade el ácido fénico i el
hiilroclórico, el cual hace cambiar el color del liquido,
que pasa del rojo al pardo amarillento. Después do
iiiodia hora de estar espuesto el liquido al liaño de va-
por so separa de él i se deja enfi-iar, filtrándolo en se-
guida. Entóneos so añade el bicromato de potasa i la
goma, cada una de oslas sustancias disuelta por sepa-
rado en agua destilada abundante, i finalmente, se añude
mas agua destilada hasta hacer 1800 partes , La tinta
resultante tiene un color rojo mui precioso, queso vuel-
ve negro rápidainonta. Esta tinta no corroe las plumas
de acero, i si se espesa, se le puede añidir a-rua, sin que
pierda iritcn-i-iad..
(Co:lí!nua,á.J
OBSSRVAOÍOHEcS MSTEÍOROLOGIGAS,
llrSTITITO NACIOWf^ !>K «rATíMIAB.V
Miun
1 88;,.
rcnijx-ratiira en Centí<jra- I Lluvia
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Mínima. Mr
14.0
14,5
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26.9
29,2
29. ,1
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19-20
19, 5o
20,42
21.75
20,95
21,97
18,47
20, 9.^
2 ! ,72
12,0 Nublado. :Xonl.-sW'.
Nublado. iXoi-Jfsl!-.
— ^ iCubierto. iNord.'ste.
'Mu! nublado. iSudocstc.
9, -I 'Muí nublado. :Sudo('st(-.
;Mui nublado. ^Nord-slr.
^Mui nublado. Sudof st-.
Nublado.
0,8 Muí nublac
Xu!)lado.
Nublado.
Culjicfto.
- - Cu!)icrto.
Nublado. \ord(
Nublado. Nord.
Nubhdo. X.M-d'
:Nublalo. Xord,
- ^ Ciibi-r'o Nordí
Sud.
Nnrd<'^tC
Novdrstc
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tro en v.\. !ii.
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i 19.77
20. 65
21,97
20,87
18,70
19,55
19.75
Nublado.
Nublado.
■Nublado.
Nul.laiio.
Cu bien.,.
Nublado.
:Nub!arlo.
16,2 Cubierto.
12,5 ,Cul);erro.
14,1 (^ubicrío.
o.ó Muí nubl
6.6 :Mni ;iub!
19.0
N<)!\
\^--d, ■■:
V,inai:i.
Vartabk
'Su -.
154 I , i o
641,28
Á'o/as: — IJozí/.zj/as: Mayo i5. 20.30.31. Junio:
pcsíadcs: Maj'o 29. Junio 5. Tnwitjs i Kc!iímpj:;o-
31. Junio 1. 2. 4. 5. 6. 10.
El calor escepcional syguió durante; este ¡jjnVx.!
cuando el termómetro marcó 30 ' C.
La presión atmo.sférica tenia dos Mínima (í-I 2 \
(k; Majo), siendo por todo ¡)oco \'ariable.
Lh':'
^^lv(
d ^ M,
Periódico (U-dicuilo a la iliAisioii rtf la iiistrneeion Primaría í Secundaria.
l'uBr.fr'Ano rajóla proteociox pri, SF.Sion Jhxrral .T. Rtrixo lÍAiinrns,
PlíRSIDKXTB DK I,A RePÚRI-IOa ÍH3 GUATEMALA.
Fililí latlor i Editor, Santos Tonnio.
Adminisfradore.-í. Mi<rucrPiiie<1a i IVílro Pf-lfon Vnlt'n/.iu'ln
NI) 11.20.
GiisEteniala^ :iO <le .fiiiiio de 188:1.
VOI.
Influencia de la Tuítrucciou primaria en laa
costumbres, en la moral púbüca, en ia in-
dustria i en el desarrollo jeneral de la pros-
peridad de lo*i pueblos, por M. L. i fJ. V. A-
munáteg:ui.
(Coiitiiuia.)
111.
f'asi noí pnre«e inútil imlicar qtio si por lo qiio vea-
pccta a las materias de enseñanza las escuelas so dividen
en cleincntalcá i suijeriore?. per lo que toca a los sexos*
de ios alumnos deben dividirse en escuelas de lioiuhres
i escuelas de mujeres.
ijas mujeres tienen tanto derecho como los liombres a
la solicitud del estado. Esta es una verdad que nndin
uieg'a. Ya pasíi el 1ií>iiipo eu que se creía que el ssiber
una mujer leer i escriltir er.i un mal indicio cont-a ella;
i no queremos repetir cm variantes desio'orida» lo que
tan elocuentemente lia e.sprei-ado Aimt-Martin.
Nos j)erinitirémos solo hacer ohsürvaí- que para los a-
delant Audentos de la instrucción primaria importa mas
la instrncciíju de las nnijcrcs que la de los homUre-i.
T'ua mujer está mas di-pue.sta que un hombre a trasmi-
tir sus conociuiientos. Los instintos de su naturaleza,
lauto por la clase de sus ocuj)aciones. la in'laaua
tltiseiupeñar las funciones del maestro. \ falta de e.-icue- ,
la, una nuijcr que sabe leer i escibir casi siemtire ens: íiV
e.-os rudimentos e.^eucialos a los niños de la < as'. lo que
casi nunca liace ua hombre de iguales aptitudes.
Por otra par.'c, las itiujeres son mui idóneas para el
mar-e con los niños; i -para nadie tampoco puede ser
üiii« lucrativo el empleo mencionado. Un hombre pue-
de encontrar or'upaciones mejor retribuidas que la de
preceptor, mientras que una nnijer mui dificilmente po-
drá proporcionáis; ot.-as que le den mayor ganancia.
Sin eml)ai*}r(i, entre nosotros la educación de la mujer
está iiicosnparalilemeute mas dcsítiidada que la de los
hombres. La educación de los hombres e^tá atrasada:
pero la cíelas mujeres está atrasadisima.
llai 3114- esencias públicas, es decir, fiscales i muni-
cipales de hombres con l.'),7ü7 alumnos, i solo V»5 de
mujeres con 4,297 alumnas.
Tomando un término medio, a cada escuela de hom-
bres corres]>ondeu i>\ alumnos, i cada una de las de
mujeres 4ó. Esto muestra que si las autorid.i.les sou
mas íoü i-as )jor la educación de los íhuíiIucs. tamliicu
lo sou las famil'as Las autoridades funl in nirM;)S ('re-
cuelas para las mujeres; ¡ las f.iiiiilias civimi ¡lor si;
,.,,•!. ro:„,„nuivain^.nti- im.^íhh abni.-H a \,i c^c.ekis
'' ■ ""•'•"'■"V"" .' '-^ ''':'"";!';':;; , ,.,. ,,..,.,,,, ,-.,.
si O:: mismos le altados que la iusliuccioa pübiica.
Hai lili escuelas pnrliciilarcs d<' lioiubrcs cou .'),879 a-
l.mnis. i solo l(t:1de mujeres coa 2.'.):'.',) aluaiiias.
Después de tales antecedentes nadie cstrañaiá que el
censo do l.'<,')4 haya veiddo a inaiiir.''tar una dcspr(jpor-
ciou tan nolable' entr." la iiHlriic.'iiiii u i;iiu>r.iiicia ile
hombres i iniii>-r.'s.
En ¡a pr.iviíaáa de AUicmia lifii un lioml
pn.iviíaaa
l.'cr .-iobre l'.ls que uo sa'oeii, i ui.a iiii
solirc .■>.(;<) que no saben.
En ("oqi'.iujljo lili hombre sobro (',.<;:;
.argo i!e píxiep!
nadie sabe c.)!iio el
306
El. JJWS'TMTIJTO ,V.*riOJ\\W¥..
En Aconcagua un hombro sobre 7,90 i una niiijcr so-
bro 11, 13.
En Santiago un hombre sobre 5,48, i uno mujer sobro
0,47.
Kn Valporaiáoun hombre sobre 4.'i'2, ¡ unn mujer so-
bro tí, 13.
En C'ilohajíua un hombre sobre 8,73, i una mujer so-
bro 14,34.
En Talca nn hombre 8oI)re 8.43, i unn mujer so))re
14,91.
En el Maule nn hombro sobre 8,4(1, i una mujer sobre
lü.7i».
En el Nuble un hombre sobre 7,S9, i una mujer sobro
,u-..5n.
En Concepción nn hombre sobre 7,10, i una mujer
sobro 12,39.
En Arauco un hombro sobro 7,0rj, 1 una mujer sobre
15.82.
En k colonia del í.lanquihue un hombre sobre 4,74,
i una muiersobr-.' 11.98.
En Valdivia un hombre «obre 0,97. i una mujer sobre
12.63.
En Chiloé un hombre sobre 4,02, i una mujer sobre
32.37.
En toda Ir rcpíiblica \m hombre sobre 0,28, i una
mujer soltre 10.31.
En la provi'icin de Vtaeama hai un hombre que sabe
escribir sobre 4.2') que no snlien, i unn mujer que sabe
escribir sobre 7.r)3 que no saljcn.
En Coquimbo nn hombre sobre 7,45, i una mujer so-
bre 12, 37.
En Aconcagua un hombre sobre 9,23, i una mujer so-
bro 14,02.
En Sant-iago un hombre sobre fi,25, i una mujer 3oi)re
8,80.
En Valparaíso un hombre sobre 4,93. i una mujer so-
bre 8,12.
En Colchagun nn hombre sobre 10,08, i una mujer
sobre 19,34.
En Talca un hombre aobre 9,33, i una mujer sobre
18,37.
En el Maule un hombre sobre 9,49, i una mujer sobre
25,47.
En el ISuble un hombre sobre 8, 51. i una mujer so.
bre 19,98.
En Concepción un hombre sobro 7,94, i una mujer so-
bre 15,95.
En Arauco un hombre sobre 7,83, i una mujer so-
bre 23,25.
En la colonia de Llanquihue nn hombre sobre 5,75, i
uua mujer sobre 15,42.
En Valdivia un hombre sobre 7,90, i una mujer sobre
17,31
En Chiloé un hombre sobre 4,69, i una mujer sobre
51,37.
En toda la república un hombre sobre 7,18, i una mu-
jer sobre 13,03.
Los guarismos anteriores son la advertencia mas elo-
cuente que pueda dirijirse a las autoridades públicas i a
las familias para que unas i otras en sus respectivas es-
feras do acción trabajen en poner la educación de las mu-
jeres siquiera al uivol déla que sedan los hombre?.
(Contimwrá.)
NOCIONES
De CosiiiojrrsirisE i .looja^rafta
Fíüiica
EsCRlT.^S TARA LOS NlSOS.
l'or Santos Toruno, Director del Instituto Nacionut de
Onalemah.
(Continúa.)
LECCIÓN XI.
L.<s CUATRO Estaciones uei. aSo.
Los equinoccios i los solsticios dividen el año
en cuatro estaciones, que son: la primavera, el
verano o estio, el otoño i el invierno. Cada es-
tación dura tres meses poco mas o menos. Los
dos hemisferios, el del Norte i el del Sur, tienen las
estaciones cambiadas; i así por ejemplo, cuando
es verano en Inglaterra es invierno en Sud- Amé-
rica, i al contrario; i por consiguiente, una perso-
na puede pasar, por ejemplo, dos primaveras o
dos veranos en un mismo año, con solo trasla-
darse oportunamente de un hemisferio a otro.
Para el hemisferio del Norte i e'ipecialmente
para la zona templada, la primavera comienza
en el equinoccio de Aries, es decir, en el mo-
mento en que el -Sol atravitísa el ecuador i
pa.sa del hemisferio austral del cielo al hemis-
ferio ítoreal, lo que tiene lugar ordinariamente
del 2o al 2 2 lie Marzo; i termina esta esta-
ción, cuando el Sol en su movimiento ascenden-
te alcanza su mayor altura meridiana i se veriñca
entonces el .solsticio de Cáncer, del 20 al 21 de
Junio. La duración de la primavera es de 92 días,
20 horas i 33 minutos.
El verano o estio comienza en el solsticio de
Cáncer, i comprende todo el tiempo que el .Sol
emplea en descender de la altura máxima que al-
canzó el 2 I de junio hasta el equinoccio de Libra,
que tiene lugar cuando el Sol pasa otra vez por
el ecuador para volver al hemisferio austral, del
22 al 23 de Setiembre. La esUcion del verano
dura 93 dias. 14 horas i 9 minutos.
Al terminar e! verano principia el otoño, en el
momento del segundo equinoccio, es decir, cuan-
do el Sol vueh e a cortar el ecuador en su regre-
so hacia el hemisferio austral, lo cual como ya se
ha dicho, tiene lugar del 22 al 23 de Setiembre.
Durante esta estación, el Sol continúa descen-
diendo hasta que llega al niínimun de su altura
meridiana i se verifica el solsticio de Capricor-
nio, hacia el 2 1 de Diciem1»re. La duración del
otoño es de 89 dias. 18 horas i 2 minutos.
Finalmente, el 2 1 de Diciembre, cuando el Sol
está en el trópico de Capricornio i se verifica
el segundo solsticio, principia el invierno para
el hemisferio boreal, i termina esta estación con
el año astronómico en el equinoccio de primave-
ra. La estación del invierno dura en las zonas
templadas 89 dias, 7 horas i 5 minutos.
De lo espuesto resulta, que por término me-
dio el Sol permanece en el hemisferio del Norte
Ki. ijvstmtvto j\;i€rojr„§i..
durante i86 días, lo h. i 42 m.; i en el hemisirrio
del Sur 178 dias, 25 horas i 7 minutos, lo que
da lina diferencia de 7 dias, 9 horas i t,5 minutos
a favor de la j)rimavera i el verano. La desi-
gualdad en la duración de las estaciones depen-
de Je que la órbita terrestre es elíptica i el Sol
ocuMi u lo de sus focos, i eoii tal motivo, los equi-
ní^jci'ios i los solsticios dividen (;sta curva en cua-
tro inrtes desiguales, a lo cual se agrega que la
Tierra se mueve con mas velocidad sobre su ór-
bita cuanto menos dista del Sol, i esto ocurre pre-
cisamente cuando recorre los arcos de menor am-
plitud, que son los de otoño e invierno. Véase
la figura siguiente.
Dp.-íiguaUlad eu la duración «le ins f-liu'iono.-!.
í'"n el grabado anterior se han exajerado las
proporciones para que se comprenda mejor que
el verano es la estación mas larga i el invierno la
mas corta, siendo intermedias las duraciones de
las otras dos.
La variedad délas cuatro estaciones como la
di'siguaidad délos dias i de las noches, son efec-
to del movimiento de tr.aslac!o:i de la Tierra al
rededor del Sol i de la inclinac'o 1 invariable d'I
v'\(: t:-n-('stre sobre el plano de la eclí[Jt¡ca. \'ra-
se la fig^ini (|ue sigiu;.
Lw^ eiiotro cstneiDiies tlcl año.
.0-; •.'cmo-itrado cu - para fr! lu rn::.t'. rio
del Norte, los dias van aumentando en duración
desde el equinoccio de Aries hasta el solsticio
de Cáncer, i luego van disminuyendo hasta que
se verifica el segundo equinoccio; sucediendo
todo lo contrario en el hemisferio del Sur. Pues
l>ien, cuando los dias son mas largos i las noches
mas cortas, ya en el hemisferio, del Norte, )a en
el del Sur. está el Sol visible i calienta la 'I'ierra
durante mas tiempo, i por esta razón se acumula
el calor en las estaciones de la primavera i el ve-
rano. Por el contrario, cuando los dias son mas
cortos i las noches mas largas en cualquiera de
los dos hemisferios, el Sol alumbra i calienta la
Tierra durante menos tiempo, i por esta razón
disminuye el calor i se siente el frió en las esta-
ciones del otoño i el invierno.
Aunque hemos dicho que el calor se va acu-
mulando a medida que los dias van siendo mas
largos, dídjemos advertir sin embargo, que el
mayor calor del año 110 coincide con el solsticio
de verano, ni el frió mis intenso con el solsticio
de invierno, l^a esperiencia demais a «[ue to-
mando por ejemplo, un lugar cariKiniera tlel he-
misferio boreal, al comenzar la ¡H-imavera, en-
cuéntranse, el suelo i la atmósfera, enfriados por
la estación del invierno, i comienzan a calentar
se con lentitud. La acción de los rayos solare ;
durante el dfa. equilibra únicamente las pérdidas
de calor producidas por la evaporación de la no-
che; i poco a poco va aumentando la tein[)eratura
hasta el solsticio, en que, gracias a lo largo de
lo> dias, el caldeo diurno continúa siendo supe-
rior a la evaporación de la noche, ale uuando su
máxima elevación la temperaiuia hacia ni -diados
del mes de jul'o; i entónc;;s, en virUid precisa-
mente de este exceso de calor, aumenta la in-
tensidatl de la evaporación, i como la duración
de 1 is noches aumenta también, comienza a bajar
1.1 tenii)eratura hasta el equinoccio de otoño en
que debia restablecerse el eciuilibrio; pero debido
a la acumulación del calor durante la primavera
i el verano, permanece mas elevada la tempe-
ratura que la que correspondía a !í,'u:iles fechas
.'Ulteriores al equinoccio de primavera. Ksta f~:
l.i razón por qué la primavero es m -no , (áüda i\ur
el verano, i el invierno mas frió que el otoño.
En el invierno sucede lo contrario que en <'l
verano; el hemisferio boreal se enfria con rapi-
dez creciente, [rrrdiendo mas cilor que el que
recilte del Sol. i como este fenómeno se pro-
longa después del solsticio de iiuierno. resulta
que los frios mas intens.^s tienen lug.ar a me-
diados de fulero, l'or esta misma r.i,:on, en
un lugar cualquiera, la teniii^nitura iiiixima dd
(lia no es la d-í las i ?. o m-ídiodia ruando el Sol
llega a su mayor altura meridiana, sin;) la de las
2 de la tarde; i del mismo mode», la tempera-
tura mínima no tien» lugar a las i j de la novíi'.-
sino en la madrugaca hícia las ?. de la mañu-
n.L
No c.>n,;!u;ré.Ti j; eüta Lí.c.ion sin hacer notar
308
KL, IJySTMTÍirO jy^fMOJy^JL.
un hecho muí digno de ser estudiado, a saber:
La cantidad de calor que la Tierra recibe del Sol
depende solo, de la distancia que media entre am-
bos astros. Por consij^uiente, cuando la Tierra
ee encuentra en su perihelio debe alcanzar su
máximo la cantidad de calor que recibe, i su mí-
nimo en la posición opuesta, o sea en el afelio; i
si se calcula en que relación están las intensida-
des según la lei física que dice, que el calor de-
crece en razón inversa del cuadrado de las dis-
tancias, hallaremos los números 1072 i 941. que
representan las intensidades respectivas del calor
que recibe la Tierra el i.'^' de Enero i el \.°
de Julio.
Ahora bien, la estación mas cálida o el verano
tiene lugar en el hemisferio boreal cuando la
. Tierra está en su afelio o mas lejos del Sol. i por
lo tanto los rayos solares son inas débiles; i por
el contsario, el verano del hemisferio austral o-
curre cuando la Tierra está en su perihelio o mas
cerca del Sol, i por lo mismo los rayos solares son
mas intensos. Es decir, el verano corresponde
a la distancia mas grande i el invierno a la mas
corta en el hemisferio boreal. Pues bien, lo con-
trario tiene lugar para el hemisferio austral, i
por lo tanto sus calores deberían ser mas inten-
sos i sus frios mas rigorosos; pero no sucede así,
porque la mayor duración de la "primavera i el
verano comparada con la del otoño i el invierno
compensa esta desigualdad.
Finalmente, las cuatro estaciones tales como
las hemos esplicado, corresponden propiamente a
las zonas templadas. La zona tórrida cuenta so-
lamente dos estaciones, a saber: la seca o verano
i la lluviosa o invierno; debiéndose notar acer-
ca de esto, dice Malte- Brun, que el verano i el
invierno de la zona tórrida son al contrario de
los del cielo, porque la lluvia sigue siempre al Sol
en cada hemisferio. La presencia de este astro
en el zenit enrarece continuamente la atmósfe-
ra, el equilibrio de ésta se pierde a cada instan-
te, ¡ el aire de las rejiones cercanas a los polos,
no hallando resistencia, penetra en la atmósfe-
ra, condensa los vapores derramados en ella, i
la lluvia es continua. De aquí es que en los pa-
rajes de la zona tórrida donde no se levantan va-
pores, no hai estación lluviosa. Es de advertir
también, que en las comarcas donde las monta-
ñas detienen o hacen cambiar el rumbo de los
vientos, varían de tal modo las estaciones físicas,
que el intervalo de algunas leguas es bastante
para separar el verano del invierno. En otras
partes hai dos estaciones lluviosas i dos secas,
llamadas respectivamente, la (:;rande i la pequeña.
En las zonas glaciales, también solo hai dos es-
taciones, pues el año se compone de un largo i
rigoroso invierno, al cual se siguen algunas ve-
.ces calores insoportables.
{dmtimiarú)
ELEMENTOS
DE 1^1 I^E.\«IJA. I^Gíf^KSA,
Tara itm de los alumnos ihl Instituto Nacional
PROfERCURSO.
(Continúa.)
TIIIRTIETII T^E8SOX.
YOCABÜLARY.
Let US srii. vamos.
Lfit US ffo in. e,if remos.
Let US see it, veanioslo.
Let US run, corramos.
Let US rciid, leamos.
Let lis writo, escribamos.
Let US go also, vamos tam-
bién.
Let US take a walk, de-
mos mi paseo.
Let US go this way, vamos
por aquí.
Let US speak Frencli, ha-
blemos francés.
Do yon liko \t? ¿Le gusta
a Ud.
Yes, I like it; s't, me gus-
ta.
I (lo iiot liko it, no me
gusfu.
Do yon likc ni}- hat? ¿/>
dusta a Ud. mi sombrero'!
Yes, Sir, I like your l.at;
sí, señr, me gusta, su s(ím-
brero de Ud.
Ts it trno? ¿Es verdad?
Yes, sir, itis triie; sí, se-
ñor, ei verdad.
For wlioni? ¿Para quien?
Be quiet: estáte quieto, es-
tése Ud. quieto.
You jest; tú te c'innreas,
Ud. .<te chancea.
It is Wnrm, /uiee calor.
It is cold, hace /rio.
It is late, es tarde.
It is early, es temprano.
Take care; ten cuidado,
tenga Ud. cuidwla,
What is it? ¿Qué es?
It is I, soi yo.
What a shame!, qué ver-
güenza.'
Wliat a pity!, quéláslimu!
It Í3 nooii, es medio dia.
It is inidnight, es media
noche.
Phut tlic donr; rierrn la
puerta, cierre Ud. la
puerta.
Let u» get up, levantémn-
nos.
Let lis walk fast, camin'-
mos aprisa.
Lot U3 go on. bigamos.
Let US go up, subamos.
Let US go out, salgamos.
Lot US go down, bajemos.
Let US stop, parémonos,
detengámonos.
Let US return, volvamos.
Let US sit down, sentémo-
nos.
Tliat is for vou, eso es pa-
ra Ud.
That is for me, eso es ]xi
ni mi.
I do not know, no sé.
Why not? Por qué no'í
I like heer, me gusta la
cerveza.
I do not liko heor, no me
gusta la cerveza
I iiko that man, me fausta
ese hombre.
I do not liko that man, no
me gusta ese hombre.
Isityou? ¿Et Ud?
It is slie, e.1 ella?
It ¡s thcv, son ellos?
It isfar? ¿Está lijos?
Where is it? ¿Dóiul'. esi i
It is here, esli aquí.
Whose is it? iDe quién es?
It ¡s mine, es mío.
It Í3 yonrs, c» de Ud.
It is niy tura, es mi turno,
a mi me tora.
Opon thc (loor; abre la
puerta, abra Ud. la
puerta.
Open the hook, abre d li-
bro.
Dro8.s yonrsclf; vístete, vís-
tase Ud.
Wash your tac*?; lávale la
cara ,líu\'se l'd. la mía.
El. ijysTiTíTO *vjj€¡ojr»ai..
^f\^
EXERCISES.
I.
Lot US tako a walk, if yon picase. — I will, with mucli
pleastMC — Lct us niu — I cannot riin. sir, ))ecauso I am
very tired. — Let ns ,u;o lióme. — Very well, letus í^o. —
Let US fío into my room. — ^Let us f^o in, becaiisc 1 will
know your room. — Let us seo this book. — Wliy AVill
you see tliis book?— 4íecaiise I like it very nuich — Lct
US read tliis note. — No, sir, because this not- is my
fathei's. — Let us writc our les.son. — Very well, let us
write it. — Letus take a walk -We cannot yet, becau.so
it is very late. —Let us j^o this Way, if you picase. — No,
sir. because I have to f^o to the tnarkef. and it i-" lato
already. — Let us speak Frcncli. if yon picase. — íir't u-<
speak línijlish, beeau.sc 1 do not spenk French very
well. — Let US jret up. — I cannot <ret up. because 1 am
sick. — Let lis walk fast, liccause it is late already. —
I cannot >walk last, because I am very fati<rnOii.— Let
US go on. — Yes. sir. lct us 2:0 on and lct us walk fost.
— Let us "O ont and let ns shut the (loor.
11.
í JIM'.]:! ' ív; Mini Útil. — ILiti!e;no
[■ I. -..MI. -!,-uiistaa Ul. el fran
í:ii;|.i.- I".l inííl.Vs ni! -^iista mu.'lii-
uMiano. — Qnici-e Ud. s;ilir connr-
piie 1(1 salir con Uil., ¡jorqur^ o<toi
emos n sn cnarto de L'd. p-vra \iv
Lcnnio-! o-to lli
ins;lt''s o fiMii.-,'-s si
C('.s?-Si. son .r. ni
simo. — Sainamos 1
go/'--No, snnor, in
mu! Hfíipíido — Ki;
sus libros. — Muí bien, con mucho Jíusto. ontrcinos. \-
bra Uil. la puerta i snliramos. — Entremos i cierre I M.
la pnertn. — Lea l'd. este libro. — Escriba lid. esta car-
ta.—I'oi' f|iii^ no quiere ITd. leer este lil»ro? — Porque n 9
os iniu. — í^^ gusta a LM. esta señora? — >i, sen )r, m\
giisla iiuieho. — ;.í>e qui.hi es?— N-j s.; señora. — Para
quién es esta (lor? - Esta llor es para mi lierm iiia.
IIL
Co.svKüSATin:^ .\. — l>o you liko this younj^ lady? -'
Do you not like thi.s young man? — What do you like
in this hoiise? — Is it true^^ — Is it not truc'' — For wh(»n
¡.•1 thal tl'iwer? Is that ílower for yon. — ís that fliwer
for this young lady? — Is not tliat flow?r fjr me? — f'o
you know who is tliat lady? — D) you not know who
is that man? — Do you not like beor? — Why not;' — is it
wai-in?--Is it cold!'' — ís it not wai-m? — [•< it not cold.'
— Is it latel-'-.-ls it not late?— Is it early?— Is it nnt
early?— What is it? — Is it you? — Is it not you? — Is it
he? — Is it not hi-?— Is it shi'/ - Is it not slio?— Is iti?
— Is it ni>( 1? — Isií they?— ísit not they? — Is ii lar?
Is it not far? — Whcrc is it?— Is it h(M'e? — Is it not herC'
— Wiiose is it?-Is it mine? — Is it not mine?— Is it
yoiirs?— Is it noí yones? — 1^ ii your tura? -Is ¡t iioi
vour turn?
IV.
CoyvERSATlON- B. — What is that! -What a shame!
wliy do yon do tliat:'' — VN'hat a plty!. why do you spoak
so? — 13 it itooii?— Is it notnoon?--Is it midríiirht? — Is
it not midnight? — Why do vou shnt tiie door? — Wliv
do vou not síiiit thi? doi)r?-^V liy do yon open the door?
— Why do you not open the door? — W^liy do vou
dress yourseif.'' — Why do you not dri'Si yourself.'
Vv'hy do you wasli your laoe? — Wiiy do you notwi«}i
your face?— Why will you see this book? —Wiiv will
you not see this book? — Will you see it?--Will vou
not see it? — Why will you not see it?— Can vou mu.''
-Cannot yon riin? — Why ■armot yon run.-' —Will you
riin.' — Wiil vou I, oí, nr.i? — Whv will t'io-.- uot i'-., 't.:i?
— Who will go into my room."— Will not this youníí
man go ont with my fa'ther?— Why will he not go out
with''hini.
V.
CoNvERSATioN C— Will you take a walk thisevc-
ning?— Will you not take a walk this afternoon? —
Why can you not run? — Why will you not run? — Will
they go home? — Will they not go home:'' — Can you go
home? — Can you not go" home? — When will you go
home? — Can 1 go into your rooni^.— Can 1 not go into
your room? — -Can he gointo your room? — Can lie not
go into your room? — Will you see this l)ook? — Why
will you not .see this book?— W'ill you read tliis note?
— Wiiy will you not read this not»-?— Can you write a
lctter?-Can yon not Avrite a letter? •- Why wi'l yon
not get np early? — Can you walk fast? — Can yf>u not
walk fasl? — (.'añ you shut the door? — Can yon not shut
the door? — Do yon like togo out early? — Why do you
not like io go out early?— With whom do you go out
evcrr morning?— Do you opon early the d«or of your
room? — ^VIly do you not open early the door ofyonr
room?
L.\ ]Vnlnii»l«'ZU al alcance di* \n^ 'S\ñm.
Por WokTniNc.TON- 11..>oi;i:í; M. IX
T.n.lnrida p>r ./. 1. línthñpirz, ,i. M. 11. D.
(Continúa.)
CAPITULO Vllí.
Iltista aliora he hablado contigo r-obro el aire que
respiramos i que nos rode.i pr>r todus [lai tes. Pero hai
otras c'ases de aires diferentes del de lu atmó.sfera.
Cuando das vuelta a la liare del gas i acerca* un fósforo
encendido, se obtiene una llama luillaiito, que continúa
encendida hasta que vuelves a ,;<Mrar la llave. ¿QiiA co-
.sa es esa que corre por dentro de la cari-M-ia. sale al ex-
terior cuando se abre la llave, i se cueieii h? al contacto
déla llama d 1 fósforo ? Tú no lo ves p'?ro si h. hueles,
pero te molestará mu -ho i aun hará ilañ > si lo i'cspirns
])ornn i-sto. Ks him cosa material como el ai;».', o-» una
especie d»; aire, o niejor diciio, es lo qu ' llaaia:no.s uu
gas. Eb trasparente como el aire, se iuu"ve cmm mucha
facilidad lo mismo queel aire; pero se dir.M-i'm'ia de el
en mueliaü cosas. En primer Inirur es niuflio mas lige-
ro, tiene mal" olor, «scomltusliblc. i e.s dañiiio couio le
he dicho.
Cuando hai un e-caí»' do na--, dniííro un cuarto es mui
peligroso entrar en ('-I. sin ci-'rta-í precauciones, por do.-i
causas diferentes. — En primer lugar si te metes dentro
de un cuarto cuyo aire está lleno de iras te expones a
morir asfixiado. p<n-que el gas del alnmlirado no s,? puei.te
respirar i produce asiixia. Por esa razón es [ireoi-ío aluir
pronto todas las puertas i ventauas pira que entre A
iiire d,> fuera, i rC r-niueva e! (pie esl í dcnti'o del cuarto
i se encuenira viciado o cr'aad 1 a perder: -K-! también
mui peligroso, por esta cansí, entrar en lUia haiiiíacioii
llena de ^n>'. sin aiirir primero las puertas i ventanas.
Si la habitación es oscura i entras en ella con una vela
encendida, es mui fácil que ei gas (pie está eii el aire
deiitnj del cuarto se cnciemla todo, i dcteiuiiuc unn i\-
¡(.losio!,: qne puede dcrrilini' ]i\^ pni'cio-,. Mu-.-ha-í p'.-íoiía
Kí, tJTÁTlTUTO A'JiCIOJV^tj.
ii:in iniierto asfíxiilas por el íra5! i ali^nnas voeos también
lian tumbado al^rnnas casas dejumli) las llaves del j^as
abiertas, i acercando una llama asi que el cuarto estaba
bien lleno.
.'^e cuenta de un hombre ignorante que llea;ó a un
liotel i tomó un cuarto, i al retirarse a dormir, en vez
de darlo vuelta a la llave de la bímpara del g-as para
apagar la luz, sopló la llama como si fuera una vela,
i se acostó tranquilo. El gas siguió saliendo, i llegó a
llenar de tal manera el cuarto que el hombre so desper-
tó medio sofocado. Por fortuna la peste era tan gran-
de que se notó mui pronto, por un criado que estaba
cerca, i que acudió a su auxilio,
¿lías pensado alguna voz en que la llamade la leña, o del
carbón i de las lámparas i velas es t-1 mismo gas del
alumbrado que se está quemando en esos cuerpos? —
Es en efecto h) mismo, l'or la acción del calor sol)re
esos cuerpos se desenvuelve en ellos el mismo gas que
quemamos on las lámparas, sale al exterior, i se enciende
produciendo llama.
Cada fogOn o bra.sero, horno o fornalla. viene a ser en
realidad una fábrica de gas Pero esto es lo que produ-
ce la llama viva de esto.s fuegos. El gas se fabrica para
el alumbrado se prepara del mismo modo: la única dife-
rencia es que no lo dejan encenderse. Ponen el cartion
dentro de vasijas cerradas que comunican con el gasó-
metro i con las cañerías, i lo calienta hasta cierto gra-
do. El gas que se desprende por la acción del fnego, no
])uede quemar.se porque está encerrado, i sale por los tu-
iios para llenar el depósito que se llama rfosóinetroi de allí
seguir por las Cañcrias, a las diferentes casas, lo mismo
que va el agua por las tul)erias del acueducto. Cuando
abres la llave de la lámpara sale el gas, lo mismo que
saldrá el agua cuando- abres la llave del baño o do la
fuente.
Ademas de este gas que se llama gnsdfl alumbrado liai
otro que conviene muciio conocerlo porque mucha jciiíe ha
nnierto por causa suya. Este gas se produce siempre que
se quema carbón o cualquiera cosa que lo contenga.
Muchas veces se lia puesto en un cuarto cerrado una
hornilla o l)rasero con carbón de madera o leña etc ,i el
/rasque se -desprende porla combustión se ha ido aglo-
merando en el cuarto hasta producir la asfixia de las |)er-
sonas que se hallan dentro del cuarto. Lo mismo sucede
cimndo hai muchas luces o velas encendidas, i todo está
mui bien cerrado, de manera que el aire no lo renueva.
Cuando en el cuarto hai chimenea i el carbón o mate-
ria combustible se pone debajo de ella, no hai peligro
de que este gas so quede en el cuarto: porque el gas se
escapa por la chimenea arrastrado por, la corriente de
esta. ■
Este gas, que se llama ácido cfirhom'r.o, es mas pc.«ado
que el aire, asi es que a medida que se forma se va yendo
para abajo, i formando capas que se va levantando ¡loco
a i)oco. Hai en Italia, cerca de Ñapóles, una cueva que
se llámala gruta del Perro, porque todo perro que en-
tra en ella se muere al poco tiempo. Un nombro entra
sin embargo, no le sucede nada. La razón es que en esa
gruta hai una gran cantidad de ácido carbónico que
está en el fondo, i forma una capa como una vara de alto.
Todo animal que sea de menos de una vara de alto i
entre alli. se encuentra sunierjido en una atmósfera de
ácido carbónico, ¡ perece sofocado. Si un hombre se
tendiera ahí en el suelo, tanbien se asfixiarla. Pero cuan-
do el hombre está de pié, sus pulmones están en las ca-
pas de aire, que se hallan por encima de e.-jc gas; i no
le sucede nada.
Este mismo gas ácido carbónico se está formando
constantemente en nuestra respiración, i saliendo al exte-
rior de nuestro aliento. Por eso es malo e^tar aglome-
radas muchas personas en un mismo cuarto, i si este es-
tá cerrado sobre todo. Pero para que veas cuan, sabia
cñ la Divina Provid-enciá, has do sai)er que c.-:c gas que
el hombre i todos los animles están sin cesar vertiemlo
en la atmósfera, que sale de las chimeneas do las casas,
do las fábricas i de los barcos etc., es ab.sorvido por los
áriioles i las plantas, i constituye un alimento necesario
para ellas. Si no fuera así la atmósfera se volvería mui
pronto inhabitable. Se llenaría de gas, i so morirían to-
dos los animales de la tierra. Pero las plantas se apo-
deran do ese gas dañino, se lo tragan por decirlo asi, i
purifican la atmósfera. Por eso conviene tanto que haya
árboles en la calles i plazas de las ciudades i pueblos.
Mientras mas haya mas puro será el aire que se respire.
PBEOUNT.\s— .Qué otros gases hai ademas del aire?— En
qué se parecen los gases í el aire? ¿En qué .se diferencia
el gas del alumbrado í el aire de la atmósfera? Porqué
es peligroso el gas del alumbrado? ¿Cómo se fabrica?
¿Donde se ccnentra? ¿Qué es el gas áciilo carMnico?
,;Cómo se forma? ¿En que se parece el aire, i *n que so
diferencia de él? ¿Es un gas peligroso de respirar? ¿Qué
hai notable en la gruta del Perro en Italia? ¿Hai mucho
ácido carbónico en la atmósfera? ¿Para qué han sido crea-
das las plantas en cuanto a la purificación del aire.
C.VPITULO IX.
La pólvora en si misma es una cosa sumamente ino-
fensiva. Puedes tenerla en la mano, i nada te sucederá.
Pero si la tocas con el fuego, inmediatamente se encien-
do i hace una explosión. Si es en mucha cantidad, la
explosión es tal que podrá romperlo todo al rededor.
Cuando un almacén de pólvol-a, o una fábrica de la mis-
ma sustancia, toman fuego, la explosión os inmcn.sa, i se
derrumban las casas a muchas varas de distancia.
Tú s.abes que la pólvora .se usa en las canteras para
romper las piedras. Se hace un agujero por medio ile
una barrena, i se llena de jK'>lvora. Se le dá fuego a
esta, i la explosión hace que la masa de la piedra se
quiebre í se rompa en fragmentos mas o menos grandes.
Entonces se pueden sacar las piedras para labrarlas i
arreglarlas. Es preciso que los barrenos se den con
precaución, para que al saltar las piedras no cojan a
nadie cerca, porque lo matarían probablemente.
¿Por qué es que la pólvora produce este efecto? La
razón es porque ella al quemarse .se convierte dcrrepcn-
tc en una grande cantidad do gas. Eso es todo. Cuan-
do tú tienes en la mano unos granos de^nllvora, alli no
hai gas alguno. Pero en el momento que cojo fuego.se
acabó la pólvora i se volvió una gi;aii masa de gas.
Ahora bien, si tú tenias encerrada la pólvora en un pe-
queño espacio, i a-i cerrada i comprimida le das fuego.
se enciende súljitamente i produce una gran cantidad
do gas. Pero como este es mucho, i necesitaría para
Ciiber bien un espacio muehisimo mayor que el que ocu-
pa la pólvora, resulta que el gas so halla mui compri-
mido i necesitando salir por cualquier parte. Así es
que si no halla abertura, rompa las paredes do la cavi-
dad en que está metido, i se ft-ícapa al exterior.
Erta es ¡a causa do que los barrenos sirvan para rom-
per las piedras en los canteros.
Poroso también las armas do fuego lanzan las balas
a tanta distancia.
Pones dentro del cañón do una pistola, fusil o canon,
una cantidad do pólvora: en sesuida coloms la bala i
un taco, i lo aprieras todo atacándolo bien. Du'j fuego
a la pólvora: se vuelve toda un gas: este se encuentra
mui apretado i queriendo salir: no tiene mas remevlio
que reventar el cttñono ewipujar la l>ala i el taco: pero
e.-!to último es mas fácil; así es que la bala es laucada
hicia adolaiit.c con una fiíersa prodigioí'a
JEI. IA*STMTUTO J%*^CIOJ\*^M..
aii
Eptn cambio de la pólvoi-a en gas es sumamonte rá-
pido. Los niños deben acordarse inuclio de osto para
evitar ninclios pelijrro?. Una vez un niño quiso rajar
un pedazo de leña por medio de la pólvora. Coloró un
poco de esta en una reliendija del trozo de leña; pero al
encenderla en vez de valerse de una mecha larqra qne
ardiere despacio i le diere tiempo a huir, le pefró un
fósforo i le encendió súbitamente. El resultado íné que
la explosión fué instantánea, i que el niño recibió un
golpe i se abrazó lojnano.
Ak^inas veces el a<rna se cambia en vapor de una ma-
nera tan rápida como la en que la pólvora se vnelve ¡ras;
i el resultado es entonces mía explosión. íja mayor par-
te de las voces que las calderas de una máquina revien-
tan es por esta causa. í^i el maquinistn se descuida, i
deja qiic se acabe el nena de la cddera, el fiie^o de la
fornaliasi<;ue calentando las paredes de la paila, i las
pone rojas i encendidas. Si entonces advierte que la
caldera está vacia, no debe echarle agua por nintrnn
motivo. Debe extinnruir el fneiro i enfriar la caldera.
Si hecha apna calando roja, toda el njnia que entre se cor -
vierte inmcdiatmneute en vapor; i es tanta su cantidad
i sn fuerza, que no pudiendo caber en la caldera la re-
vienta con ¡rran e^tn'-pito.
Puede ser que t' e\trni> niie um nosa tin ^nti! i
lijern como el aii'". !os <rise-j i el vtoop de n^'n. fenír-in
una fuerza tan </r:inde como la que te he exilien do.' lia
razón es sin emlinrir*» mni clara. R-»e aire, o sra^". o
vapor, .se encuentra nuii apretado en el Inyar en que
está encerrado, i tiene que salir por al^un punto. Si la
pólvora se pusiese sobr-» un plato o sobre el suelo, con
la b;da encima, i se le diese fneeo, ni habria raido, ni
la billa se moveria pri-an cosa, l-'d sr.as one en este ea^o
produce la fH')lvora se encontró lil)re de esi-nparse en
todn< direcciones, sin nada que lo comprimiese. Pero
si la |v')lyora hubiese estado encerrada en un pequeño
espacio, i apretada bien, entonces el «jas producido no po
dria caber allí i tendrias que romper las paredes para
escaparse. Si tú cojea un tubo abierto por los dos la-
dos; i pones dentro una bolita, como un chícharo por
ejeiiiplo. i soplas por un extremo, la ))oiita sale por el
olH) exlrcmo cou mas o menos Oier/.a i rapidez. E-ito
es porque tú et-ha* aire denlro del tubo i este aire em-
puja la lial.i para fuera, l.n mismo suee le en el fusil,
Í;i <!a-; que la pólvoia produce sopla la bala para afuera.
Si colocas una bolita tle papel encima de una me^a, i
soplas sobre ella, la lioliie se moverá i no irá mui lejos.
Pero si la pones dentro de un tulto, soplas poi- dentro
de »'-l. la bolita saldr.i con rai>idc/. i llesrará a cierta di--
tani'ia. La razón es que en el primor ca^o el aire del
soplo podía esparcirse en torno de la Itoüfn: p^ro den-
tro del tubo no se puede escapar por los lado.«, i no tiene
mas remedio cjue empujarla hacia adelante.
Cuando el u;is sale de la l)oca del cañón se esparce
en todas direcciones, porque tiene capacidad pira ha-
cerlo. Ks lo mismo que cuando hai un tumulto de <?eu-
te, que se apiña junto a la puerta, para salir de ah^-un
lu'i-ar: allí se aprietan, i apeñuzcan; pero tm lue^rn c^-
mo salen se esparcen i diseminan en todas direeeione-!.
Asi es que entenderás bien ¡jorque las rocas so rajan
i (piiel)ran en p'xlazos por medio de los barrenos —
Hecho el agujero i lleno de pólvora: comprimida esta;
apenas hai capacidad cuando se enciende para que se
confen.iía el <,'as que se produce. Como la boca del
agujero es muí pequeña, i el j^as es mucho, no puede
salir por él mas que un poquito. Pero como tolo quie-
ro salir al mismo tiempo, el úilico medio es destro/.ar
la piedra, í abrirse nuevos huecos.
Si se pusiera muchísima pólvora dentro de un fu-'il.
sucedería lo mismo. ,Vsi es que la ear<;a de pi'dvora
n<j debe .pasar de cierta cant¡da<l; ponpie sí se pone
mas, reventará el cuñoii.
La ixMvora se usa para mu^^iía^ pom-\ IThI rdí^nna?
clases de fuegos artificiales en que la pólvora no so
quema toda do repente, sino va ardiendo poco a poco
hasta que acaba con una especie de ranñllete con luces
muí bonitas. Los voladores que van hasta tan alto,
son también mui interesantes. Ellos se van para arri-
ba, pero no es porque vayan em])UJado3 como la bala de
fusil. ,;Por qué es entonces que s'.iívn? Tú ves que un
vol.ador consiste en nna especie de tffbo, cartucho o caja
llena de pólvora, atada a un güín o varilla larga de
madera üjera. Cuando la pólvora .se va quemando, el
gas producido 80 va escapando hacia arriba, i arrastra
consigo el cartucho i la varilla.
%
Por la misma razón las riiedas de los fuegos artilicia-
1 les, como laíjuecjtá aquí pintadn, dan vuelta sobre su
I eje, cuando comienzan a arder. El gas que se forma, a
' meílidaqne la p<>lvora se quema, determinad movimien-
' . <o de la rueda.
PfJKoi\TAs—-;.Quv subes sobre l:i pi'ilvora r-ir.indo no
la (oca el fueiro?— Qm- sucede cuando .se rpiema? — Qué
efectos prodúcela jn'dvora cuando se quema?— Para ()ué
se usa en las canteras? — ,:Es mui rápida la acción de
la pólvora;.— ¿Qué te he e\[)I¡<'ailo acerca del vapor de
airua i de la explosión délas calderas? — ¿De qué depen-
de la rapidez d** lo.s proyectiles? — Hazme el favor de
explicarme bien lis explosiones, i darme ejemplos? —
/.Cuáles son los usos de la pólvora? — ¿Porqué los vola-
dores suben en el aire? — ¿Porqué las ruedas dolos fue-
gos artiñciales giran cuando so encienden?
í" Criitflnnitr'i.J
Ur.KMKMMM !>§: ALUMBRA
ESCRITOS P.VIÍA L(.)SXi\()>'
Tov Snii!o.-i Toraüj,
liinclor dd hir.tituto síacionul Cíyi'.r.iUU Gu.üc-
ru.tLr.
LECCIÓN' L
IntrodijLQoion.
1. Vulgarmente se (íice ciuo el Aljebra encíerr.-i
un cúmulo de d¡íi:uita 1.-;. i loi iiiñ^si? arredran
al emprender su estudio porquí.- lo creen supe-
rior asuí ivMTíXV, piro eito e; un er o-, p^rqu-
el Aljebnt l)ien ens;íñada eí mudio mu; fácil qu,:;
la Aritmí'tira.
2. Hl Alielira es el ramo de las MaU-niAtic^s
que por medio de letras i sií^no^, ji-iieraliza, al.>r.; -
vía i f.icilita los cálculos qu- s ■ ha -ni p ir,i n;-
solver las cuestiones relativas a los números.
E' .\li(tf)ra es una Ariuiiética mas universa!,
m.'is cómoda en su; proced¡mi(!n'.o;, ma; r.ioiJ^
en su marcha, i mui útil poi' su; resultad r,. Mai
312
JEMj iJTfSTlTVTO JÍ'^CMOJW^r^.
universal, porque sus cifras o caracteres no se li-
gan a determinados valores como los de la Arit-
mética, sino en los casos precisos del problema
a cuya resolución se aplican: mas cómoda en sus
procedimientos, porque sus cifras guardan una
fijeza inalterable i jamas las confunde ninguna de
las operaciones de suma, resta, multiplicación i
división: mas rápida en su marcha! porque su-
puestos los valores de sus caracteres en una cues-
tión, el calculador discurre con ellos sin confusión
que le embarace para llegar a su fin, pues con-
tentándose con indicar bien sus operaciones, a-
vanza sin tropiezo a la conclusión que busca: i
finalmente, el Aljebra es mui útil, porque facilita
admirablemente la resolución de los problemas
mas complicados, i porque se presta a demostra-
ciones mas claras i a investigaciones mas eleva-
das, jeneralizando siempre sus verdades i sus re-
glas.
3. Todas estas ventajas del Aljebra dependen
de la naturaleza de sus símbolos i de la de sus sig-
nos, mediante los cuales puede hacer i hace cons-
tantemente una aplicación injeniosa de los prin-
cipios mas sencillos, como los siguientes: — Si a
cantidades iguales se añadeu cantidades iguales,
las sumas serán iguales: — Si de cantidades igua-
les se quitan cantidades iguales, los residuos se-
rán iguales:— Si cantidades iguales se multipli-
can o dividen por cantidades iguales, los produc-
tos ¡ los cuocientes serán iguales; etc.
4. En la Aritmética se prescinde del valor espe-
cífico de las cantidades i solo se consideran i cal-
culan los números en abstracto; en el Aljebra,
no solo se prescinde del valor específico sino
también del numérico, i se opera con cantidades
indeterminadas, es decir, solo se atiende a los
i conjuntos prescindiendo de la especie i del nú-
mero, é indicando simplemente las operaciones,
i en esto consiste precisamente el gran secreto
del Aljebra.
5. Para dar a las cantidades aljebráicas el carác-
ter de jeneralidad que deben tener, se ha conve-
nido en representarlas con las letras del alfabeto,
ks cuales no tienen valor numérico alguno, i ca-
da una puede representar el número que nos
convenga; pero una vez fijado su valor por nues-
tro supuesto, ya no lo varían hasta la conclusión
del problema. Como final del procedimiento, se
encuentra siempre una fórmula o espresion alje-
bráica que indica las operaciones que deben ha-
cerse con los numeras conocidos para encontrar
los desconocidos que se buscan; i a este fin, en
vez de las letras se ponen los valores numéricos
que les habíamos supuesto, i la resolución apare-
ce toda aritmética.
LECCIÓN II.
Esplüacion de los primeros signos alje-
braicos.
t. Para in-dicar las o|)erac¡oncs en Aljebra, se
hace uso de los mismos signos que se emplean
en Aritmética, i de algunos otros que daremos
a conocer oportunamente.
2. La operación de sumar tanto en Aritmética
como en Aljebra se indica con el signo + , que
se llama mas\ de modo que la espresion 6+2,
se lee 6 mas 2, i efectuando esta operación indi-
cada se obtiene la suma 8. Igualmente, la es-
presion rt + <^, se lee a mas b, i quiere decir que lo
que valga a se ha de añadir a lo que valga b;
pero en este caso no se puede efectuar la ope-
ración como en Aritmética, i el calculador toma
la operación indicada i procede con ella como lo
haría con la suma o resultado. Esto que parece
una desventaja, es precisamente de la mayor im-
portancia en Aljebra, porque estando los núme-
ros representados por letras, no pueden desapa-
recer ni alterarse en el curso de las operacio-
nes, i al fin del cálculo, puede descubrirse el en-
lace o las relaciones que tienen los datos o nú-
meros conocidos con los desconocidos que se
buscan, en lo cual consiste la solución jeneral
que da el Aljebra para los infinitos problemas
numéricos que tienen las mismas condiciones i
que soló se diferencian en que son distintos los
números que se dan. El Aljebra, dice Lagranje,
esa ciencia tan colosal que domina todos los o-
tros ramos de las Matemáticas, i por medio de
éstas a todas las ciencias naturales, debe todo lo
que es al empleo de los signos para indicar sus
operaciones. Quitad al Aljebra sus signos, i des-
aparece.
3. Para indicar la sustracción se empica el sig-
no — •, que se llama menos; de modo que la es-
presion 6 — 2, se lee 6 mttus 2, i efectuando esta
operación indicada se obtiene el residuo 4. 1-
gualmente, la espresion a — -3, se lee « menos b, i
quiere decir que del valor de a se ha de qui-
tar el de b; pero en este caso tampoco se puede
efectuar la sustracción, i se procede con la ope-
ración indicada como se haría con el resultado o
el residuo.
4. La multiplicación de un número por otro se
indica con el signo X. que se llama multipli-
cado por; í así la espresion 6X2, se le.í 6 multipli-
cado por 2, i efectuando esta multiplicAcion indica-
da se obtiene el producto 1 2. Como en Aljebra
no hai sistema de numeración, los aljebristas
han convenido en suprimir el signo de multipli-
car, escribiendo las letras unas a continuación de
otras como para formar una palabra; i así, en vex
de aY.b, se escribe ab: en vez de la comt>inacíon
aX.by.c, se escribe ad::. Para indicar la multipli-
cación de un número por una letra, se escribe
el número^ a la izquierda de la letra; í así, para
multiplicar 2 p'iríT. s^ escribe 2^?,- jura multipli-
car 3 por b, so escribe ^b; etc.
5. — Para indicar Ui división de un número
por otro, se escribe el dividendo i debajo el di-
visor separados por una pequeña línea horizon-
tal; i asi la espresion y, se lee ó dividid'» por 2,
JKM^JJ\*STIlJTO J\*ȤC10JVJit..
nr
ornas breve, 6 sobre 2: i efectuando esta divi-
sión indicada se obtiene el cuociente 3. Del
mismo modo, la espresion -^, se lee a dividido
por /;, i mejor a sobre b\ lo cual quiere decir
que (-1 valor numérico de a se ha de dividir
por cl de ó; i como en este caso no se puede
efectuar la división como con los números, se
procf'de con la espresiotí -J como se haría con
el cuociente.
6. La it^ualdad de dos espresiones se indica
con el sijjno =, que se llama de igudd.jd, i se
lee, ,'s- i^ri¡:i[ ¿j-^ \ asi la espresion S— -5=j, se ler;
8 menos 5 « {quhI a 6 dividido por 2. Del mis-
mo modo, ♦ la espresion a — !>={. se lee a me-
nos l> es itjual a c sobre d; lo cual quiere decir
que si del valor lumi írico de « se quita el de <^,
el re-.¡duo os ií^ualal cuocient'; qiü^ ss obtieae di-
vidiendo el valor numérico de c por el de d. To- I
da espresion semejante a esta última, que indica ¡
la igualdad de los resultados de varias opera:io- ¡
nes, olaii^'^ualdi I d míís cmtidalí'; cua'esquicra, |
se llajua eeu.xa'on. S ; llama prinv.rr miemb-o
de la (xuacion todo lo que queda a la izquierda
del sij^no isrual, i secundo miembro es lo que
queda a la derecha del mismo signo.
Estos signos nos bastan por ahora para resolver
las primeras cuestiones i dar a conocer la utili-
dad e importancia del lenguaje aljebraico.
(CoiiUnuí^rá.)
LECCIÓN F.S
ElenieiituIeK de dibujo lliienl ni tilcunee de
lo>i niños, iM)r M. R. Oi-tegrtí, hijeitiero \o-
|>óg:i-aro ¡ profesor de Jeo^iiifíu iMilíll-
ca-descrlpf Iva del Instituto Nacional.
LECCIÓN IX.
Dk i as i icl ras,
7 9.. -Llámase figura a todo espacio encerrado
por tres ó mas líneas.
So. — Las figuras se tlividen en n-gulares e irre-
gulares. Son regulares cuando los lados (¡ue las
forman son iguales, e irregulares cuando los lados
no guardan entn> si esta relación.
Si. -Las figuras reciben diferentes nombres
según el número de lados qu? las forman: si el
po'ígono tiene tres lados se Ití llama tria no ni,;
si cuatro, (uadrilákro: si cinco, pent.igoi^o; si oclio.
octáirom; si nueve. cn:árono: si diez, dfcáootw; si
once, undecágono; si tlocc, dodccágcno. Trisando de
este número se les llama polígono de 1.3,! 1 etc.,
bdos, esc..-ptuando el de i5 que se llama ;Ar;.'/C'./<:-
cáinmo. '
S2.- -Se llama /'f-r//-,v.:'/ni de una figura al cmi-
raí tienen el mismo p -rímetro, se V s llama isope-
riiiidras.
S3. — Los triángulos se clasifican según las lí-
neas que los forman, según b magnitud de sus
lados i según el valor de sus ángulos,
84. — Triángulo rectilíneo es el que está forma-
do por tres líneas rectas, como AlC figura 49.
Triáfiiriiln roí
S5. — Triángulo AV7V'/7///(^,) es el que esuí forma-
do por tres líneas curva-', como 1 )Ki \ figura 5o.
86. — Triángulo miatilineo es el (ju<' '-sil for-
mado por dos rectas i una curva, o visevcrsa, co-
mo CU I, Wrwxx 5i.
Fiv"-. .">Ü.— Triánítilo ciir-
\iliiien.
>1.— Tri:íii<riilo cnis-
tilineo.
Con relación a la magnitud de sus lados, se
dividen los triángulos en equiláteros, isócelcs i es-
calenos.
87. Triángulo e.jul! iíyro es aquel que tiene
sus tres lado 4 iguaU-s, com;) NMC>, fi;Tura ís: lo.s
tres ángulos interiores son también iguales i es
la s.)!a tigur.i regular entn- lo.; triángulor,.
■juuto
lad
que la c.'.Tran, i
Jos fi;
Fi?. Ó2.-— Tnárigitlo eíinilnUTO.
88.— Triángulo i.Cce/r:^ es el que tiene do.^ de
sus la los iguales, como .\BC, figura 53; lo-í án-
!;u!o; o¡)\i''slos a los lado; i. rúales tienen H mis-
ino v.-ilor.
■ '•O.- 1 nán/^iüo ¿■:.iiL-j¡ i e-; el que tien-' «as tres
Li'l 1-; tK.-:,l;;iri;e,, coiu .) l)l*"d'', ligura ?4: lo; árv/n-
]i», :rr...'nori.';; son también deiiguali-s, priendo sirm
314
Bt. tJVSTITf/TO JY^CIOJV.Mt^
pre el mayor el que se opone a mayor lado i
menor el opuesto a menor lado.
Fig. 54.— Triánsulo
isócelcs.
■>3.— Tr¡¡in,!?nlo
escaleno.
Con relación al valor de los ángulos los trián-
gulos se dividen en rectángulos, actUángidos i ob-
tJisángiílos.
90. — Triángulo rectángulo es el que tiene un
ángulo recto como ABC figura 55: los otros án-
gulos son necesariamente agudo?.
A <
Fig. 55.— Triángulo,
rectángulo.
El lado BC opuesto al ángulo recto se llama
hipotenusa, i catetos\o% lados que forman el ángu-
lo recto.
9 1 .—Triángulo acutángulo es el que tiene sus
tres ángulos agudos comoGHI figura 56.
92. — Triángulo obtnsangulo es el que tiene un
ángulo obtuso como DKF figura 5/ cuyo ángu-
lo F es obtuso i se opone al lado maj'or.
Fig. 56. — Triángulo
acutííngulo.
Fig. 57.— Triángulo
obtnsangulo.
93. — Base de un triángulo es el lado sobre el
cual se considera que descanza la figura como
AC, GI i DF figuras 55, 56 i 57.
Altura de un triángulo es la línea perpendicu-
lar ]>ajada del vértice a la base como OP figura
58.
Fig. 5S.— Altura OP.
En los triángulos obtnsangulos la altura no
cae dentro de la figura i para saber cuál es su
magnitud debe prolongarse la base como se \^
en NM figura 59.
Fig. 59.— Altura :\IX.
CUE.STIO\AUIO.
79 ¿Que- os figura? 80 Como .«e dividen? 81 ¿Quó cla-
sificación recil)on ]>or razón del número de lados que
las forman? 82 l-'Qué es perímetro? 83 ¿Cómo se clasi-
fican los triángulo.*? 84, 85 i 86. ¿Qué es triángulo roc-
tilinoo, curvilíneo, mistilíneo? 87, 88 i 89. ¿Qué es trián-
gulo equilátero, ¡sóceles, escaleno? í>0, 5»1 i 92. Quó
os triángulo rectángulo, acutángulo. olitusángulo? %\
¿Qné se entiende i)or l)asc i altura on ios triángulos?
íCimÜnuará)
De Aritmética decitnal práctica i razonada, escri-
tas en francés f>or L. Bomballet i traducidas
por Pedro Deleon Y., alumno maestro
del Instituto Xaciotml.
(Continúa.)
Multiplicación de números enteros.
73. Añadir un número dado, varias veces a bí
mismo, sin recurrir a la suma, es lo que se lla-
ma hacer una multiplicación o suma abreviada.
I>a multiplicación, entonces, es una operación
por medio de la|cual sejrepite un núinero, llamado
multiplicando, tantas veces como imidades tiene
un segundo número, llamado multiplicador.
El resultado de esta operación se llama Pro-
ducto.
El. iJvsTMTtiTO A*,acioj\\at..
31.'S
Resolvamos el problema siguiente.
Una madre da 5 naranjas a cada uno de sus
4 hijos. Se prej^unta. ¿Cuántas naranjas repar-
tió entre todos?
Es claro que la madre ha dado tantas veces
5 naranjas como hijos son; es decir, 4 veces 5
naranjas o 5+5 + 5+5. De donde, la suma de
estos cuatro números, ig^uales representa el nú-
mero de naranjas dalas.
Haciendo esta operación por medio de la su-
ma tenemos que:
I niño recibió 5 naranjas
I ,. „ 5
4 niños recibieron 20 naranjas.
Vemos que 5 sumado consigo mismo 4 veces,
es lo mis?iio que 5 repetido 4 veces por sumando
o 5 mulri[)licado por 4; pero diciendo al r vi ida-
mente, i con ayuda de la tabla que ponemos a
cont'n año i. 5 ví-ea; 4 son 20 (qu- eí hac<'r
ui"a inul i ilicaeion) se 11» <;>• i al mismo resultado
jjor un método mas corto que el de la suma.
Por consiguiente, la multiplicación no es mas
que una suma aljreviada.
1\thla «le tnuliipUvaí',
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\l\\ la muUiplicaci'.in aiit'TÍ..>r 5 iiiuhipli;:: d
pir 4 es igu.il a 20. ; l->.s,po-,ic¡.)n d;- la o
5 es el multiplicando. | pf^rarioii
4 el mul![)li.:^.ador. ;- ¿
20 el protlucío. ,|
1-]1 multiplicando es el número que se repite.
El uiultiplicador es el número por el cual se
repite el multiplicando, tantas veces como uni-
dades tiene aquel.
Ar multiplicando i al multiplicador se les lla-
ma Factores del Producto.
El producto es el resultado de la multiplica-
ción. I es respecto al Multiplicando lo que el
Multiplicador es a la imidad. es decir que si el
Multiplicador contiene 1. 3, 7, 100 etc. a la uni-
dad, el Prcxlucto contendrá del mismo modo i,
3. 7, loo etc. al Miiliiplicando.
Se podrá dcfmir entonces la multiplicación di-
ciendo:
La multij 1 cicion es una opr'r.acion que tie-
ne por objeto encontrar im número, llamado Pro-
ducto, cu í sea respecto del Multiplicando, lo que
el Mu tplicador es a la unidad.
74. De la definición de Mullijtlicar i de l.is
esplicaciones pr c 'den tes resulta que:
1.'^ Si el mu! i )licador es la unid vi o i. el
producto es igual al mulliplicando.
Ejemplo.
8 Multiplicando
I Multiplicador
• 8 Proíhicío igual al niulliplicando.
2.^ Si el multij)!icador es mayor que la uni-
dad, el producto e; mayor que el nuiltipHcándo-
Ejemplo.
8 multiplicando.
3 multiplicador.
24 Proi-lucto, mayor que el multipli-
cando.
Kn est<' caso el mul.iplic:idor 3 r; tres veces
mayor que la unidad; el producto 34 igual a
S (-8 + 8 es tres Vfc -s menor que el multiplicando.
3. ^ Si el multiplicador e; meno.^ que la uni-
dad, el producto s-rá m lyor que el multiplicando.
\ín electo, el producto es el reuiltado de la
muí iplicacion del mu'tiplieador por el multiplica-
dor; |)ero como este se ha toma<lo menos de'ii-
ni ve/, el ]irf>;lii;-to tendrá que s.^T lu -aor que
«M.
Í.OS ItiJOS nillu, TR,§U»tJO.
La virtuil il»M trnliujo os lu iiia* rrcomfiuinhio. La
p\ip|»li> ¡nilii*uio-<o que rimlii iil trübajo ferviente cul-
lo, <o\-\\ >iein|íiro un ptipltlo lüodolo, qiuMi.ir.í a la (la-
Iria honra, gloria ¡ pre<tijio.
VA tioüihní qiit> como el pan ,í>'>nado laKoriosamente
coa el í;u ior do su frcnfe.o.^o os iin lioniUre íitil; el qae
cii-rai !i sii-s hijoj a hallar jarato el hiuriildo a'imento,
pidiliii'Ki lie -a-i nf'iiii'-^, .sarionpdo 00.') hi sania aloLri'ia
lif lina roí): rucia iia.'upiila. e.-e .-er;í ?ieinpr« nu linón
ciml:» iaiio. (ii'L>;iino 'h' sa patria.
Los hijo- del traliajii. e hiciiiH c:j la e.^eu.^a liol ile-
ario
ja^tJ^STITUTQ A'^ÍWlQJVfJiW.
bcr, son esclavos ilo sus obligaciones, que aceptan i
cumplen con bastante puntualidad: ellos son bastante
fuertes para no doblegarse a las exigencias que impone
un injuBtificablc temor, bastante indepondientcs para
no mendigar un favor que les llenaría de vergüenza,
bastante poderosos on su iwbreza, porque se bastan a
si mismos. ^
Por eso se les ve siempre con frente erguida i paso
seguro atravesar las calles al dirijirse a sus talleres,
ostentando orgullosos sus timbres de nobleza, repre-
sentados en su humilde traje de artesano.
Cuando la Patria en dias de crueles tribulaciones,
llama a sus hijos para que la defiendan, el obrero em-
puña con mano fume el fusil i corre a su puesto, sin
Íreguntar la causa del llamamiento. ¿Qué le importa?
II sabe que su esfuerzo, su sangre toda pertenece a su
patria; sabe que vá a llenar un deber sagrado, el pri-
mero del hombre, i esto le vasta; ajeno a las intri-
gas políticas, a los manojos de la diplomacia, no hai
para él razón de estado mas poderosa que la honra
de ese pabellón puc va a defender. Lucira valerosamen-
te, con jigantesco esfuerzo, como on Zaragoza; sucumbe,
cubriéndose de gloria, como en Trafalgar; vence admi-
rando al mundo como Bailen.
Terminado el combate, cuando la mirada después
de buscar con vano esfuerzo mas enemigos que com-
batir, se levanta serena i hermosa Inicia el pabellón
que ha salpicado con sangre, i vé que está ileso, i
conoce que ya no necesita de su brazo, coloca el arma
en un rincón de su hogar, i al otro día torna a em-
prender tranquilo sus abandonadas tarcas; allí so le
vuelve a ver despojado de los arreos militares do la
víspera, forjando el duro hierro, rompiendo el pedrego-
so suelo, derribando la añosa encina.
Preguntadle por la vectoria de ayer i os l;l relatará
breve i sencillamente, porque no puede malgastar el
tiempo, su íinico capital; decidle si mientras el comba-
tía, sus hijos tenían pan que comer, í os responderá con
ese nacional !qué importa; cuya lacónica elocuencia es
todo un poema de abnegación y heroísmo.
Ellos ni aun sal)en engreírse con sus victorias.
La agricultura i la industria, veneros inagotables de
riqueza, son los manautiales mas fecundos de donde ma-
na la prosperidad de las naciones; su esplotacion está
encomendada a esas masas trabajadoras que constituyen
el pueblo, de cuyas encallecidas manos reciben los go-
biernos las sumas inmensas que necesitan para soste-
ner él rango nacional; es la obra de la felicidad común
la que le está confiada a esos hombres que ven salir
el sol de cada día una hora después de comenzar sus
tareas, i no dejan caer su herrani'enta hasta que el rei
de los astros les niega su rayo postrero. Abejas incan-
sanbles de la colmena social, depositan diariamente en
el panal de la patria su contingente reunido a costa
de su vigor.
En los aromatizados salones de la aristocracia, sue-
le respirarse una atmósfera poco apropósiio para los
pulmones de un hijo del trabajo; él no envidia el aire
saturado do exquisitas esencias que allí se aspira, por-
que puedo disponer a su antojo de la fresca brisa del
campo, embalsamada por la fragancia rara dé 1.% flore-
cilla silvestre; él no envidia los ricos artcsonados ni
los techos cuajados de abalorios, porque sabe que na-
da hai comparable a la espléndida techumbre con que
le brinda un cielo despejado tachonado de estrellas; su
rústico calzado no reúne las condiciones necesarias
{)ara sabei- pisar con donaire las rica» alfombras de
09 palacios, pero Dios entapizó de césped purísimo
el camino que diariamente recorro, teniendo cuidado
de renovar esa alfombra inimitable cu cada nueva pri-
mavera.
En la tosca mesa do un hijo del pueblo, condenado
a ganarse el suátcnto con el uudor de ?u fi-catc en ex-
piación del))ecado orijinal, se suele comer pan moreno;
pero ese pan, si es poco nutritivo al cuerpo, vigoriza
el alma, porque no deja en pos de si ningún remordí;
miento.
r>onde quiera que se rinda culto al trabajo, allí es-
tará la moral; donde la industria sienta su planta, allí
existe la virtud; cuando se siembra una buena volun-
tad la cosecha será de beneficios.
No hai que buscar la dol)legucz, la. traición ni el des-
honor en esas pobres viviendas santificadas por el tra-
bajo i por Dios bendecidas.
Ademas, el día es demasiado corto; apenas bastan
sus horas para atender a las forzosas impuestas por
la necesidad i es preciso agotar la sabia jenorosn de la
vida en aras del trabajo, sin desperdiciar un solo nii-
mito en fútiles debaneos.
líl artesano alcanza actualmente una época en que
se le hace cmnplida justicia; ya era tiempo.
Jesús enalteció el trabajo asociándose a humildes pe-;-
cadores, pero se ha necesitado después innciios siglos
para desterrar esa preocupación que ncuaba al obre-
ro el rango que leperteteoe.
La sociedad de los hombres se cree en su orgullo
de mejor linaje que el hijo de Dios. La blusa i el frac
varían hoi soId por su hechura o por la mayor o me-
nor finnra de la tela, pero su importancia social es la
misma: con ambas se hace el hombre digno de mere-
cer bien do la patria Los hijos del pueblo deshere-
dados Olí la fortuna, no tienen culpa alguna de su invo-
luntaria j)obreza. ¿Quién tendrá dereelio a negarles
un asiento en el festín social.''
¡Dejadles llegar! Ellos no tienen oro, pero ofrecerán
los inaprecjaWes frutos de .siiintelíjeBcia i de su arrojo;
ellos no tienen un blasón que hacer constar en tiso(]ue
se llama ciencia heráldica, pero sí un apellido ilustre
con que enriquecer las pajinas de la historia patria.
¿No lo veis.' entre elle 8 hai poetas co-no Garoia Gu-
tierrez í Plácido, novelistas como Fernandez i Gonzá-
lez, guerreros como Mina, Palafox i Popo Antonio.
¡Honor al trabajo!
El contacto del artesano ennolilece, sabodlo, ¡oh vo-
sotros que desde la cumbre de In fortuna apenas dcj; is
caer sobre él desdeño.sa mirada!
Cuando al declinar la tarde vuelve del trabajo, lle-
vando bajo el brazo el moreno pan (jue a su -mi.-o com-
pró en el mercado pensando en sus iiijos, co;; -¡ ioiiulle
como un ejemplo de virtud, de resignación i >ie perse-
verancia, que imitar deljieras el dia on que ci azar os
pusiera en el terrible trance de «ranar el sustento en
uno de esos talleres donde el artesano sepulta catorce
horas de cada dia de su existencia.
La desgracia no respeta a los i>oderosos.
La blanca mano que en la adversi lad recliaza la hon-
rada herrann"enta, tendrá que tenderse en demanda de
una lin\osna o empuñar el arma suicida: no hai nnis
camino para los hombres que hasta en el infortunio
desdeñan el noble trabajo.
El olirero es feliz i>orque es honrado, indei>endíen-
I te, al amparo de las leyes que respeta i hace respetar;
i porque con el sudor de su frente se redimió de toda
servidumbre; temido porque es fuerte, i pura convencer-
se de ello no hai mas que ver sus endurecidas manos
que supieron romper el yugo estranjero ¡mesto a la pa-
tria por un Cé.sar perjuro, i su rostro curtido por la
intemperie en el (pie dibujan los viriles ra.sgos de su in-
domable enerjia.
¡Honor, Imnor eterno a los hijos del trabajo!
IVturiuiio Ramiro,
(Cubano)
De la Voz del Nuevo Mundo.
EL, IJySTITVTO »^\tCIOjV^f^
317
8e«cioii <]c Pedagog^íiE
A k kmámm de Msesípos
MÉTODOS DE INSTRUCCIÓN.
POR JAMES PTLK WICKERRHAM,
( Dhrrlor (h Ins Escuelas Norntoles de Pcniilcnnia.)
Pura ser Mae»ti-o se neee<<ita una prep»n\v\ou
espeelal.
(f'onliníia.)
(>. L?i ciencia empírica i la racional requieren diferen-
tes uiétodofl de instrucción. Los conocimientos provie-
nen (lo dos fuentes: de los sentidos i de la ra/on. Torla
ciencia que tiene por l>ase la evid'Micia do la esp*»ricncia,
puede ll;nna>"sc riiipírica; por el contrario, toda ciencia
que está liasada en las intuiciones de la razón, ¡lucile lla-
marse rar'uiwiL Los iniHodos de enseñar estas (U>s clases
de ciencias son diferentes.
l'na ciencia ein[)irica se diferencia de una rarional.
en sus datos, en su fu, i en elj>/<)fcfir» del ranori'ni'o. Ijos
datos de una ciencia empírica son lie<'lios; su fm, es la
consecución de leyes jenerales, i el proceso de su racio-
cinio es inductivo. Los datos de una ciencia racional
son ijriiu'ipios o ideas universales; su íin, la consecución
de piiiici[)ios particulíires o de ideas menos jonera les,
i el proceso de su raciocinio es deductivo. La Química
es mía ciencia empíriía; i la Jeometria, incluyendo si s
axiomas i definiciones, tiene la forma do una ciencia ra-
lioiiHÍ: los que conocen la naturaleza de amltas ciencias
no necesitan de mas esplicaciones soWre el particular.
llai dos moilos de enseñar una ciencia empírica. Por
e! primei-o, so presentan los liec!ios i después las Iere< que
de ellos puedan dcdiicirso. Por el scírundo, se puede a-
suiíiir una iiipótesis, i después se pueden liuscar los lieclios
con quií proliarla; o leyes plenamente estaMecidas se
presentan u las personas (|ue las i<rnorun en forma de
proposiciones, aduoinndoao des[)ues los liefjjios en que
descansan, para proliarlas. Ku un estado mas adelan-
tado de las ciencia em[)irica. es posilile anticipar la e\i^-
leiicia de hechos desconocidos, deducii-ndoio.'» del cono-
cimiento de las leyes jenerale- que delicu rejii-los. !;:i
el primer nictodo se dan hechos para i-Mct>ntrar leyes;
i en el seirnado, se dan leyes, ciertas o hipotélica.-, pora
hallar hechos.
Existen iirualiix'nte dos nu-todos de eiisernr uin cÍíjii-
ciu racional Íjos principio-^ necesarios i univers iles (pie
forman los datos de semejante ciencia pueden coinimi-
carseal i)riiicipio, ¡ a esto pueile seü:uir la demoslracipn
de las verdades pnrticiilares contenidas en ellas. Hste
cí el primer mtííodo. Una verdad particular o un ¡irin-
cipio puedo darse por sentido, i sus pruebas dolió i Ims-
carseenlos principios necesarios i universales de (|u''
lorina |)ari-e. Este es el se^nindo int'todo. El [iriüi'M- 1
consiste en la evolución del contenido de losaxio:ais,
definiciones, intuiciones de la r:u;on: el seijjundo consi-te
en demostrar verdades particulares, demostrandj s-u
conformidad cou la verdad necesaria i universal.
Los dos modos de enseñar una ciencia empírica difie-
ren de los dos modos de enseñar una ciencia racional.
Compárense entre si los dos primeros métodos uoinl)ra-
dos (locada ciencia, i se ver.í que la fuente de nuestros
couociiniciilos de !iee!,io.' -:oii !us ¡.'Cülidx-'. i \a i'iio:itedc
nuestros conocimientos de los principios universales i
peñérales, (53 la razón. Cuando inferimos leyes j^ene-
rales de hechos particulares, procedemos inductivamen-
te: pero cuando queremos analizar los productos puros
de la razón, procedemos por el método deductivo. La
conclusión en un caso es la fiemíralizacion de la cspe-
rioncia i no puedo estenderse mas allá de los hechos
observados; mientras que en el otro la conclusión es uu
hecho exacto i positivo.
Las mismas diferencias aparecerán si comparamos los
dos modos últimamente mencionados. Partir de una hi-
pédesis o de una lei probada en la ciencia empírica,
es lo mismo que comenzar por asumir una verdad parti-
cular en la ciencia racional; pero aquí termina la se-
mejanza entre los dos modos de proceder, pues probar
I un principio por hechos es muí diferente a demostrarlo
I por medio del razonamiento.
i 7. — Tia forma primera de instrucción debo ser ca-
liGcativa, d(\spues cuantitativa i por ün una comparación
de relaciones. Las cosas se conocen solo por sus cnalida-
dos: son el alfabeto de la naturaleza; .v>n el medio do
introducción entre lo conocido i lo desconocido.
La primera forma de instrucción del>e ser cnalificati-
va. Véase como aprende un niño. Percibe que hai ol>-
jfttos duros i blandos, irrnnles o ]iequi ñ )J, i>oeos o mu-
chos, lariios o cortos, suaves o ásp^'oj. calii'iites o fríos,
blancos o neo-ros. lijeros o jio-a los, atn. irnos o dul-
ces, etc.. sin detenerse a medir sus diversos jfn\dos. I>is-
finsuo^ los objetos unos de otros |>or medio de sus cua-
lidades: aprenderá por ejemplí^, a distintíiiir un ca-
ballo de una vaca, antes de <p>e pueda ilistinsnir un ca-
ba'lo de otro, o niia vaca de otra. Lo mismo puede decir-
se del leniruaje de un niño, pues al principio so com-
pone de palabras que sirven fiara desis;nar liumhre, per-
ro, stnto, etc., etc. Todo esto tiendo a probar la verdad
que sirve de epijrrafe a este [lárrafo, i riijiere leccio-
ues sobre objetos, lecciones sobre foriiiíH, eoni-istencia,
coloi', i las cualidades de las co-aí cu jeneil.
Jiti sejriinda forma que delie tomar la instrccion e.s
cuantitativa. Después de haber observado una cualidad
empezamo.'' pronto a limitarlas a limitarla en el es-
pacio, en el tiempo i en el forado. Luiuiriinos cuál ea
su tamaño, si hai mucho o poco. Inventamos [lesos, me-
didas, monedas. Es evidente que el aprendizaje do las
cantidades requiere un pensamiento mejor definido, mas
preciso, n.as concreto, que aprender a oliscrvar las cua-
lidades; i semejante iieiisamieuto es necesario para for-
mar una ciencia. Cuando los niños han aprendido las
(Mialidades de los objeto :, hace 1 que las observen mas
intimamente i (^ue aim^eien su caiiti'lad. No deben uoui-
brar meraim^nte la roiiria de un objeto, sino decir Su
lonirilud.su anchura i su espesor; no di'beii decir mera-
mente que una cosa es erande o peípieña. .sino especílj-
ear su taiiinño; debe eiiseñ írseles a medir por onzas i
I libra-,, a de ii- -^u color, la cantidad de ellos, ine.
*" Despne-i ijiie la instrnecion ha j tasado por los gradea
cnariücalivos i cuantitativos, su proirre.=o futuro debe ser
por medio de una comparación de sus relaciones. J)iV
cernimos cualidades i medimo-' (nuitidíides por medio
de la comparación: pero esta especie de comparación no
es una comparación de relaciones. Empleamos tal com-
naraeion cuando comparamos causas i efectos, medios
i lines, i las idcntid.ides inhei-ente.s i diferencias de co-
yas, i tal comparacioii es solo posible cuando estamos
cu posesión de Ins cualidades 1 cantidades usadas címiio
(hilos en iiiiestj-o rnzonnmienío. Tinlo-; los trabajos cien-
tificos, propiamente dichos, .son el r.>suUado de m\n
comparación de relaciones, i el profesor. |>or lo tanto,
tiene amplio material para eooinniíMr la cla-^e de ins-
truceion comprendida en bs premisas.
8 —Los melólos de cnseñniu.a deben ser inductivos
c deductivos, ai.ial.iti(.'o.s o íint<-tico?, se.iitin v\ punto
Tf?
AX. JJX'STITVTO JT^Cl OJr^§I^.
objetivo de los conocimiento?. El mundo objetivo oí<t;í
formado do existencias i leyes rine las f^obiernan. La
ciencia ostií formada do las leyes que los hombros han po-
dido observar i establecer. La inducción si<rnitica ascen-
der de hechos a principios, i este método puede adop-
tarse al enseñar.
_ Cuando^ nos hallamos en posesión de las jcneraliza-
ciones de inducción, podemos usarlas en la intcrprola-
cion de nuevos hechos i fenómenos, i este procedimiento
80 llanm a veces deducción, poro es mas bien una
parte de la inducción i como tal la consideramos a-
quí. Ninguna ciencia puedo enseñarse bien sin su
uso.
Ya hemos dicho que las induciones do la razón
nos faciliton el conocimiento de ciertos principios no-
cosarios i universales i que estos contienen otros prin-
cipios incorporados en ellos. La ilrdamnri, tal como
yo la comprendo, es la evolución do principios parti-
culares, do principios nooesariosi niiiversalos i tal do-
be .ser el mc'ítodo de estudio en todas las ciencias racio-
nales. Propiamente hablado, no hai inducción en las
Matcm.áticas o la Lójica, i seguramente que no la hai en
la Etica o la Estética.
_ Como el mt^todo inductivo os ol único aplicable a las
ciencias empíricas, i el deductivo es el único aplicable a
las racionales, i como toda ciencia puedo incluir.so en es-
tas clases, se sigue que los métodos de enseñanza delien
ser inductivos o deductivo.s.
Aparto de moras percepciones o intuiciones, todas
las operaciones que somos capaces de ejecutar sobre
el punto objetivo dolos conocimiento-'.' iiuoden jene-
ralizarse en los procedimientos do multiplicación i di-
visión. En nuestras investigaciones de la naturaleza,
jamas se nos presenta esta en sus divisiones mas peque-
ñas: solo con el auxilio del microscopio i de ol escalpe-
lo anatómico podemos buscarlas. La tierra, el airua,
ol aire, los organismos animal i vejetal, se ven obliga-
dos a descubrir sus elementos i .secretos. Esto el proce-
dimiento de la división o análisis.
Lá naturaleza, en ninguna parte, se completa entera-
mente a nuosti-á vista: ignora las fracciones. Vemos im
número do sus animales, plantas, rocas, estrellas, o info-,
rimos el resto. J]uscMmos laboriosamente levos i verda-
des, i combinamos lo que descubrimos en sistemas cien-
tíficos; pero conocemos poco en comparación do lo que
permanece desconocido. La ciencia crece: cada dia so
agrega algo a nuestra .suma do conocin'iientos. Este os
el procedimiento do multiplicación o sinto-iis.
Todos los conocimientos que so presentan en libros
para el estudio; son una síntesis. Los materiales de que
se forman los conocimientos deben, sin embargo, h'a-
ber.so obtenido principalmente por medio del análisis.-
Si al enseñar una ciencia seguimos el método por ol
cual esa misma ciencia se ha formado, el procedimiento
debo ser sintético; pero si consideramos la ciencia en
;Su estado actual i la dividimos i subdividimos en partes
hasta que hallamos los elementos sobre que está basada,
el procedimiento os analítieo. Ambos procedimientos
son igualmente legítimos i ambos deben usarse en casi
todas las lecciones. Los autores de los libros de testo
tienen la costumbre de aplicar los términos analítico i
sintético a' sus obra.s con mui poco discernimiento. Do
ambos métodos, el analítico i el sintético, .se deljo «sar
al escribir un libro de testo sobre cualquier asunto, i lo
mismo al enseñarlo, i no es posible usar de otros méto-
dos que tengan el mismo punto de mira.
{C'ontlanan'i).
SECCIÓN DE COXOCniIENTO.H ÚTILES
•t L,^ SOCIEnjMD nE »'lRTES'.ílJVOS\
iiluC' CH na cüb'illo de vaporl— Para quo .so
tonga un concepto claro do lo quo significa esta uni-
dad do trabajo.^a fin do apreciar la fuerza do motor, o
lo que necesita una máquina determinada, vamos a dar
una^ sencilla osplicacion de su significado.
El trabajo mecánico es preciso que no so conrunda.
en manera alguna, con la idea do una fuerza sin mo-
vimiento. Por ejomplo. un puntal que evita un hundi-
miento, no ejecuta ti-abajo do ninsuna especio, su acción
queda reducida a resistir sin realiznr trabajo alguno:
una oaballoria quo, tirando de u-m noria, ,se para .le
ju-onto i (jMOila resistiendo la carga do agua do loscan-
jilonoH. tnmpoco trabaja i por fin. un hombro omi>ii-
jando un carruaje, sin lograr su arrastre, empleará mu-
cha fuer/a, jíoro sin ejecutar trabajo mecánico. Paiu
que resulte éste, es preciso iworror \m camino cual-
quiera, accionando con una fuerza dotcrminadn.
En virtud do estas consideraciones, i teniendo en
cuenta que el camino recorrido so puedo conseguir en
mayor o menor tiempo, .se deducen las tres circunstan-
cias que deben concurrir para determinar todo traba-
jo, que Hniv.fMrzn, camino v'orrñlo i tie.moo enipleadn.
.Vhora l)ieii: la unidid de fuei-za puo,le ser el posi
del kilogramo: la de camino recorrido, ol metro; ilt
del tiempo, el .«egundo. En con.socuenciíi, la unidad do
trabajo so deduce inmediatamente diciendo: que os ol
trabajo que rc;)ro cnta la elevación de na kilogramo a un
metro do altura, en un segundo do tiempo. Esta unidad
recil)o el nombre de ki7n'/r<hHra, i a la suma do 75
l-ilop-úin-iros so ha denominado un cahallo de vap)i\
cuyo trabajo puedo definirse directamente diciendo:
que es el esfuerzo representado por la elevación de
75 kilogramos, a la altura de un metro i un segundo
do tiempo. Como quiera que estas tres circunstancias
do fuerza, camino recorrido i tiempo, son directamente
proporcionales al trabajo, resulta, que puede decirse
taml)ion que un cai)allo de vapor es el esfuerzo roi-
lizado al elevar un kilogramo a una altura do 7.') mo-
tros en un .segundo; o también un kilogramo elevado a
una altura de un metro en un sct'^iita i ciii ■.. avos de
tiempo.
De aipii es que so ])Uf^do Imc^r el misino tra!):ijo,
con fuerzas distintas, con tai ijm > s> alten'ii las voloci
dado.s, osean los catnino-i r.^'oirido< c:i U uolacion de-
bida. Para co:nprendorlo mj oi- dM-in )-i qu": lo inlsin i
trabaja una m.iquina elevan i > cw\ litio- d" a:.;iia.
por ejemplo, a sois metro-;, qa.^ si eb-vasí' ciiicuenla
litros a doi'o in 'tros <lo altura, en el mismo tiempo.
Finalmonte, la cuestión de i¿-a.ildad d > tr.ibijos con-
siste en disponer «le lo* tres elem-sito-i citados! de ni .-
do que su producto sea sicarire i.'-iial, til (•o:uo se
verifica en ol caso anterior.
Aserrad»!-.» ile doble t'fc-l.'> — Li inlu^tria i el
comercio de m:vdoras on .\ leu \ni;\. qii.i lioi surten van
casi toda Europa do m:ideras lab;M(las, al mismo tie'n,» o
quo to:n i tan (íolosales proporciones, pid ; a la ciencia i
al arte recursos para mantener esta gran esplotacion.
Hace ya añ)s que vienen u.sándose las aserradoras
ms^áuicas para los árboles, quo consisten en una sierra
liuosta 011 movimiento por medio de fuerza animal o del
V'por. Pero ahora se han niodifi(;ailo, con ol nomi)ro
de doblo efecto, cojubinando el movimiento dv» dos sier-
r-as situadas en un mismo plano,, que comienzau a cor-
£M. l,VSTMTlÍiTO J\*d€10.ir»3Í..
310
tíir c\ árbol por los dos estreñios de un diámetro, i van
aproximándose hasta unirse en el centro.
Kl resultado, romo es fáoil conocer, reduce a la mitad
fl tiempo necesario para serrar un árbol, i ademas tiene
la voutiija de (|ue siendo este tiempo la mitad, la sierra
no llena a calentarse como antea, evitándose, por tanto,
la pt'-nlida do movimiento convertido en calor i la re-
sistencia que pre.«enta la dilatación de la sierra al cor-
rer por entre las paredes déla ranura hecha.
Oisílnfion del hirriro i el aeei-o.— Para cer-
ciorarse do si un objetóos de hierro o de acoro, hai un
medio mui sencillo, que consiste en verter una pota
de ácido sulfúrico sobre el objeto fotáUco; se produ-
ce un;i mancha de color negro si el objeto oí acoro, i de
un color verdoso si es de liierro.
IVeTr:> anima'. — .So obtiene este prvlaoto carbo-
nizan lo on vaso^ cerrados, a una alta temperatura al-
eo superior al rojo cereza, los huecos do los animales.
Ksto carbón tione varias aplicaciones, poro la m vs
notable es sin duda alf^ima cuando se emplea en la
rofiíiacion do azúcar, ya .sea procedente do la cnñi o
do In remolacha, ¡cosa bien estrana |)or cierto, que con
un producto tan ne^^ro, se limpien en absoluto do to-
da impureza i se blanqueen estrao(-diniriamento lo-» e-<.
qu¡.s¡tos azúcares que se o.stontau en las mesas de las
lamillas mas distinfruidas!
Aplicación del alcohol n las qiK'niadura".—
•Se empapa un pedazo de rola en alcohol i so aplica
soIm'o la quomn<lura, cubrit-ndoso la tela con algodón
en rama o estopa picada. En vez de renovar la tela o
lo que es lo mismo levantarla, es mejor dejarla en su la-
yar i humedecorla con mas ah^ohol cuando se seqim.
Kl aii'ohol alivia el dolor, aun cuando los parezca a
ali.fU!ias personas (jue por su naturaleza dol)e aumentar-
lo.
El verde, el nepro i el amoniaco que están en pol-
vo se mezclan on un mortero de cristal o do porcela-
na, añadiendo primero una parto de agua para obte-
ner la necesaria homojenitud, i después de obtenida
('>sta se vierte en la niozcla el aj^ua restante.
Esta composición no solo se nso para las etiriuetas
de los jardines botánicos, sino para marcar los obje-
tos que so encuentran en parajes húmedos; i para el
ca.so que haya que escribir sobro recortaduras de ho-
ja de lata puede usarse la siguiente tinta:
A "ua fuerte (ácido nítrico).
Ajrua pura
Cobro
10 partes.
10 —
1 —
Haciendo disolver primero el cobre en el agua fuer-
te, i cuando ya está disueltf) se añade el agua.
Para pintar con esta tinta, se u.sa una pluma ordina-
ria un poco fuerte, i si la hoja de lata está algo engra-
sada, no hai mas que frotarla con un paño i un poco de
yeso mate, con lo cual desaparecerá la grasa.
An(ídoto.s de alg:iiiio4 y^ntnon.—Ei^iñcnma.. —
Se toma ca<la cinco minutos una cucharada de la bí-
guicnte preparación:
Tanlno
225
gramos
Agua. ...
125
fiO
.Taralie do goma
y después, cada media hora, una cucim-
rada de Hidrato de doral
4
—
Agua
00
—
Mnrjiíw, opio, oyjfiíia, rf/tmuioiiio. dijitn!, beleño i ve-
ratríha. —Tomar un vomitivo ¡ después cada cinco mi-
nutos nna cucharada de la preparación:
Caíi't negro concentrado ,
'J'aiiiiio
.Inrnbc simph*
180 gramos.
4 —
45 —
Nicotina i toharo.
A^ia nlcaiifoi-atla — Esta agua que tiene muchas
aplicaciones cu medicina, puede preparar.se pulveriz'in-
do cinco gramos de alcanfor, disolviéndolos en alcohol
i añadiendo después quinientos grauío.s de agua destila-
da. Este líquido se ajita bien durante dos dias, doj-
pucsse liltra, i queda ya en dispo.sicion de usarse una
c.\i-('Ientc agua alcanforada.
Para re^faiirar una e.scritiira atitii^iia e lle-
Jlble. — .So toman agallas quebrantadas mcnudamonto,
se ponen en infusión por cuarenta i ocho horas en buen
vino, so echa luego todo en una retorta i so ilestila, i
con el licor que saliere .so huíncdccerá la escritura i
quedará como nueva.
Modo de escribir sobre el zinc— La escritu-
ra .sobro zinc se usa principalmente para poner las e-
tiquetas do las plantas en loa jardines botánicos, para
lo cual se emplea la siguiente cOMíposicion:
Verde gris en polvo 1 parte.
Sal amoniaco idem 1 —
Negro de humo IJ —
Agua lÓ ^
Vinagre
Agua.
Jarabe simple.
45 gramos.
30 —
45 —
La mitad do una vez i el resto a cuoiiaradas, cada
cincfj minutos. En casos graves igual tratamiento que
para la niorlina.
Atropina o MlivlouQ.
Hojas de jaborandi 10 gramos.
Agua hirviendo, para hacer una io-
fusion de 180 —
Se toma de una vez la mitad, i el ri-sto a cuchara-
das cada moiiia hora con otra cucharada do vino.
Nitrato de estricnina 0.01 gramos.
Agua yo —
Láudano 30 —
So toman dos cuchardas, do las de café, cada cuarto
de hora hasta apurar el tercio de la porción, cada me-
dia hora en el segundo, i cada hora hasta concluir «1
remedio.
(Conti.auará.^
— — tí
... ^ 2. - ■• - -
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Periótüeo deaiearto a la (íini»<iOii de la Iiistniecion Primaria i Seciiiutaria.
PuBiiCAPo HA.m t,.\ rROTF.rciON' dfi, ?kSor Jexeual J. Iíufino Carimíis.
PRKSinRXTE llR I.A IÍRPCHIjCa DK GuATEMaI.A.
Fuiulatlnr i Editor, Santos Toruno.
Ailiitiiiistiii<lor(»s. >[i'>-iK'l Piíieilii i Pedro Do'oon Vnlo ziioln.
I\l'i1I. 21.
CüiisUeiiiala, lo «lo .liilio (l€> 1NN:t.
VOI.. I.
Iiiíliieiiria de la liüxlriierlon primaria <'ii la^
costumbres, en la moral piiblica. en la iii-
tliistria i en el desairrolio Jeiieral de la pros-
peridad de lO"! pueblos, por M. L. i G. V. A-
miináte^iii.
(Conliiiíiíi.)
Si nleiidcinojí n^ In dnru-ion do l:i? funoionej do la«
pf-cuí'Ias. óf^tiis r^o dividen en pertnaneiitoi*, tem|)ora!es
i ainliiiliintev.
Líis ciudiidos o aldoas jiopulo-jas proporcionan piem-
pro alnmnoH a las oscnela?, poi-o los oanipos no |)uedon
proporoionarios del mismo modo, Uai cierta^' faonas
oampostros en las onalcs so da ocupación a los n"ñ )s.
Adema-", lo diseminado de liv población itnpide qno en
cada punto fijo pueda coíicrtnif un número re)>ular
do ftlnmnos.
Por esto dolien establecerse:
escuelas permanentes en las cindade? i villas po-
puloxíis;
escuejas temporales en aquellos luiriues donde la
cooperación de los niños a ciertíís trnliajos no los
jieruiitiria dedicarse al o-itudio todo- io-? m-í.^os d d
Jiño; i
os<'nelas amlmlantes en las comai-cas donde ki dis-
)iersiou de los liaiútantes exijo qiie el preceptor va-
ya deaqni. para allá a fin de ponerse, al alcance do
tod<»s los que nocesitatí sus servicios.
Estas c-^cuola-; aMiliuhmtes. por íitüe-s que pmlieri'n
)s campo
dación o
spai
\o.^ de
Colcliftí^na i Ctñloé, est ín mui distantes do ser tan c-
ficaces i esentaade inconvenientes como seria do desear.
Efectivamente, ¿cómo multiplicar hastante esas escuelas
para satisfacer todas las exijonc^ias? ;.cóino encontrar
nn número snfü'iente de maestros idóneort que consien-
tan en aceptar ana misión tan inL'^rnta;^
Era pues [¡reoiso Imsear otra solución al proldema.
líl c<Mide sueco Tor.«t.en líiidenskold ha iuventado i
pnesto en iiráctica un sistema que lia producido, según
dicen, en Hiiecia los mejores efectos.
V''am<is a dar una idea de lo que es. no tanto porque
lo creamos nalizalde ilesde IncL'o entre nosottoí, sino
jiara que se tetiíra presente cuando sea oportuiio.
Xos «rusta citar las esj'erieiKias de la Siieci». [lorque
siendo este pais nuevo, coni.) CliÜe. eir ln< en-jiyos
de la in-^truc-ion piinuiria. puede proporeioniíi nn~, mas
liien (]Me otros demtisiado viej.n en la cixili.'.Meiori.
i:istituciones fáciles do ser imitadas La or'.r!uii/.aciou
de la instrucción primaria solo data en Siieein de 1S4>.
Dejantos la palalira a Mr. L. Leon/.on-Ledue.
'"Para propa^rar eficazmente la instrucción pr-imaria
i coinliatir los olistácnlos que le- oponin lo diseminado
de la poUlacion. .\í. lluilen koM imajiui'i aplicar a la es-
cuela el principio de descentrali/.acion. Couseivandí)
la escuela do la eal>0(!ora d.' la parmquia como escuela
princ¡[)al, agrupa en torno fie oIIm. en radios nuvs o m<'-
nos iar<;os sojfun la esten-ion del d.istrito. lo que llama
liis c.-ío«f/í(.« '/f i-'iiiii.l. Esta* últiiun-^, ausiliares i de-
lieudii'iitey lie la escinda princ'ipil. sii-ve i do inieiaeion
!i l;i eiií, •fianza de ésta; 011 ella-^ se »jo.-ei¡:i a liw nirifis
cu la- coíiis mas oUüiieiitalo-1. en los kví' ~ ¡) en.iri'opri-
iiiero-artii.'iilo-j (!■•! pro/iMmi di' l-i i;i -ti-.i-'i >n ''riinaria.
la loctm-d. lu osei-itai-í). ei cilcido i la c-.iliMcioa do la
ít-*'>
r.¥. ij\^STiT9iTO JV^arto.iwf,.
IJihIia i (leí oat<!cisino. Los niños pasan en scs^nnla a
hi osi'uela central, oii donilc rocihen, so<run su capacidad
i el tiempo que pueden dedicar, un:» instriifcion coinplo-
niontaria, a la cual se ai^M-cf^aii iincioncH de im-ciínica 1
tle aíri'icnltura.
''.M. Rudenskokl Iiizo el ensayo «le sn sistema desde
luejío en el dominio privado cln Lecko, después en
mayor escala i coa el apoyo del gobierno en la par-
roquia de (Hterstad: un triunfo completo coronó sus
esfuerzos. Api no tardó en ver aparecer por todas
partes celosos imitailores, mientras que por su lado
los consistorios se n'presiiraion a jucstarles í u pode-
rosa cooperación.
"liemos visto que el estatuto de 1842 estaldcce pe-
nas mui seveías contra los padres que descuidan lia-
cer que sus hijos asistan a lus escuelas. El sistema
de M. Riidenskold previene esa neglíjencia, haciendo
penetrar la escuela misma en el seno de las familia^.
Espliquemos cómo llcira a ese oltjeto. Según él, las
escuelas de cuartel del)eu ser dirijidas por nionitorf's;
niños aldeanos revestidos con ese titulo se instalan
ciertos dias por la semana en una de las chozas del cuar-
tel que les estfí designado. Alli, liajo la vijilancia de
la madre de familia i la inspección activa del maestro
de la escuela central, enseñan a nn número de alumnos
mas ornónos grande los primeros elementos de la ¡ns-
trnceion primaria. Estos alumnos encuentran en segui-
da en sus parientes i'cpetidores naturales que les im-
])iden olvidar lo que han aprendido, que contriliuyen
aun a sus progresos. Tal es el principio. Desde lue-
go encontró en la aplicación numero-os oSsticulos. El
mayor nacia de la diticultad de encontrar mon t nes
porque las escuelas centrales (juc hal)ian de sutninis-
trarlos, no haliian funcionado todavía bastante útil-
mente para producirlos id.'meos. M. llmlenskold se puso
pues a trabajar personalmente; se alternó con el mues-
tro principal para dirijir las escuelas, lo que le oí)l¡-
gó como era natural a di-iininuir el número de loí
cuarteles, lo mismo que el ile los dias i de las horas de
estudio que habla fijado )(rimitivam<'nte en su proyecto.
Pero esa intervención for/uula le sirv¡(') para a[)reciar
por si mismo la e.Kcelencia de su sistema. Se a.segunS
do que dos mañanas de enseñanza pn- semana en las
escuelas de cuartel, haliian sido incomparablemente
mas fructuosas que .sois Qias completos en la concur-
rida i bulliciosa escuela de la parroquia. M. Rudens-
kokl concibió por esto, nuevo valor i mayor entusias-
mo para continuar su obra.
"Un informe dirijido por él el 22 de enero de IS'jI
al cpnsistorio de Kara manitie tala satisfacción qneloí
buenos resultados de su sistema le liaren esperimentar.
Se congratula en ese docinmínto particularmente de 1 1
organización que ha dado a sus monitores. Como lo
hace observar mui bien, esa organización es el corola-
rio preciso del eHablecimiento délas escuelas de cuar-
tel. Suprimid 1 1 monitor, la escuela de cuartel rae;
porque en lin ¿qué podría ponerse en lugar de ese mo-
nitor? ¿Un maestro? ¿Quién lo pagarla!'' Por pequen >
que sea el sueldo fijado a los preceptores, ¿no es evi-
dente que si estos se multiplican demasiado, ni el esta-
do ni los particulares alcanzarán a pagarlos? La ins-
titución de los monitores lo suple todo. "A la e -onomia
se agregan las ventajas mas serias. Oigamos a M. Ru-
denskokl mismo:
"El niño que sale do la escuela modelo a la edad de
quince años debo a sus padres, cuando son pobres, el
servicio de sus brazos. Pero es raro que a los quince, a
los diez i ocho i aún a los veinte años, osa niño haya
adquirido las fuerzas i el desarrollo necesario para
poder ganar el salario completo do un artesano o de
un peón; por esta causa, mientras le llega cl trabajo,
queda, si es posibkv en la casa i>atcrna; de otro modo
se pone a trabajar mediante la mitad o la tercera par-
te del salario ordinario. Durante esos tres o cinco
años do espectativa, el atractivo de la ganancia no
ejerce pues sobre cl niño, i sobro sus padres sino una
influencia nuii mcdiocie. Cuando empleo un niño do
diez i seis años como monitor de escuela de cuartel,
\ciWi por servicio de dos mañanas por semaims 24 SK.
((>7 céntimos de franc ) ¿No es esto pagarle jenerosa-
mente? pues en fin, por pequeña que sea esta recom-
pensa, completa al menos una suma de 21 rix. i me-
dio (2!) franc.) para el año escolar, lo que represen-
ta todo el salario que puede ganar trabajando nn mu-
chacho de mediana edad. Fuera de eso, sin contarlos
dos meses i medio de vacaciones anuales, quedan toda-
vía al monitor cuatro dias libres por semana que puede
emplear en ol servio de sus padres. Pésen-se por otra
parte las ventajas que saca persoimlmente di; su posición :
en lugardever.se agobiado como los maestros de escuela
por los cuidados materiales de la c.\i-tencia i el cons-
tante trabajo de cada dia, estí alegro de corazón i d,í
espíritu, tanto a causa del útil servicio que presta a la
socieda<l, como a causa de la-! dos mañanas semaimles du-
rante las cuales entrega al descanso su cuerpo i >us
lirazos poco hechos todavía para los trabajos penosos;
ademas refresca i consolida, entregándose a la ense-
ñanza, loí) pequeños conocimientos que |)osee. A su tur-
no los ¡yadres sienten poco las horas que su hij) jiasa
en la escuela; ven al contrario con satisfuccioü le.il
que un niiV) apenas adulto sepa ya. no solo ayudarlos
en sus trabajos, sino aun ganar plata: i eso sin (pie las
riinciones escolares debiliten en él e! vig 'r fisin» ole
inspiren una vanidad ridicula que le iTn'iulse a desi)¡o-
ciar a los autores de gn-s dias i a d/iv la bu u'l lo car-
rera que estos han seguido."'
"Si el pueblo de los campas celebra can tinto entusia-;-
ma la institución de los minitores. ^;Cu:iles no scnín su'
simpatías por la institución de las e cuelas de cuartel?
Tener la escuela a algunos pasos de su cas i. po 1 M- enviai-
a ella a los n'ños sin que haya neo- siilad d-' d irles provi-
siones o i'e vestirlos mas dtic^'ntemente que deor<linario,
hacerles pari apar de la instru 'ciou sin privarse del l)e;i(^-
ficio de sus tral)ajo-i ¿quién na apreci irla tale-i ventajas?
Las escuelas do cuai-tel son aún preferibles a las osen.'-
las llamadas aml»ulantes, a la-s cuales com.duirín sin
«luda por reeinalazar. E i efecto, s.ii a can <a d.' la esca-
sez de los maestros, sea a can-ia d?las dificultades lo-
cales, las escuelas ambulantes, don 1.; q lio-.-a qus existan,
n ) imeJcn permanecer abiertas sino do-í mcsos d.d nñ >.
Qiu d u\ diez meses para olvidar lo qu > se ha apreniüdo en
ellas. Las escuelas de enartel al eo itrario. duran to lo
el año; i co;na encnentran en las repetición ;s dnm.'sticas
una cooperación normal i serai h. la in^tr'c';)i ^|i.>
dan a los niños produce necesa"ianiente susfrit)-.
"La instrucción de las escuelas do cnirtel ha m il-
tiplicado singularmente la eficacia do las escuelas cen-
trales. Desembarazadas estas últinris doom mnltltnl
de niños qu.; venían a aprender ou ella; el alfabí'to,
ím¡irimen a la instrucción do los alnmios di tiugniílos
que las componen una marcha mas seria. Debe recor-
darse que es en su seno donde son elejidos los moni-
tores. Estas escuelas céntrale* doilicaa dos mañanas por
semana a sus alumnos, los cuales aprenden la caligrafía.
la ortografía, la teneduría de libros, la historia de Sne-
cia, la Jcoffrafía, la gramática sueca i el dibujo lineal.
M. Rudenskold,que tiende sin cesar a mejorar el progra-
ma de estas escuelas, piensa en comidetar el estudio de
la historia i de lajeografía nacionales por nociones ele-
mentales do derecho civil i de derecho cointitucional,
i en agroa-ar a la enseñanza jeneral principio-» de ma-
tem:íticas i de historia natural tales que puedan bastar pa-
ra iniciar en el ejercii'io de los olicios industriales i
sobre tolo en la piví 'M;' i fl H i :i'ir',i"i'tiiri E-tos pm-
KM. MJVSTITirTO JS'JiCtOJVJiW.
323
ycftos están ya ftn via de aplioa'.ion; es iinposihle lia-
eer i-estar (}erna.''ia(ln su utilidad, ?u necesidad aún.
En efecto, la mayor parte de lo3 alumnos do las escue-
las ceutniles son hijos de aldeanos; son llamados por
consecuencia, sucediendo a su padre, a reemplazarle
tanto en «ns hienes (!omo en sus derechos. Ahora bien,
el aldeano de Succia no e- solamente artesimo o aírri-
cultor, es ademas miembro de un tyrandtí orden pcdítico,
que tiene aliento en la repreí»entacion nacional, i que tie-
ne influencia en los destinos del paiá. ¡Cuánto, pues, im-
porta que esté preparado desdo la infancia para uim
misión tan frrave! Tal es el objeto de M. Rudenskold
al unir en su programa los elementos délas ciencias
aplicadas con los principios esenciales de la política i
de las leyeí."
El sistema de M. Rudenskold no es mas que la apli-
cación en srrande del método de cnseñ m/a niíitua que
se practica en los establecimientoa primarios.
La escuela fumlada en la ca\>ecera de la parroquia,
solo da enseñur/.a a niños que ya han sido preparados
i que salíon los primeros rudim'^nto^ Esa escuela solo
funciona dos mañ'iuas por semana.
Los alumnos mas distiniruidos de ella, bajo el título
do monitores i por un pequeño sueldo, v ui a dar tam-
liien do< mañanas ñor semana las primeras lecciones
a lo-í niños que principian. Para eso se instalan por
el rato que dura su enseñanza en la casa particular
mas adecuada del distrito que les e-'tá designado.
Los niños instruidos osi porlo-s monitores, cunndo po-
seen los elementos necesarios, pasan a la escuela de la
parroquia, i pueden lleírar a ser a su turno monitores.
Mientras están aprendiéndolos rudimentos, los Tiarien-
tes. en ausencia de los monitores, les repiten las leccio-
nes i\\\c éstos les han dado.
Ei sistema de Rii.lenskold tiene la inonrecÍMble ven-
ta'a de remediar los inconvenientes de la« distancias.como
isruulineiite la de no separar a los niños de In vis'a de
sus pidres. i d<^ no privara éstos de los servicios qu*»
aquellos pue jen pie-starles: ñero suoone que los miembros
adultos de la familia Cjitán anticinndamente iniciados
en la instrucción primíuia. para que puo lan repetir las
leccioacs de los monitores cnan<lo éstrs se retiran.
No* parcííc que el estado de la ilustración en nu»-tro
pais se hallii mui distante todavía de poder sfltisfucer
esa condición; pero nos ha parecido también qiie con-
venia <lar a conocer un sistema que en Suecia ha pro-
ducido los mejores efecto».
NOCIONES
DK JI<:OMRTRl;\ FI.K1Hí:\TIJ^
E.-íCRlT.VS PAR.\ LOS NIXO.S,
P^r Saulos Toruno, Biroctor del Instituto \
Nacional de Guatemala. \
(Continúa.) ' i
CoMPÍ.KMKXTO I SL'i'I.EMtXT.) DIO LW ÁNCL'I.O. !
i
I. Complemento de un ángulo es loque le |
falt.a o sobra para valer 90- o componer un án- j
_íTulo recto; ¡ suplemento, es lo que le falta pa- i
ra v.aler 180' o dos ángulos rectos. Ejemplo-. '
(\'éase la fipura i.)
Fi<|:. 5. — Complemento i suplemento
de un ángulo.
El complemento del áng^ulo DBC, es el ángu-
lo EBC, porque es lo que le falta para componer
el ángulo recto DBE. El complemento del án-
giio ABC, es el mismo ángulo EBC, porque os
lo que le sobra para componer el ángulo recto
ABE.
El sup'e neiito del á igulo DBC, es el ángulo
ABC, porque es lo que le falta para componer
dos rectos, DBH í ABE. El suplemento del án-
gulo ABC, es el ángulo DBC, porque es lo que
le falta para coinponer los mismos dos rectos.
3. De lo espuesto s:; sigue, que el comple-
mento de un ángulo de 55' 6', es otro ángulo de
34' 54, que son los que fa'.tan para componer 90 \
101 comp'em:;nto de un ángulo de 112% esotro
ángulo de 22 \ que es lo que sobra a 112^ para
componer 90 ' o un ángulo recto.
3, D íl mismo modo, el suplemento de un án-
gulo de 65 ' 20", es otro ángulo de 1 14^ 40', que
son los que faltan para componer 180" o la semi-
circunferencia.
4. Hn jeneral: Kl complemento d--^ un ángu-
lo recto, es cero; i el d ; un ángulo oblicuo, es un
ángulo agu lo. D.-l mismo modo, el suplemento
de un ángulo recto, es otro recto; el de un ángu-
lo agudo es un obtuso, i el de un ángulo obtu-
so es un agudo.
I).; lo espucsto también sí deduce: — Que los
ángulo; iguales tienen precisamente complemen-
tos i sup'em utos igu il-.'s; i recíprc emente, que
los ángulos qae tienen un mismo suplemento son
iguales, porque añadiéndoles el suplemento com-
pondrán dos recios: i los que tengan un mismo
compljmento, solo serán iguales cuando los com-
plem íiitos sean de la misma especie, es decir,
ambos par exceso o por defecto.
LECCIÓN VII.
pror'iepades de las i.ínkas pekpendicti.ares i
obmVuas.
I. {fig. i). Si una línea recta AB es p>rpen-
324
£1, IjySTITVTO JV^ClOjy^M^.
ilicular a otra CD; recíprocamente, la CI) tam-
bién será perpendicular a la AB.
r
Fifí. 1.
V J) 'mostración. Por el supu^:sto la línea AB e-.
perpendicular a la CD; i por consiojuiente, loí án-
<rulo; ABC i ABD son rectos; pu:ís bien, si la
perpen licular AB s ; pr )1 ) i k\ arhitrariam inte,
por ejemplo hasta el punto E, los ánj^ulo; infe-
riores DBE i CBE. también serán recto; con 3
suplementos de los primeros; pero cuatro án ail-
los rectos al rededor de un punto solo se pueden
formar por medio de dos perpendiculares; luesfo
la línea CD tambifni es p-rp indicular a la AB,
que es lo que nos propusimos demostrar.
2. Uíia recta es perpendicular a otra, cuando
tiene dos puntos suyos a ií,'^ual distancia de otros
dos puntos de la otra recta. . Por ejemplo, si en
la fig. 2, los puntos A i B de la recta AB, están
a ijíual distancia de los puntos C i D de la rec-
ta CD, la línea AB será perpendicular a la CD.
A
Dí-
Fig. 2.
Demostración. Ya sabemos que dos puntos
bastan para determinar la dirección de una recta.
Pues bien, si los dos puntos A i B de la AB.
están por el supuesto a igual distancia de C que
de D, todos los demás puntos de la recta AB es-
tarán también a ig^ual ditancia de C que de D.
i en tal caso la recta AB no se inclinará mas ha-
cia el punto C que hacia el~ punto D, i por lo
mismo será perpendicular a la CD, es lo que
debíamos demostrar.
3. (fig. 2 ). Si un punto cualquiera A de una recta
AB, perpendicular a otra CD, e;tá a itrual ditan-
cia de ctcs dos puntos C i D de la recta CD, to-
dos los demás puntos de la perpendicular AB
estarán también como el punto A igualmente
distantes de los dos pantos C i D de la recta DC.
Demostración. Si cualquier o::ro punto de la per-
pendicular AB, por ejemplo el punto N, no es-
tuviera a igual distancia de C que de D, seria
porque en ese punto, la recta AB se inclinaba
mas a un lado (|ue a otro, en cuyo caso ya no
seria perpendicular, caso contrario a lo que he-
mos supuesto; luego todos los demás puntos de
la perpendicular BA están como el punto A, a
igual distancia de los puntos C i D déla recta
CD.
4. Si desde un punto cualquiera tomado fue-
ra de una recta se tiran a ella una perjjendicular
i cuantas oblicuas se quieran, la perpendicular
será mas corta ciue cualquiera otra de las obli-
cuas, i de las oblicuas será mas corta la que mas
se acer |,i ; a ia per ) ;ndÍ2 i'a-. P )r ej tn )to, {fig.
4), si desde el punto A tomado fuTide la recta
CD. se tiran la perpendicular AB i las oblicuas
AM, AN, etc., la perpendicular AB será mas
corta que cualquiera de las dos oKlcuas, i la obli-
cua AN será mas corta qu(í la AM.
A
Fig. :?.
Primero: vamos a demostrar que la perpendi-
cular AB es mas corta que la oblicua AN. Para
esto, prolongúese la perpendicular AB hasta el
punto R, de modo que esta prolongación BR, sea
igual a la recta AB, i d(;sde el punto R. tírese la
recta RN que va)a a p:irar al estremo N d<: la
oblicua AN. Hecha esta constiiK/cion, tciidrc'-
mos que toda la recta ABR ».'s mas corta que la
quebrada ANR, pues es claro que del punto A
al punto R la línea mas corta es l.i rectíi ABR;
kiego la mitad lie esta recta tamble.i será mas
corea que la mitad de la quebrada ANR; p to la
mitad de la recta ABR es AB por co.istruccion,
i la mitad de la quebrada ANR es AN. por estar
I el punto N de la perpendicular BN a igu.al dis-
¡ tancia de A que de R; lúe ai la p irpendicular
AB es mas corta que la oblicua AN, i cjmo lo
mismo pudiéramos demostrar con cu dquiera otra
oblicua, queda demostrada la primera parte.
Segundo; vamos a demostrar cu .' la oblicua
AN e; mas corta que la oblicua AM. Hágase
la misma construcción que en el caso anterior,
i desde el punto R a lo; estreñios de las obli-
cuas AN i AM, tírense las rectxs RN i MR, que
por lo de.nost aJo ant 'riormente s^rán respec-
tivamente iguales a las oblicuas. H.;cha esta cons-
trucción, tenemos qu í la línea quebrada ANR es
mas c irtí que la AMR, porque ésta se apirta mas
de la recta ABR; i por CDnsgaient •. la mi ad de la
quebrada ANR lanbien s irá misco-ti que la mi-
tad de AMR; m ro la mitad de ANR es AN, i la
mitad de AMR es AM; luec:o la oblicua AN es
Kw. tj\*sTiTrTO jy^ciojYJtr..
»*^
mas corta que la oblicua AM; i como lo mismo
pudiéramos probar respecto de otras oblicuas cua-
lesquiera, concluimos: oue de varias oblicuas ti-
radas a una recta desde un mismo punto dado
fuera de ella, es menor la que mas se acerca a la
perpendicular.
5. De lo espuesto podemos deducir los prin-
cipios siíjfuientes:
i.° Dos oblicuas cualesquiera equidistantes
de la pertx^ndicular. son ioruales.
-■ '-' Por ser la perpendicular la línea m.as
corta, es la que mide exactamente la menor dis-
tancia que hai desde un punto a ima recta, o
bien tlesde una recta a otra.
3. ^ En un punto de una recta no se ouí'de
levantar mas que una sola perpendicular, que for-
ma dos ánijulos i^ualf^s i rectos. Cualquiera otra
recta levantada en el mismo punto formará dos
ángulos dtísi^uales. i por lo mismo será o})lícua.
4- ^ Desde un nunto tomado fuera de una rec-
ta, no so puede tirar a ésta mas que una sola
perpendicular, porque la menor distancia que
hai (le un punto a una recta es una sola, i se de-
termina por medio de la perpendicular.
(Coníi Hitará.)
ELEMENTOS
Para uso <lf hunhunnnn ilA Instituto Nacional
de Guatemala.
SEGUNDO CURSO.
FIR.STI.ESSO:\\
VOCAIUJLAUV.
To Hpoíik, //(//,/'//•.
1 í^pPiík, ?/n /lalifii. ,
Wr r'pf'ok nosotros hahlamo<>.
Yon siicak, vosotroa hnfJoi.i
'J'l'cy spoak. (•//•>*• o f>!ns hollar).
lié ^penk;', ¿I imhln,
Slie H[)eukr!, t-JIa hahh.
To lovo. nmnr.
I lovc, yo amo.
We lovc, riosotrofi amamos.
Yon lovo, vosotros amáis.
'I'liey love, ellos n ellas amn7i.
He lovc:». él amn.
Sho lovw, día ama.
To sell, vender.
I solí, 1/0 vendo.
Wo poli, nosotros vendemo.
Yon Roll. vosotros tendéis.
They solí, ellos o ellas venden.
He solls. el vende.
Slie sellf, ella vende.
T do not spoak, 1/0 no halJo.
We do not speak, nosotros no halíamos.
You donot speak, vos 4ro8 no habláis.
They do not speak. ellos o ellat no hablan.
He doe,^ not speak, él no halia.
Hlie does not speak, ella no haUa.
T do not lov«, yo no amo.
Wo do not lovo, vototros no amamos.
Yon do not lovo, vototros 710 amáis.
They do not lovo, dios o ellas no aman.
He doos not love, él no ama.
.Sho doos not lovo, ella no ama.
I do not Imy, yo vo rompro.
We do not Imv, nosotros no compramos.
Yon do not l»uy. vosotros no compráis.
They do not l'tiy. ellos odios nocomprnv.
He doos not huy, él no compra.
She does uot buy, ella no compra.
I do not sell, í/" wo vendo.
Wc do not «ell, nonotros vo vendemos.
Yon do not sell, vosotros no vendéis.
Thov do not ?c\], e, lint o ellos nuvnde.
He do ■? not pell, él no vende.
She iliJCi iiot solí, ella 7io veiiJe.
Oo I speak? fjiob'o yo!
P.» we S(ieak? ih'dtlamo'f nosnfrus]
Do yon spoak? ¡Jiahlois vosotros'!
Do they speak? ihohlan. ellos o ellas"!
Doos lie speak? ¿holJa él?
Does she speak? ¿haU.i ellu'í
Do I love? ¿amn yo?
Do we love? amamos nntofros'í
Do yon love? ¡/iniais vosolro'i?
Do they love? ¡,nman ellos o el/a
Does he love? ¿ama ét!
Does she love? ¿ama tila?
To Imy. comprar.
I buy. yo compro,
Wc bny, nosotros compramos.
Yuo bny, voí^otros compráis.
They l>uy, ellos o ellas compran.
iny
He'l ., , ^.„.
She buys, día compra.
compra.
Do I buy? ¡compro yo?
Do we bny? compramos nosotrokl
Do you buy? compráis vosotroiri
Do they buy? compran ellos o tllas'l
Do a he buy? compra el?
Does sLe bny? compra ella?
3iía
EL. IJVSTITIITO J%*,M4^IOJ%*Jit^.
Do I pell? i,veiu1o yo?
Do wc sell? ¡.vendemos norntros?
Do you sell? ivendeis vctxotro»?
Dn thoy sell? ¿venden elliMt o ellas"!
D008 he poli? ;,veiide él'!
Does ?lie sell:' ¡vende r¡(a^
Do í not spoak? ;,»o InJtfo yo"!
Do we not speak? ¿no haJilatnos nosolrofi?
Do yon not speak? ¡.no halJala vosotros'!
Do tliey not speak? ¿no JtalJan dios o ellas?
Does he not speak? ¡no hnlia él?
Does she not speak? ¡,no haUa ella"!
Do I not love? ¿no amo yo"!
Do we not love? ¡jio amamal nosotros?
Do you not love? ¿no amáis vosotros'!
Do tliey not love? ¿no amaii ellos o ellas?
Does he not love? ¿íío «ma eV?
Does she not love? ¿«o nina e?ío?
Do I not huy? /.no compro yo"!
Do we not huy? ¿no compramos nosotros?
Don you not buy? ¿no compráis vosotros?
Do thev not buy? ¿no compran ellos o ellas?
Does he not bny? ¡rio compra él?
Does she not bny? ¡.no compra ella'!
Do I not sell? ¿no vendo yo?
Do we not sell? ¿no vendemos nosotros?
Do you not sell? ¿no vendéis vosotros? '
Do they not sell? ¿no venden ellos o ellas?
Does he not sell? ¿?ío vaule él?
Does she not sell? ¿«o vende ella?
To like. gustar.
To drink, liehe-r.
To sleep, dormir.
To praise, alabar.
'I'o make, to áojiacer.
To read, leer.
To write, escribir.
To cat, to diñe, comer.
To íinA, hallar.
To lose, perder.
To incnd, componer.
To send, enviar.
To lend. prestar.
To work, trahjnar.
To walk, andar, caminar.
To nin, correr.
To wish, (querer, desear.
To know, conocer, sahei'.
To be acquainted with,
conocer, ser conocido.
EXERCISES.
,^ I.
I like apples and oranprcs. — You like roses and
tulipa. — My sister likes books and flowers. — I drink
water, my father drinks wine and mv sister drinks toa
— I love iny father and this boy loves his mother. —
Charles loves his brothers and sisters. — Tliesc boys love
their parents. — Challes praises John, and John praises
Charles. — Wo love and praise th»; obedient boys and
girls. — Mary writes a Ictter, and Kate reads a useful
book.— Give me some paper, if you please; I will write
a letter to my cousin..^Where is your sister?— I think
.she is in the parden or in the kitchen. — Do you like
appes?— Yes, 1 do.— Does your brother like oranpfcs?
— No, he does not. — Do your sisters write a letter? —
Yes. tiiey do —I do not like colTee.— Do we sleep in
this room or in that? — I do not know. — Your aunt
does not like milk.— What do you drink? — I drink
some water and milk. — Do you speak En<ílÍ6h? — No, I
do not.
II.
Do you always speak English? — No, sir, I do not
alvvays speak it. — Why do you not always speak it? — Be
cause I do not speak it very well. — Do you speak
French?— Yes, I speak it, a little, and you? — I speak
it also a litle. — Does your , brother speak it? — No, sir,
my brotiier does not s{jeak it. — Do your sons speak it? —
Yes, my sons speak it very well. — Do they speak
English also? — No. they do not speak Enjrlisli.-Who
speaks English? — The general's son spenks it very well.
— Do you love your brother? — Yes. sir, I do love him.-
Does your brother love you? — No, sir, he does not
love me — Whom do we love?— \Ye love our children.
— Does this man buy my horse? — No, sir, he does not
buy it. — Wiio buys this dog? — I buy it. — Does this
lady buy a house?— No, sir, tiiis lady does not buy a
honse, butshe buys agarden. — Do you sell your house?
— Yes. sir, I .sell it.
III.
¿Le gusta a Ud; mi casa? — Si, seijor, me gusta mu-
cho, es muí hermosa. — ¿Qué quiere Ud. l)eber, agua
o cerveza? — Qiiicro beber un poco de cerveza. — ¿Duer-
me Ud. en este cuarto o en aquel? — No duermo ni en
tíste ni en aquel, duermo en el cuarto de mi pudre. -
/:Alal)a este hombre a su hermano? — .Si, señor, este hom-
bre alaba mucho a su hermano C:írlos. — ^:I.,ee Ud mis
libros?-Si, señor, los leo con mucho gusto -¿Ksciil)en
estos niñas^ su \(icoífv\?y9>'i. señor, estos niños escri-
ben sri Técéion "toaos IcR días.— ¿Comen estos mucha-
chos mucha.s manzanas?— No, señor, no comen ma,nza-
nas, pero comen muchas naranjas. — ¿A (]»(■: lioras co-
me Ud. todos los dias? — Yo siempre como a las tres
de la tarde; pero nú >s padres i h»ís, germanos comen
mas temprano. -¿Conoce Ud. a este caballero?- Sí, se-
ñor, le conozco mi^ibjeic <a d.St|ioi; Don IVdro l'e-
lY
CoxvBRSATiov A. — Do you like this pictur? — Does
your l)rothcr like my gArden?^l)o your sisters write
a letter? — l>ocs my fat!u;r wj-ite a liook?— \Yho sleofw
in this small room?— Do you sleep in this room or in
that? — What do yon drink? — Do you not drink a glass
of l)eer? — Do you not like coftee? — Does your cousin
sleep? — Does Mary love her parents? — Do you not love
your mother? — Do you like tea or coffee? — VYhat does
your sister do? — Do you know this man? — Why do
you not speak?— Wiiy do you not eat? — DoyousiKíak
English? — Does not your sister speak Frciich? — Dot-s
not this lady like flowrcs.' — Do not your brothers like
horses? — Do you know this gcntlcmau? — Do you kuow
that lady?— Does this gentleman know my father? —
Where do you slcpp? — Where do I sleep?- -Where does
this gentlenmn slee|)?
CoNvERS.\TiON B. — Do you not prai.se Charlea?—
Does not Charles praise Peter?— What do you read?
-Do you not read a book? — VV^iio reads this fine book?-
To whosc house do you wish to go? — Wiíat do you
wish to do? — What doe; your brother wish to do? —
Do you wish to drink any thing?- Does he wisli to
i:t. ¡.WSTITÍlTff J\*JiClOJY.tr..
buy nij- dress?— Do I not sell niy liorsc? — Do we not
sell this lioiise? — Docs lie not hiiy a liat?— Dees slie
not l)uy a prctty parasol? — Do you not mend yonr
stockiriírs? — Whero do you pend this jioor boy? — Does
not this servant work evcry day? — Do I not walk veiy
much? — Do you lend nio your horse?— Why do you
not leiid me your horse?— Do you know me? — Do you
not kiiow me? — Who kiiows m»-? — Do I know you?
— Do I not know you?-Do we know this gontlcman?-
Do we not know this lady?— Docs not this lady know
mv niotlier?
Y I.
CoNVEnsATiON. C. — Why do you run? — "Wliy do you
not run?— Why does tliis lujy run? — Why do tlicse boys
run?— Who runs with me?— Do you not find your hat?
— Do you buy a fjood horse? — Do you not wish to buy a
fTOod horse?— What do you wis!i to buy?-Wliat docs he
wish todo? — Dou yon wish to mend my dress? — Who
Avishos to mend our son'a stockings? — Do yon wish to
brciik my plasses? — Does your ncio;hbor wish to iiuy
theso knives?— Do you wísh to do any tliinjí?— Does
your wonian cook wish to warní my aunt's soup?-Docs
your servant wish to mako my fire? — Wliat does the
iiattorwish to nmkc? — Do your children wish to look
for the jewels wieh we have? — Does your sister wish to
«JO to lior fricnd's? — Docs your pupil study iiis lesson?
— Do vour pupils study thoir le-ssou? — Do you not study
your English lesson?— Why do we not study our En-
^\\A\ icpson?
(Continuará.)
LA Nníiiraleza al alcance <lc Iom Niño^.
Por Woutiiixgton Hooker M. D.
Tradmkh por J. 1. Iío<1ri(i>uz, ./I. M. LL. D.
(Continúa.)
CAPITULO X.
Pistolas i>v. vikxto.
Capi todos los niños han ¡ueado con pistolas do vien-
to. Poro ¿sabes bien uomo funcionan? — To lo voi a cx-
jilicar en nri momento.
Esa [listolita tiene \m corcho, que fijas en la l>oca: i
cuando empujas d jiiston, salta para afuera ci>ino nnii
bala, i llejra a jrran (bVtancia comparativamente. ¿Por
qué salta el tapón? Xo e.s mas que por la cantidad de
aire (¡ue quedó entre el tapón i el pistón de la pisto-
la. PL<c aire es comprimido al correr el pi.ston ])ara
dentro; i su esfuerzo para escaparse lince saltar el cor-
cho. Si éste estuviera tan pepado que no pudiera sal-
tar i la cora])resion del aire fuese mui irrandc. so po-
dria reventar la pistola. El aire conipriniido tiene que
í^alir por algiin pai-aje.
Los niños suelen hacer una especie de cnñoncitos pa-
ra matar moscas, fimdados en el mismo principio. To-
man el canon de una pluma que cortan bien por ambos
lados ])ara formar un pequeño tubo abierto. Apoyan-
do los extremos de <^ste sobro una cascara de píála-
110 o sobro la tajada de una papa o buniato, consig-uen
cortar una especie de taquito cilindrico, que es del mis-
ino ancho que la pluma, i que empujan dentro de ella
hasta corea de la otra boca. Hecho" esto, meten dentro
del tubo otro taquito ijrual; pero lo dejan a distancia
del primero, a fin de que haya entre uno i otro una ricr-
ta cantidad do aire. Toman entonces un palito, i em-
pujan con él el taco i'dtiujo: é^ítc a su turno eom¡¡r¡me
el aire i lo empuja: i éste airo comprimido empuja ha-
cia afuera el taquito priuiero, lanzándole con alfjuna
fuerza a cierta distancia. El golpe que da puede matar
a una mosca.
Si en vez de aire se pone agua en el interior del tubo,
i se empuja el pistón, el corcho sale; pero no l.ai ruido,
ni nada que parezca tiro. El agua no se comprime fá-
cilmente, i empuja las demás cosas desde el primer mo-
mento. El aire se comprime mucho, i esto es lo que iia-
cc que sea mas fuerte la explosión, o mejor dicho, eso
es la causa de la explosión.
Esta fuerza del aire, i de todos los gases es lo que
se llama elasticidad. La elasticidad del aire se ha a-
provechado para muchas cosas. La escopeta de vien-
to, es una escopeta en que el airo comprimido hace
las veces de pólvora. Se introduce por la culata de la
escopeta una gran cantidad de aire (jue se encuentra
comprimido en una rec:ímara especial. El gatillo es
como una llav« que abre i cierra esta recámara. Cuan-
do la al)re el aire puede escaparse de la recámara i pa-
sar al canon de la escopeta. Pero sale de repente i
con gran fuerza, i como allí se encuentra la bala i el
taco, los empuja para fuera i lanza a gran distancia. —
Esta escopeta no se usa mas que como curiosidad.
Cuesta mucho trabajo i se necesita mucho tiempo para
cargarla de aire. Los fusiles comunes de pólvora la
reemplazan con gran ventaja.
Las l)otellas de cerveza i de vino do champagne re-
vientan algunas veces, i otras hacen saltar el tapón,
por la misma causa. Rl gas que se desprende del vino
es eu tanta cantidad que puedo lanzar el corcho; pe-
ro si este está mui fuerte, i el gas es mucho, la botella
revienta.
Prfouxtas. — /jExplícame las pistolitas de viento con
que juegan los niños? — ¿Cómo se hace el cañoncito de
matar moscas?— ¿Qué es la elasticidad del aire? — ¿El
agua esa tiene elasticidad? — ¿Qué es la escopeta de
viento!^ — ¿Por qué saltan los tapones délas botellas de
cerveza, i vino de champagne? — ¿Por qué se revientan
esas liotellas algunas veces?
CAPITULO XL
Globos aeueo.státicos i büruujas.
¿Qué es lo que hace que los globos aereostáticos se
eleven en el aire? Puedo ser que me digas que la la-
yon es porque los globos aereostáticos son mas lijeros.
Pero la verdad es que todos los materiales de qne es-
tán hechos los globos son mas ])esados que el aire; i
ííSK-
^
%..
de seguro que no se elevarán mas mientras no estén in-
flados. Esa cosa que los llena i los inlla es lo que los
hace tan ¡i)eros. i los levanta de la tieria.
:í^h
i:t. fA-üfTMTVTO A\'H;iOJ\\iL.
Esa cosa que liona a los <;l()l)os cuando o?t;in inda-
dos osan gan mas lijoro <ino ol airo di' la almósí'cra:
i niióntras mas lijoro soa, con mas rápido/ los llevará
para arrilia, arrastrando pesos considcraliies. Si el
glolio es mui ¡írando podrá levantar nna ) ersono, i dos
o tres mas, oon )>rúv¡s¡onos o inslrnnionlos. La es-
pocie de canasto o hoto que oonliono las personas i co-
sas llevadas por el ;iloito se Wiunix. la Ixirt/uilld: i oshi
está atada al irlolio. como lo representa la lámina <|a('
aiini se oncaontra. En olla ves qno <•! glol)o inflado
est:i ene rrado lientro de nna fuerte red de cordel, i do
osla lod está coi<r:uido la liar(|nilla.
;.C^(')ino te íiixnras que so maneja el que va donli'o
de In l>arqnilia para hacer (pie el t;lolK> luijo cuando
lo desea? Mientras esté lleno do iras pormaneccni le-
vantado en la atmósí'ora; por eso cuando (jiiiere ba-
jarse, lialirá que sacarle un poco de iras. Pero esto
hai que liacerlo con muciio cuidado |)orqiie si ;« te sa-
case t >do, o muciio de i'Cpeiile. la c;¡i'.la üorá sunia-
niente rápida i peliürosu. A v(\'es aunque se teniia
mucho cuidado la caida es demasiado r;ípida; pero (d
viajero tiene onti'tnees dos c ¡minos ¡.ai-a im|)eilir su
imierte con la velo ádad de la caida. El primero con-
siste en aüjerar el «rlolio, i dis¡niiiuir do esta manera
el impulso. En la iianpiilla .se deben llevar siempre
sacos de arena, que sirven como de lastre o contrape-
so para que la barquilla permano/ca derecha; i botan-
do al aire estos sacos se icaco mas lijoro el -rlobo, i su-
be en la atmóslV'ra o por lo uiénos (iescondoni mas des-
jiacio.
Si esli» remedio no c-j sudcisMite. ol aeref)n:ínl;i ten-
drá que usar el iHirtí calilns. Este iüslrumontn es una
especie de (piilusol o paraíiuas, mui ancho i unii luei-
1e. En la l.ímina lo ve-; pintado, cerrado i aliierto.
\ü colocado entro oí trlotto i la ban|UÍIla. i se pue i(>
abrir desde esta tirando de un cordel. Wn- la lámina
del paracaidas abierto, comprenderás como es ()ue I:i
resistencia del aire contra la superllcie cuaca va did
mismo hace qno mjcesariamonle vaya cayendo el ^lo-
bo con la barquilla muchísimo mas fdospacio qno lo
que sucodoria si iiq Iwdjiera paracaidas.
Para dejar salir el tras i que baje el clobo hai nna
válvula o j)uertecita hecha en este con v:ran cnidiidn;
i esa- válvula se altre tami)ien desde la barquilla, ti-
rando de un cordel.
A pesar de todo el cuidado que so tome, las ascen-
ciones aoroostáticas son siempre mui peligrosas. Los
globos no se han podido utili/ar aun como medio de
trasporte o viaje rcjrnlar, ])or la diücultad de darles
dirección. Sin ombar¡iro se han usado al.i^unas veces
para hacer ospei'iment'os ciontiücos i observaciones en
las r(\üionos elevadas de la atmó.'^fera. También se han
usado en la {guerra j)ara ver desde arriba la situación
del cji'-rcilo enemigo, i observar sus movimientos. 1
'•n (1 úliimo sitio de París, los habitantes los emploa-
iim muchas voces para mandar la eorrospondonida i>ú-
biiea i algunas veces pasajeros, líl globo se elevaba
en Paris, i venia a caer a gran disíancia fuera de las
lineas úc hís juaisianos (pie sitiaban la capital, bien
al Noite, bien al Snd o en otra dirección, scirun ol
viento.
El tras que los LrlolKis se llenan <i-enrralmcnte es ol
ís- liidróiciii
a ol mismo
Hai otros
rújouo, o di
poro también se usa con mucha Irecaien-
(.V (M nlinnbnnlo.
iibos (pie no necesitan llenar-e de gas hi-
ras del alumbrado; i (pi" se (deviui sin
tener en su inleridr otra cosa (pie ol aii c • liiid^tV-riro.
Pero en ese caso es ¡irináso (pie el aii-e csli- caliente:
porípie el aire caliente os mas lijero que el ¡lire IVio.
Tú puedes hacer con mucha facilidad uno de estos glo-
bos. Haz un globito (le papel fino, dejándoh; aliierta
la boca o extremidad inferior; i ])onlo dentro de nna re-
(lecülu de donde cuelgue una esponja mojada en atruarras
o ospiíitn (i(> \ ino. so.slenida en nna tablita o algo que
no (]ucuie la red.
'jUíL: i'cinindose .']
ii(-nta el aire del iiilc
_Íero. Asi es (pu,- mui
Vn globo de esta
fpiedar deliajo do la boca (hd
iende. ol cahir do su llama en-
or del giolio, i lo iiaee ma-^ ii-
in'onto. En piámcr lugar por()ue el ai
cabaí-á ]ior ci;fii;irse, i en segundo luir.-!
trará aire nii'Mo a ocupar el interior,
fjos niños hac'Mi mui ameninlo dra C(
denli
ma hn
a.-ija (
OM UI
//,.,
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luiíit.
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estas
lioinbi
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telita
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s cu
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i'.'ua.
■omo i
na os
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0 (
caliente (p.ie
.sopl
tSl(
1
lijero.
hace
Sllbil
el
::h
(lo el
aire s(
^ enlV
a.
1 (■
pOl^O,
se rev
'enla
i (
CS!
Muc
o por el i)li-(i. sale en el momen-
anla por ol airo, lo mismo que
¡Qu(5 lindas son algunas veces
ii! ¡Qu(' lina i que delicada la
Esta os nna linisima capa de a-
(1(» V(jignita que ('(mtiem! (.d aire
!or(d tiibilo. Como esi(> es mas
)ni(o. A pocos momentos ciian-
uando la bomi)ila se levant(j un
dcsaparoi>e.
sas que deben adveitii'.so en osle ¡tar-
tiíailar délas bombitas de jabón. Si el agua está nnii
IVia las liiinibiías no so elevarán: poroso debe usa rsií
agua calienie. 1 la razón es )ior(pic do esta manera no
síí enlria e! aire (pie sale de tus pulmones, cuando co-
plas, i (jiie es el (pie hace levantar las bombitas.
Es también do (jbsoivarse que oslas se elevan nn^jor
cu un aire frió, (pie en un aire caliente: i la razón es
porque nin'nti'as innyni- es el contraste entreoí aire do
fieiitro (lela IidihI
ta l;i «litorencia ik
oxtci'ior. inns s(í prí'soii
3á»
^i; ."^
lo,
ll¡' lllli 011 111
■i siijctn hi 1
in|ii¡l!a cM
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1 t'Mü |Kfl ¡írn
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JM-liuTOS
liai
1'"' ;
lolios?
.;!'
ir (111.' lio rJC
lian usado
l«- 1
/• lio
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son los ,irl<il
1 lanío coüi
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para ¡iiü-ar
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llOll?
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lii iiii'Jor ('
i(>l !
l,Kr('|(>\!:> TKOiílCO PRACTICAS
<- lí A ¡1 1 A T 8 € .\ C^ \ ST lí I . í. \ N A ,
KSiKl lAS l'AKA I i K MÑiiS,
\ir S.i::ft>s Ihnulo, Ih'raíi'r dd Institv.to Nacio-
nal de (:!ia!i))!ala.
(Coiihiiíia.i
i.irciox \-
¡Aiioa.
S]ld>J. ¡)¡l'tr,i
ü¡t:d:-
i^::: (•:; !a llKiÜh
u'n\o por la coiiibinaeion de una o mas consonan-
tes con una o mas vocales.
3. —Las articulaciones s(í dividen en sinii)les i
compuestas. — ^Articnlacion sinipl<- es la(|ue cons-
ta (le ima sola consonante, como tú, yo, él; i com-
puesta f s la que consta de dos o mas consonan-
tes, comosol, Jítt,frio, brea, plan.
3. — Las articulaciones se subdividen en direc-
tas, inversas i complexas. — Articulación dirctcla es
aquelhi en que la vocal va después de la conso-
nante con que está combinada, como h\ la, bra.
— Inversa es aquella en cjue la vocal (ístá antes
tle la consonante, como él, al.abs. Complexa es
aqu(;lla en que la vocal está entre; dos consonan-
tes, \-, ..;. los. ¡K-rs. Irans.
-j. ><!l:ihj (.'s el sonitlo form.-ulo o rcpresfuita-
do por una o \arias letras que s(^ pronuncian con
una sola emisión de voz, como a. al, le, los, sus,
pers, cia, cion, buei.
5. — La silabase divide en ¡-.imple i compuesta.
— Sílaba simple es la ([ue consta ih; una sola letra,
<iue necesariamente lüi d'- ser vocal; i sílaiía com-
l)uest:i es la que consta di; dos o mas letras: en
h p;.lil)ra a-pÜ-ca-cion, hal cuatro sílabas, una
¡.imple i tns lompuestas.
f'. Cuando dos coasonantes reunidas ])rinci-
jiian sílalja, la sejnmda parece como embebiila en
la primera. pu;;s tiene su sonitlo mui Lt'nu;-. I'or
esta n-'.zon S(; le Tama a la primera li:;'.,::¡le i a la
s.-;' linda li(/utda.
Las consor.antes licnant.^í'. son siete: /', c. d,
/■e. p,t. L;is lícpiid is son do.;: la / i la r.
.S. -Las Cdml'in.-icionrs d(; licturiUe i líquida,
se relieren si-mpre a li \- K.aLiu' sijaic, i forman
las úiiicis arlicíilaeioni". c napu'-st.as direct.as (/o-
noc!('aí en español. \-. 'j. oi-or.o. Uason, cremo, lla-
mo;-, draoon. /'rio. /¡a nía, <;r.iJ/o, ;;/:'//./, /'railo. pla-
ta, trato." atlas.
9. -Oiptonoo es la reunión de dos voeales en
uria sola sílaba, como ia, en la ¡>a.l;ibra,í,';vi'.'/,?.
—Si s(; (scejtKiU l;is tres comiiinaeiones; ae. ao,
oa. en las caKilrs se ¡o.-ina siempre síktb;i con
cid:! una de e^ta.s dos icLra'^, toda renniot» d<; dos
\o,al;s pii'-(l- constituir un di¡tono-o en nuestro
idioma, resnlta.ndo por e.insit'iiienle dic i siete
di¡'i:i¡iy_os. \\ s:i).er: ai. a;/., ea, ei, eo. eu. i.i. ie. io,
i::, os, oi, on. na, ne, ni, no.
10 -Triptení^o es la reunión de tres vo»;..!es en
una ;;ola síhiba, como iai, en estn-diais.-\.ns trip-
tonocii; í.on c-uatro: iai, iei. iiai, nei.
('I'KSTKINARIO.
1. (^lu'- os articulacinn i cómo po ílivitle? — 2. Qnó os
nrliciilafioii simple? — Qik- os artionlacion oompiie.shi? —
"!. Cómo so'fuli(llvi(loii las nrlioiilaciones?— Qn('; os nrti-
ciihn-ioii dilecta?— Quó es articulación inversa?— Qm-
("-; ariii iilacion complexa/' — 4. Qik'í essílaba i oónio sodi-
viíjc? •'). (Jiió es sílaba simple i fpii' os silnlia eoin|iiios-
ta? — Ti. (¿lió es consonante lioiíaiito i ipu' os consoiinnti^
liipiida. — 7. CiiiUos ,'on las consfüíantcs liciiaiitos i imuí-
los las Üiniidas?— 8. Qué clase do arlioiilaoiono. lornuin
las ooiiiliiiincionos^do liciiaiili' i liquida? -',).- (hii- esdip-
— Cuántos i cu:iles -en los tiipíoiiuns?
EM^ WJVSTíTf/TO JY^CMOJVJil^
Ejercicio.
Señálense las articulaciones, sílabas, diptonf^os
i triptoncros, que hai en las palabras sií^uientes:
Si cultivas vuestro tilento, tendréis mi capital
en potencia. — Si estudiáis con aplicación seréis
premiados. — ^I , a anticua Grecia fué oríjen de to-
das las ciencias. — Nimea desprecies al pobre.
LECCIÓN VI.
División de las silabas.
I. — Ning^nna sílaba comienza en español por
letra que no pueda hallarse al principio de las
palabras.
2.— La r (ere suave) es la única consonante
que da principio a sílabas, aunque las palabras no
principien por ella sino por la r fuerte, v. g^. ca-ro,
dn-ro. — Sin embarcjo. algunos unen la r suave
con la vocal que la precede, de esta manera: ccir-o,
chir-o.
3. — Repfla I. '^ Cuando una consonante se ha-
lla entre dos vocales, la consonante forma sílaba
con la vocal que sij^ue, v. sf.
a-mo
da -ño
si-lla
se -111a -na
7no-li-',:o
da- ñ i -710
pa-sa-7na-no.
li-mo-na-da.
de-sa-ti-no.
Esceptúanse de esta regla las voces compues-
tas, las cuales se dividen separando las simples
de que constan, v. g. dcs-cn-fa-dar, in-o-be-dieií-
íi\ S7ib-a-rreii-dai: — Pero si el primer componen-
te acaba por la misma consonante con que em-
pieza el segundo, se omite una consonante, i la
otra se une a la vocal siguiente, v. g. de-sc-mc-
Jait-za, di-se-car; en lugar de dcs-sc-me-jan-za,
dis-sc-car
4. — ^Regla 2. ^ Cuando están dos consonantes
entre dos vocales, la una pertenece a la vocal
anterior i la otra a la siguiente, v. g.
on-za
pcr-so-na
o-c7il-ía7'-se.
can-io
cs-ta-7~io
ad-ve7--Í£>i-cia
vir-tnd
d-fa-to
Í7)i-por-taii-tc.
Escepcion. — Pero si la primera consonante es
licuante i la segunda líquida, ambas forman síla-
ba con la vocal que sigue, v. g. o-bra, ta-bla, a-crc,
a-tlas.
5. — Regla 3. ^ Cuando entre dos vocales se
halla una consonante duplicada, pertenece una a
cada vocal . Solo pueden duplicarse la r i la «,
porque la // i la ;'rson letras dobles en su figu-
ra i no duplicadas, v. g.
ac-cion
Í7i-no-ble
ca-r/'o
fac-cion
in-ne-ga-blc
fa-lla
6 — Regla 4. ^ Cuando están tres consonan-
tes entre dos vocales, pertenecen dos a la vo-
cal anterior i una a la que le sigue, v. g.
C07lS-ta7l-tc
obs-ti-7ia-do
Í7lS-ÍÍ7l-tO- SU-pt'7'S-tÍ-CÍ07l.
Í7is-pec-cio7i pers-pi-caz.
Escepcion. — Pero si la tercera consonante es
alguna de las líquidas /, r, se une la primera con
la vocal anterior i las otras dos con la vocal si-
guiente, v. g. Í7i-cli-tia7-, i'en-glon, con-tra co7i-
/iic-to.
7. — Regla 5. ^ Cuando hai cuatro consonan-
tes entre dos vocales (que es lo mas que puede
suceder), corresponden dos a cada vocal v. g.
vions-t7-7to
C07lS-Í7'7tÍ7'
abs-lTacr
obs-t7'7¡ir
17lS-Í7'7tÍ!:
itis-crip-cion.
CUKSTIOXAIUO.
1. Pncde comenzar al<runa sílalia por consonante que
no ?e lialle al principio do las palabras? — 2. Cuál es la
única consonante queda principio a las sílal>as. a pesar
de no hallarse al principio délas palabras? — :5. Cómo
forma silaba una consonante que se halla entre dos vo-
cales?—Cómo se dividen las silabas de las palabras
compuestas? — 4. Cómo forman silabas dos consonantes
entre dos vocales? — Cómo forman sihvl)a dos conso-
nantes entro dos vocales, cuando la primera consonan-
te es licuante i la segunda líquida? — .5. Cómo forma
silaba una consonante duplicada entre vocales? — Cuá-
les son las únicas consonantes que pueden duplicarse?
— fi. Cómo forman silalm tres consonantes entre dos
vocales? — Cómo forman silai)a tres consonantes entre
dos vocales cuando la torcera consonante es liquida;^
— 7. Cómo forman silaba cuatro consonanles entre dos
vocales?
Kjaricio.
Divídanse en sílabas las
[)alabras s
guientes:
palo
alma
acción
inspirar
construir.
café
isla
innoijle
obstante
obstruir.
desenredar
otro
tierra
renglón
inscribir.
discutir
tabla
calle
ingles
constreñir
(Cóhfinu-jDr.)
De A7'il/)iética decimal p7\utica i 7-azonada, escri-
tas e7i//'a7¡ces por L. BombalUi i Irad/uidas
por Pedro Deleon V.. aliinnio i>iJ,es¿7V
del Instituto nacional.
(Continúa.)
4. ^ — El multiplicador se supone s<;r siempre
im número abstracto puesto que solo iuvlica las
veces que se ha de repetir el multiplicando.
Ejemplo.
En el primer problema se repite el número
cinco naranjas cuatro veces, o se multiplica por
cuatro niños i se tiene.
5 naranjas
4
20 naranjas.
£J. JJVSTMTUTO jyr^CMOJy^L,.
381
De donde vemos que el número 4 se puede
considerar como abstracto porque sirve para indi-
car cuantas veces se ha de repetir el 5.
5. "^ El producto contiene unidades de la mis-
ma especie que las del multiplicando porque el
producto resulta de la agresracion sucesiva, con
sio-o mismo, del multiplicando.
Asi, en el ejemplo que antecede se ve que el
producto 20 es de la misma especie que el mul-
tiplicando 5.
Ejemplo.
Multiplicando 5 naranjas
Multiplicador 4 niños
Producto 20 naranjas.
75. — Se ha dicho que el multiplicando ¡ el mul-
tiplicador se llaman factores del prodúcete. De-
mostraremos que en una multiplicación cualquie-
ra se puede invertir el orden de lo"> factores
es decir, poner el multiplicador por multiplican-
do i viceversa sin que por eso altere el valor del
producto: o en otros términos, que 5 multiplicado
por 4=4 mu'tiplicado por 5.
En efecto: 5 multiplicado por 4, es lo mismo
que 5 repetido 4 veces por sumando. Para ha-
cerlo mas claro, escribamos en 4 lineas horizon-
tales las 5 unidades de que se compone el mul-
tiplicando; después sumamos sucesivamente es-
tas unidades en uno i en otro sentido i tendre-
mos siempre el mismo resultado 20.
.^cutido horizontal.
i'petido 5 veccfl
Sumando en el sentido horizontal resultan 4
lineas horizontales de 5 unidades cad.i una, o 4
veces 5 unidades o 20: del mismo modo, si su-
mamos en el sentido vertical tendremos 5 colum-
nas verticilei, cada una con 4 uuidnd. s o 5 ve-
Cís 4 que da siempre 20. Entonces 5 multiplica-
do por 4 es igual a 4 multiplicado por 5. Estos
dos productos no pueden ser desiguales p.orqu?
t uito en un sentida como en otro, í,e hin sumido
todas las un'dades de que se compone el cuadro
anterior. El mismo raciocinio puede aplicarse a
cualquier producto.
Kn toda rnitUiplicaciot se puede iiiimiir el ¿r-
dtu de los /adores si?i que cambie el valor del pro-
ducto.
Resulta de los principios que hemos enuncia-
do que:
i.° El producto contiene a Jino cualquiera de
L>i factores, tantas veces, cjmo unidades tiine el otro
factor.
Ejemplo.
^ \ factores.
3 S
1 26 producto.
Si del producto 126 restamos sucesivamente,
cuantas veces se pueda, el multiplicando 42, ve-
remos que está contenido éste en aquel 3 veces.
Operación.
126
42
84 i.er resto.
42
2. <^ resto.
00 3.er resto.
Del mismo modo, si restamos sucesivamente
del producto 126, el multiplicador 3, encontrare-
mos que está contenido en aquel 42 veces.
2. ° Si uno de los factores se hace 2, 3 etc. ve-
ces mayor o ?nenor, él producto se hará también 2 ,
?> etc. veces mayor o menor.
Ejemplos.
I. o
Multiplicando 42
Multiplicador 3 ' •
Producto 126
Multiplicando. 42
Multiplicador 6
Producto 2 52
■y O
O-
Multiplicando 42
Multiplicador i
42
En el segundo ejemplo, el multiplicador 6 es 2
veces rhayor que el multiplicador 3 del primer
ejemplo, el producto 2 52 es también 2 veces ma-
yor que el producto 126.. En efecto, si de 252
restamos 126, el resto será 126.
En el tercer ejemplo el multiplicador i es 3
veces menor que el multiplicador 3 del primer
ejemplo, el products 42 es de la misma manera
3 veces menor que el producto 126, porque pa-
ra tener 126 es necesario sumar 3 veces 42, así
se tiene: 424-42 +42== 126.
Esto se comprende, pues si el multiplicador se
hace mayor o menor, el multiplicando se repite
a»2
w:t. MJVSTMTrrTO JVJtciojvjMi..
mas o míínos veces, í el producto que está for-
mado de la aíjregacion sucesiva del multiplican-
do será mayor o menor.
I como se puede invertir el orden de los fac-
tores (75) se comprende que, si el multipli-
cando se hace mayor o menor, el protlucto
resultará hecho mayor o menor el mismo núme-
ro de veceS que el multiplcando.
Ejemplos.
Multiplicando
Multiplicador
Producto
Multiplicando
Multiplicador
24
2.
48
Mu^ipliVando 4
Multiplicador o
Producto 1 2
3. ° Si cada uno de los factores se hace 2, 3
etc. veces mayor o fuenor, el producto se hace 4,
100 etc. veces mayor o me7:or.
Ejemplos.
3.»
l.cr producto 8 2°. producto 800 3. er producto 2
En el 2. ^ ejemplo los factores 40 i 20 se han
hecho, cada uno, 10 veces mayores que el mul-
tiplicando 5 i el nultiplicador 2 del prime^r e-
jemplo; el segundo producto 800 es 100 veces rua-
yor que el primero 8 pues espresa 8 centenas en
lusrar de 8 unidades.
En el 3.er ejemplo se han hecho el multiplican-
do 2 i el multiplicador i , 2 veces menores qi» e los
factores del primer producto; el tercer producto
2, es 4 veces menor que el primero 8 porque és-
te último es igual a 2 repetido 4 veces,
4. ° Si nno de los factores se hace 2 , 3 etc. veees
mayor i el otro 2, 3 etc. veces menor el valor del pro-
duceo no cambia.
Ejemplos.
1.® 2.'-' 3.°
En el ejemplo segundo el factor 1 2 es 2 ve-
ces mayor que el multiplicando 6 i el factor 2 es
2 veces menor qufí el multiplicador 4. el segun-
do producto 24 es igual al primero.
En el ejemplo tercero el multiplicando 3 se
ha hecho 2 veces menor que el multiplicando 6
i el multiplicador 8 efi 2 veces mayor que el mul-
tiplicador 4, el tercer producto es entonces igual
al primero 24.
Se comprende que el producto no cambia de
valor, puesto que al haberlo hecho cierto núme-
ro de veces mayor, multiplicando por este nú-
mero lujo de los factores, se hace este producto
el mismo número de vec^s menor, haciendo el o-
tro factor las mismas veces menor, (N. ° 2. paj-
65).
5, ° Si uno de los factores es o, el producto es
también o.
Ejemplos.
i.° 421 2.^ o
o 421
000 000
{^Tontinitara)
Sección «le Pc«las:os:ía
DEDICADA
A la Academia de Maesíf os
ler. producto 24 2. ° producto 24 3.er producto 24
CURSO SUPERIOR DE PEDAGOGÍA.
IMietodologiSL.
Pon EUSTA CIO ¡í A XTA M ARIA S.
Proffsor ih- Ja ch-nna rn hi<^ Esne'a^ Noniuilcs (Je
Cini(lhintn(ii<<i.
(Coiitiníia.)
Métoiío brotf.mático.
El iiK'todo erot ni'Uhn P:< nqucl en que ^~c (irocodo
por medio de j»roguiita;5 i de respuestan A<i es que,
aplicando wtc si.stenia u la onsí rianza, el Maestro pre-
gunta i el discípulo contesta.
A este nx'todo .><e le ha conocido viilf^anncnto con
el nonihrc do iiiterroaadvo, i al^uno.^, mas al corriente
OTi la historia de la ciencia, lo han Humado socrático,
por haber sido enpleado con predilección iK>r Sócrnte>>.
ti mas profundo i háliil pcdafi^ogo de los antijíuos tiem-
pos. Hoi dia se le denomina cfitff/uéti o, {»or hulhu>e
el catecismo o cartilla de toda enscñiiii¿a primaria, es-
crito en preguntas i rcsjmcstas.
El nuHodo en referencia, a que nosotros continuare-
mos llamando e olomdttro, por s(>i- mas a propósito i
didáctico este nombre que los otros con que se le bau-
tiza, desempeña un papel de primera importíinciu en la
instrucción elemental. Fn ofcctü, entre toditó. los pro-
n. ij\*sTirTOJV»tcioAr^r..
íítí?.
cedimicntos pcdagó;íicos de que se tiene conocimicntr»,
el indicado es el quemas aplicación práctica encuentra
cu las Kscuelas, siendo, por tanto, uno de los sistemas
educadores llamado a dominaren ellas.
La enseñanza primaria es esencialmente interrogati-
va. Kl niño, que por naturaleza es curioso, empieza a
preguntar desde la primera edad acerca de todo cuanto
ve a su alrededor o posa por sus sentidos, agradándole
al mismo tiempo el hecho de ser interrogado, pues que
satisface su vanidad en demostrar lo que sabe o cree
saber.
Ahora bien: se Juzga de la bondad de un mí'todo, por
la mayor o menor relación que sus leyes tengan con la
naturaleza /i'*iV/!í/«f de aquellos en quienes se aplica,,
según la mejor ventaja que les presente para compren-
der i retener lo que .«e trata de inculcarles. Siendo (^sta
una de las condiciones del sistema erofeimUlcn, respecto
'_ del cual el celebre pedagogo alemán Trotgendorf dijo:
''h'l t/nrexdiiyi' ilchi Exrtwh el inéto'lo (le kis preguntfis,
le i-oImi el .sol ol inundo."
Saber narrar con propiedad, vale nniclio; pero saber
preguntar l)¡en, vale mas. Dificil es i)erorar a satis-
facción del auditorio, pero lo es mas hacer preguntas
concisas i li)g¡camente conducente--. Muchos pedago-
gos cometen con frecuencia el erior de perorar cmuido
debieran preguntar lo que demue«tra que el método
erutemátiro. es en lo general mas difícil de emplear que
el ncroinálico.
El Maestro que se guia en sus dictados por el si-ete-
rna narrativo, no so ajiercilíe de si los alumnos le en-
tienden ouo: mientras (pie el que apela al interrogativo,
cae en la cuenta de esto imne lintamente. .\sí, si el
niño no responde a sus preguntas, e-í, o poniue no ha
puesto atención a lo que se le ha dicho, o porque no lo
ha comprendido; i en cualquiera de estos do-i casos, el
l'ioc(iptor sabe a qué atenerse para proceder de aciior-
do con la causa (¡ue ha motivado el silencio del niño. '
Kl método amt-'iit ifieo. sobre todos los dem is precep-
tos educacionistas, tienda incomparable v.!ntaj:i de lijar
la atención tiel escolar; requisito sin el cual es de todo
punto im[>os¡ble la enseñinza, porque, ;.c('(!no ha de a-
prender el que no quiere atender? De manera que por
tal sistema el Profesor mantieufí a su< alumnos en cons-
tante ateuvion, toda vez que ellos saben que van a ser
fireguntadod acerca del lema o puntos de la cnnfíi'-en ■ia,
que se les dicta; tístableciéndosc una intima relaco i
entre el p •nsami-'iito del niñi. que e-it.l S;e:u|>re alerta
a las palabras del M-.io.itro i como prendido de sus la-
))ios, i la facultad pensadora del educador.
^ El insigne Pestolozzi dijo: ''Li pryHidn luuv de la
EHitelanu eiloltlev:mieiifud4'pm^al>ie>i." Hastaiido tal
aserto del gran maestro del arte de eiiseñar, para con-
cederle al sistema interrogativo el puesto mas elevado
cntrtí los procedimientos didácticos.
Mus no son .solamente las ventajas enunciadas las
'pie recomienda la aplicación del método a que nos re-
ferimos, pues por él se obliga tamhien al alumno a ex-
l)resar sus ¡deas i a formarse un lenguje apropiado i
correcto, mediante la corrección que ei Maestro haga
del contenido de las respuestas que se le den i de ío's
términos empleados eu ellas; estableciendo ademas de di-
cho procedimiento cierta conversación entre el Profe.<or
i dÍ£;ci|<nlo, que hace para éste amena i agradable la pe-
í uosa tarea del aprendizaje.
I; Siendo el método enÁfnático de tanta trasccudencia.
toda vez (jue desarrolla la atención, fortifica el pensa-
inicuto, cultiva el lenguaje i hace dé la enseñanza una
tarea agradable, necesario se hace determinar las con-
diciones principales que debe tener la pregunta, a fin de
que el Institutor pueda cosechar de este procedimiehto
lo-= fiutiís que le son peculiares.
La p;- 'jiuta debe ser clara, corta, ro.-rcjta. simple,
preciía i adecuada a la comprensión de los niños i al
desarrollo de su intelijencia.
Una pregunta es clara, siempre que las palabras, si-
labas i sonidos de que conste, se pronuncien i articulen
con la propiedad debida.
Es corta, cuando no se emplean en ella mas vocablos
de los necesarios.
Es correcta, cuando la proposición que la encierra es-
tá de acuerdó con las reglas grmaticales del caso;
Es simple, cuando por su contenido solo exije una
contestación; i .
Es precita, cuando no se desvia de un olijcto deter-
minado.
Jamás debe contenei- la pregunta la contestación que
a ella debe darse; i mucho menos se la debe presen-
tar de modo que el niño no tenga masque hacer que
afirmar o negar su contenido con simples monosílabos;
pues que la excelencia del método ero^ein Ulro consiste
precisamente eu la propiedad que tiene de cultivar el
pensamento; debiendo el Maestro sacar todo el i)ro-
vecho que le presenta la inmensa ventaja de la inter-
rogación.
Sobre to lo lo espuesto, la pregunta debe gozar de
ciertas otras condiciones que pudiéramos llamar exter-
nas. En primer lugar, ella debe ser dirijida a toda
la clase i no a un niño en particular, toda vez que
este vicio, tan coman en la práctica, trae consigo per-
niciosos'rebultados, estableciendo en la Escuela la taita
de atención,' desde luego que ésta >,olo será prestada
por el alumno a quién ae interrogue, entre tanto que
sm compañeros buscarán distracción en otras cosas ex-
trañas al asunto de que se trate.
En segundo lug.ir,el In->titutor debe hacer la pregun-
ta en alta voz i despacio, de manera que, tod<Js sus dis-
cípulos la oigan perfectamente en sih partes coiuponen-
tes, pues que, si habla paso i aprisa, mai pocoj serán los
que lleguen a penetrarse de su contenido.
Debe asimisnií) cuidar el Maestro de que las c .ntes-
taciones que sus discípulos den a las preguntas que les
liaira. sean r/(f/-i», bien prnii'i'iciad(iii,arlicid(idaiii cor-
rr-cta^ gramaticalmente; pues eí de incalculables venta-
jas en la enseñanza ol hecho de que el alumno conteste
en frase completa e incluya la pregunta cu la respuesta.
El Institutor debe, por otra parte, reducir sus pre-
guntas a las palabras puramente nece-^arias, i dejar que
el niño hable, porque así aprende a expresarse, enrique-
ciendo paulatinamente su exiguo vocabulario, a la- vcz
que aumentando el número de sus ideas. Montaigne ha
dicho: "El Maestro vo nolo d-ehe dejar oir sx voz en la
rl «c. v/ín tamhien vrentarle al n'ño a'enc nn, ptnndien-
d^Aequehab'e." Verdad que afirma Pestalozzi con las
sisruientes palabras: "El Profesor primario debe en-
señ ir apr''ndiendo a rálitr."
Visto el gran papel que representa el m.-todo acroa-
milico en la enseñanza, i examinadas las ventajas del
erol ■mítico, la srla razón nos demuestra que "debemos
concederle a cada uno de ellos el puesto que en la ins-
trucción le corresponde.
El educador, familiarizado con el hábil manejo de
estas dos áncoras de la ciencia .pedagógica, habrá alla-
nado el mayor número de dificultades que se le puedan
presentar en la práctica de su oficio, siempre que la sa-
bia i concienzuda combinación de la narración i del
interrogatorio, que es lo que constituye el métoilo oral,
llamado a dominar en las Escuelas, le sirva de punto de
partida para la transmisión de sus conocimientos.
( Cordinuará-)
;)'{.»
t:i. IJS'STITMtTO ,V*1CtOJ>\'ií.
Maesfi"o, profesor, Instructor, precoi^tor,
luciitor.
Jfíiicsfio es trido aquel que cnscñii a otros, los cimles
Fe soinoton a í^er sus discipiilos. La idea de mat-stro jio
tietiu limites en el miimio. Desde las mas suldimes ver-
dades hasta las noeioiics laas insijrniticantes. todo está
sujeto a enseñanza, lotlo toea al dominio del maentro.
Por antonomaeia se dá el uiisino nombre a tod» el
que ejecuta bien alfrún arto, o profesa ciertos oficios.
Asi deeinu)s: el tiiintitio Donizetti. el maetítm RíMainl,
el iifjfnt m Tirgo dt Molina, el mnextro de obni^, el mu-
estro :<,(! patero, el moentro n liuñil. El que hace cabeza
en los trabajos do una herrería, por ejemplo, es el »«'-
eftro herrero, aunque no sepa mover un martillo. Kn es-
ta aceju-ion, la palatira i/ioestro es una voz jeráiíiuica.
Volvamos a decirlo La palabra que nos ocupa es in-
dudablemente una de las voces qao tienen una historia
mas larira. mas trascertdentiil i mas ¡¿lorio.sa en en la vi-
da del houiln-c. Aristóteles, Sócrates, Platón. Jesucristo,
15elline, Ilaydn, Mozart, De.-cartes. Frai l>uis de León:
arte, ciencia, tiiosofia, moral, revelación, misterio, espe-
ranzas; en todas partes se halla el nía sfro: todo lo lle-
na CSC importantísimo personaje históiico i «ocia!; cu
todos los sij^los, en todos los |)ueblos, en todas las
grandes festividades de la historia, muestra su coroim
de flores o de esfiinas, de espinas muchas veces.
Volvamos al sentido corriente de la palabra.
La idea de enseñanza que lleva en si la voz imiesfm.
pudo considerarse de varias umneras, i cada manera
dio lugar a un nuevo nombre.
Se consideró como ejercicio o profesión, dominando la
idea de facultad o de principios no deoticio mi'c;itiiro,
i el iiKíentro se denominó profesor. Así decimos: pn^-
fesor de la infancia, pro/'enor de esgrima, de baile, de
música, de retórica, .lepotHica.de matem:» ticas etc.
Si la en.scñanza se dirijo a instruir a uno en cual-
quier ramo o arte, entonces el maestm ?e]\i\ma¡nttrui-
tor. Así es que llamamos imir actor de quintos al que
enseña las evoluciones militares.
Cuando la eupeñanza se dirijo a formar las costum-
bres, el maestro se llama preceptor. El vrecejiíor es
el sacerdote de la conciencia, el padre en la casa de la
YÍrtud.
Sin la autoridad del poder o de la sangro, nadie pue-
de preceptuar a otro sino cuando le habla en nombre
de la moral i de la relijiou, en nombre de su bien. En-
tonces manda, entóneos prertptúa; no preceptúa él: la
virtudjla conciencia, el alma del hombre pi-tTf/j/áíríi por
su boca: ese es el preceptor.
Cuando la enseñanza tiene por objeto educar nuestro
espíritu, ilustrándonos con las grandes verdades de la
vida, dando su ultima cultura a esto misterio que pien-
sa en nosotros, entonces el moextro se llama mentor.
Homero i Penelon uo dieron a Telémaco un moentro,
un priif'eS'tr, un inutructor, o un precejitor. No so pro-
ponían hacer del hijo do Uliscs un discípulo de prove-
cho; un hombre versado en tal o cual arte, instruido en
tal o cual ramo, un hombre de costumbre m,is o menos
austera. Querían hacer un principe, un hombre mag-
nánimo, un héroe. Por eso lo dieron un mentor, por
eso le dieion un sabio que le iniciaba en el sistema de
las grandes ideas i pensamientos que se agitaban en la
humanidad.
La palabra maestro es mas universal ¡ mas venera-
ble, después de olla, la palabra mentor es la mas eleva-
da i mas noble.
Recordaremos las distinciones hechas.
Enseñanza, asociando la idea de discípulo, maestro.
Enseñanza como ejercicio, facultad o profesión, pro/e-
sor.
Enseñanza como medio do instrucción en cualquier
ramo, ínstnHor.
Enseñanza moral, ^¡recrplor.
Enseñanza intelectual, alta educación del espíritu,
mentor.
M-Aesiro viene de ///</;/. raíz de matjno, grande, porque
en lo antiii-uo el maestro ei-a (d ¡jrande de li .sociedad,
el dictadí)r, de dornle viene la voz niajintrado, que no
es otra cosa que el maestro del foro. Asi vemos en Sé-
neca: "notat Cicero in liluis do Uepublca eum quem
nos dictatorem dicinniü, apud antiquos matjií'rorum
l>opuli vocatum." Nota Cicerón en sus libros de Re-
púlilca, quo los antiguos llanml)an maestro a lo que
nosotros llamamos dietador. IjOs que creen que maentro
viene do mano; os decir, que so aplicó al hombro peri-
to en co.sas m uiuah's, estiín completamente desorienta-
dos. Proe^ir viene de J'ur, farls,/ar¡,fatitm, que sig-
nifica hablar. De uiodo (jue profsor es el (lue en.señ.i
públicamente una doctrina, (;! que publicamente habla,
por cuya razón e! /tro/'rsor ora pauado por el cabildo
de cada ciudad, coino siicedt; hoi con el profesor de
instrucción primaria, con lo.s profesores de medicina i
cirujia titulare.-.
De este mismo orijen vienen las voces fíbula, fablar,
facundia, fausto, liado, (del antiguo fitum) profecía,
vate, vaticinio, i otras mnclms ]>alalii-as notabilísimas.
La \y.\\n\trii pru/esor no se usó en latín hasta después
de la época de Agusto.
Instru'tor viene del verbo latino strwre. que qui«re
decir edificar, (\i donde se orijina estructura, construc-
ción, instrumento, obstrucción Estu etimolojia esplica
muí bien el .<ei:tido (|ue hoi tiene la palalira (le que \\o<
ocnpami.s. El que instrnyi' a oti-o le da una istrintnra
particnhir. lo fonna. lo cdili.-a por decirlo a<i. El ¡ns-
trurtor es ctnao el ar(|iiitceto de a.piel e.lilii'io, (ic a-
quella obra.
Preceptor viene de captar", aumentativo ile ra¡e're,
ccepi, captn<n, que sígnilica tomar, atraer, captar. De|mo-
do (pie la palabra pre ejitur tmin algo d»; aquel sen-
tido: es el liombre que con sus preceptos, con sus má.'ci-
nias, con su ciencia atr(f a la juventud, la capta, .«e
hace dueño de ella: es d<'cir, la c-fí/t/ivi; porque note
el lector que la voz ciiu!ií-rrj> i ca/'^'fo tienen el mis-
mo oríjcii.
Prectpfuar .sigiiilica, según el adajio latino, •jine-
cepta liene vloende tradvre: dar preceptos para vivir vir-
tuosamente. El prea-pto abraza es[)ecialmentoeducaciou
moral.
Mentor viene <h nfu». nif:itii. (pie en latín significa
mente, de la raíz mea de domle nuce la voz griega menoi,
que siguitica ániíno, i la san-Jcritu m maf. de man, men.
quo eqtijviiloa pomar, i el verb > latino //(/«/,<, (¡ae sig-
nifica recordar, derivado del griego memnemi. De la
raíz men se originan también memorare, hacer nimcion.
mo'tere por wonere. aconsejar, i otras muchas palaliras
latinas, délas cuales apenas hai una quo no haya pasa-
do a nuestro idioma. A la raíz m--n pertenecen aiu.i-
nestiir, que es avi.sai para qur; no se olvide; amnistía,
leí de olvido; roimemorar. solemnizar una memoria;
monumento, edificio que recuerda un suceso notable;
mostrar, señalar para que se tenga pre-<ente; moneda,
cosa que advierte en valor i el nomine del que la man-
dó fabricar; mnem'mic'. arte de favorecer la memoria;
mentar, recordar, etc.
Do modo que, ateniéndonos a la etimolojiu. la rela-
ción propia de cada palabra e.s la siguiente:
El maes tro enseña.
El -¡^rof'sor, habla.
El instructor, adiestra.
El preceptor, dirijo.
El mentor, ilustra.
Por lo tanto, el muestro es autoridad.
El pn;fvsor discurso.
KWj iJVSTlTf/TO JV»MCIOJ\\at^.
335
El instructor, re<íla.
]•]! mentor, doctrina.
Roque fJurcíu,
Tomado de "El Profesorado de Ciilia."
SHCCION DE COXOCnriENTOS ÚTILES
DEDICADA
Miílloj de conocer las lin])iirezas del nqriia.
T'itra conocer ni iJ nquars hitpnn pnrn la ih'ifxtion. —
Disuélvase jalx)n blanco en alcoliol. i dt''jení-e caer una"
cuantas «rotas en nn vaso de atrna de la que pe oniere
examinar. Si el aqrnn pe vuelve leclio«a, e? señal de que
es cruda o mala fiara la dijestion; pero si no se entur-
bia o se enturbia poeo, es señal deqne es buena.
Para conocer si el nqua contiene co/xv.— Póncanpe li-
maduras de hierro dulce en el asrua que lia de ser exami-
nada, i déjese unos cuantos minutos: 1u"ü:o (-ehense nnas
cuantas írotas de amoniaco, i si el ajrua contiene cobre,
8c volverá de color azul.
riira conocer .ti el nqua contiene^ ód'lo cnrUn'co —
Tómese una cantidad de asruT de la que se qu'ere exa-
minar i añádase itnial cantidad de nena de enl. Si el
a^iia conti.-ne ácido earbónico. inmediatamente nonreee
un color lediO'Jo. También unas cuantas <rotas de ácido
cloiliiilrico hacen desprender el anhídrido cnrbi^nico.
I'<tra connrpr si el noitn contiene nlqnna comh'nncirn
sidftirnHa.— Mn nna botella de asrua échese nn poco de
mercurio, tápese i dt^jese al<runa« horas. Si la sunerficie
del mercurio adquiero' matiz oseuro i sicidiendo la bo-
tella se separa un polvo pardo, es a^ñal de que el no^na
contiene azufre. Ademas, euando las n-ruas son sulfhí-
dricas producen un precipitado pardo-necrrusco con u-
na disolución de acetato de plomo.
Paro rmocersifl rifftia contieno f.ilífi'o de rol — Lns
auun.s sulfatadas (seletino>ia«"> se reconocen ivir d'ircnn
el cloruro de bario un preeinitado Idanco abundante,
qne no se disuelve en el ácido nítrico.
Pnrt conocer s! el nquet eontipve w'. — En un vaso de
asrua de la que se oniere examinar, déjense caer uno o
(Ids cri.stales de ácido exálíco: i si da un precipitado
1(m1iii-o. os s(ñal de qu el aorua contiene cal.
Pii jif ¡■tro !o-f-r si el nrjnn contiene piorno, — Tómese un
'i-)',) l.^nrn de la qne se quiere examinar, i añádase
i^nnl líonáon de ácido snlfihídrico. Si el a<xua toma
un color frris oscuro, es señal de que hai plomo.
Pnrn reconovr s» el no"0 rnntienp mnterins nh'olitin<i
o alc.il! 'Ctcrrenv, — Se toma nn pedazo de papel teñido
con linturn azul de tornasol, se cnroiece con vinayie.
i se fumerje en el asna que se quiere examinar. S¡
desaparece el rojo, i se restablece el color azul del pp-
pol. es señal ile(|uo el aírua contiene materias alcalinas
o alcalino terreas.
Pora rcoiKirer si (1 iiijiiK en.itlr-iie hierro — Se toma
un vaso de agua déla <|ue se quiere examinar, i se le
ec'ian unas cuantas potas de infusión de as^allas. Si el
a'^ua toma un color írrií< oscuro o negro, es señal de que
eniticne hierro. También con una gota do disolución
di prusiato potásico, si el agua contiene hierro, toma-
rá el color azul.
/'«/•(f reconocer si el asrua contiene mar/nesia. — Se toma
u\\\ canlidad del agua i se pone a hervir, echando den-
iiM <!.• I.\ wi-ija unos cinntos gramos de car!)onato do
Mino .¡neo: 'i -s') .se añile u:ut peqn ni i c.r.iti la 1 d? f)s.
fato do rosa, i si el agua contiene algo de magnesia,
habrá un depósito en el fondo del vaso.
Para reconocer ai el agua contie^ie algún áci'lo. — Se
toma un pedazo de papel sin cola, habiéndolo teñido de
antemano con tintura azul de tornasol, flor de malra,
tintura de violeta, etc.; luego se sumerjo el papel en el
agua que ha de ser examinada, i si el papel se vuelve
encarnado, es señal de que el agua contiene algún ácido
libre.
Si so añade a esta agua un poco de agua de cal, i da
un precipitado, es señal do que el ácido es carbónico.
Coloración artificial de las flores.— Se mezcla
éter con una décima parto en volumen de amoniaco lí-
quido, i en ella se introducen las flores objeto do la co-
loración.
Algunas flores de color violeta o rosa, toman el color
verde intenso: así sucede con el jeráneo rosa, la violeta,
la rosa, el mioaitis, el heliotropo, etc. Las flores blan-
cas .se tiñen de amarillo, i las de este color no sufren
mutación; otras, de color de carmín, se vuelven negras.
Introduciendo en agua las flores sometidas a la referi-
da preparación, conservan el nuevo color durante al-
gunas horas, después de cuyo tiempo suelen recobrar
el color primitivo, algo modificado. Para rcstal)lecer
el color primitivo, basta sumerjir las flores en una diso-
lución de ácido clohídríco diluido.
NllícSailo. — Añadiendo ácido benzoico a la solución
alcalina de la sal de nikei. la adherencia de este metal
sobre el objeto que se quiere recubrir es tenaz, persis-
tente i de brillo metálico. La proporción do ácido ben-
zoico es de uno a ocho gramos por litro de solución,
pudiendo aquel reemplazarse por una do sus sales, el
benzoato deiiíke], por ejemplo.
Para nn baño de cuatro a cinco litros, pueden em-
plearse las siguientes fi'irmulas:
Sulfato de níkel .
í'it-ato de níkel
Acido benzoico.
Proíocloruro de níkel .
ntrato do níkel
-Acetato de níkel
Fosfato de níkel. . . . '.
Acido benzi')íco
124 gramos
94 ■ -
Íí2 gramos.
('.2 —
()2 —
:il
Sulfato de níkel íi:' gramos.
nitrato de níkel <i:{ —
Benzoato de níkel :>1 —
Acido ljcnz('jíco s
Illlio. — Llega a constituir una enfermedad cuando
reconoce por causa, o una mala dijestion, o la ab.sorcion
demasiado pronta do un alimento. En tal caso, bastará
tragar dos o tres granos gruesos do sal común, o comer
un terrón de azúcar, i jeneralmente cede por cualquiera
de ambos medios este vicio de la respiración. Otras
veces, cuando su oríjen ha sido una postura violenta, un
e fuerzo, una carrera fatigosa, etc.," bastará beber agua
clara, o si acaso azucarada, pero a sorbos muí pequeños
i repetidos.
Cuando el ///"/jo se hace ]iersistente, dejenerando en
uña verdadera enfei'medad. se lo combato con bellidas
azucariidiis. aplicando irritantes muí activos sobre la
l)Oca(!cU-t(Una-o.
OBSScRVAGIOHBS MB:TS0R0L06IGAS.
."u" <^fG^Si^0i^^^y^Sr'^
IX'üTITUTO TVACIOXAI^ OK iál \Ti:«AI.A.
Ttímperatura cu CcntiVra- ' Lluvia
Junio, j '!"'• j (ín
1883. i 7 m. m.
iMínima. Máxima. ! Media. !
Juii
I Estado del ' Viento
I cielo.
A u 1- } luniidad re-
Altura media i
, , ,j , I lativa. ínv-
dominante'. , : tlia) Satura-
tro en m. m. ■ ■ '
16 ó
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!?iihi<'rto.
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' "uliierto.
i "ubierto.
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i 'ubiertr.
Cubierr.!.
'^ibif-rto'
Mui nublado.
' "ubi rto.
:(bil»ier'o.
|Cun;!Tto.
'"ubierto.
:Mui nubl-ido.
¡ALi! nubl.i.lt).
i.Nu .la.l...
¡Aii^o nu¡.l;.d.
Xuhlado.
Nublado.
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fSt",
este.
I9.^
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Muí nublado,
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Cubierto,
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6p,37
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6p,.p
90
85
Notas: — /,/t>:7b/V.7í.- Julio 2. 3. IJ.tivi<-!s: Junio ¡i ha;ti 27. Julio r. (.. 6. 7. 8. o. Taupt-st ul s: Junio
13. 18, 23 24. 25. 26. 27. JuHo I. 4. T-if tr. i /i//// •).'■;■'.■.• J 1 r > [ 2. I ;. 1 b i .b ló. 17. 11. 2\,. 25. 2 j.
27. 28. 30. Julio 1.2.3.5.6.7. 7¡7;/V<)/v Junio 25. 1 h. .;. in. a. m. 'i\.Tn!)!or trepidatorio l¡..,fero.
Las oscilaciones de la presión atmoifórici hm s^d ) p r.: 1 inij jl i i; •; i mi! irr.' nilares. N >tab!e e;
su aumento rápido ¡ considerable desde el 8 de julio al «lia 9.
V\ período de 2 5 dias de lluvias diarias — Jesd í •;.•! 3 hast.i <;' 27 d • junio — -s *'l m.v. lar.nD recorda-
do hasta ahora.
Ei.\vr.\ Rn
r
Perivílk'o ííerticado a la diftisinii <íe la Instriioí'
son Fnntana
s;<". íUiíiai-ia.
Pl'iíi.icaoo bajóla piiOTECciox peí, Señor Jbxerai. .1. Kuris-o Kaiíimü^.
rRESIDENTH; l)R U\ IÍEI'ÚIJMCA DB (J UATEMALA.
Fundador i Editor, Santos Toruno.
Administradores, Mi^aicl Pineda i Pedro Deleon Valenzuela.
rViJM. 22.
Gu:itc»ial:«, »l <lc Julio de 188».
VOI.. I.
IníJiíciífía de la Instrucción piimaria en las
("vstunibit's, en la moral piíbliea, en la in-
dustria i en el desarrollo jrneral de la pros-
lierJdad de los pxieblo-;, jjitr >1. L. i (i. V. A-
IsiUlláíCífUi.
(Continfui.)
V.
Lo que liemos liablado Iinsta n<|ui «c refion! a las
escuelas de niño^: nos falta que Iial)!ar de las escuelas
de adultos, complemento necesario de las otras.
[ja necesidad de proporcionar a los adultos los
medios de instruirse es inne<ral)le en Chile, donde la
falta de una instrucción primaiia jeneral ha Iiec.lio
llcfíar a la virilida i a tantos individuos sin saber
firmarse, sin conocer el alfabeto.
Pero supongamos que la instrucción T>rimaria con-
siga organizarse como corresponde. Todavía entonces
las escuelas de adultos serían necesarias.
No todos los alumnos aprenden con perfección. 'íu-
clms. por falta de ejercicio, olvidan lo que lian aincn-
dido, luego que entran al ta'hr o se entregan a las
0( upacioncs del campo. Las escuelas de adultos por-
frrcionan a los unos i oliügan a los otros a que re-
cuerden Las lecciones que cscncharon en la infancia.
Estas escuelas pueden todavía projionerse otro ob-
jeto, el do ensanchar la instrucción primaria, el d:í
completarla con la enseñanza de nuevos ramos.
Asi, la utilidad, la necesidad imprescindible de ellas
está fuci'a de toda duda.
Liis c.-cuelas de a'lullos no purilcii rvínr -ui.'^;!- a
las mismas condiciones que las escuelas de niños. Los
niños, cuya principal, cuya ímica ocupación talvez,
03 la de instruirse, deben i pueden dedioar al estudio
muchas de las horas del día. Los adultos, que están
obligados a ganar su subsistencia, no pueden reme-
diar sino en ciertas horas que el trabajo les deja li-
bres la inciiiia o la desgracia ipie les lia iniiii'iliiio
adquirir en tieinjio oportuno los conocimiíMilos imli--
pensüble--.
Siempre que se siente una necesidad, se busi-a m
mo satisfieerla. La necesidad de conciliar la preci-
sión en que M hallan los adultos ignorantes de tra-
liajar i de instruirse, ha hecho inventar las escuelas
nortnrims i las escuelas dominicales.
En (üiile se han establecido en los últimos años va-
rias <le las primeras, de las cuales solo subsisten al pre-
sente una en Elqui con 3G alumnos, una en Ovalle con
i'."), una en Quillota, una en Valparaíso con 10. una en
í'asablanca. dos en Santiago una con 108 i otra con
40, lina en Taita i una en Concepción.
A launas .son costeadas por el gobierno. Otras han si-
do fundadas por el celo de los particulares i las sub-
venciones do las municipalidades.
i']l dilmjo lineal es en todas ellas el objeto princi-
pal de la enseñanza: pero en la mayor parte se cursan
también todos los ramos de la instrucción primaria,
o por lo mi'-nos muchos de ellos.
Todos e.-í(os estableciinieuto- han prodiK'ido excelen-
tes resultados.
Estos felices ensayos manifiestan la conveniencia de
multiplicar las escuelas nocturnas.
Seiía ]ireciso que por lo m(''nos todo preceptor de una
< cui-'la superior estuviera facultado Dará dirijir usía es-
:t8s
t:t. lA'KTfTf'TO ,V,lf'i(K\\ir.
ni"'a mniiii I) ' i|ii<' io vnldiisi un soluvsiuílilo, PÍom¡iro
(]ii • i-.Minicrii tal DÚnifro do nliiin)u-,í<. Esta niodiilii pro
i!u(!ii'in (ios vctiliij;iH. Kn jiriinor lui;-nr, auniontíuido Ids
einolmn 'Utos del prcfoptor, ])eniiitiria c )Io('!\r a l:i
óalx'za di' las oscnelas suporiorcs lioiiihi-es l>asta!i!¡'
íi1('h¡pos: i 0 1 FO'íUiido, pstinni'aiido al preceptor ¡:n¡-
c! atiu('l¡«(» de la <raiiancia. le eonvortiria en un ci,'-
los'i piipiL'iido!- de la ilustr-nion entre los adultos
l*iira aplicar el niisnio H-^l-^nia a las niujore-í no
!ial>ria mas que caiidiiar las lioras. ('iertamente I;i
reunión de nn ü'ran número de niiij'vcs de todas i'-
dade.s ¡ estados en un solo jinntn durante la no^';,:.
podiia ocasionar irraves inconvíMiientcs. Pero liaci-.j
.¡M.c !:i I-cuela sea niaiiiial i no noi'turna. i íod:) os-
lai:í ;i!lii!iado. Las ocupaciones de las niujeres no
priiiripian icKoralnienlc .ii, fs de las siete u ocho, co-
niii \: > i\o^ los lioniln-c-- coacluviMi a las oracione-i. To-
da i;i dii'crcncia vendria a consistir en ipie. las miiiercs
rc<'il»¡riau sis lecciones /mies de comenzar -n; tra'riji-.
i los lioui^ii'O.s deí<pues de Inlierlos coinluido.
I. as i'sciií'las donunicalcs son naiiiraiineuto miMios
IVuctuosas ijiie las üncíuinas: poro sin cm])aryo liicn
nriianizadas puodon iirodiicir ventajas no desprecia-
nie-. Sirven para iterre:\Monnr lo-; conocimientos ad-
ipiiiidos i para jeneralizar ciertos ramo-í d<> aplica-
Ki enrayo >\w d- el'as se hi/.o o) Chile Inee al
li'üi.ds años no prí)i]u;o l)ueno-: regidla. lo-: p^'ro eso
dependió, no ^\'' ¡a instrui'clon misma, sino de la ma-
nera de pra(IÍ!-!'r!a.
^:í*or ip-,!' no ciMisi^mlría a fidle lo rpic tan liue-
no-í el'cctos lia sar i.-do en .iti-o- pai-e-?
;,l'or ipi'; no podria esta'decer.se enire nosotros, si-
quiera en m^iial!a e-cila, lo que en oirüs [lartes lia
lucihido (aula laíiUid?
■Ivas escuelas dominicales, dice Mr. L Leouzon Tj^-
duc, existe 1 en Bavlera desde 17'.»;;: p -ro soloenlS!}:]
han sido reorarani/.adas i unidas a! sisien i j'Mieral de
la iiistni •cioa i)úhlica del ríino. If.'- aipii las mate-
rias que !bi-inan e-t,i ensífunz:!:
l.« y.V/.y/w, Do.íírin^ cr'sti mi. -Historia com-
pendiada de la r ■lijiotí i de la ÍLr!es¡a.^Moral i cursi
compendiado de Jilrisprndr'iii'ia. que compi-end' las
cuestiones de dere.'ho que se presealan mas coimm-
iiieute en la materia civil:
•1.' Mil,' iiiúürv.s. Aljelu-a hasta las Ciaiacione-; de
seiiundo grado inclusive. — Jennetria. — Jeonv^tria d >s-
criptiva:
;>. ^ UiMiir'tn natural, notinica.— Zooiojía.--l'i<i-
ca.^ — T(>ciK)lo¡ia quimica.— Tecnolfijia mecánica — ils-
tudi.i de las mercaderia-'. es decir, de la=! mate:i;K
minerales, vejetale-i i anir ales en su calidad de ar
tíeuios de coiucreio.
"Se couiprendo ipie la euseñanza de estos diversos
ramos delie ser pui-amonte popular: está ordenado a
los maestres iiue no toquen las cuestiones teóricas
sino 011 lo que son abiolutamonto ¡ndispensahle-! a la
inteliJen-.-ia de las cuestiones prácticas: la especiali-
dad de las escuelas dominicales tecnolójieas es formar,
no sabios, sino hoinbres do aplicaeion ilnstrAdos i
útiles para el trabajo.
4. ® Ciencia de las máquinas. Rueda. — Tornillo.
— Empico de las cadenas, cables, cerrojos, ote. — Hi-
drodinámica i máquina» do vapor.
ü. ® Mecánica práciicn. Empleo do los diversos
útiles o instrumentos. — Fabricación de modelos, de
instrumentos de fi í>ica, do óptica i de matemáticas.
(\.° Cerámica. Fabricación de moldes do cera u
otras materias, ornamentos, bajo-relieves, bustos, ca-
piteles, candelabros, vasos, etc., todo sogan los traba-
jos de lod mejores inae«tros.
.7'' Diifeñ-y. Ornamentación. — -arquitectura. — Má-
quinas.
8. - J'JsfiitUí)!! prúcVvoa. (!ali'j:ral'ia. — Ortoirraíia. ■
Fórmulas do comercio — Contabilidad. — Histomas mo-
lí (arios — Historia i jeoirrafia consideradas bajo el
p Hito dé vista d"" los productos naturales i de la in-
i!i;sti-ia.
■Talos .-on ¡;is ninírrias de eiisoñnnza en las escue-
las dominicales de Uaviera. So ve cuan numerosas i
variadas son. Es de notar que cada escuela particu-
lar no abraza ífimiiltlneamente todas estas materias;
i'.~t.ín distriluiidas entre muchas escuelas, do manera
i|i:c la enseñanza de ellas tiene hifrar al mismo tiempo
(11 salas que ocupan locales separados o en las mismas
salas a horas diferentes. Pero todos estos est,al>leci-
mientos, cualesquiera (pie sean sas condiciones de ejer-
cicio, están uni(los entre sí del modo mas estrecho, for-
mando un sistema de escuelas de donde resulta una per-
fecta unidad de enseñanza. A;¡:re,2^ari;nios que esta or-
ganización de las fsaielas dominicales de liavicra uo
figura únicamente en el iiapc!; está lar.eo tiempo hace
en jdi'na aclividad, i da enseñanza a un número uuii
considerable di^ aliiniiios asiduos i düijentes "
noiMia cxccl''iitc oportuniílad para introducir i cimen-
tar las esencias dominicales. ;,\o seria ¡nui ¡iroví^dioso
que en vez de enseñar todos los domiii-ro-- a los ciuda-
danos la car.u'a a once xoccs. se aiti-rna-.' c-e ejci-cicio
triiccinn ¡.riniaria?
, rontiiiiianí.)
ELEMENTOS
Paia Hüo til' JnaaJnnuKtx ih-J In.<<Hfuto Nacional
de Guate mala.
REÍMJ.\í>0 CURSO.
YOCAUrLAlíV.
liad, /c;^-.A. n J,„l,;d„.
1 havc. ?/.. /,'.
Tliou hast, tú h (s.
He has, é' ha.
Siic has, ,7/(1 ha.
A\'c liave, nosf>'r<)<i 'icno^.
Yon li.ive. üov ft'o.'i hiilK'is;
VI. ha a l/.U han.
Thi'v ha ve, <l/.:s- o ellas
I have liad. >/o h- lenidn.
Tlion hast liad, tú has tenido.
He has liad, él ha t-nidn
Sho has had, ella ha lenido.
Wo have ha 1, nrtsitroi o «rwa'ris heinon tenida.
You have had, vvsofros o vosotras hah'!.s t<'HÍdo, Ud.
ha t''nidi o Uds. han tenido.
Tliey have had, ellos odlanhan lnildo.
I have not had, yo no he ienid'.
Have I had? he tenido yo? ' '
Hast thoa had? hax tenido lii'í
Has he liad? hn tenido él?
Has sho liad? ha tenido eHiil
Have \ve had? henvm tenido n.-^sofros'!
Have you had? Aaíic/.s" <cniVfo vosotros'! ¡tt. Un¡d.> l/J?
o han tenido Ud>!?
Have íhev had? han t nido ellos- o ellas!
Have I not had? no he Inddo ¡¡rP. etc.
Mil. i^vs'I'étvm'o j%\ieioj\\Ji^.
'I'o l>p. .vcc o estar.
neoii. sillo o est'ido.
I have becn, yo he sido o yo he estado.
'J'hon ha3t becn, tú has sido o estado.
ITo lias lieen, d ha sido o él ha estado-.
Shc has becn, cUa ha sido o estado.
We liavo bcen, nosotros hemos dtlo o estado.
Yon liavo beon, vosotros hab-is sido o estado, Ud. ha
.siMí» « Uds. han sido.
TIhiv liave Itoen, eWo« o ellas han sido o estado.
] iiiive iiot becn, yo no he sido o yo no he estado, etc.
Have I. beeii? /te «iVZíj o he estado yo?
lla.^t thoii beeii? has sido o has estado tú?
lias lio becn? ha sido o ha estado H'l
lías shc hccxi'l ha sido o ha estado ella?
ir-ivc wc bcíMi? hemos sido o hemos estado nosotros'!
llave Vdii heeii"! hahix sido o halms estado vosotros'!
ha. sido o ha estado Ud'! han sido o han estculo Ud^"!
llave íliey becn? han sido o han editado ellos o ellas'!
llav(! I iiot bcen? no he sido o no he estado yo? etc.
spoak, halAar; s|)okeii, hablado.
\)\\y, cnnprnr; lioiifrlit, comprad >
sel I, vender: sold. rendido.
linii, hallar: foiind. hallado.
lose, perder; lost, jierdido.
>^ee, ver; seen. visto.
íakc, tomiir: takcn, tomado.
lio. Iiwev: dono, hecho.
ilriiik, heber; dniíik, Miido.
eat, roiiicr: oatcn. mmido.
lead. leer; read, leido.
v.rite, escribir: writton, esrrito.
1 liave s|K)kcn. í/o he halMid".
1 ¡lave boiiirlit, yo he ronrprado.
I have sold, i/o he vendida.
1 havo lb.ii.d,V< he hall.,d„.
1 liavc lost. y/'» //f i^-dido.
1 have soen. //-; //<; visto.
i lia ve takeii, y/> he tomado.
I havo done, /yo hfJiH-.ho.
1 have dniíik yn lic bbido.
I have caten, //o /</' rofnido.
1 have read. y < /;e /c/V/o.
I have writti'ii. //•) he escrito.
1 havo iiof. Hpokeii, y > no he halJadn.
I have not boii^lit, yo no he romiiralo.
I have uot sold, i/o no he vendido, etc.
lía ve I spoken? ¿he /tablado yo?
I favo I boiiirht? ;Jie comprado yn'!
llave r.^old? h, vendido yo-!'
. llave J Íon-Ad'! k- hollado. )/„■!
llave i \oA{'! he prrdldn yo'!
Havo 1 iiot spokou? ¡.uo he hablado yo?
llave I uot boiiirlit?;.'io /(c comprado yo:
llave I iiot sold? ;.n-j he vendido yo'! etc.
He lias seen. <?/ ha vis'o.
Helias uot scosi. <■' no ha vis'o.
Has lio seca? -Jia visto <■/?
Has lie iiot seon;^ ¿no ha visto él'!
Shc has lead. día ha, leido.
Shc has iiot read. e^la. nn ha leido.
Has shc read? ¿ha leido eUa'!
Jla.i she uot read? ¿nO ha leido ella'!
l\t'-r has dniíik. Pedro ha kbid >.
Peter has not drunk. Pedro no ha bebido.
Has Peter drunk? ¡,ha liebido Pedro'!
Has not Peter drunk? ;.no ha Mido Pedro"!
We have caten, nosotros hemos comido.
We hav3 not caten, nosotros no hemos comido.
llave we caten? ¿hemos comido nosotros'!
Have we not caten? ¿no hemos comido nosotros'!
You have takcn, Ud. ha tomado.
You have not takcn, Ud. no ha tomado.
Have you takcn? //ft tomado Ud.l
Have you not takcn? ¿no ha tomado Ud.'!
Thcy iiave writton, ellos o ella-^ han escrito.
They have not writton, ellos o ellas nn han escrito.
Have they writton? ¡Juin escrito ellos o ellas"!
Havo they not writton? ¡,no han escrtto ellos o ellaal
The mon havo spoken. lox hombres han hablfulo.
The inen havo not spoken. los hombres no han hablado.
Have the nien spoken.^ ¡Jian haUado los homhn:^'!
Have not tho nicn s])okcn? ¿no han JiaUadc /ov lii.tndirr^'!
I.
Have you liad Ihe books?- I hav.^ had ih.'in. -1
have not' liad llicni —Havo 1 liad thcni? -llaw i imi
had Iheiu?— You have not hiid them.— Has he had
theni?— Yes, sir, he has liad thcm —No, sir, ho has not
had them.— Has she had them?— No, sir, slie has not
had them.— Has Marv had them?— Mary has not had
them.— Who has had them?— Wc havo had them.—
Have thev had them?— No. sir, they have not had them.
—Who has had them?— My brother has had them.
—Have Ihcv had tho gun?--Nt), sir, they have not had
¡t.-Wlio has ha<l it/'— Tho tflilor has had it.— Have
vou ever becn iii n\y father's gardcn? - 1 have never
been theie.— Whoró liave you bcen?- I hayo bcen at
homo.— Has our nci}rhbor ' been at tho thoatro as
oftcn as we.'— No, sir, but he has becn therc several
times. -AVliat have you lost?— I liavo lost my purse
and monev.- -Charles has lost his- pen and knife, and
Mary has hi^t hor spooii and l'ork.
JI.
This poor Juan has lo.st an oye.— I have Ibund a
pon and knif' iii your jíanien — Kntc has faund a lork
and a spoon in tho kitchen.— Whero have you lonnd
this wflteh? — 1 have found it in my room. — Wliere
has John takcn tliat hat and stiek?— He has takcn
them in his lather's room. — llave you seen oiir lioiise
nnd íranien?— Yes, 1 have— Has your annt sold hev
di)!ís?-No. she has not.— Whorc havo you lioiii;lit
Ihese tulipa antl rosos?— Injuy neÍL'hlior's f^arden. —
.Mv únele has bouirht a wateii lor my In-otlier, and a
rinir íbr my sister. — Charles and .Mary . havo found
a LTood father in their únelos- My sister has bouirht
sonie ílowcrs.— Have you drunk aome milk?— No, 1
havtí not. — My brother has spoken to your. father. —
llave yon Itecn lo tiie l>all?— I liavo.— iías your son
(>ver been to the theatre?— He has uever. becn theje.
-Wiíat hnve you done? — I have dono nothiny:.
111.
;.(¿uV' ha coiíijirado Td?— He coniprailo \\\\ lieráio.-o
caballo. — Mi padre .ha vendiilo una «'asa i mi lieihiá-
no ha comprado un almacén. — ¿En dónde ha liallado
Juan esto perro? — Kn. casa del. yeeiiio.— Qutj ha jier-
dido Jlaria/'-Ella ha perdido suMiolsa i sji dincro.--
,-.(Jiié han perdido sus hermanos do Ud.?— Ellos han per-
r.i. iJ%'.\'TtT9^TO .V.#^l'».V^f^.
kWúo í-uri üliroí i lilis iiliimüH.— lia \\Mn l'»l. mi her-
mofío lelo^r 'If* oro?— Si, Hoñor, lo ho vi^to; fs imii licr-
iiin.-o i imii huono. — ;,líii dundo ha ooniprmlo lid. ene
K'iK'dor i p.«a oiu'Iiara? — Loí» lie com|)rndo on el alnia-
con de Cftc oalmlloro. — ;.Ha comprado ?ii padre de
l'd. tina casa i mi Jardín? — Si, señor, mi padre ha
tonijjrado una cn«\ i un hermoso jardín. — ;.Han pcrdi-
d(» estos Iioriilires sii dinero? — Si, pofior, lo han per-
dido todo. — ¿lian visto estas señoras el teatro nuevo?
— Si,í-fñor. lo han visto. — ;.Qn(^ hn licclio este niño?
-No ha hecho nada.— ¿Quiere Ud. hablarle a mi pa-
die? — Le he hablado Cr'ta in.iñana.
IV.
CoxvER^ATtov A.— Wliat liuve yon í-poken? -What
ha ve yon bousrhl? — What ha ve you sold? — Wliat have
you fonnd? — \Vhat have yon lost? — AVhut have you
seen? -AVIíat have you lakf n? -What have yon done?
AVhat have you drnnk? — A\'htit have youeaten? — What
have you icad? — Wl.at have yon written? — How many
lotters lias Ibis man ííentloin;in wríttcn?— How many
liorse-ílias thisman bought? — llave you sold yonr horse?
-- NVhere have you found this jroíd Watch?— Has not
«ly síster .^old her books? — lias slie taken niy purse? —
Have wo lost sonie money?— WIkmc have yon bouirht
tliese tiiiips?— To wliom have yi»ii spoken to day? -
Have they seoii onr honsc? — Has she drunk somc niilk?
Where has John taken that iiat and stích? — Whoie
have yon loiind my cousin's watca?— What have yon
boiiirhl. (loar motlier? -Where have you found the hat
and-lii-k (il'mv confín?
Co.NVKiiSATioN 11. ---Have you had a line hor.-<o? —
llave you nol had a tine horse?— Have ihey hai my
luiedogV — Have you had the cu p:*" — Have you seen my
t'ather? — Have y<>ii not seen luy mothery — Has he seen
his son?— Has he not seen his broiliei?--How many
dolJars have yon lost?— Have ihey .«oíd Iheir house?—
Jlave they iioi sold tiieir house?— Have you .«een our
ncfihew's dogs? — llave you not taken my si.sjer':^ ¡nk
and paper? — Wherehavo you found my father's watch?
Wliere have you found this knife? — Have you sold your
fíarden to your nci<ílil)or?— Who has taken my peú? —
Have you not vvrítten a letter lo my únele/' — From
whom have you boujílit that silver fork? — To vvhom have
vou spoken to day? — Witli whom luiveyou spoken? —
What have you done in njy room? — What liave you
seen ¡n oui- ;/arden? — What pen have you taken? —
Whicli hat have vou takoni''
VI.
Co.WKits.vTiox. C.—Who lias taken my hat?— Who
ho» scfín thís jrentlcnmn's hai?— Have yon already done
your e.\ercísc?- Who has dono that? -Who has sold
you that fine stick? — Where have you ben all thís
uiorninf;:? — Where has your cousin l)eenJ^ — Who has
been here? — Has this <;iil been ¡11? — Have you evor
Itoeii at Quezaltenansro:^ — Has not Hcnry been ín my
looin? — Have you hací the pleasureof speakín<í to your
nuclc? — Have you not had the pleasure ofseeinp rom-
fon/* — Have ytiu never Iteen in that town? — John, have
you been at the tailorV? — Have you had the kiiidno.-<s
to givea glass of vvine to that poor man? — Has not
ifary had my pen? - Has not my s^-rvant lieen here? —
iíave you knowu my fatlier?— Have you kuown my
mother? — Has this lady been in luy house.'' — Has not
this lady been in my lathor's house? — What have you
done to day?
fCoDliniinra.)
LA Niitiirtilez» ni uleaiice «le lo8 Niiiox.
Por WoRTiii.vcroN Hookeu M. D.
Tradcrida por J. 1. Rodv'ujwz, A. M. LL. D.
(Continúa.)
CAPITULO XII.
COXTIXC.VCION DE LOS GLOBOS AEttEOSTÁTICOS.
Hace como dos'-ientos años riue un caballero llama-
do Lana inventó un aparato para volar, compuesto de
cuatro pequeños g-lobos i una jrran vel.t. Lo.s jrlobos
están hechos de una 1 imina muí ileljrada de metal. En
vez de llenarlos de fTíis, lo que hizo fué e.^traer de e-
llos el aire que contienen; i asi es que se hacen muí
lijeros. Lana nunca creyó que su )í!ol»o iría muí al-
to; pero pensó que si podría levantarse bastante por
encima de las casas i de las colinas comunes, i viajar
con él en la dirección on que soplase_el viento Pero
este plan que estaba muí bueno para escribirlo sobre el
pa|)el, falló en la práctica. I lit razón es esta. Si las bolas
metálicas, se hacen con una lámina demasiado ilelirada,
el aire exterior las rompe tan pronto como se las saque
todo el que está contenido en el interior de ellas. Pero
si para evitar este inconveniente se usa una lámina
gruesa, entonces los prlolioa no suben porque son dema-
siado pesidos. Por lo que te o.xpliqui! cuando habla-
mos de la m;ii|nina neumática coniprenlerás cuál es la
razón de cpie las bolas do metal se revientan, si sus
[laredes son muí d-lsadas.
La primera tentativa que se hi/;o re-i>0(to a trlobos
aereostáticos la hizo un francc.s, llaniado Monfírolfior
en 178:í. .Su invento fué el globo ile aire exilíente de
que te habló en el capitulo anterior. Por eso estos
«ílobo.s .se llaman mo/í/'/íV/ííecíf*. Una mejora fué la do
u.sar un ga-s lijen» en ve. de aire caliente
Pero todavía no te he dicho por qu- es que las cosas
Hieras so van para arriba. Ahora te lo explicaré.
Las cosas lijeras no se van |)ar!i arrilni porqne quie-
ran ir.se. Los pájtiros i los in^ettos so hacon levantar,
por causa del m >vimíeuto en qu-' p )nen sus alas. Pe-
ro las co-ias iijeras que no tienen vida no [luedon hacer
nada que las levanto. Si suben os porque algo hai
que las empujo. I una vez que han llegado hasta don-
de pueden, se dítioaen alli simplemente ponpie no puo-
dL>n ser cin{)uj.i las mas para arribi. I ¿quién es ijuieii
oniimja a los globos aereostático'?
El aire que está al rededor de «V^tos es mas pesado
qnecl gloln , por emnto ó te estil lleno de un gas mas
lijero, o de a'rc calíont»; pero como todas las cosas po-
sadas c en. i las ints pesadas cai-n con mas fuerza «juo
hisqtic lo son méno-!. resulta (pie el aire do al rededor del
globo que es mas pesa lo tiende a caer, o j)onerse de-
bajo del globo que os mas lijero: i aqui resulta que lo
empuja hacía arriba 1 asi so irá levantan lo ina-» i mas
mientras haya aire e.vterior que sea mas pesado i tienda
a ponér.s le d íbajo. Cuando el aire de fuera llejíase a
ser tan líjeiocomo el aire o gas de dentro dd globo,
éste se (pie daría lijo en atpicl lugar.
Cuando el glob > bajaes porque se ha vno!io mis po-
sado que el aín' (jue lo rodea, i procura por c(in-»igiiiün-
te ponerse debajo de él. Al subir el aire h» empujaba
para arriba i lo sostenía. Ahora al büjar, él es el (jue
empuja al airo i lo echa para arriba.
Todo esto se [tuede presentar muí clararnent»; por me-
dio de un experimento mui simple. Toma un vaso largi>,
como una copa de champagie por ejemplo. .Autos do
poner en él un liquido cualquiera, la <.'op;i está lleno de
aire. Póu caíCavOí un [mi'o do acei!*;: i veri.- coiuo
JEÍ.IJVSTM'It £0 J%*^CIOwV^iI..
íUl
ol aceite se quedn abajo, ¡ el airo encima. I^a razón
es porque siendo el aceite mas pesado que el aire so
ha ido por ahajo, empujado el aire hacia arriba: lo niis-
nin (lue hace un jrlobo cuando va cayendo. Ahora bien,
agip^a un poco de a<rua. En el momento verás que el
(|ue estaba abajo sube, i deja supuesto al afrun. Enton-
ces liabrá en el vaso, aire, aceite i ajrua. El aíj:ua es
mas pesada, i va para abajo. Ajjrcija entonces un poco
de mercurio vivo; verás que se va desde luej^o al fondo;
i que en el vaso habrá por orden, aire, aceite, asíua i
mercurio: siempre el ínas pesado nia.s en el fondo.
Ki) este experimento has visto que el aceite empujó
parn arriba ni nice. el affua al aceite i el mercurio al
ajíuíi: si liulíiera un líquido mas pesado que el mercurio
esto lo empujaria también.
Si lapas \a copa, i revuelves bien todo su contenido,
en el primer momento todo está en confusión; pero mui
pronto vuelven a colocarse ordcnamente el mercurio
abajo, el ajrua encima, después el aceite, lu<í2o el aire.
La lucha es por licuar al fondo. Todo cuerpo por lijcro
que sea v^i para abajo, cuan lo está solo; pero si está con
otro, el mas pesado lo vence, so va par.i el fondo i lo
echa para encima.
Lo mismo qne siicede en esta copa con los líquidos
mercurio, ajrua, aceite sucede con los {rases, líl mas pesa-
do va para abajo: el mas liieronara arriba. Ya esto ío
lo dije cuando hablamos del ác'rlo fni-lunilot i de la
" gruta ilel perro". Ese «ros es mas pesado nue el aire,
i se va para el fondo, lo mismo que hace el mercurio,
con el a<ína, o el a»ua con el aceite. Es tan pesado
que se puede sacar de los vasos en que está contenido
poco mas o menos lo mismo que si «e tratara de un
líquido. Se hace con este motivo un bonito experimenlo-
Se tí)ma un vn-o lleno de este ¡ras. i se vierte como
si fuera aírua sobre la llama de mía vela. E.stn se ai>;>-
jra en el momento; i la razón es pnr.pie d ¡ras al derin-
inarse, como que es mas pesado i ipi-ere irse para aba-
jo, aparta i echa un lado el aire de la atmósfera que
rodeaba i a!iiuenfab-\ la llama. Esta se en-uentra en
un momento dado lodeada de ácMo carbónico i se apr;-
ga en scfruida.
("on e.«tas expli-'aciones coraprenderás bien porque
el jrlobo aercostático se va para ¡rriba.
Por lu misma ra/on es que un corcho Hotaen el a^ua.
El corcho es mas lijero que el a-.'ua i es em!)niado
para arriba. Si sujetas con tu mano el corcho i lo man-
tienes eu el fondo del n^nia, tu mano 'mee lo mismo que
las iiierdas que tenian amarrado el plobo. Si sueltas tu
man», el corcho se maiehará rápidame ite para arriba;
lo mismo que hace el irlobo cuando se ciitan !;is innrras.
_ Al llejrar a la superficie del agu.n, el cñrelio í;c de ■
tiene alÜ: i si no se subo por el aire ¡s i>oi-.|iie es ma-
pesaiio que este i tiene que .¡uedar dfhajo de i'-l. Pero ',
si en vez de un corclio tienes allí \y\f\ voüü'aifa llena
(le uas del aluml)rado. no -¿e detendrá allí sino que í\\h\- ■
ni por el «¡re pnr ser (.'omu cj m:is lijero.
Prkcvnvas.— ;,Las cosas lijera-' sí' levantan por =>i i
mismas? ¿í'i'imo Ci el frlobo que iiivent/i Lana? ;.l*or !
qué no produjo resultado este plobo? ;.Qui(''n ¡i.vent<') j
el globo de aire caliente? ¿Cuando fué? Qué <t1oIo.s sí \
usan hoi? ¿Por qué es que los irlobas suben? Qué expo- j
rimentos hemos hecho con los líquidos de diferentes pe-
sos? Qué te he dicho .sobre el {ras ácido carlnjuieo? /.Por
qué algunos cuerpos flotan en el ü-sm? Qué experimeu- ■
tos pueden hacerse?
CAPITULO XIIL
AIRE CaUK.NTK. !
-Mi'unas veces, como te he dicho, se hacen globo» 11 u s \
de airo caliente, aprovechando sn cualidad de aer um-i ;
lijero que el aire frío. I ¿por qué el aire caliénteos
mas lijero? La razones porque el calor introduciéndose
en el aire lo extiende i lo dilata, i le hace ocupar ma-
)'or lugar. Por consi{ruiente un volumen dado de aire
caliente tiene niénos aire que el mismo volumen de airo
frió; i ahí resulta que es mas lijero.
Es fácil ver como el calor extiende los «íasos i el
aire entre ellos. Toma una veji<ra, que conteufía aliruna
cantidad de aire, cierra la boca, i ¡lonla cerca del fue<.^o.
El calor hará que so vaya hinchando poco a poco; i
concluirá por quedar inflada, tersa i dura, como si tu-
viera muchísimo aire.
Si cuando pusiste cei-ija del fue>ro estaba la vejipra lle-
na de aire, se reventará ))or la acción del calor. El aire
al extenderse, no pudieudo salir por la boca delavc-
jijra romperá sus paredes.
Tú te acordarás del experimento que hicimos con la
manzana seca i arruírada. poniénla en la máquina neu-
mática. En el momento en que empieza a extrasrse el
aire de al rededor de la manzana, el que está dentro
de ella empieza a dilatarse i extenderse i la manzana
so infla i redondea. Yin este caso el airóse dilata ponpie
le ftilta la presión del aire exterior. Pero hai otro nuí-
dio do conso<ruir (jue también se dilate i es el calor.
Si pones cuidado, i observas lo que le pasa a una man-
zana cuando se pone cerca del fuej^o para asarla, ve-
rís como se hincha. Sicstal)a un poco seca, la hinchazón
es mas visible. La razón es porque el aire del interior
so dilata por el calor. Si se rajare c.? ponjue el aire
del interior liacieudo presión para escaparse romiie la
cascara.
Este fenómeno se observa bien asando castaña, que
nuichas vece- se rompen i revientan con ruido, lan-
zando los pedazos a al}runa distancia. Esto se debo
a la esi)ansio!i del ¡ras dentro de la castaña; i como
la cascara ile o^ta no os bastante fuerte para lesistir
la presión del aire cada vez ma-< oaliento i mas dilata-
do, resulta que nc iba por romperse.
Si antes do po'iorlas al faesr>. ¡jus abierto un agujorito
en las cas aras de hiscastiñ s o! aire calentado se e-icá-
pir'i por e-<te asínjero. ain r >mper el' fruto.
El aire caliente sionpr') .se v.i pira arrib i. p )r 1 1 mis-
ma ra'.nn que ae van los ¡,'ase-i. Ka un cuarto, el. aire
i-alionte ocupa las capjis superiores, i el mas frió se queda
en 'a jtartc de abajo. Esta es la razón porque sieuipro
h.ii mas calor eu las {ralerias de una if^lesia, por ejemplo,
(|U'^ en el cuer|)0 principal de ella.
r.l movimiento del aire producido por el calor se
ij it;i liiiMí al ro'le lor de los tubos de las estufas que se
11^ Hi yy-wx calentir las habitacioues. Sien estos tubos
se lija una rueditn de papel de manera que pueda gi-
ra su eje, se pondrá en se<ruida en movimiento. He \ lito
uu jtiíTuete mui graci.jo, que consiste en un muñeco de
[lapel que está aserrando un trozo do madera; i su brazo
"O pone on movimiento, por la acción de una rueda
c >M paletas también de cartón, con quién está unido.
Fijo todo en el tulio de la estufa, la rueda m mueve, i
el hombre so ftorie a aserrar .su trozo d>í madera. He
visto otro jujruete análogo eu que hai cuatro músicos;
tres violines i un bajo; i los cuatro tocan sus instru-
mentos por el movimiento de una rueda parecida a la
del otro juguete. La explicaion de estoes que el aire
so cvlicnta al contacto del hierro de la estufa, se va
entóneos para arriba, vienen nuevas cantidades de aire,
que a su vez se calientan, i so marchan trayendo, otras
e'c. 1 en este movimiento o corriente incesaute, el aire
mueve la rueda ¡ ésta los brazos de bs muñe<!Os. .Siinpre
que ocurro un gran fuego, i dura por algún tiempo, el
viento selevunta i acaba por s<iplar con fuerza. La ra-
zón os porque ni calentarse el aire se va de allí i deja
hue o para qne el ajrede los al rededores vtn.!í;i; í ven
drá con tuiíta mas tuerza .-liunio rna^ sea <1 cnioi'.
:t'í
fw. wJi/'istrTt/t'» jr,trnfjr.§¥..
Precustas.— /.Por qné ol a¡rc Piíliontc en mas tigcii)
que oí IVio? ¿Q\n\ cxperiiiurnto ))nieba que el uirc se di-
lata por el calor? ;.Qué liemos dicho sobre lan manziinns
secas i las castañas asadas? ¿Cómo se puede evitar que
Ke revienten? Qué pasa con el calor i el aire de la-> ha-
bitaciones? ¿Por qué hai mas calor en las gaterías que
en el cnerfx» de una iirlesia? ¿Qué se lia dicho sf)l»re
el aire i sus corrientes al rededor de los tubos de las
estufas? ¿Por qué en los fuegos se levanta el viento?
(Continuar.;.)
EI.EHEiVrO^DIi: AI^JCBIIA
ESCRITOS PARA LOSNIÑO.'i
Por Snut<M T01111I0,
I> ¡rector del Instituto Nacional Central de Guate-
mala.
(Continñn.)
LECCIÓN III.
XoeiomH preli7ninares sobre el tránsito de la
Aritmética al Aljebra.
1. Ln resolución de un problema matemático se
funda precisamente, en las relaciones mutuas que
la cuestión establece entrt; los números dados i
los desconocidos que se buscan. Contiene dos
partes principales: i. ^ , averi<juar que operacio-
nes, de las cuatro fundamentales, se deben eje-
tutar con los números conocidos para encontrar
bs desconocidos; i 2. ^ , efeetu ir dichas operacio-
nes conforme a las réjalas anteriormente estable-
cidas.
2. De estas dos partes, la primera es sin du-
da la mas difícil e importante, porque eii ella se
prescinde enteramente de todo sistema de nume-
ración, i aun de los valore.s particulares de los
números dados, i solo se atiende a las condicio-
nes qu(! la cuestión establece. Por eonsiguientc,
en todos casos, la serie de las oi>eraciones que se
han de electuar, resulta únicamente del desarro-
llo de las consecuencias que envuelve la misma
cuestión; i en esto no tienen el menor influjo los
valores particulares de los números dados, ni el
sistema de numeración adoptado.
3. Para el acierto en aquella primera averi-
guación no hai regla ninguna ni es posible que
la haya, atendida la infinita variedad que hai en
el rnod© de espresar las cuestiones. Esto es
preciso que quede a la capacidad particular de
cada individuo; o por lo menos, a la práctica en
la resolución de los problemas, que es la única
que facilita la prontitud necesaria para descubrir
el enlace de los números conocidos con los des-
conocidos.
4. Pues bien, el Aljebra facilita admirable-
mente aquella primera averiguación, x> sea el
desarrollo de las consecuencias que envuelven
las condiciones de un problema matemático. Va-
mos a ver de que medios se vale para conseguir
tan importante objeto.
5. En todo problema, los nú. ñeros que se
dan conocidos se llaman datos o condiciones; i
las cantidades cuyo valor se busca, sj llaman in-
cógnitas. Los atjebristas han convenido en re-
presentar los datos con las primeras letras del
alfabeto, i las incógnitas con las últimas; i así por
ejemplo, las letras a, b, c. . . .representan núme-
ros conocidos; i las letra«i x,y, z,^ . . .representan
incógnitas.
6. Con las letras que representan incógnitas
i con los datos, se hace el mismo raciocinio i
se indican l:is mismas operaciones que se de-
berían efectuar, en el caso en que supeniendo
conocido el valor de las incógnitas, no hubiera
mas que comprobar si llenaban las condiciones
del problema.
7. Por lo espuesto se ve que en el aljebra, se
supone conocido lo mismo que se \a a buscar; i
solo se necesita sal:)er espresar aljebra'camente las
condiciones del problema, que es lo que se llareta,
/>oner el problema en ecnacio.i. l'"uera de esta di-
ficultad, hai reglas fáciles i seguras para trasfor-
mar de tal manera esta primera ecuación, que
por una serie no interrumpida di proposiciones
equivalentes, se llegue a una ecuación final con-
ceLida en t'stos términos. Z.r cxntidad desconocida
es igv.iü a la suma, a . la diferencia, al producto,
o al cuociente de tales o t(i'es cantidades comviclas.
8. Acabamos de esplicar que por la dcpen-
denc'a o enlace que tienen los datos con las in-
cógnitas, se deduce 'una fórmula o espresion al-
jebraica que indica las operaciones que se han
de hacer con los números conocidos para encon-
trar el valor de la-; incógnitas. Pues bien, supon-
gamos que al fin del procedimiento se obtengan
lis sipui.ntes fórmulas:
a+b
c—d
i que se quiera calcular el valor de las incógni-
tas, tomando por datos a =8; b=4; c=9; d^6.
Poniendo las fórmulas en números i efectuan-
do las operaciones indicad;is. el valor de las in-
cógnitas .r i r, será *
a^b
c-d
9-6 3
■' bd 4X0 24 ^'
9 Fácil es advertir que el valor nurnérico de
las incógnitas depende de los valores particulares
que se den a las letras que representan los da-
tos; i así por ejemplo, si en las fórmulas anterio-
res tomamos por datos rt=io; ¿=S; í-=12 i
rt'r=3; el valor numérico de las mismas incógnitas
X i z, será
BE. MJM^STMTtrTO A^^ClOJVJii..
343
lOX 12
X3^
I20 g
manifestar hasta que
10. Con el objeto cL ...„....^.^,.., ,.d.,ui iju.
punto se simplifica i facilita la solución de los pro
blenias con el auxilio de las letras, proponjrámo-
nos, por ejemplo, resolver la cuestión siguiente:
Si- quiere dividir el número 20 en despartes ta-
les, (píela mxyor tenga 6 unidades mas que la me-
nor. *
Soi.inoN.— Si conociéramos la parte menor, a-
grej,ándole 6 unidades tendríamos la mayor, i su-
mando las dos partes compondrían 20.
Pues bien, que la parte menor sea x; i ha<ía-
mos con esta letra el mismo raciocinio, e imli-
quemos las mismas operaciones que hariamos
con la parte menor si la conociéramos, para ver
si se verificaban las condiciones del problema.
I así diremos: si la parte menor es x, la ma-
yor será a- + 6, i la suma de las dos partes ieri
.v-i*.i--f6=2o;
p¡ ro .1 -l-.r son 2x. luetjo
2.r-f6=20.
Con esta primera igualdad queda el problema
puesto en ecuación; i de esta ecuación funda-
mental vamos a deducir otras equivalentes has-
tx llesíar a la ecuación final, en que la incó;^-
nita .V quede sola en el primer miembro, i en
v\ seíTundo miembro los datos o cantidades co-
nocidas, combinadas por medio de signos que in-
diquen las operaciones que se deban efectuar para
encontrar el valor de la incógnita.
Tonemo-;, pues, la ecuación fundamental
2.r + 6r=20.
En esta ecuación, el número 6 está sumido
ron 2 V, i pira qu:; esta incógnita quxle sola en
el piimíír m¡eml)ro. si i que se alte-e 1 1 igua'd 1 1
podemof-, quitar ó de lo; dos mi ímbros, i tendre-
mos
2.1:^14;
1 de consiguiente, la mitad de 2x ser.I igual a
la mitad de 14, es decir.
Es, pues, 7 la parte menor; i añidiéndole 6
unidades tendremos 13 que es la parte mayor.
En efecto, entre las dos partes componen el'nú-
mero 20; i la mayor tiene 6 unidades mas que
la menor, como lo exijen las condiciones del
problema.
11. En la cuestión que se ha resuelto, hemo;
determinado primero el valor de la parte menor,
i de éste hemos deducido el de la parte mayor;
pero del mismo modo pudimos determin:ir pri-
mero el de la parte mayor, i deducir de él en se-
guida el de la parte menor.
En efecto, si conociéramos la parte mayor,
quitándole 6 unidades tendríamos la menor, i su-
niau-lobs dos partej co:npondrian 20.
Pues bien, que la parte mayor sea x; i haga-
mos con esta letra el mismo raciocinio, e indique-
mos las mismas operaciones que hariamos con
la parte mayor si la conociéramos, para ver si se
verifican las condiciones del problema.
I así diremos: si la parte mayor es x, la menor
será X — 6, i la suma de las dos partes será
x-\-x — 6=20;
pero x-\-x son 2x, luego
2X — 6=r20.
En esta ecuación el número 6 está restado de
2x, i para que esta incógnita quede sola en el
primer miembro, sin que se altere la igualdad
podemos añadir 6 a los dos miembros, i tendre-
mos
2x — 6+0 = 26;
pero menos 6 i mas 6 se destruyen en el primer
miembro, i solo queda
2.v=26;
' de consiguiente, la mitad de 2.r será igual a la
mitad de 26, es decir.
Es, pues, 1 3 la parte mayor, i quitándole 6
unidades tendremos 7 que es la parte menor.
12. Representemos ahora por.r la parte ina-
yvír i por z la menor; i hagamos con estas lio.-;
letras el mismo raciocinio, e indiquemos las miv
mas operaciones que hariamos con las ilos part<'s
si las conociéramos, para ver si se verificábanlas
cmdciones del problema.
I así diremos: si la parte mayor es .r i la me-
nor es .;, la suma de las dos partes x i c delje
componer 20; i si de la parte mayor se quita la
menor, debe quedar por residuo 6. De modo
que podemos formar las dos ecuaciones siguientes:
-l+^ = 20.
.1— :=r 6.
Ya sabemos que si a cantidades iguales se aña-
d íii cantidades iguales, las sumas serán iguales;
luego si sumamos estas dos ecuaciones miembro
a miembro no se altera la igualdad, i tendremos
-r+^+.i-— — 2Ó;
pero mas ,0 i menos ,s se destruyen en el primer
miembro, i solo queda
2.r^26;
i de consiguiente, .r es igual a 13 que es la parte
mayor; i si en la primera de las dos ecuaciones,
en lugar de ;r ponemos su valor 13, tendremos
13-1-2=20;
i quitando 13 de amlxDs miembros, queda 5=7,
que es la parte menor.
i?t. Los valores 7 i 13 que hemos encontra-
do, son peculiares del problema propuesto; pero
las condiciones o datos del problema son jenera-
les e iadependientes de todo sistema de numera-
ción, i aun de los valores particulares de los nú-
meros datlos. . . . . • . ■
En efecto, vamos a enunciar el niisrnii protle.
ma de un modo jeneral.
A> quiere dividir, un ii:'n7::ro cualquiera en dos
3-44
ítigm*M'*iririJ'MO ^»vae'i€>v»wf.
pnrt«s /.:/t's, i^jtc la mayor Liv^a mas que la menor,
Hii e.vffso liado.
Soi.i :cU).\.--Reí)rescm<Nuu.s por a el número
i\\w. se (|uiere dividir, por ó oí exceso que la jxirte
ma\or lii-iit; sobre la menor, i |xjr x la parte me-
nor ilesconoeida. Hagamos con estas tres letras
el mismo raciocinio, e indiquemos las mismas o-
jxfraciones que haríamos con los datos i con el
valor de la incógnita .r si lo conociéramos, i solo
quisiéramos averiguar si se verificaban las condi-
ciones del problema.
1 así diremos: si la parte menor es .v, la maj or
será x+b. i la suma de las das partes será
x-¡rx~{~[)=a;
pero A+.r son 2x, luego
2x-\-b=a.
I-]n esta ecuación el número ¿ está sumado con
2.1, i para ([uc esta incógnita quede sola en el
primer miembro, sin que se altere la igualdad po-
demos quitar el número h de ambos miembros, i
tendremos
2x=.a~!r,
i de consiguiente, la mitad de 2x s?rá igual a la
mitad de a — 1>, es decir,
.i=r ^'~' , o lo que es lo mismo:
Esta última espresion quiere decir, que la par-
te menor es igual a la nútad del número (]ue se
quiere dividir mt'nos la mitatl del exceso que la
parte ma> or tiene sobre la menor.
Ahora bien, si la parte menor es f — -';'; agre-
gándole el exceso ilado tendremos la parte ma-
yor, íjue será
pero fjuitar la mitad de ó i desjiues añadir ima f>
entera, equivale a añadir la mitad de b; de modo
que la espresion anterior se reduce a la siguiente:
a b
lista última cspi-esion ([uiere decir que la par-
te mayor es igual a la mitad del número que se
quiere dividir mas la mitad del exceso que la
parte mayor tiene sobre la menor.
Tenemos, pues, el problema resuelto de un mo-
do jeneral, a saber:
La parte mayor, * -f- í-.
La parte menor, * — ~.
En el problema anterior, el número que se quie-
re dividir es 20; i el exceso de la parte ma\'or
sobre la menor es 6; i así diremos:
Parte mayor,. ^ -f }= %l +¿ = lo-f 3= 1 3.
Parte m«nor, 3- — | =f -- '- = 10 --3^7.
Supongamos que el número que se quiere di-
vidir en dos partes sea 28, i que la parte mayor
tenga 4 unidades mas (¡ue la menor. Según la
solución jcnííral, será:
Parte mayor: .?• + ^^ = p + í- = 14+2= 16.
Parte menor: * ' - r = f? — .j =14 — 2=1 2.
Supongamos que el número que se quiere di-
vidir en dos partes sea i5, i que la parte mayor
tenga 3 unidades mas que la menor. Según la
fórmula, será:
Parte mayor: ^ +1= f + -j =73^+4= 1 1 Vt-
Parte menor: -. — \ =• ^ — t = 7^J— 4=3Í^-
13- Se wt, pues, que por medio del Aljebra,
no iolo se puede seguir con mayor rapidez i se-
guridad el raciocinio necesario para resolver cual-
quier problema, sino que la consecuencia final
resulta espresada con la {enendidad de que es
susceptible, limitándose a indicar la serie de ope-
raciones que es preciso ejecutar con las canti-
dades conocidas para determinar las incógniuis.
Ln Aritmética, la mas pequeña alteración en
los datos exije una nueva resolución; mientras que
el -A.ljebra resuelve una sola \ ez un problema, i
: con la misma fórmula f[ue result i qu.;dan resuel-
i '^os los millones de millones de problemas análo-
i gos, es decir, todos los problemas que tengan las
I mismas condiciones aunque los números sean
; distintos. \-\': a juí 'a razoíi por qué se ha dicho
(luf. el Aijebra es una Aritmética m:is universal,
i 14. !*'s de uuicha importancia observar cjuíí
i una misma relación entre los números conoci-
' dos i las incógnitas s(í puede enunciar de di-
\ versos modos; i como la solución de cualquier
¡problema depende.de aquella relación, i no del
: modo de enunciarla, siempre que las propuestas
de dos o mas cuestiones no se diferencien mas
que en el modo de enunciar una misma r(;lacion,
se podrá aplicar a todas la solución que se haya
. dado de cualquiera de ellas.
i Por ejemplo, el problema siguiente tiene la
misma relación que el anterior, aunque el enun-
ciado es nun'. distinto.
*S'.- qniercH dos ui'tmeivs eiiya simia i diferen-
cia sean d.xdas. Fácilmente se echa de ver cjue
I las cantidades conocidas e incógnitiis que entran
i en esta cuestión, tienen entre sí la misma rela-
I cion que ías de la cuestión anterior, aunque es-
I té enunciada de un modo mui diferente; por-
I (jue el número ijue se habia de dividir era la
simia de las dos partes desconocidas, i el exceso
dado su diferencia. Se puede, pues, apliair a
esta cuestión la misma solución del problema an-
terior. Kn efecto, aplicándole las mismas fór-
mulas, se dirá:
El número mayor es igual a la mitad de\ la su-
ma mas la mitad de la diferencia; i el número
menor es (ci/al a la 7uih\d de la suma menos la
mitad de la difereiuiu.
Ejemplo: t^e piden dos números cuya suma sea
2 5 i su diferencia sea 7.
Número mayor :% -f ^ := f -I-5 = 1 2 >/^ +3 J^ = 1 6.
X úmero menor: ' '¿ = f — -í = ' - ! i—^ctyi =^9.
JS/v ljVS'á'íVírá^4> ^V^C'jiO^r^mjL,.
PROBLEMA.
Un padre de familia tiene dos hijos; el hijo ma-
yor tiene lo años mas que el menor, i entre las
dos edades componen 40. ¿Cuántos años tiene
cada uno?
Solución.— ^\ conociéramos la edad del hijo
menor, aíjrecfándole 10 años tcndriamos la edad
del mayor, i sumando las dos edades compon-
drian 40.
Pues, bien, q\íe la edad del hijo menor sea x,
la del mayor será ,r+io, i la siuna de las dos
edades será
.i-+.rf ro=4o;
pero .r i.r son
lucrjo:
2.1 + 10= 4o.
pji esta ecuación el número 10 está sumado
con 2 :\\ i para que esta incógnita quede sola en
el primer miembro, sin que se altero la igualdad
podemos quitar 10 de ambos miembros, i tendre-
mos:
2.1--- 30:
¡ de consiguiente, la mitad de 2 .r que es una x
sera igual a la mitad de 30, es decir:
.r= 1 5.
Pero si el hijo menor tiene 1 5 años, el mayor
tendrá 1 3 -f 10, o 25; i en efecto, las dos edades se
diferencian en 10, ¡ sumadas componen 40, como
lo exijen las condiciones del problema.
Resuélvase el mismo problema suponiendo por
.V la edad del hijo mayor.
Resuélvase el mismo problema suponiendo
por a: i £ las d< >s edades.
Resuélvase el mismo problema de un modo
jeneral, es decir, representando los datos por le-
tras, i aplíq\iesc la fórmula a problemas análogos.
{ContiiiHard)
LECCIONES
Elementales de dilnijo liiieiil al alcance de
kw niñoíi, por M. R. Orteiara, inleníero to-
pógrafo i profesor de Jcoprafia i»olítl-
ea-dcserlptiva del Instituto >acioual.
t üúiihnúa.)
LECCIÓN X.
Pkoi-.i.km \s.
•■:iir !{í! triángulo con íi'cs vcctai da-
iL-is.
A, : . OA-
Fig. f.fl.
Sean las rectas dadas A, B
\,
mese una de ellas ¡ apliqúese sobre una recta in-
definida AO: haciendo centro en A trácese un
arco de círculo con un radio igual a B, i haciendo
centro en O trácese otro arco que corte al an-
terior, con la magnitud de la recta C; el punto
de intersección es el vérticft del triángulo i unien-
do este punto con los A i B queda resuelto el
problema.
16. — T)ado un triánoido constniir otro iziíal.
Fig. OL
El triángulo dado es HCY; para construir otro
de igual magnitud comenzaremos por dibujar una
recta AB igual en magnitud a HY. haciendo cen-
tro en B i con un radio igual a HC trazaremos
un arcó indefinido, i haciendo centro en A con
un radio igual a CY trazaremos otro arco que
corte al anterior en O que es el vértice del trián-
gulo deseado.
17. — (.'onstníir un (riáfigulo isóalfs sobre una
recta ciada.
^ /
J D D /_
Fig. 02.
Sobre la recta .A.B figura 62 se quiere cons-
truir un triángulo isóceles. Tnuarémos una rec-
1 1 DE de igual magnitud a la AB, i haciendo cen-
tro en los estremos D i E con un radio cualquiera,
s:; dibujarán arcos de círculo que se corten en
un punto como en O. vértice del triángulo.
i?,.— Construir un triángido iquilitero dr uncí
m lonitnd dada.
C figura 60. Tó-
Sea h. recta AB la magnitud que deban tener
los lados del triángulo. Dibújese la recta MN
j:t. IJl'STiTi/TO wv.fcjoavf /^.
be la misma magnitud que la AB i con una igual
ab;.Ttura de compás trácense arcos de círculo que
se corten, haciendo centro en los entremos M i
N: el punto de intersección O determina <'l vér-
tice del trián<íulo equilátero.
19. — Construir un triángulo xcc taris; iilo dada la
hipotenusa.
\.
a M
Fi-. fU.
Sobr(> la recta AB figura 64, se des(!a construir
un triángulo rectány^ulo: elévese una perpendi-
cular por el medio de la recta i dése a dicha piír-
pendicular la magnitud de la mitatl de la hipo-
tenusa; uniendo los estremos de la recta con el
punto estremo de la perpendicular, queda resuel-
to el problema.
20. — Inscribir un triángido equilátero en ima
circunferencia.
Sea ABC la circunferencia nada figura 65. Tó-
mese el radio de la circunferencia i llévese seis
veces sobre dicha curva: uniendo dos a dos las
divisiones marcadas, queda inscrito un triángulo
equilátero. Este problema i otros que en su
debido lugar indicaremos acerca de la inscripción
i circunscripción de las figuras, tienen mucha a-
plicaeion en el acto decorativo i en el dibujo ar-
quitectónico.
(Continuará')
j^i*:c€IOí\e:8
De Aritmética decimal práctica i razonada, escri-
tas en frames par L. Romballel i traducidas
por Pedro Belcon V., alumno m.iestro
del Instituto Nacional.
(Continúa.)
Signos di: x.a muitipi-icaciox.
7 ó En lugar de las palabras midti pilcado
por, se emplea comunmente el signo siguien-
1 te (X) llamado signo, de la multiplicación.
i 77 Para indicar una multiplicación se es-
; criden, en una misma linca horizontal, el multipli-
í cando i el multiplicador, teniendo cuidado de colo-
\ car entre ambos el signo ^ Xy/. ml'i.iii'Icaix) I'OK.
i }*or ejemplo.
5X4; SX7
1 '¡'í>. Para leer umi mrdtiplicacion indicada se e-
I nuncio, comenzando por la izquierda, cada uno de
i los factores, cuidando de colocar entre ellos las pala-
i bras ML'i.TM'i.KADo ron.
!
i Por ejemplo.
i 5 multiplicado por 4; 8 multiplicado por 7.
79. Hemos visto que la multiplicación puede
hacerse por medio de la suma; pero como es ne-
cesario escri}>ir el multiplicando tantas veces co-
mo indique el multiplicador, se comprende que si
el multiplicador es un número grande, 2345, por
ejemplo, será mui dilatado escribir en una misma
columna vertical 2345 veces el multiplicando, i
por consiguiente dilatado ejecutar la suma.
Tabla de Pitágoras.
Para facilitar las operaciones se hace uso
tle una tabla llamada tabla de Pitágoras, por
haber sido este filósofo su inventor.
Esta tabla, que va a <'ontinuacion. facilita el
modo de abreviar todas kis opcíracioncs de la
multiplicación.
1 ^ Sea que se liaya de multiplicar un nú-
mero dijito por otro dijito;
5X4 por ejemplo.
2 ° Sea que se multiplique un flamero com-
puesto p>or un dijito:
325x5 por ejemplo.
3. '-' O bien que tenga que multiplicarse un nú-
mero compuesto por otro compuesto;
245X325 por ejemplo.
KI, iJWSTlTflTO jy'^4;i^J%*^i^.
34r
TABLA DE PITAGORAS.
Sentido horizontal.
í
2
3
4
11 •''
16
1 "^
1 8
i 0
4
6
8
10
12
14
Ifi
18
3
6
9
12
15
I¡
21
24
27
4
8
12
16
20
32
36
10
15
20
25
30
35
40
45
""6
12
18
24
36
42
48
54
—
14
21
28
35
42
49
56
63
~8'
16
24
72
40
48
56
64
72
~9
18
27^
36'
45;
54
63
1
72
_8i;
Colocamos el dedo soVire el número 8 que se
encuentra en la primera línea horizontal i en el
estremo de la octava columna vertical; luego des-
cendemos en esta columna, que contiene los 9
productos de 8 por los primeros números hasta
encontrar la sétima línea horizontal donde en-
contraremos 56 que es el producto buscado.
Se tendrá pronto el producto 56, tomando el
multiplicando en la primera línea horizoiital, i el
multiplicador en la primera columna vertical;
el producto se encontrará en el punto donde se
cortin estas dos líneas.
Por ejemplo. Buscar el producto de 7X8,
Tomamos el multiplicando 7 en la primera lí-
nea horizontal i el multiplicador 8, en la primera
columna vertical; en el punto.de encuentro de
esas dos líneas está el producto 56 que es el bus-
cado.
Hn las operaciones que hemos hecho, se ha ,
visto que;
Ksta tabla, como se ve, está compuesta de 9
líneas horizontales i de 9 columnas verticales,
conteniendo cada una 9 jrcdiictos. Se forma de
la manera que sigue. .Se escribe:
1 . ° Sobre una línea horizontal los 9 prime-
ros números:
123456789;
2. ® Sobre una segunda línea horizontal, de-
bajo de la primera, los resultados de los 9 núme-
ros, de la línea anterior, sumados con sigo mis-
mos una vez, o los productos de esos 9 números
por 2.
2 4 6 8 10 12 14 16 18;
3. ° Sobre una tercera línea horizontal lo; re-
sultados de la suma de los números de la prime-
ra línea con sus corespondieiites de la s<íguda, o
los productos de los 9 primeros númerí s po/ ?,.
3 6 9 12 i5 18 21 24 27
I sucesivamente, si^niiendo la misma marcha,
s(í 'escriben sobre las otras seis líneas horizontales
los productos de los 9 primeros números por
I
4. 5, 6. 7, 8, 9- I
De donde resulta, que una línea horizontal, cual- |
quiera, está formada de tantas veces los 9 prime-
ros números, como unidades hai en la primera ci-
fra de esta línea, o que los 9 números de que se
compone espresan los productos de los 9 prime-
ros números por esta cifra.
Las columnas verticales están formadas del
mismo modo, i tienen las mismas propiedades.
Ma.nj
!)K IVSAU I.A TAIiLA,
So. Encontremos el producto de 8 por 7 u
sx/-.
I. o 8X7=56
2.0 7X8 = 56
3.° 8X7 = 7x8
De donde se deduce lo que sigue:
//// loda midtiplizacion se puede invertir el or-
den de los factores sin que altere el producto.
Casos de la nmltiplicacion.
<}i. Hemos visto que en la multiplicación se
presentan tres casos principales:
i.^ Cuands los dos factores son números dí-
jitos;
2. ° Cuando uno.de los factores es díjito i el
otro compuesto;
3. ° Cuando ambos factores son números com-
puestos.
82. Primer caso. . .
I.® Mu tiplicar dos númerosrdijitos.
Para ejecutar esta multiplicación, en lugar de
sumar el multiplicando, el número' de veces que
indica el multiplicador se brtsga siitíplementé el
producto en la tabla de la multiplicación.
Por ejemplo, 8X4
En lugar de hacer la suma de 8
8
8
se dice, buscando en la tabla de multiplicar, 8X4
= 32-
{Go7itinuará),
U
# f . f.v.vi'iT'f '#'## •v.§eio»v»wt.
• IjSin ■■iatirra<*. VA nrív.
Viv.í. S\.\irKí. Smiik-í. '
Lis luaiiPrns smi uno do los principales atractivo.s
cxteriore.-» del oaráeter porque fon el ornamento de la
acción i suelen prestar cierta lielleza a las mas humildes
l'uiieioncH, por el modo como «^staí se desemi^eñen. El ■
saber decorar los menores detiUe.s de la vida i contri-
buir asi a hacerla aírradable, constituye un arte en toda
la extensión de la palabra.
No son las maneras tan frivolas ni tan indiferentes
coiuo pudiera |>ciisarse, porque ellas tienden en gran par-
to a facilitar los nesfocios del mundo, no menos que a
endulzar las relaciones sociales. "Hasta la virtud mis-
ma ofende, dice el obispo Middleton. cuando va acom-
pañada de malas maneras."
])c las maneras depende en nnicho In opinión que uno
forme de los hombres, i aun suelen tener mas infliiíincia
que cualidades, f)í»r otra parte, mui esenciales. Las
uvaneraa agradable.s a la vez que cordiales son gran
parte u captarnos la voluntad ajena; i si muchos no lo-
jrrau esto, es ¡wrque carecen de ellas. Todo depende
lie las ¡trimeras impresiones, i testas son <reneralmente
favorables o desfavorables, sefrun el mayor o menor gra-
do de cortesanía i civilidad con que se' nos trate.
.Mientra-: que la tosquedad i la aspereza cierran las
puertas ¡ los corazones, la bencvidencia i la finura, que
son el di-tintivo de las buenas maneras, i)roducen don-
de qiiicia el cte(!to del Sísame, áhrelf. Ellai» tienen la
llave deluda* las pu"rtH-<. i sirven de pasaporte para
penetrar en todos lo-i corazones.
Jhcese Jeneralinente que -las maneras hacen al hom-
bre," [.K'ro acaso es mas ciej-to que "el hondire hace la»
maneras." I'uede el hiiinl>re ser áspero i hasta tosco,
i tener sin embargo un corazón de oro i un buen carác-
ter: pero seria iiidudal)leniente mucho mas agrá lable ¡
acaso mes útil, ni manifestase aquella dulzura de genio
i aquella cortesanía de maneras qut» constituyen el sello
del verdadero caballero.
La señora Hiitchinson. en el deücalo retrato que
hn(!e de su marido, a quien tuvimos ya ocasión de a-
ludír, pinta así su varonil cortesanía i su amable talan-
te; 'Trabaio rae costaría decidir sí habia en él mas ver-
dadera grandeza o uénos altanería; lo cierto es que él
jamás miró C4.n desden ni aun a la persona mas humilde,
i no aduló ni a la mas encopetada: tratalia aúnalos
mas pobres con dulce i afectuosa atención, i solia pa-
sarse horas enteras de ocio con simples Roldado-< ¡ hn-
mildcs jornaleros; pero tanto sabia díspeiiar su familia-
ridad, qu¿ les inspiraba a todas e.-ias poli:es Jcutes un
respeto mezclado de ;ifecto, sin que jamas olvidasen e-
lias la diferencia de la categoría "
Las maneras de un hombre indican hasta cierto pun-
to su carácter: son coiuíj la inauífestacion externa de su
naturaleza interior; ¡ muestran gus gustos, sus sentimien-
tos, su humor i la sociedad que ha frecneutado. Hai
maneras convencionalcd que no prucl)an gran cosa;
pero las maneras naturales, producto de los dones que
existen en nosotros misnioí, i (pie han sido cuidado.sa-
mentc cultivados, tienen grandi-.ima síürníficacíon.
Lo agradecido de las maneras es inspirado por el sen-
timieato, que es una verdadí-ra fuente do goces para un
cflpíritu cultivado. Oonsídeíado desde esto punto de
vista, el sentimiento tiene casi tanta importancia como
el talento i la instrucción, i tiene mayor influencia aun
para dar dirección a !os gustos i al caraáotcr del boni-
bre. La simpatía ea la llave de oro qu« abre iodos
loí corazoDes; i no soUmenle enseña la civilidad i la
ci>rtesania, sino (jue da penetracii)n i descubre la sal>i-
duria; i>or lo cual puede ser considerada como la mavor
gracia (pie se lo iiaya couojedido a la humanidad.
Las reglas arlificiales de la civilidad nada significan,
i lo que se llama rfitjwto suele no .«er sino la esencia
de la incivilidad i de la mentira; como que consiste so-
bre todo en //nct-r ri>K>, i es Cícíl de distinguir a pi ¡me-
ra vista. Aun (Considerándola ¡(or su lado bueno, la e-
tiqueta no es sino un sustituto de las buenas maneras,
i suele no ser sino un simulacro de ellas.
Las buenas maneras consisten en jeneral en la corte-
.sía i en la benevolencia, i álgnit n ha delinído la civili-
dad como el arte de mostrar por medio de signos ex-
terioros la estimación que abrigamos interiormente pa-
ra con los demos; bien que podemos ser cuni[)lidamente
corteses para con alguno que no nos merezca particular
aprecio Las buenas maneras no son en suma mas que
un decente comportamiento, i por eso se ha dicho que
"los liucnos modales valen mas que una hermosa figura;
porque (dios nos proftorcionan un goce mas chvado quo
cuantas estatuas i pinturas puede haber; .son la mas be-
lla de todas las artes."
La verdadera civilidad debe ser efecto de la sinceri-
dad, debe nacer del corazón o sino no dejará íaipresíoa_
alguna duradera, porque no hai civilidad que pueda im-
[ledírnos el ser sinceros. Es necesario dejar que apa-
rezca el carácter natural, suprimiéndoles sus sinuosi-
dades i asitenv/as. .*!tin Francisco de tóales dice que la
civilidad debe pareciMse al agua, que es nie-or cuanta
mas clara, luas simple i mus sin sabor ^('t\.'' El gt'mio.
,-iii (>inl)aiíro, cubre en el hombre muchos defectos (ie que
ynu'dan adolecer sus maneras, i aun por ellos merecen
di,-'culpas los (|ue so distinguen |>or su enerjia i su ori-
ginalidad. Si cada individuo no tuviese un primitivo
tinte particular, la vii-i humana perdería mucho de su
ínteres i de sn varii'dad, i los cara -teres no tendrían el
mismo vigor i la misma fuerza viril.
La verdadera cortesía es venélnila, i se manifiesta en
el deseo de contribuir a la felicidad de los demás i
en la abst(Micion de todo lo que pueda serhis lUisa-
gradable. No i^s ingrata i recono(^e de buen grado
los actos de bondid. El capitán Speke encontró es-
ta cualidad, llevada al e-itremo, hasta enfre los ha-
bitantes de l'ganda, en las orillas del lago Nyanza,
en el corazón del África. "Allí — refiere él — laíngra-
titiid, i hasta el mero olvido de dar las gracias a algu-
no |K>r un siMvício prestado, tienen su pena .«(ñaluda."
La verdadera civilidad se manifiesta especíalmento
en la deferencia que se tiene |K)r la personalidad ajena.
El que quiera ser respetado (¡ebe respetar a los demás:
debemo-' tener uierta (^)nsideracion por todas las opi-
nioiiíís, aun cuando ellas difieran de las nuestras. Kl
homiue de buenas maneras da pruebas de d< s ncía, es-
cuchando pacientemente al que le habla, i aun suele a.-i
hacerse aci-eedor a respeto. Se muestra tolerante i
paciente i se abstiene de juicios s(>veros; pues los jlii-
cíos .severos a que .xomctemos a los demás, casi siempre}
provocan juicios severos para con nosotros mismos.
El hombro incivil i sin rellexituí prefiero algunas
voces sacrificar a un amigo mas liicn (¡ue dejar de
soltar una palabra picante; pero, (pie insen.iatez la de
exponerse al odio del prójimo por un minuto de satis-
facción! IJrunel, el injeiiiero, — quo fué uno de los hom-
bres mas Ix-névolo-,-- -aííostumbraba decir que 'la ma-
lignidad i la malevolencia eran los goces m,i3 costosos
que había en el mundo." I el doctor John on dijo una
vez: "Señor, tan vedado es ser iude«oro.so en palabras
como en accione.-*, ¡ tanto vale mostrarse uno insolen-
te para con alguno como tenderle |)or tierra.
El hombre ijensato í culto no preten le ser mas sabio,
uimaHiico <pie su vecino; no se jacta de su posición, ni
de su nacimiento, ni de su patria; uí dosdeñi a los quo
no han sido llamados a gozar de los inísaios prívilejios
que él. No hace ostentación de su talento, ni de su
profesión, i ticno citiiladi) de no (McfíiUnai- desde el
J2/> tJVSMtJTO »V*!ÍeMOJ\*^i..
3lí»
momento on que ahrfi los lal»io3. Poi'ol contrario, on
todo lo que dice i todo lo que hace, es modesto, sin
pretfníiioncr", fin arroorancia, i muestra su verdadero
car;íctor en siia actos mas lúen que en sus palabras.
íiO falto de respeto por los sentimientos de los de-
mas nace ieneralmente del ecroismo i se manifiesta en
la dureza i en lo rcputrnante de las maneras. Tal vez
se orijina menos de malignidad que de falta de simpatía
i delicadeza, de falta de aquella intelijencia i de aquella
atención que nos ayudan a notar mil minuciosidades,
indiferentes en apariencia, que pueden ocnsionnr placer
o discrusto. En verdad, puede decirse que es en la con-
tinua ahnejracion, en las relaciones de la vida avitual,
en lo que consiste principalmente la diferencia entre
el liomlire bien educado i el que no lo es.
(Continuará).
Sección «le Pedasoría
A Is Academis (k Maesípos
MÉTODOS DE INSTRUCCIÓN.
POU JAMK3 PVLK WICKERSHAM,
f Director de las JW^'pln.s Normales de Pensilvovia.)
Para ser Maestro ««• iieep^lfa un» preparaeiou
♦.'npcclal.
(Continua.)
'K I-I punto objetivo de l'>s conocimiento-!, tal como
r.xi-iie en la natnralezn. está arretrlado ¡ relacionado de i
tal modo. (iue facilita su adquisición. — Ijos poderes su- i
jcftivos de la mente i las conexiones de la materia i
cuardnn entre si una completa relación. NTo podemos j
iniajinürnos un nniver-o con sus partea confusas, inc >- i
uexas, fracuicritariiis: en e] nuestro, un aislamiento com-
pleto es desconocitlf». VA lema if^iirilfiis unmn a nada ;
j u 'denpli<-ar.^e tamliien como al universo. j
Las conexiones i relacioní-s ile los olijetos naturales, j
son las que hacen posible la ciencia. Kn las cosas exis-
te el fundun:"nto pira I» fonTiaeion de la» clases, jéne- ¡
ros i espei-ies .Si un estudi; nte hace la odqnisi(ion de j
un hecho, «*-le lo conducirá antro, i a si nnce^ivamen- i
te. La natura'eza entá arrcirlado a manera de una sn- ;
cesión lie habitaciones, cada una con una puerta qno j
da a la innudiata. Un estudiante, en simpatía con la i
naturaleza, o\(> voces que le llaman i ve nianO'j que le i
jruian en cada uno de sus ja oj, i ante sus ojos flota
eternamente
•'Una bandera con el l^reve lema,
Et elsior."'
Si el punto objetivo de los conocimiento.-», faf como
existe en la naturleza, está rclaciouffdo i arreelado de
tal modo ()ue facilita su adquisición, debe acontecer lo
mismo con los liliroH de testo. Un libro detesto debe
p^e^^cnta^ un atmnto eu su orden natural i en sus cone-
xiones. U» particular, una materia o una lección deboa
sujerir Ift inmediata. .Altrunas veces, al enseñar, seria
•'ouveí:: nte pro|>oner preguntas relativas a cosas distin-
tas de . conxiones; pero a mejor enseñarlas primero
cu <ui cojicxioues.
10. El objeto de los conocimientos, tal como existe
en en la memoria, tiene sus conexiones i relacione? que
amneiitan su valor. — Si las conexiones i relaciones de
los conocimientos se oltservan al adquirirlos, se conser-
varán estas relaciones i conxiones como yacen cu la me-
moria, i las mismas condiciones que hicieron su adqui-
sición mas fácil, contribuirán en hacerla también mas
valiosa. — Existen, ademas, otras leyes que se aplican
a conocimientos adquiridos i que sin cmbarpro no se
aplican a las rt?alidades objetivas de que se derivan.
Hai cosas que orijinariamento son inconexas o no tie-
nen relación alp^una entre si, i que pueden aprenderse
al mismo tiempo, o de tal modo que las enlazan en
la memoria. Ademas, las leyes de asociación aparecen
constantemente operativas combinando los materiales
de los conocimientos tales como existen en la mente.
Reúnen las cosas semejantes i separan las que no lo son.
Una memoria bien disciplinada tiene espacio para to-
do, i conserva cada coso en su lugar.
Si el punto objetivo de los conocimientos, tal como
existe en la memoria, tiene conexiones i relaciones
tales como las que se han indicado, aquel será aun
mas valioso. Un hombre de uetrocios puede arreglar
una cuenta en pocos minutos si todos los papeles rela-
tivos a ella están reunidos, pero si se hallan esparci-
dos aqui i allá, empleará muchas horas en el mismo
trabajo i talvez no lo hará con exactitud. Suce<le lo
mismo con los materiales de lo^ conocimientos tales
como existen en la memoria. lOstos materiales son de-
masiado vastos para que se les pueda tratar como co-
sas industriales, i solo se les puede utilizar arrcilán-
dolos en orden, formando agrupaciones, unit'ndolos
por s»''i Íes, o asociándolos en clases. Los maestros
que no deseen ver perdido su tiempo i su trabajo,
debtMi tener muí en cuenta \f> que acabamos de mani-
festar.
11. Son posibles nuevos descubrimientos en la Cieit-
cia i nuevas invenciones en las Artes, i los métodos
de instrucción deben preparar a los estudiantes n ha-
cerlos.—Constantemente pe hacen de-icubrimientos en
todos los ramos de la ciencia. Nunca fueron tan rá-
pidos los progrtísos de la cien ría. Li cosfcha parece
estar ya en sazón, i lodos los trabajadores alcanzan
una parte de los frutos. I sin embargo, todo lo qnese
ha hecho es poco en comparación de lo que aun queda
|)or hacer.
l,r> que es cierto en el campo de la Ciencia lo es
también en el cam[K> del .Vrte. Tal ve/, el mismo ráfii-
do progreso no es aparente respeto a las ÍJellas Artes,
p'ro se manifiesta esj»ecialmente en todo el vasto cam-
po de la mecánica í las Artes Utile.-s, i enda día puede de-
cirse (pie la industria humana hace un i nueva inveticioB.
Yo creo que la educación significa algo mas (¡uo es-
poner los hechos i re|)etir los razonamient )-i de lo.-! li-
bros de ti'sto Si los alumncv» reciben unu eluracioM ade-
cu.idi», desearán sal)er ufas de lo (¡ue les han en-tcña-
do, o de lo que simplemeite han aprendido: teñirán
la coiciencia de que les han dejado algo qué hacer
i d( a »arán llevarlo a cabo. El lia mas elevado de la
enseñaiuHf' no consiste^ en ^testar la mente con los co-
noCÍRiícntOR acumulados durante .siglos i s!gli.>s. ihino en
armarla con energía i aptitud: no en poner a los alum-
nos en e^uido de resolver juobleiuas en matemií ticas,
formar i>eríodos gramaticales, o roípon ler a pregunta)*
ülosóficas. sino inspirarles el amor al estudio, dfsperl.ar
en su mente un poder auinrido, capaz d^ infundir vida,
i que lio deseante .satisfecho con lo que sal):;, sino i|ue
luche siempre por obtener nuevas verdades, por espresar
nuevas belleza", o hallar nuevas vías do disuiiauir el
trabajo i acreeontar el bi-^n.
Pocos son loí g¡aiid''S penmdores que hau f'nht for-
mado por los libros, i si decirnos que ninguno no será
cicrUment.^ un en o-. Un miíeniítico iiuii inferior a
:r>o
i: t. MJWSTJ TV^Qyyp/ir^t^yii,.
Nowtoii o IjU Placo puedo ?oí::u¡r los J•ay.olli1lnio!lto^^ do
los priíir.ipitu o do la MiTÚiiim CV/r-/ . líacoii i fiocko
son loidos |uir inuolmelio.-i iIo.c-íouoIü qiio Iia'ilaii a mas
lio podor di» la /'V/ow/V" i'iihirfivfi i do las !<li-riN i'inxihi.i.
l'na voz c|iio hx^ vordades mar! uraiidos do la iiatiiraloza
fio han coiKini-itatlo, so viKílvt'ii o(tm;iarativamoii(o fáci-
-.lo.ido coiii|»roiidoi'. I'uní olitoiior la mejor disciplina
mon'a'. onsiñ irnos mucho (¡no pudiéramos llamar do
souiunda mano. Conlamos doiiia-jiado con la oooponi-
ciou do los lihro-í. i deiamos (pío las jiotonoias produc-
toras del entoniiiinionto i)ei-mano/,oau casi en un estado
do completa so'iMioleiu-ia. Soiruinios demasiado do cor-
ea el >ondoro trillado por otros para q no podamos ad-
quirir la ventaja de una vigorosa intolijencia que pienso
1)01 si propia, tan uecosaria para ))oder arrancar do la
naturaleza nuevns! vonlades. . I)ol;oiian adoptarse k>s
m 'todos de enseñan/a qiio dojan al alumno depondor do
sus solos rocni'sos. que saquen a luz la orisrinalidíid qno
ellos puedan poseer, qno los conduzcan a ronetir los es-
.I)or¡meutos i verificar las couclnsionos dolos otros, i
quo. cu lili, los impelan a aírrecrar su riin)!o n la suma
do loscdiiocimiontos humanos
12. J^a naturaloza donde quiera invita a la invosti-
•racion por un sistema do atracciones quo cautiva la
atención, i acrecienta la actividad en aqnellas (mtenoias
por medio de las ciialoí recordamos. rol1e.\-ionamos. ra-
zonamos i filosofamos; i, por lo tnufo. los mi-todos d^
enseñanza .deben scr sujestivos. — Lo.s alirnno-' ii > <lo-
hen convertirse en recipientes pasivos de los conooimien-
tos._ Aíuclios odiicidoros hnlilan dom-isiado: comunican
liec¡ios„ros[)oiidoii a ¡(n-u-untas, roíuolvoii prnlilomas. i
?us aliiauíos lívihcn <'si instnicciou con asombro in-
comiircnsililc o osuVuiln indifei-on.'ii. Cim someiinto
nieto lo do onsoñii liza los conociniioiito-t se rc-ihen mo-
ramente como (>1 Ulano 011 el <rrainro ,o ia carira ou n-i
buque. Smiioiantes educadores s« asomoinn n Io4 boti-
carios o veiidcdoros de viveros, i simpleuT^nto venden
.'•US lu-oductos a los marchante^ quf^esneran su turno.
Lo mojor (pío salien ha<'or es atestar la mojnoria con
liedlos que dolivu pormanocor alii amontonados, indijos
.tos. iiiútüos, . - , ■
La iiivi\siiu-;)cion de lo-^ ■■M;i,,.Mnii,M|t,H no solr) no
dcl.o caractcrj.zarso por una ;P>!!vi<i-id .-iou-a d" par'o
del alumno. Hemos visio (|11'Miii masotro puedo ava-
dar demasiado a sus discípulos; también os cierto que
pm'ilo ayiiilarios mui poco. Vn debido miramiouto por
la econoinia i\o las fuerzas móntalos no admitir í qti''
so tfaston inútilmente. iiOs alumnos qno earocon de
dirección hacia lo que dolion estudiar i cómo dobon
liacorlo, mal-rastarán su tiouipo.fn esfuerzos infructuosos.
Un viajero en una (íiudid ostrañi. sin Lniia alirniin so
cansará fácilmente con sus esfuerzo-! mal dirijidos para
encontrar su camino: asi una indicación oportuna do
im educador alivia a un alumno de la dificultad que le
liaoe maltrastar su tiempo i a^'ota sn naciencia sin con-
ducirlo a niniTun resulta lo íilil. Kl profesor puoiio
Kuiar a sn discipiilo sin qno le conduzca de In mano:
pueilo manejar su barco sin remar lo mas minimo.
que contiene a los niños en el circulo de sus debe-
i-os. con la dulzura que los atrae i los subyuga a
la voluntad del ^laestro.
ií. — Kl casti<io corporal solo puede emplearse en los
casos cstremos; poro este remedio aplicado sin disccr-
niinieuto, es con frecuencia un m il mas funesto que
el (jue se pretende curar. Sucede con estos casti<ros
lo que con los remedios violentos en emfermedades
ostremas: pur;ran ])ero alteran el temperamento i cor-
roen el oi
4— El í
iranisi
iiico
lO.
¡c
un severo
tratan
ioi
uestn
pero
la obsti
ui'io merece
1 en el mal;
inada i bien
1 Maestro do-
istiüra
mías con pa-
falta que ca.s-
loiontamcntea sus
la pasión no cor-
oconvimir soria-
ilnntarias en la
in.) qin> d;»spoja,
autoridad i su
palal
:ial)ilidad
,s: su có-
nanifíista-
¡cion do las re-
tíostracion mo-
a tenor do cor-
1 v,.liint:i
conocida. Esto punto es mui
be obrar cor. muciía ])rnd(;i:
5. — El Maestro no debe
sion ni con cólera, sobre t
tiíra lo afecta personalmonto
«.—El Maestro no d
discípulos. So castiíra para ■.•.>\-rc}
'■'•'''■ ■ ^ •
7 — Es un defecto bastante coi
monte a los niños por faltas ca;
niñez. Esto, no solo no produce tV
al Maestro de una g-rau paiic
fuer íl
S._D.M)"m 'S ■ruaríamos de e\-
del niño iior la iluroza úy nnesti
lera por las oxiiera(?ioiios. i su o
ciónos de de-.-pro,áo. La c<>ntiiiMi
conveiieiiiiies. probüo en el irñ >
ra'. i (le<ti-uve la esperanza ']'>■•
rejir las fallas cpio se lo ceii-iiran.
II — ror.vieno (pie el niñ ) v.m en e] trabajo alfo
si'tlido. útil i airinlable, no pretendiendo jamás sujotar-
so iior una autoridad soca i absoluta.
Iti, — .Vuuquo la» alnbaiiz:is piieilO;i excitar la vani-
dad del niñi. se corro tanilii b el rie.s^fo de desanimarlo,
sino so hace nunca ningún elojio de su buen comporta-
mionto. Puede adoptarse nn justT medie que estimulo
al niño do una manera conveniente.
1 1 . -Ks una LH-an suerte para la niñez, i en jeneral para
la juventud, hallar .\í lostros. cuva vida ofrece una eii.so-
ñanza continua: que liac(!n lo quo aconsejan: que evitflu
lo quo censuran, i en los cuales admira mas el e-
jemplo de lo quo se les ve practií^ir, que los con-
sejos quo se les oye dar.
12. — Dudamo.s (pie pueda haber un placer. mas puro
que el de hal»or contribuido con cejí) a formar .jóvenes
que lloíiion a sor háliiles prof(ísores i a honrar (íou sus
talentos la carrera do la en.señanza. f/on frecuencia so
observa que los hombres mas distini^uidos. se mecieron
en humilde cuna setrun hacia ya Jiotar Horacio. hal)laii-
do de los mas célebres ciudadanos de la liepúbüca ro-
mai.a.
(Pe -i-;! r
de (.'id
ñ'iiHn,
sKrriox i>!-: coxoriMiEXTos ltilks
Pciisiimieiitos de Kuliiu, sobre la eondiictsi
«le los niños i rl trato «le los Maestros.
1.— Lo primero ile que debe cuidar el Maestro es
de estudiar el caráct(M- i las inclinaciones de los niños,
imrquesi intentara nivelarlos a todos i sujetarlos a
una misma regla, seria tanto como forzar la natu-
raleza.
' 2..— En materia de educación, la ^--i-nn habilidad
consiste en sabor' conciliar la fiior/.a de la autoridad
.1 /..f SO VI En, sn ni: •iRTEsi^tJ\*os.
Tinta |»ara e.«i?ribir sobre el vhlri'j. — Con la
8Í<ru¡eute fórmula se prepara una tinta propia para di-
cho objeto:
Kt(
.M:¡<t
1.) —
1.') —
HCI. t.VSt'fft^'tO .-VVí^'iO.ivf/v.
ri.ii
Ciiniidn so lia efoctiiarlo la disoliu-ion coinpli'ta. 90
añade vonoina en cantidad suíicicnto para dar la ne-
cesaria fluidez a la tinti, <|uo se usa en frió.
Kl vidrio se iiafia en ]>etrúleo, i dcs))ne.-; de eso. se fro-
ta bien en todos sentidos con nn paño lino, con lo cnal
se fariiifa so'ire el vidrio, con la e.xprcsada tinta, los
diseños i trazos mas delicados.
Elixir <151f"'tivo. -Para remediar las enfermeda-
des del estónia<ro, pc usa el sij^iiicnte elixir;
Quina calisava 20 oramos.
Corteza de naraiija 20
f 'nasia '. 20
Aloe socotrino 25
Tínilinrlio 25
-Vif lijo 30 —
l'niz do anjélica 10 —
>'firra '. 10 —
Azafrán 5
Los precitados iiiírcdientes se deian oclio dias en
UKieeracion en C kilÓL'ramos do nlcoliol: Iucl'o se lütra
i se nñi den 4 kilogramos de asua destilada, i un kiló-
,!rrnmo i medio de azúcar, dejándolo unos dias en mi-
ceiücion. i cuidando de removerlo con fi-eenencia. \-
ñidaso lúcumo mas azúcar, filtrase i se íruardn en i)ote-
lla lijen cerrada-'.
.-•e usa cu dÓJÍJ de una cucliaradita en aprua o cafi-,
áiil 's de la comiila.
\5>3¡c:{fio_'i nlitJKMi'ieiti d >1 ceutciio. (•«•"'v»-
rta, íivcna i mai/, — Ki ceuteno contiene jmco díi-
ten. i por e,*e motivo crece po>o el pnn que con /d
se liace. t:i ilion se conserva iiastante tiempo, i es
relVeseanie. i'd,- lo demn«. es bastante moreno i d'^s-
1'''''' "" "'''•' paiiicular. La harina se cons-^rvn como
la del tri'jd. i está sujeta a los mismos accidentes,
l'^ntra en la preparación <lel nln'tv.
La harini decollada no suele darse masa los ani-
males. Kl pan que de oHa precede tiene un olor i
un salior poco a<rradaliles. En los Estados ('ni. Irw ¡
Alemania se como ensopa la echada perlada. Kn K---
l>aña, no suele tener mas aplicación «pie U medicinal,
tíjuiándose tamliien. como refresco, la infusión.
La avena es el cereal que tiene mas su.stancias arra-
sas, f^ii harina sirve para hacer itiu-hes en Inirlat-Tra.
donde la comen solo las clases pobres. La ¡'.nin 1
ma.s (oiiiun de su omi leo es la de pequeños fraLin 'm-
tos do ;rrano. pr<'via des!caC'on al horno.
El niaiz es uu cereal mui rico, también en su-í-mi-
cias jrrasa--. Constituyela base de la alimentación en
casi toda la America, en varios ¡.untos <le Asia i
.Vírica.^ i en aliz-utias comarcas pobres de Portniiíil
i Es aaa. Los norte-amer¡cano>í lo comen bajo mui
varlaí'as j^rcí araciones. en harina, puches, queluan-
tado. en irrano. en espiíra. crudo unas veces, tosla-
ilo otras, i en la mayoria de los ca-cis. cocido. En
España se hace con su harina el pan que en el Nor-
te se llama borona. La famosa polenta italiana no es
otra co:^a (pie harina do mniz cociila. í^e hacen tani-
iiien, con hi harina no maiz, pura unas veces i mez-
clada oirás con haiáiía de triiro. tortas mui gustosas.
A!¡riín.«' 3íyta<>k-.-.->^on todas las que pueden bc-
berse cotidianamente sin que produzca aceidciifes pa-
t(dóiicos. En lo jcncral esta clase do anuas son liin-
¡lidas. aireadas, e inodoras, tienen un sabor fresco i a-
írra<lal)!e. no son ni .«osas, ni picantes, ni saladas, ni
dulces, ni sulfurosas, ni á,4peras. ni dejan residuos des-
pués de ajitadas, cuecen bien las carnes i las Icíuni-
Ijies ;i!i endurecerlas, disuelven el jabón sin hacer .u-rii-
mos. i no ])roduccn malestar o i)eso en el estóman^o.
Esta última cualidad, la reúne el asna pura o des-
tilada, por cuya razón no es buena i^ara beber.
'l'oda asna potable de buena calidad, debe contener
ciertos u-ases i sustancias minerales, entro las que de-
ben contarso, como las mas 'a propósito, el aire atmos-
rt''rico. ¡icido carbónico, cloruro de sodios ¡ o irbouato de
cal en cantidad variable, pero siempre dentro de un
máximum determinado por la experiencia. Por lo de-
mas, la naturaleza las presenta conteniendo diversidad
de sales minerales, bajo proporciones también mui di-
ferentes, resultando de ahí, que son a veces malas o de
mediana calidad. se<run predominan unos elementos ú
otros. Así. por ejemplo, aquellos en que predomina el
sulfato de cal, o sean las selenrtosas, crudas o yesosas.
suelen cortar el jabón i cocer mal las lenfumlircs- Las
hai también que contienen exceso <le carbonato de e il
o mafrnesia, siíjuióndose de ahí la calificación de su ¡ne-
joro peor calidad parala bebida. En lo general, pue-
de calificarse de pura i mui buena para los usos donas-
ticos. toda agua que. no coutcuicmlo mas que niilcsinias
d(! sales minerales,- esté escasisimamenle cargada d(! ma-
terias oriránicas, i tenga, por lo menos, 0,73 por lÜO do
sulfato de cal.
('risfa|p<i ti*nsh«*!i'iiff*s I <l<'sln«trailo.s. — Tu
poco do sulfato de magnesia, disuelta en cerveza ei)u
una corta cantidad do dcxtrina, i a|)licado por medio
de una esponja o uu pincel a las vidrieras o cristales,
lia lugar a que estos aparezcan mates i como deslus-
trados. Para darlos un aspecto pintoresco, se colora
el liipiido con colores diferentes, i pueden obtenerse
dibujos de ojas verdes, de flores, de tallos, sobre fondo
azul, o como se (pilera; en tma palabra, todos los
cambiantes i coloraciones que la fantasía puede ima-
jinar.
Si no so pone color ninguno, el cristal aparecerá
pimplomeutc como deslustrado, dejando paso a la luz,
puesto (pie resulla trasluciente 1 no opaco.
Valor nulritivo de las susJan^liis alinicii-
ticia.s. — Kl profesor Atwater, del colejio agrícola de
Connccticut, lia formado después de varios análisis, una
tabla que indica lo.i valores comparativos nutritivos de
las diversas sustancias alimenticias, tales (!oruo los
l)escad()s, la carne, los lia:",()s, quesos, etc. Algunas de
sas conclusiones son mui interesantes, tanto mas (aian-
to difieren de lo jijueralniCMle admirado.
Indica como base la carne de bnei d'i tamañ t me lio,
ni gra.sa ni mui magra, estimando su valor nutritivo
en 100 i en relación las domas en la forma siga enie.
A'ulnr
niifriíi'.n.
Carne de buey l(i(>
Carne de cerdo ] IC.
Carne de buey aliuniada ■". . . l-if,
•lamon ahumado 157
Carne de buey ordinaiia '.ii.:l
Carne do carnero ,S(j.(i
.Manteca }: 141
Queso de leche desen'iuada '"" lóí)
Huevos de galliíaa "'^ •" 72,'2
Salmón fresco ' 107.9
Alacha 105:;)
Bacalao JIIG
Salinmi eoii-eiva.lo lOT
Alacha salados 111.1
O.stras 21
Lanu'dsta de mar 5(1.:!
:í52
m:mj m^vstití/to jwiviojwtw^.
Lns canios uliumadas i socas rosnitan con jrraii valor
nutritivo, lo cual se csplica por la evaporación de la
humedad i coin))rcnsion del tqji.u.
I el gran valor del queso ños da la esplicacion del
porqné del iiunenso consnmo que so hace de esta sus-
tancia por la clase obrera do Inírlatcrra.
Motnlizaciou rtc la ni»<lera.— Primeramente se
trata la madera por medio de una lejía alcalina cáusti-
co, donde se sunierje durante al<¡,'unos dias, mantenien-
do el baño do G0° a 70° Reaínunr. Inmediatamente so
pasa la madera a otro baño de siilfliidrato do calcio.
al cual se le añade veinticuatro o treinta i seis horas
después una disolución concentrada de sulfuro con sosa
cáustica, conservando este liquido a ;!0' o 40° Roanmur.
Esta segunda inmefsion ha do duinr unas cuarenta i
ocho horas próximamente. En scuuid^i so saca la ma-
dera i se llena a otro nuevo baño do acetato de plomo,
donde se abandona a una temperatura de 30° a 40°
durante dia i medio poco mas o menos.
Sin mas que secar el madero a una temperatura mo-
derada, queda como metalizado con toda la somejanza
de un fósil al que se cambiara la naturaleza pétrea en
metálica. En esto nuevo estado la nmdcra os snsco))-
tible del mas hermoso pulimento, o!)tenióndnso todavía
matices mas brillante?, como de plata l>ruñida, si so
rostrcga la superficie con plomo, zinc o estaño.
Aceite iiiiiversal para i-eeiiinjÉazur al at'elíí'
de linaza. — Monsieurs Fuchs i Rvesol lian inventa-
do una mezcla do diferentes sustancias oleajinosas i esen-
ciales, con la cual pueden reemplazar los pintores con
ventaja, el aceite de linaza.
Las sustancias empleadas son: aceite do notróleo, re-
sina clara de Borgoña, a( eite rojo de ali' 'on, aceito
espeso de Holanda, aceite de Boldriaa i es- . ia de Mir-
ban.
En una caldera qué tenga un tubo de
chatío en su unión con dicha caldera par
chimenea los vapores que resultan, se j
las expresadas materias en la siguient
ida en;an-
iviar .'I ia
II a c( ( er
roporc on:
Is i logramos.
Resina cla'-a de Borgoña: .
Aceito rojo de algodón . . .
Aceito espeso de Holanda.
Aceite de petróleo
Aceite de BoMrian i csenri
mezclados
3.2Ó0
'25
10000
La operación comienza por fundir la resina, después
se añade, mezclándolos, el aceito roj.) de algodón i el
aceito espeso de Holanda, i luego el aceito de petróleo.
Cuando se haya enfriado dicha composición, es cuan-
do se echa el aceite de Baldrian i la esencia de Mir-
bano, dejando reposar durante algunos dias, al cabo
de los cuales adquiere un precioso color de ámbar.
Esto aceito so eniDlon pririoip-ibnonfo ou la iahnaoria
i en la iiro¡.:.;-,ir¡on (hcl.,,-- i i.;r,,; — .
^>-=*=tsjg3tfiS?írí=*--^~-
0BSSRVAGI0HI5S Mg-TSOROLOGIGAS,
INSTITUTO I^AClOXlf. Ull «lí \T2:« V!. %.
i
Temperatura en C
(mtígra-
'"Uu\ia
i —
Altura ,,
del Barrí e.
■-
Julio.
dos.
en
m. m.
E.síatlo del
ciclo.
\'iento
; dominante.
1883.
■-
Mínima. ¡Máxima.
Mcdia.
tro en m. r.i.
1 1
i5,o 1 23,9
18,82
Xuhlado.
Ncirdest''.
-4;,;.:
12
14,2 23,1
18,27
.
Cuhicrlo.
Norde.stv".
04 1 ,83
13
i5,5 1 24.8
19,02
10,6
Nublado.
Nordeste.
641,31
,..i
14
J4.6 1 2.\0
1940
Xuljlado.
Nordeste.
641,32
■ >
1 5
1 5,0 26,4
20,12
CllbRTtO.
Xord-s;.<'.
(;4 : ,2 i
16
14,6 26,0
20.07
Cubierto.
.\(iru!slc.
04 ! ;„.
;.')
17
14.4 ■ 22,6
17.70
75.2
Cubierto.
Nordeste.
18
1 5,0 20,7
16.95
2 1.7
Cubierto.
Nordest.'.
19
134 21,3
17.52
7,-;
Cubierto.
Nordeste.
20
'^•3 i 21,3
1 7.60
}C\l .
Mili IUl!.!-u]o.
V. ,,-. !(.^:'¡ .
0.1 i .O."^
21
14.1 1 21,5
1 7,5o
;,3
Cu ¡.i. Tío.
.Nordeste.
(> i ; .?u
'-'•4
22
14,7 1 24,0
18,70
0.()
Nublad.,,.
Nordeste.
642,49
;s2
-3
1 1 23,0
18,27
5,0
Muí nubiadí .
Norte.
643. 1 Q
24
14 ! 23,2
17,70
4.5
Mui nublado.
Norte.
6^2,62
S y
25
147 1 22,0
i7.'^7
3.2
Nublado.
Nortr.
()42, 1 ;.
H.-)
26
13.4,,; 24,0
iS,5o
Alí^o nublado.
Nord.-t:-.
i\\ ;,', .
79
27
12 ■" 23,5
iS,-,o
7,5
Aliu:) nublado.
Norte.
(•,! J.2.Í
;;;5
28
^•8 ' ^3.9
18,42
Nublado.
Norte.
') ;2,i'''
S'3
29
i: S ,lr. 22,4
18,00
Nublado.
Norte.
í)2 ¡ .e.)
87
30
^3^7 i 22,4
17.5o
Mui nublado.
Norte.
041, 3"
-9
M>/as:—L¿(Knznas: ]u\\o 19. 20.21. 23. 29. 2i'^.TJui¡as:
!7. Tempestades: Julio 12. Truenos i Reíd uipaj^os ]\\\\o ¡4.
Julio
i5. 2 i
ri^Tí' nM]i
Pt'rhSrtico (If'ilifiído u la (lifiision dr la liistriu'ciun Priíaaiia ¡ Sfcuiulaiia.
PuBi.iCAno r.A.ioi.A i'noTKrciox ni-i, í!kí<oii Jrnerai. J. Rufino Harrios,
l'liKSlliK.VTK 1>F. I, A lÍKPLlil.irA DK TJ CATKM AI.A.
FiiiuiaJor i Kili
.Miiíiipl Pinoiln i Podio DpIpoh YííIi^izik'Ih.
.\i .n. 23.
Ciiiisiloiiisila, l»> de Aisrosto <Ie 18S:t.
VOI.. I.
[liiluciit-ta (i(- la liii^fnircioii piimaiia «;» la!«
(■<>sliini3)ri-s, <'n !a moral pública, í'ii la In-
dustria i t'U el dí'sariMdlo jí'iK'ral de !a pros-
peridad de los; pueblos, por M. L. i í;i. V. A-
iiiunáte^ui.
(Continúa.)
VI.
Terminaremos nucptra.s observaciones sohíe las cs-
ciiela.s con nliriinas palabras relativas a los locales.
La nccesidati de mi local adecuado, cómodo, lun-
visto de los muebles i utensilios f-recisos. es ind's-
ponsalde jiara el liuen éxito do la enseñanza, ¡lart
la salubridad de los alumnos, para el prestijio A<'
la escuela.
Un preceptor que tiene a sus disc!|)iilos"amontonii-
dos en una' sala'' (Kfui-a, sin pizarra^, sin niapiis. (•-•
eii-rñar.
fiOs niños obüiíndos a res|)irai- un aire infecto, a
pormaneiMM- largos ratos en tortura]' sobre niueliles
mal construiíios, en una cpoca de la vida en (|Uí;
el cuerpo cst.l formándose t"da\ia. contraen los ji-i-
menes de enfermedades que ai'ortarán aluunos un is
de su existencia natural.
El aspecto de un " eiliíicio desaseado inspira des-
ju-ecio hacia el objeto a queso aplica: al contrario,
el de un eleirante i decorad!) con decencia li:ice ex-
perimentar <'onsidci-ai-¡(,iii por la institución a que se
linlla destinado.
Por eso la Ici do Piii-i:i de ISIl» no se lia des-
deñado de entrar en todos los pormenores
leerán a continuación sobre este particular.
•Poi- i-eír|a jeneral toda escuela debe tener
sa especial; siempre que sea preciso alquilar
i".\\, se procurará quií esté ai>lado i rpie no
ningún contacto con edilicio-; (vtraños.
"Las condiciones esenciales i (¡ue ser.ía ri
mente exij¡d;is j.ara, toda c:isa de e-cnela. s(
situación >!iin'
entabladas, b
jainiento para
escuehis que
(pie al iiit'aios
la casa de h
liarán ¡evMiila
de (lilc,.;¡. s I;,
pi-CMI|U|.-|,, „|
ci,.n i de Ins
'iitemcute gra
conservadas i
l po-iblc, na
i'spc
lo
liíae
1 macarro. 1>
•II. '11 iniiolios
no de ellos tenga su
escuehi. Los consislori
planos modelos de c;i
iños para, las aldeas i v
.xiin;itivo de lo^ cosí.
aeb!,.s nere<ari..s. a fin
iiK'ii a ellos inra tod
SU ca-
uii lo-
tenga
'j-u rósa-
la una
'-. bien
la ma-
■II alo-
a las
)i'iirar:í
ion en
escuela
ones nuevas i las re]
"Toda aldea o vill<:
do. se^-iin los pni-^es
en de llore-:, ., bie,,
instruc-
idan-
tia-
■Itoiide 1.
•i:i ajuar iiee,.
anuente en un
el liso del inii
■n ¡lara el uso
3Ó4
KM. IJWSTITf TO JV^CIOJV,tI^
"Habrá, según la clase de cada escuela, una colec-
ción de cartas o instrumentos .jcocrrá fieos, de mode-
los de dibujo lineal i escritura", do música, etc.; los
instrumentos i las colecciones necesarias a la histo-
ria natural i a las matemáticas; en fin, según la es-
tensioii do la cnseñair/a, el material que exijen los
ejercicios Jimnásticos. los utensilios i las maquinas
que convienen a la enseñanza industrial en las es-
cuelas donde estén introducidos estos ramos de co-
nocimientos. Los consistorios provinciales fijarán el
minino de ajuar exijido para las escuelas inferiores."
Para contrastar lo que os el edificio escolar en
Prusia i lo que deberia ser entre nosotros con lo
que es en realidad, estractamos los siguientes apun-
tes de los informes de los visitadores de escuelas.
Jh'p(ir/iiiii'n!ii (fr' l<i Snriia.
Local do la o.-^cunla municipal de la calle do Snn
Juan do Dios.— l'n aposento de siotc varas do lar-
go i tres varas tros cuartas do ancho con nnn sola
puerta, que no poraiite l,i claridad suficiente. En es-
to aposento están agrupadas las aliminas en silletas
que llevan de sus casas por no haberlas en ol os-
tal)lecimiento. La clase do oseritura se hace cu una
ramada indeconto. abierta n la intomporin, donde
hai tres mesas desaseadas con tres bancas ruinosas
todavía peoios.
liOcal de la escuela municipal de mnjeros do la
calle de Almagro —Una sala de tamaño regular, po-
ro oscura; i en la cual no hai mas muebles qiio
un mesón plano, pequeño o incómodo, una pizarra i
los asientos que las alumnas llevan de sus casas.
Local do la escuela do mnioros dol Puerto. — Una
media agua semojauto a nn dopó.-ito d:», leña, con un
piso que en vez de ladrillos tiene liovos i tion-a. con
murallas formadas por adobes, piedra, quincha i ta-
blas, llenas de aberturas por donde penetra el vien-
to, el polvo, el sol i el frió.
^ Local de la escuela de mujeres de Santa Lucia.—
L na ](ieza sin pavimento cuyas murallas no es';ín
embarradas, que no tiene mas inueblos q\ie tres me-
sones, que por su altura i nnu?!io dadivo no ofrecen
comodidad alguna. Las alumnas mas altas escriben
de pié, i las mas po.|u,ins tron.inilo^o solu'O sus a-
sicntos.
íiocal de la escuela municipal do la Panijia.— T'na
l)iezade doce varas de largo i cuatro i media do am-lio,
cuyo (echo de totora se mueve mucho.
Local de la escuela municipal de Andacollo.— T'na
jiieza de doce varas de largo i cinco de ancho, sin blan-
quear ni cidadrillar.
(Informo pasado en 1S,',:5 por el visitador don .T.
Blas Roldan.)
/>'
í ,ih.
do Dioiiuitas. — Unr
Local de la escuela liso
quena ramada construida ilo retazos de
pequeño patio.
Locar de la escuela fiscal del Tambo.— Una pie-
za desplomada i rasgada en dos partos, que mido o-
cho varas i cuarta de largo i cinco i dos tercias
de ancho.
(Liforme pasado al ministerio do instrucción ]hi-
blica por el visitador Roldan, focha Ki do au'osto
de ISóa.)
Leparlamciilo de San Felipe
Local (lo la escuela fiscal de la Cancha del Lla-
no.—l'n ranoho pajizo, oscuro i sin enladrillar.
Local de la escuela municipal de .íagücl. — C'na ra-
]>e- j
mada de paja en forma de media agua, que .se apo-
ya en una pared baja de adobos viejos, i cuyo pi-
so desciendo en declive de este a oc. te. estando le-
vantado por un lado como cinco varis: por medio
de ella pasa una acequia descubierta. U'. muralla del
lado del oeste es de caña do maíz, i h >] sud (I' ra-
ña (lo ti'iiro. Tiene do lar-o de i„a-í sud «¡I:/ va-
ras, i de ancho cuatro.
Departa merdu do P^tut.dn.
Local de la escuela fiscal de la Rinconada
Silva.— Una pieza os.-ura sin enladrillar, techo
pajñ, .suelo formado por polvo menudo, con dos pu
tas i sin ninguna ventana.
Local do la escuela fiscal de la Rinconada do V,
m.anes. — L^n rancho de paja, bajo, oscnio, sin en
driliar, que tiene do largo como diez \..ras i de i
cho tres, con una puerta angosta al csfremo :;.)i-
No hai ntosilios: los niños se sientan o; íi- , ,
madera en forma de bancos i en sül'
sus casas: muchos pobres se ven obliu
en el suelo. Cuarenta de h»s abnnnos , , , - ,,
están escribiendo, i lo liac^n sobr,' his ro.jili:;^ í„,
abajo.
Dcpartíuneii'n <U' 1', !.:ui.
Local do la osenela fisp:,¡ .]- ;'.-í.,iv:í. ^-[J;ia saia futi-
da i desplomada por sus niairo \;\\\:i<.
T),
rhuncd; dr h, L,
Loeal do la oscncla fiscal di> !:
cho de paja, sin onladrilKir. pi-^
do por polvo uionudo.
hpartonirulo dr h.
la rsruria inuiíi.
¡•ia, >i:, <■!,!;;. i;-¡l!n
Local de la rsrui'i
ranoho do pyja, >i:i c:
que do c.-íi' a n, •,-(,■ t
laro-o i cuatro i ruai
(Infnnno pasado a!
■ 'intos Roias ol
']<■] .Vrcnal.- Un
pNo duro i .seco,
■as (i is tercias de
.T.is
ador don
Drpa.t tinado de la Vitoria
Local (lo la osfiiela í'¡v.\l de la Victoria —Una
pieza es]»uo<ía oii i'l vnMiio a tjdo ol riífor dol Sol,
donde se espoiimenta mi calor insoportable.
jip.
,r,:fu ,1. l!„r,a.:..
Local de la escuela fiscal de Cai-cn.- Tu ram
húmedo c indeconto, que mido cin.^i \;ua-; de hir
i ciiutro de ancho.
(Informo dol visitador don Pacirt-o dimoiRV pa
do al ministerio on Isót.)
1> ¡inrta.ucn.'n dr QuUhla.
Local de la escuela municipal de Ulmuó.— T
mala pieza sin enladrillar ni blanquear, con diez i
ras de largo i cuatro do ancho.
(Informe pasado al ministerio en L^.'jI por el vi
tador don Dionisio Ramiioz.)
Lopal do la
e-trechu: o-
¡ciiidcuaia.
de Ul.-11-i
KW. ursTiTi/'-ro j%'*ttCÉO^r»,ji..
Sáá
Local de la escuela fiscal de Poncagüe. — Una ])¡o-
za estrecha, desabrigada i lu'inieda.
Loe
za de
dondo
811 caí
Lo.'
za d-
de aiK
i ésta
la esc
Lor;
Cruz.-
Ce|)tO!-;
fada,
sas.
Lo.';
ca. — !
lio?.
(hú\
sado ;
Depcr.iamcutn ,Jr C"riró.
iil de la escuela fiscal de Vicluiqueii. — Una pie-
diez varas de largo i cinco i media de ancho,
el preceptor vive con su familia, donde tiene
:a i talvcz la cocina.
ú de la escuela fiscal de Pumanqui. — Una pie-
seis varas i medid de largo i dos tres cuartas
•ho, que jio tiene mas muebles (pie una mr-sa.
es prestada. Lns alumnos, por la cslnclioz de
acia, leen i estudian ea un corredoi-.
i! de la escuela municipal de ninas de 8anta
-El corredor de la pieza en que viven la pre-
i i ayudante, amueblado con una mesa pres-
las silletas que las aiuuinas trai-u de sus ca-
li de la escuela fiscal de San Autonin Clii'pi-
110 sala mui reducida i desprovista de utensi-
inne del visitador don José Santos Rojas pa-
i ndinstorio en lS."j4.)
Drparl,
<lr Cn
w¡¡
za de diez varas 'lo hiri;-.. i i-'uvn i inedia (i- aiic!i(i
oscura, húmeda i sin ventilación, siti;ada en la laida df
un cerro, cuyo terreno se reviene cu el invierno.
Local de la escuela fiscal de Coronel.— Malo, mui !iíi
medo i estrecho.
Local de la es.aiela fiscal de Xirivilo. — Una ]ii(v.a c-
Ireeha de nueve varas de lariio i cinco de ancho.
1 de la e-cuola fiscal
-treciía, que mide dio
NOCIONES
DE JEOMETRll EI^EMEi^TlI^
ESCRTT.VS PA1Í.V LOS NIÑOS,
P¿>r Sanios 'loniño, Birator cid Instituto
Xacioüfll (ir Chiatcaiala.
(rontinúa.)
LI-CCION VIIL
De las lincas panudas i de los á7igulos qjie forman
cortadas por nna secante.
I . Líneas paralelas son las rectas o curvas que
trazadas sobre un mismo plano no se encuentran
aunque se prolontjucn todo lo que se quiera. Por
consiguiente, las !íní:as paralelas no se pueden en-
contrar nunca aunque las supongamos prolonga-
das indefinidamente, porque conservan siemprs
entre sí dos a dos la misma distancia, como los
ri;-!:-, di- im ieiTocarril, las huellas o señales que
van ii;:i:i!i 1 I •■riel suelo las ruedas de un carrua-
je u de uiui carreta, etc.
ifiasdc i'
iras de h-
Ln,:,i de la escuela fi.-<cal déla villa de Híilnc
Un d(¡)artainen1o de dos piezas, la primeía >i.i li
que;»!- i la scL'uu'la sin ('inl)arrar: las ventanas lo tic
Li
las d- I'
incar i i
de Vü„
IM. -'
v pa!
'n s:i!
ii<ca|c-
,! . < ,
i .Miu-i
lo. Iimi (i-ciü-). c-i i i;:
_ L'x'al .le la .■-■;p'!,:
sin [latio. lugar .-liiiiaii
queado ni eml.aira.ln.
L.w l,.;-d.'s .le las <■. ■acias
las-de'hJ tWs"a!,icri'^ivi.'""'
Líical .lela e-^cueia inaiiic¡i.al .le l>,¡c;,!., Vicio.-
Luí .?dilic¡.) arniiiKido. hastante .).-;runi. .k' muralla-
reiii-ii.lada-í ¡ lual l)lai:qiica.las.
Lvical d.; la escuela íisoal de Quüecto. — Oscuro i
estrecho-
Local de la escuela fiscal de ('Ifqianco. — -Un ran-
cho de carrizo.
(lidbrnie de! visitador don J. Días Roldan pasa.lo
al ministerio en 1854.)
( Coiil'untará-)
Fig. 1. — Dos r.'ctas pini'.elas i uaa se.-uuíe,
2. Dos ¡e-ríro p:irai-.:!as corladas p;)r una se-
cante ibnnan oii.) :l:-i;;ulos, cuatro internos i cua-
tr.x'sternos. Lo; inlernos queflan dentro de las
i)\iM'e]a-;, i ea la r¡,;-ui-a anterior están marcados
(• in 1 >s ¡lameros ;,, 4, 5 i 6; i los estemos (|uedan
i"iu:ra ác las p:\ra!el;is, i son los marcados cou los
números 1, :, 7 i N.
3. iv;tos ()::!ii) ;l!!_'.!ilos, de dos en dos toman un
!T>ni:ir;' ¡la-ticuiar, dÍ3';:in'.;uiéndose ios unos de
los litros en fonr.^i'oudientes, a'irruos iiüernos, i
ol'eru.-^s cJcrnos.
.;. Ángulos corresjiondientes'son ios que quedan
a \\\\ nd.,mo lado d(? la secante, uno dentro i otro
i\i':;ra de las [paralelas i con sus aberturas en un
mismo sentidlo. Los cángulos en 1 i en 5, i los
en 3 i en 7 son correspondientes. También lo
son los en 2 i en 6, i los en 4 i en 8.
ir.^5. Ángulos alternos internos son los que es-
tán dentro de las poralelas i a distintas lados de
la secante ui-.o con cada paralela. Los ángulos
en ;] i 6, i los en 4 i en 5 son alternos internos.
6. Ángulos alternos estemos son los que es-
tán fuera de las paralelas i a distintos lados de la
secante, uno con cada paral.'la. L»s ángulos en
I i en 8. i it!S en 2 i en 7 son alternos esíern;js.
3.x i
M:L. IJV»TMTr/TO Jl'^CMfJV^I..
6. Los ángulos correspondientes, los alternos
iiittirnos i los alternos estemos, tienen la pro¡>¡e-
«lac! de scT ¡iruales de dos en dos.
1/2
(Fiií. 1.) — Dos rectas paralelas i una secante.
Bcmosíracioit. — i?Sean los ániíulos correspon-
dientes en 2 i en 6, los que vamos a demos-
trar que son i^aiales. Si imajinamos que la para-
lela CD, moviéndose en dirección de Ja secante
MN, se va acercando a la AB siempre jiaralela-
mente a ella, llegará el caso de confundirle con
ella misma, i entonces el ángulo en ó también se
confundirá con el ángulo en 2, puesto que la in-
clinación de ambas j)aralelas respecto de la secan-
te es la misma: luego los ángulos correspondien-
tes en 2 i en ó son iguales; i como el mismo ra-
ciocinio es aplicable cxnctanKínte a otros dos án-
gulos correspondientes cuales(¡uier,i, <)ue l;i de-
dos
mostrado que todos en jener.i;
en dos.
2. '^ — Sean los ángulos alternos internos en 3
i 6, los (jue vamos a demostrar (|ue son iguales.
En efecto, el ángulo en 3 es igual a! ángulo (M1 2
por opuestos al vt'rtice; el ángulo en oes taml)ien
igual al ángulo en 2 por correspondientes: luego
los dos ángulos en 3 i en 6 iguales a un tercero
en 2 son ijíuales entre sí; i como lo mismo pudié-
ramos demostrar respecto de los otros dos ángu-
los en 4 i en 5, queda demostrado qu(í en jcnerai
los ángulos a'ternos internos son iguales lie dos
en dos.
S-"- — Sean los ángulos alternos es'.erno"; en i
i en 8, los que vamos a demostrar (¡ue son igua-
les. En efecto, el ángulo en [ es igu;il al ángulo
en 4 por opuestos al vértice; el ángulo en S rs
también igual al ángulo en 4 por correspondien-
tes; luego los dos ángulos alternos estemos en [
i en 8 iguales a un tercero en 4 son iguales en-
tre sí; i como lo mismo pudiéramos demostrar
respecto de los otros dos ángulos en 2 i en 7,
queda demostrada que en jeneral los ángulos al-
ternos estemos son iguales de dos en dos.
7. Los ángulos en 3 i en 5, lo mismo que los
en 4 i en 6, que están situados dentro de las pa-
ralelas i a un mismo lado de la secante, uno con
cada paralela, tienen la propiedad de ser el uno
suplemento del otro, es decir, entre los dos com-
ponen siempre 180°.
Demoslracion. — El suplemento del ángulo en 3
es el ángulo en 4 como adyacente; pero el án-
gulo en 4 es igual al ángulo en 5 por alternos
internos; luego los dos ángulos en 3 i en 5 son
también suplemento el uno del otro; i aplicando
el mismo razonamiento a los otros dos ángulos
en 4 i en 6, queda completa la demostración que
nos propusimos dar.
8. Como consecuencia de loque se acaba de
demostrar, podemos establecer: que si dos rectas
cualesquiera cortadas por una secante, forman con
ella ángulos correspondientes, alternos internos
o alternos estemos iguales, o ángulos suplemen-
tarios situados dentro de las f)aralelas i a un mismo
lado de la secante, las dos rectas tienen que ser
paralelas ¡jorque están igualmente inclinadas res-
pecto de todos los puntos de la secante.
9. Dos rectas paralelas a ima tercera son pa-
ralelas entre sí.
FiiT. -1.
.Supongamos que en la íigura 2 la i-ccta.AH sea
paralela con la CI), i qu^la recta MX también
sea paralela con la misma Cl); drcimos (uk; las
rectas AB i MX son también paralelas entre sí.
I)e;?u}sü-acíoh'."-Si tra/iamos la secante SR de
modo que corte las tres rectas, tendremos: que
los ángulos en i i en 2 son iguales por corres-
pondientes entre las paralelas AB i CIX i los án-
gulos en 2 i en 3 también .son ■ ■ corres-
pondientes entre las paralel-e -S:\uc'^o
los dos ángulos en i i en 3 iguaies a un tercero
en 2 son iguales entre sí; pero tstos dos ángulos
ocupan el lugar de los correspondientes entre las
rectas AB i MX: luego estas dos rectas están i -
gualmente inc!i¡Kuias resi;ecto de i.i sircante SR,
i por consiguiente son paralelas, que es lo c¡ue
nos propusimos demostrar.
10. Si una recta es j^f^rpendiciu."- a un;i tle
varias paraléis, t:unliien será pe,-¡H .; o'cuLu- a to-
das las demás.
F
Ll
2_i
5 '3
Supongamos que en la fig.
CD i MX. sean paralel.is. i<n
, las rectas AB,
la recta I' H .sea
;n.)s que tam-
JEL, IJVSTJTírTO JT^CJO^V^I..
357
bien será perpendicular a las otras dos CD i MN.
iJemos/f'dcwn. — hos ángulos en i, en 3 i en 5;
lo mismo que los en 2, en 4 i en 6, son iguales
por correspondientes entre las tres paralelas i la
secante FH; pero los dos ángulos adyacentes en
I i en 2 son rectos, por ser la FM perpendicular
a la AB; luego sus iguales en 3 i en 4, lo mismo
que los en 5 i en 6, también son rectos; i por con-
siguiente, la FH no solo es perpendicular a la AB
sino también a las otras dos CD i MN, que es lo
que del)iamos demostrar.
II. Dos rectas perpendiculares a una tercera
recta, suii paralelas entre sí.
Fi,-. -í.
.Si en la fig. 4, las dos rectas CD i MN son per-
pendiculares a la AB; decimos que también son
paralelas entre sí.
Dematracion. — Por el supuesto las rectas CD
i MN son perpendiculares a la AB; luego les án-
gulos en I i en 2 son rectos e iguales; pero estos
dos ángulos son correspondientes entre las rectas
CD i MN cortadas por la secante AB; luego las
perpendiculares CD i MN están igualmente in-
clinadas respecto de la secante, i por consiguien-
te son paralelas, que es lo que nos propusimos dr;-
mostrar.
1 2. Si de dos paralelas dadas, la primera, por
ejemplo, es perpendicular a otra tercera recta,
también lo será la setrunda.
Fi<r.
Supongamos que en la figura 5, las dos rectas
CD i MN s(;an paralelas, i que la CD sea perpen-
dicular a la recta AB; decimos que la otra para-
lela MX, también será perpendicular a la misma
recta AB.
Dcniostradon. — Por ser la CD perpendicular a
la AB, los ángulos en i i en 2 son rectos; pero
estos dos ángulos son respectivamente iguales a
ios otros dos en 3 i en 4 por correspondientes;
luego la paralela MN, que forma dos ángulos rec-
tos con la AB, es perpendicular a ella, que es lo
que nos propusimos demostrar.
1 3. Dos ángulos son iguales cuando tienen sus
lados respectivamente paralelos i sus aberturas di-
rijidas en un mismo sentido.
Supongamos que en los dos ángulos ABC i
DFH, el lado AB del primero sea paralelo al la-
do DF del segundo, i el lado BC del primero sea
también paralelo aliado FH del segundo; i en tal
caso decimos que los dos ángulos son iguales.
Dmiostraiion. — Prolongando el lado DF hasta
que encuentre el lado BC en el punto N, te-
nemos: que el ángulo en i es igual al ángulo
en 3 por correpondientes, entre las paralelas AB
i DN cortidas por la secante BC; .el ángulo
en 2 también es igual al ángulo en 3 por corres-
pondientes, entre las paralelas BC i FH corta-
das por la secante DN; luego los dos ángulos
en I i en 2 iguales, a un tercero en 3 son
iguales entre sí; qu:í era lo que debíamos demos-
trar.
1.4. Todas las perpendiculares entre dos para-
lelas son iguales unas con otjas.
Dtinostracion. — Hemos visto que la menor dis-
tancia enre dos rectas se mide por medio de una
perpendicular; i que según la definición de las
paralelas, todos los puntos de la una deben estar
equidistantes de los puntos correspondientes de
la otra: luego la menor distancia entre dos para-
lelas tiene que ser constantemente la misma
en tados sus puntos; i por consiguiente, todas las
p;-rj)ejidicu!ares deben ser iguales unas con otras.
[('on/iniícird)
ELEMENTOS
l>E IaV fiEXGlJA INGI^ESA,
Para uso de Jos alumnos dtl Instituto Nacional
de Guatemala.
SEGUNDO CURSO.
VOCABUL.VRY.
To mend, componer; inendcd, compuesto.
To send, enviar; sent,- enviado.
To lend, prestar; lent, prestado.
To break, rjn.ehrar; broken, quebrado.
35R
Mii. IJVSTITVTO JV^CIOjy^M.
To give, llar; sivcu, dado.
To know, confx-e,-, snher; known, conocido, sabido.
To inake, hacrv. inade, hecho.
To go, t"}-; jíoiic, ido.
To sleep, dormii-; slept, dormido.
To begjn, comemar: begun, co/wensodo.
To cut, catar: ciit, cortado.
To run, correr; ruu, corrido.
To forget, olvidar; forpotten, olvidado.
To hear, oí/*; heard, o/rfo.
To bring, <?-aer; bronght, traído.
To tear, desgarrar; tora, desgarrado.
To come, feniV; come, venido.
To study, estndiar; studied, estudiado.
To tell, i/fcí'i-; told, f/íV//o.
To receive, recibir; received, recibido.
Ever, alguna vez.
Never, vunca, no.
Now, ahora.
To day, /<oí.
Yesterday, oí/cí-.
Togetlier, pintos.
Alone. «o?o.
Olí. upen, snf)re.
íjiiouirli, bastante.
Oiilv, «oío, solamente.
Escry, cíwífl.
Ever y day, radu din.
A II day, ^otío el dia.
Ahvays, siempre.
Severa!, varías.
Th3 summer, el verano.
The winter. el invierno.
The spring, 7a primavera. \
Tlic autumn, él otoTn. \
Several times, varios veres. |
EXERCISES. i
I. ^
Have yon had tlie books? — I have had them — I have ■■
not had them. — Have I had them!'' — Yon liave iiot had j
them? — Has he had them? — Neither he ñor I liave had i
tliem? — llave they had them? — Neither they ñor vou ¡
have had them.-Have the cliildren had the gnn? — They I
liave had it. — They have not had it. — Ilns your bro- '
ther had uiy woodcm hammer? — He has. — Has he had
my golden rihbon.'!? — He lia.*^ liad your trolden ribbons.
but he has not had velvet ribbons. — Have the English
liad my beautiful sliip? — Tliev have liad it. — Wo has
liad my thread stockings? — Your servants have had
them.-Have we had the iron trunk of onr good neighbor?
— You have liad it. — Hijve we had liis fine pistol? —
You have not had it. — Have yon liad the mattresses ot"
the foreigners? — We have not had them — Has the
American had my good work? — He has had it. — Has
he had mv siiver knifc? — Helias not had it.
rr.
(¡ood day, Miss. — Good day, Sir — Good day, Ma-
dani. — How do you do. Sir? — Very well; tliaiik yon.
Mi39. — How do you do, Madam?-Very well, Hir, thank
yon.— Good evening, Madaiii. how do you do? — Very
Avoll, Miss, thank you.— Good morning, Miss. — Good
morning, Sir. — How do you do to-day? — To day!' — Yes,
to-day. — A''ery well, thank you. — How are you (his
evening, Miss Charlotte?-Pretty well. thank you. — .Vre
you well this morning.'— Yes, Sir, j>retty well, thank
you. — How do you do, Miss Clara? — Not very woll,
Madam. — Are you well, Mr. Robert? — Yes, Sir. this
evening I am very well. — Is any thing the matter with
you, Mr. Robert!'— No. .Miss. notiiing. — Good evening,
Miss Kat»,', are you well? — Very well, thank you. — I
am glad to hear it — .Vnd you, Mr. Luis, how do you
do?— Not very well, to-day.- Are you well this evening,
my dear luother? — Pretty well, uiy dear daughter,
thank von — I am elad of it.
ni.
¿En dónde has estado, Juan?— He estado en casa de
mi hermano Pedro. —¿Ha estado Guillermo en ca.sa del
zajjatero.' — Sí, señor, Guillermo ha estado hoi en casa
del zapatero. — Ha estado Ud. ya en la iglesia? — Si, se-
ñor, ya hfi estado en la iglesia.— ¿No ha ido Ud. to-
davía a casa de mí tía? — No, señora, porque he estado
muí ocupado. — ¿Has estado contenta, Maria? — No, pe-
ro mí hermana lo ha estado. — Su tío de üd. nunca ha
tenido muchos amigos. — C:irlo.=i ha perdido su bolsa —
No.?otros hemos visto a la reina..— Estos f.obres niños
han estado enfermos toda la semana.- — E.~te buen hom-
bre ha eido muí rico, pero hoi está muí pobre. — ¿Ha
tenido Ud. la bondad de prestar un libro a mi herma-
no?— No, señor, porque su hermano de Ud. no ha veni-
do aquí. — ¿En dónde han estado Uds. toda la semana?
—Yo he estado en la escuela, i Carlos ha estado en ca-
sa del vecino.
IV
CoNVERSATiON A.— Wherchave you bcen?— Have
you been to the ball?— Hast thou been to the play? —
Has your eldest .son ever been to the tlieatre? — ílast
thou already been to my large'store? — Ha« your good
ancle already bccn in my larsr gardon? — Have you al-
ready been in the thcathre? — Have you not been in the
queen's garden? — Ts it possíhle? — Fías your únele been
at the lawyer's office? — Has the Italian i>een to the
workshop of the joiner or tiíat of tlie paintor?— Has
the son ofour gardener been to market?— Have you
alroady been at the play? — Hast thou over boen there
alone?— AVhore have we never been? — .Vt which liouse
h.^.s he been? llave Julius and Lewis o.vcr been atthe
mnseun? — llave you had niy book?— Who has liad it?
— What have you liad to do?— Has our neighijor been
at the tlieatre as often as we? — Have you liad my blue
gloves?
CoN'VF:Rs.\Tioy. B. — Where havo you ueen all this
morning? — Where has your brother beon?— Who has
been here? — Has this girl been ill? — Have y.)u ever
been at Escuintla?-Have you not over lieeti at Antígua?-
Has not Peter been in iny rooin? — Wiíat have you
had for supper.'' Henry, have you l)een at tlie taifor's?-
Have you had the kindness to give a glas of wiiie to
that poorman? — Has not Mary had my silver peí»? —
Has ray servant been here? — Have vou liad mv sugar?
— Have I had any good p:ipor? — Has the cook of the
Russian'captain liad any cliickens?-Has the Frenchinan
liad any good oid|wine? — Has the farmer's .son had any
frcsli butter? — Has this wooinan liad good Spanish
segars and tabacco? — What" have the Spaniards had;'
— Who has had courage? — Have the Gi'rinans had inore
friends than the Englísh? — Has your litle son had more
toys than hís cousin? — llave thesc men had more pepper
than corn and tabacco^
CoNVERSATiox C. — Havc you been hungry or cold.'
— Who has been right, and who wrong!'— Has the
Italian painter had anything?-Who ha? bcen at the gar-
den of the President? — Have many of our friends
been there? — What have you had to do to-day? — Have
we had to work to-day? — Have these boys had sore
feet? — Who has had aji|¡Fore uose? — Has the tobáceo
merchant liad sore eyes?— Have the Eiiglish had as
much sugar as tea? — Has the physícian been cold, this
evening? — Has this gentlciuan been right or wi-ong!'-
JEW^ IJ^^STITUTO JV»1CMOj%\§I^.
Eave I boeu right iu writing to my brother? — Have
yon liarl a'iytliinfr sroorl? — How oftcn have you been at
my fr-iend's liouse? — How many times liave you been
at tlie tlieatre? — Have you souietimes been at the ballV
— rías your brother ever s^one to the concort? — Has
yf ir fath^T sometimes íroue to the museum? — Who has
secn my Eiif,'lish bcok^
( Continuará )
T.\ IVaturuleza al alí*auce de los Niños.
PflR WoRTIir.XOTON HOOKER M. D.
Tr.uhir-ula por J. 1. Itodrkjuez, ./i. M. LL. D.
(Continúa.)
CAPITULO XIV.
CHIMEXEAfl.
Muchas veces habrás oido decir que el tiro de una
chimenea es bueno: i esto se conoce porqne el liumo
del carbón o de la leña se va por todo el tubo de el i,
i es arrojado en el airo fuera de la casa. Rl humo
08 aire caliente, mezclado con ^íises i vapor^^s. i arras-
tra alirun carbón i otras sustancias sólidas. El tiiode
la chiraenca consiste en la corriente de aire que so
establece al través de ella por causa del calor. El
aire frió se precipita en la boca de la chiininei a
ocupar el lujrar que deja el aire que se calentó alli
i se fué p)r el tubo. Ese aire se calienta a su turno
i se va también. Viene una nueva cantidad de ai-
re para que le suceda lo mismo; i e^ta sucesión con-
tinua forma la corriente que mantiene la combustión
viva, i lanza fuera el humo.
Cuando en un cuarto hai candela, bien en una estu-
fa o en la chiminea. i se pone cerca una vela, o
llauía de cualquiera clase, la llama se inclina hacia
el l'ueu;o. Esto prueba la corrienjc del aire.
Cuando un cuarto está lleno de humo, nos apre-
suramos a alirir las puertas i las ventanas para que
el humo se vaya, i se va en efecto. La razón so (pie
aliriendo las puertas, se determina una corriente: el
aire frió de fuera entra, i empuja el aire interior, i
el iiumo (pie allí había.
Ya te deje en la lección 1°. quenada polia quf^mar-
se sin el aire: i que Cfiio.fñ o\ c^wo a'i¡n''nfn el fiiasro.
Ite aipii resulta (píelos combustibles nunca so quemu-
r;ía liieii, como no haya una constante provisión de
aire. Cuando este falta, el fue»o se a paira. Los hoai-
bres conocen liieu este hecho. Si el incendio estalló den-
tro de un edihcio. mientras mas serrado se tenada este,
mas fácil será extinijuir el fuciro. Si todas las vi-nianas
están abiertas, el fue.ífo encontrará i'li>iiií'iito-i ]iai'a ñu-
mentar su voracidad, por las corrieíit.j do aire (pío .-^e
establecerán.
Mientras mas rápida es la corriente, mas viva será
la combustión. Esta es la razón jmrque las fundiciones
i fábricas en que se necesita un fuego vivo tienen las
cldmeneas mui altas. El aire i los ga.ses que están don-
tro de ellas se pueden mantener calientes por algún
tiempo, i esto hace que la corriente sea mas viva.
Por esta misma causa las lámparas o quinquc'ís que
tienen tubos de vidrio lai-gos dan una luz mas brillante,
iiuc cuando les falta el tuob.
Piik(;l":;t.\..s
•Qaó es el !
-s. — ¿Porqué sube el humo en las chimeneas? i
¿.ii- t:r- 1,-1 iiumo!'' ¿Qué hai en el humo que lo hace visi- i
e? ¿l'opipj '• sale el humo por las c'.dmcneas? ¿Qu-'; i
hemos dicho sobre los incendios i loscuarlos cerrados?
Qué le sucederá a una vela encendida si se le pone cerca
de la chimenea? ? Porqué se va el hnmo abriendo las
puertas i ventanas? ¿Qué cosa es el tiro de las chime-
neas? ¿Qué se necesita para que las cosas combustibles
se quemen bien? ¿Porqué las fundiciones etc. tieiien
las chimeneas tan altas? ¿Porqué los tubos de las lám-
paras i quinqués hacen la luz de estos mas viva.
CAPITULO XL
rSOS DEL AGU.\.
¡Qué cosa tan hermo-'a es el agua! Qué para i qué
clara, como el cristal! Cómo brillan sus gotas por la m.a-
ñana cuando les da el sol! Qué linda es en pequeñas
gotas sobre las hojas de las flores, i en el rooio do
la mafiana! Qué magnifico espojo forma alguuas ve-
ces cuando su suiierficie está tranquila, i refleja los
árboles, las casas i todo lo que se encuentra al rededor!
I qué bella es también el agua cuando se tra.«fornia
encristales de hielo , o en nieve, o escarcha! I siempre
es la misma sustancia pura i limpia, que corre alegre
en arroyo, o forma el suave roció, o cae con fuerza en
la copiosa lluvia.
Cuan íitil i necesaria es el agua! Ella lo limpia
todo: lo lava todo. Mira que seco i que polvorosii
luce todo después de mucho tiempo de calor. La yerl)a i
hasta las hojas de los árboles parecen cubiietas de polvo.
Pero en el momento en que cae un aguacero, ¡qué
diferencia tan grande. Los árboles, las flores, las yer-
bas .todo luce tan verde, tan fesco, tan limpio, tau brillan-
fe, tan bello!
I por otro lado mira cnanto gustan los animales de ba-
ñarse en el agua! Mira el perro cómo se lanza en el agua,
cóinoíiale de ella, se sacude i vuelve otra vez a lanzarse en
ella! ¡Qué bueno seria que a todos los niños le.«guslara es-
tar limpios tanto como a él! Esmui divertido ver como el
canario de tu jaula toma su baño matinal en su tacitáxle
agua ¡Cómo sacude el agua cuando bate sus alas!.
Todo necesita lavarse lia-ta el mismo aire, ¿llabias
pensado en esto alguna vez? Muchas veces cuando pa-
rece mas limpio contiene niidtitud de cosas que serian mui
malas si permaneciesen en él. Nos producirían de se-
truro una enfermedad; i serian también perjudiciales para
lo-; animalos, i aun para las plantas. Es preciso, pues,
liur (!.' ciiaado en cuando so le dé al aire una buena
lavada fiara imi'ificarse: i cada vez que cae un aguace-
ro) podi-ias decir que el aii-o o?t;í l>:iñándo,^e i ponién-
dose limpio. Ya vc.-i co:! luaníi ra/.on to dijo que el
agua lo liuqjia todo: hasta ol ini.-^aio airo.
Pero ademas de ser limpiador universal, <■! a^ua os
la bebida de todo el universo. Las plantas la moImh,
lo mismo que el hombre i los animales La.- phmtas
las toman de la tierra por los e.K troníos de sil-bracos.
I7na gran parte de los jugos de las plantas o-; agua
El uso del agua como bebida es tan freciioali.' i
común, que no pensamos en lo buena i refrescante que es.
Casi no pensamos en ello, sino cuando nos sentimos con
mucha sed. Cuando estamos con fiebre, el agua fria nos
parece la mejor cosa dol mundo.
El agua del mar, que es mui salada, no sirve tampo-
co para beber. I habrás oido baldar de mucha jente,
que en casos do naufragio, habiéndose escapado en un
bote, han estado viviendo, casi sin alimento ni agua
por varios dias. ¡Con cuanto cuidado guardan la poca
cantidad de agua que han podido salvar! Nadie bebe
sino mui poquito, aun que tengan muchísima sed. I cuan
do se acaba, ellos serian capaces do dar cualquier
cosa por \\n poco de agua fresca. Tan tcrrilile es su-
frir la sed que casi no piensan en otra cosa que en ol
agua. Desean que llueva a -fin do ver si oonsiguon na
8(i()
KM^ lJ%'STlTfITO J\'^MC10J\\ftr..
poco de agua, llni inndia iiíiiia al rededor de ellos: pero
parece que está allí para hacorlo-> una burla saiifírien-
tal Esa no es el auna que ellos necesitan: ellos saben
que no sirve para liober.
Un hombre que esetuvo vaiios diaf?, en un bote, sin
tener apua, soiia decir que le parecía un crimen desper-
diciar el aííua pura; i depues de su uaufra-ío siempre
usó el afíua coii cierta economía, ¡runntas «rracias
debemos dar a Dios por hal)ernos dado el agua en tan-
ta abundancia que casi siempre podemos usarla sin tasa
ni medida!. El af?iia es uno délos dones mas precioso que
hemos recilñdodcl Hacedor; pocas cosas iiai tan útiles
i necesarias.
Pero nosotros no tomamos agua cuando bebemos úni-
camente. La tomamos también cuando comemos, porque
en todos nuestros alimentos hai agua. La hai en todas
las frutas: i en mucha cantidad en el melón de agua,
en el coco etc. etc. La savia de las plantas consiste
en agua i otras sustancias. Lo mismo sucede en la san-
gre de los animales, que no podria correr )ior las arte-
rias i venas si no tuviese mucha aaua. En el aire hai
también mut^ha agua en forma de vajior. Pero el agua
sirve todavía i)ara¡ otras cosas. Las corrientes de agua
hacen dar vueltas a las ruedas de los molinos i de las
máquinas hidráulicas. Sobre el agua navegamos en
botes, barcos i vapores. Las máquinas de vajtor ti-a-
bajan con agua convei-tida en vnpor por el caliu-ico.
No debemos olvidar la iimtiliid de peces i de otros
animales que viven en el aaua, como nosotros vivimos
en el aire* En el agua hai un mundo entero de ani-
males i plantas. Está tan lejos de nuestra vista, quo
n» pensamos nniclio en ello; ni nos ocu]iamos de e<o.
sino de cuando en cuando, acord.indonus de que mu-
chos animales viven en los arroyos, en los rios. i en
las lagunas. Otros nnichos liai (pie viven en el fondo
del agua. Las otras, las almejas, los camarones, langos-
tas etc. son animales niui conociiio.'!, que viven en el asrun,
como tambie muchos otros que tienen preciosa-; conchas,
i que son tan numerosos como las arenas del mar.
Preguxt.as. Qué es lo fpiese ha diciio sobre la belle-
za del agua? ;.Porque te he diclio que lo limpia to-
do.'' ¿Qué te lie dicho sobre el lavado del aire i de
todas las cosas? ¿Beben agua Ihs plantas:-' ¿Cómo la
beben? ¿Pensamos comunmenteen tolo lo buena (pie es
el agua? Qué te he dicho sobre el agua del mar? ¿Qui-
se ha hablado sobre los náufragos i la sed? ¿líai agua
en lo que comemos? llai agua en la sangro, en la savia,
i en otras cosas? Para qué se ultiliza el agua, ademas
de usarla como bebida? ¿Qué te he dicho sobre los ani-
males que viven en el agín?
LECCIONES TKOUICO PRACTIC.iS.
DE
«ll\M\TIC.\ < A.STEI^l^ A \ A,
KSCKIT.AS PARA I.ÓS MÑOS.
Por Santos Toruno, Dirftior del JiistiliUo Nació.
nal de i.liíatcniala.
(Continúa.)
LECCIÓN \'n.
División dé' las palabras según el iniii/en) de síla-
bas i el acento.
sonido-s distintos se perciben al pronunciarla, v.
g. gra-má-ti-ca, tiene cuatro sílabas.
■ 2. — Las palabras por razón del n'nviero de sí-
labas deque constan, se dividen en monosílabas,
disílabas, trisílabas i polisílabas.
3. — Monosílaba, ^?i la palabra qut; consta de una
sola sílaba, v. g. flor, pan, él, tú.
4. — Disílaba es la palabra que consta de dos
sílabas, como o-ro, pla-ta, cc-bre.
5. — Trisílaba es la palabra fjue consta de tri-s
sílabas, como tin-te-ro, mi-li-tar, pa-la-cio.
6. — Polisílaba ft^ la palabra que consta de nui-
I chas sílabas; como Ora-7>id-ti-ca, Arit-mé-tí-ca,
I cons-ta n -ti- no -po-li-ta - no.
\ 7. — Acento es el esfuerzo particular con que se
I pronuncia una vocal de una palabra, elevando
! lijeramente el tono de la voz.
! 8. — Con respei'to a la sílaba que lleva el acento
; se dividen las palabras en agudas, 01 aves, esdrú-
\ Julas, esdrújulo-graves i csdrujidisimas.
\ 9. — Palabra aguda es la que tiene el acento en
i la última sílaba, v. g. vixniá, café, rubí, corazón,
militar,
! 10. — Palabra grave o breve es la qu(í lleva el
acento en la penákima sí'aoa, como libro, plu-
via, niárjen, constancia.
I I. — Palabra esJrújula es la (¡'u; ücva el accn-
. to en la antepenúltima sílaba, coniii/'/'^'.'.^íí, réji-
I jncn, gramática.
! 12. — Palabra esdrújulo-grave, osla (uic, consi-
! derada según la prosodia, consti (K- d:>s i)Artes.
I de las ctiales la primera es esdrúji;!.! i h s:'gunda
grave, v. g. rápidamente, enfática:);.-!!!.:
13. — Palabra esdrujulísima es laciuc lleva «I a-
cento en la cuarta sílaba, como c '/\te'o, iírcane-
\ ^"■
I
i CrKSTIOXAPK).
I 1. Cuántas silabas hai en una ))ii!alir:i? -2. Cómo se
j dividen las palabras por razón del ihuium-d do silabas?
I — ;5. Qué 0,^ monos ílaba'i — 4. Qué es ..'/^ ('(//■'?— 5. Qu<'
i ps tris'tldha! — (i. Qué es piUfíUilxi'! — T. Q\i'' es acntn'!
i 8. Cómo se dividen las palabras con ri'specto al acen-
j to?— !) Qué es |ialaltra aguda?— 10. Qué es juilabra
; grave o breve? — 1 1 . Qué es palabra esdrújula? — 12. Que
i es pahilira e-idrújulograve? — 115. Qué <\s palabra esdru-
Jiilisiina?
Ljercicio.
Señálense las palabras monosílabas, disílabas,
, trisílabas i polisílabas; las agudas, graves, esdrúju-
las, esdrújulo-graves i esdrujulísimas.
¥A rubí, la esm TaLli i el ópalo son piedras pre-
ciosas.- El cíbolo ¡'s un animal cuadrúpedo de la
i América setentr¡onal."-Las pasiones d(!Sordena-
I das hacen obrar al hombre estúpidamente. — Coje
esa pelota i tíramel;t.
I.-- Hai tantas sílabas en una palabra como
KW^ IJl'STllTO J%'JMVMOj%*Jil..
Mi
DE I^V GRAMÁTICA.
LFXCIOxN VIII
I- — Gramática es el arte de hablar i escribir
correctamente. — La palabra gramática viene de
* dos voces griegas, ^'-raww.í que significa letra, i
la terminación ica que espresa idea de ciencia o
arte:; de; manera que gramática según su ctimolo--
jía griega sigiu'fíca ciencia o arte de las le-
trns.
í, — La gramática se divide en jeneral i particu-
lar.— Gramática general es la que analiza idioló-
jicamente el arte de espresar las ideas, i examina
los principios comunes a todas las lenguas. — Gra-
mática particular es la que trata de la estructura
ps''uliar.de un cierto i determinado idioma: como
G::im üi.a española, que es el arte de hablar i es-
crütir COI rectamente el Idioma español.
3- — -^nG-itra. gramática se debe llamar con m.as
propiedad española que castellana, porque nuestro
idioma se llamó antiguamente romance, cuando no
era mas que la len:nn mixta de lo; romanos do-
minadores de la España, i después quj llegó a por-
feccioiiarse algún tanto en las Castillas, recibió el
nombre de castellano; pero ahora que ya es el idio-
ma dominante en España i en las vastas rejiones
que fueron sus colonias, se le llama con mas pro-
piedad, español o Lcnjua española.
4. — Solo hai una gramática jeneral; pero parti-
culares hai tantas como idiomas existen.
5. — La gramática, sea jeneral o particular, s?
divide en cuatro partes, que son: Analojía, Sin
taxis, Prosodia i Ortografía.
6. — La Analojia enseña a cla^ifijar las palabras,
la Sintaxis a combinarlas, la ProsoJia a pronui-
c¡:irlas, i la Ortoirrafía a escriljirlas.
CI'K.STÍOXARIO.
-ClKÍ
(livi.le hi
<].^ !■
1. Quj es j^raiir
palabra í^raniática? — '1. Cóii
— Qué es gra.irítica Jeneral?— Qué os gi-aiiiátiea parti-
culac^.' — 3. Cómo debo llamarse nuestra «gramática, cas-
tellana o española?— 4. Cu.lntas irramátieas jeneralos
particulares liai? — 5. l-^u ctulutas paites se divide la
■ trat;i cada una ik' las partes de
f^ramatiea.' -
la ífi-amáticíi
-G. Do
( Coiit i Hilará.)
LECCIONES
Elementales <Ie dibujo lineal ail alcance de
los niños, por M. 11. Ortega, inienicro to-
pógrafo i profesor de Jeografía políti-
ca-descriptiva del Instituto Nacional.
(CoiitlUiKI
LECCIÓN
XI.
De I.OS CUADRlt.ÁrEROS.
04. — Llámase ctiadriUitcro, la figura compucs
ta Je Laiatro lados.
95. — Los hai de varias clases cuya clasificación
se funda en la igualdad o paralelismo de sus la-
dos. Son los principales el trapezoide, el trapecio
i el paralelógranio.
9Ó. — Llámase trapezoide el cuadrilátero que
t'ene todos sus lados desiguales, como ABCU
figura 66.
Fig. OG.
Sus ángulos interiores son también desiguales
i sus lados no paralelos.
97. — Trapecio es el cuadrilátero que tiene dos
de sus lados paralelos cjuí; se llaman bases figu-
ras 67 i 68.
A
Fi:
Fig-. GS,
F.l trapecio AP>CD se llama escaleno porque tie-
ne todos sus lados desiguales, aunque sean para-
lelos los lados PC i AD. Los ángulos anteriores
d ; esta figura son también desiguales. El trape-
cio EFGH figura 68 se llama isóceles [jorque tie-
ne iguales los lados no paralelos El*' i GH: los
ángulw adyacentes a las bases son iguales.
98. — Paralclóorajnoc^ el cuadrilátero que tiene
sus lados opuestos iguales i paralelos. Distín-
giiense cuatro clases de paralelógramos: rombo,
rovi'vide, r:ct ángulo i cnadrado.
qoj. ~¡l:iinbo('S el paralelógramo cjue tiene sus
latbs iguales i sus ángulos contiguos desiguak:s
MxNOP figura 69.
Los ángulos opuc
>tos M i O N i P son
36á
EL, IjySTMTUTO JV^CIOJV^ij.
loo. — Romboide se llama al paralelógramo que
tiene sus lados i ángulos contiguos desiguales
como ABCD figura 70.
RcctíinQulo es la figura que tiene sus ángulos
rectos i los lados contiguos desigualas como
ABCD fieura 71.
B
Fig. 71 Fig. 72.
loi. — Cuadrado es el paralekSgramo que tiene
sus cuatro ángulos rectos formados por lados igua-
les. F]s la única figura regular entre todos los cua-
driláteros así como el equilátero lo es entre los
triángulos.
102. — Llámase base de un paralelógramo el la-
lo sobre el cual se considera que descansa, i al-
tura a la perpendicular bajada a la base o a su
prolongación. AB i CD son las alturas de los pa-
ralelógramos representados en las figuras "jt, i 74.
Fig. 73
Fig. 74.
103. — Diagonal de un paralelógramo es la lí-
nea que une dos vértices opuestos como AD i
CB ficrura 75.
Fig: 75.
Las diagonales del rectángulo i del cuadra-
do son iguales i las del rombo i romboide des-
iguales i cualquiera de ellas tiene la propiedad
de dividir al paralelógramo en dos triángulos
iguales.
104. — Las diagonales se cortan por mitad for-
mando ángulos rectos en el cuadrado i en el rom-
bo i formando ángulos desiguales en el romboi-
de i paralelógramo, siendo dos agudos i dos ob-
tusos, opuestos por el vértice.
io5. — El valor de los ángulos interiores de un
cuadrilátero es constantemente de 360'' o una cir-
cunferencia. Para demostrarlo basta considerar
que el cuadrilátero puede dividirse en 2 triángu-
los, cada uno de los cuales vale, segí n se ha es-
plicado, 1 80' i 2x1 80" =1360'.
106.-— Si los lados de un paralelógramo se di-
viden en 2, 4, 8, &, partes iguales i por los pun-
tos que se enfrentan se tiran paralelas, resultarán
tantos paralelógramos semejantes como espresc
la multiplicación de los números que representan
la división hecha en dos lados contiguos. Así si
en un rectángulo o pavimento de una pieza, se
toman 2 5 divisiones a su largo i i5 a su ancho el
número de rectángulos en que el suelo queda
dividido es el que representa 25 x 1 5=^75.
CUESTÍONAO.
94 i 95. ¿Qué es cuadrilátero i cómo ^e clasiñca?
96, 97, 98, 99, i 100. ¿Qué es trapezoide, trapecio, rom-
lio, romboide, rectángulo, cuadrado. 101 i 102. ¿Qué
es base i altura de un paralelógramo? 103. ^:Qué es
diagonal? 104. ¿Cómo se cortan las diagonales? 105.
¿Cuál es el valor de los ángulos interiores de un i)ara-
lelógramo? 106. Si se dividen los lados contiguos de
nn paralelógramo en un número cualipiiera de partes
iguales i por las divisiones se tiran paralelas que se
corten. ¿Qué número represent i la división?
(Continuará.)
De Ariíviética decijnal práctica i razo/u í.y, esc
fas en/ranees por L. BombaUet i traducidas
por Pedro Deleon Y., a'iivmo maestro
del Instituto Yac: anal.
(Coiitinú:\.)
83. Multiplicar un lu'iinero cotiipu ísto por un
díjito.
Por ejer.ii)lo 325X5
Multiplicar 325 por 5 es lo mismo que repetir
5 veces el número 325, o sum:trlo 5 vj:js con si-
go mismo.
Operación
por medio de
la suma.
3 = 5 I
325 ^-
325 I
1625 i
5 veces 325=^1625, pro-
ducto igual a la suma
anterior.
Pei-o en lugar de escrbir 5 veces 325 i sumar
los diferentes órdenes de unidades, de que .se com-
pone cada sumando, es mas .sencillo escribir
JBI. iJVSTlTtJTO J%*,aCIOJV^l..
S63
el multiplicando, debajo de éste el multiplicador
i decir, recordando la tabla de multiplicar:
:í"2") nuiltiplicando.
•') multiplicador.
iy- producto de las unidades del multiplicando por el
multiplicador.
IQ producto de las decenas del multiplicando por el
multiplicador.
1^ producto de las centenas del multi])licando por el
multiplicador.
1G25 Producto total.
Modo de hacer la operación.
1. ° 5 veces 5 unidades son 25 unidades, que
se escriben debajo de la línea horizontal.
2. ° 5 veces 2 decenas son 10 decenas, que
se escriben debajo del producto anterior, en el
lugar de decenas.
3. ° 5 vec's 3 centenas son i5 centenas, que
se escriben debajo de! producto de las decenas, i
en el lugar de las centenas. Luego se suman es-
. tos tres productos parciales i se tiene 1625 que es
el producto que se buSca.
Puede simplificarse todavía la operación, dicien-
do;
1. ° 5 veces 5 unidades son 25 unidades; en
325 multiplicando 25 unidades hai 5 uiiida-
5 multiplicador des i 2 decenas; se escri-
ben estas 5 unidades en
1625 el lugar de las unidades
simples i se retienen mentalmente las 2 decenas,
pura agregarlas al producto de las decenas.
2. ^ 5 veces 2 decenas son 10 decenas, i 2
decenas del producto anterior, son 1 2 decenas, o
2 decenas i i centena; se escriben en el lugar de
las decenas las 2 decenas, i se retiene la centena
para agregarla al producto de las centenas.
3. *^ 5 veces 3 centenas son i5 centenas i u-
na centena del producto anterior, son ló centenas;
se escribe el número 16 tal como se encuentra,
pues ya no hai otra cifra que multiplicar en el
multiplicando, i se tiene el número 1625.
1625 es el producto pedido porque está forma -
tío de 5 veces las 5 unidades, mas 5 veces las 2
decenas, mas 5 veces las 3 centenas del multipli-
cando 325. i que es igual a este mismo número
sumado 5 veces consigo mismo. Entonces:
84. Para multiplicar un nihnero compuesto de
varias cifras por otro de mía sola cifra, se escride
el multiplicando i debajo el nmltiplicador; se tira
tina linea horizontal para separar los factores del
producto, i se repite sucesivatnmte, comenzando por
la derecha, cada tina de las cifras del nmltiplican-
dopor la cifra del multiplicador.
Si el producto de una de las cifras del multipli-
cando por el multiplicador 710 pasa de 9, Se escribe
el producoo tal como resulta; pero si pasa de 9, las
■unidades de urden superior que resulten se aj^re-
¿an al producto siguiente i solo se escriben las uni-
dades que sobran, en el lugar qrte les corresponde.
Multiplicar el número 96785 x ^
Operación.
( 96785 multiplicando
8 multiplicador.
Producto.
774280
Multiplicación por la izquierda del multiplitando.
86. Se puede también hacer la multiplicación
por la izquierda del multiplicando, sacando suce-
sivamente el producto de cada cifra del multipli-
cando por el multiplicador, ¡ teniendo cuidado de
colocar los productos parciales de manera que sus
diferentes órdenes de unidades se correspondan,
lo mismo que para sumar.
Ejemplo.
96785
I er. producto parcial
'1 . . . .
48,..
56..
64.
40
Suma de los productos 774280
parciales o producto total.
Se ve que esta manera de hacer la ope-
ración es mas dilatada que la primera, pues
como no se conocen las unidades de orden
superior que resulten de los productos ante-
riores, es necesario sacar lo.s productos parcia-
les para hacer en seguida la suma; por esta
razón es preferible cohienzar la multiplicación
por la derecha.
87. Multiplicar por una cifra significativa se-
guida de ceros.
Veremos en este caso la multiplicación de un
número compuesto de varias cifras por otro for-
mado de una cifra significativa seguida de ceros;
como 4Ó X20: 316 X 7000.
Pero no hemos olvidado (36) que:
Para multiplicar un número entero por 10,
100, 1000 &; es decir, por un número forma-
do de la unidad seguida de ceros, basta escribir
a la derecha del multiplicando los ceros que con-
tenga el multiplicador.
Así:
Multiplicandos — Multiplicadoreír Productos.
45
:J1G
X 10
X Kil)
X 1000
450
31(iOÜ
= 7000
De suerte que los productos 45o, 31600, 7000,
etc., no son sino los multiplicandos seguidc.s de
3«4
jEX, IJVSTITVTO JWtVlOJVJiM^
;>ooX6.
300XÓ es igual a 6X300. encontraremos el-
producto de 6X3 que es 18, después agrega-
remos a este número los dos ceros del multi-
plicando 300 i tenemos 1 800 que es el produc-
to verdadero.
[Couf i Hilará)
los ceros que se encuentran en los multiplicado-
res 10, ICO, 1000. etc.
En estos ejemplos cada producto, independien-
te de los ceros que contiene, es igual al multi-
plicando repetido una vez, puesto que la cifra sig-
nificativa del multiplicadores i. Pero es evi-
dente que en todos los casos semejantes los pro-
ductos serán tanto mayores que el multiplicando,
cnanto mayores que la unidad sean las cifras sig-
nificativas de los multiplicadores.
Multipliquemos por ejemplo 46X20.
Se repite 2 veces 46 multiplicándolo por 2;
46X2 = 92.
Luego añadiendo un cero a la derecha del
producto 92 ss hace 10 veces mayor este núme-
ro que se ha hecho 2 veces mayor que el mu'ti-
plicando 46, i se obtiene 920, o 20 veces el multi-
plicando 46, porque 920 está formado de 2X10
veces el multiplicando.
Sea multiplicar 316x7000.
Se repite el mnltiplicando 316, 7 veces í resul-
ta 316X7— "22 12. I
Luego se añaden tres ceros a la derecha del j
producto 2212 i se tiene 100 veces mayor este
número que contiene 7 veces el multiplicando
316, i se obdene 2212000, o 7000 veces el mul-
tiplicando 15 1 6, pues el producto 2212000 está
formado de 1000X7 veces el nTultiplicando.
De donde.
Pa7-a vinlíiplicar un núiiicro, cualquiera por 0-
tro formado de ufia cifra significativa seguida de
ceros; se repite i.° el multipliíando por la cifra
significativa del multiplicador; 2. ° se escriben a
la derec/ui del producto los ceros que contenga el
multiplicador,
Ejemplos.
63X50; 34X300
i.er Ejemplo. 63X5=315, seguido de un cero
que tiene él multiplicador 5o es igual a 3 1 5o.
63 X 5o=3i5o
2 , '^ Ejemplo. 34 X 3=: 1 02 , seguido de dos ce-
ros que tiene el multiplicador 300 es igual a
10200
34X306=10200 I
Lo mismo se hará si la cifra significativa se-
guida de ceros forman el multiplicando, porque ¡
como puede invertirse el orden de los factores |
•75); es decir que el producto se compondrá del i
multiplicador repetido tantas veces como unida-
des hai (ín la cifra del multiplicando, seguido de |
ceros. 1
Ejemplo. I
I^as manera^.— Kl n^'te.
Por SAMTia, Smii,i:s.
El que, en la soí.'iedad, no se íihikiíií' sujeción aliruiiíi,
se liace insoportalile, desa<rradalile ¡lara todot<. i es fuen-
te incesante de disgusto i de ineoniodiJad. Por falta
de freno, muchas gentes se pasan la vida luchando con-
tra dificultades que ellas mismas se forjan, i se cierran
todos los caminos a causa de su carácter áspero i brus-
co; mi(';n tras que otras méncs privilegiadas acaso, rin-
den felizmente , su jornada merced a su paciencin, a su
ecuanimidad i al imperio sobre sí mismas.
Hásc dicho que los iiombres triunfan en la vida tan-
to por su carácter como por su talento. Hea de ello
loque fuere, cierto esquela felicidad depende en mu-
clio del temperamento, i sobre todo de la disposición
a la jovialidad, de la compiaccncia, de la afabilidad, i
del deseo de agradar a nuestros semejantes. Todas
estas cualidades son como la monefla corriente de las
relaciones sociales, que nunca cae en desuso.
Muchas son las maneras civiles con que podemos ma-
nifestar la falta de miramiento ))ara con el prójimo,
como por ejemplo, la demasiada negligencia en el ves-
tido, la falta de asco, i otros tantos hábitos repugnan-
tes. Una persona sucia i desarreglada, al propio tiem-
]io que so hace físicamente desagradable, parece que
desafía el gusto i los sentimientos de I;¡s demás, i es
grosera e incivil b:ijo otra forma.
David Ancülon. predicador hiignnoto lio imicha iioin-
liradia, que componía sus sermones con ol iniívoicsiiioro,
solia decir: "Era tenor en niui p-K-a osfiniiicioii al jn'i-
blico el no hacer lo posible por pre|)arais(' de antema-
no, i que el hombre que se ]»iesentalia en un illa de
ceremonia con gorro i bata no podía coüictc!- una in-
fracción mayor conti-a la urbanidad."
La perfección di; las maneras coii-i.-^tc i >! la soltui-a,
en aquella soltura que no llama la alcüíimí diHos do-
mas, por lo mismo que es sencilla i natural. Kl artiticio
es incompatible con una apostura iVanca i cortiv. La
Rocliefoucauld dice que "nada nos iin|iiili' tanto ser na-
turales como el de.seo de pareccrlo." I licai]ui ipic vol-
vemos a la sinceridad i a la franquei:.!. lic <|uo hemos
hablado ya en los capítulos [n-ccedentes, i ijue se mani-
fiestan exteriorinente por la gracia, la urlianidad, la be-
nebolencia i las consideraciones por Ioí sentimientos do
los demás. Kl hombre franco i cordial hace que todo:)
los que le rodean no sienfani embarazo en su sociedad,
porque los anima i los levanta con su presencia, i cau-
tiva todos los corazones. De modo que tanto las ma-
neras como el carácter pueden convertirse en una ver-
dadera fuei-za motriz.
"Hl afecto i la adiniracion" dii'c el canipiiigo Hin-
gsloy — "(]iie la bizarra i ainaiite Índole di? sír Svdiicv
Smith in*ipiraba a todos los (pie .se encontraliaii en con-
tacto con él, ricos o pobres, provenían preci.samcnte de
que, sin que él cayese en la cuenta, trataba tanto a los
ricos como a los pobres, tanto a sus propios servidores
como a sus mas nobles huéspedes, con la misma corte-
sía, con los mismos mirnmientos: era|con ellos afecnioso
¡jovial, i por donde (|uicra que iba. ilcjaba i rceiltía
Viendioiones.''
Dicese que las buenas nmneras .<on en geiKM'al el sitr-
no dislintivo de las personas bien nacidas i bien edu-
cadas i de las que viven en las altas mas bien que en
las clases bajas de la sociedad. En cuanto a las pri-
meras, esto es verdad hasta cierto punto, a cansa de
que les ha sido mas favorable la sociedad en que pasa-
ron los primeros años do su vida. Pero no hai razón
para que las clases mas pobres no practiquen entre sí
las buenas maneras, como lo hacen las mas ricas.
* Los hombres (pío traliajan con sus -■propiíis m: no)
KL. IJVSTlTtJTO .!\\t€SOJ\\lí..
3fio
piiodcn respetarse i respetar a los demás como los que
nada hacen, i es por su conducta para con sus semejan-
te?— mejor dicho, por sus maneras — como manifiestan
su icspeto a si mismos i su respeto míituo. No hai un
solo momento en su vida cuvo goce no pueda ser real-
zado por algún acto de bondad, sea en el taller, en la
calleo en la casa. El obrero cortés ejcrceni en su es-
fera mayor influencia, i poco a poco inducirá a los de-
ma.s a que le imiten por la regularidad de su conduc-
ta, su civilidad i su bondad. Así fue'; como Benjamín
Franklin, siendo obrero, reformó lascostumlir.'S de todo
un taller.
Puede uno ser amable i cortc'-i aun teniendo mui poco
dinero en el bolsillo. La civilidad va lejos i nada cues-
ta: es el mi'nos caro de todos los goces, es el mas hu-
milde de los talentos, i, sin embariro, es tan útil i tan
agradable que merece ser colocada en el rango de las
humanidades.
Cada nación puede encontrar alíruna cosa que apren-
der en las otras naciones, i lo que la clase obrera in-
glesa podia copiar con ventaja de sus vecinos, del con-
tinente, seria la civilidad Los franceses i los alema-
nes, aun de las clases mas bajas, tienen maneras afables
i cordiales; son complacientes i a menudo bien educados.
El nlirero extranjero se quita la goj-ra i saluda resno-
tuosumentc al obrero que encuentra. Nada hai de hu-
millante en esto, sino que, al contrario, es donniro^o i
digno. En el continente la pobreza de la población o-
brera es mt'nos miserable, porque ella la sobrelleva ale-
gremente; i aun cuando no recibo la mitad del salario
que la nuestra, jamas cae en tamaña miseria ni nhocra
sus iJCHares en el alcohol: trata, por el contrario, do
s-icar de la vida el mejor partido posible, i de gozar do
ella aun en medio de la misma pobreza.
Kl buen gusto os un verdadero economista: pnode a-
moldarse a la escasez de recursos i dulcificar tanto la
jiarte de trabajo como la do descanso; i mavore^ ¡roces
pro¡)orciona cnanto mas se asocia al trabajo i al cnin-
pliuiienlo del deber. El gusto reanima la pobro:'.a: se
muestra en la economía de la cnsa, i da brillo i L'iacia
a la mas humilde morada; produce la civih'dnd. éneo i-
dra la benevolencia, i crea una atmósfera de contento.
Así, el liiicn gn~lo ujiido a la bondad, a la simpatia i a
la iiitcliuincia. i-i'alza i embellece la mas oscura exi-J-
tciiiaa.
La primora i la mejor escuela de las manoras. a-i ro-
mo del carácter, es siempre la familia, en que la muior
es !a que ensaia. Las maneras de la sociedad tomada
en conjunto no son sino el reflejo do las de la familia.
i no son ni niejores, ni peore.-, .">in embargo, a pesar do
todas las desv(!nta¡as de un interior tosco, puede nao
mismo cultivar sus maneras i su inteliirencia, i aprendor
niodianto buenos ejemplos, a ser afable i l)enévolo para
coa todo ol mundo. .Maciio-; hombres ^on como los dia-
UKUitos bruto-!, qiio tiiMion necesidad do recibir el pidi-
miaito c|ur da <d ooniaoto con naturalezas superiores,
j)(¡ra liaoi r re.-altar loiia su belleza i todo su brillo. Los
iiai que solo están jiulidos de un lado, i eso apenas lo
sulicieiitc para dejar ver el delicado grano que encier-
ran: |)ei'o. i)ara hacer aparecer por entero todas las cua-
iidade.ídola joya, se noccsita la disciplina déla e.\-pe-
rii.aicia i el contacto coa grarido.-! modelos i bellos ca-
r:ietói-c.s, on las rohiciono.-! de la vida haliitual.
101 efecto de las maneras dependo en mucho del tac-
to, i deltido a que las mujero-! tienen en jeneral mis tac-
to que los homlires, son ellas los maestros que mas in-
fluencia ejercen. Ellas ademas saben repiiaiir.so i son
naturalmente mns agraciadas i corteses: poseen una vi-
vacidad i una prontitud de acción instintivas; tií-aea
mayor penetración i manifiestan mas di-coniiinicnto i
hal)ilidad. La inteligencia i la idoneidad [> aa las iiii-
nuciojidade- do la vida social les s;»n en!-'.uia aito ¡lu-
turales, ¡ por eso los hombres de buenas maneras reciben
su mejor educación frecuentando la sociedad de mujeres
amables i espirituales.
El tacto es un arte instintivo, i el que lo posee se
sobrepone a las dificultades mejor que con el talento o
la ciencia. El talento, ha dicho un escritor, "es el po-
der; el tacto es la habilidad: el talento es el peso; el
tacto es el impulso. El talento sabe lo que debe hacer-
se. El talento hace al hombre respetable, el tacto lo
hace respetar. Kl talento es la riqueza; el tacto es la
moneda corriente."
La diferencia entre un hombre de tacto i el que no lo
tiene se encuentra demostrada en una entrevista que,
tuvo lugar un dia entre lord Palmerston i Mr. Behnes
e! escultor En la última audiencia que le dio lord Pal-
merston Bolmes entabló así la conversación; "Qué no-
ticias hai de Francia, mylord? Cómo vamos con Luis
Napoleón?" El ministro de relaciones esteriores frun-
ció mi instante el entrecejo, i respondió con calnia:
"En verdad, señor Behnes, nada sé; no he leído toda-
vía los periódicos". Pobre Behnes! con todas sus
cualidades i sn ¡rrandísimo talento fué uno do los lioin-
bres mas desacertados en la vida, a cau.sa de su lalta
de laoto.
Tal os el imperio do 1;
d-- lo^ hombros mas foos
()U(;, p:ira uTaiijoarse el
s maneras,
i|ue
AVilkos.
lan existido
lo una miij''
bia m;is que tres días de distancia <
doc
no
hombre mus buen mozo de Inglater
Pero esta alndon a Wilkes nos recuerda que no de-
bamos dar demasiada importancia a las maneras, porque
ollas no son la verdadera prueba del carácter. El hom-
Im'o de talento seductor no desempeñn acaso sino un pa-
nel como Wilkes, i eso con un fin inmoral. Las maneras
lo mismo que el talento, airradan i son en extremo a-
gradables de ver. pero no sirven aveces sino de dilraz;
os romo si uno quisiera atribuirse una virtud (lue no
tiono; no son sino el siirno exterior de la buena conduc-
ta, i son a menudo mui superficiales. Tal hai que aun-
que posea el exterior mas encantador, es acascí de-
prabado hasta el fondo del corazón, i cuyas esíiuisitas
maneras no consisten en sutna sino en elegantes frases
i jostos agradecidos.
Por otra parte, es neoe-^ario convenir en que, entre
las nataralezas mas rioas i mas jonerosas, las hai que
osíin absolutamente desprovistas de gracia i do cortesía.
.Vsi coaio una tosca corteza cubrí a veces el fruto mas de-
licado: asi un exterior áspero oculta a menudo una natu-
ra'e a buena i cariñosa. El hombre brusco puede parecer
incivil, aun cuando tenga ol corazo:i tierno. honra<h) i
bueno.
Jnan Knox i Martin Lutero no se disgniaii por su
uri>anid.ad: habiaii aoometido una obra (¡ne exijia hom-
bros fuertes i determinados mas bien que de escoiida
edu'iacion; así es que tenian faina de duros i violentos.
"I quién eres lii" — decía María, reina de Escocia, a
Knox — "jiara atreverte a darles lecciones a los nobles
i a la soberana de esto reino?'' •'.■>oriora'' - ropl¡c() Ivnox
— "soy un siÜKÜto nacido en o! inlsnio i-eiiio." Dicon
fiao c<ta audacia i csia lnaiS(piodad hicioroa llorar mas
de una ve. a la lí^-ina .Maria. Cuando el rcjonte .Mort.ou
lo SU]) I. dijo: ".Mis vale ver llorar niujores que lioni.
broa harlñido.s."
C-,
#;/> ij\*STiTiTO JVJiriojy,!!..
Sección 4lc Pc4lsi^oj¿:ía,
A \^i AcsdcHiia (k MaeslTOS
Cl'RSO SITI'RIOR I)I>: PKDAGOGIA.
Isy/Ietod-Ologia,,
Pon Hl'STACIO Pantamaüia S.^
Prof:sr,ri]o h,
males de
n'cDriii en /rrs E-i-ueUt
CtniíVuunimnv.
(Cniítiníia.)
ilKTonn OBJETIVO.
El iiK'todo objetivo procedo por medio do ohjoto?,
o sea. valiéndose de oo^^as i casos oonereto-;. Su inven-
ción se debo a una de las propiedades riuidanientalcs del
alma liunmna: ala ■¡xirf¡jrion; siendo asi, do todos los
procodiiniontos peda.iíójicos, ol que mas concuerda i ar-
moniza con las condiciones psi(|uiias del hombro. Es-
ta sola circunstancia seria siirieientemcntc fuerte pai-a
elevar ol método objetivo ai mas alto puesto entro sus
rivales. Xo es. por lo tanto, de ostrañarso, que tantos
indignes jiedau-oo-os sé liayaii ati-ibuido el honor de su
invención. La inmortalidad do I'ostalozzi está intí iia-
monto liji-aiia ai nn-todo de rpic nos vamos ociiiianilo.
Como ¡irofela. capaz do ¡cor en ol porvenir, el «rran In-:-
tiliitor suizo, al aiiiinciar al mundo ol dcsculirimicío
que acaba do hacer, osprcsí'xe a-i: ■■Creo litib-r JiuVUnhi
f,i ri i.ictodo ob'ieiívo lü h,>^e ma.-< s/JiJa del mljcr¿ ¡, <>,„..■-
Ti'i." líasta hace [lOcos unos, Pcsfaiozzi ei'a univcrsal-
nioute tenido jjor iiiv(nitor de tan injeiiioso im'iodo;
pero hoi está claramente demostrado jior la historia (pie
él no i'iió propiamente su autor: lo que, a nuestro pa-
recer, en nin'iun caso reljnja los méritos de aquel a
quien la historia, en testimonio do gi-atitud i respeto, ha
titulado ol Pailro di; la Podagojia. A'arios jiedairojros
muy anteriores a Pi sta!oz/.i, hablan tratado extensa-
mente el asunto, i tau solo la época siniestra i tenebro-
sa en que vivieron pudo hacer que los n'randiosos mo-
numentos que habian logado estos hombres a la pos-
teridad quedai'an enterrados en el olvido. Francisco
Bacón (15()l-lt)2('i) decia en su obra Novuní Organv.m:
"El sentido humano no es la medida de los objetos.
Todas las observaciones del sentido como del espíritu,
corresponden a la naturaleza del lioml)ro i no a !a del
universo. El entendimlonto humano os a los ojos de
Jos observadores como un espejo (pie, confundiendo su
naturaleza con la de los objetos, absorve a i'-stos i los
coloriza." En otra ocasión agrofra: ''El hombro, escla-
vo i expositor que es do la naturaleza, aprende i wh,,
cnanto la ob-n-rmñou dr los cbjcfos le sujiera. 1^! ca-n
importante consiste en no apartar /(w objetos dd tsju-
rita de las cosas mismas, grabando asi en nuestra men-
te las imájenes de é.stas talos como ellas son.'' Bacón
estaba tan penetrado del gran servicio que pi-cstan
los sentidos al alma, (¡ue en varias ocasiones habla
de la necesidad (pie hai en la enseñanza de cunítitbhnn
mentís p.t rerum, o sea, del matrimonio de la intolijen-
cia (on les olijetos. Amos C'oinenius (1592-107]), apo-
yfmdoso tm aipiolia tan afuniada verdad aristotélu;a
yi/tü f'.il in iutfllertniíi quod ¡jriiis non fuerii in scasa
(nada hai on la intelijonciti que no haya (}stai];i nüics
en b)s sentidos), decia: ""¿Xo iiabitemos üsi couiii ¡.w
antiguos, cljardin de la natura ic/.:!? ^.Poriiué nii Iviuos
de vah^.r. (-oino oüns, dr dic--. ti;-..;,!^ i nai'iccs? Tin-
qué no3 han de hacer conocer las obras de la natu-
raleza otros maastros que no sean nuestros sentidos?
¿Porqué no habrimos en lugar de libros muertos el li-
bro vivo de la naturaleza, (pie contiene mucho mas de
loque cualquiera otro imdiera referirnos?
Muí largo seria enumerar a todos :i.| : 'lu-; ihi-ti-os
Institutores que en términos mas o m ■•m;- iuius (iesar-
rollaron el asunto en cuestión.
Pestalozzi fué quien vino a cosechar loa frutos de tan
grandioso ¡Tivent". debido al gran imjjulso que le supo
dar, fundando al efecto establecimientos escolares, con
el único fin de poner en planta el método objetivo. Así
logr(') esto hombre infatigable de la ciencia, arraigar
en las escuelas el procedimiento didáctico que mas realce
le ha dado a la enseñanza en particular i en las cien-
cias en general. "La enseñanza debe partii- de la oli-
servacion, que es la fuente de las verdaderas ideas, di-
ce Pestalozz!. Estamos cegados |)or el brillo de un
idioma que hablamos, sin conocer la fuente o causa con-
ci'ota do las ideas que hacemos expresar a nuestros la-
In'os.'" Combato ademas toda ciencia dictada, explica-
da i analizada ])or liombres que no han aprendido ii
hablar, ni a ¡>onsar de acuerdo con las leyes de la na-
turaleza. "La definición, dice nuestro pedagogo a eso
respecto, es la ox|»i-esion mas sencilla i ¡)ura de las ideas
ciar:'?, pero no encierra para el niño voi-dnd positiva si-
no on el caso de que (ísto se hallo penotia.'io de! fondo
sfiísnol de dichas ideas, toda voz que. careciendo la ob-
servación do un objeto concreto, ya definido i claro, el
niño aprendo tan solo palabras engañosas que, ala vez
que llevan a, su monte sonidos ai>lados, no le suminis-
tran iiioa ninguna."
La pa¡abi-a fs la rcprí^scrJacion i;:.-it;'r¡al .i' lui idea,
i ésta la iniájoii ('-'|i¡i-iím\l do ini ol jeto. I,a percep-
ción es la facuiíad ipic li< nc el (■utiMuliinidnlii i¡i^ darse
cuenta do los ob¡i>tos por modi.) di' los scatiiio-, o sea
ol Jaoto psi(iuico p(jr niedio dd ciía! a-iquirimos ideas
emanadas do los objetos que obscivamos cui: auxilio de
nü<sfros sentido-!. Los sentidos son las : ikmí.ís del al-
ma, son los (')rganos que ]>onen a nuestro estnritu en
comunicación con ol mumlo exterior, dei cual recibo
éste su aliinonto. Colorado ol homlire en un mundo a-
jeno de objetos que fiudieran impresioKar sus >entidos,
"carecería ilo vidn, espiritual, así como tendría que cesar
la economía vital del cuerpo, privado qw lucra de a-
limontos. En consecuencia, tenemos ip e ia l'\,-nltad
fiuidamental del alma osla percíjpcion. sin cavo desar-
rollo os irroalizaldo el del ontonilimieriln, i eonsiivaien-
tenioiiio ol de nuestro espirita.
El niétoiio oijetivo tiende a desarropar ex iií-iva-
menti> la percepción, cullivando e.!aveiiie;¡;"iaei:u' io ;
sentidos a tin de que vendan a -er i'-to-; laienos instru-
mentos, lides servidoris del alaia.
la percepción do acuerdo con ias i
la rijon. o! Institutor debo at 'lele:-
joto, al sentido i a ol alma. !;i o!j
rial i poi'ceptiblo. os decir, al ahaU'
lidos; el sentiiío (pie nos ha do ser'
percepción debe estar perfectamenlo • sano i el alma
l)iestar atención. Reunidas estas tres condiciones, la
percepción que resulte se¡"í clara, i ¡)or consiguiente,
lo será también la idea que nazca de dicha percepción.
L como dice Pestalozzi. lo importante es que las ideas
q\io, adquiera el niño sean darás: pu'v, como afirma
Sócrates, 'el que tiene una idea viva i clara on la mon-
te, la puede ex[)resiir, sea por medí) de provincialis-
mos, o por medio de señas si es mudo."' Estando el
niño en posesión do ideas claras, no le faltarán nunca
las i>alabras con liui' esprosarlas; "Ellas vendrán, como
dice Montaitrno, poi- si solas, i si no quieren venir, el
niño las oMigai'a a (¡ue vengan."
Ooinostrado edá (^1 gran na-^el qn- d.-eaew in la por-
de.a
de nuestros sen-
r fiara hacer la
J51. IJl'STITUTO J\^^C10JV^I,.
367
cepciou entre las facultades espiritualGS, i en consecuen-
cia, la importancia de su desarrollo.
Tenia Pcstalozzi, por lo tanto, sobrada razón en de-
cir i|ue creía iiaber hallado en el método objetivo la
baso mas sólida del sabor humano, toda vez que sin el
cultivo de la percepción se paraliza nuestra vida espi-
riíunl.
^ El método objetivo es de amplísima aplicación en la
Escuela; su nidio comprende todas las materias do en-
st'ñau/ia, siendo unos de sus méritos mas jrrandes el do
íiicilitar el aprendizaje de las ciencias abstractas.
Atendida la aplicación do nuestro procedimiento di-
dáctico, se lo conoce con el nombre de método demos-
trntivo e iniifatlvo. Es demostrativo siempre que so
trate de la descripción de un objeto, por cuya razón se
t'iiiploa en la onscñanza de las ciencias naturales, de las
así Ilaniad;)3 lecciones objetivas etc. El procedimiento
imitativo tiene una aplicación no menos amplia. Su-
jiuesto que quisiéramos ensenarle a un niño la manera
como se efectúa un eclipse del .sol o de la luna, nada
Cüfotideria; por clara i e.^íacta que fuera la descripción
que luciésemos acerca de dichos fenómenos. Pero si
bí mostramos el sucoso en un telurio, inmediatamente
lo comprenderá. O describase de la manera ma- exacta
el siiTiio.r ¡(resentativodo un sonido, o ex[)liquese iijiial-
i:H'iite el modo do lorr un verso, de entonar una cnn-
cíoii etc.: imposible -ciá u los niños formarse una idea
chira de todo aquello, j'cio escríbase la letra en el ta-
blero, léase el verso, ent(')nese la canción i no habi'á a-
liimno que no lo cximprcnda en el instante. ;. Por qué
fe ex|(rc.<an los hijos de padres cultos con pureza ¡ pi o-
])ieda<l? Pues debido a que diariamente asi lo han oido.
Por la misma razón es qtio los hijos de los padres sin
instrucción ni cultura, son incorrectos e impuros en su
lenpfuajo El buen ejemplo produce luieiia la imitación.
El camino de lo^ ojox i de /.;,■ ojl.,^ c-^ ol ,;;■(>■ r.-rlo i el
i»a<t cortn para 1 tesar al cs/i,',///'.
líl famoso músico Scbasti;iii liach, para que sus n-
lumnos superasen las dificiilia^li'-: ]MTuliar<'< al arte (pi,'
eiiseñai)a, les tocaba primero iiilo.,
de estudiar, i les decia: ««i ha (>■■
■tnnnr. .Vmo^ Coiir'- :
iiius dice: -'Las artes se aprenden por mello del cj-.c)- \
CÍO, la escritura cscriliiendo, el (¡auto cantando. El i
-Maestro mi.smo debe hacf^r practicar lo que prelemhx ¡
enseñar a sus di.scipnlos; él debe servirles de ejí'mnlo. i
de manera que ellos le pueden imitar sin necesidad de
l)enosas instrucciones teóricas. El lioailin^ es. coino
dice Aristóteles, un animal mi na timu —nw .-er imitador.
Mas cntendi<Jos son los ai lr-;niM,- on la materia: nin-
•runo de éstos se pone en d iral.njo de hacei- a su-; a-
prendices una e\pl¡c;icioii toórira arrií'n de >u olicio:
por .'1 contrario, dlo^^ mi.<nios cojen el instruaieuto en
la mano, trabajan, liaccu que el aprendiz si'-a, con los
ojos hw movimientos fpie iije aitan, i lai seirnida entre-
gan di''lio instrumento a las manos de aquel para que
puede a|.remler a /,/í'''T sino A'ír-"»"/-
(/..)
;ini,do.\ ^ pintar :^n<^p;;hu.l.,r
?n ejeaiplo. un buen modelo, pro-
iiiiiistra al juicio leve.-; superiores,
de que el métolo ol'jetivo
ion especia! en la enseñan-
o .<ea de las artes, i el dc-
mp
voca la iniita(:on i
Por lod.ieho se,
imitativr), eacuentr;
za de las materias
mostrativo en las
Késtanos por advertir que el nn-íodo oijetivo es na
medio i no un lia. Por él lo que se pretende es de.sar-
lollar la percepción, i consiii'uientemente. todas las de-
mas íacultades del entendimiento. Desarrollada ésta.
hai que pasar progresivamente al dt>sarrollo de las de-
más i por lo tanto, no perder de vista aquella m.íxima
l.edau-ójiei, que dice: 'T>e la ]iercepeioii a la abstrae-
ciou."
SECCIÓN DE CONOCIMIENTOS ÚTILES
i)i:i)ic.\D.v
wf x^ socr£D,(to nE jirtes^í^vos.
Reprodiiceloii de dib«l'>;;% -Para obtener copias
de planos o diseños por el método hehográllco, de eoloi'
negro sobre fondo blanco, se usa el procedimiento si-
guiente:
Se deja durante tres minutos una hoja de papel blan-
co en un baño de Sulfato de peróxido de
hierro _ 20 gramos.
Percloruro de hierro -<> —
Gelatina -<i —
Acido tartárico ." :^n —
Agua :5:!0 —
Se retira el papel i se deja secar en un sitio oscuro.
Para reproducir un plano, se coloca esto sobre el pa-
pel reactivo, preparado como se ha dicho, comprimiendo
ambos entre si por medio de una tabla de madera por
la parle del papel sensible, i con cristal en la del
plano o'io debe reproducirse, manteniendo la presión
por medio de pinzas. Est(! conjunto se C'^j^ne durante
veinticinco minutos a la luz solar, o un dia a la luz di-
fusa, i después do esto plazo se retira a la oscuridad,
separando la hoja do papel rectivo, en el cual no se
nota nin.íuna señal. Para hacer visil)les los trazos, se
sunierje la hoja del papel químico on una solución for-
mada por
.\eido üvíllico •-' gramos.
Alcoh.d •'■> —
Agua -OU —
Se lava, luego ?♦> deja secar, i resulta en el ¡lapel
disiñado en negro, una reproduceion exacta del plano.
Midi.) scns-illo de eniayar los vinos, lu solo
r 'activo es preciso para reconocer esto-- caldos, seguu
el procedimiento fpie vamos a exponer. Este reactivo
s^oljtiene por la stituraciou completa del ('-ter rectilica-
do con el amoniaco ))uro. En cuahpiier laboratorio de
algún crédito picden aihpiirir este liquido los trafican-
tes de vinos. Obteniendo el reactivo, se conservará
cuidadosamente en un fiasco de crista! con tapón esme-
rilado i en ^ilio o-;cui-o.
VA eusa\-o es mui lU il: .-e vii-rte au'ua en una provota;
(h s aies con nn (•■,, /í/.i-í/o'ks' se p;iu<-n, ile vino, .')!) de
éstas: (^11 .-seguida agítese el contenido par.i cpie la mez-
cla se haua, bien, i se añ.ide ó o f» u'ota-! del i-eactivo,
ri'sultindo, [JOCO a poco, una coloración verde ma-; o
menos p.ílida. según la cantidad deagaaquo contenga
el vino, siempre que éste sea procedente de uva nada
mas. En el caso de que esté falsificado con alguna sus-
tancia extraña, el color anterior lo adquiere de un mo-
do síibito. i (uiando resulta tonos i-osa, marrón o cual-
quiera otro que no sea el verde anterior, hai seguridad
al)soluta de que el vino está hecho artilicialmento, de-
biendo considerarse como el resultado de una completa
f dsilicacion.
Pr¡»p:triií'ií>!í di' á?i«io t-ariiánico —Se prepara
r.ipidamente el ácido carbónico con una mezcla de 120
partes de i.iisuIfato de sosa i Si de bicarbonato de sosa,
(pie tratada con el agua pura, da origen a la formacien
i de-^orendimieiitíi de aquel eas La mezchi liehe con-
[Contla :Ar\
'rKÑino ni; la laxa.
Ní'iiio a/.nliulo.
Se escurro iiimodiatainente, en la cámara de azufrar,
i 011 la cual la lana no debe sacarse; se suspende al aire
el teñido fsti concluido.
rara 100 lilú<iri"'
mordiente hirviendi
]iinn hmiihi.- Se da un
■,o de
coinpuPdo
de
Bicromato de potasa.
Sulfato de cobre. . . .
Acido sulfúrico
Se tiñecn un baño conteniomlo una deeoecion de -15
kiló;j:runH)s campeclie a S kilófírs. exlrai-to deeanipeeiie
seco, haciendo liervir durante una liora i media.
Pavílo o.«;enro.— Se da un baño liirviendo de mor-
diente durante dos horas. e()iii|(ii('<lo de
líieronialo (h^ p.,!a>a '■> kih'.',n-aiiio>.
Sulfato de eol.n^ I ',
Tártaro \\ -
Se tino en un baño montado con una d 'ocion clara
de .'»() kill')L'■r.^^lo^< palo amarillo (o t;';'.")0 küó'j-raunt-i
extracto de i'nsteti').
Palo de campeche T küú-^n-í. óíH» írramos.
Saiitel 1*1 —
(¡ran/a 1<> —
Después de dos liora-; de eluiilicion. <e
eramos sulfato de hiei'ro i soeuritinna l:i
rante una hora.
riva eoii 2.')0
íiíris pjTlu.— Se prepara un
'011 i 0(1
1 kiló-r
Tiirtaro piirifu-ado
Se hace ¡lervir i se añade u;im decocción (
Campeche. 1 kih'i
CariMiiidc indiicna IIM
Se vídtca la leña durante
tina próxima de la elinllicidí
50 iirainos suUato de hierro.
si en liitrar de hacer ii-^o de
empleanilo un a^Mia obtviJ 1,
]teclie en auna hir\ jcnio, I
de cainjteciic. pues no siM-\tr
te, pero puede uliii/arse dc-i
día h
linali
iüUlK-O t\f |>01'C»'I;lllrt.
}W 100 l-;i:,jr,iiw:^ hi ,n /„r.„lo. -Se forma un baño
10 C. con un ki!(')L;i'anio bicloruro de e-;t;iño añadien-
Carmindeindio-i
1 violeta-metido.
volteando la !
a media hot
Por otra parte se monta un bañ • con parte? ¡guales
de jabón de .Marsella i auioidaeo. a ■_' II. Kn estaba-
ño se lava la lana auna temperatuia lie tii) C.selava
i se introduce en un liaño reciente e hirviendo, forma-
do de
Violeta metido mai a/.iil 70 aramos.
AkuI alcuHiio sol.re lun» Iiiludu o ea piezas.
I'ttra 25 l-iln./rmiK/s. — Se prepara un baño con...
500 gramos .íial sosa.
añadiendo a la disolución.^... 200 — azul alcalino.
llagase hervir, refresqúese, introdúzcase la lana i te-
ñir durante una hora sin lií cor liervir, lavar cuidadosa-
mente para hacer desapareier toda la sosa. Al salir
del primer baño, la lana tiene un aspecto gris azulado:
se aviva sobre un nuevo baño de 1 kilogramo ,5t)() kilos
j ácido sulfúrico, lavar i dcseeai-. Por este procedimien-
i to se obtienen azules (pie no se destiñen.
Jubón .
kil<'
JOO o;rs.
Yiolíta fiM'rtr .«)brt' lanas cu piezas.
Ptna 50 lHúijidiiKi-'. — ]*rej>árese un b;iño compiles
de
Cromato de ¡lotasa ciKi ^•lalnos
Acido sulfúrico :;i!(i _.
Acido oxálico :;7.'i _
Voltear i tiñir durante una \h,
juies formar un nuevo liaño d(í
Campeche
Orcilla
dejando hervir durante una hon
la el.nllicion.des-
15 Küi'igramos.
Fliótropos solírc Isinas et» piezas.
Pora 50 /.('.'¿•//(///io.v. —1 'repárese un bu ño de
Alumbre
Dicromalo de i)ota.-;a
.Vcido .sullíirico
Voltear una hora, lavar, de^
Campeche
Orcilla
A'ioli'ta metilo
:! kiióirramos.
. . . 750 gri iiios.
. . . 500 —
!s teñir con
:.)0
(.ramos.
Pardu-aceiiiiiia.
íih'xjrínncf. — Hervir una hora con
ato lie jiota^a (HKI
7'
P,i
'i'árlaru.
Acido sulfúrico
Sulfato coiii-e. .
Lavar i teñir ei
Campeche . . . .
Carmeloina.,..
Orciüa
500
IIMI
<;!-a;iatr [rojo.
Amordenear la lana coma acaba de indicar.so, después
teñir con
Palo amarillo 25o trrainos.
Fucsina acida loi) '" —
llcfor/.arcon una dcc,„-cii,n de 5nit .jr.ini;^ c:niipei'he.
Sanffiv d<' hiwy.
Del mismo nnn'diente aiiteiinr i tcñii- con una decoc-
ción clara de 21 kih'.-ranií.s Ima,
Toenlii.a 150 gramo-:.
Para olitcncr un malí/ mas siilúdo. se tiñe ¡.ñadicno
ui -e:.n>i"L laño un por,, decocción de campeche.
Periódico dedicadu u la ditiisioii de la Iiistriiccioii Primaria i Secundaria.
Publicado bajo la protección del SeSob Jeneral .1. Rufino Barrios,
Presidente de la República de Guatemala.
Furulador ¡ Editor, Santos ToruFjo. Administradoroe, Miguel Pineda i Pedro Deleon Valenznola.
\lJilI. 21.
Guateiii:El;E, 31 de A^Tosto do IHStl.
VOI^. I.
Iiiñueiicia de la Instrucción primaria en las
costumbres, en la moral pública, en la in-
dustria i en el desarrollo jeneral de la pros-
peridad de los pueblos, por M. L. i G. V. A-
launátegui.
(Continúa.)
Dt'parlamcnto de Valdivia.
la os
-cal de San Francisco. — TTii
aiieros man pn'cisoH para la
Local d-
r, I lidio estv
tLseriany.a.
Local de la escuela fiscal de Callecalle. — Pésimo.
jjocal de la escuela fiscal del Corral. — Malo.
|ja mayor parte de los locales de las dejuas escuolas
I iililicas de esta ])rovincia son como los de las auttMio-
I [nforiíie del visitador don José Bernardo Suarez, le-
cha 7 de junio de 1854.)-
Va\ la (iiscusion de esta niatei-ia no queremos abultar
iiiii^un lieclio, no queremos exajorar nada. Asi, nos
;i|.resuraiui)s a dar dos esplieaciones que estiuiamos tie-
rc-arias.
i']n Chile no todas las escuelas púldicas sm, como las
I iiumeradab-, edificios ruinosos, corredores abiertos a
i;i intemperie, ramadas de paja, depósitos de leña;
!,<> todas están menos cuidadas que ciertas caballe-
ii/as. Hai muchas aseadas i decentes; hai algunas
! 'hibien perfectamente acomodadas i aperadas.
l'l ministerio de instrucción píiblica ha procurado
|Mir su parte, en cuanto han alcanzado los recursos,
..•parar esas ruinas, limpiar osas inmundicias, dotar
a las escuelas de Ircales siquiera regulares, ya (pie no
esentos de todo reproclie. (*)
Pero sentadas esas dos reservas, es vonl:iil que
hai escuelas municipales, que hai esmelas fiscales si-
tuadas en edificios inmundos, fétidos, iiisaliilncs, sin
ninguno de los utensilios precisos, (pm ihi tienen me-
sas, que no tienen bancas.
¿Qué hacer entonces para coiistruii- Incal^'s upai-i-n-
tes, para profiorciouarles mncldes aliuinhinles i ('('mio-
dos?
('uando una casa necesita refaccioaarse r;qnii''n debe
hacerlo?
Cuando una casa carece de enseres domésticos. ;,ipiieu
debe procurárselos?
l'> claro. El que vive en la casa, el i[ue se 'iive de
esos enseres.
ÍjO misiiKi sucede con la escuela. Los que dciTcn le-
vantarla. lo> (pie deben surtirla de los muebles precisos
son aquellos cuyos niños asisten a ella. Los que loaran
las ventajas son los que deben atender a la creaeiuu i
a la conservación de aquello (jue les produce esas \ en-
tajas. Eso es lo justo, eso es lo racional.
Pero en Chile so ha difundido la idea de (pie el go-
l)ierno es el que debo costear toda la iusliuccion prima-
ria: el gobierno es el obligado a consti-uir la e-cuela;
(*) Después de escrita esta memoria se han mejo-
rado .los locales de muchas e.scuelíis, mediante los es-
fuerzos del gobierno, de las municipalidades i de los
vecindarios, particularmente en las proviniñas de Tal-
ca, Concepción i Arauí^o. Kn Santiago acalja de con-
cluirse un edificio modelo de la misma especie cuya
construcción ha importa. lo veinte i s.-'is lui! posos.
b-:b. ».v.%-T»TírTO A\mto,^\ftr
el gohienio es v\ ohlijjailo a coninrat-lc los cu-frrs in-
(iispcníahlos.
La inisina ra/.on Iialn-ia \):\r:\ cxijii- (pin el u-oliicriu),
penui tásenos esta eíiiri"-iiiii vulu-ai-, pusiiTa el aliiiKmto
011 la hoca (lo cada unn
El fí'obicnio, o mas liicn, la r'j])íiblica, la sociedad es-
tá en la ohliíracion de atender a qno nin-run eiuda-
dano <|nede sin veeibii- la instrucción correspondiente.
J'ero eso no quiere decir que deha sacar fondos do las
áreas nacionales |)ai'a la coii^duccion del local de la
íiltiina escuela, para la adquisición de las mesas i llan-
cas (pie les sean necesarias. Lo que eso (piierc d'-v'w
es que delio org-anizar un sistema jeneral de ciliicucini!,
i que debo velar porcpie se lleve a. efecto.
Es ridiculo, como sucedo ahora ÍVocuoiiInnoiit.'. i|iic
]iara comprar una un-sa o una lianza, el inloiidciite de
Cliüo»'' o de Concppcion ¡loi' oi»!inplo tcima (pie ])(:í]iv
fundos n Sanl¡a<j'o, (pío dirijii- una uoia al ministro de
instrii' c'oii piViilica.
Esa mesa, esa banca deben comprarla lo; vccin )s
de la escuela, los que envían sin hijo-; a ella. l']l un-
bierno no puo le cortear ni los loc:il'3s, ni lo, (aise-
rcs.
;.(\'imo fpiorcis (pie un ministrn de instrucción [lú-
blica cstí'' fijiíndosc cu si falta o no una pizarra eu
alguna de las escuelas del Maule?
¿Cómo queréis que se envien desde Santia.íro los
seis pesos que lia de importar uno de esos muebles?
;.C('i!iio (piercis que sean las autoridades de la ca-
pital las que esti'n atendictido a si esos sois pesos son
bi("i o mal invertidos?
|]s absurdo p.Mlii- ;, un man latario l.^jaiio la sa-
lisí'acccioii (lo una necosiihid purai!iont(> doiui'slicu.
do una ueijcsidad (pie la disíüiicia ¡alvo/, no poiauile
Tero fuera de eso, el erario no tiene matcriahufnte
í^íiidos para costear los cdilicids i los niu(;l)los (pío ro
clama la instrucción priinai-ia. l-]s"s odilioiits i osot
muebles son indispensable-, j-ls juvciso oiiNuices (jiio
sean costeados por los vooinns.
^[as so rcsjiondo: cuaioio se trata de imponer una
carya a ios ciudadaiíds. dob.> proliarse, no s(do (pío e^
conveniente para el estado, sino tanibion ipio os coiivo-
nientí! para los ciudadanos. 'I'oda (aicstion de impues-
tos lii-iio un doble aspeólo.
no sdii tribuiMs (pie so paLi'aí'ii a na conqui-ti^lor e\li-an-
jeni: ¡h. son esas remesas (pie los colonos .aiviabaii a los
monar.MS do Msparit: n > son m pii-ra o^a^ conlribaojo
nos (pie s- invioiien en objeios <\i> nulidad Jonoral.
son caaiida.les (auploadas en una co-a (pie a cada uno',
;M\\<'- es enl.'.iiocs !o .pie i ui O'', ¡ i (-¡a haoor esas eroga-
ciones?
■La pobreza?
;,La mala voluntad?
La pobre/a seria un obstáculo verdadero: pero es pre-
ciso adverlii' que los gastos de la instrueciou primaria
repartidos entre muchos llegan u ser insignilicantes.
La Provincia de Cliiloí'- es una de las ina- pobres
do la república. Sin cmliargo. la proviivia do Cliilo:'
cor^lea los locales i los inuebl(>s do toda- sas escao-
las.
Kl año pasado is,-,-! (>| visitador don .b)só üenianlo
¡■"liare/., reo()rricndo el dcparlaaiento de ('as(i'¡). maiii.
rost('i a la autoridad (pie encoiitr.ilKi o iroi^o d local
do la, (-sciiola fiscal de Quilipiioo. A los (piincc dias de
este aviso, los vecinos lialúan oieanchado a sus cspcu-
sts (í:'i:o varas el loca! (b' la, expresada escuela, ¡.l'ov
(pi'' ¡as (lira- provincias iki lialiiaa do hacer lo que pue-
de hacer la de Chiloé?
La mala voluntad es un obstáiailo (pie los hombres
de intclijeucia, los ¡loliticos, los mandatarios dobon to-
mar en cuenta, no para iuolin irse ante ella, sino pa-
¿Xo convonis cu (pie li ediicaci le todos l,,s ni-
ri:)s de la república es un deb.-r do los padres de fa-
niilia, un deber del estado?
Convonis ,.,, ello.
;.ror <pic no aplicáis ent.'.noos hw ariiitrios nece-
sarios para poner (ai ¡danta esa cliicaejuii jeneral?
ronpie lo impide, rospon deis, la inercia d ■ lo- unos.
lo oposición de los otros.
^;Qu('' hacer pues?
El gobierno. e(mtimiais todavía, debo en e-^lo caso
(Msiear confodo- Üscale. la educación, no por supin-s-
to de todos los niños do la república, ¡toripio caroce-
ria de recursos ]iara tanto, sino de los «pie ]iiioda.
El tiempo i esa iiistriicciini limitada poro bien orga-
iii./.ada reniodianíu o\ nvil al liii. con id (airso do los
Ese ríaned
I a nuestro juicio
(lue aiiiinmlarlo.
El pu--bl, _
■eso d(^ la iuslrucciou ¡iriiiiaria.
,:Q:]r halléis vosotros para coniii:
llaV'ois i\\H'. el gobierno lo haLi'a
) haga nada,
j-^se nos ])arece un medio baslii
itir la apatia Ao un pueblo, do
pa.ar I.
slrañ) ik'C.
orle la e.^p
dopt;
Ilai una escuela (pie ik
luebles necesarios. Kl veo
dilicio ni h
•iiMl de ose
dos
l'c
,d e-ol.
amos ,|
en la a
ionio 1.
ariiilrio sum<>r]:
ponpio la H,-ó-
ra lodo, como :
l'r
Por iiue-lra part(\ querríamos que la lei determi-
nara (pie lo- M'cinos pudientes coiitribiiyeraii siquie-
ra a levantar i a aperar el e lifüdo do esa escuela tio
(pie van a aprove /liarse sus hijos Xos p.irece (]ue ob|¡-
ríos
es 01 mejor luciiio en cur.ir su un
pode
I""'!'
ivia un mcLinvenieute mu-
ir sino lai una esiaiel.i
do< d.d erario son liini-
(("„„/;»/(„,
r.íj ij\*^TJTrTo j\'^cioji\Jíj
NOCIÓN KS
Do ro*íiiiio;fi*af2a i Joo;?raíía
l'^SCKITAS TARA LOS NIÑOS.
l'i>r Saiifos Toruíio, Diirc/or del Instituto Nacio-
nc.l de (hiatonala.
(Continúa.)
LECCIÓN XII.
Laiiili) i L()\jrn;i).
I'^l Fciiador, los círculos paralelos al Ecuador.
i los meridianos, sirven jxira marear con i)r''c!-
sion la posición de los lunares que se hallan so-
bre la superficie de la Tierra.
La distancia que media entre el l'xuador i los
Polos, i que forma la cuarta parte de la circun-
'fercMicia entera, está divitlitla cü 90^ por los cua-
les pasiu otros tantos círculos paralelos al Ei:ua-
dor, que se llaman pM-aldos de latitud, i que van
siendo cada \e/. mas |:)equ;ños a proporción que
se acercan a los Polos. El intervalo de estc.s
círculos paralelos esta subdividido en minutos i
segundos, para poder indicar con precisión a que
distancia scí halla del Ecuador un lu^ar en cada
uno de los dos Iv'misíerios; i esto es lo que se
llama la latitud d'í un lui;ar. Por consitruiciite,
la latitud se di\ide en boreal i en austral, se^jun
el hemisferio en que e;tá situado el ku'ur dj tjuc
se habla.
Latitud es, ¡jues, la distancia de un \ur.\r al
Ecuador. Los humares situados en el Ecuador
no tienen latitud, i los que se hallan en los P >'os
tienen la mayor latitud posib e que es de 90'. La
latitud indica solamente sobre que paralelo se
halla situado un luíí'ar; pero como los paralelos
dan la vuelta al Globo, no es posible determinar
s.o'o por medio de la latitud, el punto de un pa-
ralelo cualquiera (M1 (|ue se h:>I!a un lugar dcter-
m i natío.
Con tal motivo, S(; torna uno da: los meridia-
nos, que se dis i igutí con (;1 nombre de Primer
Meri ti iuo. Meiidiano l^rij/ei/hd o Meridiano ('on-
veiiido; i nos scrvinos de él como de un ¡nuito
de partida, tiel mismo modo (]ue se hace con el
Ixuador. Sabemos que un meridiano cualquie-
ra divide la Titrrra en dos h(>m¡sferios, uno orien-
tal i otr(í occidíMital: a cada uno t\<: estos luíuiis-
lerios le con-es[)ondt; la mitad de un meridiano,
o sean 1 So , por catla imo de los cuales pasa wn
m( rdiauf); i cada gradea se suhdivide en miiiuk)s
i segundos para i)od<;r indicar con precisión la
situación de un lugar cual(|uiera al oriente o al
occidente del M(>ridiano Principal, i esta distan-
cia es lo que se llama la lonjilud de un ¡noar: la
cual se divide en oriental í en occidental, seyun
(JUG el lugar esic a! oriente cal occidente tlcl Me-
ridiano con^■enido. Por consiguiente, en este
caso el //V.'/avVav/';/ de lonjitutl es d<> 1 Su ; pero
también se puede contar la lonjitiid al rededor
del Globo, hacia el oriente del Meridiiuio princi-
pal, desde i hasta 360 grados, i si lo hacemos
así, se podrá decir c}ue un lugar, por ejemplo, (jue
se halle a un grado al oeste del meridiano que
pasa por el Observatorio de Guatemala, tiene 350
g-rados de lonjitud. Del mismo mi>do, un lugar
que se halla a 8 grados al oeste de Paris, se dice
que tiene 352 grados de lonjitud, tomando como
punto de partida el Meridiano tle Paris.
La lonjitud es, pues, la distancia de nn lugar
al meridiano que S( haclejido, la cual es nula en
í toda la estension de este meridiano. La lonjitud
combinada con la latitud, da el modo de fijar
exactamente la posición de un lugar cualquiera
sobre la superficie de la Tierra; porque, poruña
parte, la latitud hace conocer en que paralelo se
halla situado cada lugar, i por otra parte, la lonji-
tud determina la distancia a que se encuentra clel
Primer Meridiano, o lo que es lo mismo, en que
puntóse halla de aquel paralelo. Por consiguien-
te, el punto donde el paralelo i el meridiano se
cortan, es evidentemente la posición buscada.
La latitud se comienza a contar partiendo del
Ecuador, círculo fijo i determinado; no sucede
lo mismo con la lonjitud, cu)0 punto de partida
que la a voluntad de los jeógrafos, los cuales se to-
na in la libertad de elejirlo donde mejor les parece,
i aunque el efecto es el mismo, esa libertad no de-
ja de ocasionar confusión i molestia. Hace dos si-
glos, dice M. Letronne.queel Primer Meridiano se
habia fijado en la Isla de 1 1 ierro, una de las Cana-
rias, conformándose en este |)imto lo jeógrafos
con la designación (|ue fué hecha en b'rancia por
un decreto de Louis XIII. La mayor parte de
los mapas anteriores a nuestro tiempo se hallan
trazados sobre ainiel meridiano. Los inglese-,
colocan su Primer Meridiano en su 01)S(M-vatori()
de Grecnwich. \illa del condado de Kent, a dos
leguas de Londres; los I'Vanceses, lo colocan en
Paris; los h^sixiñoles toman el que pasa por el
Real Observatorio de Matlrid; los Norte- Ameri-
cmos, el del Observatorio Nacional de W'ashin;;-
ton; etc.
Para formarse una idea exacta d(í la posición
de un lugar, es necesario saber desde (juí; meri-
diano ha sido contaila la lonjitud; i si no hubiere
sido desde el meridiano adoptado en el pais: si;
podrá, si se quiere, retlucirla al meridiano d(í
éste, con tal cjue sea conocida la diferencia de
los dos meridianos. Suponiendo, por ej<!mplo,
que se hubiera dado la lonjitud de Moskou con
arreglo al meridiano de Greenwich en Inglaterra,
la cual es de 37-' 32' al oriente de aquel punto,
si se quisiese reducirla a la que se cuenta d(>sde
el meridiano de Paris, sabiendo que Greenwich
S-í halla a 2° i cerca de 20' al occidente de este
meridiano, se deberá restar dicha cantidatl de los
37° 32' de lonjitud de Moskou, con respecto a
Greenwich, i quedarán ;15 \i ti" lonjilud i'ow
37á
i: I. iJvsTiTtrro jy,aeioj\\af.
respecto al meridiano de Paris. Al contrario, si
el lugar se encontrase al occidente (\v. Greenwich,
habria sido necesario añadir los 2 20' que hai de
diferencia entre los dos meridianos.
Los paralelos de latitud llegan a ser cada vez
mas pequeños a medida que se acercan a los Po-
los; los meridianos son a corta diferencia de una
misma magnitud, por cuya razón todos los gra
dos de los meridianos pueden considerarse coiiii 1
iguales, sin tomar en cuenta la nuii pequeña il:le-
rencia (jue resulta del aplanamiento de la Tierra
hacia los Polos i su mayor llenura por la parte
del Ecuador; i como los grados de latitud se cuen-
tan sobre los meritllatios, puede decirse qu(í los
grados de latitud son todos casi iguales.
No sucede lo mismo con los grados de hmjilnd
que se cuentan sobre los paralelos. Cada pa-
ralelo por pequeño que sea, está siempre dividido
en 360 grados: estos grados llegan a ser. como
liemos dicho, cada vez mas pequeños a propor-
ción que se acercan a los Polos: en los mismos
mos polos el paralelo no es mas que un punto,
cuya latitud es tk; 90" i la lonjitud. cero. Así s(í
puede decir con certeza ciue los orados de lonjitud
110 son obrados de círeulos ¡náx irnos siu ; en el Judia-
do/-, i qitc se van siempre disuiintiyendo a medida
que los paralelos se van alejando de este círetdo.
[Continuará)
ELEMENTOS
l'aro ii.^f) Je /(y.s (ilíiurnos dd Instifuto Nacional
de Guatemala.
¡SEGUNDO CURSO.
I 01 KTH I.KSSO\.
V()c.\iu:lai;y.
'i'o stooiii. estimar; osd'fiDod. 1 .<.-/! motht.
'I'O Wisll, drsr„r: WÍsIhmI. dr,;r,in.
To iiiteuil, ¡ide,tl(<r: iiitcmlcd, ¡Hln.ladn.
To reiiiaiii, i¡iicdiiisi : ¡■oniaincd. tincdiid,,.
To receive. rvr.'uir: roceived, revUmln.
To love, anuir; lovod. inno'lo.
To blot. horrar: Idoltod. horrado.
To perniit, periiiHlr: ponnilted. jienn/tidn.
To solicit, .sollri/ar: a)l¡cit<'(l, .solintado.
To Ptndy, esiiidior: síudietl. estudiado.
To toll," (íV(í'r: told, dirl,o.
To say, de, ir; said, diehn.
To do. ltac(r: done, lievl,o.
To makc, lutrer; iiiado. Inri, o.
To cali, Vamnr; caliod, llamada.
'I'o Icaní, aiirendr; learaed. ¡¡¡.r-ndidn.
To lori;-ot, alcldar; forffoüeii. '^Iridadn.
To iindfi^taiid, en/eiider; understoud. ndvndldo.
To tuke place, tener luijar. verificarse: takeii \)\
ce, verijieado.
To bclicvo, creer; bolieved, creído.
I do lovc. //(» ama. mas.
Tiiou uobÍ \o\r. /íi aínas. Valido lovc. r',sv,/,7,s- n-
He tlocs love. él amo. rnals.
She (loes love. eJhi ama. Tliey do ln\ !■. ellos a días
We do love, nosotros orna- aman.
M)l)FJ.--i;n las oi'acioiioí! arii-inalivas do presente, so
Miiplca el auxiliar ihi cuando se (pilero expresar con lua-
.'or l'iier/a i cncijia la arción que indica el verbo.)
'i'o like. to be foiid of; .¡rntarh' a m,,, „iiM„a msa.
I like this lioiise. ;///• ,/iisla esta ray,,.
I like lliose ]icaclies. me (/nsfa)! esas (li,ra:„as.
Do voii like Miat llowery /.'*■ (/"•-■''" " I'''- '"¡'irlla //..,■?
I donot like it. ,in we ^/nsla'.
I do like it. a mi me ,/>i.-<ta.
Doos lie likeit? ;.le ,/íi.-</a a -7?
Yes, sil-, lie likes it: si. .^rijor. le <i,ista.
WhQt do yon likeV ;.'/'/-' /,-, /,.,../,/„ /',/.'
I like a «rood ¡licturo. me ansta im Imeu cuadro.
AVhat ií< the Spaniard íbiid ol";-- ¡.<i>:v Ir ,j>,..fa ,,1 isy^ehoVi
He is fond orQood cliocolate, le //"slo hmi, clm -oíale.
^'ct. todavía, aiui.
Xol vct. todarl,, m,: m, ív) todavía.
Also.' t-.mlm,,.
What o'clock is \V; ;.<¡m' l,n,a ,■■<'
it is nnt ten o\-lock yet. ,10 s,m Indavla las <llr-:.
A ffood son loves liis íatlicr and liis inotlier also. l'u
hiiea lil/'o ama a .til /ladrt' i lanihuii a. siimadn.
Do yon love me? ,:me ama (Al'!
I love \ou and liini also. Le amo a Vd. I a i'l taudia ,1.
Is it early? ¿es'temjiraia/!
Yes, it is earlv, S'. es tvmpraiuK
Is it late? ¿e.o' tanlr!
No, it is iiot late. A'o. „,, (s tanl, .
Aii acfpiaintance, un eonoclilo.
To ari'aní^e, to set in ordcr, \,, pnt
n oi'dcr
arre.jla
o)demir.
What are yon arranuini;? ;.'/'" r/
I ani arranííiim- luy book^. Kslol aw
; fd. a
.jlan.h,
real, mi,
II is llhr<
'I'o opeí). ahrlr.
Wiil voM opea ilic door? ¡avlr.r f
1 (••llilinl 1 i 1 1 ¡
1. a' rir
lo ,., rl,
\\'\m) opcns il,e iniiik/ ¡ii'ii:,, ahr,
1 opcil il.//, In ahr,:
rl ha/,!
l^Xi^UCíSKS.
Do voii love yiiiir biotlier? — Yes. sir. I lo\eliiiii. —
And does lie love yon? — He does not io\e me. — Dost
tlion lovc tlieuiiiy man?— 1 do not love liim.— Wliom
do yon love?— i lOveiny fatlicr and my inotlicr. and niy
fricñds also —Do we lovcany onc? — -W e lovc no onc-
Does anybody love us. — Tlie Anierlcans love us. — Do
yon want any tliinü?-No, sir, I do not AVantany th¡n<r.-
Nviiom dce- yonr iViend need? — lie uced.s lii.« servan!?
What dn von waiit? — i wanPllic ilrst e.vereisc. Do yon
want this book or tliat one.'— I want tliiá ono.^ — Wliat
do yon vvi.sli to do wifli it? — I wi.sli to read it. — Does
your son read our cxercises?-Ycs, sir, he reads them.-
Whcn does he read theni.' — He reads theni Wlien lie
can. — Does he rcceives as many cxercises as I?— He
receives more of thcni tlian you. — To AVliom do yon
leiid yonr iiooks?— I lend tliem to nobody.— l>oes yonr
fricnd wisli to Ind luc a black coat? - He cannot, liis
í'v Sy ¿I . » -.V i ii a ■■! ¡
is liliic— To wiioiido voiiloml vniir clolluv? I <lo iiot
l<Mi(l VnovA fo anyhndy.
TI.
■\Vli;ii (lo wo nrraiiírc?— Wearrangenolliiiiu'. Wliat
ar(! yon aiTajiL'¡n,o?_I am arraniriti? niv fatlier's Uno
liook?. -Po yon sell vour sliip?— I do notsell it.— Docs
thecai.lnin poH lii^^y—Yes. sir. lie pcIIs it. — Wliat doos
lliatnian pcH?— He sells soiiio lino oxou.— TIow niaiiv
dnos 1k' solí?— i do iiot know.— Wliicii notos aro yoii
tinialiino? - [ nm fini-liiníT tlioso wliioli ] write to 'niv
friend-^.— I)o?t tliou .<oo anv tJiinjr?- I seo notliiní--. -Do
yon soo niy n-ai-don? [ do not «oo it. Doos vonr fatlior soo
oiir sliip<'._[ío do(>s nol .seo tlioni. hnt \vo .-^cn tlioni —
Ilow mniiv soldioi-s do voii spo?-^. \Vo soo a -ront niaiiv
moro tlinn a Inuidml.-^What do voii wisli tü drink? I
wisli lo drink a liKlo wlno. And wlmt doos vour IVio id
H-i.sli todr¡nk?-llo wislirs (.. drink some vvnter.— I in-s
lio^^not dritik anv winc? \o, -ir, lio doos not iiko ii.
Wlnt ii'O von doiim-? I nin wrilinu- a lallor lo m\ lii-
fn.l. Do I know Idni? Y lo ik.í know liini. Wlio/,-
i-* 1.0? du Ksrnintla.
Tir.
;.E.«'ri!.o l'd sim ojorcicios por ].\ Miarnna o por la
(ardo? -|,o. osorilio por la (ardo ;.Qiió dco I''.
Xo (li;i() nada — ;.nioe a!í,nina oosa sa Ji-rniano do I M?
—.Diño (¡no yo so! un l)uea nniohaolio.— ¿Quó loo.^lá II.
dioiendo a mi oriado?— Le ostoi diciendo que hai i;i ol
I>l^^o, i i|MC vaya por quo.sa. pan, chocolate i vino. — ;.'^i';
li' dico ai zapatoi'o sn lionnnno do üd?— Lo dico (pío lo
oompon.j-a .-siis zapalos. -;^alos tú? - -No smN-i) - -;(,)iii.si
sale*?- .\íi lioniinno síilo. — A d(',nd ■ va (■!?--\'a -1 ¡:ir-
<iiii.-A ca-a (io,pd(Mi va IM?- .\ la dol I, non ¡ii-i/'-'
Qn(' o-|;¡s tú lovo!i(lo?^-d';sto¡ lovoirlo uiii o^qiiola' i». I,-.
osl:¡ loyondo sn padro do Ldr^-Ksti lovondo nii hirMí
liliro. Qu«! está l'd. liaciomlo?— Ksloi |o\,., ido. --Es-
tán loyondo sus niños do Ud?—Xo o-l.iii ¡oMMido, no
tionon tionipo do loor — [,oe Ud. los lihi-os (pu' vo loo.^-
No loo los(|nc i;d. Ico, sino los (pie lee su padro do l'd.
— Conooo Ud. a osto liomiirc?— \o le conozoo. — í.o co-
noce sn ainijio Je Ud?— -Si, señor, ine conoce.
IV
(^.^■vKl!-uTIí«.v A.— Do von knou- mv diildr-ir.' Do
voii know Mr. IVra;'a?-ITavovon iiinnv iií-.priinlM-ioos
in .\oNV Vork?-\VI;()kno\vs von jn N..\v V,,rk'.' Wh.i!
arovoi, ciiliinir' -Wliñt, do'lho i.iorHianK oni-' Do
yon ,.:ond 1110 anv lli¡i;Lr:'--I)oos vonr fillior soiid von
aiiy uionov? - Wdioii do von ro.-civo vonr loltoi-? ' \i
wliat o\do(d.-^~\Vlioro is vonr rr¡oi¡.r-(d,iL'-'/-Aro von
foiio.- to vonr li()uso?-\V!,oro ¡.s Mi-s ( 'lara? - \Vi(li
v.-houi isslio llioro?--\Vl,Hl aro v.ui lond (dMoiii- in
líio ]i¡..riiiim?--Aiid in tho iiiylit:^--\Vlint ha-, vonr .oi-
vanl lo (lo to-day?--'ro v.liom are yon sp('akin-? — Do
yon wisli to siioak lo ino? — Do yoii'spoak lo iiio?i)o
yon sp(\ik to lier ovorv dav?— -Ilow inanv oows doos
llio Hu-lidinian l.iiv:'— Doo.s ihat oarponlor niako ú'.iod
laido?— Wliois voiirtailor? Doív 1,o mnko -ood coais?
-Will von do nio'a l-ivor? -Wliat doos vonr bov hronk? -
Do von Iiko tho Kiiü-lish l;iii-i!;m-o?-'Do voirspo:ik ¡t;^
^ affJ%\'IÍ..
V.
CoxVKii.SATloN' i;.- -Cnii Vi
o.\oroi.-ics as ours? - W iioii ¡:
Doos he ¡roont ¡n iho ni-lil
tako niy l.,oy?— Wh,, 's lairn
yon <roiiig to now? — Who is iroin.L;; wiiii \oiiV W luco
iiavo yon beca to-day/— Haá your iir.>th('-r i.o(.-ii ;o day
lidron wnle ;i
painior al Ik
\VI„
to tlio marl
el?— Whon
has voi
tlie
siaiiinor'
-ííavo voi
l.oonat
CVO!
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iiircli \\¡ih
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iy,y_||,,.^, ¡,
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Ihor
alroady
come li-(.iu il
,. , 1,-
road
]5yroa'á works?--.\¡
r. Van
yon
becu to day?— Do \
011 inton
this
evening
'— Havo yoi
evor ro(
10011 (iiirifi-11
■I?— Do yon
Ih
loz? lla< vonr la-
Ihnovoualroadv
llni l.'whcrolnivo
-o lo liio ih.Miro
ivo yon evor rocoivod aiiy moiicy froin
las 1)0011 liero lo-dnv? - -I l;is vour son
alrojidy learnend hi.s losson?— lla\o"yoii evor 'hoon in
South America? — línvo yon liad a dosiro lo know that
country?— Do yon porinit your clnldron lo y: il iii'
tlie eveniíiu'?
VI.
GowERSATioN O. — Does your hrolhor ofion seo niv
teaoher? — Wliero has my sorvant Ijoon:-' — Has lio not
liooii lo markot?— Who 'has lilolled tlio.se cxercises?—
llave yon ahvays oono to tía; tlieatre a.s early as L
- ^V'■llat Work are yon reading now? — Does he know
how to road KiiüIísÍi?— AVliich sorvants liavc licen to
y(Hir \\aro!i(niso, tlioso of tho Froiudí or thoso of tho
liermans?— Do von inlond lo soiid l'or iiiv lalhor's ,uar-
deiKM-? — Whal havo von to do lo-niorrow morniíiu? .\ 1
whal o'olock do vou intond lo l'o to tho niarkol? Is
vonr lalhorstil! at his ollioe? llave vonr sislors alroady
lioou al tho .-^acrod eoncorls?— Wlioii do Ihoy inteiid to
go? — .\ro ihoy u'oing alone? — Wlioro has iny lilllo si^-
tor hoen to-day?— Do yon not wish to tid oul":^ Do yon
often iio lo 'i'ailor's iii the eveniíi,^- lo lako chocnhiro?
Whioh oí tho^o libvs is tho hosl? -.\ro von n'oiiiu- lo
stav at linnio tld./ovoiiiiiL!? .M v doar liroiid. havo von
ovcr lüid iiiv .jlovo-.? Ilow iiinnv limos havo von Íiad
thoin'.'
íCuntiu.
L.A Naturaleza al alcaucí' iív los Niíío.s.
Por WoRTiiixcfON 1 I.iokki; ^\. 1 ).
Tradncldn pnr J. 1. üodrlgia-. .'i. M. LL. D.
(Coníiniín.)
C.VPITULO XVL
.\(;i-.v lu-scA siiíMi'PJí .sr xivi
Si te pones a mirar ol auna (pie liai en una vasija
olisorvaí ás (pie siisiipeiTieie está plana, .suave i horizon-
tal. Si la revuelves o ajilas, presentará eminencias i ca-
vidailes. Doro en el monieut') eii que la dejas (piiola,
\ iielvo a iioncrse plana i horizontal. Uarcee (|Uo ha¡ una
es|iecie úv lucha entre las iiartícnlas del agua para
])inierso cada una en su luear.
Doro tú 1110 preguntarás (pie quiere decir jiartícnlas
de agua. \o te diró ipie el agua so supone (pie está for-
mada por la reunión de innehas lj<dila:< o golilas de agua
siiinainenlo tina. Estas bolitas son niiii pofpieñas i redon-
das, i pueden rodar unas sobre otras con gran facilidad,
l'ur esta razón es que el agua corre tan f.icilmente i reeo-
lira su nivel on tan corto tiempo, cuando no liai nada que
la poiturlio. Si las partículas no fucrau tan pulidas
i suaves irotarian unas con otras, i no rodarían con
tanta facilidad las unas sobre la- otras.
Para exidicarte esto mejor, te comparan'' el agua con
i:n puñado de municiones. Si ponorf este dentro de un
\ aso, lio ([uedar.á a nivel i ]dano como lo Iiace el agua;
por la raz.on de que cslo.s granitos de metal no son
:í74
»•;#> T,T\*STiT1iTO J\*JtCrO./V,'Mf..
tiw) suaves como los de airua, frotan unos contra oti-os,
i no pueden deslizart'o con tanta facilidad.
Si viertes las municiones de un vaso dentro de otro,
correrán ellas de una manera un poco parecida a la
del agua; ))ero nunca será exactamcnto lo mismo, por-
que liai siempre rozamiento de un urano con otro, i
esto imjiide (jue se resvalon con tanta facilidad como
las particulas de asna.
Estas son tan pequeñas que nadie las lia visto nunca.
1 cniónces, me dirás. ;. cómo so salte que son redondas i
mui imlidas? Esto lo decimos sin haberlo visto, ponjue
dq otra manera no podría explicarse la gran movili-
dad de los líquidos. Si fueran ásporas, o tuviesen puntos
o ángulos o esquinas nopodrian rodar unas sobre otras
con lanta facilidad. Tú no puedes revolver clavos o pie-
dras con la facilidad con que revuelves las mnuicioncs;
i mientras mas finas sean estas, mas fácil será que rueden
unas sobre otras. Así pues, podemos saberlo que vciiios
en otras cosas, que las particulas de agua que rucdnn
tan fácilmente unas sobre otras de1)c\i ser rodomlas.
i de superficie nnií suave.
Si las partículas de agua fuesen bastante grandes
para que pudiéramos verlas, nos parecería el aüua como
una masado municiones finas, í las veríamos rodar unas
sobro otras al menor movímieiifo, Pero como no po-
tlemos ver osas particulas. l;i supelicie de las agua?, cuan-
do están tranquilas, nos parecí tan lisa como un espejo.
Como el agn;i .^c mueve con tanta facilidad, resulta
qr.e siempi-c e.^t:'i en movimiento. El viento la muevo
i la levanta algunas veces en olas altísimas. Está corrien
lio sin cesar en los arroyos i en los ríos. Pero en
todos sus movimientos siempre tiende a guardar su ni-
vel; i cs;i es precslamcnt!' 1«» ra/.on porque el agua siem-
pre coirc. Una ve/, a nivel deja de correr i permanece
tranquila Pero en el momento en que ese nivel se por-
t'.irbít, corre do nuevo basta recobrarlo oti-a vez.
Para que veas esto bien claro, supon lo siguiente. Su-
])on que has tomado una tinita. i después de haber i)i¡esto
en ella lui poco de agua 'la colocas sobre el suelo.
El agua pondrá su superlicie horizontal i quedará quieta.
-Vliora, levanta un poco uno de los extremos de la tina
i verás que el agua se pone en el acto en movimiento.
;,Por (pu'? Porque tú has perturbado su nivel. El agua
corre desde el extremo que levantaste hasta el otro ex-
tremo; i tan pronto como vuelva a ponerse a r.ivcl. no
corre mas i .-o (pieila quieta.
Supon rpie la tina está abiei'ta por ambos lados, i i|iic
por el cxti'cmo levantado entra agua coiistautcuiCiili".
Ella seguirá corriendo hílela la ¡jarte mas baja; i fri-
tando de ponerse a nivel; pero sin jtoder hacerlo.
Esto es lo (jue pasa on los arroyos i ríos. Puedes [len-
sar que un rio es como una canal o tul>o levantado
])or 1111 lado, i que el atrua (pie corre por él nunca consi-
gue ¡lonerso a nivel. El mares a los ríos lo que una
tina de desagüe seria para los tubos I canales, que derra-
man sus aguas en ella.
llai comunmente una gran fuerza en el agua de una
corriente; i se la aprovecha mui ameniulo para mover
maquinaria, molinos, trajiiches etc. Cuando las corrien-
tes se desbordan, jior causas de aguaceros etc. el
agua arrastra consigo los puentes, las casas etc. Todo
esto lo lrace¿procurando ponerse a nivel. Si lo lograra,
como sucede cuando está dentro de una vasija o laguna
no produciría tanta violencia.
Algunas veces la jcntc construye un di(|ue o leifresa
en medio de nii i-io; i e^to lo hacen con el ol ji.-to de des-
viar el a<j:m\ du su corriente natural I liacerla entrar
en un canal o zanja. .Vlguuas veces la represa solo detie-
ne i desvia una parte del auna del rio: otras veces la de-
tiene toda. Todo estoes lie'oido a la tendencia del agua
a guardar su nivel.
Los niños fabrican algunas veces represas o diques de
fango i detienen el agua mientras permanecen sin dc.v
triijrse. En el momento en que la represa se derrumba,
el a «rúa corre rápidamente a ponerse otra veza nivel.
Si pones agua en mía cafetera, eslaní a la misma al-
tura dentro del cuerpo de la calet.'ra qii-^ imi .d j)lco
de ell i. Lo mismo que cuando est.í dereciía. (|uc ciiaudí)
es;á inclinada.
Pl liquido s¡c!ii]ii-e estar;í al misino nivel.
l'ü liuaibrí' se ligun'i una vez que había d<'scublerto
lina especie de movimient;) pei-petuo. hiiclciido una vasija
como la que ves aqui. en (hhí el agua no dijar.í nuai'a
de moverse. Su idea era que halnendomas agua en el
vaso que en su tubo o pico, liarla que la de este subiere
i se derramare en el vaso, para salir liicixootra vez, i se-
guir la misma operación. SI esto hubiera sucedido, el
agua hubiera estado siempre en movimiento peiqxHuo,
suliiendo por el pico i bajando por el vasu. pero la
dílicuitad es que aunque se ponga muchisim i agua en
el vaso, la que sube por el tubo lateral o pico nimca
se eleva ma-i arrüía del nivel d(d va-<o. por row-i-iiicn-
te no puede derramarse en él. Aqui su-.' le lo misino
que en la cafetera aiil''dl<-|ii: ¡ d traliajo d-cstc hombre
resulté) perdido.
L) mismo sucede con los aciicdiito-- i («añeria de atnia.
SI el manamial o (|.'],,',-j|o de auaia esl i a dic/. vara< de
1 i,ÍNe! ,I..i mar. el airua -iiblru lamldeu
hura de diez vara-. Xuiica una linea
principio e< el iiiis.mo que el de la ca-
se puede deiiio-^lrar con una va;i¡a d.
ha.ta la mb
mas arrilia.
fctera; i ad
esta forma
sol.
Kl
i;i|;i
El agua (pie se ]iono cu el vaso grande corre por (d
tubo del fondo, i va a los dos tubos verticales, I .se le-
vanta en ella hasta cierta altura; pero esta altura es la
misma quehai en el vaso grande, i nada mas.
Algunas veces se ve que en los [lisos altos de una ca^^a
lascañcrias no dan agua; i si la dan en los piso.-i mas
infcriíjres. Esto dc;tendo de que el depisito del aguí
no está bastante alt".
^luchas veces habi;ís visto los chorros do agua que
salen de las fuentes, i i uán altos van algunas vece-;
Estos chori'os verticales se llaman siirliiloríí^. VA ri.orro
£:S. t^VSTITUTO JWSí'Si
llega a la misma altura del dopósito del a<íiia. .Mii'nlras
mas alto sea el depósito mas alto lleírni-á el ciiorro. J-a
razón es que el agua que sale tiende a ponerse al mis-
mo nivel que el depósito, i por ese esfuerzo asciendo liasta
ena altura. Para que lo veas mas claro te Imri- el cspcri-
iiieuio que representa esla figura.
ral h:
V.n ella ves dos vnsis; uno con tnliito hií
i (tiro con el mismo liihito, pero corto. Pon auna en el
priuicro. i s;ib-_r:i por el tubito lateral. Iiasía .píela al-
liiia sea la misma en ambas ramas, l'on aliora en el
Secundo vaso; ¡ ve!':ís queela;íua penetra por el tubo
corto, como lo Lacia en el vaso nritcrioi-; pero como se
acaba el tubo, no tiene mas remedio que derranuirse o
saltar en ciiorro para arriba. Como que la presión del
a<rua del vaso empuja' la del tubo, i el a'_aia tiende a
uuiiardar su nivel, la que está en el tubo salta como un
pequeño surtidor, según está en la lámina.
PuKcn.VTAS. — fjQuccosa so Im diclio acerca del asna
Contenida eu^ un vaso? ¿Qnó te dijií sobre las particuins
del agua!-" ¡i^c pueden conqiarar estas con las municiones?
;.Por qué est.is no ruedan con tanta facilidad:-' ¿I».' (int-
laniíiñoson las partículas de agua? /.Cómosesabo qno
son redondas i suaves i pulidas? Hi pudiéramos ver e.-t:is
]tartícidas ¿cómo nos pareceria el agua? ¿Qué os lo que le
lie dicho solire el agua en movimiento? ¿Qué es lo que bi
liace correr? ¿Qué tpiiere decir í/ífíi/y/or .s« 7í)V</? ¿(.iwi)
«'xperimento seliim parn proliarío? ¿Qué te lie diclio so-
luto el agua como fuerza motriz? ¿Qué es una represa i
pura qué sirve? Por qué hace desviar el agua? ¿Qu- su-
cede cuando se pone agua en una cafetcrn:'' ¿Cn.il fué
el plan de aquel hombre para obtener el nuivimienln
]ier[iétno? (íu.' te he dicho sobre los íicu-^dulos ¡ rañci i:is
• le auna? ¿l'oi-qui- a veces n
i si la liai en ios I ajos:'' P
l'iientes? ¿(lur es un siirlidí
/. el
h.s pis,
n salla
.i;„>iará.)
salí
Di- Aritmítica dcLtinal práctica i razona Ja, escri-
(as í-Nfi-anú's por L. BombalUi i traducidas
p'or l'cdro Ddco'.i T'i, alumno r-w.ciiro
dd Instituto Nacional.
(Continúa. ]
88 Tercer caso.
3 ° Multipdicar
tro compuesto.
Por ejemplo 48J
'Conforme a ia cljfii
un número compuesto por o-
■X354
con que liemos dado de la
muitipl'.cack.Mi, muliiplicar 4S32 por 354 es repe-
tir el multiplicando 4832 tantas veces, como uni-
dades hai en el multiplicador 3.S4. Pero como
el multiplicadores 364 veces mayor (|!i' la uni-
dad, el producto deberá c )iit(;n<;r ;,;'_i. \i i;s el
núiuero 4832.
['ara ohlent-r este pnnhK-to puede hactTse la
suma (.lelos 35 1 sum.uulos i;^ual--s a .¡o^j; mas
eomo esta operación seria sumamente hu'j^a. se
ha buscado la manera de encontrar el producto
con mas brevedad, haciendo tantas multiplicacio-
nes parciales somo cifras hai en el multiíjlicador.
.■\quí el multiplicadoi- -;54 ■'• " co!n¡>one tle ",
cifras.
1.^4 unidades o 4;
2. ^ 5 decenas o "So;
3. ° 3 centenas o 300:
Se rep'tirá entonces <■! m\illiplicando .pS:;?
1. ° po:- 4 unidades o 4 veces;
2. ^ por 5 decenas o 5o veces;
3. ° por 3 centenas o 300 \'eces.
Es decir, por una cifra s¡oniticaii\ a \a csic' so-
la o acompañada de uno o mas c-ros, (como ;'i
i 3); i se obtendrá sucesivamente (.S7).
l.^" 4832X -Irr ¡OiiÜS priíner ¡H-oducto p;nriiil.
2.=- -í,s:íi2x')0= 2IKs(I0 segundo
?,. ° '>S:í-2 X :-iü = 1 1 19600 tercer
Reuniendo tendremo;
Reduciendo términos
48;)2X354=i7io528 producto tot.il.
^fodo de a'ireviar la operación.
89. Se abrevia la operación disponiéndola de
la manera que sioue:
Muili.
Multi!
licanílo.
lirador.
.a)(
pri
ler. producto pan
l)rotluclt) tola!.
Se empieza por escribir el multiplicador di
del multiplicando, i se repite, comenz.uido
la d^-rec! a.
1. - Cada cifra i'el multiplicando por la
uvra I di.d multip'Ucador. diciendo;- 4 por 2,
esci'ibe (,'Ste 8 del)ajü de la línea horizontal: .1
.'>. 12, se escribe 2 a la izquierda de S i se r
ne i; 4 por 8, .'»2 i 1 del producto anterior son 33,
se cscrilie 3 i s;- retienen 3; 4 jxjr 4, 16 i 3 son
19, número que se escribe tal como se euínien-
íra, porque ya no hai otra cifra para multiplicar
en el multiplitando. liste primer resultado 19328
que espresa el producto del multiplicando por las
4 unidades del multiplicador se llama /;/w¿'r/;íi-
dncio parcial.
2, ° Cada cifra del multiplicando por las 5
decenas del multiplicador, diciendo; 5 por 2, 10;
se escribe un i ero dekijo del 2 del primer pro-
ducto, es decir, en el luoar de las decenas, i se
por
tic-
S7G
Ts!. SjySTlTVTO J%\f¡Cf^jy.flI.
retiene i ; 5 por 3, i5 i i que se tierx; del produc-
to anterior son 16, se escribe 6 i se retiene 1; 5
por 8, 40 i I son 41, se escribe uno i se llevan
4; 5 por 4, 20 i 4 son 24 que se escribe como
resulta por ser el producto cíe la última cifra del
multiplicando. Este segundo resultado 24160 que
espresa el producto del multiplicando por las 5
decenas del multiplicador, se Wzma. segundo pro-
ducto parcial.
3. ^ Cada cifra del uniltii)licando por las 3
centenas del multiplicador i se dice: 3 por 2,6;
número que se escribe debajo del 6 del producto
anterior por corresponder a las centenas; 3 por 3,
9, se escribe 9 en seguida; 3 por 8, 24 se escribe
4 i se llevan 2; 3 por 4, 12 i 2 son 14; se escribe
14 porque ya no hai otra cifra que multiplicar
en el multiplicando. E?,te tercer resultado 1449o
que espresa el producto del multiplicando por las
3 centenas del multiplicador, se llama tercer pro-
ducto parcial.
En seguida, del mismo modo que para empe-
zar la operación, se tiró una línea horizontal de-
bajo del multiplicador, se tira otra línea horizon-
tal debajo del último producto parcial, para 9«-
mar todos esos productos parciales. La suma
17 io528 es el producto total pues contiene 4 mas
5o mas 300, es decir, 364 veces el multiplicando
4832.
De donde se puede sacar la regla jeneral si-
guiente:
90. Para vmltiplicar entre sí dos números en-
teros, cualesquiera, se escribe el midiipUcando, de-
bajo de este el tnultiplicador como si se/uerau a su-
mar; Iliaco se tira una línea horiiontal debajo del
tnultiplicador.
Un seguida se 7nultiplican las íinidades, las de-
cenas, las centenas etc., todas las cifras del vinlli-
plicando por cada cifra del 7nultiplicador, comen-
zando por la derecha, de esta manera se obtienen
tantos productos parciales co7no cifras Iiai en el
midliplicador. Se escriben los productos ftarciales
tinos debajo de otros, de tal suerte que la primera
cifra, a la dtrecha de cada producto parcial, se co-
loque debajo de la cifra del multiplicando de donde
se orifina el producto. En seguida se tira una li-
nca horizontal debajo de el último producto parcial,
se hace la stima i ésta será el producto délos núnic-
ros propuestos.
Por ejemplo, multidlicar 78987X8958.
Operación.
78987
8958
631896
394935
710883.,
631896..
707565546
En esta operación se encuentra por primero i
último producto parcial, el mismo número 63 1896;
pero el primero representa unidades simples i el
último unidades de millares, (es decir 631896000
unidades simples), es decir que este segundo pro-
ducto es 1000 veces mayor que el primero.
91. Si hemos comenzado la operación por la
derecha del multiplicador, es solo por ^iguir el
orden que hemos seguido en la suma i en la res-
ta.
En efecto, el valor de cada producto parcial so-
lo depende del lugar que ocupa, i es indiferente
comenzar la operación por cualquier cifra del mul-
tiplicador, con tal que la primera cifra de cada
producto parcial se encuentre colocada debajo de
la cifra del multiplicador que lo orijinó.
Sea multiplicar 2365 por 478.
Primera operación.
2365
cd u
J78
Producto del mukipl.'ciuido por las (
centenas del multiplicador .. . (
Producto del multiplicando por las \
decenas del multiplicador '(
Producto del multiplicando por las \
unidades del multiplicador. .. . "(
Producto total
Segunda operación.
Producto del multiplicando por las \
decenas del multipliaidor /
Producto del multiplicando por las \
unidades del multiplicador .... /
Producto del ¡nultiplicando por las \
centenas <Uí1 multiplicador (
9460
16555.
1S920
1 130470
2365
cd it
478
i6555 .
i;.920
9400 .
Producto total
I 130470
(Coaruumrá.)
Fisic^i ijrnrsTMii^iT..
VSX IMl'Kl-XIA S()I,.\I
1). F. GUI man
Unco ya siete año.'^ que ^I. Moudiot rcsneitaba o¡i Ta-
ris el [)rol»leina de la utilización del calor del sol median-
te la aplicación de las propiedades de lo.^ espejos; i (]■'■
cimos "resucitaba" porque dicha cuestión lia veni 1 >
preocupando ya desde la antijíuedail a innclios sabio-:
líl uso de espejos o reflectores cónicos de inolal, p:in'-
ce haber sido conocido por los sacerdotes de Hrliúpn-
KI. JJVSTITIITO j^^^riojwisr.
:í77
lis i de Tcba.a, i en Roma se oinpleban para oncoiidoi'
(le nuevo el fuego saorrado. Eucli ics se ocupó de la
materia trescientos años antes de nuestra Era. i Arqui-
nicdes puso en práctica sus principios cuando incendió,
scüun cuentan, las gnleras enemigas delante do Siracusa
por medio de grandes reflectores que concentraron sobre
ellas los rayos del sol. Sea o no fabuloso el licclio atrii)ui-
do al irran físico, lo cierto es que JiuiVon demostró su po-
siliilidad en 1747, haciendo arder tablar de pino embrea-
das, colocadas a 49 metros do distancia de un espejo
c/)iiico compuesto de 128 cspojitos de cristal. Cien a-
ñis antes de nuestra Era. Heron de Alejandría hablaba
de una bomba solar. En el siglo X\'I, S ilomon de
Caux descubrií» una múquina elevadora de agua que lia-
bia (le finu-ionar con auxilio del sol, e indicó al uropio j
tiempo hi constrnt'ciou de un ónjann .so/a;-. Martini
(liilO; di.jculin solire la aplicación del calor del sol al
m ivimi'íato de ua reloj, i en el mi-san siglo iviri-'ier i
IJ(;l¡dor se ocupar.in del probiourx sin eacoatrarlo. en-
pero, una solución pi-áctica.
Preocupado con esta cuestión Mouchot. recorbín lo
los experimentos de Pouillet i de Herscliel i el h di )ter-
mt'inietro dj Sanssure. hubo de eoneeliir un aparato coa
el cual logró demostrar la posibilidad i iiasta la ccjiío-
mia d; la aplicación del calor solara ciertos usos dom ''s-
lii'os. Dicho apirato consta: primero, de ua cilindro
(h; colire cerrado i barni/iuli) ex((.'rii)riM'nte de iieu-ro, ¡
su.-^l„Miditlo dentro de un va<o cilindrico <ie cristil n!^--)
mayoi', con una lapide la mi.-i-ua sa-;ta!i:'ia; i sCi-iiiid.).
de un espejo semicircular de úO ceatimetros de alíuiM,
lieclio do eol)re |ilateado i pulimentado. Llenan lo de
agua el cilindro de cobre c inclinando el espejo de uiu-
nei-a que concentrase sobre (;1 los ravos del sol, el li-
quido llegaba al cabo do algún tiempo a hervir, mer-
ced al calor de diciios ravos, cuyo ef;cto aumeit;ibi el
cilindro de cristal, que, descansando sobre nu m:il con-
ductor del calórico, como la jiaja, por ejeaiplo, lo rctcaia
como en una prisión.
Después de este resultado, Monchot consiirnió ha-
cer en el espacio de cuatio horas, un cociil i con
un kilogramo de carne i nna cantidad proporcionil
d(í legumiu-es, que introdujo con agua cu el refcijijí)
cilindro de cobre. Coció también en tres horas un
kilogramo de pan, que resultó igual al de los hoi-
nos comunes. Añadiendo a la caldera de cobn» ini
chapitel de alambique, en combinación con un ^m pcü-
lin. dí'stiló el alcohol de dos litros de vino. \)nv
medio del calor solar. Ultimameite cohwind o de'aa-
te del reflector o espejo un pedazo de c;\riie en un
asador, resaltó perfectamente asada al cabo de tics
horas.— íín este e:iso, sin embargo, el pri;nci' cn-avo
no fué del todo satisfactorio, puesto que, no o! :-;( in-
te ser mui fi-esca la curu", <ú asido tenia ua >si\<:'^
nuil desagradable, circunstincia que Mouc'iot airÜHp.ó
a una fermentación causada por lo> ravo- (, liini o-
dol sol: repetido el experimento, elimina id.) ilii'lio;
rayos mediante la iuterposiídou di' nn ci-isial amarillo
0 rojo, el asado resultó perfecto i de gu<i o sabroso.
Animado por esíos resultados, se delicVi con ahi-
co a ¡lerfectiionar ese aparato, deseando aplicarlo a
la industria, i de aqui el ¡aiprivlor .s'j'ííc que llamó
la atención en la última E\-[)OSÍcion d ' Paris. líc'or-
damos a cete propósito, que un nu;lro cuadradlo de
la superficie terrestre recibo unas 15 caloría-; o unidades
de calor por miniito, o sean 900 jjor hora: i (pie se nece-
sitan unos 2 kilogramos de combustible, para poner en
inoviinento durante una hor.i nna buena m;'upi¡iiade va-
por do un caballo de fner/.a, i que su comlia-tion re|n-e-
senta lúOÜO calorías, do bis cuales sol» la iiiibid resul-
tan efectivas en la vaporización de! agua. ['ik'sIo iiíic
1 metro cuadrado recibe 9íii) cahirias, unos S nidi-ds me-
tros cuadrados recibirán los 7000 necesarios ¡.ara des-
arrollar el traliajo correspondiente a un caballo de va-
Pues bien, ^rouchot, ado[)tando la forma rccmiov-ida
como mas aiu-oplada, o sea, la de un cono truuc;;do de
de superli(;i(\ parecido a una enorme pantalla vuelta li:i
eia arriba, i com])uesto d(; 12 sectores de metal platea-
do i bruñido, ¡noutados en un enrejado de liierro. En
el centro del fondo, colocí'. una calijera cilindrica de co-
bre, barnizada de negro, i de altura igual al liordi» su-
perior del redcelor i que jwdia contener 2(1 litros de a-
gua, dejando un esi>acio equivalente a 10 litros para el
va]i()r. Dicha cablera estaba cubierta ])or una cani]ia-
na cilindrica de cristal, (¡mudando un espacio de ,') cen-
timetros en todvss sentidos entre ambos. Asi después
el generador, se eolocí) sobre una mesa, o pit'' prii\isío
de la maípiiuaria ])recisa ¡lara lia(aalo jirar, n ra/on de
ló gi-ados poi- hora, entorno de un eje pai-iilelo al del
unnido, e inclinar.-^e gradualmente sobre dicho eje, aten-
dida la declinación del sol. En el pi-imer ensayo prac-
ticado en Toiirs, en el mes de .Mayo. 20 litros de agua
a 20 centigrados, expues;r,s a bis S.:iO de la niuñana,
]u-odujepon vajior de 2 aiaii'i-feía:; al cabo de 40 mi-
nutos, o lo que es iii-ual, adi¡nirieron 121" de calor,
temperatura que s^ idev.) después r.ipidanienfe ;i i.lli",
equivalente a .'> atnió-fei-as. Otro eii-aro lieclio al
mediodía, (;on 1'. liti-os, dií) p(jr resultadi) una pre-
sión de 5 aí.mósfcr.is, I.") minutos desimes de entrar el
agua en ebullición, Eu id im.'s de Julio, el aparato eva-
poró, (lesdtí la una déla tarde, ó litros de agua por ho-
ra, i desl.ihj ó litros de vino en ló minutos. El gene-
rador, pues, utiü/.ó eu Tours de 8 a 10 calorías ])or mi-
nuto i metro cuadrado.
Los experimentos llevados a cabo por una Comisión
olicial en Montpeliier, durante el año 1881, i que com-
pren iicron 170 dias, en los que se destilaron 272ó litros
de agua, dieron los resultados siguientes, reducidos al
prome lio de calorías por metro cuadrado de superficie
lioriual a la dirección do los rayos solares: calor i'oci-
bido. í',í)l; calor utilizado, 209; coeficiente de aprove-
chamiento, 0'.19. Este último, fpie no se refiere a los
términos medios del calor, indica ipie se aprovecha
pr(V\-iii¡auienle la mitad. El mayor calor recibido eu una
liora l'ui; úo. liió c;i!orias por metro cuadrado, a íines
de Abril. El mayor cnlor utilizado fué de ólVó calo-
rías, eu ló de Junio. 101 mavor eoeüciciite deniiru\e-
chauuenfo lle-ó a Ü.S.Vl, en li d' Junio. El aorove-
ciíamíenio, pues, no es proiMi-eíiinal a la intensid id de
los rayos solares, sini. (pie depen le orineipalmente <bí
¡a teniperainra del aire, ponpie siendo é-ta ma\-or, me-
Coniisíon ipii.' el aoaraío no ofrece grandes ventaja-; (;n
los climas tcNipladd • i húmedo.s, aunque po Iría pre_-:tar
s(M'v¡cios eu los mili seci5S i nrdoro-os, sobre ío lo suMido
elevado el precio del combistible. Por ello se >'<r\u w-
rilicaníio e. ¡sayos cu Argelia.
Entre ¡unto, el injenícro Abel Pifre ha continuado
los experimentos de Mor.chot. i en la fif sla (!e la Union
francesa de la Juventud, (n O de Agesto ñllimo, el pú-
lílico de Paris presenciaba un ensayo de los mas inte-
resantes. Montado un generador l^ifre. de I!,;';.» metros
de diámetro (que ^s el de Mouehot iierieccionado. i no
difiere esencial monte de el) en los Campos ]:!ir;eos, el
vapor de la caldera se aplicó jior iiuvlio de un tubo a
una pequeña máquina de vapor veriictd, de '•! '
metros de fuerza, i é-la vn-o en movimiento, i
dio
Mr
■l.iinatv
la una has'alascin
).; í^til) .jemphucs p
mei ¡cans, Aumpie el sol
>(■■■■■ impedian c(ui freeuon-
laji'i con regularidad dos-
dia de la tarde, tira.ndo
, de un imnroso comoues-
378
Et. IJVSTITJITO A^JtílOJVJil^
to expresamente para el caso, con el título Jonmal. da
SoJeil.
Por mas que este resultado no implica una revolu-
ción en el arto de imprimir, nos permite apreciar los
servicios que ]>odrian prestar los generadores solares
en climas donde la radiación es mucho mas poderosa i
constante; i es de esperar que la constancia do los in-
ventores acabará por vencer algún dia el inconvenien-
te que oponen los {gastos de construcción, atendidas las
dimensiones de semejantes espejos [larahólicos, capaces
de producir siquiera 2 o 3 caballos de fuerza.
LECCIONES TEÓRICO PRACTICAS
r>E
ESCRITAS PARA LOS XlXdS,
Por Sari/os Toruno, Director dd Instituto Nació,
nal de Gtiatcviala.
(Continíia.)
PRIMERA PARTE.
Aiisilojía.
LECCIÓN IX.
I. — Analojia es la parte de la oramática que en-
seña a conocer i distin^j-uir las palabras con todas
sus propiedades i accidentes.
2. — Esta parte de !a írramática es también co-
nocida con los nombres de Etiino/ojia, Icxiorafia
o Lcxilojia.
3- — Todas las palabras de la leniL^ua española,
por numerosas que sean, se reducen a nueve cla-
ses o especies, llamadas partes de la oración, a
saber: nombre, pronovibrc, articido, verbo, partici-
pio, adverbio, pi'cposicton, conjunción e interjección.
4- — Oración es un conjunto di palabras, que
por su íntima reiccion, representan un juicio.
5. — Para analizar i clasificar las palabras debe
atenderse al significado.
6. — Las partes de la oración se dividen en va-
riables e invariables. — Variables son las que semo-
difican o cambian de forma según el caso en que
se emplean, i son cinco: nombre, pronombre, arti-
cule, verbo i participio.— /;/í'r?r/í/¿/í'í son las que
no admiten modificación ninguna, i son cuatro:
adverbio, preposición, cojjinncion e ijiferjeceion.
7. — Las cambios o modificaciones de las pala-
bras variables, se llaman accidentes gra??taticales.
8. — Los accidentes de las palabras variables
son: los mUncros, personas, modos, t i anpos,j eneros i
casos.
9. — Los números son comunes a todas las pa-
labras variables, \:x?,perso?ias convienen al nombre,
al pronombre i al verbo; los modos i tiempos son
peculiares al verbo, que se llama conjugable; i los
jénctos i (:aso¿ pertenecen esclusivamente al nom-
bre, pronombre, artículo i partici[)io, que se lla-
man dcc-li fiables.
10 — Declinación es <;l conjunto áe. modificacio-
nes que sufren l;is partes declinables.
CFESTfOXARIO.
1. QiKM's Aiial<ijí;i?--J. Qiii' otro-: iiomlirns tiene la
Analojia? — ij. A cuántas c!íiscs se reducen todas las pa-
abras de nuestro idioma? — 4. Qué es oracim? — Que son
partea de la oración'' — 5. A qué se debo atender para
analizar i clasilicar las palabras? — 0. Cómo se dividen
las partes de la oración? — Qué son partes de la oración
variables i cuáles son? — Qué son partes de la oración
invariables i cuáles son? — 7. Qué son accidentes «rrama-
ticales? — 8. Cuáles son los accidentes írrauuiticales de
las palaViras variables? — 9. .'^on comunes ¡i todas las pa-
labi-ns variables los accidentes üranin(i<'ales? 10. (^ni'
es declinación?
LECCIÓN X.
CAPITULO PRIMERO.
Del nombre.
I. — Nombre es toda palaln-a que sirve para
significar un objeto, o ixara calificarle i determinar
su significación.
2. — El nombre se di\ ¡de en sustantivo i adje-
tivo.— .Sustantivo es toda palabra que significa un
objeto cualquiera, ya sea (}ue exista en realidad o
solo en nuestra imajinacion, v. g. i>ios. Antonio,
¡lombre, león, árbol, piedra, •if?:!po, virtud, amor,
blancura, jjrvcntud. algo, ete.- AdjtUvo, como lo
indica su nombre, es toda palabra que se junLi
al objeto, para calificar o determinar su significa-
ción, v. g.; //ermoso, feo, blanco, lugro, claro, oscuro,
viio, mia, este, es/a, poco, mucho. ílfunsiw'o. etc.
3 — El sustantivo puede adjclix ;irs;\ i d ;id-
jetivo puede hacerse sustant:\<).
4.--EI sustanoivo puede h!nc;i)n;ir ccip.o ;u!-
jeíivo en dos casos. i.° Cuando un sustantixo
se construye inmediatamente con otro para cali-
ficarle, v. g.: el Dios hombre o el ¡ lombre ¿//¿w.
En la primera parte del rjcmnlu. A sustantivo
//w/zZ/rí- califiica a Dios: i cu i;i segunda, el sus-
tantivo dios califica a Uond>re. — 2. ^ Cuando \\\\
sustantivo se refiere a otro por medio de un \er-
bo, por (jemplo: Pedro í"á sobrino de este ho?ii-
bre, donde se ve que <-l sustantivo sobrino s<- a, i
jetiva para calificar a Pedro,
5. — El adjetivo hace veces de sustantivo, tam-
bién en dos casos. — i.Q Cuando no se espresa
el sustantivo, quedando sobreentendido, v. g.:
los sabios, la -vecina; en vez de los hombres sobios
la mujer vecina. — 2. ° Cuando se espresa el ad-
jetivo de un modo jencral i abstracto, v. g.:
esto tiene mucho de bu.-no, lo útil, lo vujor, don-
de se ve que los adjetivos bueno, útil i mejor, no
se refieren a sustantivo alguno, ni espreso ni tá-
cito.
1.1
rfV.í .^\iciOA\¡f/r..
nro
(). — MI sustanti\o piuxir estar suilo en la (m\i-
cion; pero el adjetivo no, pues necesita siempre
de un sustantivo espreso o tácito a cjuien calili-
car; V. o-, Juan compró un caballo hermoso. V.n es-
te; ejemplo pued. • mui hi'-n decirse: Juan coni|)r<)
wVíCahallo: p'-ro no estarin liicn dicho: Juan com-
pró un h-:niioso. jxies no se sauria cual era el o!)!''-
to comprado. .Sin emiKir.ío, alLauías veces se cu
cuentra el adjetivo solo; pero es cuando se so-
l^reentiende (;I sustantivo o cuauulo el adjetivo es-
tá sustantivado v. <¿.: (-1 .v./:''/í) lennt i se des\ii del
mal; mas (d necio pasa ad.'lantí.- i confia: aqiii
se- sohreeuli.-nde el sustantivo Itumlar, el hombre
sa!)io, v\ !ioi:i'>rc m.'cio.
7. I 'ara distin;aiir (d sustanlixn de! adjelivo
yxwh- observarse la sij^uieiite r>'L';ia: al aiijcLivo
se le puetle :uiteponer o posponer en \>\w\\ caste-
llano la ¡)a!a!)ra cosa u obJLio, i al sustanii\() nu, \-.
\r,r. hombre o^ra mil, casa hermosa, llemhre es s;¡s-
liunivo. i no pued(í d-'cirse co^i /ío;i:bre; p'-'-o ;;"ian-
(TKSriOXARIO.
1. Qiit' os iioiüliro:-' -■_'. (':'i!i;i> í;e diviile ol iionilirp?-
Qili'- f'K iii)Ull)rc ;-U:-l:iiili\i)?- (^ik'' es lioiiiiii-oiidjclivo?—
;i. i'ucdo el .<ii.-l;iiil¡V(i uiiji'livaiM;, i e! ¡líljclivi) hiiccrsc
Puslrintivo?— 4. l'ai qu.; ra'sos imcdo ci susl'anlivo l'iiii.'io-
uar poiuo ailjetivo?—'). (,'uuii(lo liacc clailjolivo la-< \i.',-
ees (lo siistniUivd?— (■) Ks incesai-io (pío ostén jiintos cu
la ora<;ioii el sii:-tanti\-o i c! adjetivo? ~ liai ali;-iia¡>s ca-
Hi)s en que el adjetivo ho eiKaP'iitre solo.'-'— 7. Qai- nvla
liai paradi.-'tiiijíi.ir el í^usíautivo del adjetivo?
OF.nirADA
A h ki^ju\m\i\ (le Míic^lTos
M!:i'oi)ns i)!^ ixs'iiUH:cir)x.
!)!n'rl.>r.l:h.^ H
.Vn. ■„.,:/,:., Ir i'ril^H
.¡n.)
.Marstn» s<- 5ii>i':'-iía i:aa ¡nivpamcioii
ísjít'íiaS.
iContiiHia.)
Lo.'
^íiidi'
)de
qiio-
.-iv.oseii el estudio 1.0 delien ser iiierainoiile
. l'N i l-íeil para los alumnos , .-luir s,,^
iii apreielrr L;-rau e!)sa. Su proirr.'so so miile
isiad-i IVeciieiioia por la eaiilidad ¿'' trabajo
;iie a la \i-ta, mas hien que por la cantidad
jo ejoeutado. Aiu-iinos maestros se loman un
üiienso ¡lara aliviar a sas alaiiinos de la tai'ca
I-. Ti atan coiistantci-ieute de i-eniover todas
tade-- fpie pnedan hallarse a su paso, i por ine-
•OG;nntas apropiadas les hacen ere:M- (¡iie saben
I i-oididad iu'noran. Si ]iudieran o'otonerse eo-
os de este modo, cl caniiiio seria r a', una es-
aaiino de liieri-o pcrlectanieníe luvelado i bien
•on canos i riicr:';a motora, para transpoi'tar
siuoi'i rápidamontea los que andan en busca da cono-
eimieiitos, i (]ne desean ir sentailos i dormitar de cuando
en (uiando
En opo-icioii a estos nnUodos de onseñan/.a (pie con-
vierten la eondieion del alumno en un estado de recep-
ción pasiva, do cicaa actividad, o do profireso mce.ínico,
diremos que los miHodos de onseñan/.a deben ser sujes-
livos; esto es, que d(d)en hacer desarrollar en el discípu-
lo el deseo de hacer las cosas por si mismo. IjOs hechoH
deben comunicar-e de un modo tal que sujieran otros
hechos; un esfuerzo en ol razonamiento, estimula a otros
esfuerzos; una dificultad vencida, escita el deseo de ven-
cer otras dilictiltades. Kl educador delje despertar ín-
teres en el estudio, incitar la curiosidad, promover las
invosticrnciones, inspirar confianza en si uiisino. hacer
meras indicaciom^í: en una palabra, hacer que los dis-
(ápulcs traten de jiroliar sus fuerzas i esperimoiUar su
habilidad.
lia Naturaleza enseña sojfun el método sujesti\o. Los
fenómenos de los organismos animal i vejetal de hi
tierra, los del aire i el lirmamento. son otros tantos
puntos o indicaciones para inducir al hombre a inves-
tÍLí'ar sus misterios. Los artistas ifr¡(Wos toman ideas
de las ¡llantas i llores, i las columnas Dilricas i Corin-
tliiás adornan las poblaciones mas hermosas de su pais:
Xewton ve caer una manzana, i los ojrandiosos plane-
tas jiran en armonioso conqias al trav(';s de los espacios,
obedeciendo a su leí de "rav ilación; Watt observa ¡b1
siUiido de una tetera, i tenemos la máquina de vapor.
La Naturaleza cus ña según el método sujestivo. Po-
see sus galerías de pinturas i sus galerías de estatuas,
su estupenda arquilectiira, sus ricos museos, í sus in-
mensos jardines zolí'ijicos i botánicos; invitando literal-
mente al hombre a que goce de ost(.is placeres i teso-
ros inagotables.
La Natni-aleza eiisiña según el método sujestivo: esci-
ta la curiosidad, invita a la iiivestigacíün,rú(le que se re-
suelvan sus enigmas; a veces persuade silenciosamente
a los que tienen Imena voluntad a que examinen sus te-
soros, i a veces compele a los rehacios e indolentes a
que estudien sus leyes convirtiendo la oi)ediencia a ellas
en una cosa esencial para su bienestar.
Una de mis mejores lecciones en el arte de enseñar iiie
i'iié dada por un pájaro, un petirojo. Me encontraba en
mi jardín, i la hembra enseñaba a sus hijuelos a volar.
['11 petirojo peqneñuelose encontraba en el nido i pare-
cía como temeroso de moverse: la madre vino i se colo-
c(') a su lado, lo picoteó suavemente, i se díríji(') a un ra-
mo inmediato i permaneció allí como para inducir al
liajaríto a que la siguióse. De nuevo repitió sus caricias,
í torii(')orra vez al mismo ramo. .U (in, el pajarito cobró
.ínimo i gran contento de su madre, movió sus alas, i s(!
lanz(') al lado de ella, permaneciendo alli. La madre clijió
un ramo mas distante, í nuevo esfuerzo condujo al paja-
rillo a dicho ramo; la misma escena se repiti('i multitud
de veces, hasta que el tímido principiante adquirió va-
lor i fuerza, i ¡ludo mas t.ai'de acompañai' a su madre por
selvas i valles.
K;. El estudio de las ciencias no conduce por si solo a
la virtud.- Podemos definir la virtud como la conformi-
dad de nuestra conducta a las leyes de Injusto, llamán-
dose virtuoso el hombre que conforma con su conducta
a las leyes de lo justo. Pero estas leyes no pueden hallar-
se como inherentes a las cosas, ni en su aptitud, en su ar-
monía o en sus relaciones. El estudio de las ciencias,
por profundo que sea, no puede revelarlas, a pesar de que
dicho estudio puede prepararnos el camino para su coni-
pleta apreciación.
Esta es la razón porque tantos hombre^ eminentes en
la ciencia han sido malos, i tantos hombres buenos han
sido mni medianos hombres de ciencia.
Sin embargo, aunque ninguna iuvostigacion cíentitica
nos puede conducir al descubrimiento de las leyes de lo
g:S. 8A\ST3 TÍTO .V,JCÍ(P.^\jSg..
jiisio, coiicoiiiiiioíi inluilivanifiito mi iiloiil do perfirioii ¡
disrnidad del cspirilu luimaiio Es taiubicn cierto que e.\i--
te una cosa real qaecorrosimnde a esta coiKíopcion i(l(\il,
aunque no podemos cniíverlirla en uu ol>jcto do investi-
gación cientilica. Lo justo, lo recto, es añadir pcrfecion
i valor al espíritu iiuniano, i cuando el estudio se lleva a
cabo con este olijeto, es vii-tuoso, i se llaman virtuosos los
medios que so usan Icgitimamcnte para obtener fines vir-
tuosos.
A la luz de lo que acabamos de decir, es mui fácil
definir la relación de la educación intelectual respwto
a la facultad do cometer el mal o el crimen. Kl valor
moral de una educación intelectual depende del fin que
se busca: es malo, si tiene por oltjeto fines malo.s o e?o¡s-
tas; es liueno, si esa educación se prosiiriu' con ol pro
pósilo de beneficiar la humanidad, dar nn-va diiüiila.!
al carácter humano, o tributar un lioiiifíiajr a Diü^. i
se prosigue con el objelo de coi¡-;s>nuir ciinoiamiinilo:-.
de alcanzar una o-pocié di' disciplina interior. auii(|iM'
entre sus adqiii^iíaonos no hallemos la sal.idiiria. sin
ftaliariro. sus teudfuria-, cs|ar;í¡i indii'cctamcnu' al lado
d." hivii-liid.
! 1. - Lo (|iie podi'iuo- conoi-fr esl;'i rodeado jior to-
cias i)artes jior lo (pie debe (piodar desconocido.— l'ua
manzana cae de un árbol en un jardin. — Tu liomlu-o
sabio que observa este hecho, trata de invostiüar la
causa: oi)serva niiicli.is fcniHní'nos iili'iiliros. i uola que
todos estiíu rea-idos por una loi coimín, a la que deuo-
núu-d lii ,1,- f/rin-i/ac!oii: i después de eiddanosiis iuves-
tiiiaeionc's doseiiiire (pío su ¡ufiueucia. se estionde a los
ei¡0i!;ijs ( ciestiales i mantiene a los planetas en sus ('ir-
de ¡a u-r
l'n G
leii (pu' ( s en SI la h.'i
' la causad
iidaíigable constancia
nuestra tierra; puedo
)r i asi sueesivaineaíe
iecirno^-ál,
itaciou? Qüi' es lo (|
lo.tro imede tra/.ai- coi
los cambios porque ha ¡ja-ad.!
ascender do la condición adnal d
le pi-eci?di('). i (hMÍsta a la aiiíe.-ior
hasta i]ue encuentra (pie la liei-ra ;
d- t..rnia i estaba desierta, llena d.' tiiiieldas, o lia-i
(|Ui' .-e !e aparece nuestro planeta como una vasta uia
nebulosa de mateíaa fluida (lofando en el espacio, i >
\ ;• cnt('inces compolido a dejar todo el misterio de 1
creación sin resolver. Qnic'm puede definir el espacio
(¿uit'-n puedo medir e! tieaipo? (^niini puede i-emonia
hasta el oriu-on de las v •<:>.< n descender ha, ;a -i iln
Quién, puedo unir los eslremos dol hilo d ■ -i pr-i;,!
loque p,|dénio. 'conocer? 'l'odoini:
e~ iiniíe I I'e!;i;;\'o. auilipH^ ni) I
-ñ'i-; i|iie lian di; pasar ¡.ara ipie
/nVv. r:n ohsJuln.
por tol-:
. Pero
•er lodo
Kih
V.C (.sl.Mp
■be liab
icioii: vena
•llo^se .-nd.ebcn
una Cau^a Ib'i-
L-ia liuiuaim es jn-ta: esta ¡dea debe
r una realidad.' Ks iniposÜde dejar
ene que sei- o nada puede ser. Vwo
)S íirines bases para tenei- {]'■ m se-
lo ¡)odemos construir ciencia ahjiina
) (pie .sat)emos debe (h;ri\arse de la
^iit'solM'ena'tníal' '" '" "' '"' '
'la estension i' va!Íe'"de |u. .Uio.'á-
liuedc con
■erse tiene sus limile-
¡n la base d(; lo qu.(
la ¡\y La ciencia nos enseñar.í asi a caminar en
liinnilde via quo Dios le ha trazado.
Suministrarán también una baso para establecer
doctrina de la Relijion: distan tanto del Ateismoc
nio del Pantoisino. Conviertíin en verdadero nuest
conocimiento de la e.\istencia do Dios, pero limitaní
nuestro conocimiento de r] a este hecho, hacen ucees
ria la idea de la i;e\e!ac¡Mn. i dejan \a-^lo campo ¡ra
la f(_^ mas exaltada.
(''■ni;
1>3S€JPI.I?V\
•ví.j
'^ilr IVA arti.ado, i.e
K^ incuestioimble (pie la (/,■.■.;/,/;,-<
>■] mas pod(>ro.-^o auxiliar de la edu
: pero ;,.eenti(mdc solo por (//xr'/
. por J¡snrlnr<. te
IOS obedeciendo a un riaairoso l(
uidt
ue recinii
la ai
el(
metaialashisl;u-¡easdi-c¡orma<cinio i
de (u-den.
Pretender (pie el uiño. ,pie t .do es sanirre i movimien-
to, se estacione por se¡^; hora- diai-ias a una tirante re-
íridez a qm' no podríamos amoldarnos los liombnis. es
desconocer el temperamento de la infancia i ciinirare<-
tar su educación física.
La antiii-ua costumbre detener consiantemenle a los
niños ciai/.ados de Iiim.ms i icHla ex¡i¡i- ¡■.rnal antitiid
después de abandonar la (da>e. i,ajo' prelexf, ,íe una
cumplida subordinación, sob|-e exp-!;;.')- a conl ratieni;ju-;
de-auradables. cnM hipi'.critas ,pie d. -.|n¡!an eo,i éxc,>-
siva licencia en unas parte< la e-chi\iiuda .¡n- en otras
-1^ les somete.
La dís(_-iplina compi-ende nnichas partes: no <'-tl re-
ducida ex(dusivamente al -ilencio en la (da-c, K¡ ca-
r.ícl-r afd.h-del .Mai-íro, ,d íntere< .pe; ^e t,,nr' en la
enscñan/,a. I i convenií^nti! distribución ,\,'l tiecn.oi td
trabajo, ia exacta clasilicaeíon de lo- niño-^. lo:. premios
i ca-^li-o-, la acertada elección do ¡iln-..- i la agradable
eoloeaciou del material son. con o! i-os m.i(dn)s, medios
liara, con-ei-var i roltiistecer la dísi-iolina, MI .Maestro
debe ivcor.lar ante todo, lo ,pie lii/- en sus primeros
año-, eliuie.a'ola parte buena délo- medios ,p!e -e cm-
ocas (ma molestias p, ir sn I ra\ esinM c indonlídail, las
¡irodiice por di-liaecñ.n o l-dla .icd.ie., in;e¡ectnale>.
(binarse el cariño de los di-cipidos e^ (d prím-ro i mas
iaii re-ante de los traliujos «pie deben emplearse.
Peniostrar iürualdad para todo.s i si se quiere predi-
lección con el ma'í necesitado, sci-á la demostración m is
(\ ¡dente de (pie no .SO aliuia i)or puro lucro. Donde por
desuia ia !ia¡ distinciones, hasta los distinguido-; se pe-
netran lí'l desianal r(>oarto de atenciones i desprecian
la< qüc puedan d¡speiis!¡i-cles.
Apr.)\-v'h:;r c! li.'mpo i írraduar (d trab;j,,,|ne debe
iniponiu'se, no es lo (pie minios crea afecciu.ies o |ire-
vene¡on de la niñe::. Ll (pie ve que .■^C le impone una
tarcti (\xce-^iva i ipn^ aun afanándo.'^e es superior a sus
fuerzas, se desalienta en demasía i lejos de estimularse,
se estaidoiia i hace ineiicaces todos los recursos.
La cla-i'! 'acinn. por indiferente que parezca, la esli-
- i pueden ocasionar perlurbaciones
¡la de interés ]ior la enseñan;',a.
,aa Escuela en donde no hubiera pre-
ci i-': dr ¡ .-e;;;;;,! . lo (jiu! OS (lo obligacíoii cnm)»lir, ui
ea-iÍL'ar derecto- (p!.; deben cvitarsc: |tero como ni li
obli-aidon donnV-iica .so encamina en todos a un mismo
í:í. l.^'SiJTTrTO .V.iVIO.^Mí.
na a idénticoa principios, e? de in-ocision u|ilauilii- o
censurarlos actos sciíun su índole parlipcliir. Kl acier-
to estará en tan imprescindible trance, on no i)rodiü:ir
los prerniofl o castigos hasta el punto de hacer qne pier-
11 n:
tnral intiiioiici
l'remi
(la i|iie
hi (lis-
dan estos medio;
razón que lo Jiistiiiif.io o castiirar sin can
lo exija, seria el ateiitaiio mas uiarcadi
ciplini.
La elección de lihros, un ddio clrsiiteiiderse, ]iucslo
que su agrado o desagrado ocasiuna siempre el iiileres
o indiferencia. V\\ Imen liliro. suele sei' a veces el me-
jor auxilio del Maestro i de que piicilc sacarse gi'aii
partido sin alujar de su iiiiluencia
1 por ídtimo, el decorado de la Kscuela (uitra por mii-
clio en la conservación del oi'deu i lómenla podei-osa-
lucute la aplicación. Si al liondirc formado le infunde
lespeto nna hal)itacion amiielilada <'ou gusto i pi-ecisioii.
al uino en quien todo son inipre-;ioues. le ]iroporc¡oiKi
recoiriiniento e interés.
.Muí a la ligera hemos mencionado los medios di-^ci-
jdiuarios (pii'delien presentarse a l:i escasa ]ienehacioii
tic la inlaricia. para (pío ésta arregle su línea de coa-
(lucta, sin fpu' [uicda decii-se con ra/.on (pie hai disciplina
en una Kscucpi. con solo el cuiirdimiento de una de sus
j.artcs.
.Vgi'ado. ¡ulci-(\-, laliDi-idsi lad. iu-<(ici.i i coiiipeieiuMa.
X
,^i;r('i<»\ i»i: coNociMiKX'ro.-^ ttileí^
iii:i)ic.\n.v
Ti n I II r SI <lo Iíin pliiiiisiüi
La-, ¡Juinas se tiñeii poco m.is o menos co-
mo lis sedas; los colores de anilina son de
iiiui buen empleo i dan casi todos los co'oi'íís
(•11 sus diversos tonos (jue se usan para este
artículo, salvo el ne^ro, cu\-a fórmula damos.
Antes d.; la tintura, es ])reciso qu'tar a las
plumas ima materia resinosa de (pie están re-
cubiertas; al efecto, se |jrepara \\n baño de ja-
bón, conteniendo) 6o ¡.gramos de jaijon blanco
de Marsella por litro; se introducen las ¡)lumas
en este Ijaño tibio. (":u\a tcin|).TatLira se el.'\;i
,L;Taduatment(' h.asta S.^ C, pero Ifriiciido cui-
dado de no lleL;ar a la eluillicion
Si se trata de ti-ñir en neo-i-o o cu color
oscuro, las plumas ixxlran pasar a la oMcracion
del tinte sin otra pn;paracion, pcíro si se tra-
ta de liarles un color claro , deberán aziifr.u-se.
Se las introducir.i pues en una caja o cáma-
ra cerrada, en la cual se qu'-mará azufre, tleján-
dolas unas doc ' horas, i despu("t de haberlas
lavailo liien. se someterán a tinte.
i>Cí4l'0.
Cauchú ICO oramos.
Aoua 5, litros.
Se pasan las plumas por este baño caliente,
hora, pero -,ieinpi'(/ sm her\ ii-, i la-
vándolas lueL;() inmediataineiUe.
Se llevan a un i)año de caparrosa de 40 en
frió, i se dejan durante dos horas lavándolas des-
pu(>s con mucho cuidado.
\'u(;lven |a introducirse en ,est ■ laño, duran-
te dos horas [)ró\imamente ha.sta rjuí^ el nei^ro
tenora el matiz deseado i después de lavadas el
tinte está concluido.
AkiiI.
Los azules de anilina no dan ordinariame
a las plumas un matiz satisfactori(x sobre ti
cuando estiis plum.as se usan d(í nochíí o es
sobre fondo ckí terciopelo; p.irecen de un t¡
mas pálido que este.
l'.mpleando el azul-luz, solulde en el aL;u
(pi(; produce un reflejo verde a la luz artifn
se obtienen colores que sufren [¡erfectamente
compara(.'ion con los mas bellos terciopelos.
.Se disuelven 2 5 i^ramos de este azul en
litro de ao'ua hirviendo i s(^ añade a esta di
lucion un baño de ai^ua calitmte adicionada
una pequeña cantidatl de ácitlo sulfúrico.
.S(; tiñen en este baño las plumas deseno
sadas i azufradas.
Rojo i Ifio.sa.
La fucsina es el prinluclo indicado \
jénero de tintura; S(; ¡nesla mui bien,
to, ¡ sobre todo para los matices poco
Punzo.
ara este
en efec
rudjidos.
Cuando se quiera obtener el reflejo violado de
la fucsina, se dtdje emplear un producto que en
si comercio se designa con el nombre de punzij
o escarlata de anilina i que los químicos llaman
corolina. líst<" color se aplica sol)re las plumas
como solare la seda.
Amarillo.
Se producíí un amarillo canario jjor medio del
áe'do pícrico; basta introducir las plumas en \\\\
liaño tibio, conteniendo un oramo dtí este ácido
por litro: no se lava.
.Si se (|iiierc trasformar (íste amarillo en ana-
ranjado se bañarán las plumas teñidas en .una-
rillo, en una ai^ua tibia, conteniendo dos ;.na-
mos d(; potasa por litro, lavando en ser^uid.i.
Vordo
Ll \(-rde luz, de uso mui frecuente para las
sedas, no conviene absoUitamente para las] plu-
mas, pero con los nue\-os verdes al ocre se ob-
tienen matices mui bellos, tan brillantt's a la luz
como en pleno dia.
Kl procedimiento de tintura es mui sencillo;
el color, siendo soluble en el a^ua, se añade
:\s-2
#•.#. i.'íwnTi'TO j\\¡vioj%*,ai..
directainentt; al l)año lijcramcnte calit'iUc ¡ sí; li-
ñc.
Tioletaw.
Los violetas-luz son 1 )s solo; que deben em-
plearse para las plumas, i con preferencia los pro-
ductos solubles cu el agua. Los fabricantes hacen
estas \ioletas maso menos azules o rojas, se^jun
el «^usto del consuinidoi': pero hai que tener pre-
sente, que; sin iicrdcr su brillo, parecen sin em-
barco mas rojas a la luz: para las ])lumas qu(í
debían figurar en los traj(;s tle noche, importa te-
ner en cuenta esti; efecto.
Ag>i*(\«ito liiisEl.
lün la tintura de las plumas jjor los colores de
anilina, es menester teñir en baños mui diluidos
i Jio lavar en seguida: el frescor del tinte se con
serva mejor. Cuando secas, se ajitarán vivamen-
te en el aire, cojiéndolas por su estremo i se pi-
sarán delante un fuego sua\'e a fin de hinchar i
separar las barbas que estarían aglomeradas.
Se las puede en seguida rizar frotándolas con
la arista de un cuchillo de marfil o por medio
de un hierro caliente.
BLANQUEO I TINTÜR.V DE LO.- SOMURERO.^
DE PA.JA.
ItlsilKIIIC'O.
A este efecto se colocan los sombreros de pa-
ja en una cuba que contenga agua hirviendo, de-
jándolos por unas doce horas, durante las cua-
les se prepara un Ixulo fuerte de jabón negro.
Terminado el tiempo de la inmersión, se frotan
fuertemente con un cepillo embebido del baño
de jabón; por último, sin lavar los sombreros se
les lleva al azufratlor, (.lejámlolos por 24 horas,
se 1 ivan i s(; secan.
Tiiif iii'a.
2 kilogramos campeche de buena calidad i un
poco de cúrcuma.
Los sombreros teñidos de este modo parecen
un poco parduzcos, pero cepillándolos toman un
bello lustre negro.
l^ara 5 kil'ij^ravios sonibrovs de paja.
Para dar :i la p;ija el tinte am;u-ill<Mito (|ue se
desea, se tire en un baño llojo de ácido pícrico,
acidulado con ácido sulfúrico. Al salir d("l baño
se le dá forma i se desecan.
Pa7-a 5 kilóo-mvíos sojnbirros de paja.
I lac 'r hervir en lui tjaño de
I kilogramo ca.panosa.
]Á ,, crémor l.u't:u'0,
yl „ sulláto de cobre.
Se hará ]K)r iu:ii;era de tener un baño viíjo,
en el cual se inti-ochuirán los somlireros duran-
te doce huías, i tci-miniido <tn un baño fresco con
pró-ximamente con
Se dá un l>año de >
en un baño com[)U(
lijera
una(|ue i se tiñen en frió
-ito de benzalina (índigo
.artificial) i un:i lijera adición de ácido acético,
líxisten .tres tonos de benzalina, pudiendo por
lo tanto v.ariar el tono del gris a voluntail. ICstos
grises de benzalina son mucho m;is vivos (|ue
los obtenidos por lo; antiguos pro:eJimi<-ntos.
rsii-<io.
í l'ara 5 kiljo-rain^is sond'rrivs paja.
i
: Ilacer luM'vir con
i 5oo gramos sulfato alúmina.
¡ 2 5o ., bisulfato de sosa.
I 125 ,, ácido sulfúrico.
\ Añádase a este baño la cantidad (.le orchilla.
j carmin ár. Índigo i cúrcuma necesaria al matiz (|U(;
quiera ol)ícnerse i hágase hervir.
Fabs*ica,c*ioii <1d filiiiiiiiiio
M. james Webster ha llegadi • a febricar el
aluminio, operando de la manera siguiente:
ge pulveriza finamente el alumbre, se mez-
cla con brea i se calcina la mezcla en un hor-
no. La mezcla pierde 3S p"„ de agua. c[ue-
(5.\ido d(;
n retortas
dirijí; una
i ncalíMi-
dando azufre, potasa i alumin:i
masa
tra\:
de
hierro. La masa calcinad;!
verticaU
corrii-nl
lado.
b',! residuo d.' esl.i op
las;i i alúmina: S'- co'oca
d>; agu;i calentada por el
tlisuelve mientras (jue la
en v\ ü)ndo de
i se hac(í herv
de alúmina se
¡o la forma ilt
ra mui luía. I'-l
resultados.
coloca en un:
v;i[);»r. L:i pot;isa se
alúmina se deposita
i cul)a. Se decanta el líquido
mientras cpie el precipitado
•sec;i biíMi, presentándose ba-
\m polvo gris de una textu-
inálisis h:i dado los si'.niientes
Alumina \^.[ \o
Sulfato lie zink 2'oS
Síüce 7'40
Agua 1 4"20
i Sales alcalinas i'oj
I luí reciíMites experiencias se ha llegado a
i:e. ¡.vfiTiTUTo j%'^cíOjr^i}b.
ti iK 1- una jiroporcion mas fuerte do alumina pu-
ní (89 p.^!„).
Una \e/. desecado, el precipitado de alumina
está pronto para la preparación del cloruro de a-
lumiii'o.
J'J nuc\ i) procedimiento permite preparar una
tniutlatla tl(í alumina para una semana, es decir,
la cantidad necesaria para faioricar [)róximameute
U50 kilóo;rainos de metal.
\'l aluminio modifica de una manera ventaiosa
las propiedades de las aleaciones de las cuales
foi-ma parte. Les comunica en jeneral resistencia i
dureza, una cierta tlexiljilidad, i las hace uumios
oxidal)les. Se^un el autor, el ahuninio puede tam-
liien dí"po;itars(í sobre otros metales.
\uovo |>i>oce<1¡iii¡<*iiio psira ol
Isi v:itlo <lo I SI, fVsEiiolsi
!,a franela sometida al l)Ian(|ueo, :id(|iiiere por
la .acc'on de! j:i!)r>n i d- l.js álcilis, ua <.!,>r
desat^'-radahle i una alf-racion deaiostrada por
el color ana arillo iju.í toma i qu í .iu¡n *nl;i ,1
medida que sufre nuesos lavados.
Varios ensayos han demo arado (ine las co-
las vejetales eran propias para conservar no so-
lo su blancura, sino también la suavitlad al tacto;
lis colas o!)t 'iiid is C' in ¡i.irina tle tri^^o o centeno
son excelentes; l:i tl(í pal;itas es la mis econ )mi-
c.i: he, aqui el modo de operar.
l'or 2 litros d" una disolución poco saturada de
aL;ua de jabón se echan unos 25 gramos tle hari-
na, los cuaks se diluyen, se calienta ajitando
constantemente el líquido para que no forme gru-
mos, ni pegue en el fondo del peml; la mitad
de esta cola s(í esparece hirviendo sobre la fra-
nela i cuando su temperatura permite tocarla con
las manos se frota de la misma minera que se
practica con el jabón, lavándola despu ;s con agua
clara; s(- ccWd la (otra mil.ad de cola hirviendo;
iciiovando la oj) ■ración prec,:d:;nte i se lava cui-
dados miente con varias aguas. Por este medio
conserva su blancura, queda inodora i se limpia
]irrf'ctamente
Si en lii_;ar d- la harina s(t qnie.'cn emplear l.is
pai.ila-;, s-i cu.-.(ín bien, se cju'ta la piel i con el
a^ua de jabón se foaua una ¡ja^ta espesa: se
moja la franela en agua caliente i s(; enjabona
después con esta pasta; se innua-je en agua hir-
A iendo, se frota i se lava varias vecí^s con agua
clara, secando luego.
l*i'04re4liiíiieiitos i apáralos*
iiuevo.oi.
]\'rfi'¡'c¡iv!a¡.
ra la prodiu(io)i dc-i Icíioso.
La nuiela ['ara (lesfibnir la madera es rempla-
zada por lut plotülo o nn t:unbor, según <¡ue se
quiera desfibrar contra la supeifuie ¡ilana o so-
bre la periferia del cuerpo, inidiendo ser de eje
vertical u horizontal. A este cuerpo se íija un a-
nillo formado de placas de ac m'o o de cualquier
otro metal apropiado; estas placas están est;il!a-
das como limas.
La madera es
aflorad;
paral
ule a las
fibras o bajo un ángulo mui agudo. Lste pro-
cedimiento necesita menos fuerza motriz que to-
dos los demás usados. Por el emi)leo de estas
superficies metálicas se puede preparar leñoso con
madera seca o húmeda.
Si se quiere; desfibrar madera seca. her\ida
o no. el (;uer[)o sobre el cual están íijatlas las
placas es hueco i se enfria ]^or una corriente de
agua fria. Se produce v.n la parte antcaior o
posterior de las 'prensas que apoyan la madera
una corriente de aire aspirado o impelido, a fin
de alejar los fracmentvss de madera desfibrada.
La separación tle la pasta tiene lugar por via se-
ca por medio ile un,a corri{Mit(; de aire forzado
en una canal provista de; divisiones verticales
que la dividen en compartimentos. Los fracmen-
t(^s gruesos se de[)ositan en los [¡rimeros com-
[jartimentos; los mas luio:4 en los últimos. El des-
fibrado por via húmeda se ejecvita como el pro-
cedimiento ordinario con agua (]ue arrastra los
fracmentos de madera; (d ccsijido i la división
m.as adelantada se efectúa de la manera usual
Para la limpieza de las su¡)erficies metálicas se
(Miiplean cepillos rotatorios ch; alambre de acero,
jirando con una velocidad mayor o menor que
la superficie desfibrante.
Este mítodo de desfibracion presenta la venta-
ja d(í dar una producción mui regular, ¡produ-
ciendo leñoso de calillad bien definida por la di-
rección de la fibra, <-on relación al sentido de ro-
tación i por la naturaleza del cuerpo.
Esta invención consiste, por lo (anlo, en el pro-
cedimiento de desfibracion [jor superficies metá-
licas, entalladas en forma de limas o raspas; las
fibras de madera se disponen paralelamente o
formando un ángulo mui agudo con el sentido de
rotación. Al propio tiempo puede hacerse uso
de la periferia curva de cuer[j(j giratf)rio entalla-
do de la misma manera.
Dni'iilK Japonísí .^e jircpam uno ilc Imoiin cl.isfí
i hrillante con
J'.etum :'>0 partcv.
NcgTO de Imino lóO —
'l'ierra neg;ra 100 —
Aceite lie linaza ¡5700 —
Se hace liervir añadieiulo la euriliilad iieci^saria de
Vasijas ¡nijieniieablesí.- ;^e liaeeu eninpletaiaon-
te iiiiponiiialiIcH! sunierjiéndola.s dos o tre.s vece.-< en pu-
laliiin ilriretida, o en una mezcla de dos parte?; de
coia i)laiica i una do azufre, ."^e colocan las vas^ijas eu
una estula. Jjueu'o conviene iniuerjirlas! en ealiuchú fun-
dido con un poco de cera.
OBSSRVAOIOHSS MSTI50ROÍ.06IGAÍ5.
INSTITUTO \.\C'!0\\l. 1)1^ ÍÍIíATI-^ll.VI.A.
[\Mn[icnUui-a 1 11 C(
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niil.l.ido.
ido.
Xo.l •.
0.:.
2 I
i££'js r^uij.r sp S'i íj ^^g i-js nt: ^j^m-:í.sto.
Míninnmi del mes; 12, 2 C.
¿ ¡ .Máximum d<4 mos: 2j. S C
t-, j .Media dol mes: 19,02 c.
Cantidad de IJiivia.: 112,3 '''^ 'inii-
Altiita nií^dia del ll;i;-;)m 'Lro: 9.j.2,ni .,vi1.
I)/^i.i r/r IJuvi:,: 2, 3,7, 12. i j, i5, 22, 29.
Viax ¡Ir Ij^r.vi :ua: i.^ 20, 2.j,:, 1.
Diai Je rn,:S-s¡ad,s, , : . 1 i,",7, , : . ;, ^ .
Ditis d: T/-!¡C!!.i\ i II-' !■;/ \r\>:: 1 -, 3 S. ';
ixx 2;í:í, í^!t!>n:ri ■¿xjívu?.
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