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Full text of "El Instituto Nacional. Periódico dedicado a la difusión de la Instrucción Primaria i Secundaria"

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'■^: 


■Si£i 


El  Instituto  Naüional. 


Periójlco  íelicaio  a  la  iiñisioii  de  la  Instrnccioü  Priraaría  i  SecuDlaria 


Publicado  bajo  la  protección  del  Sr.  Jeneral  J.  Rufino  Barrios, 
Presidente  de  la'Republicafde  Guatemala. 


Fiiiaáif,  Siilis 


Administradores,  Miguel  Pineda  i  Pedro  Deleon  Valenzueia. 


A^OL.  I. 


Del  15  de  Setiembre  de  1882  al  31  de  Agosto  de  1883. 


Colección  Luis  Lujan  Muñoz 

UniveRidad  Francisco  Marroquín 

www.ufm.edu-  Guatemala 


GUATEMALA. 


tipografía  del  instituto  nacional. 
1883. 


JUICIO  DE  LA  PRENSA 

SOBRE 

LA  UTILIDAD  DE  ESTA  PÜBLICACIOI 


La  Industria  de  Colombia  en  los  jiúmnros  1()2  i  Wi 
dice: 

''El  Instituto  Nacional''. — Nos  ha  visitado  este  im- 
portante periódico  guatemalteco,  fundado  por  el  se- 
ñor Santos  Tonino,  dedicado  a  la  difusión  do  la 
instrucción  primaria  i  secundaria  i  pul.ilicado  bajo  la 
protección  del  Jcneral  Barrios,  actual  Presidente  de 
Guatemala.  Las  cuatro  primeras  entregas  que  liemos 
recibido,  traen  excelentes  artículos  que  armonizan  en  un 
todo  con  el  objeto  de  la  publicación,  i  los  grabados  que 
profusamente  adornan  sus  páginas,  son  ensayos  mui  sa- 
tisfactorios del  Instituto  Nacional  de  aquella  república 
hormana.  Felicitamos  al  colega  que  dignamente  revela 
el  adelanto  intelectual  de  la  patria  guatemalteca:  i  de- 
jándole larga  i  provecliosa  vida,  le  enviamos  nuestro 
semanario  en  canje. 

''El  In.iflfn'o  Nacional. "-E^tc  importante  cuanto  ilus- 
trado periódico  que  ve  la  luz  pública  quincenalmente 
en  Guatemala,  dedicado  a  la  difusión  de  la  Instrucción 
primaria  i  secundaria,  adquiere  de  dia  en  dia  ma3or  Ín- 
teres por  los  brillantes  escritos  i  magníficos  grabados 
que  contiene  i  jior  la  variedad  d«  las  importantes  mate- 
lias  a  que  se  contrac,  tratadas  con  claridad,  orden,  mé- 
todo i  notable  precisión;  todo  de  conformidad  i  de  acuer- 
do con  los  adelantos  de  la  ciencia.  Tan  im.portante 
]ieriódico.  instructivo  i  ameno,  dirijido  por  el  señor  Dr. 
Santos  Toruno  i  iniblicado  bajo  la  protección  del  señor 
Jeneral  Barrios,  Presidente  de  aquella  República,  mere- 
ce ser  conocido  por  nuestros  favorecedores  de  esta  ca- 
pital, especialmente  por  las  personas  dedicadas  a  la  en- 
señanza de  la  juventud.  Las  personas  que  deseen,  ha- 
llarán en  nuestro  gabinete  de  lectura  la  colecciDn  roni- 
¡ilcta  do  t;;n  interesante  publicación. 


Kl  Terniúinelro  de  Nicaragua  en  el  núni.  :J0  dice: — 
J-JI  Instituto. — Ha  empezado  a  })ublicarse  en  Guate- 
mala con  fecha  15  de  Setiembre  del  corriente  año,  es- 
te interesante  periódico  destinado  a  la  difusión  de  la 
instrucción  primaria  i  secundaria.  Tiene  grabados  pro- 
pios para  hacer  fácil  la  comprensión  de  las  materias  de 
que  trata  Se  publica  bajo  la  protección  del  Señor  Je- 
neral J.  Rufino  Barrios;  i  es  editado  por  don  Santos 
Toruno,  Director  del  Instituto  Nacional  de  Guatemala. 

Periódicos  de  esta  cla-se  no  hai  duda  que  están  llama- 
dos a  regenerar  a  los  pueblos  do  Centro  América.  Pón- 
gase la  ciencia  al  alcance  del  pueblo  i  dentro  de  pocos 
años  el  falídico  espectro  del  fanatismo  habr;í  desapare- 
cido de  entre  nosotros. 

Sentimos  que  no  nos  haya  llegado  el  número  1.  ^ 
de  tan  útil  c  interesante  periódico,  pues  solamente  re- 
cibimos 2.  ®  i  3.  ®  ,  lo  cual  creemos  debido  a  descuido 
en  nuestras  siealpre  cumplidas  administraciones  de  cor- 
reos: pues  la  cubierta  que  contenia  los  ejemplares  que 
recibimos  estaba  marcada  con  un  número  3  lo  cual  es- 
tá indicando  que  fueron  esos  los  ejemplares  que  se  en- 
viaron a  esta  redacción  i  que  se  sustrajo  uno  de  ellos 
no  sabemos  en  que  oficina.  Si  el  Señor  Toruno  tuviera 
la  amabilidad  de  enviárnoslo  se  !o  agradeceríamos  bas- 
tante. 

Mientras  tanto  !c  deseamos   al  cologa  guatcmallcco 


larga 
cienci 


El  Eco  del  Norte  de  Honduras,  dice  lo  s¡guiente:-El 
Instituto  Nacional. — Est  ■  es  el  titulo  del  import'antísi- 
mo  periódico  (luo  v;'  la  inz  pú'iMi'a  i^ii  la  Ciudad  do  Gua- 
temala, fuiídaai)  i  cdiiuilo   ji'ir   <'¡    ihMlrad')   ¡    a))reciabí- 


lisimo  n.  S.uil»,;  Toi-nfi  I 
le  conocimos  iiiTsoiiahí!' 
sentirnos  honrados  coa  s 

Hablar  del  ¡u/uáto,  t" 
publicación,  es  |)or  dcai- 
racteri/.a  i  la  roputacion 
competente  fundador,  pa 
lidad  i  elevada  íuísíd:!  .] 
en  el  estadio  de  la,  ¡ir-u  ■; 

Agradecemos  ■¡iiri>!:i;; 
los  doce  primeros  uúiui'!', 
públicamente  nos  siu-a  C; 
remisión. 


(I;    ISTÍ)  qu! 


ríe 


isla  i  bien  sentada  de  su 
■c-iar  su  importancia,  uti- 
'■¡iipcna  en    la  sociedad  i 

li  :-,-.  Toruno  el  envió  de 
■Kl  lustiiuto."  roLráiidale 
■i. 'lulo  coii  tan    aorociable 


El  Diario  ^!  -i  Con- 
—  El  hislilüto  .Vari. nal 
quincenal  que.  des  lo  el 
.ximo  pasado,  iia  vi'aido 
dor  i  editor  Don  Sanio 
destinado  a  la  dini^ion  .!.■  la  ÍkMí 
cundaria,   i   cu  verdal    !1 'o  i    iv-o   i 

licni'ii  las  12  entrcgíts  que  hemos  r 
danu)s  las  mes  cspresivas  gracias, 
'mos  do  una  manera  díitenid: 


daiul. 
Tor 


fiHula- 

o    está 


importante 
Guatemai; 
Toruñf». 


Ea  \-ozdo;  Xu'.-o  IhuA. 
nia).-lbauos  r^nludo  las  p 
tituto  Nacioiuil."  p"ri/)'liro 
carsccu  la  Ciudad  d-  Cua 
H.  Santos  Toruno.      Es  una 


iSau  Frai,n~-o  ,|.-  Calilor 
•iuK'ras  ontregas,l,;-d':i  lus 
ipil-  ira  coaiou/.ado  a  publi 
üaiala,  editado  por  el  Dr 
inioortantisiuia    Dulilicacioi 


para  la  juventud  i  está  destinada  a  la  difusión  de  1» 
instrucción  pirimaria  i  se(aiiidaria.  Desde  esta  lecha 
queda  inscrito  El  lustiiuto  en  nuesti-a  lista  de  canjes. 


El  Majisterio  Valenciano  en  su  número  217:— Han 
llegado  a  nuestro  poder  los  tres  primeros  número.í  de 
"Él  Instituto  Nacio7iaI,"  periódico  quincenal  dedicado  es- 
clusivaniente  a  la  difusión  de  la  instrucción  primaria  i 
secundaria,  que  ha  principiado  a  publicar.se  en  Guate- 
mala (América  Central),  bajo  la  protección  del  Jene- 
ral   Barrios,   Presidente  de  dicha  República. 

Es  una  importante  revista  que  puede  competir  muí 
bien  con  las  principales  de  su  clase  que  se  publican  cu 
España  i  en  el  estraniero,  así  por  su  parto  doctrinal, 
ilustrada  con  profusión  de  grabados,  como  por  sus  con- 
diciones materiales,  que  no  dejan  que  desear. 

Bien  venido  sea  el  nuevo  colega,  contando  desde 
luego  con    nuestro   canje. 

El  Majisterio  E.\treiacñij,  que  se  ¡)ublica  en  Badajoz: 


— liemos  sido  honrados  con  laviaita  del  ilustrado  i  es- 
timable colega  americano  "El  Instituto  Nacional,"  pe- 
riódico dedicado  a  la  difusión  do  la  instrucción  prima- 
ria i  secundaria,  publicado  bajo  la  protección  del  Jene- 
ral  J.  Rufino  Barrios,  Presidente  de  la  repíiblica  do 
(iiiateniala. 

Contiene  trabajos  interesantísimos  en  nuestra  liermosa 
lial)la  española,  i  algunos  notables  grabados  de  los  alum- 
nos del  Establecimiento  que  ilustran  la  parte  literaria. 

Agradecemos  su  atenta  visita  i  le  devolvemos  gus- 
tosos el  cambio  desde  el  i)resente  número. 


El  Boletín  del  Colejio  Politécnico  de  Cartajena:— 
Hace  varios  me-ses  que  con  gran  sentimiento  nuestro, 
no  recibimos  la  ilustradísima  revista  "El  Instituto 
Nacional";  i  deseando  tener  completa  tan  impor- 
tante publicación,  uie  atrevo  a  suplicar  a  su  digno  di- 
rector que  se  sirva  subsanar  la  falta  o  estravio  de  los 
números  no  recibidos. 

S1130  afmo.  S.  S.  i  compañero 

José  Requena   Belmonte. 


El  Boletín  de  Primera  Enseñanza  que  so  publica 
en  Jerona.  en  su  número  49.  dice:  — Hemos  recibi- 
do "El  Instituto  Nacional,"  revista  quincenal  de  Gua- 
temala,  dedicado  á  la  difusión  de  la  instrucción  pri- 


maria  i   sccuiidari 
(pie  se  publica  en 


H)  [)ajinas 
protección 


uolla  Capital  ba 
del  presidente  de  la  República,  Jeneral  Barrios.  Con- 
tiene interesante  o  instructiva  lectura  con  grabados, 
donde  se  manifiestan  los  notables  adelantos  que  el  ar- 
te de  educar  e  instruir  ha  alcanzado  en  la  América 
Central. 

Saludamos  cordialmente  a  los  ilustres  redactores  de 
"El  Instituto   Nacional." 


La  Instrucción  pública  de  Puerto  Rico,  en  su  nú- 
mero 4: — "El  Instituto  Nacional". — Así  se  llama  una 
publicación  quincenal,  que  ve  la  luz  en  Guatemala,  Ba- 
jo la  protección  del  presidente  de  aquella  Reepúbli- 
ca. 

Hemos  recil)ido  con  gusto  el  nuevo  e  ilustrado  co- 
lega, al  que  devolvemos  la  visita,  deseando  que  no  nos 
olvide. 

Recomendamos  este  periódico,  que  entre  otros  artí- 
culos importantes,  va  publicando  varios  testos,  soi)re 
Jeografía,  Física,  Moral,  Historia,  Matemáticas,  i  ele- 
mentos de  los  idiomas  Inglés  i   Castellano. 


Finalmente,  en  términos  mas  o  menos  espresivos  i  ho- 
noríficos'se'cspresan  otros  muchos  estimables  colegas 
cuyas  apreciaciones  omitimos  por  parecemos  bastante 
lo  que  precede. 


IlSriDIOH] 


DK  LASMATBÜ!A«   CO?ÍTKrf 

l'ROSrKCi'i). 


Influencia  de  la  i)ifi 


h.-> 


i.Sír/iccion  pninanii  in  la. 
i'isf timbres,  en  la  moral  pública,  en  la  ¡nd 
iria  i  en  el  desarroUo  jeneral  de  la  /ii-".yi;- 
dad  de  los  pueblos,  por  el  ilustre  S.  I  .  /inir. 

t'V'f 

■1.  17,  33.  411.  (i:,,  s!.    ;i7.  \\:\.  \-l'.\.  1  ló. 
2111».  225,241,  2.77,  27;i.   2^^l).  :i(i.7,  :;21,  :v.) 


i!,  177,  li 
:!7:!.3G1). 


X.-n.ursdrr„,„^.,,,,,r:„  ,,/    ,,  ,,,;,     /.■,,,.„,,.„■ 
/■"  /as-  nifi/'K  por  S  iid^>s  T'.r  ni  -.    !)  ,V<  clnr  d, ! 
tut)  JVan'irud  de    írcdlimidn. 

liKCC.  I. — La  Forma  de  la  Tierra 

IvKCC.  II.— Objeciones  a  la  retloiidoz  de 

la  Tierra 

LE  ce.  III. — Verdadera  forma  de  la  Tier- 
ra. Polü.s  de  la  Tierra  i  Polos  del  Cielo. 
Ej.'  polar  i  eje  ecuatorial.  Ecuador  terres- 
tre i  ecuador  celeste.  Meridiano  terrestre  i 
nicridiano  celeste.  Horizonte  ícn.sible  i  ho- 
rizonte racionl  o  matemático.  Puntos  car- 
dinales del  Horizonte.  Zenit  i  Nadir.  De- 
mostración del  aplanamiento  de  la  Tierra.  . 
LECC.  IV.  V. — Dim^nciones  de  la  Ticnu  5 
LECC.    VI.  — Pruebas    del    movimiento 

de  rotación  déla  Tierra 

LECC.  VII.— Movimiento  de  la  Tierra 
al  rededor  del  So! .  .  . 

LECC.  VIII  ¡  IX. --!■■!  rii;,  i  h,  noH;.'.   K- 

quinocios  i  Solsticios IIM 

LECC.  X.— La  órbita  de  ia  Tien-a  n  .  e,-' 
circular  sino  Elíptica,  o<'U|):;i'lo  i'l  ,■<(>!  nno 
de  los  focos   . . . 

LECC.Xl.-Lascua(nM.,slarin,„-.h.¡  .n  ,. 
LECC.  XIl.-Latitud  i   !.•   -      ' 

Kleiaenlos  déla  hiviua  in.i!'  '    '-     '■/ 

,/./  /,,,,/,/,;;„     Nar¡<,„-.:\..     ,,„.-' //-,. 

i'RIMER    CURSO. 

■>,  2U,  :J7.  .72.  (111.  S(j,  100,  117.  13Ó,  148.  ic,:!,  1.^: 
21:5,  230,  245,  2ü0,  276,  201.  Hü^.  i'.lM.  ;',:',s.  ;;.",7.  : 

La  iiifaneía  del  lunwJo.  luirüdn':!:;',,,  .'  /-■■   //;,s,'v/r 
rr/'.sv//.  es-rila  para  los  ih^jv  j-'r  K.  Ch.'^il. 

CAP.  1.— lutniduceion 

CAP.  II. — Primeras  neec-ii.lade.s  del 
iiombrff: 

CAP.  III. — Primeros  instrumentos  del 
hombre 

CAP.  IV.— Fuego,  y.  Cor:¡i;a.  \'l.  Jiabi- 
tuciones ^  '>•)- 

CAP.  Vil.— U.so  de  ios  metales  ....'■'. 

CAP.  Vll-I. —Antigüedad    del    hombre.. 

CAP-  IX. — Primeros  pastores,  labradores 
i    comerciantes 

CAP.  X.-XL-Lono-uaje .54 

CAP.  XII.— Contabilidcñd.  Xíll  Prime- 
ras emigraciones  del  ho);ibi'e 

CAP.'  XlV.-Pro,u-resos  jeueraies  del 
hombre 

CAP. XV. —  !.>ecadencia  de  ¡os  ])nebloí. , . 


~{i7 
130 

172 


DAS   EI^  «L  PttIMEU  TOMO. 


CAP.  XVI.— Introducción.  XVll.  Priin»- 
ras  preguntas  del  hombre 

CAP.  XVllI.— Mitos.  IXX.  Mitos  acerca 

del  Sol  i  de   la  Luna 

__  (J.\P.  XX. — Mitos  acerca  de  los  eclipses. 
XXI.  Mitos  rcrcrcntes  a  las  estrellas 

CAP.  XXII. --Mitos  acerca  de  la  tierra  i 
del  hombre 

CAP.  XXIII.— Ideas  del  hombro  acerca 
del  alma.  XXIV.  Ci-eeneiadc  la  majia  i  he- 


londjri 


lacia  lo 


CAP.  XXV.— Temor  de 
desconocido 

CAP.  XXVI.— Adoración  de  los  fetiches. 
XXVIL  Idolatría 

CAP.  XXVIll.-Adoracion  de  la  natu- 
raleza  

CAP.  XXIX.— Politeísmo  o  creoneia    en 
muchos  dioses 

CAP.   XXX.-l)ualÍH!io    n    rreencia   en 
dos  dioses.  XXXI.  Oracioü.    XXXIl.  Sacri- 


.M( 


CAP.  XXX 
cu   un    solo    Idos 

CAP.  XXXI V.— Tres 
de    Abrahan 

CAP,  XXXV.-Cie.M¡. 
en   una  vida  fntuia 

CAP.  XXXVI. -Liir,-,. 

CAP.  XXXV  II.   -Con: 


//■-.'vv  .;/.  1).,  I,, 
liiti'oduccion 


ismo  o  creencia 


SO 
102 
103 
118 

lío 

13(5 
137 
150 
151 

1()5 

183 

184 

107 
108 
IOS 


Primera   líarío. 


C.\  I'.  I.  La  naturaleza  inanimada.  El  aire. 

CAP.    II.— 1'jI  aire  en  movimiento 

CAP.  III.— Volar  i  nadar 

CAÍ'.  IV.  \.—\m  presión  del  aire 

CAP.  ^'l.— El  Barómetro   

CAP.  VIL — La  maquina  neumática. .  .'.  . 

CAP.  VIIL— Los  o-ases 

CAP.  IX.— Pólvora 

CAP.  X.— Pistolas  de  viento.  Xí.  XIÍ,— 

Clovos  ariostátieos 

CAP.  Xlll— Aiie,.a!¡ei,t.' 

V\\\    XIV.    r|,¡„.|h;a<,    XV.    Csos   del 


215 
231 
24  C. 


:íOO 

310 


CAP    XVI— Ki 
vel 


Gra:nnlla  /;,/ 
F.  Mavld!. 


'■a  i(,.s  i,¡ 


KCCIOX     I..--HU.inr 


INDlíE. 


LECCIÓN  III.— Números  i  Jéiicros. . .  .  11 

I  íE  ce  ION  IV.— Pronombres 24 

LECCIÓN  V.— Adjetivos 25 

LECCIONES  VL— Articulos.   A' I!— El 

Torbo 41 

I;ECCION  VIII.— Verbos  auxilares ....  42 

LECCIÓN  IX.— Conju!?acioiioB .")•'> 

LECCIÓN  X.— Adverbios óC, 

LECCIÓN  XI.— Partículas 72 

LECCIÓN  XII.— Interjecciones 72 

Sí>;riui(la  parte. 

LECCIÓN  I. — Nociones  preliminares...  90 

LECCIÓN  II.— Partea  de  la  oración ....  00 

LECCIÓN  IIL— Sustantivo.— Números.  10:5 

LECCIÓN  IV.— Jóneros 104 

LECCIONES.  V.— VI. -Pronombres.  .  .  120-121 
LECCIÓN  VIL — .\umentativo3  i  diminu- 

tÍT03 140 

LECCIONES  VIH— IX.— Numerales. .  141-152 
LECCIÓN  X.—  Comparativos  i  superla- 
tivos   153 

LECCIÓN  XI.— Articulos 166 

LECCIÓN  XIL— XIII.— XIV.— Verbo.  167-185 

LECCIÓN  XV.  XVI.— Continúa 199 

LECCIÓN  XVIL— Conjuíraciou 216-233 

LECCIÓN  XVIIL— Verbos  irregulares.  233-249 


Jx  ri(,>:r:^  li'ónvo-prácticafi  de   GnimUini  ('(istrlln 
rrilrts  ¡i'irn  h'i  niños,   por  Sanios  Torrñ't.    iJir 
dci  Inst.ifiito  Nacioucd  (h:    (íi/nt:  rnm'n. 

Xceesiilad  e  importancia  del  estudio  de  la 
Ciramátioa 

LECCIÓN  I. — Nocione.-í  jeneralcs 

LECCIÓN  11. — idiomas  principales 

LECCIÓN  in.— Letras.  — Alfabeto 

I.ECCIOX  IV.— Irregularidad  del  altabc- 
!--p^'nol 

LECCIÓN  V.— Articulación. -Silaba.— 
I)¡pton<ro.— ^Tr¡pton;ro 

LECCIÓN  VL— División  de  las  silabas. 

LECCIÓN  VIL— División  de  las  pala- 
bras seü'unel  níimero  de  sílabas!  el  acenio. . 

LECCIÓN  VIII. --De  la  Oramática 

PIUMIilLV  PARTE. 


263 
264 

2S0 
21!4 


329 
330 


360 
361 


LECCIÓN  X.— Las  hojas 

Concluye  la  descripción  de  las  plantas. .  . 

LCCION  XL— El  reino  animal 

LECCIÓN  XIL— Utilidad  que  nos  pio- 
duren    los  animales 

LECCIÓN  XIIL— El  Castor 

LECCIÓN  XIV.  -El  Perro 

LECCIÓN  XV.—  La  Cigüeña 

LECCIÓN  XVI.— Sed  "siempre  honra- 
dos i  resistid  las  malas  tentaciones.  Decid 
siempre  la  verdad 


158 
162 

187 

201 
222 
250 
26.> 


209 


I. -El    miu-íiT.    .lo 
Toruno 

'ocslros.   Sección  nonnol 
escuela,    por  Santos 

15 

11.— Continuación.  . 
111.— Continuación. 

3(1 

•18 

Mélodos   de  inMmrdn,, 
D¡r¡d>,rdeh:s  !:.:• 

Pau.\  seu  :\Iak.sti!0  s 

K  XKCKSITA   VXA   l'IiE- 

I. — El  maestro  debe  comprender  el  ver- 
dadero objeto  de  la  educación.  II.  El 
maestro  debe  conocer  aquello  sobre  lo 
cual  está  llamado  a  operar.  III.  El  maestro 
debe  conocer  aquello  con  que  opera  IV.  El 
maestro  debe  saber  como  ha  de  conducirse  en 
la   operación 

V. — El  nmcslro  del¡c  saber  como  ^^c  ad- 
ministra i  se  o-obierna  una  escuela 


ipu 


a  de 


ion . 


¡'¡■¡ucipios  (pie   se  iii)io;-eii  de  la  nnti 

,  del  conocimiento 

Continuación 

Continuación 

Continuación 


126 
143 


LECCIÓN  ]X.--Anal()¡ia. 
LECCIÓN  X-   Do!  n<.iub 


rl   Dlr:, 


■p¡,hl¡o: 


LECCIÓN    1.— Seres    1¡i!íií;í;i^ 
des  de  la  intolij,-,icia 

LECCIÓN  i!.  — .Aplicar!. . i,  <1 
m-x   apr.Midi.b.    

LECCIÓN  111.— !M)nM:is  i  ..bn^Ms.  .  , 

LECCIÓN  IV.— Fonii;.    .!,•  !',,.;!, i, -i. 

LECCIÓN    VL— Hlmn'i.l.> 

LECCIÓN  VIL  — El    !;.  ¡n<.  .Min   i- 

LECCIOX  VllL— Ei  i;<-¡n.)  \'.i"í;u 

LECCIOX  ¡X. ¡)cs.TÍp.M.)n<ielns  ] 

tas  íIíot;uiica) 


le  he- 


C.M'.    L- 
CAL',    i!. 


■\\r 


CAL.  !ll— X. 
CAÍ'.  IV.  -!-l 
CAL.     \' 

M,U..d..  lii.M:...r¡a!. 
AL'to.lo  acromalif 
.Mi'todo  crotemáti 
AI.'d.i!M  .íln^tivo.. 


•jc.s  :',0() 
:¡('rü 


I'ÁJIXA. 

Kl  Elefante •:.'•, 

VA  Cóndor  de  Los  Ande? 2s 

Las   Pirámide?   de  Ejiptf) ii:! 

Justicia  al  maestro  (por  Luis  F.  ^Nfaiitilla)..  77 

El    Cliimborazo. S(l 

Franklin  i  su  barrilete  cli'ctrico !H 

La  pereza  i  la  impaciencia IS.") 

L'n   mal  hijo   (Por   C.   FiTintauía  i lllO 

I>enjamiii   Franklin ¿iiO 

La  tentativa   del    León  i    el  ('•\¡to    dt^   -a 
oiiipreí^a.  Por   el   poeta    Centro-Americano 

Fiai  ^latias    Córdova 21  ti 

Los  Padres  de  familia  i  ios  maestros  (Por 

Arturo  G.  Padin) .    -iTd  -2^.") 

La  enseñanza  obligatoria  (Por  Balta/ar 

Perales) :;01 

Los   hijos   dal    trabajo    Por  Mariano  Ra- 

mii'o,    (Cubano) ' :!1") 

^lacstro,  Profesor,   Instructor,   Preceptor 

Jícntor,   por  Roque    García :'.:!-! 

Pensamientos  de  Rollin,  sobre  la  conduc- 
ta (le  los  niño3  i  el  trato  do  los  maestros ....  :5.)0 
C.\P.  L — IL — Las  maneras.  El  arte,  por 

Samuel  Smiles :548-364 

Fisica  industrial 32(1 

Disciplina :58n 


Lirrione-'í   de  Física  esperimenfal,  precedidas  de  ahjuaas 

nociones  de  Mecánica,  para  uso  de  los  niños,  por  el 

Dr.  Dario    González,   Profesor  de  Mecánica   i 

Física,  en  el  lyis'ituto  Nanonnl 

d>'   a,>nfniwh>. 

íntruduccioii '1^ 

LECCIÓN  I —Nociones  ¡.reümiiiarc.-;. .  .  2<.> 
LECCIÓN  11. — Propiedades jeneralcs  de 

los  cuerpos \'^ 

LECCIÓN  III. — Nociones  sobre  los  mo- 
vimientos   "ii; 

LECCIÓN  IV.-Nociones  sobre la.s  fuerzas  7:'. 
LECCIÓN  V.— Composición  de  las  fuei- 

zas 1  -o 

LECCIÓN  VL— Idea  do  la  pesantez...  142 
LECC<ON  VIL— Leyes    do  la  caida  de 

los  suerpos 109 

LECCIÓN  VIIL— Centro  de  gravedad.  202 

LECCIÓN  IX.— Péndulo 237 

LECCIÓN  X— :Máquinassimi)los.  Palan- 
cas   2(;(í 

LECCIÓN  XI.-  Polea 2flfl 


Lecciones  elementales   de   dibujo  lineal   ed  cdcance  de  los 

niños,  por  M.  R.  Ortega,  ínjeniero  topógrafo  i  pro- 
fesor de  Jeografia  política  i  descriptiva,  del 
Instituto  Nacional. 

LECCIÓN   1.— Introducción 4G 

LECCIÓN   IL— De  la   linca 12.5 

LECCIÓN    IIL— Circunferencia 157 

LECCIÓN   IV..— De  los  ángulos 170 

LECCIqN  V.— Instrumentos 204 

LECCIÓN    VL— Continuación 235 

LECCIÓN    VIL— Problemas.  ^ 253 

LECCIÓN    VIH.— Prolilemas 2S2 

LECCIÓN   IX.— De   las   figura? 31:! 

LECCIÓN   X.— Problemas. ;'.45 

LECCIÓN   XI.— De  los  cuadriláteros..  3(11 


El  Cometa  poi 
El  Cometa  .. 
El  Cometii  .'. 
El  Cometa  ,. 
El  Cometa  „ 
El  Cometa     „ 


46 
03 
80 
95 
112 
1-27 


/.íCcoi/t'.v  (/r  .ír!/¡iir/in!  pní-Hrii  (Ici-ininl  ¡    rii:.n„a.!i'  e 
crilasr.i    /nnices  ¿,nr  1.  II,,:, hall.  I  i  lr,nl„r;,l„s  ,„',■ 
Pedro  Deh'vn     f..  „h,„i„o  ,wir,!n>  ,:VI        ' 

lnfitn,üo  x„r ;,„„,/. 

Iiiti-oduccion 58 

CAP.  1. — Nociones  preliminares 58 

CAP.  IL — Numoi-acion 74-  91 

Continuación   107-121 

IIL — Numeración  escrita 137 

IV. — Lectura  i  escritura  de  los  núniei'os 

enteros 1 54-lGl 

Consecuencias  déla  numeración 108 

V. — Operaciones  fundamentales  de  la  A- 

ritmética 180 

VI. — Suma  de  los  números  enteros 187-200 

Pruebas  i  usos  de  la  suma , 218 

Problema  sobre  la  suma  de  los  níuneros 

enteros 234 

VIL— Sustracción  de  los  números  enteros  235-251 

Continuación 280 

Pruebas  de  la  resta 297 

Problemas  de  restar 298 

VIII.-MultipIicacion  de  números  enteros.  314-330 

IX. — Signos  do  la  multi])licacion 340 

X.     Casos  de  la  multiplicación 347-3Ci3 


De    /„   .V.n->d.   j.nr    i;,],',:,   Vil]„i.    ctl.-.lráíleu   (A-    l¡l,,H„fi 
„,nral    ,■    ¡,¡s!ur'„  de    h,    lilosnfid  del  ' 

¡,isi;i„'.,  .\','.  ;,„;,./. 

lutroducciou 59 

PÁRRAFO  I.—Dciinic¡oiicH  i  división  de 
la  moral 59 

PARRADO    IL- -De  las  acciones   huma- 
iiíi'i 75 

PÁRRAFO  III. --Principios  de  la  moral.  92 

PÁRRAFO  VL— Responsabilidad  moral 
de  las  acciones 93 

PÁRRAFO  V.-  -Del  deber  i  del  derecho.  1 05 
_  PÁRRAFO  VI.-Deberes  del  hombre  con- 
sigo mismo 100 

PÁRRAFO  VIL— Deberes    del    hombre 
para  con  sus  semejantes 122-141 

Conclusión 153 


El  paso  de  Venus,  por    ¡'Ícente  Picas.     Prqfe¿»r  de  Cos- 

iKoijri'flit  ¡ jeocrrafin j'ísii-ii  en  el  Instituto  Nacioned. 

1— 01 

II. — Continuación 78 

III — Conclucion 93 

El  p>aso  de  Yenns  por  Santos  Toruno.  . .  .  108 
1. — jUtrononiía  popuilar,   pjor  Santos   To- 

neao 144 

II. — Continuación 159 

IIL— Continuación 174 


ím>U'í: 


rARRAFO  IV 
PÁRRAFO  V.- 


Coiitimiaci 
Coiitiiuiaciti 


Xi>r!uueii de  ^i'oinelr'n.   Escr; 

Sarifo.'i  Toiiño.  Direclor  <• 

de  GvnU»: 


Iiiirodiicc'on 

1-1(1 

I.KCCiON  í.-    

I4f; 

r.FCClON  il.    !.   —  

iRn 

LKCCIONli'. 

•2 !  1 

LECCIÓN  I() 

('¡i 

el  ci-ciilo 

i;:^T 

I.ECCTOX  V.— Do  losáiiu;:',.- 

-!.')^ 

LECCiON  IV.— Med'da  de  U<  v-:^^' 

(1^.           1^00 

Oonplí'iiieuto  i  ?iit)'eiiie!uo  de  vn  ;íi '_ii 

0.           '.',-2:', 

I.ECCfOX  VIL— Pi-op-cdade.  de   h- 

!¡- 

ncns  ne -neiulioida  es  i  onü.  i'ns 

'■'rl'-] 

LECCÍOX  V.   i.-ii-^i-  i;-w,,.i,,  ■,!, 

':i< 

LECCIÓN 
LECCKVs 


Sección  de  cui.ociiuienfos  üülen.  Dedicada  a  la 
dad  de  Artesados. 

Ao-uas  para  limpiar  objetos  de  eoUve.  lii- 
toii,  etc 

l'ara  reconocer  el  acero 

i'ara  soldar  la  loxa  i  el  cristal 

Para  dar  color  de  ébano  a  las  !iiador¡ss. 

Roble    color   de  ébano 

Darni/,  para  los   metales  ^^oüdez    de    las 
mader;!s 

i>etunes  para   el    calzado -Bronceado    de 
hierro   i    latón 

Hacer   rinagrc  fuerte-Solución  desinfec- 
tante   ■_ 

Cola  china  para  pegar  losa   i    cristal .  . 

Para  aclarar  i  dar  brillo  a  los  diaman- 
tes oscuros 

Procedimiento  para   limpiar   los  marcos 
dorados 

Pava  dar  diversos  coloros  a  los  fuegos  ar- 
tiiicialcs 

Para  copiar  un  dibujo  o  un   retrato .... 

Líquido  para  escribir  sobre   metal 

Pintura  de  los  metales 

Rarniz  negro  para  el  cuero 

Barniz  gpra  el  acero 

Tinta  simpática 

DesaroUo  de  una  lechuga  en  24  horas .  . 

Conocimiento  jcneral  de  las  máquinas .  . 

Conocimiento       ,,         ,.     „  „ 

Conservación   do  la   fruta  por  medio  del 
algodón. 

Nuevo  temple  del 'acero 

Cola  líquida 

Revestimiento   de  acero 

Limpieza   de  •  los  objetos   de   cocina .... 

Tinta.  .  .  ..;■. 

^:Qué  es  un    caballo    de   vapcr? 


:5n 


Socie- 


:5ü:5 
id 
id 
id 
id 
id 

:?18 


.Vsciradoni   do  doMf  .iff.'ló 

Distinción    del    liii'i-¡n  i  i' ■!    ücíro 

Negro    animal 

.Aplicación    del   alcohol  y  ian  ijucniüdui'a» 

.Vgim  alcanforada 

Para   restaurar    una    (■-.•i  ¡iiir,i    uiitiüna  c 

intelijible '.  .  .  .  . 

ilodo  de   escribir  sobre  el  zinc 

,'hitídotos  de   algunos   venenos 

Modio.í     do    conooor     la^    impureza.-    del 

' Cdloracioii    ai-li!ir¡u¡   do   las  lloren 

Nikolado 

Hipo 

Tinta  para  esi'ribrr   sobre  ol    vidrio    .... 

l'jlixir  dijestivo 

A  plicacion  alimenticia  del  centono,  cebada, 
avena  i   inaiz 

Aguas  potables 

("ristales  traslucientes  i  deslustrado!.  .  .  . 

Valor  nutritivo  do  las  sustancias  alimen- 
ticias  

Reproducción  de   dibujos 

^ledío  secillo  de  ensallar  los  vinos 

Preparación  de  ácido  carljóuieo 

Tcíildoá  do   lii   Luí:» 

Negro  azulado 

Pardo  oscuro  

Gris  perla 

Blanco  de  porcelana 

Azul  alcalino  sobre  lana  hilada  o  en  piezas 

Violeta  fuerte  sobre  lana  en  piceas.... 

Eleotropos  sobre  lana  en  piezas 

Pardo  aceituna 

Cranato  rojo 

Sangro  de  Imoi 

Tintura  do  las  plumas 

Blanqueo  i  tintura  de  ¡ns  sombreros  do 
I'".Í'^ 

Fabricación  dol  Aluminio 

Niirvupr,,,.,.,!;;!, ionio  ¡.arad  lavado  do  la 
frailóla 


yio<  do  Octubre. .  . 

..  Noviembre. 

.,  Piciembro 

.,  Enero.  . .  . 

.,  Febrero . .  . 

,.  iíarzo 

..      ..  Abril 

..      ..   ^favo 

Tunio 


:í!8 
id 


868 
id 
id 
id 
id 
id 
id 
id 
id 
id 

381 

382 
id 


(U 
90 
128 
160 
192 
324 
256 
288 
320 


Ohmr  cu  dones  mtiereolójicas  hechas  e»  el   Instittif-o 
Awional.   por  Edwin    Rockstroh 

Fo'uroro   i    :\Iarzo 208 

-Marzo    i    Abril 240 

Abril  i  \Layo 272 

Mayo   i   Jhuío 304 

Junio  i  Julio 336 

Julio 352 

Agosto 384 


Índice 


Periódico  dedicatlo  a  la  diftision  de  la  Instrnecioii  Primaria  i  Secundaria. 

PüULICAOO  BAJO  LA  PnOTRCCÍON  DEL  PeSOR   JeNEEAL  J.  RuFINO  BaRRIOS, 
PRESinENTE    DE  LA     REPÚBLICA    DE  GUATEMALA. 


P^intlador  i  Editor,  Santos  Toruno. 


Administrador,  Edwin  Rockstroh. 


iViJ.n.  1. 


Giiiüloinala,  2ó  <le  Nctiemhrc  <le  18S2. 


VOI^.I. 


I=^PlOSF>H]OTO. 


Sesenta  i  un  nños  lia  que  Guatemala,  llena  de  ilusio- 
nes i  rica  de  espcninzas,  se  levante')  como  un  solo  hom- 
bre i  proclamóla  independencia  de  la  Patria,  envolrieii- 
do  en  su  entusiasmo  Uun  ^  los  delegados  de  la  Metró- 
poli que  cedieron  el  campo  a  las  tendencias  populares 
i  secundaron  el  movimiento  rejenerador  que,  desde 
ISIO  venia  operándose  en  las  colonias  españolas  del 
Nuevo. Mundo. 

Los  prúcei-es  de  la  Independencia  educados  en  los  li- 
bros de  los  ñlüsofos  e  inspirados  en  el  eiemplo  de  los 
Estados-Unidos  del  Norte,  creyeron  que  la  emancipa- 
ción del  pais  i  la  proclatuacion  de  la  Rei)íiljlica  era 
cuanto  de  ellos  i  del  pueblo  e.xijian  los  tienqios  para 
jtoder  formal-  en  el  corazón  de  ambas  Américas  una 
nación  libre  i  floreciente,  t^ca.  i  poderosa. 

Un  año  apenas  liaMa  trascurrido  cuando  la  nación 
se  hallaba  ya  en  desacuerdo  i  dividida  en  dos  bandos 
armados,  desarrollándose  en  seguida  el  sangriento  dra- 
ma de  la  guerra  civil  qué  diera  en  tierra  con  la  unidad 
de    la  Patria. 

La  Lidependencia  no  produjo  desde  luego  la  Repú- 
blica, ni  la  R'púlilica  pr  .clamada  en  1824  pudo  conso- 
lidarse, porque  a  ello  se  opuso  la  ignorancia  popular, 
que  es  el  enemigo  irreconciliable  de  la  libertad  i  del 
orden  republicano  i  el  sosten  mas  poderoso  de  la  escla- 
vitud   i  de  las  monarquías  absolutas. 

Si,  la  falta  de  instrucción  en  las  masas  ha  sido  el  ene- 
migo mas  formidai)le  de  nuestra  independencia,  el  ma- 
yor enemigo  de  la  paz  i  del  ürd.-n,  el  promotor  de  nues- 


tras luchas  fratricidas,  i  la  única  causa  de  que  Centro- 
América  aun  permanezca  dividida  i  que  no  pueda  formar 
una  nación  grande  i  respetada,  próspera  i  feliz.  Com- 
batir la  ignorancia  por  medio  de  la  instrucción  popular, 
seria  afirmar  la  Independencia,  secundar  el  pensamiento 
de  los  proceres  i  curar  los  males  todos  de  la  Patria, 
para  que  pudiera  marchar  sin  tropiezo  a  su  prosperidad 
i  engrandecimiento.  El  modo  mas  fácil  de  evitar  las 
revoluciones  futuras  i  preparar  la  felicidad  de  lasjene- 
raciones  nuevas,  es  enseñar  las  primeras  letras  a  los  ni- 
ños; i  el  medio  mas  sencillo  de  terminar  las  revolucio- 
nes presentes  i  mejorar  la  condición  do  la  jeneracion 
actual,  es  enseñar  también  las  primeras  letras  a  los  adul- 
tos que  no  las  han  aprendido. 

Véase,  pues,  por  qué  hemos  querido  celebrar  el  dia 
de  la  Independencia,  con  la  creación  de  un  periódico 
dedicado  esclusivamente  a  difundir  por  toda  la  Repúbli- 
ca las  productivas  semillas  de  la  instrucción  primaria 
i  secundaria. 

Nuestro  programa  no  es  orijinal,  lo  hemos  tomado 
del  que  desarrollara  en  su  periódico  de  educación  el 
gran  pedagogo  D.  Luis  Felipe  Mantilla.  Publicaremos 
testos  de  instiniccion  primaria  i  secundaria,  .artículos 
propios  para  la  educación  de  la  juventud,  tratados  de 
podffgojía,  datos  estadísticos  nacionales  i  estranjeros 
que  den  a  conocer  el  estado  de  las  escuelas  i  colejios,  i 
cuantas  noticias  i  trabajos  conduzcan  al  triunfo  de  la 
civilización   i  del  progreso. 

El  periódico  del  Instituto  será  quincenal,  i  cada  nú- 
mero llevará  las  ilustraciones  necesarias  para  la  buena 
i  fácil  intelijencia  del  testo.  El  arte  de  grabar  en  ma- 
dera es  enteramente  desconocido  entre  nosotros,  i  los 
grabados  de  este  primer  uúmero  son  los  primeros  ensa- 


KL,  IJVSTSTIÍTO  JV,lCJfOJ\*JlI^. 


vos  de  al|,'uno3  alumnos  del  Establcciniicnto,  pero  tciie- 
íiios  fé  en  quo  se  irán  perfeccionando  con  el  ejercicio, 
el  trabajo  i  la  constancia. 

La  primera  palabra  de  "El  Instituto  Nacional'"  lia 
sido  para  los  Padres  de  la  Patria.  ¡Ojalá  cuando  yvn- 
nuncie  la  última  exista  ya  la  patria  que  ellos  soñaron: 
libre,  grande  i  feliz! 


liiJlwiiela  de  la  Tiisti-wcfio«  inimaria  en  las 
«■«síHiulnes,  en  la  nioval  ijúhlii'a.  eti  la  tu- 
«lustiia  i  en  el  desarrollo .jeneral  de  la  pros- 
perÉdad  de  lo;-;  ¡Mie!l>los,  por  el  ililsíre  í<.  V^ 
Aníaníiíe;:?ui. 

urrrs'nlud  soial 


Laprii 
e^s  la  insti 


Lastarria. 


Cuando  Anibal  hubo  destruido  a  Sagunto,  aliada  do 
Roma,  los  romanos  enviaron  una  embajada  á  Cartago 
jiara  exijir  satisfacción  del  agravio.  Quinto  Fabio,  uno 
de  los  ciudadanos  mas  esclarecidos  de  la  república,  que 
iba  al  frente  de  la  diputación,  se  presentó  al  senado  car- 
tajines,  i  haciendo  un  pliegue  a  su  toga:  "Aquí  os  trai- 
go, dijo,  la  paz  o  la  guerra.  í]scojed."  Los  cartajine- 
ses  escojieron  la  guerra,  es  decir,  la  derrota  de  sus  ejér- 
tos,  la  ruina  de  su  opulenta  ciudad,  la  destrucción  de  su 
imperio,  el  aniquilamiento  de  su  gloria,  i  el  esterminio 
de  su  nombre. 

Como  Quinto  Fabio  ofrecía  al  senado  cartnjines  en  los 
])liegues  de  su  toga,  la  paz  ó  la  guerra,  nosotros  ofrece- 
mos al  pueblo  en  las  páginas  de  este  libro  la  prosperidad 
o  la  decadencia,  la  civilización  ó  la  barbarie.  Es  pre- 
ciso que  escoja  pronto,  i  sobre  todo,  que  escoja  bien.  La 
elección  que  debe  hacer  arrastra  para  6\  consecuencias 
tan  trascendentales  como  la  que  hicieron  los  cartajineses. 
Es  una  cuestión  de  vida  o  de  muerte,  quo,  como  la  que 
se  proponía  Hamlet,  nos  coloca  en  la  alternativa  de  ser 
o  de  no  ser.  De  la  solución  que  le  dcinos  (Iciicinlcrá  que 
seamos  o  una  gran  nación  que  deje  su  luicila  csíaniiiada 
en  la  historia  de  la  humanidad,  o  una  nación  miserable, 
sin  importancia  en  el  mundo,  que  ni  siquiera  merecerá 
un  recuerdo  en  los  siglos  futuros. 

El  objeto  de  este  libro  es  nada  m^nos  que  la  investiga- 
ción de  los  medios  adecuados  para  conseguir  que  todos 
nuestros  conciudadanos,  si  es  posible  sin  cscopcion,  agre- 
guen sentidos  nuevos  á  los  cinco  que  han  recibido  de  la 
naturaleza. 

Setrata  de  que  todos  ellos  vean,  oigan  y  palpen,  no 
solo  lo  quo  está  al  alcance  de  sus  ojos,  de  sus  oidos  i  de 
sus  manos,  sino  también  lo  que  ha  sucedido  hasta  en  los 
tiempos  mas  remotos,  lo  que  está  pasando  hasta  en  los 
países  mas  lejanos 

Se  trata  deque  todos  ellos  adquieran  instrumentos 
poderosísimos  para  dominar  y  esplotar  la  materia. 

So  trata  de  que  todos  ellos  puedan  aprovechar  el  sa- 
ber i  la  esperíencia.  no  solo  de  sus  parientes,  de  sus  ve- 
cinos, de  sus  conciudadanos,  de  sus  contemporáneos,  sino 
de  los  individuos  de  todas  ¡as  edades  y  de  todas  las  na- 
ciones. 

Estas  maravillas  no  son  promesas  de  charlatán,  sino 
realidades  fáciles  de  alcanzar.  Basta  para  ello  poseer 
los  rudimentos  que  constituyen  la  instrucción  primaria. 
El  simple  aprendizaje  de  la  lectura,  de  la  escritura  i  del 
cálculo,  orijcn  de  todas  las  ciencias  físicas,  hh  ;;(1,-  ¡  sa- 
gradas, puede  producir  todos  esos  prodijios. 

Si  queremos  que  nuestra  Patria  sea  floreciente  en  el 
interior,  poderosa  en  la  América,  res])etada  en  la  Euro- 
pa, notable  en  el  orbe  de  la  tierra,  procuremos  dejar  de 
ser  los  sordomudos  de  la  civilización. 


lios  Estados-Unidos  del  Norte  son  en  la  actualidad 
el  imeblo  mas  rico,  mas  próspero,  i  nms  feliz  del  mundo. 
Inglaterra,  Francia  y  Alemania  son.  después  délos  Es- 
tados-Unidos, los  países  mas  adelantados. 

¿Por  qué? 

Porque  los  yankces  de  la  América  del  Norte,  los  in- 
gleses, los  franceses,  los  alemanes  son  respectivamenta 
hombres  mas  completos  que  los  demás  hombres;  porque 
tienen  sentidos  maa  numerosos  i  mas  perfectos;  porque 
a  coiisec'uencia  de  eso  mismo  tienen  facultades  mas  des- 
arrolladas, voluntades  mas  enérjicas,  medios  de  acción 
mas  elifaces.  Nosotros,  i  los  centenares  de  pueblos  que 
se  oiK  iKiitran  en  condiciones  análogas  a  las  nuestras, 
solo  \('ni!)s.  oiiiios,  olemos,  gustamns  y  palpamos.  Los 
yankees,  los  ingleses,  los  franceses,  los  alemanes  no  solo  ' 
"ven,  oyen,  huelen,  gustan  y  palpan  como  nosotros,  sino 
que  saben  ademas  casi  todos  leer,  escribir  y  calcular,  lo 
que  les  habilita  para  llegar  a  ser  mas  industriosos,  mas 
morales,  mas  rclijiosos.  De  ahí  nace  que  los  pueblos 
mencionados  tengan  sobre  nosotros  la  misma  superiori- 
dad que  nosotros  tendríamos  sobre  un  pueblo  de  mudos, 
o  de  ciegos,  o  de  sordos,  o  de  paralíticos.    • 

Tenéis  pues  que  elejir  entre  algunos  sacrificios  de  di- 
nero i  esfuerzos  de  actividad  que,  dotando  a  todos  de 
la  instrucción  indispensable,  nos  eleven  a  la  altura  de 
los  pueblos  mas  civilizados,  i  la  persistencia  en  esa  mez- 
quindad i  en  esa  indolencia  que  nos  tienen  reducidos  al 
estado  de  proletarios  de  la  íntelijencia  i  de  colonos  de 
otras  naciones. 

Como  veis,  la  elección  es  importantísima.  Al  hacerla 
guardaos  de  imitar  á  los  cartajineses,  elijicndo  la  ruina 
de  nuestra  queiáda  patria. 

Cuando  todos  saben,  ¡ai  de  los  ignorantes! 

Cuando  todos  prosi)eran,  ¡ai  de  los  que  decaen! 

Cuando  todos  avanzan,  ¡ai  de  los  que  pernniu'-pen  es- 
tacionarios! soliretodo  ¡ai  de  los  que  rotrograüaiil 

(CONTINUAUÁ.) 

NOCIONES 
S>c  €osHiograíí:i  j  .3<'«^i*:iítsi. 

Escritas  tara  i.ns  xiÑns, 

l'oj-  Sanios  Tonino,  Director  del  lusür^l.,  Xifi„:o]de 
Guate  mola. 

I  í 

LECCIÓN  L 

La  Eouma  de  i 


Lr\  Tierra  es  casi  redonda  en  flexura  de  una  na- 
ranja, i  está  aislri'la  en  cl  espacio  como  un  glooo 
en  el  aire. 


EL,  IJVSTITIITO  jy»aCMOJ\*»ílI.. 


No  es  fácil  comprender  la  redondez  de  la 
Tierra  sin  una  atenta  observación,  mucho  menos 
si  se  toman  en  cuenta  las  desigualdades  i  asperezas 
de  su  superficie,  como  los  abismos,  las  colinas  i  las 
altas  montañas  de  que  está  erizada.  No  es  estra- 
ño,  pues,  que  por  mucho  tiempo  creyeran  los 
hombres  que  la  Tierra  era  plana,  i  era  natural  que 
así  lo  creyesen,  porque  por  doquiera  que  marche- 
mos se  estiende  siempre  delante  de  nosotros  mas 
o  menos  plana. 

Cuando  nos  encontramos  en  medio  de  un  llano 
o  en  alta  mar,  sin  ningún  obstáculo  que  limite  la 
vista  a  nuestro  derredor,  vemos  el  Mundo  que 
habitamos  como  si  fuese  una  inmensa  llanura  a 
cuyo  borde  llegaríamos  encaminándonos  bastante 
tiempo  en  una  misma  dirección.  Tal  es  la  primera 
idea  de  todo  niño,  i  tal  fué  también,  como  hemos 
dicho,  la  creencia  de  todos  los  hombres  en  los  pri- 


meros tiempos.  Cre- 
íase entonces  que  el 
Sol  i  la  Luna  salían 


1  se  ponían  única 
mente  para  comodi 
dad  de  los  habitan 
tes  de  la  Tierra,  i 
mirábase  el  Cielo 
con  su  multitud  de 
estrellas  como  una 
gran  cúpula  o  bóve- 
da de  cristal  que  cu 
bria  la  Tierra  i  des 
cansaba  sobre  elli 
Muchos  siglos  de 
observación  han  si 
do  necesarios  paia 
llegar  a  descubrir  la 
redondez  de  la  Tier- 
ra, verdad 
pued 


ya 


que    no 
ponerse 


no  se  ven,  no  porque  la  vista  no  alcance  mas,  sino 
porque  lo  impide  la  superficie  convexa  del  mar 
o  de  la  llanura.  En  efecto:  se  puede  probar 
fácilmente  que  el  límite  del  horizonte  visible  no 
señala  la  distancia  a  que  se  puede  ver  con  clari- 
dad, porque  elevándose  a  alturas  verticales  cada 
vez  mayores,  al  segundo  o  tercer  piso  de  una  tor- 
re por  ejemplo,  crece  el  radio  del  círculo  horizon- 
tal i  se  ven  mas  lejos  nuevas  casas,  nuevos 
árboles  i  otros  objetos  que  eran  ininvisibles  des- 
de   el  llano. 

Cuando  estamos  a  la  orillia  del  mar,  vemos 
una  inmensa  estension  de  agua  semejante  á 
una  vasta  llanura.  Supongamos  que  sale  del 
puerto  un  buque,  a  medida  que  se  aleja  dis- 
minuye de  tamaño  para  nosotros,  hasta  que 
llega  al  límite  del  horizonte  visible.  Entonces 
ya  no  vemos  alejarse  al  buque,  sino  que  pare- 


ce que  se  va  hundien- 
do en  el  mar  .El  cas- 
co del  buque  se  ocul- 
ta primero  á  nuestra 
vista,  después  las  ve- 
las mas  bajas,  en  se- 
guida las  mas  altas,  i 
finalmente  las  estremi- 
dades  de  los  mástiles 
i  la  punta  del  palo 
mayor  que  es  lo  últi- 
mo que  percibimos 
apesar  de  su  peque- 
nez; mientras  que  las 
partes  mas  grandes  del 
buque  hablan  desapa- 
recido por  completo 
desde  el  principio.  Un 
fenómeno  enteramen- 
te semejante  observan 
los  marinos  que  van  en 


Buques  que  se  alejan. 


en  duda  en  vista  de  las  pruebas  que  se  dan,  mu- 
chas de  las  cuales  son  evidentes  i  palpables.  Hé 
aquí  algunas  de  las  principales. 

Primera. — La  vista  de  los  objetos  distantes  i 
el  ensanche  del  horizonte  visible. 

Si  la  superficie  de  la  Tierra  fuera  plana,  un  ob- 
jeto que  se  aleja  en  una  estensa  llanura  o  en  el 
mar,  nos  parecería  cada  vez  mas  pequeño,  i  de- 
jaríamos de  verlo  cuando  no  fuese  mas  que  un 
punto  imperceptible.  Pero  no  sucede  así. 

El  horizonte  visible,  que  es  el  círculo  que  en 
derredor  limita  nuestra  vista,  donde  parece  que 
el  Cielo  se  junta  con  la  tierra  o  el  agua,  tiene  le- 
gua i  media  de  radio,  estando  el  observador  a  una 
altura  de  once  pies  sobre  el  nivel  del  mar  o 
de  una  estensa  llanura;  i  en  este  caso,  no  se  ven 
a  mayor  distancia  ni  los  buques  en  el  mar,  ni 
las  casas,  árboles  i  demás  objetos  en  el   llano;    i 


el  buque;  la  playa  es  la  primera  que  desapa- 
rece a  su  vista,  en  seguida  las  rejiones  mas  ba- 
jas de  la  costa,  i  por  último  las  cimas  de  las  torres, 
de  las  colinas  i  de  las  montañas  mas  altas.  Si  en 
lugar  del  buque  que  va,  es  otro  que  viene;,  lo  pri- 
mero que  vemos  son  las  estremidades  de  los  más- 
tiles, en  seguida  aparecen  las  velas,  i  por  último 
el  casco.  Luego  que  se  le  ve  por  entero,  ya  no 
sube  mas,  i  avanza  majestuosamente  hasta  la  ori- 
lla. Nos  consta  que  los  buques  no  salen  del  mar, 
de  consiguiente,  si  primero  se  presenta  a  nuestra 
vista  la  parte  mas  pequeña  i  por  lo  mismo  la  me- 
nos visible,  será  porque  alguna  cosa  nos  impe- 
dirá ver  el  resto  que  es  lo  mas  grande,  será  por- 
que algún  cuerpo  se  interpone  entre  nuestra  vista 
i  el  buque;  sin  embargo,  nada  vemos  que  nos  im- 
pida, i  el  fenómeno  solo  puede  esplicarse  por  la 
superficie  convexa  del  mar. 


r.I,  IJVSTITUTO  J\\1€IGJ\\1E,. 


Hai  mas:  supongamos  que  el  observador 
se  encuentra  al  pié  de  un  elevado  peñasco  en 
la  orilla  del  mar,  i  que  percibe  las  velas  de 
un  buque  distante;  si  sube  inmediatamente 
á  la  cima  del  peñasco,  podrá  descubrir  no 
solo  las  velas  sino  también  todo  el  casco; 
alcanzando  talvez  a  divisar  algunos  otros 
buques  aun  mas  distantes,  los  cuales  seria 
de  todo  punto  imposible  ver  desde  la  playa. 
En  la  cima  de  las  altas  montañas  el  hori- 
zonte es  mui  estenso,  i  la  vista  puede  alean-  n 
zar  una  distancia  de  200  kilómetros  ó  sean  ,  '^ 
unas  5o  leguas;  aunque  mas  allá  de  la  mi- 
tad de  esta  distancia  los  objetos  se  \  (  w 
ya  como  borrados  ó  confusos. 

Finalmente,  en  alta  mar  i  desde  el  puen-  /"  '' 
te  de  un  buque  se  pierde  de  vista  otro  buque  '  '' ' 
a  la  distancia  de  cuatro  ó  cinco  millas;  mien- 
tras que  se  ve  a  mas  de  i5o  millas  de  dis- 
tancia la  cúspide  de  algunas  montañas  mui 
altas,  como  el  elevado  pico  del  Orizaba-  La 
curvatura  del  mar  oculta  el  buque  por  ser  peque- 
ño, i  no  es  suficiente  para  ocultar  el  pico  de  la 
montaña  por  ser  mui  alto,  el  cual  desaparecerá 
cuando  el  buque  haya  descendido  lo  suficiente 
por  la  parte  opuesta  de  la  superficie  curva.  Se 
ve,  pues,  que  el  horizonte  se  ensancha  a  medida 
que  el  observador  se  eleva  sobre  la  superficie  en 
que  está,  como  se  representa  en  la  figura  si- 
guiente. 


//A 


Convexidad  del  mar 


Como  los  hechos  referidos  se  reproducen  de 
un  modo  uniforme  en  todos  los  puntos  de  la  su- 
perficie del  Globo,  se  debe  concluir  que  por  planos 
que  parezcan  el  mar  i  la  tierra,  solo  son  partes 
de  una  gran  suíDerficie  convexa,  es  decir,  que  la 
Tierra  es  redonda  ó  esférica,  puesto  que  la  esfera 
es  el  único  cuerpo  en  que  una  porción  cualquira 
de  ella  se  ve  siempre  bajo  la  forma  de  un  circulo. 

Segunda  prueba. — El  cambio  de  latitud  en  las 
estrellas  cuando  el  observador  cambia  de  lugar  ca- 
minando hacia  el  Norte  o  hacia  el  Sur  en  la  di- 
rección de  un  mismo  meridiano. 

Si  la  Tierra  fuera  plana,  aunque  el  observador 
cambiara  de  latitud,  las  estrellas  se  verian  siempre 
a  la  misma  altura  en  su  paso  por  el  meridiano,  por 


la  inmensa  distancia  a  que  se  hallan  de  nosotros; 
pero  esto  no  sucede  así.     Cuando  un  viajero  par- 
te del  ecuador  i  se  dirije  al  polo  norte,  a  medida 
que  camina  observa  que  las  estrellas  del  Norte  van 
subiendo  i    las   del  hemisferio    sur  van  bajando 
hasta  ocultarse;   i  si    se    dirije    al  polo   sur,    el 
fenómeno  se  verifica  exactamente  en  orden  inver- 
so.    Pero  es  bien  sabido  que  no  son  las  estrellas 
las  que  producen  este  cambio,  por  que  todos  los 
pueblos  nos  atestiguan  que  las  ven  siempre  a  la 
misma  altura  en  su  paso  por  el  meridiano;  i  por 
consigiente,   el   fenómeno  solo  puede  esplicarse 
por  la  redondez  de  la  Tierra.     A  medida  que   el 
viajero  va  bajando  la  superficie  convexa  del  Globo, 
parece   que   las  estrellas  ^en  sentido  inverso  van 
subiendo  proporcionalmente;  de  modo  qtie  si  en 
la  dirección    de    un    mismo    meridiano  se  andan 
veinte  leguas  que  hacen  un  grado  terrestre,  las  es- 
trellas suben  también  un  grado  en  la  esfera  celes- 
te. Tenemns.  ¡. ;;■.■.-;,  en   esto  otra  prucl^a  de  la  re- 
dondc:-:  uc    i;;    i  ¡.  ;-ra, 

TtKCKkA  '  .      ^  :    '         '     ■      '"     ri  so- 

bre el  disco  . 
Oportunamer,.,:  v,..^,.,- ../>.....;..  ^;    ;>.v^, ...... ^;;lü   de 

los  planetas  i  lo  que  son  los  eclipses;  por  ahora 
baste  decir,  que  la  Tierra  i  la  Luna  jiran  al  derre- 
dor del  Sol,  que  la  Luna  es  un  cuerpo  opaco  como 
la  Tierra,  i  que  el  Sol  con  su  luz  propia  alumbra  la 
Tierra  i  la  Luna;  de  modo  que  la  luz  suave  i  pá- 
lida que  nos  da  la  Luna  pof  la  noche  es  refieja- 
da  de  lá  que  recibe  del  Sol.  Sentado  esto  podemos 
decir:  que  cuando  h.  T^-xn  se  coloca  en  linea- 
recta  entre  el  Sol  i  l.i  Luna,  la  Tierra  recibe  la 
luz  del  Sol  i  proyecta  su  sombra  sobre  el  '"üisco 
de  la  Luna;  i  como  esa  sombra  siem¡)re  aparece 
ci'-'"'"-  '-^  deduce  que  la  Tierra  es  redonda,  por 
í  .iierpos  redondos  dan  sombra  circí!- 

l.  ■^r-ra  polución  q'K-  se  les   ponga. 

Ci ...  ■  ¡lan  hecho 


El.  I,V.^ríTfjTO  JV^CHiJ%\ll.. 


hechos  directamente  demostrados  por  los  viajes 
que  se  han  hecho  al  derredor  del  Globo  terrestre. 
El  célebre  navegante  portugués  Hernando  Maga- 
llanes fué  el  primero  que  dio  la  vuelta  al  Mundo. 
El  20  de  setiembre  de  019  se  embarcó  en  San- 
lúcar,  cerca  de  Sevilla,  i  navegando  hacia  el  Occi- 
dente, llegó  al  continente  de  América;  recorrió 
las  costas  del  sur  hasta  la  estremidad  meridional, 
i  atravesó  el  estrecho  que  lleva  su  nombre  entre 
el  continente  i  una  isla  llamada  Tierra  de  Fuego; 
tomó  en  seguida  un  poco  hacia  el  norte,  después 
dobió  hacia  el  occidente  en  el  Gran  Océano,  i  lle- 
gó a  las  islas  Filipinas  donde  fué  asesinado  por 
los  naturales;  su  buque  continuó  el  viaje,  atravesó 
el  mir  de  las  Indias,  dobló  el  cabo  de  Buena 
Espíiranza,  en  el  Sur  de  África,  i  volvió  al  mis- 
mo puerto  de  donde  habia  salido  como  si  viniese 
de  Oriente,  después  de  haber  dado  la  vuelta  en- 
tera al  Globo  terrestre.  Después  de  Magalla- 
nes se  han  efectuado  otros  m'uchos  viajes  tanto 
por  mar  como  por  tierra,  i  todos  los  viajeros  han 
visto  siempre  sobre  su  cabeza  el  cielo  i  las  estre- 
llas, por  lo  que,  tanto  la  redondez  de  la  Tierra 
como  su  aislamiento  en  el  espacio,  han  llegado  a 
ser  )a  verdades  familiares. 

(  Contímiará.) 


ELEMENTOS 

ñ()hal 


]'<n: 


de  los  nlumnos  dd  InMitiifo 
lia  Guatemala. 

lílíMER  CURf^O. 


I^RSF.A.OIO. 


Aprendo  un  idioma  estranj.'ro  oomo  lias  rprondido 
tu  lengua  nativa:  lió  aquí  en  iracas  palabras  el  un'todo 
qao  he  pejíuldo  al  escribir  e^ia  obrita.  Es  el  método  de 
la  naturaleza  misma,  i  el  que  emplea  una  madre  cuando 
habla  a  ^u  liijo,  repitiéndole  cien  veces  las  mismas  pa- 
líibras,  coinbinándoias  impercei)til)lemente.  i  loorando 
díícsta  manera  hacerle  hablar  la  lengua  que  ella  habla, 
/q.ivnder  deeíte.modo,  noes  estudiar,  es  entretenerse. 
(Ahn.) 

No  consuntas  tu  actividad  intelectual  en  vaiías  teo- 
rías; dirijotoenilinea,  reftta  á  la  íVaseolojia:  escucha,  i 
comprende:  imita,  i  habla.  Estoes  loque  hace  un  ni- 
ño para  entender  i  hablar  su  propia  lengua,  sin  saber 
i!¡>SLudiar  ninguna  regla  de  gramática;  i  dos  mismos 
pi-ficedimieiitos  aplicados  á  un  idioma  csts^njeró^  produ- 
cirán los  mismos  resultados,  i  el  éxito  será  tanto  mas  se- 
guro, cuanto  mas  d.^  cerca  sigamos  la  marciía  de  la  natu- 
raleza. Cuando  entendamos  i  hablemos  una  lengua,  yio- 
dri'mo.s  estudiarla  gramaticalmente;  i  eutónces,  su  ostu- 
dionoserá  tan  cansado  i  fastidioso  como  cuando  se  co- 
mienza aprendiendo  reglas  i  iireceptos  He  aqni  el  or- 
den que  d.^be  sognirseenel  estudio  de  una  lengua  estran- 


1.  ="  El  arte  de  leer; 

2.  °  El  arte  de  oir; 

3"  °  El  arte  de  hablar; 

4.  °  El  arte  de  escribir 


1.  "^  El  Profesor  debe  leer  clara  i  distiiiiainonte  ca- 
da frase  del  párrafo  que  está  en  inglés,  para  i|ne  <d  alum- 
no repita  la  lectura  imitando  la  pronunciación,  i  dando 
la  traducción  correspondieute. 

2.  -'  El  Profesor  leerá  en  seguida  cada  frase  del  pár- 
rafo que  está  en  español,  para  que  el  alunuio  la  ponga  en 
inglés,  combinando  las  palabras  del  vocabulario. 

^^.  ^  El  Profesor  leerá  en  seguida  cada  pregunta  de 
la  conversación,  para  que  el  alumno  la  traduzca  al  oido 
i  conteste  también  en  inglés,  haciendo  uso  de  las  mismas 
palabras  de  la  pregunta  ó  do  otras  que  sepa  i  pueda  em- 
plear. 

VOCAP.ULAIIY. 


To  have,  tener  ó  haher. 
I  have,  yo  tenqo. 
We  have,  nosnlms  IciinmK 
Yon  have. 

ven. 
They  have 
He  has,  ¿I  tt<  ue. 
She  has,  ella  tiene. 
Thon  hast.  tíi  tienes  (poco  lisado) 


'■'1.  tiene  ó  Uds.  tic- 


The,  el,  Iri.  ¡os,  his. 

A,  un,  una. 

An,  Mí).,  nnn. 

^Iv.  mi,  mis. 

Yonr,  sn,  sus  (de    TJd.  ,',  de 

Uds.)    vnesír,,.    v:i,,!,-a, 

vuestros,  vuestni.s. 
TIÍS..V'/.  .v,/v,/,A'é/; 
ner.s„.s„.':l<^r;!„) 
Thcir.   s,,.  .,.,.   ,,/,.  ,//.«    ,', 

de  ellu..) 
Father,  padre. 

JIother,  mnire. 

Parents,  pa  Ins  (¿>  ^dre  i  iiia- 

Son,  sons,  hi¡o,  hijos. 
Dangthcr,    daugiiters;    h!j((, 


Niecc,  nieces;  sohrina, 

hrims. 

Boi_.k,  books;  lihro,  Vdn 

líouse,  iiouses;  eo'><(,ras 


Brotl 


Clardon. 
jardin,: 
irothers,  hermano,     Horse,  li 


heriiiniins. 
Sistor  si.-^tCTS;//<v;;/r(íííf,  lie 

Únele,  úneles:  tío,  lio-^\ 
Aunt,  aunts;  tía,  tías. 

Cousin,  cousins;  primo,  pr 

mas. 
Nephew,   iiephews;  soJiriu 

sobrinos. 


liuUos. 


l>..-.do.>::   /.,., 
(.'nr.  ca  (<.,/-//',.  ; 

Apple,  apples; 

manzanas. 
Orango,oranges 
vnronjas. 

And;  /. 


EXE11CÍSE.S. 
I. 

The  book,  tlie  books;  the  pon.  í!;e 
a  pon.  — My  book,  my  books;  my  pcn,  1 
our  Kooks;()iir  i)en,  our  pens. — Vour 


pens. — .V  book  and 
ny  pciis. — Oiirbook 
book,  yonr  bocdcs; 


MIj  M^VSTtTl'TO  *V*É('iOA"'*^Jir,. 


V(  ur  pen.  your  pcns.— llisbook,  liis  books;  his  pon,  liis 
po„;,._lloi-  l)0(>k,  lier  books;  hcr  iwni,  her  peiis.— Tlieir 
book,  their  books;  tlicir  pfiíi,  tlicir  pens.— I  liave  tlio  book 
and  tho  i)cns.  —He  lias  a  book  and  a  pen.— Sbe  has  an 
apple  and  an  orange.  — Wc  luvve  an  unclc— You  havo 


api 


My  l'atlicr  has  liis  book.-  My  motlipr  lias  lior  book. 
— My  parcnts  liavc  tlioir  book  —Your  son  has  bis  pon. 
— Your  daugtber  lias  lier  pen.— Your  sous  liave  tbcir  pens 
and  tlieir  books.— Your  daugliters  liave  tlieir  book  and 
their  pens.— :Mv  brotlier  has  her  book  (su  lUrro  de  el.la). 
niy  sister  lias  íiis  book  (su  libro  ck  é/).— Your  brotliers 
hiive  ourhouse. — Yonr  sistcrs  liave  ourgarden. — My  aunt 
has  hcr  cat.— My  cousins  liave  tlioir  dogs.-Your  nephew 
has  an  apple. — Oiir  niece  has  an  orange,— Your  aunt 
has  a  brothcr. — Your  únele  has  a  sister. 

III. 

:Mí  padre  tiene  un  liormano.— Su  madre  de  Ud.  tiene 
una  hermana.— Yo  tengo  hx  idunia.— Ud.  tiene  el  liliro. 
—  El  tiene  los  libros  i  ella  tiene  las  plumas. — Nosotros 
tenemos  nuestros  libros  i  Uds.  tienen  sus  plumas. — Ellos 
tienen  una  tia.— Ellas  tienen  un  tio.— Mi  tio  tiene  un  lier- 
niaiio.— Mis  padres  tienen  una  casa.  — Mis  hijas  tienen 
un  jardiu. — Mis  hijos  tienen  su  casa. — Su  sobrino  de  üd. 
tiene  una  naranja. — Mi  sobrina  tiene  una  manzana.- — La 
casa  tiene  un  jardin. 

§E€0:\l>   I^ESSOiV. 

YOCABULARY. 

I  híive  not,  yo  no  toiujo. 
We  llave  not,  nosotros  T( o  tenemos. 
You  havenot,  vosotros  no  tenéis,  tú  no  tienes,  Ud.  no  tie- 
ne ó  Uds.  no  tienen. 

They  have  not,  ellos  ó  ellas  no  tienen. 
lie  has  not,  él  no  tiene. 
She  has  not,  ella  m:>  tiene. 


Grandfathcr,  ídnu-ln . 
Grandmother,  abuela. 
Grandson,  nieto. 
Grand-daughtcr,  nieta. 


The  boy,  thoboys;  el  muedia- 
cho,  los  muchachos.  In,  e?i. 


EXERCISES. 


The  girl,  the  girls;  la  mu- 
chew.lta,  las  muchnchas. 

The  flovver,  the  (lowors; 
la  flor,  las  flores. 

The  rose,  the  roses;  la  ro- 
sa, las  rosas. 

The  tiilip  thctulips;  el  tu- 
lij,un.  /,>.v  {ri:¡,a,as. 


I- 

1  have  not  the  flowers. — You  have  not  a  ílower  in  your 
garden. — We  have  not  the  roses. — You  have  not  a  tulip. 
—They  have  not  their  flowers. — My  grandfather  has  not 
a  brotiier. — Your  grandmother  has  not  a  sister. — Your 
grand-son  has  not  a  horse. — My  grand-daughter  hasnot 
a  bo(.k. — My  brother  has  not  his  books. — My  sister  has 
not  lier  books. — My  parcnts  have  not  a  house. — Your 
sister  has  not  a  garden  in  her  hause — The  boys  have  not 
a  dog. — The  girl  has  not  an  apple. 


II. 


My  fa  tlier  has  not  liis  book.--^fy  ninther  hasnot  her  book. 


his  yion.-Your  daughter  has  not  her  pen.  -Your  sons  have 
their  pens  and  their  books. --Your  daughters  have  not 
their  book  and  their  pcns.-My  brother  has  not  her  book 
(su  libro  de  ella). — IViy  sister  lias  not  his  book  (sn  libro  (te 
el). — Your  brothers  have  iict  our  house. — Your  sisters 
have  not  our  pen. — My  únele  has  not  his  horse. — .My  aunt 
has  not  her  cat  — ^[y  cousins  have  not  their  dogs. — Your 
nciiliew  has  not  an  apple. — Our  niece  has  not  an  orange. 
— Your  aunt  has  not  a  brother.— Your  únele  has  not  a 
.sister. 

III. 

Wi  hermano  no  tiene  su  libro. — Sn  padre  de  Ud.  no 
tiene  mi  caballo. — El  muchacho  no  tiene  sus  perros. — La 
muchacha  no  tiene  sus  plumas  — Mis  padres  no  tienen 
una  casa. — La  hija  de  Ud.  no  tiene  un  jardin. — Mi  hijo 
no  tiene  sus  flores  de  Ud. — Yo  no  tengo  las  ro.sas. — Tú 
no  tienes  los  tulipanes. — Nosotros  no  tenemos  una  tia. — 
LTds.  no  tienen  un  tio — Ellos  no  tienen  sus  caballos. — 
Nosotros  no  tenemos  nuestros  perros. — Mis  hijas  no  tie- 
nen un  hermano. — Mis  hijos  no  tienen  una  hermana.— 
Ella  no  tiene  una  manzana. 

(Continuará.) 


INTRODUCCIÓN  A  LA  HISTORIA  UNIVERSAL 

Escrita  para  los  niño?,  por  E.  Cbidd. 
iXTüonrcfiox. 


Todo  en  este  vasto  mundo  tiene  su  historia,  o  lo  que 
es  lo  mismo,  todo  tiene  algo  que  deba  ser  contado  o  in- 
vestigado, para  saber  lo  que  era  y  como  ha  llegado  a  su 
actual  modo  de  ser. 

Los  hombres  sabios  han  podido,  después  de  arduas  in- 
vestigaciones, describir  historias  mas  sorprendentes  aun 
que  los  cuentos  de  hadas  que  se  nos  relatan  en  la  niñez, 
hasta  en  las  pequeñas  piedras  que  yacen  en  los  caminos 
o  en  los  jardines,  i  si  esto  es  cierto  respecto  de  seres  ina- 
nimados', debemos  creer  que  respecto  de  algunos  de  los 
animados  pueden  escribirse  narraciones  aun  mas  cstraor- 
dinarias.  I  la  historia  que  ahora  quiero  relataros  es  la 
historia  del  ser  mas  maravilloso  que  la  naturaleza  ha 
jnoducido.  Quizas  alguno  de  vosotros  imagine  que  in- 
tento describir  un  monstruo  de  feroz  apariencia,  pelo  en- 
crespado i  enormes  .-olmillos  que  existia  sobre  la  tierra 
millares  de  años  hace:  pues  los  niños,  i  muchos  que  no  lo 
son,  se  figuran  que  solo  lo  monstruoso  es  maravilloso; 
pero  este  es  un  grave  error.  Las  bellas  celdas  de  cera 
con  que  la  abeja  construye  sus  panales,  son  mas  dignas 
de  admiración  que  la  tosca  cubana  formada  por  el  chim- 
panzi^,  mono  de  África:  i  las  pequeñas  hormigas  que 
conservan  los  jiulgones  para  estraerles  la  leche  como 
nosotros  a  la  vaca,  i  que  se  apoderan  de  los  hijos  de 
otras  hormigas  para  hacer  de  ellos  sus  esclavos,  son  mas 
maravillosos  que  el  enorme  i  e.-<túpido  rinoceronte. 

Ahora  bien:  es  respecto  de  mmttroí  mismos  de  lo  que 
yo  pienso  hablar,  porque  debemos  tratar  de  saber,  has- 
ta donde  nos  sea  posible,  como  hemos  venido  a  ser  lo 
que  somos  i  donde  estamos.  Bueno  es  recordar  que  yo 
no  digo  cómo  somos  i  por  qué  somos:  esto  solo  Dios  lo 
sabe,  i  a  nadie  en  la  tierra  ha  revelado  su  secreto,  aun- 
que acaso  quiera  decirnoslo  algún  dia._ 

Quizas  alguno  suponga  que  no  hai  maravilla  en  ha- 
llarnos donde  estamos,  o  bien  en  poseer  los  bienes  de 
que  gozaini..--:   (¡ik— ii  irprc  1  tn.ei^    di:  i'i  ii(a(;o  de  (ríos,  i 


El.  JJ%'STITWrTO  J%\1C10J\\1I.. 


ipio,  el  que  no  los  disfruta  no  necesita  mas  que  ir  a  la 
tienda  i  comprarlos:  que  desde  el  primer  dia  cu  que  el 
liombro  vivió  sobre  la  tierra  pudo  cocinar  sus  alimentos 
i  tomar  después  helados  i  postres:  que  le  fué  dado  ves- 
tir bien,  tener  una  buena  letra,  habitar  una  hermosa  casa 
i  construir  espléndidas  iglesias  con  ventanas  de  vidrios 
de  colores,  como  se  hace  en  nuestros  dias. 

El  que  haya  pensado  asi  se  engaña.  Yo  deseo  rectifi- 
car su  juicio,  i  demostrarle  que  el  hombre  fué  en  otro 
tiempo  inculto  i  salvaje:  que  se  espantaba  de  su  propia 
sombra,  i  aun  mas,  del  bramido  del  trueno  i  del  fulgor 
del  relámpago  que  él  atribula  al  batir  de  las  alas  o  al 
esplendor  de  los  ojos  de  la  encolerizada  Divinidad  cuan- 
do venia  huyendo  del  Sol;  i  que  se  han  necesitado  mu- 
clios  miles  de  años  para  que  el  hombre  haya  llegado  á 
sei'  tan  inteligente  i  hábil  como  lo  vemos  en  el  dia. 

Así  como  hemos  tenido  que  aprender  el  abecedario 
para  saber  leer,  i  como  tenemos  que  aprender  dia  por 
dia  otras  cosas  que  nos  servirán  para  ser  útiles  después 
de  grandes,  cuando  seamos  llamados  a  desempeñar  nues- 
tra parte  de  trabajo  en  este  mundo,  donde  toda  ociosidad 
es  jiccado,  del  mismo  modo  el  hombre  tuvo  que  empezar 
a  aprender  i  ha  llegado  a  su  actual  estado,  paso  a  paso, 
a  través  de  un  fatigoso  camino. 

I  en  lugar  de  que  se  le  dijera,  como  a  nosotros,  por- 
C|ué  se  hacen  ciertas  cosas  i  cual  es  el  mejor  modo  do 
hacerlas,  él  tuvo  que  descubrirlas  por  si  mismo,  hacien- 
do uso  de  la  inteligencia  que  Dios  le  dio,  i  repitiemlo 
sus  ensayos  una  i  otra  vez,  como  nosotros  una  lección  di- 
l'icil.  hasta  lograr  aprenderla  V)ien. 

líai  muchas  razones  para  creer  que  el  hombre  fué  en 
otros  tiempos  salvaje  i  anduvo  desnudo,  i  que  solo  por 
l(Mitos  grados  vino  a  verse  vestido  i  a  ser  civilizado.  Se 
lian  encontrado,  por  ejemplo,  en  Europa,  Asia,  África  i 
América,  especialmente  en  la  primera,  millares  de  ins- 
trumentos i  armas  fabricadas  i  usadas  por  los  hombres 
liace  muchas  generaciones,  cuyas  armas  e  instrumentos 
son  exactamente  iguales  a  las  que  usan  los  salvages  de 
nuestros  dias  en  varias  partes  de  la  tierra  i  entre  los 
cuales  no  se  lia  hallado  el  menor  vestigio  de  una  civili- 
zación pasada. 

Allá  lejos  tras  los  procelosos  marea,  allá  lejos  en  luga- 
res como  Australia.  Borneo  i  Ceiian,  islas  que  deben  us- 
tedes l>uscar  en  el  mapa,  viven  hoy  criaturas  tan  silves- 
tres que  el  que  los  viese  no  creerla  que  son  seres  racio- 
nales, sino  animales  montarace-i  con  la  figura  de  hombres, 
que  se  cubren  de  cieno,  se  alimentan  de  raices,  i  viven 
en  chozas  miserables  o  en  los  liosques  al  abrigo  de  los 
¡írboles.  La  palabra  salvdjr  siüiiifica  uno  que  vive  en  las 
.selvas. 

Para  referir  como  vivieron  los  primitivos  hombres, 
necesitamos  retroceder  a  una  época  mui  lejana,  mas  aun 
que  aquella  en  que  principia  la  historia  de  los  diversos 
países,  por  que  los  hombres  tuvieron  mucho  que  apren- 
der antes  de  hallarse  en  aptitud  de  escribir  sus  propios 
hechos,  i  de  vivir  juntos  constituyendo  una  nación.  Mu- 
chos siglos,  i  un  siglo  es  cien  años,  transcurrieron  antes 
do  que  ellos  nos  dejasen  otra  huella  de  su  existencia  que 
los  instrumentos  de  que  hemos  iiablado.  o  fragmentos  do 
ladrillos  i  huesos  con  geroglificos  incomprensibles. 

Fácil  será  convencernos,  cuando  estudiemos'en  las  ro- 
cas imontiiñasen  vez  de  estudiaren  los  libros,  que  nues- 
tro globo  es,  como  los  otros  planetas  que  flotan  en  el  es- 
pacio estrellado,  tan  antiguo,  que  el  dia  de  su  nacimien- 
to es  objeto  de  constantes  i  diferentes  conjeturas.  Flstá 
asi  mismo  sujeto  a  perennes  cambios,  pero  lejos  de  mar- 
chitarse como  nosotros  por  efecto  de  lósanos,  el  rauíiilo 
se  conserva  siempre  iiermoso  i  fresco,  ilu  iiinado  por  la 
briüaute  sonrisa  de  Dios  que  liona  de  alegría  su  super- 


Investigar  cuantos  fuios  bar 


qno  el  hombre  jnicbla 
•as  a  cuya  certeza  nun- 


ca llegaríamos.  Conformémonos  con  creer  que  el  Hace- 
dor Supremo  le  colocó  en  ella  en  el  tiempo  mas  propio 
i  conveniente,  i  que  no  crió  sin  un  sabio  proposito  las 
rocas,  árboles,  flores,  peces,  pájaros,  bestias  i  hombres. 

Pero  si  Dios  obligó  al  hombre  a  que  cubriese  sus  ne- 
cesidades por  si  mismo,  le  dio  también  los  medios  de 
hacerlo.  Le  dio  ojos  para  ver,  oidos  para  oir,  pies  para 
caminar,  manos  para  trabajar,  todo  lo  cual  debia  ser- 
vir de  auxilio  al  hombre  propiamente  dicho,  entendiéndo- 
se por  este  el  pensamiento,  el  alma,  el  espíritu,  que  es 
lo  que  V3rdaderamente  distingue  i  constituye  al  hombre, 
pues  la  palabra  Jiombre  se  deriva  de  otra  mui  antigua 
que  significa  petisar:  por  consiguiente  un  hombre  es  un  ser 
qiie  piensa.  Cuando  los  nombres  fueron  dados  a  las  co- 
sas se  buscaron  los  mas  apropiados  a  describir  las  mis- 
mas cosas-  Así  bruto  viene  de  una  palabra  que  significa 
■rudo,  áspi-ro,  i  de  la  misma  manera,  el  hombre  se  distin- 
gue de  los  brutos,  que  son  semejantes  a  él  en  algunas 
cosas,  i  de  las  plantas  i  árboles,  que  también  se  le  ase- 
mejan en  que  respiran,  en  que  es  el  ser  qiie  piensa. 

Si  a  veces  interrumpo  mi  narración  para  esplicar  el 
significado  de  algunas  palabras,  es  porque  ya  hemos  vis- 
to que  siempre  han  precedido  buenas  razones  para  de- 
signar las  co.sas  con  tales  o  cuales  nombres,  i  que  estos 
con  frecuencia  nos  dan  a  conocer  mucho  mas  acei-ca  de 
las  costumbres  i  hechos  de  nuestros  antepasados,  hoi  si- 
lenciosos, que  lo  que  podemos  saber,  examinando  los 
restos  que  nos  han  dejado. 

En  ciertos  casos  esas  palabras  son  la  única  guia  que 
nos  ha  llevado  al  conocimiento  de  el  puel)lo  de  quien 
procedemos,  i  que  vivió  en  otros  tiempos  en  el  Asia. 
Ellos  nos  han  dejado  huellas,  hasta  donde  hemos  podi- 
do averiguar,  de  los  instrumentos  que  usaron,  de  las  ca- 
sas en  que  vivieron,  o  de  sus  escritos  sobre  rocas  o  la- 
drillos; i  sin  embargo  sabemos  que  han  existido  por  que 
las  palabras  que  usaron  han  llegado  hasta  nosotros,  i 
son  realmente  por  nosotros  usadas  en  diferentes  formas 
i  con  diversos  significados. 

IL 

PRIMKUAS    NECESIDADES  DEL  HOMBRE. 

Los  primeros  hombres  vagaron  sobre  la  tierra  desnu- 
dos i  en  estado  salvaje,  ignorando  las  riquezas  que  a- 
quella  atesara  en  sus  entrañas,  i  no  llegando  sino  mu- 
cho tiempo  después  a  hacer  brillar  en  su  superficie  las 
amarillas  espigas  del  ondeante  trigo,  i  a  estraer  de  su 
seno  hierro  i  otros  metales  útiles  a  la  especie  humana. 

El  primer  pensamiento  del  hombre  fué  el  de  llenar 
sus  necesidades  corporales:  buscar  alimento  para  nu- 
trirse, fuego  para  calentarse,  i  algún  abrigo  contra 
los  rigores  de  la  intemperie  i  contra  la  fiereza  de  las 
bestias  salvajes  que  ahullaban  i  rugían  en  torno  suyo. 
He  aquí  como,  después  de  su  primer  paso,  el  hombre  se 
distinguió   de  los  brutos. 

Donde  quiera  que  Dios  ha  colocado  estos,  les  ha  dado 
en  la  piel  abrigo  mas  apropiado  al  lugar  en  que  viven, 
i  ha  puesto  a  su  alcance  el  alimento  conveniente  para  e- 
llos.  No  hizo  lo  mismo  con  el  hombre  a  quien  formó  des- 
nudo, i  abandonó  a  sus  propios  recursos,  para  que,  con 
el  auxilio  de  estos,  buscase  el  alimento  i  vestidos  que 
mas  se  adaptasen  a  las  necesidades  del  lugar  en  que  lia- 
bita.  Si  Dios  hubiese  dado  al  hombre  una  piel  gruesa  i 
cubierta  de  bellos,  este  no  podría  cambiar  de  lugares 
sin  incomodidad:  por  eso  le  hizo  desnudo,  pero  le  dio  al 
mismo  tiempo  la  razón  para  que  distinguiese  lo  bueno 
de  lo  »nalo  i  obrase  según  su  luz.  Los  brutos  son  siem- 
pre lo  mismo  que  fueron  desde  el  principio,  mientras 
que  el  hombre  nunca  se  detiene  en  el  camino  del  pro- 
greso, i  cada  generación  que  viene  adelanta  o  perfeccio- 
na lo  (]ue   hizo  la  anterior. 

El   liom!)ro  uo  tiene  la   mirada  penetrante  del  águila, 


xii^  iJX'STiTuTt}  *v^crojv^r^. 


pero  tiene  el  poder  i\"  construir  instrumentos  que  no 
Rolo  ])onen  al  alcance  de  su  vista  estrellas  cuya  luz  ha 
tardado  mil  años  en  lle>!:ar  a  la  tierra,  sino  qne  por  me- 
dio de  ellos  saltemos  los  metales  que  existen  en  el  Sol  i 
otras  estrellas.  El  hombre  no  es  tan  lijero  como  el  cier- 
vo, pero  salte  construir  locomotrices  que  le  pei-miten 
andar  sesenta  millas  en  una  hora.  Tampoco  tiene  la  fuer- 
za del  caballo,  pero  ha  construido  máquinas  (pie  desem- 
peñan el  trabajo  de  muchos  miles  de  caballos  junios. 

Las  facultades  del  hombro,  corporales  o  espirituales, 
se  mejornu  con  el  uso.  VA  salvaje,  que  a  cada  paso  tiene 
que  ejercitar  las  primeras  para  proveerse  de  alimentos, 
es  prácticamente  mas  rápido  de  pies  i  de  vista  que  el 
hombro  civilizado;  nventras  que  éste,  usando  sus  facul- 
tades inlelectualea,  aventaja  al  salvaje  en  la  adquisi- 
ción de  conocimientos  i  en  el  uso  bueno  o  malo  que  de  e- 
llos  hacrt. 

He  dicho  que  las  primeras  cosas  que  el  hombre  nece- 
sitó fueron  alimento,  fuego  i  abrigo. 

Edades  antes  que  el  hombre  viniese  al  mundo,  las 
corrientes  de  agua  fresca  se  deslizaban  al  ]ñé  de  las 
montañas,  o  atravesaban  los  valles  que  ayudaron  a  abrir 
con  su  curso:  después  de  su  venida,  continuaban  aque- 
llas corriendo  de.  la  misma  manera;  asi  es  que  le  costó 
poco  trabajo  apagar  la  sed,  i  es  natural  creer  que  no  se 
alejarla  de  esos  lugares.  Pero  su  alimento  no  podia  ser 
obtenido  tan  fácilmente.  Las  primeras  materias  que  usó 
para  este  fin,  fueron  probablemente  frutos  silvestres, 
i  sus  primeras  habitaciones  los  árboles,  las  rocas  o  las 
cuevas.  Quizás  deseó  comer  del  pez  que  se  deslizaba  en 
las  ondas,  o  del  reno  que  saltaba  eu  la  espesura  de  los 
bosques;  pero , uno  i  otro  no  podían  ser  conseguidos  si- 
no por  medio  de  armas  que  les  privasen  de  la  vida. 

Hai  pocas  cosas  que  no  pueda  llevar  a  cabo  la  ma- 
ravillosa mano  del  hombre;  pero  necesita  instrumentos 
para  la  ejecución.  Ninguno  puede  cortar  madera  o  car- 
ne sin  tener  un  cuchillo,  ni  escribir  sin  una  pluma,  ni 
introducir  un  clavo   sin  un  martillo. 

IIL 

PRIMEROS  INSTRUMENTOS  DEL  HOMBRE. 

Una  de  las  primeras  cosas  que  el  hombre  necesitó  fué, 
por  consiguiente  un  instrumento  cortante,  bastante  duro 
para  dividir  las  materias  a  que  se  destinaba.  Descono- 
cía el  uso  de  los  metales,  aunque  algunos  de  ellos,  no  el 
mas  duro,  yacian  cerca  de  la  superficie  i  le  fué  preciso, 
por  lo  tanto,  echar  mano  de  las  piedi-as  para  aquel  ob- 
jeto. Los  hombres  de  ciencia  (esto  es,  hombres  que  sa- 
ben, porque  ciencia  se  deriva  de  una  palabra  que  signifi- 
ca saber J  han  dado  el  nombre  de  Edad  de  Piedra  a  esa 
remota  época  en  que  se  emplearon  la  piedra,  el  hueso,  la 
madera  i  el  cueio  como  materiales  para  hacer  instru- 
mentos. Se  usó  mucho  del  pedernal,  jtorque  dándole 
un  fuerte  golpe  se  obtenían  láminas  tan  cortantes  como 


Arma.s  de  la  Antigriia  Edad  de  Piedra. 

la  hoja  de  un  cuchillo,  otras  veces  se  le  daba  la  forma 
de  una  aguda  punta,  o  se  le  convertía  en  gr-tseros  mar- 
tillos, coa  auxilio  de  un  redondo  guijarro  o  de  otra  pie- 


dra. A  otros  se  les  daba  la  figura  de  una  almendra 
con  un  cortante  filo  al  rededor,  "  Sus  tamaños  difieren: 
son  por  lo  común  de  seis  pulgadas  de  largo  i  tres  de  an- 
cho, aunque  hay  algunos  mayores. 


Armas  de  la  Autigrua  Edad  de  Piedra. 

Estas  antiguas  armas  de  piedra,  que  no  podian  ser  per- 
fectas por  la  manera  de  construirlas,  han  sido  encontra- 
das principalmente  en  los  lugares  llamados  depósHoH  o 
sedimentos:  esto  significa  enterradas  bajo  la  arena,  arci- 
lla i  piedras  que  las  aguas  hablan  arrastrado  i  deposita 
do   en  su  incesante  curso. 

En  aquellos  tempranos  dias  de  la  historia  del  hombre 
hubo  enornes  animales  silvestres,  que  dividían  con  él 
el  imperio  de  la  tierra.  Hubo  mammudes  o  elefiíntes 
cubiertos  de  lana,  rinocerontes,  hipopótamos,  leones, 
hienas  i  osos  que  habitaban  las  cavernas,  i  otras  fieras 
de  mayor  tamaño  que  Ins  que  hoi  existen. 

Es  indudalile  que  vivían  al  mismo  tiempo  que  el  hom- 
bre, porque  en  diversas  capas  de  la  tierra  se  lian  encon- 
trado sus  huesos  junto  con  los  de  éste  i  con  las  armas 
hechas  por  él. 


Armas  de  la  Nueva  Edad  de  Pie  .ira. 

Año  tras  año  aprendió  el  hombre  a  mejorar  sus  armas 


Kí.   ¥.VfiiTlTrTO  J\\1€IOJ%\t¥.. 


9 


instrumentos,  hasta  formar  buenas  lanzas,  puñales,  lia- 
clmeUis,  martillos  i  otras  lierrainientas.  perfeccionándose 
mas  tarde  en   ciarte  de  pulimentarlas.     Bueno  es,  por 


Esqueletos!. 

lo  tmito.  recordar  que  su  cien^^ia  \\(^'xñ  en  la  A'ithpm 
J<'iJni1  ilf  P'pih-n  liasta  labrar  las  nieilras  toscamente,  i 
fpic  cu  la  Nneoa  fué  cuando  aprendió  a  darles  el  necesa- 
rio i)ulimento. 

Los  mejores  instrumento.s  i  armas  lian  sido  encontra- 
dos en  las  cuevas.  Estas  cuevas  fueron  formadas  por 
la  acción  d<!  las  a<rua.s  antes  que  ninürun  ser  viviente  ha- 
bitase la  tierra,  i  los  hombres  las  usaron  después,  no 
solo  para  vivir  sino  para  enterrar  sus  muertos.  De 
los  diferentes  restos  que  se  han  encontrado  en  ellas  en 
sus  líercanías,  se  ha  deducido  las  ceremonias  que  tenian 
lu<rar  durante  los  entierros,  asi  como  la  práctica  de  ])0- 
ner  al  lado  del  difunto  alprun  alimento  i  las  armas  que 
estos  usalian,  consideradas  por  sus  amistos  como  cosas 
ne<'csariaa  para  el  laríro  viaje  que  emprendían  al  otro 
nunido.  Irie  han  hallado  pocos  huesos  del  hombre  pri- 
uiiiivo,  i  esto  no  debe  estrañarnos,  si  atendemos  a  que 
sus  restos  no  duran  tanto  como  sus  oliras,  i  a  la  costum- 
bre que  eu  aquellos  tiempos  se  tenia  de  quemar  los  ca- 
dáveres. 

Fácilmente  se  comprenderá  el  beneficio  que  traería  al 
hombre  el  u-^o  de  sus  armas  para  hacer  frente  a  los  ata- 
ques de  lüs  fieras,  pues  con  ellas,  no  solo  podria  defen- 
derse a  sí  i  a  su  famil  a,  sino  que  le  seria  fácil  matar 
esas  sriiíantescíis  bestias  í  hacer  de  ellas  un  precioso  ali- 
mento. Esto  está  ciertamente  comprobado,  asi  como 
que  las  pieles  de  las  mismas  eran  convertidas  en  vesti- 
dos i  \rf*  tniesos  de  susmandümlas  en  poderosas  armas. 

Nos  llenarí-mos  de  sorpresa  si  nos  ponemos  a  conside- 


'l"iíii;a!o  «le  i)!t'{l!í»>i. 

rar  las  cosas  que  los  primeros  hombres  tuvieron  que  lin- 
ccr  ron  las  piedras  a  que  dieron  tan  tosca   forma.     Con 


ellas  cortaron  ái'lioli's,  i  (piizas  con  la  ayuda  del  fuego 
los  aliiieeardii  paia  <'i)usfiMiir  canoas,  pues  jiara  ellos  de- 
bia  ser  evidenti!  que  la  madera  flota  en  el  a<rua:  con  ellas 
mataban  los  animales  que  les  servian  de  alimento,  los  cor- 
taban en  pedazos  i  quebraban  los  huesos  para  estraerles 
el  tuétano;  así  mismo  abrian  las  conchas  marinas  para 
coger  el  aninialillo  que  se  cria  en  el  interior,  i  hacían 
otras  muchas  cosas  con  esos  instrumento.s  que  nosotros 
consideramos  tan  toscos. 

Al  hablar  déla  £^'/rtr/  fie.  piedra  debo  manifestar  que 
se  han  encontrado  en  diferentes  partes  del  mundo  ruinas 
de  piedra  de  varios  tamaños  i  de  gran  aiitiulicdad, 
construidas  algnuas  de  pilares  ciil)icrtos  cdii  una  an- 
cha piedra  á  manera  de  techo,  i  otros  tciminando  en 
punta  como  las  grandes  pirámides  de  Egiptít. 

Estas,  como  las  cuevas,  fueron  usadas  para  enlenar 
los  nuiertos;  pero  en  ocasiones  seconstrnian  ])ara  seña- 
lar el  lugar  donde  sucedió  algún  acoutecimienb)  notalile. 


fstoueliengre. 

La  colocación  do  piedras  unas  sobre  otras  era  una  ma- 
nera fácil  i  permanente  deconservar  en  la  memoria  délos 
hotnbres  el  recuerdo  de  algún  hecho,  así  como  nosotros 
levanlamos  estatuas  para  perpetuar  los  actos  de  valor, 
de  nobleza  o  de  amor  de  nuestros  grandes  hombres.  Si 
aquellas  construcciones  eran  tuml)as,  se  les  dal)a  un  ta- 
maño correspondiente  al  rango  de  la  persona  que  debía 
ser  depositada  en  ellas,  i  si  se  les  daba  una  forma  circu- 
lar era  con  algún  olyeto  sagrado,  como  las  de  Stonehen- 
ge  (piedras  paradas)  en  Inglaterra. 

Sabemos  pues,  que  durante  la  época  cu  que  las  armas 
e  instrumentos  se  hacían  de  piedra,  los  hombres  pasa- 
ban una  vida  silvestre  i  errante,  manteniéndose  de  fru- 
tos i  raices,  comiendo  cruda  la  carne  de  los  animales  que 
mataban  i  a  veces  la  de  sus  mismos  semejant"S,  i  vis- 
tiéndose con  las  pieles  de  aquellos  cosidas  con  agujas 
de  hu.'so  i  con  tendones  por  hilo.  Veamos  ahora  de  que 
modo  obtuviei-oii  el  fuego. 

(CdiiHtiiiarii .) 


G-ra.mé.tioeL  infa^xitil 

PARA  LOS  NIÑOS  AMERICANOS, 


MANTILLA. 


Profi 


úe  Jn  Levxpia  i  Lifernfnra    Española  m  la  U- 
niversidad  de  Nueva  York. 

PREFACIO. 


El  autor  de  este  libro,  fundado  en  su  esperien- 
cia,  cree  que  debe  suprimirse  de  la  educación  pri- 
maria el  estudio  de  la  Gramática  por  ser  d(;ma- 
siado  abstracto  para  los  niños;  pero  como  no  to- 
dos opinan  tlcl  mismo    modo,    i  ese  ramo  sigue 


F.L,  lo 


aun  enseñándose  en  las  Escudas  clcm -n'nKs, 
le  ha  parecido  útil  presentar  al  púMioo  este  pe- 
qiu'ño  tratado,  p.i:--^-".!^  :>  los  nlc:iiii-."s  d'l  niño, 
las  doctrinas  pri;  '  .  -r,;:n.lii>:i  ;-:¡su-!!a- 

na. 


traiKiio 


tlividido  en  dos  partes:  en  la 
primera  se  enseñ;in  los  t:lenientos  de  la  leni^aia 
de  un  modo  stmcillo  i  práctico:  en  la  seíamda 
s<;  amplían  estos  conocimient  )s  p  ro  desciirtan- 
do  siempre  lo  que  se  cree  deni  isi:ido  diiícil  para 
la  itueli^cncia  de  niños  de  corta  edad.  De  aquí 
p'dxit  lu-  cjue  en  este  librito  se  hayan  hecho  in- 
no\acionesa  veces,  i  que  otras  se  haya  suprimi- 
do lo  que  se  encuentra  en  todos  los  testos  de 
Ciramática. 

A  fin  de  dar  amenidad  a  la  tarea  se  ha  puesto 
al  lin  de  las  lecciones,  trozos  en  prosa  i  verso,  que 
son  ejercicios  para  aplicar  la  doctrina  que  se  a- 
prende  en    ellas. 

FR.IMSÍKA  FAISTIC. 

LECCIÓN   I. 

ELEMKNTOS. 

Para  hablar  i  escribir  como  la  o-ente  ilustrada, 
se  necesita  estudiar  la  (h'amática. 

La  Gramática,  pues,  nos  enseña  el  uso  de  las 
espresiones  de  que  se  vale  la  gente  ilustrada  pa- 
ra hablar  i   escril3Ír  con  propiedad. 

Si  dijéramos,  o  c-?,cñh\ér:a.mo9,  yo  pienso  a  ¿i  a 
mamdo,  faltaríamos  a  las  reglas  de  la  Granid/i- 
ca  castellana,  porque  en  nuestra  lengua  no  se  di- 
ce pienso  a  ti  sino  pic7iso  en  ti. 

Si  dijéramos,  o  escribiéramos  el  padre,  la  ma- 
dre i  la  tia  son  hienas  también  pecaríamos  con- 
tra nuestra  Gramática,  porque  decimos  todos  en 
este  caso  bicenos  y  no  buenas. 

Para  estas  i  otras  muchas  cosas  nos  da  reglas 
la  Gramática:  conviene,  por  lo  tanto,  estudiarla, 
a  fin  de  defender  con  razones  lo  que  a  primera 
vista  parece  ser  solo  efecto  del  uso  general  i  la 
costumbre. 

Sin  embargo,  no  siempre  hay  razones  para 
probar  que  nuestra  manera  de  hablar  o  escribir 
es  la  mas  acertada  i  justa:  por  ejemplo;  los  fi-an- 
ceses  ^\Q.&\\ pejisar  a  ti,  los  \w¿íG~<i¿?,  pensar  de  ti,  i 
nosotros  no  encontramos  razón  alguna  para  pro- 
bar  que  es  mejor  decir  pensar  en  ti. 

Así  pues,  hay  expresiones  que  por  costumbre 
se  dicen  en  nuestra  lengua  de  un  modo  distinto 
de  las  otras;  pero  en  este  caso  la  costumbre  que 
debemos  seguir  es  la  de  la  gente  ilustrada  i  la  de 
los  buenos  escritores. 

Hay  reglas  que  se  aplican  a  todas  las  lenguas; 
de  modo  que  hay  Gramática  general  i  (iramá- 
tica  particidar. 

En  todos  los  idiomas  que  hablan  pueblos  ci- 
vilizados se  ó\rz:  los  hojnbres  i  las  mujeres  a/nati 
i  no  los  hombres  i  las  -mujeres  a,';;a. 

Por  otra  parte,  nosotros  decimos  la   rosa    g;ie 


j"  /■,■  (ojhi.K  mientras  en  otrcjs  idiomas  se  dice  la, 
rosa  que  yo  he  cojida. 

Esto  pruel)a  (|ue  lo  primero  es  una  regla  de 
la  Gramática  general,  i  lo  segundo  una  de  nues- 
tra  Gramática  particular  o  sea    castellana. 

La  Gramática  nos  enseña  el  valor  de  cada 
palabra  i  la  manera  de  unirla  con  otras  para 
formar  un   sonido  perfecto,  o  sea  una  oración. 

Oración  pues,  es  una  reunión  de  palabras  que 
forman   un    sentido    completo, 

El  principio  de  la  salnd^cria  es  el  temor  de  Dios, 
es  una  oración,  porque  dice  algo  que  todos  com- 
prendemos. 

Ama — / — prójimo  son  palabras  sueltas  que  no 
forman  frase,  porque  para  que  la  hubiera  seria 
necesario  añadir  a  Dios,  a  tú,  i  completar  el 
sentido   diciendo  ama  a  Dios  i  a  tíi  pr'jimo. 

Cada  palabra  debe  ocupar  su  lugar  correspon- 
diente en  la  oración  para  que  se  comprenda 
bien  lo  que  queremos  decir;  por  ejemplo:  el  libro 
del  niño,  perdido  cu  e;  bosque,  se  comprende  qi'.e 
perdido  se  refiere  a  ///;<)  i  no  a  niño.  También 
si  decimos  perdido  el  libro  del  niño  eii  el  bosque 
se    entiende   bien  quien   es  el  perdido. 

Si  quisiéramos  espresar  que  el  niño  era  el 
perdido,  no  habria  mas  que  decir  el  libro  del  per- 
dido niño  en  el  bosque.   - 

Asi  pues  se  advierte  que  cada-palabra  de  una 
oración  se  refiere  a  otra  de  ella,  i  que  cada  una 
tiene  su  significación    especial. 

Si  decimos  el  hombre  es  nu^rtal,  cada  una  de 
estas  palabras  tiene  diferente  significación,  i  la 
Gramática  da  un  nombre  distinto  a  cada  una 
de    ellas. 

LECCIÓN  II. 

SUSTAXTI\-<)S. 

Nosotros  tenemos  cinco  sentitlos  para  sal^er  que 
las  cosas  existen,  i  ellos  son:  !a  vist  i,  el  oidsi,  el 
olfato,  el  gusto,  i  el  tacto.  Sabemos  oue  c\  pan  es 
una  cosa  porque  lo  vemos,  lo  tocamos  i  io  gusta- 
mos; que  la  wr^yc!;  es  también  cosa  porque  la  ve- 
mos i  tocamos;  que  el  sol  tiimbien  lo  es,  i>ort]ui  •  lo 
vemos. 

Basta,  pues,  que  conozca::ios  algo  po:-  medio  de 
uno  solo  de  los  sentidos,  para  que  este:uos  segu- 
ros de  que  es  un  objeto,  una  cosa. 

Hay  cosas  sin  embargo  que  nosotros  no  comv 
cemos  por  medio  de  los  sentidos,  i  no  o!isi:ui;e 
las  consideramos  como  si  existieran  cin  vi;ia;  \.  g. 
miedo,  alegría,  dolor,  trisíecu.  &.. Nosotros  sentimos 
todas  estas  cosas  como  si  realmente  fueran  obje- 
tos que  conociéramos  por  los  sentidos.  Cuando 
vemos  á  un  afiijido,  decimos  que  tiene  el  dolor 
pintado  en  el  semblante;  cuando  lo  v(;mos  asus- 
tado, que  se  le  conoce  en  la  cíira  e!  mit:dci  <iue  tie- 
ne. De  modo  que  aunque  ni  el  dofoj-  ni  la  .,/¡;.f/77 
tienen  cuerpos,  nosotros  los  consideramos  como 
si  tuvieran  alguna  forma. 

El  mielo,  el  dolor,     la   alegría   se    presentan    a 


JBZ/  IJVSTIVJJTO  JV^lCIOJVJtJ^. 


nuestra  vista  bajo  alguna  forma  i  por  lo  tanto  los 
consideramos  como  cosas. 

Cuando  decimos yV/.f/zV/í?,  cniddad,  caridad,  in- 
dicamos virtudes  o  vicios  que  conocemos  por  los 
resultados  que  producen. 

Así  decimos  que  comete  crueldad  el  que  mata 
un  pajarillo  i  practica  la  caridad  el  que  socorre  a 
un  pobre.  I  hablamos  asi  porque  estamos  seguros 
de  (¡ue  la  crueldad  produce  dolor  i  la  caridad  ale- 
gría en  el  que  hace  i  la  recibe.  Asi  consideramos 
la  caridad  i  la  crueldad  como  cosa  que  sentimos, 
auncjue  no  las  vemos  por  medio  de  niguno  de  los 
sentidos. 

Lo  mismo  puede  decirse  de  todos  los  vicios  i 
virtudes. 

La  Gramática  llama  sustantivos  todas  esas  pa- 
labras que  sirven  para  expresar  los  seres  i  cosas 
que  conocemos  por  medio  de  los  sentidos,  i  las 
que;    nosotros  sentimos  aunque  no  tienen  cuerpos. 

Son  pues  sustantivos  los  nombres  de  hombres, 
mujeres,  animales,  objetos  de  cualquiera  especie, 
vicios,  virtudes  v.  g.:  Pedro,  María,  gato,  silla, 
borrachera,  crenerosidad,   &. 


^Lírquense  los  nombres  en  las  siguicntss  ora- 
ciones: 

Ll  amor  de  Dios  al  hombre  es  superior  al  que 
un  padre  siente  por  su  hijo.  El  cielo  i  la  tierra  son 
obras  de  sus  manos.  La  venganza  es  una  pasión 
innoble.  La  relijion  es  el  consuelo  de  los  afljidos. 
El  sol,  la  luna,  los  planetas  i  las  estrellas  ostentan 
el  poder  del  Altísimo.  Las  tropas  entraron  en  la 
ciudad.  Salieron  los  ratones  de  la  cueva.  Caza- 
ron perdices,  conejos,  liebres  i  jabalíes.  Las  aldeas 
fueron  saqueadas  por  los  soldados. Ellos  mostraron 
poca  clemencia  i  jenerosidad.  La  astucia  de  la  zor- 
ra i  la  fidelidad  del  perro.  La  magnificencia  del 
príncipe  i  de  los  señores  de  la  corte. 

LECCIÓN  III. 

NÚMEROS  I  GÉNEROS. 

El  niño  sacó  premio. 
El  niño  sacó  premios. 

La  5  que  tiene  premio  en  el  segundo  ejemplo, 
indica  que  fueron  muchos  los  que  se  dieron  al  ni- 
ño, i  siempre  que  se  añade  dicha  letra  a  un  nom- 
bre se  espresa  que  tiene  la  significación  de  mas  de 
uno;  V.  g.  peras,  manzanas,  zapatos,  camisas  &.  es- 
])resan  que  se  habla  de  mas  de  una  pera,  man- 
zana, zapato,  camisa.  & 

Llámase  en  Gramática  m'nncro,  la  diferencia 
r¡ue  hay  de  uno  a  muchos  de  una  especie.  Se 
ilice  que  el  sustantivo  está  en  el  número  singii- 
lar  cuando  su  terminación  indica  que  se  habla 
(le  uno  solo,  i  se  dice  que  está  en  plural  cuando 
espresa    muchos 

Vaja,  viesa,  cama,  ropa  están  en  singular,  i  sus 
l)lurai(.:s  son  cujas,   Dusas,  CJiíuis,  ropas. 


Cuando  una  palabra  acaba  en  consonante,  en 
vez  de  .?  se  añade  es  á  la  terminación;  v.  g.  me- 
locoton,  labor,  alfar,  plural  melocotones,  labores,  al- 
tares. 

La  terminación  indica  también  en  los  anima- 
les la  hembra  i  A  vcx-x&ío;  v.  ^.  perro,  perra,  ga- 
to, gata,  lean,  leona. 

Esta  distinción  del  sexo  se  llama  género.  Mas- 
culino es  el  que  se  refiere  a  los  machos  ijemc- 
nino  a  las  hembras.  Por  lo  tanto  león  es  del  gé- 
nero masculino,  i  perica   del  femenino. 

Hay  sin  embargo  nombres  diferentes  para  dis- 
tinguir el  macho  i  la  hembra  de  algunos  anima- 
les;  v.  g. 

Caballo,    masculino      yegua,  femenino 
Carnero,         „  oveja. 

Toro,  ,,  vaca 

Hay  nombres  que  con  terminación  singular  in- 
dican una  multitud  de  individuos  ó  cosas;    v.  g.; 
Ejército — una  reunión  de   soldados. 
Escuadra — una  colección  de  buques. 
Piara — una    multitud  de    puercos. 
Bandada — una  porción   de  aves. 
Si  decimos  ejércitos,  escuadras,  piaras,  banda- 
das, expresamos  muchas  reuniones  separadas  de 
todas  estas   cosas. 

Hay  nombres  también  que  no  se  usan  en  sin- 
gular v.  g.: 

Euelles— Tenazas— Tijeras— Cortaplumas— Saca- 
botas —  Espejuelos — Paraguas — Tinieblas. 

Pónganse  en   plural    los   nombres    siguientes: 
Dios'—Amor--Cielo--Religion— Libro— Hoja 
— Pluma---Lápiz-Tinta—Pizarra--Leccion— Ne- 
cesidad. 

Dígase  el  femenino  de  los  siguientes  nombres: 
Cochino-Mulo— Gallo-Canario-Perdiz-  Grulla 
— Codorniz — Milano— Pato— Pulga — Pescado — 
Mosca. 

[Continuaní) 


De  Güilleumo  D.  .Swan, 

Modificado  'por  el  Diredor  del  Imtiliito  Nañomd  de 

Ouatemala,  -para  uso  de   las  escue'as 

de  la  Be  pública. 

LECCIÓN  I. 

Seres  iiumanos.-Facultades  de  la  inielijencia. 

Yo  soi  un  ser  humano  que  puedo  ver,  oir,  oler, 
gustar  i  tocar.  Viendo,  oyendo,  oliendo,  gustan- 
do i  tocando,  digo  que  uso  de  mis  sentidos  que 
son  cinco. 

Puedo  designar  por  sus  nombres  todas  las  par- 
tes á-t  mi  vestido  i  también  la  materia  ó  cosa  de 
que  se  han  hecho. 

Conozco  que  mi  camisa  está  formada  tic  t(  la  de 


Vi 


JKI.  ÍJVSTITUTO  ^V,(HIOJ%\ft¥^. 


a!<,odon  ó  de  lino;  que  mi  casaca  es  de  lana  i  mis 
zapatos  de  becerro;  que  el  sombrero  negro  de 
hombre  es  heclio  de  felpa  i  el  sombrero  de  vera- 
no para  los  jóvenes   está  tejido  de  paja. 

Puedo  decir  de  qué  se  hacen  todas  esas  cosas 
porque,  ó  lo  he  oido  decir,  ó  yo  mismo  lo  he  a- 
prendido 

Sé  que  el  Sol  sale  por  la  mañana  i  se  pone  por 
la  tarde;  i  conozco  la  luz  que  produce  el  Sol  i  la 
oscuridad  que  resulta  cuando  el  Sol  se  ausenta. 

Distintió  á  la  Luna  del  Sol  i  sé  que  la  luz  de 
aquella  brilla  durante  la  noche  i  no  se  parece  á  la 
del  Sol.  Sé  que  la  Luna  llena  es  redonda,  i  que  á 
veces  solo  le  vemos  una  parte  i  por  eso  varia  su 
fornr.i.  lo  que  no  sucede  nunca  al  Sol. 

,  n  el  invierno  se  caen  las  hojas  de  los 
.:  .  ;    u'  mueren  las  flores;  que  cae  la  nieve  i 

Imi  Ci.uhascos;  que  con  la  primavera  los  árboles 
reverdecen  cubriéndose  de  nuevas  hojas  i  flores,  i 
que  el  maíz  brota  de  la  tierra.  Veo  que  en  el  oto- 
ño el  Sol  luce  con  mas  brillo  i  calienta  mas;  que  los 
jardines  son  mas  bellos;  que  el  fruto  se  encuentra 
maduro  i  en  gran  abundancia,  i  que  los  lúpulos  se 
marchitan. 

Pienso  lo  que  hago  á  la  hora  de  ir  á  la  escue- 
la, a  la  hora  de  comer,  i  de  acostarse. 

No  olvido  que  hai  un  Ser  Supremo  que  es  pa- 
ra nosotros  el  padre  mas  amoroso,  que  nunca  se 
irrita,  i  que  siempre  nos  acoje  i  nos  proteje  cuan- 
do recurrimos  a  él 

Digo  mis  pensamientos,  mis  deseos  i  sentimien- 
tos por  medio  de  las  palabras  con  que  puedo  es- 
presarme. 

Veo  el  Sol,  la  Luna  i  las  estrellas  en  el  Cielo, 
Sobre  la  tierra  veo  ciudades,  pueblos,  villas  i  al- 
deas; animales,  árboles,  plantas  i  piedras;  monta- 
ñas, colinas  i  collados;  lagos,  estanques,rios,  arro- 
yos, fuentes:  dentro  de  la  tierra  penetran  gusanos, 
i   dentro  del  agua  viven  los  peces. 

Oigo  el  canto  de  los  pájaros,  el  relincho  del  ca- 
ballo, el  murmullo  del  arroyo,  los  tonos  de  la  esca- 
la musical  i  el  péndulo  del  reloj.  Puedo  oir  de 
lejos  el  ladrido  del  perro,  el  quiquiriquí  del  gallo, 
el  trueno  del  rayo,  el  estampido  del  cañón  i  el  sil- 
var  de  las  balas. 

Siento  que  el  fuego  quema,  que  los  rayos  del 
Sol  calientan,  que  la  nieve  enfria,  que  la  piedra  es 
dura,  que  la  lana  es  suave,  i  que  el  cristal  es  tras- 
parente i  terso. 

líu;:lo  con  placer  la  esencia  de  la  rosa,  déla 
violeta  i  de!  lirio;  i  me  desagrada  el  olor  de  otras 
plantas. 

Me  gusta  la  dulzura  del  azúcar,  percibo  le-  á- 
cido  del  vinagre  i  lo  amargQ  de  algunas  yerbas. 

Recuerdo  lo  que  aprendí  el  dia  anterior  en  la 
escuela,  recuerdo  a  una  persona  que  vi  antes  de 
ayer,  i  también  recuerdo  la  historia  que  oí  contar 
hace  mucho  tiempo. 

Yo  hago  cifras  i  pienso  en  las  operaciones  que 
con  ellas  ejecuto  al  sumar,  restar,  multiplicar  i 
dividir.     Con  mi  mente  pienso  en  lo  que  oigo  al 


maestro  i  en  lo  que  leo  en  mis  libros. 

Pienso  en  lo  que  he  pensado  bien  i  procuro 
entender  las  preguntas  de  mis  profesores,  i  [)ue- 
do  contestar  sin  tener  el  libro  presente.  Puedo 
también  recordar  otras  buenas  lecciones  que  a- 
prendí  en  la  escuela  i  de  las  cuales  haré  uso  en 
el  curso  de  mi  vida. 

Por  todo  lo  espuesto  conozco  i  afirmo  que  ten- 
go una  inteüjencia  i  que  pienso  con  mi  mente, 
í)ues  de  lo  contrario  no  podría  aprender  ni  enten- 
der co.-,:i ;'.!:  lina. 

LECCÍO\  II. 


He  dicho  que  cuando  en  la  escuela  pienso,  a- 
prendo;  i  lo  mismo  cuando  oigo.  P'ijo  mi  aten- 
ción i  rejiito  lo  que  aprendo  en  la  escuela,  i  en- 
tiendo muclio  mejor  muchas  cosas  que  veo  i  que 
oigo. 

He  obse'rvado  que  el  maderero  derriba  los  ár- 
boles junto  a  la  raíz,  i  que  el  carpintero  los  em- 
plea en  las  fábricas  de  las  casas  i  en  las  construc- 
ciones de  muebles;  que  el  ladrillero  prepara  su  a- 
masijo  de  que  saca  ladrillos,  i  que  con  ellos  se 
hacen  las  paredes  de  las  casas  i  de  otras  muchas 
obras. 

He  observado  que  el  labrador  surca  la  tierra, 
que  en  seguida  siembra  en  elia  el  trigo  i  el  maíz, 
que  cuando  el  fruto  amarillea,  se  cosecha  para 
preparar  la  harina  de  que  hacemos  el  pan;  que 
de  la  lana  del  lomo  del  carnero  tejemos  el  paño; 
de  las  pieles  de  los  animales  se  fabrica  el  cordo- 
bán; i  de  los  pelos  i  plumas  se  hacen  los  colcho- 
nes de  las  camas, 

La  tierra,  pues,  recibe  el  grano  para  nuestro 
pan,  proLice  maderas  para  nuestras  habitaciones; 
carbón  para  nuestros  hogares;  las  aguas  produ- 
cen peces  para  el  alimento,  arroyos  páralos  mo!'- 
nos,  comunicaciones  lejanas  para  nuestros  baje- 
les, i  así  los  hombres  ele  todas  partes  en  el  es- 
tenso mundo  pueden  comunicarse  i  cambiarse 
sus  ],r;)duc'>.3s  ó  las  riqu^'/is  ti;-  r,,ias  comarcas 
co:i  las  oaMs. 

1^1  aii'e  abunda  en  pájaros  que  contribuyen  a 
nuestro  bienestar,  empuja  los  buques  que  cruzan 
los  mares,  sopla  con  blandas  brisas  en  nuestras 
cas.'is  i  sustenta  nuestra  salud  i  nuestra  vida. 

Pido  a  Dios  que  me  haga  bueno  i  laborioso,  i 
que  me  proporcione  trabajo  todos  los  dias.  /  m- 
biciono  comodidad  i  una  buena  posición  social, 
no  solo  para  mi  bien  sino  también  para  estar  en 
mejores  condiciones  de  hacer  bien  a  mis  seme- 
jan ;es;  i  ct>n  este  obicto  procuro  i  procuraré  lle- 
i^  '  ia  -.leí  mejor  ino-JiO  posi- 

Li'LLÍÜxN    IIL 

r\lRMAS  I  OliJETOS. 

La  palab/i-a  forma  es  lo  mismo  que  si  dijéramos 
hccluiía,    se  usa  para    representar  la  apariencia 


J;JL   IJl'STITl/TO  J%*^CIOJ%'^I,. 


13 


de  una  cosa  que  se  describe.  Hai  formas  cuadra- 
das, redondas,  ovales,  triangulares  cónicas  i  otras 
muchas. 

De  las  figuras  que  siguen,  la  primera  es  u- 
na  circunferencia  negra  o  un  círculo  l¡lanco;  i  la 
segunda  es  una  circunferencia  blanca  o  un  círculo 
negro.  Casi  todos  los  niiños  confunden  la  circunfe- 
rencia con  el  círculo.  La  circunferencia  es  la  linea 
curva  que  limita  al  círculo;  i  circulo  es  la  super- 
ficie redonda  que  queda  dentro  de  la  circunferen- 
cia: la  circunferencia  se  puede  decir  que  es  la  orilla 
del  círculo;  aunque  puede  darse  una  circunferen- 
cia sin  circulo,  como  un  aro;  pero  no  puede  ha- 
b:r  un  círculo  sin  circunferencia. 


La  mitad  de  la  circunferencia  se  llama  semicir- 
cunferencia, i  la  mitad  del  círculo  se  llama  semicír- 
cul(j,  como  se  vécenlas  figuras  que  siguen: 


el  punto  con  que  se  marca  el  medio  del  círculo 
se  llama  a7¿¿?'o  del  círculo.  Toda  la  linea  curva 
(¡ue  forma  el  anillo  se  llama  ciramferencia  del 
<  írculo.  La  circunferencia  de  una  bala  es  la  li- 
nea curva  que  la  circunda  o  rodea  por  mitad. 


La  linea  que  atra\iesa  de  un  lado  a  otro  pa- 
sando precisamen-ie  por  el  centro  J<;1  círculo  se 
llama  diánteiro   del  círculo. 

Diámetro  quiere  decir  medido  por  medio  o  dis- 
ixncia  por  medio.  El  diámetro  divide  el  circulo 
i  la  circunferencia  en  dos  mitades. 


Una  línea  rect.- 
en  la  circunferen^ 
en  la  np-ura  sir-u' 


Radio  quiere  decir  rayo.  Cuando  son  muchos 
i  en  todas  direcciones  se'llaman  rayos  como  suce- 
de con  los  rayos  del  Sol. 


^^n^miiüjiiiij.^^^ 


Un  cuerpo  que  es  por  todas  partes  circular  se 
llama,  bola,  globo  o  esfera.  Una  bala  es  un  globo 
o  esfera.  La  mitad  de  una  esfera  se  llama  Jioiiis- 
ferio,  que  quiere  decir  mitad  de  la  esfera. 


#» 


Cuando  la  fig-ura  tiene  forma  de  huevo  se  lla- 
ma oval,  que  quiere  decir  semejante  a  un  huevo. 
También  la  forma  oual  se  llama  elipse:  la  palabra 
elíptica  quier(>  decir  de  forma  oval.  Muchas  fru- 
tas tienen  la  figura  oval;  las  ciruelas,  el  limón  i 
otras  crecen  en  forma  oval  o  elíptica. 


Q^ 


Las  cosas  redondas   i  que  terminan  en    punta 
como  la  figura  siguiente: 


se  llaman  conos:  i  muchas  cosas  qi 
cen  son  c'nicas. 

{Zouli: 


14 


BL,  IJVSTITUTO  JVaCIOJV^I.. 


£1  ejercicio  físico  en  los  uiiios. 


No  es  posible  preservar  la  salud  ni  promover 
el  desarrollo  del  cuerpo  i  el  de  los  sentidos  i  es- 
píritu, sino  cultivándolos  simultáneamente:  ver- 
dad es  esta  que  debieran  tener  siempre  presente 
las  madres  de  familia.  Ejercitando  solamente  las 
fuerzas  físicas  se  llega  a  tener  un  cuerpo  sano  i 
robusto;  pero  las  facultades  perceptivas  se  embo- 
tarán con  el  desuso,  i  las  intelectuales  serán  tar- 
días i  siempre  ineficaces;  por  la  inversa,  si  edu- 
cando a  un  niño  prestamos  toda  nuestra  atención 
al  cultivo  de  los  sentidos,  vendremos  a  formar 
un  esperto  mecánico  o  un  hábil  artífice,  pero  no 
sin  el  peligro  de  que  su  físico  sea  débil  i  su 
mente  inhábil  para  dijerir  otras  ideas  que  las  per- 
tenecientes al  ramo  a  que  le  hayan  dedicado  sus 
padres  i  profesores. 

Los  que  están  acostumbrados  a  ver  niños  bien 
educados,  sin  jobservar  con  atención  los  varios 
medios  que  para  el  cultivo  de  su  cuerpo  i  espíritu 
se  han  empleado,  no  comprenden  como  un  niño 
que  puede  usar  libremente  de  sus  miembros  ha- 
ya de  sufrir  tanto  en  su  costitucion   misma  por  la 


falta  de  cultivo  de  sus  facultades  intelectuales;  pe- 
ro si  examinaran  de  cerca  lo  que  sucede  con  los 
niños  de  la  clase  menesterosa,  por  lo  común  a- 
bandonada  i  abyecta,  se  convencerían  mui  luego 
de  la  importancia  i  utilidad  de  desarrollar  a  la  par 
de  las  fuerzas  físicas,  la  mente  i  los  sentidos. 

El  ejercicio  mas  saludable  para  los  niños  es  se- 
guramente la  carrera  i  el  juego  al  aire  libre,  i  de 
este  saludable  ejercicio  que  la  naturaleza  sabia- 
mente ha  convertido  para  ellos  en  placer,  no  se 
les  debe  privar  en  ningún  tiempo  no  siendo  pre- 
cisamente el  de  mayor  rigor  de  las  estaciones. 
En  las  grandes  ciudades  es  difícil  por  lo  regular 
prroporcionar  a  los  niños  habiten  i  que  jue- 
guen en  parajes  donde  respiren  aire  puro,  pero 
no  debe  perdonarse  sacrificio  alguno  para  conse- 
guirlo, mirando  este  punto  como  esencialísimo 
para  su  salud.  Los  niños  que  han  adqnirido  la 
costumbre  de  salir  diariamente  de  casa,  aunque 
solo  sea  por  una  hora,  padecen  indudablemente 
si  se  les  priva  de  tan  útil  recreo,  i  así  es  que  se 
ponen  tristes,  displicentes,  i  de  mal  humor,  como 
que  el  ejercicio  al  aire  libre  es  esencial,  no  solo 
á  la  salud  física,  sino  a  la  mental,  por  decirlo  así. 


Vista  del  Cerro  del  Carmen,  paseo  en  Guatemala. 


Al  cultivo  de  los  sentidos  i  de  las  facultades  in- 
telectuales puede  mui  bien  atenderse  durante 
estos  paseos,  contribuyendo  así  eficazmente  al  so- 
laz i  diversión,  no  solo  de  los  niños,  sino  también 
de  sus  madres:  digo  de  sus  madres  porque  su- 
pongo que  solo  una  imposibilidad  absoluta  debe 
privarlas  del  placer  de  acompañar  a  sus  niños  en 
el  paseo  i  aun  en  sus  alegres  juegos.  La  estra- 
ordinaria  influencia  de  esta  circunstancia  en  el 
carácter  moral  del  niño  es  incalculable.  En  el  pa- 
seo hai  mil  ocasiones  de  ejercitar  el  sentido  de 
la  vista  en  el  niño,  señalándole  objetos  distantes 
i  preguntándole  lo  que  son;  si  se  equivoca  se  le 


acerca  mas  a  ellos  repitiendo  la  pregunta  hasta 
que  logre  distinguirlos.  Una  piedrecilla  puede 
suministrar  material  para  una  lección:  examínese 
su  figura,  su  color,  su  peso;  dése  al  niño  una  idea 
de  su  dureza  comparándola  con  otro  objeto  blan- 
do, i  que  pruebe  si  lo  puede  romper  ó  pulverizar 
entre  los  dedos  como  la  arena:  cojer  una  flor  i  en- 
señar á  un  niño  el  nombre  de  sus  diferentes  colo- 
res i  de  las  partes  que  la  componen  es  una  verda- 
dera lección  de  no  poca  utilidad.  Puede  sin  difi- 
cultad acostumbrársele  desde  mui  temprano  á  dis- 
tinguir el  diferente  olor  de  las  flores  ó  de  cual- 
quier otro  objeto  grato  al  olfato.     El  oido  se  cul- 


JSl.  IJVSTITIITO  Jl'^aCIOJWIJL. 


tiva  asimismo  dirijiendo  la  atención  a  sonidos 
distintos  i  variados.  Percíbese  por  ejemplo  el 
ruido  de  unas  ruedas;  ¿es  un  coche,  un  carro  o 
un  carruaje  mas  lijero?  El  canto  de  las  aves  i  la 
voz  de  otros  animales  suministran  también  un 
ejercicio  mui  útil  i  fácil  de  practicar. 

Al  paso  que  el  niño  ejercita  de  ese  modo  los 
sentidos,  sus  facultades  intelectuales  reciben  así 
mismo  un  impulso  notable.  Se  le  acostumbra  á 
la  observación,  sin  la  cual  nada  nos  dice  la  pajina 
mas  bella  del  libro  de  la  naturaleza;  ejercita  su  a- 
tenc'ion  examinando  diversos  objetos  con  bastan- 
te cuidado  para  poderlos  reconocer  en  lo  suce- 
sivo, particularmente  si  se  le  exije  que  hag-a  de 
ellos  una  descripción  á  su  padre  al  volver  a 
casa.  Así  se  le  acostumbrará  gradualmente  a 
percibir  los  objetos  i  las  partes  de  que  se  compo- 
nen :  su  memoria  tampoco  carecerá  de  ejercicio, 
i  finalmente  irá  adquiriendo  gusto  á  los  goces 
puros  i  multiplicados  que  la  naturaleza  atesora  pa- 
ra sus  hijos. 

I'cro  lleg-a  la  estación  en  que  no  siempre  per- 
mite el  tiempo  disfrutar  de  un  paseo  por  el  cam- 
po i  aveces  ni  salir  de  casa:  pues  no  por  eso  se 
ha  de  privar  a  los  niños  del  libre  ejercicio  de  sus 
mii:mbros  i  pulmones  aunque  con  riesgo  de  atro- 
nar la  cabeza  de  sus  padres.  La  fuerza  del  cre- 
cimiento i  del  desarrollo  físico  no  permite  a  los 
niños  estar  en  reposo;  i  es  tan  injusto  e.xij irles  la 
quietud  i  el  sosiego,  como  querer  que  un  ancia- 
no se  mantenga  en  movimiento  corriendo  i  sal- 
tando por  todas  partes.  Esto  no  es  decir  que  los 
niños  hayan  de  ser  siempre  alborotados,  pero  a 
vi-ces  no  soío  debe  permitírseles,  sino  inducirlos  a 
que  jueguen,  corran  i  salten.  Quien  haya  visto 
los  risueños  semblantes  i  oido  la  alegre  algazara 
de  unaí  porción  de  niños  saltando  i  riendo  en 
una  tarde  de  invierno,  alentados  por  su  padre 
ciue  se  mezcla  en  sus  inocentes  juegos,  ¿podrá 
condenarlos  con  estoica  dignidad  a  la  gravedad 
i  compostura  del  estrado?  Déjense  para  su  uso 
las  piezas  retiradas  de  la  casa,  los  pasillos  i  habi- 
taciones donde  no  htiya  riesgo  para  que  retocen 
i  jueguen  hasta  que  entren  en  calor:  enséñeseles 
a  dar  palmadas  guardando  tiempo  i  compás,  o 
acom[jpñándo3e  con  la  voz,  o  a  brincar  sobre 
cualquier  objeto  blando  colocado  en  el   suelo. 

Estas  observaciones  parecerán  a  unos  supcr- 
lluas  i  a  otros  pueriles,  pero  no  merecen  ni  uno 
ni  otro  dictado:  son  máximas  cuya  ado¡)cinn. o 
desprecio  influyen  infaliblemente  en  la  salud,  en 
la  índole  i  en  el  porvenir  de  la  niñez.  Habitúese 
á  un  niño  a  la  quietud  i  al  silencio  i  será  indo- 
lente i  estúpido;  pro'n'!)isci.;  •,:!  ejercicio  vigoroso 
de  sus  miembros  i  i!  :  su  w/..  i  mui  luego  se  to- 
carán los  funestos  resultados  de  este  eiror  en  su 
debilidad  física  i  mental.  Por  el  contrario;  déjese- 
\i  obrar  como  niño,  quecorr;',  ijrinqn'í,  ría  grite, 
i  su  sistema  muscular  i  ncr. :■)';::>  :iw>;u;;ir.i  robus- 
tez, ruirá  la  alcíiria  en  su  - nuritu,  i  so   bailaiá  así 


mejor  preparado  para  luchar  con  enerjía  varonil 
con  los  azares  de  la  vida. 


academia.de  maestros. 

SECCIÓN  NORMAL. 


i  '.ta 


SI  ína^sífo  de  escuela, 

(Por  Sanios  Toruno.) 
I. 

Hablando  de  la  instrucción  primaria  en  Cliilo,  dico 
el  Sr.  Ainunátegui:  "Hai  un  empleado  que  ocupa  una 
posición  subalterna  en  la  jerarquía  administrativa,  que 
desempeña  funciones  aparentemente  humildes,  que  no  re- 
parte carolos  lucrativos  ni  honoríficos,  que  no  tiene  el 
prestijio  del  poder,  que  no  habla  en  nombre  de  la  fuerza 
como  el  militar  o  el  ájente  de  policía,  ni  en  nombro  de 
la  leí  como  el  raajistrado,  ni  en  nomdre  de  Dios  como  el 
sacerdete;  pero  que  sin  embargo  ejerce  aun  al  presente, 
i  sobre  todo  está  llamado  a  coercer  en  oí  porvenir,  una 
influencia  inmensa  i  decisiva  sobre  los  adelantos  mate- 
riales i  morales  del  país,  sobre  el  carácter  e  intelijencia 
de  todas  las  jeneraciones  que  se  levantan,  sobre  ei  bien- 
estar de  los  individuos  i  sobre  la  prosperidad  i  engran- 
decimiento de  la  Patria.  Ese  empleado  es  el  maestro  de 
escuela,  que  está  destinado,  si  sabe  i  quiere  cumplir  su 
deber,  a  formar  la  felicidad  del  hombre." 

En  efecto,  el  maestro  de  escuela  desempeña  funciones 
aparentemente  humildes,  pero  en  realidad  es  un  emplea- 
do mucho  mas  importante  i  mas  necesario  que  lo  que 
vulgarmente  se  cree:  es, t-l  ol)rero  del  porvenir  i  su  mi- 
sión es  nada  niíjiios  que  preparar  el  bienestar  i  la  felici- 
dad de  las  jeneraciones  venideras.  Mui  satisfactorio  os, 
sin  embargo,  observar  que  ya  va  des.aparecicndo  la  per- 
niciosa i  funesta  preocapacion  de  que  la  pi'ofesion  do 
maestro  haga  desmerecer  socialmente  hablando,  a  todos 
los  que  la  siguer\^.  "iJai  una  función,  dice  Romualdo 
Guarin,  hai  una  función  que  llama  con  prefei'cncia  la  a- 
tencion  de  los  sabios,  de  los  lejisladorcs,  de  las  familias 
i  de  los  pueblos,  i  que  ya  hoi  se  la  considera  como  hi 
mas  inif loriante  para  fornuu-  la  í'eütñdad  del  hombre,  el 
vigor  de  las  naciones  i  la  gloria  de  la  humanidad:  esta 
es  la  del  maestro  de  escuela,  que  consagra  a  la  educación 
de  los  niños  los  afectos  i  sacrificios,  el  saber,  la  firmeza 
i  la  pacieucia  que  no  siempre  tienen  los  padres  para  for- 
mar de  los  niños  hombres  que  mas  tarde  vengan  a  ser 
honor  de  la  familia  i  grandeza  de  la  Patria,"  Por  (>so 
un  pueblo  que  siente  la  necesidad  de  la  educación,  (¡uo 
no  comprende  su  excelencia,  i  no  rodea  de  honor  i  de 
respeto  a  los  maestros,  es  ya  un  pueblo  en  decadencia, 
en  inevitable  ruina,  puesto  qne  no  conoce  el  grande  ele- 
mento de  su  vida,  ni  el  valor  de  la  virtud,  ni  el  poder  do 
la  ciencia  i  del  sacrificio.  Asi  lo  comprenden  i  asi  lo 
manifiestan  las  naciones  mas  cultas  qui' c.^tíin  al  ñ-ente 
de  la  civilización  actual. 

En  la  Gran  República  o  los  Estados-^Unido  •  d.^i  Nor- 
te, hablando  a  este  respecto, dice  ílancok:  "A i  i tiU-dor 
del  maestro  se  agrupa  todo  lo  qne  constituye  lu  cilua- 
cion;  él  ha  de  .ser  quien  le  dé  el  movimientoi  In  vi(ia:"  i 
sobre  el  mismo  asunto,  dice  Horacio  Mann:  "El  porve- 
nir de  la  Nación  está  en  la  gran  refomna  do  las  escuelas, 
la  cual  debe  pr  ncipiar  por  los  maestros:  no  hai  suma  de 
ventajas  en  todo  lo  demás  que  pueda  suplir  a  la  menor 
do  las  doies  esenciales  en  el  maestro." 

La  máxima  prusiana:  "Lo  que  se  desee  hallar  en  la 
sociedad  se   dtNic  .'iin^'z;'!'   mi)- '.oii^rlo  ¡'ü  ij  i---';    '..."':' 


jEfc  ijv.vrrm'f)  j%:trioj\\ir.. 


sido  coiiii)lctada  por  el  distinguido  profesor  Phelps  con 
la  siguiente:  "Lo  que  se  quiera  que  liaya  en  la  escuela, 
se  debe  poner  primero  en  el  maesiro."  Ese  es  el  princi- 
pio del  proverbio  inglés: -'Como  es  el  maestro,  asi  es 
la  escuela."  Es  el  mismo  con  que  dccian  los  Señores 
Guizot  i  Cousin,  al  reorganizar  la  instrucción  pública 
en  Francia:  "Ninguna  do  las  precedentes  disposiciones 
será  de  efecto  alguno,  si  no  se  encomienda  su  cumpli- 
miento á  maestros  competentes:  nada  vale  ningún  sis- 
tema sin  buenos  maestros."  Finalmente,  nuestro  inolvi- 
dable Luis  F.  Mantilla  dice:  "No  es  el  número  de  es- 
cuelas ni  los  buenos  planes  de  estudio,  cuanto  basta  pa- 
ra dar  i  sostener  la  educación  del  pueblo,  sino  las  apti- 
tudes, la  bondad  i  la  constancia  de  las  personas  a  quie- 
nes está  encomendada  esa  gran  obra." 

Con  citas  tan  autorizadas,  queda  demostrado  liasta 
la  evidencia  que  la  educación  pública  se  «..ebe  asegurar 
en  la  escuela,  i  al  mismo  tiempo,  que  en  la  escuela  no 
puede  asegurarse  sino  encomendándola  a  maestros  espe- 
cial i  suf  cientemente  preparados  para  la  obra  humana 
de  mayor  trascendencia,  cual  es  la  de  formar  la  socie- 
dad en  la  jeneneracion  que  les  confia  .Por  consiguiente, 
es  mui  grave  el  compromiso  que  el  maestro  contrae 
correlativamente  con  la  familia  i  con  la  Patria.  Con 
la  familia  que  pide  le  devuelva  con  usura  el  tesoro  que 
le  ha  confiado,  i  con  la  Patria,  que  espera  le  forme  ciu- 
dadanos honrados,  instruidos  i  laboriosos,  que  puedan 
mas  tarde  ponerse  a  la  altura  de  sus  grandes  destinos. 
No  obstante,  el  maestro  que  tiene  voluntad,  cuando  no 
es  enteramente  incapaz,  puede  realizar  estos  grandes 
fines,  pues  se  ve  rodeado  en  todas  partes  de  un  gran 
prestijio  a  los  ojos  de  los  padres  de  familia,  que  le  con- 
sideran como  el  consultor  i  consejero  de  su-  hijos,  i  como 
el  depositario  i  administrador  mas  natural  de  las  luces 
i  de  toda  clase  de  conocimientos  i  de  instrucción  para 
el  pueblo.  Por  esto,  cuanto  mas  estensa  sea  la  instruc- 
ción que  adquieran  los  maestros  para  difundirla  en  toda 
la  República,  tanto  mas  efectivos  serán  los  buenos_  re- 
sultados; i  la  incumbencia  única  de  su  misión  debiera 
ser,  solidificar  i  ensanchar  continuamente  sus  conoci- 
mientos para  propasrarlos  sin  cesar;  i  sobre  esto  habla- 
remos en  el  próximo  número. 


ELECCIÓN  DE  LAS  LECTURAS. 

I. 

Nada  es  mas  importante  que  la  elección  de  las  pri 
meras  le(  turas.  Todo  el  carácter  del  niño,  i  por  conse 
cuencia  del  hombre,  depende  de  ellas. 

El  libro  es  un  amigo  que  no  habla  pero  que  se  ha- 
ce oir;  él  nos  acompaña  incesantemente  sin  ser  moles- 
to; no  hace  preguntas  importunas,  ni  es  interesado  por- 
que nada  pide;  el  libro  es,  sin  duda,  lo  mejor  o  lo  peor 
para  la  vida  moral,  soguu  sea,  bueno  o  malo. 

Por  lo  tanto,  importa  mucho  que  el  niño,  desde  los 
primeros  años,  tenga  a  la  mano  buenos  autores.  La  e- 
leccion  de  un  amigo  no  es  seguramente  de  mas  impor- 
tancia. 

Leer  con  aprovechamiento  es  tan  importante  para  la 
hijiene  moral  como  beber  i  comer  con  mesura  para  la 
hijiene  física.  La  intelijencia  se  pervierte  tan  pronto 
como  se  estraga  el  estómago.  En  los  primeros  años  el 
gusto   no   resiste  a  ningún  esceso. 

Si  no  has  leido  mas  que  buenos  libros,  respondo  de 
la  salud  de  tu  espíritu;  si,  por  el  contrario,  has  nutri- 
do tu  intelijencia  con  las  lecturas  de  malos  libros,,  e- 
res  hombre  perdido.  Has  tenido  una  nodriza  equivoca- 
da, has  bebido  mala  leche  i  tu  sangre  está  envenenada. 

El  axioma:  "Dime  con  quien  andas  i  te  diré  quien  e- 
res,"  podrá  completarse  por  este  otro:  "Dime  lo  que  has 
leido  i  te  diré  lo  que  serás." 


IL 


TTai  sobre  esta  cuestión  "lecturas  que  convienen  á  la 
infancia  i  a  la  juventud,"  dos  sistemas  j)uedcu   seguirse. 

Uno  de  estos  sislcuuvs  no  teme  nada.  Algunos  creen 
queso  debe  dojíir  leer  !il  iiifio  todo  lo  que  se  le  antoje, 
como  se  le  debe  ilcjar  liaccrlmlo  lo  (juc  quiere  para  que 
se  crie  robusto. 

El  otro  sistema  lo  teme  todo.  Lleva  al  niño  por  la 
mano,  con  los  ojos  bajos  i  casi  vendados  hasta  el  nmi)i-al 
déla  virilidad.  Bajo  el  ]irpfosto  do  que  conserve  su  i- 
iiocciuia,  le  ciifrriia  ¡L:iioraiitc  a  todos  los  azares  de  la 
vida. 

DuliCMios  pensar  mui  sei'iauíente  sobre  ambos  siste- 
mas. P]s  necesario  que  la  juventud  comprenda  que  por 
el  interés  no  solo  de  su  salud,  sino  desús  verdadeíos 
placeres,  no  es  bueno  precipitar  ni  exajerar  la  vida,  que 
cada  cosa  ha  de  llegar  a  su  tionijm,  i  que  no  debe  im- 
ponerse a  la  juventud  el  réjimen  que  se  impondría  a  la 
edad  viril,  porque  de  este  ukhÍo  harianios  desaparecer 
todosisus  encantos. 

Respecto  a  las  lecturas  no  soi  de  los  que  prefieren 
una  libertad  absoluta;  pero  tampoco  apruebo  el  siste- 
ma de  compresión  absoluta,  porque  todo  lo  que  es  estre- 
nio  es  absurdo,  i  creo  que  si  tuviéramos  que  escojer  en- 
tre dos  males,  diriamos  que  es  mucho  mejor  dejar  a  los 
niños  comer  cuanto  deseen  que  hacerlos  morir  de  ham- 
bi'C. 

Educarlos  en  el  sistema  de  la  abstinencia,  de  la  die- 
ta continua,  i  de  la  ignorancia  de  todas  las  cosas,  es 
lanzarlos  en  los  escesos  de  que  hemos  querido  preser- 
varlos desde  el  momento  en  que  se  vean  en  completa 
libertad  de  acción. 

Estos  estreñios  son  felizmente  mas  fáciles  de  evitar 
que  lo  que  se  imajina.  Debemos  seguir  un  término  me- 
dio 

Mal  que  i^ese  a  los  anarquistas  de  la  educación,  e.s  ne- 
cesario dar  al  niño  en  vez  de  alcohol,  leche  pura,  i  cuan- 
do haya  dejado  su  nodriza,  alimentos  transitorios  pro- 
porcionados a  la  inesperiencia  de  su  estómago.  Mal  que 
pese  a  los  partidarios  de  los  ayunos  rigorosos,  es  necesa- 
rio dar  a  los  jóvenes  de  ambos  sexos  un  alimento  nutri- 
tivo. 

Hai  dos  clases  de  libros  de  los  que  ddie  precaverse  a 
los  niños  de  ainlios  sexos. 

Primero:  los  libros  perniciosos  que  enardecen  el  ce- 
rebro, como  los  alimentos  picantes  enardecen  el  estóma- 
go- 
Segundo:  los  libros  insulsos,  que  como  los  alimentos 
desabridos,  llenan  el  estómago  sin  alimentarlo. 

Un  libro  necio  no  es  jamas  inocente.  La  necedad  os 
contajiosa.  i  no  debéis  preferir  seguramente  al  maestro 
que  os  enseñe  a  ser  necio. 

En  sentido  contrario  obran  los  libros  perniciosos. 
El  niño  toma  la  violencia  por  la  fuerza.  Dichos  libros 
agradan  al  principio,  mas  por  sus  faltas  que  por  sus  cua- 
lidades; i  como  es  infinitamente  mas  fácil  imitar  una  fal- 
ta que  apropiarse  una  buena  cualidad,  resulta  que  el 
niño  í-iempre  sigue  las  faltas. 

No  necesitamos  muchos  libros,  un  buen  libro  es  ina- 
gotable, es  siempre  nuevo.  Que  cada  siglo  aumente  el 
corto  pero  inapreciable  tesoro  de  los  buenos  libros  en 
diez,  i  será  suficiente. 

No  necesitamos  contar  por  miles  nuestros  amigos  Ín- 
timos. Cuando  en  la  multitud  humana  hallamos  un  nú- 
mero de  hombres  dignos  a  quienes  podemos  considerar 
como  hermanos,  como  amigos  íntimos,  debemos  dar  gra- 
cias a  Dios  i  a  los  hombres.  Un  buen  libro  es  un  ami- 
go intimo  i  fiel,  i  cuando  tenemos  la  suerte  de  hallar  es- 
te libro  no  debemos  abandonarlo. 

SCUMIDT. 


Periódico  detliesido  a  la  difusión  de  la  Tnstrncciou  Piiaiaria  i  Ser uudaria. 

PüBUCADO  II A. 10  I, A  PROTECCIÓN  DRI,   SrÑOR    JeXERAL  .T.  RuriNO  BaIÍUIOS, 

Presidente  de  i,a  Rei'ública  de  Guatemala. 


Fundador  i  Editor,  Santos  Toruno. 


Administrador,  Edwin  Rockstroh. 


l\fJM.  2. 


tíuaU'iiisiIa,  :i<>  ile  Seti<>mS>re  «le  1882. 


TOI^.I. 


Iiilliu-iicia  de  la  Iustruc(*iot)  priiiiana  en  las 
(•í)^<fn^nln■cs,  en  la  moral  ptíblif a,  en  la  i«- 
dnstria  i  eu  el  desarrollo  jeueral  de  la  pros- 
peridad de  los  piieblo.s,  por  S.  V.  Amnuá- 


(Contiiiúu. 
II. 


¿La  ilustración  es  un  bien? 

;,La  ilustración  es  un  mal? 

¿Jja  civilización   es  un  beneficio  de   Dios? 

¿La  civilización  es  un  don   del  demonio? 

Para  muchos  esta  cuestión  no  estií  todavía  resuelta, 
o  mas  liien  está  resuelta   en  contra  de  la   civilización. 

La  ciencia  es  la  virtud,  han  dicho  algunos,  la  i<rno- 
rancia  es  la  virtud,  han  repetido  otros. 

Los  filósofos  del  siglo  XVIII  crcian,  según  la  ngii- 
da  espresionde  nn  escritor  francés,  que  para  llegar  al 
paraíso  era  preciso  pasar  por  la  academia. 

Los  filósofos  rancios,  como  ellos  mismos  se  denomi- 
nan, creen  que  para  llegar  al  cielo  es  preciso  conservar- 
se  o   hacerse  ignorantes,  casi  bestias. 

La  primera  de  estas  paradojas  ha  encontrado  muchos 
menos  defensores  que  la  segunda.  La  ignorancia  ha 
tenido  sus  apóstoles,   sus  sacerdotes,  sus  mártires. 

Hai  todavía  un  gran  número  de  individuos  (jue  no 
so  atreven  a  decirlo  en  alta  voz  ni  mui  a  las  claras, 
porque  tienen  cierto  respeto  a  las  ideas  dominantes, 
pero  que  en  el  fondo  de  su  alma,  talvez  sin  darse  a 
si  mismo  una  cuenta  bien  precisa   de  su  {icnsamiento. 


querrían  ardientemente  cerrar  todas  las  escuelas,  des- 
I  truir  todos  los  colíjiios,  arruinar  todas  las  universida- 
I  des  i  academias,  quemar  todos  los  libros,  despedazar 
I  todas  las  imprentas,  aniquilar  los  cuadros  de  ¡tintura, 
i  destrozar  las  estatuas,  hacer  olvidar  las  ciencias  i  las 
artes. 

Esos  individno-  ostarinn  nnii  dispuestos  a  dirijir  al 
^jji  mundo  civilizado  la  onérjica  apostrofe  colocada  por 
^^jfcJunn  Jacobo  Rousseau  en  boca  de  Fabricio  coi>tra  el 
lujo  i  la  civilización  romana;  estarían  mui  dispuestos 
a  amplificar  de  todos  modos  el  discurso  sobre  las  deu- 
das i  las  artes;  estarían  mui  dispuestos  a  sentir  la  pér- 
dida de  esos  techos  de  paja  i  de  esos  hogares  rústicos 
donde,  según  ellos,  habitaban  en  otro  tiempo  la  mode- 
i-acion  i  la  virtud,  a  echar  menos'la  simplicidad  de  las 
selvas  primitivas,  a  lamentar  la  idea  sin  vuelta  de  la 
I  edad  dorada  en  que  no  existían  ni  la  elocuencia  ni  las 
máquinas,  i  en  que  los  hombres  espresaban  sus  ideas 
sin  adornos  i  trabajaban,  no  para  enriquecerse  i  entre- 
garse a  la  malicia  de  la  opulencia,  sino  únicamente  pa- 
ra adquirir  el  necesario  sustento  sin  emplear  otros 
instrumentos  que  los  esfuerzos  de  sus  brazos. 

Esos  individuos  no  han  leído  ciertamente  las  obras 
de  Juan  Jacobo,  ni  son  impulsados  por  los  mismos 
motivos  que  el  filósofo  de  Jinebra;  pero  se  prestan  de 
buena  g-ana  a  unir  el  coro  de  sus  voces  a  las  maldicio- 
nes lanzadas  por  este  contra  la  ilustración  del  jénero 
humano.  "Pueblos,  dicen  por  supuesto  en  lenguaje  me- 
nos elocuente  que  el  de  Rousseau,  sabed  alguna  vez 
que  la  naturaleza  ha  querido  preservaros  de  la  cien- 
cia, como  una  madre  que  arranca  una  arma  peligrosa 
I  de  las  manos  de  su  hijo;  que  todos  los  secretos  que 
í     os  oculta  son  otros   tatitos  males  de  que  os  precave; 


i:¡.  i.v:-^rs'a-i  'í-o  .v,sr^i},',\is.. 


i  ,,,.,-  ,-1  iral.n.in  .|U0  os  ciirsla  inslruiros  i.„  es  el  i,ic- 
lioi-    ,1c   sus    liriiclicios.- 

Lorantiniaii  cun  mas  o■ll^l,l  iiiia  estadía  al  caula  O- 
luar,  el  .leslruelur  de  la  l.il.lidt.ra  de  A  lejandria.  (lue  a 
.liiaii  (Juteinlterg,  el  im'eiilor  de  la   iiii|)reiita. 

Toda  enseñanza  les  iuediiioda,  luda  |iiiMieidnd  les  a- 
susta,  toda  difusión  de  las  lelras    les  (lesesiM'ra. 

Piensan  (pie  el  ¡írliol  de  la  ciencia,  ahora  como  en  los 
])i-inieros  dias  del  mundo,  solo  |)i-odiicc  frutos  venenosos, 
destinades  ;!  lici'ir  de  nnu'rle  :í  las  jeneracioncs    proscn- 

A  loda  costa    (piiercn   consei'var    la,  inocencia    de   la 
iKirl.afie,  la  s(>ncilliv.  decostmnln'cs    de   los   salvajes. 
La    ciciii-ia   es  el    pecado,  la   cieni'in    es   el  crimen. 

"Si  los  liiimlircs  son  malos  por  naturaleza,  dice  Juan 
.lacoho  Rousseau,  el  sostenedor  mas  elocuente  de  esta 
opinión  estravag-ante,  citado  en  este  punto  ])or  Saint- 
Jlarc  Girardin,  puede  suceder,  si  se  quiere,  que  las  cien- 
cias pi-oduzcan  altiun  Iñen  en  sus  manos,  ]iero  es  niui 
cierto  qne  causar.ín  males  mayores,  l-'s  necesario  dar 
armas  a  los  furiosos."  (ínardiaiionos  ]incs  do  cultivar 
el  espirita  del  liond)]-e,  ]iues  eso  seria  cultivar  la  mal- 
dad humana;  no  haya  escncdas,  no  haya  imprenta,  no 
haya  libros,  "porque  en  primer  lufi'ar  los  sahios  no  lia- 
r;ín  nunca  tantos  Imenos  liliros  como  serán  los  malos 
ejoniiilos  que  darán,  i  en  se^i'undo  habrái  siempre  mas 
malos  libros  que  l)uenos," 

Indudablemente  el  desarrrollo  del  pensamiento  trae 
consigo  el  desarrollo  de  pasiones  que  pueden  estraviar- 
nos,  que  pueden  conducirnos  a  vicios  inmundos,  a  crí- 
menes atroces.  Pero  el  abuso  que  puede  hacerse  de  la 
inteligencia,  ¿seria  un  motivo  ])ara  que  procurásemos 
oscurecerla  en  vez  de  ilustrarla? 

Indudablemente,  mientras  menos  piense  el  hombre, 
es  mas  gobernable  en  el  sentido  de  ciertas  personas,  es 
es  decir,  es  mas  inerte.  Un  idiota  está  mucho  monios 
espuesto  a  pecar  que  un  ser  intelijente,  porque  aquel 
tiene  menos  movimiento  de  cuerpo  i  de  alma.  Un  ca- 
dáver está  en  la  Í!n¡]0sibilidad  de  infrinjir  la  ley  que 
un  vivo  puede  violar  Para  asegurar  una  li'arantia  con- 
tra toda  falta  de  iiensamiento  o  de  obra,  ¿se  querría 
i'educir  al  hombre  al  idiotismo,  se  qnerria  reducir  al 
hombre  a  la   nada? 

Esta  es  sin  embargo  la  con.secnencia  lójica,  rigorosa 
de  la  opinión  estraña  qne  ataca  la  ilustración  como 
contraria  a  la  felicidad  i  a  la  virtud  del  jénero  huma- 
no. 

"En  el  pensamiento  intimo  de  nuestros  adversarios, 
decia  Rover  Collard  el  año  de  1827  en  la  discusión  de  u- 
ua  ley  presentada  a  la  ciimai'a  francesa,  (pie  ponia  trabas 
a  libertad  de  1a  prcn-a.  hu'oo  imprevisión  (Ni  dejar  al 
hombre  lanzar-e  iüne  (•  intelijente  cu  medio  del  uinAci- 
so;  de  ahi  han  nacido  el  mal  i  e!  error  Una  sabiduría 
mas  elevada  ipiicre  reparar  ahora  la  falta  de  la  Pro- 
videncia, restrinjir  su  übertad  imprudente,  i  hacer  a 
la  humanidad  sabiament-  mutilada  el  servicio  de  ele- 
varla a  la  feliz   iüoceacia  do  los  lirutos." 

Estas  sublimes  palabra^  que  Kovcr  ("ollard  dirijia 
a  los  enemiü'os  de  la  libertad  de  la  ¡¡rensa,  son  iíiual- 
mente  aplicables  a  los  enemigos  de  la  ilustración  en 
jeneral,  los  cuales  en  último  resultado  prelemlen  tai- 
mendar  la  obra  de  Dios,  a  quien  parecen  criticar  por 
haber  formaoo   al    hombre  intclijeníe  i    sensible. 

¿I  que  es  lo  que  dan  al  hombre  en  con]pensaci(m  del 
pensamiento  que  lo  arrebatan? 

"Lu  felicidad  de  la  vitla  ]iuraniente  animal,  res|if>n- 
de  Saint-Marc  Girardin,  la  felicidad  de  las  ovejas  que 
no  encontrasen  un  lobo.  En  ese  caso.  Dios  ]iodria  iia- 
berse  detenido  eii¿  la'[ creación  de  los  animales,  i  no  tia- 
Ler  llegado  hasta  la  creación  del  hombre.  1  aun  ;.por 
qué  no  detenerse_"mas  bien  en  los  vejetales.  cuya  \  iilu 
menos  activa  i  apasionada  que  la  do  los  animales  seria 


•lile.?  ;l'a 
Saiiit-Ma 

w  I. ocien 


^e    de    ella 
pned.-    a!i 


i,-os  ,pa.    p 
■eaa.s  al  ia¡ 


jcid, 
mpo  1 


que, Je   do!' 


cinne,^nii  doa  dd  ci,.|o     l'e,|i 
ira  a  todos  ],ai-|ir¡pe.  dee.e  b¡ 

pobres,  a  los  descendientes  de'la  la'za  ei'n'o,,e'r  i  t  los 
de  la  raza  indiana.  Queremos  (pie  bajo  él  heriao-o 
cielo  i  sobre  el  esph-ndido  suelo  de  nuestra  patria.no 
haya  un  solo  individuo  que  no  teiiua  los  ('éaiieutos 
proci.sos  ji.ira  e.scai)ar  a  la  miseria,  del  aliaa.  ipa- es  la 
ignorancia,  i  a  la  miseria  del  cuerpo,  la  p:»!u-i'zi.  «pie 
le  resulta  de  la  inhabilidad  para  una  imlasíri.i  cual- 
quiera. 

Eso  se  conseguirá  el  dia  que  una  iiist¡aiccion  ¡enernl 
i  completa  esté  cimentada  en  toda  la  república,'  el  dia 
en  que  únicamente  por  csce]icion  se  emaK^ntro  a  uno 
de  nuestros  compatriotas  (pi(_í  no  posea  los  conocimiíMi- 
tos   rudimentales. 

Las  ventajas  (pie  ])rovienen  déla  adipiicision  de  c- 
sos  conocimiento.-',  base  de  toda  ilustración.  íiindaaien- 
to  de  todo  ediücio  social  bien  consliíuiílo.  son  tan 
claras  como  las  ventajas  del  aire  (pie  rcsp¡r,'ioií)s.  de 
la  luz   que  nos  alumbra,  del  .<o¡  (pie  nos   calienta. 

Sin  embargo,  vamos  a  ](rocurar  deniosti-arlas  como 
sino  Aieran  perce|)tibles  a  todas  las  intelijencias.  i)ara 
popularizar  asi  la  causa  dií  la  instrucción  primaria  que 
cuenta  entre  nosotros  mas  de  un  cnemi<ro  emaibiorto, 
para  tratar  de  disipar  la  indiferencia  de  miiclios  que, 
si  no  tienen  la  instrucción  ¡lor  finc-ta.  ¡a  con.iileran 
inútil,   o   cuando   menos   no  nnii  esem-ial  para  la     \i(ia 

Emplearemos  solo  pruebas  direcias  i  deducida^  did 
asunto    mismo. 

No  <]iiereinos  liacer  frases  pomposas  ni  doclaniacio- 
ncs  brillantes,  ipie  talvez  de.-^!!i' o'oMa  caand-i  (-tan  bien 

Xo  atriiuiir.'moi  la  prosperidad  de  una  nación  a  so- 
lo los  adelantos  (]ue  la  iir-ti  acción  primai-ia  haya  Inv- 
eho en  ella,  jiortpie  la<caiisa<  de  ¡os  feoi'inicn.)-;  sticia- 
les  son    siempre    varias    i  jamas  o'e-an    ai-'adas. 

escribir    i  contar,   lia   lie    -(a-    prccisamea!e    iie,  pirieate 


d,  emplea 
de  L.,i^  ! 
eslad¡>tic. 

I,     ^ír.   F 


distinta  de  la  q 
Mr    Favet.     L 


Cípin 
Pe 

cuost 


(\s  d;i  .Mr  Alia 
emosdielioi  1( 
litado  de  cau 
.pücarlaspor 

para  , pie  ios  d 

exactitud    i  i 

lumoracion  de 


lefendido 
ilo<  esta- 


iplica. 


d    (lülciles 


El.  IJVSTITUTO  JV^lClOJr^I.. 


19 


pilcamos,  por  que  esos  métodos  son  mui  usados  en  este 
jenero  de  discusiones  i  nos  parece  que  no  poniéndonos 
en  ol  verdadero  punto  de  vista,  o  recurriendo  a  la  cxa- 
jcracion,  perjudican  en  vez  de  favorecer  la  causa  da  la 
in.«truccion   primaria. 

(Continuará). 


NOCIONES 

I>o  Cosiiioa^raría,  y  J cojijrafisi. 
Físícsi, 

Escritas  para  i.os  niños, 

l'ii,-  Sanios  Toruñn,  Director  del  Instittdo  Nacional  de 
Gnatemala. 


(Continúa.) 


LECCIÓN 


Objeciones  a  i,a  redondez  de  la  Tierra. 

Aunque  la  redondez  de  la  Tierra  i  su  aisla- 
miento en  el  espacio  son  hechos  demostrados  i 
admitidos  ya  como  verdades  familiares;  sin  em- 
bargo, los  niños  i  las  personas  estrañas  a  las  cien- 
cias físicas  i  matemáticas,  encuentran  dificultades 
i  hacen  algunas  objeciones  que  son  mui  natura- 
les. 

Primera. — Si  la  Tierra  es  redonda  i  está  sin 
apoyo  en  el  espacio,  como  es  que  los  habitantes 
i  los  objetos  aislados  que  están  en  su  superficie, 
pueden  sostenerse  cuando  se  encuentran  en  los 
costados  o  debajo  del  Globo.  Los  que  se  hallan 
en  el  punto  opuesto  al  que  nosotros  ocupamos. 
¿Tienen  los  pies  para  arriba  i  la  cabeza  hacia  feba- 
jo?  Los  niños  tienen  razón,  porque  realmente 
los  hombres  que  se  hallan  en  el  otro  lado  i  que 
se  llaman  nuestros  antípodas,  tienen  los  pies  en 
oposición  a  los  nuestros.  Si  lo  alto  es  siempre  el 
cielo,  i  lo  bajo  es  siempre  la  tierra;  nuestros  antí- 
jjodas  tienen  como  nosotros,  los  pies  en  la  tierra 
i  la  cabeza  hacia  el  cielo;  están  colocados  en  las 
mismas  condiciones  que  nosotros,  i  pueden  decir 
lo  mismo  de  nosotros;  pueden  creer  también  que 
tenemos  la  cabeza  hacia  abajo.  Rsto  proviene 
(le  la  falsa  idea  que  tienen  de  la  caida  de  los  cuer- 
pos. 

Todos  sabemos  que  un  cuerpo  pesado,  mas 
pesado  que  el  volumen  de  aire  que  desaloja,  a- 
ijandonado  a  sí  mismo,  cae  de  arriba  abajo  si- 
guiendo la  vertical  del  lugar,  que  es  la  línea  recta 


que  determina  el  hilo  de  una  plomada,   como  se 
ve  en  la  figura  siguiente: 


Los  cuerpos  caen  en  virtud  de  la  atracción  que 
la  Tierra  ejerce  sobre  ellos,  de  la  misma  manera 
que  una  bola  de  imán  atrae  los  cuerpecillos  de 
acero  que  se  aproximan  a  cualquier  punto  de  su 
superficie.  Esta  atracción  se  ejerce  desde  el  cen- 
tro de  la  Tierra  sobre  todos  los  cuerpos  que  se 
hallan  en  la  superficie  o  en  la  atmósfera,  i  la  di- 
rección de  esta  fuerza  es  siempre  la  de  la  vertical 
de  cada  lugar. 

De  lo  espuesto  resulta:  i?,  que  todos  los  cuer- 
pos a!  caer  se  dirijen  al  centro  de  la  Tierra,  por- 
que siendo  la  Tierra  esférica,  todas  las  verticales 
concurren  en  su  centro  C,  como  se  ve  en  el  gra- 
bado que  sigue: 


2?,  que  en  virtud  de  la  atracción  terrestre,  to- 
dos los  cuerpos  se  encuentran  comprimidos  con- 
tra la  superficie  del  Globo,  por  lo  cual  no  pue- 
den desprenderse  de   ella   sin    un  esfuerzo   con- 


80 


m.  IJVSTITIJTO  JVJlCIOJVmfiW^. 


trario:  i  3?,  que  para  una  esfera  como  la  Tierra, 
que  se  encuentra  aislada  en  el  espacio  inmenso, 
no  hai  arriba  ni  abajo,  ni  costados.  Todo  es  se- 
mejante al  rededor  del  Globo  que  habitamos,  en 
todas  direcciones  hai  cielo,  i  todos  los  cuerpos 
que  caen  se  dirijen  al  centro  de  la  Tierra. 

Por  consiguiente,  no  hai  ya  dificultad  en  con- 
cebir, como  es  que  nuestros  antípodas  puedan 
estar,  con  respecto  a  nosotros,  con  los  pies  hacia 
arriba  i  la  cabeza  hacia  abajo.  El  centro  común 
de  atracción  obra  del  mismo  modo  con  respecto  a 
los  unos  i  a  los  otros,  i  retiene  los  cuerpos  en  la 
superficie  por  sus  propios  pesos. 

La  misma  presión  es  la  que  retiene  las  aguas 
del  mar  i  la  atmósfera,  de  suerte  que  el  océano, 
los  continentes  i  el  aire  forman  con  las  capas  in- 
teriores de  la  Tierra,  una  sola  masa  redonda  en 
todos  sentidos,  i  rodeada  por  todas  partes  por  el 
cielo. 


de  unas  4000  millas,  i  por  consiguiente,  una  mon- 
taña de  4  millas  de  altura,  es  apenas  la  milésima 
parte  de  la  lonjitud  del  radio  terrestre,  i  seme- 
jantes asperezas  están  representadas  en  el  espe- 
sor del  papel  que  cubre  un  globo  grande  de  los 
qne   se  usan  en  las    clases. 

De  lo  espuesto  puede  deducirse  desde  luego, 
que  la  Tierra  es  relativamente  mucho  mas  lisa 
que  una  naranja.  En  efecto,  el  radio  medio  de  la 
Tierra  tiene  mas  de  seis  millones  de  metros,  i  la 
montaña  mas  alta  del  mundo  tiene  8840  metros 
de  altura;  de  modo  que  si  la  Tierra  se  redujera  al 
tamaño  de  una  naranja,  esa  montaña  seria  mas 
pequeña  que  una  de  las  rugosidades  de  la  naran- 
ja, i  en  este  caso  sena  imperceptible  nuestro  Vol- 
can de  Agua,  a  pesar  de  tener  3.2  5o  metros  de 
altura. 

(  Continuará. ) 


Esferas  taiijentes  en  el  pié  de   la  torre. 


Finalmente,  no  hai  ya  motivo  para  preguntar 
como  se  sostiene  la  Tierra  en  el  espacio,  puesto 
que  la  noción  de  la  caida  de  los  cuerpos  está  li- 
gada a  la  forma  de  la  Tierra  i  a  la  acción  de  su 
masa,  i  no  hai  ninguna  razón  para  que  se  preci- 
pite en  una  dirección  mas  bien  que  en  otra. 

Segunda  objeción. — Los  niños  no  compren- 
den como  puede  ser  la  Tierra  semejante  a  una 
bola  o  esfera,  cuando  su  superficie  es  tan  irregu- 
lar, i  está  por  todas  partes  erizada  de  asperezas 
i  desigualdades,  como  los  profundos  valles,  los 
grandes  cerros  i  las  altas  montañas.  Vamos  a 
responder  a  esta  dificultad. 

En  primer  lugar,  cuando  el  observador  se  colo- 
ca a  igual  altura  sobre  dos  globos,  grande  el  uno 
i  peqneño  el  otro,  el  límite  del  horizonte  visible  es- 
tará mas  lejos  en  el  globo  mayor,  como  se  ve  en 
el  grabado  que  precede. 

El  ejemplo  anterior  demuestra  que  la  Tierra  es 
mui  grande  i  que  su  curvatura  es  mui  suave,  pues- 
to que  desde  la  orilla  del  mar  i  a  la  distancia  de 
4  o  5  millas,  podemos  ver  los  buques  antes  de  per- 
derse de  vista.  Como  demostraremos  después,  la 
distancia  de  la  superficie  de  la  Tierra  al  centro  es 


ELEMENTOS 


Para  uso  de  ¡os  alumrios  íld  Institnfo  nack 
de  Guatemala. . 


PRIMER  CURSO. 

(ContÍDÚa.) 

THZRD    l^ESSO:\. 

VO CABUL ARY. 

Have  I?  tengo  yo? 

Have  \vo?  tenemos  nosotros? 

Have  you?  tenéis  vosotros?  tiene  Ud.  ó  ti 

Have  they?  tiewn  dios  ó  ellas? 

Has  he?  tiene  él? 

Has  she?  tiene  ella? 


Uds? 


Mine,  my  own;    <?   íiiin.  hi    Ours,  d  nueMro,  ¡a  nuestra, 

riiia,  los  mina,  lati   mias.         los  nuestros,  las  nuestras. 
His,  h¡sown;eZ»«2/o,?as2'í/a  Yoiira,  eí  rfe  Ud.,lade  Ud., 
los  suyos,  las  suyas,  {de  él)    los  de    Ud-,  las  de   Ud.,  d 
vuestro,    la    Vuestra,     los 
vuestros,  las  vuestras. 


ÜL,  MJVSTIT^TO  jyr^MVMOJY^MM.. 


21 


Hcrs,  licr  ov,'n;dsuyo,IasH-  Theirs,  d  suyo,  la  suya,  los 
ya,  los  suyai,  las  suyas  (de  suyos,  hs  suyas  {de  ellos  ó 
ella)  de  ellas). 

Father-ín-law,  padre  político. 


suegro. 
Motlier-iii-law,  suegra. 
Biothcr-in  law, cuñado, 
Sister-in-law,  cuñada. 
Dau'jliter-in-law,  nuera. 


The  room,  el  cuarto. 
The  table,  la  mesa. 
The  chair,  la   silla. 
Tlie  nioiiey,  <Z  dinero. 
Yes,  Ri'. 
No,  not,  no. 


CoNVERSATiON  C— Has  your  house  many  rooms? — 
Has  your  inother  inany  chairs  in  her  room? — Have  yon 
many  flowers  in  your  prarden? — Has  your  sister  many 
roses  in  her  garden? — Has  my  brother  many  tulips  in  his 
garden? — Has  ourgrandmotlier  a  table  and  six  chairs  in 
her  room?— Has  my  niece  an  apple  and  a  flower?—  How 
many  dogs  have  ihey  in  their  house? — Have  they  many 
flowers  in  their  garden? — Have  you  two  dogs  and  one 
horse? 


One,  uiío. 
Two,  dos. 
Three,  tres. 
Four,  cuatro. 
Five,  cinco. 
Six,  seis. 

Who?  quién  ó 
What?  qné? 
AVhich?  qn¿y, 


quienes.^ 
cuál?,  cuáles? 


Seven,  siete. 
Eight.  ocho. 
Nine.  riveve. 
Ten,  diez. 
Eleven,  once. 
Twelve,  doce. 

Much,  inveho. 
Many,  muchos,  muchas: 
How  many?  cuántos?  cuán- 
tas? 


VOCABULARY. 


Have  ' 
Have 


not?  no  tenijo  yo? 
n'e  not?  no  tew  mos  nosotros? 


I    Have  you  not?  no  tenei/i  vosotros?,  no  tieno 
'        vds? 

I    Have  they  not?  no  tienen  ellos  ó  ellas? 
I    Has  he  not?  no  tine  él? 
Has  she  not?  mi  licué  ello? 


Ud.  ó  no  tienen 


EXERCISK 


What  have  I?  You  have  a  horse  and  a  dog. — Wiíat 
has  he?  He  has  a  dog  and  a  cat.  -What  have  we?  You 
have  a  brother  and  a  sister. — Who  hasmy  1  orse?  I  havo 
your  horsc. — Who  has  my  books?  My  brother-in-law 
has  your  books — Which  pen  has  he?  He  has  his  own. — 
Which  dogs  have  my  brotherií?  They  have  theirs.— Which 
house  has  your  fathor-in-law?  He  has  yours. — Wiiich 
chair  ha^'  she?  She  has  hers  — Has  she  a  table  in  her  room? 
Yes,  she  has  a  table  and  four  chairs  in  her  room. 


Hat,  hats;  smnlrero,  sotnltrr.-    Sloeking,   stockings 


11. 


;,Tienc  su  yerno  de  Ud.  muchos  caballos  en  su  cíisn? 
Si  Señor,  mi  yerno  tiene  doce  caballos  en  su  casa.  -  Cuán- 
tas sillas  tiene  mi  cuñada  en  su  cuarto?  Ella  tiene  tres 
sillas  en  su  cuarto. — ¿Tiene  mi  suegro  muchas  hermanas? 
No,  él  no  tiene  muchas  hermanas. — ¿Tiene  su  nuera  de 
Ud.  muclios  hijos?  Si  Señor,  ella  tiene  seis  hijos  — /;Tie 
nen  ellos  muchos  perros  i  gatos  en  su  casa?  Sí,  ellos  tienen 
ocho  perros  i  diez  ^atos. — ¿Qué  cuarto  tiene  mi  cuñada? 
Ella  tiene  el  de  Ud. 

•ni 

CowERSATio.v.  A.— Have  I  the  book?— Have  I  the 
pen? — Have  I  the  books? — Have  I  the  pens?— Have  I  a 
book?— Have  í  a  pen? — —Have  I  my  Imok?— Have 
I  my  pens?— Have  1  your  book? — Have  I  yonr 
pen? — Have  I  your  books? — Have  I  your  pens? — 
Have  I  his  book?— Have  I  his  pen? — Have  I  his  books? 
Have  I  his  pen;?? — Have  I  her  pon? — Have  I  her  book? 
—Have  I  iier  pens?— Have  I  their  book?— Have  I  tlieir 
pen? — Havél  their  books?— Have  I  their  pens? 

IV. 

Co^'VKS.\TIO^f  B.— Has  my  father  his  book?— Has  my 
niotlier  her  liook?— Have  my  paren ts  their  Iwoks? — Has 
your  son  his  pen?— Have  your  daujrhters  their  pens?-Has 
my  brother  her  book?  (sa  libro  de  ella)! — Has  my  sister 
his  book?  {su  libro  de  e7)?— Have  your  brothers  our  house? 
— Has  your  sister  our  garden? — Has  my  únele  his  horse? 
— Has  my  aunt  her  cat?— Have  my  cousins  tiieir  dogs? 
— Has  your  nephew  an  apple? — Has  our  niece  an 
oranire? — Has  slie  an   aunt? 


ros. 
Shoe,  shoes;  zapato,  zapatos, 
Boot,  boots;  bota,  botas. 
Glove,  gloves;  guante,  guan- 
tes. 
Handkerchicf,  handkerchiefs 

pañuelo,  pañuelos. 


dia,   inedias. 

Pork,  forks;  tenedor,  tene- 
dores. 

Spoon,  spoons;  cuchara, 
cucharas. 

But,  pero,  sino. 

Or.  o. 


EXERCISE? 


Have  I  not  my  handkcrchier?  Yes,  Sir,  you  have  your 
handkerchicf,  but  I  have  not  mine.— Have  you  not  your 
hat?  No,  I  have  not  my  hat,  I  have  yours. — Has  he  not 
his  shoes?  Yes, he  has  his  shoes.-Has  she  not  her  gloves? 
No,  sir,  she  has  not  her  gloves. — Has  not  my  son 
his  stockings?  Yes,  your  son  has  his  stockings. — Have 
we  not  your  knife?  No,  you  have  not  my  knife;  but  I 
have  yourá. — Have  you  not  my  fork?  No,  we  have  no  t 
your  fork,  we  have  ours. — Have  they  not  many  spoons? 
Yes,  they  have  many  spoons, 

II. 

No  tengo  yo  un  hermano?  Sí,  Ud.  tiene  un  hermno  i 
una  hermaua. — No  tiene  él  su  caballo?  No,  él  no  tiene 
su  caballo;  pero  yo  tengo  el  mío. — No  tiene  ella  una  ca- 
sa? Sí,  ella  tiene  una  casa  i  un  jardín. — ¿No  tenemos 
nosotros  nuestros  libros?  Si,  Uds.  tienen  sus  libros  i 
nosotros  tenemos  los  nuestros. — ¿No  tienen  Uds.  nues- 
tras sillas?  No,  nosotros  no  tenemos  las  sillas  de  Uds., 
sino  las  de  ellos. — ¿No  tienen  ellos  sus  perros?  Sí,  ellos 
tienen  sus  perros,  i  nosotros  tenemos  los  nuestros. 

III. 

GONVERSATION  A. — Have  I  your  hat  or  mine? — Hav» 
you  my  hat  or  yours? — Has  he  his  shoes  or  bis  boots? 
— Has'  she  her  stockings  or  his? — Has  he  his  stockings 
or  hers?— Have  we  our  gloves  or  theirs? — Have  you  your 
knivesor  ours?— Have  they  their  spoons  or  yours? — 
Have  vou  a  brother?— Have  vou  a  sister? — Has  he  an 


22 


EI^  JJVSTlTirTO  ,^^f'IOJV.(tJL. 


applc? — Has  sho  an  orante? — llave  wc  a  honsc  aml  a 
garden? — llave  yon  a  book  and  a  pcn? — What  liave  I? 
— What  have  yon? — Wiíat  has  he? — Wliat  has  shc? — 
Wliathavowe? — What  have  thcy? 


IV. 


CoN'VERSATioN  1».— lias  iiiy  fiítlior  lunny  horscs? — 
ITasyour  mother  a  sistcr? — llave  your  parcnts  a  honse? 
— Have  not  my  sons  thcir  books? — Have  not  your 
daujrhters  their  chairs?— How  many  do,a;s  lias  your  bro- 
tlier?— Has  your  sister  many  pens? — What  has  iny 
únele?— Wliat  has  your  aunt? — Which  book  has  your 
cousin? — Hasournephew  a  horsc?— Which  table  has 
your  nicce? — Which  books  haveyou? — Which  ¡icns  liave 
Ave? — Has  their  honse  a  garden? — fias  your  gardcn 
manv  flowers? 

Y. 

CoxvEUSATiON  C. — Has  not  my  Iwollier  a  horsc? — 
Has  theboy  a  dog? — Has  thogirl  a  cat? — Haveyou  not 
an  apple?— Who  has  ten  apples? — Who  has  eight 
oranges? — Has  my  grandfatiier  a  sister? — Has  my 
grandmother  a  brothor? — Has  your  grandson  a  dog? — 
What  has  your  grand-daughter? — How  many  roses  has 
she? — Has  our  garden  many  flowers? — Have  yon  not 
many  roses  in  your  room? — ^Has  he  not  many  tulips  in 
his  garden? — How  many  tulips  have  they? 

(Continuará.) 

t.A  1I\FANCI  \  DKI^  íWrXDO. 

INTRODUCCIOX  A  LA  HISTORIA  UNIVERSAL, 

Escrita  pfira  Jo-i  niño<,  por  E.  ChxhJ. 

i  Cwtnim,.  ] 

IV. 

FrF.rio. 

Hai  muchas  curiosas  relaciones  que  tienen  por  olijeto 
darnos  a  conocer  de  qué  manera  el  fuego  se  obtuvo  por 
primera  vez:  pero  hai  en  ellas  mucha  parte  de   adivina- 


niun,  i  estele  enseñcJ  que  el  fuego  podia  obtenerse  fro- 
tando dos  pedazos  de  madera.  Al  construir  sus  armas 
de  pedernal,  vio  que  saltaban  en  este  algunas  chispas, 
pero  también  vio  que  el  mismo  pedernal  no  se  encendía. 
Cuando  sintió  frió  se  frotó  las  manos  i  se  las  calentó. 
i  Probó  lo  que  pudiera  conseguirse  de  la  introducción  de 
un  jtalillo  puntiagudo  en  otro  leño:  frotó,  i  vio  primero 
(pie  se  producía  el  calor,  después  que  saltaron  chispas,  i 
I     íiiialmente  que  brotaron  llamas. 

[        Los  viajeros  refieren  que  los  salvajes  pueden  obtener 

!     fuego  de  esta  manera  en  pocos  segundos,  i  que  los  liabi- 

'.     tantes  de  las  islas  del  Norte  de  Europa  tienen  un   ave 

\     tan  grasicnta,   que  atravesindole  un  pabilo  j»or  medio 

del  cuerpo  i  encendiéndolo,  el  ave  ardo  como  una  vela. 

El  fuego  fué  tan  íitil  en   aquellos  días  como  es  ahora 

j    para  los   viajeros  que  encuentran  protección  en  él  du- 

;     rant«  las  noches  contra  los  ataques  de  las  fieras,  i  es  de 

creerse  que  los   hombres  se  esmerarían  en  conservarlo 

i     amontonando  sobre  él  la  leña  q-.ic  abundantemente  tenían 

a  las  manos. 

Cocina  i  alfarería. 

Al  principio  los  hombres  comieron   cruda  la  carne, 
i     como  hacen  aun  algunas  tribus   salvaics,  jiero  después 
I    aprenderían  a  cocinarla  poniéndola  simplemente  al  fue- 
j    go  directo.     Después  abrieron  un  ho3-o  en  el  suelo  que 
i    revestii-ian  interiormente  con  la  dura  piel  del  animal 
I     muerto:  lo  llenarían  de  agua,  pondrían  dentro  la  carne, 
i  calentarían  aquella  echándole  piedras  encendidas  hasta 
que  ésta  quedase  cocida.     Entonces  se  inventaría  algu- 
na manera  mejor  de  confeccionar  el  alimento  poniéndolo 


Cwiuu  pi-iiiiiíiva. 

cíon,  í  no  nos  llevan  mas  cerca  de  la  verdad.  El  hombre 
ha  hecho  siempre  uso   de  su   inteligencia  o   sentido  co 


\£3StíSSf 


Vasijas  de  la  edad  de  piedi*a. 

en  vasijas  colocadas  sobre  el  fuego,  preparando  éstas  de 
modo  que  no  corriesen  riesgo  de  ser  quemadas.  Asi  lle- 
garon los  homltres  a  saber  que  la  arcilla  se  endurece  coa 
el  fuego,  í  harían  de  ella  toscas  ollas  que  secarían  al  ca- 
lor de  éste  o  del  sol.  Tales  fueron  los  principios  del 
hermoso  arte  de  la  alfarería. 

VI. 

IIabitaoione.s. 

Ademas  do  vivir  en  cuevas,  se  cavaron  lioyo-:  on  (.1 
suelo  forman  lo  paredes  con  la  tierra  que  de  ellos  se  es" 
traía,  í  cubriéndolas  con  ramas:  i  donde abiindaljan  gran" 
lies  piedi-as  se  colocaron  éstas  con  a'.guu  cuidado,  i  se 
construyó  con  ellas  una  fuerte  í  ruda  c^ljana. 

Se  han  encontrado  en  algunos  lagos,  especialmente 
en  los  de  Sniza,  restos  de  casas  construidas  sobre  monto- 
nos  de  piedras  colocadas  en  el  lecho  del  lago,  cuyas  pie- 
dras aparentan  haber  sido  cortadas  con  hachiielas  de 
pedernal:  esto  prueba  que  la  gente  vivía  de  este  curioso 
modo  desde  tempranos  tiempos,  i  no  es  estraño  que  asi 
lo  hiciese  para  evitar  las  persecuciones  de  sus  enemigos 
i  de  las   liestias  salvajes. 

Estos  liabitantosde  los  lagos  que  aun  tienen  imitado- 


El.  IJWSTITUTO  JY,lVS:OJ\\flfj. 


res  en  la  India  Oriental  i  en  las  costas  del  Norte  de  A- 
mí-ríca  meridional  i  otros  lugares,  hacian  buen  uso  de 
sus  liachuelas,  pues  no  solo  cortaban  árboles  con  ellas, 
sino  (¡ue  mataban  animales,  algunos  tan  fieros  como  (¡1 
oso,  el  lobo  i  el  jabalí.  Aprendieron  a  pescar  con  re- 
dos  lie  lino  que  dejaban  flotar  con  boyos  de  cortezas  de 
áriiolos.  i  la  sumerjian  con  pesos  de  piedra. 


Habitaciones  primitivas. 

Ademas  dolo  que  sabemos  sobre  las  i)iiinoras  li 
taciones  de  los  hombres,  so  lian  encontrado  en  la^ 
tas  de  Dinamarca,  Escocia  i  otros  puntos,  cnorii!(>s  ii 
\i\\\o^  de  los  llamados  muladares  de  cocina.  Estos  > 
realmente  los  lugares  en  donde  coinia  la  gente  <iui 
via  allí  i  están  adornados  con  multitud  do  conclia 
ostras,  alrnojas,  caracoles  etc  ,  de  que  aquella  se  aliii 
taba;  en  ellos  también  se  han  encontrado  huesos  de  i 
vo  i  de  otros  animales,  así  como  cuchillos  de  pedían 
otros  objetos. 

Dije  ai  principio,  que  las  tres  primeras  cosas  i|n 
hombre  necesitó  fueron  alimento,  fuego  i  alirigo.  i  n 
ya  he  dicho  de  qué  modo  fueron  procuradas  por  i'-l.  f: 
cil  ocurra  la  idea  de  cómo   se  hablarían  unos  a  oti' 


ab¡- 


df-lc  c  a   (-1  i    11.      iiM  ate 

«US  idei-  1  (lue   auun  li  i    i 

]>oco  a  poc  ),  ( om  i  i  )'   ii  i      ■    i 

aliinuí  n)  ion  di  1  1  bij  >         mi        n  i     t    >  >    M' 

da/os  de  piedi  i  con  tO'-cos  di-u"ii)-.  del  m  immoiu'i  di '   o 
10  I  de  ot  0--  aninn'  =  i^-.culpi  lo-^ct  ello-   L-^to   pi  i  mti 


Tosbosquejosprueban  también  <|ueel  hombrees 
a  los  lirutos,  asi  en  este  cono'en  otros  conocí: 
pues  ningún  irracional  ha  sabido  bástala  fecha 
un  cuadro,  escribir  un  alfabeto  o  hacer  fuego, 
delante  diremos  algo  acerca  de  la  palabra  i  de 
tura. 


upcrior 
lientos; 
dibujar 
Mas  il- 
la escri- 

ibnoí 
oup 

OíXUít 


Iiisíi-iimeiiío*rSi  armas  <le  hueso  i  cneruo. 

Del  uso  déla  piedra  pasaron  los  hombres  al  uso  de  los 
hi!os.)s  do  los  anímales,  muchos  de  los  cuales,  por  su 
Innaa  li's  ])arjcían  apropiados  para  armas  defensivas  i 
Dliiisivas:  oucuéntranse  mezclados  en  los  restos  mas  an- 
tiuuos  un  número  infinito  de  puntas  de  flechas  i  lanzas/ 
de  puñales,  de  peines  i  otros  objetos  hechos  de  cuernos 
de  ciervo  i  de  huesos  de  mammouthi  otros-  grandes  ani- 
males. Este  deliió  ser  el  paso^tterinedio  entre  la  Edad 
de  Piedra  i  la  de  Bronce,  pues  para  defenderse  i  destruir 
Irts'bestias  feroces  necesitaban  primero  tener  las  armas 
de  piedra  que  les  brindaba  la  naturaleza,  i  no  es  posible 
que  poseyendo  las  de  bronce  hubieran  hecho  uso  de  las 
de  hueso. 


24 


HL.  IJVSTITVTO  JV^CIOJV^I^. 


VII. 

Uso    OE    LOS  METALES. 

Con  el  transcurso  del  tiempo,  algún  hombre  mas  en- 
tendido que  sus  contemporáneos,  descubrió  los  metales 
que  la  tierra  contenia,  i  esto  señala  un  adelanto  que 
nunca  podremos  agradecer  demasiado.  Cuando  medi- 
tamos acíirca  de  los  diferentes  usos  a  que  se  aplican  a- 
quellos  cuerpos,  que  sin  ellos  no  hubiéramos  podido 
construir  buques  bastante  grandes  i  fuertes  para  atra- 
vesar el  océano,  ni  máquinas  de  vapor  que  nos  llevasen 
velozmente,  comprendemos  la  iíiraensidad  de  su  valor. 
Ciertamente,  sin  este  gran  descubrimiento  el  hombre 
hubiera  permanecido  en  un  estado  salvaje,  o  a  lo  me- 
nos, bárbaro. 

Durante  todo  su  progreso,  vemos  que  nunca  acudió 
e)i  vano  a  los  depósitos  de  tierra.  Allí  tenia  ésta  ate- 
sorados para  él  los  metales  que  necesitó,  cuando  la  pie- 
dra no  fué  suficiente  para  llevar  a  cabo  sus  trabajos,  i 
en  sus  vastos  criaderos  el  carbón  que  vino  a  suplir  con 
ventajas  la  escasez  de  la  leña. 

El  oro  fué  probablemente  el  primer  metal  usado  por 
el  hombre.  Su  brillantez  debió  atraer  las  miradas  de 
éste,  que  pudo  hallarlo  sin  esfuerzo,  pues  al  contrario  de 
los  otros  metales,  suele  encontrarse  en  las  arenas  de  los 
rios  i  en  varias  rocas  que  j-acen  en  la  superficie  de  la 
tierra. 

Para  darle  la  dureza  que  requiere  el  uso  general 
que  de  él  se  hace,  necesita  ser  ligado  con  otros  metales 
i  en  estado  de  pm-eza,  se  convierte  fácilmente  en  o- 
bras  de  adornos.  Los  pueblos  salvajes  i  los  civlizados 
son  igualmente  inclinados  a  adornarse.  Se  han  encon- 
trado collares  de  conchas  i  ámbar  hechos  en  la  Edad  de 
Piedra,  i  aun  hoi,  los  salvajes  se  cuidan  mas  del  adorno 
que  del  vestido.  Un  modo  mui  común  de  aumentar  su 
intelijcncia  es,  según  ellos,  señalar  su  rostro,  cuerpo  i 
miembros  con  lineas  curvas  hedías  con  un  instrumento 
punzante  i  a  los  cuales  se  da  color.  Si  esto  manifiesta 
que  la  gente  de  todos  tiempos  i  lugares  ha  gustado  de 
parecer  bien,  aunque  haya  sido  a  costa  de  algún  sacrifi- 
cio, también  pruaba  que  el  amor  a  lo  bello,  o  a  loque 
se  juzga  tal,  es  inherente  a  la  naturaleza  humana:  i  ésta 
es  otra  cualidad  de  que  carece  el  bruto.  Ninguna  ma- 
nada de  vacas  deja  de  pacer  por  contemplar  una  puesta 
de  sol,  ni  a  ningún  caballo  o  mono  se  le  enciende  de  pla- 
cer la  cara  a  la  vista  de  un  arco-iris. 

(CONTIXUAIÍÁ.) 


PARA  L0SN1X0<>Í  AMEPJCANüS, 

POR    lAHS    F.  MANTILLA. 

Profesor  de  la  Lengua  i  Literatnra   Espcnmld  <  i,  hi  V- 
niversictad  de  Nueva  York. 

(Continúa.) 

LFXCION   I\'. 

PROXOMl!Ri:S. 

El  niño  fué  a  coyer  /<?  n/u-jd  i  /.;  a/ity'ii  le  picó 
la  mano. 

La  madre  llamó  a¿  hijo  i  d  hijo  respondió. 

Aunque  no  supiéramos  Gramática,  se  nosocuf; 
riria   decir    mejor  en  esos    casos: 


El  niño  fué  a  coger  la  abeja,  i  día  le  picó  la 
mano. 

La  madre  llamó  al  hijo,  i  él  re.spondió. 

De  modo  que  día  i  H  sirven  para  evitar  la 
repetición  de  un  sustantivo  usado  anteriormen- 
te. 

Aquí  se  presenta  al  maestro  ocasión  oportuna 
de  ayudar  al  autor,  evitándole  acumular  mucha 
doctrina  en  una  lección. 

Cuando  hablo  de  mí  mismo  no  necesito  decir 
mi  nombre,  basta  que  diga  j¿>,  para  que  se  sepa 
que  hablo  de  mí  mismo.  Un  niño  que  se  llama 
Juan,  no  dirá  cuando  habla  de  sí:  Juan  va  a  salir, 
sino  ''yo  voy  a  salir."  Si  habla  con  un  compañe- 
ro le  basta  decir  "vas  tú  a  salir?"  para  que  éste 
comprenda  que  es  a  él  a  quien  se  dirije  la  pre- 
gunta, aunque  no  haya  oido  pronunciar  su  nom- 
bre. Si  no  tiene  confianza  con  él  le  dirá:  \'a  a 
salir  usted.^ 

Hablando  de  otro  cualquiera  dirá  "¿/  va  a  sa- 
lir;" pero  en  este  caso  es  necesario  que  antes  se 
sepa  a  quién  se  refiere  esa  palabra  él. 

Así  pues  yo,  tú.  él,  día,  usted,  y  sus  plurales 
vosotros,  vosotj'os.  dios,  ellas,  ustedes  son  palabras 
que  se  ponen  en  lugar  de  sustantivos  para  evi- 
tar repetición.  Dichas  palabras  se  llaman  en  Gra- 
mática Pro-iiombi'cs. 

El  hermano  i  el  primo  son  buenos;  pero  el 
primo  es  mas  aplicado  que  el  hermano. 

La  madre  i  la  tia  salieron;  la  madre  temprano, 
i  la  tia  tarde. 

El  hombre  i  los  animales  son  criaturas  de  Dios; 
los  animales  son  irracionales  i  los  hombres  racio- 
nales. 

Evitando  la  repetición  diríamos  mejor  de  estos 
modos; 

El  hermano  i  el  primo  son  buenos;  pero  éste 
es  mas  aplicado    que  aquel. 

La  madre  i  la  tia  salieron,  aquella  temprano 
i    ésta  tarde. 

Los  hombres  i  los  animales  son  criaturas  de 
Dios;  estos  irracionales  '\ae]udbs  racionales. 

De  modo  que  este,  aquel,  esta,  aquella  i  sus  res- 
pectivas plurales  estos,  aquellos,  estas,  aquellas^  son 
pronombres  porque  se  ponen  en  lugar  de  nom- 
bres para  evitar  su   repetición. 

Coloqúense  los  i>ronombres  en  los  sii^nicntts  c- 
jemplos. 

El  tÍL^n-  (k\ ora  los  corderos,  i  los  corderos  le 
temen. 

Aprendt;  la   lección;  pues  la  lección  es  fácil. 

Tráeme  la  pluma  i  el  tintero;  pero  primero  la 
pluma  que  el  tintero. 

Sal'jo  cuando  —sales.  Almorzaré  cuando — ven- 


Diir 


Sale  cuando — quie 


1"^1  sol  i  la  luna  son  astros;  pero  la  luna  es  mas 
pequeña  que  el  sol.  El  buey  i  el  caballo  son  a- 
nimales  útiles  para  viajar  i  para  trabajar  en  el 
campo. 


«;i>  IJVÁ'TITf/TO  JVJiCIOJ\*JiL.. 


85 


LECCIÓN  V. 

ADJETIVOS. 

Iodos  los  sustantivos  tienen  propiedades  o  cua- 
lidades buenas  o  malas;  v.  g.  una  mesa  puede  ser 
grande  o  pequeña,  alta  o  baja  &,  un  libro  eniírtcnc- 
(ior  o  fastidioso,  pesado  o  ligero  &,  una  flor  verde  o 
dniarilla,  fresca  o  marchita.  Todas  estas  palabras 
que  espresan  cualidades  se  llaman  adjetivos. 

OTROS  EJEMPLOS. 

La  tierra  es  redonda,  grande,  fértil,  sólida,  &. 
El  cielo  puede  estar  mMado,  sereiw,  oscuro,  &. 
El  perro  puede  seryfr/,  intelijente,  ladrador,  valien- 
te, &. 

El  gato,  cruel,  cariñoso,  hambriento,  feo,  bonito,  &. 
La  pluma,  sucia,  rota,  mala,  limpia,  &. 
El  lápiz,  largo,  corio,  blando,  duro,  & 
Búsquense  adjetivos  para  los  siguientes  nombres: 
Niño — Dia  — Comida — Casa — Cuarto. 
Espejo — Cuadro — Papel — Camino — Criado. 
Agua — Miel — Leche — Árbol-— Fruta. 
Si  ponemos  en  plural  hombre  en  la  frase  hombre 
bueno  tenemos  que  decir  hombres  buenos,áe.  modo 
qi  e  a'  variar  hombre,  tenemos  que  variar  el  adjeti- 
vo bueno,  i  lo  mismo  sucede  siempre  según  se  ad- 
vierte en  estos  ejemplos. 

Mujer  virtuosa — Mujeres  virtuosas. 
Niño  aplicado — Niños  aplicados. 
Espejo  grande — Elspejos  grandes. 
\l\  adjetivo,  pues,  tiene  terminaciones  para  el 
masculino,  el  femenino,  el  singular  i  el  plural  de 
los  sustantivos  que  acompaña,  lo  cual  se  dice  asi 
en  gramática: 

"El  adjetivo  concuerda  con  el  sustantivo  en  gé- 
nero i  número. 

Hay,  empero,  adjetivos  que  no  varian  en  el 
femenino  como  cruel,  grande,  amable,  dilijente, 
(('.,  i  otros  acabados  en  e. 

Hombre  clemente,  mujer  clemente, 
Gato  cruel,  gata  cruel. 
Escritor  elocuente,  escritora  qlocuente, 
Amigo  liberal,  amiga  liberal. 
Cuando  decimos  jarro  í/i^/'/íí/rt',    estas  dos  últi- 
mas palabras    forman  juntas    un  adjetivo,    pues- 
to que  expresan  una  cualidad  del  sustantivo  jar- 
ro.   Lo  mismo  diremos  de  reloj  de  oro,  xasija  de 
barro,  chapa  de  cobre,  buque  de   vela,  máquina  de 
vapor. 

El  hombre  que  lee  mucho,  el  niño  que  710  jue- 
ga, el  agua  q?ie  está  turbia,  i  otras  frases  semejan- 
tes a  las  subrayadas  forman  im  adjetivo  pues  in- 
dican cualidades  de  los  nombres  que  las  prece- 
ilen.  A  ve  :ts  podemos  sustituir  esas  frases  con 
una  sola  palabra.     Ejemplos: 

El    hombre  que  no  es  pnidciüc.   El     hombre 
imprudente. 

El  cuadro  que  rompí — El  cuadro  roto  por   mí. 

La    fruta   qiie  se  cayó — La  fruta  caida. 

La   estrella  que  brilla--  La  brillante  estrella. 


El  sol  que  abrasa — El  sol    abrasador. 

El  trueno  que  retumba — El  trueno  retumbante. 

Marqúense  los   adjetivos  en  la  siguiente  fábu- 


A  la  orilla  de  un  pozo 
Sobre  la  fresca  yerba 
Un  incauto  mancebo 
Dormia  a  pierna  suelta. 
Gritóle  la  fortuna: 
¡Insensato,    despierta! 
¿No  ves  que  ahogarte  puedes 
A  poco  que  te  muevas? 
Por  tí  i  otros  canallas 
A   veces  me  motejan 
Los  unos  de  inconstante 
I    los  otros  de  adversa. 
Reveses   de  fortuna 
Llamáis   a  las   miserias; 
¿Por  qué  si  son   reveses 
De  la  conducta  necia? 


(Continuará.) 


I.IBRO  DJb:  L.£€TVRA. 

De  Gun.i.EnMO  D.  Swan, 

Modificado  ¡Mr  el  Diredor  dd  Instituto  Nacional  de 

Guatemala,  para  uso  de  las  esottelas 

de  la,  Reptihlíca. 

f  Continúa.; 

LECCIÓN  IV. 

Forma  di;  los  oiíjkios. 

Se  dice  que    un   objeto  es  un  cilindro,  cuando 
tiene  la  figura  del  siguiente  grabado: 


Cilindro. 

El  cilindro  puede  ser  sólido  o  hueco.  Una 
barreta  de  albañil  es  un  cilindro  sólido;  un  cañón 
de  fusil  es  un  cilindro  hueco.  Los  barriles  son 
de  forma  cilindrica. 

Se  llama  ángulo  la  abertura  que  forman  dos 
líneas  que  se  tocan  en  un  punto,  como  en  la  figu- 
ra que  sigue: 


..El  punto  donde  se  tocan  las  dos  líneas 
ma  vértice  del  ángulo. 


se  lia- 


J5J>  IjySTlTVTO  JV^CIOJy^í.. 


Cuando  una  línea  recta  cae  sobre  otra  sin  in- 
clinarse mas  a  un  lado  que  a  otro,  forma  dos  án- 
o-iilos  iguales  que  se  llaman  recios,  como  se  ve  a 
continuación: 


Ángulos  recto?. 

Cuando  el  ángulo  es  mayor  que  un  recto,  se 
W^msilobtiíso;  i  cuando  es  menor,  se  llama  ángu- 
lo agudo:  tales  son  los  siguientes: 


ángulos  son  agudos,  como  en  las  figuras  qi 
guen: 


Acutáiiírulo. 


Rcctí'uiirulo, 


i  Cuando  una  punta  está  formada  de  ^,., .. ,  \.:\  .;i- 
I  guiares,  se  llama  pirámide.  Si  las  caras  son  tres, 
i  la  pirámide  es  triangular;  si  son  cuatro,  la  pirámi- 
I  de  es  cuadrangular;  si  tiene  cinco,  se  llama  pen- 
tagonal; si  seis,  exagonal;  etc.  Las  figuras  que 
siguen  son  piránnides. 


Auu-Liln 


Aii'nilo  recto. 


Aiii^iilo  ol 


Se  llama  triángulo  una  figura  de  tres  án-iilos, 
como  la  que  sigue: 


h 


\ 


\ 


Triáii-ulo. 

Tri  quiere  decir  tres;  i  ángulo,  esquina:  i  así 
toda  cosa  de  tres  esquinas  se  dice  que  es  tnan- 
gular. 

El  triángulo  se  l'aituí  t  ',■/-''''■ '(',  cuando  tieiie 
.sus  tres  lacios  iguali  -i:  c  -^  ,  >  '..í/í  ^  cuando  solo  tie- 
ne dos  lados  iguales;  i  ,  \(a/si:j  si  sus  tres  lados 
son  desiguales,  como  se  ve  en  las  siguientes  fi- 
«Turas. 


\ 


L 


\  i 


Equilátero. 


Isósceles. 


Escaleno. 


El  triángulo  es  rcctángído,  cuando  tiene  un  án- 
gulo recto;  es  ohíusángido,  cuando  tien.e  un  ángu- 
lo obtuso;  i  se  llama  acutángulo   cua:pdo  sus  tres 


Pií 


<lr^s. 


Los  cjipcios  construyeron  inmensas  pirámides 
de  piedra,  qne  se  endSuentran  en  las  orillas  del  rio 

Nilo,   a   tn  s  Ic'.'-was   del  Cairo,  caoital  d.;-,  Füpto. 


S.E€'3'!I'  iS A.S  í .\.^TKIJ€TÍ  V \^, 


Er,    !n,!.T  WTH. 


El  elefai 
leu   liM^  -' 
AtVic:: 
ol  ún' 


poro 
todas 
peque 

yiarec 
to. 


I  mas  grande  que   aquel.    Es 

¡loa   ios  cataclismos  del  glo- 

<>;)    i!i'-;iii:irecer  los   animales  jiu-an toscos 
í;»s  ('ixicas  déla  creación,  convertidos  lioi 

■  11   i:iMe  píiiiitidernio  tiene  jeneralmen te  de  nne- 
(íie/,  iiii's   ili>  altura,  algunas   veces  doce  i  liasía 
•(■;    es   iM)r  !<)  regular  de  color  ceniciento   oscuro, 
cu  la  India  se  Íian  encoíitrado   algunos  blancos: 
sus  formas  son   r.iui  toscas,  sus  ojos  sumamente 
ños,  í-üs   iirej.'.s   iiiiii   largas   i  colgantes,  i  todo  ('d 
Informe  i  nada   bella  por  cier- 
vo! amen  se   necesitan  fu<M"- 
■   i  no  otra   co^a  son  las 
1 -lie  ver  en  el  grabado. 


Kf.    t.VS'MITVTO  J\\SÍIiKV.9f. 


El  Elffante. 

Lf)  iims  íidmiral.lc  de  este  ciiarln'ipcdo,  justamente  con- 
siderado poi-  los  naturalistas  como  una  de  las  maravi- 
llas de  la  naturaleza,  es  la  trompa,  que  mido  cerca  de 
oclio  pies  de  largo  i  que  tan  variadas  funciones  llena; 
es  el  ('ir'rano  de  la  respiración;  con  ella  cqje  los  ali- 
mentos i  aspira  como  lo  haria  con  una  boniiía  el  agua 
necesaria  para  apagar  la  sed;  con  ella  dice  Brodorip, 
puede  arrancar  un  árbol,  levantar  una  pieza  de  artille- 
ría, cojer  un  confite,  matar  a  nn  hombre  i  cazar  una 
mosca.  Kste  enorme  animal  vive  mas  de  cien  años  en 
el  servicio  doméstico,  i  en  el  estado  salvaje  se  dice  que 
vive   hasta  tres  siglos. 

El  elefante  camina  de  15  a  20  leguas  diarias,  i 
en  caso  necesario  \v.\<{;\  'M)  o  40;  carga  de  tres  a 
cuatro  mil  lil>ras,  i  con  la  trompa  levanta  pesos  de 
dos    quintales. 

Se  alimenta  de  ramas  de  árljoles  tiernos,  granos  i 
frutas,  i  es  muy  perjudicial  en  las  sementeras,  no  solo 
por  la  gran  cantidad  de  granos  que  se  come  i  los  ár- 
boles que  destroza,  sino  también  porque  tiono  la  ma- 
la  propiedad  de  cscarliar  la  tierra  con  las  pat^s. 

Cu  elefante  domesticado  c  msume  diariamente  cien 
liliras  de  arroz  i  alguiu\s  yerbas  frescas:  liebe  cerca  de 
cuarenta  galones  do  agua,  i  J^e  bañarse  dos  veces  al 
(lia,  su  trabajo  equivale  al  de  seis  caballos,  i  como  es 
el  mas  obeiliente  i  dócil  de  los  animales,  aprendo  pron- 
to a  conocer  las  diferentes  entonaciones  de  mando,  có- 
l(>i-a.  cariño,  &.  de  la    voz  humana. 

Para  dar  una  idea  de  los  servicios  que  pres- 
tan los  elefantes,  basta  decir  que  todos  l;^  toneles, 
sacos  i  fardos  que  se  trasportan  de  un^^^^ftig  otra 
de  la  India,  son  acarreados  por  estos  animalcSr^p»  pue- 
den llevar  carga  sobre  su  cuerpo,  cuello,  i  aun  eu  la 
boca,  presentándoles  la  punta  de  nn  cordel  que  cqjen 
con  bs  dientes:  que  combinando  la  intclijencia  con 
la  fuerza  no  rompen  ni  estropean  nada  de  lo  qne  les 
confian:  que  trasladan  los  fardos  desde  la  oiilla  del 
agua  hasta  el  barco  sin  que  se  mojen,  soltándolos  con 
mucho  tiento  i  acoinodánd(jlos  donde  se  quiere;  i  que 
cuando  los  han  colocado  en  el  lugar  que  les  señalan, 
tantean  con  la  trompa  si  están  bien  asegurados,  i  si 
es  un  tonel  qne  .«eruoihi,  van  por  si  mismos  a  buscar 
|iiedras  para  asegiirarjos.  En  muchas  partes  lie  la  India 
hacen  las  veces  de  verdugo  i  se  les  ve  ejecutar  la  sentencia 
según  se  les  ordena:  un^s  veces  traspasando  alosci-iuii- 
nales  con  los  colmillos',  otras  fracturándoles  los  miem- 
bros con  la  tronqja,  o  aplastándolos  Itajo  su  inmensa 
mole. 

De  los  colmillos  se  saca  el  marfd  que  es  un  importante 
artículo  «le  comercio,  pues  con  (•!  se  hacen  multitud  de 
objetos   de  reconocida   utilidad. 

El  elefante  aun    en   el  estado  salvaje  tiene  costum- 


br(V  s(ic¡;ilcs:  i;ir;i  \K'v.  se  le  m;  errante  i  .sonreirio, 
pues  vive  i  anda  siempre  en  compañía  de  otros.  El 
de  mas  edad  capitanea  la  manada,  i  el  que  se  le  si- 
gue en  edad  marcha  detras  de  todos  para  hacerlos 
andar:  los  j(')venos  i  los  dél)ilcs  van  en  mcilio,  i  las 
madres  conducen  a  sus  hijuelos  llevándolos  abrazados 
en  la  trompa.  Esto  es  cuando  van  a  pacer  a  tierras 
cultivadas,  pnes  cuando  vagan  con  seguridad  por  los 
desiertos,  andan  i  caminan  con  menos  precauciones,  aun- 
que siempre  juntas  para  poder  socorrerse.  Sin  embar- 
go, hai  algunos  que  se  estravian,  i  esta  oportunidad 
aprovechan  los  cazadores  para  acometerlos,  pues  seria 
necesario  un  pequeño  ejército  para  acometer  a  toda  la 
manada.  Esto  instinto  de  sociedad  cesa  cuando  entran 
en  calor  las  hembras,  pues  entonces  se  separan  por 
parejas  i  se  van  al  interior  de  los  bosques.  La  hembra 
tarda  pieriuda  dos  años,  i  tiene  un  solo  hijo  en  cada 
ptuin.  i;i  ('!i|;mtc  liabita  por  lo  regular  en  la  vecin- 
dad de  l.i-;  LMiiiidi's  ríos,  a  lin  de    tener  siempre  agua 

VA  nioili)  (le  ciizai'  los  elefantes  varia  según  los  dis- 
tintos i)aisi's.  Kii  África  los  matan  a  balazos,  en  Su- 
matra con  cañi  de  azúcar  envenenada,  los  reyes  de 
Siam  mandan  eonstiiiir  paredes  i  terraplenes  para  co- 
jerlos  vivos,  atrayéndolos  alli  por  medio  de  una  hem- 
bra domesticada;  i  los  pobres  negros  se  contentan  con 
abrir  profundos  oyos  en  los  parajes  por  donde  pasan, 
para  que  en  cayendo  no  puedan  salir. 

A  pesar  de  su  aspecto  tan  poco  agradable  a  la  vis- 
ta, poseen  los  elefantes  cualidades  verdaderamente  ad- 
mirables. Son  de  buena  índole,  mui  intelijentes,  i  lle- 
ga§(  a  aficionarse  a  su  amo  casi  tanto  como  el  perro; 
pero  lo  que  mas  llama  la  atención  es  su  invencible 
perseveraiicia  i  su  estraordinaria  sagacidad.  ^luchos 
natui'alist:is  cii'tii  ipie  o|  eli-Fante  es  el  mas  intelijcnte 
de   Ids  animales,    después  del  hombre. 

Cuéntase  de  i;,i  el-lanie,  que  habiéndose  aficionado 
estraordiaaria ii(e  a  nn  niño,  no  se  hallaba  conten- 
to sino  cuamlo  U>  \-eia  a  salado,  i  qiie  la  nodriza  se 
lo  llevaba  sieuipr(i  en  la  cuna,  i  lo  colocaba  cerca  del 
animal,  el  que  se  acostumbró  de  tal  manera  a  esto,  que 
rehusaba  comer  sino  veía  a  su  lado  la  cuna.  Cuando 
el  niño  dormía,  el  bruto  le  espantaba  las  moscas  con 
la  trompa,  i  cuando  despertaba,  movía  la  cuna  háeia 
adelante   i  la  mecía  para  hacerlo  dormir  de  nuevo. 

También  es  verdaderamente  adrairalile  la  influencia 
que  la  música  i  el  canto  ejercen  sobre  estos  animales, 
como  80  ha  visto  re{»etidas  veces,  particularmente  en 
el  concierto  que  se  dio  a  los  elefantes  en  el  jardín 
botánico  de  París. 

Empezó  este  concierto  por  un  terceto  de  dos  noli- 
nos  i  bajo  en  ai  mai/or,  i  apenas  percibieron  h»-  pri- 
meros sonidos  los  dos  elefantes  macho  i  íiembra, 
cuando  dejaron  de  comer,  i  dieron  muestras  do  la  ma- 
yor sorpresa  i  aun  de  alguna  inquietud;  la  cual  se  con- 
virtió en  entusiasmo  con  un  pasaje  en  si  menor,  música 
de  nn  carácter  agreste,  i  que  ejecutada  con  mucha  fuer- 
za les  comunico  toda  la  a.jitacion  de  su  ritmo,  como 
lo  manifestaron  en  sus  movimientos  ya  impetuosos  ya 
contenidos,  i  en  sus  gritos  i  bufidos  de  alegría;  pero 
calmó  esta  pasión  o  por  mejor  decir  mudó  de  objeto 
con  una  sencilla  canción  que  se  hacia  aun  mas  patéti- 
ca por  el  acento  melancólico  del  bajo.  Esta  música 
los  tuvo  como  encantados,  andaban  algunos  pasos,  se 
paraban  a  escuchar,  venían  a  situarse  debajo  de  la  or- 
questa, ajitaban  blandamente  sus  trompas,  i  parecía 
que  absorbían  sus  sonidos  amorosos:  siendo  de  notar 
que  la  hembra  acariciaba  almadio  de  mil  modos  dife- 
rentes. Esta  escena  rauda  tomó  derrepente  un  carác- 
ter de  arrebato  i  desorden  con  los  acentos  alegres  i  vivos 
del  9(1  irá,  ejecutado  por  toda  la  orquesta,  cuyo  efec- 
to se  aumentaba  singularmente  con  el  sonido  penetrante 


tH 


del  pito.  Entóneos  daban  gritos  de  regocijo,  iban  i 
vcniau  frocúcnteincnte,  i  parecia  que  el  ritmo  do  esta 
caución  los  ajitaba  sin  cesar,  i  los  obligaba  a  caminar 
a  paso  redoblado  como  ella.  La  hembra  redoblaba  sus 
caricias,  hasta  que  la  dulce  armonía  do  dos  voces  hu- 
manas bajó  de  la  orquesta  como  do  una  nube  para  a- 
placar  su  delirio.  En  medio  de  sus  arrebatos  mas  vi- 
vos comenzó  a  suspender  sus  movimientos  i  a  mode- 
rarse hasta  quedar  inmóvil  i  bajar  su  trompa  al  suelo, 
siendo  la  causa  de  esta  serenidad  un  ádajio  do  la  ó- 
ptjra  de  Dardano  que  empieza  mane-t  plaintii^  cantado 
o  dos  voces  con  todo  su  acompañamiento  en  si  hpmd. 
Con  motivo  d'>  esta  obsertacion  sé  dan  varias  pruebas 
del  influjo  que  tiene  la  música  sobro  ciertos  animales,  i 
entre  ellas  so  refiere  lá  ünécdota  siguiente:  "Al  prin- 
cipio de  la  revolución  francesa  un  perro  iba  todos 
ios  dias  á  la  parada,  se  metia  entre  los  músicos, 
marchaba  i  se '  pairaba  con  ellos:  después  de  la  pa- 
rada- desaparecia  hasta  el  dia  siguiente  que  volvia  á 
la  misma  hora  á  su  puesto  acostumbrado.  La  asis- 
tencia constante  do  este  porro,  i  el  placer  singular 
'  qtte  le  causaba  la  música,  hicieron  que  lo  advirtiesen 
los  músicos  que  no  sabiendo  su  non)bre  le  pusieron 
el  de  Parada.  Todos  lo  acariciaban  i  procuraban  lie- 
Tílrselo,  pero  el  perro  constante  en  su  afición  i  en  su  in- 
dependencia se  escapaba  sin  que  nadie  pudiese  detenerlo- 
i  por  lo  regular  se  le  volvia  a  ver  entre  los  músicos  de  la 
orquesta  de  algún  teatro,  de  donde  no  salia  hasta  que  so 
acababa  el  espectáculo." 


^  IJTJSITMTf/TO     JV^ClOjy^I^. 


tiene  la  cabeza  desprovista  de  plumas.  No  hace 
nido,  i  deposita  sus  huevos  en  las  rocas. 

Es  increíble  la  altura  a  que  se  eleva  el  cóndor 
en  su  vuelo;  según  los  naturalistas,  reside  habi- 
tualmente  a  diez  o  quince  mil  pies  sobre  el  nivel 
del  mar. 

Se  refieren  de  esta  notable  ave  muchas  histo- 
rias cuya  veracidad  se  ha  puesto  en  duda;  lo  úni- 
co que  hai  de  cierto  es  que,  como  los  buitres,  se 
alimenta  de  cadáveres,  prefiriendo  los  pequeños 
cuadrúpedos,  sobre  los  cuales  se  arroja  impe- 
tuosamente, devorándolos  con  prontitud. 

El  célebre  viajero  i  naturalista  ft-ances  La  Con- 
damine  refiere  que  los  ínJios  se  valen  de  una 
curiosa  estratajem a  para  cazar  el  conlor:  forman 
con  arcilla  mui  viscosa  la  figura  dj  un  niño,  i  la 
colocan  en  un  lugar  a  propósito;  el  ave  se  arroja 
sobre  ella,  pero  sus  garras  quedan  de  tal  manera 
pegadas  que  no  puede  librarse  de  los  cazadores, 
los  cuales  se  apresuran  a  matarla.  Esto  es  lo 
que  probablemente  ha  dado  oríjen  a  que  se  crea 
(pie  el  cóndor  ataca  a  los  niños  i  se  ha  llevado  a 
mas  de  uno  en  sus  garras,  hecho  que  aun  no  ha 
sido  comprobado. 

Los  poetas  sud-americanos  consideran  en  sus 
versos  al  cóndor  como  una  ave  nacional. 


o.«i  AiKleis. 


El  cóndor  habita  las  mas  altas  montañas  de  la 
cordillera  de  los  Andes  en  la  América  del  Sur. 
Mide  cuatro  pies  de  largo  i  de  diez  a  quince  de 
espansion  en   las  alas;  es  de   color   negro  gris  i 


LECCIONES 

De  Física  experiincnlal  precedidas  de  algiiiws  no- 
ciones de  Mecánica,  para  uso  de  los  niños,  por 
el  Br.  Darío  donzalez.  Profesor  de  Mecá- 
nica y  Física  en  el  Instituto  Nacio- 
nal de  (ínatetmJa. 


Introci"u.ooion. 

La  Física,  la  Química,  la  Mecánica,  y  en  gene- 
ral las  ciencias  naturales  y  físico-matemáticas,  son 
al  presente  los  estudios  mas  importantes  para  los 
progresos  de  la  humanidad.  Así  lo  prueban  los 
grandes  adelantos  que  se  hacen  en  toda  cla- 
se de  industrias;  los  maravillosos  descubrimientos 
que  cada  dia  se  alcanzan  para  hacernos  la  vida 
mas  cómoda  y  feliz;  el  nuevo  jiro  que  han  tomado 
la  Filosofía,  la  Antropología  y  las  ciencias  sociales 
y  políticas  que,  dejándose  de  vanas  teorías  y  abs- 
tracciones estériles,  se  apoyan  en  la  observación, 
la  experiencia  y  el  estudio  atento  de  la  naturaleza 
humana;  así  lo  prueban,  en  fin,  el  bienestar  que 
hoy  se  nota  en  todos  los  pueblos  donde  ha  pene- 
trado la  civilización.  No  hay  que  dudarlo;  la 
ciencia  positiva  es  la  Señora,  la  Reina  del  mun- 
do. Las  ciencias  puramente  especulativas  poco 
ó  nada  han  contribuido  a  la  prosperidad  de  las 
naciones, 

¿Qué  cosa  mas  útil,  mas  sublime  y  mas  be- 
lla que  el  estudio  de  la  naturaleza?  ¿Queréis  ren- 
dir im  homenage  digno  al  Criador  del  Univer- 
so? Estudiad  la  naturaleza  en  sus  múltiples  ma- 
nifestaciones, considerad  la  infinidad  del  espacio. 


*,'/.  IJl'STITVTO  jyjlCIOJVJlI^. 


29 


la  infinidad  de  los  mundos  y  de  todas  las  existen- 
cias probables,  las  leyes  que  los  rijen  y  el  orden  y 
admirable  armonía  que  alcanzamos  a  vislumbrar 
en  este  gran  todo  que  llamamos  Universo.  ¿Que- 
réis cumplir  con  vuestro  destino?  Estudiad  la 
naturaleza,  perfeccionad  los  inventos  ya  adquiri- 
dos é  inventad  nuevas  cosas  que  se  traduzcan 
en  bienes  reales  y  duraderos.  Para  nosotros 
Franklin,  CErsted,  Ampére,  Watt,  Kirchhoffy 
liunsen,  Marie-Davy,  Edisson  y  otros  tantos,  son 
verdaderos  bienhechores  de  la  humanidad.  I  el 
industrial  humilde,  de  nombre  desconocido,  que 
arregla  los  hilos  de  las  telas  con  que  cubri- 
brimos  nuestra  desnudez;  y  el  oscuro  mecánico 
que  dirije  y  vijila  la  máquina  de  vapor,  bajo  la  in- 
fluencia de  un  calor  abrasador;  y  el  paciente  tele- 
grafista que  vive  pendiente  de  las  señales  de 
un  electro  imán;  y  el  sufrido  artesano  que  nos  da 
comodidades;  y  el  sencillo  y  laborioso  agricultor 
(jue  nos  mantiene  la  vida;  todos,  todos,  guiados 
por  los  principios  de  la  ciencia,  que'  engrandece 
las  artes,  son  también  acreedores  á  nuestra  consi- 
deración y  respetos,  porque  también  ellos  están 
consagrados  á  sacar  partido  de  la  materia  y  de  la 
fuerza  para  contribuir  a  la  dicha  y  perfección 
de   nuestra  especie. 

Imbuidos  en  estas  ideas,  creemos  que  se  hace 
un  gran  bien  a  las  generaciones  que  se  levantan, 
tratando  de  vulgarizar,  de  poner  al  alcance  de  to- 
dos. d(!  los  niños  especialmente,  que  son  la  espe- 
ranza en  el  porvenir,  los  conocimientos  que  deben 
servirles  de  base  indispensable  para  adelantar  y 
ser  útiles  a  sus  semejantes  en  la  profesión  ú  ofi- 
cio que  adopten. 

No  otra  mira  nos  lleva  al  escribir  y  pulquear  es- 
tas lecciones  sobre  una  de  las  ciencias  mas  intere- 
santes y  necesarias  al  hombre;  y  por  esto,  hemos 
emprendido  el  trabajo  de  arreglarlas,  deseando 
sean  provechosas  á  nuestros  pequeños  compatrio- 
tas. 

LECCIÓN  I. 

NoCmXKS    rkEl.IMTNARES. 

I. — iVIatci'isi.  El  aire  que  respiramos,  el 
agua,  las  piedras,  los  metales,  los  astros  y,  en  ge- 
neral, todo  lo  que  existe  y  puede  percibirse  por 
los  sentidos  se  llama  materia. 

2.— CíKíí'po.  Una  porción  cualquiera  déla 
materia  se  llama  cuerpo.  Los  animales,  los  vegeta- 
les, los  muebles  de  nuestras  habitaciones,  un  pe- 
dazo de  hierro,  un  fragmento  de  roca,  una  por- 
ción de  agua  o  de    aire,  son    cuerpos. 

Los  cuerpos  están  compuestos  de  una  multitud 
de  pequeñísimas  partes,  unidas  entre  si,  que  se 
üaman  viioléculas.  Las  moléculas  son  tan  p  ^que- 
ñas,  que  no  se  perciben  ni  aun  con  el  microscopio, 
que  es  un  instrumento  con  cuyo  auxilio  se  ven 
grandes  los  objetos  mu)'  pequeños.  Cuando  se 
muele  un  cuerpo,  como  un  pedazo  de  vidrio,  has- 
ta reducirlo  a  polvo  muy  fino,  no  se  hace  otra  co- 
sa que  separar  las  moléculas  que  lo  forman;  pero 


cada  granito  del  vidrio  es  todavía  un  conjunto  de 
moléculas. 

Algunas  veces  las  moléculas  de  los  cuerpos  se 
hallan  agrupadas  entre  si  con  tal  regularidad,  que 
forman  lindas  y  variadas  figuras.  Así,  cuando 
se  observan  con  una  lente  ó  vidrio  de  aumen- 
to los  granitos  de  la  nieve  se  ve  una  multitud  de 
preciosas  figuras  parecidas  á  estrellas.  El  hie- 
lo presenta  también  bellas  figuras  muy  parecidas 
á  las  flores  y  á  las  hojas  cíe  los  heléchos,  que 
son  esas  graciosas  palmitas  que  crecen  en  las  pe- 
ñas y  paredones  sombríos.  Otros  muchos  cuer- 
pos forman  al  agruparse  sus  moléculas,  fi.guras 
curiosas,  que  estudiaremos  después  con  el  nom- 
bre de  cristales. 


Estrellas  de  la  nieve. 

Flore.-í  del  liielo. 


l.-'v5 


3.— listado."*»  de    \o%  cuerpos.   Si 

nos  fijamos  en  los  diferentes  cuerpos  que  hay 
en  la  tierra  veremos,  que  .'.unos  son  duros 
y  consistentes  \'  que  no  se  pueden  separar  en 
partes  sino  haciendo  un  esfuerzo  mas  o  menos 
grande,  por  ej;  mplo  el  oro,  la  plata,  el  mármol, 
las  maderas.  l'Lsta  clase  dt;  cuerpos  se  llaman 
cuerpos  s¿lidos. 

Los  cjue  mas  o  menos  sonde  la  consistencia  del 
ajíua,  fáciles  de  di\idirse  y  que  sino  están  conteni- 
dos en  alguna  cosa  como  en  una  botella,  im  \  aso, 
se  derraman,  se  llaman  aierpos  líquidos.  El  agua 
misma,  el  azogue  o  mercurio,  el  alcohol,  los  vinos, 
aceites,  etc,  son_  líquidos.  Por  último:  los  cuerpos 
parecidos  al  aire,  que  se  distinguen  por  su  poca 
consistencia  y  que  sino  están  encerradas  en  alguna 
cosa  por  donde  no  tengan  salida,  se  van  y  espar- 
cen en  el  aire,?  se  llaman  cnerpcs gaseosos  o  gases. 
y\demas  del  aire  ha)'  otros  muchos  gases,  que 
los  químicos  y,  físicos  designan  con  los  nombres 
de  oxígeno,  hidrógeno,  acido  carbónico,  etc.  El 
aire  no  se  ve;'i)ero  cuando  liace  viento,  que  es  el 
aire  ajilado,  sentimos  que  choca  con  nuestro  cuer-  ' 
po. 


30 


KI.  IJVSTfTr/TO  JY.tCHíJVJiWj. 


Se  puede  tener  una  ¡dea  de  los  gases  á  la  vis- 
ta del  humo  y  otras  materias  que  se  desprenden 
cuando  se  quema  madera  o  carbón;  o  bien  obser- 
vando los  vapores  que  se  levantan  en  forma  de 
nube  del  agua  hirviendo  o  de  otros  depósitos  de 
agua  calentados  por  el  Sol.  Los  aromas  que  se 
desprenden  de  las  flores,  las  emanaciones  de  los 
pantanos,  pozos  y  otros  lugares  no  son  mas  que 
gases. 

Se  habrá,  pues,  comprendido  perfectamente, 
que  los  cuerpos  de  la  naturaleza  se  presentan  ba- 
jo tres  modos  de  ser  o  esiados  á\í<¿r&x\tt?,,  en  cuan- 
to a  su  consistencia,  a  saber:  estado  sólido,  es- 
tado líquido  y  estado  gaseoso. 

Pongamos  ejemplo  de  un  cuerpo  capaz  de  pre- 
sentar los  tres  estados,  sea  el  agua.  El  agua  está 
en  estado  sólido  bajo  la  forma  de  hielo,  en  estado 
líquido  en  los  mares,  lagos,  rios  y  fuentes,  y  en  es- 
tado gaseoso  cuando  al  calentarla  se  convierte  en 
vapor. 

Ejemplo  de  un  cuerpo  que  presentados  estados 
solamente,  el  plomo.  El  plomo  es  sólido  en  su 
estado  ordinario  y  líquido  cuando  se  derrite  o 
se  funde  por  el  calor.  Hay  cuerpos  que  no  cam- 
bian de  estado,  como  el  aire,  el  carbón  y  otros. 

Bueno  es  saber  para  completar  estas  nociones, 
que  los  químicos  hacen  la  distinción  de  cuerpos 
simples  y  cuerpos-  compuestos.  Llaman  simples  o 
elementos  a  los  que  están  formados  de  una  sola  es- 
pecie de  materia,  como  los  metales,  el  azufre,  el 
carbono,  el  oxígeno,  etc.;  y  compuestos  a  los  que 
se  forman  de  dos  o  mas  simples,  por  ejemplo:  el 
agua,  que  se  compone  de  dos  partes  de  hidrógeno 
y  una  de  oxígeno;  el  aire,  que  es  una  mezcla  de  79 
partes  de  gas  ázoe  y  de  2 1  de  oxígeno.  Los  cuer- 
pos simples  conocidos  hasta  la  fecha  son  65. 

{ Contimiard) 


ACADEMIA  DE  MAESTROS. 

SECCIÓN  xXORMAL. 

Sí  ma^sfpo  de  escuds, 

(Por  Santos  Toruno.) 

(Continúa.) 

n. 

Hemos  demostrado  en  el  articulo  anterior,  que  antes 
que  el  primer  requisito,  un  buen  maestro  es  el  alma, 
ea  el  todo  de  una   escuela. 

Por  consiguiente,  la  gran  dificultad  para  la  educa- 
ción i  la  enseñanza  está  en  la  adquisición  de  buenos 
maestros;  problema  mui  difícil  de  resolver  en  las  nacio- 
nes mas  adelantadas,  i  con  mayor  razón  en  los  paises 
nacientes  como  el  nuestro.    Fácilmente  pueden  encon- 


trarse personas  mas  o  menos  instruidas  en  los  diversos 
ramos  de  las  ciencias  i  aun  con  una  buena  educación  mo- 
ral; pero  serán  mui  raras  las  que  puedan  servir -para 
maestros.  Los  lieciios  demuestran  que  la  posesión  de  la 
ciencia  no  implica  la  habilidad  para  comunicarla  ni 
menos  para  educar,  que  es  todavia  mucho  mas  difícil. 
Para  ser  un  buen  maestro  se  necesita  entre  otras  inu- 
chas  cualidades,  tener  vocación  i  disposiciones  natura- 
les;  i  ademas,  haber  recibido  una  preparación  especial. 

Ya  pasó  el  tiempo,  dice  el  Director  de  las  escuelas 
normales  de  Pensilvania,  ya  pasó  el  tiempo  en  que  se 
creía  que  a  los  instructores  de  la  juventud  les  era  per- 
mitido poner  manos  a  la  obra,  sin  haber  atravesado 
antes  aqael  período  de  aprendizaje  que  se  considera 
necesario  para  los  que  hacen  sombreros  o  levitas,  fabri- 
can casas  o  iiierran   caballos. 

De  las  consideraciones  precedentes  se  deduce  la  ira- 
prescindible  necesidad  de  formar  maestros,  o  de  ense- 
ñar a  enseñar.  Este  es  precisamente  el  nol)le  ol)jeto 
de  las  escuelas  normales  que  tanto  bien  lian  liecho  a 
la  causa  de  la  civilización;  i  esto  mismo  se  está  hacien- 
do ya  entre  nosotros,  en  la  sección  de  alumnos  nor- 
malistas anexa  al  Instituto  Nacional  de  esta  Ciudad. 

Hai  mas:  los  gobiernos  que  están  bien  penetrados 
de  la  importancia  de  las  escuelas  normales,  i  que  de- 
sean avanzar  con  mas  rapidez  en  la  educación  del 
pueblo,  llevan  aun  mas  adelante  la  idea;  convocando  a  los 
maestros  i  profesores  para  formar  congresos  pedagójicos, 
como  acaba  de  hacerlo  la  República  Arjentina.  I  es  alta- 
mente honroso  i  satisfactorio  para  Guatemala,  que 
nuestro  Ministro  de  Instrucción  Pública  también  con 
el  mismo  objeto,  haya  puesto  en  práctica  la  feliz  idea 
de  convocar  a  los  maestros  de  instrucción  primaria 
para  que  concurran  a  los  institutos  nacionales,  con  el 
tin   de  celebrar  conferencias  pedagójicas. 

Tan  acertada  providencia,  será  sin  duda  de  suma 
utilidad  e  importancia,  porque  ella  tiene  por  objeto  sacar 
a  los  maestros  del  aislamiento  en  que  se  hallan,  i  ce- 
lebrar conferencias  en  que  cada  uno  esponga  el  fruto 
de  sus  trabajos,  de  sus  estudios,  de  sus  meditaciones; 
i  hacer  que  todos  practiquen  una  revista  jeneral  de 
los  ramos  que  forman  la  educación  i  la  enseñanza  es- 
colar. Los  maestros  jóvenes  adquirirán  así  la  espe- 
riencia  que  les  falta,  i  los  ya  esperimentados  se  ini- 
ciarán en  los  métodos  i  sistemas  recien  descubiertos;  i 
gracias  a  esta  comunicación  reciproca,  ninguna  idea 
nueva  será  infecunda,  ninguna  reforma  útil  quedará 
perdida  o  circunscrita  al  estrecho  circulo  de  una  es- 
cuela. Por  esta  razón,  los  gobiernos  no  deben  d^r 
nunca  por  terminada  la  educación  de  las  personas  que 
tienen  a  su  cargo  el  cultivo  intelectual  de  las  nuevas 
jeneraciones:  antes  por  el  contrario  deben  promover  i 
fomentar  estas  conferencias  pedagójicas,  p;u-a  que  los 
maestros  ensanchen  mas  i  mas  sus  conocimientos,  i 
puedan  educar  i  enseñar  mejor. 

La  vida  del  maestro  es  un  aprendizaje  continuo,  ha 
dicho  el  Señor  Amunategui.  I  én  efecto,  el  ejercicio 
de  su  profesión  le  hace  descubrir  los  obstáculos  que  se 
oponen  a  la  difusión  de  los  conocimientos  i  los  me- 
dios de  vencerlos.  El  contacto  diario  en  que  vivo 
con  los  niños  le  pone  en  situación  de  penetrar  a  fon- 
do su  carácter,  i  le  indica  los  resortes  que  deben  to- 
carse para  obrar  sobre  su  voluntad.  La  práctica  le 
da  a  conocer  una  multitud  de  espedientes  injeuiosos 
para  trasmitir  con  mayor  facilidad  la  instrucción  que 
quiera  dar  a  sus  alumnos. 

Finalmente,  las  reuniones  de  maestros  proporcio- 
naban á  los  gobiernos  la  oportunidad  de  imprimir 
á  la  instrucción  pública  una  dirección  nacional  i  u- 
nitaria,  único  medio  de  conseguir  que  las  escuelas 
costeadas  por  la  nación  obedezcan  al  mismo  impulso, 
estén  animadas  del  mismo  espíritu  i  tiendan  al  mismo 


i:¥.  IA\STÍTTTO  J\\lVIOjy,il¥.. 


31 


lili.  Los  .íroliiornos  qus  ticni-n  :í  su  oai'u'rt  la  (lircccinn  do 
a  sociednil  en  la  marcha  (pie  lleva  hacia  su  pertecinoii, 
dimiten  influir  sobre  li'S  maestros  ])ara  que  éstQS  á  su  vez 
iulliiyan  sobre  la  jenoracion  que  están  educando.  Solo 
de  este  modo  iréinos  adoptando  las  mismas  teorías 
í  acostumbrándonos  a  las  mismas  prácticas,  para  te- 
ner mas  tarde  unidad  en  nuestras  miras,  paridad 
en  nuestras  opiniones  i  fraternidad  en  nuestros  actos. 
Atloptando  este  sistema,  la  .sociedad  (jue  se  levanta  se- 
rá mas  compacta,  mas  fácil  de  rej ir,  i  mas  fácil  de  go- 
bernar con  los  principios  verdaderamente  liberales. 

fCoulInnará.) 


í.  \  P2:95KZ\. 


I'ntrelos  vicios  que  la  ndijiori.  la  moral  i  aun  el  bien 
ciiicndido  interés  particular  comUMian.  ocu);a  un  lugar 
preeminente  la  pereza,  o  sea  aquella  disposición  del  cuer- 
po o  del  espíritu  que  nos  aleja  de  toda  ocupación  (itil  i 
que  nos  incita  a  pasar  el  tiomoosin  hacer  na  la. 

La  y»erez.i  no  solo  es  inactiva  por  su  naturalezn,  sino 
que  enerva  i  embota  las  facultades  del  esiiíritn  i  del  cuer- 
po, hasta  el  punto  db  ser  humanamente  diicil  ponerlas 
olni  vez  en  actividad  i  sacudir  el  fimesto  hábito  que  se 
ha  convertido  en  naturaleza.  Un  hombre  perezo.so  es  u  la 
masa  inerte  e  indiferente,  es  una  carjra  pesada  para  su  fa 
niiiia  i  par  ^  si  mismo,  es  un  miembro  inútil  i  aun  nocivo 
]>ara  la  sociedad.  Es  incapaz  de  virtud,  pue.s  la  virtud 
c<  activa  i  supone  lucha,  esfuerzos  i  victoria;  incapaz  de 
ciiiicia,  pues  la  ciencia  es  el  resultado  de  constante  aplica- 
ción i  de  esfuerzos  reiterados;  sordo  a  la  voz  del  honor, 
iudiierente  a  los  estimulos  de  la  gloria  i  de  la  reputa- 
ción, vive,  si  por  vida  se  entiende  el  juego  material  de  los 
órganos  físicos  sin  que  nada  moral  entre  en  su  existencia. 
Los  desgraciados  que  sé  han  dejado  dominar  por  la  mas 
degradante  de  las  dolencias  qne  aflijón  a  la  humanidad, 
d(!ben  su  miserable  existencia,  a  los  esfuerzos  de  los  que 
ponen  en  acción  sus  facultades  físicas  i  morales.  Degni 
danto  la  hemos  llamado,  i  con  muchísima  razón  ¿Qui- 
epíteto  delie  darse  al  hombre  que  vive  en  sociedad  con 
todos  los  domas,  aprovechándose  de  los  servicios  i  dd 
trabajo  do  los  otros,  consumiendo  lo  que  ellos  pro- 
ducen, gozando  de  la  seguridad  que  le  proixM'Mo- 
lian  i  de  las  comodidades  (pie  \o  brindan,  sin  ha- 
cer nada  en  re'ribncion  de  tanto  bitMi.  sin  poner  ni  un 
ól)oio  en  cj  fi)ndo  común? 

lia  pereza  se  insinúa  If^ntaniente,  i  cuando  ha  nduairi- 
do  fuerzas  domina  con  absoluto  iiii])orio.  f'oinicn/.a  cu 
la  niñez  i  concluye  en  el  sepulcro.  Xaila  es  canaz  t\r 
vencerla,  ni  la  ic-nlida  de  la  fortuna.  ;ii  !a  <lc  la  rcpula- 
(•ion.  ¡Ou:intas  familias  viven  en  la  tiobrcza.  i  tahcz  cu 
la  mendi''idad.  por  la  inacción  de  su  ji'íc! 

Es  imposible  ti-iunfar  de  \\\\  hoailirc  ich-  1i:í  a  l'i:!ii-i'lo 
el  funesto  hábito  de  la  pereza,  poro  no  ío  '■-  r\  ,:>■<<'  ww  ■ 
la  en  los  u'ñ  )s  i  aun  en  los  jiíveiic^.  l/)s  p:iiii-c<  i  los 
maestros  son  los  llamados  a  tan  santa  obra,  pai'a  lo  cual 
no  deben  omitir  esfuerzos  ni  sacrificios.  Se  trata  do  uua 
cuestión  de  vida  o  de  muerto,  de  ser  o  no  ser  i  por  lo 
iiiisaio  iiiiinM  .•■e  Iraní  nuis  de  lo  (pie  debe  hacerse. 

Poi-  fortuna  la  pcrc/.a  tiene  síntomas  que  no  -■•  on- 
dea ocultar  ni  aa^i  a  bn  ojos  mas  indiferente-.  ¡  omc 
puedeu  sercoaihatido^  coa  buen  éxito,  sin  emplear  gran- 
des esfuerzos.    Kl    niñ  i    ipi  ■  no   csf.-í  enfermo,    ti   nc  una 

Ciia   !;1  >;■:  oii'IK'ion  (pie  se  le  pac','  ■  cío  r:\~- 

liu'o      -'i  --(>  advierte  que  o\   uic  >  :  ipiícia'!. 


el  |)adre  i  el  maestro  deben  ser  iiitlcxibhs  i  oMi-'ai-lo  a 
que  se  mueva;  nada  de  contemplación  ni  ile  disiiauio  en 
materia  tan  grave.  Los  ejercicios  gimnásticos,  como  el  sal- 
to, la  carrera,  la  natación,  al  fin  triunfarán  de  la  disposi- 
ción indolente  del  niño  mas  flemático.  Si  la  pereza  es  del 
espirita,  otros  deben  ser  los  medios,  diferente  el  rójim-u 
a  que  hai  que  sujetar  al  niño.  Muchos  liai  que  nacieron 
con  natural  indiferencia  a  toda  instrucción,  que  nada  a- 
veriguan,  a  los  cuales  no  hai  co.sa  alguna  que  les  llame 
la  atención.  Este  mal  no  es  incurable.  La  constancia 
del  maestro  al  fin  triunfará  del  obstinado  enemigo  i  har.i 
un  hombre  reflexivo  e  intolijente  del  niño  distraído  i  pe- 
rezoso. Un  buen  preccpt  t  pronto  conoce  si  la  buena  coa 
ducta  de  los  niños  que  la  observan  proviene  de  yioreza, 
o  si  de  buenos  instintos.  En  el  primer  caso,  si  el  uiñ)  no 
corre  o  no  salta  o  no  hace  travesuras  ¡)or  apatía,  por  ten- 
dencia a  la  quietud,  hai  que  obligarlo  i>or  todos  los  me- 
dios posibles  a  quo  haga  loque  hacen  sus  colegas.  Vale 
inas  un  niño  bullicioso,  inquieto  i  aun  alolondrailo,  ¡pie 
otro  taciturno,  que  sieni'ire  se  esta  quieto.  .Mi'  uaislan 
mas.  decía  Frauklin.  los  niño.^  .pie  nccc-itan  na  freno, 
que  los   (pie  necesitan  espuelas. 

No  hai.  |iues.  (pe  dcjar-'e  en'.'-añ  i,-  «-om  liiüiriencia-;  d"- 
juicio  i  do  formalidad  en  lo- niños.  !vi  i)  j.m';  i',  fj-s 
de  ser  prueba  de  ini  (\-piriln  i-ecio  i  i!  ■  sna/üMie  i,i|.;- 
traeion,  lo  son  de  uua  viciosa  disp  i-icioa  se  i  I.  -i  ■  i,  s"a 
moral.  Que  se  apüipien  los  mac'-lros  a corr'iiii:!.  ya 
que  no  lo  hicieron  los  padres,  no  por  la  yio¡eiici,i  ni  con 
castigos  que  con  frecuencia  agrian  el  carácter  dolos  ni- 
ños, sino  por  un  sistema  seguido  con  perseverancia  i  lle- 
vado a  efecto,  sin  contemplaciones  de  ninguna  clase. 

Se  ha  dicho,  i  tahav,  con  razón,  cjue  la  pereza  _(^stá  en 
la  sanirre  esinñ  da.  i  por  consiguiente  en  la  hispano- 
americana .\  e-le  vicio  debo  atribuirse  la  ialta,  do 
industria,  di'  caminos,  de  (comercio,  etc.,  c"tc.  Sea  diM'sto 
lo  quo  fien-e,  !o  ipie  si  es  cierto  es  que  en  nuestro  país  no 
trabajan  fw  h.)Miliics  lo  que  diíbian  trabajar,  como  tra- 
bajan los  i  is'i'-i'i  i  los  anglo-ainoricanos;  si  en  esta  di- 
ferencia tiiM-  pirle  la,  i)ei'(>za,  lo  dirá  el  tiempo.  Por 
ahora  e<lo:'ci'eiionos  en  (lue  los  niños  reciban  una  educa- 


ción activa,  ipi"  lo-  h 
nos:   enseñ '¡iiosles  (pi 


riqueza- 


'1   ti 
oz   poi 


xle-  la  n(-c(^sidad  de  trabajar  i  de  habitiiarse  al 
traliajo  hasta  que  dejo  do  ser  una  mortificación,  co- 
mo el  in  'dio  de  obtener  la  subsistencia  honradamen- 
te ¡  d  •  atraer-e  la  estimación  de  los  hombres.  Ten- 
o'.iMi  >-  preseute  que  el  niño  dilijente,  activo  ginsuui- 
do  no  se  convertirá  con  facilidad  eh  un  hombre  pta-e- 
zo<o  o  iiiloloule.  (lor  fuertes  quesean  los  estininlos  <|iie 
tiendan  a  separarlo  de  la  senda  del  bien. 

Li  siiiM'te  del  p  lis  está  en  las  manos  de  los  nia(\-tros 
bajo  todo- asoectos.  Polis  escuelas  bien  servidas  sa- 
len los  bienios  soldador,  los  honrados  e  iníelijentes  arte- 
sano-. lo<  ni,iii<!rados  rectos  i  patrior-.i-^.  los  Imonos  pa- 
ilios  de  familia,  i   cu  fin  e.'i.celentes  cin  ládano-. 

Xo  --o  trata,  pii:'.;,  únicamente  de  in-inir  el  onteieli- 
niienio  en  l.is  escuelas,  ni  de fpf mar  eni  iii  >-.  U  ■^oti■a- 
l  ii- ■  ;¡nle<  (pie  todo  de  estirpar  los  vi -io^  i  d.c  piiparar 
el  corazón  di>  los  niños  para  que  recüía  el  ■¡.■■'cien  d(! 
todas  la.s  virtn  lo-  ¡  para  que  las  praet;(pie  caaa'lo  ücliii;' 
a  s"!' hombro,  f]  a  tro  ellas  merece  (.■-■•pe 'ial  atención  la 
(liüicncia.ipieaq  desarrolla  la  ri(iue,ía  do  la  nación,  co. 
,a,'nMea:aorn-  I,,  al.aalancia.  la   paz  i  la  IMicidad. 


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í     ||          Í               1    f        1    f f     f     ||Í| 

i   i'"      i        i  i    :   IM  lili 

;s  p  r;  P  3  £í  S  p  p  ?S  T3  p  fe  p  r  p  .'í  _s  ^  -:  r  -  r  r  c  c  c  ;¿:  r 

Poj'pala  poya. 
Pctasostyli.s    nigreseeris. 
Antigonum  guutimalense. 
Zigadenus  elegans. 
\'iola  odorata. 
Viola  palmensis. 
Viola  .tricolor  y  graiidillor;.. 
Cuphea  Silenoides. 
Htídychium  coronariuni. 
Malva  miniata. 
Malvaviscus  arboreus. 
Sida  abutilón  y  varieda.ies 
Argeraone  mexicana,  etc. 
Papaver  rhceas. 
I')Occonia  cordata. 
Lisiandra  coerulea. 
Tagetes  lucida. 
Tagetes  patula  etc. 
Zinnia  elegans,  etc. 
Chrysanthemum  fiutescons 
Senecio  cineraria. 
(Mismos  bipinuatns. 
llalilia  coccínea  y  variedades 
Sanvitalia    procunil..-ns 
l'elar^onium  lo.la^  va,i..<iad,« 
Cereus  peruvíanns. 
Todas  las  clases    de  Ro.sas. 
Rosa  JIoetezuniae. 
Sjiir.  a  nlmaria  flora  pleno. 

Í! 

I  ! 

1  1 

:  1: 

i' 

Campo. 

Quebradas. 

Jardines  grandes  y  potreros. 

Campo  del  Zaiiote. 

•lardines  y  patíos. 

•  lardines. 

-lanlines  y  patios. 

-lardines  y  campo. 

.laidine.s.    Reciente. 

<  ampo  y  jardines. 

•lardines  públicos. 

Id.     y  particulares. 
Campos  y  callejones. 
Jardines  y  patios. 
Jardín  de  la  Concordia. 
Quebradas. 
Campo. 

Campo  y  jardines. 
Jardines  públicos  y  particulares. 
Jardines  y  patios. 
Jardines  y  patios. 
Campo  y  jardines. 
Jardines,  patios,  monte. 
Prados  y  campos  cultivados. 
Jardines  y  patíos. 
Jardín  de  la  Concordia. 
Jardines  públicos  y  particulares. 
Cercos  en  los  campos. 
Jardines. 

í   1 

i  1 
1 

1  1 

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2.     ^ 

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lV>-i<*.15co  C...Í.UIO  .  ia  .lim..,.  .,,  ,,  I..í.acc...  ,>.,.,....- 


ruKsinEXTK  DÉLA  RepCulw.,  dk  ( ! i-.nKM.!;' v 


Fundador  i  Editor,  Santos  Toruno. 


i^'ííiU.  ;f. 


Administrador,  Edwin  Rockstroh. 


<iti«íem:ilí.,  i,i<|e   Octi,B>,.«  ,!o  Í88*. 


"l'í^í^íin.f '"í"^*'"'''""  primarla  en  la. 
í  0-Í51  i»lMc«,  e»  la  m<»al  publica,  en  la  iii- 
;  .-ív.a  i  .„  el  cIcsa.ronoJeue..al  de  1,       "  - 

(Coiifiíiúa.) 

nr. 

Parn  procedoi-  con  órflcn  en  miostra  domn^tnfion   «„ 

rcSn'í^loT  ''  ''  P™?'-araa  de  estudios  mas  pohre,  mas 
OM  nn^!     1"e  Pncda  nnajinarse.  Los  ramos' seña  ados 
n^   J  roüí     ?'  .-"diu.ontos  de  k  educación  nn,rme- 
aics  ,1, 1  templo  de  la  ciencia.  Sin  eni!>arí.T,.  osa.  noció-  ' 

c  h'iSS?'"/"''^^""  "'  'r  --™  adniíaEo- 
"ic  la  indu>tna,  soln^e  la  moralií  ad,  i  por  consi«-MÍp„fo 
>:')l>re  la  prosperidad  de  los  pueblos-Pasamo  t  mn 
í^^tar  que  el  silabario,  el  n.o'delo  de  e-critm-ryla    ahh 

hl  hombre  que  no  sabe  leer.  i,¡  <..ni¡.¡,-    ir  confn-  o- 
l.node  decirse  Tasta  cierto  pu.ío.  ,:„a  ,.s¡;,,'¿  deH  bh?     i 
i^'».  Cru^oc  tan  aislado  en  n.edio  de  la  sociedad      an   a 
■andonado  a  sus^  propias  fuerzas  en  medio  de    u.i;. 

sr^oisr''^-^^"'^'^*^-"-^-^"'--  I 


VOI..  f. 

srd^sí:4tn-?s;:;;;;.i- 

ía  aüe'í  sT''""''"''ri^'r  ^'- '  ^^«^^  .ieneraeion  le¿  a 
n?ní  ^-         '  '^'^  •'«P"-""«^tos.     La  escritura  es  la  len- 

'  biS-n  do'!  ''"'•''  í '■"'""/''■  ,de.Í^"«'-«c¡"»  a.ieneracion  ia  ^ 
^al.  dui  a  de  los  siglo.s.     La  lectura  es  el  oiio  oue  tiener 

Ít^íJ!r  --«''- 1- -Ivertencias  i  lolcon'Sfos 
o  ..•!•'  .-'''""?  Vvocediáo  en  la  vida.  El  que  no  sabe 
e^cnlur  e-ta  mudo  para  dar  a  conocer  s.s  pensamientos 

OH  i„>  loccioiios  de  la  experiencia. 

Lo  ,|,„.  sncrdo  en  el  tiempo  sucede  faiiibien  en  el  e.- 
iic.r;■nn'^  '','■"  'í  '  *^'^?'''>"'"a  ¡^^n  los  modios  dc  comu- 
e  i  .  i'  "'''  '  '  ""  ''.-'^  "  "^™  «'>'«'  «i"«  también 
do  una  nación  a  otra  nación,  de  un  Iiemisfcrio  a  otro  l.e- 
niisíeno.  Gracias  al  au.silio  de  los  dos  instruinento^n  r 
tentosos  de  que  hablamos,  la  humanidad  luaicl  a  d^  íi-' 
K-es.,  en  progreso  aprovechándose  de  los  trabajos  lo- 
ados a  cabo  por  los  individuos  de  todos  los  paises  Se 
asemeja  a  un  árbol  inmenso  cuyas  raices  están  escondi- 
ñ;n\i  •  ,  •  ''  *""■'■'''  ^"^'^  *'"""'^o  ^'^  eleva  sin  cesar  ha- 
cia el  cielo  1  euyasrama_s.se  extienden  a  los  cuatro  vien- 
tos.  La  lectura  i  la  escritura  son  como  la  savia  oue  nro- 
pnp  la  vida  a  todas  las  partes  del  árbol.  Sin  k^ lectm  a 
y  la  escritura,  las  raices,  el  tronco  y  las  ramas  qu  ^ 
rían  en  la  impotencia  de  con  unicarse  la  fuerza  necesa- 
ria para  desarrollarse,  y  concluirian  por  perecer 

Ll  incro  conocimiento  de  los   veinte  y    tantos  si-nos 


34 


mij  IJYSTITUTO  J\'^C¥OJ\*^I^. 


quo  componen  el  alfabeto  de  un  idioma  nos  dá  la  clave 
de  todas  las  obras  que  han  escrito  todos  los  literatos,  to- 
dos los  jurisconsultos,  todos  los  filósofos,  todos  los  sa- 
bios que  existen  y  han  existido  en  el  mundo.  El  arto  de 
la  lectura  nos  pono  en  situación  de  asimilarnos  la  parte 
de  ciencia  qne  queramos  de  tanta  como  ha  acumulado 
el  jónero  humano  en  su  vida  de  siglos.  El  quo  sabe  leer 
puedo  llegar  a  ser  tan  sabio  como  Aristóteles,  como  Loi- 
nitz,  como  Descartes,  como  Kant;  tan  sabio  como  Ba- 
con,  como  Newton,   como  Cuvier. 

Cada  uno  de  esos  ionios  eminentes  no  es  sino  lo  quo 
son  sus  obras.  Sepamos  descifrar  los  caracteres  en  que 
están  escritas,  y  podemos  llegar  a  saber  tanto  como  ellos. 

No  es  lo  mismo  para  el  mérito  i  la  gloria  descubrir 
que  asimilarse  la  ciencia;  pero  para  el  proveclio  prác- 
tico importa  lo  mismo  lo  uno  que  lo  otro. 

El  que  sabe  leer  i  escribir  pnede  obtener  todas  las 
ventajas   inapreciables   que  quedan  enumeradas. 

Por  el  contrario,  el  que  no  posee  esas  nociones 
elementales  está  condenado  a  no  ver  sino  los  objetos 
que  a])arecen  en  cierto  círculo  estrecho  fijado  en  tor- 
no suyo,  a  nojoir  sino  los  sonidos  que  se  producen 
en  un  circulo  mas  circunscrito  todavia,  a  no  hacer  al- 
canzar el  eco  de  su  voz  sino  hasta  unas  cuantas  va- 
ras del   lugar  que  ocupa. 

Para  el  que  sabe  leer  i  escribir,  las  distancias  hasta 
cierto  punto  no  existen.  Hace  llegar  sus  pensamien- 
tos i  recibe  los  de  otros  de  ciudad  a  ciudad,  de  co- 
marca a  comarca,  de  continente  a  continente,  por  sobre 
las  montañas,  por  sobre  los  desiertos,  por  sobre  el 
océano.  Si  pone  en  uso  el  ausilio  del  vapor,  ese  des- 
cubrimiento asombroso  de  una  civilización  tan  malde- 
cida, puede  conversar  de  un  mundo  a  otro  en  mui 
pocos  dias  acerca  de  sus  negocios  o  de  sus  efectos,  sin 
nacer  a   un  tercero   participe  de   sus  secretos. 

El  ignorante  no  tiene  memoria  nms  larga  que  la  que 
comprende  la  miserable  vidadeuii  individuo,  ni  horizon- 
te mas  ancho  del  que  abraza  el  campanario  de  su  aldea, 
ni  relaciones  mas  estensas  con  sus  semejantes  de  lafe  que 
se  refieren  a  la  familia  o  a  la  vecindad. 

Así  ¿recordáis  que  la  historia  mencione  muchos  hom- 
bres célebres  que  no  hayan  sabido  leer  o  escribir?  por 
nuestra  parte,  en  toda  la  historia  moderna  solo  enconti-a- 
mos  uno,  Francisco  Pizarro,  el  conquistador  del  Perú;  i 
todavia  éste,  cuando  llegó  a  ocupar  una  f)osicion  encum- 
brada, tuvo  que  recurrir,  con  el  oljoto  do  ocultar  su  ig- 
norancia, al  socorro  de  un  .-'ello  tic  que  se  servia  para 
suplir  la  firma  en  sus  despachos. 

Hemos  halilndo  de  la  perfección  que  la  lectura  i  osci-i- 
tui-a  dan  a  l:is  poleuc'ias  liumanas.  /.Qué  diremos  del  cál- 
culo? (Slw  su|i('iioi'i<li>(l  tan  inmensa  no  tiene  el  hombre 
civilizado  poi'  la  siuqilc  posesión  de  las  primera-^  opiM-a- 
ciones  de  la  .ArituK'tica,  sobre  el  salvaje  que  no  sabe  con- 
tar sino  por  los  dedos  de  la  mano,  i  cuyo  entendimiento 
rudo  no  alcanza  a  comprender  las  cantidades  un  poco 
elevadas/' 

Residía  pues,  que  la  instrucción  elemental,  entendien- 
do por  tal  la  ledura.  la  escritura  i  el  cálculo,  es  la  condi- 
ción de  todo  (IcHciivolviiniciito  regular  do  la  intelijencia. 
Sin  la  ad(|uisicion  de  esos  conocimientos,  el  individuo 
i|ücilaria  siuuerjido  en  las  tinieblas  mas  espesas.  Podrá 
(¡cciilai-,  es  verdad,  todos  los  actos  pertenecientes  a  la 
vida  risica  i  animal,  porque  para  eso  no  se  requiere  mas 
que  instinto;  pero  no  podría  hacer  nada  de  lo  que  deuian 
da  {ilgun  talento  o  contracción.  Por  lo  tanto,  el  influjo 
de  esa  instrucción  elemental  so  encuentra  manifiesto  o 
latente  en  todas  las  obras  o  acciones  de  los  ho?nbres. 

Algimas  veces  es  fácil  nprociar  aiu-oesimativamenfe 
la  participación  que  la  lectura  i  escritura  han  tenido 
en  la  industiáa  i  moralidad  délos  individuos  i  de  los 
pueblos;  pn-o  en  la  mayor  parte  de  los  casos  es  impo- 
sible determinar  el  valor  de  esa  participación,  sin  em- 
li.irgo  de  qne   ella  es  uuii    real  i  po.-^itiva.    Uno  [¡uxle 


estimar  en  monedas  o  en  horas  el  trabajo  material 
de  un  artesano;  ¿cómo  valuar  do  un  modo  preciso  la 
habilidad  que  ese  mismo  artesano  ha  alcanzado  por  el  co- 
nocimiento de  la  lectura  i  escritura?  mas,  no  porque 
la  influencia  de  la  instrucción  elemental  sea  comun- 
mente intasable,  es   menos  cierto  i  provechoso. 

Mirad  eso  copo  de  blanca  nieve  que  el  invierno  ha 
depositado  en  uno  de  los  picos  de  la  cordillera  de  los 
Andes.  El  sol  del  verano  va  a  convertirlo  en  un  chor- 
ro de  agua  cristalina  que  contri1>uirá  a  formar  el  rio 
que  bajando  de  la  altura  viene  a  fertilizar  la  campiña. 
Esa  agua  se  trasformará  a  su  turno  en  yerbas,  en  flo- 
res, en  mieses.  De  esta  manera  el  copo  de  nieve  de 
los  Andes  pasará  a  ser  la  nutrida  mazorca  del  maíz, 
la  espiga  dorada  del  trigo,  el  fruto  del  verjel.  La 
nieve  habrá  perdido  completamente  su  forma;  pero  si- 
no hubiera  existido,  ¿la  tierra  habría  sido  fecunda  en 
pasto  para  los  animales  i  en  alimentos  para  los  hom- 
bres? 

Fijaos  ahora  en  un  grano  de  cáñamo.  En  osa 
semilla  tan  pequeña  están  encerradas  las  velas  que 
sirven  de  alas  á  las  naves,  las  telas  que  ador- 
nan a  la  joven  belleza,  la  ropa  que  abriga  al  anciano. 
Cuando  esos  tejidos  lleguen  a  ser  por  el  uso  trapos  viejos, 
se  convertirán  en  resmas  de  ])apel,  las  resmas  de  papel 
se  convertirán  en  libros,  esos  libros  pasarán  a  ser  la 
corrupción,  la  herejía,  la  revolución,  o  bien  la^riqueza,  la 
ciencia,  el  progreso.  ¿Donde  está  ese  grano  de  cáñamo, 
esa  simiente  casi  imperceptible  que  contenia  tantas  cosas? 
Ha  desaparecido  completamente,  porque  se  ha  metamor- 
fo.seado;  pero  siempre  es  cierto  que  ese  grano  de  cáña- 
mo está  ))ara  mucho  en  las  velas  de  la  nave,  en  las  telas 
con  que  se  cubre  el  cuerpo  humano,  en  las  resmas  de  papel, 
en  los  libros  qne  pi-opagan  el  error  o  la  verdad. 

La  instrucción  elemental  es  semejante  al  copo  de  nieve 
de  los  Andes,  es  semejante  al  grano  de  cáñamo.  Uno  no 
lo  percilie  materialmente  en  todas  las  obras  i  acciones 
de  los  hombres;  pero  sabe  positivamente  que  so  cncnen 
tra  en  todas  ellas.  La  instrucción  elemental  aparece  en 
los  productos  de  la  agricultura,  en  los  artefactos  de  la 
industria,  on  los  cambios  del  comercio;  est.l  cu  las  armo- 
nías do  IJcllíni  i  de  Vcrdi.  en  los  lienzos  de  Rafael  i  de 
Murillo,  en  las  est.ituns  de  Miguel  Anjel  i  do  Canova, 
on  las  colinunas,  en  las  catedrales,  on  los  palacios,  en  los 
mouinnentos  de  toda  e.^pCiMe,  en  las  inspiraciones  del  poi^ 
ta,  en  las  oltservaciones  del  naturalista,  en  las  csporicn- 
cias  del  (]uímico,  en  las  combinaciones  del  político,  en 
las  meditaciones  del  filósofo,  en  los  éxtasis  del  teólogo. 
Ninguna  de  esas  cosas  puedo  sustraer.-íC  a  su  influencia; 
porque  todas  no  son  mas  que  pensamientos  espresados  de 
distintos  modos  por  la  lana,  la  piedra,  el  color,  el  sonido 
o  la  palabra:  i  es  imposible  que  existan  pe-anuentos  no- 
tables si  la  iutclijeucia  no  ha  sido  dciarrollala  por  la 
lectui-a  i  cícritura. 


(Conlihunrá.) 


U/>    i.WSTJi 'rt'TO  *\Mí'MOA\¡t^. 


NOCIONES 

l>o  €o§3iio;^i*:iría,  ;^' J<?osrafí:i 
Fíüticsi, 

Escritas  pa!;a  i.os  mños, 

For  Smi/os  Tonm  >.   Dlmlnnhl  T,,.l¡l„tn  Xanoiíahl, 


(Coiitim'ia.j 


LKCCIOX  III. 


1  .—Vonla.lora  foi'ii 
Ticn-a  i  i.dfH  (Id  Ci( 
— 1.  Ecuador  tcn-osti 
no  tcrroítre  i  lacri.limí 
i  iiorizoiite  racimial  ( 
nales    (It'l    liorizontc- 


.(>  la  Tiorra  — 2.  Polos  de  la  | 

—'■}.   Eje  |)olar  i  ojeccniatorial.  i 

c.íuadoi-  coicsto  —5.   ^íoridia-  ! 

i'les!e.-(;.   irorizoateseiiHMo  ¡ 

iit.?in/it¡c<).— 7.   Plintos  car  ii-  : 
Zenit    i    Xanlir.—i).  I'eiiios- 


Iraeiíjii  del  aplauainiciito  de  la  TiiMa-a. 

1 .  La  Tierra  no  es  perfcctamenc  esférica  como 
1.).  olob  )s  o  esferas  que  sj  usan  en  las  clases. 
L;;  lonna  c!e  ia  Tirerra  es  un  poco  aplanada  hacia 
el  XorLe  i  lui-.-ia  el  Sur,  i  [);)(■  eso  se  dice  cjue  (  ^ 
casi  redonda  cunio  un^a  n:iranja. 

2.  El  punto  medio  djl  aplanamient:o  de  la  Tier- 
ra hacia  el  Norte,  se  llama  polo  del  norte  o  polo 
ártico;  i  el  punto  medio  del  aplanamiento  del  sur, 
se  llama  polo  del  sur  o  polo  antartico.  Los  do^ 
Ijuntos   del  Cielo  que  se  corresponden  en  línea 
recta  con  los  ¡rolos  de  la  Tierra,  se  llaman  respec 
tivamente  polo  celeste  del  norte  i  polo  celeste  de  1 
sur.  El  polo  celeste  del  norte  está  cerca  de  la  Es 
trella  polar,  que  en  Guatemala  es  visible  durant 
toda  la  noche  i  todo  el  año,  es  decir,  nunca  sal ' 
ni  se  pone,  porque  siem^Dre  está  sobre  el  horizon 
te. 


Esfera  celeste  i  esfera  terrestre. 

3.    Los  jeógrafos  imaiinan  una  línea  recta  que 
pasa  por  el  cetitro  de  la  Tierra  i  termina  en  los  po- 


los: esa  recta  se  llama  eje  menor  de  la  Tierra  o 
eje  polar,  que  tiene  6.350,000  metros  de  larí^o, 
como  demostraremos  después.  También  se  ima- 
jina otra  recta  que  pasa  por  el  centro  de  la  Tierra 
perpendicularmente  al  eje  polar,  es  decir,  sin  incli- 
narse mas  al  Norte  que  al  Sur:  esa  recta  se  llama 
eje  mayor  de  la  Tierra  o  diámetro  ecuatorial,  que 
tiene  42.000  metros  mas  que  el  eje  polar,  o  sean 
unas  9  leo-uas  españolas.  Véase  elorrabado  anterior. 


Si 


LhánKli-o  ecuatorial  hacemos  pa- 
sar un  plano  perpendicular  al  eje  polar,  cortará  el 
Cilobo  terrestre  en  dos  mitades:  la  que  queda  ha- 
cia el  Norte  se  llama  hemisferio  boreal  o  seten- 
trional.  i  la  otra  mitad  que  (jueda  al  Sur,  se  llama 
hemisferio  austia!  o  meridional.  La  sección  cir- 
cular (|ue  resulta  entre  esas  dos  mitades  se  llama 
llenador  terrestre;  i  si  este  círculo  se  prolonga 
hasta  la  rejion  de  las  estrellas,  determina  allá"  el 
Ecuador  celeste,  que  pasa  por  la  estrella  mas  se- 
tentrional  del  Cinto  de  Orion,  conocido  vulgar- 
mente con  el  nombrede  "Los  tres  Reyes." 


Ernisíerios. 

5.  Si  por  (  1  eje  polar  se  luice  p:isar  un  plano, 
queda  divitlido  el  Globo  terrestre  en  dos  iriitades: 
la  que  queda  hacia  el  Oriente,  se  llama  liemisferio 
oriental;  i  la  otra  mitad  que  queda  al  Occidente, 
se  llama  hemisferio  occidental.  La  sección  casi  cir- 
cular que  resulta  entre  estas  dos  mitades,  se  lla- 
ma meridiano  terrestre;  i  este  plano  prolongado 
hasta  la  rejion  de  las  estrellas,  determina  en  el 
Cielo  el  meridiano  celeste.  Cuando  el  Sol  llega 
a  este  plano,  se  dice  que  pasa  por  el  meridiano; 
i  en  este  instante  es  mediodía  para  todos  los  pue- 
blos que  están  situados  en  la  intersección  superior 
del  Globo,  i  media  noche  para  los  que  están  deba- 
jo en  la  intersección  inferior.  Véase  el  grabado 
anterior. 

ó.  Horizonte  sensible  es  el  círcluo  que  alcan- 
zamos a  ver  en  derredor  nuestro,  donde  parece 
que  el  cielo  se  junta  con  la  tierra.  Este  círculo  es 
variable,  pues  se  reduce  o  se  ensancha,  según  que 
el  observador  esté  mas  bajo  o  mas  alto.  El  hori- 
zonte sensible  tiene  tres  leguas  de  diámetro,  es- 
tando el  obsevador.a  una  altura  de  once  pies  so- 


■Mi 


M¡r^  IJVSTMTÍTO  J\\l€IOJ\\tIj. 


brc  el  nivel  del  mar  o  de  una,cstensa  llanura.  Si 
por  el  centro  de  la  Tierra  hacemos  pasar  \\n  pla- 
no paralelo  al  horizonte  sensible,  queda  el  G!ol)o 
terrestre  dividido  en  dos  mitades:  la  mitad  sobre 
la  cual  estamos,  ííe  llama  hemisferio  superior;  i  la 
otra  mitad  que  queda  debajo  *se  llama  hemisferio 
inferior.  La  sección  circular  que  resulta  entre  es- 
tas (los  mitades,  se  llama  hoiizontc  racional  o  vía- 


Horizontes  visibles  o  sciií^ililos. 


exaclainciitc  sc/ure  la  tabe/a  de  caila  ini.iivitluo. 
Nadir,  significa  frente  a  frente,  i  se  llama  así  el 
punto  del  cielo  que  está  debajo  del  Globo,  diame- 
tralmente  ojjucsto  al  zenit.  Ll  zenit  i  cl  nadir  se 
llaman  polos  del  IvirizoiUc. 

Norte. 


El  horizonte  racional  separa  el  hemisferio  su- 
perior del  inferior,  como  representa  el  grabado 
que  precede.  -  , : 

7.  Las  circunferencias  del  liorizonte  racional  i 
del  Ecuador  terreste,  se  cortan  en  dos  puntos:  el 
punto  que  queda  hacia  donde  sale  el  Sol,  se  lla- 
ma Este,  Oriente  o  Levante:  i  el  punto  opuesto 
que'' queda  hacia  donde  se  pont:  el  Sol,  se  llama* 
Oeste,  Occitlente,  Poniente  u  Ocaso;  Las  circun- 
ferencias del  horizonte  racional  i  del  meridiano 
terrestre  también  se  cortan  en  dos  puntos,  que  se 
llaman  respectivamente  Norte  o  Setentrion  el 
uno,  i  Sur  o  Mediodía  el  otro.  Estos  son  los  cuatro 
puntos  cardinales,ítlel  horizonte,  i  para  distinguir- 
los es  necesario  orientarse,  que  es  colocar  la  de- 
recha hacia  donde  .sale  el  Sol,  i  la  izquierda  ha- 
cia donde  se  pone;  pues  en  este  caso  tendremos 
a  la  derecha  el  Oriente,  ala  izquierda  el  Occi- 
dente, al  frente  el  Norte  o  .Setcmtrion,  i  a  las  t's- 
paldas  el  Sur  o  Mediodía. 

8.     ZQfíijt,  es  una   palabra   árabe  que  significa 


9.  Demostración  del  aplanamiento  de  la  Tier- 
ra hacia  los  polos. 

Si  la  Tierra  fuera  rigorosamente  esférica,  se- 
rian iguales  todos  los  círculos  que  pasan  por  su 
centro;  i  se  andaría  lo  mismo  dando  vuelta  a  la 
Tierra  de  occidente  a  oriente  que  de  norte  a  sur; 
es  decir,  que  tendría  la  misma  estension  la  cir- 
cunit:rencia  del  Exuador  que  la  de  im  meridiano 
cualquiera:  pero  no  sucede  así. 

Para  comprobarlo,  no  es  posible  medir  direc- 
tamente un  meridiano  entero,  porque  esta  cur- 
va^ no  se  puede  recorrer  en  todos  sus  puntos, 
principalmente  en  las  partes  vecinas  a  los  hielos 
de  los  polos.  Sin  embargo,  muchas  comisiones  de 
sabios  han  medido  por  distintos  puntos,  una  par- 
te del  meridiano  suficientemente  grande,  i  de  la 
lonjitud  de  la  parte  medida,  han  deducido  por 
procedimientos  matemáticos  la  lonjitud  total  del 
meridiáíno. 

X'eamos  como  se  ha  resuelto  este  importante 
problema. 

Como  escribimos  para  los  niños  i  para  las  per- 
sonas que  no  han  frecuentado  las  gruías,  necesi- 
tamos esplicar  hasta  los  jirincipios  mas  elementa- 
les. 

Supongamos„q)u,s,  ([uv  en.  un  pla.no  se  trazan 
varios  círculos  djíicéntricos,  es  decir,  que  tengan 
todo:f  un  mismo  centro  i  estén  trazados  con  distin- 
Xfy^  radios.  Si  la  circun^-rencia  del  círculo  menor 
se  divide  por  ejtítnploien  veinte  partes  iguales,  i 
desde  el  centro  coriiun  se  tiran  radios  a  los  pun^ 
t»s  de  división»  e.'itos  radios  prolongados  dividi- 
rán a  todas  las  demás  circunferencias  en  las  mis- 
nAs  veinte  partes  iguales  entre  sí  Es  evidente 
que  cuanto  mayor  sea  la  circunferencia  mayores 
serán  las  divisiones,  pero  siempre  iguales  entre 
si;  de  modo  que  cada  parte  tendrá  la  misma  re- 
lación con  la  circunferencia  a  que  pertenece. 

Sentado  esto,  consideremos  la  circunferencia 
de  un  meridiano  terrestre  i  la  del  meridiano  celes- 


Ef.  IJWSTMTVTO  ^^*J¡€lOJS^JMI.. 


37 


te  ([ue  le  corresponde;  las  dos  tienen  un  mismo 
centro,  que  es  el  centro  de  la  tierra,  Si  conside- 
ramos, pues,  la  circunferencia  del  meridiano  ter- 
restre, dividida  en  360  partes  iguales  que  se  lla- 
man grados  terrestres;  los  radios  de  la  Tierra  qiie 
pasan  por  los  puntos  de  división  prolongados  has- 
ta la  rejion  de  las  estrellas,  dividirán  también  el 
el  meridiano  celeste  en  360  partes  iguales  que 
se  llaman  grados  celestes,  Por  otra  parte,  sabe- 
mos que  todos  los  grados  de  una  misma  circunfe- 
rencia son  iguales,  i  por  consiguiente,  si  conocié- 
ramos la  lonjitud  de  un  grado  terrestre  podría- 
mos conocer  también  la  lonjitud  total  de  la  circun- 
ferencia de  la  Tierra,  con  solo  multiplicar  el  valor 
de  un  grado  por  360. 

Veamos  como  se  consigue  esto.  La  lonjitud  del 
radio  terrestre,  puede  considerarse  como  nula 
comparada  con  la  inmensa  distancia  de  la  Tierra 
á  las  estrellas;  i  por  consiguiente,  para  determinar 
los  grados  del  meridiano  celeste,  el  Observador 
puede  considerarse  como  situado  en  el  centro  de 
la  Tierra.  Si  tomamos,  pues,  un  instrumento  que 
tenga  un  círculo  graduado,  podremos  detemiriar 
con  él  la  altura  de  una  estrella  sobre  el  horizonte 
al  pasar  por  el  meridiano;  la  estrella  polar,  por 
ejemplo,  que  está  a  14I  grados  sobre  el  horizonte 
de  Guatemala.  En  seguida,  caminando  hacia  el 
Norte  en  la  dirección  del  mismo  meridiano,  ob- 
servaremos que  la  estrella  va  subiendo  en  el  cielo 
pcjrque  nosotros  vamos  bajando  en  la  superficie 
convexa  de  la  Tierra;  i  cuando  la  estrella  haya 
subido  un  grado  en  el  meridiano  celeste,  nosotros 
en  sentido  inverso  habremos  caminado  un  grado 
sobre  el  meridiano  terrestre.  Midiendo,  pues,  ja 
lonjitud  del  camino  andado,  tendríamos  el  valor 
de  un  grado  terrestre,  si  la  Tierra  fuera  perfecta- 
mente esférica,  pero  no  lo  es,  como  pasamos  a  de- 
mostrarlo. 

Muchos  sabios  astrónomos  aisladamente  i  (;n 
comisiones,  han  practicado  numerosas  medidas  de 
arcos  de  meridiano  en  distintas  latitudes  del  Glo- 
bo, i  todo?  están  acordes  en  que  los  diversos  gra- 
dos de  un  mismo  meridiano  no  son  de  igual  largo, 
i  que  van  creciendo  constantemente  del  Ecuador 
a  los  polos,  como  se  ve  en  el  cuadro  siguiente  que 
da  e!  largo  de  un  grado  en  diversas  latitudes. 


Luiíiiros  cu  que  lian 

Lonjitud    de  cada 

sillo  rnedlilori  los 

Latitudes. 

•ri-ado  en  me- 

grados. 

tros. 

Ecuador . .  . 

.  .   1"  :5l'., . 

...      1 10,582  m 

Bong-alu 

..VI    :;2',.. 

...      110.c,:jl 

ludias  Orientales. .  . 

.  .-i-i    :í7'.. 

...      IKt.C.liS     - 

Francia  i  EsiiaTia. . . 

.  .4C.       8'.  . . 

...      111.143 

Inj^latcrra 

..52       2'... 

...      111,224 

Kii.-ia 

.-,:;     2.")' 

.  ..      111.3()0 

Laponia 

..(u;^  2()'... 

...      111.477 

Este  acresentamiento  de  lonjitud  en  los  grades    i 
de  los  meridianos,  demuestra  que  la  Tierra  no  es    j 
rigorosainente  esférica  sino  aplanada  hacia  los  po- 
los, es  decir,  que  los  meridianos  no  son  circunfe-    | 


rencias  de  círculo,  sino  cur\a.s  (juc;  .s,:  íipro.ximan 
a  la  forma  de  una  elipse,  como  se  ve  en  el  grabado 
siguiente,  en  el  cual  el  aplanamiento  está  exajera- 
do,  porque  de  otro  modo  no  seria  perceptible  en 
una  figura  to^i-pequeña.  iMnalmente,  siendo  la  cur- 
va de  un  meridiano  anas  plana  o  mas  tendida  ha- 
cia los  polos,  hai  que  ir  caminando  mas  para  que 
la  estrella  suba  un  grado  en  el  meridiano  celeste; 
i  esta  es  la  razón  por  qué  los  meridianos  terres- 
tres van  aumentando  de  lonjitud  del  Ecuador  a 
los  polos. 


Los  jeómetras  i  los  astrónomos  dan  el  nombre 
de  aplanamiento  de  la  Tierra  á  la  relación  entre 
el  radio  polar  i  el  radio  ecuatorial;  i  de  las  nu- 
merosas medidas  de  los  arcos  de  meridiano  re- 
salta, que  el  aplanamiento  ds  la  Tierra  es  ¿,  es 
decir,  que  tomando  por  unidad  el  'radio  ecuato- 
rial, el  radio  polar  es  inferior  en  ¿.  Con  estos 
datos  podremos  ya  determinar  la  magnitud  i  di- 
mensiones del  Globo  en   que   vivimos. 

■*  ( (yontimiará.) 


^'     ELEMENTOS 

Para  nao  dr  lo.<i  alumnos  del  Insiitulo  nacional 
di-  Guatemala. 


PRÍMER  Cl  RSO. 

(Continíia.) 

FIFTH  luESí^O^. 

VOCABÜLARY. 


To  l)C,  -"ípr  o  e.sfar. 

I  ani,  yo  sol  o  estoi. 

Thou  art,  t¡<  eres  o  e.-itaa. 

ÍIc  o  slic  Í3,  d  o  din  es  o  está. 


38 


£L.  IJySTlTVTQ  J\*^C10J\*^g.. 


We  aro,  nosotros  somos  o  cfitamos. 

You  aro,  i'osotros  sois  o  esfnis,  Ud.  es  o  está,  Uds.  son  o 

están. 

Thov  are,  elhxi  o  ellas  son  o  están. 


I  am  not,  yo  no  sol  o  no  estol. 

TJiou  art  not,  tú  no  eres  o  no  estás. 

He  is  not,  él  no  es  o  no  está. 

Slie  is  not,  ella  no  es  o  no  está. 

We  are  not,  nosoti-os  no  somos  o  no  estamos. 

You  are  not,  vosotros  no  sois  o  no  estáis,  Ud.  no  es  o  no 

está,  Uds.  no  están. 

They  aro  not,  ellos  o  ellas  no  son  o  no  están. 


A  ni  I?,  soi  yo? 

Art  thou?,  M-es  tú? 

Is  lie?,  es  él? 

Is  she?,  es  ella? 

Are  we?,  somos  o  estamos 

Are  yon?,  sois  o  estáis  vosotros?,  es  Ud.?,  son  UJs.l 

Are  tliey?,  son  o  están  ellos  o  ellas? 


III. 


CoNVEESATiON  A. — Am  I  poor?— Aro  yon  rich?— Is 
he  good? — Is  tlie  liouse  large?— Is  the  garden  ?maH? — 
Have  you  a  good  book?— ,Is  the  brother  ricli? — Is  tlic 
fistcr  poor?— Are  the  liouse  and  the  garden  large?— Are 
you  poor? — Is  he  rich? — Are  the  brotliors  rieh?— Are 
the  sisters  poor? — Is  your  father  rich?— la  niy  unclc 
poor? — Is  your  aunt  rich? — Are  thfv  rich? — Is  your  hat 
small? — How  many  rich  úneles  have  you? — Is  your 
sistcr  good? — Are  your  parcuts  rich? — Are  your  úneles 
poor?— Has  slie  a  good  liouso? — lías  your  liouse  a  large 
garden? 

IV. 

CoNVERSATlOX  B.—  Arc  you  not  ricli?  ■[>  >'i.o  not  poor? 
— Is  the  boy  good?— Is  the  giii  good?--  How  iniíiiy  good 
books  has  your  father-in-law? — Hoav  uiany  good  pens 
has  niy  brother-in-law? — Has  your  niothcr-in-lav.-  many 
small  house??— Has  not  my  si/ter-in-law  a  large  garden? 
—Are  they  not  your  brothers?— Are  they  not  your  sis- 
ters?—Is  he  not  my  únele?— Is  she  not  your  aunt? — Is 
not  my  niothcr  your  aunt?— Is  not  your  neplicw  a  good 
son? — Is  not  your  nice  a  good  daugliter? — Is  not  my 
table  small?— is  not  your  hat  large? 

Y. 


Am  I  not?,  no  soi  o  no  estoi  yo? 

Art  tliou  not?,  no  eres  tú? 

Is  he  not?,  no  es  o  no  está  él? 

Is  she  not?'  no  es  o  no  está  ella? 

Arc  svo  not?,  no  somos  o  no  estamos  nosotras? 

iVrc  you  uot?,  no  sois  o  no  estáis  vosotros?,  no  es  o  no 

csf'í  l'd?,  no  son  o  no  están  Udi-;? 

Aro  tliey  not?,  no  i^on  o  no  están  d'ns  o  el' as? 


CoNVERSATiON  C— IIow  mauy  chairs  has  your  room? 
—Has  she  a  good  table?— Who  has  ray  iiioney?— Have 
you  two  horses? — Have  wc  three  dogs? — Has  he  not 
four  cats?— Have  they  five  or  six  handkerchifs? — Have 
you  not  many  shoes?— What  has  my  sistei? — Which 
knife  has  the  boy? — How  many  forks  have  they?— Has 
my  aunt  many'spoons?— Wiiich  boots  has  he?— Has 
my  daughtcr  lier  good  glovcs?— Have  you  your  hat  or 
mine?— Have  my  parents  a  large  table  in  their  room? 


Good,  hueiio.  liiiciin,  hnenos. 
hnenas. 

Bad,  malo,  mala,  malos,  ma- 
las. 

Laro'C,  grande,  grandes. 


Small,    pequefi'^i.  peqneTi,!, 
jieqveTiDS,  pequeñas. 
Rich,  rico,  rica,  ricos,  ri- 
cas. 
Poor,  ]wibre,  pobres. 


EXERCISES. 

.1 

I  am  poor. — He  is  rich. — She  is  rich.-  We  are  jjoor. 
— You  are  rich.— They  are  poor. — Tiie  hoiise  is  small. 
— The  garden  is  large. —  Tiie  peu  is  bad. —  The  book  is 
good.  -^\Ve  have  a  good  pen.  — The  brother  and  the  sis- 
ter  are  poor. — The  father  and  the  mother  are  rich. — 
The  books)  are  good. — The  pens  are  bad  — The  houscs 
are  fcsmall. — The  gardens  are  large. — The  rose  is  a 
flower.— The  roso  and  the  tulip  are  flowers. — We  have 
rich  brothers  and  poor  sisters. — They  have  small  rooms. 
— You  have  large  gardens. 

Tí. 

Tú  ores  rico. — Yo  soi  pobre. — El  perro  ei  pequeño. 
—El  caballo  es  grande.— La  pluma  es  niala.--El  libro  es 
bueno. — Nosotros  somos  ricos. -Vosotros  sois  pobres. — 
Vosotros  teucis  un  buen  padre. — Nosotros  tenemos  una 
buena  madre. — El  hermano  es  rico  — La  hemana  es  po- 
bre.— La  casa  i  el  jardin  son  grandes. — La  naranja  es 
mala. — Los  libros  son  buenos  i  las  plumas  son  malas. — 
Nosotros  tenemos  tios  ricos  i  tias  pobres. — Mi  casa  tiene 
jardines  grandes  i  enarto»  pequeños. 


YOCABULARY. 


This,  este,  esta.  esto. 

Theso,  estas,  extas. 

That,  ese,  esa,  iso,  aqveJ,  aquella,  aquello. 

Those,  ísos,  esas,  aquellos,  aquellos. 


The¡man,  cJ  homhre. 
The  men,  los  hombres. 
The  woman.  la  mujer. 
The  women,  las  mujei'es. 
The  mauth,/«  Ihxxx.  :Jt. 
The  finger,  el  dnlo.    * 
The  ear,  la  oreja. 
The  eye,  el  ojo. 


'i'ho  day,  d  dio. 
The  week,  la  semana. 
The  montli,  d  mes. 
Tiie  year,  el  año. 
Charles,  dírlos. 
John,  Juan. 
Mary,  BJaria. 
The  watch,  el  rehj. 


Wherc?,  ddndtl 
Hcrc?,  aqn\. 
Thi^vo,  allí,  allá. 
How?,  cómo? 


Well,  bien,  bueno. 
Unwell,  mal.  nudo. 
111,  enfermo,  cn/irma. 
Very,  mui. 
For,  peira,  por, 

EXERCISES. 


Whcre  is  my  father?  Your  ftither  is  in  the  garden.— 
Wherc  are  your  buihcrs?  My  brohersarcin  thair  rooms. 


EL,  IJVSTITIjTO  J^^CIOJVjIIj. 


39 


— I  liavc  One  brother  and  two  si^ters. — You  have  three 
books  and  four  pens. — John  has  five  horses,  and  Char- 
les ?ix  dogs. — We  have  two  flowers,  a  tulip  and  a  rose. 
—A  week  has  sevcn  dajs.— Charles  is  in  the  garden. — 
Marv  is  in  her  rooin. — Where  are  you,  John?  Here  I  am. 
— We  have  one  nioutli,  but  two  ears. — My  father  is  ill, 
but  my  inother  is  well.— Our  garden  is  large,  but  our 
house  is  sniall. — John  and  Charles  are  «ly  brothers. 


II. 


Cuántos  perros  i  caballos  tenéis  vosotros?  Nosotros 
tenemos  dos  caballos  i  tres  perros. — Cuántas  plumas 
tiene  Maria? — Ella  ti  ne  cuatro  plumas. —  Cuán- 
tos libros  tiene  Juan?  Tiene  seis  libros. — Cuántas  se- 
manas tiene  un  mes?  Un  mes  tiene  cuatr.o  semanas. — 
Cuántos  meses  tiene  un  año?  Un  año  tiene  doce  meses. 
— Vosotros  tenéis  muchas  casas  i  jardines.— rUds.  son 
ricos. — Dónde  está  Juan?  El  está  en  el  jardin.— Qné 
tienes  tú  alli?  Tengo  una  manzana  i  dos  naranjas.— Có- 
mo está  su  tio  de  Ud.?  Mi  tio  está  mui  bien,  pero  mi 
tia  ost;l  enferma. 


III. 


CoNVEns.vTiON  A. — Is  this  man  your  únele? — Is  that 
wonian  your  aunt? — I  this  my  spoon? — Is  that  your 
knile?— Are  these  his  tulips? — Are  those  her  roses? — 
Are  those  boys  ill? — Are  those  girls  poor? — Are  those 
boys  and  girls  ill? — Are  these  houses  and  gardens  large? 
— Who  is  here? — AVho  is  thcre? — Who  is  here? — AVho 
are  here? — Who  are  there? — Who  is  in  the  garden? — 
Who  are  in  that  house? — Where  is  Alary? — Wiiere  is 
Cliarles? — Where  are  Charles  and  John? — How  many 
good  horses  has  this  man? — Are  not  your  sons  ill? — 
Ai-e  vou   umvell? 


IV. 


Coxvkusation  B  — Have  tliese  men  their  knivcs  or 
ouns? — llave  those  women  their  flowersor  mine?  — Who 
has  my  watch? — IIow  many  days  has  a  week? — IIow 
niauy  weeks  has  a  month? — How  many  months  has  a 
yoar"? — How  many  fingers  has  tliis  man? — Which  dog 
liave  you?— Has  slie  my  table? — llave  you  your  stoc- 
kings?— Has  Mary  iior  íbrk? — Has  tiiis  girl  iier  spoon? 
— Have  you  not  liiy  hat?— Have  I  not  your  pen.^ — Has 
ho"^not"his  horsc? — Hasshe  not  her  spoon? — Have  we 
iiot  oiu-jhonse? — Wl.icli  lioiisc  have  we?— Is  ho  in  the 
;rari!en? — Is  John  in  hi.-;  a'ardcn:-' — WIrto  i?:  lie? 


LiA  I]\FA]^CI/L  »KI^  ÜIIJNDO. 

INTRODUCCIÓN  A  LA  HISTORIA  UNIVERSAL, 

Escrita  para  los  jiiños,  por  E.  Clodd. 

(Continúa.) 

El  cobre  es  otro  metal  de  que  se  hizo  temprano  uso, 
pues  como  el  oro,  se  le  encuentra  a  menudo  en  estado  de 
pureza,  i  por  su  blandura  es  susceptible  de  adquirir  di- 
ferentes formas.  En  los  lugares  en  que  se  escaseaba,  i 
podia  encontrarse  el  estaño,  se  derretían  ¡mezclaban  am- 
bos por  medio  del  fuego,  dando  orijen  al  hernioso,  duro 
i  útil  metal  llamado  bronce;  i  si  se  derramaba  esta  masa 
derretida  en  un  molde  de  piedra  o  de  arena,  se  podian 
obtener  armas  de  la  forma  (pie  se  quisiera 


/.i'iviHS  <ic  la  Ediul  de  ITroncí' 


CoNVERSATiON    C— How   are    you?-  -How   is  your  i 

cousin? — Where  is  my  nieie? — Where  are  their  iiorses?  | 

—  How  many  sons  have  your  jiarents? — Is  his   father  ¡ 

■^vfU?— Is  not  her  inother  ill;'' — Are  th  ir  pareiit'^  very  j 

rich? — Is  my  son  in  your  house?-Is  your  daughter  in  her  ! 

rooin?-  Are  not  my  sisters  there? — Where  are   my  un-  | 

cíes? — Where  are  your  aunts? — Is   not  this  boy  your  ! 

cousin?— Is    not   that   girl  your   niece?— How    many  i 
nephews  has  thi-^  man?—  Has  my  brother  many  horses? 
— llave  your  sisters  many  applcs? 

(Coiitii:mrdJ. 


La  i'-jiocn  en  (pie  se  usaron  los  metalo-^  inoncionados,  se 
llamó  Edad  de.  bronce.  Largo  tiempo  pnsij  antes  que  el 
hierro  fuese  fundido  o  separado  del  mineral  con  que  se 
encuentra  mezclado  en  su  estado  natural,  trabajo  que  no 
se  hizo,  sin  duda,  porque  requería  mayor  esfuerzo  i  mayo- 
res conocimientos  délos  que  entonces  se  tenian;  mas 
cuando  se  llevó  a  cabo,  i  pudo  ser  aquel  fundido  i  amol- 
dado, ocupó  el  lugar  del  bronce  para  la  construcción  de 
lanzas,  espadas,  achnelas  etc.,  siendo  éste  desde  entonces 
empleado  solamente  en  la  elaboración  de  utensilios  i  de 
oliras  de  ornamento.  Muchas  de  éstas,  como  zarcillos, 
brazaletes  i  alfileres  de  cabeza  han  sido  encontrados  en 
los  lagos  de  la  Suiza. 

La  plata  i  el  oro  fueron  usados  nuis  tarde. 

Así  pues,  del  hallazgo  en  los  lechos  de  los  rios,  en  las 
cavernas  i  otras  pai  tes,  de  varios  instrumentos,  armas 
obras  de  adorno,  etc.,  algunos  de  ellos  a  gran  profundi 


40 


KW,  w.^STtTrrFO  Ji\vriaj%\fe¥,. 


f        l^^^^^^í 


Oriiameníos  ilelp  E<laíl  <lc  Ero-.ser. 

dad,  i  todos  indndaldcmente  liecliofl  por  mano  del  liom- 
lu-e,  dehemos  deducir  que  este  existió  millares  de  aros 
antes  de  los  que  señalan  las  historias,  escritas  en  el  fa- 
■pyro  o  pintadas  en  las  paredes  de  las  tumbas.  Este  pa- 
piro no  es  otra  cosa  que  una  especie  de  corteza  de  árliol 
en  que  los  antiguos  escribian:  de  aquí  el  nombre  de 
papel. 

Con  objeto  de  señalar  los  pasos  del  progreso  humano, 
su  historia  primitiva  está  dividida  en  tres  periodos,  a 
que  se  ha  dado  el  nombre  do  los  objet;os  en  que  en  cada 
uno  se  uparon. 

1".  Edad  dk  piEDrA.  que  como  he  manifestado,  se  gub- 
divide en  Antigua  i  Nueva  o  Moderna. 

2°.  Edad  de  bronce. 

3".    lÍDAD  DE  HIERRO. 

No  se  sabe  cuantop  años  trascurrieron  entre  la  primera 
labor  del  pedernal  i  la  fabricación  de  la  primera  arma  de 
bronce.  De  lo  que  si  estamos  seguros  es  de  que  los  hom- 
bres usaron  la  piedra  <íntes  que  el  bronce  i  el  hierro,  i 
de  que  algunas  tribus  estaban  en  la  Edad  de  Piedra 
cuando  ya  otras  conocían  el  uso  de  los"  metales.  Las 
tres  edades  se  cstienden  i  confunden  como  lo^tres  colores 
principales  del  arco- iris. 

Por  ejemplo,  aunque  algunas  de  las  habitaciones  de 
los  lagos  de  que  he  hablado  fueron  contruidas  en  la  E 
dad  de  Piedra,  un  gran  número  de  ellas  corresponden 
a  la  Edad  de  Bronce,  i  la<  reliquias  descubiertas  prue- 
ban cuánio  habían  adelantado  los  hombres  en  el  cemi- 
no  del  progreso.  Los  habitantes  de  los  lagos  hnbian  a- 
prendido  a  cultivar  el  trigo,  a  proveerse  de  alimentos 
para  el  invierno,  a  tejer  vestidos  i  a  domesticar  los  ani- 
males mas  útiles  como  el  caballo,  la  oveja  i  la  cabra. 
Desde  una  época  mui  anterior,  habían  conocido  los 
hombres  cuan  digno  de  estimación  es  el  perro,  í  de  ello 
dan  testimonio  las  tribus  mas  atrasadas  de  los  mares  del 
norte,  en  cuyos  depósitos  de  conchas  se  han  encontrado 
huesos  de  aquel  animal. 

La  industria  del  hombre  progresó  rápidamente  en  la 
Edad  de  Hierro;  i  al  mismo  tiempo  que  la  variedad  de 
artefactos  de  barro,  el  acuñamiento  de  monedas  de  bron- 
ce, el  descabrimieto  del  vidro  í  otra  multitud  de  nuevas 
invenciones,  prueban  cuanto  había  avanzado  en  el  ade- 
lanto material,  también  prueban  la  rapidez  con  que  el 
hombre  salía  de  su  estado  de  ignorancia  i  de  miseria. 

VIII. 

Antigüedad  del  hombre. 

Al  llegar  a  este  punto  de  mi  narración,  quizas  alguno 
me  pregunte  cómo  se  sabe  que  esas  reliquias  del  hombre 
primitivo  pertenecen  a  una  antigUdad  tan  rnmota.''  i  yo 
le  diré  la  mejor  contestación  que  al  presente  puede  díir- 


se,  haciéndole  la  descripción  de  uno  de  los  lugares  en  que 
bo  han  encontrado  sus  huesos,  armas  e  instrumentos. 


Caverna  tle  íli-ix!iam. 

Hai  una  gran  caverna  en  Brixham.  sobre  la  costa  sur 
del  Dcvonshire,  que  fué  deseubieta  catorce  años  hace  por 
el  derrumbe  de  una  parte  del  techo.  El  piso  es  de  esta- 
lagmitas o  partículas  calizas  que  han  sido  arrastradas  del 
techo  por  la  infiltración  de  las  agruas  i  endurecidas  ha.=i- 
ta  tomar  una  consistencia  rocallosa.  Estalagmita  se  de- 
riva de  una  palabra  srriega  que  significa  qota.  En  este 
piso  que  tiene  cerca  de  un  pié  de  espesor  se  encontraron 
huesos  de  renos  i  de  osos  de  las  cavernas,  mientras  que 
debajo  lie  él  existe  una  masa  de  arcilla  roja  de  quince 
pies  de  profundidad  en  algunas  partes,  en  la  c\\:\\  hahia 
enterrados  láminas  o  cuchillos  de  peder-nal  i  huesos  do 
mammud.  Debajo  de  esta  capa  liabia  un  lecho  de  cascajo, 
de  mas  de  veinte  pies  de  espesor,  en  el  cual  se  ení^ontra- 
ron  cuchillos  de  pedei-nal  i  huesos  p.^quoños.  Mas  do 
treinta  de  los  primeros  estaban  mezclado.s  con  los  hue- 
sos de  los  osos  i  de  elefantes  lanudos,  i  como  se  sabe  que 
aquellos  son  fiabricados  por  la  mano  del  liomhre,  es  in- 
dudable que  este  vivia  en  aquel  pais  cuando  dichos  ani- 
males vagaban  por  él 

Pero,  se  preguntará.  .V;'!  ■  de  que  esos 

huesos  sean  tnn  viejn,<;-' 

Aparte  del  hecho  de  que  no  so  ha  vi.-to  un  mammud  vi- 
vo durante  muchas  centurias,  tenemos  el  de  que  sus  hue- 
sos han  sido  encontrados  a  una  gran  profundidad,  i  como 
es  cierto  de  que  nadie  habia  de  tomarse  la  molesiia  do 
abrir  una  soimltnra  para  enterrarlos  en  ella,  debemos 
creer  que  tenia  otra  causa  la  formación  de  la  masa  de 
arcilla  en  que  yacían.^  j, 

Puede  esplicarse  deVarios  modos  la  existencia  de  los 
huesos  en  la  cueva.  Los  animales  a  qne  pertenecieron 
pueden  haber  muerto  en  la  falda  de  la  montañ;i  i  haber 
sido  arrastrados  sus  huesos  a  la  cueva  por  la  acción  de 
las  aguas;  quizás  buscaron  en  ella  un  refijio,  pero  lo  mas 
probable  es  que  habitaron  en  su  intei-ior.  Sea  de  esto 
lo  que  fuere,  debemos  fijarnos  principalmente  en  los 
treinta  i  c  neo  pies  de  arcilla  i  cascajo  en  que  sus  restos 
estaban  enterrados. 

El  ájente  que  los  ocultó  a  la  vista  por  tan  dilatados  a- 
ños,  fué  ese  activo  instrumento  de  la  naturaleza  que  antea 
i  después  que  los  seres  vivientes  animaran  con  su  presen- 
cia la  faz  de  la  tierra,  ha  estado  taladrando  las  rocas, 
abriendo  los  valles,  dando  forma  a  las  mas  elevadas 
montañas,  socavando  las  mas  profundas  cuevas,  i  que 
trasporta  el  suelo  de  un  lugar  a  otro  para  levantar  nue- 
vas tierras  donde  aliora  el  hondo  mar  se  üjita.  Es  el  a- 


j;j^  i^VSTITtJTO  J\*Jef'10J\\t¥., 


¡rúa  niiien  condujo  esc  dopó.-,iio  a  la  caverna  de  Brixham- 
i  cuhrió  coa  él  los  Imesoí;:  ella  es  la  que  desde  el  dia  en 
que  ol  inainmud,  el  oso  i  el  renjifero  vivian  en  Dcvonshire 
ha  estado  socabando  los  valles  del  contarno  i  los  lia  he- 
cho cien  pies  mas  profundos,  i  aunque  el  tiempo  que  ella 
emplea  para  ahondar  un  canal  o  ahuecar  una  caverna, 
depende  de  su  velocidad,  puede  formarse  una  idea  de  su 
acción  considerando  que  las  mas  rápidas  corrientes  tra- 
bajan lentamente  para  aquellos  que  las  observan,  supues- 
to que  el  rio  Támesis  en  su  presente  curso  necesita  once 
mil  setecientos  cuarenta  años  para  hacer  un  pié  mus  pi'O- 
fundd  el  valle  que  atraviesa.  Los  hombres  de  ciencia  tie- 
nen, pucs,  ra/on  cuando  creen  que  las  armas  de  peder- 
nal fueron  hechas  por  hombres  que  vivieron  haceniiichos 
miles  de  años. 

"Un  millar  de  añog  a  tu  vista,  es  como  el  dia  de  a\'or, 
que  ya  pasó,  o  como  la  vijilia  de  una  noche." 

La  ciencia,  enseñándonos  así  la  <rran  edad  de  la  tierra, 
nos  enseña  también  la  eternidad  del  infinito  Dios,  i  de 
la  niisnnx  manera  esas  grandes  distancias  de  que  nos  ha- 
blan los  astrónomos  hacen  aparecer  el  Universo  como  un 
templo  mas  digno  de  él,  el  que  le  señalan  esas  antiguas 
i  limitadas  nociones  de  una  tierra  plana,  para  cuyo  solo 
bencíicio  el  sol  ilumina  los  cielos  durante  el  dia.  la  luna 
i  las  estrellas  derraman  sus  luces  por  la  noche.  La  cien- 
cia hcrmo.sea  con  nuevos  esplendores  los  grandes  pensa- 
mientos del  poeta  astrónomo  de  la  antigüedad  que  can- 
tab;i:  "Si  me  elevo  a  los  cielos,  alli  estas  Tú:  si  penetro 
en  los  mundos  que  nadie  ha  visto,  allí  estas  Tú." 

(Coutiauará.) 


0-ra-2::n.átiGSL  infa.n.til 

I'AIÍA    LOS  NIÑO  »■  AMKKK  ANOS, 

i'OR    l.LIS    F.  M.\.\1I1.1..\. 

l'trf-sor  <h'  Jn  Lenqvn  i  LUrrainra  Española  en  hi 
Uniuersi,! '  '    '      ;,'     •  -York. 

(  VouUnna./ 

LECCIÓN   VL 


Dan 


ibro. 


Dame  «;/  //óm. 


En  el  primer  caso  pedimos  un  libro  que  va  co- 
noce la  persona  a  quien  hablamos,  i  en  segundo 
queremos  que  se  nos  traiga  cualquier  libro.  .Se  ve 
pues  que  esas  palabritas  c/  i  ?¿//  tiene  cada  uní  su 
significación  especial:  son  mui  usadas,  i  sirvi-n  de 
mucho  como  vamos  a  ver.  Llámanse  arliciílos.  Si 
f:¡i  la  frase  el  hombre  viríuoso  ponenus  niuj.-r  en 
lugar  de  //íW/í/r  tendremos  que  decir/í?  mujer  vir- 
tnosa,  de  suerte  que  en  e.se  ca~;o  no  sólo  se  varia 
(1  sustantivo  i  e!  adjetivo  sino  el  arlículo  el.  El  p'u- 
ral  m.-3&z\\\xio^&r.^:  los  hombres  virtuosos  i  el  feme- 
nino las  ■mujeres  virhiosas.  Adviértese  por  lo  tanto 
que  el  artículo  C07ic7icrda,  con  el  adjetivo,  con  el 
sustantivo,  en  género  i  número. 


JJn  dolor  fuerte. 


Unos  dolores  fuertes 


Un  niño  aplicado. 
Un  espejo  grande. 
El  hermoso  salón. 
El  buen  maestro. 
Ija  lección  corta. 
La  tierra  árida. 


Unos  niños   aplicados. 

Unos  espejos  grandes. 
Los  hermosos  salones. 

Ijos  buenos  maestros. 
LjUs  lecciones  cortas. 
Las   tierras  áridas. 


Solo  los  animales  debían  tener  género,  es 
decir,  ser  masculinos  i  femeninos;  pero  el  uso 
ha  dado  esa  cualidad  también  a  las  cosas  que 
no  tienen  sexo,  asi  decimos,  lección  corta  i  no 
lección  corto;  zapato  chico  i  no  chica,  cama  d.inoda 
i    no  cómodo    <{'•. 

La  única  manera  que  tenemos  de  conocer  el 
género  de  todas  estas  cosas  que  no  tienen  sexo 
es   juntarles    el  artículo. 

Si  puede  añadírsele  el  artículo  el  es  masculi- 
no, i    si  la   femenino. 

¿Qué  género  tienen  los  sustantivos  que  siguen? 

Amor— Casa— Calle— Cuchillo— Cuchara— Man- 
tel—Sopa — Caridad— Grandeza— Valor --Miedo 
— Susto —  Alegría — Muerte—  Vida — Sacrificio — 
Honor — Patria — Salud— Honra — Dominio. 

Hai,  sin  embargo,  algunos  pocos  sustantivos  fe- 
meninos que  comienzan  con  a  que  admiten  el 
artículo  el  masculino,  i  son  ao-na.  ave,  alma  i  o- 
tros  pocos.  En  singular  se  dice  el  agna.  el  ave, 
el  alma;  pero  en  plural  debe  decirse,  las  abitas, 
las    aves.   Lis  almas. 

Esto  se  hace  para  evitar  el  pronunciar  juntas 
la  a  con  que  termina  el  artículo  i  la  a  con  que 
empieza  el   sustantivo. 

Por  una  razón  semejante,  en  vez  de  decir  a 
el,  de  el,  decimos  al,  del;  v.  g.:  al  hombre,  del 
hombre:  en  vez  de  a  el  hombre,  de  el  hom- 
bre. 

Póngase  el  artículo  en  los  lugares  correspon- 
dientes de  estas    frases. 

Amigo  fiel  es  -tesoro. — caridad  es — de  princi- 
pales virtudes.  El  Callao  fué  destruido  por — terre- 
moto. Caracas  es — capital  de  Venezuela.  Hai  en 
África — animales  que  se  llaman  jirafas.  Dar  limos- 
na a — pobres  es  prestar  a  Dios.  Júpiter  era — 
dios  de  la  antigüedad.  El  dio — golpe  a  su  her- 
mano. El  pidió — arma  para  defenderse.  El  sacó 
— espada  de— vaina. 

LECCIÓN    VII. 


Antonio  corre.         Juan  salta.         Luis  baila. 

Aquí  tenemos  tres  palabras  corre,  salta.,  baila, 
que  indican  tres  operaciones  o  acciones  ejecuta- 
das por   los  sustantivos  Antonio,  Juan,   Luis. 

El  perro  ladra. — El  gato  maulla.  — El  caballo 
relincha. 

También  tenemos  en  estos  ejemplos  tres  pa- 
labras que  espresan  tres  acciones  ejecutadas  por 
tres    animales. 


42 


EW^  JjrSTITUTO    JV^CIOJT^Ij. 


El  zapato  aprieta. — El  látigo  suena. — La  mue- 
la duele. 

Las  palabras  aprieta,  suena,  duele,  expresan 
tres   acciones   producidas  por   tres  objetos. 

El  hombre  ama. — La  mujer  piensa. — El  ene- 
migo  odia. 

Las  tres  palabras  ama,  piensa,  odia,  son  tres 
operaciones  del  alma  de  cada  uno  de  los  sustan- 
tivos hombre,  mujer,   enemigo. 

Hai  pues  palabras  que  indican  acciones  i  o- 
peraciones  del  cuerpo  o  del  alma,  i  en  Gramá- 
tica se  llaman  verbos.  Acompaña  al  verbo  una  pa- 
labra que  espresa  la  persona  o  cosa  que  ejecu- 
ta o  produce  la  acción  i  se  llama  sujeto.  Así  en 
los  ejemplos  citados,  las  palabras  que  vamos  a 
subrayar   son   los  sujetos. 

Antofíio  corre.  El  perro  ladra.       F2  látigo  suena. 

Juan    salta.       FA  gato  maulla.      La  muela  duele. 

Luis  baila.         El  caballo  relincha.  El  hombre  ama. 

El  zapato  aprieta.  La  mujer  ^xG-nsdi. 

El  enemigo  odia. 

Delante  de  éstos  i  de  todos  los  verbos  se 
pueden    poner  pronombres:  v.  g. 

Yo  pienso,  él  enseña,  tú  corres,  él  corre,  noso- 
tros corremos,    ustedes   corren,   ellos  corren. 

Luego  el  verbo  varía  de  singular  a  plural. 
Sin  embargo,  no  puede  decirse  yo  correr,  tú 
pensar,  él  salir,  i  así  sucede  siempre  que  el  ver- 
bo termine   en   ar,  er,  ir. 

Todos  tienen  una  de  estas  tres  terminacio- 
nes, i  ellas  sirven  para  nombrarlos;  así  compré 
es  una  de  las  variaciones  del  verbo  compi\ir, 
temiste  una  de  las  del  verbo  temer,  \  partirán 
una    de    las  del  verbo  /^/'/¿"r. 

Lista  de  verbos   en   ar, 
,,  ,,       en    er. 

en    ir. 
Señálense   los  verbos  en  la  siguiente  fábula. 

EL   PATO  I  LA  SERPIENTE. 

A  orillas  de  un   estanque 
Diciendo  estaba  un  pato: 
¿A  qué  animal    dio  el  cielo 
Los  dones  que  me   ha    dado? 
Soi  de  agua,  tierral  aire: 
Cuando  de  andar  me  canso, 
Si  se  me  antoja,  vuelo. 
Si  se  me  antoja,  nado. 
Una  serpiente  astuta, 
Que  le  estaba  escuchando. 
Le  llamó  con  un  silbo, 
I  le  dijo:  Feo  guapo. 
No  hay  que  echar  tantas  plantas; 
Pues  ni  anda  como  el  gaiuo. 
Ni  vuela  como  el  sacre, 
Ni  nada  como  el  barbo. 
I  asi  tenga  sabido 
Uuc  !o  importante  i  raro 


No  es  entender  de  todo. 
Sino  ser  diestro  en  algo. 

LECCIÓN  VIII. 

VERBOS    AUXILIARES. 

Hai  dos  verbos,  ser  i  haber,  que  no  significan 
acción  alguna,  pero  que  son  considerados  tales 
por  tener  las  mismas  variaciones  que    los  otros. 

Se  diceji^í?  soy,  til  eres,  él  es,  nosotros  somos,  vo- 
sotros sois,  ellos  son,  i  yo  he,  tú  has,  él  ha,  noso- 
tros hemos,  vosotros  habéis,  ellos  han. 

Se  ha  visto,  pues,  que  todos  los  verbos  tienen 
números,  es  decir,  que  varían  de  singular  a  plu- 
ral. También  que  varian  de  terminación  según 
sea  el  pronombre  que  le  acompaña.  Estos  pro- 
nombres son  yo,  tú,  él,  en  singular;  i  nosotros,  vo- 
sotros, ellos  en  plural.  Yo,  se  nombra  pronombre 
de  primera  persona,  tú  de  segunda  i  él  de  ter- 
cera. El  verbo  tiene  terminaciones  acomodadas 
a  estas  personas:  v.  g.  yo  quiero,  tji  quieres,  él 
quiere,  nosotros  q7í.eremos,  vosotros  queréis,  ellos 
quieren.  Si  dijéramos  simplemente  quiero,  quie- 
7'es,  quiere,  queremos,  queréis,  quiere?!,  se  sabría 
por  estas  terminaciones  a  que  pronoml^rcs  se 
refieren,  i  por  lo  tanto,  no  es  necesario  ponerlos 
delante    de  los  verbos. 

Qué  pronombres  se  suplen  en  estos  ejemplos: 

Voi  a  salir  a  la  calle.  Salen  a  pasear  por  el  campo. 
Quieres  montar  a  caballo.  Pasearemos  en  coche. 
Obedeceréis  a  vuestros  padres.  Sé  mi  lección 
perfectamente. 

Cuando  decimos  yo  como,  yo  comí,  yo  comeré. 
espresamos  la  misma  acción;  pero  en  distintos 
tiempos.  En  el  primer  caso  indico  que  lo  hago 
al  presente,  en  el  segudo  que  lo  hice  en  tiempo  pa- 
sado, i  en  el  tercero  que  lo  haré  en  lo  venidero. 
Asi  el  verbo  tiene  tres  úiim\^os: pirsente, pasado  i 
ftituro. 

Pónganse  en  presente,  pasado  i  futuro  los  ver- 
bos siguientes: 

Romper.     Quebrar.     Sacar.  Partir. 

Leer.  Escribir.      Molestar.    Tener. 

Salir.  Entrar.        Coger.         Comer. 

Cuando  el  verbo  se  usa  en  estas  terminacio- 
nes ar,  er,  /r  no  indica  tiempo  alguno,  como  tam- 
poco se  refiere  a  ninguna  de  las  tres  [personas,  ni 
espresa  singular  ni  plural.  Si  digo  ívw/ív  no  mani- 
fiesto ni  quien  lo  hace,  ni  si  es  uno  o  son  muchos 
los  que  lo  hacen,  ni  tampoco  el  tiempo  en  que  se 
hace.  Dichas  terminaciones  indican  solo  el  nom- 
bre del  verbo,  i  forman  verdaderamente  un  sus- 
tantivo, pues  el  conocer  es  necesario,  el  leer  es  útiL  el 
escribir  es  fácil,  \';\1(;  tanto  como  la  conn'da  es  nece- 
saria, la   lectura  es  útil,  la  escritura  es  fácil. 

Señálense  los  nombres,  adjetivos,  artículos,  pro- 
nombres i  ver!)os  en  la  siíniiente  fábula. 


KE.  MJWSTMTVTp  >^V/  (lOJWJl.. 


4;í 


EL  ASNO  1  SU  AMO. 

"Siempre  acostumbra  hacer  el  vulgo  necio 
De  lo  bueno  i  lo  malo  igual  aprecio. 
Yo  le  doi  lo  peor,  que  es  lo  que  alaba." 

De  este  modo  sus  yerros  disculpaba 
Un  escritor  de  farsas  indecentes; 
I  un  taimado  poeta  que   lo  ola, 
Le  respondió    en  los  términos  siguientes: 

Al  humilde  Jumento 
Su  Dueño  daba  paja,  i  le  decia: 
Toma,  pues  que  con  esto  estás  contento. 
Díjole  tantas  veces,  que  ya  un  día 
Se  enfadó  el  Asno,  i  replicó:  Yo  tomo 
Lo    que  me  quieres  dar;    pero  hombre  injusto 
^Piensas  que  solo  de  la  paja  gusto? 
Dame  grano,  i  verás  si  me  lo  como. 

Sepa  quien  para  el  público  trabaja, 
Que  tal  vez  a  la  plebe  culpa  en  vano; 
Pues  si  en  dándola  paja,  come  paja 
Siempre  que  la  dan  grano  come  grano. 

{Coní i  Hilará) 


lalvcz  algunos  niños  pensaran  que  los  ga- 
ses no  son  impenetrables,  por  razón  de  ser  tan 
ligeros.  Un  experimento  muy  sencillo  demues- 
tra lo  contrario.  Tómese  un  frasco  de  vidrio, 
de  dos  bocas;  á  una  de  ellas  ajústese  un  em- 
budo y  á  la  otra  un  tubito  encorvado,  cuya 
extremidad  vaya  á  parar  dentro  del  agua  de  uña 
copa.  Es  claro  que  el  frasco  está  lleno  de  aire, 
que  es  un  gas.  Pichemos  agua  por  el  embudo; 
inmediatamente  observamos  qu-  por  el  extremo 
del  tubito  se  desprenden  muchos  glóbulos  ó 
burbujas  d^í  aire.  Aí[ui  sucede  que.  en  virtud 
de  la  impenetrabilidad,  á  medida  que  el  agua 
va  cayendo  al   fondo     del   frasco,  va  expulsan- 


LECCIONES 

De  Física  ex pfr  i  mental  precedidas  de  algunas  no- 
ciones de  ^íccánica,  para  uso  de  los  niños,  por 
el  J)r.  Darío  González,  Profesor  de  Mecá- 
nica y  Física  en  el  luslítuto  Xacio- 
nal  de  (liiaíennda. 


LECCIÓN  n. 

Propieoadf.s  c;kxf,iíai.i:s  de  i.os  cueri'o-^. 

1. — ExtOllsioil.  Todo  cuerpo  tiene  cierto 
tamaño  ó  tres  dimensiones,  que  son:  longitud,  la- 
titud y  profundidad  ó  espesor;  y  por  esto  se 
dice  que  es  extenso.  De  consiguiente,  la  exten- 
sión es  la  propiedad  que  tienen  los  cuerpos  de 
presentar  tres  dimensiones  ó  de  ocupar  un  lugar 
en  el  espacio. 

S.  -Iiu¡>eiietrabilicl»d  ¿A  quién  pu- 
diera convencérsele  de  que  el  espacio  que  un 
cuerpo  ocupa  puede  ser  ocupado  al  mismo  tiem- 
po por  otro?  Esto  es  imposible:  el  puesto  que 
un  niño  ocupa  en  los  bancos  de  la  escuela  no 
puede  ocuparlo  á  la  vez  otro  niño.  Esta  pro- 
piedad tan  evidente  de  que  el  lugar  ocupado 
j)or  un  cuerpo  no  puede  ser  ocupado  al  mismo 
tiempo  por  otro  cuerpo  se  llama  inipenetrabi- 
lidad. 

Los  sólidos,  los  líquidos  y  los  gases  son  im- 
penetrables. En  el  lenguage  común  se  dice^que 
un  clavo  penetra  en  la  pared;  pero  en  reaU^ad 
no  existe  tal  penetración,  pues  el  lugar  qiíe  o- 
cupa  el  clavo  no  lo  ocupan  las  partes  de  la  pared, 
las  cuales    se  separan  para  dejar  lugar  al  clavo. 


CoinprcsilMlid.'id  de  los  gase.';. 

,    do  el  aire,    porque  el    lugar   ocupado  por    este 
I    no  puede  ocuparlo     el  agua  al   mismo    tiempo. 
I        He  aquí  otro  experimento  fácil  de  repetir,  que 
;    prueba  la  impenetrabilidad  del  aire.  Se  toma  un 
I    vaso,   se  le   pega  en  el  fondo,  por  dentro,   un 
pedazo  de  papel  y  luego  se    sumerge   comple- 
tamente  boca    abajo  en  agua.  Se  saca  en  segui- 
da y   se  observa  entonces  que    el  papel    no  se 
'    ha  mojado.    Esto  depende  de  que  el  aire   con- 
tenido en   el  vaso  no    ha  permitido  la   entrada 
del  agua.  Si  estando   el  vaso    sumergido  se  ta- 
;    ladrara  por  arriba,  el  aire  saldría  en  burbujas  y 
j    el  agua  subiría  en    el  vaso  hasta  llenarlo  y  mo- 
I   jaría    necesariamente   el  papel  del  fondo.   Se  ve, 
I    pues,  que   para  que  el  agua  penetre  en    el  vaso 
I    es  preciso    que  el  aire  desocupe  el  lugar. 


No  puede  concebirse  la  existencia  de  un  cuer- 
po sin  estas  dos  propiedades:  extensión  é  im- 
penetrabilidad. Por  esta  razón  se  las  considera 
como  esenciales  á  la  materia.  Todas  las  otras 
son  secundarias  como  veremos  á  continuación. 


44 


EW^  IJVSTITUTO  JV^ACIOJVJiW.. 


¿Qué  niño  no  conoce  las  esponjas?  Todos  sa- 
ben que  las  esponjas  son  unos  zoófitos  ó  ani- 
males plantas,  que  viven  pegados  en  las  rocas 
cubiertas  por  las  aguas  del  mar.  Allí  nacen, 
crecen  y  se  desarrollan  y  de  allí  las  sacan  y 
las  ponen  á  secar  para  destruir  la  materia  gela- 
tinosa viva  que  las  impregna  y  aprovechar  en  se- 
guida en  diferentes  usos  la  trama  fibrosa  ó  ar- 
mazón que  queda.  Pues  bien,  el  estudio  de  una 
esponja  nos  va  á  facilitar  el  de  algunas  propie- 
dades  importantes   de  los  cuerpos. 

íl. — €oiii]>resibilÍ4la,<l.  Si  apretamos 
en  la  palma  de  la  mano  una  esponja  ob- 
servamos que  se  hace  tanto  mas  pequeña  cuanto 
mas  se  la  aprieta.  Lo  que  sucede  con  la  esponja 
se  observa  á  diferentes  grados  en  los  otros 
cuerpos  sólidos,  que  por  procedimientos  conve- 
nientes se  pueden  reducir  á  menor  volumen. 
Volumen  de  un  cuerpo  es  su  tamaño  ó  el  con- 
junto de  sus  tres  dimensiones.  Esta  propiedad 
de  los  cuerpos  de  reducirse  á  menor  volumen 
por  la  presión  se  llama    compresibilidad. 

Los  líquidos  son  compresibles  y  esto  se  de- 
muestra por  medio  de  un  instrumento  que  se 
llama  piezúmetro.  En  este  instrumento  se  ve  dis- 
minuir rápidamente  la  columna  de  agua  que 
hay  en  un  tubito  de  vidrio  á  medida  que  au- 
menta la  presión.  Los  gases  son  también  com- 
presibles. Si  tomamos  un  tubo  de  vidrio,  de  pa- 
redes gruesas,  cerrado  por  un  extremo  é  introdu- 
cimos por  el  otro  un  émbolo  bien  ajustado,  como 
el  de  las  jeringas,  se  observará  que  el  aire  con- 
tenido con  el  tubo  se  reduce  á  menor  volumen 
tanto  mas  cuanto  mas  se  empuja  el  émbolo.  Es- 
te pequeño  instrumento  lleva  el  nombre  de  es- 
labón de  aire,  porque  al  mismo  tiempo  que  S2 
comprime  el  aire  se  calienta  hasta  el  grado  de 
poder  incendiarse  un  pedacito  de  mecha  que  se 
adapta  al  extremo  del    émbolo. 


Eslabón  de  aire. 

'I. — I01a«fic*id5l«l.  Sí  después  de  com- 
primida la  esponja  cesa  la    compresión,  vuelve 


en  el  acto  por  si  misma  á  tomar  el  volumen 
y  forma  cjue  antes  tenia,  y  esto  mismo  les  su- 
cede á  todos  los  cuerpos  sólidos  que  han  sido 
comprimidos.  La  propiedad  de  los  cuerpos  en 
virtud  de  la  cual  recobran  su  volumen  y  forma 
primitivos,  tan  luego  que  cesa  la  compresión  á 
que  se  les  sujetara,  se  denomina  elasticidad. 
Los  líquidos  y  los  gases  son  perfectamente  e- 
lásticos;  es  lo  que  se  nota  en  el  piezómetro  y 
el  eslabón  de  aire  cuando  cesa  la  compresión. 
Hay  cuerpos  que  son  elásticos  de  otro  modo: 
cuando  se  estira  un  pedazo  de  hule  ó  goma  elásti- 
ca, vuelve  á  su  primitiva  forma  tan  pronto  como 
deja  de  estirarse.  Una  hoja  de  acero  templado, 
como  la  de  una  espada,  se  dobla  y  vuelve  por 
si  misma  á  enderezarse.  Las  barbas  de  ballena, 
el  marfil,  el  vidrio  reducido  á  hilos  y  otros  mu- 
chos sólidos  poseen  esta  propiedad  mas  ó  menos 
marcada.  Cuando  se  retuerce  un  resorte  ó  alam- 
bre de  acero  y  luego  se  le  abandona  á  si  mismo, 
se  destuerce  y  queda  como  estaba  antes.  Así, 
fuera  de  la  elasticidad  por  presión,  que  es  ima 
propiedad  general  de  los  cuerpos,  los  hay  que  son 
elásticos  por  tracción,  flexión  y  torcion. 

*5. — l*oroi!iÍ<l:t<l.  Los  cuerpos  no  serian 
compresibles  sino  tuvieran  entre  sus  moléculas  cier 
tos  espacios  sumamente  pequeños,  que  se  llaman 
poros,  y  que  son  mui  visibles  en  la  esponja,  la  pie  - 
dra  pómez,  las  maderas,  la  piel,  &.  La  propiedad 
que  tienen  los  cuerpos  de  tener  poros  se  denomi- 
WÁ  porosidad. 

A  decir  verdad  los  poros  intermoleculares  no 
se  ven  como  en  la  esponja;  pero  se  concibe  su 
existencia  para  todos  los  cuerpos  por  el  hecho 
mismo  de  ser  compresibles. 

De  la  porosidad  depende  que  ciertas  piedras, 
el  papel  sin  cola  ó  de  «straza,  los  tegidos  de 
lana,  algodón  ó  seda,  el  carbón,  la  arena  en 
capas,  y  otros  cuerpos,  sirvan  para  colar  ó  fil- 
trar los  líquidos  con  objeto  de  purificarlos.  Las 
impurezas  ó  partículas  extrañas  que  contienen 
son  mayores  que  los  poros  de  los  filtros  y  en 
consecuencia  se  detienen  en  la  parte  superior 
de  estos  al  tiempo  de  la  filtración,  pasando  so- 
lamente las  moléculas  del  líquido.  De  la  poro- 
sidad depende  igualmente  que  las  esponjas,  el 
azúcar,  el  yeso,  las  piedras,  las  cuerdas  de  cá- 
ñamo ó  pita,  las  maderas,  se  impregnen  de 
agua  cuando  se  ponen  en  contacto  con  este  lí- 
quido, aumentando  entonces  de  peso  y  de  vo- 
lumen. 

O. —  S>ÍY¡*^¡|>ili(i¡i4l.  No  hay  cuerpo  que 
no  pueda  ser  separado  en  partes  mas  ó  menos  pe- 
queñas y  á  esta  propiedad  se  le  llama  divisi- 
bilidad. 

h.!  cuerpo  mas  duro  de  la  naturaleza,  que  es 
el  diamante,  se  puede  reducir  á  polvo  fino.  Los 
líquidos  y  los  gases  son  aun  mas  fácilmente  di- 
visibles (|ue  los  sólidos.  Por  razones  de  mucho 
peso,  los  químicos  admiten  que  la  divisibilidad  de 
h  materia  tiene  un    límite.     Las  últimas  partícu- 


EW.  1J%\STITIjTO  .WlCIOJWtí.. 


las  incapaces  de  dividirse  se  llaman  átomos,  es 
decir  partes  indivisibles. 

ils  prodigiosa  la  suma  di\isibilidad  de  la  mate- 
ria. Pondremos  algunos  ejemplos.  Cinco  centi- 
gramos de  carmin  ( i  grano). disueltos  en  5  litros 
de  agua  (lo  libras),  comunican  una  coloración 
bastante  sensible  á  esta  porción  de  agua.  Lo 
mismo  sucede  con  otras  materias  colorantes,  co- 
mo las  anilinas.el  permanganato  de  potasa,  &. 
Para  que  una  pequeña  cantidad  de  materia  co- 
lorante pueda  teñir  tanta  agua  es  preciso  que 
se   divida    y  subdivida    casi-  al   infinito. 

Las  materias  olorosas  esparcen  en  el  aire  las 
partículas  de  que  constan  y  son  tan  div'sibles,  que 
los  físicos  refieren  el  hecho  d(.-  que  un  pedazo  de 
almizcle,  que  habia  producido  sus  emanaciones 
durante  20  años  al  aire  libre,  no  habia  disminuitlo 
sensiblemente  su  peso  al  cato  de  este  tiempo. 

Un  admirable  é  instructivo  ejemplo  de  di\  isibili- 
datl  nos  piesenta  la  composición  de  la  sangre  de  los 
animales.  La  sangre  está  compuesta  de  una  par- 
te líquida  que  es  el  suero,  en  el  que  nada  multitud 
de  partículas  llamadas  glóbulos.  Una  gota  de  san- 
gre humana,  que  pueda  suspenvli^rse  en  la  punta 
d<;  una  aguja,  se  calcula  queccnlicne  un  millón 
de  estos  glóbulos.  Los  glóbulos  son  de  dos  espe- 
cies, rojos  y  blancos.  Los  rojos  tienen  en  el  hom- 
bre la  figura  de  discos  lijeramente  cóncavos  por 
sus  dos  lados,  y  su  diámetro  es  de  un  ciento  cien- 
cu-enta  avos  de  milímetro;  unidos  entre  si  for- 
man rimeritos  ó  pilas  como  los  que  se  ha- 
cen poniendo  pesos  fuertes  unos  sobre  otros 
ó  unos  al  lado  de  otros.  Los  glóbulos  blan- 
cos son  esféricos,  es  decir  en  forma  de  bolitas 
bien  redondas.  Se  puede  aun  citar  como  ejemplo 
de  la  extrema  divisibilidad  de  la  materia  la  exis- 
tencia de  los  animales  microscópicos.  En  ima  pe- 
queña gota  de  agua  observada  al  microscopio  se 
ven  millares  de  estos  animalitos,  bien  organizados, 
que  se  mueven  con  gran  rapidez.  Para  obtenerlos 
basta  dejar  en  el  agua  por  pocos  días  algunas  plan- 


senla  también  multitud  de    animaülos  semejantes 
á  las  an ¡juilas. 


Glóbulos  de  la  .sangro, 
tas,  que  favorecen  su  desarrollo.     El  vinagre  pre- 


Anniialc^  uiicro.-^t'oincos  en 
una  ¡lotita  do  aa'iia. 

y.— TIovÍlÍílíl,<l«í  ilierciSE.  La  propie- 
dad fjue  tienen  los  cuerpos  de  poder  ser  traslada- 
dos de  un  lugar  á  otro  se  llama  movilidad.  Esta 
traslación  ó  cambio  de  lugar  se  llama  7)tüvir,iicnto. 
Cuando  un  cuer[)o  no  cambia  de  lugar  se  dice 
que   está  en  reposo. 

Un  cuerpo  en  reposo  no  puede  moverse  por  si 
mismo,  ni  pararse  por  si  mismo  si  está  en  movi- 
miento. Esta  ineptitud  de  la  materia  en  ambos 
casos  se  denomina  inercia. 

Todas  estas  propiedades  que  hemos  estudiado: 
etxension,  impeiwtrabilidad,  compresibilidad,  elas- 
ticidad, porosidad,  divisiHlidad,  movilidad  é  i- 
nercia,  se  llaman  propieqj||les  generales  de  los 
cuerpos,  porque  se  observan  en  todos  ellos, 
cualquiera  que  sea  el  estado  en  que  se  pre- 
senten. 

(Continuará.) 


LECCIONE.S 

Elemciítalcs  de  dibujo  lineal  al  alcance  de 

los  niños  por  M.  II.  Oitefra,  injenicro  to- 

pdíírafo  i  profesor  de  Jeosratía  políti- 

ca-descriptiTa  del  Instituto  Nacional. 


El  estudio  del  dibujo  lineal  es  de  la  mayor  im- 
portancia para  los  niños,  ya  seacjue  deban  dedi- 
carse al  estudio  de  las  ciencias  naturales  o  mate- 
máticas, o  bien  elijan  el  de  las  artes  liberales  o 
mecánicas. 

Para  los  principiantes  he  escrito  estas  leccio- 
nes elementales  que  servirán,  de  base  a  ulteriores 
conocimientos  cuando  se  cursen  las  asignaturas 
de  Cosmografia,  Geografía,  Geometria  &.  i  para 
cuando  se  dediquen  a  ramos  especiales  como  el 
dibujo  natural,  arquitectónico,  industrial,  topográ- 
fico & 

El  maestro  hará  que  los  niños  se  ejerciten  pri- 
mero, en  pizarras  o  encerados:  después  sobre  el 


46 


Ei^  ijysriTiJTO  Jv^cioj\*»aL,. 


papel  solo  con  lápiz;  i  cuando  hayan  adquirido  al- 
guna práctica  en  el  trazo  de  líneas  i  en  la  aprecia- 
ción de  magnitudes  i  distancias,  dibujarán  con  el 
auxilio  de  instrumentos  i  útiles  que  oportunamen- 
te descrebiremos. 

Educar  la  vista  para  comprender  e  imitar  el  or- 
den i  la  armonía  de  cuanto  vemos,  es  como  edu- 
car la  intelijencia  para  comprender  i  para  juzgar. 

LECCIÓN  I. 

1. — Dibujo  lineal  es  el  arte  de  representar  el 
contorno  de  los  cuerpos  solo  con  el  ausilo  de  lí- 
neas, sin  emplear  sombras  o  colores. 

2. — Cuerpo  es  todo  olíjeto  que  podemos  per- 
cibir por  nuestros  sentidos,  como  un  libro,  un  ma- 
pa, una  casa, 

3. —  El  dibujo  lineal  estudia  únicamente  los 
cuerpos  de  figuras  regulares,  derivados  de  formas 
jeométricas, 

4- — Estension  es  toda  parte  determinada  del 
espacio,  como  el  lugar  que  ocupa  un  cuerpo,  la 
magnitud  de  un  salón. 

5,^ — Tres  son  las  dimensiones  de  la  estension; 
su  largo,  su  ancho  i  su  grueso. 

6. — Todos  los  cuerpos  participan  de  las  tres 
dimensiones,  pero  algunas  veces  hacemos  abstrac- 
ción de  algunas  de  ellas,  según  el  objeto  que  nos 
proponemos,  i  así  decimos:  una  línea  telegráfica,  a 
la  que  no  consideramos  ancho  ni  grueso:  una  va- 
ra de  lienzo,  la  que  juzgamos  con  largo  i  ancho 
i  sin  grueso.  ^ 

7. — Llámase  punto  jeométrico  la  estencion  con- 
siderada en  sus  tres  dimensiones  en  grado  infini- 
tamente pequeñas.  Por  eso  se  dice  que  el  punto 
jeométrico  es  el    límite  de  toda  estension. 

8. — Una  serie  no  interrumpida  de  puntos  for- 
ma una  línea,  luego  la  línea  no  es  otra  cosa  que 
la  sucesión  de  puntos. 

9. — En  la  figura  i  ^ .  A,  B  i  C.  representan 
tres  puntos  que  se  llaman:  el  punto  A,  el  punto  B, 
el  punto  C. 

A       r>       C 


M- 


ABCDEE    & 


Figura  2.  '=^ 


IL — La  reunión  de  muchas  líneas,  las  unas  a 
continuación  de  otras  forman  una  superficie,  asi 
como  la  reunión  de  muchos  hilos  forman  una 
tela,   que  supondremos  infinitamente  delgada. 

(}  II  I  J  L  M        ]]  C 


A  B  C  D  E  F  &        A  D 

Figura  3.  =* 

En  la  figura  3.  ^  la  reunión  de  las  líneas  AG, 
BPi,  CI,  &.  aproximándose  suficientemente  lle- 
garán a  formar  una  sola  figura  que  llamamos  el 
plano  ABCD. 

12 — Por  último;  la  reunión  de  muchos  planos 
constituyen  un  cuerpo  sólido,  como  la  reunión  de 
muchas  hojas  de  papel,  aunque  las  supongamos 
muy  delgadas,  llegan  a  formar  una  gruesa  resma 
de  papel- 


Figura  4.  ^ 

La  figura  4  nos  manifiesta  que  los  planos  AD, 
BE,  CF,  &.  puestos  unos  sobre  otros,  forman  un 
sólido  AB. 

(Conllnmnl) 


Fisura  1 .  ^ 

listos  no  son  puntos  jííométricos  sino  gráficos, 
pues  aun  les  podemos  considerar  largo,  ancho  i 
grueso. 

lo. — La  fiugra  2  ^  nos  repesenta  una  sucesión 
de  puntos  A,  B,  C,  D  &.,  cuya  proximidad  pode- 
mos suponer  xA,  que  confundiéndose  todos  for- 
men la  linea  IM.  O. 

riJESTfOXAlMO. 

^— f.Q'"'  ''•■-  tliliujo  liiu'al?---2.— ¿Qut-  es  un  euorpo? 
''j.—fXlwd'  fiase  (le  cuerpos  estudia  el  dibujo  lineal? -4. 
— ¿Que  es  estension? — 5.— ¿Cuáles  son  las  dimensiones 
de  la  estension? — G. — ¿Todos  los  cuerpos  son  estensos? 
—"i  — /;Qué  es  punto  jeométrico?— 8.~<J,  i  10.— ¿Qué  es 
linca  i  conio  ?e  considera  orijnada? 


11. -¿Qué 
do  i  cémo  lo 


>  supoi-Ucio?- 
Miponenios  ÍV: 


1- — ¿Qué  es  cuerpo  o  sol  i 
inado? 


EL  GOMSTA. 


El  hermoso  cometa  que  actualmente  es  objeto  do 
justa  admiración  para  los  que  lian  podido  observarlo, 
no  debe  ser  otro  sino  el  mismo  que  se  vio  en  Ejipto  el 
(lia  17  de  Mayo  anteprúximo  en  los  momentos  en  que 
los  astrónomos  observaban  el  eclipse  de  sol.  En  esos 
iiioüKMitos  solemnes  en  que  Mr.  Lawrence,  8.  Taccliini 
i  los  domas  astrónomos  observaban  con  suma  ansiedad, 
el  silencio  del  observatorio  fué  interrumpido  por  irri- 
toi  de  sorpresa  llamando  la  atención  sobre  un  objeto 
estraño.  A  la  derecha  del  Sol  i  a  distancia  de  un  diá- . 
metro  solar,  se  vio  un  hermoso  cometa  con  su  núcleo  i 
su  cola  formando  una  curva  i;asi  tan  brillante  como  la 


KL.   TJVSTITUTO  JV.tCIOJVJiE^. 


47 


corona  misma:  cu  lo  mejor  del  eclipse  el  cometa  pudo 
observarse   aun  a  la  simple  vista. 

VA  celeste  viajero  estaba  entonces  en  su  perihelio, 
había  llegado  al  máximum  de  su  velocidad,  i  el  exceso 
de  esta  soobre  la  atracción  solar,  le  obligó  a  sepa- 
rarse del  astro  del  dia  doblando  por  la  otra  rama 
de  su  inmensa  órbita  para  regresar  hacia  las  rejiones 
celestes  de  donde  ha  venido.  Al  llegar  al  principio 
del  dia  i  término  de  la  noche,  se  despojó  de  la  luz  del 
Sol  i  se  nos  presentó  en  el  Oriente  espléndido  i  ma- 
jestuoso con  su  arjentina  i  hermosa  cauda. 

El  dia  dos  del  corriente  a  las  cuatro  i  media  de  la 
mañana  pudimos  verlo  por  primera  vez,  aunque  solo  un 
instíinte  i  sin  poder  tomar  nota  de  su  posición  en  el 
cielo,  por  estar  mui  nublado  el  horizonte.  El  estado 
del  cielo  no  permitió  repetir  la  oV)servacion  sino  hasta 
el  (lia  siete  a  las  cuatro  de  la  mañana,  que  se  dejó  ver 
en  toda  su  plenitud. 

El  núcleo  brillaba  como  una  estrella  de  segunda 
magnitud  i  estaba  situado  en  la  cstremidad  este  del 
sextante,  formando  un  triángulo  equilátero  con  las 
estrellas  Régulo  i  el  Corazón  de  la  Hydra.  La  cola 
se  estendia  hacia  el  Sudoeste  hasta  unos  dos  gra- 
dos al  Nordeste  del  Corazón  de  la  Hydra,  ocupando  una 
estíMision  de  19  grados  de  largo  i  unos  dos  grados  en  su 
parte  mas  ancha.  Este  cometa  es  mui  notable  por  su 
estiaoríKnaria  brillantez,  debida  a  su  mucha  densidad, 
pues  no  |)ueden  verse  las  estrellas  al  través  de  la  cola, 
porque  no  es  trasparente  sino  en  sus  bordes  i  en  la 
estiomidad. 

\"éase  esta  posición  en   el    siguiente  grabado: 


núcleo  del  cometa  i  el  Corazón  de  la  Hidra  formaban 
la  base  del   triángnlo,  i  Régulo  ocupaba  el  vértice. 

De  aquí  pudimos  deducir  que  el  cometa  habia  pasado 
ya  de  su  perihelio,  que  iba  retirándose  del  Sol  con  mo- 
vimiento retrógrado  i  que  se  dirijia  hacia  el  Sudoeste, 
a  la  constelación  de  la  Hydra  en  la  cual  habia  penetra- 
do ya  la   cuarta  parte  de  la  cola. 

Hoi  13  de  Octubre  salió  el  cometa  a  las  tres  i  cuar- 
to de  la  mañana,  i  aunque  el  cielo  estaba  nublado  pu- 
dimos observarlo  lijeramente.  La  cstremidad  de  la  co- 
la que  estaba  a  dos  grados  al  Nordeste  del  Corazón  de 
la  Hydra,  está  actualmente  a  la  misma  altura  pero  al 
Sur  de  esta  estrella;  lo  que  prueba  que  al  mismo  tiempo 
que  el  núcleo  se  dirijo  hacia  el  Sudoeste,  la  cola  vaji- 
randa  hacia  el  Sur  al  rededor  del  núcleo  i  siempre  en 
oposición  al  Sol.  El  triángulo  isósceles  está  converti- 
do ya  en  escaleno,  i  el  tHorazon  de  la  Hydra  ocupa  el 
vértice  del  ángulo  opuesto  al  lado  mayor. 

Este  cometa  no  es  ninguno  de  los  nueve  que  se  lla- 
man periódicos,  porque  sus  órbitas  están  calculadas 
con  mas  ó  menos  exactitud  i  vuelven  al  mismo  pun- 
to del   cielo  ■  en  épocas    determinadas. 

Por  los  datos  que  liemos  recojido  creemos  que  es- 
te inesperado  viajero,  viene  de  las  incógnitas  i  profundas 
rejiones  del  esi)ac¡o,  que  quedan  al  sudoeste  i  mas 
allá  do  los  lejanos  confines  de  nuestro  sistema  plane- 
tario. Atravesó  la  órbita  de  la  Tierra  i  penetró  en  nues- 
tros dominios  por  el  lado  opuesto  del  Sol;  i  á  favor 
de  la  luz  de  este  astro,  pudo  aproximarse  sin  ser  visto, 
con  una  velocidad  asombrosa  cada  vez  creciente  hasta  lle- 
gar á  su  perihelio;  en  donde,  como  ya  hemos  diciio,  fué 


El  comctn,  el  dia  í»  del  corriente;  a  las  4  i  15  minnlos  do  la  niañuna.— 10^  58'  20"  sobre  el  l.orizcute. 

El  dia  nnovc  pudo  repetirse  la  nlservaninri.  i  el  trian-         vislo  por  primera  vozá  causa  del  eclipse  observado 
guio  ci¡uil;ítcro  se  habia  convertido  yn  en  i^óscles;  d  Kjipto  rn  el  observatorio  improvisado  en  Sohng. 


48 


EI^  IJ\*STITUTO  J%\itfri(ij%\mr. 


iatio-ailo  nuestro  visitante  de  tan  rápido  viaje,  rc^íresa 
ahora  caminando  cada  vez  con  mas  lentitud,  por  lo  que 
creemos  quede  aquí  a  tres  o  cuatro  meses  podníii  toduviu 
conocerlo  temprano  de  la  noclie  las  personas  que  no  pue- 
den dejar  la  cama  antes  do  la  salida  del  Sol. 

Condummios  estos  apuiilaiuicntos  con  al<?uuas  ione- 
rahdades.  • 

Los  cometas  son  jx-i-cÍímics  mas  o  menos  consideraldes 
(le  materia  pseosa,  que  recorren  el  espacio  en  forma  de 
luiuo,  niebla  o  nubes;  i  dado  el  caso  mni  remoto  de  que 
la  1  ierra  tropezara  con  algún  cometa,  como  va  lia  suce- 
dido, no  producirla  mavor  efecto  que  el  (|i;l'  iModucon 
Jas  nubes  sobre  las  altas  montañas  cuando  (i-opic/an  con 
cuas;  ademas,  nuestra  atmósfera  opondria  una  ic-isten- 
cia_ poderosa,  i  como  es  mas  don-a  (,iie  los  MMiicías  os 
iniu  dudoso  que  s¡  alguno  de  ellos  licuase  a  ciiocar  coaii-a 
la  Tierra,  pudiera  penetrar  hasta  su  superíicie;  lomas 
probab  e  es  que  fuese  retenido  en  las  rojioncs  mas  eleva- 
das de  la  atmósfera.  Lo  único  que  pudiera  suceder  seria 
que  la  materia  gaseosa  del  cometa  fuera  de  malas  condi- 
ciones para  la  salud,  i  que  impregnada  de  ella  nuestra 
atmosfera,  sobrevinieran  algunos  enferinedades;  i.ero  es 
d  caso  tan  ren.ofo  q.-e  no  merece  la  ¡.ena  do  i,reocnpar- 
PO.  I  or  modu,  do  cálculos  mafcnaficos  se  !,a  -Icmostra- 
do  que  la  prol,ah,li(lad  <le(,ne  in;  comda  Ik-nc  a  chocar 
con  la  fierra  cst:í  en  la  razón  do  mío  contnr2SHi(i(M!.;0. 

Saxtos  Toiu-.\o. 


La  dignidad  1:!Míi;¡ii::  c^  ¡iili,.ri-ii!,.  .,i  ;-,,i;,-- 1  •  i^ 
jarla  cond„.e  a  uao  de  doj  .^suhadl;  o  1S,;í^^^ 
convertir  en  venal  i  bajo  al  que  pudiera  ser  homb  H-- 
«0,  o  a  herirla  i  sembrar  en  el  corazón  un  odio  i  u,ra 
^^í  0'"^  "perecen  jamás.  Hai  centenares  de  v 
sos  en  que  un  golpe  injusto  o  un  insulto  hecho  en  la  in- 
Auicia  han  deja.10  duran-te  toda  la  vida  un  leseuümi  ■  - 
to  imborrable,  i  algunos  eu  ,:„c  han  ^¡¡o   la  ca  r  I 

mera  de  delitos  atroces.        '  ■.,'..- 

Ya  pasó  el  tiempo  del  bárbaro  priacL.Io  ,1,>  rnc  h:  1 

ira  con  sangre  <nh-a-  i,en  vez  de  incultos,  privaciones  ¡  cas- 

.ffc^  que  degradan  i  desnaturalizan  ai'uir.o.  el      a  st -o 

dei)e  emplear  los  medios  mas  aricnaiados  nar.,  .ü-iü,   'u 

juventud  i)or  la  c.nvic-;',.,  .^1 '(■.       ■  i.Uuala 

acond.-clcí:.,,,.!:,.  ,,,!:,;¡;,J,;,;;;:  '".¡f-'^'í 

dosprestiilo    i],.    ||,   i,:;;,,,¡v,  :     ■  r.''!'^  "^ 

práctic;i  '(■;  vaMo  ,;;•;  ''"   '^" 

inexorab!"  mi  '■!  ¡ov 

Pero  ai  -■:'  <■:■'■: 
lencia  ¡, 
nos  de' 
tros  nc  !'  , 


E!  macsi'po  de  escudíí, 


pcisu 
1U>    sil 


]io("!(i|-- 


SECCIÓN  NORMAL.  ' 


(Por  Sanios  Tonño.) 
(Continúa.) 

m.  ; 

Hemos    dcmo-frado  la   importancia  del    Maestro    ^]o 
^^^'•>i<',a     1    la    iiniK.riosa  n-ccidad    en  que    estamos  de     '■ 

nar  aienos  niacslros  para  emancipar  a  nuestro  pne- 
ii'o  ,,,  hi  lirania.ie  la  ignorancia,  que  Tova  con. i-  ¡ 
el"  /.''  í'^  '■'•  ;'"",""^V  ''".'■"  ''^'"Plíi^ar  por  la  indnsfria, 
;i  i..iiu,o  I  ,a_  abundancia,  el  luo-ar  que  hoi  o.aipai,  la 
"'"""■'■<'!:k  el_  VICIO  1  la  miseria.  Hemos  dicho  taicbien 
que  la  a;!i.;)isi(-ion  de  buenos  maestros  Cii  \iu'-<  u-.v 
"'-■  ''<  un  problema  difícil,  i  ,p¡e  para  re..o¡vei-lo  se 
"^■''«■sita  tiempo,  traiiajo  i  constancia.  V,,,..  |,¡,.,,  ,.;, 
"IOS  a  trabajar  i  a  e.-p(a-ai-:  pero  nn.aili-a.s  -anío    Icii'ñcr  ■ 

S'-un  la  i'cla-ojia  mo,¡en,a  n,,,l,,l : , 

'■'   Ciía'aeion  ,le  l„s  nTc,.-  „ 


¡■:i  inacst)-o  no  ,!el,e  -er  c 
secundo  padre  a  .¡ui^n  la  ei 
l'-^nro.  Si    él  i,i. „;(;,,    |,,,,,,¡;¡^ 

<-orru¡,íor!  pci-v-a ..,.' "|¡;',.a:! 


1^0  consisto  en  la  trnnra  que    ; 
natío  SOI- M,  mejor  consejero.  Ama«i  a  ios  enV.^     C,,,  e-- 
to^solo  les  enseñaréis  a  amar,  por  que  el  amar  es  por  sn 
imuraleza  eminentemente  simpático  i  produce  la  renro- 
^     ciclad    Jí,l  nino  comprendo  bien  cuando  es  querido-  leo 
I     en  las  miradas,  en  las  maneras;  reconoce  en  mil  minueio- 
1     sidades  la  solicitud  piternal:  su  corazón  se  enternece  a 
I     la  vista  de  una    benevolencia  tan  continua  i  sincera-  se 
ahciona  involuntariamente  al  que  io  proteje.  a  él  acudo 
con   alegría,  por  que  en  su  maestro  encuaitra  un  ami- 
go. _  1  ara  esto,  como  ,se  ha  dicho,  no  es  preciso  hacer  ni 
decir  mucho;  no  es  necesario  ni  conviene  estar  mimando 
a  los  alumnos,  basta  observar  las  ocasiones  i  saber  aiu-o- 
^ecaarias_p.ara  dar  a  los  niños  pruebas  do  afecto  de  es- 
timación !  de  inter.is  por  su  felicidad  i  bienestar 

A  la  ternura  mas  perfecta  que  hai  cu  la  Tierra,  la 
de  la  madre,  ha  confiado  la  Providencia  el  cuidado  de 
nar  a  la^  criatura  humana  la  primera  educación  del  co- 

a'o'nn'^  1.  ^  '""''^':"'  *^'''?"  ''"'^''^  ^■^''  ''"'^-e  influencia, 
a  ello,  los  toca  continuar  ,  „o,.feec¡onar  la  educación  co- 
menzada por  los  padres  ,le  ¡anrlia.  Kii  ios  niños  existe 
el  jermen  de  los  afectos  ben.-volos.  i  aunque  débil  i  qni- 
/i  omito  on  los  primeros  años,  tiende  a  desenvolverse 
M  i.nor  (lo  las  relaciones  qno  se  establecen  entre  el  ni- 
n.  1  las  pe-sonas  que  lo  rodean.  Este  desenvojvimien- 
ro  es  pyco  rapiuoen  la  mayor  parte  de  los  niños  i  qni- 
.1  na  -,io  confranado  por  las  circunstancias.  Tal  vez 
maltratado  por  padres  de  mal  carácter,  abandonados 
oos.le  ia  cuna,  no  han  conocido  el  encanto  de  los  afec- 
tos de  íamnin  ^n  este  cas,o  a  los  maestros  toca  suplir 
las  {altas  de  os  malos  padres,  i  proporcionar  un  leniti- 
vo a  los  sufrimientos  del  niño. 

Un    maestro  do  infelijencia    i  de  cora^.on,   sabe  inter- 


pretar  la-         ; 
tinento    e 
Irraou.,,. 
lección    procináad 
bueu'is;   a  esto   se 
i  con  la  sociedad, 
liroaiiso,    no  debi>' 
denfai.      L,    fVücid 


lell 


los  niños  i  las  formula  en  la  .-,- 
:«'w.iiliins  a  ser  felices;  he  ahí  Ja 
^  '.líos!  El  maestro  les  dará  esta 
^c:i  aptitudes  i  en.señándoles  a  .ser 
ha  comprometido  con  las  familias 
sino  ha  de  cumplir  tan  grave  com- 
•í-píar  cara-o  tan  delicado  i  trascen- 
'I    '■'■  !'»s  n-ños,  la  de   sus  padres  i 


'!il  de  la  jeneracioii  venidera,  de¡)onde  oscl 
I"  '>-  i  i  buena  o  mala  educación  que  los  mac 
'   ■  ■  ■  -    mcíi  a  sus  alumnos. 


':t::nijra^ 


d.  i  ¡a  1. 


m  í^if  íf  ip^iiiiismi 


Periódico  «ledicado  a  la'difasion  di!  la  Iiistriiccioii  Primaviu  i  Secnudavi. 

PUBMCAOO  BAJO  LA  PROTECCTOX  DFA.   SkSOR    JeNERAI,  J,   RüFTNO  BaRRíOS. 

Presidente  de  la  República  de  CJuatemala. 


Fundador  i  Editor,  Santos  Toruñc 


Administrador,  Edwin  Rockstroh. 


l^liiH.  4. 


Guatemala,  :(l  <l«   Octubre  de  lHH*i. 


VOl 


Iiifltu'ueia  de  la  Tustmcciou  primaria  eu  las 
eostnmhres,  en  U\  moral  ]>iíblica,  cii  la  iu- 
diisli-ia  i  en  el  düsarrolío  jeneral  de  la  pros- 
peridad de  los  pueblos,  por  M.  L.  i  G.  V.  A- 
miinúte»^r.i. 

(Coiilinúíi.) 
lY. 

Hemos  mostraclo  la  influencia  Je  los  rmliiientos  mas 
simples  de  la  instrucción  primaria  en  el  desarrollo  de  las 
facultades  intelectuales  del  hombre.  Vamos  a  manifestar 
ahora  lo  que  esos  rudimentos  pueden  hacer  por  la  mejo- 
ra moral  del  mismo. 

No  puede  decirse,  liablan  lo  al>soliitamente,  que  el 
mero  conocimiento  de  la  lectura  i  de  la  escritura  liana  al 
individuo  mas  cumplidor  desús  deberes,  mejor  hijo,  mejor 
esposo,  mejor  padre,  mejor  ciudadano.  Todo  el  que  sabe 
leer  y  escribir  no  es  precisamente  un  lu'-roe  o  un  santo. 
Los  certificados  de  esos  estudios  escolares  no  lian  for- 
mado hasta  aliora,  ni  formarán  en  el  [lorvenir,  parte  de 
los  espedientes  de  canonización. 

Don  Simón  Rodriu;uez,  el  maestro  de  Siinon  Bolivar,  de- 
cía que  la  lectura,  la  escritura  i  el  cálculo  no  impedirían 
que  iiubiera  salteadores  de  caminos,  sino  que  habilita- 
rían a  estos  para  que  llevasen  por  partida  doble  la  cuenta 
de  sus  latrocinios  y¿salteos. 

D.  Diego  José  Benavento,  en  una  discusión  de  la  cáma- 
ra de  senadores,  refiriéndose  a  esto  mismo,  ha  observado 
con  mucha  oportunidad  que  el  insigne  bandido  Corrotca 
entretenía  sus  ocios  de  la  penitenciaria  con  la  lectnra  de 
las  prisiones  Silvio  Pellico;  y  que  Justo  Pastor  Peña,  el 


asesino  de  don  Manuel  Cifuentes,  sabia  de  memoria  los 
Misterios  dcParis  de  Eiijenio  Sue,  pareciendo  tener  ade- 
mas su  tintura  en  algunas  de  las  otras  oliras  litei-arias 
que  han  sido  mas  famosas  eu  Francia  durante  los  últi- 
mos tiempos. 

Asi  como  un  gran  número  ile  malvados  ono  saben  leer 
y  escribir,  puede  haber  también  [)crsi)iias  siiinanientc  hon- 
radas, estremadamente  virtuosas,  que  no  sean  capaces  de 
distinguir  el  A  de  la  B. 

Pero  los  asertos  anteriores  no  ])ruoban  nada  contra  la 
influencia  bienechora  do  Iqíb  ^eipenlos  mas  rudinicntalos 
de  la  instrucción  primaria  Sfijí^'el  carácter  y  conducta  de 
la  jeneralidad  de  los  indiv^úfe.  No  hay  una  panacea  u- 
iii  versal  e  infalible  |)ara  las  eófermedades  del  alma,  como 
no  la  hay  para  las  enfermedades  del  cuerpo  Está  muy  le- 
jos de  nosotros  la  pretencion  de  querer  hacer  representar 
"a  la  instrucción  primaria,  en  la  hijienc  y^aedicina  mate- 
rial al  purgativo  de  hf^  Roi,  al  alcanfor  de  Raspail,  al  a- 
gua  de  Priessnitz  a  las  pildoras  de  Brandreth  o  de  Ho- 
loway.  La  instrucción  primaria,  antidoto  poderosísimo, 
remedio  eficasisimo  en  muchos  casos,  no  es  ni  un  ])reser- 
vativo  inerrable  ni  un  correctivo  seguro  de  todos  los  vi- 
cios i  torpezas.  No  todo  el  que  sabe  leer  i  escribir  está 
armado  de  un  escudo  contra  todos  los  impulsos  de  las  ma- 
las inclinaciones,  contra  todas  las  tentaciones  del  crimen, 
como  no  todo  el  que  está  vacunado  se  halla  forzosamente 
libre  de  ser  acometí*)  por  la  viruela;  pero  todo  el  que 
sabe  leer  i  escribir  tiene  muchísimas  mas  garantías  que 
el  ignorante  contra  la  corrupción,  como  el  que  está  va- 
cunado se  encuentra  infinitamente  mas  asegurado  que  el 
que  no  lo  está  contra  el  contajio  de  la  peste. 

La  verdad  de  esta  aseveración  es  evidentísima. 

La  asistencia  sola  a  la  escuela  donde  se  enseñan  la  lee- 


50 


EI^  IJWSTlTr/TO  jyJiCIOJVJil^. 


tura  ¡  escritura,  i  la  dissiplina  que  se  observa  en  ella, pro- 
penden activamente  a  la  educación  del  corazón  de  los 
alumnos.  Los  niños,  jeneralnicntc  hablando,  contraen  en 
la  Escuela  hábitos  de  orden,  de  sumisión,  de  trabajo  con- 
tinuado e  incesante,  que  mas  tarde  no  pueden  olvidar. 
En  el  taller,  o  en  cualquiera  otra  parto,  desplegaran  las 
mismas  virtudes  que  en  la  Escuela.  El  alumno  acostum- 
brado a  llenar  sus  deberes  con  exactitud,  a  desempeñar 
una  tarea  cada  dia,  a  sufrir  un  castigo  sino  cumple  con 
ella,  a  recibir  un  premio  si  se  porta  con  la  constancia  i 
aplicación  debidas,  será  con  toda  probabilidad  un  indivi- 
duo honrado,  que  no  faltará  nunca  a  su  palabra,  que  eje- 
cutará sus  obras  con  método,  que  no  se  dejará  arrastrar 
por  la  pereza  que  se  eyfortará  por  imprimir  el  sello 
de  la  perfección  a  cuanto  galga  de  sus  manos. 

Esta  preparación  moralizadora  es  un  cxelente  novicia- 
do para  la  vida.  Pues  la  Escuela  dá  todavía  a  los  que 
k  frecuentan  alguna  cosa  mas,  la  lectura  i  la  escritura, 
esos  dos  instrumentos  de  valor  inapreciable  que  produ- 
cen el  desenvolvimiento  de  todas  las  facultades  del  espí- 
ritu. Ese  cultivo  intcletual  que  el  hombre  saca  de  la 
Escuela  es  lo  que  mas  contribu)'e  a  la  mejora  de  su  ca- 
rácter í  a  la  morijeracion  de  sus  costumbres. 

La  virtud  no  está  reñida  con  la  ciencia.  ¿Qué  seria 
de  la  moral  sí  fuese  un  absurdo  que  necesitara  el  ampa- 
ro déla  ignorancia,  la  protección  del  embrutecimiento? 
¿Para  qué  nos  liabrá  dado  Dios  la  íntelijencia  si  su  per- 
feccionamiento había  de  ser  un  mal,  sí  el  individuo  ha- 
bla de  ser  mas  malvado  a  medida  que  fuera  siendo  mas 
sabio?  Hai  opiniones  que  no  merecen  ser  discutidas,  hai 
paradojas  que  no  son  dignas  de  una  refutación.  El  buen 
sentido  mas  vulgar  bastaría  para  esplícar  a  los  que  pre- 
tendiesen que  la  ignorancia  es  la  condición  de  la  virtud, 
i  que  el  hombre  es  mas  honrado  mientras  mas  se  a(  cr- 
ea 8,  las  bestias. 

Cuanto  mas  instruidos  son  los  individuos,  tanto  mas 
conocen  sus  deveres  í  sus  intereses. 

Cuanto  mas  instruidos  son,  tanto  mas  capases  son 
también  de  comprender  las  ventajas  que  se  ligan  al 
cumplimiento  de  nuestras  obligaciones. 

Cuanto  mas  instruidos  son,  tanto  mas  perciben  las 
penas  inherentes  a  la  violación  de  las  leyes. 

Asi  la  instrucción  no  es  el  obstáculo,  sino  el  apoyo  de 
la  virtud.  La  lectura  i  la  escritura,  en  vez  de  ser  los 
adversarios,  son  los  sostenedores  de  la  moral.  El  hom- 
bre que  conoce  el  alfabeto,  i  que  sabe  consignir  sus  pen- 
samientos en  el  papel  con  la  pluma,  está  mas  próximo  a 
ser  honrrado  que  malvado,  no  solo  porque  el  aprendizaje 
de  esos  dos  ramos  es  la  condiccion  de  todo  desarrollo 
inteletual,  sino  también  porque  ellos  son  por  si  mismos 
preservativos  contra  la  corrupción  de  las  costumbres. 

El  que  sabe  leer  tiene  en  este  conocimiento  un  auxilio 
para  ahuyentar  el  fastidio  sin  recurrir  á  diversiones  ve- 
dadas o  perjudiciales.  La  historia  de  una  gran  nación,  la 
biografía  de  un  hombre  célebre,  un  viaje  por  una  comar- 
ca que  llama  la  atención  a  causa  de  su  orijinalidad  o  de 
sus  adelantamientos,  la  relación  de  una  aventura  intere- 
sante, ocupan  la  imajinacion  y  libertan  de  malas  tentacio- 
nes. La  taberna  estaría  menos  poblada  si  la  escuela  fuera 
mas  concurrida.  El  juego  la  dixoluccion  y  la  embriaguez 
no  harían  tantos  destrozos  en  las  masas,  sí  el  hombre  su^ 
piera  pedir  a  un  libro  el  placer  que  busca  en  los  vicios  mas 
degradantes,  muchos  por  matar  el  tiempo  se  entregan  a 
esas  pasiones  brutales,  en  fuya  satisfacción  pierden  el  di- 
nero, el  honor  y  la  vida  y  frecuentemente  el  dinero  y  la 
vida  de  una  mujer  y  de  sus  hijo-!.  Easeñcmosles  a  leer  pa- 
ra evitar'su  ruina  y  la  de  su  familia. 

La  posesión  de  la  escritura  no  es  menos  favorable  a  la 
moralidad  pública  que  la  de  la  lectura,  nos  sobrarían  los 
ejemplos  para  manifestarlo;  pero  por  tener  demasiado 
largos,  nos  contentaremos  con  presentar  únicamente  dos. 


Vamos  a  tomar  el  primero  de  un  célebre  autor  inglés, 
Mr.  Makintosh. 

"He  tenido  durante  mi  residencia  en  la  Lidia,  dice 
esto,  frecuentes  ocasiones  de  comparar  la  conducta  de 
hombres  que  habian  tenido  la  desgracia  de  no  recibir  edu- 
cación, con  la  conducta  de  aquellos  que,  habiendo  apren- 
dido a  escribir,  se  hallaban  en  estado  de  mantener  corres- 
pondencia con  su  familia  Esta  sola  circunstancia  contri- 
buía eficazmente  a  alimentar  en  simples  soldados,  en  ma- 
rineros groseros,  sentimientos  de  honor  y  disposiciones 
virtuosas,  mientras  aquellos  que  se  encontraban  en  la 
imposibilidad  de  ponerse  en  comunicación  directa  con  sus 
amigos  ausentes,  perdían  la  influencia  deesa  vijilancia 
mutua  y  de  esa  responsabilidad  moral  operada  por  la 
presencia  invisible  de  personas  queridas,  que  son  frenos 
saludable*,  fuentes  de  orden,  de  cconomia  y  de  pudor;  y 
se  abandonaban  a  una  indolencia  destructora  de  toda 
reserva,  y  de  todo  respeto  por  si  mismos,  desconociendo 
la  necesidad  de  adquirirse  una  buena  reputación." 

El  segundo  de  los  ejemplos  que  hemos  ofí-ecido  so  re- 
fiere a  una  materia  que,  aunque  muy  diversa  de  la  an- 
terior, no  es  menos  in)portante  y  jeneral.  Si  todos  los 
habitantes  de  la  nación  supieran  escribir,  podria  exijir- 
se  que  todos  los  contratos  y  muchos  de  ios  actos  mas 
graves  y  delicados  de  la  vida  civil  fueran  formulados 
en  documentos  escritos,  que  contendrían  la  espresion  de 
los  datos  fundamentales  y  la  especificación  de  los  dere- 
chos y  deberes  de  las  partes. 

Semejante  práctica  prestarla  garantías  á  los  débiles, 
introducirla  la  exactitud  en  las  costumbres  públicas,  ase- 
gurarla la  relijiosidad  en  la  ejecución  de  los  pactos,  qui- 
tarla á  la  mala  fé  un  gran  número  de  sus  pretestos  in- 
cidiosos,  y  evitarla  la  sustanciacion  de  muellísimos  liti- 
jiop.  Sobre  todo  proporcionaría  un  exelente  arbitrio 
para  adoptar  un  sistema  conveniente  de  pruebas  judicia- 
les, que  solo  diera  cabida  en  justos  y  reducidos  limites 
á  la  prueba  de  testigos,  poniendo  asi  termino  auna  mul- 
titud de  abusos  y  de  maldades.  "No  hay  para  que  decir 
la  facilidad  con  qdií"por  medio  de  declaraciones  juradas, 
dice  el  mensaje  que  anunció  á  las  cámaras  chilenas  la 
presentación  del  proyecto  de  código  civil,  pueden  impug- 
narse y  echarse  por  tierra  los  mas  lejítimos  derechos. 
Conocida  es  en  las  poblaciones  interiores  la  existencia 
de  una  claí-e  infame  de  hombre-^,  que  se  labran  un  medio 
cambio  de  subsistencia  en  la  prostitución  del  juramento. 
Algo  tímidas  parecerán  1)ajO  este  punto  de  vista  las  dispo- 
siciones del  proyecto;  pero  se  ha  recelado  poner  trabas 
á  la  facilidad  de  las  transacciones,  y  se  ha  creído  mas  pru- 
dente aguardar  otra  éjwca  en  que,  jeneralizado  por  to- 
das partes  el  uso  de  la  c-critura,  se  pueda  sin  íncoveníen- 
te  reducir  á  mas  estr  clios  limites  la  admisibilidad  de 
la  prueba  verbal."  Como  se  ve  por  la  cita  anterior  si 
el  arte  de  la  escritura  hubiera  estado  entre  nosotros  tan 
difundido  como  debía  ser,  habríamos  principiado  á  go- 
zar los  beneficios  de  esa  limitación  de  la  prueba  por  tes- 
tigos, que,  según  el  mismo  mensaje  es  ya  antiguo  en 
Francia  y  Portugal,  donde  ha  producido  saludables  e- 
fectos. 

Siendo  la  escritura  en  cada  individuo  no  solo  una  ha- 
bilidad científica  é  industrial,  sino  también  una  garantía 
de  que  cumplirá  fielmente  sus  compromisos,  no  puedo 
ponerse  en  duda  la  influencia  inmensa  que  ella  debe  e- 
jerccr  sobro  la  moralidad  i)ública. 

(Continuará.) 


EL,  IJVSTITUTO  JY^CIOJV^L,. 


NOCIONES 

De  Cosmoj^rafía  y  Jeografía 
Física, 

ESCIRTAS  PARA  LOS  NIÑOS. 

For  Santos  Toruno,  Director  cJellnstUuto  Nacional  de 
Guatemala. 

(Continúa.) 

LECCIÓN   VI. 

DiMKNSIONES    DE  LA  TlKRRA. 

Hemos  dicho  i  demostrado  que  toda  circunfe- 
rencia grande  o  pequeña  se  considera  dividida  en 
360  partes  iguales  llamadas  grados.  Por  consi- 
guiente, un  grado  no  tiene  una  medida  determi- 
nada, sino  que  su  lonjitud  depende  de  la  magni- 
tud de  la  circunferencia.  Si  suponemos  que  un 
círculo  tiene  360  millas  de  circunferencia,  un  grado 
tendrá  de  largo  una  milla  cabal;  pero  si  el  círculo 
fuere  mayor  o  menor,  la  lonjitud  del  grado  tam- 
bién será  mayor  o  menor.  Apliquemos  este  prin- 
cipio a  la  medida  de  la  circunferencia  de  la  Tierra: 
Para  ello,  tomemos  dos  lugares  que  estén  distan- 
tes uno  de  otro  i  en   el   mismo   meridiano. 

Colocando  dos  observadores  uno  en  cada  lugar 
con  instrumentos  exactos,  en  un  dia  determinado 
i  a  una  misma  hora  de  la  noche,  podrán  observar 
una  misma  estrella  en  su  paso  por  el  meridiano; 
midiendo  en  el  mismo  instante  el  ángulo  que 
forma  la  visual  tirada  a  la  estrella  con  la  vertical 
cjue  pasa  por  la  cabeza  del  observador.  Supon- 
gamos que  uno  de  los  ángulos  valga  siete  grados 
i  el  otro  cinco.  Kn  este  caso,  los  dos  puntos  del 
meridiano  celeste  cjue  determinan  el  zenit  de   los 


Las  dos  verticales  que  pasan  por  los  pies  de 
los  observadores,  interceptan  dos  grados  en  el 
meridiano  terrestre,  como  se  ve  también  en  la 
figura.  Midiendo  la  distancia  que  hai  entre  los 
dos  observadores,  se  obtendría  el  valor  de  los  dos 
grados  en  unidades  lineales;  i  tomando  la  mitad 
de  este  valor,  tendríamos  la  lonjitud  de  un  gra- 
do terrestre,  que  es  de  20  leguas  marinas  o  de  2  5 
leguas  comunes.  Multiplicando,  pues,  el  valor 
de  un  grado  terrestre  por  360,  resulta  que  la  cir- 
cunferencia de  la  Tierra  tiene  7200  leguas  mari- 
nas o  9000  leguas  comimes. 

En  Jeometría  se  deniuestra  que  la  relación  de 
la  circunferencia  al  diámetro  es  de  7  es  a  22. 
Por  consiguiente,  para  encontrar  el  diámetro  de 
la  Tierra  formaremos  la  siguiente  proporción:  sí 
a  una  circunferencia  22  le  corresponde  un  diá- 
metro 7,  a  la  circunferencia  de  la  Tierra  que  es 
de  7200  leguas,  le  corresponde  un  diámetro  de 
2291  leguas.  Formando  la  mitad  del  diámetro  te- 
nemos el  radio  de  la  Tierra,  que  es  de  1 146  le- 
guas. 

También  se  demuestra  en  Jeometría  que  la 
superficie  de  una  esfera  se  encuentra  multipli- 
cando la  circunferencia  por  el  diámetro;  de  mo- 
do que  si  multiplcamos  7200  por  2291,  tendre- 
mos la  superficie  del  globo  que  habitamos,  que 
es  de  16.465,200  leguas  cuadradas. 

Finalmente,  la  solidez  o  el  volumen  de  una  'es- 
fera se  encuentra  multiplicando  la  superficie  por 
la  la  tercera  parte  del  radio;  i  en  consecuencia, 
si  multiplicamos  la  superficie  de  la  Tierra  por  la 
tercera  parte  de  su  radio  tendremos  su  volumen, 
que  es  de  6,30i.i66,40o31eguas  cúbicas. 

Las  dimensiones  de  la  Tierra  espresadas  en 
medidas  del  sistema  métrico,  despreciando  las 
fracciones,  son; 

Circunferencia 40,000  kilómetros 

Diámetro 12,712  id. 

Radio 6,35(5  id. 

Superficie 508.480,000  id.      cuadrados- 
Volumen  1.077,296.23(1,800  id.     cúbicos. 

Por  el  cuadro  anterior  se  ve  que  la  superficie 
de  la  Tierrra  tiene  mas  de  500  millones  de  kiló- 
metros cuadrados,  que  hacen  mas  de  ló  millones 
de  leguas  marinas  cuadradas;  i  la  solidez  o  su  vo- 
lumen tiene  mas  de  un  billón  de  kilómetros  cú- 
bicos que  hacen  mas  de  6  mil  m¡llones[de  leguas 
cúbicas. 

(  Continuará.) 


observadores,  estarán  a  la  distancia  de  dos  gra- 
dos uno  de  otro,  como  se  ve  en  este  grabado. 


52 


r.f,  JJVSTITJITO  JV^CIOJV»ltj. 


ELEMENTOS 
IHí    I^A    I^ENtíllA  INGLESA, 

Para  vso  de  hsahinmos  íM  Instituto  Nacional 
(le  Guatemala. 


PRIMER  eiJRsO. 

(Continúa.) 

SlíVEATlt  I^ESSOIV. 

VOCABULARY. 


The  gla8s,  el  vofio. 
The  cup,  la  taza. 
The  nieat  la  carne. 
Tlie  salt,  la  sal 
Tlie  silgar,  el  azúcar. 
The  -vs-ater,  el  agua. 
The  bread,  el  pan. 
The  paper,  ef  jxtpel. 
The  pepper,  la  pimienta. 
TXiGmWk,  la  leche. 
The  iiik,  la  tinta. 
The  gun,  el  fusil. 


Protty,  bonito. 

\Jg\y' feo. 

Handsome,  fine,  hermos  >. 

New,  nuevo. 

Oíd,  viejo. 

Useful,  {itil. 

It,  lo. 

I  have  it,  yo  lo  tingo. 

I  have  it  not,  yo  no  lo  tengo. 


The  Liittcr.  /a  mant<qnilla. 
Tlie  cheesc,  d  queso. 
The  coffoc,  el  ci'/é. 
The  tea,  el  té. 
Tiic  cliocolatc,  le  chocolate. 
The  hattor,  el  sombrerero. 
Tlie  baker,  el  panadero. 
The  taih)r,  d  sastra. 
The  sailor,  el  marinero. 
The  ncighbor,  el  vecino. 
The  captain.  el  capitán 
Tlic  biittei-fl3-,?a  mariposa. 

Uscless,  ináfiJ. 
0\>cdie.ut,  obediente. 
Pisobedient,    deso'e'üe  te. 
Glad,  alegre,  eontnto. 
Forrowfiil,  triite. 

Tlieni,  los,  las. 
I  liavc  tiiem,  yolos  tengo. 
I  have  theiu not,  nolos  ten- 
go. 


EXERCISES. 


I  have  tlie  good  gla?s — Yon  havothc  bad  cup. — Has 
my  brotiier  the  good  nicat.''— Yes,  sir,  your  brotlier  lias 
thegoodineat.— Who  has  the  sal t:-*— Yon r  niece  has  the 
salt. — Has  not  your  grand-father  my  silgar? — No,  sir, 
niy  grand-fatlicr  lias  not  your  sugar.— Has  John  the  fine 
water? — Jolin  has  not  the  fine  water. — Have  yon  not  the 
cid  bread?  Yes,  sir,  I  have  it. — Has  this  man  yonr  new 
paper?  This  man  has  not  my  new  paper. — Has  that  oíd 
wonian  pur  paper?— This  oíd  woman  has  not  your  paper. 
Which  ink  has  my  cousin?  Your  cousin  has  my  ink. — 
Who  has  the  oíd  guns?  My  neighbor  has  them. 

II. 

Es  útil  esta  libro.'*  —  Si,  señor,  este  libro  es  mui  útil. 
— Es  inútil  ese  fusil?— No,  Señor,  este  fusil  no  es  inútil. 
—Quien  tiene  una  mariposa  bonita?  El  sastre  tiene  una 
mariposa  bonita.— Tiene  Ud.  la  buena  mantequilla?— 
Tengo  la  bnena  mantequilla  — Tiene  él  mi  buen  queso? 
El  no  tiene  su  buen  queso  de  Ud.— Qué  café  tiene  el  som- 
brerero? El  sombrerero  tiene  el  feo  café.— Tiene  mi  her- 
mana su  hermoso  té?  Ella  no  lo  tiene.- Tiene  esta  mu 


jer  el  liuon  cliocolale?  KUa  no  ti 
pero  tiene  iii  Inicua  carne. 

III. 


aicii  cliocolafc; 


CoNvERSATiON  A.— Has  the  captain  a  prctty  butter- 
fly?  Have  tlicy  my  water  and  bread?— Have  we  your 
good  paper?— Which  ink  have  you?— Have  not'  my 
ncigiibors  a  good  horsc?— Have  you  the  niilk  and  the 
buttor? — Who  has  the  bread  and  theciieese?— Is  this  man 
my  fatlier? — Is  that  woman  my  motiicr? — Are  thosc  iiou- 
ses  vcry  large? — Are  tliose  gardens  vcry  Miiall?-  Is  tiiis 
glass  for  John? — Is  that  apple  for  Mary? — Is  that  oran- 
ge  for  tiie  sailor? 

IV. 

CoNVEUSATinv  B.— AVhat  has  tlio  biilor?— Wliat  hn^ 
the  baker.^— AVliat  has  tlie  liattor?— What  lias  tiie  cap- 
tain?— What  lias  niy  neighbor? — Is  your  dog  ]n'etty? — 
Have  you  inany  oíd  guns? — Is  yonr  íiorse  ugly?— Is  not 
this  honse  fine? — How  many  new  lioiises  have  those  men? 
r— Is  not  tliis  book  useful? — Have  I  not  a  úseles  hoy?— 
Are  your  son*;  obodient? — Is  this  boy  disobedient?  — 
Are  you  not  glad?— Are  they  vcry  sórrowful? — Have 
you  not  my  new  hat? — Have  you  it? — Have  you  not  it? 
— Have  tíiose  men  their  glasscs? —  Have  we  them? 
—Who  has  them? 


CoNVERSATfON  C— Whcrc  are  mv  parcnts?- 
rcuts  in  their  gai-den? — Are  not  my  parcnts 
rdeii? — How  many  soiis  has  tiiis  jioor  woma: 
is  poor  woman  many  daughters? — Has  not  t 
«ornan  many  daughters?— Who  has  my  oíd   hat.—  »  ii<> 
has  my  new  book?— Have  my  úneles  many  pretty  dogs? 
— Have  not  your  aunts  four  large  houses?-Whi  ro  is  my 
cousin? — Who  isyour  nepliew? — Wliere  i.-¡  our  niece.'' — 


How  many  new  book 
ny  pens? 


lave  those  bovs?- 


nicce.'' — 
Have  thev  ma- 


EIGIITII  i.i:sso\. 


VOCAnUL.UÍY. 


Hat,  sombrero. 

I'nper,  papel. 

Paper  Iiat.  sombrero  de  papel. 

Fish,  pescado. 

Sea,  mar. 

Sea-Fish,  pesrndmle  tiinr. 

Parlor-door.  pherta  de  sala. 

Straw,  paja. 

Straw-liat,  sombrer"  di  ])a¡a. 

Thread.  hilo. 

T!lread-stockinL^   vidlia  de 

litio. 
Silver.  plata. 
Silver  spoon.  ciuhaia  de  pía 

ta. 
Wool,  lana. 
WooUen,  d'-  lana. 
Earth,  tierra. 
Earthen,  de  tierra. 
I   have   the  wooden    table, 

tengo  la  mesa  de  madi  ra. 


Jlaster,  maestro. 
School,  e-fífc/t'. 
Sciiool-mastcr,  maestro  de 

eni'uehi. 
Door.  pnrrtu. 
V-.uhn-.salo. 

Silk-stockiii!,',  media  di-  si'- 

da.. 
Lcatlicr.  rn/rW.r:». 
Li>atKer  -sime,  zafndo    de 

lorilolmn. 
Si;k    glovcs.    gnautes    de 

Wood,  madera. 

Wooden,  de  madera. 

Gold,  oro. 

Goldon,  df  oro. 

You    have    the    wool! en 

stockings,  U(/.   tieiic  la 

midias  de  lana. 


EL,  MJVSTITVTO  JV^CIOJY^L,. 


53 


A  pound  of  sugar,  tina  libra  A  bottle  of  wine,  íma  bo- 
de azúcar.  tella  de  vino. 

A  «ílass  of  water,  nn  vaso  de  A  piecc  of  breatl,  un  peda- 
agua,  zo  de  pan. 

A  cup  of  tea,  una  taza  de  té. 


EXERCISES. 


llave  j'oii  niy  silver  fork?  No,  sir,  I  liavc  it  not. — Wlii- 
ch  pen  havo  you?  I  liave  my  fine  goklen  pen.-Whicli  spoon 
haveyou?  liiave  tnysilver  spoon.  — Have  yon  my  woo- 
den  talile?  I  liave  it  not. — llave  you  your  tliread  stoc- 
kiiig?  I  llave  it  not. — Whicii  stockiug  haveyou?  I  liave 
my  .silk  stockinsr. — AVliic-h  liat  liave  you?  I  havc  your 
fine  paper  liat. — Havo  you  your  straw  liat?  I  have  it  not. 
Wliicli  liandkercliicf  have  you?  I  have  my  silk  handker- 
chiof. — Wiiich  stockings  have  you?  I  have  tlie  woollen 
stockings- — Which  shoe  havc  you?  I  have  the  leather 
shoe  — Have  you  the  wooden  gun?  I  have  it. — Which 
boot  have  you?  I  havc  the  pretty  leather  boot. 

II. 

Tiene  Ud.  mi  chaleco  de  seda?  No,  señor,  no  tengo  su 
chaleco  de  seda;  pero  tengo  su  sombrero  de  paja.  — Tie- 
ne él  sus  guantes  de  cuero?  No,  no  los  tiene. — Tiene  es- 
ta mujer  un  pañuelo  de  seda?  Si,  ella  tiene'  unjpañiiclo 
do  seda. — Tiene  vuestro  abuelo  un  tintero  de  madera? 
Tiene  un  tintero  de  plata. — Tiene -mi  hermana"  su  dedal 
de  oro?.  No.  ella  no  tiene  su  dedal  de  oro,  sino  de  plata. 
■ — Tiene  sueño  mi  hijo?  No,  señor,  no  tiene  sueño,  pero 
tiene  hambre  — No  tiene  él  sed?  Si.  señor  tiene  sed  i 
hambre. — Tiene  él  fr  o  o  calor?  No  tiene  ni  frió  ni  calor. 
Tiene  vuestro  hermano  miedo  o  vergüenza?  No  tiene  ni 
miedo  ni  vergüenza. 

III. 

Co\VK:H.\TroM  A. — Ilive  you  my  paper  hat?. — llave 
you  not  iny  paper  iiat? — llave  we  the  sca-fish?— llave 
\ve  not  sca-fish? — Ila.s  tlie  school-mastcr  any  good  book-? 
—  Has  not  the  school-mastcr  any  goo<i  books?  — Is  the 
parlor-door  new?— Is  not  the  parlordoor  now? — lias 
my  brother  a  straw  hat? — Has  not  my  lirother  a  straw 
liat? — Has  your  sister  my  thread  stockings?  — Has  not 
vonr  sister  mv  throad  stockiiiírs? — Has  this  woin:tii  a 
silk  hankerehicf.'—Ifa^  not  this  Woiu-.ui  a  silk  lian.ikoi- 
chior.' 


IV 


Co>f VEiis ATiox  I).  -Have  those  boys  their  leather  sho- 
c  ? — ^Have  not  those  boys  their  leather  shoes?— Has  she 
a  silver  spoon? — Ha>s!ie  not  a  silver  spoon?— Wlio  has 
my  silk  gloves? — Have  you  my  woollen  stockings?— 
Has  my  motiier  a  wooden  tablc?— Has  not  mv  mother  a 
wooden  tablc? — Has  Mary  a  goldcii  |)en?— llave  you  a 
]>ouiid  of  sugar? — Have  j'on  not  a  pound  of  sugar? — 
lías  this  man  a  bottle  of  wine?  —  Has  not  this  poor  man 
a  bottle  of  wine? 


CoN'vEns.\TioM  C. — Have  you  the  paper? — Have  you 
not  tlie  paper? — llave  you  my  dictionary? — Have  yon 
not  my  dictionary.^ — Have  you  the  pensil.^ — Have  you 
not  the  pensil? — Have  you  the  atlas?— Have  you  not 
the  atlas? — Have  you  the  penknife?— Have  you  not  the 
penknife?— Havc   you  the  copybook?— Have  you   not 


the  copy-book? — Have  you  the  inkstand? — Havc  you 
not  the  inkstand? — Have  you  the  desk? — Have  you  not 
the  desk.'' — llave  you  a  good  book? — Have  you  not 
good  book?— llave  you  the  bench? — Have  you  not  the 
bcnch? 

(Confimiard). 


INTRODUCCIÓN  A  LA  HISTORIA  UNIVERSAL. 

Escrita  para  los  7iiños,  por  E.    Clodd. 

(Continúa.) 

IX. 

Primeros  pastores,  labradores  t 
comerciantes. 

De  un  salvaje  vagabundo,  .áspero  i  de  descuidado  cabe- 
llo, manteniéndose  de  raices,  o  agazapándose  detras  de 
las  rocas  o  de  los  árboles  para  echarse  sobre  su  presa, 
incierto  cada  mañana  de  conseguir  su  alimento  del  dia, 
antes  que  llegase  la  noche,  el  hombre  se  convirtió  en 
pastor  reconociendo  no  solo  la  grandeza  de  la  tierra  so- 
bre que  habia  sido  colocado,  sino  también  comprendien- 
do confusamente  su  superioridad  sobr«  las  bestias  del 
campo  i  sobre  las  aves  del  aire. 

Algunos  de  ellos,  viendo  cuan  íitiles  er;in  cierto.s 
animales  por  la  leche  i  carne  que  proporcionaban  co- 
mo alimento,  i  por  sus  pieles  que  podian  ser  conver- 
tidas en  suaves  vestidos,  principalmente  la  de  los  jó- 
venes, aprendieron  a  domesticarlos  i  reunirlos  en  ma- 
nadas o  rebaños,  a  las  que  hacian  cambiar  amenudo 
de  lugar  en  busca  de  buenos  pastos.  Estos  hombres 
fueron  los  primeros  pastores;  pasaban  una  vida  nóma- 
de, f errante)  i  habitaban  en  tiendas  que  mudaban  fá- 
cilmente. 

Así  fué  como  vivió  Abraham  miles  de  años  hace, 
i  así  e?  como  aun  viven  las  tribus  herrantes  de  Arabia 
i  de  otros  puntos. 

Mientras  algunos  amaban  la  vida  de  pastores,  otros 
se  establecieron  mas  fijamente  haciéndose  labradores 
o  cultivadores  de  la  tierra.  La  palabra  tierra  significa 
arado. 

Los  instrumentos  de  piedra  de  sus  antepasados  eran 
inútiles  para  desempeñar  ese  trabajo,  i  se  necesitaron 
otros  hechos  de  los  metales  mas  duros  i  mejores.  I 
como  vivían  en  un  lugar  fijo,  no  se  conformarían  con 
tener  por  habitaciones  las  chosas  de  trozos  de  inade 
ra  de  la  Edad  de  Piedra,  o  las  tiendas  de  los  pasto- 
res, sino  que  construían  mejores  casas,  i  liarian  en 
ellas  pesebres  para  sus  ganados  i  almacenes  para  sus 
granos. 

Los  dias  claros  serian  aprovechados  en  sus  labran- 
zas, i  es  de  creer  que  les  agradara  emplear  en  ellas 
a  otros  que  pudieran  construir  sus  casas  i  hacer  sus 
instrumentos.  Así,  uno  después  de  otros  diferentes  por 
profecíoncs  surjian  entre  ellos,  que  les  conduciría  auxi- 
lios i  provechos  mutuos:  así  se  formarían  los  caseríos, 
i  así  también  estos  se  convertirían  en  aldeas,  i  las 
aldeas  en  ciudades. 

Las  diferentes  clases  dc  jentes  se  unirían  para  de- 
fenderse de  sus  comunes  enemigos:  así  aprenderían  to- 
dos el  arte  de  la  guerra,  o  escojerian  los  mas  va- 
lientes o  fuertes  de  ellos  para  construir  el  ejército  que 
defendiese  las  tierras  i  proi)iedades  de  la  comunidad. 
El  mas  sabio   i  justo  de  todos  fué  escojído  para  for- 


54 


mi,  IJVSTITUTO  jvaciojv^i,. 


mar  las  le3^cs  que  el  pueblo  acordaba  para  su  pro- 
pio bien;  porque  los  celos  i  malas  pasiones  domina- 
ron a  los  iiombrcs  en  sus  primeros  dias,  como  le  do- 
minan hoi,  causando  esas  desoladoras  guerras  que 
lian  oscurecido  muclios  puntos  luminosos  en  la  histo- 
ria del  género  liumauo.  Ciertamente  los  labradores 
i  los  habitantes  de  las  poblaciones  estarían  inclina- 
dos a  disfrutar  una  vida  pacifica  i  tranquila,  pero  no 
sucedería  lo  mismo  a  los  jefes  de  las  tribus  erran- 
tes que  vcndriau  seguidos  de  sus  partidarios,  ])as 
tores  i  ganados  a  obtener  por  la  fuerza  los  objetos 
que  estimulaban  su   codicia. 

No  queremos  decir  con  esto  que  fuesen  ellos  siem- 
pre los  culpables,  pero  entre  ambos  partidos  es  pro- 
bable qneel  suyo  estuviese  siempre  mas  dispuesto  a 
promover  una  riña.  Algunas  disputas  surgirían  con 
respecto  á  la  propiedad  de  las  tierras:  los  nómades 
que  amaban  la  holganza  de  la  vida  pastoral  mas  que 
el  duro  trabajo  de  los  constructores  de  casas  o  de 
instrumentos,  querían  participar  de  los  buenos  frutos 
que  los  labradores  hacian  producir  a  la  tierra,  o  desea- 
rían Jas  brillantes  i  afiladas  armas  fundidas  por  los 
trabajadores  de  metale?,  i,  con  cualquier  motivo,  la  ''m  - 
la  sangre"  como  se  dice  vulgarmente,  se  encendería,  i  la 
terminación  seria  una  lucha  cuerpo  a  cuerpo.  El  mas 
fuerte  vencería  al  mas  débil,  se  apoderaría  de  su  tierra  o 
la  dejaría  arrasada,  i  haría  sus  esclavos  aquellos  pi'isio- 
neros  que  pudiera  utilizar.  Era  esta  una  edad  como  otras 
posteriores,  en  que  la  ternura  de  sentimientos  no  domi- 
naba el  corazón  del  hombre,  i)ero  en  que  tampoco  eráos- 
te dominado  por  la  sed  de  oro:  la  dura  lei  que  entonces 
existia  era  la  siguiente: 

"El  que  pueda  cojer  una  cosa  la  cojera,  i  el  que  tenga 
fuerza  la  conservara." 

Mas  las  gueri-as  tienen  su  término,  i  los  hombres  com- 
prenderían que,  después  de  todo,  era  mejor  vivir  en  paz  i 
amistad.  Empezaría  el  comercio:  la  tierra  daría  al  la- 
brador mas  fruto  del  que  él  necesitaba,  i  este  se  alegra- 
ría de  traficar  con  aquel,  dando  una  parte  al  pastor  en 
cambio  de  su  ganado,  i  otra  por  sus  instrumentos  al  que 
trabajábalos  metales,  resultando  de  estos  cambios  un  be- 
neficio nu'ituo. 

Como  el  tráfico  crecía,  se  pensó  que  era  embarazoso  e 
inconveniente  llevar  los  efectos  de  lugar  on  lugar,  espe- 
cialmente si  eran  poco  solicitados:  i  entonces  acordaron 
establecer  alguna  cosa  que  fuese  fácil  de  transportar, 
constante  en  su  valor  i  que,  si  se  conservaba,  no  se  echase 
á  perder.  Asi,  en  cuanto  pudieron  fabricaron  pedazos 
de  metal,  que  primero  fueron  monedas  de  bronce,  i  des- 
pués de  oro  i  plata,  las  cuales,  siendo  mas  escasas,  tenían 
mas  valor.  _  Sabemos  por  las  pinturas  de  Tébas,  i  por  la 
historia  antigua,  que  estos  dos  metales  eran  tenidos  como 
riqueza  desde  tiempos  mui  remotos.  El  Génesis  dice  que 
Abraham  había  sido  mui  rico  en  ganado,  en  plata  i  oro. 
La  palabra  "  pecuniario  "  que  se  usa  al  hablar  de  la  ri- 
queza de  algún  hombre,  viene  de  lo  palabra  latina  "pe- 
cus  "  que  significa  "  ganado,"  i  nos  manifiesta  que  en  los 
primeros  tiempos  la  fortuna  de  un  individuo  se  calculaba 
á  veces  por  el  ganado  que  poseía. 

Digamos  algo  ahora  acerca  del  lenguaje,  de  la  escritu- 
ra i  de   la  contabilidad. 

X- 


Ignoramos  de  que  manera  adquirió  el  hombre  el  don 
maravilloso  del  lenguaje,  i  en  vano  han  tratado  de  ave- 
riguarlo los  sabios   de  vai  ias  épocas. 

El  mismo  Dios  que  favoreció  al  hombre,  con  órganos 
adecuados  para  producir  tantos  sonidos  diferentes,  le 
dio  también  la  facultad  de  crear  nombres  para  las  cosas 
que  no  veia,  i  palabras  para  espresar  sus  pensamien- 


Existen  algunas  de  estas  de  que  podemos  darnos  una 
esplícacion;  tales  son  las  que  imitan  sonidos,  como  cuan- 
do decimos  "  el  tic-tac  del  rleoj  "  "  el  cu-ck  del  gallo,  " 
etc.,  pero  estas  solo  csplican  una  reducida  jiorcion  del 
gran  número  de  ])alabras  que  constituyen  una  lengua, 
i  que  provienen  de  raices  demasiado  profundas  para  que 
podamos  desentrafiarlas. 

El  hombre  tenia  al  principio  ])ocas  i  mui  cortas  pala- 
bras, i  al  espresar  sus  pensamientos  hacia  mucho  uso  de 
los  signos,  o  "lenguaje  de  acción."  También  nos  servi- 
mos hoi  de  este,  i  lo  em])leamos  cuando  movemos  la  ca- 
beza para  significar  ?io,  cuando  la  inclinamos  para  decir 
si,  i  cuando  estrechamos  las  manos  a  otros  en  testimonio 
de  amistad,  i  este  empleo  será  aun  mayor  si  viajamos 
por   un  país   cuyo   idioma  no    sabemos. 

Hay  pocas  cosas  qne  no  pueden  ser  esprosadas  por 
signos  o  gesticulaciones,  i  entre  los  antiguos  se  dieron, 
i  aun  hoi  se  dan,  representaciones  teatrales  llamadas 
pantomimas  {imitación  de  iodos  las  cosas)  en  las  cua- 
les no  se  empleaba  la  palabra  sino  enteramente  por 
la  acción   i  el  gesto,  o    sea  la  mímica. 

Se  refiere  un  cuento  de  un  rei  que  se  hallaba  en  Roma 
en  tic  npo  del  emperador  Nerón,  i  que  habiendo  visto  la 
maravillosa  mímica  de  un  actor,  pidió  a  aquel  le  cediese 
estecomoun  presente,  a  fin  de  hacer  uso  de  él  cuando  tu- 
viera que  entablar  negociaciones  con  naciones  cuyo  idio- 
ma ignoraba.  Iloi  tenemos  tantas  palabras  que  apenas 
necesitamos  valemos  de  los  signos. 

Asi  como  se  supone  que  las  diferentes  razas  de  hom- 
bres descienden  de  una  sola  familia,  asi  también  se  cree 
que  los  diferentes  idiomas  que  ellos  hablan  provienen  del 
mismo  oríjen.  Se  reconocen  a  estas  tres  fuentes  princi- 
pales, al  hablar  de  ellos  tendré  que  citar  algunos  nom- 
bres de  difícil  pronunciación. 

Hace  algunos  años  se  creía  qns  el  idioma  Hebreo, 
en  que  fueron  escritos  los  libros  sagrados  de  los  ju- 
díos, que  conocemos  con  el  nombre  de  Viejo  Testa- 
mento, era  la  madre,  por  decirlo  asi  de  las  otras  len- 
guas; mas  por  el  estudio  de  algunas  palabras  i>i-imi- 
tivas,  se  ha  comprendido  depues  que: 

1.  El  Sanskiito.  en  que  se  escribieron  los  libros  sa- 
grados de  los  Brahmanes,  i  que  se  hallaba  aun 
en  tiempos  de  Salomón  i  de  Alejadro  Magno,  pero 
que  es  una  lengua  mnerfa,  o  que  no  ^e  habla  hace 
mas  de  dos  mil  años:  El  Zenda,  en  que  fueron  escritos 
los  libros  sagrados  de  los  Persas,  o  adoradores  del 
fuego. 

El   Criego,  o  idioma  de  la  Grecia. 

El  Latin.  o  idioma  de  los  antiguos  romanos, 
i  casi  todos  los  demás  idiomas  i  dialecto-*  hablados  en  la 
India  i  on  Europa  son  hijos  de  la  familia  Indo-Europea 
o  Arííina. 

El  lenguaje  usado  por  esta  nos  enseña  que  era  conocido 
entre  ellos  ],el  arte  de  arar  i  de  construir  caminos"  el  de 
coser  i  tejer,  el  de  hacer  casas  i  decentar  hasta  ciento  " 
Los  lazos  de  padre,  madre,  hermano  i  hermana  eran  res- 
petados entre  ellos,  i  daban  a  Dios,  que  "es  Luz"  el  nombro 
de  Deidad  con  que  aun  se  le  invoca  en  las  iglesias  cris- 
tianas i  en  los  templos  de  los  Indos.  Esa  palabra  viene 
de  otra  mui  antigua  con  que  aquel  pueblo  designaba  el  rie- 
lo, i  que  mas  tarde  se  aplicó  a  El  que  habita  en  él.  "Mas 
allá  del  Sol,  de  la  Luna  i  de  las  estrellas  i  de  todo 
lo  que  está  sujeto  a  mudanza  se  halla  claro  el  cielo  azul, 
el  ilimitado  firmamento  del  cielo."  Allí  es  donde  el  hom- 
bre en  todas  épocas  ha  colocado  la  mancion  de  Dios  que 
es  la  Luz  i  en  la  cual  no  existen  tinieblas. 

2.  La  segunda  división  de  las  lenguas  comprende  el  He- 
breo: t-l  Árabe,  en  que  fué  escrito  el  Koran  o  libro 
sagrado  de  los  Mahometanos,  i  las  lenguas  de  los 
antiguos  Fenicios,  Babilonios,  Asirlos  i  Cartajine- 
ses. 

3.  La  tercera  división  incluyo  las  restantes  lenguas  del 
Asia,  con  escepcion  de  la  de  los  Chinos,  que  es  la  ú- 


kIj  ij\*stitvto  j\*,acioj\\/ií. 


nica  reliquia  de  1í>  forma  ¡¡riraitiva  del  lenguaje, 
pues  todas  sus  palabras  son  de  una  sil.tba. 
Al  hablar  del  lenguaje  temo  haber  causado  alguna  con- 
fucioa  en  mis  jóvenes  lectores;  \)Cto  ha  sido  preciso  to- 
car esta  materia,  porque  ellos  pueden  mas  tarde  oir  ha- 
blar de  ella,  i  entonces  estarán  en  aptitud  de  comprender 
mejoría  importancia  de  estudiar  la  facultad  maravillosa 
que  nos  permite  hablarnos  en  varias  lenguas,  i  leer  en  los 
lil)ros  antiguos  la  historia  de  las  indagaciones  del  hom- 
bre acerca  de  Oios,  Deseo  también  hacerles  comprender 
qnc  el  estudio  de  las  palabras  es  un  entretenido  modo  de 
emplear  el  tiempo,  i  que  el  diccionario,  considerado  por 
muchos  como  un  fastidioso  libro,  encierra  en  sus  pala- 
bras un  tesoro  de  poesia,  historia  i  belleza  de  que  solo 
los  sabios  pueden  gozar. 

(üont  limará.) 


Pasado. 


GrreLm.^tio  ei  infa-ntil 

PARA  LOS  NIÑOS  AMERICANOS, 

POR    I.UI.S   F.  MANTILLA. 

Profesor  de  la  Lempia  i  Literatura  Esjiauda  en  la 
Universidail  de  Nueva- York. 

(Continúa.) 
LECCIÓN  IX. 

CdXJUGACIONES. 

Las  variaciones  que  sufre  el  verbo  para  espre- 
sar personas,  números  i  tiempos  se  \\71m3.  conjuj^a- 
cion.  i  como  todo  verlx)  tiene  una  de  las  tres  termi- 
naciones ar,  cr,  ir,  tenemos  en  castellano  tres  con- 
jugaciones. 

A  la  primera  pertenecen  los  verbos  que  termi- 
nan en  ar. 

A  la  segunda  los  que  terminan  en  er. 

A  la  tercera  los  terminados  en  ir. 

Amar,  cazar,  cenar,  almorzar,  saltar  son  verbos 
de  la  primera  conjugación. 

Temer,  roer,  doler,  beber,  oler  de  la  sesfun- 
da.  ^ 

Partir,  salir,  morir,  rujir,  freír  de  la  tercera. 

Podemos  ahora  conjugar  un  verbo  en  los  tiem- 
pos, números  i  personas  que  conocemos. 

MATAR,  PRIMERA  CONJUGACIÓN. 
PRESENTE. 
SINGCLAU.  PLURAL. 

l.'^  persona. — Yo  mato.  1.=^  persona. -Nosotros  mata- 
mos. 

2.  =*       „        Tu  matas.      2.  "^       „        Vosotros  matáis 

3.  '^       „        El  mata.       3.  '*       „        Ellos  matan. 


SlNfiULAU. 


rLUUAl 


persona. — Yo  mati5.  1.^  persona —Nosotros  mata- 
mos. 
„         Tú  mataste.  2.  =*        ,.         Vosotros  matas. 

teis. 
„         Él  mató.        3.  =*        „       Ellos  mataron. 

Futuro. 


persona.- Yo  mataré.  1.'^  persona. — Nosotros  ma- 
taremos. 

„  Tú  matarás.  2.  ^  ,,  Vosotros  mata- 
reis. 

„         El    matará.  3.=^        „         Ellos  matarán. 

HEBER,  SEGUND.V  CON.IUG.VCION. 

PlíF.SKXTE. 
SINdULAU.  PI.UKAL. 

persona.— Yo  bebo.    L '^  persona.— Nosotros  bebe- 
mos. 
„         Tú  bebes.      2.  ^        ,,         Vosotros liebeis- 
Él  bebe.         3.  "^       „         Ellos  beben. 


Pasado. 


SINOULAR. 

persona. — Yo  beljí 


PLURAI 


X.  '^  persona. — Nosotras  bebi- 
mos. 

Tú  bebiste.  2.  '^  „  Vosotros  bebis- 
teis. 

Él  bebió.       3.=^        „         Ellos  bebieron. 

Futuro. 


SINOULAR. 


PLURAL. 


persona.-Yo  beberé.  I.'*  persona.— Nosotros  bebe- 
remos. 
„        Tú  beberás.  2."^       „        Vosotros    bebc- 

__  réis, 

„         Él  beberá.     3.  '^       „         Ellos  beberán. 

PARTIR,  TERCERA  CONJUGACIÓN. 

Presente, 
singular.  plural. 

persona.— Yo  parto.  1.  "  pcrsona.-Nosotros  parti- 
mos. 

„        Til  partes.     2.  «*       „        Vosotros  parti.s. 
„        Él  parte.       3.  =*       ',        Ellos  parten. 


Pasado. 


SINGULAR. 


PLURAL. 


1.'*  persona. — Yo  partí.    1. '^  persona.— Nosotros  par- 
timos. 
2.'^       „        Tú  partiste.  2. '^       .,        Voso  tros  partis- 

*¿,         '  téi?. 

3. '^       „        Él  partió.  *dM^    „        Ellos  partieron. 


30 


JS1>  IJVSTlTfJTO  JV^CIOJ\*^JL. 


Futuro, 
singular.  plural 

I.'*  persona. -Yo partiré.  I.**  persona. — Nosotros  pai-- 

tirénios. 

2.  =^       „        Tú  partirás.  2.  "*       „        Vosotros  parti- 

réis. 

3,  =«       „        Él  partirá.      3.  °       „        Ellos  partirán. 

CONJUGUEMOS  AHORA  EL  VERBO  SER. 

Presente, 
singular.  plural. 

1. '^  persona. — Yosoi.       1 . '^  persona. —  Nosotros   so- 


2.=*       „        Tú  eres.        2. 
3.=*       „        Él  es.  3. 


Vosotros  sois. 
Ellos  son. 


Pasado, 
singular.  plural. 

1.  apersona. — Yo  fui.        1.'=^  persona.— Nosotros   fui- 
mos. 
2. "       „        Tú  fiiisto.       2-  ^       „        Vosotros  fuisteis 
3.  ^       „        El  fué.  3.  "^       „        Ellos  fueron. 


Futuro. 


SIN(;ULAR. 


PLUUAI 


1.  '^  persona.-  Yo  seré.     1.  ^  persona.— Nosotros  sere- 
mos. 
2.'^       „        Tú  serás.       2  '^       .,        Vn.'jotros  seréis. 
3.  '='       „        El  será.  3.  "^       ■■        Ellos  serán. 

Se  ve  que  en  este  verbo  el  pasado  /ní,/uis/e, 
fuéyfnwios,  fuisteis,  fueron  "^oxi  palabras  distintas 
de  ser,  sui,  ei-es,  es,  somos,  sois,  son,  seré.  &. 

Tambi'!!  hai  otros  verbos  que  como  este  em- 
piezan alL'unos  tiempos  i  personas  con  di.stintas 
letras:  v.  ;.  cader  dicejj'í?  (/ne/>o  en  el  presente,  j)'í? 
C7ij>e  en  ti  pasado;  ir,  hacejj'í?  voi  en  el  presente  i 
feí  en  el  ,;a.sado.  Estos  verbos  se  llaman  irregíi- 
larcs  poní  -e  no  se  conjugan  como  regulármete 
se   conjugan   los  demás. 

Marqúense  todas  las  partes  de  la  oración  que 
el  niño  ya  conoce,  i  hágansele  hacer  ejercicios 
con  las  palabras  contenidas  en  el  siguiente  trozo 

CONGRESO  DE  LOS  RATONES. 

Desde  el    gran  Zapiron  el  blanco  i  rubio. 
Que  después  de  las  a^uas  del  diluvio 
Fué  padre  tmiversal  de  todo   Gato, 
Ha   sido    Miauragato 
Quien  mas  sangrientemente 
Persiguió  a  la  infeliz  ratona  gente. 
Lo  cierto  es,  que  obligada 
De  su  persecución    la  desdichada, 
En    Radopúlis  tuvo   su    congreso. 
Propuso  el    elocuente  Roequeso 
Echarle  un  cascabel,   i  de  esa  suerte. 
Al   ruido   escaparían  de  la   muerte, 
El   proyecto  aprobaron  uno  a  uno 
¿Quien  lo  ha  de  ejecutar  ?    eso  niguno. 
Yo  soi  corto  de  vista.    Yo  mui  viejo. 


Yo    gotoso  decía.    El    consejo 

Se  acabó    como    muchos  en   el    mundo, 

Proponen   un  pi'oyecto   sin  segundo: 

Le  aprueban.   Hacen  otro:  ¡qué  portento! 

¿Pero  la  ejecución?   ahí  esta  el  cuento. 

LECCIÓN  X. 

Yo  como  temprano — Tú  ^d&es&frecuentemen — 
/í'— El  está  cerca — Nosotros  salimos  mucho — Vo- 
sotros jugáis  deínasiado  — Ellos  hablan  bien. 

Aquí  tenemos  acompañados  los  verbos  de  pa- 
labras que  no  son  ni  sustantivos,  ni  adjetivos,  ni 
artículos,  ni  pronombres  ni  verbos,  i  sin  embargo 
espresan  algo  respecto  del  verbo  a  que  .se  juntan, 
sin  ser  necesario  poner  nada  después  para  com- 
pletar una  oración.  Estas  palabras  se  llaman  ad- 
verbios,  que  quiere  decir  junto  al  verbo* 

Los  principales  son  los  siguientes  que  deben  a- 
prendense  de  memoria. 

DE  LOS  ADVERBIOS. 

Los  adverbios  se  dividen  por  su  significación  en 
varias  clases. 

Adverbios  de  lugar:  aquí,  allí,  allá,  acullá,  cer- 
ca, lejos,  enfrente,  detrás,  arriba,  cmima,  abajo,  de- 
bajo, dentro,  fuera,  etc. 

Adverbios  de  tiemjx):  antes,  después,  luego,  des- 
pacio, aprisa,  aun,  todavía,  sitiapn-,  nunca,  jamas, 
etc. 

Adverbios  de  modo:  bien,  mal,  apíi!¿rs,  recio, 
buenamente,  fácilmente,  justametiie,  etc. 

Abvcrbios  de  cantidad:  mncJio,  poco,  liarlo,  bas- 
tante, además,  demasiado,  mas,  menos,  algo,  nada, 
etc. 

Adverbios  d(;  rfirmacion:  ciertamente,  verdade- 
ramente, etc. 

Adverbios  de  negación:  nú,  tampoco,  7tada,  min- 
ea, jamás,  etc. 

Adverbios  de  duda:  acaso,  tal  vez  quizá,  etc. 

(^Continuará) 


LECCIONES 

De  Física  experimental  precedidas  de  algunas  no- 
ciones de  Mecánica,  para  uso  de  los  niños,  por 
el  I)r.  Darío  González,  Profesor  de  Mecá- 
nica y  Física  en  el  Instituto  Nacio- 
nal de  Guatemala. 

LECCIÓN  III. 

Nociones  .sobre  los  movimiento.s, 

1.— Direrciitcs  clases  de  iiioyí- 
lllieilío. — Ya  hemos  dicho  que  movimiento 
es  el  cambio  de  lugar  de  un  cuerpo  ó  que  un  cuer- 
po está  en  movimiento  cuando  cambia  de  lugar  en 


EL  IJVSTITriTO  JVJiClOJVJlI^. 


el  espacio.  Este  cambio  de  lugar  se  opera  en  un 
tiempo  mas  ó  menos  largo,  de  donde  resulta  que 
ha)-  movimientos  de  corta  y  de  larga  duración.  Pa- 
ra medir  el  tiempo  que  tarda  un  cuerpo  en 
movimiento  se  toma  generalmente  por  unidad 
de  medida  el  segundo,  aunque  bien  pudiera  to- 
marse el  minuto,  la  hora,  el  segundo.  Ya  se  sa- 
be (juc  una  hora  tiene  6o  minutos  y  un  minuto 
6o    segundos. 

Cuando  un  cuerpo  se  mueve  hay  que  aten- 
der á  dos  cosas  principales:  la  dirección  y  la  ve- 
locidad del  movimiento.  La  dirección  puede  ser 
en  línea  recta  ó  en  línea  curva.  Una  persona  que 
recorre  un  salón  de  un  estremo  á  otro  se  mueve 
en  línea  rectn.  Como  ejemplos  de  movimiento  en 
línea  curva  citaremos  el  de  una  honda  que  des- 
cribe un  círculo  al  rededor  de  la  mano,  como  se 
ve  en  la  figura  i.  ^  ,  el  de  una  bala  de  cañón  dis- 
parada de  una  altura,  pues  para  caer  á  tierra 
describe  una  curva,  que  los  geómetras  llaman  pa- 
rábola, como  se  ve  en  la  figura  2.  ^  .  Los  plane- 
tas se  mueven  al  rededor  del  Sol  en  líneas  cur- 
vas ó  círculos  alargados,  que  se  llaman  elipses, 
como  se  ve  en  la  figura  3.  ^ 


El  movimiento  en  línea  recta  se  llama  rectilí- 
neo y  en  línea  curva  curoilineo.  Este  último  toma 
los  nombres  de  circular,  parabólico  ó  elíptico,  se- 
gún que  la  curva  descrita  por  el  móvil  es  un  círcu- 
lo, una  parábola  ó  una  elipse.  No  hay  niño  de 
nuestras  escuelas  que  no  conozca  y  sepa  ditin- 
guir  estas  diferentes  curvas. 

Se  da  el  nombre  de  móvil  al  cuerpo  que  se 
mueve,  )-  la  línea  recta  o  curva  que  describe  el 
móvil  se  llama  trayectoria. 

Para  tener  idea  de  loque  es  la  velocidad,  supon- 
gamos que  una  persona  sale  de  su  casa  y  se  di- 
rije  á  otro  lugar'  andando  á  paso  igual,  de  mo- 
do que  en  cada  hora  recorra  cuatro  kilómetros 
(legua  francesa,)  hasta  llegar  al  término  de  su  via- 
ge    Se  dice  entonces  que   la  persona  camina  con 


una  velocidad  de  cuatro  kilómetros  por  hora. 
La  velocidad  es,  pues,  el  espacio  que  un  cuerpo 
recorre  eu  la  imidad  de  iicmpo.  En  Mecánica  se 
da  el  nombre  de  espacio,   al  camino  recorrido. 

Pero  no  siempre  es  igual  la  velocidad.  La  per- 
sona de  que  hablamos  en  el  ejemplo  anterior  pu- 
diera caminar  un  número  variable  de  kilómetros 
en  cada  hora  sucesiva.  Un  tren  que  marcha  con 
una  velocidad  de  48  kilómetros  por  hora,  va  dis- 
minuyendo esta  velocidad  á  medida  que  se  acerca 
á  la  estación  de  parada.  Se  ve  por  estos  ejemplos 
que  la  velocidad  no  siempre  es  la  misma  y  que 
puede  ir  variando  en  cada  unidad  de  tiempo.  Al 
tratar  de  la  pesantez  diremos  como  debe  conside- 
rarse la  velocidad  en  esta  clase  de  movimiento. 

Cuando  un  cuerpo  se  mueve  con  velocidad 
constante,  es  decir,  cuando  recorre  espacios  igua- 
les en  tiempos  iguales,  se  dice  que  va  animado  de 
movimiento  uniforme.  Si  recorre  espacios  desi- 
guales en  tiempos  iguales,  el  movimiento  es  va- 
riado. El  movimiento  de  la  persona  que  camina 
4  kilómetros  por  hora  es  uniforme;  i  el  de  la  mis- 
ma cuando  camina  un  número  variable  de  kiló- 
metros en  cada  hora  es  variado.  La  línea  A  B  di- 
vidida en  partes  iguales,  que  indican  los  espacios 
que  el  móvil  recorre  en  cada  unidad  de  tiempo, 
representa  el  movimiento  uniforme. 


Movimiento  uniforme. 

Si  la  velocidad  va  aumentando  progresivamen- 
te en  cada  unidad  de  tiempo  sucesiva,  el  movi- 
miento variado  toma  el  nombre  de  uniformemen- 
te acelerado. 

Y  cuando  va  disminuyendo  de  la  misma  ma- 
nera, el  de  uniformemente  retardado. 

La  línea  C  D  que  está  dividida  en  partes  des- 
iguales, en  la  proporción  de  los  números  i,  2,  3, 
4,  5,  que  significan  las  velocidades,  representa  el 
movimiento  acelerado,  en  la  dirección  de  la  flecha. 
Si  el  móvil  recorriese  la  línea  en  sentido  contra- 
rio representaría  el  movimiento  retardado. 


Movimiento  variado. 

2«  Ejemplos* — I  '-'  Movimiento  uniforme. 
Es  uniforme  el  movimiento  de  la  Tierra  sobre 
su  eje,  pues  cada  punto  de  su  superficie  describe 
al  rededor  del  eje  un  arco  de  1 5  grados  en  una 
hora.  Un  círculo  tiene  360  grados  y  un  grado  60 
minutos.  La  luz  se  mueve  con  movimiento  uni- 
forme, estando  averiguado  que  recorre  77,000  le- 


58 


EI^  IJVSTMTUTO  JVJtCIOJV^F., 


guas  francesas  por  segundo.  Es  también  uniforme 
el  movimiento  del  péndulo  de  un  reloj,  el  de  las 
agujas  del  mismo,  el  de  un  vapor  que  camina  3 
leguas  por  hora,  &. 

2  °  .  Movimieiiío  acelerado.  Es  acelerado  el  mo- 
vimiento de  una  piedra  que  se  deja  caer  de  lo 
alto  de  una  torre.  Como  veremos  después  la 
velocidad  va  aumentando  en  cierta  proporción 
en  cada  segundo  sucesivo,  hasta  llegar  al  suelo. 
También  es  acelerado  el  de  un  tren  que  desde  el 
momento  en  que  parte  va  acelerando  mas  y  mas 
su  velocidad.  3.  ° .  Movimietito  retardado.  Si  se 
dispara  una  flecha  verticalmente  de  abajo  arri- 
ba, subirá  con  movimieto  mas  y  mas  lento  hasta 
parar,  y  descender  en  seguida  con  movimiento  a- 
celerado,  como  la  piedra  del  ejemplo  anterior.  Es 
también  retardado  el  movimiento  del  tren  cuan- 
do se  aproximad  una  estación;  su  velocidad  va 
haciéndose  á  cada  instante  mas  y  mas  pequeña 
hasta  detenerse. 

3. — Probleiliat. — Cuando  un  cuerpo  ha 
recorrido  uniformemente  cierto  espacio,  ¿cómo 
pudiera  determinarse  la  longitud  de  este  espacio? 
Cosa  muy  fácil  es  esta  si  se  conocen  el  tiempo 
que  el  cuerpo  ha  estado  moviéndose  \  su  velo- 
cidad. En  efecto:  supongamos  que  un  correo  ha 
empleado  1 2  horas  en  andar  un  camino,  á  razón 
de  2  leguas  por  hora;  si  por  cada  hora  camina  2 
leguas,  por  2  horas  caminará  4  leguas,  por  3  ho- 
ras 6  leguas ....  por  1 2  horas  24  leguas.  Así,  pa- 
ra determinar  el  espacio  que  un  cuerpo  ha  recor- 
rido con  movimiento  uniforme  se  multiplica  el 
tiempo  por  la  velocidad. 

(  Gojitimiará.) 


JLECCCIONES. 

Be  Aritmética  decimal  práctica  i  razottada,  escri- 
tas eti  francés  por  L.  Bom,ballet  i  traducidas 
P>or  Pedro  Dclcon   Y.,  ahimno  maestro 
del  Instituto  Nacional. 

INTRODUCCIÓN. 


En  los  tiempos  mas  lejanos  los  hombres  daban 
una  parte  de  los  objetos  que  poseian  para  procu- 
rarse los  que  necesitaban.  Este  era  un  simple 
cambio.  Pero  los  progresos  de  la  civilización  multi- 
plicando las  necesidades  de  los  pueblos,  causaron 
tantas  dificultades  en  los  canbios,  que  para  facilitar- 
los se  concibió  la  idea  de  interesar  algunos  de  esos 
objetos,  principalmente  los  metales,  dándoles  valo- 
res poco  mas  o  menos  iguales  a  los  valores  de  los 
objetos  que  se  daban  en  cambio.  Esta  clase  de 
cambio  tomó  el  nombre  de  ventas  i  de  allí  el  orí- 
en  de  las  monedas. 
Mas  tarde  la  estension  del  comercio,  volviendo 


mas  complicadas  las  ventas  i  las  evaluaciones  mas 
difíciles,  hizo  sentir  la  necesidad  de  métodos  prác- 
ticos i  seguros  para  efectuar  las  operaciones  i  ga- 
rantir los  intereses.  El  perfeccionamiento  de 
esos  métodos,  las  reglas  i  los  cálculos  que  se  han 
adoptado  dieron  oríjen  a  la  Aritmética. 

La  Aritmética  tiene  un  doble  objeto:  pone  a  los 
individuos  en  circunstancias  de  conocer  el  conjun- 
to de  sus  intereses  i  les  enseña  medios  fáciles  pa- 
ra jirarlos  de  una  manera  segura. 

Entre  nosotros  las  ciencias  de  especulación  de- 
ben fomentarse  porque  de  ellas  depende  en  gran 
parte  nuestra  riqueza. 

Por  eso,  encontrando  esta  Aritmética  al  alcan- 
ce de  todos,  la  traducimos  para  que  los  niños  i 
los  artesanos  puedan  sacar  algún  provecho  de  ella. 


I, 


NOCIONES   PRELIMINARES. 

1.  °  — La  Aritmética  es  la  ciencia  de  los  núme- 
ros i  del  cálculo.  Esta  ciencia  se  ocupa  de  la  natu- 
raleza i  propiedades  de  los  números;  da  reglas 
fáciles  para  componerlos  i  descomponerlos,  a  fin 
de  encontrar  resultados  que  satisfagan  ciertas  con- 
diciones. 

2.  °  — El  cálculo,(i)  es  el  arte  de  componer  i  de 
descomponer  los  números  espresando  las  magni- 
tudes o  cantidades.  Esta  es  la  práctica  de  la  Arit- 
mética. 

3.  °  — Se  entiende  por  magnitud  o  cantidad  to- 
do lo   que  puede  ser  aumentado  o  disminuido. 

Una  bolsa  de  dinero,  un  pedazo  de  madera  son 
cantidades.  A  estas  cantidades  en  efecto  se  les 
puede  añadir  o  quitar  una  parte  qualquiera. 

El  tiempo,  el  espacio,  las  superficies,  los  volú- 
menes son  cantidades.  Así  el  tiempo  puede  ser 
mas  o  menos  largo,  el  espacio  mas  o  menos  vasto, 
las  líneas  mas  o  menos  considerables,  las  super- 
ficies mas  o  menos  estensas  i  los  cuerpos  mas  o 
menos  voluminosos,  &,  &. 

También  se  da  el  nombre  de  cantidad  a  todo 
lo  que  puede  medirse  contarse  i  pesarse. 

4.  °  — Medir  una  cantidad  es  compararla  a  otra 
de  la  misma  especie  tomada  por  término  de  com- 
paración o  por  unidad  de  medida. 

Mas  fácilmeute  es  buscar  cuantas  veces  esta 
unidad  está  contenida  en  la  cantidad  que  se  mide 
o  cuantas  veces  esta  cantidad  contiene  a  la  uni- 
dad. 

5.  ^  — La  unidad  es  entonces  una  cantidad  que 
sirve  para  comparar  o  para  medir  otras  cantidades 
de  la  misma  especie  i  mas  o  menos  grandes  que 
ella. 

Así,  cuando  se  dice  cuarenta  metros,  treinta  ca- 


(1)  Cálculo  viene  de  pequeño  guijarro,  antes  de  la 
invención  de  las  cifras,  los  hombres  contaban  con  obje  to 
senciblcs  i  a  menudo  con  piedras  pequeñas. 


EL,  XJVSTITIjTO  J\**1CI0JY^I.. 


59 


ballos,  &,  el  metro,  el  caballo  &,  son  las  unidades  i 
las  palabras  cuarenta,  treinta  &,  son  los  números. 

6.  °  — Se  llama  número  el  resultado  de  las  com- 
paraciones de  la  cantidad  con  la  unidad  o  la  reu- 
nión de  varias  unidades. 

Por  ejemplo,  si  se  compara  el  decámetro  con  el 
metro,  el  hectolitro  con  el  litro,  el  kilogramo  con 
el  gramo,  se  encuentra  que  el  decámetro  contiene 
diez  veces  el  metro,  el  hectolitro  cien  veces  el  li- 
tro, el  kilogramo  mil  veces  el  gramo.  Diez,  cien, 
mil,  son  los  resultados  de  las  comparaciones.  Diez, 
cien,  mil,  son  entonces  los  números. 

La  comparación  de  una  cantidad  cualquiera  con 
su  unidad  presenta  tres  casos: 

1.  °  Cuando  la  unidad  está  contenido  un  núme- 
ro exacto  de  veces  en  la  cantidad  que  se  mide: 
asi  el  metro  está  contenido  exactamente  diez  ve- 
ces en  el  decámetro. 

2.  ^  Cuando  la  unidad  está  contenida  en  es- 
ta cantidad  un  número  exacto  de  veces  mas 
una  parte  que  no  compone  una  unidad:  así,  dos 
i  medio  litros  contienen  dos  litros  mas  la  mi- 
tad de  un  litro. 

3.  °  Cuando  la  unidad  no  está  contenida  ni 
una  vez  exacta  en  la  cantidad  a  la  cual  se  com- 
para: asi  el  gramo  está  contenido  en  la  quinta  par- 
te  de   un    gramo    un  quinto  de  vez. 

En  el  primer  caso  se  dice  que  el  número  es  en- 
tero. 

En   el  segundo  que  el  número  es  fraccionario. 

I  en  el  tercero  que  el  número  es  una  fracción. 

Diez  es  un  número  entero,  dos  i  medio  es  un 
número  fraccionario  i  un  quinto  es  una  fracción. 

( Continuara) 


DE  LA  MORAL. 

For  Valero  Pujol  catedrático  de  filosnfUi  moral  ehixto- 
ria  ile^la filoHoJ'ía  dd  Instituto  Nacional 

INTROnUCCION. 


Encargado  por  i-l  Gobierno  do  la  República  de  escri- 
bir un  testo  do  moral  y  de  iiistoria  de  la  filosofía  para 
los  Listitutos  uc  se;;ii:id;L  [(enseñanza,  110  ociütaré  que 
las  bases  sobre|qui'  el  ti'atado  descansa,  son  la  razón  y 
la  libertad. 

La  sensibilidad^esuna  facidtad  por  la  cual  nos  pone- 
mos en  relación  con  lo  esterior:  el  entendimiento  se  a- 
])odera  de  las  sensaciones,  y  la  razón  prosi<íue  su  obra 
elevando  lo  que  conccbinios  al  mas  alto  punto  de  unidad 
á  que  nos  sea  dado  llenar;  li<ra  entre  si  Lis  partes  del 
conocimiento  humano  y  hace  de  ellas  un  conjunto  remon- 
tándose siempre  á  principios  mas  generales.  La  razón 
es  la  facultad  de  discurrir,  la  capacidad  de  resolver  y 
definir  cu  vii'tud  del  conocimiento  adquirido  por  la  in- 
teligencia, el  Juez  que  decide  y  que  determina  nuestras 
acciones  por  el  agente  de  la  voluntad:  gobierna  pues  la 
vida  y  cuando  renunciáramos  á  que  nos  dirigiera,  p.m- 
driamos  nuestra  y)ersonalidad   bajo  bastarda  sumisión. 

No  seria  suficiente  que  nos  hallásemos  dotados  de  fa- 
cultades superiores  álos  demás  seres  del  planeta,  silos 


hombres  por  ceguedad  inconcebible  hiciéramos  de  ellas 
abstracción  y  no  las  pusiéramos  enjuego  para  cumplir 
nuestro  destino.  La  libertad  es  una  condición  de  nuestro 
espíritu,  una  fixcultad  de  ejercitar  nuestros  recursos  i 
nuestras  fuerzas:  sin  libertad,  la  razón  no  podría  irra- 
diar ni  manifestarse,  y  encerrada  en  una  cárcel,  como  luz 
oprimida  en  las  entrañas  del  abismo,  se  haria  estéril  pa- 
ra la  vida.  Y  si  de  una  parte  la  ausencia  de  libertad  inu- 
tilizaba nuestras  facultades  intelectuales,  de  otra  no3  re- 
leva de  mérito  y  de  resj)onsabilidad  quedando  entrega- 
dos á  un  torpe  fatalísimo:  solo  hay  responsabilidad  en 
las  acciones  voluntarias,  y  solo  son  gloriosas  las  virtu- 
des espontáneas  y  conscientes. 

Para  que  la  moral  no  sea  una  palabra  vana,  es  nece- 
sario que  la  libertad  sea  un  principio  incuestionable. 

Tiempo  quedará  á  la  juventud  para  solicitar  mas  ade- 
lante conclusiones  trascendentalisiinas  que  los  filósofos 
mas  eminentes  lian  intentado:  para  comenzar  la  vida  so- 
cial, para  prepararse  al  porvenir  y  aspirar  a  la  ciuda- 
danía, he  creido  que  los  jóvenes  necesitan  antes  que  to- 
do i-equerir  las  relaciones  inmediatas  y  los  deberes  y  de- 
rechos de  la  personalidad  huuuxna. 

Las  ciencias  morales  no  han  llegado  al  adelanto  que 
sería  de  desear;  se  fluctúa  en  un  mar  de  oiñnioucs  en- 
contradas y  en  un  laberinto  de  hipótesis;  pero  sino  he- 
mos alcanzado  la  apetecida  solución  de  todos  los  pro. 
blernas  en  estudio,  es  indudable  que  la  filosofía  lia  he 
cho  conquistas  que  tienen  que  generalizarse  para  que 
sean  patrimonio  de  todos  los  hombres  y  de  todos  los  pue- 
blos: conózcala  juventud  lo  que  hav'a  mas  averiguado 
y  lo  que  mejor  prepare  su  destino,  que  ya  terciará  lue- 
go en  cuanto  pertenezca  á  la  polémica  y  al  debate  de 
ideas  en  litigio. 

Valero  Pujol. 

Guatemala,  Setiembre  I.®  de  1882. 

PÁRRAFO  L 

Definición  y  di  vis-ion   de  la  moral. 

Todas  las  cosas  existen  para  un  fin  determinado,  pe- 
ro ese  fin  se  realiza  mecánicamente  en  cuanto  no  liene 
medios  de  conocerlo  ni  libertad  de  cumplirlo  ó  de  elu- 
dirlo, solo  son  pues  entidades  morales  las  entidades  li- 
bres y  racionales,  y  por  consiguiente  el  hombre  es  el  ú- 
nico  ser  moral  en  la  tierra,  porque  él  solo  está  dotado 
de  altas  facultades  capaces  de  penetrar  un  destino  y  de 
participar  él  eficazmente. 

El  hombre  está  llamado  a  vivir  en  el  planeta  y  en  re- 
lación con  la  humanidad:  el  juez  de  sus  acciones  es  la 
razón,  el  medio  la  libertad:  según  que  sus  actos  libres 
sean  buenos  ó  malos,  incurre  en  mérito  ó  en  demérito. 
No  podría  ser  indiferente  en  la  vida  proceder  en  ciertos 
modoso  por  sus  modos  contrarios,  luego  existen  princi- 
y)¡os  que  encaminan  mejor  al  cumplimiento  de  nuestro 
destino,  leyes  que  rigen  nuestra  naturaleza  y  que  deben 
ser  conocidas  para  sujetar  á  ellas  nuestra  manem  de  o- 
brar.  La  ciencia  que  enseña  á  aplicar  la  libertad  y  la 
actividad  humana  a  esa  ley  de  nuestro  destino,  es  la  mo- 
ral. La  moral  general  determina  el  fin  del  hombre,  y  la 
moral  privada  ó  especial  es  la  que  de  acuerdo  con  el  fin, 
pone  los  medios  y  ejecuta  las  acciones. 

Hay  en  el  hombre  una  inclinación  natural  á  conservar- 
se, á  desarrollarse,  á  aumentar  sus  recursos  para  luchar 
con  ventaja  en  los  caminos  de  la  vida;  hay  ademas  un 
instinto  que  le  empuja  á  ciertas  afirmaciones  y  le  compe- 
le á  librarse  del  mal,  á  procurarse  el  bien,  á  la  grati- 
tud, á  la  reciprocidad  de  sentimientos,  jjero  no  siempre 
basta  una  idea  vaga  é  incompleta  para  la  variedad  infi- 
nita de  casos  y  circunstancias.  Importa  pues  buscar  en 
examen  científico  y  adquirir  conocimiento  de  cómo  con- 


00 


J^X,  IJVSTITIJTO  JVJlClOJV^fj. 


vonjín  proceder  ¡tara  arrogarnos  las   rosponsal>ilidades 
adecuadas. 

El  hombro  se  propone  saber,  pero  tanibi¿n  quiere,  de- 
sea, espera;  es  un  ser  activo  que  solicita  su  papel  en  la 
escena  del  mundo:  debe  dirigirse  á  desempeñarlo  bien 
sin  que  solé  violente  y  por  su  sola  voluntad.  En  todos 
los  pasos  de  su  existencia  no  tendrá  quien  resuelva  mas 
que  su  razón  que  lia  de  insjiirarse  en  el  deseo  de  lo  bue- 
no y  de  lo  justo.  Sin  embargo  no  siempre  el  espíritu  es- 
tá tan  desligado  do  preocupaciones,  de  sentimientos,  y 
do  intereses,  que  no  se  ofrezca  diversidad  de  impulsos 
para  las  acciones,  y  lucha  interna  en  que  cabe  el  triunfo 
do  lo  que  os  ¡legitimo  é  iumoral. 


(Continuará.) 


lA  II R  O  l>  1.  J.IX  TU  K  A . 

De  Guillermo  D.  Swan, 

Modificado  por  el  Director  del  ínstitiifo  NikíovmI  de 

Guainncda,  paro  v-sv  dr   la.t  cwi.e/cí.s 

de  la  Rq, idílica. 

(Cíntinúa.) 

LECCIÓN  V. 

Forma  i>e  i.os  objetos. 

La  fieura  siguiente  es  un  cuadrilátero. 


Cuadrilátero. 

Cuadri  signica  cuatro,  latero  sig-nifica  lado;  i 
así,  toda  figura  cerrada  por  cuatro  lados  se  llama 
cuadrilátero,  i  también  cuadrangular,  por  tener 
cuatro  ángulos. 

Hai  tres  clases  de  cuadriláteros,  a  saber:  para- 
IclügramOy  trapecio  i  trapcsoidc. 

Paralelógramo.  Así  se  llama  el  cuadrilátero 
que  tiene  sus  lados  opuestos  paralelos,  como  las 
figuras  siguientes: 


Paralclógi'anios. 
Paralelo  significa  siempre  equidistante,   sieiiipn 


a  la  par.  Esta  palabra  se  aplica  :í  las  líneas  i  a 
las  superficies. 

Las  orillas  opuestas  de  un  pliego  de  papel,  de 
un  libro  o  de  una  pizarra,  son  paralelas.  Los  ande- 
nes o  aceras  de  una  calle,  son  paralelas.  Los  rieles 
d:í  un  ferrocarril,  son  paralelos.  Los  rastros  o  hue- 
llas que  van  dejando  las  ruedas  de  un  carruaje, 
son  líneas  paralelas.  Las  paredes  opuestas  de  un 
cuarto  o  de  una  sala,  son  planos  parlelos.  El  pi- 
so de  una  sala  i  el  cielo  raso,  son  planos  paralelos, 
etc. 

Cuando  el  paralelógramo  tiene  sus  cuatro  án- 
gulos rectos  i  sus  cuatro  lados  iguales,  se  llama 
cuadrado,  como  la  figura  siíruiente: 


Cuadrado. 

Cuando  el  paralelógramo  tiene  sus  cuatro  án- 
gulos rectos,  i  dos  lados  grandes  i  dos  pequeños, 
se  llama  rectángulo  u  oblongo,  como  el  que  si- 
íTue: 


Rectángulo  u  oblongo. 

Si  el  paralelógramo  tiene  sus  cua'ro  lados  i- 
uales,  dos  ángulos  obtusos  i  dos  agudos,  se  Ha- 
la rombo,  como  la  figura  que  sigue: 


Rombo. 

Cuando  el  paralelégramo  tiene  dos  lados  gran- 
des i  dos  pequeños,  dos  ángulos  obtusos  i  dos 
agudos,  se  llama  romboide,  como  el  que  se  ve  a 
continuación: 


X^í.  ÍJ\'STlTXJTO  J%\1(rOJ\\í¡I.. 


Roinliüidc. 

Trapecio.    Así  se  llama  el  cuadrilátero  que  solo 
tiene  dos  lados  paralelos  como  el    que  sigue: 


Trapecio. 

Los  dos  lados  paralelos  se  llaman  bases  del 
trai:)ecio,  i  los  otros  dos,  se  llaman  laterales.  La 
perpendicular  tirada  de  la  una  base  a  la  otra,  se 
llama  altura  del  trapecio. 

Trapesoide.  Así  se  llama  el  cuadrilátero  que 
no  tiene  ningún  lado  paralelo,  como  el  sigi.iente: 


"■^;oi(lo. 


Toda  línea  recta  qnc  va  dcf  una  esquina  a  otra 
(>squina  opuesta,  se  llama  dinoonal'jzomo  la  traza- 
th  de  la  esquina  A  a  la  esquina   H  en  la  figura 

(lue  sÍl'U'j: 


Las  figuras  que  tienen  mas  de  cuatro  lados  to- 
man sus  nombres  del  número  de  ángulos  que  tie- 
nen, como  en  los  casos  que  se  espresan  a  con- 
tinuación: 


pentáfíono.       exágono.        eptáirouo.         nctáiíoiin. 


#    #      9 


5  ángulos.         O  ángulos.     7  ángulos.       8  ángulos. 

Así  continúa  llamándose  encdo^ono  el  polígono 
de  nueve  ángulos;  decágono  el  de  diez;  endecágo- 
no, el  de  once;  dodecágono,  el  de  doce;  i  de  trece 
en  adelante  se  dice  polígono  de  trece  lados,  etc. 
La  palabra  polígono  significa  de  vnu/ios  áiis;idos. 

Muchas  cosas  tienen  esas  formas  i  por  esto  es 
necesario  conocer  los  nombres,  para  entender  la 
conversación  de  las  personas  que  han  estudiado. 

(  Continuar  á.) 


S!  psso  de  Venus. 


El  (lia  sois  (lo  diciembre  del  corriente  año  vninos  a  pre- 
senciar en  Guatemala  un  gran  aconteciinií^nto  astron()n)i- 
co.  Los  gobiernos  mas  ilustrados  del  nuimln  destinan 
cuantiosas  sinnas  para  enviar  comisiones  cienlilicas  (pie 
Víiyan  a  estudiarlo  a  los  paisos  donde  es  visililc:  ai'iinia- 
dos  astr(')nomos  no  vacilan  en  trasladarse  con  el  mismo 
objeto  a  los  lugares  nuis  distantes  e  iülios|iitalaii()s  de  la 
tierra:  se  aprestan  los  mojoi-es  instrumentos  para  em- 
plearlos en  esta  oportunidad,  i  todos  los  pcrií'idicos  con- 
sagran con  frecuencia  a  ese  asunto  sus  columnas. 

Si,  pory)rendidos  i>or  tales  preparativos,  preguntamos 
a  un  nstrónomo,  cuál  es  la  utilidad  de  ese  fenómeno  que 
tan  vivo  interés  inspira?  nos  resjionderá  que  el  tránsi- 
to de  Venus  ofrece  el  mejor  medio  para  determinar  la 
pai-alaje  del   Sol. 

Si  dirijimos  ¡aual  pregunta  a  una  persona  profana  a 
la  ciencia  astron(jmica,  nos  contestará  inmediatamente, 
que  observando  el  paso  de  V^^nus  por  el  disco  del  Sbl, 
se  puede  fijar   la  distancia  de  este  astro  a  la  tierra. 

Pero  si,  no  contentos  con  tales  respuestas,  volvotnos 
a  preguntar  al  astnmomo,  qiu5  es  la  paralaje  solar?  nos 
dará  probablemente  una  esplicacion  erizada  de  palabras 
técnicas  i  cuya  perfecta  intelijencia  supone  no  pocos  eo 
nocimienros  dojeonietriai  trigonometría,  aun  no  bas- 
tante vulgarizados. 

Si  a  la  persona  no  versada  en  astronomía  replicamos: 
¿i  cómo  es  que  estudiando  un  paso  de  Venus  juiede  en- 
contrarse la  distancia  que  separa  al  sol  de  la  tieria? 
probablemente  nuestro  interlocutor  se  ([uedai-á  per]dejo, 
sin  acertar  a  darnos  una  contestación  satisfactoria. 

Procuraremos  responder  a  éstas  dos  últimas  pregini- 
tas  de  una  manera  que  a  la  claridad  i  concisión  reúna 
la  mayor  ))Osible  exactitud. 

I- 

Para  medir  la  distancia  de  una  altura  inaccesible,  so 
e  nplea  jeneralmente  nn  procedimiento  tan  injenioso  co- 
mí   segiu'o. 

Supongamos  que  se  quiero  averiguar  cnanto  dista  el 
cstromo  del  para  rayo  colocado  solircol  observatorio  del 


02 


BL.  JJVSTITUTO  JV^CIOJV^M.. 


Instituto,  del  corredor  occidoutal  opuesto  a  dicho  ob- 
servatorio, i  consideremos  como  inaccesible  aquel  punto. 

Midiendo  en  el  corredor  una  distancia  cualquiera,  di- 
rijiremos  una  visual  a  la  jiunta  del  pararayo  desde  cada 
estremo  de  la  linea  medida,  i  luego  determinaremos  el 
valor  de  los  dos  ángulos  que  las  visuales  forman  con  di- 
cha linea.  Supongamos  para  mayor  claridad  que  la  ba- 
se establecida  tiene  20  metros  de  largo.  Trazando  en- 
tonces sobre  el  papel  una  recta  de  20  centímetros,  por 
ejemplo,  i  construyendo  en  sus  estremidades  ángulos  de 
igual  valor  respectivamente  que  los  formados  por  el  cor- 
redor i  las  visuales,  nos  quedará  un  triángulo  semejante 
al  constituido  por  esas  lineas;  es  decir  de  la  misma  figu- 
ra, aunque  de  menor  estension.  Bajando  ahora  una  per- 
pendicular a  la  base  desde  el  vértice  opuesto,  i  suponien- 
do que  medida  esta  perpendicular  resulte  su  lonjitud  de 
45  centimetros,  podremos,  fundándonos  en  el  teorema  de 
jeometria  según  el  cual:  "En  triángulos  semejantes  las 
alturas  son  proporcionales  a  las  bases,"  deducir  la  dis- 
tancia entre  la  punta  del  pararayo  i  el  corredor  occiden- 
tal del  Instituto  que,  es  precisamente  la  altura  del  se- 
gundo triángulo,  i  que,  bajo  las  suposiciones  anteriores, 
resultarla  de  45  metros. 

Necesario  es  advertir,  que  en  la  práctica,  con  el  fin  de 
precaver  los  errores  inevitables  en  toda  operación  grá- 
fica,^se  recurre  aun  fá  il  cálculo,  que  la  trigonometría 
enseña,  para  determinar  los  tres  elementos  desconoci- 
dos del  triángulo  en  cuestión ;  esto  es,  el  valor  del  ángu- 
lo opuesto  a  la  base,  i  el  de  los  dos  lados  que  lo  forman. 

Para  que  el  método  espuesto  produzca  resultados 
exactos,  conviene  que  la  base  sea  lo  mas  estensa  posi- 
ble; pues  cualquier  error  que  se  cometiera  al  construir 
los  ángulos  en  sus  estremidades  haria  que  los  otros  dos 
lados  fueran  a  cortarse  en  un  pumto  mas  lejano  que  a- 
quel  cuya  distancia  se  intentara  medir,  si  en  ambos  án- 
gulos el  error  en  que  se  incurriera  fuese  por  ese-o;  en 
un  punto  mas  próximo,  si  en  ambos  fuese  por  defecto,  i 
por  último,  en  un  punto  situado  mas  a  la  izquierda  o 
mas  a  la  derecha,  si  en  uno  de  ellos  fuera  por  eseso  i  en 
el  otro  por  defecto.  En  cualquiera  de  los  casos  figura- 
dos, la  desviación  podrá  ser  tanto  mas  considerable 
cuanto  mas  grandes  sean  los  ángulos  que  deben  medirse, 
i  es  claro  que  estos  serán  tanto  mayores  cuanto  mas  re- 
ducida sea   la  baso. 

Bs  de  notar,  que  el  error  cometido  al  medir  los  ángu- 
los adyacentes  a  la  base,  hará  que  se  atribuya  un  valor 
también  falso  al  otro  ángulo;  pues  los  tres  reunidos 
deben  componer  180°.  Si  uno  de  los  errores  fuese  por 
eseso  i  otro  por  defecto  i  ambos  de  igual  valor;  se  com- 
pensarían; pero  aun  en  este  caso,  la  desviación  del  vér- 
tice opuesto  a  la  base  conducirla  a  un  resultado  inexac- 
to  respecto  a  la  altura  del  triángulo. 

Estas  consideraciones  hacen  comprender  que  el  proce- 
dimiento espuesto  no  es  aplicable  a  la  distancia  que  se- 
para la  tierra  de  los  demás  astros,  como  a  primera  vis- 
ta pudiera  pensarse;  pues  el  diámetro  ecuatorial  do 
nuestro  planeta,  mayor  recta  que  en  él  podemos  consi- 
derar trazada,  es  todavía  sumamente  diminuto  com- 
parado con  las  distancias  interplanetarias.  Única- 
mente la  que  media  entre  nosotros  i  la  luna,  que 
es  el  mas  cercano  entre  todos  los  cuerpos  celestes,  so 
ha  determinado  por  aquel  método,  i  aun  para  este  caso, 
el  ángulo  opuesto  a  él  i  cuyo  vértice  está  en  nuestro 
satélite  solo  mide  dos  grados,  i  la  distancia  de  dicho 
vértice  a  la  base,  o  sea  la  altura  del  triángulo  es  trein- 
ta veces  mayor  que  aquella.  Es  como  si  construyéra- 
mos un  triángulo  trazando  primero  una  linea  de  un 
centímetro,  i  bajando  en  seguida  dos  oblicuas  que  ter 
minaran  en  sus  estremidades  desde  un  punto  situado  a 
una  distanciaj  de  tres   decímetros. 

Las  ideas  hasta  aquí  esplicadas  nos  bastarán  para  en- 
tender la  significación  de  la  palabra  porffía/f. 


Volviendo  al  ejemplo  que  al  principio  propusimos 
en  vez  de  dos  observadores  que  dirijan  visuales  al  es - 
tremo  del  pararayo  desde  dos  puntos  del  corredor  o- 
])uesto,  podemos  suponer  uno  solo  que,  colocado  sobre  el 
observatorio,  las  dirija  a  lo.s  mismos  puntos  desde  la 
propia  estremidad  del  pararayo.  Es  indudable  que  la 
dirección  i  magnitud  dn  aquellas  líneas  serian  las  mis- 
mas en  ambos  casos,  ¡  por  consiguiente  el  ángulo  que 
ellas  forman  seria  también   idéntico. 

Si  suponemos  que  desde  dos  puntos  de  la  superficie 
terrestre  cuya  distancia  ha  sido  previamente  determi- 
nada, se  dirijan  visuales  a  un  astro,  es  evidente  que  es- 
tas dos  líneas  formarán  un  ángulo  cuyo  vértice  se  ha- 
llará en  el  mismo  astro.  Este  ángulo,  según  lo  que  a- 
cabamos  de  manifestar,  será  igual  al  que  constituirían 
dos  visuales  diríjidas  a  los  mismos  puntos  de  nuestro 
planeta  por  un  observador  que  se  hallase  tu  el  cuerpo 
celeste  deque  se  trata. 

Tal  es  la  noción  mas  jenérica  a  (|iic  se  aplica  la  pa- 
labra paralaje.  Podemos,  pues,  definir  estii  diciendo  que 
es:  el  ángulo  que  formarían  dos  visuales  dirijídas  desde 
un  ilstro  a  los  estreñios  de  cierta  distancia  medida  en  la 
tierra. 

Pero  jeneralmente  se  emplea  aquel  nombre  en  uua  a- 
cepcíon  mas  concreta.  Para  mayor  comod  dad  de  los 
cálculos,  se  considera  dirijida  una  de  las  visuales  desde 
el  centro  de  la  tierra,  i  la  otra  desde  un  punto  de  su  su- 
perficie, de  modo  que  la  distancia  medida  no  es  otra 
cosa  que  el  radio  terrestre.  En  este  supuesto,  podemos 
decir  que  la  paralaje  de  un  astro  es:  el  ángulo  que  for- 
marían dos  visuales  diríjidas  desde  el  mismo  astro  a  las 
estremidades  del  i-adio  de  la  tierra. 

La  utilidad  de  la  referida  convención  es  incuestiona- 
ble; pues  como  toda  tanjente  forma  un  ángulo  recto  con 
el  radio  que  termina  en  el  punto  de  contacto,  el  semi- 
diámetro terrestre  i  las  visuales  que  se  suponen  partir 
del  centro  del  globo  i  de  un  punto  de  su  superf  cíe,  cons 
tituirán  un  triángulo  rectíingulo,  cuya  hipotenusa  o  la- 
do mayor  será  la  línea  recta  tirada  del  centro  de  la  tier- 
ra al  astro,  o  sea  la  distancia  que  separa  a  este  de 
aquella.  Ahora  bien:  tanto  la  jeometria  como  la  tri- 
gonometría, proporcionan  medios  para  encontrar  todos 
los  demás  elementos  de  un  triángulo  rectíngulo  cuando 
se  conocen  uno  de  los  catetos  o  lados  menores  í  uno  de 
los  ángulos  agudos.  De  estos,  uno  tiene  su  vértice  en 
el  centro  del  globo  terrestre,  i  el  otro  en  el  astro  cu- 
ya distancia  queremos  averiguar.  El  primero  es  abso- 
lutamente inconmensurable  en  el  estado  actual  de  la 
ciencia,  i  en  cuanto  al  segundo,  hemos  visto  que  no  puede 
emplearse  el  mi.smo  procedimiento  que  se  sigue  para 
determinar  la  distancia  de  un  punto  inaccesible  ea  la 
superficie  de  nuestro  planeta.  Preciso  ha  sido,  pues,  di.s- 
currir  otro  medio,  i  este  consiste  en  observar  los  tránsi- 
tos de  los  planetas  inferiores,  especialmente  de  Venus, 
como  lo  veremos  en  el  número  próximo. 

(Continuará.) 

VICENTE  RIVAS, 

Profesor  de  Cosmografia  i  Jeografia  física  en  el 
Instituto  Nacional. 


JBfv  MJVSTITUTO  JWirtO.VJIf^ 


í:n 


Las  PiráiiiÍ4les  de   Ejiplo. 


No  hai  en  el  mundo  fábrica  humana  que  ni  re- 
motamente pueda  compararse  con  las  pirámides 
de  líjipto,  bajo  el  punto  de  vista  de  la  masa  i  pe 
so  del  material  que  se  empleó  en  su  construcción. 
Es  sin  duda,  la  mas  grande  de  las  obras  humanas 
que,  con  justicia,  la  antigüedad  apellidó  "Mara- 
villa  del  mundo." 

La  pirámide  mayor,  llamada  Cheop,  tiene  147 
metros  o  sean  178  varas  de  altura,  i  ocupa  once 
acres  de  terreno,  que  hacen,  63240  varas  cuadra- 
das. Para  dar  ideadeesta  inmensa  mole,  Bergnes 
do  las  Casas  hace  las  siguienteh  comparaciones: 
Si  posible  fuera  trasportar  la  pirámide  mayor, 
con  las  piedras  sillares  que  de  ella  se  sacaran, 
podríamos  ceñir  de  un  muro  toda  la  frontera  fran- 
cesa; i  si  desde  la  punta  de  la  misma  pirámide, 
se  tira  horizontalmente  con  una  buena  pistola,  cae 
la  bala  a  la  mitad    de  la  superficie  de  su  costado. 

Según  Plin'o,  366000  hombres  estuvferon 
trabajando  durante  20  años  para  levantar  esos 
monumentos  de  la  so'ierljia  humana.  HeroJoto 
dice  haber  leido  ima  inscripción  en  que  constaba 
que  solo  los  rábducs,  ccborar,  i  ajos,  que  se  invir- 
tieron en  el  alimento  de  los  operarios,  costaron  mil 
seiscientos  talentos  de  plata,  osean  un  millón 
trescientos  veintiocho  mil  pesos.  Antes  de  empezar 
la  construcción  se  emplearon  diez  años  en  hacer 
el  camina  que  debia  servir  para  el  trasporte  de 
de  las  inmesas  piedras,  muchas  de  las  cuales 
pesan  mas  de  una  tonelada  o  sean  veinte  quinta- 
les, calculándose  el  peso  total  de  ellas  en  mas 
c'e  diez  millones   de  toneladas. 

Estas  pirámides  son  tan  antiguas  que  no  se  sa- 


be cuando  fueron  construidas,  i  se  supone  que  los 
antiguos  reyes  de  Ejipto  las  fabricaron  para  que 
les  sirvieran  de  sepulcro,  creyendo  de  este  modo 
que  sus  nombres  pasarían  a  la  posteridad.  Ellas 
aun  permanecen  en  pié  i  el  mundo  no  conoce  el 
nombre  de  los  que  las  construyeron.  No  hai  duda 
alguna  de  que  son  los  monumentos  mas  antiguos 
que  hoi  existen  en  el  mundo,  pues  Herodoto  que 
las  vio  45o  años  antes  de  la  era  cristiana,  supone 
que  tenían  entonces  mas  de  dos  mil  años,  por  lo 
cual  puede  conjeturarse  que  hoi  tienen  por  lo  me- 
nos 4000  años  de  antigüedad:  cuarenta  siglos,  se- 
gún la  espresion  de  Bonaparte  al  arengar  a  sus 
soldados  antes  de  la  batalla  dada  a  presencia  de 
ellas.  "De  todas  las  cosas  se  burla  el  tiempo;  em- 
pero, las  pirámides  se  burlan  del  tiempo,"  dice 
un  refrán  árabe  mui  repetido. 

(Continuará.) 


El  Cometa. 

Octubre  .30. — El  coiiiota^s.iHó  hoi  a  las  dos  menos 
cuarto  de  la  mafiana.  El  núcleo  se  encuentra  a  los  17 
<rrados  sur  del  ecuador  celesle  o  sean  6J  grados  norte 
del  trópico  de  Capricornio,  formando  un  paralelógra- 
mo  rombo  con  las  estrellas  39,  41  i  42  de  la  Hydra. 
Como  la  tercera  parte  do  la  cola  ha  penetrado  ya  en 
la  constelación  del  Monocero.  Se  ve,  pues,  que  ol  co- 
meta sigue  su  viaje  hacia  el  sudoeste,  i  que  el  núcleo 
pasará  por  la  parte  noroeste  de  la  Máquina  neumáti- 
ca, por'^el  palo' mayor'dc  la  Nave  dejArgos  i  por  la, 
constelación  del  Can  mayor.  En  el  próximo^número 
daremos  un  grabado  que  represente  la  nueva  posición 
de  feste  astro,  que  no^volvcremos  a  ver  jamás. 


Mí 
sí!" 

p  2.  s  3 


—  2.      S'P  3 


3.      §. 


«^      MM      n 


ní-4mim  ipil  i  ^  i:  J-I1  i^^iig- 


o  2  s' 


:  "0 1:  Q  o  o  o  sí  c¡ 'a ; 


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Periódico  (tedkarto  a  la  clifiision  dK  la  Instrucción  l^rimuria  i  Secnnda  ía. 

PL'ÜI.irADO  BAJÓLA   PROTEOCIOX  DRI,   SlíÑOIi    JkxKUAI,  J      RUKÍNO  IjATfliíOS!. 
PUESIDESTE    I)R  LA     KkI'iJUIjCa     I)K  GcaTKMAI.A. 


Fundador  i  Editor,  Santos  Toruno. 


Administrador  Edwin  Rocktroh. 


MIJM.S. 


tíiiaUeiimla,  1*1  <le    I\ovi<Miikrc  do  1882.        VOli.l. 


Inflticnpia  de  la  Tii'«triircion  primaria  en  las 
costumbres,  en  la  nioitil  iiiíblica.  en  la  in- 
dustria i  en  el  desaiTollo  Jeneral  de  la  i  r.>s- 
peridad  de  los  pueblos,  por  M.  L.  i  G.  V.  A- 
niunáteííui. 

(Continúa.)  \ 

V. 

Ilcmo.s  manifestarlo  en  lo  que  precede  los  efeeto?  ríe  la 
instrucción  primaria  solire  la  liondad  do  las  acciones  Im- 
inaiias,  cuando  el  individuo  está  todavia  lil¡ro  de  toda  de- 
pravación, cuando  se  encuentra,  puede  decirse  en  el  csta- 
dodesanidad  moral.'A  fin  de  acabar  de  patentizar  la  ver- 
dad de  nuestra  tesis,  verifiquemos  ahora  lo  que  esa  mis- 
ma instrucción  lia  iieciio  culpable  de  al^runa  ¡rrave  infrac- 
ción de  las  leyes  sociales.  Para  ello  consultemos  la  opi- 
nión de  los  filiintropos  que  se  lian  ocupado  seria  i  deteni- 
damente de  la  reforma  délas  cárceles. esos  médicos  del  al- 
ma cuya  autoridad  fundada  en  repetidas  observaciones  es 
decisiva  en  la  mateiia;  avei-isíUemos  la  práctica  de  las  pe- 
nitenciarias mejor  establecidas  que  existen  en  el  mundo, 
esos  hospitales  de  delitos  i  de  crímenes,  donde  la  esperien- 
cia|hace  necesarios  los  raciocinios.  Este  estudio  hará 
palpalde  que  si  los  primeros  rudimentos  do  la  instrucción 
prinmria  contribuyen  muchas  veces  a  operar  la  cor- 
reccion_^en  los  ladrones,  en  los  falsarios,  en  los  asesinos, 
deben  servir  coi.  mayor  razón  para  fortalecer  los  prin- 
pios  de  la  honradez  en  el  ánimo  de  los  que  no  han  delin- 
quido. 

Eduardo  Livingston,  el  celebre  legislador  de  los  Estn- 
bos  Unidos,  ha  consignado  los  siguientes  artículos  en  su 
Código  deje/orma  i  de  discijÁina  de  las  prisiones. 


I  Titulo  1  ®  .  —Capitulo  2  * . — Sección  6  ** . 
I  Akticulh  88— El  institutor  de  la  casa  penitenciaria, 
!  durante  ios  .seis  primeros  meses  de  la  detención  de  cada 
I  condenado,  debe  pasar  a  las  celdas  i  tallereres  de  todos 
i  los  condenados  varones  que  no  sepan  ni  leer  ni  escribir, 
!  i  dar  alternativamente  lecciones  particulares  a  tantos 
I  de  ellos  como  su  tiempo  le  permita,  empleando  siete  ho-. 
j  ras  diarias  de  trabajo,  incluso  los  domingos. 
'  AiiTicuLO  99.— Los  condenados  que  estén  presos  por 
cierto  número  de  años,  i  que  no  sepn  leer,  escribir  i  con- 
j  tar,  pueden  ser  castigados  por  los  inspectores  si  rehusan 
adquirir  estos  conocimientos.  -   • 

:        Articulo  100. — Las  mujeres  condenadas  que  no  se- 
pan leer,  escribir  i  los  primeros  principios  de  la  aritmé- 
tica, serán  instruidas  en  esto-<  conocimientos  por  la^guar- 
!     diana  o  por  ayudantes  escojidas  por  los  inspcctore3,''en 
las  horas  que  estos  últimos  fijaren. 

El  que  sepa  que  Livingston  se  empeñaba  en  ImcerjWe 
I     la  penitenciaria  un  lugar  de  enmienda,  i  no  de  castigo, 
comprenderá  la  alta  singificacion  que  tienen  las  pres- 
cripciones de  los  artículos  precedentes  en  favor  de  la  in- 
I     fluencia  moralizadora  de  la  lectura  i  de  la  escritura. 

"La  instrucción  tiene  una  doble  misión,  dice  Mr.  Julias; 
i     debe   obrar   sobre  la  naturaleza  esterior  del  hombre,  i 
I     mucho  mas  todavia  sobre  las  facultades  de  su  alma;  sirve 
a  un  objeto  terrestre  desarrollando  susjfacultades  indus- 
¡     tríales,  i  acostumbrándole  a  la  actividail,  al  orden  i  a  lá 
I     economía;  pero  sirve  también    a  un  objetoJi^intelectual, 
1     moral  i  relijioso."  Las  diferentes  fuerzas,'continúa,  para 
conseguir  uno  i  otro  resultado,  son  ¡la  escuela,  el  canto, 
la  lectura,  la  escritura,  la  instrucción  .relijiosaj  la  ora- 
ción. 

Según  Mr.  Mittcrnlaier  es  preciso  adoptar  como  una 


«« 


JEI^  iJVSTiTr'TO  jv.aciojy»rtWj. 


(le  las  inHtitiicioncs  mas  nscncialos  a  los  prof^reaos  del 
réjinioii  penitenciario,  la  introducción  en  la  prisión  de 
la  enseñanza  relijiosa  i  elemental. 

"Las  penitenciarias  de  los  Estados  Unidos,  dice  Mr. 
de  Laville  de  Mirmont,  inspector  jeneral  de  las  prisiones 
de  Francia,  son  superiores  a  las  nuestras  todavía  sobre 
otro  punto;  se  ocupan  en  ellas  muclio  de  la  instrucción 
elemental  de  los  detenidos.  Ya  sin  embargo,  en  muchas 
de  nuestras  centrales  se  lian  establecido  escuelas  por  los 
cuidados  de  los  directores;  i  no  dependerá  de  mi  que  esa 
mejora  no  sea  mui  luego  introducida  en  todas  partes." 

Mr.  Marquet  Vasselot.  autor  de  un  Examen  histórico 
i  crtlicn  de  las  diversas  teorías  f)enitenciarias,  se  propone 
esta  cuestión:  ¿Conviene  que  los  presos  sean  instruidos? 
La  opinión  de  la  mayoría  responde  él  mismo  está  por  la 
afirmativa;  casi  todos  piensan  que  debe  hacerse  gozar 
indistintamente  a  todos  ios  presos  de  los  beneficios  de  la 
instrucción  elemental.  Pero  yo  creo,  prosigue,  que  los 
filantrópicos  que  lian  adoptado  este  parecer  se  han  de- 
jado seducir  por  el  principio  esencialmente  verdadero 
de  que,  siendo  la  ignorancia  la  fuente  de  los  mayo- 
res crímenes,  bastaba  instruir  a  los  criminales  para 
volverlos  a  la  virtud,  sin  inquietarse  de  si  el  culpable 
alimentado  en  la  ignoracia  hasta  la  madurez  de  la  edad, 
no  encontraría  en  una  instrucción  tardía  i  necesaria- 
mente incompleta  mas  elementos  de  perversidad  que 
de  rejeneracion.  Fundado  en  estos  antecedentes,  el  au- 
tor citado  juzga  que  la  instrucción  rudimental  sumi- 
nistrada indistintamente  a  todos  los  presos  seria  peli- 
grosa; pero  que  dada  a  los  niños  i  a  los  adultos  cuya 
corrupción  moral  deja  todavía  algunas  esperanzas  de 
cura,  es  necesarísima. 

Esteestracto  de  Mr.  Maquet  Vasselot,  es  de  un  gran 
peso  en  la  cuestión,  porque  el  autor  ha  compulsado  to- 
das las  oleras  relativas  al  asunto,  i  ha  estado  ademas 
empleado  como  director  en  muchas  de  las  prisiones  de 
Francia,  reuniendo  por  consiguiente  la  teoría  i  la  prác- 
tica, la  autoridad  del  estudio  i  la  de  laesperioncia.  Re- 
sulta déla  esposicion  de  Vasselot.  que  todos  los  filán- 
tropos consideran  la  instrucción  elemental  como  uno  de 
los  mejores  preservativos  del  crimen;  que  todos  ellos  o- 
pinan  que  es  uno  de  los  mas  fuertes  estímulos  para  ope- 
rar la  enmienda  en  los  criminales  no  completamente  de- 
pravados; i  que  la  mayoria  de  los  mismos  tiene  tal  con- 
fianza en  la  eficacia  de  este  remedio,  que  aconseja  su  a- 
plicacion  con  esperanza  de  buen  éxito,  aún  a  los  malva- 
dos mas  feroces  e  impedernidos. 

La  práctica  de  las  principales  penitenciarias  de  Eu- 
ropa i  de  los  Estados  Unidos  está  conforme  con  las  id^^as 
que  acaban  de  leerse. 

La  siguiente  es  una  enumeración  que  hace  Mr.  Laga- 
mitte  acerca  de  lo  que  se  observa  respecto  de  la  enseñan- 
za elemental  en  las  prisiones  de  Alemania. 

"En  Manheim  se  ha  introducido,  para  los  presos  to- 
davía en  edad  de  aprender  a  leer,  escribir  i  contar:  esta 
enseñanza  está  confiada  a  un  maestro  de  taller,  i  tiene 
lugar  todos  los  días  durante  una  hora.  Cada  domin- 
go, uno  de  los  condenados  lee  a  sus  compañeros  algu- 
nos  pasajes  escojidos  de  la  Biblia. 

"En  Friburgo  todos  los  domingos  i  días  festivos  es- 
tan  consagrados  a  enseñar  a  los  presos  que  desean  la 
lectura,  la  escritura  i  el  cálculo.  La  escuela  es  dirijída 
por  un   empleado  de  la  oficina  del  director. 

"En  Naugard  un  preso  está  encargado  provisional- 
mente de  la  instrucción  elemental  de  sus  compañeros; 
enseña  a  todos  los  presos  que  no  saben:  solo  los  mejores 
de  ellos  aprenden  los  elementos  de  escritura;  pues  de 
otro  modo  se  temería  proporcionar  a  presos  mal  dispues- 
tos nuevos  medios  de  dañar. 

"En  Spaudau  existe  desde  1824  una  escuela  donde  los 
presos  aprenden  a  leer,  escribir  i  contar. 

"En  Brandeburgo  se  cscojcn  sobre  300  ó  400  pesos  80 


ó  40  que  reciben  tres  por  semana  en  la  misma  prisión 
lecciones  de  lectura  escritura  i  cálculo.  Dos  maestros 
de  escuela  están  destinados  a  e,<e  objeto. 

"En  Prenslau  i  en  Potsdam  la  instrucción  elemental 
uo  es  dada  mas  que  a  los  presos  jóvenes,  a  quienes 
se  envía  a  las  escuelas   de  la   ciudad. 

"En  Laudsberg  sobre  el  Warthe  los  niños  reciben 
del  sacristán  i  del  predicador  tres  lecciones  por  se- 
mana; duran  dos   homs  cada  una. 

"En  Grandenz  se  enseña  a  leer  a  todo  preso  menor 
de  cuarenta  i  cinco  años  que  es  juzgado  digno  de  es- 
te favor. 

"En   Gross-Salze  solo  los  niños   son  instruidos. 

"Em  Licl.tenburg  el  predicador,  a  falta  de  un  maes- 
tro de  escuela,  enseña  a  leer,  escribir  i  contar  a  los 
presos   de  toda  edad. 

"En  Tréveris  dos  maestros  enseñan,  a  los  presos 
la   lectura,  la  escritura,  el  cálculo  i  el  dibujo, 

"En  la  casa  de  trabajo  da  Braurrcilor  los  presos 
aprenden  a  deletrear,  leer,  e-;críl>ír,  la  historia  de  su 
país,  la  lengua  alemana,  la  historia  natural,  el  cálculo, 
el  dibujo   i  el  canto. 

"Por  fin,  en  Austria  no  se  han  establecido  sino  escue- 
las dominicales,  donde  se  enseñan  la  lectura,  la  es- 
critura i  el   cálculo  a  los   presos  que  lo  desean." 

En  la  penitenciaria  del  cantón  de  Vaud,  según  un  in- 
forme del  consejero  Soulié,  citado  por  Mr.  Carlos  Lúeas, 
"se  trata  de  endulzar  las  costumbres  de  los  presos  por 
la  instrucción,  dando  a  aquellos  que  lo  desean  lecciones 
de  lectura,  escritura,  de  ortografía  i  de  aritmética,  i  pro- 
porcionando a  todos  en  sus  celdas  libros  de  piedad  i  de 
moral." 

"En  la  penitenciaria  de  Jinebra,  dice  Mr.  Carlos  Lu- 
cas, se  dan  dos  veces  por  semana  lecciones  de  lectura,  es- 
critura i  cuentas.  Estas  lecciones  no  son  obligatorias  mas 
que  para  los  niños;  pero  todos  manifiestan  solicitud  en  a- 
provecharse  de  ellas." 

'En  todas  las  penitenciarias  délos  Estados  Unidos, 
dicen  Beauniont  íTocqueville,  se  enseña  a  leer  a  los  de- 
tenidos que  no  saben.  Estas  escuelas  son  voluntarias. 
Aunque  ninguno  de  los  conde.iados  sea  obligado  a  asis- 
tir a  ellas,  cada  uno  considera  como  un  favor  el  ser  ad- 
mitido; i  cuando  hai  imposibilidad  de  recíiñr  a  todos  los 
que  se  presentan,  se  cscoje  entre  los  detenidos  a  aquellos 
a  quienes  el  beneficio  de  la  instrucción  es  mas  necesario. 
La  libertad  dejada  a  los  presos  de  no  ir  a  la  escuela,  ha- 
ce mucho  mas  celosos  i  dóciles  a  los  que  van  a  ella  volun- 
tariamente; esta  escuela  funciona  todos  los  domingos  an- 
tes del  oficio  relijioso  de  la  mañana." 

La  opinión  tan  común  entre  los  filántropos  i  los  go. 
biernos  de  que  la  instrucción  elemental  contribuye  a  la 
corrección  del  vicio  i  del  crimen,  es  una  de  las  pruebas 
mas  sólidas  que  pueden  alegarse  en  favor  de  lo  que  de- 
cimos; porque  esa  opinión  es,  no  una  simple  teoría,  con- 
cedida en  e!  gabinete  sin  consideración  a  los  hechos  sino 
el  resultado  de  una  serie  de  observaciones.  En  el  caso 
de  que  se  trata  uua  prueba  de  esa  especie  es  tanto  mas 
conveniente  cuanto  no  hace  mas  que  confirmar  lo  que  el 
raciocinio  tenía  manifestado.  Asi  la  csípeculacion  i  la  es- 
períencía  se  animan  para  no  dejar  la  menor  duda  a  este 
res|>ecto. 


(Continuará.) 


A'fc  IJYSTITTTO  JVJlClOJV^il.. 


67 


NOCIONES 


b 


l>e  €o.<<iiiio|¡:mrísi  i  Jco^^i'af'tsi. 
Fínícsi 

Escritas  v.\v.\  los  niños. 

'iir  Sdiétns  Toruno,  Director  del  I nfit  i  futo  Nacional  Je. 
Guatemala. 

,  |§  (Continúa.) 

LECCIÓN   V. 

La  Tierra  se  encuentra  en  el  espacio  como  un 
globo  en  el  aire,  con  la  diferencia  de  que  el  cflo- 
bo  se  apoya  i  se  sostiene  en  el  aire  mismo,  mien- 
tras ([ue  la  Tierra  esta  aislada  i  sin  ningún  ajioyo; 
pero  no  está  quieta  ni  en  un  solo  lugar,  sino  que 
ti(  ne  dos  movimientos  simultáneos,  uno  sobre  su 
eje  i)o'ar  i  otro  al  rededor  del  Sol. 


i  la  luna  i  las  estrellas    daban    vueltas   en    torno 

■  suyo;  pero  la  ciencia  ha  demostrado  que   el  mo- 

;  vimiento  del   Sol   i  de   las   estrellas   no  es  mas 

;  que   una   ilusión,  i  que  la  inmovilidad  de  la  Tier- 

I  ra  es   un  error. 

:  La  mas  simple  observación  nos  demuestra  que 

!  todos  los  astros  jiran  o  parecen  jirar  al  rede- 
dor de  la  Tierra  en  el  espacio  de  un  día  i  una 
noche   o    sean    24   horas.  En    efecto,    todas    las 

i  mañanas   vemos  que   el  Sol  aparece   por   el   O- 

¡  riente  i  va  subiendo  poco  a  poco  hasta  llegar  al 

i  punto  mas  alto  a  mediodía,   vuelve  a  bajar  len- 

¡  tamente.   i  va  a  j)onerse   por  el  lado  opuesto  del 

I  horizonte.   Como  la   Tierra  es  redonda,   no  hai 

i  duda  que  el   Sol    da  la   vuelta  por  debajo,  por- 

\  que  a  la  mañana  siguiente  vuelve  aparecer  por 

I  donde  salió  el  dia  anterior.   Cuando  el  Sol   ilu- 

j  mina  la   parte   del  Globo   en   que  nosotros  íísta- 

I  mos,  la  otra  parte  está  en    la  oscuridad;  i  cuan- 


crrn  íiislada  ei¡  el  cspncio. 


El  mo\!niiento  de  la  Tima  sobre  ni  propio 
(je  se  efectúa  de  OccidtMite  a  Oriente,  en  el  rspa- 
( !o  de  24  horas  próximamente,  o  sea  un  dia  i  una 
noche.  Est(í  movimiento  se  llama  de  rotación, 
o  movimiento  diurno,  porque  se  ('ft-ctúa  en  un 
tlia  natural,  (¡ue  s(í  compone  del  dia  solar  i  de  la 
iiiX'he. 

El  movimiento  de  la  Tierra  al  rededor  del  Sol, 
s(»  efictua  también  de  Occidente  á  Oriente,  en 
el  f!spacio  d('  3Ó5  dias  i  6  horas  próximamente 
o  sc-a  \\n  año.  Este  movimiento  se  llama  de 
trasliicion   o   movimiento  anual. 

La  Tierra  jira  sobre  sí  misma.  Los  antÍL:;uns 
creian  <iue    la    Tierra  estaba  (¡nieta    i  (¡ue  el  Sol, 


do  nosotros  tenemos  oscuridad  el  Sol  aluinbra 
Li    jiarte   opu(:st.a. 

Lo  mismo  sucede  con  respecto  a  las  estrellas, 
todas  las  noches  las  v(ímos  salir  por  el  Oriente  i 
describir  círculos  al  rededor  de  la  Tierra  en  i;^nial 
espacio  de  tiempo. 

Esto  es  lo  que  todos  los  hombres  vemos  desde 
que  el  mundo  existe,  i  por  consiguiente,  es  mui 
natural  que  los  antiguos  hayan  creído  que  el  cie- 
lo entero  i  todos  los  astros  daban  vueltas  al  rede- 
dor de  nuestro  Globo,  i  que  éste  estaba  colocado 
en  (■]  centro  del  mundo, 

Veamos  lo  (¡ue  ha  demostrado  la  citmcia  ¡Dor 
el  (xfunen  atento  nue  se  ha  hecho  d(í  todos    los 


J^W^  IJVSTMTVTO  JVJirMOJV.ftI^. 


fenómenos  celestes  i  terrestres. 

Muchas  veces  el  movimiento  i  el  reposo  son 
aparentes;  es  decir,  muchos  cuerpos  que  parecen 
en  movimiento  no  lo  están;  i  otros  que  parecen 
fijos  están  en  movimiento.  En  efecto,  cuando  es- 
tamos en  un  buque  o  vamos  en  carruaje  nos  pa- 
rece que  los  árboles  i  las  casas  que  están  en  los 
bordos  del  camino  o  en  la  orilla  del  mar,  huyen 
en  dirección  contraria  a  la  que  nosotros  seguimos, 
i  sin  embargo  nadie  ha  creido  que  los  árboles  ni 
las  casas  tengan  movimiento  alguno:  esto  nos  prue- 
ba que  en  ciertos  casos  los  cuerpos  inmóviles  a- 
parentan  moverse,  i  esto  es  lo  que  sucede  con  el 
Sol  i  las  estrellas.  También  podemos  observar 
que  cuando  estamos  a  bordo  de  un  vapor,  i  mi- 
ramos no  a  la  orilla,  sino  a!  rededor  del  interior, 
al  rededor  de  la  sala  por  ejemplo,  pronto  nos  pa- 
rece que  no  caminamos,  porque  no  sentimos  sa- 
cudida ninguna,  ni  vemos  huir  ningún  objeto, 
pues  todos  los  muebles  están  en  el  mismo  lugar: 
esto  mas  induce  a  creer  que  estamos  inmóviles 
aunque  estemos  en  movimiento.  Los  que  han 
viajado  por  mar  han  podido  observar  esto  me- 
jor. Sienten  tan  poco  la  rápida  carrera  del  bu- 
que, que  pueden  pasear  por  la  sala  o  la  cubier- 
ta en  sentido  contrario  a  la  marcha  del  buque, 
pueden  subir  las  escaleras,  pueden  bailar  o  sen- 
tarse al  piano  o  a  la  mesa,  como  si  estuviéramos 
en  tierra.  Esto  nos  prueba  también  que  estan- 
do en  movimiento  nos  creemos  estar  parados^i 
esto  es  precisamente  lo  que  nos  sucede  con  el 
movimiento  de  la  Tierra. 

Por  otra  parte,  el  movimiento  de  todo  el  cie- 
lo al  rededor  de  la  Tierra  puede  esplicarse  de 
dos  modos:  o  bien  son  los  astros  los  que  de  O- 
riente  a  Occidente  dan  la  vuelta  al  rededor  de  la 
Tierra,  en  el  espacio  de  24  horas;  o  bien  es  la 
Tierra,  redonda  como  es,  la  que  jira  sobre  sí 
misma  de  Occidente  a  Oriente  en  el  mismo 
tiempo.  Es  claro  que  en  este  caso,  presentando 
la:  Tierra  sucesivamente  todos  los  puntos  de  su 
superficie  al  Sol  i  a  las  diferentes  partes  del  cielo, 
los  fenómenos  se  reproducirán  precisamente  co- 
mo si  fel  mismo  cielo  jirase  en  torno  de   ella. 

Tomemos  una  naranja  que  represente  la  Tier- 
ra, atravesémosla  por  el  centro  con  un  alambre 
grueso  o  una  varilla  que  le  sirva  de  eje  polar,  fije- 
mos la  varilla  en  un  pedestal,  de  modo  que  pue- 
da jirar  sobre  su  pié,  clavemos  en  el  medio  de  la 
naranja  un  alfiler  hasta  la  cabeza,  de  modo  que 
esta  represente  un  observador  que  hai  en  la  Tier- 
ra. En  seguida  llevemos  la  naranja  en  un  cuarto 
oscuro,  i  enciéndase  una  lámpara  que  represente 


el  Sol,  de  modo  que  la  luz  i  la  naranja    queden  a 
la  misma  altura,  como  se  ve  a  continuación. 


Movimiento  jiíatorio  déla  Tierra. 

La  mitad  de  la  naranja  quedará  naturalmente 
iluminada  por  la  lámpara,  representando  el  dia,  i 
la  otra  mitad  quedará  oscura  representando  la  no- 
che. 

Hagamos  jirar  lentamente  de  izquierda  a  dere- 
cha la  varilla  i  con  ella  la  naranja,  i  observemos 
lo  que  sucede.  Primeramente,  nótese  que  no  se 
mueven  los  dos  puntos  de  la  naranja  por  los  cua- 
les entra  i  sale  la  varilla;  estos  puntos  se  llaman 
polos,  el  de  arriba  es  el  polo  Noiie  el  de  abajo  el 
polo  Sur,  i  la  línea  que  los  une  se  \\2im2L  eje  polar, 
que  está  representado  por  la  parte  de  la  varilla 
que  queda  dentro  de  la  naranja.  En  seguida  ob- 
sérvese que  la  cabeza  del  alfiler  va  jirando  junto 
con  la  naranja,  i  que  en  vez  de  estar  exactamente 
en  la  mitad  de  la  media  naranja  que  al  principio 
estaba  iluminado  por  la  lámpara,  estará  al  dar  un 
cuarto  de  vuelta,  precisamente  en  el  borde  de  la 
parte  alumbrada;  un  poco  mas  de  vuelta,  i  ya  no  le 
llega  la  luz— /a  lámpara  se  ha  puesto,  como  se  pone 
el  Sol.  Dése  a  la  naranja  otro  cuarto  de  vuelta,  i 
se  verá  que  la  cabeza  del  alfiler  queda  en  la  mi- 
tad de  la  parte  oscura,  en  dirección  opuesta  a  la 
lámpara;  otro  cuarto  de  vuelta,  i  asomará  la  ca- 
beza del  all'l  ir — 'a  lámpara  sale,  como  sale  el  Sol; 
otro  cuarto  de  vuelta  mas,  i  la  lámpara  habrá  da- 
do una  vuelta  entera,  i  de  nuevo  estará  alumbran- 
do directamente  sobre  la  cabeza  dt  1  alfiler,  como 
al  principio. 

Se  ve,  pues,  que  con  solo  dar  una  vuelta  re- 
donda a  la  naranja;  la  lámpara  ha  pasado  aparen- 
temente por  encima  de  la  cabeza  del  alfiler,  se  ha 
puesto,  ha  salido  i  ha  vuelto  otra  vez  al  mismo 
lugar. 

Lo  mismo  sucede  con  la  Tierra:  jira  de  igual 
modo  que  la  naranja  sobre  un  eje  imajinario  que 
pasa  por  sus  polos.  Asi  se  producen  los  dias  i 
las  noches;  i  como  al  parecer,  ti  Sol  emplea  24 
horas  en  moverse  desde  donde  está  en  un  mo- 
memto  dado  hasta  volver  otra  vez  al  mismo  pun- 
to al  dia  siguiente,  podemos  decir  que  la  Tierra 
emplea  24  horas  en  dar  una  vuelta  sobre  su  eje 
polar.    Esto  no  es  todavía  una  demostración,   no 


¡■:í.  u\-MTírijTO  jv^ic'i^hwií.. 


es  mas  que  una  hipótesis  posible;  pero  ya  convi- 
ert(-  en  un  hecho,  por  que  realmente  es  la  Tier- 
ra la  que  jira  sobre   su    propio  eje. 


ELEMENTOS 

/'i/,-¡f  ni')  d   Jos  nlnmnos  (M  Insiitnln  Xtuional 
lie  Gtiatemahi. 

PRIMER  CURSO. 

(Continúa.) 
iVlNTIf   I^líS^iíO^. 

VOCABULAKY. 


riiil.l.  tñun. 

ITappy,  feliz. 

Cliiltlron,_w/M'»«. 

Uiiliapp}".  iitfdiz. 

(,'linrcli.  u/hskr, 

(irateí'aí.  oi/iade  Uh 

Clmrchen,  ¡(fn'sltis. 

Ullíri-atcful.     (A/.S-7yyV 

Gentlemün   cnlKi'Icr». 

<!-. 

Ladv,  siñn-a: 

líU^y,    nr,,l<ul<,. 

LadVí^.  .s<«..,vís. 

I.azy.  orinso. 

Misí,  s,n.>nhn 

AiiTi'oaMí'.  (f.jnt'hi'i 

Yoimi;-  huü'ís,  siTmrHaf^. 

llaMílsoiiic,  l:vn,¡i,K<i 

Tliat,  i\w  ono;  á  lu. 

Of  tlie;  dtl,  de  la,  de  Jo»,  de  las. 

Olis. — El  jcnitivo  espnñol  de',  de  la,  de  los,  d*'  las,  se 
p.^prcüa  en  ins^léa  por  o/'  tlie,  pero  también  se  espresa  pOr 
la  letra  .9 precedida  de  un  apostrofe  ('«)  unida  al  nombre 
del  poseedor.  El  poseedor  se  coloca  siempre  primero 
con  el  apostrofe,  i  la  cosa  po.scida  se  coloca  después.  E- 
iemplop; 

The  book  f/ </íe  boy,  or  tlie  boy  's  book;  el  libro  dd 
'muchacho. 

The  book  o/ Ihe  giil,  or  the  girl's  book;  d  libro  de  la 
inwhacha. 

T!ie  book  o '  (he  men,  or  the  mcn's  book;  el  libro  de  los 
hombres. 

The  book  qfthe  women,  or  the  womeu's  book;  el  libro, 
de  las  miiiere". 

Tliat  of  the  baker,  or  the  baker's;  eldd  panadero. 

That  of  tlic  dolí,  or  tlie  dog's;  el  delperro. 

llave  you  iny  Í)ook  or  the  boy's?  t!e>.e  Ud.  mi  libro  o 
el  dd  mnclínclml 

I  have  tiie  boy's,  tengo  el  dd  muchacho. 

llave  you  my  pea  or  my  sirterV?  tienr.  Ud.  nú  pluma 
o  la  de  mi  hennana'l 

\  have  your  si.ster'.s.  (■■nqo  la  de  su  hermana  de  Ud. 

llave  vou  the  arm  of  the  chair?  fienc  Ud.  el  brazo  de  la 
sil'a'!  lólis.  Efta  frase  no  admite  la  otra  foi-ina  o  el  a- 
liúsíioro.  por  que  el  jwseedor  no  es  un  ser  animado.) 


your  brothcr,  or  your  brothcr  's  hat.—  The  l>oy  of  the 
íiattei-,  or  the  hatter  's  boy.— The  dog  of  this-nian,  or  thi« 
man 's  dog.— The  horse'of  that  captain,  or  that  cap- 
tain  's  horse. — Have  you  my  bread  or  that  of  the  baker? 
1  have  yours,  I  have  ñot  the  baker  's. — Whidí  ])eii  iiave 
you?  í  have  my  sister  's'  pen. — This  chilil  i-  vímv 
happy.— That  poor  man  is  very  unhap|iy. — .M\ ciiiMrcii 
are  very  busy.— Tliose  boys  are  very  lazy. — Thi.s  lady 
is  very  grateful.— Tiíat  man  is  very  ungrateful. — Theso 
youngladics  are  very  agrceable  — My  daughtcrs  are  in 
the  church. 

II. 

Esto  hombre  os  el  lioniiano  del  vecino.— .Vquella  mu 
jcr  os  hi  hermana  do!  jonoral. -Quién  tiene  el  caballo 
"del  sastre?  Mi  cuñado  tiene  el  caballo  del  sastre.— La 
casa  del  vecino  es  grande.— El  jardin  de  mi  tio  es  gran- 
de.—El  padre  de  su  amigo  de  Ud.  es  rico,- La  madre  de 
este  niño  cspobi'o. — Este  niño  es  hijo  del  módico. — Esa 
muchacliM  os  honiiana  de  la  madre 'de  Juan— Tiene  el 
sombrcror.»  el  sombiom  del  capitán?  No,  íirivn-.  no  tiene 
el  del  capitán,  ikio  tiotio  el  dol  jenoral.— Tiene  Ud.  mi 
libro  o  el  do!  ai.ooadn?  No  tongo  el  .!'■  Vd.;  poro  fii-o 
el  del  abogado. 

III. 

CoxvERSATiox  A.— Who  has  my  sister's  pretty  hand- 
kerch:ef?-Is  the  captaiu's  daugliter  amiable?— Is  not 
the  captain's  daugliter  amiablei^'-Is  my  brother's  hat 
pretty?-Is  not  my  brother's  hat  pretty?-Has  your  good 
aunta  handsome  housc?-Has  not  your  good  aunt  a  fine 
house?-Has  your  únele  a  handsome  horse?-Ha8  not  your 
únele  a  handsome  horse?-IIas  he  a  new  watch?-Ha3  he 
not  a  new  watch?— Has  tlds  gentleman  a  fine  golden 
watch?-Has  not  this  gentleman  afine  golden  watch? 


I  Co.WERSATiON  B.— Has  tliip  young  maü  tho  captain's 
i  ^oot/* -Has  not  this  young  man  the  captain's  boek?— Is 
I  the  general's  nieee  amiable.'-Is  not  the  general's  nieco 
:     ami  abley-Have  tliese  mei\  m.my  glasses  and   cups^-Ha- 

vc  not  ihcsc  men  many  glasses  and  cups?-Has  this  man 
''  mv  brother-in-law's  watch?-Has  not  tliis  man  my  bro- 
í  thcr-indaw's  \vatch?-IIa8  my  grand  father  many  dogs 
i     in  his  housc?— Has  Miss  Mary  many  flowers  in  her  gar- 

den?— Has  not  jMíss  IVIary  many  flowcrí-  inher  gardcn? 

V. 

CoNVEiíSATiON  C— Mr.  Jolm.  wliat  is  that?— Have 
you  a  good  room  fbrmy  fatlioi?-— llave  you  not  a  good 
roomformy  mothcr:-'- llave  \ve  uiany  apples  for  these 
voung  ladiés.í'-Have  wenot  many  oranges  for  thosc  yo- 
ung Íadicsl^'-Have  you  a  fine  rose  for  my  nieco?- llave 
vou  not  a  une  tulip'for  my  niece?-nave  you  not  in  your 
garden  afine  flower  for  tiiis  gentleman's  sister?— Is  tliis 
voung man's  mother  happy? -Are  yon  busy?-Are  you  not 
bnsv?-.\re  you  not  unhappy?-Who  are  unliappy? 


EXKUnSE^. 


VOCABÜLARY. 


The  labio  of  the  mother,  or  the  mothor  's  tnble.— The 
iunr^o  of  mv  fatlior,  or  mv  fatlior'  s  lionse  — The   hit  of 


To  be,  ser.  estar, 

Qljg._El  verbo  to  be,  se  traduce  por  tener  cuando  va 
acompañado  de  alguno  de  los  s  etc  adjetivos  siguientes: 


70 


JJfc   IJWSTITUTO  J\*JM€IOJV^I^ 


To  bo  sleepy,  tener  nueño. 
To  be  afraid,  tener  miedo. 
To  be  wann,   tener  calor. 
To  be  cold,  tener  frió. 
I  am  thirsty  ,/e/(í/o  sect. 
I  am  wann,  temjo  calor. 
I  ain  cokl,  tengo  fri<>. 
I  am  sleepy,   tengo  sioño. 
I  am   afraid,  ten/jo  miedo. 
I  am  ashamed,  tengo  ver- 
güenza. 
I  am  liungry,  tengo  hambre. 


Obs.— El  verbo  to  he,  con  las  palabras  ri^/hf,  dererko, 
justo;  i  tcroiig,  errado,  se  traduce  por  hacer  bien  i  hacer 
mal. 

To  be  wrong,  hacer  mal,  no  tener  razón. 

1  am  riglit,  hago  bien  o  tengo  razón. 

I  am  wrong,  hcujo  mal,  no  tengo  razón. 


Hiin^ry,  hamltriento. 
Thirsty,  sedienUt. 
Warui,  califínte. 
Qo\i\,  frió,  friolento. 
Pleepy,  soñdiento. 
Afraid,  temeroso. 
Ashamed,  vergonzoso. 
'J'o  be  hiiiigry,  tene^'  hambre. 
To  be  tliirsty,  tener  sed. 
To  be  ashamed,  tener  vergü- 
enza. 


Obs. — El  verbo  ser  en  inglés,  cuando  se  refiere  a  a- 
fecciones  del  cuerpo  o  del  espíritu,  se  espresa  del_jnodo 
siguiente: 

What  is  the  matter  with  yon?  que  tiene  Ud.'í 

Is  any  thing  tiie  matter  with  yon?  tiene  Ud.  ahp.'l 

Nothing  is  the  matter  with  me,  nada  tengo  o  no  tengo 
nada. 

What  is  the  matter  with  this  cliild?  qíié  tiene  eM>'  niño"! 

Nothing  is  the  matter  with  him,  no  time  nada. 
What  is  the  matter  with  this  lady?  qué  tiene  esta  señora? 

Nothing  is  the  mater  with  her,  no  t\ene  nada. 

Whatis  the  matter  with  you?  </tíé  tiene  Ud.'í 

Nothing  is  the  matter  with  us,  no  tenemos  nada. 

What  is  the  matter  with  them?  qué  tienen  ellos  o  e??«s? 

Nothing  is  the  matter  with  thcm,  no  tienen  nada 


The  pencil.  el  lápiz. 
The  exercise,  el  e/'errir'o. 
Tlie  copy-book,  el  rnadrnm. 
The  dcsií,  el  escritorio. 
The  bench,  el  banco. 
The  volume,  el   volumen. 

tomo. 
The  atlas,  el  atlas. 
The  general,  eljeneral. 


The  pcnlcnifc,  el  corta-plu- 
vias. 
Tlie  dictionary.;  í^f7íV•(•i■y- 
Tiie  inkstand,  el  tintero, 
i    The  friend,  el  amigo. 
Tiie  merciíaiit,*^?  comer- 
ciante. 
The  lawyer,  el  alKigado. 
The  physician,  médico. 


:XERC1.«ES. 


I  am  hungry.-I  am  not  linngry  -I  am  tliirsty.~I  am 
not  thirsty. — íam  warm. — I  am  not  warm. — I  am  cold. 
— I  am  not  cold. — I  am  sleepy. — I  am  not  sleepy. — I  am 
afraid. — I  'am  not  afraid. — I  am  ashamed. — I  am  not 
ashamed. — I  am  riglit. — I  am  not  right. — I  am  wrong. - 
I  am  not  wrong. — Wiíat  is  the  matter  with  your  father? 
Nothing  is  the  3  matter  with  him. — What  is  tiie  matter 
with  Miss  Mary?  Nothing  is  tlie  matter  with  Iier.-Is  any 
thing  the  matter  with  this  child?  No,  sir,  nothing  is  the 
matter  with  him. 

II. 

Are  you  hungrv?  No,  sir;  I  am  not  hungry. — Is  your 
sister  liungry?  Yes,  my  sister  is  hungry. — Who  is  hun- 


gry.'' Thecantain  is  very  hungry. — Who  is  thir.~ty?  My 
mothcr  is  thirsty. — Is  your  cousin  tiiirsty?  No,  my  cou- 
sin  is  not  thirsty. — Is  yoiir  aunt  warm?  No,  my  aúnt  is 
not  warm. — Who  is  warm.''  My  paren ts  are  warm.— Is 
this  young  maii's  mother  liappy?  This  youiig  man's  mo- 
ther  is  not  happy.— Is  your  father  ashaníed?  Yes,  sir,  my 
father  is  asiiamed. — Is  your  sister  afraid?  My  sister  is 
not  afraid.— Is  yuor  mother  right.''  Yes,   my  motiier  is 

right. Is  your  sister  wrong?  My  sister  is  not  wrong, 

my  sister  is  right 

III. 

Tiene  Ud.  frió?  No,  señor,  tengo  calor.— Tiene  él 
hambre?;  Si,  sen  ir,  tiene  hambre;  pero  no  tiene  sed. — 
Tiene  sueño  este  muchacho?  Sí,  señor,  este  muchacho  tie- 
ne sueño. — Tiene  miedo  el  hermano  de  nuestro  vecino? 
No,  señor,  el  hermano  de  su  vecino  de  Ud.  no  tiene  mie- 
do.— Tiene  vei'güeiiza  mi  primo?  Tiene  vergUenza.-Tie- 
ne  sed  su  hijo  de  Ud.?  No,  señor,  mi  liijo  no  tiene  sed; 
pero  el  hijo  de  este  homl)re  tiene  liambre  i  sed. — Tiene 
calor  su  amigo  de  Ud.?  Sí,  señor,  mi  amigo  tiene  calor. 
—No  tiene  sed  su  iiermano  de  Ud.?  Sí,  señor,  mi  herma- 
no tiene  sed. — No  tiene  sueño  este  niño?  Si,  señor,  este 
niño  tiene  sueño. 

IV. 

CoNvERSATiox  .V. — Am  Iliungy?— Am  I  not  hungry? 

— Am  I  thirsty?— Am  I  not  thirsty? \n\  I  warm?— 

Am  I  not^warm? — Am  I  cold? — Am  I  not  cold? — Am  I 
sleepy? — Am  I  not  sleepy?-  Am  I  afraid? — .\in  I  not 
afraid? — Am  I  ashamed? — Am  I  not  ashamed? — .\m  1 

right?— Am  IJ not  right? Am  I  wrong? — .Vm  I    not 

wrong? — What  is  the  matter  with  nie?-Areyon  Iningry? 
— .\reyou  not  hungry? — .\re  you  tliirsty? — Are  you  not 
thirsty?— Are  you  warm?— Are  you  not  warm? — Are 
you  cold? — Are  you  not  cold?— Are  you  sleepy? — Are 
you  not  sleepy? 

V. 

CoWEKSATiON  B. Are  yon  afraid? Are  you  not 

afraiii? — Are  you  ashamed? — Aro  you  not  asiiamed? — 
Are  you  right? — -\re  you  not  right?  —Are  you  wrong?- 
Are  you  not  wrong? — What  is  the'matter  with  yon? — Is 
liejhungrv?-  Isjhe  not  hungry? — Is  he  thirsty? -ís  he  not 
thir.sty? — Is  he  worm? — Is  he  cold? — Is  he  not  cold? — Is 
he  sleepy?— Is  he  not  sleepy? — Is  he  afraid? — Is  he  not 
afraid? — Is  he  ashamed? — Is  he  not  ashamed?— Is  he 
right? — Is  he  not  right? — Is  he  wrong?-Is  he  not  wrong? 
— What  is  the  mattcr.with  him? — Isshe  hungry? — Isshe 
not  hungry? — Is  she  thirsty? — Isshe  not  thirsty? — Isshe 
warm? — Is  she  not  warm? — fs  she  cold?— Is  she  not  cold? 
— Is  she  sleepy? — Is  she  not  sleepy? 

YI. 

Co.NvERSATioN  C-  -Are  wc  hnngry? .\re  we  not 

hungry?— Are  they  thirsty? — Are  they  not  thii-sty?~Are 
wc  warm? — Are  wc  not  warm?— Are  they  cold? — .Vre 
they  not  cold?— Are  we  sleepy.'' — Are  wo  not  sleepy? — 
Are  they  afraid?^ — Are  they  not  afraid? — Are  we  a.sha- 
med? — .\re  we*ftot  ashamed? — Are  they  right? — Are 
they  not  right? — Are  we  wrong? — Are  we  not  wrong? — 
What  is  ihe  matter  with  them?— Is  my  sister  sleepy?— 
Is  not  your  brother  afraid? — Are  my  parents  thirsty? — 
Are  not  my  parent.s  thirsty?  —A  re  these  men  cold? — Are 
not  these  men  cold?—  What  is  the  matter  with  my  aunt? 
— Is  any  thing  the  matter  with  this  child? 

(Contiiinoni). 


#>/.  t.vsriTi  To  .v.irto.v.tí.. 


i.v  iafa:vci.v  de  i.  iii\  do. 

XTlíODrccIOX  A  I, A  HISTORIA  l'XlVKlíSAL 


.M^ir.lrl  N, 


/■.Vr,'- 


/;   (7<-/,/. 


I  US 


ll'^'O    I  I  lio 


I    iii-iincr  n 


i>ti 


Xi 


K<  muclio  iiiiiH  lülicil  (Iciliu-i 
Iiiiriilircs  a  cscriliir 

|iiM'i|;i  ser  CDüiin-iMidiiIo  al   iiiii-íi 
iiH:nln  |.,ir:i  (>ll.,r..('-  H  .le   hi    i)iii 

tM'l;l    lll'    M-i    .MIMlciulil    IM.l-     limclKW     -'MK' 

'■\¡-l'T:,lr,.  |-;,z:,-<:i|vimvs,l<'t(..|o  rl  nmi 
'■■'•M<.  la-  lo-,-.  l,,s  Ml-holr-  i  (iMulia-^  .r 
|>:iia  ri'c()i<l:ir  lili  ¡icoiitci'iiiiiciili)  (i  ciiviai 
l'oii  (•!  traii.-cursu  del  tii'iiiun.  oii  v<'Z  di 
.-'i-ti'iiia.  liis  lioiiiliiYs  aprcmlicrmí  a  tra/.a 

I'iv>riit;is-.ll  .•¡,.l-tf).  soüi.l  w    ,.  |,;.!i1.):H,    \ 

í;i'' '-Id- dividir  ..sfa^n.  |..ir;,-.  i  roav,.,,: 
do-    .-¡«riio- .|ii.'  |-i'|)rr^iíiila-.'n  -■•iiiii.'.'    ri 

i'M'ii  li>  roniia.-i lo  losullaWotos.    S.-  rr 

'!'•  Ia<  letras  (■».;, .,.rv:i  ¡,,11,  liaollas  de  la  aiiti-ua  os,-ntu 
ra  iH-iitiid,_i.  Asi.  AIcj.li,  la  priinora,  letra  del  allaJieto  lie 
Ijiei).  s¡oii¡Hc¡i  l„w¡i.  i  la  tiynra  do  osa  letra  os  la  linea  di 
fiiiitonio  do  lina  ailk^zii   de  hnc¡i. 

Ijos  sIítiios  usailos  jior  lo?  astrúnonios  para  roiiresoii 
tai-  el  Sol.  lal.una  i  los  planetas:  los  I.  |[.  il[.|,ani  es 
l'irsar  uno,  dos  i  tres,  ]»niolian  f|iio  si  la  eseritiira  iiiiitn. 
'laesdealirnnvalor  para  nosotros,  delw;  lialier  sido  d. 
tina  iiii|M)rtaiieia  iiiinonsfi,  jiara  los  antiiiim-. 

Xli. 

('DNTAIiir.IDAn. 

I^as  (rihiis  salvaü'O-  liaa  aprendido  a  eontar  lenfaiinM 
I'',  i  aun  lioi  se  enciionlran  alírunas  (]iic  no  salien  ccmiIh 
mas  allá  lie  eiiatro.  oipiesi  salien,  no  tienen  jialaliia- 
]iara  ospresar  inavuiv^  ranlidailr^. 

Va\  todas  oai-l.-  o.!,,  M-ad-.d-  1,,-d-r.-  in:-a  <•,,!, lar. 


ría  lora 


/lxeiitroalu-ii!ia-.i 
laKra  •tÍih-o"- 
Lo.  .alva-.'s 

Tiia  mano 
Itos  iiiamx,  o 
Hos  niaiio-^  ¡  1: 
líosinaii.is  ¡  1. 

No^olro.  liar, 


i.~  hi 


:a:<ta  ;, lleve.  1  ,|,ie).rov 
MÜic'a  ./,../,:   Pii  to.la<in 

rned:'  !a 

laliiia 

,/,,■;/, V..  MI 

lineo  i  diez.  Se  ¡n-o-iie 

d.ra'l,;,     :', 

ili-na 

!i"líe     !l-v, 

iiienlas  eon  jiiedm-it.!  . 

i  aSM 'Mr  1 

,  III    I,' 

;iiia    ré!r>:l!.un.    i.^ni, 

,,  -r-A-.-v 

anio- 

'v'/.v^',,..-:   déla   ,„!-;„,,  v 

■1   :  Ta   .ai: 

a  lo    !, 

1-eino-i  un 

i'i!  iluostro  piiñ'i'do   ]Ki]' 

¡■■•■orda 

al-o 

qne    teuea, 

nos  olvide,  imitando  i'l 

11-0  aiiii'.: 

.10   lie  , 

oulari.or 

licí-lios  en  lina  cnerda. 

I. as  iiocioiws  acerea  i 

lela     IM; 

aeiaili 

I    Manilo- 

:idipiir¡do    prineipalniei 

te  en   el 

-in.üi 

de    la^    !i 

dejadas  por  el  lifinilire  e 

lel  iioro' 

<ie  lie 

Kiiroiia,  II 

eróo  que  los  primeros  di 

sil  e.pi'e' 

•  vivii 

■011    eii  oír. 

le  i  fine  des|iiies  emii^iai 

onalli.    1 

:n  los 

Harneros  d 

la  Anticrna  Kdail  de   1' 

edra.  ,aia 

Ido  la 

Crnn  l'.i-et 

Irlanda   estahan  anidas 

al    e.nitii 

ente    i 

eoiaaan  eai 

-os  riosa  través  de  los 

alies  que 

aliora. 

udal. 
pado 


Í:nn.p' 


Ide-a 
s  liella 


■  1  el  Canal  de  I,,  .\h 
¡  rinoeerontcs  vae'ali 
|ue  ahora  es  Inulat. 
as  IVia  de  lo  iiiie  1-  1m 


)s  bus- 
ancia, 

lUal.le 


.  al-lli 

Xíll. 


meiliae 
<-|eaili 

a-on  1 

lel   A-il 

or  toda 

lo.    \W 

le  :a   1 
mdim 

\A  1 

Mlioe 

elimn 

oidor  d 

'  .11  p 

el.  asi  t 

L'i'iioro 

de  vi, 

a  depeí 

i  esto  II 
une  oti 

as.  i  a 

iea  ])oi 
III  lian 

loslii-, 

res  ei 

i|iie  al 

oshii 

.leiin  li 

oti'oen 

mellos 


Cero  i  lili  aireemWalsaiiKiilo.  see~tal|ir 
lie  romo  bliradores.  i  eomo  trahaiadi 
iielales.  adelantando  en  riipie/.a  i  en 
ieiitra.inielosliaWitantesde  las  ida.- 
eonvertian  en  inlrépid.s  aventureros. 
e.  (d  ol.jelo  de  esta  narraeion  llev; 
is  iimolio  mas  remotos  que  aquello-  ei 
leralineiite  la  Historia,  i  lo  qii.  Ini-l 
do  no  se  reliere  a  una  .ola  iiaeioa  o 
■olio   de  la    Inimanidad  eomo  ser    eol 


e:nit,i-;L 
niade.\', 


ha. 
perniai 
U'O.  i  en 
ene  es 
de  lo.  1 
eion  de 


ea.'i  en  la  lii.rnrla  de   1 1'  da  leía'a    ihm 

polda 

■ione 

'ia'w 

1   de  1 

Ilretaña.  rolianilo    donde   quiera  i    coi 
d  i  a  1 1 . 

'■ 

e.-a    1 

Oirás  trihns  se  estaldoeieron   en    l'i 

rsia.  1 

a  his 

de  Palestina  i  oit  Eíripto.  i  fueron  la  r 

li/.  de 

ron  esas  |ioderosas  uaeimies  lanos  re\- 

'.  i^'o! 

laaiai 

ehus  años  ante,  do!  naeiniienlo'  de  AÍi 

■almm 

( 

11  (ait 

•e    A 

mi'riea;  vaiiaroii  solire  la  siiiierlieie  de 

Xne 

0   .M 

lo.  que  .e  d i r¡ ¡ieroii   al  Sur    levantan 

!l     eill 

llll'l> 

laiinas    no.    i'e'\elan    su    poderio 

.MaelH)  ant...  de  1  |m'  ex¡..t¡es,Ml   lo.  - 

ánde- 

impí 

el  noml.re   do  iludios:  sii  historia  ocap; 

nme! 

0-  W 

/;/.   I.VSTJITI'TO  u!V.I€IO.\\J¿.. 


Alíriiiíani^loj»'!  í^"  liorm  natal,  i  ¡-(^  trashwló  con  íiií' 
da^fi  i  gaiuuíiís  a  Pijlestiiiu.  •Bus  (Icscemlicnte.s  ?c  c. 
ljJoe!C")cHi'eiiKiiplo.  f]iuVcraun"  pais  umi  aliiiiulnDlc 
.írnui'os:  alli  ¡lc'.L;-aroii  :t  ser  iiiiii  imiiK'rosns  i  íVcrdn  ii: 
(los  liomlnilosaiiioiite  diiraiiío  la  vida  de  Jum'.  chv;!  r 
niovodnra  liisU>ria  se  rclicre  cu  el  (¡(''iiosi.-:  iicru  ili'-|. 
(lo  su  luiicrtc,  ra(M'Oii  aíiiicHos  rc'(.liicid(>s  ;!  la  >(m\!iIi 
Tiro,  i  ree-iUierou  los  mus  duroi^  t.ralaiuií-iito.-:.  I  u '.lom 
liiUM'.n,  sabio  i  heroico  llamado  ^iloi^és,  a  i|;:iin  !a  i;ija 
ici  Iialiia  oducndo  como  si  lucse  su  propio  liii<i.  üciiu 
justa  iudiu-iiacion  por  los  ultrajes  (]iie  sulriaii  sus  lien 
nos,  se  colo.'í'j  a  la  cabeza  de  ellos  i  los  libort(').  Las  Has 
das  Escrituras  nos  cuentan  como  ese  pucl^lo  se  diriji(> 
cia  Palestina  íiobcrnado  por  jefes  i  jueces;  como  m; 
cruelmente,  como  era  proi)io  de  esa  edad,  liomlnes,  i 
jeres  i  niños:  como  creció  i  prosporí),  pero  también  co 
por  sus  vicios  se  liizo  débil  i  l'in;  esclavizado  i  v(ilvi('i 
levantarse  otra  Acz  mas,  hasta  (¡uc  al  venir  Jesuciiá 
(piedí')  sometido  al  imucrin  ronuin!). 


XIV 


La 


Oria  primitiva  uct  liombrc  nos  iiianilicsia  cuan 
niara  níIIoso  ha  sido  su  )u-oü'reso  si  comparamos  la  Kdad     | 
del'icdra  con  luiostro  presente  estado.  Xo  solo  ha  progre-     j 
sado  en  la  coustrnccion  de  edificios,  en  la  confección  desús     ! 
alimentos,  en  la  alfarería,  en  la  j>i-eparacion  de  sus  vesti- 
dos i  en  el  ain-ovechamiento  de  los  metales,  si  no  que  ha 
llegado  a  tener  profundos  conocimientos  de  la  tierra  que     \ 
lesostienei  do  I;!-c<trclla-  (|i!c  h:  rodean.  FA  rayo,  el  vieu-     , 
toi  lo3serpeai!N'~  :  íi,<  -,■  ven  ciicadciiados.  poi- (■Lolicdo- 
cen  sus  mandato.-:  lia  prouiiidizado  el  misterio  de   los  as- 
tros, i  cada  dia  descubre  mí  nuevo  secreto  en  el  '_:i,iii   !i- 
bro  (lela  naturaleza. 

Quisiéramos  saber  quienes  fueron  los  primeros  Iioiubres     . 
del  pasado  que  echaron  los  cimientos  del  progreso  moder-     • 
no  para  tmbutíirles  nuestro  agradecimiento.     líl  piiinero     I 
([ue  labré)  un  pedestal  fué  el  padre  de  la  escultura:  el  pri-     ' 
mero  qiiccohiré  en  ('irdeii  ])iedras  sobre   piedras  fué  el 
fundador   de  la    .\  niiiitectura:' el  primero  que  abrií'i  un 
hoyo  en  el  luicso  (!.■    un   reno  isilvc)  en   él,  o  estendi(') 
nii  tendón  i  le  liizo  s.riKir,   fué  el  padre  de  la  ilúsim:  el 
jirimero  <\uf  iíiik'i  sus  sencillos  ¡lensamientos  Ak'  el  pa- 
dre  de   íu   l'oe-ia:  .1    priiuero    iii;e    se    esforzó  en  pene-     i 
ti-ar   los  s..ei-elo<  del  sol    i   1:,^  e'sireila-^,  filé  cl  padre  do 
la   A<(roiHun¡a. 


0-ra,má.tioa>  ixife^xitil 

pai;a  losxiñ'ow  A:\iEPírAXo,y. 


1'aki 


!>■ 


Xa.la  v; 


•s¡> 


s  '.:■■    |.:i!;iljras/*;ul>rayada.s  unen  ku->  .^'.¡as 
!;■''•  c 'jilas  nílacioncs  entre  ella.s;  así  en  ctl 
prir.icr  (:jc!n|;!u  /  une  lasclos  palabras  iior/.'r  i    '  •  ■ 
en  el  seiíunclo  r;w  indica  que  ambos  /urn- 
salieron  juntos;   en  el  tercero    f/c  expresa 
i;-r  imátii  a  ¡m'i i'-ní ce  a  ¡naa.  i  en  el  cuarto  .;/,.  ia- 

l'i  laaVLO,  esas  palaJjriilas  indican  unión,  seijara- 
( iiMi,  propiedad,  compañía;  i  si  "pu.sjéramos.  otros 
ejemplos  haüariamos  que  con  ciertas  palabras  mui 
peíjueñas  expnssanios  una  multitad  da  relacio- 
nes. 

Dío-anse  las  relaciones  que  indican  las  partíci!- 
las  subra\'adas  con  las  frases  que  siguen: 

El    vino    cuando  vo  estaba  enfi-nnn.      í".l    ¡ii)r() 
está  m'^rc-!a.^  mesa.      Los    zapa! 
la  cama.      Kl  (inierc:   salir /¿w        .  .      ... 

duerme  nüíaíras  )o  leo. 

LKCCION   XII. 

I.\ií:i:.|i-:(.cio.\k  . 

Cuando  nos  quejamos  soleme,s  decir  simple- 
mente ai!;  .sorprendidos  e.xclamamos  oh!  si  llama- 
mos a  alguien  nos  b.ista.  ih-cir  ola':  es¡)ant:unos  a 
\\\\  g-ato  diciendo  z;i|)^ !;  d-saimos  iutc!  ;i  las  bes- 
tias, i  cuando  nos  encoleriXanuK,  cda  trecu  ncia 
solemos  decir  caramba!  oh!  etc.  ' 

Siempre  que  queremos  decir  nuialiü  tu  p. ¡aas. 
palabras,  nos  \-alear.i-;  de  aiLauía.s  n. •<;:•,  cmiiim 
estas: 

OIi!  ai!  eh!  (^tc.  Kstas  paialjnis  qaa  e)raian  thi- 
ses  se  ila.mrin  iu/riyí-nioacs. 

l'jl'd-^CíedO. 

Complétense  i  analícense  las  sio-uientes  frases: 
Id  prini'ír  hombre  fué — i  la  primera  mujer  fué 
Id  nrundíí  fué  creado  por — El  niño— no  es  crei- 

<!,,  aanqai-  di.  ,1  !;■:  \,Tdad.  Xiidie  quiere  a  un 
nir.ii  i.ariM  idiu.r  m;'.-    L'uando  nn  brilla  el    -es  dr 

-  de  los  imiiualfs.  Id  ¿'s  un  animal  tero/.  .Xo 
se  pu"  -  ..-;;■•  .■;;-|  i-;¡  primer  m<'S  del  año  se 
Ikuna  ■  p  quena  mira,  i   el  poder  de 

-adnr     .  mu  \ano  jure  el    hombre  de — 

])(ir  e¡  santii  ¡i.'.aa'ii-í'.  (tuien  pol>ló  el  cielo  de — 
hi  o  ¡a  tierní  (¡ae  ¡a.ir'Ls.  .Ama  a  Dios  i  ama  a 
tu  heriiíane'.  csl.i  es  la  lei  del — El— es  mas  útil 
metal  (jue  el  oro.  Eosp.:ines  se  hacen  de  (Hiien 
tiene-  a  los  fantasmas  es  un  cobarde.  El  católi- 
co, !  !  ¡lidíd  i  el -protestante  son  todos — de  Dios. 
I  .a.  -  i^s  c!  mas  detestable  de  todos  los  vicios.  De- 
bemos dar  die  comerá.!  i  de,-  b.  bi  r  ;il  Ib-mu-, 
lle-jado  al — de  la  i/rim-ra.  para-. 


Id  dia  í  la  noche  no  son  siempre  i'j;u:'i!cs. 

El  perro  re;/ su  amo   han  salido.      Ea   ;;i-am:'iti 


iJ-rcioxi'S 

i; !':.!.  fhira  :l<o  de  los  niños,  por 
o  <!,,,¡za!s:.  I'rofcsor  de  Mocá- 

■Sh:í   O!,    <■/    lllsílllílO     Siilio- 

ud  do   <;,iala:!.da. 

((•(uitinún.) 
LECCIÓN    I\'.  ¡ 


r.  ")4'.;i:ij¡í*i<>2a.  '1  uJo  lo  (jiR;  [¡ikkIl;  pe- 
n  r  .■:!  i:ii)\iinievito  un  cuerpo  que  se  halla  en  el 
ist:i  '  )  -' •  ;• 'ir.iso  (5  hacerlo  pasar  a  este  estado 
cu:;;;!'  'i    r.io'/iiiii'-nto.    es  luia  fuerza. 

/'/•  .  .  •  '■):licaus:i    c:;¡;az  de  cambiar  c:l 

<s^    ;  -  i     ni')\-!mienío    de  un  cuerpo. 

V\  :  ,1  i;na  boJa  de  Ijillar  parapo- 

\o-':'.:     ■  '  ¡iii I  (')  la  resistencia  que   se  le 

opi):!'!  jjara  delcuerla  son  fuerzas. 

i, :i  causa  (¡ue  hace  que  todos  los  cuerpos  cai- 
gan l'.ácia  hi  superficie  de  la  Tierra,  llamada  pe- 
sanies,  la  atracción  que  una  varilla  de  vidrio  frota- 
dla ron  un  pedazo  de  pailo  ejerce  sobre  los  cuer- 
po:. li¡":-Ms,  como  p''d:i!-';;i-,  de  ¡cnjel,  la  caus;i  que 
h;ic'-  ([a<-  l.is  pl:aiet;i':  se  i:ii;  \:men  el  espKicio, 
la  ai'cion  del  \-ai)iii-.  i|<ii-  iiuu-'.r  las  !n:u]nin.:'.s.  etc., 
so/1  fuerzas. 

.\'o  siemi)re  es  visible  el  clbi  til  if'  una  fuerz;i  \- 
es'.o  sucede  cillindo  sil  areidil  ;s  icsislida  ó  neu- 
traü/ada  por  .¡ira  iíuial  \  c:  iniraiia.  Asi,  un  luei-- 
po  c(jloe;u!o  soli:-e  una  m.;s;i  p;u-cce  á  priiner;i 
\  isla.  !¡Me  lío  esl:í.  sujeto  á  la  fu(;rza  di-  ki  pc-^aiiu'-,: 
pe;-.>  ocLiriv  ;up;í,  i|ue  esta  hü-rza  no  produc-  .■] 
oi;-rU>  de  I;í  r;.¡d:i  dc-1  currpo,  por  ln  resist.-uei,! 
01!'  ic  opouo  1.1  -.iiporficie  lio  la  mi-s:i.  i|ue  es  i;ii;i 
Ui'".;i  o(Mi:;-;n;;!.  ¡■'ii;Tz:is  i:^oia!es  \-  contrarias  a- 
;•''■.;-•-  •;  ;;:i  i!]:';-po  yr:<d\v\or\\  el  oqu ilibrio.  Por 
-:    ..;  :o-     ■('...  O;;     ,:v^  o:-;;n  con  ÍLíua!   i\ierza    ^■ 


d:ul  d,- 
er    ol  ¡x 


'41 


1  la\-  unos  ¡n.,ii-umeritos  llamados  dinomú- 
niclros,  (|ue  sir\-en  par;i  mediir  las  fuerzas.  La 
iiinira  .í  representa  uno  d.e  estos  instrumentos. 
Consiste  en  una  lamina  llexible  de  acc;ro  templa- 
do AB,  encorvada  por  el  medio;  á  la  extremi- 
dad de  la  rama  inferior  está  fijo  un  arco  de 
hierro  a,  que  pasa  libremente  por  una  aij'ertu- 
ra  practicada  en  la  rama  suoerior  y  se  termi- 
na por  un  anillo  ;//  que  sirve  pai'a  lijai- el  íipa- 
rato.  En  la  estrc;midad  de  la  rama  SLiperi or  est;í 
fijo  iijaialmente  otro  arco  de  hierro  /■,  (¡ue  pasa 
poruña,  abertura,  de:  la  rama  inferior,  terminán- 
dose por  en  L;aneho  // que  sirve  ]KU-a  suspi/nder 
los  pesos.  Id  aparato  se  gradúa,  lijanílo  e!  ani- 
llo  superior    y    suspendiendo    al     '^-ancb.o    ¡lesos 

sucesivos  de    1,2,  3,  /] kilój^ramcíS,    )•   niar- 

cando  á  cada  peso  una  línea  solare  el  arco  a 
en  los  puntos  donde  por  la  flexión  se  vav'a  de- 
teniendo la  rama  A.  Va\  se;.niida  se  por.en  so- 
bre las  líneas  los  números,  o,  5,io.  .  .  .  die  5  en 
5  con  lo  cual  cjuedará  ^rraduado  el  instumento. 
Para  medir  con  el  dinamómetro  una  íu.erza,  por 
ejemplo  la  que  un  hombre  desarrolla  para  le- 
vantar un  fardo,  se  suspende  el  fardo  al  gan- 
dío inferior  y  se  levanta  todo  el  aparato,  sus- 
inndiéndolo  por  el  anillo  ;;/;  al  doblarse  (d  resor- 
te, la  ruma  .\  maj'ca.rá  sobre  el  auxo  a  el  peso 
del    !:inlo   1  n    kiló<.'ramos    \'  uor   consiLíniento   el 


l-i-un,   i.^ 

on-amos(iue  nos  proi.onemo.  s,,ston..'r  s,)bre 
Kilma  de  la  mano  un  ciionn..  !■.  el;.;-.,  que  ele 
iar/o  de  muslro  1  ra;-o  p.W;i  so'.l.n.  ri<.  elelx: 
.(■r  mas  t;  menos  i^raiule,  se;,'un  ('u;'  el  cuerpo  si 
n;is  ó  menos  ¡jesadv).  Si  \\\\  homijre  ¡aiedi:  sost 
ler  ol  poso  de  un  kiiói^ramo  \-  otro  el  de  d.os  ki! 
'■rumos,  diremos  ([ue  el  seíamdo  (jerce  una  fe; 
a  diolíie  d.e  la  del  [)rimero,  y  asi  ])ara.  ma)-ores  p^ 
os.  d'omando,  j)ues,  por  [in.nto  de    partitla  ó  p 


:5.  -I2o|>a'c.«íoail:s<*ioss  <!<'  !:s.'«i  rsíes'- 
y.íü!*.     Las   uK^rzas  se  repi-eseiitan  pi/r  medio  dt' 
líneas  rectas,   (|ue  partioiido    del  punto    ;li;;hle   o- 
bran.    ipie  se    llama  /v.vav   í!o    n/n/'iooio:;.   -,o    diri 
ii:i!  en  lal  ó  cn;il  diroccioii.     Ln   cuanto    á    l:i  m;i 
vor    ()  menor  eneri^ía  con  cjue   una    luei'za.    olir.i 
<¡ue  es  la   que   costitu)e  su    iníoiisidad.  se  la  de- 
termiiKi    i)or   lo   larj^o    ó    la    ma'Uiitutl  de   la  rec- 
ta,  y   se    mide    colocando    la  unidad  de  fuerza,  el 
milímetro    [)or   ejm;;!o,  sobre    la    recta,  tantas  ve- 
ces   como    (¡uepa   en    l;i    i'uerza  tkuhi.  Si.Ti   A.   b'i- 
I     L^au-a    6.    el    punto    de    a.pl¡c;icion    de    l:is    i'uerz.is 
I     Py   Ola   dirección     iV^    estas    luerzas  estará    re- 
;     ¡ire;íentada   |)or    la  .U;   l;is    líu' as  .\  O  ,  ,\  O,  v-  si 


suponemos   c|uc  la  iiUcnsidad  de  la  fuerza  i)  vx\\\\-  i  2.-  -1  lai  cuatro  clases  de   operaciones:  la  Adi- 

.xali^a  á  5    kilogramos  y  la  de  la  fuerza   O    á  4  (ion  o  Suma,  la  Sustracción  o  Resta,  la  Multipli- 

kilóí^ramos,   las   intensidades   respectivas  de     las  cacion  i  la  División. 

dos   fuerzas    quedan    representadas  por  las  maj,---  i         13.— La  Adición  i  la  Multiplicación  sirven  pa- 

niludes    A  5  y  A  4.  siendo  .\o   la  unidad  Ac.  fuer-  ra  componer  lo;   números:  la  .Sustracción   i  la  I  )i- 

za.  \:s;i)ii    si-\'^n  a!    contrario  para    descomponer]')'-. 

I''i'i>.  aiii:-,  i¡  •  iipcrarcon  los  númeiT)s.  es  necesa 

sarlos  de  \-i\,i  m»/  o  p  n-  escrito,  cstn  es  ¡o  i|u<:  cu- 
s-ña la  Xunu;r.icion. 

II. 
¡  XrMi;kA(  ION. 

14.      l/i   numeración  es  la  partMi'''  'a  .\i-inv'- 
tica  (jue  enseña  a  formar  los  númer;)     '  " 

ciarlos  i  escribirlos  con  caracteres  p 
ahí  que  'na\a  dos  clases  d(í  numera 


I 


ÁritjiicHca  dciiiual práciica  i  razouatiiu    cst 

fas  cu f raines  por  L.  llombaUcf  i  ti-adiicidas 

por    l\-i¡ro  Jhiroii    Y.,  aliiiiuio  nuicsíro 

ilcl   Inslilnlo   Sacional. 

(Continúa.) 

HaI  TKKS  CI.ASKS   DK    M MI.KdS. 


cjue    c(jn- 


7. — 1.-^       Número   entero  ([ue 
tiene   unidades  (ínteras. 

Kjemplí^s:  \einticinco  metros,  treinta  i  tres  fran- 
cos, sesenta  soldados,  etc. 

8. — 2.  '^  Número  fraccionario  es  el  <|ne  con- 
tiene unitlailes  enteras  ¡  a(l<,:nias  una  o  \arias 
partes  i^'uales  de  la  unidad. 

l'jemplos:  cinco  litros  i  medio,  (juince  metros  i 
tri's  centímetros,  veinte  gramos  i  cuatro  decigra- 
mos. 

9.  -  3.  ~  La  fracción,  (¡ue  contiene  una  o  \;i- 
rias  partes  de  la   unidad  duidida  en  parles    igua- 

l'.jeniplos:  medio  metro,  o  cincuenta  centíme- 
tros, un  ([uinto  tle  litro  o  dos  dc:ci!ítros,  un  déci- 
mo de  gramo  o  \\\\  dc:cígramo. 

Estas  diferentes  clases  de  números  se  dixiden 
en  otras  dos:  los  números  abstractos  i  los  núme- 
ros concretos. 

10. — Número  abstracto,  es  el  (]ue  no  designa 
la   especie  de  unidades  a  ([ue  se  relí^^ 

Así:  veinticinco,  siete  i  metilo,  tres^^artos  son 
números  abstractos.  Se  emplean  en  las  demostra- 
ciones. 

1  1.-  "Número  ctjncreto,  es  el  (jue  designa  la  es- 
pecie  de  unidades  a  cjue  se  refiere. 

.\sí:  veinticinco  caballos,  dos  litros  i  medio,  tres 
cu;u'tos  (\v.  m;mzana  son  números  concretos. 

Se  hace  uso  de  los  númei-os  concretóse;!  las  o- 
¡jcrííciíjnes  prácticas,  como  en  los  probk:mas. 


ña  caiUiL.ad  de  pa'a:  ra-,,  :;;,";:■.:..,-;  :;    "     .'  •' > 

números. 

2.  °  La  numenicion  escrita,  cju  :  e¡ise;~ia  a  e.- 
cribir  todos  los  números,  con  la  ayuda  de  una  ]¡e 
cjueña  cantidad  ele  signos  a  caracteres  llamados  ci 
fras. 

Nl  \ii 


I. 


!;.\(IO\      ll.\!!l.,\l 


1 5. — La  numeración  hablada  es  el  arte  de  enun- 
ciar todos  los  números  posibles  con  la  ajaida  de 
una  pequeña  cantidad  de  palabras. 

16. — Para  formar  los  números  se,  p;u-tt:  tle  la 
unitlad  o  tle  uno  i  se  le  añade  sucesixamentf,;  una 
unidatl  al  núniero  anteriormente  oSteniJ.o. 

La  imidad  sola  se  llama  l'no. 
La  unidad  añadida  al  número  lam  s^e  il;uii;i  1  )i)s. 
La  unidad  añadida  al  número  tíos  se  llama  Tres. 
L;i  imitlad  añatüJ.a  al  número  tres  se  llama  Cuatro. 
L  1  unitladañ  ididaal  númjro  cuatro.se  llama  Cinco. 
La  unidael  añ  arda  al  núm;To  cinco  se  llama  .Seis. 
La  imithul  an:itlida  al  número  .seis  se  llama  Siete. 
La  imidatl  añatlida  al  número  siete  se  llam  i  Ocho. 
L;i  unidad  añadid.i  al  número  ocho  sí  llama  Xue\e. 

Así  un  árijol  i  un  árbol  .son  dos  árlíoles;  dos  ár- 
boles i  un  árbol  son   tres  árboles:  etc.    tres  i  uno,   , 
cuatro:  cuatro  i  uno,  cinco:  cinco  i  uno.  seis:  seis í^x 
uno,  siete:  siete  i  uno.  ocho:  ocho  i  uno.  nui,:\c.  cvi 
árboles. 

( i  'ontinuará) 

('[■i:sTi()X.\i;i(». 

1.=  ¿(^i,'  (- .\ri;:iir!¡,;i?  ■!.'  -(^HM-  CMlrnlo?  :;.  =^ 
;.Qiirsc  fnlieinlf  jH.r  ni;miiilii(l  II  cantiila.l?  KJ  Mup'o.^, 
-!.  -  ;.(^i<'  ft'  cnticnilo  por  nioilir  inia  (üintiilad?  .">.  -  ,S\\w 
IV  iiniílnil?  lOJcmpios.  (I.  ^  ,'.<ín(''  o.<  iiúinori)".'  Kjoniplo!-'. 
;,('ii:!iihis  cla.-^r,-;  de  níinicros  liai?  7.  ~  ;,Qin'' os  número 
iMitiToV  S.  -  (\w  i','^  núnioro  IVaccionin-io?  1)  -  ;.Qii<'' 
es  la  IVarriou?  KJrniplos  do  cada  uno  d«>  c.-tos  números. 
l(t.  (-.(¿nr' se  ¡lama  lu'imero  ali.^traeto?  II.  ^Núniero  eon- 
erelo  ;.Eiem]dos  de  estos  números?  VI.  ¿Ciüínías  clases 
lie  operaeiones  liai  en  la  Aritmética?  l:!.    J.Para  (pié  sir- 


HIj  lA\*tTMTUTO  J\\f¡f'90J\\fif,. 


3DE  j^jl.  m:op?..a.l. 


Por  Vahro  P itjol  catedrático  lie  filosofía  moral  e  Jiis'o- 
ria  de  la  filosofía  del  Instituto  Nacional. 

INTRODÜCCIOX. 

(Continúa.) 
PÁRRAFO  II. 

De  las  acciones  hunumas. 

Ties  molivof»  pueden  aguijonear  nuestra  actividad  de 
obrar:  la  pasión  é  instintos  que  por  ella  se  desarrollan, 
el  interés  o  cgoisino,  y  el  deber  moral:  las  acciones  di- 
rijidas  por  la  pasión  se  encaminan  á  un  bien  presumido 
particular  y  sensible;  las  acciones  dirijidas  por  el  interés 
se  proponen  nuestro  bienestar  prescindiendo  de  toda  cir- 
cunstancia osterior:  el  deber  nos  <¡uia  al  bien  en  si  mis- 
mo independientemente  del  daño  ó  beneficio  que  el  acto 
nos  reporte. 

Ifay  en  nuestra  naturaleza  tendencias  que  emanan  de 
su  or<i;anizacion  pero  que  en  un  principio  se  manifiestan 
de  una  manera  vaga  y  sin  dirección  cierta:  tratamos 
de  satisfacer  esas  tendencias  uniendo  nuestros  esfuer- 
zos, aunque  solo  lo  consigamos  incom|)letamente,  y  sen- 
tirnos placer  en  la  estension  del  objeto  conseguido,  y 
llámanos  dolor  á  la  |)r¡vacion  del  bien  á  que  aspiramos; 
])ropuesto  un  fin,  nos  agrada  tanto  alcanzarlo  como  nos 
disgusta  dejar  de  obtenerlo.  Como  entidades  sensibles, 
somos  capaces  de  dolor  y  de  placer  que  responden  aí 
mal  ó  al  bien  sufrido.  Pero  el  bien  y  el  mal  son  cosas 
distintas  del  placer  ó  del  dolor.  No  solo  amamos  el 
placer  y  tenemos  aversión  al  dolor,  sino  que  nos  inspira 
afecto  cuanto  del  csterior  concurre  á  la  sati-ifaccion  de 
las  tendencias  naturales,  y  desafecto  lo  que  las  sirve  de 
obstiículo. 

liajo  la  razón  incipiente,  y  antes  de  su  desarrollo,  do- 
minan las  pasiones  despertadas  por  la  sensibilidad:  for- 
talecida la  razón,  so  halla  agitada  por  los  apetitos  de 
la  naturaleza  y  procura  satisfacerlos  encaminando  á  ello 
la  actividad  racional;  así  solicita  el  bien  particular, 
pero  no  se  detiene,  y.  mirando  luego  otro  peldaño  m;is 
alio  en  la  esfera  délas  espetulaeionis  morales,  aco- 
jo todas  las  esperiencias  y  de  ima  parte  observa  que  no 
siempre  el  bien  particular  es  fuente  de  bienes,  y  de  otra 
indaga  reglas  mas  universales  que  no  ofrezcan  la  varia- 
bilidad déla  pasión  y  á  las  cuales  se  .«ometa  cada  una 
de  las  impresiones  que  sentimos:  las  ideas  entonces  i-eem- 
jil.izan  á  las  pasiones  aisladas,  y  en  vez  <le  establecer 
un  modo  particular  para  cada  individuo,  se  busca  un 
principio  que  se  acomode  al  bien  de  nuestra  humana  na- 
turaleza: el  interés  propio  se  somete  alo  quesea  justo, 
porque  sin  justicia  toda  .satisfacción  aparente  es  en  el 
f  mdo  nociva.  A  las  vaguedades  puos  v  altcrnntivas  de 
la  pasión,  íiI  inteics  inconsulto,  sucede  la  ley  de  la  razón 
que  ha  de  di rij irnos :  á  obrar  aconsejados  por  las  impre- 
siones ó  los  instintos,  sustituye  la  resolución  de  obrar 
como  convenga  según  los  consejos  de  la  justicia  y  del  in- 
b'res  bien  entendido  de  nue-tra  naturaleza:  el  hombre  e- 
jiTCi!  imperio  en  si  mismo  por  la  razón;  generaliza  sus 
i'ieas  sacándolas  del  molde  i)arcial  en  qucsehabia  con- 
tiiiido.  y  dirígela  voluntad  en  prosecución  de  los  dic- 
tados racionales.  El  triunfo  obtenido  por  la  razón  con- 
tra nuestras  cóleras  y  malas  pasiones  es  lo  que  mas  hon- 
ra y  dignifica  la  vida.  Podemos  vengarnos  impunemen- 
te, eludir  un  compromiso  que  nos  grava,  devolver  un  da- 
Tio:  la  tendencia  inmediata  nos  impulsa  á  satisfacer  el 
deseo,  pero  la  razón  media,  discurre  y  resuelve,  no  por 


el  placer  que  nos  produciría  el  mal  devuelto'ó  la  ven- 
ganza satisfecha,  sino  por  la  dignidad  y  elevación  que 
hubiese  en  nuestros  propósitos,  y  nos  apartamos  de  la 
cobardía  ó  de  la  bajeza  sin  que  nada  nos  obligue  mas 
que  una  idea  moral  patentizada  por  la  razón.  La  violen- 
cia contra  una  inclinación  sentida,  por  respeto  á  lo  justo, 
es  la  virtud. 

El  hombre  para  merecer  estimación,  1ia  de  separar  sus 
acciones  de  toda  idea  de  placer  propio  ó  de  ínteres,  y  o- 

brar  independientemente  como  sino  esperara  ni  temiera: 
un  acto  bueno  realizado  por  solo  el  impulso  del  egoísmo, 

deja  de  ser  moral,  pero  es  moral  la  acción  llevada  á  ca- 
bo sin  ambición  y  sin  preveer  resultados,  únicamente 
porque  se  cree  buena  en  gí,  aunque  traiga  biches  y  go- 
ces al  que  la  ejecuta.  Si  por  haber  hecho  en  deber'  una 
cosa  que  nos  perjudica  sentimos  desazón,  también  aumen- 
ta nuestra  valía  y  es  compensado  el  dolor  por  el  placer 
de  habernos  mostrado  dignos  y  desinteresados.  El  mal, 
á  sabiendas,  engendra  el  remordimiento,  aunque  perso- 
nalment?  nos  favorezca.  Al  hombre  le  toca  sujetar  su 
actividad,  y  sujetarla  libremento,  como  autoridad  racio- 
nal, á  los  pr¡uci|iio-i  de  verdad  y  de  justicia.  Si  nncs- 
ti'os  sentimientos  ('»  Tiuestro  íiUitcs  c.-tuviesen  necesaria- 
mente de  acuerdo  con  las  leyes  naturales,  la  razón  y  la 
voluntad  no  tenían  masque  obedecer  las  impresiones  i 
ó  los  deseo.s,  ppro  no  siendo  asi,  es  preciso  que  obremos 
con  arreglo  á  la  verdad,  ya  concuerde  ó  no  con  nuestras 
pa.siones  ó  nuestros  intereses  y  por  mas  que  los  contra- 
diga y  los  postergue:  el  hombre,  guiado  por  propios 
impulsos,  perdería  mucho  de  su  mórito,  descendiendo  á 
los  seres  y  cosas  que  mueve  una  ciega  fatalidad.  No  so- 
lo tenemos  que  obrar,  sino  también  obrar  con  delibera- 
ción y  para  fines  buenos  en  sí  mismos;  términos  que  no 
nos  da  la  sensibilidad  pura,  ni  nos  proporcionan  las  teo- 
i'ias  del  ínteres. 

_  Hay  dualidad  y  lucha  en  nuestras  pasiones,  tenden- 
cias que  provocan  acción  di -tinta;  ó  todas  son  legitimas 
ó  no  lo  es  ninguna:  en  el  primer  caso,  seria  vicioso  y 
arbitrario  elegir;  ea.el  segundo,  no  podrían  servirnos 
de  norma  ni  regular  la  vida.  La  variedad  de  motivos, 
de  circunstancias  y  hasta  de  temperameutos,  dá  de  si 
impresiones  diversas:  convertida  en  ley  cada  impresión, 
todo  se  haría  anárquico  y  llegaría  á  ser  todo  indiferente 
como  regla  para  encauzar  las  acciones  del  que  aspira  al 
bien.  El  bien  nacido  de  la  satisfacción  de  un  deseo,  pa- 
saría á  ser  ley  para  uno,  inmoralidad  para  el  que  fuese 
perjudicado  con  tal  acto:  nunca  podrá  convertirse  en 
ley  absoluta,  en  principio  universal,  aquello  que  no  ten- 
ga mas  origen  que  el  modo  de  sentir  particular  y  las 
pasiones  de  un  individuo. 

Tan  impropio  como  derivar  la  legitimidad  iroral  de 
los  varios  afectos  sensii)lcs,  es  derivarla  de  la  simpatía, 
tendencia  que  nos  pone  en  armonía  de  impresiones  con 
todo  lo  que  siente;  que  nos  coloquemos  en  lugar  del 
que  sufre,  que  nos  atraiga  toda  acción  generosa,  que  sin 
darnos  cuenta  racional  nos  identifiquemos  con  ciertos 
seres  míen.tras  repelemos  otros,  y  aplaudamos  las  ac- 
ciones y  sentimientos  (]ue  nos  parecen  buenos,  no  argu- 
ye que  el  biea  moral,  la  verdad,  la  justicia,  e.-sten  exac- 
tamente de  acuerdo  con  la  impresión  en  nosotros  pro- 
ducida. La  simpatía  es  despertada  también  por  las  pa^ 
sienes,  por  'hfs  intereses,  por  la  comunidad  de  fines  pro- 
[)uáitos:  en  un  mismo  hombre  podemos  celebrar  el  valor 
y  la  capacidad  y  rechazar  las  ideas:  entre  dos  que  opi- 
nan de  igual  manera  y  que  nos  inspiran  distintos  afec- 
tos, procuramos  disculpar  á  uno  y  abandonamos  al  otro 
á  nuestras  antipatías.  La  atracción  que  se  ejerce  en 
nuestra  sensibilidad  por  un  acto  cualquiera,  signifi<;aria 
que  apreciamos  ese  acto  como  respondiendo  al  princi- 
pio del  bien  anticipado  en  nuestra  razón.  Ademas,  hay 
multitud  de  hechos  inoralmente  buenos  ó  malos  que  no 
ejercen  influjo  esterior  y  por  tanto  no  inspiran  en  el  que 


r.í.  '¡,v:^TÉ '/'í  '#»v  . ♦'. #*"#'»>. «'.  ií. 


loí<  realiza  ni  odio  ni  amor.  Si  ia  ;  iinualia  lui.'ia  uno 
(ie  nucstror!  senieiantes  os  motivaila  poi- sus  ai(  imir-;  o 
por  sus  pontinúeii'tos.  consi-ite  en  (|iio  la  razón  ha  jii/ira- 
(lo  déla  moralidad;  luego  no  os  la  scuf^ihilidail  la  i\w 
(MI  lU'inier  térniiiio  nos  hace  dcsponar:  eonviMiz/uiionos 
deque  los  hechos  sueodieron  de  un  nmdo  conii-aiio,  y 
el  sentimiento  eainiiiar:í  por  que  la  razón  varió  su  die- 
tado.  Esa  simpatía  ó  antii)atia  sor;l  una  eonsecneneia 
do  juicio  racional,  y  so  pronunciará  ó  disipará  según 
sean  los  mt''ritos  que  la  relloxion  halle. 

No  monos  vicioso  y  arbitrario  seria  establecer  sobre 
la  base  del  interés  propio  r<^glas  lijas  de  moral  que  pre- 
sidan la  vida.  Todo  hombre  se  ama  asi  mismo  y  tra- 
ta do  conseguirse  la  mayor  .cantidad  posible  de  bienes 
y  de  satisfacciones;  poro  la  razón  le  aconseja  separarse 
de  medios  que  implicarian  demerito,  bajeza,  ó  agresión 
hacia  sus  semejantes:  cuando  nos  desentendamos  de  to- 
da objeción  racional,  y  apoderadas  de  nosotros  las  pa- 
siones, empleamos  la  actividad  entera  en  nuestro  bene- 
ficio, solicitando  de  la  humanidad  ausilios  que  no  devol- 
vemos, y  nos  convertimos  en  un  objetivo  obligado  con 
abandono  de  los  deberes  esteriores,  el  amAr  propio  se 
torna  en  egoísmo  y  pretendemos  referir  injustamente 
T  el  mundo  á  nuestro  sei'vicio,  al  interés,  al  yo,  sacrifican- 
do  á  él  todo  lo  domas. 

Siendo  el  interés  variable,  así  cu  el  individuo  como 
en  las  colectividades,  no  puede  determinar  principios 
fijos;  y  si  estos  no  o.x:isten,  la  moral  seria  asunto  de 
convención  y  de  circunstancias.  Al  pretender  que  el 
interés  fuese  la  medida  del  derecho  particular,  cada 
uno  podria  y  aun  deberla  iuvadií  el  círculo  en  que  se 
desenvuelve  la  actividad  agona  como  lo  produjera  be- 
neficio; y  abriéndose  para  todos  tan  ancho  campo,  se- 
ria el  mundo  un  combato  de  ambiciones,  una  guerra  que 
justificase  el  egoísmo  elevado  á  ley  suprema.  Nadie 
hallaría  límite  que  le  detuviese  y  el  derecho  de  to- 
dos á  todo,  engendraría  la  negación  del  derecho  para 
todos.  El  que  olvida.se  alguna  vez  su  ínteres  se  sepa- 
raría do  los  principios  do  la  moral,  no  siéndole  líci- 
to ni  el  sacrificio,  ni  la  abnegación.  Cada  uno  se  erí- 
jiria  en  juez  de  sus  propios  actos  sin  facultad  de  juz- 
gar los  ágenos  pues  derivaban  de  dogmas  basado^  en 
el  bienestar  del  individuo  cuya  opinión  era  decisiva. 
Después  de  todo,  no  aceptando  deberes  sino  en  cuanto 
convinieran,  se  haría  imposible  toda  sociedad  y  el  hom- 
bre no  estaría  jamas  seguro  en  los  bienes  conquista- 
dos. 

Las  sociedades  no  pueden  subsistir  en  un  modo  de 
cosa  s  en  que  solo  gobiernen  los  dcsqos,  los  egoísmos 
y  la  sed  de  goces  sin  cortapisa  que  les  modere  y  sin 
ley  que  les  aconseje.  No  hay  derecho  contra  derecho, 
ni  derecho  que  no  implique  por  correlación  un  deber. 
Que  muchos  de  los  actos  de  la  vida  tengan  por  inspira- 
dor el  ínteres,  no  significa  que  no  haya  hechos  inde- 
pendientes do  todo  motivo  particular,  ni  menos  que  se- 
mejante doctrina  pudiera  jamas  constituir  un  estado 
de  justicia. 

(Continuará.) 


JtSTl€l/V  AI.   MACSTKO 

(l'OR  LUIS  F.  MANTILLA.) 


Los  amantes  del  progreso  tienen  ciertnmente 
razón  de  congratularse  por  los  esfuerzos  diarios 
que  hacen  las  repúblicas  de  América,  para  aten- 
der a  la  imperiosa  necesidad  de  formar  ciudada- 
nos inteligentes,  que  sepan  desarrollar  los  \'alio- 


sisiiiujs  rtjcii.'sos  i.\\K\  S',;  cnciiL-iuiMu  sip.  (,:.\p¡:)ia- 
cion  en  atjuclins  ¡):iis.-s  tui  ruorcrlh);  por-  l.i  na- 
turaleza; \yc\\>  es  pi\:cis(>  ([iK'  (■!  cniu  u.i  .in;i  no 
sea  pasagero,  ni  c^ue  la  empresa  Irac^'.s.:  pur  n  > 
haber  puesto  los  medios  conducenLes  <i  darle  la 
perpetuidatl  que  le  conviene.  No  es  el  número 
de  escuelas  ni  los  buenos  ])ian(;s  d-  estudio,  cuan- 
to basta  para  sostener  la  txlucacion  de!  pu. ;!*;.), 
sino  la  constancia  de  las  personas  a  ([uienes  está 
encomendada  esa  gran  obra. 

Muchas  veces  nos  han  dicho  hombres  intluen- 
tes  de  casi  todas  las  repúblicas  españolas,  ([ue  la 
gran  dificultad  que  encuentran  en  realizar  sus  'ovu;- 
nos  de\seos  en  favor  de  la  educación,  es  la  caren- 
cia de  maestros  que  se  consagren  con  entusiasmo 
a  la  obra;  i  ahora  nos  proponemoi  iuLlicarles  la 
causa  del  mal  i  el  modo  de  remediarlo. 

El  magisterio  es  entre  nosotros  prolesion  mui 
ingrata,  i  que  solo  pueden  seguir  aciu-llas  al- 
mas privilegiadas  que  sacrifican  las  es¡x;ranz..s 
de  su  porvenir  a!  beneficio  de  los  demás  hom- 
bres, i  es  por  lo  tanto  muy  difícil  encontrar 
muchos  dotados  de  tamaña  abnegación.  Se  abra- 
za, pues,  la  carrera  de  la  enseñanza  como  un  re- 
curso pasagero  para  ganarse  el  pan.  i  se  abando- 
na tan  luego  como  se  presenta  ocupación,  si  no 
mas  lucrativa,  al  menos  mas  lisongera  para  el  por- 
venir. 

No  hai  muchas  personas  que  comprendan  las 
pruebas  por  las  cuales  pasa  el  maestro  en  el  cur- 
so de  sus  años  de  trabajo,  pruebas  que  solo  la  es- 
peranza de  mejor  ocupación  hace  soportables  ;i 
los  que  se  somaten  a  ellas  po.-  tiempo  definido. 
El  joven  tiene  que  renunciar  a  varios  de  los  pla- 
ceres de  la  edad,  por  inocentes  que  sean,  para 
no  inairrir  en  la  censura  páljlica,  i  adquiere,  sin 
sentir,  el  hábito  de  una  gravedad  superior  a  sus 
años.  Si  la  esperanza  de  cambiar  de  su.-rte  le 
sorprende  la  proximidad  de  la  \eiez,  n  ci  siia  gran 
fuerza  de  ánimo,  i  no  poca  resign  icio. r  para  cum- 
plir medi.ananii-ute  sus  deberes. 

Figúri'S';  un  liombre,  luchanilo  con  (;1  res  a;i- 
gusta  do:;:'.,  con  las  tristes  condiciones  de  la  vitl.i 
en  genera!,  con  la  monotonía  del  mismo  ejerci- 
cio ,  dias  tras  dias,  meses  tras  meses,  i  años  tras 
años,  inhábil  ya  para  buscar  orro  medio  de  ga- 
nar la  subsistencia,  tal  vez  enfermo  i  achacoso, 
i  dígase  si  este  individuo  no  merece  la  conmisera- 
ción práctica  de  las  almas  caritativas. 

En  todas  las  demás  profesiones  tiene  siempre 
el  hombre  es!)eran,:as  de  mejorar  de  posición;  pe- 
ro el  maestro  nopue.le  aspirar  en    premio  de  sus 


servicios  a  otra  re 
ras  de  tralxiio,  tal 


n-;a  (¡ue  a  U 


auuidc 


tiai.1,  (.:!  ci 


mas  h( 
i-po 


el  espíritu  exijen  ei  retiro  i  el  descanso.  Oué 
dolorosos  sacrificios  no  obliga  a  hacer  entonces 
el  temor  de  que  la  edad  no  sea  obstáculo  para  ha- 
llar ocupación!  Nosotros  hemos  conocido  a  un 
infeliz,  que  no  tenia  mas  sueldo  que  el  que  se  le 
pegaba  en  un  colegio,  dejar  amarrada  al  lecho  a 
su  mujer,   que   padecía    convulsiones,    para   ir    a 


EL,  WJrSTITTITO  JYJiCIOJS'JiW. 


dar  sus  clases,  por  miedo  a  la  malqueren- 
cia del  director  que  buscaba  pretestos  de  ausen- 
cia para  separarlo  del  establecimiento.  Calcúlese 
como  podría  atender  a  las  lecciones,  hombre  tan 
mal  tratado  de  la  suerte:  i  es  esta  una  de  las  mil 
circunstancias  en  que  puede  encontrarse  el  maes- 
tro que  vive  solo  de  un  miserable  sueldo.  Seria 
pedir  demasiado  a  la  naturaleza  humana,  preten- 
der que  quienes  sufren  destino  tan  cruel  i  que  lo 
preveen  al  comenzar  la  carrera,  mantengan  algún 
amor  a  ésta. 

Cuando  por  fortuna  se  encuentra  algún  hom- 
bre, que  tenga  la  vocación  i  habilidad  que  exije 
la  carrera  del  majisterio,  es  justo  i  conveniente 
que  se  le  proteja,  para  que  no  abandone  la  pro- 
fesión, en  busca  de  otra  mas  productiva.  En  este 
caso,  el  gobierno  debe  ser  el  primer  benefactor, 
pagándole  un  sueldo  con  que  pueda  sostener  a 
su  familia  holgadamente,  eximiéndole  del  pago 
de  ciertas  contribuciones,  dando  amplia  protec- 
ción a  las  obras  que  publique,  prefiriendo  a  sus 
hijos  en  cualquiera  de  las  ventajas  especiales  que 
ofrece  la  instrucción  pública,  i  finalmente,  conce- 
diéndole retiro  con  goce  de  mitad  de  sueldo.  De  , 
paso  advertiremos,  que  es  muy  difícil  que  después 
de  los  sesenta  años,  pueda  el  maestro  conservar 
el  método,  la  paciencia  y  otras  cualidades  que 
hasta  entonces  le  habían  hecho  señalado.  La  otra 
mitad  del  sueldo  que  gozaba  debe  pagarse  a  un 
suplente  mas  joven,  sobre  el  cual  debe  dársele 
cierta  especie  de  autoridad,  pues  la  separación  ab- 
soluta de  un  establecimiento  en  que  se  ha  estado 
muchos  años,  mas  es  castigo  que  recompensa  pa- 
ra el  anciano  que  allí  ha  visto  crecer  í  formarse  a 
mas  de  una  generación.  Por  verse  privado  de 
tan  justa  consideración,  el  último  profesor  de  ma- 
temáticas de  la  Escuela  Militar  de  West  Point,  au- 
tor de  obras  seguidas  como  testo  en  Europa,  co- 
metió suicidio  a  los  setenta  i  dos  años  de  edad. 

A  la  vez  recomendamos  que  no  se  paguen  suel- 
dos muy  crecidos  a  jóvenes  principiantes,  cuando 
se  les  estimula  con  el  aumento  que  merezcan  por 
su  habilidad  i  años  de  servicios.  Pero  todo  el  que 
se  dedica  a  la  enseñanza  debe  tener  ciertos  privi- 
legios que  den  prestigio,  como  entrada  gratis  en 
algunos  vehículos  públicos  en  las  esposiciones,  e- 
dificios  nacionales,  museos  i  galerías  de  pinturas; 
representación  en  las  grandes  conmemoraciones 
&.  Como  recompensa,  el  gobierno  debe  regalar- 
les obras  magistrales  que  les  sirvan  para  estender 
sus  conocimientos í  enriquecer  sus  bibliotecas.  Muí 
laudable  seria  ofrecer  premios  anuales  de  mil  o 
dos  mil  pesos  por  memorias,  folletos  &.,  sobre  a- 
suntos  interesantes  o  por  nuevos  materiales  de 
instrucción,  a  fin  de  que  puedan  tener  los  maes- 
tros una  entrada  estraordinaria  de  fondos^con  que 
emprender  un  viaje  instructivo  durante  las  va- 
cantes o  proporcionar  a  su  familia  algunos  goces 
para  los  cuales  no  bastaron  las  economías  del 
s  e'do.  Los  padres  de  los  niños  deben  también 
mostrarse  generosos  con  quienes  comparten  con 


ellos  los  deberes  de  la  paternidad.  Cuántas  veces 
un  corte  de  vestido,  un  mueble  sencillo,  el  rega- 
lo de  algunas  cosas  que  existen  abundantes  en  las 
casas  de  los  padres,  representa  para  el  maestro  u- 
na  gran  economía  en  favor  de  su  familia.  Tiem- 
po hubo  en  que  las  contribuciones  voluntarias  de 
los  padres,  fué  un  estímulo  para  abrir  escuelas. 

Pero  si  desamparado  el  maestro  de  los  que  de- 
bieran auxiliarle,  quiere  buscarse  por  sí  mismo 
medios  para  mejorar  su  porvenir,  sometemos  a 
su  consideración  un  proyecto  que  quisimos  pre- 
sentar a  los  profesores  particulares  de  la  ciudad 
de  Nueva  York.  Es  una  asociación  de  socorros 
mutuos  con  el  objeto  i  plan  que  a  continuación  po- 
nemos, i  que  con  algunas  modificaciones  pudiera 
llevarse  a  cabo  en  la  América  Española: 

Objeto. — Conseguir  para  los  miembros  de  la 
Asociación  buenas  i  permanentes  colocaciones. 
Ayudarlos  en  caso  de  enfermedad  que  dure  al- 
gún tiempo  o  de  incapacidad  para  dedicarse  a 
continuar  el  majisterio. 

Para  ser  admitido  como  miembro,  es  preciso 
ser  maestro  de  profesión  con  algunos  años  de 
esperiencia,  tener  buena  conducta  i  gozar  de  buen 
concepto  público.  La  cuota  de  admisión  serán — 
pesos,  i  la  contribución  mensual  de — pesos.  El 
miembro  que  quiera  pagar  mayor  cantidad,  en 
caso  de  necesitar  socorros  tendrá  derecho  a  una 
suma  proporcional  a  su  contribución  anual.  Todo 
miembro  perderá  sus  derechos^si  deja  el  pais,  si 
abandona  la  profesión  o  no  paga  su  cuota  en  el 
término  de  cierto  número  de  meses.  Un  Comité 
nombrado  ad  hoc,  i  por  voto  de  las  dos  terceras 
partes  de  los  que  lo  componen,  decide  sobre  los 
títulos  que  tenga  el  miembro  a  percibir  auxilios 
de  la  Asociación;  i  en  caso  de  negativa  ,  éste  po- 
drá apelar  a  un  Comité  permanente,  que  por  ma- 
yoría de  las  dos  terceras  partes  resolverá  definiti- 
vamente. 

La  asociación,  en  caso  de  la  muerte  de  un 
miembro,  se  encarga  de  atender  a  la  educación 
de  sus  hijos.  Todo  maestro  que  por  cierto  núme- 
ro de  años  ha  pertenecido'a  la  Asociación,  cum- 
pliendo con  todos  los  requisitos  del  reglamento, 
tendrá  derecho  a  una  anualidad  si  se  retira  de  la 
profesión  por  falta  de  salud  o  por  vejez.  Si  la  A- 
sociacion  progresare  hasta  el  punto  de  necesitar 
una  oficina  i  dependientes,  éstos  gozarán  de  las 
mismas  ventajas  que  si  ejercieran  la  profesión,  con 
tal  que  paguen  su  cuota  mensual,  i  llenen  las 
exijencias  del   reglamento. 


78 


JSfc  MJVSTITUTO  J%*Jt€IOJ%*^r.. 


SI  paso  de  Vmu^. 


(Continúa. 


II. 


La  utilidad  do  observar  los  tránsitos  di'  A'i'mis  poi-  el 
di?co  del  Sol  para  dotorniinar  la  parnlaje  de  (Vtc  nstio, 
está  fundada  en  un  principio  sencillísimo,  quo  i)asanios 
a  e-sponer. 

Si  hallándose  sentados  varios  niños,  unos  a  la  dercclia 
i  otros  a  la  izquierda  de  un  salón,  el  maestro  coloca  ver- 
ticalinente  una  regla,  por  ojomyílo,  delante  i  a  convenien- 
te distancia  de  nn  papel  que  contcn<ra  Jirandcs  caracte- 
res, como  un  cartel  de  lectura  colocado  en  la  testera  del 
salón,  preguntando  a  varios  do  los  alumnos  oscojidos  én- 
trelos que  so  hallen  situados  a  diferentes  di-tcineias  i  ou 
ambos  lados,  qué  letras  dejan  de  percibir  )ior  la  inter- 
posición do  la  regla,  podrá  cerciorarse  de  que.  los  que  se 
encuentran  a  la  derecha  ven  piovectarse  aquella  hacia  la 
izquierda,  i  los  que  ocu[>an  el  lado  izrjuierdo  la  ven  pro- 
yectarse a  la  derecha,  lias  aun:  sin  nf>cesidad  de  suponer 
una  numerosa  reunión  de  niños,  puede  hacerse  un  espcri- 
niento  semejante.  Uno  solo  de  nuestros  lectores,  colocan- 
do una  regla  fija  dclíuite  y  a  alguna  distancia  de  un  libro 
abierto,  permaneciendo  inmóvil  frente  al  libro,  y  cerran- 
do alternativamente  el  ojo  izquierdo  y  el  derecho,  podrá 
observar  que  en  el  primer  caso  se  lo  ocultan  ciertas  letras 
del  lado  derecho  y  en  el  segundo  otras  de  las  escritas  en< 
la  parto  izquierda  respecto  a  la  ])osieion  que  la  regla  o- 
cupa. 

En  lugar  do  una  regla  que  arroje  de  una  vez  una  som- 
V>ra  lineal,  podemos  suponer  una  moneda  suspendida  de 
un  hilo,  que  se  suba  o  baje  con  lentitud  delante  del  car 
tel  de  lectuia.  En  este  caso  seir/tn  ocailtando  sucesiva- 
mente varias  letras,  que  no  seráa  las  mismas  ]»ara  los 
que  se  hallen  situa<los  en  opaestis  direcciones  o  a  úiío- 
rentes  distancias. 


I  tos,  fiícil  es  deducir  el  tiempo  que  necesitará  para  recor- 
rer dicho  diámetro.  Conocido  este  dato,  basta  fijar  con 

I    la  mayor  precisión  el  tiempo  quo  aquel  planeta   emplea 

'  en  iin  tránsito  por  el  disco  del  sol,  ¡¡ara  determinar  la 
ionjitud  i  por  consiguiente  la  posición  de  las  cuerdas  que 
ha  descrito.  Trázalas  estas,  si  las  unimos  por  medio  de 

I    la  recta  vv',  ella  medirá  la  distancia  quo  las  separa. 

Si  consideramos  a  la  vez  esta  última  linca,  la  AIÍ 
que  une  los  dos  observatorios  terrestres  i  las  visuales 
Av   i   Bv'   diiijidas  de  esto-s  a  Venus  en  los  momentos 

,    de  su  tránsito  por  el  disco  del  so!,  visuales  que  se  cor- 

¡  tan  en  aquel  planeta,  tendremos  construidos  dos  trián- 
gulos que  serán  semejantes,  supuesto  que  todos  sus  án- 

I    gulos  son  respectivamente  iguales. 

Rocoi-dando  otra  vez  (^1  tenrcmn  jcoim'li'ii'd  a  que  ya 

I  hemos  aludido:  '  En  Iriánü-ulo-;  Hciúejinife-  his  alturas 
son  firoporeionnles  a  las  li:tsc>."  po  Iri'iiio-;  estaMeeoí- la 
sigwieiile  i-ehu'idii. 

TV:    W::   Alí:   vv" 
Observemos  (¡ur  'r\'  no  es  otra  cosa  que  la  distancia 

\  de  la  tierra  a   \'t''iiu.<  i  \S   la  de  este  último  planeta  al 

I  Sol.    La  tercera  ley  de  Kepler  nos  da  a  conocer  la  rela- 

'[  cion  que  liga  a  estas  dos  distancias.    En  efecto,  según 

,  ese  importantísimo  prinei|)io   descubierto  por  el   gran 

¡  astrónomo  de  Wurtemberg;  "Los  cuadrados  de  los  tiem- 

i  JOS   que  los  planetas  emplean  en  sus  revoluciones  al  re 

¡  dedor  del   sol  son  entre  si   como  los  cuVios   de  ^us   dis- 

j  tancias   a  este   astro."  Como   la  tierra  hace  su   revolu- 

!  cionsidoral    en  224''2.5  i    Venus   en    SO'y'TO.    tomando 

¡  por  unidad  la  distancia  de  la  tierra  al  Sol,  determina- 

I  remos  la  de  Venus  por  medio  do  la  siguiente  proporción : 

(3fió.25)-  :  (224.70)-  ::  1  :      X  " 

o  sea  183107  :  r)04í)0  ::  1  :  X  ^ 

De  donde  X=  0.73  a[)róximadamente. 

I        Siendo  la  distancia  de  Venus  al  sol  las 0.73  déla  que 

;     n,edia  entre  lu  (ierra  i  affnel  astro,  la  que  separa  a  h  s  dos 

planetas  entre  si  cu   los  momentos  de   las  conjnneiones 

inferiores  de  Venus  i  por  consianiente  durante  los  iiáu- 


Del  mismo  modo:  si  dos  astnuionios  instalados  en  inul- 
tos tan  lejanos  entre  si  como  sea  posüile.  oliseixan  el  pas  i 
de  V<?nus  por  delante  del  sol.  verán  a  ese  planeta  des- 
cribir dos  cuerdas  distintas  i  cuya  posición  i  lonjüiid  lie- 
penden  de  la  posicif>n  que  los  observadores  oenjuín 
en  la  auperfieie  del  globo. 

Sea  la  .\  i  B  los  oliservailores:  el  primero  verá  a  '\'(''- 
nus  describir   la  recta  aa'  i  el  segundo  la  W/. 

Sal)iendo  que  ol  diámetro  del  sol  es  de  32'  i  que  Vi-nus 
tarda  en  recorrer  su  órbita  221  dias  1(5   horas  4!)  minu- 


de  U  27   La  proporción  TV:   VS  : 
s,    1  r:\slbrmarso   en  esta: 

AB  :  vv:  ::  27  :  73. 


.VB 


En  el  supuesto  de  que  \ty  do-s  estt  i  uics  donde  se  esta" 
dia  el  paso.  »c  hallasen  situadas  en  los  estreñios  de  un 
diámetro  terrestre,  como  se  fisura  en  el  grabado,  el  va- 
lor angular  que  por  las  observaciones  de  aquel  fenóme- 
no se  atribuyese  a  la  línea  f.''  que  un»-  la.*  lios  proyec- 
ciones de  Véiiii  ■,  nos  indicaría  la  medida  del  ángulo  ba- 


El.  iJVSTiTirTo  »iv.ari  ojv^r.. 


jo  el  cual  se  vería  desde  el  sol  el  diámetro  da  la  tierra. 

.Supongamos,  pues,  que  la  referida  linea  se  encontra- 
re i^-ual  a  48  segundos  de  arco.  Esto  nos  probarlo  que 
el  di  imetro  de  nuestro  planeta  visto  desde  el  astro  cen- 
tral mide  ^^^  es  decir,  17"  76  próximamente;  i  por 
lo  mismo,  el  radio,  que  es  la  mitad  del  diámetro, 
equivaldría  a  8"  88.  Esta  seria,  pues.,  la  paralaje  so- 
lar en  la  ac  pcion  antes  definida;  i  esta  es  en  efecto 
la  encontrada  por  los  astrónomos  que  observaron  el  } 
último  tránsito   de  Venus  el  8   de  diciembre  de  1874.    i 

Pasemos  ahora  a  otro  orden   de  consideraciones  in-     i 
díspensaliles   para  nuestro  olyeto. 

A  primera  vista  no  se  concille  cómo  del  dato  que  a- 
cabamos  de  consignar  puede  inferirse  la  distancia  que 
scjiara  al  sol  de  la  tierra,  i  sin  embargo  un  instante  de 
attnrion  bastará  para  comprender  la  intima  conexión 
que  existe  entre  esas  dos  cantidades. 

Es  mui  sabido  que  toda  circunferencia,  grande  o  pe 
quena,  se  considera  dividida  en  3«0  partes  iguales  llama- 
das grados,  cada  grado  en  60  minutos,  i  cada  minuto  on 
60  segundos;  pero  no  lo  es  tanto  que  de  la  dimensión 
angular  de  un  objeto  puede  colejirse  la  distancia-a  que 
se  encuentra. 

Los  jeómetras  han  demostrado  que  la  relación  de  !a 
circunferencia  al  diámetro  es  de  3.1416:1;  es  decir,  que 
si  con  un  diámcro  de  un  metro,  o  lo  que  es  lo  mismo  con 
un  radio  de  5  decímetros  trazamos  una  circunferencia, 
esta  tendrá  de  eslension  3.'"  1416. 

Bersándonos  en  esto,  podemos  averiguar  sin  dif.cultad 
alguna  el  radio  que  se  necesita  para  describir  una  circun- 
ferencia de  una  estension  dada,  como  de  360  metros  por 
ejemplo.  Para  ello  nos  bastará  establecer  la  proporción 
que  sigue: 

a.-"  1416:0.'"  5::  seo.":  X. 
de  donde  se  deduce: 

X  =  57.'"296- 


1^1  BKO  nt:  L.ECTUII  V 

De  Guillermo  D.  S\v.\n, 


Mmlificado  por  d  Dlredor  del  ímtitido  Naclon.tl  de 

Guatemala,  jxira  itso  de   las  escuelas 

de  la  Repkhliru. 

(Continúa.) 

LECCIÓN    VI. 


En  una  circunferencia  de  360  metros  cada  metro  repre- 
senta un  grado;  i  por  consiguiente,  si  desde  una  disti.n- 
ciíi  de  07."*  296  vemos  un  objeto  que  tenga  un  metro  de 
diámetro,  las  visuales  que  dirijamos  a  dos  puntos  opues- 
tos de  sus  bordes  formarán  entre  si  un  ángulo  de  1°.  Pa- 
la  que  constituvei'an  un  ángulo  de  1'  seria  ncíjesario  ob- 
servar el  olyeto  desde  una  distanciado  57.""  296X60  = 
;',437."'76,  para  que  el  referido  ángulo  fuese  do  1"  el  obser- 
vador del)eria  alejarse  a  3437.""  76X60  =  206266  metros, 

0  sea  a  una  distancia  equivalente  a  206266  veces  el  diá- 
metro del  objeto  en  cuestión.  Luego  si  la  linea  que  une 
las  cuerdas  descritas  por  Vónus  sobre  el  disco  solar  p.a- 

1  a  dos  astrónomos  que  ocupen  las  cstremidados  de  un  diá- 
metro terrestre  mide  17"76.  es  porque  la  distancia  que 
separa  nuestro  globo  dol  sol  equivale  a  ^'^'l  i'|??-U  lla- 
mado D  al  diámetro  i  R  el  radio  medio"  de  nuestro 
planeta  Como  está  perfectamente  averiguado  que  oso 
radio  es  de  1591.5  legua*de  4  kilómetros,  encontraremos 
en  definitiva  que  la  distancia  de  la  tierr'a  al  sol  es  de 


412532XL5915 
17.76 


■■  36967605. 


o  sean  cerca  de  37O0t)0OO  de  leguas.  I 

(Concluirá.)  | 

Vicente  liivas, 

I 
Pro/eior  de  Cosmografia  i  Jeogra/ía  fifilcu  en  el 
Instituto  A\iri'o7ial. 


El  mundo  o  tierra  en  que  vivimos  es  un  globo 
inmenso  que  se  encuentra  aislado  en  el  espacio; 
pero  que  no  está  quieto  ni  en  un  solo  lugar,  sino 
que  jira  sobre  sí  mismo  en  un  dia  i  una  noche, 
i  al  rededor  del  Sol  en  urbano.  Su  magnitud  es 
tan  «grande  que  las  montañas  que  cubren  su  su- 
perficie pueden  compararse  a  las  asperezas  de  la 
corteza  de  una  naranjii;  i  la  mayor  de  sus  caver- 
nas a  un  rasguño  o  al  agujero  oue  haria  la  punta 
de  un  alfiler.  Los  astrónomos  ¡  los  jeógrafos  han 
calculado  que  si  un  tren  de  ferrocarril  pudiese  dar 
la  vuelta  a  la  Tierra,  tardarla  mas  de  un  mes  en 
hacer  el  viaje,  andando  continuamente  a  razón  de 
treinta  millas  por  hora. 

.  Es  difícil  descubrir  la  figura  de  la  Tierra  a  la 
simple  vista,  porque  solo  puede  verse  al  miárno 
f  tiempo  una  pequeña  parte  de  su  superficie ¡vpero 
la  observación  nos  convence  de  que  es  redonda 
como  una  naranja. 

Muchos  navegantes  han  dado  la  vuelta  al  mun- 
do volviendo  al  mismo  punto  de  donde  salie- 
ron. Esto  no  podía  suceder  si  la  Tierra  no  fue- 
ra redonda. 

El  cambio  de  apariencia  de  los  objetos  distan- 
tes es  otra  prueba  de  la  redondez  de  la  Tierra.  Si 
un  buque  se  hace  a  la  vela,  el  que  lo  ve  desde 
la  playa  pierde  de  vista  primero  el  casco,  des- 
pués el  aparejo  i  líltimamente  los  masteleros;  esto 
prueba  que  la  superficie  del  mar  es  convexa  aun- 
que el  agua  aparece  estar  a  nivel.  Si  la  Tierra 
fuera  plana,  según  las  leyes  perspectivas,  los  obje- 
tos a  medida  que  se  alejaran  irían  viéndose  mas 
i  mas  pequeños  hasta  reducirse  a  un  punto  i  des- 
aparecer;.  pero  ya  hemos  visto  que  no  sucede' 
así. 

También  sabemos  que  la  Tierra  es  redonda  por 
la  forma  de  su  sombra.  Siempre  que  hai  un  eclip- 
se de  luna,  que  es  causado  por  el  paso  de  la 
Tierra  entre  el  Sol  i  la  luna,  la  sombra  que  la 
Tierra  proyecta  sobre  la  luna,  es  de  forma  circu- 
lar, > 

Todos  los  objetos  que  se  encuentran  en  el  aire, 
en  la  Tierra  i  en  las  aguas,  se  han  clasificado  en 
tres  divisiones  que  se  llaman  "los  tres  reynos  de 
la  Naturaleza."  Son  el  Reino  Mineral,  ef  Reino 
Vejetal    i   el  Reino  Animal. 

El  Reino  Mineral  comprendej  todas  las  cosas 
que  no  tienen  vida  animal  ni  vejetal,  como  las  pie- 
dras, carbón,  diamante,  oro  i  plata. 


kIj  ijyftTiTUTo  Jv^rio.v,vr, 


El  Reino  V' ejetal  comprende  todos  los  vejetales 
como  los  árboles,  arbustos  i  las  flores. 

El  Reino  Animal  comprende  todo  lo  que  tie- 
ne vida  animal,  como  el  hombre,  el  caballo,  los  pá- 
jaros, los    peces,    reptiles  v.  insectos. 

FABl  I.A. 

EL  PASTOR  I  EL  MICO. 

Sentado  sobre    un  árbol 
Estaba  un  pastorcillo, 
■    Mirando  un    mico  joven 
Loar  a  un  cocodrilo. 

Pasó  luego  un  Itopardo, 
Hizole   el  cumplido, 
Al  elefante,  al  tiort*. 
I  al  jabalílo  mismo. 

No  contenpló  al  jumento 
De  sus  elojios  digno, 
1  el  zagal  malicioso, 
"¡Ola,    mono!  le  dijo, 

¿Con  que  elojias  a  los  grandes 
I  olvidas  a  los  chicos? 
A  los  que  temes,  solb 
Te  humillas  prostituido? 

— ¿Que  yo  haga  tal  te  asombra 
(Contestó  el  mico) 
Pues  acaso  los  hombres  ^ 

No  acostumbráis  lo  mismo? 

*    •*      G.  i4*í  la  C.  Vai.dks, 
V.,.Cubauo. 

( Conlinu  tni. ) 


Er^ClllUlBOKAZO. 


La  corpulenta  montaña  cuya  vista  damos  en  nuestro 
grabado,  es  el  punto  culminante  de  la  cordillera  de 
los  Andes  en  el   Ecuador,  habiéndose  creído  por  mu- 


:  clio  tiempo  que  era  mas  alta  que  todas  la,j<  demás  mon, 
I  tañas  (lo  la  Anuírica  del  Sur.  Su  cúspide,  que  es  ic 
]  dondoada,  se  eleva  hasta  t),7üO  nielros  de  altura  sobie- 
I  el  nivel  del  mar  i  se  distin.íruc  desde  niuchas  leguas  ili' 
j     distancia  en  el  occano  l'aciiico 

El  Chinilioi-a/.o  os  sin  duda  alguna  un  volcan  apapadc. 
!     Su  masa  se  coiu)  one  de  la  acumulación  de  fragnicnU).- 
¡     de  rocas  traquiticas,  ¡  las  muchas  grietas  que  lo  surcan 
I     parecen  diveijij-  de  un  centro  común,  formando  ángulos 
I     agudos.   Las  aguas  que  se  desprenden  di-  sus  vcnlis(|ur 
I     ros  no  están. en  proporción  con  la  inmensa  cantidad  de 
I     nieve  alli  acumulada,  pues  liai  nevadas  mas  pcquíños  que 
I     dan  veinte  veces  mas  cantidad  de  agua.  Tal  vez  la  cau- 
I     í^a  sea  que  las  porosidades  de  las  rocas  alisorven  gran 
jiarte  do!  agua  que  .«e  deshiela. 
El  cono   superior  está  scntailo    soluc  una    plataforma 
:     llamada  la  Mim  de  Taiñ  i  nuu-hos  son  los  viajeros,  que 
j     atraídos  por  la  magnificencia  del  espec  ái-nlo.    lian  sul)i- 
I     do  hasta  dicho  punto  i  aun  nuis  alio.     El  liaron  do  II uní- 
'     boldt  llegó  a  una  altura  de  5919  metros.     Tero  el  gran 
i     Bolívar  paso  e.<e  limite,  el  mavor  a  que  antes  habia  lie- 
I     gado  ningún  hombre,  i  alli,  con  la  cabeza   on  las    nubes 
í  la  humanidad  debajo,  arrebatado  de  ó.vtasis,  soñó  ese 
íncomparaijle  deliiio, el  Sueñ->  eu  eJ   ('h'rntloinzo.  que  os 
uno  de  los  trozos  mas  originales  ¡  elevados  do  ])rosu  cas- 
tellana. 

Puede  subirse  al  Ciiimborazo  por  dos  puntos.  Uno  de 
ellos,  El  Jin¡aí,  tiene  una  pendiente  mni  áspeía  í  la  nie- 
vo parece  rasgada  por  los  picos  de  la  i-oca;  sin  embargo, 
puede  subirpc a  caballo  hasta  la  altuia  do  4808  metros 
i  después  a  pió,  con  muchos  peligros,  hasta  0004  de  don- 
de no  es  posible  i)asar,  porque  las  masas  de  nieve  sobre- 
salen déla  vertical,  amenazando  desplonuirsc  i  presen- 
tando por  debajo  una  aglomeración  de  vistosas  estalac- 
titas que  forman  ya  sisteums  de  columnas,  ya  pintores- 
cas ca  .«cadas.  .. 

Por  ChilUipuyo  el  declive  es  menor,  poro  la  cuesta  ea 
mas  larga,  sin  que  pueda  llegarse  a  tanta  altul-a,  pues 
primero  cumulas  i  después  a  pió,  es  imposible  pasar  de 
,511,5  metros. 

En  la  bawe  del  Chimborazo  se  llalla  el  volcan  extin- 
guido de  vn'fíi.  de  una  roca  parecida  al  basalto.  Está 
contiguo  a  la  eminencia  llamada  Yonaitran  que  es  otra 
roca,  abierta  por  todas  ¡lartes  i  oubit>rta  de  grietas,  en 
'a^  cuales  hai  una  caverna  donde  se  oye  el  ruido  do  ura 
casiada  sui)torránea,  que  a  juzgai-  ]>or  la  intensidad  dtl 
ruido,  debo  ser  formada  por  una  gran  nuisa  de  agua;  i 
os  tal  su  profundidad  (|nc  las  sotulas  que  se  han  hecho 
no  dan  con  el  fondo.  Ese  rio  subterráneo  es,  sin  dudn, 
el  que  se  forma  por  la  filtración  de  las  a¿uas  de  los  ven- 
tisípioros. 

La  enormidad  del  Chimborazo  produce  un  efecto  ópti- 
co, curioso  de  notar,  pues  no  puedo  juzgarse  desdo  lejos 
do  la  verdadera  distancia  a  que  se  halla,  sucediendo  con 
frecuencia  que  parece  retirarse  cuanto  mas  el  viajero  se 
aproxima.  También  e.s  notable  el  fenómeno  meteoroló- 
gico a  que  dá  lugar,  enfriando  tan  fuertemente  las  co- 
lumnas de  aire  pióximas,  que  todas  se  precipitan  hacia 
ól.  sirviendo  como  de  centro  a  todos  los  vientos. 


Ei^  comi:ta. 

■■-  Noviembre  15. — Iloi  salió  el  cometa  a  las  doce  i 
cuarto  de  la  noche,  lia  perdido  nmcho  on  densidad  i 
brillantez,  como  es  natural  por  estar  mas  h'jos  del  Sol 
i  déla  Tierra;  el  núcleo  brilla  como  una  estrella  de 
4.  **  magnitud,  i  se  encuentra  mui  cerca  del  trópico  de 
Capricornio,  formando  casi  un  triángulo  equilátero  con 
las  hermosas  estrellas  de  1.  ^  magnitud  Sirio  i  Canopns. 


Poiimlico  ilcflirailo  n  la  dir(]si:>n  úv  la  Instrucción  Pi'uiiuri«|'^j^,uadn)'¡d. 

RRAI.  .1     üi  l'iNtt  ll.Vlt^Kl-. 
(ilATKMAI.A.       ■'•'' 

•y\clmii\||tr.'ulor  lülwin  kocktroh. 


l'llü.lCAno  liAJO  I.A   l'nOTKfCln.V   lii;i.   SKXOia^FA'BR  A  I.  .1     üiliNt»  ll.Vlt^K 
rHKSIltKXTK    I>K  I.A     lÍRPÚlíMC  A     PK  (i  T  ATKM  A  I.A  .       '"-r 


l-iiiuhidor  i  lulitor.  Santos  'lortiño. 


>IJ1I.  O. 


Giisileiiisilsi,  :SO<l<>   ^<iLYÍ<^iiil>i-<^  (le;  W^'^'m  ^OI>..I. 


lafluenria  de  In  Tiistriicrinii  primaria  en  1a«i 
costiiiiibres,  en  la  moral  pública,  «'ii'la  iii- 

*"'  diistria  i  en  el  «lesarrollo  Jeneral  de  la  pri  h- 
peridad  de  los  pneblos,  por  M.  L.  i  (;.  \'.  A- 

miiiíátesrni. 


osflwsi 


( Ci 


Vi. 


Lo  .¡IIP  liemos  iliclioMc  Irt  iiiíliioiicia  do  lu  inst) m-,  Ímm 
priiuaiin  soliro  la  inorajidad  do  los  lioinhres  lo  il.citiio^ 
de  la  influencia  do  la  irfí?nia  solne  la  capacidad  imhi  - 
trial  (!e  aquellos.  ^ 

I-a  adffuisieion  de  los  )ir¡nieros  nidiniontos   no   solo 
Itnniente  provechosa  a  la  industria,  sino  que  la  \»- 
.)ii  de  esos  nidinn'ntos  es  por  sí  misma  una  industria. 
L,i  lirtura.  la  escritura  i  el  cálculo  suministran   a  mu- 
.  chas  familias  el  pan  decada  dia.     La  estadistica  no  nos 
:  deja  uin.ííuna  duda  a  este  respecto.^ 
t     Tenemos  G»8  maestros  (fe  escufWFí,  encar<rados  de  di- 
fe^undir  en^ol  pueldo   esos  conocimientos. 
^  •Tenemos   2:^3  escribientes  de  profesión. 
Tenemos  107  cuiñales. 

'reliemos  ]  1,220  comerciantes,  de  los  cuales  la  tercera 
píiite  por  lo  menos  son  cajeros  o  .dependientes  que  lle- 
\  ;iii  los  libros  o  contaliilidad  de  sus  patroitíes. 
Tenemos   1140  empleados. 

Tenemos  todavía  un   jrran  número  de   pcrsdiías  que. 
iledicar-se  a  esta  sola  ocupación,  ^anan  la  mayor  par- 
ii'  SU.S  renta.s  dando  lecciones  privadas  de  los  referi- 
rá mos,  sacando  cuentas  o  haciendo  copias. 
■'.))   vista  de  estos  da toí?  se  pueden  calcular  en  (>000 


los  iflÜw-idnos  f|no  deljenr  esJ^Tpí  va  mente  su  sulisistencia 
al  mnhejo  del  lápiz  o  .'apluipa. 

;.líni  en  Chile  iuucIhis  otraVlhtin^tnas^ue  den  ocupa- 
eioii  a  mas  hrazos^  *     ';"''•  .,     J^ 

El  eonocñiíiento  lie  la  cartilla h)  de  la 'talda  do  cuen- 
tas naes  solo  un.  recurso  podei-osfl  para-  lilu'itarse  en 
ntucUfeocasioiies  de  ja  niiseria,  sino  taiilúcn  la  condi- 
ción Tiidispensahle  para  el  dcícmpciVi  de  cieitos  cargos 
o  <-'l  ejercicio  (|<>c¡erta>*pro|"e«iones.       -■ 

;.S(>  cimcilx»  mi  almpado  .siji  jialier  escrijiir? 

¿.•^e  concille  un  iinptícsor  sin  salior  leen? 

;,Se-<'onc»ho  un  a<íi'iineiisor  sin  satier  aritiiK'ticü'.' 

■■^oroiicilien-vín  irijeniero  o  ini  arquitcc'o  sin  (|iie  so- 
¡'iin  :¡i:itein;itÍ08S? 

,,.-~(;  concibo  un  eclesiástico  simquo  rezo  d  breviario,  o 
111  juez  sin  que  consulte  las.lcyes? 

Para  que  (ísas  can-eras  no  sean  el  patrimmiio  esclusivo 
de  clases  privilcyiadáfi,  es  preciso  que  se  <WB  a  todos  log 
mcdi<is  de  dedicarse  a  ellas.  El  único  modo  de  fpie  lív' 
puerta  que  c.ontíne»y&  esos  destinos  nQ^]uede  cerrada 
para  nadie,  es  po«er#|Emano3  do  todos  la  llave  rpie 
puede  abrirla.  '  ' 

Debemos  advertir  Mn  embargo  que  la  poBCsion  de  los 
primeros  rudimentos  no  es  una  A-arilla  do  hadas  que  ha- 
ii'a  al  hombre  todo  lo  que  quiei-a  llegar  a  ser.  E.sa  sola 
posesión  no  le  hará  por  ejemplo  ni  carpintero,  ni  maqui- 
nista, ni  herrero,  ni  constructor. 

Mas  todavía. 

Así  como  puede  haber  un  individuo  sumamente  hon- 
rado, cstremadamente  virtuoso,  que  no  sepa  ni  leer  ni 
escribir,  ni  coniar,  puede  haber  un  artesano  que  sin 
esos  conocimientos  gane  perfectamente  su  vida  i  adquie- 
ra aún  una  capacidad  práctica  relativa,  la  que  da  con  el 


82 


JSr,  IJrSTITl/TO  JV,9€10J%*^I.. 


tiempo  sin  ciencia  el  ejercicio  solo  de  nuestros  miem- 
bros. 

No  obstante,  después  de  la  reserva  que  liacemos  para 
no  exnjerar  nada,  todavía  vamo  ■  a  soslener  que  esa  ins- 
trucción primaria  tan  pobre,  tan  limiti  da,  tan  reducida, 
como  la  hemos  supuesto,  puedo  producir  los  mayores 
bienes  a  la  indusíria. 

Hemos  dicho  que  la  influencia  de  la  lectura,  de  la  es- 
critura i  del  cálculo  en  el  mundo  material  no  es  menos 
evidente  que  la  que  esos  rudimentos  ejercen  en  el  mundo 
moral  i  volvemos  a  repetirlo. 

El  que  no  sabe  leer  ni  escribir  está  condenado  a  no 
conocer  mas  que  de  oidas  las  invenciones,  las  máquinas 
i  los  procedimientos  nuevos;  a  no  aprender  sino  por  ca- 
sualidad o  nunca  las  prácticas  que  sipruen  en  agricultu- 
ra, en  fábricas  i  en  comercio  las  naciones  mas  adelan- 
tados. ¿Eseignorante  tendrá  algún  medio  de  abando- 
nar la  rutina  mas  grosera? 

El  solo  conocimiento  de  la  lectura  i  de  la  escritura 
no  forma  al  hombre  moral  ni  al  hombre  industrioso; 
peio  es  un  instrumento  admirable  que  bien  manejado 
puede  llevar  a  la  riqueza,  a  la  virtud,  ala  felicidad'.  Es 
en  las  manos  del  homl)re  lo  que  el  telescopio  en  las  del 
astrónomo;  el  telescopio  no  infunde  por  un  poder  májico 
la  astronomía  en  la  cabeza  del  que  lo  maneja;'^pero  sin 
•51  esa  ciencia  no  podria  ser  aprendida  sino  con  grandí- 
sima imperfección.  ¡^ 

Las  nociones  que  se  reciben  en  la  escuela  desenvuel- 
ven las  potencias  intolectuaies,  i  hacen  al  individuo  mas 
apto  para  cualquier  trabajo.  El  que  lia  cultivado  en  la 
niñez  su  entendimiento  adquiere  naturalmente  mas  pron- 
titud de  comprensión,  mas  facilidad  para  entender  las 
cosas,  mas  habilidad  para  penetrarse  de  las  reglas  a  que 
están  sujetas  las  diversas  artes.  Puede  asegurarse  a  jirio- 
ri  que  un  individuo  que  ha  frecuentado  la  escuela  será 
artesano  mas  diestro  que  uno  que  nunca  haya  asistido 
a  ella.  «^ 

La  industria  no  florece  sino  en  los  países  civilizados, 
como  lasmiesesno  medran  sino  en  los  terrenos  cultiva- 
dos. Un  pueblo  estúpido  i  grosero  puodc  producir  car- 
gadores, esto  es,  bestias  humanas  capaces  de  trasportar 
los  fardos  mas  pesados,  o  peores,  esto  os.  máquinas  ani- 
madas capaces  de  determinados  movimientos,  poro  no 
esos  obreros  intelijentes,  a  quienes  la  instrucción  prima- 
ria comunica  la  fuerza  a  la  par  que  la  destreza.  El  cuer-' 
po  es  un  esclavo  que  no  obedece  bien  sino  cuando  es  bien 
mandado;  las  manos  son  torpes  cuando  la  intelijoncia 
está  embotada.  La  agricultura,  la  industria  i  el  comer- 
cio necesitan  para  prosperar  de  seres  dotados  do  lazon. 
no  de  autómatas  privados  de  ella.  El  progreso  en  el 
trabajo  manual  marcha  acorde <on  el  progreso  en  el  or- 
den intelectual.  Los  mejores  artefactos  son  aquellos  que 
han  sido  confeccionados  por  personas  instruidas,  no  por 
ignorantes.  En  la  actualidad  esta  proposición  no  tienOt 
contradictores.  Por  eso  los  economistas  mas  disfingui-' 
dos  predican  la  necesidad  de  que  se  enseñen  las  prime- 
ras letras  para  qukia  riqueza  pública  se  acreciente.  La 
fundación  délas  escuelas  e«  la  manera  mas  eficaz  deque 
surjan  las  fábricas  i  talleres. 

En  el  dia  sobre  todo,  la  difusión  de  las  luces  es  mas 
necesaria  que  nunca  en  las  clases  obreras.  La  ciencia 
tiende  mas  i  mas  a  sustituir  el  traitajo  del  hoiul)re  por 
el  de  aparatos  meciínicos.  Las  fuerzas  de  la  natura- 
leza desempeñan  ahora  las  funciones  que  antes  desem- 
peñaban las  fuerza  humanas.  Los  artesanos  no  ejecu- 
tan ya  mas  que  aquellas  obras  que  requieren  un"  cui- 
dado, una  atención,  una  pi'olijidad  que  no  jiodria  te- 
ner un  instrumento  de  madera  ó  metal.  Por  injeniosa 
que  sea  la  mecánica  moderna,  jtuede  remplazar  él  cuer- 
po, poro  no  el  espirita,  croar  máquinas  pero  no  inte- 
lijencias.  ,. 

La  tendencia  que  notamos  hace  mas  indispensable  to- 
davía  la  ])ropagacion   de  la   instrucción  primaria.  Pa- 


ra que  los  trabajadores  puedan  desempeñar  su  tarea,  es 
preciso  poner  a  sus  alcances  todos  los  medios  de  ilustrar- 
se. La  ignorancia  importaría  para  ellos  las  privaciones, 
la  miseria,  la  muerte,  desde  el  instante  que  cada  nuevo 
descul)rimiento  disminuyera  sus  ocupaciones,  sin  que 
por  otro  lado  se  les  ofrecieran  recursos  para  reparar  sus 
pérdidas.  Escuchemos  lo  que  dice  sobre  el  particular  un 
distinguido  escritor  moderno,  Mr.  Oracio  Say.  en  su  o- 
bra  titulada  De  la  adminixt ración  del  dcpcaiamerdo  del 
^na  i  de  la  ciiuldd  de  París. 

■'Un  pueblo  no  forma  una  nación  ilustrada  por  el  he- 
cho solo  de  que  las  letras,  las  ciencias  i  las  artes  hayan 
llegado  en  su  interior  aun  grado  elevado  de  progreso; 
porque  est^s  conocimientos  pueden  no  ser  allí  mas  que 
el  patrimonio  de  un  pequeño  número  de  adeptos,  mien- 
tras que  la  ignorancia  mas  completa  puede  ser  al  mismo 
tiempo  el  lote  del  resto  déla  pol  ilación:  así  como  un 
país  no  es  rico  por  el  lieclio  solo  de  encontrarse  en  é\ 
algunas  fortunas  importantes  en  medio  de  una  miseria 
jeneral.  En  efecto,  para  que  una  nación  tenga  derecho 
de  pasar  por  avanzada  en  civilización,  es  preciso  que  la 
instrucción  esté  jeneralmente  esparcida,  i  que  cada  uno 
en  el  pais  no  ignore  nada  de  lo  que  importa  que  sepa 
para  ser  un  buen  ciudadano  i  desempeñar  conveniente- 
mente la  profesión  a  que  so  encuentra  llamado  por  su 
aptitud  o  por  la  posición  social  en  que  ha  nacido.  Los 
progresos  incesantes  de  las  artes  industriales  i  de  la 
mecánica,  o  mas  bien  el  jenio  humano  que  produce  esos 
progresos,  sometiendo  todas  las  fuerzas  de  la  naturale- 
za a  .su  setvicio,  hacen  de  la  instrucción  jeneral  una  leí 
mas  imperiosa  todavía.  Todo  lo  que  no  reclama  mas 
que  fuerza  i  un  trabajo  uniforme,  no  tarda  en  ser  ejecu- 
tado por  la  fuei-za  ciega  de  )uia  caída  de  agua,  del  vapor 
sobre  todo,  a  veces  aún  de  la  electricidad,  i  no  queda 
para  la  cooperación  ])ersonal  de  los  hombres  sino  lo 
que  exije  una  aplicación  variada  de  su  destreza,  i  un 
trabajo  sostenido  desu  intolijencia.  Es  preciso  que  la 
cabeza  conduzca  incesantomonte  la  mano,  ))ara  que  és- 
ta no  sea  bien  pronto  reemjilazada  por  un  aparato  que 
será  movido  jwr  una  fuerza  natural  esteiior.  Lijos  de 
que  los  progresos  de  la  mecánica  tiendan,  como  se  ha 
repetido  tan  frecuentemente,  a  envilecer  a  los  obreros, 
reduciéndolos  al  triste  papel  de  un  manubrio,  los  iiupe- 
len  por  el  contrario  hacia  los  traliajos  queexijcn  el  uso 
délas  facidtades  intelectuales  La  instrucción  primaria 
dada  con  dicernimiento,  o  para  emplear  unaespresion 
mas  precisa  todavía,  la  cducnv'xm  primnña  es  pyes  la 
primera  base  de  todo  desarrollo  nacional  i  la  única 
garantía  que  los  hombres,  en  cuanto  individuos,  pueden 
tenei-  de  que  no  se  verán  un  dia  desdeñados  |)or  sus  se- 
mejantes como  instrumentos  lleg*los  a  ser  inútiles  ala 
producción  de  las  riquezas.  Es  asi,  i  por  una  buena  di- 
rección dada  n  l.t  enseñanza  jfneral  délos  conoeiuiien- 
tosmas  usuales  como  un  paísptuHle  llegar  a  sacar  com- 
pletamente partido  de  las  fuerzas  productivas  que  en- 
cierra i  alcanzar  el  desarrollo  moral  a  que  un  trabajo 
intelijente  i  una  comodidad  jeneral  permite  aspirar." 

l'ero  prescindiendo  de  e.sa  mayor  aptitud  que  comu- 
nican a  las  facultades  del  hombre,  los  elementos  de  la 
instrucción  primaria  .son  PMios  de<oplicacion  iüinediata 
a  la  industria. 

Tomemos  un  oficio  cualquiera,  el  de  carpintero  por 
ejemplo.  Supongamos  :il  artesano  que  desempeña  eso 
oficio  colocado  en  la  posición  mas  favorable  jmra  su  ig- 
norancia: supongamos  que  no  tenga  ninguna  dirección, 
iHtíguna  iniciativa,  que  no  sea  mas  que  un  mero  oficial 
de  taller  sujeto  a  las  órdenes  de  un  maestro.  La  lectu- 
ra le  será  sun*mente  necesaria  para  euterai-se  de  las  di- 
mensiones (jue  se  le  den,  no  de  palabra,  sino  i»or  escrito; 
la  escritura  para  apuutar  sobre  las  piezas  ya  trabajadas 
signos  que  señalen  su  uso,  i  permitan  hacerlas  separada- 
mente para  juntarlas  después,  lo  que  facilita  mucho  el 
trabajo;  el  c.ílculoen  fin  para  determinar  las   dincnsio- 


#;i.  1»\\\TJTIjTO  JWlClOyWlM.. 


':i 


ncs  de  las  diversas  piezas  de  la  fabricación,  o  la  canti- 
dad de  primeras  materias  que  deben  entrar  en  la  lieciiii- 
ra  de  los  varios  objetos. 

Fijémonos  ahora  en  un  afjricultor  de  la  mas  baja  csea- 
ta;  CÍO  necesitará  la  lectura!  la  escritura  cuando  menos 
para  ajenciar  la  ne<rociacion  de  sus  productos,  el  cálculo, 
aíiii  cuando  no  fuera  sino  para  llevar  el  cargo  i  la  data 
de  sus  gastos,  de  sus  compras  i  de  sus  ventas. 

La  necesidad  absoluta  en  el  comercio  de  la  lectura, 
escritura  i  aritmética,  no  puede  ser  objeto  do  duda  para 
naiiio.  Casi  no  hai  transacción  en  que  no  sea  preciso 
firmar  algún  documento,  leer  alguna  carta,  sacar  alguna 
cuenta.  Los  comerciantes  no  pueden  existir  sin  poseer 
la  iii-triiccion  primaria.  El  director  de  una  casa  fuerte 
necesita  tener  esos  conocimientos  para  llevar  sus  libros 
i  cnnospondencia;  el  íiltimo  bodeguero,  para  llevar  los 
apuntos  en  (]ue  consigna  la  entrada,  el  precio  i  la  salida 
de  sus  pobres  mercaderías.  En  la  vida  ordinaria  los  ven- 
dcdoris  i  compradores  tienen  que  contar  aún  sin  sabci- 
lo,  como  sncedia  re.speeto  do  ki  ])rosa  al  célebre  poi'.«o- 
najo  de  Moliere. 

Si  las  nociones  elementales  estuvieran  difundidas  co. 
mo  corresponde,  no  «e  notarla  la  irregulari<iad  de  que, 
en  un  pais  donde  escasean  los  brazos  como  el  nuestro, 
senil  los  lioml)rcs  i  no  las  mujeres  los  que  ejercen  casi 
escliisivamente  el  comercio  de  menudeo.  Cuando  las  mu- 
jeres conozcan  bien  la  aritmética  i  la  toneduria  de  li- 
Ijros,  podrán  dedicarse  con  ventaja  de  si  mismas,  desús 
padres,  de  sus  maridos  i  de  la  rc[)úlilica,  a  una  profe- 
sión propia  paradlas,  «[ue  los  hombres  les  tienen  usur- 
pada. Do  esta  manera,  la  existencia  de  muchas  será  me- 
nos precaria,  mas  honrada,  i  mas  llena  do  goces  i  co- 
modidades. 

Fuera  de  las  consideraciones  anteriores,  debemos  «1)- 
servar  también  que  todas  las  aites  i  oficios,  todas  las 
ramas  de  la  agricultura  i  de  la  industria,  constan  de 
dos  partes  mui  diversas  que  no  deben  ronfuudirse.  la 
teoría  i  l.i  práctica,  siendo  la  una  tan  importante  como 
la  otra.  La  |)ráctica  s'  aprende  en  el  canqw  o  en  el  ta- 
ller viendo  hacer  i  ejecutando  lo  que  se  ve  hacer;  la  teo- 
ria  se  aprende  en  los  liluos,  leyendo  i  nieditan<lr).  la 
agricultura  i  la  industria,  como  todas  las  ciencias  de 
aplicación,  están  sujetas  n  leglas  jiifcisas,  (]ue  los  sabios 
o  los  hombr-s  del  olieio  descnl.ren  i  osponen  en  trata- 
dos especiahv,  donde  los  inlercsados  d(^ben  estudiarlas. 
L;is  oiiras  de  <.'sta  clase,  ciiiindo  están  bien  elaboradas, 
juieden  o]ierar  una  metamoriVisis  conqileta  cu  la  esplo- 
tacion  i  producción  de  un  país:  p^ro  sin  la  enscri.inza 
de  las  primeras  letras  es  de  lodn  punto  imposible  <|ue 
jmeilan  producir  sus  b.-nt-ticos  efeclos:  Vamos  a  probar 
con  un  ejemplo  la  verdad  de  nuestro  aserto. 

En  el  pi'ói.igo  de  un  (^losn  rlcmcufol  ilv  (ii/r¡''ilnir<t 
vara  ilufio  tiflón  ni!i>¡!ot  i  iHcmlns  f>i>piil<nfí>,  tra<luci- 
<lo  del  ingles  [)or  don  Francisco  Solano  .\siaburimga. 
se  cncuer.tran  estas  palabras  d(í  don  Antonio  .losé  de 
Irisarri,    dinjidas  al    pueblo    hispanoamericano. 

"El  curso  elemental  de  agricultura,  traducido  por  (>1 
señor  don  Francisco  Solano  ,\stal)uruaga.  es  tan  supe- 
rior a  todo  lo<pie  hasta  ahora  lia  visto  la  luz  jiíililica 
sobre  la  materia,  está  escrito  con  tal  método  i  con  tíin- 
la  daiidad,  i  abrazarle  tal  modo  todo  lo  que  debe sa- 
l>er  un  agricultor  cieníifico,  que  estoi  jiersuadido  i'o 
que  sellará  el  único  libro  de  enseñanza  en  ¡a  Amérifa 
es[)añola,  en  donde  verdaderamente  hací  n  mucha  falta 
los  conocimientos  quimicojeoléijicos  indispensables  pa- 
ra sacar  del  cultivo  de  los  campos  todas  las  ventajis 
que  éste  puede  ])roporcioimr.  Con  este  liliro  ol  agri- 
cultor no  será  un  rutinero  que  |jroceda  en  sus  labores 
guiado  por  regias  que  no  salie  en  qué-  están  fundailas, 
sino  que  obrará  como  quien  conoce  las  causas,  i  pueden 
hacer  que  é.stas  le  oroduzcan  sus  prcci.sos  eeuevitables 
efectos.  La  agricultura,  tratada  do  esta  manera,  so  ha 
convertido  en  una  ciencia,  i  no  es  va  el  mecánico  tra- 


bajo a  que  se  destinaban  antes  las  jentes  mas  ignoran- 
tes; pero  lo  que  hai  de  mas  importante  en  este  lil)ro  es 
I  la  claridad  con  que  se  esplican  los  fenómenos  que  han 
i  estado,  desde  que  el  mundo  es  mundo,  sometidos  al  exá- 
i  men  del  hombre,  ^in  que  este  haya  procurado  abrir 
!  los  ojos  para  verlos.  Con  este  sistema  de  enseñanza 
!  es  con  el  que  verdaderamente  se  enseña;  poripic  desdo 
i  que  scjn-esenta  a  la  vista  del  hombre  una  verdad  que 
:  se  demuestra  por  sí  misma,  no  hai  necesidad  de  persua- 
1  dirlc  la  conveniencia  de  aceptar  lo  que  es  de  suyo  accp- 
I     table. 

¡  "'Este  curso  elemental  ha  sido  dispuesto  en  la  forma 
i  que  tiene  por  el  señor  F.  G.  Skinner,  uno  de  los  redac- 
I  tores  del  acreditadla  periódico  de  agricultura  i  artes,  ti- 
tulado.- Fl  Jrntli).  i'l  Telar  i  d  Yunque,  i  ha  visto  la  luz 
pública  en  las  columnas  del  citíido  periódico.  Consta 
dedos  sesiones;  la  primera  abraza  el  Calcci'xmo  de  (/ni- 
miea  i  jenlojla  rnraltí^  del  ^irofesor  escoces  .1,  l'\  W. 
Johnstin,  obrita  de  que  se  han  hecho  veinte  i  «los  cdi- 
viones.  i  que  so  halla  adoptada  en  las  oscuela.-í  de  -Vie- 
mania,  II  lauda.  Héljica.  Itariíf,  Suocia.  Polonia  i  los 
Estado.-;  Unidos  de  América;  i  la  segunda  sección  trata 
do  las;//-((///íf.so /í/ídi/fw  <irom'iveas,  estractadn  del  En- 
sayo sobreestás  del  Doctor  Darlington.  natura!  del  es- 
tado de  l^n.silvania. 

"Talos  lil)ros  elementales  son  los  que  la  América  es- 
pañola necesita  |)ara  la  felicidail  desús  pueldos;  [lorque 
ninguna  felicidail  es  posible  sin  tenor  el  hombre  asegura- 
dos los  niedios  do  sulisistencia.  Por  tanto,  yo  creo  haber 
proporcionado  un  te.«oro  a  todas  las  re|>úblicas  hispano- 
americanas dando  a  luz  la  traducción  del  curso  elemen- 
•tal  de  agricultura  ordenado  por  el  señor  Skinner,  i  no 
perderé  mi  tiempo  en  recomendar  el  mérito  de  una  obra 
que  hallará  cualquiera  que  la  lea,  ya  sea  mi  sabio,  ya  lui 
¡•?noranfe,  recomendada  fior  si  misma.'' 

Hemos  copiado  este  trozo  para  que  se  vea  palpable- 
mente, aún  por  los  mas  obcecados,  la  influencia  inmen- 
sa i  directa  que  la  instrucción  primaria  puede  ejercer 
en  la  industria.  Demos  por  sentado  que  ese  curso  ele- 
mental, tan  apreciado  en  todas  partes,  sea  lo  mejor  que 
exista  sobre  la  materia:  ¿qué  provecho  podrá  sacar  el 
pueblo  hispano-amcricano  de  semejante  libro  si  está  cie- 
go para  descifrarlo? /.de  qué  servirá  que  en  sus  pajinas; 
esté  depo-itada  la  ciencia  necesaria  para  convertir  es- 
tas incultas  comarcas  en  un  Edén  continuado,  si  unes- 
t  "S   cani|)csino8  no  han  de  poder  leerlas? 

I.^  que  decimos  del  firesente  cur.so  ]>uede  aplicarse  i- 
gualmento  a  los  demás  tratados  que  so  han  escrito  solire 
todos  los  otros  ramos  de  la  industria. 

Las  lineas  del  señor  Irisarri  (¡ue  acal>amos  de  citar 
son  notaldes,  })orque  nos  manifiestan  la  c.uisa  de  la 
prosperidad  asombrosa  a  (pie  han  llegado  los  Estados  • 
üniílos,  i  el  oríjen  del  atra.-^o  lamcntabhí  en  (pie  si'  eu- 
cuentranlas  domas  repúblicas  (¡ue  ocupan  el  eiiiitiiieii- 
te  de  ("olon. 

Los  (¡ampos  de  la  .Vmérica  del  Sud  son  tanto  o  mas 
feraces  que  los  do  la  América  del  nor.to.  Los  antiguos 
colonos  do  la  España  son  hombres  de  carne  i  hueso  co- 
mo los  antiguos  vasallos  de  la  Inglaterra  Los  republi- 
canos do  Chile  o  Nueva  Granada  están  dotados  de  ios 
ndsmos  órganos  i  tienen  las  mismas  facultades  que  los 
rojaiblicanosde  los  Estados-Unidos.  La  marcha  ordiu'i- 
ria  de  las  cosas  exijia  qne  no  Iiul)ierír entre  ellos  nin- 
guna diferencia  esencial. 

Sin  cmliargo,  los  primeros  vejetan  en  la  jiobreza, 
mientras  los  segundos  nadan  en  la  alamdancia. 

;.Cuál  es  la  causa  de  .semejante  anomalía?   ;.De  diMide 
¡iroviene  «na  suerte  tan  diversa? 
No  03   dificil   descubrirlo. 

En  los  Estados-Unidos  la  instrucción  prin:ariase  des- 
parrama a  manos  llenas,  sin  tasa  ni  medida.  Casi  to- 
dos los  ciudadanos  de  esa  rejion  afortunada  salten  leer, 
i  los  que  no  saben  tienden  a  soi-  tan  raros  como  son  los 


EL.  JJVftTlTVTO  JVJMCIOJVJtL.. 


oiogos  on  las  otras  naciónos.  Allí  so  publican  periódi- 
cos como  El  Arado,  el  Tehr  i  el  Yitngve,  que  popula- 
rizan los  métodos  mas  espcditos,  los  principios  mas  exac- 
tos, los  descubrimientos  mas  recientes  sobre  todos  los 
ramos  de  la  industria.  Allí  se  imprimen  millares  de 
tratados  tales  como  el  Curso  elemental  de  agricullnra, 
que  enseñan  a  sacar  de  la  tierra  las  coseciías  mas  abun- 
dantes con  el  menor  costo  posible.  Allí  los  hombres 
aiiorraii  mas  tiempo,  economizan  mas  dinero,  obtienen 
mas  productos,  porque  su  mayor  cultura  intelectual  los 
pone  en  situación  de  aprovecharse  de  la  esperiencia  de 
los  otros  i  de  trabajar  con  mas  destreza,  prontitud  i 
perfoccion. 

Hó  ahí  el  secreto  de  ese  engrandecimiento  prodijioso 
que  ha  llegado  a  ser  un  ¡¡eligro  para  los  Estados  veci- 
nos; lié  allí  la  verdadera  causa  de  esa  prosperidad  que 
muchos  temen  i  ipie  todos  envidian  sin  que  nadie  ponga 
no  obstante  en  ejercicio  los  medios  necesarios  para  al- 
canzarla. 

Los  Estados- Unidos  son  ujiode  los  graneros  del  mun- 
do i  uno  de  los  mercadoímas  liien provistos  déla  huma- 
nidad, gracias  al  desarrollo  de  la  instrucción.     Ni  la 
benignidad  de  su  clima,  ni   la  feracidad  de  su  suelo,  ni 
la  fuerza  desús  habitantes,  bastan  para  osplicarese  fe 
nónicno,  porque  ni  su  clima  es  mas  templado,  ni  sus  ha- 
bitantes mas   robustos,   ni  sus  campos  mas  fértiles  que 
los  nuestros.     La  cnestion  no  tiene  otra  solusion  que  la 
que  hemos  indicado  anteriormente.     Loe  habitantes  de 
los  Estados-Unidos  producen   mas.  simplemente  porque 
son  mas  laboriosos;  i  son  mas  laborioso-*  porque  son  mas 
ilustrados.  Esta  es,  por  lo  demás,  la  opinión  de  sus  pro- 
pios  gobernantes.     El   secretario  de  estado  del  Ohio. 
Mr.  Gallovvay.  dice  hablando  de  Massachussetts:     "Es 
la  instrucción  la  que  ha  fertilizado  sus  colinas  áridas,  la    ! 
que  ha  llenado  sus  puertos  de  numerosos  navios;  es  la     | 
instrucción  la  que   ha  hecho  servir  las   menores  caídas    i 
de  agua  al  bienestar  jenera!.  i  la  que  ha  ¡irocurado  a  ca-    i 
da  familia  una  feliz  coniffdídad."'  | 

Con  la  riqueza  i  la    insti-uccion  ha  venido   la  fuerza     ! 
para  los  Estados-Unidos.     Las  naciones  mas  poderosas    ¡ 
les  rinden  acatamiento,  no  tanto   porque  teman   sus  ca- 
ñones o  sus  eji'rcitr  s,  cnanto  porque  necesitan    sus  hari- 
nas para  subsistir  i  sus  primeras  materias  para  fomento 
déla  industria.  La orgullosa  Inglaterra  les  guarda  mas    i 
consideraciones  que  a  la  misma  Francia,  como  se  maní-    ¡ 
festó  en  la  cuestión  sobre  el  derecho  de  visita,  pues  sabe 
bien  que  el  día  en  que   se  turbaran  sus  relaciones  con    i 
su  antigua  colonia,   dejaría  ésta,  por  ejemplo,  de  espor-    | 
tar  el  millón  i  medio  de  fardos  de  algodón  que  le  envía    ¡ 
cada  año,  i  ese  día   los  obreros   de  Birminghain  i  .Man- 
chester,  privados   do  trabajo,  se  insiirreccíonarian  ai'o- 
sados  por  el  hambre. 

Si  Chile  quiere  el  progreso  de  su  agricultura  i  de  su 
industria,  i  como  corona  triunfal  de  esa  prosperidad  ma- 
terial el  [)oder,  es  preciso  que  difunda  la  instrucción 
primaria  por  todos  los  ángulos  de  su  territorio. 

La  ciencia  hecha  popular  es  lo  único  que  puede  me-  ; 
jorar  nuestros  métodos  de  laliranza  que  se  encuentran  i 
on  un  atrazo  vergonzoso.  Pretender  lo  contrario  es  pre- 
tender lo  imposible.  La  tierra  no  rinde  lo  que  debiera,  I 
sino  cuando  es  cultivada  por  manos  espertas.  Las  es-  i 
pigas  brotan,  crecen  fructifican  i  maduran,  no  solo  por  ! 
el  aire,  el  sol,  el  agua,  la  fuerza  vejetativa  de  la  un  tina-  ' 
leza,  sino  también  i  principalmente  jior  la  ciencia  del  la- 
brador. 

En  la  industria  fabril  sucede  otro  tanto.  El  .'^udor  es  : 
lo  menos,  la  intelijencia  es  lo  mas.  La  escuela  del)e  | 
preceder  a  la  fálirii.-a.  el  aprendizaje  de  los  pri-  i 
meros  libros  al  aprendizaje  del  oficio.  Cuando  los  | 
niño.-*  no  han  sido  educados,  los  artesanos  son  toscos  ! 
i  groseros.  Para  que  las  cosas  sucedieran  de  otro  uio-  i 
lio,  seria  menester  fonnar  de  nuevo  al  hointirei  hacer  | 
(¡lie  la  intelijencia  no  dirijiera  a!  cuerpo.  i 


No  es  esto  todavía.  La  ignorancia  tan  infecunda  pa- 
ra el  bien,  es  fecundísima  para  el  mal;  ella,  sobreño 
producir,  impide  que  se  produzca.  Mientras  haya  igno- 
rantes, es  decir  bárbaros,  en  un  pueblo,  había  destruc- 
tores infatigables  de  toda  propiedad,  enemigos  jurados 
de  todo  trabajo.  No  acabaríamos  si  tratáramos  de  espe- 
cificar todos  los  medios  que  emplea  la  ignorancia  para 
impedir  que  la  industria  pueda  levantar  la  cabeza  i  se- 
guir una  marcha  pacífica  i  regular.  El  cardenal  espa- 
ñol don  Juilas  José  Romo  ha  enumerado  con  suma  gra 
cía  í  elegancia  algunos  de  esos  medios  ilañinos  hablan- 
do de  agricultura  en  una  esposicion  elevada  a  Fernan- 
do VII  para  que  fomentara  en  toda  la  Península  la 
instrucción  primaria.  No  podemos  menos  de  copiar  ol 
trozo  a  que  aludimos  para  que  se  vea  qne  en  todas  par- 
tes i  en  todo  tiempo  a  los  mismos  males  se  ha  aplicado 
el  mismo  remedio 

"Hai  un  monstruo,  señor,  que  devora  mas  que  la  lan- 
gosta, i  este  es  el  perjuicio  incalculat>le  que  no  es  dado 
llorar  bastantemente;  monstruo  horroroso  que  tiene  o- 
cho  millones  de  cabezas,  atalayas  iasonmes  contra  el  la- 
borioso i  pacifico  colono:  monstruo  atroz  que  uo  se  sacia 
de  l.acer  daño,  i  fecundo  al  inismo  tiempo,  porque  se  per- 
petúa contra  to'^as  las  reírlas  de  la  monstruosidad.  Diré- 
lo  de  una  vez,  señor;  hablo  del  hombre  falto  de  prime- 
ras letras,  del  hombre  indisciplinado,  monstruo  verdade- 
ramente de  la  especie  racional,  i  (jue,  siempre  en  guerra 
abierta  con  las  producciones  de  los  campos,  arruina  la 
agricultura,  i  yo  le  delato  por  lo  mismo  a  V.  M.  Ene- 
migo irreconciliable  de  las  propiedades,  es  un  bandido 
que  las  sisa  en  las  afueras  de  los  pueblos,  los  hostiliza 
en  las  llanuras  alejadas;  las  arrasa  en  los  valles  retira- 
dos, las  desarraiga  en  los  recodos  escondidos.  Glorioso 
de  su  fuerza  material,  es  un  tirano  que  se  agavilla  con 
sus  bárbaros  satélites,  i  en  nocturnas  espediciones  o  a 
la  luz  del  día,  arrastra  por  todas  partes  la  desolación. 
Ensoberbecido  con  el  terror  que  infunde  su  osadía,  es 
un  demonio  que  se  vale  de  su  injenio  aliorrecible  para 
flanquear  los  estorbos  físicos  que  detienen  sus  esfuerzos, 
para  limar  los  cerrojos  (]ue  resisten  a  su  capacidad,  des- 
goznar las  puertas,  asaltar  las  cercas,  espantar  a  los  que 
transitan  casualmente  por  sus  aceidios,  para  asesinar 
al  guarda  malhadado  que  ocurre  a  sus  alarmas.  (?on  se- 
mejante raza  do  cnemi<ros.  ;,cómo  os  posilde  que  llegue  a 
fiorecer  la  agricultura?  /.De  qué  serviría  promover  su 
estudio  delicioso  en  la  capital  ion  las  provincias?  ¿Do 
qué  aprovecharía  quonacie.se  un  Columelu  en  cada  pue- 
blo, qué  los  ilustrase  un  Cavanilles?  Mientras  que  reine, 
señor,  propensión  tan  pernicio.sa  entro  los  es|»añoles 
(que  reinará  hasta  que  sepan  leer.)  no  se  trate  de  pre- 
parar con  maestría  los  abonos  a  las  tierras;  no  se  tra- 
te de  alternar  con  intolíjencia  las  semillas,  ni  de  anali- 
zar las  capas  que  cía  ifican  los  teri-euos,  antes  de  arries- 
gar una  plantación;  no  se  trate  de  mejorar  las  castas  de 
ios  frutales  con  injertos  escojídos,  ni  de  que,  acechando 
el  curso  nutricio  de  la  savia  por  los  órganos  vitales  do  la 
vejetacion.  sepan  los  labradores  dí-ceruir  cuáles  son  las 
ranms  ínfrucfifera-,  cuva  pomi>osa  ostentación  deben  a- 
liatír  con  la  > osar  para  vigorizar  la  fecunda  lozanía  do 
los  renuevos  i  los  tallos.  Con  los  homlires  iliteratos  no 
se  ])iense,  señor,  en  tales  adelantamientos.  Piénsese  so- 
lo en  que  no  murcien  aquellos  las  <aballerias  que  huel- 
gan en  las  rastrojeras  i  los  prados,  o  no  las  estaquen 
éstos  en  los  t  dieres  i  plantíos:  piénsese  solo  en  que  no 
trasminen  unos  los  ganados  de  nacidas  en  nacidas,  o 
que  no  vayan  otros  a  hacer  daño  a  los  olivares,  los  des- 
cortecen i  arranquen  los  ceporros;  trátese  en  fin  do  que 
aquellos  i  éstos,  los  unos  i  los  otros,  no  a.salten  las  huer- 
tas, espanten  !5is  palomas,  despueblen  los  colmenares, 
i  de  que  no  talen    los  eompos." 

Basta  lo  espuesto  para  que  se  conozca  que  la  instruc- 
ción i  la  industria  en  jeneral  marchan  siempre  juntas. 
Dondequiera  qne  ha  existido  la  primera,  ha  existido  la 


/:/>  0.%*\Tiri'¿o  .^\Mílo.\\Jf. 


í^egunda  al  poco  tiempo  después.  Son  dos  hermanas  in- 
separaliles,  que  se  llevan  solo  aljir"""-*  aüos  de  indiferen- 
cia. Los  países  mas  ilustrados  son  los  mas  productoi-es; 
las  ciudades  mas  instruidas  son  las  mas  ricas.  El  hcclio 
de  que  haiilamos  es  una  verdad  que  el  raciocinio  demues- 
tra i  que  la  espcriencia  confirma. 

Deseando  que  se  difundiera  la  onfeñanza  de  las  pri- 
meras letras  por  toda  la  Francia,  el  barón  Carlos  Du- 
pin  trató  de  liacer  visible  esa  unión  constante  e  invaria- 
ble con  í^uarismos  que  no  dieran  lusjar  a  la  mejor  obje- 
ción. R^  aquí  el  procedimiento  de  que  se  valió  para 
lo<rrarlo,  tal  como  lo  cuenta  t'd  mismo. 

'Tomó  un  mapa  de  la  Francia,  en  que  se  encontraban 
marcados  los  departamento*.  Sobre  cada  una  de  esas 
{¡landes  divisiones  territoriales  estendió  una  capa  uni- 
forme de  tinta  de  China,  capa  cuya  intensidad  crecía 
pasando  de  un  departamento  a  otro  a  medida  que  se  dis- 
niinuia  la  relación  CKistente  entre  los  niños  que  asistían 
a  la  escuela  con  la  población. 

"Este  mapa  hizo  sensibles  las  diferencias  prodijiosas 
do  riqueza,  industrin,  invención  i  actividad  que  distin- 
•iiiian  a  los  departamentos  ilustrados  do  los  departamen- 
tos oscuros.  El  j(;nero  fíráfico  que  creaba  fu(^  pronta- 
mente adoptado  para  otros  resultado.s  estadísticos,  i 
particularmente 'para  los  de  In  justicia:  criminalidad 
comparada  de  los  departamentos. 

•Una  linea  recta  tirada  desde  Jinebra  hasta  Saint 
Malo  divide  la  Francia  en  dos  zonas  que  presentan  esa 
dosi<rualdad  de  luces,  de  bienestar  i  deproprreso  en  todo 
Jénero.  En  el  norte  se  encuentran  solamente  treinta  i 
dos  departamentos  que  contaban  en  1820  trece  millones 
(lo  habitantes;  en  el  mediodía,  cincuenta  i  cuatro 
tamentos  que  contaban  diez  i  siete  millones 
tantes. 

'Los  trece  millones  de  habitantes  del  norte  envialian 
a  la  escuela  740,846  jóvenes;  los  diez  i  .siete  millones  do 
habitantes  del  mediodía  no  enviaban  a  la  escnela  mas 
que  375,931  alumnos.  Eran  por  cada  millón  de  habitan- 
tes para  el  norte  de  la  Francia  r)6,<)88  niños  recibidos  en 
la  escuela,  i  para  el  mediodía  20,885.  Así  la  instrucción 
primaria  era  fres  vera  mas  estensa  en  el  norte  que  en 
el  metliodía 

'•La  proporción  do!  progreso  de  las  artes  en  las  dos 
íii-andes  divisif.ncs  do  la  Fran.ia  asi  puestas  en  para  n- 
iron,  est.í  denio.-trada  por  la  li.'ita  de  im  tírivileüos  de 
la  invención  desde  el  1.»  do  Julio  de  1701  hasta  el  1.= 
de  Julio  de  1825.  Eu<!uóntranse: 


millones  ! 
o  depar-  T 
de  hnbi-     j 


¡tara  los  :;2  departamentos  de  la 
Francia  ilustrada 

para   los  54  deparfamenlos  déla 
Francia  oscura 


1089  privilojios 


413  privilijios. 


•Cuando  la  es¡x)sioion  de  1819.  hé  aquí  en.ál  fué  la 
proporción  de   las  recompensas  decretadas: 


en  los  32  dep.  del  norte. 
Medallas  de  oro         63 
Id.  de  plata       136 
Id.  do  bronco       94 


Totr 


293 


en  los  54  dep.  del  sud. 
26 
45 
36 

107 


"Las  esposiciones  de  1823  i  de  1827  han  ofrecido 
resultados  no  monos  notables. 

"Así  bajo  cualquier  punto  de  vista  (pie  examinemos 
las  dos  partes  de  la  Francia,  con  relación  a  su  agricul- 
tura o  con  relación  a  su  comercio,  en  cualquiera  e- 
dad  de  la  vida  que  sigamos  a  la  pol)lacion  del  norte  i 
a  la  del  mediodía;  en  la  tierna  infancia,  cuya  enciclo- 
pedia está  encerrada  en  el  «  i  r,  en  el  colejio,  en  la  es- 
cuela polití'cnica,  en  la  academia  de   ciencias,  en  la  in- 


vención de  los  procedimientos  de  las  artes  i  en  las  re- 
compensas dadas  a  la  industria,  por  todas  partes  en- 
contramos una  diferencia  análoga  i  siempre  proj)orcio- 
iial 

"A  los  ojos  de  los  hombres  que  saben  comparar  los 
efectos  con  las  causas,  esa  constante  uniformidad  de  re- 
sultados, esa  superioridad  en  todos  los  j(íneros  en  favor 
de  la  parte  del  reino  en  que  la  instrucción  popular  está 
mas  desarrollada,  demuestra  claramente  la  ventaja  de 
semejante  institución  para  los  oficios,  para  las  artes,  pa- 
ra las  ciencias,  para  las  fortuna*  privadas  i  para  la  for- 
tuna pública. 

"Cuando  alguna  invención  nueva  se  introduce  en 
Francia,  es  en  los  departamentos  ilustrados  donde  co- 
mienza a  naturalizarse  antes  de  ser  cíí/A/yoWe  en  el  resto 
del  reino." 

Las  líneas  que  acabamos  de  copiar  hacen  inútil  todo 
comentario.  Cuando  la  razón  pronuncia  su  fallo  i  los 
números  confirman  ese  fallo  con  su  testimonio  irrecusa- 
ble, lo  que  conviene  no  es  hablar,  sino  ejecutar  lo  que  la 
razón  aconseja  i  lo  que  los  números  Jemúcstran.  No 
hai  mejor  ap()stol  que  la  verdad  apoyada  por  la  espc- 
riencia. 

Enseñad  a  todos  a  h'cr.  escribir  i  contar,  i  tendréis 
artesanos  íntelijentes  i  activos,  ('ubrid  de  escuelas  la 
América  del  su(l,  i  dejareis  de  ser  los  an  ti  podas  de  la 
civilización  de  la  industria. 

íC<ii(t¡v)iari(.) 


I.IBKO  l>KI^FXTLIl\. 

Dr   ÍiUII.I.EUMO   D.   Swa.v, 

Modijicado  jwr  el  Director  del  Institnfo  Nacional  de 

Guatemala,  para  vso  de   las  eseitektit 

íZe  la  liepúhlíca. 

(Continúa.) 

LECCIÓN  VIL 

El.  RkixoMixekai.. 

K\  reino  mineral  forma  la  corteza  cl(;  la  tierra 
i  conipren<de  la.s  piedras,  carbone.s,  tierra.s,  meta- 
les ¡  otros  cuerpos. 

La  piedra  se  usa  para  varias  co.sas:  la  piedra 
de  cal,  la  arenosa,  elcrranito,  sirven  para  edificar, 
otras  para  afilar  cuchillos,  tijeras,  hachas  etc.,  i  se 
llaman  piedras  de  amolar. 

La  pizarra  es  mui  útil,  se  usa  para  cubrir  techos 
(;n  los  edificios.  También  la  usan  los  muchachos 
en  las  escuelas  para  hacer  letras  i  cifi-as  en  ella. 

Algunas  piedras  son  mui  costosas  i   sirven  para 
adornar,  i  se  llaman    piedras  preciosas.     El    dia- 
mante es  la  mas    cara    de  todas  las  piedras  pre- 
ciosas: no  es  .sola  mui  hermosa  sino  mui  útil;  ¡  es 
también  la  piedra  mas  dura:  los   vidrieros  la  usan 
para  cortar  los  cristales.     La  esmeralda    es  una 
i    piedra  fina  de  color  verde,  el  rubí  es  rojo,   el  za- 
)    firo  azul,  el  topacio  amarillo,  el  amatiste  de  color 
i    de  violeta,  i  la  turque.sa  es  de  color  azul  brillante. 
!        El  carbón  se  encuentra  en  camas  o  capas  de  di- 
i    ferentes  espesores    i  a  varias  profi.mdidades.     El 


H(i 


ni.  IjySTl'JUTO   J%*^ClUJVJiW.. 


carbón  contiene  carbono,  betún,  resina  i  tierra. 
El  carbón  que  contiene  mucho  betún  quema  con 
mas  llama  i  el  que  contiene  mas  tierra  deja  ma- 
)or  cantidad  de  cenizas. 

La  arena  la  usan  los  albañiles  para  mezclarla 
con  cal  i  forman  la  mezcla.  La  arcilla  se  usa  pa- 
ra los  ladrillos,  ¡  los  alfareros  o  fabricantes  de  loza 
la  emi)lean  en  hacer  platos,  escudillas,  saleros  i 
toda  clase  de  objetos  de  barro. 

Los  metales  se  encuentran  en  venas  en  el  in- 
terior de  la  tierra.  Las  escavaciones  que  se  ha- 
cen para  estraer  el  metal  se  llaman  minas  i  los 
que  en  ellas  trabajan  se  llaman  mineros.  El  hier- 
ro, el  plomo  ¡el  estañóse  usan  para  muchas  cosas. 
El  oro,  la  plata  i  el  cobre  se  acuñan  en  moneda 
para  el  comercio. 

EL  GALLO  I  EL  CABALLO. 

AI  continuo  cacarear 
De  muí  petulante  Gallo 
Incomodóse  un  cíiballo 
Que  ocupaba  el  propio  hos^ar. 
Cortada  la  roja  cresta 
Sin  plumas  en  lacraro-anta 
La  tierra  escarbando  canta 
Por  mañana,  tarde  i  siesta. 
El  ala  estiende  orgrulloso 
Revuelve  el  ojo  chispeante. 
El  un  pié  pone  delante 
Mostnindo  su  pecho  hermoso. 
Le  cuida  un  pardo  ,i>-allero 
Le  sonríe  i  le  acaricia 
I  verle  lidiar  codicia 
En  la  \-alla  o  reñidero. 
Así  lo  contempla  ufano, 
í  rie.íra  con  aoruardiente 
Poniéndolo  diliqrente 
En  la  casiUa  temprano. 
Fastidiado  i  aburrido 
El  caballo  de  un  arriero 
A  g-árrulo  compañero 
Miró  con  rostro  ari¡QÍdo. 
—¿No  pudieras  ya  callarte 
I   servir  callado  al  mundo? 
— Cállese  t'd.  qu(í  es  inmundo 
I  forma  de  una  arria  parte. 
Me  desdeño  en  contestarte. 
¿Quién  es  Ud.^    Solo  un  necio 
Por  cargario  con  desprecio 
Lo  merece  aparejar. 
¿A  mí  se  compara  Ud.' 
Pues  sépalo  i  no  se  esconde 
Me  preparan  para  un  conde 
Que  lo  tiene  por  merced. 
En  la  valla  batallando 
A  mí  brio  apostarán 
\  (.'.n  mí  todos  pensarán 
Cuando  Ud.  \aya  cargando 
Cajones,  sacos,  barriles 
En  humildes  aparejos; 
Con  sogas,  avios.  trevejos 


Por  naturaleza  viles. 
— Es  verdad,  la  bestia  dijo. 
.Así  este  mundo  nos  paga; 
Al  vicio  i  vicioso  alhaga 
I  en  hacerlo  aun  es  prolijo: 
Pero  el  trabajo  no  mas 
Sirve  por  último  al  hombre 
No  esa  injusticia  te  asombre 
.Aunque  no  la  escusarás. 
La  azúcar  lleva  mi  lomo 
Para  volverse  dinero 
En  la  plaza  el  caballero 
Desperdicia  sin  aplomo. 
Sin  mí  ni  tus  brios  lucieras 
Ni  tu  señor  jugaria; 
Ni  el  vicio  te  emplearía 
Donde  la  sangre  vertit:ras. 

La  jactancia  es  mal  indicio: 
No  convine  a  los  mejores 
Que  hai  gallos  cacareadores 
Encomiadores  d(;l  \icio. 

( CúiitinuarS) 


Wll 


ELEMENTOS 

1^.1  i.EivGrA  I nos.es A, 


Poro  nso  íJc  Jos  alumnos  del  Lisfiliifa  Norional 
de  Guo/einoki. 


PRIMER  (  í  lí.so. 

(Conlinúa.) 

El.  E V  E]\ TH  EESSO  .\. 


A  (X'AIU'LAIÍY. 

Soine,  any;  im  ¿hk-o.  ohpino,  ohiunos:oJfrimo,  olyímos. 

Some  water,  any  water;  aguo,  nv  pi^rj  de  ofjua. 

Soine  money,  any  inonoy;  dinero,  idgnn  di'iirro. 

Somc  meat,  any  meat-.nirne,  alguno  rorw. 

Foine  books,  any  Ixwks;  libros,'  aJgmiot  libros. 

Soine  pcus,  any  pens;  ¡turnas,  algunas  filumas. 

Some  boy?,  any  l)oys,-  muchachos,  algunos  wm hachos. 

Somcgirls.  any  }rh-ls;  mitchochas,  oigums  muchachos. 

Olis. — Se  hace  nso  de  some  on  las  frases  afirmativas,  ¡ 
de  any,  en  las  interrogativas,  negativas  o  duliitativas. 
Ejemplos: 

llave  yon  any  water?  tiene  Ud.  ac/uo? 

Vos.  HJi^  1  liavosnmo  water.  .S',',  ,S',  ,>„■,  >,',i,jo  aguo. 


Tliiiig,    coso. 

Soracthing,  any  thing;  aiffuna  cosa,  algo. 

Nothing,  not  any  tliing:  ninguna  cosa*nadu. 

Sonietliing  fine,  any  thing  fine;  alguna  caía  hermosa, 
algo  hermoso. 

Notliing  fino,  not  any  fhing  fine:  ninguna  ci,sn  hermo- 
sa, nodo  Jimiiosi'. 


KL,  ijysTiriJTO  jy^fjiojwii.. 


87 


llave  j'ou  any  thing  good?  tiene.  Ud.  ahjo  bueno  o  de 
bueno? 

I  liave  some  thing  good,  tengo  algo  de  bueno. 
1  liave  nothing  good,  no  tengo  nada  bueno. 


not  any  body  any  thing  liandsorae?-Has  any  one  a  pretty 
comb? — Has  not  any  one  a  pretty  conib? — Have  we  any 
oíd  cloaks? — Have  wc  not  any  coats/* — Is  this  child 
sleepy  or  afraid? — Is  he  neither  hungry  ñor  tliirsty? — 
Who  is  cold? — Who  are  warm? 


Someliody.  soniooiie,  any  liody,  any  oiio:  iili/niin.  ahji. 

Xobody,  not  any  body,  no  one,  nene;  nadie,  ninguno. 
Has  any  body  iny  hat?  tiene  alguien  mi  sombrero? 
Soincbody  haa  it,  alguno  lo  tiene. 
Noliody  Jias  it,  rictdielo  tiene. 


Neither ñor,  ni ni. 

I  liave  neither  niy  liat  ñor  my  watch,   710  tengo  ni  mi 
sombrero  ni  mi  reloj. 

1  ani  neither  hungry  ñor  thirsty,  no  teivjo  ni  hambre 

ni  fted. 


IV. 


CoNVERSATlON  B.— Has  my  father  many  Avaistcoata?- 
Has  not  iny  father  many  waistcoats? — Is  my  mother  ve- 
ry  hungry?— Is  not  my  mother  very  liungry? — Has  your 
siater  a  fine  cat-IIas  not  your  sister  a  fine  cat?— Is  your 
brother  thirsty? — Is  not  your  brother  thirsty? — Have 
my  parents  a  large  house? — Have  not  my  parents  a 
largo  liouse? — Are  my  parents  happy?— Are  not  my  pa- 
rents very  happy? — Has  liis  son  a  good  friend? — Has- 
not  his  son  a  good  friend? — Is  this  woman's  son  cold? — 
la  not  tliis  wonian's  son  cold? — Have  my  daughters  any- 
fine  necklaces/' — Have  not  my  daughters  any  fine  neck 
lafos? 


WHJsU'oat,  vost:  eho.leco. 
Apron,  delantal. 
Fan,   alianico. 
Tliinible.  il'dal. 
Ruzor,  navu/'i. 
Uiubrella,  paraguas. 
Parasol,  minbrilla. 


Veil,  velo. 
Cloak,  rajyi. 
Coat,  canaca. 
Comb,  peine. 
Necklace,  collar. 
Ribbon,  cinta. 


EXERCISES. 

I. 

Have  yon  any  moncy?  I  havo  some  money.— Has  this 
man  any  meat?  He  has  some  meat. — Has  your  sister  any 
tliimbles?  She  has  some  thimbles. — llave  yon  any  wine? 
I  have  some  wine.  — Have  your  any  thing?  I  have  some- 
tliing.-I  havo  notliing.-Have  you  any  thing  good?  I  have 
nothing  good.-  -Have  you  any  thing  uiíly?  I  have  nothing 
ugly ;  I  llave  something  fine. — Is  any  one  hungry?  No 
one  is  hungry. — Is  any  one  wrong?  Nolmdy  is  wrong.- 
lias  any  body  my  waistcoat?  Nobody  has  it. — Has  any 
une  my  watcíi?  No  one  lias  your  watch. — Has  any  one 
niy  neighbor's  horse?  Nobody  has  your  neighbor's  hor- 
so— Is  any  one  hungry  or  thirsty?'  Yes.  sir,  I  am  Iiun- 
L;ry,  and  my  sister  is  thirsty,— John  i.s  neither  hungrv 
ñor  thirstv. 


II. 


Tiene  Ud.  vino? No  tiene  Ud  vino? — Tengo  buen 

vino.—  Tiene  mi  hijo  buenos  libros?  Su  Iiiio  de  Ud.  tiene 
liuenos  libros. — No  tiene  mi  hijo  buenos  libros?  Su  hijo 
(lo  Ud.  no  tiene  buenos  libros. — Tiene  esta  señorita  uña 
sombrilla  nn(!va?  Esta  .«eñorita  no  tiene  una  sombrilla 
imeva. — Quién  tiene  algo  hermoso?  Este  joven  tiene  al- 
uo  hermoso. — Tienes  tú  alguna  cosa  bonita?  No  tengo 
liada  bonito. — Tiene  alguien  mi  hermoso  paraffuas?  Nin- 
guno lo  tiene  — Tiene  alguno  su  abanico  de  Ud.?  Sí  Se- 
ñor, mi  hermano  lo  tiene. — Tiene  Ud.  miedo  o  vergüen- 
za? No  tengo  ni  miedo  ni  vergüenza,  tengo  sueño. 

IIT. 

CoxvEriSATiox  A.— Have  }'ou  any  milk.— Have  you 
not  any  milk?. — Has  this  woman  any  ribbons?-IIas  not 
this  woman  any  ribbons? — Have  my  parents  any  um- 

brellas?— Have  not  my  parents  any  umbrellas? Has 

my  father  any  thing  iigly.'-Has  not  my  father  any  thing 
ugly? — Who  lias  any  tiiing  fine? — Who  has  not  any 
thing  fine? — Has  anv  bodv  anv  thinír  handsome? — Has 


CoN-vERSATiox  C— Are  these  girls  sleepy?— Are  not 
thesc  girls  8leepy?-Has  your  brother  a  pretty  horse? -Has 
not  your  brother  a  pretty  horse?-  -Is  yours  son  afraid? — 
Is  not  your  son  afraid? — Have  your  sister  asmall  room? 
— Have  not  your  sisters  a  small  room? — Are  these  young 
ladies  very  ashamed? — Are  not  these  young  ladies  very 
a«hamed? — Has  our  únele  many  books? — Has  not  our 
únele  many  books? — Is  our  aunt  right? — Is  not  our  aunt 
right? — Has  this  girl's  brother  a  ny  money? — Has  not 

this  girl's  brother  any  money? Is   this  child's  father 

wrong? — Is  not  this  child's  fatlier  wronat? 


TWEL.FTH   I^E8SON. 

VOCABULARY. 


Mueh;  mucho,  mveha. 
Many;  muchos,  muchas. 
Much  bread;  mucho  pan. 
Much  meat;  mucha  carne. 
Many  Itooks;  muchos  lih-os. 
Many  pens;  mvchas  plumas. 

\  great  deal  of,  a  good  deal  of;  muchísimo,  muellísima. 
A  great  many,  a  good  many.-  muchíñmos,  muchísimas. 
A  great  deal  of  bread;  muchísimo  jmn. 
A  good  deal  of  bread;  muchísimo  pan. 
A  great  deal  of  meat,  a  good  deal  of  meat;    muchísi- 
ma carne. 

A  great  many  raen,  a  good  many  m'-n;  micckí&imos 
hombres.  ijf» 

A  great  many  women,  a  good  many  women,  mnchisi- 
mas  mujeres. 

Very  much;  muchísimo  (adverbio.) 

How  much?  aidido,  cuánta! 

How  many?  cuántos,  cuántas"! 

How  much  bread?  cuánto  pan'! 

How  much  meat?  cuánta  carne? 

How  many  men?  cuántos  hombres"! 

How  many  women?  cuántas  mujeres'! 

Too  müch,  demoJíiado,  demasiada. 

Too  many;  demasiados,  demxisiailas. 

You  have  too  much  wine;  Ud.  tiene  demasiado  vino. 

You  have  too  many  books;    Ud.  tiene  demasiados 
libros. 


XX  JJi'Á'TJí TUrrO  J\'*^3rJ4t^V»íiW.. 


»iit;;wo,  m  (v)  shw,  no  (v)  ?«as  «?'/. . 
1  linvo  bnt  onc  friciul:  un  fpnqn  .v!.</- 
.''"  :'"'«  í"c  vn  o.iinqo. 
I  Iiave  l)iit  onc;  'no  ir, ., 
<>iily;  .so/o,  xohuiiouh: 
¡  liavo  oiilv   Olio  ij-ood  I, .'11-  ' 
fiuimi. 

í  have  liiit  onc  lí-ood  oiio:  :„<  i 

.  How  inauy  liorsos  lias  yoiu-  brolhei? 
■    ''  -'ííí  hermano  de  llil.'í ' 
n<>  lias  bnt  onc;  no  (¡ene  mu:;  (//«'.  nn-.i. 
i'*'  iias  linf  tu-n  o-nn,l  ,,..; 


lili'-  'i:iyc  ii)y  iioiglihors/'- How  many  rinn;;*  has  tliis 
ily? -Ihis  lilis  gentleman  too  uiuch  iiioney? — Has  not 
11^  uon tientan  too  inuch  meuey?— Ha  stliis'  woman  too 
!i(h  biitler?— Has  not  tliis  woman  too  mucli  buttcr? 


this  y, 
l.in-sé? 
-oo.l 
Wlial 


VI. 

í:!;sat;<ix  V,.  Wlio  has  too  inniiy  books?— iías 
!¡;^-  iiiuu  too  inaiiy  pcMisV— llave  you  but  q.  good 
ííi'.ve  you  biit  onc  gooii  (.iie?_íia.s  he  but  two 
.'■s?  — I  lavo  yon  oiily  a  good  walkingstick? — 
Ihis? — AVhat  is  Ihaih? — Has  your  sistcr  maiiy 
i^?--H;;:'  liot    yoiii-    sister    irinny  Stoel  pens? — 


il-on; 


i^Xi;]; 


CoxvKnsATiiiA  ('.--M. 


l;lin.'?  -\\\ú-h    1:  ■,  :;!,.      !:,;v,. 

ihirsu?— Ar 

Ibis   yoiiii-;    : 

you    íww    \\i\ 

ly?-^-H¡ivo    yoi!,-    ri-i^iüis    a: 

youi-    irioiids    iinv    íino   iiou^ 

-  llave     om-    ¡K-ii'hi"- 


ti.ii-síy?-iL 
nian's? — Hav 


1      \      ü¿ 
1  h  11  1  T 

]a\c  r   1 

^o^     I 

la  ti 


'i'iei 


X.i  ti 


ii.:uer  liKu-has  ni;.i,:.:aii:¡-v'     '■  ,;„,.:,      ■: 

--Tieiie   OHÍo  hoüibrc  niíi.'  ,-' ^'' V,,  .^^ 

te  jóvou  niucliisiino,-:    ¡i!,.,,  "...'i     '  '■ . 

Tiene  [Al  iiiii;Aií,Amío  ',,'■ 
.■ame?— •j'icno   lAI.  kiik-im 

ta  íeñora  liiuehas   au'uja,-'' Aw     ^  |.,.  ,.<,  /  >:,  n  ,,-.,  ■ 

simas  agujas?_No  tiene  \]ú.  uuv.  que  un  nuei.'V,' 
dor/— Xo  tiene  Udi  mas  (,110  uuo  bueno?  -  Vh  ñn 
bre   honrado  el   hermano  de  esta  señora? 


ni. 


'ToNvioRSATiON'     A.~IIave  y 
you  not  miich  Avino? — Has  he  nm^  .'    ■ 
nnieh  ir.oat? — Havo  Wo|niany  pins?— jiave  \ve  lu 
iiy  pins?— Havo    tlioy  nianv 'needlcs?— liavé  \ho 
ninny  needles.'' — Has  this  man  a  •^■i'í--n  .i.-.!  ■  i' -.'. 
Has  not  tliis  man  a  good  deal  o:' 
thcr^'a  gnód  manyjliroas'pius?-- 
grent  niany  breastpins?— Hov    liii.i  ...   i,iv;,:i   :,:i^  1 
l!ier?-Ho\v   mucli  sugar   ha,;    my  moíhcr?~--Jlmv 


del  UüíA'crso  o:i  ma- 
1  io;   pero  con  inavor 

¡>'o  l;¡  vi.;.i-;    a.pieiios  por  su  inteii- 
iuK'or   mal:  olvidando  en    su  loca 


iuí.  iJ^STiTtTO  J\\rjieS.ií¿%\isM^. 


Sf) 


vaniílail  qiic  las  leyes  de  Dios  son  inmutables,  i  que 
ol  ui;il  es  un  señor  que  paga  sus  salarios  con  la  muer- 
to. Ha  quebrantado  la  ley  del  amor,  i  esto  ba  ocasio- 
nado crueles  guerras  i  sangrientas  carnicerias;  ha  cap- 
iurndo  ])ueblos  libres,  i  aniqudado  en  la  servidumbre 
s;is  mas  forjados  campeones.  Ha  desoViedecido  las  le- 
yes de  la  salud,  i  la  plaga  i  la  peste  negra  lian  mucr- 
I"  !<  i!iil!!)ii<\--,  i  i:i  glotoncria  i  la  embriaguez  los  lian 
'  ¡  ::  !  ..  \\a  ainado  el  dinero  i  sido  egoísta,  olvidan- 
''  ;  ■  .  ii'i<'  ¡(uede  vivir  solo  fisicíunente  i  su  alma 
:• .   i..ivii.i()    liand)r¡enta  i  estcniíada. 

Pero  aiüUjuí'  el  horaiio  en  el  reloj  del  progreso 
lia  parecido  inmóvil  o  en  retroceso  algunas  veces, 
delie  prestarnos  consuelo  i  confianza  la  seguridad  de 
que  oi  mundo  ha  mejorado  i  no  empeorado.  Hay  i)pr- 
.^  >i!P.-!  qiic  csíÁn  siempre  suspirando  por  alcanzar  nn 
i:!i|i')>i;;!o,  que  tornan  la  vista  a  los  dias  de  su  in- 
liiicia  i  desean  volver  a  ellos:  que  están  siempre  ha- 
b',:i;rlo  do  los  '"buenos  tiempos  pasados"  en  que  la 
vi-::i  (staliaba  con  la  alegría  mas  pum,  en  que  liabia 
tia'sainiio  abundante,  losaieudigos  eran  pocos,  ion  que 
ia  viihi  Sf.  hnl!a.i)a  tan  exenta  de  cuaidados  que  las  arru- 
ga-- Hiincn  innrcnban  el  venturoso  rostro.  No  prestemos 
oído  a  osiiS!>eiite~:  ellas  han  leído  mal  el  pasado  o  no  lo 
lian  ](i  lo  absolutamente:  este,  como  oti-as  mucha?  cosa?, 
es  mui  i(«ilo  desile  hVlos.  pero  ¡«ni  feo  desde  cerca.  Xo 
necesitamos  rotrocieder  largo  tiempo  para  saber  que 
nuestros  criados  de  hoi  están  mejor  alojados,  alimenta- 
dos i  enseñados  que  los  reyes  de  esas  épocas. 

Es  necio  e  irracional  desear  la  vuelta  del  pasado  o 
liiil)lar  de  él  despreciándolo:  él  ocupó  su  lugar  i  desem- 
jieñó  la  misión  que  le  estaba  encomendada.  Las  mas 
terribles  guerras  han  sido  beneficiosas  algunas  veces,  i 
](»  que  el  hombre  lia  mirado  como  un  mal  ha  redundado 
a  ocasiones  en  su  luen.  No  nos  es  dado  ver  el  fin  tan 
bien  como  el  principio:  solo  Dios  puede  hacere  sto.  La 
verdadera  sabiduría  consiste  en  ver  la  mano  de  Dios 
guiando  los  pasos  del  progreso  Inimano,  i  en  creer  que  él 
no  dejará  abandonado  a  sí  mismo  el  mundo  que  hizo 
¡>ara  su  goce. 

"Nada  marcha  en  la  tierra  sin  un  objeto."  Dios  marca 
a  cada  uno  su  misión,  i  cuando  lo  hace  desa))arecoi',  es 
]>ara  que  otro  la  desempeñe  mejor,  i  asi  quede  asegui'a-. 
do  el  bien  de  todos. 

Esforcémonos  en  ejecutar  completamente  la  obra  que 
se  halle  a  nuestro  alcance.  Aunque  parezca  a  nuestra 
vista  pequeña  o  insignificnte,  no  parece  lo  mismo  a  la  de 
aquel  que  hizo  desde  la  gota  de  roció  hasta  el  Sol,  i  que 
no  miin  Müt,-.  1,>  /,no  hacemos  como  el  modo  i  vobniind 


PARTE  Tí. 

XV!. 


Al  hablar  do  iiidii-ar  i;)s  ..'¡..ios  pusos  con  que  vino  a 
¡a  mente  del  hombro  la  creencia  de  un  Dio.-!  Todopo-    } 
dcroso  i  bueno,  deseo  grabar  acoca  de  este  una  gran  ver-    i 
dad  en  el  corazón  do  mis  jóvenes  lectores,  porque  mien- 
tras mas  alta  sea  la  idea  que  de  él  tengamos,  mayor  se- 
rá la  nobleza  de  nuestra  existencia. 

Seguramente  es  cruel  al  padre  que  prodigando  todos 
sus  beneficios  a  uno  de  sus  hijos,  envía  a  los  otros  nao 
suspiran  yior  su  amor  i  sus  caricias,  a  un  lugar  desierto, 
a  vivir  faltos  de  afectos  i  de  cuidado?,  i  a  no  tener  quien 
les  lloro  el  dia  de  su  muerte. 

Estoes  precisamente  loque^icen  algunas  personas 
(luc  Dios  hace.  Pintan  al  Creador  como  favorecedor 
lie  cierto  número  de  reres  escojidns,  i  anadea  que  el  rr>.s- 
to  lia  sido  condenado  a  cuidar.vo  'a-\  í)!'.);)!')  i  a  no  cncon- 
ír::r  ¡nnuíí:  a  aquel.     Los  «p'  '      '  ;:;ran  no  ti^':;-^! 


en  cuenta  que  Dios  lia  dado  la  vida  a  todos  los  hom- 
bres, i  que  aninguno  ha  concedido  la  fai'idtad  do  acep- 
tarla o  rehusarla. 

Creed  que  aquel  que  se  llama  Xuc-do  VwAw  es  me- 
jor, mas  justo  i  mas  amante  que  el  xw'ysy  ih  ln-  puih-cs, 
i  ''no  está  lejos  de  ninguno  de  nosotics." 

En    aquellos  oscuros  tiempos  a  tr;;\i'-'   de    le.-  "uales 
os  he  llevado.  Dios,  cuyo  aliento  fornu'i  i   signo  iniin:!]',- 
do  cada  alma  viviente,  estaba  tan  carca  de  los  que    cíi- 
tíjuces  vivian  como  ahora  lo  está  de  nosotros,  gui;Í!iíli)- 
les  siempre,  aunque  ellos,  como  nosotros,  le  descoaocie- 
ron  con  frecuencia.   Las  mas  ¡ibsurdas  i  para  nosotros 
chocantes  formas  de  religión,  no  fueron  inventadas  por 
un  espíritu  maligno  i  permitidas  por  Dios  para   arras- 
trar a  los   iiombres  al  eri"or  i  a  la  destrucción:  fueron 
simplemente,  como  nos  lo  enseñan  hoi  las  razasí  salvajes, 
los  primeros  psfuerzos  que  hacia  el   hombre  para  salir 
de  la  oscuridad  que  siempre  ha  detestado,  i  llegar  tras 
i     el  crepúsculo,  a  la  completa  claridad  del  dia. 
!        Al  rcjledor  de  él  hervía  la  vida  llena  do  hermosura 
j     i  movimiento,   ante  él  se  presentaba  con  freenencia  el 
t     niistx^rio  de  la  muerte  pues  halu'a  aílijidos  padres  que 
I     lloraban  sobre  los  cadáveres  de  sus  iiijos.  i  amigos  que 
j     permanecian  silenciosos  i  tristes  junto  a  ¡os  cuerpos  i- 
!    nertes  desús  amigos,   como  aliora  sucede:  ;.i  es  creíble 
:     que  ol  hombre  se  entretuviera  oji  formar  diestras  men- 
!     tiras  sobre   los  objetos  que   le  aterraban? 
i         Aunque  las  ideas  que  aquellos  primeros  hombres  tu- 
vieron acerca  de  lo  que  veían  i  sentían  fueron  erradas, 
son  disculpables  porque  ellos  las  creían  csactas.  Las 
mentiras  i  charlatanismo  empezaron  largo  tiempo  des- 
pués, cuando  algún  hombre  malicioso,  abusando   do  su 
capacidad,  pretendió  toner  mas  cieneía  déla  que  Dios 
concede  a  los  hombres  sobre  la  tierra. 

Digo  esto  porque  deseo  infundir  en  el  alma  de  los 
niños  una  confianza  en  Dios  que  en  nada  pueda  alterar, 
pues  ellos  la  pecesitarán  mas  tarde,  cuando  en  años 
posteriores  em|)iecen  a  sentir  las  penas  i  dolores  de  este 
mundo. 

XYIL 

PniMEi;.\S  I'IIEOUNTAR  OEI-  HOMBRE. 

!)(  líK's  que  01  iiombro  se  levanü)  de  su  primor 
c.>l;id()  i  ;;atislizo  las  necesidades  mas  aprcmianto.-!  de 
Ku  cuerpo,  no  trascurriría  mucho  tiempo  sin  que  em- 
pezase a  obrar  como  hombre  penmdm;  i  entonces  oi- 
ría nlo-nna  vo/  interior  que  le  decia  que  ol  comer 
i  i'i  bí'bei-   10  er:iu  ln-  priiieipales  £n,e3  do  su  exisíen- 

Vió  a  su  rededor  el  mundo  con  sus  grandes  coli- 
nas silenciosas  i  sus  verdes  valles:  las  escabrosas  cum- 
bres de  sus  rojísas  montañas,  i  la  inmensa  estrnsion 
de  sus  desiertos:  sus  árboles  i  fragantes  flores:  las 
formas  graciosas  del  hombre:  el  pájaro  elevándose  en 
los  lares,  el  rápido  gamo,  el  león  magestuoso;  el  gran- 
de i  mal  formado  mammud,  que  desapareció  hace  tan- 
tos años:  la  vasta  escena  irradiando  los  esplendores 
que  le  daba  la  pre.sencia  del  Sol,  o  envuelta  en  la 
sombra  de  pasajeras  nubes:  vio  levantarse  el  Sol  i  atra- 
vesar el  cielo  hacia  el  Oeste,  arrastrando  la  luz  consigo: 
aparecería  luna  en  períodos  regulares:  ostentando  p:  i- 
mero  la  forma  de  una  hoz  i  después  la  do  un  globo  com- 
pletamente redondo:  vio  salir  las  estrellas  todas  las  no- 
ches, en  mayor  o  m.enor  número,  brotando  como  chispas 
despedidas  por  las  ruedas  del  carro  de;  "  '  '  ;  üm 
las  brillantes e-spumas  que  atroja  a  si:  '■■>: 

que  cuando  súrcalas  aguas  del  Océano. 

Sus  oidos  percibieron  los  diferentes  ruüiores  úo  la  na- 
turaleza, la  música  del  i'io  murmurante:  el  bramido  del 
turbulento  ninr:  el  ^;ur.-uro'  de  las  hojas,  conio  ;r'i!:idas 
po;.   lo.;  i^  .:~-^  '■        ■    :,w  do!a  bvir^a:"el  ne/v    ^        •     -, 


MiL.IJ\'STl  T  t  TO  .1  \iíl  OJV*ajL. 


ul  irotear  desprendida  de  las  oscuras  nubes:  el  estam- 
pido del  trueno  sejruido  de  rolámpaíjos  serpeadores,  a- 
l>ortados  del  seno  do  las  uuhes:  estos  ¡  otros  miles  de  so- 
nidos^ ya  duros,  ya  suaves,  le  Inuñan  prejíuntarse  ¿Qué 
sif^nifica  todo  esto?  Donde  cstoi  i  quien  soi  vo/'  Pe  don- 
de procedo:^  de  donde  lia  venido  todo  1(5  oue  veo  i 
toco? 

El  primer  sentimiento  del  liomltrc  fué  el  de  una  senci 
lia  admiración:  el  segundo  sentimiento  fué  el  deseo  de 
investigar  la  aima  do  las  cosas,  lo  qtw  les  liabia  hecho. 

La  naturaleza  (que  quiere  decir  fso  que  produce)  le 
rodeaba  grande,  poderosa,  l)clla.  ^;No  tenia  todo  vida, 
movimiento? 

Al  considerar  las  investiaraciones  que  el  hombre  haria 
para  conocer  la  causa  de  las  cosas  que  veia,  no  debemos 
suponer  que  razonase  como  nosotros;  i  aunque  es  verdad 
que  no  podia  dar  a  sus  pensamientos  la  forma  de  lima- 
dos discursos,  también  lo  es  que  el  sentido  común  estaba 
a  su  lado  para  ayudarle. 

El  sabia  que  se  movia  o  pormanecia  tranquilo,  soguii 
queria:  que  esta  decisión  era  precedidas  de  ciertas 
razones,  i  que  él  hacia  una  cosa  solo  cuando  queria 
hacerlo.  IIal)ia,  pues,  algo  en  su  interior  que  regia 
todas  Í5US  acciones.  La  Naturaleza  )io  permanecia  in- 
móvil: el  rio  fluia,  las  nubes  corrían.  las  hojas  tem- 
blaban, la  tierra  esperimentaba  sacudimientos,  el  sol, 
la  luna  i  las  estrellas  cambiaban  de  hmar.  Habia 
pues,  algo  en  su  interior  que  los  movia.' 

AsiVempezó  la  creencia  en  espíritus  que  residían 
en  todas  las  cosas,  en  el  sol,  los  árboles,  las  casca- 
das,  la  llama,  la  bestia,   el  pájaro  i  la  sierpe. 

( Continuara) 


O-rarciéitioei  infantil 

PARA  LOSNIÑO.^  AMERTCAXOS, 

POR    LUIS   F.  MAXTII.LA. 

Profesor  de  la  Lengua  i  Literatura  Española  en  la 
Universidad  de  Nmva-York. 

(Continúa.) 


SEGUNDA   PARTE. 

I. 


No( 


IONES   rRF.I.IMrSARF.Í. 


Gramática  es  la  ciencia  que  abraza  todas  las 
reglas  que  debemos  seguir  para  espresar  bien  las 
ideas,  ya  de  palabra,  ya  por  escrito. 

Hai  reglas  inmutables  a  que  se  someten  todas 
las  lenguas,  i  las  hai  también  peculiares  a  cada 
idioma.  La  colección  de  las  primera  forma  la 
Gramática  General,  i  el  estudio  de  las  segundas 
la    Gramática  Particular  de  una  lengua. " 

Así  pues  Gramática  Castclla7ia  es  *?a  colección 
de  reglas  que  es  preciso  seguir  para  hablar  i  es- 
cribir el  castellano  con  propiedad  i  corrección. 

La  Gramática  enseña  los  elementos  de  las 
palabras,  que  son  las  letras,  el  valor  de  las  pala- 
bras, que  estas   sufren,  i  el  orden   i    colocación 


que   del)en    tener  para  espresar  bien  el  pensa- 
miento. 

Como  cada  letra  tiene  su  sonido  especial  en 
nuestra  lengua,  no  seria  necesario  dar  reglas 
sobre  el  uso  de  cada  una  de  ellas,  si  nosotros 
ponunciaramos  siempre  bien,  pero  como  a  ve- 
ces no  lo  hacemos  así,  preciso  es  dar  algunas 
sobre  los  sonidos  que  generalmente  confundi- 
mos. 

I.  °  Confunden  mucho  la  b  \  la  v,  i  el  mejor 
modo  de  no  incurrir  en  esta  falta  seria  leer  i  co- 
I  jjiar  mucho  hasta  que  nos  acostumbráramos  a  u- 
1    sarlas  bien,  siguiendo  ademas  las   siguientes  re- 

i         .Se  escribe    siempre  b  i    nunca  v  antes  de  /  i  r, 

I    v.  o-,  blando,  brazo. 

j        También  la  terminación  i^Jm  de  los  \crhns  v.  o; 

j    amaba,  sacaba,  /¡robaba.    ' 

I        Con  V  se    escriben  las    terminaciones    iva   iva, 

!    "^'-g-fíijitivo.  comitiva. 

La  //  se  escribe  en  todos  los  tiempos  del  ver- 

:    bo  haber  i  ;intes  de  la  sílaba  ne  al  principio  de  pa- 

:    labra,  v  o-,  hurvo,  huelo,  hueso,  huerta,  &. 

:         Siempre  se  escribe  m  i  no  n  delante  de  las  le- 

i    tras  /;  i  p.  V.  g.  ambos,  imperios. 

I        Nunca  se  escribe  dos  r  delante  de  /,  n,  s,  v.  g. 

;    malrotar,  Enrique,    Israel 

Muchos  escriben  indiferentemente ,:^v:,  gi  \je,  ji, 
porqu(;  suenan  lo  mismo  ambas  consonantes  de- 
lante de  esas  vocales,  i  lo  mismo  sucede  en  las  sí- 

:    labas  ce,  ci;  ze,  zi. 

i  Respecto  a  las  variaciones  que  sufren  las  pala- 
bras hemos  visto  en  la  primera  parte  que  muchas 
de  ellas  admiten  letras  i  sílabas  para  espresar  los 
géneros,  los   mañeros,  las  personas,  \  los  tiempos. 

En  cuanto  a  la  colocación  de  las  palabras  en 
la  oración  se  ocupa  la  Cramática  en  un  tratado 
especial  que  se  llama  Sintaxis.  Esta  parte  es  la 
que   mas  estudio   exiie. 

X()TA.  -Para  onsoñar  prácticamente  a  los  niños  las 
doctrinas  giamaticalcs  i  las  reglas  del  bien  decir,  no 
hai  mejor  medio  que  presentarles  modelos  de  autores 
clásicos,  i  esta  vamos  a  hacer  al  íin  do  cada  lección.  Asi 
también  se  les  pncde  dar  un  curso  de  lectura  esplicada 
i  hacerles  ameno  el  estudio  de  la  gramática. 

LECCIÓN  II. 

PARTKS  I)F  l.A  ORACIÓN'. 

Hai   un  Dios!  le  tributan  homenaje 
La  encina  secular  en  el  altura, 
El  zumbador  insecto  en  el  follaje, 
El  cristalino  arroyo  que  murmura; 
En  su  tierno,  dulcísimo  lenguaje 
Le  canta  el  ruiseñor  en  la  espesura. 
En  su  gruta  el  león  con  su  rujido 
Con  su  arrullo  la  tórtola  en  su  nido. 

En  estos  versos  hay  espresado  un  pesamien- 
to;  la  existencia  de  Dios,  por  medio  de  va- 
rias oraciones,  o  sea  reunión  de  palabras  que 
forma    un  sentido  perfecto.    Encontramos: 


EL.  IJVSTITVTO  J%\li'M OJ\\í t^. 


í)l 


i.°  Nombres  de  animales  como, /Vwír/fl,  77/ /- 
señor,  león,  tórtola,  i  de  cosas  como,  honicnajc, 
encina,  follaje,  arrollo  leuí:^ naje,  ^riita,  arrullo,    ni- 

2.  *^  Cualidades  como  zumbador,  cristalino, 
tierno,  dulcísimo. 

3.  °  Acciones  que  ejecutan  aquellos  nombres, 
como   tributar,   murmidla,  cantar. 

\.9  l-^na  multitud  de  palabras  que  no  son 
ni  nombres  ni  cualidades  ni  acciones;  pero  que 
sf)n  indispensables  para  completar  el  pensamien- 
to. 

Ocúpase  la  Gramática  del  valor  de  cada  una 
de  estas  palabras  i  para  distinguirlas  les  dá  es- 
tos diversos  nombres;  sustantivos,  adjetivos,  ver- 
bo-^ i  paríicidas. 

Los  sustantivos,  adjetivos  i   verbos  son  varia- 
\  bles   es    decir    cambia»    de    terminación,    v.  g. 

i  lean,  tórtola,  ruiseñor,  encina,  se  encuentran  a  ve- 

\  CCS  en  esta    forma:    leones,  tórtolas,     ruiseñores, 

encinas.  Cristalina,  tierno,  didcisimo  se  hallan 
también  así:  Cristalino,  ternísima,  dulce.  Canta- 
ré, ti'ibutaria,  cantó  tributáis  son  variaciones  de 
cantar   i  tributar. 

Pero  en,  entre  con,  ^7/r  jamas  se  encuentran  sino 
en  esta  forma.  Las  partes  de  la  oración,  pues,  se 
dividen  eri  variables  e  invariables. 

También  observemos  que  cristalino  [sale  ¿.de 
cristal,  espesura  de  espesa,  lens;uaje,  de  lengua,  i  co- 
mo estas  pudiéramos  citar  muchas  palabras  (jue 
salen  de  otras,  las  cuales  a  su  vez  no  vienen  de 
niguna  otra  en  nuestra  lengua  por  ejemplo:  crital. 


ligua.     Estas  se  llaman  pi'imitivas  i  las  otras'^rt!?- 


rÍ7<adas. 

Ljemplos  de  palabras. primitivas:  cielo,  tierra 
monte. 

l)er¡\atlas  clel  i  °  ,  celeste,  celctiai,  del  2  °  ,  ter- 
reno, terrestre,  terrenal;  del  3  *^  ,  montero,  inontería 
montaraz. 

Derivados  de  los  siguientes   nombres. 

Agua,  árbol,  mar,  papel,  tinta,  libro,  vino,  som- 
bra, semana,  año,    calle,  sala,   silla,  caja. 

Hai  también   palabras  í/;;/;J/r.v    i  compuestas. 

Quitasol,  paraguas,  anteojo  antecámara,  ante- 
ada, consentir,  condiscípulo  son  palabras  compu- 
'Stas  de  dos  simples. 

Escriba  el  alumno  una  lista  de  nombres  pri- 
mitivos i    deribados,  simples  i   compuestos. 

"No  entran  en  el  plan  de  naturaleza  las  pro- 
1  'orciones  desinedidas  de  sus  seres,  pues  tiene 
iodo  en  ella  tamaño  fijo  así  en  el  orden  mo- 
ral, como  en  el  físico;  por  manera  que  una 
nación  acrecida  por  las  conquistas  mas  allá  de 
sus  lindes  propios,  es  un  monstruo  político  que 
'c;rece  luego.  ¡Cuánto  mas  aquellas  que  hicie-  ''■■ 
ron  adquisiciones,  no  de  tierras  adyacentes  i 
contiguas  sino  de  lejanos  países  separados  de 
ellas  por  inmensos  mares  allá  en  mundos  nue- 
vos! La  España,  que  despreciando  los  consejos 
clel  ilustre  Jiménez  de  Cisneros,  prefirió  la  Amé- 
rica   distante    a  la  vecina    Berbería:   la    España 


que  apareció  en  mas  el  oro  i  la  plata  del  Pe- 
rú i  Méjico  que  la  conservación  del  Portugal, 
se  hallaba  en  este  caso.  Sus  posesiones  colo- 
niales, veinte  i  seis  \eces  mayores  que  su  pro- 
pio territorio,  mas  estensas  que  las  británicas 
o  rusas  en  el  Asia,  eran  una  mole  inmensa 
que  sus  hombres  debilitados  por  la  edad  i  los 
achaques  no  podían  sostener  por  mucho  tiempo. 
Cómo  duró  sobre  ellos  tantos  años  sin  ejército 
i  marina,  sin  frutos  ni  manufacturas  para  cam- 
biar sus  producciones,  es  lo  que  causa  verda- 
deramente admiración  i  pasmo;  si  no  es  que  re- 
flexcionando  en  los  motivos,  hallamos  mas  o- 
casion  para  indignarnos  que  para  sorprender- 
nos." {Bara't.J 


V\:\ 


M 


( ( 'onünii.ird.) 


I^KCCC;iO]\ES 

De  Aritmética  decimal  práctica  i  razonada,   escri- 
tas en  francés  p>or  L.  Bomballet  i  traducidas 
por  Pedro  Delcon   V.,  alumm  maestro 
del  Instituto  Nacional. 

^  (Continúa.) 

Estos  nueve  primeros  números;  uno,  dos,  tres, 
cuatro,  cinco,  seis,  siete,  ocho  i  nueve,  toman 
el  nombre  de  unidades  simples  o  de  unidades 
de  primer  orden  porque  han  sido  las  que  pri- 
mero se  han    formado. 

Llegando  a  nueve,  se  continúa  a  añadir'toda- 
via  sucesivamente  la  unidad  a  cada  uno  de  los 
nuevos  números  que  se  obtienen,  pero  sin  dar- 
les nuevos  nombres,  porque  siendo  ^.infinita  la 
serie  de  números,  la  memoria  no  podría  rete- 
ner todas    estas    palabras:    así; 

17.  Añadiendo  la  unidad  al  número  nueve 
se  obtiene  el  número  diez,  colección  de  diez 
unidades,  que  se  ha  convenido  en  considerarla 
como  una  nueva  especie  de  unidades,  a  la  cual 
se   le  ha  dado  el    nombre  de  decena. 

Se  cuenta  por  decenas  de  la  misma  manera 
que  se  cuenta  con  las  unidades  simples,  diciendo; 

Una  decena  i  una    decena  son  dos  decenas; 
Dos  decenas  i  una  decena  son  tres  decenas; 
Tres  decenas  i  una  decena  son  cuatro  decenas; 
Cuatro  decenas  i  una  decena  son  cinco  decenas; 
Cinco    decenas  i  una  decena  son  seis  decenas/ 
Seis    decenas  i  una   decena  son  siete  decenas; 
Siete  decenas  i  una  decena  son  ocho  decenas; 
Ocho  decenas  i  una  decena  son  nueve  decenas. 

1 8.  Estas   nueve  decenas  [tienen  todavía  otro 
nombre. 
Así: 

Una       decena,    se  enuncia Diez. 

Dos       decenas   se   enuncian Veinte. 


Tres  deaíiias 
Cuatro  decenas 
Cinco  decenas 
Seis  decenas 
Siete  dec(Mias 
Ocho  decenas 
Nueve  decenas 


1:1.  iJVSTiTtTo  ,v,/jeiojv,ar^. 


.  .  .  Treinta. 

.  Cuarenta. 
.Cincuenta. 

.  .  Sesenta. 
. .  .  Setenta. 

.  .Ochenta. 

.  Noventa. 


Estas  nuevas  unidades  que  han  sido  forma- 
das después  de  las  unidades  simples,  o  de  pri- 
mer orden,  se  llaman  unidades  de  segundo  or- 
den, i  son  diez   veces  mayores   que  las  primeras. 

Para  espresar  todos  los  números  comprendidos 
entre  dos  decenas  consecutivas,  se  coloca  en  se- 
guida de  la  menor  los  nombres  de  los  nueve  nú- 
meros   primeros  i  se   dice: 

Diez,  diez  i  uno  ú  once,  diez  i  dos  o  doce,  diez 
i   tres   o   trece,  etc.  diez  i  nueve. 

X'einte,  \ cinte  i  uno,  veinte  i  dos,  etc.  veinte  i 
nueve. 

Treinta,  treinta  i  uno,  treinta  i  dos,  treinta  i 
tres,  etc.,  treinta  i  nueve. 

Cuarenta,  cuarenta  i  uno,  cuarenta  i  dos,  cua- 
renta i  tres,  etc.,  cuarenta  i  nueve. 

Cincuenta,  cincuenta  i  uno,  cincuenta  i  dos, 
cincuenta  i  tres,  e  c.   cincuenta  i  nueve. 

Sesenta,  sescn  a  i  uno,  sesenta  i  dos,  sesenta  i 
tres,  etc.,  sesenta  i  nueve. 

Setenta,  setenta  i  uno,  setenta  i  dos,  etc.,  seten- 
ta i  nueve. 

Ochenta,  ochenta  i  uno,  ochenta  i  dos,  etc.,  o- 
chenta  i    nueve. 

Noventa,  noventa  i  uno,  noventa  i  dos,  etc.,  no- 
venta i   nueve. 

Se  ve  que  por  medio  de  las  decenas  i  las 
unidades  se  puede  contar  hasta  noveta  i  nue- 
ve.     ^^ 

19.  Añadiendo  una  imidad  al  número,  no- 
venta i  nueve,  compuesto  de  nueve  decenas  i 
de  nueve  unidades,  se  obtiene  el  número  Cien, 
colección  de  diez  decenas  a  la  cual  se  ha  dado 
el  nombre  de  Centena. 

i'Coritiuvfirá.) 


IDE  X-.JL  :m.o:eijíl.z^. 

Por  Valero  Ptijul  ccfedráÜco  de  Jild.mfia   rnnrnl   e  hlMn- 
r¡(t  <le  hi  fdonofía  dd  Inslittdo  XanovaK 


INTRO nuce  ION 

(Continúa.) 
I'.UÍRAFO  IJI. 


T'ri'nn'p: 


de  fo 


mi. 


El  liomlirc  posee  un  conjunto  de  fiuniltades  para  rea- 
lizar 9u  vida,  promover  su  bienestar,  conoeei-  el  pla- 
neta que  habita,  y  entrar  en  relaciones  con  su3  seme- 
jantes, para  prestarse  mutuo  ausilio  y  aprovechar  man- 
comunadamentc  las  fuerzas,   las  aptitudes  y   los  rccur 


sos  de  todo  lina'fo:  si  todo  el  mundo  tiene  mi  destino, 
deber.-í  tenerlo  tam))icn  el  hombre  como  entid.id  supe- 
rior: pero  mientras  los  otros  seres  cumplen  sus  leyes 
de  una  manera  forzosa  é  inconsciente,  el  hombre  dota- 
do de  inteligencia  ha  de  penetrar  su  misión,  y  arma- 
do do  su  libertad  tendrá  el  mérito  desús  acciones,  ó 
la  responsabilidad,  según  que  so  ciña  ó  no  á  los  prin- 
cipios quoVige  nuestra  naturaleza.  Para  elevarnos  al  co- 
nocimiento de  esos  principios  tenemos  la  razón  que  los 
estudia  y  (pie  descubre  las  corrientes  .lo  verdad  y  las 
formas  del  derecho  mediante  una  lójica  activa  y  jjodo- 
rosa.  Huéspedes  de  la  tierra,  t^s  natural  que  tratemos 
do  conocer  sus  maravillas,  sus  combinaciones,  sus  fuer- 
zas, sus  elementos,  que  aprovechemos  su  rica  savia  y 
lo  mejoremos  todo  A  fin  do  lograr  mas  comodidades, 
mas  bienes  y  sustraernos  en  cuanto  posible  sea.-í  todos 
los  obstáculos  é  inclemencias.  Pero  no  bastaria  á  satis- 
facer el  espirita  la  actividad  dedicada  á  las  cosas,  dada 
la  superioridad  de  nuestras  facultades,  el  sentimiento  de 
nuestra  personalidad,  y  la  asociación  con  los  domas  Iioni- 
bres:  como  se  solicita  *•!  conocimiento  de  las  varieda- 
des de  la  tierra,  reclama  nuestro  espií-itu  la  jiosecion 
de  si  mismo,  ambiciona  el  bien  aspira  con  se.-l  nunca  sa- 
tisfecha á  un  mayor  adelanto,  busca  la  medida  do  su 
conducta  para  responder  con  mas  exacta  precisión  á 
su  destino:  entidad  activa,  el  hombre  es  requerido  á 
ejecutar  acciones  en  todos  los  momentos  de  su  existen- 
cia y  el  móvil  de  esas  acciones  no  se  demandará  á  for- 
mas é  intereses  parciales  si  no  á  leyes  qnc  revistan 
nuestra  naturaleza:  cómo  obraremos  mejor,  como  pro- 
cederemos en  manera  mas  propia,  es  la  primera  pregun- 
ta cuando  nos  sentimos  impulsados  á  obrar  con  inde- 
pendencia. 

Nuestro  objeto  es  el  bien  en  su  condición  de  absoluti- 
vidad:  tenemos  del  bien  una  idea  vaga,  inosplicada, in- 
definida hasta  ahora  por  los  filósofos  y  los  moralistas 
])arcialmente  lo  determinamos  por  cada  uno  do  los  do- 
talles  y  do  l.as  situaciones,  y  parece  que  nuestra  concien- 
cia gravita  hacia  él,  puesto  que  en  infinitas  circunstan- 
cias el  hombre?  m.ns  entorpecido  se  inclina  de  su  lado 
separándose  del  mal  aunque  no  tonga  ejemplos  previos 
en  que  apoyarse.  A  los  avisos  del  instinto  se  uno  la 
ciencia  para  establecer  de  manera  mas  fija  y  general 
las  reglas  morales,  i^i  hay  un  orden  perfecto  en  todo 
lo  que  existe,  ima  verdad  absoluta,  i-ealizaromos  el  bien 
siempre  que  nos  identifiquemos  con  esa  verdad  y  ese 
orden;  creeremos  en  cuanto  mejor  se  dilate  el  circulo 
de  conocimientos  y  de  nuestras  afecciones,  en  cuanto  fa- 
cilitemos nuestra  existencia  y  la  do  nuestros  semejantes, 
deparando  mas  prosperidades  á  los  que  nos  suceden: 
mejorar,  progresar,  es  conducirBC  al  liien  cuyo  último 
término  no  distinguimos:  el  mejor  em|deo  de  nuestras 
facultades  os  el  mejor  servicio  á  nuestro  destino:  lodo 
lo  que  aumente  la  vida,  todo  lo  que  la  dilato  y  la  ele- 
vo es  moral  moni  o  bueno  si  la  tendencia  de  los  actos  es 
general,  ó  el  crecimiento  no  se  verifica  á  espcnsas  do 
otra  vida  y  do  otro  derecho.  La  acción  encaminada  di- 
rectamentey  en  manera  deliberada  al  bien,  es  moral,  por- 
C|ue  la  moralidad  so  determina  con  el  concurso  déla  ra- 
zón y  déla  libertad:  lo  que  indeliberadamente  produ- 
ce mi  bien  sin  resolución  racional  y  sin  aplicación  libre, 
es  en  moral   indiferente.  0f 

El  bien  eu  si  no  siempre  es  bien  moral:  lo  bueno  pue- 
de exi.stir  imlepondieutemento  de  la  acción  humana,  co- 
mo ol  genio,  la  belleza;  el  l)ien  moral  solo  puede  ser  asi 
calificado  cuando  se  realiza  por  un  sei-  inteligente  i  li- 
bre. El  bien  hecho  por  un  hombre,  puede  ser  vicioso  en 
el  fondo  aun  teniendo  apariencias  do  moralidad,  res- 
pecto alfquc  lo  lleva  á  cabo,  y  por  mas  que  concurriera 
al  interés  general,  como  cuando  el  seríelo  que  se  hace 
ó  la  empresa  que  se'acomete  se  eligen  como  meiTios  pa- 
ra satisfacer  vanidades  ó  ostendcr  el  prestigio:   la  mo- 


A'fc  IJWSTITf/TO  J\\l€MOJ\*^MI.. 


93 


ral  exige  rectitud  y  pureza  en  las  intenciones.  Apartar- 
so  del  bien  libremente,  hacer  el  mal,  ó  pndiendo  evi- 
tarlo, permitir  que  se  liaga,  es  obrar  moralmontc  mal. 


Wi  paso  de  Venus, 


PÁRRAFO  TV. 


lii'fiix)iífifihil¡(hi<}  motril  de  las  ai'-!f>ite>i. 

Si  no  podemos  ser  indifcrentcy  á  las  acciones  estra- 
ña-.  que  nos  inpiran  simpatía  cuando  son  buenas,  y 
íintipatia  cuando  son  malas,  depende  de  que  nuestra 
razón,  siempre  activa,  se  lia  ejercitado  en  juzgar  los  he- 
chos asi  propios  como  cstr-iños  para  calificarlos  en 
(•uanto  se  estienda  nuestro  circulo  de  vida:  la  acción 
llevada  á  cabo  por  nosotros  es  revisada  de  nuevo  por 
nuestras  facultades  racionales:  si  se  ratifica,  nos  pro- 
duce este  ultimo  fallo  satisfacción  moral ;  si  se  rechaza 
por  funesta,  engendra  el  remordimiento,  si  el  acto  se 
realizó  á  saviendas:  respecto  á  los  e.straño.s  nos  inspira 
rospi'ctivamente  estimación  ó  menosprecio.  La  sensibili- 
dad siente  goce  en  presencia  de  una  acción  levantada 
y  digna,  y  tedio  o  disgusto  ante  otra  baja  ó  degradante: 
asi  están  de  acuerdo,  la  razón  para  aprobar  ó  rechazar, 
y  la  sensibilidad  para  sentir  impresiones  afirmativas  ó 
negativas,  en  la  mayor  parto  de  los  casos:  pero  siem- 
pre la  razón  facilita  reglas  6  principios  que, entonen 
la.s  imperfecciones  de  la  sensibilidad.  La  acción  bueim 
iinidica  nn'Tito  y  la  mala  demérito.  No  debe  el  hombre 
arrepentirse  de  haber  obrado  bien  anuque  no  reciba 
lecompcnsa,  ó  aunque  sus  actos  sean  desconocidos  y  le 
causen  peijuicios.  Siendo  nuestra  mi.sion  acercarnos  lo 
mas  posible  ií  la  verdad  é  identificarnos  con  el  bien,  he- 
mos de  buscar  las  inspiraciones  de  la  naturaleza  por 
la  razón  educada  i  limpia  de  pasiones  (pie  la  estravien. 
El  liien  superior  en  el  liombre  es  la  armonia  perfec- 
ta de  sus  actos  con  las  leyes  de  sus  destinos:  el  en- 
grandecimiento de  su  personalidad  por  el  uso  adecua- 
do y  constante  de  sus  facultades,  la  gloria  positiva  de 
lialier  contribuido  con  todos  sus  recursos  á  la  dicha 
do  sus  semejantes  v  ¡i  la  realización  de  lo  que  es  justo: 
solo  sera  una  feiicidaij.  un  bien  aparente  y  pasajero. 
(|ue  llegará  á  causar,  lo  que  no  so  fundo  en  el  cum- 
¡)limient()  <lo   leyes  de  virtud. 

Aunque  el  interés  y  la  sensibilidad  no  pueden  servir 
do  norma  reguladora  ¡lara  la  legitimidad  de  las  accio- 
nes, no  ha  de  ileducirse  que  nn»  esti';  vedado  concurrir 
á  satisfacernos  sensildes  v  á  objetivos  útiles:  "teniendo 
ol  liombre  aspiraeionts  de  <lesarrollo  y  de  bien,  le  es 
licito  trabnjar  en  beneficio  propio,  alimentar  su  tenden- 
cia .sensible, -^ienqire  qnesugete  sus  pasos  y  movimien- 
os  á  los  deberes  que  la  razón  le  dicte;  deberes  que  nio- 
ioran  K^s  desarreglos  y  ponen  )in  dique  á  los  escesos  v 
I  lie  señalan,  el  límite  conveniente  del  amor  propio,  y  la 
manera  de  dirigir  las  pa.siones  é  instintos:  el  interés,  la 
-sensibilidad  y  el  deber  se  conpilian  por  la  intervención 
¡  n(!Íonal  que])ermite  el  justo  alcance  de  e.sos  dos  primeros 
motivos  dentro  de  lo  que  la  moral  exige:  así  el  amor 
fiosi  mi.smo  es  de  deber  necesario  y  el  requerimiento  de 
lo  que  nos  sea  útil  está  en  miestrá  naturaleza;  pero  ha- 
liria  vicio  cuando  clamor  propio  degenere  en  egoísmo 
ahsorltente,  y  cuando  la  ambición,  la  codicia  v  el  ínte- 
res exagerado,  nos  arrojan  por  todos  los  lüÉdios  y  ca- 
minos sin  considerar  los  daños  (lue  causamos  y  los  de- 
lochos  que  invadimos:  una  justa  relación  eonstituve  el 
uien. 


'  Coiil'uiuard. 


111. 

La  distancia  de  la  tierra  al  sol  es  la  unidad  de 
medida  para  todas  las  distancias  siderales. -Por  consi- 
guiente el  problema  que  tiene  por  objeto  determinar 
con  la  mayor  precisión  posible  esa  distancia,  es  un 
problema  fundamental  para  la  astronomía.  De  ahí  ol 
estraordinario  interés  que  inspiran  a  los  sabios  los 
pasos  del  planeta  Venus  por  el  disco  solar,  desde  que 
en  1.G78  el  inmortal  Halley  reconoció  en  esc  fenóme- 
no el  medio  mas  adecuado  para  dar  a  aquella  cues- 
tión una  solución  satisfactoria  y  tal  ínteres  es  tanto 
mas  justo  cuanto  que  los  tránsitos  de  venus  se  verifi- 
can con  nniy  poca  frecuencia, 

En  efecto:  la  revolución  sinódica  de  Venus  dura 
584  días:  es  decir,  que  cada  vez  que  trascurre  ese 
tiempo  pasa  aquel  cuerpo  <!eleste  entre  el  sol  y  la  tierra. 
Si  las  órbitas  de  ambos  planetas  estuviesen  en  un 
mismo  plano,  cada  ó84  dias  podríamos  observar  el 
fenómeno  qne  con  tan  viva  ansieda<l  se  espera  hoy; 
pero  como  la  órbita  descrita  por  Vónus  forma  con  la 
eclíptica  un  ángulo  de  8"23'31",  resulta  (pie  solo 
habrá  un  tránsito  cuando  está  planeta  se  encuentre 
en  conjunción  inferior  al  pasar  por  uno  de  sus  nodos, 
o  a  corta  distancia   de  ellos. 

Si  multiplicamos  j>or  5  el  núj[nero  584  que  cspresa 
la  "ílh-olucion  8Ín(')dica  de  W'uus,  nos  dará  2,920;  i 
este  misino  resultado  obtendremos  multiplicando  por 
8  el  número  365  pue  representa  la  revolución  side- 
ral de  la  tierra.  Esto  nos  indica  que  trascurridos  2,d2(r 
lilas  o  lo  que  es  lo  mismo  8  años,  volverán  a  encon- 
trarse el  sol,  V(?nus  i  la  tierra,  i  se  verificará  un 
nuevo  fiaHo  en  el  mismo  nodo.  El  siguiente  será  ya 
en  el  nodo  opuesto  i  para  que  se  efectúe  es  nesesario 
que  tra.sciirran  105  años  i  medio  o  121  i  medio. 

El  nodo  a.scendente.  es  decir  el  punto  de  la  eclípti- 
ca por  donde  pasa  Venus  cuando  se  dirijo  de  Sur  a 
Norte,  está  en  el  signo  de  Capricornio;  i  el  nodo  des- 
cendente o  punto  en  donde  corta  Vtínus  o  la  ()rbíta 
terrestre  cuando  camina  del  Norte  al  Sur,  se  halla 
en  el  signo  de  Cáncer,  i  como  nuestro  planeta  pasa 
por  dichos  signos  en  los  meses  de  diciembre  í  junio 
respectivamente,  resulta  que  solo  en  esos  meses  puede 
tener  lugar   nn  tránsito. 

Los  pa.sos  que  hasta  ahora  h-cjistra  la  historia  do 
la  astronomía  son  los  siguientes:  los  de  1.631  i  1.639, 
ambos  en  el  nodo  ascendente  i  en  el  mes  de  di- 
ciembre; los  de  1,761  i  L769,  en  el  nodo  descenden- 
te i  en  junio,  i  por  último,  el  de  1,874,  en  diciembre  i 
en  el  nodo  ascendente.  El  próximo  se  verificará,  co- 
mo ya  lo  anunciamos,  el  día  6  de  diciembre  del  presen- 
!    ,te  año. 

i  Supérñuo  seria  advertir  que  no  en  todos  los  paí.ses  de 
I  la  (ierra  es  visible  un  tránsito  de  Venus,  sino  solo  en  a- 
¡  quellos  que  tengan  el  sol  sobre  su  horizonte  en  los  mo- 
mentos respectivos.  Así  es  que  hai  países  donde  solo 
se  v(í  el  principio  i  no  el  fin  del  fenómeno,  porque  el 
sol  se  pone  mi<5ntras  Ví'^nus  atraviesa  su  disco;  i  otros 
en  que,  al  contrario  no  puede  observarse  el  ingreso  i  .sí 
el  egreso  de  planeta,  porque  el  sol  sale  mientras  este 
pasa  por  delante  de  é\. 

Pero,  volviendo  a  la  comparación  familiar  (|ue  antes 
propusimos,  observemos  qne  sí  una  regla  ancha  se  hace 
]>asar  de  izquierda  a  derecha  por  delante  de  un  cuerpo 
cualquiera,  estando  dos  personas  colocadas  una  a  cada 
lado,  ya  se  lialirá  puesto  la  regla  delante  del  cuerpo  y 


{)4 


A'l.  IJ\*STlTtTTO  J\*^€IOJ\\MJL. 


el  observador  situado  a  la  izquierda  continuará  viendo 
el  borde  izquierdo  de  diclio  cuerpo;  i  cuando  la  regia 
aun  no  liaya  llegado  a  pa.'íar  por  el  estremo  dcrcciio,  ya 
este  será  invisible  para  el  mismo  observador.  Lo  con- 
trario sucederá  al  que  estt'i  colocado  a  la  derecha.  De 
la  misma  manera  el  ingreso  i  egreso  de  Venus  en  el 
disco  solar  se  adelantan  para  todos  los  paises  que  tienen 
el  sol  al  O.  en  aquel  instante;  i  se  retarda  para  los  que 
lo  tienen  al  E.  Los  únicos  paises  cu  que  se  ven  las  fases 
del  tránsito  en  los  momentos  mismos  en  que  se  verifi- 
can son  los  que  tienen  al  sol  entonces  en  su  zenit;  como 
el  único  observador  que  veria  proyectarse  la  regla  so- 
bre los  puntos  por  los  cuales  fuera  pasanda  seria  el  que 
se  situase  frente  a  ella. 

En  el  momento  del  ingreso,  el  sol  estará  en  el  zenit 
de  un  ))unto  del  océano  Altan  tico  situado  cerca  de  la 
isla  de  Trinidad,  a  los  22"  36'  latitud  S,  y  ÍJ:)"  '.\2'  lonji- 
tud  O.  del  meridiano  de  Ureenwicli;  i  al  verificarse  el 
egreso  se  hallará  sobre  un  punto  del  Pacifico  no  lejos 
de  la  isla  de  Duele,  a  los  22"  40'  latitud  S,  i  los  122  40' 
lonjitud  O.  del  mismo  meridiano. 


Con  estos  datos,  i  con  el  ausilio  do  una  csíorM  terres- 
tre, fá(  i  les  averiguar  en  quf-  puntos  del  globo  sor;ín  vi- 
sibles las  diversas  fases  del  tránsito. 

Para  ello,  basta  colocar  Ijajo  i'|  luoriilinno  de  mola! 
los  puntos  referidos  i  elevar  o!  imiIo  S  22".  Kn  lodiís 
los  pontos  que  quedan  sobre  ol  lidiizoine,  se  verá  el  in 
greso  o  el  egreso,  respectivamenle.  En  aquellos  (|n.' en 
ambas  posiciones  permanezcan  sol>ro  ese  eirciilo,  se  nli- 
servai'á  el  tránsito  roniph-to. 

Un  tránsito  de  Venus  coiiipi'eiide  ciiatro  f:ises  princi- 
pales que  se  conocen  con  los  nonilucs  de  piiuier  contac- 
to esteruo,  primer  contacto  interno,  2.*  contiiclo  inter- 
no i  2.  ®  contacto  esterno.  En  el  grabado  adjunto  estas 
faí?es  están  indicadas  con  las   letras  A,  B,  < ',  D. 

Las  horas  de  tiempo  medio  de  Guatemala  en  que  ve- 
rla esas  fases  un  observadoi-  situado  en  el  centro  de  la 
tierra,  son   los  siguiente-: 

Primer     contacto     esterno 7  h.     ."):'  ni.  :i.  ni. 

interno.  ...      S  li.     ]',',  m.  -a    ni- 


Duraeion  del 


esterno . 
■ánsito 


En  nuestro  ])a¡s  el  ingreso  se  verá  retrasado  \  el  e- 
greso  adelantado,  por  \  orificarse  el  I.  ^  antes  i  el  z.  ~ 
después  del  mediodía.  Pero  es  de  alvertir  (¡ue  ni  el  a- 
delanto  niel  retraso  llegarán  n  S  ni.  ni  ;iiin  iiatn  los  lu- 


gares del  globo  mas  distantes  de  los  que  tienen  el  sol 
en  su  zenit  en  los  momentos  del  primero  i  último  con- 
tactos. 

Vírente  Riva.'i>. 

Frofesorde  Cusmogr^ijia  i  JcrK/ra/ía  flsi'n  m  c! 
Instituto  Nnrionol. 


ri-itiikliii  i  su  baiTilefe  eléctrico. 


La  electriciilad  so  ínisniitf  al  inivc;  de  almmos 
ciier¡)o.s  con  mas  facüdatl  (jur  a!  tr;u"e.s  de  otros. 
Los  que  ])crinitcn  fiícilmcntc  v\  tránsito  se  11a- 
\  n'iM\  ¡niaios  C'jiidiiiiorfs.  Lo-;  qiu'  no  permiten  el 
l)aso  se  \\;\mi\n  ín'sl:idoi\-s.  Los  njetaies  son  bue- 
nos conductores:  el  \idrio,  !a  seda,  i  ias  resinas 
I    son  aisladores. 

j  Tú   has  NÍsti»   sin   duda  de    (lu-    manera  (ístán 

j    jjiie.stos  io -i  ] ja- a  rayos  en  las  casas.     La  barra  del 
i    para-rayos  descansa  (  n  un  poste   de  madera;  i  la 
!    cadena  (;stá  separada  dtí  la    pared  por   pedacitos 
de  madera  o  \it!rio. 

Los  alamares  tle!  teU'i^raio  están  sobn;  pestes 
de  matiera,  jjero  no  tocan  con  esta,  sino  e.stán  en- 
rollados (!n  unas  piezas  tie  vidrio  de  tormi^  pa^jíi- 
cular  que  se  llaman  los  ^r/yccí)^-;'.*-.  *     - 

\  Li  oljjeto  en  el  prim-'r  c.i-,(i.  1.)  mi  ino  (¡ue  en 
el  s>  í^'undo,  es  que  toda  1,1  elrci'-icii.lavl  se  trans- 
mita ]K:)r(íl  metal  de  la  cadena  o  alamlire.  i  no  st; 
disemine  por  el  edillcio  o  por  el  poste. 

¡■".I  hierro  es  \\n  huen-conthictor:  ia  madera  lo 
es  malo:  ¡-re  e'  \  iilrio  es  ¡)cor  todivia.  La  seda 
es  lam'jjeii  uiu»  de  !o^  [)  'vT -s  conductores.  El  I.)r. 
l-'ranklin  hizo  liso  de  l;i  setl;i  en  el  es¡jeriiuento 
por  medio  del  ena!  >!^-seui)¡;ió  quffi^l  rayo  i  la  e- 
lectrici(l;id^^on  una  misma  cosa.  Sw  es¡)er¡inento 
{\\v  f\  <|ue  si<nie: 

Construyó  un  papalote,  \aliéndose  pnra  hacer- 
lo de  nn  pedazo  de  pape!  sino  d  •  un  pañuelo  de 
seda;  i  colíicando  en  él  un  alamlire  de  hierro  <]uc 
terminaba  en  punta,  i  al  que  estalxi  atado  el  cor- 
del del  papalote.  I-lste  fué  empinack) durante  iiua 
tempestad  de  truenos,  en  circunstancias  de  haber 
en  las  iuTh  s  '.in,í ','rap.  c:uU¡dad    de-   electricidad. 


AjL  I^YSTITITO  *V»fH'IO.i\'JMM.. 


a> 


Si  el  papalote  no  hubiera  sido  de  seda,  la  elec- 
tricidad que  hubiere  tomado  el  alambre  de  hier- 
ro se  hubiera  esparcido  sobre  él,  transmitiéndose 
al  cordel  i  marchádose  a  la  tierra  al  través  de  la 
mano  del  Dr.  Pero  como  la  seda  es  aisladora,  la 
electricidad  seguia  derecho  por  el  alambre  i  el 
cortlc!  hasta  la  mano  del  operador;  i  se  detuvo 
aquí  porque  el  Dr.  tenia  envuelta  la  mano  con  u- 
nas  cintas  de  seda  que  impedían  la  comunicación 
con  la  mano  i  el  suelo,  e  interrumpían  la  marcha 
de  la  electricidad.  Así  sucedió  que  esta  quedó  es- 
tendida por  toda  la  longitud  del  cordel. 

Acercando  la  mano  a  este,  sobre  todo  después 
de  estar  un  poco  humedec'dD  por  la  lluvia,  por- 
que las  cosas  húmedas  son  mejoras  conductoras 
de  electricidad  que  las  que  están  secas,  saltó  u- 
na  chispa,  i  esperimentó  el  Dr.  Franklin  la  mis- 
ma coninocion  que  sentimos  al  descargar  ima 
botella  de  Leyden. 

Por  este  medio  consiguió  el  1  )r.  PVanklin  ha- 
cer l)ajar  de  las  nubes  ima  cantidad  de  elemento 
del  ni  yo  que  habia  en  ella,  i  estudiarlo  sin  gran 
peligro,  descubriendo  como  resultado  de  este  es- 
tudio que  la  causa  del  rayo  es  ejtactamente  la 
misma  causa  de  las  chispas,  de  las  conmociones, 
i  lie  los  demás  fenómenos  que  se  obser\'an  en 
nuestros  aparatos  i  máquinas  eléctricas. 

Con  el  espresado  papalote,  o  mejor  dicho  con 
el  cordel  del  mismo,  se  hubiera  podido  cargar  u- 
na  botella  de  Leyden,  i  hacer  todo  lo  que  se  ha- 
^         ce    con  una  máquina  eléctrica, 

-  Antes  de  c^ue  Franklin  hiciera  el  esperimentó 
del  papalote,  se  decia  qus  el  rayo  era  producido 
la  electricidad.  Pero  por  esto  se  decia  por  una  me- 
ra suposición,  i  sin  saberse  de  fijo,  i  menos  j)o- 
der  demostrarle.  El  sibio  americano  fué  el  que 
vino  a  esplicarlo  todo  satisfactoriamente.  La  razón 
que  habia  para  suponer  que  el  rayo  era  electrici- 
tlad  consistía  tan  solo  en  la  semejanza  tle  los  e- 
fcctos  producidos  por  el  uno  i  por  la  otra.  Se  ha- 
blan hecho  varios  esperimentos  para  demostrar 
qué  con  la  (electricidad  de  las  máquinas  se  puede 
matar  a  un  animal,  i  romper  una  piedra  &..  asi  co- 

:  mo  lo  hace  el  rayo.  Pero  nadie  habia  estraido  por 
decirlo  así  la  materia  de  que  éste  está  formado,  i 
liecho  esperimentos  con  ella  de  una  manera  direc- 

■  ta.  Franklin  sacó  esa  materia  dentro  de  las  nubes 
mismas  por  medio  de  su  "papalote;  e  hizo  tod(« 
los  esperimentos  que  le  parecieron  necesarios.  A- 
sí  fué  como  se  probó  la  identidad. 

Pistos  esperimentos  del  Dr.  P'ranklin  sugirieron 
¡a  idea  de  los  para-rayos.  Pastos  son  unos  apara- 
tos destinados  a  proteger  contra  el   ra>'o  los  edi- 

\  ficios  sobre  que  están  colocados.  Plai  muchos  er- 
rores vulgares  sobre  la  manera  con  que  est^  pro- 
tección se  efectúa;  i  muchos  se  figuran  que  el 
para-rayo  atrae  el  raj'o  sobre  la  barra  metálica  i 
la  cadena  i  lo   conduce  al   suelo. 

Todo  esto  es  una  equivocación.    Cuando  una 

fc~  nube  cargada  se  estaciona  sobre  la  tierra,  a  cier- 
ta distancia  de  una  casa,  o  del  suelo,  bien  desnu- 
I 


do  o  cubierta  de  árboles,  sucede  necesariamen- 
te que  la  casa,  o  los  objetos  que  están  bajo  la  in- 
fluencia de  la  nube  se  electrizan  también.  En- 
tonces sucede  como  en  la  liotella  de  Leyden,  que 
hai  dos  cosas  electrizadas,  cerca  una  de  otra,  pe- 
ro separadas  por  un  cuerpo  aislador.  En  la  bote- 
lla de  Leyden  los  dos  forros  metálicos  están  elec- 
trizados; pero  los  separa  la  lámina  de  vidrio  de 
las  paredes  de  la  botella.  Pin  el  caso  de  que  ha- 
blamos, la  nube  i  la  casa  están  electrizadas,  pero 
las  separa  una  capa  de  aire  que  estií  entre  ambas 
cosas.  Si  la  electricidad  es  muclia,  i  tiende  a  des- 
prenderse del  uno  o  del  otro  cuerpo  con  gran 
fuerza,  entonces  salta  una  chispa  entrcí  ellos,  i  es- 
ta chispa  es  el  rayo.  Pero  si  iniliicra  a!gun  modo 
de  fiue  la  electricidad  de  la  nube  se  juntara  con 
la  electricidad  de  la  casa,  sin  ningún  género  de 
violencia,  entonces  los  dos  cuerpos  se  descarga- 
rían suavemente  i  no  habria  chispa  ni  rayo.  Pues 
bien:  eso  es  lo  que  sucede  con  el  para- rayo.  La 
electricidad  no  se  retiene  en  ningún  cuerpo  que 
presente  una  punta.  Por  mucha  electricidad  que 
tenga  un  cuerpo,  si  presenta  una  punta,  inme- 
diatamente se  va  toda  por  allí,  i  queda  el  cuerpo 
sin  electricidad.  Así  es  el  para-rayo;  no  es  mas 
que  una  punta  que  sirve  para  descargar  la  casa 
i  el  suelo  que  la  rodea  de  toda  la  electricidad  a- 
cumulada  en  ellos  por  la  presencia  de  la  nube.  I 
como  la  casa  queda  sin  electricidad,  la  chispa  no 
salta,  i  no  hai  rayo. 

^  Si  por  acaso,  hubiere  tanta  electricidad  en  la 
nube  que  no  pudiere  neutralizarse  toda,  i  salta 
siempre  la  chispa  entonces  sucede  que  esta  va  de 
preferencia  a  las  partes  metálicas  que  existen  en 
el  edificio,  i  entre  ellas  el  para-rayo  mismo  i  su 
cadena.  Por  la  cadena  se  irá  al  suelo  la  electrici- 
dad de  esta  descarga. 

Noviembre  29. — El  Cometa  cs?  todavía  i)creo|jtible  a 
la  simple  vista:  iioi  salió  a  las  diez  i  cincuenta  minutos 
de  la  noche,  se  encuentra  en  la  parte  nordeste  de  "La 
Nave  de  Argo,"  el  núcleo  brilla  como  una  estrella  de 
sesta  magnitud  i  se  halla  cuatro  grados  al  sur  del  trópi- 
co de  Capricornio.  Este  estraño  viajero  está  para  decir 
a  la  Tierra  su  ultimo  adiós,  i  dentro  de  pocos  días  solo 
será  visible  con  el  auxilio  de  un  telescopio. 

Por  falta  de  datos  i  de  instrumentos  de  precisión,  no 
puedo  determinar  con  exactitud  cual  sea  la  velocidad 
jnedia  del  Cometa  correspondiente  a  la  distancia  que  ha 
recorrido  desde  que  se  separó  del  Sol;  pero  sí  puedo 
asegurar  i  demostrar  que  no  excede  de  ciento  cincuenta 
mil  leguas  diarias,  en  vez  de  seiscientas  sesenta  mil  como 
,  dice  el  Sr.  Chacón  en  su  artículo  publicado  en  "La  Re- 
pública." Los  cálculos  consignados  en  ese  artículo  dis- 
tan mucho  de  la  realidad;  i  si  los  Redactores  de  "El 
Horizonte"  me  lo  permiten,  rectificaré  en  el  próximo 
número  de  su  periódico,  algunas  inexactitudes  que  han 
consignado  respecto  a  la  importancia  de  dicha»  obser- 
vaciones i  de  las  del  competente,  imajinario  i  supuesto 
astrónomo  que  dicen  se  halla  al  frente  del  Observatorio 
de  Quczaltenango;  por  ser  esto  depresivo  para  el  eacicn- 
te  Observatorio  del  Instituto  que  dirijo. 

Sastos  Toruko. 


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iif  iffl  f|i  líln 

¡ 
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Ilusión. 

Búcaro  bluuo. 

Parásita. 

Fl»r  de  S.  .Mailin. 

Parásita. 

Parásita. 

Amor  seco. 

Salvia  azul. 

.Salvia. 

Salvia  glande. 

Mirto  del  vul-o. 

Manto  real. 

Granadilla  •:■ 

Llovizna. 
Alelí. 

Yerba  mala. 

Parásita. 
Corazón. 

Id. 
l'ritti. 

Plumero  amarillo. 
Balsamilio. 
Quiniichc. 

1 

i     ?. 

a  p  te  p  c  p  p  tr  Sí  S  K  .►«  p  s  c  2  i-  js  is  i¿;  c  '  ."-  r  ."- 

Briza  Miáxima  y  iiiiiioi'. 
Euchnris  amazónica. 
ArpophvUum  spicatuin. 
Laelia  superbiens. 
Epidendrum  fragrans. 
Epidendrum  aurantiacinn. 
Gomphrcna  globosa. 
Salvia  spectabilis. 
Salvia  splendens. 
.Salvia  involucrata. 
Salvia  tricolor. 
Coleus  Blumei  y  variedla. li- 
Tacsonia  IWchanani. 
Eryngium  campestre. 
Alyssum   odoratum. 
Matthiola  annua    y  vaiic  d 
Euphorbia  petiolaris. 
Bignonia  venusta. 
MoiKJtropa  uniflora. 
Rhexia  rosea. 
Centradenia  floribunda. 
Rivina  humilis. 
Aphelandra  citrina. 
Moniordica  bal.samina. 
Sicyos  microphyllus. 

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1 

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II 

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Rogiera  a?ii:or,:i. 
Rogiern  eoidata. 

Rogiera  Razlü. 
Bouvardia  leiantha. 
Myrtus  comniunis. 
í'i-agaria  vesca  y  variedades, 
llibíícus  syriacus. 
Chonopodium  ambiosioides 
Chcnop<.d'uin   múrale. 
Caladium    cncullatnm. 
Antliurium  rubiicaule. 

festrum  nocturnuinr 
^..ucacna  glauca. 
Spartium  junceum. 
Üuranta  integrifolia.      = 
Clerodendrum  tonipsona;. 
Bellis  pcrcnnis. 
Tagetes  pusilla.         , 
^'crbes^nn  Fraseri. 
Chrysanthcmuin  indicum. 
Dahlia  arbórea  imperialis. 
Calceolaria    angustiflora. 
Locheria  hirsuta. 
Treviana  Rosca. 

1 
1 

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.fiiiifflfmh.} 

JiHBIül!  }í!ri:lK4 

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I  ei^pwlico  (icdiealo  :au  (Hfüvson  rtíí  iu  Ta«triiocioii  r»rfvnav¡a  i  y<'?t:;id'tr¡a. 

PiüMrAKo  !;\.ioi,.\  i'iiOTF.rciqOf  i)8i.  SKSnn  .Irn-khai,  J    Ui-fin'o  "aimmi)^.    ■ 

I'liKSIDKXTK    DIÉwBbIH'IÜ.MV     KK  ( 1  IAT¡:M  a  1,  \ . 


I'unikulor  ¡  lülilur,  Santos  Ti 


Atimiriistrailor  lül-AÍn  l\()cklr(' 


N|!,íl.  7. 


<Kaisil<'M«:)la,  1*1  4Í<^ '4>ii*Í4>iBtl»B'<>  dv  ÍSH'£, 


VOI..  I. 


[iiíliieucia  de  la  Iiisti-uccion  primaria  cii  las 
«•ostiniibres,  en  ?a  liinral  pública,  vn  la  iii- 
«íiistí-ja  i  «-i»  ol  <l<!.«;arv<)l'oj<MH'val  (Iv  la  i;r<  s- 
|t(-i-i(1a<i  «h'  los  |H((-l>Ios,  por  M.  L,  i  (;.  V.  A- 
luisüátcsriii. 


(T, 


VI. 


VA  iiinvirt;il  Slinkspraro  f n  ?i!  iliaina  tidiladn  /•';/•■;,, 
//"í^i-iriiiiilM  parte)  l'.a  rciii-cscntado  una  iiisiinocci'in  í 
1  n.lar  Olí  el  cnadado  (!<^  Kciil.  r:ipit:,iic:i(la  pnr  un  I 
,Vm'.]í  Cado.  liijo  definí  aü.añü.  (¡iic  picícudia  liarcí».'  i 
sar  por  ol  piincijK!  Morfinior. 

AjiaivfO  df'lanti>  dc-l  jcle  de  las  iimui-rcctos  un  ^-rii 
do  ]>opulaolio  (pío  condiico  a  un  lioiulirc  pi-isioiiorf). 

S.MrniAí.';,.,,  <lrlu:,nu.  r,„-m>l„  .1,1  „.,o  ,h.ln.  rv.; 
rr,>;>h,s.:)  E^  o!  Miai-lro  ,!■  .'.r,„.|;,  ■,!,.  (  M!;i  i  Iím  hi :  :.;; 
fsoriiiir  i  Odutnr. 

('ai»r — ¡Oaó  alioniiaaridiil 

Sm!TI¡. — liO'hcaios  SI 
]i:ira  lor--  iiifin-'. 

(^„p._•^[a|vado! 

!.'tia<,<-o!.)r:idas. 


iprondido  o.<. 
.d-^il!(.    ini  lili 


lili 


Caim:. 

1 il.n-h 


a  lo  nda  ol  airo  d 
lo  oHoiioulro  onlp; 
lüiiTo   interro<!-arli 


Kl,MARSTIíO  PR  KSr'UKI,A. — MaiilK 

IliciiAiti).— Tioiio  oostimihro  >]<■ 
sus  cartas. — 'J'n,<  netroo  o-  van  iit:d. 

Caiik.— Dojad  ()i  e  le  hablo.— ..Iv- 
til  iioiulu-oyc)  ilion  ;,ti(Mi(s  tu  inaic:!  ] 
loiiorla  todo  lioinliro  liniirado  i  loar.' 

1*]|.  M  \KSTií()  .M-:  KSCI  E',A.  -Ddi  L;r 
lioi- -^idí)  odiioado  l,ast:iiilo  Idou    nai 


'l'Oi 


(pa 


dosiin 


,r 


n! 


nliini; 


»1m' 


•lía  ciniícsa 
ma'vado.  aii  trai.lni-. 

Cai.r.— Llovad!,'.  i  < 
su  linloi-oMlciiolh. 

,-■:>■„,  l„.\ 

Ea  ('hilo  do  \>^"y  iií>  hai,  o 
]4:,1.  i.orsonasip.HM-onsnloroii 
hi  na  malvado,  ini  Iraidur,  aa 
cnndraiona  la  hor.'a  a  todo  ol  .  _ 
.Tiíaonde  •-■(.,•  instruido.  ¡íírao'ias  sc'in  dada,^  ni  oiol<.! 
ol  mando  ha  marchado  desdo  entóneos,  i  nosolros  hemos 
prof^'rcsado  liastaiitc  f)ara  no  dar  cabida  u  somojantos 
ideas:  pci-o  sin  eiuhaaa-o  tenemos  q^uo  andar  todavía. 
1  Tai  personas  que  juzgan  na  mal  el  queso  esparza  la 
in-^triiccion  en  las  clases  inlorioro-:;  personas  (pie  si  ¡lo 
niandaria'i  cicrtnincHto  a  dar  mnorlo  a  todo  proooptor. 
harían  por  lo  inónos,  so'i'iin  ;-n  nninion  on  lionolirio  del 
pueblo,  que  las  esouol:i<  ioli)  o.;nv!or:in  nl.icrln-:  pai'a  las 
¡ontos  acomodadas. 

liO  particular  es  que  sostienen  esa  opinión  especial 
mente  en  nombro  de  los  intereses  agrieolas  i  fabriles. 
(]M0.  como  acabamos  de  demostrarlo  en  el  ])árraíb  an 
terior.  reciben  fodo  su  iilqtiilso  de  la  difusión  do   los  co- 


08 


t:  s.  KA  'ST¡  T  r;  to  .^% //í  /  ojv^^ti.. 


nociiniontoá  nitlimentaloá.  Si  so  da  a  los  hijos  do  los 
artesanos  i  d>í  los  cainposiiios,  dicen,  nna  instiniccion 
superior  a  la  de  sus  padres,  esos  jóvenes  enorgullecidos 
por  sn  ciencia  mirarán  con  desprecio  los  olicios  do  sus 
liunilias;  elevarán  el  blanco  de  sus  pretensiones;  ninguno 
de  ellos  querrá  dirijir  el  arado  o  manejar  el  martillo;  nos 
quedan'Mnossin  auricnltores  i  sin  artesanos;  la  instruc- 
ción pri  iiaria  difundida  mas  de  lo  que  conviene  conver- 
tirá asi  en  nna  turba  de  ociosos  perjudiciales  a  los  que 
sin  ella  habrían  sido  lioml>res  útiles  e  industriosos. 

Estos  son  los  raciocinios  do  los  que  por  asegurarse 
brazos  parad  cultivo  de  sus  fondos,  i  para  el  servicio 
do  sus  domas  tral)ajos,  no  vacilan   en  condenar   a  la  ig-     i 
norancia, al  embrutecimiento,;!  una ]iorcion considerable     ! 
do  sus  semejantes,  como  los  propietarios  de  los  trópicos     i 
no  se  avergüenzan  de  sostener  la   esclavitud  en  prove- 
cho do  sus  cafetales  i  de  sus  plantaciones  de  cañas.  < 

lle>pondérenios  a  esos  esplotadores  de  las  clases  bajas 
que   proporcionen  a  éstas  la  instrucción   necesaria,  sin     j 
zozoliras.  sin  inqii  'tudos.    I, a  ilustra(.'ion,  on  vez  de  pri-     í 
varíes  de  s(Mvidor(  s.  se  ios  «lará  mas  honrados  e  intcli-     | 
gentes.  i 

Si  hai  nlicio.í,  si  liai  profesiones  que  tengas  por  dis-  j 
tintivo  la  ignorancia,  el  que  llegue  a  adquirir  cierto  í 
grado  do  onrcinientos,  aun  cuando  su  padre  ejerza  i 
uno  do  osos  oficios  o  profesiones  degnidados,  sontii-á 
naturalmente  repugnancia  de  dicarse  a  ellos,  t^i  la  la-  | 
branza  o  la  herí  cria  por  ejemplo  son  desempeñadas  por  ' 
individuos  a  quienes  envilezca  la  mas  supina  ignorancia,  | 
el  hijo  de  esos  individuos  que  llegue  a  instruirse,  pro-  ! 
cisaniente  se  resistirá  a  abrazar  una  ocupación  que  f)or  j 
la  condición  do  Tos  que  la  practican  Ker;i  reputada  in- 
digna, j 

La  consideración  que  so  concedo  a  un  oficio  o  profe- 
sión  cualquiera  depende   únicamente  de  las  buenas  o     ' 
malas  cualidades  do  los  que  pertenecen   a  ose  oficio  o    ] 
[irofosion.  i 

Muchos  de  los  emigrados  chilenos  a  California,  algu- 
nos pertenecientes  a  las  familias   mas  encunibradas  de 
nuestro  país,   otros   literatos  de  talento  i  de  fama,  se     ] 
han  entregado  para  ganar  su  .subsistencia  a  ocupaciones 
que  por  nada  habrían  abrazado  on  Chile,  a  las   cuales    | 
habrían  preferido   aqui  la  miseria,   el  suicidio.     ¿Q\w    i 
habria  motivado  esa  diferencia  do  conducta?     En    Cidi-    i 
fornia  osos  oficios  eran  ejercidos  por   personas  de  edu- 
cación; en  Chile  lo  son  por  ganapanes.  ! 
Haced  que  la  instrucción  primaria  sea  jcneral;  que    i 
sea  ostensiva  a  los  hijos  de  los  capitalistas  i  a  los  horre-     i 
ros,  agricirltores,  carpinteros,  gañanes.     La  circunstan-    | 
cia  de  faber  leer,  escribir  i  contar,  de  jw.soer  conoci-     i 
mientos  superiores  a  esos,  no  será  un  obstáculo  para  que     I 
ningún  hijo  deje  de  seguir,  si    le  conviene,  la  profesión 
de  su  padre. 

Esos  abandonos  de  las  ocupaciones  arraigadas  en  cier- 
tas familias,  por  el  solo   hecho  de   haber  alcanzado  tal 
iniembro  do  ellas  cierto  grado  de  instrucción,  .solo  ocur-     ¡ 
rirán   en  el   sistema  actual  que  difunde  desigualmente 
los  couocimientoa  en  las  clases  sociales.     Creer   que  la     : 
ignorancia  os  uiWcondicion  esencia!  de  todo  artesano  o     í 
de  todo  agricultor  importa  lo  mismo  que  creer  que  todo 
artesano  lia  do  llevar  sombrero  de  paja  i  hu  de  cubrirse 
con  un  poncho,  o  que  todo  agricultor  ha  de  calzar  ojotas 
i  ha  de  vestir  calzoncillos. 

Nos  parece  que  nada  impido  que  un  trabajador  ande 
aseada  i  deceiitomonte  vestido;  que  nada  impide  tam- 
poco el  que  tenga  cierta  lucidez  i  culturado  espiritad. 
Vamos  mas  lejos  todavía. 

Pensamos  que  no  solo  debo  permitir.«e  a  los  artesanos 
i  agricultores  que  mejoren  sus  trajes  i  eduquen  su.  inte- 
lijencia  como  un  lujo  ¡nocente,  sino  que  debe  trabajar.se 
puraque  lo  consigan  como  una   cxijencia  de  la  civiliza- 


Enrique  IV  de  Francia,  un  monarca  absoluto,  un  so- 
berano despótico,  deseaba  que  ninguno  de  sus  subditos 
dejara  de  tener,  siquiera  el  domingo,  nna  polla  en  su 
puchero.  Lo  menos  entóneos  que  podemos  desear  noso- 
tros ciudailaiios  de  una  república  i  conteini)oráneos  del 
siglo  XIX  es  que  ninguno  de  nuestros  compatriotas, 
aunque  sea  un  agricultor  o  un  artesano,  aunque  .sea  un 
gañan,  dejo  do  tener  siquiera  para  el  domingo  un  traje 
de  paño,  deje  por  lo  menos  de  conocer  el  alfabeto,  de 
formar  una  letra  gorda  j)ero  clara. 

Perdónesenos  si  tenemos  la  eatravagancia  do  creer 
que  la  ojota,  la  chu])aya,  el  poncho  i  la  ignorancia  no 
son  condiciones  esenciales  de  un  buen  trabajador. 

"Hai  individuos,  dice  el  conde  Alejandro  de  la  Borde, 
cuya  delicadeza  no  puede  conformarse  con  que  las  clases 
inferiores  participen  de  las  ventajas  que  son  <ladas  ])or 
el  nacimiento  i  Ii  fortuna;  individuos  que  creen  que  el 
pensamiento  .se  envilece  prodigámlo.se.  i  (jiie  el  respeto 
a  sus  [icrsi.iias  podria  disminuir  en  razón  de  la  iiitoli- 
jencia  de  aquellos  que  se  les  aproximan.  ^Q"*''  queréis 
que  hajranios,  dicen, -con  un  sirviente  que  en  vez  de 
dormir  ^n  l-i  antecámara  o  de  no  pen>ar  en  nada,  lo 
que  es  una  nmi  buena  manera  de  pensar,  lea  la  me- 
moria del  mininistro  de  hacienda  i  pretenda  que  ha- 
bria sido  mejor  fundar  sin  demora  nuii  deuda  on  un 
país  que  tiene  [Kicas  deudas,  que  crear  valores  flotan- 
tes en  un  pnis  que  ticric  poco  cr(''dito?  Responder»!'  a 
eso  que  o!  criado  que  hiciera  seniejantes  observacio- 
nes i  (juc  estuviera  en  estado  do  probarlas  por  bue- 
nos argumentos,  lo  qiio  seria  posildc.  podria  sor  un 
depiiRÜeiite  bastante  Inieno;  pero  esto  no  seria  una 
razón  para  que  lo  fuera  precisamente,  si  todos  sus 
semejantes  i  los  do  una  clase  inferior  f»oseye3en  los 
mismos  conocimientos.  Si  apcsar  de  5  esas  ventajas, 
permanece  de  criado,  lo  habrá  sido  inipfisible  colocar- 
.se  de  otro  modo,  i  entonce,-?  será  necesario  (]ue  pon- 
ga tanto  celo  en  llenar  los  deberes  de  su_¡,oücio^  como 
si  él  i  sus  compañeros  no  supieran  oli.-olutamenlc  na- 
da, sin  lo  cual  se  espondria  a  ser  remplazado  por 
otro  matemático  o  rentista  que  lustrara  mejor  lasgbo- 
tas,  o  que  desempeñara  mejor  los  niaiidados.  El  méri- 
to sin  duda  es  u!ii  ci>.'n  pi^itiv:i.  p"ro  sii  v  lores  rela- 
tivo al  uúmi-r.)  d  •  I  .■;  qa;  1)  pi-.'MÍa  la  nocividad 
que  se  tiene  de  el.  El  orgullo  dt!  un  criado  no  es 
pues  do  te;ner.  Por  otra  parte,  la  niis:na  instrucción 
i]uo  lo  habrá  procurado  talento,  le  iialirá  enseñado  a 
conducirse  honrailamontc  en  todas  las  situaciones  do  la 
vida  i  aún  a  respetar  la  ignorancia  de  sus  nobles  amos, 
si  sn  desgracia  quiere  que  so  halle  (•ííI(j"hIí)  cerca  do 
amos    respetables  liajo  ese  punto  de  vista. 

■"Lejos  de  ipie  la  ¡nstru<!ci<>n  sea  dañosa  al  carácter 
dolos  hombre,-,  los  forma;  lejos  do  que  hag.i  mas  incó- 
modas las  diferentes  profesiones,  disminuyo  el  tormento 
i  humillación  que  éstas  causan;  porque  hace  vivir  en 
medio  de  jentes  mas  sensatas  i  mejores.  Seria  mu- 
chas voces  menos  penoso  conducir  un  carro  que  traba- 
jar doce  horas  en  una  oficina,  si  la  clase  de  personas 
con  las  cuales  tenemos  qne  alternar  en  una  de  esas 
profesiones  fuese  tan  instruida  como  los  domas  con 
quienes  diarininenle  nos  rozamos."' 


{ro;///?n/arcí) 


jjfc  1.VSTITI1T0  *v^¿'ioj%*j¡r.. 


99 


1.1  BK O  1)1::  LiECTni  A. 

De  Guilleumo  D.  Swax, 

MixVificadu  jwr  el  Director  (leí  LtstUiito  Nacional  de 

Ouohiaala,  para  uso  de  las  escuelas 

de  la  República. 

(Contim'ia.) 

LECCIÓN  VIII. 

El.  Reino  Vkc.ki ai.. 

Todas  las  clases  de  árboles,  arbustos,  yerbas, 
bejucos,  céspedes,  algas  i  musgos  que  producen 
flores  i  frutos,  se  üaman /Vrt ;/A?í.  Mas  de  100,000 
distintas  especies  de  ellas  se  han  descubierto  ¡ 
descrito,  tan  variadas  en  tamaño  i  en  organiza- 
ción, como  diferentes  son  el  musgo  i  los  Arboles 
corpulentos. 

Varias  especies  de  pequeños  árboles  i  arbus- 
tos se  cultivan  en  los  jardines:  entre  estos  el  es- 
p'no  i  la  frambuesa.  Las  peras,  manzanas,  ciriu;- 
ios,  cerezos    ¡  nogales  crecen   mucho. 

(Estes  frutos  son  de  los  países  frios:  en  los 
calientes  se  encuentran  los  naranjos,  mangos, 
mameyes,  'i  otros  muchos,  i  aunque  no  árbol,  la 
pina,  (]ue  llaman  la  reina  de  las  frutas.)  Todas 
estas  frutas  son  buenas  de  comer  cuando  están 
ma  Juras  o  en  sazón:  de  otro  modo  no  son  sanas 
i  n :»  se    deben   comer. 

El  trigo,  la  cebada,  avena,  centeno  i  lino,  cre- 
cen en  los  caminos  labrados.  Los  frijoles,  chi- 
chiro;,  n  .b  )s,  papas  i  otra í,  también  se  cultivan 
i  son  todos  llamados  productos  de  las  cose- 
chas, cosechas  del  campo.  (En  cada  país  pre- 
dominan ciertos  cultivos:  en  los  templados  i  ca- 
lientes se  ^¡embr;^n  la  caña,  maiz,  plátanos,  yucas 
i  muchas  otras.) 

Los  árboles  no  -.  proveen  de  sus  frutos  en  el 
Otoño  i  nos  deleitan  en  la  Primavera  con  sus 
blancas  i  coloreadas  ñores.  Nos  sirve  de  refrige- 
rio en  v\  W-rano  su  sombra,  i  en  el  Invierno  nos 
sirve  su  leña  para  calentarnos,  en  los  puntos  del 
globo  en    donde  (ísto    es   ncsesario. 

Un  árbol  está  sostenido  por  su  raiz,  que 
penetra  mas  o  menos  en  la  tierra,  de  la  cual 
saca  su  "alimento;  el  tronco  sale  de  la  raiz  i  en 
seguida  se  estienden  las  ramas  desde  el  tronco. 
Las  ramas  sostienen  los  ramitos  o  gajos,  de 
(¡ue  cuelgan  los  frutos  i  en  que  se  hallin  las 
hojas;  el  árbol  tiene  un  tallo  tron  v),  pero  un 
arbusto  tiene,  por  lo  regular,  much<j:;  endebles  o 
delgados. 

Cuando  s(;  acerca  la  Primavera  no  ha'  hojas 
ni  frutos  (en  los  países  c:n  que  están  marcadas 
las  estaciones,  i)orque  en  los  intertropicales 
conservan  los  árboles  siempre  sus  hojas)  pero 
brotarn  los  botoncís  o  retoños,  i  gradualmente  van 
creciendo  las  hojas  i  los  frutos.  Las  llores  pro- 
ducen el  fruto,  i  !a;  hojas  son  el  adorno  úr\ 
vegetal  e  impiden  que  el  sol  lo  queme  coa  c;l 
arilor'de   sus   rayos. 

Todos  sabemos  que  Dios  di  vida  i  crecimiento 


a  los  árboles,  pero  es  mui  curioso  conocer  la  ma- 
nera en  que  crecen:  su  vida  i  crecimiento  se  pa- 
recen mucho  a  los  nuestros.  La  circulación  de 
la  sangre  por  las  venas  alimenta  la  vida  animal,  i 
de  los  alimentos  se  forma  la  sangre  que  va  al  co- 
razón, que  lo  reparte  por  todo  el  cuerpo,  i  cuan- 
do se  paraliza  su  circulación  muere  inmediata- 
mente el  animal. 

Del  mismo  modo  estrae  la  raiz  los  alimentos 
de  la  tierra,  í  por  pequeños  condueles  o  fibras 
como  venas,  los  envia  al  cuerpo  del  vegetal,  los 
esparce  por  las  ramas,  hojas,  flores  i  frutos.  Si 
se  corta  a  un  vegetal  todas  las  pequeñas  fibras  o 
vainillas  de  la  raiz,  que  lo  sostiene  en  la  tierra,  i 
por  medio  de  los  cuales  saca  el  jugo  que  lo  nu- 
tre, el  árbol  morirá. 

Las  plantas  son  un  alinif^nto  ncícesario  para  la 
vida:  sin  ellas  no  habría  alimento.  Del  trigo  s(' 
hace  pan.  Comemos  un  gran  núnicro  de  \ cgeta- 
les  i  frutos.  ¿Podríamos  sin  vegetales  comer  si- 
quiera carne?  ¿i  de  dónde  sacaríamos  esa  carne? 
El  ganado,  ovejas  i  cerdos  viven  de  los  pastos  o 
yerbas  i  de  granos  o  raices,  ellos  no  vivirían  con 
piedras  como  nosotros  tampoco.  Los  animales 
viven  de  las  plantas  (jue  nacen  en  la  tierra. 

Ciran  parte  de  los  vestidos  se  hacen  de  algo- 
don  i  de  lino,  que  son  plantas.  El  algodón  s(í 
saca  de  un  árbol  pequeño:  este  árbol  dá  una  be- 
lla flor  que  muere  i  .se  convierte  en  capullo  qu(í 
encierra  el  vellón,  que,  cuando  está  maduro  re- 
vienta í  .se  abre,  apareciendo  el  algodón. 

El  hilo  se  saca  del  lino,  i  también  las  cuerdas, 
sin  las  cuales  no  puede  manejarse  un  liuciue,  i 
con  su  auxilio  se  puede  esto  hacer. 

Ademas  de  alimento,  leña,  madera  i  vestidos, 
producen  las  plantas  grandes  elementos  para  la 
medicina.  La  mayor  parte  de  las  medicinas  las 
sacan  los  farmacéuticos  i  drogueros  de  las  plan- 
tas. Los  médicos  apenas  conocen  otras  medici- 
nas oue  los  vegetales. 

No  queda  duda  que  la  Naturaleza  ha  distribui- 
do en  las  diferentes  comarcas  las  medicinas  ade- 
cuadas, en  yerbas  naturales,  para  coiubatir  las  en- 
fermedades que  en  aquellas  se  sufren.  Vm  mu- 
chas partes  del  globo,  el  hombre  pobre  usa  yer- 
bas para  curarse  sus  enfermedades  cuyos  cier- 
tos ha  aprendido  por  la  esperíencía.  Cuando  est.ín 
heridos  saben  cuáles  plantas  tienen  pnjpiedíides 
curativas;  i  cuando  están  enfermos,  cuáies  plan- 
tas les  estaran  bien.  ^ 

No  solo  son  necesarias  las  plantas  para  alimen- 
tarla vida,  sino  que  se  hallan  esparcidas  por  to 
da  la  tierra,  con  tal  varicxlad,  (¡ue  deleitan  con 
su  apariencia,  cubriendo  de  yerbas  las  arenas,  (¡ue 
por  todas  partes  nos  circundarían  si  no  luibier.i 
vegetales. 

l-AP>ULy\.S    I   alegorías. 

!,(»S  nos   .\RUOVOS. 

Un  arroyo  recorriendo 
Por  las  fértiles  campiñas. 


100 


A'jr>  IJrSTITUTO  JV,MC10J\'^I,. 


Murmurando  en   raudo  cauce 
I^otente  se   ijrccípita. 

Huye  del  antíofuo  hogar 
Donde  su  oríjen  tenía 
I  sin  descansar  prosigue 
Hasta  la  mar  enemiga. 

Por  el   contrario,  en  el  ^allc 
A  otro  arroyo  se   avecina. 
Que  en  vez  del  ronco  bramar. 
Van  sus  aguas  cristalinas. 

Man.samente  entre  las  ramas 
Cuyas  hojuelas  .se  humillan, 
I  muellemente  separa 
I  nuevamente  acaricia. 

Gozosa  de  verse  así. 
En  largas  re\  ueltas  gira. 
Dividiendo  su  corriente 
líntre  flores  i  entre  guijas. 

El  otro  lo  coin padece: 
—Aparta  le  dice,  brillas 
Como  débil  entre;  \crbas 
Que  álveo  rudo  tapizan. 
-^¿Que  haces  tú  pobre  en  el  prado. 
Si  en  hilos  te  debilitas 
Volviendo,  necio,  impotente. 
La  corriente  primitiva? 

— Por  los  estendidos  valles 
No  ves  cual  bramando  jiran 
Mil  olas  arrebatadas, 
Mil  aguas  que  te  intimidan 

— En  carrera  al  regio  mar 
Que  o  Neptuno  se  dedican? 
Esto  es  vivir,  es  ser  grande, 
¿Por  qué  al  punto  no  me  imitas? 

— Pase  U.  que  es  cortesano 
I  ser  grande  necesita: 
Adule  U.  a  Neptimo 
Que  mi  afecto  no  lo  envidia. 

Vea  U.  jcuán  necio  soi! 
¡Ya  se  vé!  majaderia: 
Quiero  al  valle  que  me  ama. 
I  el  mar  me  despreciada. 

Í.AS    DOS  AI.nEAXAS. 

Tras  la  parada 
De  un  regimiento. 
Iban  dos  payas 
Tomando  el  fresco: 
Una  ladina, 
La  otra  im  borrego 
Que  nunca  ha  visto 
Mas  que  a  su  pueblo. 
— Dime  Marica. 
¿Te  ayuda  el  cielo. 
De  estos  .señores 
El  buen  empleo? 
¿Esos  que  llevan 
Tan  grandes  flecos 
Sobre  los  hombros 
Como  sombreros? 


— Oye,  Juanita, 
Lo  haré  mui  presto: 
Son  oficiales 
EIsos  del  medio: 
De  plata  i  oro 
Son  sus  arreos; 
I  si  de  seda 
Son  los  sargentos 
Simples  soldados 
A  lo  que  entiendo 
Que  otro  nombre. 
Que  no  apetezco. — 
— Calla,  Marica, 
Ya  te  comprendo. 
Sin  plata  u  oro 
Fueran  sargentos: 
I  no  es  estraño 
Antes  lo  apruebo: 
Valen  las  cosas 
Que  hacen  dinero. 

{('0>¿//li7U7'íÍ.) 

ELEMENTOS 
l>K    I^V    I^EWGÜA  INGLESA, 

Para  íí.so  de  los  nhimnai  iM  Instituto  Narional 
(If  Guatemala. 

PRIMER  [CURSO. 

(Continúa.) 

THI«TEK'\TII   I.ES.«{0^. 


VO('.\ni'bARY. 

Litlle.  -/lOfv. — A  littlc.  un  ¡wro  d". — A  littlc  salt.  un 
'¡toco  de  sal. — A  little  clotli,  mi  poco  de  pavo. 

l?iit  little.  no  (v)  slnopnco. — We  have  bnt  littlc moncy, 
?irt  tenemos  sino  pwo  dinero. 

Few,  pocos. — Wc  have  fcw  friends.  tenemos  jwcos  ami- 

Bat  fc'W,  no  {\)  sino  pocos. — AVc  liavo  Imt  lew  a])|>los, 
no  tenemos  sino  fxxas  manzanas. 

A  few,  al(/nnos,  als^vnas,  unos  cnantos.  mías  ciíantañ,  li- 
nos jXKos,  unas  pocas. 

You  liave  a  few  pins,  Ud.  tiene  algunos  alfihres. — He 
lias  a  few  needle.s,  él  tiene  algunas  agujas. 

But  a  few,  no  (v)  sino  ahjumxi.  no  (v)  sino  itnos  cuan- 
tas ó  tinos  pocos. — Thcy  have  l»ut  a  few  pears,  ellos  jío 
tienen  sino  7tnns  jiocas  peras. 

1  have  a  few,  tengo  algunos. — I  liavc  but  a  few.  no 
tengo  sino  algunos. 

Yon  have  a  fcw,  Ud.  tiene  algunos  cuantos.  —Yon  havo 
but  a  few  Ud.  no  tiene  sino  unos  cuantos. 

He  lias  a  few,  él  tiene  uno.i  pocoi^. — líe  has  but  a  fcw. 
tV  iin  /iriic  sino  unos  fiocos  ó  tinos  cuantos. 


jlx  ijx'stituto  j%**aviojv»ai,. 


KM 


Enougli,  Jianlante,  hojitantes. — Enough  nionev,  bastan- 
fe  (l'niero. — Enoujj^h  knivs,  Itasf^nten  cuc/iiUos. — Enoufrh 
childroii,  baaluntes  niños. — Have  yon  enouf^h  wine?  Tie- 
nr  Vil .  Itofílanle  vino? 


Couraí^e,  valor,  ánuao. — You  liavc  not  niucli  courag, 
Ud.  no  lii-nr  inwho  valor. 

'J'lio  American,  í7  aíWTíVan'). —  Tlie  Spaniard,  ele.9¡m- 
ñol. — Tlie  Fionclnnan,  í'Z/m))fé«.-Tlic Englisliman.  elin- 
tjh'*.—  Tlic  Germán,  el  ahnian.—T\\c  Italian.  el  italiano. 
— 'J'lio  Greck,<V  griego. — Tlie  Hnnparian,  el  húnriam. — 
Tlie'1'ni-k,  el  turco. — The  Riissian,  el  rimo. — Tlic  Dutch- 
man.  el  /lolandc^.-Thc  Dutch,  lof  ¡lolaneleses.-Thc  Scoteli- 
nian,  ele-i-oces. — Tlic  Scotcli,  ?o«  escoceses. — Tlie  Trish- 
nnuí,  <l  irlaiid¿i.~-T\\o.  Irisli,  los  irlandeses. — The  Swis.«, 
i-l  sinso,  los  shísos. — Tho  Chínese,  eZ  chino,  los  chinos. — 
Tlic  l'oflugne«e,  í/ ;w<Y><i7i(¿s,  los  portM/uesex. 


EXERCISES. 


1  have  a  littlc  salt  and  yon  havo  a  little  nicfit. — Tliis 
wonnn  lins  only  a  little  ín-eatl. — Who  has  a  little  nio- 
ncy? — Tlic  American  has  a  little. — I  have  hnt  onc  hio- 
ther. — ^You  have  init  one. — I  liave  only  one  good  knií'e. 
— I  liave  Imt  onc  «rood  onc. — He  has  Í)'it  onc. — TTc  has 
but  two  ¡rood  ones.— Yoi:  have  but  little  hread.—We 
havo  few  friends.— Tlicv  have  bnt  a  fcw  apples.— We 
have  little— Yon  have'bnt  little.— He  has  but  little.— 
Tiie  men  have  but  little.— They  have  only  a^little,  but 
enough. — Has  yonr  grandfather  a  few  houses? — He  has 
bnt  a  few.— Has  this  boy  a  few  dogs?— Me  has  only  one. 

II. 

Tiene  Ud.  muchísima  sal?— Tengo  solamente  un  po- 
co.—Cuántos  caballos  tiene  el  español?  — No  tiene  sino 
cuatro.— Quién  tiene  much.os  alfileres''- Los  franceses 
tienen  mucJnsinios. — Tenemos  nosotros  muchísimas  na- 
ranjas?— Xo  tenemos  sino  pocas. — Cuántas  manzanas 
tenemos  nosotros? — No  tenemos  sino  tres  buenas  manza- 
nas. -  Tiene  el  capitán  algunos  buenos  fusiles? — No  tie- 
ne sino  tres. — Tenemos  no-^otros  algunos  prend-  dores? 
U(is.  tienen  muchísimos.— Tiene  el  turco  bastante  ja- 
bón?— Tiene  solamente  nn  poco. 

III. 

CoNVERSATiON  A  — Has  the  Frcnchi.ian  mucli  monev? 
—lías  not  tlie  frenchman  much  monev? — Has  the  En- 
glishman  mudí  soap?— lías  not  tho  Euííii>hman  much 
soap?— Has  tho  Gorman  a  little  soup?— Has  not  the 
(.orinan  a  little  sonj)?— Has  the  Italian  enomrh  papcr?— 
Has  not  tiie  Italian  enough  papcr?— Has  the  Greck  a 
ftu-  comhs? -Ilns  not  the  Greek  a  few  conibs?— Has  the 
Ifnngarian  niany  Iri  nds?  -  Has  not  tlie  Hunsarian  ma- 
nv  frien(is?---Il!is  tho  Rnssiiin  too  mncli  monev?— Has 
lint  tho  Knssian  too  much  monoy?— Has  tiio  Dutchman 
too  nuich  uioiii?  -lias  not  th(>  Hutchuiaii  loo  uiuch  meat? 

IV. 

CoxvKRSATioNl].  .-llave  not  tho  Dutch  but  a  few 
horses?— Has  the  Scotchman  too  manv  shoes?— Has  not 
the  Scotchman  too  many  shoes?— Havo  the  Scotch  e- 
nongh  cotTeo?- Has  not  írishman  much  bnttor?— Have 
the  Irish  many  childrcn:''-Has  this  Swiss  a  little  clolh''- 
Have  ihe  Swiss  enougli  clotli?— Have  tlic  Chínese  a 
great  deal  of  tea— Have  not  the  Chínese  a  good  deal  of 
lo;i?-Hns  tho    Portuguoso    much  cnurngo?-— Hnvo   not 


the  Portuguese  much  courage."— Has  this  voung  ladv  a 
few  brothers.'- Has  not  this  young  lady  a  few  brothcrs? 
— How  many  brothers  has  "she?— Have  vou  not  much 
sea-fisii? 

V. 

CoNVEUSATiON  C— Ilavc  you  a  pen?— Has  vour  Imv 
a  good  gnu?- Has  the  Gcrinan  a  good  horse?-Ha's 
your  tailor  a  good  coat.»— Who  has  some  tinc  boots?- 
Has  the  booksellcr  any  bread?-Has  your  sister  a  good 
breastpin?— Has  this  boy  this  broom  or  tliat  one?— 
Which  broom  has  he?- -lías  my  neíghbor  these  or  thoso 
bags?— Which  bags  havo  tliey?— Have  you  a  good 
friend?— Who  has  a  good  friend?— Has  the  eaptain  a 
good  dog?-Has  not  the  eaptain  a  good  dog?-Haveyovr 
friends  any  fine  honses.'' — How  many  honses  have  they? 
— Has  the  yonng  man  a  good  horsc  or  a  bad  one? — 
Have  you  an  apple/'- Have  you  not  an  applo? 


For irri<:i:\Tii    i^f.sso\. 

VOCAIM'LAifV 

Other,  another;  otm,  o//ví.— Obs. — Anothcr  os  una  cs- 
presion  compuesta  del  artículo  indefinido  an,  nn  á  una, 
i  de  othrr,  otro.  otra.  Se  hará  uso  de  another  siempre 
que  se  sobrenentiendan  las  palabras  uñó  mu..  Ejemplos: 

I  have  the  oiher  horse.  tem/o  el  otro  ccdmllo  {c\  com- 
pañero  del  que  vendí).— I  have  another  horse,  tengo 
otro  caballo  (un  caballo  nms,  ademas  de  este.) 


Pomo  othcr,  any  otlior;  otro,  otra,  o/ros,  stnis.: 
llave  you  any  othcr  tablcs?  7'ieiie  Ud.  (thjHuns  otras 
viesas'!— I  hnvo  soine  other  tablcs,  tem/o  otras  mesas. — 
llave  you  any  other  knife?  Tiene  Ud.' algún  otro  ou-ki- 
Ito't  (indeterminado  cualquiera  que  sea.)— I  have  another, 
tnHjo  otro,  (un  cuciiillo  mas.) 


No  other,  not  any  other;  no  (v)  ofro,  no  (v)  otra,  no 
(v)otro.«.  no  (v)  otras,  no  (v)  ningún  otro,  no(v)  ningu- 
na otra,  no  m)  ningunos  otros,  no  (v)  ningunas  otras. 

í  have  not  other  table,  no  tengo  otra  mesa. — I  have 
not  other,  I  have  not  any  other.  no  tengo  ninguna  otra. 
— llave  you  any  othcr  ibrks?  Tiene  lid.  algunos  otros 
fniedoresl—l  have  not  others,  I  have  not  any  others,  vo 
ti  n  JO  otros. 

Obs. — Clher,  tiene  plural  cuando  se  usa  suslantivada- 
nicnte,  como  en  la  esprcsion  anterior  i  en  las  si;^uionto,s: 

llave  you  any  others?  Tiene  Ud.  algunos  ofrosl—l 
have  some  nthors,iengo  otros.-lía\o  I  any  other  ílowers? 
—  Tengo  yo  otras  fforesl— Yon  have  some  others,  Ud. 
tiene  algunas  otras. 


Carpen ter,   Carpintero. 
Nail,  chivo. 
Beer,  cerveza. 
Ilony,  miel. 
Cotton,  algodón. 
Biscuit,  hiscocho. 
Cook,  cocinero. 
Sheep.  cimero. 


Button.Wíw. 
Chíkcn.  '/,r.llo. 
Trunk,   ha>,l. 
líau'.  sarn. 
Rice.  arn,^. 
Salad.  ensahidt\. 
Poet,  poeta. 
Servan!,  sirrii  ule. 


102 


EE,  IJVSTITJÍÍTO  jy.itciojr,ti^. 


Exccllcnt,  encélenle. 
Hoiicst,  honrndo. 
Humble,  humthle. 
Dear,  c-aro,  quemJo. 
Jicniítifiil.  ¡icrmaso. 


01(1,  viejo. 

Tal  I,  0.1(0. 

Larjre,  frreat,  f/ramh'. 
Ohí>.  ¡Aiir/c  »c  rañcvo  al   ta- 
maño i  (jrfdt  al  iiuh'ito. 


EXl•IÍ^ISK^í 


llave  yon  no  otlicr  guu?  I  liavc  no  otiier.— llave  we 
any  otiier  milk?  We  liave  somo  otlier.— llave  I  nootlier 
oheese?  Yon  liave  anothcr.— Has  your  son  no  otiier  iini- 
biella?  He  lias  anothcr.— Has  your  neighbor  no  otlicr 
liorsc?  He  has  no  other. — Has  not  your  sister  any  other 
spoons?  She  has  sonic  othcrs:— Have  not  thc  fihocma- 
kers  any  other  siioes?  Thcy  have  no  others.— Have  vou 
no  other  servant?  I  have  another.— Has  not  vour  fricnd 
any  other  iiorses?  He  has  some  others— Has"  he  not  any 
oihcr  apples?  He  has  some  otiiers.— Has  thc  carpcnler 
another  cliair?  Yes,  he  has  anotiicr. 

n. 

El  carpintero  tiene  otra  silla.— Xosotros  tenemos  al- 
•rnnos  otros  elavos  de  liioi'ro.— Xuestro  vecino  tiene  Ime- 
na  cerveza.— Esta  mujer  tiene  un  poco  de  miel.— Mi 
hermano  tiene  seis  pañuelos  de  algodón.— Qui(^n  tiene 
buenos  bisbochos?  Mi  lia  tiene  muí  buenos  biscochos.— 
Este  hombre  es  un  buen  cocinero.— Mi  cuñado  tiene  do- 
ce carneros— Su  criado  de  Ud.  tiene  cuatro  pollos  en 
su  cuarto. — Esta  joven  no  tiene  un  baúl  on  su  cuarto. 
— Este  caballero  es  un  excelente  poeta. 

ni. 

CoNVER-SATíox  A.-  Tlavc  the  Hnnjrarians  mnch  winc? 
—Have  the  Spaniards  any  [lepper?— Who  has  miicli 
mcat.— Have  yon  no  other  gun?— Have  we  any  other 
niilk.— Have  I  no  other  house?— Has  your  siste"r  no  o- 
ther  table?-Has  your  neighbor  no  other  hoi-se.^— Has 
not  your  sister  any  other  pins?— Have   you  no  other 

servant?— Has   not  your   friend    any  otíier  knives? 

Has  he  not  any  other  shoes -How  many  other  shoes 
has  he?— How  niany  gardens  have  you  in  your  house? 
Have  the  tailors  many  coats.— How  irmny  stockings 
have  you?— Have  you  any  other  pears?-How  many  hats 
lias  the  merchant?— How  many  arnis  has  tliis  man?— 
Which  ))ook  has  your  son? 

IV. 

CoxvERSATiON  B.-Has  my  father  the  glass.'-Has  not 
niy  father  the  glass?— Has  your  motlier  the  meat?-Has 
not  your  mother  the  ineat?— Have  your  parents  enomrh 
silgar?— Have  not  your  parents  enouffh  sugar?— Has 
your  son  mucli  sait?— Has  not  your  son  mucli  salt?- 
Has  my  daughter  much  water?— Has  not  my  dauííhter 
inuch  water?— Has  this  man's  brothcr  enough  bread?— 
Has  not  this  man's  brothcr  enough  Viread?— Have  my 
sistersagood  table?-Havc  not  my  sister-!  a  good  tal.le? 
—Which  sugar  has  my  uncle?-Which  salt  has  my  aunt? 
—Has  my  cousin  tiie  good  liat?— Has  not  mv  cousin 
the  good  hat? 

Y. 

CoNvEnsATiON.  C— Has  your  nephew  the  bnd  table? 
—Has  not  your  nephcw  the" bad  tablea— Has  my  nice 
a  fine  knife? — Has  not  my  nico  a  fine  knife?-Hos  "your 
grandfather  mv  silvcr  fork?— Has  not  vour  «iraiidfathcr 


my  silver  fork— Has  my  grandmother  your  bad  paper? 
—  Has  not  my  grandmother  your  bad  paper?-Has  your 
grandson  my  good  meat?— Has  not  your  grandson  my 
good  meat?— Has  my  grand-daughter  your  bad  meat?- 
Has  not  my  grand-daughier  your  bad 'meat?— Has  this 
boy  his  oíd  brcad:^— Has  not  this  boy  his  oíd  bread? 

(Coi)fiiiMtráJ. 


INTRODUCCIÓN  A  LA  HISTORIA  UNIVERSAL. 

Escrita   pena   los  niños-,  por  E     Clodd. 

(Continúa.) 

XVIU. 

Mitos. 

Al  tratar  dcosplicarse  la  clase  de  vida  que  parecían 
tener  (i  que  en  efecto  tenian,  aunque  no  como  oHos  la 
esplicaban)  los  seres  que  le  rodeaban,  concibieron  los 
hombres  las  mas  curiosas  ¡deas.  Ll.-ínian.sc  esas  con- 
cepciones milofi,  que  quiere  decir  canito  fantástico  fun- 
dado en  álxj>  real.  Si  pai-a  nosotros  un  bosque  viene  a 
ser  una  especie  de  cosa  personificada  especialmente  cuan- 
do lleva  un  nombro  de  persona,  i  si  para  los  niños  exis- 
ten en  realidad  duendes  i  fantasmas  que  no  son  mns 
que  nombres,  no  es  cstraño  que  los  salvajes  creyeran 
que  la  llama  que  consume  la  leña  es  nn  ser  viviente  cuya 
cabeza  no  puede  ser  cortada:  que  el  hambre  es  causada 
por  un  lagarto  o  un  pájaro  que  reside  on  el  estómago: 
que  los  ecos  que  repiten  las  montañas  eran  producidos 
por  enanos  que  viven  en  ellas,  i  que  el  trueno  es  el  rui- 
di)  producido  por  las  ruedas  del  carro  de  Dios  al  rodar 
por  el    cielo. 

Los  mitos  han  cambiado  su  forma  en  las  diferentes 
edades;  aun  existen  entre  nosotros  i  loilaviu  usamos  de 
ellos  en  muchas  palabras  que  han  piT(liil>>  ya  su  signi- 
ficación pi-imitiva. 

No  me  detendiv  en  señalar  los  lugare-!  en  que  los 
sencijlns  mitos  primitivos,  se  convirtieron  mas  tarde  en 
exajeradas  leyendas  históricas,  llenas  de  amores,  de 
sobresaltos,  de  otiio  i  de  grandes  heclios,  como  los  que 
constituyen  la  historia  de  lo-  primeras  «lias  de  Grecia 
i  Roma.  Estas  nociones  las  adquirirán  Uds.  al  estudiar 
la  historia  do  esos   pni.<es. 


XIX. 


Mi 


Muchas  tribus  salvajes -creen  que  el  Sol  i  la  Luna  son 
marido  i  mujer,  o  hermano  i  hermana.  Entre  los  es- 
quimales o  sea  los  habitantes  de  las  regiones  Setentrio- 
nales  de  la  Tierra,  existe  uno  de  los  mas  curiosos  mitos 
de  esta  especie.  Suponen  ello?  que  hallándo.se  una  jo- 
ven en  una  reunión,  uno  le  declaró  su  amor  oprimién 
dolé  los  hombros  según  era  usanza  en  el  pais.  Ella  no 
pudo  ver  quien  era  eii  la  oscura  cabana,  i  para  averi- 
guarlo, se  hiintó  las  nmnos  de  hollin:  de  modo  que  cuan- 
do él  volvió  ella  le  pasó  la  mano  por  la  mejilla  i  se  la 
ennegreció.  Traicron  luz,  i  ella  huyó  entonces  porque 
vio  que  su  amante  era  su  hermano.  El  corri<'»  tras  ella 
i  la  siguió,  hasta  que  llegando  al  fin  de  la  tierra,  ella 
primero  i  después  saltaron  hacia  el  ciclo.  Allí  se  con- 
virticioii  ella  ou  o\   Sol  i  él  en  la  ]a\uí\:  ¡mr  cuya  razón 


X!L  lA'STITlITO  J%*^€JOJ\\/tI.. 


psta  va  siempre  detras  de  aquel  en  medio  de  los  cielos, 
la  Luna  aparece  oscura  alguuas  veces,  cuando  presenta 
a  la  tierra  su  mejilla  ennegrecida. 

En  todos  los  idiomas  teutónicos,  la  Luna  era  del  gé- 
nero masculino  i  el  Sol  del  género  femenino. 

Otros  pueblos  en  tiempos  posteriores,  creyeron  que 
ol  Sol  era  el  amante  de  la  aurora,  que  ella  le  precedia 
i  que  el  la  mataba  con  la  fuerza  de  sus  rayos,  i  que  la 
noche  era  un  sor  viviente  que  se  tragaba  el  dia. 

Si  el  Sol  es  una  faz  que  derrama  torrentes  de  luz,  la 
Luna  es  un  bajel  de  plata,  o  una  sirena  que  pasa  la  mi- 
tad de  su  tiempo  bajo  el  agua.  Cuando  el  Sol  brillaba 
con  placentero  calor  se  decia  que  era  el  amigo  de  los 
hombres;  pero  cuando  su  fuego  abrasaza  la  tierra  se 
dc.-,ia  que  estaba  matando  sus  hijos. 

Las  oscuras  manchas  que  se  ven  en  la  Luna,  i  que 
tíinlo  se  asemejan  a  una  nariz  i  dos  ojos,  dieron  origen 
a  In  creencia  de  que  habia  un  hombréenla  Luna  que 
andalia  recogiendo  palillos  para  el  domingo. 

XX. 

Mitos  acerca  db  los  eclipses. 

llai  en  loa  eclipses  del  Sol  i  de  la  Luna  algo  tan  fa- 
tal i  sombrío,  que  no  delHjmos  admirarnos  do  que  todo 
el  mundo  los  haya  considerado  como  la  obra  directa  de 
un  terrible  poder. 

Los  cliiuos  creian  que  eran  causa  de  ellos  grandes 
dragones  que  luchan  por  devorar  el  Sol  i  la  Luna  i  to- 
can tambores  i  calderos  de  bronco  para  obligar  a  los 
monstruos  a  soltar  su  presa.  Algunas  tribus  de  indios 
americanos  creen  que  la  Luna  es  presa  de  enormes  per- 
ros que  la  cogen  i  despedazan  hasta  que  su  suave  luz 
so  enrojece  i  apaga  por  efecto  de  la  sangre  que  mana  de 
sus  heridas.  Aun  lioi  los  naturales  de  la  India  baten 
su  gongo  cuaüdo  la  Luna  pasa  por  delante  del  Sol,  i 
lio  hace  mucho  tiempo  que  en  la  misma  Europa  eran 
mirados  los  eclipses  i  los  cometas  como  precursores  de 
irrandcs  males. 

El  temor  es  hijo  de  la  ignorancia  i  de-ar>arecc  cuando 
la  ciencia  nos  enseña  a  conocer  la  causa  de  las  cosas. 

La  palabra  trJlpse  desciende  del  griego  i  sisnifica 
onifir  o  ahnmhnnr.  Los  fenómenos  que  ella  desiena 
son  causados  o  por  el  pase  de  la  Luna  entre  la  Tierra 
i  el  Sol,  de  manera  que  la  luz  de  éste  quede  en  todo  o 
en  parte  oscurecifla  u  omitida  por  corto  tiempo,  o  por 
el  pase  de  la  Tierra  entre  el  Sol  i  la  Luna,  de  manera 
(jue  su  sonvbra  refleje  en  ésta  i  su  luz  quede  en  todo  o 
en  parte  obscurecida.  Pudieran  ser  tinieblas  los  eclipses 
si  no  tuvieran  luirar  en  el  momento  preciso  en  que  son 
anunciados  anticipadamente  por  los  c.íb'ulos  de  los  as- 
trónomos. 

XXI. 

Mitos  ueferextes  .\  i.a.?  rsTr.ELLAS. 

Ilai  un  curioso  mito  en  Asia  acerca  de  las  estrellas, 
que  refiero  quo  el  Sol  i  la  Luna  eran  mujeres:  que  las 
estrellas  eran  hijas  do  la  Luna,  i  que  el  Sol  habia  tenido 
otras  tantas.  Temiendo  que  la  humanidad  no  pudiese 
soportar  tanta  luz,  convinieron  ambo:i  en  comerse  cada 
uno  sus  hijas  La  Luna  ocidtó  las  suyas,  peio  el  Sol 
cumplió  su  palabra,  i  ajicnas  lo  habia  hecho  cuando  la 
Luna  sacó  sus  hijas  del  escondite  en  que  las  tenia  Al 
verlas  el  Sol  se  llenó  de  rabin  i  emjyezo  a  perseguir  a 
la  Luna  ]iara  matarla:  desde  entonces  dura  la  persecu- 
ción. El  Sol  llega  algunas  voces  tan  crea  de  la  Luna 
<|uo  puede  moiderla,  i  eso  produce  un  eclipse  El  Sol 
como  bien  puede  verse  devora  sus  estrellas  al  amane- 
cer; pero  la  Luna  oculta  las  suyas  durante  el  dia,  i  solo 
las  saca  de  noche  cuando  ol  Sol  está  lejos. 


Los  nombres  que  a  un  conservan  algunos  grupos 
de  estrellas  o  algunas  estrellas  solitarias  les  fueron 
dados  hace  largo  tiempo,  cuando  se  creian  que  eran 
seres  vivientes.  Decian  algunos  que  eran  hombres 
que  habian  vivido  en  otro  tiempo  sobro  la  tierra:  o- 
tros  que  oran  grandes  cazadores  i  otros  que  eran  jó- 
venes i  docellas  bailando.  Muchos  de  sus  nombres 
revelan  que  las  estrellas  fueron  observadas  deteni- 
damente por  labradores  i  marinos  quienes  creian  que 
ellas  precidian  el  tiempo.  El  grupo  que  conocemos  con 
el  nombre  de  pléijmles,  fué  llamado  jigí  de  una  pala- 
bra griega  que  significa  navegar,  porque  los  anti- 
guos marinos  griegos  no  se  daban  al  mar  antes  de 
haberlas  observado  atentamente.  Las  mismasostrellas 
fueron  llamadas  cultivadoras,  porque  cuando  ollas  a- 
parecen  empiezan  los  cultivos.  Una  buena  prueba  del 
cambio  que  esperimentaron  nos  la  suministran  las  mis- 
mas estrellas:  dice  de  ellas  la  Mitolojia  griega  que 
eran  las  siete  hijas  de  Atlas  (de  quien  se  cuenta  que 
sostenía  el  mundo  en  sus  espaldas):  seis  se  casaron  con 
Dioses  i  la  séptima  con  un  rey,  razón  porque  Meropc 
(este  era  su  nombre)  no  brillaba  tanto  como  sus  her- 
manas. 

Se  crevó  largo  tiempo  que  las  estrellas  precidian 
el  destinó  de  las  personas,  i  que  su  carácter  era  bue- 
no o  malo,  alegro  o  grave,  según  ol  planeta  que 
rigiese  al  tiempo  de  su  nacimiento.  Todavía  usamos 
muchas  palabras  que  comprueban  esta  creencia.  Pa- 
ra significar  que  una  persona  es  feliz  o  desgracia- 
da, decimos  que  tiene  buena  o  mala  estrella;  i  a  las 
que  son  alegres  solemos  llamarlas  joviales  o  naci- 
das bajo  la  influencia  del  planeta  Júpiter  o  Jove. 
A  los  íocos  suele  llamárseles  lunátiroa,  porque  se  creía 
que  sus  momentos  de  lucidez  o  traquílidad  dependían  do 
las  fases  luna.  o  .     ,      t  -i 

Asi  mismo  se  creía  que  el  Sol,  la  Luna  i  las 
estrellas  estaban  fijas  en  el  cielo  porque  este  pare- 
cía un  arco  sólido  sobre  la  ancha  tierra.  Algunos  o- 
pinaban  que  era  la  mansión  de  la  Gloria  donde  no 
había  edad,  necesidades  ni  cuidado.  El  camino  para 
llegar  a  ella  era  esa  brillante  faja  que  atraviesa  el 
cielo  llamada  la  Via  h'wteu,  cuyo  nombre  ha  dado  o- 
lizen  a  multitud  do  V>ellos  mitos.  Quisiera  referir 
algunos  de  ello?,  mas  no  es  posible  dedicarles  tan- 
to^tiempo  i  olvidar  las  realidades. 

{  Ccmlinuará.) 


OreLmétticei  inrsiirLtil 

p.ARA  LOS  NIÑOS  .\Mi<:iiir.v\os, 

l'Ok     I.L'IS    1\  MANIU.l.A. 

Profrsor  <fehi  Leiupin  i  Lilerodira  Ksi>i<ri:,hi  mía 
Uiiivcruiílatl  (h'    Altura    Yurk. 

(Continúa.) 

SKGUNDAnl'AKTE. 

III. 

Dl-.l.     SUSTANTIVO. —  Ni' MICROS. 

Son;  ¡sustantivos  las  palabras  que    sirxcn  para 
nombrarlas  personas,  losanimalcs,  los  seres,  i  t:n 


KW.    IJWSTITrTO  J\'Jt€lO.¡\\iiI.. 


Líencraltoclos  los  objetos  qiuí  existen  en    la   natu- 
raleza o  que  concibe  nuestra  alma. 

Los  sustantivos  se  dix'iden  en  propias  i  comunes. 
Propio  es  el  que  se  aplica  a  un  solo  individuo 
u  objeto  para  distinouirlo  de  los  demás,  v.  íj.  Pc- 
(hfl.  Lima  Ori:¡oco,  Cuba,  que  espresan  v\  i.°  el 
nombre  de  una  ¡lersona,  el  2.  °  el  nombre  de  una 
ciudad,  el  3.  <=  el  de  un  rio  i  el  4.  o  el  de  una  isla 
para  distinquirlos  de  los  nombres  de  los  demás 
liombres,  ciudades,  rios  e  islas. 

i  'omun  es  el  nombre  que  puede  aplicarse  a  to- 
dos los  individuos  i  objetos  de  la  misma  especie. 
Si  dio-o  hombre,  mesa,  libro,  espreso  simplemente 
los  nombres  de  una  especie  de  objetos  que  tie- 
nen esos  nombres;  si  di^^o  caiíallo,  "hablo  solo  del 
animal  así  llamado,  pues  si  quisiera  nombrar  uno 
especial  le  daria  un  nombn-  particular,  Solimán 
por  ejemplo. 

Perro  es  (í1  noml>re  que  se  dá  a  cierta  clase  de 
anima  e  i,  i  si  tne  refiricni  a  uno  conocido  le  11a- 
maria  L.-,;l,  Xelso.'i.  ((•. 

Solimaj!,  LcaI,  Xelson.  re  fir  i  cutióse  a  un  cal)a- 
11o,  a  un  perro,  a  un  individuo,  &.,  son  los  nom- 
bres propios  con  que  s(^  refieren  aquellos. 

La  palabra  trabuco  cuando  se  refiere  a  \\w  ar- 
ma es  un  nombre  conutn,  pero  será  propio  si  se 
lo  doi  a  un  |)erro. 

l^jemplos  d.;;  nombres  comunes  i  propios. 
Los  nombres,  como  hemos  visto  en  la  i.  ^  par- 
te, varían  d(!  singular  a  plural  para  espresar  los 
números.  Si  el  singular  acaba  en  vocal  sin  acen- 
to se  forma  el  plural  añadiendo  una  s,  v.  o.,  libro, 
libros,  mesa,  mesas.  Si  el  singular  acaba  en  vo- 
cal con  acento  o  en  consonante  se  forma  el  plu- 
ral añadiendo  la  silaba  es,  v.  g.,  mujer,  mujeres, 
alelí,  alelíes. 

líscepciones. — pa[)á,  mamá,  sofá,  pié,  tupé,  fri- 
cando, forman  el  plural  añadiendo  una  s. 

Los  nombres  que  concluyen  por  .v  i  llevan 
el  acento  en  la  penúltima  o  antepenúltima,  tie- 
nen el  plural  como  el  singular:  el  estasis,  los 
estasis,  el  martes,  los  martes,  el  miércoles  lo:  miir- 
colcs. 

Hay  compuestos  que  forman  su  plural  con 
sus  plurales  de  ambos  simples:  v.  g.  cañabrava, 
gentilhombc,  casamata,  plural  cañasbravas,  genti- 
les, 8c.  Sin  embargo  padrenuestro,  vanagloria, 
falsabraga,  aguacil  irle,  forman  sus  plurales;  padrc- 
nu<'stros.  &.,  ¿V. 

Carecen  de  plural: 

1.^  Los  nombres  propios  como  Pedro,  l'^s- 
paña,  Venezuela,  Orinoco, '(aiayaquil.  Sin  em- 
bargo se  dice  a  veces  las  Lsp;,ñas,  las  Américas. 
las  Castillas,  las  Andalucías,  las  Rusias. 

2.  "^  Los  nombres  de  virtudes  i  cual¡d:ides, 
V.  g.  cai-idatl,  robustez.  Pu.-dc  tlecirse,  sin  embar- 
go, las  esperanzas  a'e  los  necios  sej'rnstran  or;/_-ral- 
vtc-nte. 

3.  °  Los  nombres  de  ciertos  frutos  como  ar- 
roz, ca)U'la,  miel,  trío'o,  ■:'ir.ft,  ' 

4.  '^       Los  de  cirnci:is  i  ;u-tes:   \-.  :^.  profesorado. 


I  carpintería,  jurisprudencia,  nolanado,  gramática, 

I  medicina. 

\  5.  ^      Los  de  mctak;s,   como  oro,  plata,   cobre, 

;  platino. 

I         Los  siguientes  se  usan  solo  en  plural: 

I  Afueras,  — albricias, — alicantes,  —alrededores, 
I  — andaderas,— andas. — angarillas,— antiparras. — 
:  anices,—pragas,— calzoncillos.— carnestolendas,-  - 
I  cónjnges, — cosquillas, — despabiladeras,  enaguas. 
:  — enseres,  —  esponsales,  — eocéquias,  -maitines, — 
!  modales,— nupcias, — pajariUos, -pertrechos.— pin - 
:  tas,-— posaderas,— preces,— tinieblas.- -relaciones, 
;  —  vísperas,— víveres,  — zarandajas. 
i  Sustantivos  hai  que  aunque  tieu'.Mi  los  dos  nú- 
,  meros  se  emplean  en  (í1  plural  con  ima  significa- 
ción peculiar  i  diversa  de  la  que  lle\an  (ín"  singu- 
lar, V.  g. 

Alfileres, ^  lo  que  se  da  a   una    señora  para  sus 
gastos  particulares. 

Baquetas,  los  palillos   del  tambor   o  i;n  castiga) 
que  se  da  a  los  soldados. 

Espadas,  uno  de  los  palos  Cío.  la  baraja. 
'El  desasosiego  de  los  ánimos,  alteraciones  i 
disturbios  a  que  dio  lug  ir  en  Alemania  c  1  nacimien- 
;    todela  reforma,  llamaron   también  mui  podero- 
samente la  atención   del  Emperador:  ora  le  esti- 
mulase el  celo  religioso  en  favor  de  la   unidad  de 
\    creencia,  ora  juzgase  de  buena  fé.  ora  columbra- 
se, con  csquisita  z:igacidad,  que  el  espíritu  de  inde- 
j    i)enilencia  i  de  examen,  a  que  daban   margen  las 
:    controvercias   religiosas,  se  avenían   mal  con   las 
exobitanles  pretensiones  del  jefe  del  Imperio.  Im- 
pulsado por  una  i  otra  causa,  i  talvez  por  todas  ellas 
juntas  a  contrarestar  la  jjropagacion  de  las  nuevas 
doctrinas,  protejidas  por  \-arios   príncipes  i  difun- 
ditlas  en  los  pueblos,  tuvo  Carlos  qu  -  cstraviarse 
;    en  un  laberinto  sin  síilida  de  dietas,  de   coneilios, 
i    de  negociaciones:  siendo  mui  digno  de  notar  que 
•    si  su    cualidad    ile  emperatlor  iiabia  complicado 
en    sumo    grado"  los  asuntos  de    It.'.iia,   hasta  el 
jjuuto  de  desvanec(M-  totla    esperanza   de  una  [xiz 
duradera,  su  anhelo  de  dominar  aquella  pro\  incia, 
i  tle  tener  para  ello  a  su  devoción   a  la  Corte  d(í 
Roma  enredó  mas  i  ñuis  los  asuntos  tle  Alemani;i, 
hasta  que,  cerradas  toilas  las  vías  de  conciliación, 
estalló  al  fin  el  rom|jimiento  entre  el  partido  pro- 
testante i  el  católico. 

{Mutine-.  de  la  Jiosa.) 

LECCIÓN    1\'. 


I  jemos  dicho  que  hai  dos  géneros;  el  masculi- 
no, i  iAfcnu-niiUK  i  qut;  i  n  los  animales  es  fácil  decir 
el  género  porque  son  masculinos  si  son  machos  i 
femeninos  si  son  hembras;  pero  como  hai  muchos 
sustantivos  que  no  son  animales,  preciso  es  dar  al- 
gunas reglas  ademas  de  la  que  dijimos  i'w  la  1.=^ 


i:t.  i,vsTiTUTO  j\*,a€iojv.aL,. 


parte  a  saber,  que  si  permite  que  se  le  agregue  el 
artículo  el  el  sustantivo  es  masculino,  i  si  puede 
juntársele  la  es  femenino. 

Son   masculinos  por  su  significación: 

Los  nombres  que  significan  oficios,  empleos, 
profesiones,  o  ejercicios,  propios  de  varones. — 
(Ponga   el  mismo  alumno  los  ejemplos.) 

I  .os  nombres  de  reino,  imperio,  pueblo,  lugar, 
pan. 

(Ponga  el  alumno  los  ejemplos.)  España  i 
Sii!-cia  son  sin  embargo  femeninos. 

Los  ní)inbres  de  rios  i  vientos,  \'.  g.  el  Plata, 
el  Amazonas,  el  Norte,  el  Sudoeste. 

Son    femeninos: 

l^os  nombres  de  oücios,  empleos,  profesioiies, 
i  e/ercicios  propios  de  mujeres.  (Ponga  el  alum- 
no el  ejemplo.) 

Los  nombres  de  región,  tierra  fyohlacion,  pro- 
x'incia,  isla, península,  ciudad,  villa,  aldea. 

Los  nombres  de  las  artes,  i  ciencias,  v.  g.  Gra- 
mática, Pintura,  Escultura,  Teología,  Elceptuanse 
el  Dibujo  i  el  Grabado. 

Los  nombres    de  las  letras  del    alfabeto. 

Reglas  del  género  de  los  nombres  por  sus  ter- 
minaciones. 

Los  nombres  acabados    en    a  son  femeninos. 

Lsceptuanse  entre  muchas  palabras  poco  usa- 
das, las  siguientes:  clima,  dia,  dogma,  drama,  idio- 
ma, mapa,  planeta,  poema,  prisna,  problema,  siste- 
ma, tema,  teorema. 

Los  acabados  en  e  son  masculinos,  esreptu:ín- 
dose  entre  muchos  pocos  usados. los  siguien- 
tt;:  barbarie,  base,  calle,  carne,  catástrofe,  servidum- 
bre, clase,  clave,  costumbre,  fé,  fiebre,  fuente,  ham- 
bre, índole,  ingle,  intemperie,  leche,  legumbre,  lente 
llave,  lumbre,  mctite.  muerte,  nave,  nieve,  noche,  nu- 
be, parte,  peste,  plebe,  prole,  sano  re,  suerte,  tarde, 
torre. 

Usansc  como  masculinos  i  femeninos,  arte,  dote, 
puente. 

Los  acab;i(los  en  i,  con  pociuísimas  escepcio- 
ncs  son  m.nsculinos. 

Los  en  o  son  tambi'Mi  m:isculinos,  menos  ;;/  itio, 
nao. 

Los  en  u    esce|)to /;7/w,  son    masculinos. 

L.os  en  li  son  femeninos,  menos  ardid,  at.iuil. 
Liad.  sud. 

Los  en  /son  masculinos,  esceptuimse  cal. cárcel, 
.,'/,  hiél.  piel.  sal. 

Los  en  ;.'  son  nKisculinos,  menos  los  l.-riniíui- 
t!os  en    io;:  como,  lección,  confesión,  etc. 

Margen,  i  ¿rdea  se  usan  en  ambos  géneros. 

Los  acalxidos  en  rson  masculinos  con  escep- 
( ion  ápjlor.  labor,    segur. 

Casi  todos  los  terminados  en  s  son  ni:isculinos. 
i  'úiis  se  usa  en  ambos  géneros. 

Los  en  /.  x,z.  son  masculinos.  Kscepciones,  cer- 
:/..  cicatri:.  coz,  cruz,  haz.  nariz,  nuez,  paz,  pez,  por 
la  de  pegar,  raíz,  vez,  z'oz. 

"Entre  los  personajes  malvados  qu(;  hubo  en 
.aquel  sig'o.  los  produjo  mui  malos,  debe  distinguir- 


se el  infante  Donjuán,   uno  de  los  heñíanos  del 
rei:  inquieto,  turbulento,  sin  lealtad  i  sin  constan- 
cia, habia  abandonado  a  su  padre  por  su  hermano, 
i  después  a  su  hermano  por  su  padre.  En  el  nñna- 
do  de  Sancho  fué  sifempre  uno  de  los  atizadores 
de  la  discordia,  sin  que  el  rigor  pudiese  escarmen- 
tarle ni  contenerle  el  favor.  A  cualquier  soplo  de 
esperanza,  por  vana  i  vaga  que  fiíese,  mudaba  de 
senda  i  de  partido,  no  reparando  jamas  en  los  me- 
dios de  conseguir  sus  fines,  por  injustos  i  atroces  que 
fuesen :  ambicioso  sin  capacidad,  faccioso  sin  valor  i 
digno  siempre  del  odio  del  desprecio  de  todos  los 
j    partidos.  Acababa  el  rei  su   hermano  de  darle  li- 
¡    Ijertad  de  la  prisión  a  que  le  condenó  en  Alfaro, 
cuando  la  muerte  del  señor  de  Viscaya,  cuyo  cóm- 
plice habia  sido.  Ni  el  juramento  que  entonces  hizo 
tic  mantenerse  fiel,  ni  la  autoridad  i  consideración 
que  le  dieron  en  el  gobierno,  pudieron  sosegarle. 
Alborotóse  de  nuevo,  i  no  pudiendo  mantenerse 
en  Castilla,    se  huyó  a  Portugal  de  donde  aquel 
rei    le  mandó  salir  por    respeto  a   13.   Sancho. 
De  allí  se   embarcó,    llegó  a  Tánger,     i   ofreció 
i    sus  servicios  al   rei  de  Marruecos   Aben  Jacob, 
!    que   pensaba  entonces  hacer  la  guerra  al   rei   de 
I    Castilla.    Le  recibió  con  todo  honor   i  cortesía,   i 
i    le  envió  en  compañía  de  su  primo  Amir  al  frente 
¡    de  cinco  mil  ginetes  con  los    cuales  pasaron    el 
i    estrecho,  i  se  jiusicron  sobre  Tariíii." 
'  (Quintana. —  Vida  de  españoles  célebres.) 

(  Coiüinará.) 


IDE  ILi-A.  1sJ:OP?.-A.1L.. 


,     Vuc  Viáfio  rK¡ol,role(lrál¡ro  ik /ih,.^</¡a    ntnnd    r /,!.-<lo- 
I  rio  ,le   laJilnHofm  íM  Iñ.'LiHulu  Nxrmml. 

\  iNTRonrcrroN. 

I  (ronliiiún.) 

PARÜAFO     V. 

IM  ileiifr  y    thl  árr,rf,o. 

I         Los  deberes  lefí.iles  se  cumplen   cu  virtud   di;   roac 
I    clon  de  1.a»  leyes;  los  deberes  morales  solo  por  iiiipul>u  df 
I     la  razón  y  de  una  manera  libre:  se  nos  compele  á  realizar 
j     actos  qne  emanen   de  un  compromiso   contraído  ó  de  iiii 
I     códiíro  |K>}ítico  ó  civil,  mas  en  lo  moral  todo  el  indivitlLid 
determina  espontáneamente  sus   acciones    El  hombre  ;íc 
impone  un  fin  y  marcha  en  su  dirección;  nada  esteiior 
le  mueve  ni  le  inquieta,  i  sin  embargo  los  motivos  de  i-c- 
I     lacion  se  le  imfxjnen  sin  obligarle,  sin  forzarle:  compren- 
diendo cómo  debe  obrar,  se  reserva  sin  embargo  hi  ii- 
i     bertad  absoluta;  por  ella  podia  contr.adecir  la  razón;  á 
I     nada  esterior  debe  temer.  La  razón  tiene  que  tender  á 
I     su  destino,  al  bien,  i  en  este  concepto  formida  el  princi- 
I     pió  sin  sujetar  la  actividadisi  la  actividad  secunda  á  la 
I     razón,  se  ha  cumplidon  una    oldiüaci"  moral  hacii'iidnsc 
■     el  hombre  acreedor  al  m<''rito. 

La  objiíjafinn  no  puede  reforir.^c  mas  (inc   á  un  sor   li- 


lOfi 


nwj  iJVSTiTVTO  jvjiciojv^ai. 


l>rc;  i"eprc8onta  una  necesidad  moral  seirun  la  cual  dchc 
obrar  cfC  sor  lil)rc,  iciuan:»  siempre  de  la  razón;  su  ca- 
rácter es  universal:  para  saber  si  una  acción  es  oblij^ato- 
ria  se  inquiere  si  el  motivo  tiene  el  sello  do  universaJi'lad 
y  si  puede  aplicarse  como  máxima  á  todos  los  sei-es  racio- 
nales. Cuando  dudemos  sobre  lo  que  vamos  á  hacer,  reii- 
ramos  á  otra  ])ersona  nuestra  situación  y  solicitemos  de 
las  facultades  racionales  el  consejo  que  dariamos,  despe- 
jándonos previamente  de  todo  interés  y  parcialidad. 

Deber  en  general,  es  se,a;un  la  filosofía  el  impulso  mo- 
ral que  promueve  la  realización  d<vncto3  conformes  al 
bien,  ala  justicia,  á  las  leyes  naturales  y  á  los  compro- 
misos contraidos  no  viciados  en  su  orífren:  falta  al  deber 
el  que  tuerce  esas  direcciones,  el  que  impide  el  cumpli- 
miento del  destino  humano,  el  que  le  cede  sus  compromi 
sos.  el  que  no  emplea  bien  las  facultades  de  que  está  do- 
tado, el  que   invade  la  esfera  agena  de  acción 

Derecho  es  el  conjunto  de  capacidades  y  medios  que 
forman  nuesira  personalidad  y  que  la  determinan  en  o- 
posicion  de  las  demás  personas. 

Deber  y  derecho  son  correlativos.  Es  justa  la  defen- 
sa de  cuanto  constituye  nuestro  derecho  y  por  consi- 
guiente necesario  el  respeto  al  dereclio  ageno. 

El  deber  es  ineludible;  el  dcreclio  inherente  á  nuestra 
naturaleza  es   irrenuiiciable. 

No  es  solo  de  derecho  lo  que  pertenece  á  nuestras  fa- 
cultades intelectuales  y  a  la  integridad  per.sonal,  sino 
también  los  medios  para  que  esas  facultades  se  reve- 
len, y  la  propiedad  accesoria  adquirida  en  el  comercio 
licito  con  nuestros  semejantes.  El  del)er  por  consiguien- 
te alcanza  á  las  garantías  que  hemos  de  dar  en  reci- 
procidad de  las  que  recibimop. 

La  violencia  al  derecho  de  un  hombre,  es  violencia 
contra  el  derecho  de  todos  los  hombres,  pero  no  escusa 
el  cumplimiento  del  del)er  para  con  el  derecho  ageno: 
la  reciprocidad  en  el  mal  no  corresponde  al  fin  y  desti- 
no de  la  vida,  y  por  t  mto  no  puede  ser  moral. 

En  política  las  leyes  deben  tratar  de  dar  garantía» 
al  derecho  y  de  hacer  efectivo  el  deber,  procurando  in- 
terpretar la  naturaleza  en  la  medid.i  que  la  razón  Ix 
vaya   penetrando. 

El  ataque  ó  invasión  al  derecho  propio,  en  sus  infini- 
tas vaiiedades,  constituye  una  acción  mala;  pero  la  sii  - 
j)le  censura  por  el  demérito  que  supone,  no  .seria  sufi- 
ciente para  conservar  el  orden  en  las  sociedades  en  que 
el  hombre  estil  llamado  á  vivir.  Las  pasiones,  los  e- 
goismo.s,  los  vicios  pospondrían  frecuentemente  toda  no- 
ción moral,  y  no  hubiera  medio  de  reprimir  los  atenta- 
dos, de  hacer  valer  los  derechos,  y  de  obligar  á  los  debe- 
res de  unos  para  con  otros  hombres.  Emanada  de  la  i- 
dea  de  demérito,  se  ha  aceptado  por  las  sociedades  de 
todas  las  épocas,  cultas  ó  incultas,  la  idea  del  ca-itigo, 
de  la  penalidad:  el  que  falta  csbí  sujeto  á  una  responsa- 
bilidad efectiva  ademas  de  la  censura  moral,  del  me- 
nosprecio de  las  gentes  honradas.  Pero  esa  respon- 
sabilidad ¿en  virtud  deque  puede  imponerscTv.es  un  de- 
recho de  la  sociedad?  ¿es  un  deber?  La  sociedad  busca 
garantías  de  sus  derechos  y  de  sus  intereses,  garantías 
que  implican  deberes;  al  determinar  esas  garantías 
86  aceptan  implícitamente  recíprocos  compromisos:  no 
es  pues  la  sociedad  quien  abusando  do  la  fuerza  so- 
mete á  \xn  castigo  al  infractor  de  los  deberes  sociales, 
si  no  el  individuo  que  se  compromete  y  se  obliga  á 
sufrir  las  consecuencias  de  sus  actos  en  una  forma 
cuyo  cumplimiento  tendrá  derecho  civil  de  reclamar 
cuando  él  fuese  el  lesionado:  la  teoría  de  la  vindicta 
pública  es  inmoral  y  abusiva;  la  de  sujeción  á  rcsul- 
^.  tados  á   que  el  hombre    concurre,  está   mas  de  acuer- 

íí  do  con   el   orden  y   responde  de   una  manera   menos 

arbitraría  y  dura  a  los  prÍMcipíos  de  derecho  y  de 
libertad;  una  vez  comprometida  la  persona  social  á 
cumplir  un  deber  condicional,  realizada  la  condición, 
la  sociedad  tiene  derecho  de  compeler.  No  debe  omi- 


1  tirse  cuiinto  falta  para  que  en   la   esfera   déla  pena- 

1  lídad  se  determino  con   exactitud  la  justicia,  ni  cuanto 

í  para  que  el  compromiso  implícito  so  contenga  en  solo 

I  lo  (pie  la  naturaleza   pueda  consentir. 

PÁRRAFO   VL 

Deberes  del  hombre  consujo  luisiuo. 

Los  deberes  del  hombro  para  consigo  mismo  .se  re- 
fieren á  su  organización  y  á  sus  facultades  morales: 
estamos  obligados  á  conservarnos  y  á  perfeccionarnos: 
todo  deber  es  doble:  dicta  el  bien  y  prohíl)e  el  mal: 
ni  podemos  atentar  á  nuesira  personalidatl  ni  permi- 
tir que  se  atente  á  ella,  ni  sustraernos  de  la  acción 
del  trabajo  eonio  obreros  que  somos  en  la  naturaleza: 
sería  contradictorio  que  poseyéramos  fuerzas  y  capa- 
cidades y  que  no  les  diéramos  aplicación. 

Para  conservarnos   hemos  do  solicitar  los   recursos 
necesarios  en  cambio  de  servicio^  que  podamos  ofrecer: 
cu  ninguna  circunstancia  podemos  arrancarnos   la   viila 
ni  mutilarnos,  ni  ])rivarnos  de  aquellos  dotes  que  nos  fa- 
cilitan el  trabajo  y   nos  deparan  mas  medios  de  com- 
batir  los   obstáculos.  El    suicidio    es   una   aberración, 
aun  el  que  la  simpatía  pública  señala  como  heroico  en  Ca- 
tón y   Démostenos.  El  hombre  no  es  una  entidad  ais- 
lada, es  un   miembro  de  la  humanidad,  parto  i  itogran- 
te  de  un  puelilo,  é  intérprete  de  la   verdal  en  la  na- 
turalo/a;  si   se  cree  con  derecho   á   ser  ausiliado  por 
sus   semejantes,   le  incumbe  el  deber  de  ausíliarles  en 
los   mil  niodo-i   do   la  actividad.  Una   pa-^ion   que  en 
cierto  momento  arrebata,  se  mitiga  y  estinguo  con  el 
tiempo  porque  nada  es  muy  durable  en  la  existencia: 
I    al  día  siguiente   de  una   triste  miseria   puede  brotar 
!    la  prosperidad,  y  tras  un   dolor  inmenso  rehacen  las 
I    fuerzas  para   del)ilitarlo   y    ¡ipaiecen    los   consuelos  y 
í    acaso   luego  las  alegrías  como  siiruo  la  aurora  á  no- 
!    che  tenebrosQ.  Nada  es  mas  variable  que  las  circuns- 
j    tancías  en  ([ue  el  hombre  puede  ser  colocado,  y  na- 
da puedo  ser  mas  contradictorio  que  las  desiciones  es- 
;     tremas.  Catón  se  suicidó  por  no  soportar  el  triunfo  de 
j    la  tirania,  legando  eterno  sentimiento  de  piedad  que  ins- 
pirara el  gran  patricio,  pero  su  muerto  no  solo  fué   esté- 
j    ril  para  la  libertad,  sino  qu  •   1 1  perjudic(>:   restalilecida 
!     la  llepública  a  la  caiihi  de  Julio    (Josar.  faltó  el   noble 
i    carácter  de  Catón,  o  para  sostenerla,   o  para  señalar  a 
I     la  posteridad  las  causas  de  la  decadencia  y   aconsejará 
j     los  puoblo-!  las  virtudes  y  la  dignidad,  única  base  de  las 
i     buenas  instituciones.  Cesar  solo  habia  sido   el  ájente  in- 
¡     moral  de  un  pueblo  que  habia  perdido  su  amor  á  la    lí- 
i    bertad  y  al  derecho. 

I         Auiupie   supusiéramos   por  ficción    informe   al  liom- 
I    bre  dcslÍL'a  lo  de  tola   sociedad    y  de  to<lo  género  de 
j     conexiones,   no  le   seria  dado   destruir   ó  aniquilar  su 
I    existenúa  porque  jamas  del  todo   se  ])ierde  la  espe- 
I     ranza   do  cumplir  algún    fin:   solidario   en    la  humani- 
dad, relacionado  en  múltiple  dirección,  privarse  de  la 
I    vida  es  suscribir  el  mí\s  torpe   de  hs  egoísmos:  pa- 
I    r  ilizado  su  cuerpo,  tendrá  consejos  de  esperiencia  que 
I    trasmitir,  efectos  que   reflejar,   ideas  que  divulgar,  lec- 
!    cienes  que   sombrar  cutre   lo-  hombres:  no  querría  ser 
desheredado  y  sin  embargo   desheroda.    La  grandeza 
consiste  en  saber  sufrir,  en  saber  luchar  y  en  saber 
vencer:  si  la  vida  fuera  fácil,   carecería  de  mérito:  si 
noí   arredrá:*amos   ante  los   obstáculos  evitándolos  con 
la   muerto,  suprimíamos   la  virtud,  el  heroísmo,  la  ab- 
negación, los  sacrificios  generosos,  todo  lo  que  la  his- 
toria exibe  para  fortalecer:   no  s  *  consigue  ser  gran- 
de ha  dicho  un  pensador  profundo,  si  no   á    espensas 
do  la  felicidad;  no  so  consigue  traspasar  nuevos  umbra- 
les y  cruzar  nuevos  horizontes,   sino  á  espensas   del  so- 
siego y  de  la  paz  del  ánimo.  No  creemos  quo  el  sui- 
cidio sea   una  cobardía;  es  un   error,  una  irreflexión, 


JRI.   l.VSTlTirTO  J\'JieiOJ\'Jii.. 


un  valor  extraviado  como  la  temeridad  siu  esperan- 
za, un  desconocimiento  del  hombre  y  de  su  destino,  y 
uua  imprevisión  de  las  circunstancias  posibles.  No  hay 
lioiiibrc  y)or  abatido  que  est<^,  por  desgraciado  que  sea, 
(|ue  no  pneda  ser  útil  á  la  humanidad.  El  suicidio  es  in- 
moral porque  contraría  la  ley  de  conservación,  é  impri- 
mo en  las  facultades  del  suicida  el  desprecio  á  su  desti- 
no que  revela  una  mancha,  y  el  olvido  de  todo  pensa- 
minito  levantado  en  favor  ile  .-us  semejantes  á  quienes 
ostá  oblisrado,  á  quienes  debe  buenas  acciones  y  sano 
consejo. 

La  vida  no  solo  se  ha  de  conservar  sino  qne  ha 
de  robustecerse  para  que  saquemos  mayor  provecho 
del  destajo  que  nos  pertenezca,  para  transmitir  el  vi- 
iror  y  las  energías  que  hayan  de  preparar  á  los  que 
nos  sigan  al  maravilloso  comercio  con  los  hombres, 
con  las  cosas  y  con  la  naturaleza;  teniendo  no  obs- 
tan le  en  cuenta  la  necesidad  de  guiarse  por  la  tem 
pcrancia,  no  solo  ])or  temor  á  los  resultados  de  los 
escisos,  sino  en  previcion  de  lo  variable  que  son  las 
posiciones,  y  lo  incierto  de  la  forhnia. 

Nuestras  facultades  morales  deben  ser  cuidadas  y 
foniontadas  para  que  mejor  realicen  sus  fines.  Es  o- 
bÜLiacion  del  hombre  evitar  lo  que  moralmente  pueda 
iciiii jarle  y  aspirar  á  lo  que  pueda  perfeccionarlo:  de- 
graiia  la  iiipocresja  al  revelar  sentin)ientos  y  modos 
<iistint()s  de  los  que  existen  en  el  espíritu;  degrada 
la  mentira  que  contradice  lo  que  se  piensa  con  lo.s 
órganos  de  que  hemos  de  valemos  para  transmitir  el 
pensamiento.  La  mentira  casi  siempre  nace  de  la  ma- 
la fé;  la  hipocresía,  de  un  ánimo  coliarde  y  degra- 
dado: el  hipócrita  pertenece  á  un  estado  mas  gene- 
ral que  el  mentiroso,  á  una  posición  mas  constante 
poKíjue  suele  estenderse  á  todos  los  actos  y  á  todas 
las  manifestaciones.  Semejantes  vicios  envilecen  y  nie- 
gan la  personalidad  que  se  hace  despreciable  auna  los  i 
|iro|)ios  ojos  del  detractor  de  la  verdad.  .Si  la  ment'ra  no  j 
se  proponed  nml  ni  el  engaño,  sino  que  deriva  de  un  | 
leiiqieramcnto  ligero  ó  de  formular  un  chiste  ó  una  ¡ 
L'iacía,  no  peca  de  inmoralidad  mas  que  en  cuanto 
la  ro[)eticíon  puede  formar  el  hábito  y  estenderse  á 
cosas  qne  dañen  ó  perjudiquen.  La  avaricia  y  la  pro- 
digalidad son  defectos  censurables  por  limitar  la  una 
los  medios  de  la  vida  y  escederlon  la  otra  dcstcmplada- 
iiicnte. 

Es  ireciso  que  el  hombre  se  respete  para  que  sea  res- 
potado  por  los  demás:  el  amor  propio  contenido  en  dis- 
oroto  limite,  hará  que  nazcan  dignas  emulaciones,  que 
conserve  la  integridad  de  sus  facultades  y  las  enaltez- 
ca, que  pese  sus  actos  [¡ara  que  no  merezcan  censu- 
ra, y  que  procure  inspirar  la  estimación  de  los  que 
aman  el  bien.  La  dignidad  moral  e.s  lo  primero  que 
(lobemos  respet:  r. 

Es  obligación  estudiarse  á  si  mi^mo,  conocer  sus  ma-  ! 
las  ])asiones  y  dominarlas,  indagar  la  me<iida  y  for-  j 
ma  de  la  capacidad  paradirijirsc  en  relaciívn  á  las  ap-  | 
litudcs  que  se  posean,  guiarse  por  la  buena  fó  y  el  \ 
(loseo  del  bien,  ])onerla  del  lado  de  la  justicia  aun-  i 
1 1 >ie  estuviese  oprimida,  y  perfeccionarse  en  todos  los  ' 
sentidos.  Lo  mejor,  debe  ser  el  ideal  del  liomlire.  Se-  | 
uun  Platón  tenemos  obligación  de  aspirar  á  cuanto  ! 
-^o  nos  demuestre  que  es  justo,  y  oblÍL'-.ioion  de  amar  ; 
el  bien  solo  porque  lo  sea,  desentendiéndonos  de  la  | 
manera  en  que  pueda  afectarnos  y  del  premio  ó  res-  | 
¡lonsabílidad  á  que  por  una  l)uena  acción  nos  hioié-  i 
i  amos  acreedores.  I'lüton  compone  la  virtuil.  de  sabi-  I 
(hiria,  valor,  probidad  y  templanza:  la  jus'ioía  reúne  i 
esas  virtudes  y  constituye   su    mas  perfecta  armonía. 

La  defensa  (le  los  derechos  naturales,  de  la  libertad.     ! 
•  lo  cuanto   lejitímamente  .-e  adhiere  al   individuo,  os  nn 
iloiior   estricto. 

(ConUnxnM.) 


L.ECCCIONES 

De  Aritmética  decimal pi'áctica  i  razonada,  escri- 
tas en  francés  por  L.  Bamballet  i  traducidas 
por    Pedro  Dcleoii    Y.,  alumno  maestro 
del   ¡iistiluto   Xacioiíal. 

,    (Continúa.) 

Se  cuenta  por  centenas  de  la  misma  manera 
como  se  cuenta  por  decenas  i  por  unidades  sim- 
ples. Asi: 

Una      centena,   se  enuncia    .  Un  ciento  ocien. 

Dos      centenas,  se  enuncian Dos  cientos. 

Tres      centenas Tres  cientos. 

Cuatro  centenas,  „         , Cuatro  cientos. 

Cinco    centenas,   „         , Quinientos. 

Seis      centenas.  „         Seisc¡ento.s. 

Siete     centenas Setecientos. 

Ocho    centenas Ochocientos. 

Nueve  centenas,  ,,  Novecientos. 

Estas  nueve  centenas  que  se  han  obtenido  des- 
pués de  las  decenas  i  las  unidades  toman  el 
nombre  de  unidades  de  tercer  orden;  forman 
con  los  dos  primeros  órdenes  la  clase  o  grupcj 
de  las    unidades. 

Escribiendo  sucesivamente  en  seguida  de  cada 
centena  o  colección  de  centenas  los  nombres  de 
los  noventa  i  nueve  primeros  números  conoci- 
dos, es  fácil  contar  hasta  novecientos  noventa  i 
nueve. 

Por  ejemplo:  cien,  ciento  uno,  ciento  dos,. . . 

ciento  quince, ....  ciento  setenta  i  dos ciento 

noventa  i  nueve.  Dos  cientos,  dos  cientos  quin- 
ce,...  .  dos  cientos  treinta, ....  dos  cientos  seten- 
ta i  nueve,.  ..  .dos  cientos  noventa  i  nueve- 
Trescientos,  tres  cientos  veinticinco, ..  tres  cien- 
tos cincuenta  i  siete, ....  tres  cientos  ochenta,  tres 
cientos  noventa  i  nueve.  Cuatro  cientos,,  .cuatro 
cientos  veinte,     cuatro  cientos  sesenta  i  cuatro. .  . 

cuatro  cientos  .setenta  i  cinco cuatro   cientos 

noventa  i  nueve.  Quinientos,  quinientos  ochenta 
i  cuatro, .. .quinientos  noventa  i  cuatro,  .  .qui- 
nientos iloventa  i  nueve. 

Seis  cientos,  seis  cientos  tres seis    cientos 

veintiuno seis  cientos  sesenta  i  dos seis- 
cientos noventa  i  nueve. 

Setecientos,  setecientos    trece setecientos 

treinta  i  cinco setecientos  ochenta    i  dos,..    . 

setecientos  noventa  i  nueve. 

Ocho  cientos,  ocho  cientos  cincuenta  ¡  nueve,... 
ocho  cientos  setenta  i  ocho, .~.  .  .ocho  cientos  no- 
venta i  nueve. 

Novecientos,  novecientos  treinta  i  nuí-vc.  no- 
vecientos cuarenta  i  nueve, ....  novecieiitt)s  se- 
senta i  cinco, ....  novecientos  noventa  i  nueve. 

20.  Añadiendo  una   unidad  al  número    nove- 


108 


xii^  MjyxTirvTo  jyjtctojY,Mw.. 


cientos  noventa  ¡  nueve,  compuesto  de  diez 
centenas,  menos  una  unidad,  se  forma  una  co- 
lección lie  diez  centenas  a  la  cual  se  le  ha  da- 
do el  nombre  de  Mil,  esta  es  la  unidad  de  cuar- 
to   orden. 

Se  forma  con  esta  nueva  unidad,  una  segun- 
da clase,  llamada  clase  de  los  Millares,  que  es- 
tá como  la  de  las  unidades  simples,  compuesta 
de  tres  órdenes;  las  unidades  de  millar,  ó  unida- 
des de  cuarto  orden,  las  decenas  de  millar  o  uni- 
dades de  quinto  orden,  las  centenas  de  millar  o 
unidades  de  sesto  orden. 

Considerando  al  millar  como  una  nueva  uni- 
dad principal,  se  cuenta  por  millares,  decenas  de 
millar  i  centenas  de  millar,  como  se  ha  contado 
por  unidades,  decenas  i  centenas  simples,  colo- 
cando de'ante  de  la  palabra  millar  los  nombres 
de  los  novecientos  noventa  i  nueve  primeros  nú- 
meros. 


Una 

Dos 

Tres 

Cuatro 

Cinco 

Seis 

Siete 

Ocho 

Nueve  J 


Unidades  de  millón. 
Decenas  de  millón. 
Centenas  de  millón. 


O  bien:  un  millón,  dos  millones,  diez    millones, 
cien   millones  &. 

22.  Continuando  siempre    la   mismi    marcha, 
aumenta  esa  serie  como  sigue: 

Mil  millones,     forman  Un  Billón. 
Mil  billones       forman    Un  Triílon. 
Mil  trillones     forman  Un  Cuatrillón. 
Mil  cuatrillones  forman  Un  Ouinlillon. 
Mil  Quintülones  forman  Vn    St^stülon  &. 


Una  I 

Dos 

Tres  j  Unidades  de   millar. 

Cuatro  i 

Cinco  ¡  Decenas  de  millar. 

Seis  ! 

Siete  I  Centenas  de  millar. 

Ocho  I 

Nueve  | 

O  bien:  un  mil,  dos  mil,  tres  mil,  nueve  mil, 
diez  mil,  veite  mil,  treinta  mil,  noventa  i  nueve 
mil,  cien  mil,  dos  cientos  mil,  novecientos  mil, 
etc. 

Escribiendo  sucesivamente  en  seguida  de  ca- 
da mil,  o  colección  de  mil,  los  nombres  de  los 
novecientos  noventa  i  nueve  primeros  números 
conocidos  que  toman  la  clase  de  las  unidades  sim- 
ples, fácil  es  contar  hasta  novecientos  noventa  i 
nueve  mil   novecientos   noventa  i   nueve. 

2  1.  La  unidad  agregada  al  número  novecien- 
tos noventa  i  nueve  mil  novecientos  noventa  i 
nueve  unidades,  forma  una  colección  de  mil  mi- 
les ala  cual  se  ha  dado  el  nombre  de  millón.  Es- 
ta es  la  unidad  de    sétimo  orden. 

Asi  como  se  ha  formado  la  primera  clase  con 
las  unidades  simples  i  la  segunda  clase  con  las 
millares,  se  forma  con  esta  nueva  unidad  de  séti- 
mo orden,  una  tercera  clase,  la  de  los  millones, 
que,  como  la  de  las  unidades  simples,  i  la  de  los 
millares,  está  compuesta  de  tres  órdenes:  las  uni- 
dades de  millón,  o  unidades  de  sétimo  orden  las 
decenas  de  millón,  o  de  octavo  orden  i  las  cente- 
nas de  millón  o  de  noveno  orden. 

Se  cuenta  por  millones,  decenas  de  millón,  cen- 
tenas de  millón,  como  se  ha  contado  por  unida- 
des simples  i  por  unidades  de  millar,  colocando 
delante  la  palabra  millón  los  nombres  de  los  no- 
vecientos noventa  i  nueve  primeros  números.  I 
se  dice. 


[<^'o;;/¡:!!ia¡-á) 


l'M^  PASO  l>  V.  \  i:\  I  s. 

I        Como  so  liabia   anunciado,  el   día  (i   del  corriente 
!     fué   de  excitación  i   de  grandes  emoción'  s   ))ara  los  as- 
trónomos i  para  los  amantes  de  las  ciencias  que  es- 
taban preparados  para  observar  el  tránsito  del  plane- 
ta Yénus  por  el  disco  del  .Sol.  El  grande  empeño  que 
todo  el  mundo  científico   toma   en  lograr  la  observa- 
ción de  un   tránsito   de  Venus,  se  esplica  i  se  justifi- 
ca mui   bien  por  la  rareza  o  poca  frecuencia  con  que 
I     acontece   ese  fenómeno,  i  por  la  grande  importancia 
I    que  tiene   como  el  mejor  de  los  medios  conocidos  lias- 
I     ta   boi   para  la   determinación   de  la   distancia   de  la 
I     Tierra  al  Sol,  que  es  la  unidad  de  medida  para  asig- 
I     nar  las   vordaderns  distancias  i  dimensiones  de   nuestro 
I     sistema  planetario. 

i  Como  escribimos  páralos  niños  i  pu-alas  personas 
I  que  no  lian  boclio  estos  estudios,  cretinos  conveniente 
!  advertir  que  los  tránsitos  do  Venus  solamente  tienen 
lugar  en  los  meses  do  Oiciemlue  i  Junio,  que  son  las  dos 
I  ópocas  del  año  en  que  ol  .<ol  i  la  Tierra  esián  en  linca 
'  recta  i  en  onosicion  con  los  nodos  o  inteioopciones  de 
las  órbitas  de  Venus  i  de  nuestro  planeta.  Entre  los 
limites  de  16  años  no  pueden  verificarse  mas  que  dos 
tránsitos  ya  sea  en  Diciembre  o  en  Junio,  con  el  inter- 
valo de  HañOtS  do  un  paso  a  otro;  pero  entre  el  segundo 
tránsito  de  Picicmbro  i  el  primero  de  Junio,  por  ejem- 
plo, ha  de  transcurrir  un  período  de  113  i'ños  maso 
menos  8.  según  el  punto  de  la  órbita  en  que  tuvo  lugar 
el  tránsito  anterior  respecto  de  la  linea  de  los  nodos. 
Asi,  el  S  de  Diciembre  1874  tuvo  lugar  un  tránsito 
del  nodo  ascendente  que  corresponde  a  este  mes.  i  el 
dia  (i  antorróximo  so  verificó  el  segundo  paso  del  mis- 
mo nodo:  ahora  se  necesita  un  periodo  de  11  :>  años  mas 
8.  o  .-JOan  121  años  para  que  .«o  verifique  el  primer  trán- 
sito del  nodo  descendiente,  que  tendrá  luirar  el  dia  7  de 
Junio  del  año  2004:  8  años  des|)ues,  el  dia  .">  de  Junio 
de  2012  se  verificará  el  segundo  paso  del  mismo  nodo; 
i  en  seguida,  transcurrirá  un  período  de  IKíaños  menos 
8.  o  sean  10.')  años  para  qne  so  verifique  otra  vez  el 
primer  paso  del  nodo  descendente,  qu?  tendrá  lugar  el 
10  de  Dieieml)re  de  2117.  Finalmente  por  me<lio  del 
cálculo  scdemnestra  que  cuando  Iiai   un  paso  de  \  cnus, 


liUSIJVSTITlJTO  JVJlVlOJyjlM.. 


119 


joiioralincnte  hai  otro  en  el  mismo  nodo  8  anos  después, 
o  lo  liubo  8  años  antes. 

Para  demostrar  la  inportancia  que  tiene  la  obser- 
vación del  tránsito  de  Venus  por  el  disco  del  Sol, 
conviene  observar  que  en  las  operaciones  terrestres  se 
procura  que  las  bases  de  los  triángulos  no  sean  muí 
dc-i»roporcionadas  respecto  de  las  distancias  incógni- 
(as;  pero  en  las  medidas  celestes  no  somos  dueños  de 
liíucr  lo  mismo,  pues  sujetos  a  operar  dentro  de  los 
cstrcclios  limites  de  nuestro  planeta,  cuyas  dimensiones 
son  casi  nulas  con  relación  a  las  distancias  interpla- 
nctarias,  jamás  podremos  disponer  de  bases  compai'a- 
blcs  a  la  magnitud  de  los  espacios  celestes,  para  aplicar 
con  buen  éxito  i  con  toda  su  sencillez  los  mejores  pro- 
cedimientos jeométricos. 

Los  defectos  inherentes  a  los  procedimientos  mecáni- 
cos i  a  las  construcciones  gráficas,  se  hacen  sentir  tan 
(ironto  como  se  trata  de  resolver  por  medio  de  figuras 
jcdinctricas  cualquier  problema  que  demande  cierto  gra- 
do de  precisión;  i  por  eso  en  la  actualidad  se  prescinde 
jior  completo  de  toda  construcción  material  para  no 
servirse  mas  quedel  cálculo,  que  se  lia  convertido  ya  en 
un  instrumento  de  investigación  tan  poderoso  como  abs- 
triicto. 

"Los  progresos  déla  jeomctria  dice  el  Señor  Covar- 
rubias.  dan  a  conocer  nuevas  relaciones  jeométricas  an- 
tes ignoradas,  i  suministran  los  medios  de  reducir  la 
resolución  de  casi  todos  los  problemas  a  la  de  otros  mas  i 
mas  indirectos  i  cuvos  datos  son  de  mas  fácil  adíjuisicion. 
Asi,  por  ejemplo,  gracias  al  conocimiento  de  las  leyes  de 
Kc[>ler  i  a  una  idea  feliz  del  astrónomo  Ilallcy,  el  proble- 
ma do  la  determinación  de  la  distancia  de  la  Tierra  al  Sol, 
ha  quedado  hoi  convertido  en  el  mui  indirecto  deiíallar  el 
trayecto  que  en  su  movimiento  sigue  un  planeta  inferior 
solire  el  limbo  aparente  del  Sol,  problema  quoa  su  vez 
no  exijo  mas  datos  tomados  déla  ob.sorvacion  directa, 
(pío  los  instantes  en  los  cuales  parecen  tocarse  los  bor- 
des di!  ambos  astros." 

VA  procedimiento  del  ilustre  astrónomo  inglés  Ilalley, 
lia  hecho  tanto  bien  a  la  Astronomia  i  es  tan  injenioso 
i  tan  importante  que  creemos  conveniente  i  oportuno 
tianscribirlo  aquí  tal  como  lo  trac  el  Sr.  Covarriibias 
011  su  famoso  "Viaje  de  la  Comisión  Astronómica  Me- 
iicana  iil  Japón,  para  observar  el  tránsito  del  planeta 
\'<'nus  por  ol  disco  del  Sol,  ol  8  de  Diciembre  de  1874." 

"El  astrónomo  inglés  Halley  fué  el  jirimero  on  lla- 
mar la  atención  de  los  sabios  en  1(177  sobre  la  impor- 
tancia de  los  tránsitos  de  los  planetas  inferiores  Mor- 
iiirio  i  Venus  por  el  disco  solar,  como  medio  indirecto 
(le  medir  la  distadcia  del  Sol  a  la  Tierra,  apreciando 
ilircctamente  los  electos  que  produce  la  ])aralaje.  Este 
iiK'todo  eminentcineiite  cientifico  se  puso  en  práctica, 
do  acuerdo  con  ol  plan  de  aquel  hombre  ilustre,  84  a- 
ños  después  de  iniciado,  esto  es,  en  los  tránsitos  de 
\'énus  que  tuvieron  lugar  en  el  siglo  pasado,  el  uno  en 
17í»l  i  el  otro  en  17()í>  Los  resultados  de  las  observa- 
ciones, esjjecialmente  los  del  tránsito  de  17tíí),  han  su- 
ministrado ya  un  valor  Imstantc  aproximado  de  la  i)a- 
ralajo  del  So',  que  se  lijó  en  8"  6  con  poca  diferencia, 
i  (juc  coloca  a  este  astro  a  una  distancia  de  la  Tierra 
liróximamente  igual  a  treinta  i  seis  millones  i  medio 
<ie  leguas  mexicanas." 

El  valor  de  8."(i  o  mas  exactamente  8."58  fué  deter- 
minado por  Enckc,  discutiendo  las  observaciones  del 
Mansito  de  Venus  practicadas  en  1769.  Pawalky  por 
medio  de  una  discusión  semejante  halló  8."86  i  otros 
observadores  por  distintos  métodos,  considerado|  en  je- 
iieral  como  menos  dignos  de  confianza  que  el  de  los  trán- 
sitos de  Venus,  hanencontrado  valores  que  varian  dcs- 
fio  8."8()  hasta  8."9().  He  ve,  ¡mes,  que  a  pesar  de  una 
roncordancia  sumamente  notable  tratándose  de  una  can- 
lidad  tan  jKíqueña,  queda  ann  una  incertidumbre  de  0."3 
:i  0."  I  respecto  del  \ m-dadcro  valor  do  la  paralaje  solar, 


lo  cual  produce  en  la  distancia  del  Sol  a  la  Tierra  una 
duda  que  asciende  a  cosa  de  millón  i  medio  de  leguas. 

Las  lijerísimas  discordancias  que  ofrecen  los  resulta- 
dos de  las  observaciones  del  siglo  pasado  se  esplican 
fácilmente  por  el  simple  hecho  de  que  dependen  do  ope- 
raciones mui  delicadas,  que  se  ejecutaban  por  la  primera 
vez,  en  lugares  remotos  del  globo  que  en  su  mayor  yiar- 
te  no  presentaban  todas  las  comodidades  indispensables 
para  trabajos  tan  difíciles,  i  acaso  también  i  principal- 
mente, por  la  influencia  de  los  fenómenos  de  irradiación, 
|X)co  estudiados  aun  en  aquella  época. 

'•Desgraciadrmente  los  tránsitos  do  Venus  so  verifi- 
can con  tan  poca  frecuencia,  que  no  es  dado  a  ningún 
hombre  observar  mas  que  uno  o  a  lo  mas  dos  durante 
su  vida.  Esta  circunstancia  csplici  el  interés,  casi  de- 
be decirse,  la  ansiedad,  con  que  se  preparan  los  astró- 
nomos de  nuestra  época  a  observar  los  dos  ímicos 
tránsitos  que  presenciará  el  siglo  actual,  i  de  los  qua 
se  espera  la  destrucción  de  la  pequeña  incertidumbre 
que  existo  aun  en  el  valor  de  la  paralaje  solar.  I  no 
hai  duda  en  que  está  bien  fundada  esta  esperanza,  con- 
tando hoi  la  ciencia  de  los  astros  con  dos  eficaces  i 
poderosos  auxiliares  como  son  la  fotografia  i  la  electri- 
cidad, ademas  de  la  perfección  de  los  instrumentos 
moderno^  i  del  adelanto  que  se  ha  lieciio  ya  en  el  es- 
tudio de  los  fenómenos  físicos  que  influyen  mus  o  menos 
en  la  exacta  observación  de  los  tránsitos. 

"Procuraré  ahora  dar  una  idea  de  la  razón  por  la  cual 
es  tan  rara  la  i)roduccioii  de  los  tránsitos  de  Venus,  i 
en  seguida  intentaré  indicar  también  cuál  es  la  influen- 
cia que  ejerce  en  ellos  la  paralaje,  influencia  cuya  me- 
dida o  apreciación  directa  forma  el  objeto  de  la  Obser- 
vación, i  sirve  de  dato  para  llegar  al  conocimiento  de 
la  causa  que  la  produce. 

"Venus  es  uno  de  los  planetas  llamados  infn-lorea, 
pori]uc  circulan  al  rededor  del  Sol  describiendo  órbitas- 
menores  que  la  de  nuestro  gloiio  terrestre.  La  (lo  este" 
último  es  en  consecuencia  estcrior  respecto  de  ía  órbita 
de  Vémis,  i  por  tanto  desdo  la  Tierra  ))uedon  presen- 
ciarse las  conjiawioneit  de  este  planeta,  l^a  conjunción 
os  sujx'rinr  cuando  Venus  se  encuentra  en  la  parte  o- 
puesta  de  su  órbita  respecto  de  nosotros,  esto,  es,  mas 
allá  del  Sol;  c  i'«/c/ior  cuando  se  halla  mas  inmediato 
a  la  Tierra,  e  interpuesto  entre  esta  i  el  S(d.  Por  con- 
siguiente es  claro  que  solo  en  las  épocas  de  las  conjun- 
ciones inferiores  será  cimndo  pueda  verificarse  un  trán- 
sito de  Venus,  o  lo  (pie  es  lo  mismo,  cuando  desde  la 
Tierra  pueda  verse  i)royecta  lo  el  planeta  sobre  el  dis- 
co del  Sol. 

"Podria  creerse,  según  esto.'que  en  todas  las  conjun- 
ciones inferiores  de  Venus  deberla  encontrarse  este  pía 
neta  en  las  condiciones  necesarias  pura  orijinar  un  trán- 
sito; i  como  aquellas  tienen  lugar  cada  ¿584  dias,  esto  es, 
cada  año  i  poco  mas  de  siete  meses,  se  creerla  que  con 
la  misma  regularidad  deberíamos  verlo  proyectado  so- 
bre el  Sol.  Sin  cmlíjirgo,  no  sucede  asi  a  causa  de  la 
pequeña  inclinación  de  'i~'  23'  que  tiene  su  órbita  res- 
pecto de  la  de  la  Tierra. 

"Para  no  verme  obligado  a  recurrir  a  una  figura  jeo- 
jnétrica,  voi  a  permitirme  echar  mano  de  un  ejemplo  sen- 
cillo que  espero  será  bastante  claro  para  dar  una  idea 
de  la  influencia  que  ejercen  las  inclinaciones  de  las  ór- 
bitas en  la  producción  do  los  tránsitos.  Figuraos  jior 
un  momento  que  la  lámpara  que  me  alumbra  represen- 
te el  Sol,  i  que  dos  de  vosotros  circuléis  a  su  derredor 
a  distintas  distancias  i  con  diferentes  velocidades,  aun- 
que en  el  mismo  sentido.  La  cabeza  de  la  persona  A, 
que  describa  el  mayor  <  írculo,  representará  la  Tierra; 
i  la  cabeza  de  la  persona  B,  mas  inmed  ata  a  la  lámpa- 
ra, será  la  representante  de  Venus.  Si  os  imajinais,  a- 
demas,  que  las  dos  cabezas  se  hallan  a  la  mi.sma  altura 
que  la  lámpara  respecto  del  piso,  i  que  sobro  esto  se 
muevan  ambas  ]iorso¡ias,  no  hai  duda  (pío  cuantas  vccos 


lia 


KW^  IJX'STITVTO  J%'^€IOJVai.. 


en  oí  curso  (lo  sus  nu)\  iiniontos  sopucuontrc  lí  entre  la 
Muipaní  i  A.  ésta  íiltiuia  vont  laoulicza  <leJJ  proyecta- 
da sol)ro  la   liimpara. 

"Pero  su|)one<Í  ahora  que  A  se  mueva,  como  antea, 
en  el  ]>iso  rio  esta  sala,  al  jiaso  <]uo  I>  describa  su  curva 
OH  un  plano  lijorameutc  inclinado,  i  para  ma.vor  oiari- 
dad  admitid  <|Ufit>sto  ]>lano  oortocl  del  i)iso  en  la  linea 
(|uo  nio  uno  con  la  lámpara,  do  tal  manera  que  a  mi 
tlor(!('lia  la  órliila  do  \i  quedo  mas  alta  que  el  piso,  i  mas 
linja  a  mi  izqiiiorda. 

■Jia  tales  condiciones,  siempre  que  se  verificase  una 
co>njnncion  inferior  de  las  dos  cnliezas  delante  o  detras 
<lo!  iuirar  queocu])o,  quiero  decir,  en  los  nodos  o  puntos 
(h  intersección  tic  las  órbitas,  Imbria  un  tránsito,  puesto 
qucGiitónccs  tanto  A  como  B  se  encontrarían  en  el  piso 
<lo  la  sala:  poro  si  tonian  lugar  las  conjunciones  a  mi 
derecha,  B  se  encontrarla  mas  alta  que  A,  i  en  conso- 
ouenciaesta  última  veria  a  aquella  mas  arriba  de  la  lám- 
para o  proyectada  fuei-a  de  ella.  Una  cosa  análosra  se 
veriílcaria  si  las  conjuncioiios  tuviesen  luL^ar  a  mi  iz- 
quierda, con  la  diferencia  de  que  hallándose  entóneos  B 
mas  l)aja  que  A,  ésta  voria  la  cabeza  de  B  proyectarse  ' 
mas  abajo  de  la  luz. 

■'Es,  puos.  condición  indispensable  quo  las  conjuncio- 
nes so  vori  fiq  non  en  las  inmediaciones  de  los  nodos  pa- 
ra quo  pueda  habei-  un  tráiisito:  i  por  eso  estos  foiiómo- 
nos  solo  acaecen  respecto  de  Venus  en  los  meses  de 
Junio  i  Dicicmi)re,  que  son  las  ó]wcas  del  año  en  que  la 
Tierra  ]>apa  por  el  plano  de  la  órbita  de  aquel  planeta. 

"Ahora  bien,  como  las  conjunciones  inferiores  de  Ve- 
nus, se  producen  cada  584  dias,  resulta  quo  cinco  de  es- 
tos períodos  equivalen  a  2í)20  dias,  los  que  divididos  por 
365  dan  precisamente  8  años;  lue<^o  después  do  este 
tiempo  se  verificarsi  una  conjunciou  de  Vénua  estando 
la  Tiei-ra  en  el  mismo  punto  que  ocupaba  8  años  ántos. 

"Do  estas  consideraciones  se  infiere  que  después  de 
un  tránsito  de  Venus,  podremos  esperar  otro  al  cabo 
de  8  años,  i  asi  sueederia  en  efecto,  al  menos  durante 
mucho  tiempo,  si  todos  ellos  acaeciesen  proeiíiamonto 
en  los  nodos  de  las  órbitas,  en  cuyo  caso  veríamos  siom- 
])re  el  planeta  pasar  pnr  el  centro  mismo  del  disco  so- 
lar; pero  cuando  solo  se  verificaM  en  las  inmediaciones 
de  aquellos  puntos,  i  vemos  en  consecuencia  a  Vónus 
describir  una  cuerda  mas  o  monos  distante  del  centro 
del  Sol.  podria  suceder  que  al  cabo  do  los  8  años  no 
fuese  visi Ido  su  trán.sito  desde  la  Tierra,  a  causa  déla 
separación  ano-ular  que  en  ese  intórvalo  hubiese  adqui- 
rido el  ¡daneta  respecto  del  plano,  de  la  (u-bíta  terres- 
tre. 

"I'^sta  distancia  ang-ular.  llamada  Iditud,  varia  óosa 
do  20'  on  8  años  respecto  do  su  valor  al  principio  do 
este  ])eríndo,  i  se  com))rondf,  por  tanto,  que  es  posii)le  en 
virtud  del  cambio  de  latitud  de  A^ónus,  quo  su  distancia 
angular  a  la  eclíptica  llegue  a  ser  mayor  que  el  diámetro 
aparente  del  Sol,  cuyo  valor  os  solo  do  unos  32'.  En- 
tonces proyectándose  el  planeta  fiíora  del  limbo  solar, 
haría  invisible  su  tránsito  desde  la  Tierra. 

"Las  mismas  reflexiones  demuestran  la  imposibilidad 
<lo  que  so  ob.servcn  tros  tránsitos  en  el  intórvalo  de 
le»  años;  porque  el  inciomonto  de  la  latitud  on  eso 
tiempo  excede  con  mucho  del  diámetro  aparente  del 
Sol.  .Asi,  pues,  aun  verificándose  dos  tránsitos  con  in- 
tervalo de  8  años,  debe  trascurrir  mas  de  un  siglo  para 
que  el  cambio  de  latitud  de  Vénua  pueda  producir 
nuevos  tránsitos  en  las  inmediaciones  del  otro  nodo. 
Este  nuevo  periodo  es  de  113  mas  o  menos  8  años,  de 
manera  que  trascurrirán  105  o  121  años  para  que  vuel- 
va  a  verificarse  un  nuevo  tránsito  observable. 

"Réstame  ahora  esponeros  cómo  observando  los  efec- 
tos do  las  paralajes  de  Vénns  í  del  Sol,  es  posible  deter- 
minar el  valoi'  do  esta  última.  Para  no  fatigar  vuestra 
atención  con  el  cxiimon  do  una  figura  jcométrica  voi  a 


recurrir  a  un  ejemplo  sencillo   que  exajcrando  el  fenó- 
meno lo  haga  mas  porcoptiblo. 

"Siq)oncd  como  antes,  que  el  globo  trasparente  de  esta 
lámpara  represente  el  Sol,  i  que  la  pequeña  bala  que 
tengo  suspendida  entre  vosotros  ¡  la  lámpara  haga  las 
vccs  do  Venus.  .\  la  verdad  las  dimensiones  de  estos 
cuerpos  i  su  distancia  no  están  en  armonía  con  las  de 
los  a-tros  que  representan.  Para  colocarlos  en  las 
condiciones  de  estos,  i  teniendo  el  globo  do  la  lám- 
para cosa  do  0."'  16  de  diámetro,  seriai)rcciso  que  la 
Í)ala  solo  tuviese  el  de  poco  mas  de  un  milímetro  i 
que  se  situase  a  unos  12  metros  de  la  luz;  pero  re- 
pito que  la  deformidad  d|.  dimensiones  no  altera  sus- 
tancialmente  el  hecho  que  deseo  esponeros,  i  tiene  la 
ventaja  de  hacerlo  mas  palpable. 

"Colocándoos  convenientemente,  podréis  ver  todos 
vosotros  proyectada  la  bala  sobro  esta  eslora  luminosa, 
como  veríais  a  Venus  sobre  el  disco  del  Sol;  pero  cada 
persona  lo  observará  en  un  punto  diferente  por  efecto  do 
la  paralaj"},  esto  es,  a  causa  del  ángulo  bajo  el  cual  se 
veria  desdg  la  bala  la  distancia  que  media  de  un  ob.ser- 
vador^i  otro.  \o  es  necesario  en  verdad,  para  apre- 
ciar este  efecto,  recurrir  a  dos  observadores  o  quo  uno 
solo  vario  ,do  posición:  si  os  tomáis  la  molestia  de  notar 
el  Ingor  aparente  de  la  bala  mir;íiidola  i)rimero  con 
solo  el  ojo  dereelio,  í  en  seguida  solo  coi  el  izquierdo  i 
sin  mover  la  cabeza,  observareis  también  el  cambio  do 
posición  aparento  que  tiene  la  bala  sobro  la  esfera  lu- 
minosa. Ija  distancia  de  una  a  otra  de  vuestras  pupi- 
las podrii,  puos,  representar  la  que  separa  do.s  estacio- 
nes terrestres  desde  las  cuales  se  observe  el  tránsito  de 
Venus. 

"Si  ahora  hiciera  yo  subir  o  bajar  la  bala,  podríais 
observar  sus  tránsitos  sobre  el  velador  de  la  lámpara 
j  viíhulola  describir  una  cuerda  en  el  disco  de  este,  cuer- 
I  da  que  podríais  representaros  por  el  hilo  que  sostiene" 
i  a  la  bala  misma;  i  si  hacéis  la  observación  sncesivamen- 
i  lo  con  el  ojo  doreciio  o  con  el  izquierdo,  veréis  que  el 
¡  hilo  so  proyecta  en  diferentes  situaciones  respecto  del 
!  centro  del  velador,  i  que  por  tanto  las  dos  cuerdas  ten- 
1  drán  distintos  tamaños.  La  distancia  entre  estas  posi- 
ciónos  aparofiies  do  las  cuerdas,  es  pues,  un  efecto  pro- 
'  ducido  únicamonto  por  la  paralaje  relativa;  i  en  consc- 
;  cuenciasi  lográseimx  medir  la  primera,  vendríamos  en 
¡     conocimiento  <lo  la  seiruiida. 

I  "La  medida  deesa  distan^tia  es  la  que  constituye  el 
!  objí'to  inmediato  de  la  observación  dolos  tránsitos,  la 
i  cual  coasiste  en  lo  siiruí'mte:  Dos  o  mas  astrónomos, 
;  colocados  en  lugares  distantes  entre  si,  observando  los 
i  momentos  en  «pie  VéniH  est:l  en  contacto  cotí  los  bor- 
!  des  del  Sol,  tanto  en  su  ingreso  o  su  entrada  al  disco, 
i  como  en  su  egreso  o  salida  de  él.  El  tioiniio  que  para 
!  cada  observador  trascurro  entro  ambos  instantes,  sir- 
I  ve  para  hallar  la  lonjitud  déla  cuerda  (i'.io  puroeodes- 
I  críbir  el  planeta  sobre  el  limbo  solar,  asi  como  la  posi- 
¡  cion  quo  tiene  respecto  del  centro  de  este  astro,  lo- 
do esto  puede  hacerse  por  comparación,  pues  el  tiom- 
\  po  que  omidoaria  Vt'-nus  en  descriliir  exactamente  el 
I  di.ímetro  .solar  se  calcula  fácilmcnf;  lior  et  conocimien- 
i  to  ipio  ya  ae  tiene  adquirido  de  la  duración  de  las  re- 
I  voluciones  planetarias,  i  por  con.siguionte  de  la  veloci- 
:  dad  an'i:u!ar  con  que  estos  cuerpos  describen  una  parte 
I  de  ?sus' órbitas,  tal  como  esria  la  ¡nterce|itada  por  el 
!     diámetro  apáreme  del  Sol. 

I  "Conociendo  asi  el  valor  de  dos  cuerpos  i  sus  posi- 
ciones respecto  del  centro  del  limbo  solar,  os  ya  muí 
fácil  deducir  la  .listancia  angular  de  una  cuenla  a  o- 
traj  tal  como  pndria  medirse  desde  la  Tienw,  si  el  pla- 
neta hubiera  dejado  señoladassiis  huellas  n  paren  tes  so- 
bro el  cuerpo  dei  Sol  en  las  posiciones  en  íjwí  se  observa 
desde  dos  estaciones  terrestres. 

"Esta  distancia  angular  forma  la  base  de  un  triángu. 


JBJ>  l^VSTITi  TO  .VJii'iqJVJlW.. 


111 


lo  cuyo  v(''rticc  opuesto  está  en  Venus,  i  cuyos  lados  pro- 
iniiu'íulos  van  a  terminar  sobre  la  Tierríi  cu  los  dos  lu- 
gares ocupados  por  los  olisorvadores.  Todo  esto  se 
coiiipreiidc  fucllmente  por  medio  del  ejemplo  material  a 
i|i!c  antes  he  recurrido.  La  distancia  de  vuestros  ojos 
representa  la  que  existe  éntrelas  dos  estaciones,  i  cada 
una  de  vuestras  visuales,  cortándose  en  el  centro  de  la 
l>ala,  va  a  terminar  en  las  dos  posiciones  aparentes  del 
liilo  (]ue  la  sostiene. 

'Venus  será,  pues,  el  véytice  común  de  dos  triángulos, 
uno  de  los  cuales  tiene  su  liase  en  el  Sol,  siendo  la  del 
litro  la  distanc'ia  do  los  dos  oliservadorcs  terrestres, 
listos  triángulos  son  ^eInoiantcs  i  sus  dimensiones  ho- 
nKilosfola-ir  serán,  por  lo  mismo,  proporcionales.  Por 
(Oii-íjifuieníc,  lii  relación  cpie  exista  entre  las  distancas 
lie  Venus  a  la  Tierra  i  al  Sol,  existirá  también  entro  la 
distancia  de  las  dos  estaciones  de  la  Tierra  i  la  que  se- 
lnua  a  las  dos  eu^rd»'  en  el  disco  solar,  valorizada  aho- 
ra en  unidades  líniíales  como  antes  lo  fué  cu  unidades 
aiiu-wlai'es.     ►  .     •     _  ív 

"I>a  mencionada  relación  es  conocida;  porque  una  de 
l:is  leyes  Kepler,  la  que  establece  ía  proporcionalidad    ; 
éntrelos  cubos  de  los  ejes  de   las   órbitas  ]danetanas  i    i 
los  cuadrados  de  las  duraciones  de  sus   movimientos  al    i 
rededor  del  Sol,  detei-mina  el  valor  relativo  de  las  <lis- 
taneias  que,  en  el  instante  de  su  conjunción,  tiene  Venus 
rc-pcto  lie  la  Tii-rra  i  del  Sol.     Tomando   por   unidad    | 
la  distancia  del  Sol  ;i  la  Tierra,  las  de  Venus  estarán 
rej.rosentadas   por    los  números  0.7:'.   o  0.27  ptóxiin»; 
mente.  ,      '  , 

••.Vsi,  pues,  la  relación  --%'  seni  la  existcffte  eligí  | 
lie  la  distancia  lineal  de  los  dos  o!)servatorios  i  la  a- 
¡larente  de  las  cnerdas  en  el  di.<co  solar;  i  como  la  pri- 
mera es  fácilmente  fíaIcnlaMc.  por  medio  de  las  poajcjo 
ne-:  jeoirráficas  do  auibas  ,  canciones,  se  olitiene  líoBáe 
liieiro    la  segunda.     *  ,  -." 

"1)0  esta  manera  hemos  adquirido  el  conocimiento  de 
l'is  dos  elementos  necesarios  para  la  determinación  de 
la  paralaje  solar,  que  son:  el  valor  de  una  ilistanc¡;i 
lineal  o  sea  una  parta  del  diwo  del  S.d,  i  su  aiii|ililiid 
anirular  o  bien  el  ángulo  bajo  el  cual  la  vemos  desdi?  la 
Tierra.  Entiuiees,  aplicando  el  pnne  pió  do  , que.  en  i-, 
í'iialdad  de  distancias,  los  ángulos  mui  iieqU'ños  son 
¡iioporcioimles  a  las  lineas  interceptadas  por  sus  lado-, 
iiadíi  seni  mas  l'ícil  que  deducir  el  valor--del  :in!rnlo 
bajo  el  cual  ^■er¡anlos  desde  la  Tierra  ima  tinga  igual 
:i  su  radio,  poro  situada  en  el  Sol.  o  bi«S|  ^sde  el  Sol,  , 
la  misma  linea  situada  en  la  Tierra,  estífeS'la  puraTa-  ' 
je  del   Sol  según  SU  acciicioii  astronómica. 

•LTua  vez  o'otcniíla  la  ]iaralajes  i  puesto  que  nos  es 
conocido  la  lonjitud  del  radio  terrc-ítre,  el  triángulo, 
rectángulo  de  que  hablamos  al  principio. nos  |)ropor- 
cionará  la  distancia  del  Sol  al  centro  -de  la  Tierra,  ob- 
jeto linal  del  problema.  '"    ^ 

"Tnl  es  en  sustancia  el  injenioso  procedir^Lcnto  inven- 
tado por  llalley  para  medir  el  elemento  an<ru!ar  sin  el 
riial  no  podríamos  calcular  las  dimensiones  de  los  i;spa- 
(ios  interplauetarios;  ni  las  magnitudes  de  los  a.stros 
i]ue  comiionen  nuestro  sistema  solar. 

"Kii  el  tránsito  del  planeta  Venus  que  acabado  vcri- 
licaise.  tuvimos  ocas  on  de  ensayar  con  mui  buen  éxito 
el  inji.-nioso  procedimiento  dcQuetelet.  tan  justamente 
lecomondado  ])or  el  Sr.  Covarrubias.  No  hai  du  la  que 
¡lor  sn  medio  se  calvaron  los  muchos  i  graves  inconve- 
nientes que  en  las  oliservacioncs  solares,  presenta  sierii- 
pre  el  uso  directo  de  los  telescopios.  He  aquí  como  lo 
des<MÍIie  el  Sr.  Covarrubias. 

■'('oiusiste  este  procedimiento  en  servirse  del  ocular 
1  leí  telescopio  como -íimjjjycador  para  procurarse  una 
iinájen  real  ¿el  Sol  en  la  i>arte  esterior  del  tubo.  Para 
conseguirlo  basta  estraer  un  pí)co  el  ocular  hasta  (jne  se 
vean  con  claridad,  al  través  de  sus  lentes,  los  hilos  de 
la  reiiiMiin  colorada  en  ei  Pico  del   objetivo.     Poniendo 


3n  seguida  delante  del  ocular  una  hoja  de  papel  o  de 
cartón,  se  pintarán  en  ella  las  imájenes  del  Sol  i  de  los 
hilos  micrométricos  del  telescoqio. 

"E!  mecanismo  que  he  adoptado  para  poner  en  prác- 
tica este  método  de  observación  se  comprenderá  inme- 
diatamente con  el  simple  e.xámen  de  de  la  figura  adjun- 
ta, que  representa  las  estreinidades  ocular  i  objetiva  del 
telescojtio.  Por  medio  de  un  anilló  de  latón  so  fijó  a 
eoSa  de  ü.^30  del  ocular  un  bastidor  mebílico  sobro  el 
cual  estalta  estendida  una  hoja  de  cartón  de  unos 
0.'"2á  de  diámetro  i  cuyo  plano  era  perpendicular  al 
ejéoplico  del  instrumento.  Este  cartón,  pintadoWftjgris 
claro,  tenia  por  objeto  recibir  las  imáienes  del  »61, 
de  Venus  i  de  los  hilos  del  micrómetro,  según  se  ve 
en    la  figura. 


/\ 


I  ¡¡posición  adoptada  para  o!)tener  imájenes 
^  esteriores  a  loa  Jcleseopios. 

"l.a  intensidad  j  la  prcci.sion  ^de  las  imájenes  varia 
,  con  la  cantidad  ijue  se  hace  salir  d  ocular,  con  el  po- 
*d4|f^ipste  i  con  su  (Jij^aneia  a  la  lámina  en  que  de- 
ben aquellas  |iintarse,  por  lo  Qial  es  preciso  arreglar- 
lo Í9ÍP  'le  antemano  hasta  conseguir  que  la  del  Sol  se 
dibtije  con  la  intensidad  i  con  la  magjritud  que  sede- 
sean  para  que,  quedando  terminada  con  la  major  pre- 
cisión, no  tenga  sin  «mbargo  un"hrillo  tal  que  lastime 
la  vista.  liüs  medios  que  he  hallado  mas  eficaces  para 
obtener  la  posición  mas  conveniente  del  ocular  i  de  la 
hoja  de  cartón,  consiste  en  examinar  en  diversas  situa- 
ciones la  claridad,  limpieza  i  finura  con  que  se  pintan 
lo^  bordes  i  las  mancha.-i  del  Sol,  asi  como  los  hilos  mi- 
crométricos del  telescopio.  Siempre  la  estraccion  del 
oeidar  es  snnmmcnte  pequeña,  no  excediendo  por  loje- 
neral  /le  una  fracción  de  milimetro. 

•'EstudiaiLdo  con  algunos  dias  de  anfícipacion  todas 
estas  circunstancias,  conseguimos  obtener  la  iimijen  del 
Sol  de  nno.s  0."'12  de  diámetro,  resultando  mui  bien 
terminada,  i  perfectamente  finas  i  claras  las  de  los  hi- 
los micrométricos  del  telescopio.  Con  esa  dimensión 
del  limbo  solar,  la  imájen  de  Venus  quedaría  represen- 
tada por  ini  pequeño  circulo  negro  de  0.'"  dO-l  de  diá- 
metro  próxiummente.        '' 

"Para  evitar  que  los  rayos  directos  del  Sol  cayesen 
sobre  la  lámina  de  cartón,   colocamos   otra  hoja  do  la 


li 


£,'#.   IJ\\%TfTVTO  J\*JiCIOJ\\í¡M. 


misma  suslaiiciu  i'erca  del  olijotivD,  Iuk'Íí'ikIoIc!  ¡üof  do 
una  A^jortiira  circular  para  a<.Ia()tarla  al  tiiho  liel-vins- 
truinento.  De  esta  ninncra  la  |iriiiiora  lámina  solo  fccir 
l)ia  la  iuiájcu  del  Sol,  formada  por  los  rayos  que  p:i*iit  al 
través  del  telesoo])io,  sin  qiicdai|^terada  su  liiii|  ii/a 
por  la  luz  directa  cuya  iutcinjidad,  ])or  otra  ]«ii'te,  lialuia 
fatiiíosa  paia  la  vista  apesar  del  lijero  color^i^ del 


teodolito  astroníimico.  C"mo  pudiciou  o'oscrvarlo  todas 
las  personas  cpio  nos  honraron  con -su  presencia  en  es- 
te naciente  oliservatoriíy.^ 

Tuvimos  el  disf^ustodo  nó  liaber  ppdidOvoUservar  los 
primeros  contados,  pprqiic  el  cieJo  estaba  cubierto  d(; 
I     mibcs;  jicro  taiybicn  tuvinujs  la  sa.tisfaccioíJ  de  observar 
(jacios  sew.undoft  contactos  i^raoj  csterno. se  vcrilii'u- 


...      ,  ,  ..  .^,  ^  -.  .^      i^^— ., - ■•-  

culo,  pi litado %!u  el  cartón  i  tcrniinado-jior  uii   bordo   <     ron  prcíísaniente  cu  tos  ticn^dl  astronúmitos  que  I 

biamos  deducido  p<M"  el  cálculo.  ■*: 

M.  Delambre  calculó  que  este  tránsito  se  verificari: 
en  Paris,  el  (5  del  corriente,  u  las  4  lí.  2ó.'"  44"-.  de  l;i 
tarde.  '  »».        _, 

El  Sr.  Covarrubias  calculó  que  este  tránsito  se  verii". 
c  luia  en  Méjico  a  las  í)  li.  40  m.  de  la  maiíaua. 

En  flnatemala.  soy;un  lo  anunciamos  en  este  |)eriú<l¡ 
^o,  el  tránsito  dcluó  conicnzíiJEjíulas  7  '\  i)'^  minuíos  (l( 
^a  mañana*  que ipor  desfrracía  nopuUinios  olisci-.nr;  i  (•: 
último  contacto  dcbia  tenei-  lu<>;a-rft  las  i!  i  !  1  luiínid)- 
dc  la  tarde,  couiQ  cn^cfectose  vcñíí^)  con  t  \;i;¡;!r,.l  ma 
J^mática.  .!   o¿*^ .       -  "^      "\ 


•Nunca  he   tenido  mas  que  motivos   para   aplaudir- 
me liv  ajlo])cion   de  este    métod(r  que  no  solo  pdvuil"- 
tc   nua- fibservaciou    cnn-.oda,  precisa  i   sin   rüt'""    ''■■ 
^a   vista,  sino   que   a   la    vez  tp   ¡iropia  paiíi 
rias  pfn'sonas  iiuedan    <|l^T;var  al   taísimo    ii> 
j-cdodor  de  un^niisnio    fwes^^jio"  ijconi)  arar  cu   v-;;- 
sccueiH'ia.  los  rcs(fl1:idos  d^?fll  respectivas  apreciucio- 
Tics,   ya  sea".quoefic  tr:  t'  de  consignar  las  i;oi-ast!<^  jjaso 
derSol   porífts  liüfljs  en  las  o|iei-a<'ifUies   couí'm^^s.^ijñ  'a 
astrononiia'firádiea^^dejií.  eji  cHcion  de   nií'di;':"is 
cronu'triras.  ya  fiíialninnfTO'f'  In  ol-r-ryacioi 
chas  de  la  atiinV!;-,-:!  i-í.hii'.  -".''vl 

ventaja  no  ni:-!  i>-  i'n;  orí:  :  i  dv  aiunVular  en 

cierta  manera  d   |',n(¡(  ¡-  (i  ■  ¡^io-v.pe^ 

la  ))rodu(cio!i  <ic^ratJÍles  ííii;í;ci:(_>a  uij^gs  el  di:íi 
])uede   dárselos    por";;.es!o    jiioci^'diifiLiftp-T.o    imiíl   mas  *> 
límites   que    el    i!e  In  iii;iyc.^--¿   iiM'fior»iiitei,si(lííd  i  j:'l'<g- 
de    la  precisión  con  que  <ieyij(gíj^(!blin!M*e  las  iniájcr.í?» 
iiiisniáp.     So  coMrpi^mle   j()l»4Ínto  que  el   límite  cüi^ji' 
intensidad  i!Ucd(Mnejar:-e  niuclio  sustnixendo   l;i    íjfpien 
de  la  luz  dii'usa?  j^.i^<4Íe  la  precis¡i:!i  -ii\  i/'r;;!"-!-  de  l«':n- 
l.ires  pei-íe*tnmen¿lfeonstri!Ídos. 


■iU¿('ias  m;;i¡- 


lili  |ieipieii.i  i( 
:niisol.S(-rv;u- 
!•   acal.n    <lo   v 


^'t'iiiis  ésf  á  ele 


vui'lfji  f'omr)  Iva 
iu:«  ñafia. 


DiciemBrc  I;'.  — El  plancti^  Yénus  fluc  se  separó  del 
Sol  el  dia  G  del  coriSgnte  a  las'S  j  llyááinulos  do  la  tar- 
"  amatíÉlina  alas  5  i  40  luinulus 
en  dia  ii-á  saliendo  mas  temprami 


de.  f  a'ió  hoi   coj¡^  est^el 
do  la  mañana;  "rSMia  er 

Jjasljjj^las  tres  i -laedia   de   la  mpñaua  iquellojiará  a  su 
^najw  elon<racioiT.  El  disco  del'planet*  visto  coiniii  le- 

fle.«-«i#pi»),  presenta   la  jjarma  delur.a  UHova,  jior  estar,  co- 
nM>  la  luna,  al   princij)io  de   su  cuarto  h-eciente. 


I);cicm!v,-c  i5. -Iloi^salió  el    <  onicta  a  Lis  9    i 

^5  m'nutos  de  la  noehe.,  f;ln.'icít'(i  c  síá  ;  i  nv  - 

lio  ín-adbs  al  sur  del  trópico- de  Capricornio,  i  su 

iQfifci^  er^  i20*^3o'cle  ascencioü  lerta,  i  31  '  tle 

l<c''nlá6n  austral.  La  cola  del  cereta  pasa'prr- 

:-s  nie|l^ filtre  las''cstreií^.'j*Asiiii.;f:sk^   i   Tm-eis 

.}i;. ¡;LJN'aV(>  t!e  Ai-'l^o,  es  d<;dr.  «utre  ^palo   nía 

Vor  1  l'ldfc'IÉíi*-''^^  '''  na\'(;.  prdviiijhO  a  salir  de  cs;i 

consteiriann"  para  peiietra!»en  la  *jiarLe' jneridioiial 

del  Can  niiivor,  iiotiMe.por'ía  Qsti'c.í  i  ^irtf).  qu'- 

es  la  mas. bailante  del  ciejfH     ^e  ve."piit,s.  que  el 

cometa  se  relPra  casi  en  lín'^  fecta^  pues  |Jesde.  c  1 

2  de  OctuDr<irf|ue   comeni.ijnos  a-rtlji^S^rlo   no 

h\  canil)ti^lo'd(í    í+freccií-tn.    movi''ñJc5l9&  ¿le 

'1'  NorJ.lstea  Sudoeste \ 


ÉieinpFC 


CuGst'.onr>s  jpronuest.as'  y 
ocraíía,  ;).ira  diría  solm 


'santcs    (i:-  Li 
<!  néni'.To  m 


>n  •'s:;e- que  en  eL<<'Si)acio  de 
i  S  il  tilia  V  ;z  ní-^os  q  1 :  las 


^■■iiii  '""  '■ '■^.    'i''    ■  liiiwir^t»,  voii   I  -I 

m  iilos  tuvimos  ia  yatist'accioitdeeníayir 

•'•.\i!ii    el  procediinieuti)   íle  jfr.  (Juetelí-! 

I'iire!   Sr.  Covnrrii'  '  '   .    í  '  ■  '■    •íjenes  del    .-«n  \  i;fi  \ 

uda    V(':iiis  s(.'  i)in,  '  Men  i'ui'ra  ¡id  1e:e' 

pin.  i  l:i    oliserviK  i'  ,  lo  se  correspoiHMi'i  | 

.ed.aiiienlc   coii    ]a   ¡w  >t-  ::aria   al   miínio  li(i;,|i.  : 


' ;  \  i  ijCfo;  que  sa'í^an  de  Gua- 
.  iiiui^ii  vr.ui  in:o.  pi>  ■ejemplo.  par,i  dar  la  \uel- 
.1  al  mundo,  ciminaniia  uno  hacia  ti  0rícnte  i 
otro  hácía^el  Occidente^on  pjvso  ií,nial. .  aF\;olver 
¡os  dos  al  lua.'tr  de  donS^  Calieron,  , el  pfímeKO 
coi.tíirá  lunes  i  el  scíjundo  sábado,  es  decir,  el 
lino  ha'rá  ganado  i  el  otro  perdido  un  dia.^ 


P(M-i<>(n<-ii^<-(iicuiI(>  a  In  (iifij>iOH-4U^  hi  íü^^:   • 
rriü.iCAOn  li'ifinj.A  piioTKrcioN  ih::.  .^oi:  . 

I'lü-SII.KNTK    ni;  I, A     Rlíl'iJlIl.lCA  ni 

l'undailor  i  lülitor,  SíiHtos  Tonino.  "^*í|i 


]\i  .n.  ?*. 


Infliieiirin  Ae  lii  1nJ)tnicrioi\  |>riinarin  en  Ion 
coístiimbvt's,  en  la»  moral  ¡uíblica,  «-iríla  In- 
dustria i  en  <-l  «Icsarroüo  jcit^rid  de  la  |.'roi>» 
pcM-idad  d<'  los  luscltlns,  por  M.  L.  i  (;.  V.  A- 
iniiná1(-s:ui. 


VIII. 


li. 


.  wto  0!i  lo  que  íiuíooodo  lo  que  la  íuHlriK'oinii 
priiiiaii:»  mas  cloinciitiif  lia<"C  -.en  favor  doUjioinhro  pri- 
vado. YonlBos  ali-M-a  lo  (¡ifo  li.ioo  oii  favor' dckciinlada- 
110.  ru  favor  d(4  iióiíihii*  )iúl)lieo..    j  '..  '     ^ 

Antes  (le  todo,  tví  liaro  i]iic  si  la'fírstrnftioa.'iiK-ioí'n 
al  lioinliro  [irlVíado  en  lo  iiiíitorial  {"^rftlo'j^pfcntl.  dolió 
iiioior  taiiiliinn  ftl  lioinbro  ]T(d)lico.  poVojiio  lo.s  dos  rio 
¡oniuin  iiins  quo  una  .'^ola  entidnd,  Por(TCítaa«  una 
ol)si^rvi\cioii"qne  liai'Oiuos  do  ^a.«p,  pnos  no  ^s  oso  ol  ]inn- 
todi-  vista  l)aioolcnal  (pioroiiioí!  considerar  la  ciiosrion. 
Saldamos  ¡leí  lioo-ar  doméslieo.  de!  taller,  donde  heinos 
periiiaueeido  hasta  aliura;  i  iieiietremos  en  el  foro*  iiajo- 
inos  a  la  plaza  pít!>lioa.  para  yer(^iñUirjo  que  allí  ejoree 
el  conocimiento  de  la  leelnra  i  eseritura*  ■ 

La  instrucción  primaria  oí? -eT  úrdco  medio  de  ceirar 

•  abismo  de  revoluciones  en  que  la  Aiuériea  se  pier- 

,'.     Las  ropúl)liea.s  americanas  Imsndas  en  la  i.irnoran- 

(•i;i  están  cinjontadas  en  temp(í¿tades.     La^inistrueeion 

pública  es  un  elemento  de  órdcn."iiiia  í^aiaiitia  de  esl«- 

liilidad:  una  prenda  se<rura  d«  acierto. 

]j03  gobicrno.s  están  tan  penetrados  de  esta  verdad. 
ut-  en  casi  todas  las  constituciones  han  impnestp-  Ta 
iiieacion  píddica  como  una  obliscacion   del  Estndí).  la 


cualidad  no  sai>0!tIéor  i  0¡%iMf»i 
sitos  osencinios  \tAfa  sor  ciud- 

fiMS  iiv.isos 
las  ulhv  Uel  wi 
va,  <-o))io  ol  á< 
o|i!Mii'r  la  menor  i'osistoncia  a  su  sopl 

L;i    iuiclijcncia  osla    causa   que  di 
;ic!'i(iiic-:    |i(ir    (^H-itriiieiii'     -,';■■ 
)i,(|(.-  C-;  (>1  i-íjínedio  mas  ( -; 
\  11'.     i'll  qiie'es  instruido  . 
]iHiytft.j(#  ha  ímpiiesio  do  Uh\:\~ 
ceso,  R)  laíla  conforme  a  doFoclio 
Iiro¿raiijjM  i  maniliestos  d<>  los  ii;ii 
que  tionlría  justicia  i  la  lüiertiid  \>i 


r^s  \iArí^  sor  ciudadano. 
¡i-J^  *"   volubles  o  i 
ulhvUel  4¿i:*Jff  primor  cliarlalun 
leiito  alborota  (;!  ooAno. 


iií;otistantc.-  couh 
poH(ieí>  Ins  siildc 
lie  (0$  iii?|q 


¥'^' 


m    nnes 


(lio  li;i 


E.scusndo  nos  ijaifco  advertir  ipi 
los  intlividjios^n'j<'ii''i"i'l  i   n"  '^^ 

particiilaiv  SaliiíffTos  (|U0  li;i¡  |i(';'-oii:is  c.^!  ;-.,i;,j.;:;;!  -  i¡m- 
aún  cuando  jio.sean  mía  vasl;;  ln  ■:;  ur.¡i>)i.  uoi-  miiM- 
baslardafr  o  ruines  intorescs  !¡:iccii '/i'ici^  :■;:■  'le  ii  -;iii- 
\tri-o  de  sus  «oiíciiidadano.s,     'Sioiii¡>i-c   i;  .i,- 

qiuy<l6pecülen  solirc   Iüs   i'ovolnci!!;:'': ,  'W- 

ciosñí'que  especulan  snt(!-e  los  íiic'ikíÍh-. 
rascas,  sobre  ol  hambre,  .sobre  la  nüioitc  ¡;    .;. 

Afortuj^adamonto.  existo  u.u  arbitiño  ¡kmm-m.i,    pMj'a 

Mlesbaratar  ="  ■  T-lnv"^   >■ !''-'l:ii'los,  para  tiriün.-arle- 

l;i    uiiisc:ir"  i.     Eslc  ariji'rio  es  la 

pronsn.  '  ^  <,^ 

IjR  premiaos  un  ¡>nie!i(|ii"  a  uondc  todos  los  que  están 
doBcontentos  con  el  orden  existente  tiono^  que  bajar. 
quieran  d  no  ciulernn.  para  hacer  pi;cvíilecer  sus  opinio- 
nes i  conquistarse  prosélitoá.^,  ^Xios  sostenedores  del  i'i'-- 
t"inen  opuesto,  dueño.s^del  pomr.  se  ven  en  la  necesidad 
f  di.'fondcrse  en  el  níisnio  terreno,  ^no  quieren  perder 


114 


ISfc  IJVSTITV/TO   J\*JtltOJ\»^I.. 


su  posición.  Los  bandos  políticos,  ántos  de  Hogar  a  las 
luunos,  se  Iiaccn  la  guerra  a  fuerza  de  escritos,  como  los 
hóroe?  de  Homero,  antes  de  lucliar  cuerpo  a  cuerpo,  se 
cor.ibatiau  con  discursos. 

En  esa  contienda  estrepitosa,  d,Qnde  no  se  emplean 
otras  armas  que  la  pluma,  solo  triunfan  la  verdad  i  la 
razón.  Las  nulidades  quedan  descubiertas,  las  pasio- 
nes mezquinas,  «e  manifiestan  en  toda  su  fealdad,  el 
lalso  patriotismo  no  puedo  disfrazarse  por  mas  que  quie- 
ra. Las  contradicciones  i  las  réplicas  hacen  nacer  la 
luz,  como  el  choipie  de  las  piedras  hace  brotar  las  chis- 
pas.    ■ 

,  J.a.s  consecuencms  do  osa  discusión  previa,  en  que'  se 
ventilan  los  principios  i  las  obras  de  cada  uno^  -son 
altamente  provechosas  a  la  sociedad.  Mediante  la  cla- 
ridad que  olla  arroja,  el  pueblo  se  aparta  con  dosaiíra- 
uo  de  los  sofi-stas  que  pretenden  cstraviarle.  do  los  in- 
trigantes que  procuran  medrar  a  su  costa,  do  loa  fac- 
ciosos que  no  viven  contontos  sino  on  medio  de  las  oji- 
taciones  i  el  niotin,  de  loshiDmbres  de  buena  fó  queso 
lian  dejado  alucinar  por  quimeras,  de  los  gobernantes 
que  abusan  do  su  poder.  .     '  ' 

La  simple  circunstanciare  saber  lóer  i  Escribir  basta 
para  producir  estos  efectos.  t. 

Es  cierto  que  los  escritos  perniciosos  corromperán  a 
algunos;  pero  también  os  cierto  qué  lo»  escritos  donde 
se  sostengan  los  buenos  priáoipios  mantendrán- a  la  111%» 
yonaenol  cumpliinionto  do  su.<í .deberos.  Una  nació»* 
no  se  subleva  coii  engaños  i  mentiras  cuando  hai  m^ios 
de  mostrarle  la  yerdati.  / 

El  que  sabe  leer  eonoce  los  antocedontes  .lo  los  íiom- 
br&v  que  influyen  en"  el  pgis,  las  idoa?,^ueKítípr(*Se»tan, 
las  acciones  que  han  ejocátado.  i  puede  'felcular  IdShno 
serán  por  lo  que  han  sido.   ^         *     .       .'       ^ 

El  que.  sabfe  'leer  no  sigue  laíí  banderaiB  derprim.-r 
caudillo  que  se  levanta,  ni  marcha  a  pelear  sin  saber 
a  dónde  ni  contra  quida. 

El  que  sabe  l(Ser  no  aCude  al  primer  grito  que  se  lan- 
za en  la  plaza  públip  para  tomar  parte  en  una^asonada 
cuya  causa  ignora  i  fcuyas  consecuoncias  salmí  utas  tarde 
quiza  en  un  patibulo."" 

El  que  sabe  k'er  tiene  on  sus  manos  cuanto  puede 
desear  paiía  decidirse  con  acierto  eutrt  ' 
que  se  di.sputan  el  imperio  de  la  sociedad.' 

El  modo  mas  fácil  de  evitar  las  revoluciones  futuras 
os  enscriar  las  primeras  letras  a  los  niños,  ol  modo  mas 
sencijlo  de  terminar  las  revoluciones  prespntos  es  hacer 
lo  mismo  con  los  adultos  que  no    las  han  aprondido» 

Los  haltitantos  do  un  país  no  se  lanzan  ou  una  empresa 
descabellada  cuando  os  fácil  liacor  llotrar 
voz  de  la  razón. 


opiniones 


sus  ojdos  la 


Los  ciudadanos  de  una  nación  no  se  arrojan  locaiiicn- 
te  en  una  aventura  peligrosa  en  pos  do  algún  iigfensato, 
cuando  se  los  p^do demostrar  de  antemano  oiie  las  pro- 
babilidades son 'íid versas.— Ponsar  lo  contrario  seria  de- 
sesperar de  la  humaííidad.  .^   > 

Enseñad  a  todofí  la  cartilla  i  dtid  cerapleta  libertad 
de  imprenta,  i  no  tomáis  a  las  revoluciones,  ijorqiie  las 
revoluciones  no  .vendrán.  Nadie- locurrirá  Qntórícos  a 
la  fuerza  brutát  porque  habrá  una  via  monos  poligrasa 
para  hacer  triunfar  las  ideas.  Nadie  escuchará  entón- 
eos las  palabras  dolos  ajitadoros  áe  oficio,  de  los  dema- 
gogos de  profesión,  poní  no  ''astañj  evidenciar  los  pro- 
yectos que  abrigan  para  que  todos  les  vuelvan  las  es- 
paldas. 

El  cáncer  que  devora  a  la  América  es  la  falta  do  ins- 
trucción. Todas  las  revoluciones  a  mano  armada  que 
nos  despedazan  suponen  la  ignorancia  de  los  que  atacan 
o  la  ignorancia  de  los  que  resisten.  Los  trastornos  po- 
líticos hacen  bambalear  nuestras  instituciones,  como  los 
terremotos  desploman  nuestras  ciudades,  a  causa  del 
embrutecimiento  de  las  masa». 

Los  caudillos  levantan   con  una  facilidad  admirable  "*-'    dos  1 


numoro.sos  ejercí  tos,  jiorque  las  pol)lacionos  donde  los 
roclutan  les  ofrecen  iná<]uinas  que  obedecen  al  i)rimer 
impulso  que  so  les  da,  mas  bien  que  sores  humanos  do- 
tados de  voluntad  que  obran  en  virtud  de  sus  propias 
convicciones.  Tenemos  la  certidumbre  de  que  muciios 
de  esos  individuos  que  se  hacen  matar  eptro  nosotros 
defendiendo  una  mala  causa  son  dcsirraciailos  mas  dig- 
nos do  compasión  (¡ue  de  odio,  porque  no  salwn  lo  que 
hacen.  Podría  asegurar.se  que  la  niavor  parte  de  los 
l)elijerantes,  escoptuando  por  supuesto  a  los  que  enca- 
bezan el  movimiento,  son  instrumentos  pasivos  que  o- 
bran  a  impulsos  do  ostrañas  snjéstionos.  El  encarniza- 
miento con  que  combaten  manifiesta  simplemente  su  bra- 
vura; la  facilidad  con  que  so  pasan  do  un>art¡do  a  otro 
atestigua  la  falta  de  convicción  de  que  haiilíimos. 

La  instrucción  popular  es -el  único  medio  de  hacer 
cesar  una  situación  tan  lamcrtfalje. 

Los  americanos  solo  dejarán  de  mantenerse  sin  qué  ni 
para  qué  cuando  hayan  pasado  todos  por  la  escuela.  La 
ilustración  pondrá  termino  a  esas  guerras  fratricidas 
que  han  causado  nuestra  ruina  en  el  info-ior  i  aiuestro 
descrédito  en  el  esterior.  Los  institutores  primarios 
están  destinados  a  ostirpar  oso  mal  que  laido  ves  repre- 
sivas, lejos  do  provenir,  no  han  hecho  sino^inpeorar. 

Sí  nos  equivocamos  on  osta,sj)rovisíorrúíí,  tendremos  al 
menos  la  disculpa  do  haber  sitio  indurídr^  al  error  por 
el  espectáculo  (I4I0  que  está  siftcdiciulo  en  uno  de  los 
pueblos  mas  owRrtzaflos. 

Jjtó  Estado.s^nidos,  donde  la  instrucción  i  la  liber- 
tad ffan  llegado  al  mas  alto  graáí>  de  desarrollo,  viven 
f  on  medio  de  la  paz  i  Itjt  tranquilidad.  La  instrucción  i 
la  libertad  han  salvado  a  los  yankcesdeese  menstruo 
llamado  guerra  civil,  que  como  el  Minotanrq  de  la  fá- 
im\a  devora  jenoracion  tras  jenoracion. 

Los  americanos  del  sud  verán,  como,  los  americanos 
del  norte,  florecer  el  urden  i  la  quietud  en  sn  suelo  cuan- 
do adopten  un  procedimiento  análogo.  El  dia  en  que 
todos,  hasta  los  artesanos  mas  humildes,  sepan  leer  para 
enterar.se  de  las  disposiciones  del  gobierno  i  do  las 
opiniones  de  los  partidos,  estani  cerrada  la  era  de  las 
rovoluciqjios  Las  cuestiones  se  re.solverán  entóneos  en 
^a  prensa  a  fuerza  de  articulo.s.  no  á  balazos  en  los  cam- 
,. posado  batalla:  cort-erán  oleadas  de  tinta.  i)ero  no  cor- 
rerá sangre.'  La  prensa  llegará  a  .sen  on  ese  caso  ol 
foro  de  lo.s,  romanos  sin  los  pfeligros  fionsiguiontos  a  la 
aglomeración  de  la  multitud. 

La  ínstrncH^ion  |irimaria  os  la  piedra  aneular  do  una 
república,  como  la  ignorancia  es  la  baso  de  las  monar- 
quías absolutas. 

En  los  gobiernos  representativos  cada  ciudadano  es 
elector  i  elojfble.  Nadie  puede  desempeñar  dignamente 
los  deberos  de  tales  si  no  ha  sido  para  olio  debidamen- 
te prepara«lo.  Ixi  instrucción  es  ol  signo  (piodeiio  dís-  ' 
Jinguir  a  In.s.miombi-ns  del  oslado,  como  ol.imutismo  os 
'oí  slurno  que  ffístingfie  a  los  miembros  de  la  iglesia.    > 

El  voto  <piCr-cada  elector  deposita  en  la  lirna  influye 
sobre  la  suerte  del  que  lo  echa,  la  suerte  de  sus  con- 
ciwladanos.  la  suerte  de  la  patria,  la  snorto  de  lasje- 
neracionos  presentes,  la  suerte  do  las  jcneíacionos  ve- 
nideras. La  importancia  de  ese  acto  en  que  van  com- 
prometidos intereses  tan  serio-i  axijoen  el  que  lo  ejerce 
una  capacidad  bastante  desarrollalla  para  poderlos  a- 
preciar.  '    v. 

La  ropúldíca  es  el  gobierno  de  todos  para  todos:  por 
consecuoncia  todos  deben  ser  instruidos  para  que  todo.-; 
•puedan  gobernar. 

So  ha  comi)arado  siempre  la  nación  con  una  nave, 
¿cómo  queréis  que  osa  nave  marche  inenr  «i  .Jos  pilotos 
encargados  de  diríjirla  no  saiien  la  maniobra? 

La  constitución  asecrura  a  los  chilenos  la  admisión 

a  todos  los  empleos  i  funciones  púlilicas.     Para  que  o.sa 

promesa  no  sea  una  solemne  mentira,  os  preciso  que  to- 

chílenos  posean  cuando  itK-nos  la  lectura    i  oscrí- 


r.I.  MJl'STITfTO  J\^JIC10JV*at.. 


tura.  Desde  el  presidente  de  la  república  hatsta  el  íil- 
tiino  alcalde  de  barrio,  no  hai  en  esa  basta  jerarquía 
nin<run  mandatario  que  no  necesite  saber  firmarse.  Si 
deseáis  pues  que  los  empleos  no  sean  un  monopolio,  es 
preciso  que  la  instrucción  no  sea  un  privilejio  de  las 
clases  acomodadas,  sino  que  so  derrame  sin  restricción 
al^íuna  por  todo  el  ámbito  del  territorio. 

Las  ventajas  de  la  instrucción  en  la  esfera  de  la  polí- 
tica son  tan  grandes,,  tan  manifiestas  qucfan  sido  pon- 
deíadas  hasta  la  exajeracion,  liasta  la  mas  estraña  fal- 
sedad. Alííuhos  autores  han  ido  hasta  sostener,  por 
un  deslumbramiento  del  entusiasmo,  que  la  instrucción 
leneralizada  hará  inútil  la  existencia  de  un  gobierno  en 
a  sociedad. 

■¿Puede  existir,  decia  íHitintamente  en  la  Prfuse  Emi- 
lio (Jirardin,  un  estado  sin'  constituciones  epcrilas,  sin 
leyes  positivas,  sin  penas  coi-porales? 

".Afirmo  que  sí. 

••;,Se  pre<runta  cómo? 

■  Respondo:  dando  a  cada  uno  i  a  todo»  la  iastruccion 
sin  la  cual  el  lioml)re  no  os  esencialmente  sino  un  niño 
o  un  ilota. 

•Que  el  liombre  aprenda  todo  lo  que  deba  saber,  i 
las  penas  corporales,  l:u»  leyes  positivas,  las  constitu- 
ciones escritas,  todo  lo  que  compone  en  fin  el  nVlimen 
de  hi  arbitrariedad,  todo  lo  que  pone  la  ra/on  indivi- 
dual en  tutela  pública,  no  tendnín  entonces  motivos  ni 
jtn'tostos  para  existir.  ' 

■.Mr.  Giiizot  ha  dicho:  El  trahain  ex  vn  frnjo.  Lo 
que  Mr.  Giiizot  ha  diílio  del  traliajo,  lo  diíjo  yo  de  la 
instrucción,  pero  con  mas  verdad,  |)orque  el  freno  que 
sirvo  para  contener,  sirve  también  para  dirijir.  Si  la 
instrucción  es  el  freno  del  hombre,  el  freno  es  la  instruc- 
ción del  caliallo. 

"El  hombre  que  sabe  todo  lo  que  ha  podido  aprender, 
el  hombre  que  ha  aprendido  todo  lo  que  debe  sabor,  lle- 
va consi<ro  mismo  su  freno  i  no  tiene  necesidad  de  nin- 
giin  otro;  eso  es  lo  que  domrtstr;ir;í  el  porvenir." 

(Continnorá). 


I.IBKO  !>!;.  I^E€^TI Ilí  A. 

De  (iun.hEiiMo  D.  Sw.^x,  ' 

3íoJ!fico()a  por  rl  Director  del  TnsÜtiifn  Nnnonnl  de        \ 

Guafi'imiht.  parn  ii»i  de   Jnx  eftruelax  j 

dr  la  líepWíra.  \ 

(Continúa.)  i 

LECCIÓN   IX.  ! 

Descuipciox  de  las  plantas   (Botánica.)  ' 

Los  hombros  han  llamado  Bofátiica  a  la  ciencia  , 
tiue  trata  de  la  naturaleza  de  las  plantas.  Por  es-  j 
to  se  llaman  botánicos  los  conocedores  de  los  ve-  ; 
jétales.  Una  qran  parte  del  mundo  ignora  los  i 
nombres  de  las  plantas,  pues  no  fijan  en  ello  la  1- 
atencion;  pero  los  aficionados  que  han  empleado  i 
su  tiempo  desde  la  infancia  en  aprenderlas,  en  la 
edad  viril  los  repiten  con  mucho  placer. 

Todas  las  plantas  se  dividen  en  seis  clases  i  ca- 
da clase  se  nombra  conforme  al  lugar  de  'ui  cre- 
cimiento. 

Son  alpinas,  monteses,  de  sombrío,  de  campiñas    \ 
0  llamiras,  acuátieas  i  parásitas. 


Las  aJgninas^on  aquellas  clases  que  solo  se  en- 
cuentran en  las  mas  altas  montañas. 

Las  manieses  son  las  que  crecen  en  los  montes 
que  tienen  un  suelo  seco  i  están  espuestas  a  los 
rayos  del  Sol. 

Las  plantas  de  sombrío  son  aquellas  c¡ue  se  lia- 
Ilan  dentro  de  los  grandes  bosques  i  que  no  pue- 
den sufrir  los  ra)'os  del  Sol,  porque  perecen  cuan- 
do se  les  trasplanta  de  esos  lugares. 

De  llanura  o  pratenses  las  que  nacen  en  bajas 
i  estériles  o  secas  planicies. 

Aaiáticas  son  las  plantas  que  vi\en  en  panta- 
nos, lugares  húmedos  ¡.en  el  agua. 

Parásitas  son  las  que  no  tienen  fijas  sus  raices 
en  la  tierra  i  se  hallan  en  las  ramas  o  en  otras 
partes  de  otros  árboles  El  moho  i  el  musgo  son 
unas  plantas  parásitas,  lo  mismo  que  el  muérda- 
go i  otros. 

Las  seis  clases  de  planías.espresadas,  solo  vi- 
ven en  los  lugares  de  que  proceden :  si  trasplanto 
una  planta  de  llanura  a  un  lugar  de  som'''>río,  no 
progresará  i  si  pongo  un  lirio  acuático  en  un  jar- 
din  seco  morirá. 

La  luz  produce  un  efecto  curioso  en  las  plantas. 
las  hojas  de  ios  árboles  inclinan  siempre,  su  parte 
esterna,  hacia  el  punto  áv.  donde  vi<.'ne  la  luz. 

Se  sabe  que  el  árbol  rosa  o  g(íráneo  colorado, 
en  una  maceta  en  la  ventana,  inclina  sus  hojas  ha- 
cia el  paraje  por  donde  \iene  la  hiz. 

Si  fii(!ra  posible  que  vivieran  sin  luz  las  plantas, 
éstas  no  conserVarian  su  color:  las  cok;s  i  papas,  i 
otras  varias,  arrojadas  en  sótanos  oscuros,  suelen 
retoñar;  i  sus  hojas,  en  lugar  de  ser  verdes  son  de 
un  blanco  deHcado.  Se  han  visto  plantas  (i  los 
boniatos)  cuando  retoñan  en  los  sótanos»  crecer  en 
tallos  blancos  i  delgados,  de  algunas  varas  de  lar- 
gó en  bu.sca  de  luz,  i  cerca  de  la  puerta  empiezan 
a  colorearce,  i  cuando  llegan  a  recibir  la  luz  se  po- 
nen conpletamene  verdes. 

Ademas  de  la  división  de  las  plantas  por  el 
lugar  en  que  nacen,  hai  que  notar  otra  clasifi- 
cación, en  que  se  tiene  en  cuenta  su  naturaleza: 
bajo  este  aspecto  son  leñosas  o  Jierbáccas. 

Leñosas  son  las  plantas  compuestas  de  tallos 
de  que  se  hace  madera  o  leña:  así  los  arboles, 
arbustos,  sarmientos,  zarzas,  son  leñosas  i  no  se 
destruyen  por  el  invierno  en  los  paises  en  que 
este    es  sensible. 

Herbáceas  son  las  plantas  cuyos  tallos  no  son 
compue.stos  de  leña,  sino  de  una  materia  vejetal 
suave,  que  por  lo  regular  perecen  anualmente,  co- 
mo las  papas,  los  tulipanes,  amarantos,  i  casi  to- 
das las  clases  de  yerbas. 

Las  plantas  se  dividen  también  en  tres  clases: 
anuales,  bienales  i  perennes. 

Amtales  son  las  plantas  que  solo  viven  un  año, 
i  como  nacen  en  la  primavera  i  mueren  en  el  oto- 
ño se  reproducen  por  raíces  i  ramas.  Otras  plan- 
tas, por  ser  necesario  tener  que  sembrarse  de  se- 
milla todos  los  años,  también  se  llaman  anuales. 
— Como  los  cohombros,  pepinos,  melones,  chícha- 
ros i  frijoles. 


Wtí 


iJt.    t^iYSriTtJTO  .\:i/'iff,r%:ji. 


Jite>t(i/rs  son  las  plantas  de  dos  años:  éstas  se 
producen  en  un  verano  en  que  echan  flores,  frutos 
1  semillas;  mueren  en  el  siguiente  verano,  como 
las  chirivias,  coles  i  otras. 

Se  llaman  perennes  las  plantas  que  \¡\en  mu 
chos  años,  i  sus  raíces  son  permanentes:  «islas 
contmúan  floreciendo,  fructificando  i  dando  si- 
mientes anuales. 

La  parte  superior  de  muchas  plantas  pertunn, 
se  muere  todos  los  años,  pero  conserva  vivas  las 
raíces,  como  los  tulipanes  i  dalias.  Otras  no  mue- 
ren pero  dejan  caer  sus  hojas;  de  estos  hai  muchas 
especies  de  árboles,  arbustos  i  zarzas 

Puede  conocerse  la  edad  de  un  árbol  si  se  cor- 
ta su  tronco  i  s<-  cuentan  las  capas  del  corte:  cada 
capa  es  un  año  i  así  cada  año  es  re[)rc-sentado  por 
un  anillo. 

Los  árboles  no  tienen  solo  el  troj)co  íormatlo  de 
materia  sólida:  está  llena  d(>  una  sustancia  suave 
o  líquida  que  se  W^vm-s.  J7100  o  savia:  todos  los  po- 
ros del  árbol  están  llenos  de  una  sustancia  que 
constituyen  su  vida.  Hay  plantas  que  tienen  t:n- 
teramente  huecos  sus  vastagos  semejantes  a  los 
tubos  de  las  pipas  (cachimbas)  como  la  cicuta  i  o- 
tras  muchas  plantas. 

También  se  di\idcn  las  plantas  en  iudijenas  \ 
ex'iticas. 

Son  imííjínas  t(-)das  las  que  s(í  prodnren  en  la 
misma  comarca  en  que  se  encuentran. 

Son  exúíüas  las  que  si  bien  se  encuentran  vn  u- 
na  tierra,  han  sido  traídas  del  estranjero. 

La  parte  que  sujeta  al  vejeta]  a*la  tierra  se  lla- 
ma raíz. 

Las  raices Ji trosas  son  las  que  se  dividen  en 
muchas  i  delgadas  ramificaciones,  como  las  de  las 
yerbas. 


Raices  fibrogas. 

Las  raíces  ra?nosas  son  las  divididas  en  varias 
partes  que  se  parecen  a  las  ramas  esteriores,  pe- 
ro van  en  sentido  inverso. 

Llámanse  tuberosas  las  que  tienen  forma  de  hu- 


so, i  son   largas  i  gruesas  en  el  centro  acal)ando 
abajo  en  i)unt;i,  como  la  del  nal)o. 


líaiecs  tnlioro.-a;^  del  Nal 


Las  bulbosas  son  por  lo  reí 
mo  las  de  los  lirios,  las  cebo!L.wM.u..e^.  ujs  aios 
1  los  jacintos.  Se  han  hecho  otras  clasificaciones 
de  las  raices,  pero  esta  es  la 


n-domlas,   co- 
;  comunes,  los  ajo^i 


mas  común. 


Raices  bulbosas  del  Lirio. 

El  tronco  de  una  planta  es  aquella  parte  que 
brota  por  encima  de  las  raíces  que  lo  unen  a  la 
tierra:  es  el  cuerpo  del  vegetal,  el  tallo  o  cañón 
de  la  planta. 

Del  tronco  salen  las  ramas  i  estas  sostienen 
les  hojas,  las  flores  i  frutos.  En  el  invierno  des- 
I  aparecen  las  hojas,  pero  las  yemas  conservan  su 
estado  perfecto:  tanto  las  de  hojas  como  las  flo- 
rales, aunque  mui  pequeños.  Unas  yemas  pro- 
ducen solamente  flores,  otras    hojas:  Ihs  últim  as 


EL.  IJySTITUTO  JVJiClOJWlI,. 


son  puntiagudas  ¡  delgadas:  i  redondas  i  gruesas 
las  que  producen  flores  (botones.) 

Si  se  corta  una  yema  o  botón  en  dos  partes  i 
se  examina  el  interior  de  cada  ima  de  ellas  con 
el  auxilio  de  un  vidrio  de  aumento,  se  verán  to- 
das las  partes  de  una  flor;  i  si  se  hace  lo  mismo 
con  una  yema  o  brote  de  las  que  se  convierten 
en  hojas,  se  verán  las  pequeñas  hojas  dobladas  i 
plci^'^adas  en  un  capullo. 

Algunos  árboles  conservan,  aun  en  los  países 
fríos,  sus  hojas  durante  el  invierno:  se  llaman 
cDcrffvcnis,  sicmprn<crdcs.  El  laurel,  acebo  i  el 
box  son  sicinprari-dcs. 

( üontinnara) 


Zíí»ro.s?  He  has  not  many  moro,  jío /vVí/e  murliofi  mas. — 
One  hat  more,  ?m  sombrero  mas. — A  fe\v  honks  more, 
ah/inins  libros  mas-. 


ELEMENTO.S 

Para  uso  di'  los  alumnos  dtl  Li.sUtufo  Nacional 
(if  Guatemala. 

PRIMER  CURSO.  -^ 


(Continíin.) 

F I TT  K  E> TH  I^KSS O  X. 

VOÍWIJULARY. 

.Moro.  í«o.«. — Romo  moro,  any  more;  tnas,  un  poco  mas 
<le. — A  fow  inoi'c.  algunos  mas,  algunas  mas;  unos  jiofos 
OTífv.  uvas  pocas  inns;  w«os  mantos  mas,  unas  cvmdas 
mas.    Rjoniplo>i: 

Sonto  more  wine,  mas  vino. — Some  more  soup,  mas  so- 
pa .—'r'^nma  movc  monoy,  mas  dinero. —  A  fcw  more  bu  t- 
tons.  algunos  l)o'ones  mas. — A  fow  moro  spoons,  acunas 
furharas  mas. — llave  yon  any  more  wiue'/Tiene  Ud. 
mas  viiyp.  I  liave  sonie  more' winc,  tengo  ma^  vino. — I 
liavc  some  more, /ejifjfo  mas.— Has  lie  any  more  soup? 
Timé  ('/  mas  nopa? — He  has  some  more,  tiene  mas. — Has 
she  any  more  tnonoy?  Time  rila  mas  dinero?— í^he  has 
some  more,  tiea-  9?w.9.— Have  1  any  more  books?  Ten- 
ij"  yo  mas  libros?  Yon  havo  some  inoro.    Ud.  tiene  mas. 


No  more,  not  any  more;  no  (v)  mus. — I  liave  no  more 
bread,  no  tengo  mas  pan.— lie  has  no  more  steel,  él  no 
tiene  mas  acero.— She  has  no  more  wino,  eUa  no  tiene 
vías  yino.-líaxe  I  any  more  liutter?  Tengo  yo  mas  man- 
it-quilla?  Yon  have  no  more,  Ud.  no  tiene  r/io«.-We  havo 
:io  more,  nosotros  no  tenemos  mas. — Has  the  lawvoi-  anv 
more  pepper?  Tiene  el  ahogado  mas  pimienta?  Ñ^o,  ¿ir. 
he  ha.s   no  more,  no,  Señor  no  tiene  mas. 


Not  mueh  more,  no  (v)  imwho  mas,  no  (v)  mucha  mas. 
-Not  niany  moro,  no  (v)  mmhos  mas,  no  (v)  muchas     I 

Have  yon  mueh  more  cloth?  Tiene  Ud.  mwlio  mas  ¡ 
paño?  I  have  not  mucli  more,  no  tongo  mucho  mas. — Has  | 
the  bov  manv  more  books?  Tiene  el  muchacho  muchos     I 


líroom,     escoba. 
Bird,     pájaro. 
Nosc,     nariz. 
Ear,    oreja. 
Tongue,    lengua, 
Pocket-book,     cartera. 
Cravat,    corvata. 


Ship,  buque,  navio. 

Boat,  l>ote. 

Nut,  nuez. 

Head,  cabez¡\. 

Wife,  esjMsa. 

Arní,  brazo. 

Plum,  ciruela. 


EXERCISES. 

I. 

Havo  wo  no  more  of  tliat  jrood  ooftVe?  Wo  have  no 
more. — Slie  has  no  more  needles.—Slio  has  no  more. — 
He  has  not  many  more. — Has  she  many  moro  pins?  Slie 
has  not  many  more. — One  knife  more. — One  good  kniíe 
moro. — A  fow  books  moro.  —Have  yon  a  few  birds  mo- 
re? I  liave  Ijut  onc  more. — Havo  I  a  fow  brooms  more? 
Yon  have  bnt  a  few  moro.-Í^Ve  havo  a  few  more. — 
Tliey  liave  a  few  more. — Have  we  any  more  vinegar? 
We  havo  some  more.-  Has  your  friend  any  more  mo 
ney?  He  lias  no  mor(>. — Has  she  any  more  (lowors?  She 
has  some  more — Havo  yon  any  more  tea?  We  have  no 
more  ten.  bnt  we  have  some  moro  ooffoe. 

II. 

Tiene  mas  sal  el  americano?  No  tiene  nuis  sal.  pero 
tiene  mas  mantequilla. — Tiene  este  hombre  mas  escobas? 
No  tiene  mas  escobas,  pero  tiene  mas  alfileres.— Tiene 
este  mucliacho  mas  pájaros?  No  tiene  mas. — Tienen 
sus  hermanos  mas  libros?  No  tienen  mas. — Tiene  el  jo- 
ven mas  amisros?  No  tiene  mas. — l^ione  el  ciiino  mas  té? 
No  tiene  mas. — Tiene  su  esposa  de  Ud.  mas  ciruelas? 
Si,  tiene  mas. — Tiene  él  muchas  mas  corbatas?  No 
tiene  mnclias  mas. — Tiene  esta  mujer  mucha  mas  leche? 
No  tiene  muclia  mas  leche,  pero  tiene  mnchisima  iiuis 
mantequilla. — Tienen  los  chinos  muchos  mas  caballo-? 
No  tienen   muchos  mas. 


ni. 


('oxvEUS.\TiON  A.— Has  tlio  American  any  niorohats'.^ 
—  Has  not  the  Hungarian  nny  moro  birds?— What  iiio 
re  lias  this  young  man.'' — Have  I  a  little  moro  monoy? 
Have  yon  not  a  little  more  money? — Have  yon  aii\ 
more  wine? — Have  you  mueh  more  bread:'' — Tías  lio  c- 
nougli  sugar? — Havo  we  nol  onongli  friends? — Havo 
yon  mueh  more  papor? — Have  we  many  more  glasés? 
— Has  my  son  one  more  penknife? — llave  our  neigh- 
bors  one  more  gardeii? — Has  our  friond  one  more  uni- 
brella? — Have  the  Spaniards  any  more  books?— Has 
the  tailor  any  more  buttons? — Has  your  carpenter  any 
more  nails? 

lY. 

CoNVERSATiON.  B — Havo  you  any  rice.' — Have  you 
not  enough  rice.' — Havo  you  many  more  gloves?  Have 
you  not  many  more  gloves?- — Has  the  Kussian  any 
other  sliip.' — Has  not  the  Russian  any  other  ship?  Has 
he  any  other  child? — Has  he  not  any  other  child!^  How 
many  friends  have  you? — Has  mV  sister  too  mueh  bread? 
Has  not  my  sister  too  mueh  bread?  — Has  he  mueh  mo- 
ney?— Has  he  not  inuch  money? — Have  we  the  garde:i< 
which  they    have.' — -Have  vou  anv  more  líonev?-— How 


Mlt.  i.'VSTUTr'A'it  JWiiiiKWli, 


inany  applos  has  your  sistcr?— Is  your  aunt.  rich? — Is 
iiot  yoiir  aiint  rielí? — fs  tliis  yoiiiür  Indy  agrooaltlo? 

\ . 

('<íN-VKn.SATiON*  C— llave  yon  a  larf^c  atlas?— Is  tiíat 
atlas  large?-  -Is  not  that  atlas  largo?— lias  this  geiitle- 
man  any  thing  good?-  Has  not  this  gcntloniau  aiiy  tliing 
g-ood? — Is  any  hody  iii  my  rooni:''— Is  not  any  tmdyiu 
niy  room? — Has  tlic  carpentcr  a  grcat  deal  oV  nails?— 
Has  not  thc  carpentcr  a  íjood  doal  of  Avood? — Has  tlio 
captain  a  great  many  sliips?— Has  not  tlio  eaptaia  a 
fjrcat  many  ships? — ITavc  our  neighboi-s  a  good  many 
dogs? — Havc  not  our  nciglibors  a  good  many  dogs? 

S!  XT K E X Til   I^ESSOIV. 

YOCAnri.ARY. 


As  nnicli,  tonto,  tantit. 
As  many,  tantos,  tontos 
iVs  mueii . .  .as,  tanto . .  .c 


.  .  .  as.  (anloH. .  . 
Aanlaii.  ...como. 


Obs. — El  comparativo  de  igualdad  se  espresa  en  in- 
glés por  medio  de  as  . .  .iis,  cuando  la  frase  es  afirmati- 
va; i  por  so.  . .  .as,  cniUiflo  es  negativa.  Si  la  lVa.se  es 
al  mismo  tiempo  negativa  6  interrogativa,  se  hace  uso 
de  av. . .  .ns.  Kjcmplos: 

As  mucli  soap  as  water,  tanto  Jabotí  como  aijim. 

As  many  birds  as  children,  tantos  pájaros  como  niños' 

We  have  not  so  much  milk  as  vine,  nosotros  no  tent- 

mos  tanta  ¡eche   como  viii". 
.She  has  not  so  nianv  books  as  jions.  e!/a  no  tiene  tan- 
tos libros  como  ^timus. 
Has  she  not  as  many  pins  as  you?  No  lit-ne  fHn  hm!.;-: 

alfileres  como  Ud.'l 
Have  we  not  as  nnich  milk  as  winc?  No  tenemos  no- 
sotros tanta  leche  eonm  vino? 


queso  como  ))an?  Tienen  mas  do  este  que  de  aquel. — 
Tengo  yo  tanto  dinero  como  Ud?  Ud.  tiene  tanto  di- 
nero como  yo, — Tiene  Ud.  tantos  liliros  como  yo?  Hi, 
¡"'eñor,  yo  tengo  tantos  libros  como  Ud?  Tienen  los  fran- 
ceses tantos  barcos  como  nosotros?  No,  Señor,  no  tie- 
nen tantos  barcos  como  Uds.— Tiene  Ud.  tantos  altilo- 
rescomo  mis  hermanas. — No,  Señor,  yo  no  tengo  tantos 
alfileres  como  sus  hermanas  de  Ud.— Tiene  Ud.  tanto 
vino  del  suyo  como  del  mió?  Tengo  tanto  vino  del  de 
í    Ud.  como  (iel  mió. 

111. 

CoxvKRSATioN.  A.— Ilavc  you  as  much  coíTee  as  tea? 
— llave  you  not  as  much  cotice  as  tea? — Have  thesc 
mcn  as  much  chcese  as  buttery — llave  not  thesc  men  as 
nnich  chee.ee  as  bntter? — Has  this  young  lady  as  many 
liowers  as  pear.s?— Has  not  this  young  lady  as  many 
ílowers  as  pears? — Have  tlicse  ladios  as  maiiy  rings  as 
broastjiin.c? — Have  not  thesc  men  a»  many  horses  as 
dogs?— How  many  roses  has  that  woman?— Have  my 
sons  as  ninny  rosas  as  tulips^ — llave  not  my  daughters 
as   numy  tuíips  as  roses?— Where  are  your"  neighViors? 

IV. 

Convkrsatio.n  B.— How  many  arms  has  this  poor 
man?—  Havc  you  a  pair  of  pistols?— Has  niy  friend  a- 
notlier  horse?  Has  not  my  friend  another  horse? — How 
many  umbrellas  has  the  American? — Has  your  brothcr 
many  sit^tcrs?  Has  not  your  brotlier  many  sistcr?? — Is 
this  l)ook  very  useful;-'  Is  not  this  book  vory  nseful.'' — 
Has  your  sorvaní  a  bag? — Has  not  your  servanta  bag? 
— Has  your  brother-in-law  a  good  horse?— Has  not 
your  l)rothcr-in-law  a  good  horse? — How  many  boots 
has  tiio  shoemaker? — Has  the  baker  much  bread?-Has 
imt  the  baker  nutcli  l)read? 


Male-cousin,  -primo. 
Fcmale-cousin,  prima. 
Man-servant,   criado. 
Maid-servant.  criada. 
Jían-cook,  cocinero. 
Womancook,  cocinera. 


Beauty,  liermosura. 
Hay,  lieno. 
Tree,  árbol. 
Fistol,  pistola. 
Ass,  donkcv.  burro. 


Obs.— En  los  Estados  Unidos  de  Norte  AmiM-ica  se 
considera  impropio  el  uso  de  la  palabra  «.ss,  en  nido  se 
habla  con  señoras;  dober.-í.  pues,  emplearse  la  voz  don- 
l'cy  para  significar  el  burro. 


CoNVEiiSATiON  C— Have  you  enongh  bntter?— Have 
you  notenough  butter? — Is  your  butterfly  beautuful? — 
Is  not  your  butterfly  fine? — Have  you  a  good  baker? 
— llave  you  not  a  good  bakor?-Who  has  a  silk  bonnet? 
—Are  you  very  bu.sy? — Are  you  not  very  busy? — Is 
youi-  bench  very  large!'' — Is  not  your  Iwnch  very  large? 

—  lías  the  l)ook.seller  many  books?  Has  notthebook- 
sollor  many  books?— Has  this  oíd  woman  many  sons? 

—  lias  not  this  oíd  wonKin  many  sons? — Is  tliis  be<M' 
good? — Is  not  this  beer  good?— Has  this  woman  good 
biscnits?—  Has  not  this  woman  srood  bi.scuitsy 


EXERCISES. 


(Continnará.) 


As  much  as  I.— As  much  as  yon.— As  much  as  he. — 
As  much  as  slic  — As  much  as  we.— As  much  asthey. — 
John  has  as  nnicli  butter  as  I. — John  has  not  so' mu- 
ch butter  as  1. — Have  you  as  much  coffe  as  tea?  1 
have  as  much  of  the  oue  'as  of  the  othcr.  -How  many 
children  have  our  friends.^  They  have  many;  they  have 
ten. — Has  your  únele  a  daughter.  Ilclias'two. — llave 
they  as  much  cheese  as  butter?  They  have  as  much  of 
the  one  as  of  the  other. — Has  this  man  as  many  friends 
as  enemies?  He  has  as  many  of  thesc  as  of  those. — 
Hiive  we  as  many  shoes  as  breastpins?  We  have  as  ma- 
ny of  the  one  |as  |of  the  other. 

II. 

Tiene  Ud.  tantos  fusiles  como  yo?  Sí  Señor,   tengo 
fusiles  cómo  Ud?  Tienen  nuestros  vecinos  tanto 


I. A  I¡\FA]\1IA  1>KI...^II  \l>0. 

INTRODUCCIÓN  A  LA  HISTORIA  UXIVERSAL. 

Escrita   para    los  niño.:',  por  F.    (üodd. 

(Continúa.) 

XXII. 

Mrro.s  acerca  he  la  tieiíra  i  del  ho.mbiíe. 

Crianse  que  las  trombas  marinas  eran  gigantes  o  ser- 
pientes que  se  estendian  desdo  el  mar  hasta  el  cielo:  que 
el  arco-iris,  o  sea   ese  semicírculo  do  variados  colores 
que  vemos  en  el  cielo,  era  un  demonio  viviente  que  ba- 
i    jaba  a  beber  cuando  Uovia,  o  mas  bellamente,   que  era 


EL,  IJ\*STITirTO  J\*^C10J\*JtW.. 


119 


la  c.-ealcra  o  |)uciitc  por  donde  los  ángeles  llevaban  al 
Paiaiso  las  almas  de  los  bienaventurados,  o  el  arco  de 
Dios  puesto  en  las  nubes,  como  decian  los  indios,  los 
judíos  i  los  finlandeses:  las  nubes  eran  vacas  conducidas 
por  los  hijos  de  la  mañana  a  pastar  en  los  azules  cam- 
pos del  cielo:  las  mareas  eran  los  latidos  del  corazón 
del  Océano:  los  terremotos  eran  producidos  por  el  mo- 
vimiento de  las  tortngas  debajo  de  la  tierra:  el  relám- 
pago era  la  lengua  ahorquillada  del  demonio  de  las 
temjiostades,  i  el  trueno  su  bramido:  los  volcanes  eran 
las  mansiones  de  enfurecidos  demonios  que  arrojaban 
desde  ellas  piedras  encendidas. 

El  sentimiento  de  lo  maravilloso  es  tan  poderoso  en 
el  Iioiiil)re  que  la  creencia  en  gigantes,  en  pigmeos  i  en 
hadas  liié  mui  fácil  adquirirla,  pero  ha  sido  muí  difícil 
desíuraigarla. 

Decíase  que  los  huesos  de  las  grandes  b(;stias  que  ya 
no  existen,  habían  pertenecido  agigantes  cuyas  huellas 
(|ue(l:iion  impresas  sobre  las  piedras  de  las  cuevas,  esas 
huellas  no  son  en  realidad  otra  cosa  que  un  efecto  de  la 
acciuii  de  las  aguas  Las  grandes  piedras  sueltas  híi- 
liiaii  sido  desprendidas  de  las  rocas  por  los  gigantes,  i 
arrojadas  a  sus  enemigos  en  combate.  Los  cuentos  rc- 
lati\i>s  a  esos  j>cqueños  hombres  que  vivieron  un  tiempo 
en  lluropa,  i  cuyos  descendientes  existen  en  Laponia. 
(iiú  (irigen  a  la  cmmcia  enouanos.  Las  flechas  de  pe- 
dernal de  la  Edad  de  Piedra  habían  sido  usadas  por 
li»ses|)iiitus  que  habitaban  en  los  bosque*  í  en  los^luga- 
re.>!  escabrosos,  mientras  que  las  hachas  de  piedra  i)uli- 
nicntadas  eran  piedras  de  rayos  o  Meinifns. 

No  tenemos  aquí  estension  suficiente  para  manifestar 
como  se  formaron  otras  especies  de  mitos,  tales  como 
se  rtileren  a  la  cola  callosa  del  oso,  al  pecho  colorado 
del  petii'ojo,  al  pico  r<?torcído  del  pico  gordo  i  al  tem- 
blor (|ue  ajita  las  hojas  del  ¡llamo:  ni  como  nacieron  los 
cuentos  dií  hadas  que  refieren  las  nodrizas,  í  que  los 
niñds  escuchan  con  incansable  atención.  Debemos  alian- 
dona  r  el  reino  nmravílloso  de  la  fantasía  para  ir  a  lo 
menos  admirable  tierra  de  los  hechos,  hacia  donde  la 
ciencia  nos  est;í  impeliendo  siempre.  No,  no  veremos 
sinit  mas  maravillas,  las  fantnsias  vienen  de  los  hechos, 
no  ios  lieclios  de  las  Inntasias. 

XXII^ 

IniíAR   DEI.    HOMnPvE  ACK.RnA  DEI.     ALMA. 

líemo-j  dicho  que  cuando  el  hombre  vio  la  naturaleza 
en  movimiento  -creyi'»  que  todo  tenia  vida,  que  un  espí- 
ritu inovia  la  hoja,  In  nube  i  la  bestia.  Las  palabras 
n :)s  revelarán  ahora  cual  fué  (on  el  transcurso  del  tiempo 
la  vida  que  el  homlire  se  formó  del  espíritu.  La  diferen- 
cia entre  un  hombre  vivo  i  uno:ft||erto  es  la  siguiente: 
e!  vivo  respira  i  se  mueve;  el  ni'iorto  ha  cesado  de  i'espi* 
rar  i  se  halla  inmóvil.  La  palalira  eapWttn  significa 
(iJicnlo:  i  en  las  lenguas  madres  del  mun<lo  la  palabra 
ei|uivalentc  a  alma  o  espíriln  signilica  itJwntn  o  vietdo. 
Se  cree  con  preferencia  que  el  alma  del  hombre  es  una 
es|iecie  de  vapor  osombr.a,  que  cuando  se  inquieta  pro- 
linee  enfermedades  a  aquel.  Los  salvajes  creen  que  el 
(-pirita  puede  abandonar  el  cuerpo  mientras  este  duer- 
me, i  cualesquiera  que  sean  sus  sueños  los  juzgan  tan 
verdaderos  como  si  pasasen  en  realidad  cuando  está  des- 
jiierto.  Si  en  Tuedio  de  ellos  ve  un  amigo  muerto  crie 
(|ne  este  hu  venido  a  verle,  o  que  su  espíritu  ha  ido  a 
visitar  a  aquel,  i  tiene  mucho  cuidado  en  no  despertar  a 
los  que  duermen  por  temor  de  que  el  alma  huya  del 
«uerpo.  I  no  solo  creen  que  el  alma  puedo  entrari  salir 
en  el  cuerpo,  sino  que  también  creen  que  el  demonio 
puede  penetrar  en  él  por  medio  del  aliento,  i  quo  el  acto 
de  bostezar  i  de  estornudar  anuncian  su  proxiinWlad.  A 
los  que  esto  hacian  se  les  dirijia  una  invocación  ¡jara 
presorvnrlo  del  mal,  i  de  olio   tenemos  nii  ro'^to  cu  la 


costumbre  de  decir:  '-Dios  te  ampare,"  cuando  alguno 
estornuda. 

Segim  una  antigua  leyenda  judia,  esta  costumbre  data 
desde  Jacob.  Los  rabinos  refieren  que  antes  que  este 
viniesen  los  hombres  estornudaban  solo  una  vez  con 
tanta  fuerza  que  el  choque  los  mataba.  Esta  leí  fué  a- 
bolida  a  súplicas  de  Jacob,  bajo  condición  de  que  en 
todas  las  naciones  el  estornudo  fuese  siempre  santifica- 
do con  estas  palabras:  "Dios  te  ampare." 

Decíase  que  cuando  el  alma  estaba  mucho  tiempo  fue- 
ra del  cuerpo,  este  se  enfermaba,  i  para  que  aquella  re- 
tornase se  acudía  a  la  intercesión  de  sacerdotes  o  de 
l)rnjos. 

Todas  estas  ideas,  jwr  absurdas  que  parezcan,  han 
existido  entre  los  hombres  mucho  tiempo  después  do 
haber  salido  del  estado  salvaje,  i  aun  existen  do  hecho 
en  nosotros  aunque  se  halle  oculta  su  primera  significa- 
ción, tales  son  :||ks  ospresiones  en  que  hablando  de  \\n 
hombre  decimos  "está  fuera  de  si,"  "volvió  en  sí,"  etc. 
Si  el  cuerpo  había  sufrido  la  pérdida  de  algún  miembro, 
el  alma  quedaba  también  mutilada,  i  la,  creencia  de  que 
ella  necesitaba  abandonar  aquel,  todas  las  cosas  que 
aquí  había  usado,  nos  esplicará  la  costumbi-e  do  matar 
.  la  esposa  i  esclavos  del  difunto  para  que  le  siguiesen. 
colocando  así  mismo  a  su  lado  sus  vestidos,  armas  i  a- 
dornos  para  que  u.sase  estos  objetos  on  otro  mundo.  Ha- 
ce muchos  años  que  on  Europa.#\íuido  moriu  un  sóida 
i  do.  su  cal)allo  era  conducido  al  entierro  ¡  después  fusi- 
lado i  enterrado  junto  con  él. 

Mirándose  el  hombre  rodeado  de  espíritus  que  exis 
tian  on  todas  las  cosas,  i  que  tenian  poder  bastante  para 
hacer  el  bien  o  el  mal,  consideraba  en  todas  sus  acciones 
lo  que  pudiera  ser  agradables  o  desagradable  para  ellos. 

No  .solo  miraban  las  enfermedades  como  la  obra  fre- 
cuente de  los  demonios,  sinO(]ue,  A  su  temor,  llenaban 
las  .sombras  deespectrosque.se  levantaban  de  las  tiun- 
bas.  aballando  a  su  puerta,  sentándose  en  su  casa,  to 
candóles  el  hombro  i  rompiendo  el  silencio  con  sus  sil- 
bidos. 


XXIV. 


Creen'cia  di: 


Deseando  preservarse  de  estos  malévolos  huéspedes. 

el  hombre  había   ocurrido   a  los  encantamientos,  a  la 

magia   i  a   otras   diferentes  supercherías:  i  de  ellas   se 

valieron  aquellos  que,  mas  astutos,   negociaban  con  Ux 

temores  de  los  dos  débiles  i  cobardes  haciendo  alarle 

de  su  poder  para  dominar  o  conjurar  los  espíritus  cou 

el  uso  de  ciertas  fórmulas.     Unos  se  dedicaban  a  la  .Me 

dicina,  otros  a  hacer   caer  la  lluvia   en  los  tiempos  de 

i    sequía,  otros  eran  brujos,  conjuradores   o  hechiceros,  a 

!     b«wdando    todos  en  todas  partes.     Aun  se  encuentran 

v^tKt-e  nosotros,  bajo  otros  nombres,  personas  que  creen 

*  -  tipénftvíir  en  el  mundo  invisible,  i  saber  de  lo  deseíj-.uvi- 

ilo  Tnas  de  loque  es  permitido  a  los  hombres. 

Esta  creencia  en  las  artes  nuígicas  tan  lirnienicnte 
arraigada  en  las  tribus  mas  atrasadas  de  la  humanidad, 
solo  hace  doscientos  años  que  desapireció  de  los  jiuclilos 
civilizíldos,  i  aun  existe  en  los  lugares  retirados,  entre  lo  ■ 
necios  e  ignorantes,  dispuestos  siempre  a  considerar 
como  milagro  todo  lo  que  no  pueden  comprender.  Asi 
creció  el  terrilfle  arte  de  la  Hechicei'ia  que  ha  llevado  a 
la  hoguera  nnpv.  millown  de  personas.  Segnn  él  debe 
mos  creer  en  el  Diablo,  que  por  .ser  enemigo  de  Dios 
i  del  hombre  era  considerado  el  autor  de  todos  los  ma- 
les del  mundo,  males  que  aplicaba  por  si  mismo  o  por 
medio  de  sus  agentes.  Se  aseguraba  quo  algunas  per 
sonas  se  habian  vendido  a  él  mediante  la  promesa  di' 
que  vivirían  en  la  abundancia  i  de  que  tendrían  podei 
para  atormentara  los  hombres,  mujeres,  niños  i  bc-stia-^. 
Si  alguno  sentía  estrnños  dolores,  si  experimentaba  una 


120 


^fc  IJ^STITUTO    J%*^CMOJ\*^r. 


triste  pérdida,  era  debido  a  la  obra  impía  de  los  hechi- 
ceros. Ellos  eran  los  que  causaban  las  asoladoras  tem- 
pestades, la  ruina  de  las  cosechas,  la  muerte  repentina 
de  los  ganados:  i  si  algún  individuo  desfallccia  enfer- 
mo,^ era  porque  algún  viejo  hechicero  le  habia  hecho 
»nat  de  q/o,  o  habia  formado  de  61  nna  imagen  de  cera 
1  puéstola  al  fuego  para  que  languideciese  a  medida  que 
esta  se  derretía.  Las  desgraciadas  criaturas  que  se  de- 
dicaron a  esta  profesión  i  que  así  estaban  en  contacto 
con  el  Diablo,  fueron  después  tenazmente  perseguidas, 
buscándose  sus  principales  propagandistas,  entre  infeli- 
ces mujeres.  Tener  la  cara  arrugada,  el  labio  cubierto 
de  vellos,  ser  vizca,  ser  regañona,  tener  la  voz  chillona 
o  vivir  sola,  eran  pruebas  suficientes  para  condenar  a 
esas  pobres  victimas  a  una  tortura  tan  cruel,  que  la 
muerte  era  para  ollas  un  apetecido  bien. 

fContítniarú.) 


C3^ra.m.^tioa  infaintil 

PARA  LOS  NIÑOS  AMERICANOS, 

POR    LUÍS   F.  MANTILLA. 

Profesor  de  la  Lengua  i  Lita-atura  Española  en  la 
Universidad  de   Nueva- York. 

(Continíia.) 

SEG\^NDA   PARTE. 

III. 
LECCIÓN  V. 

Pronombres. 

Se  dividen  en  personales,  ciemo?¿rativos,  posesi- 
vos, i  relativos. 

Pei'sonales  son  los  que  se  ponen  en  lugar  de 
nombres  de  personas  o  de  cosas  que  hacen  el 
oficio  de  personas.  Son  tres,  yo,  tú,  él  en  singu- 
lar, i  nosotros,  vosotros,  ellos  en  plural. 

Cambian  de  forma  en  muchas  ocasiones,  pues 
nunca  decimos,  por  ejemplo;  se  burló  de  yo,  de  tú, 
sino  se  burló  de  mi,  de  ti;  dio  a  yo,  a  tic,  sino  me 
dio,  te  dio.  Del  mismo  modo  se  dice  mejor  le 
dio,  que  dio  a  él,  les  amenazó,  que  ameuazó  a  ellos. 

Se  dice  pues  de  mi,  de  ti,  en  vez  á^yo,  de  tú. 
a  mi,  a  ti  "  a  yo,  a  tu, 

por  mi,  pm- ti,  "      por  yo,  por  tú, 

me,  te,      que  vale  como  a  o  para  mi,  para  tí. 

Decimos  en  castellano  co7imigo,  contigo,  cortsigo, 
en  vez  con  mi,  cofi  ti,  co7i  si. 

Protiombres  demostrativos  son  aquellos  con  que 
señalamos  las  personas  o  las  cosas.  Son  tres: 
este,  ese,  aqtiel,  cuyas  variaciones  en  femenino  i 
plural  son  estos,  esos,  aquellos,  estas,  esas,  aquellas. — ■ 
Este,  indica  la  persona  o  cosa  mas  cerca  del  que 
habla;  ese,  la  que  está  mas  cerca  de  aquel  con 
quien  se  habla,  i  aquel  la  que  está  remota  del  que 
habla,  i  del  que  escucha. 


Esto,  eso,  aquello  que  se  emplea  solo  para  se- 
ñalar las  cosas,  i  viene  a  ser  un  sustantivo  que  se 
aplica  a  todas  ellas  i  nunca  a  las  personas,  v.  g. 
esto  es  biccm,  puedo  decir  refiriéndome  a  un  plato, 
eso  se  llama  dique,  es  decir  aquel  objeto,  aquello 
está  cayendo,  podemos  decir  de  un  objeto,  cuyo 
nombre  no  conocemos  o  hemos  olvidado. 

Nos  servimos  algunas  veces  de  esto  para  in- 
dicar lo  que  se  va  a  decir,  i  otras  para  recordar 
lo  dicho,  V.  g.  7He  dijo  esto:  venga  mañana,  es  ne- 
cesario estudiar,   esto  te  lo  he  dicho  muchas  veces. 

Las  terminaciones  esto,  eso,  aquello,  se  llaman 
neutros  por  que  no  son  ni  masculinos  ni  femeni- 
nos. 

Pronombres  posesivos  son  los  que  significan  per- 
tenencia de  alguna  cosa  o  persona,  i  son: 


MASCULINO. 

Singular 

Plural. 

mió. 

, 

mios. 

tuyo. 

SU)0. 

nuestro 

tuyos, 
suyos, 
nuestros. 

vuestro. 

FEFENINO. 

\uestros. 

Singidar 

Plural. 

mia. 

mias. 

tuya, 
suya, 
nuestra. 

tujas, 
suyas, 
nuestras. 

vuestra. 

vuestras. 

Mío,  tuyo,  suyo,  pierden  la  última  sílaba  en 
el  singular  i  en  el  plural  en  las  dos  terminaciones 
masculina  i  femenina^cuando  preceden  al  sustan- 
tivo, i  la  conservan  cuando  se  ponen  después,  v.  g. 
antepuesto,  mi  padre,  tu  desgracia,  su  hacienda, 
mis  padres,  tus  desgracias,  sus  haciendas,  pospues- 
tos, padre  níio,  desgracia  tuya,  hacienda  s?íya,  pa- 
dres mios,  desgracias  tuyas,  haciciulas,  suyas. 

IjOS  pn-onombres  relativos  son  que,  cual,  quien, 
cttyo,  i  siempre  se  refieren  a  alguna  persona  o 
cosa  de  que    ya  se    ha  hablado. 

Todos,  menos  cuyo,  no  tienen  terminación 
femenina.  Todos,  menos  que  tienen  plural  mas- 
culino.   Vuyo  lo  tiene  también  femenino. 

Con  cual  i  quien  se  forman  los  compuestos 
cualquier  o  cualquici'a,  quienquier,  qitiefiquicj-a. 

"Cada  siglo  i  cada  nación  tiene  ciertos  vi- 
cios característicos  que  prevalecen  casi  univer- 
salmente,  que  se  ostentan  sin  empacho,  i  que 
aun  los  hombres  mas  ríjidos  o  toleran  o  cen- 
suran con  tibieza.  Las  generaciones  sucesivas 
cambian  de  modas  en  la  moral,  como  en  muebles 
i  vestidos.  Se  patronizan  otras  flaquezas,  i  se  ha- 
bla con  acritud  de  la  depravación  de  los  antepa- 
sados, fío  es  esto  todo.  La  posteridad  obra  como 
obraba  el  dictador  romano  para  castigar  un  mo- 
tín militar:  escoje   un  reo  para  que  pague  por  to- 


ni.  IJYSTITVTO  JV^CIOJV^I.. 


121 


dos,  i  todos  quedan  absueltos,  i  solo  aquel  casti- 
gado. En  la  ocasión  de  que  vamos  hablando,  Ma- 
chiavelli  fué  la  víctima  designada,  sobre  la  cual 
debia  recaer  la  execración  que  toda  su  genera- 
ción  merecía." — José  Joaquín  de  Mora.) 

LECCIÓN  VI. 


AIX. UNAS  TERMINACIOXES. 


Hai  terminaciones  que  tienen  una  signfíica- 
cion  especial,  v.  g.:  dad,eza,  iira,  indican  cualidad, 
por  ejemplo:  caridad,  belleza,  hermosura. 


oza  [ 
ud 
nra 
dad 

\  Cualidad 
ancia  1 

belleza 
salud 
hermosura 
caridad 

abundancia 

anza  | 
Oficia  ! 

templanza 
benevoleucia 

í  procedencia  o 
no  X  el    puesto   de 
( naturaleza 

aldeano 

(castellano 

venezolano 

..¡ 

franc¿'S 
in.fflés 

\  colección  de  muchos 
,       individuos  o  cosas  de 
i  la  misma  especie 

armada 
cal)al<jrada 
torada 
vacada 

^  °  1  empleos  o  diarnidades 

papado 
obispado 

ato-j 

priorato 
canonicato             i 

I  el  goljM}  dado  con    ar-  bolazo 

i  mas   instrumento    u   o-  codazo 

i  tra  cosa  flechnzo 

t  latigazo 

f  terminocion    de  apelli-  Rodríguez,  lujo   de 

í  dos.  que  significa  tanto  Rodrigo,    Lope  de 

7  -\  como  iiijo  del    nombre  López,    Fernandez, 

I  i|ue   precede  de  Fernando.  .San- 

L  chez.  de  Hnnclio 

I'  reunión    de    todos    los  cristianismo" 

ismo-'  fl"*^P^'''^*?"*?í'<^"^"'ií' i"<^-  judaismo 

j  ligion.  secta  u  opinión  catolicismo 

t  filosofismo 

i  dentista 

ista  -'  1^''°""^  "^1"^  sigue  una     violinista 


profcríion  o  secta 


)30-'  a 


bundancia 


ateísta 
positivista 

plumoso 

pedregoso 

sustancioso 


(Cont'im 


I^ECCCIOIVES 

De  Aritmética  decimal  práctica  i  razonada,  escri- 
tas en  francés  por  L.  Bomballct  i  traducidas 
por  Pedro  Delcon   Y.,  alumno  maestro 
del  Instituto  Isacional. 
(Continúa.) 

Se  cuenta  por  billones,  trillones  &,  como  se  ha 
contado  por  unidades  simples,  millares,  i  millones; 
es  decir,  se  colocan  delante  de  las  palabras  billón, 
trillon,  &.,  los  nombres  de  los  novecientos  noven- 
ta i  nueve  mil  novecientos  noventa  i  nueve  pri- 
meros números. 

23  De  lo  que  precede  se  deducen  los  dos  prin- 
cipios siguientes:  ^ 

1 .  °  Diez  unidades  de  un  urden  cualquiera 
forman  una  unidad  del  úrdcr  inmediato. 

Así.  Diez  unidades  simples  hacen  una  decena; 
diez  decenas  una  centena;  diez  centenas  un  millar; 
diez  millares,  una  decena  de  millar;  diez  decenas 
de  millar  una  centena  de  millar  &. 

2.  °  Una  unidad  de  un  orden  cualquiera  vale 
diez  unidades  del  orden  inmediato  inferior. 

Así.  Lina  centena  de  millar,  vale  diez  decenas 
de  millar;  una  decena  de  millar  vale  diez  unida- 
des de  millar;  una  unidad  de  millar  vale  diez 
centenas  simples;  una  centena  diez  decenas;  una 
decena  diez  unidades. 

De  donde  resulta  el  porqué  a  nuestro  sistema 
de  numeración  se  le  ha  llamado  sistema  decimal. 

24  El  cuadro  siguiente  que  representa  las  di- 
ferentes clases  de  unidades  i  los  tres  órdenes  de 
que  cada  una  se  compone,  aclarará  mas  lo  que  se 
ha  dicho  sobre    la  numeración  hablada. 

PRIMERA  CLASE. 

Clase  de  las  )  Unidades  Unidades  de  primer  orden 
unidades  v  Decenas  Unidades  de  segundo  orden 
simples.     )  Centenas       Unidades  de  tercer  orden 

SEGUNDA  CLASE. 

"j  Millares.         Unidades  do  cuarto  orden 
Clase  de  los  |  Decenas  de 

\     millar  Unidades  de  quinto  orden 

millarse.    |  Centenas 

J      de  millar     Unidades  de  sesto  orden. 
TERCERA  CLASE. 

]  Millones.        Unidades  de  sf^timo  orden 
(/lase  de  los  )  Decenas  de 

¡-     millón         Unidades  de  octavo  orden 
millones.    |  Centenas 

J     de  millón     Unidades  de  noveno   orden 

CUARTA  CLASE. 

]  Millares  de 

i  millón.  Unidades  de  décimo  orden 

Clase  de  los  |  Decenas  de 

I    millar  do 
millares  de  ¡-     millón.     Unidades  de  undócimo  orden 

I  Centenas 
millón       I    de  millar 

I  de  millón.  Lenidades  de  duodécimo  órdeii 


122 


EI^  IJVSTITUTO  JV^CIOjy^t^. 


Se  ve  por  esto,  qne  para  espresar  todos  esos 
números  solo  se  hace  uso  de  una  pequeña  canti- 
dad de  palabras.  En  efecto,  no  ha  habido  mas 
que  añadir  á  los  nombres  de  los  nueve  primeros 
números  los  de  unidad,  decena,  centena,  millar, 
millón,   billón,  &. 

E  inmediatamente  se  nota,  ademas  que  para 
escribirlos  solo  se  necesita  de  diez  caracteres 
llamados  cifras» 

SEGUNDO  CUESTIONARIO. 

14.  ¿Qué  os  mimoracion?  ^:Cuántas  clases  do  niimora- 
cion  liai?  15  Qué  es  numeración  hablada?— 16  ¿Cómo 
se  forman  los  primeros  números? — Cuáles  son  sus  nom- 
bres?—17  ¿Por  qué  no  se  les  ha  dado  nombres  particu- 
lares a  cada  uno  de  los  números?  ¿Qué  os  una  decena? 
¿Cómo  se  formanbs  decenas?  18  ¿Qué  nombre  tienen? 
Cómo  se  represcmSln  los  números  comprendidos  entre 
dos  decenas  consecutivas?  Cómo  se  enuncian  los  núme- 
ros comprendidos  entre  diez  i  diez  i  siete;  entre  setenta 
i  setenta  i  siete;  entre  noventa  i  noventa  i  siete?-19  ¿Qué 
es  una  centena?— ¿Cómo  se  forman  las  centenas?— ¿Có- 
mo se  les  llama? — ¿Cuántas  decenas  i  cuántas  unidades 
contiene  una  centena'^- ¿Cómo  se  obtienen  los  números 
comprendidos  entre  dos  centenas  consecutivas?— ¿A  qué 
orden  pertenecen  las  decenas  i  las  unidades  sim'ples?- 
20  ¿Qué  es  un  millar?— Cómo  se  forman  los  millares?- 
¿K  qué  cla<e  pertenecen  Jos  millares?  ¿De  cuántos  ór- 
denes se  componen  los  millares?— ¿Cómo  se  espresan 
todos  los  números  comprendidos  entre  dos  millares  con- 
secutivos? ¿Qué  es  un  millón?— ¿Cuántos  miles  tiene  un 
millón?— ¿Qué  clase  forman  los  millones?— ¿De  cuán- 
tos órdenes  se  compone  la  clase  de  los  millones?— ¿Cuá- 
les son  esos  órdenes?— 22  Diga  lo  que  sepa  acerca  de 
los  billones,  trillones,  etc.,  etc.  2.-5  ¿Una  unidad  de  un 
orden  cualquiera,  cuántas  unidades  del  orden  inmedia- 
to inferior  contiene?  ¿Una  unidad  de  un  orden  supe- 
rior, ^cuántas  unidades  do  un  orden  inferior  la  forman? 
¿Forniqué  se  le  ha  llamado  sistema  decimal  a  nuestro 
sistema  de  numeración?— 24  Hacer  conocer  las  dife- 
rentes clases  de  unidades  i  los  órdenes  de  qne  cada 
clase  se  compone,  empezando  porcias]  unidades  simples 


DE  L^]i^ORAL. 


Por  Valero  Pujol,  catedrático  ih filosofía  moral  e  hUto- 
na  de  lujdosofia  del  Imlítnto  Nacional. 

INTRODUCCIÓN. 

(Continúa.) 

PÁRRAFO   VII. 

Deberes  del  hombre  para  con  sun  semejantea. 

Si  cu  la  humanidad  y  en  la  sociedad  política  todos 
oumphmos  un  fin  ó  debemos  cumplirlo,  es  necesario  que 
nos  prestemos  mutuo  apoyo  y  que  al  hacer  respetar  los 
derechos  que  constituyen  nuestra  personalidad,  sepamos 
respetar  el  derecho  ageno  haciendo  de  ello  un  deber 
ineludible:  sena  un  egoísmo  deleznable  y  una  pretensión 
absui-da  que  sblicitaramos  el  concurso  ao-eno  para  nues- 
tro bien  y  no  lo  presáramos  á  su  vez  á  nuestra  nI•('.)imo^ 
el  iiombre  debe  pues  al  hoin!)i-o  on  cualquior  po-^icimí  do 


la  vida  respeto  y  cooperación:  no  ha  de  impedir  que 
otro  prosiga  el  camino  de  su  destino,  y  debo  ausiliarle 
en  cuanto  alcance  y  pueda:  lo  mismo  que  rcquiririamos 
de  otro  liombre,  tenemos  que  hacer  en  su  lienoficio  lle- 
gado el  caso.  Para  determinar  un  principio  riguroso 
que  presida  nuestra  conducta,  los  filósofos  mas  antiguos 
establecieron  esta  regla:  "no  hagas  á  otro  lo  que  no 
quieras  que  hicieren  contigo."  Puesto  que  exijimos  jus- 
ticia, no  la  neguemos  al  tratarse  del  derecho  do  nuestros 
semejantes;  puesto  que  queremos  sor  amados,  amemos,  é 
invoquemos  las  inspiraciones  de  la  caridad  si  pretende- 
mos recibir  de  los  domas,  bienes  que  nos  protejan  y  que 
nos  empujen  liácia  nuestro  destino.  El  do))er  no  solo 
obliga  á  respetar  las  facultades,  la  vida,  los  intereses 
legítimos,  el  honor  y  las  condiciones  y  medios  necesarios 
al  desarrollo  de  otro  hombr3,  sino  q"ue  nos  impone  su 
defensa  contra  quien  intentara  poner  obstáculos  ó  causar 
daños. 

Debemos  ante  todo  á  nuestro  prójimo,  sinceridad  en 
las  relaciones  que  existieran,  buena  fé,  propósitos  hon- 
rados, espresion  de  la  verdad  qne  por  nada  ha  de  des- 
viarse ni  desnaturalizarse:'  todo  fin  que  nos  proponga- 
mos ha  de  ser  conquistado  por  medios  dignos.  La  vida 
do  nuestros  semejantes  os  sagrada  como  Ío  es  la  nuestra 
para  ellos:  en  ningún  caso  la  recta  razón  consiente  á  la 
existencia  del  hombre,  mas  que  cuando  sea  el  único 
recurso  para  salvar  la  nuestra  ó  la  de  aquellos  á  quienes 
mas  inmediatamente  estamos  obligados:  las  ofensas  que 
nos  infirieren  no  bastan  á  absolver  una  ostrema  violen- 
cia: los  hombres  ligados  por  vínculos,  ó  las  sociedades 
gobernadas  por  leyes,  tendrán  manera  do  refrenarlas 
injustas  agresiones:  dará  cada  uno  el  dereciio  Je  juz- 
gar on^causa propia  equivaldría  á  ensalzar  la  venganza. 
Lo  incompleto  de  torios  los  sistemas  para  determinar 
exactas  reparaciones,  ha  engendrado  desde  los  tiempos 
mas  remotos  el  hábito  contraproducente  del  duelo,  la 
lucha  entro  el  ofendido  y  el  ofensor,  qne  en  realidad 
nada  repara  ni  enmienda:  desconfiando  de  la  justicia  do 
los  hombres,  se  pensó  que  otra  justicia  haria  pagar  la 
ofensa  ó  el  daño  moral  producido:  solo  qne  en  lo  antiguo 
las  contiendas  eran  entre  tribu  y  tribu  ó  entre  familia  y 
familia;  sin  orden  ni  concierto  al  principio;  organizadas 
y  anunciadas  después.  En  los  siglos  modernos  el  duelo 
ha  sido  personal:  de  él  resulta  en  la  mitad  de  los  casos 
un  nuevo  mal  para  el  agraviado,  y  la  vanidad  del  agre- 
sor que  cree  justificada  su  infamia  por  el  éxito  de  una 
riña.  El  duelo  no  prueba  mas  qne  valor,  y  lo  que  el 
agravio  necesita  es  reparación,  y  lo  que  la  humanidad 
exijo  es  justicia.  La  ¡labilidad  en.  el  uso  de  las  armas 
seria  un  modo  para  que  se  absuelvan  todas  las  malda- 
des. El  oalumniadoi'.  el  ofensor  en  cualquier  grado,  es 
tan  criminal  y  mas  después  do  un  com))ate  en  que  ha 
vencido,  como  antes  deél;  el  ofendido,  con  la  victoria  no 
conquista  ni  un  átomo  mas  de  razón:  la  dignidad,  la 
honra,  la  verdad,  están  por  encima  de  la  casualidad  que 
puedo  determinar  una  lucha;  no  se  apoyan  en  el  acoro 
ni  en  una  bala  bien  dirijida.  El  duelo  es  prueba  de 
barbarie  y  de  ignorancia:  de  los  argumentos  que  pue- 
den aducirse  en  su  fiívor  solo  hay  uno  es))licable,  y  es 
qfic  inspira  miedo  á  los  jxirvorsos  y  puede  contenerles 
en  muchos  casos;  poro  cu  camiiio  la  inmoralidad  que 
atribuye  algún  carácter  al  duelo  depara  medios  al  infa- 
mo para  que  mediante  un  lance  so  abra  ])aso  en  una 
sociedad  de  que  es  indigno:  un  calumniador  que  asesina 
suele  adquirir  prestigio  si  el  asesinato  se  cometió  con 
las  formalidades  del  desafio.  Lo  (]uo  debía  manchar  mas, 
purifica  ante  una  parte  de  la  opinión:  tal  es  la  moral 
del  duelo.  La  jjona  de  muerte  por  otra  porte,  que  la 
sociedad  apenas  se  atreve  á  csplicar  contra  los  crimina- 
les mas  empedernidos,  se  inflige  en  en  desafio,  quizá  por 
algunas  palabras  sin  importancia,  por  una  disputa  sin 
ínteres  y  sin  resultados. 

Coiiio  nos  (lobo  sorcarn  la  vida  do  niiostros    semojnn- 


Mi.  I^YSTJTITO  aVff'#/>.tM/.. 


i  iVi 


tes.  nos  imijortan,  su  reputación,  sus  intereses,  su  libcr- 
tail:  adomnsílo  las  obligaciones  ensimismas,  asociase 
el  consiflorar  que  nosotros  carecemos  de  garantías  y  de 
respetos  desde  el  momento  en  que  no  los  tuviere  nues- 
tro prójimo,  porque  su  doreclio  rs  igual  al  nuestro  y  no 
nos  abriga  otra  justicia  que  la  justicia  que  ¡i  él  le  am- 
para. Kl  hombre  no  se  liaria  feliz  solo  con  sus  propios 
goces:  el  sentimiento  que  se  universali/.a  al  mismo  com- 
l)as  que  la  razón,  no  alcanza  una  dicha  completa  cuando 
no  le  rodea  la  felicidad  agena:  es  pues  un  bien  en  si  mis- 
mo y  que  á  la  rez  reliuye  en  nuestro  bien,  el  jirocurar  la 
mayor  suma  de  dichas  á  nuestros  .semejantes.  Pero  el 
beneticio  que  hiciéremos,  aunque  dé  para  nosotros  salu- 
dables lesultiidos,  no  hade  tener  por  móvil  masque  la 
caridad:  de  otra  manera  se  desvirtúa  y  pierde  su  efica- 
cia monil.  En  la  escala  del  bien  obrar,  debemos  \)vc- 
ferirlas  mas  inmediatas  afecciones,  pues  al  correspon- 
der al  fin  humano  se  llénala  satisfacción  de  la  gratitud 
por  aquellas  afecciones  engendradas. 

Cualquiera  que  fuere  el  esfuerzo  del  hombre  para 
con  los  denms.y  aunque  fuese  .solicitado  por  un  minuto 
de  absoluta  dedicación  al  bien  agcno,  ha  de  presidir  la 
razón  toilos  los  acti.spara  concretar  á  la  que  sea  justo 
cada  uno  de  los  pasos;  sin  la  medida  rncional  no  lial)ria 
elei'cion  en  los  beneficios,  ni  ta-^a  para  ])oneral  abrigo 
del  osceso  la  propia  personalidad, 

ha  antigua  India,  aquel  ])noblo  tan  consagrado  :i  la 
vida  moral,  ipie  ))or  elladosalendia  muchas  de  las  cosas 
pr;iclicas  de  la  existencia,  dio  consejos  que  serán  una 
enseñanza  de  toda  la  historia:  en  su  filosofía,  impone  el 
amor  como  un  deber,  la  gratitud  como  una  espresion 
de  honor:  la  hospitalidad  es  una  obligación  que  no  pue- 
de «ludirse:  no  puede  negarse  la  deuda  aunque  no  haya 
prr.f'ba.  y  si  cii])iese  vacilación  ó  duda  de  que  c.\ista. 
el  ilciülnc  presunto  ha  de  ])agar:  el  ultraje  no  cxiuf 
vciiLtii:/;!.  iii  lámala  fé  puede  destruir  una  virlnd  s('>li- 
(i;i:  !i;iriM  •.iliirde  de  riijueza,  de  >)osicion  ó  de  farento 
arguye  iiajeza  de  corazón  y  espíritu  degradado:  el  or- 
gullti  es  signo  de  inferioridad  mors^l:  no  es  digno  de 
ser  liispensado  el  que  wo  sabe  dispensar  los  ágenos  de- 
foctos,  ni  digno  de  estimación  el  que  no  quiere  ser  coi-- 
regido  de  sus  errores:  la  injusticia  es  nmla  porque  dá 
mas  de  lo  que  corresponde  á  uno,  y  es  peor  porque  dis- 
minuye el  derecho  de  otro  ó  de  muchos  hombres:  el 
ignorante  os  el  mas  j)obre:  no  hay  que  liar  en  la  her- 
mosura, en  la  fuerza,  ni  en  las  iñquezas:  todo  puede 
desajjarccor  como  niebla  disipada  por  los  rayos  del  sol: 
solo  las  buenas  acciones  sobreviven  á  las  vicisitudes  po- 
sibles: la  vanidad  indica  un  ciíneer  en  el  alma  y  soi-  - 
bras  en  el  espíritu:  el  liombre  de  verdadero  valer  y  de 
])ositivos  sentimientos,  ama  :í  la  humanidad  y  dedicán- 
dola todos  sus  e-fuerzos,  se  queda  solo  con  lo  suyo;  igual 
!il  homWre  caritativo  que ilá  lo  que  le  , «obra. 

>[as  universal  que  el  brahmanismo.  Sócrates  parece 
íieumulnr  todos  los  tesoros  morales  de  la  antigua  cien- 
cia, y  los  enriquece  con  las  investigaciones  de  su  pode- 
roso y  magnánimo  espíritu:  debemos  tender,  dice,  á  re- 
producir la  verdad  de  la  naturaleza  en  las  prácticas  de 
la  vida:  agitemos  la  inteligencia  para  despertar  el  .«en- 
1  ido  moral:  la  ol>ligacion  mas  apremiante  es  conocernos 
;í  nosotros  mismos,  convencernos  de  nuestras  facultades 
y  asociarlas  á  cuanto  trabaja  y  crece;  dominemeslos 
malos  impulsos  y  advirtamos  á  nuestro  prójimo  los  ma- 
los caminos  que  siguiera;  la  pedantería  y  la  presunción 
enmascaran  nuestra  personalidad;  rechacémoslas  como 
indignas  del  hombre  grave:  si  queremos  que  nuestro  es- 
jiirítu  no  halle  ol3stáculos  ])nra  elevarse  á  la  verdad, 
para  conquistarse  un  mérito  ]jor  sus  obras,  sepamos  re- 
conocer el  mismo  derecho  en  nuestros  semejantes:  la 
intolerancia  acusa  malignidad  é  ignorancia:  malignidad 
por  el  deseo  de  oprimir:  ignorancia  porque  evita  las 
altas    luchas  intelectuales:  si  se  pretende  atraer  el  mun- 


do á  un  camino,  procúrese  sa))er  mas,  (Icuiostnir  mejor, 
y  el  mundo  al  cabo  aceptará  las  solucione»;  mas  justas: 
la  intolerancia  es  la  fuerza  usurpando  el  reinado  del 
derecho;  sufrir  hi,  esclaviiud  es  degradante:  imponerla 
es  espantosamente  infame;  hacer  distinción  ile  naturale- 
za entre  los  hombres,  es  necio,  y  suele  ser  criminal  por- 
que la  motiva  la  idea  do  esplotárles:  debemos  considerar 
a  la  humanidad  como  una  sola  familia  empleada  en  fun- 
ciones diversas  por  medio  de  pueblos  ó  nacionalidades: 
hacer  bien  es  superior  a  predicarlofí^nidos  el  con.^ejo  y 
el  hecho  dan  un  doble  ejemplo  y  un  modo  es))ecial  de 
influjo  en  el  mundo:  la  pereza  es  el  desprecio  do  nuestras 
facultades;  la  actividad  es  la  .sumisión  libre  al  orden  de 
nuestra  naturaleza;  el  primero  de  los  amores  debe  ser 
el  amor  á  la  justicia;  la  mejor  de  las  palabras  en  los 
conflictos  del  espíritu,  e.s  la  que  mas  se  La  preparado,  la 
que  estíí  mas  discernida;  la  mejor  belleza,  la  virtud;  el 
mas  grande  consuelo,  el  recuerdo  del  bien  que  se  ha  he- 
cho, el  ideal  mas  noble  la  justicia,  cLpedio  mas  necesa- 
rio, la  libertad.  ** 

íContinuará.) 


i.i-rcKA'i'S 

De  F/s/ííT  r.i/>ir//;/í-;i!íi/ /Te-Wí/ií/iis  ¡ir  í//;;//üí!S  no- 
ciones cff  Mecánica,  para  uso  de  /os  niños,  por 
el  Dr.  I)ai!o  (ronzalez,  Profesor  de  Mecá- 
nica y  Física  en  el  Instituto  Sacio- 
nal  de  (luatcniíila. 

(Continúa,) 
LECCIO.X  \. 

COMPiisiciON     liL-   LAS     li;i:u/AS. 

1.   Ko««UltSIIBtC,  l'OllipOlK'IltOM.  Sr 

concibe  muy  bien,  (luc  si  ilos  ó  mas  f"uerz:ii  o- 
bran  al  mismo  tiempo  sobre,  un  punto,  produci- 
rán un  efecto  equivakmte  al  de  las  fuerzas  dadas. 
Esta  fuerza  única  se  llama  residíanle  >  las:que  la 
producen  se  llaman  componentes.  Se  presentan 
aqiu'  tres  casos  que  vamos  a  señalar. 

I .  '^    Si   dosfnerzas  actúan  sobre  un  pnnto  ma- 

j    terial  en  la  7nisina  dirección,  su  resultantees  igiial 

á  su  sutna.  Sea  el  punto  material  A.  Fig-.  7.  ^  solí- 


Figura  7. 'r^ 

citado  por  las  fuerzas  Al*  y  PO;  que  actúan  so- 
bre dicho  punto.  La  resultante  de  estas  dos  fuer- 
zas será  ÁO,  que  es  igual  á  su  suma.  Así,  si 
dos  hombres  tiran  de  un  fardo  en  el  mismo  sen- 
tido y  dirección  por  medio  de  una  cuerda,  y  el 
esfuerzo  del  uno  se  supone  i_t:^ual  á  1 5  kilógra 
mos  )•  del  otro  á  20,  el  fardo  se  moverá  en  el 
mismo  sentido  con  una  fuerza  igual  á  35  kilogra- 
mos. De  este  modo  se  materializa  el  principio 
¡atino  vis  unita  fortior,  la  unión  hace  la  fuerza. 
2.  -    .Sy  dos  fiierzais  actúan  en  dirección  contra- 


124 


EK.  IJl'STITUTO  jy»ftCIOJV^M¥.. 


ria,  su  resultante  es  igual  á  su  diferencia.  Sea 
el  punto  material  P,  Fig.  7.  ^  ,  sobre  el  cual  actúan 
en  sentido  contrario  las  fuerzas  AP  y  QP.  La  re- 
sultante será  igual  á  la  diferencia  de  estas  dos 
fuerzas,  de  suerte  ijuc  si  la  fuerza  AP  valiese  30 
kilogramos  y  la  PQ  20,  la  resultante  seria  10 
kilogramos,  diferencia  entre  30  y  20,  y  el  punto 
se  moverla  en  dirección  de  la  mayor  ó  de  la  fuer- 
za AP.  En  caafode  que  las  dos  fuerzas  fuesen  i- 
guales,  la  resultante  seria  nula  y  el  punto  queda- 
rla en  equilibrio,  como  lo  hemos  indicado  antes. 
3.  °  Si  ¿los  ftierzas  adj'ian  sobre  im  punto  for- 
mando un  ángulo  (que  es  lo  que  se  dice  fuerzas 
concurrentes)  su  restdtatiie  estará  representada 
en  magjiitudy  dirección  por  la  diagonal  del para- 
lelógramo  construido  sobre  estas  fitcrzas.  Angido 
es  la  mayor  ó-  menor  inclinación  de  dos  líneas 
que  concurren  ó  pueden  concurrir  en  un  punto. 
Paralelúgramo  es  toda  figura  de  cuatro  lados,  cu- 
yos lados  opuestos  son  ¡guales  y  paralelos.  La 
diagonal  es  la  recta  que  une  dos  vértices  opuestos 
del  paralelógramo.  ' 


Figura  8.  =s 

Sea  el  punto  A,  Fig.  8.  ^  .  solicitado  por  las  dos 
fuerzas  concurrentes  P  y  Q.  Construvendo  sobre 
las  rectas  AP  y  AQ  el  paralelógramo  PAQR, 
la  diagonal  AR  representa  la  resultante  de  las 
dos  fuerzas.  Se  comprende  que  el  punto  A  so- 
licitado al  mismo  tiempo  por  las  dos  fuerzas  P  y 
Q,  no  puede  obedecer  á  una  ú  otra  separada- 
mente y  que,  en  consecuencia,  tiene  que  seguir 
en  su  movimiento  una  dirección  intermedia,  que 
debe  ser  la  diagonal   del  paralelógramo. 

2.  Ejemplos.  Para  ilustrar  mejor  este  prin- 
cipio, llamado  del  paralelógramo  de  las  fuerzas, 
reproducimos  dos  figuras  tomadas  del  compen- 
dio deSFísica'de  Mr.  Ganot. 

La  Fig.  9.  '^  representa  un  barquillo  llevado  á 
remolque  por  dos  hombres  que  marchan  sobre 
las  riveras  de  un  rio.  El  barquillo  no  puede  seguir 
ni  la  dirección  de  la  cuerda  AB  ni  la  dirección 
de  la  cuerda  AC,  sino  una  dirección  intermedia 
AE,  es  decir  la  diagonal  ó  resultante  de  las  dos 
fuerzas. 


Figura  9.  «^      ^ 

La  Fig.  10.  ^  ,  representa  el  vuelo  de  una  ave, 
que  también  se  explica  por  el  principio  del  parale- 
lógramo de  las  fuerzas.  Cuando  una  ave  bate 
sus  alas,  la  resistencia  que  el  aire  les  opone  es 
una  fuerza  que  actúa  de  atrás  adelante  sobre 
cada  una  de  ellas.  En  la  figura,  estas  fuerzas  im- 
pulsivas de  atrás  adelante  están  representadas 
por  las  direcciones  AH  y  AK;  y  si  AB  y  AD 
representan  las  intensidades  de  estas  fuerzas, 
la  diagonal  AC  del  paralelógramo  ABCD,  será  la 
resultante  ó  la  fuerza  única  que  hace  avanzar 
el  ave  en  esa  dirección.  La  natación  en  el  hom- 
bre    y  en   los  peces    se   explica   de   la  misma 


Figura  lo. « 
!i.  Fuerza.!!»  pstrsiielsiis.  Puede  suce- 
der que  dos  ó  mas  fuerzas  actúen  paralelamente 
sobre  puntos  diferentes  de  un  cuerpo  y  en  este  ca- 
so lo  resultante  será  igual  á  la  suma  de  las  fuerzas 
componentes,  si  obran  en  la  misma  dirección;  é 
igual  á  su  diferencia  si  obran  en  dirección  con- 
traria. 

{Contin7iará.) 


LECCIONES 

Elementales  «le  dibujo  lineal  al  aleaiice  de 
los  niños  por  M.  R.  Ortega,  injeniero  to- 
pógrafo i  profesor  de  Jeografía  políti- 
ca-descriptiva del  Instituto  IVac¡«)HaI. 

LECCIÓN  II. 
I3. — Las  líneas  se  clasifican  según  su  dirección 
i  según  su  posición:  según  su   dirección  pueden 
ser  "^rectas,  cnivas,  angulosas  i  mistas:  i  según   su 


i:í.  iW's'ii'tt  io ,s\MiÉOj\\ii.. 


posición  se  dividen  en  Jiorizonlales,  vcrlicales,  pe 

piiidiiularcs,  oNicvas  i  haralrltr^. 


aqiiciía  que    uerií 
!in-cci(in  íAlí  l'i.. 


La  línea  roct;i  es  l.i  mus  corta  distancia  cutre 
dos  »|)iinlos. 

1 5. — Línea  curva  es  aquella  cuyos  ijiintos  no 
están  todos  en  la  misma  direecion,  como  CI)  Fi^. 
6. - 


Fi..'.  111, 

30.  Línea  perpendicular  es  la  que  cae  sobre 
otra  sin  inclinarse  mas  a  un  lado  que  a  otro.  La 
rectii  OF  cae  sobre  la  OR  sin  inclinarse  mas  ha- 
cia  O  que  hacia  R. 


lo 


1  )e  un  punto  a  otro  sf  pueden  traxar  infinitas 
líneas  curxas  ¡)ero  no  mas  ({ue  una  línea  recta. 

i6. — I^ínea  anoulcjsa  es  la  Cjue  se  compone  de 
varias  rectas  unidas  entre  sí  como  EF  V'\<^.'~.  ^ 


Fi-.  n. 

2  1. — Línea  oblicira  es  la  que  cae  sobre  otra  in- 
clinándose mas  a  un  lado  que  a  otro  como  S I  que 
'■e  incuria  mas  al  punto  U  que  al  G. 


-a  mista  es  h 
como  GH 


i  que  se  compone  de 

Fi-  S.  - 


Fiü-.  12. 


Una,línea"oblicua  puede  ser  perpendicular  a  o- 
Ira,  pej"o  no  puede  ser  ni  horizontal  ni  vertical. 

22. — Líneas 'paralelas  son|aquellas  que  se  en- 
cuentran a  Jigual  distancia  unas  de  otras,  de  modo, 
que  aunque  se  prolonguen  indefinidamente  no 
lleíiau  a  encontrarse.    ABG.  son  paralelas. 


Fi 


l.'.ntre  dos  puntos  cualesquiera  se  pueden  trazar 
iihnitas  líneas    any;ulosas   i  mistas. 

iS. —  Línea  horizontal  es  la  que  tiene  la  posi- 
aon   de  un  líquido  en  reposo  JK  Fiy;.  9. 


19.-"  Línea  vertical  es  la  que  siyue  la  dirección 
de  la  plomada,  o  sea  de  un  hilo  suspendid(í  en 
un  estremo  i  que  lle\a  en  el  otro  un  peso  cual - 
(lui'-ra.  MN  Fi^r.  ¡o. 


En  la  pró.xima  lección  esplicaremos  los  instru- 
mentos empleados  para  trazar  con  perfección  to- 
das estas   líneas. 

OUE^TTONARIO. 

13 — ;,Cómo  -íe  clasitieau  la*  líueas? — H/.Qué  es  linea 
recta?— ¿Qu(^  es  línea  curva? — lt>  ;,Qué  es  línea  auauJo- 
ja? — 17  ¿Qué  es  línea  mista?— 18  ¿Qué  es  línea  horizon- 
tal?—19  ¿Qué  es  línea  vertical? — 2(l  ¿Qué  e.s  línea  per- 
pendicular?— 21  ¿Qué  es  línea  oblicua? — 22  ¿Qué  son  li- 
neas paralelas? 

( (Joniiniiiird.j  \ 


i¿r> 


r.¥^  IJVSTITfJTO  jy»flCIOJ¥JtTj. 


MÉTODOS  DE  INSTRUCCIÓN. 


POU  .TAMES    PYLE  WICKEIÍSHAM. 

(  Di  redor  de  /rrs  E-tciieJos  Nnrmale-t  de  Pensilvrtiun.J 

Parft  ser  Mnesti*o  se  necesita  una  preparación 
('•iliecial. 

La  Educación  901110  ci'eiu'ia  comprendo  las  leyes  de  la 
constitución  física  e  intelectual  del  lioinbre  i  sus  rola- 
ciones  con  los  medios  por  los  cuales  pnedc  recibir  ins- 
trucción i  cultura.  : 

La  Educación  cqrfío  arte  consiste  en 'elegir  i  aplicar 
los  medios  que  han  do  usarse  para  producir  instrucción 
i  cultura.  a  i 

Como  las  otras  ciencias  la  ecílticacion  puede  ser  estu- 
diada, i  en  ella,  como  en  las  otras  artes,  la  destreza  ad- 
«luirida  i  el  talento 'natural  son ^líualmente  esenciales 
para  el^xito.  ^V^la  primer  mirada  se  descubro  que  sin 
una  preparación  especial  no  es  posible  poseer  la  ciencia 
ni  la  iiabilidad  necesarias  al  educador;  pero  como  esta 
aserción  ha  sido  combatida,  parece  conveniente  prece- 
der la  sií^uiente  obra  con  algunas  consideraciones  en 
su  favor. 

Hasta  liace  pocos  años  las  e'^cielos  romunes  del  pais 
eran  dirijidas  casi  esclusivamente  por  ^r|gnas  ipie  nun- 
ca habian  estudiado  de  una  manera  prorcsionn  i,  i  que 
sin  duda  estaban  en  la  iguoriiucin  de  que  se  necesita  al- 
guna preparación  para  ponerlos  en  condiciones  de  cum- 
plir su  del^er  en  la  oI)ra  de  la  enseñanza.  Las  Acade- 
mias i  los  Colegios  no  se  enc^n^al>an  en  mejor  situación 
por  lo  que  a  esto  hace,  ftorque  si  bien  es  cierto  que  los 
que  enseñaban  en  ellrts  poseían  un  grado  mas  alto  de 
erudición  qne'^los  maestros  de  las  escuelas  djniuncí^en 
pocj)  se  distinguian  en  cuanto  a  conocimientos  prof^io- 
nales. 

El  público  parecía  «atisfeclio  con  f-ia  clase  do  pro- 
blemática (Snseñunza.  A  Io-j  instructores  de  lajiivontud 
les  era  permitido  poner  manos  a  la  obra  sin  haber  atra- 
vesado .intes aquel  periodo  de  aprendizaje  que  se  copsi- 
dera  necesario  pora  los  qu6  hacen  soinÍ)r(íros  o  levitas, 
fabrican  casas  o  hierran  caballos. 

Eran  empleados  por  todas  partes  con  poco  examen  do 
su  aptitud  literaria,  i  menos  aun  de  la  profesional.  Es- 
tas reflexiones  no  sou  tan  aplicables  al  presente  como 
al  estado  en  que  se  hallaba  la  caiísa  de  la  educación  ha- 
ce algunos  años;  pero  apesar  de  que  ep  casi  todos  los» 
Estados  existen  escuelas  para  prepararlos  maestros,  I 
de  otros  recursos  que  soitre  esta  materia  se  poseen  hof, 
la  mayor  parte  de  las  escuelas  se  encuentra  todavía^ aji 
manos  de  personas  que  ni  por  el  aprendizaje  en  un  Estji- 
bleciuiiento  NlprinaJ,  ni  por  si  mismos  acudiendo  a  otros 
recursos  se  han  proporcionado  ¿ppacidnd  profesional. 

Con  las  siguientes  consideraciones  se  demuestra  que 
•la  preparación  d©^ue  hablamos  es  necesaria  para  los 
maestros. 

I. 

E¡  maedro  debe  cov^'ouler  ti  verdadero  objeto   de.  la 
educación.  ..    ' 

Una  idea  grosera  de  la  educación  la  hace  consistir 
alcanzar  los  conocimientos  necesarios  para  adquirir  a- 
liinentos,  vestidos,  habitación  o  para  marchar  en  cual- 
quier clase  de  negocios,  i  para  dai^a  de  esa  clase  puede 
prescindirse  de  unsvpneparacion  especial,  si  la  urgencia 
de  las  circunstancias  lo  exigiere.  Pero  la  educación  tie- 
ne un  objeto  mucho  mas  elevado;  un  objeto  que  no  se 
limita  por  las  incra«  necesidades  de '  la  vida.  El  gran 
f.n  de  la  educación  es  perfeccionar  al  hombre,  física,  in- 
telectual, moral  i  religiosamente.  Para  conseguir  esto 


la  verdad  debe  ser  estimada  i  amada  por  su  propio  va- 
lor, la  disciplina  ha  de  valuarse  por  la  fuerza  permanen- 
te que  comunique  al  alma;  las  aspiraciones  hacia  lo  e- 
levado  ¡  lo  santo  deben  hacerse  brotar  en  ol  corazón,  i 
todos  su9,Jnipulsos  ser  dirijiílos  para  comunicarle  amor 
verdadero  ¡lor  la  humanidad.  Realizar  es^o  en  la  esfera 
de  abstracción  es  difícil^  realizarlo  en  la  vida  constitu- 
ye el  problema  que  tenóiíioR  la  misión  de  resolver  sobre 
la  tierra.  El  maestro  no  puede  trabajar  eficazmente  sin 
tencl*su  olVféto  bien  definidb,  i  esto  es  imposible  sin  que 
se  entregue  a  largas  i  profundas  meditaciones,  estudian- 
do con  atención  profunda  la  naturaleza  física  e  intelec- 
tual del  hombre  i  sus  relaciones  con  ^1  mundo  en  que 
vive,  con  los  demás  hombres  i  con  Í)ios. 


f 


IL 

Maeftiro  debe  coiiorer  aqvel/n  sobre  lo  mol  estd  llariin- 
do  a  oJK'rnr. 


NingHjn  hombre  puede  opei'ar  h.ibiJmonto  pobre  una 
cosa  cuando  «o  conoce  su  naturaleza.  El  labrador  ha 
de  conocer  la  del  suelo  que  cultiva,  el  herrero  la  del  liier- 
ro^qu6  amolda,  el  alfarero  la  del  linrro  que  amasa  para 
que  piedan  obtener  buen   resultado  de  sus   faenas  res- 
pectivas. La  naturaleza  moral  del  liondne  no  es  a  tal 
puntT)  mas  sencilla  de  comprender  que  la  do  la  tierra,  el 
hierro  o  el  barro  paraqTie  pueda  disfiensarsc  al  maestro 
del  estudio  especial  que  el  labrador,  el  perrero  i  el  alfa- 
rero necoitan.  Cierto  es  que  como  ellos,  pueden  traba- 
I    jarcualuna  máqliiña  o  imitando  lo  que  otros  hacen;  ¡le- 
I     ro   tan'ciego  procedimiento,  indigno   siempre  en  cual- 
I     quier  vocación  de  la  Vidn.  toca  en  lo  criminal  tratándo- 
I     se  cfelp  educación  de  seres  humanos,  cuyo  éxito  en  este 
j     mujjdo  i  cuya  dicha  en  el  otro  se  aventuran  bastante  de 
esa   manera. 

III. 

El  Maefifro  delie  conocer  nqheJh)  roj^ftlfí'  npcn. 

El  asfinto  de  la  enseñanza  comprende  el  mundo  de  la 
materia  i  el  del  espíritu.  El/maestrh  tiene  a' su  dis|»osi- 
cion  todas  las  cosas  crea/las  para  elegir  los  medios  que 
ha  de  usar  en  su  obra.  Nadie  puede  hacer  una  elec- 
ción juiciosa  de  estos  medios  i  estar  oreprnadn  pa- 
ra presentarlos  en  el  orden  i  jiroporcion  debidos  sin 
largo  i  cuidadoso  estudio.  El  médico  emplea  mucho 
tiempo   i  meditación    para  elejir   i  componer  las  medi- 

_  cinás  del  cuerpo,  ;.será,  mas  fácil  |)reparar  lasdel  al- 
bina?'La  el(>ccion  del  mejor  sistema  de  estudio  para  nn. 
nüio  es  sin  duda  un  problema  tan  difícil  como  el  que 
mas.  entre  todos   los  que  la   mente  luimanu  lucha  por 

j    resolver. 


IV. 

El  3Ioe.slro  delu  sfiñer  con, o  ha  de 


■.dii(:r.<-rJ(tppiéircicio?i. 

Un  hombre  purde  conocer  la  naturaleza  do"  la  cosa 
sobre  la  cual  pretende  operar,  conocei'  los  medios  por 
los  cuales  ha  de  verificarse  la  operación  c  ignorar 
la  manera  de  llevarla  a  cabo.  Es  el  deber  del  ma- 
estro perfeccionar  i  enseñar  a  los  niños,  i  no  tendrá 
un  método  discreto  para  realizarlo  el  que  no  haga 
una  preparación  especial.  De  ella  no  puede  prescindir 
con  mas  facilidad  que  el  que  navega  en  un  buque 
o  construye  un  ferrocarril.  Si  los  métodos  de  ense- 
ñanza fuesen  simplemente  mecánicos,  fundados  sobre 
principios  variabrcs,  i  este  no  es  el  caso,  no  podrían 
ser  imitados  sin  egpteial  preparación  porque  esta  es 
una  lei  a  que  cst.á  sometido  todo  este  gí'nero  de  opera- 
ciones.   Por  otra  parte  los  hechos  muestran  que   lapo- 


KW^  UV^TITIITO  jyjtVIOJVJil,. 


secion  de  la  ciencia  no  implica  la  habilidad  para  comu- 
nicarla. Es  evidente  pon  si  mismo  qne  nadie  puede  en- 
saruu-  a  otro  lo  que  no  sabe  él  mismo;  pero  nosotros  a- 
scí^uranios  ademas  que  no  siempre  los  liombres  instrui- 
dos sirven  para  maestros.  ( Ccrntimuirá-) 


Ciiostion  propuesta  ¿n  el  número,  anterior  a  los  cur- 
santes do  Cosmojrrafia.  ' 

í.l'orqué  dos  viajeros  que  salgan  de  Guatemala  en  do- 
miimo,  i)or  cjcmi)lo,  para  dar*'la  vuelta  aj  nnmcfo,  ca- 
iniiiniido  uno  iiúcia  el  Oriente  i  otroJiácia  el  Occidente/ 
con  paso  iuual.  al  volver  los  dos  £1;^  lugar,  de  donde  salie- 
ron, el  primero  contará  h'ines  i  ol  segundo  sábado,  es  de- 
cir. (•!  uno  linliní  ganado  i  el  otro  liabrÁ  perdido  un  dia? 
Siiliu'ioo. — á!to  iiociio  es  natural  i  raui -sensible  para 
los  Mnctienoiudeas  exactas  del  movimiento  de  rotación 
de  l;i  'i'icrra  o  del  movimiento  apareufe  del  Sol.  F;icil- 
ineiife  se  concibe  que  sicndo»la  Tierra  esférica,  el  Sol  no 
puede  alumbraren  un  mismd  instante  toda  la  superfiHo 
del  (ílol.o.  A  todos  consta  que  ol  Soljiracadíi  dia  de  0| 
netiie  a  Occidente,  i  por  lo  mismo  este  astro  sorpresen- 
ta  iMiniero  a  los  pueblos,  situados  al  oriontc  ||hc  a  los 
sitniídos  al  occidente,  i  c'émo  cada  hora  recorre  15'.  es 
clan>  <|ue  un  bigar  mas  oriental  que  otro  en  If)* enju- 
ta In^  doce  inia  iior^nte.«.es  decir,  cuando  paraifinate- 
inala^  son  I:h  or)cc.  |W-a  un  lugar  situado  ^rp  al  óijente 
<le  (iiiaiemala  son  las  docei  paritotro  situado  15'^Rl  oc- 
cidente sen-ln  hs  diez  de  la  mafiana. 

Sentado  esto  e!  que  viaja  al  of  ientcde  auatemala.  por 
ejemplo,  despuife  de  haber  recorrido  l.-i^  cuenta  una  ho- 
ra inns  ()ue  en  dicha  ciudad."  poique  cwninando  hacia  el 
Sol,  lo  ve  una  hora  antes  que  nosotros.  Continuando  a- 
si,  |>or  cada  l.'> '  ganará  una  lió^-ír.  de  suerte  que  después 
de  haber  recorrido  los  ?MP  del  Globo  habrá  ganado  24 
horas;  1  por  consiguiente,  al  volver  a  Gnatemala^a  vis- 
to el  Sol  salir,  pasar  por  el  meridiano  i  ]x.nerse  unftWez 
inas;  1  por  lo  mismo  cuenta  un  dia  mas  que  nosotros,  ha 
legado  al  domingo,  cuando  no.sotros  tehemos  todavía Pá- 
hado. 

l'or  el  contr§wo,  el  que  viaja  ni  Occidente  tiene  el 
.^ol  um  hora -íftas  tarde  cuando  ha  caminado  10°.  i  asi 
sucesivaniente  va  perdiendo  una  hora  porcada  15='-de 
modo  que  cuando  ha  dado  Ja  vuelta  .d  nfundo  so  halla 
con  un  día  menos,  i  cuenta  sábado  cuando  nosotro.s  nos 
haliamos  en  domingo.  Asi,  la  diferencia  no  es  aparente 
sino  real:  pero  no  consiste  cuque  hava  mas  ó  menos 
tiempo,  sino  solamente  en  (^  modo  de  contar  de^íyio  i 
otro  viajero,  según  la  dirección  que  toma  el  uno  al  Orien- 
te 1  el  otro  al  Occidente,  el  uno  va  al  encuentro  del  Sol 
1  el  otro  va  huyendo  de  i'-l.*'  ♦ 

,  Cuando  el  portugués  Fernando  Magallanes  pastel  ' 
estrecho  que  lleva  su  nombre  i  lleg('i  a  las  Indias  en-' 
contró  en  su  derrotero  un  dia  de  diferencia  con  él  de 
los  enrólleos  que  habian  ido  j.or  el  Oriente.  Unos  a 
otros  so_  tachaban  de  descuido;  |iero  cesrt  la  disputa  i 
la  admiración  tan  pronto  awino  se  IíuImj  indagado  la 
causa  de  este  error.  Vaicnio  dice  que  en  Macao?ciudad 
lunritimade  la  Ciiina,  los  portniruestíB  •cuentan  re<rulnr- 
nieute  un  dia  mas  que  los  españolpíi«n  las  Filipinas,  los 
l)riineros cuentan  dominso.  mientras  que  los  segundos** 
^áli.ado.  aunque  estén  poco  di.stantes  los  unos  de'"los  o- 
tros.  Esto  proviene  de  que  los  portugueses  estableci- 
dos en  Macao.  han  ido  a  este  punto  por  el  cabo  de  Hue- 
na  Esperanza  o  por  el  Oriente:  i  los  espnñoles  fnerou  n 
his  Filipinas  por  el  Oriente,  esto  es,  .salienllo  de  Améri- 
ea  i  atravesando  e!  mar  del  Sur. 

i:i.  COIBETA. 

Diciembre  30.— El  cometa  s.iliñ  hoi  a  Ins  7  i  :i  cunrtos 
do  la  noche,  i  su  posición  era  lüS'^  de  ascención  recta 
i  -yy  de   declinación   aifetral.     Como  una  coincidencia 


hacemos  notar,  que  la  cola  del  cometa  ha  venido  a  hun- 
dirse en  la  cola  del  Can  mayor,  pues  es  ya  apenas  per- 
ceptible a  la  simple  vista  i  no  podremos  observarlo  mas. 
Desde  el  2  de  Octubre  que  comenzamos  a  observarlo  en 
la  estremidad  nordeste  del  Sextante  hasta  la  fecha,  el 
cometa  ha  recorrido  un  arco  de  55°,  es  decir,  mas  de 
medio  g^ado  por  dia,  moviéndose  siempre  en  la  direc- 
ción de  nordeste  a  sudoeste. 

Al  despedihios  de  nuestrrt  celeste  visitante,  lo  hace- 
mos con  la  satisfacción  de  haboc  visto  confirmadas  núes 
tras  priin|M-M  observaciones,  pop  las  queso  han  liecluv 
.sobre  el  iiTláimg:ometa  en  el  Observarlo  de  Bogofcí.  Di- 
ce el  Director  di  aqüpl  Ob.servaforio:  "La  correspon- 
dencia qne  por , el  úlnmo  paquete  i-ecibimos  ile  Eurojia 
alcanza  a  los  primeros  diasdo  Ijfetieitbre,  i  ni  ella  ii¡  ou 
los  periódicos  astronómicos  del  mismo  mes  hallamos 
noticia  alguna  relativa  al  cometa  actual.  Por  el  con- 
trario, seoctipan  mucho  aun  del  cometa  Wells,  pues  aun 
cuando  se  observó  enJíuropa  i  ei^  los  Estados-Unidos 
desde  el  18  de  Marzo,  los  elementos  de  la  órbito  se  es- 
tablecieron definitivamente  hasta,  los  primeros  clias  d»^ 
Setiembre  en  que  dicho  cometa  desapareció."' 

"En  varios  periódicos  del  pais,  asi  como  en  "li^i  Opi- 
nión Xacional"  de  Caracas,  hemos  visto  reprodÍKíulo  nn 
error  que  nos  apresuramos  a  desvanecer.  Tal  error  con- 
siste en  confundir  el  cometa  actual  visible  con  el  descu- 
bierto |)or  W^ll^  de  líoston  (lístados-Unidos),  el  18  de 
Marzo  pró.xWrto  pasado,  cometa  que  fué  visible  en  esta 
capital  en  Jíinio  i  Julio,  i  del  que  dimos  noticias  en  los 
níimeros  4.®  i  5.^  délos  "Anales  del  Observatorio 
Nacional." 

"El  cometa  Wells,  observado  en  las  mejores  circuns- 
tancias, no  presenta  el  ls]jfect»  majestuoso  qne  exhibe  el 
actual.  El  cometa  Wells  apareen)  en  la  constelación  de 
La,  />*)•«, -j-ccorrió  sucesivamente  las  constelaciones  de 
J  C(fD,Casmpca,  del  Cochero,  2'n?/ro,t/emm«  (situación  en 
la  €ual  se  vio  por  primera  vez  on  Bogotá)  Cancei-/\  al 
fin  se  hunde  actualmente  en  /,«>;  vino  de  la  rejion  boreal 
i  a  ella  ha  vuelto."*  . 

*El  cometa  actual  apareció  en  la  rejion*anstral  i  re- 
corriendo la  constelacism  de  La  ffydra,  se  encnmiiia 
hacia  la  del  Van  mayof,1flj^ccion  opuesta  a  la  que  ac- 
tualmente sigue   el  primero."  '' 

"El  cometa  Wells  tenia  un  núcleo  cinnflar  i  la  calielle- 
ra  apena»  media  55",  en  tanto  que  el  coloso  que  teneinus 
a  la  vista  tiene  una  cabellera  de  fi' 5:5"  i  un   núcleo  de 


Nosotros  también  comprendimos  i  manifestamos  ih>- 
*Vle  el  principi()  que  el  cometa  actual  no  «^íinisino  que 
descubrió  Wells.  En  el  número  correspondiente  al  15  ile 
Actubre  de  este  j^riódico,  dijimos:  El  hermoso  cometa 
i^ifi  actualmente  es  objeto  de  justa  admúcacion  para  los 
q«e  han  podido  observarlo,  no  debe  ser  (uro  sino  el  mis- 
mo que  se  vio  op  Ejiato  el  dia  17  de  Mayo  antcpróxiino 
en  los  momentos  en  HSie  lite  astrónomos  oliservabaií  el 
eclipse  de  Sol.  En  esos  momentos  solemnee  en  qne  Mr. 
Lawrence,  San  Tacchini  i  los  dema3%ít!(')nomoítoiiserv:i- 
bnn  consuma  ansiedad,  el  silencio  del  oliservatorio  lur- 
interrumpido  por  gritos  de  sorpresa  llamando  la  aten- 
ción sobre  un  objeto  estraño.  A  la  derecha  del  Sol  i  n 
distancia  de  un  diámetro  solar,  ^vió  un  hermoso  come 
taBípn  su  núcleo  i  su  cola  formanao  una  curva  cnsi  tan 
bmlahte  como  la  corona  misma:  en  lo  mejor  del  ecli|i-( 
el  cometa  pndo  observarse' aun  a  la  simple  vista.  (Vea  e 
el    número  .3.) 

Finalmente,  nuestro  cometa  se  despide  d^a  Tieri  a 
junto  con  el  año  de  1882;  i  por  si  acaso  fuerP^l  jjiísmhi 
que  descubrió  el  astíénomo  Pons  en  Julio  de  1S12  con 
un  períodí)  probable  de  70  años,  ffrjaUno.s  coiisiguados  es- 
tos datos  para  qne  nuestros  descendientes  lo  oliserveii 
ir.ejor,  si  volviere  a  n]inreeei- en  el   año  de  1952. 

S.WTO.'í  ToiiuÑo. 


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■  •'■'s3  H-Pi-r  1     ■. 

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5|i:f||r|llff    fíliilillll 

íi   R   -;|     11        \^     1  1 

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1 

J 

iff    f     t  '  ílitpf  íf  líi- 

? 

Clavellinita  (2) 

Kloripundia. 

Amapola  ¡unavüla 

Enotera. 

Verbena. 

Chabelita. 

.lasmin  del  ri..  ¡¡xnoi- 

( íuarumo. 

Xogal. 

Flor  nueva. 

Ik'gonia. 

(iota  de  sangre.  * 

Almizcle. 

Linaria. 

Albahaca. 

Romero. 

•Salvia. 

.^luzema  del  p:i!s. 

Matricaria. 

Id.      doble. 
Colleja. 
Klor  de  viuda. 
Chapetona, 
r.revillea.    (3) 

i 

spr-'Spro."'P.'^Pr5pp.'«pppp^ss!¿pr=-.~p 
■  • -^                    í     .        ■  ■ 

ñl 

(¡ypsophila  elegans.. 
Datura  sunvcolens. 
Ilibiscus  tiliaceus. 
¿Knothera  rosca. 
\'erbcna  venosa. 
Galphimia  glauca. 
Lindcnia   ri'valis. 
Cccr^jpia  pcltata. 
Juglans  nigra. 
Efianthemum  nervosun. ' 
Begonia  spatulata. 
Mimulus  cardinalis. 
.Mímulus  luteus. 
Mlraulus  moschatus. 
Linaria  Cj-nibalaria. 
Ocymum   basilicuni. 
Rosmarinus  offlcinalis. 
Stacbys  coccinea. 
Acbillca  millefolium. 
Matrica#l   offlcinalis. 
Matricaria   parthenium. 
Bidens  hetcrophylla. 
Sea  biosa  atropurpúrea. 
Lychnis  visearía. 
Grevillea  robusta. 

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í  i 

J 

mmtniíMmtimm 
imúfíisummuiím 

RÍi5S,ií,1i!rt?!!rf|  í  1 

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IVricÑlieo  «ledieado  n  \n  «lifiisioii  rte  In  liistnicoioii  Primnrin   i   SiM'iimlaria. 

Pl'BIlí'AnO  BA.IOr,A   PROTRCCIOX  DRI,  SrSOR    .ÍEXRnAl.  .T.  RüFIN'O  ÜaBÍMOS. 
PrKSM»ENTE    I)R  I.A     RePÚBMCA    I)R  GrATEMAl.A. 


Funvlaiior  i 

Rtlitor,  Santosffforuño. 

Administrador  I'xlwin 

Rocktroh. 

^liM.  ». 

tíñale  mal  II,  tS  de   1 

— , — _. é__ 

Kaero  «le  188». 

VOI^.  1. 

Iiifliieueiu  de  la  Iiistriiccluii  priinaria  en  la» 
eoHtuiubi'es,  en  la  moral  piíblica,  en  la  In- 
dustria I  en  el  desarrollo  Jeneral  de  la  pros- 
peridad de  los  pueblos,  por  M.  L.  i  (i.  \.  A- 
munútegui. 

(roiitinüu.j 

'   VIH. 

Lns  rofloxionos  que  aoiiliítn  do  loor«o  on  laí»  pajinas 
anteriores  manitic-itaii  que  r|  >irni»le  cotiociiiiieiiio  de  la 
lectura,  de  la  e.^crilura  ¡  del  eálrulo.  obra  de  una  ma- 
nera portentosa  i  jmteiite  íolire  la  industria  i  morali- 
dad de  los  liomt)re-i.  La  instrucción  primaria  mas  res- 
trinjida,  suministrada  a  todos  los  individuos  de  una  na- 
ción, seria  jmes  un  heneliiMO  inmenso  para  ella  Pero 
es  preciso  recordar  que  la  instrucción  primaria,  es  al<ro 
masque  la  lectura,  la  escritura  i  el  cálculo.  La  hemos 
considerado  en  su  forma  mas  simple  i  diminuta  solo 
para  dar  a  nuestros  raciocinios  mas  solidez  i  mas  evi- 
dencia. La  instrucción  primaria,  a  raas  de  los  tres 
ramos  rudimentales,  comprende  cuando  menos  el  cate- 
cismo, la  gramática,  lajeojírafia,  la  historia  del  pais,  el 
dibujo  lineal.  El  influjo  de  e^to?  conocimientos,  necesa- 
lisimo?  para  la  vida,  sobre  la  felicidad  de  los  individuos 
i  sobre  la  prosperi'iad  de  las  naciones,  es  incuestiona- 
ble, está  fuera  de  duda. 

El  catecismo  es  una  obra  admirable  que  encierra  en 
sus  pajinas  todo  lo  que  el  hombre  debe  creer  i  esperar. 

La  escn.cÍD,  por  decirlo  asi.  de  la.  relijion  está  estracta- 
da  eu  sus  hojas.  El  aprendizaje  de  ese  librito  es  el  viático 
mas  excelente  que  puede  darse  a  los  niños  a  su  entrada  en 


.    La  práctica  (\e  sus  máximas  bastarla  pora 
leran  morales  i  virtuoso-i.  ,;Conoce¡sal;íuna 


que 


la  vida, 
todos  fue 

señanza  por  benéfica  que  sea,  que  ha<fa  mas  por  la  pros- 
peridad dj   un  pueblo? 

"Siendo  la  lengua,  dice  don  Andrés  Udlo,  el  medio 
deque  se  valen  los  hombres  para  comunicarse  uñosa 
otros  cuanto  saben,  piensan  isienten.no  puede  menos 
de  ser  grande  la  utilidad  do  la  gramátioa.  yn  para  ha- 
blai'  de  manera  que  se  comprenda  liien  lo  que  decimos 
(sea  de  viva  voz  f^  por  escrito),  ya  para  fijar  con  exac- 
titud el  sentido  de  lo  que  otros  han  dichg;  lo  cual  abra- 
za nádamenos  que  la  aceriada  enunciacñon  i  la  jctmina 
interpretación  de  las  leyes,  de  los  contratos,  de  los  tes- 
tamentos, de  los  libros,  ñe  la  correspondencia  escrita: 
objetos  en  que  se  interesa  cimnta  hai  de  mas  precioso 
i  mas  imyíiiitonte  en  la  vida  social.* 

La  jeoerafia,  que  nos  enseña  el  mundo,  ea  algo  mas 
que  el  espacio  comprendido  entre  los  Ande» i  el  mar 
Pacificf»,  que  nos  habla  de  los  gobiernos,  de  las  relijio- 
nes,  de  las  poblaciones,  es  un  estudio  que  ensancha  el 
horizonte  de  la  intelijencia.  La  jeografía.  que  com- 
prcndíp  los  climas,  las  producciones,  las  relaciones  co- 
merciales i  los  medios  de  comunicación  de  los  diver- 
sos países,  es  un  estudio  indispensable  para  los  agri- 
cultores, que  necesitan  atender  al  movimiento  de  los 
mercados  a  fin  de  poner  precio  a  sus  frutos,  i  para 
lo?  comerciantes,  que  necesitan  conocer  lo  que  pasa 
en  esos  mismos  mercados  con  el  objeto  de  combinar 
sus  especulaciones,  ¿('ómo  queréis  que  entablen  ne- 
gociaciones con  el  Brasil,  con  California,  con  la  Nueva 
Holanda,  si  tal  vez  no  han  oido  pronunciar  nunca  los 
noinlires  siquiera  de  esos  países,  i  si  por  lo  tanto  conocen 
niiiclio  iin'üos  sus  sitiuK'ione.-!  respectivas? 


130 


AX  IJVSTlTtlTtí  .\\HVtOJ%\¡t.. 


Ija  historia  es  el  depósito  clo.las  esperiencias  hechas 
por  el  Jénero  hiunano  011  su  viaje  por  la  tierra.'  La  his- 
t(Tl-iaekala  huinauidad  lo^qiiola  memoria  es  al  hom- 
bro. El  ostv.dio  de  o.«a  eicncia  nos  dispensa  por  consi- 
gtiionle  de  cflcr  en  los  miamos  errores  i  estravios  en  que 
íiancaido  nuestros  antecesores.  El  pasado  sirve  aSÍAie 
lección  al  porvenir.  La  liistoria  es  la  escuela  práctica 
donde  cada  cual  puede  aprender  lo  que  causa  el  engran- 
decimiento o  decadencia  do  los  individuos,  el  engrando- 
ciniieuto  o  decadencia  dolos  pueblos. 

El  dibujo  lineal  es  el  arte  de  trazar  diseños  regula- 
res i  simótricof?.  destinados  a  la  industria,  como  adornos 
para  muebles,  pan  rojas,  para  oortin-as,  para  ventanas, 
pam  puertas,  para  molduras,  para  coniisas,  modelos  de 
máquinas  i  otros  objetos  de  esta  especio.  La  enseiíanza 
de  esto  ramo  i  de  los  otros  que  se  refieren  al  dil)ujo  i  a  ^ 
la  oinamontacion,  ha  si'lo  considerada  como  la  causa 
princijial  de  la  superioridad  que  en  la  gran  esposicion 
de  Londres  se  concedió  a  las  manufacturas  francesas 
sóbrelas  ijiscjosas.  "La  educación  artística,  decia  en 
1850  el  ('/rír<in(t  de  la  Jinifn  de  coinenio  de  Inglaterra, 
citado  \.i)r  Mr.  Eujonio  Komíti.  distingue  a  las  clases 
obreras  déla  Francia  de  los  artesanos  ingleses;  es  una 
de  las  cansas  de  la  sujiorioridad  de  ojocucion  de  la  in- 
dustria Iraiicesa.  Del  desarrollo  'le  las  oscuelaf'de  iJi- 
bnjo  dejiende  el  progreso  nacional  en  el  conociniioujo 
i  el  sentimiento  del  arte." 

"No  lie  creído  inúííK  dico  el  mismo  Mr.  Rendu  diri- 
jiéndoic  al  ministro  do  instiuccinn  pública  de  Francia, 
atraer  vuestra  iitencion  a  las  escuelas  de  dibujo  en  In- 
glaterra. Un  ínteres  de  coricurrencia  internaciunal  se 
oculta  en  la  fundación  de  esas  escuelas.  La  esposicion 
universal,  revelando  todavía  una  vez  i  con  brillo,  la 
superioridad  de  la  ejecución  francesa  en  las  artes  del 
diseño  i  de  In  ornamentación,  ha  dado  un  nuevo  empu- 
je a  los  esfuerzos  tentados  para  ol  fomento  de  las  es- 
cuelas especiales  por  la  rivalidad  intelíjentede  nuestros 
vecinos.  Que  las  fábricas  inglesas  consigan  conquistar 
por  el  estudio  lo  que  la  Francia  debe  solire  todo  a|)a 
fecundidad  de  su  jénio;  qne  lleguen  solamente  a  una 
reproducción  hábil  de  nuestros,  disiíios.  i  la  baratura 
de  sus  tejidos  permitirá  al  comercio  ingles  hacernos  en 
los  mercados  en  qne  ahora  reinamos  una  guerra  que  no 
será  sin  peligros.  Importa  irnos  que  nuestras  escuelas 
de  artes  i  oficios,  que  nuestros  cursos  especiales  i  nues- 
tras escuelas  elementales  mismas  sostengan  por  el  tra- 
bajo una  superioridad  natural;  que  derroten  jiorlacroa 
cion  de  tipos  continuainonte  renovados  una  rivalidad 
que  no  se  duerme;  i  que  la  victoria  de  ayor  asegure  el 
triunfo  de  mañana.""  j. 

yi  hai  recursos,  hagamos  todavía  m  instrucción  pri- 
maria mas  completa:  organiccmosla  bajo  un  sistema  me- 
jor; añadamos  a  todos  los  ramo-  aatedichos  esas  nociones 
que  perfeccionan  el  carácter l'el  corazón  del  hombre;  ha- 
gámosla lo  mas  rel'jio.sa  que  sea  posible;  agreaiuéinosle 
esos  estudios  elementales  que  enseñan  los  deberes  del 
hombre  para  con  Dios  i  sus  semejantes.  ¿Podrá  dudarse 
que  una  instrucción  primaria  de  esa  especie  influirá  in- 
mensamente en  la  moralidad  de  cada  individuo? 

Añadámosle  ademas  la  enseñanza  de  nociones  de  agri- 
cultura, de  nociones  industriales  i  comerciales,  la  ense- 
ñanza do  todos  esos  ramos  que  tienen  una  aplicación  prác- 
tica, como  física,  química,  jeolojia,  puestas  al  alcance  de 
todos.  ¿Podrá  dudarse,  si  eso  hacemos,  que  la  instruc- 
ción primaria  no  influya  directa  i  ventajosamente  en  los 
adelantamientos  do  la  agricultura,  de  la  industria  i  del 
coniercjo? 


.|.  ...  .  ...  v...^.-.  ._   „.. 

i      '       -^^^       '■^\:.::  NOOloNKS 

l>e  Cofíiiiio^i-B'ai'it:!  i  Jro^^i^afltu 

EsCRIT-^S  l'AK.\  I.OS  .M.^OS. 

l'or  Santos  Toruno,  Director  del  Ltul ¿tafo  Nacional  .¡e 
Guate  inah. 

(Continúa.) 

Prueb.vs  I)p:i.  movimikxto  de  ;vO¡Ar.i;).\  dk    \.\ 

TlKRR.V. 

ijLos  partidarios  de  la  anti_i>u.i  idea  de  la  innK)])i- 
lidad  del  jjlobo  terrestre  han  de.saparecido  poco  a 
poco,  i  iioi  dia  lii  teoría  del  moviiT^^ento  de  1.a  Tier- 
ra se    en.seña  en  todas  pa:-tes,  hasta  en  la  inisnia 
Roma  qtic:  tanto  se  es.:and  iiiz.5  en  sitínr  >.  i  d.;  <\.\- 
lileo.  El  P.  Secchi  en.una"  d;-,  'sus  o;";!''Í5f^;diee:    "K! 
movimiento  de  rotaciorl' cte"  la  'ricí^i-a  aR^dedor  de 
i    su  eje  es  una  verdad  qfe.c'n  nuestros  ¿B^  no  ne- 
I    cesita  demostración,  pues  és,  en  efecto,  ím  coro- 
!    lario  de  toda  la  cíenciaastronómica." 

No  obstante  esta  opinioi  res  );>tabilísiin'i,  va- 
mos a  dar  alg'unas  ra?.on  • ;  i  a  ¡irv-sentar  algunas 
pruebas  i  csperimentos  ¡li  i!.e¡;;u:;-;  qj.'  demues- 
tran que  el  movimiento  di.:l  So!  i  de  las  crtrcllas 
no  es  mas  que  una  ilusión,  i  que  realmente  es  la 
Tierra  la  que  jira  sobre  si  ¡nisnia  de  Occidente  a 
Oriente.  *' 

Primera  prueba.  El  Sol  es  un  milion  cuatro 
cienLas  mil  veces  mayor  na  ;  la  Tierra,  i  dista  de 
nosotros -unos  37  millones  de  le;^uas.  Si  diera  l.i 
vuelta  al  rededor  de  la  Tierra,  seriiv  preciso  que 
esta  masa  enorme  describiera  en  :;  j.  horas  una 
circunferencia  de  mas  d.;  .132  m'üon's  de  le¿4uas. 
El  Sol  deberia  entones  r-.;,)rrr  mis  de  2600 
I  leguas  por  se;:^undo,  eaoriii  ■  r.t;/d  ;.<que  (tspanta, 
;  pues  seria  20  \\\\  vecí-;  ma_\v^- que  ia  de  una  ba- 
1  la  de  cañón.  1  sin  embargo,  esta  velocidad  seria 
insignificante  comparada  ct^n  la  que  deberían  lle- 
var las  estrtíllas,  qut;  son  otros  soles,  i  se  ven  tan 
pequeños  porque  están  inmensamente  mas  lejos 
que  el  Sol  de  nuestro  sistema.  Adí^mas,  estando 
las  estrellas  esparcidas  a  nvii  diversas  distancias 
deberian  jirar  también  con  mui  divers.as  veloci- 
dades, pero  sin  adelantarse  unas  respecto  de  o- 
tras,  conservando  la  misma  posición  relativa  i  for- 
mando siempre  los  mismos  grupos  como  real- 
mente las  vemos.  Hai  mas  todovia,  las  circunfe- 
rencias descritas  por  los  astros  irian  decreciendo 
del  ecuador  hacia  los  polos,  i  las  estrellas  situadas 
cerca  de  los  polos  permanecerían  inm  ibil^como 
nos  parece  la  estrella  polar,  que  para  Guatemala 
no  sale  ni  se  pone,  pues  la  vemos  casi  en  el  mis- 
mo punto  a  las  seis  de  la  tarde,  a  ias  doce  de  la 
noche   i  a  las  cinco  de  la  mañana. 

Finalmente,  estíUí  i  otras  muchas  dificultades 
de-.aparecen   adinittendo  el  niovimierifd  de  i'óta- 


MiL,  IJ\*STJTtTO  ,V^iCiOA\¡¥.. 


131 


ion  de  la  Tierra,  con  el  cual  se  esplica  muí  bien 
1  movimiento  aparente  de  los  astros,  i  no  requie- 
re mas  velocidad  que  la  de  466  metros  por  se- 
gundo, que  es  un  poco  mas  de  las  dos  terceras 
partes  de  la  velocidad  que  lle\'a  una  bala  de 
cañón.  Si  hai,  pues,  un  medio  mas  sencillo  para 
esplicar  el  movimiento  de  los  astros,  debemos  ad- 
mitirlo, pues  esa  misma  sencillez  será  una  prueba 
mas  en  favor  de  la  verdad  que  se  trata  de  de- 
mostrar. 

Seounda.  La  observación  nos  demuestra  que 
la  luna  parece  jirar  al  mismo  tiempo  hacia  el 
oriente  i  hacia  el  occidente,  es  decir,  en  sentidos 
opuestos.  .     ' 

En  efecto,  tres  o  cuatro  horas  de  observaclmi 
bastan  para  advertir  que  la  luna  se  mueve  en  el 
espacio  de  occidente  a  oriente,  pasando  por  los 
t^-^rupo:?  de  estrellas  que  va  encontrando;  pero 
([uc  al  mismo  tiempo,  se  dirije  también  al  occiden- 
te en  su  movimiento  común  con  todos  los  demás 
astros.  La  razón  nos  dice,  por  otra  parte,  que 
uno  de  esos  dos  movimientos  tiene  que  ser  falso 
o  aparente,  porque  es  imposible  que  un  mismo 
cucr[)o  pueda  moverse  al  mismo  tiempo  en  sen- 
t¡d(js  contrarios.  Este  fenómeno  celeste,  pues, 
ijue  parece  un  contra-sentido,  solo  puede  espli- 
carse  con  el  mo\'imiento  de  rotación  de  la  Tierra 
de  occidente  a  oriente. 

Vamos  a  poner  un  ejemplo  al  alcance  d(í  los  ni- 
ños para  facilitar  la  esplicacion. 

Si  cuando  vamos  en  \\\\  tren  o  en  im  carruaje 
volvemos  la  vista  hacia  atrás,  i  nos  fijamos  en  un 
individuo  que  va  detras  de  nosotros  caminando 
mas  despacio,  nos  parece  que  no  solo  se  queda 
atrás,  sino  <{ue  va  retrocediendo  o  caminando  en 
dirección  opuesta.  Pues  bien,  esto  mismo  suce- 
de C(.)n  el  movimiento  de  rotación  de  la  Tierra  i 
con  el  movimiento  de  la  luna  en  su  órbita.  La 
Tierra  jira  sobre  sí  misma  de  occidente  a  oriente 
en  el  espacio  de  24  horas,  i  la  luna  se  mueve  en 
su  órbita  también  de  occidehte  a  oriente  en  el  es- 
pacio de  27  dias  i  7  horas  próximamente:  de  donde 
resulta  con  evidencia  (¡u<;  la  velocidad  angular 
con  que  jira  la  l'ierra  sobre  sí  misma  es  mayor 
(]ue  la  velocidad  angrular  con  que  se  mueve  la  lu- 
na en  su  órbita;  i  esta  es  la  razón  por  qué  la  luna 
se  queda  atrás  i  parece  rtitroceder  o  caminar  há- 
t;ia  el  occidente.  Se  \'e.  pues,  que  el  movimien- 
to de  rotación  de  la  'Herra  esjjlica  perfectamente 
no  solo  el  movimiento  común  de  las  estrellas' 
sino  también  los  dos  movimientos  opuestos  de  la 
luna, 'i  el  fenómeno  semejante  que  presentan  los 
planetas  en  su  movimiento  directo. 

Tercera.  Hemos  demostrado  que  la  Tierra 
está  aislada  en  el  espacio  i  que  tieno  la  forma  de 
una  esfera  im  poco  aplanada  hacia  los  polos. 
Pues  bien,  todos  los  planetas  vistos  con  telesco- 
pio aparecen  también  en  el  espacio  con  una  for- 
ma mas  o  menos  semejante  a  la  de  la  Tierra;  i 
todos  ellos  tienen  un  movimiento  de  rotación,  que  . 
lo  efectúan  de  occidente  a  oriente,  con  mas  o  mé- 


iíos  velocidad  i  en  mas  o  menos  tiempo.  Mercu- 
rio jira  sobre  sí  mismo  en  24  horas  5  minutos: 
Venus  lo  hace  en  23  horas  2 1  minutos;  Marte,  eii 
24  horas  37  minutos;  Júpiter,  en  9  horas  55  mi- 
nutos; etc.  Estas  i  otras  muchas  razones  de  ana- 
lojía  confirman  lo  que  la  observación  ha  estable- 
cido sobre  el  movimiento  de  rotación  de  la  Tier- 
ra, que  realmente  se  efectúa  de  occidentti  a  orien- 
te en  el  espacio  de  23  horas,  56  minutos  i  4  se- 
gundos. Para  probar  la  exactitud  del  tiempo  en 
que  la  Tierra  verifica  su  movimiento  de  rotación, 
se  fija  un  anteojo,  i  con  un  cronómetro  o  reloj 
bien  arreglado,  a  las  ocho  de  la  noche  en  punto, 
,por  ejemplo,  se  observ^a  el  paso  de  una  estrella  por 
el  centro  de  la  retícula;  se  deja  el  anteojo  fijo  en  el 
mismo  lugar,  i  a  las  23  horas,  56  minutos  i  4  se- 
gundos se  verá  que  la  estrella  vuelve  a  pasar  por  el 
mismo  punto,  lo  que  se  repetirá  cada  23  horas,  56 
minutos  i  4  segundos;  de  modo  que  el  paso  de 
la  estrella  se  retrasa  cada  dia  en  3  minutos  56 
segundos  respecto  de  la  hora  del  reloj  ([uc;  sirvió 
para  la^observacion. 

dnarta.  Hemos  demostrado  que  la  Tierra  no 
es  perfectamente  esférica,  sino  un  poco  aplanada 
hacia  los  polos;  pues  bien,  esta  forma  la  ha  ad- 
quirido la  Tierra  precisamente  por  el  movimien- 
to rotatorio  de  que  está  animada. 

,^n  efecto,  la  fuerza  centrífuga  que  se  desarro-, 
lia  con  el  movimiento  de  rotación,  es  la  causa  del 
aplanamiento  de  la  Tierra  i  de  los  demás  planetas; 
los  cuales  son  tanto  mas  aplanados  cuanto  ma- 
yor es  la  rapidez  con  que  jiran,  como  sucede  en 
Júpiter  i  .Saturno. 

•Piste  efecto  d^  la  fuerza  centrífuga  se  demues- 
tra esperimentalmente;  i  para  ello,  en  las  clases 
de  física  se  emplea  un  aparato  como  el  represen- 
tado por  la    figura  i    compuesto  de  dos  círculos 


de  acero  que  pueden  jirar  al  rededor  de  la  vari- 
lla que  les  sirve  de  eje.  Imprimiendo  a  la  rueda 
un  movimiento  de  rotación  rápido,  los  círculos 
pasan  de  la  forma  representada  por  la  línea  circu- 
lar de  puntos,  a  la  indicada  por  los  muelles;  i  el 
aplanamiento  de  éstos  será  tanto  mas  sensible 
cuanto  mayor  sea  la  rapidez  del  movimiento;  pu- 
diendo  adquirir  la  forma  de  un  esferoide  como 
se  ve  en  la  fio-ura  2.  ^ 


i:íi 


ni.  ÍJYSTITVTO  .^\iftOJ%\t¥.. 


Fio-. 


Ksta  fuerza  centrífuga  es  la  c¡i;c  sostiene  la  pie- 
dra en  la  honda  i  el  agr.a  en  el  \aso  c[ue  se  hace 
jirar  rápidamente  en  un  aro;  i  la  Tierra  en  su 
movimiento  de  rotación,  desarrolla  una  fuerza  cen- 
trífuga tanto  mas  considerable  cuanto  mayor  es 
la  distancia  que  media  entre  el  pimto  que  se  con- 
sidera i  (;1  eje  de  rotación:  de  suerte  que  en  los 
polos  es  nula  i  máxima  en  el  ecuador. 

(¿ninfa.  Supongamos  que  se  deje  caer  un  cuer- 
po pesado,  como  una  bala  de  canon,  de-sde  ¡a  ci- 
ma A  de  una  torre  vertical,  fiy;-ura  3. 


q-ar  al  suelo,  i  de  consig-uiente  caeiá  en  un  punto 
\i\  situado  a  una  distancia  ori(íntal  del  pié  H  de 
la  torre,  igual  a  A  A',  i 'ero  el  punto  \  dista  mas 
del  centro  de  la  Tierra  c]ue  fl  punto  15,  por  lo 
tanto  el  arco  .\A'  es  ma\o:-  (-¡u(;  el  WW  ¡)or  estar 
descrito  con  un  radio  mas  grande,  i  por  cnn'-,¡- 
guiente  el  punto  B"  si;  hallará  situado  al  oriente 
del  pimto  H'.  También  se  puede  suspender  una 
ploniada  en  la  cúspitle  de;  una  torre,  procurando 
que  la  pesa  llegue  cerca  de  la  su[>erficie  de!  suelo: 
i  si  del  mismo  modo  se  suspende;  otra  plomada  a 
niui  corta  distancia  de  la  primera,  también  en  la 
cúspide  de  la  torre,  pero  con  un  hilo  mui  corto, 
se  observará  que  la  dirección  de  este  hilo  no  es 
igual  a  ¡a  del  prinnrro,  ¡¡iks  si  bien  sobre  ambas 
plomadas  obra  de  igual  ma!ie;-a  !a  fuerza  de  gra- 
\(;dad,  no  sucede  lo  mismo  con  !a  fu'-r.?a  centri- 
fuga (}ue  (;s  ma\or  en  la  c'^spiíl.-.  úc  la  torre  que 
en  lasuperíici  '  del  ■■!■;  !o  por  !a  razón  que  hemos 
espuesto  ánic;.  Si  por  i;i  diíicuitad  de  apreciar 
la  lidta  de  ¡xira'^iisnif)  en  ¡os  (ios  hilos,  se  aban- 
donan libremente  las  dos  piom:idas,  se  observará 
cjue  de  las  dos  pesas,  la  cjue  desciende  de  mayor 
altura  caerá  desviándose  mas  liácia  el  oriente. 

Para  evitar  las  corrientes  atmosféricas,  se  han 
hecho  estos  esperimentos  en  pozos  profundos,  i 
siempre  se  ha  obtenido  e!  mismo  resultado.  Ivn 
las  minas  de  Freyberg,  en  un  pozo  de  ¡So  me- 
tros de  profunditlad,  halló  Reic'i  una  des\  iacion 
de  28  m.  m.  3,  indicando  la  teoria  27. ó.  Lapla- 
ce  demostró  por  el  cálculo  que  la  desxiacion  deb(; 
ser  en  el  ecuador  de  22  mi. ím, -tros  por  100  me- 
tros de  ahura.  En  el  ecuador  a.lcanzan  los  cuer- 
pos cjue  caen  su  desviación  máxima,  l-c  ■■LU'ido  a 
ser  nula  en  los  polos. 

S:s!a.  La  rotación  de  h.  r'errt  '.e  d(  muestra 
también  d;  una  miuier:'  c.d  ;r  ■  i  >:legantísima 
por  medio  del  péndulo  id-:  ji  o  ,;-op:o  de  Fou- 
cault. 

Se  llama  péndu'--v,un  en.'!,  >  ;  e-;;id..  -ii-Mü-ndi- 
do  en  e!  estren!  ?  iiif-rioi-  d  ■  \-.ñ-  vaiii'a  ;nfLálica 
o  de  wn  hilo  qiK-  está  \:y.)  ¡'o;  1  '■.  -kí'  ?  --Lr-nio, 
como  :;.'-  \  e  ;  n  la   íi-jura  „;. 


f'iir.  o. —  Desvincion  orionínl  ii<>  iiu 
rncrpo  ¡'.liiividiuiailo  libvotneiui'. 

•Si  la  Tierra  estuviera  inm.Sbil,  es  claro  que  el 
cuerpo,  siguiendo  en  su  caida  la  dirección  de  la 
vertical,  vendría  a  caer  en  B  al  pié  mismo  de  la 
torrei^pero  n» sucede  así. 

F.n  efecto,  en  el  momento  en  que  el  cuerpo 
comien.'^a  a  caer,  está  animado  de  la  misma  ve- 
locidad que  lleva  la  cima  de  la  torre,  esta   \-eloci- 


Ue 


'kii-l  se  comi-ima  clurantc 
la  que  !e  comunica  ¡a  gravíAÍad.  de  sLierje  -.ü  • 
mismo  tiempo  que  recorre  una  distancia  veriif 
igual  a  la  altura  de  la  torre  AB,  avanza  horizont; 
mente  de  Occidente  a  Oriente  una  lonjitud  igi 
ai  arco  AA'  descrito  por  la  cima  de  la  torre  d 
rantcel  tiempo  que  el  cu.erpo  ha  emi)!eado  en  II 


Fi-.  4.-lie: 


^"c¡>r-ninont 
I..,';¡Ju!u. 


Si  estantío  fl  péndulo  en  reposo,  se  desvia  de 
su  posición  vertical  i  se  abandona  a.^  mismo  pa- 
ra que  oscile  libremente,  se  \'-r;í  qwc.  todas  ¡a^ 
oscilaciones  s-  verifican  -n  -:;    ;,--;r!io  plano  ve  r- 


r.1.  MJ\^STiTrrTO  jvjiciojwti^. 


133 


tical,  determinado  por  la  dirección  del  hilo  i  del 
punto  en  que  se  soltó  el  péndulo.  Pues  bien,  en 
Mecánica  se  demuestra  que,  si  durante  las  oscila- 
ciones, se  hace  jirar  el  aparato  en  que  está  el 
péndulo,  las  oscilaciones  no  cambiau  de  direc- 
ción, o  lo  que  es  lo  mismo,  el  plano  vertical  en 
que  tienen  lugar  las  oscilaciones  permanece  in- 
\'ariable.  Hai  mas,  si  se  transporta  el  aparato  a 
cualquier  punto  del  espacio,  el  plano  vertical  de 
las  oscilaciones  quedará  siempre  paralelo  a  sí  mis- 
mo, o  lo  que  es  igual,  las  oscilaciones  continua- 
rán dirijiéndose  a  los  mismos  puntos  del  cielo. 
Nótese  bien  que  no  decimos  a  los  mismos  pun- 
tos del  aparato  o  del  suelo,  porque  en  este  caso. 
í  hai  variaciones,  que  son  precisamente  las  qu« 
ns  van  a  demostrar  el  movimieuto  de  rotacior^ 
i:    la  Tierra. 

\ín  efecto,  hágase  oscilar  el  péndulo  en  la  di- 
rección CI),  por  ejemplo,  perpendicular  a  la  línea 
.\li(rig.  4);  i  mientras  está  oscilando,  se  hace  ji- 
rar el  aparato  poco  a  poco  sobre  sí  mismo,  un 
cuarto  de  vuelta  por  ejemplo,  hasta  darle  la  po- 
sición indicada  en  la  fie'.  5. 


Fig   "). — Doísviacion  del  plano  de 
oíscilacion  del  i)éiidulo. 

Obsérvese  ahora  que  la  dirección  C'Ü'  del  pla- 
no de  oscilación  es  exactamente  la  misma  que  \x 
del  plano  CD,  es  d^jcir.  las  oscilaciones  no  han 
cambiado  de  dirección  respecto  del  horizonte, 
de  lo  cual  podemos  asegur;arnos'  por  medio  de 
miras  o  señales  fijas  colocadas  en  los  muros 
de  la  habitación  o  en  el  piso  fuera  del  apara- 
to. Oljsérvase  ademas,  que  si  el  aparato  se 
hac(;  jirar  de  derecha  a  izqiiierda,  el  plano  de 
oscilación  parece  jirar  de  izquierda  u  derecha; 
de  modo  que  si  al  aparato  se  le  da  una  \uel- 
ta  (  ntera,  el  plano  de  o'cüacion  recorrerá  en 
sentido  inverso  toda  la  circunferencia  de  la  peq- 
na  del  aparato;  pero  esto  sucede  porque  el  apa- 
rato se  hace  jirar  al  rededor  del  plano  de  os- 
cilación, pues  este  permanece  invariable  co- 
mo ya  lo  hemos  demostrado  en  el  esperimen- 
to  anterior. 

Ahora  bien,  supongamos  i]ue  un  péndulo  for- 
mado de  ima  bola  pesada  suspendida  ai  estremo 
de  un  hilo  de  estraordinaria  lonjitud,  se  suspende 
a  una  gran  altura  sobre  uno  de  los  ])oIos  de  la 
Tierra;  puesteen  movimiento  el  péndulo  i  sierj'»- 
do  invarfable  el  plano  de  sus  oscilación 'is,  si    es- 


tuviera inmobil  la  Tierra  que  es  el  gran  aparato 
en  que  está  el  péndulo,  el  plano  de  oscilación 
coincidiría  siempre  con  un  mismo  meridiano  ter- 
restre, i  todas  las  estrellas  lo  irían  atravesando  de 
oriente  a  occidente  en  su  movimiento  diurno, 
describiendo  en  24  horas  círculos  paralelos  al 
ecuador;  pero  esto  no  sucede  así. 

En  efecto,  si  el  plano  vertical  de  oscilación 
coincide,  por  ejemplo,  con  la  línea  vertical  de  una 
estrella,  la  coincidencia  se  prolongará  indefinida- 
mente, i  el  plano  de  oscilación  MN  (fig.  6)  pare- 
cerá jirar  también  de  oriente  a  occidente  como  las 
estrellas;  pero  como  ya  sabemos  que  el  plano  de 
o.scilacion  permanece  invariable  respecto  de  los 
puntos  del  cielo,  resulta  con  evidencia  que  es 
realmente  la  Tierra  la  que  jira  de  occidente  a 
oriente,  que  es  la  dirección  que  indica  la  flecha 
en  la  figura  6. 


Fi!í.  (i.-  -Desviación  aparente  del 
póndnlo  en  el  polo. 

Hemos  dicho  que  el  plano  de  las  oscilaciones 
de  un  péndulo  suspendido  en  el  polo,  paree;  des- 
viarse de  oriente  a  ocidente  al  rededor  d-  la  ver- 
tical, qnc  en  este  caso  coincide  con  el  eje  de  ro- 
tación de  la  Tierra;  pero  si  suspendemos  el  pén- 
dulo en  un  punto  del  ecuador,  no  ((abrá  ya  des- 
x'iacion.  En  efeto,  en  el  ecuador,  la  meridiana  per- 
manece siempre  paralela  al  eje  de  rotación  de  la 
Tiera;  i  de  consigiente,  si  scí  toma  por  linea  de  f-' 
la  direcion  de  la  meridiana,  también  permanecerá 
constante  el  ángulo  que  forme  esta  linea  con  el 
plano  de  oscilaciones,  que  de  por  sí  es  invariable. 
\ln  todos  los  lugares  intermedios  entre  el  ecuador 
i  los  polos,  ef  plano  de  osculación  permanece  siem- 
pre invariable;,  pero  parece  desviarse  en  senti- 
do contrario  al  del  movimiento  de  rotación  de  la 
Tierra,  i  esa  desviación  que  es  nula  en  el  ecuador 
va  aumentando  hasta  llegar  a  los  polos.  ^ 

Foucault  hizo  su  esperimento  bajo  la  cúpula  del 
Panteón  de  París.  ¥.n  la  media  naranja  fijó  un  a- 
lambre  de  acero  que  sostenía  en  el  estremo  infe- 
rior ima  bola  de  plomo  forrada  d(;  cobre,  de  mu- 
cho peso,  con  una  punta  de  acero  en  la  prolonga- 
i    cion  del  hilo  de  suspensión.    Debajo  del   péndulo 
I    se  coloca  una  mesa  con  un  círculo  graduado  o  \ina 
galería  también  dividida,  en  cuyo  borde  se  colocan 
dos  montoncitos   de  arena  en  las  dos  estremida- 
des  de  un  diámetro,  como  se   \-e  en  la  figura  7. 
Luego  que  está  arreglado  el  aijarato,  se  desvia 
el  péndulo  i  se  aban^lona  a  sí  mismo  sin  comuni- 


i:34 


/;#.  i.VSiT¥Tf¡T&  ^Wtr/fKV.Jt.. 


carie  ninguna  velooiciad  inicial;  i  en  cíuIí  >  > -riiac  ion 
se  observa  que  la  punta  inferior  va  pcico  a  poco 
derrivando  los  montoncitos  de  arena,  de  modo  que 
se  manifiesta  a  la  vista  la  desviación  que  sufre  el 
plano  de  oscilación   de  oriente  a  occidente. 


FÍ!í.  7.— P.'üiiido  de  F.iucíiiiif.      rJSíí 


Fi>.  S.— Tni-u  il.'lJiroTopin  de  F.Mirf;ull. 

Se  imprime  al  toro  un  movimiento  cÍí;  rotación 
rapidísimo,  i  en  esta  situación  se  coloca  sobre  el 
anillo  vertical  BB'  (fio-.  9.)  liste  anillo  \  ertical  es- 
tá suspendido  por  la  parte  sup<-TÍor  con  un  hilo 
de  seda  sin  torsión,  de  modo  que  puede  oscilar 
libremente  a  su  alrededor,  pero  no  lateralmente, 
pues  para  evitarlo  lleva  abajo  una  punta  de  acero 
(jue  se  apoya  en  una  especie  de  capsulita  bastan- 
te ancha  para  que  no  haya  rozamiento.  Estando 
bien  nivelado  el  instrumento,  la  luenga  de  _s;ra ve- 
dad no  ejerce  atracción  r.ínouna  se.i  re  el  conjun- 
to del  apiraío,  i  por  consiguiente  el  plano  de  ro- 
tación del  toro  permaneóerá  constante  en  la  mis- 
ma posición  en  que  se  le  coloque. 


Así  f'ñ  como  se  demuestra  por  medio  del  pén- 
dulo el  movimiento  de  rotación  de  la  Tierra,  mo- 
vimiento que  no  j:)odemos  sentir  porque  partici- 
pan de  él  jun^  con  nosotros,  todos  los  objetos 
que  nos  rodean,  aun  los  que  est.án  a  gran  distan- 
cia. 

El  movimiento  de  rotación  de  la  Tierra  se  de- 
muestra también  por  medio  de  otro  aparato  ]\r{- 
nYAÚo  jiroscopio,  f)ue  igualmente  se  debe  al  jenio 
del  ilustre  físico  francés    :ví.  León  Eoiicault. 

Este  aparato  está  basado  en  el  principio  si- 
guiente: atando  un  cuerpo  siispejidi  ¡o  verticalnicn- 
it\  jira  al  rededor  de  un  eje  aue  pasa  por  su  cenfro 
de  simetría,  el  plano  en  que  se  ejecuta  estcmoiñmien- 
to  de  rotación  conserva  ana  dirección  invariable  en 
el  espacio,  lo  mismo  que  el  plano  de  oscilación  en 
el   péndulo. 

El  jiroscopio  se  compone  de  un  toro  circular  de 
bronce  AA',  que  puede  jirar  libremente  al  rededor 
de  un  eje  aa  que  pasa  por  el  centro  (f  g.  8).  Este 
eje  está  scs::enido  por  des  quicios  que  se  a  'o;  an 
en  un  anillo  bb,  el  cual  contiene  a  su  vez,  en  la 
ciireccion  de  un  diámetro  perpendicular  al  eie,  dos 
cuchillas  prismáticas  sernt^jantes  a  ¡as  cu-hiü^s  de 
suspensión  de  las  balanzas.  Estas  cuchillas  están 
colocadas  tle  tal  modo  que  sus  filos  se  dirijan  ha- 
cia abajo  cuando  el  plano  del  anillo  i  el  eje  en 
que  jira  el  toro,  se  encuentren  en  posición  hori- 
zontal, como  se  ve   en  la  fig.  9. 


JlltH.'Oj, 


.lo  F 


En  este  estado,  si  la  Tier.''a  rstu vicia  inmobil. 
el  plano  de  rotación  del  toro  parecería  invariable 
como  en  efecto  lo  es;  pero  si  la  Tierra  jira  de 
occidente  a  oriente  también  jirará~  con  ella  el  pla- 
r.o  del  horizonte,  i  la  inxariabilidad  áó  plano  de 


El.  IJ\'STlTJJTO  JV^CIOJ\*»flM.. 


i:íí: 


rotación  del  toro  se  demostrará  por  la  desviación 
aparente  del  mismo  plano.  Esto  es  lo  que  confir- 
ma la  esperiencia;  i  a  no  ser  que  se  niegue  la 
evidencia,  nadie  puede  poner  en  duda  hoi  dia  el 
mo\imiento  de  rotación  de  la  Tierra,  demostrado 
por  tantas  i  tan  sólidas  pruebas  astronómicas  i  fí- 
sicas. 

('Coniínuo.ra.J 


ELEMENTO.'^ 

Para  n.in  de  Ion  alumnos  del  Instituto  Nacional 
de.  Guatemala. 


PRIMER  IJRSO. 

(Continún.) 

SEVE\TEEi\TH  I^ESSOiV. 


VOCABULARY 


More  (n)  tliaii,  mns  (n)  qite 
Lcss  (n)  than,  fewer  (n) 


tlinn,  vihiot  (n)  que. 


Obs. — En  los  comparativos  de  superioridad  ó  inferio- 
ridad, el  ^iW"  depiles  da  mas  ó  después  de  rn^no-*  se  es- 
prosa  povthan.  Ejemplos: 

More  milk  than  winc,  mas  leche  qite  vino. 
More  forks  tlian  spoons,  mas  tenedores  que  cucharas. 
More  of  tliis  tlian  of  that.  mas  de  e^te  quede  aquel. 
Moro  of  thc  onc  than  of  tlio  otiier,  mas  del  nno  que  del 

otro. 
More  of  thesc  tlian  of  thnse.  man  de  i-oínx  i/i.e  de  (Uiv,-. 

líos. 
1  havo  more  of  your  papor  tlinn  of  mine,  tenqo  mas  dv 

su  papel  de  Ud.  que  del  mió. 
lio  lias  more  of  our  books  than  of  his  own,  él  tiene  mas 
de  nuestros  libros  que  de  los  suyos  propios. 
IjCss  bread   tlian  clieese,  menos  pan  que  queso 
Fewer   spoons  tlian  forks,  menos  cucharas  que  tenedo- 
res. 
01)s.— Less  sirve  para  el  sinj^iilar  y/hrer  y)ara  el  plu- 
ral, oomo  se  ve  oii  ol  ojemplo  aiiteiior. 

[   havo  loss  broad    than  yon,  teuf/o  mrno>i  pnn  que  Ud. 

i  linvo    lowor   liortks   thiln  voii.  fen'^o  tarun^  liliru^  'ine 

Ud.  '  ' 


Quite  as  miich,  just   as  mnch.  justamente  tanto. 

mente  tnnla. 
Quite  as  many,  just  as  many,  justamente  tantos. 

mente  tantas. 
I  llave   quito  as  inuch  of  tiiis  as  of  that,  ten'jo 

mente  tanto  de  e.^te  como  de  aquel. 
Quite  asniuchofthc  onc  as  of  the  otlier./íwA 

tanto  de!  uno  couio  del  otro. 
Just  as  many  of  thcse  as  of  those,  justam"n'et' 

estos  corno  d"  aqifcUox. 


jusfa- 
justa- 

ju.<:ia- 
uniente 

fn.i  dp 


Foreigner,  estranjero.  Garret,  desván, 

íitr&nger,  forrastcro,  estro-  Note,   billet,  hilleie- 

ño  desaiocido   (persona  Box,  caja. 

que  no  se  conoce.)  Letter,  carta. 

Looking-glass,  espejo.  Jewel,, /oya,  halhaja. 

Corn,  (¡rano.  Work,  obra. 

Mattress,  colchón.  Relation,  pariente. 

Granai'y,  granero.  Female-relation,p«í'í'e??^a. 


EXEROISEf 


Moretlian  I. — Less  tlian  I,  fewer  than  i. — More  tiiau 
he. — Less  than  he,  fewer  than  he— More  tlian  she. — 
Les.s  than  she,  fewer  tlian  she. — More  than  wc. — Less 
than  \ve,  fewer  tlian  we. — More  than  you. — Lesa  than 
you,  fewer  than  you,  More  than  tiiey. — Less  tiían  they, 
fewer  than  they."— I  liave  onc  more  than  you. — I  have 
onc  lcss  than  he. — I  liave  four  fewer  than  yon.- llave 
you  as  many  l)ooks  as  I?  I  have  more  than  you. — 1  havc 
fewer  than  you.-Have  I  as  many  friends  as  your  fatlier? 
You  have  fewer  than  lie. — HaVe  tlie  Americana  as  ma- 
ny childrcn  as  we?  We  havc  fewer  than  they. 


Tiene  Ud.  mas  dinero  que  Juan?  No,  Señor.  Juan  tie- 
ne mas  dinero  que  yo. — Juan  tiene  menos  dinero  que  yo. 
— Tiene  Ud.  mas  libros  que  Juan?  No,  Señor,  Juan  tie- 
ne menos  libros  que  yo. — Tiene  María  tantas  jilumas  co- 
mo su  hermana?  Maria  tiene  menos  plumas  que  su  her- 
mana. Tienen  los  españoles  tantos  barcos  como  lo"  fran- 
ceses? Tienen  justamente  tantos. — Tenemos  nosotros 
tantos  caballos  como  ellos?  Tenemos  menos  que  ellos:^— 
Tengo  yo  tantas  manzanas  como  su  hermana  de  Ud.^  E- 
lla  tiene  mas  que  Ud. — Ud.  tiene  menos  que  ella — Tie- 
nen estos  niños  mas  libros  (¡ue  los  iiijos  del  vecino?  Tie- 
nen monos  que  ellos. 

líl. 

CoxvEiisATrox  A.--Ilaí  tlio  foroiíj'nor  inoro  lookin»- 
uia-s  tiían  yoii^ — Who  is  this  stranger? — Has  the  neig- 
hbor  less  corn  tiían  we?  Has  our  granary  as  inuih  corn 
as  yonrs? — Have  we  not  fewer  notes  than  tliis  man?-  - 
Has  iny  brother-in-law  as  many  boxes  as  your  brotlioi:'' 
— Has  not  my  lirother  as  many  bo.\es  as  your  }>rotlicr- 
in-law.— Have  they  fewer  letters  than  We? — Has  not 
this  young  ladv  more  jewels  than  your  sistir? — Havo 
\ou  the  second  vohnne  ofmy  work? — Is  noi  this  man 
your  relation?-Is  not  this  woman  your  female-relatioii;-' 

IV. 

CoN'vERSATiox  I>.  — Has  my  brother  many  button.s?-- 
Has  not  my  brother  many  buttons? — Are  your  buttons 
veiy  fine? — Are  not  your  buttons  vei-y  lino? — Has  this 
boy  many  bags?-Has  not  tliis  boy  many  bags? — Is  your 
bag  largo?— Is  not  your  bag  largo. — Has  the  maid-sei- 
vant  a  good  broon?— Has  not  the  inaid-sorvaiit  a  good 
broon? — Is  that  broon  oíd?  Is  not  that  broon  oíd? — lias 
my  inaid-servant  as  many  broonis  as  you?-Is  tliis  lady's 
breastpin  fino? — ^Is  not  my  bird  very  beautiful? — Hávo 
yon  not  many  birds  in  your  Iionse? — Is  not  tliis  saüor'a 
lioat  laru'o?— Haw  manv  boats  lias  this  sailor? 


V. 


CoN'VKESATiox  C.-Haveyou  my  lino  bulteríly?- Have 
)n  not  mv  tino  liiittorHv? — Wliioli  dou'  has  niv  í'riond? 


130 


r.i.  íawtit!  TO  ,%*^cfo*^\&r.. 


— Has  tliis  cai'iícnier  a  \voo(l(>n  table? — Uave  tlie  ser- 
vants  a  pilk  stoking? — Which  stokini?  lias  your  maid- 
servant  ?  Wliicli  liat  has  luy  so»? — Have  yon  not  youi- 
straw  hat?— AVlio  lias  iny  prctty  boiinet?— Which  slo- 
kiiig  has  iny  sister-in  hnv? — Wliicii  shoes  lias  your  bro- 
thoi-in-law?— Wliieh  boots  has  our  slioemakcr? — Has 
this  frontleman  mucli  iiionoy?— Has  this  gciitlcinan  inuch 
inoney?— Has  nut  this  boy'liis  cloth  boimot?— How  iiia- 
ny   cliairs  has  your  carpentor? 


E  !  iiUT  E  E  N  TIÍ  1 .  KSSO  X . 
vor.vr.rr^AKY. 

Tlio  latto)'.  e.tíe.  f-.sfa.  pfiU>,  mIo.c,  ¡.■.:laf} 
Theforiner,  <<(/HrI.  (i(jiiel/<i,  ai/itello,  fnjiieUoftnbiiellnn. 
()l)s. — En  iuiijK's  soooniioiizacasi  siempre  por  ihe  for- 
mer.  i  se  concluyo  por  f/ie  Jaffer,  aunque  en  español  se  u- 
sen  del  jnodo  inverso  las  palabras  aquel,  i  rsf'-.  Ejemplo; 
Has  my  brotlier  these  or  those  books?   Time  mi  her- 

m-nio  enfofi  6  aqwüoH  liltvm'l 
He  lias  neithcr  tlie  i'onner  ñor  the  latter.  i¡  no  iiene 
ni  estos   vi  a'¡'i  ,/'>>. 


Botli,  ambo.'.',   (liitudR:  (nuhfls   cosas:  uno   i  otro,    iraa.  i 

otra. 
Have  you  my  book  or  my  pon?  Tie:)-te   Ud.  mi  libro  o 

I  linve  Siolh.  Iiiií¡f>  amlias  rosas. 

The  one  aiul  the  otiier.  el  uno  i  el  otro,  la  vna  i  la  otra. 

Eitiici-,  el  uno  ú  el  otro,  la  una  ó  la  ejtra. 

Xeitlier,  niel  uno  ni  d  otro,  ni  la  vna  ni  la  otra;  ni  los 

'linos  '¡,1    los  oti'os.  ni  las  «vov  ni  leis   en' ras. 
Has  John  my  liooks  or  tlioseofthe  rfiiaiiiards?  Tiene 

Juan   mis  libros  ('i  hs  (le  los  es  preñóles'.' 
He  has  neitlier,  él  no  tiene  ni  los  unos  ni  lo^  otros. 
Several,   vn-ios,  varias. 
Several  men.  varios  /.onibres. 
Several  copyliooks  niMÍ  peiirils.  varios  cuadernos  i 

lápiees. 


Carriage,  coche,  rniru'i¡e.         de) 

.Toiner,  ensambl'.uhrr.  ('njce,  bollo. 

An  Irish  woinan.  vna   Ir-  Load,  p'omo 

laiHh?.w.  Co|.>per.  (Jnhre. 

A    Turkis    womnn,   vnr,  Ei;-ü\  liuei^o. 

turra.  Fiii<rer.  ddo. 

A   íSpaniards    hidy.    vua  Eye,  ojo. 

Señora.  espaTi.iJo.  Hand,  mano. 

Fire,  fuego. ^  Eiiemy.  enemis;  enemigo,  e- 
A'elvet,  terciopel  •.  vcnii:ms. 

Sliillinjr.  eheliu.  Faii,  ainniro. 

Píate,  plato.  Dollar.  pr.<<o. 

Diíh.  /'w/í^f.  (pialo  «i-ran-  Ccüt,  centin-o. 

EXERCISES. 


n. 

_  Tiene  este  hombre  varios  caballos^  Si,  Señor,  tiene  va- 
nos.—Es  grande  su  carruaje  de  Ud?  No,  Señor,  mi  car- 
ruaje es  mili  pequeño,  pero  mui  bonito. — Tiene  el  ensam- 
blador muchas  silla.s?  Si,  Señor,  él  tiene  tantas  sillas  co- 
mo Ud.— Es  irlandesa  esta  scñoraJ'' Nc ,  Señor,  esta  se- 
ñora es  española.-Tiene  Ud.  fuego  en  su  cuarto?  Sí.  ten- 
go un  hermoso  fuego  en  mi  cuarto  —Tiene  esta  señora 
nn  sombrero  de  terciopelo?  Sí  tiene  un  hermoso  som- 
brero de  terciopelo.— Tiene  Ud  muchos  clielines  en  la 
bolsa?  No  teiigo  chelines,  pero  toneo  alíMiiios  neso.-  í'iior- 

ni. 

CoNVKRSATio.x  A  — How  mauy  plates  has  this  vm- 
man?~How  many  dislies  has  your  woman-cook?  Has 
the  baker  any  fine  cakes^-Has  not  this  foroiiíuer  enou<rIi 
lead?— Have  the  Spaniards  iniioii  eopner?— Have  not 
the  Spaniards  much  coppeí?— How  mai'iv  cl'-íís  has  tliat 
poor  womany—How  manv  íingners  hus' ;i  liand?— Are 
this  lady'seyes  very  tine?  Has  this  man  as  manv  ÍVionds 
as  eneinis?— Has  your  wifo  a  good  nm?-Ho\v  manv  do- 
llars  have  yon  in  your  piir.-^o?_lI;,s  not  this  poor  ■man 
any  cents?— Have  yon  more  moncv  tiuin  1?— Have  vuu 
not  more  money  tliaii  I? 

IV. 

CoxvRHSATiox.  P..— Have  vou  mv  üolden  ribbon? 
—Have  You  not  mv  golden  rihl.on?-- Whicli  riltlion  has 
my  grandfather?— Have  youiínv  íhinu'.'— Have  you  not 
any  thing?— llave  yon  mv  síeel  t«eiiV— llave  vop,  not 
my  Steel  peu?- Which  peñ  has  sli.-?— AVhat  has"  this  oíd 
man?— Have  you  my  steol  or  mv  siriver  pon? -Have 
you  not  my  Steel  or  my  sil  ver  pen?— Jlas  mv  son  his 
oloth  coat?— Has  not  my  son  he--  eloth  coat?— Who  has 
much  soap— Which  soap  has  the  manserv¡mt?— Have 
you  the  hatter's  dog,  or  that  oí"  t!  e  iioy?— Who  has  mv 
golden  canndlestiek?— Wiiielí  e:iiidle>ti<'k  lias  mv  ser- 
vant. 


('OXVER-;.\TIOX.     (".-  -  IfiW     tllis     <.nii     !:;• 

not  thi.<  iiiri  hrr  ring?-  Which  rhii;- hu- 
llas he  mv  gdod  wiiK-?.-  ija-'  |  c  nol  üiv  ; 
Is  tliis  wine  go.»,!?  I<  u.t  l.'ii.-;  wuh-  imo 
the  good  or  the  i>ati  iiiilk.'— ílav.-  yduno 
the  bad  niiik?— llave  yon  vnar  mili;  .»¡- 
Have  you  that  b.w,k?--Have  vou  iiol  lluit 
book  very  usefiil?— Is  not  tliat  liook  veiv  asffiíi?— H 
}ourneighbor  his  nn'at?— Has  not  voiii-  neiaJilioi-  h 
meat?— Is  this  meat  bad^-ls  not  this'i!ie:it  luid?  \V!,i( 
water  has  yoi;;-    maii-servant? 

(ronduiiará-) 


:..,.!     wilH/.'- 

:!?  llave  yon 
I  tlie  good  or 
tiie  mother's? 
iiook?-  Is  that 


Jlave  I  your  shoes  or  those  of  tlic  tailor.s?  You  have     í 
neither  the  former  ñor  the  hitter.— Have  you  my  work     i 
or  my  brother's?  I  have  both.- Has  the   íbreigiier  my 
conib  or  my  íriendV?  He  has  both  of  tiicin. — Have  you     I 
my  bread  or  my  clieese?  I  have  neither  tiie  one  ñor  the     i 
other. — Has  the  Dutchman  my  glas  or  my  friend's?  He     i 
has  neither. -Has  the  Irishman  our  honres  or  our  truuks?     I 
He  has  both.-Has  theScochmaa  our  shoes  or  our  books? 
He  has  neither  the  one  ñor  the  other.—  Have  the  IJutch 
our  ships  or  those  of  the  Spaniards?  Tliey  have  neither     i 
the  one  ñor  the  other  —Which  sliips  have  th.ey?   They 
have  their  own. 


INTliODUCCION 

E^erit. 


A  LA  11I.-T()K1.\  UXIVKIÍSAL. 


p((i'::     In.K 


XXV. 

Temop.  .ir.i.  noMKür:  \í.\c\x  i.o  Dniícoxocino. 

Puesto  que  en  ciertas  cosas  no  estamos  mucho  mas 
adelantados  que  los  salvajes,  pudiéramo»  estar  de  ncuer- 


KI.  IJVSTITVTO  J\*^fiOJ\\ír. 


KÍ1 


do  con  ellos,  cuando  nos  hablan  del  alma  como  un  alien 
to,  de  los  sueños,  como  reales,  i,  en  baja  i  misteriosa  voz. 
de  los  buenos  i  malos  espíritus  que  nos  rodean. 

No  tenemos  hasta  hoi,  i  es  probable  que  nunca  la  ten- 
íbamos,  una  idea  clara  de  lo  que  es  el  alma:  solo  tenemos 
la  creencia  de  que,  al  morir,  ella  abandona  nuestro  cuerpo 
en  la  forma  de  una  materia  tenue,  de  un  vapor  o  de  una 
sombra.  Los  ingleses,  los  chinos  i  los  indios  conservan 
una  puerta  o  una  ventana  abierta  para  que  pueda  salir  el 
alma  que  se  va;  i  los  alemanes  dicen  que  la  puerta  no  de- 
be ceri-arse  de  repeiilc  para  que  un  alma  no  sea  coji- 
da  en  ella. 

Nuestros  sueños,  en  que  muchos  creen  como  anuncia- 
dores do  pesar  o  de  alegría,  nos  parecen  reales  i  ver- 
daderos mientras  duran. — Aun  en  los  cuentos  mas  estra- 
vagautes  e infundados  que  se  nos  refieren,  acerca  délas 
campanas  suenan  solas  a  media  noclie,  o  de  los  muer- 
tos que  se  aparecen  con  sus  mortajas  en  los  cemente- 
rios, ha  habido  siempre  algo  que  testifique  el  temor  del 
hombre  hacia  lo  desconocido,  en  todos  los  estado--,  tiem- 
pos i  lugares.  Todo  lo  que  la  ciencia  nos  enseña  acerca 
de  los  cuerpos  que  se  ajitan  en  una  gota  de  agua,  na- 
ila  nos  revela  acerca  del  gran  misterio  de  la  vida.  Vn- 
denmsver  aquellos  con  el  auxilio  de  maravillosos  nii- 
'•roscopios:  pei-o  hi  ridn  en -s/ ninirun  cristal  podrá  mos- 
trar!!!, i  ol  í'.hua  permanecerá  siempre  imp:ilpalile  a  ios 
dedos  de  los  hombre.-t. 

[)ios  lia  dado  a  estos  un  pensamiento,  esto  es,  la  fa- 
cultad do  pensar,  de  razonar  i  recordar,  i  junto  con 
ol  tiempo,  lugar  i  deseo  de  ejercitarlo.  Ilai  para  n- 
sar  las  palabras  de  un  gran  poeta  '•envuelto  al  hom- 
bre en  la  oscuridad,  i  dádole  nn  ardiente  anhelo  de 
ver  la  luz." — Como  lo  que  cuesta  poco  en  |)oco  es  es- 
timado, si  el  hombre  liubiera  tenido  grandes  conoci- 
laientos  desde  el  principio,  no  se  hubiera  empeñado  en 
tener  mas;  pero  .sabe  poco,  i  reconociéndose  con  la 
facultad  de  aprender  mucho,  se  dedica  con  afán  a  la 
adquisición  de  la  ciencia,  porque  comprende  la  ver- 
da(l  de  aquellas  antiguas  palabras  sot)ro  la  sabiduría. 
"Es  mas  preciosa  que  los  rabies,  i  todas  las  cosas  que 
•  1  hombro  pueda  desear  no  son  dignas  de  compararse 


XXVI. 


ADoiiArioN  di:  i.os  iT.TirtiRS. 


¡  li-i'ii  \  i-ii>  ya  como  el  hom)>re  trata  de  explicarse  to- 
']•>  lo  i|Ui'  ¡I'  rodea,  i  ahora  debemos  averiguar  cuál  es 
t^ii  I  liiner  sentimiento  hacia  esetrran  lodo.  Sin  duda  es 
el  (le  inclinarse  ante  «'I.  i  adorar  los  poderes  que  parecen 
mus  Inertes  que  él. 

La  forma  mas  atrazada  de  adoración  es  la  que  se  trihu- 
tn  a  las  cosas  inanimadas,  en  las  cuales  se  supone  residir 
alguna  virtud  o  encanto,  razón  por  la  cual  se  les  Han. a 
fi-fir/ics,  que  quiere  decii-  (''/■■(info. 

Nada  importa  la  natni-aleza  del  objeto:  pwi'nc  -o-  <:u:: 
piedra  de  forma  curio.:;i,  el  trom^ri  iÍo  un  úri»)l  .-(mi  ;:í- 
raices  vueltas  jjara  arrilin.  mi  süinlireni  viejo  o  un  íi-.i;.''! 
rojo,  con  tal  que  se  le  sii|)<iiiy.i  r:i|.;i/  i¡o  il!<|ie.i-ar  el  liicii 
o  de  impedir  el  mal. 

La  adoración  de  las  piedras,  a  quf^  se  refiere  la  r.ibjia. 
prevalece  hoi  en  las  tribus  mas  rmlas,  que  tienen  ideas 
muí  singulares  acenía  de  ellas,  juZ'iiíndoIns  a  veces  ma- 
ridos i  mujeres,  a  veces  las  residencias  de  los  esniriuis. 
La  misma  confusión  que  produce  en  el  salvaje  la  creí  .'i- 
cia  de  que  sus  sueños  son  realidades,  le  hafc  conñiüdij- 
los  seres  inanimados  con  los  animados,  i  destruir  cuida- 
dosamente los  recortes  de  su  ealjcllo  i  do  sus  uñas  para 
que  ningiutmal  le  .sobrevenga  por  m^'dio  de  ellos. 

Los  nuevo-Zelandeses  hacen  trabar  piedras  n  sus  ni- 
ños varones  para  endurecerles  el  corazón.  En  otras 
partes  mastican  leños  fiara  que  ei  eor.izon  dol  rneniisro 


o  de  la  mujer  amada  se  ablande  como  el  leño  masticado. 
La  espantosa  práctica  de  comer  carne  humana,  se  supo- 
ne originarse  déla  creencia  de  que  si  uno  come  la  carne 
de  otro  mas  fuerte  i  valiente  que  él,  la  fortaleza  i  bra- 
vura del  segundo  se  trasmite  al  primero.  Íjos  naturales 
de  Borneo  no  comen  ciervo  por  temor  de  volverse  «co- 
bardes, i  los  malayos  devoran  la  carne  del  tigre  para 
hacerse  valientes.  Si  un  doctor  tártaro  no  tiene  la  me- 
dicina que  necesita,  escribe  el  nombre  de  elhi  en  un  pc- 
dacito  de  papel,  hace  una  pildora  i  se  la  d:i  al  i)acieu(e 
l)ara que  la  tome.     Se  refiere  de  un  liombie  cu   AiVicn 

I     que  era  mui  reverenciado,  i  que  ganaba  su  vida  escribien- 
do oraciones  sobre  una  tabla,  lavándola  después  i  vcn- 

I     diendo  el  agua. 

Nosotros  podemos  mui  bien  reimos  de  esto:  mas  cuan- 
do recitamos  un  verso  de  la  Biblia  o  el  Padre  Nuestro  sin 
fijar  la  atención,  porque  creemos  que  el  hacei-  lo  pi-imero 
nos  soi>reviene  un  bien  por  alguna  misteriosa  vio,  nos 
volvemos  fetichistas,  e  inferiores  a  los  salvajes,  i  es  i\\w 
si  el  corazón  no  habla,  son  inútiles  las  palabras  ipie  mur- 
muramos. 

XXVTI 

lnfi[..\Tit!.\. 

Las  eostumlire.s  de  adorar  un  fetiche  i  de  levantar  un 
Ídolo,  aunque  aparezcan  ser  la  misma  cosa,  son  en  reali- 
dad mui  diferentes;  |)orque  cuando  se  hace  mi  idolo  no 
siempre  es  para  adorarlo.  La  palabra  ídolo  viene  de  una 
voz  griega  que  significa  imagen  o  formo:  i  la  cosa  a  que 
se  refiere  es  con  frecuencia  considerada  solo  como  una 
imáiren  del  dios  o  dioses  en  quien  se  cree,  pero  no  como 
el  dios  mismo.  Hesgraeiadamente.  en  el  mayor  núomo 
de  casos  ha  sido  iidrado  como  un 'dios,  creyéndose  (pie 
escucha  las  plegarias  que  se  le  dirigen,  que  aee[i1a  ofren- 
das i  que  tiene  poder  para  bendecir  i  maldecir.  Las 
materias  de  que  diferentes  razas  forman  sus  dioses  nos 
manifieslaa  cuáles  son  sus  iilcas.  Estos  son  a  \eii>s  sim- 
ples mazos  de  yerlia,  o  piedras  toscamente  pintoisiliadas. 
o  cinceladas  con  el  cuidado  i  belleza  desiilegado^  cu  los 
Ídolos  de  familia  del  Este.  Si  se  cree  que  el  ilius  es  to- 
dopoderoso se  hace  de  él  una  imagen  colosal,  ilíndolr 
una  veintena  de  brazos  i  piernas,  ealicza  de  león,  pié^iit.' 
ciervo  i  alas  de  pájaro.  Llenaría  un  libro  ¡mivoi-  i|i:>' 
é'ste  si  fue.se  a  referir  como  en  distintas  edades  di!'':.,.!!- 
naciones  han  adorado  sus  ídolos  i  a  que  se  Ii.th  ];;i;  -cm,. 
e.stos.  Muchos  años  pasarán  antes  (pie  los  lionilür-.  -ahu 
en  los  países  civilizados,  se  convenzan  de  qu- i'i  'Iímu 
Píos  no  tiene  forma  ni  partes  i  que  jamás  puede  ser  vis- 
to: "viendo,  como  dice  San  l'aldo  a  los  Corintios.'  que 
!;L  es  el  Señor  de  los  cielos  i  la  tierra,  i  que  no  Iialiita  en 
t  niplos  construidos  con  manos."  que  no  es  ¡lor  c.nisi 
guíente ''como  el  oro.  ¡a  plata  o  la  |ii('.li-;i  -Tiiljiuhi-  oor 
el  arfe  de  los  hombres." 


IíI:í'CIo\i:s 

i>  Ariiméitca  decimal  [¡raí  ti f  a  i  razo>u;Li.   f  irri- 
tas en  francés  por  L.  honiballci  i  iradíuidax 
por   Pedro  Dclaví    Y.,  alumno  -mcie.dro 
df!  Insiititío  nacional. 


íCont 


2  5.   La  numeración,  escrita  es 


188 


sentar  o  escribir  todos  los  números,  por  medio  de 
una  pequeña  cantidad  de  signos  o  caracteres  lla- 
mados cifras, 

26.  Asi  como  para  nombrar  todos  los  núme- 
ros solo  se  hace  uso  de  una  pequeña  cantidad  de 
palabras,  del  mismo  modo  para  escribirlos  se  em- 
plea un  pequeño  número  de  caracteres.  Se  com- 
prende desde  luego  que  para  representar  todos 
los  números  no  era  psoible  tener  una  cifra  parti- 
cular para  cada  uno. 

Se  vferá  como  con  la  ayuda  de  los  nueve  signos 
siguientes  que  representan  las  nueve  unidades 
simples  i  que  se  llaman  cifras  significativs,  se  pue- 
den representar  todos  los  números,  (i) 

Esos  signos  son   los   siguientes: 

1234         56789  o 

uno  (los  tres   cuatro  cinco    seis   siete  ociio  nueve  cero 

27.  No  teniendo  siempre  los  números  que  se 
escriben  las  unidades  de  todos  los  órdenes,  se 
sirve  para  reemplazar  las  unidades  de  los  orde- 
ños que  faltan  de  lacifra  auxiliar  cero,  que  no  te- 
niendo ningún  valor  por  sí  misma,  sirve  sola- 
mente para  conservar  a  las  cifras  significativas, 
1.2,  3,  4,  5,  6,  7,  8.  9,  el  rango  que  corresponde 
al  orden  de  sus  unidades. 

28.  Se  ha  visto  en  la  numeración  hablada  que 
a  la  reunión  de  diez  unidades  simples  se  le  dio 
el  nombre  de  decena,  i  que  por  medio  de  los  nue- 
ve primeros  números  se  han  representado  todas 
las  decenas  después,  todas  las  centenas,  luego  los 
millares  &. 

Se  puede  del  mismo  modo,  i  esto  se  deduce  de 
la  numeración  hablada,  por  medio  de  las  nueve 
primeras  cifras  enunciadas  arriba  i  el  cero,  repre- 
sentar todos  los  números  posibles  i  estalilecer  el 
principio  siguiente: 

Toda  cifra  colocada  inmediatamente  a  la  iz- 
quierda de  otra  representa  unidades  diez  veces 
mayores  de  las  que  espresa  esta    última. 

Así,  colocando  los  nueve  primeros  números  a 
la  izquierda  del   cero  representan  1  antas  decenas 


(Ij  Alo-unos  autores  piensan  que.  primitivamente  las 
nueve  cií'ra  significativas    teniau  las  formas  que  signen: 

IL.^.4^.5.E.S.e.5'. 

Se  ve  que  estos  caracteres  están  compuestos  de  tan- 
tas lineas  rectas  cuantas  se  necesitan  para  espresar  el 
número  de  unidades  que  contienen. 

En  cuanto  al  cero  que  no  tiene  ningún  valor  por  si 
mismo  i  que  indica  la  taita  de^unidades  de  cualquier  or- 
den, debe  haber  sido  formado  por  una  circunferencia, 
línea  curva  cerrrada  por  todos  sus  puntos  i  (]iie  no  con- 
tiene ninguna  linea  recta. 

l^a  invención  de  esas  cifras  se  atribuye  a  los  árabes. 
En  España  fueron  introducidas  por  los  moros,  i  en  Fran- 
cia 3C  conocieron  bajo  c!  reinado  de  Hugo  Capeto. 


JEZ>  IJySTITMJTO    J\*^tlOJ\*»aM.. 


como  unidades   representaban  cuando  ocupaban 
el  primer  rango.    Ejemplo. 

1  seguido  de  O  (10)  vale  una  decena  ó  diez. 

2  ,,  „  O  (20)  ,,  dos  decenas  ó  veinte. 

3  „  „  O  (30)  „  tres       „       ó  treinta. 

4  .,  ,,  O  (40)  „  cuatro  „       ó  cuarenta. 
^  "  '•  O  (5o)  „  cinco     „       ó  cincuenta. 

6  .,  „  O  (60)  .,  seis  ,,  ó  sesenta. 

7  .,  ,,  O  (7o)  „  siete  „  ó  setenta. 

8  „  ,,0  (80)  „  ocho  .,  ú    ochenta. 

9  ..  „  O  (90)  ,,  nueve  ,.  ó  noventa. 

Para  obtener  todos  los  números  comprendidos 

entre  las  decenas  consecutivas,  cualesquiera  que 

sean,   se  reemplazará  sucesivamente  el  cero  por 

los  nueve  primeros  números,  i  se   proseguirá  co- 

I    mo  se  ve  en  la  tabla  siguiente  a  formar  sin  la  me- 

!    ñor  dificultad,  todos   los  números   comprendidos 


I    entre     10  i  99.  Ejemplos. 


10,    II,  12.  13,    14,    i5.  16,  17,    18,    19. 

20,  21,  22,  23,  24,  25,  26,  27.   28,  29, 

30-  31-  32.  33.  34.  35-  36.  37-  38.  39. 

40,  41,  42,  43,  44,  45,  46,  47,  48,  49, 

5o,  5i,  52,  53,  54,  55.  56,  57,  58,  59. 

60,  61,  62,  63,  64,  65,  66,  67,  68,  69, 

I        70,  71.  72,  72>,  74-  T5.  76.  -j:,  ■j'^,  79. 

80,  81,  82,  Sz,  84,  85,  86,  87.  88,  89, 

I        90.  91.  92,  93.  94.  95.  96,  97-  98.  99- 

I  29.  Colocando  los  nueve  primeros   números  a 

j  la  izquierda   de  dos  ceros  obtendrán  las  mismas 

I  uiiidades  de  tercer  orden  llamadas  centenas,  i  las 

1  cifras  representarán  tantüs  c(  ntenas  como  dece- 

I  ñas  i   unidades  del  representaban  antes. 


1  seguí 

lo  (le  00  ó  100 

vale  una  ceiite 

la  cj    ciento 

„    00  ó  200 

..     dos  centén 

is  (')  doscientos; 

3 

„    00  ó  300 

„     tres      .. 

ó  trescientos; 

4 

„    00  ó  400 

.,    cuatro  .,     i 

)  cuatrocientos; 

5        „ 

.,    1  0  (')  .'',()() 

,,       CUKO      „ 

ó  quinientos; 

1» 

..    00  «1  000 

.,     seis 

ó  seiscientos- 

7- 

„    00  ó  700 

„     siete     .. 

(i  setecientos; 

8 

.,    00  ú  800 

„    ocho     ., 

ú  ochocientos; 

y 

„    00  (i  900 

,.     nueve  „ 

(j  novecientos 

Para  obtener  todos  los  números  comprendidos 
entre  las  centeniis  consecutivas  cualesquiera  que 
sean,  entre  100  i  200,  por  ejemplo,  se  reemplazan 
por  los  99  primeros  números  los  dos  ceros  que 
ocupan  el  primero  i  segundo  lugar,  asi  se  llegará 
hasta  199.  De  la  misma  manera  se  obtienen  to- 
dos los  números  comprendidos  entre  200  i  300, 
300  i  400,  400  i  5oo,  Soo  i  600,  Sí\  es  decir  que 
se  pueden  escribir  todos  los  números  posibles 
desde  uno  hasta  999,  que  es  el  número  hasta  don- 
de llega  la  primera  clase  de  unidades. 

Asi. 

100,101.102.103,104.  110.120.130,140.  190  i  199 

200,  201,  202,  203.  204.  210,  220,  230.  240.  290  i  299 

300.  301.  302.  303,  304.  310.  320,  33(h  340.  390  i  399 

400,  401 ,  402.  403.  404,  410.  420.  430.  440,  490  i  499 


jEZ.  iJvsTiTr/TO  »'r»aeio.\\ií. 


isí) 


500.501,502,503,504,     510.520.530.540,     590  1599 

GOO,  HOl,  (102,  603,  604,     61  o!  620,  630,  640,     690  i  699 

etc. 

900.  901,  902,  903.  904,  910,  920,  930,  940,  990  i  999.  (1) 


n. 


arjiíi    los  oíirartércs  romanos. 


I.     V. 

X 

L. 

0 

D.        M, 

que 

siíi-nifican  1.     5, 

10. 

50, 

10( 

,     500,     1000. 

1 

(■  o..TÍl.e  I 

30 

^íC  escribe        XXX 

;> 

íí 

40 

XL 

3 

iir 

50 

í^ 

4 

IV 

i;o 

LX 

,", 

V 

70 

LXX 

6 

vr 

8(1 

LXXX 

7 

vir 

90 

xc 

s 

.        ..        VlII 

100 

c 

9 

JX 

200 

co 

10 

X 

300 

eco 

11 

..      xr 

400 

..CDóCCCO 

12 

X!I 

500 

.        ..                   D 

13 

xrir 

600 

DC 

14 

XIV 

700 

POG 

15 

XV 

800 

.        .,           DCCC 

16 

XVI 

900 

CM 

17 

..      xvir 

1000 

M 

20 

XX 

1883 

MnCCCLXXXIII 

30.  Al  número  999  aumentado  de  una  unidad 
se  h  ha  dado  el  nombre  de  millar;  hemos  visto 
en  !a  numeración  hablada  que  este  último  núme- 
ro forma  una  nueva  unidad  principal,  una  segun- 
da clase  que  como  la  primera  se  compone  de  tres 
órdenes;  las  unidads,  In.s  dor.nas  i  las  centenas 
de  mular:  como  se  salie,  noi- nu-dio  de  esos  nue- 
ve caracterpsocifras.se  rei)res  man  1  s  unidades, 
las  decenas  i  las  centenas  sim|jles,  del  mismo  mo- 
do con  esos  caracteres  se  sabrá  representar  las 
unidaiies  de  miilai'  que  ocupan  el  cuarto  luchar  ha- 
cia la  izquierda;  las  tlecenas  de  millar  qu  '  ocupan 
el  quinto  i  las  centenas  que  ocupan  el  sesto  luyar. 

Se  forman'u-,  de  !a  misma  manera  los  millones, 
los  mulares  de  miilon  &.  qu'MT;presentarán  la  ter- 
cera, la  cuarta  clase  &•  i  se  compondrán  como  las 
unid.ades  simples  de  tres  órdenes  de  unidades  ca- 
da clase. 


nidades,  mientras  que  su  valor  relativo  es  4  cen- 
tenas de  millar,  1  millar,  3  centenas  sinples,  2  de- 
cenas simples  i  5  unidades  simples.  Se  ve  que 
el  valor  de  la  última  cifra  5  es  siempre  el  mismo. 
De  manera  que  cuando  un  número  no  está  for- 
mado mas  que  de  una  cifra  su  \-alor  absoluto  es 
icj'ual  a  su  valor  relativo, 

32.  Se  llama  base  de  un  sistema  de  numera- 
ción, el  número  que  indica  las  veces  que  una  uni- 
dad de  un  orden  cualquiera  contiene  a  las  unida- 
des del  orden  inmediatamente   inferior. 

La  base  es  igual  al  número  de  caracteres  em- 
pleados en  el  sistema.  Nuestro  sistema  de  núme- 
nacion  se  llama  decimal  porque  tiene  por  base  10. 

TERCER    CUESTIONARIO. 

25  ¿Qué  es  numeración  escrita? — ¿Cuáles  son  los  ca- 
racteres que  so  eiij^lean  para  representar  ios  números? 

27  ¿Cómo  .se  representan  los  nueve  primeros  números? 

28  ¿Quó  ese!  coro? — ¿Para  qué  sirve  el  cero!'' — Dar  a 
conocer  como  con  el  auxilio  do  los  nueve  primeros  nú- 
meros i  el  cero  so  pueden  representar  las  decenas.  — 
¿Cómo  se  obtienen  los  números  comprendidos  entre  dos 
decenas  consecutivas;''-29  Dar  a  conocer  como  por  medio 
de  los  nueve  primeros  números  i  ol  cero  se  pueden  re- 
presentar las  centenas.  ¿Cómo  se  obtienen  los  números 
comprendidos  entre  dos  centenas  consecutivas/'-30  ^iQué 
es  un  millar?  ¿I  un  millón? — Cómo  se  representan  las 
unidades,  decenas  i  centenas  de  millar  i  do  millón? — 31 
¿Qué  se  entiende  por  valor  absoluto  do  nna  cifra?  ¿Qué 
se  entiende  por  valor  relativo?— ^32  ¿Qué  es  lo  que  se 
llama  base  de  un  sistema  de  numeración;''  ¿Cuál  es  la 
base  de  nuestro   sistema  de  numeración? 


O-rana^tioa.  infantil 


PARA  LOHNIXO.N'  AMERICANOS, 


M.WTÜ.I.A. 


3  i .   De  todo  lo  que  se 

ha  diclio  1 

esulta  que  ¡as 

ras  t!en(>n    do;    vp.Io;-* 

u-    \'a]ora¡.::..hi:o(! 

V     dep.-nd 

■  lie  la  forma 

Prqfemr  de  la  Lempia  i  Litoral i'ra  F.ííu 
irniver-^i'lail  ih-    Ki(i-ri-(    Yi,,-!,- 

(Continúa.) 


2  -  X'alor  relativo  (¡u^-  depende  del  luqar  que 
ocupa  i  que  es  por   f  onsic^uiente  variable. 

Asi  en  el  numero  50  el  valor  absoluto  de  la 
cifra  significativa  es  cinco;  su  valor  relativo  es  5 
decenas  ó  cincuenta  unidades. 

Supongamos  el  numero  401325  el  valor  abso- 
luto  óle   las   cifras  4.  i.  3.  2.  5.  es  4.  1,  3,  2.  5.  i;- 


1 1  ai  ademas  sílabas  o  palabras  que  antepuestas 
a  otra    varian  la  significación  de   esta.  \'.  g. 


ab  i  abs  -  s-eparncion 
(  gar  anterior 


a)>suello 
abstener 


anteojo 

antediluviano 


(1)   Lof;    rniuano.:! -íp   ^orvi^^n  de  otra>   cifras  distir.tas  ! 

(lelas  que  nosotros  eni|ile;uuos.  r-iiyas  cilVas  la-;  usamos  j 

para  deteraiinar  ol  Tiúmoro  de  na  capitulo,  titulo  ote.  i 

Una  recta  puesta  sobre  un  número  la  hace  mil  veces  | 

iiiavof:  dos  rectas  paralelas  colocadas  en  el  niisjno  luuar  j 

¡o   iiaccn  ui!  millón  de  voces  ma^•or.  ¡ 


vale  tanto 
conin  contra 


co.  con  1  coin  -;  compaina. 


antijíapa 
antipolítico 

corredactor 
condiscípulo 
compadre 


140 


KIjJjySTlTVTO  jy^CIOJY^t.. 


de,  (les,  J  lo  contrario 
<ii.  (li.«.  ¡      ilol  simple 


•slra  I  fiicr/a 


^-í> 


1  im  -^  ffP'ieralmpnte 
'  (      negación 

jtos  I  (le^pues 

ro  I  repetición 

seini  I  nieriio 

siili  I  dehnjo 

fras  j  al  travos 
traiis  (      do 

ultra  I  mas  allá 


deponer 
descomponer 
dificil 
disfavor 

estraordinario 

kidigno 
imprudente 

posponer 

rocnlontar 

semicírculo 

subteniente 

trasatlántico 
transparente 


de 


es  aumentativo,   v.  g. ,  fusilazo,  no  es  fusil  gran- 
de, sino  el  tiro  del  fusil  o  el  golpe   dado  con  él. 
Los  siguientes  son  aumentati^•os    que  tienen 
una  forma   irregular; 

^     pernaza,  de  pierna.         bonazo,         de  bueno, 
boyazo,  de  buey.  longazo,       de  luengo, 

corpanchón,  de  cuerpo,  poblachon,    de  pueblo. 


Ejercítese  al  alumno  en  poner  ejemplos   sobre 

los  afijos  i  prefijos  que  se  enseñan  en  esta  lección,  i 

"Nuestras  vidas  son  como  rios,  que  corren    al  ! 

mar  de  la  muerte:  las  aguas  de  los  rios  son  dul-  : 

ees,   pero  su  fin  es  entrar  en  las  amargas  aguas  I 

del  mar.     Dulce  es  esta  \ida  a  sus  amadores  mas  j 

será  amarga  cuando  llegue  a   la  muerte.  VI  para-  ' 
dero  de  las  sabrosas  aguas  de  los  rios  es  amargo, 
i  el  fin  de  la  vida  del  hombre  es  acedía.     Las  \  a- 

nidades  que  aman  los  mundanos,  sin   falta  ningu-  \ 

na  vienen  a  reriíatarse  en  tristezas  i  pesares,  co-  i 

mienzan  en  bien  i  acaban  en  mal:  la  entrada  es  '•■. 

alegre  i  mui  triste  la  salida.     Si  quieres  pensar  | 

cuanto  mas  grande  es  el  tormento  que  el  deleite,  | 
rado  renunciarás  semejantes  vanidades:    no 


DIMIMTIVOS 

ceguezuelo.  de  ciego, 
netezuelo,  de  nieto, 
serrezuela,  de  sierra, 
indezuelo,  de  indio, 
cornezuelo,  de  cuerno 
esportilla,  de  espuerta, 
portezuela,  de  puerta, 
aldehuela,  de  aldea, 
cii  núcela,  de  caña, 
demoñuelo,  de  demonio, 
riachuelo,  de  rio. 
tamanizquito,    ) 


te  verás  caido  en  l;i    culpa,  ni  en  la  tristeza   que  i 

muerde  tu  conciencia.     Breve    es   lo  que  deleita  ] 

i  eterno  lo  que   atormenta.     No  te  cebes   en    las  \ 

vanidades   que  el  falso  mimdo  te  dá;    antes  pon  | 

tus  ojos  en  lo  que  han  de  parar.     Dios  dice:  con-  i 

vertiré  vuestra  fiesta  en  llanto  i  vuestro  gozo  en  ' 

lloro.     La  riza  será  mezclada  de  dolor,  i  los  es-  I 

tremos  delgozr)  ocup:ui  las  lágrimas." — Frai  Die-  j 

go  de  Ksteíla.  \ 

LECCIÓN    VIL 

ArMEXTATivcs  1  nnuNu-rivos. 

Por  medio  de  ciertas  terminaciones  aumentati- 
vas i  diminutivas  espresamos  la  significación  de 
los  nombres  i  adjetivos;  así  pues,  ¡lombron,  signi- 
fica un  hombre  mui  grande;  hombrecillo,  uno  mui 
pequeño. 

Las  terminaciones  mas  usadas  de  los  aumen- 
tativos son:  (W,  (IZO,  ote,  v.  g.,  hnmbron,  hombra- 
zo,  hombrote. 

Las  terminaciones  mas  usadas  para  los  di- 
minutivos son:  iio,  illo,  iielo,  ete,  in;  v.  g.,  hom- 
brecito, hombrecillo,  hombrezuelo,  vejete,  espa- 
dín, peluquín. 

Sin    emliargo,   no    se  crea    que     siempre  azo 


tamarrusquito,  \ 


de  tamaño 


dentecillo,  de  diente, 
pedrezuela,  de  piedra. 
ventrezuelo,de  vientre 
Ijoyezuelo,  de  buey, 
costeciüa,  de  cuesta, 
osecillo,    de  hueso. 
correluKíla,  de  correa, 
callejuela,  de  calle, 
fehuela,  de  fea. 
navicluielo,  de  navio, 
costanilla,  de  cuesta, 
calecico,  t!e  cáliz. 


Casi    todos    los    diminutivos   d(í    los  nombres 
proi)ios  son  irregulares,  v.  gr.; 


AL 


de  Mí 


Maricuela,     ) 
Antoñito,  de  Antonio. 
Perico,  de  Pedro. 
Paco,  de  Francisco. 


Matihuelas,  de    Matías. 
Manolo,  de  Miinurl. 
Pepe,  de  José. 
Bélica,  de  Isabel. 
Concha,  de  Concepción. 


"No  ha  muchos  años  que  d^  un  lugar  de 
Estremadura  salió  un  hidalgo,  nacido  de  padres 
nobles,  el  cual  como  un  otro  Prodigo,  por  di- 
versas partes  de  España,  Italia,  i  l'iandes  andu- 
vo gastando,  así  los  años  como  la  h¡acienda;  i  al 
fin  de  muc'aas  peregrinación*  s,  muertos  ya  sus 
padres  i  gasU  d.i  su  patrimonio.  \iriO  a  parar 
a  la  gran  ciudad  de  Sevilla,  donde  halló  ocasión 
mui  bastante  para  acabar  de  con.sumir  lo  poco 
que  le  qued;il)a.  X'iéndose  pues  tan  falto  de 
dineros,  i  aun  no  con  muchos  amigos,  se  aco- 
gió al  remedio  a  que  otros  muchos  peididos 
en  aquella  ciudad  se  acogen,  que  es  v\  pasarse 
a  las  Indias,  refugio  i  amparo  de  los  des;impa- 
rados  d(*  Esjiaña,  iglesia  de  los  alzados,  salvo- 
conducto de  los  homicidas,  pala  i  cubierta  de  los 
jugadores,  añagaza  general  de  mujeres  libres, 
engaño  común  de  muchos  i  remedio  particular 
de  pobres.  En  fin,  llegado  el  tiempo  en  que  u- 
na  flota  paitia  para  Tierra  firme  acomodándo- 
se con  el  almirante  de  ella,  aderezó  su  matalotaje 
i  su  mortaja  de  esparto,  i  embarcándose  en  Cádiz, 
echando  la  bendición  a  España,  zarpó  la  flota 
i  con  general  alegría  dieron  las  velas  al  viento, 
cjue  blando  i  próspero  soplaba;  el  cual  en  pocas 
horas  les  encubrió  la  tierra  i  les  descubrió  las  an- 
chas i  espac'osas  llanuras  del  gran   padre    de  las 


Mil.  IJV'STITVTO  J\*Ji4IOJ%\lJL. 


141 


aguas  el  mar  Océano- 

trcmrño. ) 


-(Cervantes.  E!  Zeloso  Es 


LECCIÓN  VIH. 

Numerat.es. 


á> 


Los  nombres  que  sirven  para  contar  se  lia-** 
man  numerales,  i  se  dividen  en  cardinales  i  or- 
dinales. Cai'ditiales  son  los  nombres  de  número 
desde  uno  hasta  un  millón,  como  uno,  dos, 
tres,  &c.  ordinales  los  que  sirven  para  contar  por 
orden  i  son:  primero,  seg^undo,  tercero,  cuarto, 
quinto,  &c. 

Ninq^uno  de  los  cardinales  tiene  plural,  i  solo 
lino  tiene  terminación  femenina.  Uno  pierde  la 
o  dcíiante  del  sustativo  o  adjetivo,  v.  g-.,  un  c^^rande 
hombre,  un  lápiz. 

Ciento  pierde  la  sílaba  A)  antes.d(íl  nombre,  x.<¿. 
cien    'toldados. 

Para  los  dias  del  mes,  escepto  el  primero,  se 
usa  de  los  cardinales,  v.  o.,  estamos  a  primero  de 
Noviembre,  tal  hecho  sucedió  el  veinte  ¡  cinco  de 
Acjosto. 

lüi  las  cartas  se  usan  estas  dos  formas: 

•Nueva  York  i  Enero  27  de  I8T4. 


Nueva  York.  Enero  27  de  1  874. 

"Honrar  al  amii^o  muerta  es  relijion;i  honrar 
al  rnemi;ío  nuierto,  n-üio  1  i  ¡lonra.  Quien  afren- 
ta o  consiente  que  afrent'M  a  su  enemi^í-o  difunto, 
miserablemente  se  confiesa  dichoso,  e  infamemen- 
te! cobarde,  pues  ni  pudo  vencer  su  vida  valiente 
ni  su  muerte  disimulado.  El  que  llora,  i  alaba  a 
su  encmioo  y:i  difunto.  m:iestra  mañoso,  que  si 
no  le  pudo  vencer,  esperaba  vencerle:  que  le 
paiiecia  constante  i  no  le  temia  rendido." — Q?ie- 
zvJo.     (Marco  Üniío.) 

Liis  Fr.LiPK   Mantilla.* 
(  Continuará. ) 

:n:  -  -—  - 


Vor  Vukro  Piijul  rahdrátüo  de  fiJosofio   -,:. 
rUi  (le  hiJHoscfia  Jel  Ins'tH'fo  Xoc! 

(Continúa.) 


Xo  sf>  lian  (lirijido  todas  eíus  máximas  á  laconeienoia 
í'oino  (iosmas  que  impusieran  la  autoridad  de  mi  pueblo 
ó  el  prestijio  de  un  saláo;  se  han  aconsejado  Cíjmo  produc- 
to? de  la  razón  filosófica,  como  cosecha  recojida  en  los 
trabajos  del  espíritu  sobre  la  naturaleza.  Refle.xióuese, 
y  se  verá  que  nada  hay  de  arbitrario  ni  de  gratuito 
f.'u  cada  principio:  á  medida  que  mas  la  razón  se  e- 
leva  |)ara  comprender,  con  mas  entusiasmo  sanciona  las 
trrandes  lecciones  i  mas  verdad  encuentra  en   ellas. 


Los  hombres  y  los  países  dftja  antigüedad  tropeza- 
ban con  inmensas  diíicultade^iviondo  bajo  sistemas 
y  doctrinas  dictados  por  la  fuerza:  librarse  de  los  e.-;- 
coUos,  suprimir  los  obstáculo^,  pacificar  las  institucio- 
nes, elevar  la  vida,  debía  ser  ft^mision  do  los  fdóso- 
fos  que  no  dejaban  dormir  su  -ánimo  en  tristes  reali- 
dades: si  existe  la  ^naturaleza,  In  natui-aloza  tiene  sus 
procedimientos  y  su"  lójica,  y  ló¡ica  y  procedimientos 
para  solicitar  1»'  «ijíjordancia  debe  tener  !a  razón.  A- 
sí,  del  estudia,  de  las  investigaciones  en  el  mundo  mo- 
ral fueron  aürjiendo  aspiraciones,  abrigadas  durante 
siglos  cu  el  seno  de  las  escuelas  (>  on  la  conciencia 
de  los  pensadores;  idétiles  de  reforma  (]uc  lentamente 
irían  sensibilizándose  en  la  humanidad  y  cu  los  pr.e- 
blos.  Las  leyes  se  inspiran  ya  cu  los  manantiales  de  la 
filosofia,  y  en  las  sociedades  mientras  aceptan  y  de- 
ciden nuevos  adelantos,  piensan  la  manera  de  esta- 
blecer otros  que  sumen  garantías,  bienes  y  prosperi- 
dades; que  fijen  derechos  y  los  iiagan  mas  ínperece- 
deros.  Pertenecer  á  diver.sa  nacionalidad  no  nos  es- 
cusa del  cunplimionto  de  los  deberes  estrictamente  mo- 
rales: el  honor,  la  vida,  la  lil)ertad.  la  prosperidad. 
el  derecho  al  cambio  y  á  todas  las  relaciones  admi- 
tidas como  de  universal  carácter,  no  se  identifican  con 
ninguna  nación,  sino  con  toda  la  humanidad:  esas  pro- 
pfedades  son  del  hombreen  toda  la  superficie  del  pla- 
neta: la  cultura  modernti,  obedeciendo  á  la  filosofía 
moral,  las  garantiza  y  las  impone. 

Mas  determinados  aun  que  los  deberes  para  con  la 
humanidad,  son  los  que  estaldeeon  los  principios  de  la 
sociedad  política:  las  leyes  regulan  el  modo  de  relacio- 
narse los  ciudadanos  entre  si  y  los  ciudadanos  con  el 
Estado.  El  sustantivo  -'Estado"  tiene  dos  acepciones: 
llámase,  por  lo  que  respecta  á  su  constitución  interna, 
al  conjunto  do  los  ciudadanos  que  componen  el  cuerpo 
de  la  nación,  y  por  lo  que  afecta  á  la  representación,  es 
la  .suma  de  los  poderes  públicos  de  la  .sociedad.  El  lazo 
de  la  sociedad  es  la  ley  y  puede  darse  las  que  prefiera. 
Poro  la  libertad  y  la  independencia  política  de  los  Es- 
tados ó  Naciones  no  les  dispensa  del  deber  de  sujetarse, 
en  cuanto  posible  sea.  á  las  leyes  naturales  que  han  de 
servir  de  modelo.  Asi  á  nombre  de  la  autonomía  nacio- 
nal no  podría  barrenarse  el  derecho  humano  sin  incurrir 
en  grave  delito,  no  podría  debilitarse  la  personalidad  sin 
desconocer  los  fines  mismos  á  que  la  sociedad  ha  de  con- 
currir. Deber  es  de  los  ciudadanos  y  de  sus  representa- 
ciones lijar  garantías  á  cnanto  c!  hombre  necesita  para  su 
desarrollo:  deber  inspirarse  en  lo  que  haya  de  engrande- 
cer á  los  hombres.  Las  obligaciones  morales  han  de  ejer- 
citar.se  en  la  sociedad  política  de  una   manera  reflexiva: 

I     no.se  puede  hacer  irresponsablemente  lo  que  s?  quiere. 

1     si  no  lo  que  .sea  bueno  y  justo  en  el  concepto  moral. 

La  sociedad  no  ha  podido  formarse  ni  se  ha  loniKiiio 

j  Tior  un  contraro  especificativo  de  sus  medio-  !  de  -iis 
])ropósitos,  pero  la  ficción  de  Rousseau  que  a-i  ¡o  -i;])0- 
no,  entraña  una  aspiración  lev.antada  y  noble:  r^f.wi  Ia-.í 
que  fueren  las  formas  que  han  asociado  los  ho.;i!in;<. 
generalmente  la  fuerza,  imposible  es  no  presninir  (¡ue 
cada  hombre  entraba  con  derechos  y  deberes  iyüiles: 
imposible  no  suponer  que  cada  uno  de  los  individuos 
pretendería  aumentar  sus  recursos  y  uo  aniquilarlos  u¡ 
disminuirlos.  Todos  pues,  desde  la  edad  adulta,  deben 
tener  representación  porque  todos  componen  la  patria. 

La  moral  individual  debe  tender  a  las  leyes  y  a  las 
instituciones  mas  justas:  en  vano  la  filosofia  habría  des- 
cul)ierto  principios  superiores  si  estos  no  se  aplicar;ui  a 
la  vida  social;  en  vano  los  ])ensadores  prodamarian  la 
igualdad  de  naturaleza,  y  el  derecho  á  las  múltiples  ma- 
nifestaciones del  pensamiento,  si  no  hubiese  de  dominar  ' 
mas  que  el  privilegio  de  alguno  á  la  intolerancia  moral 
y  política.  El  estado  mas  justo  es  el  que  mas  se  apro- 
xima á   una  sana  y  pura  moral.     Las  leyes  deben  tener 


142 


111.  IJVSTJTVTO   JWlClOJy^lI.. 


un  carácter  general  dirigiéndose  á  fortalecer  las  fuerzas 
individualea  por  las  cualéfi  se  robustecen  las  colectivi- 
dades: la  primera  sanción  ha  de  ser  la  de  los  derechos 
inherentes  á  nuestra  naturaleza,  y  la  de  la  libertad  por 
la  cual  se  hacen  eficaces  Ja*?  ialtores  del  pensamiento  y 
los  resultados  de  la  ciencia.  Establecida  la  libertad, 
todos  los  ciudadanos  pueden  revelar  diversidad  de  opi- 
niones y  divulgar  sus  ideas,  pero  deben  cumplir  las  le- 
yes, aunque  con  ellas  no  estén  de  acuerdo,  mientras  no 
sederogncn:  la  tolerancia  es  el  alma  de  la  libertad;  sin 
tolerancia  solo  es  la  libertad  una  fórmula  vacia  de  sen- 
tido. Pero  si  una  ligida  moral  impono  la  tolerancia  y 
respeto  hacia  los  qne  profesan  distintas  doctrinas,  no 
puede  obligar  al  silencio,  úá  que  se  deje  de  combatir 
en  la  esfera  intelectual  lo  que  se  juzgue  erróneo  ó  per- 
judicial para  el  porvenir  de  los  pueblos  ó  para  el  ejerci- 
cio y  las  costumbres  privadas. 

No  deben  abrazar  las  leyes  si  no  lo  qne  corresponda  á 
las  relaciones  de  los  ciudadanos  entre  sí  v  de  los  ciuda- 
danos con  el  Estado;  mezclarlas  en  el  fuero  interno  del 
hombre,  en  los  hábitos  y  modos  de  la  vida  íntima,.es 
quitar  el  puesto  á  la  moral  independiente  y  reemplazar- 
la con  nocivas  consecuencias. 

Las  leyes  mas  difíciles  y  de  mas  trascendencia  son  las 
penales;  importa  que  sean  justas  antes  que  crueles,  y  que 
se  dirijan  á  la  condición  moral  del  culpable  para  procu- 
rar su  mejoramiento  y  enmienda,  que  haya  la  correlación 
posible  entre  el  delito  y  la  pena,  que  sean  claras  y  que  á 
todas  las  posiciones  alcancen  sin  que  se  desnaturalicen 
en  su  aplicación:  siendo  indispensable  establecer  que  la 
ignorancia  de  la  ley  no  absuelve  al  que  delinque, V-on vie- 
ne que  todas  las  clames  sociales  se  instruyau  en  los  códi- 
gos, i^c  se  lean  en  las  escuelas,  y  que  po'r  todos  se  pene- 
tren las  responsaliilidades  á  que  llevan  ciertos  actos: 
debe  ser  (admitiendo  el  modo  de  pensar  de  Platón)  mas 
penado  quien  mejor  conoce  las  leyes;  pero  si  todos  las 
conocieran,  se  evitaba  la  atenuación  para  la  ignorancia 
que  alguna  vez  es  maliciosa.  Es  conveniente  motivar  la 
ley  haciendo  comprender  su  justicia,  su  carácter  y  los 
fines  á  que  tiende  para  que  sea  mejor  aceptada  y  fiel- 
mente interpretada. 


(Continuará.) 


LECCI(3NES 

De  Física  expcriviaital precedidas  de  algínias  no- 
ciones de  Mecánica,  para  uso  de  los  niños,  por 
el  T)r.  Bario  González,  Profesor  de  Mecá- 
nica y  Física  eñ  el  Instituto  Nacio- 
nal de  (hiatcmcJa. 

(Conlinúa.) 
LECCIÓN  VI. 

IlMvV  DK    I.A    Pk-ív.NTFZ. 

3.  Oolillicrioil.- -Pueden  los  niños  te- 
ner idea  de  lo  que  los  físicos  llaman  fuerza  de  a- 
traccion  ó,^simpleinente  atracción,  observando  lo 
que  sucede  con  un  imán. — Cuando  un  imán  se  a- 
cerca  á  im  clavo  de  hierro,  á  una  aguja  ó  á  un  po- 
co de  arenilla  se  ve  que  estos  cuerpos  i>e  precipi- 
tan hacia  el  imán  al  cual  quedan  unidos.  Pues 
bien:  esta  acción  que  el  imán  ejerce  sobre  dichos 
cuerpos  es  una  fuer/a  de  atracción. 


Enteramente  análoga  á  esta  fuerza  es  la  que  la 
Tierrra  ejerce  sobre  todos  los  cuerpos  que  están 
en  su  superficie.  Por  experiencia  diaria  vemos  que 
si  un  cuerpo  que  tenemos  en  la  mano  dejamos  de 
sostenerlo  cae  a  la  superficie  de  la  Tierra,  que  las 
f  ífutas  maduras  caen  también  de  los  árboles  y.  en 
"^neral,  que  todo  cuerpo  lanzado  al   espacio  ó  a- 
bandonado  á  sí  mismo  se  precipita  hacia  la  super- 
ficie de  la  Tierra.  Todo  esto  se  verifica  en  virtud 
de  la  fuerza  de  atracción  de  la  Tierra,  fuerza  cjue 
¡    también  se  AcnomxnTí  pesantez  ó  gravedad. 
j       Vi,  Dirección  de  lii   pe.sjíBite»:.— 
j    Cuando  un   cuerpo  se  deja  caer  de  una  altura  se 
I    nota  que  sigue  en  su  caida  una  línea  recta,  y  sino 
encontrara  obstáculo  seguirla  cayendo  en  la  mis- 
ma dirección  hasta  el  centro  de  la  Tierra.  Esto  se 
verifica  para  todo  cuerpo  en  cualquier  punto  de  la 
Tierra;  de  suerte  que  todas  las  líneas   rectas  que 
los  cuerpos  siguen  al  caer  van  á  parar  al  centro 
del  globo,  como  lo  muestra  la  Fig.  11^.  Esa  lí- 
nea recta  que  un  cuerpo  sigue  en  su  descenso  se 
llama  la  vertical. 


Fig.  VI. 

*t.  l>etei*uiiiiacioii  <li>  la  verti- 
cal.—Para  determina;  la  \ercic,\l  en  cuaujuier 
punto  del  globo,  basta  -.u-;:j  ';i  !  r  d  •  un  hilo  una 
bolita  de  plomo  B  ó  cLn.iqnt'-  .>:->  cuerpo  pesado; 
dejando  este  iiilo  en  quieru^l  _\  iij;)  por  su  extre- 
midad superioi-  :\,  niaica  naturalmente  la  direc- 
ción de  la  pesantez  o  la  vertical,  Fig.  1 2  '^  .  Este 
pequeño  instrumento  se  llama  planada. 


€^ 


B® 


FiíT.  13, 


La  plomada  marca  constantemente  la  dlreedotl 
de- la  pesantez;    sinembargo  la  proximidad   délas 


r.L,  IJ%*STiTf:Tl¡  .«.  «i^j  ^ií.Wiá. 


i  i; 


grandes  montañas,  como  el  Chimborazo,  lades\¡a 
de  !a  vertical  unos  pocos  segundos  de  grado. 

'I,  I4I0SI,  del  peso.— Cuando  sostene- 
mos (ín  la  palma  de  la  mano  un  cuerpo,  observa- 
mos que  ejerce  sobre  ella  una  presión  mas  o  mé- 
no.í  grande;  esa  presión  da  idea  del  peso  de  un 
cuerpo  y  no  es  mas  que  el  resultado  de  ¡a  fuer/:a 
tle  atracción  de  la  Tierra  ó  de  la  pesantez.  Así, 
si  no  hu!)iera  atracción  terrestre  los  cuerpos  no 
pesarian. 

•».  IjO>í  Sllltt|>l>(1si!>i. —  Una  vez  que  los 
niños  han  adquirido  la  noción  de  la  pesantez,  no 
les  parecerá  extraño  que  los  hombres,  los  anima- 
les, los  edificios,  &.,  del  henij.'iferio  opuesto  al  que 
habitamos,  se  sostengan  y  permanezcan  en  él,  co- 
mo acontece  en  el  nutístro.  Porque  alguno  creería, 
no  sabiendo  cjue  hay  atracción  terrestre,  que  los 
antípodas  para  no  caerse,  por  estar  cabeza  abajo, 
como  se  dice  vulgarmente,  deberían  permanecer 
pegados  á  lasupL'rficie  del  suelo,  como  las  mos- 
cas á  un  cielo  raso.  Pero,  en  primer  lugar,  obran- 
lio  la  pesantez  en  todos  los  puntos  del  globo,  sos- 
tiene ó  solicita  á  todos  los  cuerpos;  \'  en  segundo 
lugar  como  dice  Mlle,  Rey:  "nosotros  llamamos 
ad'.rjo  á  todo  lo  que  se  aproxima  á  la  Tierra  y  ar- 
rii>a  á  todo  lo  qiíe  de  ella  se  aleja;  pero  la  'Tierra 
misma  no  tiene  ni  arriba  ni  a'Mijo:  existe  rodeada 
del  aire  (la  atmósfera)  en  un  espacio  inmenso.  Así. 
cualcjuiera  que  sea  el  lugar  de  la  Tierra  que  ha- 
bitemos, tenemos  siempre  los  pies  abajo  y  la  ca- 
beza arriba,  pues  nuestn  s  pies  están  en  la  'Tier- 
ra y  sobre  nuestra  c;ibfz!i  tenemos  el  cielo  (el 
espacio.)" 


MÉTODOS  1)K  IXSTRUCCIO.X. 


l'(in  .lAMlCS    ¡'VI.I.;  WirKKÜSUAM, 

'  Dirrrlor  (fe  h-is  Esruclas  A'nri)ia!es  th  I'i'nfíilvaiñn.) 

Para  Ncr  Maestro  st*  iifipevltn  una  i>r<*¡)arae¡oii 
e>iiH*í'hiS. 

(f'ontinúa.) 

Las  pt'fsouas  que  han  sido  bien  oafienadaf?  deben  !in- 
ber  aprendido  algo  acerca  de  los  métodos  que  con  ellas 
se  emplearon;  pero  para  poder  aplicarlos  a  su  ve/,  es 
preciso  que  estudien  cuidadosamente  todos  sus  detalles 
i  los  principios  sobre  los' cuales  se  fundan.  Como  pn- 
sajeros  de  un  buqué  de  vapor  o  de  un  ferro-carril,  los 
pupilos  suelen  hacer  rápido  curso  hacia  el  fin  de  su  jor- 
u:tda  sin  reparar  la  vía  por  donde"  marchan.  Los  mé- 
todos de  enseñanza  no  pueden  estudiarse  incidenfaimeu- 
te  Ellos  tienen  su  ülosOfia  propia  i  deben  constituir  un 
■objeto  delinitiVo  de  estudio.  Laliabilidad  para  enseñar 
pÍBíde  adquirirse, — ciertamente.' — en  la  práctica  dclas 
eiícuí'tas  sin  previa,  prepiti-acion  es.iiecial;  pero  en  eseca- 
síi-st!  adquiere  siempre-  a  mucho  riesgo  del  maestro  i 
con  miieha  péniidatle  los  pupilos.  Nudie  necesita  mas 
aprovecharse  de  la  idea  de  la  esperiencia  de  los  otros 
que  e!  luíipstro:  p,«irqiie  lo^  errores  de  nadie  pueden  ~or 


mas  difícilmente  enmendados  que  los  suyos.  El  talen- 
lenío  para  enseñar  y)arece  en  álcennos  hombres  innato; 
pero  esto  que  también  sucede  en  las  demás  profe-jones 
no  puede  citarse  como  un  arjíumento  contra  la  necesidad 
de  prepararse  de  un  modo  especial  cuando  no  se  tiene 
la  certeza  de  haitcr  reciliido  tan  altos  favores  de  la  n;i- 
tu raleza. 


1:1 


,v/,'0  (///«'. sr//.o' 


(uiiiinsii-it  i  .V.'  iir.l,irr)ia 


ildadofT'b 


instiMii 


La  diciplina  da  poder. 
dos  sirven  demás  en  un  campo  de  batalla  que  sen 
tenares  de  visónos  reclutas,  líl  capitin  de  un  bu 
que,  el  superintendente  de  una  factoría,  el  jefe  de  ui; 
qjéreilo  deben  adquirir  por  la  disciplina  destreza 'pro- 


fesional: el  conocimiento  de  los  ])i-íneipios 


de  laad- 
ministi-acion  i  probierno  de  las  escuelas  i  la  .habilidad 
para  aplicarlos  se  adquieren  por  el   mismo  camino. 

El  profrreso  piícde  ó.sperarsc  en  la  enseñanza  si  los 
lÉIaés tros  hacen  uso  de  la  esperiencia  de  sus  predece- 
sores como' de  un  punto  de  partida  para  sn^  pr(Spias 
invostij^aciones.  iberia  iifrau  locura  cerrar,  los  oídos 
a  losconsejqs  de  homln'es  buenos  i  sabios.  (p»e  nos  in- 
dican la  manera  de  evitar  el  error. 

No  .se  puede  descansar  mas  en  la  aptitnil  nnlui:il. 
tratiíndose  de  la  adríiinistracióii  i  «robiei-no  de  una  e<- 
■  cuela ,  de  lo 'que  se  decansa  en  ella  en  la  profesión 
de  las  leyes  o  la  medicina. 

Daremos  alt^unas  razones  adicionales  en  favor  d<; 
nuestro  aserto,  que  son  de  diferente  clase  que  las  an- 
teriores, pero  no   menos  convincentes. 

1.  Se  necesita  \á  preparación  especial  por  parte  de 
los  maestros  para  hacer  de  la  enseñanza  una  iirofesini., 

■  Si  la  instrucción  eí  el  único  reipiisito  para  .«er  mar- 
tro,  todos  los  hombres  instruidos  son  mne,--trns.  o  imi' 
den  eonverlir.se  en  tales.  sienVpre  que  cu  ('iii¡ii<'-;is  m;!  • 
proveclio.-'Us  no  obtenían  Imen  resuliail'i.  I.i  i'ii-- 
ñatiza  ser.-i  entonces  una  especie  do  campu  idiium  -in 
limitación  de  lineas  profesionales.  A  conseciiciici;!  de 
ello  los  maestros  darán  poca  importancia  i  lij;ii;in  jm- 
co  iniei-es  a  su  obra:  habrá  entre  ellos  p 'ca  u!iid;¡il  ili' 
esfuerzos,  i  se  dejará  sentir  una  necesidad  iícncra!  tli.- ■■ 
te  sentimiento  de  clase  llamado  espirUu  de  (■Hn-¡i't  nw  es 
esencial  para  la  existencia  de  toda  profesión,  i  .sin  el 
cual  la  enseñanza  no  ywdrá  ocupar  entre  las  profesiones 
el  rango  que  esperan  los  maestros,  ni  satisfacer^  por  el 
valor  de  sus  productos-  la  razonable:  éspectacion  del 
jiiddico. 

2.  Se  nscesita  la  preparación  esi»ecial  prtr  parte  (le 
los  maestros  para  hacer  dejjp,  enseñanza  un  ncírocii) 
permanente. — Al  presenta  ni. igun  otro  .género  do  ii<- 
gocios  está  sometido  a  tantos  cambios  como  la'enseña li- 
za.—F]s  positivo  que    de  aquello.s.  que  en  un  .^uo  ¡uní 

*estado  encagados  de  nuestras  ificinIaii,.coim'Vis\  solo  !a 
dos  terceras  partes,  i  en  algunos  lugares  solo  la  niiia<l 
permanecen  en  ellas  el  siguiente.  Ta«  frecuc^ltesca^nbios 
no  tienen  lugar  en  ningún  otro  asunto,  i  son  ju'odueidos, 
en  parte  por  lo  menos,  en  la  profesión- de  los  maestro.s, 
por  la  opinión  admitida  por  muchos  de  que  todo  el  mun- 
do puede  enseñar.  La  consecuencia  de  esta  o|)inion  es 
que  miles  de  personas  se  encuentran  ocupamlo  la  posi- 
ción de  maestro  que  jamás  intentaron  pcrntaneóbr  en 
ella,  adoptándola    solo  para  adquirir    algún  dinero,  pa- 

.  ra  aprovechar  alguna,  oportunidadíf.le  adelanto,  o  nian- 
tener.se  en  espem  de  otro  género  de  negocios,  i  á  quie- 
nes la,  .necesidad,— bien  enojosa  para  ellos. — mantie- 
jie  en  las  escuelas.  Una  escuela  bien  dirijida  por  es- 
ta clase  do  per.son-is  será-  la  escepcioa  de  la  regla.-. 
No  han  hedió  prejjaracioa  especial  para  ser  maestro^ 
i   no  considernn   que  el  sostciniiiiento  de  su    vida  o  s-a 


144 


m:í  IJVSTMTVTO  jr^Aciojy^i.. 


reputación  depende  do  su  t^xito  como  talos;  i  como  no 
se  encueníi'a  Imjo  el  influjo  de  ninguno  de  estos  mo- 
tivos, que  son  los  que  producen  ¡grandes  esfuerzos,  no  pue 
de  esperarse  que  demuestren  mucho  inton^s  ni  desplie- 
guen notable  liahilidad  en  la  enseñanza.  En  la  mis- 
ma j)ropoi-ck>n  en  que  los  hombres  gastan  tiempo,  di- 
nero i  trabajo  al  dedicarse  a  cualquier  género  de  ne- 
gocios, estará  su  repugnancia  a  abandonarlos, — i  has- 
ta que  el  publico  no  reconozca  la  verdad  que  venimos 
sosteniendo,  no  nos  veremos  libres  de  los  perjuicios  que 
produce  el  frecuente  cambio  de  maestros,  ni  se  descarga- 
rá la  profesión  de  la  enseñanza  de  esa  horda  de  intru- 
kios  que  ahoi*  la  turban,  i  que  reducen  a  tan  [)ooo  la  re- 
muneración que  le  corresponde. 

3.  Para  la  preparación  especial  de  los  maestros  se 
han  hecho  esfuerzo-;  con  resultado  satisfactorio. —  La 
Priisia  ha  verificado  en  una  gran  escala  el  esperimento 
de  pieparar  maestros,  i  tanto  el  gobierno  con.o  el  pue- 
blo se  encuentran  satisfechos  del  éxito.  Austria,  Fran- 
cia e  Inglaterra  tienen  escuelas  para  maestros,  i  consi- 
deran esto  como  una  parte  esencial  de  su  sistema  de  e- 
ducacion.  Hombres  como  Dinter,  Cousin  i  Broughajy 
han  alwgado  por  el  establecimiento  de  las  escuelas  nor- 
males. Éstas  escuelas  lian  sido  establecidas  en  muchos 
de  nuestros  Estados  Americanos;  i  aunque  lian  encon- 
trado marcada  oposición,  en  todas  partes  han  obtenido 
«señalado  éxito.  El  publico  ha  visto  inaestrfis  qne  lian 
liecho  preparación  especial  en  las  escuelas  normales  al 
ludo  de^tros  que  no  la  han  hecho:  con  la  perspicacia  ca- 
racterística de  nuestio  pueblo  se  han  comparado  los  iné- 
ritos  respectivos  de  los  unos  i  los  otros,  i  para  compren- 
der cual  ha  sido  el  resultado  basta  ten -r  en  cuenta  li- 
beral protección  que  dichas  escutlis  reciben,  i  los  in- 
llures  de  pesos  que  í^e  gastan  anualmente  en  su  sosteni- 
miento. 

L^'S  razones  esplieadas  son  suficientes  para  mostrar 
que  los  maestros  requieren  una  preparación  especial,  i 
su  desenvolvimiento  pare(;e  apropiado  para  servir  de 
introducción  a  una  obra  sobre  enst  ñanza  que  rieiule  a 
contribuir  a  la  preparaciim  indicada.  Invitamos  a  todo 
el  que  siendo  maestro,  o  proponiéndose  serlo,  sienta  la 
necesidad  de  una  preparai  ion  es[)ecial  a  estmliar  el  con- 
tenido de  las  siguientes  páginas,  esperamlo  queno  solo 
encontrará  en  ellas  algo  que  aumente  su  aptfud  para  el 
desempeño  fie  las  arduas  tareas  del  profiísionado,  s'no 
algo  que  elevará  sus  ideas  sobre  la  importancia  i  la 
«lignidad  de  su  misión. 

P  n  1 N  C I P I  OS  K.S  E  X  C I A I  .ES. 

El  perfccionamiento  humano  es  la  gran  aspií-acion  de 
toda  educación  bien  dinjÜla.  El  maestro  tiene  sienpre  en 
su  mente  el  ideal  del  hombre  cuyas  perfecciones  ha 
de  realizar  en  los  niños  sometidos  a  su  cniílado,  (ío- 
mo  el  escultor  realiza  los  tipos  que  crea  su  fantasía  en« 
el  -tosco  mármol  que  yace  inanimado  ante  él.  Conteni- 
dos en  el  gran  fin  de  ia  educación  hai  otros  fines  subor- 
dinados, como  el  de  adquirir  conocimientos,  obtener  dis- 
ciplina, levantar  la  mente  á  la  contemplación  de  lo  bello, 
lo  bueno  i  lo  verdadero,  i  ¡lonernos  en  aptitud  de  llenar 
pu  la  mejor  manera  [>osible  nuestro.s  deberes  para  con 
los  dema.s  hombres  i  con  Dios. 

Dado  que  este  es  el  verdadero  concepto  que  del>einos 
formar  acerca  del  Un  de  la  educación,  a  la  materia  que 
sirve  de  base  a  un  sistema  de  enseñanza  corre-<poiiderí: 
1-  *  — La  bttturaleza  de  la  cosa  sobre  que  va  a  operarse, 
o  séunse  las  capacidades  edui-acionales;  2.®  La  uatuní 
leza  de  los  instruíucntos  con  que  ha  de  operarse,  o  los 
medios  educacionles:  a.  ■=■  La  manera  de  realizar  la  od*v 
ración,  o  los  métodos  educacionales.-- Del  mismo  modo 
pudiera  dividirse  en  tres  partes  un  sistema  de  .\ffricnl- 
lura:  la  que  (rata  de  los  medios  de  fertilizarlo  i   de  tra- 


bajar en  él,  i  la  que  trata  de  los  métodos  para  aplicar 
loa  medios  al  deseado  fin.  Un  sistema  de  Medicina  se 
forma  así  mismo  con  la  Anatomía,  la  Fisiolojía,  la  Far- 
macia i  la  práctica  de  la  Medicina. 

(ContinnarA.) 


Astronomía  Popular. 

Júpiter  i  Saturno,  los  planetas  mas  grandes  de  nues- 
tro sistema. 

La  bondad  de  la  estación,  el  despejo  de  la  atmésfera 
i  la  hermosura  de  las  noches  en  Guatemala,  i  sobretodo, 
la  favorable  posición  spi^  actualmente  tienen  en  el  cielo 
Jíipiter  i  Saturno,  presentan  una  buena  oportunidad  para 
darlos  a  conocer  a  los  niños  i  a  las  personas  que  no  dis- 
tineuen  los  planetas  de  las  estrellas. 

Tomaremos  por  término  de  comparación  la  hermosa 
constelación  de  Orion  por  ser  de  las  mas  conocidas. 

Las  principales  estrellas  que  componen  esta  constela- 
ción meridional,  son  7:  cuatro  de  ellas  forman  un  gran 
cuadrilátero,  en  medio  del  cual  hai  otras  3  en  línea  recta 
i  bastante  juntas  que  forman  el  cinturon  de  Orion  i  que 
vulgarmente  se  llaman  "Los  Tres  Reyes."    La  mas  occi-  \ 

dental  de  las  3  e:«  mui  notable,  porque  por  ella  pa.«a  el 
ecuador  celeste.  Entre  las  7  estrellas  princi[iales  de 
esta  constelación,  hai  2  úv  1."  magnitud;  a  saber:  la 
del  pié  izquierdo  que  queda  al  sudoeste  del  cuadrilátero 
i  que  se  llama  Rijel;  i  la  que  forma  el  hom''ro  derecho 
al  nordeste,  llamada  Beteiíreuse;  las  5  restantes  son  de 
2.  *  nagnitu<l.  La  que  forma  el  hombro  izquierdo  ii 
occidental  de  Orion,  se  llama  Hellatrix,  i  es  niui  útil 
para  las  direcciones. 

Al  noroeste  (íe  Orion  está  la  constelación  Tauro,  mui 
conocida  T>or  un  grupo  de  estrellas  mui  juntas  i  menudas 
que  se  designan  con  el  nombre  de  Pléyade.-!,  i  que  vul. 
garmente  llaman  Siete  Cabritas  o  .Siete  que  lírillan. 

Si  desde  la  estrella  iíellatrix  i  las  Pléyades  se  til-a 
una  visual,  se  encontrará  en  su  tránsito  una  estrella  de 
1.  "  ira<rnitud  llamada  Aldebarán.  que  forma  el  f>jo  del 
Toro  (Tauro),  junto  a  dos  estrcllitas  que  vulgarmente 
se  llaman  ojos  de  Santa  ÍJicia. 

Si  ])rolongamos  la  recta  que  va  desde  Rijel  a  Bella- 
trix.  encontraremos  en  la  parte  setentrional  del  cielo  ti- 
na estrella  de  3.  *  magnitud  que  forma  la  cstremidad 
del  cuerno  austral  de  Tauro:  la  dercuerno  boi-eal  se  ha- 
lla en  la  prolon<raeion  de  una  linea  que  saliendo  de  P.e- 
teigeiise  ixise  por  el  cuerno  austral.  La  eclíptica- ú  ('•rbi- 
tn  dp  ln  Tierra  pasa  fior  medio  de  anil>os  cuernos. 

Con  estos  datos  podemos  ya  determinar  la  |Hisicion<le 
los  planetas  Júpiter  i  Saturno. 

F'n  efecto,  al  norte  de  Orion  i  al  este  de  A  Mellarán,  se 
encuentra  un  astro  grande  i  brillante,  precisamente  cu- 
tre las  dos  estrellas  que  forman  los  cuernos  de  Tauro, 
en  linea  recia  con  ellas.  Ese  astro  es  el  planeta  Júpiter, 
que  entra  a  la  constelación  'l'auro  con  movimiento  re- 
trogrado, que  es  el  que  actualmente  lleva;  i  dentro  de 
uiiii  pocos  dias  se  halwá  desviado  ya  hacia  el  occidente, 
formalído  un  triángulo  con  bis  cuernos  ele  Tauro,  con  los 
cuales  está  ahora  en  linea  reetu. 

Al  sudoeste  délas  Pléyadas  i  al  oeste  de  .\lde>)aráD, 
se  encuentra  otro  astro  menos  brillante  que  Júi>iter  i 
mas  que  Aldebarin,  precisamente  formando  un  triángu- 
lo equilátero  coa  Júpiter  i  Rijel.  Ese  astro  e.-^el  plane- 
ta Saturno  que  sale  de  Tauro  i  entra  a  la  constelación 
Aries,  pues  también  lleva  actualmente  movimiento  re- 
trógrado. El  hermoso  anillo  de  Saturno  se  ve  actual- 
mente casi  pcr[X'adic:uJar  ul  ecuador  del  planeta. 

Santíxs  Tori'ño. 


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-ísif3f-i9^#á^ 

l'erimlico  <i<^1icu4lo  n  In  «liínsion  de  la  lii-^triiccion  Pi*hiiai*hi  i  Seciiiulaviu. 

PuRMCADo  B.xJoi.A  pnoTRcnoN  HRi,  SfiSoii  Jknbhai,  .1.  Rufino  HAitiiios. 

PllKSIDEXTK    DK  LA     RePÚRIJOa     I>B  GiTATKMAI.A. 


Fundador  i  Editor,  Santos  Toruno. 


Administrador  Edwin    Rocktro'.i. 


i\|íiM.  10. 


(liiisileiiialsi,  :tl  de    lanero  lio   l<S.S:S. 


VOS..  I. 


Influencia  de  In  Tiistriiecr)n  priiiinrin  en  Ins 
co-itiiiiihre-i,  en  la  moral  públL'a,  en  la  in- 
dnstria  I  en  el  de  juitoIío  jí-ncral  de  la  pros- 
peridad de  lo-<  pneb!os,  por  M.  L.  i  G.  V.  A- 

nuin:'ite^tii. 

(Coiitiiiúii.) 

X 

Las  considuraciorioí!  (pie  proceden  nos  Imccn  tener  el 
estnl)kriinieiito  (Id  una  in?tniecion  piiinaria  Jeneral  i 
mediaiíaniento  organi/aila  como  la  condición  cí^encial  del 
porvenir  daCldle,  de  la  iir.);3i)eridad  futura  de  nue.xtrajpa- 
tria 

Sin  la  instrucción  primaria  no  divisamos  en  la  lonta- 
nanza de   los  años  ni;vs  que  atraso,  ruina,  dcs:nf)ral¡za- 

tl  cion,  pobreza. 

Sin  la  in>trucc!on  primaria  tememos  nnicho  que  esos 
irritoá  de  alarma  lanzados  contra  las  temerarias  invasio- 
nes de  otra  raza  sobro  el  continente  hispano-ameriea-  -' 
no,  r^e  conviertan  al  cal)0  do  aliínn  tiempo  en  campana- 
das lie  agonía  para  la  nuestra;  puesjdebe  tenerse  pre- 
sento que  en  la  tierra  la  ju-ticia  no  da  siempre  el  triun- 
fo. (|K0  el  derecho  no  está  siempre  aLlado  do  la  fuer- 
za. 

I       í^i  al  percibir  flotando  al  viento  on  Panamá  i  en  Gua- 

Íyaquil  la  bandera  de  los  yankoes,  no  queremos  ponernos 
,    a  llorar  como  le  iiizo    Carlomagno  al  divinar  desde   las 
'    costas  de   Francia,  perdidas  entre  las  aguas  i  nubes  del 
mar,  las  primeras  barcas  de  los  normandos,  debemos  pre- 
páranos, instruy(''ndonos,  ilus'rándonas,  haciéndonos  tan 


grandes  como  niiestro.s  adversarios,  pma  c  :i 
vitable  contra  los  audaces  enemigoi  (¡ue  piel 
pojarnos  del  suelo  que  posecmo-=. 

Esto  nos  obliga  a  ventilar  en  sus  i-olacioiios 
,truccion  primaria  otra  de  las  grandes  ciiosíi 
cupan  los  americanos. 

Algunos  publicistas  cifran  tuda  la  cspcr;! 
América  en  la  inmigración  europea. 

¡Cierto!  /.quién  In  niega?  |»(M-o  ;.baj<)  qu.'  ( 
esa    inmigración    ser.i    provccliosa? 

Rso  es  lo  (pie  queremos  ¡iclarar. 
,    Don   .íiian     IJaiilista     .Vlbci- li.  autoi' (pie 
ícnsatez  do  juicio  la  inajia  (l(>  un  c-lilo  linain 
do,  ha  escrito  o!  signiííntc  t\\y/.n  cu  iina  di'sii; 


"■/"' 


rf;,i.. 


l!ova  iKir  titulo:  L'níes  /  /)//,,/< 

Xdiioii  i>i)Hlírn  (h'Ul   rcjíúhlicii    iirc/tnli 

"¿Cómo,  on  qué  forma  vendr.í  on  lo  fntni-o  el  es- 
píritu vivilicante  de  la  civilización  europea  a  nnostro 
suelo?  Como  vino  en  todas  épocas:  la  Europa  n"S  trae- 
rá su  espíritu  nuevo,  sus  hábitos  de  industria,  sus  prácti- 
cas do  civilización  en  las  inmigraciones  que  noscmia. 

"Cada  europeo  que  viene  a  nuestras  playas  nos 
trae  mas  civilización  en  sus  hábitos,  que  Icego  eojiiunica 
a  sus  habitantes,  que  muchos  libros  de  fdo.-iofia  So  com- 
prendo mal  la  perfccion  que  no  so  vo,  que  no  se  toca  i  pal- 
pa. Un  hombre  laboi-¡oso  es  el  catecisiiin  ii;as  edüicante. 
^•¿Quromosplantar  i  aclimatar  on  Anii'iica  la  liber- 
fflp  inglesa,  la  cultura  francesa,  la  laboriosidad  del  hom- 
bre de  Europa  i  de  Estados  Unidos?  Traigamos  pe- 
dazos vivos  fie  ellas  qn  las  eq.stumbres  de  sus  habitantes 
i  radiquémoslas  aquí. 

"¿Queremos  que  loa  hál>ito3  de  orden,  de  disciplina  e 
industria  prevalezcan  en  nuestra  América!^  Llenémosla. 


r.I^  iJ\\STiTt/TO  J\*JiCIOJ\\fMl.. 


déjente  que  posea  lioiidanieute  esos  liábitosi.  EHoh  son 
pegajosos;  al  lado  del  industrial  europeo  pronto  se  for- 
ma el  industrial  americano.  La  planta  de  la  civilización 
no  se  propaga  de  semilla  sino  con  cstrcmada  lentitud. 
Es  como  la  viña  que  prende  i  cunde  de  gajo. 

"Este  es  el  medio  único  de  que  la  América,  hoi  desier- 
ta, llegue  a  ser  un  mundo  opulento  en  poco  tiempo.  La 
reproducción  en  sí  es  medio  lentísimo. 

"Si  queremos  ver  agrandados  nuestros  estados  en  cor- 
to tiempo,  traigamos  de  fuera  sus  elementos  ya  forma- 
dos i  preparados. 

"Sin  grandes  poblaciones,  no  hai  desarollo  de  cultura, 
no  hai  progreso  considerable,  todo  es  mezquino  i  peque- 
ño. Naciones  de  medio  millón  de  habitantes,  pueden  ser- 
lo por  su  territorio;  por  su  población,  serán  provincias, 
aldeas;  i  todas  sus  cosas  llevarán  siempre  el  sello  mez- 
quino de  provincia. 

"Aviso  importante  a  los  hombre  de  estado  sud-ameri- 
canos:  Las  escuelas  primarias,  los  liceos,  las  universida- 
des, son,  por  si  solos,  pobrisimos  medios  de  adelanto  sin 
las  grandes  empresas  de  producción,  hijas  de  las  gran- 
des porciones  de  hombres. 

"La  población,  necesidad  sudamericana  que  represen- 
ta todo  las  demás,  es  la  medida  exacta  de  la  capacidad 
de  nuestros  gobiernos.  El  ministro  de  estado  que  no  du- 
plica el  censo  de  estos  pueblos  cada  cuatro  año*,  es  inep- 
to, i  no  merece  una  mirada  del  pais;  ha  perdidosa  tiem- 
po en  bagatelas  i  nimiedades. 

"Haced  pasar  el  roto,  el  gaucho,  el  cholo,  uuidad 
elemental  de  nuestras  razas  populares,  por  todas  las 
trasformaciones  del  mejor  sistema  de  instrucción,  en 
cien  años  no  liareis  de  él  un  obrero  ingles,  que  tra- 
baja, consume,  vive  digna  i  confortablemente,  l'oned 
el  millón  de  Imbitantes  que  forman  la  población  me- 
dia de  estas  repúblicas  en  el  mejor  pié  de  educación 
posible,  tan  instruidos  como  el  cantón  de  Jinebra  en 
Suiza,  como  la  mas  culta  provincia  de  Francia:  ¿ten- 
dréis con  eso  un  grande  i  floreciente  estado?  Ciertamen- 
te que  no:  un  millón  de  hombres  en  un  terrritorio  como 
para  cincuenta  millones,  ¿es  otra  cosa  que  una  miscra- 
blelpoblacion? 

"Se  hace  este  argumento:  Educando  nuestras  masas, 
tendremos  orden;  teniendo  orden  vendrá,  la  población 
de  fuera. 

"Os  diré  que  invertís  el  verdadero  método  de  |)ro- 
greso.  No  tendréis  ói-den  ni  educación  popular  sino  por 
el  influjo  de  masas  introducidas  con  hábitos  arraigados 
de  ese  urden  i  buena  educación. 

"Multiplicad  la  poblncion  seria,  i  veréis  a  los  vanos 
ajitadores  desairados  i  solos,  con  sus  planes  de  revuel- 
tas frivolas,  en  medio  de  un  mundo  absorvido  por  ocu- 
paciones graves." 

Todo  esto  es  excelente;  también  nosotros  damos  to- 
da esa  importancia  a  la  inmigración  europea;  pero 
con  una  indicación    que  vamos  a  indicar. 

El  señor  Alberdi  dice  que  la  civilización  es  como  la 
vid  que  prende  i  cunde  de  gajo;  pero  para  eso  es  preciso 
que  la  tierra  esté  preparada,' abonada.  El  mejor  vastago 
plantado  en  un  arenal  no  puede  echar  raices  ni  pros- 
perar. 

El  Señor  Alberdi  dice  todavía  que  un  europeo  labo 
rioso  es  el  catecismo  mas  edificante;  pero  para  que  ese 
catecismo  vivo  propague  su  doctrina,  es  preciso  que  el 
criollo  sepa  leerlo.  El  libro  mas  sabio  puesto  en  manos 
de  un  ignorante  es  letra  muerta  para  su  intelijencia. 

La  inmigración  europea  es  uno  de  los  elementos  mas 
influentes  de  nuestro  engradecimiento  futuro;  peto  para 
eso  es  preciso  que  el  pueblo  chileno,  que  el  pueblo  ame- 
ricano esté  preparado  para  aprovecliar  sus  lecciones. 

La  construcción  de  escuelas  es  el  antecedente  indispen- 
sable del  trasporte  de  emigrados  europeos;  la  organiza- 
ción de  la  instrucción  primaria  debe  concurrir  con  el  fo- 
mento a  la  inmigración  europea. 


No  puede  ni  debe  sacrificarse  uno  a  otro  el  desarollo 
de  esos  dos  instrumentos  de  civilización.  La  enseñanza 
que  se  adquiere  en  los  libros  es  indispensable  para  que 
fructifique  la  enseñanza  viva  de  los  hombres  que  perte- 
necen a  un  mundo   mas  avanzado. 

Si  abandonaseis  la  instrucción  primaria,  si  atendieses 
solo  a  la  inmigración  europea,  ¿sabéis  qué  s-ucederia? 

En  nuestros  magníficos  territorios  se  establecería  i  se 
umltiplicaria  un  pueblo  que  llegaría  a  ser  tan  poderoso  i 
opulento  como  nunca  lo  fueron  los  mas  célebres  impe- 
rios de  la  antigüedad,  tan  poderoso  i  opulento  como  los 
americanos  del  norte;  pero  ese  pueblo  no  tendría  en 
su  cuerpo  sangre  de  nuestras  venas,  no  se  compondría 
de  descendientes  nuestros.  La  iírnorancia,la  inferioridad 
de  una  civilización  mas  atrasada  aniquilaría,  haria  desa- 
parecer de  la  tierra  a  los  individuos  de  nuestra  raza,  en 
presencia  de  los  de  otras  mas  háltil,  mas  enérjica,  mas 
productora.  No  se  elevaría  a  la  cultura  el  pueblo  que  lo 
necesita,  sino  que  se  sustituiría  un  pueblo  a  otro  pueblo. 

Nos  parece  que  eso  seria  resolver  cl  problema  algo  a 
la  manera  de  Alejandro  Magno,  pero  debe  tenerse  pre- 
sente qne  la  adulación  puede  sin  ningún  inconveniente 
aplaudir  a  un  conquistador  la  ocurrencia  de  cortar  con 
la  espada  el  nudo  artitício.«o  que  no  pudo  desatar;  pe- 
ro la  cosa  es  mas  grave  cuando  se  trata,  no  de  romper 
correas  de  cuero,  t-ino  de   estirpar  naciones. 

El  problema  es  civilizar  a  un  pueblo  que  está  atra- 
sado; no  sustituir  un  pueblo  a  otro  pueblo. 

Para  eso  son  necesarios  el  influjo  de  la  escuela  que 
dé  principio  a  la  educación,  i  el  ejemplo  de  hombres  mas 
morales  e  industriosos  que  la  completen. 

(Conthmará.) 


NOCIONES 

l>E  JF.OMETRIA  i:i^l<:ili:!\TiT^ 

ESCRITAS  PARA  LOS  NIÑOS, 

Por  Sanios  Toruno,  Director  del  Inslitnto 

Xadoiial  de  Gualejnala. 

INTRODUCCIÓN. 

Los  niños  encontrarán  on  este  tratadito  de  Jeo- 
metría  muchas  cosas  útiUrs  i  entretenidas.  Trata 
de  lincas  como  las  que  se  hacen  para  formar  las 
letras;  de  ánjj^iilos,  como  las  esquinas  de  los  li- 
bros; de  contornos,  como  los  muros  o  las  paredes 
que  circundan  un  solar;  de  círculos,  como  las  me- 
cías de  un  carruaje;  de  óvalos  i  molduras,  como 
las  que  hacen  los  carpinteros  en  los  muebles  i  los 
albañües  en  las  cornisas  i  portadas  de  los  edificios; 
i  en  fin,  de  otras  muchas  cosas  intere.santes  i  fá- 
ciles de  aprender. 

Los  niños  que  sepan  disisnguir  todas  esas  cosas 
con  sus  propios  nombres,  tendrán  una  conversa- 
ción mas  amena  e  instructiva;  i  si  ademas  saben 
construirlas  i  conocen  sus  propiedades,  podrán 
emplearlas  con   mucha  utilidad  en  los  innumera- 

2  bles  usos  prácticos  que  a  cada  paso  se  presentan 

'  en  el  curso  de  la  vida. 

LECCIÓN  PREVIERA. 

L — Todo  objeto  material  se  llama  cu:rf>o  fisi- 


1:M^  WJh'STlTUTO  JWiflOJWaL,. 


I4t 


co,  i  el  tamaño  de  un  cuerpo  físico  se  llama  aicr- 
po  jcométrico  o  eslension  del  cuerpo.  Por  consi- 
guiente, el  cuerpo  fisico  es  el  objeto  que  perci- 
bimos,-i  el  cuerpo  jeométrico  es  el  espacio  o  el 
lugar  que  ocupa  el  objeto;  de  modo  que  si  el 
cuerpo  físico  se  quita  de  donde  está,  queda  en  su 
lugar  la  estension  que  ocupaba  o  el  cuerpo  jeo- 
métrico. 

2. — Todo  cuerpo  es  largo,  ancho  i  grueso;  el 
largo  se  llama  lonjitud;  el  ancho,  latitud,  i  el 
gru(;so  profundidad.  Estas  tres  cosas  se  llaman 
dimensiones,  de  modo  que  todo  cuerpo  tiene  tres 
dimensiones. 

3.— No  hai  ningún  cuerpo  en  la  naturaleza,  por 
pequeño  que  sea,  que  no  tenga  las  tres  dimensio- 
nes; p;;ro  hai  circunstancias  en  las  que  solo  preci- 
sa (s.udiar  dos  o  una  sola,  i  entonces  se  prescin- 
de c'e  las  demás. 

4. — El  tamaño  de  las  cosas,  o  una  porción  de 
espacio  con  dimensiones  determinadas,  se  llama 
esti'Hsiou;  de  modo  que  tenemos  tres  clases  de  es- 
tension: de  una,  dedos  i   de  tres  dimensiones. 

5.— La  estension  con  largo,  ancho  i  grueso,  o 
con  las  tres  dimensiones,  se  llama  cuerpo  jcomé- 
trico. Ejemplo:  el  libro  representado  por  la  figu- 
ra 1 ,  es  un  cuerpo  físico;  i  el  lugar  que  ocupa,  es 
la  estension  del  libro  o  un  cuerpo  jeométrico. 


Fig.   1.— Cu^riio. 

6. — La  estension  con  solo  largo  i  ancho,  o  con 
dos  dimensiones,  se  llama  supei'ficie  jeométrica. 
Ejemplo:  un  terreno  es  una  superficie  material, 
i  el  espacio  que  ocupa  en  largo  i  ancho,  será  la 
estension  del  terreno  o  una  superficie  jeométrica. 
Por  consiguiente,  im  pliego  de  papel  de  china 
finísimo,  será  siempre  mui  grueso  comparado  con 
la  superficie  jeométrica,  que  solo  tiene  largo  i 
ancho;  de  modo  que  esta  superficie  debemos  ima- 
jinarla sin  grueso  ninguno  colocada  sobre  la  su- 
perficie material  que  se  considere. 


Y'vi.  2. — Siiporficip. 

7.— La  estension  con  solo  largo  o  con  una  sola 
dimensión,  se  llama  li.:ca  jeométricci.  Ejemplo: 
un  hilo  representa  una  línea  material,  i  la  raja 
(jue  trazamos  en  el  papel  o  en  la  pizarra,  por  fina 
(jue  sea,  también  es  una  línea  material.  La  ver- 
dadera línea  jeométrica  no  puede    \erse,  i  debe- 


mos imajinarla  sin  ancho  i  sin  grueso  en  el  medio 
de  la  que  trazamos  con  la  pluma,  el  lápiz  o  el 
yeso. 


Fig'.  3.— Linca?. 

8. — La  estension  sin  ninguna  dimensión,  se 
llama  punto  jcoiuétn'co. 

No  hai  nada  tan  pequeño  como  un  punto  jeo- 
métrico. La  punta  de  la  aguja  mas  aguda,  la 
arenilla  mas  fina,  son  mui  grandes  comparadas 
con  él.  Es  tan  pequeño  que  no  tiene  tamaño,  i 
no  puede  verse  ni  aun  con  el  auxilio  de  un  mi- 
croscopio. Pero  no  es  necesario  verlo  para  es- 
tudiar Jeometría;  basta  que  sepamos  la  posición 
que  ocupa,  es  decir,  el  lugar  en  que  está  colo- 
cado. 

Para  indicar  ese  lu^ar  se  marca  un  puntito  en 
el  papel  o  en  la  pizarra;  i  en  el  medio  de  este 
puntito  debemos  imajinar  que  está  el  punto  jeo- 
•métrico. 

9- — Para  distinguir  los  puntos  en  Jeometría, 
se  pone  al  lado  de  ellos  una  letra  del  alfabeto,  i  se 
les  di  el  nombre  de  esa  letra,  así  se  dice: 

El  punto  a. 

El  punto  /'. 

10. — Para  distinguir  las  líneas,  también  se  po- 
ne al  lado  de  ellas  una  letra,  o  bien  se  ponen  dos 
letras,  una  al  principio  de  la  línea  i  otra  al  fin;  i 
asi  se  dice  la  linea  A,  la  línea  AB. 


La  línea  A- 


;o  bien  la  línea  A- 


•  B 


1 1. — Si  ponemos  una  serie  de  puntos,  i  entre 
cada  dos  de  ellos  marcamos  otros  puntos,  i  des- 
pués otros  i  otros  hasta  que  no  quepan  mas  i  se 
confundan  unos  con  otros,  obtendremos  una  h'pea 
tan  seguida  como  la  que  hubiéramos  podido' tra- 
zar sin  levantar  el  lápiz  del  papel;  cOmo  se  A>e  en 
A,A'  i  A".    Esto  nos  hace  comprender  que  toda 

A "    '"'"' 

A' 

línea  está  formada  de  puntos;  que  su  principio  i 
su  fin  son  puntos;  i  que  el  lugar  en  que  se  cor- 
tan dos  líneas  no  puede  ser  sino  un  puntó;  co- 
mo se  ve  en  B  i  B'. 


\ 


Fi?.  4. —  InteríJecoion  do  dos   lineuí. 
12. — Si  trazamos  muchas  líneas  unas  al  laJu 


148 


JL'Z,  ijysTiTVTO  jyjMí^tojwrt.. 


de  las  otras,  i  entre  cada  dos  de  ellas  trazamos 
otras  lineas,  i  después  otras  ¡  otras  hasta  que  no 
quepan  mas  i  se  confundan  unas  con  otras,  obten- 
dremos una  superficie;  como  se  ve  en  A,  B  i  C. 


Fior. 


5. — Formación  ríe  Ins 
superficies. 


Esto  nos  hace  comprender  que  toda  superficie 
está  formada  de  líneas;  que  sus  límites  o  bor- 
des son  líneas;  i  que  el  lugar  en  que  se  cortan 
dos  superficies  no  puede  ser  sino  una  línea, 

13.  — Si  colocamos  muchas  superficies  una  so- 
bre otra,  como  están  colocados  los  pliec¡^os  de  pa- 
pel que  forman  una  resma,  obtendremos  un 
cuerpo  con  largo,  ancho  i  «rrueso.  Esto  nos  in- 
dica que  todo  cuerpo  está  compuesto  de  superfi- 
cies, i  que  los  límites  o  caras  de  un  cuerpo  son 
superficies. 

14. — De  lo  espuesto  resulta: 

i.*^  Que  todo  cuerpo  se  considera  compues- 
to de  superficies,  i  que  los  límites  o  caras  de  un 
cuerpo,  son  superficies. 

2.  ^  Que  toda  superficie  se  considera  forma- 
da de  líneas,  i  que  los  límites  o  bordes  de  una  su- 
perficie, son  líneas. 

3.  '^  Que  toda  línea  se  considera  formada  de 
puntos,  i  que  los  límites  o  estremos  de  una  línea. 
son  dos  puntos. 

4.  ®  Que  el  punto  es  límite  i  elemento  de  la 
estension,  i  que  todo  cuerpo  puede  considerarse 
pulverizado  o  reducido  a  puntos, 

1 5. — Finalmente,  Jeometría  es  la  ciencia  que 
trata  de  Ja  estension. 

CUESTIONARIO. 

1.  Qué  es  cuerpo  físico?  Qué  es  cuerpo  jeoméírico  o 
CBlensioa  de  uu  cuerpo?  2  Qué  eslonjitud?  2.  Qué  es 
latitud?  2.  Qué  es  profundidad?  2.  Qué  son  dimensio- 
nes de  un  cuerpo?  2,  Cuántas  diraeusiones  tienen  los 
cuerpos?  4.  Qué  es  ostensión?  4.  Cuántas  clases  de  es- 


tension haiJ'  6.  Qué  os  superficie  jeométrica?  7.  Qué  es 
linca  material  i  qué  es  linea  jeométrica?  8.  Qué  es  punto 
jeométrico?  9.  Cómo  se  indican  i  se  distinguen  los  pun- 
tos jeométricos?  10.  Cómo  se  indican  las  líneas?  11.  Có- 
mo está  formada  una  linea?  11.  Qué  son  los  estremos  de 
una  linea?  11.  Qué  es  la  intcrscction  de  dos  lineas?  12. 
Cómo  se  considera  formada  una  superficie?  ,12.  Qué  son 
los  límetes  o  bordes  de  una  superficie?  13.  Cómo  se  con- 
sidera formado  un  cuerno?  13.  Qué  son  los  limites  o  ca- 
ras de  un  cuerpo?  14.  Qué  os  Jcometria? 

(ronlinnani.; 


ELEMENTO.S 

Para  vso  de  ¡os  nhtmnos  dfl  Institnfo  Nariomd 
de  fíuatfiíw^t. 


PRIMER  CURSO. 

(Continúa.) 

^li^ETElíNTH  I.ESSO^. 

YOC. ADULAR  Y. 

Números  OAuniXAi.ES  i  ordiwí.es. 

Ono,  Ihe  first;  7aio.  el  pr'nnern. 

Two,    the  second;  dos,  el  nefjmido. 

Tliroc,  tlie  tliird;  fres,  el  lacero. 

Pour,  thefourth;  niotro,  d  cuarto. 

Five,  tiie  fiftli;  duro,  el  quinlo. 

Six,  the  sixtli;  «•/>•,  W  .«eMo. 

Heven,  tlie  seventli;  siete,  el  -lél lino. 

Eijrht.  the  eifrlitli;  ocfio,  d  (xtai-o. 

Xine,  the  ninth:  inicvc,  el  noveno. 

Ten,  the  tenth:  diez. el  déilmo. 

Eleven,  the  oleventli;  oim,  el  nmiérimo. 

Twelvo,  the  Twclftii;  doce,  el  duodécimo. 

Thirteen,  tlie  thirteenth;  tre-e,  el  dá-inw  tercero. 

Pourtccn.  the  fourteenth;  ruf-rc  ,eldédin<i  cuarto. 

Fifteen,    tlic  fiftecnth ;  f/iiíwe. el déiino quinto. 

Sixteen.    the  sixteentíi;  'iV?  /  s  íV,  el  diiimo  nesto. 

Sevcnteen,  the  seveutccnth;  d'ez  y  si  ■te,  el  dédmo  sé- 
timo. 

Eighteen,  thn  ei'jrhtecnth;  (//V.^  y  ocho,  el  décimo  octavo. 

Xineteen,  the  uiueteentli;  di<zy  nueve,  el  décimo  novi- 
no. 

Twenty,  the  twentieth;  i'Cíw/e,  f/y/yW/wo. 

Twcnty  one,  the  twenty-first;  veintinno,  d  vijésimo 
primero. 

Twcnty-two.  tlie  twcnty -second;  oeintid  >■<>,  d  vijésimo 
secjundx),  &. 

Thirty,  the  thirtietii;  treinta,  d  tri}¿'iimo. 

Forty,  thefortieth;  cuarenta,  dcnadrajé'^imo. 

Fifty,  the  fiftieth:  cincuenta,  dquincunjésimo. 

Sixty,  thosixtieth;  sesffta.  d  sexajéiimo. 

Seventy,  the  seventieth:  setenta,  el  septuajésimo. 

Eighty,  tiie  cightieth;  o-hent-.i.  d  ortojésimo. 

Ninety.  the  ninetieth:  noventa  d  noua/ésimo. 

A  ó  oiie  hundrod.  tho  liuudredth;  cíV/í.  el  centesimo. 

A  ó  onc  hundrod  and  0íB»e,.ihe  hundre.l  and  first;  cien- 
to uno,  el  centesimo  p/lititm. 

A  ó  one  hundred  and  two,  thclmadred  nn.1  second: 
ciento  dos,  d  centesimo  segurtfio. 


m:í^  iJvsTMTfiTo  jwiciojy^r.. 


1 49 


Two  hundred,  the  two  hundredth;  doscientos,  elducen- 
iésimo. 

A  ú  oiie  thoiisand,  thc  thousandth;  mil,  el  milésimo. 

Two  tliousand,  tlic  two  thousandth;  (hs  mil,  el  bisini- 
lémmo. 

A  (I  oncmillion.  tho  inillionth;  nn  millón,  il  viilJotn'sii- 
mo. 

()li.«.-Los  numerales  hnmlrcd  i  flioit.tcind,  del)on  ir  |ire- 
ccJid()^5  de  a,  cuai;do  se  emplean  para  contar  objetos;  i  de 
oiie,  .si  so  emplean  para  espresar  simplemente  un  niimoro 
á  porte  de  él.  La  conjunción  and  se  coloca  después  de  las 
centonas.  Kjemplo: 

A  thonsand  men.  mil  hnmhresí. 

Niunbcr  onc  \.\\on-^Aw\,  u •une rn  mil. 

A  liiindred  and  twenty-f.vo  dollars,  cien'n  vintiriiuo 

jlcfiOS. 

'Y\\c  nunilier  one  hundred  and  twenty-five,  el  rdim-ro 

ciriilo  veiul'cinai. 
(¡iiatemala.  June  tlio  thirtiotli,  oiio  thousand  ciírlithun- 

ilred  and  scveiitv-one.    Giattrmtda,  30  ríe  Junio  dn 

1871. 

0  lis. — Kmpléanse  en  inalés  los  números  ordinales  pa- 
ra espresar  los  dins  del  mes,  el  orden  numérico  de  la  su- 
cesión de  los  soberanos,  i  las  divisiones  de  un  libro.  E- 
jcniplos: 

Wlmt  day  of  the  month  is  it?  Q-u'-  d/V»  dil  m-x  i'nrmos'í 

It  is  (lie  first,  lene  nos  ¡Iprlin  ro. 

It   is  flie  spcond,  <stnmosn  ilot. 

Is  it  not  tiie  fbiirth?  No  estanvs  ñ  ewntml 

No.  sir.  it  is  thc  t'iiril.  no,  Sphir,esfnmn<t  á  fres. 

Which  voiiirnc  have  yon?   Qué  tomo  tiene  Ud? 

1  huvo  thc  tbnrth,  ti-wjoel  cnotio. 

EXKRCl.'íR?. 


Tweiily-one,  twenty-two,  twenty-thrce,  twcnty  four, 
twcnty-five,  twenty-six,  twenty-seveñ,  twenty-cijíht^  twen- 
ty-ninc,  thirty.-Thirty-one,  thirtytwo.  thirty-thrce,  &.- 
Forty:  forty-imc,  forty-two.  forty-threc,  forty-four,  A. — 
Fii'ty:  lil"ty-onc,  fifty-tVo,  lifty-three,  etc.— Sixty:  sixty- 
one.  sixtytwo,  sixty-three.  etc. — Seventy:  seventy-one, 
sevcnty-two,  8cventy-threc.  etc. — Eighty:  cighty-one, 
eiírhty-two,  ciofhty-thrce,  etc.— Ninety:  ninety-onc,  nine- 
ly-two,  ninoty-three,  niiicty-í'our,  ninety-five,  ninety-six, 
niiicty-soven,  nincty-oiirlit,  iiinety-ninc,  one  hundred.  One 
hiiiniiroii  ¡lili!  one.  one  hundrci  nnd  two,  etc. — Twenty, 
thc  twcnliclh.  Tlio  tv.cnty-first.  thi'  twonty-second,  tho 
iwcnty-tliinl.  the  twcniy'-fonrtii.  the  twénty-fifth,  tiic 
t\venty-si.\tli,  the  twcnty-scventii,  the  twenty-eiyhth,  the 
twonty-nintli,  tlic  tiiirtiotii.— Tho  tliir'v  tirst  tiio  thirly- 
í^ccond,  tiie  tliirty-third,  otc.-Tho  forticth:  liic  forty-first, 
tlic  Ibrty-.second.  tlie  Ibrtv-third.  etc.— The  üft.ietli:  the 
llfty-lirst,  clic  nrty-second,  tiie  nrty-third,etc— Thc  .si.\- 
lictii:  tlie  sixty-first,  the  sixty-second,  Ihe  sixty-third,  etc. 
—  Tlie  seventieth:  tho  seventy-rir.<t,  thc  scvenly-second, 
the  sevonty-third,  etc.— The  citrhtieth:  the  eighty-tirst, 
the  eiííhty-second,  the  cighty-third,  etc.— The  ninctieth: 
liie  nincty-first.  the  ninety.-'second,  tiie  ninety-third,  the 
jiincty-íburth,  tlie  ninety-iifth.  the  nincty-sixtli,  th«  nine- 
iv-scventh,  the  ninetv-cightii.  the  niiietv-ninth,  the  hiin- 
(iicdth. 


2.')— El  viji'vimo  quinlo.— ',ift— El  trijésimo  sesto.  .'j  t 
— El  quiuciiajésimo  cuarto. — 4S — El  cuadrnjésiuio  oc- 
tavo.— 69 — El  .sexajésimo  noveno. — 77 — El  septunjési- 
mo  séptimo.— 81- Él  octojéríinio  primero.- !)2— EÍ  no- 
najésimo  segundo.— 10(1— El  ccnté.simo.— 104— El  cen- 
tesimo cuarto.— 105—  El  centesimo  sexajésimo  quinto. — 
18 —   El    décimo  O' taro.— 29— El  vijésimo  nono. — S.' 


— Octojésimo  quinto.-  17— Décimo  séptimo.— 26— Vi- 
jésimo  sesto.— 88— Trijésimo  octavo.— 73— Scptuajési- 
mo  tercero. — 51—  Quincuajésimo  primero. — *,)0 — Nona- 
jésimo  noveno. 

111. 

OoNvERSATiON.  A.— IIow  many  dol'.ars  have  yon? — 
How  many  cents  has  the  American?— How  nmny  pen- 
cils  have  they?— Which  volume  of  my  work  have  yon.^» 
—Have  you  the  sccoml  volnme  of  my  work?— Have 
you  the  third  or  the  fourth  book?— Have  we  the  fifth 
or  the  sixth  volume?— What  day  o(  the  month  is  it?-— 
Is  it  not  the  eleventh?— How  'many  days  has  this- 
month? — How  many  horscs  has  thís  man? — Has  any- 
body  your  gallen  ciindlestick.s?— Has  your  brother  any 
oíd  wine?— Has  my  fiíthcr  many  umbrellas'— Has  not 
my  father  many  umbrellas?— Has  he  thc  pieturcs  of  tho 
Eíiglish,  or  those  of  the  Italians!''— Which  ^nes  has  he!' 

IV 

CoxvERSATtox  li. — Which  ships  havo  tho  Germans? 
-Ha veyon  the  notos  which  iii\- brother has?"Hasmyneihg- 
bor  tlie'  knives  which  you  l.ave  or  thoso  which  1  have? — 
Hdvc  thcv  mv  copv-i)ooks  or  thoso  ofmy  brotlicry-IIave 
I  tlic  boóks  'that  you  have?— Have  yon  thci^c  llowers  or 
Ihosc?— llave  1  lÍio.<c  or  thoso?— llave  1  not  thesc  ñor 
(|,„so?— Have  I  tlio  looking-gla.sses  of  thc  Frencli  or 
tho.sc  ofthoEngü.sli?— Has  this  woman  my  sjtoons  or 
my  si<ter's? — Have  you  your  fio wers  or  mine? — Has  tho 
servant  thoso  or  tho'so  broonis?— Has  she  not  as  many 
fu  US  as  yíiu? 

V. 

CoxvKiiSATiON  C — Whohassomegcod  sonp?  -Who 
has  some  .silvcr  spoons? — Has  the  (iermiui  a  gooii  ;-.hip? 
—Has  not  the  Engli.shman  n  fine  ship?— Who  lias  some 
fine  boots?— Whicli  broom  has  the  servántf— Has  he  a 
wooden  ora  leather  trunk? — Have  your  fricnds  any  fine 
house.s? — How  many  honses  have  they? — Has  tiie  youüg 
man  o  good  pistol  or  a  bad  one?— ílas  this  car|)enter 
an  iron  nail? — Who  has  fivo  good  pears?— Have  you 
cight  good  trunks?  — Has  not  your  muid-servíint  tlireo, 
brooms?— How  manv  shoes  has  thc  shocnuikci's  svifc? 


T  w  !•:  \T  t  iwn  1^  usso  \ 

VOCAP.ULARY 

To  spoilk.  ImUiir. 
To    work,  tralxijnr. 
To  buy,  compro  r. 
To  cut,   cortar. 
To  study,  estudiar. 
'l'o  seo,  ver. 


Time,  tiempo  de. 
A  wish,  a  mind,  a  delire: 
í^ana,  deseo  de. 


The   courage.     valor 
val.'r  para. 


Haveyouamiud  to  speak?  Tirue  Ud.  <jana  ¡le hablar? 
1  have  amind  to  speak,  but  I  have  not  thc  crtiuage 

Tingo  gana   de  hablar  pero  no  tengo  valor. 
Have  you  a  mind  to  work?  Tiene  ifd.  gana  d-  traba- 


150 


Eí,  lJ%*STlTt/TO  A'^CIOA'^r.. 


I   Imvc  a  iniíul  to  work,  tengo  gano  lic  Imlojnr. 
Have  yon  a  niind  to  huy  onc  more  liorsc?  Tiene  Ud. 

gana  de  comprar  nn  cahalto  ttías? 
I  have  a  mind  to  bny  one  more:  tengo  gnva  de  comprar 

uno  mas. 
Have  yon  time  to  cut  tlic  bread?  7'íVne   Ud.  tiempo 

de  corlar  ó  reliauar  d  pañi 
I  liaveno  time  to  cnt  it:  no  tengo  titmpo  de  rellanar- 
lo. 
My  dear  friend,   haveyou  a  mind  to  study  your  en- 

glish  lesson?  jl/i  querido  amigo,  tiene  Ud.  gana  de  (>>■ 

tvdiar  su  lección  de  inglés? 
Yes,  Sir.  I  have  a  mind  to  study  it:  .sí,  .SVíJor,  tengo 

gana  de  cstndiarla. 
Have  you  a  desire  to  see  my  fathor?  Tiene  Ud.  deneo 

de  ver  á  mi  padrel 
Yes,  Sir,  I  have  a  delire  to  scc  him:  Si',  Señor,  tengo 

deseo  de  verle. 

EXERCIRE?. 


llave  yon  a  mind  to  work?  I  liave  a  mind  to  work. 
Vmt  I  have  no  time. —  lias  henot  the  courage  to  speak? 
lie  has  not  theoourage  to  speak — Are  yon  ashamed 
to  speak? — I  am  not  ashamed  to  speak,  bnt  I  am  afraid. 
—  Has  this  man  time  to  cnt  the  tree? — No,  sir,  he  has 
no  time  to  cut  it. — Have  you  a  mind  to  buy  some  books? 
I  have  a  mind  to  buy  some,  but  I  have  no  money? — Has 
he  time  to  work? — He  lias  time,  but  no  mind  to  work. 
— Have  you  a  mind  to  buy  my  friend's  house?  I  have  a 
mind  tobuy  it,  but  I  have  no  more  money. — Has  your 
neighhor  a  desire  to  cnt  the  tree?  He  lias  a  desire  to 
cut  it,  bnt  he  lias  no  time. 

JT. 

Tiene  Ud.  gana  de  comprar  dos  caballos?  Sí,  Señor, 
tengo  gana  de  comprar  dos  caballos,  pero  no  tengo  bas- 
tante dinero. — No  tiene  Ud.  tiempo  de  cortar  estos  tres 
arljolcs?  No,  Señor,  pero  ten^o  tiempo  de  cortar  uno.— 
Tiene  Ud.  deseo  de  ver  á  mis  padres?  Sí,  Señor,  mi  her- 
mano i  yo  tenemos  deseo  de  ver  á  sus  padr33  deUd.  - 
Cuántos  sombreros  tiene  deseo  de  comprar  este  caballe- 
ro?—Este  caballero  tiene  gana  de  comprar  cuatro  her- 
Djosos  sombreros. — Tiene  Ud.  tiempo  de  estudiar  su  lec- 
ción?—Sí,  Señor,  tengo  tiempo  de  estudiarla,  pero  no 
tengo  mi  libro. 

III. 

CoNVERSATiON  A.— Ilavc  you  time  to  work?— Have 
you  no  time  to  work?— Have  you  not  a  mind  to  hiiy  one 
horse?— Has  your  brother  time  to  cut  this  tree?— tías  he 
a  mind  to  cut  some  bread?—  Has  your  sister  time  to  cnt 
some  cheese?— Has  the  captain  time  to  speak?— Has  i.ot 
the  captain  time  to  speak?— Are  you  afraid  to  speak?— 
Are  you  not  afraid  to  speak?— Have  you  a  mind  to  speak? 
— Have  you  not  a  mind  to  speak? — flave  you  a  desire  to 
see  my  brother?— Has  John  a  desire  to  s'ee  my  garden? 
— Has  Charles  a  mind  to  huy  any  more  horses? — What 
have  you  a  desire  to  buy?— Who  has  the  courage  to 
speak.? 

IV. 

CoNvERSATION.  B.— Havc  you  a  desire  to  buy  any 
thing  good? — Has  my  son  a  mind  to  buy  any  thing  fine? 
— Have  the  foreigners  a  desire  to  work? — Who  lias  a 
whish  to  buy  tüj-  fine  house? — llave  yon  a  wish  to  buy 
my  fine  flowera  or  those  of  the  English"?— Which  gardens 
has  the  American  a  desire  to  buy." — Which  books  havo 


you  a  wi,sh  to  buy?— Have  you  a  mind  to  buy  anothcr 
table?— Has  Peter  a  desire  to  buy  one  more  liat?— Has 
my  grandfather  a  desire  to  see  your  grandmother? — Has 
this  young  man  a  mind  to  study  his  english  lesson? — 
Who  has  a  mind  to  work?— Who  has  a  desire  to  study 
the  Ksson? 


CoxvERSATiON.  C— Has  this  man  a  desire  to  see  my 
hor.se?— Is  this  boy  ashamed  to  speak.'— How  many  ap- 
pies  llave  you  a  mind  to  buy?— Have  not  these  children 
the  courage  to  speak?-Has  this  boy  a  wish  to  study  his 
lesson? — Has  this  girl  a  wish  to  study  her  lesson?^ 
AVho  has  a  mind  to  cut  my  trees? — Who  has  the  coura- 
ge to  see  that  man?-Who  lias  not  the  courage  to  speak? 
— Are  you  ashamed  to  see  the  (ioneral?— Are  you  not 
ashamed  to  see  the  General?-Are  you  afraid  to"  see  the 
captain? — .Vre  yon  not  afraid  to  see  tlio  captain?-Wlio 
is  afraid  to  see  the  General? 

í  Coniinnarü.^ 


1.1  ll^FANCIA  Dlíf^  HIJi\l>0. 

INTRODUCCIÓN  A  LA  HISTORIA  UNIVERSAL. 

Escrita   para   los  niños,  -¡xir  E.    CliKld. 

(Continúa.) 

XXVHL 

.Vnor.AOioN'  dk  í.a  .\.\tl'rai.eza. 

Detiemos  dej/ir  por  ahora  ■loaséres  inanimados,  que 
dan  al  polire sáUage liir  dio*  que  colgarse  al  cuello  o 
que  ensalzar  en  su  oabañ.i.  i  ocMipémosnos  un  poco  del 
culto  tributado  a    los  sére-^que  viven  i  se  mneven. 

Algunos  sabio-í  ci"een  que  la  adoración  de  la  serpien- 
te i  los  árboles  ñu*  la  primera  que  tuvo  la  humanidad. 
Otros  opinan  que  fué  la  del  Sol,  la  Luna,  las  estrellas 
i  el  fuego,  pero  parece  mas  probable  que  en  d¡ver.sa,s 
partes  del  mundo  los  hombres  tuvieran  diferentes  di- 
vinidades i  que  adorasen  al  principio  las  cosas  mas 
próximas  a  ellos  hasta  que  supieron  bastante  pam 
perder  su  temor  i  enti'mces  se  prosternarian  ante  aque- 
llos grandes  poderes  cuyos  misterios  están  ocultos  to 
davia. 

Cüi.TO  nE(,  AGU\. — Rl  culto  del  agua  se  estendió  gran- 
demente, i  esto  es  fácil  de  comprender.  En  efecto  ¿qué 
co.sa  parecia  tan  llena  de  vida,  i  por  consiguiente  de 
espíritus,  a  la  razón  de  los  primeros  liomhres,  como  los 
rio-i,  arroyos  i  las  cascadas?  Para  él,  fué  el  demonio 
de  las  aguas  el  que  hizo  correr  el  rio  con  tal  precipita- 
ción que  fuese  peligroso  atravesarlo,  i  que  formó  el  ter- 
rible remolino  que  atrae  i  sumerge  en  su  seno  al  que  .se 
le  apro.^ima.  Cuando  se  crcia  en  el  dios  de  un  rio,  que 
dominaba  las  corrientes  i  las  hacia  fluir  dulcemente  o 
precipitarse  con  la  rapidez  del  torrente,  se  estimaba  co- 
mo malo  salvar  a  cualquier  persona  que  se  estuviese 
ahogando,  pues  eso  era  privar  de  su  víctima  al  dios. 
I  En  todas  partes  abundan  manantiales  i  pozos  sagra- 
dos que  manifiestan  cuan  profundo  i  duradero  fué  el 
culto  que  se  tril)utó  al  agua.  Hai  rios  igualmente  reve- 
renciados, tales  como  el  Ganges,  aceña  del  cual  se  re- 
fieren bellísimas  leyendas  en  los  luiros  sagrados  de  la 
India,  que  le  hacen  descender  de  fucutos  celestes  para 
bendecir  la  tierra  i  lavar  la  mancha  3e  todo  pecado. 

Culto  t>b  i.os  Árboles. — La  adoración  do  los  ái-l  oles 


AX  jA*STiTrTO  j\*Jtrioj\\aM.. 


151 


iia  sido  tanibicn  inui  común.  La  vida  que  concentrada 
on  su  interior  durante  el  laríro  invierno,  brotaba  repen- 
tinamente en  la  hoja,  en  la  flor  i  en  el  fruto,  i  que  pa- 
recía «Teniir  o  suspirar  cuando  las  brisas  agitaban  sus 
Iiojns  o  sus  ramas,  ;,n()  anunciaba  claramente  la  presen- 
cia de  nn  espíritu? 

Eli  tiempos  posteriores,  los  antiguos  griegos  poblaron 
los  mares  i  las  corrientes,  los  árboles  i  las  colinas,  de  se- 
res (|ne  llamaron  ninfas,  i  nos  hablan  de  las  diosas  que 
residieron  en  las  aguas  para  bendecir  los  bebedores,  i 
de  aqui^llas  que  nacieron  i  murieron  con  los  árboles  en 
que  habitaron. 

.V  caso  haya  llesado  a  conocimiento  de  nuestros  lecto- 
res que  los  sacerdotes  de  la  religión  primitiva  de  Ingla- 
tf'ria  co.isideraban  sagrado  el  árbol  llamado  encina  i  vi- 
vían euti-e  sus  bosques,  como  lo  indicaba  el  nombre  de 
i¡i-fti<lnH,  que  se  les  llamaba,  cuya  palabra  desciende  de  la 
voz  grieira  ilrnít,  que  signiíica  encino. 

Culto  dk  i,os  animales. — .Vd^nas  de  la  adoración  de 
los  Arboles,  de  las  Aiíiias  i  de  otros  seres  qne  teuian  vi- 
da o  moviuiionto.  la  de  los  Animales  apareció  en  muí  tem- 
praiioj  tiempo-».  Se  veía  que  su  vida  era  muí  diferente 
a  la  de  I osár'iilcs  i  rio-'.  Kl  agua  girab.ien  circuios  rá- 
pidos i  brotat>:i  e-inumis.  el  árbol  se  agitaba,  el  volcan 
rujia;  pero  ellos  no  tonian  ojos  con  que  resplandecer  ni 
enormes  garras  con  quf  despedazar,  i  como  el  brutJ  se_ 
asemejaba  al  hombreen  muchas  cosas  i  era  ademis  mu 
cho  mas  fuerte,  era  natural  inferir  que  tenían  uu  alma 
may<ir  que  la  díd  hoaibre. 

Según  fué  el  lioml)re  adquiriendo  predominio  so!ire  el 
el  bruto,  fueron  flesaparecicndo  el  terror  que  infundía,! 
la  adoración  que  se  le  trílmtaba;  mas,  como  quiera  que 
sea  los  animales  sasrrados  representan  un  gran  pape]  en 
muclias  religiones.  La  especie  del  bruto  adorado  depen- 
día en  mucho  del  pais  en  que  el  hombre  vivía.  En  el  Nor- 
te adorabín  el  oso  i  el  lobo;  en  el  Sur  el  león,  el  tigre  i  el 
cofodrilo.  i  en  muclias  partes  la  serpiente.  Parecía  tan 
astuto  i  sutil  ese  reptil  lar¿o,  enroscado  i  de  brillantes 
colores  tan  espantoso  su  veneno,  tan  fascinador  el  brillo 
de  su  pupila  que  miraba  ardiendo  desde  el  fondo  de  su 
horrilile  faz.  (pie  fuJ-  temido  por  largo  tiempo,  i  l!e;ró  a 
ser  coasíih'rado  por  hombres  como  la  causa  de  aquel  pe- 
cado i\\u-  difundió  entre  ellos  el  i>esar  i  la  vergüenza. 

VA  primer  paso  Iriria  adelante  que  dio  el  hombre  al  a- 
bondoiiar  el  <'u!to  de  las  piedras  i  los  brutos  fué  creer  en 
la  existoucia  de  una  chi-se  de  grandiís  dioses,  cada  uno  de 
los  cuales  rejia  una  parte  s"p;trada  de  la  Naturaleza  o 
de  la  vida  Iminuna. 

XXIX- 

Politeísmo  o  ciif.;;nth  rx  Mrcnos  niosK". 

.\sí.  en  lugar  de  considerar  que  había  un  espíritu  sepa- 
) ado  paia  cada  arroyuelo,  se  elevó  al  pensamiento  de  un 
dios  lie  los  rios  o  de  las  aguas,  que  regia  todas  las  cor- 
lientes  i  de  un  dios  del  mar  que  regia  todos  lo-<  mares. 
El  curso  de  esta  historia  nos  ha  enseñado  que  mientras 
mas  ha  pensado  i  sabido  el  hombre,  menor  ha  sido  el  nú- 
mero de  susdivinidades.  Así  surgió  la  creencia  en  un  dios 
que  regia  el  trueno,  otro  la  lluvia,  otro  el  viento,  otro 
el  sol,  etc. 

Para  que  se  comprenda  mejor  como  nació  la  creencia 
en  estos  grandes  seres  domiimdores.  trataré  de  esplicar 
como  empezó  la  adoración  del  Sol  i  de  la  Luna. 

Al  principio  nada  pudo  escitar  la  admiración  del  hom- 
bre tanto  como  el  hecho  de  que  la  luz  del  día  no  le  alum- 
braba siempre:  de  manera  que  podia  ver  las  cosas  que  le 
rodeaban,  solo  por  cierto  tiempo:  después  le  envolvía  la 
oscurida(i ,  i  le  obligaba  a  andar  a  tientas,  o  a  acostarse 
a  descansar. 

Cada  mañana,  antes  de  salir  el  Sol,  aparecían  rayos 
de  luz  que   anucial)an  su  venida,  i  entonces  salía  atpiel 


para  inundar  la  tierra  con  su  luz,  haciéndose  cada  vez 
mas  brillante,  de  modo  que  la  mirada  no  podia  iijarse 
.sobre  él:  tan  deslumbrante  era  su  esplendor.  Después, 
lentamente,  se  ocultaba  otra  vez:  los  rayos  de  luz  desa- 
parecian  poco  a  poco  como  hubian  venido,  i  volvía  la  os- 
curiiiad  a  reinar  en  el  espacio. 

Respecto  los  beneíicios  que  el  Sol  derrama  sobre  este 
i  otros  mundos,  es  fácil  instruirse  en  los  libros  de  astro- 
nomía: ellos  nos  enseñan  historias  maravillosas  i  verda- 
deras, i  nos  prueban  (pie  todos  merecemos  la  denomina- 
ción que  sedaban  los  Incas  de  Sur  Am(h-ica:  "hijos  del 
sol."  Nuestro  propósito  es  tratnr  aquí  do  ese  |)laneta  so- 
lo como  objeto  de  adoración. 

Plácida  como  era  la  luz  do  la  Luna  i  las  estrellas,  era, 
sin  embargo,  menos  segura  que  la  del  Sol,  i  aunque 
disminuia  las  sombras  de  la  noche  no  destruía  por 
completo  su   oscuridad. 

Por  consiguiente,  el  sentimiento  natural  del  hombre 
fué  el  de  inclinarse  ante  este  Dios  de  la  Luz,  i  ofre- 
cerle I-espeto  i  sacrificios.  Existe  una  historia  anti- 
gua en  unos  e.scrítos  judaicos  llamados  el  Talmud, 
que  describe  vigorosamente  las  impresiones  que  la  luz 
i  las    sombras    prodiij  ron  en    el    hombre.   Dice    así: 

"Cuando  Adán  i  Evm  fueron  arrojados  de  los  jardi- 
nes del  Edén  vagaron  errant(js  sobre  la  faz  de  la  ticr- 
r:'.  Empezaba  el  Sol  a  ponerse,  i  ambos  miraron  con 
|)avor  la  disminución  de  su  luz,  sintiendo  penetrar  en 
sus  corazones  el  horror  de  la  muerte.  La  luz  de  los  cielos 
siguió  desapareciendo,  i  la  desgraciada  pareja  se  estrechó 
en  mutuo  abrazo,  en  las  agonías  de  la  desesperación.  La 
oscuridad  entonces  fué  completa.  Los  es[)Osos  sin  ventu- 
ra cayeron  8oi)re  la  tierra  mudos  de  espanto,  pensando 
que  Dios  les  había  retirado  la  luz  para  sieni|)re:  lloraron 
entonces,  i  lloraron  toda  la  noche  Pero  un  rayo  de  luz 
empezó  a  levantarse  sobre  las  colinas  del  Oriente,  des- 
pués de  muchas  horas  de  tinieblas:  i  volvió  el  .'^ol  dorado, 
i  enjugó  las  lágriinaíjde  Adán  i  Eva:  i  ellos  entonces  es- 
clamaron con  alegría  "La  tristeza  puede  durar  toda  una 
noche,  mas  In  alegría  viene  con  la  mañana:  esta  es  la  ley 
que  Dios  ha  impuesto  a  la  Naturaleza." 

Li  adoración  de  los  cuerpos  celestes  no  s(do  se  estén* 
dio  mucho,  sino  continuó  hasta  una  época  no  muí  remota 
entre  las  grandes  naciones  del  pasado,  como  lo  priieiían 
los  nombres  de  susdio.se.-t  i  los  res  lo -i  de  sn-t  te-npl"S. 

Los  días  fueron  la  mas  anticua  división  del  lempo,  i 
como  los  cambios  de  luna  (•iii]iezabaii  a  ser  observados, 
el  os  señalaron  las  semanas,  i  cada  cuaarto  semanas  com- 
ponían rudamente  un  mes,  que  s(í  halda  visto  era  el 
Ira.scurso  de  tiempo  (jiie  incdíal>a  entre  una  luna  i  otra. 

Para  distineiiir  un  dia  de  otro,  se  les  dieroa  nombres 
i  romo  se  creía  que  cada  uno  de  los  siete  planeta'  presi- 
dia una  parte  del  día,  se  aplicaron  sns  nombres  a  los  sie- 
te Je  la  semana. 

Uai  paises  donde  el  calor  del  Sol  es  tan  fuerte  que 
ma  la  tierra,  seca  las  plantas  ¡  produce  frecuentes  muer- 
tes entre  los  hombres.  En  e.sos  paises  no  es  adorado  como 
el  dispensador  de  nnajluz  bendecida,  sino  temido  como 
nn  dios  dañino  i  perverso. 

La  adoración  del  fuego  se  unía  comunmente  a  la  del 
Sol,  la  Luna  i  las  estr.-llas.  El  fuego  dá  luz  i  calor:  de- 
vora todo  lo  que  se  le  aproxima  como  un  hambriento  é  in- 
saciable demonio,  i  nada  en  la  tierra  se  asemeja  tanto 
coinojél|a  los  grandes  cuerpos  luminosos  que  giran  en  el 
espacio. 

((.'ontiuHtti-á') 


/;/.  rj\*xT¥7'f/To  jwnciojwar.. 


Oramátioa.  irLÍantil 


l'AIJA    |J»SXIÑI)V  A.MHIÍK'AXOS. 


f'Ol;     I.ITS    1  .  NÍ.WI  ¡ 

Profeso,-  tic  1,1  Lcmiiin   ¡  Li/rrolni 
UiñvrrftiihiiJ  i¡i'    Nifíi-d 

irntilinúa.t 


York. 


I  lay  adjetivos  que  puestos  delante  de  un  sus- 
tantivo pierden  alguna  letra  i  son,  it7io,  alguno, 
¡lino  uno,  grande,  sanio,  bueno,  víalo,  pi-inicro.  pos- 
trero, tercero,  ciento.  \.  ^. 


Cuando  se  nos  enseña  o  miramo;;  lui  ol^jeto 
cualquiera,  vemos  al  mismo  tienpo:  i .  *^  "M  for- 
ma, es  decir  si  es  largo,  ancho,  redondo  etc.;  2.  ^ 
su  ^í/w,  sies  blaco,  negro,  verde,  amarillo  etc.; 
3.  ^   su  tamaño,  si   es  grande,  pequeño  te. 

E.xaminando  los  mismos  objetos  descubrimos 
en  ellos  otras  cualidaítes;  por  ejenplo,  ima  mesa 
a  mas  de  ser  redonda,  negra  i  grande  puede  ser 
vieja,  cómoda  i  fea  etc.  Un  libro  a  mas  de  ser  largo, 
blanco,  i  pequeño,  puede  ser  sucio,  entret(ínido, 
[Misado,  roto  etc. 

Estas  palabras  que  espresan  las  cualidades  que 
pueden  tener  los  sustantivos  se  llaman  adjetivos. 
Este  hombre,  esa  mujer,  aquella  cama,  otro  libro, 
cada  cosa,  aquel  ¡jerro.  mi  casaca,  tu  sombrero,  su 
lente,  uu  peso.  Las  palabras  que  subrayamos  de- 
terminan a  los  sustantivos  que  acompañan,  es  de- 
cir, sirven  para  distinguirlos  de  otros  de  la  misma 
especie,  i  como  esto  indica  hasta  cierto  punto  una 
cualidad  de  ellos,  dicha  palabra,  se  considc^ra  co- 
mo adjetivos 

Adjetivo,  pues,  es  una  palabra  que  sirve  para 
calificar  i  determinar  los    nombres. 

En  otro  lugar  llamamos  pronombres  demostrati- 
vos las  palabras  este,  ese,  aquel  que  aqui  conside- 
ramos como  adjetivo  porque  actúan  juntos  a  un 
sustantivo  calificándolo.  Si  a  la  pregunta  ,■  cuál 
niño  no  sabe  la  lección?  se  me  contestará  señalando 
a  alguno,  este;  esta  palabra  estarla  usada  como 
pronombre  porque  está  en  vez  del  nombní  del  ni- 
ño. Pero  si  digo  este  niño  no  sabe  la  lección,  este  no 
es  pronombre  porque  no  callo  nombre  alguno  si 
no  señalo  o  determino  en  ella  el  individuo. 

Mío,  tuyo,  suyo,  o  mi,  tn,  su  como  se  usan  a 
veces,  palabras  que  hemos  llamado  pronombres 
posesivos,  son  al  mismo  tiempo  adjetivos,  i  así 
los  consideran  muchos  gramáticos. 

El  adjetivo  nunca  está  solo  en  la  oración  sino 
que  acompaña  a  un  sustantivo  que  estará  espre- 
so i  suplido,  V.  g.,  si  digo,  el  bueno  recibirá  su 
recompensa,  se  entiende  bien  que  aquí  se  suple 
o  calla  el  sustantivo  hombre.  Los  aplicados  nun- 
ca serán  castigados:  se  comprende  que  el  adjeti- 
vo aplicados  se  refiere   a   niños  o  ahimnos. 

Puede  el  adjetivo  generalmente  colocarse  an- 
tes  o  después  del   sutantivo  v.  g.,  casa   pequeña 
o  pequeña  casa,  silla  rota  o  rota  silla,  soldado  \'a- 
liente   o  valiente  soldado,    muchacho    cobarde  o    ' 
cobarde   muchacho. 


un  libro, 
ningún   maestro. 
San    Pedro, 
mal  alumno, 
postrer  aliento, 
cien  ]iesos. 


algún  muchacho. 
gran   dia. 
buen  ejercicio, 
primer  examen. 
tercn-  aniversario. 


Grande  sinembargo  conserva  la  sílaba  de  cuan- 
!  do  el  sustantivo  que  se  le  junta  empieza  por  vo- 
'    cal  V.  g.  grande  alma,    grandfí  odio. 

Santo  conseva  1«  sílaba  to  en  Santo  Tomé, 
:    Santo  Tomás,   Santo  Domingo. 

Ademas  grande,  pobre,   varios,  cierto,  no  tie- 
i    ncn  igual  significación  si   se  ponen  antes  o  des- 
I    pues     del    sustantivo.     Así  /uvnbre  grande  indi- 
:    ca   uno  que  es    alto  a  diferencia   f\>¿  grande  hom- 
bre que  significa  uno  eminente  en  artes,  ciencia  &. 
Hombre  pobre  es   el  que    no  tiene  dinero  i  pobre 
hombre  el  que  \'ale  poco   o   nada. 

Varios  papeles  espresa  casi  lo  mismo  que  mu- 

:    chos   papeles  ^(tro  papeles  ív?r/Af  indica  que  con- 

\    tienen  diversas  materias.  Cierta  cosa  significa  una 

cosa  que   no  queremas  decir,  mientras  que  cosa 

cierta  es   la  que   se  sabe  de   buena  tinta. 

Ambos,  cada,  cuanto,  demás,  mucho,  otro,  prece- 
den siempre  el  sustantivo,  así  solo  puede  decirse 
ambos  mundos,  cuanto  dinero,diuero,  demás  cosas, 
mucho  tiempo,  otro  dolor. 

El  adjetivo  ¡¡recede   a!  sustantivo  siempre  que 
indique  un:i  cualidad  propia  o  esencial  del  obje- 
¡    to,  asi    tenemos  siempre  que    decir  blanca  niree, 
■    dulce   miel,  amargo   acíbar,  porque    si   dijéramos 
'    nia.<c  blanca,  miel  dulce,   i  acíbar  amargo  indica- 
:    riamos  que   hai    nieve   que   no    es  blanca,  miel 
!    que  no  es  dulce  i  acíbar  que  no  es  amargo. 
'        Por  el    contrario    podemos   decir    indiferente- 
!    mente  rosa   blanca  o  blanca  7-osa,  soldado  cobarde  o 
I    cobarde  scldado,  claro  dia  o  dia  claro  etc. 
\        "Quedó  solo  Hermán  Cortés   con  algunos  de 
I    los  suyos  a  sustentar  el  combate.  Mataron  a   fle- 
I    chazos  el  caballo   en  que  peleaba;    apeándose    a 
i    socorrerle  con   el  suyo   el  capitán    1-Vancisco  de 
I    Guzman,  le  hicieron  prisionero,  sin  que  fuese  po- 
!    sible  conseguir  su   libertad.  Retiróse    finalmente 
a  los  bergantines,  i  volvió  a  su  cuartel  herido  i  po- 
co menos  que  derrotado,    sin   hallar  recompensa 
en  el  destrozo  que  recibieron  los  mejicanos.    Pa- 
saron de  cuarenta  los   españoles  que  llevaron  vi- 
vos   para  sacrificarlos  a  sus  ídolos:  perdióse  una 
pieza  de  artillería:  murit;ron  mas  de  mil  tlascalte- 
cas,  i  apenas  hubo  español  que  no  saliese  maltra- 
tado: pérdida  verdaderamente  grande,  cuyas  con- 
secuencias meditaba  i  conocía  Hernán  Cortés,  ne- 
gando al  semblante  lo  cjue  sentía  el  corazón  por  no 
descubrir  la  malicia  del  suceso.  ¡Dura,  pero  ¡nes- 
cusabl'^  pensión  de    los  que   golMernan    ejércit**! 


Kt.  MJX'STMTITO  J\'JtV10A\íiIj. 


153 


oblicrados  siempre  a  traer  en  las  adversidades  el 
dolor  en  el  fondo  i  el  desahogo  en  la  superficie 
del  ánimo." 

Solis. — f  Conquista  de  Mt'jico.) 

LHCCIOX    X. 

CoMl'ARATIVdS  I    SrrKRI   \TIV(K. 

Dos  objetos  pueden  tener  al  mismo  tiempo  las 
mismas  cualidades;  en  igual,  en  mayor  o  en  me- 
nor grado  el  uno  respecto  del  otro.  De  dos  mesas 
grandes  una  de  ellas  será  mucho  o  poco  mas 
gnmde  que  la  otra  si  no  son  iguales:  dos  hombres 
qiit;  son  feHces,  uno  lo  será  en  mayor  grado  que 
<;1  otro  cv.  Esta  diferencia  se  espresa  en  castellano 
por  las  palabras  7nas  o  menos:  Pedro  es  mas  aplica- 
do </iie  Juan,  fiero  es  fe  es  menos  resfiondon  que  aquel: 
aqiii  tenemos  que  Pedro  posee  en  mayor  grado  la 
cualidad  de  aplicado  que  Juan,  i  qué  af  mismo 
tiempo  tiene  en  menos  grado  la  de  no  responder 
cuando  se  le  regañe.  Los  adjetivos  aplicado  i  res- 
pondón en  estos  casos  están  en  el  orrado  compara- 
tivo. ■*  ' 

Para  espresar  la  igualdad  usamos  primero  de 
la  |)alai)ra  tanto  o  tan  i  después  como  o  cuanto. 
W'^.  el  jazmin  es  tan  blanco  como  la  ninc;  él  es 
tan  cortés  como  valictitc:dla  es  tan  modesta  covio  su 
madre. 

Ad.'m  is  se  usan  para  la  comparación  las  pa- 
labras  quísubrayamo;    en  los  ejemplos  siguien- 

7.'// es  la  hija,  <-//?/  la    madre. 

-V'  es  bueno  laminen   es  amable. 

Ivs  ij^u.dmente  hermoso  que  rico. 

llene  la  misma  gracia  í///í-  su  hermano. 

'"/.'.//  nije  el  Icón  en  la  selva  asi    oramaba  de 


Con  frecuencia  el  ,;;/ •  del  segundo  término 
de  la  comparición  se  cambia  en  de  cuando  si- 
gue otro  que  v.  g.  es  mas  fuerte  d.-  lo  (]iie  yo 
creia.    i    no   qiuí  lo  que  algunos  creen. 

Cuando  ilecimos  /¡omlnr  altísimo,  casa  mui 
,í;rande  i  v.n  general  siempre  que  agregamos 
al  fin  de  un  adjetivo  terminación  isimo  ola  pre- 
cedamos de  mili.  iiKÜcamos  que  el  nombre  a- 
«inuMi  acompaña  el  adjetivo  tiene  la  cualidad  que 
<ste  indica  en  grado  eminente.  Dícese  enton- 
(^es  que  el  adjetivo  está  en  c\  ¿-r.ido  superlativo. 
Calle   anc/¿fsima    o   mui  ancha.   Cielo  pitrisimo  o 

mui  pesa- 


viut 
da. 


P'.'.ro.     Alm  '.[fcra  pesadísima 


Comparativos  i  superlativos  irregulares. 


el  superlativo  irregular  los  si}?uisntes  adjetivos. 

Integro, 

Libre. 

Noble, 

Integérrimo, 

Libérrimo. 

Nobilísimo. 

Nuevo, 

Sabio, 

Salubre, 

Novísimo. 

Sapientísimo. 

Salubérrimo. 

Terrible. 

Afable. 

Acre. 

Terribilísimo. 

Afabilísimo. 

Acérrimo. 

.Antiguo, 

Antiíjuísiino. 

Áspero, 
Benéfico, 

Aspérimo. 
Beneficentísimo. 

Piel, 

P'idelísimo. 

Puerte, 

P'ortísiino. 

Algunos  en  iejite  pierden  la  /  en  (;1  superlativo 
ardentísimo,  ferventísimo,  valentísimo.  Cierto, 
cíTtísimo.   tierno,  ternísimo. 

"Cuando  (;]  niño  se  siente  estrechado  en  bra- 
zos de  la  madre,  se  tranquiliza,  se  consuela;  i 
l>ercibiendo  aquellos  suaves  cantos  que,  como 
l^or  inspiración,  brotan  de  los  labios  de  la  que  le 
am|)ara'  tan  dulces  i  tan  tristes  a  la  v(;z,  como  to- 
do lo  que  es  profundo  i  tierno,  ciérranse  sus  oji- 
tos, i  se  duerme.  Pintonees  aquel  peíjueño  sem- 
blante poco  ha  descompuesto;  se  serena.  I  si  se  le 
sigue  observando,  se  vén  dibujarsií  en  él  diver- 
sas sen.saciones:  ya  alza  sus  cejitas  como  asus- 
tado; ya  arruga  el  entrecejo  como  contrariado;  ¡ 
ya  tornándose  tranquilo,  nuiévese  su  pequeña 
boca,  i  dibiijase  una  sonrisa,  que  d(í  suave  llega 
a  ser  alegní,  i  aun  a  romper  risa.  ¿Qué  vé  en  su 
mente,  él,  cuyos  ojos  aun  nada  han  visto?  ¿Qué 
sueño  puede  reflejarse  en  esa  inteligencia,  que  aun 
no  tiene  conocimiento?  ¿Qué  pensamitmtos  con- 
mueven sus  sensaciones,  él,  que  despierto,  aun  no 
sabe  sen.tir  ni   pesar?— ^  /'íw//;?;/  Caballero. ) 

\a\<-  P.  Mamü:  \. 


Bueno, 

Malo, 

Grande, 

Pequeño, 

Bajo. 

Alto, 


Mejor, 

Peor. 
Maj'or, 
Menor, 
Inferior, 
Superior, 


Óptimo. 
Pésimo. 
Máximo. 

Mínimo. 

ínfimo. 

Supremo. 


DE  r_,A  m:op?..a.i^. 


Por  Valero  Pujol,  catedrático  <leJilo.iof¡ti   nidnil   c  fn'.itn- 
ría  ik  lafitofinfía  itel  InMituto  Ndcimnil. 

Los  poderos  supremos  do  las  naciones  los  forman,  la 
vepie.«entacion  que  dicta  las  leyes,  laque  vela  por  ellas 
y  las  ejecuta,  y  la  que  las  aplica  en  los  casos  j)articulares 
y  las  interpreta  en  la  duda:  esta  división  prevalece  liov 
en  todo  el  mundo  civilizado;  ll.-ímanselos  poderes,  legis- 
lativo, Ofrecutivo  y  judicial;  el  despoti.smo  consisto  en  su 
reunión  en  una  .«ola  mano;  si  una  clase  de  la  sociedad  tie- 
ne en  sus  manos  los  tres  poderes,  el  Estado  es  aristocrá- 
tico; si  todos  los  ciudadanos  disponen  de  ellos,  el  Estado 
es  democrático.  Varias  pueden  ser  las  formas  do  Gol)ioi--  • 
no  comliiiiadas  do  las  tres  anteriores:  las  monarquías 
toiiijilti'lns  il(>  la  edad  media  y  las  adoptadas  en  casi  toda 


KW.  lA'STBTUTO  .V^ClftJWai.. 


Europa  y  en  ol  único  iinporio  do  Amórira,  pnrtícipan 
dol  Gol)icrno  personal  por  pus  atrilmtofl  y  la  vinculación 
del  poder;  de  la  aristocracia  por  las  base-- en  qae  princi- 
palmente arraifran,  y  de  la  democracia  poi-  la  participa- 
ción representativa  que  tienen  los  puclilos.  Como  no 
todos  los  Gobiernos  son  isrualcs,  la  razón  in<lividn;il  de- 
be buscar  objetivos  morales  y  determinar  tendencia-!  á  lo 
que  fuere  mejor.  El  buen  sentido  aconseja  que  se  evite  la 
perpetuidad  de  poder  en  una  familia,  pues  al  constituir  u- 
na  aristocracia  se  ochan  los  cimii;ntos  á  los  privilejíios 
que  dividen  y  desnaturalizan  la  sociedad.  En  la  mo- 
narquía, el  mayor  número  tiene  menor  representación: 
propiedad,  títulos  nobiliarios,  ó  sacerdocios,  asumen  el 
poder,  apartándose  de  considerar  las  entidades  morales, 
únicas  que  del)en  tomarse  en  cuenta  y  que  constituyen 
no  una  poi-cion,  sino  la  totalidad  do  la  ])atria.  Las  aris- 
tocracias son  todavía  mas  funestas  y  corruptoras,  porque 
obligando  á  todos  al  deber  que  recae  en  lieuclicio  de  u- 
nos  pocos,  privan  á  la  mayoría  de  sus  derechos,  v  crean 
oposiciones  violentas,  camino  del  despotismo  ó  de  las  re- 
voluciones seculares.  El  estado  que  reúne  mas  veutaj.is 
y  que  mejor  cuadra  á  una  aspiración  racional,  es  el  de- 
mocnitico,  donde  concurren  todas  las  voluntades,  se  a- 
bron  paso  todas  las  aptitudes  y  so  ori^aniza  un  turno  re- 
frnlar  que  correspondo  al  movitninto  de  las  ideas  y  de  los 
intereses.  El  peligro  señalado  á  la  democracia  es  la  fai-i- 
üdad  de  degenerar  en  deiuagogia;  peligro  que  puedo 
evitarse  mediante  útiles  y  discretas  lecciones.  (¡  instru- 
yendo á  las  masas  para  que  usen  bien  de  sus  derechos  y 
de  la  parte  de  poder  que  les  incumba. 

Tanto  en  el  gol)ierno  monárquico  como  en  el  demo- 
crático ó  republicano  caben  los  sistemas  unitario  y  fede- 
ral; el  sistema  unitario  es  el  que  centraliza  la  política,  la 
administración  y  las  leyes  sin  divercidad  de  aplicación; 
el  federal  reconoce  en  las  entidades  políticas  de  segundo 
y  tercer  orden,  el  derecho  de  gobernarse  con  arreglo  á 
sus  condiciones  especiales  siempre  que  sujeten  sus  leyes 
y  conducta  á  los  principios  que  r  jan  la  confederación,  y 
haciéndoles  autónomos  para  cosas  que  no  se  haya  reser- 
vado la  Nacionalidad  coinun.  En  ol  periodo  do  forma- 
cioTí  y  desarrollo  parece  mas  lógico  el  sistema  unitario; 
poro  cuando  las  naciones  se  han  robustecido,  el  federalis- 
mo ofrece  grandes  ventajas  por  que  se  ejecuta  con  ma-;  efi- 
cacia en  un  círculo  próximo  y  conocido,  se  legisla  según 
las  condiciones  propias  y  se  invo.-tigan  y  salvan  mejor 
los  obstáculos.  Suiza,  Norte-América,  Colombia,  Méjico 
y  la  República  Arjontina,  nos  dan  ejemplos  saludables 
de  la  acción  del  sistema  federativo,  que  sin  romper  los  la- 
zos de  la  patria,  deja  que  se  desenvuelvan  todas  las  ac- 
tividades y  que  se  provea  mas  inmediatamente  á  todas  las 
circunstancias.  La  Union  del  Norte  y  de  la  confedera- 
ción helvética  van  en  política  á  la  cabeza  de  las  naciones 
modernas. 

El  ciudadano  hái)il  para  ocupar  puestos  públicos  po- 
drá asumir  graves  deberes:  como  juez,  debe  conocer  á 
fondo  las  leyes,  aplicarlas  con  recta  conciencia,  sofocar 
todas  sus  pasiones,  protejer  la  inocencia,  evitar  toda  par 
cialidad,  abstenerse  en  la  duda,  sin  esponerse  jamas  al 
riesgo  de  condenar  á  un  inocente:  como  magistrado  en  el 
poder  egecutivo,  velará  por  el  cumplimiento  de  las  leyes  ^ 
y  por  el  orden  social,  administrará  con  rectitud  lo  que 
se  le  confie,  mostrándo.se  siempre  imparcial,  sin  otras 
predilecciones  que  aquellas  licitas  que  sin  perjudicar  á 
otros  ciuidadanos  premian  las  acciones  elevadas,  fomen- 
tan los  intereses  y  prestigian  la  nación:  la  patria  y  todo 
lo  que  la  eleve,  debe  ser  el  punto  de  mira  del  magistrado. 
y  como  representante  en  las  difíciles  funciones  del  cuer- 
po legislativo,  deberá  estudiar  las  leyes  imperfectas  para 
proponer  que  se  corrijan,  promover  los  bieno*,  atacar  los 
males,  procurar  inspirarse  en  las  mas  altas  soluciones  del 
derecho  para  que  se  trascriban  á  los  códigos  escritos. 
Cualquiera  que  sea  su  puesto,  tiene  obligación  estrecha 
de  mantener  su  honor,  su  dignidad  v  el  honor  v  la  dig- 


i  nidad  del  país  que  representa,  la  libertad,  los  intereses 
j  y  derechos  de  iodos  y  cada  uno  de  los  ciudadanos,  desde 
I     la  esfera  de  su  competencia. 

I  Las  leyes,  mientras  sub.»iston,  son  la  norma  de  todos  los 
j  asociados:  si  se  iiis[)iran  en  la  natni-alcza  de  las  cosas,  si 
obedecen  á  la  justicia  en  el  grado  que  la  razón  humana 
alcance,  la  sociedcd  marchará  sin  perturbaciones,  y  en 
vez  de  sacudimientos  como  los  que  han  presenciado  los 
últimos  siglos,  so  realizará  una  evolución  tranquila,  un 
I  rogrcso  constante  que  cada  dia  ennoblezca  y  asegure 
mas  la  per-sonalidad  humana. 
j  Cualquiera  que  sea  el  medio  de  vida  en  que  nos  toque 
i-ealizar  nuestro  destino,  siempre  nos  dignificará  la  inten- 
ción del  bien,  perfeccionarnos  y  cooperar  al  perfeccina- 
mieto  de  los  domas,  trabajar  por  el  progreso,  alistarnos 
entre  aquellos  qne  sostengan  la  verdad,  la  libertad  y  la 
justicia.  En  lo  que  es  indiferente,  poden>os  pesar  las  cir- 
cunstancias para  obrar  según  convenga:  en  lo  que  es  do 
deber,  la  conveniencia  es  siempre  cumplirlo,  ya  trajeran 
anmrgura  los  resultados  y  derivaran  inmerecidos  perjui- 
cios. Éntrelos  honores  déla  vida,  ningurin  mas  envidia- 
ble que  no  poder  ser  acusado  de  haber  faltado  nunca  al 
deber;  ninguno  mas  útil  y  ejemplar  para  la  humanidad 
que  no  haber  manchado  la  conciencia  con  ninguna  vio- 
lación del  derecho  y  con  ninirun  ultraje  á  la  razón  que 
es  la  maestra  y  guia  do  la  e.vistencia:  no  hacer  nunca  el 
mal;  hacer  todo  el  bien  posible:  he  ahí  la  síntesis  de  la 
¡  moral;  la  razón  a.sociada  de  sanas  y  limpias  intensiones, 
I  irá  determinando  en  detalle  como  hemos  de  proceder  en 
cada  caso,  como  hemos  de  gobernarnos  para  cumplir  de 
una  manei-a  mas  eficaz  nuestra  misión  en  el  mundo.  La 
herencia  de  una  honradez  activa  será  el  ejemplo  mas  a- 
mado  por  los  hombres,  el  patrimono  mas  fecundo  para  el 
porvenir.  Se  Unió  grande  á  Diógencs  porque  jamas  hizo 
el  mal;  pero  es  mas  grande  Sócrates  que  nunca  hizo  si- 
no el  bien. 

(Ce  ncluve.) 


De  Aritmcíica  decimal  práctica  i  razonada,  escri- 
tas en  frunces  por  L.  Bomballet  i  traducidas 
p>or  Pedro  Deleon    V.,  alunino  mucstj'o 
del  Instituto  Nacional. 

(Continúa.) 

Lkcti'ra    i  escrituk.x  di:  i.os  xú.meros    f.xtfros. 

2,2,-  S¡  se  recuerda  bien  todo  lo  que  se  ha  ¡dicho 
sobre  la  formación  de  los  números,  su  división 
en  clases.contenicndo  cada  clase  tres  órdenes:  las 
unidades,  las  decenas  i  las  centenas;  i  si  no  se  ha 
olvidado  que  partiendo  de  la  derecha  hacia  la  iz- 
quierda de  un  número    entero, 

La  primera  cifra  representa  las  unidades  \  simples    ó 
La  segunda     .,  ..  las    docenas  >- de  la   1." 

La  tercera      ..  ..  las  centenas  I       clase 


La  cuarta 
La  quinta 
La  sesta 

La  sétima 
La     octava 
I/a  novena 


las    uniddes 
las    decenas 


las    centonas 


demllaró  de 
la  i.  *   clase 


las  unidades  |  de  milloa  ó 
las  decenas  >  de  la  H.  ™ 
las    centenas  )       clase 


EL,  MJWSTITrTO  »%*JiVIOJ\*JlW.. 


1».-» 


La  décima 
La  undécima 
La  duodécima 


las  unidades  |  de  millar  de 
las  decenas  >•  millón  o  de 
las    centenas  I  la  4.  =*  clase 


Si,  en  fin,  se  sabe  leer  i  escribir  un  número  de 
solo  tres  cifras,  fácil  será  leer  i  escribir  cualquier 
número  por  grande  que  sea,  teniendo  cuidado 
de  dividirlo  en  clases  conforme  se  indica  en  la  ta- 
bla anterior.  Pero  antes  de  pasar  a  los  ejercicios 
conviene  examinar  con  cuidado  los  números  si- 
ífuientes,  i  se  verá:  i. '-'  que  la  última  clase  de  la 
izquierda  no  contiene  siempre  tres  cifras,  sino  que 
puede  contener  una  o  dos.  2.  °  Que  cuando  a  la 
derecha  de  las  clases  enteras  faltan  cifras  signifi- 
cativas se  reemplazan  estas  por  ceros. 


Eir.MPi.os. 


uñera 
rlaFe 


,S(><rnn(' 


i  Unidadc-i 
-  Docenas 
I  Centenas 


¡runda  j 
^lase      I 


Unidades  I  de 
Decena.-t    V  millar 
Centenas  \ 


Torcera 
clase 


üniílades 
Decon 


(  Centenas  ) 
Lectura  de 


des)  de 
is    V  millc 
las  S 


2  ler.  orden 

25  ;J.  ®  orden 

253  3er.  orden 

2000  4.®  orden 

25000  5.«  id. 

2.')3000  f..=  id. 

2000001  7.=  id. 

2.')n00000  8.0  id. 

253000000  9.®  id. 


Nl,ME'lOS    FNTEKOS 


34.  Para  leer  un  número  ente  -o    cualquiera,  se 
comienza  por  dividirlo  en  trrupos  de  tres  cifras, 
partiendo  de  la  derecha  hacia  la  izquierda;  luegjo  • 
se  comienza  por  la  izquierda  i  se  lee  cada  ci^rupo 
como  si    estuviese  solo,  teniendo  cuidado  de  dar    ' 
a  sus  unidades  su  correspondiente  denominación,    i 
De  'o  anterior  resulta,  qre  para  leer  un  número    \ 
cualquiera,  es    suficie  ite  saber  leer  un  grupo,  lo    | 
que  se  hace   leyendo  primero  las  centenas,  luego    i 
las  decenas  i  por  últi  no  las  unidades.  ! 

Sea  por  ejemplo  leer  el  n.'imero  siguiente.  ' 

645  /\  I 

1.     Se  dirá  comenzando  por  la  izquierda  i 

Seis  centenas ....  o  Seiscientos  | 

Cuatro  decenas     o         Cuarenta 
Cinco  unidades    .  o         Cinco. 
O  mas  simplemente,  seiscientos  cuarenta  i  cinco    j 
unidades  simples;  pero  si  este  número  pertenece 
a  la  segunda  clase,  la  primera  se  reemplazará  por 
ceros.  Ejemplo  2.  ^  seiscientos  cuarenta   i  cinco 
mil  se  escribirá. 

645.000 

3.  ^   Seiscientos  cuarenta  i  cinco   millones. 

645.  000,000  etc. 
De  suerte  que  los  números  que  siguen  se  lee- 
rán sin  ninguna  dificultad,  í  como  se  ha  indicado. 

i.°    \  1 5 — Ciento  quince  unidades. 

2.  °    202,000 — Doscientos  dos  mil. 

3. '^      ...610,000,000 — Seiscientos  diez  millones. 

4.  ®  900.000,000.000 — Novecientos  mil  millones. 
5.°  900,610,202,115 — En  fin,  para  leer  el  quin- 


to número  que  está  formado  por  la  reunión 
de  los  cuatro  anteriores,  se  reunirán  las  deno- 
minaciones particulares  de  cada  uno  de  estos 
últimos  i  comenzando  por  la  clase  mas  eleva- 
da se  dirá;  novecientos  mil,  seiscientos  diez  mi- 
llones, doscientos  dos  mil,  ciento  quince  unida- 
des. 

Sea  por  ejemplo  leer  el  número, 
5.014,210.000.216 

Dividiéndolo  en  grupos  de  tres  cifras,  como  se 
ha  dicho,  comenzando  por  la  derecha,  resulta. 

5.014,2 10.000,2 1 6 
5.' 4."    3.*    2.*    1.*  clase 

Se  lee  comenzando  por  la  izquierda,  cinco  bi- 
llones, catorce  mil,  doscientos  diez  millones,  dos- 
cientos diez  i  seis  unidades. 

Se  vé  por  el  número  que  antecede,  que  cuando 
faltan  las  centenas,  decenas  i  unidades  de  una  mis- 
ma clase,  no  se  hace  mención  de  ella  en  la  lectura 
sino  que  se  j)asa  a  letif  la  clase  que  sigue. 

Si  todos  los  números  abstractos  que  han  servi- 
do de  ejemplos,  fueran  concretos,  se  leerían  del 
mismo  modo,  teniendo  cuidado  de  reemplazar 
siempre  al  fin  de  la  lectura,  por  la  palabra  unida- 
des, la  palabra  qne  designa  la  cantidad  a  que;  per- 
tenece el  número.  Asi,  si  tuviéramos  35  pesos  i 
17  manzanas,  no  diriamos  35  unidades,  sino  35  pe- 
sos; tampoco  diriamos  17  unidades  sino  17  man- 
zanas. 

[Coiiiitiít.ir.í) 


CURSO   SUPERIOR    DE   PED.^GOGIA. 

l^^etod-ologia,. 


PoU  ElIST.VCTO  .-'antamaiua    >. 

Pmfi-mr  i.h>  Ja  ricvio  m    In»   E>i  ?íeV(S'    Noí 
Cundbmmarca . 


lien   de 


La  palabra  Pedagogía  se  deriva  d.*l  ariofío.  i  su 
siynifioado    literal    es:  ''Arte  de  rondudr  o   ijHhir    al 

El  que  deseo  que  se  le  tenga  por  M<ustro,  debe 
saber  enneiiar.  Empero,  enstuar  bien,  es  un  arte,  i  de 
todos  quizá  el  mas  dificil.  Talmfu  pedaqóíjico,  vasto» 
conocimientos   i  larga  prá'tica,   son  condiciones   indis- 

Sensable  para  todo  aquel  que  pretenda  que  se  le  llame 
íaestro.  El  arte  de  enseñar  tiene,  como  cuaiciuier  otro, 
sus  principios,  métodos,  reglas  i  medios.  Lláma.se,  por 
lo  tanto,  Pedagogía  la  ciencia  que  trata  de  los  principios, 
métodos,  reglas  i  medios  necesarios  para  dar  una  buena 
enseñanza. 

Por  principio  pedagógico  ae  entiende  lo  que  ha  de 
servir  de  base  a  la  enseñanza,  o  sea  ol  fin  que  se  propone 
el  ilia-.'í^ro  alcanzar  con  ella.  Por  ser  c-^te  el  fundamento 
en  queae  básala  instrucción,  no  debe  nunca  el  Maestro 
perderlo  de  vista;  lo  contrario  equivaldriu  a  levantar 
un  edificio  sobre  cimientos  destinados  a  otro  de  natura- 
leza diametralmente  opuesta.  El  número  de  principios 
pedagógicos  es  variadísimo,  proviniendo  e.sta  variedad 


150 


JR/y  ÍJ1ÑSTIT1  TO  JVmtO.V^if.. 


tío  la  (livorsidnd  de  coiiftiinibres  i  miriis  de  lo?  pueblos 
i  de  los  hoiiihrcp.  Asi  Icsjudiop,  porojeiiiplo,  teiiian  por 
principio  pedagógico  el  religioso;  la  mira  de  ellos  era  e- 
ducar  hombres  religiosos  i  adictos  a  Dios.  Los  pueblos 
clásicos,  griegos  i  romanos,  observando  el  ))rincipio  )>a- 
triótieo,  se  propnsierou  educar  patriotas:  soldados  de- 
fensores de  la  honrra  i  gloria  de  su  cara  Patria.  Fran- 
cisco Bacon  sentó  en  sus  obras  el  principio  pedagógico 
llamado  "ital  o  pi-ádico,"  pues  que  su  idea  era  educar 
hombres  útiles  a  sí  mismos  i  a  la  sociedad.  El  famoso 
Locke  sostuvo  en  su  obra  Some  Thoiujhts  conccrninq  edu- 
catión  (Pensamientos  sobre  la  educación),  el  principio 
cosmopolítico;  así,  su  ideal  es  el  hombre  do  mundo;  i 
Rousseau  educa  en  Emilio  al  hombre  natural. 

No  es  aqui  pl  lugar  de  extendernos  nms  en  cnanto  jp4o 
qnc  hace  relación  al  infinito  número  de  preceptos  peda- 
gógicos establecidos  Imsta  la  época.  Quédanos  solo  por 
por  observar,  que  un  i)rincipio  educador,  cualquiera  que 
sea,  no  puedo  por  si  .sólo  i  en  absoluto  servir  de  base  pa- 
rala educación  de  un  pueblo  o  de  un  individuo,  a  no  ser 
que  se  trate  de  formar  hombres  exclusivos  i  sectarios. 
Ante  todo  debemos  educar //«wA-'v."?,  es  decir,  seres  desti- 
nados a  vivir  en  sociedad  con  los  demás  homlires. 

Métodos  {nieta:  (on;ó(los:  camino)  son  los  instrumen- 
tos de  que  nos  valemos  en  la  enseñanza  para  poner  en 
planta  los  principios  pedagógicos;  de  éstos,  así  como  de 
las  reglan,  que  son  las  que  constituyen  los  métodos,  ó  sir- 
ven a  ellos  de  instrumento,  hablaremos  en  adelante  mas 
detenidamente.  Igual  cosa  liaremos  con  los  vndios,  que 
son  a  su  vez  los  satélites  de  las  reglas  pedagógicas. 

Réstanos  por  averiguar  qué  cosa  es  eiiHeMnza,  para 
completar  el  análisis  de  la  definición  que  arriba  dimos 
de  la  ciencia  llamada  Pedagogía. 

La  eiiscñavza  es  una  acción  objetiva,  i  para  que  ella 
tenga  lugar,  son  indispensables  tres  condiciones:  una 
persona  que  enseñe  llamada  Maestro  o  sujeto  de  \a.accicn 
de  'nseñar;  una  persona  que  reciba  esa  enseñanza,  llama- 
da alumno  u  ob¡eto  de  la  enseñanza,  i  por  último,  la  en- 
señanza viismi.  o  sea  la  acción  que  el  MaeMvo  ejecuta 
con  relación  al  alumno.  Cuál  es.  por  lo  tanto,  la  natura- 
leza o  sustancia  d-'  la  enseñanza'!  'J'odo  cuanto  existe  en 
el  universo  tiene  su  fin,  su  razón  de  ser  i  su  objeto.  El 
objeto  primordial  de  la  enstñanzix  es  qnc  el  alumno 
aprenda  algo,  que  adquiera  conocimientos  i  hahilidades 
que,  sin  la  mediación  de  un .  Maestro,  no  le  fuera  da- 
do alcanzar.  Háse  por  eso  definido  la  en.y(ñanza  dicien- 
do, qnees  el  esfuerzo  que  liare  el  Institutor /xíí'«  f^í/p 
el  alumno  odqitiera  coriocimuntox  i  liahilidades. 

Esta  definición  es  imperfecta,  i  aun  cuando  tiene 
muchas  autoridades  a  su  favor,  le  faltan  condiciones 
esenciales. 

•  El  ol)ieto  primordial  está  ya  dicho:  el  niño-ha  de  ins- 
truirse, o.  lo  que  es  lo  mismo,  adquirir  conocimientos  i 
habilidades  por  medio  do  la  enseñanza.  A  este  objeto  le 
daremos  el  nombre  de  objeto  material  de  la  ensiñanza. 

ha  sola  instrucción  no  satisface  las  exijencias  de  la  Inw- 
-  ñcVeitséñanza;  es  menester  educar  al  niño;  es  decir,  desar- 
rollarle las  fuerzas  físicas,  i,  con  especialidad  las  in- 
telectuales, despertiíndolas  del  sueño  en  que  yacen  de 
acuerdo  con  las  leyes  naturales.  El  3faestro  de  la . 
infancia  no  puede  hallar  satisfacción  en  que  los  niños 
confiados  a  su  cuidado  solo  lo  retengan  todo;  él  de- 
sea desarrollar  i  fortalecer,  por  medio  de  la  ense- 
ñanza, todas  las  fuerzas  intelectuales  de  sus  discípu- 
los, i  hacer  de  ellos  seres  pensadores  é  intelijentes. 
Asi  como  el  niño  aprende  por  medio  del  ejercicio  a 
ver  i  a  oír,  asi  taubien  aprende,  mediante  ejercicios  or- 
denados, a  peixihir,  comprender,  juzgar  i  dednrir.  Este  a- 
prendizaje  es  también  un  conocimiento  que  le  reporta  u- 
naganancia/orma/,  puesto  que  desarrolla  sus  fuerzas  es- 
pirituales, 

A  la  educación  de  las  facultades  espirituales  la  llama- 
mos eduracion  formal.  La  educación  material  i  la  etlu- 


cacion  intelectual,  se  dan  la  mano  en  la  enseñanza  ele- 
mental i  se  ayudan  mutuamente.  La  buena  enseñanza 
no  atiende  sólo  a  enri(]uccr  el  espíritu  con  ciencias  i  co- 
nocimientos, sino  tamliien  a  que  éste  aprenda  a  entender 
¡  a  comprender.  Estando  desarrolliKlas  las  facultades 
intelóctuales,  el  salir  maferiol  se  apropia  con  mayor  fa- 
cilidad. Razón  es  esta  por  la  cu:d  la.  educación  formal  es 
de  tanta  importancia.  Es  posible  que  un  alumno  olvide 
mucho  de  lo  que  haya  aprendido,  v.  g.  en  la  geografía; 
pero  \a.fve.rza  espiritual  que  haya  adquirido  por  medio  de 
la  eseñanza  de  esa  materia,  permanece  i  lo  )>ono  en  ca- 
pacidad, no  solamente  de  recordar  con  gran  facilidad  los 
puntos  olvidados,  sino  también  de  adquirir  nuevos  co- 
nocimientos geográficos  con  una  facilidad  relativamen- 
te mayor. 

Cuando  la  enseñanza  se  da  de  manera  que  despierte  i 
desarolle  las  facultades  intelectuales,  entonces  se  le  llama 
enseñanza  educadora.  La  enseñanza  tiene  que  educar 
o  instruir  a  un  mismo  tiempo;  la  educación  i  la  instruc- 
ción son  correlativas;  la  una  necesita  de  la  otra.  Hcr- 
bart,  üló.sofo  alenmn,  dice  por  eso  con  mucha  i-azon:„  no 
concibo  educación  s>n  instrucción,  ni  instnic-ion  que  vo 
eduque."  En  semejantes  términos  se  expresa  el  pedago- 
go Zérrcner,  cuando  dice:  "asi  como  la  (duración  exige 
la  instrucción,  de  igual  Uiauera  la  instrucción  tiene  que 
ser  educadora." 

Recapitulando  lo  anterioi-.  o,  para  expresarnos  con 
mayor  claridad,  teniendo  en  cuenta  lo  que  hemos  lla- 
mado objetos  nmterial  i  íornm  de  la  enseñanza,  tendría- 
mos que:  enseñiiiZfi  es  el  esfuerzo  que  hace  cílnstitutor 
perra  que,  atiemjx}  que  el  alumno  adquiera  con(K'imieiilos 
i  habilidades,  se  desarrollen  igualmente  las  facultades  in- 
telectual s  dil  mismo. 

;.Es  esta  definición  completa?  Aún  no  lo  es:  carece 
de  una  condición  indispensable.  Un  antiguo  adajio  di- 
ce: '^no  es  para  la  Escuela,  sino  para  la  vida  (¡ne  se 
aprende."  (Non  sclnHae,  sed  vitae  discifnr.)  De  nada 
absolutamente  serviría  el  aprendizaje,  si  no  tuviera  a- 
plicacion  en  la  vida.  No  se  puede  negar  que  los  cono- 
cimientos tienen  en  si  pura  el  presente  inmediato  cier- 
to valor,  sup;i  sío  que  de-iiriollan  la  inteligencia  i  lle- 
nan el  espíritu  de  habilidad.  Sin  embargo,  ¿sería  posible 
despertar  en  el  niño  algún  intercfi  por  la  enseñanza,  si 
supiera  qu>;  ésta  no  reportaría  ninguna  utilidad  en  la 
vida,  que  jamas,  ni  en  ningún  ca.so,  le  seria  posil)lea 
plicarla?  No  .so  aprende  por  api'oinler:  se  aprende  pa- 
ra la  vid;i:  se  aprende  con  el  oiíjeto  de  ser  mas  tarde 
miembro  útil  a  si  mismo  i  a  la  sociedail  en  que  se  viva 
Llamaremos  este  objeto,  toda  vez  que  tiene  en  mira  la 
aplicación  práctica  de  la  en-ieñ-mza,  el.  objeto /i/'<íc//ro  de 
ella  misma.  Teniendo  presentes  ios  tres  objetos  de  la 
cnseñ'uiza,  el  material,  el  formal  i  el  ])ráctico,  podremos 
dar  una  definición  (ompleta,  asi:  Enseñanza  es  el  esfuer- 
zo que  ¡tace  el  Listilulor  ¡Hira.  que  el  cdumno.  al  iiiisnio 
tiempo  que  se nluijue,  adquiera  tas  iiabiH<hvlcs  i  ronmi- 
mi'-utiis  necesarios  ¡xtra  la   vulu. 


í(''oi:l!n''ará.j 


LECCIONES 

Elementales  de  ililnijt»  lineal  al  alcanee  de 

los  iilño-i,  por  M.  R.  Ortega,  iiijenlero  to- 

|ióg;rafo  i  profesor  de  Jeosrafía  políti- 

ea-deserijítiva  del  Instituto  Nacional. 

(Continúa.) 

LECCIÓN  lU. 

23 — Circunferencia  es  una  curva  cerrada   cu- 
yos puntos  distan  igualmente  de  otro  punto  inte- 


«fc  1J%*STMTUTQ  ,X*tfM0J%\§t., 


lóT 


rior  llamado  centro,  En  la  figura  14  los  puntes 
A  B  E  i  G  están  a  igual  distancia  del  punto  C. 


L 

"~~^v^í 

) 

\ 

\ 

\    ^ 

V 

^ 

F 

Fiír.  14. 

34 — Círculo  es  la  superficie  encerrada  por  la 
circunferencia.  La  parte  del  papel  que  ocupa  la 
figura  14  es  una  superficie  circular,  i  la  línea  que 
la  limita  es  una  circunferencia. 

25— Las  líneas  que  se  consideran  en  el  círculo 
se  denominan:  radío,  diavietro,  cuerda,  arco,  sao  ¡ti 
ó  flecha,  tmji'ntc  i  secavlc. 

26.—  R.idio  es  toda  recta  que  sale  del  centro  i 
termina  en  la  circunferencia  como  AC.  HC,  EC. 
Todos  los  radios  del  círculo  son   iguales. 

2'j.—D¿át?ietro  es  la  recta  que  \a  de  un  lado  a 
otro  de  la  circunferencia,  pasando  por  el  centro 
como  AE  i  BC  que  pasan  por  el  centro  C.  Todos 
los  diámetros  de  un  círculo  son  ¡guales,  cada  li- 
no se  compone  de  dos  radios  i  tienen  la  propie- 
tlad  de  dividir  a  la  circunferencia  i  la  superficie 
ilel  círculo  en  dos  partes  iguales. 

2S.  —  Arco  es  una  parte  cualquiera  de  la  circun- 
ferencia como  BD,  G.A.,  EF,  fig.  14.  Si  el  arco 
tiene  la  magnitud  de  la  mit;id  de  la  circunferen- 
cia se  le  llama  scmicírcun/etvucia,  i  si  es  la  cuar- 
ta parte  se  denomina  (ttadrantc. 

29. — Cuerda  es  toda  recta  que  une  los  .estre- 
mos  de  un  arco,  como  DI*"  que  une  los  estremos 
del  arco  DEF.  La  cuerda  será  tanto  mayor  cuan- 
to mas  se  acerque  al  centro  del  círculo:  la  mayor 
cuerda  es  el  diámetro. 

^o.--Saj'i(a  o  flecha  es  la  parte  de  un  radio  per- 
pendicular a  una  cuerda,  comprendida  entre  esta 
i  el  arco,  como  RE. 

3 1 . —  Tatijente  es  toda  recta  que  toca  a  la  cir- 
cunferencia en  un  solo  punto,  como  MS  que  toca 
a  la  circunferencia  en  el  punto  llamado  punto  de 
T  contacto. 


32. — Secante  es  la  recta  que  corta  a  la  circun- 
ferencia en  dos  puntos,  como  R  O. — I^s  tan- 
jente    i  secante  no  tienen  una  magnitud  deter- 


minada como  el  radio  o  diámetro,  puesto  que 
podemos  prolongarlas  indefinidamente  sin  que 
por   eso  pierdan  su  carácter  de  tales. 

33- — Las  partes  del  círculo  que  quedan  inter- 
ceptadas por  las  líneas  descritas  se  llaman:  seg- 
fiíefiio,  sector,  scmicirculo,   i  zoiiñ. 

2,^.- -Scgiiniento  es  la  parte  de  un  círculo  com- 
prendida entre  un  arco  i  su  cuerda,  como  se  ve 
en  la  figura  16,  entre  la  cuerda  A  B  i  el  arco  A. 
C  B  está  marcada  con  líneas  la  superficie  A  C  B. 


O 


Y\<-r.  10. 

35 — Sector  ^^  h  parte  de  un  círculo  encerrada 
por  dos  radios  como  D  O  lí. 

36 — Semicírculo  en  la  mitad  de  un  círculo  i  es- 
tá comprendido  por  una  semicircunferencia  i  un 
diámetro,  como   M  B  N  figfura   1 8. 


Fi-.  18. 

37 — 7joyia  es  la  parte  de  un  circulo  comprendi- 
da entre^dos  cuerdas  paralelas  como   R  S 

38 — Toda  circunferencia,  sea  grande  o  peque- 
ña se  considera  dividida  en  360  partes  iguales 
agrados,  la  semicircunferencia  en  180  i  un  cua- 
drante en  90.  Cada  grado  se  divide  en  60  par- 
tes igualesjlamadas  minutos  i  a  su  \'ez  estos  se 
dividen  en  otras  60  partes  llamadas  segundos  &. 

39 — Los  grados  se  s(;ñalan  con  un  pequeño  ce- 
ro a  la  derecha  i  parte  superior  de  ima  cantidad, 
-los  minutos  con  una  coma  i  con  dos  ios  segundos. 
Para  representar  24  grados,  3  minutos,  4O  segun- 
dos, escribiremos,    24'=.  3'  40". 

40 — Según  el  sistema  decimal,  la  circunferen- 
cia considera  dividida  en  400  partes  ¡guales  o 
grados,  la  semic¡rcunferenc¡a  en  200  ¡  el  cuadran- 
te en  200. 

CUESTION.\RIO. 

23. — ¿Qué  es  cltounfercncia?  24. — ,:Qu¿'  es  círrulo!-* 
2ó. — ;,Qué  líneas  ?e  considerau  ea  el  circulo?  2tí.— ¿Qu¿ 
es  radio?  27.  28,  a9,  30,  .^1,  32,  ¿Qué  es  diámetro,  arco, 
cuerda,  Fojita,  tanjentei  secante?  ¡W. — ¿róino  íc  llaman 


158 


EL.  IJVSTITVTO  JVJl€MOJVJiL.. 


las  pai  tes  del  círculo  interceptadas  por  radio,  diámetro 
i  cuerdas?  34,  35,  36,  37.  ¿Qué  es  segmento,  sector,  se- 
micirculo  i  zona?  38,  39.  ¿Cómo  se  considera  dividida 
la  circunferencia?  40— ¿Cómo  se  divide  la  circunferen- 
cia según  el  sistema  decimal? ' 

( Continuará.) 

MBRO  Dl^:  L.EOTUKA. 

De  Guillermo  D.  SwaX, 

Modificado  jjor  el  Director  del  InstiMo  Nacional  de 

Onatemola,  para  nso  de  las  escálelas 

. déla,  Bepública. 

(Continúa.) 

LECCIÓN  X. 

COXTINU.A    LA  PE-SCRIPCION  IW.  LAS  PLANTAS. 

LAS  HOJAS. 

Las  hojas  de  los  árboles  i  plantas  son  diferentes 
en  sus  formas  i  varían  de  colocación  sobre  el  tallo 
o  cañón  de  la  planta,  i  cada  una  c'e  ellas  tiene  un 
nombre  distinto. 

Vamos  a  presentar  las  diferentes  figuras  de  las 
hojas  en  los  párrafos  siguientes,  i  a  descríbirlas  em- 
pleando como  ejemplos  las  hojas  de  los  árboles 
que  todos  nosotros  conocemos. 

Kl  lugar  que  sostiene  jas  hojas,  el  tallo  de  ellas, 
se  \\ama/>edfl/o,Véíi.CQvifp  el  espinazo  que  atravie- 
•sa  las  hojas,  a  sqrtiejaiii^Je  la  armazón  de  un  pa- 
raguas o  el  bastidor  de  lin  abanico.  ^ 

La  parte  delgada  o  laminosa  de  la  hoja,  que  es 
de  color  verde  jeneralmente,  es  lo  que  se  llama 
¿í'móo  de  la^hoja,'  i  a  la  sustancia  que  le  da  la  colo- 
ración verde,  le  han  dado  el  nombre  de  clonfila. 

Tres  nombres  distintos  tienen  las  hojas,  si  aten- 
demos a  la  manera  con  que  están  colocadas  sobi  e 
el  tallo  de  los  árboles,  cuyos  nombres  son: 

Alternas  o  alternadas,' 

Opuestas. 

Verticiladas. 

'Alternas  o  alternadas,  así  se  llaman  las  hojas 
que  están  colocadas  sobre  el  tallo  sin  guardar  nin- 
guna simetría,  o  que  aparentemente  selencuentian 
colocadas  en  desorden,  en  diferentes' ,  nudos  del 
tallo,  aunque  en  realidad  nohai  tal  desorden,  pues 
los  botánicos,  que  son  los  hombres  que  se  dedican 
al  estudio  de  las  plantas,  han  descubierto  que  estas 
hojas  obedecen  en  su  colocación,  a  ciertas  leyes 
numéricas,  cuyo  conjunto  han  llamado  fdotaccia; 
como  ejemplos  de  hojas  alternas  podemos  citar  el 
árbol  de  naranja,  el  rosal,  los  jeranios  etc. 

Wdysñ  opuestas  son  llamadas  aquellas  que  se  en- 
cuentran colocadas  en  un  mismo  nudo  del  tallo, 
pero  sus  peciolos  o  bases  de  sustentación  se  ha- 
llan diametralmente  opuestos,  como  en  las  hojas 
de  lamo.squeta,  del  café,,  del  jocote*  etc.  :• 

Verticiladas,  ?,ow\3s.\vyp&  que  están  colocadas 
sobre  un  mismo-  nudo  del" tallo,  formando  vertici- 


los, a  semejanza  de  la  colecacion  de  los  rayos  de 
una  rueda  de  carruaje;  como  ejemplos  de  esta  cla- 
se de  hojas  citaremos  el  narciso,  la  araucaria  o- 
rijinaria  de  Australia,  que  entre  nosotros  se  en- 
cuentra aclimatada  en  el  jardin  de  la  Concordia, 
(Guatemala)  etc. 

Los  principales  términos  usados  en  la  clasifica- 
ción de  las  hojas,  atendiendo  a  la  figura  del  limbo, 
í   soa  las  siguientes: 

Lanceoladas. 

Sajitadas. 

Reniformes. 

Cordiformes. 

Serradas. 

Laciniadas. 

Lobuladas. 

Pe  n  nadas. 

Aovadas.- 

Palmeadas. 

Lineares. 

Pinadas. 

Trasovadas. 

Bipinadas, 
Se  llaman  hojas  lanceoladas  las  hojas  que  tienen 
la  forma  del  hierro  de  las  lanzas  antiguas,  i  aca- 
ban en  punta,  como  las  del  sauce  i  del  durazno. 


hoja  lanceolada,     hoja  sagitada.       lioja  roiiiformo. 

Hojas  sajitadas  se  llaman  las  que  tienen  la  fi- 
gura de  una  flecha,  i  de  ello  son  ejemplos  la  saji- 
taria,  la  hoja  conocida  entre  nosotio;  con  el  nom- 
bre vulgar  de  hoja  de  qu'qucxque  (Colocacia  ji- 
gantea.) 


^ 


lioja   I  otiHí'oniio.     hoja  serrada. 

Reniforme  es    la  hoja  que  tiene  Ja   figura  casi 
circular  como  la  del  jeranio.  .  ;■ 


K/v  MJySTJTi/TO  JWMCIOJy^M.. 


Las  cordiformes,  de  figura  de  corazón  se  aseme- 
jan a  este  órgano,  que  en  latin  se  llama  cor.  Ejem- 
plos de  ellas  son  la  del  caladiun  i  corazón  san- 
griento que  abunda  tanto  en   nuestros  jardines. 


liojii  lafiíiiiula. 


Iioja  labiil  Illa. 


Cuando  una  hoja  tiene  en  sus  bordes  dienteci- 
tos,  entonces  es  llamada  hoja  srrrcnia.  ¡jorque  los 
dientes  tienen  parecimiento  a  los  de  una  sierra  i 
como  ellos  pueden  herir  algunas  veces,  como  la 
hoja  del  rosal. 

Laciniada,  se  dice  que  es  una  hoja  cuando  su 
limbo  es  de  forma  completamente  irregular,  como 
la  hoja  del  chi calote. 

Las  hojas  lobuladas  tienen  profundas  ondula- 
ciones en  los  costados,  como  la  hoja  del  meple,  la 
de  la  encina  i  lu  de!  hip-urrillo. 


Hoja  poiiiiíidn. 

Pcnnadas  se  dicen  las  hojas,  cuyas  ramificacio- 
nes del  peciolo,  se  encuentran  dispuestas  paralela- 
mente, a  semejanza  de  las  barbas  de  las  plumas, 
i  de  donde  toman  nombre,  pues  pluma  en  latin 
se  llama /í'««^,  tíjemplos  de  estas  encontramos  en 
la  hoja  de  plátano  o  banano  la  de  jocote  etc. 

La  hoja  aovada  tiene  la  fioura  de  huevo,  i  de  e- 
11o  son  ejemplos  la  pimienta  i  la  manzana. 

(  Continu.rá.) 


Asli'oiioiiiía  Popular. 

(Confivúa.) 
■    II 

En  el  número  anterior  rlinio.'i  a  conocer  u  los  niños  la 
hermosa  constelación  de  Orion,  que  coiitiiuiará  sirvién- 
donos pura  encontrar  i  distinguir  las  demás  constelacio- 
nes visible?. 

Prolongando  la  línea  que  forma  el  Cinturon  do  Orion 
hacia  mano  izquierda  o  al  sudeste,  se  encuentra  a  .^irio, 
estrella  de  1.  **  magnitud  i  la  mas  brillante  <lol  cielo,  que 
corresponde  al  Can  Mayor.  Al  norte  de  Sirio  i  al  este  de 
Orion,  se  halla  Can  Menor  o  Procion,  estrella  también 
de  1.  °^  magnitud,  mui  fácil  de  conocerla  porque  forma  un 
triángulo  equilátero  con  Bcteigeuse  i  Sirio. 

En  la  prolongación  de  la  línea  tirada  desde  Rijel  a 
Procion,  encontraremos  a  Régulo  o  el  Cora/.ou  del  León, 
estrella  de  1  "  magnitiul,  mui  notable  porque  por  ella 
pasa  la  eclíptica  u  órbita  déla  Tierra.  En  In  misma  di- 
rección f*ro  mas  al  oriente  so  encuentra  a  Denébola,  es- 
trella de  2.  "^  magnitud  situada  en  la  cola  de  la  conste- 
lación Leo. 

La  prolongación  de  lu  visual  tirada  desde  Rijcl  a  la 
estrella  mas  oriental  deí  Cinto  do  Orion,  pasa  por  las 
inmediaciones  de  Castor  i  Polux,  estrellas  casi  iguales 
de  1.**  i2. "  magnitud,  pertenecientes  a  la  constela- 
cien  Jéminis. 

Debajo  del  Cinto  de  Orion  hai  variar  o.'livllitas  do 
?..  "^  i  4.  **  magnitud  en  línea  recta  hacia  el  Sur,  quo 
forman  lo  que  los  astrónomos  llaman  la  Espada  de 
Orion.  * 

Si  desde  la  Espada  de  Orion  tiramos  un;i  visual  que 

pase  por  la  estrella  quo  está  en  modín  di' l;is   ¡ii-s  que 

forman  el  Cinto  i  la  que  se  halla  en  la  estrcmiiliid   <lel 

cuerno  boreal  de  Tauro,  encontrari'inos  en  su  prolonüa- 

I    eion  hacia  el  norte,  una  estrella  de  1.  -    maírnijiid   lia- 

I    mada  Caitella  o  la  Cal»ra,  perteneciente  a  la  •#>nstela- 

j    eion  del  Cochero 

i  Al  ne*te  de  Tauro  queda  la  constelación  .\ ríes,  que 
I  eslal.^  de  las  12  constelaciones  del  zoditic';  su  es- 
i  trolla  mas  notable  es  de  H.  ^  inasíiiitud,  .-o  lluiici  .Vries 
I  i  se  encuentra  en  la  cabeza  del  carnero.  l*:ir:i  listin- 
I  íTuirla.  no  hai  masque  prolon'zar  una  vi-^ual  qu"  salieii- 
i    do  de  ProcioTf  pase  ooi-  .Vldebar.ín. 

i  La  visual  tirada  desde  el  Cinto  de  Orion  a  1 1  estrella 
j  Aries,  pasa  por  la  cabeza  de  AndnViied;i,  •■stn-lli  de  2.  " 
j  matruitud  i  la  mas  setentrioual  de  las(uiatro  que  forman 
i  el  cuadrado  de  Pegaso.  La  visual  tirada  >los.le  las 
i  Pléyades  a  la  misma  estrella  Aries,  pasa  por  Aljenil», 
i  también  de  2.'^  magnitud  llamas  meridional  de  las 
mismas  cuatro  que  forman  el  cuadrado  de  Pegaso. 

Si  desde  el  Cinturon  de  Orion  se  tira  una  linea  qne 
pase  por  Aldebarán.  su  prolongación  pasará  por  Algol, 
estrella  variable  de  2  =*  o  3.  •^  magnitud,  situada  en  la 
I  cabeza  de  Meduza,  que  Perseo  tiene  en  la  mano. 
i  lia  visual  tirada  desde  Aldebarán  a  Rijel,  encontrará 
j  en  su  prolongación  hacia  el  sur  a  Canopo.  estrella  de 
1  1 .  '^  magnitud,  perteneciente  a  la  constelación  del  Navio, 
I  situada  al  sur  del  Can  Mayor.  Esta  hermosísima  es- 
j  trolla  casi  tan  brillante  como  Sirio,  es  invisible  para 
j  los  europeos,  por  quedar  mui  al  Snr.  en  la  estremidad 
i  de  la  pala  de  uno  de  los  remos  de  la  Nave  de  Argo. 
I  Al  sur  de  Aries  se  encuentra  la  constelación  de  la 
I  Ballena:  i  su  estrella  mas  notable,  que  es  de  2.  "  magni- 
1  tud.  so  halla  en  la  mandíbula  inferior  i  se  llama  Alfa 
I  de  la  Ballena.  Para  distinguirla  no  hai  mas  que  tirar 
I    una  visual  que  desde  la  Cabra  pase  por  las  Pléyades. 

íConlunioi-ñ). 


kXTdS  'I'itlíUXO. 


2  3S-?^=  ; 


3  S/'3  g  3 

Ó  P3  o   2   "  ^ 

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"^  —  o  wrj 

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•a  n  2  3  S 


ñ  c  o  -    ii^  _ 


|11í|1t"("'"1'^ 

l 

Azucena. 

Id.  del  Japón 

rúndela ria  (1). 
Azafranada . 

Tierra? 

Eoheveria. 

Id.       grande. 
Hoja  del  ^ire. 
Siempre-viva. 
Tulipán  del  vulgo 

Cresta  del  gallo,  & 
Cola  de  zorro. 
Valeriana. 
Chocan  enano. 
Jazmin? 

Id. 
Lobelia, 
Pajarito. 
Campanita. 

cpoaocpCííPpgíppppsco.'^PSpf^  ! 

1 

Lilium  c>ndidum. 

Id.     longilloruii. 
Cattieya  Skinnerii. 

Id,  auraiitiacoí  K¡ddei:driun 
Oncidium  ampliatum. 
Odontoglossinn  pulchellum 
La-lia  albida. 
IMetia  refie.va. 
Brassavola  grandiflora. 
Echeveria  coccinea. 

Id.      pulverulenta, 
nryophyllum  calicinuiii. 
Sedum  involucratum. 
Pa  pavor  samnííerum  y  iarled,« 
Escholzia  califórnica. 
C'elosia  cristata.    a 
Amarantus  caudaftis. 
Contianthus  macrosiphon. 
Wigandia  kuntiana. 
Cestrum  aurantiacum. 
Habrothainnus  elegans. 
Lobelia  candinalis. 
Heterotoma  Loln'lioides. 
Pcntstémon  caiiqianulatus. 

5 

! 

! 

P:itios,  jardino.--,   tiuert.is  di-  Indis.-.» 
Patios  v  ¡ardines. 
.Monte  y  algunos  jardines. 
Ka  los  alrededores. de Gnnt?  coman 
Ki              id.     puntos  abrigados. 
Kn  muchos  árbolO.<  del  monte. 
De  1  ierras  cálld.is  y  en  .colcci-.de  Jard.» 
Kn  las  qaehrad'is.  Aceituno  y  otrod. 
Kn  los  árboles  de  bis  inmediac  :'■ 
Monte  en  bis  inmediaciones. 
Patios   y  jardines  de  la  ciudad. 
Jardin  de  la  Concordia  y  oíros. 
Jardines.  Palomar 'io  Rodrigue/ 

Id.    Huertas  de  losindijenas 
Cerca  dol.  CWralotc  (orgemoae)  Jard.-" 
Jardines. 

Canqios,  terrenos  inculto.s,  etc. 
Jardines. 

Id.  flores  de  un  aful  hermoso 
Jardines  y  monte. 

Id       "  id.    Palomar  Rodrig  ^' 
Jardines  y  monte  húmedo. 

Id.           id.           id. 
Jardines  y  patios. 

1 

! 
1 
i 

1 

Sauc". 

Kspucl.-is. 

Alcanforero. 

Aguacate. 

Flores  en  caseal>el 

Pimpinela. 

Malva. 

Cla-kiaV 

Kuchsia. 

Id, 
Id. 

Chorcje. 
Lenteja  del  Salvr 

Xopal.  " 

Acedera  silvestre. 
Almorsacate. 
Diente  de  León. 
Cineraria. 

Id.  marítima. 
Lechuga  de  conejo 
Eucalyptus. 
Vinca. 

i 

i 

p  p  £;  c  p  p  r  3  P  nr::n:<pyric:'¿^'vc.r-Ü'^'^P 

íl 

Sambucus  canadensis. 
Delphinium  Aj.icis. 
Laurus  camphora. 
Laurus  persea. 
Arbntu.s  densitlora. 
Pdterium  sanguisorba. 
Lavaterii  procumbcu.s, 
Clarkia  pulcliclla.  simple  y  doble 
Fuciisia  mierophyllla. 

Id.      .spleudens. 

Id.      variada  fioie  pleno. 

Id.      fulgens. 
Latyru.sodoratus. 
Cytisus  cajan. 
Ciss.impelos  Pareira. 
()puntia  monacantha. 
Rumex  hydrolapathum. 
I'hytolacca  dccandra. 
Taraxacum  dens  leonis. 
Cineraria  cruenta  i  varied.' 
Senecio  cineraria  maritimus 
Lactuca  virosa. 
Eucalyptus  resinífera. 
Vinca  pervinc.1. 

2 
■ 

i 
1 

1 

KecIcn-lntroductdo  en  dos  Jard  y  ( la  Cap. . 
Minmyíiin'ius^  ¡ardines  y  patios 
Potrero  de  I).  (írcg.  Urruela  (2). 
Jardines,  huertas  y  sitios  de  la  ciudad, 
Cumres  de  Mixco,  í-'.  Lúeas,  etc. 
Algunos  jardines  y  huertas. 
Pié  de  cerros  i  tierras  cultivadas. 
Jardines  y  patios. 
Monte,  en  las  inmed?  y  jardines 

Id.             id.                     id. 
Jardines  y  patios. 
Todas,  variedades  indíjenas. 
Pátio.s,  jardines,  huertas  de  ind" 
Jardines  y  huertas.               m^ 
Kn  los  cerros,  Cliinautla,  jllx'co. 
Del  Perú,  aclimatado  en  la  contord 
Lugí"  húmedos,  charcos,  rlach^ 
Jard?  tierras  cultiv?  escombros  A 
Aclim.  en  el  Square  de  Belén,  (.'!). 
Jardines  y  patios. 

Id.  Adorno  de  tablones  (la  orilla 
Lugar  seco,  pié  de  paredes,  etc. 
Jocotenango, 
Jardines,  palomar,  cerca  del  Campsto) 

1 

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Periódico  dodioailo  a  In  dimisión  <le  l:i  lii.'tnir-  la  P,  icrurín   i   •  < 

PCBI.ICADO  BA.IOI.A  PROTBC-^IOX  OBI.  ÍJeSoU    Je\EUAI,  J.  líUnNO   nAllUI 

Phesii>entk  iib  la   Rei'Jbi.ica   de  Gu/Wkmala. 


Fundador  i  Editor,  Santos  Toruno. 


Administrador  Luhvin    Rocktroh 


I%[hll.  11. 


Guatemala,  lft<le  Febrero  «le  18^:i. 


¥OI..  i. 


liiflueiu-in  d(>  la  Tnstrnecloii  primaria  en  las 
eosf  niubres,  en  !a  moral  piíblit^a,  en  la  iii- 
diLstria  I  eii  el  de^iarrol'o  jeiieral  de  la  pros- 
peridad de  los  pueblos,  por  M.  L.  i  G.  V.  A- 
munúteii;nl. 

(Contiiiúíi.) 

Xí. 

ITomos  innnifc^íailo  hi  inliiionoiivilp  la  iiistnioi-iori  mi- 
maria  oii  la  prosperidad  do  la  repúliliea.  Enfióndaso 
Ijien,  la  ififlnewia  d"  la  r-ififrurríon  vrhn-irin.  como  ii) 
pide  el  decreto  de  12  de  julio  de  18ó3,  i  no  la  influencia 
de  toda  especie  de  instrucción,  de  las  ilu.-^tracion  en  je- 
neml. 

Hacemos  esta  advertencia,  porque  tilvez  quien  nn  se 
fija  Ilion  en  el  alcanc-  de  la  cuestión  propuesta  creerla 
que  no  hemos  desenvuelto  todas  las  consecuencias  en- 
cerradas en  el  principio. 

Muchas  veces  se  confunden  la  importancia  de  la  ins- 
trucción primaria  con  la  importancia  de  !a  instrucción 
en  todos  sus  diversos  i  variados  ramos,  aunque  sean  dos 
cosas  mui  diferente.  Esa  equivococion  tienf»  elfrrave  in- 
conveniete  de  oscurecer  la  disensión,  de  no  (i^ar  con  pre- 
cisión el  punto  que  se  ventila,  de  perjudicar  ia  causa  que 
se  defiende,  bien  sea  liaciendo  concelúr  esperanzas  ilu- 
sorias a  los  que  no  notan  esa  diva<racion  del  asunto, 
bien  sea  irritando  a  las  personas  mal  (lispnestas  en  favor 
de  la  instrucción  primaria  por  la  ostentación  de  menti- 
rosas promesas  a  que  arrastra  ese  nn^todo  .«ofistico  do 
mostración. 

Se  trata  do  organizar  en  !a  repíi!i!i<'a  la   instruecion 


primaria,  que  es  el  principio,  la  base  de   la  instrucción 
superior,   de  la  ilustración,  de  la  civilización. 

Si  pido  queso  ha^a  sensilde  la  iufluenciu  ile  esa  ins- 
trucción primaria  que  todo  liombre  debe  poseer,  i  no  la 
de  distintas  ramas  de  la  in«trtic  ion  que  solo  deben  po- 
seer cierto  número  de  individuo*,  no  la  de  la  ilustración 
jeneral.  qu>  frj  el  resultado  do  la  instru  wion  prima- 
ria i  de  la  instrucción  cientifica,  combinadas  la  una  con 
la  otra 

."^i  pide  ademas  (pie  se  iiid;qu"n  los  medios  ¡r.-ácticos 
po-ilile*  para  coisernir  ese  obi;'tf>  ¡ninedi  líainciile. 

Por  cierto  seria  iinportanlísimoqiK'  rtiilo  tinicrades-. 
de  luecjo  arquitOf>tos,  mecánicos,  i  n  jen  i  r- ¡'«-i  <!?•  t  d:is  cla- 
ses, astrónomea.  jeóloiros,  físicos.  químiivH.  h'ini!ir(ís  en- 
ciclopédicos; pero  la  organización  do  los  establecimien- 
ios  en  qne  deberían  formarse  esas  especialid'.ide-j,  no  es 
el  asunto  do  este  escrito  ni  del  tema  propuesto  por  el  go- 
bierno. Es  preciso  no  liablar  por  hablar.  Se  trata  í«o!o 
de  hacer  que  ningún  chileno  deje  da  saber  la  legtura.  la 
escritura,  la  arimética,  la  gramática  de  su  lengua,  la  his- 
toria de  su  país,  la  jeografia,  ciertos  ramos  indispensa- 
Ides  de  aplicación  práctica,  aquello  en  fin  que  le  habili- 
to para  continuar  instruyéndose  por  si  solo,  i  para  pro- 
porcionarse una  ocupación  que  le  ase'Jrure  la  subsisten- 
cia. Este,  i  no  otro,  es  el  problema,  mui  difieil,  que  está 
consignado  en  eldere<'ho  de  12  de  julio  de  18.53.  ' 

Para  algunos  la  instrucción  primaria  es  la  civilización; 
para  nosotros  esas  dos  palabras  no  son  sini')n¡ma=:  la 
instrucción  primaria  es  uno  délos  principios  (]ne  comlu- 
cenala  civilización.  Diremos  francamente  rpiv  l,i  confii- 
sion  dedos  cosas  tan  diversas  nos  parece  cliaríiit  ini^mo. 


£1^  lJ\\\TMTfíTO  J\'JtCtOJy^I.. 


De  Guillermo  D.  Swan, 

Modificado  por  el  Director  (leí  Instituto  Nacional  de 

Guatemala,  para  uso  de  las  escudas 

de  la  RepíMica. 

(Continíia.) 

LECCIÓN  X. 

Concluye  la  descripción  de  las  plantas. 

Yjzs,  palmeadas  o  dijitadas  toman  su  nombre  de 
la  semejanza  que  tienen  con  una  mano  que  pre- 
senta los  dedos  estendidos:  la  de  la  pasionaria,  de 
la  higuereta  i  la  de  mata- safio  son  de  esta  clase. 

Las  lineares  son  aquellas  hojas,  notables  por 
ser  en  casi  toda  su  lonjitud  del  mismo  ancho,  i 
que  terminan  en  punta  como  la  del  clavel,  la  de 
maiz,  la  de  listón,  trigo,  cebada  i  las  de  las  yer- 
bas o  gramas. 

Se  dicen  pinadas  las  hojas  formadas  de  otras 
mas  pequeñas  que  crecen  en  los  lados  opuestos 
del  mismo  peciolo  o  tallo  i  están  simétricamente 
colocadas,  como  la  de  la  acacia  i  la  del  tamarindo. 

La  trasovada  se  parece  a  la  aovada,  pero  es 
mas  angosta  su  estfémidád  cercana  al  peciolo:  co- 
como  se  ve  en  la    margarita. 

Se  llama  bipinadas  las  compuestas  de  varias  ho- 
jas pinadas  que  crecen  en  el  mismo  peciolo  o  tallo 
como  en  las  del  helécho. 

Vamos  a  ocuparnos  ahora  de  la  parte  mas  be- 
lla de  la  planta  que  es  la  flor. 

La  flor  está  dividida  en  siete  partes:  quiero  dar 
el  nombre  particular  de  cada  una  de  ellas  para  que 
se  recuerden.  Estas  son:  1  °  .  el  cáliz;  2  °  .  la  co- 
rola; 3  •-* .  el  estambre;  4  °  .  el  pistilos;  5  °  .  éíperi- 
carpio;  6  °  .  la  semilla;  7  ^  .  el  receptáculo. 

El  cáliz  es  una  copa  verde  en  que  generalmente 
se  asienta  la  flor:  son  una  o  mas  hojas  lo  que  lo 
constituyen.  Hai  flores  que  no  tienen  cáliz,  co- 
mo los  tulipanes.  La  vaina  o  tubo  en  que  están 
las  flores,  es  el  cáliz,  i  este  cubre  i  encierra  la 
flor  antes  de  que  se  abra:  un  botón  de  rosa  está 
verde  hasta  que  se  abre,  i  esa  cubierta  verde  que 
lo  rodea  es  el  cáliz. 

La  corola  es  la  parte  coloreada  de  la  flor  que 
está  dentro  del  cáliz:  las  hojas  de  la  corola  se 
llaman  pétalos.  La  rosa  tiene  muchos  pétalos; 
un  tulipán  tiene  seis  pétalos.  Las  flores  tienen 
ademas  su  nectareo  que  es  el  lugar  en  que  se 
halla  la  miel.  Las  abejas  sacan  del  nectareo  la 
miel  de  sus  panales. 

^\  estambre  o  estambres  son  hilos  delgados  sos- 
tenidos dentro  de  la  corola,  generalmente  coloca- 
dos en  círculo  al  rededor  del  pistilo.  El  tulipán 
tiene  seis  estambres,  i  veinte  la  flor  del  manzano. 

El  estambre  también  se  divide  en  antera,  pulen 
i  filamentos. 

La  antera  es  una  pequeña  cabecita  en  la  estre- 
midad  superior  del  estambre. 


El  polen  es  el  polvo  fino  que  está  dentro  i  so- 
bre la  antera.  Cuando  las  abejas  retornan  a  sus 
colmenas  llevan  las  páticas  cubiertas  de  ese  pol- 
vo, que  es  el  polen  con  que  hacen  la  cera. 

^Xfilanunto  es  la  parte  de  estambre  que  sostie- 
ne h.  antera  i  g[  p^len. 

El  pistilo  está  en  el  centro  de  la  flor,  rodeado 
de  los  estambres,  i  es  un  órgano  grande  en  al- 
gunas flores,  como  en  los  tulipanes.  Algunas  flo- 
res tienen  muchos  pistilos,  otras  solo  uno.  El 
pistilo  se  divide  en  tres  partes:  estigma,  germen  i 
estilo. 

El  estigma  es  la  especie  de  escrecencia  que  está 
situada  en  la  estremidad  del   pistilo. 

YX  germen  está  en  el  fondo  o  estremidad  in- 
ferior del  pistilo,  i  contiene  la  semilla. 

El  estilo  es  la  parte  del  pistilo  que  une  el  estig- 
ma con  el  germen.  Aunque  el  estilo  es  mui  lar- 
go en  algunas  flore  í.  no  ex^síe  en  otras. 

^pericarpio  es  el  saco  que  contiene  la  semi- 
lla, i  algunas  veces  se  llam^  saco  de  las  semillas. 

El  continente  de  las  semillas  es  siempre. el  pe- 
ricarpio, i  es  diverso  en  los  y^^^káiem  )em)m\  con 
una,  con  dos  o  con  mas  semillas. 

\jx\  botánico  ha  calculado  el  nrmero  de  semi- 
llas que  produjo  una  sola  planta  de  tabaco  en  un 
verano:  i  halló  que  era-h  comQ  trescientas  sesenta 
mil.  • 

El  medio  con  que  se  esparf  en  1  is  semiUas  en 
la  tierra  es  mui  curioso:  a  varias  las  ¡irrebata  el 
viento  a  gran  distancia;  así  sucede  al  cartlo  silves- 
tre i  al  diente  de  león  en  ali^unos  países,  (a  la  flor 
de  la  caLntttni  en  Cuba)  en  donde  hai  muchas 
plantas  que  tienen  apéndices  alados  en  las  semi- 
llas, para  facilitarles  la  transportación  aérea. 

El  receptáculo  es  el  término  del  tallo  de  la  flor 
en  que  se  reúnen  las  seis  partes  que  la  compo- 
nen. 

Como  algunas  flores  carecen  de  ciertas  de  las 
partes  descritas,  debe  procurarse  reunir  muchas 
para  buscarlas  en  aquellas  que  las  contengan;  ad- 
quiriéndose así  prontamente  la  habilidad  necesa- 
ria para  familiarizarse  con   las  flores,    como  com- 


pañeras. 


F^BXJHuAu. 


Los  innchaelios,  lo*  sauates  i  el  loro. 

En  un  naranjal  su  nido 
Un  Sánate  construía. 
I  en  el  pico  conducía 
El  material  escogido. 

Con  algún  conocimiento 
De   reglas  de  arquitectura 
De  la  mas  gruesa  basura 
Usaba  para  el  cimiento. 

Un  bejuco,   el  desp^írdicio. 
Una  piltrafa,  un  andrajo. 
De  un  mecate  un  estropajo. 
Fundaban  el  edificio. 


r.1.  iJvsTMTiiTO  Ji*»arioA\§i.. 


inn 


Con  mas  lijero  i   mas  fino 

De  tanta  profanación. 

Material,  después  trabaja; 

Dará  a  vuestra  irrelijion 

Cerdas,  oiarasca  i  paja, 

Correspondiente  castig-o. 

Retales  de  lana  i  lino; 

Oyendo  estos  disparates. 

Al  fin  el  nido  se  acaba, 

Disque  un  Loro  mui  ladino 

I  en   palillos  delicados 

De  un  Licenciado  vecino 

Yacen  los  huevos  pintados 

Dijo  hablando  a  los  sanates: 

Que  la  madre  fomentaba. 

"La  profanación  hermanos. 

Quiso  la  deso-racia  un  dia. 

Ya  la  hizo  quien  de  estas    cosas, 

Oue  vn  muchacho  jug-ueton 

Sagradas  i  relijiosas. 

Vio  qu'^  del  nido  un  cordón 

Se  sirven  en  usos  profanos. 

De  san  Francisco  p°ndia. 

A  los  cintos  i  cordones 

A  otros  compañeros  llama. 

Por  su  bendito  instituto. 

Sube  al  árbol  en  un  vuelo, 

No  con\'iene    el  atributo 

Dá  con  el  nido  en  el  suelo 

De  empollar  i   criar  pichones. 

Desprendido  de  la  rama. 

¡untos  todos,  con  íyran  prisa 
Proceden  al  inventarlo; 
Miren  ¡im  escapulario' 
Gritó  uno  muerto  de  risa; 

Otro  dice:  aquí  hai  retazos 
De  patentes  i  de  bulas .... 
¡La  medida  de  Esquipulas! 
jesús  ¡que  p"caronazos! 

Dice  otro:  si  a  mal  no  viene; 
Este  ramo  e.stá  bendito  ... 
Miren  este  rosarito .... 
S.3I0  doi  misterios  tien-í    . , . 

A  ver,  aver  la  estampita. 
Es  de  San  Pedro  i  ,San  Pablo 

De  la  cruzada qué  diablo 

De  sanata  tan  maldita! 


Ese  celo  tan  estraño 
Que   mostráis  por  su  respeto. 
Solo  tiene  por  objeto 
Evitar  el  propio  daño." 

La  defensa  muchas  veces 
De  la  relijion  hacemos, 
Cuando  de  acuerdo  la  vemos 
Con  los  propios  intereses. 

La  relijion  soberana 
I  su  divino  derecho. 
Conforme  nuestro    provecho 
Se  consagra  o  se  profana. 

R.VFAEf.  IfiKAClO    GaBCI.A.    GoYENJ 

(Guatemalteco.) 
('  Coníinnard.J 


El  examen  satisfecho 
De  los  andrajos  devotos. 
Dejaron  los  huevos  rotos, 
I  el  nido  todo  deshecho. 


ELEMENTOS 


.Mif^ntras  tanto,  amotinados 
Los  sanates,  daban  gritos 
Diciendoles:  ¡ah  malditos. 
Herejes,  escomulgados! 

¡Oh  qué  horrendo  sac.ilejio! 
Lo  mas  sacrosanto  i  pío 
Cómo  lo  ridiculizan! 
Las  plumas  se  nos  herizan. 
No  hiciera  mas  un  judio' 

¡Qné  juegos  tan  e.xecrabies! 
Qué  chacotas  taa  p  mibles! 
Ha.er  objetos  risibi»r;s 
Las  reliquias  venerables! 

Pero  el  cl.  1 ),  que  es  testigo 


Para  ttuo  ih  los  alumnos  dtl  In^lUido  Nacioiiol 
(.Ir  Gaateinola. 


PRIMER  Cllí SO. 

(Continúa.) 

TW  K\T\  -Fl  KST  I.KSSOIV. 

VOr.VHUL.VRY 

Tü  make,  Inn'er  (fisicaiiientej. 
To  do.  Jawer  (niorahiiente). 


164 


EL,  IJySTiTJJTQ  J\*^CMOJy^t.. 


Obs.— Cuando  Re  trata  de  hacer  una  cosa  que  exijo 
trabajo  material,  como  Jiacer  una  casaca,  un  sombrero, 
etc.  se  emplea  el  verbo  to  nuihe.  En  los  domas  casos  to  do. 

I  do,  yo  hago.  You  do,    vosotros  hacéis, 
Tliou  dost,  tú  liares.  Ud.  o  Uds.  hacen. 
Heósliodoes,  d  o  ella  ha-  They  do,  ellos  o  días  ha- 
cen, cen. 
We  do,  nosotros  hacemos 

Obs. — Este  verbo  to  do,  sirve  para  formar  las  oracio- 
nes interrogativas,  o  negativas  de  los  demás  verbos  que 
no  son  auxiliares.  Para  esto  se  pono  el  verbo  to  do,  en 
el  tiempo  i  persona  de  que  se  habla,  i  el  verbo  principal 
en  el  infinitivo,  pero  sin  el  signo  to.  Ejemplos: 


To  wisli,  quei'er. 

I  wish,  yo  quiero. 

He  ó  she  wishos,  él  o  ella 
quiere. 

"We  wish,  lutsotros  quere- 
mos. 

You  wish,  vosotros  qiie- 
reis,  Ud.  qxiiere  ó  Uds. 
quieren. 

They  wish,  ellos  6  ellas 
quieren. 

I  do  not  wish,  yo  no  quiero 

He  does  not  wish,  ét  ví) 
quiere. 

She  does  not  wish,  ella  no 
quiere. 

We  do  not  wish,  no.sí)íros 
no  queremos. 

You  do  not  wish,  vosotros 
no  queréis,  Ud.  no  quie- 
re o  Uds  no  quieren. 

They  do  not  wish,  eUos  o 
ellas  no  quieren. 

Do  I  wish?  quiero  y)7. 

Does  he  wish?  qiiiere  ell. 

Does  she  wibh?0M¡ere  e- 
lia'!. 

Do  we  wish?  queremos  no- 
sotrosl. 

Do  you  wish?,  queréis  vo- 


sotros"!, quiere  Ud.  ó 
quieren  Uds.?; 

Do  they  wish?:  quieren  e- 
llos  ó  ellas? 

Do  I  not  wish?,  no  quiero 
yol; 

Does  he  not  wish?;  no  quie- 
re éll 

Does  she  not  wish?,  jío 
qul're  fllal: 

Do  we  not  wish?,  no  que 
remos  nosiros"!; 

Do  you  not  wish?  ao  que- 
reh  vosotros'!;  no  quiere 
Ud.  6  no  qnieren   Uds'! 

Do  they  not  wish?  No 
quieren  ellos  ó  ellas? 

Will,   querer. 

I  will,  yo  quiero. 

He  o  she  will,  él  ó  ella 
quiere. 

We  will,  nosotros  quere- 
mos. 

You  will.  vosotros  queréis, 
Ud.  quiere  ó  Uds.  quie- 
ren. 

They  will,  ellos 6  elas  quie- 
ren. 

I  will  not,  yo  no  quiero, 
etc. 


Obs— Este  verbo  loill  es  auxiliar!  defectivo,  i  para 
formar  el  infinitivo  i  los  demás  tiempos  de  que  carece,  se 
hace  uso  del  auxiliar  to  be  con  el  participio  presente  vil- 
ling,  i  así  se  dice: — To  be  willing,  edar  queriendo  o  que- 
rer. 

I  am  willing,  yo  quiero.         Your  are  willing,  vosotros 

He  ó  she  is  willing,  é/ o  e-  queréis,  Ud.  quiere  o 
lia  quiere.  Uds.  quieren. 

We  are  willing,  nosotros  They  are  willing,  ellos  o 
queremos.  ellas  quien n. 

To  break,  qutbrar,  romper. 

To  look  for,  buscar. 

To  seek,  buscar. 

To  med,  componer,  remendar. 

To  drink,  beber. 


I  wish  lo  speak,  yo  quieroVtablar. 

I  am  wiling  to  speak,   yo  quiero  hablar. 

I  will  speak,  yo  quiero   hablar. 

Obs. — Después  de  will.  siempre  se  suprime  el  sig- 
no to  al  infinitivo  que  le  sigue,  como  se  puede  observar 
en  la  ultima  de  las  fraces  autoriores. 


EXERCISES. 

I. 

Do  you  wish  to  do  any  thing?  I  do  not  wish  to  do  any 
thing — Will  you  speak?  I  will  speak. — Is  your  son  wi- 
lling to  work?  He  is  not  willing  work. — What  does 
he  wish  to  do?  Ho  wishes  to  drink  s-ome  wine.-Will  you 
buy  any  thing?  I  will  buy  something.  What  will  yon 
buy?  I  will  buy  some  Iiorses. — Do  you  wish  to  mend  my 
coat?  I  wish  to  mend  it-Who  wishcs  our  son's  stockings? 
We  wish  to  mend  thein. — Ar  you  willing  to  work?  I  am 
willing  to  work,  buí  I  am  tired.  Do  you  wish  to  break 
my  glasés?  I  do  not  wish  to  V)reak  tliein. — Are  you  wi- 
lling to  look  for  my  son?  I  am  willing  to  look  for  him. 
—  Does  your  neighbor  wish  to  buy  the?e  or  tliosa  kni- 
ves?  Hewisho?to  buy  l»olh  theseand  those. — Doesthis 
man  wish  to  cut  your  fií^ger?  He  doc.'i  n.>t  wish  to  cut 
mine,  but  his. 


II. 


Desea  Ud.  hablar?  Dest^  hablar. — Quier¿  su  hija  de 
Ud.  trabajar?  No,  Señor,  ella  no  quiere  trabajar. — Qué 
quiere  hacer  este  niño?  El  quiere  cortar  su  sombrero. — 
Que  quiere  hacer  Pedro?  Quiere  bel>er  vino  -Quiere  Ud. 
comprar  alguna  cosa?  Quiero  comprar  alíío -Quiere  Ud. 
componer  mi  chaleco?-Quiero  compon  arlo  — Quien  quie- 
re remendar  las  medias  de  nuestro  hijo?— Nosotros  que- 
remos remendarlas.— Quiere  Ud.  trabajar?  Quiero  tra- 
bajar, pero  estoi  cansado.— Quiere  Ud.  quebrar  mis  va- 
sos? No  quiero  quebrarlos. — Quiere  Ud.  bascar  a  mi  hi- 
jo? Quiero  buscarlo. — Quiere  su  vecino  de  Ud.  comprar 
estos  cuchillos?  No  quiere  comprarlo.^. 

II  I. 

CoNvERSATioN  .A. — Havc  voii  a  mind  to  buyánother 
table? — Has  Peter  a  desire  to  buy  one  more  horse? — 
Have  yon  two  eravats?  -Will  you  speak?— Will  you 
not  speak?-lí>  your  iViend  willing  to  work?-What  does 
he  wish  to  do?  — Will  you  buy  any  thiog? — What  will 
you  buy.' — Do  you  wish  to  mend  my  vcst?  -Do  you  not 
wish  to  mend  my  vest?-Who  wishcs  to  menJ  our  son's 
stockins?  — A r<»  yon  willing  to  worl^.i"-  Do  you  wish  to 
break  my  cañe? — Are  yon  willing  to  look  for  my  bro- 
ther? — Does  your  son  wish  to  buy  these  or  those  knives? 
— Does  this  man  wish  to  cut  your  tree? — Is  your  sister 
willing  to  see  my  fatlier?-Do  you  wi^u  to  do  any  thing? 
— What  are  vou  Avillin":  to  do. 


IV. 


CoxvEBSvTiON  B.— Does  the  Rnssian  wisli  to  buy 
this  or  that  p'cture?- What  thoes  he  wisii  to  buy?-^ 
Which  lookingglasses  is  the  Englishman  willing  to  buy? 
— Does  your  litio  sister  wish  to  look  for  my  hat  or  for 
my  cañe? — Will  you  drink  some  wine?  — Is  the  cook 
willing  to  drink  some  milk-What  do  you  wish  to  drink? 
What  does  the  hatter  wish  to  make?— Will  you  buy  a 
bird? — Do  your  children  wish  to  look  for  the  jewels 
which  we  have?  Is  the  Tnrk  willing  to  buy  more  horses 
than  oxen?— Do  you  wish  to  buy  many  stockins.— Does 
nny  one  Avish  to  mend  your  coat. 


CONVERSATION  C  — Do  you  wish  to  look  for  t)ur  hats. 
or  for  those  of  the  Dutch? — Are  you  afraid  to  break 
this  looking-glass? — What  do  you  wish  to  drink? — Are 
you  tired? — Are  you  not  tired? — Has  Ihe  Spaniard  a 
mind  to  buy  as  many  canes  as  gloves?  -  Do  the  Oermans 
wish  to  buy  any  thin^? — What  thoes  the  0<>rman  wish 


El.  ijVSTiTflTO  J\\iíCIOJ\\ÍI.. 


ijtL 


ow  many  apples  have  you  a  mind  to  buj? — 
oi-an":eri'  wiil  von  Imv/— V/ill  you  biiy  many 


in  liuy? — IIow 
IIuw  inaiiv  orí 

spoíHis?— Will  you  not  s^peak'.'-Who  will  ppeak?— Will 
you  study?— Will  vou  not  study?— AVIio  will  ¡^tudy? — 
Will  von  v/ork?— Will  you  not  work'.'-Wliowill  work? 
—Will  yoi!  diink:-'— Wíli  yon  not  driiik?— Wiio  will 
drink?— Will  voi¡  l,M,k  fov  niv  dou?— Will  vou  not 
look  í\)r  iMV  ,■;-■? W!:o  will  íook  lorw  niy  do-? 

íOfílunurrá). 


que  éste  no  es  todo  nuestro,  i  que  so  nos  trataria  con 
injusticia  si  se  nos  castigase  por  lo  que  no  liemos  podi- 
do evitar.  Sin  confianza  en  Dios,  i  sin  confianza  en  la 
voz  que  nos  habla  interiormente,  nuestra  situac'ion  seria 
lamentable. 

Mas  dejando  esta  materia,  entremos  a  considerar  las 
maneras  con  que  el  hombre  trataba  de  espresar  sus 
sentimientos  luícia  los  dioses  cu  que  creia,  pocos  o  mu- 
chos, luienos  o  malos.  Una  m-.inera  era  la  oración:  la 
otra  el  ftarri/lrio. 

XXXI. 


£.1  2:^'F*..^a,'i.\  s>i':i^  ín,'-\i>o. 

LN  rKOniTCiüX  A  L\  IIlSTOlíLV  ÜX1VHU.<AL. 

J-J.n-;/  >    ¡Mu-a    !n.s  inño<.  j..:r    K.    Ci<„lL 

(Coutinúa.) 

XXX. 


vl.lS.Mi 


;.\  DOS  dioskk. 


el 


Hcgim  el  hombre  fii<;  meditando  i  sabiendo  mas  cerca 
de  !ii  natuiuleza  de  las  cosas,  i  viéndose  libre  de  los 
teniorosque  le  imp.ulsaban  a  la  adoración  irracional  do 
los  seres  animados  o  inanimados,  disminuNÓ  aun  más  el 
número  de  sus  divinidades,  i  creyó  ver  dos  poderosos 
dioses  que  se  disputaban  el  imperio  del  mundo. 

Uno  de  elio«  parecía  residir  en  el  azul  tranquilo  i 
pnrfi,  i  tenor  un  coia.'on  amante  i  bueno  para  prodigar 
íjivs  beneficiof  a  ios  iionibros;  el  otro  era  un  poder  áspero 
rcruel  que  azofalia  ci  rujer  hasta  enfurecerlo,  que  cubría 
de  liniebiiis  losciel'^is  i  l.i  tierra,  que  destruía  las  cose- 
cims  i  la.s  habitaci.  ¡i.>-  de  los  hombres  con  el  torrente 
í  la  teuipcstad,  que  ¡o  helaba  con  su  mano  í  que  entresra- 
ba  sus  hijo^  a  !o.s  animales  feroces.  El  uno  era  un  dios 
de  lu^que  si.niiiu  en  los  rayos  di'l  sol:  <•!  otro  nu  dios 
de  tiiiieblus  tpie  miraba  iru'.'undo  desde  las  fnhniuHntcs 
nulies,  uno  ^Dliernaba  co:i  1  spirit'i  amable  i  bondado.so; 
tr>  por  medio  déla  fuerza  i  de  la   perversi  !ad. 

lílstii  creencia  eu  un  buen  dios,  a  quien  hace  una  guer- 
ra encarnizada  j)tro  dios  mulo,  se  arraigó  tan  profunda- 
niíMite,  que  ninguna  religión  est i  complecanu;nte  libro 
de  rila,  pues  parece  que  e^ta  os  la  única  esplicacion  que 
e!  hombre  pudo  darse  de  los  male<  que  esperímentaba. 

Mas  no  es  cierto  (pie  el  Dios  Todopoderoso  en  quien 
creemos  so  vea  hostilizado  i  eniorpccido  por  otro  poiler 
Si  así  fuera  d(>jaria  lie  s»'r  Tolopoderoso,  í  no,<otros 
t'ndriamo^:  que  ¡-ogar  al  ciio.-  di'l  mal  para  que  no  nos 
dañare. 

El  nia!  (¡nc  i'.\¡.s!e  011  el  miindo.  ¡  ipie  nuestro  (¡ropio 
cii!-i7on  iitjs  iiiilica,  tiene  su  ori-eii  en  la  voinntail  del 
lioinbre,  a  (¡uioa  Dios  hi/.o  Ijiíre  en  su  incomparable 
sabivluria.  En  legar  de  ii-.u-er  de  no.sofros  simples  má- 
quinas que  no  pueden  marchar  mal.  nos  dio  la  facultad 
de  proceder  bien  o  mal.  a  uLcstra  elección,  i  nos  enseñó 
a  manifestarle  nuestro  amor  practicando  aquellas  cosas 
que  sabemos  le  son  giat-.s.  Por  mas  que  procuremos 
hacer  recaer  sobre  otro  nuestras  culpas,  estas  serán 
siempre  la  obra  de  nuestra  libre  voluntad,  i  nosotros 
los  responsables.  Bien  sabemos  que  esio  es  cierto;  mas 
ím  lo  dudamos,  escuchemos  lo  que  nos  dice  esa  voz  que 
existe  dentro  de  nosotros  í  que  nunca  míente,  poi'que 
es  la  voz  de!  mismo  Dios. 

Si  nosotros  tenemos  poiier  para  desobedecer  los  nian- 
«iamientos  de  Dios,  mas  no  para  observarlos,  o  si  se 
jiormite  que  una  fuerza  invisible  mas  poderosa  que  no- 
notros  nos  cni_pnje  hacia  el  mal,  no  podremos  sentir  el 
))esar  que  sigue  a  todo  pecado  porque   comprendéroMios 


OnAfiox. 

Xuestl'O  primer  acto  cuando  nos  lialhunos  en  peligro 
es  clamar  por  auxilio:  es  justo  "1  natiii;il  pcdií-  loque 
necesitamos  a  aquellos  que  tienen  el  ]H¡(lerio  i  la  volun- 
tad de  dárnoslo.  Por  oso  el  hombre  oró  a  rus  dioses 
i  ora  todavía,  porque  la  seu'ida  i  dilatada  jílcgaria  de 
la  humanidad  al  Cielo  continuará  hasta  el  íiii  de  los 
siglos.  I  f)or  rudo  í  repulsivo  que  sea  el  idolu  a  (¡uieu 
el  jiobre  salvagc  refiere.sn  historia  de  miscí  i::  i  de  do- 
lor, debemos  respetarle:  el  alma  le  pide  una  creencia 
como  el  cuerpo  le  pide  el  alimento,  i  al  adorar  a  ese 
ídolo  se  prosterna  ante  el  desconocido  \yu^<  a  quien  no- 
sotros llamamos  Padi-e  Nuestro  que  estis  en  el  cielo. 

En  su  ignorancia  rueiza  por  cosas  de  un  valor  pasa- 
jero, cuya  concesión  pudiera  serle  perjudicial,  l'arécose 
en  esto  a  los  niños  que  piden  a  sus  padres  algunas  co.sas 
que  índudablementcj  les  dañarían,  i  que  se  sienten  con- 
trariados cuando  se  les  niegan. 

Mientras  mas  reflexiona  i  cree  el  hombre  mas  ruega 
por  aquellos  bienes  que  no  son  perecederos,  i  al  mani- 
festar sus  necesidades  i  dolores  a  su  sabio  Creador,  se 
somete  a  su  voluntad  para  que  le  conceda  loque  quiera. 

Vive  confiado  eu  su  amor 
Que  Va.  siempre  dá  lo  mejor. 

XXX I  í. 


La  razón  de  ofrecer  sacrificios  so  esplica  por  el   pro- 
ceder de  los  hombres  unos  coa  otros.  • 

Cuando  conocemos  que  liemos  dis!rusta<lo  a  nuestros 
amigos,  o  que  por  algún  motivo  ellos  están  ofendidos 
con  nosotros,  nuestro  primer  deseo  es  remover  las  cau- 
sas del  desagrado  con  una  oferta  de  cualquier  clase;  asi 
mismo  Iiacemos  regalos  a  aipiellos  a  quienes  estamos 
ligados  por  los  vínculos  de!  amor  o  del  agradecimiento, 
i    para  manifestarles  los  sontíinientos  que  no«  animan. 

De  la  misma  manera  empozaron  los  sacrificios  u  ofre- 
j  cimientos  a  los  ídolos  í  a  los  poderos  conocidos  o  des- 
conocidos del  bien  i  del  mal,  i  así  han  continuado  en 
diferentes  formas  en  todas  las  naciones  de  la  tierra  hasta 
el  proíonte  día.  Unos  sacrificios  han  sido  ofrecidos 
como  acción  de  gracias  i  otros  para  calmar  el  enojo 
de  los  dioses,  a  quienes  se  suponía  hombres,  i  suscepti- 
bles de  buen  o  mal  humor  como  estos. 

Ofrecerían  naturalmente  lo  mejor  que  tenian.  i  reco- 
gerían los  mas  bellos  frutos  í  flores  para  tributarlos  co- 
mo presentes  a  los  dioses,  o  quemarían  sobre  la  pila  de 
piedras  llamada  altar   lo  mas  inmaculado  -d.^  sus  reba- 
ños.    I  como  se  creyó  que  el  sacrificio  de  los  seres  mas 
j    allegados  i   queridos  era  necesario  para   apaciguar  la 
I    cólera,  obtener  la  ayuda  o  evitar  la  veníanza  del  dios, 
!     se  le  ofrecieron  las  vidas  nías  amadas.     Esta  fué  una  de 
j     las  cansas  principales  de  esos  horribles   i,  abominables 
I     ritos  cuyo  solo  recuerdo  hiela  la  sangre,  i  de   que  hnu 
!     sido  testigos  todos  los  países  i  todos  los  tiempos. 
'         El  bendecido  padre  universal  "no  es  el   dios  de  los 


lOG 


r.I.  IJrSTMTlITO   J%\'SC10J%\§I^. 


uniertos  sino  de  los  vivos"  i  no  ama,  por  consiguiente, 
el  sacrificio  do  la  sangre.  El  mas  grato  a  pus  ojofi  os 
el  de  los  corazones  que,  pesarosos  de  sus  pecados  i  de 
vivir  desterrados  de  sus  paternales  brazos,  hacen  firme 
propósito  de  renunciar  a  sus  yerros,  de  olvidar  su  egoís- 
mo en  que  tanto  mal  se  encierra,  i  de  cumplir  su  volun- 
tad así  en  la  turra  como  en  el  cielo.  Los  hombres  están  a- 
hora  empezando  lentamente  a  comprender  esa  gran  ver- 
dad, aunque  empezó  a  enseñarse  hace  ya  muchos  siglos; 
porque  ellos  encuentran  mas  cómodo  profesar  ciertas 
creencias,  o  pagar  a  otros  para  que  ejecuten  por  ellos 
ciertos  ritos,  que  luchar  dia  por  dia  por  obedecer  los 
Mandamientos  de  Dios. 

(Conlinnard.) 


Oramá^tiogL  infantil 

PARA  LOSNIÑO.^f  AMERICANOS, 

POR    LUIS    F.  MANTILLA. 

Profesor  de  la  Lengva  i  Liierahira  Española  en  la 
Unlversidivl  de   Niwvn   York. 

(Continúa.) 


LECCIÓN  XI. 

ARTÍCULOS. 

Hemos  dicho  que  el  artículo  es  una  de  las 
partes  de  la  oración  de  mas  frecuente  uso. 

Para  que  se  vea  las  distintas  significaciones  que 
tiene  esta  palabra  examínense  los  siguientes 
ejemplos:  (*) 

El  hombre  es  mortal. 

El  homWe  no  ha   asomado  por  aquí  hoy. 

El  amor  a  los  hijos  es  un  sentimiento  natural. 

Simón  Bolívar  es  el  Washington  de  la  América 
del  Sur. 

El  avaro  es  siempre  desgraciado. 

En  el  primer  caso  el  puede  sustituirse  por  to.io 
conservando  la  fuerza  que  tiene  en  la  oración,  i 
bien  pudiera  llamársele   adjetivo. 

En  el  segundo  ejemplo  el  da  a  la  frase  la  mis- 
ma fuerza  que  darían  estas  palabras:  aquel  hom- 
bre que  esperamos,  aquel  hombre  que  no  quiero 
nombrar  no  ha  venido  todavía.  Puede  por  lo 
tanto  llamársele  pronombre  en   este  caso. 

En  el  tercer  ejemplo  no  tiene  la  fuerza  de  lodo 
como  en  el  primero,  pero  vale   tanto  como  si  di- 


(*)  Debe  procurarse,  antes  de  entrar  en  la  esplicacion, 
de  ver  si  el  alumno  con  la  ayuda  del  maestro  compren- 
de la  fueza  de  las  palabras. 

Muchos  gramáticos  llaman  a  un  articulo  indefinido; 
pero  le  consideran  como  articulo  detei-miuativo.  También 
uno  tiene  distintas  acepciones  como  se  verá  en  los  ejem- 
plos siguientes. 


jéramos:  Aquel  amor  que  los  padres  tienen  a  sus 
/lijos  es  un  seniimienio  fiatural.  Así  pues  podría 
llamársele  pronombre. 

En  el  cuarto  ejemplo  ¿1  está  delante  de  un 
nombre  propio,  como  no  es  costumbre  que  se  co- 
loque, i  lo  convierte  en  común,  pues  Washington 
en  este  caso  vale  tanto  como  libertador  de  la  pa- 
tria. Asi  también  convertimos  el  sustantivo  propio 
Dios  en  común  cuando  decim.cs  esc  hijo  es  el  Dios 
de  su  7nadre.  Dios  vale  aquí  tanto  como  ídolo. 

En  e!  quinto  ejemplo  se  ve  que  el  adjetivo  ava- 
ro no  acompañíi  como  debe  siempre  iiacer  todo 
adjetivo  a  un  sustantivo,  si  es  que  no  considera- 
mos a  ¿'/como  tal,  pues  en  este  ejemplo  bien  pu- 
diera decirse,  sin  \ariar  c;h  lo  mas  mínimo  el  sen- 
tido, hombre  avaro  es  siempre  desgi'aciado. 

Dicen  los  gramáticos  en  este  caso  que  el  ar- 
tículo que  acompaña  a  un  adjetivo  no  acompaña- 
do de  ningún  nombre  lo  convierte  en   sustantivo. 

Es  un  cobarde. 

Un    Bolivar  no  hubiera  heclio  eso. 

Es  difícil  que  uno  crea  semejante  cosa. 

Primer  ejemplo — Tin  da  gran  fuerza  a  la  frase 
o  palabra  siguiente  puesto  aue  significa  mas 
que  es  cobarde;  de  modo  que  la  califica,  i  bien 
puede  llamarse  por  lo  tanto  adjetivo  equiva- 
lente en  este  caso  a  grande  o  cualquier  otra  pa- 
labra que  sirva  para  calificar  la  cobardía. 

Segundo  ejemplo.  Si  suprimimos  ív;/ (.'n  aquella 
oración  no  varia  en  modo  aiguno  la  significación, 
pero  tendría  inenoí-  fuerza.  Pot'lo  tanto  7in  es  un 
adjetivo  que  aumenta  el  valor  de  io  quo  signi- 
fica el  nombre  de  Bolívar,  ya  Si'a  !a  constancia, 
el  valor  i  cualquiera  de  las  \  i:  UkIjs  que  poseia 
el  Libertador. 

Tercer  ejemplo.  Como  aquella  fase  vale  tan- 
to^como  c:-.ia  Es  difícil  que  ho:!ibre  crea  seme- 
jante cosa,  bien  podemos  decir  qu  i  uno  es  allí  un 
pronombre  o  tal  vez  un  sustantivo. 

La  supresión  del  artículo  varia  completamente 
la  significación  de  la  frase  según  se  ve  en  los  e- 
jemplos  siguientes. 

Abrir  escuela.  ¿\brir  la  escuela. 

Estar  en  cama.  Estar  en  la  cama. 

Hacer  cama.  Hacer  la  cama. 

Estar  en  capilla.  Estar  en  la  capilla. 

Tener  mala  lengua.  Tener  mala  la  lengua. 

Tomar  hábito.  Tomar  el  hábito. 

"¡Qué  hermosa  perspectiva  ofrece  un  campa- 
mento cuyas  tiendas  de  brocado  i  seda  se  confun- 
den entre  espesos  avellanos,  entre  bosques  de 
palmeras  i  de  cidros!  ¡Cuan  deliciosas  tintas  for 
ma  el  último  encendido  rayo  del  sol  al  caer  sobre 
las  álbeas  puntas  de  Sierra-Nevada;  i  cuan  viva- 
mente destella  en  los  elevados  minaretes  i  en  los 
chapiteles  de  bruñido  metal  que  coronan  la  ciudad 
morisca!  Granada,  la  joya  mas  rica  de  la  diadema 
de  Boabdil,  e    último   valuarte  de  su  poderío,   Itj 


K¥.  WJ\*STÍTrTO  J\\firiOJ%'»fiff.. 


ir.7 


única  prenda  de  su  esperanza,  se  distingue  al  fren- 
te del  campamento  cristiano,  envuelto  en  losmái^i- 
cos  vapores  del  crepúsculo  de  la  tarde.  Por  entre 
las  lejanas  cumbres  de  la  Alpujarra  se  alza  la  luna 
de  Agosto  en  todo  su  esplendor;  las  brisas  empa- 
padas en  el  aroma  de  las  flores  i  en  los  tesoros 
de  las  fuentes  que  se  derraman  por  la  immensu- 
rable vega,  refrescan  el  ambiente:  en  aquel  pais 
reflejan,  en  suma,  los  encantos  de  un  paraiso. 
¿Quién  podrá  creer  que  se  hallan  frente  a  frente 
dos  pueblos  enemigos,  animados  de  una  zana  im- 
placable: el  amo  denodadamente  resuelto  a  Vv^n- 
gñr  ura  afrenta  sustentada  po:-  ocho  siglos;  i  el 
otro  defendiendo  las  mas  caras  p.-endas  del  cora- 
zón, sus  padres,  sus  esposas,  sus  hijos,  los  parajes 
en  fin  en  que  se  deslizáronlos  floridos  dias  de  su 
infancia?"  A  Fernandez  Guerra  i  Orbe. 

LECCIÓN    XII. 

VERBO. 

\i\  verbo  es  la  partí  mas  importante  de  la  ora- 
ción porque  espresa  la  acción  o  estado  de  los  se- 
res con  relación  a  tiempos  i  personas. 

Toda  acción  tiene  que  ser  necesariamente  eje- 
cutada por  alguna  persona  o  cosa,  i  esta  se  llama 
el  sujeto  del  verbo.  El  su'eto  es  la  palabra  que 
responde  a  la  pregunta  quiht  para  las  personas 
que  para  las  cosas:   v.g. 

I.  Dios  creó  el  mundo. 
1'.  E!  niño  lee  el  libro. 

3.  La  mujer  lava  la  rcpi. 

4.  Los  soldados  saquean  la  plaza. 

5.  El  viento  sopla  mucho. 

6.  La  mar  entra  en  la  tierra. 

7.  El  ár.x)!  (li  sombi-a. 

En  el  pijncr  ejemplo  Díjs  e:;  el  sujeto  porque 
íís  la  palabra  que  responde  ala  pi-egunta  ¿quién 
creó    el  mundo? 

¥m  el  segundo  el  niñ->  es  el  sujeto  porque  res- 
ponde a  la  pregunta  ¿quién  lee  el  libro? 

La  mujer  i  el  soldado  son  respectivamente  los 
sujetos  de  los  verbos  lava,  saquear. 

En  el  ejemplo  quinto  viento  es  el  sujeto  porque 
responde  a  la  pregunta  qué  sopla  mucho:  en  el 
6  °  mar  porque  responde  a  qué  entra  en  la  tier- 
ra i  en  7  "^  rf;fo/ porque  contesta  a  la  pregunta 
c'ué  dá  sombra. 

En  la  frase  Dios  crej  el  mutido  si  se  pregimtara 
qué  creó  Dios,  la  respuesta  seria  el  mundo. 

En  el  ejemplo  el  niño  lee  el  libro  si  se  pregunta 
qué  lee  el  sujeto  7iiño,  se  contestaría  el  libro. 

En  la  frase  la  mujer  lava  la  ropa,  si  se  pregun- 
ta qué  lava  la  mujer,  se  responderá  la  ropa. 

Esas  palabras  que  completan  el  sonido  del  v^r- 
bo  se  llaman  compUmmios. 

Si  digoli  viuji'r  du.'rme  no  hai  complemento; 
mas  si  lo  habría  en  este  caso  la  mujer  duerme  al 
niño,  siendo  esta  última  palabra  el  complemento 


del  verbo  dormir.  Este  complemento  lleva  la  par- 
tícula í?  cuando  es  persona    o  cosa  personificada- 
Díganse  el  sujeto  i   complemento  en    los    si- 
guientes ejenplos: 

Los  padres  aman  siempre  a  sus  hijos. 
La  primavera  viste  el  campo  de  flores. 
Los  cielos  anuncian  la  gloria  de  Dios. 
Odia  el  delito  i  compadece  al  delícuente. 
Cristóbal  Colon  descubrí*)  a  América. 
El  general  arengó  a    los  soldados. 
Los  paganos  adoraban  ídolos. 
La  patria  recompensa  el  mérito. 

"Los  hombres  nos  reímos  siempre  délo  pasado: 
el  niño  juguetón  55e  burla  del  tierno  rapaz  sujeto 
en  la  cuna;  el  joven  ardiente  i  apasionado  recuer- 
da con  risa  los  jueo-os  de  su  niñez;  el  hombfe  for- 
mal mira  con  frialdad  los  ardores  de  la  juventud  í 
el  viejo  mas  próximo  ya  al  estado  infantil,  sonríe 
desdeñosamente  a  los  juegos  bulliciosos,  a  las 
fuertes  pasiones  i  al  amor  de  los  honores  í  riquezas 
que  a  él  le  ocuparan  en  las  distintas  estaciones  de 
la  vida.  A  su  vez  las  demás  ecfades  ríen  de  los  vie- 
jos ...  con  que  queda  ju.stíficado  el  dicho  de  que 
la  mitad  del  mundo  ?,^x'\?L  siempre  déla  otra  mitad!' 
— (Ramón  Mesonero   Homanos.) 

( Continuara) 


T)e  Aritmítica  decimal  práctica  i  razonada,  escri- 
tas enfrances  por  L.  Bomballet  i  traducidas 
por  Pedro  Dcleon   V.,  alumno  maestro 
del  Instituto  Nacional. 

(Continúa. j 

35.  Para  escribir  un  número  entero  se  escrí  • 
be  sucesiva  i  separadamente  en  una  misma  linea 
horizontal  cada  clase  de  unidades,  comenzando 
porja  izquierda  i  por  las  unidades  superiores;  te=- 
niendo  cuidado  de  reemplazar  por  ceros  las  yní- 
dades,  las  decenas  í  centenas  que  puedan  faltar 
en  las  diferentes  clases. 

De  lo  que  resulta  que  para  escribir  un  número 
cualquiera  basta  saber  escribir  imo  que  tenga  tres 
cifras;  lo  que  se  consigue  escribiendo  en  una  mis- 
ma línea  horizontal  primero  las  centenas,  a  la  de- 
recha las  decenas  i  luego  las  unidades. 

Sea  escribir  el  número,  quinientos  treinta  i  .seis. 

Se  escriben  comenzando  por  las  centenas. 

5  centenas    \ 

3  decenas       -o  simplemente  536   unidades, 

6  unidades    ) 

Sí  este  mismo  número. se  refiere  a  distintas  cla- 
ses como  en  los  ejemplos  que  siguen,  se  escribirán 
de  esta  manera. 


JflF.  IJVSTiTfJTOJTJBr.íOJV^l I.. 


536  unidades  simples 
536.000  millares 
536.000.000  millones 
536.000.000.000  millares  de  millón  etc. 

Por  donde  se  ve  que  las  clases  que  faltan  están 
reemplazadas  por  ceros. 

Escribamos  por  ejemplo  el  número,  veinticinco 
mil  ciento  treinta  i  seis  millones,  quinientos  seten- 
ta i  seis  mil  seis  cientos  noventa  i  cinco  unidades. 

Este  número  se  compone  de  cuatro  clases  i  co- 
menzando por  las  unidades  superiores  se  dice: 

I.'-'  En  veinte  millares  de  millón  hai  2  dece- 
nas i  5  unidades  de  millar  de  millón;  escribimos 
entonces  2  5 

2?  En  ciento  treinta  i  seis  millones  hai  i  cen- 
tena, 3  decenas  i  6  unidades  de  millón;  luego 
este  número  136  lo  escribimos  a  la  derecha  de 
25  i  se  tiene  25.136. 

3.  ^  En  quinientos  setenta  i  seis  millares  hai 
5  centenas,  7  decenas  i  6  unidades  de  millar:  es- 
cribimos este  número  570,  ala  derecha  de  25.136 
i  se  tiene  2  5.i36.5'76. 

4.  °  En  seis  cientos  noventa  i  cinco  unidades 
simples,  hai  6  centenas  9  decenas  i  5  unidades 
simjíles;  escribiremos  entonces  este  número  695  á 
la  derecha  de  25.136.576  i  obtendremos  por  re- 
sultado ñnal  eí  número  propuesto  25.136.576.695. 

Sea  por  ejemplo  escribir  con  números,  treinta 
mil  veinticinco  millones,  seiscientas  mil  unidades. 

Ya  se  dijo  que  cuando  en  una  ó  varias  clases  de 
un  número  que  se  escribe  faltan  las  centenas,  las 
decenas  ó  las  unidades  se  reemplazan  por  ceros. 

La  clase  de  los  mulares  de  millón  que  es  la  mas 
elevada  se  compone  solamente  de  3  decenas;  ^c 
escribe  3,  en  seguida  un  cero  para  reemplazar  las 
unidades  de  millar  de  millón  que  faltan  i  se  tiene 
el  número  30.  La  clase  de  los  millones  no  conte- 
niendo mas  que  2  decenas  i  5  unidades,  se  escri- 
be 25  i  se  pone  un  cero  en  el  lugar  de  las  centenas 
que  faltan  i  de  este  modo  se  obtiene  02  5  cuyo 
número  se  coloca  en  seguida  del  primero  30. 

La  clase  de  los  niiilares  solo  contiene  centenas 
de  millar,  faltan  las  decenas  i  las  unidades;  se  es- 
cribe 6  i  a  la  derecha  dos  ceros  i  se  tiene  la  clase 
de  los  millares  600  que  se  coloca  a  la  derecha  del 
número  anterior  302025.  En  la  clase  délas  unida- 
des simples,  como  faltan  las  centenas,  Ivis  decenas 
¡  las  unidades,  se  reemplazan  estos  tres  órdenes 
por  tres  ceros  000  i  colocándolos  a  la  derecha  de 
30.  02  5.  600.  se  tiene  finalmente  el  número  pedi- 
do 30.  025,  600.  000. 

CoNSECUE\CI.\S  SACADAS    DK    LA  Nl'MICUACIOX. 

36.  De  lo  que  se  ha  dicho  sobre  la  numera- 
ción se  deduce  que: 

Para  hacer  un  númeroentero  diez,  cien,  mil,  etc. 
veces  mayor,  basta  escribir  a  la  derecha  de  ese  nú- 
ro  uno,  dos,  tres,  etc.,  ceros. 


Por  ejemplo.  El  iv.'mero  4.S  hacerlo  .10,  xoc 
1000  veces  mayor. 

1.  °  Para  hacer  10  veces  mayor  el  n.  °  48,  según 
lo  dicho,  se  le  agregará  un  cero  i  resulta  480. 

En  efecto  este  número  es  diez  veces  mayor 
porque  la  cifra  8  que  en  el  primer  caso  espresaba 
unidades  simples,  ahora  espresa  decenas  que  soií 
diez  veces  mayores  que  las  unidades.  La  cifra  4 
que  espresaba  decenas  espresa  cent(;nas  o  unida- 
des diez  veces  mayores  que  las  decenas.  L'uego  si 
cada  una  de  las  cifras  4  i  8  se  ha  hecho  diez  veces 
mayor,  el  número  todo  se  ha  hecho  de!  mismo  mo- 
do diez   veces  mayor. 

Luego  para  hacer  un.  !iúni-"-¡)  •i;ez  veces  mayo.- 
se  le  agrega  un   cero  a  la  diic-.l;;;. 

2.  ^  Raciocinando  de  ¡a  ;n  Kí'ia  que  antecede 
se  verá  que  para  volver  e!  njnuro  40  cien  o  mil 
veces  mayor  es  necesario  colocar  a  la  derecha  de 
este  número  dos  o  tres  ceros.  Asi  48  vuelto  :ooo 
veces  mayor  da  por  resultado  48000.  i  .;  ^  \i;e¡to 
ICO  veces  mayor  da  por  resultado  .;''o  ;• 

37.     De   donde  resulta  o:-": 

Para  hacer  un  número  !:■:■■   ;  ;.:    ,:,-., 

10,  100,  IODO,  etc.,  veces  ;ni  n.  •,  ::;.;.,>■:;■;  ;;-;ii- 
imo,  dos,  tres,  etc..  ctrcs  a  su  (.lereclia. 

Sea  el  nú.niero  48000  el  que  queremos  ¡laciír 
10,  ICO,  i 000  veces  menor.  Ruruiitarán  sucesiva- 
mente los  números  i.°   4800;  2.°  480;  3.  °  48. 

En  efecto,  examinando  eadicifa  en  f ¡articular, 
como  en  el  número  anterio  ^,  ■  :  :  t'i  ci^'a 
se  ha  lieclio  10,  ioo,  1000  \cc.s  :-\  m  i  ¡  ;>,),■  -^a- 
siguiente  todo  el  número  se  hac-r  lam- i  'ii  ¡o.  loo 
o  1000  veces  menor. 


Ejercicios  sobre  la  Icctnrd  i  c 
n:feros 


6,    70,  60,    'i3,  99, 


i.°   Leer  los  números: 
ICO,  175,  507,  999. 

2.  °  Leerlos  números:  17606,  io65oo,  900999, 
1.135,  42.5  101.  100001,  995,  706,000  7509590C.'.)95 
Escribir  con  cifras  los  números  siguientc:s. 

3.  °  Tresunidades.  seis  unidades,  sclenta,  ticia- 
ta  i  siete  ochenta  i  noventa  i  nneve  unidades. 

4.  °  Ciento  diez  unidades,  ciento  dieziocho  uni- 
dades; doscientas  cuarenta  i  cinco,  quinientas  no- 
venta i  tres,  setecientas  cuarenta  i  ocho  i  nove- 
cientas nneve  unidades. 

5.  °  Mil  siete  unidades,  diez  mi!  cuarenta  i  cin- 
co unidades;  trece  mil  quinientos  setenta  i  dos, 
veinte  mil  diez  i  noventa  i  cuatro  mil  cincuent;i 
unidades. 

6.  °  Cien  millones  cien  mil  cien  unidades,  cin- 
co millones  ochenta  i  dos  unidades,  noventa  i  sie- 
te mil  ci;atro  cientos  millones  ocho  cientos  tres 
mil  seis-cientas  tres  uijidades,  cinco  billones  seis- 
cientos dos  mil  cuatrocientos  millones,  quinientas 
setenta  i  un  mil  ocliccientas  noventa  i  cinco  uni- 
dades. 

7.°  Hacer  10,  100,  icco,  etc.  veces  maj'ores 
los  números  i.  75,2001.  7804.    i 003 5o. 


n^  SJ%*S^TiT9JTtí  J%\i3rSOJ%\ila.. 


1  ■;;'? 


Hacer  lo,  lOO,  looo,  etc.,  veces  menor  los 
números  loooo,  3010,1000,92450006000000. 

CUARTO    CUESTIONARIO. 

33.  A  qué  clase  porteccn  separadamente  las  unidades 
simples,  los  luillares,  los  millones?  rjQué  órdenes  forman 
estas  clases?  ¡54  ¿Cómo  se  leen  los  números  enteros? 
¿Porqué  se  dividen  en  grupos  de  tres  cifras?  Adverten- 
cias holjre  la  lectura  de  los  números  enteros.  35  ¿Cómo 
se  escriben  los  números  enlerns?  ¿Cómo  se  escribe 
■número  compuesto  de  tres  cifríís?  ¿Cómo  se  escril)e  un 
número  cuando  en  una  de  sus  ciase-»  falt'ia  las  centenüs, 
las  decenas  o  las  unidades?  3(5  ¿Que  se  hace  para  volver 
diez,  cien,  etc.  veces  maj'or  un  númei-o  entero?  37  ¿Qué 
se  liace  para  volver  diez,  cien,  mi!  veces  menor  un  üú- 
m'".-n  entero  que  termina  en  ceros? 

(  ConUnUíirá.) 


LECCIONES 

//■  Física  cxperiviental  pnccciidas  de  algunas  ?to- 
i  iones  de  Mecdfíica,  para  uso  de  los  niños,  por 
el  Dr.  Darío  González,  Profesor  de  Mecá- 
nica y  Física  en  el  Instiinio  Nacio- 
nal de  Ciiat:mJ.la. 

(CoTihTüV.l.) 

LECCIÓN  Vil.  ^ 


tubo  cuerpos  de  diferente  naturaleza  y  densidad 
como  corcho,  papel,  plo.Tio,  nnédula  de  saúco,  &, 
y  se  ie  extrae  el  aire  por  nK;dio  de  la  máquina 
neumática.  Si  entonces  se  invierte  repentina- 
mente el  tubo,  se  verá  que  todos  estos  cuerpos 
caen  al  mismo  tiempo  ó  con  igual  velocidad.  In- 
troduciendo un  poco  de  aire  en  el  tuno  se  nota 
al  invertirlo  de  nuevo  un  retraso  en  la  caída  de 
los  cuerpos  mas  ligeros,  retraso  que  se  hace  muy 
aparente  cuando  ha  entrado  todo  el  aire  en  el  tu- 
bo, pues  este  fenómeno  depende  de  la  resisten- 
cia de  dicho  fluido. 


Lrvi 


1.— S^<\r  3.  Si—H.  ni'.s  dicho  qu.<;  todos  ¡os 
cuerpos  esf.i.n  si:!etos  ala  |!,r,.'!n  te?;  de  suerte  que, 
cuando  se  (!•- ja;;  caer  llegan  hasta  la  superficie 
de  la  Tierra,  s;  no  encuentran  un  obstáculo  que 
los  detenga.  Si  este  obstáculo  existe,  fácil  es 
explicar,  cómo  el  humo,  los  vapo.'-es  y  otros  cuer- 
pos ligeros  se  sustraen  aparentemente  á  la  acción 
de  la  pesantez.  Y  en  efecto  el  humo,  lejos  de 
caer  sube  y  «e  difunde  en  la  atmósfera,  los  polvos 
V  otras  sustancias  quedan  suspendidos  en  el  aire 
y  los  cuerpos  livianos  ó  de  poco  ¡xso  caen  mas 
lentamente  cfac  los  .mas  pesados.  Todo  esto  de- 
pende de  la  resistencia  del  aire,  cjue  es  un  obstá- 
culo al  descenso  de  los  cuerpos.  Esta  resistencia  I 
es  tanto  mayor  cuanto  mas  extensa  es  la  su.perfi- 
cie  del  cuerpo,  por  ejemplo:  si  de  \va  piso  alto  - 
dejamos  caer  una  hoja  de  pape!,  vemos  que  des- 
ciende lentamente;  perj  s:  de  la  misma  hoja  ha- 
cemos una  bolita  descenderá  con  major  rapid.e;:. 

Esto  ocurre  al  aire   libre:    pero  en  <í1  vacio,  es 
livcir,  (  •c^  un  espacio  donde   no  h.aya  aire    ni    nin- 
:;un  otro  gas,  iodos  Im  cuerpos,  grandes  ¿  prr:;uf:,.s, 
pesados  ó  ligeros  caeri^ al  r.tismo  lieni/^        ' 
:-'.e    demuestra v^'perimentalmcnte,    " 
tubo  de  vidrio,  fig.    14,  como  de    el 
longitud,  cerrado  por  una  extn  mic'a  :  n 

en  ¡a  otra  de   una  llave.     Se  iníroc':;  • 


Fifí.  14. 

La  ley  en  cuestión  se  demuestra  tainbien  por 
un  experimento  muy  sencillo.  Se  toma  un  disco 
metálico,  un  peso  fuerte  por  ejemplo,  i  se  coloca 
sobre  él  un  disco  de  papel  del  mismo  diámetro, 
ú  otra  sustancia  ligera.  Dejando  caer  el  todo, 
como  lo  muestra  la  ñg.  i5,  se  observará  que  loi 
cuerpos  llegan  al  mismo  tiempo  al  suelo,  porque 
la  resistencia  del  aire  no  se  ejerce  sobre  el  disco 
de  papel  ó  la  sustancia  ligera  puesta  sobre  la  mo- 
neda, como  sucedería  si  cayesen  separadamente, 
en  cuyo  caso  caería  primero  la*moneda  y  des- 
pués el  papel  ó  sustancia  ligera. 


Fi-  15. 

I'is    íamlji'Ti  la  resistenci:'  (!■:!    aire  !,; 
í]:;     ;  is   jíí-uidos  (lue   c:iín    de  cierta   a;: 
alniósíera,   se    dividan   en    muchas    parit.,,   :;. 
esta  división  no  tiene  lugar  en  el   vacio.     Así 
e:\plica  porque  la  lluvia  cae  en  forma  de  gota:;. 


170 


kWj  jjvstiti'TO  jwir^tfjv.tí,. 


Aristóteles  decía  que,  en  general,  la  velocidad 
del  descenso  es  proporcional  al  paso  de  los  cuer- 
pos; y  romo  Galileo  demostrase  lo  contrario,  pues 
á  este  sabio  se  debe  el  descubrimiento  de  la  ley, 
los  filósofos  de  Pisa  se  sublevaron  contra  ól  y  le 
obligaron  á  huir  á  Padua. 

2.— í^ey  S.  íA  —  La  velocidad  con  que  un  cuer- 
po cae,  va  creciendo  constantemente  en  proporción 
al  tiempo  desde  el  principio  de  la  caida  hasta  que  lle- 
ga al  suelo.  Por  consiguiente,  cuanto  mayor  es 
la  altura  de  donde  cae  tanto  mayor  es  la  veloci- 
dad. Está  averiguado,  que  la  velocidad  de  un 
cuerpo  que  cae  en  Paris,  es  en  el  primer  segundo 
de  tiempo  9  metros  80S  milímetros;  al  fin  de 
dos  segundos  la  velocidad  seria  doble,  al  fin  de 
3  triple  y  asi  sucesivamente.  Aquí  se  entiende  por 
velocidad  el  espacio  que  el  cuerpo  recorre  en  la 
unidad  de  tiempo  (el  segundo)  con  movimiento 
uniforme,  tan  luego  que  se  supone  cesar  la  fuerza 
aceleratriz,  que  ha  obrado  durante  cierto  tiempo. 

Conforme  á  esta  ley.  puédese  averiguar  la  ve- 
locidad de  un  cuerpo  al  fin  de  su  caída.  Ponga- 
mos up  ejemplo:  ¿cuál  es  la  velocidad  final  de 
un  cuerpo  que  ha  caldo  durante  1 5  segundos? 
Como  la  velocidad  es  proporcional  al  tiempo, 
multipliqúese  g.m  808  por  i5  y  el  resultado 
147,11112  será  la  velocidad.  Es  decir  que  al  cabo 
de  los  1 5  segundos  el  cuerpo  corría  con  la  velo- 
cidad de  un  móvil  que,  con  movimiento  uniforme, 
marchase  con  la  velocidad  de  147,0112  por  segun- 
do. 

3. — Jjíí.V  3  55  -  Téngase  presente  que  el 
movimiento  de  un  cuerpo  que  desciende  es  uni- 
formemente acelerado.  En  consecuencia,  los  es- 
pacios que  vaya  corriendo  en  cada  segundo, 
desde  el  principio  hasta  el  fin  del  movimiento,  i- 
rán  creciendo  en  cierta  proporción.  Pues  bien, 
la  ley  d'^:  que  los  espacios  son  p7vporcio7ialcsá  los 
cuadrados  de  los  tiempos  empleados  en  recorrerlos. 
Cuadrar  un  número  es  multiplicarlo  por  sí  mismo 
una  vez. 

Está  probado  que  el  espacio  recorrido  en  el 
primer  segundo,  en  París,  es  de  4  metros  y  9  de- 
címetros. Entonces, 

durante  2  segundos  el  espacio  será  2X2X4,'"9=  19,'"6 
durantes  segundos  el  espacio  será  3X3X4,"'9  =  44,°'] 
durante  4  segundos  el  espacio  será  4X-4X4,'"9  =  78,'"4 
durantes  segundos  despacio  será  5X5X4,"'9  =  122,'"5: 
y  así  sucesivamente.  Luego  para  averiguar  de 
que  altura  ha  caído  un  cuerpo  no  hay  mas  que 
multiplicar  el  cuadrado  del  tiempo  que  ha  tarda- 
do en  caer  por  la  cifra  invariable  4,1119,  y  el  resul- 
tado será  la  altura  buscada. 

¿De  qué  altura  caería  un  aereonauta  que  tardó 
en  caer  al  suelo  20  segundos.'  El  cálculo  da: 
20X20X4,^9  =  19()0  metros. 

¿Qué  profundidad  tendrá   un  pozo,  donde   de- 
jando caer  una  piedra  tarda  en  llegar  al  fondo    3 
segundos?  Será: 
;^X;3X4,™9  =  44,1  metros. 

(Cordiwuará.) 


LECCIONES 
Elementales  <Ic  tlibiijo  íiiic«l  al  alcance  «í« 
los  niños,  por  ni.  R.  Oi-tí>s»j  inje:!Íeio  to- 
pógrafo i  profej:or  de  Jeosfrafía  políti- 
ca-rtescripína  del  ín- titulo  nacional. 

(Continúa.) 

LECCIÓN  IV. 

Denlos  ángulos. 


41.- -Llámase  ángulo  la  ,'il)ertura  o  inclinación 
de  dos  líneas  que  concurren  en  un  punto  llama- 
do vértice  del  ángulo. 


Figura  19. 

La  figura  19  representa  un  ángulo  que  se  lee: 
el  ángulo  ABC,  o  simplemente    el  ángulo  B. 

42. — Lados  del  ángulo  son  la^  líneas  que  lo 
forman  i  éstas  puecien  ser  rectas  o  curvas,  dando 
origen  a  tres  clases  de  ángu'os:  rectilíneo,  curvi- 
líneo i  mistilíneo. 

43. — Ángulo  reclilinco  es  el  que  está  formado 
por  líneas  rectas  como  ABC,  fig.  19. 

44. — Ángulo  curvilíneo  es  el  qiie  está  formado 
por  dos  líneas  curvas,  como  conio  el  ángulo  T, 
fie.  20. 


45. — Ángulo  7nistili neo  es  c]   q  le  se  compone 
de  una  recta   i  una  curva  el  ángulo  O,  fig.    21. 


Fig.  21 . 

46. —  Según  la  amplitud  oestension  comprendi- 
da por  los  lados  del  ángulo,  éste  puede  ser  recto, 
agudo  ú  obtuso. 

47. — Ángulo  ircto  es  aquel  cuyos  lados  son 
dos  líneas  perjjendicularcs,  como  el  que  forma  las 
esquinas  de  una  mesa.  Sóbrela  línea  DE  fig. 
22  tenemos   formados  dos   ángulos  rectos:  DOR 


jEJL  IJVSTJTl/TO  ,V^f!IfK\\Sí. 


por  dos  lineas  c 


cío. 


\1  redeilor  de  un  punto  no  pueden  for- 
que  cuatrp  ángulos  rectos. 
Ángulo  <r:^7¿(/o  es  aque!  que  está  formado 
.s:  tiene  menor  amplitud  que 
r  rt.,;  i  ,:  ;  nüí  se  deduce  que  al  rede- 
1  i  iP'u'  ■íi'ücn' formarse  muchísimos 
Uvlos.  ;\1JC  fig.  19  es  un  ángulo  agu- 


49- — Ángulo  oy/uso  es  el   ángulo  formado  por 
(los  lineas  oblicuas  pero  de  mayor  amplitud  que 
un  recto.     Todo  ángulo  obtuso  se  compone  de    j 
un  ángu'o  recto  i  un  agudo,  i  por  eso  no  pueden 
formarse  mas  que  tr(«;   ángulos  obtusos  al  rede- 


04. — lAngulo  inscripto,  es  el  que  tien*"  su  vérti- 
ce en  la  circunferencia  i  los  lados  que  lo  forman 
son  cuerdas,  como  el  ángulo  R  de  la  misma  figu- 
ra. 

55. — Ángulo  del  segníento  o  scmi-inscripto  es  el 
que  está  formado  por  una  tanjente  i  una  cuerda 
llevada  al  punto  de  contacto  como  el  ¿ngulo  U 
fio-.  26. 


dor  de  un  punto.  JTS  fi 
tuso. 


;   es  un    ángulo  ob 


V 


Fi,<r.  23. 

:'0.--Bisr-ctr:z  de  un  ángulo  es  la  línea  que  lo 
'  !\- d,;  en  -los  partes  iguales  como  RO  fig.  24  que 
u.v.d.í  ai  ángulo  DOS    en   dos  partes  iguales. 


i 


Fisriira  2('). 

56.— A.gulo  cscéntriio  es  ?.quel  tiene  sn  vértice 
fuera  del  centro  del  círculo  i  sus  lados  i  la  pro- 
longación de  estos  terminan  en  la  circunferencia 
como  el  ángulo  O  fig.  27. 


Fiírtira   24. 

5 1. —  El  valor  de  los  ángulos  no  depende  de  la 
'  sí(!nsion  (!ií  sus  lados  sino  de  la  mayor  o  menor 
:u)ertura  de  ios  mismos,  ün  ángulo  recto  tendrá 
siempre  mayor  valor  que  un  ángulo  agudo  aun- 
que los  lados  de  est-e  midan  un  metro  de  largo  i 
los  de  aquel  de  aquel  solo  dos    centímetros. 

52 — Los  ángulos  considet-ados  en  el  círculo  re- 
ciben distintas    denominaciones:   ángulo  central,    ir-»,. 

mc/TÍr^fo  A^\  ^..r.^^  ^  '  4.  •      •  '■  .  I         -^f.— Ani^ulo  í-¿;r«;¿.V77M)esfl  que  está  forma- 

mscnpto  del  segmento,  escentnco  ,  circunscnpto.    i     Jo  oor  el  concurso  de  dof  tanjentís  o  dos  secan- 

¿3-— Angnio  central  es  aquei  que  tiene  su  ver-     i    tes  o   una  tanjente  i  una  secante  como  los  áneu- 
tice  en  el  centro  de!  circuio  i  sus  lados  son  radios,     I     los  O  i  N  de  la  figura  -6  ' 

como  el  ángulo  C   Fig.  25.  i         Cada  uno  de    e"stos  ángulos  tiene  un  valor  de- 


Fio-.  27. 


172 


E¥j  iJVSTlTr/TO  JV^iJICIOJV^I.. 


terminado  respecto  del  círculo  en  que  están  com- 
jjrendidos  i  en  ¡a  Geometría  elemental  se  esplica- 
rá  la  manera  deapreciarlo. 

CUESTIOXAIUO. 

SI. — ¿Qué  es  ángulo?  42  ^;Q.u<;  son  lados  del  áiignlo? 
4:5  44  i  45  ¿Qué  es  ánirulo  roctilinco,  curvilíneo  i  mis- 
tilinco?-46  /.('óino  se  dividen  los  áníruios  respecto  a  la 
estension  comprendida  por  sus  lados?  47  ¿Qué  es  ángu- 
lo recto?  48  i  49  ¿Qué  es  án<ruio  agudo,  i  obtuso?  50  ^;Qué 
es  bisectriz  de  un  ángulo?  51  ¿Do  qué  depende  el  valor 
de  los  ángulos?  52  ¿Cómo  se  dividen  los  ángulos  consi- 
derados en  el  círculo?  53  54  55  56  i  57  ¿Qué  es  ángulo 
central,  del  segmento,  inscrito,  escéntrico  i  circuns- 
ci'pito? 

(('ontinnará') 


S>e  Coss2ios:r:»ráa,  i  Joografíss. 

Escritas  para  i.o:^  niños. 

l^or  Santos  Toruno,  Dirpctor  da'  Listifuh)  Nuciorail  dv 
Guatemala. 

(Continúa.) 

LECCIÓN    VIL 

Movimiento  de  la  Tierra  ai,  rededor  del  Sol. 

El  movimiento  diurno  de  los  astros  hacia  el  oc- 
cidente nos  ha  servido  para  probar  que  la  Tierra 
jira  sobre  si  misma  de  occidente  a  oriente,  i  a- 
hora  vamos  a  servirnos  del  movimiento  anual 
del  Sol  hacia  el  oriente  para  demostrar  que  la 
Tierra,  al  mismo  tiempo  que  jira  sobre  su  nro- 
pio  eje,  va  trasladándose  en  el  espacio  de  occi- 
dente a  oriente,  describiendo  al  rededor  del  Sol 
una  inmensa  curva  llamada  órbita  de  la  Tierra. 
Este  movimiento  de  traslación  es  lo  que  se  lla- 
ma la  revolución  de  la  Tierra  en  su  órbita,  i  lo 
verifica  en  trescientos  sesenta  i  cinco  dias  i  seis 
horas  próximamente  o  sea  un  año. 

En  efecto,  el  movimiento  de  traslación  de  la 
Tierra,  esplica  clara  i  sencillamente  la  marcha  re- 
trógrada que  parece  seguir  el  Sol  entre  las  estre- 
llas, caminando  poco  a  poco  de  occidente  a  oriente 
en  sentitlo  contrario  al  moviminto  diurno. 

Si  la  Tierra  estuviera  jirando  en  el  mismo  pun- 
to del  espacio,  siempre  tendríamos  a  la  vista  un 
mismo  grupo  de  estrellas  a  media  noche,  otro  es- 
pecial al  salir  el  Sol  i  otro  al  ponerse;  pero  nosu- 
sucede  así. 

Si  a  la  misma  hora  de  la  noche  miramos  las 
estrellas  que  están  sobre  nuestra  cabeza  en  el  ve- 
rano i  en  el  invierno,  observaremos  que  no  son 
las  mismas.  Tenemos  pues  un  gran  cambio  en 
seis  meses. 


-  Si  en  muchas  noches  sucesivas  miramos  las  es- 
trellas a  lana  misma  hora,  veremos  que  van  in- 
clinándose poco  a  poco  hacia  el  Occidente:  aquí 
tenemos  un   pequeño  cambio  en   pocos   dias. 

Finalmente,  trascurrido  un  año  se  ven  a  Li 
misma  hora  las  luismas  estrellas. 

De  espuesto  resulta, -que  durante  el  año  parece 
que  el  Sol  va  caminando  hacia  el  Oriente  i  las 
*estrtilas  hacia  el  Occidente  i  que  al  cabo  del  año 
se  encuentran  i -vuelven  a  estar  en  la  misma 
posición.  Este  n-.jviminto  es  aparente,  no  puede 
admitirse  como  verdadero  ,  pr-nu-"  t'"n';  muchas 
mas  dificu't:ulcs  que  !h-^    -    ..  ,;!  supo- 

ner que  todos    los  astr. ;  _;  al  re- 

dedor de  la  Tierra  en  i,.i  >  -  ■..:  _  4.  u>ras. 

El  cambio  de  posición  di  S  •'  i  d-  las  estrellas 
durante  el  año,  se  esplic.i  s;;n -¡llámente  con  el 
movimiento,  de  traslación  de  la  Tierra  de  occi- 
dente a  oriente  al  rededor  del  Sol.  Para  facilitar 
la  esplicacion.  vam.os  a  poner  un  ejemplo  al  alcan- 
ce de  los  niños. 

Supongamos  que  en  el  medio  die  una  sala  hal 
una  luz  grande  i  mui  brillante.  Si  volteamos  las 
espaldas  a  la  luz, .  podremos  ver  perfectamente 
las  sillas  i  los  cuadros  que  tenemos  al  frente;  pe- 
ro si  miramos  hacia  la  luz;  no  podremos  ver  >  las 
sillas  i  los  cuadros  que  están  en  el  lado  ojniesto 
porque  la  luz  lo  impida.  Pues  biin.  cuando  esta- 
mos mirando  la  luz  es  como  crví  '-n  í-;  d-  dia  i 
el  Sol  no  nos  deja  ver  las  <.•  ^  -lan  al 

frente;  i  cuando  es  de  nociv',  í  >,,i    la 

parte  opuesta  de  la  Tierra  co::  ;  ,  ^  ii  \vv'. 
nos  alumbra  las  espaldas,  i  per  .■     ■rile. 

tamente  -las  esUvHas  que  estaii  s^)'.y^-e  nuestro 
hemisferio.  Del  misnio  modo,.poni.endo  un  antifas 
a  la  luz  se  pueden  percibir  los  objetos  que  están 
en  en  la  parte  opuesta  de  la  sala;  i  haciendo 
uso  de  un  gran  telescopio  para  impedir  la  luz  que 
reflejan  la  tierra  ¡  la  atmósÍL-ra,  se  pueden  ver 
las  estrellas  aun  a  medio  d,ia  en  pimto. 

Por  otra  parte:  si  con  las  espaldas  vuelüís  liácia 
la  luz  vamos  caminando  al  rededor  de  ella  hasta 
dar  una  vuelta  entera,  podremos  ver  sucesiva- 
mente todos  las  sHk.s  i  ios  cu.idros  que  haya  al  re- 
dedor de  la  sala.  Pues  Lien,  del  mismo  modo 
cuando  la  Tierra  v.i  jirando  de  occidente  a  orien- 
te al  rededor  del  Sol,  vamos  pasando  sucesiva- 
mente en  frente  de  los  grupos  de  estrellas  qyvt  hai 
al  rededor  del  cíelo,  i  en  el  trascurso  de  un  a;lo 
las  hemos  visto  todas. 


Se 


ve,  pues,  que 


sí  misma  una  vez  al  dia,  sino  que  también  se 
mueve  al  rededor  del  Sol  en  el  espacio  de  un  año, 
i  que  de  esta  manera  se  esplica  bien  i  sencida- 
mente porqué  están  "cambiando  continúame!  te 
las  estrellas  visibles,  cuando  .se  las  mira  a  la  ra"s- 
ma  hora  de  la  noche  en  cualquiera  parte  de  la 
Tierra. 

El  movimiento  de  rotación  d-;  la  Tierr-'.   da    !a 
medida   del    dia,  i  c!  do  Lr;;s!acion  la    de!  año:  de 


El.  IJySTITIJTO  jy^í€IOA\ÍI.. 


173 


modo  que  el  Globo  que  habitamos  viene  a  ser 
nuestro  gran  reloj  regulador  del  tiempo. 

La  revolución  de  la  Tierra  al  rededor  del  Sol 
se  efectúa  con  toda  exactitud  en  el  espacio  de  365 
(lias.  6  horas,  9  minutos,  10  segundos,  748  milé- 
simos de  segundo.  En  este  tiempo  recorre  la  Tier-' 
ra  su  inmensa  órbita  que  mide  en  números  redon- 
dos 232  míHones  5oo  mil  leguas.  La  velocidad 
con  que  la  Tierra  recorre  su  órbita  es  de  65o  le-  4 
guas  f>or  hora  o  sean  7  ^A  leguas  por  segundo. 
Esa  velocidad  es  mui  grande;  pero  nosotros  no  la 
sentimos  como  nos  sucede  con  el  movimiento  de 
loüicion.  No  hai  en  laTierra  velocidad  que  pueda 
compararse  con  la  del  movimiento  de  traslación; 
porque  el  Globo  terri*stre  recorre  en  un  año  las 
mismas  232  m'llones  5oo  mil  leguas  que  recorría 
e!  Sol  en  un  dia.  si  fuera  él  el  que  diera  la  vuel- 
ta a  la  Tierra  en  24  horas. 

Por  consiguiente,  la  Tierra  ¡ira  al  rededor  del 
Sol  con  una  rapidez  mas  de  60  veces  mayor  qua 
la  d'l  movimiento  de  rotación,  pues  un  punto  del 
ecuador  qui  se  mueve  en  torno  del  eje  con  una 
velocidad  de  465  metros  por  secundo  es  traspor- 
tado en  el  m:sm.o  tiemoo  a  una  distancia  de  29450 
metros.  Así,  pues,  aquí  en  la  tierra,  donde  nos 
creemos  estar  tan  quietos,  estamos  con  un  movi- 
miento tan  veloz,  que  no  podríamos  soportarlo  si 
fuera  sensible. 

Esíe  movimiento  de  rotación  de  la  Tierra  al 
rededor  del  Sol.  '  la  manera  como  se  ejecuta. 
nos  esplican  las  rliferentes  estaciones  del  año  ¡  la 
duricion  de  los  d'ss  i  de  Las  noches,  como  veré- 
mas  en  la  lección  siguiente. 

( Coíitinuird  ) 


MÉTODOS  DE  INSTRUCCIÓN. 

POR  .ÍAMES    PYLE  WICKEUSHaM, 

í  Director  de  his  c'snielci.i  Normales  (h  Penailvania.) 

Para  ser  >Iae-iír.'>  4*8  neec-^itft  nna  preparaeioü 
e  speehil. 


En  un  sistema  de  ensoñariza,  el  objeto  sobro  el  cual  va 
a  operarse  es  el  hombre:  los  medios  con  que  va  a  ope- 
rarse se  encuentraa  en  todas  las  cosas  que  pueden  produ- 
cir con  respecto  al  tiombre  una  relación  objetiva;  i  los 
métodos  con  arreglo  a  los  cuales  la  opracion  lia  de  veri- 
ficarse no  pueden  tener  en  base  sino  en  las  relacio- 
nes del  espirita  i  del  cuerpo  (ñire si  mismos  i  con  el  uni- 
verso en  general. 

El  desenvolvimiento  de  estfi  asunto  tiene  dos  puntos 
do  partida:  !.  ®  La  naturaleza  del  hombre  i  los  méto- 
dos para  educarle  con  arreglo  a  las  leves  de  su  natura- 
ftza:  2.  °  La  naturaleza  de  las  diversas  ramas  de  la 
ciencia,  i  los  métodos  de  enseñarlas  con  arreglo  a  las  le- 
yes de   su    naturaleza. 

Partiendo  del  primero  de  estos  puntos  comenzamos  por 
el  estudio  del  hombre,  inquirimos  sus  necesidades  i  cn- 
pacidades  educacionales,  concluyendo  con  una  es^uisicioTí 


de  los  méto(ios  por  los  qiie  puede  hacerse  mas  perfecta- 
mente su  educación.  Partiendo  del  segundo,  comenzamos 
por  el  examen  de  los  medios  que  deben  emplearse  en  la 
obra  d  3  la  elu<acioa  las  diversü^s  ramas  délas  cien- 
cias; inquirimos  sus  rebiciones  i  condicioties,  esponien- 
do, para  concluir  los  métodos  por  los  cuales  piieJc  mas 
apropiij^amente  la  instrucción  Se  divide,  por  tanto,  en 
dos  grandes  partes  la  materia  de  que  tratamos;  los  il/é- 
tod,os  de  Ctdf  lira  i  ]oñ  Métodos  de  IiiMritc<:ion.  Gomóse 
vé  que  e.«to  es  por  sí  claro  i  armónico,  escusamos  mas 
amplias  esplicaciones. 

A  reserva  de  tratar  mas  tarde  de  los  métodos  de  cul- 
tura, nos  ocuparemos  de  los  de  instrucción,  sin  embar- 
go, nuestras  conclusiones  en  todos  los  terrenos  cuando 
fuere  necesario. 

Los  métodos  adoptados  en  la  obra  de  la  enseñanza 
pueden  ser  buenos  o  malos;  asi  como  el  hoi-ticultor 
puede  dcf-arrollar  sus  plantas  o  destruirlas,  el  aboga- 
do ganar  o  perder  su  causa,  el  médico  curar  o  hacer 
morir  a  su  enfermo  i  el  mecánico,  en  fin,  operar  sobre 
la  madera,  el  hierro  o  el  barro  con  habilidad  o  de  un 
modo  inconducente.  Pero  qué  diferencia  en  ios  resul- 
tados! Almas  destinadas  a  la  inmortalidad  dependen 
de  cuidado  del  educador.  Si  adopta  buenos  métodos 
de  enscjianza  puede  hacer  que  estas  al.mas  produzcan 
una  imáj  n  digna  de  su  celeste  origen  i  destino  i  de 
aquel  que  las  creó;  pero  si  no  elije  bien  sis  métodos 
jmeden  aniquilarse  i  corromperse  hasta  perdei-  toda  su 
fuerza  i  su  grandeza,  formando  el  espectáculo  mas 
lamentable  de  la  tiei  ra. 

Puesto,  que  hai  buenos  i  malos  métodos  de  enseñanza 
emprenderémo-  lijar  ciiaies  merecen  colocarse  entre  los 
primeros,  esplicando  algunos  de  los  principios  a  que 
dichos  métodos  deben  Komelerse. 

Los  métodos  de  la  edu(«i'ion  intelectual  deben  acondi- 
cinarse  por  un  lado  con  la  naturaleza  de  la  intelijen- 
cia  i  por  el  otio  con  la  naturaleza  de  la  ciencia;  i 
el  asunto  ha  de  estudiarse  por  lo  tanto  en  dos  seccio- 
nes. La  primera  com|)renderá  ciertos  principios  que 
pertenecen  mas  bien  a  los  métodos  de  c;iltura,  pero 
cuya  luz  nos  es  ahora  indispensable  Por  el  examen 
de  estos  principios  severa  que  las  dos  fuentes  de  las 
cuales  proceden  rinden  el  mismo  fruto,  corresftondiwndo- 
se  los  unos  principios  con  los  otros,  i  que  la  base  para  la 
ciencia  de  la  enseñanza  se  encuentra  en  el  Espirita  i 
la  Naturaleza,  es  psicológica  cosmolójica.  Para  que  el 
estudiante  pueda  apreciar  mejor  la  hermosa  correlación 
que  existe  entre  las  dos  cla.=e  de  proposiciones  corres- 
pondientes se  numerarán   del  mismo  modo. 

Debe  advertirse  que  la  clasificación  de  los  principios 
que  vamos  a  hacer  no  conprenderá  todos  los  que  se  refie- 
ren a  la  educación  intelectual,  sino  los  mas  importantes. 

I. 

Prinripio-i  que  .«•:'  deducen   déla  nifura'ezad-líint-Ii- 

La  naturaleza  de  la  cosa  sobre  que  se  opera  deíermi- 

i     na  en  cierto  modo  los  métodos  de  operar  sobre  ella.  Si 

I     las  tiern  s  fueran  de  diferente  construcción,  los  labrado- 

j     res  se  verian  obligados  a  camVxiar  su  sistema  de  cultivo; 

si  variasen  las  enfermedades  del  cuerpo  humano  también 

se  modificarían  los  procedimiento?  médicos.    De  la  mis- 

I     ma  manera  con  que  se  hacen  mover  partículas  de  aire  o 

I     de  agua  no  podrían  separarse  partículas  de  cuarzo  o  de 

granito.  La  madera  i  el  yerro  no  pueden  ser  trabajados 

I     del  mismo  modo  ni  con  los  mismos  instrumentos.  Los 

I     pi'incipios  de  la  educación  intelectual  han  de  inferirse 

I    pues  de  la  naturaleza  de  la  inteüjencia.  Entre  ellos  se 

¡    encuentran  los  siguientes. 

I         l.~      Las  facultados  i  itMc'í'tuales  pueden  rocibir  cnl- 


174 


F.1.  IjySTÍTVTO  ►IWr/f/.lVf  fc. 


tura  por  un  ejercicio  juicioso.  No  se  conoce  un  medio 
mas  apropófiito  para  desenvolver  las  facultades  de  la  in- 
telijencia  que  el  ejercitarlas.  Por  el  m;igico  poder  de  la 
palabra  ejercicio  se  convocan  todas  las  faoultailea  del 
hombro. 

La  prueba  de  esta  proposición  se  encuentra  en  multi- 
tud de  hechos.  Los  sentidos  se  aguzan  por  el  mso.  La 
memoria  se  aumenta  haciéndola  trabajar.  Lo  mismo 
sucede  con  la  ¡majinacion  i  el  raciocinio.  Todas  estas 
facultades  se  debilitan  cuando  se  dejan  en  desuso.  Estos 
hechos  puede  estudiarlos  cada  uno  por  su  propia  espo- 
j^iencia  u  observando  a  los  demás.  La  Ici  que  se  infiere 
de  ellos  es  fija  i  universal.  El  ejercicio  sin  embargo,  debe 
ser  juicioso  para  que  produzca  buenos  resultados  Un  e- 
jereicio  impropio  o  exajerado  debilita  en  vez  de  fortifi- 
car los  poderes  de  la  iutelijemia. 

2  ®  .  La  inteiijencia  humana  contiene  en  sí  cierto  nu- 
mero de  facultades  distintas,  cada  una  de  las  cuales  re- 
quiere diversa  clase  de  cultura. 

Es  sabido  que  el  cuerpo  puede  fortalecerse  sin  que  se 
fortalezca  el  espirita;  que  nuestras  facultades  intelectua- 
les, emocionales  i  ejecutivas  pueden  ser  independiente- 
mente cultivadas.  Esto  mismo  puede  decirse  de  los  di- 
versos poderes  que  constituyen  la  inteiijencia  humana. 
Se  requiere  un  género  de  cultura  particular  para  los  sen- 
tidos i  las  facultades  perceptivas,  otro  para  la  memoria 
i  otros  para  la  imajinacion.  la  comptirncion  i  la  razón. 
Cada  poder  intelectual  «lifiore  de  los  otros  en  su  natura- 
leza i  en  su  modo  de  obrar  i  el  sistema  de  cultura  que 
para  él  se  emplee  debe  adaptarse  a  estas  diferencias. 
Seria  un  ciego  conduciendo  a  otro  quien  pretendiese  en- 
señar desentendiéndose  de  esta  gran  lei. 

3  ®  .  Los  seres  humanos  han  sido  creados  con  diferon- 
tes  inclinaciones  i  talentos  para  estar  en  aptitud  de  des- 
empeñar diferentes  deberes  i  para  ocupar  diferentes  es- 
feras en  la  vida.  Ningún  padre  ni  maestro  ignora  que 
los  niños  diñeren  cu  in  •linaciones  i  talentos.  E-ite  es  un 
hecho  declarado  por  la  Biblia.  Li  razón  probable  es 
que  como  en  el  sistema  do  la  Naturaleza  cada  cfi/.io  de'ie 
ser  desempeñado  por  un  oficial  competente,  los  hombres 
difieren  entre  si  porque  su-"  deberes  sociales  i  lasesfera.s 
en  que  están  llamados  a  vivir  son  diversos  entre  si.  Pi- 
ro cualquiera  que  sea  la  causa,  el  hecho  es  postivo  i  de 
gran  significación  p  ira  el  educador.  Está  fuera  de  duda 
que  el  sistema  de  ensoñ  mza  debe  amoldarse  a  las  inclina- 
ciones i  talentos  particulares  de  los  educandos. 

Es  cierto  que  un  géuero  determinado  de  conocimien- 
tos generales  i  algunos  principios  de  disciplina  menta! 
son  igualmente  indis¡)ensable3  para  todos;  poro  pres- 
cindiendo de  esto,  el  verdadero  educador  ha  do  pi'ocu- 
rarse  modo  de  proporcionar  a  cada  uno  de  sus  disoipu- 
los  oportunidad  para  el  descnvelvimiento  de  sus  facul- 
tades especiales.  La  educación  no  debe  aspirar  a  que 
todos  los  hombres  s^^  muevan  en  el  mismo  plano,  a  esta- 
blecer un  nivel  social  abrumador.  Con  frecuencia,  i  no 
sin,  fundamento,  se  han  hecho  por  esto  ardientes  protes- 
tas contra  los  sistemas  generales  e  invariables  de  ense- 
ñanza, que  prescriben  las  mismas  reglas  para  todos  los 
casos.  Hombres  como  Lord  Byron,  Hugh  Miller  i  el 
Dr.  Kane  habrían  de  estar  impacientes  mientras  seles 
condenara  al  estudio  de  materias  por  las  cuales  esperi- 
mentasen  poco  ínteres,  teniendo  que  entregarse  a  hurta- 
dillas a  los  ejercicios  de  su  predilección.  Educad  jun- 
tos desde  la  infancia  í  bajo  un  mismo  réjimen  tipos  como 
los  de  Platón  i  Aristote'es,  Kant  i  Goethe,  Newton  i 
Burns,  La  Place  i  Lamartine.  Benjamín  Franklin  i  Pa- 
trii;k  Henry,  se  asemejan  mas  los  unos  a  los  oíros;  pero 
¿obtendrá  el  mundo,  con  ello,  gran  provecho  de  su  genio? 

Un  buen  sistema  de  educación  aspira  por  lo  contrario 
a  hacer  esplotabie  toda  la  fuerza  mental  del  género  hu- 
mano. Traze  el  mecánico,  trafique  el  mercader,  rompa  i 
cultive  la  tierra  el  labrador,  ocúpese  del  bien  público  el 
estadista,  interrogue  la  naturaleza  el  físico,  especule  el 


filúsofd,  queme  el  poeta  su  incienso  ante  el  altar  do  lo  be- 
llo.— el  mundo  los  necesita  a  todos  i  los  maestros  no  de- 
ben estorbar  lo  que  el  mismo  Dios  preparó.  Mas  debe 
tenerse  presente  que  los  talentos  especiales  han  de  favo- 
recerse por  la  educación  solo  cuando  existen  en  realidad. 
Una  educación  artificial  que  se  propusiera  hacer  sin  el 
auxilio  de  la  Naturaleza  poetas  i  estadistas,  seria  el  mas 
inaceptable  de  todos  los  sistemas. 

4"^  .  Las  facultades  perceptivas  son  mas  activas  i  po- 
derosas en  la  niñoz,  que  los  demás  poderes,  intelectuales, 
1  esto  prop.orciona  una  base  para  los  sistemas  de  ense- 
ñanza.— Un  niño  es  simpleirente  un  animal  linsta  que 
la  conciencia  se  d'^spierta  ea  él.  Después  de  eso  todas 
sus  facultades  tienen  mas  o  menos  actividad;  pero  sus 
poderes  perceptivos  son  los  mas  enérgicos  en  todo  el  pe- 
ríodo de  la  infancia  í  aun  en  el  de  la  adolescencia.  Nadie 
que  haya  observado  a  los  niños  podrá  dudar  de  este  he- 
cho. Les  agrada  verlo,  oírlo  i  tocarlo  todo  Lo  que  es  nue- 
vo o  estraño  les  atrae.  ¡Cuan  aprisa  se  fijan  en  la  forma, 
el  color,  la  estructura  í  las  demás  cualidades  de  los  obje- 
tos que  los  rodean!  ¡Qué  inmenso  número  de  hechos  co- 
nocen por  .«i  mismos  mientras  juegan  en  uu  jardín  o  en 
un  patio,  pasan  por  un  campo  o  un  prado  o  atraviesan 
una  calle  o  un  camino! 

Nosotros  no  derivamos,  como  algunos  pretenden,  to- 
dos nuestros  conocimientos  de  la  esperíeucia;  pero  nada 
es  tan  obvio  en  psicología  como  que  sin  esperíencia  nada 
pue  ie  conoc  Tse.  Para  la  adquisición  de  ciertas  verda- 
des la  esperiencia  solo  proporciona  la  ocasión,  por  decir- 
lo así;  pero  su  necesidad  no  es  menos  real  ya  sea  la  fueu- 
te  inmediata  del  conocimiento  ya  contril)uya  de  un  mo- 
do indirecto  a  su  formación. — ora  señale  los  límites  de 
nuestras  ideas,  ora  sean  estos  limite-*  tras|i;is  vio-;  por  e- 
llas.  La  esperienci:),  r>or  tinto,  puede  ser  cimsi.itMaíft  co- 
mo la  base  del  conocimiento. 

Véase  pues  cuanto  debe  despertarse  e  i  los  niños  el  es- 
píritu de  observai''o  i,  a  f  ivor  de  Su-i  activa-*  i  pod;írosns 
faciiltad'S  perceptivas,  flibitúeseles  a  a  lalizar  los  he- 
chos, los  fenóin'^iio-i  (|ue  so  suceden  cotidianamente  a  su 
vista,  há,7ase]ns  iijar  la  atenciou  en  todas  las  cosas  que  los 
rodean,  i  sf  tea  Ir  i  uM;i  anchábase  ,  ui  só.iilo  simiento 
sobre  que  tiab.'ii:ir  con  facilidad  i  a¡i  •oveclmniíent  >. 

5  ^  nospue-i  d>  1  (s  ficultade-;  p  ■¡■■■ptivas  se  de- 
sarrollan las  otri-  en  el  sigiiienre  Ó!-iei:  MeinDria, 
Iraaginacior',  Entendimiento,  Rizoii.  -N'o  pretemlemos 
con  este  que  mientras  cada  una  de  eilas  adquiere  pro- 
gresivo desenvolvimiento  las  otras  permanezcan  en 
inactividad.  Probablemente  uu  niño  que  se  abstiene  de 
tocar  una  e-itufa  caliento  por  haberse  quemado  una  vez 
en  ella  la  mano,  hace  uso  de  todas  las  facultades  que 
posee.  Sin  embargo  es  indudable  que  ellas  creejí  i 
aumentan  su  energía  en  diversa  proporción  i  este  es 
un  hecho  que  no  debe  pasar  de-iapt-rcibido  para  el  maes- 
tro. 

La  Memoria  encierra  dos  facultades,  ,1a  de  retener 
los  conocimientos  i  la  de  despertar  las  iftwiOHes  que  des- 
piie-'  de  adquiridas  permanecieron  abandonadas  en  el  fon- 
do de  la  mente;  la  1  majinacion,  creadora  de  las  artes,  es 
el  poder  con  ipip  la  Inteiijencia!  dá  vida  i  animación  a  las 
ideas;  el  Eñtendímí<mto  es  el  poder  por  el  cual  juzgamos 
de  las  relaciones  de  las  cosas  i  la  Razón  es  el  poder  por 
el  cual  conoceiu"?  ciertos  principios  universales  i  necesa- 
rios que  regulan  e  iluminan  todos  nuesiros  conocimien- 
tos. 

Es  indudable  que  el  conocimiento  debe  ser  adquirido 
antes  que  pueda  ser  recordado,  que  debe  ser  recordado 
antes  que  pueda  animarse  por  1>  fuerza  imajinativa,  que  ^ 
solo  después  de  serlo  pueden  esta'decerse  bien  sus  rela- 
ciones i  que  todo  esto  ha  de  verificarse  inconscientemen- 
te para  que  venga  a  ser  ordenado  i  regularizado.  En  el 
orden  lógico  estas  distintas  operaciones  se  realizan,  pues  ^ 
sucesivamente:  pero  en  la  práctica  todo  es  simultáneo. 
Sin  embargo,  como  ya  se  ha  dicho,  la  energía  de  los  po- 


FJL  IJVSTITIJTO  JV*JiÚIOJ%*^i.. 


I7'> 


deres  intelectuales  suele  variar  según  el  periodo  do  la  vi- 
da que  se  atraviese. 

La  Memoria,  despneá  de  las  facultades  perceptivas,  es 
el  poder  intelectual  que  parece  mas  vigoroso  en  los  pvi- 
mcros  años  de  la  vida.  Ella  es  el  arranero  de  la  mente. 
Que  se  le  llene  con  acierto  i  cumplidamente,  i  mas  tarde 
las  otras  facultades  tomarán  de  allí  los  materiales  q4íe 
necesitan. 

Poco  dos¡)ues  do  la  Memoria  se  desarrolla  la  imaorina- 
cion  que  tomando  de  la  primera  los  elementos  que  en  e- 
11a  encuentra  los  coloca  en  vividas  imáirencs  ante  la  In- 
telijenciü.  Sus  formas  son  al  principio  rudas  i  fantásti- 
cas, liusta  que  sufren  el  influjo  dfl  juicio  i  de  la  Razón. 

El  entendimiento  es  la  facultad  maB  laboriosa  i  ocupa- 
da del  homl)re.  Estudia  las  relaciones  del  todo  con  las 
I  artos,  de  las  partes  con  el  todo  i  de  las  cosas  entre  si. 
Clasifica,  «reneraliza.  raciocinn.  Este  poder,  aunque  so 
maniliesta  desde  la  infancia,  solo  en  la  virilidad  Uepa  a 
su  madurez. 

( Cantmvará.) 


AMtroiioiní»  Popular. 

(Continúo.) 
III. 

Prolongando  la  linea  que  forman  las  dos  estrellas 
mas  occidentales  del  cuadrado  de  Pegaso,  irá  a  pasar 
per  Fomalliaut  estrella  de  1.^  masrnitud  correspon- 
diente a  la  constelación  del  Pez  nustral,  sitiada  al  me- 
diodia  de  Acuario,  que  es  la  undi^cima  constelación  del 
/.odiaco. 

.*i  desdo  Sirio  firamo-  una  visml  que  pas''  por  Pro- 
cioii.  su  proloníraciou  Ivícia  el  no-tc  nasar^i  también  rtor 
la  i'oia  de  la  Osa  Mavor.  cono''idi  vulsarmente  con  el 
noiii'i)rc  de  (^¡irro.  La?  principales  o«trellas  que  for- 
man esta  constelación  son  si'^tp,  «eisde2  *  maírnitud 
i  una  de  3.  "^  .  De  estas  7  estrellas,  cuatro  formnn  un 
trapecio  i  las  tres  restantes  la  cola  algo  curvn  i  con  la 
¡larte  convenxa  hacia  el  Norte.  L^n  poco  al  norte  de 
esta  constelación  se  halla  la  Osa  Menor,  cuva  firu-'a 
es  idi'Mitica  a  la  de  la  O  a  Mayor:  ñero  está  colocada 
cu  orden  inverso,  pue«  la  cola  está  hacia  la  cíibeza  i 
esta  hacia  la  cola  de  la  Osa  Mayor.  Las  principales 
estrellas  que  forman  la  Osa  Menor  también  son  siete, 
no  tan  brillantes  como  las  de  la  otra,  pero  como  hemo<< 
dicho,  su  colocación  en  el  cielo  form%una  figura  iiVm- 
tica  aunque  mas  pequeña.  En  la  estrerfti¿ad  d/"  la  cola 
(le  la  Osa  .Menoi;  se  halla  la  estrella  polar,  de  2.  *  inns- 
iiitiid,  notable  por  es"tar  situada  mili  cerca  del  nolo  ár- 
tico, a  menos  de  2",  razón  por  la  cual  su  órbita  es 
inui  pequeña  i  parece  que^no  varia  de  posición;  pue^ 
se  ve  cusí  en  el  mismo  lugar  a  cualquiera  hora  de  la 
noclie..  Tirando  una  visual  por  las  dos  estrellas  que 
forman  la  cabeza  do  la  Osa  Mayor,  su  prolongación  irá  i 
a  pasar-  mu¡  cerca  de  la  e-trella  polar,  que  como  hemos  j 
dicho  está  en  la  estremidad  de  la  cola  do  la  Osa  Me-  I 
ñor,  i  es  la  estrella  mas  brillante  de  bis  7  que  forman  ¡ 
esta  constelación. 

La  estrella  polar  sirve  de  guia  a  los  marineros,  pues 
cuando  por  razón  de  una  tempestad  o  de  cualquiera  otra 
causa,  un  biiquo  se  lia  estraviado  en  alti  mar,  observan 
si  la  estrella  polar  ha  subido  o  ha  bajado  respecto  del , 
horizonte,  pues  en  tal  caso  la  embarcación  se  encuentra 
mas  cerca  o  mas  lejos  del  polo  norte:  i  cuando  la  estrella 
no  se  ve,  es  porque  la  embarcación  ha  pasado  la  línea  i 
se  encuentra  en  el  hemisferio  austral. 


Si  del  medio  de  la  Osa  Mayor  se  tira  una  visual  que 
pase  por  la  estrella  polar,  su  prolongación  irá  a  pasar 
por  la  medianía  de  la  constelación  Casioijca,  notable  por 
tener  siete  estrellas  de  2  '=^  magnitud  for  nando  la  figura 
de  una  silla  vuelta. 

Si  por  las  dos  estrellas  que  forman  la  cabeza  de  la  O- 
sa  Mayor  se  tira  un  visual  que  pase  por  la  estrella  polar, 
su  prolongación  pasará  por  el  cuadrado  do  Pegaso,  for- 
mado por  cuatro  estrellas  de  2  '^  .  magnitud,  de  las  cua- 
les, la  mas  setentríonal  está  situada  en  la  cabeza  de  An- 
drómeda. 

La  visual  tirada  desde  la  estrella  polar  a  las  Pléyades, 
pasa  7)or  la  banda  o  cínnto  de  Pcraeo,  compuesto  do  tres 
estrellas  que  forman  un  arco  inclinado  hacia  la  Osa  Ma- 
yor: una  di  ellas  notable  por  ser  de  2.  =*    magnitud. 

Si  por  las  dos  ultimas  estrellas  de  la  cola  de  la  Osa 
Mayor  se  tira  una  visual,  su  prolongación  pasará  cerca 
de  la  hermosa  Arturo,  estrella  de  1.^  mmitudihi 
mas  brillante  de  la  constelación  de  Bootea  o  el  Boyero. 
También  se  encontrará  esta  estrella  en  la  prolongación 
do  la   recta  que  soliendo  do  Régulo  pase  por  Denébohi. 

La  estrella  Vega,  de  1.  ^  magnitud  i  que  correspondo 
H  la  constelación  de  la  Lira,  forma  un  triángulo  rec- 
tángulo con  la  estrella  polar  i  Arturo,  cayeado  el 
ángulo  recto  hacia  el  oriente. 

Si  desdo  Arturo  se  dirijo  nxíx  v¡.»ual  a  la  estrella 
Vega,  pasará  por  Geunja  o  Alfecca,  estrella  de  2. '^ 
magnitud  que  pertenece  a  la  constelación  de  la  Corona 
boreal,,  compuesta  de  siete  estrellas  de:).*  magnitud 
en  forma  lie   somicirculo. 

Al  sur  delí  Lira  se  encuentra  el  Águila,  cosntela- 
cíou  situada  en  la  vía  láctea.  La  principal  estrella  de 
esta  constelación  es  Altair,  del.^  magnitul, es.  fácil 
conocerla  porque  está  en  medio  de  otras  dos  formando 
una  -linea  recta  en  la  dirección  d^  Norte  a  Sur. 

Santos  ToruSo. 


(Con  ti 


LA  PEREZA  T  LA  ]MPAC'.E.\('I A. 

(Concluye.) 

Si.Ja  pereza  es  mala  por  si  misma,  si  proiluce  los  mas 
funestos  resultados  para  el  hombre  i  para  la  socio<lad: 
si  es  el  mas  seguro  indicio  de  pobreza  i  de  atraso;  i  si 
por  lo  mismo  es  necesario  comliatirla  por  todos  los  me- 
dios posildes,  la  ímpíiciencia  no  es  menos  digna  de  cen- 
surn.  La  pereza  nos  induce  a  no  hacer,  la  iinpiiciencia 
a  obrar  con  precipitación,  ano  esperar,  a  querer  que 
todas  las  cosas  se  hagan  pronto,  aunque  se  liiiL'^aii  mal, 
a  no  dar  tiempo  de  que  las  ideas,  los  proyectos  i  las 
empresas  lleguen  a  su  completa  madurez  Con  la  pri- 
mera se  peca  por  defecto,  con  la  segunda  por  exceso; 
mas  con  ambas  se  peca.  *_ 

Parece  a  primera  vista  que  entre  el  perezoso  i  el  im- 
paciente no  hai  ni  puede  haber  punto  alguno  de  contac- 
to; que  los" dos  vicios  se  excluyen.  Nada  mas  falso, 
sin  embargo.  El  hombre  enemigo  de  la  acción  í  del 
movimiento  hará  pronto  lo  que  debe  hacerle  después, 
porque  juzga  que  tendrá  unos  momentos  de  ocúpacioo, 
i  muchos  otros  para  entregarse  al  descanso.  No  solo 
será  impaciente  sino  precipitado,  i  fácil  es  pensar  cual 
será  el  resultado.  Hai  caballos  lerdos  (]ue  al  sentirla 
espuela  saltan  cual  si  emprendieran  las  carrera:  el  es- 
fuerzo dura  dos  segundos,  i  el  anínial  se  quoda  quieto 
en  seguida.  Asi  mismo'-sucede  con  hi  impaciencia:  el 
movimiento  que  produce  es  únicamente  precursor  del  re- 
poso. ,    ■ 


176 


nr.  MJrsTirr/To  ^vjtcio^vjiw^. 


Para  obtener  Imerop  rCFiiltadoa  on  lodns  las  cosan  es 
es  absolutamente  indispensable  hacerlas  con  meditación 
i  a  su  debido  tiempo.  Mui  pocas  liai  que  sean  obra  de 
un  momento  de  trabajo.  Si  se  jirocedesin  reflexión  i  si 
Fe  quiere  obtener  el  fin  desiado  antes  del  momento  opoi- 
tuno,  se  obtendrá  lo  qne  obtiene  el  niño  que  ablanda  a 
golpes  una  fruta  que  aun  no  estaba  en  sazón. 

La  naturaleza  no  procede  deprisa  ni  a  salios:  prej)a- 
ra  PUS  frutos  tan  lentamente  que  r.o  ps  posible  sorpren- 
derla cuando  da  un  paso  «delante;  pero  nunca  se  detiene, 
nunca  dnerm.e.  Emf)leará  miles  de  años  en  formar  un 
diamante,  en  dar  color  a  una  esmeralda,  así  como  pocos 
dias  en  dar  a  las  flores  los  mas  brillantes  colore».  Mas, 
ya  necesite  siglos,  ya  horas,  ya  momentos,  su  acciím  es 
siempre  uniforme:  nunca  abandona  la  obra  empezada. 
Con  esto  nmestra  que  no  son  las  grandes  fuerzas  emplc- 
das  momentáneainente  las  que  producen  los  grand  s 
resultados,  sino  la  acción  lenta,  perseverante  i  continua- 
da de  una  fuerza  cualquiera.  Laida  que  por  ««fecto  de 
un  violento  terremoto  apareció  cerca  de  í^icilia,  se  hun- 
dió antes  de  seis  meses;  las  que  se  forman  lentamente  con 
los  sedimentos  de  los  rios,  se  levantan  sobre  las  olas,  las 
dominan,  i  desafian  la  violencia  ilelas  tempestades  i  la 
sucesión  de  los  siglos 

La  impaciencia  tarnljen  seinnnifiest!)  en  loo  niños  por 
caractt^res  tan  marcados  co'uo  la  p»-ro/a:  con  la  desven- 
taja de  que  jeneralmente  se  atribuye  a  suma  viveza  i  a 
buenos  disposiciones  i  de  que,  por  consiguiente,  se  tra- 
ta de  desarrollarla  i  de  estimularla  en  vez  de  corr<  jirla. 
Semejante  a  ciertas  enfermedades  que  coloran  las  me- 
jillas i  que  no  se  advierten  hasta  que  llegan  hasta  su 
último  periodo,  ensañan  al  maestro  mas  advertido  i  se 
convierten  en  liái>ito  antes  de  que  se  haya  creído  nece- 
sario correjirlas. 

Muí  grande  diferencia  hai  entre  la  viveza  i  la  preci- 
pitación. La  primera  viene  de  un  espíritu:  bien  formado, 
que  concille  con  prontitud  i  claridad  i  n"^  se  deja  enre- 
dar con  dificultades:  la  segunda  de  un  espiritu  pesado 
i  obtuso,  que  todo  lo  encuentra  difícil  i  O'ícuro  f  quiere 
llegar  al  fin  sin  esfuerzos  ni  trabajo.  El  niñ»  que  anda 
apriesa  porque  aprende  con  facilidad,  llegará  a  ser  un 
hombre  de  talento;  el  que  corre  porque  teme  hundirse  en 
el  suelo,  que  so  apresura  a  Ibanar  jiiicio  sin  pleno  aono- 
cirniento  de  las  ideas  qne  lo  componen,  será  un  honibre 
precipUado, impaciente,  vulgi'r.  si  sus  t)rPceptores  no  tra- 
tan de  correjir  tan  notable  dt^fpcío.  Para  discernir  las 
cuuü  lades  i  defectos  de  los  n^ños,  para  eslímuiai-  Ia=  pri- 
meras i  correjir  las  últimas  por  lo"  medios  mas  adecua- 
dos, sin  castigo?  que  env  lezcan  i  degraden.  e«  paní  lo 
que  se  neiesita  un  espiíitu  bien  cultivado,  un  hombre 
(ie  mundo  1  do  talento.  Para  enseñar  simplemente,  poco 
trabajo  es  necesario;  basta  una  mediana  capacidad:  pero 
soU)  un  maestro  di.stinguido  puede  comprendía'  la  direc- 
cio  •  que  conviene  dar  a  la  educación  ¡ie  cada  uno  de 
sus  alumnos.   Uoc  cr¡)Vít,  Idc  ¡alar  e-f. 

Entre  los  inconvenientes  de  la  imfiaciencia  ocupa  el 
primer  lugar  el  no  contar  con  el  tiempo  como  elemento 
necesario  para  qne  todas  las  cosas  pe  desarrollen  i  lie 
guen  a  su  perfección.  Nada  de  esperar.  Si  las  institu 
clones  políticas  no  producen  todos  sus  efectos  ea  nn 
mes,  son  malas.  Sí  las  leyes  fiscales  no  llenan  las  arcas 
nacionales  en  un  momento,  son  ineficaces;  el  decre  o  del 
Poder  Ejecntivo  sobre  Instrucción  pública  no  arregla 
todas  las  escuelas,  no  dota  todos  los  maestros,  uo  instru- 
ye a  los  niños  en  to«ias  las  materias  en  uim  semana,  es 
malísimo;  i  así  en  todo  lo  domas. 

Gran  mal  es  éste  i  de  trascendentales  Qonsecuencias. 
En  un  pueblo  de  carácter  que  no  sabe  esperar,  no  hai 
ni  puede  haber  instituciones  ni  leyes  que  penetren 
profundamente  en  la  sociedad  i  que  al  fin  formen  el  ca- 
rácter nacional.  De  aquí  ios  frecuí^ntes  cambios,  las 
revoluciones,  la?  guerras      Lo-;  pueblos?  de  la  raza   lati- 


na están  en  este  caso:  impacientes  en  sumo  grado,  no  es- 
peran que  las  reformas  produzcan  sus  naturales  efectos, 
pues  que  para  ello  seria  necesario  dejar  andar  el  tiem- 
po. Toda  idea  nueva,  todo  proyecto  los  seduce.  No 
así  las  naciones  hermanas:  nimca  adoptan  una  idea, 
por  haladora  que  sea,  sin-  que  haya  sido  cuidadosa- 
mente examinada;  su  novedad  es  motivo  de  mirarla 
con  desconfianza.  No  corren  en  pos  de  un  futuro  in- 
cierto, sin  estar  seguras  de  que  los  bienes  quo  se  pro- 
ponen alcanzar  son  mayores  qne  los  que  e.KÍsten.  Un  in- 
glés cualquiera  lanza  una  idea  o  propone  nn  pntyecto. 
La  prensa  periódica  se  encarga  de  examinarlo  bajo 
todas  sus  faces:  vienen  luego  las  comisiones  privadas  de 
hombres  competentes  i  lueiro  los  (pie  nombra  el  parla- 
mento. Cuando  se  ha  agotado  la  discusión,  ouauílo  está 
formada  la  opinión,  viene  la  leí  que  a  nadie  sorprende; 
mas  nunca  antes  de  que  haya  pasado  algún  tiempo 
después,  de  qne  empezó  a  examinársela  materv».  En 
Francia  las  cosas  sueden  de  un  modo  enteramente 
contrario:  en  un  dia,  o  a  lo  mas  en  una  semana,  la 
idea  se  convierte  en  proyecto,  este  en  leí  i  se  empieza 
a  ejecutar.  La  imajinacion  i  no  el  juií.-io,  el  entusiasmo 
i  no  la  fria  i  sosegada  reflexión  deciden  de  las  mas 
importantes  cuestiones.  Las  cosas,  las  costumbres,  las 
necesidadas  del  país  inquietan  |>oco:  lo  que  hoi  se  hace 
de  pri.sa,  mañana  se  derogará  con  precipitación,  i  entre 
tamo  la  sociedad,  fluctuando  como  un  buque  sin  lastre- 
no  practica,  no  entiende  ni  aim  las  le>  es,  uo  hace  suyas 
las  instituciones»,  no  las  convierte  en  sn  propia  carne  i 
en  su  propia  sangre. 

Tratemos  de  curarnos  de  tan  grave  dolencia -por  me- 
dio una  conveniente  educiicion.  Aymlemos  a  esperar, 
que  las  naciones  no  mueren.  .Vgnar<lemos  iva  ■  e'  tiempo 
haga  desarrollar  los  jérmenes  del  bien  que  contienen 
las  instituciones  i  las  leyes.  No  es  posible  luc!>ar  con- 
tra males  inveterados,  sin  constancia  i  paciencia:  que- 
rer que  una  nación  cambie  su  modo  de  ser  en  un  año.  i 
con  un  código  de  leyes  que  los  empleados  remuevan 
todos  los  obstáculos  qne  eatrañ  ui  i  embargan  la  marcha 
del  país  con  solo  quererlo,  es  itesconocer  completamente 
la  naturaleza  humana,  es  ignorar  la  historia  de  todos 
los  siglos  i  de  todas   las  naciones. 

Evitemos  los  excesos  i  los  extremos;  la  pereza  i  lain- 

dolencia  nada  hacen:  la  imiiacieucia  i   la  precipitación 

I    obran;  pero  obran  mal.    Hacen  lo  que  pronto  tiene  que 

I    dejar  de  existir,  pero  dan  lugar  a  stlgo  nuevo,  queafu 

i    turno  será  destruido   Eritre  estos  extremos  h^ii,  como 

I    en    todas  las  cosas,  un  medio  ra<"ional;  pensvljios  con 

I    juicio,  obremos    sin  pereza,  no  procedamos  con    prccipi- 

I     tacion,  i  debemos  estar  seguros  de  que  tarde  o  tempra- 

I     no   obtendremos  en  paz,  en   tranquilidad  i  en  bienestar 

¡    el  premio  debido  a  los  esfuerzos  que  nos  haya  costado 

renunciar  a  la  apatía  i   librarnos  de  la  impaciencia  i 

de  la  precipitací  n. 


f  Tomado  de  ¡m  /;,/ 


X't.-mal  df  iiiyjútá.J 


LE.vauA.iF;  t)F:  i.os  niños.  -Los  padres  tienen  la  cos- 
tumbre de  dejar  hablar  a  los  niñis  un  lenguaje  diferen- 
te del  que  d^-ben  hablar  mas  tarde.  Civemos  que  no 
tienen  razón  para  ello.  Sabemos  que  lo  ¡tacen,  ya  sea 
con  la  es¡ieranza  de  apresui-ar  el  momento  en  que  han 
de  hablar  o  porque  les  t-ausa  gracia.  Pero  cualquiera 
que  sea  el  motivo,  no  podemos  menos  de  condenar  esc 
abuso.  Los  niñ.n  del»en  desde  mui  temprano  aprender 
a  hablar  el  lenguaje  que  hablarán  siempre;  de  otro  mo- 
do adquirirán  vicios  de  pronunciación  (]ue  serán  mui 
difíciles  de  correjir  en  lo  sucesivo.  Lo  que  al  principio 
parecía  una  gracia  en  su  l>oca,  llegará  a  ser  mas  tarde 
sumamente  necio  i  ridiculo,  porque  uo  es  natural.  Crc»^ 
mos  firmemente  que  el  niño  se  le  debe  euseñur  a  hwblur 
-    lo  mas  correctamente  [losible. 


Pfrloíílco  dctlieado  a  la  dinision  de  la  Tnstrnccíon  Pvimarfa  1  f-epiiadíu  i;«. 

Pr!{i,;cADo  B.uoi.A  PHOTECCI0X  DBi.  Señor  Jexkrai,  .1.  Rufino  Barrios. 
Presidente  de  la   República   de  Guatemala. 


íñintiac'or  i  Edití)r,  Santos  Toruno. 


Administrador  Edwin    Rocktroh. 


M  M,  Sí*. 


<>iisilefii:il3i,  ¿8  «le  Fe  I»  coro  do  I8S:I. 


VOI..I. 


li)fl'<ien''hi  <le  la  Instrucción  priiiiaiia  en  la». 
<■  ístnm^i'í's,  cu  ?a  moral  púhilí'a.  en  la  in- 
<5!j^trijí  I  í^ií  (•!  íle-:urrol!o  Jeni-ral  áe  la  pros- 
}»i'v¡ilHil  t\f^  5<w  pnelilos,  por  M.  L.  I  G.  V.  A- 


ütiusiútc'rtá. 


(Continúa.) 
:EGUXDA  PARTE. 


vnizaciox  or 


OWÍKNE  DAR 
TENDIDAS    I.Aí- 


.A  T.VS'lKl'i 
IRCLNS- 


Fr; 


Uai'ianioíi  un  üran  beneficio  al 
pais  si  no.-*  limitásemos  a  organi- 
zar solamente  los  elementos  con 
que  contamos  en  el  (lia  para  fa- 
vorecer la  instrucción. 

Antonio  García  Reyes.  Dis- 
curso proiiuiuiudo  en  la  cámara 
lie.  difmíadost.  (i-^esion  de  il  de 
Junio  de  1849.) 

cipivs  Jeruiideí!, 

I. 


La  í!K-\fdad  hiniiíiiia  iio  cv  un '•  i.;;:!t':  lic  lioinliifs 
reunidos  al  acaso  >in  intención  tlju  ni  tin  dt-íornuiiai'ü. 

La  sociedad  lumiana  tiene  un  oiñeto,  i  e-'C  olijeto  t-s  el 
deí-arrolio  ma.-  jiorfccto  que  peo  ¡>o?ilite  de  las  fíicuhado.- 


físicas,  morales  e  intolectnalesdc  cada  uno  de  los  indivi- 
duos que  la  componen. 

La  sociedad  dehe  fucilit-ir  ¡i  cada  uno  de  sus  mieiu- 
bi-os  la  adquisición  de  los  recuross  que  necesita  para  el 
sustento  del  cuerpo  i  el  a!iment<í  del  alma;  pero  con  una 
diferencia  importante,  cuya  c  )mprension  exijo  alíunas 
esplicaciones. 

El  hombro  esperimenta  dos  especies  distintas  de  nece- 
sida';  tiene  necesidades  físicas  i  necesidades  morales  e 
intelectuales.  La  salisfaccion  de  amias  es  indispensable 
para  que  su  vida  sea  completa:  pero  la  satisfacción  de 
las  necesidades  físicas  es  mas  exijente.  tiene  perio.'los 
determinados,  horas  contadas,  en  las  cuales  debo  ser  lie- 
nada  so  pena  de  la  existencia.  Kl  que  esi)erÍ!iKMita  ham- 
bre, sed,  frió,  tiene  que  atender  sin  demora  a  su  liambre, 
a  su  sed,  a  su  frió.  La  necesidad  del  vestido  i  de  la  ha- 
bitación se  encuentra  en  el  mismo  caso. 

La  sociedad,  considerando  esta  imprescindible  exijen- 
cia,  'deja  al  cuidado  de  cada  interesado  la  adquisición  de 
su  aliraeto,  de  su  vestido,  de  su  habitiicion.  Se  limita 
únicamente  a  garantir  la  seo:uridad  de  las  personas  íi  de 
las  propiedades,  a  emprender  ciertos  trabajos  costosos 
de  utilidad  jeneral.  como  los  caminos,  los  puentes,  los 
muelles:  a  sustentar  por  su  cuenta  a  las  personas  que 
imposibilitadas  para  el  trabajo  por  la  infancia,  la  enfer- 
medad o  la  vejez,  no  tienen  deudo^que  velen  por¡su  sub- 
sistencia. Fuera  de  la  intervención  social  señalada,  ca- 
da individuo  «íana  su  vida  como  puede  i  como  quiere  La 
orsrnnizacion  de  la  industria  es  enteramente  libre  ejnde- 
]jendiente  de  todo  poder,  cualquiera  que  sea. 

Sin  embargo,  los  proletarios  europeos  que  no  encueu- 
t\:i\\  siempre  ocanacion,  cuyo  sueldo  es  con  frecuencia 
poco  etiuitativo,  rni  nmchas  veces  se  mueren  de  hambre. 


1T8 


Kt.  MJWSTiTf  TO  A^»aiMOA**at.. 


se  han  insurreccionado  en  1848  al<rrito(Ío  I)  rclioal 
tialHi'n.  i  cxijido,  ooii  lurefílo  a  'ns  doctrinas  dec'erlos 
jmblicistas  c(^iel>rp^.  (¡no  la  sociedad  asc<rúrasc  a  cada  u- 
no  de  sus  mieniliros recursos  para  vivir.  Afortunadnnon- 
tc  esa  cuestión  que  hace  levantar  barricadas  en  el  vie- 
jo mundo,  no  tiene  niii<íini  valor  en  el  nuevo. 

La  satisfacción  de  las  necesidad^-s  morales  e  intelec- 
tuales, tan  iiuiis|>easal)lc  corno  la  de  las  necesidades  fí- 
sicas, es  no  obstante  mucho  menos  premiosa.  E-as  nece- 
sidades no  se  hacen  sentir  en  periodos  fijos  como  las  o- 
tras  ni  causan  dolores  ])unzautes.  El  inirnorante  no  espe- 
rimenta  liambre  de  la  ciencia,  como  el  que  tiene  el  estó- 
mago vacio  esperimenta  hambre  de  ¡lan.  El  que  está 
embrutecido  no  conoce  la  degradación  de  su  estarlo,  ¡  no 
Imeo  nada  por  consisniente  para  salir  de  elia.  El  que 
tiene  embotadas  sus  facultades  se  resiste  jeneralmente  a 
que  se  cultive  su  espíritu.  Es  preciso  que  el  hombre  ha- 
ya desarrollado  algún  tanto  su  intelijencia  [)ara  (jue  inie- 
da  apreciar  lo  que  vale  el  salier. 

Este  carácter  de  las  necesidades  morales  e  intelectua- 
les exije  que  la  sociedad  atienda  a  que  sean  satisfechas. 
La  sociedad  puode  abandonar  al  esfuerzo  de  sus  miem- 
bros la  adquisición  délas  comodidades  materiales:  pero 
no  debe  confiarles  la  ile  lo,-<  conocimientos  que  ilustran 
el  esvirilu  i  e<lucari  el  corazón.  La  organización  de  la 
industria  es  una  cuestión  especial  de  ciertos  paises:  [lero 
la  de  la  enst  ñ  uiza  es  en  todos  sin  disputa  una  función 
social.  El  d<'rec!io  al  fnibajo  no  ha  sido  aíui  reco- 
nocido en  nina-una  coü^titucion  política;  el  dcrec'no  a  la 
instrucción  sí  lo  ha  sido. 

La  sociedad  no  interviene  directamente  en  lo  que  Imce 
cada  hombre  para  ascgui-ar  su  vida  material:  porque  to- 
da injerencia  estraña  al  interesado  seria  innecesaria  en 
esta  materia;  pero  interviene,  o  por  lo  menos  dei)e  inter- 
venir, en  lo  que  hace  cada  hotnbre  para  asesrurar  su 
existen(!ia  moral  e  intelectual,  porque  si  ella  dejara  de 
iiacer'.o.  (¡uedariaii  sin  el  competente  <iesarrollo  "muchas 
(i(^  las  facultades  humanas. 

Este  es  el  fundamento  de  la  onlig.iciou  que  tiene  to- 
da sociedad  di-  proporcionar  a  la  jeneraüdad  desús 
inieinliros  los  medios  de  adquirir  siquiera  esos  cotioci- 
inieiitos  rudimet.tah's  (pie  son  el  |)riiicipio  de  oíros 
mas  elevados. 

iUnw)  casi  siempie  sm^etle.  lo  que  el  delier  imrione  a 
la  sociedad  laconVi-riiencÍM  se  lo  aconseja.  La  utilidad  es 
frecueiiternente  In  conip'.iriera  (ie  la  justicia. 

El  |Hvlcr  df  una  níicinii  (iepciidc.  no  del  número  <io  sus 
ej.'n'itosui  del  de  sus  liai.itaules  sino  de  lis  mayores  ap- 
titudes de  su<<-iuiiad!uios  para  cumplir  ios  fuies  sociales. 
Aquella  luK-ioii  cuyos  individuos  todos  hayan  recibido 
el  niinimo  de  iustruccion  necesaria  i  tengan  por  consi- 
guiente capacidad  para  piocurarse  los  medios  de  asesru- 
rarsuexisienciamaterial.es  decir,  aquella  nación  que 
no  cuente  ni  ignorantes  ni  mendigos,  es  mas  rica  i  pode- 
rosa que  la  que  tenga  millares  de  soldados  i  millone.s  de 
subditos.  La  instrucción  primaria,  que  es  elpi-iucipio  de 
toda  ilustración  i  la  base  de  la  industria,  viene  a  ser 
por  eso  misino  una  de  las  causas  mas  activas  déla  gran- 
deza de  los  pueblos. 

Pero  hai  mas  todavía.  La  difusión  de  las  luc^s  apro- 
vecha no  solo  a  la  masa  de  los  in<lividuos  que  forman  una 
nación,  sino  también  a  cada  uno  de  ellos  en  particular. 
La  instrucción  primaria,  nioializando  a  lo-;  que  la  reci- 
ben, destruye  muchos  de  los  obstáculos  que  nos  iucouio- 
dan  en  la  vida.  Ilacepor  iojeneral  a  todos  los  asociados 
mas  hábiles,  rans  Inmpados.  mas  racionales  Xo?aliori-a 
pues  muchas  fatigas,  muchos  perjuicios,  muchas  espiiea- 
c  ton  es. 

La  nación  i  el  individuo  están  interesados  en  la  [iro- 
pagacion  déla  instrucción  primaria. 

El  íjstablecimiento  de  una  enseñanza  pública  es  un 
deber  saar-ado  para  la  sociedad:  es  un  buen  neuixio  lia- 
ra ella. 


el  cuidado  de  la  instruc-  . 
isladas  o  a  la  codicia  de  í 
los  padres  que  tienen  la       1 


En  vista  de  tales  razones,  todo  el  mundo  convendrá  en 
que  los  poderes  sociales  infrinjen  gravemente  sus  obliga- 
ciones, siempre  que  abandonen  el  cuidado  de  la  instruc- 
ción al  empeño  de  las  familias  ai?" 
la  industria  privada.   Son  pocos 

voluntad,  el  tiempo  i  los  conocimientos  suficientes,  para 
hacerse  maestros  de  sus  hijo«.  Son  pocos  también  los 
que  a  falta  de  voluntad,  tiempo  i  conocimientos,  tienen  el 
caudal  necesario  para  pagar  un  prece[)tor  asalariado 
que  los  reemplace  en  esas  funciones.  Siendo  asi,  la  con- 
secuencia lójiea  i  precisa  de  semejante  sistema  es  la  ig- 
norancia, i  no  la  ilustración  jeneral. 

Figuraos  lo  que  seria  la  América  española  en  cuanto 
a  la  instrucción  si  el  estado  no  tuviera  escuelas  ni  cole- 
gios, i  si  toda  la  enseñanza  se  hallara  reducida  a  las  lec- 
ciones domésticas,  ocuando  mas  a  las  de  profesores  priva- 
dos. La  civilización  de  la  América  imlependiente  i  repu- 
blicana sería  casi  la  misma  (|ue  la  de  la  Améiica  colo- 
nial i  monárquica. 

Falta  igualmente  a  sus  debercí»  la  nación  que,  en  vez 
de  organizar  un  sistema  de  enseñanza  para  la  jeneralidad 
de  los  niños  que  debe  educar,  entrega  el  cultivo  de  las 
intelijencias  a  los  desvelos  de  asociaciones  espontáneas 
formadas  por  el  espíritu  propagandista  de  las  sectas  re- 
lijiosas  o  por  los  eí-fuerzos  de  la  filantropía. 

Ese  es  un  justo  reproche  que  puede  di.i¿jirse  a  la,  In- 
glaterra. Va\  estado  en  esc  reino  no  tiene  escuelas  pro- 
pias: no  es  sino  el  ausilinr  o  el  inspector  de  las  estable- 
cidas. Ningún  poder  social  desempeña  las  funciones  que 
en  otros  países  están  confiadas  a  un  miídsterio  de  ins- 
trucción j)üblica,  a  una  universidad  o  a  una  superinien- 
dencia  de  la^nseñanza.  No  existe  mas  que  la  Jnnia  (hj 
consejo  de  crf?/wri'rtn,  cuyas  funciones  secundarias  espli- 
caremos  mas  adelante. 

Seis  grandes  asociaciones  qr,e  se  han  constíttiido  es- 
pontáneamente bajo  la  inspiración  ile  la  filantropía  o  la 
relijion  son  las  que  fonientan  i  sostienen  la  instruc- 
ción primaria.  Esas  asociaciones  tienen  los  nonibres  i 
objetos  que  se  espresan   a    continuación: 

Snciidnó  r.añorinl.  fundaila  en  el  interés  do  la  iglesia 
íf'nglicana  i  presidida  por  el  ¿rzobispo  de   (^antorbery: 

Snciedad  hrlfihn'ca  i  eaimnie^rfi.  destinada  a  propa- 
gar la  instrucción  en  todos  los  miemluos  de  las  reli- 
jiones  di.sidentes  sin   distinción    de  sectas. 

Saciedad  nwinnnl  ¡  colonúil,  que  se  propoue  eschisiva- 
mente  formar  maestros  i  maestras: 

Súfiedfid  d"  //(.«  esri  e' a ■<>  i\f  aro f)o^,  qne  tiene  por  fin 
sacar  de  la  abyección  a  los  niños  de  las  claseámus  mise- 
rables i  degradadas: 

Eaonelm  de  educrtr¡<>:i  iiduxtri d  de  pofn-f-t  ni)d rfijofio>i 
defitinadoD  j)nra  las  eolonm.%  establecimiento  abierto  a 
los  jóvenes  que  mancillados  por  una  vida  vagamunda  o 
.sentencias  judiciales,  fiírinan  el  propó.-ito  <le  rehabilitar- 
se por  una  espiacion  i  una  sumisión  voluntaria  a  la  |Voz 
largo  tiempo  desconocida  del  deber; 

Junta  rntülm  de  esriehif).  que  es  a  la  iglesia  católica  lo 
que  la  Socifdad  muionnl  es  a  la  iglesia  anglicana. 

Esas  seis  asociaciones  son  las  que  fundan  ¡  dirijen  la 
mayor  parte  de  las  escuelas,  las  que  las  proveen  de  maes- 
tros i  de  libros. 

Fuera  de  las  escuelas  pertenecientes  a  las  sociedades 
referidas,  hai  otras  (pie  deben  su  orijen  a  fundüclones 
particulares  i  en  que  tienen  rentas  i  constituciones  pro- 
pias  determinadas  por  los  fundadores. 

El  estado,  por  medio  de  la  Junto  de!  consejo  d-^  educa- 
ción, decreta  subvenciones  en  favor  de  las  escuelas  o  de 
los  preceptores  que  las  sirven,  contratando  en  cambio  el 
derecho  temporal  o  perpetuo,  según  la  cantidad  de  la 
subvención,  de  hacerlas  inspeccionar  por  sus  ajentes.  A 
esto  es  a  lo  que  se  re  luce  en  Inglaterra  la  intervención 
del  estado  cu  la  instrucción  primaria. 

Nos  detendremos  en  el  estudio  de  este  sistema  mas 
que  en  el  de  la  en*ñnnza  suministrada  ]>i>v   la   fainil.i  o 


El.  lJ\'STITUTO  >V^riOJ%\§I.. 


17f) 


la  industria  privada.  Merece  esta  mayor  atención,  porque 
sus  inconvenientes  son  menos  resaltantes  que  los  del  se- 
gundo, i  porque  el  per  practicado  por  una  nación  como 
la  Inglaterra  alucinarla  quizá  a  algunos. 

La  enseñanza  debe  ser  dirijida  i  sistematizada  por  un 
poder  social,  i  no  por  los  individuos  o  las  reuniones  de 
individuos.  El  estado  es  una  grande  asociación  cuya 
espresion  es  !a  lei,  i  que  tiene  por  misión  representar  i 
propagar  en  el  interior  i  en  el  esterior  ciertas  ideas  po- 
líticas i  sociales.  No  puede  ymes,  sin  faltar  a  su  deber, 
renuMpiar  a  organizar  un  sistema  propio  de  educación, 
que  os  el  medio  mas  poderoso  de  propagar  i  consolidar 
las  ideas. 

¡Cómo!  ;,la  iurlesia  anglicana,  la  iglesia  católica,  los 
cultos  disidentes,  tendrían  escuelas  para  esparcir  sus 
doctrinas,  i  no  las  tendría  el  estado  para  sostener  las 
que  constituyen  la  base  de  su  existencia?  Ese  seria  un 
abíurdo  que  no  necesita  refutarse. 

Poro  descendamos  de  la  rejion  del  derecho  a  la  de 
la  conveniencia. 

L;i  instrucción  primaria  propagsfia  por  asociaciones 
particulares  nunca  es  tan  jeneral  ni  tan  estensiva  a  to- 
dos los  ciudadanos  como  la  suministrada  por  el  estado. 
Examinad  la  constitución  de  las  seis  sociedades  ingle- 
sas que  liemos  enumerado.  Cinco  de  ellas  sedirijen  a 
clases  e-ipeciale*.  i  ati<»nden  a  la  rcli.jion.  la  profesinn 
o  la  posición  social  de  los  individuos.  No  Iiai  mas  que 
la  Sociedad  hritin'na  i  estravjera  que  admita  en  sus 
escuelas  a  todos  los  niños  "que  pueden  contener,  sin  a- 
veiiguar  si  son  católicos  o  anglicanos,  vagos  o  conde- 
nados por  los  tribunales. 

El  estado,  cuando  tiene  escuelns,  las  abre  para  todos, 
i  procura  que  todos  asistan  a  ellas.  Asi  evita  que  la 
.■•ociedad  se  divida  en  dos  porciones  enemigas,  una  a- 
ristocracia  de  In  instrucción  i  una  plebe  de  la  ignoran- 
cia; i  que  a  medida  que  la  primera  aumenta  su  ilustra- 
ción,   ia  segunda  se  sumerje  mas  i  mas  en  la  oscuridad. 

Es  un  hecho  verificado  por  la  esperiencia  que  las  a- 
ristocracias  del  saber  son  tan  esclusivas  como  las  de 
cualquiera  otra  especie.  Por  conservar  sus  privilejios, 
escasean  cuanto  pueden  la  instrucción  a  las  clases  igno- 
rantes, que,  incapaces  de  sentir  la  necesidad  de  culti- 
var la  iiitolijencia.  no  hacen,  por  lo  que  a  ellos  toca, 
ningún  esfuerzo  para  salir  del  embrutecimiento.  De  es- 
ta manera,  mientras  una  parte  del  pueblo  eleva  el  nivel 
de  sus  conocimientos,  la  otra  lo  abate  cada  dia  mas  i 
mas.     , 

No  efe  precioso  desenvolver  las  fatales  consecuencias 
ciue  nacen  de  semejante   situación. 

Al  inconveniente  señalado  se  agrega  el  de  lo  dispen- 
dioso que  es  la  instrucción  siuninistrada  por  individuos  j 
o  asociaciones  privadas.  Un  sistema  jeneral  dirijido  por 
autoridades  nacionales  es  mucho  menos  costoso  que  u- 
no  particular  dirijido  por  individuos  o  corporaciones 
de  simples  ciudadanos.  La  razón  de  la  diferencia  estíi 
al  alcance  de  todo  el  mundo. 

"No  hni  pais,  dice  Mr.  Horacio  Mann  refiriéndose  a 
este  asunto,  donde  los  legados  caritativos,  donaciones, 
limosnaíi,  hayan  sido  mas  .ienerosamente  prodigados  que 
en  Inglaterra.  Sin  embargo,  gracias  al  vicio  radical  i 
ul  principio  egoísta  de  su  sistema,  no  ha  i  comarca  don- 
de se  haya  hecho  menos  relativamente  a  la  inmensidad 
de  los  medios. 

"Las  contribuciones  anuales  de  la  caridad  para  las  es- 
cuelas se  elevan  en  Inglaterra,  segnn  una  apreciación 
moderada,  a  .Í0'>,000  librjs  (2.500.000  pesos):  sin  embar- 
go, mas  de  millón  i  medio  de  niños  en  edad  de  ir  a  la 
es.'uela  quedan  en  una  condición  de  completa  ignoran- 
cia." 

Los  vicios  de  uu  orden  de  cosas  semejantes  no  se 
han  ocultado  a  los  ojos  de  nineuna  de  las  facciones  poli- 
ticas  que  dividen  al  pueblo  inglés,  i  todas  ellas  han  cla- 
mado por  una  reforma  que  dé  al  estado  la   intervención 


que  debe  tener  en  el  sistema  de  la  enseñanza  nacional. 
Sir  John  Pakington,  miembro  del  partido  tory,  ha  to- 
mado la  iniciativa  de  la  lei  que  tiene  por  objeto  mejo- 
rar la  instrucción  popular  en  la  Gran  Bretaña  Lor  John 
Russell  ha  presentado  en  seguida,  en  nombre  del  parti- 
do whig,  una  proposición  del  mismo  jénero. 

Los  datos  que  se  han  dado  a  hu  con  motivo  de  esta 
discusión  ha  manifestado  a  lo  que  refiere  Mr.  Andrés 
Cochut,  que  el  estado  solo,  contribuye  al  fomento  de  la 
instrucción  primaria  con  una  suma  de  3.500,000  pesos  a 
titulo  de  au.silio,  i  que  esa  suma  es  distribuida  de  un 
modo  tan  arbitrario,  que  a  cuatro  de  las  mas  ricas  par- 
roquias que  comprenden  50,000  habitantes,  les  han  toca- 
do 19,540  pesos,  mientras  que  otras  cuatro  parroquias  de 
las  mas  pobres  con  138.000  almas  solo  han  recibido  60 
pesos.  "Los  resultados  de  tal  sistema  son  deplórales,  a- 
grega  el  autor  citado.  La  orgullosa  Inglaterra  es,  des- 
pués de  la  Rusia,  la  Italia  i  la  España,  el  país  europeo 
en  donde  la  educación  popnlar  está  mas  atrasada.  En 
1855  no  hai  alli  mas  2.144,378  niños  que  frecuenten  las 
escuelas  públicas.  Suponiendo  que  cuatrocientos  o  qui- 
nientos mil  (lo  que  es  excesivo)  reciban  la  educación  en 
el  .«eno  de  la  familia,  todavía  seria  preciso  concluir 
que  la  mitad  do  los  habitantes  (¡'leda  sumida  cu  una 
profunda  ignorancia.  So  han  examinado  como  üd  (KiO 
escuelas  primarias,  de  las  cuales  4. !).')('>  han  >ido  juzga- 
das buenas,  7,09 >.  mediocres,  \'.].H1'.)  mala?::  d  resto  no < 
merece  siquiera  el  honor  de  ser  clasificado.  Cuando 
fné  necesario  llenar  los  cuadros  estadísticos,  708  maes- 
tros de  escuela  confesaron  hamildemente  que  no  sabian 
firmar.  El  capellán  de  la  cárcel  de  Preston  declara  que 
en  1849  se  propuso  tomar  nota  del  estado  intelectual  de 
los  infelices  confiados  a  su  cuidado:  habiendo  interró- 
galo a  1,949  prisioneros,  vio  que  un  (51  por  ciento  de 
ellos  no  conocían  siquiera  el  nombre  del  soberano  del 
reino;  19  por  ciento  eran  incapaces  de  con  tar  hasta  cien- 
to; i  10  por  ciento  solamente  tenían  alguna  tintura  do 
elemento-!  de  relijion." 

Pero  sean  cualesfucren  las  ventajas  e  inconvenientes 
del  sistema  inglés,  para  nosotros  tiene  un  defecto  insa- 
nable, la  imposibilidad  de  practicarlo  en  países  como 
los  americanos,  donde  el  espíritu  público  principia 
a  crearse.  Se  concibe  que  el  estado  no  tenga  escuelas 
propias  en  Inglaterra,  porque  en  esa  comarca,  una  aris- 
tocracia opulenta,  un  clero  anglicano,  católico,  o 
de  cualquiera  otra  relijion,  propagandista  de  sus  creen- 
cias por  la  educación,  una  clase  media  llena  de  espon- 
taneidad i  de  celo  suplen  al  estado  en  esta  materia  como 
en  muchas  otras.  Pero  en  Chile  i  en  el  resto  de  la  Amé- 
rica española,  ¿dónde  están  los  individuos  o  las  asocia- 
ciones que  podrían  hacer  lo  que  el  estado  no  hajSra? 

Las  (lemas  naciones  europeas  mismas  no  pueden  com- 
pararse a  este  respecto  con  la  Gran  Bretaña. 

En  Francia,  por  ejemplo,  es  el  gobierno  el  que  tiene 
que  costear  la  formación  i  el  sostenimiento  de  las  bi- 
bliotecas, de  los  museos,  de  las  colecciones  científicas, 
del  Jardín  de  plantas,  porque  no  hai  particulares  que 
quieran  hacerlo,  o  porque  talvcz  no  habría  quienes  lo 
pudieran. 

En  Inglaterra  el  gobierno  no  forma  ni  costea,  jeneral - 
mente  hablando,  esos  depósitos  de  objetos  literarios  o 
científicos.  Son  los  individuos  los  que  organizan  a  su 
co-!talasbiblioteca«,los  museos,  las  colecciones.  Tal  lord 
ha  r^nní  lo  tantas  obras  maestras  de  pintura  cinio  qui- 
zá no  habría  podido  reunirías  un  reí;  tal  otro,  para 
componer  un  museo  de  escultura,  ha  comprado  lo.s  rnán- 
mole^ del  Partenon;  hai  particular  qae  poséela  mas  rica 
colección  do  minerales;  hai  quien  guarda  en  sus  esfantes 
una  do  manus^jrit^s  raro5  i  cariosos,  que  envidiara  la  mas 
sabia  i  espléndida  ciudad. 

Sí  hubiera  un  pueblo  capaz  de  hacer  innecesaria  la  in- 
tervención del  estado  en  la  instrucción,  sería  el  ingles 
pero  un  pueblo  como  erhispano-americano,  que  apenas  se 


mo 


/;fc   IJ\\STMTfJT(í  JWMCIOJS'Jitj. 


mueve,  que  todavía  no  lia  nrrojudo  los  hábitos  de  iner- 
cia ignornmia  adquiridos  durante  el  colonií^je,  necesita 
ser  impulsado  jxir  olirar  el  bien. 

Entre  nosotros  la  dirección  de  la  instrucción  prima- 
ria por  los  i)oderes  püblicos  es,  no  solo  el  cumplimiento 
de  un  deber,  sino  una  cxijencia  del  atra.so  mismo  en  que 
nos  ha  llamos. 

(Covtbmará.) 


NOCIONES 

|>K  jeoibf:tria  ei.kiikwtíi. 

ESCRIT.VS  PARA  LO.^  NIÑOS, 

Por  Sanios  Toruno,  Director  del  Imtiiuto 

Nacional  de  Guatemala. 

(rontinúa.) 

LECCIÓN  II. 


recta  en  distinta  dirección.  (Fig.  9.) 


Lixr.A- 


di> 


!li 


•■:  liuiií.rda  por  una  sola 
d:-  líneas:  recial  curva. 


vn'sía  i  c¡i:cbrada. 

3.  I  Anea  recta  es  la  que  tiene  todos'-sus  punios 
en  una  misma  dirección.  La  mejor  representa- 
ción de  !a  línea  «-ecLa.   e-;    un  hilo   perfectamente 


estirat! 
fi--.  6. 


amlxw  cstremoíj,  como  se  ve   en^la 


Fitr.  (5. —  Línea  r.  cta. 

4.  Linea  C2¡rva  es  I  a  guc  (^ludna  de  dirección  en 
cada  uno  de  sw;  finnto-;.  Si  en  vez  de  tener  el  hi- 
lo estirado  se  afloja,  tr^ndrémos  representada  una 
línea  gurva,  como  se  ve  en  la  fn'-ura  siíjuiente. 


^pM 


Fi-.T.-  Linca  curva. 

i.     Línea  mista  es  la  que  tiene  una  parte  rec- 
orra curva.  (Fi;^-.  8.) 


Fiíf.  8, —  Linea  nji.- 
Línea  (¡uebrada  es  la  (¡u. 


Fie.  í*. — Linea  f|uebrada. 

Hemos  definido  i  representado  las  cuatro  lí- 
neas principales,  vamos  ahora  a  considerar  la 
linea  recta,  que  es  la  mas  importante,  en  las  di- 
ferentes posiciones  que  puede  tener. 

7.  La  línea  recta,  con  respecto  al  lugar  en 
que  estemos,  puede  tener  tres  posiciones,  a  sa- 
ber: vertical,  lior^ontal  e  inclÍ7iada. 

8.  Línea  verdcal  es  la  que  cae  en  la  direc- 
ción de  la  plomada  o  de  un  hilo  suspendi- 
do con  un  peso  en  su  estremo  inferior.  (F¡- 
¡■■ura   1  ó. 


10. 


Se  ve,  pues,  que  la  línea  vfTlical  cae  per- 
fectamente sin  inclinarse  mas  de  un  lado  que 
de  otro. 

9.  Línea  horizontal  es  la  que  se  dirije  hacia 
despuntes  del  horizonte.  Por  ejemplo:  una  línea 
trazada  de  oriente  a  occidente  o  de  norte  a  sur, 
será  horizontal. 

10.  La  mejor  representación  de  una  línea  ho- 
rizontal, es  la  posición  de  una  varilla  de  poco  pe- 
so, arrojada  sobre  el  agua  de  una  pila  o  de  un 
estanque.  La  varilla  flota  sobre  el  agua  porque 
la  madera  es  mas  lijera  que  ella;  i  se  ve  que  no 
sale  mas  de  un  estremo  cjue  de  otro,  i  que  tiene 
todos  sus  puntos  a  una  misma  altura. 


Vvi-  1 


-Linea  ¡iori/.ontal. 


1 1.  Líriea  inclinada  es  la  que  no  cae  vertical- 
mente,  sino  inclinándose  mas  a  un  lado  que  a 
otro.  {Vr-r.  11.) 


X 


EL.  MjySTITVTO  ,^\ieMOJ\\ÍJL. 


Fisr.  12.  -Lineas  inclinadas. 

t 

l.'na  línea  recta,  pues,  puede  ser  vertical,  fiori- 
zontal  o  indinada:  denominaciones  que  no  se 
pueden  dar  a  la  línea  curva  ni  a  las  otras  dos 
quf"  hemos  considerado. 

Por  todas  partes  vemos  líneas  rectas,  curvas, 
mistas,  quebradas,  rectas  verticales,  horizontales 
e  inclinadas. 

i,V  La  línea  recta  también  se  denomina /^r- 
pendicidítr,  oblicua  o  paralela;  según  la  posición 
que  tenoa  respecto  de  la  otra  recta. 

1 4.  La  línea  perpendicular  es  la  recta  que  cae 
sobre  otra  sin  inclinarse  mas  a  un  lado  que^  o- 
tro.   (Ti-  13).  *" 


Fiy.  13. — Linea  perpendicular. 

La  línea  RI'  cae  sobre  la  DE^sin  inclinarse  mas 
hacia  D  que  hacia  E, 

1 5.  Línea  oblicua  es  la  que  cae  sobre  otra  in- 
clinándose mas  a  un  lado  que  a  otro.  (Fig.  14). 


Fig.  14. — Línea  oljlieua. 

La  línea  ST  cae  sobre  la  CU  inclinándose  mas 
al  punto  U  que  al  punto  C. 

16.  Líneas  paralelas  son  las  que  tienen  la  mis- 
ma dirección.  {V\g.   i5). 


A 

B 

C 


unas  de  otras;  de  modo  que  hunca  pueden  en- 
contrarse por  mas  que  se  prolonguen. 

Para  terminar  la  dirección  de  una  recta  se  ne- 
cesitan dos  puntos. 

En  efecto,  para  determinar  la  dirección  de  una 
recta  no  basta  un  punto;  porque  de  un  punto  se 
puede  ir  en  todas  direcciones,  como  se  ve  en  la 
figura  siguiente: 


Fig.  l.J. — Líaeüi  paralelas. 

Las  líneas  A.  B  i  C,  son  paralelas  porque  van 
siempre  a  la  par  i  se  encuentran  a  igual  distancia 


Fi<í.  16 — Por  un  punto  pueden  pasar 
infinitas  recta?. 

Pero  si  ademas  del  punto  de  partida  se  da 
otro  punto,  quedará  determinada  la  dirección  de 
la  recta.  En  efecto,  la  línea  recta  por  su  natura- 
leza debe  tener  todos  sus  puntos  en  una  misma 
dirección;  i  por  consiguiente,  dados  dos  puntos 
se  pueden  determinar  todos  los  puntos  interme- 
dios i  los  de  las  prolongaciones;  de  modo  que 
toda  recta  puede  considerarse  prolongada  indefi- 
nidamente en  uno  i  otro  sentido.  Veáse  la  figu- 
ra 17. 

a  b         '  . 


Fig.  IT— Dos  puntos  determinan  la  dirección 
de  una  recta. 

Por  dos  puntos  no  puede  pasar  mas  que  una 
sola  recta;  pero  pueden  pasar  infinitas  curvas,  co- 
mo se  ve  en  la  figura  siguiente: 


Pig.  18. 
Para  probar  esta  propiedad,  estírese  un  hilo 
entre  dos  puntos  marcados  en  la  pizarra.  Obser- 
varemos entonces  que  el  hilo,  mientras  esté  es- 
tirado, solo  puede  tomar  una  dirección  para  pa- 
sar por  los  dos  puntos  dados,  mientras  que  aflo- 
jando el  hilo,  puede  pasar  por  dos  puntos  en  mu- 
chas posiciones,  cada  una  de  las  cuales  represen- 
tará una  cur\'a.  Según  se  alargue  mas  el  hilo, 
será  mayor  la  curva  que  represente,  i  cuando 
esté  perfectamente  estirado,  medirá  la  menor  dis- 
tancia que  hai  entro  los  dos  puntos  marcados. 


Wi 


£t.  IJ\*SrM TUTO  JV*l('IOA\'ir. 


Dos  fincas  recias  no  pueden  contarse  mas  que  cu 
un  solo  punto. 

En  tlecto.  esta  propiedad  puede  comprobarse 
por  medio  dé  dos  hilos  estirados,  lq[f  cuales  no 
pueden  cruzarse  sino  en  im  solo  punto;  i  paja 
que  uno- de  los  dos  hilos  cruce  al  otro  en  mas  de 
im  punto,  es  necesario  que  pierda  la  tirantez,  con 
lo  cual  deja  de  representar  una  línea  recta,  como 
se  ve  en  las  fic^uras  siguientes: 


Fig.  19. 


CLTESTIOXARIO. 

1.  Qu(^  os  linea?  2.  ¿Cuántas  clases  de  linoaa  bai?  3. 
Qué  eí  linea  recta?  ¿Cuál  es  la  mejor  repretientacion  de 
la  linea  recta?  4.  Qué.  es  linea  curva?  5.  Qué  es  linea 
mista?  ü.  Qué  es  línea  quel)raJa?  7.  Cuántas  posiciones 
pnede  tener  latinea  recta  con  respecto  allngar  en  qi.e 
nos  encontremos?  8.  Qué  es  linea  vertical?  9:  Qué  es 
linea  horizontal?  10.  Cuál  es  la  mejor  representación 
de:  una  linea  horizontal?  11.  Qué  es  liiiea  inclinada?  12. 
Cuántas  posiciones  puede  tener  uiia  linea  recta  respec- 
to de  otra?  13.  Qué  es  linea  perpendicular?  14.  Qué 
es  lineaoblicua?  15  Qué  son  liaeas  paralelas?  1(5.  Cuán- 
tas lineas  se  necesitan  pora  determinar  la  dirección  de 
ima  recta?  17.   Cuántas  rectas  i  cuántas  curvas,  mistas 


i  quebradas  pueden  pasar  por  dos  puntos?  18.  En  cuán- 
tos puntos  pueden  cortarse  dos  lineas    recta-:? 

((Jmdinnará.) 


ELEÍí^NTOS 

Para  itso  de  los  alumnos  dtl  Instituto  Nacional 
d".  Gicaienwla. 

PRIMER  CURSO. 

(Continta:) 

T  W Kl^TY-SEí  0Í\  P   l-E.SSO?¥. 

VOCABULARY. 


To  be  at  your  liouse,  estar  en  su  rn.<t«i  de  Ud. 

To  go  to  your  liouse,  to  <ro  to  you,  ir  a  su  casa  de  Ud. 

To  be  at  his  liouse.  es!ar  en  su  rasa  file  él.) 

To  go  to  his  house,  to  go  to  him,  ir  o  su.  casa  (di-  ¿I  / 

To  be  at  her  house,  r.v/.v/'  eit  s>i  rasi  rdeelhi.) 

To  go  to  her  house.  to  ü'o  (o  hor.  //■  a  .■<//  r(r^>i  ólc  t'l!>i. , 

Tobe  at  our  hüuso,  c^hd- i-u  nurs^lnt   cii-<a. 

To  go    to    our  liouse,   togo    tu  U<.  ¡r  u  iiurslrn  rnsu. 

To  be  at  their  ImiL^e,  estar  <■.•  v  <.;.,<    ,/.    di  .s  <,  i/V  i- 

llas.) 
■    To  go  to  their  house.  to  ¡¡'o  to  tinMii.  ¡ni  ai.-^n  </-  <-//(/,< 

o  de  ellas. 
To  beat  the  man's  iiou^e.  rs/ur  e,i  la  ms-n  </<•/  l,niid,rr. 
To  go  to  the  man's   hou.-^e,  ir  n  1 1  rnsu  ih-l   humhrc. 
To  be  atmy  father's  house,  es/./ fW'í  ram  de  i,ii  p'id.rc. 
To   go  to  my  ñither's  house.  //•  <i    rusa.  ,lr  mi  ¡Hidre. 
To    go  to  one's  friend's  iiou-e.  /'/■   >'  irnit;  n   r<is,f  de  .vn 

amii/o. 
'J'o  be   atsonic  one's  ]u)\\<c.  i-sf,/,-  lu  rusn  ,1-  dhiniKi. 
To  go  to   some  one"s   lion-c.    to  go  to  <o;iii'   um'.  /,■.; 

.  ca.s(/  (/('  (d'fiaiii. 

To    lieatno    One'!: ,  no  rsfnr  "u     r'isn  dr    „/.,//';,.,    ■,  ilr 

nadie. 
'    To  go  to  no  one's  house.   lo  go  no  one.   no  ir  u  m^a 
d^nivffi'iio  o  de  nadie. 
OfW^Cuadp  se  dice:  he  h  at  my  ñithcr's.  vlesl.'i  e„  la 
casa  de  mi  padre:  he  goes  to  inv  t'ather'-.  ■/  ru  á  la  casa 
de  mi pad rr.  ]ii  palabra   Ao'/.v,'  sioüipres''  .-;oiii'Ofiitieude. 
At  whose  house?  en  r,,s,i   ,/,■  ¡¡h :,■„': 

To    whoSO  house?    a  ru-a    dn/inie'.' 

To  whose  liouse  do   voii  wisli  lo  '--o'-'  •./  ■■.i<,i  ,h  m,.¡'.  ,, 

<inier.  l'd .  /..  ?         '   _ 
I    wisii  to  go  tojno  one's.  iionse:  im  ir  ¡rr"  ¡r  n  .vi.;a  de 

na/ür.  ' 

At  who.^e  house  is   voiir  ItoiÍut?  ,• /■>'/(    r.->s,,  .i.    ..,■,,., 

fslá   s.-i    h-mri:,,,  'dr     l',l/ 
He    isatours.    es'á  e;,  nnesira  ,:a-n. 


A\   honie.  en  <<if:a. 
'Yo   he  at  lioiñe. /'.<./'((<■   tJi^ns'i, 

Is  your  father   at  hoiiic?   A:v/,í  su  pndre  d,-  l'd.  -/,  ca- 
lle   is    not  al    home.    no  ,sb'i  en   ras-n 
Where  is  my   íViend?  ¡.D'mdf  rst  i  /,,•/  ■ii:ii-/c'! 
He  is   at  home,  pá'.í  en  cn-^n. 


I'XKIM'I.-KS. 


At  who.se  liouse  is  our  fathór?  He  i>  at  lii?  friend's. 
— To  whose  house  do  you  wisli  to  go?  1  wish  lo  go  to 
your  Jiouse. — Will  you  go  to  my  house?  I  wiU  not  go 
to  your  house.  but  to  my  brother's.— Does  your  sister 
wisíi  to  go  to  her  friend's.— She  does  not  wish  to  go 
to  her  friend's,  buttolicr  ncighbor's.-At  wiiose  house  is 
your  son?  He  ía  at.our  house.-^Do  yoü  wish  to  look 
for  our  hats,  or  fáf'  tho.se  of  the  Datch?  1  wish  to  look 
neither  for  yoiirs  ñor  for  tliose  of  the  Diitch.  but  I  wisii 
lo  look  for  mine  and  for  those  of  iny  good  fricnds  — 
Wliere  is  Peter?  He  is  at  home — Do  you  wish  to  ¡ro 
home?  — Ido  not' wish  to  ^-o  lióme.  1  wish  to  ü'o  to  th(í- 
hoii-e  ol' mv    neÍ!rhtioi-'s  son. 


1  Q.a. 

To     !.:í 


At. 


Togü.   ir. 

To  come,   ve/iir 


Tobe  at  my  house.  estar  en  mi  casa. 
To  goto  tnv   house.  ir  a  mi  casa. 


En  casa  de  quien  está  su  hermano  ile  Ud?  E.ítá  i-¡i  i-a- 
#a  de  su  amigo.  -  ¿A  casa  de  quien  quiere  Ud.  ir?  Quie- 
ro if.aoasá  de  mi  vecino. ^-Quiere  Ud.  ir  a  mi  casa? 
Xo  i|UÍPro  ir  a   la  ca-u  ile  [\1    sitio  a  la  de  mi  hermano. 


X 


J¡;4L  IJS'STMTtiTO  J\;aCMOJS*JiM.. 


im 


quiere  ir  a  la  casa  de  su  tía  sino  a  casa  de  su  abuela. 
— ¿Esiá  su  padre  de  Ud.  en  casa?  No,  Señor,  no  está 
en  casa. — ¿En  casa  de  quien  está  él?  El  está  en  casa  de 
los  buenos  amigos  de  nuestro  vecino. — ¿Quiere  üd.  ir  a 
casa  de  alguno?  No  quiero  ir  a  casa  de  nadie. — ¿Dónde 
esLá  ?u  hijo  de  üd.'*  Esta  en  casa. — ¿Qué  quiere  él  ha- 
cer en  .au  casa?  Quiere  beber  buen  vino. 

III. 

CoNVERSATiox  A.— A  t  who.«e  lioHíe  18  your  father." — 
At  whose  house  are  you  parents? — To  whose  honse  do 
you  wisli  to  sro?— To  whose  house  does  ray  father  wish 
to  sro?  To  whose  liouse  do  my  parents  wish  to  go? — 
Do  yon  wish  to  go  to  my  fatlier's? — Does  this  boy  \yÍ8h 
to  e<>  to  liis  mot'iop's — Do  theso  girls  wish  to  go  to 
their  narcnts?— Who  wish(»s  to  go  to  my  house? — Who 
wislios  to  go  to,Peter'-i? — Will  you  so  to  mv  house.' — 
Will  yon  not  go  to  mv  liouse? — Will  he  go  to  your 
housf? — Will  he  not  goto  your  hou«c?— Will  she  go  to 
her  honsc*'— Will  she  not  ¡ro  to  her  honse? — Will  we 
go  to  Jn'in's  lioiise? — Will  we  not  ?o  to  .Tohn's  house? 
-^Wül  thcv  go  to  my  father's. — Will  they  not  go  to 
wy  fí>ther's.' 

ÍV. 

CoxvERSATíON  B  —Do  yon  wish  to  go  to  onr  bro- 
ther's? — Tí  the  Amprican  at  nny  one's  house? — Where 
íp  he?— Are  vnnr  bnvs  willin?  to  oro  to  onr  friends? — 
Are  yo'ir  c'iihlren  nt  ^tori.e?— Wliere  is  the  foreignor? 
— Is  tlt<»  man  atour  aunt's? — Do  yon  not  wish  to  go 
to  mv  hou.se?-ís  vour  fatlier  at  home? — At  whose  liouse 
is  he?— Do  you  wish  to  go  to  anvliody's  liouse?— Whe- 
re is  your  son?— W'mt  does  he  wish  to  do  at  his  house? 
— Isyour  sister  nt  homo?  Whnt  do  yon  wish  lo  'Irink? 
— Are  you  tired?- Are  you  not  t¡re<l? — Wijlyou  drink 
some  water?— Wliat  have  you  at  home?— .ITas  the  Spa* 
niard  a  mind  to  buy  as  many  umbrelias  as  hat,«?— Do 
the  English  wish  to  buv  any  thing?— What  does  the 
Frenchmnn  wish  to  buy? — Will  you  go  to  their  house? 
—  Will  you  ijo  to  h's  hou=e?— Will  yon  go  to  hira..' 

V. 

CoxvERSATiox  C  — Do  you  wisli  to  speak?— Ts  your 
íoii  willing  to  studv? — Do  you  not  wish  to  buy 'any 
rhintr? — -Vre  you  willing  to  mend  mv  liandkerchieí^— 
Who  wili  mend  onr  son's  vest? — Does  the  Spaniar.l 
Vi-  sh  to  buy  this  or  that  [ñcture?— Wich  looking-glas- 
■■es  does  the  Englislmian  wish  to  buy? — Does  your  fa- 
ther wish  to  look  for  his  umbreila  or  for  his  stick? — 
Do  your  wi<h  to  drink  some  coffee?— Does  the  sailor 
vvish  to  tlriiik  some  wine? — What  does  the  captain  wish 
to  drifik? — Wiíat  does  the  brother  wisii  to  make?  - 
Does  tlie  carpenter  wis)i  to  make  any  thiug? — Do  you 
wish  to  buy  a  bird? — Hvvo  many  lookmg-glasses  does 
your  servant  wish  to  buy? — Do  you  wish  to  buy  many 
oirds?— Will  your  cbildVes  st*ek  the  gloves  that  we 
Lave  in  l^süt  rooiu? 

''Co^dirtuará) 


l.V  INFANCIA  DEI^  IWtll^OO. 

INTRODUCCIÓN  A  LA  HISTORIA  UNIVERSAL. 

Escrita  para  ¡os  niños,  por  E.    Clodd. 
(Continúa.) 

xxxin.  * 

monoteísmo,  o  CBEEXCI.i  EN  UN  SOT.O  DIOS. 

En  la  época  en  que  la  historia  de  las  creencias  reli- 
giosas del  hombre  adquiere  mayor  claridad,  vemo.s  tam- 
bién que  sus  ideas  son  mas  nobles  i  elevadas- 

Parecióle  al  principio  que  en  los  cielos  i  la  tien-a  rei- 
naba una  gran  confusión;  pero  observó  con  mas  cuida- 
do, i  entonces  vio  que  el  orden,  no  el  desorden;  que  un 
plan,  no  el   ciego   acaso,  regían  el  universo. 

La  tempestad  que  destruia  los  frutos  de  la  industria 
humana,  se  llevaba  consigo  las  emfermedades  i  epide- 
mias: el  fuego  que,  falto  de  dirección,  destruía,  bien  di- 
rijido  era  un  útil  servidor  del  hombre:  la  noche  que  po- 
blaba los  aires  de  espíritus  siniestros,  invitaba  al  hom- 
bre a  tomar  las  dulzuras  del  reposo:  lo  que  era  mira- 
do como  maldito,  &e  convirtió  en  una  bendición;!  lo 
que  habia  parecido  desconcierto  en  la  naturaleza,  fué 
armonía    para     el    que  tucó    sus  cuerdas  con  acierto. 

El  hombre  adoró  al  principio  lo  que  juzgaba  mas  fuer- 
te, i  temió  lo  que  podía  dañarle  mas:  abanzando  en  cono- 
cimientos  i  en  sabiduría  vino  a  adorar  a  un  Ser.  ti- 
po de  perfección  i  de  bondad.  Nació  esta  creencia 
de  la  idea  de  qitc  el  universo  debia  estar  dominado 
por  otra  cosa  que  la  fuerza  bruta.  Hemos  visto  que 
al  entrar  el  hombre  cu  la  vida,  encontró  una  per- 
petua lucha  entre  fuerzas  de  toda  clase,  i  que  ht  única 
iei  que  regia,  era  la  del  mas  fuerte.  El  que  pudo  qui- 
tar una  cosa  i  conservarla,  fué  su  dueño.  Además  de 
su  aptitud  para  defenderse  por  la  fuerza  o  por  la  astu- 
cia, el  hombre  poseía  el  poder  de  dañar  i  cometer  actos 
de  feroz  crueldad,  i  la  Historia  nos  enseña  el  mal  uso 
que  hizo  de  él.  Inferior  en  esto  a  las  bestias  que  mataba 
para  satisfacer  su  hambre,  privaba  de  la  vida  a  sus  pró- 
jimos solo  para  satisfacer  injustas  ambiciones,  e  hizo  des- 
trozos que  siglos  de  trabajo  no  han  podido  reparar.  Pe- 
ro según  fué  estendiéndose  la  familia  humana  fué  hacién- 
dose evidente  que  todo  seria  destruido  si  el  hombre  con 
tinuada  usando  en  toda  su  fuerza  este  poder  de  dañar, 
de  robar  i  de  matar.  Fué  preciso,  por  consiguiente, 
para  que  la  humar.idad  pudie.se  vivir  en  paz  i  pro- 
gresar, que  cada  cual  reconociese  el  respeto  i  derechos 
que  eran  debidos  a  los  demás,  i  que  los  tratasen  como 
ellos  qin'sieran  ser  tratados.  Si  alguna  se  negaba  a 
convenir  en  esto,  i  maliciosamente  dañaba  a  otro,  se 
le  castigaba  por  ha!)er  roto  las  reglas  que  deben. ol)- 
servarse  para  hacer  posible  lo  que  se  llama  xodeUiul. 
Pero  además  del  sentimiento  del  deber  hacia  los  demás 
hombres,  habia  otro  mas  profundo,  que  hacia  reconocer 
a  los  unos  su  injusticia  en  causar  mal  a  los  otros. 

Hai  en  el  interior  de  cada  uno  una  voz  que  habla 
clara  i  distintamente  cuando  tenemos  que  escoger  entre 
la  ejecución   de  una  bueua  o  mala  acción. 

Sí  estamos  tentados  a  obrar  mal.  ¡  sabemos,  sin- 
embargo,  obrar  bien  /,  de  dónde  nos  viene  este  cono- 
cimiento? Si  después  de  cada  acto  de  bondad,  de  cada 
deber  fielmente  cumplido,  sigue  una  paz  bendecida  ¿do 
dónde  proviene  esta?  El  Soi  i  la  Luna  no  pueden  dis- 
tinguir lo  justo  de  lo  injusto,  ni  ayudarnos  a  conocer 
la  diferencia.  Las  estrellas  del  ciclo  i  las  piedras  de  la 
tierra  no  saben  nada  de  deberes,  i  so  nuieveu  n  per- 
manecen inmóviles  a  cfinsecuciiria  i!e  leves  nsni  dió- 
tinlBR   délas   del  amor. 


19<l 


í¡t.  tjyf«TtTtTo  j%^^ei€K\*^i.. 


Diofi,  ¡  solo  D5op,  es  la  fiícnte  do  donde  aqueHos  i«e 
origina. 

Jamás  debemos  desoir  la  voz  do  la  tíoneienoia,  pne» 
cuando  ella  liabla  estamos  mui  cerca  del  peli<íro:  e- 
lla  solo  calla  cuando  pisamos  ol  buen  camino:  <le  lo  con- 
trario, no  nos  dejará  dormir.  Es  un  juez  a  quien  nunca 
debemos  tratar  de  molestar:  jamás  abandona  su  asiento, 
i  desde  él  estií  pesando  en  su  balanza,  minuto  por  miuu- 
to.   todas   nuestras  acciones  i  pensamientos. 

Ei«o  que  nosotros  reconocemos  como  nuestra  suprema 
lei,  debe  ser  perfecto  en  .Aquel  cnya  autoridad  oimos; 
i  supuesto  que  las  leves  do  Dios  son  hijas  de  sff  amor, 
se  sigue  que  obedecerlas  es  vivir  en  su  amor,  o  lo 
qne  es  lo   mibino,   es  vivir  en  Dios. 

Asi  el  hombre  con  los  pies  doloridos  i  lleno  do  fa- 
tiga, vino  al  fin  a  descansar  en  este  pensamiento,  i  a 
creer  en  un  Dios  único.  Padre  de  todos.  "Hacedor  de 
los  cielos  i  la  tierra  i  de  todas  las  cosas  visibles  e  invi- 
sibles." creyendo  asi  mismo  que  amarlo  do  todo  corazón 
esFliacer  mas  qne  ofrecerle  sacrificios  i  hecatombe?. 

De  esta  manera  llegó  el  hombre  a  la  mas  sublime  de  • 
PUS  creencias.      Destrraciadamente,  solo  un  coito  núme- 
ro de  la  gran  familia  humana  goza  de  esta  bendición: 
la  mayor  parte  de  ella  adora  aun  muchos  diose.^?:  bue- 
nos, malos  e  indiferentes. 

En  los  lui^ares  en  que  se  llegó  a  la  creencia  en  un  so- 
lo Dios,  se  le  concibió  al  principio  en  la  forma  de  un 
hombre.  Pora  los  pueblos  que  habitaban  en  el  frió 
Norte,  era  el  Tonante:  para  los  que  residían  en 
el  í^ur,  en  las  costas  bañadas  por  mansas  aguas  i  a- 
lumbradas  por  cielos  refulgentes,  era  el  Hernioso:  para 
el  habitiinte  Aa  las.  llanuras  fuerte  de  alma  i  brusco  en  la 
acción,  era  un  poder  que  cabalgaba  sobre  las  alas  del 
viento,  un  ser  dotado  de  los  sentirffientos  i  pasiones 
de  los  hombres. 

Se  necesitaron  grandes  maestros  que  se  paseasen  en 
las  ¿arboledas  de  la  herniosa  Atenas,  i  uno  mas  grande 
aun,  uno  divino. que  se  sentó  fatigado  junto  a  un  pozo  de 
Hamaia,  para  propagar  respecto  de  Dios,  ideas  que  no 
pueden  ser  8uperada^. 

Asicomo  aun  hai  razaK  salvajes  que  se  hallan  en  la 
edad  de  piedra,  que  fué  el  principio  de  todo  pro<rreso. 
i  que  Europa  ha  dejado  atrás  miles  de  años  hace,  asi 
también  hai  otras  que  aun  permanecen  sumidas  en  bs 
abyectas  ideas  de  espiritas  residentes  en  las  cosas  inani- 
madas. E'lis  nos  repres&Dtan  lo  (pie  no<¡otros  fuimoH:  nosfj- 
tnm  vfynsmtomoi  l>  qne  es  i^e  ea:>erarge  filas  ne^nm. 
Esta  idea  nos  hace  creer  que  Dios,  que  no  hace  nada  en 
vano^  hará  saber  algún  dia  al  pobre  e  ignorante  s-alvaje, 
las  cosos  que,  sin  culpa  suya,  lia  ignorado  has  a   ahora. 

XXXI V. 

Tris»  i.eyb?íi».4s  acrrca  i>k  AiiUAmM, 

iíupuesío  que  la  mas  alia  creencia  de  cualquier  tiempo 
eí  la  creeiiüia  de  sus  mas  elevada.s  iutelijencias.  es  cla- 
ro que  ea  todas  las  edades  ha  habido  hombres  mas  pen- 
sadores i  perspicaces  que  sus  contemporáneos,  los  cua- 
les, reconociendo  (jue  esta  grande  i  solemne  vida  se  nos 
ha  dado  para  algo  mas  noble  que  comer  i  hacer  fortuna, 
se  han  preguntado  u?i  misino  porqué  existían,  dónde  ihan 
i  de  dónde  venia  todo  lo  qué  veian  a  su  alrededor.  Mu- 
cho pudiéramos  decir  acerca  délas  vidas  con  que  esos 
hombres  enriqueciéronla  tierra,  i  de  los  pi-ofnndqsi  l)e- 
Uos  |)ensamientos  en  que  constan  sus  inYestigaciones  en 
pos  de  la  verdad,  o  sea  en  pos  de  Dios:  mas  no  lo  permi- 
te la  brevedad  que  nos  heñios  itnpúesto.  i  nos  limitare- 
mos a  det!Ír  algo  respecto  de  uno  de  esos  hombres,  el  pri- 
mero eu  los  tiempos  hist<)ricos,  i  de  quien  se  dice  que 
concibió  i  üOB  trasmitió  áutes  que  ningún  otro,  el  pensa- 
uxiento  de  un  solo  Dios.  . 

Abraham.  porqueesél  a  qui«i  nos  referimos,  era  na- 


tural del  pais  llamado  Caldea.  El  claro  cielo  de  esa 
tierra  de  Oriente,  invitaba  a  sus  moradores  al  encanta- 
dor estudio  del  Sol,  la  Luna  i  las  estrellas;  i  no  solo  ado- 
raban estos  cuerpos,  sino  que  por  signos  que  de  ellos  sa- 
caban, predecían  el  destino  de  las  personas.  Un  anti- 
guo historiador  noe  dice  que  todo  caldeo  tenia  un  bácu- 
lo i  un  sello,  en  que  constaba  el  signo  del  planeta  o  es- 
trellas que  .se  vieron  al  tiempo  de  su  nacimiento.  Al- 
gunos han  dicho  que  Ur,  la  ciudad  natal  de  Abraham, 
era  af-iento  principal  del  culto  que  se  tributaba  al  Sol, 
i  que  su  nombre  significa  luz  o  fuego.  I'odemos  ase- 
gurar que  los  primeros  años  do  Abraham  pasaron  entre 
adoradores  del  Sol,  i  es  intere-ante  saber  que.su  nombre 
i  memoria  se  conservan  con  respeto  no  solo  por  los  jn- 
dios,  sino  también  por  los  persas  i  maliometanos. 

Entre  las  leyendas  (jue  de  él  refieren  libros  antiguos 
so  encuentran  fas  siguientes: 

Terah,  el  padre  de  Abraham,  hacia  ídolos  i  los  ven- 
dia.  Obligado  un  dia  a  salir  desasa,  dejó  a  Abraham  en 
su  lugar.  Entró  un  anciano  i  preguntó  el  precio  de  uno  de 
los  ídolo.s. — Anciano,  interrogó  Abraham,  ¿qué  edad  tie- 
nes?— Sesenta  años,  respondió  aquel.-^¡Sesenta  años! 
esclamó  Abraham:  i  tú  quieres  adorar  una  cosa  que  los 
osclaTOB  de  mi  padre  hicieron  en  pocas  horas?  Es  es- 
traño  que  un  hombre  d©  eí«a  edad  quiera  inclinar  su  ca- 
beza venerable  ante  semejante  cosa. 

El  hombre  enrojeció  de  vergüenza  i  se  fué.  Entró 
entonces  una  mujer  de  aspecto  grave  a  traoj-  una  ofrenda 
a  los  dioses  —"Dásela  tú  misma,  dijo  Aliraham,  i  verás 
conque  avidez  ¡a  comen."  Ella  lo  hizo  asi.  Abraham 
cojió  entonces  un  martillo  i  rompió  todos  los  Ídolos 
escepto  el  pja?  grande  en  cuyas  manos  coloca»  el  marti- 
llo. Cuando  Terah  volvió,  preguntó  colérico  qué  mal- 
vado profano  había  ultrajado  asi  a  los  dioses  —Señor, 
dijo  Abraham,  durante  tu  ausencia  una  mujer  trajo  ali- 
mento para  los  dioses,  i  ios"  mas  jóvenes  ein|)ezaron  a 
comer.  El  mas  viejo  indigna<lo  por  su  atrevimiento, 
cojió  el  martillo  i  los  redujo  a  pedazos." — Te  burlas  de 
tu  anciano  padre?  dijo  Terah;  ¿no  sé  yo  que  ellos  no 
pueden  comer  ni  moverse.' — .\si,  es  repuso  Abraham,  i 
sin  embargo,  tú  los  adoras,  i  quieres  que  yo  también 
los  adoro."  .Añade  la  leyenda  que  enoj.ido  Terah  envió 
a  Abraham  a  la  pro.senoia  del  reí  para  que  le  juzgase 
por  su  crimen. 

Dijo  Nemrod  a  Abraham: -"Si  no  adoras  los  ídolos 
de  tu  padre,  adora  el  fuego." 

Abraham. — ¿Por  qué  no  adorar  el  sgui.  que  apaga  el 
fuego? 

Nemrod. — Sea,  adora  el  agua. 

Abraham. — ¿Por  qué  no  a  las  nubes,  que  contienen 
el  agua? 

Nfinrofl. — Bien,  adora  las  nubes. 
Mruhnm.—^yov  qué  no  al  viento,  que  arrastra  las 
nubes? 

Nemrml. — ^Entónccs,  ruégale  al  viento. 
Alyraham.—  No  te  enojes"  ¡oh  reí!  yo  no  puedo  rogar 
al  fuego,  al  agua,  a   la  nube,  ni  al  viento,  sino  al  Crea- 
dor que  los  hizo:  solo  Ei.  es  digno  de  mi  adoración. 

En  Otra  ocasión.  Abraham  dejó  una  cueva  en  que  ha- 
bla habitado  i  se  puso  a  contemplar  el  desierto.  1  cuan- 
do vio  el  Sol  brillante,  en  todo  su  esplendor,  se  llenó  de 
admiración  i  pensó: — "Seguramente  el  .Sol  es  el  Dios 
Creador"  i  se  arrodilló  i  adoró  al  Sol.  Mas  cuando  vi- 
nú  la  noche,  el  Sol  .se  puso  en  el  Oeste  i  .Abraham  dijo 
entonces:  "Xo.  el  Autor  de  la  Creación  no  puede  po- 
nerse." Levantó.se  la  Luna  en  el  Este  i  las  estrellas 
aparecieron  en  el  cielo.  Entonces  dijo  Abraham:  "E.st» 
Luna  debe  ser  verdaderamente  Dio.s  i  las  estrellas  í-us 
huestes"  i  arrodillándose  otra  vez,  adoró  la  Luna.  Pero 
la  Luna  también  se  puso,  i  el  Oriente  apareció  de  nuevo 
iluminado  por  la  brillante  faz  del  Sol.  Entonces  dijo 
At>rahani:     "Ci-rtamente  estos  cuerpos  celestes  no  son 


\ 


EL.  IJrSTlTI/TO  J\'^CIOJ\*JÍI., 


185 


dioses:  ellos  obedecen  a  una  lei,  i  yo  adoraré  solamente 
al  Autor  délas  leyes  que  ellos  obedecen." 

(Continuará.) 


C^rretm^tioa.  irifaritil 

P.VRA  LOS  NIÑOS  AMERICANOS, 

POR    I.UIS    F.  MANTILLA. 

ProfeHor  de  la  Lerujita  i  Literatura  Española  en  l<i 
Universiilad  de   Nueva-York. 

(Continúa.) 


LECCIÓN  XIII. 

Conjiioracion  es  la  variedad  de  terminaciones 
por  inedio  de  las  cuales  el  verbo  espresa  modos, 
tiemf>os,  númei'os  i  personas. 

Modo  es  la  manera  de  espresar  la  acción:  si  di- 
[^o  leo  el  I  toro,  afirmo  positivamente  que  ejecuto  la 
acción  de  leer;  si  dig^o  Ueria  si  tuviera  tiempo,  es- 
preso un  deseo  de  ejecutar  la  acción  de  leer  pero 
en  modo  alguno  indico  qu^  la  ejácute.  Cuando  d¡- 
g^o  lee  el  libro  indico  un  mandato.  He  aquí  tres 
maneras  de  espresar  una«ccion,  que  en  gramática 
constituyen  los  tres  modos  llamados  indicativo, 
subjuntivo;  e  imperativo. 

K!  indicativo  afirma  la  ejecución  de  la  acción; 
\ .  g.  como  comí,  comeré.  En  estos  tres  ejemplos 
no  hai  mas  diferencia  que  el  tiemjx)  en  que  se  eje- 
cuta la  acción  de    comer. 

El  subjuntivo  indica  deseo,  condición,  i  siempre 
necesita  de  ot!0  verbo  para  completar  la  idt-a;  v. 
'^.  vendría  si>  o  estuviera  ocupado,  sirw  estuviera 
rnjtrnu),  saldría  hoi,  etc. 

El  imperativo  sir\'e  para,  mandar,  exhortar 
r  )í_;ar,  V.  g.:  sal,  entra,  perdone^,  idvida  ^z. 

Cada  uno  de  estos  modos  tiene  sus  tiempos,  nú- 
m^.-ros  i  personas.  Así,  en  escribo  la  carta,  el  ver 
bo  escribir  está  en  el  tiempo  presente,  en  el  nú- 
\w.vo  singular  i  en  la  primera  persona. 

i.'omistt'is  muy  bien  ayer:  el  verbo  está  en  el  tiem- 
po pasado,  número  plural  i  en  la  segunda  perso- 
na. 

Vendrán  hoi:  el  verbo  está  en  el  tiempo  futuro, 
número  plural,  tercera  persona. 

Díganse  en  qué  tiempos,  números  i  persona^ 
están  los  verbos  en  los  siguientes  ejemplos. 

Los  justos  verán  a  Dios. 

Las  rosas  florecen  en  la   primavera. 

Los  antiguos  adoraron  ídolos. 

Los  enemigos  destruyeron  la  ciudad. 

L.i '  guerra*  asolará  aquel  pais. 

Nos  regocijaremos  con  la  paz. 

La  codicia  embriaira  a  los  hombres. 


Nos  lamentaremos  de  nuestros  errores. 

El  religioso  conoce  \  ama  a  todos  los  hombres. 

Donde  el  ocio  vive,   nunca  reina  la  virtud. 

Dijimos  en  la  primera  parte,  que  había  tres 
tiempos,  presente,  pasado  i  futuro,  i  añadiremos 
ahora  que  el  pasado  o  presente  se  subdi\ide  en  o- 
tros  tres  que  .son:  imperfecto,  perfecto  i  pluscuam- 
perfecto. 

El  imperfecto  de  indicativo  indica  que  una 
acción  se  ejecutaba  al  mismo  tiempo  cjue  otra, 
V.  g.  yo  salia  cuando  tú  adrabas. 

El  perfecto  espresa  simplemente  la  acción  pasa- 
da, V.  g.  saii,  comí,  grité  &c. 

El  pluscuamperfecto  indica  que  una  cosa  estaba 
hecha  cuando  otra  se  hizo,  \.'g.,yo  Iwbia  salido 
cuando  tú  vettiste. 

-En  la  primera  edad,  ni  fué  menester  la  pena, 
porque  la  lei  no  conocía  culpa,  ni  el  ¡gremio,  por- 
que se  amaba  por  sí  mismo  lo  honesto  i  g'orioso, 
Pero  creció  con  la  edad  del  mundo  la  malicia 
hizo  recatada  la  virtud,  que  antes  sencilla  e  inad- 
vertida vivía  por  los  campos.  Desestimóse  la  i- 
gualdad,  perdióse  la  modestia  i  la  vergüenza,  e  in- 
troducida la  ambición  i  la  fuer/;a,  se  introdujeron 
las  dominaciones;  porque  obligada  de  la  necesi- 
dad la  prudencia,  i  despierta  con  la  luz  natural,  re- 
dujo los  hombres  a  la  compañía  civil,  donde  ejer- 
citasen las  virtudes  a  que  les  inclínala  razón, 
i  donde  se  valiesen  de  la  voz  articulada  que  les 
dio  la  naturaleza,  para  que  unos  a  otros  esplicando 
sus  conceptos,  i  manifestando  sus  sentimientos 
i  necesidades,  se  enseñasen,  aconsejasen  i  defen- 
diesen."— ( Diego  de  Saavedra  Fajardo,  j 

LECCIÓN  Xl\'. 

Dios  Jtroteje  la  inoce^.cia. 

La   inocetuia  es  protejida  por  Dios. 

l:stas   dos  frases  tienen  la  m'sma  significación, 
apesar  de  que  las  palabras  que  la  constilu\  en    es- 
tan  colocadas  en  distintos  lugares.  En  la  primera,  , 
Dios  es  la  persona  que  ejecuta  la  acción,  i  es^ií^, 
lo  tanto  el  sujeto  de  la  oración;  la  inocencia  es  ell 
complemento  del   verbo  prottíjer. 

En  el  segundo  ejemplo,  el  complemento  ocu- 
pa el  lugar  del  sujeto,  i  este  tiene  al  tin  el  lugar 
del  complemento;  el  verbo  varia  de  forma,  no  obs- 
tante todos  estos  cambios,  la  idea  es  la  misma  en 
un  ejemplo  que  en  el  otro.  Así  pues,  podemos 
muchas  veces  variar  la  forma  de  la  oración  sin  al- 
terar su  sentido,  como  se  ve  en  los  siguientes  ejeqi.- 
plas: 

E!  trabajo  mantiene  la  salud. 

La  salud  es  mantenida  poor.  el  trabajo. 

La  lei   proteje  a  todos  k>s  ciudadanos. 

Todos  los  ciudvidanos  son  proteji'dos  por  la  leí. 

Los  malos  desprecian  la^virtud. 

La  virtud  es  despreciada  por  los  malos. 

L'i  Relijion  consuela  a  ios  desgraciadcrv      , 


18íi 


J?£,  IJríHTI  Tf/TO  J\',^rtOA\íif^ 


Los  jlesg;raciados  son  consolados  por  la  Relijion. 

La  muerte  amenanza  a  todos  los  hombres. 

Todos  los  hombres  son  amenazados  por  la 
muerte. 

Adviértase  que  en  estas  segundas  formas,  el 
verbo  se  cambia  en  dos  palabras,  una  de  ellas  un 
tiempo  del  verbo  ser  i  la  otra  una  derivada  del 
mismo  verbo  que  generalmente  termina  en  ado, 
ido.  Los  gramáticos  llaman  esta  última  palabra 
participio  porque  participa  al  mLsmo  tiempo  de 
las  cualidades  del  verbo  i  del  adjetivo.  Son  pues 
participios  las  palabras  siguientes: 


Alcanzado. 

Creído. 

Podrido. 

Robado. 

Tenido. 

Partido. 

Sacado. 

Cojido. 

Dividido. 

Matado. 

Prendido. 

Molido.       .' 

Venerado. 

Vertido. 

rialido. 

'ganse  los  participios  do  los 

siguientes  verbos 

Cazar. 

Detener. 

Colejir. 

.-\lmorzar. 

Merecer, 

Dirijir. 

Remar. 

Perecer. 

l'referir. 

Hañar.     - 

Mete!-. 

Se  líir 

Mojar. 

í^omper. 

Rejir. 

Sin  embargo,  no  todos  los  participios  tienen  la 
terminación  ado,  ido,  como  ve  en  la  siguiente  lis- 
ta: 


Ver. 

Visto. 

Decir, 

Dicho. 

Satisfacer, 

Satisfecho. 

Abrir, 

.-\bierto. 

Poner, 

Puesto. 

Cubrir. 

Cubierto. 

Morir, 

Muerto. 

Resolver, 

Resuelto. 

Imprimir, 

Impreso. 

Volver, 

Vuelto. 

Hacer, 

Hecho. 

Disolver, 

Disuelto. 

Escribir, 

Escrito. 

Absolver, 

Absuelto 

"Estando  ya  sin  ninguna  esperanza  de  salvarse 
ni  de  venir  a  batalk:  acuerdan  hacer  el  postrer  es- 
fuerzo. Emborráchanse  con  cierto  breváje  qiie 
hacían  de  trigo  i  le  llamaban  ce/iít:  am  esto  aco- 
meten ios  reparos  de  los  romanos,  escalan  el  va- 
lladar, degüellan  todos  los  que  se  le  p<ínen  delan- 
te, h-asta  que  sobreviniendo  mayor  número  de  sol- 
dados i  sosegada  algún  tanto  la  borrachez,  les  íiié 
forzoso  retirarse  a  la  ciudad.  Después  de  esta  pe- 
lea dicen  que  por  algunos  días  se  sustentaron  con 
los  cuerpos  muertos  de  los  suyos.  Además  de  esto 
probaron  a  huir  i  s.-ilvarse;  como  tampoco  esto  les 
sucediese,  pt)r  conclusión,  perdida  del  todo  la  es- 
peranza de  remedio,  se  determinaron  acome- 
ter una  memorable  hazaña,  esto  es,  que  se  ma- 
taron así  i  a  todos  los  suyos,  unos  con  ponzoña, 
otros  metiéndose  las  espadas  por  el  cu;;rpo:  al- 
gunos pelearon  en  desafio  unos  con  otros  con  igu;il 
partido  i  fortuna,  del  vencedor  i  vencido,  pue ; 
en  una  misma  hoguera,  que  para  esto  tenian 
encendida,  echaban  al  que  era  muerto,  i  lue- 
go tras  éi  le  seguía  el  que  le  quitaba  la  vida. 
Por  esta   manera   fué   destruida    Xumancia   pa- 


sados  un   año  i  tres  meses  después  cjue  Scipior» 
vino  a  España.  Grande  fué  su  obstinación,  pues 


los    mismos 
—  Mariana. 


ciudadanos   se  quitaron   las  vidas." 
Li'is  F.  Mantilla. 
(Co)ifiniiará.) 


De  Aritmética  decimal  práctica  i  razonada,  escri- 
tas en  francés  por  L.  Bomballeí  i  traducidas 
por  Pedro  Deleon    TI,  alumno  maestro 
de!  Instituto  Xacional. 

(Continúa.) 
Operaciones  fundara enf ales  de  la  Aritmética. 

38.  Después  de  haber  hablado  de  la  formación, 
de  la  lectura  i  de  la  escritura  de  los  números,  he- 
mos llegado  a  la  manara  d«;  co?n:x)nf'rlos  i  des- 
componerlos por  medio  de  cuatro  jjperaciones 
fundamentales,  que  son:  La  .^diciou  o  Suma,  la 
Sustracción  o  ResL-i,  la  .Multiplicación  i  la  Di- 
visión. 

De  las  operacion'.ts  'lue  nos  servimos  paní  com- 
poner ios  números,  son  de  la  Suma  i  de  ¡a  Multi- 
plicación;, i  de  las  que  ttf.  servimo'í  para  desoom- 
pqn-rios.  son  do  la  Re.sta  i  de  la  División. 

Las  diferentes  combinaciones  i  ío^  diversos 
cambios  a  ios  cuales  jjueden  someterse  los  nún\e- 
ros.  se  llaman  operaciones  aritm'^ticjs 

39.  En  toda  oiK;r:ici<xi  aritmét¡c;i  huí  (jue  con- 
siderar: 

1  ^  .  L:i  Df 'lición,  que  indica  el  fiin  i  la  natu- 
raleza de  la  operación  que  uno  se  propone  hacer. 

2  ^  .  Li  teoria  o  el  r:izon:imicHto.  que  prueba 
que  la  manera  de  operar  es  buírna  i  conforme  a  la 
definición. 

3^.  La  /'r ?'■■//<,.)■,  que  indica  el  camino  que 
debe  seguirse  para  llegar  m;\s  pronto  a!  fin  i\\\tí  u- 
no  se  propone. 

4  ^  ,  El  Ej rompió,  que  vi.?n  i  en  ap>y )  d-  b  prác- 
tica i  hace  pa' pable  lo  que  se  ha  dicho  en  la  teo- 
ría. 

5  ^  .  E-1  Uso.  que  hace  conocer  e!  caso  en  que 
una  operación  deb  i  emplears..-. 

ó  *^  .  Los  sign.?s  que  índicanf  las  operaciones  que 
han  de  efectuare  i  son:  -f-,  mas,  para  la  Su- 
ma: — ,  menos  para  la  Resta:  X.  multiplicado  por 
para  la  Mukiplícacion  i  -^  dividido  por,  para  la  Di- 
visión. 

7-  L.}  Fnie'jj.  í.|ue  Cvín  íist-- en  una  segunda 
operación  que  sirve  p?.ra  comprobar,  la  exactitud 
de  la  primera.  En  ienéra],  la  Prueba  cá  mas  corta 
(¡u  ■  la  primera  opn -ración. 


\ 


EL.  IJWSTiTtJTO  JV»tCIOJ\**fiL,. 


IST 


40.  Toda  cuestión  en  la  cual  se  desea  encontrar 
uno  o  varios  números  desconocidos  por  medio  de 
operaciones  con  números  conocidos,  se  llama  Pro- 
blema. 

Ejemplo:  ¿Cuántos  pesos  hai  en  tres  bolsas, 
habiendo  en  la  primera  4  pesos;  en  la  segunda  5 
i  en  la  tercera  8  pesos? 

La  marcha  i  el  término  fmal  de  las  operaciones 
que  se  efectúan  para  resolver  los  problerhas,  se  lla- 
ma solución. 

J^a  razón  de  las  diversas  operaciones  aritméti- 
cas se  apova  en  los  Priiuipios  i  los  Axiomas. 

41.  Fn  Principio  en  aritmética,  es  una  pro- 
posición importante  por  sus  aplicaciones,  como: 
una  unidad  de  un  orden  cualquiera  vale  siem- 
pre diez  de  las  de  orden  inmediatamente  inferior. 

42.  Axioma,  es  una  preposición  evidente  por 
sí  misma,  como:  el  todo  es  mayor  que  una  de  sus 
parti's. 

>iMA    iiK  i.os  m'm;:i;os  i;xri-ROs. 


;v);    ¡luneros,  pira  foniiar    uno 
n  ;.i   a  tolos  es  lo  que  se  llama 


4,3.  Aaui: 
solo  (luc  io-  < 
hacer  una   ,S'yw  i. 

La  suma  es.  oilonces,  un  1  o/^cracion  por  la  cual 
se  rcuneu  varios  núni'ros  Je  Li  misma  especie  en  u- 
no  solo. 

Y.\  resultado  tle  erila  operación  se  llama  suma  o 
loial. 

Sirvámonos  del  ejemplo  í|ik'  siouc: 

l/n  alumno  ha  obtenido  4  óptimas  en  las  clases 
de  ia  inañana  i  ;,  en  las  de  la  tarde;  cuántas  ópti- 
mas ha  obtenido  durante  el  dia? 

Parara  responder  a  esta  cu  ;stion  es-  necesario 
reunir3  i  4  lo  que  se  hace  añadiendo  sucesiva- 
mente al4  cadl  una' de  las  unidades  contenidas  en 


;:  asi  se  dirá;  4  i 


5  i  1  son  6  •  6  i  I  son  7 


La  unidad  añadida  sucesivamente  3  veces  al  4, 
da  7;  de  donde  resulta  que  4  i  5  son  7. 

Luc;^oe!  alumno  obtuvo  7  óptimas. 

La  (i|i'M-:icion  que  hemos  ejecutado  es  una  su- 
ma. 

En  <  sta  operación  los  números  4  i  3  que  se 
reúnen  se  l!am:ui  yunu^iJos. 

Ll  número  7  es  el  resultado  de  la  operación,  es 
di'cir  la  ?<Unia. 

44.  Ll  (+),  se  lee  mas,  i  colocado  entre  dos 
números,  indica  que  estos  se  han   de  sumar. 

Todos  los  números  que  van  precedidos  del  sig- 
no -f  se  llaman  positivos;  lo  mismo  que 'los  que 
nM  \an  ];r;  cfi-diiios  de  ningún  otro  signo  se  dice 
(¡ue  son  pos¡íi\'os. 

Ljemplos;  -"-  487  i  SyS  son  números  positivos. 

4.5.  Para  indicar  ima  suma  se  escriben  los  su- 
mandos en  una  misma  linea  hori;;ontaI  i  se  coloca 
trntre  eÜDS  el  signo  mas  ( +  ). 

Ejemplo  de  una  suma  indicada. 

4  +  8  -f  9  +  6  +  5  +  7- 


46.  Para  leer  una  suma  indicada,  se'enuncian, 
yendo  de  izquierda  a  derecha,  cada  uho  de  los  su- 
mandos, teniendo  cuidado  de  enunciar  entre  ellos 
el  signo    (  +  ). 

•  Así  se  leerá  como  sigue  la  suma  indicada  ar- 
riba: 

4  mas  8  mas  9  mas  6  mas  5    mas  7. 

47.  El  signo  (=),  formado  por  deje  líneas 
paralelas  colocadas  horizontalmente,  significa  i- 
gual,  ¡se  llama   si^^no  de  igíialdad. 

Asi:   3  mas  2  mas  4  igual  a  9. 
Se  esbribe  3  4   2  +  4  =  9 
Casos  principales  de  la  suma.   ■ 

i.°  Cuando  los  sumandos  son  números  sim- 
ples, como  en  el  ejemplo  anterior  ( i ). 

2.  °  Cuando  los  sumandos  son  números  com- 
puestos. 


RÍ, 


48.     PRIMER    CASO. 

i.^     Suma  de  números  dijitos. 
i        En  el  prim'-r  caso,  el  mas  simple  i  el  mas  ficil, 
i    se  puede,  sirviéndose  de  los  dedos,  reunir  todos 
;    los  números  que  se  quiera. 

Sea  encontrar  la  suma  de  los  números 
\  7+3+6 

I        Descomponiendo  cada  número  en  sus  unida- 
'    des,  en  lugar  de  7  +  3  +  6  se  tiene: 

,     +  .  .  .  -t- oue  reunidos  dan 

o  16  unidades,  luego 

!    7  +  3+6=10. 

\  (1)  Se  llama  uúmero  simple,  o  dijito  el  número  que 
se  ooippone  de  una  sola  cifra;  i  numero  compuesto,  el 
que  se  compone  de  varias  cifras. 

(Co)if  untará). 


i.iitieo  i>t  1.ECTITRA. 

De  Guillermo  D.  Swan, 

Modificado  jxtr  el  Director  del  InstiMo,  Nacional  de 

Guatemala,  para  uso  de  las  escueJas 

(Continua.) 
LECCIÓN  XI. 

EL  REINO  ANIMAL, 

Todos  los  animales  no  tienen  la  misma  figura. 
Hai  mucha  diferencia  entre  un  tigre  i  un  faisán, 
un  bacalao  i  una  rana,  un  alacrán  i  una  ostra.  El 
tigre  tiene  cuatro  patas  i  por  lo  tanto  pertenece 
a  la  clase  de  animales  llamados  cuadrúpedos.  El 
iuadrúpedo  quiere  decir  animal  que  tiene  cuatro 
l);itas.  ■ 


188 


jKJL  M,^\MTiTt/'rO  J%\9riaj\\1M.. 


Faisán. 

Kl  faisán  tiene  solo  dos  pies,  pero  tiene  también 
<3os  aias,  i  está  cubierto  de  plumas,  i  pone  huevos: 
pertenece  a  la  clase  de  animales  que  se  llaman  a- 
ves. 

El  bacalao  no  tiene  ni  piés;-ni  alas,  no  tiene  pe- 
lo como  ei  tit^re.  ni  pluma  como  e!  faisán;  pero  es- 


tá cubierto  de  escamas:  no  puede  caminrr  como 
el  tigre,  ni  volar  como  el  ave;  pero  puede  nadar, 
es  decir,  puede  mover>e  fácilmente  de  Én  lugar 
a  dentro  del  agua:  para  ésto  están  dotados  de  a- 
letas  i  de  cola.  Como  ellos  hai  otros  seres  llama- 
dos/¿risy,  que  viven  todos  solamente  en  el  agua.     . 


Ivana. 

1-a  rana  tiene  cuatro  patas:  las  piernas  traseras 
son  las  mas  largas,  i  las  qué  mas  útiles  le  son  pa- 
ra nadar,  i  moverse  en  la  tierra.  No  puede  cami- 
nar sino  solamente  saltar.  Vive  indiferentemente 
en  agua  i  en  tierra,  por  lo  que  se  llaman  an/k'ios. 


1  escorpión  o  alacrán   tiene  ocho  patas,  i  su 
fnec;  a  los  animales  Ha 


sangre  es  blanca, 
mados  aracinides. 

La  ostra  no  tiene  pi*'s.  i  ¡a  sangre  es  también 
blanca,  i  pertenece  a  ¡aclame  dt-  animales  llama- 
dos viúluscos. 

Casi  todos  los  animales  tienen  su  xt::,?.  esjjecial: 
el  ruiseñor  i  el  canario  cantan;  la  cotorra  carretea; 
la  gallina  cacarea;  el  cuervo  grazna:  1;'.  serpiente 
silva;  el  pato  parpa;  el  perro  ladra:  <:i  caballo  re- 
lincha; e!  asno  rebuzna:  la  cabra  i  las  obejas  va- 
lan;  la  \'aca  muje:  el  leíxn  n;je:  ( !  g;i¡:o  m:u!:la:  el 
grillo  chirria. 

Los  pescados,  los  gusanos  i  la  mavor  parte  de 
los  insectos  no  tienen  voz. 

Los  animales  están  pre\:stos  por  la  naturaleza 
de  sus  vestidos;  unos  están  cubiertos  de  pelo;  o- 
tros  de  lana;  otros  de  c.-rda;  óteos  de  plum:is;  mu- 
chos de  escamas,  algunos  d-  conchas. 

A  los/animales  domésticos  los  mantiene  el  hom- 
bre; los  salvajes  se  buscan  el  sustento.  Muchos 
matan  a  otros  para  mantenerse:  s .-  llaman  éstos 
carnívoros.  I- nos  \'iven  de  los  animales  muer- 
tos, i  otros  de  yerbas,  granos.  !;oias,  llores,  rak-es. 
i  comen  aun  muchas  plantas  íju'j  para  nosotros 
son  venenosas. 

Los  bueyes,  vacas,  carneros,  caballos  i  cabras 
se  alimentai;^de  yerbas,   i  se  llaman   herbívoros. 

Los  perros  i  gatos  de  carne:  lis  :n(s  \arias  cla- 
ses de  granos;  Jas  abejas  i'iven  y\-A  iu^o  de  las 
ñores;   las  urugus   i   muchos  insectos  de  hojas. 

Unos  animales  tienen  brazos  i  piernas  como  los 
monos;  otros,  por  ejemplo,  los  gusanos  ni  lo  uno 
ni  lo  otro.  Algunos  tienen  dos  pies,  otros  cuatro, 
seis  í  ocho  i  muchos  mas.  Otros  tienen  alas  co- 
mo los  pájaros;  otros  aletas  i  colas  como  los,  pe- 
ces; i  otros  tentáculos  como  cuernos  que  pueden 
estender  i  rocojer  a  su  voluntad. 

Los  animales  duermen  cuando  están  cansados, 
i  algunos  duermen  con  ¡os  ojos  abiertos,  como  la 
liebre,  i  otras  de  pié.  como  los  calullos.  Duermen 
algunos  dty-ai'jtc  el  dia,  porque  de  noche  hacen 
sus  presás.'^fo  que  practican  los  buhos,  las  lechu- 
cias, los  mureié'agos.  i  muchas  bestias  feroces, 
fbii  animales,  como  el  lirón,  que  duerme  du- 
rante el  invierno,  i  wo  despierta  sino  cuando  vuel- 
ve el  calor. 

( Can-i  inuurá) 


jkj:,  rjvsriTiiTo  j%-'jívioj\\ii.. 


189 


CURSO    SUPERIOR    DE   PEDAGOGÍA. 

l^otodologia,. 

Pon  KrsTArio  Santamaría  S. 

Prijf:':ir,y  de  hi  ri>  ,f¡'i  en    Jas  Efi"uekis   Normales  de 
CuwHnniaarca . 

(Continún.) 

^;Ks  El,  N'iSo  CAi'AZ  DE  p.Kcima  enseSaxza? 

El  ¡liño  es  capnz  de  reciliir  enstñanza.  Toda  vez 
que  est:l  dotado  de  naturaleza  espiritual,  es,  por  lo 
tanto,  apto  de  ser  educado  e  instruido,  i  lo  es,  por 
cuanto  a  que  posee  una  naturaleza  espiritual  con  fuer- 
zas intelectuales,  "r^olo  el  que  tiene  inteligencia  puede 
ser  orluciido."  dice  el  sabio  judio  Jesús  Siraeh.  ¿Ño  es 
acaso  i)itsihio,  co;i  solo  la  ftalabra,  influir  en  las  fuerzas 
intelcr'tuales  del  niño  i  hacerle  adquirir  en  propiedad 
espiriíiia!.  conciensudamente,  i  con  entera  libertad,  un 
irran  cnudal  de  ro;iocimientos? 

El  nifn.  ívdeinív*,  demuestra  desde  sus  primeros  años 
diclía  capacidad.  Apenas  principia  a  despertarse  del  le- 
targro  esiiritual  en  que  nace,  todo  lo  llama  la  atención; 
no  se  cansa  de  mirar  ni  de  oir:  quisiera  absorver  en  su 
espíritu  lodo  el  mundo  material,  quisiera  saberlo  todo. 
El  deseo  de  IiaUlar,  que  en  seiruida  se  derarroUa  en  él, 
viene  a  demostrar  lo  aseverado:  vérnosle  luchar  con  su 
escaso  vocabulario;  no  encuentr  <  palabras  con  qué  es- 
|>rcsarsus  ideas;  luego  ostiifa  a  sus  padres  i  liennanos 
con  iniíum'^rables  preountas;  averigua  por  el  nombre  de 
los  olijefos  qiie  !o  rodein.  por  las  cualidades  i  usos  de 
cada  lino  df>  ello-;,  etc.  Prueba^-f  son  estas  de  que  el  niño 
tiene  il/'.-teo  i.l  sn'f  ■.  [/)s  niños  imitan  ademas  todo  cuan- 
to ven  liaccr  a  o 'ras  personas:  lo  que  demuestra  cuan 
temprano  se  dest.ierla  en  ellos  el  deseo  de  educarse  e  ins- 
truirse, i  cnin  fiiertnmeute  los  excitan  a  la  creación  pro- 
pia los  tu-imeros  m'>vimiontos  de  la  imajinacion.  En  los 
(¡es<^os  de  saber  i  de  imitar,  se  traslu.ic  claramente  la 
capacidad  del  niño,  i  con  elios  empezan  a  hacerse  pre- 
so!if''s  Ims  do-  potencias  fundamentales  del  espirita  hu- 
ni;i¡,.,:  A.  ,..■,,,/;/,;,'/„',„/  i  la  ,s/„,ufmie!(t<,<l. 

><>]()  i.|  liuiiifi'  en  ia  linira  es  capaz  de  ser  im-tniido. 
iiiüiiidad  il"  niaravülas  llenan  el  universo,  pero  nada  hai 
en  el  tan  liigno  de  admiración  como  el  hom'ore.  Multitud 
de  fuerzas  sorprendentes  se  Imllan  en  la  naturaleza  visi- 
l)!e.  muy  inferiores  todas  a  las  depositadas  en  el  espirita 
liumano,  quíí  por  si  liacen  ai  hombre  dueño  i  señor  de  to- 
dos los  seres  animados  e  inanimados  que  le   rodean. 

Debido  a  esa  capacidad  que  tiene  el  hombre  para  ins- 
i.uirse,  es  quf¡  ha  iieclio.  de  los  animales  sus  esclavos. 
,  No  son  acaso  (!>tos  igualmente  susceptililes  de  educa- 
ción? Ellos  pueden  ser  adestrados,  pero  jamas  pro- 
liiamente  educados.  Mu!  distinto  es  lo  queel  animal 
roüoce  por  la  enseñanza,  de  lo  que  el  hombre  aprende; 
iiiiii  diversa  la  manera  de  aprender  i  mui  distinto  el 
lili  u  objeto  con  que  cada  cual  aprende.  El  animal  no 
adquiere  ciencia,  sino  actos  de  destreza,  i  estos  no  los 
oliíiene  por  medio  de  la  palabra,  que  educa  al  liombre, 
>ino  oldigado  por  el  hambre,  el  rigor  i  un  ejercicio  duro, 
l:irgo  i  continuado.  Tampoco  aprende  esos  actos  dedes- 
1  leza  para  alcanzar  asi  el  propio  fin  de  su  existencia, 
|.ara  cumplir  con  su  nii*¡on  en  la  tierra.  El  hombre  le 
adestra.  o  [lara  divertirse  con  él,  o  para  opropiarlo  mas 
al  servicio  a  que  le  quiere  destinar. 

Desgr.aciadamente  e.Kisten  Ma^stro'^  que  se  dedican 
u'les/nir  a  los  niños  grabando  en  su  mente  por  vanidad, 
o  movidos  por  int-ereses  bajos  i  mezquinos,  conocimien- 
tos supei-iores  a  su  edad  i  comprensión.  Cu:4uto  desa- 
grado cansa,  en  verdad,  oir  hablar  niños  de  e.scuela  so- 


bre asnntos  que  no  entienden  i  que  todavía  no   pueden 
entender! 


lll. 


NkCESIDAD  déla    EIMTAriOX. 

El  Lombie  recien  nacido  es  el  ser  mas  necesitado  del 
auxilio  de  cuantos  pueblan  la  tierra.  Tanto  su  cuerpo 
como  su  alma  se  hallan  en  el  mayor  grado  de  impoten- 
cia. Si  se  abandonara  al  hombre  en  los  primeros  dias  de 
su  vida,  sucumbía  indefectiblemente  lo  que  no  sucederia 
con  la  mayor  parte  de  los  animales.  Estos  nacen  casi 
todos  con  las  fuerzas  i  elementos  suficientes  para  poder 
saii-ifacer  sus  necesidades  i  afrontar  todas  las  calamida- 
des que  les  pudieran  sobrevenir.  Por  lo  que  respeta  a 
la  vili  espiritual  del  niño,  esta  yace  en  la  primera  edad 
de  la  infancia  en  profunda  inacción.  El  niño  carece  en- 
tonces de  conciencia  i  por  lo  tanto  también  de  ciencia, 
pues  esta  se  desarrolla  simultáneamente  con  la  concien- 
cia. Pero  el  niño  que  aun  nada  sabe  ni  nada  puede,  tie- 
ne que  adquirir  siber  i  habilidad.  Esto  no  puede  con- 
seguirse si  no  por  medio  de  una  enseñanza  racional  i  bien 
ordenada.  Hin  la  enseñanza  primaria  permanecería  el 
niño  ignorante  e  inepto.  De  aquí  se  deduce  la  necesidad 
que  tiene  de  la  enseñanza,  i  la  obligación  cu  que  están 
los  que  velan  sobre  su  existencia  de  enseñarle;  es  decir, 
de  educarle  e  instruirle. 

Los  llamados  en  |)riiner  lugar  a  cumplir  con  esta  na- 
tural obligación  son  los  padres.  Pero  como  muchos  de 
estos  no  tienen  las  copacidades  suficientes  para  educar 
a  sus  hijos,  i  otros  carecen  del  tiempo  i  la  paciencia  ne- 
cesarias para  dedicarse  diariamente  a  tan  laboriosa  ta- 
rea, ha  habido  necesidad  de  apelar  a  terceras  personas 
que  Imanan  las  condiciones  necesarias  que  faltan  a  que- 
llos,  para  que  se  hagan  cargo  de  la  educación  e  instruc- 
c'on  délos  niños.  Del  deber  que  tienen  los  padres  de 
pi-opofciouar  educacio!\a  sus  hijos,  ha  nacido  la  obliga- 
ción que  tiene  el  Gobierno,  padre  del  pueblo,  de  tomar 
bajo  su  amparo  i  dirección  la  educación  de  la  juventud, 
principalmente  de  la  desvalida  i  desgraciada.  El  Go- 
bierno, ignahnente  trasfiere  esta  oVdigacion  a  Maestros, 
nT'diante  una  equitativa  recompensa. 

IV. 

1- 1.  TALENTO    PEDAfíoOICO. 

.  ]]\  que  desee  que  se  le  tenga  por  Maestro  necesita 
saber  enseñar.  Arte  es  ésta  que  hai  que  estudiar  espe- 
cialmente. Todas  las  artes  presuponen  talento,  i  además, 
un  artista  qu  *  formo  al  educando  convenientemente. 
Como  la  historia  de  la  Pedagogía  nos  lo  enseña,  ha 
habido  muí  pocos  pedagogos  que  se  hayan  formado 
por  si  solos. 

La  sagrada  Escritura  dice  del  talento  pedagógico 
"que  es  un  don  de  Dios,"  un  charisma  (1.  Cor  12,  4.  28) 
Se  hace  distinción  entre  el  talento  pedagógico  general 
i  el  talento  pedagógico  especial.  Todos  los  hombres 
poseen  el  don  ge n eral  de  enseñar;  lo  que  el  niño  apren- 
de en  sus  primeros  años  lo  aprende  de  sus  padrea  o  acu- 
dientes. La  casi  lo  educa  hasta  ponerlo  en  posibilidad 
de  asistir  con  provecho  a  las  enseñanzas  que  se  dan  en 
la  Escuela.  Empero,  la  enseñanza  artística  escolar  exige 
del  que  la  imparte  disposición  especial:  no  todos  pue- 
den jactarse  de  poseer  el  <lonnm  docemli,  el  don  de  en- 
señar. Este  nace  con  el  hombre,  i  se  llama  por  eso 
talento  pedagógico  innato.  Jacob  nos  prueba  con  las 
siguiente.9  palabras  que  dirigió  a  Maestros  ineptos:  "no 
se  atreva  todo  mundo  a  ser  Maestro!"  (Jac.  31),  que  el 
talento  pedagógico  especial  no  es  común  a  todo  el  mun- 
do. 

Los  niñ  )s  asi  privilegiados  dan  a  conocer  el  talento 


lf):> 


KL,  IJySTtTUTO   JY^CMOJy^L,. 


pedagófrico  innato,  por  el  prematuro  deseo  que  tienen 
de  instruir  a  otros  niño^,  ayudándole  al  Institutor  en 
sn  tarea,  como  también  por  la  habilidad  con  que  prestan 
esos  servicios  auxiliares.  Por  lo  general,  puede  ase- 
gurarse que  en  el  niño  en  quien  se  agita  el  deseo  de 
enseñar,  existe  el  talento  pedagógico  esjtccial  en  su  po- 
tencia o  germen 

Pero  el  talento  innato  pedagógico  tiene  que  educarse. 
Esto  sucede  en  las  líscuelas  Normales  de  Institutores;  i 
allí  se  desarrolla  i  se  educa  dicho  talento  por  medio  de  la 
oisíñanta  modelo  que  reciben  en  el  Establecimiento,  pre- 
senciando la  enseñanza  dada  por  Jilacstrofi  prácticos  en 
el  arte  i  haciendo  ellos  mismos  ejercicios  prácticos  en 
la  materia. 

Pedagogos  teóricos  pretenden  hoi  hacer  valer  una 
antigua  aseveración,  a  saber:  la  de  que  cwúquiera  sin 
instrucciones  especiales,  puede  enseñtr  bien  lo  que  ha  a- 
prendido  hieii,  apoyándose  en  el  antiguo  adagio:  quae 
bene  didiceris  bene  docehis.  Opinan,  por  lo  tanto,  porque 
se  supriman  las  asi  llamadas  Escu^^las  Normales  de  Ins- 
titutores, i,  que  en  lugar  de  perder  el  tiempo  en  estudios 
teijricos  i  prácticos  de  Pedaqoqia.  lo  dediquen  a  cien- 
cias profundas  i  positivas.  Cierto  es  que  no  se  puede 
enseñar  bien  sino  lo  que  se  sabe  l)ien;  p'ro  por  otra 
parte,  enseña  la  experiencia  que  alumnos  maestros  sin 
conocimientos  prácticos  del  arte  de  enseñar,  nunca  serán 
buenos  Profesores.  Las  Escuelas  Normales  de  Institu- 
tores son  Escuelas  dic  oficio.  El  oficio  del  Maestro  es 
enseñar.  Por  eso  la  enseñanza  de  las  demás  ciencias 
en  las  Escuelas  Normales,  se  considera  solamente  como 
un  metlio  para  llegar  al  fin  q'ie  so  tiene  en  mira  en  di- 
chos establecimientos,  a  saber:  educar  Ulnesfros-. 

El  saber  profundo  es,  sin  duda,  necesario,  pero  solo 
en  virtud  del  fin  en  mira.  Visto  está  que  la  onseñ  in/a 
es  un  arte,  que  hai  cpic  estudiar.  La  ciencia  quelPis  da 
a  conocer  este  arte  es  la  Pelnr/  -gin. 

Bien  pudiera  suceder  que  alguno  aprendiera  a  ense- 
ñar asistiendo  a  buenas  lecciones  modelos  e  imitándo- 
las en  la  práctica  constantemente:  pero  en  la  época 
actual  ya  no  satisface  la  mera  rutina  en  la  enseñanza, 
pues  el  Maestro  debe  darse  teóricamente  cuenta  de  su 
modo  de  proceder  en  cualquier  punto  i  caso  en  la  ense- 
ñanza: debe  saber  dar  razón  por  qué  en  cada  uno  de  los 
casos  ha  obrado  de  esta  i  no  de  aquella  manera.  El 
Maestro  tiene,  por  lo  tanto,  que  aprender  la  teoria  de 
la  ciencia  de  enseñttr;  fella  le  os  de  un  todo  necesaria. 
La  práctica  sin  la  teoria,  es  mern  rutina.  La  eníeñ:in- 
za  pedagógica  debe  ser  teórica  i' práctica. 

('  ('OTifinuj'rá.J 


XJnSTiMI^ILi  HIJO. 

¡Qué   terrible  frase!   ¡qué  vergonzosa  calificación! 

Cuando  me  hablan  de  alguno  que  es  mal  hijo,  no 
])uedo  prescindir  de  mirarle  con  repugnancia  a  la  vez 
que   con  lástima. 

El  que  no  es  buen  hijo  no  puede  .ser  buen  esposo,  ni 
buen  padre  ni  buen  amigo;  tam;)oco  puede  .ser  buen  ciu- 
dadano porque  os  incapaz  de  amar  a  su  patria  i  de  to- 
do sentimiento  noble,  pues  donde  existe  una  negra  in- 
gratitud no  puede  haber  nada  bueno.  Todo  se  le  pue- 
do perdonar  a  un  hombre,  menos  la  ingratitud:  porque 
el  ingrato  os  capaz  lie  todos  los  vicios  i  do  los  mayo- 
res crímenes. 

Una  madre  juiciosa  i  de  talento  jamás  admite  en  su 
casa  las  visitas  de  un  mal  liijo.  porque  nunca  put^ie  ser 
hombre  de  bien,  i  deberla  llevar  una  señal  por  la  que 
se  le  conociera,   para    que   !a<  jentes  honradas  se  apar- 


taran de  él;  como  el  ser  mas  peligroso  i  nocivo  para 
la  familia  i  para  la  sociedad. 

Un  hijo  que  no  tiene  respeto  a  sus  padres,  que  no  a- 
precia  su  amor,  que  no  reconoce  ni  agradece  los  traba- 
jos que  por  él  han  pasado,  los  cuidados  que  con  él  han 
tenido,  las  amarguras  i  desvelos  que  por  él  han  sufrido, 
rs  un  monstruo  de  maldad,  a  quien  superan  en  sentimien- 
to i  abnegación  las  fieras  mas  temibles. 

En  efecto,  el  mal  hijo  no  ve  los  afanes  que  cuesta  a 
sus  padres  su  educación,  no  le  conmueven  los  sacrificios 
que  hacen  para  que  nada  le  falte,  no  advierte  que  mien- 
tras él  no  carece  de  nada,  acaso  sus  padres  se  privan 
de  lo  mas  necesario,  no  se  ablanda  su  corazón  al  ver 
las  lágrimas  de  la  madre  i  la  sombría  tristeza  del  pa- 
dre, que  serian  felices  si  no  tuvieran  un  mal  hijo,  no 
admira  la  inagotable  clemencia  con  que  le  perdonan,  el 
vehemente  deseo  que  tienen  de  su  bien,  la  esperanza  que 
no  pierden  nunca  de  que  se  corrija  i  entre  en  el  buen 
camino,  no  comprende,  en  fin,  ese  acendrado  cariño,  e- 
sa  sublime  abnegación,  ese  constante  sacrificio,  ese  amor 
infinito  que  él,  miserable  e  ingrato,  no  merece,  i  que  sus 
padres  le  consagran  un  dia  i  otro  i  siempre. 

En  la  casa  donde  hai  un  mal  hijo,  hai  siempre  pesares 
i  tristeza. 

Aunque  sus  padres  tengan  fortifna  A  poder,  i  todo  lo 
que  pue'de  halagar  en  el  mundo,  no  sienten  satisfecho 
sn  corazón,  no  pueden  vivir  en  paz.  no  asoma  jamas  a 
sus  labios  la  sonrisa,  i  de  buen  grado  cambiarian  todos 
sus  honores,  todas  sus  riquezas,  por  la  suprema  felicidad 
de  tener  un  buen  hijo.  I  con  razón,  porque  donde  hai 
un  buen  hijo,  los  pesares  son  llevaderos,  la  pobreza  no 
ahoga  ni  desespera,  la  misma  miseria  se  sufre  con  tran- 
quilidad i  resignación,  i  siempre  brilla  la  luz  de  la 
esperanza,  de  1 1  esperanza  n\  el  buen  hijo  Su  padre, 
misi  rabie  i  todo,  no  cambiarla  el  supremo  l>ien  que  Dios 
le  lia  concedido  por  t.-dos  los  honores  i  todas  las  rique- 
zas i   vanidades  del  mundo. 

Ningún  martirio  puede  comparante  con  el  que  sufren 
los  padres  que  tienen  un  mal  hijo,  porque  no  snlo  sufren 
por  el  presente,  sino  que  sufren  también  por  el  porvenir. 
Los  pobres  padres  se  imajinan  completJi  la  vida  del  mal 
hijo,  adivinan  todo  lo  que  puede  hacer,  tiemblan  al  pen- 
sar- que  será  su  hijo  acaso  un  hombre  desprecialde  i  que 
tendía  un  fin  desgraciado,  i  este  tormento  acibara  todos 
sus  momentos  i  llena  de  amai-gura  toda  su  vida. 

Hai  una  frase  que  nunca  la  oigo  sin  espanto.  Es 
está: 

—Ese  hijo  está  quitando  la  vida  a  sus  padres. 

¡í  cuan  exacta  es  e.sa  frase!  Un  mal  hijo  quita  la  vida 
a  sus  padres:  i  aunque  la  lei  no  lo  castigue,  es  tan  cri- 
ininnl  como  si  les  clavara  un  puñal  en  el  corazón. 

¡Triste  suerte  la  de  aquellos  padres  qui?  un  dia  i  otro, 
un  íiño  i  otro  año.  esperan  un  rasgo  jeneroso  de  su  hijo, 
\m  movimiento  de  amo'-,  una  frase  de  arrepentimiento, 
i  mueren  al  fin,  sin  lialier  logrado  siquiera  ese  deseo,  esa 
santa  aspiración!  ¡Ah!  i  no  mueren  maldiciendo  al  hijo 
ingrato  que  les  acortó  los  diasde  su  existencia:  mueren 
perdonándole  i  pidiendo  a  Dios  para  él  todas  las  feli- 
cidades, i  sobre  todo,  la  de  que  tenga  hijos  buenos  para 
que  no  sufra  ni  padezca  como  t-llos  han  sufrido  i  pade- 
cido. 

.Mtichas  veces  son  los  padres  desgraciadamente  los  que 
tienen  la  culpa  do  que  sus  hijos  sean  malos,  i  luego  su- 
fren el  castigo  de  su  imprevisión. 

Es  fireciso  que  un  niño  sea  de  índole  muí  perversa, 
i  de  rebelde  naturaleza  para  que,  bien  dirijido,  no  se 
amoldo  al  carácter  i  sentimientos  do  sus  padres  i  maes- 
t'y>s.  .Jeneralmente.  las  faltas  todas  provienen  de  una 
mala  educación,  de  un  mal  entendido  amor,  de  una  d<'- 
bilidad  impropia  de  un  patlre  cauto  i  celoso  del  porve- 
nir de  sus  hijos. 

Deaiie  los  primeros  años  es  preciso  dirijir  al  niño,  i 
dirijirlc  luen.  Si  no  se  le  dirijo,  si  se  le  abandona  a  sus 


JSZ,  MJ\*STITlITO  J\\lfIOJ\'^r. 


191 


instintos,  si  se  confia  en  que  los  dcfectillos  que  mani- 
fiesta se  corrojirán  mas  tarde,  entonces  suele  suceder 
que  mas  tarde  e's  ya  demasiado  tarde. 

Niños,  el  amor  a  nuestros  padres  no  es  solo  un  deber 
de  gratitud,  lo  es  también  de  rigorosa  Justicia.  Un  pa- 
dre, una  madre,  son  naturalmente  nuestros  mejores  ami- 
aos:  son  entre  todos  nuestros  bienliechores  aquellos  a 
quienes  mas  debemos;  i  los  mas  sagrados  vincules  nos 
obligan  al  reconocimiento,  al  respeto,  al  amor,  a  la  in- 
duljencia  hacia  ellos,  i  a  las  mas  amables  demostracio- 
nes de  estos  sentimientos.  Kn  el  caso  raro  en  que  por 
desgracia  se  tuviesen  padres  poco  benévolos,  poco  aptos 
para  inspirar  el  amor,  la  sola  cualidad  de  autores  de 
nuestros  dias  les  da  tan  respetable  carácter,  que  no  se 
podriafiin  infamia,  no  diré  vilipendiarlos,  sino  tan  solo 
tratailoscon  neglijeiicia.  En  semejante  caso,  las  aten- 
ciones que  se  les  tributen  tendrán  mayor  mérito,  mas 
no  por  eso  dejarán  de  ser  una  deuda  ))agada  a  la  na- 
turaleza, a  la  edificación  de  nuestros  semejantes,  i  a  la 
propia  dignidad. 

¡Infeliz  de  aquel  que  se  constituye  en  severo  censor 
de  los  defectos  desús  padres!  ¿Por  quién  empezaremos 
a  ejercer  nuestra  caridad  si  la  negamos  a  nuestro  pa- 
dre i  a  nuestra  madre?  El  que  no  es  bueno  con  los  suyos 
no  lo  puede  sor  con  nadie. 

Exijir  para  querer  i-respetar  a  nuestros  padres  que 
carezcan  de  dvfectns.  que  sean  modelo  de  la  perfecrion 
liumana.  es  f^r<rnllo  e  injiisticja.  Cnaiida  un  padreo  u- 
na  nmdre  estáu  lejos  del  ideal  de  sabiduría  i  de  virtud 
que  (leseariarnos.  senmns  injeniosos  para  escusarlos:  o- 
cultar  sus  defectos  a  los  ojos  ajenos  es  apreciar  sus  bue- 
nas cualidades  i  procurar  su  buen  nombre.  Solo  obrando 
de  este  modo  nos  mejoraremos  i  conseguiremos  un  carác- 
ter afectuoso,  jeneroso  i  pronto  a  reconocer  los  méritos 
ajenos. 

Cuando  por  dtísgracia  te  sientas  disgu.stado  con  tus 
padres,  da  lugar  n  este  pensamiento  triste,  pero  fecut^do 
en  sentimientos  de  compasión  i  de  induljencia.  ¿Quién 
sabe  si  estas  cabezas  canas  que  están  aquí  en  mi  presen- 
cia, tardarán  mucho  en  dormir  en  la  tumba?  ¡Ah!  míen- 
tras  tengas  la  felicidad  de  conservarlos,  hóuralos  i  dales 
los  cosnelos  necesarios  a  los  innumerables  males  de  la 
senectud . 

P»astunte  los  -nclina  su  edad  a  la  tristeza:  que  tus  mane- 
ras para  con  ellos  sean  tan  amables  que  tu  solo  aspecto 
los  consuele  i  reanime.  Porcada  paso  quedes  en  el  ca- 
mino del  deber  i  del  honor,  esperimentará  el  corazón  de 
tus  |)adres  un  gozo  indefinible  i  aparr cera  en  su  rostro 
rejuvenecido  una  sonrisa  i  una  lágrima,  signos  de  ver- 
dadero placer.  Prolóngales  de  esta  manera  la  vida, 
qtio  algún  dia,  cnawdo  seas  hombre,  gozarás  con  la  dul- 
ce satisfacción  que  siempre  produce  el  grato  recuerdo 
del  cumplimiento  del  deber.  Todo  redundará  entonces 
en  provecho  tuyo,  porque  las  bendiciones  queda  un  pa- 
dre o  una  madre  a  un  hijo  reconocido,  son  siempre  san- 
oii.inadas  por  Dios. 

C.  Froidauni. 

Asti'onoHiísi.  Popular. 

(Continúa.) 
lY. 
La    linea  tirada  desde   la  estrella  mas    setentrional 

Ídel  trapecio  de  la  Osa  Mayor,  a  la  estrella  opuesta  en 
el  mismo  trapecio,  prolongada  aunque  a  gran  distancia, 
va  a  pasar  con  corta  diferencia,  por  la  Espiga  de  Virgo, 
estrella  de  1.  "  masrnitud  correspondiente  a  la  consfela- 
i  cion  Virgo,  que  es  la  (í.  "  de  las  12  zodiacales. 
i  i^\  por  las  dos  estrellas  del  mismo  trapecio  mas  inme- 

I  diatas  a  la  cola,  fe  tira  una  visual  que  ]iase  por  Régulo. 
I  prolongada  hacia  el  mediodía,  pasará  por  el  corazón  de 
I        líi  Hidra,  estrella  de  2.  ~  maLniitml  nombrada  Alfard. 

I 


Tirando  uim  visual  desde  Régulo  a  la  espiga  de  Vir- 
go, su  prolongación  pasará  por  Antares,  estrella  de  1,  " 
magnitud,  perteneciente  a  la  constelación  Escorpión, 
que  es  la  8.  =*  constelación  del  zodiaco.  Esta  constela- 
ción es  notable  por  tres  estrellas  que  forman  un  arco 
en  lii  dirección  de  Norte  a  Sur.  La?  dos  estrellas  que 
forman  los  estremos  del  arco  son  de  2.  ^  i  3.  *  magni- 
tud, i  la  del  centro  es  Antaris,  de  1.  "  magnitud. 

Al  sudeste  de  la  constelación  del  Navio,  se  encuén- 
trala constelación  déla  Cruz  Austral,  notable  por  cua- 
tro estrellas  principales  de  1.=*  i  2. '^  magnitud  que 
forman  una  cruz  En  Guaiemala  i  en  el  mes  de  Marzo, 
al  principio  de  la  noche,  la  Cruz  Austral  aparece  acos- 
tada con  la  cabeza  al  Oriente  i  el  pié  al  Occidente,  a 
media  noche  se  le  ve  parada  con  la  cabeza  al  Norte  i  el 
pié  hacia  el  Sur,  i  al  amanecer  se  ve  en  sentido  inverso, 
con  la  cobeza  al  Occidente  i  el  pié  al  Oriente;  de  modo 
que  en  veinticuatro  horas  parece  jirar  al  rededor  de  la 
estrella  que  forma  el  pié,  apesar  de  estar  situada  como 
a  27  grados  del  Polo  Sur.  Por  medio  de  la  Osa  Mayor, 
como  hemos  dicho,  se  encuentra  fácilmente  la  estrella 
polar,  i  buscando  en  contraposición  la  Cruz  Austral, 
])ueden  determinarse  los  cuatro  puntos  cardinales;  de 
modo  que  nada  es  mas  fácil  que  orientarse  de  noche  no 
lialiiendo  nub(í-". 

Los  contornos  del  Polo  Sur  son  mui  escasos  de  estre- 
llas, i  cerca  del  Polo,  un  huí  ninguna  estrella  notable 
que  pudiera  marcar  de  un  modo  aproximado  su  posi- 
ción i  que  re|Mesentara  el  mismo  papel  de  la  lístrella 
I  ciar  en  el  hemisferio  boreal.  La  estrella  Afi  de  la  Cruz 
Austral,  que  es  de  1.*  magnitud  i  forma  el  pié  de  esta 
constelación,  puede  servir  para  buscar  el  Polo  Sur. 

Al  este  de  la  Cruz  Austral  se  ven  dos  estrellas  mui 
hermosas,  llamadas  Alfa  i  Beta  del  Centauro,  de  L  •* 
i  2.  ^  magnitud.  La  estrella  Alfa  del  Centauro  esjnui 
notable  por  ser  la  estrella  mas  próxima  a  la  Tierra;  i. 
sin  embai-go,  su  distancia  es  tan  grande,  que  una  bala 
de  cañón  con  la  velocidad  de  500  millas  por  hora,  gasta- 
rla cuatro  millones  lie  años  en  alcanzarla.  De  estose 
deduce.'  que  no  son  las  estrellas  mas  brillantes  las  mas 
próximas  a  la  Tierra,  pues  la  estrella  Sirio  que  es  la 
mas'brillante  del  cielo,  se  halla  a  una  distancia  mucho 
mayor  que  Alpha  del  Centauro. 

Al  sudeste  de  la  Cruz  Austral,  se  ven  tres  estrellas 
de  2  •* .,  3  ^  .  i  4  *  .  magnitud,  formando  un  pequeño 
triángulo  equilátero,  i  que  son  las  principales  de  la  cons- 
telación llamada  Triángclo  Austral. 

Al  oeste  de  la  misma  Cruz  Austral  se  ven  cuatro  es- 
trellas notables,  tres  de  2*  magnitud  i  una  de  3*,  las  cua- 
les pertenecen  a  la  parte  meridionalde  la  Nave  de  Argo. 

En  oposición  a  la  estrella  Alpha  de  la  Cruz  Austral  i 
a  la  misma  distancia  del  Polo,  se  encuentra  Achernar,  es- 
trelbi  de  1  =* .  magnitud,  perte.iecieute  a  la  constelación 
del  Eridano. 

Al  sur  do  la  misma  estrella,  Alpha  de  la  Cruz,  se 
ven  cuatro  estrellas  mas  pequeñas  de  i.  -  magnitud,  que 
son  las  principales  de  la  constelacionSLa  Mosca. 

Al  sur  de  la  Mosca,  se  ven  otras  cuatro  estrellas 
poqu¡  ñas  formando  un  cuadrilátero,  i  que  t-orresponden 
a  la  constelación  del  Camaleón,  una  de  las  mas  próxi- 
mas al  Polo  Sur.  . 

Al  este  del  Camaleón  se  ven  tres  estrellas  de  4.  ^ 
magnitud,  dos  próximas  i  una'mas  distante,  que  son  laa 
jiriucipales  de  la  coTistelacion  llamada  Ave  deljParaiso. 
.U  est<!  de  esta  última  constelación,  se  ven  otras  cuatro 
estrellas  pequeñas,  tres  mui  juntas  i  una  mas  distante, 
las  cuales  pertenecen  a  la  constelación  del  Octante. 

La  Cruz  Austral  i  las  constelaciones  que  hemos  men- 
cionado en   seguida,  están  en  la  zona  de  las  estrellas 
circuupolares  australes,  invisibles  para  los  europeos. 
(  (.'oiit¡)iuai-<r) 

S.\XTOS  ToRl-Ñ-0. 


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Pvrkiáleo  dedicado  a  la  difiKion  de  la  Tnstniccioii  Primaria  i   S^ecnndaria. 


Pnii.iCAno  liAjotTA  moTROríox  dki,  SkSou  .Iexerai,  .T.  Urnxo.T5Aniíios. 

l'KKSIDEXTK    l)K  I.A     ftEPCni.lCA     DB  GUATRMALA. 


Fiiii'Jailor  i  Eiiitor,  Saut<):<  Toruno. 


Administradores,  Mi<niol  Pineda  i  Podro  Dolfoii  Valonziiela. 


IM'M.  12. 


<Mualemalsi,  35  «le  ülarxo  de  188:t. 


VOI..  I. 


Infliienfia  de  la  Tnstriicoiou  iirimaria  <'n  la« 
fostuiubros.  en  ¡a  moral  pilltiiea.  en  la  iii- 
rtustri:»  i  ei>  el  de^irroüo  Jeneral  de  la  pros- 
peridad «le  los  pueblos,  por  M.  L.  i  G.  V.  A- 
munátes:ui. 

fCantiiiÚM.') 


P(>ro  ;.lii<  autoridades!  del  estado  deber;! n  inniionoliznr 
la  euMfiaiua  i  rechazar  la  cooperaeion  de  loa  individnoí 
i  asociaciones,  o  deberán  respetarla  libertad  en  esto 
como  en  lo  demás,  i  dejar  que  la  filantropía  o  la  indus- 
tria coadyuven  a  la  consecución  del  mismo  obieto? 

Por  loque  a  nosotros  toca,  creemos  que  la  libertad 
de  la  enseñanza  es  un  derecho  como  la  libertad  de  la 
palabra  hablada  o  escrita,  como  la  libertad  del  tra])ajo. 
como  la  libertad  del  comercio. 

El  gobierno  no  puede  imponer  por  la  fuerza  un  pen- 
samiento, como  no  puede  imponer  unft  ocupación. 

El  gobierno  debe  establecer  su  sistema  jeneral  de 
educación;  ese  es  un  derecho  i  su  deber;  pero  no  debe 
coartar  ni  a  los  particulares  ni  a  las  corporaciones  la 
facultad  de  abrir  una  o  muchas  escuelas.  Esa  restric- 
ción seria  una  tiranía,  una  traba  al  progreso  de  las 
ideas,  un  obstáculo  al  mejoramiento  de  los  métodos. 

¿Con  qué  justicia  se  impediría  a  un  preceptor  el  dar 
lecciones  si  tenia  discípulos? 

¿Con  qué  justicia  se  prohibiría  a  un  padre  escojer 
para  su.s  hijos  el  maestro  que  mas  le  acomodase.' 

El  gobierno,  en  vez  de  tratar  como  enemíffos  a  lo? 
iiidividiiirs  i  coriíorai-ionf??  doci'nf««.  debe  recibirlo-!  con 


favor  i  regocijarse  por  el  ausiüo  que  vienen  a  prestar- 
le. La  obra  de  la  educación  publica  es  demasiado  difí- 
cil, demasiado  complicada,  para  rechazar  la  cooperación 
de  ningún  operario. 

Algunas  naciones  reconocen  la  V'^ertad  de  la  ense- 
ñanza, pero  bajo  ciertas  condiciones  que  embarazan  el 
ejercicio  de  esa  libertad.  La  leí  exije  en  ella.s  a  los 
que  Roli(!Ítan  el  título  de  preceptores  privados  un  cer- 
tificado de  capacidad  i  otro  de  moralidad,  o  documen- 
tóse informaciones  que  equivalgan  a  esos  certificado.s. 

El  certificado  (Je  capacidad  exijido  a  un  preceptor 
privado  envuelve  una  desigualdad  injnstiíieable.  Un 
profesor  de  idiomas,  un  profesor  de  música,  un  profesor 
de  dibujo,  ejercen  libremente  sus  profesiones  en  las 
casas  o  establecimientos.  ¿Por  qué  un  preceptor  pri- 
mario seria  de  peor  condición  que  los  referidos? 

El  padre  de  familia  es  «1  que  puede  apreciar  mejor 
que  nadie  la  idoneidad  del  maestro  a  quien  va  a  confiat- 
la  instrucción  de  sus  hijos.  La  lectuia,  la  escritura,  la 
aritmética,  el  catecismo,  son  ramos  demasiado  seneillos 
1  comunes  para  que  cualquiera  individuo  uo  sea  capaz 
de  juzgar  del  conocimiento  que  tenga  en  ellos  el  que  se 
ofrece  para  enseñarlos. 

Lo  que  decimos  del  certificado  de  capacidad  lo  rejieti- 
mos  con  mayor  fundamento  del  certificado  de  moralidad. 

¿Quien  será  mas  competente  para  escudriñar  i  estimar 
la  buena  o  mala  conducta  de  un  maestro?  ¿un  majistrado 
distraído  por  los  negocios  de  la  administración,  que  no 
tiene  ningún  ínteres  directo  en  tal  investigación,  o  un  pa- 
dre de  familia  que  va  a  arriesgar  la  virtud.o  corrupción 
de  sus  hijo^? 

Un  majistrado  se  satisface  en  estos  casos  con  la  infor- 
mación  lie  dos  per?oTiiis  cualeí>qniera.  que  queden  estar 


104 


KW^  Í,VSTlTMJTO  J\*^C10JV^ii.. 


engañadas  o  haber  sido  sorprendidas;  un  padre  se  cer- 
ciora por  si  niitíino  i  vijila  a  toda  hora.  Puede  suceder 
que  un  niajistrado  otorgue  el  permiso  solicitado  talvcz  a 
uu  ebrio  consuetudinario;  pero  estad  seguros  que  un  pa- 
dre no  abandonará  la  dirección  de»sus  hijos  a  un  vicioso 
que  sea  capaz  de  corromperlos.     ^" 

Esas  exijencias  de  certificados  no  son  mas  que  exac- 
ciones que  hostilizan  sin  provecho  a  los  que  Imscan  en 
el  ejercicio  de  la  enseñanza  primaria  la  industria  de  su 
vida;  no  son  mas  que  trabas  que  dan  ocasión  a  arbitra- 
riedades odiosas  de  parte  de  los. mandatarios  violentos 
o  poco  ilustrados. 

Dgad  a  la  instrucción  privada  tQ4íi  libet*lad  que  quie- 
ra ))ara  surjir;  organizad  la  instrucción  pública  com- 
petentemente, como  es  el  deber  de  los  gobernantes,  i  no 
temáis  que  la  primera  sea  preferida  a  la  segunda. 

Efa  competencia  solo  tendrá  lugar  cuando  las  escue- 
las del  estado  sean  defectuosas;  i  entonces  la  fundación 
de  las  escuelas  particulares  seiá  na  bien. 

(Continuará.) 


NOOrONES 

I>e  €osiiios:i';ifísi  i  Joci^i'aria 
FÍ!«JÍ««a 


l'o, 


ESCRITA.S  PARA 


Sanioa  Toruno,  Director  <W  Instituto  Nadoiml  iJe 

Gnatpamla. 


(Contiiiún.) 
LECCIÓN  VIII. 

XdiHF,   E(>!   IV0(  [O-   I  Si 


El  Día 


Ya  hemos  esplicado  que  la  revolución  de  la  ¡ 
Tierra  sobre  su  eje  da  oríjcn  a  la  sucesión  del  dia  \- 
i  de  la  noche,  i  que  el  movimiento  de  traslación 
al  rededor  del  Sol  es  la  medida  del  año.  Ahora 
vamos  a  esplicar  lo  que  se  entiende  por  dia  na- 
tural en  oposición  a  la  noche,  qué  es  dia  solar  i 
dia  sideral,  qué  son  los  equinocios  i  los  solsticios, 
i  por  qué  los  dias  i  las  noches  no  son 
iguales  en  todas  partes. 


Se  ha  demostrado  que  la  mitad  de  la  Tierra 
está  siempre  espuesta  a  la  luz  del  Sol.  i  que  la 
otra  mitad  queda  en  la  sombra;  peiro  que  tanto  la 
luz  como  la  sombra  van  pasando  sucesivamente 
al  rededor  de  la  Tierra  de  oriente  a  occidente; 
de  modo  que  el  Sol  continuamente  está  salien- 
do para  los  lugares  que  aparecen  por  el  occiden- 
te en  virtud  del  movimiento  de  rotación  de  la 
Tierra,  i  continuamente  se  está  poniendo  para 
los  lugares  que  se  alejan  por  el  oriente  en  virtud 
del  mismo  movimiento  de  rotación. 

Pues  bien,  dia  natural  en  ojDOsicion  a  la  noche, 
es  el  tiempo  comprendido  entre  la  salida  i  la  en- 
trada del  Sol,  o  el  tiempo  que  el  5oi  permanece 
sobre  el  horizonte  de  un  luigrar;  cua  scl.ir,  es  el 
tiempo  comprendido  entre  dos  pasos  consecuti- 
vos del  Sol  por  \w\  mismo  meridiano;  i  dia  side- 
ral, es  el  tiempo  que  tarda  la  Tierra  en  jirar  sobre 
sí  misma.  PLl  dia  natural  i  la  no::her  pueden  va- 
riar desde  cero  hasta  seis  mes!;s,.s^;(un  la  época 
del  año  i  la  latitud  del  lugar -IfeLslia  soáar  es  lije- 
ramente  variable  en  ei  curso  (í?l  año,  ij;iene  una 
duración  jioco  mas  o  menos  uniform  í'de  24  ho- 
ras;- mientras  que  el  dia  sideral  es  siempre  uni- 
forme ,e  in\'ariable,  i  tiene  una  4i"'a;:ion  constan- 
te de  23  horas  56  minutos  ¡4  segunílos. 

Todos  sab^g^ospor  esperirncia  qm.'  en  ei  cur- 
so de  un  ano  nai  una  gran  desigualdad  en  la  du- 
ración relativa  de    los   djas  ¡  tle  las  uochts.      En 


el  hemisferio  lwrt-;i 

.  por  cif-i; 

!.!o.  h 

duración  de 

dia  •■xcedf,'  a  la  dt; 

:i  nnclic   ( 

ur.nr. 

•    las   cstacio- 

nes  de   la  "priinru' 

r,i    i  i-l  ve 

•.í.Ví: 

Kiu-niras   .ui' 

las  noches  son  mas  ¡argas  qu-,.  í.k  ^'(\.\-^  imi  <-i  oio- 
ño  i  el  inviv  rno. 

Hai  dos  instantes  en  el  año,  que  corresponden 
al  2 1  de  marzo  i  al  2  "^  de  setiembre,  en  que  el 
círculo  de  separación  de  la  lu-:  i  di  la  sombra  p i- 
si  [irecisi.mente  por  lo;  d);  ojIíiS  de  la  Tierrdi 
dividiendo  en  do;  ¡)\!te-;  igu;i'es  el  ecuador  i  to- 
dos los  círculds  ¡,>;irai<,los:  de  modo  que  en  esos 
dos  dias,  un  ¡)ir.i!(-l<.)  cu  ilquiera  describí;  la  mitad 


siempre 


tle  su  circunferencia  en  la  lu/ 
la  oscuritlai.l,  como  se  ve  en  el 


la  o  era    mitid  en 
rrabatk)  que  sigue. 


La  Tierra  en  los  punto?  cquinoci< 


Los  puntos  del  cielo  en  que  el  Sol  está  en  esos 
dos  instantes,  se  llaman  equinocios,  palabra  que 
significa  iguales  noches;  porque  en  efecto,  el  2  i 
de  Marzo  i  el  23  de  Setiembre,  el  dia  i  la  noche 
son  iguales  en  todo  el  mundo. 

También  sr  puede  esplicar  la  igualdad  d^^l  dia 


i  de  la  noche  en  estas  dos  épo.as  del  año,  del  modo 
siguiente.  En  los  equinocios.  el  círculo  iju»-  pa- 
rece describir  el  Sol  en  el  cielo  en  virtud  del  ino- 
\  imienío  de  rotación,  es  el  ecuador,  que  siempre 
queda  dividido  en  dos  partes  iguales  por  cl  ho- 
rizonte racional.     La    mitad   del  ecuador  celeste 


KL.  IJ\*STlTUTO  J\*^C10J\'.tL., 


195 


queda  encima  del  horizonte,  i  la  otra  mitad  de- 
bajo; de  modo  que  el  tiempo  que  el  Sol  perma- 
nece sobre  el  horizonte  es  ¡_íTual  al  tiempo  que 
permanece  debajo;  i  por  consiguiente,  el  dia  i  la 
noclie  son  cada  uno  de  1 2  horas  en  toda  la  Tier- 
ra. 

El  equinocio  que  se  verifica  el  2 1  de  Marzo  se 
llama  de  primavera,  porque  entonces  comienza 
esta  estación  para  el  hemisferio  boreal:  i  el  otro 
equinocio  que  tiene  lugar  el  23  de  Setiembre, 
se  llama  de  o(o>lo,  porque  en  él  comienza  esta 
estación  para  los  pueblos  del  hemisferio  del 
norte,  que  son  los  que  dieron  nombre  a  las  esta- 
ciones allá  en  los  primeros    siglos  de  la  ciencia. 

Hl  2 1  de  Marzo,  el  Sol  se  ve  en  el  cielo  enfren- 
te de  un  grupo  de  estrellas  llamado  la  constela- 
ción Aríe<;.  al  mismo  tiempo  qne  la  Tierra  en  su, 
movimiento  de  traslación  va  pasando  por  la  cons- 
telación opuesta,  que  c^  Libra;  i  viceversa,  el  23 
de  Setiembre,  el  Sol  se  ve  enfrente  de  la  cons- 
telación Libra,  cuando  la  Tierra  va  pasando  por 
la  cr)nstelacion  Aries.  Por  esta  razón,  los  equi- 
nocios  tamiiien  se  distinguen  con  los  nomlires  de, 
equinocio  de  Aries  i  equinocio  de  Libra. 

Hai  otro:,  do,;  instantes  en  el  año,  correspon- 
dienies  a!  2\  d>i.Junio  i  al  21  de  Diciembre,  en 
que  el  círcuio  de  separación  de  la  luz  i  de  la  som- 
bra llegi  a  su  mayor  distancia  mxs  allá  de  los  po- 
los, a  23^  27  ;  dividiendo  en  dos  partes  desigua- 
les tfj'Jos  loí  círculos  paralelos  al  ecuador;  de  mo- 
do (¡ue  un  punto  de  un  paral'-lo  cualquiera  per- 
manece mxs  tiempo  en  la  luz  que  en  la  oscuridad, 
o  viceversa,  según  el  h-ímisferio  en  que  esté  el 
Sol.  como  se  ve  en  el  siguiente  gnibido. 


Los  puntos  del  cielo  en  que  el  Sol  está  en  es- 
tos dos  instantes,  se  llaman  solsticios,  palabra 
compuesta  de  sol  i  stare,  que  significa  detenerse; 
porque  en  efecto,  parece  que  el  Sol  se  detiene 
al  llegar  a  esos  puntos.  El  solsticio  que  se  veri- 
fiica  el  2 1  de  Junio,  se  llama  de  vo-aiio,  porque 
entonces  comienza  esta  estación  para  el  hemis- 
ferio del  norte;  i  el  otro  solsticio  que  tiene  .lu- 
gar el  21  de  Diciembre,  se  llama  de  in- 
vicrno,  porque  en  él  comienza  esta  estación  pa- 
ra el  hemisferio  boreal.  El  2 1  de  Junio,  el  Sol 
se  ve  en  el  cielo  en  frente  de  la  constelación 
Cáncer,  al  mismo  tiempo  que  la  Tierra  va  pa- 
sando por  la  constelación  opuesta,  que  es  Capri- 
cornio; i  viceversa,'el  21  de  diciembre,  el  Sol  se 
ve  en  frente  de  la  constelación  Capricornio,  cuan- 
do la  Tierra  va  pasando  por  Cáncer.  Por  esta 
razón,  los  solsticios  también  se  distinguen  con 
los  nombres  de,  solsticio  de  Cáncer  i  solsticio 
de  Capricornio. 

Veamos  ahora  de  qué  manera  varian  los  días 
i  las  noches  según  la  latitud  del  lugar  i  la  situa- 
ción de  la  Tierra  en  su  órbita. 

Desde  el  2 1  de  Marzo  que  se  verifica  el  equi- 
nocio de  primavera,  la  luz  del  Sol  va  avanzando 
constantemente  sobre  el  polo  norte  durante  tres 
meses,  hasta  el  2  i  de  Junio  en  que  la  luz  llega 
a  23''  27'  mas  allá  del  polo:  i  por  el  contrario,  en 
el  mismo  tiempo  la  sombra  avanza  igual  espacio 
mas  acá  del  polo  sur;  de  modo  que  en  esa  fecha, 
el  polo  norte  está  enteramente  iluminado  i  el 
polo  sur  en  completa  oscuridad,  como  aparece  en 
el  grabado.  ^ 

Cuando   la  Tierra  está  en  esta  posición,  el  cír- 


pnnto--- 


culo  máximo  (¡ue  iiínica  la  luz  ¡  la  Liom^iM,  divid-; 
en  dos  partes  deslgu  i'eUo  b>  lo ;  círculos  para- 
lelos al  ecuador;  piro  di  tal  modo,  que  la  por- 
ción iluminada  es  iríiyor  que  la  que  la  parte  os- 
cura en  el  hemisferio  boreal,  sucediendo  tolo  lo 
contrario  en  el  hemisferio  austral  Por  consi- 
guiente, como  la  rotación  de  la  Tierra  es  unifor- 
me, cualquier  lugar  cL-l  hemisferio  boreal  perma- 
nece mas  tiempo  en  la  luz  que  en  la  oscuridad, 
sucediendo  lo  contrario  en  el  hemisferio  austrih 
de  modo  que  en  esos  tres  mes'^s,  el  dia  es  miyor 
que  la  noche  en  el  hemisferio  del  norte,  i  la  na- 
die es  mayor  que  el  du  en  el  hemisferio  de!  sur. 

I.)  '  lo  espuesto  fácilmente  se  deduce,  que  des- 
ale <*i  2 1  Je    Marzo  los  dias  van  siendo  mas  lar- 


gos que  laí  noches  en  el  hemisferio  del  norte, 
hasta  el  21  de  Junio  que  es  el  dia  mas  largo  i 
la  noche  mas  corta  de  todo  el  aña;  sucediendo 
toJo  lo  contrario  en  el  hemisferio  del  sur.  En 
Guatemala,  por  ejemplo,  el  dia  mas  largo  de  todo 
afio  es  el  de  12  h.  Si'  37",  i  la  noche  mas  corta 
es  de  II  h.  8'  i  23";  i  en  el  círculo  polar  ártico 
que  está  a  23?  27'  del  polo  norte,  ese  dia  es  de 
24  horas  i  no  hai  noche;  por  el  contrario,  en  el 
círculo  polar  antartico,  el  2 1  de  junio,  la  noche 
es  de  24  horas  i  no  hai  dia. 

Desde  el  momento  del  solsticio,  parece  que  el 
Sol  comienza  a  retroceder,  i  loí  días  se  van  acor- 
tando en  orden  inverso  durante  tres  meses,  has- 
ta el  23  de  Setiembre  en  que   el  límite  de  la  lu2 


106 


Mí.  MJ%*¡STMTVTO  J%'*aei4fJ^^l,. 


i  de  k  sombra  pasa  otra  vez  por  los  polos,  i  el  día 
i  la  noche  vuelven  a  ser  itruales  en  todo  el  mun- 
do, \'erificándose  el  equinocio  de  otoño. 

Desde  este  equinocio,  el  límite  de  la  luz 
i  la  sombra  avanza  constantemente  durante 
tres,  meses  sobre  el  polo  del  sur,  hasta  el  2 1 
de  Diciembre  que  se  verifica  el  solsticio  de  Ca- 
pricornio, o  de  verano  para  el  hemisferio  aus- 
tral i  de  invierno  para  el  boreal,  pues  los  dos 
hemisferios  tienen  las  estaciones  opuestas.  Final- 
mente, desde  el  solsticio  de  Capricornio,  el  cír- 
culo de  se]>aracion  de  la  luz  i  de  la  sombra  vuel- 
ve a  retroceder  constantemente  durante  tres 
meses,  hasta  el  2 1  de  Marzo  en  que  tiene  lugar 
el  equinocio  de  primavera  que  tomamos  como 
punto  de  partida.  Durante  todo  este  tiempo,  la 
Tierra  ha  completado  su  revolución  al  rededor 
del  Sol,  desde  un  equinocio  al  equinocio  del  mis- 
mo nombre  del  año  siguiente,  que  es  lo  que  se 
llama  año  asíronófnico   equinocial. 

(Cnntiintará.) 


i;li:.mi:\'I'()> 


Acusativo  u 
directo. 

objetivo 

Dativo  u  objetivo 
indirecto. 

Me. 

To  me. 

Hini. 

To  iiim. 

Ifer. 

To  lior. 

Ts. 

To  US. 

ll  Olí. 

Tl.eiu. 
The  man- 
Tlic  woman. 

To  vou. 
Tethcm. 
To  the  man. 
Ti)  tlic  wonian. 

1*1:    1^1    I^E^^GtM  K\«l.liS*, 

Fara  mo  de  los  alumnos  dtl  Tnstttn.fo  Naciorad 
dt  Giiafemala. 


IRIIVÜR  (IR^O. 

(Conlinúa.) 

TWEIVTY  T1IIRI>  L.KSSO.\. 

VOCABUL.VRY. 

To  warin,  calentar.  To  couduct,   to  take,    to 
To  burn,  quemar.  lead;  conducir. 

To  tear,  despedazar,  des-  To  read,  leer. 

f/arrar.  To  wrile.  escribir. 

'i'd  rniT\-,  to  tako.  Ihrar.  To  loiid.  pnxfar. 
To    seud.euvlar. 


Acusativos  i  dativos  do  los  pronombres  personales. 

^Obs.  Los  pronombres  acusativos  no   llevan  prepoai-  ! 

cion;  pero  los  dativos  van  precedidos  déla  partícula  to.  i 

Ejemplos:  | 


To  scc  me,  verme. 
To  speak  to  me,  liaUarme. 
To  see  liim,  verle  (n  él.) 
To  speak  to  liiin,  Jiahlurle 

(a  él.) 
To  see  lier,  iberia. 
To  speak  to  lier,  hnUurle 

(a  ella.) 
To  see  us,  vernos. 
To  speak  to  us,  hablarnos. 
To  see  you,  ver  a  Ud. 
To  speak  to  you,  hablar  a 

lid. 


To  see  tkem,  verlos  o  ver- 
las. 

To  speak  to  tlietn,  {hablar- 
les a  ellos  o  a  ellas.) 

To  see  the  man,  ver  al 
hambre. 

To  speak  to  the  man,  ha- 
blar al  hombre. 

To  seo  the  woman.  ver  n 
la  mujer.* 

To  speak  to  tbe  wonian, 
hablar  a  la  mujer. 


Colocación  del   dativo  i  acusativo  de  los  pronombres 

rsonales. 

It  to  me;  me  lo,  me  la. 

Thoni    to  n?:  vos  los,   vos 

Them  to  rae;  me  los,  me  las. 

los. 

Uto  him,  se  lo,  se  la. 

Itto  vou:  .<.flo.se  hi  (aUd. 

Them  to  him;  sr  los,  se  las. 

0  ú  Uds.) 

1 1  to  her;  se  lo,  se  la  (a  <  - 

Them  to  yon:-'-/'  /í,.s-,  .se  ¡as 

lia.) 

(a  Ud."oa  Uds.) 

Them  to  her,  .se  los,  se  las 

It  to  them;. se /o.  se.  la  (a 

f a  ella.) 

ellos  0  a  ellas.) 

It  to  11?;  uos  lo.  vos  hi. 

Them  to  1  hcni;  se  his.  sf  l.js 

(a  ellos  0  a  ellas.) 

EXKIU'ISES. 

Do  you  vrish  to  see  me?  Yes,  ,<ir,  1  wish  to  see  you.- 
Do  you  not  wish  to  speak  to  mo?  Yes.  I  \vií*li  to  speak 
to  you  — Do  you  not  wish  to  see  him?  No.  Sir,  I  do  not 
wish  to  see  him. — Do  you  wish  to  speak  to  him?  I  wish 
to  speak  to  him.  Do  you  not  wish  to  see  her?  Yes,  Miss, 
I  wish  to  see  her.— Do  you  nOt  wish  to  speak  to  her? 
Yes,  I  wish  to 'speak  to'her.— Do  you  wish  to  see  us? 
Yes,  I  wish  to  see  you.— Do  yr u  wish  to  speak  to  us? 
T  wish  to  speak  to'you.  —  Do  I  wish  to  see  yon?  Yes. 
yon  wish  to  see  mc.-^Do  I  wish  to  speak  to  you?  Yes. 
yon  wish  to  speak  to  me.  —  Do  yon  wish  to  see  them? 
í  do  not  wish  to  see  them.  — Do  "you  not  wish  to  speak 
lo  them?  1  (to  not  wisii  to  s|)eak"to  them.— Do  you  wish 
to  see  the  man?  í  do  not  wish  to  see  the-  man  — I>oyou 
^yisll  to  speak  tf>  the  man?  I  do  not  wish  to  spoak  to 
the  man. — Do  yon  not  wish  to  see  the  woman?  I  do  not 
wish  to  see  the  woman.— Do  you  wish  to  speak  to  the 
warnan?  I   wish  to  speak  to  the  woman. 

11 

^\"]\]  vou  lend  me  a  book?  Yi-x.  Sir.  I  will  lend  it 
(o  yon.— Will  he  lend  you  a  book?  Ves.  í^ir,  he  «ill 
lend  it  ií>  me.  — Will  you  lend  me  two  books?  Ves.  I 
will  lend  them  to  vou'.  — Will  he  lend  you  two,íl>ouks? 
Yes,  Sir,  he  wiH  lend  them  to  me.— Will  you  lend  him 
a  book?  No,  Sir,  I  will  not  lend  it  to  him— VVill  you 
lend  him  two  books?  No,  Sir,  I  will  not  lend  them  to 
him.— Will  vou  lend  her  a  book?  Yes,  Sir,  I  will  lend 
it  to  her.— Will  you  lend  her  tive  l)ooks?  No,  Sir,  1  will 
not  lend  them  to  her.— Wiil  you  lend  us  a  book?  Yes. 
1  will  lend  it  to  you.-Will  yo»  lend  us  t\vo  liooks?  Yes. 
Sir.l  will  lend  tliem  to  vou."— Will  he  lend  you  a  book? 
No,  Sir,  he  will  not  leiid  it  to  us— Wiil  he  lend  you 
si.\  liooks?  Yes,  Sir.  he  wiH  lend  them  to  us. — Will  you 
lend  them  a  book?  Ye.'<,  Sir.  I  will  lend  itto  them.— 
Will  you  lend  them  twT)  books'' No.  Sir.l  will  not  lend 
tliom  to  them/'  Will  you  lend  n  book  to  my  brothei? 
Yes,  Sir,  I  will  lend  it  to  him. — AVilI  vou  lend  two 
l>ook>-   to   mv  broüu'i?   Y.\v    1  will  lea.i  (íiem  to  him. 


Mil.  lJS\STJT1JTO  ,^\iHHO.V.9t. 


\m 


III. 

Quiere  Ud.  prestarme  ua  sombrero?  Si,  Señor,  quiero 
prestárselo  o  Ud  — Quién  quiere  prestarme  dos  plumas? 
Pedro  quiere  prestárselas  a  Ud. — Quieren  estos  hom- 
bres prestan' e  tres  caballos? — Si,  Señor,  quieren  pres- 
társelos a  Ud. — Quiei'C  esta  Señora  hablarle  a  mi  pa- 
dre? No,  Señor,  ella  no  quiere  hablarle. — Quién  quiere 
verme?  Nino^uno  quiere  ver  a  Ud. — Quién  quiere  hablar 
a  mis  padres?  El  vecino  quiere  hablarles. —  Quién  quie- 
re prestar  dos  caballos  a  mi  padre?  Juan  quiere  pres- 
társelos.— Quiere  Ud.  verle  a  él?  Si,  Señor,  quiero  ver- 
le i  hablarle.— Quiere  Ud.  hablar  a  mis  hermanos?  Si- 
quioio  iiabjarles. — Quiere  Ud.  enviar  el  caballo  a  mis 
hermanos?  No,  Señor,  no  quiero  enviárselos. — Quiere 
esto  (•;ili¡il]pro  ])restar  su  fusila  mi  vecino?  No  quiere 
]>rfstMisolo —Quiero  Ud.  vera  esta  Señora?  Si.  quiero 
verla  ¡  liablnrlo. 


IV 


xvERSATíox.  \. — Towhose  house  do  j-ou  wish  to 
-Wül  yon  iío  to  my  honse.' — Does  your  sister  wish 
)  t"  lior  frienil's? — At  whose  house  is  your  son? — 
iiu  \vi<h  to  look  for  our  hats.  or  for  those  of  the 
!? — Aro  yon  afraid  to  lireak  this  lookins-fílass? — 
"11  w  ¡-ii  to  íTO  to  our  brother's?  — Is  the  Scotchman 
'■  mies  lioiise?— Wherc  is  he? — Are  your  boyswil- 
<)  un  fo  nar  iViend's?-Arc  your  children  at  home?- 
•0  is  ílio  foio¡mior?-Is  the  American  at  our  aunt's? 
yon  iiot  wish  to  ¡ro  to  my  house? — Do  you  wish 
I  liciiiic? — Is  voiir  fathor  athonie?-At  whose  house 
-  !>■!  Vdü  wisli  til  l:<i  ti)  anvbody's  house?— Whcre 
'ii-  -'iii'.'  -\\",it  iluc-  lii' wisli  todo  athis  !iou-e? 
yiiii!>isti';-  ar  'liinn?  Wlint  do  you  wish  to  drink? 
o  \<Mi  tircir.'  \v>'  \!iii  nottircd? — Will  you  take 
uator?  — Wli!'  lave  you  at  homc? — Has  the  Spa- 
a  iiiiiid  toliiiy  as  inaiiy  canes  as  ¡rloves?— Do  the 
lans  wis!i  to  buy  nuy  thiiiír?— What  does  the 
•liman  wisli  to  biiv? 


V. 


<  "xvicüs  >Tiiiv  !>.  — Whoi-o  lio  voii  wisli  t'>  ofo  to?— 
Mili  you  u'.)  tu  my  hoiiso?  — Dof'S  yniír  son  wisli  to  (;-o 
ío  niv  hoii-r.'-Is  VMiir  lirotlior  a!  liis  |ioii--e?— Do  yoiir 
'■;¡ii'lroii  wi-!i  to  -o  tu  iMv  hu  s<\'  To  wiio^c  house  do  you 
v.ish  tu  iakc  tiial  nulo?  ¡<  yuin-  sorvant  wiHiníí  to  carry 
lay  nulo  tu  yuiii- |'it!ii\'-'s? — Dúos  \-our  lirotlier  wish  to 
take  my  iruns  to  tho  |i!.ys¡cian's?  — To  wbo^e  hoiise  do 
oiir  oi¡,.),i¡rs  wish  to  c'arry  our  pisto!?- Where  does 
sliuomakoi-  wish  to  take  nnr  slioos? — Is  he  wiUiner  to 
tiko  i!i<>oi  to  nay  house!-' — Will  you  cunduet  your  child 
tu  my  huiise? — Does  utir  friend  wish  fu  <rn  to  any  one's? 
—  ¡)o  yon  wish  to  iro  to  my  hou-^o? — tVIicre  do  you  wish 
tu  ii-u? — Aro  tho  üouil  (icianaiis  wilüng-  to  <ío  to  yoiir 
liu'i-^c?  —  Wlicro  will  they  u-o  to?  — Does  your  son  wish 
to   i:-u  tu  any    one's?         '    '  "  " 

roxvKp.siTioN'  f;  — To  whose  hoii'^e  does  he  wisli  to 
•jio? — Will  yon  íake  tho  physician  tu  this  inan"s? — Will 
yuii  soiid  a  servaiit  to  my  house? — Will  yuu  sond  a 
ohüd  to  tiio  páinter's  — Du'es  the  Kn.Líiishuian  wish  to 
u-i-ile  one  more  ñuto?-— Who  whisiios  lo  write  -^mall 
notes?  — Miss.  ai  wiioso  is  yoar  house  laíher?— lías 
your  liruthor  time  to  go  tu  my  hoase? --Do  yuu  wish 
tu  oarry  many  l)Ooks  to  my  father's? — Huw  manv 
hats  aro  y(ju  willinií  to  send?— IIuw  many  mure  haís 
does  tiie  hattor  wish  to  send?— Mas  yunr  son  the  con- 
i'atre  to  '^o  to  the  oaptain's? — llave  you  a  desire  to  Imy 
as   uianv    dou's   as  horses?— Is    vor   r/aiurhter  asliam^il 


to  <ro  fo  my  aunt'.s? — Do  you  wish  to  speak  to  me? — 
Does  Peter  wish  to  send  shoemaker  any  tliinar? — Has 
your  sister  money  cnough  to  bny  a  house? — IIow  much 
money  has  she? 

(Continuará.) 


I.A  INFANCIA  DKT^  MIJXDO. 

INTRODUCCIÓN  A  LA  FTISTORTA  UNIVERSAL. 

Escrila  para   los  niños,  por  F.    CiorhJ. 
(Cf  ncluye.) 
XXXV. 

CrERNTIA  PEf,  linitlilíK     EN'  IT\A  VTTlA    VlTrilA. 

La  ruda  ereoncii  acercado  los  espíritus  i  los  sueños, 
i  las  costumbres  observadas  en  los  entierros,  nos  prue- 
ban que.  por  vasa  que  fuera  la  idea  del  hombre  sobre 
otra  vida,  ha  creido  desde  sus  primeros  tiempos  que 
el  espiritu  o  hálito,  cuando  el  cuerpo  queda  frió  o  en  el 
silencio  de  la  nnierte,  pasa  a  habitar  oti'os  luirá  ios.  Las 
mas  elevadas  asi  como  las  mas  atravesadas  i-azas  de 
hombres  han  procurado  formarse  una  idea  de  que  es 
ese  bendecido  estado  on  dondo  los  buenos  f^ozan  de  fe- 
licidad completo,  i  dond"  los  amibos  '•auiüdos  larcro 
tiempo  i  después  perdidos"  nos  rociltirán  sonriontos  con 
ttn.írélicos  rostros:  o  lo  que  puedo  ^or  e-^e  sombriu  esta- 
do  donde  reinan  la    misoria  i   la  de-o-¡ueracior!. 

El  hombre,  al  tratar  de  indagar  a«oml)rado  cuál  era 
el  paradero  de!  esráritu.  pens/i  que  vagraba  por  los  bi- 
liares donde  antes  haViia  Itabifado.  o  que  se  trasmitia  a 
otro  cueriio.  quizas  al  <\"  nn  animal,  i  mejorando  cada 
vez  mas  i  mas  en  forma*.  !!e2raba  hasta  la  !n:in-;ion  de 
los  dioses. 

E!  ha  culocailo  su  cielo  en  alsrunn  iojana  Isla  de  los 
Bieuiívenlniados.  o  en  una  tierra  llena  de  luz  i  de  her- 
mosura, o  en  el  t)esle  dundo  el  Sol  se  pono,  o  on  el 
misrtiu  ."^ol.  on  la  Luna  o  en  las  estrellas.  Se  lian  lieeho 
bellas  desor¡[)í'iones  de  esa  mansión  etornn.  n-'vt  todas 
han  sido  co|:)iadas  ile  lo  ipio  vemos  en  la  tierra  i  el 
hombre  espera  encontrar  allí  todo  lo  que  aqui  amaba, 
ideal  o  gi'osero,  así  como  verse  libre  de  lodo  lo  que  le 
aconfiojaba. 

La  mejor  i  mas  brillante  conceiicion  qn'>  porlomos 
firmarnos  del  ciclo,  si  dejamos  aun  lado  la  i  ha  ruda 
dol  salvaje,  es  considerar  cada  luíjar  de  la  tierra  como 
U'i  lutrar  aprujiiado  para  dolilar  la  rodilla  sintiendo 
la  santidad  de  nuestros  dolieres:  entonces  t-reerémos 
iiui'  todo  aquello  (¡ue  a(|ui  oons¡.iei-amos  corno  lo  mas 
^n!'!imo,   mas  nolde  i    nioiu¡-.  si-.'-á    nue-tro  en   el   cielo. 


iluui 


(pie  e<te  se 


halle.  El 


pensamiento  de  que  los  mundos  de  Dios  se  hallan  en- 
lazados, estí  bellamonte  espresado  en  uno  de  lus  anti- 
uuos  libros  sa^rrados  de  la  Persia.  Se  leprescnta  en  t-l 
e' alma  do  un  buen  hombre  que  so  encuentra  en  el  o- 
íro  mundo  llevado  por  una  doncella,  noble,  de  brillan- 
te faz,  en  la  llor  de  sus  años,  tan  hernio-^a  de  cuerjiu  co- 
mo la  mas  hermosa  de  las  criaturas.  Entonces  el  alma 
de  aíjuol  hombre  puro  le  prcíiamía:  ■'Quií-u  erostú.ilon- 
colla,  (]uome  pareces  como  la  mas  hermosa  tie  las  doií- 
I  ellas?''  Eilu  respondo:  "Yu  sui  ;u!i  j.'jvon!  tus  buenos 
¡•ensamiontos.  |ia!abríis  i  acciones,  tu  laiona  loi.  la  pro- 
I  ia   loi  do  (u    mismo  ..•aor[.u.  Tú  !¡a:^  hooho  lo  carato  ruin 

1  pur-lu   ,¡ii,.a  todos  nos  a-radu.  leer  himnos  escritos 
í.coria    de  los  riólos.  t>o))''o  a   ciuitincaciiHi  iiüo  oue  creo 


I»8 


t:M.  IJySTtTJíJTO  JS^^ClOJV^flf.. 


no  lia3n  visto  ántos  ninf^uno  de  mis  locclores.  Fn<^  com- 
jmosto  por  algún  Aryano  de  alma  grande  i  está  lleno 
de  nna  roú^iea  que  no  piicle  perecer. 

"Dume  la  inmortalidad  donde  reside  la  ctí>rna  luz, 
en  el  mundo  en  que  el  Sol  está  colocado,  en  ese  niundo 
inmortal  e  impcncedero,  coU')came,  oh  Soma! 

"Alli  donde  impera  el  rei  Vaivasvata,  donde  se  ha- 
lla el  lugar  secreto  de  los  cieloR,  donde  fluyen  estas  po- 
derosas  aguas:  hazme  inmortal  allí. 

"Doudc  la  vida  es  lilire,  en  el  tercer  cicto  de  los  cie- 
los, donde  los  mundos  son  radiantes:  hazme  inmortal 
alli. 

"Donde  ei-ecen  los  deseos  i  nnhelos,  donde  está  la 
mansión  d,el  Sol,  donde  reinan  la  libertad  i  el  deleite: 
hazme  inmortal  alli.  -< 

"Donde  hai  felicidad  i  gloria,  donde  el  goce  i  el  pla- 
cer residen,  donde  nuestros  deseos  son  satislechos:  haz- 
me inmortal  alli  " 

XXXVI. 

Libros  «.varados. 

Si  í'ste  liliro  no  ha  ensfñado  otra  cosa,  espero  que  a 
lo  menos  haya  evidenciado  que  las  diferentes  creencias 
de  la  linmaiiida.i  acerca  de  Dios  son  dignos  de  aten- 
ción- 
Pocos  de  nosotros  vivir.-in  mas  de  sesenta  o  setenta 
años,  i  si  separauíos  el  tiempo  necesario  para  comer, 
trabajar  i  dormir,  no  nos  quedará  inucho  para  upr-  n- 
der  un  poco  acerca  de  este  mniuio  que  se  ¡ios  ha  envia- 
do a  habitar.  Obraremos  sabiamente  si  empleamos  ra- 
tos perdidos  en  tratar  de  saber  cómo  consideraron  o- 
tros  iiombres  la  belleza  i  misterio  de  este  mundo.  ¡qu<! 
decia  éste   a  sus  corazones 

No  hace  largo  tiempo  qne  hombres  itien    intenciona- 
dos miraban  las  varias  religiones  de  hi   iiiimanidad  co- 
mo poco  dignas  xle  estudio^  o.  si  de  algún  modo  la  es- 
tudiaban, era  solo  para  de.lucir  de  ellas  |.rucbas  del  a- 
horrecimiento   del  hombre  hacia  lo  bueno  i  lo  vei-dade- 
ro.   Pero  hombres    mas    sabios  i    pensadores   creveron 
.que  de-iiiamos  traur  de  comprenderlas,   para   ver  qn(^ 
clac  de   rosjiuestas  hablan    dado  otros  a  l.ns  precrnntas 
que  nosotros  liaccnu)-*  ncerca  do  Dios,  del    univcr^^o,   de     í 
la  vida  i  de  la  nuierle.  Esíms  r<'spnestns  pnclen  ser  dé- 
biles e  inciertas.    ni;is  coni  >   ,-on   hi'^ mejores  qno    nqiio- 
llos  eucoütniroi).  merecen  nuestro  re<riéto.  Nosotros  no 
hacemos  mas  vci-dadera  unestra  pror»Í!i  religión  porque 
llamemos   falsas  bis  de  otros,  ni  hi   hacemos  méno-;  dig-     ^ 
na    den  sniio-  )inrqiie  adniitaiiio-   lo    bncno  qn"   haya     I 
en  ias  dcnuis.    La  lección  en  que  adquiramos  algún  co- 
uocimient'i,  aunque  sea  superficial,  de   lo^  libros  sagra- 
dos de  otras  creencias,  algunas   mas  antigua-"   que  la 
nuestra,  i   practicadas  aun  por  ciento^  de  millones  de 
hombres,   nos   enseñará  qne  Dios  ha  sido  el  pemsi  >'ien- 
.to  constante  de  la  humanidad.  Kilos  miran  estos  libros 
sagrados  como  la  palabra  que  les  ha  dirijido  el  Ser  Su- 
premo, i  los  aman   tanto  como  nosotros   amamos  la  Bi- 
blia.^ En  ellos  se  cncieran  los  preccptr>s  que   so  le„«  ha 
enseñado  a  oiiedecei,  i  las  oraciones  e  himnos  empapa-     j 
dos   en  una  fe   tan   rica  que  solo  puede  ser  producto  do    • 
aquella   edad,  i  que  ningunas,  palabras  pueden   tradu-     | 
cir.  Es  cierto   que  estos  libros  contienen  muchos  cuen-    | 
tos  absurdos  sobre  mitos  i  leyendas,  i  gro,seras  ideas  a-    j 
cerca  de  Dios:  pero  niugun  libro  antiguo  está  exento  do    ! 
ellos,   i   los  errores  que  contienen  no  hacen  nucios  po- 
sitivas las  verdades  que  encierran.   Un  diamante  no  es     I 
menos  diamante  ])orque  tf^iv;  rodeado  de  escorias.  \ 

•    Cualquier  relación  que  yo  diera   délos  diversos  <  s-    | 
critos  sagrados,   seria  en   resumen  una  larga  lista  de 
nombres,  i  pienso  que  es  mejor  para  probar  su  escelen- 
cia  trasladar  aqui  algunos  de  sus  signos  i  oraciones. 
El   himno  referente  a  los  cielos  es  sacado  del  mni  an- 


tiguo de  los  Brahmanes:  el  siguie.ite  es  ])arte  de  otro 
himno  del  mismo: 

"Surgió  al  principio  eí  germen  de  la  luz  de  oro. 

"El  era  el  tínico  Señor  de  todo  lo  que  e.xistc. 

El  formó  los  ciclos  i  la  tierra.  ¿Quién  es  el  Dios  a 
quien  ofreceremos  nuestro  sacrificio? 

"Aquel  quédala  vida.  Aquel  que  da  la  fuerza.  Aquel 
cuya  bendición  os  deseada  de  los  dioses  mas  brillantes, 
cuya  sombra  es  la  inmortalidad,  cuya  sombra  es  la 
muerte. 

"Quién  es  el  Dios  a  quien  ofrecerénuis  nuestro  sacri- 
ficio? 

".Vquel  que  por  su  poder  es  el  único  Rei  de  todo  lo 
que  respira  i  está  despierto:  Aquel  cuyo  poder  y>rocla- 
man  las  nevadas  montañas,  el  Océano  i  los  distantos 
rios:  Aquel  que  echo  los  fundamentos  del  cielo,  del  nías 
elevado   cielo:  Aquel  que  mi<l¡ó  la  luz  en  los  aires.'" 

El  siffuiente  himno-  -plegaria  es  sacailo  del  mismo 
libro.  Varunn.  el  dios  invocado,  era  nno  de  sus  princi- 
pales dioses,   i  significa  "Eí  que   todo  lo  circunda." 

"No  me  hagas  entrar  todavía  ¡oh  Va  runa!  en  la  man- 
sión déla  tierra.  Ten  piedad.  Todopoderoso,  ten  pie- 
dad. 

"He  pecado  por  falta  de  fuer/.a.  Ten  piedad.  To<lo- 
poderoco.   ten  piedad. 

".Siempre  que  los  hombros.  ;oli  \';irnnal  i-oinetamos 
una  ofensa  contra  el  qne  wmww  en  los  riólos:  siempre 
oue  por  irreflexión  faltamos  a  tus  leyes,  ten  piedad. 
Todopoderoso,  ten  piedad. " 

He  aqui  alírunos  preceptos  del  liliro  sagrado  de  los 
Budistas,  qne  oonpnria  un  buen  lugar  en  nuestro  her- 
moso   libro  de  los  Proverbios. 

"Vence  la  cólera  con  la  dulzura,  el  mal  con  el  bien. 
la   mentira  con   la  verdad. 

"No  estés  afanoso  de  descidu-ir  las  faltas  de  otro: 
pero  guárdate cnidadosamentt'  contra  las  tuvas  pro])ias. 

"Es  mas  nolde  guerrero  el  (¡ue  se  vence  asi  mismo, 
que  el  que  vence  a  millares  de  hom' res  en  un  comba- 
te. íCompírese  el  libro  de  los  I'ro<-erbios  l<')-:^2.) 

"Todo  es  puro  para  el  virtuoso.  .Vsi,  no  pi  nses  qne 
porque  estés  desnn<lo.  porque  ayunes  o  porque  reposes 
en  el  suHo,  podrás  convertir  cu  puro  lo  impuro,  pues 
el  espíritu  permanece   siempre  el  mi>mo." 

XXXVIL 

Coxci.fsiox. 

Las  historias  e^tin  con  frecui'-ncia  tan  Uenns  di- fe- 
chas, señalando  las  ép  i  -as  en  que  los  reyes  empezaron 
a  golternar.  en  que  murieron,  o  en  que  se  lil>raron  fa- 
mosas batallas,  que  e.<toi  por  creer  (¡ue  est^i  histoiia 
primitiva  del  hombre,  que  no  contic  le  fechas,  parecerá 
ma*  bien   un  cuento  confuso  i   vago. 

Mas  hemos  esftido  viajando  al  través  de  edades  tan 
dilatadas,  que  la  confusión  hubiera  sido  mayor  .si  yo 
me  hubiese  referido  a  épocas  que  no  están  a  nnestro 
alcance,  i  me  hubiera  [mesto  a  trazar  por  congeturas 
lareas  lineas  do  cifras. 

He  tratado  de  guiar  a  mis  lectores  a  través  do  aquel 
crepúsculo  de  los  tiempos  de  que  habh'  en  las  primeras 
páginas  de  este  libro.  He  congeturado  lo  menos  posi- 
ble, i  llamado  en  mi  auxilio  al  buen  sentido  para  in- 
terpretar las  revelaciones  qu-*  contienen  los  huesos,  cu- 
chillos de  |)ederual.  armas  de  metal,  escrituras  pinta- 
das, palaliras  i  otras  co.sas:  en  todas  las  cuales  se  con- 
tiene la  historia  del  progreso,  lento  pero  seguro,  que 
empezó  con  el  principio  del  tiempo  i  acalmrá  con  la 
consumación  délos  siglos. 

Quisiera  q.ue  esta  historia  apareciese  a  los  ojos  de 
mis"  lectores  tan  bella  i  fas<;inadora  como  aparece  a  los 
míos;  mas  he  preferido  que  quede  un  poco  tosca  a  de- 
jar (le  decirlo    todo  en  ella. 


X 


IIL.  IJWSTlTi  TO  *V^§eiG.\\íJL. 


im 


Los  liedlos  de  la  ciencia  uo  son  secos  e  inanimados, 
como  muchos  se  figuran.  Son  objetos  vivientes  que  lle- 
nan de  la  mas  suave  pocsia  el  oido  del  que  los  escucha, 
i  de  la  mas  concertada  armonia  de  colores  el  ojo  que 
los  mira. 

Ellos  no  solo  nos  proporcionan  estos  delicados  i  du- 
rables placeres,  sino  que  dan  el  pan.  la  salud  i  el  con- 
suelo a  miles  de  personas  que  pasarían  sin  su  conoci- 
miento una  existencia  miserable. 

He  dado  un  l)uen  consejo  al  decir  que  debemos  de- 
dicar una  parte  de  nuestro  tiempo  al  estudio  de  algu- 
na ciencia.  No  importa  la  que  se  escoja,  pues  en  todas 
hai  maravillas,  belleza  i  verdad:  la  astronomia,  la  bo- 
tánica, la  química  i  la  geología  poseen  estas  en  tan  al- 
to gríulo  que  la  vida  será  demasiado  corta  pitra  ago- 
tarlns. 

Con  la  mente  así  atesorada,  muchas  horas  antes  eno- 
josas se  llenarán  de  música:  muchas  noches  estrelladas, 
antes  no  observadas,  brillarán  con  luces  familiares:  mu- 
chos paisages,  desnudos  i  feos  para  el  ojo  del  ignoran- 
te, se  señalarán  con  líneas  de  hermosura  trazadas  por 
la  mano  de  su  Hacedor.  I  sí  Dios,  como  parece  ense- 
ñarlo esta  historia,  ha  decidido  qufi  el  progreso  del 
li()m!ire  (lei>enda  de  él  mismo:  cuan  cuidadoso-»  debemos 
ser  'I'»  no  oponerle  ningún  obstáculo!  Nuestros  cono- 
cimifiito-i  no  son  una  l)en<lieíon  pnra  nosotros,  sino  cuan- 
do linéenlos  de  ellos  un  uso  prudente  i  bueno:  con  e- 
líos  solo,  la  vida  no  está  completa  Si  junto  con  ellos 
marclin  nuestra  fi-  en  lo  desconocido,  una  i  otra  liarán 
iiiií-tni   existf^iicia  hermosa   i  bendecida. 


nx. 


P.VR.V  L().S  NIÑOS  A.MKRICANO.S, 

por<  i.uis  F.  MAvni.i.A. 

Profesor  (h  lo  Lengua  i  Literntiira  Española  m  la 
Uuivermlad  de   Nueva-York. 

(Continúa.) 


LECCIÓN  XIII. 

Ló.s  L;i";i:ii áticos  üaman  voz  activa  \  voz  pasiva  a 
fsas  (ios  ionnas  en  que  puede  espresar.se  una  o- 
lacion.  Se  dice  que  un  verbo  está  en  la  voz  acti- 
\  a  cuando  el  sujeto  ejecuta  la  acción,  i  en  la  pasi- 
\  a  cuando  la  recibe ;  v^^  ítwíi  a  mi  padre;  ?l<^\\  el 
\  erbo  amar  (ístá  en  la  vo?;  activa  porque  el  sujeto 
yo  ejecuta  la  acción,  mas  si  dij^o  mi  padre  es  ama- 
do por  mi.  la  oración  será  pasiva  porf ¡ue  el  sujeto 
in  i  padre  recibe  la  acción  que  yo  ejecuto. 

No  todos  los  verbos  se  pueden  poner  en  esta 
forma  pasiva;  v.  o-,  el  hombre  vive  poeo,  el  rei  reinó 
muchos  años,  el  niño  cayó  del  techo,  la  tropa  pasó 
por  la  ciudad  etc..  en  todos  estos  ejemplos  no  se 
pu  ¡de  hacer  la  \ariacion  que  hemos  hecho  con 
1  )s  anteriores. 

La  voz  pasi\a  pues,  se  torma  con  el  \í:Tbo  ser  i 
tm  participio. 


Póngase  en  voz  pasiva  las  siguientes  oracio- 
nes. 

El  niño  derrama  el  tintero. 

El  sol  madura  las  uvas. 

Los  árboles  producen  frutas. 

Los  criados  limpian  las  botas. 

Los  labradores  recogen  el  trigo. 

Los  albañiles  fabrican  la  casa. 

Los  carpinteros  componen  la  mesa. 

Las  mujeres  lavan  la  ropa. 

Los  pobres  sufren   hambre   i  frió. 

La  Caridad  socorre  a  los  menesterosos. 

Sucede  a  veces  que  el  sujeto  i  el  complemento 
de  un  verbo  es  el  mismo:  v  g.  yo  me  amo,  tú  te  di- 
vierieSy  él  se  ?)iece,  fiosotros  nos  regocijamos,  vosotros 
os  7nalíratais,  ellos  se  destrozan.  Esta  forma  se 
llama  reflexiva  i  a  veces  reciproca.  También  hai 
verbos  que  se  usan  solo  en  una  persona,  i  a  veces 
sin  prononibre  v.  g. 


Llueve. 

Hiela. 

Amanece. 


Truena. 
Nieva. 

A;'och<  c(-, 


Relapaguea. 

Graniza. 

Deshiela. 


Estos  verbos  se  llaman  impersonales. 
Ya  hemos  dicho  que  verbos    irregulares    son 
los  que  cambian    sus  letras  radicales. 

"Venir  a  aumentar  el  núniííro  de  los  \ivientes, 
ser  un  hombre  mas  donde  hai  tantos  homl)res,  oír 
decir  de  sí:  es  un  tal  fulano,  es  ser  un  árbol  mas 
en  una  alameda.  Pero  pasar  cinco  o  seis  lustros, 
oscuro  i  desconcido,  i  llegar  una  noche  entre  o- 
tras,  convocar  a  un  pueblo,  hacer  tributaria  sir  cu- 
riosidad, alzar  una  cortina,  conmover  el  corazón, 
sub)ugar  el  juicio,  hacerse  aplaudir  i  aclamar,  i  oír 
al  dia  siguiente  ile  sí  mismo  al  pasar  jior  una  ca- 
lle o  por  el  Prado,  aquel  es  el  escrito!  de  la  come- 
dia aplaudida,  eso  es  algo:  es  nacer;  es  devolver 
al  autor  de  nuestros  dias  por  un  apellido  oscu- 
ro un  nombre  claro;  es  dar  alcurnia  a  sus  ascen- 
dientes; en  vez  de  recibirla  de  ellos,  es  sobrepo- 
nerse al  vulgo  i  tiecirle:  ;//:•  has  creich  tu  inferior, 
sal  de  tu  engaño:  posee  tus  secretos  i  el  de  tus  sen- 
saciones; domino  fu  aplauso  i  tu  admiración,  de  hoi 
71MS  no  estará  en  tu  mano  despreciarme,  medianía, 
calúmniamc,  aborréceme,  si  quieres,  pero  alaba. 
I  conseguir  esto  en  veinticuatro  horas,  i  tener 
mañana  un  nombre,  una  posición,  una  carrera 
hecha  en  la  sociedad,  el  que  quizá  no  tenia  ayer 
donde  reclinar  su  cabeza,  es  algo,  i  prueba  mucho 
en  favor  del  poder  del  talento.  Esta  aristocracia 
es  por  lo  menos  tan  buena  como  las  demás,  pues 
que  tiene  el  lustre  de  la  cuna,  i  pues  que  vale 
dinero  como  la  de  la  riqueza."  (  Mariar.o  José  de 
Larra.) 

LECCIÓN  XYI. 

Hai  en  x\w-<\xx  ¡^  ngua  dos  verbos  .ff.'-,  i  estar 
cuyo  US.' .  oír.  c  •  i^rnn  d.ificultad  a  los  estranjeros,    i 


á(M) 


jsi;,  MJVSTtVMjro  jiv-mch^^wíc. 


así  k's  oimos  decir  con  mucha  -frecuencia  c/  alma 
csiá  inmortal,  d  café  es  frió  <fr.  en  \'ez  de  d  alma 
es  irauorial.  el  cojé  está  frió  dV.  Llámanse  dichos 
\erbos  auxiliares  porque  ayudan  a  conjugar  los 
deniiis  verbos  como  se  ve  en  los  siguientes  casos: 
yo  soi,  era,  fui,  seré,  seria  &c.  amado;  yo  estoi, 
estaba,  estuve,  estaré,  estaría  leyendo  *&c.  Cada 
uno  de  esos  verbos  tiene  su  significación  especial. 
Con  ser  se  espresa  lo  permanente  i  con  estar  lo 
que  no  lo  es;  asi  decimos:  la  nieve  es  blanca  por- 
que ella  tiene  siempre  este  color;  i  el  agua  está 
caliente  porque  muchas  veces  no  lo  está. 

Sin  embargo  consideramos  coma  permanentes 
las  cualidades  del  alma,  i  por  eso  decimos:  es  eq- 
riiativo,  priídente,  viritws<.\  amable.  Si  dijéramos 
está  amallf  indicaríamos  que  no  siempre  muestra 
esta  cualidad. 

Usamos  estar  cuando  hablamos  de  ciertas  im- 
presiones pasajeras  como:  está  triste,  molesto,  ale- 
gre. Ademas,  con  el  mismo  verbo  i  no  con  ser  in- 
dicamos posición,  lugar,  por  ejemplo:  está  afuera, 
de  pié,  en  la  mesa,  en  Paris.  en  el  campo  etc. 

La  rnateria  de  que  alguna  cosa  está  hecha  se 
espresa  por  ser,  \.  g.:  la  caja  es  de  hierro. 

Aunque  las  personas  pueden  cambiar  de  ocu- 
pación, empleo,  rango,  relijion,  empleamos  ser 
con  las  palabras  que  espresan  estas  cosas,  v.  g:  es 
carpintero,  ministro,  capitán,  católico. 

El  tlestino  de  una  cosa  o  la  posesión  de  ella  se 
espresa  por  .srr:  eíta  rosa  es  para. mi  madre,  este 
libro  es   mió. 

Complétense  las  siguientes  oraciones: 

La  nieve— blanca.  El  té — flojo.  E!  hierro — pe- 
sado. La  caja — de  madera.  El  \estido— de  seda. 
La  ropa — mojada.  Juan^ — ancioso.  El  maestro — 
severo.  Los  ingleses — protestantes.  Dios  -  en  to- 
do lugar.  La  avaiicia — odiosa.  El  reo — ante  el 
juez.  Napoleón — un  gran  genera!.  Lutero — frai- 
le católico.  Isabel  la  Católica-  reina  de  Castilla. 
El  li<rre      f:roz.  •    '      . 


TABLA  DE  SUMAR. 
Linca  lioFÍzontal. 


i"(r 

1 

'T 

:í 

4 

5  j    6 

^1 

"%" 

-' 

j  1 

2 

2 
3 

3 
4 

4 
.5 

5 
6 

61     7 

8 

<) 

10 
11    1 

.    7  1     8 

0 

10 

i"^ 

4 

5 

tt 

7 

S  1     í) 

10 

11 

12 

4 

5 

(') 

7  i     .S 

11       10 

11 

12 

13 

-- 

♦  6 

7 

8  1     1) 

10        11 

12 

i:5 

14 

-c- 

7 

8 

í»   i    10 

11      VI 

!;'> 

14 

1,-) 

i- ' 

Ñ 

~, 

10       11 

VI      \?, 

11 

i:. 

l(i 

«1 

10 

11    ,    VI 

i:!     1-1 

._._ 



17 

í» 

1(1 

1 1 

12     1 :] 

1-1    ;    l.j 

ii; 

17 

is 

49.  P:ini  formar  la  ta- Ja  de  la  Smoti,  se  comien- 
za jxjr  escribir  <;n  una  niisin.i  línt*a  horizontal 
un  cero,  i  en  seguida  los  nueve  priív.eros  núme- 
ros. 

La  segunda  línea  horizontal  está  formada  d.í 
los  diez  primeros  números,  i  es  el  resultado  de  !a 
agregación  de  la  unidad  a  cada  uno  de  los  núme- 
ros de  la  línea  que  preced  ■;  de!  mismo  modo  pa- 
ra formar  las  otras  f)cho  línsías  horizíMitales,  sola- 
mente se  añade  la  unidad  a  cuda  uno  d  •  Ic^s  nú- 
me  os  de  laslíieas  anteriores. 

50.  Pa¡"a  ene  >ntrar  por  medi:i  di;  esta  tal)!a 
la  suma  de  dos  números  díjitos,  se  busca  el  pri- 
mer número  en  la  primara  cohmi.i.i  horizontal  i 
el  segundo  en  la  primera  co'umna  vertical,  des- 
pués se  sigue  la  dirección  de  estas  lincas  has- 
ta su  punto  de  encuentro,  dond;-  se  b.allará  la 
suma   buscada. 


Sí 


deS 


( ( 'o/t/i  miará) 


])c    Ari'nülica  (lecitUiTÍ ¡'ráiliú!  i  razonada,   esi 
ta.<  e:>i fr.vicis  />jr  I,,  lloniballet  i trad/uidas 
por    Podro  jio/oio/    \".,  idínniio  m~:estro 
(Id   ¡nstititto   Sacian  a!. 


(('<■ 


■P."ro  rn  lugar  de  añadir  sucesivamente  a  un 
n.'imern  hs  unidades  espresadas  en  otro,  s  ■  \n\o- 
de  con  la  rapidez  del  iiensamiento.  decir,  ¡xir 
ejemplo.  7  i  ;;  son  10;  para  hacer  estas  operacio- 
nes mas  lácilmente  se  ha  establecido  la  siguiente 
tabla  que  se  llama  tabla  de  sumar,  i  es  indispensa- 
ble para  proceder  bien  de  memoria. 


Se  l)uscaen  la  \r:\m: 
cifra  .S.  i  rn  la  pinn  ■i';;  cj 
s-*  sigue  la  dirección  A-,  1; 
l()cad.is  lisas^ifras.  i  en  s 


ta 


1  co'umna  horizontal  la 
iinna  v<;;rlical  la  cifra  7, 
i  líneas  en  que  están  co- 
[)unto  de  f  ncu.entro  f.*s- 
i  sumi  pedida. 


namero  !.■?  (¡uí-  e 

.^  I .     S..-gun  !o  caso. 

2  "  .      Sani.i  tle  los  núrn';ros  conipiu^stos. 

l'.ien  qufí  la  suma  da  los  números  compuestos 
putliera  hacerse  añadiendo  a  uno  de  los  números 
liados  sucesivamente  las  unidades  del  otro  i  lue- 
g.)  las  del  siguiente;  pero  para  facilitar  la  operación 
haremos    las  indicaciones  npcesari.is. 

S  'a  file  'irra--  la  suai a  d;-  Uv',  n.np.rros  com- 
pw.lo,  :-,;^-;:..:,    : 

Lo-;  núaiero-;  qa,-  se  van  a  reunir.  :;on  com- 
puestos i  contienen  por  consiguiente  unidades,  de- 
cenas, centenas  etc.  La  suma  de  todos  esos  nú- 
meros delíori  contener  en  sí,  todas  las  unid;id.s 


X 


JSl.  lJ%\SrjTtJTO  A\fir90J\\ií.. 


simj)les  las  decenasrlas  centenas  etc.  de  los  nú- 
meros que  se  proponen.  Para  facilitar  la  ope- 
ración, i  para  tener  a  un  golpe  de  vista  todas  las 
unidades  de  un  mismo  orden,  se  escriben  todos 
los  sumandos  unos  debajo  de  otros  formando  to- 
dos una  columna  vertical,  en  la  que  se  distin- 
gue ima  columna  de  unidades  simples,  otra  de 
decenas  i  otra  de  centenas  etc.,  esta  disposición 
permite  dividir  la  operación  en  tantas  sumas  par- 
ciales como  columnas  haya.  Estas  sumas  son  en- 
tonces fáciles  de  hacer  puesto  que,  como  en  el 
primer  caso,  se  reúnen  números  díjitos.  Por  otra 
parle,  la  suma  se  hace  con  mas  violencia  que  si 
se  añadieran  una  a  una  las  unidades  de  los  su- 
man'los. 


5j.  I'iu-j  Sí/mar  iiúnieros  conipucsíos,  se  escri- 
ben todos  los  smna7idos  unos  debajo  de  otros,  procu- 
rando que  las  nnidade";  de  los  diversos  órdenes  se 
correspondan:  es  decir,  que  las  unidades  estén  bajo  \ 
délas  unidades. Tas  decenas  bajo  de  lis  decenas,  las 
centenas  bajo  de  las  cente/^s  etc.  En  .'tegnida,  i  \ 
debajo  del  último  sumando,  se  tira  una  linea  hori- 
zont^^l.  cuyo  objeto  es  separar  los  sumajidot  de  la 
suma. 

Kn  seguida  se  hace  la  suma  de  cada  una  de  las 
columnas  verticales,  comenzando  por  la  de  las  uní-  \ 
dades  simples.  (  o  por  la  derecha.)  Si  la  suma  de  \ 
las  cifras  de  una  misim  columnt  no  pasa  de  9,  se 
escribe  td  como  rc;s7ilta;  pero  si  pasa  de  q  se 
escriben  bj/o  esta  columna  solamente  las  unidades,  i 
l.rs  decenas  que  haya  se  retienen,  mcntahncnte,  para 
agregarlas  a  la  sum i  de  las  cifras  d-  la  columra 
de  las  decenas,  se  suman  todas  las  cifras  de  la  íí*- 
giíuda  C'l>!;!!':i  empezando  por  las  que  se  llevan  de 
la  primrr.i,  s  ■  fnc  dehjjo  Li  cifra  que  espresa  la^ 
decenas  si/npfes.  i  se  retienen  siempre  mentalmente, 
las  centenas  qu:  resulten  para  a  ^'regarlas  a  la  su- 
ma de  la  columna  respectiva.  | 

.*^-•  continúa  operando  en  lis  columnas  siguientes    I 
lo  mismo  que  en  Li  primera  i  en  la  segumia,  has-    j 
/.?  la  última  de  la  izquierda  en  la  que  se  escribirá 
Id  suma  txl  como  resulta. 

VI  número  así  escrito  debijo  la  línea  horizon-    i 
tal  es  lo  que  íbrma  la  suaia  total  pedida.  j 

53.  Ejemplo:  hallar  la  suma  de  los  cuatro  nú- 
meros siguientes. — 461  -+-363+682+882. 

Después  de  escdhir  tp.dos..lQi_s_uniandos  en  u- 
na  misma  columna  vertical  c.:)m')  se  ha  dicho,  se    ' 
comienza   a  sumar  por  la  columna  délas   unida- 
des,   diciendo. 

nis'jtosicion  dv;  la  operación,    i  un'.dad  ¡   2  son 

4Ó1      313  son  o    i  2    son  8 

-^lün.in-.los  ;     362      unidades,  número  cjue 

'/;3      escribo    debajo   de    la 

0S2     columna  de  las  unitla- 

i.ínea  horizonlái ■     des,  tal  como   resulta, 

Suma.     2388     pues  no  [)asa  de  9.  Pin    , 
la  segunda  columna  de  las  decenas,  digo:  6  de- 
cenas i    ó  son    rJ,   12  i  8   son   20,   20  i  8  son  28 
decenas;  escriljo    estas   8  cL-cenas  i  retengo   las 


2  centenas  para  agregarlas  a  la  tercera  columna, 
paso  a  esta  columna  que  es  la  de  las  centenas  1 
digo:  2  centenas  de  la  segunda  columna  i  4  son 
6,  6  i  3  son  9,  9  i  6  son  i5  i  8  son  23  cente- 
nas, número  que  escribo,  tal  como  resulta,  bajo 
la  última  columna.  La  suma  total  de  estos  cua- 
tro  números  es,  entonces,    2388. 

Advertencia.  En  lugar  de  decir  como  lo  he- 
mos hecho,  I  i  2  son  3,  3  i  3  son  6,  6  i  2  son  8, 
se  abrevia  diciendo:  IÍ2,3Í3,6  Í2,8  que  se 
escribe  en  el  lugar  que  corresponde,  &. 

(Continuará.) 


De  GuiLi.EiíMO  D.  SwAX. 
Moúlfcndo  por  d  Diredor  del  In.ttilvfo  Xii'-I':ii<d  áe 
I" 


fíinilcmchi 


'SO(h     !u 


LECCIÓN  XII. 

Utilidad  ore  \()s  i'RoDrri:x    i.os  axínui.i:^. 

Los  animales  son  mui  útiles  para  el  honibre, 
especialmente  el  carnero,  los  bueyes  i  las  vacas. 
El  carnero  nos  suministra  lana  de  la  cual  hacemos 
nuestros  vestidos.  Su  carne  es  mui  jugosa  i 
sana,  i  nos  sirve  de  alimento.  La  carne  del  buey 
también  es  mui  esquisita  i  sana,  su  piel  o  pelle- 
jo para  hacer  mui  buenos  cueros,  con  los  cuales 
los  zapateros  hacen  nuestros  zapatos  i  botas. 

En  muchos  países  los  bueyes  se  aplican  al  -.vcx- 
*do.  Las  vacas  producen  la  leche,  la  manteíiuilla 
i  el  queso  que  se  hace  de  aquella. 

Los  caballos  se  aplican  para  los  carru.ajes.  para 
la  labranza  i  para  cabalgar.  Los  muioí  son  nías 
pequeños  que  los  caballos,  cargan  mayor  ir-so 
i  su  marcha  es  menos  rápida  que  la  d?;  lo;  ca- 
ballos. 

En  los  países  frios  el  rengífero  o  reno  sirve 
para  tirar  los  trineos:  i  en  los  cálidos  el  elefante 
i  el  camello  sé  aplican  para  el  trasporte  ds  gran- 
des cargas  en  beneficio    del  hombre. 

Las  aves  tienen  varias  aplicaciones:  unas  nos 
deleitan  con  sus  cantos:  usamos  como. alimento  la 
carne  i  huevos  de  muchas  de  ellas,  i  su  pluma 
sirve  para  colchones  de  nuestras  camas.  Fam- 
bien  destruyen  los  insectos  i  bichos  que  se  co- 
men las  plantas  i  frutos,  i  las  aves  i  pájaros  gran- 
des destruyíín  las  serpietes  i   lagartos. 

Las  aves  domésticas  se  crian  comunmente  en 
los  gallinero;  i  corrales:  las  acuáticas,  como  los 
p  lio;,  garzas  &':.  en  lagunas  o  estanques  donde 
puedan  nad:ar.  Los  pájaros  d:i  canto,  se  encuen- 
tran en  los  bosques,  i  algunos  se  crian  en  paja- 
reras, como  los  canarios,  jilgueros  etc.  Las  aves 
d  -'  rapiña,  como  las  águilas,  buitres  i  halcones 
e\itan' cuanto  DU-djn    la   \-e.:¡nJad   del   hombre. 


¿í»á 


También  sirven  los  peces  o  pescados  para  ali- 
mento (.leí  hombre.  Hai  muchos  países  en  que 
constituyen  el  principal  alimento  de  aquel  duran- 
te todo -el  año. 

Los  insectos  hacen  el  oficio  de  consumir  las 
inmundicias,  restos  i  cadáveres  de  los  demás  ani- 
males, que  de  otro  modo  infestarían  el  aire.  Las 
abejas  colman  de  miel  sus  panales  de  cera,  en 
donde  colocan  a  sus  hijos  para  la  reproducción 
de  su  especie. 

Muchas  clases  de  mariscos  son  alimenticios, 
como  las  ostras,  cangrejos  i  camarones.  En  las 
ostras,  que  son  mariscos  de  concha,  se  encuentra 
el  nácar  o  madre  jjerla,  de  que  se  saca  la  psrlá  i 
se  hacen  los  objetos  de  nácar. 

Una  gran  reunión  de  insectos  con>titu\-cn  las 
esponjas  que  se  estraen  de  las  rocas  del  mar:  los 
agujeros  que  se  ven  en  las  esponjas  son  las  anti- 
guas habitaciones  de  esos  animalillos. 

Las  sanguijuelas  son  una  especie  de  gusanos 
que  se  usan  para  curar  a  los  enfemos,  estrayéndo- 
lesl  a  sangre  i  así  salvándoles  1:1  vida. 

Otros  muchos  animales  nos  son  útiles,  pues 
empleamos  su  piel:  como  el  buey,  el  ternero,  el 
carnero,  el  cerdo,  la  cabra  i  el  ciervo,  el  venido  i 
otros.  Con  sus  pieles  se  hacen  muciías  ciases  de 
cueros:  se  usan  en  zapatos,  lu-neses,  baúles  i  oíros 
muchos  objetos. 

Hai  un  anima!  llamado  foca  cuya  piel  es  mui 
usada.  Su  grasa  o  aceite  se  emplea  en  el  alum- 
brado, así  como  la  de  otros  animales,  principal- 
mente la  ballena. 

Las  pieles  de  los  animales  cubiertas  de  }>elos 
suaves,  largos  i  sedosos,  se  curten  con  él  para 
abrigos  i  adornos:  cuando  es  corto  el  pelo  se  rapa 
i  se   emplea  en  hacer  sem'jreros. 

Los  principales  animales  cuyü  carne  es  alimen- 
ticia son:  los  bueyes,  carneros,  cerdos,  \'enad(js, 
liebre,  conejo,  gallinas,  patos,  gansos,  pavos,  per- 
dices, fuisant's  i  muchos  otros. 


AX    IJWSTtTlTO  J\*^C10J\\1JL. 


(  Continuará. ) 


sobre  cada  una  de  estas  moléculas,  en  cada  cuer- 
po, á  manera  de  fuerzas  paralelas,  dando  una 
resultante  única  que  no  es  otra  cosa  que  el  peso 
del    cuerpo. 

Supongamos,  pues,  que  se  suspenda  una  pie- 
dra por  medio  de  un  hilo  (Figura  16):  este  hi- 
lo, que  se  pone  mas  ó  menos  tenso  y  que  con- 
sideraremos prolongado  en  el  interior  de  la  pie- 
dra, representa  la  resultante  de  las  acciones  de 
la  gravedad  sobre  cada  una  de  las  moléculas  de 
la  piedra.  Suspendamos  la  piedra  en  otra  posi- 
ción, (Fig.    17):  obtendremos  otra  resultante  que 


C 


Fi'j-.  Ifi. 


Fij.  r 


LECCIOXFS 

Be  Física  experimenial  precedidas  de  algunas  no- 
ciones de  Mecánica,  para  uso  de  los  niños,  por 
el  T)r.  Darío  donzalrz.  Profesor  de  Mecá- 
nica y  Física  en  el  ¡nsí ítalo   Xacio- 
nal  de  Guatemala. 

(Cmiliníut.) 

LECCIÓN   VIII. 

CkX'í'KM    DK    CKAVF.MAl.'. 

I..— Oetlllifioit.  Para  comprender  me- 
jor lo  que  se  entiende  por  centro  de  gravedad, 
recordemos  que  los  cuerpos  se  componen  de 
moléculas   y  que  la  gravedad   ó  jícisantez   actia    ■ 


se  cotrará  con  la  primera  en  el  interior  en 
un  punto  G;  este  punto  es  el  centro  de  gra- 
vedad de  la  piedra.  En  cualquiera  otra  posi- 
ción la  resultante  pasarla  por  el  mismo  punto. 
Por  consiguiente,  podemos  definir  el  centro  de 
gravedad  de  im  cuerpo  diciendo:  (¡uc  es  el  pun- 
to por  donde  pasa  constantemente  la  residíante  de 
las  acciones  de  la  gr.iziedad.  cnaljniera  que  sea  la 
posición  que  se  dé  al  cuerpo. 

4.— l>4>feriiiiiiacioii  «Id  centro 
<lo  jfl'avefíSKl.  Siguiendo  el  procedimien- 
to indicado,  de  suspender  im  cuerpo  en  dos  po- 
.siciones  \)OX  medio  de  un  hilo,  se  puede  deter- 
minar el  centro  de  gravedad  de  cualquier  cuer- 
po ó,  por  lo  menos,  obtener  indicaciones  útiles 
sobre  su  posición;  pero  en  cuerpos  regulares  ó 
de  formas  geométricas,  y  homogéneos  ó  de  una 
misma  materia,  el  centro  de  gravedad  está  )a 
determinado,  pu  ;s  es  el  centro  de  figura.  Así: 
e!  centro  cUí  gravedad  de  \\\\rx  línea  recta  está 
en   el  medio    (Mgura  18);  el  controde  gravedad 


Fitr.  1>^. 

de  un  triángulo,  está  en  el  punto  donde  se  cor- 
tan dos  rectas  tiradas  de  dos  vértices  al  medio 
de  las  bases  opuestas;  (Figura  1 9.) 


X 


MIM.  i^%'STÍTVTO  .^\íí'IO.\\1I.. 


El  centro  de    o^ravedad  de  un    paralelógramo 
está  en  el  punto  donde  se  cortan  sus  diagonales, 

(Figura  20.) 


Kl  centro  de  gravedad  do  un   jiolígono  regular 
está  en  el  centro  del  polígono.  (Figura  21.) 


fera  o    de  un  poliedro  regular  cualquiera,  se  en- 
cuentra en  el  centro  mismo  de  estos  cuerpos. 
:i.~  l'](|iiilíl>rio  «le  los  <ui4^rpos. 

Kl  carácter  principal  del  centro  de  gravedad  es, 
que  im  cuerpo  apoyado  por  este  centro  ó  por  la 
vertical  que  por  él  pasa,  queda  en  equilibrio,  es 
decir,  queda  en  la  posición  en  que  se  coloca,  por 
ejemplo:  una  regla  apoyada  por  su  medio  per- 
manece horizontal;    un  bastón    que    se  sost<'nga 


K]  ccnti-o  de  gravedad  do  una  circunferenci.i, 
círculo  ó  anulo,  s  •.  iiali  en  el  centro  de  estas  fi- 
guras, (M'-ura   r?.)  ' 


c 


Fi 


en  la  punta  dtl  dedo  se  mantiení"  perpendicu- 
lar, mientras  la  vertical  que  pasa  por  el  centro 
de  gravedad  G  pasa  también  por  el  punto  de  a- 
poyo    A,    (Figura    2S,)     Si     un    cuerpo    tiene 


F¡ 


F!  c  -11  tro  ('<■ 
esta  en  el  luedi 
-\1  y  -'4) 


/-u7 


de  un  pr.'s-na    ó  cilindro 
■jes  respectivos  (ÍMguras 


<ñ 


dos  puntos  de  apoyo,  rl  equilibrio  so"o  es  posi- 
ble cuando  Vj  \  f'rtical  que  pasa  por  el  centro  de 
gra\'edad  O  del  cuer¡>o  pasa  también  por  la  línea 
AA'  que  luv:-  los  dos  puntos  de  apoyo,  como  lo 
muestra  la  l'ii-ura  .?  ;.. 


En  el  centro» (.le  gravedad  de  una  piíúmid,' ó 
de  un  cono  se  encuentra  en  la  unión  de  los  tres 
Cuartos  ce'  eje  ¡taitiendo  del  \értice,  con  el  cuar- 
t'-)  del  la  lo  df'   ¡abase,  (l'ijniras  :'5  y  26) 


Fig.  2(J. 
'j-raNedad  de 


i:í 


Con  tres  cS  mas  puntos  de  apoyo,  el  equilibrio 
se  establece,  siempre  cjue  la  \-c.rrical  que  pasa  por 
el  centro  de  gravedad  caiga  en  el  interior  de  la 
base  (base  de  sustentación)  en  qu.^  el  cuerpo  se 
apoya.  Así,  una  mesa  de  tres  j)ies.  una  de  cuatro, 
permanecen  en  quietud  por(]ue  la  vertical  que 
pasa  por  el  centro  de  gravedad  de  tales  muebles 
[jasan  también  por  el  interior  de  la  base  que  cir- 
cunscriben sus  puntos  de  apoyo,  que  para  la  me- 
sa de  tres  pies  es  un  triángulo  y  para  la  segunda 
un  cuadrilátero. 

Vn  hombreen  pié  no  se  cae  porque  la  vertical 
que  pasa  por  su  centro  de  gravedad  pasa  igual- 
mente por  el  plano  que  determinan  sus  pies,  que 
tienen  h  figura  de  un  trapecio.     K\  centro  de  gra- 


2(14 


ji:s.  r.v^rrrt'Tii  \j\\ttJO»\\jn^. 


vedad  del  cuerpo  humano  está  al  nivel  de  ¡a  úl- 
tima vértebra  lumbar  hacia  la  parte  interior  del 
cuerpo,  (el  último  hueso  del  espinaso.  contando 
de  arriba  para  abajo).  En  todo  caso,  cuando  la 
vertical  se  sale  de  la  base  de  sustentación  de  un 
cuerpo  el  equilibrio  se  pierde,  H,ay  construccio- 
nes muy  inclinadas,  que  parece  que  ya  se  van  á 
caer,  como  las  célebres  torres  de  Pisa  y  de  Bolo- 
nia; pero  ellas  permanecen  en  su  misma  posición, 
desde  tiempo  inmemorial,  porque  la  A-ertical  que 
pasa  por  el  centro  de  gravedad  no  se  sak;  de  la 
base  de  dichas  torres  (Figura.  30).  La  forma  que 


el  tablero  está  bien  pulido  debemos  colocar  el 
canto  de  una  buena  regla  en  varias  direcciones 
i  si  todos  los  puntos  de  la  regla  coinciden  con 
el  plano  del  tablero  ños  servimos  de  él. 

60. —  Las  reglas  pueden  ser  de  varias  clases, 
según  el  uso  a  que  están  dcstinulas;  en  general 
se  fabrican  de  caoba,  ébano  &.  i  las  hai  mui  bue- 
nas de  marfil.  Antes  de  servirno;  de  una  regla 
debemos  comprobar  su  buena  construcción  ha- 
ciendo una  operación  análoga  a  la  anterior;  es 
decirt  aplicando  su  canto  a  un  \  superficie  bien 
pulimentada  como  una  mesa  de^tnírmol  o  un 
espejo:  si  hai  |)-Tfv:cta  coincid*.-nfia  l\  r^^An  esta- 
rá inicna. 

L(«  estuches  (.1-í  m:item  íti'ns  tMeii  unas  pe- 
queñas reglas  de  boj  o  nurfl!  dr.  uno  o  dos  cen- 
tímetros de  largo  que  li  ;\an  -.n  su  cinco  diver- 
sas graduaciones.  I^a  ugura  2S  rr!),-.,-s.p,t:a  uud 
de  eüas  divididas  en  8  cent-meínis  i  ístosasu 
vez  en  10  milímetros.  Cn  botón  ac  >-■ !  i;i  ido  que 
lleva  la  regla  en  su  part^t  media  !>;-;;,;[■•  s;-;-\;:-- 
se  di;  í:]la  con  iaciHdad. 


^  x;^T^ 

"4.           -r.           'v    '      "ó 

"'"^•■"vS^"' 

~\~"  \  '■'''^  ^ 

i             -                          0 

V  /  /  .' 

-L_i.../_i    _¿_/    ./.^ 

1  .  /..■ 

' ,  / 

Ki<r.    HO. 


uVne  mayor  estaliilidad  es  la  pirámide  y  por  eso 
las  pirámides  de  Ejipto  han  desaliado  por  tantos 
siglos  los  embates  de  los  elementos  y  las  con- 
mociones y  trasitorncrt  de!   planeta. 


61. —  Las  e.' 
2  ir  líneas  per: 
varias  clases.  . 
s;is  formas  di- 
mida  letra  T 
el  díi.'uio    \a   i 


i  ni 


■ndiculares  i  [paralelas  i  h 
■\  figura  29  representa  de 
escuadras.  La  cié  hizqu 
tien-'  una  ¡xirtf  iivr  \!:c:;. 
i    blanco,  uniu.i  \K\-  \:y:\:\ 


nai  ele 
diver- 
rLialIa 


Li:a;i()Ni:s 

EieuííMítales  út-  <1i5>!?!o   «iuful  al  «li.*««!*e  «Je 

lo9  iili"ios.  por  .'VS.  \l.  Oiiesa.  !íiiersi<?i"o  t,>- 

pxi^i-alb  í  proiV^or  «le  .íi-oíraiírt  ivoíiM- 

<'a-»ieí<<'!S!»tha  del  JtivíátnK»  >sii'ruial. 

(ronüiiúa.) 

LFXXIOX   \'. 


¿o  dibe 


CO:i 


nie   son 
de  reeli 


s.  una 


i  uiat-: 
.lien  tes 
esciiad 


que  nt-eesita  lo- 
un  tablero,  una 
:i.  un  compás  d..; 


¡)ie;ías,    un  tu-almeas  i  un  tnisportado -. 

!.a  iii.Txor  parte  de  estos  instrumentos 
c-;;.iUiMa  ct)!n"('ni(.'nlemení:':  r.rrt'glados  ( 
(¡urñ.'is  r;)i;is  cor.',^cidas  con  el  nombre  d 
rÁívr  ,''c'  i-i:itcj¡;:ilica^\ 

5o. -   -■•",!    t;!li!t;r<.)   es  una   tabla    rertan'/ii 

l.)t¡¡('    (jU'!   dc:lo;unü'-.   Iraz.ir  i  su  í'VUcsvi  ■:.>-rí\ 
na  peh^adiv   ó   i^oro  lu;  nos.  Para   conq^rol.) 


i 


YH. 


tra  <1"  n 
balar  ¡). 
la  dcr^-c 


pued-: 
¡cuadra 


isóceles-rectángnlo 


por 
cu  lar 


5;fu!g   recto 
por  los  otn 


nt-.,.   cíe  i    t. 
un   trian  | 
le  madera   fina    o  marfil:  aplicando    la   escuadra 
t'l  án;íulg   recto    se  pueden  tnizar  perpendi- 
■',!'  -^   '.  ■  pueden  trazar 

I _.     .         ünaciei    ('       ;•      según  espli- 

c:irémos   en  el, lugar  correspondiente. 

b2.  —  Para  compropar  la  buena  construcción  de 
una  cscuavlra  trazaremos  en  papel  un  ángulo  rec- 
to con  toda  la  exactitud  posible:  aplicamos  la  es- 
cuadra a  los  lados  del  ángulo  i  si  hai  perfecta 
coincidencia  1:1  ^  •sea.idr;!  e  ,  'mena. 


JLI.  IJWSTJTí  TO  ,V^lt'JOJ%\§I,. 


63.  —  El  compás  es  uno  de  los  instrumentos  mas 
importantes  para  el  dibujante.  Se  compone  de 
dos  piernas  metálicas  cuyo  punto  de  unión  es  una 
charnela  por  medio  de  la  cual  pueden  abrirse  o 
cerrarse  a  voluntad.  Las  piernas  terminan  en  pun- 
tas de  acero  bien  aguzadas  i  deben  confundirse 
en  una  sola  para  poder  servirnos  del  compás  Con 
exactitud. 

64.  -El  compás  de  piezas  es  el  mas  útil,  i  solo 
se  diferencia  del  anterior  en  que  auna  de  sus  pier- 
nas puede  adaptarse  urt  tiralíneas,  porta-lápiz  etc., 
como  se  vé  en  la  parte  superior  de  la  fig.   30. 

Este  instrumento  sirve  para  tomar  distancias, 
trazar  paralelas,  circunferencias,  &.  &. 


65.  '  I'.!  tiraljiv-.-.s  de  111  uto,  (que  se  vé-en  la  par- 
iiifeiior  (le  la  misma  fh^u  a.)  se  compone  dedos 
láminas  de  acero  \\amaá:Mi'/en<^ü£Ías,  terminadas  en 
puntas  finas  i  redondeadas;  dicbas  lenofüetas  s  i  ha- 
llan imidas  auna  piezi  de  latón  i  a  un  man,¡fo  de 
mirfii  que  permite  manejarlo  como  si  fuera  una 
pluma:  el  grueso  de  las  líneas  sí  gradúa  con  un 
tornillo  d:'  pr,ísion  colocado  a  la  mitad  de  las  lá- 
minas de  ac  -ro  después  de  haner  recibido  la  tin- 
ta por  medio  d»-  un  pincel. 


06. — El  trasportador  es  un  instrumento  que  ge- 
neramente  tiene  la  figura  de  un  semicírculo  i  lle- 
va la  graduación  de  o'^  a  180"=  a  partir  de  una  de 
lasestremidadts  del  diámetro.  Los  trasportado- 
res  se  fal  rican  de  metal,  talco  i  cuerno,  siendo  e?- 
l'.is  últimos  preferibles  por  ser  trasparentes, 

f-'7.  —  El  trasportadíjr  se  usa  para  medir  ángulos, 
trazar  arcos  di  círculo  de  un  determinado  núme- 
ro de  grados,  levantar  perpendiculares,  tirar  pa- 
raie'as  etc.,  etc. 

CUESTIOX.vrjO. 

,  ÓS.  ¿Cuáles  sou  los  yiriucipales  íustriiinentos  que  no- 
ce<itíi  un  (liliiiiiuitc?—. V.l.   Dosí^ripeion  i  uso  úvl  tuliioro. 


— 00.  De  la,s  reglas  i  su  rectificación. —61  i  62.  Uso  i 
comprobación  de  la  exactitud  de  la  escuadra.— O:}.  Des- 
cripción del  compás.— 64.  Compás  de  piezas.— 65.  Des- 
cripción i  uso  del  tiralíneas  de  mano.— 66  i  67.  Descrip- 
ción i  uso  del  trasportador. 

«  (Confiíivnrá). 


MÉTODOS  DE  LNSTRUCCION. 

POR  JAMES   PYLE  WICKEIÍSHIM. 

(Dhrcfür  de  Jns  Escuelas  Normales  <U  Fenailcnnia.) 

Para  ser  Maestro  s«  necesita  ima  preparación 
especial. 

(Continúa.) 

La  Razón  reíiula  todas  lias  facultades  intelfctualei. 
Tan  pronto  como  un  niño  nota  la  identidad  o  diferen- 
cia de  dos  objeto?,  hace  uso  de  su  razón;  no  puede  dar- 
se un  paso  en  los  procedimientos  intelectuales  sin  nece- 
sitar de  su  nvuda.  Pero  rm  e.s  menos  cierto  que  la  Ra- 
zón no  puedo  asuniir  el  dominio  hasta  que  las  otras 
facultades  realicen  su  obra.  Un  Comandante  general 
no  está  en  aptitud  do  desempeñar  sus  funciones  sino 
cuando  cada  uno  de  sus  subordinados  se  encuentra  pre- 
parado para  cumplir  su  deber.  Solo  un  hombre  que  tie- 
ne ya  un  completo  desarrollo  intelectual  puede  hacer 
recto  uso  de  su  Razón,  i  la  Filosofía  do  la  Razón  es  la 
mas  dificil  de  todas. 

(').  -  La  mente  humana  posee»  dos  fuentes  de  conoci- 
mientos: los  Sentidos  i  la  Razón,  cuyos  pi-oductos  son 
de  diferente  clase. — Que  nosotros  adquirimos  conoci- 
mientos por  medio  ds  los  sentidos  nadie  puede  dudarlo. 
Ellos  consisten  en  hechos  que  forman,  éivididos  i  clasi- 
ficados, varios  sistemas  científicos.  Este  género  de 
ciencia  puede  llamarse  empírica,  porque  se  deriva  de  la 
esperiencia. 

Que  nosotros  poseemos  conocimientos  que  no  n  is  lle- 
gan por  los  sentidos,  también  será  evidente  paru  cual- 
quiera que  se  detenga  a  considerar  el  asunto.  Nues- 
tra idea  del  espacio,  por  ejemplo,  no  es  simplemente  la 
puma  de  todos  los  espacios  contenidos  en  nuestra  espe- 
riencia, sino  que  traspasa  toda  la  esperiencia  posible. 
Lo  mismo  sucede  con  la  idea  del  tiempo;  Nosotros  po- 
demos conocer  por  esperiencia  cosas  que  son  ciertamen- 
te grandes,  — la  tierra,  las  distancias  de  los  cuerpos  ce- 
estes,  los  profundos  abismos  penetrados  por  el  telesco- 
pio; pero  todo  esto  tiene  un  límite,  noes  infinito  ¿podrá 
la  esperiencia  proporcionarnos  el  concepto  de  1ü  infini- 
to .que  insensiblemente  se  apodera  do  nuestra  inteli- 
jencia  i  la  domina?  Ninguna  esperiencia  nos  muestra  que 
dos  lineas  rectas  no  pueden  cerrnir  un  espacio,  o  que 
dos  lineas  paralelas  no  pueden  reunirse,  i  sin  embar- 
go lo  sabemos.  Nosotros  no  podemos,  indudablemente, 
tener  una  idea  adecuada  de  lo  absoluto,  de  lo  infinito 
de  la  creación,  de  Dios,  de  la  inmortalidad;  pero  sa- 
bemos que  hai  algo  que  no  tiene  causa,  algo  que  no 
tiene  litnite.  que  el  universo  tuvo  un  principio,  que 
Dios  existe  i  que  el  espíritu  humano  es  inmortal.  En 
todas  direcciones  las  instituciones  de  la  Razón  sobre- 
pasan las  fronteras  de  l-x  esperiencia,  i  proporcionan, 
cuando  menos,  una  base  para  ilustrar  la  fé.  Este  género 
de  conocimientos  a  que  ahora  nos  referimos  -deben 
distinguirse,  por  su  origen,  con  el  nombre  de  rawnahs. 

Los  conocimientos  e»ip//-/co.s' abrazan  todo  lo  concer- 
niente a  las  cualidades  i  cantidades  de  las  cosas,  las 
relaciones  de  las  sustancias  con   los  atributos  i  4e  las 


¿06 


m:m.  jjwstituto  »\\icioj\'^f. 


cansas  oon  los  ofortoa  i  todo  lo  que  se  refiere,  on  una  pa-  \ 
lalira.  a  las  oioiioias  indnctivas.  Los  ronncimientos  qtie  \ 
aqni  llainainns  racionales  incluyen  aquellos  principios  j 
universales  i  necesarios  que  reffularizan  todas  las  opera-  ■ 
ciones  de  la  intelijencia,  que  forman  el  fundamento  de  i 
toda  Filosofia,  propiamente  dicha,  i  sobre  los  cuales  de-  | 
be  descansar  una  f(^  sólida  en  las  vosas  invisibles.  i 

El  valor  de  lo  que  acabamos  de  esplicar  podrá  ser  a- 
preciado  por  los  que  se  lamentan  de  las  tendencias  ma- 
terialistas de  algunos  sistemas  de  enseñanza.  La  cien- 
cia que  viene  por  los  sentidos  es  bnena,  i  debe  adqui- 
rirse; pero  ¿por  qué  cerrar  esta  otra  fuente  delalma  de 
donde  se  desprende  la  ciencia  mas  pura  i  valiosa?  Bue- 
no es  recordar  que,  sp<run  las  palabras  del  Evan;:?elio: 
El  iionibreno  vive  solamente  de  pan. 

7.  ^  Al  adquirir  el  conocimiento  la  mente  distinnrue 
primero  los  objetos  sesfun  su  clase,  despncs  ae»un  su 
cantidad  i  por  último  con  arre<ílo  a  sus  relaciones. 
Acaso  al  distinjí'uir  los  objetos  por  clases  envuelve  al- 
guna manera  el  procedimiento  de  distingruirlas  por  su 
cantidad  i  por  sus  relacíiones;  sin  embargo,  este  orden 
que  establecemos  es  tan  perfecto  como  es  dable  en  ma- 
teria de  fentiraenos  menta'es  i  de  mucho  valor  prácti- 
co en   la'olira  de  la  educación. 

L^n  niño  al  percibir  lo.s  objetos  retiene  la  iinnr^sion 
general  que  ba^ta  pnra  distinj^uirlos  de  otros  de  diferen- 
te clase.  Muc!io  tiempo  ilespues  es  que  mide  conexa!-- 
titud  las  cualidades  qu.>  observa,  o  determina  su  canti- 
dad i  trascurre  iariro  espacio  ¡íntesde  qu."  inquiera  sus 
causas,  observe  sus  fines  i  aprecie  su   utilidad. 

Nuestra.'^  investií^aciones  en  todo  lo  qur.es  nuevo  para 
nosotros,  «ijruen  el  mismo  ói-dosi.  Tomem-)'' un  cristal: 
primero  lo  dÍ8t¡n<íuimos  de  los  otros  objetos:  después 
containo.s  sus  facetas,  medimos  sus  ¡íniulo-í,  averigua- 
mos su  estructura  i  concluimos  por  inquirir  las  causas 
que  han  contribuido  a  su  «formación.  .Sirva  de  ejemplo 
el  calor:  primero  lo  distinsuimos  como  una  eutidad. 
después  inventamos  termómetros  para  medirlo  i  final- 
mente, buscamos  una  teoría  que  esplique  Jos  foiK'tmeiios 
que  por  él  se  producen. 

El  Génesis  de  la  ciencia  está  de  acuerdo  con  e!  mis- 
mo ])iincipio.  La  .\stronom1a  con-^istió,  al  empezar,  tu 
las  mezquinas  observaciones  quo  hombres  isriiorantes 
podian  hacer  sin  otro  auxilio  que  la  simple  vista.  En 
el  curso  del  tiempo  las  observaciones  se  hicieron  mas 
numerosas  i  mas  exactas  hasta  que  tas  medidas  luidieron 
intentar.se:  i  por  último,  las  especulaciones  de  Copérnií'o 
i  Galileo  i  los  frrandes  dc-^cnbrimientos  de  Kepp'er  i 
Xcwton   haCo  uua   ciencia  del   estudio   de  lo><    .\strí)s. 

Alguno.'?  hechos  de  la  ciencia  del  químico  han  debido 
ser  coiicH'idos  de  los  mas  ignorantes  salvajes:  miimeío- 
sámente  a rrepetidfts  trajeron  sin  duda  la  atención  de  co- 
munidades masciviüzadits  que  fijaron  «n  niturnloza.  su 
cantidad  i  poco  a  poco,  fueron  descubriéndose  las  leyes 
que  los  reglan,  levantándose  una  ciencia  sobre  n(|)icl!n 
masa  compuestív  de  materiales.  Las  otras  ciencias  han 
sido  cribadas  del  mismo  modo 

8.  °  La  facultad  del  raciocinio  elaborando  sistemas  o 
ciencias  procede  inductiva  o  deductivamente,  por  anii- 
lisis  o  por  síntesis — Empleamos  las  palabras  'facultad 
del  raciocinio"  para  designar  una  de  las  aplicaciones 
especiales  del  Entendimiento. 

Tanto  con  los  productos  do  los  sentidos  como  con 
los  de  la  Razón  podemos  en  la  investigación  cientiticfi 
«eguir  dosdi.stintossiatemas:  podemos  comenzar  por  los 
fenómenos  particulares  para  ascender  a  la  Ici  (pie  los 
comprende.  En  esto  consiste  Ui  Liduccion,  proccdiiuieu- 
to  de  involución.  Podemos  también  comenzar  por  verda- 
des generales  o  uiiiversale.?  i  proceder  a  encontnr  lis 
verdades  particulares  que  están  contenidas  en  ellas.  Eu 
esto  consiste  la  deducción,  procedimiento  de  evoluciou. 

Todo  razonamiento  tiene  que  ser  inductivo  o  deduc- 
vo:  jxidemoí'  tomar  un  todo  i  averiguar  #iis  ¡vartcs.  o  to- 


mar las  partes  i  unirlas  formando  un  todo;  pero  es  in- 
dispensable adoptar  uno  de  estos  dos  caminos.  Los  Ló- 
gicos no  usan  sino  dos  clases  de  silogismo:  el  inductivo 
i  el  deductivo. 

El  Análisis  i  la  Síntesis  son  los.  instrumentos  de  la 
Inducción  i  la  Deducción.  El  Análisis  es  la  separación 
de  un  todo  en  los  elementos  que  lo  componen.  La  Síntesis 
es  la  formación  de  un  todo  con  las  partes  que  le  pert«- 
uecen.  El  observador  al  notar  un  fenómeno  que  le 
interesa  comprender,  lo  simplifica  i  entonces  infiere 
la  leí  a  que  está  sujeto.  Asi  gu  poder  de  inducción  es- 
tá auxiliado  por  el  Análisis.  Si  por  el  -conti-ario  ha 
descubierto  cierto  número  do  leyes  que  desea  combinar 
formando  un  sistema  científico  solo  puede  proceder 
auxiliado  por  la  Síntesis.  Lo-;  principios  generales  o 
universales  con  los  cuales  empieza  la  deducción  impli- 
ea  coií  su  nombre  la  existencia  de  otros  principios  es- 
peciales de  los  cuales  solo  pueden  ser  distinguidos  por 
un  procedimiento  analítico.  Así  el  análisis  ayuda  a  la 
Deducción.  Una  ciencia  deductiva,  como  la  Geometría, 
se  forma  con  un  sistema  de  verdades,  descansa  sobre 
a.xioraas  definiciones  i  demostraciones  precedentes  i  es 
la  obra  de  la  Síntesis,  auxiliar  en  este  caso  de  la  De- 
iluccion. 

Los  sistemas  científicos  pueden,  por  tanto  formarse 
por  ¡a  Inducción  o  la  Deducción,  auxiliados  del  Análi- 
s's  i  la  Síntesis.  De  la  misma  manera  puede  veriñcarso 
su  es  ludio. 

( Coiitinvará  j 


lí K "í J AMÍ.N    FM A^'K LI.\. 

Rcüjaniin  Franklin  nació  cu  Hoston  el  17  de  Enero 
de  170(1:  fué  hijo  fie  Josias  Franklin,  fabricante  de  ve- 
las i  jabón,  i  de  .\biah  Fogier. 

Franklin  tuvo  la  dicha  de  tener  padres  sanos,  labo- 
liosas,  racionales,  virtuosos.  Su  [»adre.  hombre  sobrio  i 
iU'  vida  arreglada  en  su  j  ivenlud"*  llegó  hasta  la  edad 
d'-  ocliciita  i  nueve  año,«.  .S»  madre,  tan  distinoruiíla  por 
ia  pianola  elevación  de  su  alma,  como  por  la  firiiio  rci-- 
lifnd  de  -u  espíritu,  murió  a  la  avanzada  edad  de  ochen- 
ta i  cuatro  años.  Rixíihió  de  ambos  los  gtírmenes  de  u- 
na  vida  prolongada,  i  lo  que  e,s  mas  precioso  aun.  las  si- 
mientes de  las  mejores  cualidades  morales  para  llenarla 
diírnameute.  El  supo  cultivar  aquellas  semillas  precio- 
siis:  desde  temprano  aprendió  a  rcflxionar  i  a  doininar- 
si'.  Kra  de  naturaleza  ardiente  i  apasionada  i  nadie  uie- 
ior  que  él  llegó  a  .ser  señor  tan  ab.so'uto  de  si  mismo. 
Lu  primera  lección  que  recibió  a  este  respecto,  i  ipie 
\\\¿(¡  en  él  una  impresión  imiiorrable,  fué  a  la  edad  de 
seis   :;ri.is. 

Un  dia  de  feria  recibió  de  sus  parientes  un  bolsillo 
!ierio  ií«  luonedas  de  plata,  i  se  dirigía  a  una  tienda  de 
heiuio.-os  juguetes,  cuando  en  el  camino  encontró  un  ni- 
ño que  volvía  de  la  feria  con  un  pito.  El  niño  Benjamín 
le  ofreció  todo  su  dinero  ]>or  adquirir  el  pito  que  ape- 
nas valdría  seis  centavos,  i  se  volvió  alegremente  a  su 
casa  silbando,  i  destrozando  los  oídos  a  toda  su  fami- 
lia Cuando  les  manifestó  el  exhorbitante  precio  del  pi- 
to, se  burlaban  todos  los  parientes  de  él,  i  le  decían  que 
había  puiíado  el  pito  cincuenta  veces  mas  de  lo  que  va- 
lii». 

"Si   quieres  vivir  sano. 

Si  !i  viejo  llega.- 

A'ive  en  tus  verdes  años 

Con  continencia: 
Pues  los  excesos 

Perjudican  ul  alma, 

Dañan  al  cuerpo. 

CFutros  i.¡Ti:iiir.ios.> 


i:i.  ij\*stmtí:to  avi e'/«.^vj/>. 


áO' 


Pensó  entonces  ya  tarde  i  tristemente  cuantos  her- 
moso? juguetes  hubiera  podido  adquirir  con  el  dinero 
que  híibia  malg-astado  en  la  compra  del  pito,  que,  a  po- 
co detenerlo,  ya  no  le  causaba  diversión  alguna.  Sin 
embarao,  s^icó  "do  él  un  gran  provecho.  Cuando  tenia 
tentación  de  comprar  alguna  cosa  que  no  crcia  de  uti- 
lidad so  decia  a  sí  mismo:'no  des  demasiado  por  un  pito. 

Cuando  Franklin  se  hizo  hombre,  notó  qjie  muchas 
personas  pngaban  demasiado  por  un  pito. 

Si  vola  a  alguno  que  por  satisfacer  sus  inclinaciones 
icapriclios  disipaba  su  fortuna;  i  alteraba  sus  facultades 
inteiectuaics  no  dejaba  de  decir:  honilirc  engañado,  que 
te  espones  al  dolor"  creyendo  encontrar  el  plaíser,  tú  das 
demasiado  por  un  futo. 

En  una  palalira,  creia  que  la  mayor  parte  de  los  hom- 
bres liaban  demasiado  por  un  pito,  i  que  se  atraían  mu- 
*     cIiísiniDs  males  por  no  saber  api-eciar  la;|,cosas  en  sü  jus- 
to v;ilur. 

Desde  que  Franklin  tuvo  diez  años,  empezó  a  ocuparle 
su  paihi'  en  la  fat>ricaciou  de  velas  de  cebo:  dos  años  sC'. 
guidos  tuvo  por  oficio  cortar  las  mechas,  colocarlas  en 
ios  moldes,  vaciar  ol  cebo  derretido  en  ellos  i  hacer  las 
dilijoucias  de  almacén.  Estas  ocupaciones  le  agradaban 
poco.  Como  era  intelijento  i  ardoroso  quería  obrar,  ver, 
aprendí?!':  deseaba  .ser  marino  porqu-í  se  había  criado  a 
orillas  del  mar  i  tenia  la  coí<tumbre  dcconSar.se  a  las 
olaí--,  :-iivi<ndii  muchas  veces  de  piloto-a  suscamaradas. 

Su  espíritu  era  dcniísiado  activo  para  que  ])ndiora  pcr- 
inaneccr  en  la  inacción  i  en  la  ignorancia.  Amaba  apa- 
sionaihinienie  la  leütura,  i  muí  pronto  agotó  todos  los 
lil)ros  (le  la  pequen  i  bil)lioteca  de  su  padre,  compuesta 
en  su  mayor  parte  de  obras  de  teología.  Encontró  un 
Pl.ii.tii I-  o.  lo  leyó  con  avidez,  i  d:>este  modo  tuvo,  por  pri- 
meros maestros  a  los  mas  célebre»  varones  de  la  antigüe- 
dad. Kí  /-'.iNni/iisii/mhr^  proii''<tofc(\QDeítye,  el  diverti- 
do aiiíorde  Rnliínsfin  Crusoe.  icl  Knmt/o  unJire  In  mrt- 
iieni il  firurti-rtr  vi  bi' ;'  del  (hx-tor  Mather,  le  interesa- 
ron s(»tiic  itiiiMrTii,  yiorque  estibín  o,i  arm >nía  coi  ffl 
giro  lie  su  iinaainacion  i  Ins  inclinaciones  de  sn  alma. 
Él  (loco  diurní  d.'que   podia   disponer  lo  í«-astaba   todo 


en 


Foa 

otando  sil  >K, 

Uklill.      i.Ml'fT 

so  1 

.■s.i'niu  a  l;.:ir 

j"S 

llamado  S;'ii 

día, I 


iM  dividida  (1.>1  niño 
i-iiidolo  oa  ella  vol- 
:■  de  hacerse  nurino, 
t'oii  este  motivo  le  coló- 
la i.a-^a  de  uno  de  su:«  lii- 
iu  rogrcuado  do  Inm'.aliT- 
ra  iioco  antes  <-iiii  iini  m  -n    i  i  tipos  de  im¡irim¡r. 

l'ronto  adipiiiiii  Üi'iijaiiiiii  Miuclia  destreza  ei;  osle  ar- 
te, ponpio  reunía  la  aplicación  a  la  capacidad.  Tas.iKa 
el  dia  trul'ajando  i  iri-;ui  parte  de  la  noche  ¡¡i-!i  it)ia!ilo- 
se.  En  aquella  cpoca  d< su  vida  afücndiócuánlo  ÍLriio>a- 
Im,  desde  la  granuítica  hasta  la  ülosofia:  jirot'iindizij  !a 
arituu-lica,  cuyas  reglas- fundamentales  conocía  desde 
nmi  niño,  añadiendo  a  estos  conocimientos  el  de  la  geo- 
metría i  del  arle  de  la  navi^ijacion:  eiluci')  meíódicainen- 
le  su  razón,  como  mas  tanle  discip'iiió  su  cür.-lctcr.  To- 
do esto  logró  a  fuerza  de  constancia  i  do  ¡írívacíones. 
sacrificando  al  estudio  jiarte  de  las  horas  que  había  de 
destinar  al  descanso  í  a  sus  necesidades  físi(*'as. 

Los  libros  que  mas  influencia  ejercieron  sobre  él,  fue- 
ron; h'f  eiisayí  t':(il)re  «/  rntcvjUrniívJo  liiiruavo  hor  Loke. 
el  Kfipectadnr  de  Addison,  los  Hechos  memomblfN  iJe  Só- 
cnitei  I  or  Jenofonte.  Leyó  estas  obras  con  ansia  i  ha- 
lló en  ellas  fuentes  de,  reüp.xioü.  de  Ijiien  le¡muaj'\  :!e 
hígica  i  raciocionío. 

lié  aijui,  idños  mios.  tray.iída  en  resumen  la  biografía 
de  ios  primeros  años  de  Banjamin  Franklin.  Su  mérito 
distinguido  í  su  yran  talento  le  hicieron  después  acreedor 
a  los  primeros  empleos  de  su  país.  Hombre  de  E-tado, 
embajador  i  distíngiudo  literato,  murió  en  17.90  a  la  e- 
dad  de  84  años.  La  Asa'.nblea  nacional  de  Francia,  a 
propnrsfa  df  .Mírabean.  <=e  vislió  de  luto  ron  la  noticia 


de  su  muerte. 

Franklin  no  fué  solamente  un  excelente  ciudadano 
i  un  hábil  físico,  inventor  del  pararayos,  sino  también 
un  gran  moralista  i  im  modelo  de  virtudes.  Contribuyó 
a  perfeccionar  la  condición  moral  de  sus  conciudadanos 
con  multitud  de  escritos  populares. 

Tomado  de  El  Educaáor  Popular  de  Nneva-Yoi-k. 

Aíiitroiioiiiisi  Popular. 

(Continím.) 
V. 

De  'actüaud.í.d.  Marzo  14.-- Júpiter,  el  jigautesco 
planeta  de  mostró  sistema  solar,  acaba  de  verificar  una 
bonita  evolución  a  nuestra  vista. 

En  nuestr»periódico  del  15  de  Enero  antepróxitno, 
hicimos  notar  que  Júpiter,  con  movimiento  retrógrado, 
saliade.Jéminis  ¡entraba  ala  constelación  Tauro,  i  que 
ese  dia  estaba  precisamente  entre  las  dos  estrellas  que 
forman  los  cuernos  de  esta  constelación,  en  linea  recta 
con  ellas.  Continuó  en  su  movimiento  retrógrado  hacia 
el  occidente,  hasta  mediados  de  Febrero  en  que  pareció 
•detenerse  i  quedar  estacionario,  formando  entonces  un 
trhlngulo  escaleno  con  dichas  estrellas,  de  ks  cuales 
se  luibia  desviado  unos  cuatro  grados.  El  dia  18  pudi- 
mos ya  notar  que  Júpiter  había  vuelto  a  toifiar  su  mo- 
vimiento cíirecto  i  que  regresaba  hacia  el  oriente  casi 
por  el  mismo  camino,  hasta  volver  a  colocarse  entre 
las  mismas  estrellas  que  forman  las  estremidad  de  los 
cnernos  déla  constelación  Tauro,. con  lasque  actual- 
mente está  otra  vez  en  linea  recta. 

Mañana,  Júpiter  habrá  salido  ya  de  Tauro  i  estará 
otra  vez  en  la  constelación  Jéminis.  en  la  cual  lo  vere- 
mos Incír  en  las  primeras  horas  d^  la  noche  durante 
los  días  de  este  mes  i  el  próximo  Abril;  i  en  su  movi- 
miento de  traslación,  continuará  recorriendo  todas  las 
demás  constelaciones  del  zodiaco,  hasta  volver  a  la 
misma  posición  que  actualmente  tiene,  qne  será  el  día 
22  de  Enero  de  1895,  es  decir,  después  de  trascurridos 
11  años  10  me?es  i  iTdias  siderales,  que  es  el  tiempo 
que.el  planeta  emplea  en  volver  a  coincidir  con  las  mis- 
mas estrellas. 

La  marcha  i  contramarclia  do  Júpiter  entre  las  es- 
trellaí  so  verifica  del  modo  siguiente.  H^imndo  el  pla- 
neta comienza  a  distin2uir.s0.en  el  horí/oute  por  la  mn- 
ñiin.  ;)om  antes  do  la  salida  del  So!,  lleva  movimien- 
to dirc'fo,  os  d.>;'ii-  «e  mueve  entre  las  estrellas  de oc- 
ci,loi-e  íi  orinlo.  i -M  velocidad  anirnlar  ha  llegado  a 
su  mixiino.  Desdo  eiiiónces  la  velocidad  del  movimien- 
to di.arío  disminuvo  gradualmente  hasta  la  época  en 
quo  el  astro  dista 'del  Solanos  115  grados  poco  mas 
o  in-nos  Entóces  el  planeta  parece  estacionario  por 
unos  pocos  dias,  i  luego  comienza  su  curso  aparenté  do 
oriento  a  occidente  a  través  de  las  constelaciones,  al- 
canzando este  movimiento  retrógrado  su  velocidad  máxi- 
ma el  dia  de  la  oposición,  que  se  verifica  cuando  el 
planeta  pasa  el  meridiano  a  media  noche.  Desde  esto 
momento,  Júpiter  se  va  deteniendo  poco  a  poco  hasta 
hacer  una  segunda  estación,  lo  que  sucede  cuando  su 
distancia  angular  al  Sol  vuelve  a  ser  de  115  grados, 
que  en  el  presente  caso  tuvo  lugar  a  mediados  de  Lebre- 
ro aivtepróximo.  . 

Al  cabo  de  algunos  dias  de  inmovilidad,  Jüpiter  se 
pone  de  nuevo  en  camino,  con  lentitud  al  principio  i  lue- 
íi':.  con  mavor  rapidez:  ¡¡ero  siempre  de  occidente  a  orien- 
te hasta  que  llega  a  la  conjnncíon,  (¡ue  es  cuando  el  pla- 
neta pasa  el  meridiano  al  mismo  tiempo  que  el  Sol.  El 
arco  de  retrogradacíon  llega  a  valer  unos  10  grados,  que 
Júpiter  recorre  en  unos  121  dias  sidéreos,  aunque  estos 
dos  números  varían  sensiblemente  según  la  posición  del 
planeta  en  su  órbita.  (Continuará.) 

S,^^'T'^?  Tori'5;'0. 


oi^mmimonm  mwte 


LORIGAS, 


-•HSH-^íe^r?^^^^»;^. 


i:vsTiTrTo  JVAciovAi.   im:  ai 


A  ti:  ti  ALA. 


l<--inpe, atura    od  i_i  ni: 
■_     '  dos. 

^i:U!ma.  Máxima.     M, 


-Mar 


dia. 


1  ^6 


i:.5 
I  I, o 


1  i,-^ 
14.0 
'4  9 
I  :;.7 
I  1 ,7 
1  :;,o 

\2.5 

1  2.6 
13,5 
134 


2  1 .8 
22,3 
20.9 


:4  o 

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19.0 

--■4 

-4-9 

204 
Í9.7 
19.9 


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10.6;) 


l.JiiMa 

en 
m.  in. 


••^tu,]r,,h\    •         \-  -,^^'tiiia  IneciIalIumedaJr 

...stadocle]cle-P    Viento      Mpi- n.;,,-'„„        ,    • 

I  ,       .  t  í'<^'    baronu»-     lativa.   ínie- 

'o.  dominante.  í  tro  en  m.  m.      á\:x)  .Satura- 

ción -  i  00 


\ubIado. 
\' tibiado. 
Cubierto. 
'\ublado. 
^blado. 

Cubierto.  ..  .^., . 

(Aiíro   nublado.  Xortr... 
Alegro  nublado iNoi-deí^le: 

j-Norclesté. 

Xorte. 


\ortr. 

Xorte. 
ÍXorte. 

Nordeste. 
¡Variable. 
.Sur. 


;.Vublado 

Sereno. 

Xublado, 

Sereno. 

Sereno. 

Sereno. 

N'ul.iiacio. 

Xublado. 

Xublado. 

Cubiert^ 

Xuijlado. 

Xublado. 

Xubiacio. 

Cubierto. 

Xublado. 

Sereno. 

'Xub!ad<x 


1 9.-I 
o. ó 


Aly-o  nublado. 'Sur. 
¡Cubierto,  Sur. 

(Nublado.  Sur 


Xo.-destf. 
Xordeslt". 

Sudor-s;;-. 

\  ariabic. 
.Xortf. 
Xort»-.  « 
Xorte. 
Xoit-. 

Xorto. 
Xorte. 
Xortr. 
Xorte. 
Su; 


641.81 
642.0.S 
641,95 
640,5.^ 
639.62 
<>.í.o,oS 
^6405^ 
■^4^.57 
642.04 
642,16' 
6  i  2.3  2 


64.' ,56 
64  ¡  .8  2 
642.56 
643.50 

6JV02 
64;: -17 

642  27 
91246 
042,35 
6^1,28 
6  4-,  2  4 
6)097 

'4,;2ó 


82 


80 


78 


I 


4'    II-   Lluvias: 
I  ó.  Marz.  4,  I  o. 


Febr.    13. 
Temblor:  \ 


Marz.  7.  8.  TempcsLuics:  Aiar¿.    7.    S. 
20,  I  h.  45  m.  [).   m.  TemblornHKk- 


Truenos  i  Udámpaq-os:  l-'e^r, 
rado.  dirección  SO  a  NF 

KDWIX   ROriC.^TIÍÍ)!!. 


IViió(ln-«  (tcdicsulo  a  la  (!in:>ioii  <te  la  liisinit(  i»n  T'nniana   i   Sítisiulai  i:?. 


Fm..l:nl 


l'riü.IfAKO  I1.\.T0I.A    l'liOTKÍCION-  DEI,   .^KXOIÍ    .lEXRlWífc-í.T.   Rrn.\(t   ÜAÜÜías. 

l'i¡Esii)i;.\i>:  DK  i.A   Rkpvhlica   i»k  Tatémala. 
'lilor,  Saiitos  Toniñx  A.lininistnHloror^.   Mioúéí  Pino.lu  i  l'e.liu  Ik-leon  \a\ 


\i  n.  II. 


Cjüiistlomsilsi,  :t2  «le   illsirxo  <l(^  188*1. 


VOI.. 


liiniH'iicia  4l<- ia  liixti-iK"  inu  iJii-nai'in  en  fiiis 
«•5)-<tu!iil>rí-.s.  cu  ta  iiDU'al  públi-a.  <'H  la  lii- 
«li!-.}ri;í  i  <'ii  v\  (U'-iaiTolíoJí'iH'ral  <1«*  ia  |>r(>i*- 
p.-i-i«}:ii1  (Iv  lo-i  ¡>n<'í>!o.s,  por   .\I.  L.  i  (i.  \.  A- 


i!i;sn;»t<'uiii 


A-Piitíuín  <^w(o  piin 
(•l,c  y.n>voi-  la  instru 

Anles  (io  t.):lnhi  ii 
n.Niria. 

I-¡i  cuestión  d(!  In 
)ii;pn?ii(l(.'  dos  [iiuti 


inu:i.) 


IOS  liis  domas  cali<l:M 
i'iinaiiit  h!oii  í>i-ir!iii¡/. 
un  ¡ü-imarin  dcim  soi 

lirio  i  la  Mfcosidiid 


;,'l"¡c-no  deiM.'cIio  i-l  «'staJo  para  f\ijii'  (jiu'  todos  lo;  ni- 
ño-  ¡)o?oan  Ins  conoriMiiciitos  nidinicntalcs? 

'i'odo  ciudadano  iiitevvípno  d"  un  modo  o  d.'  otro  on 
ol  üohiotno:  todo  ciudadimn  por  conslirnicntc  iníiiivcen 
hi  ventura  o  di'sirraidíi  do  nria  s-ociodad:  os  ciarfiontón- 
ces  que  el  oslado,  es  dooir,  la  rounion  do  todo<  los  ciu- 
dailaiios  tiene  ol  iunOLialilo  dorooiio  (!o  cxijir  niM-  eada 
11110  de  sus  uii'  libros  adojuiora  las  aptiíndos  pncisas  para 
aprovechar  i  no  dañar  a  los  domaí. 

Esta  razón  bnsláiia  para  conürniar  ol  (Ioro,-!io  dol 
e?lado:  pero  niirenios  la  iMi.isiioii  liají)  toílos  sas  a-neo- 
to-'. 

Kl  ejoroioio  dol  dcrocho  quo  onnocdoinos  al  estado 
do  hacer  oldiofatoria  la  instruocioii  ¡iriniaria  ¿ataca  el 
ojorcicio  do  alíun  otro  derecho.-'.^ 

Si.  resi)ondon,  ataca  la  libertad  iiidividuiil.  ataca  el 
derecho  del  padi'e  do  í'aniilia. 

IVrn  veamos,  la  insirui'oioii  primaria  oliji^atoria  ;,(pió 


\*  liiiertad  individual  e.^ki  que  ataca,  la   dol  iiijo  o  la  dol 
•     padre? 

La  del  hijo  tío  puoil' ser,  poi-quo  ai  la  leí   natural    ni 
la  civil  reconoeen  la   libertad  dol  niño. 

La  dol   nadro  tampoco.   La  leí  solo  debo  e.vijir  que  el 
¡lailro  dó  educación  a  su  hijo,  que  no  le  deje  en  iííiioran- 

I  bajo 


qui 


rio  ii\i  su 
púl)liea; 


iduvia 


ria.   iCI  padre  pucihí  edu'Mr  a  su  lii_ 

la   dirección  do  qnifn    le   parezca:  paolc  c  li 

casa,  en    una  escuela   privada,  ea    ana 

puede  hacerle  rwíibir  solo  ol  miniíno  do 

jida.  o  ilion  una  ijistiaiccion  mas  esleasa 

la  instrucción  eiontitfi-a  i  literaria  mas  completa. 

liH  loi  deja  paos  al  padre  toda  su  libertad,  r?speta 
todos  SMS  doroc'ios.  La  única  liliortad  que  le  coarta  es 
la  do  Io¡L;ar  a  su  hijo  una  i^'noran  -ia  supina;  el  único 
doroolio  (jue  le  niejía  es.cl  de  hacer  mal. 

/.ílabriu  quién  se  Icfántara  contra  esa  i-eti¡<cio)i? 
/Habría  quién  se  presontara  a  reclamar  el  derciíio  do 
hacer  mal  a'su  hijo,  el  derecho  de  iaqjedir  que  fuera 
un  hombre,  el' derecho  de  reducirlo  a  la  condición  de  los 
brutos!-"  • 

Al  que  hiciera  valor  t.au  Cítr; 
diera  existir,  lo  respcderiamos:  1. 
fia  material  do!  niño,  lo  ha  señal:»'!'»  aiiaa-aloo,  ha  loma- 
do iirooauciones  yiara  la  seguridad  do  sus  bienes,  en  cier- 
tos países  ha  fijado  contra  la  inhumanidad  de  los  amos  o 
li  codicia  de  las  familias  el  número  de  horas  que  sea 
licito  hacerle  trabajar  en  hjs  talleres  i  las  íVibricas:  ¿por 
qué  no  profojoria  también  su  e.'cistenoia  moral,  por  qué 
H'i  determinaría  el  mínimo  de  conocímieatos  que  el  padre 
e^tii  obligado  a  enseñarle.'  por  qué  no  ampararía  en  to- 
dos sus  intereses  esa  e  lad  de  la  niñez  que  es  sayrrada 
por  sor.  como  la  decrepitud,  la  edad  de  dibilidnd."     • 


pu- 


:io 


lli.  I.WSTirtTO  JWítC'HKWJI, 


La  sociedad  cíis'tig'a  con  penas  terrililcs  el  infantici- 
dio: ¿por  qué  no  castigariii  el  aniquilamiento  de  las 
facultados   del  alma? 

La  Ici  vela  jHir  el  niño  hasta  en  el  vientre  do  la  ni»- 
dre.cuando  todavía  no  es  mas  que  un  jérmen  de  hondire, 
amenazando  con  el  colmo  de  la  severidad  a  la  que  se  ha- 
ce culpaljlo  de  un  aborto  víduntario;  ¿por  qu«;  no  aten- 
deria  a  que  se  dieran  a  ese  niño  los  conocimientos  que 
difícilmente  podria  adíjuirir  pasados  los  ]>riu)fros  años 
de  la  vida,  i  que  forman  pn  él  al  hombre  completo? 

Kl  derecho  de  la  socieíted  para  imponer  la  insti-ucc4<>n 
primaria  obligatoria  perece  al  abrigo  de  cualquiera 
duda. 

La  conveniencia  de  ejercer  ese  dercclio  iia  sido  reco- 
nocida i  esperimcntada  por  los  paises  de  Europa  i  Amé- 
lica  donde  la  instrucción  primaria  ha  alcanzado  mayo- 
res desarrollos  i   progresos. 

La  Prusia  ha  decretado  la  instrucción  primaria  oVdi- 
gatoria  desde  1765; 

La  Baviera  desde  1802; 

La  8a  jonia-Weimar  desde  1821; 

La  Noruega  desde  1827; 

La  Sajonia  desde  188.Í; 

La  Ruccia  desde  1842: 

El  Hanover  desde  181Ó: 

Ei  Brasil   desde  1851.  .  ' 

VA  Austria  llasse,  el  ducado  <1<'  Rüii-  u  i  la  fiuha  han 
])!Otiiu!>rado  la  misma  prc^cripcioü.  , 

La  Francia    ha  pcruuuiocido  iiidcii-;i  r-ii    la  cuestión.     • 
Sin  oudnu-grt.  muchos  de  sus  in:is  eniinciiti^-'  hombres  do 
ert  ido  delienden  la  ncoesidiid  de  declarar  la  iüstriiccioii 
p¡  iiiiaria  obligatoi-ia. 

Carnot.  ministro  revolu.-ionario  de  1818,  con>i<rí.6  •■m 
un  provecto  de  lei  pasado  a  la  asamblea  constituycnt-- 
la  obligación  en  que  estaban  los  padres  i  tutores  de  Unr 
a  sus  hijos  i  pupilos  la  educación  rudimental. 

El  célebre  jefe  de  la  escuela  ecléctica,  Mr.  Viciar 
Cousiti,  ndeudtro  del  partido  monárquico  eonstiturional, 
se  espresalia  de  la  manera  siguiente  cu  un  informe  diii- 
jido  a  la  cámara  de  los  pares  el  21  deiiiayo   de    183:!. 

•'Nos  ha  parecido  nue  una  lei  que  hiciera  de  la   ins- 
trucción primaria  una  obligación  legal  no  excederla  los 
poderes  del  lejislador  mas  quí  la  lei  sobre  la  guai-dia  na-     j 
cionai  i  aquella  que  acabáis  de  hacer  sobre  la  espropia-     \ 
cion  forzada  ]ior  causa  de  utilidad  píd)lica.  Si  la  razón     j 
de  la  utilidad  pública  basta  al  lejislador  para  tocar  a  la    j 
piopiedad,  ;,por  qué  la  razón  de  una  utilidad  mui  supe-     i 
rior  no  le  bataria  para  hacer  menos,  |)ara  e\ijir  que  niños     ; 
reciban  la  instrucción  indispensable  a  toda  criatura  hu- 
mana, a  fin  de  que  esa  criatura  no  llegue  a  ser   dañosa  a     ■ 
sí  misma  i  a  la  sociedad  entera?  ¿Una  cierta    ¡hsiruc-     , 
cion  en  los  ciudadanos  no  es  sumamente  útil  i  aún  ne- 
cesaria a  la  sociedad?    Esta  es  la  cuestión.  Resolverla 
afirmativamente  importa  armar  a  la  sociedad  ía  niéuns 
de  que  se  quiera  contestarle  el  dereciio  de  defensa  perso- 
nal) importa  armar  a  la  sociedad,  digo,  con  el  derecho  de 
velar  en  que  ese   poco  de  instrucción,  necesario  a  todos    i 
no  falte  a  nadie.  Es  contradictorio  proclamar  la  nece- 
sidad de  la  instrucción   universal,  i  oponerse   al   único    i 
medio  que  puede  plantearla.  Tampoco  es  quizá  mui  con  e-     i 
cuente  imponer  una  escuela  a  cada  distrito  sin  imponer 
a  los  niños  de  ese  distrito*  !a  obligación  de  frecuentarla. 
Quitad  esa  obligación;  a  fuerza  de  sacrificios  funda rei.s 
escuelas;  pero  esas  e.scuclas  podrán  ser  poco  frecuenta- 
das i  por  aquellos  precisamente  a  quienes  seri.an  mas  ne- 
cesarias, quiero  hablar  de  osos  desgraciados  niños  de  Io8     ¡ 
paises  de  indu.-tria  i  de  fábricas,  que  tienen  tanta    nece- 
sidad de  ser  jirotejidos  por  la  lei  contra  la  todicia  cria 
negligencia  de  sus  famibas.  Sino  hai  una  edad  tija  rn 
que  deba  comenzarse  a   ir  a  laa  escuelas  i  en  que  de- 
ban  dejarse,   no   hai   ninguna  garantía   de  asiduidad, 
ninguna  marcha  regular  de  los  esludius,  ninguna  dura- 
eíon  determinada,  ninjfun  j>orveuira«fwrurn4o  a  la  esi'ti' - 


la-  La  verdadera  libcitad  no  puede  ser  la  enemiga  de 
la  civilización;  al  contrario  es  su  iustrumento;  esto 
mismo  es  lo  que  constituye  su  mayor  precio,  como  el 
de  la  libertad  en  el  individuo  es  servir  a  su  perfección." 

Parecería  a  prinera  vista  que  los  Estados  Unidos, 
ese  pais  donde  se  da  tanto  ensanche  a  la  liijertad  indivi- 
dual i  donde  la  necesidad  imprescindible  de  la  educación 
es  tan  generalmente  reconocida,  no  deberían  tener  que 
recurrir  al  estableoimiento  de  la  instrucción  obligato- 
ria. Con  efecto,  en  esa  repíddica  no  es  el  estado  el  que 
Impone  a  los  ciudadanos  la  instrucción  como  un  deber, 
sino  que  son  los  ciudadanos  los  que  reclaman  esa  instruc- 
ción como  un  derecho.  "En  la  América  del  norte,  dice  a 
este  respecto  Mr.  Alfonso  Le  Roy,  no  se  ha  recurrido  a 
hacer  la  instrucción  obligatoria;  «sa  coacción,  infitil  para 
los  americanos,  solo  aprovecharía  a  \n<  hijos  de  los  po- 
bres inmigrados,  i  hasta  aquí  ha  parecido  incompatüde 
con  la  fé  política  de  los  Estados  Unidos.  Las  escuelas 
son  grafiiHns  i  Ul>res  en  la  mayor  parte  de  los  estados. 

Sostenidas  con  el  auxilio  de  "fondos  votados  por  la  le- 
jislatura  o  de  contribuciones  locaJes,  están  abiertas  a  to- 
dos indistintanmente,  a  los  pobres  i  a  los  ricos.  Hace  ins- 
truir a  sus  hijos  qufen  quiere,  i  la  misión  del  estado  tiene 
mas  bien  el  carácter  del  cumplimiento  de  un  deber  social, 
que  de  una  exíjencia  respecto  de  los  ciudadanos.  El  es- 
tado no  desprecia  nada  para  hacer  que  todos  concuriiin 
al  progreso  común;  asegura  lá  existencia  de  las  escuelas: 
¡K'ro  es  por  la  influencia  ¡noral  sobre  lodo  por  la  que  tra- 
ta de  ganar  a  la  causa  de  Ja  instrucción  a  aquellos  que 
))ueden  ayudailc  i  n  a.iueüosen  cuvo  favor  esa  e^-íusa  es 
defendida." 

Sin  enibargo,  las  ventajas  de  decretar  la  instrucción  0- 
bligatoria  son  tan  maní  estas,  que  la  Asuéi-ica  del  norte 
principia  a  apartarseen  este  punto  del  sistema  deliber- 
tad, exijiendo  qu'»  ios  ciudadanos  ail(|uiera¡i  cierto  míni- 
mo de  conocimientos.  1^1  estado  de  Jlassachnssetts  acaba 
de  ordenar  en  1852  que  todo  niño  de  edad  de  ocho  a  ca- 
torce año.<í  debe  asistir  a  la  escuela  so  pcua  de  una  mid- 
ta  impuesta  a  los  podres  o  tutores  remisos. 

La  urjente  necesidad  de  tomar  en  ("iiili-  una  medida 
femejante,  es  evidentísima. 

Ilai  399  escuelas  públicas  entre  fiscnlos  i   uiin/icipales. 

Esas  399  escuelas  deberían  educar  yw.íKHi  alumnos  si 
suponemos  una  asistencia  de  100  alumnos  a  cada  una. 
Eso  es  lo  que  del)eria  suceder;  pero  lo  <p!e  sucede  es 
otra  cosa,  esas  .399  escuelas  púi-i:r;:r  ~  ^.■  .,!ii;-;m  20.004 
a  himnos. 

Las  causas  de  esa  poca  conciii  !■  :•  .i  n  his  escuelas 
s<in  dos. 

1'.  Los  locales  de  los  establecimientos  primarios  en 
toda  la  república  son  sumamente  estrechos  e  incapaces 
de  contener  el  número  de  niños  que  podrían  concurrii-. 

El  preceptor  de  la  Screim  don  JoséTristan  Letelier 
liccia  cu  una  carta  dirijida  el  i:ño  prsado  a  linn  Domin- 
go Faustino  Sarmiento:  "No  olvidaremos  indicar  que 
siempre  se  presentan  solicitantes  para  incorporarse  a  la 
escuela;  pero  la  estension  del  local  no  lo  permite;  i  liu 
habido  quien  ofrcsca  sillas  para  remediar  este  mal. 
¡Qué  sensible  es  esto,  señor,  ver  casi  diariamente  auna 
)iobre  madre  o  padre  llevar  a  sus  hijos  por  la  mano, 
suplicar  con  lágrimas  en  los  ojos  que  se  les  dé  lo  que 
'.es  haga  ciudadanos  útiles,  i  tener  que  ver  que  a  me- 
dida que  aumenta  laí  familia  aumenta  la  ignorancia!" 

El  visitador  de  escuelas  don  J.  Blas  Roldan,  en  un 
informe  pasado  al  intendente  de  Concepción  con  fecha 
30  de  diciembre  de  1853,  se  espresa  asi  hablando  sobre 
la  estrechez  de  los  localop. 

•'¿Cémo  estar  93  niños  en  una  localidad  de  once  va- 
rns  tres  cuartas  de  largo  i  seis  de  nacho,  (.-apacidad  me- 
dida de  estas  escuelas?  (Varias  de  Concepción.)  Por  des- 
gracia o  felicidad  'no  sé  como  esplicarme)  hai  siempre 
vn  número  de  niños  inasistentes,  que  uo  baja  de  20  i 
'|í;;an  Tafantíí»  strs  luj-nres  a  los  <k^ia«.  I>a8  ela-^^  en- 


\ 


#;ár.  l^WSTMÉirO  .í\JÍ'10»\\ÉJL. 


t()nces  pueden  moverse  mejor,  i  el  preceptor  halla  menos 
embarazo  en  la  maniobra  de  ellas.  Pero  esto  no  es  todo; 
la  necesidad  de  educarse,  señor  intendente,  ya  no  es  solo 
conocida  del  rico;  pues  el  artesano,  el  traliajador  i  el 
Miiscrable  campesino  la  buscan  i  pretenden  también  p;ira 
sus  liijos  ipic  no  qnireí)  les  imiten  la  ignorancia. 

'•Por  consecuencia  de  éste  principio,  las  escuelas  reci- 
ben (iiariunientc  nuevos  «preRdices  i  reciber.án  mayor 
níumro  do  din  cu  dia;  sin  emliarjío  que  habrá  un  sis 
iiúnici-o  de  Padres  a  qni(''ncs  la  consideración  de  las  loca- 
lidades de  nuestras  escuelas  les  retraiga  déla  idea  de 
colocara  sus  hijos  én  ellas.  Pensaren  levantar  locales 
seria  por  ahora  lo  mejor:  pero  mientras  esto  se  pone  en 
planti,  convendrá  aumentar  o  sea  duplicar  la  cantidad 
asignmla  para  el  alquiler  de  cada  local  para  poder  en- 
contríir  así  locales  de  superior  capacidad." 

E^t^actnmos  los  siguientes  trozos  de  un  informe  pa- 
sado el  año  anterior  al  ministro  de  instrucción  públi- 
ca por  el  visitador  don  José  Santos  Rojas  sobre  el  es- 
tado (!c  las  escuelas  on  la  provincia  de  Colchagua. 

"La  escu'íia  fiscal  de  Pencagüe  está  en  los  Callejones, 
que<'s  una  poDlncion  bastante  numerosa  para  que  pueda 
dar  a  la  escuela  mas  de  100  niños:  pefo  la  casa  es  estre- 
cha, luaia.  desabrigada  i  húmeda,  viéndose  precisado  el 
preceptor  a  no  admitir  los  muclios  que  han  ido  a  pedir- 
le eptc  l'avor  ''   lí-ti  esi-nela  solo  contenía  48  alumnos. 

•■Ji:i  fasa  donde  se  eucuc.itra  la  escuela  fiscal  de  Rau- 
co es  projiic'lad  particular  pagada  por  la  municipalidad 
con  una  on/.a  anual;  mide  diez  varas  i  tercia  de  largo  i 
cuatro  tres  cuartas  de  ancho  i  es  estrecha  para  tan  gran 
núnií'ro  de  alumnos.  Al  principio  pasaron  de  140  los  ni- 
ños que  se  alistaron  para  entrar  a  la  escuela,  i  el  precep- 
tor se  vio  obligado  a  mi  admitirlos  todos,  porque  no 
tenia  donde  colocarlo-;  " 

,  líi)  fpie  sucede  resfK'i'fo  déla  estrechez  do  los  locales 
en  Coquimbo,  Cplchaguu  i  Concepción,  sucede  cu  todas 
las  demás  provincias  de  la  repíiblíca.  No  queremos  mul- 
tiplicar para  probarlo  las  citas  de  los  documentos  oikia- 
les  ])ara  no  fastidiar  de.iiasíailo. 

íC'oiúii.varú }. 


XOClONliS 
li  i:  J  i:0 11 KT 31 1  \   Sí  1^  K>fi  liA'T  i  1. 

KSCRIT.VS  l'ARA  LOS  XIXO.-. 
J ',!.'■  N'í.v/í'.í  lormlo.  Director  del  l)i\'iíii!o 


(i '(.ni  i  nú;,.) 

LI^CCIOX  \!iL 


1.  Entre  las  ininiilaí  lincas  curvas  que  se  pue- 
den trazar,  las  mas  conocidas  i  demás  aplicación 
;i  las  ciencias  i  a  las  artes:  son:  La  circunferen- 
cia, la  elipse,  la  par.íliola,  el  óvalo,  h  espiral,  la 
¡.rayectarcia,  el  florón,  la  ojiva,  e!  talón,  la  esco- 
cia, i  la  línea  ondulante  o  serpenteada;  i  aunque 
la  jeometría  elemental  solo  considera  la  eircuh- 
ierencia  como  la  ¡Has  sencilla  i  las  mas  importan- 
te de  todas  las  curvas,  daremos  a  conocer  las 
d;-mis  para  que  ios  niños  puedan  distinoiiirlas 
en  la  conversación. 

2.  V.íj-cunjirenci.'.  e  ;  1111:1  lín;;.;  riir\:i  c'-rniLhi  • 
cuyos  puntos  están  lodus  :i  !_;íi:iÍ  di-t:uicia  de  un 


punto  interior  llamado  f¿7//r<'.  La  cur\a 
es  II ua  cirinufcrcncia. 


Fig.  2!.— Circunffrencia. 

3.  La  superficie  interior  limitada  por  l.i  cir- 
cunferencia, se  llama  circido.  No  se  debe  confun- 
dir la  circunferencia  con  el  circulo  porque  son 
cosas  mui  distintas;  la  circunferencia  es  una  línea, 
i  el  círculo  es  una  superficie. 

Si  en  un  papel  blanco  trazamos  una  circunfe- 
rencia.con  lápiz  nf^oTf)  i  otra  con  lápiz  colorado, 
tendremos  dos  circunferencias  i  tíos  círculos;  pero 
de  las  do;  circunferencias  una  ser;í  lut^ra  i  otra 
coloroda,  mientras  que  los  dos  círu'os  serán  Ijlan- 
cos.  Por  el  contrario,  si  con  lápiz  negro  trazamos 
una  circunferencia  en  papel  blanco  i  otra  en  pa- 
pel colorado,  tendremos  también  dos  circuferen- 
cias  i  dos  círculos;  pero  ¡as  dos  circunferencias 
serán  neíjras,  mientnirt  que  de  los  dos  círculos, 
uno  será  blanco  i   el  otro  colorado. 

4.  La  circunferencia  se  considera  orijinada  del 
modo  siguiente.  Si  hacemos  que  jire  una  línea 
recta,  dando  una  vuelta  entera  al  rededor  de  uno 
de  sus  estremos,  que  debe  estar  fijo,  es  evidente 
que  el  otro  estremo  trazará  una  línea  curva  cer- 
rada, a  la  cual  llamamos  circunferencia  de  círculo. 

Para  trazar  una  circunferencia,  también  se  ha- 
ce uso  de  un  instrumento  llamado  rompas,  bien 
conocido  de  todos.  Se  fija  una  de  sus  puntas  en 
un  punto  cualquiera,  i  con  una  abertura  arbitraria 
se  hacejirarla  otra  punta  hasta  dar  una  vuelta 
entera  i  concluir  otra  vez  en  el  mismo  punto. 

5.  /l7//;v  de  una  circunferencia  o.de. un  cír- 
culo, es  el  punto  fijo  a!  rededor  de:!  cu:d  se  tniza 
la  circunferencia.  .  : 

ó.  Klipsc  es  una  línea  curva  cerrada  en  la- 
cual  se  verifica  que  la  suma  de  las  distancias  de 
cada  uno  de  sus  puntos  a  dos  puntos  fijos,  es 
siempre  la  misma.  La  curva  siguiente  es  una 
elipse. 


Kig.  2i¡.-Ki¡|,-r. 
La  elipse  es    una  cur\-a    continu.}   i   puede 


212 


luL,  JJlW'TITiJl'O  jwteto.v^ti.. 


describirse  por  movimiento  continuo,  del  modo  si- 
guiente; Se  traza  una  recta  de  una  lonjitud  de- 
terminada como  AB;  i  en  ella  se  marcan  dos 
puntos  a  igual  distancia  de  los  estremos,  como 
F  i  F";  se  toma  un  hilo  de  una  lonjitud  igual  a 
la  recta  entera  AB,  i  se  fijan  los  estremos  en  los 
dos  puntos  marcados  F  i  F';  el  hilo  quedará 
fiojo,  pero  con  un  lapicero  o  una  punta  se  atiran- 
ta, i  conservando  el  hilo  siempre  tirante,  se  va 
trazándola  curva  al  rededor  de  la  recta  AB;  c©n 
cuyo  movimiento  quedará  descrita  la  elipse. 

8.  En  la  elipse,  la  recta  AB  se  llama  eje  ma- 
yor; los  puntos  F  i  F'  que  sirven  para  describir 
la  cur\'a,  se  llaman  focos;  i  las  rectas  tiradas  des- 
de los  focos  a  un  punto  cualquiera  de  la  curva, 
se  llaman  radios  vectores. 

9.  Por  la  descripción  anterior  de  la  elipse,  se 
ve  con  evidencia,  que  la  suma  de  los  dos  radios 
vectores  tirados  desde  los  focos  a  un  mismo  pun- 
to de  la  curva,  es  siempre  igual  al  eje  mayor, 
porque  en  todas  las  posiciones  están  los  dos  ra- 
dios representados  por  los  dos  brazos  del  hilo, 
que  componen  siempre  el  hilo  entero,  igual  al 
eje  mayor. 

10.  y-'rtra^íj/í?  es  una  línea  curva  abierta  en  la 
cual  cada  uno  de  sus  puntos  equidista  de  un 
punto  fijo  i  de  una  recta  fija.  La  curva  siguiente 
es  \xxi-3.  parábola. 


Fiíí. 


raí 


11.  El  punto  fijo  F,  se  Uania  foco  de  la  [pará- 
bola; i  la  recta  fija  RR',  se  llama  directriz;  de 
ipodo  que  todo  punto  de  la  parábola  equidista  del 
foco  i  de  la  directriz;  i  así,  por  ejemplo,  el  punto 
M  equidista  de  F  que  de  R;  el  punto  N  equi- 
dista de  F  que  de  S;  el  punto  O  equidista  de  F 
que  de  T;  i  así  de  todos  los  demás  puntos  de 
la  curva. 

12.  Las  ramas  de  la  parábola  van  alejándose 
cada  vez  mas  i  mas  del  eje  de  esta  curva;  i  por 
consiguiente,  se  prolongan  indefinidamente  i  no 
vuelven  a  encontrarse  en  ningún  otro  punto. 

13.  La  parábola  es  una  curva  plana  i  conti- 
nua como  la  circunferencia  i  la  elipse,  i  también 
puede  trazarse  por  movimiento  continuo,  hacien- 
do uso  de  una  escuadra  i  de  un  hilo:  pero  en 
estas  nociones  no  podemos  entrar  en  mas  por- 
menores. 


14.  El  úvcdú  es  una  curva  cerrada,  compuesta 
de  cuatro  arcos  de  círculo  tanjentes  de  dos  en  dos, 
i  que  suelen  llamarse  asas  de  sesta.  La  figura  24 
es  un  óvab,  i  la  figura  2  5  indica  su  construcción. 


Fisr.  24.— Ovalo. 


Fig.  25. —  CoiiStriici'i<iii  lio!  óvalo. 

l5. — El  óvalo  es  una  curva  discontinua,  por- 
que siendo  los  radios  de  curvatura  los  mismos 
de  los  arcos  AB,  BD.  DC,  i  CA.  que  componen 
la  curva,  resulta  que  la  curvatura  es  constante 
en  toda  la  estension  de  cad  i  uno  de  los  arcos, 
i  varia  dcrcpcnlc  en  los  puntos  de  enlac-.  A,  B, 
C.   I). 

16. — iJspind  es  una  linca  curva  (¡ue  da  vueltas 
en  derredor  de  si  misma  o  de  un  ol)ii:'to.  Cuan- 
do la  espiral  se  desarrolla  paralelaincnlc  a  lo 
largo  de  un  tye,  se  llama  hélice,  como  ci  ¡¡Ictt'  de 
un  tornillo  o  de  un  tindjuzon.  Las  curvas  siguien- 
tes son  es¡)irales. 


Figura  26.— Espirales, 

Los  muelles  ilc  relojes  i  los  resortes  de  sofaes 
son  espirales.  Las  plantas  trepadoras  describen 
una  espiral  al  rededor  del  árbol  en  que  se  su- 
ben. 

1 7.  Trayectoria.  Todo  proyectil  describe  en 
el  aire    vma  línea  curva,  que  se  llama  trayectoria. 

18.  Linea   ondulante  o  serpenteada  es  ima  lí- 


\ 


#;#.  I.VSTlTt  TO  ^V.H  MO.WiJ^. 


•¿l;H 


nea  curva  que  cambia  de  dirección  imitando  la 
forma  de  las  olas  o  el  movimiento  de  la  serpkn- 
t\  La  curva  que  sioiie  es  ondulante  o  scrpciiU-ada. 


<¡  se  el  i 


I  ui 


lie. 


Fi'^'.  T, 


-Línea  ondulante  o  .serpenteada. 


i;i.  l.as  artes  i  en  particular  la  arquitectura, 
hacen  nuin(;rosas  aplicaciones  de  curvas  disconti- 
nuas; como  la  ojiva  (figura  28)  i  el  florón  (fij^u- 
ra   29),    compuestas  de  arcos  de  círculo  que    se 


Fig.  29. 


Fii--. 


■Escocia 


FiiT.  :í1.— Talón. 


cortan;  la  í  sv-'í  .->  (fi.i^nira  30)  i  rl  I  don  (fii^aira  31), 
compu*-sias  de  arros  de  círculo  tanjentes;  i  en  je- 
neral,  los  pei-fües  de  todas  las  tnolduras  son  casi 
si(;mpre  aplicaciones  de  líneas  curvas  disconti- 
nuas, 

(  Conthntará.) 


I  ¡me.' 


to  Jic  con  el  adjetivo  nUe,  capaz; 
yo  puedo  o  mñ  rapaz. 

I   can,  I  ani  al)le;  i/o  puedo. 

I  cannot.  I  ani  not  able,  yn  -no  puedo. 

Can  I?,   Ara  I  able?,  pwdo  yo? 

Can  I  not?  Am  I  not  able?,  No  puedo  yo? 

He   o  slic  cau,  he  o  she  is  able;    ¿I  o  elta  pveilc. 

lie  o  she  cannot,  he  o  she  is  not  able;  él:  o  ella  no 
de. 

Can  he  o  she?,  Is  he  o  she  able,   ¿Puede  él  o  ella! 

Can   he  o  she  not?,  Is  he  o  she  not  able?  No  purde  i^.l 
o  ella? 

AVe  can,  we  are  able;   nosotros  podcmoíi. 

We  cannot,  \ve  are  not  able;  ;ioso/ro.s  no  po<hm(«. 

You  can,  you  are  able;    Ud.  puede,  IhIs.  puedm,  vo- 
sotros podéis. 

You  can  not,  you  are  not  able;  rosofrn.'i  no  pvlfls. 

They  can,  tliey  are  able;  ellos  n  ella-'  pueda, . 

They  can  not,  tliey  are  not  able:  AIoh  o  elliis  no  //"í- 
den. 

Obs.— Desjuies  del  defectiro  auxiliar  can,  el  ?igno  to 
no  precede  al  infinitivo  que  le  sitrue:  pero  íi  preceden! 
infinitivo  que  sitrne  al  verbo,  fo  he  able. 

Can  yon  writea  note.'^  Puede   Ud.   e^crlhir  "n  lHhft'! 

I  can    write  ono.  p>ir/h  esfrilnr  t'iio. 

Are  vou  alile  to  write  a  note?   Pm-ile  lid.  eviihii-  nti 
hilletel 

I    am  able  to  write   one,  pn-do  es;-ril>!r  >r,io. 

Wiiom?,  quiéríl,  n  qnlénl,  a  quiénes'!  (acusativo). 

To   whoni,  a  quiénl  n  ^/ííé/if'S?  (dativos). 

Whoin   do  you  wish  to  sqgI  A  quién  quiere    Ud.  ver'! 

To  whom  do  vou  wish  to  speak?  A  quién   '/'■ 
liohlar'! 


Ud. 


"W'liat  oelock  is  it:-'  iQné 

hora  esl 
It  is  ten  o'olock,  smi   los- 

diez. 
It  is  two  o'clock?,  son  Inn 

dos. 
At   wliat  o'clock?  ¿A  qvé 

hora'] 
At  one  o'clock,  a  la  una. 
A  t  two  o'clock,  a  las  dos. 


Hall-,  m^dio.    inrdio. 

At  hallpast  one.  -./    lo  ina¡ 

i  ine^iia. 
.\i   hiilta    past-tu-o,   a  las 

dos   i  iiiediü. 
A  quarter, "-//   atarlo. 
At  a   quarter  past  one,  n 

la  «no.  i  cttarto. 
At  a  quarter  pas  three,  a 

las  tres  i  cuarto. 


Al  a  quarter   to  one,  a  la  vna  menos  cuarto. 
At  a  quarter   to  Uvo,  a  los  tres  cuartos  para  las  do». 
At  tvrelve  o'clock,   a  las  doce,  medio  dia  (noon). 
At   twelve  o'clock  at  nijrht,  a  lis  dore  dr  la  noche. 
At  niidni^rht,  a.  media  norhe. 


ELEMENTOS 

Para  uso  dr  his  uhnnnos  del  Instituto  Nacional 
de  Guatemala. 


When?  Cuhdo? 
To-day,  hoi. 
To  iiiorrow,  mañana. 
Yt'sterday,  (tyer. 


Toswrep.^n 
To  kill.  nuda 
To  salt,  salai 
To  give.  dar. 


EXEHCTSEÍ^. 


TW 


Can, 

Obs. 

de  nne 


PRIMKIÍ  n  RSO. 

I  Continua.) 

E.\Ti-FOITIlTÍI    l^ES<IO^. 

VOCABULAEY. 

,  to  be  able;  jxKlev. 

—Para  formar  el  infinitivo   i  lo?  demás   tiempos 
«irei^e  el  verbo  can.  se  hace   uso   del    auxiliar 


Can  vour  siüter  write  to  me?  They  can  writft  to 
you.~  Does  yoiir  father  wi»h  to  s«e  jíne?  fie  cannot  jíee 
Vou  to-<lay.— Can  you  drink  as  mueh  wiue  a«  Wfiter? 
I  can  drínk  as  much  of  the  onp  as  of  the  other?-- -Can 
vou  write  to  me?  I  can  write  to  you. — Can  the  man 
Bpeak  to  me?  He  can  speak  to  you— Will  you  writí!  to 
Tour  sister?  I  will  write  to  her,— To  whom  does  jQur 
áunt  wish  to  write?  She  wishes  to  write  to  her  mother. 
—  Will  vou  send  the  book  to  the  man?  I  will  send  it  to 
him.— When  will  you  send  it  to  him?  I  will  send  itto 
him  to  morrów.-^Will   vou  send  the  man  hls  bpok?  1 


¿1 


/;#,    nVSTlTf  T4A  *>•.*/ lOvV.flv 


wül  í^oud  it  to  hiin. — WiH  yon  leiiJ  me  yoiir  liandkcr- 
clíielV  I  will  It'ud  ií  to  yoii'-Will  you  fíivp  to  my  aunt 
lier  tan;''  I  will  giveittoher? — Do  you  wiíti  to  í<petik 
fo  me?  I  ,1o  m>t  wisli  to  spoak  to  you  l)Ut  to  liim. — 
Does  he  wisli  to  speak  to  you?— He  does  iiot  wisii  to 
speak  to  me  but  to  you. — Do  yon  wi*li  to  writo  lo  lier? 
I    do    uot  wisli  to  'writt?  to   Iut,  luit  to   vour  hrother. 


IJ 


¿Deseu  L'd.  Imblaiiuo?  No  do^eo  hablar  a  Ud.  siüó  a 
8u  hennauo. — ¿Desea  l'edro  euviai  alguna  cosa  al  zapa- 
tero? I>esea  enviarle  sus  botas  viejas.  -¿Tiene  su  herma- 
na de  Ud  bastante  dinero  para  comprar  una  casa? 
Tiene  bastante  para  comprar  tres.-¿ Cuánto  dinero  tiene 
ella?  Tiene  demasiado. — ¿Pueden  sus  hermanas  de  Ud. 
escribirme?  Pueden  escribir  á  Ud.  ¿.Tiene  su  criado  de 
Ud.  una  o.^coba  para  barrer  U  casa?  Tiene  una  pa- 
ra barrerla. — ¿Qué  casa  quiere  él  barrer,  la  mia  ó 
la  de  lid?  Quiere  barrer  la  mia. — ¿Puede  Ud.  prestar- 
me un  caballo?  .Si,  señor,  puedo  prestarle  uno. — 
Puede  Ud.  conijirar  este  liliro.í*  No,  ííeñor.  no  puedo  com- 
prarlo.— ¿Desea  Ud.  hablar,  al  alemán?  Deseo  Inldarle. 
j)ero  no  está  en  casa. — ¿Qnt;  tiene  Ul  que  hacer  nnña- 
na?  No  tcnsro  nada  <inc  iiact-r.  " 


III 


Co>s\  KKSA'nox  A  — Dopf  my  í-it!ier  wisii  to  speak  to 
the  general?— Will  he  work  with  me? — .Vre  you  willing 
to  buy  ahorse? — Do  my  scrvants  vvish  to  cut  that  iree? 
— Can  thia  youngr  man  study  his  lesson?— Will  you  not 
see  my  sister? — W'ill  not  your  brother  see  my  father? 
— Have  you  time  lo  study  your  legsou? — íTaveyou  not 
time  to  speak  to  the  captain? — Has  your  servant  the 
coura<re  to  go  to  that  house?~Mashe  not  a  wish  to 
work? — Hasshe  not  a  mind  to  study  her  lesson? — llave 
they  a  desire  to  see  our  1jous(>? — Will  you  mako  a  co- 
py-book? — Do  you  wish  to  make  a  silk  hal?-What 
have  you  to  do?— Wlmt  does  my  luother  wish  to  do?  - 
Does  my  mothor  wish  to  Imy  auy  thiiitr  good?— Will 
this  lady  see  her  sons?  — Will  this  young  lady  speak  to 
her  sisters? — Is  lie  willinsr  to  break  my  glasses  or 
yours?— Which  chairs  will  he  break? — ^^Do  yon  wish 
to  look  for  my  servant? — Can  this  hoy  look  for  iiis 
book? 


TV. 


CosvKBSA'riojv.  B.— Whut  do  you  v.ish  to  setí.'''— 
Does  this  gentleman  wish  to  seek  his  cañe? -(>nes  my 
sister  wish  to  mend  my  stockiugs? — Who  wishes  to 
mend  this  chair? — Doos  that  gentltiman  wish  to  drink 
a  glass  of  beei?-— Will  my  friend  drink  any  thing?— 
Who  is  at  my  hou.se? — Is  my  father  at  your  house? — 
Is  my  mother  at  horae?— !>>  you  wish  to  go  to  my 
house? — Does  he  wish  to  go  to  my  fath'er's  house?  — 
Where  de  you  wish  to  go  to? — Do  yon  wish  to  worm 
my  soup.''— What  does  he  wish  to  worm? — Who  wishes 
to  buru  my  book? — Will  you  burn  any  thing? — What 
will  you  burn? — Who  wishes  totear  this  hat? — Does 
this  boy  wish  to  tear  his  coat? — What  will  he  tear;''- 
Where  do  you  wish  to  carry  these  books? — W^ill  you 
carry  this  chair  to  your  room/" — Who  wishes  lo  take 
my  hat?— Does  this  child  wish  to  take  my  hat  or  yours? 
— Does  my  neighbor  wish  to  send  any  npples  to  his 
sister?— Who  wislies  to  senl  these  notes  to  mv  grand- 
father? 


CoxvEHS.\TiON    C.  —  Wül  you  lead   tiiii  horse  t(j  my 
hrm?p?— Who  wirfi<?)«  tm  lead  thÍR  dng  ío   the  raptiiiirs 


house?— Can  they  takn  two  or  thr 'C  bir  Is?  — IIow  ma- 

j  ny  birds  can  they  take?— Do  mv  brothers  wi.sh  to  read 

I  a  good  book?— Which  book  wül  tliev  read?— IIow  ma- 

I  ny  notes  do   you  wish  to  write?— Will  you  write   a 

I  note? — Does   my  son  wish  to  write  as  raañy  notes  as 

I  letters?— Can    this  boy  write?— Who  wishes  to  write? 

I  — Can   your  fatlicr  lend  me  an  umbrella? — ílow  many 

:  pens  can  yon  lend  mc?~Do  you  wish  to  lend  me  ten 

:  spooiisV— -Can  you  speak  Engiish?— Can  you  not  speak 

I  Knglish?— .Are  you  alile  to  see  my  brotlier?— .\re  you 

;  not  abl(!   to  speak    to   my    neighbor?— What  are  yon 

j  willing  to  buy? — líave  you  a  broom  to  sweep  the  r"óm? 

— Will  this  servant  sweej)  my  housf? — Who  wishes  to 

j  to  sweep   the  parlor  and  my    room?— Does  this    man 

j  wish  tosalt  his  meat?-Has  he  euough  to  salt  his  meat? 

(Continuará.) 

LA    Natiíial  >//;    . . '  ilcnce  ñv  loMrj»- 

Por  Wurthington  Hookek  M.  1). 


Tr,;hinl„ 


.!.  ¡.  n,..h, 


LL.    D. 


IntrodiACOiori' 

Los  asuntos  de  que  so  trata  en  o-ta  parte  de  la  obra, 
que  danuTs  a  la  luz  [lítlili  a  son  los  que  comunmente  se 
comprenden  bajo  la  denominación  jeneral  de  Física,  o 
Filosofía  Natural.  No  están  tratados  de  una  manera 
completa,  ni  con  todo  el  desarrollo  que  permiten  los  n- 
delantos  de  la  ciencia:  pero  se  han  escojido  aquellos  ■  ¡t;; 
tos  qne  pueden  interesar  al  joven  principiante,  i  que  ■ 
intclijildes  para  él,  habiendo  tenido  un  especial  cuida  i  < 
de  sepurai-  de  este  trabajo  todos  los  que  no  pudieran 
reunir  ambas  ciriuustan'cias,  porque  me  ha  parecido  mui 
inqmitante  que  el  discípulo  no  se  sienta  desatdmado  con 
ninguna  diticnltad.  ni  fastiadiado  con  el  estudio  de  una 
cosa  que  al)solutamente  le  interese. 

So  verá,  sin  embargo,  que  al  hacer  esta  elección,  he 
pr(»curado  siempre  presentar  una  idea  completa  i  ple- 
na de  lo  que  es  vim-' laderamente  fundamental.  Están  tra- 
tados con  la  est+>nsion  snliciente  la  mayor  parte  de  los 
principios  mui  sencillos  que  forman  com  >  la  base  i  el  ci- 
miento de  la  filosofía  natural;  i  me  aventuro  a  suponer 
que  los  misinos  antiunos  estudiantes,  que  han  seguido  for- 
malmente sus  es.ndios  f\i  las  escuelas  i  cokjios.  encoii- 
(ranin  mas  claras  i  definidas  sus  ideas  si  se  detienen 
un  instante  en  la  lectura  de  este  libro. 

.Me  permiteré  ademas,  llamar  h»  atención  del  maestro, 
sobre  uno  de  los  ra.sffos  característicos  del  sistema  con 
(jne  voi  desenvoiviemlo  ante  los  ojos  de  los  niños  las 
materias  científicas,  i  me  parece  de  gran  importancia. 
Procuro  (d)sevar  siempre  en  aquel  do-íenvolvimiento, 
una  graduación  mui  natural,  eniiicnzando  por  las  no- 
ciones mas  sencillas,  i  llevando  por  grados  al  discípulo 
hasta  Rqncllas  mas  complejas  i  menos  fáciies  de  enten- 
der. N<>  se  trata  sino  de  un  asunto  cada  vez;  pero 
cada  i'osa  se  encuentra  colocada  en  su  lugar  piopio  i 
Icjitimo.  Véase  por  ejemplo  lo  que  he  hecho  al  tratar 
de!  aire.  Primero  hago  con,-.tar  que  el  aire  es  una  co.<a 
material,  i  después  digo  lo  que  haíe  cuando  se  le  pone 
en  movimiento.  Rns(ñj  en  seguida  cómo,  por  su  resis- 
tencia, pueden  volar  los  pájaros  i  los  insectos:  paso  mas 
tarde  a  la  presión  <lel  aire,  primero  el  simide  heclio  de 
la  pie-ion  en  todas  direcciones,  i  estudiando  después  co- 
mo se  (jen  p  su  ni  ciiin  en  las  bomiías  i  en  el  barómeti-u: 
siiio  ciilónces  ion  experimentos  de  la  máquina  neumáti- 
ca, la  pre?lou  iuui'-'ii-a  M  sienida  por  el  cuerpo  hnmauo, 
la  rlasíicidad  del  ;.¡.r.  h-'.f.i'tos  <iel  nireconifuimitlo.  i 


\ 


lli.  M»\'STITII  TO  ,\\ii  iO.\\ll.. 


dcí^piios  de  los  heclios  mas  coninncss  que  están  en  relación 
con  todo  esto,  conclnyo  por  tratar  do  la  pravedad,  i  de 
pu  acción  en  este  caso,  llegando  asi  hasta  a  la  causa  real 
de  la  mayor  parte  de  los  fenómenos  atmosféricos. 

Otra  circunstancia  do  mi  libro,  que  me  parece  deber  re- 
comendar, es  el  frecuente  uso  que  do  él  liajío  de  los  ejem- 
plos i  analo<rias,  procurando  presentar  los  puntos  de  con- 
tacto ijue  se  oncnentran  entre  los  diversos  hechos.  Asi  es 
(pie  muestra  la  semejanza  que  iiai  entre  el  nadar  i  el  volar, 
entre  la  acción  del  ñire  comprimido,  la  del  vapor  de  a- 
írua  <ii  el  mismo  estado  i  la  de  los  gases  que  se  desen- 
vueJM'ii  al  quemar  la  pólvora,  etc.  Este  sistema  no  solo 
anmriita  el  ¡úteros,  sino  que  presenta  las  cuestiones  bajo 
un  piiiilu  «ie  vista  mucho  mas  amplio  i  claro  al  mismo 
tiempo. 

S<;  (i'nsoi-víir,;  t;i;ni,!i'ii 'iiio  on  este  libro  se  halda  de 
mucliiis  experimentos:  i  couvcudria  que  el  maestro  los  hi- 
ciera ileiante  de  sus  discijiulos  todas  las  veces  que  pudie- 
ra. 

Pilla  mayor  ilustraiion  de  los  asuntos  que  he  tratado, 
me  !io  viiüdo  exteiisamento  de  los  fenómenos  naturales 
mas  lOMiunes  i  conocidos:  i  con  ello  me  parece  que  se 
consiüi'o  esoeciMlmonte  habituar  a  los  discípulos  a  la  ol)- 
serviicion  de  bis  cosas  que  n'is  rodi^an.  fuente  infalible 
en  tolos  los  casos  de  ítocps  i  de  instrucción. 

Pi  el  ui:io-tio  i  (•!  disfiímlo  se  apoderasen  del  espiritn 
(¡ue  hí' |>i-(iti!i:\ilo  iii'iün'ir  cu  esíc  libro,  podrán  agregar 
muclio  (ii'  <!¡  pnii(¡;i  ros.M-iiíi  n  mis  oiiservaciones  i  ense- 
ñaiiziis:  i  iüiirieiihiian  a-i  lu-.iti'rialmfufc  c!  provecho  c 
¡ntei-<'s  i¡i'  -US  !.'r,':i)i,cs. 

¡l'orthimjton  Hooke,: 


na  i>aiabv;i. 

í!:i  csvi,!,,  .,nf  ,M,;,  cstP  iraliajo  haria  un  servicio 
<lai!ero.    í-;íi  es,,--  mises,  ¡libni  textos  a¡>i-op¡ados  par 
eiis(.iiair/.a  d-  hi  niñez  ni  hai  liliros  (^ue.  i'oino  e!  pres.' 
distraigan  a  los  niñ<>s.  i  les  huirán  aihpiirir  al  mismo  ti 
po  eonocimienios   liuenos  i  lu'oveeiiosos. 


nuil 


Li  ensffrinzi  de  bis  cosas  verdadiM-as  e^  nui«  ( 
qui/.is  que  en  otra  p;'.rte,  una  necesidad  imperios 

-Vinar  la  patria  es  desear  levan(arla  i  eiigiandecei 
--i  no  se  consiirue  esto  de  otro  mod  >  (pie  eiiu'Mndo 
diíundiendo  en    (odas  partes   hi  <-iduira  i  la  ilustraci 

Puédaoste  lüu-o.  el  primen,  de  hi  serie  ipie  mo  lie  ji 
Tiuesto  Iradm-ir. contribuir  Oii  al<_'o  al  adolaiitaniieiito 
los  niños  !iispatio-americiui.)s.  i  al  do-e:ivo!viaiit':iio 
su  espirita. 


.1.1. K. 


Xf.v  York,  .liiüo  IStjO. 


IWRli'    PR!MKR.\.      .  . 

CAPiTrij»  1. 

El.  .u!;e. 

Cuando  entramos  en  un  cuarto  cí^  que  no  tiai  nnu-bios 
lie  niguiia  especie,  decimos  que  está  vacío:  i  cometemos 
sin  embargo  una  inexactitud  al  hablar  de  e.«a  manera. 
Allí  hai  una  cosa  que  llena  todo  el  cuarto  desde  el  sue- 
lo hasta  el  techo.  Es  una  <  osa  qu'  timo  puedes  ver:  pe- 
ro tan  real,  tan  positiva,  i  tan  material,  como  los  mismos 
laiiHbles,  que  se  tocan  i  se  miran.  Esacosa  es  el  aire. 

Si  sacas  todos  tus  libros  del  estante  en  que  los  tienes 
guardados,  o  vacias  el  cajón  en  que  conservas  tus  ju- 
¡jüotes.  te  j>are.'e  a  primera  vista  que  nada   ha  quedado 


en  el  uno  i  en  el  otro;  pero  esto  es  un  error,  porque 
el  estante  i  el  cajón  han  quedado  llenos  de  aire.  .A.ntes 
estaban  los  libros  i  los  juguetes  i  ademas  el  aire:  ahora 
está  el  aire — solamente. 

Muchas  veces  para  jugar  a  la  pelota  te  habrás  servido 
de  una  de  esas  bolas  de  goma  elástica  queso  venden 
por  todas  partes.  Tú  bien  sabes  qne  esas  pelotas  no  son 
raacizas:-^¿Qué  oslo  que  tienen  por  dentro? — ¿Por  qué, 
cuando  se  les  abre  un  agujero,  se  echan  a  perder,  i  no 
sirven  mas  para  jugar? — Esto  es  porque  la  pelota  estaba 
llena  de  aire  i  este  se  ha  escapado  por  el  agujero.  Las 
pelotas  no  sirven  sino  mientras  están  llenas  de  esa  cosa 
que  se  llama  aire;  i  cuando  estás  jugando  con  una  de 
ellas,  lo  que  se  hace  es  jugar  con  un  puñado  de  aire  en- 
cerrado en  una  cubierta  de  goma  elástica. 
^  Algunas  veces  habrás  oido  hablar  délo  que  se  llama 
sdlvavidxw,  i  puede  ser  también  que  hayas  visto  algimos. 
Son  como  unos  sacos  de  goma  elástica,  que  se  pueden  lle- 
nar de  aire,  soplando  dentro  de  ellos  por  medio  de  una 
boquilla  especial,  que  tienen  preparada  i  esüín  Iiochosde 
tal  tamaño,  i  de  una  manera  tal,  que  puede  uno  atárselos 
al  rededor  del  cuerpo.  Colocado  de  esta  manera  el  salva- 
vidas; puede  uno  echarse  al  agua  sin  tenior^  porque  impi- 
de que  nos  vayamos  para  el  fondo,  i  nos  sostiene  en  la 
.«uperficie.  ¿I  porqué  es  esto?  -No  es  masque  por  el 
aire  que  contiene — El  aire  es  en  ver^iad  uiri  cosa  tan  ma- 
terial como  la  misma  agua:  ¡toro  es  macho  mas  1i,gero 
que  ella,  i  por  consiínieute  ha  do  venir  .nioniprO  para  ar- 
riba. 

Asi  es  «luo  la  pelota  do  tus  i'iozos  también  se  quedará 
solire  nadando  si  la  echas  sobro  el  agua,  ío  mismo  que 
las  domas  cosas  qnecontogan  aire  en  su  interior.  Pero  si 
en  cualquiera  de  ellas,  o  en  la  pelota,  o  en  el  salvavidas, 
se  atiriere  un  agujero  i  so  le  escapare  ol  airo  que  contie- 
nen, ya  no  so  poir;ín  s(»-toner  i  se  irán  inmediatamente 
para 'ol  fondo.— Esto  ipiiore  decir  que  os  solo  e!  aire  el 
(]uo  determina  ol  llotiiniocto,  en  estos  (rasos. 

TamWion  so  llaaMu  salvavidas  unos  botos  que  están  Ihí- 
elios  do  tal  inauora  q  i  ■  no  >..  van  a  pique  aunque  se  He- 
non  do  a',;ua.  .Vcaso  p  Msur  ís  (pie  e^to  dependo  do  que 
los  hayan  construido  o-i  materialeí  mas  ligeros  que  los 
domas  ooies:  pero  no  os  asi.  Los  materiales  son  los  mis- 
lü  )-:  andera  i  hierro  e:i  unos  cisos,  i  hierro  solo,  en  o- 
ti'  )s     Pero  la  consti-nciíioa  os  diferente;  pues  se  compo- 


sali, 


orros,  1  entro  estos  se  h 
iclio,  (]U0  está  lleno  do  ; 
esto  airo,  serian  los  ii ot'^ 


d(!Jado  un  espacio 
ro  comprinddo.  Si 
(lo  qiie  so  trata  en- 


inant 


1-0  ei  aua.i  uii«  botella  corrada 
:  ílotaiito  aunque  sea  «lo  hierro, 
jiesaia'  Mientras  ol  corcho  per- 
.  i  no  entre  el  agua  en  su  interior, 
'nadando.  ¿Será  porque  el  vidrio, 
;ualquiera  (]u«  sea,  con  (iu<^  está 
uas  li'roros  quo  o!  agua,  i  so  van 
WaV-Xo!  -Muy  al  contrario,  ol 
s  pesados  qii"  eí  auaia  .—  La  razón 
ucea  ol  airo  (íontonido  en  el  in- 


inia'-ea  O!,  buí-a  estad-: 
lab:.i.'l!a  qu-dirásolin 
,-1  hieri-o  o  la  in  vtoria  ( 
|,e:-!ia  la  botella,  son  i 
naiuralm;'nt.t,'  liara  arri 
vidrio  i  o!  hierro  s  in  ma 
d"l  hecho  no  está  mas  ( 
torior  do  la  botella.  La  botella  está  llenado  aire  i  por 
oso  .sobrenada.  En  ol  momento  on  que,  por  cualquier 
a-oiioiite,  so  lo  hriga  una  abertura,  o  se  pudra  o  rompa  el 
.■or.vio  i  p'^uotro  eíagua  on  el  interior,  esta  hará  que sal- 
o-a ei  airo,  i  se  irá  la  botella  para  el  fondo. 

Ei  aire  no  se  puede  ver,  a  pesar  de  que  es  una  cosa  i;ia- 
terial;  pero  si  se  le  pue  Je  sentir,  i  algunas  veces  coa  grau 
fuerza.  Cuando  está  tranquilo,  parece  que  nc>  es  nada, 
aunque  siempre  se  conoce  qu  í  pone  alguna  resistencia  a 
los  cuerpos  en  movimiento.  Pero  cuando  está  moviéndo- 
se es  muí  fácil  sentirlo,  i  reconocer  su  materialidad.  Lo 
que  se  llama  vkntu  no  es  mas  que  el  aire  en  movimiento: 
i  va  tú  ves  cuanta  es  su  fuerza,  i  como  sopla  algunas  ve- 
cís:  hace  volar  lo3  papalote?,  etapuja  lo?  barcos,  arrastra 


3»l« 


ft'^I*yy^]'JlL^'o  «1  vf  <  'io»v»ar.. 


el  polvo  de  las  callos,  i  lleiru  a  lierribar  las  casas  i  los 
áHioles  cuajrdo  so  coiiviorttí  en  tempestad.  El  fresco  que 
sientes  en  la  cara  cnanrlo  estás  abanieúmiote,  no  os  mus 
que  el  ñire  que  te  toca  siiavonicnte,  como  pudiera  hacer- 
lo el  aííua  o  ciiiilíinier  otra  cosa  menos  caliento  que  tu 
cuerpo. 

Kl  aire  es  claro  i  trasparente  como  el  cristal  mas  puro. 
1  asi  es  que  la  luz  lo  atraviesa  sin  ninguna  dificultad 
para  llegar  a  nuestros  ojos.  1  asi  como  alj^nnas  veces  se 
empanan  los  cristales,  i  no  puede  verse  bien  al  través  de 
ellos,  asi  también  el  aire  f)ierde  algunas  vecc.=í  su  trans- 
rmrencia.  Esto  sucedo  cuando  contiene  nna  gran  can- 
tidad de  polvo  en  suspensión,  ocuandohai  neb  ina. 

_  Aunque  no  es  posible  ver  el  aire,  si  es  posible  perci- 
bir lo  que  él  hace  cuando  está  en  i  ovimiento.  ¿Quién 
no  ha  visto  cómo  sacude  las  ramas  de  los  árboles,  i  co- 
ino  agita  la  superficie  de  los  mares;^  Pero  de  est«  no 
hablarenios  hasta  el  capítulo  siguiente. 

El  aire  es  nna  cosa  necesaria  para  la  vida.  Desde  el 
momento  eu  que  falta,  se  suspende  la  respiración,  i  viene 
la  muerte  sin  remedio.  Así  es  como  perecen  los  alioga- 
dos.  Sumergidos  en  el  agua,  les  falta  el  aire  para  res- 
pirar I  mueren. 

También  se  necesita  o]  aire  pura  las  plantas,  que  son 
seros  vivientes,  i  que  tienen  una  espvie  de  rospiracioii 
como  la  del  hombre   i  i„.  animales.    \,^  ftspiracion    se 
hace   en  esto-  nnr  me  lio  de  los  pul  nones.  <>  ,ic  los  ór..-a-     ' 
tio.s  qu-  los  sustituyen:   i  en  Ins  plantas  por  medio  i\f^  ías 
hojas  1    <le  las  cubiertas  verdes.    Pero  en  los  unos  i  en 
las  otras  el  aire  es  el  aeente  principal  o  indispensable. 
1  ara  otra  cosa  mui    importante  también  ae  ne(«esita  e| 
aire.  Siu  él  es  iraixisible  quemar  nada.   Por   can^^a  del     , 
aire  es  que  se  pueden  encender  las  velas  i  el  ¡ras  del     ■ 
alumbrado,  i  que  arden  la  leña,  el  carbón,  el  aceite  i  las    \ 
•lemas  cosas  combustibles.  i 

El  aire  forma  una  capa  ni  rededor  de  la  tierra,  que  i 
a  envuelve  por  todas  partes.  Pero  esta  car-a  no  es  | 
mstante  alta  para  que  ah-an.-e  hasta  el  sol.  ni  hasta  la  \ 
(una.  o  las  estrellas.  A  cierta  distancia  de  la  superficie 
<le  la  tierra  se  acaba  el  aire,  i  esta  distancia  viene  a 
ser  couio  cuarenta  i  cinco  millas  sobre  el  nivel  ^lel  mar.  ■ 
-~\  or  «niHguiente  si  esta  capa,  que  se  llama  nfmófifera.  í 
se  considera  como  la  corteza  de  In  tierra,  tendremos  que  | 
ol  grueso  o  espesor  do  e^a  corteza  será  cuarenta  i  cin-  ' 
co   milla'  próximamente. 

Me  parece   que  to  veo  preguntándome  cómo  .se  h  i  po-    ' 
•lido  medir  esto,   no  habiendo  nadie  que  hava   llegado 
a  tan  gran  distancia  de  la  tierra:  pero  esto  todavía  no 
te  lo  puedo  explicar,  yuirqne  no  estás  bastante  nrielan- 
tado  para  entei.derlo.-_yu  te  lo  explicaré  mas  adoiaule 


I  Í'AIU   LO.^ÍXIXO.S  .\.MKIMrAXO.<, 


Profesor  de  la  Lengva  i  Litei-atura  Espoñohi  ni  la 
Uniré rtiidwl  de    Niifva-  York. 


I.FCCION  X\I. 

Pn'nic-ra  coiíJHgacion. 

Infiniti\o — am-ar. 

Participio  pasado       Ani-ado. 
Am-arulo. 


(ierundio 
J'-idiíatho  presenk. 
Yo  ani  -o. 


anio.s. 

ai.s. 

an. 


Pretérito  perfecto. 


Yo  amé. 
ast(' 


amos, 
asteis. 
aren. 


PrettrUo  imfnfecto. 

\o  ain-aba. 
a!)as. 
a  ha. 

áhaüios. 
di -ais. 
aban. 

\  o  ;irn  ,i!>'-. 
ará<. 
ara. 

aremos, 
aréis, 
aran. 


Imperativo. 

Ama  t  'i, 

ad   \  esotros. 


llf 


l'KKi.-ixr.ts.  -^-1»^  ,| 
ÜMic  mueble^,  ni  h:i!.¡tnnií-s,  i  lecii.ios  .|!i->  ,.sr  i  va-io'/ 
-Ro¡iítouie  lo  que  hemos  dicho  sobre  tu  estante  de  li- 
bros, i  tu  cajón  de  juguetes,  asi  como  sobre  las  pelotas 
de  goma  elástica.— ¿Qué  son  los  salva-vi^lao,  i  porqué 
sil-Ten  para  su  objeto?-Qué  os  lo  que  se  llaman  ¿o/es- 
snlvavldasl  -por  qué  las  botellas  cerradas  flotan  en  el 
agua.'  ¿Se  puede  ver  el  aire? -¿Puede  .sentir.s.'í  el  aii-e 
c  ian  lo  está  en  reposo  i  tran  judo.' -¿Qué  se  llimí  cíV  - 
'o— ¿Qué  es  lo  que  hemos  dicho  sóbrela  traasparenj-iu 
del  aire?— ¿.Se  necesita  e!  aire  para  la  vida  de  lo^  ani- 
males?—¿Es  también  necesario  para  las  plantas?— ¿Pa. 
ra  qué  mas  se  necesita  el  airó? -¿Ha.sta  qué  altura  lle- 
ga el  aire?— Qué  es  lo  (pío  se  llama  atmósfera? 


>in'i/ii::ti:v. 


Pj't'senfe. 

/ 

. 

üue  yo  ame. 

OlK 

nprrft-iio. 
amara. 

es. 

aras. 

<■• 

ara. 

emos. 

aramos 

eis. 

aráis. 

en. 

aran. 

Futuro. 

Oiie  yo  am-are. 
ares, 
are. 

aremos. 

arr-is. 

aren. 


MiL.  JJ\*S'riTfTrO  A*0ÍC1OJ\\1L.. 


¿17 


>^í•o■!/>^^/(r  conjuoacicm. 


Infinitivo 
Participio    pasado 
Gerundio 


U:\(^llUtL 

K. 

en. 

ado 

Conced-er. 

Conced-ido. 

Conced-iendo 

Pretérito  perfecto. 

Yo  part-í, 

iste. 

Indicativo. 

etérito  imperfecto. 

lO. 

irnos, 
isteis. 
ieron. 

Presente. 

Pretérito  ivip 

\'n  conced-o. 

Yo  conced-ia. 

es. 

las. 

c. 

la. 

'MllOS. 

lam 

eis. 

lais 

'/o  perjr-c/r 


Yo  conced-í. 
istc 


-,lf¡S. 

■•ron. 


Ftiinro. 

Yo  concederé, 
eras, 
era. 
eremos. 


¡II  ¡pera  tiro. 
Conc-d-e  tú. 


Presente. 


tamos. 

iais. 

ian. 

Futuro. 

Yo  part-iré. 
irás, 
irá. 

iremos, 
iréis, 
irán. 

Imperativo. 

Part-e  tú. 

id    vosotros. 

Sahjmitiiv. 

imperfecto. 


( )ue   yu  part-a. 
as. 
a. 
amos. 


Que  yo  part-ieríi. 
ieras. 
iera. 
iéraiiK. 

ii-rais. 
i;  Tan. 


Olí 


F::li!ro. 
\'n  iiart-ii 


P  cemente: 


Siílijimíi. 


¡inherfed.K 


\o  con;.-.'d-a.  0:1"  y.i  ■■mih'-^I-Í'-m-.i. 
as.  ieras. 

a.  iera. 

amos.  iéranios. 

ais.  ierais. 

an.  ieran. 

Futura. 

Que  yo  conccd-iere. 
ieres. 
iert'. 

iérenioíí. 
iereis. 
iercii. 


Tercera    c-jfi/uoaciou. 
PARTIR. 


Participio  |;).is:ui:). 
GerunLÜo 


P.irt-ir. 
Pan  ido. 
Part-ií^ndo. 


JuJie.:tiv: 


Pr<rsentc. 
Yo   parto. 


Prefrifj  ii 

Vo  p:irt-ia. 
ias. 


"Con  estas  i  otras  li-yer-  i  esUiUitos  nos  conser- 
\;unos  i  vivimos  aleores:  somos  señores  de  los 
campos,  de  los  sembrados,  de  las  selvas,  de  los 
montes,  de  las  fuentes  i  de  k>s  rios:  los  montes 
nos  ofrecen  leña  de  l.Kikie,  los  árboles  frutas,  las 
viñas  uvas,  las  luintas  hortaliza,  las  fuente»,  agua, 
los  rios  ¡Hccs  i  !<>-,  \pi lados  ra/a,  soinlira  las  pe- 
ñas, air'-  iVe-^cn  lii;-  ([uieL'ras  i  c.H-is  la-,  cuevas. 
Para  nosotros  las  inclemencias  del  ci(;lo  son  oreos, 
i-eíri'^erin  las  nievfs,  i.)ar>os  la  lUu'ia,  músicas  los 
tiUf'iuis  i  haclias  los  relámpagos;  para  nosotros 
r-'in  los  riLipw  lerrr'.-os  colchones  de  blandas  plu- 
mas: ei  cuero  (-unido  cU-  nuesrtros  cuerpos  nos  sir- 
\e  de  .arnés  inqxiietrable  c¡ue  nos  defiende:  a 
nuesiia  üienza  no  la  im|.)iden  ltíIÍcs  ni  la  detienen 
barrancos,  ni  la  contrastan  ¡r.ired'.-s:  a  nuestro  á- 
nimo  no  K' uiíTííMi  cordi  les  ni  la  mrnosaiban  s^ar- 
ruchas  ni  le  aho_;an  toca>  ni  I-  doman  potros: 
del  sí  al  nó  no  liaremos  diírrencia  cuando  nos 
C(;n\'ienf-:  siempre  nc)s  jjreciamos  mas  de  mártires 
que  de-  confesores:  para  nosotros  se  ciian  las  bes- 
tias de  carga  en  los  campos  i  se  .oí tan  las  faldri- 
(|ueras  en  las  ciudiuJes:  no  Xym  áciuiia  ni  ninguna 
otra  ave  (b  rapiña  qiíe  mas  prr-.io  "-r  abalance  a 
la  presa  que  se  le  ofrece,  (.¡iie  nosotros  noi,  ai.ta- 
lan/:unos  a  las   ocasitmes  ¡ui''    a!:.'iif!   inierés   no;> 


¿IS 


#;£.   i^YSTMTlTO   »\\U'MO,'\\ÍM.. 


señalen;  i  luialnu  iiU;  uñemos  nnichíxs  habilidadas 
([uc  fclici*  tin  nt)s  prometen,  porque  en  la  cárotl 
cantamos,  en  (;!  potro  callamos;  ele  día  trabajamos 
i  d  :  n-'C'u:  hurtamos  o  por  mejor  decir  avisamos 
c|ur  nadir  \  iva  descuidado  (le  mirar  donde  pone 
su  harlfiidi"      ^  r,  •;--?/.'/,  v.' --/v.r    (H/iUiilla.) 


2.  "5     Suma. 

|i(»!-  lu  iz(i nimia— por  la  ilerccha 
112  112 

145  14Ó 

7:52  732 


.    .Mamti.i 


De  Aritmética  decima! pnktica  i  rasunadii.  escri- 
tas en  francés  por  L.  Bomballet  i  traducidas 
por   r»<iro  Ddeon   Y.,  alumno  fn-siesfro 
dd   instituto   Xacicnial. 
(Coiitiinia.) 
"4. — Si  se  colocan    los  sumandos  unos  debajo 
de  otros,    es  para  facilitar  la   operación,,  como  lo 
henvis  hecho  en  el  ejemolo  anterior;  pero  se  puc- 
nir  una  sum;i.:  lo 


de    s 

i;ü  - 
,1  i.l,- 


v-;(;rvar  es'í  oruen 

Hce  entonces,  es  añadii"  enrr  ■    sí  Ims  ■ 

iin  mism  j  orden.  Iu'-^m  la-;  d:.'C*;na'..  ( 

ues  'v;   c'Mit(;nas  di   cada  imo  de  los   nuiv 

a-"   Sí'  van  a  suinar.  í- 

S  ;a    sumirlos    nám-To-;     ",4:!  i   "í". 

S^;  |.)U'-de,  l>if-n.  co:o:a;-id<)    im;)  d  ■    !• ' ;    a'; 

asa  la  derecha  del;()irt).    cjeoular  !  i    o;k::\u 

i  1  modo  si;4uiente: 


n'iniero  i    7    de! 
!).-!mero  i  x   ele! 


2  unidades  de 
('.a  son  o;  4  decen 
(.!<)  son  7  decenas 
de  las  Q  unidades; 
se^^-undo  son  <S  c<ai! 
aniierda  d.^  las  ,U. 
V",    i  >.•■  ricne  ly.ir  s; 

55.  -  h'.n  ¡os  eieinpíos  tiu:-  s 
(aahjaiera  ••¡ue  ha}'a  sido  la  ( 
estén  cdlíM^ados  los  náineros.  la  suma  se  ha  eii 
iK';";ido  ¡-)()r  ¡a  den'clia.  Ilnrenios  ver,  sui  emixi 
<^¡i,  fjue  aunque  la.  operación  es  mas  laboriosa 
comp'icatla,  cuando  ¡a  suma  di-  ¡as  coUmmas  p 
SI  de '9.  puede  obtenerse  el  mismo  resultado  (ai 
pezandb  la  operación  por  la  izquierda. 

¡'".jcmplos:    Hacer  las  sumas 


1:1- 

lí-i  primero  i  ^  de!  sei;un- 
'-  se  escriben  a  la  ir^iquierda 
.■entenas  del  primero  i  5  del 
^as  que  se  escriben  a  la  i/- 
fr;ís  o:)tenidas  anteriórnien- 
VA  el  námero  o7Q- 
los  qu:-  s  •  han  uaesín  a:-iL'-, 
posición  fai    .'ue 


! .  '^'   de  los  números  468  - 
2.^     „     „  „  112 

I .  ^      Suma. 


145 


por  la    izquionla. — por   la  (l«»rcolia. 

4()8  4(>S 

2344  2:$44 

;í7ñ  :í7.' 


:?lí 


Se\e    ](.r!;i    <  ¡.(a-p.CK ai  :\nlei  ior    que: 

1.  ^  (."liando  la  suma  áv.  las  c<>]umr.as  pasa  de 
<>.  lo  (¡ue  ^u((•l',l•  (cn  iVeru'iicia,  lasumaporla 
¡/(,uic  rda.  es  una  'ari^a  puesto  (¡ne  hai  que  ha- 
cer  ima  s(4;un!.hi  ojjeracion. 

2.  -  Ciiíaa'o  !a  suma  de  las  co'iannas  no  pa- 
sa de    9  es  lo  ¡nismo  que  hacera  por  la  derecha. 

De  donde  resulta  que  en  todo  caso  es  prefe- 
rible hacer  la  .suma  por  la  derecha  observando 
siempre  un   método  uniforme. 


uandos 


:  6. — Cuando  i  n  uno,  o  en  lodos  It 
üii  ceros,    se  cíe(  ti'a  la  operacien    s<n    einmciar- 

cs.  1  si  liai  cívumn;;s  compu<  stas  \-i  r  1  <:ros.  es 
uc'-sario  en  el  re-uliado  <-^cribir  un  cem  d(rbaio 
!f   (i;('a  c<aianna.  para   indiciar  oae   ■  .iJa  iir;o  ele 


qaa;:aran   ai  c( 


cíicmas  d 

do  1    -      s 


m  n      1 
ic-H     s 


\  H  >^>^ 


<  <  n  1  s 

r  r    1  muí    p^enu 
■>  pií  1  <t  m  '1    en 


itai  h  <>p  ra(  (n  si  d  \  oc   Tadi 
imn">-.  m  is  pequt  p  is  q  c  st   su  ■ 
;  I         1  k  s   resulte  <'<         (    siun  in 
i  I        i  ma  lo'  > 


cu   u  1  iba  I 

st 

is    r, 

m  1    'lUTiai 

t. 

0 

S.  ( stas 

d 

)       1 

(  ■-  u\o   b 

1  |v.mp> 

4Sa7h 

3402  s 

-"laíiO    tO  los  los 

t('o  ti  resultado 
<  1  (  n¿a  1 1  opL  - 
!  ('(  ab  10  ¡V- 
(  iK  m  i  (U  1  I  n- 

'  1  i    01  u  'on 


b>og2 


;1  r^o. 


\ 


ri.  lA'STiTtTO  .V.tl'MOAWr, 


Segunda.  Después  de  haber  sumado  todos 
los  números  propuestos,  se  dividen  estos  en  va- 
rios íjrupos  i  se  suman  separadamente  para  bus- 
car después  el  total,  encontrado  que  sea  este,  de- 
be ser  igTJal  al  obtenido  por  la  suma  de  todos 
los  sumandos  a  la  vez. 


Ejt'mpKK. 


I."   operación 

24502 
34086 
7820 


ler.  j^^rupo 

24502 
3498G 


500489      icr.  tota'  594S8 
65o4 


2.    grupo 

7820 

500489 

ó  5  04 

total  5 1 48 1 3 


Suma.  574301 


5  948  8 
5 1 48 1  3 


CÁftf  t/f  la  siinm. 
58.— Se   hace'uso  de  la  operación  de  sumar.^ 

1.  -  Siempre  que  se  desea  reunir  varios  nú- 
meros de  la  misma  especie  para  ff)rmar  uno  solo. 

2.  °  Cuando  se  quiere  aumentar  un  número, 
de  una  o  de  varias  unidades  o  dt^  uno  o  varios 
números. 

PROBLEMA. 

Se  han  vaciatlo  en  una  caja  tres  paquetes  de 
dinero:  el  primero  con  8007  pesos;  el  segundo 
con  498791  el  tercero  con  975  pesos.  ¿Cuántos 
pesos  contendrá  la  caja? 

Es  evidente  que  la  caja  contendrá  8007  +  ^98^ 
+  975  pesos  i  que  por  consiguiente  sumando  es- 
tos tres  números  tendremos  la  suma  de  los  pe- 
sos que   hai  en   la  caja. 


Suma.   .^SSoí 


de   h 


suma  1  ■ul:!  a 


La    ijrÍ!Hf¡M  ¡a  iii>Ta  de  co,n[jro!)ir  la  süni 
preferiljle  a    la   segunda   porque  es   mas  bre\ 


mai  scnciüa 


LA  TENTATIV.V  ÜHL  I.KOX 

1  1:1.  KXSTO   l>S:  ?íi    i:U!*IJLS\, 


F.a;  .V,.) 


l'AHL'LA    MORAL. 
La  tí.'iitiitiva  de  ubatir  a!  hombre 
Que  por  íu  ¡ng»'¡i¡o  i  eii  virtud    se  elevi 
Cuntíir  dfSPo.Musa,  hí  iuopÍlÍü. 


!>»■ 

,  1 

Qm. 

-lljU 

I  >    1  i-tru( 

11)110^  -alud  »')' 

.ui 

■111 

.tul   po  ip 

(11    lo^do-K 

i  1 1  ri-fi  miK  V 
itfi-  nfi  i(  iiio-" 

V.n 

if   111 

1     fin»)  Ho 

^^    1-   1  n  PU< 

lu. 

1  '<    > 

I  1  )  un  1    Lf»")  1  1     «11  CTl''Oi 

I  1. 

<    1  I 

oii     im  1 

<!  liarnna 

íh- 

[>i  ( 

jUi    <oi    u 

.(•t'ie  le  la  nui 

i>e 

ele¡tidiii 

"  uuiueiitd 

Id 

t     (<vf 

e\  flftítc^ 

1  1-MUCllO    eá 

La 

1  '  1  II 

i  runo  j  í 

1  pielad  iri  it«- 

láO                                               A'A  f,i^»T»Tí;r&  JWMtM^i^JV,!/.. 

Lo  ii'liero  t^us  noMi^s  a.^condioiites, 

t      ■ —  ■- 

Deben  ser  esa.-*  manos  corpulentas! 

No  j)ara  (juc  sus  glorios  le  envanezcan, 

Con  cuánta  im¡invide7.,  que  satisfecho 

Sino  puraque  imite  sus  virtudes, 
Cuyos  modelos  tiene  tan  de  cerca. 

Yace  creyendo  que  ninguno  pueda 

Ten«r  atrevimiento  de  inquietarlo. 

—  ¡Qu(5  gloria  tener,  dicO,  un  padre  ilustre! 
¡Qué  cónfíisión  el  no  segñir  sus  linéllai^! 

Disputando  con  él  la  preeminencia! 

Entre  tanto  distraído  tremolaba    ..  ^ 

^Hablarásdel  lionoi'de  una  fjmilia 

La  grande  cola,  que  en  las  hojas  secas. 

Que  en  ti  produzca  su  mayor  afrenta? 

Arrojadas  de  los  árboles  vecinos. 

l»el)es  ser  compasivo  i  generoso. 

Formaba  estraño  ruido  que  amedrenta 

Por  lo  mismo  que  nadie  tiene  fiíerza 

Al  fatigado  Buey  que  descansaba, 

Para  dañarte,  i  eí^ceptuando  el  hombre 

Para  tomar  de  nuevo  su  tarea. 

Todo  a  tu  imperio  fuerte  se  sujeta. — 

Perezoso  se  apoya  en  una  mano. 

El  León  orgulloso  aquí  se  enojii. 

Ija  otra  después,  con  lentitud  asienta, 

í^us  ojos  encarnados  centellean, 

E  impeliéndose  al  punto  se  levanta 

La  piel  movible  de  su  frente  agita, 

Dejando  ver  cual  es  su  corpulencia. 

"•■      I  sooudc  erizada  la  melena. 

Retirarse  el  León  es  coÍ»ardia: 

— ¿Quién  es,  f)regunta.  quién  es  ese  vLvi^^ñte 

Hacerle  frente  peligrosa  oriipr<-.-;!i. 

Que  resistir  a  mi  pujanza  pueda, 

Cualquier  estremo  tiene  profipi.i.i; 

Cuya  sola  mención  ha  acibarado 

Mas  después  de  un  momento,  dolilicra 

Las  palabras  mas  dulces  i  halagüeñas? 

Que  es  preferible  una  gloriosa  muerte 

Con  solo.  .  .  .—En  este  instante  da  un  bramido 

A  una  vida  comprada  con  liajezas. 

Que  c^treniocc  la  gruta,  el  bosque  atruena, 

Así  determinado,  se  adelanta 

I  el  eco  que  reiiifen  las  montañas 

Escusando  camino  al  que  sospecha 

Por  todo  el  h<)rÍ7.f>iite  se  dispersa. 

Per  el  hombro  a   quien  busca  furibundo. 

— El  hombre,  diceh'  prudente  madre, 

1  horrible  i  denodado  se  presenta. 

Es  animal  de  una  mediana   fuerza, 

— ;.Tú  eres,  le  dice,  el  homijro  que  piesume 

Que  la  suele  aumentar  el  ejfrcicio. 

Ser  solo  soberano  de  la  tierra. 

Sin  que  a  la  tuya  coin])í)rarse  pueda; 

Crcn'endo  que  su  rango  i  priniaoia 

Mascón  sagacidad,  industria  i  maña. 

Todo  atiimal,  temblando  reverencia? 

Todo  lo  rinde,  todo  lo  sujeta: 

—No,  respoude— ,  ¡ai  de  mi!  no  soi  el  hombre: 

Oprime  el  mar,  «e  sirve  de  los  vientos, 

Soi  de  los  infelices  quesujeti': 

Arranca  las  entrañas  a  la  tierra. 

A  qu^en  por  losmasíitües  servicios 

1,  loque  me  horroriza  al  referirlo. 

Dá  la  mas  dura  i  vil  cerre-nondoni.-Í!',. 

El  rayo  ardierite  a  voluntad  maneja. 

Al  punto  que  nací.  manJi')  :i  mi  miíd:o 

I  asi  evita  encontrarlo,  huye,  hijo  mió, 

Que  mi  alimeiitii  natural  fftH-liera 

Acelerado  corre  a  tu  caverna: 

Rnfro  él  i  yo.  i  .^olo  a  cierta.í  horas 

Es  el  hombre  feroz  con  sus  hermanos. 

'J'ímialta  ambricitlo  la  ordeñada    tela. 

C<^mo  no  lo  será  con  una  fiei"i! — 

De.-*pues  impitso  a  mi  cer^-izel  yiiu-o. 

—  ¿Qu''-  yo  me  esconda?,  dice,  he  de  buscarle 

Aun  antfes  de  cumplir  tres  primaveras. 

I  en  singuíar  batalla,  aquel  que  venza 

Para  hacenne  arrastrar  enorme  carga; 

Tendrá  la  premacia.  no  fundada 

1  si  el  peso  ¡  el  sol  me  desalientan. 

En  la  opinión;  fundada  en  la  e.sperienciu: 

Ert  lugar  do  apiadar.»»,  «ufuíTciilo, 

.Sé  que  temeridad   i  cobardía 

(^)n  su  aguijón  me  hiere  sin  clemencia. 

Se  in  dos  estremos  qtie  el  valor  detesta ; 

Si  en  las  sutiles  cañas  los  espigas, 

Mas  se  deben  probar  todos  los  medios 

Ajiladas  del  aura  balancean,  ' 

De  conseguir  una  gloriosa  empresa. 

Yo  he  preparado  el  delicioito  enadi-o 

—La  ardiente  juventud  te  precipita,— 

Abriendo  surcos  en  la  dora  tierra 

Le  replica  la  madre, — no  es  pi-udeiicia 

Que  con  tanta  abuiidancin  le  piTVibK'o 

Buscarse  por  sí  mismo  la  dcsgi'Suíia 

Ei  grano  cuyas  paja.s   me  prei*e«ta. 

Aunque  es  valor  sufrirla  cuando  Heg'a. 

¡Ay!  cuaniio   me  onvejOKoo  en  su  servicio 

Entonces  el  León  dice:— haré  alarde, 

l»e  qiié  suorte  corona  ?ui  (sirreni! 

Pese  a  mí!,  de  rendir  la  mansa  oveja, 

—  De.*pues  de  maTii^itarine,  a  sangre  fría 
Me  dá  el   golpe  fatal:  no  le  iiPnetran 

Que  no  pudiendo  oscurecer  mi  gloria, 

De  mis  garras  es  victima  indefensa? 

Loa  gritos  i  clamores    re|)otidos 

Estoi  determinado:  no  te  canses 

Que  mis -útiles  oluas  lo  recuerdan. 

En  oponer  a  mi  pasión  viotenta 

Mira  sin  conmoción  correr  la  saugif; 

De  la  Tiizon  los  débiles  cstorvos; 

Y  se  sirven  mis  carnes  en  su  mesa, 

0  me  veas  triunfante  o  no  me  veas. 

Sin  horror,  como  vianda   delicada. 

Dice,  i  al  punto  presuroso  parte 

Y  pues  esto  del  hombre  te  <lá  idoa. 

Cuando  la  noche  a  descorrer  empieza 

Tomsi  este  rumbo  i  apre.sura  el  paso 

El  manto  osiíuro  que  hace  majestuoáo 

Que  yo  delio  tomar  la  parte  opu(!sta. 

El  pálido  esplendor  de  las  estrellas. 

Sin  rumbo  fijo,  sin  torcer  el  paso 

Por  el  tupido  bosque  se  abre  senda. 

Porque  si  tíi  deseas  encontrarle. 

Yo  apetesco  i  procuro  no   me  vea. 

La  fiera   rencorosa  estas  palabras 

Insensible  a  las  puntas  do  láa  zarzas 

E.scuchó  con  asombro,  i  no  sospecha 

Que  le  hacen  obstinada  resistencia. 

Que  acaso  el  Buey  será  uno  de  los  criados 

Sale,  por  fin,  al  anchuroso  campo. 

Que  hablan  mal  de  sus  amos  i  exageran 

I  en  él  un  animal  se  le  presenta 

Lo  l.-ien  que  sirven,  i  lo  poco  ó  nada 

Que  a  los  plateados  visos  de  la  luna 

Que  por  ser  fieles  i  oficiosos  medran. 

Con  atención,  mas  sin  temor  observa 

Es  su  enemigo  el  hombre  i  esto  basta 

—Robusta  es  la  cerviz,  dice;  en  la   frente 

Para  creer  calumnias   mas  groseras: 

Tiene  coa  teus  adornos  la  defensa. 

Pues  asi  le  parece  justifica 

(Qné  ncfrviftWJ»  lOP  J^iéí"!  qiiC  forrPfitdaí! 

El  odio  que  ^n^w   piíeho  nwticeritra: 

\ 


JEL. ij\'S'ri'rvro  j\*^íc'iojv*§i.. 


Üí 


Mas  el  taimado  señaló  aquel  rumbo, 
Deseoso  de  acabar  la  conferencia, 

V  asi  le  liizo  vasrar  toda  la  noclie 

Sin  hallar  cosa  que  a  liombre  se  parezca, 
Ka  aurora,  en  cuyos  labios  como  rosas 
(,'na  .sonrisa  tímida  so  csprosi). 
Escucha  las  pintadas   avecillas 
C¿ue  con  dulces  goríreos  la  celebran; 
En  tanto  el  León  descubre  otro  viviente 
Qno  al  Duey  en  la  estatura  se  asemeja. 
A  ('•!  dirije  su  marcha  aceloj-ado 
1  con  tono  insultante  asi  qfte  llega: 
—  Eh.  ¿tú  eres  el  vil  hombre?,  le  pregunta: 
Poro  aquel  animal  que  airoso  muestra 
(¡ailarda  petulancia,  noble  orgullo. 
No  le  d;í  tan  de  pronto  la  respuesta, 
l'rimero  atentamente  le  axamina: 
En  los  pies  se  recarga:  ambas  orejas 
llúcia  é\  dirije,  i  luesro  le  responde: 

— Del  hombre  s  quien  se  rinde  mi  sobervia 
l'n  criado  soi  que  con  placerle  sirvo 
'l'omanijo  como  mias  sus  empresas. 
En  sus  largas  jornadas  lo  conduzco 
l'iicst(j  soljre  mi  lomo:  con  la  espuela 
Me  ba'e  los  hijares,  i  yo  entonces 
•  'urriendo  mas  veloz  que  una  centella, 
Alcair/.o  ;i  los  rebeldes  fu<ritivos 
<^iie  no  quieren  estar  a  su  obediencia. 
^^i  es  demasiado  mi  fogoso  empeño 
<'i)n  el  freno  al  instante  lo  modera,  ". 

V  con  el  mismo  freno  me  i)rescribc 

Kl  paso  en  que  he  de  andar  i  porque  senda. 
¡Qin^  peligros  arrostro  por  servirle! 
<.'uando  «1  clarin  i  los  timbales  suenan 
Herizada  la  crin,  hiriendo  el  suelo, 
(.'orno  .vencible  a  la  if loriosa  empresa, 
I  jejos  de  amedrentarme  los  horrores, 
A  mi  Señor  advierto  la  impaciencia 
<'on  que  dcst^  entrar  con  (íl  en  parte 
De  Ids  iie-g(H  i  afanes  de  la  guerra. 

Suena  entonces  de  lejos  un  relincho 
1  el  caballa  al  oirlo: — Annque  quisiera, 
Dijo,— .seguir  hablando,  me  precisa 
Ir  a  donde  me  llaman  con  urjencia. 

iiUego  volviendo  las  tornadas  ancas 
<.'on  tai  Ímpetu  emprende  la  carrera 
*i»tí  íl  la  fiora  en  los  ojos  encendidos 
Con  las  patas  arroja  las  arenas. 
Al  León,  no  el    dolor,  sino  el  insulto 
Le  es  insufrible:  de  la  acción  violenta 
.lura  vengarse,  i  para  hacerlo  pronto. 
Frota  los  ojos  con  las  manos  vueltas, 
Mas  después  que  los  abre,  el  veloz  potro 
Ya  no  parece  en  la  llanura  inmensa. 
Sigue,  no  ol)stantc.  por  el  mismo  rumbo 
t'rCyendo  que  se  oculta  en  las  ¡leras 
De  unos  frondosos  árl toles  que  mira;   - 
Mas  pierde  la  esperanza  cuando  llega 
Al  sitio  majestuoso  consairrado 
Al  jénio  rellexivo.  Las  napeas, 
Con  el  dedo  en  los  labios,  a  los  Fauno», 
<jue  abanzan  por  mirarlas  mas  de  cerca 
Silencio  imponen,  i  las  blandas  alas 
iTéfiro  con  sorpresa  mueve  apenas. 
Duerme  la  ninfa  de  una  clara  fuente 
Que  deja  ver  su  reluciente  arena: 
Después  copia  los  sauces  de  la  orilla; 
1   mas  en  lo  profundo  representa 
La  perspectiva  augusta  de  los  cielos, 
I'or  la  parte  oriental   que  Febo  incendia. 
¡Qué  hermoso  carmesí!  ¡Qué  franjas  de  oro! 
La  avenida  de  luzpr.r  all.í  deja  ' 
Soln-e  nn  hermoso  fondo  aznl  cplesfo 


Un  jaspeado  color  de  madre-perla. 
Al  León  este  cuadro  nada  importa 
Siendo  su  celestial  magnificencia 
Para  aquel  corazón  bueno  i  sensible 
Que  odio,  envidia,  venganza  no   envenenan. 
Trepa  ligero  al  sauce  mas  antiguo: 
Mira  por  todas   partes  i  no  encuentra 
Por  ninguna  el  objeto  de  sus  iras; 
Pero  siendo  oportuno  a  su  ideas 
Aquel  sitio,  en  el  brazo  mas  robusto 
Que  hai  en  la  rama  principal  se  sienta. 
Vé  desde  allí  venir  hacia  la  fuente 
Un  animal  de  poca  corpulencia. 
Aunque  muí  bien  formado,  que  clamando 
Con  voz  aguda  su  dolor  espresa. 
Cuando  llegó  a  distancia  que  podía 
El  León  escucharle   ...  ¡qué  sorpresa! 
¡Qué  accesos  de  furoi !    ííabla  del  hombre, 
A  quien,  como  si  oyéndole  estuviera. 
Con  el  dulce  entusiasmo  del  cariño 
Le  dirije  la  voz  de  esta  manera: 
-¿Dónde,  señar,  estas  que  no  nle  escuchas.' 
De  mi  lealtad  acaso  no  te  acuerdas. 
¿Quién  como  yo  te  advierte  los  peligros 

0  se  espono  a  morir  en  tu  defensa? 
Ningún  criado  te  dá  mas  testimonios 
De  amor,  de  sumisión  i  de   ol>ediencia: 
Pues  si  las  leves  faltas  me  castigas 

No  opongo  a  tu  furor  mas  que  la   queja. 
Tjamiéndote  la   mano  que  me   hiere, 

1  postrado  a  tus  pies  pido  me  vuelvas 
A  tu  amistad  iuna  mirada  tuya. 
Golpes,  desprecios,  todo  lo  compensa. 
Si  me  mandas  seguir  alguna  caza 

¡Con  qué  empeño,  que  celo,  que  presteza 
La  persigo,   la  alcanzo  i  dé  ella  triunfo! 
Mas  sobrio  te  la  entreiro,  sin   que  pueda 
Mi   integridad  faltar  aun  eu  el  caso 
De  que  el  hambre  furiosa  me  acometa, 
í'uaudo  duermes,  yo  velo  cuidadoso: 
Rondo  la  casa   porque  no  sorprenda 
Algún  estraño  tan  preciosa  vida; 
Muestro  ademas   mi  celo  en  la  defensa 
De  animales  a  quienes  dañaría, 
Si  el  placer  que  te  causan  no  advirtiera    . . 
Mas  por  aquí  el  olfato. . .  .ciertamente.    .  . 
.Si,   por  aquí  pasó,  según  la  huella. 

Decía  el  perro  oliendo  las  pisadas 
Que  vio  estampadas  en  la  blanda  tierra. 
Sigue  el  rastro,  creyendo  que  ninguno 
Nada  délo  que  dijo  oir pudiera; 
I   el  enemiiro  lo  escuchaba  todo. 
¡Esas  facilidades  de  la  lengua! 

El   León  confundido  no   porcibs 
Qué  magia,  que  virtud  el   hombre  tenga. 
Pues  que  los  animales  mas  valientes 
De  grado  se  le  rinden  o  por  fuerza. 
Baja  no  obstante,   ¡sii^ encamina  al  sitio 
En  que  el  perro  observó  la  humana  huella. 
Al    llegar,  cuidadoso    la  e.^cauiina 
I   viendo   su    tamaño  considera 
Que   excediendo  a  la  suya  en  otro  tanto 
Tendría  su  rival  doble  grandeza. 
En  traje  de  prudencia  disfrazado 
El  pálido  temor,  temblando  llega. 
I  tomar  la  espesura   le  persuade 
Con  el  semblante  la  actitud  i  señas. 
Mas  luego  la   opinión  inexorable 
Que  tiraniza  el  globo   de  la  tierra 
Con  ojos  torvos  ¡qué  dirán!  le  grita: 
No   dice  mas  ni  aguarda  la   respuesta. 

Venid   acá,   censores  inflexibles, 
No  aguardéis  a  que  el   éxito  se  vea 


¿.>*> 


S:M.  i,VSTITt/TOJ\%J4'l4P,V9Ír^. 


Para  fallar  en   tono  decisivo: 
El  León  vuestro  sabio  iuicio  espera. 
Cuando  ya  no  le  sirva,  si  es  vencido, 
Será  locura  prose<ruir  la  empresa: 
Como  si  vence  debo  ser  cordura 
No  abandonar  una  victoria  cierta. 

El  León  fatigado  que  no  sabe 
A  donde  encaminarse,  o  que  hacer  deba, 
Un  matorral  espeso  le  convida 
I  en  <•!,  dudoso,  a  descansar  se  interna, 
Notando  que  allí  puede  sin  ser  visto 
Observar  cuanto  pasa   por  de  fuera. 
El  sueño  le  acomete;  61  se  resiste 
I  le  rechaza  en  iin  cuando  vé  cerca 
Un  animal  bien  hecho,   cuya  mole 
Solo  sobre  sus  pies  mantiene  recta. 

— No  arman  sus  manos,  dice,  corvas  uñas: 
Es  adorno  su  pelo,  no  cubierta ; 
Calma  i  bondad  anuncia  su   semblante 
Todo  es  blandura,  gracias,  inocencia. 
En  tu  favor  previenes  ser  amable! 
¿Serás,  dulce  viviente,  serás  ])res<v 
Que  esclavice  i  degrade  el  feroz  liouibro? 
¡No   hará  tal,  que   yo  salgo  a  tu  defensa! 
Se  levanta,  se  estira,  se  sacude. 
I   se  dirije  al  que  auxiliar  intenta: 
Mas   como  vé  su  turbación   le  dice: 
— Kl  liorabre  es  a  quien  busco,  nada  temas. 
— Pues  bien,  yo   soi  el  hombre  ¿qué  bascabas? 
Qué  se  ofrece)'  le  dijo  con  confianza. 
— Eres  tú, — le  pregunta — eres  el  mismo? 
— Sin  duda  soi  el  mismo, — le  contesta 
— ¡Cómo!,  esclama  el  León. — tantas  maldades 
Ocultas  con  tnn  bellas  apariencias? 
— Dejemos, — dijo  el  homi»re,~los  insultos 
Que  iri'itan  aunque  propios  de  una  bostia: 
T   asi  para  evitar  contestaciones 
Puedes  volver  al   bosque  i  yo  a  la  alde.-i. 
—No, — responde  el  León, — no  nos  iremos: 
Hoi  mismo  quiero  ver  por  esperioiicia     . 
Si  acaso  eres  conmigo  tan  valiente 
Como  tirano  con  las  otras  bestias.  ^ 

Pone  al  hombre  en  tortura  su  discurso      *" 
Porque   le  suministre   alguna  treta; 
Mas   la  presencia  de  ánimo   nu  pierdo. 
Que  es   lo  que  en  tales  casos  aprovecha. 
—Mira,  dijo  el  León, — siempre   la  fama  . ... 
Ya  se  vé,  es  imposible  que  uno  pueda 
A  lodos  contentar.  Mas  no  me  opongo: 
Estol  conforme  con  lo  que  tú  quieras: 
Pero  antes   que  riñamos  es  preciso 
Hacer  para  mi  casa  un  haz  de  ieñij. 
Porque  si  tú  me  vences  ya  eso  menos 
Tendrá  que  iiacer  mi  débil  compañera; 
Cuando  no,  quedaré  debilitado. 
Porque  no  hai  enemigo  que  no  ofenda. 

El  León  no  advertía  que  en  un  tronco 
Cuyas  profundas  raices  lo  sustentan. 
I  que  tenia  cerca  su  enemigo. 
Una  haclia  mui  pesada  estaba  puesta. 

Tomóla  i)ue3  el  hombro  i  allí  mismo 
La  clavó  con  tal  ímpetu  i  violencia. 
Que  bien  se  percibió  crujir  el  tronco, — 
Vibrar  el  aire,  retemblar  la  tierra. 
Después  con  tono  iiiipávido  le  dice: 
— Si  apeteses  cuanto  antes  la  contienda 
Ven  a  ayudarme  a  dividir  el  tronco. 
El  León  que  reñir  a  punto  lleva 
— ¿Como  quieres,-pregunta,-quc   te  ayude? 
I  el  hombre  contestó:-de  esta  manera, 
I  atrás  doblando  un  pié,  sobre  sí  tira 
El  estremo  del  mástil  con  ^ran  fuerza: 


El  un  lado  del  hacha  fué  el  apoyo; 
Con  el  otro  venció  Im  resistencia 
Del  tronco  haciendo  en  él  una  abertura, 
I  pujando  le  dice:-Con  presteza 

Agarra  la  endidura que  me  canso .... 

Tira  luego  por  esa  parte  opuesta 

Con  valor. .-.  .ahora. . .  .fuerte.  I  el  incauto 

Mete  las  manos  hasta  las  muñecas- 

Pará  abrir  mas  el  tronco;  pero  el  hombro 

Soltando  la  palanca,  preso  deja 

A  su  rival  que  bi-ania  de  coraje 

1  de  dolor  que  le  hace  ver  estrellas. 

Entonces  con  ii-ónica  risita 
Le  dice:-Ver;í.-i  por  esperiencia 
Si  acaso  soi  contigo  tan  valiente 
Como  tirano  con  las  otras  l)estias. 
¡Revclde!  a  palos  domare  tu  orgullo. 
I  amaricado  después  con  fuerte  cuerdij 
Te  llevaré  arrastrando  por  las  calles  ,' 
Para  que  en  la  horca  deshonrado  mueras. 

Tanto  el  tormentó  de  la  mordedura 
Como  lo  doloroso  de  la  afrenta,  « 

Angu.stian  al  Leo.i:  pierde  el  sentido, 
Se  desmaya  inclinando  la  cabeza 
Contra  el  pérlido  tronco;  mas  volviendo 
En  si  otra  vez  le  dice: — ¡hombre!  rc-peta 
Los  d'.'crctos  del  cielo  en  ia  dc.-i;raci:i 
Que  hacer  mayor  pretendes  luii  la   íUVenta. 
Si  acago  te  es  tan  dulce  la  vcngíniza. 
Tienes  tu  mano  armada,  i  yo  calieza; 
Hiere  al  que  injenuamente  reconoce 
Que  a  lodo  os  superior,  tu  inteüjeucia. 
—  No  — ,dijoel  hoiMÍ)re  entóneos — ,  vivo  li(nir;\(lo. 
I  al  mismo   tieuipo  fácilmente  sucha 
Al  vencido  Lcoii   i   siguí'  hablnivKi: 

Mucha  gloria    fs  vcüccrtc,  nol.lo  lüoiu: 
Mas  sin  couipürin-ioii  (s  !■::■:-  aioijiisu 
El  triunfo  colrsiiul  «lo  !a  cI.'íiÍ.mkÍí;: 


iAStUii  i>t.  ímT:vti:u  i. 


De  (iru.LKRMt)  i».  Sw. 


El  castor  s.q  as(:mí;ja  rmic:hü  a  la  rata;  pero  c^ 
mucho  mayor,  pu<^  tienü  sobre  tres  pies  de  lar- 
go.    Su  cuerpo  está   todo  cubierto  d¿   p^lo,  de; 


\ 


JB/v  MJ\'STATtíTO^y»H'ÍO,'\\l!a.. 


¿á:i 


color  castaño  mu  i  oscuro:  este  pelo  es  de  dos 
clases,  uno  largo  i  áspero  i  otro  corto,  fino  i  se- 
doso. 

Las  patas  traseras  del  castor  tienen  unas  mem- 
branas que  se  estienden  entre  los  dedos,  como 
sucede  en  los  pies  de  los  patos,  su  cola  es  ancha 
¡  llana,  está  cubierta  de  escamas,  i  se  sii^ve  como 
un  timón  para  diriijirle  en  su  curso  cuando  na- 
da. 

El  castor  es  en  realidad  un  animal  notable, 
tanto  porque  participa  de  la  naturaleza  de  los  pe- 
ces i  de  los  cuadrúpedos,  siendo  sus  formas  ade- 
cuadas para  vivir  en  agua  o  en  tierra;  cuanto  por 
su  rara  inteligencia  constructora,  de  que  luego 
hal)';irémos.  Los  castores  se  encuentran  sohu 
mente  en  los  paises  mui  frios,  principalmente  en 
la  parte  mas  setentrion^J  de  América,  donde 
existen  en  gran  uúmero.  También  se  les  en- 
cuentra aunque  en  corto  número  en  las  regiones 
setentrionales  de  la  Europa,  Sillería  i  en  Cama- 
chaca. 

La  cu'.'ida-J.  m;i^  notable  del  castor  es  la  admi- 
rable i-iabüidad  con  que  construye  sus  habitacio- 
nes, que  forman  ciudades  construidas  i  fortifica- 
das con  reeularidad. 


Los  castores  se  reúnen  en  los  meses  dsjuni') 
i  Julio,  en  número  de  doscientos  poco  mas  o  me- 
nos, i  generalmente  a  la  orilla  de  algún  lago  o 
rio,  en  el  cual  construyen  un  dique  o  represa. 
Este  dique  es  una  muralla  de  barro  i  árboles  ele- 
vados hasia  cierta  altura,  de  modo  que  aunque 
el  rio  salga  de  madre,  ya  a  causa  de  las  lluvias  o 
(.'c  (icsbielos.  o-  ya  por  las  mareas,  no  puedan  ser 
anegadas  las  casas,  que  cijnstruyen  a  la  orilla  del 


go,  i  de  diez  o  doce  pies  de  espesor  en  su  base, 
i  está  construido  cor^  tanta  firmeza  como  (exigiría 
un  buen  arquitecto  al  echar  los  cimientos  de  una 
construcción  semejante. 

El  dique  está  formado  generalmente  de  made- 
ra i  barro:  los  castores  cortan  unos  cuantos  ár- 
boles con  sus  dientes  i  los  traen  a  fióte  hasta  el 
lugar  escojido;  allí  los  vuelven  otra  vez  a  cortar 
i  dividir  en  estacas  clavándolas  en  tierra,  del  mis- 
mo modo  que  los  carpinteros  harían  un  [)ilotaje, 
usando  como  martinete  sus  patas  traseras;  en  se- 
guida meten  pequeñas  piezas  de  madera  entre 
las  grandes,  entrelazándolas  fuertemente,  relle- 
nándolo luego  todo. con  barro  para  que  sea  mu- 
cho mas  resistente;  para  esta  operación  usan  los 
castores  como  cucharas  de  albañil  sus  anchas  i 
chatas  colas. 

Después  empiezan  a  fabricar  sus  casas,  que  son 
de  forma  o\ alada  i  dividida  en  tres  ]>isos:  el  primer 
piso  está  generalmente  mas  bajo  que  el  ni\el  del 
dique,  i  casi  sic;mpre  está  lleno  de  agu;j.  j'ara  que 
lo  i  animales  p-ied  m  nadar  en  B.  b"l  secundo  pi- 
so les  sirve  de  sala  de  r^cüio  i  (.iorm! Lorio:  km  él  se 
reúnen  para  comer,  retorzar,  dormir  i  criir  sus 
hijos.  El  tercero  les  sirve  ¡.le  refugio,  en  caso  de 
inundación, 

Las  pare  les  d;  la  cx'sx  es:án  perf-ctamente  ace- 
pilladas por  fuera  i  pDr  dentro;  cortan  con  su-;  dien- 
tes la  yerba  fina  i  li  ai'izclan  con  fango,  cosa  que 
quede  muí  fuerte  i  no  se  rompa  en  pedazos,  apli- 
can Jola  en  seguida  a  las  paredes  con  su  cola  i  a- 
in\i  inJo'a  hi-,  i  q  i-  q  le  l.i  .yum  iinante  lisa  i  com- 
p  \u  \  qu-  lan  J a  C.S  s  i ,  v,  isas  a  prueba  de  agua  i 
d     \  I    .1  :>* 

L'  in.  >  d  '  i  uíilo  principal  tiene  gencral- 
1  n.  (.l,e  p.^1  d  1 'igo  1  o:ho  de  ancho,  i  lo  ocu- 
pan se  1  *í  ocao  cas':)re3  pero  se  han  -encontrado 
alguna-,  veces  tr^-j  o  castro  cientos  en  una  sola 
ca^a  g  an  le  di\  id.di  (  n  gran  número  de  departa- 
i.i  níoi   q  I '  ■>    Lu-'iancn  entre  si  por  la  parte 

ü  i     I 

I  a  'o-,  ai  ir-,  d  X^-o^to  a  Setiembre,  termi- 
nadas \  1  1  is  c  ti  1-,  em  vi't-xn  los  castores  a  alma- 
('  '1  r  s  's  p!o\ 's'on^s  pa'-a  el  invierno:  estas  con- 
•-  -1  1  ]  1  H  i)dm  "lite  »M  cañuelas,  ramitas  i  reto- 
1   >    J        >.  p  )  d,_  abe  Jul  1  otros  árboles. 

L-*-  :,  'amo  wnen  j'gunas  veces  hasta  diez 
p  és  dv.  la  ^o 

Cu.  adoso  1  t  i  1  jran  les  las  sumergen  en  agua 
luia  ab' ui  la'-Lb     i   lu      pujdan  servirle  de  ali-  '■':,:. 

!nento. 

Todas  sus  provisiones  de  invierno  se  colocan 
en  un  orden  tan  periecto  como  el  que  emplearian 
ios  liombres  en  los  almacenes  de  madera,  i  solo 
almacén  una  cantidad  proporcionada  a  sus  nece- 
sidades; los  trozos  se  colocan  ciauados  o  unos  en- 
cima de  otros,  de  tal  manera,  que  pueda  tomar- 
se la  cantid.\d  que  se  necesita  sin  desordenar  el 
¡■esto. 


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Este  muro 


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Perióillro  <Irfl¡ca<In  n  la  difusión  de  la  Instrucción  Primaria  i   Secundaria. 

Pl-BM(.AnO  1!A.I0  I,A   I'ROTIÍCCIOX  DEI,  SkSOIí    JkXKIÍAL  .1.    RlKIXO   BaI!P.IOí«. 
]'ríBSlI)KNTK    OK  I.A    UbPÚBMCA     1)K  GuATKMALA. 


Fundador  i  Editor.  Santos  Toruno. 


Administradores,  Miüiiel  PinecJa  i  Pedro  Deleon  Valeii/ue!n. 


^IJifl.  15. 


<]iuaieiiistla,  3«>  «lo  ilbril  <lo  1883. 


YOL.  I. 


El  preceptor  de  la  Ligua  don  Buen 
-Enero  1.=  de  1854.--"Mucha  inas 


influencia  de  In  Tnsttrucriuii  luimaria  en  las 
coístumbres,  en  la  nitral  pública,  en  i»  in- 
dustria I  en  el  desarrollo  Jeneral  de  la  pros- 
peridad de  los  pueblos,  jior  M.  J..  i  (i.  \.  A- 
uiunátegui. 

(Continfja.) 

2.  -  La  desidia  de  las  familias  es  la  secunda  causa 
de  la  poca  coueurreucia  de  los  niños  a  las  escuelas. 

Leamos  lo  que  sobre  este  pumo  dicen  los  preceptores 
en  los  boletincB  mensuales  cpie  pasan  al  ministerio  de 
instrucción  pública  i  que  exiiteu  en  el  archivo  de  esta 
oficii 

jnaventura    Moran, 
inasistericia  de  «lum- 
no?.  ' 

^  El  preceptor  de  Combarbalá  don  Jerman  Ordene».— 
Enero  31  de  1854.  — "Se  nota  en  este  establecimiento 
mucha  aplicación  en  los  jóvenes;  pero  la  inasistencia  de 
ellos  es  mili  crecida;  es  iiese«ar¡o  estar  reconviniendo  to- 
dos los  dias  a  los  padres  de  familia  para  que  divisen  el 
mal  que  hacen  a  sus  hijos." 

El  preceptor  de  Lirquen,  departamento  de  t'oelejnu. 
don  Pedro  Noiasco  Garcia.— Enero  31  de  1854.— '-Eí 
va  insoportable  la  apatia  que  se  nota  en  los  padres  de 
familia,  i  la  ning'una  cooperación  para  reinediaV  esta  fal- 
ta." 

El  preceptor  de¡Quilpué,  deparlamento  de  Casa  Blan- 
ca, don  Faustino  Cerds.— -Febrero  28  de  1854.— "Pre- 
gunto por  segunda  vez  lo  que  debo  hacer  para  reme- 
diar tanta  inasistencia  délos  aluoiuos  a  la  escuela, 
f.'uaudo  reconvengo  por  las  faltas,  responden  los  padr«i>: 
Iv.ii-ofu'lcs  si  gusta,  i  de  no  déj<^lo." 


El  preceptor  de  Antuco.  departamento  de  los  Anjoles, 
don  .tuan  Pablo  Altamirano. — Abril  30  de  18ó4. — "En 
este  establecimi<'nto  son  mui  notables  las  faltas  de  .los 
alumnos,  pues  hasta  la  fecha  no  ocurren  todos  a  la  es- 
cuela; se  solicita  se  reconveng;a  a  los  padres  de  familia 
por   la  autoridad  de  este  pueblo." 

El  preceptor  de  Dalcahue  don  .1.  Zacarías  Trujíllo. 
— Abril  30  de  1854. — "La  poca  asistencia  de  los  alum- 
nos es  el  mayor  obst;iculo  puia  el  progreso  de  la  educa- 
ción en  esto  establecimiento." 

lia  precoptora  de  la  Victoria  doña  Benlri/.  A  rellano. 
—  Junio  1.  =  de  1854. —-'•La  falta  do  asistencia  es  el  mo- 
tivo principal  del  poco  adelanto  de  mis  alumnas." 

El  preceptor  de  la  escuela  municipal  de  la  Maestran- 
zn,  departamento  de  Santiago,  don  José  Santos,  Aris. 
— Junio  1.*  de  1854. — "En  este  barrio  hai  muchos  ni- 
ños sin  escuela,  por  que  sus  padres  no  se  interesan  en 
darles  educación,  por  lo  que  se  emplean  en  hacer  fecho- 
ríai.'"' 

El  preceptor  de  1»  escuela  ue  Bilun.  departamento  de 
Castro,  don  Francisco  .í.  Cárdenti.  —Setiembre  'l'i  de 
18.J4. — "El  poco  adelanto  que  se  conoce  en  esta  escuela 
nace  de  la  poca  aíintencia  de  los  alumnos." 

El  preceptor  de  Quinchao.  don  Benedicto  Hernández. 
— Setiembre  3Ü  de  l854. — "La  principal  falta  que  nota 
el  preceptor  es  la  Jesübediencia  de  los  alumnos  i  la  gran- 
de apatia  de  sus  padres:  los  primeroi  se  pasau  varios 
meses  sin  venir  a  la  eseuela" 

El  preceptor  de  Casa  Blanca  don  José  M.  Badilla. 
— Octubre  2  de  1854. — "El  número  de  alumnos  que  te- 
nia el  establecimiento  eu  el  mei  pasado  era  el  de  90;  pe- 
ro hüi  han  sido  retirados  dos  por  faltas  de  sus  ¡iadres 
que  se  han  lijado  para  smcarloí»  en  que  vo  lo.«  spnro  mu- 


í«« 


MuL,  IJl'ítTITlyTO  JWieiO.Wli^ 


elio  ¡  en  que  las  lecciones  de  memoria  son  muí  largas, 
siu  que  bastasen  para  disuadirlos  las  observaciones  que 
lea  hice.  Para  llenar  las  dos  vacantes  que  dejan  estos 
alumnos  hai  ya  dos  niños  i  otros  tantos  que  quedan  a  la 
mira,  i)orque'  el  local  no  los  admite." 

El  preceptor  de  Lonquen,  departamento  de  Itata.  don 
Jacinto  Accvedo.— Noviembre  10  de  1854  — "No  se  han 
abierto  las  clases  de  gramática,  dibujo  lineal,  jeografia 
e  historia,  porque  cuando  los  alumnos  se  hallan  ya  en 
estado  de  seguirlas  son  retirados  por  sus  padre?,  que 
creen  ser  suficiente  la  educación  que  han  recibido." 

El  preceptor  de  la  Rinconada  de  Silva,  departamento 
de  Putaendo,  don  José  Mercedes  Sarmiento. — Noviem- 
bre 30  de  1854.— "Uno  de  los  mas  poderosos  e  invenci- 
bles obstáculos  para  el  progreso  de  esta  escuela  es  la 
poca  e  interrumpida  asistencia  de  los  alumnos:  sin  ven- 
cer ésta,  nada  podemos  avanzar." 

Este  mismo  preceptor  escribía  en  3  de  Noviembre  del 
año  citado  a  don  Domingo  Faustino  Sarmiento:  "La 
esperiencia  que  rae  ha  suministrado  la  carrera  del  pre- 
ceptorado  durante  el  espacio  de  mas  de  seis  años  que 
rojento  la  presente  (la  escuela  de  la  Rinconada  de  Sil- 
va), me  convence  sobre  manera  que  uno  de  los  mas  po- 
derosos obstáculos  que  se  presentan  al  progreso  en  las 
escuelas  es  la  inasistencia  de  los  alumnos,  i  que  no  ven- 
ciéndose ésta,  inútiles  son  los  esfuerzos  del  preceptor 
que  las  desempeñe.  El  íinico  remedio  para  desviar  este 
mal  seria  fijar  a  cada  alumno  un  nñmero  determinado 
de  dias  de  inasistencia,  pasado  el  i'ual  el  alumno  con- 
traventor deba  ser  cspulsado  de  la  escuela." 

El  visitador  don  J.  Blas  Roldan,  en  su  informe  de  16 
de  Agosto  de  1853  sobre  la  instrucción  primaria  en  los 
departamentos  de  Elqui,  Ovalle,  Gombarbalá  e  lUapel 
dice  lo  siguiente:  '•Lamentable  es  sin  duda  observa?  la 
lentitud  con  que  marcha  la  educación  primaria  en  las 
escuelas  pagadas  con  fondos  fiscales  o  municipales,  i  la 
irimjinacion  del  que  propende  a  su  progreso  tiene  que  su- 
frir al  considerar  que  escuelas  que  cuentan  años  de 
existencia  estén  en  abandono,  sin  que  las  autoridades 
ni  los  padres  en  cuyo  beneficio  son  planteadas  hayan 
levantado  su  voz  en  favor  de  ellas  formando  suscricio- 
nes,  amonestando  a  los  vecinos,  estimulando  a  los  -pre- 
ceptores «  proporcionándoles  los  recursos  i  medios  do 
acción  que  facilitasen  la  espedicion  en  su  cargo.  Esta 
tarea,  que  haria  honor  a  los  hombres  de  influencia,  sería 
de  incomparable  beneficio,  i  produciría  opimos  frutos, 
despertando  el  espíritu  adormecido  de  Jos  pueblos  que 
todavía  miran  la  educación  con  un  frió  ínteres.  Pero 
por  desgracia  bastante  común  sucede  lo  contrario,  i  los 
liombres  influyentes  o  de  prestijio  cuya  voz  está  .siempre 
dispuesta  a  seguir  medio  pueblo,  ignoran  hasta  las  es- 
cuelas que  existen  en  su  domicilio,  sin  interesarse  en 
mejorar  la  condición  do  ellas  a  fin  de  obtener  progresos 
i  que  se  formen  buenos  ciudadanos  íitiles  a  la  sociedad 
cuando  hayan  terminado  la  educación  primaria.  L)  que 
vale  esta  cooperación  en  los  pueblos  que  no  han  forma- 
do su  gusto  por  la  instrucción,  lo  atestigua  la  esperien- 
cia. Vemos  que  Elqui  con  9,184  habitantes  sostiene 
49ft  tlnmnoi  en  bu»  escuelas,  mientras  qu«  Ovalle  con 
36,000  e  lUapel  con  17,000  sostienen  100  alumnos  el 
primero  i  269  el  segundo,  lo  que  es  debido  a  la  protec- 
ción decidida  que  la  autoridad  en  Elqui  da  a  la  educa- 
ción, empleando  en  su  servicio  sus  propias  rentas  i  pro- 
piedades. Vemos  igualmente  subdelegaciones  cuyas  es- 
cuelas están  bien  concurridas  i  asistidas  de  alumnos  en 
virtud  del  ínteres  i  continuas  amonestaciones  del  subde- 
legado a  los  padres  i  alumnos,  como  podríamos  citar 
varios  ejemplos;  mientras  en  otras  de  mas  población 
yacen  abandonada.^  al  antojo  del  preceptor,  i  algunas  I 
veces  cerradas  por  no  haber  concurrencia,  como  sucede 
con  la  escuela  de  Sotaquí  en  Ovalle." 

■  El   TÍsitwdor  don  José  Santos  Rojas,  en  su  informe 
strtftV  1»  iw^PWffrm  priwfrri»  m  Oíi4e!ia*»na  pr««i¿wrf«do 


a  priucipios  de  1854.  dice:  "Si  no  he  hallado  adelantos 
en  todas  las  esueks  de  esta  provincia,  ha  sido: 

1.  ®  por  el  poco  tiempo  que  tienen  de  instalación  al- 
gunas; 

2.  ®  por  la  estrechez  de  local  i  faltado  útiles  en  otras:  i 
3."^  por  inasistencia  de  los  alumnos  " 

El  visitador  don  Tomás  Jiménez,  en  su  informe  sobre 
las  escuelas  de  Maule,  fecha  20  de  Setiembre  de  l«ó}, 
se  espresa  de  la  manera  siguiente; — "Pero  esta  preocu- 
pación (la  de  que  los  padres  creen  que  el  gobierno  da 
educación  gratuita  a  los  niños  para  destinarlos  a  la  mi- 
licia) no  es  tan  jeneral  i  funesta  como  la  indifei-encia  e 
incuria  de  otros,  i  lo  poco  o  nada  que  se  intert^au  en 
la  educación  de  sus  hijos.  El  mejor  modo  que  habría  a 
mi  juicio  para  evitar  este  fatal  inconveniente  seria  ot>l¡- 
gar  a  educar  a  sus  hijos  a  todos  los  padres  situados  a 
cierta  distancia  de  las  escuelas.  Esta  medida,  que  en  li- 
tro tiempo  se  ha  puesto  en  planta  en  algunos  puntos,  no 
ha  dejado  de  producir  opimos  efectos,  sin  embargo  del 
poco  prestijio  que  siempre  ha  tenido  por  reducirse  solo 
auna  reprensión  o  simple  am  nazade  los  subdelegados; 
entonces  se  han  visto  las  escuelas  bastante  concurrida?; 
pero  tan  pronto  como  ha  cesado  la  vijilancia  de  las  au- 
toridades, han  quedado  de  nuevo  desiertas.  Esto  he 
tenido  lugar  de  notarlo  en  varios  establecimientos:  eii 
el  de  Curanipe,  por  ejemplo,  poco  tiein;>n  después  de  su 
fundación,  el  preceptOf,  que  eS  el  siibdeioirado  del  lu- 
gar, considerando  el  módico  número  de  alumnos  que 
concurría  a  recibir  sus  lecciones,  i  viendo  que  muchas 
familias  residían  a  inmediacienes  de  la  aldea,  tomó  el 
partido  de  hacer  comparecer  a  los  padres  i  ordenarlos 
le  mandasen  sus  hijos;  entonces  logró  reunir  53  alum- 
nos: mas  poco  después  éstos  fueron  retirándose,  i  cuan- 
do se  hizo  la  visita,  los  concurrentes  no  pasaban  de  12." 

El  visitador  don  Pacifico  Jiménez,  en  ini  ínforu)e  so- 
bre las  escuelas  de  los  departamentos  déla  Victoria  Ran- 
cagua,  presentado  a  principios  de  1854.  dice  lo  siguien- 
te: ".Agregaré  a  este  los  trrandes  escollos  que  engendran 
la  ignorancia,  la  superstición  i  las  prevenciones  de  los 
padres  de  familia  para  impedir  que  sus  hijo-*  asistan  a  lu 
escuela;  pues  muchas  veces  por  una  reconvención  del  ma- 
estro retiran  en  el  acto  al  discípulo,  o  porque  en  el 
establecimiento  quieren  poner  en  sus  manos  los  liiin»- 
libertinosdel  gobierno,  como  ellos  dicen,  debiendo  leci 
solo  el  Jaén  De  ¡n  Cintesio'i.  (pie  es  el  favorito  de  e-a< 
gentes.  Creo  de  mi  deber  iiKÜcar  a  U.  S  recomiende  a 
las  autoridades  i  a  los  párrocos  procuren  por  medio  ti.; 
su  influencia  estimular  a  la  mriehedumbro  pira  hacer  qu- 
las  escuelas  sean  mas  concurridas;  porque  talvex  la  indi- 
ferencia da  lugar  tanto  a  la  pereza  de  algunos  precepto- 
res como  a  la  do  los  alumnos." 

El  rector  del  liceo  de  Ohillaa  don  Pe:h:ot^atus.  «n  un 
ta  pasada  al  ministerio  de  instrucción  jmblica  en  30  de 
Diciembre  de  1854,  dice  lo  siguiente:  "A  fines  del  primer 
trimestre  contó  el  liceo  con  el  número  de  ti2  alunuio.-*; 
pero  mas  tarde  me  vi  precisado  a  dispensar  a  algunos  la 
asistencia  por  serles  dificil  continuar,  motivo  de  no  saber 
leer.  No  creo  que  esta  defecto  de  nota  que  se  hacía  sen- 
tir en  la  jorentud  fueie  causa  de  no  haber  esíablecimíeu- 
tos  de  instrucción  primaria,  ni  mucho  meaos  atribuirlo  a 
incuria  de  lo.*  preceptores  que  los  rigen,  sino  a  los  pa- 
dres de  familia  que  condescienden  demasiado  con  sus  hi- 
jos, o  a  cierta  preocupación  tendente  a  exijir  en  los  esta- 
blecimientos do  educación  una  distinción  o  separación 
odiosa  en  los  alumnos  según  su  fortuna  o  condición,  que 
sjbre  ser  una  pretensión  que  no  tiene  fundamento  alguno 
racional,  es  del  todo  punto  inasequible." 

Terminaremos  estas  citaciones  que  todavía  podriaino-i 
multiplicar  mucho  mas,  por  la  consignación  de  un  heclio 
que  manifiesta  hasta  donde  puede  llegar  la  indiferencia 
culpable  do  las  faiuilías. 

Él  jíf»'TÍ(»rno  f»t!alil«*iA  i^  Sanfia<,«)  una  cwnclii  df  vi: 


EL,  IJVSTl  TUTO  JYtlCIOjy^L,. 


227 


do  mudos,  dirijida  por  un  profesor  hábil,  que  obtuvo  los 
mas  brillantes  resultados. 

Deseoso  de  hacer  estensivos  los  beneficios  de  semejan- 
te institución  a  todos  los  infelices  sin  palabra  i  sin  oído 
que  existieran  en  la  república,  espidió  una  circular  a  los 
intendentes  ordenándoles  que  hicieran  buscar  todos  los 
sordomudos  que  hubiera  en  su  respectivas  provincias  i 
los  invitaran  a  venir  a  correjir  por  la  educación  los  de- 
fectos de  la  naturaleza.  El  gobierno  pagaba  a  los  menes- 
tero-os  los  costos  de  viaje  i  de  manutención  en  Santiago. 
Cualquiera  creerla  que  con  semejantes  condiciones  todas 
las  familias  que  tuvieran  la  desgracia  de  tener  un  sor- 
domudo se  apresurarían  a  admitir  la  oferta  enviándole 
a  la  escuela.  ¿Qu(í'  provecho  puede  sacarse  en  una  casa  de 
un  individuo  que  no  sabe  oír  ni  sabe  hablar?  Pues  no  su- 
cedió así. 

El  intendente  del  Maule  consultó  al  ministro  de  ins- 
trucion  pública  sobre  si  podría  obligar  a  los  padres  de 
familia  u  otras  personas  que  tuvieran  a  su  cargo  uno 
de  osos  desdichados  a  que  se  lo  entregasen  para  remitirlo 
a  la  escuela  de  la  capital;  pues  habia  quiénes  se  negaban 
ft  hacerlo  voluntariamente. 

El  intendente  de  Ohiloé  contestó  a  la  circular  manifes- 
tándose admirado  de  los  muchos  sordomudos  que  habia  en 
su  provincia,  i  pidiendo  autorización  para  hacerlos  venir 
a  Santiago  contra  su  gusto  i  el  de  sus  deudos."  Me  asiste 
la  convicción,  decía,  que  no  habrá  uno  solo  siquiera  que 
sea  voluntario  en  ir.  Semejanie  oposición  o  negativa  no 
la  considero  estraña.  señor  ministro,  en  atención  a  que 
todos  los  desgraciados  seres  cuya  condición  se  trata  .de 
mejorar  pertenecen  a  la  clase  del  pueblo,  i  son  por  con- 
siguiente incapaces  ellos  i  sus  familias  de  conocer  el  bien 
que  seles  quici-e  hacer." 

El  mini.-ítro  no  se  consideró  facultado  para  emplear 
en  (^i^tí'  caso  medios  coercitivos,  i  los  sordomudos  del 
Maule  i  de  Chiloé  nn  vinieron  a  la  escuela. 

Si  se  encuentran  resistencias  como  las  referidas  contra 
la  educación  de  los  sordomudos,  ¿cuáles  no  se  encontra- 
rán contra  la  de  niños  que  teniendo  espedito  el  uso  de 
la  Icnsrua  i  de  sus  oídos  pueden  ser  esplotados  por  sus 
familias. 

Según  lo  que  acaba  de  leerse,  la  poca  concurrencia  de 
alumnos  a  las  escuelas  trae  su  oríjen  de  la  estrechez  de 
los  locales  i  de  la  desidia  de  los  padres.  Hai  puntos  don- 
de los  padres  querrían  enviar  sus  hijos  a  la  escuela,  pe- 
ro donde  la  esfension  de  los  locales  no  lo  permite;  hai 
otros,  i  son  el  mayor  número,  donde  los  locales  darían 
cabida  a  mas  alumnos,  pero  donde  falta  la  voluntad  de 
los  padres. 

Contra  el  primer  obstáculo,  el  remedio  es  la  construc- 
ción de  edificios  cómodos  i  espaciosos. 

Contra  el  .segundo,  el  establecimiento  de  la  instrucción 
obligatoria. 

Todo  padre,  tutor  o  persona  que  tenga  niños  a  su  car- 
go delje  enviarlos  a  la  escuela  pública,  a  menos  de  pro- 
bai-qnelcsdá  por  cualquira  otro  modo  la  educación 
prescrita  por  la  leí. 

(Contimiorá.) 


NOCIONES 
DE  JEOIVIETRIA  El.iEniENTAI. 

ESCRITAS  PARA  LOS  NIÑOS, 

Por  Santos  Toruno,  Director  del  Instituto 

Nacional  de  Guatemala. 

(Continúa.) 

LECCIÓN  IV. 

LlXE.\S-CO.\SIDER.AD.\S  EN  EL    CIRCULO. 

I.     Las  líneas  que  se  consideran  en  el    círculo 


son:  el  radio,  el  diámetro,  la  cue7'da,  el  arco,  la  sa- 
jita  o  flecha,  la  secante  i  la  tanjcnte. 

2.  Radio  es  una  línea  recta  que  sale  "del  cen- 
tro del  círculo  i  termina  en  un  punto  de  la  cir- 
cunferencia, como  la  línea  AB  (Fig.  32.) 

e 

Fig.  32.— Radio. 

Radio  quiere  decir  rayo.  Cuando  son  muchos 
i  en  todas  direcciones  se  llaman  rayos,  como  los 
rayos  del  Sol  (Fig.  33). 


Fig.  33.— Radíos  o  rayos  del  Sol. 

Todos  los  radios  de  un  mismo  círculo  o  de  cír- 
culos iguales  son  iguales,  porque  cada  radio  no 
es  otra  cosa  que  la  distancia  que  hai  desde  el 
centro  del  círculo  a  la  circunferencia,  la  cual  es 
siempre  la  misma. 

7.  Diámetro  es  una  línea  recta  que  pasa  por 
el  centro  del  círculo  i  termina  .con  sus  estremos 
en  la  circunferencia.  La  línea  AB  es  un  diáme- 
tro (Fig.  34.) 


Fio;.  34.— Diámetro.  . 

Diámetro  quiere  decir  7nedido  por  mediólo  dis- 
tancia por  7nedio.^^\  diámetro  divide  la  circunfe- 
rencia en  dos  mitades.  La  mitad  de  la  circunfe- 
rencia se  llama  semicircunferencia  i  la  mitad  del 
círculo  se  llama  semicírculo.^como  se  ve  en  las 
figuras  que  siguen : 


2á8 


JE/.  MJ\^ÁTrTVTO  JV^CIOJ\*»^F.. 


Fig.  35.— Somioircmifei-encia  i  semicírculo. 

Todos  los  diámetros  de  un  mismo  círculo  o  de 
círculos  iguales  son  iguales,  porque  todo  diáme- 
tro se  compone;  de  dos  radios,  i  todos  los  radios 
son  ¡guales,  como  ya  se  ha  dicho. 

4-  Arco  de  círculo  es  una  porción  cualquiera 
de  la  circunferencia.  ABC  es  un  arco  (Fig.  36.) 


Pig.  37. — Cuerda. 

Toda  cuerda  divide  en  dos  arcos  a  la  circunfe- 
rencia, pero  la  cuerda  siempre  corresponde  ;il  arco 
menor,  a  no  ser  que  se  advierta  lo  contrario. 

6.  Cuerdas  iguales  de  un  mismo  círculo  subten- 
den  arcos  iguales. 

Dg-mostracioH  (Fig,  38.) 


Fig.  38.  -  Cuerdas  iguales  subteaden 
arcos  iguales. 

Para  demostrarlo,  tírense  desde  un  mismo  pun- 
to B,  las  dos  cuerdas  ¡guales  ABsigBB';  luego, 
supongamos'que  setdobíaíla  figura"  por  elj  punto 
B,  de  modo  que  la  cuerda  BB'  caiga  sobre  la  AB, 
tendremos  que  por  ser  iguales   las  dos   cuerdas 


Fig.  36. — Arco  de  circulo. 

5.  Cuerda  de  un  arco  es  la  línea  recta  que 
une  los  estremos  del  arco,  los  cuales  son  siempre 
dos  puntos  de  la  circunferencia.  La  línea  AB,  es 
cuerda  del  arco  ACB  (Fig.  37.) 


1  ^f  f  ^I  punto  común  B.  el  otro  punto  B'  caerá 
indefectiblemente  sobre  el  punto  A,  i  las  dos  rec- 
tas se  confundirán  en  una  sola;  luego  todos  los 
puntos  del  arco  BC'B'  se  confundirán  con  los  del 
arco  .ACB  1  serán  iguales;  pues  de  lo  contrario, 
no  estañan  todos  los  puntos  de  la  circunferencia 
a  Igual  distancia  del  centro. 

7.  Arcos  iguales  de  un  mi.smo  círculo  tienen 
cuerdas  iguales. 

Bemostracion  (Fig.  39.) 


Fig.  39.— Arcos  iguales  tienen - 
cuerdas  igualo?. 

_  Para  demostrarlo,  supongamos  que  los  arcos 
Iguales  sean  ACB  ¡  BC'B';  "  tírese  desde  el  punto 
cfomun  B.  a  los  estremos  de  dichos  arcos,  las 
cuerdas  AB  ¡  BB'  que  probaremos  ser  iguales. 
Supongamos  que  se  dobla  la  figura  por  efpunto 
común  B,  de  modo  que  el  arco  BC'B'  caiga  .sobre 
el  arco  ACB,  tendremos  que  por  .ser  Iguales  ¡ 
tener  el  punto  común  B  i  todos  sus  demás  pun- 
tos a  iguar  distancia  del  centro  del  círculo,  se 
confundirán  uno  con  otro  i  formarán  wn  solo  ar- 
co; 1  como  los  estremos  de  los  arcos  .son  al  mis- 
mo tiempo  estremos  de  las  cuertias,  se  sigue  que 
las  dos  cuerdas  también  tienen  que  ser  iguales  ¡ 
coinc¡d¡r  en  una  .soia,  pue.sto  que  tienen  su's  estre- 
mos  comunes. 

S.— De  aquí  se  infiere  qu<i  cuerdas  desiguales 
de  un  mismo  círculo  subtenden  arcos  desiguales; 
es  decir,  que  mayor  arco  tiene  también  mayor 
cuerda.  Sin  embargo,  no  se  vaya  a  creer  que  los 
arcos  crecen  proporcionalmenté  a  las  cuerdas,  de 
modo  que  doblando  el  arco  se  dobla  también  la 
cuerda.  No,  esto  no  es  así.  como  vamos  a  demos- 
trarlo en  la  figura  siguiente. 

B 


Fig.  40.— Los  arcos  no  son  proporcionales 
a  las  cuerdas. 

I  En  efecto,  si  tomamos  el  arco  ABB',  doble  del 
I  arco  ACB,  i  tiramos  las  cuerdas  AB,  BB'.  i  AB\ 
}    tendremos;  que  !a  recta  .^B'  es  menor  que  1»  (jue- 


EL.  IJVSTITUTO  J\\fiCIOJV^I.. 


229 


brada  ABB';  pero  AB'  es  la  recta  del  afeo  doble, 
i  la  (juebrada  ABB'  es  doble  de  la  cuerda  AB  del 
arco  mitad;  luego  si  se  dobla  el  arco  no  se  dobla 
la  cnerda,  pues  el  arco  crece  mas  que  la  cuerda. 

9. — El  diámetro  es  la  mayor  cuerda  que  se 
puede  tirar  en  el  círculo. 

Los  arcos  no  son  proporcionales  a  las  cuerdas. 

])í-!!¡osí ¡■ación  (Fig-.  41.) 


V'vx-  il. — VA  tliáiiietro  es  la  mayor 
<uci-(la. 


Para  demostrarlo,  tírese  el  diámetro  AB 
cuerda  CE:  tírese  tambie.n  desde  el  centro  I  a  los 
estreñios  de  la  cuerd^  -CE,  los  radios  CI  I  Eí", 
i  tendríamos  que  la  quebrada  CÍE  es  mayor  que 
la  rrcia  Ci'",  pero  la  quebrada  CII'^  se  compone 
de  (-ios  ratiios  i  ¡»(fl»'lo  mismo  es  equivalente  al 
diám(  tro  que  tanibier^e  compone  de  dos  radios; 
luego  el  diámetro  AB  es  mayor  que  la  curda  QE. 
Pero  como  podemos  demostrar  del  mismo  modo 
que  si  se  tiran  cuantas  cuerdas  se  quieran,  serán 
siempre  menores  que  el  diámetro,  concluimos  que 
el  diámetro  es  la  cuerda  mas  larga  de  cuantas  se 
pueden  tiraren  uh  mismo  círculo. 

\o     Sii/üa  o  flecha  t:s  la  parte  de  radio  perpen- 
dicular a  una  cuerda,    interceptada    por   esta  i  el 
arco.  La  linea  O  E  (Fig.  42)  es  una  Hecha. 
B_ 


Sagita  o  fieclia. 


1 1  Tanjenie  es  una  linea  recta  que  toca  a  la 
circunferencia  en  un  solo  punto.  La  linea  M  .S 
(Fig.  43)  es  una  tanjente  porque  únicamente  toca 
a  !a  circunferencia  en  el  punto  T  llamado  punto 
de  contacto. 


la    I 


rencia  en  dos  puntos,   como  la   línea    RU    de  la 
misma  figura. 

Del  carácter  de  estas  lineas  se  deduce  que  por 
un  punto  dado  en  una  circunferencia  no  puede 
pasar  mas  que  una  tanjente,  pero  se  pueden  tra- 
zar infinitas  secantes. 

1 3  Las  partes  de  circulo  que  quedan  intercep- 
tadas por  radios  i  cuerdas  son:  el  segmento,  el  sec- 
tor, úsemicircnlo,  ya  descrito  i  la  zona. 

14  Segmento  es  la  parte  de  superficie  circular 
comprendida  entre  un  arco  i  su  cuerda  ACB  (Fig. 
44),  es  un  segmento  comprendido  entre  el  arco 
ACB  i  la  cuerda  A  B. 


O 


4'1.-- rSegnieuto  i  sector. 


1 5  Sector  es  la  parte  de  círculo  encerrada  entre 
dos  radios  i  el  arco  correspondiente  como  DOE  de 
la  misma  figura.  El  sector  cuyo  arco  tiene  la  cuar- 
ta parte  de  la  circunferencia  se  W^ma  cuadrante. 

16  Zofta  es  la  parte  de  un  circulo  comprendi- 
da entre  dos  cuerdas  paralelas  csmo  RS  (fig.  45). 


FÍO'.  45.— Semicírculo  i  zona. 

1 7  Cualquiera  que  sea  la  magnitud^é  la  circun- 
ferencia, simpre  se  considera  dividida  en  360  par- 
tes iguales  o  grados,  correspondiendo  180  de  las 
mismas  a  la  semi-circunferencia  i  90  a  los  cuadran- 
tes. El  sistema  decimal  considera  a  la  circunfe- 
rencia dividida  en  400  partes  o  grados,  la  semi- 
circunferencia en  200  i  los  cuadrantes  en  100, 
Cada  grado  se  divide  en  60  minutos,  cada  minu- 
to en  60  segundos. 

Los  grados  se  representan  con  un  cero  a  la  de- 
recha i  parte  superior  de  la  cantidad,  los  minutos 
con  una  coma  i  con  dos  los-  segundos.  Ejemplo: 
2  grados,  6  minutos,  18  segundos  se  escriben  así: 
2-,— ó'— 18" 

( Contiimara) 


Secante  es  la  recta  (jue 


toca  a  la  circun 


¿30 


AX   lJ%'STmJTO  J\*^V10J%'^I.. 


ELEMENTOS 

Para  iifso  de  hs  alumnos  dd  Insiltuio  Nacional 
de  Guatemala. 

PRIMER  Cl  RSO, 

,^     (Continúa.)  ,^^^ 

TW E«ÍT\ -FIFTII   l^Ei^SON. 

VOCABULARY. 

To  liave  to.  tener  que. 

Wiíat  Imve  yon  to  do?  l^Qué  (lene  Ud.  que  Lacerl 

1  Imve  nothing  to  do,  no  tengo  nada  que  hacer. 

llave  yon  to  speak  to  my  mide?  ¿Tiene  Ud.  que  La- 
Uar  a  mi  tio'f 

I   have  to  spenk    to  liini,  tengo  que   hablarle. 

Wliat  has  the  lawyer  to  driníc?  ¿Qué  tiene  el  ahoga- 
do qve  beher] 

lio  lias  nothing   to  driuk.   uadn  tiene  qve  beber. 


Sil-,  (¡eiiflenuui.  Mir-'ter;  Señín-.  C<il„i/¡r,n. 
(leiiflenien.  s' riore.--  -calxiUero*. 
Obi. — Cuando  se  lialjla  con  un  hombre  sin  mentar 
su  nombre,  se  dice  Sir;  i  cuando  .se  liabla  de  alguno 
sin  mentar  su  nombre,  se  dice  Gcvtkman. — Si  se  espre- 
sa el  nombre  déla  persona,  se  dice  Mister,  que  siem- 
pre se  escribe  en  abreviatura,  asi:  Mr. — Señores,  o  ca- 
ballero?, se  dice  (Tentlemeii.  en  todos  los  casos.  Ejem- 
plos: 

Sir,    that  gentlemau  is    my  l'riend.  Señor, -agud  eahn- 

llero  es  mi  amigo.  --'.   ;;•..,-" 

^Ir.  Ruiz,  do  yon  wish  to  see  Mr.  Peter  Sfl.vft?  ¿«S'f- 
ñor  liult:.  quiere  Ud.  vr  aJ  .Seu6)*'Íion"^Pe'l,o 
Silva'! 
No.  Sir,  I  do  iiot  wish  tu  sif  }.ir.  Peter.  bnt  .Mr. 
John.  No.'  Señur,  no  de.seu  cer  al  Señor  Don  Pedro, 
sino  al  Sí'myr  Don  Juan. 
Gentleman,  those  gentleraan  that  are  in  yourgarden 
are  my  friends.  Señores,  aqnello'i  caballeros  que  es- 
tán cu  íl  ¡ardl.u  de  Uds.  son  mis  amigos. 


Madam.  ¡saúy.  Mistre.?s:   Srhora. 
Ladies.  señoras. 

Obs.— Cuando  se  halda  con'fi^a  mujer  sin  nieaii^r 
su  nombre,  se  dice  madaní;  i  "coímdo  sé  habla  de. afga- 
na mujer  sin  mentar  su  nombre,  se  dice  Lady. — ■Sise 
espresa  el  nombre  de  la  persona,  se  dice  Jlistre.'ss,  que 
siempre  se  escribe  en  abreviatura,  así:  Mrs.— Señoras, 
se  dice  ladies.  en  todos  los  casos.  Ejemplos: 

Madam,  do  you  wisli  to  speak  to  that  lady?  Señora, 

quiere    Ud.   hablar  a.  aquella  Señora'! 
Yes,  Madam,  I  wish  to  speak  to   that  lady.  Si   Se- 

tlora,    quiero  hablar  a  aquella   señora. 
Mrs.   Charlotte,  do  you  wish  to  see  Mrs,  Helefi?  •*•>- 
ñora   Doña   Carlota,  ¿Desea  Ud.   ver  a  la  Señora 
Doña  Elena'! 
No.  Madam,  I  do  not  wish  to  see   Mrs.  Heleu.  but 
Mrs.  Beatrix.   No.  Señora,  na  d^seo  ver   a  la  Se- 
ñora  Doña  Elena,  sino  a  la  Señora  Duna  Beatriz. 
Ladies,  I   am  at  your  íervics.  Ssñoraí.  estoialu dis- 
posición de   Uds. 
Thoso  ladies  ar*»  my  .«fister».  aquellmi  whtrrm  s^n  nti*» 
hermnnrif<. 


Miss,  young  lady;  Señorita. 
Young  ladies,  señoritas. 

Obs. — Cuando  se  Iialda  con  una  niña,  ya  sea  que  s(! 
espre.se  o  no  su  nombre,  se  dice  Mins. — También  se  ha- 
ce uso  de  Mies,  cuando  se  habla  de  una  niña  espresando 
su  nombre. — Señoritas,  so  dice  yomig  ladies,  en  todos 
los  casos.  Ejemplos:  '      "     ^.• 

Miss  Mary,  who  is  that  young  laSy  that  is  inyour 
room?  Señoritcf  3Iaria,  ¿quién  es  aquella  señorita 
que  está  en  rl. cuarto  de  Ud'! 
The  young  lady  thatis  in  my  room  is  Miss  Emily. 
La  señorita  que  está  en  vvi  cuarto  es  la  Señorita  E- 
milia. 
Miss,  where  is  your  father?  Señorita,  ai  dónde  está 

su  jxidrc  de  Ud'! 
Young  ladies,  those  young  ladies  that  are  in  your  gar- 
denaremy  sisters.  Señoritas. (iqucUaH  sí m rilas  que 
están  e'}ihC/">'diii   de  Uds.  smi  mis  hermanas. 


Tiic  capet,Za  al/oiubra 
The  basket,  el  canasto 
•^he  floor,  el  suelo. 
The  letter,  la  carta. 
The  tiiciilre.  e¡  teatro.  la    j,hr..i. 

The  waiehuu-e,  tlie  níagazine.-^4Jio  ^ln 
macen.  ^ 

•*  EXERCISES. 


The  bal).    •!  l.nUr. 
Tlie  opera,  la  ópera. 
i 'The  concert,  </  concierto. 
The  markct.  el  mercado. 


el  al- 


Miss,  what  have  you  to  do?  1  have  lo  go  to  the  con- 

ceit.— To  whom'fjiave  you  to  sppenk?  i  have  lo  speak 

to  the  tailor. — When  do  you  wish  to  sfteak  to  liim? — 

To-morro\v.— Where  do   ynu    wish    to    spcnk    to  idm? 

At  my  father's — Will  yon  wriio  tome?  1  \>il!  not  write 

to  you. — Mr.  .loliii.  will  you  write  to  tlie  (iernian?  Yes. 

Sir.    I   will  wrilc  to  him— .What  lias  that  lady  to  do? 

This    lady  has  to  read  a  book. — Whüt  has   tlie   slioe- 

makcr  todo? — lio  has  to  moiid  my  shoes — lías    tho 

,    baker  any  thing  good   to  driiik?    He   has  somc   good 

I    wine.  — Sir,  do  you  wish  to  speak  to  that  gentleman? — 

I    Yes,  Madam,  I  wish  to   speak  ta'  tliat   gentleman  and 

1     to  that  lady. — Miss,  Emily,  who  rs  tiíat  young  huiy  that 

I    is  in  the  garden? — Timt  young  lady  is  Miss  Victoria. 

— Wliere  is  Mr.  Peter?  lie  isin  his  iiouse. — llow  ma- 

nv    ielters  iiave   yon  to  wriie  to-díiy?   í  !iave  to  write 

tive  letters   to-dav. — Whefe   is    Mrs.    Ka!e    Palacios? 

She  is  at  lioiiie  -  Wiíat  wül  these  young  ladies  do?  Tliese 

i     vouiiíj-. ladies  will   write  a  letter   for  their  futher. 


Señorita  Emilia,  ¿qué  tiono  L'd.  ijue  litveí?  'l'enuo 
que  ir  al  mercado  para  comprar  alguuas  pera:-. — ¿.\. 
quitan  tiene  Ud.  que  hablar?  Tengo  que  hablar  alca- 
pitan. — ¿Quién  quiere  escribir; a*(los  españoles?  Nues- 
tros padres  quieren  escribirles. — ¿A  dónde  tiene  Ud. 
ijue  ir?— Tengo  que  ir  al  teatro.— ¿Cuántos  paraguas 
tiene  Ud.  quecompnir  en  el  almacén?  Tengo  que  com- 
prar cuatro  paraguas  piu-a  mis  cuatro  liijos.  — ¿En  dón- 
de está  la  Señorita  Beatriz?- Estil  en  el  jardin  con  su 
padre. — ¿A  dündel[;quioie' ir  estaf  señora?  Ella  quiere 
ir  a  casa  de^Ud:— ¿Quiere  Ud.  conducirla?  Sí,  Señor, 
puedo  conducirla. --¿Está  el  Señor  Ruiz  en  casa  de  Ud? 
No.  Señora.fél  no  está  en  mi  casa. — ¿Cuándo  desea  Ud. 
ir  al  jardin  de  mi  hija  Emilia?  Deseo  ir  allá  m:iñaca. 
—¿Qué  tiene  que  estudiar  esta  ?eñorita?  Tiene  que 
e?ft)dinr   su  Ipítíchi  de    iiigl>'s. 


EI^  IJVSTITUTO  J\*»gC10Jr*tI,. 


231 


III. 

CoNvERSATiON  A. — Miss,  what  have  yon  to  do? — 
To  whom  llave  you  to  speak?— When  do  you  wish  to 
speak  to  him?— Where  do  you  wish  to  speak  to  him? 
Will  you  writc  to  me?— Will  you  write  to  tlie  Germán? 
— Who  wislies  to  write  to  the  Spaniards? — Can  the 
Americans  write  to  us? — What  has  the  shoemaker  to 
do?— What  llave  yon  to  mend?— Has  the  baker  anv 
thing  Kood  to  drink?— What  has  he  to  do?— Which 
letter  have  you  to  answer?— Have  I  to  answer  the  la- 
ly's  note? — "Who  has  to  answer  sorne  notes? — Who 
wisl¡es  to  answer  my  letter? — Which  letters  does  your 
father  wish  to  answer?— Have  you  to  write  to  anybo- 
dy?— llave  you  a  mind  to  go  to  the  ball? — When  do 
you  wish  to  go?— At  what  o'clok  do  you  wisii  to  go 
to  niy  house?— When  will  you  take  your  son  to  the 
theatre? — At  wliat  o'clok  will  you  takemy  son  to  the 
theatre?— Where  is  your  daughter?— Is  your  niece  at 
the  ball:-'— Will  you'  come  to  me  in  order  to  go  to 
the  opera? — Is  the  merchant  in  his  counting-house?— 
Where  ishe? 

IV. 

CosvEBSATiox.  B. — To  which  tlicatrc  do  you  wish  to 
go:^_  Do  you  wish  to  go  to  my  garden  or  to  the  Scotch- 
man's? — Has  the  physician  a  mind  to  go  to  our  ware 
houses  or  the  those  of  the  Dutch? — What  do  you  wish 
to  buy  in  the  niarket?— Where  will  you  carry  them? 
— IIow  many  pairs  of  scissors  do  you  wish  to  buy? — 
To  whoni  will  you  give  them? — Has  your  servant  a 
mind  to  sweep  the  floor?— Will  you  seo  our  guns?- 
Will  you  go  into  the  garden  in  order  to  see  the  fine 
flowers? — Have  you  many  hats  in  your  warehouses?— 
Have  not  the  English  as  many  dogs  as  cats? — Where 
do  you  wish  to  buy  your  trunk? — Have  you  as  much 
tea  as  wine  in  your  warehouse? — Who  wishes  ío  tear 
my  coat;^ — Are  they  willing  to  give  us  as  much  wine 
as  chocolate?— Whíit  do  the  Chínese  wish  to  lend  us? 
Will  you  write  to  my  sister? — When  will  you  ani-wer 
Mrs.   Willson? — Who  are  at  Mrs.  Thompson's  hall? 


CoNvERSATiox  C. — What  have  you  to  do  to-day? — 
What  have  you  to  do  to-morrow? — Will  youkill  this 
or  that  bird?— Who  is  williug  to  give  me  sonie  bis- 
ciúts? — Has  ihe  eook  any  more  salt  to  salt  the  meat? 
—Have  you  any  more  rice? — Will  you  lend  your  niat- 
tresá  to  your  ncighboi-s? — Will  you  lend  them  your 
carriage? — To  whom  are  you  willing  to  lend  your  uni- 
brellas? — To  whom  does  your  friend  wish  to  lend  his 
hat?— Do  you  wish  to  speak  to  the  Italians  or  to  the 
Frencli? — Has  your  servant  a  broom  to  sweep  the 
liouse? — Which  house  does  he  wish  to  sweep,  mine  or 
yours? — Has  your  cook  any  money  to  buy  some  meat? 
• — Has  your  son  any  paper  to  write  me  a  note? — Does 
your  father  wish  to  see  me? — Have  you  salt  enough  to 
salt  your  meat? — Has  he  any  money  to  buy  some 
chickens? — Will  you  gire  me  what  you  have?— -Have 
a  glass  to  try  your  wine?-Can  you  drink  as  much  wine 
as  beer? — Will  you  lend  me  your  basket? — Do  you 
wish   to   kill  your  birds? 

(Continzíard.) 


LA  Naturaleza  al  alcance  de  los  Niños. 

Por  Wortmington  Hooker  M.  D. 

Traducida  por  J.   1.   Bodriguez,   A.    M.    LL.   D. 

(Continua.) 

CAPITULO  II. 

El  aire  ex  movimiento. 

El  aire  cuando  está  en  movimiento  sirve  para  muchas 
cosas  qne  son  mui  útiles  para  nosotros.  El  es  el  que 
empuja  los  barcos,  i  los  hace  andar  en  el  mar.  Quizas 
no  encontrarás  mui  propia  la  palabra  empujar,  de  que 
he  hecho  uso  para  explicarme;  pero  no  es  asi.  Las  velas 
de  los  barcos  son,  como  tú  sabes,  unos  pedazos  de  tela 
mui  fuerte,  i  bastante  grandes,  i  están  colocados  de 
tal  manera,  que  cuando   el  viento  sopla,   las  oprime. 


las?  infla,  i  las  empuja  realmente  hacia  adelante.  En  es- 
ta lámina  tienes  representado  un  barco,  con  algunas  ve- 
las infladas  por  el  viento,  que  reciben  favorablemente. 

El  viento  empujaría  igualmente  los  barcos,  aunque 
no  tuviesen  velas,  pues  su  presión  también  se  ejerce  so- 
bre el  casco.  La  diferencia  está  en  que  en  este  último 
caso  se  necesitaría  que  el  viento  soplase  con  mucha 
fiiei'za  para  que  se  pudiera  andar  con  alguna  velocidad. 
Asi  es  que  se  puedo  decir  que  las  velas  se  ponen  en  los 
buques  para  aumentar  la  superficie  que  ha  de  sufrir 
el  empuje  del  viento,  i  hacerlos  marchar  con  prontitud 
hacia  delante. 

;,No  te  ha  sucedido  muchas  veces  que  el  viento  te  ayu- 
da a  caminar?  Sí  te  abres  la  levita,  'disponiéndote  a  la 
manera  de  la  vela  de  un  buque,  e!  viento  to  empujará 
hacia  adelante  o  hacia  atrás  según  la  dirección  en  qye 
sople,  i  te  hará  andar  mas  pronto  o  mas  despacio, 

Por  esa  misma  razón,  es  que  el  viento  te  arrastra  o 
te  detiene,  cuando  llevas  abierto  tu  parguas,  i  sopla 
con  alguna  fuerza  en  sentido  adverso  o  favorable  al 
de  tu  marcha. 

Cuando  los  árboles  están  secos  i  tienen  pocas  ramas, 
apenas  se  mueven  con  los  vientos  ordinarios;  pero  ¡qué 
diferencia  tan  grande  cuando  están  llenos  de  hojas,  i 
presentan  una  gran  masa  de  ramas  i  verdura  ¡Vienen  a 
ser  como  una  nave  con  las  velas  desplegadas;  i  el  viento 
ios  conmueve  poderosamente. 

Algunas  veces  sopla  el  viento  con  gran  fuerza,  i  esto 
sucede  siempre  que  se  mueve  con  mucha  velocidad. 
Mientras  mas  rápido  sea  el  moTÍmiento,  mas  enérjica  i 
mas  intensa  será  la  »ccioa  del  viento.  Eso  mismo  acon- 
tece con  toda»  las  demás  eosas.  Cuando  cetas  dando 
golpes  con  un  palo  sobre  alguda  masa  dura  con^ánimo  de 
romperla  o  machucarla,  tanto  mas  fuertes  serán  los  gol- 
pes cuanto  sea  mayor  la  velocidad  con  que  se  mueva  el 
palo.  Cuando  el  viento  no  es  mas  que  una  brisa^suave, 
se  puede  percibir  perfectamente  la  lentitud  del  movi- 


232 


EL,  IJVSTirUTO  JV^aCIVJV^lL.. 


miento:  se  podrá  decir  que  no  nos  da  sino  ligeros  golpc- 
citod.  Pero  cuando  sopla  con  tanta  fuerza  que  api'ínas 
puedo  uno  sostenerse  entonces  es  que  el  aire  está  agi- 
tado con  extraordinaria  rapidez. 

Si  otro  niucliacho  te  tirara  con  la  mano  una  hala  de 
fusil,  fácilmente  podrías  evitar  el  golpe,  i  aun  agarrar 
la  misma  bala  antes  de  que  llegare  a  su  destino.  Pero 
si  la  hubieran  lanzado  contra  ti  por  medio  de  un  fusil 
o  una  pistola,  ni  te  seria  fácil  huir  el  cuerpo,  ni  menos 
apoderarte  del  proyectil,  porque  te  iicriria  la  mano,  i 
aun  tal  vez  te  la  atravesarla  de  parte  a  parte.  La  ra- 
zón de  esta  diferencia  está  en  que,  en  el  primer  caso  la 
bala  se  movia  despacio,  mientras  que  en  el  segundo  iba 
mui  deprisa  .  Serán  pues  tanto  mas  dañinos  los  proyec- 
tiles i  todas  las  armas  arrojadizas,  mientras  mas  rapidez 
lleve  en  su  marcha. 

Cuando  una  locomotora  viene  a  enganchar  en  el  car- 
ro que  está  a  la  cabeza  del  tren  que  va  a  arrastrar, 
se  mueve  poco  a  poco,  i  no  causa  por  consiguiente  ningún 
daño.  Cuando  mas  se  experimenta,  como  lo  habrás  visto 
muchas  veces,  una  pequeña  sacudida.  Pero  si  esa  mis- 
ma locomotora  viniera  a  engancharse  con  el  tren  con  la 
misma  velocidad  con  que  después  corre  en  el  camino 
se  destrozarla  conti'a  los  carros  i  los  haria  también  pe- 
dazos. 

T)ela  misma  manera  el  viento  fuerte  desarraiga  los 
árboles,  derrumba  las  casas,  i  hace  estrellar  los  barcos 
contra  los  arrecifes  de  la  costa. 


Cuando  el  viento  iopla  fuerte,  los  navegantes  recogen 
o  repliegan  algunas  de  las  velas,  porque  si  las  dejasen 
todas  o  si  las  pusiesen  mas  pequeñas,  la  velocidad  seria 
demasiado  grande.  Cuando  las  recejen  todas,  por  ser 
el  viento  extraordinariamente  fuerte,  se  dice  que  han 
dejado  la  embarcación  a  palo  seco.  Cuando  reducen  el 
tamaño  de  las  velas,  atando  unos  con  otros  los  pedazos 
de  cuerda  que  ves  puestos  en  dos  tilas  en  la  superficie 
de  las  mismas,  i  formando  por  lo  tanto  una  especie  de 
ancho  pliegue,  se  dice  que  han  tomado  algunos  rizos. 
En  el  primer  caso,  el  viento  no  encuentra  mas  superfi- 
cie que  le  ofrezca  resistencia  que  la  del  casco  del  barco, 
i  sus  mástiles  i  jarcia;  en  el  segundo,  la  superficie  del 
velamen  se  disminu3'e  considerablemente:  i  en  el  uno  i 
otro  caso,  el  resultado  es  que  el  mivimiento  se  modera. 
En  esta  lámina  verás  representado  un  buque  en  medio  de 
una  tempestad,  i  dondfe  los  marineros  han  recojido  la 
mayor  parte  de  las  velas.  Una  de  ellas  no  han  podido 
sujetar,-  i  la  violencia  del  viento  la  ha  arrancado  de  su 
lugar,  haciéndela  trizas. 

Láfi  oláis  del  mar  que  alguna?  vesos  alcanzan  auna  al- 


tura mui  notable,  son  producidas  por  la  acción  del  vien- 
to. Cuando  el  movimiento  de  este  es  mui  rápido,  ajita  i 
remueve  fuertemente  la  superficie  del  agua,  i  levanta  las 
olas  mui  alto.  Cuando  por  el  contrario,  hai  calma,  o  so- 
pla el  viento  suavemente,  el  mar  esta  tranquilo,  i  su  su- 
perficie mui  tersa  o  lijeramente  rizada.  A  veces  pare- 
ce un  espejo,  por  lo  lisa  i  por  lo  unida;  i  cuesta  traba- 
jo comprender  que  aquellas  aguas  tan  tranquilas  i  tan 
mansas  sean  las  mismas  que  se  enfurecen  tanto  algu- 
nas veces,  i  cuyas  olas  formidables  parecen  montañas 
elevadas. 

Las  olas  en  el  mar  son  siempre  mas  grandes  que  en 
los  rios:  i  mas  en  estos  cuando  son  anchos  que  cuando 
son  angostos.  La  razón  está  en  que  el  viento  produce  un 
efecto  mas  visible  cuando  trabaja  sobre  una  superficie 
mas  extensa.  Alguna  vez  habrás  oido  hablar  de  los  re- 
molinos. So  dice  que  los  hai,  cuando  el  viento  se  mueve 
en  una  dirección  circular,  dando  vueltas  sobre  un  mis- 
mo punto.  Con  mucha  frecuencia  se  forman  estos  re- 
molinos en  las  calles,  i  vemos  como  arrastran  las  hojas 
de  los  árboles,  los  fragmentos  de  papel,  i  demás  cosas 
lijeras  que  encuentran  a  su  alcance.  Pero  otras  veces 
estas  corrientes  circulares  son  mui  fuertes,  i  causan  gra- 
ves daños  pues  son  tan  poderosas  que  arrancan  los  ár- 
boles i  derriban  los  edificios. 

Como  que  el  aire  no  s.;  ve.  i  es  una  cosa  tan  lijerr,  está 
la  jente  acostumbrada  a  considerar  que  no  es  un  cuerpo. 
Decir  que  no  iiai  nada,  donde  hai  aire,  lalvcz  en  mucha 
cantidad,  es  una  cosa  mui  corriente.  Ya  puedes  calcu- 
lar, en  vista  de  lo  que  hemos  estudiado,  cuan  equivoca- 
da es  esa  idea,  i  cuántas  son  las  cosas  que  el  aire  hace 
i  puede  hacer.  Cuando  se  contempla  que  una  cosa  tan 
lijera  levanta  las  olas,  i  mueve  hacia  adelante  con  tanta 
rapidez  los  barcos  mas  pesados,  no  podemos  menos  que 
decir  que  hai  en  ella  un  gran  poder. 


Pkegünt.^s.  ¿Por  qué  el  aire  hace  que  los  barcos  an- 
-:_-f  den? — Para  qué  necesitan  las  velas  de  los  barcos?—- 
""'  Por  qué  se  ha  dicho  que  el  viento  nos  ayuda  a  caminar? 
—Por  qué  el  viento  mueve  mas  los  árboles  cubiertos 
de  hojas,  que  los  que  están  secos?— Cuáles  son  los  efec- 
tos del  viento  fuerte? — ¿Qué  comparaciones  hemos  he- 
cho, a  propósito  de  la  velocidad  del  viento,  con  uñába- 
la de  fusil,  un  palo,  i  una  locomotora? — ¿Por  qué  se  re- 
cojen  las  velas  de  los  barcos  en  los  graiidcs  vientos? — 
■,t¿ué  es  dejar  el  barco  a  palo  seco? — ¿Qué  es  tomar  ri- 
'.os  a  las  velas  de  los  buques? — ¿Qué  hemos  dicho  acer- 
•a  de  las  olas? — ^:Por  qué  son  mas  altas  las  olas  en  el 
mar  que  en  los  rios? — ¿Qué  es  lo  que  se  ha  dicho  a 
cei-ca  de  los  reu¡olinos? 


PARA  LOSNIÑO.-J  AMERICANOS. 


POR    LUIS    F.  MANTILLA. 

Profesor  de  la  Lengua  i  Literatura  Española  ni  la 
Universidad  de   Nueva   York. 


(Continúa.) 

Los  verbos  ser  i  haber  no  se  conjugan  como  el 
ejemplo  que  hemos  puesto  para  la  segunda  con- 
jugación, sino  del  modo  siguiente: 


BI.  IJl'STITUTO  J\*^ClJVOJV*9I. 

233 

HABER. 

Participio  pasado                 Habido. 
Gerundio                               Habiendo. 

Indicativo  presente.            Pretérito  imperfecto. 

El  fué. 
Nos.  fuimos. 
Vos.  fuisteis. 
Ellos  fueron. 

Impe 

mti 

El  será. 
Nos.   seremos. 
Vos.  seréis. 
Ellos  serán. 

vo. 

Yo  he. 
Tú  has. 
El  ha. 

Nos.  hemos. 
Vos.  habéis. 
Hilos  han. 

Pretérito  perfecto. 

\'o  hube. 
Tú  hubiste, 
l'l  hubo. 
Nos.  hubimos. 
\"os.  hubisteis. 
Ellos  hubieron. 


Yo  habia. 
Tú  hablas. 
El  habia. 

Nosotros  hablamos. 
Vos.  habíais. 
Ellos  habían. 

Tnturo. 

Yo  habré. 
Tú  habrás. 
El  habrá. 
Nos.  habremos. 
V^os.  habréis. 
Ellos  habrán. 


]:up:rativo. 

He  tú. 

Habed  vosotros. 


Subjii ; '//:  V  presente. 

Que  yo  haya. 
„  tú  hayas 
.,  él  haya. 
.,     nos.  hayamos. 

vos.  hayáis. 
,,     ellos  hayan. 

Fnii 


Pretérito  imperfeeto. 

Que  yo  hubiera. 
„  tú  hubieras. 
,,     él  hubiera. 

nos.  hubiéramos. 
,,     vos.  hubierais. 
,,     ellos  hubieran. 


Que  yo  hubiere, 
tú  hubieres, 
él  hubiere, 
nos.   hubiéremos, 
vos.  hubiereis 
ellos  hubieren. 

SER. 

Participio  de  pasado.  Sido. 
Gerundio.  Siendo. 


Indicativo  presente. 


Pretérito  itnperfecto. 


\ 


Yo  soi. 
Tú  eres. 
El  es. 

Yo  era. 
Tú  eras. 
El  era. 

Nos.  somos. 
Vos.  sois. 
Ellos  son. 

Nos.  eramos. 
Vos.  erais. 
Ellos  eran. 

Pretérito  perfecto. 

Fiituro. 

Yo  fui. 
Tú  fuiste. 

Yo  seré. 
Tú  serás. 

Sé  tú. 


Subjuntivo. 


Que  yo  sea. 
tú  seas, 
él  sea. 
nos.  seamosi 
vos.  seáis, 
ellos  sean. 


Pretérito  imperfecto. 

Que  yo  fuera, 
tú  fueras, 
él  fuera, 
nos.    fuéramos, 
vos.  fuerais, 
ellos  fueran. 


Fitturo. 

Que  yo  fuere. 
,,     tú  fueres. 
,,     él   fuere. 
,.     nos.   fuéremos. 
,;     vos.  fuereis. 
..     ellos  fueren. 

"Hallábase  el  padre  predicador  mayor  en  lo 
mas  florido  déla  edad,  estoes,  en  los  treinta  i 
tres  años  cabales.  Su  estatura  procerosa,  robus- 
ta i  corpulenta:  miembros  bien  repartidos  i  asaz 
simétricos  ¡  proporcionados:  muí  derecho  de  an- 
dadura, algo  salido  de  panza,  cuellierguido,  su 
cerquillo  copetudo  i  estudiosamente  arremolina- 
do: hábitos  siempre  limpios  í  muí  prolijos  de 
plieguez,  zapato  ajustado,  i  sobre  todo  su  solideo 
de  seda,  hecho  de  aguja,  con  muchas  i  muí  gra- 
ciosas labores,  elevándose  en  el  centro  una  bo- 
lita muí  airosa;  obra  toda  de  ciertas  beatas,  que 
se  desvivían  por  su  padre  predicador.  En  con- 
clusión, él  era  mozo  galán,  i  juntándose  a  to- 
do esto  una  voz  clara  i  sonora,  algo  de  ceceo, 
gracia  especial  para  contar  un  cuentecillo,  talen- 
to conocido  para  remedar,  despejo  en  las  accio- 
nes, popularidad  en  los  modales,  boato  en  el 
estilo  i  osadía  en  los  pensamientos,  sin  olvidar- 
se jamas  de  sembrar  los  sermones  de  chistes, 
gracias,  refranes  i  frases  de  chimenea  encajadas 
con  grande  donosura,  no  solo  se  arrastraba  los 
concursos,  sína  que  se  llevaba  de  calles  los  es- 
trados.—(^JS*/  Padre   Isla.) 


LECCIÓN  xvir. 

Verbos  irregulares. 

Los  de  mas  frecuente  uso  o  que  tienen  ma- 
yores irregularidades  son :  andar,  ir,  traer,  valer, 
poder,  decir,  etc.  que  conjugamos  a  continua- 
ción. Los  tiempos,  números  i  personas  en  que 
no  cabe  irregularidad  se  conjugan  exactamente 
como  los   verbos  regulares. 


£L>  IJVSTMTIjTO  JV»ÍCIOJVjMJL. 


CABER. 

hidicativo  presente. 


Yo  quepo. 
Tú  cabes. 
El  cabe. 

Pretérito  perfe 

Yo  cupe. 
Tú  cupiste. 
El  cupo. 
Nos.  cupimos. 
Vos.  cupisteis. 
Ellos  cupieron. 


fedo. 


Nos.  cabemos. 
Vos.  cabéis. 
Ellos  caben. 

Fíituro. 

Yo  cabré. 
Tú  cabrás. 
El  cabrá. 
Nos.  cabremos. 
Vos.  cabréis. 
Ellos  cabrán. 


Que  yo  quepa, 
„     Tú  quepas. 
El  quepa 


Subjuntivo  presente. 

Que     Nos.  quepamos. 


Vos.  quepáis. 
Ellos  quepan. 


Pretérito  imperfecto.  Futuro. 


Que  yo  cupiere. 
,,     Tú  cupieras. 
„     El  cupiere. 
„     Nos.   cupiéramos. 
„     Vos.  cupiereis. 
„     Ellos  cupieren. 

Saber  sigue  la  conjugación  de  Caber;  pero  la 
primera  persona  del  singular  del  presente  de 
indicativo  es  yo  sé. 


Que  yo  cupiera. 
Tú  cupieras. 
El   cupiera. 
Nos.  cupiéramos. 
Vos.  cupierais. 
Ellos  cupieran. 


ANDAR. 


Indicativo. 

Pretérito  perfecto. 

Yo  anduve. 
Tú  anduviste. 
El  anduvo. 
Nos.  anduvimos. 
Vos.  anduvisteis. 
Ellos  anduvieron. 


Subjuntivo, 

Pretérito  imperfecto. 

Que  yo  anduviera. 
„  Tú  anduvieras. 
„  El  anduviera. 
,,  Nos.  anduviéramos. 
„  Vos.  anduvierais. 
„  Ellos  anduvieran. 


Futuro. 


Que  Yo  anduviere. 
„  Tú  anduvieres. 
„    El  anduviere. 


Que  Nos.  anduviéremos. 
,,     Vos.  anduviereis. 
„     Ellos  anduvieren. 


El  verbo  estar  tiene  las  mismas  anomalías  que 
andar,  i  a  mas  la  de  decir  en  el  presente  de  in- 
dicativo: yo  estoi,  tú  estás  él  está,  nosotros  esta- 
mos, vosotros   estáis,   ellos  están. 

(Continuará.) 


De  Aritmética  decimal  práctica  i  razonada,  escri- 
tas en  francés  por  L.  Bomballet  i  tradiuidas 
por  Pedro  Deleon   Y.,  alufnno  maestro 
del  Instituto  Nacional. 

(Continúa.) 

Problemas  sobre  la  suma  de  nímeros  enteros. 

1.  Una  escuela  está  dividida  en  dos  seccio- 
nes: la  primera  contiene  38  alumnos  i  la  segun- 
da 34  ¿Cuántos  alumnos  hai  en  la  escuela? 

2.  Un  mercader  ha  llevado  al  mercado  la 
primera  vez  45  hectolitros  de  trigo:  le  quedaron 
aun  69  hectolitros;  ¿cuántos  hectolitros  tenia  el 
mercader  antes  de  sacar  del  granero  los  hectoli- 
tros que  llevó  al  mercado?  ( i ) 

3.  Un  caballo  costó  376  pesos;  ¿en  cuánto 
debe  venderse  para  ganar  89  pesos? 

4.  Un  padre  de  familia  gana  686  pesos  por  año 
i  su  hijo  275  pesos;  ademas  posee  una  casa  que 
le  deja  por  los  alquileres  60  pesos;  una  huerta 
que  le  produce  18  pesos  i  un  terreno  que  le  pro- 
duce 5 10  pesos.  ¿Cuál  es  la  cantidad  de  que  ese 
padre  de  familia  puede  disponer  al  año? 

5.  ¿Cuál  es  la  población  de  una  Ciudad  ha- 
biendo 365o  niños,  3000  niñas,  1845  hombres 
adultos,  2350  mujeres  adultas,  368  hombres  viu- 
dos i  259  mujeres  viudas? 

6.  Cuál  es  la  población  de  los  siguientes  de- 
partamentos de  la  República  si  hai  en  el  departa- 
mento de  Guatemala  100,000  habitantes;  en  el 
de  Quezaltenango  94.000;  en  el  deZacatepequez 
48,000,  en  el  de  Totonicapaní  14,000,  i  en  el 
de  Chiquimula  70,000? 

7.  Un  hacendado  ha  hecho  construir  una  casa, 
una  granja,  un  tren  para  beneficiar  café  i  una 
caballeriza;  i  ha  empleado  en  la  construcción  de 
la  casa  30,548  pesos;  en  la  de  la  granja  5,678 
pesos;  en  la  del  tren  29,564  i  en  la  caballeriza 
2,632  pesos.     ¿Cuánto  empleó  por  todo? 

8.  Un  individuo  gasta  al  año  las  siguientes 
cantidades:  575  pesos  por  su  alimentación,  276 
en  repartir  a  los  pobres  i  900  pesos  en  otras 
COSÉIS.    ¿Cuánto  gasta  al  año? 

9.  Tres  alumnos  han  sido  castigados  en  una 
clase:  el  primero  ha  tenido  que  copiar  2  5  ren- 
glones de  historia;  el  segundo  18  renglones  i  el 
tercero  32  renglones.  ¿Cuántos  renglones  co- 
piaron entre  los  tres? 

10.  Un  panadero  dice  que  vendió  el  Lunes, 
186  kilogramos  de  pan  por  33  pesos;  el  Martes 
168  kilogramos  por  27  pesos  i  el  Miércoles  145 
kilogramos  por  2  5  pesos.  ¿Se  desea  saber  cuán- 
tos kilogramos  de  pan  vendió  i  por  qué  pre- 
cio? (2) 

(1)  Hectolitro,  medida  que  se  usa  para  los  granoá 
i  los  líquidos. 

(2)  KiU^gramo,  medida  que  sirve  para  los  pesos. 


i:t.  gjrs'JM Tt/ro  jwti 'ío.^-^m.. 


1 1 .  Cuatro  trabajadores  se  dividieron  cierta 
suma  de  dinero;  al  primero  le  tocaron  92  pesos; 
al  segundo  180;  al  tercero  340  i  al  cuarto  tanto 
como  les  habia  tocado  a  los  tres  primeros.  ¿Cuán- 
to le  tocó  al  último  i  cuál  era  la  suma  que  se  ha- 
bían dividido? 

12.  Una  persona  tiene  tres  lotes  de  tierra 
sembrados  de  maiz:  el  primero  de  25  áreas;  el 
segundo  de  1 6  áreas  i  el  tercero  de  12  áreas.  En 
el  primero  cosecha  127  fanegas  de  maiz;  en  el 
segundo  9Ó  i  en  el  tercero  68.  Se  desea  saber, 
¿Cuántas  áreas  sumaban  los  tres  terrea><is  i  tan- 
tas fanegas  de  mai;5  producían?  {3)       * 

13.  Desde  el  año  420  hasta  la  muerte  de  Lifis 
XV I.  La  I'rancia  fué  gobernada  por  treslamilas  o 
dinastías  de  reyes.  \ 

L>a  primera,  la  de  los  M^;ovinjios,  compuesta 
de  22  reyes,  duró  332  años.**  - 

L:i  segunda,  la  de  tos -^rlovinjios,  compuesta 
de  1  ;  reyes,  duró  235  años. 

L;í  tercera,  la  de  los  Cap(;tos,  compuesta  de  32 
reyes,  duró  8o()  años. 

¿Mn  r[ué  año  fué  (-1  aihcnimiento  de  la  segunda 
familia,  i  el  de  la  tercent?  1  la  muerte  de  Luis  X\'I? 
Cuántos  años  duró  el  reinado  de  las  tres  fami- 
lias i  cuántos  re\  es  se  cuentan  hasta  la  venida  de 
Luis  X\l? 

14.  Napoleón  üonaparte  nació  en  Ajaccio 
(Córcega)  en  1769  i  vivió  52  años,  ¿lin  qué  año 
niuriú. 


(■n:.-T¡(».\ARi()  V. 

:5S.  — Cuántas  son  las  operaciones  firtidainentales? — 
;.Cóiiio  .se  llaman? — ÍU).  Qué  es  definición?  ¿Qué  se  en- 
tieuile  por  teoría?  ¿I  por  práctica?  ^jPara  qué  sirve 
el  ejemplo?  ^jQué  indica  el  uso?  Cuáles  son  los  siy-nos 
(lue  í^e  usan  en  las  operaciones  fundamentales?  ¿En  qm' 
consiste  muí  prueba?— 4U.  Qué  os  proldema  en  Arilijn- 
lica?  Una  solusidií?— 41.  ¿Qué  se  entiende  por  un  prin- 
cipio?— 4l!.  ¿Qué  os  un  axioma:'' — 43.  ¿Qué  es  lastima? 
¿Cómo  se  llama  el  resultado  de  es.t*  operación?  44. 
¿Cuál  es  el  siurno  de  sumar? — •!■'*•  .^ft]t>  s"  indie^i  la 
suma? — 4(i.  ¿(,"ómo  se  lee  una  suma  ÍMÍ^.ida? — 47  ¿Qu<- 
ui  siífno  ileii;ii,alflad? — ^8    ¿Cómo   se  suman   va- 


se  il, 

ríos  números  de  un 
una  tabla  de  S'iinar 
dio  de  esta  tabla  la 
La  ¡f'oria  (]ue  se  sit: 
puestos.— óii.  L«  i,x-. 
ros  compuestos.-  .";; 
neu  los  sumamin-  'l^- 
de  sus  unidades  ->• 
raieuza  a  sumar  por 
zu  por  la  izquiei'da? 
menzar  a  sumar  por 
.jü.    Cómo  se  suman 


lu  suma  dt 
.s.-:,4.  i'o 


¡a  dei-eelia?  ¿Porqué  no  se  couneu- 
¿En  qué  ca.so  será  iudiíerente  co- 
la dereeiía  o  por  la  iüqnierda?  - 
varios  números  que  terminan  en 
eeru;-*  ¿Qué  se  debe  hai-er  cuando  liai  que  sumar  C(duiii- 
nas  mui  larcas?—.')?  Cuántas  maneras  liai  para  j)robai- 
una  operacioa  de  sumar.*  ¿Cuál  es  la  piueba  ma»  fácil 
i  la   ma3empl«ada?--ó8.    (.'uále.s  son  los  usos  de  la  su- 


dida 


CAPITULO  VIL 


SUSTR. 


ACCIÓN    DE   LOS   NÚMEROS    ENTEROS. 

59.     Quitar  un  número  de    otro  que    le    sea 

mayor  es  ejecutar  lo  que  se  llama  una  Sustracción. 

La  snstracdon,  o  resta,  es  entonces,  itna  operación 

por  viedio  de  la  cual  se  averigua  el    exeso   cpic  hai 

entie  dos  números  de  la  misma  especie. 

El  resultado  de  esta  operación  se  llama,  resta, 
exeso  o  diferencia. 

Sea  resolver  el  problema  siguiente. 
L™    niño  supo  que  uno  de  sus  amigos  tenia  5 
I    reales  i   que    perdió  3  por  eíífer  jugando,  desea 
I    s^ber  cuantos  reales   le  quedan    todovía. 
I     -*Mefltalmeníe  quitando  uno  a  uno  de  los  5  rea- 
I    les,    los  3    perdidos,    ttMidrá    sucesivamente   por 
resto,  4,    3  i  2  i   dirá 
Número  de  i.  r  restado  de   5  rjuedan  .|. 
¡    reale  pt^rdi- ■    1   restado  tle  4  quedan  3 
I  *        dos.  ;    "^.j   rf'stado  de  3*quedan  2. 

Luego  quitando  3  veces  un  real  o  3  reales,  de 
5.   quedan    2  que    es  lo  que  se  deseaba  saber. 
Ln  esta    sustracción:, 
v''  es  el  número  mayor 'o  el  minuendo. 
3  es  número  mcnior,  o  el  sustraendo 
2  es  el  resultado,  o  la  dlferc-ncia. 
I'-s   e\idente  que  si  a  la  diferencia   2   se   le  a- 
gnga  el    sustraendo  3  la   suma  nos  dará  el   mi- 
nuendo 5.    Lo  que    se  espresa  diciendo: 

Oue  sí  al  sustraendo  se  le  agrega  la  diferen- 
cia  la   suma    es  igutfl  al  mifftiendo.""' 

60.  -La  palabra  menos  que  espresa  lu  resta, 
se  rejjresenta  en  la  escritura  poruña  línea  ho- 
rizontal   (  — )  que  se   coloca  entre  el   minuendo  i 

j    el   sustraendo,  i   como  hemos  dicho  es  el   signo 
!    de   la  sastraccion.  Se  llama  signo  negativo  i  tam- 
bién  se   les  da  este  mismo  nombre  a  los  núme- 
ros <|ui;   precede.  /: 

Así— 35. — 104    .scHi  números    negatí\os. 

61.  Para  indicar  "imS  resta,  se  escriÍK!i  mi- 
nuendo i  sustraendo. en, una  misma  línea  hori- 
zontal teniendo  cuidado  de  colocar  'el  minii.Mido 
p.-imero  i  luego  eí  sustraendo  i  entre  lo-;  tios  el 
signo   (-"),    menos. 

Ejemplos. 

(9-  -5),      (4''^9>    ^-:>\\)- 

('  ('oidin/í!vd. ) 


LECCIONES 

Kt<]ueiil»Ioiü  de  dibiOo   liiital   al   alcalice  de 

los  niñoú.  }«»!•  M.  R.  Ortega,  isiji  iiiei-o  ío- 

póirulVí  i  pi-íífesor  de  Je<ti¿i-atia  políli- 

(.•a-deseiíjitiva  del  Inslitiiiu  IVut'ioiíal. 

(Continúa.) 
LECCIÓN    VI. 

6,S.      En   el  trazado  de  las  líneas  se  eniplan  los 
lá])!ces  í    la  tinta   i\r   china.    Los    láiiíces    son    <\r 


236 


EL.  JJWS'TITUTO  JV^CIOJWHj. 


diversos  tonos  ¡  diferente  dureza:  loshai  qu^  dan 
trazos  mili  oscuros  i  son  mui  suaves  i  otros  dan 
tonos  mas  claros  i  son  mui  duros.  Los  fabrican- 
t<,'s  acostumbran  a  poner  en  la  estremídad  de  los 
lápices  la  indicación  de  su  clase,  empleando  letras 
6  /íúmeros.  Los  mejores  lápices  se  fabrican  co'n 
grafito  de  Siberia.  . ./ 

69.^-  Para  trazar  líneas  recta,s  elejiremos  un  lá- 
piz de  regular  dureza  cortado  en,  fiigura  de  cu- 
chilla como  aparece  en  el  grabaáp» 


Fi.íT.  -.VI. 
Tiene  astla  ventajade  podernos  servir  de  él  ma- 
chas veces  sin  desgastar  la  pimta  pero  debemos 
manejarlo  con  suavidad  para  que  no  raye  el  papel, 
70. — Para  trazar  líneas  curvas  es  preferible  u- 
sar  lapices  de  punta  cónica  bien  aguzada,  ya  sea 
para  adaptarlos  al  -porta-lápiz  de  ira  compás  o 
bien  para  deslizarlo  por  el  canto  de  pístóldcs  o  re- 
glas curvas,  (fig.  33.)  si  se  trata  de  curvas  irregu- 
lares. 


Fiír.  :;'5.      - 

71.— La  goma  elá:;tica  o  hule  S2  emplee  para 
borrar  los  trazos  hechos  por  el  lápiz:  debe  usarse 
con  suividad  al  principio  i  después  aumentar  el 
frotamiento;  de  lo  contrario,  lejos  de  conseguir 
nuestro  objeto  ensuciamos  el  papel  coniíña  man- 
clia  difícil  de  quitar.  Nunca  se  debe  usar  la  go- 
ma elástica  cuando  el  papel  está  híunedo  o  tiene 

72. — Después  de  haber  delineado  un  dibujo 
con  lápiz  nos  serviremos  de  la  tinta  de  china  para 
que  los  trazos  sean  permanentes.  La  buena  cali- 
dad de  la  tinta,  se  conoce  en  que  al  disolverla 
no 'presenta  granulaciones  sino  que  forma  una 
especie  de  barnis  negro  i  tornasolado.  Ademas 
debe  secarse  pronto  i  no  ensuciar  el  papel  cuan- 
do se  pase  sobre  las  líneas  bien  secas  el  dedo  o 
un  pincel  humedecido.  En  el  comercio  se  espen- 
de la  tinta  de  china  en  forma  de  jpequeñas  barras 
como  la  que  ponemos  a  continuación. 


pleamos  el  tira-líneas  descrito  en  la  lección  an- 
terior. Se  disuelve  un  poco  de  tinta  en  un  pla- 
to i  tomando  con  un  pincel  la  cantidad  necesa- 
ria empaparemos  la  parte  interior  de  las  len- 
güetas del  tira-líneas,  regulando  por  el  tornillo  la- 
teral el  grueso  que   deba  ^arse   a  los  trazos. 

•  Ntinca  se  ..debe  usar  la  tinta  disuelta  el  dia 
anterior  porque  presenta"  grumos:  diariamente 
se. disolverá  la  cantidad  que  se  necesite. 
-  74. — Para  evitar  el  oxido  que  corroería  las 
estrcmidades  de  las  lengüetas,  conviene  lavar  i 
secar  convenientemente  estos  instrumentos  pro- 
curando q^iie   no  contengan  gro.sa  :il  emplearlos. 

75. — Las  líneas  que  no  <  .'.lén  bien  trazadas 
se  borrarán  con  una  cuchilla  apropiada,  frotan- 
do en  siguida  la  parte  escabrosa  del  papel  con 
un  cuerpo  bien  pulido  como  una  cuchilla  de 
marfil,  o  un  diente  de  caballo  que  es  lo  que  ge- 
netalmente    se  usa. 

76. — El  papeí  que  se  emplea  para  dibujo  que 
llamamos  de  marqtiilla  debe  ser  bien  batido  i  pre-' 
sentar  una  superficie  uniforme  lo  que  se  conoce 
si  se  le  mira  al  traslu:/. 


ara    preparar 


inel    destinado 


al  dibujo  se  proc(-derá  como  sigue:  dóblese  las  ■ 
orillas  del  ]iapf'l  como  formando  márjenes:  hu- 
medéscase  la  cara  posterior  con  una  esponja  i 
pegúese  al  tablero  sirviéndose  de  la  goma  que 
se  untará  en  las  orillas.  Si  presenta  el  papel  al- 
gunas arrugas  estas  dcs;i¡:»areccxán  al  secarse. 
No  se  debe  espont-r  el  tablero  al  sol  para  abre- 
viar la  operación  i  que  el  pajíeí  seque  pronto, 
porque  entonces  quedan  arrugas  qiu'.  difícilmen- 
te seduitan;  lo  mejor  es  hacerlo  secar  al  aire 
libre. 

70. --.Antes  de  comen,íar  un  dibujo  con\iene 
escuadrar  el  papel  tra.7.ando  paralelas  á  las  ori- 
llas fijadas  con  la  goma.  Terminado  el  dibujo 
se  pasar4  una  cuchilla  sobre  dichas  paralelas  i 
se  retira  el  papel.  •-   •. 

79.— Como  en  el  dibujo  lineal  no  se  conside- 
ran sombras  nj  colores  el  relievie  se  da  ,á  los  ob- 
jetos aumentado  el  grueso  de  las  lineas  que 
corresponden  a'ia  parte  de  sombra.  Generalmen- 
te se  dibujan  los  objetos  suponiéndolos  ilumi- 
nados por  la  izquierda  estando  la  luz  a.p  ;  por 
consiguien.te,  la  parte  de  la  derecha  está  en 
sombra  i  allí  deben  corresponder,  las  líneas  de 
mayor  grueso. 

CüEsa'lONARlO. 

fiS. — fjQiié  útiles  ?e  emplean  en  el  trazadr.  de  la< 
li'noa?.  (iO  i  70.  ¿yu(í  corte  debe  darse  a  ios  lápiccá  i'u 
el  trazo  de  limetas  i  curvas?  7 ¡.  Uso  de  la  goma  clástica. 
T'J,  T:í  i  7  t.  Cualidades  que  debe  tener  la  tinta  de 
ciiina  i  modo  de  emplearla.  75.  U.«o  de  la  cuchilla  i  el 
diente.  76,  77  i  78.  Preparación  del  papel.  79.  ufanera 
de  representar  el  relieve  de  los  objetos  eu  dibujo  lineal. 


(Cor, 


r.ará.) 


El.  IJySTlTlITO  J%\fi€lOjyjlL.. 


23T 


LECCIONES 

De  Física  experimental  precedidas  de  algunas  no- 
ciones de  Mecánica,  para  uso  de  los  niños,  por 
el  Dr.  Bario  González,  Profesor  de  Mecá- 
nica y  Física  en  el  Institulo  Nacio- 
nal de  Qjíatcmala. 

(Continúa.) 

LECCIÓN  IX. 

PÉNuur.o. 

1.  — 1>0ÍlllÍCÍOIl.  Figairémonos  una  bolita 
de  plomo  C  suspendida  de  un  hilo,  fijo  a  un  pun- 
to A,  como  se  ve  en    la    fi;5ura  31 :  este  pequeño 


apaiato,  que  es  una  plomada,  está  en  equilibrio, 
porcjue  por  una  parte  la  gravedad  tira  de  la  bo- 
lita hacia  abajo  y  por  otra  la  resistencia  del  hi- 
lo se  opone  á  su  caida;  pero  si  se  desvia  la 
bolita  de  la  vertical  hacia  el  punto  B  y  se  a- 
bandona  á  sí  misma,  desciende  hacia  la  vertical, 
pasa  al  otro  lado  hasta  el  punto  D  y  continúa 
asi  moviéndose  de  un  lado  á  otro  de  la  misnia 
vertical  en  arcos  mas  )'  mas  pequeños  hasta  vol- 
ver á  quedar  en  quietud.  Este  aparatito  se  lla- 
ma pendido;  su  movimiento  de  un  estremo  á  o- 
tro  del  arco   BD   se  llama  una  oscilación. 

2.— €csíicioii  <Iel  inoviiiiíciilo 
o^rílaíofio  <l<»  un  }>en<luIo.  Si  un 
péndulo  se  moviera  en  el  vacío  y  no  hubiera 
XOQ.C.  en  el  centro  de  suspensión  ó  punto  por 
donde  se  considera  fijo  el  hilo,  nunca  cesaria  de 
m.üverse,  porque  la  gravedad  actúa  siempre  de 
la  misma  manera  sobre  él.  Del  punto  B  al  pun- 
to C,  descenderla  por  efecto  de  la  gravedad;  de 
C  á  D  subirla  por  la  ley  de  inercia  ó  velocidad 
adquirida  y  de  D  á  B'  volvería  á  recorrer  el 
mismo  arco  por  las  mismas  causas,  y  asi  sucesi- 
vamente. Aquellas  condiciones  nunca  pueden 
realizarse  porque  los  péndulos  mas  perfectos  que 
puedan  construirse  se  mueven  siempre  en  el 
aire  y  tampoco  se  puede  evitar  el  roce  en  el 
centro  de  suspensión.  Por  consiguiente,  estas 
des  causas,  resistencia  del  aire  y  roce,  van  po- 
co á  poco  atenuando  el  movimiento  hasta  dejar 
inm.óvil    el  péndulo. 

•í.—  l^eyes  de  las  oscilaciones 
del    péndulo.  Las  oscilaciones   de  un  pén- 


dulo están    sujetas  á  cuatro  leyes,  que  procura- 
remos  explicar  con  la  mayor  claridad  posible. 

Ley  I."'  Las  pequeñas  oscilaciones  de  un  pén- 
dulo se  hacen  en  tiempos  iguales.  Se  entiende 
por  pequeña  oscilaciotí  la  que  no  pasa  de  10 
grados,  es  decir,  que  el  arco  recorrido  por  el  pén- 
dulo no  hade  pasar  de  logrados  de  circunfe- 
rencia. 

El  hacerse  las  oscilaciones  en  tiempos  iguales 
no  significa  que  los  arcos  recorridos  sucesiva- 
mente por  el  péndulo  sean  iguales  (el  arco  reco- 
rrido durante  una  oscilación  se  llama  amplitud  áe. 
la  oscilación);  ya  sabemos  que  estas  amplitudes 
van  siendo  mas  i  mas  pequeñas;  pero  aunque 
vayan  decreciendo  siempre  se  recorren  por  el  pén- 
dulo en  tiempos  iguales.  Si,  por  ejemplo,  la  pri- 
mera amplitud  fué  de  10  grados  y  se  recorrió  por 
el  péndulo  en  un  segundo  de  tiempo,  las  siguien- 
tes, aunque  vayan  disminuyendo  se  recorrerán 
también  cada  una  en  un  segundo.  Se  puede  com- 
probar fácilmente  esta  ley  por  la  experiencia  del 
modo  siguiente:  se  separa  bastante  im  péndulo  de 
la  vertical  y  se  cuenta  })or  medio  de  un  n.'loj  de 
segundos  el  tiempo^que  emplee  en  hacer  [40  osci- 
laciones por  ejemplo.  Se  separa  en  seguida 
poco  ^de]  la  vertical  el  péndulo  y  observaremos 
entonces  que '40  oscilaciones  se  hacen  en  el  mis- 
mo tiempo  que  antes. 

Esta  ley  fué  descubierta  por  Galíleo,  elfmis- 
mo  físico  que  descubro  la  i.^  ley  de  la  caida 
de  los  cuerpos.  Se  refiere,  que  siendo  muy  jo- 
ven se  fijó  en  el  movimiento  oscilatorio  de  una 
lámpara  suspendida  en  la  bóveda  de  la  catedral 
de  Pisa,  observando  que  sr.s  oscilaciones  las  ha- 
cia en  el  mismo  tiempo.  Esta  ley  se  llama  ley 
del  isocronis7no  del  péndulo.  La  palabra  isocronis- 
mo viene  de  dos^voces  griegas:  isos  cosa  igual 
y^orconos   tiempo. 

Ley  2.^^  \.Enl péndulos  de  desigual  lorgitud  es 
proporcional  la  duración  de  las  oscilaciones  á  la 
raiz  cuadrada  de  la  longitud.  Para  demostrar 
esta  ley  tomemos  tres  péndulos  a,  b  c.  (Fg.  32), 


*ia'  j,'  y  mí  ' 


Fig.  32. 

cuyas  longitudes  respectivas  sean    i   decímetro,- 
4  decímetros;  y  9  decímetros  haciéndolos  oscilar  al 


238 


JSX>  IJVSTtTMJTO  JVJJCI4ÍJ\\/tI^ 


mismo  tiempo,  igualmente  separados  déla  vertical, 
notaremos,  que  si  el  primero  hace  su  oscilación  en 
un  segundo,  el  de  4  decímetros  la  hace  en  dos  se- 
gundos y  el  de  9  en  3  segundos,  lo  que  prueba 
la  ley,  puesto  que  los  niimeros  2  y  3  son  las 
raíces  cuadradas   de   4  y  9. 

Ley  3.  ^  Un  pétulnlos  de  igual  longitud,  la 
duración  de  las  oscilaciones  es  la  misfna  ciialqiiie- 
ra  <jue  sea  la  materia  de  que  estén  fortnados.  Su- 
pongamos que  los  dos  péndulos  c  y  d  (Fig.  32), 
de  igual  longitud,  sean  el  uno  de  marfil  y.  el  o- 
tro  de  plomo;  si  los  separamos  igualmente  de 
Li  vertical  y  los  dejamos  oscilar  observaremos 
que  hacen  casi  en  tiempos  iguales  el  mismo 
número  de  oscilaciones. 

Ley  4.  '^  La  duración  de  las  oscilaciones  de  un 
péndulo  en  un  punto  cualquiera  de  la  Tierra,  está  en 
razoTí  Í7iversa  de  la  raiz  cuadrada  de  la  intensidad 
de  la  gravedad.  Esta  ley  no  puede  comprobarse 
sino  es  observando  un  péndulo  en  diferentes  la- 
titudes de  la  tierra.  I ma<i'i neniónos  que  un  pén- 
dulo hace  en  el  Ecuador  5o  oscilaciones  en  cier- 
to tiempo:  si  del  Ecuador  \'amos  marchando  ha- 
cia ol  polo  notaremos  que  las  mismas  5o  osci- 
laciones ias  \a  haciendo  el  péndulo  en  tiempos 
mas  y  mas  cortos,  en  proporción  á  lo  que  sea 
la  raiz  cuadrada  de  la  intensidad  de  la  grave- 
dad en  cada  lugar.  Asi  es  que  un  péndulo  en 
el  Ecuador  tarda  mucho  mas  tiempo  en  hacer 
cierto  número  de  oscilaciones  que  lo  que  tarda 
en  el  polo  para  hacer  el  mismo  número  de  os- 
cilaciones. Se  entiende  que  no  ha  de  variar  la 
longitud  del  péndulo  y  que  las  amplitudes  han 
de  ser  las  mismas  en  las  diferentes  latitudes. 
Hemos  mencionado  la  4.  ^  ley  para  comple- 
tar esta  lección,  pues  bien  sabemos  que  para  ios 
niños  es  difícil   comprenderla. 

(Contiiivará.) 


CURSO   SUPERIOR    DE   PEDAGOGÍA. 

Xwdletociologla.. 

Por  Eüstacio  Santamaría  S. 

Proffsor  de  la  ciencia  en   las  Esmelas   Normales  de 
Cundinamarca. 

(Continíia.) 

V. 

Didáctica. 

La  Pedagqjía  propiamente  dicha  se  divide  en  dos  par- 
tes, a  saber:  en  Pedagojia  jeneral  o  Didáctica,  i  en  Pe- 
dagojia  especial  o  Metodolojia. 

Arriba  se  demostró  que' la  enseñanza  debe  cuidar  de 
tres  objetos  principales  q)ie  hemos  llamado,  respectiva- 
mente: '-í  objeto  materi(d,elfo7-jiiali  el  práctico.  Estos 
tres  objetos  pueden  expresarse  en  tres  preguntas,  así: 
¿<iué  lia  de  enseñarse?  ¿Cómo  ha  de  enseñarse?  i  ¿Para 
qtíS  Im  líe  énsi^'H'arsE*? 


La  primera  do  estas  preguntas  se  refiero  a  la  materia; 
la  segunda  a  la  forma  o  manera  como  se  ha  de  enseñar 
esa  materia,  i  la  tercera  a  la  utilidad  futura  del  apren- 
dizaje. 

Supuesto  que  los  dos  primeros  interrogantes  compren- 
den todos  los  objetos  de  la  enseñanza,  no  hai  para  qué - 
contestar  el  íiltimo  de  ellos  de  una  manera  particular. 
El  qvé  i  el  cómo  de  la  enseñanza,  son  en  realidad  las  dos 
cuestiones  cardinales  que  sirven  de  centro  a  la  teoria  del 
arte. 

La  Didáctica  contesta  dichas  preguntas  de  xiny,  mane- 
ra jeneral,  entre  tanto  que  la  Metodolojia  las  trata  de  un 
modo  especial. 

1-  ®  ¿Qué  ha  de  enseñarse  en  una  Escuela  pública  pri- 
maria? I']l  número  de  ciencias  que  componen  la  enseñan- 
7a  en  un  estableciniiento  de  educación  es  \*ariadisimo, 
por  cuanto  a  que  se  refiere  a  los  distintos  ramos  del 
saber  humano. 

La  cantidad  do  objetos  sujetos  a  nuestra  intelijencia 
es  inmensurable,  toda  vez  que  cuanto  existe  pu<^de  ser 
objeto  de  nuestro  entendimiento.  La  inmensa  extensión 
del  conocimiento  tiene  í;-e.9-c««¿ro.s,  a  cuyo  alrededor  j¡- 
ran:  Dios,  el  mundo  i  el  hombre. 

La  ciencia  qiu;  nos  enseña  ti  conocer  a  Dios  se  llama 
Teolojía;  la  que  estudia  el  mundo  lleva  el  nombre  de 
üosmohj'id:  enie:¡(li,'Midose  por  J  ,¡ínii,ih,¡:,,,  la  (]ue  se  o- 
cupa  del   },o,iibn'. 

Cada  uno  de  estos  ramos  se  t¡i\  ¡1.'  en  ¡nriiiidados  de 
otras  ciencias.  La  Cosmo'ojía  com|)ron(io.  por  ojcnijílo  la 
astronomía,  la  jeolojia,  la  jooirnlin,  las  llauíadas,  cien- 
cias naturales,  etc.  L^anfro]>uto¡ía  encierra,  en  primer 
lugar,  \&somatolo}ía  i  la  psicolojía;  i  pertenecen  ademas  a 
ella  todas  las  ciencias  que  deben  su  existencia  a  la  in- 
vestigación, arte  i  trabajo  del  hombre,  tales  como  la  his- 
toria, la  política,  la  filosofía  i  las  artes  de  todas  clases. 

Ahora  cabe  averiguar  en  qii<^  relación  cst.i  la  pregun- 
ta: ¿qué  ha  de  enseñarse  en  una  Escuela  ))'iblica  prima- 
ria, en  lo  que  se  refiere  a  los  tres  ramos  del  saber  huma- 
no? El  niño  vive  en  el  mundo  como  en  su  patria:  por  lo 
tanto,  tiene  que  aprender  n  conocer  el  nuindu.  El  es,  a- 
demas,  un  ser  dotado  con  disposiciones  i  facultades,  de  lo 
cual  se  desprende  que  tiene  que  aprender  a  conocei-se 
a  si  mismo  i  a  los   den»as  sei'cs  de  su  especie. 

Difícil,  por  cierto,  nos  seria  enseñ  u'  a  los  niños  en  u- 
na  Escuela  oficial  primaria,  lo  que  propiamente  se  llama 
Antropoloj'n-,  pero  si  les  referimos  los  hechos  históricos 
de  los  hombres,  si  les  contamos  todo  cuanto  ellos  han  al- 
canzado en  las  ciencias  i  en  las  artes,  los  conocerán  en 
sus  actos  i  obras,  i  tratarán  de  imitarlos.  I  como  tanto 
el  mundo  <'omo  el  hombre  han  sido  creados  i  se  concer- 
van  por  Dios,  natural  es,  por  tal  razón,  que  el  niño  estu- 
die a  Dios. 

De  todo  lo  anteriormente  dicho  deducimos  que  el  ni- 
ño tiene  que  hacer  estudios  teolójicbs,  cosmolójicos  i  an- 
tropolójicos;  vues  que  es  sobre  estas  tres  Uises  que  tieni' 
que  descansar  toda  la  enseñanza  elemental. 

Las  ciencias  que  tratan  de  Dios,  del  mundo  i  del  hom- 
bre, por  ser  los  centros  cardinales  a  que  se  reduce  el  sa- 
ber, indican  claramente  a!  Institutor  los  puntos  sobre  los 
cuales  deben  versar  sus  lecciones  sobre  el  particular. 

La  Eícuela,  cualquiera  que  ella  sea,  tiene'que  'basar 
sus  tareas  en  dichos  tres  centros  cardinales  de  la  ciencia, 
si  acaso  pretende  que  se  le  tenga  por  tal,  o  para  expre- 
sarnos con  mayor  claridad,  si  en  ella  ^e  desea  formar 
hombres  en  todo  el  sentido  de  la  palabra. 

Fácil  e.-,  comprender  que  al  decir  en  toda  Escuela  de- 
be enseñarse  tedq/'ía,  cosniolojía  i  antropolo/ía.  no  hemos 
querido  aseverar  que  estas  se  trasmitan  a  foudo  en  todas 
sus  partes,  supuesto  que  no  aleanzn  la  vida  de  un  hombre, 
ni  aun  la  de  muchos,  para  estudiar  por  entero  una  sola  do 
ellas,  mucho  menos  el  corto  peiiodo  de  ticm¡io  que  el  ui- 
ñ  )  r>!"rina:ic:^o  c;i  la  E-'rnc!:i. 


i^i.  i.v.sjt  i  i  io  ,y\n  io,\\iM^. 


Do  la  (.iase  de  Escvela  depende  en  absoluto  el  número 
do  ]inntos  que  so  han  de  escoijer  dentro  de  las  tres  cien- 
cias fundamentales;  i  no  solo  este  número,  sino  también 
la  cantidad  lie  materia  qne  comunmente  llamamos  )jc7(- 
sum.  A  nuestra  intelisrencia  no  se  le  puedo  ocultar 
que  en  una  Escuela  pública  primaria,  donde  el  niño 
pasa  el  sesrundo  lustro  de  su  vida,  no  pueden  enseñar- 
se las  mismas  cosas,  ni  en  cuanto  su  naturaleza  ni  en 
cuanto  a  su  cantidad  i  ostensión,  que  en  una  Escuela 
superior.  ¡I  la  cual  concurren  jóvenes  de  mayor  esperien- 
cia.  El  número  de  materias  de  enseñanza  i  el  pensum 
do  cada  una  de  ellas  constituye  el  Plan  de  Esf.udlofi, 
que  es,  por  decirlo  así,  la  pauta  a  que  ha  de  sf-ñirse  el 
Institutor,  toda  vez  que  él  no  tiene  la  facultad  de 
escoorer  los  puntos  sobre  que  debe  instruir,  ni  de  fijar  la 
e.xtfnsion  de  cada  nno  de  ellos. 

El  Cueiyx)  le¡lslativo.  al  resolver  sobre  el  i>articular 
tiene  ([ue  tener  en  cuenta  lo  anteriormente  dicho,  ó  sea, 
sentar  como  ciencias  fundamentales  las  que  por  tales 
reconoce  todo  ol  mundo,  escojiendo  dentro  de  las  que  las 
componen  las  que  mejor  conven<?an  o  concuerden  con  la 
clase  de  Escuela  a  que  se  refieren,  entendiendo  para  ello 
al  fin  o  mira  que  se  propone,  i  a  la  edad  i  demás  condi- 
ciones, tanto  psíquicas  comí  sociales,  do  los  niños  que 
han  lio  acMidir  a  ella  en  busca  de  educación  e  instrucción. 

Poi'  lo  sreneral  se  dividen  las  materias  que  constitu- 
yen el  Phoi  d"  Eetudioi  do  una  Escuela  pública  prima- 
ria cu  ideas.  reaJes  í  ténirai. 

Las  llamadas  materias  itleale^.  comprende  la  religión 
i  los  estudios  frramaticales;  a  las  roaJcn  pertenecen  la 
arimiHica,  la  geometría'- la  geografía,  la  historia  i  las 
ciencias  naturales;  por  téaicna  eutiondense  la  escritura, 
el  dibujo,   la  música  i  la  calisténica. 

Esta  clasificación  de  las  enseñanzas  no  están  cate- 
górica que  no  pudiera  sufrir  algunas  modificaciones; 
mas  por  nuestra  parte  i  de  acuerdo  con  ol  sentir  de 
ilustres pedasíoyos.  la  hallamoss  digna  déla  aprobación. 

'2.  -  ;.C'onio  ha  de  enseñarse  en  una  Escuela  pública 
primaria?'  Est:í  visto  que  el  Mnentro  nada  puedo  en 
cuanto  a  la  primera  narte  deque  trata  la  Did íctica. 
Sus  funciones  son  pnsivas:  su  del>er  es  desarrollar  el 
Plan  de  en'udios  ixsi  como  lo. ordena  la  lei;  ceñirse  a  él 
como  a  una  pauta;  en«eñar  las  materias  impuestas  por 
el  Lesrisludor  dentro  del  término  prefijado  i  en  la  canti- 
dad determinada.  Esta  sabia  disposición  menoscaba  en 
cierto  modo  la  autoridad  del  Maestro.  \)ern  en  cambio 
iisc/ura  mas  l;t  buenri  educación  <]■■]  jiueblo  o  .-ica  su 
poT-venir 

KnU-e  tanto.  In  seaunda  parte  de  la  Did  u  ti,-.,,  de  la 
I int*  en  seguida  nos  ocupamos,  ci)ticierne  en  absoluto  ni 
lii-^titutor:  ella  averisrüa  por  la  moner»  o  modo  como 
hu  de  darse  la  en«eñinzft  en  g(?neral. 

El  éxito  de  lu  instrucción  elemental  no  depende  Ihu 
solo  de  la  acertada  elercion  de  las  material  sino  aún 
todavía  mas.  de  In  f'ornw  de.  la  ensehaimi.  Todo  objeto 
tiene  su  forma,  i  solamente  en  ella  es  lo  que  es.  La 
forma  es,  como  dice  el  filósofo  Tlegel,  la  sustanci.i  de 
las  cosas.  ,\plicando  esta  verdad  a  la  enseñanza,  resul- 
ta que  la  sustancia  de  ella  se  halla  en  un  forma.  Por 
eso  dice  con  mucho  acierto  DiestTweg,  el  mas  notable 
pedagogo  que  ha  producido  el  siglo  presente:  "£"/  m-'.t  .- 
íio  es  tan  importante  como  /((  materia  i  el  (o//ío  t;ni 
necesario  como  el  qȎ.  asi,  la  fuerza  de!  Jtlo'ittro  esf;| 
en  su  método." 

Arriba  dijimos  que  considerábamos  la  Ped'Mjoi'ut  qo- 
uio  la  mas  difícil  de  todas  las  artes.  El  pintor,  el  escul- 
tor, el  músico  traljajan.  como  el  pedairogo,  conforme  a 
■  ideas  arliiti'us,  con  solo  la  diferncia  que  aquellos  lo  ha- 
cea  en  materias  que  eu  sí  son  muertas,  mientras  que  este 
es  en  fuerzas  vivas.  Por  esa  razón  ocupa  el  arte  de  en- 
señar un  lugar  mas  elevado,  siendo  asi  también  mucho 
mas  difícil.  ¿Habrá  acaso  quien  no  halla  visto  luchar 
yfne^frf)".  de  los  nuis  tntent*»sos.    por  fuio'!  cnteroíi.  cott 


enicñanza,  pensando  i  buscando  constanemente  las  for- 
mas mas  acertadas  para  trasmitir  las  distintas  materias, 
para  educar  a  los  niños  de  acuerdo  con  su  capacidad  i 
con  el  desarrollo  progresivo  de  sus  facultade»."  Los  mas 
diestros  en  el  arte  no  pueden  meiios  de  confesar  que 
diariamente  tropiezan  con  tantos  inconvenientes  en  la 
enseñanza,  que  les  hacen  dudar  do  sus  aptitudes,  cono- 
cimientos i  csperiencia  pedagójica.  Los  Institutores  sin 
conciencia  qno  miran  el  arto  do  enseñar  como  un  oficio 
material,  ignoran,  por  cierto,  todas  estas  dificultades. 

La  Didáctica  no  se  ocupa  sino  do  los  métodos  i  do  las 
reglas  jenerales  de  la  enseñanza,  es  decir,  do  los  métodos 
i  reglas  que  tienen  aplicación  en  todas  las  materias  quo 
componen  el  aprendisaje  en  una  Escuela,  i  quo  son,  por 
lo  tanto,  aplicables  a  todos  los  casos  quo  ocurran  en  la 
trasmisión  de  los  conocimientos.  <. 

El  Instructor  en  el  ejercicio  de  sus  funciones  tiene , 
que  ver  con  el  espíritu  de  los  niños  i  con  ]asf)cerzas  in- 
telertuales  de  los  mismos.  El  Maestro  trasniit»?  al  espíritu 
do  sus  educandos  ideas  del  mundo  material,  o  del  abs- 
tracto, o  del  ideal,  para  que  aprendan  por  medio  de  e- 
llas  a  definir,  juzgar  i  decir.  Las  ideas  se  forman  en.  el 
alma  de  la  infancia  por  medio  do  los  objetos.  El  Peda- 
gogo trata,  por  lo  tanto,  do  llevar  ¡deas  al  espíritu  do 
los  niños  mediante  los  objetos,  ayudado  de  uno  de  los 
instrumentos  didácticos  mas  poderosos  de  que  dispone 
el  hombre:  la  palabra.  Pero  ¡cuan  diversas  son  las  ide- 
as, i  cuan  difícil  es  a  menudo  poner  al  niño  en  capacidad 
de  pensar  clara  i  distintamente,  con  plena  conciencia, 
acerca  de  ellas! 

Llamase  por  eso  método,  ©I  modo  o  la  manera  como 
el  Maestro  lleva  ideas  al  alma  del  niño  por  medio  de  la 
enseñanza,  i  como  las  eleva  a  la  claridad  i  distinción 
mas  completa;  o,  en  términos  mas  precisos,  el  modo  do 
trasmitir  al  espíritu  nociones  espirituales,  de  manera 
que  vengan  a  ser  propiedad  espiritual  del  alumno. 

Se  conocen  muchos  i  mui  diversos  métodos.  Cuando 
el  Maestro  recita  i  hace  repetir  de  los  niños  una  frase, 
una  canción,  una  historia,  etc.  hasta  que  esto  la  hayan 
tenido,  entonces  hace  apmider  de  memoria  i  emplea  el 
método  material.  Toda  vez  que  el  Iiistitu^tor  da  la  ense- 
ñanza eu  forma  de  discurso,  hace  uso  del  método  ac-roa- 
rnático.  Se  entabla  conversación  con  los  niños  i  les  haco 
preguntas  que  estos  le  contestan,  emplea  el  método  ero- ' 
temático  o  Ínter rosrrtivo.  Distíugenso  ademas,  el  método 
de  In  dp.<icomp')sicion,  llamado  analítico  i  el  de  composi- 
rion,  \hnia(\o  siutt'iico. 


■.<•) 


L.\.  i'Ki.MKKA  KiünuTüLA  Poi'LL.'iK.  -El  primero 
que  ha  pensado  en  las  bibliotecas  populares  es 
Frankün.  Si  cada  uno  de  nosotros  tiene  un  vo- 
lumen, i  lo  pone  a  la  disposición  de  los  demás, 
resultarán  dos  volúmenes.  Pongamos  cieiito, 
doscientos,  trescientos,  tendremos  cada  uno,  cien- 
to, doscientos,  trescientos  volúmenes  a  nuestra 
disposición.  Esto  sin  disputa  era  un  grdn  bene- 
ficio ¡  se  fundó  la  biblioteca.  ¿Sabéis  lo  que  ha 
llejíado  a  ser  esa  biblioteca  fuudada  por  un  obre-' 
ro  i  doi:c  de  sus  compañeros?  Ha  llegado  a  ser 
la  biblioicci  de  Filadelfia,  que  cuenta  hoi  con 
800,000  \olúmcncs.  Como  ejemplo  de  los  mila- 
gros que  produce  la  asociación,  citaré  U  bibliote- 
ca de  los  comerciantes  de  Nueva- \'ork  que  tie- 
ne 5,000  suscritores,  57,000  vulúmenes,  i  que 
recibe  lodos  los  años  170  revistas  i  diariamente 
140  ficriódicos. 


OBSSRVAOIOHErS  MSTSüROLOGIGAí^. 


i:%«TlTI  TO    YACIOÍ^AI^    »t¡   GlTATlíMAliA. 


Marzo 

1881;. 


einijeratura    rn  Cenu'ura 


LK 


tístado  delcie-j     Viento 
\  lo.  I  dominante. 


Altura  media  iHumedadre- 
del  Baróme-  |  lativa.  (me- 
tro en  m.  m.  I  dia)  Satura- 


Mínima. 

Máxima. 

Media. 

■                \ 

á  o'^C. 

cion  =  100 

11 

16,0 

23,5 

18,70 

jCubierto. 

Sur. 

642.09 

79 

12 

l5.2 

22,4 

18,02 

¡Cubierto. 

Norte, 

642,21 

88 

13 

13-9 

22.7 

17.87 

3,7        ¡Nublado. 

Norte. 

642.47 

79 

14 

•3>-^ 

24,9 

19.25 

Nublado. 

Sudeste. 

642,52 

75 

i5 

14.4 

25.4 

19.70 

.'\lo^o   nublado. 

Norte. 

64  1  ,Q  1 

77 

16 

¡4,9 

27,0 

19.87 

Aleo   nublado.. Sur. 

645,82 

78 

17  • 

i5.8 

-7-3 

20.37 

Nublado.           Sur. 

041.47 

:<\ 

18 

16,4 

.   26,0 

20.40 

Nublado.            Sur. 

041,90 

19 

17. 1 

27,5 

21,00 

0,3         Nublado.           ¡Sur. 

641.58 

75 

20 

14,6 

29.3 

21,22 

Nublado.           Sur. 

641.50 

Si 

21 

14-0 

28,4 

2i,5o 

Nublado.            .Sur. 

641.26 

73 

22 

17.5 

26,0 

20,65 

.Nublado.           iSur. 

041,-0 

73 

23 

17.8 

27.0 

21,07 

uM^o   nublado.jSur. 

640.12 

73 

24 

i5,o 

26,7 

20,00 

jDespejado.       jSudoeste. 

6.10,0  í 

70 

25 

14.0 

26.3 

20,20 

¡Despejado.       Sudoeste. 

639,08 

66 

26 

14.0 

26.0 

20,05 

Alí^o   nublado.Norte. 

640.45 

04 

-7 

13,8 

23.9 

18,35 

Despejado.        Noríf. 

64  I  .49 

OiJ 

28 

12,0 

27,5 

19,50 

Nublado.            Sur. 

640,9?^ 

Oy 

29 

12,7 

27.3 

20,70 

Algo   nublado.Sur. 

640.40 

08 

30 

15,4 

27.9 

20, 1 5 

Despejado.        Sudoeste. 

63Q.61 

7  1 

31 
Abril. 

12,9 

27,5 

20,77 

[^espejado.        Sudoeste. 

639,08 

'-•J 

1 

14.0 

29.7 

21,45 

Nublado.          iSudoesle. 

639,61 

60 

2 

16,0 

29.2 

22,30 

Nublado.           Sudoeste. 

641.02 

67 

3 

i5.7 

25.3 

20.32 

Alj^o  nublado.Norte. 

6.4  I  ,69 

67 

4 

14,9 

25,1 

20,55 

iQespejado.        Nordeste. 

940,94 

73 

5 

16,0 

25,5 

20. i5 

'Tubierto.            Sur. 

640.39 

7  - 

6 

16,7 

28,1 

21,60 

— —      Cuijierto.          jSudoeste. 

Ó39.7-I 

75 

■  7 

17.0 

28.9 

2  1.65 

AIí<-o   nublado.jSudoeste. 

640. 1 8 

74 

8 

16.0 

29,1 

21,35 

Algo   nublado.Sudoeste. 

640,16 

70 

9 

16,5 

26,3 

20.77 

2,3        jAlgo   nublado.jSudoeste. 

640,64 

72 

10 

13.4 

27,7 

20,32 

■ lAlgo  nublado.lSudoeste. 

641,03 

74 

No¿as^ — JJoviznas\  Marzo.  11,  17,  Lluvias:  Marzo  12,  18.  Abril  8.  Cantidad  total  de  Lluvia  reco- 
sida; t  3  milímetros.  7>;«/^í/aí¿'í.- Abril  2.  Truefws  i  Relámpaoos:  Marzo  17,  18,20,21,  23,24. 
Abril  2. 

La  temperatura  ha  estado  desde  el  17  de  Marzo  sumamente  elevada  debido  al  \'iento  Sur  que 
sopló  con  pocas  interrupciones  durante  este  tiempo.  La  temperatura  media  estaba  por  término  me- 
dio   2°C  mas  alta  que   la  normal. 

El    Barómetro  marcó  tres  mínima  de  presión   correspondientes  a  ios  dias  Marzo  25.  2;  i   Ai>ril  o; 

tres  máxima  en  los  dias  de   Marzo  14,  27  i  Abril    3,  quedando  una  tendencia  para  subir. 


EdwIN    Rnr.KSTROH. 


Fcriddlfo  (U'ilicmlo  a  la  difusión  do  la  InstriUM-h)!»  Friiisau-Ja 

PrBLICADO  BA.IOLA  PnOTECCIOX  DKI.  Sk5;0R   .TeXEüAI.  .1.   I!ri-IN(i   I 
PrKSIOION'TK    DK  la     RkPÚBMCA     IlK  (ilATl'.MAl.A. 


Ftiiida<lnr  ¡  Editor,  Haiitüs  Toruñn. 


-trailnresJ.  Miyí 


re.lro  Ih'Uum  V-.A 


.MJM.  I«. 


<xUiito»i:ilst,  30  (lo   AbfiB  «lo  188:i. 


VOS>.  í. 


liiílucncia  de  la  IiHtnicoioii  primnria  <-n  Jns 
rostumbres,  cu  la  moral  iiublloa.  en  la  In- 
du'-iíiia  I  en  el  dt'wirrolio  jenfral  de  la  pi-osí- 
ppiidnd  de  los  pucblns,  por  M,  L.  i  G.  \'.  A- 
uiunátcgriii. 

(Coütinfcu.) 

IV. 

En  vi.-itft  de  las  razonoíi  que  hemos  indicado  i  do  !<>= 
lieclios  que  hemos  espuosto,  creemos  que  la  repúbücu 
tiene  el  derecho  indisputable  de  imponer  una  instruc- 
ción ol)lio:atoria, i  qne el  estado  en  que  se  halla  la  ilusf la- 
cion  del  pueblo  chileno  reclama  imperiosamente  el  pjrr- 
cicio  de  ese  derecho;  pero  arreglados  esos  dos  punios, 
quedan  jjor  resolver  tres  cuestiones  que  se  refieren  a  la 
organización  de  la  instrucción  oblinratoria. 

¿Desde  qué  edad  i  hasta  cuál  deben  ri)ncurrir  los  ni- 
ños a  las  escuelas ."' 

¿Cuánto  es  el  tiempo  de  oblif-ncion  en  cada  año? 

¿Hai  medios  do  hac^rtefectiva  la  oblia:aciOü.' 

Las  naciones  que  han  decretado  la  instrucción  oblitra- 
toria  están  discordes  sobre  la  edad  en  que  los  niños  de- 
ben principiar  a  concurrir  a  las  escuelas,  i  .sobre  aquella 
en  que  deben  retirarse  do  las  mismas. 

La  Piusia  ha  ordenado  que  los  niños  alistan  a  la  es- 
cuela d^de  que  hayan  cumplido  seis  años  hasta  que 
Lavan  enterado  los  "trece. 

La  Saionia  exi'je  una  asistencia  de  ocho  años  r-ouse- 
ciitivo9:  i  si  el  niño  en  ese  espacio  de  tieíupo  no  ha  alcan- 
zado a  aprender  «orno  correáponde  la  lectura,  la  escritu- 
ra t  el  M^e?uhx  ««ino  t'^mr  mn   ínfelijffitcia  neta  de  las 


4ii 


jliuiM 


dada.'l 


itor 


verdades  de  la  rojijií 
las  santas  escrituras, 
escuela  hasta  que  lo  i'(jn>itrn. 

La  Siíjoniii-Wcimar  ha  tljüdn  li\  i 
de  ios  siete  iinsta  li>s  (-.itiin  c  ;  ño> 

El  Ilanovcr  desdo  Ir.- -ois  hasfa 

El  Ai!Slri:i  de-do  los  s.'is  imsta  h,<  .looc. 

La  Suocia  d.cíido  ln«  nuevo. 

La  Noniep-i  dosdo  ios  sido  u  odio  l.n.t:i  ¡n 
oü  torce. 

Ei  Ma-^siiohwrotts  desde  lo-^  iu';:ii  l'u-ta  lo-  i-;í 

La  Haviora  ha  determinado  qw  iiifianu  iiiñ 
dejar  la  escuela  antes  de  \o^  doco;  i  «-so  di'-|>ii( 
bor  rendido  un  examen  público,  i  obtoiiido  un 
<lo  del  inspector. 

Jísta  es  unn  cursíion  qu<»  uo  purde  r^olvorsc 
cieno  (//)(•/■.;•(',  sin  tomar  en  oiu-nta    Í!i-<   ciidiii 
Para  haceido  es  procis/i  coiistdtnr  la  p,-iioi-Í0)1c!:í 
preceptores  i  considerar  e!  tiempo  obli  ratorio 
toncia  cu  cada  año. 

¿Cuánto  del  re  ser  ose  tiempo? 

¿Los  niños  deberán  ooiicurrir  a  la  esenel 
do  el  curso  tU;l  año,  esoepto  unas  cortas  vae 
lo  durante  ciertos  yieriodos  determinados? 

La  respuesta  a  esta  cuestión  tavnpoeo  ]:\\i 
luta;  depende  de  !¡is  cii'euiistancias, 

FLitjrá  niños  que  deber:ln  (.•oncurrir  a  la  e 
le  todo  el  oui-so  del  año.  Esos  serán  por  ¡o 
niños  de  las  ciudades,  los  hijos   de  la  eeriie  liroinoi.iai.l;: 

Habrá  otros  que  solo  podrán  ooiu-unir  en  i-ierio-  p» 
I-iodos  detormiandús.  Esos  i^rin  lo«  r.iñ.is  lif  ¡i.^  crin 
po?,  los  hijos  de  los  pobres. 

En  la?  familiar  dé  lífs  filtimas  elase^  i.i- ¡¡¡ño-   an* 


¡jueda 
de  1,.-.. 
•rt  inca- 


lo^ 


lUirante  to 
iones,  o  so 


ladii: 
i-ral 


24á 


ni.  ijysTirvTO  jwtciojwai. 


lian  a  sus  padres  en  el  trabajo,  les  ayudan  a  ganar  su 
sustento.  No  seria  justo  por  consiguiente  hacer  que  esos 
niños  se  dedicaran  esclusivamente  a  la  escuela.  Una  me- 
dida semejante,  sobre  poco  equitativa,  tendría  el  incon- 
veniente de  suscitar  resistencias  raui  violentas. 

Como  esta  de  la  instrucción  obligatoria  es  una  cues- 
tión grave,  queremos  cont^ignar  todos  los  datos  que  pue- 
dan servir  para  ilustrarla;  i  vamos  a  copiar  de  los  bo- 
letines mensuales  pasados  por  los  preceptores,  que  exis- 
ten en  el  ministerio,  algunas  notas  que  manifiestan  lo 
mucho  que  los  padres  emplean  a  sus  hijos  en  sus  tra- 
bajos. 

El  preceptor  de  Chillan  don  Justo  Pastor  Mellado.  — 
Enero  1.®  de  18.54. — ''La  disminución  de  alumnos  que 
90  nota  en  este  mes  nace  de  que  en  este  tiempo  de  las 
cosechas  sus  padres  los  retiran  para  servirse  de  ellos." 

El  preceptor  de  Curepto,  departamento  de  Talca,  don 
Josó  Miguel  González.— Enero  31  de  1854.— "La  dife- 
rencia en  la  asistencia  de  este  mes  comparada  con  la 
de  los  anteriores  trae  su  orijen  de  que  los  padres  de 
familia  han  sacado  a  sus  hijos  de  la  escuela  para  ser- 
virse de  ellos." 

El  preceptor  de  los  Anjeles  don  José  Antonio  Cer- 
belló. — Abril  30  de  1854. — "El  progreso  de  los  alumnos 
no  es  rápido  por  ser  esta  la  época  en  que  sus  padres 
los  llevan  consigo  al  campo."  ! 

El  preceptor  de  Mnoiiil,  departamento  de  Calbuco,  i 
don  Ramón  de  la  Sierra.- -Setiembre  30  de  \%TA. —  ■ 
"Lo  nía*  Mutable  es  la  eran  falta  de  asisti^ncia  délos  '• 
alumnos,  porque  sns  padres  los  ocupan  en  la  esplotacion  t 
dejos  terrenos  i  en  cortar  madera  de  alerce  que  es  la 
principal  oóupacion  de  ijue  subsisten."  I 

El  preceptor  del  Pantanillo,  departamento  del  Parral,    j 
don  Rufino  Arias.— Octubre  31  de  1854. — "La  inasisten-    i 
ciade  los  jóvenes  a  este  establecimiento  atrasa  i  perjudi- 
ca notablemente  lo^  nroeresos  del  aprendizaje;   lo'í  pa- 
dres o  guardadores  de  ello^  los    separan  temporalmente 
para  ocuparlos  en  sus  taroíis  de  campo."  - 

El  preceptor  de  San  Francisco  del  Monte,  dnpnrta- 
mento  de  Melipilla,  don  Pedro  José  Torres  —Noviem- 
bre 1.  ®  de  1854. — "Se  han  retirado  iemporalmente  al- 
gunos ahminos  para  dedicarse  a  la»  faenas  del  campo,  i 
otros  continúan  faltando  por  la  misma  causa." 

El  preceptor  municipal  déla  Rincimado,  dopartamen- 
fo  de  Constitución,  don  Rufino  González.— Noviembre 
a  de  1854. — "En  estemes  ha  Imbido  mas  inasistencia, 
porque  ios  padres  necesitan  de  sus  hijos  nara  el  traba- 
jo, a  lo  que  se  agrega  la  carestía  de  los  alimento*. 

El  preceptor  de  San  Miguel,  departamento  do  Chillan, 
don  Knriqíie  de  la  Cruz.— I)ic!emi)re  1.  =  de  1854 — 
"La  asir^tencia  cada  dia  disminuye  mas,  por  que  los  pa- 
dres sacan  a  sus  iiijos  para  el  trábaio." 

El  preceptor  de  la  Victoria  don  Francisco  E.  Arella- 
no.— Diciembre  1.  <=  de  1854. — "Es  imposil)].;  que  un  a- 
bimno  pueda  dejar  lucido  a  su  maestro  en  losex;imenei«, 
si  sus  ípadreí  le  lian  ocupado  la  ma.Tor  parte  del  año. 
Este  es  el  principal  mal  que  padece  este  establecimien- 
to." 

El  intendente  de  Ctiiioé,  en  una  memoria  pasada  al 
ministerio  del  interior  el  año  de  1854.  dice:  "El  depar- 
tamento de  Calbuco,  que  es  el  que  tiene  mas  escuelas  par- 
ticulares, es  el  (mico  que  menos  obra  en  este  sentido 
(ios  adelantamientos  de  la  instrucción  primaria),  p<->r- 
que  todo  él,  sin  e.sceptuar  niños  do  doce  años  para  arri- 
ba, está  entregado  al  trabajo  de  la,s  tablas  de  alerce  i  o- 
tras  piezas,  de  suerte  que  sus  escuelas  quedan  desiertas 
por  lo  menos  dos  veces  aJ  año." 

Para  conciliar  la  ne<:esiilad  que  tiene  t<\  niño  de  e<.iu- 
carse  i  la  irscision  en  que  se  halla  do  ojudar  a  su  propia 
manutención,  seria  preciso  establecer  que  la  asistencia  a 
la  escuela  fuera  obligatoria,  no  en  todo  el  año,  sino  solo 
en  ct<írt»T^*  p*í*ri*nitír>s.   E*>  ^rta  p!  mirttirlr' atT»n(ff»r  al  in- 


terés moral  de  la  educación  i  al  interés  material  de  la 
subsistencia,  i  de  evitar  que  cualquiera  de  los  do.s  fuera 
sacrificado  al  otro. 

A  fin  de  obtener  la  conciliación  espresada,  la  lei  pru- 
siana ordena  que  "las  horas  de  lección  eñ  las  escuelas  e- 
lementales  sean  combinadas  de  manfera  que  dejen  a  los 
niños  muchas  horas  para  los  trabajos  domésticos;"  i  la  de 
Massachusetts  que  la  obligación  de  la  asistencia  a  la  es- 
cuela solo  comprenda  doce  semanas  cada  año,  jJé  las 
cuales  seis  han  de  ser  consecutivas. 

Fácilmente  se  concebirá  que  la  determinación  ddl  tiem- 
po obligatorio  depende  de  las  especialidades  de  catta  co- 
marca, i  que  por  lo  tanto  no  seria  conveniente  ni  aun 
]>osible  dictar  reglas  jenerales  a  este  respecto. 

Ahora  falta  saber  cómo  se  hani  efectiva  la  obligación 
de  asistir  a  una  escuela,  cómo  podrá  la  autoridad  cer- 
ciorarse de  que  todos  los  niños  cu  estado  do  recibir  edu- 
cación se  educan  realmente. 

En  Prusia  los  pastores  protestantes  o  católicos  forman 
todos  los  años  en  vista  de  los  libros  de  bautismo  una 
lista  de  los  niños  para  quienes  principia  en  ese  año  la 
obligación  de  la  escuela.  Los  maestros  llevan  otra  de 
los  que  asisten  a  sus  establecimientos.  Lá  comparación 
de  estas  dos  listas  i  de  las  dispensas  concedidas  a  lo.s 
que  se  educan  privadamente,  da  a  conocer  al  mom<*ntn 
el  número  i  el  iiombi-o  de  los  niños  que  lian  faltado  a  la 
obliííacion. 

Ademas  de  eso,  la  leí  ordeiin  a  lo;  :r.;-<  ii  w  pastores 
católicos  o  protesfantes  que"!io  aduiitau  uiu^iii'i  niño  a 
la.s  conferencias  para  conlir.n  (^-iou  i  oinauiu.i.  si  no 
presentan  certificados  que  at-Stigrteu  que  han  concluido 
su  curso  en  la  e-^cuelá,  o  que  la  freeaen^in  to  luvia  exac- 
tamente, o  que  han  recibido  o  reciban  una  e  Ui  '.k^ídu  par- 
ticular." 

La  Baviera  ha  tomado  precauciones  análogas. 

Por  un  decreto  de  23  de  Diciembre  de  1S02  nadie  en 
es,te  pais  puede  ser  recibido  en  calidad  de  aprendiz  ni 
casarse  sin  presentar  u»  certificado  de  haber  rendido 
examen  de  instrucción  primaria.  "Esta  prescripción,  di- 
ce ese  decreto,  debe  ser  unirersalmente  observada.  De  su 
ejecución  depende  el  bienestar  mora!,  física  i  civil  de  las 
íjlases  inferiores." 

El  Austria  tiene  adoptado  un  sistema  idíntico  al  de 
la  Prusia  por  lo  que  respecta  a  la  formidon  de  las  lis- 
tas. 

Ademas,  para  evitar  los  hábitos  feroces  i  la  inmora- 
lidad precoz  que  el  aislamiento  i  la  falta  de  vijilancia 
paterna  hacen  contraer  a  los  niños  guardad ires  de  re- 
baños, ha  estatuido  que  ninguno  puede  ser  d;stiuado  a 
tal  servicio  si  no  presenta  un  certificado^th;  su  cura  d-- 
haber  recibido  en  la  escuela  la  instrucción  relijiosa  i  de 
haber  dado  un  examen  satisfactorio  sobre  esta  materia. 

Bt  Mac^achusetts  ha  determinado  qu?  niugua  niño  de 
mí-nos  de  quince  añis  pueda  ser  empleado  en  un  estable- 
cimiento manufiícturero  sin  que  haya  asistido  antes  por 
el  tiempo  prescrito  a  alguna  escuela  pública  o  privada, 
o  sin  que  continúe  asistiendo  a  ella. 

Todas  estns  disposiciones  están  sancionadas  en  los 
países  referidos  por  penas  pecuniarias  o  corporales. 

El  famoso  redactor  de  la  Presse,  Emilio  Girardin,  que 
eoi\  una  actividad  intelectual  estraordinaria  ha  tratado 
de  dar  una  solución  a  todas  las  cuestiones  de  alta  im- 
portancia de  la  época,  ha  propuesto  dos  medios  indirec- 
tos de  llegar  a  hacer  la  instrucción  obligatoria,  a  saber: 

Privar  del  ejercicio  de  sus  derechos  políticos  a  todo 
contribuyente  menor  de  veinte  años  que  no  pueda  justi- 
ficar, a  partir  de  una  época  señalada,  que  sabe  leer  i  es- 
cribir. 

Atribuir  de  derecho  a  partir  de  la  misma  época  lu* 
primeros  números  en  la  suerte  del  reclutamiento  a  los 
individuos  que  uo  sepan  leer  i  escribir. 

rHí?!'utnmos  almra  iitY-rauwnte  haconv»^niencia  de  apli- 


KIj  IJVSTITITO  *^\if'10^\\rlí.. 


car  a  Chile  alguno  de  los  arbitrios  anteriores. 

No  existiendo  entre  nosotros  la  conscripción,  el  se- 
irundo  de  los  medios  propuestos  por  Emilio  Girardin  es 
eomjilct^nmente  inaplicable. 

El  ¡irimero  de  los  que  indica  el  mismo  autor  ha  sido 
mandado  ejecutar  por  casi  todas  las  constituciones  de 
las  repúlilicas  hispano-americanas,  i  ha  .«ido  enteramen- 
te ineficaz.  Casi  todas  esas  constituciones  han  privado 
el^  doroclio  de  sufrajio  a  los  ciudadanos  que  para  tal 
año  no  supieran  leer  i  escribir,  sin  que  semejante  dispo- 
sición liaya  dado  impul.<o  en  niguna  de  ellas  al  desar- 
rollo (le  la  instrucción  primario.  Nuestro  atraso  en  la 
práctica  de  la  vida  pública  hace  que  la  pérdida  de  ese 
doreclio  sea  de  ningún  valor,  especialmente  a  los  ojos 
de  los  individuos  pertenecientes  a  las  últimas  clases. 

La  obligación  de  presentar  un  certificado  de  asisten- 
cia a  la  escuGln  o  poseer  los  conocimientos  rudimentales 
para  píxler  recibir  cnalqniei-a  de  los  sacramentos,  seria 
una  invasión  del  estado  en  los  dominios  de  la  iglesia, 
que  no  se  tolerarla  en  ningún  país  cati^lico  o  libremente 
constituido. 

La  iinposicion  de  multas  a  los  padres  o  tutores  remi- 
sos pni-ece  ser  la  medida  mas  equitativa  i  practicable 
que  pudiera  adoptarse  cii  esta  materia. 

Para  averiguar  el  nonbre  de  los  infractores  do  la  o- 
bligni'ion  de  asistir  a  la  escuela,  nada  impedirla  que  los 
piri!) ,11 :  de  ("lile  como  lo<  de  Alemania  arreglasen  su.s 
rcgisii..-;.  i  formasen  cada  año  la  lista  de  los  niños  que 
deben  priii'-ipiar  a  educarse;  pero  e.so  exijiria  tierhpo  i, 
susc¡i;iria  tul  voz  algunas  dificultades  ocasionadas  por 
la  iiniiii:i.  I;i  mala  voluntad  o  la  rutina. 

Podria  iambien  tpcarsc  el  arbitrio  de  hacer  que  anual- 
mente cada,  [ireceptor  bvantase  ol  censo  de  los  riiñcs 
que  en  su  respectivo  distrito  estuvieran  en  estado  de  a- 
sistii-  íi  !a  escuela.'  Esta  o[)eracion  no  será  larga, "pues 
cada  distrito  do  escuela  solo  debe  comprender  una  redu- 
cida '  síoiisioii:  i  no  sería  tampoco  molesta  para  el  pre- 
cepto;- --i  se  Ic  abonaban  algunos  centavos  por  cada  uno 
de  los  iii.lividiios  (|ui'  iriiitriculase.  La  lista  de  los  alum- 
nos !i-is(iMifos  ;i  i;i  csciieia  i  c!  roo;istro  donde  se  apunta- 
sen l"¡i!<i  las  di.spensas  concedidas  a  los  que  recil)iesen 
una  ('(bicacion  ].'iivada,  como  las  multas  impuestas  a  los 
conttit  vcnloies.  servilla  de  comprobante  para  estimar  la 
exatilud  del  censo  levantado  por  el  preceptor. 

I)e  Iodos  modos  convendría  decretar  desde  luego  !a 
instrucción  ol)ligatoria,  i  encargar  a  las  autoridades  lo- 
cales, visitadores  i  preceptores  que  hici«eran  concurir  a 
la  escuela  a  los  niños  que  por  notoriedad  pública  no  i-c- 
ciiiicran  ninguna  instrucción  ni  en  nn  estalilccimiento 
ni  eii  su  casa.  E.sto  basturiu  por  ahora.  J]l  tiempo  iria 
indii-nndo  la  oportunidad  de  adoptar  prcciuiciones  análo- 
gas a  líis  tomadas  por  las  naciones  que  nos  han  precedi- 
do él  este  sistema. 

íContinnará.) 


tacion  i  el  de  traslación,  no  se  verifican  en  un 
mismo  plano. 

Plano  es  una  superficie  nivelada  como  un  plie- 
J40    de  cartón  o  la  superficie    del  agua  tranquila. 

Suponorainos  que  el  plano  de  la  eclíptica  u  ór- 
bita déla  Tierra 'sea  un  mar  mui  grande,  en  el 
cual  estén  flotando  con  la  mitad  sumerjida  el  Sol 
i  la  Tierra,  i  que  la  Tierra  dé  la  vuelta  al  rede- 
dor del  Sol  ima  vez  al  año,  siguiendo  un  cami- 
no   casi  circular. 

Tómense  cuatro  bolas  de  igual  tamaño  que- 
representen  la  Tierra  i  una  mayor  que  repre- 
sente el  Sol;  arréglese  su  peso  de  modo  que 
se  sumerjan  hasta  la  mit;id,  i  pónganse  en  el 
ajnia  como  se  pintan  en  la    figura  siguiente. 


i  El  eje  de  la  Tierra  perpendicular  al 

plano  de  la  eclíptica. 

!        En  dicho  grabado  tenemos  una  representación 

I    del  Sol,  i  de  la  Tierra  en  cuatro  puntos  de  su  via- 

-   je  anual;    i  a.si  como  la    superficie   del  agua  pasa 

;    por  los  centros  de  las  bolas,    del  mismo  modo  el 

plano  de  !a  eclíptica  en   que  se  mue\e  la  Tierra, 

pasa  i3or  el    centro  de   ésta  i  por   el   centro  del 

Sol. 


Dos  planos  que  se  cortan  en 
ángulos   rectos. 


De  Cosiinoi 


NOCIONES 
Fíisiica. 


.leografta. 


Escritas  para  los  niños. 


Pjr  Sjittís  Toruno, 


Director  del  Instituto  Nacional  de 
Guataucda. 


LECCIÓN    IX. 

Los  dos    movimientos   de  la  Tierra, 


Aquí  está,  pues,   ilefinido    el  plano  en    que  se 

i  verifica  el  movimiento  anual  de  la  Tierra  al  re- 

j  dedor  del  Sol:  es  decir,  el  inmenso  plano  en  que 

:  se  considera  trazada  la  eclíptica  o  la  curva  que  la 

i  Tierra  describe  en  su  movimiento  anua!. 

i  Ahora  vamos  a  esplicar  cual  es  la  relación  del 

j  plano  de  la  eclíptica  con  el  plano  del  movimien- 

!  to  diurno  de  la  Tierra  sobre  su  eje. 

I  Es  evidente    que  si  el  eje  de  la  Tierra    fuera 

:  vertical  al   plano  de  la  eclíptica,  coincidiría  éste 

i  con  el  plano  del  ecuador  terrestre,  i    los  dos  mo- 

•  vimientos  de  la  Tierra  se  verificarian  en  un  mis- 


mo p¡ 
bado. 


ino,  como  se  representa  en  el  primer  gra- 
En-este    caso,  el  círculo  de  separación  en 


JE£*  MJVSTITVrO  JY^eiOJV^i^. 


trc  la  luz  ¡  la  oscuridad,  pasarla  constantemen- 
te por  los  polos  de  la  Tierra,  i  cada  punto  de 
la  superficie  terrestre  estaría  un  tiempo  igual 
en  la  mitad  iluminada  que  en  la  oscura,  puesto 
que  el  movimiento  de  rotación  es  uniforme;  de 
consiguiente,  los  dias  i  las  noches  serian  de  la 
misma  duración  en  todas  partes  i  durante  todo 
el  año.  Pero  esto  no  es  así;  todos  sabemos  que 
los  dias  i  las  noches  no  duran  lo  mismo;  que 
en  el  invierno,  por  ejemplo,  los  dias  son  mas 
cortos  que  las  noches,  i  en  el  verano  por  el  con- 
trario,- los  dias  son  mas  largos  t  las  noches  mas 
cortas;  ¡  aun  hai  mas,  cuando  en  Inglaterra  por 
ejemplo,  es  invierno,  en  Australia  es  verano  al 
mismo  tiempo. 

Queda,  pues,  demostrado  que  no  pueden  coin- 
cidir los  planos  de  los  dos  movimientos;  vamos 
ahora  a  determinar  la  inclinación  del  eje  de  la 
Tierra  sobre  el  plano  de  la  eclíptica,  i  el  ángulo 
que  forma  este  plano  con  el  del  ecuador  terres- 
tre. 

Ya  hemos  esplicado  que  durante  el  año  hai 
dos  instantes  llamados  eciuinocios,  en  que  el  e- 
cuador  terrestre  ¡irolongado  pasa  por  el  centro 
del  Sol,  i  en  que  el  círculo  de  separación  de  la  luz 
i  de  la  sombra  pasa  precisamente  por  los  dos  po- 
los de  la  Tierra,  dividiendo  en  dos  partes  igua- 
les el  ecuador  i  todos  los  círculos  paralelos;  de 
modo  que  en  esos  dos  dias,  un  paralelo  cualquie- 
ra describe  la  mitad  de  su  circimferencia  en  la 
\\.\z  i  la  otra  mitad  en  la  oscuridad,  siendo  igua- 
les el  dia  i  la  noche  en  todo  el  mundo.  También 
hemos'  esplicado  que  desde  eüequinocio  de  pri- 
mavera la  luz  del  Sol  va  avanzando  constante- 
mente sobre  el  polo  norte  durante  tres  meses, 
hasta  el  solsticio  de  cáncer  en  que  la  luz  llega  a 
23^  27'  mas  allá  del  polo  norte;  i  del  mismo  mo- 
do, desde  el  equinocio  de  otoño,  el  límite  <.le  la 
luz  i  la  sombra  avanza  constantemente  durante 
otros  tres  meses  sobre  el  polo  sur,  hasta  el  2  i  de 
Diciembre  que  se  verifica  el  solsticio  tle  Capri- 
cornio. 

Pues  bien,  el  movimiento  anual  del  Sol  hacia 
el  norte  i  hacia  el  sur,  no  es  verdadero  sino  a- 
parente,  es  la  Tierra  en  su  movimento  de  tras- 
lación la  cjuc  realmente  causa  estos  cambios.fEl 
eje  de  rotación  de  la  Tierra  está  inclinado  sobre 
el  plano  de  la  eclíptica  23°  2"',  i  durante  la  tras- 
lación de  la  Tierra  al  rededor  del  Sol,  el  eje  no 
cambia  de  inclinación  sino  que  permanece  para- 
lelo a  sí  mismo  i  dirijido  a  los  mismos  pyntos 
del  cielo,  como  se  ve  representado  en  el  gra- 
bado que  sigue. 

Esta  es  la  razón  por  qué  en  los  equinocios  la 
Tierra  presenta  los  dos  polos  igualmente  inclina- 
dos al  Sol,  i  por  qué  en  todos  los  demás  dias  del 
año  alternativamente  presenta  al  Sol  )a  el  polo 
norte  ya  el  polo  sur,  mas  o  menos  inclinados  se- 
giín  la  ^Xísíciotí  de  la  Tierra  en  su'órbitg. 


El  oje  de  la  Tierra  inclinado  nobre  el 

plano  de  la  ecliptica,  íbrmando 

un  ánüiulo  de  2:^'  27.' 

Algunos  profesores  para  esplicar  estos  fenóme- 
nos a  sus  alumnos,  atribuyen  a  la  Tierra  un  tercer 
movimento  que  llaman  de  oxHacion  o  balanceo; 
pero  esto  es  un  absurdo,  porque  el  eje  de  la  Tier- 
ra permanece  paralelo  a  si  mismo  i  no  cambia  de 
dirección  en  todas  las  épocas  del  año.  pues  lo  en- 
contramos siempre  señalando  casia  la  misma  es- 
trella, llamada  la  estrella  polar. 


I>os  planos  q  lio   ¡^ecDitau 
otílicnaineTite. 

YA  movimiento  aparente  del  Sol  iiácia  ios  tró- 
picos es  de  la  mayor  importancia  para  el  estu- 
dio de  la  cosmografía,  i  como  escribimos  para  los 
niños,   vamos  ainsistir  en  su  esplícacion. 

El  plano  de  la  eclíptica  pasa  siempre  por  los 
centros  del  .Sol  i  de  la  Tierra  i  divide  ambos 
astros  en  dos  mitades;  pero  el  plano  del  ecuador 
no  siempre  pasa  por  el  cenntro  del  Sol,  pues  los 
dos  planos  se  cortan  oblicuauíente  formando  un 
ángulo  de  23  27';  mas  como  la  intersección  de 
dichos  planos  es  una  línea  común  a  los  dos  pla- 
nos, en  el  curso  de  un  año  (jue  emplea  la  Tierra 
c;n  recorrer  su  órbita  al  rededor  del  Sol,  hai  dos 
instantes  en  que  el  plano  del  ecuador  pasa  tam- 
bién por  el  centro  del  Sol,  dividiendo  ambos  as- 
tros en  dos  hemisferios,  i  por  consiguiente  en  es- 
tos dos  instantes,  los  dos  polos  de  la  Tierra  están 
igualmente  inclinados  al  Sol,  verificándose  los  e- 
quinocios. 

Desde  el  2  1  de  Marzo  que  se  \erifica  el  equi- 
nocio de  primavera  para  el  hemisferio  del  norte, 
el  piano  del  ecuador  va  separándose  del  centro 
del  Sol  hacia  el  sur  de  la  eclíptica,  i.  mientras  la 
Tierra  recorre  la  parte  baja  de  su  órbita  desde 
la  constelación  Libra  hasta  Capricornio,  el  Sol 
parece  ir  subiendo  en  el   cielo  \ior  ki  ¡larte    o- 


EL,  IJ^^STITUTO  .^'^f  ÍO.^VÍX, 


puesta  de  la  eclíptica,  desde  la  constelación  A- 
ries  hasta  Cáncer  en  que  tiene  lugar  el  solsti- 
cio de  verano,  el  2 1  de  Junio,  dia  en  que  el  Sol 
llega  al  máxiniun  de  su  altura  meridiana,  que  es 
de  2_v  -7  íil  norte  del  ecuador.  El  círculo  que 
el  Sol  describe  en  el  cielo  en  estt;  dia  i  la  sección 
que  dicho  círculo  hace  en  la  Tierra,  se  llama 
Trópico  de  Cáncer,  por  hallarse  el  Sol  en- 
frente del  grupo  de  estrellas  que  ft>nnan  dicha 
constelación. 

Desde  el  2 1  de  Jimio  en  que  se  aerifica  el  sols- 
ticio de  verano  para  el  hemisferio  del  norte,  el  pla- 
no del  ecuador  va  retrocediendo  del  sur  al  norte 
de  la  eclíptica  acercándose  al  centro  del  So!,  i 
mientras  que  la  Tierra  recorre  la  parte  alta  de  su 
órbita  desde  la  constelación  Capricornio  hasta  A- 
ries,  el  Sol  parece  ir  bajando  en  el  cielo  por  la 
parte  opuesta  de  la  eclíptica  desde  la  constelación 
Cáncer  hasta  Libra  en  que  se  verifica  el  equino- 
cio  de  otoño,  el  23  de  Setiembre,  dia  en  que  el 
Sol  está  en  la  intersección  de  los  dos  planos,  el 
del  ecuador  i  el  de  la  eclíptica. 

üesde  el  equinocio  de  otoño,  el  plano  del  ecua- 
dor va  separándose  otra  vez  del  centro  del  Sol  ha- 
cia el  norte  de  la  eclíptica,  i  mientras  que  la  Tier- 
ra recorie  la  otra  parte  alta  de  su  órbita  desde  la 
constelación  Aries  hasta  la  constelación  Cáncer, 
el  Sol  parece  que  continúa  bajando  en  el  cielo  por 
la  parte  0]:)uesta  de  la  eclíptica  desde  la  constela- 
ción Libra  hasta  Capricornio,  en  que  se  verifica 
el  solsticio  de  invierno  para  el  hemisferio  del 
norte,  lo  cual  tiene  lugar  el  2  i  de  Diciembre,  dia 
en  que  el  Sol  llei^a  al  mínimun  de  su  altura  meri- 
diana, que  es  23*'  27'  al  sur  del  ecuatior.  El  círculo 
que  el  Sol  describe  en  el  cielo  en  este  dia  i  lasec- 
cion  que  dicho  círculo  hace  en  la  Tierra,  se  llama 
Trópico  de  Capricornio,  por  hallarse  el  Sol  en  di- 
cha constelación. 

Finalmente,  desde  el  2  i  de  Diciembre  en  que 
tiene  lugar  el  solsticio  de  invierno,  el  plano  del  e- 
tuador  \a  otra  vez  retrocediendo  i  acercándose  a! 
centro  del  Sol  de  norte  a  sur  de  la  eclíptica,  i  mien- 
tras que  la  Tierra  recorre  la  otra  parte  l>aja  de  su 
órbita  desde  la  constelación  Cáncer  hasta  Libra, 
el  Sol  parece  subir  en  el  cielo  por  la  parte  opues- 
ta de  la  eclíptica  desde  Capricornio  hasta  la  cons- 
telación Aries,  que  tomamos  como  punto  de  par- 
tida; habiendo  verificado  la  Tierra  una  vuelta  en- 
tera al  rededor  del  Sol,  desde  un  equinoccio  has- 
ta el  equinoccio  del  mismo  nombre  del  año  si- 
guiente. 

(Contirmará.J 


ELEMENTOS 

DO  L.A  LENGUA  IXÍíLKíüA, 

Para  itso  de  los  alnnrnos  <iel  Instituto  Nadonal 
íl/-  Guatemala. 


PRIMER  f  I  RSO. 

(Continíia.) 

TWE]\TY  SIXTII  I.ESSO!^. 

YOCABUbAlíY. 

1 1,  is,  C.<f 

()l)s. — El  pronombre  neutro  It,  siempre  acompaña  a 
los  verbos  impersonales  en  indios,  sin  embar<ro  de  que 
estos   en  español  no  llevan   ningún  pronombre. 


Early.   femprapn. 
Late,  tordfi. 

Ts  it  early? ¿Es  /fmprniiri? 
Yes,  it  is  early:  -lí,  es  tem- 
prana. 
Is  it  late.'  ¿Ex  laril-'i 


Yes.  it  Í5  late:  «/,  fs  tarde. 
What  oVIok   i,->  ti?   iQx.é 

hora  .=s? 
1 1  is  t  en  o'clok .  wn  las  diez. 
It  is  twelve  o'clok.  *»)(  ha 

doro. 


It  is  a  quaríer  past  twelve,  no»  laj)  dif-e  i  marta. 
It  ¡9   a  quarter   to-twuelve,  san  las  dore  menos  tvarto. 
It  is  half-pnst  twelve,  son  las  doce  i  media. 
It  is  half-past  onc,  es  In  vna  i  media 
It  is   a  quarter  lo  one,  es  la  nna  wenos  cuarto. 
It  is  wants  a   qinrter  fo  one.  i^^s  tu  vho  rnev.o.i  cuarto, 
falta  nn  tiiartn  j>ara  la  inm. 

To  po.  to   be  Koinjr;  ir. 

Obs. — El  verbo  fo  f;o,  ir,  se  emplea  jeneralmeute  en 
el  jerundio  goimj.  precedido  del  verbo  to  be,  cuando 
no  abraza  casos  jenerales,  ni  se  reüei-e  a  hábitos  o  cos- 
tumbres. 


I  íiin  froinor,  yo  voy. 

tiiou  ai't  ^^oing,  tú  vas. 

He  is  goiner,  él  va. 

Siie  is  goinír,  elia,  va. 

We  are  soiíjg,  nosófros 
ramos. 

Yo)i  are  going,  vosotros 
mis. 

Tlicv  art  í^oinj,  í^as  o  e- 
lía.'irai,. 

I  nm  not  soins,  yo  iho  voi. 

Tiiou  are  not  going.  tú  uó 
vas. 

He  o  she  is  not  going,  él  o 
ella  no  i>a. 

We  aro  not  going,  noso- 
tros no  vamos. 

You  are  not  going,  voso- 
tros no  vais. 

Tliey  are  not  goiug,  ellos 
o  ellas  no  van. 

Am  I  going?  ¿  Voi  yol 

Art  thou  going?  ¿  Vas  tfi'i 


U  he  going?  ,:  Va  éí? 
Is  she  going?  ¡.Va  ella? 
Are  we  going?  ¿  yamos  no- 

sotro-t? 
Are  you  going?  ¿Vais  ro- 

.sotros'í 
Are  thev  <íc  insf? ;,  Van  ellos 

oeUas'. 
A  ni  I  not  going?  ¿A'o  voi 

fio? 
Art  thou  not  going?  ¿Ao 

vas  íá? 
Is  he  not  going?  ¿No  va 

éP. 
Is  she  not  going?  ¿A'o  va 

ella? 
Are  we  not  going."  ¿No 

vamos  nosotros'! 
Are  you  not  going.'  ¿A^o 

vais  vosotros'! 
Are  they  aot  going?  ¿No 

van  ^os  o  eíícwf? 


All,  every;   todo,  todos;  toda,  todas. 
Obs.  — Tíxío,  ¿oda,  colocados  sin  articulóos  delante  de 
un  nombre  en  .el  numera  singular,  se  .espresa  por  every; 


mi 


i:i^  Í^YSTiTil'£0  A*»fifJIO,V.'it. 


1.1   niisiiKi  sucede  con  to(1n^  h».  Indníi  ¡«•'.  tMiaiulo  so  lo-  ] 

rtiii    (11  (1  sentido  de  «((/<?.   Ejemplo;*:  I 

llvoiv   mnn.  /(x7,)  Inmihrr.  _  j 

Kvery  v^■Olllall.^*(Al.wí(/V/•.     Kvery  añorwoow.loiJaslait  \ 

Kvery  dny,  tixlo'^  /"S'  dins         fnnlrs.  ¡ 

(cada  día.)  Va<-v\  híiíIiI,  todus  ,Ví.s  hc-  ; 

Kvery  morniíiir,  ío'fd--!  !"<'•        <//(•>.  ' 

h>(iñ<iiiOt<. 


Tu  u.)  niit.   Miln-- 

'l'o  <.^o  iii.  ciiliiir. 
'l"o   read.  /rc/-. 
To  reinnia.  to  ítn 

durne. 
'Yo   nced,  necesitar. 
To  \vant,(/'íe/'<>",  /¡crsíV/i 
To  1)0, i  11  v.'ant  of,  An// 

menester,  iierisltnr. 


7'"" 


Witli,  ro/í. 

IMeasiin-,  giifito,  /ihurr. 

l'^avoi-.  farrn: 

To  irivo  plea-'-iire.  dnr  iji. 

(o, 
To  do  a  lavor,    l(i«>'i-  ■ 

I  [ore,  nqui. 

'l'lio  ?o!dior.  el  snldado. 


1. 

Wlifii  do   you  wi-h  lo  ,i;o  out?  í  wísii    to  on  oiif  now. 
To  reinaiii  ntjioiiie.— To  rcrnain  lieiv.  ~\Vil!  yon   siay 

},ci-(.v [   will   stav  llore. — Will  your  friond  stay  l\ore? 

lie  does  iiot  v.ish"  to  stnv  iicro.— Will  you  ^ro  to  iiiy 
brotherV.'  I  will  iro  wltii  pleasiire.--\Vliat  are  yon 
jíoin.tt-  to  do?  I  am  .iroiiiü:  lo  read  tiiiji  hook,-  Who  is 
■roiVií;-  to  read.  — f  aiií  íoiné  to  read.— Wheiv  is  youi- 
si-íter  jrointr?  Slie  istruing  to  lier  hrother'?.-T>  your 
motlier'"  .üoLiijii:  to  tiie  opera  IIíÍh  eveniíi;.,'?  She  i-;  iioi 
goÍB^'.— I  need  it.- 1  d<>  "ot  need  it.— D"  yon  want 
this 'giii,!  Wátelí?  1  do  iiot  want  it.— Dooh  your  IViend 
need'aiu-  i^hoesV— lie  does  r\ot  iieed  any.— Wliat  do 
vna  wuiif.'  1  waiil  iiothiii;--.— Wliat  do  yon  need?  1 
do  not  need  any  lliin^-.— Do  you  wisli  to  see  niy  (ailor? 
I  w\Ai  to  see  iriin  -  Í>o  yon  need  me  here?  ]  do  not 
need  vou.— Is  de  iii  want  of  slioes?  líe  is  not  in  want 
oftlieñi.— What  do  you  want,  ífiss?  I  W'ant  notliinir.— 
I  do  not  want  anv  íIiíul'. 


11. 


eñorita,   ;,'iue  !¡t_-ne  IM.  -nie   haeer?— Tenpo 
Dueiej-lo.— -;,.\.  (piien  tiene  IJd.  que    liaMar 


ijue  hablara  nú  podre — ¿Cuando  de-iea  l'd.  li 
.Mañana— ¿Donde  desea  Ud.  haVilarle?  -Kn  inSa  dt-  mi 
hermano.— Quire  Ud.  escriliirme?— No,  r^eñor.  no  quie- 
ro escribir  a  Ud.— ¿Quiere  Ud.  eseribir  al  eomereiante? 

Quiero  cseribirle--^;(Jnien  quire  eseribir  al    (¡eneral? 

—Mi  vecino  (piiere  escribirle— ¿l'uede  \W.  escribirnos? 
—Puedo  escribir  a  Uds  ,  Itero  Uds.  no  i»ueden  eoufes- 
tarme. — ?Qu<5  tiene  qiio  hacer  el  ■/;apatcro¿— Tiene  que 
componer  mis  zapatos.— ¿Qué  tiene  Ud.  que  remendar? 
—Tengo  que  remendar  mis  medias  de  lana. — Tiene  este 
caballero  altro  bueno  que  beber?-Tione  al<,'un  Imen  vino. 
— ¿Q,,^;  tiene  él  (jne  hacjíf?— Tiene  que  hablar  a  su 
hijo  de  Ud.— ¿Qué  carta  tiene  Ud.  que  eontestar?- 
Tengo  que  contestar  lado  mi  hermano.— ¿Tenffo  vo 
quc'coutestar  el  billete  de  la  Señora  Palacios?— Ud. 
ticno  que  contestarlo. 

IJI,, 

t.'oNYKiiisATiON'  .\.--Wiil  VOU  ifivo  nic  soTuo  nioiicy 
ío  Uiv  some  hreinl:^ — Wíioro  i-»  your  inoney? — Do  you 
vviíh  to  biiy  üjy  iiorsei^-.-Whero  i.s  your  father?— In 
wiiich  roüui  \i  your  íiaber?— WhKre  js  thé,  man's  do;;;? 
-  Ua?  Pctef  tñ'o  horsoí?.  -líate  yoaany  íbintr  to  d'^:-' 
Who  isMníJi*  si7ifTlT?n?-Wh-rrT  is  hf?-    Wh'Te  i"  vhe? 


Where  are  lliev? — Where  is  my  servant? — W'hcre 
are  the  servants;-*— -  Who  is  here? — Who  are  here?— 
Who  is  tliere?— Who  are  there? — Who  is  in  my  room? 
— ^Will  you  írive  me  my  broth?  — Is  your  cat  in  this 
ba<í?— Where  is  it?— What  havo  yon  to  do?-Wliat  has 
tids  man  to  do? — lias  your  cook  any  thin^  to  drink? 
— Can  yon  drink  as  much  winc  as  cofte? — llave  you  to 
speak  to  nny  one?— To  how  many  men  have  yon  to 
speak? — When  have  you  to  speak  to  them? — .\t  what 
o'elok  will  you  tro  to  the  market? — When  will  you  jro 
to  tlie  Frenchman's  1  oiise?— Will  yon  ¡ro  to  the  physi- 
ciairs  in  the  morninü-  or  in  the  afternoon? — At  what 
o'eíoek  will  vou  'ao  Hiere? 


iV. 


Co.wKiíSATfox.  r>. — Have  you  to  write  as  many  notes 
as  the  Englishman? — Do  you  wisli  to  speak  to  that 
man? — Do  you  nrtt  wi.sh  to  speak  to  this  lady?— When 
lio  you  wish  lo  speak  to  iiim?— When  do  you  wisii 
to  speak  to  lier? — When  do  you  wish  to  speak  to  us? 
— When  do  yon  wishto  speak  to  them? — When  do  you 
wish  to  s¡)eak  to  the  fíoncral? — When-  is  he? — Where 
is  she?  -Where  is  iny  brother? — Where  are  ihey? — 
Where  are  we? — Where  are  von.'^-  Who  is  here? — 
Who  is  lhere?--Who  are  here? --Who  rué  iherc?— 
Who  is  in  your  i-oom?— Who  are  in  your  room? — Will 
you  íTo  to  tíie  markot? -Will  you  iiot'íro  to  the  market? 
-— .\re  not  your  neiuhbors  wiíiinji-  to  íío  lo  iln.'  concert? 

—  llave  you  the  conrase  to  í>o  to  the  wond  in  the 
niüht? — Can  your  children  answer  nur  notes? — Whom 
do  you  wish  to  see?-- Will  you  thi  me  a  l';ivni?  -  John, 
v.liere  is  Peti*r?— V/hat  are  you  uoiiif:  to  do? —What 
oViock  is  it,  Miss  \iruiniay— What  are  yon  <join<r  to 
do   to-day?— Wiíat  have  you  ¡o  read?   Wil!  you  ^o  out? 

—  /Fiíere  have  you  I  o  tro  lu? 


\\ 


Co\si:i:satio\.  ('.Has  John  a  desire  t(»  btiy  one 
more  hat? — íf'ill  yon  speak? — //'ill  you  not  speak? — 
Is  your  son  willinu'  to  work? — (I'hat  does  he  wish  to 
do?  ÍFill  you  liuy  any  ihin^.''' -Ifiíat  will  you  Imy? — Do 
you  wish  to  niend  my  dress?  -  íí'ho  wishes  to  ntend 
rmr  s.ui's  slockinís? -Are  yuu  willini:  lo  work? — Do 
vou  v.i-ili  lo  bri'alc  mv  i^la-.-íos''  -Doe->  your  ne¡'_'-|il,or 
wisii  lo  buy  tliese  or  thf>se  s]toon-?  -  Does  this  man 
wi-h  to  ent  this  iree.'^  — is  your  sisier  willin<i- to  burn 
niv  handkercliitd?— Do  yon"  wish  to  do  any  thiuü?- - 
n'hal  are  yon  willin;^  todo? — Do  you  n  ish  to  worm 
mv  aunt's  \onii?-T-Does  yoin-  servant  wish  lo  make  my 
tire;'' — Does  your  lalherVilsh  to  buy  this  ur  that  jiie- 
ture?.— n'hal  does  he  wis  lo  buy?— M'hich  lookin^'- 
Lrlasses  is  ihJs  irentlema'n  willinií  to  laiy?— //'i!I  you 
drink  some  wine?— 17^1!  you  buy  a  Itird  for  your 
dauíihter?— ITow  many  birds  do  you  wish  to  buy? — 
iriio  ¡3  this  <ientlcman? 

l...\   Natm'nlcza  <il  alcauct-   dt-  lo-;   .Milus. 

PúR  WoxTHiN-GTOv  H<>o:<i-!;  M.  D. 

Trad'inda.  p„r   .1.    1.    UnJñumv..    .7.     V.     TA..    D. 

(Continúa.) 

CAPITULO   11!. 

VOL.Ul  I     X.MVVt:. 

^i  da-  \\':\  síilto,  dereciin  desde  el -suelo  ha-ta  lo  müs 
alfr.i    que  ]rtie<ias.  f'^  haláis  ]í'vaiilTdo  un  pv'íi  al  través 


£1.  IJ\*STlTVTO  ^V»rl€IOJ\\lM.. 


¿47 


de  la  atmósfera;  pero  ni  te  podmís  quedar  en  el  aire, 
sostenido  a  aquella  altura,  ni  podrás  volar  como  los 
pájaros.  Esto  dependo  de  que  le  faltan  las  alas.  Pero 
¿de  (|U(j  manera,  i  por  qué  caiusa  vuelan  los  pájaros  con 
SU8  alus?  Porque  ellos,  por  medio  de  esta  importante 
parte  de  su  cuerpo,  se  apoyan  sobre  el  aire,  i  pueden 
tomar  en  él,  el  impulso  necesario  para  empujarse  ha- 
cia adelante.  Cuando  nosotros  nos  disponemos  a  sal- 
tar, lineemos  presión  con  nuestros  pies  sobre  el  terreno, 
])ara  tomar  impulso:  las  aves,  al  volar,  hacen  lo  mis- 
mo, apoyando  sus  alas  sobre  el  aire.  I  como  que  en 
el  vuelo,  una  vez  lanzadas  en  la  atmósfera,  conservan 
sus  alas  en  movimiento,  el  apoyo  i  el  impulso  se  repi- 
ten sucesivamente  sin  interrupción,  i  la  marcim  no  se 
altorn.  ni  disminuye  en  su  rapidez. 

l'or  oso  es  (pie  los  pájaros  necesitan  tener  las  alas 
muí  ürrndes,  en  comparación  con  el  tamaño  de  sus  cuer- 
pos. [)ara  que  puedan  volar  mucho,  i  levantarse  alto 
on  el  aire  Cuaud)  son  de  alas  pequeñas,  el  vuelo  es 
casi  unlo.  porque  no  encuentran  eu  el  aire  la  superfi- 
cie fio  resistencia  que  es  indispensal>le.  Podrán  servir 
de  eieuiplo  respectivamente  las  frolondrinas,  i  las  j^alli- 
nas. 

.\o-iotros  podemos  mover  las  manos  i  los  brazos  de 
la  uiismi  manera  <|iie  lo  hacen  los  pájaros;  pero  no 
consi'irniriamos  lovantarno-»  por  esto  medio,  ni  una  li- 
nea lili  la  su'iortifie  de  l-i  tierra.  L\  razón  está  en 
que  nuestras  muios  son  tan  chica.*,  que  no  pueden  <>- 
priiiiir  sino  una  extensión  de  airo  sumamente  pequeña. 
Hi  fueran  tan  grandes  i  tan  anchas,  relativamente  a 
nuestro  cuerpo,  como  son  las  alas  dolos  pájaros  en  la 
lelncion  <-oii  el  suvo  i  tuviéramos  ademas  los  músculos 
i  I  I  orirnui/.iieion  necesaria  para  moverlas,  también  po- 
dri;uii>>-4  vii!;ir,  i  recorrer  los  aires  con  mas  o  menos  ra- 
pidez. 

.Vosotros,  tenemos,  sin  emltarqro.  una  manera  de  volai-, 
que  fs  fácil  de  apreniler  i  practicwi-.  Pero  no  e,s  en  el 
aire  donde  esto  puede  hacerse,  .sino  en  el  asrna,  liien 
se;\  del  mar  o  do  lo-;  rios.  Nadar  no  es  .Ura  cosa  que 
volai'  en  el  a;>;ua.  Las  manos  i  lo-:  pies  hacen  para 
el  n:idador  lo  (|uelas  alas  para  las  aves.  Kl  nadador 
se  Hpoya  sobre  el  at;un,  i  toma  impulso,  por  medio  de 
sus  pies  i  de  sus  manos,  de  la  misma  manera  que  se 
so,<tiene  el  pájaro,  i  so  euqjuja  sobre  el  aire  f)or  medio 
de  las  alas.  ^^ 

La  semejanza  es  tan  oonq>leta  que  habnis  visto  mu- 
cluis   veces  a  ios  pájaros  yibxllirAc  en  el  aire,  lanzámlo- 


•'•ndos 
lo  hao 


lii='  eapns  njn-^  bajíis 
■en  los  Halladores  en  ol  a- 
•ion,  recojo  el  pájaro  sus 
ieri-a.  i  las  rcpliesra  sobre 
inuir  la  superficie  i  hacer- 
[Vro  cuando  quiere  levantarse  las  a- 


se   há(Ma   abajo,  sumer 

<le  la  atmósfera  cor  n» 

t:ua.    Para  hacer  e-!ta  op* 

alas  (véase  la   bimina)    1m 

su  propio  eiiorpo,   para  d 

-^e  mas  pes:»dr 

bre  i  las  estiende.  a<ritándola3  de  arriba  abajo  con  gran 

fuerzn»   ni  mas  ni  menos  que  lo  que  hace   uu  nadador 

cuando  desea  subir  de  nuevo  u  lu  supertície  de  las  a- 

gn-is. 

Los  fifiT-s  nadiin  |>iindpnlmente  Mft  In  r-oln.  La  cola 


es  para  un  pez  en  el  agua,  lo  que  las  alas  ¡iaraun  pájaro 
eu  el  aire.  Viene  a  ser  como  una  especie  de  timón.  Las 
aletas  sirven  para  equilibrar  i  sostener  el  cuerpo:  pero 
la  cola  por  el  trabajo  de  sus  movimientos  es  la  que  los 
hace  ir  hacia  adelante.  í^i  en  tu  casa  hai  un  pececillo 
de  esos  que  suelen  tenerse  en  un  jrlobo  de  cristal,  para 
adornar  la  sala  de  recibo,  podrás  observar  esto  con 
gran  facilidad. 

Debes  tener  presente  la  razón  de  la  diferencia  que 
existe  entre  la  posibilidad  para  nosotros  de  volar  en  el 
agua,  i  la  imposibilidad  de  hacerlo  en  el  aire.  El  agua 
es  mucho  mas  compacta,  mas  densa  i  mas  material,  si 
puede  a.sí  decirse,  que  el  aire  de  la  atmósfera:  por  con- 
siguiente ofrece  a  nuestras  manos' una  resistencia  mu - 
chisimo  mayor  que  la  que  el  aire  pudierví  presentarle; 
i  asi  es  que  aun  con  superficies  inui  pequeñas,  siempr;! 
resulta  mucho  mas  grande  que  el  apoyo  que  presta,  i  el 
impulso   que  viene  en  consecuencia. 

Para  perciliir  l)ien  ('<Ui  diferencia,  bastará  hacer  un 
peípicño  esperimento.  Pon  tu  mano  abierta,  i  muévela 
en  el  aire.  No  te  costará  ningún  trabajo,  ni  encontra- 
rás ninguna  resistencia.  Toma  ahora  nn. abanico  de 
palma,  de  los  grandes,  i  muévelo  de  plano  en  el  aire, 
exactamente  como  hacias  con. la  mano  uu  momento  ha: 
i  de  seguro  que  no  será  tan  fícil  porque  encontrarás 
alguna  resistencia  que  vencer,  l'ara  mover  ese  abani- 
co sin  encontrar  re.sisteacia  slguna.  tendrías  que  ha- 
perlo  poniéndolo  de  filo,  i  cortando  el  aire  de  costado  có- 
"mo  si  fues«  con  un  cucliillo.  Todo  esto  depende  deque 
el  abanico,  dando  do  plano  en  el  aire,  encuentra  una 
superficie  mayor  que  la  que  puede  hallar  la  mano  abier- 
ta i  estendida,  por  consecuencia  ha  de  .ser  mayor  la 
resistencia  para  el  primero  que  para  la  segunda.  Cuan- 
do el  abanico  está  de  filo,  la  superficie  del  aire  cor- 
tado es  insiirni ficante,  i  así  será  la  resistencia.  En  té- 
sis  general  puedo  decirse  que  esta  depende  de  la  ma- 
yor cantidad  de  aire  que  se  abraza,  i  eso  es  lo  mismo 
que   sucede  con  las  alas  de  los  pájaros. 


;,lías  pensado  algiin;i  vez  en  el  tamaño  de  las  .'»la8 
que  neeesitaiias  para  poder  volar?  Cobnila  que  ten- 
drías que  hacer  presión  sobre  una  sran  cnntidüd  de 
aire,  para  poder  levantar  tu  cuerpo,  como  levanto n 
los  p:íjaros  el  suyo:  i  eonsiilerando  cuan  largas  i  cuún 
anchas  son  las  alas  de  est/)s,  relativamente  con  su 
cuerpo  que  es  tan  pequeño  en  general,  encontrarás 
que  las  que  se  necesitarían  [mra  ti  tendrían  que  sea- 
monstruosas. 

Eu  esta  lámina  veras  representado  un  paja rillo  que 
vuela  con  tanta  velocidad  que  se  le  llama  el  rápido. 
Ea  una  especie  de  golondrina,  que  tiene  los  ulna  suma- 
monto  largan  i  anclms,  en  relación  con  el  tamaño  de. 
gu  (mcrpo,  i  esta  es  la  canica  do  qtjo.  vacie  con  tanta 
rapidez. 


i-lH 


*JM.  iJk'S'J'iTi!t^^V^VMO^^\ÍM. 


Torina  oomo  una  especie  de  alas,  aunque  cm-tns:   pero 
con  ollas  lo  es  bastante  para  saltar  de  rama  eu  rama, 


Singan  auiíual  tiene  las  alas  de  rnAjor  esteuísioa 
que  el  inurciélagü,  exceptuando  algunos  de  los  insectos. 
Por  esta  razon'es  tan  grande  la  velocidad  de  sus  mo- 
vimientos. En  esta  lámina  verás  representado  un  mur- 
ciélafro,  i  podrás  formar  una  idea  de  la  considerable 
cantidad  de  aire,  en  que  se  apoyan  sus  alas,  cuando 
las  pone  en  movimiento. 

Las  alas  de  los  insectos  son  también  mui  grandes, 
i  especialmente  en  algunos  que  están  dotados  do  una 
lijereza  extraordinaria.  Las  mariposas  que  tan  lijera- 
mente  vuelan  de  flor  en  flor,  i  que  tan  pocas  veces  se 
detienen  a. descansar,  te  suministrarán  un  buen  ejem- 
plo. Los  ii'i«ectos  que  tienen  las  alascortas  no  son  mui 
Yoladorr-s. 


Entre  los  peces  hai  algunos  que  síiltau  fuera  del  agua, 
\  se  mantienen  ¡  adelantan  un  {X)co  en  el  aire,  por  esta 
razón  se  les  llama  voladoTen.  Aquí  tienes  uno  repre- 
sentado en  esta  lámina;  i  podrás  ver  que  aunque  sus 
aletas  son  largas,  no  lo  son  tanto  como  pudieran  serlo 
las  alas  de  un  pájaro  que  tuviera  el  cuerpo  de  su  mis- 
mo tamaño.  De  aqui  proviene  que  estos  peces  no  pue- 
den volar  mui  alto,  ni  mui  lójos.  Lo  mas  que  se  pue- 
den levantar  fuera  del  agua  es  veinte  pies,  i  casi  nun- 
ca lo  hacen  sino  hasta  dos  o  tres  tan  solamente.  A- 
deraas  estos  movimientos  son  tales  que  no  se  puede  con 
razón  llamarles  vvdo:  porque  propiamente  lo  que  ha- 
cen es  saltar,  i  lanzarse  fuera  del  agua  i  hacia  adelan- 
te con  tanta  fuerza  en  ciertos|  casos  que  recorren  una 
extensión  de  quinientos  o  'seiscientos  pies.  General- 
mente cuando  dan  estos  saltos,  que  llamamos  vuelo,  es 
para  escaparse  de  algún  gran  pez  que  los  ataca  o  loi 
viene  persiguiendo:  pasan  así  muchas  veces  por  enci- 
ma del  cuerjK)  do  su  enemigo,  i  logran  impedir  que  los 
devore, 

Hai  una  especie  de  ardilla  mui  bonita,  que  se  llama 
en  castellano  la  poiatníxi  i  está  representada  en  esta 
lámina.  Tiene  a  los  lados  de  su  cuerpo  un  repliegue  de 
la  piel,  gue  forma  como  una  capa  o  manta,  que  le 
puede  éstctídcr  como  la  tola  tJé  lín  jíáfa^^áí?'.    ÍÍS*>  'ft 


de  árbol  cu  árbol,  ¡ipoyándo^o  ¡  :-':^U-^^l'''i[<]>>'''  :■''•:,■,- 
el  aire.  Para  poder  volar  como  loj  ¡»fijuin<  ut',..-.i!a¡  l:i 
que  el  repliegue  ya  esplicado  de  su  piel,  fuese  tan 
grande  que  pudiera  constituir  alas  verdaderas,  porque 
de  otra  manera  no-  se  ejerce  sobre  el  aire  la  presión 
que  es  indispensable  para  el  vuelo. 

Observarás  también  que  forma  tnn  e*peci;il  tiourtí 
las  alas  de  los  pájaros.  Repara  como  están  mi  cieno 
modo  abovedadas:  redondeadas  i  convexas  por  la  cara 
superior  o  externa;  i  cóncavas  o  ahuecadiis  por  la  pai- 
te de  dentro.  Dios  lo  lia  dispuesto  así  para  que  el  vue- 
lo sea  mas  fácil:  porque  cuando-  las  aln.>-  se  levantan, 
no  encuentran  el -aire  una  gran  resistencia,  puesto  (pie 
se  resvala  mui  fácilmente  por  encima  de  la  .superticio 
exterior  lisa  i  convexa:  i  cuando  |)or  el  contrario  las 
bajan,  la  forma  hueca  i  cóncava  poiniite  ((ue  se  coja  li- 
na mayor  cantidad  de  aire,  i  se  relenga  por  mas  tiem- 
po  pura  ejercer  presión  i  tomar  impals'>. 

Sucede  en  este  caso  una  cosa  parecida  a  la  que  aeor:- 
tece  con  los  paraguas.  Si  lo  tienen  abierto,  i  en  una 
posición  vertical,  note  costará  ningún  tral.nijo  mover 
lo  para  arriba,  porque  su  superficie  convexa  atravesa- 
rá las  capas  de  aire  sin  encontrar  resistencia  scnsil)!o. 
Poro  si  por  el  contrario,  mueves  el  paraguas  hacia  a- 
bí^jo,  siempre  en  po.sicion  vertical,  encontrarás  algún 
obstáculo,  i  tendnís  que  vencei-  una  resistencia  de  um- 
yor  o  menor  consideración^.  El  aire  que  esui  debajo  oí^- 
tá  retenido  i  como  encajonado,  dentro  de  la  parle  cón- 
cava inferior  del  paraguas;  ¡  es  necesario  desalojarlo 
do  nlli.  con  mas  o  menos  dificultad,  para  obtener  t! 
movimiento  que  deseamos. 

Ademas  de  esto,  cuando  las  aves  estín  volando  i 
levantan  sus  alas,  lo  hacen  enteramente  de  plano,  como 
hemos  hecho  con  el  paraguas.  El  movimiento  o><  de  tal 
manera,  er.  este  caso,  que  parece  que  coitan  el  aire:  i 
asi  se  disminuye  considerablemente  la  lesistencia.  Por 
el  contrario  cuando  las  alas  se  mueven  hacia  abajo. 
el  movimiento  se  efectúa  lomas  de  plano  que  so  pue- 
de, pues  que  lo  que  se  necesita  en  este  caso  es  aumen- 
tar la  resistencia. 

Si  mueves  en  el  aire  un  abanico  de  palma,  podrá* 
comprender  todo  esto  con  mas  facilidad.  Mientra  nuis 
de  filo  lo  manejes,  mas  fácilmente  corta  el  aire,  i  me- 
nos resistencia  encontrarás:  i  si  por  el  contrario,  lo 
mantienes  mui  de  plano,  i  lo  mueves  en  esa  disposición, 
te  costará  mucho  trabajo,  i  tendrás  necesidad  de  hc- 
cer  esfuerzo.  Eso  mismo  exactamente  es  lo  que  suce- 
de con  las  alas  de  los  pájaros,  en  los  movimientos  de 
su  vuelo. 

En  cuanto  al  nadador,  sus  manos  se  mueven  en  el 
agua,  déla  misma  manera  que  las  alas  de  las  aves  eu 
el  aire.  En  el  primer  movimiento  eííán  de  filo,  pam 
cortar  el  agua  sin  esfuerzo:  en  el  segundo,  lo  ma*  de 
plano  que  se  puede  contra  el  agua,  como  para  apóyar- 


jLi^  1.,11's'n'i'v'ro  .a\íC'iOA'^k.. 


Lo  mismo  sucede  con  los  remos  de  los  botes,  que  son 
planos  como  unas  paletas,  i  afilados  en  su?  borde?.  Al 
entrar  en  el  asna  lo  liaceu  de  filo,  sin  dificultad  alsru- 
na;  poro  al  llevar  el  bote  hacia  adelante,  se  apoyan  de 
plano  por  su  f)arte  ancha  contra  el  agua,  para  encon- 
trar cuanta  resistencia,  sea  posible. 


Preou.ntas  —¿De  qué  maneía  vuelan  los  pájaros? 

¿Poríiut'  sus  alas  son  tan  grandes? — Por(|Uc  razón  no- 
sotros no  |)odenios  volar?  — Rn  qur-  so  pnrocou  el  nadar 
i  el  volar?— Con  qué  nadan  los  )>eccs?— ;.l'or  (pié  no 
podemos  volar  en  el  aire,  i  si  pódenos  liacerlo  cu  el  a- 
gua? — ,;Qué  esperimentos  hemos  hecho  en  un  abanico, 
a  propósito  de  estas  cosas?— ¿Qué  tiene  que  ver  el  ta- 
maño de  las  alas  con  los  movimientos  del  vuelo? — ¿Qué 
pájaro  es  notable  por  la  rapidez  de  su  vuelo? — ¿Cómo 
es  el  vuelo  de  los  murciélagos? — ¿Qué  hemos  dicho  de 
los  insectos  ¡  su  vuelo? — ¿Qué  son  los  peces  volado- 
res?— ¿Qué  se  ha  hablailo  acerca  de  la  Polatuca? — ¿C()- 
mo  es  la  forma  de  las  alas  de  las  aves,  i  que  se  con- 
sigue en  virtud  de  ella?  —¿Qué  comparación  se  ha  hecho 
entre  las  alas  de  tin  ave.  i  un  j)araguas? — ¿Podrás  es- 
plicaniie  loque  pasa  orí  el  moviinieufo  de  las  alas  de 
un  nvo  al  h-v-infinln-  i  .ni  hujarlís?— ¿Sur'ode  nitro  de 
esto  mismo  cu  lo-  !iii>\  ímíÍcuíos  i!e  un  nailadnr? — ¿l'no- 
de  encontrarse  t:iin'ii'-ii  yl'jii;ia  semejan/.a  entre  í'átos 
movimientos  i  lo<  ipio  so  i-iocutan   al  reinnr? 

'  C'orUifítiar/t. ) 


Ora.iné,tioeL  infeintil 

P.VIJA   LOS  NIÑOS  .\MHR[C.\XO.< 


Profunor  tle  la  LfHtjua  i  Liicn'ti' 

■('  l-:^j.nno]a 

r!ii'cfii\s¡ii(id  de    yxrr' 

York: 

( Continúa.) 

H.XCFR. 

Participio  ¡xisiuk).  fleilio. 

1  >!■//'<  :i!!\\'  hvfsculí'.  Pír!h-i¡o  i i/i ^críe-do 


\'o  hív^u. 
\\i  hacfs. 
VA   hace. 
Nos.  haceinos. 
\'c.>s.  hacéis 
Ellos  hacen. 

Fiítnra. 

Vo  haré. 
Tú  harás. 
El  hará. 
Nos.  haremos. 
\'os.  haréis, 
W^  harán.- 


^'o  hicp. 
■  Tli  hicistf.'. 
l-:i  hizo. 
Xos.  hicimos. 
\'os.  hicisteis. 
Ellos  hicieron. 

SiibjnrJfvo.  pr'esen-le. 

(.Hic  \ o  haya. 
,,     Tú  b.a<j^as. 
,,     El  haga. 
,,     Xos.  hagamos 
,,     Vos.  hagáis. 
,,.     EHos  hatfan. 


Pretérito  impei-fecto. 

Que  \'o  hiciera. 
,,     Tú  hicieras. 
.,     ¥1  hiciera. 
,,     Nos.  hiciéramos. 

\\)s.  hicierais. 
'•      Ellos  jiicirran 


Fn/uro. 

Que  yo  hiciere. 
,,     Tú  hicieres. 
,,     El  hiciere. 
„     Nos.  hiciéremos. 

\'os.  hiciereis. 
'•      Ellos  hicirren. 


ílllpíTiÜivO. 

1  la;^  tú. 

Todos  los  compuestos  de  hacer  siguen  su  con- 
jutjacion,  menos  satisfacer,  que  en  el  singular  del 
imperativo,  a  mas  de  ádúx  satisfaz,  como  haz,  tie- 
ne la  intle.xion  regular  satisface,  i  en  el  imperfecto 
del  subjuntivo  eí  también  satisfaciera,  satisfaciese, 
o  satisficiera,  satificicsc,  indistintamente. 


TRAER. 


lu.iicatix'o  pres^tile. 

\'o  traigo. 
Tú   traes. 
1<1  trae. 
Xos.  traemos. 
\'os.  traéis. 
Ellos  traen. 


VnthHo  /k.'rfe(tv 


\o  traje. 
Tú  trajiste 
El  trajo 
Xos.  trajimos. 
\'os.  trajisteis. 
Ellos  trajeron. 


Subjuntivo  jhrrsente. 


Que  Yo  traiga. 
.,     Tú  traigas. ., 
..      I'"l  traiga. 

Pretérito  iinfH'rfciti-: 

Que  \o  trajera.  <>. 

Tu  trajeras. 
El  trajera. 
Nos.  trajéramos. 
Vos.  trajerais. 
Ellos  trajeran, 

VENIR. 


Que  Nos  traigamos. 
..     \'os  traigáis. 

,,      helios  traigan. 


fat-uv. 

*  \o  lraj<-rt:-. 

Tú  trajeres. 

El  trajere. 
Xos.  trajéremos. 
\'os.  trajereis. 
Ellos  trajfiren. 


Este  verbo  i  sus  compuestos  olwrrvan  las  irre- 
ilares  que  se  espresan  aquí: 

( Gerundio —  Yinie.miiK 


Indicalii'o.  Presente. 

\o  vengo, 
tú  vienes. 
el  viene, 
ellos  vienen. 


Pre/érilv  perfecto. 

Vo  vine, 
tú  viniste, 
él  vino, 
nos.  \inimos. 
vos.  \jaísteis. 
elloí  vinieron. 


Fl'Tl'RÜ. 
\'o  v.endre. 


5Í.-»0 


KE,  iJySTlTMITO  J%\'M€MOJ%*^L.. 


tú  \endrás. 
«'1  vendrá, 
nos.  vendremos. 
Aos,  vendréis, 
•  ellos  vendrán. 


S.'il'Jiaililv.  presenil-, 

One  yo  venga. 
..  tú  vengas. 
..     él  venga. 

nos.  vengamos. 

vos.  vengáis. 
.,     ellos  vencan. 


Pretérito  imperfecto. 

Que  yo  viniera. 
„     tú  vinieras. 

él  viniera. 

nos.    viniéramos. 
,,     vos.  vinierais. 
,,     ellos  vinieran. 


Jnipcratii'o. 

Ven  tú. 

PODER. 

liste  verbo  muda  la  o  en  n  en  unas  personas 
i  en  el  diptongo  iie  en  otras,  i  pierde  la  e  de  la 
terminación  del  infinitivo  en  los  futuros  del  indi- 
cati\'o,  de!  modo  sigiu'ento. 

( ierunc  lio.    -  /  V/^f'/Vw/('. 

h/diaitiz'o.   Presente,  Pretérito  perfecto. 


Yo  puedo, 
tú  puedes, 
el  puede, 
ellos  pueden. 

A'o  pude, 
tú  pudiste, 
el  pudo, 
nos.  pudimos. 

vos.  pudisteis. 

ellos  pudieron. 

.Futuro. 

Sutijiintiz  v.  presente. 

\o  p(vlré. 
tú  podrás. 

Que  yo  ])ue('a. 

t  'i    p-.Ifíi.íS. 

el  podrá. 

nos.  podrémas. 

él  pucd;j. 
"     ellos  puedan. 

vos.  podréis, 
filos  podrán. 

/ '/  ríérito  imperfecto 

Futuro. 

Oue  \o  pudiera. 

Que  yo  pudiere. 

tú  pudieras. 

tú  putlieres. 

él  |)udiera.                ..     él    pudiere. 
„  .  ñas.   pudiéramos.    „     nos.  pudiéremos 
,.     vos.  pudierais          „     vos.  pudiereis. 
„     ellos  pudieran.       „     ellos  pudieren. 

Lub 

pEurt;   M  vNTii.r.A. 

(  Continnará.) 

TilBRO  DI;:  T^E€TVRi%. 

I>K    (ilMM.EUMO    I),    SWAX, 

Mfxh'/icadn  ¡iiir  il  1)1  redor  del  Instif uto  Nacional  de 
GualcnmJa,  ]Kim  nso  de   las  escuela» 

(Coiitiiiíin.) 

Antes  de  usar  esta  madera  los  castores  la  cortan 
i    erí^algunos  pequeños  pedazos  i  los  llevan  a  uno 
I    de  sus  cuartos  mas  grandes:  allí  se  reime  toda  la 
familia,  repartiéndose  cada  cual  su  correspondien- 
te ración  con  la  mayor  igualdad. 

Asi  vi\-en  los  castores  durante  todo  el  invierno, 
reunidos  de  generación  en  generación  en  paz  i 
:  girmonía,  hasta  que  los  ataca  el  hombre  que  co- 
dicia sus  pieles  para  hacer  sombreros,  pues  la 
mejor  ciase  de  sombrero  es  la  hecha  con  el  pelo 
fmo  lie!  castor,  j^einado,  lavado  i  pre¡)nrado  para 
este  objeto:  también  se  cstrae  de  ellos  el  castó- 
rrn,  sustancia  empleada  con  gran  utilidad  en  la 
imdicina  ^X<>  os  j>arece  <¡ue  seri:i  conveniente 
;ipr<-ntier  desale  niños  con  estos  inlrüiciUcs  ani- 
males industriosos  i  jjrecavidos.-* 

LECCIÓN  XIV. 

El  perro  tiene  ma}or  inteligencia <[iK' casi  todos 
los  demás  animales:  puede  ser  enseñadlo  con  mas 
facilidad,  i  aprende  bien  i  prontamenttí  casi  todo 
i  cuanto  quiere  enseñársele.  Con  razón  ha  sido  11a- 
'  mado  el  amigo  del  hombre,  pues  aína  mucho  a 
'  su  amo,  le  es  mui  fiel  i  nunca  lo  aixmdon  i  en  la 
;    desgracia. 


í-'l  perro  es  tan  valiente  coirjp  generoso,   olvi- 
da prontamente  los  golpts  que  recibe  de  su  amo 

i  rmfmTtn^  d»  "-Tq-fM.  (\r  Y-^r^r  sido  Ttr^ttLrxíío  p^r 


i:¡.  i.VSTl  tí  TO  ^\\H  i^VOA'Ui. 


él,  no  \acila  en  defenderlo,  aun  a  costa  de  su  vida. 
Hai  muchas  variedades  de  perros;  el  de  pastor, 
el  jierro  lobo,  el  mastin,  el  alano,  el  lebrel,  el  ch 
Terranova,  el  do_o-o.  el  de  San  Bernardo,  el  percii- 
ouero,  el  bull-doLj,  etc.,  etc. 


]"',l  i)"rro  en  (ístado  salvaje  es  niui  liero.  pe- 
ro cuando  está  domesticado  es  nnii  dócil,  de 
modo  que  en  toda-;  partes  del  mütnlo  acom|)aña 
al  ho;n!>re:  en  toda-;  p.irtií  sirvan  unos  para  cui- 
tlar  las  casas,  otros  para  yuardar  los  relíanos  i  de- 
f:.'iuk;rlos  de  loiataqucís  de  la;  h^-aia;  feroces;  o- 
Iro»  para  cazar,  otro;  como  corn-os,  oíros  de  en- 
tretenimiento para  lo;  niños  i  las  señoras,  i  en  las 
reiifiones -mas  sctentrionales  de  Europa,  Asia  i 
América,  se  les  eaiple.'i  para  t'rar  dt:  trineos  en 
la  nieve,  pudiendn  hacer  vi;ijes  d,-  mas  i!:;  den 
uíillis  diarias. 

En  la  parle  iiv-ridioa.il  il.- 
(lena  de  altísimas  montañas 
que  tiene  de  diez  a  ([uini.c  m 
i  CU)  as  cimas  están  cubiertas 
i:asi  todo  el  año.  aun  eil  lo  mas  riguroso   del    \e- 
rano. 

Cerca  de  la  cúspide  de  una  tic  estas  uKiritañas 
l!amad<i  el  monte  de  S.  IJernarcio,  hai  un  conven- 
Icr,  i  loJ5  re!ij:,MOSGs  que  lo  habitan  tienen  unajua^r- 
nifica  raza  de  perros  llamados  de  San  BernártTo, 
que  están  perfectamente  enseña'Jos  a  i)uscar  en 
ac]uel!os  campos  de  hielo  los  viai-:r(j.;  rxtra\iados 
i  sorprendidos  por  las  tempesUides.  Contaremos 
una  de  la^  muclia-;  anécdota*  que  de  ellos  se  re- 


ída los  Alp^. 
■s  de  elevación, 
nieve    durante 


ocasíon  esta- 


;iLÍ:ravcsaba    en   cierta 
lando   los    sorprendió 


I    una  tormenta  de  nieve  tan  terrible,  que  uno  de 
!    los  caballos  en  cual  iban   montados  un  niño  i  un 
!    criatlo  (¡ue  lo   cuidaba,  fué  arrebatado  por  ella  i 
I    lanzado  en  uno  de  aquellos  enpantosos    abismos: 
j    el  caballero  i  el  resto  de  su  familia,  después  de  bus- 
i    Carlos,  los  dieron  al  fin  por  perdidos   i  se  dirigie- 
ron al  convento  de  .San  Bernardo,   dond<i  relata- 
]    ron  su  triste  historia.   Los    relij^iosos    consolaron 
el  padre,  i  le  dijeron  (¡ue  irian  en  busca  de  su  hijo; 
tomaron  uno  de  sus  perros,  le  amarraron  al  cuello 
I    una   botella  de  brandi,  un   rollo  de    cuerdas  i  un 
.    morral  con  comestibles,  i  se  dirijíieron  ;il  lugar  en 

que  el  niño  i  el.  criado  habian  caido. 
'  Lra  en  una  de  las  gargantis  mas  profundas  ile 
I  la  montaña;  la  nieve  era  mui  resbalosa  i  estaba 
,  cortada  tana  pico  <[ue  nadie  pudo  bajar;  al  fin, 
,  sin  <;mbargo,  creyeron  oir  los  gritos  del  pobre 
niño. 

¿^,H1  perro,  que  también  o)'ó  los  gritos,  se  lanzó 
inmeditamente  a  escape  por  la  nieve,  i  pronto  que- 
dó perdido  de  vista,  los  religiosos  esperaron  lar- 
go tiempo,  i  al  fin  deteminaron  volver  al  conven- 
to: allí  encontraron  al  perro  con  el  niño  sano  ¡ 
,    salvo  atado  a  su  espalda. 

i        El  criado,  que  estaba  con  el  niño  en  el  fondo 
I    del  precipicio  cuando  vio  apro.\imarse  al  perro,  lo 
!    llamó  i  cojió  el  alimento  ¡  el  brandi  que   traía, 
los   que  dividió  con  el.  niño:  restauradas  las  fuer- 
zas de  ambos,  ató  al  niño  sobreseí  lomo  del  per- 
ro, fjue  se  lanzó  en  el  acto  por  la  nieve  hasta  que 
]    llego  al  convento. 

'      Los  monjes,  guiados   por  el  perro  i  aconpaña- 
:    dos  por  otros  perros  con  cu:írdas.  se  pusieron  in- 
meditamente en  marcha  en   busca  del  ¿'criado,    al 
cual  lograron  también  s i.Mr.  d'.spues    de  trabaj:ir 
mucho,  casi  helado  )a. 

f  Continuo iá.  / 


i..i:t'í  io\i:s 

Dt    Aritmética  decimal pi^íktiai  i  ¡-azonadiu   rs'. 
finen  francés  por  L.  Bomballet  i  traducidai 
por   Pedio  Delcon    Y.,  alumno  m^aíro 
del   Instituto   Nacional. 


(Confinúa.) 

Ó2.  Para  leer  una¿resta_indicada,  se  enuncia  de 
¡z(iuierda  a  derecha,  cada  uno  de'^los  números  que 
se  van  a  restar,  teniendo  cuidado.:;  de  interponer 
entre  ambos  el  signo'( — )  menos. 

Así,  las  dos  restas  siguientes  se  leerán: 
9  ménos|^5;  4896  menos  2314. 

63.  De  cuanto  se  ha  dicho  se  deduce,  que  hai 
dos      añeras  de  ejecutar  una  resta. 


252 


i:l.  A^\*&TiTt/'ro  ,v^ivio,%\ii.. 


!•  "*  Quitando  sucesivamente,  del  número  ma- 
yor, una  a  una  las  unidades  que  contiene  el  nú- 
mero menor. 

2.  ^  Añadiendo  al  número  menor,  tantas  ve- 
ces la  unidad,  cuantas  sean  necesarias  para  igua- 
larlo al  número  mayor. 

64.  Se  concibe  que  si  en  el  ejemplo  que  hemos 
puesto  anteriormente,  el  número  de  reales  perdi- 
dos, fuera  igual  al  número  de  reales  que  poseia 
el  niño,  el  resultado  de  la  resta  seria  nulo  i  en  es- 
te caso  se  representarla  por  cero. 

65.  En  toda  sustracción,  la  diferencia  no  cam- 
bia de  valor,  cuando  se  aumenta  o  disminuye  en 
una  misma  cantidad  el  minuendo  i  el  sustraendo. 

Porque  efectuando  la  operación,  el  aumento  o 
la  disminución  que  se  haga  en  el  sustraendo  está 
recompensado  con  el  aumento  o  disminución  que 
se  hace  en  el  minuendo. 

Ejemplos: 


De             8            ¡De             8  +  3  ú 

1 1 

Se  restan  5       ^0  J  Se  restan  5  -f-  3  ú 

8 

Quedan     3            |  Quedan    3  +  0    = 

3 

ÍDe             8-3  ó  5 
el  Se  restan  6—3  ó  2 

[  Quedan     3—0  =    3 

No  sucederá  lo  mismo  si  el  aumento  o  la  dis- 
minución se  verifica  solo  en  uno  de  los  dos  nú- 
meros. 

Ejemplos; 

fDe  8  +  3  ú  11  l'De  8—3    ó  5 

,  Q  j  Se  reatan  5  -t-0  o    5    ¡^  o  I  ^^  resitan  5 — O    ó  5 

•'•    j  _    *^*   1  

i  Quedan    3  +  3  =  6  [Quedan    3—3=0. 

Se  ve  por  los  ejemplos  primeros  que: 
Si  se  aumenta   o  disminuye  en  la  misma  can- 
tidad el  minuendo  i  el  sustraendo,    la  diferencia 
no  cambia. 

I  por  los  ejemplos  últimos  que: 

1.  ^  Si  el  minuendo  se  aumenta  en  una  canti- 
dad cualquiera,  la  diferencia  vendrá  aumentada 
de   la  misma  cantidad. 

2.  ®  Si  el  minuendo  se  disminuye  en  una  cierta 
cantidad  la  diferencia  resultará  disminuida  en  la 
misma  cantidad. 

66.  Hasta  aquí  solo  hemos  operado  con  núme- 
ros dijitos,  estas  son  las  operaciones  mas  fáciles. 
Antes  de  ocupat-nos  de  la  sustracción  de  núme- 
ros compuestos,  daremos  la  ía¿¿a  de  restar;  pues 
así  como  para  facilitar  la  suma  se  ha  compuesto 
la  tabla  de  sumar;  así,  para  facilitar  la  sustracción 
ste  ha  compuesto  la  Tabla  de  restar  qw.  sigue: 


C  1-1  S^l  CO  ■^  "O  ÍO  I—  000     |Or-iC^W*«OcOr-OOCi 


I     I      I      i      i      i      i      I      I      I 
O* 

00050'-H(M-0->í<»í5«t- 

-a 

i.    ''''''''     ' 

00000000000000000030 


Sf-ciw^io^t-aocs 

1 1  1  I  i  1  I  I  I  1 

■^lOOr-oosiO  —  cíe* 


i  I  I  I  I  I  1  I 


h  !  I  I  I  !  i  i 

lt-00C5Or-lClClí-tl 


1  I  I  !  i  I  I  I  M 

cr 


en     I      I      I      I      I     I     I      I      I 
05-0Í  C:  Oi  «5  ca  g5  gi  gi  Ct  ; 


es  I-,  ci  ce  -^  m  ■■«  t-  oc  c; 

<  -  !  !  I  I  I  !  I  1  I 


..  I 


<Xi  o  ^  (^  o  o  -o  -j  « 


c  r-  í-j  c<r  ■*  10  ^  t-  ( 


I  1  !  I  I  1  1  I  I 


<?»e«-*io®r-aossOi-' 


I     I     I     I     I     ¡     I 


I  I  I  M  I  I  I  I  I 

-o 

I  I  ti  I  I  1  I  M 


1  i  i 


10  ce  r-  ce  c:  o  —  Oí  rr  T  I 

o  r-  r-  ,—  — I  .-  i 

I  I    I    I    i    i    I    !    i    i; 

ic  o  tft  >o  ta  u^  to  o  iQ  m  \ 
'c  ^  c-i  í<5 ■^■^ri  5S  t-  00  ci  i 

1  i  !  i  I  i  1  I  1  !¡ 

ce  TfiO  :S  t'-  30  S5  o  ^  C<I 

-o 

I  I  1  I  I  I  1  i  I  1! 


M  i  !  I  I  I  I  I 


Restar  del  número  3876  el  número  1 245.  En 
este  caso  el  sustraendo,  J245.  no  conliene  sola- 
mente unidades  simples  sino  también  decenas, 
centenas  i  millares.  Pero  ya  sabemos  que  la 
diferencia  sumada  con  el  sustraendo  da  el  mi- 
nuendo. 3876  contiene  no  solamente  laí,  uni- 
dades, decenas,  etc.  del  sustraendo.  sino  tam- 
bién las  de  la  diferencia  que  buscamos.  Para  en- 
contrar esta  última,  restaremos  sucesivamente  las 
unidades,  las  decenas,  centenas  i  millares  del  sus- 
traendo 1245  de  las  unidades,  decenas,  centenas 
i  millares  del  minuendo   3876. 


Operación. 


Ejemplo. 

Esplicacion. 


Si 

1  i 

11 

De 

38  7  6 

Beeta 
Diftr. 

i 

r  1  2 

4  5 

2  6 

3  1 

[  5  unidades  restadas  de  6  u- 
1  nidadcs  queda  1  unidad  o... 
4  decenas  restadas  de  7  de- 
I  cenas  quedan  3  decenas  o... 
I  2  centenas  restadas  de  8  cen- 
-¡  tenas, quedan  6  centenas  o... 
I  1  millar  restado  de  3  milJa- 
1      rea,  quedanSmillareio, , ,  , 


1 

30 

600 

•_*<".3l 


r.I.  lJ\*STITVTO  J\'»(t€10J\*ai,. 


aíW 


El  número  2631,  formado  de  4  restas  parciales 
es  la  verdadera  resta  ódiferenoia  entre  3876-1 245. 

En  este  ejemplo,  se  advierte  que  las  cifras  del 
sustraendo  son,  todas,  menores  que  las  del  mi- 
nuendo. En  este  caso  puede  comenzarse  la  ope- 
ración, bien  por  la  derecha,  o  bien  por  la  izquier- 
da. Pero  se  comienza  siempre  la  operación,  por 
la  derecha  por  tener  solo  una  marcha  regular. 
La  sustracción  por  la  izquierda  no  tiene  lugar 
cuando  una  de  las  cifras  del  sustraendo  es  mayor 
qu3  su  c:)ri-eíp3ndiente  en  el  minuendo.  Do 
allí  la  regla  general  siguiente. 

(Continuará.) 


LECCIONES 

Eleiueiitulos  de  diluvio  lineal  ni  alcance  de 

los  ulAo»<,  por  M.  11.  Ortcgra,  iujeiiiero  to- 

pógi-afo  I  profesor  de  Jeo¡ari*af¡a  poli  11- 

c:i-deseriptiva  del  Instituto  IVacional. 

(Continua.) 

LECCIÓN  VII. 

Problemas. 

I.-   Dividir  lina  línea   en   dos  partes    iguales 
por   medio  de    una  perpendicular.     Sea  la    línea 


Figura  ¡I'). 

AB  figura  35  la  que  seMesea  dividir  en*dos  par- 
tes ¡guales.  En  cada  uno  de  sus  estrémos  A  i 
H  se  hará  centro  i  con  una  abertura  de  compás 
arbitraria  se  trazan'arcos  de  círculo  que  se  cor- 
ten en  la  parte  superior  e  inferior:  la  línea  que 
pase  por  estas  intersecciones  es  perpendicular  a 
la    AB  i    la  divide  en  dos  partes  iguales. 

2.      Bajar  desde  un  pu}ito   dado  fuera  de   una 
recta  una  perpendicular. 
O 


u. 


y 


Fitr.  36. 
r>el  punto  O  figura   36   se  desea  bajar   uda 


perpendicular  a  la  AB.  Hágase  centro  en  el  men- 
cionado punto  i  con  una  abertura  de  compás  ma- 
yor que  la  distancia  a  la  recta  trácense  sobre  es- 
ta dos  arcos  de  círculo:  haciendo  de  nuevo  cen- 
tro en  estos  puntos  descríbanse  en  la  parte  infe- 
rior otros  arcos  de  círculo  que  se  corten;  unien- 
do el  punto  con  D  con  el  punto  O  tendremos  la 
perpendicular  pedida. 

3.     Levantar  ima  perpcTidicular  en  el  estremo 
de  una  recta. 


K 


Fig.  37. 


En  el  estremo  B  de  la  recta  AB  se  desea  le- 
vantar una  perpendicular.  Prolongúese  la  recta 
en  una  magnitud  cualquiera:  haciendo  centro 
en  B  cortaremos  sobre  esta  recta  dos  cantidades 
iguales  en  cuyos  puntos  haremos  centro  para 
trazar  otros  arcos  por  la  parte  superior  o  inferior: 
uniendo  los  puntos  de  intersección  con  el  estre- 
mo B  se  tiene  la  perpendicular.  Borrando  las  lí- 
neas punteadas  en  la  figura  queda  resuelto  el  pro- 
blema. 

4.     Medir  el  valor  de  un  ángido. 


Fig.  38. 

Sea  el  ángulo  COD  el  que  deba  inedirse. 
Tomaremos  un  trasportador  o  semi-círculo  gra- 
duado, i  aplicando  el  punto  centro  en  el  vérti- 
ce del  ángulo  i  el  diámetro  O^  sobre  uno  de 
los  lados,  la  división  que  marque  el  trasportador 
sobre  el  otro  lado  será  la  medida  deseada.  El 
ángulo  de  la  figura,  vale  40°  porque  esa  división 
marca  el  punto  C. 

Si  el  ángulo  que  se  trata  de  medir  es  peque- 
ño relativamente  al  tamaño  del  trasportador,  no 
hai  mas  que  prolongar  los  lados  del  ángulo  lo 
que  en  nada  altera  su  valor. 

5.     Construir  un   ángulo  igiurl  a  otro. 


BAO 


Fig.  89. 
sea  el  ángulo  conocido:  para    construir 


otro,  igual  comenzaremos  por  dibujar  una  recta 


254 


lul^  IJX'STITVTO  J\*k^CMOJV^M.. 


indefinida  A'  B':  en  el  punto  A'  como  centro  tra- 
zaremos im  arco  de  círculo  indefinido,  también, 
al  cual  daremos  la  magnitud  del  OB  que  es  la 
medida  del  ánoulo  dado.  La  recta  que  pase  por 
el  punto  T  i  el  vértice  A'  será  el  otro  lado  del 
ángulo. 

ó.     Dividir  nn  ángulo  en  dos  parles  igtialcs. 


Pig.  40. 

El  ángulo  OAD  figura  40  sea  el  ángulo.  Ha- 
ciendo centro  en  el  vértice  del  ángulo  trazare- 
mos el  arco  OD,  que  es  su  medida,  i  apoyán- 
donos en  los  puntos  O  i  D  describiremos  otros 
arcos  que  se  corten  un  punto  como  B.  La  rec- 
ta que  pase  por  la  intersección  i  el  vértice  del 
ángulo  es  la  que  lo  divide  en  dos  partes  iguales. 
Haciendo  igual  construcción  respecto  de  los  án- 
gulos O.A.T  i  TAD  conseguiremos  dividirlo  en 
4  partes  iguales    i    así  sucesivamente  en    8,    16, 

Si  se  nos  pide  dividir  en  ángulo  en  un  deter- 
minado número  de  partes  ¡guales,  ¡jor  ejemplo 
ó,  haremos  uso  del  trasportador  i  averiguando  el 
valor  del  ángulo  dividimos  este  valor  por  el  nú- 
mero de  partes  que  se  desean  i  el  cociente  nos 
indicará  el  valor  angular  de  las  partes.  Conside- 
rando la  misma  figura  40,  supongamos  que  el  án- 
gulo O  A  B  debe  dividirse  en  6  partes  iguales; 
aplicando  el  trasportador  hallamos  qvie  el  ángulo 
vale  42°,  dividiendo  este  número  por  6  nos  resul- 
ta que  los  ángulos  parciales  deben  vaU^r  7  -  cada 
uno. 

No  siempre  hai  un  cuociente  exacto  como  en  el 
presente  caso,  pero  se  puede  lle\'ar  la  aproxima- 
ción hasta  donde  sea  posible  con  auxilio  de  los 
minutos  i  segundos,  aunque  los  instrumentos  que 
jeneralmente  se  emplean  no  aprecian  esta  última 
cantidad. 

7.  —  Trazar  una  paralela  par  'a  n  punto  dado  fue- 
ra de  una  recia. 


i  O 


Fig.  4!. 

Sea  AB   la  recta  i  O  el  punto  por  donde,  deba 
traza.r5?e  ima  paralela.  Toinamt>s  la  distancia  entre 


el  punto  i  la  recta  i  sirviéndonos  de  ella  como  ra- 
dio describiremos  dos  o  mas  semi-circunferencias; 
la  recta  tanjente  OM  será  la  paralela  pedida. 


Fig.  42. 

También  con  el  auxilio  de  la  escuadra  se  pue- 
den trazar  paralelas:  si  dibujamos  una  recta  TM 
i  por  varios  puntos  fuera  de  ella  se  desean  trazar 
paralelas  no  *hai  mas  que  deslizar  a  lo  largo  ác. 
la  recta  un  lado  de  la  escuadra,  como  AO,  el 
otro  lado  BO  irá  marcando  perpendiculares  para- 
lelas por  cuantos  puntos  se  deseen.  Consideran- 
do los  trazos  que  marque  el  otro  lailo  AB  o  CI) 
las  rectas  serán  paraleLis  pero  no  [x;rpendicula- 
res  sino  que  tendrán  la  inclinación  del  ángulo 
BAO   que  en    la  presente  figura  es   de  45  . 

( (Joníinuará) 


MÉTODOS  DE  INSTRUCCÍOX. 


POP.  .I.iMES    PVLK  WICKEUSIIAM, 

I        (Diredor  de  laf<  Esctiekis  Xormaks  de  !'>  ¡■■•^Hrníjia.) 
Para  ser  Maestro  se  ^l;^ceiíta  iijj;i  piirjarueioii 

(Continúa.^ 

!         9.^      La  Inteligoiicia  huinviii   al   aiiqíiirii-  los  cono- 
'    cimientos  ohra  con  arreglo  a  ciertas  leyes  de  Migcstion. 
Las  levos  do  sugestión  son  eficaces  en  la  ailjuLsiciou  do 
los  primeros  conocimientos.     Emnezanios  a  hacer  ob- 
•    servaciones  sobre  nn  olijeto  determinado,  innr.'^liatamen- 
I     tese  presenta  por  si  mismo   hajo  otro  punto  de  vista. 
j    luego  bajo  otro  punto  distinto;   i  así  inarc'iamos  hacia 
adelante  por  una  serie  de  pasos  sucesivos.     O   bien  do 
!    un  objeto  pasatno-i  a  otro,  i  después  a  otros,  descuidando^ 
muchos  pero  eligiendo  algunos  que  después  de  un  exa- 
men  del  grujio  s"  encuentren-  que  se  relacionan  entio 
si  con  arreglo  a  ciertos  principios  do  sugestión.     Tam- 
bién se  llevan  a  cabo  en  el  mismo  orden  por  lo  común 
feries  enteras  de  cspcrinientos   en  que  el   primero  su- 
giere el  segundo,  el   segundo   el  tercero   i  asi  hasta  el 
fin      Que  la  ¡nf«ligenc¡a  procede  de  este  modo  al  ad- 
quirir conocimientos  por  medio  do  la  observación  ¡  la 
esperimentacion,  está  fuera  de  duda.     Una  sugestión  do 
diferente  clase  es  la  que  la  conduce  de  un  grupo  de  r.- 
ciocinios  a  otro;  pero  .todavía  esta  elevadisiuuv  obra  de 
la  mente  puede  considerarse  como  realizada  de  acuerdo 
con  la  misma  lei. 

Las  leyes  de  sugestión  son  asimismo  eficaces  en  el 
estudio  de  los  conocimientos  adquiridos,  .asociando  he- 
chos es  como  se  atrae  i  se  cautiva  la  atención  de  los 
niñiF?.     Prfí^n  tan  dolo?  ajgilodos  ?e  iKjrraii  fácilreont«  do 


r.t.  M.\\S'MÍTiTO  ,V^€MOJ\\íi.. 


•2.>.> 


la  meinoria:  pero  ap:rupados  en  una  narración  reimpri- 
men en  olla  acaso  para  siempre.  íiOS  adelantos  en  ol 
estudio  son  mas  rápidos  cnando  los  liechos  que  les  sir- 
ven de  olijeto  ei-tán  sistemáticamente  coordinados,  cuan- 
do todas  laa  partes  de  la  ciencia  que  se  estudia  se  siguen 
la  una  a  la  otra  en  un  orden  lógico. 

Se  siiíue  de  lo  espuesto  que  los  maestros  delien  ha- 
cerse oar<io  de  las  leyes  de  sugestión,  o  asociación*  de 
ideas,  para  aplicarlas' en  la  enseñanza. 

Los  poderes  reproductivos  de  la  mente,  por  la  aso- 
ciación de  las  ideas,  evocan  los  conocimientos  adquiri- 
dos i  los  presentan  en  vividas  imágenes.  Todos  saben 
que  sus  pensamientos  no  están  aislados,  sino  que  cada 
uno  de  ellos  e-s  un  eslabón  de  uim  cadena.  Alf^una  cir- 
cunstMiKíia  suííiere  un  jícnsamiento.  éste  sugiere  otro,  i 
así  í-e  proloni>-a  la  serie.  O  bien  se  presenta  ante  la 
intelignicia  uno  de  los  elementos  de  un  juicio  e  inme- 
diatnmonte  otros  elementos  vienen  a  mezclarse  con  él. 

10.  El  filósofo  Ilainilton  .'dice  que  los  pensamientos 
se  asoeian  entre  si  o  se  suíiieren  mutuamente:  1",  si  coe- 
xisten o  se  suceden  sin  interrupción;  2  =",  srsus  objetos 
están  inmediatos  o  contiguos;  3.  =  .  si  tienen  entre  si  la 
relación  de  causa  i  efecffl.  o  la  de  medio  i  fin,  o  la  de 
todo  i  parle:  4.  -  .  si  se  encuentran  en  relación  de  coi|: 
trasteo  de  similitud;  5.  *,  si  son  efectos  do  un  mismo 
poder.ji  (|o  diferentes  poderes  converjentcs  al  mismo 
^'"'  ?■_":. '^^  ^"'*  olijotníson  el  íí;gno  i  la  cosa  signiíica- 
da,  i  I.-  si  su-!  objetos  se  designan  accidentalmente 
con  el  mismo  vo.-aldoT  Estas  leyes  pueden  reducirse 
en  número,  pero  nos  parece  de  mas  fícil  gplicaeion  en 
esta  forma.  Para  adquirir  o  comunicar  conocimientos 
científico-»  o  artísticos  son  indlspeiisables. 

11.  Los  poderes  pro  lui-tivo<  ífe  la  mente  la  li^bili- 
ían  para  hacer  uuev )s  dr^-ubrimlentos  e  invencio/ies. 
Los  li"ciios   eiMiírjdii'óii    la-»  antiguas  másimisde  que 

nuda  hiii  nuevo  bajo  el  .Sol ''  No-^otros  no  teaem)s 
ideas  innatas:  pero  trinemos  poderes  innatos  d^  produc- 
ción mental,  l'iiede  haber  originalidad  éb  este  senti- 
d",  que  un  hombre  puedq  pensar  algo  que  ningún  otro 
honilii'o  haya  jwnsado  Gífeuhstancias  (jue  pura  miUn 
do  liomiii'os  pasan  desapercibidas,  tienen  para  una  infe- 
ligeneiu  privilegiada  un  valor  especial;  hechos  que  na- 
da dicen  al  común  de  las  gentes  rei-elan  a  lyi  hombre 
dudo  hondos  misterios  de  la  uaturaleto,  ¡  así  .s6  «iescu- 
'"•e  la  leí  de  la  gravitación  o  se  inventa  el  tclégraf»: 
Jja  inente  tiene  la  facultad  de  producir:  no  es  como  irii 
espe.io,  que  solo  ofrec  ■  imágenes  pre-^tadas,  és-un  prin-,* 
cipio  activo,  capaz  de  guiar  sus  propios  esfuerzos,  ca-' 
paz  de  haciji- phine.-íTcap'iz  de  investi-i-ar  laverdad.de 
aplicarla  a  nuevos  usos  i  de  espi^saria  en  nuevas-ifor- 
"las.  Tales  poderes  no  han  sido  creados  para  ¡Terina- 
nccer  en  lu  inercia 

1'-.  La  inteligencia  humana  crece  solo  por  su  inhe- 
leriie  ejiergia.  Toda  verdadera  educación  eá  un  creci- 
ndcnto.  La  mente  no  es  una  mera  capaei  lad  que  debo 
¡leiiarse,  como  sí  llena  un  granero,  es  un  poder  que  de- 
be desenvolverse.  No  es  una  tabl-i  rasa,  no  es  un  papel 
en  que  puede  escribirse  lo  que  se  quiere,  sino  que  tiene 
una  fuerza  innata  que  la  dirije  a  su  íin,  i  hace  que  ino- 
dili.jue  todo  lo  que  con  ella  se  pone  en  contacto. 

Kl  horticultor  coloca  su  simiente  en  buen  suelo,  rodea 
la  planta  de  las  circunstancias  mas  favorables  a  su  cre- 
(¡niiento  (cierto  grado  de  calor,  de  luz  i  de  humedad) 
la  protege  de  lo  que  pueda  injuriarla  i  esi>era  tranquilo 
su  cosecha.  El  sabe  que  el  principio  vjtal  que  Wos 
colocó  en  la  simiente  no  necesita  mas  que  oportunidad  ■ 
para  desarrollarse.  La  mente  humana  debe  recibir  una 
cultura  análoga.  Cuando  el  cuerjX)  humano  necesita 
aMinento,  el  ajjetitolo  avisa;  si  el  alimento  se  toma  fue- 
ra de  lugar,  perjudicábala  economia  en  ve?,  de  oou  tri- 
buir a  su  .so  fnimiento.  Tampoco  la  mente  debe  hacer 
ii!u  digestión  forzndi.     Es  indudable    que  se  presar. tan 


en  las  escuelas  muchos  caso.S  do  dispep-ia  intelectual. 
El  deseo  do  conocer  es  el  apetito  inontal.  i  la  satisfac- 
ción oportuna  de  este  apetito  es  la  primera  condición 
para  el  crecimiento  normal  de  la  inteligencia. 

13.  Las  acciones  de  los  hombres  no  derivan 
de  la  inteligencia  i  su  carácter  moral. — El  fruto  del 
ejercicio  intelectual  es  la  ciencia,  <|ue  debe  proponerse 
como  objetivo,  no  el  bien  ni  elnial,  sino  simploinente 
la  verdaií.  Rs  cierto  que  poi-  medio  de  la  inteligencia 
descubriifios  las  verdades  morales,  lo  mismo  que  las 
otras,  pero  una  cos.i,  es  la  apreciación  de  una  verdad 
moral  i  otra  cosa  su  realización  en  la  vida. 

No  debo  inferirse  de  aqui  que  la  cultura  intelectual 
no  se  relaciona  con  la  cultura  moral  i  religiosa:  por 
el  contrario,  ella  es  la  que  las  hace  posibles;  la  inteligen- 
cia es  la  mirada  del  alma,  que  abarca  todo  lo  que  noij 
es  dado  percibir  del  cielo  i  de  la  tierra.  Por  medio  de 
la  inteligencia  se  nos  revela  Dios  en  sus  obras,  en  su 
palabra,  i  en  el  espíritu  del  hombre.  Un  ignorante 
puede  ser  piadoso,  pero  tiene  ya  con  eso  una-luí  divina 
dentro  de  sí  mismo. 

La  cultnra  intelectjnal  debe  pPeceder  a  la«  demás. 
Nnwtros  dekíeinos  conocer  en  lo  que  consiste  reahneute 
una  acción  antes  de  poder  apretíár  si  es  l>ueua  o  mala. 
Debemos  saber  que  Dios  éjtitjte,  antes  de  podei-  amarlo. 
Kl  conocimiento  del  iinportanto  hecho  p-!Ícol()gico  de 
qne  la  capacidad  mental,  del  espíritu  obra  ¡»or  si  misma 
Cu  presencia  de  sus  objetos,  mit'nitias  que  la<  facultadei 
emo^^ionales  i  ejecutivos  aguardan  la  acción  de  la  inteli- 
gencia, hul)iera  heclio  comprender  a  los  misioneros,  sin 
necesidad  de  que  lo  apren  lie-e  i  por  una  d  )lorosa  espe- 
riencia.  qti^  las  escuelas  deben  preceder  a  las  iglesias  en 
!  los  países  privados  de  civilización.  V.-'t^  principio  es 
I     aplicable  en  todas  partes, 

I  14.  La  inteligencia  del  hombre  tienfí  ui  '.imite  que 
j  la  educación  no  puede-Jiacerlo  traspasar.  —  En  tolo  ra- 
\^  tonamiento  hai  algo  que  se  di  por  establecido.  El  mas 
I  profundo  lójico  no  debe  tomar  las  ideas  desde  su  priuci- 
♦  pió  ni  apurar  todas  sus  consecuencias.  Mirando  hacia  a- 
I     *„.:  ,    i„c,  i..„i.~-í»,i„  1»   „„t I í- 


trá-j,  los  hecfv'íf'de  la  naturalez-a  forman  una  cadena  sin 
lin  de  efectos  i  causas;  mirando  hacia  adelante  una  ca- 
dena sin  íin  de  causas  i  efe(^s.  Por  mucho  que  pro- 
longuemos los  esfuerzos  de  nuestra  imaginación,  el  tiem- 
po i  el  espacio  no' pueden;  ser  agotados  por  ella.  Por 
masque  nos  remontemos  en  la  sucesión  délas  causas, 
nunca  podremos  alcanzajr  nua  concepción  adecuada  de 
ío  absoluto. 

Finitos  nosotro-rj-Áismo^,  uo  sorms  capaces  de  medir 
ni'de  eomprender  \6-  intinifo- 


^  De  acti;ai.id.u>.    Abril  3U.— Se   llaman    A^noi    lo.s 
pueblos  que  a  medio  día  en  punto  ao  hacen  sombra  al- 
guna por  caer  sobre  ellos  perpendiculormente  los  rayos 
del  Sol.  Los  |)ueblüs  de  la  Zona  Tórrida  son  ascioA  en 
I     los  dos  días  del  uño  en  que  tienen  el  Sol  en  el  zenit. 
I     Los  guatemaltecos  son  ascios  el  3U  de  Abril  i  el  13  de 
I     .\gosto,  fiuea  en  esos  dos  dias  del  año  los  rayos  del 
i     Sol  caen  i>erpendicularmente  sobre  Ciruatemala  a  medio 
|«  dia  en  punto,  i  los  objeto.s  no  proyectan  sombra  algu- 
I     na. 

i        Desde  el  1.  -  de  Mayo  la  sombra  de  los  ttuatemalte- 
f    coi?  comienza  a  proyectarse  hacia  el  Sur,  hasta  el  21  de 
'     .Innio  en  que  llega  a  su  máximun  de  lonjitnd.  Desde  el 
22  de  .Junio  la  sombra  comienza  a  recojerse  hasta  el  13 
de  Agosto   que  se  reduce  a  cero;  i  finalmente,  desde  el 
14  de  Agosto  los  objetos  comicaa.an  a  proyectar  su  som- 
bra hacia  el  norte,  ha.stu  el  21.  de  Dicifl.míire  en  que  lle- 
!     ga  a  su  másimun  de  loujitud. 


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Foriíídico  dedicad»  a  la  dií'iision  de  la  Tnsfrnccinii  í»riinaría  I   Seciuidaria. 

Prni.iCAim  iiajo  i.a  I'iíotf.cciox  pki,  Sexor  .Texerai.  J,  Urrixn  I'.aiírius. 

IMíESIDEXTE    DE  LA     UePÚHMCA     PE  (iUATEMAl.A. 


Fiiihl.iilnr  i  Hilitor.  ¡-<niUos  'reniño. 


Adniinistrüdores.  J[¡i;iifl  Pinoda  i  I' 


Dclooii  \v 


\ÍJM.  17. 


Cii  II 21  te  inania,  l¿i  <le  illayo  de  1NS:s. 


V<>i>.  I. 


liiüut'iH'ta  de  la  Iiistriireion  primaria  en  las 
eosíuüihri's,  eii  la  moral  psíblica,  en  la  in- 
dustria i  es!  el  desaiToüo  jeneral  de  la  tíros- 
peridad  de  los  pueblos,  por  M.  L.  ¡  G.  V.  A- 
munáleiirni. 

(rontiuúíi.) 

V. 

La  instrucción  piiniaria  debe  sor.  no  solo  oblisíotoiia. 
sino  también  <:ratiuta. 

;,Qu(;  quiere  decir  una  instrucción   primaria  sTrntuita'' 

Quini  decir  que  cada  abunno'no  debe  pairar  una  cuo- 
ta por  asistir  a  la  esciíela:  pero  no  que  cada  padre  de 
familia  pudiente  no  esté  obligado  a  contribuir  con  lo 
que  le  corresponda  para  el  sostenimiento  de  la  niisnm. 

Si  cada  padre  de  familia  satisface  un  tanto  por  cu<la 
uno  de  los  niños  que  envia  a  la  escuda,  la  instrucción 
sirá  retribuida. 

Si  el  presupuesto  de  las  escuelas  es  llenado,  bien  sea 
con  los  fondos  del  erario,  bien  sea  con  contiibuciones 
que  erojruen  los  padres  en  proporción  a  .sus  fortuna^, 
i  no  en  consideración  a  los  niños  qus  enviau  a  la  esí'uc- 
la.  la  instrucción  será   gratuita. 

Ya  sea  la  instrucción  retribuida,  va  sea  gratuita, 
el  costo  de  lo  que  ini[)orta  sale  en  uno  i  otro  caso  de! 
bolsillo  de  los  padres  o  ciudadanos  pudientes:  pue<  i.le- 
be  tenerse  presente  que  el  erario  no  esotra  cosa  que 
un  fondo  formado  por  las  erogaciones  délos  particnla- 
re-.  Toda  la  diferencia  entre  la  insti-nccion  relriljiíida 
i  la  gratuita  jjor  lo  (p"ie  respecta  a  la  satisfacción  de  sus 
t^a.-itos.  consi-ifeen  la  base  fijada  para  el  Í!n|i!ie;-t:)  i  en  la 


Hacemos  esta  observación,  pues  muclios  por  una  ilu- 
sión estraña  se  persuaden  que  lo  que  paga  el  estado  con 
las  rentas  nacionales,  no  lo  pagan  los  ciudadanos,  sin 
considerar  (pie  esas  rentas  nacionales  no  son  mas  que  las 
eron-acionos  de  los  últimos. 

VA  estado  tiene  la  obligación  de  proporcionar  educa- 
cio  1  a  todos  los  niños. 

Por  su  parte  todos  los  niños  tienen  la  obligación  de 
procurar  adquií-ir  la  educación  prescrita. 

Para  qm'  el  oslado  ¡  ios  iiiños  p-iedan  cumplir  esas  o- 
bligacioncs,  es  indispensable  ipie  liaya  el  níiinero  de  (es- 
cuelas sulicieiues.  ' 

¿Quién  costear,!  esas  csriielas? 

Es  claro.  !<.sciiida<lanos  pudientes  b;i¡.»  una  Ibi-uia  u 
bajo  otia. 

Siendo  asi.  se  trata  'inicaniente  de  averiguar  rai.ii  de 
las  dos  forums  de  la  instrucción  ¡irimaria  oH-rcí'  niayoi- 
ventaja,  la  gratuita  o  la  retribuida. 

Para  nosotros  la  elección  no  esdinlosa:  eslaiuos  por- 
la  instrucción  gratuita,  i  vamos  a  dar  nuestras  ra/ones. 

La  instrucción  retribuida  no  puede  .serlo  para  todos. 
Kl  hijo  del  pobre  no  puede  pagai'  narla.  porque  su  padre 
nada  tiene.  Sise  adoptase  ese  sistenni.  los  niños  de  los 
ricos  pagarían  su  cuota  coi'res|ond¡entf':  los  de  los  po- 
bres asistirian  <i-ratiiitamenlc  a  la  escuela. 

Ksía  eireunstaneia  fonienfaria  i  robuslei'(>iia  t\>'<(\t'  los 
bancos  de  la  escuela  esa  desigualdad  enti'c  hw  rlascs  so- 
idalesque  la  lei  debe  .nqieñai--'c  sieuipii' por  destruir.  Kl 
hijo  díl  polire  recibirla  la  instrucción  conio  una  llnio^na: 
el  hijio  del  rico  i-onu)  una  mercauf'ia.  a  la  cual  (|iil/á  uo 
eouee'deria  inuelio  aprecio,  poi'i.pie  verla  ipic  coslalja  a 
-u  |,adre  uiul  poco,  unos  cuantos  n-alc..  lalvc/  uun<  cuuu- 
\..-  c,MiM\o-:.  el  valor  .!e' lili  i,i-!iei,.'   Sc-a!,c  MU,.  Ia<  co- 


EMj  1J\*STMTUT0  A'JiCIOJV»ftI.. 


sas  que  se  compran,  se  estiman  jeneralmcntc  poi-  lo  que 
cuestan. 

Hai  necesidades  a  cuya  satisfacción  debemos  contri- 
buir todos  en  común;  pero  no  cada  uno  en  particular 
cuando   vamos  a  llenarlas. 

Nadie  pnoja  a  la  entrada  del  templo  para  buscar  un 
consuelo  en  la  oración. 

Nkidie  debe  pajyar  tampoco  la  entrada  de  una  escuela 
para  ilustrar  su  inielijeucia. 

La  instrucción  i)rimaria  debe  ser  gratuita  como  el 
culto. 

A  los  inconvenientes  señalados  de  la  instrucción  re- 
tril)uidase  juntan  otros  no  m(^nos  graves. 

E.-a  contribución  por  alumno  sería  cobrada,  o  directa- 
mente por  el  preceptor  para  incremento  de  su  sueldo,  o 
por  recaudadores  públicos  para  engrosar  la  caja  de  las 
escuelas. 

En  el  primer  caso,  el  preceptor  degradaría  su  carác- 
ter que  tanto  importa  elevar;  andarla  persiguiendo  a 
los  padres  desús  alumnos  para  exijirles  la  cuota  corres- 
pondiente i  talvez  se  malquistaría  con  ellos  por  motivos 
pecuniarios;  sobre  todo  guardaría  mayores  consideracio- 
nes a  los  alumnos  pudientes  que  a  los  pobres  para  evitar 
qne  pasándose  aquellos  a  otra  escuela  lo  disminuyesen 
la  «ranancía. 

En  el  segundo,  como  no  haluía  nadie  qne  esfuviera  in- 
teresado en  la  formación  concienzuda  de  la  lista  do  los 
pobres,  mil  circunstancias  harian  que  fuesen  incluidos 
en  ella  niños  que  no  deberían  serlo.  ¿Sun  nuiclios  acaso 
los  que  se  miran  en  defraudar  al  estado  de  unos  cuan- 
tos reales? 

No  liai  ningún  motivo  piios  para  proferir  la  instruc- 
ción retribuiíla  a  la  instrnftcion  gratuita.  La  primera 
no  ofrece  a  los  contribuyentes  ninguna  economía  sobre 
la  segunda,  i  tiene  inconvenientes  que  t^sta  no  presenta. 
¿Qué  ventajas  iiabi-ia  para  entonces  adoptar  la  instruc- 
ción retril)uida  ma<  bien  que  la  instrucción  gratuita? 

La  grande  objeción  que  ciertos  diputados  i  ciertos  es- 
critores diríjen  en  Francia  contra  la  instrucción  gratuita 
es  la  siguiente. 

El  estado  en  materia  do  rentas  son  los  contribuyentes. 
Aliora  bien,  los  contribuyentes,  no  solo  son  los  ricos, 
sino  también  los  pobres.  Hni  contriluiciones  que  jtagan 
los  ricos;  pero  hai  mnciías  que  pagan  los  pobres,  las  do 
consumo  por  ejemplo.  Así,  estos  últimos  erogan  una 
cantidad  considerable  de  las  entradas  fiscales. 

Haciendo  que  la  instrucción  sea  gratuita  para  todos, 
¿quiénes  son  los  benefioiados? 
¿Los  [¡ohresi' 
No. 

Aún  cuando  la  instrucción  sea  retriltulda  para  Ioí 
pudientes,  os  gratuita  jíara  ellos.  No  ganan  pues  na- 
da con  que  los  ricos  no  paguen  directamente  ninguna 
cuota  por  cada  uno  de  los  hijos  (|uo  env!on  a  la  es- 
cuela. 

Los  que  vienen  a  ser  beneficiados  son  los  ricos,  que  en 
el  sistema  de  la  instrucción  retribuida  tienen  que  costear 
su  enseñanza,  mientras  en  el  de  la  instrucción  gratuita 
la  reciben  costeada  cu  gran  parte  de  los  pobres.  Si  no 
pagan  los  padres  de  familia  por  los  hijos  queenviífn  a  la 
escuela,  el  que  paga  es  el  erario,  i  muchos  de  los  fondos 
del  erario  son  erogaciones  de  los  pobres.  Así  la  ense- 
ñanza gratuita  para  todos  es  la  enseñanza  de  los  ricos  pa- 
gada por  los  pobres.  » 

Una  sola  palabi-a  basta  para  hacer  caer  esa  objeción 
con  que  tanto  ruido  se  hace   en  Francia. 

Queremos  ([ue  ios  padres,  sean  pudientes  o  meneste- 
rosos, no  paguen  directamente  ninguna  cuota  por  ca- 
da uno  de  los  niños  que  envíen  a  la  escuela;  pero  que- 
lemos  tambicu  que  todos  los  ciudadanos  acomodados,  no 
importa  que  tengan  o  no  hijos,  que  los  envíen  o  no  a  la 
escuela,  paguen  en  proporción  de  sus  fortmias  una  con- 
tribución para  el  sostenimiento  de  la  instrucción  prima- 


ria. DesarroUarémo.s  esta  idea  en  el  lugar  oportuno.  Si 
se  admite,  la  objeción  mencionada  no  tiene  ninguna 
fuerza. 

(Continuará.) 


NOCIONES 
l>E  JEOMETRl.V  EI.E.lIIíNTil^ 

ESCRITAS  PARA  LOS  NIÑOS. 

Por  Saftios  lorufio:  Director  dd  I  mt  i  I  alo 
Nacional  de  Gjiatcmala. 

(Continúa.) 

LECCIÓN  V. 

I  1)K    I.OS    .VNCUI.OS. 

I         I.     Ángulo   es    la  abertura    que    forman   dos 
í    líneas  que  se  encuentran  en  un  punto. 

2.     Las  líneas  que  foruían  el  ánqii!o  se  llaman 

lados,  i  el  punto  en   que  se  encuentran   se    llama 

véfiice.     Véasela  figura  siguiente. 


VÉRTICE 


Fig.  1. 

3.  La  palabra  ángulo  significa  esquina;  i  así, 
el  valor  de  un  ángulo  no  depende  de  la  lonjituti 
de  SU.S  lados,  sino  solamente  de  la  abertura  que 
éstos  forman.  Es  decir,  que  si  los  lados  se  alar- 
gan o  se  acortan  el  ángulo  no  se  altera;  pero  si 
los  lados  se  abren  o  se  cierran,  el  ángulo  aumen- 
ta o  disminuye  de  valor,  ponjuc  no  se  mide  m:is 
que  la  abertura. 

4.  Para  distinguir  los  ángulos  .se  coloca  una 
letra  en  el  vértice,  o  bien  se  ponen  tres  letras, 
una  en  el  vértice  i  otra  en  cada  uno  de  los  lados; 
pero  en  este  caso,  la  letra  del  vértice  siempre  st; 
pronuncia  i  escribe  en  medio  de  las  otras  dos. 
Así  se  dice  el  ángulo  A,  (fio-,  2),  o  el  ángulo  AHC 
(fig-  3.) 


i:i.  lA^.^TITtrTO  A\'iCt  íí.^4Vl/>, 


2ví> 


Fig.:3. 
5.     Los  áiii^ulos,   seg-un  la  natura^e/a  de  las 


líneas  que  los  forman,  se   dividen  en  rcdilittcos, 
curvi'>;icos  i  vn^lüiuccs. 

6.  Anjeado  rcctüíneo  íís  el  que  está  formado 
por  dos  líneas  rectas,  como  el  áng-ulo  A  (fijf.  4); 
curvilíneo,  es  el  que  está  formado  por  dos  líneas 
curvas,  como  el  ángulo  T  (fig.  5);  i  mistilínco  es 
el  cjue  está  formado  por  una  recta  i  una  curva, 
como  el  ángulo  O  (fig.  6). 


4. Ángulo  roctilinoo. 


Fig.  5.  Anp 


7.  Los  ángulos,  según  su  mayo.- o  menor  aiier- 
tura,  se  dividen  en  rectos,  agudos  i  obtusos. 

8.  Ángulo  recto  es    el  que  está  formado   por 
dos  lín'ias  perp  ndiculares   entre   si.  coaio  el   án- 


furvilíiior. 


Fiíí.  f).     Aiiiriilo  luistilinoo. 


I  guio  A  (fig.    7  );  agudo  es  el  menor  que  un  án- 

j  guio  recto,  como  el  ángulo  13  ^fig.  8);  \  obtuso  es 

I  el  mayor  que  un  ángulo  re.:to,    como  el   ángulo 

í  C  (fig.  9.) 


Aiiííulo  recto. 


Fi;í.  8.     Ángulo  aaiido. 


Fií^.  1).     Aiigiiio  ol)ti 


9.  Cuando  una  recta  encuentra  a  otra  en  un 
punto  sin  cru-íarse,  forma  con  ella  dos  ángulos 
que  se  llam.an  adyacentes.  Cuando  los  dos  án- 
gulos adyacentes  son  iguales,  como  en  la  [^v^. 
10.  cada  uno  de  ellos  se  llama  ángulo  nrcto.  i 
las  dos  líneas  son  perpendiculares.  Cuando  los 
tios  ángulos  adyacentes  no  son  iguales  como  eu 
la  (fig.  1 1,  el  ángulo  meaor  se  lama  agudo,  i  el  mn- 
yor  obtiíso;  i  las  líneas  que  ios  forman  se  llaman 
CK-liiiias. 


Fi^v  1(1.     Aiiüiilo?  rrclof 


1 0.  .-1  itgrdos  adyacentes  so:i  /os  íjne  ¡iencu  un 
lado  comiin,  i  los  otros  dos  forifhíado  mía  sola  recta. 
En  la  figura  10,  RP  es  ei  lado  común,  i  los  otros 
dos  lados  PD  i  PE  forman  una  sola  recta. 

ir.  El  conjunto  o  suma  de  los  dos  ángu- 
los adyacentes  que  forma  una  recta  al  caer  per- 
pendicularmente  sobre  otra,  es  igual  a  dos  ángu- 
los rectos,  puesto  que  cada  uno  de  ellos  es  un 
ángulo  recto.  Cuando  la  línea  cjue  forma  los  dos 
ángulos  ad\acentes  es  oblicua,  la  suma  de  ellos 
es  también  igual  a  dos  ángulos  rectos,  según  pue- 
de vcrsfí  en  la  fig.  12.  oLservando  cjue  al  ángulo 
agudo  ¡e  taita  para  ser  igual  a  un  recto  lo  mismo 
que  le  sobra  al  ángulo  obtuso. 


1.  Aiurnln.ohli.-no-. 


1  2.      A7  .<?i?f?,->  de  lo:  dos  á/¡  -h/o^  .;dya:e>/te. 


KIj  IJVSTJTr/TO  JV,tCiOJ\''»ftí.. 


Diados  por  nna  treta  al  caer  sdrrc  otra,  es  igual  a 
dos  ángulos  rectos. 

13.  La  suma  de  todos  los  ángulos  formados 
en  un  mismo  punto  ¡  hacia  el  mismo  lado  de  una 
recta  que  pasa .  por  dicho  punto,  es  igual  a  dos 
ángulos  rectos,  porque  todos  resultan  de  las  di- 
visiones i  subdivisiones  de  los  dos  ángulos  adya- 
centes, 

14.  Cuando  dos  rectas  se  cruzan  forman  cua- 
tro ángulos,  cada  uno  de  los  cuales  es  adyacente 
a  otros  dos,  uno  por  cada  lado,  tocando  al  tercer 
ángulo  solamente  por  el  vértice.  Dos  ángulos 
que  están  formados  por  dos  rectas  que  se  cruzan 
i  no  son  adyacentes,  se  dice  que  son  opuestos  por 
el  vértice. 

1 5.  Ángulos  opuestos  por  el  vértice,  son  los  que 
están  formados  por  dos  rectas  que  se  cruzan,  siendo 
los  lados  del  uno  prolo?igac iones  de  los  del  otro.  En 
la  figura  13,  los  ángulos  en  A  i  en  C,  lo  mismo 
que  los  en  B  i  en  D,  son  opuestos  por  el  vértice. 


CUESTIONARIO. 

1.  ¿Qué  es  ángulo?  2.  Cómo  so  llaman  las  lincas 
que  forman  un  ángulo?  Qué  es  vórtice  de  un  ángulo?  3. 
Qué  significa  la  jialaln-a  ángulo?  Qué  le  sucede  a  un 
ángulo  si  se  alarga  o  se  acortan  sus  lados?  En  qué 
consiste  el  valor  de  un  ángulo?  4.  Cómo  se  distinguen  ^, 
los  ángulos?  ,5.  Cómo  se  dividen  los  ángulos  según  la 
naturaleza  de  las  líneas  que  los  forman?  (>.  Qué  es  án- 
gulo rectilineo?  Qué  es  ángulo  curvilíneo?  Qné  es 
iíngulo  mistilinco?  7.  Cómo  se  dividen  los  ángulos 
poi-  razón  de  su  mayor  o  menor  aliertuní?  8.  Qué  es 
ángulo  recto?  Qué  es  ángulo  agudo?  Qué  es  ángulo  \ 
obtuso?  10.  Qué  son  ángulos  adyacentes?  12.  Cuánto 
vale  la  suma  de  los  dos  ángulos  adyacentes  que  forma 
una  línea  al  caer  sobre  otra?  1.3.  Cuánto  vale  la  suma 
de  todos  los  ángulos  formados  en  un  mismo  punto  i  ha- 
cia el  mismo  lado  de  una  recta?  14.  Qué  son  ángulos 
opuestos  potel  vértice?  15.  Qué  relación  tienen  los_ 
ángulos  opuestos  por  el  vértice?  líí.  Cuánto  vale  la 
suma  de  todos  los  ángulos  formados  al  rededor  de  un 
punto? 


Fig.    1:5. 

16.  Los  ángulos  opuestos  por  el  véi  tice  son  iguales. 
Demostración. — Los  ángulos  en  C  i  el  (;n  B  (jue 

está  a  su  derecha  son  adyacentes,  i  valen  dos  án- 
gulos rectos.  Del  mismo  modo,  los  ánjü'ulos  en 
C  i  el  en  D  que  está  a  su  izquierda  son  adyacen- 
tes i  valen  también  dos  rectos.  De  aquí  se  dedu- 
ce que  los  ángulos  en  B  i  en  D  opuestos  por  el 
vértice  son  iguales,  puesto  que  agregando  a  ca- 
da uno  de  ellos  el  ángulo  C  produce  un  resulta- 
do igual. 

1 7.  La  suma  de  todos  los  ángidos  formajlos  al 
rededor  de  un  punto,  es  igual  a  cuatro  ángulos 
rectos. 

Demostración. — Cuando  las  dos  rectas  que  se 
cruzan  son  perpendiculares,  cada  uno  de  los  cua- 
tro ángulos  es  recto.  Pues  bien,  esta  suma  no  se 
altera  por  muchos  que  sean  los  ángulos  forma- 
dos por  rectas  que  se  crucen  en  un  mismo  punto, 
puesto  que  todos  no  son  mas  que  divisiones  i  sub- 
divisiones de  los  cuatro  primeros. 


Fi-,  11.     Muc! 


ELFMKXTOS 

í> !«:  \a  \  8  ;t:  .\  «  v  \  \  \  u  \  *  lí s a, 

7'(/)Y(  iixti  <Jr  hi.'i  ahnrinús  (Jíl  í.slHhto  Xacional 
lie   (iiuitoiuda. 


PÍIIMKR  CURSO. 

(Continúa.) 

T W E .\T Y  S K V K NTI!  I.SÜSSO X. 

YO(\vr.rL\KY. 

To  tell.  to  sav:   dedr. 

Obs. — He  emplea  con  preferencia  tn  fill.  siempre  que 
liaien  la  orarion  un  réjiuicii  indirecto  o  dativo,  en  cuyo 
ca.so  se  suprime  la  prepo>ic¡on  ^;  delante  del  dativo; 
lo  que  no  puede  hacerse  con  el  verbo  fo  sa;/.  Cuando 
no  hai  réjimen  indirecio  o  dativo;  í,-- emplea  siomj'reeu 
inglés   el  verbo  tn  my.  Kjeluplos: 

I  havo  afew  words'to  tell  the  scivant.  /-//'/"  «¡'jumis 

pahtlna-i  i/ue  derir  al  cn'fido. 
Si  se  emplea   el  verbo  to  say,  delte  di  cirse:  I   liave  a 

few  words  h  say  to  the   servant. 
I   wisli   to  tell  yon  a  word:  I  wish  to  say  a  word  to 
you,   tniíro  (¡ne   decir  a  IJd.  una  jnilalnií. 


Olis. — Siempre  que  nna  pn^posicion  en  inglés  prece- 
da ai  verbo,  se  pondrá  éste  en  el  participio  presenten 
jerundio:  exceptuando  la  preposición  /".  que  es  el  signo 
del  infinitivo,  aunque  algun.ns  veces  también  rije  al 
verbd  en  el  Jerundio.  Ejemplos: 

Ani  J  ligh't  in  liuying'a  handkereliiof?  ;.//'í;/o  j/o /^/ .■( 
r¡i    cruiipror    un  pañuchO. 

Yon  are  not  wronir  in  bnving  one.  Ud.   no  liare  mal 


comprar  >tnn. 

are  wninü-  in  cuttiuí 

rfnr    „.!m    ,¡rl,,h:. 


mv  frees.    Vd.lacc  vnd  i 


]>nub 


A'#v  iJl'STÍTi  TO  »V»i¡ViJ\*OJ\\>tf. 


•¿151 


()l)f¡. — StilJ,  se  emplea  en  las  frases  afirmativas  i  yel 
en    las  ne<iativas.    Ejemplos: 
lias  your  nncle  still  a  niinrl  to  buy  tlie  sofá?  ¿Tiene 

xn  fio  (le  1/(1.  loihivia  r/aiia  (h  eomprar  mi  sofá? 
'i'es,  sir,  lie  has  still  a  minil  to  huy  it,  si,  Señor,  él  tiene 

tnduvia  (jana  de  eomprarlo. 
I  favo    you  time  to  study?  iTicne    Ud  tiempo  de  e.tfx- 
ili-.ir'l  No.  sir,  1  iiave  not  yol  time  to  stuuy.  No.  se- 
Hoy.  (ti'ci  no  teiujo  tiempo  todo  rio. 


AliiM.h,    //"•  Verv  well,  mv(i' />/V)í. 

X<,t    y('t.  '/<«/»,•:<(    mi.  \',íu\\y,   mal. 

A\'¡tli.  (-(in.  \ovv  badly,  miii  iiud. 

AVith  uiioiu?  ¿Con  (jiilt'-ir!  AViiy?,   por  (¡iic>. 

W i'W.liicii.  llecaiise,   por(jiie. 

O^i-.— ir/íí/?.  so  emplea  ])ai'a  ])reiriintar,  i  hcennse 
puia  contestar  o  dar  la  razón  de  algnna  eosa.  Ejem- 
plos: 

I>(i  von  speak  Eniilis  alreadv?  ¡JTidiIn  lid.  ?/«  el  in- 
(liésl 

1   siieak  it,    Imt   not  verv  well.  TjO  hallo,  pero  no  ))) ni, 

'''''"■ 
A\'itii  wliom  <lo  voii  wisli  to   «jo  ont!-*  ¡.Con  qnií'n  (¡nit- 

,r     lid.  .,((llr!' 
1    w  ish  to  ,^■o  ont  with  my   son.  lait  nol  yet.    Qriero 

■s'í/í'/-  cDU    mi  liijo..pero  loduvia  no. 
^^'lly  (lo  yon    not  wisii  to  íío   oi't  witli  n\e'^  ;,Por  qué 

nii  (¡niere    [Id.  .vtUr    coninií/o'! 
]    do  iiot  wisli   fo.sroout   witli  yon,    liecinise  you   aro 

\orv    liiisv.    Yo  uo    quiero  Mili r  con     l'd ..  por(jne  (---i- 

l.¡   \„n¡   ocrpado. 


'!"()    1)0  acqiiainteil    with.  .*";•  eonorido  c/m,  conocr. 

To   know,  aVKxer. 

Are  yon  aequainted    with    Miss  Urown?    Conoce  Ikl. 

(i    la   ■'ieñorild    Brouii''. 
1   am   acqiiainted    witli  iier.    La    conozco. 
l>o  yon  know  tliis  man?  Conoce  lid.  a  este  hoinhre? 
1   <l()  nol  know  iiiin.  No   le  eoiio-xo. 


.sir,  1  liavo  still  amind  to  liiiy  one. — Wliat  o'clock  is 
it?  It  is  not  ten  o'clock  yet.— Is  it  not  ten  o'clork?  Not 
yet. — Do  yon  wisli  to  ijo  ont  alreadv?  No,  Sir.  not  yet; 
heeanse  it  is  vory  carly.  — Wliy  do  yon  nol  wisli  to'  u'o 
ont  with  this  youujr  man?  i'et'ausc  he  is  vory  lircí]?— 
Are  yon  aoípiainted  with  my  Itrotlier!-'  Ves.  Sir.  1  am 
aeipiaintívl    witii  inni. 

II. 

Conoce  IJd.  a  este  caliallero.^  Si,  Señnr.  le  conozco 
mni  hieti. — ¿Quiere  Ud.  decirle  alguna  co.sa?  No.  Señor, 
no  tensionada  qne  decirle.— ¿Tiene  Ud.  algo  que  de- 
cir a  nú  padre?  Si,  Señor,  tengo  que  decirle  al7una¿ 
palaljias.— ¿Qué  est:í  üd.  iiaciendo?  Estoi  leyendo  uu 
buen  libro.— ¿.V.  quién  está  Ud.  hablando?  '  Kstoi  ha- 
blando a  nn  amigo. — ¿Todavia  tiene  Ud.  gana  de  ha- 
blar? Si,  Señor,  todavia  tengo  gana  de  irabhir. — ¿Tiene 
Ud.  ya  tiempo  de  estudiar?  No,  Señor,  aun  no  tengo 
tiempo  de  estudiar. — ¿Oon  quién  quiere  Ud.  ir  al  tea- 
tro? (íiiicro  ir  al  teatro  con  mis  padres.— ¿Por  qué  no 
sale  Ud.  hoi?  No  ?algi>  hoi  porque  tengo  que  liaeer. — 
¿En  dónde  está  mi  gramática?  La  gramática  dcUd.  es- 
tá en  mi  cuarto. — ./Quién  va  al  fin  del  camino?  Jlis  her- 
manos van  al  tin  del  camiao. — ¿Conoce  Ud.  a  mi  maes- 
ti-o?  No.  Señ'ir,  no  le  conozco. 


III. 


OoxvKiíSATiON-     A. -llave  they  to  write   ns    niany 
notes  as  this  man?  -Do  you  wisli  to  speak  to  the  ííeneral? 

—  W'iien  do  you  wish  to  speak  to  liim?  — Where  is 
he?— Will  you  go  to  the  theatro? — .Vre  not  your  nei- 
ghliors  willitig  to  u:o  to  the  chui'chy — llave  you  a  niind 
to  go  to  the  woo<l  in  the  nighl? — Can  our  cliildren  an- 
>wcr  your  noies? — What  do  vou  wiá!i  to  tell  the  ser- 
vant.^— W'iil  you  tell  your  brolher  to  sell  me  his  hor.so? 

—  What  do  you  wish  to  tell  me."^  — What  do  yon  wish 
to  tell  him?— Wliat  do  you  wi.^^h  to  tell  her?'— What 
<lo  you  wish  to  tell  theni? — What  do  you  wish  to  tell 
n<? — What  do  yon  wish  to  tell  my  itrother?— -Wlioui 
do  yon  wish  to  see? — llave  you  any  tliing  to  say  to 
her?— Which  i)ooks  are  you  willing  to  sell? — Will  you 
do  me  a  lavor? — ^Will  yon  tell  my  servant  to  make  the 
fire? — Will  vou  tell  him  to  sweép  tho  warehonses? — 
Whal    do   vou    Wis!i  to  leil    vour  faliicr;-' 


„,/,/,■ 


To    gon.r.  /,•/..■.    irolmsror. 

To   sell,    vender. 

The  gra:nmar,  la   qramá-  The   end,  el  fin. 

tica-.  The  teacher.  el  mae.ilro. 

Tho  road.  (7  camino.  Tlie  pnpil,  d  diseipulo 

The  córner,  f/ ///co».  The  uardener,    el  jardine- 
T\who\o,el  /,oyo.,l((<H!je-  rr)'.' 

ro.  The   oiriee   la  oficina. 

EXERCISES. 


I. 


Will  you  tell  the  .servant  to  make  the  fire?  I  will 
tell  him  tü  nmke  it.  — 1  tell  yon  that  he  can  answer. — 
What  do  you  say  to  my  brotlicr?  I  say  nothing  to  him. 
— What  do  yon  say?  I  say  that  this  isagoodbook. 
— .\m  I  right  in  buying  a  gun?  You  are  rightin  buying 
one.— Is  your  annt'  righl  in  buying  a  large  dog?  She 
is  Vi'ronu-  in  liuyiug  one. — Ani  I  righl  in  S|ieakinír.' 
Vou  are  nol  wrong  in  speaking,  bul  you  are  wrong  in 
I  uttiug  thatirce  -What  are  you  readine?  I  am  reading 
a  note -Whal  ¡s  your  fatlier  reading?  líe  is  reading 
a  íxood  book.  -To  w  ho'ii  are  yon  speaking?  I  am  speaing 
to    von.     llave  v(i:i    -til!  a  miad    to  bnv  a  liorse?  Ytv. 


V. 


CowiíiiSATio.x  H.  -llave  you  any  thiug  to  tell  me'-' 
flaveyouany  thing  to  say  to  iny  Íather?-Are  these  ineu 
willing  to  sell  their  caroet-í? — John,  where  is  Petera 
What  are  you  doing? — What  are  you  going  t")  do?— 
Will  you  go  to  the  hatter's  totell  lilni  to  make  me  a 
good  íiat?— What  have  yon  for  sale? — ^Wlio  is  there? 
What  o'clock  is  it.  Aíiss  Virginia? —Has  he  any  iron 
«ruiis  for  sale?— Is  he  willing  to  sell  me  his  liorses? — 
llave  you  any  thing  to  say? — What  are  you  going  to 
do  to-day? — What  have  you  to  read? — llave  you  a 
good  book  to  read? — \V'ill  vou  lend  it  to  me? — Wheii 
will  yon  lend  it  to  me? — Will  vou  go  out? — Will  you 
stay  here,  my  u-ood  frieud?  — Where  have  you  to  go 
to?'— .Vt  what  o'clock  will  you  go  to  the  ball?— Do  you 
go  te  the  Uungarian's  in  the  inorning  or  in  thecvcning:^ 
— Wliei'e  are  you  going  to  now? — Where  is  your 
son  going  to?— Where  is  your  brotlier?— Does  he  not 
wishto  go  out.' — ^Wliat  is  lie  going  to  do  there? — Will 
ron  atav  here  or  there? — Where  will  your  father  stay? 


CoxvKUs.vTiox     (.'.—Do  you  wish   to  know 
dre:i?   If  )'.v  miiv  i''iil  Ireí  inv»  v)i.'-\r¿  t'iif 


262 


EL.  IjySTlTlITO  JVJiCIOJV^t. 


— At  wliat  o'elock  is  Mr.  García  at  liomo?-Wlion  doos 
our  uoiírlilxM-  iro  to  poe  his  friends?— At  wiíat  o,clock 
is  ho  uroiiiír?— Madam,  wliat  will  yon  hiiy?— Will  yon 
buv  tliosoor  thoío?— Ifas  ttie  inoro-liant  ono  moro  coat 
for  sale?— Whcn  will  lin  scll  his  lioiiscs?— Do  yon 
wish  to  pee  inv  friond?- Aro  yon  acqiiaintcd  with  Mr. 
Valmore?— Dó  yon  know  lii:»  "lady?— Wllll  yon  know 
],oi-?— Wliore  ai-o  yon  ,!?oin<í  to!''— AVliat  is  tlie  mattor 
with  hor?— Is  that  boy  ^foinp;  to  niy  lioupc?— Can  yon 
lend  me  a  íjood  kuifc?— Wlio  can  lond  me  a  horsc;'' 
-Do  von  need  tiiis  nioncy?-Misp,  do  yon  want  tliose  ap- 
ple.s?-Wliat  do  my  Iriends  need?-Do  yon  want  any  su- 
crar?— Wlio  want  tiiosc  floNVors^-AVili  yon  stay  licrc? 
Wlioreareyoii.Groiiiir  to  stay? -Do  yon  need  me?-Wlion 
do  yon  need  me?-\Vliat  lia  ve  yon  to  toll  mc?-iIow  ina- 
ny  liats  has  he? — Has  he  not  too  many? 

(Continuará.) 


LA  IVjitiiralez  i  :il  ivlcaiice:  de  lo^  Niííos. 

Por  Worthixgton  Hooker  M.  D. 
Trn.-hirühi   p>r   J.    7.    RodrUjwz,   Jl.    M.    LL.    D. 

(euitiníia.) 

CAPITULO    IV. 

L\  ruEPioN'  DEr.  aiuk. 

El  aire  se  encuentra  en  todas  parto~.  Kh  cnanto  hni  nn 
hnoco.  o  nna  cavidad,  en  qiif!  le  son  |>osil)le  entrar,  la  lle- 
nará inmediatamente.  Hi  ([iiitas  nn  inneblc  de  tn  iMiarto. 
o  lo  llevas  de  nn  Inirar  para  otro,  el  aii-e  vitMie  i 
llena  desde  Inea-o  aquel  espacio  (pie  estaha  oenpndo 
por  el  mueble.  8i  haces  nn  a<rujerü  en  cualquiera  cosa, 
el  airo  pasa  por  él  inmediatamente.  Donde  ini'-nos  te 
lo  figuras,  allí  lo  encuentras,  porque  es  «snrnamenle 
sutil  i  ))cnetra  con  facilidad. 

En  una  esponja,  como  «alies,  se  puede  contfner  n- 
na  «rrande  rantidad  de  agua,  porque  son  n.uclias  las 
cavidades  i  los  huecos,  ijue  presenta  forummlo  eonio  reí- 
das de  todos  tamaños,  i  a!li  el  agua  sr'  puede  introdüoÍ!-. 
Pues  bien,  sí  tomas  una  <'sponJa  asi  empapada,  i  la 
esprimes  Inertemente  (!<^  manei'a  que  salga  toda  el 
agua,  no  tardará  un  ¡nstanle  sin  «¡uí  el  aire  venga  a 
ocupar  los  huecos,  i  a  llenar  la  esponja  jior  completo. 

Cuando  tomas  un  barril  o  una  botella  llenos  de 
agua,  i  los  vai-ias:  amediila  que  sale  el  agua  va  entran- 
do el  aire,  reomiila/.amlo  a  atpiella  en  e!  Iniiar  (pie  deja 
vaeante  i  tiesDcnpado. 

K.xamina  con  dftencion  i  cui<lado  un  fuelle.  .\\  se- 
parar las  dos  paletas,  lo  (|ue  has  hecho  es  aime-ntar  la 
cavidad  interior  del  fuelle.  Cuando  las  dos  paletas 
estaban  juntas,  i  el  fuelle  cerrado,  casi  no  habia  dentro 
ningún  aire  porque  no  habia  tampoco  sino  nna  ca- 
pacidad muí  pequeña.  Pero  ahora  que  están  separa- 
das, se  ha  formado  un  gran  espacio  en  el  interior  del 
fuelle;  i  naturalmente  el  aire  de  la  atmósfera  entra  por 
el  agujero  o  abertura  que  está  hecho  con  esc  oiíjeto  en 
la  tabla  inferior.  Si  aprietas  las  paletas  otra  vez, 
comprimirás  el  aire,  i  se  escapará  por  la  pitera. 
_  En  la  respiración  de  nosotros  i  de  los  animales  supe- 
riores sucede  una  cosa  pai'eciila.  Para  of/iirar  el  aire, 
se  levantan  las  eostillas,  i  co-ao  se  hace  en  cons(>eueii- 
cia  mucho  mas  «rrande  la  cavidad  del  |)ecliu.  penetra 
el  arie  en  ('•!  j"!'  l,w  conductos  respiratorios  en  la 
cantidad  (¡ui- es  líííTHiiria.  í^os  gases  que  s'e  forman  en 
la  respiración,  i  qm-  necesitan  espnlsnrse  o  cxpirarx".  se 
lanzan    por   la    presión   de  las    cnstillns  i    de   ¡as  pare- 


des del  pecho,  que  disminuyen  la  capac¡<lad  de  esto 
en  el  descenso. 

Ya  hemos  visto  todos  los  daños  que  puede  causar 
ol  aire  cuando  se  mueve  con  gran  velocidad;  pero 
no  es  esto  lo  común:  i  la  movilidad  del  aire  cpie  es  muí 
grande,  no  ofrece  generalmente  ningnn  inconveniente. 

Es  tan  grande  esta  movilidad,  que  en  multitud  de 
casos  movemos  el  aire,  i  absolutamente  lo  sentimos. 
Cuando  nos  ponemos  a  caminar,  nuestro  cuerpo  va 
desalojando  sucesivamente  diver.sas  cantiibides  de  aire, 
empujándolo  i)ara  delante  i  hacia  los  lados,  ni  mas 
ni  menos  que  cuando  nos  encontramos  en  medio  de  una 
multitud  de  gente,  i  no  fiodemos  adelantar,  sino  fpii- 
tando  do  su  puesto  i  echando  para  nn  lado  a  los 
(pie  encontramos  a  nuestro  paso  Cuando  la  gente  del 
tumulto  no  ofrece  resistencia  í  sigue  su  camino,  te  será 
muí  fácil  adelantar.  Pero  si  te  hace  frente,  i  se  re- 
siste i  opone  a  tus  movimientos,  entonces  será  sin 
duda  nna  dificil  tarea  la  que  te  [u-opusiste  a  realizar. 
Pues  eso  mi.smo  es  lo  que  sucede  a!  caminar  por  den- 
tro del  aire:  que  cuando  est;i  tranquilo  no  presenta 
el  menor  obstáculo:  pero  que  cuando  sopla  fuerte  i  de 
frente  contra  uno.  !(•  opone  gran  obst.icnlo.  i  exijo  a 
veces  gran  esfuerzo  para  !og¡-ar  vencer  su  resistencia. 

El  aire  puede  ser  desalojado  con  tanta  facilidad. 
]iorqiie  es  muí  lijero.  De  aquí  depende  que  .<eA  mu- 
cho mas  ficil  caminar  dentro  del  aire  que  dentro  del 
atíua.  i  mas  dentro  del  airua  dulce  que  de  la  salada. 
Xo  es  tan  i'ácil  mover  i  desalojar  el  auna  coiuo  el 
aire:  i  la  salada  os  mucho  ma.-  densa  imas  e-|i!>-a  une 
la  dulce. 

lis  también  mas  fácil  caminar  con  el  vienio  i|ííc  ■•«;,/,(» 
el  viento:  como  es  mas  fácil,  en  ol  mar  i  cu  Id-;  !Ío<  nave- 
gar siguiendo  las  corrientes,  que  hacerlo  couIim  eilus. 

El  aire  es  tan  lijero  qne  cuesta  trabajo  compriaider  que 
hace  presión  sobro  la?  cosas.  I  sin  embargo,  nada  os  mas 
cierto.  El  aire  oprimo,  i  fuertemíMitc,  todas  las  co.sas 
qne  se  encuentran  en  su  contacto,  listo  es  lo  que  so 
llama  la  pirsion  dd  aire:  i  ahora  vamos  a  ver  todas 
las  cosas  que  .suceden   on  virtud   de  esta  presión. 

Mira  esto  tubo  de  vidrio.  Está  abierto  por  nn  extremo 
i  cerrado  por  el  otro.  El  extremo  abierto  es  el  iníerior, 
i  está  metido  dentro  de  nna  va.síja  coa  agua.  E!  tnbu 
está  lleno   do  agua,    i    aunque   nada    liai    (|Ut>  rapi'    la 


boca  abierta,  el  agua  no  se  sale  sin  embargo.  ¿Por  qu-' 
es  esto?  ¿Porqu/í  la  columna  de  agua  permanece  ver- 
tical dentro  del  tul):)?  lia  razón  es  porque  el  aire  de 
la  atmósfíra  ejerce  presión  sobro  la  superficie  del  a- 
gua  o  el  vaso,  i  esta  presión  equilibra  el  peso  del  a- 
gua  del  tubo  í  su  tendencia  a  desplomarse.  Si  te  va- 
les de  algún  modo  para  quitan  el  aire  qne  oprime  la 
superficie  del  agua  do  la  vasija,  la  columna  liquida 
de  dentro  del  tubo  inmediatamente  se  desploma. 

Hai  también  otro  modo  de  conse'.ruir  que  el  airua 
no  iKM-manezca  dentro  del  tubo.  Si  se  hace  nn  peque- 
ño agujero  en  el  extremo  cerrado  de  este,  de  manera 
(¡ne  el  aire  pueda  p'^nelrar  \v.v:  <'l.  en  el  momento  -i» 
vaciará    el    tubo.    .Vuiiqii"    c!    ::'ji;je;o   sea   del    tamaño 


r.M.  tA\STÍTi:TO  A\fiVIOj\\fMI.. 


•>0S 


de  la  cabeza  do  tm  alfiler,  el  airo  quo  está  pronto 
a  meterse  por  todas  partos,  entrará  en  ol  tubo  i  eui- 
pujará  el  agua  hacia  bajo,  Pero  como  no  es  fácil  hacer  un 
agujero  en  un  tubo  de  vidrio,  podrás  hacer  de  otra 
manera  el  mismo  esperimcnto.  Así  os  como  está  vo- 
preseiitado   en  la  lámina.  Pueden  tonmr  un  tubo  aliier- 


1o  por  ambos  lados:  i  llenarlo  do  apua,  tapando  con 
f'i  dedo  uno  do  los  exíromos.  Invirtiéndolo  entóneos 
con  cuidado,  sumcrjiendo  ol  extremo  abierto  dentro 
de  una  vasija  con  agua,  el  tubo  permanecerá  lleno 
niiéniríis  tu  mano  cierra  la  abertura  superior;  pero 
descender;!  rápidamente  en  el  momento  en  que  la  se- 
)iares    i    dejos   el    tubo  deslnpado. 

l\)i-  lo  (|no  (olio  diclin.  piíeijes  ya  eomiM'onder  |)or- 
(pio  se  noiosila  un  agujerito  iatoral  en  una  pipa  o 
un  li;uril  para  que  salga  el  agua  por  ol  agujero  mas 
grande  que  le  sirve  de  boca.  iVunque  ostasc  desta|)C, 
ol  agua  no  saldrá  al  exterior,  hasta  que  el  aire  no 
¡lenotre  en  #1  interior  del  barril  abriéndose  camino 
por  el  a'xujerito  lateral.  Mientras  este  no  se  abra,  el 
aire  liar/i  ¡¡resioii  sobre  la   boca,    i  oiupijaiá  ol    liquido 


la  presión  del  aire  la  única  causa  que  retiene  ol  li- 
quido i  le  impide  derramarse?  La  re-puesta  os  que  el 
papel  se  necesita  ímicamente  para  que  la  suj)erficie 
del  agua  esté  lisa  i  unida.  Rímio  hubira  papel  ningu- 
no, el  airo  podria  entrar  en  las  partes  o  moléculas 
del  agua  i  dividir  su  masa;  i  entonces  el  agua  se  sal- 
dría. Por  esta  misma  razón  cuando  la  boca  del  bairil 
es  grande,  puedo  también  salir  el  ayua  aun(|ue  no  se 
haga  agujorito  lateral;  puesto  que  entéjuces  el  aire  tiene 
alguna  oportunidad  para  meterse  dentro,  e  ir  formando 
burbujas  a  ocupar  la  parte  alta  cu  el  interior  del 
barril.  Una  simple  telita  do  papel  delgado  exten- 
dido sobre  la  boca  bastarla  para  impedir  la  salida 
del  liipudo  aunque  el  barril  se  ponga  boca  abajo.  Hu- 
cedorá  entóneos  lo  mismo  que  en  los  experimentos  de 
que  acalK)  do  hablarte.  Tu  abrás  notado  también  el 
ruido  que  se  hace  cuando  el  agua  sale  de  una  bote- 
lla o  de  un  barril;  este  ruido  depende  do  las  liurbu- 
jas  de  aire  que  penetran  en  el  interior  i  ocupan  el 
lugar  que  el  agua  va  dejando  desocupado. 


PrjEnir.VTAS.  —¿Qué  se  ha  dicho  acerca  de  que  el  aire 
está  en  todas  partes?  ¿Qué  se  ha  dicho  sobro  la  espon- 
ja i  el  barril?  ;.En  queso  parece  la  respiración  i  el  mo- 
vimiento de  un  fuelle?  ;,Quécosase  ha  dicho  soi)re  la 
facilidad  con  que  el  airo  se  mueve?  ¿Dime  la  compa- 
i-acion  que  hemos  usado  respecto  de  atravesar  por  me- 
dio de  una  uuütitud?  ¿Por  ([Ui'  se  puedo  <lesalojar  el  ai- 
ro tan  fácilmente?  ¿Qué  se  ha  dicho  acerca  de  mover- 
se dentro  el  agmi?  ¿Qué  experimentos  so  han  hecho 
con  el  tubo  do  vidrio?  ¿Para  qué  se  necesita  al)r¡r  nu 
agujorito  lateral  cu  los  barriles  i  pipas,  cuando  quiere 
sacarse  el  agua  o  el  vino,  o  sacarlos  ma.s  pronto^  ¿Qué 
comparación  puede  hacerse  entre  este  hecho  i  los  expe- 
rimentos con  ol  tul)0?  ^:Cómo  so  prueba  la  presión  del 
aii'o?  ¿Para  qué  sirve  el  que  se  pone  en  la  boca  del  tu- 
bo o  vasos  en  los  últimos  experimentos?  ¿Por  qu<^  no  se 
necesita  agujeri  tala  toral  cuando  la  boca  del  barril  es 
mui  grande?  ¿He  qu<'' depende  el  i'uido  que  se  oye  al 
\aciar  una  l>otelia  o  un   l>arril? 


'tlilU 


LHCCIOXKS  TKülíirO  PRACTÍfWS 


liiicia  dontro'impidiondo  la  salida  haciendo  ol  mismo 
<  lec'loque  proibiceen  el  experimento  con  ol  tubo  (pie  aca- 
ba-do explicarse.  El  agujorito  lateral  es  ni  mas  ni 
nuMios  lo  ¡misnur/pie  el  agujero  o  abertura  superior 
i\i'  dicho  tut)o. 

Laju-osion  dol]'aire  i\c  (pie  te  estol  hablando  so 
ojei-ce  en  todas  direccifines:  <lo  ai'riba  h(''cia  Itüjo,  i 
(ie  rai>njo|hácia  'arriba.'  i  tamiuen  lateral  o  hacia  los 
lados.  Esto  so  puede  demostrar  jior  otro  experimento 
que  se  hace  con  un  tubo  en  la  manera  reiu-osontada 
por  la  llámina.  Toma  ini  tubo  cerrado  |)or  un  oxtie- 
mo  i  abierto  por  el  otro  :  llénalo  do  agua:  tápalo  cui- 
dadosamente con  una  oja  de  papel:  vuévelo  hacia  aba- 
jo con  cuidado:  i  aumpie  nada  hai  que  sostenga  el 
papel',  esto  quedar;!  adliorido  a  la  boca,  i  no  permi- 
tí rá|'que  se  derrame  el  wnvA  ¿l'or  qué  es  esto?  Poi - 
«pie  la  presión  fiel  aire  li;ícia  arrilia  empuja  el  papel 
confi'p.  la  boca  del  tnlio,  lo  sostiene  allí,  e  imiiide 
'pie  ol  agua  salga  al  exterior.  Este  experimento  se  li:u'e 
niui  ameiiudo  con  un  vaso  <le  mesa  do  los  comnnos. 
sin  ondjargo'J  do  (pie  asi  no  es  tan  fici!  como  nii  tulio. 
u  otra  liüsija  de  boca  mas   estrecha. 

Poro"  in-obablemonto  preguntarás,  pur  qu- es  i.ue  se 
i!''iTsitn   poner  o1    pape!    en    la    boca    de!    vas-o    riendo 


iill\ :il ÁTICA   CASTIOLI. i :\ A, 

KSCRIIAS   l'AK.X    l.i  >S  .NI.VOS, 


:/ox  Toruno.  Director  de!   Inslih. 
nal  ilc  (hiateniala. 


Si 


.\«'(*e>iidtid  e  iuijwrtaiiriu  tlifl  e-^tiidio  tU'  la 
(iraiiiática. 


Kl  que  no  sepa  las  reglas  de  la 
lengua,  renuncie  a  saber  cosa  al- 
guna eu  toda  su  vida. 


lin  efecto:  el  estudio  de  la  lengua  patria  debe 
formar  la  base  de  nuestra  educación  moral  f.  ¡n  - 
tí-!rctual,  i  puede  decirse  que  es  el   primer  anillo 


2G] 


K/v  iJS'STITVTO  JV^CtOJV^lt.. 


(le  la  cadena  de  nuestros  conocimientos.  El  e- 
jercicio  de  todas  nuestras  facultades  intelectuales 
i  morales  descansa  en  los  fundamentos  del  len- 
guaje, pues  por  su  m'edio  fijamos  las  ideas  i  la 
fuíii'acidad  de  nuestros  recuerdos.  Casi  todas  las 
faltas  gramaticales  no  son  mas  que  un  desorden 
i  una  turbación  en  la  jeneracion  cíe  las  ideas,  pues 
representándose  estas  por  medio  de  las  palal)ras, 
unas  mismas  leyes  i  unos  mismos  principios  de  ar- 
monización i  regularidad,  deben  presidir  su  mu- 
tuo enlace  i  recíproca  influencia  en  los  progresos 
del  entendimiento  humano. 

La  lójica  en  el  lenguaje  conduce  a  la  lójica  en 
d  estudio  de  nuestros  conocimientos;  i  por  esto 
dice  Condillac:  "El  arte  de  hablar  es  un  méto- 
do analítico  que  nos  conduce  de  idea  en  idea,  de 
juicio  en  juicio,  de  conocimiento  en  conocimiento; 
i  seria  desconocer  su  ventaja  mas  preeminente 
considerarlo  tan  solo  como  un  medio  de  comu- 
nicación con  nuestros  semejantes."  Ese  mutuo 
desarrollo,  pues,  entre  las  facultades  de  concep- 
ción i  de  representación,  o  ese  múluo  e;ilac  •  ea- 
tre  la  jeneracion  de  las  idt^as  i  di  los  signos,  con- 
sagra toda  la  importancia  qu;^  en  sí  tiene  el  es- 
tudio (le  las  lenguas,  consideradas  como  instru- 
mentos de  desenvolvimiento  intelectual  i  de  inte- 
lijencia  social. 

"El  pensamiento,  dice  Mr.  Gabet,  sale  poco 
a  poco  de  las  solitarias  profundidades  del  alma, 
para  unirse  al  movimiento  social  de  la  palabra  i 
vivir  por  decirlo  así,  en  el  lenguaje:  de  ahí  el  pro- 
dijioso  poder  que  el  homlire  ejerce  por  medio  de 
esta  facultad  sobre  sus  semejantes.  El  espíritu 
vive  en  el  lenguaje  sin  advertirlo;  muévese  sin 
sospecharlo,  como  el  pez  en  el  agua  sin  deman- 
darse la  razón  de  su  movimiento." 

Por  esto  es  que  el  lenguaje  del  individuo  íS&mo 
(;1  de  un  pueblo,  puede  considerarse  como  el  me- 
tro mas  seguro  de  la  cultura  de  su  intelijencia; 
i  es  una  cosa  mui  digna  de  notarse,  que  siem- 
pre ha  coincidido  la  decadencia  de  las  naciones 
con  la  corrupción  de  las  lenguas,  observándose 
igual  paralelismo  en  cuanto  a  su  prosperidad. 
Díganlo  sino  el  siglo  de  Augusto  en  Roma,  el 
de  Isal)el  en  España,  i  el  de  Luis  XIV  en  Eran- 
cia.  I  es  que  el  lenguaje  forma  una  parte  inte- 
grante en  el  desarrollo  histórico  de  la  humani- 
datl. 

l'inalmente,  si  al  estudio  de  la  lengua  patria 
no  s(>  \v.  diera  toda  la  importancia  que  en  sí  tie- 
nv.,  podríamos  decir  al  menos  con  Don  José 
Segundo  Mores:  "Si  es  poca  gloria  hal)lar  i  es- 
criijir  bien  nuestro  idioma,  es  mucha  vergüen- 
za hablarlo  i  escribirlo  mal." 


LECCIÓN  I. 

1 . — Palabra  es  la  voz  o  sonido  que   el  hombre 
articula  o  representa    para  espresar  sus  ideas. 


de  dos  modos:  ha- 


ÍlK 


•'P 


2. — La  palabra   |iu.<l( 
blada  o  escrita. 

3. — Palabra  hablatla  es  la  voz  que  el  hombre  ar- 
ticula i  pronuncia  con  la  boca;  i  palabra  escrita 
es  la  representación  de  la  palabra  pronunciada, 
por  medio  de  letras  o  caracteres. 

4. — Las  palabras  no  son  signos  naturales  de 
las  ideas,  son  signos  artificiales  i  aun  convencio- 
nales. No  son  signos  naturales  porque  éstos  no 
se  aprenden,  se  entienden  naturalmente;  son  u- 
nos  mismos  entre  todos  los  hombres,  i  nunca 
varían,  como  la  risa  i  el  ILxnto.  Las  palabras  son 
signos  artificiales  porque  hai  que  aprenderlos 
por  imitación  o  por  reglas;  i  son  ademas  signos 
convencionales,  porque  el  significado  que  tienen 
depende  del  uso  i  costumbres  de  los  hombres, 
aun  i'uando  no  dependa  del  arbitrio  de  cada  uno 
el  mudárselo.  Por  (-so  no  se  emplean  las  mis- 
mas palabras  entre  todos  los  hombres,  i  cada 
nación  las  tiene  distintas,  aun  cuando  sea  una 
misma  la  idea  que   significan. 

5. — Lengua  o  idioma   es    la  colección  de  pala- 
bras con  que  caJ.a  nación 
samientos. 

6. — V\  idioma  piL-Je    ;■ 
Idioma  iiablado  es  el  que 
de   palabras   articu'ad-is 
oido. — Idif)ma  escrito  c  ; 
medio  de   palabras  repr  ::= 
ractéres. 

7.— -Los  idiomas  se  divi Lmi  en  ¡iriii 
rivados,  vivos,  nuh-rtos    i    c¡  ilecíos. 

8.  —  Idiomas   primitivos  son   los   (¡u; 
jen  a  otros,  i  derivados  los    que  traen 
de  un    primitivo,  como  el   espaFioL   v\  francés  i  c;l 
italiano,   que    se   derivan  ddl  Lüin. 

9. — Idiom:is  vivos  son  los  que  se  usan  como 
medios  de  comunicación  entre  los  habitantes  dc^ 
una  nación;  como  el  cspañoh  ^francés  i  el  inglés; 
e  idiomas  muertos  son  los  que  )a  no  se  usan, 
como  el  hebreo,    el  gricoo  i  el  Lilin. 

10. — Di.dectos  son  las  adulteraciones  de  un 
idioma,  conio  c\  asluriauo,  fi\  ¡¡^allvqv  i  el  cataLin, 
que  son  dialectos  mas  o  menos  atrazados  i  desa- 
gradables respecto  del  sonoro  i  elegantejdioma  es- 
paño!. 

'CTKSTÍOXARKX 

1.  Qnr  os  ]i;il!ilirii? — -.  De  (•u;!ntos  iiiodní  puedo  sor 
la  i)al.iliríi? — H.  Quó  os  palabra  lialilada? -Que  es  pa- 
labra escrita? — 4.  Son  las  palabras  sitmos  naturales  do 
las  ¡deas? —  En  qué  so  conoce  que  las  fialabras  no  son 
sifrnos  naturales?— En.  qué  se  conccc  que  las  palabras 
pon.si<?nos  artificiales  i  convencionales? — ,5.  Qué  es  len- 
gua o  idioma? — fi.  Do  cuánto?  modos  puede  sorel  idio- 
ma?— Qué  es  idioma  iiablado.' — Qué  es  idioma  escrito? 
—7.  Qué  otra  división  admiten  los  idiomas:'' — 8.  Qué 
son  idiomas  primitivos?-  -Qué  son  idinni.'is  derivados? 
—  D.  Qu,-'í-nii  idioiüüs  vivo-?— Qué  so;,  \,\\.nv^^>  iiihcr- 
tos?  — 1(1.   ()in'  -nn  diiiie.'íos? 


(TV 


o  escnro.  - - 
i  por  medio 
re. bcn  por  e! 

e»presa  por 
:i  letras  o  c.a- 


d,in   orí- 
oríjen 


?vf.  ^A'fiiTiTírfft  ^v,'ir¿OA\Jg.. 


■*.{>: 


De  Guir.MíRMo  D.  Swax, 
J!,;il¡;¡i<'i!<)  por  d  Director  <hJ  liiKÍ¡tii¡n  Karionnl  de 


Gmil'- 


rías 


(('oiitiiiíia.) 

Ll'CCIOX    XV. 

La  ctcükxa. 

I  -a  (íigüeña  es  un  pájaro  mni  interesante,  tanto 
por  sus  costumbres,  como  por  su  caráí^ter,  pues 
ílel)cinos  saber  que  liai  tan  i^rande  diferencia  en 
los  caracteres  de  los  pájaros  i  de  los  animales  en- 
tre sí,  como  la  hai  en  los  caracteres  de  los  hom- 
br<  •,. 


l_.as  ciiTuenas  vivf 
Piares  pantanosos,  i 
etc.  ,  forman  la  base 
paises  SQU  prot(  jidí 
del  gran  ser\  icio  cu; 
tos  animales  noc-ivo! 


ü  partu-u ¡amiente  en  ios  iu- 
os  reptiles,  ranas,  renacuajV  s 
de  Sil  alimento.  En  mnchos 
s  por  lus  lial-'ilíintes,  a  cansa 
:i)n:stan,  destruyendo  infini- 
.    Tamljien   se  dan  a  querer 


al  hombre  por  lo  i'arniüar  de  sus  costumbre 

Por  medio  de  la  coafianza  qiie  tienen  con  los 
hombres  han  log'rado  obtener  su  ca.riño,  yor  lo 
cual,  se  les  encuentra  en  los  paises  en  que  abun- 
dan anidando  en  k«  techos,  en  las  chimeneas, 
en  los  jardines  i  aun  cni  los  techos  < le  los  edificios 
de  las  ciudailes  mas  d(;nsaniente  ¡.¡obladas. 

Los  holandeses  veneran  a  las  c;!.raí-ñas  por  los 
amistosos  servicios  (\\\o.  les  prestan:  ios  áiabes  ias 
tratan  COI!  cp.riñosaliospitalidad:  los  turcos  i  las 
tribus  <ir!;'nl.des  las  consideran  como  pájaros  sa- 
¡■rados,  i  c¡i  Con^íantinojíla  se  les  vé  construir  sus 


vía    estaba 
de  niños 


para  jugar  con  ellos  a  las  escondidas:  sabia  ocultar- 
se cuando  le  tocaba  su  ve.-?,  i  buscar  a  los  niños 
que  estaban  ocultos. 

luitre  las  cualidades  morales,  de  estes  pájaros, 
pues  bueno  es  que  sejjamos  qne  los  pájaros  así 
como  los  perros,  caballos,  monos  i  otros  animales, 
poseen  importantes Cualidadi  s  morak:s:  se  distin- 
guen la  gratitud,  la  fidelidad  i  el  cariño  fiürd  i  pa- 
terna'. 

Kn  cnanto  a  gratitud  se  les  vé  demostrar  su  a- 
gradecimiento  a  los  que  los  tratan  bien,  i  gran 
cariño  a  los  que  las  cuidan  i  atienden,  sufriendo  a 
veces,  como  el  perro,  golpes  de  aquellos  sin  con- 
.servar  resentimiento. 

•Su  fidelidad  se  demuestra  por  el  constante  ca- 
riño del  macho  i  la  hembra;  viven  prestándose 
con  mucho  amor  las  atenciones  mas  delicadas; 
nunca  se  abandonan;  emprenden  juntos  todos  sus 
largos  viajes  i  se  dividen  los  alimentos  con  tanta 
igualdad  (]ue  pueden  dar  ejemplo  a  muchos  her- 
manos. 

b'l  acendrado  cariño  k\'.u\  las  eigrieñas  profesan 
a  sus  liiju;;los,  ha  sirio  proverbial  desde  la  mas  re- 
mola aiuigiiedad:  la  madre  alinKJita  a  su  hijo  con 
el  mayor  cuidad.o,  i  apén:ís  se  scjjara  un  mo;nen- 
to  de  ellos:  cuand.o  empiezan  a  vol;ir  va  constan- 
temente a  su  la<lo,  enseñándoles  el  mo'io  de  nio 
ver  las  alo.s  i  sosteniéndoles,  i  siempre-,  en  todos 
los  casos,  los  nrot'^e  contra  cuiKiuier  pcligrfi  aun 
a  costa  de  su  vi(!a. 

l']s  \m  hecho  comproliado  por  mn;;hos  l'^slii^os 
que  (;n  un  incendio  que  ocurrió  en  Delft  en  Mo- 
lauíbi,  una  cigüeña  que  habia  construido  su  nid.o 
en  la  casa  incendiadla,  i  volvia  ci'<n  algún  alimento 
para  sus  hijos,  al  ver  el  p--!i;'-ro  ;i  que  estaban  es- 
pUG.stos,  pues  el  fuego  !lig;dia  y;i  casi  a  su  nido, 
\\\7.0  varios  esfuerzos  para  saKru-los.  pero  ai  íin,  ci-,- 
contrando  que  eran  inútiles,  estendió  sus  ;i':'.'-. '<> 
])re  ellos  como  jjara  ))roteierlos  e  impedir  que  el 
fuego  los  envolviese,  i  en  aquella  cariñosa  aptitud 
espiró  con  ellos  en  las  llamas. 

Las  cigaeñas  jóvenes  también  demuestran  fl 
mayor  cariño  por  sus  padres  viejos  i  enfcmios.  ;i- 
tendiéndolos  cuidados.amente  i  trayéndol'>s  e!  ali- 
mento cuando  ellos  no  pueden  procurárselo;  te- 
nien.jo  en  cuenta  este  ejemplo,  una  de  la.s  re;).'i!>l!- 
cas  de  la  antigua  Grecia,  promulgó  una  ici  tlisp;- 
niend.o  que  los  hijos  quedasen  obligralos  a  a'imcn- 
tar  a  sus  padres,  cuando  estos,  por  su  edad  o  en- 
fermedail  no  isudieran   \alerse. 

Las  cigüeñas  como  hemos  \-isto  nos  d;in  leccio- 
nes de  gratitud,  afecto  i  constancia;  loi;  niños  i;o 
deben  jamas  olviilar  cuanto  dieben  asas  padres, 
i  aunque  no  se  vean  en  la  necesidad  de  soste- 
nerlos cuando  viejos,  deben  demostrarle  sieinpre 
su  cariño,  siendo  mui  bondadosos  con  ellos,  con- 
sultando su  voluntad,  i  tratando  vui  satisiacer  to- 
iJos  sus  deseos;  los  hijos  o  liijas  l.iuer.as  rsicueníran 
diuiaiite  el  dia  muclias  oportunidades  para  decir  i 
li;;,<  ■'  r  cosas  que  causen  placer  a  sus  ancianos  pa- 
dr:s.    i'.ecordad,  pues,  niños,  cpae  cuando  nuestros 


2(í<> 


BL,  IJWSTITIJTO  JV^ClOJVJila 


padres  lleguen  a  la  ancianidad,  la  única  cosa  que 
puede  hacer  gratos  sus  últimos  (lias,  es  el  afecto 
¡  obediencia  ele  los  hijos:  sin  esto,  las  riquezas  i 
los  honores  son  inútiles;  pero  los  padres  que  se 
encuentran  rodeados  por  hijos  cariñosos,  conside- 
rados i  atentos  a  sus  deseos,  en  la  mas  humilde 
posición,  en  la  mas  pobre  cabana  i  teniendo  a  su 
disposición  solo  los  mas  frugales  alimíMitos,  pue- 
den ser  verdaderamente  felices. 


FÁBULAS    I 

Im.     rKSCAIM 


ALIÍGORIAS. 


Cuando  la  reina  su  soberbia  frente 
Quiere  adornar  con  joya  refuljente 
De  precio  sin  igual, — 
Le  dice  al  pescador  baja  a  los  mares 
I  arranca  a  los  jénios  tutelares 
La  perla  de  sus  urnas  de  cristal!- — 

I  el  pescador  con  ánimo  sereno 
Del  mar  se  precipita  al  hondo  seno 
Al  sepulcro  talvez, — 
1  por  las  frias  ondas  arrastrado 
Le  arranca  su  tesoro  a!  mar  airado 
De  su  reina  llevándole  a  los  pié.s. 

Yo  soi   el  pescador,  amiga  mia. 
Tú  eres  la  reina  que  si  acaso  un  dia 
Pidieras  a  mi  anlor, — 
Una  joya  de  adorno  a  tu  hermosura 
Como  esclavo  en  la  mar  de  mi  ternura 
l''uera  a  buscar  la  perla  del  amor. 

Baiítolomíc  M]TRK. 
(  Arj entino.) 

AUNQUE    LA    MONA    Sn    A'ISrA    DE    SEDA. 


L 


En  un  anillo  lucia 
Una   dama   de    Bayamo 
l)e    linda  piedra  el  reclamo 
Que  era  de  mui  gran  valia: 

I   todos  la    codiciaban 
Creyendo    que    era   un  diamante 
1  límpida    i  fulgurante 
Como  única  lo  aclamal:)an. 

I    la    fama   vocinglera 
Por  todas   partes  corría. 
Que   aquel    diamante    tenia 
El   valor  de   un    reino  entero. 

I  fué  partido  de  boda 
La  hembra  que  era  torcida, 
Por  la  fortuna  met-ida 
Que  la  riqueza  acomoda. 


11. 


El  brillante  era  un  cristal, 
I  sus  luces  se  eclipsaron; 
Que  las  ciencias  disiparon 
La  ilusión  que  por  su  mal 


Los  vecinos  se  formaron. 

I  es  fama  que  visca  vieron 
t-ntónces  la  altiva  dama, 
Porque  el  valor  que  la  dieron 
Fué  del  diamante  a  la  llama 
Que  las  ciencias  deshicieron. 

III. 

I*]sto  a  decirnos  se  atre\'e 
Que  el  error  no  se  resiste; 
I  aunque  de  seda  se  \iste 
La  mona,  su  enc-año  es  breve. 


( í'onfinjuvá) 


LPXCIONES 

De  Física  experimental  precedidas  de  algiinas  no- 
ciones de  Mecánica,  para  ttso  de  los  niños,  por 
el  Dr.  Darío  González,  Profesoí'  de  Mecá- 
'   nica  y  Física  en  el  Jnstíhüo  Xacio- 
ua!  dr  Gnalrinala. 


MÁ(,iL!N'AS  simím.ks. 

3. —  i^eiillicioil.  Máquina  es  todo  instru- 
mento que  sirve  para  trasmitir  la  acción  de  luia 
fuerza.  Un  cuchillo,  una  sierra,  una  bomba  de  sa- 
car agua,  etc.,  son  máquinas. 

2. —  Poteitcisi.  r<'MB*<it«^ai4*ia.  luuoda 
máquina  hay  que  disdnguir  dos  fuereis:  poicucici 
y  resistencia.  Se  llama  potencia,  la  fuerza  qu;'  se 
aplica  á  la  máquina  para  ponerla  v\\  movimiento 
y  obtenercl  efecto  que  se  dése;;:  y  resisleinia  el 
ol)stáculo  que  l;i  mácjuina  debe  xcnccr.  Ponga- 
mos un  ejemplo:  cuando  se  está  aserrando  un  tro- 
zo de  madera,  la  ¡jolencia  es  la  fue¡>:;i  del  brazo 
aplicada  a  la  sierra,  qu(í  (>s  la  máquina,  y  la  resis- 
tencia es  la  dureza  de    la  madera. 

Las  potencias  se  llaman  también  motores  ó  fuer- 
zas motrices.  V\  vapor,  qutí  mueve  una  locomoti- 
va; el  chorro  de  agua,  que  hace  girar  la  rueda  de 
un  ingenio;  la  fuerza  ti;  un  tronco  d(í  caballos,  cine 
tira  de  un  carruaje,  etc.,  son  motores  ó  kierr^as  mo- 
trices. 

•J, — B>ÍVÍütÍOSI.  Las  máquinas  se  dividen 
en  simples  )•  compnestas.  Simples  son  las  que 
constan  de  una  sola  pieza  sujeta  á  ginir  sobre  un 
punto  ó  ej(í  fijo  ó  á  producir  el  desliz  sobre  un 
plano.  Compuestas  son  las  c|ue  se  forman  de  I;i 
combinación  de  dos  ó  mas  simpl(\s.  Nada  hay 
mas  interesante  que  el  estudio  de  las  máquinas. 
Fuera  de  que  nuestro  cuerpo,  así  como  el  de  los 
animales,  es  una  máquina  admirable,  el  hombre 
se  sirve  á  la  feclia  de  gran  varicd;id  de  má(}uinas 
mas  ó  menos  complicadas  é  ingenios;is  para  sa- 
tisfacer sus  necesidades.  Las  ciencias,  las  artes,  la 
^f-eneral,  deben  sus 
o';:n:;s. 


I    agricultura  y   la  industria  en 

1    p/ogrcsor;  a!  em¡>lt;()  ;¡c  ias  va. 


j;fc    íjVSTI TtTO  .V*ií  ¡ OjWI #>. 


áíi7 


\'amos  á  hacer  un  lijero  estudio  de  las  máqui- 
nas simples  que  son:  la  palanca,  la  polea,  el  torno, 
el  plano  inclinado,  el  tornillo  y  la  cuña. 

PALANCA. 

!•  I>«l&ili<*  joil.  Pa'aiicac?,  una  barra  in- 
flexible, recta  o  curva,  que  puede  moverse  al  rede- 
dor de  un  punto  y  que  sirve  para  levantar  pesos. 
El  punto  sobre  el  cjue  se  mueve  ó  descansa  la 
palanca  se  llama  punto  de  apoyo,  lirazos  de  la  pa- 
lanca son  las  distancias  que  hay  del  punto  de  apo- 
yo á  los  puntos  de  aplicación  de  la  potencia  y  de 
la  resistencia.  Así,  en  la  palanca  de  la  fig-ura  33, 
estando  la  potencia  aplicada  en  P,  (la  mano)  la  re- 
sistí-ncia  en  R  (la  piedra)  i  siendo  A  el  punto 
de  a; joyo,  el  brazo  de  la  potencia  es  y\P  y  el  d(; 
la  re  -istencia  AR. 


mpl'-ai^ 


.>o¡  icario-;   para  cortar  raice 


<  1  aparato  que  sirve  para  comprimir  corchos,  el 
(¡11"  sirve  para  quebrar  nueces,  las  tapas  de  los 
tinteros  y  t!e  otros  objetos,  'qu"  se  abren  <3  cier- 
ran por  i.mznes,  son  también  ejemplos  de  este 
L'í'nero  de  i)a¡anca. 

;.  -       Pa'an.'.".  de   terc(M-  «.'/-ñero  es  aqn-"11a  en 


Fig.   83.  ! 

S.  -  SHv¡.«»Í<>!l.  Las    palancas  son  de  tres    | 

;ren;n-os:    d  :  hr;:ii:r  r:.icro,    d  ■  s-niii'd)  <;-'\'iero  y    | 
de /.;7vr  .'■  ■..v.n.         '  '  ^  \ 

\.'^     l'aia;i::a  d."  p;-:incr  yenero   es  a(|u(í]'a  en    | 
que  el  punto  de  apoyo  está  (Mitre  la  potencia  y  la    | 
resistencia.  La  fi-;ura  34  es  una  ¡lalanca  de   este    | 
ijl-énero.  Del  mismo  í^énero  es  la  de  la  rtíjura  33. 
Ll  ¡)unto   (k;  apoyo  se  halla  en  A,  la  potencia  P    | 
(;slá  aplicada  en  1>  )  la  nísistencia  R  en  C.  Como    i 
ejc;n:)ii>s  (!(•    palomeas  de  Driiner  jji'iiero  mencio- 
nan'im>s  !:\s  balanzas,  !a  roman-i  \-  'as  tijeras,  que    ' 
están  formadas  de  dos  palancas  de  primer  qéne-    , 
ro  unidas  por  un  tornillo  ([ue  es  el  punto  de  apoyo. 
La  potenci,-'.  está  en  h'.^mano^apücada    a  los  ani- 
llo, de    ia  lii.T.i  \-  la  resistencia    en  el  oljjeto  que    : 
se  corla. 

2.  ^  Pa!an.::L  de  secundo  oénero  es  aquella 
en  cjue  la  res¡stení:¡a  estfi  entn;  <;1  punto  de  a|)o- 
yo  y  la  poi-encia,  como  lo  nuiestra  la  fii^'-ura  35,  • 
di!!ui<_'  Si-  ■.«'  (¡tic  ¡a  r(ísistencia  R  está  aplicada  en 
C,  la  ponncia  V  en  ¡>,  siendo  el  apoyo  A.  Co- 
mo ejemplo  de  palancas  de  segaindo  q-énero  ci- 
taremos las  hojas^de  las  puertas  y  ventanas,  cuan- 
do t!;iran  solare  sus  q-oznes:  aquí  la  potencia  es  la 
n;ano  que  abre  ó  cierra  la  hoja,  el  apoyo  se  Iia- 
II  i  en  los  !,;-ozn<-s^  y  !;i  n-sistencia  es  el  p'>so  de 
Li  lioja  misma  á^-  la  inierta  6  ventana.     El  enchi- 


que la  potencia  se  halla  entre  el  punto  de  apo\'<) 
y  la  resistencia.  En  la  fiqura  36  la  j^otencia  P 
está  aplicada  en  B,  la  resistencia  en  C  y  el  apojo 
es  A.  Podemos  citar  como  palancas  de  tercer 
género  las  pin/as  llamadas  de  disección,  el  pe- 
dal de  algunos  tornos,  el  .antebrazo  al  doblarse 
sobre  el  brazo.  El  cuerpo  humano  presenta  mu- 
chos" (ejemplos  de  los  tres  géneros  de  palancas: 
los  huesos  son  las  palancas,  la  potencia  la  ejer- 
cen los  músculos,  l(Os  puntos  de  apoyo  están  en 
las  articulaciones  i  las  resistencias  son  las  partes 
del  cuerpo  que  se  mueven. 


Fi 


CoikIícíoii  de  o<iaiiii!»r¡o.-  I's  a- 

quel  estado  de;  una  máquina  en  que  la  ¡KOlencia 
\-  la  resistencia  le  están  aplicadas  de  tal  modo, 
que  se  contrapesan  6  eciuilibran.  lüxiiliquemos 
cuál  es  la  condición  de  equilibrio  de  la  |)alanca. 
Sea  la  palanca  de  la  biq.  34:  si  los  dos  brazos 
AB  y  AC  son  iijuales,  es  evidente  fjue  el  equili- 
brio se  establecerá  cuando  la  ],>otencia  sea  i- 
qaial  a  la  resistencia;  pero  si  el  brazo  Al)  de 
la  potencia  va  aumentando,  permaneciendo  in- 
variaijle  el  brazo  AC  de  la  resistencia,  es  pre- 
ciso (]ue  la  potencia  \a\a  disminu\ cndo  en  la 
misma  proporción  para  obtener  el  eciuilibrio: 
y  reciprocamente;  disminuyendo  el  braz(j  de  la 
palanca,  la  fuerza  debe  aumentar  proporcional 
mente  para  obtener  el  mismo  efecto.  Si  el  brazo 
AB  de  la  |:)otencia,  íiqura  34,  fuera,  v.  q.:  do'. 
veces  mas  larqo  qu<*  el  .'\C  de  la  resisienci;,, 
seria  necesario  para  obtener  el  (íquilibrio  que  la 
potencia  P  fuese  dos  v(;c(is  menor  ó  la  mitad 
de  la  resistencia  R.  Podemos,  pues,  decir:  (¡ue 
l:i  condición  de  e(|uilibrio  de  un-i  palanca  es,  </;.v 
Ia>í  fuerzas  deben  eslar  en  razoi  inversa  de  los  bra- 
zos de  la  palanca.  La  circunstancia  de  (]i!e  e!  (íiec 
to  de  una  potencia  es  tanto  ma\'or  tu. mío  mas 
larqo  es  el  brazo  sobre  que  actúa,  hizo  decir  al 
célebre  qe(>mí;tra  ArquíuKídes:  "que  se  ¡ne  dé 
un  punto  de  ai)o\o  y  )o  levantaré  el  mundo.  \' 
en  efecto,  la  palanca  es  una  má(iuina  muy  lavora- 
ble.  Si  se  tratara  v.  g.,  de  levantar  )•  sostener  el 
|):>so  R  de  3<X)  kilogramos,  figura  34,  siendo  el 
brazo  Al)  déla  pot<-ncia  3  \'(í(*es  mayor  (jue  (-1 
d(;  la  resistencia,  se  lograrla  este  resultado  por 
medio  de  una  fuerza  de  100  kilogramos  que  es  la 
terc<ra    parte   de  la  resistencia. 

Í:i    B'<'!«i¡*U'SS«*¡SI    <»3I    \i>S    ÍBM'iS    íit'Bao- 

Vi^s     do    f>:ilílH<*Sí?<i.— lüi  una   palanca  de 

primer  género,  la  potencia  puede  ser  igual,  ma- 
yor (')  mcnt.ir  ([u<-  ia  resislriici;!,  porqiu;  el  bra- 
zo Al!    de  ki  potencia,  figura  3.],  pin.'d.'  ser  igual. 


MCÍ^  tJVSTITÍ/TO  JVtOÍClOJV^ai. 


mayor  ó  menor  que  el  AC  de  la  resistencia.  En 
una  palanca  de  segundo  género,  la  potencia  es 
siempre  menor  que  la  resistencia,  porque  el  bra- 
zo A  B  (que  es  toda  la  palanca)  de  la  potencia  fig. 
35  es  siempre  mayor  que  el  BC  de  la  resistencia. 
En  una  palanca  de  tercer  género,  la  potencia  es 
siempre  mayor  que  la  resistencia,  porque  el  brazo 
AB  de  la  potencia,  figura  36  es  siempre  menor 
que  el  AC  de  la  resistencia  (toda  la  palanca.) 

En  conclusión  podemos  esta))lecer  estos  prin- 
cipios generales: 

1.  °  La  palanca  de  primer  género  puede  ha- 
cer ganar  o  perder  en  fuerza  ó  no  producir  nin- 
guno de  estos  efectos. 

2.  '^  La  palanca  de  segundo  género  hace  ga- 
nar en  fuerza. 

3.  °  La  palanca  de  tercer  género  hace  per- 
der en  fuerza. 

( (\vit  ¡Hitará.) 


Sí'í'C'íoia  €2í»  P<m1si£ío«Í!1 


A  !a  Ácademis  de  Msesípos 


CURSO    SUPERIOr^l    })E   PEDAGOGL-\. 

^Nw^Cetodologle.. 

Por  Eustacio  Sa\tam.\i:í.\  S. 

Prnfesortle  ¡a  riep^ia  fii    hi^   Es->u'!as    XormnJrs  <le 
üiindinnmarcd. 

(Continúa.) 

JlÉTOIU)    MKMliinAr,. 

El  mtUodo  rnemorlal  es  el  pi-occdiinioiito  mas  sencillo 
i  cómodo  para  el  Institutor,  toda  vez  que  so  reduce  a 
liacor  (juc  el  educando  aprenda  de  memoria. 

Esta  forma  de  la  enseñanza  pertenece  a  la  Escuela  :in- 
tiüuíi,  i  fué  por  muclios  sio'los  la  ñnica  de  ipie  se  hizo  u- 
t-o  en  los  planteles  de  educación,  en  cuyos  anales  se  le  co- 
noce con  el  nombre  de  viéfodo  niecánico.  por  cuanto  con 
el  solo  se  tratai)a  de  hacer  retener  al  alumno  el  contenido 
del  texto  cuya  materia  se  le  enseñaba,  quedando  desaten- 
dido poi- completo  el  acto  de  comprender, 

Michel  de  Montaigne,  en  su  olu-a  "A'wíjí/.v,"  dcscril)e 
con  üran  maestría  el^nodo  de  enseñar  de  los  Preceptores 
de  la  época  a  que  nf)s  referimos,  diciendo:  "Los  Maestro ; 
de  lioi  en  dia  prritan  constantemente,  como  si  fuera  en  <'ni- 
budos,  e»  los  oídos  desús  discípulos,  no  quedando  a  estos 
otro  recurso  que  el  de  repetir  lo  que  ]ior  tal  medio  i  tai\ 
anienudo  cscuchaír" 

Así,  antiguamente  se  hacia  que  Io-j  niños  aprendieran 
de  Miemoriii  el  contenido  de  los  libros,  sin  que  sobre  lo 
nprendido  se  les  hiciera  la  mas  lijera  esplicacion.  El  al- 
fal)eto,  el  catecismo,  la  historia  satrrada,  la  aritmética  i 
demás  imntos  de  estudio,  se  les  tra-;niiti.Tn  mecánicnmen- 
1e.  no  I ierido  los  Pirecturcs  (ilro  dliridínie  el  toiiuir  la 


lección  con  el  texto  en  la  una  mano  i  el  látigo  en  la  otra. 
Instrumento  memorable  de  los  tiempos  del  despotismo  i 
déla  ignorancia,  con  que  se  flajelaba  sin  piedad  el  débil 
cuerpo  del  niño  al  menor  pintfo  o  desacierto  en  la  recita- 
ción de  la  conferencia  que  so  le  había  puesto. 

Este  ignominioso  rigor  penal,  terror  de  la  infancia  i 
demostración  palpable  del  oscurantismo  escolar,  hizo 
exclamar  al  fiUSsofo  Dinder  estas  elocuentes  palabras: 
"De  diez  azotes  que  reparta  el  Maestro,  nueve  sin  duda 
debieran  recaer  sobre  él:  pues,  a  la  verdad,  el  Institutor 
es  culpable  de  las  nueve  décimas  partes  do  las  faltas  ijue 
en  este  o  aquel  .sentido,  cometen  .sus  disc¡]nili><  " 

El  maro  apren  leza¡o  mec;í:iico  de  miteriu-  eic -itili  as 
es  un  acto  propio  de  la  cmvepr.ioa.  facultad  de  (|uc  está 
dotado  el  hombre;  el  que  asi  aprende  no  hace  sino  reci- 
bir, acojer  en  si;  razón  por  la  cual  el  método  mecánico 
tan  solo  educa  pedagogos  repetidores  e  inconscientes, 
aptos  para  enseñar  en  países  en  donde  el  pensar  estii  pro- 
hibido ¡  la  emisión  del  i)ensamiento  es.  por  consiguiente, 
un  crimen. 

En  el  pasado  se  hablan  ciiniiatur:il¡/.;i:l.»  los  Jioiulin.'s 
i  (letal  manera  con  el  mcfodo  ineninrin!  nraínco.  ii»c  no 
!  creían  posil)le  se  pudiera  instruir  de  otro  mo;!o;  no  nos 
I  dei)e.  por  tanto,  ser  estraño  que  hubiera  quien  rec¡tar:i 
obras  cuteras,  sin  que  por  este  he<'ho  pudiera  darse  cuen- 
i      ta  d(»  su  ■'•■nl.-cr. 

I         El  mismo  Moningne  dii^e  e:i  In  <il)i-i  qu,'  arriba  liemos 

j     citado,   respecto  del    aprendizaje  ¡loi-  el    sistiMua  do  que 

se  trata:  "Ijos  conocimientos  no  se  pueden   uu'dir  |)or  el 

I     testimonio  de  la  memoria,   siu'i  por    ia  aplieaeion    cons- 

I     ciento  quede  ellos  se  hn<j:a  en  la  vida;"  i  en  otra  parte: 

i     "Testimonio  de  indijestion  es  de  volver  los  alimentos  del 

I     abdomen  en  la  misma  forma  en  que  se  han  recibido" 

!         Además  de!  autor  citado  indio  utros  insignes  tílósofis 

i  pedn'/oo-o.';(|ne.  co:n')¡-end¡end'>  los  iiunensus  ilefectos  de 

ipie  ndoleeiael  nirfnh,  1,)  -r.iin'c  k  hicieroü   poderosos  es- 

I     fuerzos  para  <lesterrai-lo  de  las  Escuela-^.   Entre  estos  e- 

nomigos  del  mecin'Hino  se  cuenta  en  )>rímer  ti-rmino  al 

I     célebre  Ilatichius.  quien  con  enerjia  siniridar   combatió 

i     tal   modo  de  transmisión,  sentando  el  siguiente  inánci- 

I     pió:  '-Xada.  absoIutanuMite  nada,  deln^  aprenderse  de 

I     me:iioria.  Eso  es  doblegarlas  leyes  natinalesde  la  inti - 

lijencia,  i   la  experiencia  demuestra  que  quien  se  atiene 

únicamente  al  aprediznjc  w/ r  ííí  o  viene   a  ser  incapaz 

de  pencar  i  dé  co-n|.iren(ler.  supuesto  ipieel  eutendinñen- 

I     to  queda  atado  a  jtalabras  ajenas  qii"  im  le  pi'rmiteu  iti"- 

!     ditar  en  nada  seriamente." 

j         Roussoui,  lo  mi^mo  que  R  ifi 'Iiiu-;,  era  eonli-ario  a  que 
I     se  aprendiera  nnda  <!•  iirniirii.  rechazando  porentei-o 
i     el  melodn  me^'/oi-inl.  el  eiil  (|  'eria  ^^ustitiiir  jwr  el  Diiu't- 
I     miro,  procedimiento  (pie.  preseindiendo  de  la  corirpcion, 
\     solo  cultivaba  la  pereepeiíui.  o  sea  la  comprensión. 
i         Basedoro  i  sus  discipidos.  los   (ilántropos.   combatie- 
!     ron  también  el  aprendizaje  de  memoria  haciéndole  apare- 
cor  como  una  tortura  espiritual,  como  nn  crimen  come- 
tido contra  la  naturaleza  infantil.  .Así.  en  este  grave  par- 
ticnlar,  de  un  extremo  se  cayó  en  ol  otro,  pues  (pie  la  an- 
tigua Escuela  sostenía  que  todo  debia  aprenderse  de  nie- 
nioria,  mientras  que  la  nueva  sostenía  que  nada  debía  su- 
jetarse a  esta  condición  del  alma,  no  mejorando  con  es- 
te antagoni.*mo  la  en.scñanza,  siempre  que  a  la  luz  de  la 
razón  exprimcntal   tan  malo  era  c!  nn  método  como  el 
otro. 

Sin  (^mbaru'o.  pasaríamos  por  injustos  si  no  confesá- 
ramos que  los  aiiunc'a  los  reformadores  h'cieron'un  posi- 
tivo bien  a  la  causa  de  la  educación,  no  lauto  poi"  la  in- 
troducción en  la  enseñanza  de  nn  nuevo  w»<;/o':?o.  cuanto 
por  el  hecho  de  haber  demostrado  los  innumerables  in- 
convenientes e  írremedialdcs  males  qne  presentaba  el 
antiguo  procedimiento,  que  por  sisrlos  entero'^  don)inó  en 
el  munilo  esrolar. "poniendo  diques  al  ]iroa:rc?o  intelee- 
tu;d'de  le-  puel.I,,s. 


M:B.  1,Vá'T3TÍ'  to  ^whvsojv.ií. 


.Los  romanos  decian  que  el  saber  ?c  rcilucia  a  lo  i|ii(; 
el  hombre  retenia  en  la  memoria  (tnufttin  sciinns,  tjiKin- 
fum  niemoriam  tenemus.)  Empero  la  ciencia  lia  probado 
que  retener  en  la  momorla  no  es  saber,  porque  a  la  par 
que  se  desarrolla  el  juicio,  pierde  la  memoria  en  exten- 
sión, i  cuando  se  retarda  el  cultivo  do  aquel,  se  apodera 
.este  de  casi  todo  el  espíritu.  Por  eso  se  encuentran  en 
las  Escuelas  lejidas  por  el  iuitijruo  sistema,  niños  que  re- 
tienen muclio.  pero  (pie  poco  piensan  inir;índose  mal  a 
los  (pie,  por  condiciones  nalurulcs,  aprenden  miielio 
sin  entender  naiia. 

Para  evitar  todo  vicio  en  el  sistema,  cultivemos  a  un 
tiempo  la  memoria.-que  es  un  atributo  divino  de  que 
no  podemos  independizarnos.-i  la  comprensión,  adoptan- 
do en  la  anseñanza  el  principio  de  Amos  Comenius,  a 
quien  la  liistoria  l)autiza  con  el  pomposo  titulo  de  profe- 
ta de  los  [)cda!r'>íros;  a  saber:  "^í(í/«  lUbe  aprenderse  é- 
meiit'iriti  niifr.s  da  luilter  sido  perfedamenie  romprendklo.'" 

La  Fi'd'if/qjí'i  moderna  ha  reconocido  el  valor  i  la  ne- 
cesidad ilel  ai)rendizajode  memoria. aboliendo  el  mecant^- 
íTjoi  combinando  ''ábiaiiiente  la  comprensión  con  aquella 
soberana  faculta!  ilela  intelijencia.  E.xpliquese  prime- 
ntJa  lecciou.  cerciórese  el  Maestro  de  si  su  educando  la 
lia  cciMiprendido  verdaderamente,  i  haga,  si  es  posible, 
(|uc  (i!  niño  repita  de  memoria  lo  que  se  trate  do  transmi- 
tirle, toda  vez  que  e.-t )  es  necesario  cuando  se  quiere  dar 
mayor  fuerza  a  la  facultad  do  retener 

La  re|)eticion  es  un  ¡lodero^o  au.K  liar  dií  este  m'''todo, 
(]ue  se  llama  racioiKi!. 

El  alma  del  niñ  >  se  asemeja  al  liiiM-ro  blando,  pues  así 
como  (!ste,  debido  a  su  maleabilidad.  aci>i)ta  la  forma  que 
seie  ip.iiere  dar,  asi  también  aquella  retiene  los  conoci- 
mientos que  se  le  inculcan:  solo  que,  para  «¡ne  e-;tos  co- 
nocimientos sean  duraderos,  es  preciso  qu(!  se  repita  p  r- 
inani'iitcaietilejo  apren<lido. 

()ii!ami)s  lo  qiii>  M  c-ife  respeto  dice  Yacotol,  el  afíiuia- 
do  isiitor  del  meto. lo  uiiiver-a!  de  la  enseñanza:  ''La  i-e- 
lieticion  es  jo  principal  en  la  ensrñ  iii/.ii.  toda  vez  que  no 
se  .S!í/^í;sÍiio  lo  que  se  ha  npr- n  l'ul  >.  ni  s'  rr/í>;í,?,  sino  lo 
(pie  se  n-plfr.  i  r/'tc  sof»  f.p  one/li;  prnsar  ni  In  qnc  .sv  tiene 
ijiiardadii  ui  Id  nitmoña." 

{(Jonfi  Hilará). 

LOS  iWDi?!-:-  I)H  FAMILIA  1  L(>^  MAESTRO.^. 
I. 
Educar  a  los  hijos  es  el  mas  snarado  de  los  deberos 
Mili  ¡iocos  son.  |)or  fortuna,  los  que  no  tienen  velieinciite 
deseo  do  cuüijilir  bion  con  este  dolior.  <pie  e!  tirrno  cari- 
ñ;i  ijü"  inspira  ol  hijo  jinria  dulce  o  ineludible,  si  la  sana 
iiiiiia!  i  ¡os  pi-eceptos  relijio-o-:  no  le  dioran  on  absolu- 
to e^ta  últiaia  cualidad.  Miicliisimos  son,  sin  ombar- 
iro.  los  padres  de  fainiiia  ¡pie  apresar  de  su  dosco  d  ■- 
jan  de  cumplirlo  de  li  maiieri  mas  lastimosa.  Las  cau- 
sas de  esta  rara  contradicción,  entre  la  acción  i  ol  de- 
seo, son  tan  varias  como  abundantes,  si  bien  toda-;  e- 
Uas  tienen  una.raiz  comiin.  la  falti  do  reflexión.  Fal- 
la en  que  incurren  con  solirada  fri^íuiencia  lo  mismo  el 
rico  que  pobre,  lo  misiiio  el  iuiíoranto  que  el  hombre 
ilustrado. 

¡Cómo  «roza  el  ¡lad:'.^  ciriñ oso  {'on  la  idea  <lií  que  el 
niña  que  sienta  sdbi-i'  su-  r.idiilas  i  a  (|uien  cubre  do 
besos  i  estrecha  cmtra  su  coi-a'.oi.  I'oLíai'á  un  dia  a  m-^- 
recer  la  consideración  i  el  aic-ecio  de  todos  su- -o  no- 
jantes,  por  sus  relevantes  prendas!  ¡Qiii^  grata  i  con- 
soladora es  la  esperanza  de  que  el  liijo  será  bue- 
no, sencillo,  enclavo  del  deber,  ilustrado,  fran  'o,  in- 
jciuio  i  todo  lo  que  pueda  i  deba  s'>r  un  hombre  que 
con  justicia  liedme  a  nnrocer  la  estimación  i  el  amol- 
do los  domas  hombres!  ¡í'u:í'>ti  daria  todo  padre  por 
aseirurar  tal  porvenir  a  sus  liijosl  I  sin  ombar<ro  do  o-- 
ta  exquisita  ternura,  veamos  (pié  hacen  los  mas  de  !o- 
]iadi-os  por  (on-oiiiir   lo  (pío   (lo-eaii. 


Miíaitiaso]  niño  e.stá  en  la  lactancia,  i-a-i  leca  en  lo 
¡in]iosiide  enconlrar  madres  que  den  a  sus  lii.ios  con 
iniHodo  el  alimento  desús  pechos.  Hablad  de' (>sto  a 
la  mayoría  de  las  madres  i  os  dirán:- -¡Jesús  María! 
¿Cómo  había  yo  de  tener  entrañas  para  no  dar  el  pe- 
cho a  mi  hijo  cuantas  veces  quiera?--l  después  de  oir- 
ías, vaya  L'd.  a  convencerlas  deque,  aparte  de  lo  lii- 
ji(''ii¡co  i  saludable  (pie  est(i  seria,  es  ya  la  educación 
que  empieza  a  recibir  el  tierno  iiifaiite,  a('osluinbráii- 
doic  desde  que  nat^e,  tanto  a  la  regulari(.lad  de  actos 
como   a  no  ser  voluntarioso. 

¡Cómo  ríen  el  padre  i  la  madre,  cuando  mas  tarde, 
al  cmiiczar  el  pequeñuelo  a  balbucear  las  primeres  pa- 
labras' mm^stra  su  coraje  porque  tratan  de  (piitarle 
cnalijuier  objeto  que  tenga  en  sus  manitas!  1  una,  i  o- 
tra  i  otra  vez  repiten  el  amago,  poripie  les  iiace  mu- 
cha gracia  el  josto  iracundo  i  la  mirada  amcniazadora 
de  a(|uella  miniatura  de  Calísula.  No  advierten  (jue 
seria  mas  prudente  jirivar^e  de  a(piel  pasatiempo,  si- 
quiera poi-que  con  él  van  liaciendo  nacer  en  o!  ser  quo- 
i'ido  un  defecto  que  luego  se  han  de  einp(ñar  en  des- 
truir: la  irascibilidad.  Crece  el  chiquitín,  i  empiezan 
sus  diabluras.  Ya  el  movimiento  brusco,  ya  la  contes- 
tación insolente,  ya  la  dañada  intención,  ya  el  obsti- 
nado capricho  empiezan  a  reproducirse  constantemen- 
te; pero  el  delincuente  es  un  caliallorito,  (pie  apenas 
anda,  que  habla  clia[)urríido.  (pío  licuó  uikh  ojitos  ])to- 
ciosos  i  mucliísínia  gracia  on  la  cai'a,  icón  todas  estas 
cualidades  ;.i|iiíé!i  es  la  mamá  (pie  no  rio  a  mandibula 
batiente,  i  (puí  en  vez  de  ro^-añar  no  secóme  a  besos 
el  pequeñuelo  infractor  de  las  conveniencias  sociales? 
La  mas  priideiife.  la  que  pre-unie  de  hacer  bien  su  i)a- 
pel  de  mamá,  dice  esforzándose  por  no  reír,  jioro  sin 
coiiseo-uirlo  del  todo:  ¡Pioaio:  Te  voi  a  natar-  El 
ohíípiillo    hnaiita    sus  ojos,  mira  los    de  su  niamií.  v(>  ro- 


llos 


l)¡ 


o  un  iosto  o  un  picaro--oo  n 

un   (•hiUido  de  esos  (p',0 

iliivio    de  Imsos  son   el    lii 


se   iiueden    escritiir 
de   la  renrimendii. 

Pero  ol  niño  va  creciendo,  i  con  él  crecen  sus  de- 
fectos. Ya  la  madre  empieza  a  reñir  con  mas  sori(>dail, 
pero  el  p.irvulo  ha  dominado  la  siliiacion  i  ii"  \r.\r(' 
gran  caso  de  las  riñas  maternales,  i,  alguna  ipa'  otra 
vez,  dice  la  madre  a  su  esporo,  lloüihro.  riño  a  lii  hi- 
jo: mira  (¡iie  ya  no  se  nnoili'  con  ('1.  Es  imii  chico, 
mujer;  i  osas  son  eos  is  do  iniicliaclio.  Cuando  sea  ina- 
yorcito,    verá-*  que    pronto   le  [)ongo   en  cintura. 

¡Qué  ceguedad!  dejar  crecer  los  dcf.-ctos  para  tenor 
luego  que  liichnr  con  ello-!  ¿No  sei-ia  iiujor  evitar  su 
naoíiiiiento  por  los  muchos  medios  (pie  puodi'ii  poner- 
se en  práctica,  evitando  asi  indos  rat.o-j  al  niño,  dís- 
gu-;tos  a  los  ijadre-,  i,  sobre  todo,  la  posibilidad  de  no 
jiodor  estirparlos?  ;.E^  esto  cariño!^  I)icen  (]ue  si.  Yo 
orco  (|ue  es  falta  de  reíle.xioii. 

1  ;.qué  diremos  del  disimulo  con  (pie  la  mam-i  cueu- 
t.a  al  papá  las  diabluras  del  niño,  emideaudd  inodia-f 
palabras  i  sonrisas  (lo  intelijencia:  sonrisas  i  palabras 
que  entiende  ]ierfoctamente  el  aludido,  nié-no-;  cindi- 
ilo    (Mitóiiccs    (pío   los  autores  de    sus  dias'.' 

Fl  niño  os  va  -randocílo  llai  (pío  mandarle  a  la 
Esom^la.  Ya  a  empezar  su  (>duoacíon.  i  c^ta  se  l;a  '.\^' 
confiar  on  absoluto  al  Maestro:  i  por  \ia  de  Introdiie- 
cion  se  dice  al  anjelíto:  — Ahora  ver.ís.  l-"nlanito.  (po- 
doioo'io  to  van  a  poner.  A'as  a  ir  a  la  E-^cuola  i  ya 
verás  (;onio   se  las  entiende  el   Maesti-o  contigo. 

Es  decir,  que  la  primera  noción  que  el  niño  tiene  del 
ALu^stro  es  una  amenazfi. — El  niño  dirá  para  si:  el 
Maestro  hará  coamigo  lo  quc*mis  padres  no  han  he- 
cho; con  el  Maestro  me  amenazan;  el  Maestro  será  un 
hombre  malo;  por  lo  menos,  el  Maestro  no  es  mí  aiiií- 
m\  i  el  niño  va  desde  luego  con  animosidad  hái  !a  el 
(iee  ha  de  sor  su  mejor  ami'io.  hacia  el  que  va  a  ciiiii- 
plii-    cerca    do  él    la  obligación   rpie  Dios    imimso  a  sus 


•>70 


f:r.  f,J\\%TiTUTO  JVj¡€ioj%\trj 


padrcFi,  hacia  ol  qtie  lo  lia  de  cilucnr.  ¡Bonito  pi-inoi- 
)i¡o  de  cducacioii!  El  di.svqmh  <Uf<jn(c«to  a  odiar  a  na 
Maestro. 

El  niño  es  conducido  a  la  Escuela,  i. , .  .Mire  U<1., 
dice  lá  madre  o  el  padre,  Ud.  se  encargará  do  este  ni- 
ño con  amplios  poderes.  No  somos,  a  Dios  gracias, 
de  los  padres  que  por  qivircr  mucho  a  sus  liijos  los  e- 
chan  a  perder.  Nada,  nada  de  eso,  Señor,  Ud.  lo  trata 
como  sea  preciso,  i  si  nf  cosita  castigos  se  los  da;  que 
a  buen  seguro  no  vendrémoB  nosotros  a  levantai-los. 
Los  que  esto  dicen  suelen  llegar  a  la  Escuela  el  primer 
dia  que  el  niño  ha  quedado  castigado,  para  decir  so- 
bre i)oco  mas  o  menos: — ¿Conque  el  hond)re  está  cas- 
tigado;-' bien  hecho,  asi  me  gusta.  ¿Sabe  Ud.  por  qwé  ven- 
go hoi  a  suplicaí-  a  Ud.  que  le  perdone?  porque  su 
padre  se  marcha  fuera,  i  e,s  de  rigor  que  esto  niño  va- 
ya a  despedirle.  I  el  chico,  que  sabe  i  observa  que  han 
bus.;ado  un  pretesto  para  sacarle,  no  le  importa  la  ri- 
ña mas  o  mtínos  agria  conque  sus  padres  le  recibi- 
rán en  casa,  i  solo  piensa  en  que  ya  tiene  un  aliado 
para  resistir  a  la  autoridad  del  Profesor:  su  padre  i  su 
madre. 

I  si  en  lo  sucesivo,  como  es  Ifyico.^sc^repiten  los  cas- 
tigos, no  cesa  el  niño  de  repetir  que  son  injustos,  i  el 
cariño  de  sus  padres  no  necesitará  muchas  afirmacio- 
nes de  este  jénero  para  empezar  a  suponerlas?  verídi- 
cas, concluyendo  por  entreg;.r  su  hijo  a  otio  l'rofotor: 
i  allá  va  la  infeliz  criatura  creciendo  cu  defectos  mas 
aprisa  que  en  años,  merced  al  irreflexivo  cariño  que 
sus  padres  le  profesan. 

Otros,   mas  apáticos,   pero  no  m(^nos   nocivos 'a  la'e- 
ducacion  de  sus  hijos,  no  se  meten  en  contradecir  en 
nada  al  Maestro  pero  tampoco   se  cuidan  de  robuste- 
cer su  autoridad,  ni  de  alentar  a  su  hijo  en  los  traba- 
jos propios  de  su  edad,    demostrando    alegría  por  sus 
adelantos  i  disgusto  por  las  faltas    que  cometa  en  la 
clase.  Estos  padres  no  ven  en  la  Escuela  sino  un  re- 
curso para  que  el  niño  no  e4é  en  casa  las  horas  que 
mas  molesta  en  ella,  i  td  niño  no   adelantará  en  su  ins- 
trucción, carece   de  estímulo,  i  poco  adelantará  en  su 
educación,  porque  a  la  voz   del  maestro  no  da  autori- 
dad la  voz  del  jiadre.  | 
Otros  finalmente,  quieren  que  todo  lo  haga  el  Maes-    i 
tro:  no  lo   quitan    autoridad,    pero  dtístuyen  por  com-    j 
pleto  cuanto  el  profesor  hace  en    j)ró   de  su  hijo,dnii-    I 
do  cuantos   gustos   so  le   antojan    al    pequeño  "tirano    j 
de  la  casa.   Es  un  éi-ror  de  funestas  consccuai  cias   no 
domar  parte  directa  en  la  educación  de  los  hijos,  i  creer    i 
(l«e  so  cumplo  con   los   deberos  do  buenos  pádi'os.  con    I 
Kolo  pagar  a  los  maestros  i  dedicarse  cs.'lusivaniento  a    | 
aumentar   el  cajutal    i  proporcionar  a  la  familia   toda    í 
dase  de   comodidades.    Los  hijos  que    no   reciben  luie-    ! 
na   educación,   son  ingratos  e  insensibles;   no   rcpanin    I 
en  dar  disgustos   a   sus  padres   ni   en    disipar  íhííou-     ' 
.sideradamente  el  capital  que  fetos  han  form;ulo.  a  ('¡w- 
ta  de  economías,  privaciones  i  desvelos. 

El  asunto  mas  serio  para  los  padres  de  familia,  es  sin- 
duda  la  educación  de  sus  hijos;  i  proceden  contra  sus  '. 
mas  caros  intereses  los  padres  que  no  ayudan  al  Maestro  ; 
efiicazmente,  ni  dan  a  la  Escuela  toda  la  importancia  | 
que  merece.  Es  la  escuela  como  un  recuerdo  de  la  socie- 
dad enjeneral;  en  ella  hai  autoridades  que  obedecer,  cas-  ! 
tigos  que  temer  i  compañeros  que  tratar.  En  la  Escuela  ■ 
ha  de  aprender  el  niño  a  dar  los  primeros  pasos  en  el  ás-  í 
pero  camino  de  la  vida,  i  de  ella  ha  de  salir  apto  para  j 
presentarse  cn|isoc¡edad,  como  individuo  capaz  do  coo-  ' 
perar  a  la  marcha  progresiva  i  al  bien  estar  de  todos  i  j 
cada  uno  de  los  individuos  que  la  componen.  í 


SECCIÓN    DE  CONOCIMIENTOS  ÚTILES 

DKmCAPA 


En  los  números  anteriores  hemos  consagrado  una 
sección  de  Pedagojía  a  los  profesores  do  instrucción 
primaria  i  secundaría,  i  desdo  el  presente  níimero  co- 
menzamos a  publicar  una  sección  de  conocimientos  úti- 
les dedicada  a  los  artesanos.  Contamos  para  esto  con 
buenos  i  I)astantes  elementos;  i  ademas,  con  la  eficaz 
cooperación  de  jiuestro  amigo,  el  distinguido  natura- 
lista D.  Julio  Rossignon. 


II     gi'nnios 


Ag:im.s  para  limpiar  ios  olvjcíosi  <lc  cobre, 
Intoii,  etc —  Hai   varias  composiciones. 

I         1.* — Acido  oxálico 20  gramos 

¡                 Agua 12')  "^  — 

!         2.  '^- — Acido  oxálico 8  gramos 

I                 Acido  sii'fúríco 8  — 

i                 Tierra   do  Segovia    (U  — 

Agua  común      1000  — 

Se  ajila  todo  en  el  momento  de   n<;:r!n. 

•5.  '^ — Acido  ox.ilico 

,        Trípoli 

Esencia  de  Esplie?o..  i'i 

Alcoiiol : ]05  _ 

Yema  de  huevo 1  — 

Aceite  de  ahuendras  dulces .1")  — 

Agua iroo  _ 

Se  mezclíi  la  osomia  con  oí  nlcohol  In  venia  de  hue- 
vo con  el  aceito:  se  disiiolvo  ol  ;icido  ox;n¡co  en  el  a- 
gua,  se  mezcla  todo,  so  añiule  ol  trípoli  en  polvo  i  se 
ajita. 

^-  ^  — Alutnbre ,S  gi-amos 

Acido  sulfúrico (iO  — 

A-lia 1-,^ 

á.  =*-  Tiori-i  (le  Sogoviii  n\  polvo  lino...    IíhíO  uranios 

•'ahon : (10  '    — 

Alcohol rí. (iO  — 

Esencia  do  trementina 100 

Aceite  de  linaza ao  — 

Agua   coniiiu 'áW) 

So  mezcla    to.in   exnctainonlo. 


{Ton,ad( 


•KI  Maji^^l, 


AliTIRO  O.  Pawn. 

■¡utIIi>pn!onse.") 


Para  ropoij->:'í«r  el  ae«ro.— Para  cerciorarse  de 
M  el  metal  de  ciertas  piezas  de  maquinaria  os  de  ver- 
d.ndero  acero  o  do  hierro,  se  hará  lo  siguiente:— Sií 
violto  sol)re  el  metal  una  gota  de  ácido  sulfúrico:  si 
[a  mancha  que  se  produce  toma  el  color  negro,  es  .se- 
ñal de  que  la  pieza  metálica  es  de  acero:  si  por  el  con- 
trarío, la  mancha  toma  un  color  verdo.^o,  outóncos  a- 
cusa   la  presencia  del   hierro. 


Para  soldar  ia  loza  i  el  erisfaf— Se  toma  u 
na  porción  de  clara  de  huevo,  se  bate  muí  bien,  luego 
se  aiuKlc  un.  poco  de  queso  blando  i  cal  viva,  i  el  todo 
se  vuelve  abatir  muí  bien;  con  esta  simple  pasta  se 
puede  soldar  toda  clase  de  loza  i  do  cristal,  sin  que  el 
agua  ni  el  fuego   logren  debilitar  su  fuerza. 


Kt.  IJySTMTfITO  J\\14'lOA\lM. 


271 


Pavrt  dar  el  color  de  ébano  a  las  maderas. 

— Tómese  palo  de  Campe  he.  córtese  en  pedacitos  i 
iiiézelrso  con  un  poco  de  alinnlire.  (''cliese  agua,  i  háda- 
se lici\¡r  liasta  (|uc  aili|iiiera  un  color  violado.  Con 
esta  auna  s(>  dan  niuclias  manos  a  la  madera  hasta  (ine 
llegue  a  tomar  un  color  de  violeta.  Luego  se  pone 
a  hervir  cardenillo  en  vinagre  hasta  que  (^ste  disminu- 
ya la  tercera  parte:  (h'-nse  otras  manos  a  la  misma  ma- 
dera solne  lasque  ya  tenia,  i  quedará  tan  negra  i  lus- 
trosa  como  el  ('baño. 


Roble  eolor  de  ébano.— La  madera  de  roble  loma 
el  color  de  ciíano  del  modo  siguiente:  se  introducen  los 
pedazos  de  roble  en  un  baño  de  ácido  sulfúrico,  ¡  a  la  me- 
dia lioia  se  sacan  culiiertos  de  una  capa  color  amarillo  i 
grasicnto,  fi-ot;índose  en  seguida  con  esencia  de  tremen- 
tina, con  lo  cual  se  cierran  los  poros  de  la  madera  i  esta 
adquicie  un  color  oscuro  i  brillante  que  asemeja  al  de  la 
madcia  de  ('liano. 


Baritiz  para  los  nietalcK. — Para  resguardar  los 
obietos  do  metal  de  la  aeeion  de  la  atnií'isfcra,  i  en  especial 
de  la  iiumedad,  se  les  cid)re  de  un  barniz   compuesto  de 

Aceito  do  patas  de  carnero 150     gramos 

Cera  blanca  ]mvi\ '?,U) 

l!('ii''¡na    ;U»(I  — 

Esencia  (letrcinciiiina 150  — 

Se  l'iiiiilc  la  cera,  nñ  idiendo  hiego  el  aceite,  i  después 
de  bien  iiic/.clado  se  añade  la  trementina  i  se  deja  repo- 
sai-  (iiiraiite  unos  dias.  ,'<e  filtra  el  líquido,  i  añadiéndole 
1.1  bcnriiia.  (|iieila  prí^parado  el  barniz,  que  se  debe  cndio- 
tcllai-  laci-aniio  las  boti'ilas.  Para  usarlo  se  ajita  el  bar- 
io/, i  -(>  csticndi^  con  una  brocha  soiir-  ol  metal,  (pif  de 
este  modo  i|iicda  r(>sguardado  de  la  oxidación. 


^oJiíi:'/,  dt'Jlas]iiuuleras — l'ara  evitar  que  las 
madiias  cspucstas  al  sol  se  abi'an  i  pierdan  su  soiidex, 
PC  suiíiorjrn  durantí'  unos  dias   en  una   solución   concen- 

Hi-  esla  ¡minera  ¡>ri'|iai':iii  cu  Cci'di  ña  las  niadei'as  (pie 
se  de-ilnan  para  vnr^■^<  de  earniajcs.  con  lo  cual  se  con- 
servan mui  iiien  sin  espcrimentar  alt('rac¡on  por  el  tiem- 
po i  los  ardoresVlel  sol. 

Tíctnnes  pi»ra  vi  euizndo.^  ]íl  mas  ordinario  i 
econi'imico  que  puede  emplearse  para  obtener  brillo,  se 
hací'  sencillamentejiiezcland''  750  gramos,  por  e¡em]do, 
de  n(>gro  de  mailii  o  <lejiunio,  con  500  gramos  de  aceite 
d(^  oliva,  dcsimes  se  !,ñiden  ;]0  gramos  de  azul  de  Prusia, 
ot:ds  :;()  de  laca  d(>  la  India.  '25(1  de  ácido  muriático  i 
un  kili)üramo  de  molaza:  -e  remneve  mucho  i  se  aña- 
den todavía  1-J,-  e-,.;,nir.s  (le  goma  arábiga  disuelta  en  el 
agua  necesaria,  ha~ta  eonseguii'   |a  consislencia   que    so 

Cuando  se  (piiera  obtener  un  betún  que  haga  impren- 
ineableelcalzado.se  lumlen  liiO  gramos  de  sebo  ordina- 
rio, 00  de  grasa  de  cerdo.  ;',0  de  trementina.  :!0  de  cera 
amarilla  i  otras  :i()  de  aceite  'le  oliva.-  todo  esto  se  pone 
a  un  fuego  mui  lento.  \c.  suficiente  para  fundirse  i  nada 
mas:  después  de  bi(Mi  hecha  la  mezcla  se  deja  enfriar,  i  li- 
na \ez  en  esta  disposición  se  frota  el  calzado  c(jii  ella. 
conserv:ímJose  asi  mucho  .mejor  i  sin  dt^jarse  penetrar 
ULinca  por  la  humedad. 


BrosM-eado  de  hierroji  latón.— Los  objetos  de 
erro  i  latón  pueden  1  nnicearseen  poco  tiempo  por  un 
.íecdiniiento  sencillo.  Hasta  para  ello  sumerjirlos  en 
la  me/.el,i  de  aznfri>  i'negro  de  humo.  He(;ho  esto  i  des 
les  (Je  -éeos  los    objetos  ad(|uieren  un    hermoso  lustre. 


Para  liacer'fnnlvinasrre  nmi  fiieríe  i  ¡rrato 
al  paladar. — Tómese  un  cuartillo  de  vinagre  i  hágase 
hervirhasta  que  mengüe  la  mitad:  eeln'se  después  en  una 
vasija  i  ))óngase  al  sol  por  espacio  de  ocho  dias:  des- 
|iiies  se  echará  en  un  barril  con  seis  tantos  mas  de  otro 
vinagre,  i  sin  mas  ¡n-eparativo  que  (''Ste.  de  un  vinagre 
flojo  se  hará  otro  mui  fuerte  o  mui  agradable  al  pala- 
dar. 

La  raiz  de  Riihus  idacH'.-.  las  hojas  del|peral  silvestre, 
las  agallas  de  la  encina  tostadas,  las  castañas  de  indias 
hechas  polvo*  i  puestas  en  una  bolsita,  hacen  un  vinagre 
mui  bueno. 


í^olnejon  desinfeei'a  ite. — En',épocas  de  e]iideinias 
de  enfermedades  contajiosas.  como  liebres  tifoideas,  vi- 
ruelas, ote,;  es  preciso  que  las  habitaciones  est(''n  mui  a- 
scadas,  i  en  particular  los  retretes,  cloacas,  sumideros  ¡ 
objetos  denso  privado,  conviniendo'regar  o  lavar  los  de- 
partamentos u  objetos  con  la  solución  siguiente: 

í-^ulfato  de'i^eróxido  de  hierro 500  eramos. 

Acido  f.Miico 10  "■  — 

Auna 10  litros. 


Cola  Felii'iH"  imra¡¡{ieg:ar  loza    i  erl.stal — En 

China  .so  emplea  para  poírar  los  |)odnzos  rolos  de  cristal 
i  porcolanaila  composición  siguiente: 

Se  hierve  enagua  un'pedazolidc  cristal,  i  después  se 
machacía  [lara  obtener  un  polvo  ^fino  pasándolo  por  ta- 
miz, i  moliéndolo  [.en  un  pórfido  con  la  moleta.  Esttí 
|iolvo,  que  se  prepara  lo  mas  fino  posible,  se  mezcla  con 
(dará  de  huevo,  i  resulta  una  masa  con  la  cual  se  im- 
)negnan  los  pedazos  rotos,  i  se  (h^jan  adheridos  hasta 
que  s  •  sequen. 

La  pegadura  es  tan  tenaz  que  no  .se  rompe  aun  cuan- 
do se  rompa  el  cristal  o  loza. 


?  l*ara  aelarar-  ildar  |briüo^¡aglo.«2dlauiante?4 

óscnros. — No  todos  los  diamantes  son  perfectamente 
Idancos  i  claros:  los  hai  que  amarillean  o  pardean,  cu- 
yo defeeto'se  les  puede  quitar  del  modo  siguiente:  .Se 
pone  al  fuego  un  pedazo  de  piedra  imán  lia^ta  tpie  esté 
calcinada.  Se'apaga  entonces  cnlvinagí'^  mui  fuerte 
por  ocho  o  diez  vec(\s:  con  esta  lejia.  mey'''*''l'¡  eoii  ha- 
rina de  cebada  o  polvos  de  cardenillo  se  """íe  una  masa. 
con  la  cual  se  empastan  dichos  diainanií's:  se  piiK-ede 
en  seguid  1  a- secar  esta  pasta  en  fuego  lento,  el  cual 
deberá  ser  bastante  vivo  en  las  últimas  horas:  hecha 
esta  operación  se  pone  a  enfriar  dicha 'pasta  calcinada: 
se  abre  aquella  especie  de  caja  o  molde  (pie  cubre  los 
diamantes;  se  lavan  éstos  con  lejia  de]  jabón,  i  aparece- 
rán cf  ri  un  brillo  hermosísimo. 


l»ropedhniento  iMira  lininiar  lo» mareos  do- 
radí>«¡. — l^no  de  los  mas  sencillos  i  eticaees  con-iste  en 
l.)a.sar  solire  los  marcos  una  brocha  -ua\e  mojada  en  uu 
líquid(.i|compuesto  de  |trei  ¡jartes  de  clara  de  huevo  i  li- 
na de  agiin  de  sarmientos.  Esta  operación  puede  repe- 
tirse muchas  veces  con  Ijuen  i'xito  sobre  el  mismo  mar- 
eo: pero  conviene,  después  de  cada  operación.  ]iasar  so- 
lire el  dorado  una  caini  del  barniz  que'usaTi  los  diu'ado- 
res  sobre  la  madera. 


OBSEcRVAGIONSS  MSTEOROLOGIGAS. 


— «-■vn-f©)^tJC<?T:fe(,§TyT<=>  "^x, 


\f=iTITl)TO    ]\A€IO\%í^     l>K   ííl  ATIIH  A  8.A. 


Abril. 
1881;. 


ipfTiitura    en  Centígra- 
dos. 


vlínima.    'Máxima.  I  Media. 


Lluvia 

en 
m.  m. 


26 


29  . 

30  I 
Mavo.  í 


i5,6 
'7'- 
16,2 
10,0 


16.5 
16,2 

i7.« 


•7.9 

>2,6 


;5.9 


29.8 
20,0 


?7.o 
2Ó.2 
26,7 
:6,4 
27,1 
26,0 


20,75 

2I,05 

19.05 

2o,85 

20,o5 

18,07 
17,87 
18,20 
21,17 
21,10 


.22     i 


20,82 
21,^7 

22,45 

21,20 
21,10 
2  i,5o 

2  [,70 
22,27 
22,82 


21,42 
21,78 
2  1  .40 
20,97 
19,70 
20,42 
19.75 

t8,62 


I    s. 


2,0 
20,: 
7.0 


Estado  del  cié 

I  lo. 


i  Despejado. 
!  Despejado. 
¡Algo   nublado. 
iNublado, 
Cubierto. 
Muí  nublado. 
Xiihlado. 
Muí  n ululado. 
iXui.kido. 
.Muí   nublado. 
¡Nublado. 
iAlc{0   nublado 
I  Despejado. 
I  Alijo   nublado. 
¡Nublado. 
jCuiiierto. 
¡Nublado. 
;  nublado. 
¡Nublado. 
¡Nublado. 


Viento 
dominante. 


Sudoeste. 
jSudoeste. 
iSudoestc. 

le      I 

¡Sucioestc. 
iNordesic. 
¡Nordeste. 
INonleste. 
'Nortlestc. 
Sudoeste. 
Sudoeste. 
Sudoeste. 
Sudoesie. 
Sudoest'-. 
Sudoeste. 
Nordesle. 
.Nordeste-. 
Sudoeste. 
Sudoeste. 
¡Sudoeste. 
■Sudoeste. 


!  Altura   media 

del    Barcme- 

;<  tro  en  m.  m. 

I: 

I    640.23 

!        639,87 
630,02 

6.lo,i;- 
6-1 1 ,03 
643,05 
642.22 


Nuljlado.  X'ariable. 

Al'jo    nubIado.!Norde.ste.^ 


jNubbdo. 

¡Nublado. 

iCubierto. 

'¡Nublado. 

|Nublado. 

jMui  nublado, 

¡Cubierto. 

Nublado. 


Nordestoie 
Mordest'-. 

:  Nordeste. 

i\ord<-sí'-. 

¡Nordeste. 

¡Variable. 

I  Sur. 

¡Sur. 


64 1 .  ¡  o 

6.|  1,1! 

640  .},n 
640.25 
640.30 

6.'  1 ,00 


6,;  o.  8  6 
6.!  o.!  6 
640,7,1 
640, 5/ 


lat'va.    n 
dia)  Sati 


68 


?ío¿as: — Tjbviziíjs:  Abril  27  Mayo  4,  9,  10.  Lluvias:  Abril  25.  Mayo.  7,8,9,  10.  Jh^firs/iu/rs.  Abril 
25.  Mayo  7,  9,  10.  Truenos  i  Relámpagos:  Abril  20,  22,  24,  26,  27,  29,  3o.  ?vIayo:  4,  5.  8.  10. 

El  período  comprendido  en  este  cuadro  ha  sido  de  un  calor  escepcional,  aun  durante  los  dia.s  de 
Viento  Nordeste  en  el  mes  de  Mayo 

El  Barómetro  mare.)  después  del  maximun  de  Abril  ló,  un  m'n!rnu:i.  n oLiblc  el  .lia  _\-,  d  ■  \;>,;¡.  \a- 
r'ando  después  poco  la  presión  atmosférica. 

Fuertes  Relámpagos  i  Truenos  como  varias  tempestades  inaiuru -a-or.     1  !.iv¡..>n.\ 


J'i'iióillco  dedicado  a  la  diriiHÍou  de  la  Iiistrnecioii  Primaria  i   Seiiuuiai 

PuniJCAOo  i?A.io  r,A  protecoiox  dri,  SeSor  Jexeuai,  J.  Iíufixo  riARUios. 

riíESIDKXTB    DE  h\    RePüBI.ICA     DE  GUATEMALA. 


Editor,  Santos  Toruno. 


Adininistradore?,  ^[i;^uol  Pineda  i  Pedro  Dolcon  Yalcizui'la. 


NlJiU.  18. 


(nsisiícisasda,  íll  ilc  Mayo  de  1883. 


V0  3..  S. 


liifliienphi  de  la  instrucción  primaria  en  las 
eostiiniüwes,  cu  la  moral  pública,  en  la  in- 
dií^trSa  i  en  el  desarrolSo  jeneral  de  la  pros- 
]»endad  de  los  pueblos,  por  M.  L.  i  G.  V.  A- 
tnuíiíitfcgui. 

(Continúa.) 


EsrUELAP. 

^;Qiiécofla  es  la  instrucción  prínaria? 

La  instrucción  primaria  es  aquella  que  sirve  do  prin- 
cipio indispensable  a  todas  las  otraS,  es  la  base  do  todos 
los  conocimientos  que  el  hombre  puede  adquirir,  el  ori- 
jen  de  todas  las  ciencias. 

"La  instrucción  primaria,  dice  Víctor  Cousin,  debe  ser 
jcneral;  prepara  para  todas  las  carreras  sin  conducirá 
una  mas  bien  que  a  otra;  forma  no  artesanos,  sino  iiom- 
bres." 

'"Yo  comparo,  ha  dicho  Emilio  Girardin,  la  instruc- 
ción a  un  árbol. 

"Por  innumerables  que  sean  las  rama?,  no  tienen  sino 
un  tronco  que  les  es  común.  /.Cuál  será  el  tronco  do  es- 
te árbol?  ¿De  qw'»  se  formará?  Será  formado  de  todo  lo 
que  sea  necesario  para  la  existencia  i  multiplicación  do 
sus  ramas. 

Ese  tronco  del  árbol  de  la  ciencia  es  la  instrucción 
primaria. 

¿Qué  materias  comi)rendcrá  la  instruc  ion  primaria? 

Al  desifínar  esas  materias  delieu  evitai-se  dos  esti'c- 
miis  i'jrualHiontc  vicinsos;  o-  iiriTÍso  no  restriniir  ni  mul- 


tiplicar demasiado  el  número  de  ellas.  Debe  conside- 
rar e  que  esa  instrucción  ha  de  ser  jenerul,  i  que  los  re- 
cursos pecuniarios  son  limitados. 

Si  la  instrucción  primaria  es  vasta,  si  comprende  mu- 
chos ramos,  no  será  accesible  a  todos  los  ciudadanos, 
pues  habrá  muchos  que  por  Sus  circunstancias  no  j)nedan 
dis|)oi)er  del  tiempo  suíiciente  para  adquirirla,  i  exijirá 
gastos  mui  crecidos  que  no   hai)rá  cómo  satisfacer. 

Si  la  instrucción  primaria  es  mui  reducida,  no  siv- 
ministrará  los  cono-imientos  proci-jos  a  una  clase  nu- 
merosa que  necesita  i  puede  adquirir  mas  súber  que 
simples  rudimentos;  pero  que  no  nece-ita  o  no  puedíí 
adquirir  tanto  como  el  que  se  da  en  los  colejios  oes- 
cuelas  especiales 

¿Qué  queréis  que  hagan  los  individuos  de  osa  cla- 
se si  no  organizáis  pnra  ellos  la  instrue;-ion  primaria 
que  les  corresponde? 

Una  de  dos  cosas; 

o  permanecerán  sumidos  en  una  ignorancia  que  no 
deberían  haber  tenido: 

o  a  fuerza  de  sacrificios  irán  a  buscar  en  el  institu- 
to o  en  los  liceos  una  instrucción  que  no  estarií  calculii- 
da  para  ellos. 

Los  colejios  están  hechos  para  los  jóvenes  deinlclijencia 
elevada,  que  realmente  pueden  compren  1er  la  ciencia:  o 
para  los  hijos  de  los  mui  acaudalados,  que  teniendo  ase- 
gui-a<lassoí)radamente  su  existencia,  pueden  perder  con 
impunidad  su  tiempo  como  mejor  les  parezca. 

Las  personas  de  capacides  subidternas  no  deben  ali- 
mentar aspiraciones  vanas  i  demasiado  pretensiosas,  sino 
(]Uí!  limitándose  a  la  humilde  instrucción  de  que-on  sus- 
ce!)til>les.  deben  buscar  desde  temprano,  en  el  eieií'icji)  de 
alí'nuiade  las  mue'ias  indns!ria,-:  (lue  exislcn,  e!   lucro    i 


274 


rw^  iJvsTiTfiTo  j\''ji«itoj\*jtr. 


el  honor  de  sn  vida.  Tal  conducta  les  liaria  f^tinar  a 
ellas  mismas  i  a  la  nación. 

Pero  esas  persoims  tampoco  lian  de  quedar  condena- 
nadas  a  no  saber  mas  que  leer,  escribir  i  contar.  Entre 
los  simples  elementos  i  la  alta  ciencia  liai  ancho  espa- 
cio para  la  ilustración  de  las  mediocridades  i  délas  inte- 
ligencias comunes.  No  ]>u<rnemos  por  hacer  despecho 
de  la  naturaleza  Jurisconsultos  literatos  i  sabios  a  loa- 
que  no  han  nacido  para  ello;  pero  no  los  dejemos  tampo- 
co ifinorantes  cuando  pueden  ser  civilizados,  jentes  edu- 
cadas como  se  dice.  Proporcionémosles  una  instrucción 
que  les  convenga,  que  les  pula  la  inteligencia  sin  hacer- 
les perdei"  ociosamente  muchos  años  do  la  vida.  Sumi- 
nistrémolcs  los  medios  de  llegar  a  ser  ciudadanos  labo- 
riosos, capaces  de  ganar  su  sustento  i  no  médicos  o  abo- 
gados adocenados  que  no  tendrán  clientela. 

Literatos  mediocres  que  no  tendrán  lectores, 

químicos  o  agrimensores  poco  diestros  que  no  ten- 
drán ocupación. 

semisabios  que  no  servirán  para  nada,  o  que  servi- 
rán para  peor  que  eso,  puesto  que  harán  mal. 

Esos  individuos  son  la  polilla  de  la  sociedad;  entre 
ellos  recluta  el  despotismo  sus  instrumentos  i  la  dc- 
magojia  sus    atizadores  de   revueltas. 

Para  conciliar  la  satisficcion  délas  dos  nefiesidados 
señaladas,  esto  es,  la  de  una  instrucción  jeueral  i  ba- 
rata pira  el  comun  do  los  niños,  i  la  de  una  instrne- 
cion  mas  elevada  pira  nquella  porción  que  por  su  ri- 
queza o  por  su  talento  pue  le  dedicar  mas  tiempo  al 
estudio,  hai  un  arbitrio  espedito  que  todo  lo  allana; 
la  creación  de  dos  especies  de  escuelas,  las  unas  ele- 
mentales, donde  so  ensoñarán  los  rudimentos  estricta- 
mente indispensable-;,  i  las  otras  superiores,  donde  se 
enseñará  no  solo  lo  que  es  esencial,  sino  también  al- 
go de  lo  que  es  útil 

La  fundación  de  las  escuelas  de  la  segunda  clase  Qpl- 
mará  el  vacío  que  en  nuestro  sistema  actual  so  nota  en- 
tro la  escuela  i  el  colejio;  i  hará  palpables  a  los  padres 
de  familia  las  ventajas  de  que  aquellos  de  sus  hijos  que 
no  pueden  dedicarse  a  las  carreras  científicas  apren- 
dan en  esos  establecimientos  lo  que  efectivamente  debo 
aprovecharles,  i  no  pierdan  tiempo  i  trabajo  en  aprender 
en  el  instituto  o  en  los  liceos  un  latín  que  al  ñn  no  apren- 
den. 

En  el  (lia  los  padres  de  familia  tienen,  o  que  dejar  a 
sus  liijos  sin  mas  estudio  que  el  de  las  primeras  letras,  o 
que  ponerlos  on  los  colejios,  tengan  o  no  aptitudes  para 
las  eiencias.  Este  es  un  grave  defecto  que  urje  remediar. 
El  instituto  i  los  liceos  están  atestados  de  alumnos  de 
los  cuales  mucha  parte  no  deberían  haber  pasaiío  de  las 
escuelas  superiores. 

Los  padres  de  familia,  particularmente  los  de  las  pro- 
vincias, hacen  los  mayores  sacrificios  para  enviar  a  sus 
hijos  a  los  liceos  con  el  objeto  de  que  aprendan  un  latín  i 
otros  estudios  de  lujo,  excelentes  ))ara  los  literato.s,  pero 
que  casi  todos  los  que  los  cursan  de  nada  van  a  servir. 
Fundemos  las  escuelas  superiores,  i  estemos  seguros  que 
la  esporíencia  sola  de  sus  buenos  efectos  destruirá  esa 
pretensión  tan  ridicula  i  ])erjudicial  d«  querer  trasfor- 
mar  por  fuerza  en  médicos,  jurisconsultos  i  agrimenso- 
res a  los  que  no  tienen  vocación  para  hacerlo. 

Las  escuelas  superiores  proporcionarán  a  los  niños 
que  puedan  aprender  algo  mas  que  los  rudimentos  obli- 
gatorios, la  instrucción  precisa  en  su  propia  casa,  sin 
(pu:  tengan  que  alejarse  de  sus  familias  muchas  leguas 
i  por  largo  tiempo.  La  enseñanza,  especialmente  esa 
enseñanza  que  ha  de  recibir  todo  individuo  que  desea 
ser  bien  educado,  ha  de  estar  fijada  en  cada  punto  para 
que  se  jeneralíce  i  produzca  sus  resultados.  Los  liceos 
de  las  capitales  de  provincia  no  pueden  absolutamente 
esfendor   la    instrneciotí  a  todo  el   ámbito  rpie  les   está 


jeto,  han  de  ser  únicamente  fre.;uentados  por  los  que  pre- 
tenden dedicarse  a  la  literatura  o  a  las  ciencias. 

¿Qué  se  enseñará  en  las  escuelas  elementales? 

¿Qué  se  ensoñará  en  las  escuelas  superiores? 

El  destino  de  estos  establecimientos  determina  los  ra- 
mos que  les  correspodcn. 

La  escuela  elemental  es  fundada  para  suministrar  los 
conocimientos  indispensales  de  la  vida  comprenderá: 

la  lectura, 

la  escritura  del  idioma  patrio, 

elementos  de  aritmética  práctica  ¡ 

el  sistema  lesal  de  pesos  i  medidas. 

No  puede  saberse  menos  que  esos  cuatro  ramos.  El  in- 
dividuo que  no  los  poseo  está  en  la  misma  condición  de 
los  barloaros,  no  tiene  ningún  medio  de  dar  el  menor  cul- 
tivo a  su  intelijencia,  no  puede  adruinistrar  conveniente- 
mente sus  propios  negocios  domésticos. 

Las  escuelas  superiores  comprenderán: 

los  ramosíicñalados  a  los  escuelas  elementales, 

la  gramática  castellana, 

la  aritmética. 

el  dibujo  lineal, 

la  jeografia, 

el  compendio  de  la  historia  de  Chile, 

la  partida  doble. 

la  constitución  polítiea  del  estado. 

Estos  ramos  no  son  indispensables  para  la  vida,  pero 
son  necesarios  a  todo  el  que  desea  ser  medianamente 
instruido;  son  el  punto  de  partida  de  todos  los  cono- 
cimientos mas  elevados. 

La  gramática  del  propio  idioma  es  el  principio  del  es- 
,  dio  de  las  lenguas  i  de  la  literatura. 

La  aritmética  i  el  dibujo  lineal  el  piincipio  del  estu- 
tudio  de  las  ciencias  matemáticas. 

La  jeografia  i  el  compendio  de  la  historia  de  Ohih\  el 
principio  del  estudio  de  todos  los  romos  (]ue  enseña  lo 
que  ha  sido  i  lo  que  es  el  hombre. 

El  aprendizaje  de  la  partida  doble,  la  preparación  de 
lodo  individuo  que  tiene  que  administrar  la  fortuna  pú- 
bliea  o  una  pai-ticular. 

El  de  la  constitución  política  la  iiiiciicion  de!  eiuda- 
dano. 

Los  ramos  que  hemos  lijado  para  la  instrucción  ele- 
mental i  pan  la  instrucción  superior  son  el  mínimo  de 
los  que  en  cada  una  de  ellas  deben  cursarse.  Si  las  cien- 
cias lo  permiten,  las  osen  las  elementales  deberán  alu-a- 
zar  también  algunos  de  los  de  las  osíuela'í  superiores;  i 
las  esencias  superioi'cs  deberán  aumentar  1  s  (¡ue  los  es- 
tán asignados. 

Los  elementos  do  aarioiiltura, 

la  quimica    a|i!ic;i(la  a  la  industria, 

la  hijieno, 

la  música, 

el  canto, 

lajimnástica  i 

otros  ramos  de  educación  práctica  podrían  completar 
el  plan  de  estudios  de  las  escuelas  superiores. 

El  ensanche  de  la  enseñanza  primaria  nofeni  mas  que 
una  cuestión  de  tiempo  i  solire  todo  de  fondos. 

[CohUnwinÁ). 


EI^  ÍJVSTfTCTO  JWÍVSOJWIW^ 


NOCIONES 
l>c  €os3iio;;;i*;trta^  i  Jcogriifísi 

FÍNiC'Sl 


EsfRI 


IW  Siulo.,  Tn: 


r.\S  PARA  I.OS  XIXOS. 


DIm-fnr  (M  Ii,f:l¡tnlñ  Narimud  <lr 
Guutnnuh,. 


(CoiitiiuTa.) 
LECCIÓN   X. 

La  ¿rbiUi  de  la  Tierra  no  es  circular  sino  clip- 
íica,  ocupando  el  Sol   uno  de  los  focos. 

La  observación  demuestra  que  la  distancia  que 
hai  de  la  Tierra  al  Sol  no  es  siempní  la  misma, 
lo  cual  se  reconoce  sin  dificultad  midiendo  el  án- 
íj^ulo  <u¡e  sul)tende  ol  disco  solar.  La  distancia 
de  la  Tierra  al  Sol  Hefífa  a  su  mínimo  el  i.  °  de 
Enero  i  a  su  máximo  hacia  el  i.°  de  Julio;  i 
cuando  la  Tierra  se  halla  en  (;sos  ¡)unt'>;  di;  su 
(Srbita,  se  dice  (ju-;  está  en  su  i):iihi-!¡o  i  en  su 
afelio    respectivamente. 

La  forma  de  la  órbita  terrestre  pu  ;de  deter- 
minarse del  modo  si'^uiente: — Se  mide  esmera- 
dame:ite  i  día  por  dia  el  diámetro  del  Sol;  i  |jor 
un  [)\into  ih;  un  p'ano  que  represente  el  plano 
df!  la  í"-;Ií|)tica,  se  tira  una  serie  de  radios  que  in- 
diíju  I!  líis  direcciones  en  que  sucesivamente  se 
e!icu  uUa  ¡a  Tierra  respecto  dv*l  Sol  en  el  cii/so 
de   \\n  año.     (\'éase  Ir*  n^ü^ura   siuj'uiente.i 


Forma  de  la  órlnta  toiTcstre. 


il(. 


que  fuesen  los  án- 
í  de  radios,  si  to- 


r.s  ciaro    que,    eua! 
o-ulos  formados   por   esta 

dos  ellos  fueran  iguales,  la  distancia  de  la  Tierra 
al  Sol  seria  invariable,  i  la  órbita  descrita  por  la 
Tierra  seria  un  círculo.  Pero  no  sucede  así.  La 
distancia  del  centro  de  la  Tierra  al  centro  del  Sol 
varía  constantement.í  en  el  curso  de  un  año,  co- 
mo vamos  a  demostrarlo. 

En  efecto,  ;i  todos  nos  consta  que  el  Sol  se  pre- 
senta a  nuestos  ojos  bajo  la  apariencia  de  un  dis- 
co circular  de  dimensiones  aprecial)!cs,  i  es  claro 


que  si  su  distancia  cambia,  el  tamaño  aparente 
del  disco  debe  cambiar  también;  pues  nu'entras 
mas  lejos  esté  de  la  Tierra,  tanto  menor  nos  pa- 
recerá el  diámetro;  i  por  el  contrario,  mientras 
mas  próximo  se  encuentre,  tanto  ma)  ores  serán 
sus  dimensiones  aparentes. 

Ahora  bien;  la  observación  demuestra  que  así 
sucede.  Midiendo  el  diánn^tro  aparente  del 
Sol  durante  el  curso  de  un  añ(\  con  un  instru- 
mento especial  llamado  heli'nuctro.  se  ha  recono- 
cido que  el  diámetro  del  Sol  subtiende  el  ma- 
yor ángulo  el  dia  i.°  de  Enero.  En  esta  épo- 
ca este  ángulo  alcanza  un  valor  de  32'35"ó. 
Desde  el  i.  °  de  Enero  hasta  el  i.°  de  Julio, 
el  diámetro  aparente  disminuye  insensiblemente 
de  tal  modo  que  en  esta  última  fecha  solo  mide 
3 1 '  ;>  1 ".  .  En  la  otra  mitad  de  la  órbita  terrestre, 
el  diámetro  del  disco  solar  vuelve  a  pasar  por 
los  mismos  valores  crecientes  hasta  el  i.°  de 
EuL-ro    del    siguiente  año.     En  los   dias 


Marx 


1.°   de   Octubre,   las  dimensionf 


31 


apa- 


rentes del  disco  soku-  están  comprendidas  entre 
estas  dimensiones  estreñías,  i  el  diámetro  mide 
entonces  cerca  de  32'  3". 

Resulta,  pues,  de  estas  medidas,  que  la  dis- 
tancia de  la  Tierra  al  Sol  varía  durante  todo  el 
curso  del  año;  siendo  menor  en  invierno  que  en 
verano  para  los  habitantes  del  hemisferio  del 
Norte;  i  alcanzando  su  mínimo  el  i.-  de  Ene- 
ro que  es  cuando  el  d!s>:o  c!(>l  Sol  se  v<:  mas 
grande,  i  su  máximo  el  i.^tle  julio,  que  es 
cuando  el  Sol  parece  mas  pe(]ueño. 

Pues  bien,  puesto  que  la  Tierra  en  su  mcjvi- 
miento  anual,  se  encuentra  a  distancias  de!  Sol  in- 
ci-santemente  \':n-iables,  es  necesario  convenir  en 
que  la  órl>ita  de  la  l'ierra  no  puede  ser  circular: 
pero  en  tal  caso,  para  determinar  su  verdadera 
f  )rma,  podemos  servirnos  de  las  medidas  ef(íctua- 
das  diariamente  sobre  el  diámetro  aprireüte  dt;l 
Sol. 

Tomando,  pues,  sobn;  cada  uno  de  los  ratjios 
loujitudes  proporcionales  a  las  distancias  de  la 
Tierra  al  .Sol,  i  uniendo  los  estreñios  de  estos  ra- 
dios por  un  rasgo  continuo,  se  tendrá  una  curva 
semejante  a  la  que  describe  la  Tierra  en  su  órijita 
anual.  En  cuanto  a  las  distancias  relativas  de  los 
radios  SP,  SA',  SB.  .  .  SA,  se  deducen  fácilmente 
de  los  valores  sucesivos  del  diámetro  aparente  del 
Sol,  pues  estos  valores  i  aquellas  distancias  son 
inversamente  proporcionales. 

Examinando  la  curva  trazada  de  esta  manera, 
se  reconoce  que  es  una  elipse,  en  la  cual  el  Sol  o- 
cupa  uno  de  los  focos,  i  la  suma  de  las  distancias 
al  perihelio  i  al  afelio,  SP  i  SA,  forma  el  eje 
mayor,  o  línea  de  los  ápsides,  como  le  llaman  los 
astrónomos. 

Hemos  visto  que  el  i .  °  de  Enero,  época  dctl 
perihelio,  el  diámetro  aparente  del  Sol  mide  32' 
35"  ó,  o  sean  ig55",  6,;  i  que  el  primero  de  Julio, 
fecha  del  afelio,  el  diámetro  es  de  3 1 ''  3 1 ",  o  sean 


[891 


o;   luego  para 


dedi 


la  razón  de  las  dis- 


EL.  IJVSTITUTO  JV^aClOJWlI.. 


taucias  de  la  Tierra  al  Sol  en  ti   p^rihelio  i  en  el 
afelio,  podemos  formar  la  proporción   siguiente: 

SP 1892" 

SA  "1955,6" 

Tomando  por  unidad  la  mitad  del  eje  mayor 
AP,  es  decir,  la  distancia  media  de  la  Tierra  al  Sol, 
se  encontrará: 

leguas. 

Distancia  perihelia  =  0.98323  ó  37.950,000 
Distiinciaafelia  =1.01677  038.425,000 
Distancia  media      =  i. 00000  ó  37.062,000 

La  distancia  del  foco  de  una  elipse  al  centro 
de  la  curva,  espresada  en  partes  del  semi-eje  ma- 
yor, es  un  dato  mui  importante  para  fijar  la  forma 
de  la  curva, 'o  si  se  quiere,  la  diferencia  mas  o  me- 
nos grande  que  existe  entre  la  elipse  i  el  círculo; 
que  es  lo  que  se  llama  excentrioidad  de  la  elipse. 
Pues  bien,  la  excentricidad  de  la  órbita  terres- 
tre es,  según  los  datos  que  preceden,  igual  a  la 
fracción  siguiente: 

0.01677. 
Excentricidad  do  la  órbita  terrestre. 
La  fracción  anterior  difiere  mui  poco  de  ¿i  de 
modo  que  puede  decirse,  que  el  exceso  de  la  dis- 
tancia en  el  afelio  sobre  la  distancia  media,  o  el 
exceso  de  la  distancia  media  sobre  la  distancia 
en  el  perihelio,  es  la  60  ava  parte  de  la  distan- 
cia media;  i  esto  equivale  a  decir,  que  la  distan- 
cia en  el  afelio  excede  a  la  distancia  en  el  perihe- 
lio, en  la  60  ava  parte  de  todo  el  eje  mayor  de 
la  órbita  terrestre. 

Con  estos  datos  se  puede  ya  calcular  la  veloci- 
dad media  con  que  la  Tierra  recorre  su  inmensa 
órbita,  que,  como  ya  hemos  dicho,  tiene  de  lar- 
go 930  millones  de  kilómetros,  o  sean  232  millo- 
nes 5oo  mil  leguas. 

En  efecto,  la  velocidad  media  con  que  la  Tier- 
ra recorre  su  órbita  es  la  siguiente:  En  un  dia 
anda  636,550  leguas,  que  es  la  lonjitud  de  un 
arco  de  su  órbita  de  59'  8";  de  modo  que  en  una 
hora  recorre  nuestro  globo  65o  leguas,  i  en  un 
segimdo  7  leguas  i  \Á. 

Aliora  conviene  observar,  que  hemos  hablado 
de  velocidad  media,  porque  la  velocidad  con  que 
la  Tierra  recorre  su  órbita  no  es  constante.  En 
efecto,  teniendo  el  año  365  dias  i  i/(,  i  la  órbita 
terrestre  360  \  la  velocidad  angular  de  nuestro 
globo  viene  a  ser  casi  de  un  grailo  por  dia.  Pero 
profundizando  mas  este  estudio,  observaremos 
que  hacia  el  i.°  de  línero,  que  es  cuando  la 
Tierra  está  en  su  perihelio.  la  velocidad  angular 
alcanza  su  valor  máximo  que  llega  a  r  r  10", 
que  equivalen  a  7  leguas  i  J,^  por  "segundo  poco 
mas  o  menos;  del  i.o  de  Enero  al  \.^  de  Julio, 
la  velocidad  decrece  de  un  modo  continuo,  lle- 
gando a  ser  en  esta  última  fecha  que  es  la  qu  í 
corresponde  al  afelio,  solo  de  57',  1 1".  que  equi- 
valen a  7  leguas  i  V^  por  seginido.  Va\  el  resto 
del  año  la  velocidad  siouc  auiuentando  hasta  lle- 


gar otra  vez  al  perihelio;  de  modo  que  mientras 
la  Tierra  da  una  vuelta  entera  sobre  su  eje,  ade- 
lanta en  su  órbita  una  cantidad  igual  a,  200  ve- 
ces su  diámetro.  Ya  hemos  dicho  que  un  pun- 
to del  ecuador  en  virtud  del  movimiento  de  ro- 
tación, es  llevado  al  rededor  del  eje  con  una  ve- 
locidad de  465  metros  por  segundo;  mientras  que 
por  el  movimiento  de  traslación  es  trasportado 
en  el  mismo  instante,  a  una  distancia  de  29,430 
metros. 

Finalmente,  ya  hemos  dicho  también  que  de 
la  combinación  de  los  movimientos  de  rotación 
i  de  traslación  de  la  Tierra,  n^sultan  las  diferen- 
cias entre  los  dias  siderales  i  solares,  lo  mismo 
que  las  qne  existen  entre  estos  últimos;  pues  sien- 
cío  uniforme  i  constante  el  movimiento  de  rota- 
ción i  variable  el  de  traslación,  necesariamente  el 
tiempo  trascurrido  entre  dos  pasos  sucesivos  del 
Sol  por  el  meridiano,  varía  también  segnn  la 
posición  que    la     Tierra    ocupa    en  su  órbita. 

(Couliuuará.) 


ELEMENTO.S 


Para  uso  th  los-  (dnmnoft  <Jd  LmtHido  No 
di'  Guatcinahi. 


ual 


VIUMFM  CÍIRííO. 

(C.ntiin'ia.) 

A'OCAl'.rLATÍY. 

Good  inoniiniro    ¡rood  day.  hiir.n-í   d  a-i. 

Obs. — Cuando  es  iiiiii  de  manan  i  s ;  dÍ!*e  (jo  >l  morniíg, 
¡  desde  las  8  o  9  hasta  las  12  de!  da,  s)  ún-.a  (J-xhI  day.  '"-, 

Ciood    afternoon,  good  eveniri'jf:   bu  n  is  f'trd'-x. 

01)s.-  Después  del  niedií)  día  so  dir,>  <,-,«>/  of/miofrí, 
i  desdo   las  tí  o  7  do  la   tar  1-  o  1  allí  líc.  s  ■  dic,'  7  ,;<7 

Good  eveiiinsr,   good  night:  hunn  iiodiea. 

Obs. — fja  etiqueta  ha  ustabtetidí  qu;  S' di^'a  gooil 
ecenin'j  (buenas  tardes)  aunque  <ea  d"  no-lie:  i  solo 
se  iXv^-a  .¡n,  I  nlihl  (bii-nas  no.'ln's)  l'.innliannentc  ¡  e)n 
especialidad   al  despclirsi:   por  hi   no-h.-. 


Will  yon  favor   me  willi   your  na.n'.'  ;, O 

favineccnne  con  su  noinln'! 
Witli  mueh    pleasuro,   con  m'icJiogii</". 
Ifyou  i)lcase,  si    Ud.ijnsta. 
1  am  very  nnich  oldiged  to  yon.   (Jii  (h  a 

decido,  Je  es(oi  mui  oWgado. 
Xot  at  al!,  no  hni  de  qué. 

I  am  very  happy  to  see  yon,  slr;Iam 

to  seo  yon,  sir.  Mí-  ídejro  mucho  de  ver  d 

(lao. 
I   am  your  hunible  sorvant.  sir; /?('*;  ('  Ihl. 

raMI.ro. 
1  jirescut    til  von  inv  bcst   rc^|ie.'t-.  Miss.  . 


l'd. 


verv 

ílad 

(  //,/. 

1  (lím- 

/av ;. 

anos, 

.4  (\). 

¡>!.\ 

r.J.JJWSTtTITTO  J\\!MCIOJVJ3I.. 


277 


I  ain    very  sorry,  lo  nientn   mnrlm. 
I   aiii  verv   glad,  me  aJec/ro  nnir/m. 


Walk  in,  pomo  ¡n;  r„/rr,,   n>/,-p  U,J.  nillnule. 

Bo    plcased  tn  walk  in:   n'irraxp   (ni.  pusar  a<lclantc 
Will    yon   sít  down?  ¿Q'n'err  lid.  s>'ntarsi-1 
Excuso  me  a    moinent;  iliapi'.mfme    UtJ.   mi  vinmento. 
T  !im  constantlv  lm«y:  entrñ  rontfanfcinpnte  nncjindo. 
ITow    (lo  yon  (lo?  o    TTow  aro   yon?  ¡,Cói,io  ixf  i  JhP. 
Profty  woW,  Jmxlíivfr  hien. 
Not  voi-y    wnll.    1)11  mu!    htcn. 
Tliaiik   yon.  nrnr;,'x. 
G0i),l  l.v.(^,    r,://<;^'. 


Comf.  ven,  venga  f'il.  fro  awav :»•"/(■.  ?>.íí/r/w(  AW. 

(looii.  fiigue,  sif/a   UK  füvo  m(?:  ihime.  ih-me  IJd. 

fio  up,  stOie,  mlm  lid.  ftotiip:  hvvdnte,  levante- 

('< o  (tui:  .tnl.  .trdirn    Ihl.  .w  Ud . 
(¡o  in:  entra,  entre  Ud . 


IjÍc  iI.iWü;  <ic:i.i':-il(ite.(l  •í/.'s- 
/.-v-    Ud. 

(lo  (lovvn:  ?>fr;„.  /«oV  Ud. 
Sliow  ino;  ^»).'f-;'/7rf/í/p,  pm.sv,'- 

í,(^   Ud. 
Loiid  mt»:  prístame.  pré.i!r- 

trnr'   Id. 


'V;\k(^ihU:l.,>n<i.lñine  Ud- 

Stop:  delenie,  delcnr/aw 
Ud. 

Txotnvu:  vnrlvp, vuelva  Ud. 

Come  Iiack:  vuelve,  vuel- 
va   Ud. 


I. 


iooil  moriiiníi',  Pir. — ITow  aro  yon?— Ycry  woll,  and 
?--\ot  voi-v  woll. — 1  :im  vorv Vori*V  for  it. — fíou'  i.^ 
I-  latlior?  Fio  is  prcfty  woll.  I  tliank  yon.— And,  liow 

yoiir  sistoi?  Tlioy  aro  vory  wd! — flood  ovoninfr, 
daní:  liow  do  yon  do?  I  am  vory  wcil,  tliank  yon. 
!ood  nioriiinií'.  yonnyr  ladios — (¡ood  cvonin-jr.  Sir. — 

ish  yon  irood  nioi'ninir,  .^ir. —  I  am  voi-y  lKipf)y  to 
yon.— Aro  yon  siok?  I  am  not  vory  woll. —  1  am  vo- 
sorry  Cor  yonr  iiidisposition  (^ionto  iimelio  sn  iiidin- 
icion.)— Como.  Xo  Sir.  I  cannot  <ro  ilioro,  liocanso 
tn  v<^ry  tirod  — (io  on.  No  Sir.  I  raniiot  ffo  mi. 
iiiso  1  am  sick. —  (lo  np.  Yos.  Sir.  í  am  üoinj»-  ts  ir" 
-(lo  oiii.  N"o.  Sil-.  I  will  lint  p-o  ont.— (!r  in.  I 
!  not   po  iii.  liecaiiHO  í  am  afraid. — Oo    away.  I  0:111- 

ü'o  u\v:iy.  Iiccansc  1  liavo  no  nionov. -fü-vo  n;o  a 
■-;  of  walor.    Wiili  iiinoli   idoasuro. 


IIT. 

CoNvEusATioN  A.— Will  vou  favor  me  wilii  vonr 
ñame?— Will  yon  sit  down?— llow  do  yon  do?-now 
isyonr  latlior?— llow  aro  yonr  parenk?— Wliy  will 
not,  sit  down."''— Why  do  yon  not  wish  to  i;o  lo  tlio 
tlirati-o?— VVIiy  will  yon  n(it<ro  into  the  jrardon?— Why 
wili  yon  fío  into  my  room? — Will  yon  «rivo  mo  a  írln.-^.'* 
of  water?  — Wliy  will  you  not  p:ive  me  a  «rla.s.^  of  water? 
-Good  niorninjr,  Miss;  is  vonr  fatlicr  at  lioine?-Wiiere 
Í3  lie?— Will  yon  tell  mo  where  is  your  father.'— Wliy 
are  yon  not  willing  to  tell  me  who  is  in  your  rooin? 
-Will  tlii.s  man  hny  any  tliinir?— How  is  yonr  latinar?- 
How  i s  yonr  son  to-day?— Are  yon  willin.u:  to  ,iro  to 
tile  nierchant's?— Doos' yonr  soii  wisli  to  uo  to  the 
Professor? — Poes  yonr   dano-liior  wisii    lo  stndv? 

IV. 

f'owKRs.vTiox  1].— Is  yonr  annt  at  lionio?— Is  not 
yonr  annt  at  lionie.^— Is  yonr  neiglilmr  at  lióme?— is 
not  your  nei.irlihor  at  lióme.'*— Are  your  consiiis  at 
Imnie?— Is  yor  son  willinj?  to  study?— Is  not  yonr  son 
wiliiiiQ;  to  study?— Do  you  wish  to  biiyany  tliin-r?— 
Do  yon  not  wisli  to  buy  any  tliinc?— Are  yon  willin<r 
lo  inond  my  iinndkercliier?— Are  yon  not' wiHiiip  lo 
mond  my  liandkercliicí? — Who  will  mend  oin-  son's 
vests?— Does  tho  Spaniar-l  wish  to  huy  tliis  or  tliat 
pietnro?  — Which  lookinjr-írln.Xíos  does  tlic  I>;n<;lisliman 
wisli  to  l)iiy? — Does  your  fatiier  wi.sli  to  look  IVir  liis 
nnibrella  or  íbr  liisstick? — Do  yon  wisli  to  diiiik  snme 
eoíTee?— Does  tlie  sailor  wish  to  drink  snme  wine.''"— 
AVhat  does  the  captain  wish   lo  drink? 


CoxvKRSATiON  C— Wliat  does  tlie  hatter  wish  to 
mako? — Doos  the  carpenter  wish  to  make  any  tliiiiü? — 
Do  you  wish  to  buy  abinl}' — How  many  lookintr-iria- 
ssos  does  your  servant  wisli  to  buy.? — Do  you  wish  to 
buy  many  birds? — Will  yonr  children  seek'  tho  j,'lov(^s 
that  wo  have  in  the  room?— Who  wishcs  to  toar  my 
books? — Witli  wl  om  is  yonr  father? — To  wliom  do  you 
wish  to  p-o?— Where  are  you  going  to? — What  is'tlic 
mafter  witli  lier?— Is  that  hoy  poing  to  my  honsc?- 
Vnn  yon  !end  me  a  ínotul  knife? — u'ho  can  Iciid  me 
a  hoi-ü(!?— Do  you  iioed  this  iiioii(íy?-.Miss.  do  yon  want 
tlioso  apples? — Wiíatdo  my  fi-ieinls  neod.'-Doyou  want 
my  iioi-se? — Who  v.'ants  tliose  liov.-ei-s? — Wili"  yon  stav 
here?— Where  ai-e  vnu  p-oinn-  to  stav?-l)o  vou  iiced  me? 
-When  do  yon  noí^d  ni(>?  Wiíat  have  yon  to  loll  me? 
1I<>,>,   111:1, IV    !:al.-;   I.as  ho  this  1)0-,?— !Ias  he  not  too  in:i- 


(roiil¡iin;l|-:i 


11. 


iUieno.-í  dias.  Señorita.  ;.e()ino  osíii  l'd?  Mni  bien, 
.üraeias,  caballero. — /,Kslá  su  padre  do  L'd.  en  casa.'' 
Xo.  Señor,  mi  ¡ladrc  no  estií  hoi  en  casa,  est;í  011  (-asa 
de  mi  tia. — ^:D(>sea  l'd.  salir  eonmipo  (^sta  tardf»?  Sí.  Si^- 
ñoi-,  con  mucho  pupilo.— Buenas  tardes,  Señora.— Culo- 
nas noches.  Señoritas. — ¿Estií  enfermo  su  hermano  de 
Ud?  No.  Señí>r,  mi  hermano  est.á  bueno.  pfraeias.-;.Qiiie- 
!•(>  Uá.  favorecerme  con  sil  nombro?  Si  Señora,  con  mu- 
'  liO  «justo. — Quíído  a  Ud.  mni  aaradeeido,  caballero. — 
Xo  hai-de  qu!^.  Señorita. — Jíe  aÍe<<ro  mucho  do  vci- a 
I  ■!.,  Siñorita.  Uraeías,  caballero,  sirvase  Ud.  pasar 
adelante. — /.(Quiero  Ud.  sentarse?  Gr.icias,  S(>ñorita,  es 
Uil.  imii  amable— A  los  pit's  de  Ud.,  Señorita.— .\ 
Dios,  í^iñnv.  me  alepro  mucho  de  ver  a  Ud. 


I. A    .^■atll^•al<'zu  al  al<':u»M'   t\v  lo-i   IViñus. 

Pok  WoiiniiNGiON-  Iíooi;i-:r  M.  1). 

Tradiiridu   pn-   J.    }.    fíodrUjmz.   .'].    M.     LL.    D. 

((Continúa.) 

CAPITULO  V. 

Tú  salios  bien  que  por  medio  de  una  pajita  o  do  un 
tubo  cualquiera  puedes  aspirar  i  beber  agua  o  cualquier 
otro  liqni(Ío.  Ahora  bien,  ¿por  qu(';  razón  cuando  chupa.s 
por  un  lado  del  tubo  el  agua  penetra  en  él  i  sube  hasta 
tu  bioca?  La  razón  es  esta.  Cuando  tomas  el  tubo  para 


278 


X¡M^  lJ%*STITUTO  JVJlCMOJV^r^. 


poner  un  estrenio  en  tu  boca,  el  tubo  est:l  lleno  de  aire; 
i  mientras  eat»';  así,  el  aeua  no  subirá  dentro  de  é\  aun- 
que uno  de  sus  estreñios  est '  sumerjido.  Pero  en  el  momen- 
to en  que  chupas  i  aspiras  hacia  dentro,  sacas  el  aire  del 
tubo  i  dejas  lo  vacío.  Entonces  el  agua  sube  a  ocupar 
el  lugar  que  quedó  vacante.  Pero  ¿por  qué  sube  el  agua? 
sube  ella  por  si  misma  i  sin  que  nadie  la  empuje?  No. 
EíO  no  puede  ser.  El  agua  no  se  mueve,  si  no  hai  al 
gnna  cosa  que  la  empuje  I  esta  cosa  es  el  aire  esterior 
que  está  oprimiendo  con  su  peso  la  superficie  del  agua 
de  la  vasija  i  hace  subir  el  liquido  por  dentro  del  tubo. 
Asi  es  que  realmente  tú  no  aspiras  el  agua:  lo  que  haces 
es  sacar  el  aire,  i  despejar  el  camino  que  ha  de  recorrer 
el  agua  así  que  el  aire  esterior  la  empuje  dentro  del  tubo. 
En  el  momento  en  que  dejas  de  chupar,  o  separas  tu  bo- 
ca del  tubo,  el  agua  que  esté  dentro  se  caerá  dentro  del 
vaso,  porque  deja  de  haber  el  vacio  que  permitía  su  su- 
bida. 


^Muflías  veces,  como  sabe.^  bien,  se  necesita  chupar  dos 
o  tres  veces  para  conseguir  que  el  agua  suba  por  el  tu- 
bo. Mientras  mas  largo  sea  este  mas  succiones  serán  ne- 
cesarias. La  razón  es  porque  en  cada  vez  sacas  una 
cantidad  determinada  de  aire  i  nada  mas;  i  necesitas  re- 
petir el  mismo  esfuerzo  varias  veces  para  conguir  sacar- 
lotodo.  Asi  es  que  el  agua  vá  subiendo  poco  apoco  has- 
ta que  al  iin  llega  a  la  lioca. 


En  vista  de  esto,  podrás  ahora  comprender  porque 
se  saca  el  agua  de  los  pozos  por  medio  de  las  bo^nbas" 
No  es  que  el  agua  sea  atraído  hacia  afuera,  si  no  que 
la  bomba  desaloja  el  aire  i  facilita  la  subida  del  aire 
exactamente  lo  mismo  que  s^iceJia  con  el    tu1)o  de  que 


acabo  de  hablarte.  Cuando  mueves  la  palanca  de  la 
bomba  haces  exactamente  lo  mismo  que  cuando  chupas 
con  un  tubo;  i  cuando  la  bomba  no  ha  funcionado  por 
algún  tiempo  se  hace  preciso  darle  mucho  antes  di- 
que el  agua  salga  al  exterior;  así  como  en  un  tubw  largo 
era  preciso  chu[)ar  muchas  veces  para  hacer  sultir  el 
agua. 


fr\ 


Yo!  a  ensenarle  como  funciona  una  liomba  por  me- 
dio (lo  algunas  láminas.  En  la  primera  lámiim  tú  ves  la 
mano  que  levanta  la  palanca  de  la  bomi)a.  como  suce- 
do siempre  al  empezar.  Esto  movii-  iento  hace,  coino 
ves  en  la  figura,  que  el  pistón  de  la  bomlia,  de.«c¡enda 
por  el  exterior  «le esta.  Si  este  pistón  (una  de  una  pieza 
sólida  de  madera  o  hierro,  sin  agujero  ninguno. no  seria 
bueno:  porque  opriniiria  el  aire  que  encuentra  debajo 
cuando  esta  descendiendo,  i  no  habrá  modo  de  sacarlo 
dentro  de  la  bomba.  Pero  el  pistón  no  es  solido:  está  atra- 
vesado i)or  un  agujero,  i  en  este  hai  una  csi>ecie  de  ))uer- 
tccita,  llamada  válvula,  que  se  abre  hacia  fuera,  i  que 
])ermíte  salir  el  aire  que  está  debajo  del  pistón.  Así  es 
que  a  medida  que  este  va  bajando  i  oprimiendo  el  aire, 
que  está  debajo,  e.-te  s,^  introduce  por  el  aguj  n-o,  levanta 
la  tapa  o  válvula  que  se  cierra  después  por  su  propio 
peso  i  se  coloca  encima  del  pistón.  Scguu  ves  en  la  lámi- 
na el  aire  estaba  entre  el  pistón  i  la  superficie  del  agua, 
i  cuando  aquel  baja  i  lo  oprime  contra  e-ita.  no  queda 
mas  remedio  que  o  meterse  dentro  tiel  agua,  lo  cual  no  es 
posible  o  atrav«-sar  el  pistón  por  el  agujero  expresa- 
do,-levantirli  válvula  i  salir  para  afuera.-El  segun- 
do movimiento  e,  baj  ir  la  palancí  i  sul>¡r  el  pistón:  en- 
tonces el  airequo  se  sacó  dentro  i  que  está  encim  i  del 
pistón  e^  arrastrado  hacia  fuera  i  derramado  en  la  atmós- 
fera. W  b.ijar  segunda  vez  el  pistón  se  repite  la  misma 
operación  con  el  aire  que  queda  debajo  i  así  sucesiva- 
mente hasta  que  logra  formarse  un  vacio  suficiente  para 
que  el  asrua  pueda  suljír  obedeciendo  a  la  presión  o  em- 
puje del  aire  sobre  la  siiprficie  líquida  del  ¡¡ozo  o  estan- 
que 

Pero  el  agua  que  sube  poco  a  poco  por  el  •tul>o  de  la 
bomba: — ;.cónio  os  que  salo  al  exterior  ?-sale  porque 
cuando  el  pistón baja.  lao¡)rim3  i  obliga  a  penetrar  a  tra- 
vés de  él  por  el  agujero  antoliciio.  i  venir  a  colarse 
on  la  parte  sup^rior.-.Vsi  es  (lun  cuan  lo  sube  otra  voz 
la  arrastra  consigo,  como  antes  arrastró  al  aire,  i  la 
derrama  al  esterior. 

Las  liom!).is  tienen  ade;nas  otra  válvula  en. el  fondo 
del  tuV>o  que  pen."tra  en  el  agua.  Esta  válvula  se  abro 
también  hacia  arriba.  I  sirve  para  impedir  que  el  agua 
que  se  sacó  del  pozo  i  entró  en  el  tuiío  por  virtu  I 
de  la  suciMOn,  se  caig.i  otra  vez  en   el  pozo,  pu  lion  lo 


r.I^  IJ%*STiTlJTO  .V^C10A\^f., 


por  lo  tanto  ser  opriniida  por  ol  pistón,  i  forzarla  a  co- 
locnrsc  encima  de  ¿-I  i  ser  arrastraflu  li.icia  el  estí^rior. 

¿Qiw  es  loque  hace  que  el  aire  i  el  asriia  suban  por 
deuti'o  de  la  bomba?  Todo  loque  está  encima  del  pistón 
arrnilrado  i  lanzado  liácia  fuera,  por  virtud  do  su  movi- 
miento ascendente.  Eso  se  comprende.  Pero  ¿por  qiKÍ 
snl.o  lo  que  est;i  debajo  del  pistón  ?  Es  como  te  lie 
diclio  por  la  presión  del  aire  sobre  el  atrua  del  pozo  o 
est!in(|ue.  Esa  presión  la  hace  subir  tan  pronto  como  va 
quedando  desalojado  de  aire  el  tul)o  por  donde  debe  pe- 
netrar. 

?c?ini  lo  que  te  he  dicho  verás  que  chupar  i  trabajar 
con  una  bomba  viene  a  ser  la  misma  cosa.  En  la  boml>á  el 
[listón  abre  el  camino  para  que  el  a^iia  i  el  aire  suban  por 
el  tiilio.  Cuando  se  está  cliupando  liai  una  cosa  que  se 
parece  muciio  al  pistón  de  la  bomV)a  i  esa  es  la  lengua. 
AI  hacer  la  succión,  la  lenírua  se  mueve  en  la  boca  de  tal 
manara  que  se  abre  camino  para  qué  el  aire  i  el  agua 
puedan  entrar.  Cuando  todo  el  aire  e-<  e.<traido,  enton- 
c»^s  el  a.iíiui  sulie  obedeciendo  a  la  pre-ion  como  te  he  di- 
cho. 


sel: 
está 
deja 
Por 
.ü-uir 
el  a 
una 
pítn 


cAPirrLo  VI. 

Kl.    HAlííjMKTnO. 

El  aeiia  no  .se  puerle  levantar  en  las  bomltas  mas  que 
ha.<lu  una  cierta  altura:  i  muchas  voces  se  ha  cometi- 
do la  equivocación  de  hacer  las  bombas  tan  laríjas  qne 
es  imposible  que  saquen  aprnti  -;.Cnál  es  la  razón  de  es- 
to?—."^i  hai  mas  de  lrcii;ta  i  cuatro  pií'-s  desde  ni  pis- 
ton  hasta  la  suporlicic  del  a'^^ua.  el  atriia  no  podrá  salir 
al  estcrior.  ¿En  que  consiste  e'=to? — La  explicación  e.s- 
qnela  presión  o  c  ni>uje  del  aire  ilc  la  atmósfera  no 
tiiMic  fuerza  suficiente  para  levantar  el  a^na  a  mis  ;i!t  i- 
ra  i]\i:í  treinta  i  cuatro  pies.  Al  Ihvrar  hasta  e.^a  altura  f! 
jK^so  del  agua  i  el  empujo  del  aire  se  equilibran,  i  los  dos 
quedan  quietos. 

Sn[)onte  un  tubo  de  vidrio  d.^  ma<  de  treinta  i  cnatro 
lii/'s  de  largo,  abierto  por  un  e.sti  em'>,  i  que  dicho  tubo  .^e 
usi  para  un  experimento  como  el  del  capitulo  IV.  Su- 
cederá entonces  que  dentro  del  tubo  se  inautendrá-ver- 
tical  una  columna  de  agua  de  81  pies  de  altura:  i  queda- 
r.i  encima  un  e.opacio  vacio  que  el  agua  no  ocupará  ja- 
!ii;)S.  El  peso  de  esta  columna  equilibra  como  te  he  diejio 
el   i)Cso  o  presión  de  la  atmósfera 

El  azogue  o  mercurio  vivo  es  como  tú  sabes  un  liqíiid  > 
mili  pesado.  Por  consiguiente,  la  columna  do  mercurio 
que  con  su  peso  equilibre  el  empuje  o  presión  del  aire, 
ha  de  ser  seguramente  mas  pequeña.  Asi  es  en  efecto: 
Con  agua  se  necesita  una  columna  de  34  piós  de  alto, 
con  mercurio  solo  se  necesita  una  de  tres  piós. 

Va  con  esto  |>uede3  entender  el  instrumento  que  so 
llanni  barómetro.  El  objeto  de  este  es  conocer  el  peso  del 
aire  ¡lorquo  este  varía,  i  algunas  veces  es  mayor  que  otras 
i  al  revés.  Se  toma  un  tubií  de  vidrio,  de  cerca  de  treá 
pies  de  largo,  .^ierrado  por  un  estremo  i  abierto  por 
«itio:    i    se   llena    de  mercurio.     Entonces  se  tapa   con 


'üK'ii'^NT.vs.— Explícame  por  qué  sube  el  agua  cuando    j 
i  as|iira  por  medio  de  un  tubo?-  ¿Por  qué  el  agua  que    i 

dentro  del  tubo  se  cae  en  el  vaso  tan  luego  como  \ 
s  de  chup-ir.  o  separas  tu  boca  del  otro  estremo? —  j 
qué  se  necesitan  a  veces  varias  smciones  para  conse- 

qiieel  agua  llegue  a  la  boca? — ¿En  qué  .se  parece 
el  o  de  chupar  i  el  de  sacar  el  a-rua  por  medio  de 

liomi)a  .' — ¿Qué  cosa  explican  las  láminas  de  este  ca- 
lo?—¿Cuántas  válvulas  tienen  las  bombas? — ¿Por 
siihe  ci  agua?— ¿Por  qué  sale  al  estcrior? — ¿Qué  co- 
■ire  ,■!  ,,|i;.¡o  (i..  „;,  ¡,i^¡o:i  de  hriniha  en  el  aet.j  de    la 


el  dedo  el  extrenio  aliiortn.  i  .<!■  ii.\ierle  d  timo 
con  cuiílado.  sunierjiendo  ese  extremo  en  una  enlie- 
ta  o  vasija  que  también  contiene  m.ercurio.  Enton- 
ces se  quila  el  dedo.  El  mercurio  baja  un  poco,  pe- 
ro deja  siempre  vertical  una  columna  como  de  30  pulga- 
das, quedando  por  encima  i  enteramente  vacio  un  es-pa- 
eío  de  seis  pulgadas  poco  mas  o  menos.  A  lo  largo  de 
este  espacio  vacio  se  coloca  una  escala  de  ¡Miluadas  i 
lineas  como  so  ve  en  la  lámina;  i  todo  esto  debidamente 
arreglado  i  fijo  en  una  pieza  de  madera,  constituye  el 
instrumento  que  se  llama  el  linrómotni.  o  lueilidoi- do 
la  presión  del  aire. 

Si  se  lleva  un  barómetro  a  la  cumbre  ilc  ir.m  alta  iiiíhi- 
taña,  la  columna  mercurial  baja  ¿Por  qué?  Ponine  allá 
arriba  la  altura  de  las  capa*  do  airo  es  también  menor 
i  menor  por  consiguiente  la  presión  sobro  el  mercurio 
de  la  cubeta.  Si  se  le  lleva  al  fondo  del  valle,  el  mercu- 
rio subiní  entonces;  i  la  razón  es  siempre  la  misma 
En  el  valle  la  altura  del  aire  es  4.5  millas;  si  la  mon- 
taña tenia  4  o  5  millas  de  altura,  sucederá  que  la  altura 
liel  aire  será  40  o  41  millas  allá  en  la  cumbre:  i  por 
consiguiente  se  necesitarán  menos  ^migadas  de  mercurio 
para  equilibrar  su  empuje. 

líe  dicho  que  algunas  veces  el  aire  está  mas  pesado 
que  otra.«.  í]nun  día  claro  i  brillante,  el  aire  es  denso, 
es  pesado  i  entonces  el  mercurio  sube  porque  el  aii'O  lo 
e.iipuja  mas  hacia  arriba.  Pero  cuando  el  ticnqio  está 
nulilado  i  lluvioso,  el  mcrcnrio  baja  ])on]iie  entonces  el  ai- 
re está  mas  lijero  que  de  costinnbie.  aunque  la  jent(!  pien- 
sa muchas  veces  que  entonces  es  cinido  está  mas  pesado. 
La  verdad  es  ijue  mientras  mas  claro  i  mas  i)e.-<ado  está 
el  aire,  mejor  nos  sentimos  nosotros,  i  es  )ior  esta  razón 
por  lo  que  decimos  i  nos  figuramos  que  está  lijero.  Por  el 
contrario,  nos  sentimos  también  cuando  el  aire  es  im- 
iilado    i    lijero. 

El  l)ai-(Hnetro  es  iniii  útil  para  ios  navegantes,  ¡lorque 
les  anuncia  las  tormentas  i  tenipora\(!s.  Cuando  estas  .«e 
a|)roxim  m  el  aire  está  lijero,  i  el  mercurio  comienza  a 
liajar.  Por  tanto  el  navegante  mira  a  su  barómetro,  i 
si  ol)servaque  el  mercurio  baja  de  repente,  delie  piepa- 
rarse  para  luchar  con  una  tempestad.  Porque  conocí} 
que  .<c  aproxima  rápidamente.  Kl  Dr.  Arnot  dice  que  él 
estalla  una  voz  a  bordo  de  un  buque.  Cuyo  capitán 
pudo  ialvar  el  barco  i  los  pasajeros  porque  se  aprovecln) 
con  tiempo  de  las  indicaciones  de  su  barómetro. 

El  Sol  se  haliia  puesto,  i  la  noche  estaba  mni  hermosa. 
Los  pa.sajeros  todos  se  entrotenian  en  diversos  juegos  i 
airradablo  conver.sacion.  Pero  de  repente  el  capitán  diú 
(')id  íii  de  quitar  las  velas  i  de  |jreparar.se  para  una  tor- 
menta. Todos  se  quedaron  aduñrados,  porque  ninü:uno 
[iodia  ver  señal  alguna  de  mal  tie;npo  Pero  el  caiiitan 
liabia  visto  que  el  mercuro  do  su  barómetro  bajaluí  de 
repente;  i  qne  la  tompostad  venia  miii  pronto.  Apuró 
a  su  jonte:  lo  preparó  todo;  i  cuando  en  efoító  ol  tempo- 
ral vino,  lo  encontró  listo  para  recibirlo.  Fué  nn  hura- 
cán violento.  Pero  ol  buque,  aunque  sufrió  mucho,  logró 
salvarse;  i  a  la  mañana  siguiente,  cuando  volvió  la  cal- 
ma, todos  se  regocijaron  grandemente.  Es  probable  que 
si  el  capitán  no  hubiera  mirado  a  su  barómetro,  el  buque 
con  sus   pasajeros  hubieran  perecido. 


Preoüntas.— ¿Hasta  qué  altura  se  puede  levantar  el 
agua  en  una  bomba?— ¿Por  qué  no  se  puede  elevar  mas  ? 
— Qué  esperimento  se  puede  hacer  para  probarlo? — 
¿Qué  altura  puede  tener  la  columna  de  niercurio  para 
contrapesar  la  presión  admósferica? — ¿Qué  cosa  es  un 
liarómetro? — ¿Esplicame  su  construcción? — ¿Por  qué 
baja  el  barómetro  cuando  se  le  lleva  a  las  altas  monta- 
ña,s? — ¿Cómo  muestra  el  barómetro  que  el  airc",está'-mas 
pesado  o  mas  l¡jero?-Por  qué'  el  aire  nos  iiarece  posado 


áSO 


M^L,  IJVSTITlirO  JWtClJVOJVJtL, 


cuando  «stá  lijero  i  al  contrario?— ¿l'ara  qiuí  sirvo  el 
barómetro  a  los  navegante?!? — Dinic  alp:iiiia  cosa  so- 
bro la  tempestad  que  cuenta  el  Dr.  Arnof? 

(Continvará) 


LECCIONES  TEÓRICO-niÁCTICAS 

DE 

GRAMÁTICA   CASTEI^Í^AIVA, 

ESCRITAS  PARA   LOS  NIÑOS, 

Por  Santos  Toruno,  Dirvctor  del  Instituto  Nacio- 
nal de  (hiatcinala. 


(Continúa.) 
LECCIÓN  II. 

Idiomas  principales. 

I. — Entre  los  idiomas  vivos  hai  cuatro  princi- 
pales que  marchan  al  frente  de  la  civilización 
moderna,  i  son:  el  Alemán,  el  Inoiés,  el  Francés, 
el  Italiano  i  el  Español.  Estos  son  los  cinco  idio- 
mas mas  perfectos  que  hoi  se  conocen,  i  cada 
cual  ejerce  naturalmente  a  su  vez,  todas  las  fun- 
ciones que  son  peculiares  a  los  demás;  pero  sin 
dejar  de  sobresalir  o  distinguirse  en  la  que  le  es 
propia. 

Hé  aquí  el  carácter  distintivo  de  cada  uno  de 
ellos,  según  la  Gramática  del  Sr.  D.  José  Segun- 
do Flores. 

2. — "El  Idioma  alemán,  rico  en  estension  i  en 
comprensión,  en  voces  i  en  ideas,  en  superficie  i 
en  profundidad,  es  el  órgano  i>ropio  para  las  abs- 
tracciones, para  las  jeneralizacion«-s,  para  la  sínte- 
sis; i  como  tal,  es  la  lengua  de  los  pensado/es,  de 
los  metafísicos  i  de  los  filósofos." 

3. — "El  Idioma  inglés,  compendioso  i  breve, 
preciso  i  exacto,  claro  i  enérjico  al  mismo  tiempo, 
es  el  instrumento  mas  adecuado  para  la  vida  acti- 
va, para  la  vida  práctica;  es  la  lengua  de  los  eco- 
nomistas, de  los  industriales,  comerciantes,  etc." 

4. — "El  Francés,  cuyo  mérito  principal  consiste 
en  esa  esquisita  elaboración,  con  la  cual  los  sabios 
i  los  académicos  de  este  pais  han  dado  el  pulimen- 
to necesario  a  sus  voces  i  a  sus  frases,  determi- 
nando i  fijando  con  el  mayor  tino  su  sentido  rec- 
to i  su  invariable  significación,  es  el  mejor  instru- 
mento de  la  adquisición  i  de  la  análisis,  siendo 
por  consiguiente  el  verdadero  órgano  de  las  cien- 
cias, la  lengua  de  los  físicos,  de  los  químicos,  de 
los  fisiólogos,  etc.;  de  toda  esa  clase  de  especiali- 
dades que  se  conocen  en  Francia  con  el  nombre 
de  sabios," 

5, — La  lengua  Italiana,  rica  i  variada,  flexible  i 
sonora,  dulce,  fluida  i  entonada  a  la  vez,  es  el  ór- 


gano de  la  imajinacion,  el  instrumento  mas  a- 
decuado  para  la  poesía,  para  las  Bellas  Letras 
como  para  las    Bellas  Artes." 

6. — "El  Español  no  menos  rico  i  fecundo 
que  el  Alemán,  aunque  no  tan  profundo  i  exac- 
to; fluido  i  sonoro  como  el  Italiano,  pero  mas 
enérjico,  i  al  mismo  tiempo,  tierno,  elegante  i  su- 
blime, es  el  órgano  de  las  facultades  afectivas,  de 
las  pasiones  del  corazón,  del  amor;  el  idioma 
de  los  oradores,  de  la  tribuna,  del  fnro,  del  pulpi- 
to; la  lengua  sagrada  de  los  tiempos  modernos,  i 
lo  será  au,n  mas  del  porvenir.  Carlos  V  de- 
cía, que  "el  idioma  español  se  ha  hecho  para  ha- 
blar con  Dios."  Lo  que  equivale  a  decir,  que 
es  la  lengua  d(;  la  afección   i  del    corazón. 


rrK.^'i'iONARK). 

1  ,;(yniíntos  i  enáles  son  los  idiomas  mas  perfectos 
que  hoi  marelian  al  IVento  do  la  civilización  moderna? — 
2.  ;.Cn;ll  es  el  carácter  distintivo  de!  A!e;n:\n:^  -;i  ,.Cuál 
la  función  (pie  caracteriza  al  Idionuí  iii;i'('',-''  !.  /.Imi  (pit'- 
consiste  el  nn-rito  i)niici|ial  del  Frai¡i-.'s'.'  ■'>.  ;,Qiit''  cuali- 
díid  cara,  rcriza  al  Italiano:'' — (>.  ¿Cu'l  es  el  cur.!ctt  r  d"! 
Español? — ¿Qué  decía  Carlos  V  del  Idioma  español? 

(  Conl'iniiavn' ) 


j.i':€Cio.\i:s 


De  Aritmética 
fas  en  franc, 

por  J^edro  iJeleon    V.,  alumno  mciesíro 
del  Instituto  Nacional. 


lecimal práctica  i  razonada,   escri- 
por  L.  ]jom!)allet  i  traducidas 


(Continúa.)    • 

6S.  Para  restar  s ;  coloca  el  su;t:-.v:!i  1  >  ti  bajo 
del  minuendo,  de  manera  que  las  unidades  estén 
b:ijo  de  las  uninades.  las  decenas  bajo  de  Iris  dece- 
nas, las  centenas  bajo  de  las  centenas  etc.;  luego 
se  traza  una  línea  horizontal  debajo  estos  dos  nú- 
meros para  separarlos  de!  resultado  que  se  escri- 
be en  seguida. 

Después  se  comienza  la  operación  por  la  dere- 
cha, quitando  de  las  unidades  del  minuendo,  las 
unidades  del  sustraendo,  de  las  decenas  del  mi- 
nuendo las  del  sustraendo  etc.  teniendo  cuidado 
de  colocar  las  restas  parciales  debajo  de  las  ci- 
fras que  ¡as  produjeron. 

Cuando  ^e  llega  a  una  cifra  del  sustraendo  ma- 
yor que  su  correspondiente  en  el  minuendo,  pue- 
de efectuarse  la  resta,  aumentando  esta  última  de 
diez  unidades  de  su  orden:  se  escribe  el  resto, 
después  pasando  a  la  cifra  siguiente  de  lá  izquier- 
da, en  el  sustraendo,  se  tiene  cuidado  de  aumen- 
tar por  compensación  de  una  unidad  de  su  csjx-- 
cie,  antes  de  restarla  de  su  corespondiente  en  el 
minu'-ndo. 


r.f.  rjvsTiTfiTO  j%\itiOJ%\ir. 


[  5  4 
resta:  se  aumenta 
decena,  i  se  obtiene 


5  ?  S 


Ejemplo  primero. 
I.-    Restar  del  m'imero  83  el  número   29  '^n 
el  ciKil  la  cifra  9  es  mayor  que  la  cifra  3   del    mi- 
nuendo. 

[    7i  '¿  Dí^-si^ues  de 

I    c  "^  haber  dispues- 

I    y  .'5  to  la  operación 

Operación,     j  ~  3  como  se  ve,  se 

I    8   3    minuendo.       dice:    como  9 
1    2   9    sustraendo.      es   ma\or  que 

I  ■  3  no  se   pue- 

diferencia.  de  hacer  la 
;  de  10  unidades,  o  una 
3,  restado  9  de  13  quedan 
4.  Pasando  en  segfuida  a  la  cifra  2  del  sustraen- 
do  se  le  aumenta  una  decena  i  quedan  '^  que  res- 
tadas de  8  dan  5  de  resta.  Hemos  encontrado  54 
por  diíerencia,  que  es  la  verdadera,  pues  hemos 
aumentado  en  una  decena  cada  uno  de  los  nú- 
meros S3  i  29.  i  como  se  ha  visto  que  (65)  la  dife- 
rencia entre  dos  números  no  cambia  si  dichos  nú- 
meros se  aumentan  en  una  misma  cantidad,  'a 
ilifen-ncia  encontrada  es  la  verdadera.» 

2.  ^    Restir  del  número  (¡875  el  número  3927. 
Después  de  haber  coloca- 
do el  sustraendo,  3O27  de- 
bajo del  minuendo  6875  de 
S  8  -§  i      manera  qu=  lo?  diferentes 
minii'Mi  lo  t'>  8  7  5       órdenes  de  unidades  se  cor- 
sustiando  3927       respondan,  décimo:?:  7  uiii- 

dades  restarlas  de  5  no  se 

diferc'ncia  2948  p;ieden  restar,  se  añaden 
entonces  mentalmente  lo  imidadeso  una  decena 
al  lunuero  5  i  leñemos  15,  restando  7  de  i5  que- 
dan 8  unidades  que  se  escriben  debajo  de;  la  co- 
lumna correspondiente:  después  pasando  a  la  cifra 
inmediata  del  sustraendo,  s  ;  le  agrega  una  unidad 
de  su  orden,  o  una  dee-^^ni,  i  se  dice:  3  decenas  rcs- 
t  id:is  de  7  quedan  4  decenas.  Como  de  8  centenas 
no  sií  pueden  quitar  O  centenas,  se  opera  como  an- 
teriormente aume:itan  lo  la  cifra  del  minuendo  de 
uiui  unidad  de  orden  superior,  i  oomo  en  este  ca- 
so son  los  millares,  digo:  9  restado  de  18  quedan 
9.  lin  fin,  a  la  cifra  3  del  sustraendo  le  agregamos 
I  niiilarj  i  decimos,  4  restado  de  G  quedan  2,  que 
se  escribe  en  el  lugar  de  los  millares. 

1  )e  este  jn  )do  se  obtiene  la  diferencia  29  18  que 
(  s  exacta,  puts  hemos  aumentado  el  minuendo  i 
il  sustraendo  en  un:i  misma  cantidad. 

lijemplo  segundo. 
Restar    deln'mi'ro      7.635,060      el     núm  íro 
4.800,002 

Dispuesta  la  operación  conforme 
la  regla  jenera',  se  empieza  dicien- 
do: o  menos  2,  no  se  puede  restar, 
añadimos  10  unidades  al  o  i  deci- 
mos 10  menos  2  quedan  8:  al  o  si- 
guiente del  sustraendo  añadimos  u- 
na  decena  i  decimos  6  menos  i  que- 
;  o  menos  o  queda  o;  5  menos  o  queda  5; 


Operación 

7.6o5,oóo 
4.800,002 

ll.So5,o5S 

d;m 


0  menos  o  queda  o;  G  menos  8,  no  puede  hacerse 
la  resta;  G-f  10  o  iG  menos  8  quedan  8;  7  menos 
4+  I  o  5  quedan  2.  I  nos  resulta  la  diferencia  de 
.:j8o5o58. 

l'jemplo  t(MTero. 

Buscar  la  diferencia  que  haya  entre  los  núme- 
ros 1530024  i  2  124. 

Para   abrevi:ir  la  operación  em- 
Operacion.     piezo  diciendo:  4  de  4,0;  2  de  2,  o; 

, ■ ^      j  (Je  o+io  o  10,  9;  2-1- 1  o  3  de  o 

1 530024     +10  o  10,  7;  pero  hemos  añadido 
2  I  2  t     al  o  que   ocupa  el  lugar  de  los  mi- 

llares,  10  unidades  de  su  especie,  o 

i5279oo  una  decena  de  millar,  para  estable- 
cer la  compensación  debemos  aumentar  en  esta 
misma  cantidad  al  sustraendo,  i  por  tanto  decimos: 

1  de  3,  2;  luego  escribimos  a  la  izquierda  de  es- 
tas cifras  las  otras  que  están  en  el  minuendo  i  ob- 
tenemos que  la  diferencia  es  1527900. 

Se  ve  por  los  dos  ejemplos  últimos  que: 

1 .  °  Cuando  una  cifra  del  sustraendo  tiene 
por  correspondiente  en  el  minuendo  cero,  a  este 
cero  se  le  considera  e!  valor  de  10. 

2. '^  -  Cuando  una  cifra  del  sustraendo  es  ce- 
ro, este  cero  se  considera  como  i,  i  si  la  cifra 
anterior  del  minuendo  h:i  sido  aumentada  en  10 
unidades  de  su  orden. 

?>.  °  Cuando  se  ha  reatada  la  última  cifra,  a 
la  izquierda  del  sustraendo.  de  otra  del  minuen- 
do a  la  que  ha  sido  necesario  añadirle  10  unida- 
d  ;s  de  su  orden,  es  preciso  quitarle  una  unidad  a 
la  cifra  que  viene  inaied;;iLi.nente  a  la  izquierda 
de  el  minuendo. 

4.^  .Si  después  de  haber  restadb  tolas  las 
cifras  del  sustraendo,  de  sus  correspondientes  del 
minuendo,  se  encuentran  todavía  cifras,  {3.er  e- 
jemplo)  seeicriben  a  la  iz-juierda  de  la?  oljteni- 
das   por  resta. 

Advertencia.  En  toJas  las  operaciones  que  he- 
m")i  hecho,  se  ha  comenzado  por  la  derecha.  Es 
f/ic'l  comenzar  la  operación  por  la  iz;iuicrda  cuan- 
do to  las  I:h  cifras  del  minuendo  son  mayores  que 
las  del  suítraendo.  En  el  c:iso  contrario  la  ope- 
ra='io:i  no  podría  verificarse. 

7o  En  el  comercio  cuando  se  quien;  conocer 
el  estado  de  los  negocios  o  de  la  caja  se  hace: 

I  ^  La  suma  de  todo?  los  números  qu-  re- 
presentan las  entradas.  2  ^  La  suma  de  todos 
los  que  representan  las  salidas;  i  3  '^  ss  resta  la 
segunda  suma  de  la  primara.  El  resultado  de  es- 
t;i  rest;i  m  mifiesta  el  estado  de  la  caja. 

Ejemplo 

L'n  co:ner('iante  ha  re  'ibido  910  pisos -(-5o6op. 
4  (.>S45p.  +23.940  i  pigó  6095  pesoi  +  45p.  + 
2  5,96op.  +  i635p.  +820p.  ¿cuanto  le  queda  en 
caja.^ 


28i 


JG£/  IJVSTMTVTO  JV,aC10JV,ftI^. 


I .  "■  operación. 

910 

5  060 

6845 

23940 

Suma        36755        de  entradas. 

2.  '^  operación. 


6095 

45 

25960 

1635 

820 


Suma       34555 


de  salidas, 
operación. 


Entradas     36755 
Salidas         34555 

2200       Exeso  o  excistencia. 
Se  ve  que  la  operación  dá  exceso  de  2200. 

{(\mtimiara) 
LECCIONES 


i  las  paralelas  a  la  línea  AC  que   se  tracen  irán 
cortando  sobre  la  AB  partes  iguales. 


Figura  44. 

En  el  diljujo  de  las  paralelas  puede  cometerse 
algún  (;rror,  por  eso  se  prefiere  en  la  práctica  el 
siguiente  procedimiento.  Sea  la  línea  A  !>  la  que 
s(?  desea  dividamos  en  5  partes  ¡guales. 

En  el  estremo  B  trácese  una  recta  indefinida 
formando  un  ángulo  por  la  parte  inferior  e  igual 
construcción  hágase  en  el  punto  A  en  la  parte 
superior.  A  partir  de  los  puntos  A  i  B  tómense 
sobre  las  nuevas  rectas  AC  i  Bí)  5  partes  igua- 
les, uniendo  conn)  en  el  caso  anU-rior  ei  estremo 
de  la  última  tli visión  con  el  estmiio  tU-  Li  recta. 
Las  líneas  tiradas  paralelamente  de  una  a  otra 
división  resuelven  el  problema,  cortando  sobre  la 
AB  5  partes  ¡guales. 

9.  Bada  nna  reda,  tomar  en  ella  una  cantidad 
fraccionaria,  por  ejemplo,  sus  cinco  octavas  kiiies. 
Sea  la  recta  tlaila  !a  AC  fig.  45. 


Elcmeutiilcs  úv  dibujo  gliueul  al  alenuce  úv 
los  niños,  por  M.  R.  Ortega,  Injeniero  ío- 
pójfrafo  i  profesor  de  Jeogrrafía  políti- 
ca-descriptiva del  Instituto  IVacioiíal. 

(Continúa.) 

LECCIÓN  Yin. 

Probi.kmas. 

8.  Dividir  71  na  recta  en  -un  determinado  nú- 
tnero  departes  ionales.  Este  problema  de  uso 
tan  frecuente  puede  resolverse  de  varios  modos: 
espHcaremos  los  mas  sencülos.  Sea  la  recta  AB 
que  se  nos  pide  dividirla  en  6  partes  iguales. 


Fiír.    \-i. 

En  uno  de  los  estreñios  B  se  forma  un  ángulo 
i  sobre  este  lado  se  toman  con  una  abertura  de 
compás  arbitraria  seis  partes  ¡guales:  se  une  el 
estremo  de  esta  línea  con  el  punto  A  de   la  rci-ta 


Por  cualquiera  de  los  procedimientos  anterio- 
res divídase  la  recta  en  8  partes  iguales:  tómese 
a  partir  del  estremo  A  cinco  partes  i  la  magnitud 
AB  representa  las  cinco  octavas  partes  de  la 
nxta,  pudiéndose  estíiblecer  esta  proporción 
AB 

AB  :  AC  ::  5   :  8  ó ^  ^  ¡^ 

AC 
\o.  —  Dada  tma  (ircniíferencia  o  ?/;/  ano  de  cir- 
culo determinar  su  centro. 


Sea 


Fig.4r.. 
.'\BC    la   circunferencia   cu\o  centro    va- 


El.  UVÜTITllTO  jyjivtojwtw. 


mos  a  determinar.  Elíjanse  tres  puntos  A,  B  i 
C  que  uniremos  por  medio  de  cuerdas:  dividien- 
do en  dos  partes  iguales  cada  una  de  las  cuerdas 
i  trazando  las  respectivas  perpendiculares,  el  pun- 
to donde  estas  se  corten  será   el  centro. 

II. — Hacer  pasar  por  tres  punios  que  no  estén 
en  ¡inca  recia  una  circnnfercncia.  F.ste  problema 
no  es  mas  una  aplicación  del  anteriof  i  la  mane- 
ra de  resolverlo  es  la  misma.  Sean  los  puntos 
AB  i  C  figura  46  por  donde  se  desea  que  pa- 
se una  circunferencia  Únanse  estos  por  las  rectas 
AB  ¡  BC;  divídanse  en  dos  partes  iguales,  i  el  pun- 
to donde  las  perpendiculares  se  corten  será  el  cen- 
tro del  círculo.  Conocido  el  centro  la  circunferen- 
cia ([ue  se  describa  pasará  por  los  puntos  AB  i  C. 

\2. — Diiñdir  lina  circnnfercncia  en  tres  partes 
isii'.ales.     Sea   ARBS  la  circunferencia  figura  47. 


Fi-.  47. 

rr'ursc  (1  (ii.'u-.'.í'l.ii  AB  i  haciendo  centro  en 
B  c  Srtense  sobre  la  circunferencia,  (con  v\  mis- 
mo radio  con  que  f.sta  se  trazó),  los  arcos  BR  i 
B)S.  Uñante  los  puntos  AR  i  S  i  nos  quedará 
la  circunferencia  dividida  en  tres  partes  iguales. 
Si  la  superficie  del  círculo  es  la  que  se  desea  di- 
\  idir,  desde  e!  centro  O  se  llevarán  radios  a  los 
puntos  A  R  i  S  quedando  tres  sectores  iguales. 

Si  los  arcos  se  dividen  en  2;  4  8  partes  igua- 
les nos  quedará  la  circunferencia  dividida  en  6, 
12,   24  partes  iguales. 

1 3.  Dividir  una  circunferencia  en  cuatro  par- 
tes iguales.     Sea  la  circunferencia  ABEC  fig.  48. 


l)ibú>'ns(!  los  diám(t-os  AK  i  BC  pf^rpendicu- 
lares  i  la  circunferencia  i  el  círculo  qu?dan  divi- 
didos en  4  i)artes  iguales.  Si  los  arcos  AC.  BE, 
El)  i  C.A.  se  subdividen  en  2,4,  8,  16  partes  i- 
guales,  la  circunferencia  quedará  dividida  en  8, 
I  ó,    yi  i  64   iguales  partes. 


14. — Dividir  una  circunferciicia  en  un  núme- 
ro ciialquiei'a    departes  iguales. 

Sabemos  que  el  valor  de  la  circunferencia  en 
grados  es  360:  tomamos  este  número  por  divi- 
dendo por  divisor  el  número  de  partes  en  que 
se  desea  dividir  la  circunferencia:  efectuando  la 
operación,  el  cuociente  nos  indicará  el  número 
de  grados  que  \alt!  el  ángulo  central,  cuyos  la- 
dos interceptarán  en  la  circunferencia  una  mag- 
nitud que  es  la  deseada  i  que  repitiéndola  en  la 
circunferencia  el  número  de  veces  pedido,  resuel- 
ve el  problema.  Por  ejemplo:  se  desea  dividir 
la  circunferencia  en  i5  partes  iguales,  divido  360' 
por  1 5  i  el  cuociente  24°  es  el  valor  del  ángulo 
central  cuyos  lados  cortarán  en  la  circunferencia 
la  magnitud  deseada.  Con  el  auxilio  del  tras- 
portatior  construyo  el  ángulo  central  i  la  cuerda 
de  ese  ángulo  la  llevo  i5  veces  en  la  circunfe- 
rencia. 

Cuando  el  resultado  de  la  división  no  es  un 
número  exacto  de  grados,  se  aproxima  a  cuartos 
de  grado  que  es  lo  mas  qi.!-;  se  puede  apreciar 
con  los  tnisportadons  onlinarlo^. 

(Continuará.) 


Socc'ioii  de  Pe<laaro;risi 


A  \\\  M^^m\^  (k  MaeslTos 


MÉTODOS  I)b:  INSTRUCCIÓN. 

POR  JAMES    PVLK  WICKERSHAM, 

(Director  de  Jan  Exc.nehis  Normales  de  PennUviAnia.) 

Para  ser  Maestro  se  necesita  unu  preparación 
especial. 

(Continúa.) 

Estas  consideraciones,  que  acabamos  de  apnntar,  no 
señalan  aun  el  limite  exacto  del  pensainiento  humano. 
Nosotros  no  podemos  medir  el  infinito,  pero  podemos 
pensar  en  todas  direcciones  mas  allá  de  lo  finito.  Nues- 
tra idea  de  espacio  no  se  completa  con  la  suma  de  todos 
los  espacios  que  conocemos,  i  lo  mismo  sucede  con  la  i- 
dea  do  tiempo.  Comprendemos  bien  que  hai  mas  eslabo- 
nes en  la  cadena  de  las  cansas  de  los  que  pueden  ser 
contados.  Es  cierto  que  no  podemos  licj^ar  a  conocer  a 
Dios;  pero  estamos  convencidos  de  que  lír.  existe,  "una 
Deidad  conocida,  dice  Gillermo  Hamilton,  dejaria  de 
ser  una  verdad.''  El  inas  alto  esfuerzo  de  la  razón  es 
proporcionar  una  base  para  la  fé.  Nosotros  poseemos  una 
vista  perspicaz  en  todo  lo  que  abrazan  las  fronteras  de 
lo  infinito  i  de  lo  relativo,  i  en  arribando  alli  nos  es  per- 
mitido saber,  glorioso  previlejio.  que  lo  infinito,  lo  ab- 

¡  soluto,  lo  incondicional  se  estieude  fuera  de  ese  circulo. 
La  convicción  de  que  tenemos  poder  para  pasar  con  el 

'    pensamiento  el  límite  de  lo  relativo,  resulta,  no  de  una 


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EW^  lJ\*STJTfJTO  A*JM€IOA\lW. 


ciega  credulidad,  como  algunos  aseguran,  sino  de  un  co- 
nocimiento positivo.  Vemos  la  luz;  pero  no  pod.Miios  a- 
proxiinarnos  a  ella  i  analizarla.  La  razón  nos  dá  una 
firme  base  para  creer  en  la  existencia  de  Dios,— con  esos, 
— miseros  mortales, — tenemos  que  contentarnos. 

Prinripiof!  qm  .te  infieren  de  la  natitmJeza  (M 

(V)ioei  miento. 

Entiendo  por  concimicntos  1o^  medios  que  Imn 
do  emplearse  en  la  obra  de  la  educación.  Estos  me- 
dios fe  refieren  a  las  verdades  adquiridas  i  a  Ins  no 
adquiridas.  Un  maestro  puedo  contentarse  con  enseñar 
a  sus  discípulos  lo  quo  tiene  averiguado  la  ciencia,  o 
puede  querer  ponerlo  en  condiciones  de  investigar  por 
si  mismo,   desculn-iendo  nuevas  verdades. 

l<'stos  dos  li'i'-norns  <lo  edncacinn  exijon  el  empleo 
de  diferentes  sistemas.  Kl  principio  de  que  los  miítodos 
para  obrar  sobre  una  cosa  so  modifican  según  los  me- 
dios usados  en  lá  operación,  es  susceptible  de  muchas 
ilustraciones.  El  labrador  considera  la  naturaleza  de 
sus  fertilizantes  antes  de  anlicarlos  a  sus  labranzas. 
Asi  sucede  en  la  i)r,ict¡ca  de  todas  las  profesiones  i 
de  todas  las  indiistna?.  Tara  demostrar  que  el  maes- 
tro debe  tener  presente  princijiio  tan  universal  como 
importante,  entramos   en   el  siguiente  análisis. 

1. — Las  diver.«as  ramas  del  cnnociniionto  pueden  ser- 
vir para  proporcionar  a  las  facultades  intelectuales 
ejercicios  adecuados  por  su    clase  i  ostensión. 

Las  facultades  intelectuales  solo  se  desenvuelven  por 
el  ejercicio:  material  abundante  existe  para  ello. 
El  inmenso  número  do  licclios  i  fenómenos  con  que 
estamors  en  contacto,  o  de  qne  tenemos  noticia  pol- 
los otros  hombres  i  fine  forman  el  e-tndio  de  las  di- 
versas ciencias  exactas,  naturales  i  sociales,  ofrece  bas- 
to cain¡io  a  la  actividad  de  la  inteliirencia.  Los  senti- 
dos. !a  iMTci'pcion,  la  nieinnria.  la  imaiinacion.  el  en- 
tendimiento i  la  razón  pueden  recibir,  .operando  sobre 
ellos,  el  ejercicio  correspondiente  — Esto  será  bien  evi- 
dente para  todo  el  que  analice  cualquier  ramo  de  los 
conocimientos  humanos,  i  vea  cómo  las  varias  partes 
que  lo  constituye  se  adaptan  por  si  misvna-^  a  las  rlife- 
rentes  fivcultadcs  intelectuales.  Las  facultades  inteloc- 
tuales,  sin  embargo,  no  se  ilesarrollan  sin  efuerzo.  Vn 
estado  meramente  pasivo  debilita  la  Intelijencia.  Es 
necesario  estar  llamando  aljíun  tiempo  a  las  puertas 
de  la  ciencia  ])ara  que  lleguen  a  abrírsenos.  Es  pre- 
ciso atacar  con  energía  la  roca  de  la  v(M-dad  para  que 
vengan  sus  ]iiiros  manantiales  a  satisfacer  la  sel  de 
nuestro  espirita.  La  Naturaleza  pasa  por  encimx 
del  inilolente.  La  indolencia  es  el  moho  que  carcome 
el  espíritu.  La  laboriosidad  i  la  perseverancia  son  con- 
diciones indispensables  i)ara  llegar  al  te;n¡ilo  de  la. 
sabiduría, 

No  todas  las  verdades  son  igualmente  fáciles  de  cono- 
cer. Muchos  de  los  fenómenos  déla  Naturaleza  se  ofre- 
cen d<!  una  manera  manifiesta  a  los  sentidos;  otro^  tie- 
nen que  ser  bn.scados  con  sumo  esmero.  Ilai  verdades 
que  estiíu  en  la  superficie  délas  cosas  i  otras  (pie  se  cn- 
.  cnentran  en  el  fimdo.  Una  manzana  que  se  desprende 
de  un  árbol,  un  globo  de  jabón  que  atraviesa  la  luz  del 
sol,  que  diferentes  impresiones  i  pensamientos  inspira- 
rán a  un  niño  i  a  un  filósofo  que  por  aca.so  los  contem- 
plen junto.-í.  Logrando  se  encierra  con  frecuencia  en  lo 
pequeño  i  lo  pcíjueño  en  lo  grande:  donde  quiera,  pues, 
encuentra  la  Liteligencia,  cualquiera  quo  sea  su  grado 
de  desarrollo,  ejercicio  agradable  i  conveniente. 

2.— Los  medios  educacionales  pueden  ser  adoptados 
de  modo  que  proporcionen  la  debida  cultura  a  todas  las 
facultades  de  la  mente.— Dado  el  principio  de  que  las 
facultades  del  hombro  han  de  ejercitarse  para  no  su- 
frir nu'uoscabo,  el  educador  está  (;n  obligación  de  no 
cultivar  algunas  de  ellas  esclusivamontc,  pues  todas  se 


hacen  necesarias  para  el  cumplimiento  de  nuestro  des- 
tino. No  hai  un  estudio  cu  que  este  ejercicio  gener.al 
no  quepa;  siempre  habrá  en  un  orden  cualquiera  de  fe- 
nómenos sometido  al  ob.servador  algo  que  se  encuentre 
en  el  domino  de  los  sentidos  i  de  la  percepción,  algo 
quo  deba  ser  confiado  a  la  memoria,  los  colores  i  las 
imágenes  de  la  fantasía  no  serán  encaso  alguno  de  ol- 
vidarse, el  entendimiento  generalizará,  clasiticará,  hará 
las  deducciones  do  los  principios,  i  la  razón,  coronando 
el  edificio,,  se  elvaní  sobre  él  a  las  inesiilorables  re- 
giones de   lo  absoluto. 

ii. — La  educación  debe  hacerse  sin  embargü  de  a- 
ouerdo  con  la  constitución  mental  del  pupilo.  -  lis  cier- 
to que  todas  las  facultados  deben  ser  cultivadas:  pero 
esto  no  significa  quo  todos  los  lioml)ros  osteti  llamados 
a  los  mismos  estudios  i  a  poseer  idénticos  talentos.  La  ii- 
ni<lad  en  la  universidad  es  la  regla  de  la  Naturale/.:!. 

Los  hombres  nacen  con  diferentes  talentos  e  ineünacio- 
nes  i  solo  de  este  modo  pudiera  conseguir  la  humanidad 
en  conjunto  los  conocimientos  que  le  son  noce,<;arios, 
porque  por  sus  diferentes  tendencias  el  matemático,  el 
filósofo,  el  artista  llegan  a  poseer  determinailas  mate- 
rias un  cúmulo  de  conocimentos  que  nunca  alcanzarían 
si  intentaran  estudiar  iirualmente  todas  las   ciencias. 

Mucho  se  ha  dielio  en  la,«  ol)ras  de  educación  sobro  . 
la  cultura  ármor.ica  de  las  facultades  niental  s:  si  este 
principio  quiere  exagerar.so  hasta  el  imnro  de  (]ue  to- 
das las  facultad;'s  hayan  de  recibir  una  ¡dr'nlira  cuita- 
ra, inanrenií-mlosfíias  en  perfecto  e(]ui!iliri().  ;sa|)r¡mieii- 
do  lo  que  algunas  tengan  de  extraordinario  i  dainlo 
les.  las  (]ue  no  lo  po.sean,  un  desarrollo  arti'ieial,  las 
concecueneias  serian  bastante    perniciosas. 

Esto  quo  dejamos  sentado  es  también  aplicable  a  l«v 
educación  de  los  sexos.  Los  pupilos  deben  ai)reniltT 
aquello  para  cuyo  a¡u-end¡zaje  tiene.i  aptitud.  Las  habili- 
dades i  talentos  de  las  mujeres  delien  utilizarse  de  la 
misma  manera  qn.'!  losdeloshombres,  i  en  tanto  que  ios 
nnos  difieran  de  los  otros  es  que  desee  diferir  si  e  biea- 
cioa.  La  mujer  es  tan  apta  eoin  >  el  liom'.n-e  púa  re- 
cibir cultura 'intelc'tnal  i  delte  recibirla  en  la  me ü  la  de 
su  capacílad. 

-1— La   naturaleza  presenta   al  investigador  prim.^ra- 
monte  lo  concreto  i  después  lo  abstracto:  primero,  obje- 
tos, i  bienio  palabras  o   signos  para  los  objetos;  heciios  i 
feniMUíMios  p  ■imero.s,  i  su.s  leyes  i  principios  d,\s|nies:  nri- 
¡     mero  el  tod  >,  i  luego  las  partes  d(f  ese  to  lo,  indieaiil  .  di- 
1     ese    moilo  al    maestro  la  conveniencia  de  limitar  la'  ins- 
I     trueion  elemental  i)rineipalmente  ;i    ias    leecioaes  sobre 
i      objetos  envas  proiiiedades  jineilan  percibirse  directamen- 
;     te."  con  el  iin  de  que  la  esneriencia  del  Joven  se  .lesarro- 
llelo  mas  que  sea  posii)le. —  Délas  facultaiies  inleíe-t na- 
les d.>  la  juventuil,  las  perceptivas  son  las  ma\  ore-,  i  -on 
las  primeras  que  delion  emplearse  en  la  iuvestieaeiun  d.' 

La  naliiaieza  jiiM-scnta  [irimeramente  al  investigador 
lo  concreto  i  después  lo  abstracto,  listo  es  verdad  res- 
:  pi'i'to  a  tollos  los  objetos  de  Historia  Natural;  pero  tam- 
I  l.icii  lo  es  de  his  llamadas  ciencias  abstractas.  El  pri- 
mei'  paso  que  se  dio  en  la  .Vritmctica  ñ\á  fontar  los  de- 
dos o  alguna  otra  cosa.  El  primer  paso  en  .Teometia  fué 
miMÜr  tTerras.  La  primer  mú-ica  que  existió  fué  el  can- 
to de  las  aves  o  los  sonidos  de  la  voz  humana. 

La  Nalu:-aleza  presenta  primeramente  cosas  i  después 
l)alal)ras  o  signos  para  las  co.sas.  Xodo  lo  que  sabemos 
del  orijcn  del  lenguaje  confirma  esta  opinión.  En  hrs  i- 
dioinas  primitivos  encontramos  muchas  voces,  lo  mísimí 
que  en  t!)do3  \m  idionia.s,  quo  conservan  una  relación  es- 
iTCcha  entre  los  soniílos  de  las  palaliras  i  las  cosas  (¡ue 
significan. 

La  Naturaleza  presenta  primeramente  hechos  i  fenó- 
menos, í  luego  leyes  i  principios.  El  gécisis  de  todas  las 
ciencias  confirma  est(>  a.serto.  Es  verdad  qm,'  cuando   u- 


KJ.  IJX'STMTrrO  J%''JtC¥OJV<^f.. 


na  cipiicia  llega  a  eierto  grado  de  adelanta  i  sus  Icm  s  i 
])riiici|iios  se  establecen  porfectamente,  piiodon  ontoncos 
cstaMccerse  a  nuestros lieclios i  fenómenos;  pero  la  cien- 
cia «Miando  empezó,  se  redneia  tan  solo  a  preirmitas. 

I.a  Naturaleza  presenta  primero  todos  i  des|incs  par- 
tes i  colecciones  de  todos.  El  todo  de  un  olijelo  debe  ob- 
servarse antes  que  pneda  analizarse  por  partes;  i  la  in- 
tclij(  iicia  debe  pasar  de  un  todo  individual  a  otro?,  antes 
de  poder  hacer  una  síntesis  de  la  colección. 

Hi  estos  asertos  son  exactos,  deben  tener  una  gran  in- 
fluciii'ia  sobre  la  educación  elemental.  La  Naturaleza  in- 
dica claramcnic  los  piimeros  pafos  queliai  (piedar  al  a- 
premlcr.  Intenfnr  enseñar  en  centravension  do  su  plan, 
espcijiulicar  la  intclijcncia  cuya  educación  se  tiene  entre 
manos  i  formar  cimientos  sobre  los  que  la  ciencia  nunca 
podr.l  descansar  sólidamente.  El  gran  fin  do  la  educa- 
ción elemental  debe  ser  comunicar  los  elementos  d'^  los 
conociniientos,  agrandando  la  esfera  ile  la  espcricncia 
de  la  juventud. 

.')-~La  Naturaleza  enseña  sus  vei'dadcs  bajo  ciei'to 
orden,  i  este  debe  seguirse  en  la  investisracion  i  el  es- 
tadio. Los  principios  elementales  de  todos  los  cono- 
cimientos tienen  un  orijen  común  i  son  contemnora- 
neos.  Un  niño  debe  empezar,  el  estudio  de  todos  los  ra- 
mos de  la  cf'incia.  porque  en  sus  principios  todos  son  i- 
guauMcnte  sencillos.  El  progreso  en  la  ci(![ici;i  proetíibí 
de  nn  (i-nnco  común  n  ramificaciones  diversas,  o  sea  de 
lo  liimiogi'iieo  a  lo  licterogi'neo.  l^as  observaciones  que 
nn  niñ  I  puede  hacer  eiiindo  se  ¡>a-!ea  pir  nii  jardin  o  u- 
na  pradera,  serán  como  los  primeros  pasos  qin  de  en  to- 
da clase  do  conocimientos.  De  esta  raiz  brotan  vai-ios 
troncos  que  se  dividen  i  subdividen  como  las  ramas  de 
un  árbol. 

La  ciencia  e^t.-i  arreglada  a  manera  do  ca;»ns  sucfsi- 
vas.  no  pii'licndo   llc<>-nrso  a  la  que  ositi  deliajo  sino  pa- 

de<  i  lieclios  inconexos  i  fragnienlai-io^:  estos  esí  ín  sobi-e 
la  supcrlicie;  algo  nuis  profundo  lialiamos  otro>  li(v!ios 
i  cnaiidades.  En  segundo  lugar,  percibimos  la  senieinn/.a 
o  (iescmejanzn  de  las  cosas;  estas  se  nos  presentan  en 
gnipos  o  clases.  Las  diferencias  que  piiniero  notamos 
so'.i  niiii  aiiar-iite--,  liasta  lo  mas  re'-('indito  de  las  cosas. 
Iva  xi'vrrr  lu^iir.  empezamos  a  ver  que  ¡o  particular  pie- 
do  ie,iur¡i-se  a  !o  jeui'i-al:  que  los  indi viiluos  pertenecen  a 
las  clases,  las  esiieri(>s  al  izt'-iiero,  i  que  muclioj  fenónie- 
IU1^  son  el  resultado  de  una  sola  lei.  No  puede  fijarse 
limites  a  esta  obra.  Vm  cuarto  lugar,  viemlo  efectos, 
buscamos  causas.  Inquirimos  el  por(]aé  i  para  qiK-.  For- 
mamos silogismos  i  llevamos  adel  inte  nuestro  razoaa- 
miento.  No  se  pnedc  encontrar  un  limite  a  la  cade- 
na do  las  causas.  Quinto,  llegamos  a  comprender  que 
existe  algo  a  que  no  puede  llegarse  por  medio  de  nin- 
tcnna  clase  de  razonamientos:  que  podemos  jjcnsar  en 
cosas  que  nunca  podrán  ser  conocidas  por  la  esperien- 
cia;  que  solo  podemos  alcanzar  a  vislumbrar  un  des- 
tello de  lo  infinito,  de  lo  puro,  de  lo  perfecto.  Aqui 
(Micoiitrauíoit  la  idea  tle  Dios  i  nuestra  oliríi  estí  ter- 
miiKida. 

No  puedo  pretender  que  lo  que  acabo  .de  decir  sea  la 
es[)rosion  exacta  del  orden  en  que  la  intelijencia  procede 
u  !a  adquisición  del  iiuiito  objetivo  de  los  conocimien- 
tos, porque  .sé  porfectamente  que  pueden  darse  nías  o 
menos  ])asos:  pero  creo  que  llevará  a  la  mente  del  lectoi-, 
con  suficiente  claridad,  la  gran  verdad  educacional  de 
que  estamos  tratando. 

Las  materias  que  contenga  un  libro  de  texto  deben 
arreglarse  de  acuerdo  con  la  lei  establecida.  ,U  comen- 
zar el  estudio  de  un  i-amo  del  saber  humano,  es  eviden- 
te que  debe  primero  darse  un  paso,  al  rpie  seguirá  nn  se- 
;;nndo  que  (;ondiice  a  nn  tercero;  i  asi  un  asunto,  para 
ser  estudiado  ])or  <"ompleto.  debe  lunterse  por  medio  de 
lina  serie  de  partes  li'ijicamente  encadenadas.  Al  entrar 
lili  alumno  a  la  escuela  debesalier  algo:  por  lo  tantq 


profesor  de  lo  que  el  salie,  ha  de  empezar  por  enseñarle 
algo  lo  que  lio  sabe,  enlazando  lo  conocido  con  lo  desco- 
nocido. 


Los  PADRES  PE  FAJÍILTA  I  I.OS  MAESTIÍOS. 

(Continúa.) 
II. 

Yo  no  lie  podido  comprender  quó  concepto  tienen 
de  la   Escuela  un  gran   número   de  jiadres  de  familia. 

Una  madre  dice  a  su  niño: — Jlira,  Fulanito,  ven  acá 
i  deja  eso. — El  anjelito  contesta: — ¡ea!  no  quiero. 

Grandísimo  picaro,  ;.se  le  contesta  asi  a  tu  madre? 
¿Eseso   loque   aprendes  en  la  Escuela,    liribon? 

—  No,  señora, — digo  yo. — En  la  r^sciiela  apiendc  que 
eso  no  debe  decirse;  pero  Ud.  le  enseña  que  si  bien  es 
verdad  que  no  (l-lm  decirse  p^iede.  no  obstante,  decirse 
impunemente:  i  las  lecciones  de  los  padres — en  cuan- 
to a  edncacion — son  mas  eficaces  en  proilucir  resulta- 
dos que   las   de  los  maestros. 

Iníinidad  de  veces  liemos  oido  decir  a  una  mamá :  — 
^lire,  Ud.  si^ñor  maestro.  (Miteramente  es  una  veriri'ien- 
za  lo  ()ue  pasa  con  este  niño.  Yo  le  llevo  a  una  visi- 
ta i  a  nada  de  lo  que  le  preguntan  contesta;  él  nun- 
ca ha  de  estar  bien  sentado  ni  quieto  como  Pios  lo 
manda,  i  él  me  desmiente  delante  de  personas  estra- 
ñas.  Ya  Ud.  ve  que  no  tiene  gracia  (pie  yo  me  esté 
sacrificando  por  darle  educación,  i  que  el"  niño  esté 
cada  vez  mas  incapaz.  Conque  hágame  Ud.  el  favor,. 
de  c'h-ri'Jlrmrh,  ¡  u/iitrarlo,  a  ver  si  este  niño  so  enmien- 
da i  adelanta;  porque  me  estoi  temiendo  que  un  din  de 
tantos  haga  una  do  las  suyas,  i  que  su  padre  estí''  de 
mal  temple  i  me  lo  vaya  a  perniquebrar  con  una  pali- 
za. 

-Mire.  l'd.  son  ira. — delie  decirla  el  Maestro. —  Los 
niños  todos,  por  r(!.;-la  ieiieral,  carecen  del  juicio  nece- 
sario para  amar  el  bien  por  liiiono  i  odiar  el  mal  por 
malo.  Los  padi'os  i  los  JLie.^tros  debernos  procurar 
cr):istaiitcnieiite  que  vaya  des]jertándose  en  (dios  e.se 
recto  criterio;  pero  la  manera  mas  segura  de  conse- 
guirlo, es  obligarlos  siempre  a  hacer  el  bien,  i  no  per- 
mitirles nunca  hacer  el  mal;  porque  la  costumbre  es 
una  segunda  naturaleza,  sin  dula  de  mas  arraigo  que 
la  primera.  Si  el  niño  está  en  la  Escuela  seis  o  siete 
horas  oiiligado  a  conducirse  bien,  i  fuera  de  ella  está 
diez,  i  siete  cu  liliertad  de  conducirse  mal  si  se  lo  an- 
toja; como  se  le  antoie,  formará  mas  hábito  de  mal 
rpie  de  bien;  pues,  sin  contar  con  que  mirará  la  Flscne- 
la  como  el  lugar  de  las  tiranías,  la  repetición  de  actos 
es  la  (pK!  forma  costumbre,  i  mas  acto.s  pueden  reali- 
zarse en  diez  i  siete  lioms  que  en  siete.  La.  Escuela, 
.severa,  tal  como  lioi  está  montada  en  España,  es  mas 
que  casa  de  educación,  casa  de  instruecion;  i  el  hecho 
de  poner  al  hijo  en  una  Escuela  no  exime  a  los  Pa- 
dres de  todo  trabajo  en  la  educación  de  sus  hijos.  I 
diga  L^d.  a  su  marido,  que  para  tener  nn  hijo  bien 
educado  se  necesita,  indispensablemente,  que  el  padre 
esté  siempre  del  mismo  temple,  que  lo  que  merece 
cistiiío  el  limes,  lo  merece  del  mismo  modo  cualquir 
(lia  de  la  semana,  i  que  el  medio  mas  seguro  de  arre- 
glar a  un  niño,  no  es  perniquebrarle  en  .silbado,  sino 
tenerla  paciencia  de  e.star  corrijiéndole  sin  parar,  de 
domingo  a  domingo,  el  Maestro  en  ausencia  (le  los  Pa- 
dres, i  éstos  en  ausencia  del   Maestro. 

— Tiene  U.  razón,  sí   señor;  pero  vamos  a  otra  cosa. 
El  niño  está  muí  atrasado  lo  mismo  en  Lectura  que  en 
Aritmética,   que  en  todo:  i  él  de  torjie  no  tiene  nada. 
ai  Ibrma   de  que  se 


I    porque  le  conocemos  muí  bien 


2sn 


KWj  ÍJrSlTlTVTO  JV,VCIOJ\*JÍIj. 


— Dicn  Uil.  niui  bien,  señora.  Por  eso  no  se  lo  va 
por  alto  que  su  padre,  no  solamente  deja  de  venir  por 
acá  de  voz  en  (mando  a  informarse  do  qué  tal  se  porta 
el  niño,  sino  que  tampoco  se  toma  el  trabajo  de  {¡regun- 
tarle  diariamente  algo  de  lo  que  pasa  en  la  Escuela,  ni 
de  nonil)rarla  siquiera;  como  tampoco  se  lo  va  por  alto 
que  sabiendo  Ud.  que  la  hora  de  entrar  en  ella  os  la  de 
las  nueve  de  1 1  mañana  no  quiere  hacer  sacrificio  algu- 
no ])or  ordenar  su  casa  de  manera  que  asista  con  pun- 
tualidad; ni  se  leva  por  alto  que  Ud.  no  quiere  que  le 
castiguen  ni  le  dejen  retenido  en  la  Escuela,  porque  ha- 
ce en  casa  un  trastorno  de  mil  diantros  el  tener  que  ha- 
cer apartijos;  ni  que  le  hagan  ir  i  volver,  porque  habien- 
do de  acompañarle  alguien,  ese  alguien  tendría  que  do- 
jar  sus  quehaceres  i  esto  no  es  posible;  ni  so  leva  por 
alto  que  Ud.  le  quiere  mucho,  i  que  él  domina  a  sus  pa- 
dres lo  bastante  para  conseguir  de  ellos  que  el  Maestro 
quede  burlado  i  no  logre  instruirle  por  mas  que  en  o- 
11o  se  empeñe. 

— Pues  entonces,  señor,  ¿para  qué  sirve  el  Maestro? 

— El  Maestro  sirve,  señora,  para  instruir  a  los  niños 
en  todas  aquellas  asignaturas  que  los  Padres  no'saben, 
uo  pueden  o  no  quieren  enseñar  a  sus  hijos;  oí  Maestro 
sirve  para  nivelar,  ayudado  de  los  Padres,  las  f;i cuita- 
dos intelectuales  del  niño;  para  ayudar  a  los  Padres  cu 
la  educación  moi-al  i  social  de  los  hijos,  i  para  poner  a  su 
disposición  los  consejos  que  la  esporieucia  i  la  observa- 
ción suministran  para  lí  educación  de  laniñoz  \J\\ 
Maestro,  deacuerdo  con  los  Padres,  lo  es  todo;  abandona- 
do por  eslos,  es  inútil  i  aun  nocivo,  porque  el  niño  se  des- 
moraliza liurhíndosc  a  cada  paso  de  su  Maestro  i  de  sus 
]mdres.  Los  Padres  i  los  Maestros  deben  caminar  di 
acuerdo  i  ayudarse  mutuamente,  ímico  medio  de  conse- 
guir el  importantísimo  objeto  quo  se  proponen;  In  hnvia 
cducnmon,  i  por  consiiruieute  el  híp  i^^lar  i  in  t'eVu'hhid  ¡leí 
niño.  Esperarlo  todo  do  la  Escuela,  sin  liaccr  na<la  por 
la  Escuela,  es  una  solemne  majadería. 

I  así  son  muchos  padres  i  muchas  madres.  Para  exi- 
jir,  la  Escuela  lo  es  todo;  para  conceder,  la  E-í>-u"la  no 
es  nada.  A  la  Escuela  uo  le  hace  que  el  niño  falte  cuan- 
tas veces  quiera;  pero  la  líscuela  debe  estar  abierta  to- 
dos los  (lias  i  a  todas  horas. 

De  lo  sublimo  a  lo  ridículo  no  hai  mas  que  un  paso; — 
Nada  tan  sublimo  como  el  amor  de  la  madre.  I^a  mu- 
jer. qu(.'.  sentada  junto  a  la  cuna  do  su  hijo,  le  aduerme 
con  ilulce  cantares  un  idilio;  la  madre  quo  enrojece  sus 
pái'pados  pre))arando  el  vestido  quo  ha  de  lucir  su  hijito 
en  el  cumple-ííños  do  su  ])adre;  laque  pasa  una  i  otra 
noche  llorando  en  silencio  i  queriendo  reanimar  con  sus 
calenturientos  besos  al  niño  enfermo;  la  que  espera  con 
santo  auheio  que  el  cliiq\iitin  abra  los  ojor^pnra  haciu-lo 
repelir  con  su  balbuciente  lengua  la  oración  de  la  m  iña- 
iia,  enseñándolo  a  bendecir  i  amara  Dios,  es  un  hermoso 
poema  quo  rel.iosa  su))limo  ternura.  Pero  la  madre  que 
lio  se  cuida  de  despertar  en  el  corazón  do  sus  hijos  el 
sentimi.-nto  rclijio^o;  laqnejain:ís  les  habla  ile  Dios;  la 
que  limita  su  cariño  a  lir-sarlos  i  estrujarlos;  la  quo  ja- 
mas vé  losdefocto^i  do  sus  hijos;  la  quo  so  empeña  en  ac- 
ceder constantemente  a  todos  los  deseos  de  aquellos  pe- 
dazos de  su  alma;  la  que  hace  del  amor  .maternal  una 
pasión,  es  una  pobre  mujer  que  no  puede  inspirar  ni  ad- 
miración, ni  respeto,  ni  simpatías;  solo  in-^pira  lásti- 
ma, sino  es  quo,  en  muchas  ocaciones,  inspiro  despre- 
cio. 

Hai  madres  que  educan  perfectamente  a  sus  hijos;  hai 
otras  que  creen  hacerlo  bien,  haciéndolo  todo  lo  mal 
posible;  i  algunas  hai  también  que  comprenden  lo  mal 
que  lo  hacen  i  declaran  quo  no  pueden  prescindir  do  ha- 
cerlo mal.  I,  sin  embargo,  todos  harian  cualquier  sacri- 
ficio porque  sus  hijos  Inoran  modelos  de  niños  bien  (fin- 
cados. 

Iníinidad  de  voces  oimos  dcí^r:— ]'e¡-o,  criatura  de 
Dios.  ;,c('mio  dcia  IM.  ,|'!ce--o  nifi)  ha'-i  c^o  o  nMU'Uo? 


I  la  madre  contesta:— ¡Caramba!  norque  este  chiquillo 
tiene  la  cabeza  dura  como  una  piedra,  i  hai  que  dejarlo 
o  matarlo. 

— No,  señora, — decimos  nosotros. — No  hai  que  dejar 
lo  ni  matarlo;  pero  sí  hai  que  trabajar  constantemente' 
jiara  que  el  niño  se  eduque  i  aprenda  a  dominarse,  lo  me- 
jor posible,  a  fin  de  que  cpando  llegue  a  hombre  no  sea 
tan  ilesgraciado,  i  haga  mas  llevadera  la  vida  de  las  per- 
sonas a  quienes  toque  vivir  con  él;  i  en  esto  consisto  pre- 
cisamente el  amor  sublime  i  el  heroísmo  de  las  buenas 
madres. 

Otras  voces  oimos  decir; — Pero,  mujer,  ;,no  ve  Ud. 
quo  ese  niño  necesita  quo  le  corrijan  oste  o  el  otro  defec- 
to,-quo  mañana  puedo  traerle  gravísimos  disgustos? 

I  la  madre  contesta; — Tiene  Ud.  muchísima  razón;  pe- 
ro, ;,qué  quiero  Ud.?  yo  no  lo  pu(;<l(:  ríínicdiar;  mi  carác- 
ter no  es  para  castigar  a  nadiv',  i  macho  menos  a  mis  hi- 
jos, a  quiones  quiero  con  toda  mi  alma. 

Las  madres  que  discurren  así  carchen  de  rcíloxion  i 
tienen  un  amor  mal  entendido;  el  verdadero  amor  coasis- 
te en  procurar  el  bienestar  i  la  felicidad  de  los  liíjos  pa- 
ra cuando  sean  homl)res  i  formen  faniilia.  Con  mucha  fre- 
cuencia se  oye  a  hijos  desgracia.los  latnontarso  en  los 
términos  siiíaientos:— /?/  m:/  -l.o  autnr  de  nus  pudres  me 
pe -j  adía',:  ^  si  elhft  //.)  me  ¡inhimí  ninu  i  h>  taiüo  i  infí  hu 
hieran  ith'i(ja¡io  eleMndio  i  el  truhn'o:  //,>  w)  eureterlu  de. 
ap'itt(de<,  (>r-Hp:iria  una  bu  na  ¡))^-t  ■iuii  kocÍ'jI  i  mi  ■tuerle 
seria  muí  distinta. 

I,  sin  embargo,  todo  esto  sucede  sin  quo  falt"  cariño  i 
amor  al  padre  i  a  la  madre  para  con  su-:  liij  )■::  íul;-.>  lo 
quo  falta  a  ese  cariño  i  a  ese  aini)r.  es  la  nfiíjion. 


P.'.0[> 


(Tomado  ih-- El  Majist 


ipa: 


RECriOX    DE  COXOCLMIEXTO.^   rT[i.E> 


Couoclinleníi»  Jeiior.U  rtt»  la-;  tii'u|t:¡:'i :n.  -  f.  — 

Desde  que  la  máquina  interviene  en  grado  descendente  en 
la  mayor  parte  del  trab.ajo  manual  del  hoinbre.  so  hace 
cada  día  mas  preci.so  el  conocimiento  de  ciert.as  jone- 
ralidades, comunes  a  todo  art('fa(!to  que  ^sirve  do  garan- 
tia  contra  el  industrialismo  desatentado  de  los  cons- 
tructores (pie,  unas  veces  por  nuda  fé.  i  otras  |>or  igno- 
rancia, no  suelen  satisfacer  las  coniliciones  esenciales 
de  los  divíírsoá  (U-ganos  cpic  constitayca  las  máipiinas 
mas  vulgares. 

Dejamos  apaiti^  la  bondad  del  sistema  a  quo  corre.*- 
])onda  o!  meíauisin),  ¡uu's  este  asunto  ha  de  tratarse  se- 
paradamente [lara  cada  paso  particular;  pero  no  asi 
ciertas  condiciones  sobre  los  medios  de  trasforliar  mo- 
vínnento.s,  que  deben  ,ser  siempre  los  mas  sencillos  i  e- 
ficacos  dentro  de  ciertas  reglas  jenerales,  por  ejemplo,  el 
trazado  i  disposición  de  los  engranajes,  manera  de  e.<- 
tablccor  i  construir  los  soportes,  i  por  lin,  los  princi- 
pios fundamentale.-i  sobro   el  nmntaje  de  las  máquinas. 

Si  las  referidas  circunstancias  están  provistas  i  con 
arreglo  a  lo  que  previene  la  ciencia,  sancionada  por  una 
práctica  racionalmente  observada,  "uiede  asegurarse  quo 
la  máquina  está  bien  hecha,  sin  deducir  por  esto  quo 
responda  al   fin  que  se  haya  propuesto  o!  inventor. 

r>e  aqui  se  doíluco  que  un  buen  sistema  mecánico 
]iuede  desacreditarse  si  el  constructor  no  ha  ejíumtado 
con  precisión  sus  diversos  ('»i-gam>s:  habiendo  por  lo 
tanto  muelio^   apai-a!os  (¡ue   n,.    sali-^faeíai    el   objeto  a 


jr;í>  jjvsTsTrTO  jwficíOJWif.. 


•87 


qne  se  nplican^o  que  cnnsiiineii  muclia  fuerza  i  se  inu- 
tilizan iironto,  no  por  culpa  del  sistema  en  que  se  fun- 
dan,  sino   por  lo  mal  que  se  lian   constrido. 

Ailenia?,  estos  principios  jencrales  sobro  el  conoei- 
iniento  de  los  órganos  de  las  máquinas,  sirven  tauíhien 
para  el  trato  i  manejo  que  de!>e  merecer  un  mecanismo 
cualiiniera.  Por  lo  tanto,  sin  mas  comentarios  vamos 
a  entrar  en  materia,  manifestando  de  paso  la  inmensa 
importancia  que  ha  de  alcanzar  este  asunto,  en  un  dia 
tal  vez  próximo,  en  (]ue  al  mismo  tiempo  que  los  niños 
estudien  Aritmética  i  otras  ciencias  de  inmediata  apli- 
cación a  los  asuntos  mas  vulgares  de  la  vida,  se  les  o- 
hligiM'  también  por  medio  de  una  cartilla,  a  estimar  de- 
hidamoute  desde  la  máquina  de  coser,  mueble  funda- 
mental del  hogar  doméstico,  hasta  la  infinidad  de  me- 
canismos con  que  diariamente  se  sustituyen,  tanto  los 
mas  complicados  procedimientos  del  trabajo  manual, 
como  las  creaciones  del  jenio  industrial  i  artístico  en 
determinadas  i    sublimes   manifestaciones. 

En  el  número  siguiente  inauguraremos  esta  serie  de 
artici;l(is.  c|ue  cretinos  de  <_rran  interés  para  la  ienerali- 

-la.l  ,1c  1 <lros    l(vtoros.   ' 

G.  Gironi 


(T 


(le  !u. 

,i,.S,I: 


de   Conocimientos 


•3-: 


•' — \,'\-\  dil'"ri';it.'-:  i'iiíoiv..^  (|iii' forman  las  llamas 
i-'il|,'i,.<  i  (If'ini-  ruc,;-:!-!  arliüriaics,  son  oriiinn- 
lii-..|¡\r-;-^iH  iii^Ti' li   iir.'s   i]-|.^  se  m,''sclan    con  la 


la  llama   blanca   i    doscolo- 


lii;i:i'I:i!'.'is   (iMnirTilla   hacen    parecer  de  color 

'a    liiMii.jd  a  iilo;ni/.o    i    muy    rclucient(^ 

I»'/   utíi'l.-!!  hnt'o  uü-i  llama   de  color  de  Itronce 

l'c;;    ii;'L'ra   li:iri>   \\\\'\  llama   n:":Tii~ea  como   sam- 
i'iii'jaiilc    al   !iii;ir>    r<u{'<)    (lU;'  (iscurcce  todo  el 


il.Icn! 


Kl  ;¡ 
a/,lll;,.l; 

VA  : 
de. 

i':i  á 

VA  ai 
I, as 

cedazo, 


'.iilr.'  111  's/!:!. lo  •'!!  \)v\  (>a:itidad,    liucc  la  llama 

¡iíoüÍmco    i    el    ('ardiMilüo   hacen    la    llama   ver- 

¡nbtr    en  j)r,lvo   hace  la  llama  pajiza. 
itimoni<i  crii  lo  hace  la  llama  roja, 
limaduras  de   hierro    i  de    vidrio,    pasadas   por 
liace  p  ireccr  el  fuego  mui  claro. 


Parí  co-):;u-  na  -lilnlo  o  il'l  f!>ÍV\to— Tómese 
agua  de  alumiire  i  jabón,  mójese  con  esta  agua  un  lien- 
zo o  un  f)apel,  apliqúese  sol)reel  retrato,  estampa  o  di- 
bujo, comjirim.ase    Itien  en  una  prensa,  i  saldi-:í  una  her- 


>sa  copia. 


Líqiii;l!)  par:i  escribir  .«íobrfi  niPtal.— Se  mez- 
cla i  ajita  bien  media  libra  de  ácido  nítrico  con  una 
onza  de  ácido  muriático,  sirviendo  desde  luego  el  liqui- 
do resultante  para  escribir  sobre  el  metal.  Para  esto 
se  cubre  la  parto  donde  se  desea  hacer  la  inscripción 
con  cora  finidida,  i  cuando  ya  la  cera  est;í  fria.  se  es- 
cribe sobre  ella  profundizando  los  trazos  hasta  descu- 
brir la  superficie  del  metal,  cnq^leando  al  efecto  un  bu- 
ril de  formas  adecuadas.  Hecho  esto,  &e  aplica  la  mez- 
cla de  los  ácidos  por  medio  de  una  pluma,  empapando 
bien  las  letras.  Así  se  deja  el  metal  desde  una  a  diez 
horas,  sfgun  el  grado  de  intensidad  que  deban  tenor  los 
trazos  de  las  letras,  i  desames  se  lava  la  superficie  has- 
ta ipie  desaparezca  del  todo  la  cera. 


Pintura  de  los  meíalc^  — El  Mcchankal  Wofd 
se  ocupa  de  los  procedimientos  preferibles  para  la  pin- 
tura de  los  conductos  metálicos  i  otros  objetos  sumerji- 
dos  en  acrua. 

En  primer  lugar  indica  las  ])inturas  bituminosas.  ]irin- 
cipalmente  una  preparación  compuesta  de  40  libras  ]iróxi- 
mamente  de  brea  do  hulla.  G  kilogramos  de  cal  apaga- 
da i  '2  o  :í  litros  de  ti'ementina  o  de  nafta. 

^fr.  Ilnrst  recomienda  inia  mezcla  de  brea  de  hulla 
destilada,  nafta  i  aceite. 

También  se  emplean  pinturas  a  bas^  ,](>  hierro,  que  tie- 
nen la  ventaja  de  mezclarse  con  el  óxido  do  hierro  que 
se  forma  en  la  superficie  de  los  objetos  de  este  metal. 
Un  kilogramo  de  e.sta  pintura  contiene  dos  tercios  de  óxi- 
do de  hierro  i  un  tercio  de  aceite  de  linaza,  i  puede  cubrir 
cerca  de  39  metros  cuadrados  de  superfiicie.  Es  la  mejor 
pintura  que  ptiede  emplearse  para  los  objetos  de  hierro. 

Se  emplea  también  la  pintura  do  plomo  o  base  de  mi- 
nio, pero  es  preferible  a  la  anterior. 

El  orín  o  hierro  oxidado  de  los  conductos  puede  se- 
pararse antes  de  dar  la  jíintura,  limpiando  bien  con  a- 
ceite  caliente. 


Barniz  iifírro  w.xv.x  <>!  ■••h.mv»  _R1  barniz,  cnva 
receta  jioiiemos  a  continuación,  ni  se  alilauda  ni  se  grie- 
tea: su  composición  es  la  siguiennte: 

liecina 00  partes. 

Trementina :^0     — 

.Vceite  de  trementina HO     — 

Sandai-aca, (10     — 

Goma  laca Vil     — 

Alcohol  aí)Oo, 900     — 

Para  hacer  el  apresto  con  este  liarniz,  no  hai  mas  que 
añadir  15  partes  de  negro  de  humo,  molido  i  mezclado 
primeramente  con  un  poco  de  alcohol. 


ííariii'/:  liara  el  ai'cro  — ifuchos  autores  reco- 
miendan lafí'irmnla  siguiente: 

Mástic  puro ]0  partes. 

A  Icanfor, -5     — 

Sandáraca, !,'>     — 

Somaclemi, ,'5     — 

Estos  ingredientes  se  disuelven  en  alcolr)!  puro;  fil- 
trándose después  id  liipiido.  Este  barniz,  que  es  trasjia- 
i-ento,  se  aplica  frió. 


T¡:ita  .«simpsiíica. — La  mas  fácil  de  preparar  es  la 
qne  resulta   de    la  aplicación  de    la   fórmula  siguiente: 

Aceite  de  linaza I  parte. 

Amoniaco 20    — 

Agua 100   — 

Esta  tinta  se  hace  visible  tan  pronto  como  so  humede- 
ce la  parte  del  papel  donde  se  ha  escrito  con  ella,  desa- 
pai-eciendo  a  la  vista  así  que  se  seca.  Esta  operación 
puede  repetirse  con  buen  éxito  sobre  una  misma  escri- 
tura. 


Desarrollo  de  «na  lecUnya  en  •>  1  horas.— Se 

toma  la  semilla  i  se  echa  en  remojo  en  espíritu  de  vino 
puro  durante  12   horas. 

Entre  tanto  se  prepra  un  cajón  lleno  de  buena  tierra, 
mezclada  con  mucha  palomina  (estiércol  de  palomas) 
pulverizada.  En  la  tierra  asi  preparada  se  esparce  la  se- 
milla, cubriéndola  lijeramente,  procurando  resguardar 
la  caja  de  los  rayos  fuertes  del  sol,  i  se  riega  con  cuidado 
durante  una  hora,  consiguiéndose  al  cabo  de  24  horas 
unas  lechugas  mui  deliradas. 

(ConÜnuará) 


fiííl 


^    ^    D    o    5 

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Periódico  cl(>fIiciMlo  a  la  dirii.sion  rtc  la  Iiisf rnccion  Primaria  i   Sí'fuiuJuria. 


Pi'iu.íí'Ann  TiA.Toi.A  püOTRcnox  riRi.  PkSor  JiíXERAL  J.  Tii'Fixo  r.Aunn 

i'lilCSiniOXTK    |)K  I, A     KrI'ÚIILiCA     PK  (iUATKMAl.A. 


FlIM.líl 


Toruno. 


Adiiuiiistrailorp^,  ^Nfi^niol  Pinod:)  i  IVdro  Dcloon  Víiloi;ztip!n. 


]%  íhn.  i!>. 


Cniisiteiiisil:i^  1¿»  <ie  .iiiiBio  do  ISHlt. 


VOÍ..1. 


Infliient't»  de  la  Tiistriieriou  primaria  en  la-^ 
<M>«ínni5>res,  en  !a  moral  pública,  en  la  in- 
dU'-íria  i  en  el  desarrollo  jenerai  de  la  pros- 
peridad de  los  puei)lo><,  por  M.  L.  i  G,  V.  A- 
iniJSü'ite.ífu». 

fCoiitim'ui.) 

ir. 

n;ii  un  ramo  on  h\  onsoñanza  in-i'ivirin  q-ie  ]inr  ?m  im 
porliiiieia  i  las  dificultadíM  que  í-iusfita  "xijo  sor  i'ousíiIp- 
rado  o?})CCÍalinoiite,  la  cní!pñan7.a''de  la  itüo-íou.  Ese  es 
el  motivo  que  nos  tía  ohlio'ado  a  prosiiidir  de  olla  on 
todas  las  olisorvacioriPs  anteriores,  i  a  reservarlo  una 
disensión  partieidar. 

Antes  de  todo  (s  nofpsai'io^fijarse  en  qne'vaniosa  dis- 
cutir la  conveniencia  ile  la  enseñanza  de  la  relia-ion  en 
las  e-jciielus.  i  no  la  conveniencia  do  qnc  la  enseñanza 
primiu-ia  sea  reli<riosa,  lo  que  es  cosa  mni  diferente. 

La  escuela  debe  tener  por  jirineipal  misión  la  forma- 
ción de  buenos  ciiidadanos  qne  eontrairran  el  santo  res- 
peto de  Dios  i  hábito  de  observar  los  preceptos  divinos. 
Kl  maestro  en  todas  sns  palabras,  en' todos  sus  acto-^. 
en  todas  sus  lecciones,  en  toda  su  conducta,  debe  U\\¡-v 
nmi  presente  ese a'rande  objeto.  Los  libros  qne  sf  p  )•!- 
,<ían  en  manos  de  los  alumnos  detten  o-tTi- i-':':laeíuii>,.;  oi¡ 
nn  c-|>iritn  esenciaimento  moral  i  r<?li-.'-¡'vo.  Tíj  lo  on  !;i 
escii'^ia  debo  llevar  esa  tendcn.-i;!. 

Pero  lo  repetimos,  esa  no  es  la  cuestión. 

Todos  están  acordes  en  que  la  enseñanza  piiniüia. 
la  eu.senanza  superior,  toda  enseñinza  debe  S'-r  i-.üuiü  :i 


zaatea?  Queremos  on  la  es 

tienlares,  como  en  la~  olicii 

república,  la  im.íjcn  i\o  Dio 

Pero  la  cuestión  es  esta  c 


..  la  Ici 


del    lemi.lí>? 
ilcí-  el   íipren- 


!¡/ajc  del  do-niaV 
O  bien  el  doii-ma  dcb 

|ior  solo  el  sacerdote? 
\  lupstro  juicio  la  di 

ion  distnfa  so'i'un  los 
llai  paises,  como  scs 


fien 


don  Ir 


¡d;c! 

do  de 
^pnisi 


Lílesia 
solu- 

la  li- 

•ültos. 
implo 


■■S  lí! 


herrad  de  con.ncncia.  donde  existo  '{Wi 
donde  la  i.iíh'-ia.Mi/.lica  se  Icvnnta  al 
protestante  i  do 'a  sinaü'ou'a  judia.  En  e 
tion  do  que  traíamos  tiene  mas  imporlaneia  (pie  en  aque- 
llos donde,  como  el  nuestro,  no  es  permitido  mas  (pie  el 
ejercicio  de  una  sola  reÜL^iou  La  lei  de  la  enseñanza  des- 
pierta en  los  primeros  una  excitación  espantosa:  remue- 
ve las  pasiones  mas  ardientes  e  implacables.  Cada  i-eli- 
2Íon  procura  hacer  do  la  escuela  un  instrumento  de  pro- 
])a2-anda  i  arrebatárselo  a  los  contrarios. 

[•]sa  es  la  causa  de  la  ajitacion  ipio  pi-oduce  o\\  hi  Eii- 
roi.n  !n  i;,mn-.n  onon'on  déla  liborlml  do  hi  enseñanza. 
¡■^  Hua  lai-nion  de  vidí  o  uinorlo  para  las  distintas  see- 

Todas  ellas  toaen,  soj-.'  •-  .<o 

Mr.  de  Montalembert.  i|  I  a 

1  s  '  nrecepior  do  F  i¡f>  a   i      ^  .üén- 


I 


290 


EL.  IJVSTMTITO  J\*^CIOJ\*^lf.. 


puestos  avanzados  del  campo  oiicinigo,  i  los  entregó  a  los 
sitiadores. 

Cada  religión  teme  igual  peligro  para  sus  niños.  Kl 
catolicismo  teme  qne  el  ))roceptor  entregue  los  suyoá  al 
protestantismo  o  al  racionalismo.  El  protestantismo  a 
su  turno  que  el  preceptor  se  convierta  en  iijentc  de  sus 
adversarios. 

llabria  sin  embargo  nn  medio  sencillo  de  poner  térmi- 
no a  esa  ansiedad;  pero  los  diversos  cultos  no  quieren 
adoptarlo,  i  prelieren  el  azar  del  i)eligro,  porque  si  tra- 
bajan por  arrojai-  a  sus  contrarios  de  la  escuela,  traba- 
jan también  por  dominaren  ella. 

Ese  medio  seria  la  completa  se<;ularizacion  de  la  es- 
cuela. La  enseñanza  primaria  seria  moral  i  religiosa,  pe- 
ro no  comprendería  la  enseñanza  de  ningún  dogma  par- 
ticular. El  preceptor  enseñaria  en  la  escuela  a  to.los  los 
niños  del  estado  la  ciencia  humana.  El  sacerdote  en  el 
templo  a  los  niños  de  su  IV;  la  ciencia  divina. 

Este  arreglo  no  agral)aria  demasiado  la  tarea  del  sa- 
cerdote, pues  del»e  tenerse  presente  que  el  maestro  no  es 
im  teólogo  (ni  convendría  que  lo  fuese)  queliagaun  cur- 
so completo  de  religión  a  sus  alumnos.  Toda  su  enseñan- 
za en  este  ramo  debe  limitarse  al  testo  del  catecismo  i  de 
la  historia  sagrada.  En  ningún  caso  puede  pues  reem- 
plazar enteramente  al  sacerdote,  i  hacer  ^innecesaria  la 
intervención  de  éste  en  la  enseñanza  del  dogma. 

En  lospaises  de  (juc  lial)lamns,  si  no  se  adopta  este 
sistema,  ha  de  rosiihnr  precisamente  miado  estas  tres 
combinaciones: 

o  cada  religión  tiene  sus  escuelas  especiales; 

o  una  sola  do  las  varias  religiones  domina  i  hace  a- 
doptar  su  credo  en  las  escuelas; 

o  el  prece]jtor  enseña  en  cada  escuela  el  dogma  de  la 
mayoría  desús  ahunnos,  dejando  a  los  disidentes  de  la 
minoría  que  vayan  a  recibir  afuera,  domle  mejor  les  con- 
venga, el  conocimento  del  suyo. 

JjO  primero  importa  la  organización  de  la  intolerancia 
mas  implacable,  la  división  de  los  cinidadanos  desde 
la  infancia  en  bandos  irreconciliables  que  se  miran  re- 
cíprocamente como  ré|)rol)Os  de  Dios,  a  quien  debe  nc. 
garse  el  fuego  i  el  agua. 

Lo  segundo  serí.n  una  tiranía  insufrible,  la  tiranía  de 
la  conciencia. 

Lo  tercero  un  mal  ejemplo  de  todos  los  dias  que  vi- 
ciaría a  los  niños  de  la  nmvoría  (lue  se  quedarían  en 
la  escuela,  i  a  los  de  la  minoría  que  saldrían  para  afue- 
ra. 

La  separ.acíon  de  la  enseñanza  relijíosa  i  de  la  ense- 
ñanffl  civil  evitaría  todos  los  incnnvenirnles.  Ese  es  el 
método  que  he  observa  en  Holanda  con  c!  asentimiento 
de  los  legos  de  todas  las  opiniom^s  i  de  los  ecleci:ísticos 
de  todos  los  cultos;  ese  es  el  sistenm  que  se  practica  en 
los  Estados  Unidos,  donde,  según  Mr.  Alfonso  Le  Roy, 
la  iglesia  se  reserva  la  escuela  dominical,  pero  donde 
desde  el  lunes  hasta  el  sábado  los  niños  frecuentan  las 
escuela  legas,  sin  que  la  relijion  liaya  penüdo  nada 
por  ello. 

La  euestion  fvaría  de  aspecto  cuando  se  a]ilíca  a  paí- 
ses de  culto  esclusivo.  En  éstos  todos  los  habitantes 
profesan  la^inisma  creencia.  La  enseñanza  del  dogma 
en  las  escuelas  no  presenta  por  consiguiente  las  mismas 
dcficultades  que  en  los  países  de  libertad  de  concien ia. 

Ciertiimcnte  podría  plantearse  la  misma  sepiuacínu 
entre  la  enseñanza  eclesiástica  i  la  civil;  pero  preferi- 
mos que  .«o  .sumínistien  tii  las  escuelas  algunos  «le  los 
elementos  de  la  relijion.  líse  será  nn  medio  de  acredi- 
tar la  instrucción  primaria  establecida  por"  el  estado  i 
de  prevenir  muchas  resistencias.  L"s  padres  no  se  coii- 
lonuiíi'íuii  jamas  con  que  no  se  luciera  apremler  a  sus 
hijos  el  catecismo,  con  que  no  :<c  les  liiciera  recitar  esas 
oraciones  que  les  han  dudo  un  alivio  en  sus  aflicciones, 
una   esperanza  en   todas  las  circunstancias   de  la  vida. 

••Pín-  lo  demás.  con}o  dice  .Mr.  lti'nou:ii%l  en  ^■u    iufor 


me  a  la  cámara  de  diputados  fecha  4  de  marzo  de  1833, 
la  instrucción  relijíosa  det)e  ser  proporcionada  desde  la 
primera  edad  bajo  todas  las  formas  que  se  puedan." 
Se  entiende  siempre  que  la  unidad  de  culto  permita 
dar  esa  instrucciou  relijíosa  sin   inconveniente. 

Entas  consideraciones  nos  liace  agregar  el  catecismo 
al  programa  de  las  escuelas  elementales;  el  catecismo  i 
la  historia  sagrada  al  de  las  escuelas  superiores. 

Toca  a  los  miembros  de  aml»os  cleros  perfeccionar  en 
la  esfera  de  sus  atribuciones  la  educación  relijíosa  de 
los  niños  de   la  repúldíca. 

(Coiitinaará.) 


NOCIONES 
DE  JK01í!:TRI\  EI^EMiCIVTiL. 

ESCRITAS  PARA  LOS  NIÑOS, 

Por  Sanios  Toruno,  Director  del  Jnsiihiio 

Nacional  ele  (ruaieniala. 

(Continúa.) 

LECCIÓN  VI. 

I\lFl)[r)A  DK    LOS  ÁNCl'!  ()-. 

I.    Tj?<:   (í,!-ní!os  se  :nid:n  con  arcos  le  circulo. 

Y.i  hemos  dicho  qufí  e!  valor  ile  lui  áni^iilo 
no  (lepsíule  di-  la  lonjiciiJ  d;^  sus  lados,  sino  úni- 
camento  de  la  abertura  o  inclinación  que  tienen. 
Pues  bien,  si  con  un  radio  cualquiera  se  hace  cen- 
tro en  el  vértice  del  ánirnlo  i  se  traza  un  arco 
entre  los  dos  lados,  el  número  de  grados  que  ten- 
ga ese  arco  será  la  meilida  del  ánp^ulo;  pues 
aunque  es  cierto  que  acortando  o  alarinindo  el 
radio,  se  pueden  trazar  desde  el  \-értice  otros 
muchos  arcos  m  -ñores  i  m;iyores  ;(ue  e!  prime- 
ro; también  se  verifica  que  cualqu-cra  de  esos 
nuevos  arcos  tenvlrá  siempre  e!  mismo  n'imero 
de  of-rad  n  d  ;  s  i  cii-ju-ifirea  :ia  r  •  ;p  ;ctiv  i,  eí  d^-- 
cir.  que  aunque  es  verd  ul  (ju  ;  cumio  mayor 
sea  el  arco  mayores  serán  los  ;.';ra(.los;  pero  tam- 
biea  es  mayor  la  circunferencia  a  cjiíe  pertecen, 
de  mo-io  que  la  relación  d-l  arco  con  su  cir- 
canierencia  permanece  constant  -,  i  esa  n^lacioa 
es  precisamente;  la  (ju  ;  consLÍtu)'-  •.'!  valor  d:l 
án;4iilo.      Ejemplos: 

Ya  sabemos  que  dos  p  ;;-i)í';vl!c;i'ares  <|ue  s  ; 
cruzuí  forman  cuatro  áui^alo;  recios,  c oiuo  se 
ve    en    la  fi  ^ura    si'/uit  nle. 


Y\%.  1. — Hoí  iierpeudicularcs  firmando 
cuaíroMngnlos  rectos. 

Si  tomamos  sucesiv.ii^ií-ate   d;stint>í    rad^  tí. 


JEL.MJVST1TrTO  JY^Í^IOJVJiM^. 


291 


haciendo  centro  en  el  punto  de  intersección  de 
las  dos  perpendiculares  trazamos  circunferencias 
concéntricas,  cada  circunferencia  resultará  dividi- 
da en  cuatro  cuadrantes  o  sean  cuatro  arcos  igua- 
les de  90^  cada  uno;  i  porconsiguiente,  un  cua- 
drante de  cualquiera  circunferencia  determina  la 
medida  de  lui  ángulo  recto,  como  se  ve  en  la  fig.  2. 


Fiír.  2. — Kn  el  gnibado  anterior  eiial- 

quiera  de  los  12  cuadrantes  es 

medida  de  un  ángulo  recto. 

Sea  ahora  el  ángulo  ABC  de  60°,  figura 

A 


M'    X'    O' 


Fiíí.  :'. — Cualquiera  de  \o^  (res  arcos 
es  medida  del  !Ín<rulo  ABC. 

Si  con  los  radios  BM.  BN,  BO.  haciendo  c^n 
tro  en  el  vériice  B,  trazamos  los  arcos  MM".  NN', 
OO',  decimos  que  cualquiera  de  los  tres  arco; 
es  la  medida  del  ángulo  ABC. 

Ka  efecto,  observando  la  figura  3  reconoce- 
mos, i.°:'que  los  lados  que  forman  el  ángulo 
permanecen  igualmente  inclinados,  es  decir,  sin 
cerrarse  ni  a!)rirsc  cualquiera  que  sea  el  arco 
con  que  se  mide  el  ángulo;  i  2.  °  :  que  a  me- 
dida que  crecen  el  arco  i  los  grados,  crece  tam- 
bién la  ciri'unferencia  a  que  pertenecen;  de  tal 
modo  (]ue  si  el  arco  inenor  MM'  es,  por  íí- 
jemplo,  la  sesta  pirle  de  su  circunfenrencia,  tam- 
bién los  arcos  NN'  i  OO'  serán  la  scíti  parte 
de  su  circunferencia  respectiva;  i  por  consiguien- 
te, cada  uno  vaidjá  60  .  i  asi  se  dirá  que  el 
ángulo  ABC  tiene  por  medida  un  arco  de  60  , 
sea  cual   fuere   su  magnitud. 

PROBLEMA. 

F,n  im  punto  dado  N,  se  nos  pide  construir 
un  áiiírnlo    itriial  a  otro  ABC. 


C     N 


Fig.  4. — Construcción  de  \m  ¡íntrulo 
igual  a  otro. 

Solución. — Tírese  desde  el  punto  N  una  recta 
arbitraria  NT,  i  con  un  radio  cualquiera,  hacien- 
do centro  en  B,  vértice  del  ángulo  dado,  tráce- 
se el  arco  MM';  con  el  mismo  radio  haciendo 
centro  en  el  pimto  dado  N,  trácese  también  el 
arco  indefinido  SL;  tómese  después  la  magnitud 
del  arco  MM',  i  con  esta  misma  distancia  ha- 
ciendo centro  en  S,  trácese  el  arco  SS',  que 
cortará  al  arco  indefinido  en  el  punto  S';  si  por 
este  punto  i  el  punto  dado  N  se  tira  la  recta 
AN.  quedará  trazado  el  ángnlo  ANT,  igual  al 
ángulo  dado  ABC;  pues  es  claro  que  ambos  án- 
gulos tienen  por  medida  un  arco  igual;  esto  es, 
MM'  =  SS". 

( Coiüinuara) 


ELEMENTOS 
DK  I^V  I.E\«IJ\  IXÍÍI.KSA, 

Tora  nm  de  ha  nhimvm  ihl  [nMitntn  Nañonnl 
de  GxntemnJa. 

PRIMEliriRSÍ). 

(Continúa.) 

TWE\TY    XI^TIII^ESSOX. 

VOCAP.ríARY. 


To  go,  ir. 

(to  to  hed;  w/ea  la  cnnii,  vii/nsf    Ud  a  la  rninn. 

íio  and  see;  ve  a  ver,  vaya    Úd   a  ver. 

Go  borne:  vete  a  rasa,  vayase    Ud.  a  msa. 

Go  to  aleep;  vete  a  dormir,  váijaie  l'd.  a  dormir. 

Let  US  go,  vamos 

Let  US  go  also,  vamos  también. 

Go    with  liar;  vete  con  ella,  vayase  Ud.  con  ella. 

Do  nc  t  go,  no  vayas. 

You   go  too   fast,  Ud.  va  demasiado  a  prisa. 

Do  not  go  so  fast,  no  vaya  Ud.  tan  aprisa. 

Do   to  tlie  right,   vaya   Ud.  por  la   derecha. 

Go  to  the  left,  vaya    Ud.  por  la  izquierda. 

Go  to  your  place,  vaya  Ud.  a  su  lugar. 

Go  and  open  tlie  door,  vaya  Ud.  a  abrir  la  puerta. 


To  go  in,  entrar. 

Go  in,  entra,  entre  Ud. 

To  go  out,  .lalir. 

Go  out;  -sal,  salga  Ud.. 

To   go  on,  seguir,  conti- 


Come  witli  me,  ven  conmi- 
go, venga  Ud.  conmigo. 

Cfinie  to  l)reakfast,  venga 
Ud.  almorzar. 

Como  to  supper,  ven  a  ce- 
nar. 


iiH 


JU>  f^VSTITlITO  JV»/if:ZOJV*Ml4. 


<!o  oh;  süjur,  sícjn    Ud, 
I'i)  go   11  p,   fiuhir. 
(!o    uj):  «ííte,  .iiiJmi  Vil. 
To  go  down,  hajur. 
(¡o  (lown;  baja,   ¡xije  Ud. 
'J'o  come  ilown;  iMi/'tty. 
Como    (lowi!;    h'ijd.    ptije 
^  Ud. 

Togo  away,  ?'<«'. 
Go  nway;  w/í,  váyaw  Ud. 
To  come,  venir. 
Come;  vi'ti,  veinm  Ud. 
To  come  back,  volver. 
Come  back;  vuelve,   vuel- 
va   Ud. 
To  come  up,   atil/tr. 
Como  np;  snh',  anlxi    Ud. 
To  come  in,  entrar. 
Come  in:  enfra.  entre  Ud. 


To  givc,  dur. 
(iive  me;  dame,  déme  Ud, 
Cive  liim;  dale,  dele  Ud. 
Give  it  to  me;  dámelo,  de- 

vulo  Ud. 
Give  liim  the  key;  dale  la 

llave,  dele  Ud.  la   llave. 
Picase  givG  me,   hágame 

el  favor  de  darme. 
Give  me  some  bread;  da- 
me piiii,   déme  Ud.  pan. 
Give  iicr  sometliiiig,  dale 

a  ella  algiinn  cosa. 
Wiio   gives    it    to    yon? 

¿Qién  se  lo  da  a  Ud. 
Givc  11)0  ieave;(?aí?^/)Cf- 
miso,  déme  Ud.  permiso. 
Give  me  a  receipt;  dairne 

rerílH),  déme  Ud.  recilio. 


Give  US  something  olso:  danos  nira  cosa,  dmos  Ut/. 

otrn  cosa. 
To  do.  /lacer. 
])o  W.  hazlo,  hádalo   \jd. 
J)o  iiot  do  it;  no  lo  ha'ja.?,  ni  lo  ha  /"  V<l. 
1><)  it  again;    hazlo  ofra  ve};.  !i 'ájalo  Vd.  o'ra  vez. 
Do  it    so:  hazlo  asi,  hágalo   \Jd.  n.si. 
I>()  mo  a  favor:  ha.ziiie  un  favur,  h>¡!/a/iic  \Jd.  nn  favor. 
I*(i  me  tliis  favor:   hazme  este  íacor,  h<u/ame   \Jd.  e.ile 

/"L-or. 
I>o    me- tiíat  favor:  //fr¿//f   e.se  favor,  háírameVd.  ese 

favor. 
]>i)    lint  do  tiíat;  no  liagas  <sn,  no  haga  Vd.  e-w. 
Leí  liiiii  do  it.  giie  lo  haga  él. 
I'ermit  mo  to  do  it:  pei-m'deme  hacerlo,  pnrm'dame  \]d. 

haberlo. 
Will   yon   do   it?  iQuiére  Vd.  hoctrlol 
I  will  not   doit,  «o  quiero  hacerlo. 

EXERCISES. 


Go  awny. — Hir.  I  caiinot  go  away  bocniísc  I  am  verv 
tirod.— r>o  it. — I  do  not  do  it,  hncaiise  I  caiinot  do 
it. — ^Viil  yon  do  \{?  Yes.  Sir,  I  will  do  it,  but  I  eaniiot, 
bociiiiíc  it  is  very  diñicult.^— Will  yon  do  mea  favor? 
Yes  í^ir,  witli  much  ploasure. — Do  tliat  again.  Yes, 
Sir.  1  am  going  to  do  it. — Go  in — I  do  notgo  in  be- 
cause  I  am_afraid. — Go  ont. — I  will  not  go  ont,  becanso 
I  am  liappy  tierc— Go  oii. — I  caniiot  go  on  to-<lav,  hc- 
canso  1  am  vcry  slcepy. — Why  do  yon  not  go  on.'-' — 
1  lo  not  go  on.  bccanse  I  am  vcry  tirod  and  I  am  !iun- 
gry. — Go  np. — Yes.  Sir  I  am  going  np. —  Come.-  -  i  can- 
uot  go,  sir,  becanso  I  am  very  busy.- Sit  down.  Mi.'ís. 
— I  thank  yon,  sir,  bnt  I  cannot  sit  down,  becanso  I 
liavo  to  go  to  tlio  gardon. — Go  to  lied.— \ot  yet.  Jfa- 
daní,  1  am  not  sleepy. — Go  homo,  boy. — I  cannot,  sir, 
liocau.^e   I  llave   to  go  to   tiio  market. 


-Señor,   no  pnedo  ir  porque  estoi  mni 


ocupado. — Continúe  Ud.  su  trabajo.— Xo  pnedo.  Señor, 
poi-(]uc  estoi  mni  cansado. —Suba  Ud.,  Juan. — Si,  Se- 
ñor, voi  a  subir. — Salga  Ud..  Pedro. — \o  puedo  salir, 
porque  tengo  que  hacer. ^Entra  tú,  Eduardo. — No  pue- 
do entrar  porque  estoi  enfermo. — Y.íya.se  Ud.  a  casa. 
— Xo  puedo  irme  lioi  sino  hasta  mañana— Déme  Ud. 
un  poco  de  pan,  porque  tongo  Iiambrc. — Con  mucho 
gusto,  calialloro. — Levántate,  muchacl  o,  porcpie  ya  os 
tar<lo.— .Si,   Sáñoi-,  voi  a  lovuiitiirnic.  — .Vcmmalo.  niño, 


porque  ya  es  niui  jioclie: — Jíui  bien,  Manta,  voi  a  acos- 
tarme.—Baja,  niño.— Sí,  Señor,  voi  a  bajar.— Préstame 
una  pluma.— Xo  pnedo  presUírscla,  porque  no  tengo. — 
Deténgase  Ud. — No  puedo  detenerme  porque,  tengo  que 
hacer.— Yuelva  Ud.  — No  pnedo  volver  hoi  sino  hasta 
mañana. — Siéntese  Ud.— ^Gracias,  voi  a  sentarme — Ve- 
te a  la  cania,  niño. — Todavía  no,  mamá,  porque  es  mni 
temprano  i  no  tengo  sueño. 

TIL 

ÓoNvEnsATiON  A.— Why  will  yon  not  go  in?-Wliy 
will  yon  not  go  ont?— ^YIly  will  yon  not  ko  on? — Why 
will  yon  not  come?  -Why"  wilj  yon  not  go  np? — Why 
will  you  go  away?— AVIiy  will  you  not  give  me  soine 
bread." — AYhy  will  v.otí  get  up?— Can  you  oro  down?  — 
Can  yon  get  up?— Will  von  show  me  tliat? — Can  vou 
lond  mo  your  horso?— Will  vou  do  me  a  favor?— Why 
will  yon  not  sit  down? — Will  you  go  to  bed? — When 
will  you  '2-0  homo.'— Can  this  "man  do  i t?  — Will  your 
brother  go  ont  to-dav-*?- Will  you  not  o-o  ont  withme? 
— AYill  you  not  como  to  broakfast?  \YhoM  do  j-ou  como 
to  snpper  with  me?— Why  will  you  not  do  it  airain?— 
Will  yon  lond  mo  a  hat?  — \Yhv  do  von  not  come  in?- 
Why  wíIl  you  not  coni"  in? — Doos  tlrs  vouiig  man  wisli 
to  ffo  ont  with  US?— Will  yon  give  nir'  aiiv  tliing!'' — 
Will  you  pormit  mo  to  do  thi.s?— V>'iii  this  gontle- 
man    sit   down? 


TY 


CoxvEP.SATroy  11.- Good  morninír.  Miss  Mary.  how 
aro  yon?-^Good  aftcrnoon.Sir,  how  do  you  do?— (íood 
ovening,  Gentleuien,  are  you  weH?-Goo(Í  night.  Madam. 
how  are  you? — I  am  your  liumblo  servant.  .<ir.  wiH  you 
sit  down?  And  how  are  your  sisters? — Ls  your  fathor 
at  homo?—  Ts  your  mother  Iioro? — Ls  your  brolhor  thoro? 
— Where  aro  vonr  sons? — IIow  many  son-i  have  yon?— 
Mr.  Peter.  will  yon  tel  me  wiio  is  tJial  gcntloman? 
--Will  you  toll  ino  who  is  that  lady?— Miss  Victoria, 
I  am  vcry  glad  to  soc  yon.  ai-e  you  wellV — .\re  you 
sick.  sir? — Be  plonsod  to  walk  in,  sir,  will  you  sit  dowu? 
— How  is  Jíi.^ís  Ivate?— I  wi.«h  to  go  into  the  gardon, 
will  you  go  with  mo? — How  aro  ynnr  chiMron  to-day^ 
— Why  will  not  your  childron  i'oin  ■  t  •  niy  honsc?  — 
Will  you  come  with  thein? -Why  iiul?  —  Aic  ymi  vc- 
ry bii.sy? — Cannot  yon  come  to  s(v-  m;'? — Cainint  \ou 
go  to   the   thoatrc?— Vv'iiv   cannot  vou    u<>    t.»  liicrc? 


CoNVKRSATio.v  O.— Wlio  will  go  away  this  ovoninír? 
— Does  this  man  wisli  íogoawav  to  iiis  houso?  —  Why 
(loes  not  that  gonllonnn  wish  to  como  to  my  housoy — 
Whv  do  vou  not  wisli  to  come  to  seo  mo?  —  Who  will 
do  ít?— Who  will  not  do  it?— Who  can  do  it?- Who 
cannot  do  it? — Who  will  do  moa  favor? — Can  you  tío 
thnt  again? — Why  will  not  John  go  into  iny  room? — 
Will  this  yonng  man  go  ont  with  my  father?  -Why 
will  thoy  not  go  on? — Who  will  go  up? — Who  can 
go  up? — Who  wishes  to  go  up? — Can  he  go  np? — V.\n 
slic  not  go  up? — Can  thoy  go  up? — Will  tlicy  not  go 
up? — Will  lie  como."— Will  she  como?  —Will  thev  como? 
—  Why  will  thoy  not  como? — Can  lio  come? — Who  can 
como? — AVho  jvill  como — Will  he  sit  down? — Will 
siie   sit  down? — Will  thoy  not  sit  down  a  inoment? 

(Continuará.) 


LA    r;atina!<'zu  :ü  aitancc   rte  los   Niüos. 

Pol;\V..kTll¡Xí-,TON   llnOKK!;  AI.  D.  ¡ 

T.:ul>.r;.h,    ¡,:,r    J.    1.    nodrujurz.    .1.    M.     LL.    D.       \ 

(rnntinúa.)  j 

.  r.VPITl'LO  VIL  I 

I, A   MÁQll.V.1    NElJMÁTIf'A. 

Uii  uraii  in'iiuero  de  curiosos  i  divcrtiflos  cspcrimen- 
tos  sdIho  Iji  presión  del  aire  se  pueden  Iiacer  con  la 
ni:í(|i!Íiiii  neiiMiática  que  es  el  ^ipnrato  representn<io  por 
('.■-ta  l.íiiiina.  Te  la  voi  a  esplicar,  a  fin  do  «pie  coni- 
proiidas  de  (pié  manera  funciona.  Los  do»  lubos  ni;ir- 
cadí.s  I)    i  o   foii  dos  cuerpos  do  bomba,   provistos   de 


2fn 


siw  corresiioiiuioiiícs  ¡)¡^t(i':(';  i  con  "váiviilas  dispuesta-! 
lo  mismo  fpicei]  las  \<w,\\k\<  do  sacar  a,<>iia.  La  única  di- 
Icrciicia  ort  que  l<i;!o  (■n_  esta,  miupiina  os  mas  delicado 
i  Ifrlio  con  nia.H  ciü-iosidad.  Los  dos  pistónos  so  miio- 
voii  por  medio  do  la  oarra  o  nalanoa  /;,  La  pieza  do 
Piadora  (''■  (pie  sos(.io:io  !iw  (•¡[('■i-pos  i\o  la  hoadia  os 
mili  l'iior(i\ise  ha  li.'/!io  d:'  i>na;'i-a  ipi^  siiioío  I, ion 
lasl.omiíasi  puedan  íinirinar  ^in  dilioidlad.  l!ai  un  -raii 
)dalo  do    mota!  /'nini   uso  i    laiii  suave  al  lacio   oiio  ^c 


La  razón  de  esto  es  que  cuando  se  e^itrao  el  aire  de 
la  campana,  el  que  está  dentro  de  la  vejiíra  no  tiene 
quien  lo  comprima,  i  obedece  a  su  natura!  espansion. — 
Cuando  el  aire  entra  pesa  sobro  la  vejiga  o  :^co  i  lo 
aplasta  otra  vez. 

Ks  curioso  ver  lo  que  sucede  cuando  so  pone  dentro 
de  la  campana  una  manzana  seca  i  arruirada. — .V  medida 
que  se  saca  el  aire  conneuza  olla  a  redondf.-arse  i  llenar- 
se, de  manera  que  parece  una  liermosa  manzana  l'rosca. 
Pero  en  cuanto  entra  el  airo  otr-.i  voz.  vuelve  a  ponerse 
machucada  i  arrufada  conm  ántos,  l-ísto  se  debo  al 
aire  que  hai  dentro  de  la  manzana.  Dentro  de  nuestro 
cuerpo  lo  mismo  que  dentro  de  todas  las  cosas,  hai 
siempre  aire.  Si  o|  aire  que  nos  rodea  se  disiidnuye 
inuclio  foi-m/mdose  en  lorno  nuestro  una  especie  de  va- 
cío, nuestro  cnor|)0  se  iiiílaria  lo  mismo  que  la  vejiga 
i  la  manzana.  !•]<  la  presencia  del  airo  al  rodcilor  nues- 
tro, i  la  presión  que  en  nosotros  (>iiM'ce.  (ou' lo  mantiene 
nuestra    forma  tal  como  es. 

Lo  que  el  ain;  nos  oprimo  os  mucho  mas  de  lo  que 
tú  ¡)uedes  ¡¡ensar.  Como  que  estamos  dentro  de  ÍA, 
i  nos  movemos  Con  mucha  facilidad,  no  no^  parece  que 
nos  está  oprimiendo  fnertemento.  l']l  aire  |iosa  sin  em- 
bargo sobre  nosotros  a  razón  do  quince  übras  soVue  ca- 
da pulírada  cuadrada,  en  la  sMi)orlic¡(.'  do  nuestro  cuer- 
|io.  .Vhre  tu  m  ino,  i  ponía  horizoiita!.  i  ol  poso  con 
(jue  la,  o¡)rime  el  airo  resulta  sor  de  mas  do  un  (piintal. 
'l'o  co^tai-il  trabajo  creer  esto;  |iO!-o  os  hecho  positivo 
(pío  te  voi  a  demosfrar. 

Si    pones  tü  mano   abiorfa     i    lioi-izoniai  en    el    aire. 


¡o     (k 


'   / 


htÜu 


>oiiri>  e<te  phito  se  coloca    una 

pana  de   vidrio  c.     Lste  vaso    s--'   llama    n'in/)ni,> 

la   liu:ura  que  tiene      Los  bordes  do  sii  boca   lieaon 

'Star  mui    i)ien    pulimenlados    a  lin   de  (paoaiusfo 

'■■'-';■-  •    ,„,   (icjon  abertura  iior  domio  ont 


¡lati 


salga  el  ain\  Kn  medio  dol  plato 
esto  agujero  entra  un  tubo  (pie  coa; 
(le  las  (los  boudias. 


(  on  esto   puoi 

lo.     Las  dos  l„i 
ip!!'  las  iiomlias 

tilia".'    X(','   ('■-.   I» 


o,nproi,.ie 


pe 


lie 


el    a 
"ha!h 

r.cioii 


la  campana,   i  que  o,.  ¡,,¡,.,„ii¡,-e  ! 

dol  lidio  que  la  liga  con  ¡a  p'a-  i 

icaí-   oxactamonto   todo  el   aiie:  I 

;i  iiiavo!-   pai-ío.     Si  d(^spues  (íe  ¡ 

1')^    ¡n.'  iieüclro  otra  vez  dentro  | 

o      SI'   a'i :>::!      Il!l     p-)CO   ol    tOmÜlo  i 


olla.      Pero    el  .-lire  do   abajo    opciaie 

h.ic- 

a    a 

riba  casi 

lanío    e;>ai'i   :•!  airo   di'    ai-j'iba    o>iráiii 

'  pai 

a  a¡ 

ajo;  i   el 

i-o-iidtado    ('<    ipil'  se  e.piili!,i'a;i    la-*  d 

./  p 

■e.:  , 

a'e^.  i    tú 

no  sientíV    nada.      Pero  -i  consigno-; 

(iiiía 

r  e! 

aire  (pie 

o-'tá   de'.i-ij  )  d'    ia  m  um.  e:it,'iiici'^    -;i 

-^eiiti 

•i- 

niii    bien 

cuan   i:-ran.l  •  e;    1.,  in-.'^ioii  í|  i  -   osiis 

siilV 

e,l 

1.    Para 

probar  oslo   se  ,|aiia  la  campana  de 

a  má 

piin 

1  neiimá- 

tica,  i  se  priao  en  ¡ds.w  de  elía  una  p  • 

V  1  ■; 

ja  abi.M-- 

la   por  lo,^  do.    lados.    L.  ah Ttara   sa 

i^-i-i. 

,■   e-- 

mas   pe- 

(piona  a    lia  do  (pie  piie  1  1    tipux'iie 

•i'"  -í: 

lü-  1 

le  con  la 

italiiia  (l(^  la  mano.   iic''..io  e-íto    pon  íi 
p:aido  bioa    la  bo.-a:   i  a   lue.lM  i  qae 

ol    o 

.er.i 

!>.!•  va  va 

:ae.a!ido  o!  aire  ie-|s  sintieado  el  p-so 

Icl    , 

-■obre  'la 

))nríe   e\t-;rna    de  tu  mino.     Kste  p -s* 

S(--i-. 

la 

grande 

(pie  no  po;lr.i<  ipiitai'  do  alli  tu  mano 

aun. 

"■■  ' 

aioi'a-i;  i 

([iiodarás  alli  sujeto,   mientras  no    se 

0   de 

¡e  e 

iirar  do 

niio\-o  el  airo,  l-^ste  cxperiiiK^nto  fve;\-; 

la  1. 

iiiin 

,1)  es  mui 

interesante. 

Otro  .experimentóos  el  del  rniii¡n-C' 

■'■;/''-5 

Ha 

una  ba- 

sija  aliierta  iior  ainnoí  oxti-oino-.  i  on 

una 

de 

as  bocas 

ugmios  (10    los    oxpei-iiuentos  que   -h- 

hacen  ¡ion  la  ni:i(iiiina    iieam.ííica.     Si  pones   dentro  ^f  \ 

la   campana  un  saco  de  goma  elástica,  o  una  vejiga  (|uo  ' 

contenga  mui  poco  aire,  oiio  estén  (estrujadas,  i  t'eirgan  a-  i 

tada   la  boca  para  que  nada  ¡¡iioda  sedir  ni  entrar,  obser-  ¡ 
varas  que  a.medida  ipie   vas   extrayendo   el  aire  i  for- 

niando  el   vacio  bajo   I.-i  campana,  la  vejigao  sao  se  va  ' 

iiillando  poco  a  poco  !i:ísía    .piedar  eomiilotameiito  ter-  ¡ 

sa    i  como   si  :-sliiv¡e.-:e  llena  .h-   aii-.-.     Si  dejas    entrar  \ 

el  aire  dentro  de  la  campana,  se   volverá  a  aplastar   in-  ' 

ineétiat-ameiite.  , 


como  si  biera  a  liacer-:( 
o  ana  tela  de  rema  e 
a  vasija   --^bn-  1.,  platir 


un  pedazo 
d!<pue-ta 
urina  neu- 


BIj  IJVSTITUTO  J\\aC1ftJ\*JM¥,. 


mática,  i  se  extrae  el  airo  del  interior  ilo  ella  a  medida 
que  el  aire  va  saliendo,  la  piel  se  va  hundiendo  liácia 
dentro,  liasta  que  acaba  por  romperse  con  gran  ruido. 
La  razón  es  que  la  piel  está  sufriendo  una  presión 
liácia  abajo,  que  cada  vex  es  mayor,  hasta  que  acaba 
por  romperla. 


La  presión  del  aire  se  demuestra  inui  bien  por  me- 
dio de  un  juguete  que  suelen  tener  los  niños  i  se  llama 
el  chv]xtáor.  Este  consiste  en  un  pedacito  redondo  de 
cuero  que  tiene  un  cordelito  atado  en  el  centro  como 
lo   representa  la  figura. 

Se  moja  el  cuero,  liastu  ]ionerle  mui  suave;  i  entízn- 
eos se  aprieta  bien  contra  la  superficie  de  una  piedra  li- 
sa i  plana.  Hecho  esto  se  coje  el  cordel,  i  tirando  de 
él  se  levanta  la  j>iedia  pegada  en  el  cuero.     Así  lo  ves 


en  la  lámina.  No  importa  que  la  piedra  sea  grande.  I 
;.por  qué  es  que  la  jtiedra  salo  pegada  con  el  cuero? 
No  es  por  otra  cosa  que  por  la  presión  del  aire.  Cuando 
apretastes  bien  el  cuero  sobre  la  piedra,  no  quedó  airo 
ninguno  entre  «'1  i  la  piedra:  así  e.4  que  el  aire  de  la 
atmósfera  que  rodea  a  uno  i  otro  cuerpo  los  aprieta 
uno  contra  el   otro  i  los  mantiene  adheridos. 

;.No  has  visto  también  muchas  voces  que  al  cojcr  un 
vaso  que  está  sobre  un  plato,  sale  este  peqrado  a  áquH.' 

Las  moscas  i  otros  insectos  que  caminan  sobre  los 
cielos  rasos  i  sobre  las  paredes  de  las  casas,  tienen  los 
pies  dispuestos  del  mismo  modo  que  el  chupador  de  que 
acabo  de  hablarte.  Ilai  algunos  peces  que  tienen  un  clui- 
pador  para  adherirse  a  las  roca»  o  a  cualquiera  otra  co- 
sa. En  este  caso  el  airua  es  la  que  ejerce  la  presión  i  no 
el  aire.  Aquí  está  la  lámina  de  un  p'-z  que  tiene  ese 
aparato  en  la  parte  superior  de  la  cabeza.  Por  este  me- 
dio so  puede  adherir  de  una  manera  mui  firme  a  cual- 
quiera cosa. 


Prrouxtas. — Qué  cosa  os  la  máquina  nemnítiea.'  — 
¿Para  qué  «irve?  Cómo  ost;í  hoclia?  (llómo  funciona? 
¿Dimelos  experimentos  que  pueden  hacerse  en  ella  con 
una  vejiíra  i  con  una  manzana  seca?  ¿Cuánto  os  loque 
pesa  el  aire  sobre  cada  pulgada  cuadrada  de  la  superllcie 
de  nuestro  cuerpo?  Cuánto  es  loque  pesa  sobre  toda  la 
mano  extendida?  ¿Cómo  se  aprueba  esto!''  ¿r'or  qm'-  no 
sentimos  ese  peso?  ¿Qué  experimentos  se  hacen  pira  pro- 
bar esta  presión?  Eu  qué  se  funda  ese  juguete  llamado 
el  chupador?  ¿Por  qué  la  piedra  se  queda  peijada  i  pue- 
de levantarse  junto  a  él?  ¿Qué  otros  hechos  análogos  a 
esto  puedes  citar!'  Cómo  pueden  los  insectos  caminar 
por  las  paredes  i  cielos  rasos?  ¿Qué  peces  son  los  que  se 
pegan  a  las  piedras  i  otros  objetos  cuando  asi  lo  desean. 


LECCIONES  TEÓRICO-PRACTICAS 

DE 

GR  A  iH  ÁTICA   CASTEI^l.ANA, 

ESCRITAS  r.\R.\  I.OS  XI. VOS, 

Por  San/os  Tonino,  Director  del  Jnstitnto  Nacio- 
nal de  (Guatemala. 


(Continíia.) 

JVoi'ioneft  fie  Ovtofojia, 

LECCIÓN  III. 
Le/ras. —  Alfabeto. 

I. — Letra  es  un  siínio  o  carácter  convenció 
nal,  que  por  sí  so'o  o  ¡unto  con  otros  sirve  pa' 
ra    representar  por  escrito  las  palabras. 

2. — Alfabeto  o  ahecelario  es  la  colección  de  to- 
das las  letras  nertenec'ontes    a   un  idioma. 

->. — FJ  Alfabeto  o  Abecedario  esnañol  consta 
dp  veintisiete  letras.  Las  fio-nras  i  nombres  de 
estas  letras  son   los  sioruientes: 

FicrRAS  AiAvrsrri.AR  i  MiN'uscrt-AS.        Nomrres. 

A.     a ■ A. 

R.     b Be. 

C.  c Ce. 

Ch.    ch Che. 

D.  d He. 

R      e K. 

F.  f Fie. 

G.  cr Ge. 

H.      b Arhe. 

.      I.  i I  vocal. 

T.  i    Iota. 

L.  1 Fie. 

LL.  11 F.lle. 

M.  m Lme. 

\T.  n    Ene. 

Ñ.  ñ I- í^c. 

O.  o O. 

P.  p Pe. 

O.  q Cu. 

R.  r     Fpre    o  ere. 

S.  s b".se. 

T.  t Te.^ 

I  i.  u l^   vocal. 

V.  V Ve 

X.  .\ Equis. 

Y.  y I   írriega. 

2-  7. Zeta. 

4,— Las  letras  K  i  W  no  pertenecen  al  Alfa- 
beto español,  i  se  usan  solamente  en  nombres 
de  otros  idiomas:  como  kilómetro,  Was/iiu^to;/. 
Franhliu. 

5."-Lr;s  letras  ])Oi-  su    fiQura  i  tamaño  se  d¡\i- 


ElL    IJVHTiTVTO  JV.ilC30A\ili. 


295 


(lo  . 
Juar 


ia 


den  en  mayúsculas  i  ininúsciilas. — Mayúsculas 
son  las  que  tienen  mayor  tamaño  i  mas  adorno 
<;n  su  fiq^ura,  como  A,  B,  C. — Minúsculas  son  las 
que  tienen  menor  tamaño  i  menos  adorno  en 
su    ilLíura,  como  a,  b,  c. 

6. — Las  letras  por  su  valor  se  dividen  en  vo- 
cales i  consonantes. —  Vocales  son  las  letras  que 
tienen  sonido  propio,  es  decir,  que  pueden  pro- 
nunciarse sin  e!  auxilio  de  otra  letra;  i  son  cin- 
co: í: ,  i\  /,  o,  ií.  La  y  es  vocal  i  tiene  el  sonido 
de  /,  (•íuin<!o  forma  sílaba  por  sí  misma,  o  cuan- 
;í;i  al  fin  de  palabra  o  sílaba,  v.  ;.';.  Pedro  / 
/'/.  ív/,-;/. — La  71  niuica  suena  tl-suiies  de  la 
c^pi'.cs  de  la  tj,  si  la  letra  que  sioue  es  la  c  o 
•oiuo  c\\  cuc:'!-.!,  pyuia,  qnciri',  qiiitar. 
-Cc)nr;onnr.ics  son  las  letras  (]ue  se  pronun- 
>  '■■U'riíin  c(i!i  el  auxilio  de  las  vocales;  i  son 
i'ins:  /;,  c.cli,  íL  f.  _!^-.  ¡i,  j.  1.  IL  m.  n.  ñ.p,  <j.  r, 
.  X.  z. — Laj'  es  consonante  cuando  hiere  a 
x.iles  v.  ^.  rayar,  yerro. 

9.  -Las  consonantes  se  dividen  cni  mud.as  i  se- 
mivocales,— ^fil■'las  son  las  que  empicAMi  ;i  !,¡!) 
nunciarse  por  ella*  mismas,  i  son  doce:  o.  <.  t. '.'.-:  //. 

."'[/'/'•  f/,l<t',y,  z. — iSí';«/Vw.'?/¿'í  son  las  que  eni- 
]>ie7.aa  a  pronunciarse  con  una  vocal,  i  son  diez: 
f,  /.'.  /,  //.  ;«,  7!,  ñ.  r.  s.  x. 

10.  También  se  dividen  las  consonantes  en 
labiales,  dentales.  lin-;-uales.  paladiales  i  ^^nl árales; 
scjrcic,  el  óro;ano  vocal  que  concurre  m:is  direct  1- 
nieü.e  a  su  pioiuinciacion  -Son  labiales  l.'is  conso- 
i;a:vc>  ¡>.  f,' ¡n.  p.  v..-T)?:dale<;.  c.  (antes  de  ,■".  /i  d. 


8. 


1. 


las 


(an 


n:[ttales,  el 
o.  v)  q. 


1.  //, 


Palodiale 


-Se  llaman  letras  dobles  las  nue  suenan  o 
est  ic.  i-c presentadas  jjor  dos  letras. — Solo  hai  tres 
ietr.^  dobles,  lar/',  la // i  la  .r:  las  dos  primei-as 
si)a  ('ebles  en  su  figura,  i  la  última  en  su  valor, 
1 '.!  ■•  equivale  a  es  o^s. 

crKSTlOXAinO. 

I.  Que  es  lot.a? — 2.  Qué  03  alfalioto  o  p.liop.eilari.)?-— 
H.  Itc  cuánta?!  leíriíi  consta  el  Alfahoto  espanor?— Cici- 
les  son? — 1.  En  qno  clase  de  palabras  se  enciiontr:in  ¡:i 
A' i  la  W? — '■>.  Oi')mo  se  (]iv¡i?en  laf?  letra?!  por  su  liuiii;i 
i  tamaño? — Qnéíon  letras  inayú=cu1aí!?— Qne  ?on  letras 
miaúsculas? — (>.  Cómo  se  diviiien  las  letras  por  su  va- 
lor— Que  son  l(>tras  vocales? — Cuántas  i  cniíles  son  las 
vocales? — (^ii;íii(lo  es  vocal  la//'-' — 7.  Kn  qn.' casos  no 
faena  ia  x? — 8.  Qík-  son  consonantes? — Cu  intas  i  cuíles 
son  las  consonantes? — Cniíndo  es  consonaiite  la  v/?— -í'. 
Cónic,  s!^  fliviilcn  las  consoiianícs? — Qn,'  son  consonan- 
tes in::'?iis  i  cuales  son? — Qué  son  s--ht!v<irii'es  i  cuáles 
son? — 10.  Como  üc  dividen  las  consonantes  scjun  el  i'ir- 
jía no  vocal  que  concurre  mas  directamente  a  su  pronun- 
ciación?—Qué  son  letras  labiale:.  dentales,  linuuales, 
j)aladia)es  i  sruturales,  i  cu;l¿es  son? — II.  Qué  son  letras 
do'i'es  i  enánta.s  Iiai? 

;.0i.!('  clase  de  letras  hai  en  cada  ima  de  las 
pa.labras  sicaiientes? 

Dios  es  el  mejor  de  los  padres:  ninqim  otro 
quiere  mas  liern-ar.cníc  a  sus  !":!Jos.      PcntU'.ir.i  es 


el  último  reino  occidental  de  Europa. — VA  ele- 
fante es  el  mayor  de  los  animales  cuadrúpedos 
que  se  conocen. 


LECCIÓN  IV. 

Irregidaridades  del   Alfabeto  español. 

I — El  oficio  de  las  letras  es  represí^ntar  los 
sonidos  que  se  pronuncian  al  hablar;  de  manera 
que  para  tener  un  aliabeto  claro,  se  necesir.i  que 
cada  sonido  eslé  rcprcRenlado  por  un:i  letra  di- 
ferente. 

2. — El  alfabeto  español  es  uno  de  los  mas  per- 
fectos entre  los  de  las  lenqu.as  modernas;  pero  no 
obstante  esto,  tiene  irret;-u!ari<lades  que  deberían 
tlesaparecer.   I  le  aqui   las  mas    nolalilcs. 

3. — Las  letrs  que  tienen  dolslc  siMiido  son  tres; 
e,  c  r.  • 


4. — La  C  antes  de  las  vocales  a.  o.  it.  forma  un 
sonido  paladial  semejante  a  la  de  la  q  en  las  síla- 
bas que.  qiií.  v.  í^  ca,  co,  cu;  i  antes  de  las  vocales 
e.  i.  foma  un  sonido  linQual-dental  sr  enejante  al 
de  la  ,:■■,  ■:',  g-;  ce,  ci,  za.  zo.  z:i. 


5.. —La  C  antes  de  las  vocales  a.  o.  :/.  forma 
\m  sonido  -paladial,  \'.  i^'.  "'a,  .■?■''•.>■"'""'  ''"'•"'^"■'  '"'*■- 
la-  \-ocales  e,  i,  forma  un  sonido  Lnitunil  fuerte, 
senieianle  al  de  la/.  \.g- .Q'o.  í;-í.  -ja.jo.jn.je.ji. 
--Pero  si  entre  la  í,--  i  las  vo-nle;  ,  e.  i  s  í  interpone 
una  7/,  ésta  ¡jiert'e  su  sonido,  i  •:;  o  f(inii:i  ron  la 
e,  /,  un  soniíiM  j)alad"al  s  'niei:inte  :i¡  Ma-  tí>rin:icon 
]:is  \-i)ca!es  a.  o'.  11. 


6. — La  R  tiene  do.~  snnidoí,  uno  fuerte  i  otro 
su:ive. — Suena  fue; te   la  ?- en    cuatro  caros: 

I .  ° --Cuando  está  a!  princi¡f;o  de  u:ia  ¡salabra, 
\'.  í.;;.    ra)>/a,  re^la.  rico,  rosa,  indo. 

2.° Cuando  en  una   jjalalira  \a  il<-s|.ues    de 

las  consonaníes  /,  ;.',  .*:,  v.  f,  alrrdedí-¡\  iio)¿ra.  Is- 
rael. 

3.  ° — Cuando  está  duplicada.  V.  q-.  anwicar.  cer- 
ro, carro. 

4.  <^  — Cuando  en  las  palabras  compuestas  es  la 
|M-imera  Icítra  del  seQimdo  componente,  v.  (^.¿aí/ca- 
ruta.  Ccsf-rica.  viceeector.  contrarestai . 

7.  -  La  ;■  suen:!    suave  en    tres  casos: 

1.  "  CiKuido  está  ;il  Un  d'-  u¡ia  ¡lakibra  o  sí- 
!al)a,  \-.  ;;■.  r/ar.  anua,  cortar. 

2.  ^  - -Cu:uido  está  en  medio  de  dos  vocales, 
V.  >;\  caía.  e-'v.  coro. 

3.  "  C'iíando  está  despuc-s  de  una  consonan- 
t..-  i  antes  <.!e  lina    vocal  foriP.ando  una  sola  sílaba. 


nm 


£1^  IJ%\STITMlTO  jyjlCIOJVJtL, 


8. — Muchas  palabras  se  escriben  con  //,  pero 
esta  letra  no  representa  sonido  alguno  i  es  ente- 
ramente inútil  en  castellano.— Con  //  o  sin  ella, 
lo  mismo  suenan  las  palabras  hablar  i  ¡wmbre. 
Solo  cuando  la  //  va  seguida  de  nc  ,  es  un  poco 
aspirada;  como  huésped;  pero  aun  en  este  caso 
no  haria  falta,  i  muchos  gramáticos  distinguidos 
están  de  acuerdo  en  que  esta  letra  deberla  su- 
primirse. 

IT 

9.—  La  U  no  se  pronuncia  cuando  está  des- 
pués de  la  q,  o  cuando  se  halla  entre  la  g;  i  las 
vocales  e,  i:  es  decir,  que  en  estos  casos  la  u  no 
representa  sonido  alguno,  i  por  tanto  se  deberla 
suprimir.  Sin  embargo,  se  escribe  n  después  de 
la  (¡\  i  cuando  se  quiere  que  se  conserve  su  so- 
nido entre  Va^  i  las  vocales  e,  ?',  se  pone  sobre  e- 
11a  luia  diéresis  o  dos  puntos;  como  en  i'ei'ji'ücnsa, 
desagite,   arghir. 


10. — La  X  es  doble  en  su  valor,  pues  repre- 
senta los  sonidos  de  la  <-  i  i',  o  de  \í\g  i  s,  v.  g.  exa- 
men, ecsámeii,  egsdme/i.  Su  uso  va  desapare- 
ciendo, i  por  lo  común  solo  stí  conserva  para 
manifestar  la  etimolojía  u  oríjcn  de  ciertas  voces, 
casi  siempre  latinas. 

Y 

1 1. — La  Y  hace  unas  veces  oficio  de  conso- 
nante i  otras  de  vocal;  esto  es,  representa  dos  so- 
nidos diferentes  entre  si.  Se  deberla  suprimir 
siempre  que  suena  como  vocal,  pues  este  sonido 
está  bien  espresado  por  la  ¿. 

CUESTIONARIO. 

1.  Cuál  es  ol  oficio  de  las  letras?— 2.  Es  reífular  i 
perfecto  el  alfabeto  español? — 3.  Cuántas  i  cuáles  sou 
las  letras  dobles? — 4.  Cuántos  i  cuáles  son  los  sonidos 
de  la  c? — 5.  Cuántos  i  cuál««  son  los  sonidos  de  la  </? — 
6.  Cuántos  sonidos  tiene  la  r? — 7.  En  cuántos  casos  sue- 
na fuerte  la  7? — En  cuántos  casos  snena  suave  la  i-? — 
8.  Cuál  es  el  oficio  de  la  A? — 9.  En  qué  casos  no  suena 
laj/?— 10.  Q,ué  clase  do  letra  es  la  x? — IL  Cuál  es  el 
oficio  do  la  y? 

(Cmtinuará) 


LECCIONES 

De  Física  experimental  precedidas  de  algunas  no- 
ciones de  Mecánica,  para  leso  de  los  niños,  por 
el  Dr.  Darío  González,  Profesor  de  Mecá- 
nica y  Física  en  el  Instituto  Nacio- 
nal de  Guatemah. 
(Conlinúa.) 

Poi.EA. 

LECCIÓN  XI. 

1. — Dcfillieion.   Ln  polea    o  garrucha  es 
un  círculo  de  madera  o  metal  que  jira  libremente 


sobre  un  eje  y  que  lleva  al  rededor  de  su  circun- 
ferencia im  canal  llamado  garganta.  Este  canal 
recibe  una  cuerda,  á  cuyas  extremidades  se  apli- 
can la  potencia  y  la  resistencia.  Los  extremos  del 
eje  de  la  polea  se  apoyan  en  una  pieza  llamada 
chapa. 

¿•—División.  Cuando  la  chapa  de  una 
polea  está  fija  á  un  punto,  la  polea  se  llamayí/rt; 
y  cuando  la  chapa  soporta  la  resistencia  la  polea 
se  llama  movible.  La  fig.  3!  es  una  polea  fija:  P 
es  la  potetKíia  que  actúa  en  el  punto  A,  y  R  lare- 


FiíT 


sistencia  que  actúa  en  el  punto  B.  La  fig.  38  es 
una  polea  movible:  La  potencia  P  actúa  en  A,  la 
resistencia  R  está  en  la  chapa,  )•  el  otro  extremo 
de  la  cuerda  está  fijo  en  V. 


5 


LXJ 


Fi-'  38. 


21.— Coiidleioii  <i(}  equilibrio  de 

Isi.'»*  poleais.  Las  poleas  no  son  otra  cosa  que 
palancas.  La  polea  fija  es  una  palanca  de  pri- 
mer género  y  la  movible  una  palanca  de  segun- 
do género.  Esto  se  ve  claro  por  la  simple  inspec- 
ción de  las  figuras.  En  efecto:  en  la  Fig.  ^-j  el 
diámetro  AB  representa  la  palanca,  reconocién- 
dose que  C  es  el  punto  de  apoyo  y  que  en  los 
extremos  de  dicho  diámetro  actúan  las  dos  fuer- 
zas P  y  R.  En  consecuencia,  siendo  los  brazos 
iguales,  por  ser  radios  de  un  mismo  círculo,  la 
condición  de  equilibrio  de  una  polea  fija  es  que  la 
potencia  debe  ser  igual  a  la  resistencia  (Lección 
X,   3^.  Así,  una  resistencia  de  20  kilogramos,  por 


JGr,  IJS'STITITTO  JY^ClOjy^^t^. 


297 


ejemplo,  será  equilibrada  ó  sostenida  por  una  fuer- 
za de  20  kilogramos. 

En  la  polea  mo\¡ble,  fig.  38,  el  diámetro  AB 
es  la  palanca,  estando  el  apoyo  en  B.  la  resis- 
tencia R  el  medio  i  la  potencia  P  aplicada  en  A, 
i  como  el  braso  AB  de  la  potencia  es  doble  del 
brazo  BC  de  la  resistencia  (el  diámetro  es  doble 
del    radio),  es  preciso  para  que  haya  equilibrio  en 


un:i  polca  movible  que  la  potencia  sea  la  mitad 
de  la  resistencia.  (Lección  X.  3).  Asi  una  resisten- 
cia (le  óo  kilogramos  será  equilibrada  o  sostenida, 
por  lina  potencia  de  30  kilogramos. 

\,  PolÍ|»a.!>«io«.  \J n/)o/?pasfo  es  una  reu- 
nión de  poleas  fijas  i  movibles  combinadas  con- 
venientejiiente— La  fig.  39  es  una  forma  de  po- 
lipasto, compuesto  de  tres  poleas  fijas  y  c'e  tres 
movibles — La  potencia  se  aplica  en  P  )•  la  resií-- 
teiicia  en  R  -  La  coiulicion  de  equilibrio  de  es- 
te sistema  es  (juc  la  ]jntcncia  sea  igual  a  la  n»- 
sistencia  dividida  por  el  duplo  de  poleas  movi- 
bles. En  el  caso  presente  donde  hay  tres  po- 
leas movil)les,  si  la  resistencia  fuese  de  60  ki- 
logramos, se  equilibraría  con  10  kilogramos,  pues 
60  dividido  por  602X3  4"^  es  el  doble  de 
poleas    movibles  da  por   cuociente  10. 

La  Fig.  40,  es  un  sistema  compuesto  de  una 
polea  fija  a  i  de  tres  movibles  h,  c'\  d.  La  poten- 
cia se  aplica  en  P  i  la  resistencia  en  R.  Aqui  la 
condición  de  equilibrio  es  que  la  potencia  sea 
igual  a  la  resistencia  dividida  por  la  cifra  2  ele- 
vada á  un  número  indicado  por  el  de  poleas  mo- 
vibles. Si  V.  g.  suponemcs  (jue  la  resistencia  sea 
de  16  kilogramos,  la  potencia  debe  ser,  para  ob- 
tener el  equilibrio,  de  2  kilogramos,  pues  habien- 
do tres  poleas  movibles  será  16  dividido  por  8 
-—2;  8  es  la  cifra  2  elevada  a  3.  porque  2*  ==  :¿ 
X  2  X  2  -^8. 


5.  IJsos^de  la  polea.  La  polea  es 
una  máquina  muy  usada.  Sirve  para  levantar 
grandes  pesos-  á  alturas  considerables.  Es  indis- 
pensable en  los  trabajos  de  maquinaria  y  en  la 
construcción  de  edificios.  Se  puede  ejercer  con 
las  poleas  tenciones  considerables,  que  no  se  ob- 
tedrian  directamente  sin  su  intermedio.  Se  em- 
plean muy  especialmente  en  el  aparejo  de  los  bu- 
ques. 

(Continuará.) 


I..E€CIONEÍ!i 

De  Aritmética  decimal  práctica  i  razonada,  escri- 
tas en  francés  por  L.  BonwaHet  i  traducidas 
por  Pedro  Dc/eon   V.,  alumno  maestro 
del  Instituto  Nacional. 

(Continfia.) 

Pruebas  de  la  Pesia. 

71. — !.  ^  Para  hacer  la  prueba  de  la  resta  se 
suman  el  sustraendo  i  la  diferencia,  si  la  ope- 
ración estuvo  bien  hecha,  el  resultado  de  esta 
suma   debe  ser   igual  al  minuendo. 

En  efecto,  como  la  diferencia  espresa  el  exe- 
so  que  hai  del  minuendo  al  sustraendo,  es  e- 
vidente  que  añadiendo  la  diferencia  al  sus- 
traendo,  se  tiene  el  minuendo. 

Ejemplo. 


Minuendo 
Sufitraendo 


Dife 


Resta 

780.612 
315.761 

464.851 


¿f>8 


#;/>  rj\'STiTf/TO  jy»tcioJV.ti. 


Siistraendo 
Diferencia 


Mi 


ido 


Prueba 

315.761 
464.851 

T80.612 


2  °  También  puede  hacerse  la  prueba  de  la  res- 
ta, quitando  del  minuendo  la  diferencia,  lo  que 
nos  dará  por  resultado  el  sustraendo. 

Esto  se  concibe:  el  minuendo  contiene  el  sus- 
traendo i  la  dife  rencia,  si  se  quita  esta  no  resulta- 
rá sino  el  sustraendo. 


l^cwplo. 


Resta 


Minuendo 

780.612 

Sustraendo 

315.761 

Diferencia 

464.851 

Prucl)a 

Minuendo 

780.612 

Diferencia 

464.351 

Sustraendo 

315.761 

72. — Se  recurre  a  la  resta  para  cononer. 

1.  °  la  diferencia  que  existe  entre  dos  núme- 
ros, o  en  cuantas  unidades  exede  el  minuendo  al 
sustraendo; 

2.  '^  El  número  de  unidades  que  es  necesario 
añadir  a  un  número  dado  para  que  sea  igual 
a  otro    número  mayor   también    dado. 

Se  emplea  todavía  la  resta  cuando,  cono- 
ciendo la  suma  de  dos  números  i  uno  de 
ellos    se   desea    conocer  el  otro. 

Ejercicios  sobre  la  resta  de  •  números  enteros. 

I.'    9-7,  29-12,  3S-9. 
2."  345-213,  9620-1433. 

:}.^  43268-34378,  10000-1995. 

4.,3  8020Ó0-503059,  looo-ioo. 

CÜESTIOXAlirO  SE3T0. 

.">!)  ;,Qué  es  la  resta?  ¿Qué  nombre  se  le  dá  al  resulta- 
do de  una  resta?  ¿GO.  Cuál  es  el  sigue  de  restar  i  qui 
sii^-nitica?  ¿Cuándo  se  dice  que  un  número  es  ne,3,;>t¡\-o? 
6Í.  ¿Cómo  se  indica  una  resta?  Eiemplos  de  restas  in- 
dicadas. 62.  ¿Como  se  loe  una  resta  indicada?  ü3.  ¿i)o 
cuántas  maneras  puedo  hacerse  wia  operación  de  restar? 
64.  ¿Qué  sucede  si  oí  sustraendo  es  igual  al  minuendo? 
(55.  Denjostrar  que  la  diferencia  no  cambia  cuando  se  au- 
menta o  disminuye  en  una  inisma  cantidad  el  minuendo 
i  ol  sustraendo.  ¿Qué  le  sucede  a  la  diíbrcncia  si  al  mi- 
nuendo so  le  añade  o  quita  una  cantidad  cualquiera?  (56. 
67.  Dar  ejemplo  de  un»,  rosta  de  núineros  compuestos  i 
esplicar  la  teoría.  68.  Dar  la  ro^la  jonoral  de  la  resta. 
¿Cuándo  puede  liaccrso  la  operación   por  la  izqm'orda? 


69.  ¿Qué  sucede  cuando  una  o  varias  cifras  del  sustia- 
endo  son  mayores  que  sus  correspondientes  eu  el  mi- 
nuedo?  ¿Qué  se  hace  cuándo  una  cifra  significativa  del 
sustraendo  tiene  cero  por  correspondiente  en  el  minuen- 
do? Si  después  de  haber  restado  todas  las  cifras  del  buí- 
traendo  de  sus  correspondientes  en  el  minuendo,  quedan 
aun  cifras  en  este  último,  qué  se  hace?  7o.  ¿Cómo  se  ha- 
ce en  el  comercio  para  conocer  el  estado  de  la  caja?  (il. 
¿Cómo  se  prueba  la  operación  de  rcstai?  72.  ¿Kn  quó 
C0.90  se   hace  upo  de  la  resta? 

PROBLEMAS  DE  RESTAR 

1 5. — Un  alumno  ha  obter.ido  100  óptimas  pa- 
ra hacerse  acreedor  a  un  libro;  otro  ha  obtenido 
solamente  84,  cuántas  óptimas  le  laltan  para  me- 
recer el  mismo  übro  que  el  primero? 

ló.-— Un  agricultor  tiene  4320  pesos  antes 
de  comprar  un  terreno  en  t5o4  pesos  ¿cuánto  !e 
quedó  dcs¡Mies  de  haber  hecho  la  compra? 

17. —  I  :i;i  i:ersona  tiene  23  an<.s  en  iMS^.^T'n 
qué  añil  üiicii-/ 

18. —  1  ii:  ^  1  ¡luivlo  <\\  -  !  ^ '2.  i;;!:í  c:is,i  que  com- 
pré en  S!;5!;.  ;v';;A:'l.-  i  ■-.  ■  <  s  .  íi^- -ui-íadn  (;n  ki 
nueva  venta? 

19. — Vw  obrero  yana  al  año  -  965  i  gast;i  7:6. 
¿A  cuánto  ascienden   sus  economiasi' 

20. — El  monto  de  una  sucesión  es  de  s  12340; 
pero  hai  una  deuda  de  $  S467.  ¿Cuánto  les  queda 
a  los  herederos? 

2  i. — Para  cultivar  un  terreno  d^  40  áreas  se 
han  necesitado  s  224:  pero  se  ha  recoji-io  vm  pro- 
ducto que  dá  $  323.  ¿Cuánto  ha  sido  el    heneíicio? 

22. — La  contribución  de  un  vecindario  para 
componer  caminos,  es  de  .-^  "45,  i  solo  se  yastan 
S  598.  ¿Cuánt;)  tl'-'n:  disniiüuhs.;  d,;  d:.;ha  con- 
tribución? 

23. — Una  persona  vendió  360  fanegas  de  tri- 
go a  un  panadero,  i  solo  le  p;ig"ó  lo  de  195  fa- 
negas.    ¿Lo  de  cuántas  fanegas  k;   debe  todavía? 

24. — Dos  personas  van  a  dividirse  la  suma  de 
$684o,  Cuál  será  la  pafte  de  la  segunda,  si  la  pri- 
mera estrajo  del  capital  la  suma  dv-  53"il!S. 

25. — Una  campana  que  pesa  7070  ki!jgi\i:i;  x-. 
contiene  807  kilogramos  de  cobre,  el  resto  es  de 
estaño.     ¿Cuál  es  el  peso  de  cst¿  último  metal? 

26. — Le  han  dado  163  bul'  ff^  :;  l\-dr;)  i  ¡  i? 
a  Juan     ¿cuántos    billetes  ser,;  ; 

est?  último  para  que  tenga  37   . 

27.— -Un  comerciante  tiene  en  su  :;!inaccn  ."^ókS 
metros  de  una  tcL:  cuui  calor  era  de  .S5984;  ha 
\  endido  4Ó70  metros  por  S3904  ¿cuántos  metros 
!;•  quedan  i  por  qué  precio.'^ 

28. — He  pagado  S341S  por  una  casa  que  com- 
pré en  $5  137,  i  $178  por  un  jardin  que  compré 
en  $307 :  ¿cuánto  debo  todavía  i .  ^  por  la  casa, 
2.  °   por  el  jardin,  3.  °   por  todo? 

29. — Un  individuo  compró  una  casa  por  $588o, 
gastó  $985  en  la  reparación  i  la  vendió  en  S9000, 
¿cuánto  ganó  en  la  venta? 

30. — Cuatro  personas  se  dividen  l.i  cant:.!  .'1  \--- 
$5,700,  a  la  primera  corrcspondeiT$ 1 457.  a  h  se- 
punda  '"75    m.jnos   que   la  primera,  a  "la  tercera 


EL.  ursTiTirro  jyjICIOJWilj. 


299 


$86  menos  que  la  segunda  i  a  la  cuarta  el  resto, 
¿cual  es  la   parte  de  cada  una  de    las  personas? 

(Cotüiimará.) 


LIBRO  DK  L.ECTlJirA. 

De  Guillermo  D.  Swan, 

3frKll/ira<h  por  ,1  Dlrerinr  <hl  TihtiUuto  Nariomd  de 

GiialíiDKla,  para  itso  dp   Jas  ewncki.i 

(Continúa.) 
LECCIÓN  XVI. 

Sed  siE.MPKi-:  honrados  i  resistid  i.as  malas 

TEXTACIOXKS. 

lüluardo  i  Enrique  paseaban  un  dia  por  delan- 
te de  un  jardin,  cu>a  puerta,  por  un  olvido  del 
jartlinero,  habia  quedatlo  abierta:  tuvieron  la  eu- 
riosidad  (le  mirar,  i  vieron  algunos  ciruelos  llenos 
áe  maénífieas  frutas  maduras. 

-Mini,  dijo  Eduardo:  qué  hermosas  ciruelas; 
no  hai  nadie  en  el  ¡ardin:  aprovechemos  la  opor- 
tunidad; cojamos  alo-unas  i  comámoslas. 

-No.  respondió  Enrique;  eso  no  sería  bien  he- 
cho, pues  el  jardín  no  es  nuestro. 

i 'ero,  cjue  importa  eso?  dijo  Eduardo;  si  co- 
jenios  unas  cuantas  ciruelas,  "donde  hai  tantas. 
ni  el  iardinero  ni  el  amo  notarán  la  falta. 

-  Es  verdad,  contestó  Enrique;  pero  no  por  e- 
so  dcjaria  de  ser  una  mala  acción,  porque  es  un 
robo  cojer  a  escondidas  cualquier  cosa  que  per- 
tenezca a  otro,  aun  cuando  sea  un  alfiler.  ¿Quie- 
res que  te  diga  las  reflecciones  que  hizo  mi  padre 
el  otro  dia,  a  consecuencia  de  haber  sido  llevado 
un  ladrón  a  casa  atado  codo  con  codo? 
— Sí  respondió  Eduardo;  quisiera  oirlo. 

í^i'es  bien,  dijo  que  aquel  hombre  probable- 
mente habria  dado  sus  primeros  pasos  en  el  ca- 
mino del  crímíín  apoderándose  de  objetos  de  po- 
ca importancia  que  no  le  pertenecían  i  que  los 
que  empiezan  cometiendo  pequeños  delitos,  van 
acostumbrándose  a  ellos,  i  al  fin  conclu>en  por 
no  vacilar  (;n  cometerlos  mas  grandes.  Ahora 
bien,  continuó  Enrique;  estas  ciruelas  no  nos  per- 
tenecen, i  aunque  niel  jardinero  ni  el  ilueño  nos 
\  en  si  las  cojemos,  tú  sabes  que  allá  arriba  hai 
siempre  ¿\'o  que  vé  todo  cuanto  hacemos. 

Eduardo  (iwdó  pensativo:  tenia  tentaciones 
muí  luertes  de  cometer  una  mala  acción;  pero 
en  cuanto  pensó  en  Dios,  que  ve  cuanto  hace- 
mos sus  criaturas,  comprendió  que  debía  resistir 
ciquella  tentación.  Después  de  un  momento  di- 
]o  a  su  compañero:  tienes  razón  Enrique,  las  ci- 
ruelas no  son  nuestras;  no  debemos  cojerlas;  \'á- 
niono:;  pronto  de  aquí. 

El  dueño  del  jardín,  oculto  tras  unas  matas, 
li.xbia  oído  tocia  la  conversación,  sin  ser  visto  por 


los  niños.  Subió  entonces,  los  llamó  con  cariño- 
sas palabras,  los  alentó  para  que  siempre  conti- 
nuasen resistiendo  las  malas  tentaciones,  i  les 
hizo  llenarse  los  bolsillos  de  las  mejores  frutas; 
despidiéndose  después  de  ellos  cordialmente. 

Decid  siempre  la  verdad. 

Los  niño~S  del)en  decir  siempre  la  verdad.  Pe- 
dro fué  una  ocasión  enviado  por  su  padre  a  la 
oficina  de  correos  con  una  carta  que  trata1)a  de 
un  asunto  de  mucha  importancia.  En  el  camino 
encontró  a  José  i  otros  varios  muchachos:  José 
era  muí  pendenciero  i  Pedro  tenia  un  carácter 
muí  violento:  armaron  una  pendencia,  porque 
ninguno  de  los  dos  quería  ceder  el  paso  al  otro. 
i"  uéronse  a  las  manos,  i  durante  el  calor  de  la 
lucha  cayósele  a  Pedro  la  carta,  que  fué  pisotea- 
<ia  imanchada,  en  tal  grado,  que  la  dirección  es- 
taba ilegíl)le. 

Pedro  pensó  qué  haría;  si  il)a  a  su  casa  i  le 
confesaba  a  su  padre  lo  oi-urrido;  su  padre,  que 
era  muí  severo,  que  siempre  lo  estaba  amones- 
tando por  lo  violento  de  su  »>arácter,  i  que  le 
habia  recomendado  tuviese  cuidado  con  la  carta, 
le  ¡mponilria  sin  duda  algún  castigo.  Ocurrióse- 
le  que  lo  mejor  que  podía  hacer  era  decirle  u- 
na  mentira:  fué  a  su  casa  i  dijo  a  su  padre  que 
habia  puesto  la  carta  en  el  correo,  pero  su  cora- 
zón ])alpitaba  violentamente  mientras  decía  aque- 
lla mentira. 

Pasáronse   algunos  días,  i   no  habienflo    r(M-¡- 
bido  el    padre  ele    l*edro  contestación  a  su  carta, 
escribió  otra  i  la  llevó  él  mismo  al  correo.     A  los 
dos  días  recibió  contestación,  en   la    cual  le    de- 
cían que  no  habían  rec¡)»ido  su  primera  carta.  La 
falta   de   esta  carta    le    causó  una  gran   ¡íérdida 
en  sus  negocios;  pero  mas    que    esta  pérdida  le 
I    dolió  que  su  hijo  le  hubiese  dicho  una    mentira, 
j    pues  averiguó  en  el   correo  que  Pedro  no  habia 
í    puesto  la  carta  eu    él. 

I  Cuando  el  padre  llamó  a  Pedro  para  pregun- 
tarle, éste  al  principio  vaciló,  pero  al  fin  confe- 
só francamente  su  falta.  .Su  padre  lo  perdonó 
con  la  condición  ele  que  no  volviera  jamás  a  de- 
cir una  mentira,  i  Pedro  resolvió  en  lo  sucesivo 
sulrir  cualquier  pena  antes  que  decir  una  falsedad. 
Mucho  traltajo  le  co.stó  a  Pedro  recol)rar  la 
confianza  de  su  padre,  pues  e.ste,  aunque  nunca 
le  volvió  a  hablar  del  asunto,  durante  mucho 
tiempo  parecía  desconfiar  de  lo  que  Pedro  le  de- 
cía: mucho  le  dolia  a  este  \er  que  se  dudaba  de 
su  ]xilal)ra,  pero  jamás  volvió  a  mentir;  recono- 
ciendo que  el  que  una  vez  ha  dicho  una  mentira, 
no  tiene  derecho  a  exijir  que  se  le  crea,  aun 
cuando  diga  la  verdad. 

( Conliinnirá) 


300 


£Ij  IJVSTITtlTO  j\\iciojy\tij 


Se<M*ioE»  «lo  Fo4lsií;o;ffisi 


A  !a  Acsdcmis  de  Maeslfos 


CURSO   SUPERIOR    DE   PEDAGOGÍA. 

l^etociologla,. 

Por  KrsTArio  Santamaría   S. 

Profesor  <h  Jn  ciovia.  ra   hm  Etmi'las   Normcde-i  de 
(JiiDilriíaninrfa. 

(rontinúa.) 
Método  memouial. 

Una-momoi'i.a  bien  oiiitivndn.  iirosta  Í!ii;ioi-l:iiilisimoí; 
servicios  al  desarolio  superior  úo.hv  iníelijeiu'ia;  i  ]ior 
esta  razón  el  ojpitícío  de  la  memoria  en  los  niños,  es  a- 
snnto  de  deber  o  de  oblifraeion  para  lodo  el  qne  se  de- 
dica al  profesorado  primario,  no  olvidando  por  crfto,  en 
ningnn  caso,  el  cnltivo  de  la  percepción  o  comprensión. 

JfcIrKJo  acroamñlico. 

El  mí'todo  en  que  se  jírocede  por  medio  de  discnrsos, 
lleva  el-  nomin-e  ([oacroumátiai. 

Esta  voz  es  de  oríjen  priego,  i  sisrnifica  lo  qne  se  rela- 
ciona con  el  oido,  siendo  por  esto  (lue  se  lia  dado  esc 
noml)re  al  sistema  en  qne  se  enseña  valiéndose  de  la  pe- 
roración, por  cnanto  el  discnrso  se  dirije  a  los  alumnos, 
quienes  hacen  respecto  del  Maestro  el  jiajiel  de  oyentes. 

l']l  método  <li>  qne  se  trata  debe  su  existencia  a  la  na- 
turaleza misma  del  hombre.  No  ha!  ser  humano,  poi-  i<')- 
ven  qne  sea,  qne  no  preste  oído,  con  gran  alencion,  a 
cualquier  rclito  queso  haga:  pudiendo,  por  tal  circnns- 
tancia,  creerse  que  este  pi-occdiiniento  es  el  mas  antiguo 
en  la  enseñanza.  En  efecto  ¿no  era  acaso  este  método 
el  que  empleaba  Homero  para  instruir  al  pueblo  en  la 
historia  de  sus  antepasados?  ¿No  era  así,  tauil>ien,  como 
los  apóstoles  de  la  ideal  doctrina  que  rcjencróe!  minido. 
difundían  los  (.rincipios  cristianos?  Los  filósofos  qne 
recorrían  las  villas  i  las  aldeas  en  los  tiempos  de  la  e- 
dad  media,  contaban  de  continuo  con  ninnei-oso  concur- 
so o  auditoi'io;  todo  lo  cual  prueba  que  no  solo  es  d 
niiHodo  o'-i-íxníiático  uno  de  los  nms  antiguos,  sino  tam- 
bién de  los  mas  adecuados  a  la  naturaleza  del  horabrc 
i  por  lo  mismo  nno  de  los  mejores  procedimientos  didáo- 
ticos;  supuesto  (¡ue  todo  sistema  con  que  se  pretenda  o- 
brar  sobre  las  facultades  hmnanas,  es  ma.s  o  menos  útil 
i  bueno,  mientras  mas  en  armonía  se  halle  con  las  leyes 
que  rijcn  dichas  facultades. 

Está  fuera  de  toda  duda  que  el  niño  siente  satisfacción 
en  oir  narraciones  i  cuentos,  lo  cual  se  halla  deinostra- 
(lo  sulicienteraentc  por  la  experiencia.  Así.  el  metido 
de  enseñanza  en  que  el  Institutor  so  vale  de  discur.-os, 
tiene  en  la  Escuela  una  signilicativa  aplicación,  ya  pa- 
ra los  estudios  históricos,  en  los  cuales  es  indispensable, 
ya  para  las  lecciones  objetivas,  i  ya,  en  fin,  para  todas 
las  (lemas  materias  que  componen  el  ¡trnsnm,  toda  vez 
que  el  Pi'oceptor  po^a  el  don  de  la  oportunidad  i  sepa, 
por  me'dio  do  mirraciones  hábilmente  adaptables  al  a- 
sunto,  fijar  la  aterion  de  los  niño?. 

La  Aritmética,  sea  por  ejemplo,  enseñada  ile  tal  mo- 
do, lejos  de  car;.=ar  por  su  aridez  la  atención  de  lo--,  edu- 


candos, la  desarrolla  i  fortifica  de  un  modo  sorprenden- 
te; pudicndo  decirse  que  todo  aquel  que  en  su  deseo  de 
í-aber  atiendi'  lo  que  .sclo  quiere  enseñar,  consigue  nu- 
trir su  espíritu  convenientemente  i  dar  fortaleza  a 
sus  ideas. 

Se  distinguen  dos  especies  de  discursos  en  el  asunto 
de  que  so  trata,  los  cuales  so  hallan  en  la  misma  rela- 
ción que  lo  están  el  tiempo  i  el  espacio:  a  saljer:  la 
narración  i  la  ílescrijicion.  La  pri.uera  tiene  que  ver 
con  las  cosas  ocurridas  en  ol  trascurso  de  los  tiempnx. 
es  decir,  con  los  acontecimientos;  i  la  segunda,  con  las 
cosaa  que  ocupan  un  lugar  en  el  espacio,  o  lo  que  es 
lo  mismo,  con  los  objetos. 

La  clase  do  discur.-;o  que  combiiia  an¡bas  condiciones, 
f  o  llama  harmclon  dr.irri'itica. 

La  narraaion  <lea  riptiva.  se  emplea  cunado  se  quiere 
referir  un  hecho  histórico  con  vivos  (Miiorcs.  pretendien- 
do exaltar  ol  entusiasmo  de  los  niños,  llevando  a  su 
mente  el  acontecimiento  de  que  se  (|niere  posesionarlos. 
Así,  al  tratar  de  la  muei-te  heroica  del  ínclito  Ilicaute, 
¿que  institutor  quesea  un  ¡wco  entcmlido  se  conten- 
tará con  narrar  friamente  afiuel  suceso  digno  «le  la  a- 


poíeosisy  I' 
mas  exacta 


:o  W 


1  ider 
brzos 


de  losbe- 
nr    la  vic- 


a  que  los  ovcntes 
.  )sii.le.  del  hc'.lio  cis  r.ra-.-' 
<pu>  el  narrador,  sin  tViUa  a  la  venia  1  i 
¡iroduzca  en  loólos  sus  defailes  con  la  nui 
pintando  el  sitio  de  San  Maleo,  la  sitnai 
¡ígerantes.  sus  cruentos  esí'ucrzos  para  a 
toria  etc.,  i  haciendo  presente  la  terrible  sitifacioii  del 
ejército  republicano,  llegue  al  fin  de  aquella  formidable 
lucha  con  el  insigne  i  patriótico  sacrificio  de  quien,  sin 
otra  idea  que  la  déla  liberta.l.  se  iniuolaba  gustoso  por 
el  lierecho  del  j)ueblo! 

Tanto  la  ihirraclnn  como  la  di'scri/)  !<■:>.  o  sea  el  dis- 
curso, exige  condiciones  especiales  para  (pío  pneda  pro- 
ducir los  resultados  apetecibles  de  ¡a  enseñanxn.  En 
|ii-imor  lugar,  el  discurso  tiene  que  ser  d'iro,  cío  es, 
ilion  articulado  i  pronunciado;  en  s.^a'uad  >  «-i-  >'■/ »  ; 
rondw-nfc'  i  en  tercero,  sor  í«/W/í,'í7  o  ^  ■  ■•'  .-  i'-la  ve/. 
que  un  discurso  lariro  cansa  la  aten!-ioa  <'u  '  >•  ü::  >  ]''>'' 
!  esa  propensión  que  tienen  a  no  lijarse  ca  an  -  : 
I    por  mucho  tiempo. 

I  Montaigne,  a  quien  hemos  citad)  taiiías  v> 
I  al  respecto  de  ¡pío  noa  ocupamos:  -El  hecho  ii  ■  üa^,  i- 
I  se  niño  con  el  niño,  dedosender  hasta  él  para  ca-^!  ñ a:  io. 
¡  n:o  parece  el  mas  sairrado  de  los  deberes  d"l  .Mar-tro 
I  déla  infancia.''  .Vristótolos.  por  su  paríi'.  había  s.'i!!ad-i 
j  ya  esta  leí  invariable  do  la  enseñan/a  ¡a-iai  n  i.i:  ■/.  >  ;- 
I  fjual  lio  puede  -ser  entimli  'o  -s  vn  /"</•  / '  .  "' 
I  Indudadblo  <\s  q-ie  el  Institutor  q  i  •  i'^a  ■  a  <n  caiuo 
■  jóveuíísdecortacdad,  debe  llegar  li  nia  rl!o.  -^i  .b-ca 
ser  entendido  i    ciin-pren.iido,    piie-i  (lae   s¡   su  di-a-urso. 

coinpi-i'ii-'iou   de  sus  educ.iudos,  sobre  perder  su  ti"ni¡i:» 
i    se  lo  hace  perder  a  así  mismo  a  los  niños. 
I        Fuera  do  las  condicione-!   anotadas,  tiene  «I  discurso 
j    (pío  ser  ronriso.  obletivo  o  in'eri'snide.   (J.tntisn,qn\{;re  d(!- 
cir  que  se  com|ionga   do  las  palabras  puramente  necesa- 
rias para  expresar   ido.is   completas;  o,Ve^/{:o,  que  tenga 
jior  principal  tendencia  de-iarroUar  la  percepción,  que  es 
una  facultad  fund  iniental  del  alma:  c  inleremnte.  que  lle- 
va hi  atención  del  c.-^colar,   ¡lorque,  .según  el  uso  de  las 
palabras  empleadas,  so  preste  a  ser  comprendido. 

Como  ya  se  lia  vist/),  cuando  ol  .Maestro  emplea  el  nn'- 
todo  acroaindfiro,  él  solo  habla  entre  tanto  que  los  alum- 
nos oyen.  Pero  si  un  discurso  continuado,  por  elociu'ute 
que  sea.  can-a  la  atención  de  un  hom'u-e  ya  formado, 
con  mucha  mayor  razón  la  de  un  niño,  cuyas  faculta- 
des aun  no  han  alcanzado  su  i)erfecto  desarrollo:  d  > 
dondo  so  deduce  U'ijicainente  que  el  método  de  que  se 
trata  no  pu(>de  empíear.^0  solo  en  la  enseñanza,  siempre 
(lue,    siendo   iiatuí  alüa-iit'^   d,t-Ml  el  alma  del  niñ  i.    !o  la. 


JRfj  IJVSTITITO  J\\HCÍOJ%\lt^. 


sai 


narruLMon  prolongada  lo  fatiga  i  deja  de  educarlo  el 
pensamiento,  ppr  cuanto  sin  la  atención  ninguna  facul- 
tad espcrimcntal  estará  en  posibilidad  de  cumplir   sus 

funci'Mies. 

El  método  en  referencia  tiene  el  inconveniente  de 
no  cultivar  el  lenguaje  del  escolar,  supuesto  que  no  lle- 
ga el  Cliso  de  que  él  exprese  stis  ideas,  siendo,  como  se 
lia  diclio,  el  Profesor  es  el  único  que  discurre,  i  tiende 
a  hacer  por  otra  parte,  un  lugar  desapasihlede  la  Escue- 
la, desde  luego  que  al  cursante  no  lees  dado  tomar  parte 
activa  en  el  aprendizaje,  ni  desempeñar  otro  papel  que 
el  de  oyente. 

Así.  (]!ie  nadie  puede  negar  al  método  armamáUro  sus 
vent!ii;H  ¡iPiiaL-i'ijicns,  pero  en  ningún  caso  está  llamado 
a  re;  ;:ir  inir  -i  mi]  >  en  l;i  E<eiiela,  ¡lor  cuya  cinuinstan- 
(■¡a  !•  i>i-i'r¡-u  es(iiili;ir  todos  los  domas  medios  o  proce- 
diiiiirüSos  de  trasmisión,  afín  de  salitír  con  cual  o  cua- 
les il  !ii'  r.>ii|!,iiiais;>  ]iara  producir,  scirun  el  caso,  los 
beiie;;  io-os  i  eoiiducentos  i-csultados  dc  un  hnon  siste- 
ma ii:  inu-eionistu. 

(CoiitliiKaní) 


L.V    KNSHXANZ.V    OBLlCATORrA. 

!!  '•  :  '  ■  '■'■  :•■  !í)  -ii"iioi-e  qu"  laí  cos(unibros.  asi  públi- 
cas eoiiu)  priviidas.  son  ol  resultado  de  la  educación,  no 
el  proijucto  del  prcepto  frió  i  esouoto  de  la  lei.  La  e- 
ducaeion,  inllltráudoso  en  el  ánimo  de  los  caracteres 
mis  rudos,  mo  lifioa  f  iv  oi-ubleni''  ito  las  temlenoias  e  in- 
clinaciones, i  dispone  a  los  individuos  a  la  práctica  del 
bien  OH  todas  sus  formas  i  on  to  las  sus  manifestaciones. 

0!)rn  pai.sada  i  l'^;ita   e;i  sus  medios  i  on  sus  fines,  la 

eduoticion  ene iiia    lesi  -teiieias  tenaces  en  los  pueblos 

incultos,  no  por  onodeiou  sistemática,  sino  por  la  indi- 
forciieia  con  (\w  <•'  re-üio  un  bien,  no  apreciado,  porque 
no  es  conociíjo. 

l'na  persona  liion  odueada  oierce  siomore  sobróla 
multitud  una  iniJMeneia  avasalladora  que  acaba  por  do- 
minar iiasta  los  caract  'res  mas  rebeldes,  i  por  atraerse 
la  voluntad  dt>  los  que  lo  rodean,  con  la  fuerza  que  ini- 
lu-iino  la  luz  do  la  ra/.on.cou  el  atraetivo  que  ejerce  la 
[iipsoncia  del    bien. 

i']sta  inlinoneia  os  aun  mas  poderosa,  cuando* a  una  os- 

;.;*..    „!..„„..:„..    -     'i.       •   •     _      i .  -i i;i.. 


quisita  e  liieacion  acom] 
toncos  se  hace  particii)e 
eiitiisiasnia  i  admira,  i  v 

cado  i  e!  hoiibr.'  i-i.-iiHi). 


misión  de  educar.  E 
los  liornas  del  bien  que  lo 
1  n  eoniprondor  exporimon- 
\!.sto  entro  el  hombro  o  |'i- 
••:>  es  preciso  que  la  o  b.ioa- 
i-ioii  toiiüi»  to  1 ',  !a  laíitiil  qiií^  lo  oorres jondo  tanto  on 
los  linos  a  que  atiende,  como  en  los  nr'dios  qiio  so  oni- 
ph-an  para  con-OLniirlo. 

Ciiandi)  la  \erilad  se  insinúa  ¡lor  si  misma:  onaiido  el 
liien  i  el  dolier  s--  presentan  on  lo  la  su  onroza,  on  toilo 
su  oxplondor  i  majestad,  entonces  la  o  liieacion  dilata 
las  fuerzas  do!  ospiritii,  dosoiorta  los  móvil-^s  secretos 
(¡ue  ajilan  el  alma,  onaltoco  la  dia-nidad  de!  educando,  i 
lo  dispono  ¡lara  el  cnin|)liinionto  do  una  misión  on  o! 
conjunto  de  mis  detioros  con  la  socioibül  ilo  ipio  ha  do 
roi-niar  parí".  La  aleoria.  oí  bienestar  i  la  satisfacción 
(|iie  esto  produce  en  ol  oliicando.  lo  oompnMidon  peiTec- 
lanionlo  (aiantos.  di^  un  modo  serio,  do  la  educnoion  so 
han  o.mpado. 

Ija  inlolijoncia  i  o!  s.'.,itimionto  son  lo-  do«  móviles 
d.'  la  voluntad.-  como  !a  luz  i  el  color,  asi  embollocon. 
lecundan  i  animan  la  naturaleza.  .Sin  iutelijencia  no  liai 
luz:  el  sentiiuieiilo  os  ciearo.  ?in  sonlimionto  no  liai  ca- 
lor: la  inteüjoncia.  ]ior  si  sola,  es  infecunda.  Poi-  oso 
dolien  auxiliarse  011  su  desarrollo  estas  dos  potencias  del 
alma,  i  completaise  mútuamento  la  nnr  por  la  otra.  Hi' 
eoniun  acuerdo  la  intolijoncia  con  ol  sentimiento,  i  oiiim- 


minadas  ambas  facultades  a  un  mismo  fin,  producen  la 
civilización  i  la  cultura  popular  en  toda  la  ostensión  de 
la  palabra.  Divorciadas  entre  si,  no  es  posible  que  se 
armonicen  los  intereses  particulares  i  las  distintas  aspi- 
raciones de  los  hombres  en  la  sociedad. 

Si  se  desconoce  el  alcance  i  tracendcncia  de  la  educa- 
ción; si  en  la  enseñanza  popular  no  nos  proponemos  otra 
cosa  que  elaborar  la  intelijencia,  i  nos  limitamos  a  tras- 
mitir conocimientos,  absteniéndonos  de  desarrollar  i  ro- 
bustecer el  sentido  del  delier,  entonces,  con  la  simple 
trasmisión  de  conocimientos,  lo  mismo  podemos  encender 
la  luz  que  ilumino  que  e!  fuego  que  devore;  lo  mismo 
la  antoreha  de  la  civilización  que  la  tea  do  la  discordia. 

I  nos  referimos  con  esto  al  decreto  de  2:!  do  Felirero 
último  sobro  la  enseñanza  obligatoria. 

lia  única  base  sobi'O  que  descanza  este  decreto,  el  ú- 
nico  móvil  que  le  inspira,  es  el  de  llevar  una  numerosa 
concurrencia  de  niños  a  la  escuela  primaria.  Para  rea- 
lizar este  ideal  se  estimula  con  el  premio  al  maestro 
que  reúna  mayor  número  do  niños  i  se  conmina  con  el 
castigo  al  padre  que  desatienda  la  instrucción  de  sus 
hijos.  lié  aquí  los  dos  puntos  jenoradores  de  esa  espiral 
indefinida. 

Si  fuéramos  egoístas,  si  no  nos  impulsase  otro  móvil 
que  el  de  nuestro  interés  particular,  celebraríamos  este 
decreto,  porque  nos  pone  en  condiciones  de  poder  ser  o- 
tro  do  los  niaesti-os  í|iio  aspiran  al  premio.  Pero  preci- 
samente porípie  oonocoinos  por  una  larga  esperiencia 
ios  gravísimos  inoonveniontos  que  lleva  en  sí  la  concur- 
rencia numerosa  en  las  escuelas,  nos  croemos  mas  auto- 
rizados para  susteiitíir  que  no  es  este  el  único  medio 
de  mejorar  la  educación  i  de  perfeccionar  la  enseñanza. 

No  cabe  duda  que  las  aspiraciones  lejítimas  de  toda 
pei-sona  ilustrada  son  las  do  jeneralizar  la  educaGÍon 
l)opular,  hasta  el  punto  de  que  no  haya  ni  un  solo  in- 
dividuo (|iie  i'arezea  del  benólico  influjo  de  la  escuela. 
Pero  hai  que  convenir  tainbi!;n  en  que  la  educación  de^ 
1)0  resultar  ibrzosameiite  defoctuosa,  cuando  no  se  colo- 
ca ol  niaeslro  on  codiciónos  a  propósito  para  llenar  su 
misión  de   una  manera  i'iim|)li(hi. 

t;i  gran  obstáculo  con  que  lioi  tiene  que  luchar  el 
nii>(\4ro.  la  gran  dilicultad  que  se  presenta  un  la  marclia 
de  la  enseñanza,  es  la  multitud  de  niños  que  se  agolpan 
eu  la  escuela.  I  si,  lejos  de  aminorar  este  obstáculo,  se 
crece  i  se  presceptúa  corno  lei,  es  hacer  imposible  lo  mis- 
mo que  anhelamos:  la  educación.  Porque,  o  no  se  hace 
<  n  la  escuela  nms  que  enseñar  a  leer,  escribir  i  contar 
de  una  manera  mecánica — en  cuyo  caso  no  es  mucha  la 
lireparacion  que  se  necesita  para  ser  maestro— o  extien- 
<ie  éste  su  jurisdicción  al  desarrollo  foi'undo  do  las  diver- 
sas facultados  del  alma,  disponiondo  al  niño  a  pensar 
por  cuenta  propia  i  hn''or  nna  aplicación  conveniente  de 
la  uran  variedail  de  conocimientos  útiles  ipu^  puedo  ad- 
quirir, i  a  darlo  un  impulso  (|ue  le  lialiilite  para  go'oor- 
narso  a  si  mismo  eu  las  cuestiones  prácticas  do  la  vida. 
.  Sise  entiende  por  educación  que  ol  niño  aprendan 
leei;  i  a  escribir  palabras,  ost:i  en  su  lugar  el  decreto 
que  obliga  directa  o  indirectamente  a  (pie  asistan  lauc/ios 
niños  a  cada  escuela.  En  esto  sentido,  un  solo  maestro 
basta  para  centenares  de  niños.  Pero  si  la  palal)ra  eí¿i/- 
cnrinn  tiene  otra  acepción  ipie  la  indicada.  ser;í  preciso 
convenir  en  que,  cin  tiles  oondi(noniM.  la  olueacion 
ha  do  resultar  dolicíonte  i  1  i  escuela  infructuasa,  bajo 
esto  punto  de  vista. 

Bajo  el  primer  aspecto,  la  escuela  no  tiene  aliciente 
para  ol  niño,  jiorque  lo  que  a  este  interesa  es  la  viva  voz 
del  maestro,  como  dada  a  sus  capacidades  intelectuales; 
lo  (pie  sostiene  la  atención  del  niño  i  le  estimula  a  la  con- 
tinuación del  traliajo.  o>  la  satisfacción  de  la  dificultad 
vencida,  la  aplicación  que  puede  hacer  de  lo  aprendido. 
el  Iioi'izonto  queso  despliega  ante  su  vista,  i  la  fuerza 
lie  que  so  siento  animado  para  seguir  aquellas  vins  i 
llegar  al  feliz  t.'Tmino  con  soltura  i   dosoml)arazo.  Xa- 


302 


Kt,  lJ%*STITVTO  J\**§ViOJ\'^t^. 


da  de  esto  puede  liacer  el  maestro  cuando  se  encuentra 
agobiado  por  el  número,  cuando  no  tiene  espacio  donde 
moverse,  ni  ticnijio  para  turnar  en  la  enseñanza  délos  ni- 
ños, ni  reposo  para  dedicarse  tranquilamente  a  las  lec- 
ciones de  clase.  El  niño  so  hastia  de  niia  monotonia  pa- 
ra él  insufrible,  de  una  enseñanza  que  no  ve  ni  compren- 
de, ni  saca  utilidad  alffuna;  echa  do  menos  la  libertad 
que  encuentra  en  las  faenas  del  campo  o  en  el  trabajo 
del  taller,  i  nace,  i  crece,  i  se  aumenta  la  aversión  que 
enjendra,  no  la  enseñanza,  sino  la  mala  enseñanza.  Los 
padres — que.  todos  sin  excepción,  deseen  que  sus  hijos 
.sean  instruidos — viendo  que  estos  no  sacan  de  la  escue- 
la el  fruto  que  tenían  Jereclio  a  esperar,  cclian  a  torpe- 
za del  niño  o  a  im|)oricia  del  maestro  la  falta  de  resul- 
tados, i  se  desaniman,  no  teniendo  interés  en  que  los 
niños  asistan  a  la  escuela  i  los  dedican  al  trabajo  antes 
de  tiempo.  La  enseñanza  es  defectuosa  i  sin  aliciente 
para  el  niño,  por  sobrn  do  alunmos  en  la  escuela. 

Si  en  vez  de  marcarte  al  nuiesfro  una  concurrencia  i- 
limitida,  se  le  asiírnasc  un  número  fijo  de  niños  que 
prudencialmente  pudiese  dirijir  con  hol<>:ura,  de  modo 
que  estos  pudiesen  turnar  todos  los  dias  en  las  leccio- 
nes recibidas  del  mismo  maestro,  la  enseñanza  tendría 
un  interés  creciente,  el  niñ'»  se  aficionaría  a  la  escuela 
i  el  padre  .solicitnria  con  afán  ])ara  hu  liijo  los  licneli- 
cios  de  la  instrnwion.  Si  una  escuol;!  ora  insuficiente 
para  las  necesidades  de  la  localidad,  el  vecindirio  re- 
clamaría de  otra  i  do  otras,  i  do  esta  manera  la  ense- 
ñanza se  haría  obli'jrntoria.  no  por  la  proscripción  do 
la  leí,  sino  por  las  exijonoias  do  la  opinión  pública,  por 
las  necesidades  de  la  misma  enseñanza. 

?]sta  es  la  marcha  que  ha  so!>u!do  la  escuela  en  los 
paises  que  se  toman  por  modelo  i  a  los  que  procuramos 
imitar,  considerándolos  en  los  fines  i  no  en  los  medios 
que  han  empicado  p.arallei¡:ar  a  esto  término.  La  en- 
señanza obligatoria  exijo:  primero,  hacer  recomenda- 
ble la  educación  |)or  la  bondad  de  la  misma  e<lucacíon; 
i  segundo,  aumentar  las  escuelas  a  medida  que  las  ne- 
cesidades de  la  enseñanza  lo  vayan  exijiendo.  Proce- 
der de  otra  manera  (;s  invertir  el  orden  de  los  térmi- 
nos; es  pretender  hacer  la  jornada  sin  [)onoiso  en  ca- 
mino; 03  desprestijiar  la  n)isma  escuela  que  se  trata  de 
enaltecer. 

El  puel  lo,  por  otra  parte,  ncf^esita  educación,  mas 
que  enseñanza.  Hasta  las  mismas  personas  que  se  tic 
non  por  instruidas,  no  dan.  jeneralmouto,  a  la  edncacion 
todo  el  valor  que  tiene,  i  poi-  consocuencia  no  miran 
en  la  escuela  la  parto  mas  impoitanto  de  su  cometido; 
la  cultura  del  sentiinionto  i  la  formación  del  corazón. 
Fija  su  mirada  en  el  bienestar  del  individuo  i  en  la 
prosperidad  do  la  nación,  olvidan,  o  mo.jíir,  no  ven  que 
el  bienestar,  tanto  joneral  como  particndar,  depende  de 
las  buenas  costuml)ros  mas  qno  do  una  extensa  i  va- 
riada instrucción.  La  instrucción,  sin  las  virtudes  ci- 
vícas  i  domésticas,  es  \\n  insfruinonto  do  f>erturbacion. 
La  a-piracion  al  medro  i  el  deseo  de  usurar  i  de  sobro])0- 
nerse  a  los  demás,  ahoga  el  ^entimicnto  del  deber,  a- 
tropella  hasta  la  misnm  justicia  i  sacrifica  a  los  .seme- 
jantes al  ínteres  personal.  La  instrucción  con  la  vir- 
tud establece  la  paz  en  el  hogar,  lleva  a  feliz  término 
las  cuestiones  politicas  por  las  vías  tranquilas  i  reali- 
za la  armonía   de  los  elementos  sociales. 

La  misión  de  la  cs/niela  consiste  en  prepaiar  al  ni- 
ño para  ser  hombre  i  un  buen  ciuiladano.  Es  verdad 
que  la  educación  incumbo  a  los  padres  mas  qno  al 
maestro;  pero  es  también  ínnoiralde.  que  si  no  se  pro- 
para  al  houdtre  desde  niño  para  ser  un  buen  padre,  éste 
no  se  improvisa  a  si  mismo  las  dotes  que  debo  reunir  [ta- 
ra el  ejercicio  de  las  elevadas  fimciones  ile  su  sagrado 
ministerio.  Cree  que  con  enviar  su  hija  a  la  esouela 
está  cubierta  su  misión;  i  este  hecho  viene  a  ¡trobar  u- 
na  vez  mas  lo  que  dicta  el  sentido  común,  que  en  la 
escuela  debe  educarse.  )>or  cuanto  los  mismos  padio^ 


se  ven  en  la  necesidad  de  confiar  al  maestro  los  cui- 
dados mas  serios  de  la  familia:  la  edifcacion  de  sus 
hijos. 

Cuando,  morcotl  a  la  buena  educación  se  vayan  purifi- 
canilo  las  tiernas  afeccione.*!  del  hoirar  doméstico;  cuando 
oí  hombre  haya  comprendido  i  realizado  las  funciones  de 
jefe  de  familia  i  de  miembro  de  la  sociedad;  cuando  se 
le  dé  a  la  escuela  la  importancia  que  lo  corresponde, 
i  la  familia  i  la  socieilad  sean  los  cof>peradores  del 
maestro,  entonces  de  la  influencia  ra(Mt)roca  entre  unos 
i  otros  elementos,  resultará  el  perfetícionamiento  del  in- 
dividuo  ¡  el    bienestar  jeneral. 

Mientras  esto  sucede,  toca  a  los  gobernantes  el  tomar 
medidas  que  encaminen  a  aquellos  fines,  i  estas  medidas 
— lo  repetimos — no  conHluti-  en  f£)ier  fs^.whis  muí  amciir- 
rUlas,  sino  en  fen-'r  muclitit  i  biteim-i  ■•s'^wJn^t.  Si  el  maes- 
tro ha  de  ser  un  cabo  de  escuadra,  cualquiera  sirve  pa- 
ra maestro.  Pero  sí  ha  de  conocer  el  conazon  humano, 
i  ha  de  penetraren  la  naturaleza  del  niño,  i  encontrar 
el  camino  masoQrto  para  Hogar  a  las  tiernas  facultades 
del  alma  ¡  p(merlas  en  acción  i  darlos  movimiento  i  vida, 
es  preciso  que  el  maestro  teng-a  una  propiracion  es|)e- 
cíal,  tan  ateuflida  i  considerada  como  importante  ha  de 
ser  la  función  que  ejerza. 

A  formar  luienos  nmestros  i  a  rodearles  de  los  me- 
dio>  necesarios  para  el  buen  desempeño  de  su  misión, 
debía  oníiaminarse  ante, todo  las  miras  ilo  los  gobier. 
nos.  Si  no  so  entra  de  lleno  en  este  terreno,  con  las 
reformas  que  a  v.>/.  on  grito  reclaman  las  Escuelas  Nor- 
males, con  el  cambio  completo  de  la  manera  de  ser  la 
íns(K?ccíou  del  ramo,  con  el  estímulo  que  aninie  i  levan- 
te el  espirita  del  maestro,  nos  andaremos  siempre  por 
las  nunas,  en  vez  de  buscar  el  oríjen  del  mal,  «luo  con 
tanto  ínteres  venimos  todos  combatiendo. 

Balkisar   Perales. 


SECCIÓN    PE  CONOCIMIKNTOS  ÚTILES 
\  Dkdicvoa 

I    .«  fc^  SOCTEn^D  nE  ^MRTE'i  IVUS. 

'        Ci»ii'>diilPiitf»  .Teiieiiil  <le  las  mnqiiniit^ — 

II.  —  Enriranniea. — Engranajes  .son  los  (Srjranos  nris  im- 
portantes qut?  emplea  la  mecjínica  para  trasmitir  fuer- 
zas i  movimiontos;  por  lo  .tanto,  han  de  estar  construi- 
dos en  buenas  condiciones  para  que  el  aparato  en  qu<^se 
apliquen  marche  dcbídamonto.  Se  llama  cabeza  iM  dien- 
ti',  on  una  j-uoda  de  engranajes,  a  la  parto  superior  del 
mismo.  dos(ie  donde  empieza  la  convexidad  hasta  el  vér- 
tiíío:  el  resto  se  denonnna  pié  <M  dimíp;  se  conoce  con 
el  nombre  do  i^im  a  la  distancia  comprendida  por  el 
grueso  i  hueco  dol  d  ente,  midiéndola  sol)re  la  circunfe- 
rencia que  separa  las  cabe/as  de  su*  pies  en  todos  ellos. 

.\liora  bien,  en  un  buen  en-jrranaje  deben  concurrir 
las  circunstancias  sigifientes:— Kl  grueso  del  diente  de- 
be estar  representado  por  diez  i  nueve  cuarenta  avos 
del  paso,  i  el  hueco  por  veintiuno  cuarenta  avos;  es  de- 
oir.  <pie  el  engrane  ha  de  verificarse  con  cierta  holgu- 
ra: la  longitud  de  la  calieza  del  diente  hade  .ser  tres 
déiiimas  del  i)aso,  i  el  pié  de  cuatro  décimas;  es  decir, 
que  la  altura  total  comprende  siete  décimas  del  paso. 

Para  (lue  dos  ruedas  engranen  bien  es  indispensable 
que  sus  panos  .sean  exactamente  igimles.  i  que  el  vértice 
(iol  diente  jamas  llcguií  al  fondo  del  hueco,  quedando  u- 
na  distanaia  de  un  décimo  del  paso. 

Además  de  de  las  referidas  condiciones,  las  curvatu- 
ras lio  los  flancos  de  los  dientes  deben  estar  trazadas  do 
modo  que,  al  marchar   las  ruedas,  no    resbalen   en  nin- 


Eíj  SJX'ÑTITVTO  JV^nOjWlI.. 


Sun  instante  del  movimiento,  sino  que  por  <>1  contrario, 
so  verilique  entre  ellos  una  venladora  rodadura,  a  lin 
de  qu<>  ol  movimiento  resulte  sin  frotaciones  de  ninguna 
especio,  (]ue,  como  es  saludo,  consumen  fuerza  i  material. 
Cuando  los  enirranajes  deban  trflsmitir  esfnerzos  de  con- 
sideración, no  solo  deben  ser  los  dientes  del  cspe-or  in- 
dicado, sino  que  ademas  deben  leforzarse-en  su  \)V\  en- 
sancliáiidose  por  medio  de  dos  arcos  cóncavos,  que  ar- 
rancarán a  los  dos  décimos  del  paso,  contados  desde  el 
fondo:  si  no  se  observa  esta  reijla,  es  fácil  que  los  dien- 
tes se  rompan   a  cualquier  sacudida  de  la  nuiquina. 

El  nu'dio  práctico  i  sencillo  de  reconocer  la  bondad 
de  las  modas  dentadas  consiste  on  ponerlas  en  marclia 
con  mucha  lentitud,  montándolas  previamente  en  sus  e- 
Jns  respectivos,  i  o'isorvar  con  la  mayor  atención  si 
cuhndn  abandona  un  diento  a  otro  se  encuentra  el  que 
lo  sigue  011  contacto  con  su  inmediato,  de  manera  que  al 
soltars(>  los  dos  priiiifios  no  se  verilique  golpe -alguno 
ni  escapes  do  las  rucias,  puos  en  este  caso  sobrevienen 
roturas,  desgastes  i  ruidos  que  nuuca  deben  ocurrir  en 
ninguna  especie  do  in:i(|uinas.  Si  las  ruedas  no  engranan 
liieu,  es  decir,  que  ,se  acuñan  o  viceversa,  existen  hol- 
guras excesivas,  observándo.se  los  defectos  anteriormen- 
le  apuntados  es  señal  de  que,  o  no  tine:>  el  mismo  paso, 
o  las  curvas  de  los  dientes  i  sus  propoi'cir)iies,  con  res- 
jiecto  i)a-;o.  no  están  dispuestas  según  Kis  resrlas  que  he- 
mos referido.  Rn  ambos  casos  el  mecanismo  debe  ser  de- 
secliadn  en  absoluto,  poique  consnniir;í  mas  fuerza  que 
la  neccsai  la  i  se  inutilizaní  mui  pronto. 


Convervacioa  de  la  fruta  por  medio  rtel  al- 

g^o:lo:i.-  -l'n  m«''dico  americano  acal>a  de  hacer  cu rio.sos 

esperimi'iitos  soliro  la  ])!-opicdad  que  posee  el  algodón 
do  coiirrüiiiii- a  la  (•^)n-.'rv;i('¡;)n  do  las  sn-tancias  vejeta- 
Íes    i    ;ni¡iHales. 

Par;i  aprovoolnr  .li.'ha  propiciad  ol  rofrrido  m;'-dico, 
cmpio/a  por  colocirlas  entro  capas  do  algodón  on  una 
caja  ii(!  lata,  sohlando  i  cnl>r¡ciido  las  junturas  con  ti- 
ra do  papel  encolado. 

Una  vez  llenas  i  cerradas  las  cajas,  conviene  colocaí'- 
las  011  sitio  fresco  i  precaverlas  di^  la  acción  del  hielo, 
a.si  couio  tamliicii  di'lio  tenerse  presente  que  la  fruta  no 
se  madura  dentro  df  las  caias.  i  que  por  lo  tanto,  no 
debo  líiiardarso  (mi  rlhis  umi  'verde. 


TViJí'-vo  1i'!íí;)íí'  «i  •!  «."oro.-  -Kl  prooediiuiento  or- 
dinario para  t(ínip!ar  o!  acoro,  coiuf)  es  bien  sabido,  cfiii- 
sist(»  en  cabüitarlo  hasta  ol  rojr)  (  eroza  i  luego  sumerjirlo 
e.i  un  li()u¡do  frió.  I'Ista  operación  so  perfecciona  de- 
.¡a iido  enfriar  el  acero  bajo  una  fuerte  presión.  (;oii  lo 
cual  so  aumenta  con  su  cohosioii,  i  coiisoiva  adoiuas  la 
]iropicdad  úo  maguoíizarso  aun  do.-puos  do  soiuo:orlo  a 
caniliios    do  toinpoi-alara. 

("í>!a  lÍJinida — I'ls  sabido  que  el  oslado  liquido  do 
la  cola  se  iiiaiitieuo  añadiéiKlolo  una  ¡¡i'queua  cantidad 
do  algún  á<-iJo.  Los  ácidos  que  couiuiiiiioiUo  so  oiiiploan 
para|'»>'l  caso,  son  el  acético  i  el  niliico.  Asi  lu-oparada 
la  cola,  delie  conservarse  on  irascos  Ijion  tapados,  por- 
(|U0  do  lo  contrario  ol  ácido  so  evajiora  i  el  liquido  so 
esposa  mucho. 

ha  cola  líquida  onliaaria  so  prepara  deshaciéndola 
en  agua  que  so  caüonia  siiavj,'incnte,  i  a  la  cual  se  añado 
después  ol  ácido. 

I' na  aci-editada  revista  ciontifica  norte-ainoricana  in- 
dica acerca  del  particular  un  procoiiimionlo  mucho  nms 
sencillo,  que  consisto/on  introducir  en  un  frasco,  lle- 
n;indolo  con  vinairro  fuerte,  pedazos  de  «ola  de  cari»¡n- 
loio.'la  iMia!  sedisuolvo  al' poco  tiempo  ajitaudo  la  va- 


sija, estando  entonces  en  disposición  de  usarse.  Ase- 
gura la  revista  indicada,  que  esta  cola  i)reparada  en 
frió  es  superior  a  la  que  circula  en  ol  comercio.  Si  por 
estar  destapado  el  frasco  se  produce  alguna  evaporación, 
liasta  añadir  un  poco  mas  de  vinagre  i  ajitarlo  para  que 
la  cola  adquiera  de  nuevo  sus  buenas  cualidades. 

R('ve<itiin¡ento  del  acero.— Para  evitar  la  oxida- 
ción de  los  objetos  de  acero,  no  liai  procedimiento  tan 
sencillo  i  eficaz  como  el  que  usan  los  fabricantes  ingle- 
ses de  Birmingham  i  Sheffield  cuando  tienen  que  expor- 
tar a  grandes  distancias  su  cuchilleria  i  otros  objetos  de 
acero  pulido,  que  consiste  simplemente  en  mezclar  la  cal 
con  suficiente  cantidad  do  agua  para  formar  una  le- 
chada de  cal,  en  la  cual  se  intruducen  los  ol)jetos  que 
so  desee  preservar  del  orín,  dejándolos  espucstos  al  aire 
hasta  que  se  soquen  por  completo.  Hecho  esto,  los 
objetos  que  han  sufrido  tan  sencillo  tratamiento  pueden 
quedar  espuestos,  sin  temor  alguno  de  que  sufran  la 
mas  pequeña   oxidación,  aun  en  los  sitios  mas  hdmedos. 

El  mismo  procedimiento  puede  aplicarse  con  igual  éxi- 
to a    los   objetos   de  palastro,  fundición  i  hoja  do  lata. 

Limpieza  de  los  objeto*  A"  co.eiiia.— Las  cace- 
rolas i  (lemas  objetos  de  cobre  se  frotan  con  arcilla 
mezclada  con  un  octavo  de  harina  i  agua  hasta  formar 
ima  pasta,  empleándose  [¡ara  la  operación  un  trapo 
fuerte.  También  para  los  candeleros  i  otros  objetos 
an.álogos  se  emplea  el  liquido  llamado  agua  de  cobre, 
que  les  da  mas  brillo  que  ol  procodiinionto  menciona- 
do. Esta  agua  so   prepara  del  modo  siguiento: 

Acido  oxiilico 1(>  gramos. 

Acido  sulfúrico 1(1       — 

Arcilla    Ü-t      — 

Agua 2.()<t()       — 

Con  este  liquid.o  i  empapando  en  él  un  trapo  se  fro- 
tan los  objetos  ilol  ante  ilicho  metal;  poro  debo  tenerse 
presente  que  esto  liquido  es  corrodvo  i  ha  do  manejar- 
se con  precaución,  p  )rr|iie  cu  ostido  puin  ipio  a  i  la  [liel. 
Los  objetos  do  hierro,  so  liinpiaii  eoii  a^iri  i  arcilla 
frotándolos  con    un  olijoto  duro. 

Los  utensilios  de  hoja  delata  no  so  pueden  limpiar 
con  arcilla,  porque  perderían  el  estañado;  se  usa  lejía 
do  coniza:  tauduon  se  obtiene  este  resultado  sunierjién- 
dolos'oii    uu:i  lechada  esposa  docal. 

Tinta.  —  l'na  revista  rusa  rocoiu¡on<la  la  receta  (iiie 
sigue: 

Estracto  de    palo  campeche K.KI     ¡.artes. 

Au-ua  docal kim» 

Acido    fónico ;!         — 

Acido   hidroídórico  coinun 20         — 

Agua  destilada (HMI 

( iouKi    arábiga ol)         — 

liicroinalo  do  potasa o         — 

Agua  destilada  bastante  pura 1800         — 

So  disuelve  ol  estracto  en  el  agua  de  cal  en  una  vasija 
do  porcelana  |uiosta  al  baño  do  vapor.  Se  ajitan  estas 
sustancias  con  frecuencia  i  se  añade  el  ácido  fénico  i  el 
hiilroclórico,  el  cual  hace  cambiar  el  color  del  liquido, 
que  pasa  del  rojo  al  pardo  amarillento.  Después  do 
iiiodia  hora  de  estar  espuesto  el  liquido  al  liaño  de  va- 
por so  separa  de  él  i  se  deja  enfi-iar,  filtrándolo  en  se- 
guida. Entóneos  so  añade  el  bicromato  de  potasa  i  la 
goma,  cada  una  de  oslas  sustancias  disuelta  por  sepa- 
rado en  agua  destilada  abundante,  i  finalmente,  se  añude 
mas  agua  destilada  hasta  hacer  1800  partes  ,  La  tinta 
resultante  tiene  un  color  rojo  mui  precioso,  queso  vuel- 
ve negro  rápidainonta.  Esta  tinta  no  corroe  las  plumas 
de  acero,  i  si  se  espesa,  se  le  puede  añidir  a-rua,  sin  que 
pierda    iritcn-i-iad.. 

(Co:lí!nua,á.J 


OBSSRVAOÍOHEcS  MSTEÍOROLOGIGAS, 


llrSTITITO    NACIOWf^     !>K   «rATíMIAB.V 


Miun 
1 88;,. 


rcnijx-ratiira    en  Centí<jra-  I    Lluvia 


Kstr: 


Mínima.    Mr 


14.0 
14,5 
14.S 
16.0 


24.8 
27.4 
29.4 
20.0 
2  6,8 
26.9 
29,2 
29. ,1 
;o,o 


19-20 
19, 5o 
20,42 

21.75 

20,95 
21,97 


18,47 


20, 9.^ 
2  !  ,72 


12,0  Nublado.           :Xonl.-sW'. 

Nublado.           iXoi-Jfsl!-. 

— ^  iCubierto.           iNord.'ste. 

'Mu!  nublado.  iSudocstc. 

9, -I  'Muí  nublado.   :Sudo('st(-. 

;Mui  nublado.  ^Nord-slr. 

^Mui  nublado.    Sudof  st-. 

Nublado. 

0,8  Muí   nublac 

Xu!)lado. 

Nublado. 

Culjicfto. 

-  -  Cu!)icrto. 

Nublado.            \ord( 

Nublado.             Nord. 

Nubhdo.            X.M-d' 

:Nublalo.             Xord, 

-  ^  Ciibi-r'o             Nordí 


Sud. 


Nnrd<'^tC 
Novdrstc 


de!     :'.. 

tro  en  v.\.  !ii. 


640. 7Í 

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640,-: 

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20. 65 
21,97 
20,87 

18,70 
19,55 
19.75 


Nublado. 
Nublado. 

■Nublado. 

Nul.laiio. 

Cu  bien.,. 

Nublado. 

:Nub!arlo. 

16,2       Cubierto. 

12,5       ,Cul);erro. 

14,1        (^ubicrío. 

o.ó       Muí  nubl 

6.6      :Mni  ;iub! 


19.0 


N<)!\ 


\^--d,  ■■: 
V,inai:i. 
Vartabk 
'Su  -. 


154  I ,  i  o 

641,28 


Á'o/as: — IJozí/.zj/as:  Mayo  i5.  20.30.31.  Junio: 
pcsíadcs:  Maj'o  29.  Junio  5.  Tnwitjs  i  Kc!iímpj:;o- 
31.  Junio  1.  2.  4.    5.  6.  10. 

El  calor  escepcional  syguió  durante;  este  ¡jjnVx.! 
cuando  el  termómetro   marcó  30 '  C. 

La  presión  atmo.sférica  tenia  dos  Mínima  (í-I  2  \ 
(k;    Majo),    siendo   por  todo   ¡)oco  \'ariable. 


Lh':' 

^^lv( 


d  ^  M, 


Periódico  (U-dicuilo  a  la  iliAisioii  rtf  la  iiistrneeion  Primaría  í  Secundaria. 

l'uBr.fr'Ano  rajóla  proteociox  pri,  SF.Sion  Jhxrral  .T.  Rtrixo  lÍAiinrns, 

PlíRSIDKXTB    DK  I,A    RePÚRI-IOa    ÍH3  GUATEMALA. 


Fililí latlor  i  Editor,  Santos  Tonnio. 


Adminisfradore.-í.  Mi<rucrPiiie<1a  i  IVílro  Pf-lfon  Vnlt'n/.iu'ln 


NI)  11.20. 


GiisEteniala^  :iO  <le  .fiiiiio  de  188:1. 


VOI. 


Influencia  de  la  Tuítrucciou  primaria  en  laa 
costumbres,  en  la  moral  púbüca,  en  ia  in- 
dustria i  en  el  desarrollo  jeneral  de  la  pros- 
peridad de  lo*i  pueblos,  por  M.  L.  i  fJ.  V.  A- 
munáteg:ui. 

(Coiitiiuia.) 


111. 


f'asi  noí  pnre«e  inútil  imlicar  qtio  si  por  lo  qiio  vea- 
pccta  a  las  materias  de  enseñanza  las  escuelas  so  dividen 
en  cleincntalcá  i  suijeriore?.  per  lo  que  toca  a  los  sexos* 
de  ios  alumnos  deben  dividirse  en  escuelas  de  lioiuhres 
i  escuelas  de  mujeres. 

ijas  mujeres  tienen  tanto  derecho  como  los  liombres  a 
la  solicitud  del  estado.  Esta  es  una  verdad  que  nndin 
uieg'a.  Ya  pasíi  el  1ií>iiipo  eu  que  se  creía  que  el  ssiber 
una  mujer  leer  i  escriltir  er.i  un  mal  indicio  cont-a  ella; 
i  no  queremos  repetir  cm  variantes  desio'orida»  lo  que 
tan  elocuentemente  lia  e.sprei-ado  Aimt-Martin. 

Nos  j)erinitirémos  solo  hacer  ohsürvaí-  que  para  los  a- 
delant Audentos  de  la  instrucción  primaria  importa  mas 
la  instrncciíju  de  las  nnijcrcs  que  la  de  los  homUre-i. 
T'ua  mujer  está  mas  di-pue.sta  que  un  hombre  a  trasmi- 
tir sus  conociuiientos.  Los  instintos  de  su  naturaleza, 
lauto  por  la  clase  de  sus  ocuj)aciones.  la  in'laaua 
tltiseiupeñar  las  funciones  del  maestro.  \  falta  de  e.-icue- , 
la,  una  nuijcr  que  sabe  leer  i  escibir  casi  siemtire  ens:  íiV 
e.-os  rudimentos  e.^eucialos  a  los  niños  de  la  <  as'.  lo  que 
casi  nunca  liace  ua  hombre  de  iguales  aptitudes. 

Por  otra  par.'c,  las  itiujeres  son  mui  idóneas  para   el 


mar-e  con  los  niños;  i -para  nadie  tampoco  puede  ser 
üiii«  lucrativo  el  empleo  mencionado.  Un  hombre  pue- 
de encontrar  or'upaciones  mejor  retribuidas  que  la  de 
preceptor,  mientras  que  una  nnijer  mui  dificilmente  po- 
drá proporcionáis;  ot.-as   que  le  den  mayor  ganancia. 

Sin  eml)ai*}r(i,  entre  nosotros  la  educación  de  la  mujer 
está  iiicosnparalilemeute  mas  dcsítiidada  que  la  de  los 
hombres.  La  educación  de  los  hombres  e^tá  atrasada: 
pero  la  cíelas  mujeres  está  atrasadisima. 

llai  3114- esencias  públicas,  es  decir,  fiscales  i  muni- 
cipales de  hombres  con  l.'),7ü7  alumnos,  i  solo  V»5  de 
mujeres  con  4,297  alumnas. 

Tomando  un  término  medio,  a  cada  escuela  de  hom- 
bres corres]>ondeu  i>\  alumnos,  i  cada  una  de  las  de 
mujeres  4ó.  Esto  muestra  que  si  las  autorid.i.les  sou 
mas  íoü  i-as  )jor  la  educación  de  los  íhuíiIucs.  tamliicu 
lo  sou  las  famil'as  Las  autoridades  funl  in  nirM;)S  ('re- 
cuelas para  las  mujeres;  ¡  las  f.iiiiilias  civimi  ¡lor  si; 
,.,,•!.  ro:„,„nuivain^.nti-  im.^íhh   abni.-H  a    \,i  c^c.ekis 

'' ■  ""•'•"'■"V"" .'  '-^ ''':'"";!';':;; , ,.,. ,,..,.,,,, ,-.,. 

si  O::  mismos  le  altados  que  la  iusliuccioa  pübiica. 
Hai  lili  escuelas  pnrliciilarcs  d<' lioiubrcs  cou  .'),879  a- 
l.mnis.  i  solo  l(t:1de  mujeres  coa  2.'.):'.',)  aluaiiias. 

Después  de  tales  antecedentes  nadie  cstrañaiá  que  el 
censo  do  l.'<,')4  haya  veiddo  a  inaiiir.''tar  una  dcspr(jpor- 
ciou  tan  nolable' entr."  la  iiHlriic.'iiiii  u  i;iiu>r.iiicia  ile 
hombres  i  iniii>-r.'s. 

En  ¡a  pr.iviíaáa  de    AUicmia  lifii  un  lioml 


pn.iviíaaa 

l.'cr  .-iobre   l'.ls  que  uo  sa'oeii,  i  ui.a   iiii 
solirc   .■>.(;<)  que  no   saben. 

En  ("oqi'.iujljo  lili  hombre   sobro  (',.<;:; 


.argo  i!e  píxiep! 


nadie  sabe   c.)!iio  el 


306 


El.  JJWS'TMTIJTO  ,V.*riOJ\\W¥.. 


En  Aconcagua  un  hombro  sobre  7,90  i  una  niiijcr  so- 
bro 11,  13. 

En  Santiago  un  hombre  sobre  5,48,  i  uno  mujer  sobro 
0,47. 

Kn  Valporaiáoun  hombre  sobre  4.'i'2,  ¡  unn  mujer  so- 
bro tí,  13. 

En  C'ilohajíua  un  hombre  sobre  8,73,  i  una  mujer  so- 
bro 14,34. 

En  Talca  nn  hombre  8oI)re  8.43,  i  unn  mujer  so))re 
14,91. 

En  el  Maule  nn  hombro  sobre  8,4(1,  i  una  mujer  sobre 
lü.7i». 

En  el  Nuble  un  hombre  sobre  7,S9,  i  una  mujer  sobro 

,u-..5n. 

En  Concepción  nn  hombre  sobre  7,10,  i  una  mujer 
sobro  12,39. 

En  Arauco  un  hombro  sobro  7,0rj,  1  una  mujer  sobre 
15.82. 

En  k  colonia  del  í.lanquihue  un  hombre  sobre  4,74, 
i  una  muiersobr-.'  11.98. 

En  Valdivia  un  hombre  «obre  0,97.  i  una  mujer  sobre 
12.63. 

En  Chiloé  un  hombre  sobre  4,02,  i  una  mujer  sobre 
32.37. 

En  toda  Ir  rcpíiblica  \m  hombre  sobre  0,28,  i  una 
mujer  soltre  10.31. 

En  la  provi'icin  de  Vtaeama  hai  un  hombre  que  sabe 
escribir  sobre  4.2')  que  no  snlien,  i  unn  mujer  que  sabe 
escribir  sobre  7.r)3  que  no  saljcn. 

En  Coquimbo  nn  hombre  sobre  7,45,  i  una  mujer  so- 
bre 12,  37. 

En  Aconcagua  un  hombre  sobre  9,23,  i  una  mujer  so- 
bro 14,02. 

En  Sant-iago  un  hombre  sobre  fi,25,  i  una  mujer  3oi)re 
8,80. 

En  Valparaíso  un  hombre  sobre  4,93.  i  una  mujer  so- 
bre 8,12. 

En  Colchagun  nn  hombre  sobre  10,08,  i  una  mujer 
sobre  19,34. 

En  Talca  un  hombre  aobre  9,33,  i  una  mujer  sobre 
18,37. 

En  el  Maule  un  hombre  sobre  9,49,  i  una  mujer  sobre 
25,47. 

En  el  ISuble  un  hombre  sobre  8,  51.  i  una  mujer  so. 
bre  19,98. 

En  Concepción  un  hombre  sobro  7,94,  i  una  mujer  so- 
bre 15,95. 

En  Arauco  un  hombre  sobre  7,83,  i  una  mujer  so- 
bre 23,25. 

En  la  colonia  de  Llanquihue  nn  hombre  sobre  5,75,  i 
uua  mujer  sobre  15,42. 

En  Valdivia  un  hombre  sobre  7,90,  i  una  mujer  sobre 
17,31 

En  Chiloé  un  hombre  sobre  4,69,  i  una  mujer  sobre 
51,37. 

En  toda  la  república  un  hombre  sobre  7,18,  i  una  mu- 
jer sobre  13,03. 

Los  guarismos  anteriores  son  la  advertencia  mas  elo- 
cuente que  pueda  dirijirse  a  las  autoridades  públicas  i  a 
las  familias  para  que  unas  i  otras  en  sus  respectivas  es- 
feras do  acción  trabajen  en  poner  la  educación  de  las  mu- 
jeres siquiera  al  uivol  déla  que  sedan  los  hombre?. 

(Contimwrá.) 


NOCIONES 

De  CosiiiojrrsirisE  i  .looja^rafta 
Fíüiica 

EsCRlT.^S  TARA  LOS  NlSOS. 

l'or  Santos  Toruno,  Director  del  Instituto  Nacionut  de 

Onalemah. 

(Continúa.) 

LECCIÓN  XI. 

L.<s  CUATRO  Estaciones  uei.  aSo. 

Los  equinoccios  i  los  solsticios  dividen  el  año 
en  cuatro  estaciones,  que  son:  la  primavera,  el 
verano  o  estio,  el  otoño  i  el  invierno.  Cada  es- 
tación dura  tres  meses  poco  mas  o  menos.  Los 
dos  hemisferios,  el  del  Norte  i  el  del  Sur,  tienen  las 
estaciones  cambiadas;  i  así  por  ejemplo,  cuando 
es  verano  en  Inglaterra  es  invierno  en  Sud- Amé- 
rica, i  al  contrario;  i  por  consiguiente,  una  perso- 
na puede  pasar,  por  ejemplo,  dos  primaveras  o 
dos  veranos  en  un  mismo  año,  con  solo  trasla- 
darse oportunamente  de  un  hemisferio  a  otro. 

Para  el  hemisferio  del  Norte  i  e'ipecialmente 
para  la  zona  templada,  la  primavera  comienza 
en  el  equinoccio  de  Aries,  es  decir,  en  el  mo- 
mento en  que  el  -Sol  atravitísa  el  ecuador  i 
pa.sa  del  hemisferio  austral  del  cielo  al  hemis- 
ferio ítoreal,  lo  que  tiene  lugar  ordinariamente 
del  2o  al  2  2  lie  Marzo;  i  termina  esta  esta- 
ción, cuando  el  Sol  en  su  movimiento  ascenden- 
te alcanza  su  mayor  altura  meridiana  i  se  veriñca 
entonces  el  .solsticio  de  Cáncer,  del  20  al  21  de 
Junio.  La  duración  de  la  primavera  es  de  92  días, 
20  horas  i  33  minutos. 

El  verano  o  estio  comienza  en  el  solsticio  de 
Cáncer,  i  comprende  todo  el  tiempo  que  el  .Sol 
emplea  en  descender  de  la  altura  máxima  que  al- 
canzó el  2  I  de  junio  hasta  el  equinoccio  de  Libra, 
que  tiene  lugar  cuando  el  Sol  pasa  otra  vez  por 
el  ecuador  para  volver  al  hemisferio  austral,  del 
22  al  23  de  Setiembre.  La  esUcion  del  verano 
dura  93  dias.  14  horas  i  9  minutos. 

Al  terminar  e!  verano  principia  el  otoño,  en  el 
momento  del  segundo  equinoccio,  es  decir,  cuan- 
do el  Sol  vueh  e  a  cortar  el  ecuador  en  su  regre- 
so hacia  el  hemisferio  austral,  lo  cual  como  ya  se 
ha  dicho,  tiene  lugar  del  22  al  23  de  Setiembre. 
Durante  esta  estación,  el  Sol  continúa  descen- 
diendo hasta  que  llega  al  niínimun  de  su  altura 
meridiana  i  se  verifica  el  solsticio  de  Capricor- 
nio, hacia  el  2 1  de  Diciem1»re.  La  duración  del 
otoño  es  de  89  dias.  18  horas  i  2  minutos. 

Finalmente,  el  2 1  de  Diciembre,  cuando  el  Sol 
está  en  el  trópico  de  Capricornio  i  se  verifica 
el  segundo  solsticio,  principia  el  invierno  para 
el  hemisferio  boreal,  i  termina  esta  estación  con 
el  año  astronómico  en  el  equinoccio  de  primave- 
ra. La  estación  del  invierno  dura  en  las  zonas 
templadas  89   dias,  7  horas  i  5  minutos. 

De  lo  espuesto  resulta,  que  por  término  me- 
dio el  Sol  permanece  en  el  hemisferio   del  Norte 


Ki.  ijvstmtvto  j\;i€rojr„§i.. 


durante  i86  días,  lo  h.  i  42  m.;  i  en  el  hemisirrio 
del  Sur  178  dias,  25  horas  i  7  minutos,  lo  que 
da  lina  diferencia  de  7  dias,  9  horas  i  t,5  minutos 
a  favor  de  la  j)rimavera  i  el  verano.  La  desi- 
gualdad en  la  duración  de  las  estaciones  depen- 
de Je  que  la  órbita  terrestre  es  elíptica  i  el  Sol 
ocuMi  u  lo  de  sus  focos,  i  eoii  tal  motivo,  los  equi- 
ní^jci'ios  i  los  solsticios  dividen  (;sta  curva  en  cua- 
tro inrtes  desiguales,  a  lo  cual  se  agrega  que  la 
Tierra  se  mueve  con  mas  velocidad  sobre  su  ór- 
bita cuanto  menos  dista  del  Sol,  i  esto  ocurre  pre- 
cisamente cuando  recorre  los  arcos  de  menor  am- 
plitud, que  son  los  de  otoño  e  invierno.  Véase 
la  figura  siguiente. 


Dp.-íiguaUlad  eu  la  duración  «le  ins  f-liu'iono.-!. 

í'"n  el  grabado  anterior  se  han  exajerado  las 
proporciones  para  que  se  comprenda  mejor  que 
el  verano  es  la  estación  mas  larga  i  el  invierno  la 
mas  corta,  siendo  intermedias  las  duraciones  de 
las  otras  dos. 

La  variedad  délas  cuatro  estaciones  como  la 
di'siguaidad  délos  dias  i  de  las  noches,  son  efec- 
to del  movimiento  de  tr.aslac!o:i  de  la  Tierra  al 
rededor  del  Sol  i  de  la  inclinac'o  1  invariable  d'I 
v'\(:  t:-n-('stre  sobre  el  plano  de  la  eclí[Jt¡ca.  \'ra- 
se  la  fig^ini  (|ue  sigiu;. 


Lw^  eiiotro  cstneiDiies  tlcl  año. 
.0-;  •.'cmo-itrado  cu  -  para  fr!  lu  rn::.t'.  rio 


del  Norte,  los  dias  van  aumentando  en  duración 
desde  el  equinoccio  de  Aries  hasta  el  solsticio 
de  Cáncer,  i  luego  van  disminuyendo  hasta  que 
se  verifica  el  segundo  equinoccio;  sucediendo 
todo  lo  contrario  en  el  hemisferio  del  Sur.  Pues 
l>ien,  cuando  los  dias  son  mas  largos  i  las  noches 
mas  cortas,  ya  en  el  hemisferio,  del  Norte,  )a  en 
el  del  Sur.  está  el  Sol  visible  i  calienta  la  'I'ierra 
durante  mas  tiempo,  i  por  esta  razón  se  acumula 
el  calor  en  las  estaciones  de  la  primavera  i  el  ve- 
rano. Por  el  contrario,  cuando  los  dias  son  mas 
cortos  i  las  noches  mas  largas  en  cualquiera  de 
los  dos  hemisferios,  el  Sol  alumbra  i  calienta  la 
Tierra  durante  menos  tiempo,  i  por  esta  razón 
disminuye  el  calor  i  se  siente  el  frió  en  las  esta- 
ciones del  otoño  i  el  invierno. 

Aunque  hemos  dicho  que  el  calor  se  va  acu- 
mulando a  medida  que  los  dias  van  siendo  mas 
largos,  dídjemos  advertir  sin  embargo,  que  el 
mayor  calor  del  año  110  coincide  con  el  solsticio 
de  verano,  ni  el  frió  mis  intenso  con  el  solsticio 
de  invierno,  l^a  esperiencia  demais  a  «[ue  to- 
mando por  ejemplo,  un  lugar  cariKiniera  tlel  he- 
misferio boreal,  al  comenzar  la  ¡H-imavera,  en- 
cuéntranse,  el  suelo  i  la  atmósfera,  enfriados  por 
la  estación  del  invierno,  i  comienzan  a  calentar 
se  con  lentitud.  La  acción  de  los  rayos  solare ; 
durante  el  dfa.  equilibra  únicamente  las  pérdidas 
de  calor  producidas  por  la  evaporación  de  la  no- 
che; i  poco  a  poco  va  aumentando  la  tein[)eratura 
hasta  el  solsticio,  en  que,  gracias  a  lo  largo  de 
lo>  dias,  el  caldeo  diurno  continúa  siendo  supe- 
rior a  la  evaporación  de  la  noche,  ale  uuando  su 
máxima  elevación  la  temperaiuia  hacia  ni  -diados 
del  mes  de  jul'o;  i  entónc;;s,  en  virUid  precisa- 
mente de  este  exceso  de  calor,  aumenta  la  in- 
tensidatl  de  la  evaporación,  i  como  la  duración 
de  1  is  noches  aumenta  también,  comienza  a  bajar 
1.1  tenii)eratura  hasta  el  equinoccio  de  otoño  en 
que  debia  restablecerse  el  eciuilibrio;  pero  debido 
a  la  acumulación  del  calor  durante  la  primavera 
i  el  verano,  permanece  mas  elevada  la  tempe- 
ratura que  la  que  correspondía  a  !í,'u:iles  fechas 
.'Ulteriores  al  equinoccio  de  primavera.  Ksta  f~: 
l.i  razón  por  qué  la  primavero  es  m  -no ,  (áüda  i\ur 
el  verano,    i  el  invierno  mas  frió  que  el  otoño. 

En  el  invierno  sucede  lo  contrario  que  en  <'l 
verano;  el  hemisferio  boreal  se  enfria  con  rapi- 
dez creciente,  [rrrdiendo  mas  cilor  que  el  que 
recilte  del  Sol.  i  como  este  fenómeno  se  pro- 
longa después  del  solsticio  de  iiuierno.  resulta 
que  los  frios  mas  intens.^s  tienen  lug.ar  a  me- 
diados de  fulero,  l'or  esta  misma  r.i,:on,  en 
un  lugar  cualquiera,  la  teniii^nitura  iiiixima  dd 
(lia  no  es  la  d-í  las  i  ?.  o  m-ídiodia  ruando  el  Sol 
llega  a  su  mayor  altura  meridiana,  sin;)  la  de  las 
2  de  la  tarde;  i  del  mismo  mode»,  la  tempera- 
tura mínima  no  tien»  lugar  a  las  i  j  de  la  novíi'.- 
sino  en  la  madrugaca  hícia  las  ?.  de  la  mañu- 
n.L 

No  c.>n,;!u;ré.Ti  j;   eüta  Lí.c.ion  sin    hacer  notar 


308 


KL,  IJySTMTÍirO  jy^fMOJy^JL. 


un  hecho  muí  digno  de  ser  estudiado,  a  saber: 
La  cantidad  de  calor  que  la  Tierra  recibe  del  Sol 
depende  solo,  de  la  distancia  que  media  entre  am- 
bos astros.     Por  consij^uiente,   cuando  la   Tierra 

ee  encuentra  en  su  perihelio  debe  alcanzar  su 
máximo  la  cantidad  de  calor  que  recibe,  i  su  mí- 
nimo en  la  posición  opuesta,  o  sea  en  el  afelio;  i 
si  se  calcula  en  que  relación  están  las  intensida- 
des según  la  lei  física  que  dice,  que  el  calor  de- 
crece en  razón  inversa  del  cuadrado  de  las  dis- 
tancias, hallaremos  los  números  1072  i  941.  que 
representan  las  intensidades  respectivas  del  calor 
que  recibe  la  Tierra  el  i.'^'  de  Enero  i  el  \.° 
de  Julio. 

Ahora  bien,  la  estación  mas  cálida  o  el  verano 
tiene    lugar  en  el    hemisferio  boreal   cuando  la 

.  Tierra  está  en  su  afelio  o  mas  lejos  del  Sol.  i  por 
lo  tanto  los  rayos  solares  son  inas  débiles;  i  por 
el  contsario,  el  verano  del  hemisferio  austral  o- 
curre  cuando  la  Tierra  está  en  su  perihelio  o  mas 
cerca  del  Sol,  i  por  lo  mismo  los  rayos  solares  son 
mas  intensos.  Es  decir,  el  verano  corresponde 
a  la  distancia  mas  grande  i  el  invierno  a  la  mas 
corta  en  el  hemisferio  boreal.  Pues  bien,  lo  con- 
trario tiene  lugar  para  el  hemisferio  austral,  i 
por  lo  tanto  sus  calores  deberían  ser  mas  inten- 
sos i  sus  frios  mas  rigorosos;  pero  no  sucede  así, 
porque  la  mayor  duración  de  la  "primavera  i  el 
verano  comparada  con  la  del  otoño  i  el  invierno 
compensa  esta  desigualdad. 

Finalmente,  las  cuatro  estaciones  tales  como 
las  hemos  esplicado,  corresponden  propiamente  a 
las  zonas  templadas.  La  zona  tórrida  cuenta  so- 
lamente dos  estaciones,  a  saber:  la  seca  o  verano 
i  la  lluviosa  o  invierno;  debiéndose  notar  acer- 
ca de  esto,  dice  Malte- Brun,  que  el  verano  i  el 
invierno  de  la  zona  tórrida  son  al  contrario  de 
los  del  cielo,  porque  la  lluvia  sigue  siempre  al  Sol 
en  cada  hemisferio.  La  presencia  de  este  astro 
en  el  zenit  enrarece  continuamente  la  atmósfe- 
ra, el  equilibrio  de  ésta  se  pierde  a  cada  instan- 
te, ¡  el  aire  de  las  rejiones  cercanas  a  los  polos, 
no  hallando  resistencia,  penetra  en  la  atmósfe- 
ra, condensa  los  vapores  derramados  en  ella,  i 
la  lluvia  es  continua.  De  aquí  es  que  en  los  pa- 
rajes de  la  zona  tórrida  donde  no  se  levantan  va- 
pores, no  hai  estación  lluviosa.  Es  de  advertir 
también,  que  en  las  comarcas  donde  las  monta- 
ñas detienen  o  hacen  cambiar  el  rumbo  de  los 
vientos,  varían  de  tal  modo  las  estaciones  físicas, 
que  el  intervalo  de  algunas  leguas  es  bastante 
para  separar  el  verano  del  invierno.  En  otras 
partes  hai  dos  estaciones  lluviosas  i  dos  secas, 
llamadas  respectivamente,  la  (:;rande  i  la  pequeña. 
En  las  zonas  glaciales,  también  solo  hai  dos  es- 
taciones, pues  el  año  se  compone  de  un  largo  i 
rigoroso  invierno,  al  cual  se  siguen  algunas  ve- 
.ces  calores  insoportables. 

{dmtimiarú) 


ELEMENTOS 
DE  1^1  I^E.\«IJA.  I^Gíf^KSA, 

Tara  itm  de  los  alumnos  ihl  Instituto  Nacional 

PROfERCURSO. 

(Continúa.) 

TIIIRTIETII  T^E8SOX. 


YOCABÜLARY. 


Let  US  srii.   vamos. 

Lfit  US  ffo  in.  e,if remos. 

Let  US  see  it,  veanioslo. 

Let  US  run,  corramos. 

Let  US   rciid,  leamos. 

Let  lis  writo,  escribamos. 

Let  US  go  also,  vamos  tam- 
bién. 

Let  US  take  a  walk,  de- 
mos mi  paseo. 

Let  US  go  this  way,  vamos 
por  aquí. 

Let  US  speak  Frencli,  ha- 
blemos francés. 


Do  yon  liko  \t?  ¿Le  gusta 
a  Ud. 

Yes,  I  like  it;  s't,  me  gus- 
ta. 

I  (lo  iiot  liko  it,  no  me 
gusfu. 

Do  yon  likc  ni}-  hat?  ¿/> 
dusta  a  Ud.  mi  sombrero'! 

Yes,  Sir,  I  like  your  l.at; 
sí,  señr,  me  gusta,  su  s(ím- 
brero  de    Ud. 

Ts  it   trno?  ¿Es  verdad? 

Yes,  sir,  itis  triie;  sí,  se- 
ñor, ei  verdad. 

For  wlioni?  ¿Para  quien? 


Be  quiet:  estáte  quieto,  es- 
tése Ud.  quieto. 

You  jest;  tú  te  c'innreas, 
Ud.  .<te  chancea. 

It  is  Wnrm,  /uiee  calor. 

It  is  cold,   hace /rio. 

It  is   late,  es  tarde. 

It  is   early,  es  temprano. 

Take  care;  ten  cuidado, 
tenga   Ud.  cuidwla, 

What  is  it?  ¿Qué  es? 

It  is  I,  soi  yo. 


What  a  shame!,  qué  ver- 
güenza.' 

Wliat  a  pity!,  quéláslimu! 

It  Í3  nooii,  es  medio  dia. 

It  is  inidnight,  es  media 
noche. 

Phut  tlic  donr;  rierrn  la 
puerta,  cierre  Ud.  la 
puerta. 


Let  u»  get  up,  levantémn- 
nos. 

Let  lis  walk  fast,  camin'- 
mos  aprisa. 

Lot  U3  go  on.  bigamos. 

Let  US  go  up,  subamos. 

Let  US  go  out,  salgamos. 

Lot  US  go  down,  bajemos. 

Let  US  stop,  parémonos, 
detengámonos. 

Let   US  return,  volvamos. 

Let  US  sit  down,  sentémo- 
nos. 


Tliat  is  for  vou,  eso  es  pa- 
ra Ud. 

That  is  for  me,  eso  es  ]xi 
ni  mi. 

I  do  not  know,  no  sé. 

Why  not?  Por  qué  no'í 

I  like  heer,  me  gusta  la 
cerveza. 

I  do  not  liko  heor,  no  me 
gusta  la  cerveza 

I  iiko  that  man,  me  fausta 
ese  hombre. 

I  do  not  liko  that  man,  no 
me  gusta  ese  hombre. 


Isityou?  ¿Et  Ud? 
It  is  slie,  e.1  ella? 
It  ¡s  thcv,  son   ellos? 
It  isfar?  ¿Está  lijos? 
Where  is  it?  ¿Dóiul'.  esi  i 
It  is  here,  esli  aquí. 
Whose  is  it?  iDe  quién  es? 
It  ¡s  mine,  es  mío. 
It  Í3  yonrs,  c»  de  Ud. 
It  is  niy  tura,  es  mi  turno, 
a  mi  me  tora. 


Opon  thc  (loor;  abre  la 
puerta,  abra  Ud.  la 
puerta. 

Open  the  hook,  abre  d  li- 
bro. 

Dro8.s  yonrsclf;  vístete,  vís- 
tase Ud. 

Wash  your  tac*?;  lávale  la 
cara  ,líu\'se  l'd.  la  mía. 


El.  ijysTiTíTO  *vjj€¡ojr»ai.. 


^f\^ 


EXERCISES. 

I. 

Lot  US  tako  a  walk,  if  yon  picase. — I  will,  with  mucli 
pleastMC  —  Lct  us  niu  — I  cannot  riin.  sir,  ))ecauso  I  am 
very  tired. — Let  ns  ,u;o  lióme. — Very  well,  letus  í^o. — 
Let  US  fío  into  my  room. — ^Let  us  f^o  in,  becaiisc  1  will 
know  your  room. — Let  us  seo  this  book. — Wliy  AVill 
you  see  tliis  book?— 4íecaiise  I  like  it  very  nuich — Lct 
US  read  tliis  note. — No,  sir,  because  this  not-  is  my 
fathei's. — Let  us  writc  our  les.son. — Very  well,  let  us 
write  it. — Letus  take  a  walk -We  cannot  yet,  becau.so 
it  is  very  late.  —Let  us  j^o  this  Way,  if  you  picase. — No, 
sir.  because  I  have  to  f^o  to  the  tnarkef.  and  it  i-"  lato 
already. — Let  us  speak  Frcncli.  if  yon  picase. — íir't  u-< 
speak  línijlish,  beeau.sc  1  do  not  spenk  French  very 
well. — Let  US  jret  up. — I  cannot  <ret  up.  because  1  am 
sick. —  Let  lis  walk  fast,  liccause  it  is  late  already. — 
I  cannot  >walk  last,  because  I  am  very  fati<rnOii.— Let 
US  go  on. — Yes.  sir.  lct  us  2:0  on  and  lct  us  walk  fost. 
— Let  us   "O  ont  and  let  ns  shut  the  (loor. 


11. 


í  JIM'.]:!  '  ív;  Mini  Útil. — ILiti!e;no 
[■  I.  -..MI.  -!,-uiistaa  Ul.  el  fran 
í:ii;|.i.-  I".l  inííl.Vs  ni! -^iista  mu.'lii- 
uMiano. — Qnici-e  Ud.  s;ilir  connr- 
piie  1(1  salir  con  Uil.,  ¡jorqur^  o<toi 
emos  n  sn  cnarto  de  L'd.    p-vra  \iv 


Lcnnio-!  o-to  lli 
ins;lt''s  o  fiMii.-,'-s  si 
C('.s?-Si.  son  .r.  ni 
simo. — Sainamos  1 
go/'--No,  snnor,  in 
mu!   Hfíipíido  — Ki; 

sus  libros. — Muí   bien,   con  mucho  Jíusto.  ontrcinos. \- 

bra  Uil.  la  puerta  i  snliramos.  — Entremos  i  cierre  I M. 
la  pnertn. — Lea  l'd.  este  libro. — Escriba  lid.  esta  car- 
ta.—I'oi' f|iii^  no  quiere  ITd.  leer  este  lil»ro? — Porque  n 9 
os  iniu.  — í^^  gusta  a  LM.  esta  señora? — >i,  sen  )r,  m\ 
giisla  iiuieho. — ;.í>e  qui.hi  es?— N-j  s.;  señora. — Para 
quién    es  esta   (lor?  -  Esta  llor  es    para  mi  lierm  iiia. 

IIL 

Co.svKüSATin:^  .\.  — l>o  you  liko  this  younj^  lady?  -' 
Do  you  not  like  thi.s  young  man? — What  do  you  like 
in  this  hoiise? — Is  it  true^^ — Is  it  not  truc'' — For  wh(»n 
¡.•1  thal  tl'iwer?  Is  that  ílower  for  yon.  — ís  that  fliwer 
for  this  young  lady? — Is  not  tliat  flow?r  fjr  me?  —  f'o 
you  know  who  is  tliat  lady? — D)  you  not  know  who 
is  that  man? — Do  you  not  like  beor? — Why  not;' — is  it 
wai-in?--Is  it  cold!'' — ís  it  not  wai-m? — [•<  it  not  cold.' 
— Is  it  latel-'-.-ls  it  not  late?— Is  it  early?— Is  it  nnt 
early?— What  is  it? — Is  it  you? — Is  it  not  you?  — Is  it 
he?  — Is  it    not  hi-?— Is  it  shi'/  -  Is  it  not    slio?— Is  iti? 

—  Is  it  ni>(  1? — Isií  they?— ísit  not  they? — Is  ii  lar? 
Is  it  not  far? — Whcrc  is  it?—  Is  it  h(M'e? — Is  it  not  herC' 

—  Wiiose  is  it?-Is  it  mine?  — Is  it  not  mine?— Is  it 
yoiirs?— Is  it  noí  yones?  — 1^  ii  your  tura?  -Is  ¡t  iioi 
vour  turn? 


IV. 


CoyvERSATlON-  B.  — What  is  that!  -What  a  shame! 
wliy  do  yon  do  tliat:'' — VN'hat  a  plty!.  why  do  you  spoak 
so? — 13  it  itooii?— Is  it  notnoon?--Is  it  midríiirht? — Is 
it  not  midnight? — Why  do  vou  shnt  tiie  door? — Wliv 
do  vou  not  síiiit  thi?  doi)r?-^V  liy  do  yon  open  the  door? 
—  Why    do   you   not    open    the    door? — W^liy    do    vou 

dress  yourseif.'' — Why    do  you    not  dri'Si    yourself.' 

Vv'hy  do  you  wasli  your  laoe? — Wiiy  do  you  notwi«}i 
your  face?— Why  will  you  see  this  book? —Wiiv  will 
you  not  see  this  book?  — Will  you  see  it?--Will  vou 
not  see  it? — Why  will  you  not  see  it?— Can  vou  mu.'' 
-Cannot  yon  riin? — Why  ■armot  yon  run.-'  —Will  you 
riin.'  — Wiil    vou  I, oí,  nr.i?  — Whv   will  t'io-.-    uot   i'-.,  't.:i? 


— Who  will  go  into  my  room."— Will  not  this  youníí 
man  go  ont  with  my  fa'ther?— Why  will  he  not  go  out 
with''hini. 

V. 

CoNvERSATioN  C— Will  you  take  a  walk  thisevc- 
ning?— Will  you  not  take  a  walk  this  afternoon?  — 
Why  can  you  not  run? — Why  will  you  not  run? — Will 
they  go  home? — Will  they  not  go  home:'' — Can  you  go 
home?  — Can  you  not  go" home? — When  will  you  go 
home? — Can  1  go  into  your  rooni^.— Can  1  not  go  into 
your  room? — -Can  he  gointo  your  room? — Can  lie  not 
go  into  your  room? — Will  you  see  this  l)ook? — Why 
will  you  not  .see  this  book?— W'ill  you  read  tliis  note? 
— Wiiy  will  you  not  read  this  not»-?— Can  you  write  a 
lctter?-Can  yon  not  Avrite  a  letter?  •- Why  wi'l  yon 
not  get  np  early? — Can  you  walk  fast? — Can  yf>u  not 
walk  fasl? — (.'añ  you  shut  the  door? — Can  yon  not  shut 
the  door? — Do  yon  like  togo  out  early? — Why  do  you 
not  like  io  go  out  early?— With  whom  do  you  go  out 
evcrr  morning?— Do  you  opon  early  the  d«or  of  your 
room? — ^VIly  do  you  not  open  early  the  door  ofyonr 
room? 


L.\  ]Vnlnii»l«'ZU  al  alcance  di*  \n^  'S\ñm. 

Por  WokTniNc.TON-  11..>oi;i:í;  M.  IX 

T.n.lnrida   p>r    ./.    1.    línthñpirz,    ,i.    M.     11.    D. 
(Continúa.) 

CAPITULO  Vllí. 


Iltista  aliora  he  hablado  contigo  r-obro  el  aire  que 
respiramos  i  que  nos  rode.i  pr>r  todus  [lai  tes.  Pero  hai 
otras  c'ases  de  aires  diferentes  del  de  lu  atmó.sfera. 
Cuando  das  vuelta  a  la  liare  del  gas  i  acerca*  un  fósforo 
encendido,  se  obtiene  una  llama  luillaiito,  que  continúa 
encendida  hasta  que  vuelves  a  ,;<Mrar  la  llave.  ¿QiiA  co- 
.sa  es  esa  que  corre  por  dentro  de  la  cari-M-ia.  sale  al  ex- 
terior cuando  se  abre  la  llave,  i  se  cueieii  h?  al  contacto 
déla  llama  d  1  fósforo  ?  Tú  no  lo  ves  p'?ro  si  h.  hueles, 
pero  te  molestará  mu -ho  i  aun  hará  ilañ  >  si  lo  i'cspirns 
])ornn  i-sto.  Ks  him  cosa  material  como  el  ai;».',  o-»  una 
especie  d»;  aire,  o  niejor  diciio,  es  lo  qu  '  llaaia:no.s  uu 
gas.  Eb  trasparente  como  el  aire,  se  iuu"ve  cmm  mucha 
facilidad  lo  mismo  queel  aire;  pero  se  dir.M-i'm'ia  de  el 
en  mueliaü  cosas.  En  primer  Inirur  es  niuflio  mas  lige- 
ro, tiene  mal"  olor,  «scomltusliblc.  i  e.s  dañiiio  couio  le 
he  dicho. 

Cuando  hai  un  e-caí»'  do  na--,  dniííro  un  cuarto  es  mui 
peligroso  entrar  en  ('-I.  sin  ci-'rta-í  precauciones,  por  do.-i 
causas  diferentes. — En  primer  lugar  si  te  metes  dentro 
de  un  cuarto  cuyo  aire  está  lleno  de  iras  te  expones  a 
morir  asfixiado.  p<n-que  el  gas  del  alnmlirado  no  s,?  puei.te 
respirar  i  produce  asiixia.  Por  esa  razón  es  [ireoi-ío  aluir 
pronto  todas  las  puertas  i  ventauas  pira  que  entre  A 
iiire  d,>  fuera,  i  rC  r-niueva  e!  (pie  esl  í  dcnti'o  del  cuarto 
i  se  encuenira  viciado  o  cr'aad  1  a  perder: -K-!  también 
mui  peligroso,  por  esta  cansí,  entrar  en  lUia  haiiiíacioii 
llena  de  ^n>'.  sin  aiirir  primero  las  puertas  i  ventanas. 
Si  la  habitación  es  oscura  i  entras  en  ella  con  una  vela 
encendida,  es  mui  fácil  que  ei  gas  (pie  está  eii  el  aire 
deiitnj  del  cuarto  se cnciemla  todo,  i  dcteiuiiuc  unn  i\- 
¡(.losio!,:  qne  puede  dcrrilini'  ]i\^  pni'cio-,.    Mu-.-ha-í  p'.-íoiía 


Kí,  tJTÁTlTUTO  A'JiCIOJV^tj. 


ii:in  iniierto  asfíxiilas  por  el  íra5!  i  ali^nnas  voeos  también 
lian  tumbado  al^rnnas  casas  dejumli)  las  llaves  del  j^as 
abiertas,  i  acercando  una  llama  asi  que  el  cuarto  estaba 
bien   lleno. 

.'^e  cuenta  de  un  hombre  ignorante  que  llea;ó  a  un 
liotel  i  tomó  un  cuarto,  i  al  retirarse  a  dormir,  en  vez 
de  darlo  vuelta  a  la  llave  de  la  bímpara  del  g-as  para 
apagar  la  luz,  sopló  la  llama  como  si  fuera  una  vela, 
i  se  acostó  tranquilo.  El  gas  siguió  saliendo,  i  llegó  a 
llenar  de  tal  manera  el  cuarto  que  el  hombre  so  desper- 
tó medio  sofocado.  Por  fortuna  la  peste  era  tan  gran- 
de que  se  notó  mui  pronto,  por  un  criado  que  estaba 
cerca,  i  que  acudió  a  su  auxilio, 
¿lías  pensado  alguna  voz  en  que  la  llamade  la  leña,  o  del 
carbón  i  de  las  lámparas  i  velas  es  t-1  mismo  gas  del 
alumbrado  que  se  está  quemando  en  esos  cuerpos? — 
Es  en  efecto  h)  mismo,  l'or  la  acción  del  calor  sol)re 
esos  cuerpos  se  desenvuelve  en  ellos  el  mismo  gas  que 
quemamos  on  las  lámparas,  sale  al  exterior,  i  se  enciende 
produciendo  llama. 

Cada  fogOn  o  bra.sero,  horno  o  fornalla.  viene  a  ser  en 
realidad  una  fábrica  de  gas  Pero  esto  es  lo  que  produ- 
ce la  llama  viva  de  esto.s  fuegos.  El  gas  se  fabrica  para 
el  alumbrado  se  prepara  del  mismo  modo:  la  única  dife- 
rencia es  que  no  lo  dejan  encenderse.  Ponen  el  cartion 
dentro  de  vasijas  cerradas  que  comunican  con  el  gasó- 
metro i  con  las  cañerías,  i  lo  calienta  hasta  cierto  gra- 
do. El  gas  que  se  desprende  por  la  acción  del  fnego,  no 
])uede  quemar.se  porque  está  encerrado,  i  sale  por  los  tu- 
iios  para  llenar  el  depósito  que  se  llama  rfosóinetroi  de  allí 
seguir  por  las  Cañcrias,  a  las  diferentes  casas,  lo  mismo 
que  va  el  agua  por  las  tul)erias  del  acueducto.  Cuando 
abres  la  llave  de  la  lámpara  sale  el  gas,  lo  mismo  que 
saldrá  el  agua  cuando-  abres  la  llave  del  baño  o  do  la 
fuente. 

Ademas  de  este  gas  que  se  llama  gnsdfl  alumbrado  liai 
otro  que  conviene  muciio  conocerlo  porque  mucha  jciiíe ha 
nnierto  por  causa  suya.  Este  gas  se  produce  siempre  que 
se  quema  carbón  o  cualquiera  cosa  que  lo  contenga. 
Muchas  veces  se  lia  puesto  en  un  cuarto  cerrado  una 
hornilla  o  l)rasero  con  carbón  de  madera  o  leña  etc  ,i  el 
/rasque  se -desprende  porla  combustión  se  ha  ido  aglo- 
merando en  el  cuarto  hasta  producir  la  asfixia  de  las  |)er- 
sonas  que  se  hallan  dentro  del  cuarto.  Lo  mismo  sucede 
cimndo  hai  muchas  luces  o  velas  encendidas,  i  todo  está 
mui  bien  cerrado,  de  manera  que  el  aire  no  lo  renueva. 
Cuando  en  el  cuarto  hai  chimenea  i  el  carbón  o  mate- 
ria combustible  se  pone  debajo  de  ella,  no  hai  peligro 
de  que  este  gas  so  quede  en  el  cuarto:  porque  el  gas  se 
escapa  por  la  chimenea  arrastrado  por,  la  corriente  de 
esta.   ■ 

Este  gas,  que  se  llama  ácido  cfirhom'r.o,  es  mas  pc.«ado 
que  el  aire,  asi  es  que  a  medida  que  se  forma  se  va  yendo 
para  abajo,  i  formando  capas  que  se  va  levantando  ¡loco 
a  i)oco.  Hai  en  Italia,  cerca  de  Ñapóles,  una  cueva  que 
se  llámala  gruta  del  Perro,  porque  todo  perro  que  en- 
tra en  ella  se  muere  al  poco  tiempo.  Un  nombro  entra 
sin  embargo,  no  le  sucede  nada.  La  razón  es  que  en  esa 
gruta  hai  una  gran  cantidad  de  ácido  carbónico  que 
está  en  el  fondo,  i  forma  una  capa  como  una  vara  de  alto. 
Todo  animal  que  sea  de  menos  de  una  vara  de  alto  i 
entre  alli.  se  encuentra  sunierjido  en  una  atmósfera  de 
ácido  carbónico,  ¡  perece  sofocado.  Si  un  hombre  se 
tendiera  ahí  en  el  suelo,  tanbien  se  asfixiarla.  Pero  cuan- 
do el  hombre  está  de  pié,  sus  pulmones  están  en  las  ca- 
pas de  aire,  que  se  hallan  por  encima  de  e.-jc  gas;  i  no 
le  sucede  nada. 

Este  mismo  gas  ácido  carbónico  se  está  formando 
constantemente  en  nuestra  respiración,  i  saliendo  al  exte- 
rior de  nuestro  aliento.  Por  eso  es  malo  e^tar  aglome- 
radas muchas  personas  en  un  mismo  cuarto,  i  si  este  es- 
tá cerrado  sobre  todo.  Pero  para  que  veas  cuan,  sabia 
cñ  la  Divina  Provid-enciá,  has  do  sai)er  que  c.-:c  gas  que 


el  hombre  i  todos  los  animles  están  sin  cesar  vertiemlo 
en  la  atmósfera,  que  sale  de  las  chimeneas  do  las  casas, 
do  las  fábricas  i  de  los  barcos  etc.,  es  ab.sorvido  por  los 
áriioles  i  las  plantas,  i  constituye  un  alimento  necesario 
para  ellas.  Si  no  fuera  así  la  atmósfera  se  volvería  mui 
pronto  inhabitable.  Se  llenaría  de  gas,  i  so  morirían  to- 
dos los  animales  de  la  tierra.  Pero  las  plantas  se  apo- 
deran do  ese  gas  dañino,  se  lo  tragan  por  decirlo  asi,  i 
purifican  la  atmósfera.  Por  eso  conviene  tanto  que  haya 
árboles  en  la  calles  i  plazas  de  las  ciudades  i  pueblos. 
Mientras  mas  haya  mas  puro  será  el  aire  que  se  respire. 


PBEOUNT.\s— .Qué  otros  gases  hai  ademas  del  aire?— En 
qué  se  parecen  los  gases  í  el  aire?  ¿En  qué  .se  diferencia 
el  gas  del  alumbrado  í  el  aire  de  la  atmósfera?  Porqué 
es  peligroso  el  gas  del  alumbrado?  ¿Cómo  se  fabrica? 
¿Donde  se  ccnentra?  ¿Qué  es  el  gas  áciilo  carMnico? 
,;Cómo  se  forma?  ¿En  que  se  parece  el  aire,  i  *n  que  so 
diferencia  de  él?  ¿Es  un  gas  peligroso  de  respirar?  ¿Qué 
hai  notable  en  la  gruta  del  Perro  en  Italia?  ¿Hai  mucho 
ácido  carbónico  en  la  atmósfera?  ¿Para  qué  han  sido  crea- 
das las  plantas  en  cuanto  a  la  purificación  del  aire. 

C.VPITULO    IX. 


La  pólvora  en  si  misma  es  una  cosa  sumamente  ino- 
fensiva. Puedes  tenerla  en  la  mano,  i  nada  te  sucederá. 
Pero  si  la  tocas  con  el  fuego,  inmediatamente  se  encien- 
do i  hace  una  explosión.  Si  es  en  mucha  cantidad,  la 
explosión  es  tal  que  podrá  romperlo  todo  al  rededor. 
Cuando  un  almacén  de  pólvol-a,  o  una  fábrica  de  la  mis- 
ma sustancia,  toman  fuego,  la  explosión  os  inmcn.sa,  i  se 
derrumban  las  casas  a  muchas  varas  de  distancia. 

Tú  s.abes  que  la  pólvora  .se  usa  en  las  canteras  para 
romper  las  piedras.  Se  hace  un  agujero  por  medio  ile 
una  barrena,  i  se  llena  de  jK'>lvora.  Se  le  dá  fuego  a 
esta,  i  la  explosión  hace  que  la  masa  de  la  piedra  se 
quiebre  í  se  rompa  en  fragmentos  mas  o  menos  grandes. 
Entonces  se  pueden  sacar  las  piedras  para  labrarlas  i 
arreglarlas.  Es  preciso  que  los  barrenos  se  den  con 
precaución,  para  que  al  saltar  las  piedras  no  cojan  a 
nadie  cerca,  porque  lo  matarían  probablemente. 

¿Por  qué  es  que  la  pólvora  produce  este  efecto?  La 
razón  es  porque  ella  al  quemarse  .se  convierte  dcrrepcn- 
tc  en  una  grande  cantidad  do  gas.  Eso  es  todo.  Cuan- 
do tú  tienes  en  la  mano  unos  granos  de^nllvora,  alli  no 
hai  gas  alguno.  Pero  en  el  momento  que  cojo  fuego.se 
acabó  la  pólvora  i  se  volvió  una  gi;aii  masa  de  gas. 
Ahora  bien,  si  tú  tenias  encerrada  la  pólvora  en  un  pe- 
queño espacio,  i  a-i  cerrada  i  comprimida  le  das  fuego. 
se  enciende  súljitamente  i  produce  una  gran  cantidad 
do  gas.  Pero  como  este  es  mucho,  i  necesitaría  para 
Ciiber  bien  un  espacio  muehisimo  mayor  que  el  que  ocu- 
pa la  pólvora,  resulta  que  el  gas  so  halla  mui  compri- 
mido i  necesitando  salir  por  cualquier  parte.  Así  es 
que  si  no  halla  abertura,  rompa  las  paredes  do  la  cavi- 
dad en  que  está  metido,  i  se  ft-ícapa   al  exterior. 

Erta  es  ¡a  causa  do  que  los  barrenos  sirvan  para  rom- 
per las  piedras  en  los  canteros. 

Poroso  también  las  armas  do  fuego  lanzan  las  balas 
a  tanta  distancia. 

Pones  dentro  del  cañón  do  una  pistola,  fusil  o  canon, 
una  cantidad  do  pólvora:  en  sesuida  coloms  la  bala  i 
un  taco,  i  lo  aprieras  todo  atacándolo  bien.  Du'j  fuego 
a  la  pólvora:  se  vuelve  toda  un  gas:  este  se  encuentra 
mui  apretado  i  queriendo  salir:  no  tiene  mas  remevlio 
que  reventar  el  cttñono  ewipujar  la  l>ala  i  el  taco:  pero 
e.-!to  último  es  mas  fácil;  así  es  que  la  bala  es  laucada 
hicia  adolaiit.c  con  una  fiíersa  prodigioí'a 


JEI.  IA*STMTUTO  J%*^CIOJ\*^M.. 


aii 


Eptn  cambio  de  la  pólvoi-a  en  gas  es  sumamonte  rá- 
pido. Los  niños  deben  acordarse  inuclio  de  osto  para 
evitar  ninclios  pelijrro?.  Una  vez  un  niño  quiso  rajar 
un  pedazo  de  leña  por  medio  de  la  pólvora.  Coloró  un 
poco  de  esta  en  una  reliendija  del  trozo  de  leña;  pero  al 
encenderla  en  vez  de  valerse  de  una  mecha  larqra  qne 
ardiere  despacio  i  le  diere  tiempo  a  huir,  le  pefró  un 
fósforo  i  le  encendió  súbitamente.  El  resultado  íné  que 
la  explosión  fué  instantánea,  i  que  el  niño  recibió  un 
golpe  i  se  abrazó  lojnano. 

Ak^inas  veces  el  a<rna  se  cambia  en  vapor  de  una  ma- 
nera tan  rápida  como  la  en  que  la  pólvora  se  vnelve  ¡ras; 
i  el  resultado  es  entonces  mía  explosión.  íja  mayor  par- 
te de  las  voces  que  las  calderas  de  una  máquina  revien- 
tan es  por  esta  causa.  í^i  el  maquinistn  se  descuida,  i 
deja  qiic  se  acabe  el  nena  de  la  cddera,  el  fiie^o  de  la 
fornaliasi<;ue  calentando  las  paredes  de  la  paila,  i  las 
pone  rojas  i  encendidas.  Si  entonces  advierte  que  la 
caldera  está  vacia,  no  debe  echarle  agua  por  nintrnn 
motivo.  Debe  extinnruir  el  fneiro  i  enfriar  la  caldera. 
Si  hecha  apna  calando  roja,  toda  el  njnia  que  entre  se  cor - 
vierte  inmcdiatmneute  en  vapor;  i  es  tanta  su  cantidad 
i  sn  fuerza,  que  no  pudiendo  caber  en  la  caldera  la  re- 
vienta con  ¡rran  e^tn'-pito. 

Puede  ser  que  t'  e\trni>  niie  um  nosa  tin  ^nti!  i 
lijern  como  el  aii'".  !os  <rise-j  i  el  vtoop  de  n^'n.  fenír-in 
una  fuerza  tan  </r:inde  como  la  que  te  he  exilien  do.'  lia 
razón  es  sin  emlinrir*»  mni  clara.  R-»e  aire,  o  sra^".  o 
vapor,  .se  encuentra  nuii  apretado  en  el  Inyar  en  que 
está  encerrado,  i  tiene  que  salir  por  al^un  punto.  Si  la 
pólvora  se  pusiese  sobr-»  un  plato  o  sobre  el  suelo,  con 
la  b;da  encima,  i  se  le  diese  fneeo,  ni  habria  raido,  ni 
la  billa  se  moveria  pri-an  cosa,  l-'d  sr.as  one  en  este  ea^o 
produce  la  fH')lvora  se  encontró  lil)re  de  esi-nparse  en 
todn<  direcciones,  sin  nada  que  lo  comprimiese.  Pero 
si  la  |v')lyora  hubiese  estado  encerrada  en  un  pequeño 
espacio,  i  apretada  bien,  entonces  el  «jas  producido  no  po 
dria  caber  allí  i  tendrias  que  romper  las  paredes  para 
escaparse.  Si  tú  cojea  un  tubo  abierto  por  los  dos  la- 
dos; i  pones  dentro  una  bolita,  como  un  chícharo  por 
ejeiiiplo.  i  soplas  por  un  extremo,  la  ))oiita  sale  por  el 
olH)  exlrcmo  cou  mas  o  menos  Oier/.a  i  rapidez.  E-ito 
es  porque  tú  et-ha*  aire  denlro  del  tubo  i  este  aire  em- 
puja la  lial.i  para  fuera,  l.n  mismo  suee  le  en  el  fusil, 
Í;i  <!a-;  que  la  pólvoia  produce  sopla  la  bala  para  afuera. 

Si  colocas  una  bolita  tle  papel  encima  de  una  me^a,  i 
soplas  sobre  ella,  la  lioliie  se  moverá  i  no  irá  mui  lejos. 
Pero  si  la  pones  dentro  de  un  tulto,  soplas  poi-  dentro 
de  »'-l.  la  bolita  saldr.i  con  rai>idc/.  i  llesrará  a  cierta  di-- 
tani'ia.  La  razón  es  que  en  el  primor  ca^o  el  aire  del 
soplo  podía  esparcirse  en  torno  de  la  Itoüfn:  p^ro  den- 
tro del  tubo  no  se  puede  escapar  por  los  lado.«,  i  no  tiene 
mas  remedio  cjue  empujarla  hacia  adelante. 

Cuando  el  u;is  sale  de  la  l)oca  del  cañón  se  esparce 
en  todas  direcciones,  porque  tiene  capacidad  pira  ha- 
cerlo. Ks  lo  mismo  que  cuando  hai  un  tumulto  de  <?eu- 
te,  que  se  apiña  junto  a  la  puerta,  para  salir  de  ah^-un 
lu'i-ar:  allí  se  aprietan,  i  apeñuzcan;  pero  tm  lue^rn  c^- 
mo  salen  se  esparcen  i  diseminan  en  todas  direeeione-!. 

Asi  es  que  entenderás  bien  ¡jorque  las  rocas  so  rajan 
i  (piiel)ran  en  p'xlazos  por  medio  de  los  barrenos  — 
Hecho  el  agujero  i  lleno  de  pólvora:  comprimida  esta; 
apenas  hai  capacidad  cuando  se  enciende  para  que  se 
confen.iía  el  <,'as  que  se  produce.  Como  la  boca  del 
agujero  es  muí  pequeña,  i  el  j^as  es  mucho,  no  puede 
salir  por  él  mas  que  un  poquito.  Pero  como  tolo  quie- 
ro salir  al  mismo  tiempo,  el  úilico  medio  es  destro/.ar 
la  piedra,  í  abrirse  nuevos  huecos. 

Si  se  pusiera  muchísima  pólvora  dentro  de  un  fu-'il. 
sucedería  lo  mismo.  ,Vsi  es  que  la  ear<;a  de  pi'dvora 
n<j  debe  .pasar  de  cierta  cant¡da<l;  ponpie  sí  se  pone 
mas,  reventará  el  cuñoii. 

La  ixMvora  se  usa   para   mu^^iía^  pom-\     IThI   rdí^nna? 


clases  de  fuegos  artificiales  en  que  la  pólvora  no  so 
quema  toda  do  repente,  sino  va  ardiendo  poco  a  poco 
hasta  que  acaba  con  una  especie  de  ranñllete  con  luces 
muí  bonitas.  Los  voladores  que  van  hasta  tan  alto, 
son  también  mui  interesantes.  Ellos  se  van  para  arri- 
ba, pero  no  es  porque  vayan  em])UJado3  como  la  bala  de 
fusil.  ,;Por  qué  es  entonces  que  s'.iívn?  Tú  ves  que  un 
vol.ador  consiste  en  nna  especie  de  tffbo,  cartucho  o  caja 
llena  de  pólvora,  atada  a  un  güín  o  varilla  larga  de 
madera  üjera.  Cuando  la  pólvora  .se  va  quemando,  el 
gas  producido  80  va  escapando  hacia  arriba,  i  arrastra 
consigo  el  cartucho  i  la  varilla. 


% 


Por  la  misma  razón  las  riiedas  de  los  fuegos  artilicia- 
1  les,  como  laíjuecjtá  aquí  pintadn,  dan  vuelta  sobre  su 
I  eje,  cuando  comienzan  a  arder.  El  gas  que  se  forma,  a 
'  meílidaqne  la  p<>lvora  se  quema,  determinad  movimien- 
'  . <o  de  la  rueda. 


PfJKoi\TAs—-;.Quv  subes  sobre  l:i  pi'ilvora  r-ir.indo  no 
la  (oca  el  fueiro?— Qm-  sucede  cuando  .se  rpiema? — Qué 
efectos  prodúcela  jn'dvora  cuando  se  quema?— Para  ()ué 
se  usa  en  las  canteras? — ,:Es  mui  rápida  la  acción  de 
la  pólvora;.— ¿Qué  te  he  e\[)I¡<'ailo  acerca  del  vapor  de 
airua  i  de  la  explosión  délas  calderas? — ¿De  qué  depen- 
de la  rapidez  d**  lo.s  proyectiles?  — Hazme  el  favor  de 
explicarme  bien  lis  explosiones,  i  darme  ejemplos? — 
/.Cuáles  son  los  usos  de  la  pólvora? — ¿Porqué  los  vola- 
dores suben  en  el  aire? — ¿Porqué  las  ruedas  dolos  fue- 
gos artiñciales  giran  cuando  so  encienden? 

í"  Criitflnnitr'i.J 


Ur.KMKMMM  !>§:   ALUMBRA 

ESCRITOS  P.VIÍA   L(.)SXi\()>' 

Tov  Snii!o.-i  Toraüj, 

liinclor  dd  hir.tituto  síacionul   Cíyi'.r.iUU    Gu.üc- 
ru.tLr. 

LECCIÓN'  L 

IntrodijLQoion. 

1.  Vulgarmente  se  (íice  ciuo  el  Aljebra  encíerr.-i 
un  cúmulo  de  d¡íi:uita  1.-;.  i  loi  iiiñ^si?  arredran 
al  emprender  su  estudio  porquí.-  lo  creen  supe- 
rior asuí  ivMTíXV,  piro  eito  e;  un  er o-,  p^rqu- 
el  Aljebnt  l)ien  ens;íñada  eí  mudio  mu;  fácil  qu,:; 
la  Aritmí'tira. 

2.  Hl  Alielira  es  el  ramo  de  las  MaU-niAtic^s 
que  por  medio  de  letras  i  sií^no^,  ji-iieraliza,  al.>r.;  - 
vía  i  f.icilita  los  cálculos  qu-  s  ■  ha -ni  p  ir,i  n;- 
solver  las  cuestiones  relativas  a  los  números. 
E'  .\li(tf)ra  es  una  Ariuiiética  mas  universa!, 
m.'is  cómoda  en  su;  proced¡mi(!n'.o;,  ma;  r.ioiJ^ 
en  su  marcha,  i  mui  útil  poi'  su;  resultad  r,.      Mai 


312 


JEMj  iJTfSTlTVTO  JÍ'^CMOJW^r^. 


universal,  porque  sus  cifras  o  caracteres  no  se  li- 
gan a  determinados  valores  como  los  de  la  Arit- 
mética, sino  en  los  casos  precisos  del  problema 
a  cuya  resolución  se  aplican:  mas  cómoda  en  sus 
procedimientos,  porque  sus  cifras  guardan  una 
fijeza  inalterable  i  jamas  las  confunde  ninguna  de 
las  operaciones  de  suma,  resta,  multiplicación  i 
división:  mas  rápida  en  su  marcha!  porque  su- 
puestos los  valores  de  sus  caracteres  en  una  cues- 
tión, el  calculador  discurre  con  ellos  sin  confusión 
que  le  embarace  para  llegar  a  su  fin,  pues  con- 
tentándose con  indicar  bien  sus  operaciones,  a- 
vanza  sin  tropiezo  a  la  conclusión  que  busca:  i 
finalmente,  el  Aljebra  es  mui  útil,  porque  facilita 
admirablemente  la  resolución  de  los  problemas 
mas  complicados,  i  porque  se  presta  a  demostra- 
ciones mas  claras  i  a  investigaciones  mas  eleva- 
das, jeneralizando  siempre  sus  verdades  i  sus  re- 
glas. 

3.  Todas  estas  ventajas  del  Aljebra  dependen 
de  la  naturaleza  de  sus  símbolos  i  de  la  de  sus  sig- 
nos, mediante  los  cuales  puede  hacer  i  hace  cons- 
tantemente una  aplicación  injeniosa  de  los  prin- 
cipios mas  sencillos,  como  los  siguientes: — Si  a 
cantidades  iguales  se  añadeu  cantidades  iguales, 
las  sumas  serán  iguales: — Si  de  cantidades  igua- 
les se  quitan  cantidades  iguales,  los  residuos  se- 
rán iguales:— Si  cantidades  iguales  se  multipli- 
can o  dividen  por  cantidades  iguales,  los  produc- 
tos ¡  los  cuocientes  serán  iguales;  etc. 

4.  En  la  Aritmética  se  prescinde  del  valor  espe- 
cífico de  las  cantidades  i  solo  se  consideran  i  cal- 
culan los  números  en  abstracto;  en  el  Aljebra, 
no  solo  se  prescinde  del  valor  específico  sino 
también  del  numérico,  i  se  opera  con  cantidades 
indeterminadas,  es  decir,  solo  se  atiende  a  los 

i  conjuntos  prescindiendo  de  la  especie  i  del  nú- 
mero, é  indicando  simplemente  las  operaciones, 
i  en  esto  consiste  precisamente  el  gran  secreto 
del  Aljebra. 

5.  Para  dar  a  las  cantidades  aljebráicas  el  carác- 
ter de  jeneralidad  que  deben  tener,  se  ha  conve- 
nido en  representarlas  con  las  letras  del  alfabeto, 
ks  cuales  no  tienen  valor  numérico  alguno,  i  ca- 
da una  puede  representar  el  número  que  nos 
convenga;  pero  una  vez  fijado  su  valor  por  nues- 
tro supuesto,  ya  no  lo  varían  hasta  la  conclusión 
del  problema.  Como  final  del  procedimiento,  se 
encuentra  siempre  una  fórmula  o  espresion  alje- 
bráica  que  indica  las  operaciones  que  deben  ha- 
cerse con  los  numeras  conocidos  para  encontrar 
los  desconocidos  que  se  buscan;  i  a  este  fin,  en 
vez  de  las  letras  se  ponen  los  valores  numéricos 
que  les  habíamos  supuesto,  i  la  resolución  apare- 
ce toda  aritmética. 

LECCIÓN  II. 

Esplüacion   de  los  primeros   signos     alje- 
braicos. 

t.  Para  in-dicar  las  o|)erac¡oncs   en  Aljebra,  se 


hace  uso  de  los  mismos  signos  que  se  emplean 
en  Aritmética,  i  de  algunos  otros  que  daremos 
a  conocer  oportunamente. 

2.  La  operación  de  sumar  tanto  en  Aritmética 
como  en  Aljebra  se  indica  con  el  signo  + ,  que 
se  llama  mas\  de  modo  que  la  espresion  6+2, 
se  lee  6  mas  2,  i  efectuando  esta  operación  indi- 
cada se  obtiene  la  suma  8.  Igualmente,  la  es- 
presion rt  +  <^,  se  lee  a  mas  b,  i  quiere  decir  que  lo 
que  valga  a  se  ha  de  añadir  a  lo  que  valga  b; 
pero  en  este  caso  no  se  puede  efectuar  la  ope- 
ración como  en  Aritmética,  i  el  calculador  toma 
la  operación  indicada  i  procede  con  ella  como  lo 
haría  con  la  suma  o  resultado.  Esto  que  parece 
una  desventaja,  es  precisamente  de  la  mayor  im- 
portancia en  Aljebra,  porque  estando  los  núme- 
ros representados  por  letras,  no  pueden  desapa- 
recer ni  alterarse  en  el  curso  de  las  operacio- 
nes, i  al  fin  del  cálculo,  puede  descubrirse  el  en- 
lace o  las  relaciones  que  tienen  los  datos  o  nú- 
meros conocidos  con  los  desconocidos  que  se 
buscan,  en  lo  cual  consiste  la  solución  jeneral 
que  da  el  Aljebra  para  los  infinitos  problemas 
numéricos  que  tienen  las  mismas  condiciones  i 
que  soló  se  diferencian  en  que  son  distintos  los 
números  que  se  dan.  El  Aljebra,  dice  Lagranje, 
esa  ciencia  tan  colosal  que  domina  todos  los  o- 
tros  ramos  de  las  Matemáticas,  i  por  medio  de 
éstas  a  todas  las  ciencias  naturales,  debe  todo  lo 
que  es  al  empleo  de  los  signos  para  indicar  sus 
operaciones.  Quitad  al  Aljebra  sus  signos,  i  des- 
aparece. 

3.  Para  indicar  la  sustracción  se  empica  el  sig- 
no — •,  que  se  llama  menos;  de  modo  que  la  es- 
presion 6 — 2,  se  lee  6  mttus  2,  i  efectuando  esta 
operación  indicada  se  obtiene  el  residuo  4.  1- 
gualmente,  la  espresion  a — -3,  se  lee  «  menos  b,  i 
quiere  decir  que  del  valor  de  a  se  ha  de  qui- 
tar el  de  b;  pero  en  este  caso  tampoco  se  puede 
efectuar  la  sustracción,  i  se  procede  con  la  ope- 
ración indicada  como  se  haría  con  el  resultado  o 
el  residuo. 

4.  La  multiplicación  de  un  número  por  otro  se 
indica  con  el  signo  X.  que  se  llama  multipli- 
cado por;  í  así  la  espresion  6X2,  se  le.í  6  multipli- 
cado por  2,  i  efectuando  esta  multiplicAcion  indica- 
da se  obtiene  el  producto  1 2.  Como  en  Aljebra 
no  hai  sistema  de  numeración,  los  aljebristas 
han  convenido  en  suprimir  el  signo  de  multipli- 
car, escribiendo  las  letras  unas  a  continuación  de 
otras  como  para  formar  una  palabra;  i  así,  en  vex 
de  aY.b,  se  escribe  ab:  en  vez  de  la  comt>inacíon 
aX.by.c,  se  escribe  ad::.  Para  indicar  la  multipli- 
cación de  un  número  por  una  letra,  se  escribe 
el  número^  a  la  izquierda  de  la  letra;  í  así,  para 
multiplicar  2  p'iríT.  s^  escribe  2^?,-  jura  multipli- 
car 3  por  b,  so  escribe  ^b;  etc. 

5. — Para  indicar  Ui  división  de  un  número 
por  otro,  se  escribe  el  dividendo  i  debajo  el  di- 
visor separados  por  una  pequeña  línea  horizon- 
tal;   i  asi  la  espresion   y,  se  lee  ó  dividid'»  por  2, 


JKM^JJ\*STIlJTO  J\*ȤC10JVJit.. 


nr 


ornas  breve,  6  sobre  2:  i  efectuando  esta  divi- 
sión indicada  se  obtiene  el  cuociente  3.  Del 
mismo  modo,  la  espresion  -^,  se  lee  a  dividido 
por  /;,  i  mejor  a  sobre  b\  lo  cual  quiere  decir 
que  (-1  valor  numérico  de  a  se  ha  de  dividir 
por  cl  de  ó;  i  como  en  este  caso  no  se  puede 
efectuar  la  división  como  con  los  números,  se 
procf'de  con  la  espresiotí  -J  como  se  haría  con 
el  cuociente. 

6.   La   it^ualdad   de  dos  espresiones  se    indica 
con   el  sijjno  =,  que  se  llama  de  igudd.jd,  i  se 
lee,  ,'s-  i^ri¡:i[ ¿j-^  \  asi  la  espresion  S— -5=j,  se  ler; 
8  menos  5  «  {quhI a    6  dividido  por  2.  Del  mis- 
mo modo,  ♦  la  espresion  a — !>={.  se  lee  a   me- 
nos l>  es  itjual  a  c  sobre  d;  lo    cual  quiere  decir 
que  si  del  valor  lumi  írico  de  «  se   quita  el  de  <^, 
el  re-.¡duo  os  ií^ualal  cuocient';  qiü^  ss  obtieae  di- 
vidiendo el  valor  numérico  de  c  por  el  de  d.     To-    I 
da  espresion  semejante  a  esta    última,  que  indica    ¡ 
la  igualdad  de  los  resultados  de  varias    opera:io-    ¡ 
nes,  olaii^'^ualdi  I  d  míís  cmtidalí';    cua'esquicra,    | 
se  llajua  eeu.xa'on.     S ;    llama   prinv.rr    miemb-o 
de  la  (xuacion  todo  lo  que  queda  a  la   izquierda 
del  sij^no   isrual,    i     secundo  miembro  es  lo  que 
queda  a  la  derecha  del  mismo  signo. 

Estos  signos  nos  bastan  por  ahora  para  resolver 
las  primeras  cuestiones  i  dar  a  conocer  la  utili- 
dad  e  importancia  del  lenguaje    aljebraico. 

(CoiiUnuí^rá.) 


LECCIÓN  F.S 

ElenieiituIeK  de  dibujo  lliienl  ni  tilcunee  de 

lo>i   niños,  iM)r  M.  R.  Oi-tegrtí,  hijeitiero  \o- 

|>óg:i-aro  ¡  profesor  de  Jeo^iiifíu  iMilíll- 

ca-descrlpf  Iva  del  Instituto  Nacional. 

LECCIÓN  IX. 

Dk  i  as  i  icl  ras, 

7 9..  -Llámase  figura  a  todo  espacio  encerrado 
por  tres  ó  mas  líneas. 

So. — Las  figuras  se  tlividen  en  n-gulares  e  irre- 
gulares. Son  regulares  cuando  los  lados  (¡ue  las 
forman  son  iguales,  e  irregulares  cuando  los  lados 
no  guardan  entn>  si  esta  relación. 

Si.  -Las  figuras  reciben  diferentes  nombres 
según  el  número  de  lados  qu?  las  forman:  si  el 
po'ígono  tiene  tres  lados  se  Ití  llama  tria  no  ni,; 
si  cuatro,  (uadrilákro:  si  cinco,  pent.igoi^o;  si  oclio. 
octáirom;  si  nueve.  cn:árono:  si  diez,  dfcáootw;  si 
once,  undecágono;  si  tlocc,  dodccágcno.  Trisando  de 
este  número  se  les  llama  polígono  de  1.3,!  1  etc., 
bdos,  esc..-ptuando  el  de  i5  que  se  llama  ;Ar;.'/C'./<:- 
cáinmo. ' 

S2.-  -Se  llama /'f-r//-,v.:'/ni  de  una    figura  al  cmi- 


raí  tienen  el  mismo  p  -rímetro,  se  V  s  llama  isope- 
riiiidras. 

S3. — Los  triángulos  se  clasifican  según  las  lí- 
neas que  los  forman,  según  b  magnitud  de  sus 
lados  i  según  el  valor  de  sus  ángulos, 

84. — Triángulo  rectilíneo  es  el  que  está  forma- 
do por  tres  líneas    rectas,  como    AlC  figura  49. 


Triáfiiriiln  roí 


S5. — Triángulo  AV7V'/7///(^,)  es  el  que  esuí  forma- 
do por  tres  líneas  curva-',  como  1  )Ki  \   figura  5o. 

86. — Triángulo  miatilineo  es  el  (ju<'  '-sil  for- 
mado por  dos  rectas  i  una  curva,  o  visevcrsa,  co- 
mo CU  I,  Wrwxx  5i. 


Fiv"-.  .">Ü.— Triánítilo  ciir- 
\iliiien. 


>1.— Tri:íii<riilo  cnis- 
tilineo. 


Con  relación  a  la  magnitud  de  sus  lados,  se 
dividen  los  triángulos  en  equiláteros,  isócelcs  i  es- 
calenos. 

87. Triángulo    e.jul! iíyro    es  aquel    que  tiene 

sus  tres  lado 4  iguaU-s,  com;)  NMC>,  fi;Tura  ís:  lo.s 
tres  ángulos  interiores  son  también  iguales  i  es 
la  s.)!a  tigur.i  regular  entn-    lo.;   triángulor,. 


■juuto 


lad 


que  la  c.'.Tran,  i 


Jos  fi; 


Fi?.   Ó2.-— Tnárigitlo  eíinilnUTO. 

88.— Triángulo  i.Cce/r:^  es  el  que  tiene  do.^  de 
sus  la  los  iguales,  como  .\BC,  figura  53;  lo-í  án- 
!;u!o;  o¡)\i''slos  a  los  lado;  i. rúales  tienen  H  mis- 
ino v.-ilor. 

■  '•O.-  1  nán/^iüo  ¿■:.iiL-j¡  i  e-;  el  que  tien-'  «as  tres 
Li'l  1-;  tK.-:,l;;iri;e,,  coiu  .)  l)l*"d'',  ligura  ?4:  lo;  árv/n- 
]i»,  :rr...'nori.';;  son  también  deiiguali-s,  priendo  sirm 


314 


Bt.  tJVSTITf/TO  JY^CIOJV.Mt^ 


pre  el  mayor  el  que  se  opone  a   mayor  lado    i 
menor  el  opuesto   a  menor  lado. 


Fig.  54.— Triánsulo 

isócelcs. 


■>3.— Tr¡¡in,!?nlo 
escaleno. 


Con  relación  al  valor  de  los  ángulos  los  trián- 
gulos se  dividen  en  rectángulos,  actUángidos  i  ob- 
tJisángiílos. 

90. — Triángulo  rectángulo  es  el  que  tiene  un 
ángulo  recto  como  ABC  figura  55:  los  otros  án- 
gulos  son    necesariamente  agudo?. 


A  < 

Fig.   55.— Triángulo, 
rectángulo. 

El  lado  BC  opuesto  al  ángulo  recto  se  llama 
hipotenusa,  i  catetos\o%  lados  que  forman  el  ángu- 
lo recto. 

9 1  .—Triángulo  acutángulo  es  el  que  tiene  sus 
tres  ángulos  agudos  comoGHI   figura  56. 

92. — Triángulo  obtnsangulo  es  el  que  tiene  un 
ángulo  obtuso  como  DKF  figura  5/  cuyo  ángu- 
lo  F  es  obtuso  i  se  opone  al  lado  maj'or. 


Fig.  56. — Triángulo 
acutííngulo. 


Fig.  57.— Triángulo 
obtnsangulo. 


93. — Base  de  un  triángulo  es  el  lado  sobre  el 
cual  se  considera  que  descanza  la  figura  como 
AC,  GI  i  DF  figuras  55,  56  i  57. 


Altura  de  un  triángulo  es  la  línea  perpendicu- 
lar ]>ajada  del  vértice  a  la  base  como  OP  figura 
58. 


Fig.   5S.— Altura  OP. 


En  los  triángulos  obtnsangulos  la  altura  no 
cae  dentro  de  la  figura  i  para  saber  cuál  es  su 
magnitud  debe  prolongarse  la  base  como  se  \^ 
en  NM   figura  59. 


Fig.  59.— Altura  :\IX. 

CUE.STIO\AUIO. 

79  ¿Que- os  figura?  80  Como  .«e  dividen?  81  ¿Quó  cla- 
sificación recil)on  ]>or  razón  del  número  de  lados  que 
las  forman?  82  l-'Qué  es  perímetro?  83  ¿Cómo  se  clasi- 
fican los  triángulo.*?  84,  85  i  86.  ¿Qué  es  triángulo  roc- 
tilinoo,  curvilíneo,  mistilíneo?  87,  88  i  89.  ¿Qué  es  trián- 
gulo equilátero,  ¡sóceles,  escaleno?  í>0,  5»1  i  92.  Quó 
os  triángulo  rectángulo,  acutángulo.  olitusángulo?  %\ 
¿Qné  se  entiende  i)or  l)asc  i  altura  on  ios  triángulos? 

íCimÜnuará) 


De  Aritmética  decitnal práctica  i  razonada,  escri- 
tas en  francés  f>or  L.  Bomballet  i  traducidas 
por  Pedro  Deleon    Y.,  alumno  maestro 
del  Instituto  Xaciotml. 

(Continúa.) 

Multiplicación   de  números  enteros. 

73.  Añadir  un  número  dado,  varias  veces  a  bí 
mismo,  sin  recurrir  a  la  suma,  es  lo  que  se  lla- 
ma hacer  una  multiplicación    o  suma  abreviada. 

I>a  multiplicación,  entonces,  es  una  operación 
por  medio  de  la|cual  sejrepite  un  núinero,  llamado 
multiplicando,  tantas  veces  como  imidades  tiene 
un  segundo  número,  llamado   multiplicador. 

El  resultado  de  esta  operación  se  llama  Pro- 
ducto. 


El.  iJvsTMTtiTO  A*,acioj\\at.. 


31.'S 


Resolvamos  el   problema    siguiente. 
Una  madre  da  5   naranjas  a  cada   uno  de  sus 

4  hijos.  Se  prej^unta.  ¿Cuántas  naranjas  repar- 
tió entre    todos? 

Es  claro  que  la  madre    ha  dado  tantas   veces 

5  naranjas  como  hijos  son;  es  decir,  4  veces  5 
naranjas  o  5+5  +  5+5.  De  donde,  la  suma  de 
estos  cuatro  números,  ig^uales  representa  el  nú- 
mero de   naranjas   dalas. 

Haciendo  esta  operación  por  medio  de   la  su- 
ma   tenemos    que: 

I     niño     recibió      5     naranjas 
I       ,.  „  5 


4  niños  recibieron  20  naranjas. 

Vemos  que  5  sumado  consigo  mismo  4  veces, 
es  lo  mis?iio  que  5  repetido  4  veces  por  sumando 
o  5  mulri[)licado  por  4;  pero  diciendo  al  r  vi  ida- 
mente, i  con  ayuda  de  la  tabla  que  ponemos  a 
cont'n  año  i.  5  ví-ea;  4  son  20  (qu- eí  hac<'r 
ui"a  inul  i  ilicaeion)  se  11»  <;>•  i  al  mismo  resultado 
jjor  un   método  mas    corto  que  el  de   la  suma. 

Por  consiguiente,  la  multiplicación  no  es  mas 
que   una  suma  aljreviada. 

1\thla  «le  tnuliipUvaí', 


:"l[.nr  1 

\>,.: 

1 

1  por  i 

<■- 

4 

1  [Mr  7 

r-:       7" 

•1  —  1 

•1 I 

— 

.; 

2  —  4 
','>  —  4 

-- 

^ 

-       14 

■  -1 1 

_ 

•1 

4  -  -   4 

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lii 

1          7 

---  28 

,-,  -  I 

— 

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.'>  _-  4 

— 

2(1 

—    35  ' 

ti  —  1 

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1; 

(1    •  -  4 

_„ 

24 

ti    -     7 

-  42  ' 

i  7  —   1 

-  — 

7 

7  —  4 



28 

7 7 

-4y  ¡ 

;   8  --    1 

__ 

s 

S  —  4 



32 

8  —  7 

—  :>i\ 

1  y  —  1 

-- 

<t 

í»  -  4 

- 

ao 

S)  -  7 

i  1  por  2 

es 

2 

1  por  5 

pfi 

r, 

1  ¡lor  8 

Q*     8  ! 

\  -i  —  0 

— 

4 

•1  -  5 



111 

2   -   8 

—  1(1  i 

!  :}  —  2 

-- 

(> 

'^  --  ó 

1.") 

3-8 

-  24  ; 

\  A   —  -1 



8 

4    -  .'. 

21) 

4  —   8 

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— 

10 

'>  -  -  :, 

2.7 

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u      :, 

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--  48  ; 

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7   —  8 

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•'•,. 

ít  —  y 

—  81  ; 

\l\\  la   muUiplicaci'.in  aiit'TÍ..>r    5    iiiuhipli;::  d 

pir  4  es    igu.il  a    20.  ;     l->.s,po-,ic¡.)n    d;-    la  o 

5  es  el  multiplicando.  |  pf^rarioii 

4  el  mul![)li.:^.ador.  ;-  ¿ 

20  el  protlucío.  ,| 


1-]1  multiplicando  es  el  número  que  se  repite. 
El  uiultiplicador  es  el  número  por  el  cual  se 
repite  el  multiplicando,  tantas  veces  como  uni- 
dades tiene  aquel. 

Ar  multiplicando  i  al  multiplicador  se  les  lla- 
ma Factores  del    Producto. 

El  producto  es  el  resultado  de  la  multiplica- 
ción. I  es  respecto  al  Multiplicando  lo  que  el 
Multiplicador  es  a  la  imidad.  es  decir  que  si  el 
Multiplicador  contiene  1.  3,  7,  100  etc.  a  la  uni- 
dad, el  Prcxlucto  contendrá  del  mismo  modo  i, 
3.    7,  loo  etc.  al  Miiliiplicando. 

Se  podrá  dcfmir  entonces  la  multiplicación  di- 
ciendo: 

La  multij  1  cicion  es  una  opr'r.acion  que  tie- 
ne por  objeto  encontrar  im  número,  llamado  Pro- 
ducto, cu  í  sea  respecto  del  Multiplicando,  lo  que 
el  Mu  tplicador  es  a  la   unidad. 

74.  De  la  definición  de  Mullijtlicar  i  de  l.is 
esplicaciones  pr  c 'den tes  resulta  que: 

1.'^  Si  el  mu!  i  )licador  es  la  unid  vi  o  i.  el 
producto  es  igual   al    mulliplicando. 

Ejemplo. 
8  Multiplicando 
I    Multiplicador 

•     8  Proíhicío  igual  al  niulliplicando. 

2.^  Si  el  multij)!icador  es  mayor  que  la  uni- 
dad, el  producto  e;  mayor  que  el  nuiltipHcándo- 

Ejemplo. 

8  multiplicando. 
3  multiplicador. 

24  Proi-lucto,  mayor  que  el  multipli- 
cando. 

Kn  est<'  caso  el  mul.iplic:idor  3  r;  tres  veces 
mayor  que  la  unidad;  el  producto  34  igual  a 
S  (-8  +  8  es  tres  Vfc  -s  menor  que  el  multiplicando. 

3.  ^  Si  el  multiplicador  e;  meno.^  que  la  uni- 
dad, el  producto  s-rá  m  lyor  que  el  multiplicando. 

\ín  electo,  el  producto  es  el  reuiltado  de  la 
muí  iplicacion  del  mu'tiplieador  por  el  multiplica- 
dor; |)ero  como  este  se  ha  toma<lo  menos  de'ii- 
ni  ve/,  el  ]irf>;lii;-to  tendrá  que  s.^T  lu -aor  que 
«M. 


Í.OS  ItiJOS  nillu,  TR,§U»tJO. 

La  virtuil  il»M  trnliujo  os  lu  iiia*  rrcomfiuinhio.  La 
p\ip|»li>  ¡nilii*uio-<o  que  rimlii  iil  trübajo  ferviente  cul- 
lo,  <o\-\\  >iein|íiro  un  ptipltlo  lüodolo,  qiuMi.ir.í  a  la  (la- 
Iria  honra,    gloria    ¡  pre<tijio. 

VA  tioüihní  qiit>  como  el  pan  ,í>'>nado  laKoriosamente 
coa  el  í;u  ior  do  su  frcnfe.o.^o  os  iin  lioniUre  íitil;  el  qae 
cii-rai  !i  sii-s  hijoj  a  hallar  jarato  el  hiuriildo  a'imento, 
pidiliii'Ki  lie  -a-i  nf'iiii'-^,  .sarionpdo  00.')  hi  sania  aloLri'ia 
lif  lina  roí):  rucia  iia.'upiila.  e.-e  .-er;í  ?ieinpr«  nu  linón 
ciml:»  iaiio.   (ii'L>;iino    'h' sa  patria. 

Los   hijo-  del  traliajii.   e  hiciiiH  c:j  la  e.^eu.^a  liol  ile- 


ario 


ja^tJ^STITUTQ  A'^ÍWlQJVfJiW. 


bcr,  son  esclavos  ilo  sus  obligaciones,  que  aceptan  i 
cumplen  con  bastante  puntualidad:  ellos  son  bastante 
fuertes  para  no  doblegarse  a  las  exigencias  que  impone 
un  injuBtificablc  temor,  bastante  indepondientcs  para 
no  mendigar  un  favor  que  les  llenaría  de  vergüenza, 
bastante  poderosos  on  su  iwbreza,  porque  se  bastan  a 
si  mismos.  ^ 

Por  eso  se  les  ve  siempre  con  frente  erguida  i  paso 
seguro  atravesar  las  calles  al  dirijirse  a  sus  talleres, 
ostentando  orgullosos  sus  timbres  de  nobleza,  repre- 
sentados en  su  humilde  traje  de  artesano. 

Cuando  la  Patria  en  dias  de  crueles  tribulaciones, 
llama  a  sus  hijos  para  que  la  defiendan,  el  obrero  em- 
puña con  mano  fume  el  fusil  i  corre  a  su  puesto,  sin 
Íreguntar  la  causa  del  llamamiento.  ¿Qué  le  importa? 
II  sabe  que  su  esfuerzo,  su  sangre  toda  pertenece  a  su 
patria;  sabe  que  vá  a  llenar  un  deber  sagrado,  el  pri- 
mero del  hombre,  i  esto  le  vasta;  ajeno  a  las  intri- 
gas políticas,  a  los  manojos  de  la  diplomacia,  no  hai 
para  él  razón  de  estado  mas  poderosa  que  la  honra 
de  ese  pabellón  puc  va  a  defender.  Lucira  valerosamen- 
te, con  jigantesco  esfuerzo,  como  on  Zaragoza;  sucumbe, 
cubriéndose  de  gloria,  como  en  Trafalgar;  vence  admi- 
rando al  mundo  como   Bailen. 

Terminado  el  combate,  cuando  la  mirada  después 
de  buscar  con  vano  esfuerzo  mas  enemigos  que  com- 
batir, se  levanta  serena  i  hermosa  Inicia  el  pabellón 
que  ha  salpicado  con  sangre,  i  vé  que  está  ileso,  i 
conoce  que  ya  no  necesita  de  su  brazo,  coloca  el  arma 
en  un  rincón  de  su  hogar,  i  al  otro  día  torna  a  em- 
prender tranquilo  sus  abandonadas  tarcas;  allí  so  le 
vuelve  a  ver  despojado  de  los  arreos  militares  do  la 
víspera,  forjando  el  duro  hierro,  rompiendo  el  pedrego- 
so suelo,  derribando  la  añosa  encina. 

Preguntadle  por  la  vectoria  de  ayer  i  os  l;l  relatará 
breve  i  sencillamente,  porque  no  puede  malgastar  el 
tiempo,  su  íinico  capital;  decidle  si  mientras  el  comba- 
tía, sus  hijos  tenían  pan  que  comer,  í  os  responderá  con 
ese  nacional  !qué  importa;  cuya  lacónica  elocuencia  es 
todo  un  poema  de  abnegación  y  heroísmo. 

Ellos  ni  aun  sal)en  engreírse  con  sus  victorias. 

La  agricultura  i  la  industria,  veneros  inagotables  de 
riqueza,  son  los  manautiales  mas  fecundos  de  donde  ma- 
na la  prosperidad  de  las  naciones;  su  esplotacion  está 
encomendada  a  esas  masas  trabajadoras  que  constituyen 
el  pueblo,  de  cuyas  encallecidas  manos  reciben  los  go- 
biernos las  sumas  inmensas  que  necesitan  para  soste- 
ner él  rango  nacional;  es  la  obra  de  la  felicidad  común 
la  que  le  está  confiada  a  esos  hombres  que  ven  salir 
el  sol  de  cada  día  una  hora  después  de  comenzar  sus 
tareas,  i  no  dejan  caer  su  herrani'enta  hasta  que  el  rei 
de  los  astros  les  niega  su  rayo  postrero.  Abejas  incan- 
sanbles  de  la  colmena  social,  depositan  diariamente  en 
el  panal  de  la  patria  su  contingente  reunido  a  costa 
de  su  vigor. 

En  los  aromatizados  salones  de  la  aristocracia,  sue- 
le respirarse  una  atmósfera  poco  apropósiio  para  los 
pulmones  de  un  hijo  del  trabajo;  él  no  envidia  el  aire 
saturado  do  exquisitas  esencias  que  allí  se  aspira,  por- 
que puedo  disponer  a  su  antojo  de  la  fresca  brisa  del 
campo,  embalsamada  por  la  fragancia  rara  dé  1.%  flore- 
cilla  silvestre;  él  no  envidia  los  ricos  artcsonados  ni 
los  techos  cuajados  de  abalorios,  porque  sabe  que  na- 
da hai  comparable  a  la  espléndida  techumbre  con  que 
le  brinda  un  cielo  despejado  tachonado  de  estrellas;  su 
rústico   calzado   no   reúne  las   condiciones   necesarias 

{)ara  sabei-  pisar  con  donaire  las  rica»  alfombras  de 
09  palacios,  pero  Dios  entapizó  de  césped  purísimo 
el  camino  que  diariamente  recorro,  teniendo  cuidado 
de  renovar  esa  alfombra  inimitable  cu  cada  nueva  pri- 
mavera. 

En  la  tosca  mesa  do  un  hijo  del  pueblo,  condenado 
a  ganarse  el  suátcnto  con  el  uudor  de  ?u  fi-catc  en  ex- 


piación del))ecado  orijinal,  se  suele  comer  pan  moreno; 
pero  ese  pan,  si  es  poco  nutritivo  al  cuerpo,  vigoriza 
el  alma,  porque  no  deja  en  pos  de  si  ningún  remordí; 
miento. 

r>onde  quiera  que  se  rinda  culto  al  trabajo,  allí  es- 
tará la  moral;  donde  la  industria  sienta  su  planta,  allí 
existe  la  virtud;  cuando  se  siembra  una  buena  volun- 
tad la  cosecha  será  de  beneficios. 

No  hai  que  buscar  la  dol)legucz,  la.  traición  ni  el  des- 
honor en  esas  pobres  viviendas  santificadas  por  el  tra- 
bajo i   por  Dios  bendecidas. 

Ademas,  el  día  es  demasiado  corto;  apenas  bastan 
sus  horas  para  atender  a  las  forzosas  impuestas  por 
la  necesidad  i  es  preciso  agotar  la  sabia  jenorosn  de  la 
vida  en  aras  del  trabajo,  sin  desperdiciar  un  solo  nii- 
mito  en  fútiles  debaneos. 

líl  artesano  alcanza  actualmente  una  época  en  que 
se  le  hace  cmnplida  justicia;  ya  era  tiempo. 

Jesús  enalteció  el  trabajo  asociándose  a  humildes  pe-;- 
cadores,  pero  se  ha  necesitado  después  innciios  siglos 
para  desterrar  esa  preocupación  que  ncuaba  al  obre- 
ro el  rango   que  leperteteoe. 

La  sociedad  de  los  hombres  se  cree  en  su  orgullo 
de  mejor  linaje  que  el  hijo  de  Dios.  La  blusa  i  el  frac 
varían  hoi  soId  por  su  hechura  o  por  la  mayor  o  me- 
nor finnra  de  la  tela,  pero  su  importancia  social  es  la 
misma:  con  ambas  se  hace  el  hombre  digno  de  mere- 
cer bien  do  la  patria  Los  hijos  del  pueblo  deshere- 
dados Olí  la  fortuna,  no  tienen  culpa  alguna  de  su  invo- 
luntaria j)obreza.  ¿Quién  tendrá  dereelio  a  negarles 
un  asiento  en  el  festín  social.'' 

¡Dejadles  llegar!  Ellos  no  tienen  oro,  pero  ofrecerán 
los  inaprecjaWes  frutos  de  .siiintelíjeBcia  i  de  su  arrojo; 
ellos  no  tienen  un  blasón  que  hacer  constar  en  tiso(]ue 
se  llama  ciencia  heráldica,  pero  sí  un  apellido  ilustre 
con  que  enriquecer  las  pajinas  de  la  historia  patria. 
¿No  lo  veis.' entre  elle 8  hai  poetas  co-no  Garoia  Gu- 
tierrez  í  Plácido,  novelistas  como  Fernandez  i  Gonzá- 
lez, guerreros  como  Mina,  Palafox  i  Popo  Antonio. 

¡Honor  al  trabajo! 

El  contacto  del  artesano  ennolilece,  sabodlo,  ¡oh  vo- 
sotros que  desde  la  cumbre  de  In  fortuna  apenas  dcj;  is 
caer  sobre  él  desdeño.sa  mirada! 

Cuando  al  declinar  la  tarde  vuelve  del  trabajo,  lle- 
vando bajo  el  brazo  el  moreno  pan  (jue  a  su  -mi.-o  com- 
pró en  el  mercado  pensando  en  sus  iiijos,  co;; -¡  ioiiulle 
como  un  ejemplo  de  virtud,  de  resignación  i  >ie  perse- 
verancia, que  imitar  deljieras  el  dia  on  que  ci  azar  os 
pusiera  en  el  terrible  trance  de  «ranar  el  sustento  en 
uno  de  esos  talleres  donde  el  artesano  sepulta  catorce 
horas   de  cada  dia  de  su  existencia. 

La  desgracia  no  respeta  a  los  i>oderosos. 

La  blanca  mano  que  en  la  adversi  lad  recliaza  la  hon- 
rada herrann"enta,  tendrá  que  tenderse  en  demanda  de 
una  lin\osna  o  empuñar  el  arma  suicida:  no  hai  nnis 
camino  para  los  hombres  que  hasta  en  el  infortunio 
desdeñan  el  noble  trabajo. 

El  olirero  es  feliz  i>orque  es  honrado,  indei>endíen- 
I  te,  al  amparo  de  las  leyes  que  respeta  i  hace  respetar; 
i  porque  con  el  sudor  de  su  frente  se  redimió  de  toda 
servidumbre;  temido  porque  es  fuerte,  i  pura  convencer- 
se de  ello  no  hai  mas  que  ver  sus  endurecidas  manos 
que  supieron  romper  el  yugo  estranjero  ¡mesto  a  la  pa- 
tria por  un  Cé.sar  perjuro,  i  su  rostro  curtido  por  la 
intemperie  en  el  (pie  dibujan  los  viriles  ra.sgos  de  su  in- 
domable enerjia. 

¡Honor,   Imnor  eterno  a  los  hijos  del  trabajo! 

IVturiuiio  Ramiro, 

(Cubano) 
De  la  Voz  del  Nuevo  Mundo. 


EL,  IJySTITVTO  »^\tCIOjV^f^ 


317 


8e«cioii  <]c  Pedagog^íiE 


A  k  kmámm  de  Msesípos 


MÉTODOS  DE  INSTRUCCIÓN. 

POR  JAMES   PTLK  WICKERRHAM, 

( Dhrrlor  (h  Ins  Escuelas  Norntoles  de  Pcniilcnnia.) 

Pura  ser  Mae»ti-o  se  neee<<ita  una  prep»n\v\ou 
espeelal. 

(f'onliníia.) 

(>.  L?i  ciencia  empírica  i  la  racional  requieren  diferen- 
tes uiétodofl  de  instrucción.  Los  conocimientos  provie- 
nen (lo  dos  fuentes:  de  los  sentidos  i  de  la  ra/on.  Torla 
ciencia  que  tiene  por  l>ase  la  evid'Micia  do  la  esp*»ricncia, 
puede  ll;nna>"sc  riiipírica;  por  el  contrario,  toda  ciencia 
que  está  liasada  en  las  intuiciones  de  la  razón,  ¡lucile  lla- 
marse rar'uiwiL  Los  iniHodos  de  enseñar  estas  (U>s  clases 
de  ciencias  son  diferentes. 

l'na  ciencia  ein[)irica  se  diferencia  de  una  rarional. 
en  sus  datos,  en  su  fu,  i  en  elj>/<)fcfir»  del  ranori'ni'o.  Ijos 
datos  de  una  ciencia  empírica  son  lie<'lios;  su  fm,  es  la 
consecución  de  leyes  jenerales,  i  el  proceso  de  su  racio- 
cinio es  inductivo.  Los  datos  de  una  ciencia  racional 
son  ijriiu'ipios  o  ideas  universales;  su  íin,  la  consecución 
de  piiiici[)ios  particulíires  o  de  ideas  menos  jonera les, 
i  el  proceso  de  su  raciocinio  es  deductivo.  La  Química 
es  mía  ciencia  empíriía;  i  la  Jeometria,  incluyendo  si  s 
axiomas  i  definiciones,  tiene  la  forma  do  una  ciencia  ra- 
lioiiHÍ:  los  que  conocen  la  naturaleza  de  amltas  ciencias 
no  necesitan  de  mas  esplicaciones    soWre  el  particular. 

llai  dos  moilos  de  enseñar  una  ciencia  empírica.  Por 
e!  primei-o,  so  presentan  los  liec!ios  i  después  las  Iere<  que 
de  ellos  puedan  dcdiicirso.  Por  el  scírundo,  se  puede  a- 
suiíiir  una  iiipótesis,  i  después  se  pueden  liuscar  los  lieclios 
con  quií  proliarla;  o  leyes  plenamente  estaMecidas  se 
presentan  u  las  personas  (|ue  las  i<rnorun  en  forma  de 
proposiciones,  aduoinndoao  des[)ues  los  liefjjios  en  que 
descansan,  para  proliarlas.  Ku  un  estado  mas  adelan- 
tado de  las  ciencia  em[)irica.  es  posilile  anticipar  la  e\i^- 
leiicia  de  hechos  desconocidos,  deducii-ndoio.'»  del  cono- 
cimiento de  las  leyes  jenerale-  que  delicu  rejii-los.  !;:i 
el  primer  nictodo  se  dan  hechos  para  i-Mct>ntrar  leyes; 
i  en  el  seirnado,  se  dan  leyes,  ciertas  o  hipotélica.-,  pora 
hallar  hechos. 

Existen  iirualiix'nte  dos  nu-todos  de  eiisernr  uin  cÍíjii- 
ciu  racional  Íjos  principio-^  necesarios  i  univers  iles  (pie 
forman  los  datos  de  semejante  ciencia  pueden  coinimi- 
carseal  i)riiicipio,  ¡  a  esto  pueile  seü:uir  la  demoslracipn 
de  las  verdades  pnrticiilares  contenidas  en  ellas.  Hste 
cí  el  primer  mtííodo.  Una  verdad  particular  o  un  ¡irin- 
cipio  puedo  darse  por  sentido,  i  sus  pruebas  dolió  i  Ims- 
carseenlos  principios  necesarios  i  universales  de  (|u'' 
lorina  |)ari-e.  Este  es  el  se^nindo  int'todo.  El  [iriüi'M- 1 
consiste  en  la  evolución  del  contenido  de  losaxio:ais, 
definiciones,  intuiciones  de  la  r:u;on:  el  seijjundo  consi-te 
en  demostrar  verdades  particulares,  demostrandj  s-u 
conformidad  cou  la  verdad  necesaria  i   universal. 

Los  dos  modos  de  enseñar  una  ciencia  empírica  difie- 
ren de  los  dos  modos  de  enseñar  una  ciencia  racional. 
Compárense  entre  si  los  dos  primeros  métodos  uoinl)ra- 
dos  (locada  ciencia,  i  se  ver.í  que  la  fuente  de  nuestros 
couociiniciilos  de  !iee!,io.'  -:oii  !us   ¡.'Cülidx-'.  i  \a  i'iio:itedc 


nuestros  conocimientos  de  los  principios  universales  i 
peñérales,  (53  la  razón.  Cuando  inferimos  leyes  j^ene- 
rales  de  hechos  particulares,  procedemos  inductivamen- 
te: pero  cuando  queremos  analizar  los  productos  puros 
de  la  razón,  procedemos  por  el  método  deductivo.  La 
conclusión  en  un  caso  es  la  fiemíralizacion  de  la  cspe- 
rioncia  i  no  puedo  estenderse  mas  allá  de  los  hechos 
observados;  mientras  que  en  el  otro  la  conclusión  es  uu 
hecho  exacto  i  positivo. 

Las  mismas  diferencias  aparecerán  si  comparamos  los 
dos  modos  últimamente  mencionados.  Partir  de  una  hi- 
pédesis  o  de  una  lei  probada  en  la  ciencia  empírica, 
es  lo  mismo  que  comenzar  por  asumir  una  verdad  parti- 
cular en  la  ciencia  racional;  pero  aquí  termina  la  se- 
mejanza entre  los  dos   modos  de  proceder,  pues  probar 

I     un  principio  por  hechos  es  muí  diferente  a  demostrarlo 

I     por  medio  del  razonamiento. 

i  7. — Tia  forma  primera  de  instrucción  debo  ser  ca- 
liGcativa,  d(\spues  cuantitativa  i  por  ün  una  comparación 
de  relaciones.  Las  cosas  se  conocen  solo  por  sus  cnalida- 
dos:  son  el  alfabeto  de  la  naturaleza;  .v>n  el  medio  do 
introducción  entre  lo  conocido  i   lo  desconocido. 

La  primera  forma  de  instrucción  del>e  ser  cnalificati- 
va.  Véase  como  aprende  un  niño.  Percibe  que  hai  ol>- 
jfttos  duros  i  blandos,  irrnnles  o  ]iequi  ñ  )J,  i>oeos  o  mu- 
chos, lariios  o  cortos,  suaves  o  ásp^'oj.  calii'iites  o  fríos, 
blancos  o  neo-ros.  lijeros  o  jio-a  los,  atn. irnos  o  dul- 
ces, etc..  sin  detenerse  a  medir  sus  diversos  jfn\dos.  I>is- 
finsuo^  los  objetos  unos  de  otros  |>or  medio  de  sus  cua- 
lidades: aprenderá  por  ejemplí^,  a  distintíiiir  un  ca- 
ballo de  una  vaca,  antes  de  <p>e  pueda  ilistinsnir  un  ca- 
ba'lo  de  otro,  o  niia  vaca  de  otra.  Lo  mismo  puede  decir- 
se del  leniruaje  de  un  niño,  pues  al  principio  so  com- 
pone de  palabras  que  sirven  fiara  desis;nar  liumhre,  per- 
ro, stnto,  etc.,  etc.  Todo  esto  tiendo  a  probar  la  verdad 
que  sirve  de  epijrrafe  a  este  [lárrafo,  i  riijiere  leccio- 
ues  sobre  objetos,  lecciones  sobre  foriiiíH,  eoni-istencia, 
coloi',  i  las  cualidades  de  las  co-aí  cu  jeneil. 

Jiti  sejriinda  forma  que  delie  tomar  la  instrccion  e.s 
cuantitativa.  Después  de  haber  observado  una  cualidad 
empezamo.''  pronto  a  limitarlas  a  limitarla  en  el  es- 
pacio, en  el  tiempo  i  en  el  forado.  Luiuiriinos  cuál  ea 
su  tamaño,  si  hai  mucho  o  poco.  Inventamos  [lesos,  me- 
didas, monedas.  Es  evidente  que  el  aprendizaje  do  las 
cantidades  requiere  un  pensamiento  mejor  definido,  mas 
preciso,  n.as  concreto,  que  aprender  a  oliscrvar  las  cua- 
lidades; i  semejante  iieiisamieuto  es  necesario  para  for- 
mar una  ciencia.  Cuando  los  niños  han  aprendido  las 
(Mialidades  de  los  objeto :,  hace  1  que  las  observen  mas 
intimamente  i  (^ue  aim^eien  su  caiiti'lad.  No  deben  uoui- 
brar  meraim^nte  la  roiiria  de  un  objeto,  sino  decir  Su 
lonirilud.su  anchura  i  su  espesor;  no  di'beii  decir  mera- 
mente que  una  cosa  es  erande  o  peípieña.  .sino  especílj- 
ear   su   taiiinño;  debe  eiiseñ  írseles  a  medir  por  onzas   i 

I     libra-,,  a  de  ii- -^u  color,  la  cantidad  de  ellos,  ine. 

*"  Despne-i  ijiie  la  instrnecion  ha  j tasado  por  los  gradea 
cnariücalivos  i  cuantitativos,  su  proirre.=o  futuro  debe  ser 
por  medio  de  una  comparación  de  sus  relaciones.  J)iV 
cernimos  cualidades  i  medimo-'  (nuitidíides  por  medio 
de  la  comparación:  pero  esta  especie  de  comparación  no 
es  una  comparación  de  relaciones.  Empleamos  tal  com- 
naraeion  cuando  comparamos  causas  i  efectos,  medios 
i  lines,  i  las  idcntid.ides  inhei-ente.s  i  diferencias  de  co- 
yas, i  tal  comparacioii  es  solo  posible  cuando  estamos 
cu  posesión  de  Ins  cualidades  1  cantidades  usadas  címiio 
(hilos  en  iiiiestj-o  rnzonnmienío.  Tinlo-;  los  trabajos  cien- 
tificos,  propiamente  dichos,  .son  el  r.>suUado  de  m\n 
comparación  de  relaciones,  i  el  profesor.  |>or  lo  tanto, 
tiene  amplio  material  para  eooinniíMr  la  cla-^e  de  ins- 
truceion  comprendida   en    bs  premisas. 

8  —Los  melólos  de  cnseñniu.a  deben  ser  inductivos 
c   deductivos,   ai.ial.iti(.'o.s    o    íint<-tico?,  se.iitin    v\    punto 


Tf? 


AX.   JJX'STITVTO  JT^Cl  OJr^§I^. 


objetivo  de  los  conocimiento?.  El  mundo  objetivo  oí<t;í 
formado  do  existencias  i  leyes  rine  las  f^obiernan.  La 
ciencia  ostií  formada  do  las  leyes  que  los  hombros  han  po- 
dido observar  i  establecer.  La  inducción  si<rnitica  ascen- 
der de  hechos  a  principios,  i  este  método  puede  adop- 
tarse al  enseñar. 

_  Cuando^  nos  hallamos  en  posesión  de  las  jcneraliza- 
ciones  de  inducción,  podemos  usarlas  en  la  intcrprola- 
cion  de  nuevos  hechos  i  fenómenos,  i  este  procedimiento 
80  llanm  a  veces  deducción,  poro  es  mas  bien  una 
parte  de  la  inducción  i  como  tal  la  consideramos  a- 
quí.  Ninguna  ciencia  puedo  enseñarse  bien  sin  su 
uso. 

Ya  hemos  dicho  que  las  induciones  do  la  razón 
nos  faciliton  el  conocimiento  de  ciertos  principios  no- 
cosarios  i  universales  i  que  estos  contienen  otros  prin- 
cipios incorporados  en  ellos.  La  ilrdamnri,  tal  como 
yo  la  comprendo,  es  la  evolución  do  principios  parti- 
culares, do  principios  nooesariosi  niiiversalos  i  tal  do- 
be  .ser  el  mc'ítodo  de  estudio  en  todas  las  ciencias  racio- 
nales. Propiamente  hablado,  no  hai  inducción  en  las 
Matcm.áticas  o  la  Lójica,  i  seguramente  que  no  la  hai  en 
la  Etica  o  la  Estética. 
_  Como  el  mt^todo  inductivo  os  ol  único  aplicable  a  las 
ciencias  empíricas,  i  el  deductivo  es  el  único  aplicable  a 
las  racionales,  i  como  toda  ciencia  puedo  incluir.so  en  es- 
tas clases,  se  sigue  que  los  métodos  de  enseñanza  delien 
ser  inductivos  o  deductivo.s. 

Aparto  de  moras  percepciones  o  intuiciones,  todas 
las  operaciones  que  somos  capaces  de  ejecutar  sobre 
el  punto  objetivo  dolos  conocimiento-'.' iiuoden  jene- 
ralizarse  en  los  procedimientos  do  multiplicación  i  di- 
visión. En  nuestras  investigaciones  de  la  naturaleza, 
jamas  se  nos  presenta  esta  en  sus  divisiones  mas  peque- 
ñas: solo  con  el  auxilio  del  microscopio  i  de  ol  escalpe- 
lo anatómico  podemos  buscarlas.  La  tierra,  el  airua, 
ol  aire,  los  organismos  animal  i  vejetal,  se  ven  obliga- 
dos a  descubrir  sus  elementos  i  .secretos.  Esto  el  proce- 
dimiento de  la  división  o  análisis. 

Lá  naturaleza,  en  ninguna  parte,  se  completa  entera- 
mente a  nuosti-á  vista:  ignora  las  fracciones.  Vemos  im 
número  do  sus  animales,  plantas,  rocas,  estrellas,  o  info-, 
rimos  el  resto.  J]uscMmos  laboriosamente  levos  i  verda- 
des, i  combinamos  lo  que  descubrimos  en  sistemas  cien- 
tíficos; pero  conocemos  poco  en  comparación  do  lo  que 
permanece  desconocido.  La  ciencia  crece:  cada  dia  so 
agrega  algo  a  nuestra  .suma  do  conocin'iientos.  Este  os 
el   procedimiento   do  multiplicación  o   sinto-iis. 

Todos  los  conocimientos  que  so  presentan  en  libros 
para  el  estudio;  son  una  síntesis.  Los  materiales  de  que 
se  forman  los  conocimientos  deben,  sin  embargo,  h'a- 
ber.so  obtenido  principalmente  por  medio  del  análisis.- 
Si  al  enseñar  una  ciencia  seguimos  el  método  por  ol 
cual  esa  misma  ciencia  se  ha  formado,  el  procedimiento 
debo  ser  sintético;  pero  si  consideramos  la  ciencia  en 
;Su  estado  actual  i  la  dividimos  i  subdividimos  en  partes 
hasta  que  hallamos  los  elementos  sobre  que  está  basada, 
el  procedimiento  os  analítieo.  Ambos  procedimientos 
son  igualmente  legítimos  i  ambos  deben  usarse  en  casi 
todas  las  lecciones.  Los  autores  de  los  libros  de  testo 
tienen  la  costumbre  de  aplicar  los  términos  analítico  i 
sintético  a' sus  obra.s  con  mui  poco  discernimiento.  Do 
ambos  métodos,  el  analítico  i  el  sintético,  .se  deljo  «sar 
al  escribir  un  libro  de  testo  sobre  cualquier  asunto,  i  lo 
mismo  al  enseñarlo,  i  no  es  posible  usar  de  otros  méto- 
dos que  tengan  el   mismo  punto  de  mira. 

{C'ontlanan'i). 


SECCIÓN    DE  COXOCniIENTO.H  ÚTILES 


•t  L,^  SOCIEnjMD  nE  »'lRTES'.ílJVOS\ 

iiluC'  CH  na  cüb'illo  de  vaporl— Para  quo  .so 
tonga  un  concepto  claro  do  lo  quo  significa  esta  uni- 
dad do  trabajo.^a  fin  do  apreciar  la  fuerza  do  motor,  o 
lo  que  necesita  una  máquina  determinada,  vamos  a  dar 
una^  sencilla  osplicacion  de   su  significado. 

El  trabajo  mecánico  es  preciso  que  no  so  conrunda. 
en  manera  alguna,  con  la  idea  do  una  fuerza  sin  mo- 
vimiento. Por  ejomplo.  un  puntal  que  evita  un  hundi- 
miento, no  ejecuta  ti-abajo  do  ninsuna  especio,  su  acción 
queda  reducida  a  resistir  sin  realiznr  trabajo  alguno: 
una  oaballoria  quo,  tirando  de  u-m  noria,  ,se  para  .le 
ju-onto  i  (jMOila  resistiendo  la  carga  do  agua  do  loscan- 
jilonoH.  tnmpoco  trabaja  i  por  fin.  un  hombro  omi>ii- 
jando  un  carruaje,  sin  lograr  su  arrastre,  empleará  mu- 
cha fuer/a,  jíoro  sin  ejecutar  trabajo  mecánico.  Paiu 
que  resulte  éste,  es  preciso  iworror  \m  camino  cual- 
quiera,  accionando  con   una   fuerza    dotcrminadn. 

En  virtud  do  estas  consideraciones,  i  teniendo  en 
cuenta  que  el  camino  recorrido  so  puedo  conseguir  en 
mayor  o  menor  tiempo,  .se  deducen  las  tres  circunstan- 
cias que  deben  concurrir  para  determinar  todo  traba- 
jo, que Hniv.fMrzn,  camino  v'orrñlo i  tie.moo  enipleadn. 

.Vhora  l)ieii:  la  unidid  de  fuei-za  puo,le  ser  el  posi 
del  kilogramo:  la  de  camino  recorrido,  ol  metro;  ilt 
del  tiempo,  el  .«egundo.  En  con.socuenciíi,  la  unidad  do 
trabajo  so  deduce  inmediatamente  diciendo:  que  os  ol 
trabajo  que  rc;)ro  cnta  la  elevación  de  na  kilogramo  a  un 
metro  do  altura,  en  un  segundo  do  tiempo.  Esta  unidad 
recil)o  el  nombre  de  ki7n'/r<hHra,  i  a  la  suma  do  75 
l-ilop-úin-iros  so  ha  denominado  un  cahallo  de  vap)i\ 
cuyo  trabajo  puedo  definirse  directamente  diciendo: 
que  es  el  esfuerzo  representado  por  la  elevación  de 
75  kilogramos,  a  la  altura  de  un  metro  i  un  segundo 
do  tiempo.  Como  quiera  que  estas  tres  circunstancias 
do  fuerza,  camino  recorrido  i  tiempo,  son  directamente 
proporcionales  al  trabajo,  resulta,  que  puede  decirse 
taml)ion  que  un  cai)allo  de  vapor  es  el  esfuerzo  roi- 
lizado  al  elevar  un  kilogramo  a  una  altura  do  7.')  mo- 
tros  en  un  .segundo;  o  también  un  kilogramo  elevado  a 
una  altura  de  un  metro  en  un  sct'^iita  i  ciii  ■..  avos  de 
tiempo. 

De  aipii  es  que  so  ])Uf^do  Imc^r  el  misino  tra!):ijo, 
con  fuerzas  distintas,  con  tai  ijm  >  s>  alten'ii  las  voloci 
dado.s,  osean  los  catnino-i  r.^'oirido<  c:i  U  uolacion  de- 
bida. Para  co:nprendorlo  mj  oi- dM-in  )-i  qu":  lo  inlsin  i 
trabaja  una  m.iquina  elevan  i  >  cw\  litio-  d"  a:.;iia. 
por  ejemplo,  a  sois  metro-;,  qa.^  si  eb-vasí'  ciiicuenla 
litros  a  doi'o  in 'tros  <lo  altura,  en  el  mismo  tiempo. 
Finalmonte,  la  cuestión  de  i¿-a.ildad  d  >  tr.ibijos  con- 
siste en  disponer  «le  lo*  tres  elem-sito-i  citados!  de  ni  .- 
do  que  su  producto  sea  sicarire  i.'-iial,  til  (•o:uo  se 
verifica     en   ol  caso  anterior. 


Aserrad»!-.»  ile  doble  t'fc-l.'>  — Li  inlu^tria  i  el 
comercio  de  m:vdoras  on  .\  leu  \ni;\.  qii.i  lioi  surten  van 
casi  toda  Europa  do  m:ideras  lab;M(las,  al  mismo  tie'n,» o 
quo  to:n  i  tan  (íolosales  proporciones,  pid ;  a  la  ciencia  i 
al  arte  recursos  para  mantener  esta  gran  esplotacion. 

Hace  ya  añ)s  que  vienen  u.sándose  las  aserradoras 
ms^áuicas  para  los  árboles,  quo  consisten  en  una  sierra 
liuosta  011  movimiento  por  medio  de  fuerza  animal  o  del 
V'por.  Pero  ahora  se  han  niodifi(;ailo,  con  ol  nomi)ro 
de  doblo  efecto,  cojubinando  el  movimiento  dv»  dos  sier- 
r-as  situadas  en  un  mismo  plano,,  que  comienzau  a  cor- 


£M.  l,VSTMTlÍiTO  J\*d€10.ir»3Í.. 


310 


tíir  c\  árbol  por  los  dos  estreñios  de  un  diámetro,  i  van 
aproximándose  hasta  unirse  en  el  centro. 

Kl  resultado,  romo  es  fáoil  conocer,  reduce  a  la  mitad 
fl  tiempo  necesario  para  serrar  un  árbol,  i  ademas  tiene 
la  voutiija  de  (|ue  siendo  este  tiempo  la  mitad,  la  sierra 
no  llena  a  calentarse  como  antea,  evitándose,  por  tanto, 
la  pt'-nlida  do  movimiento  convertido  en  calor  i  la  re- 
sistencia que  pre.«enta  la  dilatación  de  la  sierra  al  cor- 
rer por  entre  las  paredes  déla  ranura  hecha. 


Oisílnfion  del  hirriro  i  el  aeei-o.— Para  cer- 
ciorarse do  si  un  objetóos  de  hierro  o  de  acoro,  hai  un 
medio  mui  sencillo,  que  consiste  en  verter  una  pota 
de  ácido  sulfúrico  sobre  el  objeto  fotáUco;  se  produ- 
ce un;i  mancha  de  color  negro  si  el  objeto  oí  acoro,  i  de 
un  color  verdoso  si  es  de  liierro. 


IVeTr:>  anima'. — .So  obtiene  este  prvlaoto  carbo- 
nizan lo  on  vaso^  cerrados,  a  una  alta  temperatura  al- 
eo superior  al  rojo  cereza,  los  huecos  do  los  animales. 
Ksto  carbón  tione  varias  aplicaciones,  poro  la  m  vs 
notable  es  sin  duda  alf^ima  cuando  se  emplea  en  la 
rofiíiacion  do  azúcar,  ya  .sea  procedente  do  la  cnñi  o 
do  In  remolacha,  ¡cosa  bien  estrana  |)or  cierto,  que  con 
un  producto  tan  ne^^ro,  se  limpien  en  absoluto  do  to- 
da impureza  i  se  blanqueen  estrao(-diniriamento  lo-»  e-<. 
qu¡.s¡tos  azúcares  que  se  o.stontau  en  las  mesas  de  las 
lamillas  mas  distinfruidas! 


Aplicación  del  alcohol  n  las  qiK'niadura".— 

•Se  empapa  un  pedazo  de  rola  en  alcohol  i  so  aplica 
soIm'o  la  quomn<lura,  cubrit-ndoso  la  tela  con  algodón 
en  rama  o  estopa  picada.  En  vez  de  renovar  la  tela  o 
lo  que  es  lo  mismo  levantarla,  es  mejor  dejarla  en  su  la- 
yar i  humedecorla  con  mas  ah^ohol  cuando  se  seqim. 
Kl  aii'ohol  alivia  el  dolor,  aun  cuando  los  parezca  a 
ali.fU!ias  personas  (jue  por  su  naturaleza  dol)e  aumentar- 
lo. 


El  verde,  el  nepro  i  el  amoniaco  que  están  en  pol- 
vo se  mezclan  on  un  mortero  de  cristal  o  do  porcela- 
na, añadiendo  primero  una  parto  de  agua  para  obte- 
ner la  necesaria  homojenitud,  i  después  de  obtenida 
('>sta  se  vierte  en  la   niozcla  el  aj^ua  restante. 

Esta  composición  no  solo  se  nso  para  las  etiriuetas 
de  los  jardines  botánicos,  sino  para  marcar  los  obje- 
tos que  so  encuentran  en  parajes  húmedos;  i  para  el 
ca.so  que  haya  que  escribir  sobro  recortaduras  de  ho- 
ja de  lata  puede  usarse  la  siguiente   tinta: 


A "ua  fuerte  (ácido   nítrico). 

Ajrua  pura 

Cobro 


10  partes. 

10     — 

1     — 


Haciendo  disolver  primero  el  cobre  en  el  agua  fuer- 
te, i  cuando  ya  está  disueltf)  se  añade  el  agua. 

Para  pintar  con  esta  tinta,  se  u.sa  una  pluma  ordina- 
ria un  poco  fuerte,  i  si  la  hoja  de  lata  está  algo  engra- 
sada, no  hai  mas  que  frotarla  con  un  paño  i  un  poco  de 
yeso  mate,  con  lo  cual  desaparecerá  la  grasa. 


An(ídoto.s  de  alg:iiiio4  y^ntnon.—Ei^iñcnma.. — 

Se  toma  ca<la  cinco  minutos  una  cucharada  de  la  bí- 
guicnte  preparación: 


Tanlno 

225 

gramos 

Agua. ... 

125 

fiO 

.Taralie  do  goma 



y  después,  cada  media  hora,  una  cucim- 

rada  de  Hidrato  de  doral 

4 

— 

Agua 

00 

— 

Mnrjiíw,  opio,  oyjfiíia,  rf/tmuioiiio.  dijitn!,  beleño  i  ve- 
ratríha.  —Tomar  un  vomitivo  ¡  después  cada  cinco  mi- 
nutos nna  cucharada  de  la  preparación: 


Caíi't  negro  concentrado  , 

'J'aiiiiio 

.Inrnbc  simph* 


180   gramos. 

4         — 
45         — 


Nicotina  i  toharo. 


A^ia  nlcaiifoi-atla — Esta  agua  que  tiene  muchas 
aplicaciones  cu  medicina,  puede  preparar.se  pulveriz'in- 
do  cinco  gramos  de  alcanfor,  disolviéndolos  en  alcohol 
i  añadiendo  después  quinientos  grauío.s  de  agua  destila- 
da. Este  líquido  se  ajita  bien  durante  dos  dias,  doj- 
pucsse  liltra,  i  queda  ya  en  dispo.sicion  de  usarse  una 
c.\i-('Ientc  agua  alcanforada. 


Para  re^faiirar  una  e.scritiira  atitii^iia  e  lle- 
Jlble. — .So  toman  agallas  quebrantadas  mcnudamonto, 
se  ponen  en  infusión  por  cuarenta  i  ocho  horas  en  buen 
vino,  so  echa  luego  todo  en  una  retorta  i  so  ilestila,  i 
con  el  licor  que  saliere  .so  huíncdccerá  la  escritura  i 
quedará   como  nueva. 


Modo  de  escribir  sobre  el  zinc— La  escritu- 
ra .sobro  zinc  se  usa  principalmente  para  poner  las  e- 
tiquetas  do  las  plantas  en  loa  jardines  botánicos,  para 
lo  cual   se  emplea  la  siguiente  cOMíposicion: 

Verde  gris   en  polvo 1  parte. 

Sal  amoniaco  idem 1       — 

Negro  de  humo IJ     — 

Agua lÓ     ^ 


Vinagre 

Agua. 

Jarabe  simple. 


45  gramos. 
30        — 
45        — 


La  mitad  do  una  vez  i  el  resto  a  cuoiiaradas,  cada 
cincfj  minutos.  En  casos  graves  igual  tratamiento  que 
para   la  niorlina. 

Atropina  o  MlivlouQ. 

Hojas   de jaborandi 10   gramos. 

Agua   hirviendo,  para  hacer  una   io- 
fusion  de 180         — 

Se  toma  de  una  vez  la  mitad,  i  el  ri-sto  a  cuchara- 
das cada  moiiia  hora  con  otra  cucharada  do  vino. 


Nitrato  de   estricnina 0.01  gramos. 

Agua yo      — 

Láudano 30      — 


So  toman  dos  cuchardas,  do  las  de  café,  cada  cuarto 
de  hora  hasta  apurar  el  tercio  de  la  porción,  cada  me- 
dia hora  en  el  segundo,  i  cada  hora  hasta  concluir  «1 
remedio. 

(Conti.auará.^ 


—  —  tí 


... ^  2.  -  ■•  -  - 


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¿o  1^3  P  s=  »  »  »  S  »  ^  »       7  rr:.=  c  2  -g  g. 

^E-  ÍÍl3Í|3ps;Í|gÍJf5-|:r.?:? 


3      §■    |.5§ 


á-s  a 


o 


i.-llll-lIrrrrlillli'-É 
¡"llsr^d  lü  i « llltp- 


Periótüeo  deaiearto  a  la  (íini»<iOii  de  la  Iiistniecion  Primaria   i   Seciiiutaria. 

PuBiiCAPo  HA.m  t,.\  rROTF.rciON'  dfi,  ?kSor  Jexeual  J.  Iíufino  Carimíis. 

PRKSinRXTE    llR  I.A     IÍRPCHIjCa     DK  GuATEMaI.A. 


Fuiulatlnr  i  Editor,  Santos  Toruno. 


Ailiitiiiistiii<lor(»s.  >[i'>-iK'l  Piíieilii  i  Pedro  Do'oon  Vnlo  ziioln. 


I\l'i1I.  21. 


CüiisUeiiiala,    lo  «lo   .liilio  (l€>  1NN:t. 


VOI..  I. 


Iiiíliieiiria  de  la  liüxlriierlon  primaria  <'ii  la^ 
costumbres,  en  la  moral  piiblica.  en  la  iii- 
tliistria  i  en  el  desairrolio  Jeiieral  de  la  pros- 
peridad de  lO"!  pueblos,  por  M.  L.  i  G.  V.  A- 
miináte^iii. 

(Conliiiíiíi.) 


Si  nleiidcinojí  n^  In  dnru-ion  do  l:i?  funoionej  do  la« 
pf-cuí'Ias.  óf^tiis  r^o  dividen  en  pertnaneiitoi*,  tem|)ora!es 
i  ainliiiliintev. 

Líis  ciudiidos  o  aldoas  jiopulo-jas  proporcionan  piem- 
pro  alnmnoH  a  las  oscnela?,  poi-o  los  oanipos  no  |)uedon 
proporoionarios  del  mismo  modo,  Uai  cierta^'  faonas 
oampostros  en  las  onalcs  so  da  ocupación  a  los  n"ñ  )s. 
Adema-",  lo  diseminado  de  liv  población  itnpide  qno  en 
cada  punto  fijo  pueda  coíicrtnif  un  número  re)>ular 
do   ftlnmnos. 

Por   esto  dolien  establecerse: 

escuelas  permanentes  en  las  cindade?  i  villas  po- 
puloxíis; 

escuejas  temporales  en  aquellos  luiriues  donde  la 
cooperación  de  los  niños  a  ciertíís  trnliajos  no  los 
jieruiitiria  dedicarse  al  o-itudio  todo-  io-?  m-í.^os  d  d 
Jiño;    i 

os<'nelas  amlmlantes  en  las  comai-cas  donde  ki  dis- 
)iersiou  de  los  liaiútantes  exijo  qiie  el  preceptor  va- 
ya deaqni.  para  allá  a  fin  de  ponerse,  al  alcance  do 
tod<»s  los  que   nocesitatí  sus    servicios. 

Estas  c-^cuola-;  aMiliuhmtes.   por  íitüe-s   que  pmlieri'n 


)s  campo 


dación  o 


spai 


\o.^  de 


Colcliftí^na  i  Ctñloé,  est  ín  mui  distantes  do  ser  tan  c- 
ficaces  i  esentaade  inconvenientes  como  seria  do  desear. 
Efectivamente,  ¿cómo  multiplicar  hastante  esas  escuelas 
para  satisfacer  todas  las  exijonc^ias?  ;.cóino  encontrar 
nn  número  snfü'iente  de  maestros  idóneort  que  consien- 
tan en  aceptar  ana  misión  tan  inL'^rnta;^ 

Era   pues    [¡reoiso    Imsear  otra   solución  al  proldema. 

líl  c<Mide  sueco  Tor.«t.en  líiidenskold  ha  iuventado  i 
pnesto  en  iiráctica  un  sistema  que  lia  producido,  según 
dicen,  en   Hiiecia  los    mejores  efectos. 

V''am<is  a  dar  una  idea  de  lo  que  es.  no  tanto  porque 
lo  creamos  nalizalde  ilesde  IncL'o  entre  nosottoí,  sino 
jiara  que  se  tetiíra  presente   cuando  sea  oportuiio. 

Xos  «rusta  citar  las  esj'erieiKias  de  la  Siieci».  [lorque 
siendo  este  pais  nuevo,  coni.)  CliÜe.  eir  ln<  en-jiyos 
de  la  in-^truc-ion  piinuiria.  puede  proporeioniíi  nn~,  mas 
liien  (]Me  otros  demtisiado  viej.n  en  la  cixili.'.Meiori. 
i:istituciones  fáciles  do  ser  imitadas  La  or'.r!uii/.aciou 
de   la  instrucción  primaria  solo  data  en  Siieein  de  1S4>. 

Dejantos  la  palalira  a  Mr.  L.  Leon/.on-Ledue. 

'"Para  propa^rar  eficazmente  la  instrucción  pr-imaria 
i  coinliatir  los  olistácnlos  que  le-  oponin  lo  diseminado 
de  la  poUlacion.  .\í.  lluilen  koM  imajiui'i  aplicar  a  la  es- 
cuela el  principio  de  descentrali/.acion.  Couseivandí) 
la  escuela  do  la  eal>0(!ora  d.'  la  parmquia  como  escuela 
princ¡[)al,  agrupa  en  torno  fie  oIIm.  en  radios  nuvs  o  m<'- 
nos  iar<;os  sojfun  la  esten-ion  del  d.istrito.  lo  que  llama 
liis  c.-ío«f/í(.« '/f  i-'iiiii.l.  Esta*  últiiun-^,  ausiliares  i  de- 
lieudii'iitey  lie  la  escinda  princ'ipil.  sii-ve  i  do  inieiaeion 
!i  l;i  eiií, •fianza  de  ésta;  011  ella-^  se  »jo.-ei¡:i  a  liw  nirifis 
cu  la-  coíiis  mas  oUüiieiitalo-1.  en  los  kví' ~  ¡)  en.iri'opri- 
iiiero-artii.'iilo-j  (!■•!  pro/iMmi  di'  l-i  i;i -ti-.i-'i  >n  ''riinaria. 
la  loctm-d.  lu  osei-itai-í).  ei  cilcido    i  la  c-.iliMcioa  do  la 


ít-*'> 


r.¥.  ij\^STiT9iTO  JV^arto.iwf,. 


IJihIia  i  (leí  oat<!cisino.  Los  niños  pasan  en  scs^nnla  a 
hi  osi'uela  central,  oii  donilc  rocihen,  so<run  su  capacidad 
i  el  tiempo  que  pueden  dedicar,  un:»  instriifcion  coinplo- 
niontaria,  a  la  cual  se  ai^M-cf^aii  iincioncH  de  im-ciínica  1 
tle  aíri'icnltura. 

''.M.  Rudenskokl  Iiizo  el  ensayo  «le  sn  sistema  desde 
luejío  en  el  dominio  privado  cln  Lecko,  después  en 
mayor  escala  i  coa  el  apoyo  del  gobierno  en  la  par- 
roquia de  (Hterstad:  un  triunfo  completo  coronó  sus 
esfuerzos.  Api  no  tardó  en  ver  aparecer  por  todas 
partes  celosos  imitailores,  mientras  que  por  su  lado 
los  consistorios  se  n'presiiraion  a  jucstarles  í  u  pode- 
rosa cooperación. 

"liemos  visto  que  el  estatuto  de  1842  estaldcce  pe- 
nas mui  seveías  contra  los  padres  que  descuidan  lia- 
cer  que  sus  hijos  asistan  a  lus  escuelas.  El  sistema 
de  M.  Riidenskold  previene  esa  neglíjencia,  haciendo 
penetrar  la  escuela  misma  en  el  seno  de  las  familia^. 
Espliquemos  cómo  llcira  a  ese  oltjeto.  Según  él,  las 
escuelas  de  cuartel  del)eu  ser  dirijidas  por  nionitorf's; 
niños  aldeanos  revestidos  con  ese  titulo  se  instalan 
ciertos  dias  por  la  semana  en  una  de  las  chozas  del  cuar- 
tel que  les  estfí  designado.  Alli,  liajo  la  vijilancia  de 
la  madre  de  familia  i  la  inspección  activa  del  maestro 
de  la  escuela  central,  enseñan  a  nn  número  de  alumnos 
mas  ornónos  grande  los  primeros  elementos  de  la  ¡ns- 
trnceion  primaria.  Estos  alumnos  encuentran  en  segui- 
da en  sus  parientes  i'cpetidores  naturales  que  les  im- 
])iden  olvidar  lo  que  han  aprendido,  que  contriliuyen 
aun  a  sus  progresos.  Tal  es  el  principio.  Desde  lue- 
go encontró  en  la  aplicación  numero-os  oSsticulos.  El 
mayor  nacia  de  la  diticultad  de  encontrar  mon  t  nes 
porque  las  escuelas  centrales  (juc  hal)ian  de  sutninis- 
trarlos,  no  haliian  funcionado  todavía  bastante  útil- 
mente para  producirlos  id.'meos.  M.  llmlenskold  se  puso 
pues  a  trabajar  personalmente;  se  alternó  con  el  mues- 
tro principal  para  dirijir  las  escuelas,  lo  que  le  oí)l¡- 
gó  como  era  natural  a  di-iininuir  el  número  de  loí 
cuarteles,  lo  mismo  que  el  ile  los  dias  i  de  las  horas  de 
estudio  que  habla  fijado  )(rimitivam<'nte  en  su  proyecto. 
Pero  esa  intervención  for/uula  le  sirv¡(')  para  a[)reciar 
por  si  mismo  la  e.Kcelencia  de  su  sistema.  Se  a.segunS 
do  que  dos  mañanas  de  enseñanza  pn-  semana  en  las 
escuelas  de  cuartel,  haliian  sido  incomparablemente 
mas  fructuosas  que  .sois  Qias  completos  en  la  concur- 
rida i  bulliciosa  escuela  de  la  parroquia.  M.  Rudens- 
kokl concibió  por  esto,  nuevo  valor  i  mayor  entusias- 
mo  para  continuar  su  obra. 

"Un  informe  dirijido  por  él  el  22  de  enero  de  IS'jI 
al  cpnsistorio  de  Kara  manitie  tala  satisfacción  qneloí 
buenos  resultados  de  su  sistema  le  liaren  esperimentar. 
Se  congratula  en  ese  docinmínto  particularmente  de  1 1 
organización  que  ha  dado  a  sus  monitores.  Como  lo 
hace  observar  mui  bien,  esa  organización  es  el  corola- 
rio preciso  del  eHablecimiento  délas  escuelas  de  cuar- 
tel. Suprimid  1 1  monitor,  la  escuela  de  cuartel  rae; 
porque  en  lin  ¿qué  podría  ponerse  en  lugar  de  ese  mo- 
nitor? ¿Un  maestro?  ¿Quién  lo  pagarla!''  Por  pequen  > 
que  sea  el  sueldo  fijado  a  los  preceptores,  ¿no  es  evi- 
dente que  si  estos  se  multiplican  demasiado,  ni  el  esta- 
do ni  los  particulares  alcanzarán  a  pagarlos?  La  ins- 
titución de  los  monitores  lo  suple  todo.  "A  la  e  -onomia 
se  agregan  las  ventajas  mas  serias.  Oigamos  a  M.  Ru- 
denskokl mismo: 

"El  niño  que  sale  do  la  escuela  modelo  a  la  edad  de 
quince  años  debo  a  sus  padres,  cuando  son  pobres,  el 
servicio  de  sus  brazos.  Pero  es  raro  que  a  los  quince,  a 
los  diez  i  ocho  i  aún  a  los  veinte  años,  osa  niño  haya 
adquirido  las  fuerzas  i  el  desarrollo  necesario  para 
poder  ganar  el  salario  completo  do  un  artesano  o  de 
un  peón;  por  esta  causa,  mientras  le  llega  cl  trabajo, 
queda,  si    es  posibkv  en  la  casa  i>atcrna;  de  otro  modo 


se  pone  a  trabajar  mediante  la  mitad  o  la  tercera  par- 
te del  salario  ordinario.  Durante  esos  tres  o  cinco 
años  do  espectativa,  el  atractivo  de  la  ganancia  no 
ejerce  pues  sobre  cl  niño,  i  sobro  sus  padres  sino  una 
influencia  nuii  mcdiocie.  Cuando  empleo  un  niño  do 
diez  i  seis  años  como  monitor  de  escuela  de  cuartel, 
\ciWi  por  servicio  de  dos  mañanas  por  semaims  24  SK. 
((>7  céntimos  de  franc  )  ¿No  es  esto  pagarle  jenerosa- 
mente?  pues  en  fin,  por  pequeña  que  sea  esta  recom- 
pensa, completa  al  menos  una  suma  de  21  rix.  i  me- 
dio (2!)  franc.)  para  el  año  escolar,  lo  que  represen- 
ta todo  el  salario  que  puede  ganar  trabajando  nn  mu- 
chacho de  mediana  edad.  Fuera  de  eso,  sin  contarlos 
dos  meses  i  medio  de  vacaciones  anuales,  quedan  toda- 
vía al  monitor  cuatro  dias  libres  por  semana  que  puede 
emplear  en  ol  servio  de  sus  padres.  Pésen-se  por  otra 
parte  las  ventajas  que  saca  persoimlmente  di;  su  posición : 
en  lugardever.se  agobiado  como  los  maestros  de  escuela 
por  los  cuidados  materiales  de  la  c.\i-tencia  i  el  cons- 
tante trabajo  de  cada  dia,  estí  alegro  de  corazón  i  d,í 
espíritu,  tanto  a  causa  del  útil  servicio  que  presta  a  la 
socieda<l,  como  a  causa  de  la-!  dos  mañanas  semaimles  du- 
rante las  cuales  entrega  al  descanso  su  cuerpo  i  >us 
lirazos  poco  hechos  todavía  para  los  trabajos  penosos; 
ademas  refresca  i  consolida,  entregándose  a  la  ense- 
ñanza, loí)  pequeños  conocimientos  que  |)osee.  A  su  tur- 
no los  ¡yadres  sienten  poco  las  horas  que  su  hij)  jiasa 
en  la  escuela;  ven  al  contrario  con  satisfuccioü  le.il 
que  un  niiV)  apenas  adulto  sepa  ya.  no  solo  ayudarlos 
en  sus  trabajos,  sino  aun  ganar  plata:  i  eso  sin  (pie  las 
riinciones  escolares  debiliten  en  él  e!  vig 'r  fisin»  ole 
inspiren  una  vanidad  ridicula  que  le  iTn'iulse  a  desi)¡o- 
ciar  a  los  autores  de  gn-s  dias  i  a  d/iv  la  bu  u'l  lo  car- 
rera que  estos  han  seguido."' 

"Si  el  pueblo  de  los  campas  celebra  can  tinto  entusia-;- 
ma  la  institución  de  los  minitores.  ^;Cu:iles  no  scnín  su' 
simpatías  por  la  institución  de  las  e  cuelas  de  cuartel? 
Tener  la  escuela  a  algunos  pasos  de  su  cas  i.  po  1 M-  enviai- 
a  ella  a  los  n'ños  sin  que  haya  neo-  siilad  d-'  d  irles  provi- 
siones o  i'e  vestirlos  mas  dtic^'ntemente  que  deor<linario, 
hacerles  pari  apar  de  la  instru  'ciou  sin  privarse  del  l)e;i(^- 
ficio  de  sus  tral)ajo-i  ¿quién  na  apreci  irla  tale-i  ventajas? 
Las  escuelas  do  cuai-tel  son  aún  preferibles  a  las  osen.'- 
las  llamadas  aml»ulantes,  a  la-s  cuales  com.duirín  sin 
«luda  por  reeinalazar.  E  i  efecto,  s.ii  a  can <a  d.' la  esca- 
sez de  los  maestros,  sea  a  can-ia  d?las  dificultades  lo- 
cales, las  escuelas  ambulantes,  don  1.;  q  lio-.-a  qus  existan, 
n  )  imeJcn  permanecer  abiertas  sino  do-í  mcsos  d.d  nñ  >. 
Qiu  d  u\  diez  meses  para  olvidar  lo  qu  >  se  ha  apreniüdo  en 
ellas.  Las  escuelas  de  enartel  al  eo  itrario.  duran  to  lo 
el  año;  i  co;na  encnentran  en  las  repetición  ;s  dnm.'sticas 
una  cooperación  normal  i  serai  h.  la  in^tr'c';)i  ^|i.> 
dan   a   los  niños  produce  necesa"ianiente  susfrit)-. 

"La  instrucción  de  las  escuelas  do  cnirtel  ha  m  il- 
tiplicado  singularmente  la  eficacia  do  las  escuelas  cen- 
trales. Desembarazadas  estas  últinris  doom  mnltltnl 
de  niños  qu.;  venían  a  aprender  ou  ella;  el  alfabí'to, 
ím¡irimen  a  la  instrucción  do  los  alnmios  di  tiugniílos 
que  las  componen  una  marcha  mas  seria.  Debe  recor- 
darse que  es  en  su  seno  donde  son  elejidos  los  moni- 
tores. Estas  escuelas  céntrale*  doilicaa  dos  mañanas  por 
semana  a  sus  alumnos,  los  cuales  aprenden  la  caligrafía. 
la  ortografía,  la  teneduría  de  libros,  la  historia  de  Sne- 
cia,  la  Jcoffrafía,  la  gramática  sueca  i  el  dibujo  lineal. 
M.  Rudenskold,que  tiende  sin  cesar  a  mejorar  el  progra- 
ma de  estas  escuelas,  piensa  en  comidetar  el  estudio  de 
la  historia  i  de  lajeografía  nacionales  por  nociones  ele- 
mentales do  derecho  civil  i  de  derecho  cointitucional, 
i  en  agroa-ar  a  la  enseñanza jeneral  principio-»  de  ma- 
tem:íticas  i  de  historia  natural  tales  que  puedan  bastar  pa- 
ra iniciar  en  el  ejercii'io  de  los  olicios  industriales  i 
sobre  tolo  en   la  piví 'M;' i  fl  H  i  :i'ir',i"i'tiiri    E-tos   pm- 


KM.  MJVSTITirTO  JS'JiCtOJVJiW. 


323 


ycftos  están  ya  ftn  via  de  aplioa'.ion;  es  iinposihle  lia- 
eer  i-estar  (}erna.''ia(ln  su  utilidad,  ?u  necesidad  aún. 
En  efecto,  la  mayor  parte  de  lo3  alumnos  do  las  escue- 
las ceutniles  son  hijos  de  aldeanos;  son  llamados  por 
consecuencia,  sucediendo  a  su  padre,  a  reemplazarle 
tanto  en  «ns  hienes  (!omo  en  sus  derechos.  Ahora  bien, 
el  aldeano  de  Succia  no  e- solamente  artesimo  o  aírri- 
cultor,  es  ademas  miembro  de  un  tyrandtí orden  pcdítico, 
que  tiene  aliento  en  la  repreí»entacion  nacional,  i  que  tie- 
ne influencia  en  los  destinos  del  paiá.  ¡Cuánto,  pues,  im- 
porta que  esté  preparado  desdo  la  infancia  para  uim 
misión  tan  frrave!  Tal  es  el  objeto  de  M.  Rudenskold 
al  unir  en  su  programa  los  elementos  délas  ciencias 
aplicadas  con  los  principios  esenciales  de  la  política  i 
de  las  leyeí." 

El  sistema  de  M.  Rudenskold  no  es  mas  que  la  apli- 
cación en  srrande  del  método  de  cnseñ m/a  niíitua  que 
se  practica    en  los  establecimientoa  primarios. 

La  escuela  fumlada  en  la  ca\>ecera  de  la  parroquia, 
solo  da  enseñur/.a  a  niños  que  ya  han  sido  preparados 
i  que  salíon  los  primeros  rudim'^nto^  Esa  escuela  solo 
funciona  dos  mañ'iuas  por  semana. 

Los  alumnos  mas  distiniruidos  de  ella,  bajo  el  título 
do  monitores  i  por  un  pequeño  sueldo,  v  ui  a  dar  tam- 
liien  do<  mañanas  ñor  semana  las  primeras  lecciones 
a  lo-í  niños  que  principian.  Para  eso  se  instalan  por 
el  rato  que  dura  su  enseñanza  en  la  casa  particular 
mas   adecuada    del  distrito   que  les  e-'tá   designado. 

Los  niños  instruidos  osi  porlo-s  monitores,  cunndo  po- 
seen los  elementos  necesarios,  pasan  a  la  escuela  de  la 
parroquia,  i  pueden  lleírar  a  ser  a  su  turno  monitores. 
Mientras  están  aprendiéndolos  rudimentos,  los  Tiarien- 
tes.  en  ausencia  de  los  monitores,  les  repiten  las  leccio- 
nes i\\\c   éstos   les   han    dado. 

Ei  sistema  de  Rii.lenskold  tiene  la  inonrecÍMble  ven- 
ta'a  de  remediar  los  inconvenientes  de  la«  distancias.como 
isruulineiite  la  de  no  separar  a  los  niños  de  In  vis'a  de 
sus  pidres.  i  d<^  no  privara  éstos  de  los  servicios  qu*» 
aquellos  pue  jen  pie-starles:  ñero  suoone  que  los  miembros 
adultos  de  la  familia  Cjitán  anticinndamente  iniciados 
en  la  instrucción  primíuia.  para  que  puo  lan  repetir  las 
leccioacs  de  los  monitores  cnan<lo  éstrs  se  retiran. 
No*  parcííc  que  el  estado  de  la  ilustración  en  nu»-tro 
pais  se  hallii  mui  distante  todavía  de  poder  sfltisfucer 
esa  condición;  pero  nos  ha  parecido  también  qiie  con- 
venia <lar  a  conocer  un  sistema  que  en  Suecia  ha  pro- 
ducido los  mejores   efecto». 


NOCIONES 
DK  JI<:OMRTRl;\  FI.K1Hí:\TIJ^ 

E.-íCRlT.VS  PAR.\  LOS  NIXO.S, 

P^r  Saulos  Toruno,  Biroctor  del  Instituto  \ 

Nacional  de  Guatemala.  \ 

(Continúa.)                             '  i 

CoMPÍ.KMKXTO  I  SL'i'I.EMtXT.)  DIO    LW    ÁNCL'I.O.  ! 

i 

I.     Complemento  de    un  ángulo  es  loque  le  | 

falt.a  o  sobra   para  valer  90-  o  componer  un  án-  j 

_íTulo  recto;    ¡  suplemento,  es  lo  que  le  falta  pa-  i 

ra   v.aler    180'  o   dos  ángulos   rectos.     Ejemplo-.  ' 
(\'éase  la  fipura  i.) 


Fi<|:.  5. — Complemento  i  suplemento 
de  un  ángulo. 

El  complemento  del  áng^ulo  DBC,  es  el  ángu- 
lo EBC,  porque  es  lo  que  le  falta  para  componer 
el  ángulo  recto  DBE.  El  complemento  del  án- 
giio  ABC,  es  el  mismo  ángulo  EBC,  porque  os 
lo  que  le  sobra  para  componer  el  ángulo  recto 
ABE. 

El  sup'e  neiito  del  á  igulo  DBC,  es  el  ángulo 
ABC,  porque  es  lo  que  le  falta  para  componer 
dos  rectos,  DBH  í  ABE.  El  suplemento  del  án- 
gulo ABC,  es  el  ángulo  DBC,  porque  es  lo  que 
le  falta  para  coinponer  los  mismos  dos   rectos. 

3.  De  lo  espuesto  s:;  sigue,  que  el  comple- 
mento de  un  ángulo  de  55'  6',  es  otro  ángulo  de 
34'  54,  que  son  los  que  fa'.tan  para  componer  90  \ 
101  comp'em:;nto  de  un  ángulo  de  112%  esotro 
ángulo  de  22 \  que  es  lo  que  sobra  a  112^  para 
componer  90 '  o  un  ángulo  recto. 

3,  D  íl  mismo  modo,  el  suplemento  de  un  án- 
gulo de  65 '  20",  es  otro  ángulo  de  1  14^  40',  que 
son  los  que  faltan  para  componer  180"  o  la  semi- 
circunferencia. 

4.  Hn  jeneral:  Kl  complemento  d--^  un  ángu- 
lo recto,  es  cero;  i  el  d ;  un  ángulo  oblicuo,  es  un 
ángulo  agu  lo.  D.-l  mismo  modo,  el  suplemento 
de  un  ángulo  recto,  es  otro  recto;  el  de  un  ángu- 
lo agudo  es  un  obtuso,  i  el  de  un  ángulo  obtu- 
so es  un  agudo. 

I).;  lo  espucsto  también  sí  deduce: — Que  los 
ángulo;  iguales  tienen  precisamente  complemen- 
tos i  sup'em  utos  igu  il-.'s;  i  recíprc  emente,  que 
los  ángulos  qae  tienen  un  mismo  suplemento  son 
iguales,  porque  añadiéndoles  el  suplemento  com- 
pondrán dos  recios:  i  los  que  tengan  un  mismo 
compljmento,  solo  serán  iguales  cuando  los  com- 
plem  íiitos  sean  de  la  misma  especie,  es  decir, 
ambos   par  exceso  o  por  defecto. 


LECCIÓN  VII. 

pror'iepades  de  las  i.ínkas  pekpendicti.ares  i 
obmVuas. 

I.  {fig.  i).     Si  una  línea  recta    AB  es  p>rpen- 


324 


£1,   IjySTITVTO  JV^ClOjy^M^. 


ilicular  a  otra  CD;  recíprocamente,  la  CI)  tam- 
bién   será   perpendicular  a   la  AB. 


r 

Fifí.    1. 

V  J) 'mostración.  Por  el  supu^:sto  la  línea  AB  e-. 
perpendicular  a  la  CD;  i  por  consiojuiente,  loí  án- 
<rulo;  ABC  i  ABD  son  rectos;  pu:ís  bien,  si  la 
perpen  licular  AB  s  ;  pr  )1 )  i  k\  arhitrariam  inte, 
por  ejemplo  hasta  el  punto  E,  los  ánj^ulo;  infe- 
riores DBE  i  CBE.  también  serán  recto;  con 3 
suplementos  de  los  primeros;  pero  cuatro  án  ail- 
los rectos  al  rededor  de  un  punto  solo  se  pueden 
formar  por  medio  de  dos  perpendiculares;  luesfo 
la  línea  CD  tambifni  es  p-rp indicular  a  la  AB, 
que  es  lo  que  nos  propusimos  demostrar. 

2.  Uíia  recta  es  perpendicular  a  otra,  cuando 
tiene  dos  puntos  suyos  a  ií,'^ual  distancia  de  otros 
dos  puntos  de  la  otra  recta.  .  Por  ejemplo,  si  en 
la  fig.  2,  los  puntos  A  i  B  de  la  recta  AB,  están 
a  ijíual  distancia  de  los  puntos  C  i  D  de  la  rec- 
ta CD,  la  línea  AB  será  perpendicular  a  la  CD. 

A 


Dí- 


Fig.  2. 

Demostración.  Ya  sabemos  que  dos  puntos 
bastan  para  determinar  la  dirección  de  una  recta. 
Pues  bien,  si  los  dos  puntos  A  i  B  de  la  AB. 
están  por  el  supuesto  a  igual  distancia  de  C  que 
de  D,  todos  los  demás  puntos  de  la  recta  AB  es- 
tarán también  a  ig^ual  ditancia  de  C  que  de  D. 
i  en  tal  caso  la  recta  AB  no  se  inclinará  mas  ha- 
cia el  punto  C  que  hacia  el~  punto  D,  i  por  lo 
mismo  será  perpendicular  a  la  CD,  es  lo  que 
debíamos   demostrar. 

3.  (fig.  2  ).  Si  un  punto  cualquiera  A  de  una  recta 
AB,  perpendicular  a  otra  CD,  e;tá  a  itrual  ditan- 
cia de  ctcs  dos  puntos  C  i  D  de  la  recta  CD,  to- 
dos los  demás  puntos  de  la  perpendicular  AB 
estarán  también  como  el  punto  A  igualmente 
distantes  de  los  dos  pantos  C  i  D  de  la  recta  DC. 
Demostración.  Si  cualquier  o::ro  punto  de  la  per- 
pendicular AB,  por  ejemplo  el  punto  N,  no  es- 
tuviera   a  igual   distancia  de    C  que  de  D,  seria 


porque  en  ese  punto,  la  recta  AB  se  inclinaba 
mas  a  un  lado  (|ue  a  otro,  en  cuyo  caso  ya  no 
seria  perpendicular,  caso  contrario  a  lo  que  he- 
mos supuesto;  luego  todos  los  demás  puntos  de 
la  perpendicular  BA  están  como  el  punto  A,  a 
igual  distancia  de  los  puntos  C  i  D  déla  recta 
CD. 

4.  Si  desde  un  punto  cualquiera  tomado  fue- 
ra de  una  recta  se  tiran  a  ella  una  perjjendicular 
i  cuantas  oblicuas  se  quieran,  la  perpendicular 
será  mas  corta  ciue  cualquiera  otra  de  las  obli- 
cuas, i  de  las  oblicuas  será  mas  corta  la  que  mas 
se  acer  |,i ;  a  ia  per  )  ;ndÍ2  i'a-.  P  )r  ej  tn  )to,  {fig. 
4),  si  desde  el  punto  A  tomado  fuTide  la  recta 
CD.  se  tiran  la  perpendicular  AB  i  las  oblicuas 
AM,  AN,  etc.,  la  perpendicular  AB  será  mas 
corta  que  cualquiera  de  las  dos  oKlcuas,  i  la  obli- 
cua AN  será  mas   corta  qu(í  la  AM. 

A 


Fig.  :?. 

Primero:  vamos  a  demostrar  que  la  perpendi- 
cular AB  es  mas  corta  que  la  oblicua  AN.  Para 
esto,  prolongúese  la  perpendicular  AB  hasta  el 
punto  R,  de  modo  que  esta  prolongación  BR,  sea 
igual  a  la  recta  AB,  i  d(;sde  el  punto  R.  tírese  la 
recta  RN  que  va)a  a  p:irar  al  estremo  N  d<:  la 
oblicua  AN.  Hecha  esta  constiiK/cion,  tciidrc'- 
mos  que  toda  la  recta  ABR  ».'s  mas  corta  que  la 
quebrada  ANR,  pues  es  claro  que  del  punto  A 
al  punto  R  la  línea  mas  corta  es  l.i  rectíi  ABR; 
kiego  la  mitad  lie  esta  recta  tamble.i  será  mas 
corea  que  la  mitad  de  la  quebrada  ANR;  p  to  la 
mitad  de  la  recta  ABR  es  AB  por  co.istruccion, 
i  la  mitad  de  la  quebrada  ANR  es  AN.  por  estar 
I  el  punto  N  de  la  perpendicular  BN  a  igu.al  dis- 
¡  tancia  de  A  que  de  R;  lúe  ai  la  p  irpendicular 
AB  es  mas  corta  que  la  oblicua  AN,  i  cjmo  lo 
mismo  pudiéramos  demostrar  con  cu  dquiera  otra 
oblicua,  queda  demostrada  la  primera  parte. 

Segundo;  vamos  a  demostrar  cu  .'  la  oblicua 
AN  e;  mas  corta  que  la  oblicua  AM.  Hágase 
la  misma  construcción  que  en  el  caso  anterior, 
i  desde  el  punto  R  a  lo;  estreñios  de  las  obli- 
cuas AN  i  AM,  tírense  las  rectxs  RN  i  MR,  que 
por  lo  de.nost  aJo  ant  'riormente  s^rán  respec- 
tivamente iguales  a  las  oblicuas.  H.;cha  esta  cons- 
trucción, tenemos  qu  í  la  línea  quebrada  ANR  es 
mas  c  irtí  que  la  AMR,  porque  ésta  se  apirta  mas 
de  la  recta  ABR;  i  por  CDnsgaient  •.  la  mi  ad  de  la 
quebrada  ANR  lanbien  s  irá  misco-ti  que  la  mi- 
tad de  AMR;  m  ro  la  mitad  de  ANR  es  AN,  i  la 
mitad  de  AMR  es  AM;  luec:o   la  oblicua   AN   es 


Kw.  tj\*sTiTrTO  jy^ciojYJtr.. 


»*^ 


mas  corta  que  la  oblicua  AM;  i  como  lo  mismo 
pudiéramos  probar  respecto  de  otras  oblicuas  cua- 
lesquiera, concluimos:  oue  de  varias  oblicuas  ti- 
radas a  una  recta  desde  un  mismo  punto  dado 
fuera  de  ella,  es  menor  la  que  mas  se  acerca  a  la 
perpendicular. 

5.  De  lo  espuesto  podemos  deducir  los  prin- 
cipios siíjfuientes: 

i.°  Dos  oblicuas  cualesquiera  equidistantes 
de  la  pertx^ndicular.  son  ioruales. 

-■ '-'  Por  ser  la  perpendicular  la  línea  m.as 
corta,  es  la  que  mide  exactamente  la  menor  dis- 
tancia que  hai  desde  un  punto  a  ima  recta,  o 
bien  tlesde  una  recta  a  otra. 

3.  ^  En  un  punto  de  una  recta  no  se  ouí'de 
levantar  mas  que  una  sola  perpendicular,  que  for- 
ma dos  ánijulos  i^ualf^s  i  rectos.  Cualquiera  otra 
recta  levantada  en  el  mismo  punto  formará  dos 
ángulos  dtísi^uales.  i  por  lo  mismo  será  o})lícua. 
4-  ^  Desde  un  nunto  tomado  fuera  de  una  rec- 
ta, no  so  puede  tirar  a  ésta  mas  que  una  sola 
perpendicular,  porque  la  menor  distancia  que 
hai  (le  un  punto  a  una  recta  es  una  sola,  i  se  de- 
termina por  medio  de  la  perpendicular. 

(Coníi Hitará.) 

ELEMENTOS 

Para  uso  <lf  hunhunnnn  ilA  Instituto  Nacional 

de  Guatemala. 

SEGUNDO  CURSO. 

FIR.STI.ESSO:\\ 

VOCAIUJLAUV. 

To  Hpoíik,  //(//,/'//•. 

1  í^pPiík,  ?/n  /lalifii.  , 

Wr  r'pf'ok  nosotros  hahlamo<>. 

Yon   siicak,    vosotroa  hnfJoi.i 

'J'l'cy    spoak.  (•//•>*•  o  f>!ns  hollar). 

lié  ^penk;',  ¿I   imhln, 

Slie  H[)eukr!,  t-JIa  hahh. 


To  lovo.    nmnr. 

I   lovc,  yo  amo. 

We    lovc,  riosotrofi  amamos. 

Yon   lovo,  vosotros  amáis. 

'I'liey   love,   ellos  n  ellas  amn7i. 

He  lovc:».   él  amn. 

Sho  lovw,  día  ama. 


To   sell,  vender. 

I  solí,    1/0  vendo. 

Wo  poli,  nosotros  vendemo. 

Yon   Roll.  vosotros  tendéis. 

They   solí,   ellos  o  ellas  venden. 

He  solls.  el  vende. 

Slie  sellf,  ella   vende. 


T  do   not  spoak,  1/0  no  halJo. 

We  do  not  speak,   nosotros  no  halíamos. 

You  donot   speak,   vos  4ro8  no  habláis. 

They  do  not  speak.  ellos  o  ellat  no  hablan. 

He  doe,^   not  speak,   él  no  halia. 

Hlie  does  not  speak,  ella  no  haUa. 


T  do  not  lov«,  yo  no  amo. 

Wo  do  not   lovo,   vototros  no  amamos. 

Yon  do  not  lovo,  vototros  710  amáis. 

They   do  not   lovo,   dios  o  ellas  no  aman. 

He  doos  not   love,  él  no  ama. 

.Sho  doos  not  lovo,  ella  no  ama. 


I  do  not  Imy,  yo  vo  rompro. 

We  do  not  Imv,  nosotros  no  compramos. 

Yon  do   not  l»uy.  vosotros  no  compráis. 

They  do  not  l'tiy.  ellos  odios  nocomprnv. 

He  doos  not  huy,  él  no  compra. 

She  does  uot  buy,  ella  no  compra. 


I    do  not  sell,  í/"  wo  vendo. 

Wc   do  not  «ell,  nonotros   vo  vendemos. 

Yon  do  not  sell,  vosotros  no  vendéis. 

Thov   do   not    ?c\],  e, lint  o  ellos    nuvnde. 

He  do  ■?  not   pell,  él  no  vende. 

She  iliJCi  iiot  solí,    ella   7io  veiiJe. 


Oo  I  speak?  fjiob'o   yo! 

P.»  we  S(ieak?  ih'dtlamo'f  nosnfrus] 

Do  yon   spoak?    ¡Jiahlois  vosotros'! 

Do  they    speak?    ihohlan.  ellos  o   ellas"! 

Doos  lie  speak?  ¿holJa  él? 

Does  she  speak?  ¿haU.i   ellu'í 


Do  I    love?    ¿amn  yo? 
Do   we  love?  amamos  nntofros'í 
Do   yon  love?  ¡/iniais   vosolro'i? 
Do  they   love?  ¡,nman  ellos  o  el/a 
Does  he  love?  ¿ama  ét! 
Does  she  love?  ¿ama   tila? 


To  Imy.  comprar. 

I   buy.  yo  compro, 

Wc  bny,  nosotros  compramos. 

Yuo  bny,  voí^otros  compráis. 

They   l>uy,  ellos  o  ellas   compran. 


iny 


He'l    .,  ,   ^.„. 

She   buys,   día  compra. 


compra. 


Do  I   buy?  ¡compro  yo? 

Do    we  bny?  compramos  nosotrokl 

Do  you  buy?   compráis  vosotroiri 

Do   they  buy?  compran  ellos   o  tllas'l 

Do  a  he    buy?  compra  el? 

Does  sLe  bny?  compra  ella? 


3iía 


EL.  IJVSTITIITO  J%*,M4^IOJ%*Jit^. 


Do  I  pell?  i,veiu1o  yo? 

Do  wc  sell?  ¡.vendemos  norntros? 

Do    you  sell?  ivendeis  vctxotro»? 

Dn  thoy  sell?  ¿venden   elliMt   o  ellas"! 

D008  he  poli?  ;,veiide  él'! 

Does  ?lie  sell:'  ¡vende  r¡(a^ 


Do  í  not   spoak?  ;,»o   InJtfo  yo"! 

Do  we  not  speak?  ¿no  haJilatnos  nosolrofi? 

Do  yon  not  speak?  ¡.no  halJala  vosotros'! 

Do  tliey  not  speak?  ¿no  JtalJan  dios  o  ellas? 

Does  he  not  speak?  ¡no  hnlia  él? 

Does  she  not   speak?  ¡,no  haUa  ella"! 


Do  I   not  love?  ¿no  amo  yo"! 

Do  we  not  love?   ¡jio  amamal  nosotros? 

Do  you  not  love?  ¿no  amáis  vosotros'! 

Do  tliey  not  love?  ¿no  amaii  ellos  o  ellas? 

Does  he  not  love?  ¿íío  «ma  eV? 

Does  she  not  love?  ¿«o  nina  e?ío? 


Do   I  not  huy?   /.no  compro  yo"! 

Do  we  not  huy?  ¿no  compramos  nosotros? 

Don  you  not  buy?  ¿no  compráis  vosotros? 

Do  thev  not  buy?  ¿no  compran  ellos  o  ellas? 

Does  he  not   bny?  ¡rio  compra  él? 

Does  she   not  bny?  ¡.no  compra  ella'! 


Do   I  not  sell?  ¿no  vendo  yo? 

Do    we  not  sell?  ¿no  vendemos  nosotros? 

Do  you  not  sell?   ¿no  vendéis  vosotros?  ' 

Do  they  not  sell?  ¿no  venden  ellos  o  ellas? 

Does  he  not  sell?  ¿?ío  vaule  él? 

Does  she  not  sell?   ¿«o  vende  ella? 


To  like.  gustar. 
To  drink,  liehe-r. 
To  sleep,  dormir. 
To  praise,  alabar. 
'I'o  make,  to  áojiacer. 
To  read,  leer. 
To  write,  escribir. 
To  cat,  to  diñe,  comer. 
To  íinA,  hallar. 
To  lose,  perder. 


To  incnd,  componer. 
To  send,  enviar. 
To  lend.  prestar. 
To  work,  trahjnar. 
To  walk,  andar,  caminar. 
To  nin,  correr. 
To  wish,  (querer,  desear. 
To  know,  conocer,  sahei'. 
To   be  acquainted   with, 
conocer,  ser  conocido. 


EXERCISES. 

,^   I. 

I  like  apples  and  oranprcs. — You  like  roses  and 
tulipa. — My  sister  likes  books  and  flowers. — I  drink 
water,  my  father  drinks  wine  and  mv  sister  drinks  toa 
— I  love  iny  father  and  this  boy  loves  his  mother. — 
Charles  loves  his  brothers  and  sisters. — Tliesc  boys  love 
their  parents. — Challes  praises  John,  and  John  praises 
Charles. — Wo  love  and  praise  th»;  obedient  boys  and 
girls. — Mary  writes  a  Ictter,  and  Kate  reads  a  useful 
book.— Give  me  some  paper,  if  you  please;  I  will  write 
a  letter  to  my  cousin..^Where  is  your  sister?— I  think 
.she  is  in  the  parden  or  in  the  kitchen. — Do  you  like 
appes?— Yes,  1  do.— Does  your  brother  like  oranpfcs? 
— No,  he  does  not. — Do  your  sisters  write  a  letter? — 
Yes.  tiiey   do  —I  do  not  like  colTee.— Do  we   sleep  in 


this  room  or  in  that? — I  do  not  know. — Your  aunt 
does  not  like  milk.— What  do  you  drink? — I  drink 
some  water  and  milk. — Do  you  speak  En<ílÍ6h? — No,  I 
do  not. 


II. 


Do  you  always  speak  English? — No,  sir,  I  do  not 
alvvays  speak  it. — Why  do  you  not  always  speak  it? — Be 
cause  I  do  not  speak  it  very  well. — Do  you  speak 
French?— Yes,  I  speak  it,  a  little,  and  you? — I  speak 
it  also  a  litle. — Does  your  , brother  speak  it? — No,  sir, 
my  brotiier  does  not  s{jeak  it. — Do  your  sons  speak  it? — 
Yes,  my  sons  speak  it  very  well. — Do  they  speak 
English  also? — No.  they  do  not  speak  Enjrlisli.-Who 
speaks  English? — The  general's  son  spenks  it  very  well. 
— Do  you  love  your  brother? — Yes.  sir,  I  do  love  him.- 
Does  your  brother  love  you? — No,  sir,  he  does  not 
love  me — Whom  do  we  love?— \Ye  love  our  children. 
— Does  this  man  buy  my  horse? — No,  sir,  he  does  not 
buy  it. — Wiio  buys  this  dog? — I  buy  it. — Does  this 
lady  buy  a  house?—  No,  sir,  tiiis  lady  does  not  buy  a 
honse,  butshe  buys  agarden. — Do  you  sell  your  house? 
— Yes.  sir,  I  .sell   it. 


III. 


¿Le  gusta  a  Ud;  mi  casa? — Si,  seijor,  me  gusta  mu- 
cho, es  muí  hermosa. — ¿Qué  quiere  Ud.  l)eber,  agua 
o  cerveza? — Qiiicro  beber  un  poco  de  cerveza. — ¿Duer- 
me Ud.  en  este  cuarto  o  en  aquel? — No  duermo  ni  en 
tíste  ni  en  aquel,  duermo  en  el  cuarto  de  mi  pudre. - 
/:Alal)a  este  hombre  a  su  hermano? — .Si,  señor,  este  hom- 
bre alaba  mucho  a  su  hermano  C:írlos. — ^:I.,ee  Ud  mis 
libros?-Si,  señor,  los  leo  con  mucho  gusto  -¿Ksciil)en 
estos  niñas^  su  \(icoífv\?y9>'i.  señor,  estos  niños  escri- 
ben sri  Técéion  "toaos  IcR  días.— ¿Comen  estos  mucha- 
chos mucha.s  manzanas?— No,  señor,  no  comen  ma,nza- 
nas,  pero  comen  muchas  naranjas. — ¿A  (]»(■:  lioras  co- 
me Ud.  todos  los  dias? — Yo  siempre  como  a  las  tres 
de  la  tarde;  pero  nú >s  padres  i  h»ís,  germanos  comen 
mas  temprano. -¿Conoce  Ud.  a  este  caballero?-  Sí,  se- 
ñor,   le   conozco  mi^ibjeic  <a  d.St|ioi;  Don  IVdro  l'e- 


lY 


CoxvBRSATiov  A. — Do  you  like  this  pictur? — Does 
your  l)rothcr  like  my  gArden?^l)o  your  sisters  write 
a  letter? — l>ocs  my  fat!u;r  wj-ite  a  liook?— \Yho  sleofw 
in  this  small  room?— Do  you  sleep  in  this  room  or  in 
that? — What  do  yon  drink? — Do  you  not  drink  a  glass 
of  l)eer? — Do  you  not  like  coftee? — Does  your  cousin 
sleep? — Does  Mary  love  her  parents? — Do  you  not  love 
your  mother? — Do  you  like  tea  or  coffee? — VYhat  does 
your  sister  do?  — Do  you  know  this  man? — Why  do 
you  not  speak?— Wiiy  do  you  not  eat? — DoyousiKíak 
English? — Does  not  your  sister  speak  Frciich? — Dot-s 
not  this  lady  like  flowrcs.' — Do  not  your  brothers  like 
horses? — Do  you  know  this  gcntlcmau? — Do  you  kuow 
that  lady?— Does  this  gentleman  know  my  father? — 
Where  do  you  slcpp? — Where  do  I  sleep?-  -Where  does 
this  gentlenmn  slee|)? 


CoNvERS.\TiON  B. — Do  you  not  prai.se  Charlea?— 
Does  not  Charles  praise  Peter?— What  do  you  read? 
-Do  you  not  read  a  book? — VV^iio  reads  this  fine  book?- 
To  whosc  house  do  you  wish  to  go? — Wiíat  do  you 
wish  to  do? — What  doe;  your  brother  wish  to  do?  — 
Do  you  wish    to  drink    any    thing?-  Does   he  wisli  to 


i:t.    ¡.WSTITÍlTff  J\*JiClOJY.tr.. 


buy  nij-  dress?—  Do  I  not  sell  niy  liorsc? — Do  we  not 
sell  this  lioiise? — Docs  lie  not  hiiy  a  liat?— Dees  slie 
not  l)uy  a  prctty  parasol? — Do  you  not  mend  yonr 
stockiriírs? — Whero  do  you  pend  this  jioor  boy? — Does 
not  this  servant  work  evcry  day? — Do  I  not  walk  veiy 
much? — Do  you  lend  nio  your  horse?— Why  do  you 
not  leiid  me  your  horse?— Do  you  know  me? — Do  you 
not  kiiow  me? — Who  kiiows  m»-? — Do  I  know  you? 
— Do  I  not  know  you?-Do  we  know  this  gontlcman?- 
Do  we  not  know  this  lady?— Docs  not  this  lady  know 
mv    niotlier? 


Y  I. 


CoNVEnsATiON.  C. — Why  do  you  run? — "Wliy  do  you 
not  run?— Why  does  tliis  lujy  run? — Why  do  tlicse  boys 
run?— Who  runs  with  me?— Do  you  not  find  your  hat? 
— Do  you  buy  a  fjood  horse? — Do  you  not  wish  to  buy  a 
fTOod  horse?— What  do  you  wis!i  to  buy?-Wliat  docs  he 
wish  todo? — Dou  yon  wish  to  mend  my  dress? — Who 
Avishos  to  mend  our  son'a  stockings? — Do  yon  wish  to 
brciik  my  plasses? — Does  your  ncio;hbor  wish  to  iiuy 
theso  knives?— Do  you  wísh  to  do  any  tliinjí?— Does 
your  wonian  cook  wish  to  warní  my  aunt's  soup?-Docs 
your  servant  wish  to  mako  my  fire? — Wliat  does  the 
iiattorwish  to  nmkc? — Do  your  children  wish  to  look 
for  the  jewels  wieh  we  have? — Does  your  sister  wish  to 
«JO  to  lior  fricnd's? — Docs  your  pupil  study  iiis  lesson? 
— Do  vour  pupils  study  thoir  le-ssou? — Do  you  not  study 
your  English  lesson?— Why  do  we  not  study  our  En- 
^\\A\   icpson? 

(Continuará.) 


LA   Nníiiraleza  al  alcance  <lc  Iom  Niño^. 

Por  Woutiiixgton  Hooker  M.  D. 

Tradmkh   por   J.    1.    Iío<1ri(i>uz,    ./I.    M.     LL.    D. 

(Continúa.) 

CAPITULO  X. 

Pistolas  i>v.  vikxto. 

Capi  todos  los  niños  han  ¡ueado  con  pistolas  do  vien- 
to. Poro  ¿sabes  bien  uomo  funcionan? — To  lo  voi  a  cx- 
jilicar  en  nri   momento. 

Esa  [listolita  tiene  \m  corcho,  que  fijas  en  la  l>oca:  i 
cuando  empujas  d  jiiston,  salta  para  afuera  ci>ino  nnii 
bala,  i  llejra  a  jrran  (bVtancia  comparativamente.  ¿Por 
qué  salta  el  tapón?  Xo  e.s  mas  que  por  la  cantidad  de 
aire  (¡ue  quedó  entre  el  tapón  i  el  pistón  de  la  pisto- 
la. PL<c  aire  es  comprimido  al  correr  el  pi.ston  ])ara 
dentro;  i  su  esfuerzo  para  escaparse  lince  saltar  el  cor- 
cho. Si  éste  estuviera  tan  pepado  que  no  pudiera  sal- 
tar i  la  cora])resion  del  aire  fuese  mui  irrandc.  so  po- 
dria  reventar  la  pistola.  El  aire  conipriniido  tiene  que 
í^alir   por  algiin   pai-aje. 

Los  niños  suelen  hacer  una  especie  de  cnñoncitos  pa- 
ra matar  moscas,  fimdados  en  el  mismo  principio.  To- 
man el  canon  de  una  pluma  que  cortan  bien  por  ambos 
lados  ])ara  formar  un  pequeño  tubo  abierto.  Apoyan- 
do los  extremos  de  <^ste  sobro  una  cascara  de  píála- 
110  o  sobro  la  tajada  de  una  papa  o  buniato,  consig-uen 
cortar  una  especie  de  taquito  cilindrico,  que  es  del  mis- 
ino ancho  que  la  pluma,  i  que  empujan  dentro  de  ella 
hasta  corea  de  la  otra  boca.  Hecho"  esto,  meten  dentro 
del  tubo  otro  taquito  ijrual;  pero  lo  dejan  a  distancia 
del  primero,  a  fin  de  que  haya  entre  uno  i  otro  una  ricr- 
ta  cantidad  do  aire.  Toman  entonces  un  palito,  i  em- 
pujan   con  él  el  taco  i'dtiujo:  é^ítc   a  su  turno  eom¡¡r¡me 


el  aire  i  lo  empuja:  i  éste  airo  comprimido  empuja  ha- 
cia afuera  el  taquito  priuiero,  lanzándole  con  alfjuna 
fuerza  a  cierta  distancia.  El  golpe  que  da  puede  matar 
a   una  mosca. 

Si  en  vez  de  aire  se  pone  agua  en  el  interior  del  tubo, 
i  se  empuja  el  pistón,  el  corcho  sale;  pero  no  l.ai  ruido, 
ni  nada  que  parezca  tiro.  El  agua  no  se  comprime  fá- 
cilmente, i  empuja  las  demás  cosas  desde  el  primer  mo- 
mento. El  aire  se  comprime  mucho,  i  esto  es  lo  que  iia- 
cc  que  sea  mas  fuerte  la  explosión,  o  mejor  dicho,  eso 
es  la  causa  de  la  explosión. 

Esta  fuerza  del  aire,  i  de  todos  los  gases  es  lo  que 
se  llama  elasticidad.  La  elasticidad  del  aire  se  ha  a- 
provechado  para  muchas  cosas.  La  escopeta  de  vien- 
to, es  una  escopeta  en  que  el  airo  comprimido  hace 
las  veces  de  pólvora.  Se  introduce  por  la  culata  de  la 
escopeta  una  gran  cantidad  de  aire  (jue  se  encuentra 
comprimido  en  una  rec:ímara  especial.  El  gatillo  es 
como  una  llav«  que  abre  i  cierra  esta  recámara.  Cuan- 
do la  al)re  el  aire  puede  escaparse  de  la  recámara  i  pa- 
sar al  canon  de  la  escopeta.  Pero  sale  de  repente  i 
con  gran  fuerza,  i  como  allí  se  encuentra  la  bala  i  el 
taco,  los  empuja  para  fuera  i  lanza  a  gran  distancia. — 
Esta  escopeta  no  se  usa  mas  que  como  curiosidad. 
Cuesta  mucho  trabajo  i  se  necesita  mucho  tiempo  para 
cargarla  de  aire.  Los  fusiles  comunes  de  pólvora  la 
reemplazan  con  gran  ventaja. 

Las  l)otellas  de  cerveza  i  de  vino  do  champagne  re- 
vientan algunas  veces,  i  otras  hacen  saltar  el  tapón, 
por  la  misma  causa.  Rl  gas  que  se  desprende  del  vino 
es  eu  tanta  cantidad  que  puedo  lanzar  el  corcho;  pe- 
ro si  este  está  mui  fuerte,  i  el  gas  es  mucho,  la  botella 
revienta. 

Prfouxtas. — /jExplícame  las  pistolitas  de  viento  con 
que  juegan  los  niños? — ¿Cómo  se  hace  el  cañoncito  de 
matar  moscas?— ¿Qué  es  la  elasticidad  del  aire? — ¿El 
agua  esa  tiene  elasticidad? — ¿Qué  es  la  escopeta  de 
viento!^ — ¿Por  qué  saltan  los  tapones  délas  botellas  de 
cerveza,  i  vino  de  champagne? — ¿Por  qué  se  revientan 
esas  liotellas  algunas  veces? 

CAPITULO  XL 

Globos   aeueo.státicos   i  büruujas. 

¿Qué  es  lo  que  hace  que  los  globos  aereostáticos  se 
eleven  en  el  aire?  Puedo  ser  que  me  digas  que  la  la- 
yon  es  porque  los  globos  aereostáticos  son  mas  lijeros. 
Pero  la  verdad  es  que  todos  los  materiales  de  qne  es- 
tán hechos  los  globos   son  mas  ])esados  que  el  aire;  i 


ííSK- 


^ 


%.. 


de  seguro  que  no  se  elevarán  mas  mientras  no  estén  in- 
flados. Esa  cosa  que  los  llena  i  los  inlla  es  lo  que  los 
hace  tan  ¡i)eros.    i   los  levanta  de  la  tieria. 


:í^h 


i:t.  fA-üfTMTVTO  A\'H;iOJ\\iL. 


Esa  cosa  que  liona  a  los  <;l()l)os  cuando  o?t;in  inda- 
dos  osan  gan  mas  lijoro  <ino  ol  airo  di' la  almósí'cra: 
i  niióntras  mas  lijoro  soa,  con  mas  rápido/  los  llevará 
para  arrilia,  arrastrando  pesos  considcraliies.  Si  el 
glolio  es  mui  ¡írando  podrá  levantar  nna  )  ersono,  i  dos 
o  tres  mas,  oon  )>rúv¡s¡onos  o  inslrnnionlos.  La  es- 
pocie  de  canasto  o  hoto  que  oonliono  las  personas  i  co- 
sas llevadas  por  el  ;iloito  se  Wiunix.  la  Ixirt/uilld:  i  oshi 
está  atada  al  irlolio.  como  lo  representa  la  lámina  <|a(' 
aiini  se  oncaontra.  En  olla  ves  qno  <•!  glol)o  inflado 
est:i  ene  rrado  lientro  de  nna  fuerte  red  de  cordel,  i  do 
osla   lod    está  coi<r:uido   la  liar(|nilla. 

;.C^(')ino  te  íiixnras  que  so  maneja  el  que  va  donli'o 
de  In  l>arqnilia  para  hacer  (pie  el  t;lolK>  luijo  cuando 
lo  desea?  Mientras  esté  lleno  do  iras  pormaneccni  le- 
vantado en  la  atmósí'ora;  por  eso  cuando  (jiiiere  ba- 
jarse, lialirá  que  sacarle  un  poco  de  iras.  Pero  esto 
hai  que  liacerlo  con  muciio  cuidado  |)orqiie  si  ;«  te  sa- 
case t  >do,  o  muciio  de  i'Cpeiile.  la  c;¡i'.la  üorá  sunia- 
niente  rápida  i  peliürosu.  A  v(\'es  aunque  se  teniia 
mucho  cuidado  la  caida  es  demasiado  r;ípida;  pero  (d 
viajero  tiene  onti'tnees  dos  c  ¡minos  ¡.ai-a  im|)eilir  su 
imierte  con  la  velo  ádad  de  la  caida.  El  primero  con- 
siste en  aüjerar  el  «rlolio,  i  dis¡niiiuir  do  esta  manera 
el  impulso.  En  la  iianpiilla  .se  deben  llevar  siempre 
sacos  de  arena,  que  sirven  como  de  lastre  o  contrape- 
so para  que  la  barquilla  permano/ca  derecha;  i  botan- 
do al  aire  estos  sacos  se  icaco  mas  lijoro  el  -rlobo,  i  su- 
be en  la  atmóslV'ra  o  por  lo  uiénos  (iescondoni  mas  des- 
jiacio. 

Si  esli»  remedio  no  c-j  sudcisMite.  ol  aeref)n:ínl;i  ten- 
drá que  usar  el  iHirtí  calilns.  Este  iüslrumontn  es  una 
especie  de  (piilusol  o  paraíiuas,  mui  ancho  i  unii  luei- 
1e.  En  la  l.ímina  lo  ve-;  pintado,  cerrado  i  aliierto. 
\ü  colocado  entro  oí  trlotto  i  la  ban|UÍIla.  i  se  pue  i(> 
abrir  desde  esta  tirando  de  un  cordel.  Wn-  la  lámina 
del  paracaidas  abierto,  comprenderás  como  es  ()ue  I:i 
resistencia  del  aire  contra  la  superllcie  cuaca  va  did 
mismo  hace  qno  mjcesariamonle  vaya  cayendo  el  ^lo- 
bo con  la  barquilla  muchísimo  mas  fdospacio  qno  lo 
que   sucodoria   si   iiq  Iwdjiera  paracaidas. 

Para  dejar  salir  el  tras  i  que  baje  el  clobo  hai  nna 
válvula  o  j)uertecita  hecha  en  este  con  v:ran  cnidiidn; 
i  esa- válvula  se  altre  tami)ien  desde  la  barquilla,  ti- 
rando de  un  cordel. 


A  pesar  de  todo  el  cuidado  que  so  tome,  las  ascen- 
ciones aoroostáticas  son  siempre  mui  peligrosas.  Los 
globos    no  se  han   podido    utili/ar   aun  como  medio  de 


trasporte  o  viaje  rcjrnlar,  ])or  la  diücultad  de  darles 
dirección.  Sin  ombar¡iro  se  han  usado  al.i^unas  veces 
para  hacer  ospei'iment'os  ciontiücos  i  observaciones  en 
las  r(\üionos  elevadas  de  la  atmó.'^fera.  También  se  han 
usado  en  la  {guerra  j)ara  ver  desde  arriba  la  situación 
del  cji'-rcilo  enemigo,  i  observar  sus  movimientos.  1 
'•n  (1  úliimo  sitio  de  París,  los  habitantes  los  emploa- 
iim  muchas  voces  para  mandar  la  eorrospondonida  i>ú- 
biiea  i  algunas  veces  pasajeros,  líl  globo  se  elevaba 
en  Paris,  i  venia  a  caer  a  gran  disíancia  fuera  de  las 
lineas  úc  hís  juaisianos  (pie  sitiaban  la  capital,  bien 
al  Noite,  bien  al  Snd  o  en  otra  dirección,  scirun  ol 
viento. 

El  tras  que  los    LrlolKis   se  llenan  <i-enrralmcnte  es    ol 


ís-  liidróiciii 
a  ol  mismo 
Hai  otros 
rújouo,    o   di 


poro  también  se   usa  con  mucha  Irecaien- 

(.V   (M  nlinnbnnlo. 

iibos  (pie  no  necesitan  llenar-e  de  gas  hi- 

ras  del  alumbrado;  i  (pi"  se  (deviui  sin 
tener  en  su  inleridr  otra  cosa  (pie  ol  aii c  •  liiid^tV-riro. 
Pero  en  ese  caso  es  ¡irináso  (pie  el  aii-e  csli-  caliente: 
porípie  el  aire  caliente  os  mas  lijero  que  el  ¡lire  IVio. 
Tú  puedes  hacer  con  mucha  facilidad  uno  de  estos  glo- 
bos. Haz  un  globito  (le  papel  fino,  dejándoh;  aliierta 
la  boca  o  extremidad  inferior;  i  ])onlo  dentro  de  nna  re- 
(lecülu  de  donde  cuelgue  una  esponja  mojada  en  atruarras 
o  ospiíitn  (i(>  \  ino.  so.slenida  en  nna  tablita  o  algo  que 
no  (]ucuie  la  red. 


'jUíL:   i'cinindose  .'] 

ii(-nta    el  aire  del  iiilc 

_Íero.     Asi  es  (pu,-  mui 

Vn  globo  de  esta 


fpiedar  deliajo  do  la  boca  (hd 
iende.  ol  cahir  do  su  llama  en- 
or  del    giolio,  i    lo    iiaee  ma-^   ii- 


in'onto.     En  piámcr  lugar  por()ue  el  ai 
cabaí-á  ]ior  ci;fii;irse,  i  en  segundo  luir.-! 
trará    aire  nii'Mo  a   ocupar  el  interior, 
fjos  niños  hac'Mi    mui  ameninlo  dra  C( 


denli 


ma  hn 

a.-ija  ( 

OM     UI 

//,., 

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luiíit. 

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dio   ac 

itii 

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as  .le 

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telita 

que    1 

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i'.'ua. 

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na  os 

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caliente  (p.ie 

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lijero. 

hace 

Sllbil 

el 

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(lo   el 

aire  s( 

^  enlV 

a. 

1  (■ 

pOl^O, 

se  rev 

'enla 

i  ( 

CS! 

Muc 


o  por  el  i)li-(i.  sale  en  el  momen- 
anla  por  ol  airo,  lo  mismo  que 
¡Qu(5  lindas  son  algunas  veces 
ii!  ¡Qu('  lina  i  que  delicada  la 
Esta  os  nna  linisima  capa  de  a- 
(1(»  V(jignita  que  ('(mtiem!  (.d  aire 
!or(d  tiibilo.  Como  esi(>  es  mas 
)ni(o.  A  pocos  momentos  ciian- 
uando  la  bomi)ila  se  levant(j  un 
dcsaparoi>e. 
sas  que  deben  adveitii'.so  en  osle  ¡tar- 
tiíailar  délas  bombitas  de  jabón.  Si  el  agua  está  nnii 
IVia  las  liiinibiías  no  so  elevarán:  poroso  debe  usa  rsií 
agua  calienie.  1  la  razón  es  )ior(pic  do  esta  manera  no 
síí  enlria  e!  aire  (pie  sale  de  tus  pulmones,  cuando  co- 
plas,   i  (jiie  es  el  (pie  hace  levantar  las  bombitas. 

Es  también  do  (jbsoivarse  que  oslas  se  elevan  nn^jor 
cu  un  aire  frió,  (pie  en  un  aire  caliente:  i  la  razón  es 
porque   nin'nti'as  innyni-  es  el  contraste  entreoí  aire  do 


fieiitro   (lela  IidihI 
ta    l;i  «litorencia  ik 


oxtci'ior.  inns  s(í  prí'soii 


3á» 


^i;  ."^ 

lo, 

ll¡'    lllli    011  111 

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l,Kr('|(>\!:>  TKOiílCO   PRACTICAS 
<-  lí  A  ¡1 1  A  T  8  €  .\    C^  \  ST  lí  I .  í.  \  N  A , 

KSiKl  lAS   l'AKA    I  i  K   MÑiiS, 

\ir  S.i::ft>s  Ihnulo,  Ih'raíi'r  dd   Institv.to  Nacio- 
nal de   (:!ia!i))!ala. 


(Coiihiiíia.i 

i.irciox  \- 

¡Aiioa. 

S]ld>J.        ¡)¡l'tr,i 

ü¡t:d:- 

i^:::    (•:;  !a    llKiÜh 

u'n\o  por  la  coiiibinaeion  de  una  o  mas  consonan- 
tes con  una  o  mas  vocales. 

3.  —Las  articulaciones  s(í  dividen  en  sinii)les  i 
compuestas. — ^Articnlacion  sinipl<-  es  la(|ue  cons- 
ta (le  ima  sola  consonante,  como  tú, yo,  él;  i  com- 
puesta f  s  la  que  consta  de  dos  o  mas  consonan- 
tes, comosol,  Jítt,frio,  brea,  plan. 

3. — Las  articulaciones  se  subdividen  en  direc- 
tas, inversas  i  complexas. — Articulación  dirctcla  es 
aquelhi  en  que  la  vocal  va  después  de  la  conso- 
nante con  que  está  combinada,  como  h\  la,  bra. 
—  Inversa  es  aquella  en  cjue  la  vocal  (ístá  antes 

tle  la  consonante,  como  él,  al.abs. Complexa  es 

aqu(;lla  en  que  la  vocal  está  entre;  dos   consonan- 
tes, \-,  ..;.    los.  ¡K-rs.  Irans. 

-j.  ><!l:ihj  (.'s  el  sonitlo  form.-ulo  o  rcpresfuita- 
do  por  una  o  \arias  letras  que  s(^  pronuncian  con 
una  sola  emisión  de  voz,  como  a.  al,  le,  los,  sus, 
pers,  cia,  cion,  buei. 

5. — La  silabase  divide  en  ¡-.imple  i  compuesta. 
— Sílaba  simple  es  la  ([ue  consta  ih;  una  sola  letra, 
<iue  necesariamente  lüi  d'-  ser  vocal;  i  sílaiía  com- 
l)uest:i  es  la  que  consta  di;  dos  o  mas  letras:  en 
h  p;.lil)ra  a-pÜ-ca-cion,  hal  cuatro  sílabas,  una 
¡.imple  i  tns   lompuestas. 

f'.  Cuando  dos  coasonantes  reunidas  ])rinci- 
jiian  sílalja,  la  sejnmda  parece  como  embebiila  en 
la  primera.  pu;;s  tiene  su  sonitlo  mui  Lt'nu;-.  I'or 
esta  n-'.zon  S(;  le  Tama  a  la  primera  li:;'.,::¡le  i  a  la 
s.-;' linda  li(/utda. 

Las  consor.antes  licnant.^í'.  son  siete:  /',  c.  d, 
/■e.  p,t.      L;is  lícpiid  is  son  do.;:  la  /  i  la  r. 

.S.  -Las  Cdml'in.-icionrs  d(;  licturiUe  i  líquida, 
se  relieren  si-mpre  a  li  \-  K.aLiu'  sijaic,  i  forman 
las  úiiicis  arlicíilaeioni".  c  napu'-st.as  direct.as  (/o- 
noc!('aí  en  español.  \-.  'j.  oi-or.o.  Uason,  cremo,  lla- 
mo;-, draoon. /'rio. /¡a nía,  <;r.iJ/o,  ;;/:'//./,  /'railo.  pla- 
ta, trato."  atlas. 

9.  -Oiptonoo  es  la  reunión  de  dos  voeales  en 
uria  sola  sílaba,  como  ia,  en  la  ¡>a.l;ibra,í,';vi'.'/,?. 
—Si  s(;  (scejtKiU  l;is  tres  comiiinaeiones;  ae.  ao, 
oa.  en  las  caKilrs  se  ¡o.-ina  siempre  síktb;i  con 
cid:!  una  de  e^ta.s  dos  icLra'^,  toda  renniot»  d<;  dos 
\o,al;s  pii'-(l-  constituir  un  di¡tono-o  en  nuestro 
idioma,  resnlta.ndo  por  e.insit'iiienle  dic  i  siete 
di¡'i:i¡iy_os.  \\  s:i).er:  ai.  a;/.,  ea,  ei,  eo.  eu.  i.i.  ie.  io, 
i::,  os,  oi,  on.  na,  ne,  ni,  no. 

10    -Triptení^o  es  la  reunión  de  tres  vo»;..!es  en 
una  ;;ola  síhiba,  como  iai,  en  estn-diais.-\.ns  trip- 
tonocii;  í.on  c-uatro:  iai,  iei.  iiai,  nei. 
('I'KSTKINARIO. 

1.  (^lu'- os  articulacinn  i  cómo  po  ílivitle? — 2.  Qnó  os 
nrliciilafioii  simple? — Qik-  os  artionlacion  oompiie.shi? — 
"!.  Cómo  so'fuli(llvi(loii  las  nrlioiilaciones?— Qn(';  os  nrti- 
ciihn-ioii  dilecta?— Quó  es  articulación  inversa?— Qm- 
("-;  ariii  iilacion  complexa/' — 4.  Qik'í  essílaba  i  oónio  sodi- 
viíjc?  •').  (Jiió  es  sílaba  simple  i  fpii'  os  silnlia  eoin|iiios- 
ta? — Ti.  (¿lió  es  consonante lioiíaiito  i  ipu'  os  consoiinnti^ 
liipiida. — 7.  CiiiUos  ,'on  las  consfüíantcs  liciiaiitos  i  imuí- 
los  las  Üiniidas?— 8.  Qué  clase  do  arlioiilaoiono.  lornuin 
las  ooiiiliiiincionos^do  liciiaiili'  i  liquida?    -',).- (hii-  esdip- 

—  Cuántos  i  cu:iles  -en  los   tiipíoiiuns? 


EM^  WJVSTíTf/TO  JY^CMOJVJil^ 


Ejercicio. 


Señálense  las  articulaciones,  sílabas,  diptonf^os 
i  triptoncros,  que  hai  en  las  palabras   sií^uientes: 

Si  cultivas  vuestro  tilento,  tendréis  mi  capital 
en  potencia. — Si  estudiáis  con  aplicación  seréis 
premiados. — ^I , a  anticua  Grecia  fué  oríjen  de  to- 
das las  ciencias. — Nimea  desprecies  al  pobre. 


LECCIÓN  VI. 

División  de  las  silabas. 

I.  — Ning^nna  sílaba  comienza  en  español  por 
letra  que  no  pueda  hallarse  al  principio  de  las 
palabras. 

2.— La  r  (ere  suave)  es  la  única  consonante 
que  da  principio  a  sílabas,  aunque  las  palabras  no 
principien  por  ella  sino  por  la  r  fuerte,  v.  g^.  ca-ro, 
dn-ro. — Sin  embarcjo.  algunos  unen  la  r  suave 
con  la  vocal  que  la  precede,  de  esta  manera:  ccir-o, 
chir-o. 

3. — Repfla  I.  '^  Cuando  una  consonante  se  ha- 
lla entre  dos  vocales,  la  consonante  forma  sílaba 
con  la  vocal  que  sij^ue,  v.  sf. 


a-mo 
da -ño 
si-lla 


se -111a -na 
7no-li-',:o 
da- ñ  i -710 


pa-sa-7na-no. 
li-mo-na-da. 
de-sa-ti-no. 


Esceptúanse  de  esta  regla  las  voces  compues- 
tas, las  cuales  se  dividen  separando  las  simples 
de  que  constan,  v.  g.  dcs-cn-fa-dar,  in-o-be-dieií- 
íi\  S7ib-a-rreii-dai: — Pero  si  el  primer  componen- 
te acaba  por  la  misma  consonante  con  que  em- 
pieza el  segundo,  se  omite  una  consonante,  i  la 
otra  se  une  a  la  vocal  siguiente,  v.  g.  de-sc-mc- 
Jait-za,  di-se-car;  en  lugar  de  dcs-sc-me-jan-za, 
dis-sc-car 

4. — ^Regla  2.  ^  Cuando  están  dos  consonantes 
entre  dos  vocales,  la  una  pertenece  a  la  vocal 
anterior  i  la  otra  a  la  siguiente,  v.  g. 


on-za 

pcr-so-na 

o-c7il-ía7'-se. 

can-io 

cs-ta-7~io 

ad-ve7--Í£>i-cia 

vir-tnd 

d-fa-to 

Í7)i-por-taii-tc. 

Escepcion. — Pero  si  la  primera  consonante  es 
licuante  i  la  segunda  líquida,  ambas  forman  síla- 
ba con  la  vocal  que  sigue,  v.  g.  o-bra,  ta-bla,  a-crc, 
a-tlas. 

5. — Regla  3.  ^  Cuando  entre  dos  vocales  se 
halla  una  consonante  duplicada,  pertenece  una  a 
cada  vocal .  Solo  pueden  duplicarse  la  r  i  la  «, 
porque  la  //  i  la  ;'rson  letras  dobles  en  su  figu- 
ra i    no   duplicadas,   v.  g. 


ac-cion 

Í7i-no-ble 

ca-r/'o 

fac-cion 

in-ne-ga-blc 

fa-lla 

6 — Regla  4.  ^  Cuando  están  tres  consonan- 
tes entre  dos  vocales,  pertenecen  dos  a  la  vo- 
cal  anterior  i  una    a  la    que    le   sigue,  v.  g. 


C07lS-ta7l-tc 

obs-ti-7ia-do 


Í7lS-ÍÍ7l-tO-         SU-pt'7'S-tÍ-CÍ07l. 

Í7is-pec-cio7i    pers-pi-caz. 


Escepcion. — Pero  si  la  tercera  consonante  es 
alguna  de  las  líquidas  /,  r,  se  une  la  primera  con 
la  vocal  anterior  i  las  otras  dos  con  la  vocal  si- 
guiente, v.  g.  Í7i-cli-tia7-,  i'en-glon,  con-tra  co7i- 
/iic-to. 

7. — Regla  5.  ^  Cuando  hai  cuatro  consonan- 
tes entre  dos  vocales  (que  es  lo  mas  que  puede 
suceder),  corresponden  dos  a  cada  vocal  v.  g. 


vions-t7-7to 

C07lS-Í7'7tÍ7' 


abs-lTacr 
obs-t7'7¡ir 


17lS-Í7'7tÍ!: 

itis-crip-cion. 


CUKSTIOXAIUO. 


1.  Pncde  comenzar  al<runa  sílalia  por  consonante  que 
no  ?e  lialle  al  principio  do  las  palabras? — 2.  Cuál  es  la 
única  consonante  queda  principio  a  las  sílal>as.  a  pesar 
de  no  hallarse  al  principio  délas  palabras? — :5.  Cómo 
forma  silaba  una  consonante  que  se  halla  entre  dos  vo- 
cales?—Cómo  se  dividen  las  silabas  de  las  palabras 
compuestas? — 4.  Cómo  forman  silabas  dos  consonantes 
entre  dos  vocales? — Cómo  forman  sihvl)a  dos  conso- 
nantes entro  dos  vocales,  cuando  la  primera  consonan- 
te es  licuante  i  la  segunda  líquida? — .5.  Cómo  forma 
silaba  una  consonante  duplicada  entre  vocales? — Cuá- 
les son  las  únicas  consonantes  que  pueden  duplicarse? 
— fi.  Cómo  forman  silalm  tres  consonantes  entre  dos 
vocales? — Cómo  forman  silai)a  tres  consonantes  entre 
dos  vocales  cuando  la  torcera  consonante  es  liquida;^ 
— 7.  Cómo  forman  silaba  cuatro  consonanles  entre  dos 
vocales? 


Kjaricio. 

Divídanse  en  sílabas  las 

[)alabras  s 

guientes: 

palo 

alma 

acción 

inspirar 

construir. 

café 

isla 

innoijle 

obstante 

obstruir. 

desenredar 

otro 

tierra 

renglón 

inscribir. 

discutir 

tabla 

calle 

ingles 

constreñir 

(Cóhfinu-jDr.) 

De  A7'il/)iética  decimal p7\utica  i  7-azonada,  escri- 
tas e7i//'a7¡ces  por  L.  BombalUi  i  Irad/uidas 
por   Pedro  Deleon    V..  aliinnio  i>iJ,es¿7V 
del  Instituto  nacional. 

(Continúa.) 

4.  ^  — El    multiplicador  se  supone  s<;r  siempre 
im  número  abstracto  puesto  que  solo  iuvlica  las 
veces  que  se  ha  de  repetir  el    multiplicando. 
Ejemplo. 

En  el  primer  problema  se  repite  el  número 
cinco  naranjas  cuatro  veces,  o  se  multiplica  por 
cuatro  niños  i  se  tiene. 

5  naranjas 

4 

20  naranjas. 


£J.  JJVSTMTUTO  jyr^CMOJy^L,. 


381 


De  donde  vemos  que  el  número  4  se  puede 
considerar  como  abstracto  porque  sirve  para  indi- 
car cuantas  veces  se  ha   de  repetir  el  5. 

5.  "^  El  producto  contiene  unidades  de  la  mis- 
ma especie  que  las  del  multiplicando  porque  el 
producto  resulta  de  la  agresracion  sucesiva,  con 
sio-o  mismo,  del  multiplicando. 

Asi,  en  el  ejemplo  que  antecede  se  ve  que  el 
producto  20  es  de  la  misma  especie  que  el  mul- 
tiplicando 5. 

Ejemplo. 

Multiplicando  5  naranjas 
Multiplicador  4  niños 

Producto        20     naranjas. 

75. — Se  ha  dicho  que  el  multiplicando  ¡  el  mul- 
tiplicador se  llaman  factores  del  prodúcete.  De- 
mostraremos que  en  una  multiplicación  cualquie- 
ra se  puede  invertir  el  orden  de  lo">  factores 
es  decir,  poner  el  multiplicador  por  multiplican- 
do i  viceversa  sin  que  por  eso  altere  el  valor  del 
producto:  o  en  otros  términos,  que  5  multiplicado 
por  4=4  mu'tiplicado  por  5. 

En  efecto:  5  multiplicado  por  4,  es  lo  mismo 
que  5  repetido  4  veces  por  sumando.  Para  ha- 
cerlo mas  claro,  escribamos  en  4  lineas  horizon- 
tales las  5  unidades  de  que  se  compone  el  mul- 
tiplicando; después  sumamos  sucesivamente  es- 
tas unidades  en  uno  i  en  otro  sentido  i  tendre- 
mos siempre  el  mismo  resultado  20. 

.^cutido  horizontal. 


i'petido  5  veccfl 


Sumando  en  el  sentido  horizontal  resultan  4 
lineas  horizontales  de  5  unidades  cad.i  una,  o  4 
veces  5  unidades  o  20:  del  mismo  modo,  si  su- 
mamos en  el  sentido  vertical  tendremos  5  colum- 
nas verticilei,  cada  una  con  4  uuidnd.  s  o  5  ve- 
Cís  4  que  da  siempre  20.  Entonces  5  multiplica- 
do por  4  es  igual  a  4  multiplicado  por  5.  Estos 
dos  productos  no  pueden  ser  desiguales  p.orqu? 
t  uito  en  un  sentida  como  en  otro,  í,e  hin  sumido 
todas  las  un'dades  de  que  se  compone  el  cuadro 
anterior.  El  mismo  raciocinio  puede  aplicarse  a 
cualquier  producto. 

Kn  toda  rnitUiplicaciot  se  puede  iiiimiir  el  ¿r- 
dtu  de  los /adores  si?i  que  cambie  el  valor  del  pro- 
ducto. 

Resulta  de  los  principios  que  hemos  enuncia- 
do  que: 

i.°  El  producto  contiene  a  Jino  cualquiera  de 
L>i  factores,  tantas  veces,  cjmo  unidades  tiine  el  otro 
factor. 


Ejemplo. 

^    \  factores. 

3  S 

1 26     producto. 

Si  del  producto  126  restamos  sucesivamente, 
cuantas  veces  se  pueda,  el  multiplicando  42,  ve- 
remos que  está  contenido  éste  en  aquel  3  veces. 

Operación. 

126 

42 

84      i.er  resto. 

42 


2.  <^  resto. 


00     3.er  resto. 

Del  mismo  modo,  si  restamos  sucesivamente 
del  producto  126,  el  multiplicador  3,  encontrare- 
mos que  está  contenido  en  aquel  42  veces. 

2.  °  Si  uno  de  los  factores  se  hace  2,  3  etc.  ve- 
ces mayor  o  ?nenor,  él  producto  se  hará  también  2 , 
?>  etc.  veces  mayor  o  menor. 

Ejemplos. 
I. o 

Multiplicando     42 
Multiplicador  3      '  • 

Producto  126 


Multiplicando.     42 
Multiplicador        6 

Producto  2  52 

■y     O 
O- 

Multiplicando     42 
Multiplicador         i 

42 

En  el  segundo  ejemplo,  el  multiplicador  6  es  2 
veces  rhayor  que  el  multiplicador  3  del  primer 
ejemplo,  el  producto  2  52  es  también  2  veces  ma- 
yor que  el  producto  126..  En  efecto,  si  de  252 
restamos  126,  el  resto  será  126. 

En  el  tercer  ejemplo  el  multiplicador  i  es  3 
veces  menor  que  el  multiplicador  3  del  primer 
ejemplo,  el  products  42  es  de  la  misma  manera 
3  veces  menor  que  el  producto  126,  porque  pa- 
ra tener  126  es  necesario  sumar  3  veces  42,  así 
se  tiene:  424-42 +42==  126. 

Esto  se  comprende,  pues  si  el  multiplicador  se 
hace  mayor  o  menor,    el  multiplicando  se   repite 


a»2 


w:t.  MJVSTMTrrTO  JVJtciojvjMi.. 


mas  o  míínos  veces,  í  el  producto  que  está  for- 
mado de  la  aíjregacion  sucesiva  del  multiplican- 
do será  mayor  o  menor. 

I  como  se  puede  invertir  el  orden  de  los  fac- 
tores (75)  se  comprende  que,  si  el  multipli- 
cando se  hace  mayor  o  menor,  el  protlucto 
resultará  hecho  mayor  o  menor  el  mismo  núme- 
ro de  veceS  que  el  multiplcando. 


Ejemplos. 


Multiplicando 
Multiplicador 

Producto 


Multiplicando 
Multiplicador 


24 

2. 


48 


Mu^ipliVando        4 
Multiplicador         o 

Producto  1 2 

3.  °  Si  cada  uno  de  los  factores  se  hace  2,  3 
etc.  veces  mayor  o  fuenor,  el  producto  se  hace  4, 
100  etc.  veces  mayor  o  me7:or. 

Ejemplos. 


3.» 


l.cr  producto  8     2°. producto  800    3. er  producto      2 

En  el  2.  ^  ejemplo  los  factores  40  i  20  se  han 
hecho,  cada  uno,  10  veces  mayores  que  el  mul- 
tiplicando 5  i  el  nultiplicador  2  del  prime^r  e- 
jemplo;  el  segundo  producto  800  es  100  veces  rua- 
yor  que  el  primero  8  pues  espresa  8  centenas  en 
lusrar  de  8  unidades. 

En  el  3.er  ejemplo  se  han  hecho  el  multiplican- 
do 2  i  el  multiplicador  i ,  2  veces  menores  qi»  e  los 
factores  del  primer  producto;  el  tercer  producto 
2,  es  4  veces  menor  que  el  primero  8  porque  és- 
te último  es  igual  a  2  repetido  4  veces, 

4.  °  Si  nno  de  los  factores  se  hace  2 ,  3  etc.  veees 
mayor  i  el  otro  2,  3  etc.  veces  menor  el  valor  del  pro- 
duceo  no  cambia. 

Ejemplos. 
1.®  2.'-'  3.° 


En  el  ejemplo  segundo  el  factor  1 2  es  2  ve- 
ces mayor  que  el  multiplicando  6  i  el  factor  2  es 
2  veces  menor  qufí  el  multiplicador  4.  el  segun- 
do  producto  24  es  igual  al  primero. 

En  el  ejemplo  tercero  el  multiplicando  3  se 
ha  hecho  2  veces  menor  que  el  multiplicando  6 
i  el  multiplicador  8  efi  2  veces  mayor  que  el  mul- 
tiplicador 4,  el  tercer  producto  es  entonces  igual 
al   primero  24. 

Se  comprende  que  el  producto  no  cambia  de 
valor,  puesto  que  al  haberlo  hecho  cierto  núme- 
ro de  veces  mayor,  multiplicando  por  este  nú- 
mero lujo  de  los  factores,  se  hace  este  producto 
el  mismo  número  de  vec^s  menor,  haciendo  el  o- 
tro  factor  las  mismas  veces  menor,  (N.  °  2.  paj- 
65). 

5,  °  Si  uno  de  los  factores  es  o,  el  producto  es 
también  o. 

Ejemplos. 
i.°     421  2.^        o 

o  421 

000  000 

{^Tontinitara) 


Sección  «le  Pc«las:os:ía 


DEDICADA 


A  la  Academia  de  Maesíf  os 


ler.  producto  24    2.  °  producto  24     3.er  producto  24 


CURSO  SUPERIOR  DE  PEDAGOGÍA. 


IMietodologiSL. 

Pon  EUSTA CIO  ¡í A XTA M ARIA    S. 

Proffsor  ih-  Ja  ch-nna  rn   hi<^   Esne'a^    Noniuilcs  (Je 
Cini(lhintn(ii<<i. 

(Coiitiníia.) 

Métoiío  brotf.mático. 

El  iiK'todo  erot  ni'Uhn  P:<  nqucl  en  que  ^~c  (irocodo 
por  medio  de  j»roguiita;5  i  de  respuestan  A<i  es  que, 
aplicando  wtc  si.stenia  u  la  onsí  rianza,  el  Maestro  pre- 
gunta i  el  discípulo  contesta. 

A  este  nx'todo  .><e  le  ha  conocido  viilf^anncnto  con 
el  nonihrc  do  iiiterroaadvo,  i  al^uno.^,  mas  al  corriente 
OTi  la  historia  de  la  ciencia,  lo  han  Humado  socrático, 
por  haber  sido  enpleado  con  predilección  iK>r  Sócrnte>>. 
ti  mas  profundo  i  háliil  pcdafi^ogo  de  los  antijíuos  tiem- 
pos. Hoi  dia  se  le  denomina  cfitff/uéti  o,  {»or  hulhu>e 
el  catecismo  o  cartilla  de  toda  enscñiiii¿a  primaria,  es- 
crito en  preguntas  i   rcsjmcstas. 

El  nuHodo  en  referencia,  a  que  nosotros  continuare- 
mos llamando  e  olomdttro,  por  s(>i-  mas  a  propósito  i 
didáctico  este  nombre  que  los  otros  con  que  se  le  bau- 
tiza, desempeña  un  papel  de  primera  importíinciu  en  la 
instrucción   elemental.   Fn  ofcctü,  entre   toditó.  los  pro- 


n.  ij\*sTirTOJV»tcioAr^r.. 


íítí?. 


cedimicntos  pcdagó;íicos  de  que  se  tiene  conocimicntr», 
el  indicado  es  el  quemas  aplicación  práctica  encuentra 
cu  las  Kscuelas,  siendo,  por  tanto,  uno  de  los  sistemas 
educadores  llamado  a  dominaren  ellas. 

La  enseñanza  primaria  es  esencialmente  interrogati- 
va. Kl  niño,  que  por  naturaleza  es  curioso,  empieza  a 
preguntar  desde  la  primera  edad  acerca  de  todo  cuanto 
ve  a  su  alrededor  o  posa  por  sus  sentidos,  agradándole 
al  mismo  tiempo  el  hecho  de  ser  interrogado,  pues  que 
satisface  su  vanidad  en  demostrar  lo  que  sabe  o  cree 
saber. 

Ahora  bien:  se  Juzga  de  la  bondad  de  un  mí'todo,  por 
la  mayor  o  menor  relación  que  sus  leyes  tengan  con  la 
naturaleza /i'*iV/!í/«f  de  aquellos  en  quienes  se  aplica,, 
según  la  mejor  ventaja  que  les  presente  para  compren- 
der i  retener  lo  que  .«e  trata  de  inculcarles.  Siendo  (^sta 
una  de  las  condiciones  del  sistema  erofeimUlcn,  respecto 
'_  del  cual  el  celebre  pedagogo  alemán  Trotgendorf  dijo: 

''h'l  t/nrexdiiyi'  ilchi  Exrtwh  el  inéto'lo  (le  kis  preguntfis, 
le  i-oImi  el  .sol  ol  inundo." 

Saber  narrar  con  propiedad,  vale  nniclio;  pero  saber 
preguntar  l)¡en,  vale  mas.  Dificil  es  i)erorar  a  satis- 
facción del  auditorio,  pero  lo  es  mas  hacer  preguntas 
concisas  i  li)g¡camente  conducente--.  Muchos  pedago- 
gos cometen  con  frecuencia  el  erior  de  perorar  cmuido 
debieran  preguntar  lo  que  demue«tra  que  el  método 
erutemátiro.  es  en  lo  general  mas  difícil  de  emplear  que 
el  ncroinálico. 

El  Maestro  que  se  guia  en  sus  dictados  por  el  si-ete- 
rna narrativo,  no  so  ajiercilíe  de  si  los  alumnos  le  en- 
tienden ouo:  mientras  (pie  el  que  apela  al  interrogativo, 
cae  en  la  cuenta  de  esto  imne  lintamente.  .\sí,  si  el 
niño  no  responde  a  sus  preguntas,  e-í,  o  poniue  no  ha 
puesto  atención  a  lo  que  se  le  ha  dicho,  o  porque  no  lo 
ha  comprendido;  i  en  cualquiera  de  estos  do-i  casos,  el 
l'ioc(iptor  sabe  a  qué  atenerse  para  proceder  de  aciior- 
do  con   la  causa  (¡ue  ha  motivado  el  silencio  del  niño.      ' 

Kl  método  amt-'iit  ifieo.  sobre  todos  los  dem  is  precep- 
tos educacionistas,  tienda  incomparable  v.!ntaj:i  de  lijar 
la  atención  tiel  escolar;  requisito  sin  el  cual  es  de  todo 
punto  im[>os¡ble  la  enseñinza,  porque,  ;.c('(!no  ha  de  a- 
prender  el  que  no  quiere  atender?  De  manera  que  por 
tal  sistema  el  Profesor  mantieufí  a  su<  alumnos  en  cons- 
tante ateuvion,  toda  vez  que  ellos  saben  que  van  a  ser 
fireguntadod  acerca  del  lema  o  puntos  de  la  cnnfíi'-en  ■ia, 
que  se  les  dicta;  tístableciéndosc  una  intima  relaco  i 
entre  el  p  •nsami-'iito  del  niñi.  que  e-it.l  S;e:u|>re  alerta 
a  las  palabras  del  M-.io.itro  i  como  prendido  de  sus  la- 
))ios,  i  la  facultad  pensadora  del  educador. 

^  El  insigne  Pestolozzi  dijo:  ''Li  pryHidn  luuv  de  la 
EHitelanu  eiloltlev:mieiifud4'pm^al>ie>i."  Hastaiido  tal 
aserto  del  gran  maestro  del  arte  de  eiiseñar,  para  con- 
cederle al  sistema  interrogativo  el  puesto  mas  elevado 
cntrtí  los  procedimientos  didácticos. 

Mus  no  son  .solamente  las  ventajas  enunciadas  las 
'pie  recomienda  la  aplicación  del  método  a  que  nos  re- 
ferimos, pues  por  él  se  obliga  tamhien  al  alumno  a  ex- 
l)resar  sus  ¡deas  i  a  formarse  un  lenguje  apropiado  i 
correcto,  mediante  la  corrección  que  ei  Maestro  haga 
del  contenido  de  las  respuestas  que  se  le  den  i  de  ío's 
términos  empleados  eu  ellas;  estableciendo  ademas  de  di- 
cho procedimiento  cierta  conversación  entre  el  Profe.<or 
i  dÍ£;ci|<nlo,  que  hace  para  éste  amena  i  agradable  la  pe- 
í  uosa   tarea  del  aprendizaje. 

I;  Siendo   el  método  enÁfnático  de  tanta  trasccudencia. 

toda  vez  (jue  desarrolla  la  atención,  fortifica  el  pensa- 
inicuto,  cultiva  el  lenguaje  i  hace  dé  la  enseñanza  una 
tarea  agradable,  necesario  se  hace  determinar  las  con- 
diciones principales  que  debe  tener  la  pregunta,  a  fin  de 
que  el  Institutor  pueda  cosechar  de  este  procedimiehto 
lo-=  fiutiís  que  le  son   peculiares. 

La    p;-  'jiuta  debe  ser  clara,  corta,  ro.-rcjta.  simple, 


preciía  i  adecuada  a  la  comprensión  de  los  niños  i  al 
desarrollo  de  su  intelijencia. 

Una  pregunta  es  clara,  siempre  que  las  palabras,  si- 
labas i  sonidos  de  que  conste,  se  pronuncien  i  articulen 
con  la  propiedad  debida. 

Es  corta,  cuando  no  se  emplean  en  ella  mas  vocablos 
de  los  necesarios. 

Es  correcta,  cuando  la  proposición  que  la  encierra  es- 
tá de  acuerdó  con  las  reglas  grmaticales  del  caso; 

Es  simple,  cuando  por  su  contenido  solo  exije  una 
contestación;   i  . 

Es  precita,  cuando  no  se  desvia  de  un  olijcto  deter- 
minado. 

Jamás  debe  contenei-  la  pregunta  la  contestación  que 
a  ella  debe  darse;  i  mucho  menos  se  la  debe  presen- 
tar de  modo  que  el  niño  no  tenga  masque  hacer  que 
afirmar  o  negar  su  contenido  con  simples  monosílabos; 
pues  que  la  excelencia  del  método  ero^ein  Ulro  consiste 
precisamente  eu  la  propiedad  que  tiene  de  cultivar  el 
pensamento;  debiendo  el  Maestro  sacar  todo  el  i)ro- 
vecho  que  le  presenta  la  inmensa  ventaja  de  la  inter- 
rogación. 

Sobre  to  lo  lo  espuesto,  la  pregunta  debe  gozar  de 
ciertas  otras  condiciones  que  pudiéramos  llamar  exter- 
nas. En  primer  lugar,  ella  debe  ser  dirijida  a  toda 
la  clase  i  no  a  un  niño  en  particular,  toda  vez  que 
este  vicio,  tan  coman  en  la  práctica,  trae  consigo  per- 
niciosos'rebultados,  estableciendo  en  la  Escuela  la  taita 
de  atención,'  desde  luego  que  ésta  >,olo  será  prestada 
por  el  alumno  a  quién  ae  interrogue,  entre  tanto  que 
sm  compañeros  buscarán  distracción  en  otras  cosas  ex- 
trañas al  asunto  de  que  se  trate. 

En  segundo  lug.ir,el  In->titutor  debe  hacer  la  pregun- 
ta en  alta  voz  i  despacio,  de  manera  que,  tod<Js  sus  dis- 
cípulos la  oigan  perfectamente  en  sih  partes  coiuponen- 
tes,  pues  que,  si  habla  paso  i  aprisa,  mai  pocoj  serán  los 
que  lleguen  a  penetrarse  de  su  contenido. 

Debe  asimisnií)  cuidar  el  Maestro  de  que  las  c  .ntes- 
taciones  que  sus  discípulos  den  a  las  preguntas  que  les 
liaira.  sean  r/(f/-i»,  bien  prnii'i'iciad(iii,arlicid(idaiii  cor- 
rr-cta^  gramaticalmente;  pues  eí  de  incalculables  venta- 
jas en  la  enseñanza  ol  hecho  de  que  el  alumno  conteste 
en  frase  completa  e  incluya  la  pregunta  cu  la  respuesta. 

El  Institutor  debe,  por  otra  parte,  reducir  sus  pre- 
guntas a  las  palabras  puramente  nece-^arias,  i  dejar  que 
el  niño  hable,  porque  así  aprende  a  expresarse,  enrique- 
ciendo paulatinamente  su  exiguo  vocabulario,  a  la-  vcz 
que  aumentando  el  número  de  sus  ideas.  Montaigne  ha 
dicho:  "El  Maestro  vo  nolo  d-ehe  dejar  oir  sx  voz  en  la 
rl  «c.  v/ín  tamhien  vrentarle  al  n'ño  a'enc  nn,  ptnndien- 
d^Aequehab'e."  Verdad  que  afirma  Pestalozzi  con  las 
sisruientes  palabras:  "El  Profesor  primario  debe  en- 
señ  ir   apr''ndiendo   a  rálitr." 

Visto  el  gran  papel  que  representa  el  m.-todo  acroa- 
milico  en  la  enseñanza,  i  examinadas  las  ventajas  del 
erol  ■mítico,  la  srla  razón  nos  demuestra  que  "debemos 
concederle  a  cada  uno  de  ellos  el  puesto  que  en  la  ins- 
trucción le  corresponde. 

El  educador,  familiarizado  con  el  hábil  manejo  de 
estas  dos  áncoras  de  la  ciencia  .pedagógica,  habrá  alla- 
nado el  mayor  número  de  dificultades  que  se  le  puedan 
presentar  en  la  práctica  de  su  oficio,  siempre  que  la  sa- 
bia i  concienzuda  combinación  de  la  narración  i  del 
interrogatorio,  que  es  lo  que  constituye  el  métoilo  oral, 
llamado  a  dominar  en  las  Escuelas,  le  sirva  de  punto  de 
partida  para  la  transmisión  de  sus  conocimientos. 

(  Cordinuará-) 


;)'{.» 


t:i.  IJS'STITMtTO  ,V*1CtOJ>\'ií. 


Maesfi"o,  profesor,  Instructor,  precoi^tor, 
luciitor. 

Jfíiicsfio  es  trido  aquel  que  cnscñii  a  otros,  los  cimles 
Fe  soinoton  a  í^er  sus  discipiilos.  La  idea  de  mat-stro  jio 
tietiu  limites  en  el  miimio.  Desde  las  mas  suldimes  ver- 
dades hasta  las  noeioiics  laas  insijrniticantes.  todo  está 
sujeto  a  enseñanza,  lotlo  toea  al  dominio  del   maentro. 

Por  antonomaeia  se  dá  el  uiisino  nombre  a  tod»  el 
que  ejecuta  bien  alfrún  arto,  o  profesa  ciertos  oficios. 
Asi  deeinu)s:  el  tiiintitio  Donizetti.  el  maetítm  RíMainl, 
el  iifjfnt m  Tirgo  dt  Molina,  el  mnextro  de  obni^,  el  mu- 
estro :<,(! patero,  el  moentro  n  liuñil.  El  que  hace  cabeza 
en  los  trabajos  do  una  herrería,  por  ejemplo,  es  el  »«'- 
eftro  herrero,  aunque  no  sepa  mover  un  martillo.  Kn  es- 
ta aceju-ion,  la  palatira  i/ioestro   es    una  voz  jeráiíiuica. 

Volvamos  a  decirlo  La  palabra  que  nos  ocupa  es  in- 
dudablemente una  de  las  voces  qao  tienen  una  historia 
mas  larira.  mas  trascertdentiil  i  mas  ¡¿lorio.sa  en  en  la  vi- 
da del  houiln-c.  Aristóteles,  Sócrates,  Platón.  Jesucristo, 
15elline,  Ilaydn,  Mozart,  De.-cartes.  Frai  l>uis  de  León: 
arte,  ciencia,  tiiosofia,  moral,  revelación,  misterio,  espe- 
ranzas; en  todas  partes  se  halla  el  nía  sfro:  todo  lo  lle- 
na CSC  importantísimo  personaje  históiico  i  «ocia!;  cu 
todos  los  sij^los,  en  todos  los  |)ueblos,  en  todas  las 
grandes  festividades  de  la  historia,  muestra  su  coroim 
de  flores  o  de  esfiinas,  de  espinas  muchas   veces. 

Volvamos  al  sentido  corriente  de   la  palabra. 

La  idea  de  enseñanza  que  lleva  en  si  la  voz  imiesfm. 
pudo  considerarse  de  varias  umneras,  i  cada  manera 
dio  lugar  a    un   nuevo    nombre. 

Se  consideró  como  ejercicio  o  profesión,  dominando  la 
idea  de  facultad  o  de  principios  no  deoticio  mi'c;itiiro, 
i  el  iiKíentro  se  denominó  profesor.  Así  decimos:  pn^- 
fesor  de  la  infancia,  pro/'enor  de  esgrima,  de  baile,  de 
música,  de  retórica,  .lepotHica.de   matem:» ticas  etc. 

Si  la  en.scñanza  se  dirijo  a  instruir  a  uno  en  cual- 
quier ramo  o  arte,  entonces  el  maestm  ?e]\i\ma¡nttrui- 
tor.  Así  es  que  llamamos  imir actor  de  quintos  al  que 
enseña  las  evoluciones   militares. 

Cuando  la  eupeñanza  se  dirijo  a  formar  las  costum- 
bres, el  maestro  se  llama  preceptor.  El  vrecejiíor  es 
el  sacerdote  de  la  conciencia,  el  padre  en  la  casa  de  la 
YÍrtud. 

Sin  la  autoridad  del  poder  o  de  la  sangro,  nadie  pue- 
de preceptuar  a  otro  sino  cuando  le  habla  en  nombre 
de  la  moral  i  de  la  relijiou,  en  nombre  de  su  bien.  En- 
tonces manda,  entóneos  prertptúa;  no  preceptúa  él:  la 
virtudjla  conciencia,  el  alma  del  hombre  pi-tTf/j/áíríi  por 
su  boca:   ese  es  el  preceptor. 

Cuando  la  enseñanza  tiene  por  objeto  educar  nuestro 
espíritu,  ilustrándonos  con  las  grandes  verdades  de  la 
vida,  dando  su  ultima  cultura  a  esto  misterio  que  pien- 
sa en  nosotros,  entonces  el  moextro  se   llama  mentor. 

Homero  i  Penelon  uo  dieron  a  Telémaco  un  moentro, 
un  priif'eS'tr,  un  inutructor,  o  un  precejitor.  No  so  pro- 
ponían hacer  del  hijo  do  Uliscs  un  discípulo  de  prove- 
cho; un  hombre  versado  en  tal  o  cual  arte,  instruido  en 
tal  o  cual  ramo,  un  hombre  de  costumbre  m,is  o  menos 
austera.  Querían  hacer  un  principe,  un  hombre  mag- 
nánimo, un  héroe.  Por  eso  lo  dieron  un  mentor,  por 
eso  le dieion  un  sabio  que  le  iniciaba  en  el  sistema  de 
las  grandes  ideas  i  pensamientos  que  se  agitaban  en  la 
humanidad. 

La  palabra  maestro  es  mas  universal  ¡  mas  venera- 
ble, después  de  olla,  la  palabra  mentor  es  la  mas  eleva- 
da i  mas  noble. 

Recordaremos  las  distinciones  hechas. 

Enseñanza,  asociando  la  idea  de  discípulo,  maestro. 

Enseñanza  como  ejercicio,  facultad  o  profesión,  pro/e- 
sor. 

Enseñanza  como  medio  do  instrucción  en  cualquier 


ramo,  ínstnHor. 

Enseñanza  moral,   ^¡recrplor. 

Enseñanza  intelectual,  alta  educación  del  espíritu, 
mentor. 

M-Aesiro  viene  de  ///</;/.  raíz  de  matjno,  grande,  porque 
en  lo  antiii-uo  el  maestro  ei-a  (d  ¡jrande  de  li  .sociedad, 
el  dictadí)r,  de  dornle  viene  la  voz  niajintrado,  que  no 
es  otra  cosa  que  el  maestro  del  foro.  Asi  vemos  en  Sé- 
neca: "notat  Cicero  in  liluis  do  Uepublca  eum  quem 
nos  dictatorem  dicinniü,  apud  antiquos  matjií'rorum 
l>opuli  vocatum."  Nota  Cicerón  en  sus  libros  de  Re- 
púlilca,  quo  los  antiguos  llanml)an  maestro  a  lo  que 
nosotros  llamamos  dietador.  IjOs  que  creen  que  maentro 
viene  do  mano;  os  decir,  que  so  aplicó  al  hombro  peri- 
to en  co.sas  m  uiuah's,  estiín  completamente  desorienta- 
dos. Proe^ir  viene  de  J'ur,  farls,/ar¡,fatitm,  que  sig- 
nifica hablar.  De  uiodo  (jue  profsor  es  el  (lue  en.señ.i 
públicamente  una  doctrina,  (;!  que  publicamente  habla, 
por  cuya  razón  e!  /tro/'rsor  ora  pauado  por  el  cabildo 
de  cada  ciudad,  coino  siicedt;  hoi  con  el  profesor  de 
instrucción  primaria,  con  lo.s  profesores  de  medicina  i 
cirujia  titulare.-. 

De  este  mismo  orijen  vienen  las  voces  fíbula,  fablar, 

facundia,    fausto,    liado,  (del   antiguo   fitum)   profecía, 

vate,   vaticinio,  i  otras  mnclms  ]>alalii-as   notabilísimas. 

La   \y.\\n\trii  pru/esor  no   se  usó  en  latín  hasta  después 

de  la  época  de  Agusto. 

Instru'tor  viene  del  verbo  latino  strwre.  que  qui«re 
decir  edificar,  (\i  donde  se  orijina  estructura,  construc- 
ción, instrumento,  obstrucción  Estu  etimolojia  esplica 
muí  bien  el  .<ei:tido  (|ue  hoi  tiene  la  palalira  (le  que  \\o< 
ocnpami.s.  El  que  instrnyi'  a  oti-o  le  da  una  istrintnra 
particnhir.  lo  fonna.  lo  cdili.-a  por  decirlo  a<i.  El  ¡ns- 
trurtor  es  ctnao  el  ar(|iiitceto  de  a.piel  e.lilii'io,  (ic  a- 
quella  obra. 

Preceptor  viene  de  captar",  aumentativo  ile  ra¡e're, 
ccepi,  captn<n,  que  sígnilica  tomar,  atraer,  captar.  De|mo- 
do  (pie  la  palabra  pre  ejitur  tmin  algo  d»;  aquel  sen- 
tido: es  el  liombre  que  con  sus  preceptos,  con  sus  má.'ci- 
nias,  con  su  ciencia  atr(f  a  la  juventud,  la  capta,  .«e 
hace  dueño  de  ella:  es  d<'cir,  la  c-fí/t/ivi;  porque  note 
el  lector  que  la  voz  ciiu!ií-rrj>  i  ca/'^'fo  tienen  el  mis- 
mo oríjcii. 

Prectpfuar  .sigiiilica,  según  el  adajio  latino,  •jine- 
cepta  liene  vloende  tradvre:  dar  preceptos  para  vivir  vir- 
tuosamente. El  prea-pto  abraza  es[)ecialmentoeducaciou 
moral. 

Mentor  viene  <h  nfu».  nif:itii.  (pie  en  latín  significa 
mente,  de  la  raíz  mea  de  domle  nuce  la  voz  griega  menoi, 
que  siguitica  ániíno,  i  la  san-Jcritu  m maf.  de  man,  men. 
quo  eqtijviiloa  pomar,  i  el  verb  >  latino //(/«/,<,  (¡ae  sig- 
nifica recordar,  derivado  del  griego  memnemi.  De  la 
raíz  men  se  originan  también  memorare,  hacer  nimcion. 
mo'tere  por  wonere.  aconsejar,  i  otras  muchas  palaliras 
latinas,  délas  cuales  apenas  hai  una  quo  no  haya  pasa- 
do a  nuestro  idioma.  A  la  raíz  m--n  pertenecen  aiu.i- 
nestiir,  que  es  avi.sai  para  qur;  no  se  olvide;  amnistía, 
leí  de  olvido;  roimemorar.  solemnizar  una  memoria; 
monumento,  edificio  que  recuerda  un  suceso  notable; 
mostrar,  señalar  para  que  se  tenga  pre-<ente;  moneda, 
cosa  que  advierte  en  valor  i  el  nomine  del  que  la  man- 
dó fabricar;  mnem'mic'.  arte  de  favorecer  la  memoria; 
mentar,  recordar,  etc. 

Do  modo  que,  ateniéndonos  a    la  etimolojiu.  la  rela- 
ción propia  de  cada  palabra  e.s  la   siguiente: 
El  maes  tro  enseña. 
El   -¡^rof'sor,  habla. 
El   instructor,  adiestra. 
El  preceptor,  dirijo. 
El  mentor,  ilustra. 

Por  lo  tanto,  el  muestro  es  autoridad. 
El  pn;fvsor  discurso. 


KWj  iJVSTlTf/TO  JV»MCIOJ\\at^. 


335 


El   instructor,  re<íla. 
]•]!  mentor,  doctrina. 

Roque  fJurcíu, 

Tomado  de  "El   Profesorado   de   Ciilia." 


SHCCION    DE  COXOCnriENTOS  ÚTILES 


DEDICADA 

Miílloj  de  conocer  las  lin])iirezas  del  nqriia. 

T'itra  conocer  ni  iJ  nquars  hitpnn  pnrn  la  ih'ifxtion. — 
Disuélvase  jalx)n  blanco  en  alcoliol.  i  dt''jení-e  caer  una" 
cuantas  «rotas  en  nn  vaso  de  atrna  de  la  que  pe  oniere 
examinar.  Si  el  aqrnn  pe  vuelve  leclio«a,  e?  señal  de  que 
es  cruda  o  mala  fiara  la  dijestion;  pero  si  no  se  entur- 
bia o  se  enturbia  poeo,  es  señal  deqne  es  buena. 

Para  conocer  si  el  nqua  contiene  co/xv.— Póncanpe  li- 
maduras de  hierro  dulce  en  el  asrua  que  lia  de  ser  exami- 
nada, i  déjese  unos  cuantos  minutos:  1u"ü:o  (-ehense  nnas 
cuantas  írotas  de  amoniaco,  i  si  el  ajrua  contiene  cobre, 
8c  volverá  de  color  azul. 

riira  conocer  .ti  el  nqua  contiene^  ód'lo  cnrUn'co  — 
Tómese  una  cantidad  de  asruT  de  la  que  se  qu'ere  exa- 
minar i  añádase  itnial  cantidad  de  nena  de  enl.  Si  el 
a^iia  conti.-ne  ácido  earbónico.  inmediatamente  nonreee 
un  color  lediO'Jo.  También  unas  cuantas  <rotas  de  ácido 
cloiliiilrico  hacen  desprender   el   anhídrido   cnrbi^nico. 

I'<tra  connrpr  si  el  noitn  contiene  nlqnna  comh'nncirn 
sidftirnHa.—  Mn  nna  botella  de  asrua  échese  nn  poco  de 
mercurio,  tápese  i  dt^jese  al<runa«  horas.  Si  la  sunerficie 
del  mercurio  adquiero' matiz  oseuro  i  sicidiendo  la  bo- 
tella se  separa  un  polvo  pardo,  es  a^ñal  de  que  el  no^na 
contiene  azufre.  Ademas,  euando  las  n-ruas  son  sulfhí- 
dricas producen  un  precipitado  pardo-necrrusco  con  u- 
na   disolución  de  acetato  de  plomo. 

Paro  rmocersifl  rifftia  contieno  f.ilífi'o  de  rol — Lns 
auun.s  sulfatadas  (seletino>ia«">  se  reconocen  ivir  d'ircnn 
el  cloruro  de  bario  un  preeinitado  Idanco  abundante, 
qne  no  se  disuelve  en    el  ácido  nítrico. 

Pnrt  conocer  s!  el  nquet  eontipve  w'. — En  un  vaso  de 
asrua  de  la  que  se  oniere  examinar,  déjense  caer  uno  o 
(Ids  cri.stales  de  ácido  exálíco:  i  si  da  un  precipitado 
1(m1iii-o.   os  s(ñal  de  qu  el  aorua  contiene  cal. 

Pii  jif  ¡■tro  !o-f-r  si  el  nrjnn  contiene  piorno, — Tómese  un 
'i-)',)  l.^nrn  de  la  qne  se  quiere  examinar,  i  añádase 
i^nnl  líonáon  de  ácido  snlfihídrico.  Si  el  a<xua  toma 
un   color  frris  oscuro,  es  señal  de   que  hai  plomo. 

Pnrn  reconovr  s»  el  no"0  rnntienp  mnterins  nh'olitin<i 
o  alc.il!  'Ctcrrenv, — Se  toma  nn  pedazo  de  papel  teñido 
con  linturn  azul  de  tornasol,  se  cnroiece  con  vinayie. 
i  se  fumerje  en  el  asna  que  se  quiere  examinar.  S¡ 
desaparece  el  rojo,  i  se  restablece  el  color  azul  del  pp- 
pol.  es  señal  ile(|uo  el  aírua  contiene  materias  alcalinas 
o  alcalino    terreas. 

Pora  rcoiKirer  si  (1  iiijiiK  en.itlr-iie  hierro — Se  toma 
un  vaso  de  agua  déla  <|ue  se  quiere  examinar,  i  se  le 
ec'ian  unas  cuantas  potas  de  infusión  de  as^allas.  Si  el 
a'^ua  toma  un  color  írrií<  oscuro  o  negro,  es  señal  de  que 
eniticne  hierro.  También  con  una  gota  do  disolución 
di  prusiato  potásico,  si  el  agua  contiene  hierro,  toma- 
rá el  color  azul. 

/'«/•(f  reconocer  si  el  asrua  contiene  mar/nesia. — Se  toma 
u\\\  canlidad  del  agua  i  se  pone  a  hervir,  echando  den- 
iiM  <!.•  I.\  wi-ija  unos  cinntos  gramos  de  car!)onato  do 
Mino  .¡neo:   'i  -s')  .se   añile  u:ut  peqn  ni  i  c.r.iti  la  1  d?  f)s. 


fato  do  rosa,  i  si  el  agua  contiene  algo  de  magnesia, 
habrá  un  depósito  en  el  fondo  del  vaso. 

Para  reconocer  ai  el  agua  contie^ie  algún  áci'lo. — Se 
toma  un  pedazo  de  papel  sin  cola,  habiéndolo  teñido  de 
antemano  con  tintura  azul  de  tornasol,  flor  de  malra, 
tintura  de  violeta,  etc.;  luego  se  sumerjo  el  papel  en  el 
agua  que  ha  de  ser  examinada,  i  si  el  papel  se  vuelve 
encarnado,  es  señal  de  que  el  agua  contiene  algún  ácido 
libre. 

Si  so  añade  a  esta  agua  un  poco  de  agua  de  cal,  i  da 
un  precipitado,  es  señal  do  que  el  ácido  es  carbónico. 

Coloración  artificial  de  las  flores.— Se  mezcla 
éter  con  una  décima  parto  en  volumen  de  amoniaco  lí- 
quido, i  en  ella  se  introducen  las  flores  objeto  do  la  co- 
loración. 

Algunas  flores  de  color  violeta  o  rosa,  toman  el  color 
verde  intenso:  así  sucede  con  el  jeráneo  rosa,  la  violeta, 
la  rosa,  el  mioaitis,  el  heliotropo,  etc.  Las  flores  blan- 
cas .se  tiñen  de  amarillo,  i  las  de  este  color  no  sufren 
mutación;  otras,  de  color  de  carmín,  se  vuelven  negras. 

Introduciendo  en  agua  las  flores  sometidas  a  la  referi- 
da preparación,  conservan  el  nuevo  color  durante  al- 
gunas horas,  después  de  cuyo  tiempo  suelen  recobrar 
el  color  primitivo,  algo  modificado.  Para  rcstal)lecer 
el  color  primitivo,  basta  sumerjir  las  flores  en  una  diso- 
lución de  ácido  clohídríco  diluido. 


NllícSailo. — Añadiendo  ácido  benzoico  a  la  solución 
alcalina  de  la  sal  de  nikei.  la  adherencia  de  este  metal 
sobre  el  objeto  que  se  quiere  recubrir  es  tenaz,  persis- 
tente i  de  brillo  metálico.  La  proporción  do  ácido  ben- 
zoico es  de  uno  a  ocho  gramos  por  litro  de  solución, 
pudiendo  aquel  reemplazarse  por  una  do  sus  sales,  el 
benzoato  deiiíke],  por  ejemplo. 

Para  nn  baño  de  cuatro  a  cinco  litros,  pueden  em- 
plearse las  siguientes  fi'irmulas: 


Sulfato  de  níkel . 
í'it-ato  de  níkel 
Acido  benzoico. 


Proíocloruro  de  níkel . 

ntrato  do  níkel 

-Acetato  de  níkel 

Fosfato  de  níkel. . . . '. 
Acido  benzi')íco 


124  gramos 
94    ■     - 


Íí2  gramos. 
('.2         — 
()2         — 


:il 


Sulfato  de  níkel íi:'  gramos. 

nitrato  de  níkel <i:{         — 

Benzoato  de  níkel :>1         — 

Acido  ljcnz('jíco s 

Illlio.  — Llega  a  constituir  una  enfermedad  cuando 
reconoce  por  causa,  o  una  mala  dijestion,  o  la  ab.sorcion 
demasiado  pronta  do  un  alimento.  En  tal  caso,  bastará 
tragar  dos  o  tres  granos  gruesos  do  sal  común,  o  comer 
un  terrón  de  azúcar,  i  jeneralmente  cede  por  cualquiera 
de  ambos  medios  este  vicio  de  la  respiración.  Otras 
veces,  cuando  su  oríjen  ha  sido  una  postura  violenta,  un 
e  fuerzo,  una  carrera  fatigosa,  etc.,"  bastará  beber  agua 
clara,  o  si  acaso  azucarada,  pero  a  sorbos  muí  pequeños 
i  repetidos. 

Cuando  el  ///"/jo  se  hace  ]iersistente,  dejenerando  en 
uña  verdadera  enfei'medad.  se  lo  combato  con  bellidas 
azucariidiis.  aplicando  irritantes  muí  activos  sobre  la 
l)Oca(!cU-t(Una-o. 


OBSScRVAGIOHBS  MB:TS0R0L06IGAS. 


."u"  <^fG^Si^0i^^^y^Sr'^ 


IX'üTITUTO   TVACIOXAI^    OK   iál  \Ti:«AI.A. 


Ttímperatura    cu  CcntiVra-  '  Lluvia 

Junio,    j '!"'• j       (ín 

1883.    i         7  m.  m. 

iMínima.    Máxima.  !  Media.  ! 


Juii 


I     Estado  del    '     Viento 
I         cielo. 


A  u  1-    }  luniidad  re- 

Altura  media  i 
,  ,    ,j     ,         I  lativa.    ínv- 

dominante'.     ,  :  tlia)  Satura- 

tro  en  m.  m.  ■     ■   ' 


16  ó 
163 
I  ó  o 
i5  5 
I  5  .1 
145 
142 
143 
14.! 
f4.5 
I  5  2 
153 

'43 
145 
14  I 

140 
13.8 
14.0 
1 5,0 

i5.i 
14.5 
i5.9 
14.5 
'4  7 
I  1.4 

14.4 
14.7 
146 
i4.ó 


2r6 
260 
262 
236 
240 
2?  I 
25.0 
2.1.6 


2-  6 
2  6.6 

2  5.^ 
2^,,S 
25.1 

23.0 

216 

25,0 

25,4 
25.4 
26,0 


2  I  ,8 

22.7 


19.22 

19.47 
10.42 

18  40 


I    18,9; 

■  19-90  ; 

•   '977 
.   19.9-'!  ¡ 

I    i9/>5  i 

i    1 9. .So  i 

'  20  o5  \ 

17.60  I 

:       19.32      i 
19.60     ¡ 

i  '^97  ' 

!  1802  i 

I  17.80  I 

i  19.02  i 


!  7  80 

4.5 

18  3- 

iS.l 

18.77 

\\  7 

190.? 

4,»; 

19  27 

6,1 

19.27 

I  1.7 

18.70 

40 

16,9.5 

"¿i 

17.72 

.s.>-9 

!?iihi<'rto. 
Cui)iertf)- 
'  "uliierto. 
i  "ubierto. 
I  NuMado. 
i  'ubiertr. 
Cubierr.!. 

'^ibif-rto' 
Mui  nublado. 
'  "ubi   rto. 
:(bil»ier'o. 
|Cun;!Tto. 
'"ubierto. 
:Mui  nubl-ido. 
¡ALi!  nubl.i.lt). 
i.Nu  .la.l... 
¡Aii^o    nu¡.l;.d. 

Xuhlado. 
Nublado. 


sOrtl 


fSt", 

este. 


I9.^ 


iNublado. 
:Nub|:ulo. 
:Mu¡  Nublado. 
iCiil»ierro. 
;Nublad  .. 
Nubl.ul,.. 
Muí  nublado, 
(aibierto. 
Cubierto, 
(bibi.  rro. 


.r.l. 


O4004 
640.50 
641.18 

6.!  1.2  1 

6.10.56 
6.10  2  ^ 
6.i.->.;6 
r, ,,-,  -o 


f;40-7 
64!..  í 
6.'  '  ,6-, 
6.1!  20 
6.] o  O') 


(-41.30 
64  1  .i.} 

6}  i  26 
6p,37 


"■i  >  74 
1 14009 
ó  |.o  06 

6p,.p 


90 

85 


Notas: — /,/t>:7b/V.7í.- Julio  2.  3.  IJ.tivi<-!s:  Junio  ¡i  ha;ti  27.  Julio  r.  (..  6.  7.  8.  o.  Taupt-st ul  s:  Junio 
13.  18,  23  24.  25.  26.  27.  JuHo  I.  4.  T-if  tr.  i  /i//// •).'■;■'.■.•  J  1  r  >  [  2.  I  ;.  1  b  i  .b  ló.  17.  11.  2\,.  25.  2  j. 
27.  28.   30.     Julio    1.2.3.5.6.7.      7¡7;/V<)/v  Junio  25.    1  h.    .;.  in.    a.  m.   'i\.Tn!)!or  trepidatorio  l¡..,fero. 

Las  oscilaciones  de  la  presión  atmoifórici  hm  s^d  )  p  r.:  1  inij  jl  i  i;  •;  i  mi!  irr.'  nilares.  N  >tab!e  e; 
su  aumento  rápido  ¡  considerable  desde  el  8  de  julio  al  «lia  9. 

V\  período  de  2  5  dias  de  lluvias  diarias — Jesd  í  •;.•!  3  hast.i  <;'  27  d  •  junio  — -s  *'l  m.v.  lar.nD  recorda- 
do hasta    ahora. 


Ei.\vr.\    Rn 


r 


Perivílk'o  ííerticado  a  la  diftisinii  <íe  la  Instriioí' 


son  Fnntana 


s;<".  íUiíiai-ia. 


Pl'iíi.icaoo  bajóla  piiOTECciox  peí,  Señor  Jbxerai.  .1.  Kuris-o  Kaiíimü^. 

rRESIDENTH;    l)R  U\    IÍEI'ÚIJMCA    DB  (J  UATEMALA. 


Fundador  i  Editor,  Santos  Toruno. 


Administradores,  Mi^aicl  Pineda  i  Pedro  Deleon  Valenzuela. 


rViJM.  22. 


Gu:itc»ial:«,  »l  <lc  Julio  de  188». 


VOI..  I. 


IníJiíciífía  de  la  Instrucción  piimaria  en  las 
("vstunibit's,  en  la  moral  piíbliea,  en  la  in- 
dustria i  en  el  desarrollo  jrneral  de  la  pros- 
lierJdad  de  los  pxieblo-;,  jjitr  >1.  L.  i  (i.  V.  A- 

IsiUlláíCífUi. 

(Continfui.) 


V. 


Lo  que  liemos  liablado  Iinsta  n<|ui  «c  refion!  a  las 
escuelas  de  niño^:  nos  falta  que  Iial)!ar  de  las  escuelas 
de   adultos,  complemento  necesario   de   las  otras. 

[ja  necesidad  de  proporcionar  a  los  adultos  los 
medios  de  instruirse  es  inne<ral)le  en  Chile,  donde  la 
falta  de  una  instrucción  primaiia  jeneral  ha  Iiec.lio 
llcfíar  a  la  virilida i  a  tantos  individuos  sin  saber 
firmarse,  sin  conocer  el  alfabeto. 

Pero  supongamos  que  la  instrucción  T>rimaria  con- 
siga organizarse  como  corresponde.  Todavía  entonces 
las  escuelas  de  adultos  serían  necesarias. 

No  todos  los  alumnos  aprenden  con  perfección.  'íu- 
clms.  por  falta  de  ejercicio,  olvidan  lo  que  lian  aincn- 
dido,  luego  que  entran  al  ta'hr  o  se  entregan  a  las 
0(  upacioncs  del  campo.  Las  escuelas  de  adultos  por- 
frrcionan  a  los  unos  i  oliügan  a  los  otros  a  que  re- 
cuerden   Las  lecciones    que  cscncharon  en  la  infancia. 

Estas  escuelas  pueden  todavía  projionerse  otro  ob- 
jeto, el  do  ensanchar  la  instrucción  primaria,  el  d:í 
completarla  con  la    enseñanza  de  nuevos  ramos. 

Asi,  la  utilidad,  la  necesidad  imprescindible  de  ellas 
está   fuci'a  de  toda  duda. 

Liis  c.-cuelas  de    a'lullos    no  purilcii    rvínr  -ui.'^;!-   a 


las  mismas  condiciones  que  las  escuelas  de  niños.  Los 
niños,  cuya  principal,  cuya  ímica  ocupación  talvez, 
03  la  de  instruirse,  deben  i  pueden  dedioar  al  estudio 
muchas  de  las  horas  del  día.  Los  adultos,  que  están 
obligados  a  ganar  su  subsistencia,  no  pueden  reme- 
diar sino  en  ciertas  horas  que  el  trabajo  les  deja  li- 
bres la  inciiiia  o  la  desgracia  ipie  les  lia  iniiii'iliiio 
adquirir  en  tieinjio  oportuno  los  conocimiíMilos  imli-- 
pensüble--. 

Siempre  que  se  siente  una  necesidad,  se  busi-a  m 
mo  satisfieerla.  La  necesidad  de  conciliar  la  preci- 
sión en  que  M  hallan  los  adultos  ignorantes  de  tra- 
liajar  i  de  instruirse,  ha  hecho  inventar  las  escuelas 
nortnrims  i  las  escuelas  dominicales. 

En  (üiile  se  han  establecido  en  los  últimos  años  va- 
rias <le  las  primeras,  de  las  cuales  solo  subsisten  al  pre- 
sente una  en  Elqui  con  3G  alumnos,  una  en  Ovalle  con 
i'."),  una  en  Quillota,  una  en  Valparaíso  con  10.  una  en 
í'asablanca.  dos  en  Santiago  una  con  108  i  otra  con 
40,  lina  en  Taita  i   una  en  Concepción. 

A  launas  .son  costeadas  por  el  gobierno.  Otras  han  si- 
do fundadas  por  el  celo  de  los  particulares  i  las  sub- 
venciones do  las   municipalidades. 

i']l  dilmjo  lineal  es  en  todas  ellas  el  objeto  princi- 
pal de  la  enseñanza:  pero  en  la  mayor  parte  se  cursan 
también  todos  los  ramos  de  la  instrucción  primaria, 
o  por  lo  mi'-nos  muchos  de  ellos. 

Todos  e.-í(os  estableciinieuto-  han  prodiK'ido  excelen- 
tes resultados. 

Estos  felices  ensayos  manifiestan  la  conveniencia  de 
multiplicar  las  escuelas  nocturnas. 

Seiía  ]ireciso  que  por  lo  m(''nos  todo  preceptor  de  una 
<   cui-'la    superior  estuviera  facultado  Dará  dirijir  usía  es- 


:t8s 


t:t.  lA'KTfTf'TO  ,V,lf'i(K\\ir. 


ni"'a  mniiii  I) '  i|ii<'  io  vnldiisi  un  soluvsiuílilo,  PÍom¡iro 
(]ii  •  i-.Minicrii  tal  DÚnifro  do  nliiin)u-,í<.  Esta  niodiilii  pro 
i!u(!ii'in  (ios  vctiliij;iH.  Kn  jiriinor  lui;-nr,  auniontíuido  Ids 
einolmn 'Utos  del  prcfoptor,  ])eniiitiria  c  )Io('!\r  a  l:i 
óalx'za  di'  las  oscnelas  suporiorcs  lioiiihi-es  l>asta!i!¡' 
íi1('h¡pos:  i  0  1  FO'íUiido,  pstinni'aiido  al  preceptor  ¡:n¡- 
c!  atiu('l¡«(»  de  la  <raiiancia.  le  eonvortiria  en  un  ci,'- 
los'i  piipiL'iido!-  de   la  ilustr-nion  entre  los  adultos 

l*iira  aplicar  el  niisnio  H-^l-^nia  a  las  niujore-í  no 
!ial>ria  mas  que  caiidiiar  las  lioras.  ('iertamente  I;i 
reunión  de  nn  ü'ran  número  de  niiij'vcs  de  todas  i'- 
dade.s  ¡  estados  en  un  solo  jinntn  durante  la  no^';,:. 
podiia  ocasionar  irraves  inconvíMiientcs.  Pero  liaci-.j 
.¡M.c  !:i  I-cuela  sea  niaiiiial  i  no  noi'turna.  i  íod:)  os- 
lai:í  ;i!lii!iado.  Las  ocupaciones  de  las  niujeres  no 
priiiripian  icKoralnienlc  .ii, fs  de  las  siete  u  ocho,  co- 
niii  \:  >  i\o^  los  lioniln-c-- coacluviMi  a  las  oracione-i.  To- 
da i;i  dii'crcncia  vendria  a  consistir  en  ipie.  las  miiiercs 
rc<'il»¡riau  sis  lecciones  /mies  de  comenzar  -n;  tra'riji-. 
i    los  lioui^ii'O.s   deí<pues    de  Inlierlos    coinluido. 

I. as  i'sciií'las  donunicalcs  son  naiiiraiineuto  miMios 
IVuctuosas  ijiie  las  üncíuinas:  poro  sin  cm])aryo  liicn 
nriianizadas  puodon  iirodiicir  ventajas  no  desprecia- 
nie-.  Sirven  para  iterre:\Monnr  lo-;  conocimientos  ad- 
ipiiiidos  i    para    jeneralizar  ciertos    ramo-í    d<>  aplica- 

Ki  enrayo  >\w  d- el'as  se  hi/.o  o)  Chile  Inee  al 
li'üi.ds  años  no  prí)i]u;o  l)ueno-:  regidla. lo-:  p^'ro  eso 
dependió,  no  ^\''  ¡a  instrui'clon  misma,  sino  de  la  ma- 
nera   de   pra(IÍ!-!'r!a. 

^:í*or  ip-,!'  no  ciMisi^mlría  a  fidle  lo  rpic  tan  liue- 
no-í  el'cctos   lia  sar  i.-do   en    .iti-o-    pai-e-? 

;,l'or  ipi';  no  podria  esta'decer.se  enire  nosotros,  si- 
quiera en  m^iial!a  e-cila,  lo  que  en  oirüs  [lartes  lia 
lucihido    (aula    laíiUid? 

■Ivas  escuelas  dominicales,  dice  Mr.  L  Leouzon  Tj^- 
duc,  existe  1  en  Bavlera  desde  17'.»;;:  p -ro  soloenlS!}:] 
han  sido  reorarani/.adas  i  unidas  a!  sisien  i  j'Mieral  de 
la  iiistni  •cioa  i)úhlica  del  ríino.  If.'-  aipii  las  mate- 
rias  que   !bi-inan  e-t,i  ensífunz:!: 

l.«  y.V/.y/w,  Do.íírin^  cr'sti  mi. -Historia  com- 
pendiada de  la  r  ■lijiotí  i  de  la  ÍLr!es¡a.^Moral  i  cursi 
compendiado  de  Jilrisprndr'iii'ia.  que  compi-end'  las 
cuestiones  de  dere.'ho  que  se  presealan  mas  coimm- 
iiieute  en  la   materia  civil: 

•1.'  Mil,'  iiiúürv.s.  Aljelu-a  hasta  las  Ciaiacione-;  de 
seiiundo  grado  inclusive. — Jennetria. —  Jeonv^tria  d  >s- 
criptiva: 

;>.  ^  UiMiir'tn  natural,  notinica.— Zooiojía.--l'i<i- 
ca.^ — T(>ciK)lo¡ia  quimica.— Tecnolfijia  mecánica  — ils- 
tudi.i  de  las  mercaderia-'.  es  decir,  de  la=!  mate:i;K 
minerales,  vejetale-i  i  anir  ales  en  su  calidad  de  ar 
tíeuios  de  coiucreio. 

"Se  couiprendo  ipie  la  euseñanza  de  estos  diversos 
ramos  delie  ser  pui-amonte  popular:  está  ordenado  a 
los  maestres  iiue  no  toquen  las  cuestiones  teóricas 
sino  011  lo  que  son  abiolutamonto  ¡ndispensahle-!  a  la 
inteliJen-.-ia  de  las  cuestiones  prácticas:  la  especiali- 
dad de  las  escuelas  dominicales  tecnolójieas  es  formar, 
no  sabios,  sino  hoinbres  do  aplicaeion  ilnstrAdos  i 
útiles  para  el    trabajo. 

4.  ®  Ciencia  de  las  máquinas.  Rueda. — Tornillo. 
— Empico  de  las  cadenas,  cables,  cerrojos,  ote. — Hi- 
drodinámica i  máquina»  do  vapor. 

ü.  ®  Mecánica  práciicn.  Empleo  do  los  diversos 
útiles  o  instrumentos. — Fabricación  de  modelos,  de 
instrumentos  de  fi  í>ica,  do  óptica  i  de   matemáticas. 

(\.°  Cerámica.  Fabricación  de  moldes  do  cera  u 
otras  materias,  ornamentos,  bajo-relieves,  bustos,  ca- 
piteles, candelabros,  vasos,  etc.,  todo  sogan  los  traba- 
jos de   lod  mejores  inae«tros. 

.7''  Diifeñ-y.  Ornamentación. — -arquitectura. — Má- 
quinas. 


8.  -  J'JsfiitUí)!!  prúcVvoa.  (!ali'j:ral'ia. — Ortoirraíia.  ■ 
Fórmulas  do  comercio  — Contabilidad. — Histomas  mo- 
lí (arios — Historia  i  jeoirrafia  consideradas  bajo  el 
p  Hito  dé  vista  d""  los  productos  naturales  i  de  la  in- 
i!i;sti-ia. 

■Talos  .-on  ¡;is  ninírrias  de  eiisoñnnza  en  las  escue- 
las dominicales  de  Uaviera.  So  ve  cuan  numerosas  i 
variadas  son.  Es  de  notar  que  cada  escuela  particu- 
lar no  abraza  ífimiiltlneamente  todas  estas  materias; 
i'.~t.ín  distriluiidas  entre  muchas  escuelas,  do  manera 
i|i:c  la  enseñanza  de  ellas  tiene  hifrar  al  mismo  tiempo 
(11  salas  que  ocupan  locales  separados  o  en  las  mismas 
salas  a  horas  diferentes.  Pero  todos  estos  est,al>leci- 
mientos,  cualesquiera  (pie  sean  sas  condiciones  de  ejer- 
cicio, están  uni(los  entre  sí  del  modo  mas  estrecho,  for- 
mando un  sistema  de  escuelas  de  donde  resulta  una  per- 
fecta unidad  de  enseñanza.  A;¡:re,2^ari;nios  que  esta  or- 
ganización de  las  fsaielas  dominicales  de  liavicra  uo 
figura  únicamente  en  el  iiapc!;  está  lar.eo  tiempo  hace 
en  jdi'na  aclividad,  i  da  enseñanza  a  un  número  uuii 
considerable  di^  aliiniiios  asiduos  i  düijentes  " 

noiMia  cxccl''iitc  oportuniílad  para  introducir  i  cimen- 
tar las  esencias  dominicales.  ;,\o  seria  ¡nui  ¡iroví^dioso 
que  en  vez  de  enseñar  todos  los  domiii-ro--  a  los  ciuda- 
danos la  car.u'a  a  once    xoccs.    se  aiti-rna-.'    c-e  ejci-cicio 

triiccinn  ¡.riniaria? 

,  rontiiiiianí.) 


ELEMENTOS 

Paia  Hüo  til'  JnaaJnnuKtx  ih-J  In.<<Hfuto  Nacional 
de  Guate  mala. 


REÍMJ.\í>0  CURSO. 

YOCAUrLAlíV. 


liad, /c;^-.A.  n  J,„l,;d„. 
1   havc.  ?/..  /,'. 
Tliou  hast,  tú  h  (s. 
He  has,   é'  ha. 
Siic  has,  ,7/(1   ha. 


A\'c  liave,  nosf>'r<)<i  'icno^. 
Yon  li.ive.  üov  ft'o.'i hiilK'is; 

VI.  ha  a  l/.U    han. 
Thi'v   ha  ve,   <l/.:s-    o   ellas 


I  have   liad.  >/o  h-  lenidn. 

Tlion  hast  liad,  tú  has  tenido. 

He  has  liad,   él  ha  t-nidn 

Sho  has  had,  ella   ha  lenido. 

Wo   have  ha  1,  nrtsitroi  o  «rwa'ris  heinon  tenida. 

You   have  had,  vvsofros  o  vosotras  hah'!.s  t<'HÍdo,  Ud. 

ha  t''nidi  o   Uds.  han  tenido. 
Tliey  have  had,  ellos  odlanhan   lnildo. 
I  have  not  had,  yo  no  he  ienid'. 
Have  I  had?  he  tenido  yo?   '  ' 

Hast  thoa   had?  hax  tenido  lii'í 
Has  he  liad?  hn  tenido  él? 
Has  sho  liad?  ha  tenido  eHiil 
Have  \ve   had?  henvm  tenido  n.-^sofros'! 
Have   you  had?  Aaíic/.s"  <cniVfo  vosotros'!  ¡tt.  Un¡d.>  l/J? 

o   han  tenido    Ud>!? 
Have  íhev  had?   han  t  nido  ellos- o  ellas! 
Have  I  not  had?   no  he   Inddo  ¡¡rP.    etc. 


Mil.  i^vs'I'étvm'o  j%\ieioj\\Ji^. 


'I'o    l>p.  .vcc  o  estar. 

neoii.  sillo  o  est'ido. 

I    have  becn,  yo  he  sido  o  yo  he  estado. 

'J'hon  ha3t  becn,  tú  has  sido  o  estado. 

ITo  lias  lieen,  d  ha  sido  o  él  ha  estado-. 

Shc   has  becn,  cUa  ha  sido  o  estado. 

We  liavo  bcen,  nosotros  hemos  dtlo  o  estado. 

Yon   liavo  beon,  vosotros  hab-is  sido  o  estado,    Ud.  ha 

.siMí»  «   Uds.  han   sido. 
TIhiv   liave  Itoen,  eWo«   o  ellas  han  sido  o  estado. 
]    iiiive  iiot  becn,  yo  no  he  sido  o  yo  no  he  estado,  etc. 
Have  I.  beeii? /te  «iVZíj  o  he  estado  yo? 
lla.^t   thoii  beeii?  has  sido  o  has  estado  tú? 
lias  lio  becn?  ha  sido  o    ha  estado  H'l 
lías   shc  hccxi'l  ha  sido  o   ha  estado  ella? 
ir-ivc  wc  bcíMi?  hemos  sido  o  hemos  estado  nosotros'! 
llave   Vdii    heeii"!  hahix  sido  o  halms  estado  vosotros'! 

ha.  sido  o  ha  estado  Ud'!  han  sido  o  han  estculo  Ud^"! 
llave  íliey  becn?  han  sido  o  han  editado  ellos  o  ellas'! 
llav(!  I   iiot  bcen?  no  he  sido  o  no  he  estado  yo?  etc. 


spoak,  halAar;  s|)okeii,  hablado. 
\)\\y,  cnnprnr;  lioiifrlit,  comprad  > 
sel  I,   vender:  sold.   rendido. 
linii,  hallar:  foiind.  hallado. 
lose,  perder;  lost,  jierdido. 
>^ee,  ver;  seen.  visto. 
íakc,  tomiir:   takcn,  tomado. 
lio.  Iiwev:  dono,  hecho. 
ilriiik,  heber;  dniíik,  Miido. 
eat,  roiiicr:  oatcn.  mmido. 
lead.  leer;  read,  leido. 
v.rite,  escribir:  writton,   esrrito. 


1  liave  s|K)kcn.  í/o  he  halMid". 
1  ¡lave  boiiirlit,  yo  he  ronrprado. 
I    have  sold,    i/o  he  vendida. 
1  havo   lb.ii.d,V<  he  hall.,d„. 
1    liavc  lost.  y/'»  //f  i^-dido. 
1  have  soen.  //-;  //<;  visto. 
i    lia  ve  takeii,  y/>  he  tomado. 
I    havo  done,  /yo  hfJiH-.ho. 
1   have  dniíik  yn  lic  bbido. 
I   have  caten,   //o  /</'  rofnido. 
1  have  read.  y  <  /;e  /c/V/o. 
I  have  writti'ii.   //•)  he  escrito. 
1    havo  iiof.   Hpokeii,  y  >   no  he  halJadn. 
I  have  not  boii^lit,  yo  no  he  romiiralo. 
I  have  uot  sold,  i/o   no  he  vendido,  etc. 
lía  ve  I   spoken?  ¿he  /tablado  yo? 
I  favo  I   boiiirht?  ;Jie  comprado  yn'! 
llave  r.^old?  h,   vendido  yo-!' 
.  llave   J  Íon-Ad'!  k-  hollado.  )/„■! 
llave  i  \oA{'!  he  prrdldn  yo'! 
Havo  1  iiot  spokou?  ¡.uo  he  hablado  yo? 
llave  I  uot  boiiirlit?;.'io /(c  comprado  yo: 
llave  I  iiot  sold?  ;.n-j  he  vendido  yo'!  etc. 


He    lias  seen.  <?/  ha  vis'o. 

Helias   uot   scosi.  <■'  no  ha  vis'o. 

Has   lio  seca?  -Jia  visto  <■/? 

Has  lie  iiot  seon;^  ¿no  ha  visto  él'! 

Shc  has  lead.  día   ha,  leido. 

Shc  has  iiot  read.  e^la.  nn  ha  leido. 

Has  shc  read?  ¿ha  leido  eUa'! 

Jla.i  she  uot  read?  ¿nO  ha   leido  ella'! 

l\t'-r  has  dniíik.   Pedro   ha  kbid  >. 


Peter  has  not   drunk.  Pedro  no  ha  bebido. 

Has  Peter  drunk?  ¡,ha   liebido  Pedro'! 

Has   not  Peter  drunk?  ;.no  ha  Mido  Pedro"! 


We  have  caten,  nosotros  hemos  comido. 

We  hav3  not  caten,  nosotros  no  hemos  comido. 

llave  we  caten?  ¿hemos  comido  nosotros'! 

Have  we   not  caten?  ¿no  hemos  comido  nosotros'! 

You  have  takcn,   Ud.  ha  tomado. 

You    have  not  takcn,    Ud.  no  ha  tomado. 

Have  you  takcn?  //ft  tomado    Ud.l 

Have  you  not  takcn?  ¿no  ha  tomado  Ud.'! 

Thcy   iiave  writton,  ellos  o  ella-^  han  escrito. 

They  have  not  writton,  ellos  o  ellas  nn  han  escrito. 

Have  they   writton?  ¡Juin  escrito  ellos  o  ellas"! 

Havo  they  not  writton?  ¡,no  han  escrtto  ellos  o  ellaal 

The  mon  havo  spoken.  lox  hombres  han  hablfulo. 

The  inen  havo  not  spoken.  los  hombres  no  han  hablado. 

Have  the  nien  spoken.^  ¡Jian  haUado  los  homhn:^'! 

Have  not  tho  nicn  s])okcn?  ¿no  han  JiaUadc  /ov lii.tndirr^'! 

I. 

Have  you  liad  Ihe  books?-  I  hav.^  had  ih.'in.  -1 
have  not'  liad  llicni  —Havo  1  liad  thcni?  -llaw  i  imi 
had  Iheiu?— You  have  not  hiid  them.— Has  he  had 
theni?— Yes,  sir,  he  has  liad  thcm  —No,  sir,  ho  has  not 
had  them.— Has  she  had  them?— No,  sir,  slie  has  not 
had  them.— Has  Marv  had  them?— Mary  has  not  had 
them.— Who  has  had  them?— Wc  havo  had  them.— 
Have  thev  had  them?— No.  sir,  they  have  not  had  them. 
—Who  has  had  them?— My  brother  has  had  them. 
—Have  Ihcv  had  tho  gun?--Nt),  sir,  they  have  not  had 
¡t.-Wlio  has  ha<l  it/'— Tho  tflilor  has  had  it.— Have 
vou  ever  becn  iii  n\y  father's  gardcn?  - 1  have  never 
been  theie.— Whoró  liave  you  bcen?- I  hayo  bcen  at 
homo.— Has  our  nci}rhbor  '  been  at  tho  thoatro  as 
oftcn  as  we.'— No,  sir,  but  he  has  becn  therc  several 
times.  -AVliat  have  you  lost?— I  liavo  lost  my  purse 
and  monev.- -Charles  has  lost  his- pen  and  knife,  and 
Mary  has  hi^t  hor  spooii  and  l'ork. 
JI. 

This  poor  Juan  has  lo.st  an  oye.— I  have  Ibund  a 
pon  and  knif'  iii  your  jíanien  — Kntc  has  faund  a  lork 
and  a  spoon  in  tho  kitchen.— Whero  have  you  lonnd 
this  wflteh? — 1  have  found  it  in  my  room.  — Wliere 
has  John  takcn  tliat  hat  and  stiek?— He  has  takcn 
them  in  his  lather's  room. — llave  you  seen  oiir  lioiise 
nnd  íranien?— Yes,  1  have— Has  your  annt  sold  hev 
di)!ís?-No.  she  has  not.— Whorc  havo  you  lioiii;lit 
Ihese  tulipa  antl  rosos?— Injuy  neÍL'hlior's  f^arden. — 
.Mv  únele  has  bouirht  a  wateii  lor  my  In-otlier,  and  a 
rinir  íbr  my  sister. — Charles  and  .Mary  .  havo  found 
a  LTood  father  in  their  únelos- My  sister  has  bouirht 
sonie  ílowcrs.— Have  you  drunk  aome  milk?— No,  1 
havtí  not. — My  brother  has  spoken  to  your.  father. — 
llave  yon  Itecn  lo  tiie  l>all?— I  liavo.— iías  your  son 
(>ver  been  to  the  theatre?— He  has  uever.  becn  theje. 
-Wiíat  hnve  you  done? — I  have  dono  nothiny:. 

111. 

;.(¿uV'  ha  coiíijirado  Td?— He  coniprailo  \\\\  lieráio.-o 
caballo. — Mi  padre  .ha  vendiilo  una  «'asa  i  mi  lieihiá- 
no  ha  comprado  un  almacén.  — ¿En  dónde  ha  liallado 
Juan  esto  perro? — Kn.  casa  del.  yeeiiio.— Qutj  ha  jier- 
dido  Jlaria/'-Ella  ha  perdido  suMiolsa  i  sji  dincro.-- 
,-.(Jiié  han  perdido  sus  hermanos  do  Ud.?— Ellos  han  per- 


r.i.  iJ%'.\'TtT9^TO  .V.#^l'».V^f^. 


kWúo  í-uri  üliroí  i  lilis  iiliimüH.— lia  \\Mn  l'»l.  mi  her- 
mofío  lelo^r  'If*  oro?— Si,  Hoñor,  lo  ho  vi^to;  fs  imii  licr- 
iiin.-o  i  imii  huono. — ;,líii  dundo  ha  ooniprmlo  lid.  ene 
K'iK'dor  i  p.«a  oiu'Iiara? — Loí»  lie  com|)rndo  on  el  alnia- 
con  de  Cftc  oalmlloro. — ;.Ha  comprado  ?ii  padre  de 
l'd.  tina  casa  i  mi  Jardín? — Si,  señor,  mi  padre  ha 
tonijjrado  una  cn«\  i  un  hermoso  jardín. — ;.Han  pcrdi- 
d(»  estos  Iioriilires  sii  dinero? — Si,  pofior,  lo  han  per- 
dido todo. — ¿lian  visto  estas  señoras  el  teatro  nuevo? 
— Si,í-fñor.  lo  han  visto. — ;.Qn(^  hn  licclio  este  niño? 
-No  ha  hecho  nada.— ¿Quiere  Ud.  hablarle  a  mi  pa- 
die? — Le  he   hablado   Cr'ta   in.iñana. 


IV. 


CoxvER^ATtov  A.— Wliat  liuve  yon  í-poken?  -What 
ha  ve  yon  bousrhl? — What  ha  ve  you  sold? — Wliat  have 
you  fonnd? — \Vhat  have  yon  lost? — AVhut  have  you 
seen?  -AVIíat  have  you  lakf  n?  -What  have  yon  done? 
AVhat  have  you  drnnk? — A\'htit  have  youeaten? — What 
have  you  icad? — Wl.at  have  yon  written? — How  many 
lotters  lias  Ibis  man  ííentloin;in  wríttcn?— How  many 
liorse-ílias  thisman  bought? — llave  you  sold  yonr  horse? 
-- NVhere  have  you  found  this  jroíd  Watch?— Has  not 
«ly  síster  .^old  her  books? — lias  slie  taken  niy  purse? — 
Have  wo  lost  sonie  money?— WIkmc  have  yon  bouirht 
tliese  tiiiips?— To  wliom  have  yi»ii  spoken  to  day?  - 
Have  they  seoii  onr  honsc? — Has  she  drunk  somc  niilk? 
Where  has  John  taken  that  iiat  and  stích? — Whoie 
have  yon  loiind  my  cousin's  watca?— What  have  yon 
boiiirhl.  (loar  motlier?  -Where  have  you  found  the  hat 
and-lii-k  (il'mv  confín? 


Co.NVKiiSATioN  11. ---Have  you  had  a  line  hor.-<o? — 
llave  you  nol  had  a  tine  horse?— Have  ihey  hai  my 
luiedogV — Have  you  had  the  cu p:*" — Have  you  seen  my 
t'ather? — Have  y<>ii  not  seen  luy  mothery — Has  he  seen 
his  son?— Has  he  not  seen  his  broiliei?--How  many 
dolJars  have  yon  lost?— Have  ihey  .«oíd  Iheir  house?— 
Jlave  they  iioi  sold  tiieir  house?— Have  you  .«een  our 
ncfihew's  dogs? — llave  you  not  taken  my  si.sjer':^  ¡nk 
and  paper?  —  Wherehavo  you  found  my  father's  watch? 
Wliere  have  you  found  this  knife? — Have  you  sold  your 
fíarden  to  your  nci<ílil)or?— Who  has  taken  my  peú?  — 
Have  you  not  vvrítten  a  letter  lo  my  únele/' — From 
whom  have  you  boujílit  that  silver  fork? — To  vvhom  have 
vou  spoken  to  day? — Witli  whom  luiveyou  spoken? — 
What  have  you  done  in  njy  room? — What  liave  you 
seen  ¡n  oui-  ;/arden? — What  pen  have  you  taken? — 
Whicli  hat  have  vou  takoni'' 


VI. 


Co.WKits.vTiox.  C.—Who  lias  taken  my  hat?— Who 
ho»  scfín  thís  jrentlcnmn's  hai?— Have  yon  already  done 
your  e.\ercísc?- Who  has  dono  that? -Who  has  sold 
you  that  fine  stick? — Where  have  you  ben  all  thís 
uiorninf;:? — Where  has  your  cousin  l)eenJ^ — Who  has 
been  here? — Has  this  <;iil  been  ¡11? — Have  you  evor 
Itoeii  at  Quezaltenansro:^ — Has  not  Hcnry  been  ín  my 
looin? — Have  you  hací  the  pleasureof  speakín<í  to  your 
nuclc? — Have  you  not  had  the  pleasure  ofseeinp  rom- 
fon/* — Have  ytiu  never  Iteen  in  that  town? — John,  have 
you  been  at  the  tailorV? — Have  you  had  the  kiiidno.-<s 
to  givea  glass  of  vvine  to  that  poor  man?  — Has  not 
ifary  had  my  pen?  -  Has  not  my  s^-rvant  lieen  here? — 
iíave  you  knowu  my  fatlier?— Have  you  kuown  my 
mother? — Has  this  lady  been  in  luy  house.'' — Has  not 
this  lady  been  in  my  lathor's  house? — What  have  you 
done  to  day? 

fCoDliniinra.) 


LA  Niitiirtilez»  ni  uleaiice  «le  lo8  Niiiox. 

Por  WoRTiii.vcroN  Hookeu  M.  D. 

Tradcrida  por   J.    1.    Rodv'ujwz,   A.    M.    LL.    D. 

(Continúa.) 

CAPITULO  XII. 

COXTIXC.VCION  DE  LOS    GLOBOS  AEttEOSTÁTICOS. 

Hace  como  dos'-ientos  años  riue  un  caballero  llama- 
do Lana  inventó  un  aparato  para  volar,  compuesto  de 
cuatro  pequeños  g-lobos  i  una  jrran  vel.t.  Lo.s  jrlobos 
están  hechos  de  una  1  imina  muí  ileljrada  de  metal.  En 
vez  de  llenarlos  de  fTíis,  lo  que  hizo  fué  e.^traer  de  e- 
llos  el  aire  que  contienen;  i  asi  es  que  se  hacen  muí 
lijeros.  Lana  nunca  creyó  que  su  )í!ol»o  iría  muí  al- 
to; pero  pensó  que  si  podría  levantarse  bastante  por 
encima  de  las  casas  i  de  las  colinas  comunes,  i  viajar 
con  él  en  la  dirección  on  que  soplase_el  viento  Pero 
este  plan  que  estaba  muí  bueno  para  escribirlo  sobre  el 
pa|)el,  falló  en  la  práctica.  I  lit  razón  es  esta.  Si  las  bolas 
metálicas,  se  hacen  con  una  lámina  demasiado  ilelirada, 
el  aire  exterior  las  rompe  tan  pronto  como  se  las  saque 
todo  el  que  está  contenido  en  el  interior  de  ellas.  Pero 
si  para  evitar  este  inconveniente  se  usa  una  lámina 
gruesa,  entonces  los  prlolioa  no  suben  porque  son  dema- 
siado pesidos.  Por  lo  que  te  o.xpliqui!  cuando  habla- 
mos de  la  m;ii|nina  neumática  coniprenlerás  cuál  es  la 
razón  de  cpie  las  bolas  do  metal  se  revientan,  si  sus 
[laredes  son  muí  d-lsadas. 

La  primera  tentativa  que  se  hi/;o  re-i>0(to  a  trlobos 
aereostáticos  la  hizo  un  francc.s,  llaniado  Monfírolfior 
en  178:í.  .Su  invento  fué  el  globo  ile  aire  exilíente  de 
que  te  habló  en  el  capitulo  anterior.  Por  eso  estos 
«ílobo.s  .se  llaman  mo/í/'/íV/ííecíf*.  Una  mejora  fué  la  do 
u.sar  un  ga-s  lijen»  en  ve.   de  aire  caliente 

Pero  todavía  no  te  he  dicho  por  qu-  es  que  las  cosas 
Hieras  so  van  para  arriba.     Ahora   te  lo    explicaré. 

Las  cosas  lijeras  no  se  van  |)ar!i  arrilni  porqne  quie- 
ran ir.se.  Los  pájtiros  i  los  in^ettos  so  hacon  levantar, 
por  causa  del  m  >vimíeuto  en  qu-'  p  )nen  sus  alas.  Pe- 
ro las  co-ias  iijeras  que  no  tienen  vida  no  [luedon  hacer 
nada  que  las  levanto.  Si  suben  os  porque  algo  hai 
que  las  empujo.  I  una  vez  que  han  llegado  hasta  don- 
de pueden,  se  dítioaen  alli  simplemente  ponpie  no  puo- 
dL>n  ser  cin{)uj.i  las  mas  para  arribi.  I  ¿quién  es  ijuieii 
oniimja  a    los  globos  aereostático'? 

El  aire  que  está  al  rededor  de  «V^tos  es  mas  pesado 
qnecl  gloln  ,  por  emnto  ó  te  estil  lleno  de  un  gas  mas 
lijero,  o  de  a'rc  calíont»;  pero  como  todas  las  cosas  po- 
sadas c  en.  i  las  ints  pesadas  cai-n  con  mas  fuerza  «juo 
hisqtic  lo  son  méno-!.  resulta  (pie  el  aire  do  al  rededor  del 
globo  que  es  mas  pesa  lo  tiende  a  caer,  o  j)onerse  de- 
bajo del  globo  que  os  mas  lijero:  i  aqui  resulta  que  lo 
empuja  hacía  arriba  1  asi  so  irá  levantan  lo  ina-»  i  mas 
mientras  haya  aire  e.vterior  que  sea  mas  pesado  i  tienda 
a  ponér.s  le  d  íbajo.  Cuando  el  aire  de  fuera  llejíase  a 
ser  tan  líjeiocomo  el  aire  o  gas  de  dentro  dd  globo, 
éste  se  (pie daría  lijo  en  atpicl  lugar. 

Cuando  el  glob  >  bajaes  porque  se  ha  vno!io  mis  po- 
sado que  el  aín'  (jue  lo  rodea,  i  procura  por  c(in-»igiiiün- 
te  ponerse  debajo  de  él.  Al  subir  el  aire  h»  empujaba 
para  arriba  i  lo  sostenía.  Ahora  al  büjar,  él  es  el  (jue 
empuja  al  airo  i  lo  echa  para  arriba. 

Todo  esto  se  [tuede  presentar  muí  clararnent»;  por  me- 
dio de  un  experimento  mui  simple.  Toma  un  vaso  largi>, 
como  una  copa  de  champagie  por  ejemplo.  .Autos  do 
poner  en  él  un  liquido  cualquiera,  la  <.'op;i  está  lleno  de 
aire.  Póu   caíCavOí  un   [mi'o  do  acei!*;:   i   veri.-   coiuo 


JEÍ.IJVSTM'It  £0  J%*^CIOwV^iI.. 


íUl 


ol  aceite  se  quedn  abajo,  ¡  el  airo  encima.  I^a  razón 
es  porque  siendo  el  aceite  mas  pesado  que  el  aire  so 
ha  ido  por  ahajo,  empujado  el  aire  hacia  arriba:  lo  niis- 
nin  (lue  hace  un  jrlobo  cuando  va  cayendo.  Ahora  bien, 
agip^a  un  poco  de  a<rua.  En  el  momento  verás  que  el 
(|ue  estaba  abajo  sube,  i  deja  supuesto  al  afrun.  Enton- 
ces liabrá  en  el  vaso,  aire,  aceite  i  ajrua.  El  aíj:ua  es 
mas  pesada,  i  va  para  abajo.  Ajjrcija  entonces  un  poco 
de  mercurio  vivo;  verás  que  se  va  desde  luej^o  al  fondo; 
i  que  en  el  vaso  habrá  por  orden,  aire,  aceite,  asíua  i 
mercurio:  siempre  el  ínas  pesado  nia.s  en  el  fondo. 

Ki)  este  experimento  has  visto  que  el  aceite  empujó 
parn  arriba  ni  nice.  el  affua  al  aceite  i  el  mercurio  al 
ajíuíi:  si  liulíiera  un  líquido  mas  pesado  que  el  mercurio 
esto  lo  empujaria   también. 

Si  lapas  \a  copa,  i  revuelves  bien  todo  su  contenido, 
en  el  primer  momento  todo  está  en  confusión;  pero  mui 
pronto  vuelven  a  colocarse  ordcnamente  el  mercurio 
abajo,  el  ajrua  encima,  después  el  aceite,  lu<í2o  el  aire. 
La  lucha  es  por  licuar  al  fondo.  Todo  cuerpo  por  lijcro 
que  sea  v^i  para  abajo,  cuan  lo  está  solo;  pero  si  está  con 
otro,  el  mas  pesado  lo  vence,  so  va  par.i  el  fondo  i  lo 
echa   para  encima. 

Lo  mismo  qne  siicede  en  esta  copa  con  los  líquidos 
mercurio,  ajrua,  aceite  sucede  con  los  {rases,  líl  mas  pesa- 
do va  para  abajo:  el  mas  liieronara  arriba.  Ya  esto  ío 
lo  dije  cuando  hablamos  del  ác'rlo  fni-lunilot  i  de  la 
"  gruta  ilel  perro".  Ese  «ros  es  mas  pesado  nue  el  aire, 
i  se  va  para  el  fondo,  lo  mismo  que  hace  el  mercurio, 
con  el  a<ína,  o  el  a»ua  con  el  aceite.  Es  tan  pesado 
que  se  puede  sacar  de  los  vasos  en  que  está  contenido 
poco  mas  o  menos  lo  mismo  que  si  «e  tratara  de  un 
líquido.  Se  hace  con  este  motivo  un  bonito  experimenlo- 
Se  tí)ma  un  vn-o  lleno  de  este  ¡ras.  i  se  vierte  como 
si  fuera  aírua  sobre  la  llama  de  mía  vela.  E.stn  se  ai>;>- 
jra  en  el  momento;  i  la  razón  es  pnr.pie  d  ¡ras  al  derin- 
inarse,  como  que  es  mas  pesado  i  ipi-ere  irse  para  aba- 
jo, aparta  i  echa  un  lado  el  aire  de  la  atmósfera  que 
rodeaba  i  a!iiuenfab-\  la  llama.  Esta  se  en-uentra  en 
un  momento  dado  lodeada  de  ácMo  carbónico  i  se  apr;- 
ga   en  scfruida. 

("on  e.«tas  expli-'aciones  coraprenderás  bien  porque 
el  jrlobo   aercostático  se  va  para   ¡rriba. 

Por  lu  misma  ra/on  es  que  un  corcho  Hotaen  el  a^ua. 
El   corcho  es   mas    lijero   que  el  a-.'ua  i  es  em!)niado 
para  arriba.  Si  sujetas  con  tu  mano  el  corcho   i  lo  man- 
tienes eu  el  fondo  del  n^nia,  tu  mano  'mee  lo  mismo  que 
las  iiierdas  que  tenian  amarrado  el  plobo.  Si  sueltas  tu 
man»,  el  corcho  se  maiehará  rápidame  ite  para  arriba; 
lo  mismo  que  hace  el  irlobo  cuando  se  ciitan  !;is  innrras. 
_  Al    llejrar   a  la  superficie  del  agu.n,  el  cñrelio    í;c  de     ■ 
tiene  alÜ:  i  si  no  se  subo  por  el  aire  ¡s  i>oi-.|iie  es   ma- 
pesaiio  que  este  i   tiene  que  .¡uedar  dfhajo  de  i'-l.  Pero     ', 
si    en    vez  de   un  corclio   tienes   allí  \y\f\  voüü'aifa  llena 
(le    uas  del  aluml)rado.  no  -¿e detendrá  allí  sino  que  í\\h\-    ■ 
ni  por   el  «¡re    pnr  ser  (.'omu    cj  m:is  lijero. 

Prkcvnvas.— ;,Las  cosas   lijera-'  sí'  levantan  por  =>i  i 

mismas?  ¿í'i'imo   Ci  el  frlobo  que   iiivent/i    Lana?  ;.l*or  ! 

qué  no  produjo   resultado  este  plobo?  ;.Qui(''n  ¡i.vent<')  j 

el  globo  de  aire  caliente?  ¿Cuando  fué?  Qué  <t1oIo.s  sí  \ 

usan  hoi?  ¿Por  qué  es  que  los  irlobas  suben?  Qué  expo-  j 
rimentos  hemos  hecho  con  los  líquidos  de  diferentes  pe- 
sos? Qué  te  he  dicho  .sobre  el  {ras  ácido  carlnjuieo?  /.Por 

qué  algunos  cuerpos  flotan  en   el  ü-sm?  Qué  experimeu-  ■ 
tos  pueden   hacerse? 

CAPITULO  XIIL 

AIRE     CaUK.NTK.  ! 

-Mi'unas  veces,  como  te  he  dicho,  se  hacen  globo»  11  u  s    \ 
de  airo  caliente,  aprovechando  sn  cualidad  de  aer  um-i    ; 


lijero  que  el  aire  frío.  I  ¿por qué  el  aire  caliénteos 
mas  lijero?  La  razones  porque  el  calor  introduciéndose 
en  el  aire  lo  extiende  i  lo  dilata,  i  le  hace  ocupar  ma- 
)'or  lugar.  Por  consi{ruiente  un  volumen  dado  de  aire 
caliente  tiene  niénos  aire  que  el  mismo  volumen  de  airo 
frió;  i  ahí   resulta  que  es  mas  lijero. 

Es  fácil  ver  como  el  calor  extiende  los  «íasos  i  el 
aire  entre  ellos.  Toma  una  veji<ra,  que  conteufía  aliruna 
cantidad  de  aire,  cierra  la  boca,  i  ¡lonla  cerca  del  fue<.^o. 
El  calor  hará  que  so  vaya  hinchando  poco  a  poco;  i 
concluirá  por  quedar  inflada,  tersa  i  dura,  como  si  tu- 
viera muchísimo  aire. 

Si  cuando  pusiste  cei-ija  del  fue>ro  estaba  la  vejipra  lle- 
na de  aire,  se  reventará  ))or  la  acción  del  calor.  El  aire 
al  extenderse,  no  pudieudo  salir  por  la  boca  delavc- 
jijra  romperá  sus   paredes. 

Tú  te  acordarás  del  experimento  que  hicimos  con  la 
manzana  seca  i  arruírada.  poniénla  en  la  máquina  neu- 
mática. En  el  momento  en  que  empieza  a  extrasrse  el 
aire  de  al  rededor  de  la  manzana,  el  que  está  dentro 
de  ella  empieza  a  dilatarse  i  extenderse  i  la  manzana 
so  infla  i  redondea.  Yin  este  caso  el  airóse  dilata  ponpie 
le  ftilta  la  presión  del  aire  exterior.  Pero  hai  otro  nuí- 
dio  do  conso<ruir  (jue  también  se  dilate  i  es  el  calor. 
Si  pones  cuidado,  i  observas  lo  que  le  pasa  a  una  man- 
zana cuando  se  pone  cerca  del  fuej^o  para  asarla,  ve- 
rís  como  se  hincha.  Sicstal)a  un  poco  seca,  la  hinchazón 
es  mas  visible.  La  razón  es  porque  el  aire  del  interior 
so  dilata  por  el  calor.  Si  se  rajare  c.?  ponjue  el  aire 
del  interior  liacieudo  presión  para  escaparse  romiie  la 
cascara. 

Este  fenómeno  se  observa  bien  asando  castaña,  que 
nuichas  vece-  se  rompen  i  revientan  con  ruido,  lan- 
zando los  pedazos  a  al}runa  distancia.  Esto  se  debo 
a  la  esi)ansio!i  del  ¡ras  dentro  de  la  castaña;  i  como 
la  cascara  ile  o^ta  no  os  bastante  fuerte  para  lesistir 
la  presión  del  aire  cada  vez  ma-<  oaliento  i  mas  dilata- 
do, resulta  que  nc  iba  por   romperse. 

Si  antes  do  po'iorlas  al  faesr>.  ¡jus  abierto  un  agujorito 
en  las  cas  aras  de  hiscastiñ  s  o!  aire  calentado  se  e-icá- 
pir'i    por  e-<te  asínjero.  ain  r  >mper  el'  fruto. 

El  aire  caliente sionpr')  .se  v.i  pira  arrib  i.  p  )r  1 1  mis- 
ma ra'.nn  que  ae  van  los  ¡,'ase-i.  Ka  un  cuarto,  el. aire 
i-alionte  ocupa  las  capjis  superiores,  i  el  mas  frió  se  queda 
en  'a  jtartc  de  abajo.  Esta  es  la  razón  porque  sieuipro 
h.ii  mas  calor  eu  las  {ralerias  de  una  if^lesia,  por  ejemplo, 
(|U'^  en   el   cuer|)0  principal  de   ella. 

r.l  movimiento  del  aire  producido  por  el  calor  se 
ij  it;i  liiiMí  al  ro'le  lor  de  los  tubos  de  las  estufas  que  se 
11^ Hi  yy-wx  calentir  las  habitacioues.  Sien  estos  tubos 
se  lija  una  rueditn  de  papel  de  manera  que  pueda  gi- 
ra su  eje,  se  pondrá  en  se<ruida  en  movimiento.  He  \  lito 
uu  jtiíTuete  mui  graci.jo,  que  consiste  en  un  muñeco  de 
[lapel  que  está  aserrando  un  trozo  do  madera;  i  su  brazo 
"O  pone  on  movimiento,  por  la  acción  de  una  rueda 
c  >M  paletas  también  de  cartón,  con  quién  está  unido. 
Fijo  todo  en  el  tulio  de  la  estufa,  la  rueda  m  mueve,  i 
el  hombre  so  ftorie  a  aserrar  .su  trozo  d>í  madera.  He 
visto  otro  jujruete  análogo  eu  que  hai  cuatro  músicos; 
tres  violines  i  un  bajo;  i  los  cuatro  tocan  sus  instru- 
mentos por  el  movimiento  de  una  rueda  parecida  a  la 
del  otro  juguete.  La  explicaion  de  estoes  que  el  aire 
so  cvlicnta  al  contacto  del  hierro  de  la  estufa,  se  va 
entóneos  para  arriba,  vienen  nuevas  cantidades  de  aire, 
que  a  su  vez  se  calientan,  i  so  marchan  trayendo,  otras 
e'c.  1  en  este  movimiento  o  corriente  incesaute,  el  aire 
mueve  la  rueda  ¡  ésta  los  brazos  de  bs  muñe<!Os.  .Siinpre 
que  ocurro  un  gran  fuego,  i  dura  por  algún  tiempo,  el 
viento  selevunta  i  acaba  por  s<iplar  con  fuerza.  La  ra- 
zón os  porque  ni  calentarse  el  aire  se  va  de  allí  i  deja 
hue  o  para  qne  el  ajrede  los  al  rededores  vtn.!í;i;  í  ven 
drá   con   tuiíta    mas  tuerza  .-liunio  rna^  sea  <1  cnioi'. 


:t'í 


fw.  wJi/'istrTt/t'»  jr,trnfjr.§¥.. 


Precustas.— /.Por  qné  ol  a¡rc  Piíliontc  en  mas  tigcii) 
que  oí  IVio?  ¿Q\n\  cxperiiiurnto  ))nieba  que  el  uirc  se  di- 
lata por  el  calor?  ;.Qué  liemos  dicho  sobre  lan  manziinns 
secas  i  las  castañas  asadas?  ¿Cómo  se  puede  evitar  que 
Ke  revienten?  Qué  pasa  con  el  calor  i  el  aire  de  la->  ha- 
bitaciones? ¿Por  qué  hai  mas  calor  en  las  gaterías  que 
en  el  cnerfx»  de  una  iirlesia?  ¿Qué  se  lia  dicho  sf)l»re 
el  aire  i  sus  corrientes  al  rededor  de  los  tubos  de  las 
estufas?  ¿Por  qué  en   los  fuegos   se   levanta  el  viento? 


(Continuar.;.) 


EI.EHEiVrO^DIi:  AI^JCBIIA 

ESCRITOS  PARA  LOSNIÑO.'i 

Por  Snut<M  T01111I0, 

I> ¡rector  del  Instituto  Nacional   Central  de   Guate- 
mala. 

(Continñn.) 

LECCIÓN  III. 

XoeiomH  preli7ninares  sobre  el  tránsito  de  la 
Aritmética  al  Aljebra. 

1.  Ln  resolución  de  un  problema  matemático  se 
funda  precisamente,  en  las  relaciones  mutuas  que 
la  cuestión  establece  entrt;  los  números  dados  i 
los  desconocidos  que  se  buscan.  Contiene  dos 
partes  principales:  i.  ^  ,  averi<juar  que  operacio- 
nes, de  las  cuatro  fundamentales,  se  deben  eje- 
tutar  con  los  números  conocidos  para  encontrar 
bs  desconocidos;  i  2.  ^  ,  efeetu  ir  dichas  operacio- 
nes conforme  a  las  réjalas  anteriormente  estable- 
cidas. 

2.  De  estas  dos  partes,  la  primera  es  sin  du- 
da la  mas  difícil  e  importante,  porque  eii  ella  se 
prescinde  enteramente  de  todo  sistema  de  nume- 
ración, i  aun  de  los  valore.s  particulares  de  los 
números  dados,  i  solo  se  atiende  a  las  condicio- 
nes qu(!  la  cuestión  establece.  Por  eonsiguientc, 
en  todos  casos,  la  serie  de  las  oi>eraciones  que  se 
han  de  electuar,  resulta  únicamente  del  desarro- 
llo de  las  consecuencias  que  envuelve  la  misma 
cuestión;  i  en  esto  no  tienen  el  menor  influjo  los 
valores  particulares  de  los  números  dados,  ni  el 
sistema  de  numeración  adoptado. 

3.  Para  el  acierto  en  aquella  primera  averi- 
guación no  hai  regla  ninguna  ni  es  posible  que 
la  haya,  atendida  la  infinita  variedad  que  hai  en 
el  rnod©  de  espresar  las  cuestiones.  Esto  es 
preciso  que  quede  a  la  capacidad  particular  de 
cada  individuo;  o  por  lo  menos,  a  la  práctica  en 
la  resolución  de  los  problemas,  que  es  la  única 
que  facilita  la  prontitud  necesaria  para  descubrir 
el  enlace  de  los  números  conocidos  con  los  des- 
conocidos. 

4.  Pues  bien,  el  Aljebra  facilita  admirable- 
mente aquella  primera  averiguación,  x>  sea  el 
desarrollo  de  las   consecuencias   que  envuelven 


las  condiciones  de  un  problema  matemático.  Va- 
mos a  ver  de  que  medios  se  vale  para  conseguir 
tan  importante  objeto. 

5.  En  todo  problema,  los  nú. ñeros  que  se 
dan  conocidos  se  llaman  datos  o  condiciones;  i 
las  cantidades  cuyo  valor  se  busca,  sj  llaman  in- 
cógnitas. Los  atjebristas  han  convenido  en  re- 
presentar los  datos  con  las  primeras  letras  del 
alfabeto,  i  las  incógnitas  con  las  últimas;  i  así  por 
ejemplo,  las  letras  a,  b,  c.  .  .  .representan  núme- 
ros conocidos;  i  las  letra«i  x,y,  z,^  .  .  .representan 
incógnitas. 

6.  Con  las  letras  que  representan  incógnitas 
i  con  los  datos,  se  hace  el  mismo  raciocinio  i 
se  indican  l:is  mismas  operaciones  que  se  de- 
berían efectuar,  en  el  caso  en  que  supeniendo 
conocido  el  valor  de  las  incógnitas,  no  hubiera 
mas  que  comprobar  si  llenaban  las  condiciones 
del  problema. 

7.  Por  lo  espuesto  se  ve  que  en  el  aljebra,  se 
supone  conocido  lo  mismo  que  se  \a  a  buscar;  i 
solo  se  necesita  sal:)er  espresar  aljebra'camente  las 
condiciones  del  problema,  que  es  lo  que  se  llareta, 
/>oner  el  problema  en  ecnacio.i.  l'"uera  de  esta  di- 
ficultad, hai  reglas  fáciles  i  seguras  para  trasfor- 
mar  de  tal  manera  esta  primera  ecuación,  que 
por  una  serie  no  interrumpida  di  proposiciones 
equivalentes,  se  llegue  a  una  ecuación  final  con- 
ceLida  en  t'stos  términos.  Z.r  cxntidad desconocida 
es  igv.iü  a  la  suma,  a  .  la  diferencia,  al  producto, 
o  al  cuociente  de  tales  o  t(i'es  cantidades  comviclas. 

8.  Acabamos  de  esplicar  que  por  la  dcpen- 
denc'a  o  enlace  que  tienen  los  datos  con  las  in- 
cógnitas, se  deduce  'una  fórmula  o  espresion  al- 
jebraica  que  indica  las  operaciones  que  se  han 
de  hacer  con  los  números  conocidos  para  encon- 
trar el  valor  de  la-;  incógnitas.  Pues  bien,  supon- 
gamos que  al  fin  del  procedimiento  se  obtengan 
lis  sipui.ntes  fórmulas: 


a+b 
c—d 


i   que  se  quiera    calcular  el  valor  de  las  incógni- 
tas, tomando  por  datos  a =8;  b=4;  c=9;    d^6. 

Poniendo  las  fórmulas  en  números  i  efectuan- 
do las  operaciones  indicad;is.  el  valor  de  las  in- 
cógnitas .r  i  r,  será  * 


a^b 
c-d 


9-6       3 


■'      bd    4X0      24     ^' 

9  Fácil  es  advertir  que  el  valor  nurnérico  de 
las  incógnitas  depende  de  los  valores  particulares 
que  se  den  a  las  letras  que  representan  los  da- 
tos; i  así  por  ejemplo,  si  en  las  fórmulas  anterio- 
res tomamos  por  datos  rt=io;  ¿=S;  í-=12  i 
rt'r=3;  el  valor  numérico  de  las  mismas  incógnitas 
X  i  z,  será 


BE.  MJM^STMTtrTO  A^^ClOJVJii.. 


343 


lOX  12 

X3^ 


I20 g 

manifestar  hasta    que 


10.  Con  el  objeto  cL  ...„....^.^,..,  ,.d.,ui  iju. 
punto  se  simplifica  i  facilita  la  solución  de  los  pro 
blenias  con  el  auxilio  de  las  letras,  proponjrámo- 
nos,  por  ejemplo,  resolver  la  cuestión   siguiente: 

Si-  quiere  dividir  el  número  20  en  despartes  ta- 
les, (píela  mxyor  tenga  6  unidades  mas  que  la  me- 
nor. * 

Soi.inoN.— Si  conociéramos  la  parte  menor,  a- 
grej,ándole  6  unidades  tendríamos  la  mayor,  i  su- 
mando las  dos  partes  compondrían  20. 

Pues  bien,  que  la  parte  menor  sea  x;  i  ha<ía- 
mos  con  esta  letra  el  mismo  raciocinio,  e  imli- 
quemos  las  mismas  operaciones  que  hariamos 
con  la  parte  menor  si  la  conociéramos,  para  ver 
si  se    verificaban    las  condiciones  del    problema. 

I  así  diremos:  si  la  parte  menor  es  x,  la  ma- 
yor será  a- +  6,  i  la  suma   de    las  dos  partes    ieri 

.v-i*.i--f6=2o; 
p¡  ro  .1 -l-.r  son  2x.  luetjo 

2.r-f6=20. 

Con  esta  primera  igualdad  queda  el  problema 
puesto  en  ecuación;  i  de  esta  ecuación  funda- 
mental vamos  a  deducir  otras  equivalentes  has- 
tx  llesíar  a  la  ecuación  final,  en  que  la  incó;^- 
nita  .V  quede  sola  en  el  primer  miembro,  i  en 
v\  seíTundo  miembro  los  datos  o  cantidades  co- 
nocidas, combinadas  por  medio  de  signos  que  in- 
diquen las  operaciones  que  se  deban  efectuar  para 
encontrar  el  valor  de  la  incógnita. 

Tonemo-;,  pues,  la  ecuación  fundamental 

2.r  +  6r=20. 

En  esta  ecuación,  el  número  6  está  sumido 
ron  2  V,  i  pira  qu:;  esta  incógnita  quxle  sola  en 
el  piimíír  m¡eml)ro.  si  i  que  se  alte-e  1 1  igua'd  1 1 
podemof-,  quitar  ó  de  lo;  dos  mi  ímbros,  i  tendre- 
mos 

2.1:^14; 
1   de  consiguiente,  la  mitad    de  2x  ser.I  igual  a 
la  mitad  de  14,  es  decir. 

Es,  pues,  7  la  parte  menor;  i  añidiéndole  6 
unidades  tendremos  13  que  es  la  parte  mayor. 
En  efecto,  entre  las  dos  partes  componen  el'nú- 
mero  20;  i  la  mayor  tiene  6  unidades  mas  que 
la  menor,  como  lo  exijen  las  condiciones  del 
problema. 

11.  En  la  cuestión  que  se  ha  resuelto,  hemo; 
determinado  primero  el  valor  de  la  parte  menor, 
i  de  éste  hemos  deducido  el  de  la  parte  mayor; 
pero  del  mismo  modo  pudimos  determin:ir  pri- 
mero el  de  la  parte  mayor,  i  deducir  de  él  en  se- 
guida el  de  la  parte  menor. 

En  efecto,  si  conociéramos  la  parte  mayor, 
quitándole  6  unidades  tendríamos  la  menor,  i  su- 
niau-lobs  dos  partej  co:npondrian  20. 


Pues  bien,  que  la  parte  mayor  sea  x;  i  haga- 
mos con  esta  letra  el  mismo  raciocinio,  e  indique- 
mos las  mismas  operaciones  que  hariamos  con 
la  parte  mayor  si  la  conociéramos,  para  ver  si  se 
verifican  las  condiciones  del  problema. 

I  así  diremos:  si  la  parte  mayor  es  x,  la  menor 
será  X — 6,  i  la  suma  de  las  dos  partes  será 
x-\-x — 6=20; 

pero  x-\-x  son  2x,  luego 

2X — 6=r20. 

En  esta  ecuación  el  número  6  está  restado  de 
2x,  i  para  que  esta  incógnita  quede  sola  en  el 
primer  miembro,  sin  que  se  altere  la  igualdad 
podemos  añadir  6  a  los  dos  miembros,  i  tendre- 
mos 

2x — 6+0  =  26; 

pero  menos  6  i  mas  6  se  destruyen  en   el  primer 
miembro,  i   solo  queda 
2.v=26; 
'  de  consiguiente,  la  mitad   de  2.r  será  igual  a  la 
mitad  de  26,  es  decir. 


Es,  pues,  1 3  la  parte  mayor,  i  quitándole  6 
unidades  tendremos  7  que  es  la  parte  menor. 

12.  Representemos  ahora  por.r  la  parte  ina- 
yvír  i  por  z  la  menor;  i  hagamos  con  estas  lio.-; 
letras  el  mismo  raciocinio,  e  indiquemos  las  miv 
mas  operaciones  que  hariamos  con  las  ilos  part<'s 
si  las  conociéramos,  para  ver  si  se  verificábanlas 
cmdciones  del  problema. 

I  así  diremos:  si  la  parte  mayor  es  .r  i  la  me- 
nor es  .;,  la  suma  de  las  dos  partes  x  i  c  delje 
componer  20;  i  si  de  la  parte  mayor  se  quita  la 
menor,  debe  quedar  por  residuo  6.  De  modo 
que  podemos  formar  las  dos  ecuaciones  siguientes: 

-l+^  =  20. 

.1— :=r  6. 

Ya  sabemos  que  si  a  cantidades  iguales  se  aña- 
d  íii  cantidades  iguales,  las  sumas  serán  iguales; 
luego  si  sumamos  estas  dos  ecuaciones  miembro 
a  miembro  no  se  altera  la  igualdad,  i  tendremos 

-r+^+.i-— — 2Ó; 
pero  mas  ,0  i  menos  ,s  se  destruyen  en  el  primer 
miembro,  i  solo  queda 

2.r^26; 
i  de  consiguiente,  .r  es  igual  a  13  que    es  la  parte 
mayor;  i  si  en  la  primera  de  las  dos  ecuaciones, 
en  lugar  de  ;r  ponemos  su  valor  13,  tendremos 

13-1-2=20; 
i  quitando  13   de   amlxDs  miembros,  queda  5=7, 
que  es  la  parte  menor. 

i?t.  Los  valores  7  i  13  que  hemos  encontra- 
do, son  peculiares  del  problema  propuesto;  pero 
las  condiciones  o  datos  del  problema  son  jenera- 
les  e  iadependientes  de  todo  sistema  de  numera- 
ción, i  aun  de  los  valores  particulares  de  los  nú- 
meros datlos.  .  .        .    .     •     .        ■ 

En  efecto,  vamos  a  enunciar  el  niisrnii  protle. 
ma  de  un  modo  jeneral. 

A>  quiere  dividir,  un  ii:'n7::ro  cualquiera  en  dos 


3-44 


ítigm*M'*iririJ'MO  ^»vae'i€>v»wf. 


pnrt«s  /.:/t's,  i^jtc  la  mayor Liv^a  mas  que  la  menor, 
Hii  e.vffso  liado. 

Soi.i :cU).\.--Reí)rescm<Nuu.s  por  a  el  número 
i\\w.  se  (|uiere  dividir,  por  ó  oí  exceso  que  la  jxirte 
ma\or  lii-iit;  sobre  la  menor,  i  |xjr  x  la  parte  me- 
nor ilesconoeida.  Hagamos  con  estas  tres  letras 
el  mismo  raciocinio,  e  indiquemos  las  mismas  o- 
jxfraciones  que  haríamos  con  los  datos  i  con  el 
valor  de  la  incógnita  .r  si  lo  conociéramos,  i  solo 
quisiéramos  averiguar  si  se  verificaban  las  condi- 
ciones del  problema. 

1  así  diremos:  si  la  parte  menor  es  .v,  la  maj  or 
será  x+b.  i  la  suma  de  las  das  partes  será 

x-¡rx~{~[)=a; 
pero  A+.r  son  2x,  luego 
2x-\-b=a. 

I-]n  esta  ecuación  el  número  ¿  está  sumado  con 
2.1,  i  para  ([uc  esta  incógnita  quede  sola  en  el 
primer  miembro,  sin  que  se  altere  la  igualdad  po- 
demos quitar  el  número  h  de  ambos  miembros,  i 
tendremos 

2x=.a~!r, 
i  de  consiguiente,  la  mitad  de  2x  s?rá  igual  a  la 
mitad  de  a — 1>,  es  decir, 

.i=r  ^'~'  ,  o  lo  que  es  lo  mismo: 


Esta  última  espresion  quiere  decir,  que  la  par- 
te menor  es  igual  a  la  nútad  del  número  (]ue  se 
quiere  dividir  mt'nos  la  mitatl  del  exceso  que  la 
parte  ma>  or  tiene  sobre  la  menor. 

Ahora  bien,  si  la  parte  menor  es  f — -';';  agre- 
gándole el  exceso  ilado  tendremos  la  parte  ma- 
yor, íjue  será 

pero  fjuitar  la  mitad  de  ó  i  desjiues  añadir    ima  f> 
entera,  equivale  a  añadir  la  mitad  de  b;  de  modo 
que  la  espresion  anterior  se  reduce  a  la  siguiente: 
a  b 

lista  última  cspi-esion  ([uiere  decir  que  la  par- 
te mayor  es  igual  a  la  mitad  del  número  que  se 
quiere  dividir  mas  la  mitad  del  exceso  que  la 
parte  mayor  tiene  sobre  la  menor. 

Tenemos,  pues,  el  problema  resuelto  de  un  mo- 
do jeneral,  a  saber: 

La  parte    mayor,   *  -f-  í-. 

La   parte    menor,  *  —  ~. 

En  el  problema  anterior,  el  número  que  se  quie- 
re dividir  es  20;  i  el  exceso  de  la  parte  ma\'or 
sobre  la  menor  es  6;  i  así  diremos: 

Parte  mayor,. ^  -f  }=  %l  +¿  =  lo-f  3=  1 3. 
Parte  m«nor, 3-  —  |  =f  --  '-  =  10  --3^7. 

Supongamos  que  el  número  que  se  quiere  di- 
vidir en  dos  partes  sea  28,  i  que  la  parte  mayor 
tenga  4  unidades  mas  (¡ue  la  menor.  Según  la 
solución  jcnííral,  será: 


Parte  mayor:  .?•  +  ^^  =  p  +  í-  =  14+2=  16. 
Parte  menor:  *  '  -  r  =  f?  —  .j  =14 — 2=1 2. 

Supongamos  que  el  número  que  se  quiere  di- 
vidir en  dos  partes  sea  i5,  i  que  la  parte  mayor 
tenga  3  unidades  mas  que  la  menor.  Según  la 
fórmula,  será: 

Parte  mayor:  ^  +1=  f  +  -j  =73^+4=  1 1  Vt- 
Parte   menor:  -.  — \  =•  ^  —  t  =  7^J— 4=3Í^- 

13-     Se  wt,   pues,  que  por  medio  del  Aljebra, 
no  iolo  se  puede  seguir  con  mayor  rapidez  i  se- 
guridad el  raciocinio  necesario  para  resolver  cual- 
quier  problema,  sino  que  la  consecuencia    final 
resulta  espresada  con  la  {enendidad  de  que   es 
susceptible,  limitándose  a  indicar  la  serie  de  ope- 
raciones que  es    preciso  ejecutar  con    las  canti- 
dades conocidas  para  determinar  las  incógniuis. 
Ln  Aritmética,  la  mas  pequeña  alteración  en 
los  datos  exije  una  nueva  resolución;  mientras  que 
el   -A.ljebra  resuelve  una  sola  \  ez  un    problema,  i 
:    con  la  misma  fórmula  f[ue  result  i  qu.;dan  resuel- 
i    '^os  los  millones  de  millones  de  problemas  análo- 
i    gos,  es  decir,  todos  los  problemas  que  tengan  las 
I    mismas    condiciones  aunque   los   números    sean 
;    distintos.  \-\':  a  juí  'a  razoíi  por  qué  se   ha  dicho 
(luf.  el  Aijebra  es  una  Aritmética  m:is  universal, 
i         14.     !*'s  de   uuicha  importancia  observar    cjuíí 
i    una    misma  relación    entre    los  números  conoci- 
'    dos  i  las  incógnitas  s(í  puede    enunciar   de  di- 
\    versos  modos;    i  como  la  solución  de  cualquier 
¡problema  depende.de  aquella  relación,  i  no  del 
:    modo  de  enunciarla,  siempre  que  las  propuestas 
de  dos   o  mas  cuestiones  no  se  diferencien  mas 
que  en  el  modo  de  enunciar  una  misma  r(;lacion, 
se  podrá  aplicar  a  todas  la  solución  que  se  haya 
.    dado  de  cualquiera  de  ellas. 
i         Por  ejemplo,  el  problema  siguiente  tiene    la 
misma  relación  que  el  anterior,  aunque  el  enun- 
ciado es  nun'.  distinto. 

*S'.-   qniercH   dos  ui'tmeivs  eiiya  simia  i  diferen- 
cia sean  d.xdas.     Fácilmente  se  echa  de   ver  cjue 
I    las  cantidades  conocidas  e  incógnitiis  que  entran 
i    en   esta  cuestión,  tienen  entre  sí  la  misma  rela- 
I    cion   que  ías  de  la  cuestión  anterior,  aunque  es- 
I    té  enunciada    de  un  modo    mui  diferente;   por- 
I    (jue  el  número   ijue  se  habia  de  dividir  era  la 
simia  de  las  dos  partes  desconocidas,  i  el  exceso 
dado  su   diferencia.     Se  puede,  pues,  apliair  a 
esta  cuestión  la  misma  solución  del  problema  an- 
terior.    Kn  efecto,    aplicándole  las  mismas  fór- 
mulas, se  dirá: 

El  número  mayor  es  igual  a  la  mitad  de\  la  su- 
ma mas  la  mitad  de  la  diferencia;  i  el  número 
menor  es  (ci/al  a  la  7uih\d  de  la  suma  menos  la 
mitad  de  la  difereiuiu. 

Ejemplo:  t^e piden  dos  números  cuya  suma  sea 
2  5   i  su  diferencia  sea  7. 

Número  mayor :%  -f  ^  :=  f  -I-5  =  1 2  >/^ +3  J^  =  1 6. 
X úmero  menor:  '       '¿  =  f  —  -í  = '  -  ! i—^ctyi  =^9. 


JS/v  ljVS'á'íVírá^4>  ^V^C'jiO^r^mjL,. 


PROBLEMA. 

Un  padre  de  familia  tiene  dos  hijos;  el  hijo  ma- 
yor tiene  lo  años  mas  que  el  menor,  i  entre  las 
dos  edades  componen  40.  ¿Cuántos  años  tiene 
cada   uno? 

Solución.— ^\  conociéramos  la  edad  del  hijo 
menor,  aíjrecfándole  10  años  tcndriamos  la  edad 
del  mayor,  i  sumando  las  dos  edades  compon- 
drian  40. 

Pues,  bien,  q\íe  la  edad  del  hijo  menor  sea  x, 
la  del  mayor  será  ,r+io,  i  la  siuna  de  las  dos 
edades  será 

.i-+.rf  ro=4o; 


pero  .r  i.r  son 


lucrjo: 
2.1  + 10= 4o. 
pji  esta  ecuación  el  número  10  está  sumado 
con  2  :\\  i  para  que  esta  incógnita  quede  sola  en 
el  primer  miembro,  sin  que  se  altero  la  igualdad 
podemos  quitar  10  de  ambos  miembros,  i  tendre- 
mos: 

2.1--- 30: 
¡  de  consiguiente,  la  mitad  de  2  .r  que  es  una  x 
sera  igual  a  la  mitad  de  30,  es  decir: 
.r=  1 5. 
Pero  si  el  hijo  menor  tiene  1 5  años,  el  mayor 
tendrá  1 3 -f  10,  o  25;  i  en  efecto,  las  dos  edades  se 
diferencian  en  10,  ¡  sumadas  componen  40,  como 
lo  exijen  las  condiciones  del  problema. 

Resuélvase  el  mismo  problema  suponiendo  por 
.V  la  edad  del  hijo  mayor. 

Resuélvase    el    mismo    problema  suponiendo 
por  a:  i  £  las  d<  >s  edades. 

Resuélvase  el   mismo  problema  de    un   modo 
jeneral,  es  decir,  representando  los  datos  por  le- 
tras, i  aplíq\iesc  la  fórmula  a  problemas  análogos. 
{ContiiiHard) 

LECCIONES 

Elementales  de  dilnijo  liiieiil  al  alcance  de 
kw  niñoíi,  por  M.  R.  Orteiara,  inleníero  to- 
pógrafo i  profesor  de  Jcoprafia  i»olítl- 
ea-dcserlptiva  del  Instituto  >acioual. 

t  üúiihnúa.) 

LECCIÓN  X. 

Pkoi-.i.km  \s. 


•■:iir  !{í!  triángulo  con  íi'cs  vcctai  da- 


iL-is. 


A, : .      OA- 

Fig.  f.fl. 
Sean  las  rectas  dadas  A,  B 


\, 


mese  una  de  ellas  ¡  apliqúese  sobre  una  recta  in- 
definida AO:  haciendo  centro  en  A  trácese  un 
arco  de  círculo  con  un  radio  igual  a  B,  i  haciendo 
centro  en  O  trácese  otro  arco  que  corte  al  an- 
terior, con  la  magnitud  de  la  recta  C;  el  punto 
de  intersección  es  el  vérticft  del  triángulo  i  unien- 
do este  punto  con  los  A  i  B  queda  resuelto  el 
problema. 

16. — T)ado  un  triánoido  constniir  otro  iziíal. 


Fig.  OL 

El  triángulo  dado  es  HCY;  para  construir  otro 
de  igual  magnitud  comenzaremos  por  dibujar  una 
recta  AB  igual  en  magnitud  a  HY.  haciendo  cen- 
tro en  B  i  con  un  radio  igual  a  HC  trazaremos 
un  arcó  indefinido,  i  haciendo  centro  en  A  con 
un  radio  igual  a  CY  trazaremos  otro  arco  que 
corte  al  anterior  en  O  que  es  el  vértice  del  trián- 
gulo deseado. 

17. — (.'onstníir  un  (riáfigulo  isóalfs  sobre  una 
recta  ciada. 


^  / 

J  D     D  /_ 

Fig.   02. 


Sobre  la  recta  .A.B  figura  62  se  quiere  cons- 
truir un  triángulo  isóceles.  Tnuarémos  una  rec- 
1 1  DE  de  igual  magnitud  a  la  AB,  i  haciendo  cen- 
tro en  los  estremos  D  i  E  con  un  radio  cualquiera, 
s:;  dibujarán  arcos  de  círculo  que  se  corten  en 
un  punto  como  en  O.  vértice  del  triángulo. 

i?,.— Construir  un  triángido  iquilitero  dr  uncí 
m  lonitnd  dada. 


C  figura  60.   Tó- 


Sea  h.  recta  AB  la  magnitud  que  deban  tener 
los  lados   del  triángulo.     Dibújese  la  recta  MN 


j:t.  IJl'STiTi/TO  wv.fcjoavf /^. 


be  la  misma  magnitud  que  la  AB  i  con  una  igual 
ab;.Ttura  de  compás  trácense  arcos  de  círculo  que 
se  corten,  haciendo  centro  en  los  entremos  M  i 
N:  el  punto  de  intersección  O  determina  <'l  vér- 
tice del  trián<íulo  equilátero. 

19. —  Construir  un  triángulo  xcc taris; iilo  dada  la 
hipotenusa. 


\. 


a    M 


Fi-.   fU. 


Sobr(>  la  recta  AB  figura  64,  se  des(!a  construir 
un  triángulo  rectány^ulo:  elévese  una  perpendi- 
cular por  el  medio  de  la  recta  i  dése  a  dicha  piír- 
pendicular  la  magnitud  de  la  mitatl  de  la  hipo- 
tenusa; uniendo  los  estremos  de  la  recta  con  el 
punto  estremo  de  la  perpendicular,  queda  resuel- 
to el  problema. 

20. —  Inscribir  un  triángido  equilátero  en  ima 
circunferencia. 


Sea  ABC  la  circunferencia  nada  figura  65.  Tó- 
mese el  radio  de  la  circunferencia  i  llévese  seis 
veces  sobre  dicha  curva:  uniendo  dos  a  dos  las 
divisiones  marcadas,  queda  inscrito  un  triángulo 
equilátero.  Este  problema  i  otros  que  en  su 
debido  lugar  indicaremos  acerca  de  la  inscripción 
i  circunscripción  de  las  figuras,  tienen  mucha  a- 
plicaeion  en  el  acto  decorativo  i  en  el  dibujo  ar- 
quitectónico. 

(Continuará') 


j^i*:c€IOí\e:8 

De  Aritmética  decimal  práctica  i  razonada,   escri- 
tas en  frames  par  L.  Romballel  i  traducidas 
por  Pedro  Belcon   V.,  alumno  m.iestro 
del  Instituto  Nacional. 

(Continúa.) 

Signos  di:  x.a  muitipi-icaciox. 

7  ó  En  lugar  de  las  palabras  midti pilcado 
por,  se  emplea  comunmente  el  signo  siguien- 
1  te  (X)  llamado  signo,  de  la  multiplicación. 
i  77  Para  indicar  una  multiplicación  se  es- 
;  criden,  en  una  misma  linca  horizontal,  el  multipli- 
í  cando  i  el  multiplicador,  teniendo  cuidado  de  colo- 
\    car  entre  ambos  el  signo  ^  Xy/.  ml'i.iii'Icaix)  I'OK. 

i  }*or  ejemplo. 

5X4;  SX7 

1         '¡'í>.  Para  leer  umi  mrdtiplicacion  indicada  se  e- 

I  nuncio,  comenzando  por  la  izquierda,  cada   uno  de 

i  los  factores,  cuidando  de  colocar  entre  ellos  las  pala- 

i  bras  ML'i.TM'i.KADo  ron. 

! 

i  Por  ejemplo. 

i         5  multiplicado  por  4;  8  multiplicado  por  7. 

79.  Hemos  visto  que  la  multiplicación  puede 
hacerse  por  medio  de  la  suma;  pero  como  es  ne- 
cesario escri}>ir  el  multiplicando  tantas  veces  co- 
mo indique  el  multiplicador,  se  comprende  que  si 
el  multiplicador  es  un  número  grande,  2345,  por 
ejemplo,  será  mui  dilatado  escribir  en  una  misma 
columna  vertical  2345  veces  el  multiplicando,  i 
por  consiguiente  dilatado  ejecutar  la  suma. 

Tabla     de  Pitágoras. 

Para  facilitar  las  operaciones  se  hace  uso 
tle  una  tabla  llamada  tabla  de  Pitágoras,  por 
haber  sido  este  filósofo  su    inventor. 

Esta  tabla,  que  va  a  <'ontinuacion.  facilita  el 
modo  de  abreviar  todas  kis  opcíracioncs  de  la 
multiplicación. 

1  ^  Sea  que  se  liaya  de  multiplicar  un  nú- 
mero dijito  por  otro   dijito; 

5X4    por  ejemplo. 

2  °  Sea  que  se  multiplique  un  flamero  com- 
puesto p>or  un  dijito: 

325x5    por  ejemplo. 

3. '-'  O  bien  que  tenga  que  multiplicarse  un  nú- 
mero compuesto  por  otro  compuesto; 

245X325  por  ejemplo. 


KI,   iJWSTlTflTO  jy'^4;i^J%*^i^. 


34r 


TABLA  DE  PITAGORAS. 

Sentido  horizontal. 


í 

2 
3 
4 

11  •'' 

16 

1  "^ 
1  8 
i  0 

4 
6 
8 
10 
12 
14 
Ifi 
18 

3 
6 
9 
12 
15 
I¡ 
21 
24 
27 

4 

8 
12 
16 
20 

32 
36 

10 
15 
20 
25 
30 
35 
40 
45 

""6 
12 

18 
24 

36 
42 

48 
54 

— 

14 

21 
28 
35 
42 
49 
56 
63 

~8' 
16 
24 
72 
40 
48 
56 
64 
72 

~9 

18 
27^ 
36' 
45; 
54 

63 

1 

72 

_8i; 

Colocamos  el  dedo  soVire  el  número  8  que  se 
encuentra  en  la  primera  línea  horizontal  i  en  el 
estremo  de  la  octava  columna  vertical;  luego  des- 
cendemos en  esta  columna,  que  contiene  los  9 
productos  de  8  por  los  primeros  números  hasta 
encontrar  la  sétima  línea  horizontal  donde  en- 
contraremos 56  que  es  el  producto  buscado. 

Se  tendrá  pronto  el  producto  56,  tomando  el 
multiplicando  en  la  primera  línea  horizoiital,  i  el 
multiplicador  en  la  primera  columna  vertical; 
el  producto  se  encontrará  en  el  punto  donde  se 
cortin  estas  dos  líneas. 

Por  ejemplo.  Buscar  el  producto  de  7X8, 
Tomamos  el  multiplicando  7  en  la  primera  lí- 
nea horizontal  i  el  multiplicador  8,  en  la  primera 
columna  vertical;  en  el  punto.de  encuentro  de 
esas  dos  líneas  está  el  producto  56  que  es  el  bus- 
cado. 

Hn    las  operaciones  que  hemos  hecho,   se  ha  , 
visto  que; 


Ksta  tabla,  como  se  ve,  está  compuesta  de  9 
líneas  horizontales  i  de  9  columnas  verticales, 
conteniendo  cada  una  9  jrcdiictos.  Se  forma  de 
la  manera  que    sigue.  .Se  escribe: 

1 .  °  Sobre  una  línea  horizontal  los  9  prime- 
ros números: 

123456789; 

2.  ®  Sobre  una  segunda  línea  horizontal,  de- 
bajo de  la  primera,  los  resultados  de  los  9  núme- 
ros, de  la  línea  anterior,  sumados  con  sigo  mis- 
mos una  vez,  o  los  productos  de  esos  9  números 
por  2. 

2  4  6  8  10  12  14    16   18; 

3.  °  Sobre  una  tercera  línea  horizontal  lo;  re- 
sultados de  la  suma  de  los  números  de  la  prime- 
ra línea  con  sus  corespondieiites  de  la  s<íguda,  o 
los  productos  de    los   9  primeros  númerí  s  po/  ?,. 

3  6  9  12  i5  18   21  24    27 

I  sucesivamente,  si^niiendo  la  misma  marcha, 
s(í  'escriben  sobre  las  otras  seis  líneas  horizontales 
los  productos  de  los  9  primeros  números  por 

I 
4.  5,  6.  7,  8,  9-  I 

De  donde  resulta,  que  una  línea  horizontal,  cual-  | 
quiera,  está  formada  de  tantas  veces  los  9  prime- 
ros números,  como  unidades  hai  en  la  primera  ci- 
fra de  esta  línea,  o  que  los  9  números  de  que  se 
compone  espresan  los  productos  de  los  9  prime- 
ros números  por  esta  cifra. 

Las  columnas  verticales  están  formadas  del 
mismo  modo,   i  tienen   las  mismas   propiedades. 


Ma.nj 


!)K    IVSAU     I.A    TAIiLA, 


So.     Encontremos  el   producto  de  8   por  7  u 

sx/-. 


I.  o    8X7=56 
2.0    7X8  =  56 

3.°    8X7  =  7x8 

De  donde  se  deduce  lo  que  sigue: 

////  loda  midtiplizacion  se  puede  invertir  el  or- 
den de  los  factores  sin  que  altere  el  producto. 

Casos  de  la  nmltiplicacion. 

<}i.  Hemos  visto  que  en  la  multiplicación  se 
presentan  tres  casos  principales: 

i.^  Cuands  los  dos  factores  son  números  dí- 
jitos; 

2.  °  Cuando  uno.de  los  factores  es  díjito  i  el 
otro  compuesto; 

3.  °  Cuando  ambos  factores  son  números  com- 
puestos. 

82.  Primer  caso.  .       . 

I.®    Mu  tiplicar  dos  númerosrdijitos. 

Para  ejecutar  esta  multiplicación,  en  lugar  de 
sumar  el  multiplicando,  el  número'  de  veces  que 
indica  el  multiplicador  se  brtsga  siitíplementé  el 
producto  en  la  tabla  de  la  multiplicación. 

Por  ejemplo,    8X4 

En    lugar  de  hacer   la  suma   de  8 

8 
8 


se  dice,  buscando  en   la  tabla  de  multiplicar,  8X4 
=  32- 

{Go7itinuará), 


U 


#  f .  f.v.vi'iT'f  '#'##  •v.§eio»v»wt. 


•    IjSin  ■■iatirra<*.     VA   nrív. 

Viv.í.  S\.\irKí.  Smiik-í.  ' 

Lis  luaiiPrns  smi  uno  do  los  principales  atractivo.s 
cxteriore.-»  del  oaráeter  porque  fon  el  ornamento  de  la 
acción  i  suelen  prestar  cierta  lielleza  a  las  mas  humildes 
l'uiieioncH,  por  el  modo  como  «^staí  se  desemi^eñen.  El  ■ 
saber  decorar  los  menores  detiUe.s  de  la  vida  i  contri- 
buir asi  a  hacerla  aírradable,  constituye  un  arte  en  toda 
la  extensión  de  la  palabra. 

No  son  las  maneras  tan  frivolas  ni  tan  indiferentes 
coiuo  pudiera  |>ciisarse,  porque  ellas  tienden  en  gran  par- 
to a  facilitar  los  nesfocios  del  mundo,  no  menos  que  a 
endulzar  las  relaciones  sociales.  "Hasta  la  virtud  mis- 
ma ofende,  dice  el  obispo  Middleton.  cuando  va  acom- 
pañada  de  malas  maneras." 

])c  las  maneras  depende  en  nnicho  In  opinión  que  uno 
forme  de  los  hombres,  i  aun  suelen  tener  mas  infliiíincia 
que  cualidades,  f)í»r  otra  parte,  mui  esenciales.  Las 
uvaneraa  agradable.s  a  la  vez  que  cordiales  son  gran 
parte  u  captarnos  la  voluntad  ajena;  i  si  muchos  no  lo- 
jrrau  esto,  es  ¡wrque  carecen  de  ellas.  Todo  depende 
lie  las  ¡trimeras  impresiones,  i  testas  son  <reneralmente 
favorables  o  desfavorables,  sefrun  el  mayor  o  menor  gra- 
do  de  cortesanía  i  civilidad  con  que  se'  nos  trate. 

.Mientra-:  que  la  tosquedad  i  la  aspereza  cierran  las 
puertas  ¡  los  corazones,  la  bencvidencia  i  la  finura,  que 
son  el  di-tintivo  de  las  buenas  maneras,  i)roducen  don- 
de qiiicia  el  cte(!to  del  Sísame,  áhrelf.  Ellai»  tienen  la 
llave  deluda*  las  pu"rtH-<.  i  sirven  de  pasaporte  para 
penetrar  en    todos    lo-i  corazones. 

Jhcese  Jeneralinente  que  -las  maneras  hacen  al  hom- 
bre," [.K'ro  acaso  es  mas  ciej-to  que  "el  hondire  hace  la» 
maneras."  I'uede  el  hiiinl>re  ser  áspero  i  hasta  tosco, 
i  tener  sin  embargo  un  corazón  de  oro  i  un  buen  carác- 
ter: pero  seria  iiidudal)leniente  mucho  mas  agrá  lable  ¡ 
acaso  mes  útil,  ni  manifestase  aquella  dulzura  de  genio 
i  aquella  cortesanía  de  maneras  qut»  constituyen  el  sello 
del  verdadero  caballero. 

La  señora  Hiitchinson.  en  el  deücalo  retrato  que 
hn(!e  de  su  marido,  a  quien  tuvimos  ya  ocasión  de  a- 
ludír,  pinta  así  su  varonil  cortesanía  i  su  amable  talan- 
te; 'Trabaio  rae  costaría  decidir  sí  habia  en  él  mas  ver- 
dadera grandeza  o  uénos  altanería;  lo  cierto  es  que  él 
jamás  miró  C4.n  desden  ni  aun  a  la  persona  mas  humilde, 
i  no  aduló  ni  a  la  mas  encopetada:  tratalia  aúnalos 
mas  pobres  con  dulce  i  afectuosa  atención,  i  solia  pa- 
sarse horas  enteras  de  ocio  con  simples  Roldado-<  ¡  hn- 
mildcs  jornaleros;  pero  tanto  sabia  díspeiiar  su  familia- 
ridad, qu¿  les  inspiraba  a  todas  e.-ias  poli:es  Jcutes  un 
respeto  mezclado  de  ;ifecto,  sin  que  jamas  olvidasen  e- 
lias  la  diferencia  de  la  categoría  " 

Las  maneras  de  un  hombre  indican  hasta  cierto  pun- 
to su  carácter:  son  coiuíj  la  inauífestacion  externa  de  su 
naturaleza  interior;  ¡  muestran  gus  gustos,  sus  sentimien- 
tos, su  humor  i  la  sociedad  que  ha  frecneutado.  Hai 
maneras  convencionalcd  que  no  prucl)an  gran  cosa; 
pero  las  maneras  naturales,  producto  de  los  dones  que 
existen  en  nosotros  misnioí,  i  (pie  han  sido  cuidado.sa- 
mentc  cultivados,  tienen  grandi-.ima  síürníficacíon. 

Lo  agradecido  de  las  maneras  es  inspirado  por  el  sen- 
timieato,  que  es  una  verdadí-ra  fuente  do  goces  para  un 
cflpíritu  cultivado.  Oonsídeíado  desde  esto  punto  de 
vista,  el  sentimiento  tiene  casi  tanta  importancia  como 
el  talento  i  la  instrucción,  i  tiene  mayor  influencia  aun 
para  dar  dirección  a  !os  gustos  i  al  caraáotcr  del  boni- 
bre.  La  simpatía  ea  la  llave  de  oro  qu«  abre  iodos 
loí  corazoDes;  i  no  soUmenle  enseña  la  civilidad  i  la 
ci>rtesania,  sino  (jue  da  penetracii)n  i  descubre  la  sal>i- 
duria;  i>or  lo  cual  puede  ser  considerada  como  la  mavor 
gracia  (pie  se  lo  iiaya  couojedido  a  la  humanidad. 


Las  reglas  arlificiales  de  la  civilidad  nada  significan, 
i  lo  que  se  llama  rfitjwto  suele  no  .«er  sino  la  esencia 
de  la  incivilidad  i  de  la  mentira;  como  que  consiste  so- 
bre todo  en  //nct-r  ri>K>,  i  es  Cícíl  de  distinguir  a  pi  ¡me- 
ra vista.  Aun  (Considerándola  ¡(or  su  lado  bueno,  la  e- 
tiqueta  no  es  sino  un  sustituto  de  las  buenas  maneras, 
i  suele  no  ser  sino  un  simulacro  de  ellas. 

Las  buenas  maneras  consisten  en  jeneral  en  la  corte- 
.sía  i  en  la  benevolencia,  i  álgnit  n  ha  delinído  la  civili- 
dad como  el  arte  de  mostrar  por  medio  de  signos  ex- 
terioros  la  estimación  que  abrigamos  interiormente  pa- 
ra con  los  demos;  bien  que  podemos  ser  cuni[)lidamente 
corteses  para  con  alguno  que  no  nos  merezca  particular 
aprecio  Las  buenas  maneras  no  son  en  suma  mas  que 
un  decente  comportamiento,  i  por  eso  se  ha  dicho  que 
"los  liucnos  modales  valen  mas  que  una  hermosa  figura; 
porque  (dios  nos  proftorcionan  un  goce  mas  chvado  quo 
cuantas  estatuas  i  pinturas  puede  haber;  .son  la  mas  be- 
lla de  todas  las  artes." 

La  verdadera  civilidad  debe  ser  efecto  de  la  sinceri- 
dad, debe  nacer  del  corazón  o  sino  no  dejará  íaipresíoa_ 
alguna  duradera,  porque  no  hai  civilidad  que  pueda  im- 
[ledírnos  el  ser  sinceros.  Es  necesario  dejar  que  apa- 
rezca el  carácter  natural,  suprimiéndoles  sus  sinuosi- 
dades i  asitenv/as.  .*!tin  Francisco  de  tóales  dice  que  la 
civilidad  debe  pareciMse  al  agua,  que  es  nie-or  cuanta 
mas  clara,  luas  simple  i  mus  sin  sabor  ^('t\.''  El  gt'mio. 
,-iii  (>inl)aiíro,  cubre  en  el  hombre  muchos  defectos  (ie  que 
ynu'dan  adolecer  sus  maneras,  i  aun  por  ellos  merecen 
di,-'culpas  los  (|ue  so  distinguen  |>or  su  enerjia  i  su  ori- 
ginalidad. Si  cada  individuo  no  tuviese  un  primitivo 
tinte  particular,  la  vii-i  humana  perdería  mucho  de  su 
ínteres  i  de  sn  varii'dad,  i  los  cara -teres  no  tendrían  el 
mismo  vigor  i   la  misma  fuerza  viril. 

La  verdadera  cortesía  es  venélnila,  i  se  manifiesta  en 
el  deseo  de  contribuir  a  la  felicidad  de  los  demás  i 
en  la  abst(Micion  de  todo  lo  que  pueda  serhis  lUisa- 
gradable.  No  i^s  ingrata  i  recono(^e  de  buen  grado 
los  actos  de  bondid.  El  capitán  Speke  encontró  es- 
ta cualidad,  llevada  al  e-itremo,  hasta  enfre  los  ha- 
bitantes de  l'ganda,  en  las  orillas  del  lago  Nyanza, 
en  el  corazón  del  África.  "Allí — refiere  él — laíngra- 
titiid,  i  hasta  el  mero  olvido  de  dar  las  gracias  a  algu- 
no |K>r  un  siMvício  prestado,  tienen  su  pena  .«(ñaluda." 

La  verdadera  civilidad  se  manifiesta  especíalmento 
en  la  deferencia  que  se  tiene  |K)r  la  personalidad  ajena. 
El  que  quiera  ser  respetado  (¡ebe  respetar  a  los  demás: 
debemo-'  tener  uierta  (^)nsideracion  por  todas  las  opi- 
nioiiíís,  aun  cuando  ellas  difieran  de  las  nuestras.  Kl 
homiue  de  buenas  maneras  da  pruebas  de  d<  s  ncía,  es- 
cuchando pacientemente  al  que  le  habla,  i  aun  suele  a.-i 
hacerse  aci-eedor  a  respeto.  Se  muestra  tolerante  i 
paciente  i  se  abstiene  de  juicios  s(>veros;  pues  los  jlii- 
cíos  .severos  a  que  .xomctemos  a  los  demás,  casi  siempre} 
provocan  juicios  severos  para  con  nosotros  mismos. 

El  hombro  incivil  i  sin  rellexituí  prefiero  algunas 
voces  sacrificar  a  un  amigo  mas  liicn  (¡ue  dejar  de 
soltar  una  palabra  picante;  pero,  (pie  insen.iatez  la  de 
exponerse  al  odio  del  prójimo  por  un  minuto  de  satis- 
facción! IJrunel,  el  injeiiiero, — quo  fué  uno  de  los  hom- 
bres mas  Ix-névolo-,-- -aííostumbraba  decir  que  'la  ma- 
lignidad i  la  malevolencia  eran  los  goces  m,i3  costosos 
que  había  en  el  mundo."  I  el  doctor  John  on  dijo  una 
vez:  "Señor,  tan  vedado  es  ser  iude«oro.so  en  palabras 
como  en  accione.-*,  ¡  tanto  vale  mostrarse  uno  insolen- 
te  para  con   alguno  como  tenderle  |)or  tierra. 

El  hombre  ijensato  í  culto  no  preten  le  ser  mas  sabio, 
uimaHiico  <pie  su  vecino;  no  se  jacta  de  su  posición,  ni 
de  su  nacimiento,  ni  de  su  patria;  uí  dosdeñi  a  los  quo 
no  han  sido  llamados  a  gozar  de  los  inísaios  prívilejios 
que  él.  No  hace  ostentación  de  su  talento,  ni  de  su 
profesión,  i   ticno  citiiladi)   de   no   (McfíiUnai-  desde   el 


J2/>  tJVSMtJTO  »V*!ÍeMOJ\*^i.. 


3lí» 


momento  on  que  ahrfi  los  lal»io3.  Poi'ol  contrario,  on 
todo  lo  que  dice  i  todo  lo  que  hace,  es  modesto,  sin 
pretfníiioncr",  fin  arroorancia,  i  muestra  su  verdadero 
car;íctor  en  siia  actos  mas  lúen  que  en  sus  palabras. 
íiO  falto  de  respeto  por  los  sentimientos  de  los  de- 
mas  nace  ieneralmente  del  ecroismo  i  se  manifiesta  en 
la  dureza  i  en  lo  rcputrnante  de  las  maneras.  Tal  vez 
se  orijina  menos  de  malignidad  que  de  falta  de  simpatía 
i  delicadeza,  de  falta  de  aquella  intelijencia  i  de  aquella 
atención  que  nos  ayudan  a  notar  mil  minuciosidades, 
indiferentes  en  apariencia,  que  pueden  ocnsionnr  placer 
o  discrusto.  En  verdad,  puede  decirse  que  es  en  la  con- 
tinua ahnejracion,  en  las  relaciones  de  la  vida  avitual, 
en  lo  que  consiste  principalmente  la  diferencia  entre 
el  liomlire  bien  educado   i  el  que  no  lo  es. 

(Continuará). 


Sección  «le  Pedasoría 


A  Is  Academis  (k  Maesípos 


MÉTODOS  DE  INSTRUCCIÓN. 

POU  JAMK3    PVLK  WICKERSHAM, 

f  Director  de  las  JW^'pln.s  Normales  de  Pensilvovia.) 

Para  ser  Maestro  ««•  iieep^lfa  un»  preparaeiou 
♦.'npcclal. 

(Continua.) 

'K  I-I  punto  objetivo  de  l'>s  conocimiento-!,  tal  como 
r.xi-iie  en  la  natnralezn.  está  arretrlado  ¡  relacionado  de  i 
tal  modo.  (iue  facilita  su  adquisición. —  Ijos  poderes  su-  i 
jcftivos  de  la  mente  i  las  conexiones  de  la  materia  i 
cuardnn  entre  si  una  completa  relación.  NTo  podemos  j 
iniajinürnos  un  nniver-o  con  sus  partea  confusas,  inc  >-  i 
uexas,  fracuicritariiis:  en  e]  nuestro,  un  aislamiento  com- 
pleto es  desconocitlf».  VA  lema  if^iirilfiis  unmn  a  nada  ; 
j  u 'denpli<-ar.^e  tamliien  como  al    universo.  j 

Las  conexiones  i  relacioní-s  ile  los  olijetos  naturales,  j 
son  las  que  hacen  posible  la  ciencia.  Kn  las  cosas  exis- 
te el  fundun:"nto  pira  I»  fonTiaeion  de  la»  clases,  jéne-  ¡ 
ros  i  espei-ies  .Si  un  estudi;  nte  hace  la  odqnisi(ion  de  j 
un  hecho,  «*-le  lo  conducirá  antro,  i  a  si  nnce^ivamen-  i 
te.  La  natura'eza  entá  arrcirlado  a  manera  de  una  sn-  ; 
cesión  lie  habitaciones,  cada  una  con  una  puerta  qno  j 
da  a  la  innudiata.  Un  estudiante,  en  simpatía  con  la  i 
naturaleza,  o\(>  voces  que  le  llaman  i  ve  nianO'j  que  le  i 
jruian  en  cada  uno  de  sus  ja  oj,  i  ante  sus  ojos  flota 
eternamente 

•'Una  bandera  con  el  l^reve  lema, 
Et  elsior."' 

Si  el  punto  objetivo  de  los  conocimiento.-»,  faf  como 
existe  en  la  naturleza,  está  rclaciouffdo  i  arreelado  de 
tal  modo  ()ue  facilita  su  adquisición,  debe  acontecer  lo 
mismo  con  los  liliroH  de  testo.  Un  libro  detesto  debe 
p^e^^cnta^  un  atmnto  eu  su  orden  natural  i  en  sus  cone- 
xiones. U»  particular,  una  materia  o  una  lección  deboa 
sujerir  Ift  inmediata.  .Altrunas  veces,  al  enseñar,  seria 
•'ouveí::  nte  pro|>oner  preguntas  relativas  a  cosas  distin- 
tas de  .  conxiones;  pero  a  mejor  enseñarlas  primero 
cu  <ui  cojicxioues. 


10.  El  objeto  de  los  conocimientos,  tal  como  existe 
en  en  la  memoria,  tiene  sus  conexiones  i  relacione?  que 
amneiitan  su  valor. — Si  las  conexiones  i  relaciones  de 
los  conocimientos  se  oltservan  al  adquirirlos,  se  conser- 
varán estas  relaciones  i  conxiones  como  yacen  cu  la  me- 
moria, i  las  mismas  condiciones  que  hicieron  su  adqui- 
sición mas  fácil,  contribuirán  en  hacerla  también  mas 
valiosa. — Existen,  ademas,  otras  leyes  que  se  aplican 
a  conocimientos  adquiridos  i  que  sin  cmbarpro  no  se 
aplican  a  las  rt?alidades  objetivas  de  que  se  derivan. 
Hai  cosas  que  orijinariamento  son  inconexas  o  no  tie- 
nen relación  alp^una  entre  si,  i  que  pueden  aprenderse 
al  mismo  tiempo,  o  de  tal  modo  que  las  enlazan  en 
la  memoria.  Ademas,  las  leyes  de  asociación  aparecen 
constantemente  operativas  combinando  los  materiales 
de  los  conocimientos  tales  como  existen  en  la  mente. 
Reúnen  las  cosas  semejantes  i  separan  las  que  no  lo  son. 
Una  memoria  bien  disciplinada  tiene  espacio  para  to- 
do, i  conserva  cada  coso  en  su  lugar. 

Si  el  punto  objetivo  de  los  conocimientos,  tal  como 
existe  en  la  memoria,  tiene  conexiones  i  relaciones 
tales  como  las  que  se  han  indicado,  aquel  será  aun 
mas  valioso.  Un  hombre  de  uetrocios  puede  arreglar 
una  cuenta  en  pocos  minutos  si  todos  los  papeles  rela- 
tivos a  ella  están  reunidos,  pero  si  se  hallan  esparci- 
dos aqui  i  allá,  empleará  muchas  horas  en  el  mismo 
trabajo  i  talvez  no  lo  hará  con  exactitud.  Suce<le  lo 
mismo  con  los  materiales  de  lo^  conocimientos  tales 
como  existen  en  la  memoria.  lOstos  materiales  son  de- 
masiado vastos  para  que  se  les  pueda  tratar  como  co- 
sas industriales,  i  solo  se  les  puede  utilizar  arrcilán- 
dolos  en  orden,  formando  agrupaciones,  unit'ndolos 
por  s»''i  Íes,  o  asociándolos  en  clases.  Los  maestros 
que  no  deseen  ver  perdido  su  tiempo  i  su  trabajo, 
debtMi  tener  muí  en  cuenta  \f>  que  acabamos  de  mani- 
festar. 

11.  Son  posibles  nuevos  descubrimientos  en  la  Cieit- 
cia  i  nuevas  invenciones  en  las  Artes,  i  los  métodos 
de  instrucción  deben  preparar  a  los  estudiantes  n  ha- 
cerlos.—Constantemente  pe  hacen  de-icubrimientos  en 
todos  los  ramos  de  la  ciencia.  Nunca  fueron  tan  rá- 
pidos los  progrtísos  de  la  cien  ría.  Li  cosfcha  parece 
estar  ya  en  sazón,  i  lodos  los  trabajadores  alcanzan 
una  parte  de  los  frutos.  I  sin  embargo,  todo  lo  qnese 
ha  hecho  es  poco  en  comparación  de  lo  que  aun  queda 
|)or   hacer. 

l,r>  que  es  cierto  en  el  campo  de  la  Ciencia  lo  es 
también  en  el  cam[K>  del  .Vrte.  Tal  ve/,  el  mismo  ráfii- 
do  progreso  no  es  aparente  respeto  a  las  ÍJellas  Artes, 
p'ro  se  manifiesta  esj»ecialmente  en  todo  el  vasto  cam- 
po de  la  mecánica  í  las  Artes  Utile.-s,  i  enda  día  puede  de- 
cirse (pie  la  industria  humana  hace  un  i  nueva  inveticioB. 
Yo  creo  que  la  educación  significa  algo  mas  (¡uo  es- 
poner los  hechos  i  re|)etir  los  razonamient  )-i  de  lo.-!  li- 
bros de  ti'sto  Si  los  alumncv» reciben  unu  eluracioM  ade- 
cu.idi»,  desearán  sal)er  ufas  de  lo  (¡ue  les  han  en-tcña- 
do,  o  de  lo  que  simplemeite  han  aprendido:  teñirán 
la  coiciencia  de  que  les  han  dejado  algo  qué  hacer 
i  d(  a  »arán  llevarlo  a  cabo.  El  lia  mas  elevado  de  la 
enseñaiuHf'  no  consiste^ en  ^testar  la  mente  con  los  co- 
noCÍRiícntOR  acumulados  durante  .siglos  i  s!gli.>s.  ihino  en 
armarla  con  energía  i  aptitud:  no  en  poner  a  los  alum- 
nos en  e^uido  de  resolver  juobleiuas  en  matemií ticas, 
formar  i>eríodos  gramaticales,  o  roípon  ler  a  pregunta)* 
ülosóficas.  sino  inspirarles  el  amor  al  estudio,  dfsperl.ar 
en  su  mente  un  poder  auinrido,  capaz  d^  infundir  vida, 
i  que  lio  deseante  .satisfecho  con  lo  que  sal):;,  sino  i|ue 
luche  siempre  por  obtener  nuevas  verdades,  por  espresar 
nuevas  belleza",  o  hallar  nuevas  vías  do  disuiiauir  el 
trabajo  i    acreeontar  el  bi-^n. 

Pocos  son  loí  g¡aiid''S  penmdores  que  hau  f'nht  for- 
mado por  los  libros,  i  si  decirnos  que  ninguno  no  será 
cicrUment.^   un   en  o-.  Un  miíeniítico  iiuii  inferior   a 


:r>o 


i:  t.  MJWSTJ  TV^Qyyp/ir^t^yii,. 


Nowtoii  o  IjU  Placo  puedo  ?oí::u¡r  los  J•ay.olli1lnio!lto^^  do 
los  priíir.ipitu  o  do  la  MiTÚiiim  CV/r-/  .  líacoii  i  fiocko 
son  loidos  |uir  inuolmelio.-i  iIo.c-íouoIü  qiio  Iia'ilaii  a  mas 
lio  podor  di»  la  /'V/ow/V"  i'iihirfivfi  i  do  las  !<li-riN  i'inxihi.i. 
l'na  voz  c|iio  hx^  vordades  mar!  uraiidos  do  la  iiatiiraloza 
fio  han  coiKini-itatlo,  so  viKílvt'ii  o(tm;iarativamoii(o  fáci- 
-.lo.ido  coiii|»roiidoi'.  I'uní  olitoiior  la  mejor  disciplina 
mon'a'.  onsiñ  irnos  mucho  (¡no  pudiéramos  llamar  do 
souiunda  mano.  Conlamos  doiiia-jiado  con  la  oooponi- 
ciou  do  los  lihro-í.  i  deiamos  (pío  las  jiotonoias  produc- 
toras del  entoniiiinionto  i)ei-mano/,oau  casi  en  un  estado 
do  completa  so'iMioleiu-ia.  Soiruinios  demasiado  do  cor- 
ea el  >ondoro  trillado  por  otros  para  q no  podamos  ad- 
quirir la  ventaja  de  una  vigorosa  intolijencia  que  pienso 
1)01  si  propia,  tan  uecosaria  para  ))oder  arrancar  do  la 
naturaleza  nuevns!  vonlades.  .  I)ol;oiian  adoptarse  k>s 
m 'todos  de  enseñan/a  qiio  dojan  al  alumno  depondor  do 
sus  solos  rocni'sos.  que  saquen  a  luz  la  orisrinalidíid  qno 
ellos  puedan  poseer,  qno  los  conduzcan  a  ronetir  los  es- 
.I)or¡meutos  i  verificar  las  couclnsionos  dolos  otros,  i 
quo.  cu  lili,  los  impelan  a  aírrecrar  su  riin)!o  n  la  suma 
do  loscdiiocimiontos  humanos 

12.  J^a  naturaloza donde  quiera  invita  a  la  invosti- 
•racion  por  un  sistema  do  atracciones  quo  cautiva  la 
atención,  i  acrecienta  la  actividad  en  aqnellas  (mtenoias 
por  medio  de  las  ciialoí  recordamos.  rol1e.\-ionamos.  ra- 
zonamos i  filosofamos;  i,  por  lo  tnufo.  los  mi-todos  d^ 
enseñanza  .deben  scr  sujestivos. — Lo.s  alirnno-'  ii  >  <lo- 
hen  convertirse  en  recipientes  pasivos  de  los  conooimien- 
tos._  Aíuclios  odiicidoros  hnlilan  dom-isiado:  comunican 
liec¡ios„ros[)oiidoii  a  ¡(n-u-untas,  roíuolvoii  prnlilomas.  i 
?us  aliiauíos  lívihcn  <'si  instnicciou  con  asombro  in- 
comiircnsililc  o  osuVuiln  indifei-on.'ii.  Cim  someiinto 
nieto  lo  do  onsoñii liza  los  conociniioiito-t  se  rc-ihen  mo- 
ramente como  (>1  Ulano  011  el  <rrainro  ,o  ia  carira  ou  n-i 
buque.  Smiioiantes  educadores  s«  asomoinn  n  Io4  boti- 
carios o  veiidcdoros  de  viveros,  i  simpleuT^nto  venden 
.'•US  lu-oductos  a  los  marchante^  quf^esneran  su  turno. 
Lo  mojor  (pío  salien  ha<'or  es  atestar  la  mojnoria  con 
liedlos  que  dolivu  pormanocor  alii  amontonados,  indijos 
.tos.  iiiútüos,  .       -  ,      ■ 

La  iiivi\siiu-;)cion  de  lo-^  ■■M;i,,.Mnii,M|t,H  no  solr)  no 
dcl.o  caractcrj.zarso  por  una  ;P>!!vi<i-id  .-iou-a  d"  par'o 
del  alumno.  Hemos  visio  (|11'Miii  masotro  puedo  ava- 
dar demasiado  a  sus  discípulos;  también  os  cierto  que 
pm'ilo  ayiiilarios  mui  poco.  Vn  debido  miramiouto  por 
la  econoinia  i\o  las  fuerzas  móntalos  no  admitir  í  qti'' 
so  tfaston  inútilmente.  iiOs  alumnos  qno  earocon  de 
dirección  hacia  lo  que  dolion  estudiar  i  cómo  dobon 
liacorlo,  mal-rastarán  su  tiouipo.fn  esfuerzos  infructuosos. 
Un  viajero  en  una  (íiudid  ostrañi.  sin  Lniia  alirniin  so 
cansará  fácilmente  con  sus  esfuerzo-!  mal  dirijidos  para 
encontrar  su  camino:  asi  una  indicación  oportuna  do 
im  educador  alivia  a  un  alumno  de  la  dificultad  que  le 
liaoe  maltrastar  su  tiempo  i  a^'ota  sn  naciencia  sin  con- 
ducirlo a  niniTun  resulta  lo  íilil.  Kl  profesor  puoiio 
Kuiar  a  sn  discipiilo  sin  qno  le  conduzca  de  In  mano: 
pueilo  manejar   su   barco  sin  remar  lo  mas    minimo. 


que  contiene  a  los  niños  en  el  circulo  de  sus  debe- 
i-os.  con  la  dulzura  que  los  atrae  i  los  subyuga  a 
la   voluntad  del  ^laestro. 

ií. — Kl  casti<io  corporal  solo  puede  emplearse  en  los 
casos  cstremos;  poro  este  remedio  aplicado  sin  disccr- 
niinieuto,  es  con  frecuencia  un  m  il  mas  funesto  que 
el  (jue  se  pretende  curar.  Sucede  con  estos  casti<ros 
lo  que  con  los  remedios  violentos  en  emfermedades 
ostremas:  pur;ran   ])ero  alteran  el   temperamento  i  cor- 


roen    el    oi 
4— El    í 

iranisi 
iiico 

lO. 

¡c 

un    severo 

tratan 

ioi 

uestn 


pero 


la   obsti 


ui'io  merece 
1  en  el  mal; 
inada  i  bien 
1  Maestro  do- 


istiüra 


mías    con     pa- 
falta  que  ca.s- 


loiontamcntea  sus 
la  pasión  no  cor- 


oconvimir  soria- 
ilnntarias    en  la 

in.)  qin>  d;»spoja, 
autoridad  i  su 


palal 


:ial)ilidad 
,s:  su  có- 
nanifíista- 
¡cion  do  las  re- 
tíostracion  mo- 
a  tenor  do  cor- 


1  v,.liint:i 
conocida.  Esto  punto  es  mui 
be   obrar   cor.   muciía   ])rnd(;i: 

5. — El  Maestro  no  debe 
sion  ni  con  cólera,  sobre  t 
tiíra  lo  afecta  personalmonto 

«.—El  Maestro  no  d 
discípulos.  So  castiíra  para  ■.•.>\-rc} 

'■'•'''■  ■    ^  • 

7  — Es  un  defecto  bastante   coi 

monte  a   los  niños  por   faltas  ca; 

niñez.  Esto,  no  solo  no  produce  tV 

al    Maestro  de  una  g-rau   paiic 

fuer  íl 

S._D.M)"m  'S  ■ruaríamos  de  e\- 
del  niño  iior  la  iluroza  úy  nnesti 
lera  por  las  oxiiera(?ioiios.  i  su  o 
ciónos  de  de-.-pro,áo.  La  c<>ntiiiMi 
conveiieiiiiies.  probüo  en  el  irñ  > 
ra'.  i  (le<ti-uve  la  esperanza  ']'>■• 
rejir  las    fallas  cpio    se  lo  ceii-iiran. 

II  — ror.vieno  (pie  el  niñ  )  v.m  en  e]  trabajo  alfo 
si'tlido.  útil  i  airinlable,  no  pretendiendo  jamás  sujotar- 
so  iior  una   autoridad  soca  i  absoluta. 

Iti, — .Vuuquo  la»  alnbaiiz:is  piieilO;i  excitar  la  vani- 
dad del  niñi.  se  corro  tanilii  b  el  rie.s^fo  de  desanimarlo, 
sino  so  hace  nunca  ningún  elojio  de  su  buen  comporta- 
mionto.  Puede  adoptarse  nn  justT  medie  que  estimulo 
al  niño  do  una  manera  conveniente. 

1 1 .  -Ks  una  LH-an  suerte  para  la  niñez,  i  en  jeneral  para 
la  juventud,  hallar  .\í  lostros.  cuva  vida  ofrece  una  eii.so- 
ñanza  continua:  que  liac(!n  lo  quo  aconsejan:  que  evitflu 
lo  quo  censuran,  i  en  los  cuales  admira  mas  el  e- 
jemplo  de  lo  quo  se  les  ve  practií^ir,  que  los  con- 
sejos  quo  se  les   oye  dar. 

12. —  Dudamo.s  (pie  pueda  haber  un  placer. mas  puro 
que  el  de  hal»or  contribuido  con  cejí)  a  formar  .jóvenes 
que  lloíiion  a  sor  háliiles  prof(ísores  i  a  honrar  (íou  sus 
talentos  la  carrera  do  la  en.señanza.  f/on  frecuencia  so 
observa  que  los  hombres  mas  distini^uidos.  se  mecieron 
en  humilde  cuna  setrun  hacia  ya  Jiotar  Horacio.  hal)laii- 
do  de  los  mas  célebres  ciudadanos  de  la  liepúbüca  ro- 
mai.a. 


(Pe -i-;!  r 


de  (.'id 


ñ'iiHn, 


sKrriox  i>!-:  coxoriMiEXTos  ltilks 


Pciisiimieiitos  de   Kuliiu,  sobre    la  eondiictsi 
«le  los  niños  i  rl  trato  «le  los  Maestros. 


1.— Lo  primero  ile  que  debe  cuidar  el  Maestro  es 
de  estudiar  el  caráct(M-  i  las  inclinaciones  de  los  niños, 
imrquesi  intentara  nivelarlos  a  todos  i  sujetarlos  a 
una  misma  regla,  seria  tanto  como  forzar  la  natu- 
raleza. 

'  2..— En   materia  de    educación,  la    ^--i-nn     habilidad 
consiste   en    sabor'  conciliar   la   fiior/.a  de  la    autoridad 


.1  /..f  SO VI En, sn  ni:  •iRTEsi^tJ\*os. 

Tinta  |»ara  e.«i?ribir  sobre  el  vhlri'j. — Con  la 

8Í<ru¡eute  fórmula  se  prepara  una  tinta  propia  para  di- 
cho objeto: 


Kt( 


.M:¡<t 


1.)  — 

1.')  — 


HCI.  t.VSt'fft^'tO    .-VVí^'iO.ivf/v. 


ri.ii 


Ciiniidn  so  lia  efoctiiarlo  la  disoliu-ion  coinpli'ta.  90 
añade  vonoina  en  cantidad  suíicicnto  para  dar  la  ne- 
cesaria fluidez  a  la  tinti,  <|uo  se  usa  en  frió. 

Kl  vidrio  se  iiafia  en  ]>etrúleo,  i  dcs))ne.-;  de  eso.  se  fro- 
ta bien  en  todos  sentidos  con  nn  paño  lino,  con  lo  cnal 
se  fariiifa  so'ire  el  vidrio,  con  la  e.xprcsada  tinta,  los 
diseños  i    trazos   mas  delicados. 


Elixir  <151f"'tivo. -Para  remediar  las  enfermeda- 
des del  estónia<ro,    pc  usa  el  sij^iiicnte  elixir; 

Quina  calisava 20  oramos. 

Corteza   de  naraiija 20  

f 'nasia    '. 20  

Aloe    socotrino 25  

Tínilinrlio   25  

-Vif  lijo 30  — 

l'niz   do  anjélica 10  — 

>'firra '. 10  — 

Azafrán 5  

Los  precitados  iiiírcdientes  se  deian  oclio  dias  en 
UKieeracion  en  C  kilÓL'ramos  do  nlcoliol:  Iucl'o  se  lütra 
i  se  nñi den  4  kilogramos  de  asua  destilada,  i  un  kiló- 
,!rrnmo  i  medio  de  azúcar,  dejándolo  unos  dias  en  mi- 
ceiücion.  i  cuidando  de  removerlo  con  fi-eenencia.  \- 
ñidaso  lúcumo  mas  azúcar,  filtrase  i  se  íruardn  en  i)ote- 
lla     lijen  cerrada-'. 

.-•e  usa  cu  dÓJÍJ  de  una  cucliaradita  en  aprua  o  cafi-, 
áiil 's   de   la  comiila. 


\5>3¡c:{fio_'i  nlitJKMi'ieiti  d  >1  ceutciio.  (•«•"'v»- 
rta,  íivcna  i  mai/, — Ki  ceuteno  contiene  jmco  díi- 
ten.  i  por  e,*e  motivo  crece  po>o  el  pnn  que  con  /d 
se  liace.  t:i  ilion  se  conserva  iiastante  tiempo,  i  es 
relVeseanie.  i'd,-  lo  demn«.  es  bastante  moreno  i  d'^s- 
1''''''  ""  "'''•'  paiiicular.  La  harina  se  cons-^rvn  como 
la  del  tri'jd.  i  está  sujeta  a  los  mismos  accidentes, 
l'^ntra  en  la   preparación  <lel    nln'tv. 

La  harini  decollada  no  suele  darse  masa  los  ani- 
males. Kl  pan  que  de  oHa  precede  tiene  un  olor  i 
un  salior  poco  a<rradaliles.  En  los  Estados  ('ni. Irw  ¡ 
Alemania  se  como  ensopa  la  echada  perlada.  Kn  K--- 
l>aña,  no  suele  tener  mas  aplicación  «pie  U  medicinal, 
tíjuiándose  tamliien.  como   refresco,    la  infusión. 

La  avena  es  el  cereal  que  tiene  mas  su.stancias  arra- 
sas, f^ii  harina  sirve  para  hacer  itiu-hes  en  Inirlat-Tra. 
donde  la  comen  solo  las  clases  pobres.  La  ¡'.nin  1 
ma.s  (oiiiun  de  su  omi  leo  es  la  de  pequeños  fraLin 'm- 
tos  do  ;rrano.   pr<'via  des!caC'on    al    horno. 

El  niaiz  es  uu  cereal  mui  rico,  también  en  su-í-mi- 
cias  jrrasa--.  Constituyela  base  de  la  alimentación  en 
casi  toda  la  America,  en  varios  ¡.untos  <le  Asia  i 
.Vírica.^  i  en  aliz-utias  comarcas  pobres  de  Portniiíil 
i  Es  aaa.  Los  norte-amer¡cano>í  lo  comen  bajo  mui 
varlaí'as  j^rcí  araciones.  en  harina,  puches,  queluan- 
tado.  en  irrano.  en  espiíra.  crudo  unas  veces,  tosla- 
ilo  otras,  i  en  la  mayoria  de  los  ca-cis.  cocido.  En 
España  se  hace  con  su  harina  el  pan  que  en  el  Nor- 
te se  llama  borona.  La  famosa  polenta  italiana  no  es 
otra  co:^a  (pie  harina  do  mniz  cociila.  í^e  hacen  tani- 
iiien,  con  hi  harina  no  maiz,  pura  unas  veces  i  mez- 
clada oirás  con  haiáiía  de   triiro.    tortas  mui  gustosas. 


A!¡riín.«' 3íyta<>k-.-.->^on  todas  las  que  pueden  bc- 
berse  cotidianamente  sin  que  produzca  aceidciifes  pa- 
t(dóiicos.  En  lo  jcncral  esta  clase  do  anuas  son  liin- 
¡lidas.  aireadas,  e  inodoras,  tienen  un  sabor  fresco  i  a- 
írra<lal)!e.  no  son  ni  .«osas,  ni  picantes,  ni  saladas,  ni 
dulces,  ni  sulfurosas,  ni  á,4peras.  ni  dejan  residuos  des- 
pués de  ajitadas,  cuecen  bien  las  carnes  i  las  Icíuni- 
Ijies  ;i!i  endurecerlas,  disuelven  el  jabón  sin  hacer  .u-rii- 


mos.  i  no  ])roduccn  malestar  o  i)eso  en  el  estóman^o. 
Esta  última  cualidad,  la  reúne  el  asna  pura  o  des- 
tilada, por  cuya  razón  no  es  buena  i^ara  beber. 

'l'oda  asna  potable  de  buena  calidad,  debe  contener 
ciertos  u-ases  i  sustancias  minerales,  entro  las  que  de- 
ben contarso,  como  las  mas  'a  propósito,  el  aire  atmos- 
rt''rico.  ¡icido  carbónico,  cloruro  de  sodios  ¡  o  irbouato  de 
cal  en  cantidad  variable,  pero  siempre  dentro  de  un 
máximum  determinado  por  la  experiencia.  Por  lo  de- 
mas,  la  naturaleza  las  presenta  conteniendo  diversidad 
de  sales  minerales,  bajo  proporciones  también  mui  di- 
ferentes, resultando  de  ahí,  que  son  a  veces  malas  o  de 
mediana  calidad.  se<run  predominan  unos  elementos  ú 
otros.  Así.  por  ejemplo,  aquellos  en  que  predomina  el 
sulfato  de  cal,  o  sean  las  selenrtosas,  crudas  o  yesosas. 
suelen  cortar  el  jabón  i  cocer  mal  las  lenfumlircs-  Las 
hai  también  que  contienen  exceso  <le  carbonato  de  e  il 
o  mafrnesia,  siíjuióndose  de  ahí  la  calificación  de  su  ¡ne- 
joro  peor  calidad  parala  bebida.  En  lo  general,  pue- 
de calificarse  de  pura  i  mui  buena  para  los  usos  donas- 
ticos.  toda  agua  que.  no  coutcuicmlo  mas  que  niilcsinias 
d(!  sales  minerales,- esté  escasisimamenle  cargada  d(!  ma- 
terias oriránicas,  i  tenga,  por  lo  menos,  0,73  por  lÜO  do 
sulfato  de  cal. 


('risfa|p<i  ti*nsh«*!i'iiff*s  I  <l<'sln«trailo.s. — Tu 

poco  do  sulfato  de  magnesia,  disuelta  en  cerveza  ei)u 
una  corta  cantidad  do  dcxtrina,  i  a|)licado  por  medio 
de  una  esponja  o  uu  pincel  a  las  vidrieras  o  cristales, 
lia  lugar  a  que  estos  aparezcan  mates  i  como  deslus- 
trados. Para  darlos  un  aspecto  pintoresco,  se  colora 
el  liipiido  con  colores  diferentes,  i  pueden  obtenerse 
dibujos  de  ojas  verdes,  de  flores,  de  tallos,  sobre  fondo 
azul,  o  como  se  (pilera;  en  tma  palabra,  todos  los 
cambiantes  i  coloraciones  que  la  fantasía  puede  ima- 
jinar. 

Si  no  so  pone  color  ninguno,  el  cristal  aparecerá 
pimplomeutc  como  deslustrado,  dejando  paso  a  la  luz, 
puesto  (pie  resulla  trasluciente  1  no  opaco. 


Valor  nulritivo  de  las  susJan^liis  alinicii- 
ticia.s. — Kl  profesor  Atwater,  del  colejio  agrícola  de 
Connccticut,  lia  formado  después  de  varios  análisis,  una 
tabla  que  indica  lo.i  valores  comparativos  nutritivos  de 
las  diversas  sustancias  alimenticias,  tales  (!oruo  los 
l)escad()s,  la  carne,  los  lia:",()s,  quesos,  etc.  Algunas  de 
sas  conclusiones  son  mui  interesantes,  tanto  mas  (aian- 
to  difieren  de   lo  jijueralniCMle  admirado. 

Indica  como  base  la  carne  de  bnei  d'i  tamañ  t  me  lio, 
ni  gra.sa  ni  mui  magra,  estimando  su  valor  nutritivo 
en   100   i  en   relación   las  domas  en  la  forma  siga  enie. 

A'ulnr 
niifriíi'.n. 

Carne  de  buey    l(i(> 

Carne  de    cerdo ]  IC. 

Carne  de  buey  aliuniada ■".    .  .  l-if, 

•lamon  ahumado 157 

Carne  de  buey  ordinaiia '.ii.:l 

Carne  do   carnero ,S(j.(i 

.Manteca }: 141 

Queso  de  leche  desen'iuada     '""    lóí) 

Huevos  de  galliíaa "'^  •" 72,'2 

Salmón  fresco ' 107.9 

Alacha 105:;) 

Bacalao JIIG 

Salinmi   eoii-eiva.lo lOT 

Alacha  salados 111.1 

O.stras 21 

Lanu'dsta  de  mar 5(1.:! 


:í52 


m:mj  m^vstití/to  jwiviojwtw^. 


Lns  canios  uliumadas  i  socas  rosnitan  con  jrraii  valor 
nutritivo,  lo  cual  se  csplica  por  la  evaporación  de  la 
humedad  i  coin))rcnsion  del  tqji.u. 

I  el  gran  valor  del  queso  ños  da  la  esplicacion  del 
porqné  del  iiunenso  consnmo  que  so  hace  de  esta  sus- 
tancia por  la  clase  obrera  do   Inírlatcrra. 


Motnlizaciou  rtc  la  ni»<lera.— Primeramente  se 
trata  la  madera  por  medio  de  una  lejía  alcalina  cáusti- 
co, donde  se  sunierje  durante  al<¡,'unos  dias,  mantenien- 
do el  baño  do  G0°  a  70°  Reaínunr.  Inmediatamente  so 
pasa  la  madera  a  otro  baño  de  siilfliidrato  do  calcio. 
al  cual  se  le  añade  veinticuatro  o  treinta  i  seis  horas 
después  una  disolución  concentrada  de  sulfuro  con  sosa 
cáustica,  conservando  este  liquido  a  ;!0'  o  40°  Roanmur. 
Esta  segunda  inmefsion  ha  do  duinr  unas  cuarenta  i 
ocho  horas  próximamente.  En  scuuid^i  so  saca  la  ma- 
dera i  se  llena  a  otro  nuevo  baño  do  acetato  de  plomo, 
donde  se  abandona  a  una  temperatura  de  30°  a  40° 
durante  dia   i  medio  poco  mas  o  menos. 

Sin  mas  que  secar  el  madero  a  una  temperatura  mo- 
derada, queda  como  metalizado  con  toda  la  somejanza 
de  un  fósil  al  que  se  cambiara  la  naturaleza  pétrea  en 
metálica.  En  esto  nuevo  estado  la  nmdcra  os  snsco))- 
tible  del  mas  hermoso  pulimento,  o!)tenióndnso  todavía 
matices  mas  brillante?,  como  de  plata  l>ruñida,  si  so 
rostrcga   la  superficie  con  plomo,  zinc  o  estaño. 


Aceite  iiiiiversal  para  i-eeiiinjÉazur  al  at'elíí' 
de  linaza. — Monsieurs   Fuchs  i  Rvesol  lian  inventa- 


do una  mezcla  do  diferentes  sustancias  oleajinosas  i  esen- 
ciales, con  la  cual  pueden  reemplazar  los  pintores  con 
ventaja,  el  aceite  de  linaza. 

Las  sustancias  empleadas  son:  aceite  do  notróleo,  re- 
sina clara  de  Borgoña,  a(  eite  rojo  de  ali'  'on,  aceito 
espeso  de  Holanda,  aceite  de  Boldriaa  i  es-  .  ia  de  Mir- 
ban. 

En  una  caldera  qué  tenga  un  tubo  de 
chatío  en  su  unión  con  dicha  caldera  par 
chimenea  los  vapores  que  resultan,  se  j 
las  expresadas    materias  en   la  siguient 


ida  en;an- 
iviar  .'I  ia 
II  a  c(  (  er 
roporc  on: 
Is  i  logramos. 


Resina  cla'-a  de  Borgoña: . 
Aceito  rojo  de  algodón . .  . 
Aceito  espeso  de  Holanda. 

Aceite  de  petróleo 

Aceite  de  BoMrian  i  csenri 
mezclados 


3.2Ó0 


'25 


10000 
La  operación  comienza  por  fundir  la  resina,  después 
se  añade,  mezclándolos,  el  aceito  roj.)  de  algodón  i  el 
aceito  espeso  de  Holanda,  i  luego  el  aceito  de  petróleo. 

Cuando  se  haya  enfriado  dicha  composición,  es  cuan- 
do se  echa  el  aceite  de  Baldrian  i  la  esencia  de  Mir- 
bano,  dejando  reposar  durante  algunos  dias,  al  cabo 
de  los  cuales  adquiere  un  precioso  color  de  ámbar. 
Esto  aceito  so  eniDlon  pririoip-ibnonfo  ou  la  iahnaoria 
i   en  la    iiro¡.:.;-,ir¡on    (hcl.,,--    i  i.;r,,;  — . 


^>-=*=tsjg3tfiS?írí=*--^~- 


0BSSRVAGI0HI5S  Mg-TSOROLOGIGAS, 


INSTITUTO   I^AClOXlf.    Ull   «lí  \T2:«  V!.  %. 


i 

Temperatura    en  C 

(mtígra- 

'"Uu\ia 



i — 

Altura   ,, 
del    Barrí e. 

■- 

Julio. 

dos. 

en 
m.  m. 

E.síatlo  del 

ciclo. 

\'iento 
;  dominante. 

1883. 

■- 

Mínima.    ¡Máxima. 

Mcdia. 

tro  en  m.  r.i. 

1 1 

i5,o      1     23,9 

18,82 



Xuhlado. 

Ncirdest''. 

-4;,;.: 

12 

14,2           23,1 

18,27 

. 

Cuhicrlo. 

Norde.stv". 

04 1 ,83 

13 

i5,5      1     24.8 

19,02 

10,6 

Nublado. 

Nordeste. 

641,31 

,..i 

14 

J4.6        1       2.\0 

1940 

Xuljlado. 

Nordeste. 

641,32 

■    > 

1 5 

1 5,0               26,4 

20,12 

CllbRTtO. 

Xord-s;.<'. 

(;4  :  ,2  i 

16 

14,6               26,0 

20.07 



Cubierto. 

.\(iru!slc. 

04  !    ;„. 

;.') 

17 

14.4       ■      22,6 

17.70 

75.2 

Cubierto. 

Nordeste. 

18 

1 5,0          20,7 

16.95 

2 1.7 

Cubierto. 

Nordest.'. 

19 

134           21,3 

17.52 

7,-; 

Cubierto. 

Nordeste. 

20 

'^•3      i     21,3 

1 7.60 

}C\l  . 

Mili    IUl!.!-u]o. 

V.  ,,-.  !(.^:'¡  . 

0.1   i  .O."^ 

21 

14.1       1      21,5 

1 7,5o 

;,3 

Cu  ¡.i.  Tío. 

.Nordeste. 

(>  i  ;  .?u 

'-'•4 

22 

14,7      1     24,0 

18,70 

0.() 

Nublad.,,. 

Nordeste. 

642,49 

;s2 

-3 

1           1     23,0 

18,27 

5,0 

Muí  nubiadí  . 

Norte. 

643. 1  Q 

24 

14       !    23,2 

17,70 

4.5 

Mui  nublado. 

Norte. 

6^2,62 

S  y 

25 

147     1    22,0 

i7.'^7 

3.2 

Nublado. 

Nortr. 

()42,  1 ;. 

H.-) 

26 

13.4,,;    24,0 

iS,5o 



Alí^o  nublado. 

Nord.-t:-. 

i\\  ;,',  . 

79 

27 

12  ■"      23,5 

iS,-,o 

7,5 

Aliu:)   nublado. 

Norte. 

(•,!  J.2.Í 

;;;5 

28 

^•8      '      ^3.9 

18,42 

Nublado. 

Norte. 

')  ;2,i''' 

S'3 

29 

i:  S    ,lr.    22,4 

18,00 



Nublado. 

Norte. 

í)2  ¡  .e.) 

87 

30 

^3^7     i     22,4 

17.5o 

Mui  nublado. 

Norte. 

041, 3" 

-9 

M>/as:—L¿(Knznas:  ]u\\o  19.    20.21.    23.  29.  2i'^.TJui¡as: 
!7.   Tempestades:  Julio  12.  Truenos  i  Reíd uipaj^os  ]\\\\o  ¡4. 


Julio 

i5.  2  i 


ri^Tí'  nM]i 


Pt'rhSrtico  (If'ilifiído  u  la  (lifiision  dr  la  liistriu'ciun  Priíaaiia  ¡   Sfcuiulaiia. 

PuBi.iCAno  r.A.ioi.A  i'noTKrciox  ni-i,  í!kí<oii  Jrnerai.  J.  Rufino  Harrios, 

l'liKSlliK.VTK    1>F.   I, A     lÍKPLlil.irA     DK  TJ  CATKM  AI.A. 


FiiiuiaJor  i  Kili 


.Miiíiipl  Pinoiln  i  Podio  DpIpoh  YííIi^izik'Ih. 


.\i  .n.  23. 


Ciiiisiloiiisila,  l»>  de  Aisrosto  <Ie  18S:t. 


VOI..  I. 


[liiluciit-ta  (i(- la  liii^fnircioii  piimaiia «;»  la!« 
(■<>sliini3)ri-s,  <'n  !a  moral  pública,  í'ii  la  In- 
dustria i  t'U  el  dí'sariMdlo  jí'iK'ral  de  !a  pros- 
peridad de  los;  pueblos,  por  M.  L.  i  í;i.  V.  A- 
iiiunáte^ui. 

(Continúa.) 


VI. 


Terminaremos  nucptra.s  observaciones  sohíe  las  cs- 
ciiela.s  con  nliriinas  palabras  relativas  a  los   locales. 

La  nccesidati  de  mi  local  adecuado,  cómodo,  lun- 
visto  de  los  muebles  i  utensilios  f-recisos.  es  ind's- 
ponsalde  jiara  el  liuen  éxito  do  la  enseñanza,  ¡lart 
la  salubridad  de  los  alumnos,  para  el  prestijio  A<' 
la   escuela. 

Un  preceptor  que  tiene  a  sus  disc!|)iilos"amontonii- 
dos  en   una' sala'' (Kfui-a,    sin   pizarra^,   sin     niapiis.    (•-• 

eii-rñar. 

fiOs  niños  obüiíndos  a  res|)irai-  un  aire  infecto,  a 
pormaneiMM-  largos  ratos  en  tortura]'  sobre  niueliles 
mal  construiíios,  en  una  cpoca  de  la  vida  en  (|Uí; 
el  cuerpo  cst.l  formándose  t"da\ia.  contraen  los  ji-i- 
menes  de  enfermedades  que  ai'ortarán  aluunos  un  is 
de  su  existencia    natural. 

El  aspecto  de  un  "  eiliíicio  desaseado  inspira  des- 
ju-ecio  hacia  el  objeto  a  queso  aplica:  al  contrario, 
el  de  un  eleirante  i  decorad!)  con  decencia  li:ice  ex- 
perimentar <'onsidci-ai-¡(,iii  por  la  institución  a  que  se 
linlla  destinado. 

Por   eso  la   Ici    do    Piii-i:i    de    ISIl»  no    se    lia    des- 


deñado de  entrar  en  todos  los  pormenores 
leerán  a  continuación  sobre  este  particular. 

•Poi-  i-eír|a  jeneral  toda  escuela  debe  tener 
sa  especial;  siempre  que  sea  preciso  alquilar 
i".\\,  se  procurará  quií  esté  ai>lado  i  rpie  no 
ningún  contacto    con   edilicio-;  (vtraños. 

"Las  condiciones  esenciales  i  (¡ue  ser.ía  ri 
mente    exij¡d;is   j.ara,    toda    c:isa    de    e-cnela.    s( 


situación  >!iin' 
entabladas,     b 

jainiento  para 
escuehis  que 
(pie  al  iiit'aios 
la  casa  de  h 
liarán  ¡evMiila 
de  (lilc,.;¡.  s  I;, 
pi-CMI|U|.-|,,     „| 

ci,.n  i    de    Ins 


'iitemcute  gra 
conservadas  i 
l    po-iblc,    na 

i'spc 


lo 
liíae 


1  macarro.  1> 
•II. '11  iniiolios 
no  de  ellos  tenga  su 
escuehi.  Los  consislori 
planos  modelos  de  c;i 
iños  para,  las  aldeas  i  v 
.xiin;itivo  de  lo^  cosí. 
aeb!,.s  nere<ari..s.  a  fin 
iiK'ii   a   ellos    inra    tod 


SU  ca- 
uii  lo- 
tenga 

'j-u  rósa- 
la una 
'-.  bien 
la  ma- 
■II  alo- 
a  las 
)i'iirar:í 
ion    en 

escuela 


ones  nuevas  i  las  re] 
"Toda  aldea  o  vill<: 
do.  se^-iin  los  pni-^es 
en   de    llore-:,    .,    bie,, 


instruc- 
idan- 


tia- 


■Itoiide    1. 


•i:i  ajuar  iiee,. 
anuente  en  un 
el  liso  del  inii 
■n    ¡lara  el    uso 


3Ó4 


KM.  IJWSTITf  TO  JV^CIOJV,tI^ 


"Habrá,  según  la  clase  de  cada  escuela,  una  colec- 
ción de  cartas  o  instrumentos  .jcocrrá fieos,  de  mode- 
los de  dibujo  lineal  i  escritura",  do  música,  etc.;  los 
instrumentos  i  las  colecciones  necesarias  a  la  histo- 
ria natural  i  a  las  matemáticas;  en  fin,  según  la  es- 
tensioii  do  la  cnseñair/a,  el  material  que  exijen  los 
ejercicios  Jimnásticos.  los  utensilios  i  las  maquinas 
que  convienen  a  la  enseñanza  industrial  en  las  es- 
cuelas donde  estén  introducidos  estos  ramos  de  co- 
nocimientos. Los  consistorios  provinciales  fijarán  el 
minino   de  ajuar  exijido  para  las  escuelas  inferiores." 

Para  contrastar  lo  que  os  el  edificio  escolar  en 
Prusia  i  lo  que  deberia  ser  entre  nosotros  con  lo 
que  es  en  realidad,  estractamos  los  siguientes  apun- 
tes de   los  informes  de  los  visitadores  de  escuelas. 

Jh'p(ir/iiiii'n!ii    (fr'  l<i   Snriia. 

Local  do  la  o.-^cunla  municipal  de  la  calle  do  Snn 
Juan  do  Dios.— l'n  aposento  de  siotc  varas  do  lar- 
go i  tres  varas  tros  cuartas  do  ancho  con  nnn  sola 
puerta,  que  no  poraiite  l,i  claridad  suficiente.  En  es- 
to aposento  están  agrupadas  las  aliminas  en  silletas 
que  llevan  de  sus  casas  por  no  haberlas  en  ol  os- 
tal)lecimiento.  La  clase  do  oseritura  se  hace  cu  una 
ramada  indeconto.  abierta  n  la  intomporin,  donde 
hai  tres  mesas  desaseadas  con  tres  bancas  ruinosas 
todavía  peoios. 

liOcal  de  la  escuela  municipal  de  mnjeros  do  la 
calle  de  Almagro  —Una  sala  de  tamaño  regular,  po- 
ro oscura;  i  en  la  cual  no  hai  mas  muebles  qiio 
un  mesón  plano,  pequeño  o  incómodo,  una  pizarra  i 
los  asientos  que    las  alumnas   llevan    de  sus  casas. 

Local  do  la  escuela  do  mnioros  dol  Puerto. — Una 
media  agua  semojauto  a  nn  dopó.-ito  d:»,  leña,  con  un 
piso  que  en  vez  de  ladrillos  tiene  liovos  i  tion-a.  con 
murallas  formadas  por  adobes,  piedra,  quincha  i  ta- 
blas, llenas  de  aberturas  por  donde  penetra  el  vien- 
to, el  polvo,   el  sol  i  el   frió. 

^  Local  de  la  escuela  de  mujeres  de  Santa  Lucia.— 
L  na  ](ieza  sin  pavimento  cuyas  murallas  no  es';ín 
embarradas,  que  no  tiene  mas  inueblos  q\ie  tres  me- 
sones, que  por  su  altura  i  nnu?!io  dadivo  no  ofrecen 
comodidad  alguna.  Las  alumnas  mas  altas  escriben 
de  pié,  i  las  mas  po.|u,ins  tron.inilo^o  solu'O  sus  a- 
sicntos. 

íiocal  de  la  escuela  municipal  do  la  Panijia.— T'na 
l)iezade  doce  varas  de  largo  i  cuatro  i  media  do  am-lio, 
cuyo  (echo  de  totora  se  mueve  mucho. 

Local  de  la  escuela  municipal  de  Andacollo.— T'na 
jiieza  de  doce  varas  de  largo  i  cinco  de  ancho,  sin  blan- 
quear ni  cidadrillar. 

(Informo  pasado  en  1S,',:5  por  el  visitador  don  .T. 
Blas    Roldan.) 


/>' 


í  ,ih. 


do  Dioiiuitas. — Unr 


Local  de  la   escuela   liso 
quena    ramada  construida  ilo   retazos  de 
pequeño  patio. 

Locar  de  la  escuela  fiscal  del  Tambo.— Una  pie- 
za desplomada  i  rasgada  en  dos  partos,  que  mido  o- 
cho  varas  i  cuarta  de  largo  i  cinco  i  dos  tercias 
de  ancho. 

(Liforme  pasado  al  ministerio  do  instrucción  ]hi- 
blica  por  el  visitador  Roldan,  focha  Ki  do  au'osto 
de    ISóa.) 

Leparlamciilo   de   San    Felipe 

Local  (lo  la  escuela   fiscal   de  la    Cancha   del    Lla- 
no.—l'n    ranoho    pajizo,  oscuro  i  sin   enladrillar. 
Local   de  la  escuela  municipal  de  .íagücl. —  C'na  ra- 


]>e-    j 


mada  de  paja  en  forma  de  media  agua,  que  .se  apo- 
ya en  una  pared  baja  de  adobos  viejos,  i  cuyo  pi- 
so desciendo  en  declive  de  este  a  oc.  te.  estando  le- 
vantado por  un  lado  como  cinco  varis:  por  medio 
de  ella  pasa  una  acequia  descubierta.  U'.  muralla  del 
lado  del  oeste  es  de  caña  do  maíz,  i  h  >]  sud  (I'  ra- 
ña (lo  ti'iiro.  Tiene  do  lar-o  de  i„a-í  sud  «¡I:/  va- 
ras, i   de  ancho  cuatro. 


Departa merdu   do  P^tut.dn. 

Local  de  la  escuela    fiscal    de    la     Rinconada 
Silva.— Una   pieza   os.-ura  sin   enladrillar,     techo 
pajñ,  .suelo  formado  por  polvo  menudo,   con   dos  pu 
tas  i  sin  ninguna  ventana. 

Local  do  la  escuela  fiscal  de  la  Rinconada  do    V, 
m.anes. — L^n  rancho  de  paja,   bajo,    oscnio,    sin    en 
driliar,  que   tiene  do  largo  como  diez  \..ras  i    de  i 
cho  tres,  con  una  puerta    angosta    al    csfremo    :;.)i- 
No   hai  ntosilios:  los  niños  se  sientan  o;     íi- ,    , 
madera   en  forma  de  bancos   i  en   sül' 
sus   casas:  muchos  pobres  se  ven  obliu 
en    el  suelo.   Cuarenta  de  h»s  abnnnos    ,  ,   ,  -  ,, 

están  escribiendo,   i   lo  liac^n   sobr,'    his  ro.jili:;^  í„, 
abajo. 


Dcpartíuneii'n  <U'  1',  !.:ui. 

Local  do  la  osenela  fisp:,¡    .]-  ;'.-í.,iv:í.  ^-[J;ia  saia  futi- 
da i  desplomada  por  sus  niairo  \;\\\:i<. 


T), 


rhuncd;    dr    h,     L, 


Loeal  do  la  oscncla  fiscal  di>  !: 
cho  de  paja,  sin  onladrilKir.  pi-^ 
do  por    polvo    uionudo. 


hpartonirulo  dr   h. 

la     rsruria    inuiíi. 
¡•ia,   >i:,    <■!,!;;. i;-¡l!n 


Local  de  la  rsrui'i 
ranoho  do  pyja,  >i:i  c: 
que  do  c.-íi'  a  n, •,-(,■  t 
laro-o    i    cuatro    i    ruai 

(Infnnno  pasado  a! 
■     'intos  Roias   ol 


']<■]  .Vrcnal.- Un 
pNo  duro  i  .seco, 
■as   (i  is   tercias  de 


.T.is 


ador  don 


Drpa.t  tinado   de  la    Vitoria 


Local  (lo  la  osfiiela  í'¡v.\l  de  la  Victoria —Una 
pieza  es]»uo<ía  oii  i'l  vnMiio  a  tjdo  ol  riífor  dol  Sol, 
donde  se  espoiimenta    mi   calor   insoportable. 


jip. 


,r,:fu     ,1.      l!„r,a.:.. 


Local  de  la  escuela  fiscal  de  Cai-cn.-  Tu  ram 
húmedo  c  indeconto,  que  mido  cin.^i  \;ua-;  de  hir 
i  ciiutro  de   ancho. 

(Informo  dol  visitador  don  Pacirt-o  dimoiRV  pa 
do    al    ministerio   on    Isót.) 

1>  ¡inrta.ucn.'n    dr    QuUhla. 

Local  de  la  escuela  municipal  de  Ulmuó.— T 
mala  pieza  sin  enladrillar  ni  blanquear,  con  diez  i 
ras   de  largo   i   cuatro  do  ancho. 

(Informe  pasado  al  ministerio  en  L^.'jI  por  el  vi 
tador    don   Dionisio   Ramiioz.) 


Lopal  do  la 
e-trechu:  o- 


¡ciiidcuaia. 

de     Ul.-11-i 


KW.  ursTiTi/'-ro  j%'*ttCÉO^r»,ji.. 


Sáá 


Local   de  la  escuela  fiscal   de  Poncagüe. — Una  ])¡o- 
za  estrecha,  desabrigada  i  lu'inieda. 


Loe 
za  de 
dondo 
811  caí 

Lo.' 
za  d- 
de  aiK 
i  ésta 
la  esc 

Lor; 

Cruz.- 

Ce|)tO!-; 

fada, 
sas. 

Lo.'; 
ca. — ! 
lio?. 

(hú\ 
sado   ; 


Depcr.iamcutn  ,Jr    C"riró. 

iil  de  la  escuela  fiscal  de  Vicluiqueii. — Una  pie- 
diez  varas  de   largo   i  cinco   i  media  de   ancho, 

el    preceptor  vive  con  su  familia,  donde  tiene 
:a  i  talvcz  la  cocina. 

ú  de  la  escuela  fiscal  de  Pumanqui. — Una  pie- 
seis  varas  i  medid  de  largo  i  dos  tres  cuartas 
•ho,  que  jio  tiene  mas   muebles   (pie   una     mr-sa. 

es  prestada.  Lns  alumnos,  por  la  cslnclioz  de 
acia,  leen  i  estudian  ea  un  corredoi-. 
i!  de  la  escuela  municipal  de  ninas  de  8anta 
-El  corredor  de  la  pieza  en  que  viven  la  pre- 
i  i  ayudante,  amueblado  con  una  mesa  pres- 
las  silletas  que  las  aiuuinas  trai-u  de  sus  ca- 
li de  la  escuela  fiscal  de  San  Autonin  Clii'pi- 
110  sala  mui  reducida  i   desprovista   de  utensi- 

inne  del  visitador  don  José  Santos  Rojas  pa- 
i   ndinstorio  en  lS."j4.) 


Drparl, 


<lr     Cn 


w¡¡ 


za  de  diez  varas  'lo  hiri;-..  i  i-'uvn  i  inedia  (i-  aiic!i(i 
oscura,  húmeda  i  sin  ventilación,  siti;ada  en  la  laida  df 
un  cerro,   cuyo  terreno  se  reviene  cu  el  invierno. 

Local  de  la  escuela  fiscal  de  Coronel.— Malo,  mui  !iíi 
medo  i  estrecho. 

Local  de  la  es.aiela  fiscal  de  Xirivilo. —  Una  ]ii(v.a  c- 
Ireeha  de  nueve  varas  de  lariio  i  cinco  de  ancho. 


1  de  la  e-cuola  fiscal 
-treciía,  que  mide  dio 


NOCIONES 
DE  JEOMETRll  EI^EMEi^TlI^ 

ESCRTT.VS  PA1Í.V  LOS  NIÑOS, 

P¿>r  Sanios  'loniño,  Birator  cid  Instituto 

Xacioüfll  (ir  Chiatcaiala. 

(rontinúa.) 

LI-CCION    VIIL 

De  las  lincas  panudas  i  de  los  á7igulos  qjie  forman 
cortadas  por  nna  secante. 

I .  Líneas  paralelas  son  las  rectas  o  curvas  que 
trazadas  sobre  un  mismo  plano  no  se  encuentran 
aunque  se  prolontjucn  todo  lo  que  se  quiera.  Por 
consiguiente,  las  !íní:as  paralelas  no  se  pueden  en- 
contrar nunca  aunque  las  supongamos  prolonga- 
das indefinidamente,  porque  conservan  siemprs 
entre  sí  dos  a  dos  la  misma  distancia,  como  los 
ri;-!:-,  di-  im  ieiTocarril,  las  huellas  o  señales  que 
van  ii;:i:i!i  1  I  •■riel  suelo  las  ruedas  de  un  carrua- 
je u  de   uiui  carreta,  etc. 


ifiasdc  i' 
iras  de  h- 


Ln,:,i  de  la  escuela  fi.-<cal  déla  villa  de  Híilnc 
Un  d(¡)artainen1o  de  dos  piezas,  la  primeía  >i.i  li 
que;»!-  i  la  scL'uu'la  sin  ('inl)arrar:  las  ventanas  lo  tic 


Li 


las  d-  I' 


incar    i    i 

de      Vü„ 

IM.   -' 

v     pa! 
'n     s:i! 

ii<ca|c- 

,!  .  <  , 

i    .Miu-i 

lo.    Iimi     (i-ciü-).    c-i  i      i;: 

_  L'x'al  .le  la  .■-■;p'!,: 
sin  [latio.  lugar  .-liiiiaii 
queado    ni    eml.aira.ln. 

L.w    l,.;-d.'s   .le    las  <■.  ■acias 

las-de'hJ  tWs"a!,icri'^ivi.'""' 

Líical  .lela  e-^cueia  inaiiic¡i.al  .le  l>,¡c;,!.,  Vicio.- 
Luí  .?dilic¡.)  arniiiKido.  hastante  .).-;runi.  .k'  muralla- 
reiii-ii.lada-í    ¡    lual    l)lai:qiica.las. 


Lvical    d.;    la  escuela  íisoal    de    Quüecto. —  Oscuro  i 
estrecho- 
Local  de  la  escuela  fiscal  de    ('Ifqianco. — -Un    ran- 
cho  de  carrizo. 

(lidbrnie  de!  visitador  don  J.  Días   Roldan  pasa.lo 
al   ministerio  en   1854.) 


(  Coiil'untará-) 


Fig.    1. — Dos  r.'ctas  pini'.elas  i  uaa  se.-uuíe, 

2.  Dos  ¡e-ríro  p:irai-.:!as  corladas  p;)r  una  se- 
cante ibnnan  oii.)  :l:-i;;ulos,  cuatro  internos  i  cua- 
tr.x'sternos.  Lo;  inlernos  queflan  dentro  de  las 
i)\iM'e]a-;,  i  ea  la  r¡,;-ui-a  anterior  están  marcados 
(•  in  1  >s  ¡lameros  ;,,  4,  5  i  6;  i  los  estemos  (|uedan 
i"iu:ra  ác  las  p:\ra!el;is,  i  son  los  marcados  cou  los 
números  1,  :,  7  i  N. 

3.  iv;tos  ()::!ii)  ;l!!_'.!ilos,  de  dos  en  dos  toman  un 
!T>ni:ir;'  ¡la-ticuiar,  dÍ3';:in'.;uiéndose  ios  unos  de 
los  litros  en  fonr.^i'oudientes,  a'irruos  iiüernos,  i 
ol'eru.-^s  cJcrnos. 

.;.  Ángulos  corresjiondientes'son  ios  que  quedan 
a  \\\\  nd.,mo  lado  d(?  la  secante,  uno  dentro  i  otro 
i\i':;ra  de  las  [paralelas  i  con  sus  aberturas  en  un 
mismo  sentidlo.  Los  cángulos  en  1  i  en  5,  i  los 
en  3  i  en  7  son  correspondientes.  También  lo 
son  los  en  2  i  en  6,  i  los  en  4  i  en  8. 
ir.^5.  Ángulos  alternos  internos  son  los  que  es- 
tán dentro  de  las  poralelas  i  a  distintas  lados  de 
la  secante  ui-.o  con  cada  paralela.  Los  ángulos 
en   ;]  i  6,  i  los  en  4  i  en   5  son  alternos    internos. 

6.  Ángulos  alternos  estemos  son  los  que  es- 
tán fuera  de  las  paralelas  i  a  distintos  lados  de  la 
secante,  uno  con  cada  paral.'la.  L»s  ángulos  en 
I  i  en  8.  i  it!S  en   2  i  en  7  son  alternos    esíern;js. 


3.x  i 


M:L.  IJV»TMTr/TO  Jl'^CMfJV^I.. 


6.  Los  ángulos  correspondientes,  los  alternos 
iiittirnos  i  los  alternos  estemos,  tienen  la  pro¡>¡e- 
«lac!  de    scT  ¡iruales  de  dos  en  dos. 


1/2 


(Fiií.  1.) — Dos  rectas  paralelas  i  una  secante. 

Bcmosíracioit. —  i?Sean  los  ániíulos  correspon- 
dientes en  2  i  en  6,  los  que  vamos  a  demos- 
trar que  son  i^aiales.  Si  imajinamos  que  la  para- 
lela CD,  moviéndose  en  dirección  de  Ja  secante 
MN,  se  va  acercando  a  la  AB  siempre  jiaralela- 
mente  a  ella,  llegará  el  caso  de  confundirle  con 
ella  misma,  i  entonces  el  ángulo  en  ó  también  se 
confundirá  con  el  ángulo  en  2,  puesto  que  la  in- 
clinación de  ambas  j)aralelas  respecto  de  la  secan- 
te es  la  misma:  luego  los  ángulos  correspondien- 
tes en  2  i  en  ó  son  iguales;  i  como  el  mismo  ra- 
ciocinio es  aplicable  cxnctanKínte  a  otros  dos  án- 
gulos   correspondientes  cuales(¡uier,i,    <)ue  l;i    de- 


dos 


mostrado  que  todos  en  jener.i; 
en    dos. 

2.  '^  — Sean  los  ángulos  alternos  internos  en  3 
i  6,  los  (jue  vamos  a  demostrar  (|ue  son  iguales. 
En  efecto,  el  ángulo  en  3  es  igual  a!  ángulo  (M1  2 
por  opuestos  al  vt'rtice;  el  ángulo  en  oes  taml)ien 
igual  al  ángulo  en  2  por  correspondientes:  luego 
los  dos  ángulos  en  3  i  en  6  iguales  a  un  tercero 
en  2  son  ijíuales  entre  sí;  i  como  lo  mismo  pudié- 
ramos demostrar  respecto  de  los  otros  dos  ángu- 
los en  4  i  en  5,  queda  demostrado  qu(í  en  jcnerai 
los  ángulos  a'ternos  internos  son  iguales  lie  dos 
en  dos. 

S-"- — Sean  los  ángulos  alternos  es'.erno";  en  i 
i  en  8,  los  que  vamos  a  demostrar  (¡ue  son  igua- 
les. En  efecto,  el  ángulo  en  [  es  igu;il  al  ángulo 
en  4  por  opuestos  al  vértice;  el  ángulo  en  S  rs 
también  igual  al  ángulo  en  4  por  correspondien- 
tes; luego  los  dos  ángulos  alternos  estemos  en  [ 
i  en  8  iguales  a  un  tercero  en  4  son  iguales  en- 
tre sí;  i  como  lo  mismo  pudiéramos  demostrar 
respecto  de  los  otros  dos  ángulos  en  2  i  en  7, 
queda  demostrada  que  en  jeneral  los  ángulos  al- 
ternos estemos  son  iguales  de  dos  en  dos. 

7.  Los  ángulos  en  3  i  en  5,  lo  mismo  que  los 
en  4  i  en  6,  que  están  situados  dentro  de  las  pa- 
ralelas i  a  un  mismo  lado  de  la  secante,  uno  con 
cada  paralela,  tienen  la  propiedad  de  ser  el  uno 
suplemento  del  otro,  es  decir,  entre  los  dos  com- 
ponen siempre  180°. 

Demoslracion. — El  suplemento  del  ángulo  en  3 
es  el  ángulo  en  4  como  adyacente;  pero  el  án- 
gulo en  4  es  igual  al  ángulo  en    5    por  alternos 


internos;  luego  los  dos  ángulos  en  3  i  en  5  son 
también  suplemento  el  uno  del  otro;  i  aplicando 
el  mismo  razonamiento  a  los  otros  dos  ángulos 
en  4  i  en  6,  queda  completa  la  demostración  que 
nos  propusimos  dar. 

8.  Como  consecuencia  de  loque  se  acaba  de 
demostrar,  podemos  establecer:  que  si  dos  rectas 
cualesquiera  cortadas  por  una  secante,  forman  con 
ella  ángulos  correspondientes,  alternos  internos 
o  alternos  estemos  iguales,  o  ángulos  suplemen- 
tarios situados  dentro  de  las  f)aralelas  i  a  un  mismo 
lado  de  la  secante,  las  dos  rectas  tienen  que  ser 
paralelas  ¡jorque  están  igualmente  inclinadas  res- 
pecto de  todos  los  puntos  de  la  secante. 

9.  Dos  rectas  paralelas  a  ima  tercera  son  pa- 
ralelas entre  sí. 


FiiT.  -1. 

.Supongamos  que  en  la  íigura  2  la  i-ccta.AH  sea 
paralela  con  la  CI),  i  qu^la  recta  MX  también 
sea  paralela  con  la  misma  Cl);  drcimos  (uk;  las 
rectas  AB  i  MX  son  también   paralelas   entre  sí. 

I)e;?u}sü-acíoh'."-Si  tra/iamos  la  secante  SR  de 
modo  que  corte  las  tres  rectas,  tendremos:  que 
los  ángulos  en  i  i  en  2  son  iguales  por  corres- 
pondientes entre  las  paralelas  AB  i  CIX  i  los  án- 
gulos en  2  i  en  3  también  .son  ■  ■  corres- 
pondientes entre  las  paralel-e  -S:\uc'^o 
los  dos  ángulos  en  i  i  en  3  iguaies  a  un  tercero 
en  2  son  iguales  entre  sí;  pero  tstos  dos  ángulos 
ocupan  el  lugar  de  los  correspondientes  entre  las 
rectas  AB  i  MX:  luego  estas  dos  rectas  están  i - 
gualmente  inc!i¡Kuias  resi;ecto  de  i.i  sircante  SR, 
i  por  consiguiente  son  paralelas,  que  es  lo  c¡ue 
nos  propusimos  demostrar. 

10.  Si  una  recta  es  j^f^rpendiciu."-  a  un;i  tle 
varias  paraléis,  t:unliien  será  pe,-¡H  .; o'cuLu- a  to- 
das las  demás. 


F 

Ll 

2_i 

5  '3 


Supongamos  que  en  la  fig. 

CD  i   MX.  sean  paralel.is.  i<n 


,  las  rectas  AB, 

la  recta  I' H  .sea 

;n.)s  que  tam- 


JEL,  IJVSTJTírTO  JT^CJO^V^I.. 


357 


bien  será  perpendicular  a  las  otras  dos  CD  i  MN. 

iJemos/f'dcwn. —  hos  ángulos  en  i,  en  3  i  en  5; 
lo  mismo  que  los  en  2,  en  4  i  en  6,  son  iguales 
por  correspondientes  entre  las  tres  paralelas  i  la 
secante  FH;  pero  los  dos  ángulos  adyacentes  en 
I  i  en  2  son  rectos,  por  ser  la  FM  perpendicular 
a  la  AB;  luego  sus  iguales  en  3  i  en  4,  lo  mismo 
que  los  en  5  i  en  6,  también  son  rectos;  i  por  con- 
siguiente, la  FH  no  solo  es  perpendicular  a  la  AB 
sino  también  a  las  otras  dos  CD  i  MN,  que  es  lo 
que  del)iamos  demostrar. 

II.  Dos  rectas  perpendiculares  a  una  tercera 
recta,  suii  paralelas  entre  sí. 


Fi,-.  -í. 

.Si  en  la  fig.  4,  las  dos  rectas  CD  i  MN  son  per- 
pendiculares a  la  AB;  decimos  que  también  son 
paralelas  entre  sí. 

Dematracion. — Por  el  supuesto  las  rectas  CD 
i  MN  son  perpendiculares  a  la  AB;  luego  les  án- 
gulos en  I  i  en  2  son  rectos  e  iguales;  pero  estos 
dos  ángulos  son  correspondientes  entre  las  rectas 
CD  i  MN  cortadas  por  la  secante  AB;  luego  las 
perpendiculares  CD  i  MN  están  igualmente  in- 
clinadas respecto  de  la  secante,  i  por  consiguien- 
te son  paralelas,  que  es  lo  que  nos  propusimos  dr;- 
mostrar. 

1 2.  Si  de  dos  paralelas  dadas,  la  primera,  por 
ejemplo,  es  perpendicular  a  otra  tercera  recta, 
también  lo  será  la  setrunda. 


Fi<r. 


Supongamos  que  en  la  figura  5,  las  dos  rectas 
CD  i  MN  s(;an  paralelas,  i  que  la  CD  sea  perpen- 
dicular a  la  recta  AB;  decimos  que  la  otra  para- 
lela MX,  también  será  perpendicular  a  la  misma 
recta  AB. 

Dcniostradon. — Por  ser  la  CD  perpendicular  a 
la  AB,  los  ángulos  en  i  i  en  2  son  rectos;  pero 
estos  dos  ángulos  son  respectivamente  iguales  a 
ios  otros  dos  en  3  i  en  4  por  correspondientes; 
luego  la  paralela  MN,  que  forma  dos  ángulos  rec- 
tos con  la  AB,  es  perpendicular  a  ella,  que  es  lo 
que  nos  propusimos  demostrar. 


1 3.  Dos  ángulos  son  iguales  cuando  tienen  sus 
lados  respectivamente  paralelos  i  sus  aberturas  di- 
rijidas  en  un  mismo  sentido. 


Supongamos  que  en  los  dos  ángulos  ABC  i 
DFH,  el  lado  AB  del  primero  sea  paralelo  al  la- 
do DF  del  segundo,  i  el  lado  BC  del  primero  sea 
también  paralelo  aliado  FH  del  segundo;  i  en  tal 
caso  decimos  que  los  dos  ángulos  son  iguales. 

Dmiostraiion. — Prolongando  el  lado  DF  hasta 
que  encuentre  el  lado  BC  en  el  punto  N,  te- 
nemos: que  el  ángulo  en  i  es  igual  al  ángulo 
en  3  por  correpondientes,  entre  las  paralelas  AB 
i  DN  cortidas  por  la  secante  BC;  .el  ángulo 
en  2  también  es  igual  al  ángulo  en  3  por  corres- 
pondientes, entre  las  paralelas  BC  i  FH  corta- 
das por  la  secante  DN;  luego  los  dos  ángulos 
en  I  i  en  2  iguales,  a  un  tercero  en  3  son 
iguales  entre  sí;  qu:í  era  lo  que  debíamos  demos- 
trar. 

1.4.  Todas  las  perpendiculares  entre  dos  para- 
lelas son    iguales    unas  con  otjas. 

Dtinostracion. — Hemos  visto  que  la  menor  dis- 
tancia enre  dos  rectas  se  mide  por  medio  de  una 
perpendicular;  i  que  según  la  definición  de  las 
paralelas,  todos  los  puntos  de  la  una  deben  estar 
equidistantes  de  los  puntos  correspondientes  de 
la  otra:  luego  la  menor  distancia  entre  dos  para- 
lelas tiene  que  ser  constantemente  la  misma 
en  tados  sus  puntos;  i  por  consiguiente,  todas  las 
p;-rj)ejidicu!ares  deben  ser  iguales  unas  con  otras. 

[('on/iniícird) 


ELEMENTOS 
l>E    IaV    fiEXGlJA  INGI^ESA, 

Para  uso  de  Jos  alumnos  dtl  Instituto  Nacional 
de  Guatemala. 


SEGUNDO  CURSO. 

VOCABUL.VRY. 

To  mend,  componer;  inendcd,  compuesto. 

To    send,   enviar;    sent,-  enviado. 

To  lend,  prestar;  lent,  prestado. 

To    break,  rjn.ehrar;    broken,  quebrado. 


35R 


Mii.  IJVSTITVTO  JV^CIOjy^M. 


To   give,  llar;  sivcu,  dado. 

To  know,  confx-e,-,  snher;   known,   conocido,  sabido. 

To  inake,  hacrv.  inade,  hecho. 

To  go,  t"}-;  jíoiic,  ido. 

To  sleep,  dormii-;  slept,  dormido. 

To  begjn,  comemar:  begun,  co/wensodo. 

To  cut,  catar:  ciit,  cortado. 

To  run,  correr;  ruu,  corrido. 

To  forget,  olvidar;   forpotten,  olvidado. 

To  hear,  oí/*;  heard,  o/rfo. 

To  bring,   <?-aer;   bronght,  traído. 

To   tear,  desgarrar;  tora,  desgarrado. 

To  come,  feniV;  come,  venido. 

To  study,  estndiar;  studied,  estudiado. 

To  tell,  i/fcí'i-;  told,  f/íV//o. 

To  receive,  recibir;  received,   recibido. 


Ever,  alguna  vez. 
Never,  vunca,  no. 
Now,   ahora. 
To  day,  /<oí. 
Yesterday,  oí/cí-. 
Togetlier,  pintos. 
Alone.  «o?o. 
Olí.  upen,  snf)re. 
íjiiouirli,  bastante. 
Oiilv,  «oío,  solamente. 


Escry,  cíwífl. 

Ever  y  day,  radu  din. 

A II  day,  ^otío  el  dia. 

Ahvays,  siempre. 

Severa!,  varías. 

Th3  summer,  el  verano. 

The  winter.  el  invierno. 

The  spring, 7a  primavera.     \ 

Tlic  autumn,  él  otoTn.  \ 

Several  times,  varios  veres.     | 


EXERCISES.  i 

I.  ^ 

Have  yon  had  tlie  books? — I  have  had  them — I  have    ■■ 
not  had  them. — Have  I  had  them!'' — Yon  liave  iiot  had     j 
them? — Has  he  had  them? — Neither  he  ñor  I  liave  had     i 
tliem? — llave  they  had   them? — Neither  they  ñor  vou    ¡ 
have  had  them.-Have  the  cliildren  had  the  gnn? — They    I 
liave  had  it. — They  have  not  had  it. — Ilns  your  bro-    ' 
ther  had  uiy  woodcm  hammer? — He  has. — Has  he  had 
my  golden  rihbon.'!? — He  lia.*^  liad  your  trolden  ribbons. 
but  he  has  not  had  velvet  ribbons. — Have  the  English 
liad  my  beautiful   sliip? — Tliev  have  liad  it.  — Wo  has 
liad  my   thread   stockings? — Your   servants   have  had 
them.-Have  we  had  the  iron  trunk  of  onr  good  neighbor? 
— You   have  liad  it. — Hijve  we  had   liis  fine  pistol? — 
You  have   not  had  it. — Have  yon  liad  the  mattresses  ot" 
the  foreigners? — We   have   not  had   them — Has   the 
American  had  my  good  work? — He  has  had  it.  — Has 
he  had  mv  siiver   knifc? — Helias  not   had  it. 


rr. 


(¡ood  day,  Miss. — Good  day,  Sir — Good  day,  Ma- 
dani. — How  do  you  do.  Sir? — Very  well;  tliaiik  yon. 
Mi39. — How  do  you  do,  Madam?-Very  well,  Hir,  thank 
yon.— Good  evening,  Madaiii.  how  do  you  do? — Very 
Avoll,  Miss,  thank  you.—  Good  morning,  Miss. — Good 
morning,  Sir. — How  do  you  do  to-day? — To  day!' — Yes, 
to-day. — A''ery  well,  thank  you. — How  are  you  (his 
evening,  Miss  Charlotte?-Pretty  well.  thank  you. — .Vre 
you  well  this  morning.'— Yes,  Sir,  j>retty  well,  thank 
you. — How  do  you  do,  Miss  Clara? — Not  very  woll, 
Madam. — Are  you  well,  Mr.  Robert? — Yes,  Sir.  this 
evening  I  am  very  well. — Is  any  thing  the  matter  with 
you,  Mr.  Robert!'—  No.  .Miss.  notiiing. — Good  evening, 
Miss  Kat»,',  are  you  well? — Very  well,  thank  you. — I 
am  glad  to  hear  it — .Vnd  you,  Mr.  Luis,  how  do  you 
do?— Not  very  well,  to-day.- Are  you  well  this  evening, 
my  dear  luother? — Pretty  well,  uiy  dear  daughter, 
thank  von — I  am  elad  of  it. 


ni. 

¿En  dónde  has  estado,  Juan?— He  estado  en  casa  de 
mi  hermano  Pedro.  —¿Ha  estado  Guillermo  en  ca.sa  del 
zajjatero.' — Sí,  señor,  Guillermo  ha  estado  hoi  en  casa 
del  zapatero. — Ha  estado  Ud.  ya  en  la  iglesia? — Si,  se- 
ñor, ya  hfi  estado  en  la  iglesia.— ¿No  ha  ido  Ud.  to- 
davía a  casa  de  mí  tía? — No,  señora,  porque  he  estado 
muí  ocupado. — ¿Has  estado  contenta,  Maria? — No,  pe- 
ro mí  hermana  lo  ha  estado. — Su  tío  de  üd.  nunca  ha 
tenido  muchos  amigos. — C:irlo.=i  ha  perdido  su  bolsa  — 
No.?otros  hemos  visto  a  la  reina..— Estos  f.obres  niños 
han  estado  enfermos  toda  la  semana.- — E.~te  buen  hom- 
bre ha  eido  muí  rico,  pero  hoi  está  muí  pobre. — ¿Ha 
tenido  Ud.  la  bondad  de  prestar  un  libro  a  mi  herma- 
no?— No,  señor,  porque  su  hermano  de  Ud.  no  ha  veni- 
do aquí. — ¿En  dónde  han  estado  Uds.  toda  la  semana? 
—Yo  he  estado  en  la  escuela,  i  Carlos  ha  estado  en  ca- 
sa del  vecino. 


IV 


CoNVERSATiON  A.— Wherchave  you  bcen?— Have 
you  been  to  the  ball?— Hast  thou  been  to  the  play? — 
Has  your  eldest  .son  ever  been  to  the  tlieatre? — ílast 
thou  already  been  to  my  large'store? — Ha«  your  good 
ancle  already  bccn  in  my  larsr  gardon? — Have  you  al- 
ready been  in  the  thcathre? — Have  you  not  been  in  the 
queen's  garden? — Ts  it  possíhle? — Fías  your  únele  been 
at  the  lawyer's  office? — Has  the  Italian  i>een  to  the 
workshop  of  the  joiner  or  tiíat  of  tlie  paintor?— Has 
the  son  ofour  gardener  been  to  market?— Have  you 
alroady  been  at  the  play? — Hast  thou  over  boen  there 
alone?— AVhore  have  we  never  been?  — .Vt  which  liouse 
h.^.s  he  been?  llave  Julius  and  Lewis  o.vcr  been  atthe 
mnseun? — llave  you  had  niy  book?— Who  has  liad  it? 
— What  have  you  liad  to  do?— Has  our  neighijor  been 
at  the  tlieatre  as  often  as  we? — Have  you  liad  my  blue 
gloves? 


CoN'VF:Rs.\Tioy.  B. — Where  havo  you  ueen  all  this 
morning? — Where  has  your  brother  beon?— Who  has 
been  here? — Has  this  girl  been  ill? — Have  y.)u  ever 
been  at  Escuintla?-Have  you  not  over  lieeti  at  Antígua?- 
Has  not  Peter  been  in  iny  rooin? — Wiíat  have  you 
had  for  supper.''  Henry,  have  you  l)een  at  tlie  taifor's?- 
Have  you  had  the  kindness  to  give  a  glas  of  wiiie  to 
that  poorman? — Has  not  Mary  had  my  silver  peí»? — 
Has  ray  servant  been  here? — Have  vou  liad  mv  sugar? 
— Have  I  had  any  good  p:ipor? — Has  the  cook  of  the 
Russian'captain  liad  any  cliickens?-Has  the  Frenchinan 
liad  any  good  oid|wine? — Has  the  farmer's  .son  had  any 
frcsli  butter? — Has  this  wooinan  liad  good  Spanish 
segars  and  tabacco? — What"  have  the  Spaniards  had;' 
— Who  has  had  courage? — Have  the  Gi'rinans  had  inore 
friends  than  the  Englísh? — Has  your  litle  son  had  more 
toys  than  hís  cousin? — llave  thesc  men  had  more  pepper 
than  corn  and  tabacco^ 


CoNVERSATiox  C. — Havc  you  been  hungry  or  cold.' 
— Who  has  been  right,  and  who  wrong!'— Has  the 
Italian  painter  had  anything?-Who  ha?  bcen  at  the  gar- 
den of  the  President? — Have  many  of  our  friends 
been  there? — What  have  you  had  to  do  to-day? — Have 
we  had  to  work  to-day? — Have  these  boys  had  sore 
feet? — Who  has  had  aji|¡Fore  uose? — Has  the  tobáceo 
merchant  liad  sore  eyes?— Have  the  Eiiglish  had  as 
much  sugar  as  tea? — Has  the  physícian  been  cold,  this 
evening? — Has  this  gentlciuan   been  right  or  wi-ong!'- 


JEW^  IJ^^STITUTO   JV»1CMOj%\§I^. 


Eave  I  boeu  right  iu  writing  to  my  brother? — Have 
yon  liarl  a'iytliinfr  sroorl? — How  oftcn  have  you  been  at 
my  fr-iend's  liouse? — How  many  times  liave  you  been 
at  tlie  tlieatre? — Have  you  souietimes  been  at  the  ballV 
—  rías  your  brother  ever  s^one  to  the  concort? — Has 
yf  ir  fath^T  sometimes  íroue  to  the  museum? — Who  has 
secn  my  Eiif,'lish    bcok^ 

(  Continuará ) 


T.\   IVaturuleza  al  alí*auce  de  los  Niños. 

PflR  WoRTIir.XOTON  HOOKER  M.  D. 

Tr.uhir-ula   por   J.    1.    Itodrkjuez,   ./i.    M.    LL.   D. 
(Continúa.) 

CAPITULO  XIV. 

CHIMEXEAfl. 

Muchas  veces  habrás  oido  decir  que  el  tiro  de  una 
chimenea  es  bueno:  i  esto  se  conoce  porqne  el  liumo 
del  carbón  o  de  la  leña  se  va  por  todo  el  tubo  de  el  i, 
i  es  arrojado  en  el  airo  fuera  de  la  casa.  Rl  humo 
08  aire  caliente,  mezclado  con  ^íises  i  vapor^^s.  i  arras- 
tra alirun  carbón  i  otras  sustancias  sólidas.  El  tiiode 
la  chiraenca  consiste  en  la  corriente  de  aire  que  so 
establece  al  través  de  ella  por  causa  del  calor.  El 
aire  frió  se  precipita  en  la  boca  de  la  chiininei  a 
ocupar  el  lujrar  que  deja  el  aire  que  se  calentó  alli 
i  se  fué  p)r  el  tubo.  Ese  aire  se  calienta  a  su  turno 
i  se  va  también.  Viene  una  nueva  cantidad  de  ai- 
re para  que  le  suceda  lo  mismo;  i  e^ta  sucesión  con- 
tinua forma  la  corriente  que  mantiene  la  combustión 
viva,  i  lanza  fuera  el  humo. 

Cuando  en  un  cuarto  hai  candela,  bien  en  una  estu- 
fa o  en  la  chiminea.  i  se  pone  cerca  una  vela,  o 
llauía  de  cualquiera  clase,  la  llama  se  inclina  hacia 
el  l'ueu;o.  Esto  prueba  la  corrienjc  del   aire. 

Cuando  un  cuarto  está  lleno  de  humo,  nos  apre- 
suramos a  alirir  las  puertas  i  las  ventanas  para  que 
el  humo  se  vaya,  i  se  va  en  efecto.  La  razón  so  (pie 
aliriendo  las  puertas,  se  determina  una  corriente:  el 
aire  frió  de  fuera  entra,  i  empuja  el  aire  interior,  i 
el   iiumo  (pie   allí    había. 

Ya  te  deje  en  la  lección  1°.  quenada  polia  quf^mar- 
se  sin  el  aire:  i  que  Cfiio.fñ  o\  c^wo  a'i¡n''nfn  el  fiiasro. 
Ite  aipii  resulta  (píelos  combustibles  nunca  so  quemu- 
r;ía  liieii,  como  no  haya  una  constante  provisión  de 
aire.  Cuando  este  falta,  el  fue»o  se  a  paira.  Los  hoai- 
bres  conocen  liieu  este  hecho.  Si  el  incendio  estalló  den- 
tro de  un  edihcio.  mientras  mas  serrado  se  tenada  este, 
mas  fácil  será  extinijuir  el  fuciro.  Si  todas  las  vi-nianas 
están  abiertas,  el  fue.ífo  encontrará  i'li>iiií'iito-i  ]iai'a  ñu- 
mentar  su  voracidad,  por  las  corrieíit.j  do  aire  (pío  .-^e 
establecerán. 

Mientras  mas  rápida  es  la  corriente,  mas  viva  será 
la  combustión.  Esta  es  la  razón  jmrque  las  fundiciones 
i  fábricas  en  que  se  necesita  un  fuego  vivo  tienen  las 
cldmeneas  mui  altas.  El  aire  i  los  ga.ses  que  están  don- 
tro  de  ellas  se  pueden  mantener  calientes  por  algún 
tiempo,  i   esto  hace   que  la  corriente  sea  mas  viva. 

Por  esta  misma  causa  las  lámparas  o  quinquc'ís  que 
tienen  tubos  de  vidrio  lai-gos  dan  una  luz  mas  brillante, 
iiuc  cuando  les  falta  el  tuob. 


Piik(;l":;t.\..s 
•Qaó  es  el  ! 


-s. — ¿Porqué  sube  el  humo  en  las  chimeneas?  i 
¿.ii-  t:r-  1,-1  iiumo!''  ¿Qué  hai  en  el  humo  que  lo  hace  visi-  i 
e?  ¿l'opipj '•  sale  el    humo   por  las   c'.dmcneas?  ¿Qu-';     i 


hemos  dicho  sobre  los  incendios  i  loscuarlos  cerrados? 
Qué  le  sucederá  a  una  vela  encendida  si  se  le  pone  cerca 
de  la  chimenea?  ? Porqué  se  va  el  hnmo  abriendo  las 
puertas  i  ventanas?  ¿Qué  cosa  es  el  tiro  de  las  chime- 
neas? ¿Qué  se  necesita  para  que  las  cosas  combustibles 
se  quemen  bien?  ¿Porqué  las  fundiciones  etc.  tieiien 
las  chimeneas  tan  altas?  ¿Porqué  los  tubos  de  las  lám- 
paras  i    quinqués  hacen  la  luz  de  estos   mas   viva. 

CAPITULO  XL 

rSOS    DEL  AGU.\. 

¡Qué  cosa  tan  hermo-'a  es  el  agua!  Qué  para  i  qué 
clara,  como  el  cristal!  Cómo  brillan  sus  gotas  por  la  m.a- 
ñana  cuando  les  da  el  sol!  Qué  linda  es  en  pequeñas 
gotas  sobre  las  hojas  de  las  flores,  i  en  el  rooio  do 
la  mafiana!  Qué  magnifico  espojo  forma  alguuas  ve- 
ces cuando  su  suiierficie  está  tranquila,  i  refleja  los 
árboles,  las  casas  i  todo  lo  que  se  encuentra  al   rededor! 

I  qué  bella  es  también  el  agua  cuando  se  tra.«fornia 
encristales  de  hielo  , o  en  nieve,  o  escarcha!  I  siempre 
es  la  misma  sustancia  pura  i  limpia,  que  corre  alegre 
en  arroyo,  o  forma  el  suave  roció,  o  cae  con  fuerza  en 
la    copiosa  lluvia. 

Cuan  íitil  i  necesaria  es  el  agua!  Ella  lo  limpia 
todo:  lo  lava  todo.  Mira  que  seco  i  que  polvorosii 
luce  todo  después  de  mucho  tiempo  de  calor.  La  yerl)a  i 
hasta  las  hojas  de  los  árboles  parecen  cubiietas  de  polvo. 
Pero  en  el  momento  en  que  cae  un  aguacero,  ¡qué 
diferencia  tan  grande.  Los  árboles,  las  flores,  las  yer- 
bas .todo  luce  tan  verde,  tan  fesco,  tan  limpio,  tau  brillan- 
fe,  tan   bello! 

I  por  otro  lado  mira  cnanto  gustan  los  animales  de  ba- 
ñarse en  el  agua!  Mira  el  perro  cómo  se  lanza  en  el  agua, 
cóinoíiale  de  ella,  se  sacude  i  vuelve  otra  vez  a  lanzarse  en 
ella!  ¡Qué  bueno  seria  que  a  todos  los  niños  le.«guslara  es- 
tar limpios  tanto  como  a  él!  Esmui  divertido  ver  como  el 
canario  de  tu  jaula  toma  su  baño  matinal  en  su  tacitáxle 
agua  ¡Cómo  sacude  el  agua  cuando  bate  sus  alas!. 

Todo  necesita  lavarse  lia-ta  el  mismo  aire,  ¿llabias 
pensado  en  esto  alguna  vez?  Muchas  veces  cuando  pa- 
rece mas  limpio  contiene  niidtitud  de  cosas  que  serian  mui 
malas  si  permaneciesen  en  él.  Nos  producirían  de  se- 
truro  una  enfermedad;  i  serian  también  perjudiciales  para 
lo-;  animalos,  i  aun  para  las  plantas.  Es  preciso,  pues, 
liur  (!.' ciiaado  en  cuando  so  le  dé  al  aire  una  buena 
lavada  fiara  imi'ificarse:  i  cada  vez  que  cae  un  aguace- 
ro) podi-ias  decir  que  el  aii-o  o?t;í  l>:iñándo,^e  i  ponién- 
dose limpio.  Ya  vc.-i  co:!  luaníi  ra/.on  to  dijo  que  el 
agua   lo    liuqjia  todo:  hasta  ol    ini.-^aio  airo. 

Pero  ademas  de  ser  limpiador  universal,  <■!  a^ua  os 
la  bebida  de  todo  el  universo.  Las  plantas  la  moImh, 
lo  mismo  que  el  hombre  i  los  animales  La.-  phmtas 
las  toman  de  la  tierra  por  los  e.K  troníos  de  sil-bracos. 
I7na  gran   parte  de   los  jugos  de   las  plantas  o-;  agua 

El  uso  del  agua  como  bebida  es  tan  freciioali.'  i 
común,  que  no  pensamos  en  lo  buena  i  refrescante  que  es. 
Casi  no  pensamos  en  ello,  sino  cuando  nos  sentimos  con 
mucha  sed.  Cuando  estamos  con  fiebre,  el  agua  fria  nos 
parece  la  mejor  cosa  dol  mundo. 

El  agua  del  mar,  que  es  mui  salada,  no  sirve  tampo- 
co para  beber.  I  habrás  oido  baldar  de  mucha  jente, 
que  en  casos  do  naufragio,  habiéndose  escapado  en  un 
bote,  han  estado  viviendo,  casi  sin  alimento  ni  agua 
por  varios  dias.  ¡Con  cuanto  cuidado  guardan  la  poca 
cantidad  de  agua  que  han  podido  salvar!  Nadie  bebe 
sino  mui  poquito,  aun  que  tengan  muchísima  sed.  I  cuan 
do  se  acaba,  ellos  serian  capaces  do  dar  cualquier 
cosa  por  \\n  poco  de  agua  fresca.  Tan  tcrrilile  es  su- 
frir la  sed  que  casi  no  piensan  en  otra  cosa  que  en  ol 
agua.    Desean  que  llueva  a -fin   do  ver   si  oonsiguon  na 


8(i() 


KM^  lJ%'STlTfITO  J\'^MC10J\\ftr.. 


poco  de  agua,  llni  inndia  iiíiiia  al  rededor  de  ellos:  pero 
parece  que  está  allí  para  hacorlo->  una  burla  saiifírien- 
tal  Esa  no  es  el  auna  que  ellos  necesitan:  ellos  saben 
que  no  sirve  para   liober. 

Un  hombre  que  esetuvo  vaiios  diaf?,  en  un  bote,  sin 
tener  apua,  soiia  decir  que  le  parecía  un  crimen  desper- 
diciar el  aííua  pura;  i  depues  de  su  uaufra-ío  siempre 
usó  el  afíua  coii  cierta  economía,  ¡runntas  «rracias 
debemos  dar  a  Dios  por  hal)ernos  dado  el  agua  en  tan- 
ta abundancia  que  casi  siempre  podemos  usarla  sin  tasa 
ni  medida!.  El  af?iia  es  uno  délos  dones  mas  precioso  que 
hemos  recilñdodcl  Hacedor;  pocas  cosas  iiai  tan  útiles 
i  necesarias. 

Pero  nosotros  no  tomamos  agua  cuando  bebemos  úni- 
camente. La  tomamos  también  cuando  comemos,  porque 
en  todos  nuestros  alimentos  hai  agua.  La  hai  en  todas 
las  frutas:  i  en  mucha  cantidad  en  el  melón  de  agua, 
en  el  coco  etc.  etc.  La  savia  de  las  plantas  consiste 
en  agua  i  otras  sustancias.  Lo  mismo  sucede  en  la  san- 
gre de  los  animales,  que  no  podria  correr  )ior  las  arte- 
rias i  venas  si  no  tuviese  mucha  aaua.  En  el  aire  hai 
también  mut^ha  agua  en  forma  de  vajior.  Pero  el  agua 
sirve  todavía  i)ara¡  otras  cosas.  Las  corrientes  de  agua 
hacen  dar  vueltas  a  las  ruedas  de  los  molinos  i  de  las 
máquinas  hidráulicas.  Sobre  el  agua  navegamos  en 
botes,  barcos  i  vapores.  Las  máquinas  de  vajtor  ti-a- 
bajan    con  agua   convei-tida    en  vnpor  por   el  caliu-ico. 

No  debemos  olvidar  la  iimtiliid  de  peces  i  de  otros 
animales  que  viven  en  el  aaua,  como  nosotros  vivimos 
en  el  aire*  En  el  agua  hai  un  mundo  entero  de  ani- 
males i  plantas.  Está  tan  lejos  de  nuestra  vista,  quo 
n»  pensamos  nniclio  en  ello;  ni  nos  ocu]iamos  de  e<o. 
sino  de  cuando  en  cuando,  acord.indonus  de  que  mu- 
chos animales  viven  en  los  arroyos,  en  los  rios.  i  en 
las  lagunas.  Otros  nnichos  liai  (pie  viven  en  el  fondo 
del  agua.  Las  otras,  las  almejas,  los  camarones,  langos- 
tas etc.  son  animales  niui  conociiio.'!,  que  viven  en  el  asrun, 
como  tambie  muchos  otros  que  tienen  preciosa-;  conchas, 
i  que  son  tan  numerosos  como  las  arenas  del   mar. 

Preguxt.as.  Qué  es  lo  fpiese  ha  diciio  sobre  la  belle- 
za del  agua?  ;.Porque  te  he  diclio  que  lo  limpia  to- 
do.'' ¿Qué  te  lie  dicho  sobre  el  lavado  del  aire  i  de 
todas  las  cosas?  ¿Beben  agua  Ihs  plantas:-'  ¿Cómo  la 
beben?  ¿Pensamos  comunmenteen  tolo  lo  buena  (pie es 
el  agua?  Qué  te  he  dicho  sobre  el  agua  del  mar?  ¿Qui- 
se ha  hablado  sobre  los  náufragos  i  la  sed?  ¿líai  agua 
en  lo  que  comemos?  llai  agua  en  la  sangro,  en  la  savia, 
i  en  otras  cosas?  Para  qué  se  ultiliza  el  agua,  ademas 
de  usarla  como  bebida?  ¿Qué  te  he  dicho  sobre  los  ani- 
males que  viven  en  el  agín? 


LECCIONES  TKOUICO  PRACTIC.iS. 

DE 

«ll\M\TIC.\   <  A.STEI^l^ A  \  A, 

KSCKIT.AS  PARA   I.ÓS  MÑOS. 

Por  Santos  Toruno,  Dirftior  del   JiistiliUo   Nació. 

nal  de  i.liíatcniala. 

(Continúa.) 

LECCIÓN  \'n. 

División    dé'  las  palabras  según  el  iniii/en)  de  síla- 
bas i  el  acento. 


sonido-s  distintos  se  perciben  al  pronunciarla,  v. 
g.  gra-má-ti-ca,  tiene  cuatro  sílabas. 
■  2. — Las  palabras  por  razón  del  n'nviero  de  sí- 
labas deque  constan,  se  dividen  en  monosílabas, 
disílabas,  trisílabas  i  polisílabas. 

3. — Monosílaba,  ^?i  la  palabra  qut;  consta  de  una 
sola  sílaba,  v.  g.  flor,  pan,  él,  tú. 

4. — Disílaba  es   la   palabra  que  consta  de  dos 
sílabas,  como  o-ro,  pla-ta,  cc-bre. 

5. —  Trisílaba  es  la  palabra  fjue   consta    de  tri-s 
sílabas,  como  tin-te-ro,  mi-li-tar,  pa-la-cio. 

6. — Polisílaba  ft^  la  palabra  que  consta  de  nui- 

I    chas    sílabas;   como  Ora-7>id-ti-ca,   Arit-mé-tí-ca, 

I    cons-ta  n  -ti-  no  -po-li-ta  -  no. 

\         7. — Acento  es  el  esfuerzo  particular  con  que  se 

I    pronuncia   una  vocal  de    una  palabra,  elevando 

!    lijeramente  el   tono  de  la  voz. 

!         8. — Con  respei'to  a  la  sílaba  que  lleva  el  acento 

;    se  dividen  las  palabras  en  agudas,  01  aves,  esdrú- 

\   Julas,  esdrújulo-graves  i  csdrujidisimas. 

\         9. — Palabra  aguda  es  la  que    tiene  el  acento  en 

i  la  última  sílaba,  v.  g.  vixniá,  café,  rubí,  corazón, 
militar, 

!  10. — Palabra  grave  o  breve  es  la  qu(í  lleva  el 
acento  en  la  penákima  sí'aoa,  como  libro,  plu- 
via, niárjen,  constancia. 

I  I. — Palabra  esJrújula  es  la  (¡'u;  ücva  el   accn- 

.     to  en  la  antepenúltima  sílaba,  coniii/'/'^'.'.^íí,  réji- 

I     jncn,  gramática. 

!         12. — Palabra  esdrújulo-grave,  osla   (uic,  consi- 

!     derada  según  la  prosodia,    consti  (K- d:>s   i)Artes. 

I  de  las  ctiales  la  primera  es  esdrúji;!.!  i  h  s:'gunda 
grave,  v.  g.  rápidamente,  enfática:);.-!!!.: 

13. — Palabra  esdrujulísima  es  laciuc  lleva  «I  a- 
cento  en    la  cuarta  sílaba,    como    c  '/\te'o,  iírcane- 

\    ^"■ 

I 

i  CrKSTIOXAPK). 

I  1.  Cuántas  silabas  hai    en  una   ))ii!alir:i? -2.  Cómo  se 

j  dividen  las  palabras  por   razón  del  ihuium-d   do  silabas? 

I  — ;5.   Qué  0,^  monos ílaba'i — 4.  Qué  es  ..'/^ ('(//■'?— 5.   Qu<' 

i  ps  tris'tldha! — (i.  Qué  es   piUfíUilxi'! — T.   Q\i''  es    acntn'! 

i  8.   Cómo  se  dividen  las  palabras  con  ri'specto    al  acen- 

j  to?— !)    Qué  es    |ialaltra   aguda?— 10.    Qué  es   juilabra 

;  grave  o  breve? — 1 1 .  Qué  es  palabra  esdrújula? — 12.  Que 

i  es  pahilira  e-idrújulograve?  — 115.  Qué  <\s  palabra  esdru- 
Jiilisiina? 

Ljercicio. 

Señálense  las    palabras   monosílabas,  disílabas, 
,    trisílabas  i  polisílabas;  las  agudas,  graves,  esdrúju- 
las,  esdrújulo-graves  i  esdrujulísimas. 

¥A  rubí,  la  esm TaLli  i  el  ópalo  son  piedras  pre- 
ciosas.-   El  cíbolo  ¡'s  un  animal  cuadrúpedo  de  la 
i    América  setentr¡onal."-Las    pasiones  d(!Sordena- 
I    das  hacen  obrar  al  hombre  estúpidamente. — Coje 
esa  pelota  i  tíramel;t. 


I.-- Hai    tantas  sílabas   en  una  palabra   como 


KW^  IJl'STllTO  J%'JMVMOj%*Jil.. 


Mi 


DE    I^V    GRAMÁTICA. 

LFXCIOxN  VIII 

I- — Gramática  es  el  arte  de  hablar  i  escribir 
correctamente. — La  palabra  gramática  viene  de 
*  dos  voces  griegas,  ^'-raww.í  que  significa  letra,  i 
la  terminación  ica  que  espresa  idea  de  ciencia  o 
arte:;  de;  manera  que  gramática  según  su  ctimolo-- 
jía  griega  sigiu'fíca  ciencia  o  arte  de  las  le- 
trns. 

í, — La  gramática  se  divide  en  jeneral  i  particu- 
lar.— Gramática  general  es  la  que  analiza  idioló- 
jicamente  el  arte  de  espresar  las  ideas,  i  examina 
los  principios  comunes  a  todas  las  lenguas. — Gra- 
mática particular  es  la  que  trata  de  la  estructura 
ps''uliar.de  un  cierto  i  determinado  idioma:  como 
G::im  üi.a  española,  que  es  el  arte  de  hablar  i  es- 
crütir  COI  rectamente  el  Idioma  español. 

3- — -^nG-itra.  gramática  se  debe  llamar  con  m.as 
propiedad  española  que  castellana,  porque  nuestro 
idioma  se  llamó  antiguamente  romance,  cuando  no 
era  mas  que  la  len:nn  mixta  de  lo;  romanos  do- 
minadores de  la  España,  i  después  quj  llegó  a  por- 
feccioiiarse  algún  tanto  en  las  Castillas,  recibió  el 
nombre  de  castellano;  pero  ahora  que  ya  es  el  idio- 
ma dominante  en  España  i  en  las  vastas  rejiones 
que  fueron  sus  colonias,  se  le  llama  con  mas  pro- 
piedad, español  o  Lcnjua  española. 

4. — Solo  hai  una  gramática  jeneral;  pero  parti- 
culares hai  tantas  como  idiomas  existen. 

5. — La  gramática,  sea  jeneral  o  particular,  s? 
divide  en  cuatro  partes,  que  son:  Analojía,  Sin 
taxis,  Prosodia  i  Ortografía. 

6. — La  Analojia  enseña  a  cla^ifijar  las  palabras, 
la  Sintaxis  a  combinarlas,  la  ProsoJia  a  pronui- 
c¡:irlas,  i  la  Ortoirrafía  a    escriljirlas. 


CI'K.STÍOXARIO. 


-ClKÍ 


(livi.le  hi 


<].^    !■ 


1.  Quj  es  j^raiir 
palabra  í^raniática? — '1.  Cóii 
— Qué  es  gra.irítica  Jeneral?— Qué  os  gi-aiiiátiea  parti- 
culac^.' — 3.  Cómo  debo  llamarse  nuestra  «gramática,  cas- 
tellana o  española?— 4.   Cu.lntas  irramátieas    jeneralos 

particulares  liai? — 5.   l-^u  ctulutas  paites  se    divide  la 
■  trat;i  cada  una    ik'  las  partes  de 


f^ramatiea.'  - 
la  ífi-amáticíi 


-G.  Do 


(  Coiit  i  Hilará.) 


LECCIONES 

Elementales  <Ie  dibujo  lineal  ail  alcance  de 
los  niños,  por  M.  11.  Ortega,  inienicro  to- 
pógrafo i  profesor  de  Jeografía  políti- 
ca-descriptiva del  Instituto  Nacional. 


(CoiitlUiKI 

LECCIÓN 


XI. 


De     I.OS    CUADRlt.ÁrEROS. 

04. — Llámase  ctiadriUitcro,  la  figura  compucs 
ta  Je    Laiatro  lados. 


95. — Los  hai  de  varias  clases  cuya  clasificación 
se  funda  en  la  igualdad  o  paralelismo  de  sus  la- 
dos. Son  los  principales  el  trapezoide,  el  trapecio 
i  el  paralelógranio. 

9Ó. — Llámase  trapezoide  el  cuadrilátero  que 
t'ene  todos  sus  lados  desiguales,  como  ABCU 
figura    66. 


Fig.  OG. 

Sus  ángulos  interiores  son  también  desiguales 
i  sus  lados  no  paralelos. 

97. —  Trapecio  es  el  cuadrilátero  que  tiene  dos 
de  sus  lados  paralelos  cjuí;  se  llaman  bases  figu- 
ras 67  i  68. 


A 


Fi: 


Fig-.  GS, 


F.l  trapecio  AP>CD  se  llama  escaleno  porque  tie- 
ne todos  sus  lados  desiguales,  aunque  sean  para- 
lelos los  lados  PC  i  AD.  Los  ángulos  anteriores 
d  ;  esta  figura  son  también  desiguales.  El  trape- 
cio EFGH  figura  68  se  llama  isóceles  [jorque  tie- 
ne iguales  los  lados  no  paralelos  El*'  i  GH:  los 
ángulw   adyacentes  a  las  bases  son   iguales. 

98. —  Paralclóorajnoc^  el  cuadrilátero  que  tiene 
sus  lados  opuestos  iguales  i  paralelos.  Distín- 
giiense  cuatro  clases  de  paralelógramos:  rombo, 
rovi'vide,  r:ct ángulo    i  cnadrado. 

qoj.  ~¡l:iinbo('S  el  paralelógramo  cjue  tiene  sus 
latbs  iguales  i  sus  ángulos  contiguos  desiguak:s 
MxNOP  figura  69. 


Los  ángulos  opuc 


>tos  M  i  O  N  i  P  son 


36á 


EL,  IjySTMTUTO  JV^CIOJV^ij. 


loo. — Romboide  se  llama  al  paralelógramo  que 
tiene  sus  lados  i  ángulos  contiguos  desiguales 
como  ABCD  figura   70. 

RcctíinQulo  es  la  figura  que  tiene  sus  ángulos 
rectos  i  los  lados  contiguos  desigualas  como 
ABCD  fieura  71. 


B 


Fig.  71  Fig.  72. 

loi. —  Cuadrado  es  el  paralekSgramo  que  tiene 
sus  cuatro  ángulos  rectos  formados  por  lados  igua- 
les. F]s  la  única  figura  regular  entre  todos  los  cua- 
driláteros así  como  el  equilátero  lo  es  entre  los 
triángulos. 

102. — Llámase  base  de  un  paralelógramo  el  la- 
lo  sobre  el  cual  se  considera  que  descansa,  i  al- 
tura a  la  perpendicular  bajada  a  la  base  o  a  su 
prolongación.  AB  i  CD  son  las  alturas  de  los  pa- 
ralelógramos  representados  en  las  figuras  "jt,  i  74. 


Fig. 73 


Fig.  74. 


103. — Diagonal  de  un  paralelógramo  es  la  lí- 
nea que  une  dos  vértices  opuestos  como  AD  i 
CB    ficrura  75. 


Fig:  75. 

Las  diagonales  del  rectángulo  i  del  cuadra- 
do son  iguales  i  las  del  rombo  i  romboide  des- 
iguales i  cualquiera  de  ellas  tiene  la  propiedad 
de  dividir  al  paralelógramo  en  dos  triángulos 
iguales. 

104. — Las  diagonales  se  cortan  por  mitad  for- 
mando ángulos  rectos  en  el  cuadrado  i  en  el  rom- 
bo i  formando  ángulos  desiguales  en  el  romboi- 
de i  paralelógramo,  siendo  dos  agudos  i  dos  ob- 
tusos, opuestos   por  el  vértice. 


io5. — El  valor  de  los  ángulos  interiores  de  un 
cuadrilátero  es  constantemente  de  360''  o  una  cir- 
cunferencia. Para  demostrarlo  basta  considerar 
que  el  cuadrilátero  puede  dividirse  en  2  triángu- 
los, cada  uno  de  los  cuales  vale,  segí  n  se  ha  es- 
plicado,   1 80' i  2x1 80"  =1360'. 

106.-— Si  los  lados  de  un  paralelógramo  se  di- 
viden en  2,  4,  8,  &,  partes  iguales  i  por  los  pun- 
tos que  se  enfrentan  se  tiran  paralelas,  resultarán 
tantos  paralelógramos  semejantes  como  espresc 
la  multiplicación  de  los  números  que  representan 
la  división  hecha  en  dos  lados  contiguos.  Así  si 
en  un  rectángulo  o  pavimento  de  una  pieza,  se 
toman  2  5  divisiones  a  su  largo  i  i5  a  su  ancho  el 
número  de  rectángulos  en  que  el  suelo  queda 
dividido  es  el  que  representa   25  x  1 5=^75. 

CUESTÍONAO. 

94  i  95.  ¿Qué  es  cuadrilátero  i  cómo  ^e  clasiñca? 
96,  97,  98,  99,  i  100.  ¿Qué  es  trapezoide,  trapecio,  rom- 
lio,  romboide,  rectángulo,  cuadrado.  101  i  102.  ¿Qué 
es  base  i  altura  de  un  paralelógramo?  103.  ^:Qué  es 
diagonal?  104.  ¿Cómo  se  cortan  las  diagonales?  105. 
¿Cuál  es  el  valor  de  los  ángulos  interiores  de  un  i)ara- 
lelógramo?  106.  Si  se  dividen  los  lados  contiguos  de 
nn  paralelógramo  en  un  número  cualipiiera  de  partes 
iguales  i  por  las  divisiones  se  tiran  paralelas  que  se 
corten.     ¿Qué  número  represent  i  la  división? 

(Continuará.) 


De  Ariíviética  decijnal práctica  i  razo/u  í.y,   esc 
fas  en/ranees  por  L.  BombaUet  i  traducidas 
por  Pedro  Deleon   Y.,  a'iivmo  maestro 
del  Instituto  Yac: anal. 

(Coiitinú:\.) 


83.  Multiplicar  un  lu'iinero  cotiipu  ísto  por  un 
díjito. 

Por  ejer.ii)lo  325X5 

Multiplicar  325  por  5  es  lo  mismo  que  repetir 
5  veces  el  número  325,  o  sum:trlo  5  vj:js  con  si- 
go mismo. 


Operación 
por  medio  de 
la  suma. 


3  =  5  I 

325  ^- 
325  I 

1625  i 


5  veces  325=^1625,  pro- 
ducto igual  a  la  suma 
anterior. 


Pei-o  en  lugar  de  escrbir  5  veces  325  i  sumar 
los  diferentes  órdenes  de  unidades,  de  que  .se  com- 
pone   cada   sumando,  es   mas    .sencillo   escribir 


JBI.  iJVSTlTtJTO  J%*,aCIOJV^l.. 


S63 


el  multiplicando,  debajo  de  éste  el   multiplicador 
i  decir,  recordando  la  tabla  de  multiplicar: 

:í"2")  nuiltiplicando. 
•')  multiplicador. 

iy-  producto  de  las  unidades  del  multiplicando  por  el 
multiplicador. 
IQ     producto  de  las  decenas  del  multiplicando  por  el 
multiplicador. 
1^      producto  de  las  centenas  del  multi])licando  por  el 
multiplicador. 


1G25    Producto  total. 


Modo  de  hacer  la  operación. 

1.  °  5  veces  5  unidades  son  25  unidades,  que 
se  escriben  debajo  de  la  línea  horizontal. 

2.  °  5  veces  2  decenas  son  10  decenas,  que 
se  escriben  debajo  del  producto  anterior,  en  el 
lugar  de  decenas. 

3.  °  5  vec's  3  centenas  son  i5  centenas,  que 
se  escriben  debajo  de!  producto  de  las  decenas,  i 
en  el  lugar  de  las  centenas.    Luego  se  suman  es- 

.  tos  tres  productos  parciales  i  se  tiene  1625  que  es 
el  producto  que  se  buSca. 

Puede  simplificarse  todavía  la  operación,  dicien- 
do; 

1.  °      5  veces  5  unidades  son  25  unidades;  en 
325     multiplicando     25  unidades  hai  5  uiiida- 

5     multiplicador     des  i  2  decenas;  se  escri- 

ben  estas  5  unidades  en 

1625  el  lugar  de  las  unidades 

simples  i  se  retienen  mentalmente  las  2  decenas, 
pura  agregarlas  al  producto  de  las  decenas. 

2.  ^  5  veces  2  decenas  son  10  decenas,  i  2 
decenas  del  producto  anterior,  son  1 2  decenas,  o 
2  decenas  i  i  centena;  se  escriben  en  el  lugar  de 
las  decenas  las  2  decenas,  i  se  retiene  la  centena 
para  agregarla  al  producto    de  las  centenas. 

3.  *^  5  veces  3  centenas  son  i5  centenas  i  u- 
na  centena  del  producto  anterior,  son  ló  centenas; 
se  escribe  el  número  16  tal  como  se  encuentra, 
pues  ya  no  hai  otra  cifra  que  multiplicar  en  el 
multiplicando,  i  se  tiene  el  número   1625. 

1625  es  el  producto  pedido  porque  está  forma - 
tío  de  5  veces  las  5  unidades,  mas  5  veces  las  2 
decenas,  mas  5  veces  las  3  centenas  del  multipli- 
cando 325.  i  que  es  igual  a  este  mismo  número 
sumado  5  veces  consigo  mismo.     Entonces: 

84.  Para  multiplicar  un  nihnero  compuesto  de 
varias  cifras  por  otro  de  mía  sola  cifra,  se  escride 
el  multiplicando  i  debajo  el  nmltiplicador;  se  tira 
tina  linea  horizontal  para  separar  los  factores  del 
producto,  i  se  repite  sucesivatnmte,  comenzando  por 
la  derecha,  cada  tina  de  las  cifras  del  nmltiplican- 
dopor  la  cifra  del   multiplicador. 

Si  el  producto  de  una  de  las  cifras  del  multipli- 
cando por  el  multiplicador  710  pasa  de  9,  Se  escribe 
el producoo  tal  como  resulta;  pero  si  pasa  de  9,  las 
■unidades  de  urden  superior  que  resulten  se  aj^re- 
¿an  al  producto  siguiente  i  solo  se  escriben  las  uni- 


dades que  sobran,  en  el  lugar  qrte  les  corresponde. 
Multiplicar  el  número  96785  x  ^ 


Operación. 


(    96785     multiplicando 


8     multiplicador. 
Producto. 


774280 
Multiplicación  por  la   izquierda  del  multiplitando. 

86.  Se  puede  también  hacer  la  multiplicación 
por  la  izquierda  del  multiplicando,  sacando  suce- 
sivamente el  producto  de  cada  cifra  del  multipli- 
cando por  el  multiplicador,  ¡  teniendo  cuidado  de 
colocar  los  productos  parciales  de  manera  que  sus 
diferentes  órdenes  de  unidades  se  correspondan, 
lo  mismo  que  para  sumar. 

Ejemplo. 

96785 


I  er.  producto  parcial 


'1 .  .  .  . 

48,.. 

56.. 

64. 

40 


Suma  de  los  productos  774280 

parciales  o  producto  total. 

Se  ve  que  esta  manera  de  hacer  la  ope- 
ración es  mas  dilatada  que  la  primera,  pues 
como  no  se  conocen  las  unidades  de  orden 
superior  que  resulten  de  los  productos  ante- 
riores, es  necesario  sacar  lo.s  productos  parcia- 
les para  hacer  en  seguida  la  suma;  por  esta 
razón  es  preferible  cohienzar  la  multiplicación 
por    la  derecha. 

87.  Multiplicar  por  una  cifra  significativa  se- 
guida de  ceros. 

Veremos  en  este  caso  la  multiplicación  de  un 
número  compuesto  de  varias  cifras  por  otro  for- 
mado de  una  cifra  significativa  seguida  de  ceros; 
como  4Ó  X20:  316  X   7000. 

Pero    no  hemos  olvidado  (36)    que: 

Para  multiplicar  un  número  entero  por  10, 
100,  1000  &;  es  decir,  por  un  número  forma- 
do de  la  unidad  seguida  de  ceros,  basta  escribir 
a  la  derecha  del  multiplicando  los  ceros  que  con- 
tenga el  multiplicador. 

Así: 

Multiplicandos   — Multiplicadoreír Productos. 


45 
:J1G 


X  10 

X  Kil) 

X  1000 


450 

31(iOÜ 

=         7000 


De  suerte  que  los  productos  45o,  31600,  7000, 
etc.,  no  son  sino  los  multiplicandos    seguidc.s    de 


3«4 


jEX,  IJVSTITVTO  JWtVlOJVJiM^ 


;>ooX6. 

300XÓ  es  igual  a  6X300.  encontraremos  el- 
producto  de  6X3  que  es  18,  después  agrega- 
remos a  este  número  los  dos  ceros  del  multi- 
plicando 300  i  tenemos  1 800  que  es  el  produc- 
to   verdadero. 

[Couf  i  Hilará) 


los  ceros  que  se  encuentran  en  los  multiplicado- 
res 10,  ICO,  1000.  etc. 

En  estos  ejemplos  cada  producto,  independien- 
te de  los  ceros  que  contiene,  es  igual  al  multi- 
plicando repetido  una  vez,  puesto  que  la  cifra  sig- 
nificativa del  multiplicadores  i.  Pero  es  evi- 
dente que  en  todos  los  casos  semejantes  los  pro- 
ductos serán  tanto  mayores  que  el  multiplicando, 
cnanto  mayores  que  la  unidad  sean  las  cifras  sig- 
nificativas de  los  multiplicadores. 

Multipliquemos  por  ejemplo  46X20. 

Se  repite  2  veces  46  multiplicándolo  por  2; 
46X2  =  92. 

Luego  añadiendo  un  cero  a  la  derecha  del 
producto  92  ss  hace  10  veces  mayor  este  núme- 
ro que  se  ha  hecho  2  veces  mayor  que  el  mu'ti- 
plicando  46,  i  se  obtiene  920,  o  20  veces  el  multi- 
plicando 46,  porque  920  está  formado  de  2X10 
veces  el  multiplicando. 

Sea   multiplicar  316x7000. 

Se  repite  el  mnltiplicando  316,  7  veces  í  resul- 
ta   316X7— "22  12.  I 

Luego  se  añaden  tres  ceros  a  la  derecha  del  j 
producto  2212  i  se  tiene  100  veces  mayor  este 
número  que  contiene  7  veces  el  multiplicando 
316,  i  se  obdene  2212000,  o  7000  veces  el  mul- 
tiplicando 15 1 6,  pues  el  producto  2212000  está 
formado  de  1000X7  veces   el  nTultiplicando. 

De   donde. 

Pa7-a  vinlíiplicar  un  núiiicro,  cualquiera  por  0- 
tro  formado  de  ufia  cifra  significativa  seguida  de 
ceros;  se  repite  i.°  el  multipliíando  por  la  cifra 
significativa  del  multiplicador;  2.  °  se  escriben  a 
la  derec/ui  del  producto  los  ceros  que  contenga  el 
multiplicador, 

Ejemplos. 

63X50;  34X300 

i.er  Ejemplo.  63X5=315,  seguido  de  un  cero 
que    tiene  él  multiplicador   5o  es  igual   a  3 1 5o. 
63  X  5o=3i5o 
2 ,  '^    Ejemplo.  34  X  3=:  1 02 ,  seguido  de  dos  ce- 
ros que    tiene    el  multiplicador   300  es   igual    a 
10200 

34X306=10200  I 

Lo  mismo  se  hará  si  la  cifra  significativa  se- 
guida de  ceros  forman  el  multiplicando,  porque  ¡ 
como  puede  invertirse  el  orden  de  los  factores  | 
•75);  es  decir  que  el  producto  se  compondrá  del  i 
multiplicador  repetido  tantas  veces  como  unida- 
des hai  (ín  la  cifra  del  multiplicando,  seguido  de  | 
ceros.  1 
Ejemplo.  I 


I^as  manera^.— Kl   n^'te. 

Por  SAMTia,  Smii,i:s. 

El  que,  en  la  soí.'iedad,  no  se  íihikiíií'  sujeción  aliruiiíi, 
se  liace  insoportalile,  desa<rradalile  ¡lara  todot<.  i  es  fuen- 
te incesante  de  disgusto  i  de  ineoniodiJad.  Por  falta 
de  freno,  muchas  gentes  se  pasan  la  vida  luchando  con- 
tra dificultades  que  ellas  mismas  se  forjan,  i  se  cierran 
todos  los  caminos  a  causa  de  su  carácter  áspero  i  brus- 
co; mi(';n  tras  que  otras  méncs  privilegiadas  acaso,  rin- 
den felizmente  , su  jornada  merced  a  su  paciencin,  a  su 
ecuanimidad  i  al  imperio  sobre  sí  mismas. 

Hásc  dicho  que  los  iiombres  triunfan  en  la  vida  tan- 
to por  su  carácter  como  por  su  talento.  Hea  de  ello 
loque  fuere,  cierto  esquela  felicidad  depende  en  mu- 
clio  del  temperamento,  i  sobre  todo  de  la  disposición 
a  la  jovialidad,  de  la  compiaccncia,  de  la  afabilidad,  i 
del  deseo  de  agradar  a  nuestros  semejantes.  Todas 
estas  cualidades  son  como  la  monefla  corriente  de  las 
relaciones  sociales,  que  nunca  cae  en  desuso. 

Muchas  son  las  maneras  civiles  con  que  podemos  ma- 
nifestar la  falta  de  miramiento  ))ara  con  el  prójimo, 
como  por  ejemplo,  la  demasiada  negligencia  en  el  ves- 
tido, la  falta  de  asco,  i  otros  tantos  hábitos  repugnan- 
tes. Una  persona  sucia  i  desarreglada,  al  propio  tiem- 
]io  que  so  hace  físicamente  desagradable,  parece  que 
desafía  el  gusto  i  los  sentimientos  de  I;¡s  demás,  i  es 
grosera  e  incivil  b:ijo  otra  forma. 

David  Ancülon.  predicador  hiignnoto  lio  imicha  iioin- 
liradia,  que  componía  sus  sermones  con  ol  iniívoicsiiioro, 
solia  decir:  "Era  tenor  en  niui  p-K-a  osfiniiicioii  al  jn'i- 
blico  el  no  hacer  lo  posible  por  pre|)arais('  de  antema- 
no, i  que  el  hombre  que  se  ]»iesentalia  en  un  illa  de 
ceremonia  con  gorro  i  bata  no  podía  coüictc!-  una  in- 
fracción mayor  conti-a  la  urbanidad." 

La  perfección  di;  las  maneras  coii-i.-^tc  i  >!  la  soltui-a, 
en  aquella  soltura  que  no  llama  la  alcüíimí  diHos  do- 
mas, por  lo  mismo  que  es  sencilla  i  natural.  Kl  artiticio 
es  incompatible  con  una  apostura  iVanca  i  cortiv.  La 
Rocliefoucauld  dice  que  "nada  nos  iin|iiili'  tanto  ser  na- 
turales como  el  de.seo  de  pareccrlo."  I  licai]ui  ipic  vol- 
vemos a  la  sinceridad  i  a  la  franquei:.!.  lic  <|uo  hemos 
hablado  ya  en  los  capítulos  [n-ccedentes,  i  ijue  se  mani- 
fiestan exteriorinente  por  la  gracia,  la  urlianidad,  la  be- 
nebolencia  i  las  consideraciones  por  Ioí  sentimientos  do 
los  demás.  Kl  hombre  franco  i  cordial  hace  que  todo:) 
los  que  le  rodean  no  sienfani  embarazo  en  su  sociedad, 
porque  los  anima  i  los  levanta  con  su  presencia,  i  cau- 
tiva todos  los  corazones.  De  modo  que  tanto  las  ma- 
neras como  el  carácter  pueden  convertirse  en  una  ver- 
dadera fuei-za  motriz. 

"Hl  afecto  i  la  adiniracion"  dii'c  el  canipiiigo  Hin- 
gsloy  — "(]iie  la  bizarra  i  ainaiite  Índole  di?  sír  Svdiicv 
Smith  in*ipiraba  a  todos  los  (pie  .se  encontraliaii  en  con- 
tacto con  él,  ricos  o  pobres,  provenían  preci.samcnte  de 
que,  sin  que  él  cayese  en  la  cuenta,  trataba  tanto  a  los 
ricos  como  a  los  pobres,  tanto  a  sus  propios  servidores 
como  a  sus  mas  nobles  huéspedes,  con  la  misma  corte- 
sía, con  los  mismos  mirnmientos:  era|con  ellos  afecnioso 
¡jovial,  i  por  donde  (|uicra  que  iba.  ilcjaba  i  rceiltía 
Viendioiones.'' 

Dicese  que  las  buenas  nmneras  .<on  en  geiKM'al  el  sitr- 
no  dislintivo  de  las  personas  bien  nacidas  i  bien  edu- 
cadas i  de  las  que  viven  en  las  altas  mas  bien  que  en 
las  clases  bajas  de  la  sociedad.  En  cuanto  a  las  pri- 
meras, esto  es  verdad  hasta  cierto  punto,  a  cansa  de 
que  les  ha  sido  mas  favorable  la  sociedad  en  que  pasa- 
ron los  primeros  años  do  su  vida.  Pero  no  hai  razón 
para  que  las  clases  mas  pobres  no  practiquen  entre  sí 
las  buenas  maneras,  como  lo  hacen  las  mas  ricas. 
*  Los   hombres    (pío   traliajan  con    sus  -■propiíis   m:  no) 


KL.  IJVSTlTtJTO   .!\\t€SOJ\\lí.. 


3fio 


piiodcn  respetarse  i  respetar  a  los  demás  como  los  que 
nada  hacen,  i  es  por  su  conducta  para  con  sus  semejan- 
te?— mejor  dicho,  por  sus  maneras — como  manifiestan 
su  icspeto  a  si  mismos  i  su  respeto  míituo.  No  hai  un 
solo  momento  en  su  vida  cuvo  goce  no  pueda  ser  real- 
zado por  algún  acto  de  bondad,  sea  en  el  taller,  en  la 
calleo  en  la  casa.  El  obrero  cortés  ejcrceni  en  su  es- 
fera mayor  influencia,  i  poco  a  poco  inducirá  a  los  de- 
ma.s  a  que  le  imiten  por  la  regularidad  de  su  conduc- 
ta, su  civilidad  i  su  bondad.  Así  fue';  como  Benjamín 
Franklin,  siendo  obrero,  reformó  lascostumlir.'S  de  todo 
un  taller. 

Puede  uno  ser  amable  i  cortc'-i  aun  teniendo  mui  poco 
dinero  en  el  bolsillo.  La  civilidad  va  lejos  i  nada  cues- 
ta: es  el  mi'nos  caro  de  todos  los  goces,  es  el  mas  hu- 
milde de  los  talentos,  i,  sin  embariro,  es  tan  útil  i  tan 
agradable  que  merece  ser  colocada  en  el  rango  de  las 
humanidades. 

Cada  nación  puede  encontrar  alíruna  cosa  que  apren- 
der en  las  otras  naciones,  i  lo  que  la  clase  obrera  in- 
glesa podia  copiar  con  ventaja  de  sus  vecinos,  del  con- 
tinente, seria  la  civilidad  Los  franceses  i  los  alema- 
nes, aun  de  las  clases  mas  bajas,  tienen  maneras  afables 
i  cordiales;  son  complacientes  i  a  menudo  bien  educados. 
El  nlirero  extranjero  se  quita  la  goj-ra  i  saluda  resno- 
tuosumentc  al  obrero  que  encuentra.  Nada  hai  de  hu- 
millante en  esto,  sino  que,  al  contrario,  es  donniro^o  i 
digno.  En  el  continente  la  pobreza  de  la  población  o- 
brera  es  mt'nos  miserable,  porque  ella  la  sobrelleva  ale- 
gremente; i  aun  cuando  no  recibo  la  mitad  del  salario 
que  la  nuestra,  jamas  cae  en  tamaña  miseria  ni  nhocra 
sus  iJCHares  en  el  alcohol:  trata,  por  el  contrario,  do 
s-icar  de  la  vida  el  mejor  partido  posible,  i  de  gozar  do 
ella  aun  en  medio  de  la  misma  pobreza. 

Kl  buen  gusto  os  un  verdadero  economista:  pnode  a- 
moldarse  a  la  escasez  de  recursos  i  dulcificar  tanto  la 
jiarte  de  trabajo  como  la  do  descanso;  i  mavore^  ¡roces 
pro¡)orciona  cnanto  mas  se  asocia  al  trabajo  i  al  cnin- 
pliuiienlo  del  deber.  El  gusto  reanima  la  pobro:'.a:  se 
muestra  en  la  economía  de  la  cnsa,  i  da  brillo  i  L'iacia 
a  la  mas  humilde  morada;  produce  la  civih'dnd.  éneo  i- 
dra  la  benevolencia,  i  crea  una  atmósfera  de  contento. 
Así,  el  liiicn  gn~lo  ujiido  a  la  bondad,  a  la  simpatia  i  a 
la  iiitcliuincia.  i-i'alza  i  embellece  la  mas  oscura  exi-J- 
tciiiaa. 

La  primora  i  la  mejor  escuela  de  las  manoras.  a-i  ro- 
mo del  carácter,  es  siempre  la  familia,  en  que  la  muior 
es  !a  que  ensaia.  Las  maneras  de  la  sociedad  tomada 
en  conjunto  no  son  sino  el  reflejo  do  las  de  la  familia. 
i  no  son  ni  niejores,  ni  peore.-,  .">in  embargo,  a  pesar  do 
todas  las  desv(!nta¡as  de  un  interior  tosco,  puede  nao 
mismo  cultivar  sus  maneras  i  su  inteliirencia,  i  aprendor 
niodianto  buenos  ejemplos,  a  ser  afable  i  l)enévolo  para 
coa  todo  ol  mundo.  .Maciio-;  hombres  ^on  como  los  dia- 
UKUitos  bruto-!,  qiio  tiiMion  necesidad  do  recibir  el  pidi- 
miaito  c|ur  da  <d  ooniaoto  con  naturalezas  superiores, 
j)(¡ra  liaoi  r  re.-altar  loiia  su  belleza  i  todo  su  brillo.  Los 
iiai  que  solo  están  jiulidos  de  un  lado,  i  eso  apenas  lo 
sulicieiitc  para  dejar  ver  el  delicado  grano  que  encier- 
ran: |)ei'o.  i)ara  hacer  aparecer  por  entero  todas  las  cua- 
iidade.ídola  joya,  se  noccsita  la  disciplina  déla  e.\-pe- 
rii.aicia  i  el  contacto  coa  grarido.-!  modelos  i  bellos  ca- 
r:ietói-c.s,  on  las  rohiciono.-!  de  la  vida  haliitual. 

101  efecto  de  las  maneras  dependo  en  mucho  del  tac- 
to, i  deltido  a  que  las  mujero-!  tienen  en  jeneral  mis  tac- 
to que  los  homlires,  son  ellas  los  maestros  que  mas  in- 
fluencia ejercen.  Ellas  ademas  saben  repiiaiir.so  i  son 
naturalmente  mns  agraciadas  i  corteses:  poseen  una  vi- 
vacidad i  una  prontitud  de  acción  instintivas;  tií-aea 
mayor  penetración  i  manifiestan  mas  di-coniiinicnto  i 
hal)ilidad.  La  inteligencia  i  la  idoneidad  [>  aa  las  iiii- 
nuciojidade-  do   la  vida   social  les  s;»n   en!-'.uia  aito   ¡lu- 


turales,  ¡  por  eso  los  hombres  de  buenas  maneras  reciben 
su  mejor  educación  frecuentando  la  sociedad  de  mujeres 
amables  i  espirituales. 

El  tacto  es  un  arte  instintivo,  i  el  que  lo  posee  se 
sobrepone  a  las  dificultades  mejor  que  con  el  talento  o 
la  ciencia.  El  talento,  ha  dicho  un  escritor,  "es  el  po- 
der; el  tacto  es  la  habilidad:  el  talento  es  el  peso;  el 
tacto  es  el  impulso.  El  talento  sabe  lo  que  debe  hacer- 
se. El  talento  hace  al  hombre  respetable,  el  tacto  lo 
hace  respetar.  Kl  talento  es  la  riqueza;  el  tacto  es  la 
moneda  corriente." 

La  diferencia  entre  un  hombre  de  tacto  i  el  que  no  lo 
tiene  se  encuentra  demostrada  en  una  entrevista  que, 
tuvo  lugar  un  dia  entre  lord  Palmerston  i  Mr.  Behnes 
e!  escultor  En  la  última  audiencia  que  le  dio  lord  Pal- 
merston Bolmes  entabló  así  la  conversación;  "Qué  no- 
ticias hai  de  Francia,  mylord?  Cómo  vamos  con  Luis 
Napoleón?"  El  ministro  de  relaciones  esteriores  frun- 
ció mi  instante  el  entrecejo,  i  respondió  con  calnia: 
"En  verdad,  señor  Behnes,  nada  sé;  no  he  leído  toda- 
vía los  periódicos".  Pobre  Behnes!  con  todas  sus 
cualidades  i  sn  ¡rrandísimo  talento  fué  uno  do  los  lioin- 
bres  mas  desacertados  en  la  vida,  a  cau.sa  de  su  lalta 
de  laoto. 


Tal  os  el  imperio  do  1; 
d--  lo^  hombros  mas  foos 
()U(;,  p:ira  uTaiijoarse   el 


s  maneras, 
i|ue 


AVilkos. 


lan  existido 

lo  una  miij'' 

bia    m;is  que  tres  días  de  distancia  < 


doc 


no 

hombre  mus  buen  mozo  de  Inglater 

Pero  esta  alndon  a  Wilkes  nos  recuerda  que  no  de- 
bamos dar  demasiada  importancia  a  las  maneras,  porque 
ollas  no  son  la  verdadera  prueba  del  carácter.  El  hom- 
Im'o  de  talento  seductor  no  desempeñn  acaso  sino  un  pa- 
nel como  Wilkes,  i  eso  con  un  fin  inmoral.  Las  maneras 
lo  mismo  que  el  talento,  airradan  i  son  en  extremo  a- 
gradables  de  ver.  pero  no  sirven  aveces  sino  de  dilraz; 
os  romo  si  uno  quisiera  atribuirse  una  virtud  (lue  no 
tiono;  no  son  sino  el  siirno  exterior  de  la  buena  conduc- 
ta, i  son  a  menudo  mui  superficiales.  Tal  hai  que  aun- 
que posea  el  exterior  mas  encantador,  es  acascí  de- 
prabado  hasta  el  fondo  del  corazón,  i  cuyas  esíiuisitas 
maneras  no  consisten  en  sutna  sino  en  elegantes  frases 
i  jostos  agradecidos. 

Por  otra  parte,  es  neoe-^ario  convenir  en  que,  entre 
las  nataralezas  mas  rioas  i  mas  jonerosas,  las  hai  que 
osíin  absolutamente  desprovistas  de  gracia  i  do  cortesía. 
.Vsi  coaio  una  tosca  corteza  cubrí  a  veces  el  fruto  mas  de- 
licado: asi  un  exterior  áspero  oculta  a  menudo  una  natu- 
ra'e  a  buena  i  cariñosa.  El  hombre  brusco  puede  parecer 
incivil,  aun  cuando  tenga  ol  corazo:i  tierno.  honra<h)  i 
bueno. 

Jnan  Knox  i  Martin  Lutero  no  se  disgniaii  por  su 
uri>anid.ad:  habiaii  aoometido  una  obra  (¡ne  exijia  hom- 
bros fuertes  i  determinados  mas  bien  que  de  escoiida 
edu'iacion;  así  es  que  tenian  faina  de  duros  i  violentos. 

"I  quién  eres  lii" — decía  María,  reina  de  Escocia,  a 
Knox — "jiara  atreverte  a  darles  lecciones  a  los  nobles 
i  a  la  soberana  de  esto  reino?''  •'.■>oriora'' -  ropl¡c()  Ivnox 
— "soy  un  siÜKÜto  nacido  en  o!  inlsnio  i-eiiio."  Dicon 
fiao  c<ta  audacia  i  csia  lnaiS(piodad  hicioroa  llorar  mas 
de  una  ve.  a  la  lí^-ina  .Maria.  Cuando  el  rcjonte  .Mort.ou 
lo  SU])  I.  dijo:  ".Mis  vale  ver  llorar  niujores  que  lioni. 
broa    harlñido.s." 


C-, 


#;/>  ij\*STiTiTO  JVJiriojy,!!.. 


Sección  4lc  Pc4lsi^oj¿:ía, 


A  \^i  AcsdcHiia  (k  MaeslTOS 


Cl'RSO  SITI'RIOR  I)I>:  PKDAGOGIA. 

Isy/Ietod-Ologia,, 

Pon  Hl'STACIO  Pantamaüia    S.^ 
Prof:sr,ri]o  h, 


males  de 


n'cDriii  en    /rrs   E-i-ueUt 
CtniíVuunimnv. 
(Cniítiníia.) 

ilKTonn     OBJETIVO. 

El  iiK'todo  objetivo  procedo  por  medio  do  ohjoto?, 
o  sea.  valiéndose  de  oo^^as  i  casos  oonereto-;.  Su  inven- 
ción se  debo  a  una  de  las  propiedades  riuidanientalcs  del 
alma  liunmna:  ala  ■¡xirf¡jrion;  siendo  asi,  do  todos  los 
procodiiniontos  peda.iíójicos,  ol  que  mas  concuerda  i  ar- 
moniza con  las  condiciones  psi(|uiias  del  hombro.  Es- 
ta sola  circunstancia  seria  siirieientemcntc  fuerte  pai-a 
elevar  ol  método  objetivo  ai  mas  alto  puesto  entro  sus 
rivales.  Xo  es.  por  lo  tanto,  de  ostrañarso,  que  tantos 
indignes  jiedau-oo-os  sé  liayaii  ati-ibuido  el  honor  de  su 
invención.  La  inmortalidad  do  I'ostalozzi  está  intí  iia- 
monto  liji-aiia  ai  nn-todo  de  rpic  nos  vamos  ociiiianilo. 
Como  ¡irofela.  capaz  do  ¡cor  en  ol  porvenir,  el  «rran  In-:- 
tiliitor  suizo,  al  aiiiinciar  al  mundo  ol  dcsculirimicío 
que  acaba  do  hacer,  osprcsí'xe  a-i:  ■■Creo  litib-r  JiuVUnhi 
f,i  ri  i.ictodo  ob'ieiívo  lü  h,>^e  ma.-<  s/JiJa  del  mljcr¿  ¡, <>,„..■- 
Ti'i."  líasta  hace  [lOcos  unos,  Pcsfaiozzi  ei'a  univcrsal- 
nioute  tenido  jjor  iiiv(nitor  de  tan  injeiiioso  im'iodo; 
pero  hoi  está  claramente  demostrado  jior  la  historia  (pie 
él  no  i'iió  propiamente  su  autor:  lo  que,  a  nuestro  pa- 
recer, en  nin'iun  caso  reljnja  los  méritos  de  aquel  a 
quien  la  historia,  en  testimonio  do  gi-atitud  i  respeto,  ha 
titulado  ol  Pailro  di;  la  Podagojia.  A'arios  jiedairojros 
muy  anteriores  a  Pi  sta!oz/.i,  hablan  tratado  extensa- 
mente el  asunto,  i  tau  solo  la  época  siniestra  i  tenebro- 
sa en  que  vivieron  pudo  hacer  que  los  n'randiosos  mo- 
numentos que  habian  logado  estos  hombres  a  la  pos- 
teridad quedai'an  enterrados  en  el  olvido.  Francisco 
Bacón  (15()l-lt)2('i)  decia  en  su  obra  Novuní  Organv.m: 
"El  sentido  humano  no  es  la  medida  de  los  objetos. 
Todas  las  observaciones  del  sentido  como  del  espíritu, 
corresponden  a  la  naturaleza  del  lioml)ro  i  no  a  !a  del 
universo.  El  entendimlonto  humano  os  a  los  ojos  de 
Jos  observadores  como  un  espejo  (pie,  confundiendo  su 
naturaleza  con  la  de  los  objetos,  absorve  a  i'-stos  i  los 
coloriza."  En  otra  ocasión  agrofra:  ''El  hombro,  escla- 
vo i  expositor  que  es  do  la  naturaleza,  aprende  i wh,, 
cnanto  la  ob-n-rmñou  dr  los  cbjcfos  le  sujiera.  1^!  ca-n 
importante  consiste  en  no  apartar  /(w  objetos  dd  tsju- 
rita  de  las  cosas  mismas,  grabando  asi  en  nuestra  men- 
te las  imájenes  de  é.stas  talos  como  ellas  son.''  Bacón 
estaba  tan  penetrado  del  gran  servicio  que  pi-cstan 
los  sentidos  al  alma,  (¡ue  en  varias  ocasiones  habla 
de  la  necesidad  (pie  hai  en  la  enseñanza  de  cunítitbhnn 
mentís  p.t  rerum,  o  sea,  del  matrimonio  de  la  intolijen- 
cia  (on  les  olijetos.  Amos  C'oinenius  (1592-107]),  apo- 
yfmdoso  tm  aipiolia  tan  afuniada  verdad  aristotélu;a 
yi/tü  f'.il  in  iutfllertniíi  quod  ¡jriiis  non  fuerii  in  scasa 
(nada  hai  on  la  intelijonciti  que  no  haya  (}stai];i  nüics 
en  b)s  sentidos),  decia:  ""¿Xo  iiabitemos  üsi  couiii  ¡.w 
antiguos,  cljardin  de  la  natura ic/.:!?  ^.Poriiué  nii  Iviuos 
de    vah^.r.    (-oino    oüns,  dr   dic--.  ti;-..;,!^   i    nai'iccs?     Tin- 


qué no3  han  de  hacer  conocer  las  obras  de  la  natu- 
raleza otros  maastros  que  no  sean  nuestros  sentidos? 
¿Porqué  no  habrimos  en  lugar  de  libros  muertos  el  li- 
bro vivo  de  la  naturaleza,  (pie  contiene  mucho  mas  de 
loque  cualquiera  otro  imdiera  referirnos? 

Muí  largo  seria  enumerar  a  todos  :i.|  :  'lu-;  ihi-ti-os 
Institutores  que  en  términos  mas  o  m  ■•m;-  iuius  (iesar- 
rollaron  el  asunto  en  cuestión. 

Pestalozzi  fué  quien  vino  a  cosechar  loa  frutos  de  tan 
grandioso  ¡Tivent".  debido  al  gran  imjjulso  que  le  supo 
dar,  fundando  al  efecto  establecimientos  escolares,  con 
el  único  fin  de  poner  en  planta  el  método  objetivo.  Así 
logr(')  esto  hombre  infatigable  de  la  ciencia,  arraigar 
en  las  escuelas  el  procedimiento  didáctico  que  mas  realce 
le  ha  dado  a  la  enseñanza  en  particular  i  en  las  cien- 
cias en  general.  "La  enseñanza  debe  partii-  de  la  oli- 
servacion,  que  es  la  fuente  de  las  verdaderas  ideas,  di- 
ce Pestalozz!.  Estamos  cegados  |)or  el  brillo  de  un 
idioma  que  hablamos,  sin  conocer  la  fuente  o  causa  con- 
ci'ota  do  las  ideas  que  hacemos  expresar  a  nuestros  la- 
In'os.'"  Combato  ademas  toda  ciencia  dictada,  explica- 
da i  analizada  ])or  liombres  que  no  han  aprendido  ii 
hablar,  ni  a  ¡>onsar  de  acuerdo  con  las  leyes  de  la  na- 
turaleza. "La  definición,  dice  nuestro  pedagogo  a  eso 
respecto,  es  la  ox|»i-esion  mas  sencilla  i  ¡)ura  de  las  ideas 
ciar:'?,  pero  no  encierra  para  el  niño  voi-dnd  positiva  si- 
no on  el  caso  de  que  (ísto  se  hallo  penotia.'io  de!  fondo 
sfiísnol  de  dichas  ideas,  toda  voz  que.  careciendo  la  ob- 
servación do  un  objeto  concreto,  ya  definido  i  claro,  el 
niño  aprendo  tan  solo  palabras  engañosas  que,  ala  vez 
que  llevan  a,  su  monte  sonidos  ai>lados,  no  le  suminis- 
tran iiioa   ninguna." 

La  pa¡abi-a  fs  la  rcprí^scrJacion  i;:.-it;'r¡al  .i'  lui  idea, 
i  ésta  la  iniájoii  ('-'|i¡i-iím\l  do  ini  ol  jeto.  I,a  percep- 
ción es  la  facuiíad  ipic  li<  nc  el  (■utiMuliinidnlii  i¡i^  darse 
cuenta  do  los  ob¡i>tos  por  modi.)  di'  los  scatiiio-,  o  sea 
ol  Jaoto  psi(iuico  p(jr  niedio  dd  ciía!  a-iquirimos  ideas 
emanadas  do  los  objetos  que  obscivamos  cui:  auxilio  de 
nü<sfros  sentido-!.  Los  sentidos  son  las  :  ikmí.ís  del  al- 
ma, son  los  (')rganos  que  ]>onen  a  nuestro  estnritu  en 
comunicación  con  ol  mumlo  exterior,  dei  cual  recibo 
éste  su  aliinonto.  Colorado  ol  homlire  en  un  mundo  a- 
jeno  de  objetos  que  fiudieran  impresioKar  sus  >entidos, 
"carecería  ilo  vidn,  espiritual,  así  como  tendría  que  cesar 
la  economía  vital  del  cuerpo,  privado  qw  lucra  de  a- 
limontos.  En  consecuencia,  tenemos  ip  e  ia  l'\,-nltad 
fiuidamental  del  alma  osla  percíjpcion.  sin  cavo  desar- 
rollo os  irroalizaldo  el  del  ontonilimieriln,  i  eonsiivaien- 
tenioiiio  ol    de   nuestro  espirita. 

El  niétoiio  oijetivo  tiende  a  desarropar  ex  iií-iva- 
menti>  la  percepción,  cullivando  e.!aveiiie;¡;"iaei:u'  io ; 
sentidos  a  tin  de  que  vendan  a  -er  i'-to-;  laienos  instru- 
mentos, lides  servidoris  del  alaia. 
la  percepción  do  acuerdo  con  ias  i 
la  rijon.  o!  Institutor  debo  at 'lele:- 
joto,  al  sentido  i  a  ol  alma.  !;i  o!j 
rial  i  poi'ceptiblo.  os  decir,  al  ahaU' 
lidos;  el  sentiiío  (pie  nos  ha  do  ser' 
percepción  debe  estar  perfectamenlo  •  sano  i  el  alma 
l)iestar  atención.  Reunidas  estas  tres  condiciones,  la 
percepción  que  resulte  se¡"í  clara,  i  ¡)or  consiguiente, 
lo  será  también  la  idea  que  nazca  de  dicha  percepción. 
L  como  dice  Pestalozzi.  lo  importante  es  que  las  ideas 
q\io,  adquiera  el  niño  sean  darás:  pu'v,  como  afirma 
Sócrates,  'el  que  tiene  una  idea  viva  i  clara  on  la  mon- 
te, la  puede  ex[)resiir,  sea  por  medí)  de  provincialis- 
mos, o  por  medio  de  señas  si  es  mudo."'  Estando  el 
niño  en  posesión  do  ideas  claras,  no  le  faltarán  nunca 
las  i>alabras  con  liui'  esprosarlas;  "Ellas  vendrán,  como 
dice  Montaitrno,  poi-  si  solas,  i  si  no  quieren  venir,  el 
niño    las  oMigai'a    a   (¡ue   vengan." 

Ooinostrado  edá  (^1  gran  na-^el  qn-  d.-eaew in  la  por- 


de.a 


de  nuestros  sen- 
r  fiara  hacer    la 


J51.    IJl'STITUTO  J\^^C10JV^I,. 


367 


cepciou  entre  las  facultades  espiritualGS,  i  en  consecuen- 
cia, la   importancia  de   su  desarrollo. 

Tenia  Pcstalozzi,  por  lo  tanto,  sobrada  razón  en  de- 
cir i|ue  creía  iiaber  hallado  en  el  método  objetivo  la 
baso  mas  sólida  del  sabor  humano,  toda  vez  que  sin  el 
cultivo  de  la  percepción  se  paraliza  nuestra  vida  espi- 
riíunl. 

^  El  método  objetivo  es  de  amplísima  aplicación  en  la 
Escuela;  su  nidio  comprende  todas  las  materias  do  en- 
st'ñau/ia,  siendo  unos  de  sus  méritos  mas  jrrandes  el  do 
íiicilitar  el  aprendizaje  de  las  ciencias  abstractas. 

Atendida  la  aplicación  do  nuestro  procedimiento  di- 
dáctico, se  lo  conoce  con  el  nombre  de  método  demos- 
trntivo  e  iniifatlvo.  Es  demostrativo  siempre  que  so 
trate  de  la  descripción  de  un  objeto,  por  cuya  razón  se 
t'iiiploa  en  la  onscñanza  de  las  ciencias  naturales,  de  las 
así  Ilaniad;)3  lecciones  objetivas  etc.  El  procedimiento 
imitativo  tiene  una  aplicación  no  menos  amplia.  Su- 
jiuesto  que  quisiéramos  ensenarle  a  un  niño  la  manera 
como  se  efectúa  un  eclipse  del  .sol  o  de  la  luna,  nada 
Cüfotideria;  por  clara  i  e.^íacta  que  fuera  la  descripción 
que  luciésemos  acerca  de  dichos  fenómenos.  Pero  si 
bí  mostramos  el  sucoso  en  un  telurio,  inmediatamente 
lo  comprenderá.  O  describase  de  la  manera  ma-  exacta 
el  siiTiio.r  ¡(resentativodo  un  sonido,  o  ex[)liquese  iijiial- 
i:H'iite  el  modo  do  lorr  un  verso,  de  entonar  una  cnn- 
cíoii  etc.:  imposible  -ciá  u  los  niños  formarse  una  idea 
chira  de  todo  aquello,  j'cio  escríbase  la  letra  en  el  ta- 
blero, léase  el  verso,  ent(')nese  la  canción  i  no  habi'á  a- 
liimno  que  no  lo  cximprcnda  en  el  instante.  ;. Por  qué 
fe  ex|(rc.<an  los  hijos  de  padres  cultos  con  pureza  ¡  pi  o- 
])ieda<l?  Pues  debido  a  que  diariamente  asi  lo  han  oido. 
Por  la  misma  razón  es  qtio  los  hijos  de  los  padres  sin 
instrucción  ni  cultura,  son  incorrectos  e  impuros  en  su 
lenpfuajo  El  buen  ejemplo  produce  luieiia  la  imitación. 
El  camino  de  lo^  ojox  i  de  /.;,■  ojl.,^  c-^  ol  ,;;■(>■  r.-rlo  i  el 
i»a<t  cortn  para  1  tesar  al  cs/i,',///'. 

líl  famoso  músico   Scbasti;iii    liach,    para  que    sus    n- 
lumnos  superasen  las  dificiilia^li'-:  ]MTuliar<'<  al  arte  (pi,' 
eiiseñai)a,  les  tocaba  primero  iiilo., 
de  estudiar,  i  les  decia:  ««i  ha  (>■■ 


■tnnnr.     .Vmo^  Coiir'-     : 
iiius  dice:  -'Las  artes  se  aprenden  por  mello  del  cj-.c)-    \ 
CÍO,  la  escritura  cscriliiendo,   el   (¡auto  cantando.     El     i 
-Maestro  mi.smo  debe   hacf^r  practicar  lo  que  prelemhx    ¡ 
enseñar  a  sus  di.scipnlos;    él    debe  servirles  de  ejí'mnlo.     i 
de  manera  que  ellos  le  pueden  imitar  sin  necesidad  de 
l)enosas   instrucciones   teóricas.     El    lioailin^    es.  coino 
dice  Aristóteles,  un  animal  mi  na  timu —nw  .-er  imitador. 
Mas  cntendi<Jos  son    los  ai  lr-;niM,-   on  la    materia:  nin- 
•runo  de  éstos  se  pone  en  d    iral.njo    de  hacei-  a  su-;  a- 
prendices    una  e\pl¡c;icioii    toórira  arrií'n   de  >u  olicio: 
por   .'1  contrario,  dlo^^   mi.<nios  cojen  el  instruaieuto  en 
la    mano,  trabajan,  liaccu  que  el  aprendiz  si'-a,  con    los 
ojos    hw  movimientos  fpie  iije  aitan,  i  lai  seirnida    entre- 
gan  di''lio    instrumento  a  las  manos  de  aquel  para  que 
puede  a|.remler  a  /,/í'''T   sino  A'ír-"»"/- 


(/..) 


;ini,do.\  ^  pintar  :^n<^p;;hu.l.,r 
?n  ejeaiplo.    un  buen  modelo,  pro- 
iiiiiistra  al  juicio  leve.-;  superiores, 
de  que   el    métolo  ol'jetivo 
ion  especia!   en  la  enseñan- 
o  .<ea   de  las  artes,  i  el  dc- 


mp 


voca  la  iniita(:on  i 

Por  lod.ieho  se, 
imitativr),  eacuentr; 
za  de  las  materias 
mostrativo   en    las 

Késtanos  por  advertir  que  el  nn-íodo  oijetivo  es  na 
medio  i  no  un  lia.  Por  él  lo  que  se  pretende  es  de.sar- 
lollar  la  percepción,  i  consiii'uientemente.  todas  las  de- 
mas  íacultades  del  entendimiento.  Desarrollada  ésta. 
hai  que  pasar  progresivamente  al  dt>sarrollo  de  las  de- 
más i  por  lo  tanto,  no  perder  de  vista  aquella  m.íxima 
l.edau-ójiei,  que  dice:  'T>e  la  ]iercepeioii  a  la  abstrae- 
ciou." 


SECCIÓN   DE  CONOCIMIENTOS  ÚTILES 

i)i:i)ic.\D.v 

wf  x^  socr£D,(to  nE  jirtes^í^vos. 

Reprodiiceloii  de  dib«l'>;;%  -Para  obtener  copias 
de  planos  o  diseños  por  el  método  hehográllco,  de  eoloi' 
negro  sobre  fondo  blanco,  se  usa  el  procedimiento  si- 
guiente: 

Se  deja  durante  tres  minutos  una  hoja  de  papel  blan- 
co en  un  baño  de  Sulfato  de  peróxido  de 

hierro _ 20  gramos. 

Percloruro  de  hierro -<>     — 

Gelatina -<i      — 

Acido  tartárico ." :^n      — 

Agua :5:!0     — 

Se  retira  el   papel  i  se  deja  secar  en  un  sitio  oscuro. 

Para  reproducir  un  plano,  se  coloca  esto  sobre  el  pa- 
pel reactivo,  preparado  como  se  ha  dicho,  comprimiendo 
ambos  entre  si  por  medio  de  una  tabla  de  madera  por 
la  parle  del  papel  sensible,  i  con  cristal  en  la  del 
plano  o'io  debe  reproducirse,  manteniendo  la  presión 
por  medio  de  pinzas.  Est(!  conjunto  se  C'^j^ne  durante 
veinticinco  minutos  a  la  luz  solar,  o  un  dia  a  la  luz  di- 
fusa, i  después  do  esto  plazo  se  retira  a  la  oscuridad, 
separando  la  hoja  do  papel  rectivo,  en  el  cual  no  se 
nota  nin.íuna  señal.  Para  hacer  visil)les  los  trazos,  se 
sunierje  la  hoja  del  papel  químico  on  una  solución  for- 
mada por 

.\eido  üvíllico •-'  gramos. 

Alcoh.d •'■>       — 

Agua -OU       — 

Se  lava,  luego  ?♦>  deja  secar,  i  resulta  en  el  ¡lapel 
disiñado  en  negro,  una  reproduceion  exacta    del  plano. 


Midi.)  scns-illo  de  eniayar  los  vinos,  lu  solo 
r 'activo  es  preciso  para  reconocer  esto--  caldos,  seguu 
el  procedimiento  fpie  vamos  a  exponer.  Este  reactivo 
s^oljtiene  por  la  stituraciou  completa  del  ('-ter  rectilica- 
do  con  el  amoniaco  ))uro.  En  cuahpiier  laboratorio  de 
algún  crédito  picden  aihpiirir  este  liquido  los  trafican- 
tes de  vinos.  Obteniendo  el  reactivo,  se  conservará 
cuidadosamente  en  un  fiasco  de  crista!  con  tapón  esme- 
rilado i  en  ^ilio  o-;cui-o. 

VA  eusa\-o  es  mui  lU  il:  .-e  vii-rte  au'ua  en  una  provota; 
(h  s  aies  con  nn  (•■,, /í/.i-í/o'ks'  se  p;iu<-n,  ile  vino,  .')!)  de 
éstas:  (^11  .-seguida  agítese  el  contenido  par.i  cpie  la  mez- 
cla se  haua,  bien,  i  se  añ.ide  ó  o  f»  u'ota-!  del  i-eactivo, 
ri'sultindo,  [JOCO  a  poco,  una  coloración  verde  ma-;  o 
menos  p.ílida.  según  la  cantidad  deagaaquo  contenga 
el  vino,  siempre  que  éste  sea  procedente  de  uva  nada 
mas.  En  el  caso  de  que  esté  falsificado  con  alguna  sus- 
tancia extraña,  el  color  anterior  lo  adquiere  de  un  mo- 
do síibito.  i  (uiando  resulta  tonos  i-osa,  marrón  o  cual- 
quiera otro  que  no  sea  el  verde  anterior,  hai  seguridad 
al)soluta  de  que  el  vino  está  hecho  artilicialmento,  de- 
biendo considerarse  como  el  resultado  de  una  completa 
f  dsilicacion. 


Pr¡»p:triií'ií>!í  di'  á?i«io  t-ariiánico  —Se  prepara 
r.ipidamente  el  ácido  carbónico  con  una  mezcla  de  120 
partes  de  i.iisuIfato  de  sosa  i  Si  de  bicarbonato  de  sosa, 
(pie  tratada  con  el   agua  pura,  da  origen  a  la  formacien 

i  de-^orendimieiitíi  de  aquel   eas       La    mezchi  liehe    con- 


[Contla  :Ar\ 


'rKÑino  ni;  la  laxa. 

Ní'iiio  a/.nliulo. 


Se  escurro  iiimodiatainente,  en  la  cámara  de  azufrar, 
i     011  la  cual  la  lana  no  debe  sacarse;   se  suspende  al  aire 
el  teñido  fsti   concluido. 


rara  100  lilú<iri"' 
mordiente  hirviendi 


]iinn  hmiihi.-  Se  da  un 


■,o  de 


coinpuPdo 


de 


Bicromato  de  potasa. 
Sulfato  de  cobre. . . . 
Acido   sulfúrico 


Se  tiñecn  un  baño  conteniomlo  una  deeoecion  de  -15 
kiló;j:runH)s  campeclie  a  S  kilófírs.  exlrai-to  deeanipeeiie 
seco,    haciendo  liervir  durante  una  liora  i  media. 


Pavílo   o.«;enro.— Se  da  un  baño  liirviendo  de  mor- 
diente durante  dos  horas.  e()iii|(ii('<lo  de 

líieronialo  (h^  p.,!a>a '■>     kih'.',n-aiiio>. 

Sulfato  de  eol.n^ I ', 

Tártaro \\  - 

Se  tino  en  un    baño  montado  con  una  d 'ocion  clara 

de  .'»()   kill')L'■r.^^lo^<    palo    amarillo   (o  t;';'.")0  küó'j-raunt-i 
extracto  de  i'nsteti'). 

Palo  de  campeche T  küú-^n-í.   óíH»  írramos. 

Saiitel 1*1     — 

(¡ran/a 1<>     — 


Después  de  dos  liora-;  de  eluiilicion.  <e 
eramos  sulfato  de  hiei'ro  i  soeuritinna  l:i 
rante  una  hora. 


riva  eoii  2.')0 


íiíris   pjTlu.— Se  prepara  un 


'011    i  0(1 

1  kiló-r 


Tiirtaro  piirifu-ado 

Se  hace  ¡lervir  i  se  añade  u;im    decocción  ( 

Campeche. 1   kih'i 

CariMiiidc  indiicna IIM 


Se  vídtca  la  leña  durante 
tina  próxima  de  la  elinllicidí 
50  iirainos  suUato  de  hierro. 
si  en  liitrar  de  hacer  ii-^o  de 
empleanilo  un  a^Mia  obtviJ  1, 
]teclie  en  auna  hir\  jcnio,  I 
de  cainjteciic.  pues  no  siM-\tr 
te,  pero  puede  uliii/arse  dc-i 


día   h 
linali 


iüUlK-O    t\f     |>01'C»'I;lllrt. 


}W  100   l-;i:,jr,iiw:^  hi  ,n  /„r.„lo.  -Se  forma  un  baño 
10    C.  con  un  ki!(')L;i'anio  bicloruro  de  e-;t;iño  añadien- 


Carmindeindio-i 

1  violeta-metido. 

volteando   la  ! 


a  media  hot 


Por  otra  parte  se  monta  un  bañ  •  con  parte?  ¡guales 
de  jabón  de  .Marsella  i  auioidaeo.  a  ■_'  II.  Kn  estaba- 
ño  se  lava  la  lana  auna  temperatuia  lie  tii)  C.selava 
i  se  introduce  en  un  liaño  reciente  e  hirviendo,  forma- 
do de 

Violeta  metido  mai  a/.iil 70     aramos. 


AkuI  alcuHiio  sol.re   lun»  Iiiludu  o  ea  piezas. 

I'ttra   25   l-iln./rmiK/s. — Se  prepara    un   baño   con... 

500     gramos     .íial  sosa. 

añadiendo    a  la  disolución.^...     200       —  azul  alcalino. 

llagase  hervir,  refresqúese,  introdúzcase  la  lana  i  te- 
ñir durante  una  hora  sin  lií  cor  liervir,  lavar  cuidadosa- 
mente para  hacer  desapareier  toda  la  sosa.  Al  salir 
del  primer  baño,  la  lana  tiene  un  aspecto  gris  azulado: 
se  aviva  sobre  un  nuevo  baño  de  1  kilogramo  ,5t)()  kilos 
j  ácido  sulfúrico,  lavar  i  dcseeai-.  Por  este  procedimien- 
i     to  se  obtienen  azules  (pie  no  se  destiñen. 


Jubón . 


kil<' 


JOO     o;rs. 


Yiolíta  fiM'rtr  .«)brt'  lanas  cu  piezas. 

Ptna    50  lHúijidiiKi-'. — ]*rej>árese   un  b;iño  compiles 
de 

Cromato  de  ¡lotasa ciKi     ^•lalnos 

Acido  sulfúrico :;i!(i         _. 

Acido  oxálico :;7.'i         _ 

Voltear  i  tiñir  durante  una  \h, 
juies  formar  un  nuevo  liaño  d(í 

Campeche 

Orcilla 

dejando  hervir   durante   una  hon 


la  el.nllicion.des- 
15   Küi'igramos. 


Fliótropos  solírc  Isinas  et»  piezas. 

Pora  50   /.('.'¿•//(///io.v. —1 'repárese  un  bu  ño  de 


Alumbre 

Dicromalo  de  i)ota.-;a 

.Vcido  .sullíirico 

Voltear  una  hora,  lavar,  de^ 

Campeche 

Orcilla 

A'ioli'ta  metilo 


:!  kiióirramos. 
.  .  .    750     gri  iiios. 
. . .    500  — 

!s  teñir  con 


:.)0 


(.ramos. 


Pardu-aceiiiiiia. 

íih'xjrínncf. — Hervir  una  hora    con 
ato  lie    jiota^a (HKI 


7' 

P,i 

'i'árlaru. 
Acido  sulfúrico 
Sulfato  coiii-e.  . 
Lavar  i  teñir  ei 
Campeche  .  .  .  . 
Carmeloina.,.. 
Orciüa 


500 

IIMI 


<;!-a;iatr  [rojo. 


Amordenear  la  lana  coma  acaba  de  indicar.so,  después 
teñir  con 

Palo   amarillo 25o  trrainos. 

Fucsina   acida loi)  '"    — 

llcfor/.arcon  una  dcc,„-cii,n  de  5nit  .jr.ini;^  c:niipei'he. 

Sanffiv  d<'   hiwy. 

Del  mismo  nnn'diente  aiiteiinr  i  tcñii-  con  una  decoc- 
ción  clara   de   21   kih'.-ranií.s    Ima, 

Toenlii.a 150  gramo-:. 

Para  olitcncr  un  malí/  mas  siilúdo.  se  tiñe  ¡.ñadicno 
ui   -e:.n>i"L   laño  un    por,,  decocción   de  campeche. 


Periódico  dedicadu  u  la  ditiisioii  de  la  Iiistriiccioii  Primaria  i  Secundaria. 

Publicado  bajo  la  protección  del  SeSob  Jeneral  .1.  Rufino  Barrios, 
Presidente  de  la  República  de  Guatemala. 

Furulador  ¡  Editor,  Santos  ToruFjo.  Administradoroe,  Miguel  Pineda  i  Pedro  Deleon  Valenznola. 


\lJilI.  21. 


Guateiii:El;E,  31  de  A^Tosto  do  IHStl. 


VOI^.  I. 


Iiiñueiicia  de  la  Instrucción  primaria  en  las 
costumbres,  en  la  moral  pública,  en  la  in- 
dustria i  en  el  desarrollo  jeneral  de  la  pros- 
peridad de  los  pueblos,  por  M.  L.  i  G.  V.  A- 
launátegui. 

(Continúa.) 

Dt'parlamcnto   de    Valdivia. 


la  os 


-cal    de  San    Francisco. — TTii 
aiieros  man   pn'cisoH    para  la 


Local  d- 
r, I  lidio  estv 
tLseriany.a. 

Local  de  la  escuela  fiscal  de  Callecalle. — Pésimo. 

jjocal  de  la  escuela  fiscal  del  Corral. — Malo. 

|ja  mayor  parte  de  los  locales  de  las  dejuas  escuolas 
I  iililicas  de  esta  ])rovincia  son  como  los  de  las  auttMio- 

I  [nforiíie  del  visitador  don  José  Bernardo  Suarez,  le- 
cha 7  de  junio  de  1854.)- 

Va\  la  (iiscusion  de  esta  niatei-ia  no  queremos  abultar 
iiiii^un  lieclio,  no  queremos  exajorar  nada.  Asi,  nos 
;i|.resuraiui)s  a  dar  dos  esplieaciones  que  estiuiamos  tie- 
rc-arias. 

i']n  Chile  no  todas  las  escuelas  púldicas  sm,  como  las 
I  iiumeradab-,  edificios  ruinosos,  corredores  abiertos  a 
i;i  intemperie,  ramadas  de  paja,  depósitos  de  leña; 
!,<>  todas  están  menos  cuidadas  que  ciertas  caballe- 
ii/as.  Hai  muchas  aseadas  i  decentes;  hai  algunas 
! 'hibien   perfectamente   acomodadas  i  aperadas. 

l'l  ministerio  de  instrucción  píiblica  ha  procurado 
|Mir  su  parte,  en  cuanto  han  alcanzado  los  recursos, 
..•parar   esas  ruinas,  limpiar   osas  inmundicias,   dotar 


a  las  escuelas  de  Ircales  siquiera  regulares,  ya  (pie  no 
esentos  de  todo  reproclie.    (*) 

Pero  sentadas  esas  dos  reservas,  es  vonl:iil  que 
hai  escuelas  municipales,  que  hai  esmelas  fiscales  si- 
tuadas en  edificios  inmundos,  fétidos,  iiisaliilncs,  sin 
ninguno  de  los  utensilios  precisos,  (pm  ihi  tienen  me- 
sas, que   no  tienen  bancas. 

¿Qué  hacer  entonces  para  coiistruii-  Incal^'s  upai-i-n- 
tes,  para  profiorciouarles  mncldes  aliuinhinles  i  ('('mio- 
dos? 

('uando  una  casa  necesita  refaccioaarse  r;qnii''n  debe 
hacerlo? 

Cuando  una  casa  carece  de  enseres  domésticos.  ;,ipiieu 
debe  procurárselos? 

l'>  claro.  El  que  vive  en  la  casa,  el  i[ue  se  'iive  de 
esos  enseres. 

ÍjO  misiiKi  sucede  con  la  escuela.  Los  que  dciTcn  le- 
vantarla. lo>  (pie  deben  surtirla  de  los  muebles  precisos 
son  aquellos  cuyos  niños  asisten  a  ella.  Los  que  loaran 
las  ventajas  son  los  que  deben  atender  a  la  creaeiuu  i 
a  la  conservación  de  aquello  (jue  les  produce  esas  \  en- 
tajas.   Eso  es    lo  justo,  eso  es    lo   racional. 

Pero  en  Chile  so  ha  difundido  la  idea  de  (pie  el  go- 
l)ierno  es  el  que  debo  costear  toda  la  iusliuccion  prima- 
ria: el  gobierno  es    el  obligado  a  consti-uir  la   e-cuela; 


(*)  Después  de  escrita  esta  memoria  se  han  mejo- 
rado .los  locales  de  muchas  e.scuelíis,  mediante  los  es- 
fuerzos del  gobierno,  de  las  municipalidades  i  de  los 
vecindarios,  particularmente  en  las  proviniñas  de  Tal- 
ca, Concepción  i  Arauí^o.  Kn  Santiago  acalja  de  con- 
cluirse un  edificio  modelo  de  la  misma  especie  cuya 
construcción  ha  importa. lo    veinte  i   s.-'is  lui!    posos. 


b-:b.  ».v.%-T»TírTO  A\mto,^\ftr 


el  gohienio  es  v\  ohlijjailo  a  coninrat-lc  los  cu-frrs  in- 
(iispcníahlos. 

La  inisina  ra/.on  Iialn-ia  \):\r:\  cxijii-  (pin  el  u-oliicriu), 
penui tásenos  esta  eíiiri"-iiiii  vulu-ai-,  pusiiTa  el  aliiiKmto 
011  la  hoca   (lo  cada  unn 

El  fí'obicnio,  o  mas  liicn,  la  r'j])íiblica,  la  sociedad  es- 
tá en  la  ohliíracion  de  atender  a  qno  nin-run  eiuda- 
dano  <|nede  sin  veeibii-  la  instrucción  correspondiente. 
J'ero  eso  no  quiere  decir  que  deha  sacar  fondos  do  las 
áreas  nacionales  |)ai'a  la  coii^duccion  del  local  de  la 
íiltiina  escuela,  para  la  adquisición  de  las  mesas  i  llan- 
cas (pie  les  sean  necesarias.  Lo  que  eso  (piierc  d'-v'w 
es  que  delio  org-anizar  un  sistema  jeneral  de  ciliicucini!, 
i  que  debo  velar  porcpie  se  lleve  a.  efecto. 

Es  ridiculo,  como  sucedo  ahora  ÍVocuoiiInnoiit.'.  i|iic 
]iara  comprar  una  un-sa  o  una  lianza,  el  inloiidciite  de 
Cliüo»''  o  de  Concppcion  ¡loi'  oi»!inplo  tcima  (pie  ])(:í]iv 
fundos  n  Sanl¡a<j'o,  (pío  dirijii-  una  uoia  al  ministro  de 
instrii'  c'oii  piViilica. 

Esa  mesa,  esa  banca  deben  comprarla  lo;  vccin  )s 
de  la  escuela,  los  que  envían  sin  hijo-;  a  ella.  l']l  un- 
bierno  no  puo  le  cortear  ni  los  loc:il'3s,  ni  lo,  (aise- 
rcs. 

;.(\'imo  fpiorcis  (pie  un  ministrn  de  instrucción  [lú- 
blica  cstí''  fijiíndosc  cu  si  falta  o  no  una  pizarra  eu 
alguna  de  las  escuelas  del    Maule? 

¿Cómo  queréis  que  se  envien  desde  Santia.íro  los 
seis   pesos  que  lia  de  importar  uno  de  esos    muebles? 

;.C('i!iio  (piercis  que  sean  las  autoridades  de  la  ca- 
pital las  que  esti'n  atendictido  a  si  esos  sois  pesos  son 
bi("i    o    mal    invertidos? 

|]s  absurdo  p.Mlii-  ;,  un  man  latario  l.^jaiio  la  sa- 
lisí'acccioii  (lo  una  necosiihid  purai!iont(>  doiui'slicu. 
do  una  ueijcsidad    (pie    la   disíüiicia    ¡alvo/,  no  poiauile 

Tero  fuera  de  eso,  el  erario  no  tiene  matcriahufnte 
í^íiidos  para  costear  los  cdilicids  i  los  niu(;l)los  (pío  ro 
clama  la  instrucción  priinai-ia.  l-]s"s  odilioiits  i  osot 
muebles  son  indispensable-,  j-ls  juvciso  oiiNuices  (jiio 
sean  costeados  por  los  vooinns. 

^[as  so  rcsjiondo:  cuaioio  se  trata  de  imponer  una 
carya  a  ios  ciudadaiíds.  dob.>  proliarse,  no  s(do  (pío  e^ 
conveniente  para  el  estado,  sino  tanibion  ipio  os  coiivo- 
nientí!  para  los  ciudadanos.  'I'oda  (aicstion  de  impues- 
tos lii-iio  un  doble  aspeólo. 

no  sdii  tribuiMs  (pie  so  paLi'aí'ii  a  na  conqui-ti^lor  e\li-an- 
jeni:  ¡h.  son  esas  remesas  (pie  los  colonos  .aiviabaii  a  los 
monar.MS  do  Msparit:  n  >  son  m  pii-ra  o^a^  conlribaojo 
nos    (pie   s-    invioiien    en    objeios    <\i>    nulidad   Jonoral. 

son    caaiida.les  (auploadas  en  una  co-a  (pie  a  cada    uno', 

;M\\<'-  es  enl.'.iiocs  !o  .pie  i  ui  O'',  ¡  i  (-¡a  haoor  esas  eroga- 
ciones? 

■La    pobreza? 

;,La   mala    voluntad? 

La  pobre/a  seria  un  obstáculo  verdadero:  pero  es  pre- 
ciso adverlii' que  los  gastos  de  la  instrueciou  primaria 
repartidos   entre  muchos  llegan  u  ser   insignilicantes. 

La  Provincia  de  Cliiloí'-  es  una  de  las  ina-  pobres 
do  la  república.  Sin  cmliargo.  la  proviivia  do  Cliilo:' 
cor^lea  los  locales  i  los  inuebl(>s  do  toda-  sas  escao- 
las. 

Kl  año  pasado  is,-,-!  (>|  visitador  don  .b)só  üenianlo 
¡■"liare/.,  reo()rricndo  el  dcparlaaiento  de  ('as(i'¡).  maiii. 
rost('i  a  la  autoridad  (pie  encoiitr.ilKi  o  iroi^o  d  local 
do  la,  (-sciiola  fiscal  de  Quilipiioo.  A  los  (piincc  dias  de 
este  aviso,  los  vecinos  lialúan  oieanchado  a   sus  cspcu- 


sts  (í:'i:o  varas  el  loca!  (b'  la,  expresada  escuela,  ¡.l'ov 
(pi''  ¡as  (lira- provincias  iki  lialiiaa  do  hacer  lo  que  pue- 
de hacer  la   de  Chiloé? 

La  mala  voluntad  es  un  obstáiailo  (pie  los  hombres 
de  intclijeucia,  los  ¡loliticos,  los  mandatarios  dobon  to- 
mar en  cuenta,   no    para   iuolin  irse   ante   ella,   sino  pa- 

¿Xo   convonis   cu  (pie  li  ediicaci le   todos    l,,s  ni- 

ri:)s  de  la  república  es  un  deb.-r  do  los  padres  de  fa- 
niilia,    un    deber  del    estado? 

Convonis  ,.,,    ello. 

;.ror  <pic  no  aplicáis  ent.'.noos  hw  ariiitrios  nece- 
sarios  para    poner  (ai  ¡danta  esa   cliicaejuii    jeneral? 

ronpie  lo  impide,  rospon deis,  la  inercia  d  ■  lo-  unos. 
lo   oposición   de   los  otros. 

^;Qu(''   hacer  pues? 

El  gobierno.  e(mtimiais  todavía,  debo  en  e-^lo  caso 
(Msiear  confodo-  Üscale.  la  educación,  no  por  supin-s- 
to  de  todos  los  niños  do  la  república,  ¡toripio  caroce- 
ria  de  recursos  ]iara  tanto,  sino  de  los  «pie  ]iiioda. 
El  tiempo  i  esa  iiistriicciini  limitada  poro  bien  orga- 
iii./.ada    reniodianíu  o\    nvil  al  liii.  con    id  (airso  do   los 


Ese  ríaned 


I  a  nuestro  juicio 
(lue  aiiiinmlarlo. 


El    pu--bl,   _ 

■eso   d(^   la  iuslrucciou  ¡iriiiiaria. 

,:Q:]r   halléis  vosotros  para  coniii: 
llaV'ois  i\\H'.  el  gobierno    lo  haLi'a 

)    haga    nada, 
j-^se    nos   ])arece   un  medio    baslii 

itir   la   apatia   Ao  un    pueblo,  do 


pa.ar    I. 


slrañ)    ik'C. 
orle    la    e.^p 


dopt; 


Ilai    una    escuela   (pie  ik 
luebles   necesarios.    Kl    veo 


dilicio  ni    h 
•iiMl  de    ose 


dos 
l'c 


,d     e-ol. 


amos  ,| 
en  la  a 
ionio    1. 


ariiilrio  sum<>r]: 
ponpio  la  H,-ó- 
ra   lodo,   como    : 


l'r 


Por  iiue-lra  part(\  querríamos  que  la  lei  determi- 
nara (pie  lo-  M'cinos  pudientes  coiitribiiyeraii  siquie- 
ra a  levantar  i  a  aperar  el  e  lifüdo  do  esa  escuela  tio 
(pie  van  a  aprove /liarse  sus  hijos    Xos  p.irece  (]ue  ob|¡- 


ríos 


es  01   mejor  luciiio  en  cur.ir  su  un 


pode 
I""'!' 


ivia  un  mcLinvenieute  mu- 
ir sino  lai  una  esiaiel.i 
do<   d.d   erario    son    liini- 


(("„„/;»/(„, 


r.íj  ij\*^TJTrTo  j\'^cioji\Jíj 


NOCIÓN  KS 
Do  ro*íiiiio;fi*af2a  i  Joo;?raíía 

l'^SCKITAS  TARA  LOS  NIÑOS. 

l'i>r  Saiifos  Toruíio,  Diirc/or  del  Instituto  Nacio- 
nc.l  de  (hiatonala. 

(Continúa.) 

LECCIÓN   XII. 

Laiiili)  i  L()\jrn;i). 

I'^l  Fciiador,  los  círculos  paralelos  al  Ecuador. 
i  los  meridianos,  sirven  jxira  marear  con  i)r''c!- 
sion  la  posición  de  los  lunares  que  se  hallan  so- 
bre la  superficie  de  la  Tierra. 

La  distancia  que  media  entre  el  l'xuador  i  los 
Polos,  i  que  forma  la  cuarta  parte  de  la  circun- 
'fercMicia  entera,  está  divitlitla  cü  90^  por  los  cua- 
les pasiu  otros  tantos  círculos  paralelos  al  Ei:ua- 
dor,  que  se  llaman  pM-aldos  de  latitud,  i  que  van 
siendo  cada  \e/.  mas  |:)equ;ños  a  proporción  que 
se  acercan  a  los  Polos.  El  intervalo  de  estc.s 
círculos  paralelos  esta  subdividido  en  minutos  i 
segundos,  para  poder  indicar  con  precisión  a  que 
distancia  scí  halla  del  Ecuador  un  lu^ar  en  cada 
uno  de  los  dos  Iv'misíerios;  i  esto  es  lo  que  se 
llama  la  latitud  d'í  un  lui;ar.  Por  consitruiciite, 
la  latitud  se  di\ide  en  boreal  i  en  austral,  se^jun 
el  hemisferio  en  que  e;tá  situado  el  ku'ur  dj  tjuc 
se  habla. 

Latitud  es,  ¡jues,  la  distancia  de  un  \ur.\r  al 
Ecuador.  Los  humares  situados  en  el  Ecuador 
no  tienen  latitud,  i  los  que  se  hallan  en  los  P  >'os 
tienen  la  mayor  latitud  posib  e  que  es  de  90'.  La 
latitud  indica  solamente  sobre  que  paralelo  se 
halla  situado  un  luíí'ar;  pero  como  los  paralelos 
dan  la  vuelta  al  Globo,  no  es  posible  determinar 
s.o'o  por  medio  de  la  latitud,  el  punto  de  un  pa- 
ralelo cualquiera  (M1  (|ue  se  h:>I!a  un  lugar  dcter- 
m  i  natío. 

Con  tal  motivo,  S(;  torna  uno  da:  los  meridia- 
nos, que  se  dis  i  igutí  con  (;1  nombre  de  Primer 
Meri ti iuo.  Meiidiano  l^rij/ei/hd o  Meridiano  ('on- 
veiiido;  i  nos  scrvinos  de  él  como  de  un  ¡nuito 
de  partida,  tiel  mismo  modo  (]ue  se  hace  con  el 
Ixuador.  Sabemos  que  un  meridiano  cualquie- 
ra divide  la  Titrrra  en  dos  h(>m¡sferios,  uno  orien- 
tal i  otr(í  occidíMital:  a  cada  uno  t\<:  estos  luíuiis- 
lerios  le  con-es[)ondt;  la  mitad  de  un  meridiano, 
o  sean  1  So  ,  por  catla  imo  de  los  cuales  pasa  wn 
m(  rdiauf);  i  cada  gradea  se  suhdivide  en  miiiuk)s 
i  segundos  para  i)od<;r  indicar  con  precisión  la 
situación  de  un  lugar  cual(|uiera  al  oriente  o  al 
occidente  del  M(>ridiano  Principal,  i  esta  distan- 
cia es  lo  que  se  llama  la  lonjilud  de  un  ¡noar:  la 
cual  se  divide  en  oriental  í  en  occidental,  seyun 
(JUG  el  lugar  esic  a!  oriente  cal  occidente  tlcl  Me- 
ridiano   con^■enido.     Por  consiguiente,   en    este 


caso  el  //V.'/avVav/';/  de  lonjitutl  es  d<>  1  Su  ;  pero 
también  se  puede  contar  la  lonjitiid  al  rededor 
del  Globo,  hacia  el  oriente  del  Meridiiuio  princi- 
pal, desde  i  hasta  360  grados,  i  si  lo  hacemos 
así,  se  podrá  decir  c}ue  un  lugar,  por  ejemplo,  (jue 
se  halle  a  un  grado  al  oeste  del  meridiano  que 
pasa  por  el  Observatorio  de  Guatemala,  tiene  350 
g-rados  de  lonjitud.  Del  mismo  mi>do,  un  lugar 
que  se  halla  a  8  grados  al  oeste  de  Paris,  se  dice 
que  tiene  352  grados  de  lonjitud,  tomando  como 
punto  de  partida  el  Meridiano  tle  Paris. 

La  lonjitud  es,  pues,  la  distancia  de  nn  lugar 
al  meridiano  que  S(  haclejido,  la  cual  es  nula  en 
í  toda  la  estension  de  este  meridiano.  La  lonjitud 
combinada  con  la  latitud,  da  el  modo  de  fijar 
exactamente  la  posición  de  un  lugar  cualquiera 
sobre  la  superficie  de  la  Tierra;  porque,  poruña 
parte,  la  latitud  hace  conocer  en  que  paralelo  se 
halla  situado  cada  lugar,  i  por  otra  parte,  la  lonji- 
tud determina  la  distancia  a  que  se  encuentra  clel 
Primer  Meridiano,  o  lo  que  es  lo  mismo,  en  que 
puntóse  halla  de  aquel  paralelo.  Por  consiguien- 
te, el  punto  donde  el  paralelo  i  el  meridiano  se 
cortan,  es  evidentemente  la  posición  buscada. 

La  latitud  se  comienza  a  contar  partiendo  del 
Ecuador,  círculo  fijo  i  determinado;  no  sucede 
lo  mismo  con  la  lonjitud,  cu)0  punto  de  partida 
que  la  a  voluntad  de  los  jeógrafos,  los  cuales  se  to- 
na in  la  libertad  de  elejirlo  donde  mejor  les  parece, 
i  aunque  el  efecto  es  el  mismo,  esa  libertad  no  de- 
ja de  ocasionar  confusión  i  molestia.  Hace  dos  si- 
glos, dice  M.  Letronne.queel  Primer  Meridiano  se 
habia  fijado  en  la  Isla  de  1 1  ierro,  una  de  las  Cana- 
rias, conformándose  en  este  |)imto  lo  jeógrafos 
con  la  designación  (|ue  fué  hecha  en  b'rancia  por 
un  decreto  de  Louis  XIII.  La  mayor  parte  de 
los  mapas  anteriores  a  nuestro  tiempo  se  hallan 
trazados  sobre  ainiel  meridiano.  Los  inglese-, 
colocan  su  Primer  Meridiano  en  su  01)S(M-vatori() 
de  Grecnwich.  \illa  del  condado  de  Kent,  a  dos 
leguas  de  Londres;  los  I'Vanceses,  lo  colocan  en 
Paris;  los  h^sixiñoles  toman  el  que  pasa  por  el 
Real  Observatorio  de  Matlrid;  los  Norte- Ameri- 
cmos,  el  del  Observatorio  Nacional  de  W'ashin;;- 
ton;  etc. 

Para  formarse  una  idea  exacta  d(í  la  posición 
de  un  lugar,  es  necesario  saber  desde  (juí;  meri- 
diano ha  sido  contaila  la  lonjitud;  i  si  no  hubiere 
sido  desde  el  meridiano  adoptado  en  el  pais:  si; 
podrá,  si  se  quiere,  retlucirla  al  meridiano  d(í 
éste,  con  tal  cjue  sea  conocida  la  diferencia  de 
los  dos  meridianos.  Suponiendo,  por  ej<!mplo, 
que  se  hubiera  dado  la  lonjitud  de  Moskou  con 
arreglo  al  meridiano  de  Greenwich  en  Inglaterra, 
la  cual  es  de  37-'  32'  al  oriente  de  aquel  punto, 
si  se  quisiese  reducirla  a  la  que  se  cuenta  d(>sde 
el  meridiano  de  Paris,  sabiendo  que  Greenwich 
S-í  halla  a  2°  i  cerca  de  20'  al  occidente  de  este 
meridiano,  se  deberá  restar  dicha  cantidatl  de  los 
37°  32'  de  lonjitud  de  Moskou,  con  respecto  a 
Greenwich,  i    quedarán    ;15     \i    ti"  lonjilud   i'ow 


37á 


i: I.  iJvsTiTtrro  jy,aeioj\\af. 


respecto  al  meridiano  de  Paris.  Al  contrario,  si 
el  lugar  se  encontrase  al  occidente  (\v.  Greenwich, 
habria  sido  necesario  añadir  los  2  20'  que  hai  de 
diferencia  entre  los  dos  meridianos. 

Los  paralelos  de  latitud  llegan  a  ser  cada  vez 
mas  pequeños  a  medida  que  se  acercan  a  los  Po- 
los; los  meridianos  son  a  corta  diferencia  de  una 
misma  magnitud,  por  cuya  razón  todos  los  gra 
dos  de  los  meridianos  pueden  considerarse  coiiii  1 
iguales,  sin  tomar  en  cuenta  la  nuii  pequeña  il:le- 
rencia  (jue  resulta  del  aplanamiento  de  la  Tierra 
hacia  los  Polos  i  su  mayor  llenura  por  la  parte 
del  Ecuador;  i  como  los  grados  de  latitud  se  cuen- 
tan sobre  los  meritllatios,  puede  decirse  qu(í  los 
grados  de   latitud  son  todos  casi  iguales. 

No  sucede  lo  mismo  con  los  grados  de  hmjilnd 
que  se  cuentan  sobre  los  paralelos.  Cada  pa- 
ralelo por  pequeño  que  sea,  está  siempre  dividido 
en  360  grados:  estos  grados  llegan  a  ser.  como 
liemos  dicho,  cada  vez  mas  pequeños  a  propor- 
ción que  se  acercan  a  los  Polos:  en  los  mismos 
mos  polos  el  paralelo  no  es  mas  que  un  punto, 
cuya  latitud  es  tk;  90"  i  la  lonjitud.  cero.  Así  s(í 
puede  decir  con  certeza  ciue  los  orados  de  lonjitud 
110  son  obrados  de  círeulos  ¡náx irnos  siu  ;  en  el  Judia- 
do/-, i  qitc  se  van  siempre  disuiintiyendo  a  medida 
que  los  paralelos  se  van  alejando  de  este  círetdo. 

[Continuará) 


ELEMENTOS 

l'aro  ii.^f)  Je  /(y.s  (ilíiurnos  dd  Instifuto  Nacional 
de  Guatemala. 

¡SEGUNDO  CURSO. 
I  01  KTH   I.KSSO\. 

V()c.\iu:lai;y. 

'i'o   stooiii.   estimar;    osd'fiDod.   1  .<.-/! motht. 

'I'O    Wisll,    drsr„r:     WÍsIhmI.    dr,;r,in. 

To  iiiteuil,   ¡ide,tl(<r:   iiitcmlcd,    ¡Hln.ladn. 

To    reiiiaiii,    i¡iicdiiisi :  ¡■oniaincd.    tincdiid,,. 

To  receive.   rvr.'uir:   roceived,    revUmln. 

To  love,  anuir;    lovod.  inno'lo. 

To    blot.   horrar:     Idoltod.    horrado. 

To  perniit,  periiiHlr:   ponnilted.   jienn/tidn. 

To    solicit,  .sollri/ar:  a)l¡cit<'(l,   .solintado. 

To   Ptndy,   esiiidior:   síudietl.    estudiado. 

To    toll,"  (íV(í'r:    told,  dirl,o. 

To  say,   de,  ir;    said,    diehn. 

To  do.  ltac(r:    done,    lievl,o. 

To    makc,    lutrer;    iiiado.  Inri, o. 

To  cali,  Vamnr;    caliod,  llamada. 

'I'o  Icaní,   aiirendr;  learaed.    ¡¡¡.r-ndidn. 

To  lori;-ot,   alcldar;   forffoüeii.  '^Iridadn. 

To  iindfi^taiid,  en/eiider;   understoud.  ndvndldo. 

To  tuke  place,   tener  luijar.  verificarse:   takeii    \)\ 

ce,   verijieado. 
To  bclicvo,  creer;   bolieved,  creído. 


I  do  lovc.  //(»  ama.  mas. 

Tiiou    uobÍ  \o\r.  /íi  aínas.  Valido    lovc.    r',sv,/,7,s-  n- 

He  tlocs  love.   él  amo.  rnals. 

She  (loes  love.  eJhi  ama.  Tliey  do  ln\  !■.  ellos  a  días 

We  do  love,  nosotros  orna-  aman. 

M)l)FJ.--i;n  las  oi'acioiioí!  arii-inalivas  do  presente,  so 
Miiplca  el  auxiliar  ihi  cuando  se  (pilero  expresar  con  lua- 
.'or  l'iier/a   i  cncijia  la  arción  que  indica  el  verbo.) 


'i'o  like.  to    be  foiid  of;  .¡rntarh'  a  m,,,  „iiM„a  msa. 

I  like   this  lioiise.    ;///•  ,/iisla  esta  ray,,. 

I    like  lliose  ]icaclies.  me  (/nsfa)!  esas  (li,ra:„as. 

Do  voii  like  Miat  llowery  /.'*■   (/"•-■''"  "  I'''-  '"¡'irlla  //..,■? 

I    donot  like  it.   ,in  we  ^/nsla'. 

I  do  like  it.   a  mi  me  ,/>i.-<ta. 

Doos  lie  likeit?  ;.le  ,/íi.-</a  a  -7? 

Yes,  sil-,    lie  likes  it:   si.  .^rijor.  le  <i,ista. 

WhQt  do  yon  likeV  ;.'/'/-'  /,-, /,.,../,/„    /',/.' 

I  like  a    «rood  ¡licturo.  me  ansta  im  Imeu  cuadro. 

AVhat  ií<  the  Spaniard  íbiid  ol";--  ¡.<i>:v  Ir  ,j>,..fa  ,,1  isy^ehoVi 

He  is  fond  orQood    cliocolate,  le  //"slo  hmi,  clm -oíale. 

^'ct.  todavía,    aiui. 

Xol    vct.   todarl,,  m,:    m,  ív)    todavía. 

Also.'   t-.mlm,,. 

What  o'clock    is  \V;  ;.<¡m'  l,n,a  ,■■<' 

it   is  nnt  ten  o\-lock    yet.  ,10  s,m    Indavla  las  <llr-:. 

A  ffood  son  loves  liis   íatlicr  and  liis  inotlier  also.  l'u 

hiiea   lil/'o  ama  a  .til    /ladrt'  i  lanihuii  a.    siimadn. 
Do  yon  love   me?  ,:me  ama    (Al'! 
I  love  \ou  and  liini  also.  Le  amo  a  Vd.  I  a  i'l  taudia  ,1. 


Is  it  early?   ¿es'temjiraia/! 

Yes,   it  is  earlv,  S'.   es  tvmpraiuK 

Is  it  late?  ¿e.o'  tanlr! 

No,  it  is  iiot  late.   A'o.  „,,  (s  tanl, . 

Aii  acfpiaintance,   un  eonoclilo. 

To  ari'aní^e,  to  set  in  ordcr,  \,,  pnt 

n  oi'dcr 

arre.jla 

o)demir. 
What  are  yon  arranuini;?  ;.'/'"  r/ 
I  ani  arranííiim-  luy  book^.  Kslol  aw 

;   fd.  a 

.jlan.h, 

real, mi, 
II  is  llhr< 

'I'o  opeí).  ahrlr. 

Wiil  voM  opea  ilic  door?  ¡avlr.r  f 

1    (••llilinl          1    i    1     1  ¡ 

1.  a'  rir 

lo  ,.,  rl, 

\\'\m)  opcns  il,e   iniiik/  ¡ii'ii:,,  ahr, 

1     opcil    il.//,    In   ahr,: 

rl  ha/,! 

l^Xi^UCíSKS. 

Do  voii  love  yiiiir  biotlier? — Yes.  sir.  I  lo\eliiiii. — 
And  does  lie  love  yon? — He  does  not  io\e  me. —  Dost 
tlion  lovc  tlieuiiiy  man?— 1  do  not  love  liim.— Wliom 
do  yon  love?— i  lOveiny  fatlicr  and  my  inotlicr.  and  niy 
fricñds  also  —Do  we  lovcany  onc? — -W  e  lovc  no  onc- 
Does  anybody  love  us. — Tlie  Anierlcans  love  us. — Do 
yon  want  any  tliinü?-No,  sir,  I  do  not  AVantany  th¡n<r.- 
Nviiom  dce-  yonr  iViend  need? — lie  uced.s  lii.«  servan!? 
What  dn  von  waiit? — i  wanPllic  ilrst  e.vereisc.  Do  yon 
want  this  book  or  tliat  one.'— I  want  tliiá  ono.^ — Wliat 
do  yon  vvi.sli  to  do  wifli  it? — I  wi.sli  to  read  it. — Does 
your  son  read  our  cxercises?-Ycs,  sir,  he  reads  them.- 
Whcn  does  he  read  theni.' — He  reads  theni  Wlien  lie 
can. — Does  he  rcceives  as  many  cxercises  as  I?— He 
receives  more  of  thcni  tlian  you. — To  AVliom  do  yon 
leiid  yonr  iiooks?— I  lend  tliem  to  nobody.— l>oes  yonr 
fricnd    wisli   to  Ind  luc  a  black   coat?  -  He  cannot,  liis 


í'v  Sy     ¿I .  » -.V  i  ii  a  ■■!    ¡ 

is  liliic— To  wiioiido  voiiloml  vniir  clolluv?     I  <lo  iiot 
l<Mi(l    VnovA  fo  anyhndy. 

TI. 

■\Vli;ii  (lo  wo  nrraiiírc?— Wearrangenolliiiiu'.  Wliat 
ar(!  yon  aiTajiL'¡n,o?_I  am  arraniriti?  niv  fatlier's  Uno 
liook?.  -Po  yon  sell  vour  sliip?— I  do  notsell  it.— Docs 
thecai.lnin  poH  lii^^y—Yes.  sir.  lie  pcIIs  it.  — Wliat  doos 
lliatnian  pcH?— He  sells  soiiio  lino  oxou.— TIow  niaiiv 
dnos  1k'  solí?— i  do  iiot  know.— Wliicii  notos  aro  yoii 
tinialiino?  -  [  nm  fini-liiníT  tlioso  wliioli  ]  write  to 'niv 
friend-^.— I)o?t  tliou  .<oo  anv  tJiinjr?-  I  seo  notliiní--.  -Do 
yon  soo  niy  n-ai-don?  [  do  not  «oo  it.  Doos  vonr  fatlior  soo 
oiir  sliip<'._[ío  do(>s  nol  .seo  tlioni.  hnt  \vo  .-^cn  tlioni  — 
Ilow  mniiv  soldioi-s  do  voii  spo?-^. \Vo  soo  a  -ront  niaiiv 
moro  tlinn  a  Inuidml.-^What  do  voii  wisli  tü  drink?  I 
wisli  lo  drink  a  liKlo  wlno.  And  wlmt  doos  vour  IVio  id 
H-i.sli  todr¡nk?-llo  wislirs  (..  drink  some  vvnter.— I in-s 
lio^^not  dritik  anv  winc?  \o,  -ir,  lio  doos  not  iiko  ii. 
Wlnt   ii'O  von  doiim-?   I  nin  wrilinu-  a  lallor  lo  m\   lii- 

fn.l.    Do  I    know    Idni?  Y lo   ik.í   know  liini.   Wlio/,- 

i-*    1.0?    du    Ksrnintla. 

Tir. 

;.E.«'ri!.o  l'd  sim  ojorcicios  por  ].\  Miarnna  o  por  la 
(ardo?  -|,o.  osorilio  por  la  (ardo  ;.Qiió  dco  I''. 
Xo  (li;i()  nada  — ;.nioe  a!í,nina  oosa  sa  Ji-rniano  do  I  M? 
—.Diño  (¡no  yo  so!  un  l)uea  nniohaolio.— ¿Quó  loo.^lá  II. 
dioiendo  a  mi  oriado?— Le  ostoi  diciendo  que  hai  i;i  ol 
I>l^^o,  i  i|MC  vaya  por  quo.sa.  pan,  chocolate  i  vino. — ;.'^i'; 
li'  dico  ai  zapatoi'o  sn  lionnnno  do  üd?— Lo  dico  (pío  lo 
oompon.j-a  .-siis  zapalos.  -;^alos  tú?  -  -No  smN-i)  -  -;(,)iii.si 
sale*?-  .\íi  lioniinno  síilo.  — A  d(',nd  ■  va  (■!?--\'a  -1  ¡:ir- 
<iiii.-A  ca-a  (io,pd(Mi  va  IM?-  .\  la  dol  I, non  ¡ii-i/'-' 
Qn('  o-|;¡s  tú  lovo!i(lo?^-d';sto¡  lovoirlo  uiii  o^qiiola'  i». I,-. 
osl:¡  loyondo  sn  padro  do  Ldr^-Ksti  lovondo  nii  hirMí 
liliro.  Qu«!  está  l'd.  liaciomlo?— Ksloi  |o\,., ido. --Es- 
tán loyondo  sus  niños  do  Ud?—Xo  o-l.iii  ¡oMMido,  no 
tionon  tionipo  do  loor  — [,oe  Ud.  los  lihi-os  (pu'  vo  loo.^- 
No  loo  los(|nc  i;d.  Ico,  sino  los  (pie  lee  su  padro  do  l'd. 
— Conooo  Ud.  a  osto  liomiirc?— \o  le  conozoo.  —  í.o  co- 
noce sn  ainijio  Je  Ud?— -Si,  señor,  ine  conoce. 


IV 


(^.^■vKl!-uTIí«.v  A.— Do  von  knou-  mv  diildr-ir.'  Do 
voii  know  Mr.  IVra;'a?-ITavovon  iiinnv  iií-.priinlM-ioos 
in  .\oNV  Vork?-\VI;()kno\vs  von  jn  N..\v  V,,rk'.'  Wh.i! 
arovoi,  ciiliinir'  -Wliñt,  do'lho  i.iorHianK  oni-'  Do 
yon  ,.:ond  1110  anv  lli¡i;Lr:'--I)oos  vonr  fillior  soiid  von 
aiiy  uionov?  - Wdioii  do  von  ro.-civo  vonr  loltoi-?  '  \i 
wliat  o\do(d.-^~\Vlioro  is  vonr  rr¡oi¡.r-(d,iL'-'/-Aro  von 
foiio.-  to  vonr  li()uso?-\V!,oro  ¡.s  Mi-s  ( 'lara?  -  \Vi(li 
v.-houi  isslio  llioro?--\Vl,Hl  aro  v.ui  lond  (dMoiii-  in 
líio  ]i¡..riiiim?--Aiid  in  tho  iiiylit:^--\Vlint  ha-,  vonr  .oi- 
vanl  lo  (lo  to-day?--'ro  v.liom  are  yon  sp('akin-?  — Do 
yon  wisli  to  siioak  lo  ino? — Do  yoii'spoak  lo  iiio?i)o 
yon  sp(\ik  to  lier  ovorv  dav?— -Ilow  inanv  oows  doos 
llio  Hu-lidinian  l.iiv:'— Doo.s  ihat  oarponlor  niako  ú'.iod 
laido?— Wliois  voiirtailor?  Doív  1,o  mnko  -ood  coais? 
-Will  von  do  nio'a  l-ivor?  -Wliat  doos  vonr  bov  hronk?  - 
Do  von  Iiko  tho  Kiiü-lish  l;iii-i!;m-o?-'Do  voirspo:ik  ¡t;^ 


^  affJ%\'IÍ.. 


V. 


CoxVKii.SATloN'  i;.-  -Cnii  Vi 
o.\oroi.-ics  as  ours?  -  W  iioii  ¡: 
Doos  he  ¡roont  ¡n  iho  ni-lil 
tako  niy  l.,oy?— Wh,,  's  lairn 
yon  <roiiig  to  now? — Who  is  iroin.L;;  wiiii  \oiiV  W  luco 
iiavo  yon    beca  to-day/— Haá   your  iir.>th('-r  i.o(.-ii  ;o  day 


lidron  wnle  ;i 
painior  al   Ik 


\VI„ 


to  tlio    marl 

el?— Whon 

has  voi 

tlie 

siaiiinor' 

-ííavo  voi 

l.oonat 

CVO! 

iro  to  t 

iiircli    \\¡ih 

vonr  Inii 

s(  en 

-Mr.  Hi 

iy,y_||,,.^,      ¡, 

.Mi-.  .1 

Ihor 

alroady 

come  li-(.iu  il 

,.  , 1,- 

road 

]5yroa'á  works?--.\¡ 

r.    Van 

yon 

becu  to  day?— Do  \ 

011  inton 

this 

evening 

'— Havo  yoi 

evor  ro( 

10011   (iiirifi-11 
■I?— Do  yon 


Ih 


loz?      lla<  vonr  la- 
Ihnovoualroadv 
llni   l.'whcrolnivo 
-o    lo  liio  ih.Miro 
ivo  yon  evor  rocoivod  aiiy  moiicy  froin 
las  1)0011  liero  lo-dnv?  - -I  l;is   vour  son 
alrojidy    learnend  hi.s  losson?— lla\o"yoii  evor 'hoon    in 
South  America? — línvo  yon  liad  a  dosiro  lo  know  that 

country?— Do  yon    porinit  your  clnldron    lo  y: il    iii' 

tlie  eveniíiu'? 


VI. 


GowERSATioN  O. — Does  your  hrolhor  ofion  seo  niv 
teaoher? — Wliero  has  my  sorvant  Ijoon:-' — Has  lio  not 
liooii  lo  markot?— Who  'has  lilolled  tlio.se  cxercises?— 
llave  yon  ahvays  oono  to  tía;  tlieatre  a.s  early  as  L 
-  ^V'■llat  Work  are  yon  reading  now? — Does  he  know 
how  to  road  KiiüIísÍi?— AVliich  sorvants  liavc  licen  to 
y(Hir  \\aro!i(niso,  tlioso  of  tho  Froiudí  or  thoso  of  tho 
liermans?— Do  von  inlond  lo  soiid  l'or  iiiv  lalhor's  ,uar- 
deiKM-?  — Whal  havo  von  to  do  lo-niorrow  morniíiu?  .\  1 
whal  o'olock  do  vou  intond  lo  l'o  to  tho  niarkol?  Is 
vonr  lalhorstil!  at  his  ollioe?  llave  vonr  sislors  alroady 
lioou  al  tho  .-^acrod  eoncorls?— Wlioii  do  Ihoy  inteiid  to 
go? — .\ro  ihoy  u'oing  alone? — Wlioro  has  iny  lilllo  si^- 
tor  hoen  to-day?— Do  yon  not  wish  to  tid  oul":^  Do  yon 
often  iio  lo  'i'ailor's  iii  the  eveniíi,^-  lo  lako  chocnhiro? 
Whioh  oí  tho^o  libvs  is  tho  hosl?  -.\ro  von  n'oiiiu-  lo 
stav  at  linnio  tld./ovoiiiiiL!?  .M  v  doar  liroiid.  havo  von 
ovcr  lüid  iiiv  .jlovo-.?  Ilow  iiinnv  limos  havo  von  Íiad 
thoin'.' 


íCuntiu. 


L.A    Naturaleza  al  alcaucí'   iív  los   Niíío.s. 

Por  WoRTiiixcfON  1  I.iokki;  ^\.  1 ). 

Tradncldn   pnr   J.    1.    üodrlgia-.    .'i.    M.     LL.    D. 
(Coníiniín.) 


C.VPITULO  XVL 


.\(;i-.v  lu-scA  siiíMi'PJí  .sr  xivi 


Si  te  pones  a  mirar  ol  auna  (pie  liai  en  una  vasija 
olisorvaí ás (pie siisiipeiTieie  está  plana,  .suave  i  horizon- 
tal. Si  la  revuelves  o  ajilas,  presentará  eminencias  i  ca- 
vidailes.  Doro  en  el  monieut')  eii  que  la  dejas  (piiola, 
\  iielvo  a  iioncrse  plana  i  horizontal.  Uarcee  (|Uo  ha¡  una 
es|iecie  úv  lucha  entre  las  iiartícnlas  del  agua  para 
])inierso    cada   una   en  su  luear. 

Doro  tú  1110  preguntarás  (pie  quiere  decir  jiartícnlas 
de  agua.  \o  te  diró  ipie  el  agua  so  supone  (pie  está  for- 
mada por  la  reunión  de  innehas  lj<dila:<  o  golilas  de  agua 
siiinainenlo  tina.  Estas  bolitas  son  niiii  pofpieñas  i  redon- 
das, i  pueden  rodar  unas  sobre  otras  con  gran  facilidad, 
l'ur  esta  razón  es  que  el  agua  corre  tan  f.icilmente  i  reeo- 
lira  su  nivel  on  tan  corto  tiempo,  cuando  no  liai  nada  que 
la  poiturlio.  Si  las  partículas  no  fucrau  tan  pulidas 
i  suaves  irotarian  unas  con  otras,  i  no  rodarían  con 
tanta   facilidad   las   unas   sobre   la-  otras. 

Para  exidicarte  esto  mejor,  te  comparan''  el  agua  con 
i:n  puñado  de  municiones.  Si  ponorf  este  dentro  de  un 
\  aso,  lio  ([uedar.á  a  nivel  i  ]dano  como  lo  Iiace  el  agua; 
por  la  raz.on  de  que  cslo.s   granitos  de   metal   no  son 


:í74 


»•;#>  T,T\*STiT1iTO  J\*JtCrO./V,'Mf.. 


tiw)  suaves  como  los  de  airua,  frotan  unos  contra  oti-os, 
i    no  pueden   deslizart'o  con  tanta  facilidad. 

Si  viertes  las  municiones  de  un  vaso  dentro  de  otro, 
correrán  ellas  de  una  manera  un  poco  parecida  a  la 
del  agua;  ))ero  nunca  será  exactamcnto  lo  mismo,  por- 
que liai  siempre  rozamiento  de  un  urano  con  otro,  i 
esto  imjiide  (jue  se  resvalon  con  tanta  facilidad  como 
las  particulas  de  asna. 

Estas  son  tan  pequeñas  que  nadie  las  lia  visto  nunca. 
1  cniónces,  me  dirás.  ;. cómo  so  salte  que  son  redondas  i 
mui  imlidas?  Esto  lo  decimos  sin  haberlo  visto,  ponjue 
dq  otra  manera  no  podría  explicarse  la  gran  movili- 
dad de  los  líquidos.  Si  fueran  ásporas,  o  tuviesen  puntos 
o  ángulos  o  esquinas  nopodrian  rodar  unas  sobre  otras 
con  lanta  facilidad.  Tú  no  puedes  revolver  clavos  o  pie- 
dras con  la  facilidad  con  que  revuelves  las  mnuicioncs; 
i  mientras  mas  finas  sean  estas,  mas  fácil  será  que  rueden 
unas  sobre  otras.  Así  pues,  podemos  saberlo  que  vciiios 
en  otras  cosas,  que  las  particulas  de  agua  que  rucdnn 
tan  fácilmente  unas  sobre  otras  de1)c\i  ser  rodomlas. 
i  de  superficie   nnií  suave. 

Si  las  partículas  de  agua  fuesen  bastante  grandes 
para  que  pudiéramos  verlas,  nos  parecería  el  aüua  como 
una  masado  municiones  finas,  í  las  veríamos  rodar  unas 
sobro  otras  al  menor  movímieiifo,  Pero  como  no  po- 
tlemos  ver  osas  particulas.  l;i  supelicie  de  las  agua?,  cuan- 
do están  tranquilas,  nos  parecí  tan  lisa  como  un  espejo. 

Como  el  agn;i  .^c  mueve  con  tanta  facilidad,  resulta 
qr.e  siempi-c  e.^t:'i  en  movimiento.  El  viento  la  muevo 
i  la  levanta  algunas  veces  en  olas  altísimas.  Está  corrien 
lio  sin  cesar  en  los  arroyos  i  en  los  ríos.  Pero  en 
todos  sus  movimientos  siempre  tiende  a  guardar  su  ni- 
vel; i  cs;i  es  precslamcnt!'  1«»  ra/.on  porque  el  agua  siem- 
pre coirc.  Una  ve/,  a  nivel  deja  de  correr  i  permanece 
tranquila  Pero  en  el  momento  en  que  ese  nivel  se  por- 
t'.irbít,  corre  do  nuevo  basta  recobrarlo  oti-a  vez. 

Para  que  veas  esto  bien  claro,  supon  lo  siguiente.  Su- 
])on  que  has  tomado  una  tinita.  i  después  de  haber  i)i¡esto 
en  ella  lui  poco  de  agua  'la  colocas  sobre  el  suelo. 
El  agua  pondrá  su  superlicie horizontal  i  quedará  quieta. 
-Vliora,  levanta  un  poco  uno  de  los  extremos  de  la  tina 
i  verás  que  el  agua  se  pone  en  el  acto  en  movimiento. 
;,Por  (pu'?  Porque  tú  has  perturbado  su  nivel.  El  agua 
corre  desde  el  extremo  que  levantaste  hasta  el  otro  ex- 
tremo; i  tan  pronto  como  vuelva  a  ponerse  a  r.ivcl.  no 
corre  mas  i  .-o  (pieila  quieta. 

Supon  rpie  la  tina  está  abiei'ta  por  ambos  lados,  i  i|iic 
por  el  cxti'cmo  levantado  entra  agua  coiistautcuiCiili". 
Ella  seguirá  corriendo  hílela  la  ¡jarte  mas  baja;  i  fri- 
tando de  ponerse  a  nivel;  pero  sin  jtoder  hacerlo. 
Esto  es  lo  (jue  pasa  on  los  arroyos  i  ríos.  Puedes  [len- 
sar  que  un  rio  es  como  una  canal  o  tul>o  levantado 
])or  1111  lado,  i  que  el  atrua  (pie  corre  por  él  nunca  consi- 
gue ¡lonerso  a  nivel.  El  mares  a  los  ríos  lo  que  una 
tina  de  desagüe  seria  para  los  tubos  I  canales,  que  derra- 
man  sus   aguas  en   ella. 

llai  comunmente  una  gran  fuerza  en  el  agua  de  una 
corriente;  i  se  la  aprovecha  mui  ameniulo  para  mover 
maquinaria,  molinos,  trajiiches  etc.  Cuando  las  corrien- 
tes se  desbordan,  jior  causas  de  aguaceros  etc.  el 
agua  arrastra  consigo  los  puentes,  las  casas  etc.  Todo 
esto  lo  lrace¿procurando  ponerse  a  nivel.  Si  lo  lograra, 
como  sucede  cuando  está  dentro  de  una  vasija  o  laguna 
no   produciría   tanta  violencia. 

Algunas  veces  la  jcntc  construye  un  di(|ue  o  leifresa 
en  medio  de  nii  i-io;  i  e^to  lo  hacen  con  el  ol  ji.-to  de  des- 
viar el  a<j:m\  du  su  corriente  natural  I  liacerla  entrar 
en  un  canal  o  zanja.  .Vlguuas  veces  la  represa  solo  detie- 
ne i  desvia  una  parte  del  auna  del  rio:  otras  veces  la  de- 
tiene toda.  Todo  estoes  lie'oido  a  la  tendencia  del  agua 
a  guardar  su   nivel. 

Los  niños  fabrican  algunas  veces  represas  o  diques  de 


fango  i  detienen  el  agua  mientras  permanecen  sin  dc.v 

triijrse.     En  el  momento  en  que  la  represa  se  derrumba, 

el  a  «rúa   corre  rápidamente  a  ponerse  otra  veza  nivel. 

Si  pones  agua  en  mía  cafetera,  eslaní    a  la  misma  al- 


tura dentro  del  cuerpo  de  la  calet.'ra  qii-^  imi  .d  j)lco 
de  ell  i.  Lo  mismo  que  cuando  est.í  dereciía.  (|uc  ciiaudí) 
es;á  inclinada. 

Pl  liquido    s¡c!ii]ii-e  estar;í   al    misino    nivel. 

l'ü  liuaibrí'  se  ligun'i  una  vez  que  había  d<'scublerto 
lina  especie  de  movimient;)  pei-petuo.  hiiclciido  una  vasija 
como    la  que  ves   aqui.  en  (hhí  el  agua  no    dijar.í  nuai'a 


de  moverse.  Su  idea  era  que  halnendomas  agua  en  el 
vaso  que  en  su  tubo  o  pico,  liarla  que  la  de  este  subiere 
i  se  derramare  en  el  vaso,  para  salir  liicixootra  vez,  i  se- 
guir la  misma  operación.  SI  esto  hubiera  sucedido,  el 
agua  hubiera  estado  siempre  en  movimiento  peiqxHuo, 
suliiendo  por  el  pico  i  bajando  por  el  vasu.  pero  la 
dílicuitad  es  que  aunque  se  ponga  muchisim  i  agua  en 
el  vaso,  la  que  sube  por  el  tubo  lateral  o  pico  nimca 
se  eleva  ma-i  arrüía  del  nivel  d(d  va-<o.  por  row-i-iiicn- 
te  no  puede  derramarse  en  él.  Aqui  su-.'  le  lo  misino 
que  en  la  cafetera  aiil''dl<-|ii:  ¡  d  traliajo  d-cstc  hombre 
resulté)  perdido. 

L)  mismo  sucede  con  los  aciicdiito--  i  («añeria  de  atnia. 
SI  el  manamial  o  (|.'],,',-j|o  de  auaia  esl  i  a  dic/.  vara<  de 
1  i,ÍNe!  ,I..i  mar.  el  airua -iiblru  lamldeu 
hura  de  diez  vara-.  Xuiica  una  linea 
principio  e<  el  iiiis.mo  que  el  de  la  ca- 
se puede   deiiio-^lrar  con  una   va;i¡a  d. 


ha.ta  la  mb 
mas  arrilia. 
fctera;  i  ad 
esta  forma 


sol. 


Kl 


i;i|;i 


El  agua  (pie  se  ]iono  cu  el  vaso  grande  corre  por  (d 
tubo  del  fondo,  i  va  a  los  dos  tubos  verticales,  I  .se  le- 
vanta en  ella  hasta  cierta  altura;  pero  esta  altura  es  la 
misma  quehai  en  el  vaso  grande,  i  nada  mas. 

Algunas  veces  se  ve  que  en  los  [lisos  altos  de  una  ca^^a 
lascañcrias  no  dan  agua;  i  si  la  dan  en  los  piso.-i  mas 
infcriíjres.  Esto  dc;tendo  de  que  el  depisito  del  aguí 
no    está    bastante   alt". 

^luchas  veces  habi;ís  visto  los  chorros  do  agua  que 
salen  de  las  fuentes,  i  i  uán  altos  van  algunas  vece-; 
Estos  chori'os  verticales  se  llaman  siirliiloríí^.  VA  ri.orro 


£:S.   t^VSTITUTO    JWSí'Si 


llega  a  la  misma  altura  del  dopósito  del  a<íiia.  .Mii'nlras 
mas  alto  sea  el  depósito  mas  alto  lleírni-á  el  ciiorro.  J-a 
razón  es  que  el  agua  que  sale  tiende  a  ponerse  al  mis- 
mo nivel  que  el  depósito,  i  por  ese  esfuerzo  asciendo  liasta 
ena  altura.  Para  que  lo  veas  mas  claro  te  Imri-  el  cspcri- 
iiieuio  que  representa  esla  figura. 


ral    h: 


V.n  ella  ves  dos  vnsis;  uno  con  tnliito  hií 
i  (tiro  con  el  mismo  liihito,  pero  corto.  Pon  auna  en  el 
priuicro.  i  s;ib-_r:i  por  el  tubito  lateral.  Iiasía  .píela  al- 
liiia  sea  la  misma  en  ambas  ramas,  l'on  aliora  en  el 
Secundo  vaso;  ¡  ve!':ís  queela;íua  penetra  por  el  tubo 
corto,  como  lo  Lacia  en  el  vaso  nritcrioi-;  pero  como  se 
acaba  el  tubo,  no  tiene  mas  remedio  que  derranuirse  o 
saltar  en  ciiorro  para  arriba.  Como  que  la  presión  del 
a<rua  del  vaso  empuja' la  del  tubo,  i  el  a'_aia  tiende  a 
uuiiardar  su  nivel,  la  que  está  en  el  tubo  salta  como  un 
pequeño  surtidor,  según  está   en  la  lámina. 

PuKcn.VTAS. — fjQuccosa  so  Im  diclio  acerca  del  asna 
Contenida  eu^  un  vaso?  ¿Qnó  te  dijií  sobre  las  particuins 
del  agua!-"  ¡i^c  pueden  conqiarar  estas  con  las  municiones? 
;.Por  qué  est.is  no  ruedan  con  tanta  facilidad:-'  ¿I».'  (int- 
laniíiñoson  las  partículas  de  agua?  /.Cómosesabo  qno 
son  redondas  i  suaves  i  pulidas?  Hi  pudiéramos  ver  e.-t:is 
]tartícidas  ¿cómo  nos  pareceria  el  agua?  ¿Qué  os  lo  que  le 
lie  dicho  solire  el  agua  en  movimiento?  ¿Qué  es  lo  que  bi 
liace  correr?  ¿Qué  tpiiere  decir  í/ífíi/y/or  .s«  7í)V</?  ¿(.iwi) 
«'xperimento  seliim  parn  proliarío?  ¿Qué  te  lie  diclio  so- 
luto el  agua  como  fuerza  motriz?  ¿Qué  es  una  represa  i 
pura  qué  sirve?  Por  qué  hace  desviar  el  agua?  ¿Qu-  su- 
cede cuando  se  pone  agua  en  una  cafetcrn:''  ¿Cn.il  fué 
el  plan  de  aquel  hombre  para  obtener  el  nuivimienln 
]ier[iétno?  (íu.'  te  he  dicho  sobre  los  íicu-^dulos  ¡  rañci  i:is 


•  le  auna?  ¿l'oi-qui-  a  veces  n 
i  si  la  liai  en  ios  I  ajos:''  P 
l'iientes?  ¿(lur   es  un  siirlidí 


/.  el 


h.s  pis, 
n  salla 


.i;„>iará.) 


salí 


Di-  Aritmítica  dcLtinal  práctica  i  razona  Ja,   escri- 

(as  í-Nfi-anú's  por  L.  BombalUi  i  traducidas 

p'or    l'cdro  Ddco'.i    T'i,  alumno  r-w.ciiro 

dd  Instituto  Nacional. 


(Continúa. ] 


88      Tercer  caso. 

3  °  Multipdicar 
tro    compuesto. 

Por  ejemplo  48J 
'Conforme  a   ia  cljfii 


un    número  compuesto  por  o- 

■X354 

con   que  liemos  dado   de  la 


muitipl'.cack.Mi,  muliiplicar  4S32  por  354  es  repe- 
tir el  multiplicando  4832  tantas  veces,  como  uni- 
dades hai  en  el  multiplicador  3.S4.  Pero  como 
el  multiplicadores  364  veces  mayor  (|!i'  la  uni- 
dad, el  producto  deberá  c  )iit(;n<;r  ;,;'_i.  \i  i;s  el 
núiuero   4832. 

['ara  ohlent-r  este  pnnhK-to  puede  hactTse  la 
suma  (.lelos  35  1  sum.uulos  i;^ual--s  a  .¡o^j;  mas 
eomo  esta  operación  seria  sumamente  hu'j^a.  se 
ha  buscado  la  manera  de  encontrar  el  producto 
con  mas  brevedad,  haciendo  tantas  multiplicacio- 
nes parciales   somo  cifras  hai  en  el  multiíjlicador. 

.■\quí  el  multiplicadoi-  -;54  ■'• "  co!n¡>one  tle  ", 
cifras. 

1.^4  unidades  o 4; 

2.  ^   5  decenas  o "So; 

3.  °    3  centenas  o 300: 

Se   rep'tirá    entonces    <■!    m\illiplicando     .pS:;? 

1.  °   po:-  4  unidades  o  4  veces; 

2.  ^   por  5  decenas  o  5o  veces; 

3.  °   por  3    centenas  o    300  \'eces. 

Es  decir,  por  una  cifra  s¡oniticaii\  a  \a  csic'  so- 
la o  acompañada  de  uno  o  mas  c-ros,  (como  ;'i 
i  3);  i  se  obtendrá  sucesivamente   (.S7). 

l.^"   4832X  -Irr      ¡OiiÜS   priíner  ¡H-oducto  p;nriiil. 

2.=-  -í,s:íi2x')0=  2IKs(I0  segundo 

?,.  °  '>S:í-2  X  :-iü  =  1  1 19600  tercer 

Reuniendo   tendremo; 
Reduciendo    términos 
48;)2X354=i7io528   producto  tot.il. 

^fodo  de  a'ireviar  la   operación. 

89.  Se  abrevia  la  operación  disponiéndola  de 
la  manera  que  sioue: 


Muili. 
Multi! 


licanílo. 
lirador. 


.a)( 


pri 


ler.  producto   pan 


l)rotluclt)    tola!. 

Se  empieza  por  escribir  el  multiplicador  di 
del  multiplicando,  i  se  repite,  comenz.uido 
la   d^-rec!  a. 

1.  -  Cada  cifra  i'el  multiplicando  por  la 
uvra  I  di.d  multip'Ucador.  diciendo;- 4  por  2, 
esci'ibe  (,'Ste  8  del)ajü  de  la  línea  horizontal:  .1 
.'>.  12,  se  escribe  2  a  la  izquierda  de  S  i  se  r 
ne  i;  4  por  8,  .'»2  i  1  del  producto  anterior  son  33, 
se  cscrilie  3  i  s;-  retienen  3;  4  jxjr  4,  16  i  3  son 
19,  número  que  se  escribe  tal  como  se  euínien- 
íra,  porque  ya  no  hai  otra  cifra  para  multiplicar 
en  el  multiplitando.  liste  primer  resultado  19328 
que  espresa  el  producto  del  multiplicando  por  las 
4  unidades  del  multiplicador  se  llama /;/w¿'r/;íi- 
dncio  parcial. 

2,  °  Cada  cifra  del  multiplicando  por  las  5 
decenas  del  multiplicador,  diciendo;  5  por  2,  10; 
se  escribe  un  i  ero  dekijo  del  2  del  primer  pro- 
ducto,  es  decir,  en   el  luoar  de  las  decenas,    i  se 


por 
tic- 


S7G 


Ts!.  SjySTlTVTO  J%\f¡Cf^jy.flI. 


retiene  i ;  5  por  3,  i5  i  i  que  se  tierx;  del  produc- 
to anterior  son  16,  se  escribe  6  i  se  retiene  1;  5 
por  8,  40  i  I  son  41,  se  escribe  uno  i  se  llevan 
4;  5  por  4,  20  i  4  son  24  que  se  escribe  como 
resulta  por  ser  el  producto  cíe  la  última  cifra  del 
multiplicando.  Este  segundo  resultado  24160  que 
espresa  el  producto  del  multiplicando  por  las  5 
decenas  del  multiplicador,  se  Wzma.  segundo  pro- 
ducto parcial. 

3.  ^  Cada  cifra  del  uniltii)licando  por  las  3 
centenas  del  multiplicador  i  se  dice:  3  por  2,6; 
número  que  se  escribe  debajo  del  6  del  producto 
anterior  por  corresponder  a  las  centenas;  3  por  3, 
9,  se  escribe  9  en  seguida;  3  por  8,  24  se  escribe 
4  i  se  llevan  2;  3  por  4,  12  i  2  son  14;  se  escribe 
14  porque  ya  no  hai  otra  cifra  que  multiplicar 
en  el  multiplicando.  E?,te  tercer  resultado  1449o 
que  espresa  el  producto  del  multiplicando  por  las 
3  centenas  del  multiplicador,  se  llama  tercer  pro- 
ducto parcial. 

En  seguida,  del  mismo  modo  que  para  empe- 
zar la  operación,  se  tiró  una  línea  horizontal  de- 
bajo del  multiplicador,  se  tira  otra  línea  horizon- 
tal debajo  del  último  producto  parcial,  para  9«- 
mar  todos  esos  productos  parciales.  La  suma 
17  io528  es  el  producto  total  pues  contiene  4  mas 
5o  mas  300,  es  decir,  364  veces  el  multiplicando 
4832. 

De  donde  se  puede  sacar  la  regla  jeneral  si- 
guiente: 

90.  Para  vmltiplicar  entre  sí  dos  números  en- 
teros, cualesquiera,  se  escribe  el  midiipUcando,  de- 
bajo de  este  el  tnultiplicador  como  si  se/uerau  a  su- 
mar; Iliaco  se  tira  una  línea  horiiontal  debajo  del 
tnultiplicador. 

Un  seguida  se  7nultiplican  las  íinidades,  las  de- 
cenas, las  centenas  etc.,  todas  las  cifras  del  vinlli- 
plicando  por  cada  cifra  del  7nultiplicador,  comen- 
zando por  la  derecha,  de  esta  manera  se  obtienen 
tantos  productos  parciales  co7no  cifras  Iiai  en  el 
midliplicador.  Se  escriben  los  productos  ftarciales 
tinos  debajo  de  otros,  de  tal  suerte  que  la  primera 
cifra,  a  la  dtrecha  de  cada  producto  parcial,  se  co- 
loque debajo  de  la  cifra  del  multiplicando  de  donde 
se  orifina  el  producto.  En  seguida  se  tira  una  li- 
nca horizontal  debajo  de  el  último  producto  parcial, 
se  hace  la  stima  i  ésta  será  el  producto  délos  núnic- 
ros  propuestos. 

Por  ejemplo,   multidlicar  78987X8958. 

Operación. 

78987 
8958 

631896 
394935 
710883., 
631896.. 

707565546 


En  esta  operación  se  encuentra  por  primero  i 
último  producto  parcial,  el  mismo  número  63 1896; 
pero  el  primero  representa  unidades  simples  i  el 
último  unidades  de  millares,  (es  decir  631896000 
unidades  simples),  es  decir  que  este  segundo  pro- 
ducto es    1000  veces  mayor  que  el  primero. 

91.  Si  hemos  comenzado  la  operación  por  la 
derecha  del  multiplicador,  es  solo  por  ^iguir  el 
orden  que  hemos  seguido  en  la  suma  i  en  la  res- 
ta. 

En  efecto,  el  valor  de  cada  producto  parcial  so- 
lo depende  del  lugar  que  ocupa,  i  es  indiferente 
comenzar  la  operación  por  cualquier  cifra  del  mul- 
tiplicador, con  tal  que  la  primera  cifra  de  cada 
producto  parcial  se  encuentre  colocada  debajo  de 
la  cifra  del  multiplicador  que  lo  orijinó. 


Sea  multiplicar  2365    por  478. 
Primera    operación. 


2365 
cd  u 

J78 


Producto  del  mukipl.'ciuido  por  las  ( 
centenas  del  multiplicador    ..  .    ( 

Producto  del  multiplicando  por  las  \ 
decenas  del  multiplicador '( 

Producto  del  multiplicando  por  las  \ 
unidades  del    multiplicador.  ..  .  "( 

Producto  total 


Segunda  operación. 


Producto  del  multiplicando  por  las  \ 
decenas  del  multipliaidor / 

Producto  del  multiplicando  por  las  \ 
unidades  del    multiplicador ....    / 

Producto  del  ¡nultiplicando  por  las  \ 
centenas  <Uí1   multiplicador ( 


9460 
16555. 
1S920 


1 130470 

2365 
cd  it 
478 


i6555 . 


i;.920 


9400 . 


Producto  total 


I  130470 

(Coaruumrá.) 


Fisic^i  ijrnrsTMii^iT.. 


VSX     IMl'Kl-XIA     S()I,.\I 


1).  F.    GUI  man 


Unco  ya  siete  año.'^  que  ^I.  Moudiot  rcsneitaba  o¡i  Ta- 
ris el  [)rol»leina  de  la  utilización  del  calor  del  sol  median- 
te la  aplicación  de  las  propiedades  de  lo.^  espejos;  i  (]■'■ 
cimos  "resucitaba"  porque  dicha  cuestión  lia  veni  1  > 
preocupando  ya  desde  la  antijíuedail  a  innclios  sabio-: 

líl  uso  de  espejos  o  reflectores  cónicos  de  inolal,  p:in'- 
ce  haber  sido  conocido  por  los  sacerdotes   de  Hrliúpn- 


KI.  JJVSTITIITO  j^^^riojwisr. 


:í77 


lis  i  de  Tcba.a,  i  en  Roma  se  oinpleban  para  oncoiidoi' 
(le  nuevo  el  fuego  saorrado.  Eucli  ics  se  ocupó  de  la 
materia  trescientos  años  antes  de  nuestra  Era.  i  Arqui- 
nicdes  puso  en  práctica  sus  principios  cuando  incendió, 
scüun  cuentan,  las  gnleras  enemigas  delante  do  Siracusa 
por  medio  de  grandes  reflectores  que  concentraron  sobre 
ellas  los  rayos  del  sol.  Sea  o  no  fabuloso  el  licclio  atrii)ui- 
do  al  irran  físico,  lo  cierto  es  que  JiuiVon  demostró  su  po- 
siliilidad  en  1747,  haciendo  arder  tablar  de  pino  embrea- 
das, colocadas  a  49  metros  do  distancia  de  un  espejo 
c/)iiico  compuesto  de  128  cspojitos  de  cristal.  Cien  a- 
ñis  antes  de  nuestra  Era.  Heron  de  Alejandría  hablaba 
de  una  bomba  solar.  En  el  siglo  X\'I,  S  ilomon  de 
Caux  descubrií»  una  múquina  elevadora  de  agua  que  lia- 
bia  (le  finu-ionar  con  auxilio  del  sol,  e  indicó  al  uropio  j 
tiempo  hi  constrnt'ciou  de  un  ónjann  .so/a;-.  Martini 
(liilO;  di.jculin  solire  la  aplicación  del  calor  del  sol  al 
m  ivimi'íato  de  ua  reloj,  i  en  el  mi-san  siglo  iviri-'ier  i 
IJ(;l¡dor  se  ocupar.in  del  probiourx  sin  eacoatrarlo.  en- 
pero,  una  solución   pi-áctica. 

Preocupado  con  esta  cuestión  Mouchot.  recorbín  lo 
los  experimentos  de  Pouillet  i  de  Herscliel  i  el  h  di  )ter- 
mt'inietro  dj  Sanssure.  hubo  de  eoneeliir  un  aparato  coa 
el  cual  logró  demostrar  la  posibilidad  i  iiasta  la  ccjiío- 
mia  d;  la  aplicación  del  calor  solara  ciertos  usos  dom ''s- 
lii'os.  Dicho  apirato  consta:  primero,  de  ua  cilindro 
(h;  colire  cerrado  i  barni/iuli)  ex((.'rii)riM'nte  de  iieu-ro,  ¡ 
su.-^l„Miditlo  dentro  de  un  va<o  cilindrico  <ie  cristil  n!^--) 
mayoi',  con  una  lapide  la  mi.-i-ua  sa-;ta!i:'ia;  i  sCi-iiiid.). 
de  un  espejo  semicircular  de  úO  ceatimetros  de  alíuiM, 
lieclio  do  eol)re  |ilateado  i  pulimentado.  Llenan  lo  de 
agua  el  cilindro  de  cobre  c  inclinando  el  espejo  de  uiu- 
nei-a  que  concentrase  sobre  (;1  los  ravos  del  sol,  el  li- 
quido llegaba  al  cabo  do  algún  tiempo  a  hervir,  mer- 
ced al  calor  de  diciios  ravos,  cuyo  ef;cto  aumeit;ibi  el 
cilindro  de  cristal,  que,  descansando  sobre  nu  m:il  con- 
ductor del  calórico,  como  la  jiaja,  por  ejeaiplo,  lo  rctcaia 
como  en  una  prisión. 

Después  de  este  resultado,  Monchot  consiirnió  ha- 
cer en  el  espacio  de  cuatio  horas,  un  cociil  i  con 
un  kilogramo  de  carne  i  nna  cantidad  proporcionil 
d(í  legumiu-es,  que  introdujo  con  agua  cu  el  refcijijí) 
cilindro  de  cobre.  Coció  también  en  tres  horas  un 
kilogramo  de  pan,  que  resultó  igual  al  de  los  hoi- 
nos  comunes.  Añadiendo  a  la  caldera  de  cobn»  ini 
chapitel  de  alambique,  en  combinación  con  un  ^m  pcü- 
lin.  dí'stiló  el  alcohol  de  dos  litros  de  vino.  \)nv 
medio  del  calor  solar.  Ultimameite  cohwind o  de'aa- 
te  del  reflector  o  espejo  un  pedazo  de  c;\riie  en  un 
asador,  resaltó  perfectamente  asada  al  cabo  de  tics 
horas.— íín  este  e:iso,  sin  embargo,  el  pri;nci'  cn-avo 
no  fué  del  todo  satisfactorio,  puesto  que,  no  o! :-;(  in- 
te ser  mui  fi-esca  la  curu",  <ú  asido  tenia  ua  >si\<:'^ 
nuil  desagradable,  circunstincia  que  Mouc'iot  airÜHp.ó 
a  una  fermentación  causada  por  lo>  ravo-  (,  liini  o- 
dol  sol:  repetido  el  experimento,  elimina  id.)  ilii'lio; 
rayos  mediante   la  iuterposiídou  di'  nn  ci-isial   amarillo 

0  rojo,  el  asado  resultó  perfecto    i    de  gu<i o    sabroso. 
Animado    por  esíos    resultados,  se    delicVi   con    ahi- 

co  a  ¡lerfectiionar  ese  aparato,  deseando  aplicarlo  a 
la  industria,  i  de  aqui  el  ¡aiprivlor  .s'j'ííc  que  llamó 
la  atención  en  la  última  E\-[)OSÍcion  d  '  Paris.  líc'or- 
damos  a  cete  propósito,  que  un  nu;lro  cuadradlo  de 
la  superficie  terrestre  recibo  unas  15  caloría-;  o  unidades 
de  calor  por  miniito,  o  sean  900  jjor  hora:  i  (pie  se  nece- 
sitan unos  2  kilogramos  de  combustible,  para  poner  en 
inoviinento  durante  una  hor.i  nna  buena  m;'upi¡iiade  va- 
por do  un  caballo  de  fner/.a,  i  que  su  comlia-tion  re|n-e- 
senta  lúOÜO  calorías,  do  bis  cuales  sol»  la  iiiibid  resul- 
tan efectivas  en  la  vaporización  de!  agua.     ['ik'sIo  iiíic 

1  metro  cuadrado  recibe  9íii)  cahirias,  unos  S  nidi-ds  me- 
tros cuadrados    recibirán  los  7000  necesarios  ¡.ara   des- 


arrollar el  traliajo  correspondiente  a  un  caballo  de  va- 

Pues  bien,  ^rouchot,  ado[)tando  la  forma  rccmiov-ida 
como  mas  aiu-oplada,  o  sea,  la  de  un    cono  truuc;;do  de 

de  superli(;i(\  parecido  a  una  enorme  pantalla  vuelta  li:i 
eia  arriba,  i  com])uesto  d(;  12  sectores  de  metal  platea- 
do i  bruñido,  ¡noutados  en  un  enrejado  de  liierro.  En 
el  centro  del  fondo,  colocí'.  una  calijera  cilindrica  de  co- 
bre, barnizada  de  negro,  i  de  altura  igual  al  liordi»  su- 
perior del  redcelor  i  que  jwdia  contener  2(1  litros  de  a- 
gua,  dejando  un  esi>acio  equivalente  a  10  litros  para  el 
va]i()r.  Dicha  cablera  estaba  cubierta  ])or  una  cani]ia- 
na  cilindrica  de  cristal,  (¡mudando  un  espacio  de  ,')  cen- 
timetros  en  todvss  sentidos  entre  ambos.  Asi  después 
el  generador,  se  eolocí)  sobre  una  mesa,  o  pit''  prii\isío 
de  la  maípiiuaria  ])recisa  ¡lara  lia(aalo  jirar,  n  ra/on  de 
ló  gi-ados  poi-  hora,  entorno  de  un  eje  pai-iilelo  al  del 
unnido,  e  inclinar.-^e  gradualmente  sobre  dicho  eje,  aten- 
dida la  declinación  del  sol.  En  el  pi-imer  ensayo  prac- 
ticado en  Toiirs,  en  el  mes  de  .Mayo.  20  litros  de  agua 
a  20  centigrados,  expues;r,s  a  bis  S.:iO  de  la  niuñana, 
]u-odujepon  vajior  de  2  aiaii'i-feía:;  al  cabo  de  40  mi- 
nutos, o  lo  que  es  iii-ual,  adi¡nirieron  121"  de  calor, 
temperatura  que  s^  idev.)  después  r.ipidanienfe  ;i  i.lli", 
equivalente  a  .'>  atnió-fei-as.  Otro  eii-aro  lieclio  al 
mediodía,  (;on  1'.  liti-os,  dií)  p(jr  resultadi)  una  pre- 
sión de  5  aí.mósfcr.is,  I.")  minutos  desimes  de  entrar  el 
agua  en  ebullición,  Eu  id  im.'s  de  Julio,  el  aparato  eva- 
poró, (lesdtí  la  una  déla  tarde,  ó  litros  de  agua  por  ho- 
ra, i  desl.ihj  ó  litros  de  vino  en  ló  minutos.  El  gene- 
rador, pues,  utiü/.ó  eu  Tours  de  8  a  10  calorías  ])or  mi- 
nuto i   metro   cuadrado. 

Los  experimentos  llevados  a  cabo  por  una  Comisión 
olicial  en  Montpeliier,  durante  el  año  1881,  i  que  com- 
pren iicron  170  dias,  en  los  que  se  destilaron  272ó  litros 
de  agua,  dieron  los  resultados  siguientes,  reducidos  al 
prome  lio  de  calorías  por  metro  cuadrado  de  superficie 
lioriual  a  la  dirección  do  los  rayos  solares:  calor  i'oci- 
bido.  í',í)l;  calor  utilizado,  209;  coeficiente  de  aprove- 
chamiento, 0'.19.  Este  último,  fpie  no  se  refiere  a  los 
términos  medios  del  calor,  indica  ipie  se  aprovecha 
pr(V\-iii¡auienle  la  mitad.  El  mayor  calor  recibido  eu  una 
liora  l'ui;  úo.  liió  c;i!orias  por  metro  cuadrado,  a  íines 
de  Abril.  El  mayor  cnlor  utilizado  fué  de  ólVó  calo- 
rías, eu  ló  de  Junio.  101  mavor  eoeüciciite  deniiru\e- 
chauuenfo  lle-ó  a  Ü.S.Vl,  en  li  d' Junio.  El  aorove- 
ciíamíenio,  pues,  no  es  proiMi-eíiinal  a  la  intensid  id  de 
los  rayos  solares,  sini.  (pie  depen  le  orineipalmente  <bí 
¡a  teniperainra  del  aire,  ponpie  siendo  é-ta  ma\-or,  me- 

Coniisíon  ipii.'  el  aoaraío  no  ofrece  grandes  ventaja-;  (;n 
los  climas  tcNipladd  •  i  húmedo.s,  aunque  po  Iría  pre_-:tar 
s(M'v¡cios  eu  los  mili  seci5S  i  nrdoro-os,  sobre  ío  lo  suMido 
elevado  el  precio  del  combistible.  Por  ello  se  >'<r\u  w- 
rilicaníio  e. ¡sayos  cu    Argelia. 

Entre  ¡unto,  el  injenícro  Abel  Pifre  ha  continuado 
los  experimentos  de  Mor.chot.  i  en  la  fif  sla  (!e  la  Union 
francesa  de  la  Juventud,  (n  O  de  Agesto  ñllimo,  el  pú- 
lílico  de  Paris  presenciaba  un  ensayo  de  los  mas  inte- 
resantes. Montado  un  generador  l^ifre.  de  I!,;';.»  metros 
de  diámetro  (que  ^s  el  de  Mouehot  iierieccionado.  i  no 
difiere  esencial  monte  de  el)  en  los  Campos  ]:!ir;eos,  el 
vapor  de  la  caldera  se  aplicó  jior  iiuvlio  de  un  tubo  a 
una  pequeña  máquina  de  vapor  veriictd,  de '•!  ' 
metros  de  fuerza,  i  é-la  vn-o  en  movimiento,  i 


dio 


Mr 


■l.iinatv 


la  una  has'alascin 
).;    í^til)  .jemphucs  p 


mei  ¡cans,  Aumpie  el  sol 
>(■■■■■  impedian  c(ui  freeuon- 
laji'i  con  regularidad  dos- 
dia  de  la  tarde,  tira.ndo 
,  de  un  imnroso  comoues- 


378 


Et.  IJVSTITJITO  A^JtílOJVJil^ 


to  expresamente  para  el  caso,  con  el  título  Jonmal.  da 
SoJeil. 

Por  mas  que  este  resultado  no  implica  una  revolu- 
ción en  el  arto  de  imprimir,  nos  permite  apreciar  los 
servicios  que  ]>odrian  prestar  los  generadores  solares 
en  climas  donde  la  radiación  es  mucho  mas  poderosa  i 
constante;  i  es  de  esperar  que  la  constancia  do  los  in- 
ventores acabará  por  vencer  algún  dia  el  inconvenien- 
te que  oponen  los  {gastos  de  construcción,  atendidas  las 
dimensiones  de  semejantes  espejos  [larahólicos,  capaces 
de  producir  siquiera  2  o  3  caballos  de  fuerza. 


LECCIONES  TEÓRICO  PRACTICAS 

r>E 

ESCRITAS  PARA  LOS  XlXdS, 

Por  Sari/os  Toruno,  Director  dd  Instituto  Nació, 
nal  de  Gtiatcviala. 

(Continíia.) 

PRIMERA  PARTE. 

Aiisilojía. 

LECCIÓN  IX. 

I. — Analojia  es  la  parte  de  la  oramática  que  en- 
seña a  conocer  i  distin^j-uir  las  palabras  con  todas 
sus   propiedades  i  accidentes. 

2. — Esta  parte  de  !a  írramática  es  también  co- 
nocida con  los  nombres  de  Etiino/ojia,  Icxiorafia 
o  Lcxilojia. 

3- — Todas  las  palabras  de  la  leniL^ua  española, 
por  numerosas  que  sean,  se  reducen  a  nueve  cla- 
ses o  especies,  llamadas  partes  de  la  oración,  a 
saber:  nombre,  pronovibrc,  articido,  verbo,  partici- 
pio, adverbio,  pi'cposicton,  conjunción  e  interjección. 

4- — Oración  es  un  conjunto  di  palabras,  que 
por  su  íntima  reiccion,    representan  un  juicio. 

5. — Para  analizar  i  clasificar  las  palabras  debe 
atenderse  al  significado. 

6. — Las  partes  de  la  oración  se  dividen  en  va- 
riables e  invariables. —  Variables  son  las  que  semo- 
difican  o  cambian  de  forma  según  el  caso  en  que 
se  emplean,  i  son  cinco:  nombre,  pronombre,  arti- 
cule, verbo  i  participio.— /;/í'r?r/í/¿/í'í  son  las  que 
no  admiten  modificación  ninguna,  i  son  cuatro: 
adverbio,  preposición,  cojjinncion  e  ijiferjeceion. 

7. — Las  cambios  o  modificaciones  de  las  pala- 
bras variables,  se  llaman  accidentes  gra??taticales. 

8. — Los  accidentes  de  las  palabras  variables 
son:  los  mUncros, personas,  modos,  t i anpos,j eneros  i 
casos. 

9. — Los  números  son  comunes  a  todas  las  pa- 
labras variables,  \:x?,perso?ias  convienen  al  nombre, 
al  pronombre  i  al  verbo;  los  modos  i  tiempos  son 
peculiares  al  verbo,  que  se  llama  conjugable;  i  los 
jénctos  i  (:aso¿  pertenecen  esclusivamente  al  nom- 


bre, pronombre,  artículo  i   partici[)io,  que  se    lla- 
man dcc-li  fiables. 

10 — Declinación  es  <;l  conjunto  áe.  modificacio- 
nes que  sufren  l;is   partes    declinables. 

CFESTfOXARIO. 

1.  QiKM's  Aiial<ijí;i?--J.  Qiii'  otro-:  iiomlirns  tiene  la 
Analojia? — ij.  A  cuántas  c!íiscs  se  reducen  todas  las  pa- 
abras  de  nuestro  idioma? — 4.  Qué  es  oracim? — Que  son 
partea  de  la  oración'' — 5.  A  qué  se  debo  atender  para 
analizar  i  clasilicar  las  palabras? — 0.  Cómo  se  dividen 
las  partes  de  la  oración? — Qué  son  partes  de  la  oración 
variables  i  cuáles  son? — Qué  son  partes  de  la  oración 
invariables  i  cuáles  son? — 7.  Qué  son  accidentes  «rrama- 
ticales? — 8.  Cuáles  son  los  accidentes  írrauuiticales  de 
las  palaViras  variables? — 9.  .'^on  comunes  ¡i  todas  las  pa- 
labi-ns  variables  los  accidentes  üranin(i<'ales?  10.  (^ni' 
es  declinación? 


LECCIÓN    X. 

CAPITULO   PRIMERO. 

Del  nombre. 

I. — Nombre  es  toda  palaln-a  que  sirve  para 
significar  un  objeto,  o  ixara  calificarle  i  determinar 
su  significación. 

2. — El  nombre  se  di\  ¡de  en  sustantivo  i  adje- 
tivo.— .Sustantivo  es  toda  palabra  que  significa  un 
objeto  cualquiera,  ya  sea  (}ue  exista  en  realidad  o 
solo  en  nuestra  imajinacion,  v.  g.  i>ios.  Antonio, 
¡lombre,  león,  árbol,  piedra,  •if?:!po,  virtud,  amor, 
blancura,  jjrvcntud.  algo,  ete.-  AdjtUvo,  como  lo 
indica  su  nombre,  es  toda  palabra  que  se  junLi 
al  objeto,  para  calificar  o  determinar  su  significa- 
ción, v.  g.;  //ermoso,  feo,  blanco,  lugro,  claro,  oscuro, 
viio,   mia,  este,  es/a,  poco,  mucho.  ílfunsiw'o.  etc. 

3 — El  sustantivo  puede  adjclix  ;irs;\  i  d  ;id- 
jetivo  puede  hacerse  sustant:\<). 

4.--EI  sustanoivo  puede  h!nc;i)n;ir  ccip.o  ;u!- 
jeíivo  en  dos  casos.  i.°  Cuando  un  sustantixo 
se  construye  inmediatamente  con  otro  para  cali- 
ficarle, v.  g.:  el  Dios  hombre  o  el  ¡  lombre  ¿//¿w. 
En  la  primera  parte  del  rjcmnlu.  A  sustantivo 
//w/zZ/rí- califiica  a  Dios:  i  cu  i;i  segunda,  el  sus- 
tantivo dios  califica  a  Uond>re. —  2.  ^  Cuando  \\\\ 
sustantivo  se  refiere  a  otro  por  medio  de  un  \er- 
bo,  por  (jemplo:  Pedro  í"á  sobrino  de  este  ho?ii- 
bre,  donde  se  ve  que  <-l  sustantivo  sobrino  s<-  a, i 
jetiva  para  calificar  a    Pedro, 

5. — El  adjetivo  hace  veces  de  sustantivo,  tam- 
bién en  dos  casos. —  i.Q  Cuando  no  se  espresa 
el  sustantivo,  quedando  sobreentendido,  v.  g.: 
los  sabios,  la  -vecina;  en  vez  de  los  hombres  sobios 
la  mujer  vecina. — 2.  °  Cuando  se  espresa  el  ad- 
jetivo de  un  modo  jencral  i  abstracto,  v.  g.: 
esto  tiene  mucho  de  bu.-no,  lo  útil,  lo  vujor,  don- 
de se  ve  que  los  adjetivos  bueno,  útil  i  mejor,  no 
se  refieren  a  sustantivo  alguno,  ni  espreso  ni  tá- 
cito. 


1.1 


rfV.í  .^\iciOA\¡f/r.. 


nro 


(). —  MI  sustanti\o  piuxir  estar  suilo  en  la  (m\i- 
cion;  pero  el  adjetivo  no,  pues  necesita  siempre 
de  un  sustantivo  espreso  o  tácito  a  cjuien  calili- 
car;  V.  o-,  Juan  compró  un  caballo  hermoso.  V.n  es- 
te; ejemplo  pued.  •  mui  hi'-n  decirse:  Juan  coni|)r<) 
wVíCahallo:  p'-ro  no  estarin  liicn  dicho:  Juan  com- 
pró un  h-:niioso.  jxies  no  se  sauria  cual  era  el  o!)!''- 
to  comprado.  .Sin  emiKir.ío,  alLauías  veces  se  cu 
cuentra  el  adjetivo  solo;  pero  es  cuando  se  so- 
l^reentiende  (;I  sustantivo  o  cuauulo  el  adjetivo  es- 
tá sustantivado  v.  <¿.:  (-1  .v./:''/í)  lennt  i  se  des\ii  del 
mal;  mas  (d  necio  pasa  ad.'lantí.-  i  confia:  aqiii 
se- sohreeuli.-nde  el  sustantivo  Itumlar,  el  hombre 
sa!)io,  v\  !ioi:i'>rc  m.'cio. 

7.  I 'ara  distin;aiir  (d  sustanlixn  de!  adjelivo 
yxwh-  observarse  la  sij^uieiite  r>'L';ia:  al  aiijcLivo 
se  le  puetle  :uiteponer  o  posponer  en  \>\w\\  caste- 
llano la  ¡)a!a!)ra  cosa  u  obJLio,  i  al  sustanii\()  nu,  \-. 
\r,r.  hombre  o^ra mil,  casa  hermosa,  llemhre  es  s;¡s- 
liunivo.  i  no  pued(í  d-'cirse  co^i  /ío;i:bre;  p'-'-o  ;;"ian- 


(TKSriOXARIO. 

1.  Qiit'  os  iioiüliro:-'  -■_'.  (':'i!i;i>  í;e  diviile  ol  iionilirp?- 
Qili'-  f'K  iii)Ull)rc  ;-U:-l:iiili\i)?-  (^ik''  es  lioiiiiii-oiidjclivo?— 
;i.  i'ucdo  el  .<ii.-l;iiil¡V(i  uiiji'livaiM;,  i  e!  ¡líljclivi)  hiiccrsc 
Puslrintivo?— 4.  l'ai  qu.;  ra'sos  imcdo  ci  susl'anlivo  l'iiii.'io- 
uar  poiuo  ailjetivo?—').  (,'uuii(lo  liacc  clailjolivo  la-<  \i.',- 
ees  (lo  siistniUivd?— (■)  Ks  incesai-io  (pío  ostén  jiintos  cu 
la  ora<;ioii  el  sii:-tanti\-o  i  c!  adjetivo?  ~  liai  ali;-iia¡>s  ca- 
Hi)s  en  que  el  adjetivo  ho  eiKaP'iitre  solo.'-'— 7.  Qai-  nvla 
liai    paradi.-'tiiijíi.ir    el   í^usíautivo  del  adjetivo? 


OF.nirADA 

A  h  ki^ju\m\i\  (le  Míic^lTos 


M!:i'oi)ns  i)!^  ixs'iiUH:cir)x. 


!)!n'rl.>r.l:h.^  H 


.Vn. ■„.,:/,:., Ir   i'ril^H 


.¡n.) 


.Marstn»  s<-  5ii>i':'-iía  i:aa  ¡nivpamcioii 
ísjít'íiaS. 

iContiiHia.) 


Lo.' 
^íiidi' 


)de 

qiio- 


.-iv.oseii    el   estudio  1.0    delien  ser  iiierainoiile 

.      l'N  i  l-íeil  para   los  alumnos  , .-luir  s,,^ 

iii  apreielrr  L;-rau  e!)sa.  Su  proirr.'so  so  miile 
isiad-i  IVeciieiioia  por  la  eaiilidad  ¿''  trabajo 
;iie  a  la  \i-ta,  mas  hien  que  por  la  cantidad 
jo  ejoeutado.  Aiu-iinos  maestros  se  loman  un 
üiienso  ¡lara  aliviar  a  sas  alaiiinos  de  la  tai'ca 
I-.  Ti  atan  coiistantci-ieute  de  i-eniover  todas 
tade--  fpie  pnedan  hallarse  a  su  paso,  i  por  ine- 
•OG;nntas  apropiadas  les  hacen  ere:M-  (¡iie  saben 
I  i-oididad  iu'noran.  Si  ]iudieran  o'otonerse  eo- 
os  de  este  modo,  cl  caniiiio  seria  r  a',  una  es- 
aaiino  de  liieri-o  pcrlectanieníe  luvelado  i  bien 
•on  canos  i    riicr:';a  motora,  para   transpoi'tar 


siuoi'i  rápidamontea  los  que  andan  en  busca  da  cono- 
eimieiitos,  i  (]ne  desean  ir  sentailos  i  dormitar  de  cuando 
en  (uiando 

En  opo-icioii  a  estos  nnUodos  de  onseñan/.a  (pie  con- 
vierten la  eondieion  del  alumno  en  un  estado  de  recep- 
ción pasiva,  do  cicaa  actividad,  o  do  profireso  mce.ínico, 
diremos  que  los  miHodos  de  onseñan/.a  deben  ser  sujes- 
livos;  esto  es,  que  d(d)en  hacer  desarrollar  en  el  discípu- 
lo el  deseo  de  hacer  las  cosas  por  si  mismo.  IjOs  hechoH 
deben  comunicar-e  de  un  modo  tal  que  sujieran  otros 
hechos;  un  esfuerzo  en  ol  razonamiento,  estimula  a  otros 
esfuerzos;  una  dificultad  vencida,  escita  el  deseo  de  ven- 
cer otras  dilictiltades.  Kl  educador  delje  despertar  ín- 
teres en  el  estudio,  incitar  la  curiosidad,  promover  las 
invosticrnciones,  inspirar  confianza  en  si  uiisino.  hacer 
meras  indicaciom^í:  en  una  palabra,  hacer  que  los  dis- 
(ápulcs  traten  de  jiroliar  sus  fuerzas  i  esperimoiUar  su 
habilidad. 

lia  Naturaleza  enseña  sojfun  el  método  sujesti\o.  Los 
fenómenos  de  los  organismos  animal  i  vejetal  de  hi 
tierra,  los  del  aire  i  el  lirmamento.  son  otros  tantos 
puntos  o  indicaciones  para  inducir  al  hombre  a  inves- 
tÍLí'ar  sus  misterios.  Los  artistas  ifr¡(Wos  toman  ideas 
de  las  ¡llantas  i  llores,  i  las  columnas  Dilricas  i  Corin- 
tliiás  adornan  las  poblaciones  mas  hermosas  de  su  pais: 
Xewton  ve  caer  una  manzana,  i  los  ojrandiosos  plane- 
tas jiran  en  armonioso  conqias  al  trav(';s  de  los  espacios, 
obedeciendo  a  su  leí  de  "rav ilación;  Watt  observa  ¡b1 
siUiido   de  una  tetera,  i    tenemos  la  máquina  de  vapor. 

La  Naturaleza  cus  ña  según  el  método  sujestivo.  Po- 
see sus  galerías  de  pinturas  i  sus  galerías  de  estatuas, 
su  estupenda  arquilectiira,  sus  ricos  museos,  í  sus  in- 
mensos jardines  zolí'ijicos  i  botánicos;  invitando  literal- 
mente al  hombre  a  que  goce  de  ost(.is  placeres  i  teso- 
ros inagotables. 

La  Natni-aleza  eiisiña  según  el  método  sujestivo:  esci- 
ta la  curiosidad,  invita  a  la  iiivestigacíün,rú(le  que  se  re- 
suelvan sus  enigmas;  a  veces  persuade  silenciosamente 
a  los  que  tienen  Imena  voluntad  a  que  examinen  sus  te- 
soros, i  a  veces  compele  a  los  rehacios  e  indolentes  a 
que  estudien  sus  leyes  convirtiendo  la  oi)ediencia  a  ellas 
en  una  cosa  esencial    para  su  bienestar. 

Una  de  mis  mejores  lecciones  en  el  arte  de  enseñar  iiie 
i'iié  dada  por  un  pájaro,  un  petirojo.  Me  encontraba  en 
mi  jardín,  i  la  hembra  enseñaba  a  sus  hijuelos  a  volar. 
['11  petirojo  peqneñuelose  encontraba  en  el  nido  i  pare- 
cía como  temeroso  de  moverse:  la  madre  vino  i  se  colo- 
c(')  a  su  lado,  lo  picoteó  suavemente,  i  se  díríji(')  a  un  ra- 
mo inmediato  i  permaneció  allí  como  para  inducir  al 
liajaríto  a  que  la  siguióse.  De  nuevo  repitió  sus  caricias, 
í  torii(')orra  vez  al  mismo  ramo.  .U  (in,  el  pajarito  cobró 
.ínimo  i  gran  contento  de  su  madre,  movió  sus  alas,  i  s(! 
lanz(')  al  lado  de  ella,  permaneciendo  alli.  La  madre  clijió 
un  ramo  mas  distante,  í  nuevo  esfuerzo  condujo  al  paja- 
rillo  a  dicho  ramo;  la  misma  escena  se  repiti('i  multitud 
de  veces,  hasta  que  el  tímido  principiante  adquirió  va- 
lor i  fuerza,  i  ¡ludo  mas  t.ai'de  acompañai'  a  su  madre  por 
selvas  i    valles. 

K;.  El  estudio  de  las  ciencias  no  conduce  por  si  solo  a 
la  virtud.-  Podemos  definir  la  virtud  como  la  conformi- 
dad de  nuestra  conducta  a  las  leyes  de  Injusto,  llamán- 
dose virtuoso  el  hombre  que  conforma  con  su  conducta 
a  las  leyes  de  lo  justo.  Pero  estas  leyes  no  pueden  hallar- 
se como  inherentes  a  las  cosas,  ni  en  su  aptitud,  en  su  ar- 
monía o  en  sus  relaciones.  El  estudio  de  las  ciencias, 
por  profundo  que  sea,  no  puede  revelarlas,  a  pesar  de  que 
dicho  estudio  puede  prepararnos  el  camino  para  su  coni- 
pleta   apreciación. 

Esta  es  la  razón  porque  tantos  hombre^  eminentes  en 
la  ciencia  han  sido  malos,  i  tantos  hombres  buenos  han 
sido  mni  medianos  hombres  de  ciencia. 

Sin  embargo,  aunque  ninguna  iuvostigacion  cíentitica 
nos  puede  conducir  al  descubrimiento  de  las  leyes  de  lo 


g:S.  8A\ST3  TÍTO  .V,JCÍ(P.^\jSg.. 


jiisio,  coiicoiiiiiioíi  inluilivanifiito  mi  iiloiil  do  perfirioii  ¡ 
disrnidad  del  cspirilu  luimaiio  Es  taiubicn  cierto  que  e.\i-- 
te  una  cosa  real  qaecorrosimnde  a  esta  coiKíopcion  i(l(\il, 
aunque  no  podemos  cniíverlirla  en  uu  ol>jcto  do  investi- 
gación cientilica.  Lo  justo,  lo  recto,  es  añadir  pcrfecion 
i  valor  al  espíritu  iiuniano,  i  cuando  el  estudio  se  lleva  a 
cabo  con  este  olijeto,  es  vii-tuoso,  i  se  llaman  virtuosos  los 
medios  que  so  usan  Icgitimamcnte  para  obtener  fines  vir- 
tuosos. 

A  la  luz  de  lo  que  acabamos  de  decir,  es  mui  fácil 
definir  la  relación  de  la  educación  intelectual  respwto 
a  la  facultad  do  cometer  el  mal  o  el  crimen.  Kl  valor 
moral  de  una  educación  intelectual  depende  del  fin  que 
se  busca:  es  malo,  si  tiene  por  oltjeto  fines  malo.s  o  e?o¡s- 
tas;  es  liueno,  si  esa  educación  se  prosiiriu'  con  ol  pro 
pósilo  de  beneficiar  la  humanidad,  dar  nn-va  diiüiila.! 
al  carácter  humano,  o  tributar  un  lioiiifíiajr  a  Diü^.  i 
se  prosigue  con  el  objelo  de  coi¡-;s>nuir  ciinoiamiinilo:-. 
de  alcanzar  una  o-pocié  di'  disciplina  interior.  auii(|iM' 
entre  sus  adqiii^iíaonos  no  hallemos  la  sal.idiiria.  sin 
ftaliariro.  sus  teudfuria-,  cs|ar;í¡i  indii'cctamcnu'  al  lado 
d."  hivii-liid. 

!  1.  -  Lo  (|iie  podi'iuo-  conoi-fr  esl;'i  rodeado  jior  to- 
cias i)artes  jior  lo  (pie  debe  (piodar  desconocido.— l'ua 
manzana  cae  de  un  árbol  en  un  jardin.  —  Tu  liomlu-o 
sabio  que  observa  este  hecho,  trata  de  invostiüar  la 
causa:  oi)serva  niiicli.is  fcniHní'nos  iili'iiliros.  i  uola  que 
todos  estiíu  rea-idos  por  una  loi  coimín,  a  la  que  deuo- 
núu-d  lii  ,1,-  f/rin-i/ac!oii:  i  después  de  eiddanosiis  iuves- 
tiiiaeionc's  doseiiiire  (pío  su  ¡ufiueucia.  se  estionde  a  los 
ei¡0i!;ijs  (  ciestiales   i  mantiene   a  los   planetas  en  sus  ('ir- 


de  ¡a  u-r 
l'n  G 


leii  (pu'   (  s  en  SI  la    h.'i 
'  la  causad 

iidaíigable   constancia 
nuestra    tierra;    puedo 

)r  i    asi   sueesivaineaíe 


iecirno^-ál, 

itaciou?     Qüi'  es  lo  (| 

lo.tro  imede  tra/.ai-  coi 
los  cambios  porque  ha  ¡ja-ad.! 
ascender  do  la  condición  adnal  d 
le  pi-eci?di(').  i  (hMÍsta  a  la  aiiíe.-ior 
hasta  i]ue  encuentra  (pie  la  liei-ra  ; 
d-  t..rnia  i  estaba  desierta,  llena  d.'  tiiiieldas,  o  lia-i 
(|Ui' .-e  !e  aparece  nuestro  planeta  como  una  vasta  uia 
nebulosa  de  mateíaa  fluida  (lofando  en  el  espacio,  i  > 
\  ;•  cnt('inces  compolido  a  dejar  todo  el  misterio  de  1 
creación  sin  resolver.  Qnic'm  puede  definir  el  espacio 
(¿uit'-n  puedo  medir  e!  tieaipo?  (^niini  puede  i-emonia 
hasta  el  oriu-on  de  las  v •<:>.<  n  descender  ha,  ;a  -i  iln 
Quién,  puedo   unir   los   eslremos    dol    hilo  d  ■  -i   pr-i;,! 

loque    p,|dénio. 'conocer?  'l'odoini: 
e~      iiniíe    I     I'e!;i;;\'o.    auilipH^    ni)    I 

-ñ'i-;    i|iie   lian  di;    pasar  ¡.ara  ipie 
/nVv.    r:n   ohsJuln. 


por  tol-: 
.  Pero 
•er  lodo 


Kih 


V.C    (.sl.Mp 


■be    liab 


icioii:  vena 


•llo^se  .-nd.ebcn 
una  Cau^a  Ib'i- 
L-ia  liuiuaim  es  jn-ta:  esta  ¡dea  debe 
r  una  realidad.'  Ks  iniposÜde  dejar 
ene  que  sei-  o  nada  puede  ser.  Vwo 
)S  íirines  bases  para  tenei-  {]'■  m  se- 
lo  ¡)odemos  construir  ciencia  ahjiina 
)    (pie  .sat)emos   debe  (h;ri\arse  de  la 

^iit'solM'ena'tníal'   '" '"  "'    '"'   ' 

'la    estension   i'  va!Íe'"de  |u.  .Uio.'á- 


liuedc  con 


■erse    tiene    sus    limile- 
¡n    la    base    d(;    lo  qu.( 


la    ¡\y  La    ciencia    nos    enseñar.í  asi  a  caminar    en 
liinnilde  via  quo   Dios  le  ha   trazado. 

Suministrarán  también  una  baso  para  establecer 
doctrina  de  la  Relijion:  distan  tanto  del  Ateismoc 
nio  del  Pantoisino.  Conviertíin  en  verdadero  nuest 
conocimiento  de  la  e.\istencia  do  Dios,  pero  limitaní 
nuestro  conocimiento  de  r]  a  este  hecho,  hacen  ucees 
ria  la  idea  de  la  i;e\e!ac¡Mn.  i  dejan  \a-^lo  campo  ¡ra 
la  f(_^  mas  exaltada. 


(''■ni; 


1>3S€JPI.I?V\ 


•ví.j 


'^ilr  IVA  arti.ado,  i.e 


K^  incuestioimble  (pie  la  (/,■.■.;/,/;,-< 
>■]  mas  pod(>ro.-^o  auxiliar  de  la  edu 
:  pero  ;,.eenti(mdc  solo  por  (//xr'/ 


.    por  J¡snrlnr<.    te 
IOS  obedeciendo  a  un  riaairoso   l( 


uidt 


ue  recinii 


la  ai 


el( 


metaialashisl;u-¡easdi-c¡orma<cinio  i 
de  (u-den. 

Pretender  (pie  el  uiño.  ,pie  t  .do  es  sanirre  i  movimien- 
to, se  estacione  por  se¡^;  hora-  diai-ias  a  una  tirante  re- 
íridez  a  qm'  no  podríamos  amoldarnos  los  liombnis.  es 
desconocer  el  temperamento  de  la  infancia  i  ciinirare<- 
tar  su  educación  física. 

La  antiii-ua  costumbre  detener  consiantemenle  a  los 
niños  ciai/.ados  de  Iiim.ms  i  icHla  ex¡i¡i-  ¡■.rnal  antitiid 
después  de  abandonar  la  (da>e.  i,ajo'  prelexf,  ,íe  una 
cumplida  subordinación,  sob|-e  exp-!;;.')-  a  conl  ratieni;ju-; 
de-auradables.  cnM  hipi'.critas  ,pie  d. -.|n¡!an  eo,i  éxc,>- 
siva  licencia  en  unas  parte<  la  e-chi\iiuda  .¡n- en  otras 
-1^  les  somete. 

La  dís(_-iplina  compi-ende  nnichas  partes:  no  <'-tl  re- 
ducida ex(dusivamente  al  -ilencio  en  la  (da-c,  K¡  ca- 
r.ícl-r  afd.h-del  .Mai-íro,  ,d  íntere<  .pe;  ^e  t,,nr'  en  la 
enscñan/,a.  I  i  convenií^nti!  distribución  ,\,'l  tiecn.oi  td 
trabajo,  ia  exacta  clasilicaeíon  de  lo-  niño-^.  lo:.  premios 
i  ca-^li-o-,  la  acertada  elección  do  ¡iln-..-  i  la  agradable 
eoloeaciou  del  material  son.  con  o! i-os  m.i(dn)s,  medios 
liara,  con-ei-var  i  roltiistecer  la  dísi-iolina,  MI  .Maestro 
debe  ivcor.lar  ante  todo,  lo  ,pie  lii/-  en  sus  primeros 
año-,  eliuie.a'ola  parte  buena  délo-  medios    ,p!e  -e    cm- 

ocas  (ma  molestias  p, ir  sn  I  ra\  esinM  c  indonlídail,  las 
¡irodiice  por  di-liaecñ.n  o  l-dla  .icd.ie.,  in;e¡ectnale>. 
(binarse  el  cariño  de  los  di-cipidos  e^  (d  prím-ro  i  mas 
iaii  re-ante  de  los  traliujos  «pie  deben  emplearse. 

Peniostrar  iürualdad  para  todo.s  i  si  se  quiere  predi- 
lección con  el  ma'í  necesitado,  sci-á  la  demostración  m  is 
(\  ¡dente  de  (pie  no  .SO  aliuia  i)or  puro  lucro.  Donde  por 
desuia  ia  !ia¡  distinciones,  hasta  los  distinguido-;  se  pe- 
netran lí'l  desianal  r(>oarto  de  atenciones  i  desprecian 
la<  qüc  puedan  d¡speiis!¡i-cles. 

Apr.)\-v'h:;r  c!  li.'mpo  i  írraduar  (d  trab;j,,,|ne  debe 
iniponiu'se,  no  es  lo  (pie  minios  crea  afecciu.ies  o  |ire- 
vene¡on  de  la  niñe::.  Ll  (pie  ve  que  .■^C  le  impone  una 
tarcti  (\xce-^iva  i  ipn^  aun  afanándo.'^e  es  superior  a  sus 
fuerzas,  se  desalienta  en  demasía  i  lejos  de  estimularse, 
se  estaidoiia  i  hace  ineiicaces  todos  los  recursos. 

La  cla-i'! 'acinn.  por  indiferente  que  parezca,  la  esli- 

-  i  pueden  ocasionar  perlurbaciones 

¡la  de  interés  ]ior  la  enseñan;',a. 

,aa  Escuela  en  donde  no  hubiera  pre- 

ci  i-':  dr  ¡  .-e;;;;;,! .  lo   (jiu!  OS   (lo  obligacíoii   cnm)»lir,  ui 

ea-iÍL'ar  derecto-    (p!.;  deben  cvitarsc:   |tero  como  ni  li 

obli-aidon  donnV-iica  .so  encamina   en  todos  a  un  mismo 


í:í.    l.^'SiJTTrTO  .V.iVIO.^Mí. 


na  a  idénticoa  principios,  e?  de  in-ocision  u|ilauilii-  o 
censurarlos  actos  sciíun  su  índole  parlipcliir.  Kl  acier- 
to estará  en  tan  imprescindible  trance,  on  no  i)rodiü:ir 
los  prerniofl  o  castigos  hasta  el  punto  de  hacer  qne  pier- 


11  n: 


tnral   intiiioiici 


l'remi 


(la  i|iie 
hi  (lis- 


dan  estos   medio; 

razón  que  lo  Jiistiiiif.io  o  castiirar  sin  can 

lo   exija,    seria  el  ateiitaiio  mas  uiarcadi 

ciplini. 

La  elección  de  lihros,  un  ddio  clrsiiteiiderse,  ]iucslo 
que  su  agrado  o  desagrado  ocasiuna  siempre  el  iiileres 
o  indiferencia.  V\\  Imen  liliro.  suele  sei' a  veces  el  me- 
jor auxilio  del  Maestro  i  de  que  piicilc  sacarse  gi'aii 
partido  sin  alujar  de  su  iiiiluencia 

1  por  ídtimo,  el  decorado  de  la  Kscuela  (uitra  por  mii- 
clio  en  la  conservación  del  oi'deu  i  lómenla  podei-osa- 
lucute  la  aplicación.  Si  al  liondirc  formado  le  infunde 
lespeto  nna  hal)itacion  amiielilada  <'ou  gusto  i  pi-ecisioii. 
al  uino  en  quien  todo  son  inipre-;ioues.  le  ]iroporc¡oiKi 
recoiriiniento  e  interés. 

.Muí  a  la  ligera  hemos  mencionado  los  medios  di-^ci- 
jdiuarios  (pii'delien  presentarse  a  l:i  escasa  ]ienehacioii 
tic  la  inlaricia.  para  (pío  ésta  arregle  su  línea  de  coa- 
(lucta,  sin  fpu' [uicda  decii-se  con  ra/.on  (pie  hai  disciplina 
en  una  Kscucpi.  con  solo  el  cuiirdimiento  de  una  de  sus 
j.artcs. 

.Vgi'ado.   ¡ulci-(\-,  laliDi-idsi  lad.  iu-<(ici.i  i   coiiipeieiuMa. 


X 


,^i;r('i<»\  i»i:  coNociMiKX'ro.-^  ttileí^ 

iii:i)ic.\n.v 

Ti  n  I II  r SI    <lo  Iíin   pliiiiisiüi 

La-,  ¡Juinas  se  tiñeii  poco  m.is  o  menos  co- 
mo lis  sedas;  los  colores  de  anilina  son  de 
iiiui  buen  empleo  i  dan  casi  todos  los  co'oi'íís 
(•11  sus  diversos  tonos  (jue  se  usan  para  este 
artículo,    salvo    el    ne^ro,    cu\-a   fórmula   damos. 

Antes  d.;  la  tintura,  es  ])reciso  qu'tar  a  las 
plumas  ima  materia  resinosa  de  (pie  están  re- 
cubiertas;  al  efecto,  se  |jrepara  \\n  baño  de  ja- 
bón, conteniendo)  6o  ¡.gramos  de  jaijon  blanco 
de  Marsella  por  litro;  se  introducen  las  ¡)lumas 
en  este  Ijaño  tibio.  (":u\a  tcin|).TatLira  se  el.'\;i 
,L;Taduatment('  h.asta  S.^  C,  pero  Ifriiciido  cui- 
dado de    no   lleL;ar   a   la    eluillicion 

Si  se  trata  de  ti-ñir  en  neo-i-o  o  cu  color 
oscuro,  las  plumas  ixxlran  pasar  a  la  oMcracion 
del  tinte  sin  otra  pn;paracion,  pcíro  si  se  tra- 
ta   de    liarles   un   color  claro  ,  deberán  aziifr.u-se. 

Se  las  introducir.i  pues  en  una  caja  o  cáma- 
ra cerrada,  en  la  cual  se  qu'-mará  azufre,  tleján- 
dolas  unas  doc  '  horas,  i  despu("t  de  haberlas 
lavailo   liien.  se    someterán  a    tinte. 

i>Cí4l'0. 

Cauchú ICO  oramos. 

Aoua 5,  litros. 

Se    pasan  las  plumas  por  este   baño  caliente, 


hora,  pero  -,ieinpi'(/  sm  her\  ii-,  i  la- 
vándolas lueL;()    inmediataineiUe. 

Se  llevan  a  un  i)año  de  caparrosa  de  40  en 
frió,  i  se  dejan  durante  dos  horas  lavándolas  des- 
pu(>s  con  mucho  cuidado. 

\'u(;lven  |a  introducirse  en  ,est  ■  laño,  duran- 
te dos  horas  [)ró\imamente  ha.sta  rjuí^  el  nei^ro 
tenora  el  matiz  deseado  i  después  de  lavadas  el 
tinte   está  concluido. 

AkiiI. 


Los  azules  de  anilina  no  dan  ordinariame 
a  las  plumas  un  matiz  satisfactori(x  sobre  ti 
cuando  estiis  plum.as  se  usan  d(í  nochíí  o  es 
sobre  fondo  ckí  terciopelo;  p.irecen  de  un  t¡ 
mas  pálido  que    este. 

l'.mpleando  el  azul-luz,  solulde  en  el  aL;u 
(pi(;  produce  un  reflejo  verde  a  la  luz  artifn 
se  obtienen  colores  que  sufren  [¡erfectamente 
compara(.'ion  con  los  mas  bellos  terciopelos. 

.Se  disuelven  2  5  i^ramos  de  este  azul  en 
litro  de  ao'ua  hirviendo  i  s(^  añade  a  esta  di 
lucion  un  baño  de  ai^ua  calitmte  adicionada 
una   pequeña  cantidatl   de   ácitlo  sulfúrico. 

.S(;  tiñen  en  este  baño  las  plumas  deseno 
sadas  i  azufradas. 


Rojo  i   Ifio.sa. 

La  fucsina  es  el  prinluclo  indicado  \ 
jénero  de  tintura;  S(;  ¡nesla  mui  bien, 
to,  ¡    sobre  todo  para    los  matices  poco 

Punzo. 


ara  este 
en  efec 
rudjidos. 


Cuando  se  quiera  obtener  el  reflejo  violado  de 
la  fucsina,  se  dtdje  emplear  un  producto  que  en 
si  comercio  se  designa  con  el  nombre  de  punzij 
o  escarlata  de  anilina  i  que  los  químicos  llaman 
corolina.  líst<"  color  se  aplica  sol)re  las  plumas 
como  solare   la   seda. 

Amarillo. 

Se  producíí  un  amarillo  canario  jjor  medio  del 
áe'do  pícrico;  basta  introducir  las  plumas  en  \\\\ 
liaño  tibio,  conteniendo  un  oramo  dtí  este  ácido 
por   litro:    no  se  lava. 

.Si  se  (|iiierc  trasformar  (íste  amarillo  en  ana- 
ranjado se  bañarán  las  plumas  teñidas  en  .una- 
rillo,  en  una  ai^ua  tibia,  conteniendo  dos  ;.na- 
mos    d(;   potasa  por    litro,    lavando  en    ser^uid.i. 

Vordo 

Ll  \(-rde  luz,  de  uso  mui  frecuente  para  las 
sedas,  no  conviene  absoUitamente  para  las]  plu- 
mas, pero  con  los  nue\-os  verdes  al  ocre  se  ob- 
tienen matices  mui  bellos,  tan  brillantt's  a  la  luz 
como  en  pleno   dia. 

Kl  procedimiento  de  tintura  es  mui  sencillo; 
el  color,   siendo   soluble   en  el  a^ua,   se    añade 


:\s-2 


#•.#.  i.'íwnTi'TO  j\\¡vioj%*,ai.. 


directainentt;   al  l)año  lijcramcnte  calit'iUc   ¡  sí;  li- 
ñc. 

Tioletaw. 

Los  violetas-luz  son  1  )s  solo;  que  deben  em- 
plearse para  las  plumas,  i  con  preferencia  los  pro- 
ductos solubles  cu  el  agua.  Los  fabricantes  hacen 
estas  \ioletas  maso  menos  azules  o  rojas,  se^jun 
el  «^usto  del  consuinidoi':  pero  hai  que  tener  pre- 
sente, que;  sin  iicrdcr  su  brillo,  parecen  sin  em- 
barco mas  rojas  a  la  luz:  para  las  ])lumas  qu(í 
debían  figurar  en  los  traj(;s  tle  noche,  importa  te- 
ner en   cuenta  esti;  efecto. 

Ag>i*(\«ito   liiisEl. 

lün  la  tintura  de  las  plumas  jjor  los  colores  de 
anilina,  es  menester  teñir  en  baños  mui  diluidos 
i  Jio  lavar  en  seguida:  el  frescor  del  tinte  se  con 
serva  mejor.  Cuando  secas,  se  ajitarán  vivamen- 
te en  el  aire,  cojiéndolas  por  su  estremo  i  se  pi- 
sarán delante  un  fuego  sua\'e  a  fin  de  hinchar  i 
separar  las  barbas   que   estarían  aglomeradas. 

Se  las  puede  en  seguida  rizar  frotándolas  con 
la  arista  de  un  cuchillo  de  marfil  o  por  medio 
de  un    hierro  caliente. 

BLANQUEO   I  TINTÜR.V   DE   LO.-  SOMURERO.^ 
DE   PA.JA. 

ItlsilKIIIC'O. 

A  este  efecto  se  colocan  los  sombreros  de  pa- 
ja en  una  cuba  que  contenga  agua  hirviendo,  de- 
jándolos por  unas  doce  horas,  durante  las  cua- 
les se  prepara  un  Ixulo  fuerte  de  jabón  negro. 
Terminado  el  tiempo  de  la  inmersión,  se  frotan 
fuertemente  con  un  cepillo  embebido  del  baño 
de  jabón;  por  último,  sin  lavar  los  sombreros  se 
les  lleva  al  azufratlor,  (.lejámlolos  por  24  horas, 
se  1  ivan  i  s(;    secan. 

Tiiif  iii'a. 


2  kilogramos  campeche  de  buena  calidad  i  un 
poco   de    cúrcuma. 

Los  sombreros  teñidos  de  este  modo  parecen 
un  poco  parduzcos,  pero  cepillándolos  toman  un 
bello  lustre    negro. 

l^ara  5  kil'ij^ravios  sonibrovs  de  paja. 


Para  dar  :i  la  p;ija  el  tinte  am;u-ill<Mito  (|ue  se 
desea,  se  tire  en  un  baño  llojo  de  ácido  pícrico, 
acidulado  con  ácido  sulfúrico.  Al  salir  d("l  baño 
se  le  dá  forma  i   se  desecan. 

Pa7-a  5  kilóo-mvíos  sojnbirros  de  paja. 

I  lac  'r  hervir  en  lui  tjaño  de 
I  kilogramo  ca.panosa. 
]Á  ,,  crémor  l.u't:u'0, 

yl  „  sulláto  de  cobre. 

Se  hará  ]K)r  iu:ii;era  de  tener  un  baño  viíjo, 
en  el  cual  se  inti-ochuirán  los  somlireros  duran- 
te doce  huías,  i  tci-miniido  <tn  un  baño  fresco  con 
pró-ximamente  con 


Se  dá   un   l>año  de  > 
en    un     baño  com[)U( 
lijera 


una(|ue  i  se  tiñen  en  frió 
-ito  de  benzalina  (índigo 
.artificial)  i  un:i  lijera  adición  de  ácido  acético, 
líxisten  .tres  tonos  de  benzalina,  pudiendo  por 
lo  tanto  v.ariar  el  tono  del  gris  a  voluntail.  ICstos 
grises  de  benzalina  son  mucho  m;is  vivos  (|ue 
los  obtenidos  por  lo;  antiguos  pro:eJimi<-ntos. 

rsii-<io. 

í  l'ara  5  kiljo-rain^is  sond'rrivs  paja. 

i 

:  Ilacer  luM'vir    con 

i  5oo  gramos  sulfato  alúmina. 

¡  2  5o       .,       bisulfato  de  sosa. 

I  125        ,,        ácido  sulfúrico. 

\        Añádase    a    este  baño  la  cantidad  (.le  orchilla. 
j    carmin  ár.  Índigo  i  cúrcuma  necesaria  al  matiz  (|U(; 
quiera  ol)ícnerse  i  hágase  hervir. 

Fabs*ica,c*ioii    <1d    filiiiiiiiiio 

M.  james  Webster  ha  llegadi  •  a  febricar  el 
aluminio,  operando    de   la    manera    siguiente: 

ge  pulveriza  finamente  el  alumbre,  se  mez- 
cla con  brea  i  se  calcina  la  mezcla  en  un  hor- 
no.  La    mezcla    pierde    3S  p"„     de    agua.   c[ue- 

(5.\ido  d(; 
n  retortas 
dirijí;  una 
i    ncalíMi- 


dando    azufre,   potasa    i    alumin:i 


masa 

tra\: 


de 


hierro.    La   masa    calcinad;! 

verticaU 

corrii-nl 

lado. 

b',!    residuo    d.'    esl.i    op 
las;i    i   alúmina:    S'-    co'oca 
d>;   agu;i   calentada    por  el 
tlisuelve   mientras    (jue    la 
en    v\    ü)ndo   de 
i  se    hac(í    herv 
de  alúmina  se 
¡o    la    forma    ilt 
ra  mui    luía.   I'-l 
resultados. 


coloca    en    un: 

v;i[);»r.  L:i  pot;isa  se 
alúmina  se  deposita 
i  cul)a.  Se  decanta  el  líquido 
mientras  cpie  el  precipitado 
•sec;i  biíMi,  presentándose  ba- 
\m  polvo  gris  de  una  textu- 
inálisis    h:i  dado    los  si'.niientes 


Alumina \^.[  \o 

Sulfato  lie  zink 2'oS 

Síüce 7'40 

Agua 1 4"20 

i             Sales  alcalinas i'oj 

I         luí    reciíMites  experiencias  se  ha  llegado  a 


i:e.  ¡.vfiTiTUTo  j%'^cíOjr^i}b. 


ti  iK  1-  una  jiroporcion  mas  fuerte  do  alumina  pu- 
ní (89   p.^!„). 

Una  \e/.  desecado,  el  precipitado  de  alumina 
está  pronto  para  la  preparación  del  cloruro  de  a- 
lumiii'o. 

J'J  nuc\  i)  procedimiento  permite  preparar  una 
tniutlatla  tl(í  alumina  para  una  semana,  es  decir, 
la  cantidad  necesaria  para  faioricar  [)róximameute 
U50  kilóo;rainos  de    metal. 

\'l  aluminio  modifica  de  una  manera  ventaiosa 
las  propiedades  de  las  aleaciones  de  las  cuales 
foi-ma  parte.  Les  comunica  en  jeneral  resistencia  i 
dureza,  una  cierta  tlexiljilidad,  i  las  hace  uumios 
oxidal)les.  Se^un  el  autor,  el  ahuninio  puede  tam- 
liien  dí"po;itars(í   sobre  otros  metales. 

\uovo  |>i>oce<1¡iii¡<*iiio  psira  ol 
Isi  v:itlo  <lo   I  SI,  fVsEiiolsi 

!,a  franela  sometida  al  l)Ian(|ueo,  :id(|iiiere  por 
la  .acc'on  de!  j:i!)r>n  i  d-  l.js  álcilis,  ua  <.!,>r 
desat^'-radahle  i  una  alf-racion  deaiostrada  por 
el  color  ana  arillo  iju.í  toma  i  qu  í  .iu¡n  *nl;i  ,1 
medida    que  sufre   nuesos  lavados. 

Varios  ensayos  han  demo  arado  (ine  las  co- 
las vejetales  eran  propias  para  conservar  no  so- 
lo su  blancura,  sino  también  la  suavitlad  al  tacto; 
lis  colas  o!)t  'iiid  is  C' in  ¡i.irina  tle  tri^^o  o  centeno 
son  excelentes;  l:i  tl(í  pal;itas  es  la  mis  econ  )mi- 
c.i:  he,   aqui  el    modo   de   operar. 

l'or  2  litros  d"  una  disolución  poco  saturada  de 
aL;ua  de  jabón  se  echan  unos  25  gramos  tle  hari- 
na, los  cuaks  se  diluyen,  se  calienta  ajitando 
constantemente  el  líquido  para  que  no  forme  gru- 
mos, ni  pegue  en  el  fondo  del  peml;  la  mitad 
de  esta  cola  s(í  esparece  hirviendo  sobre  la  fra- 
nela i  cuando  su  temperatura  permite  tocarla  con 
las  manos  se  frota  de  la  misma  minera  que  se 
practica  con  el  jabón,  lavándola  despu  ;s  con  agua 
clara;  s(-  ccWd  la  (otra  mil.ad  de  cola  hirviendo; 
iciiovando  la  oj)  ■ración  prec,:d:;nte  i  se  lava  cui- 
dados miente  con  varias  aguas.  Por  este  medio 
conserva  su  blancura,  queda  inodora  i  se  limpia 
]irrf'ctamente 

Si  en  lii_;ar  d-  la  harina  s(t  qnie.'cn  emplear  l.is 
pai.ila-;,  s-i  cu.-.(ín  bien,  se  cju'ta  la  piel  i  con  el 
a^ua  de  jabón  se  foaua  una  ¡ja^ta  espesa:  se 
moja  la  franela  en  agua  caliente  i  s(;  enjabona 
después  con  esta  pasta;  se  innua-je  en  agua  hir- 
A  iendo,  se  frota  i  se  lava  varias  vecí^s  con  agua 
clara,  secando   luego. 

l*i'04re4liiíiieiitos  i  apáralos* 
iiuevo.oi. 


]\'rfi'¡'c¡iv!a¡. 


ra  la  prodiu(io)i  dc-i  Icíioso. 


La  nuiela  ['ara  (lesfibnir  la  madera  es  rempla- 
zada por  lut  plotülo  o  nn  t:unbor,  según  <¡ue  se 
quiera  desfibrar  contra  la  supeifuie  ¡ilana  o  so- 
bre   la   periferia    del  cuerpo,  inidiendo  ser  de  eje 


vertical  u  horizontal.  A  este  cuerpo  se  íija  un  a- 
nillo  formado  de  placas  de  ac  m'o  o  de  cualquier 
otro  metal  apropiado;  estas  placas  están  est;il!a- 
das    como    limas. 


La  madera  es 


aflorad; 


paral 


ule   a   las 


fibras  o  bajo  un  ángulo  mui  agudo.  Lste  pro- 
cedimiento necesita  menos  fuerza  motriz  que  to- 
dos los  demás  usados.  Por  el  emi)leo  de  estas 
superficies  metálicas  se  puede  preparar  leñoso  con 
madera  seca  o    húmeda. 

Si  se  quiere;  desfibrar  madera  seca.  her\ida 
o  no.  el  (;uer[)o  sobre  el  cual  están  íijatlas  las 
placas  es  hueco  i  se  enfria  ]^or  una  corriente  de 
agua  fria.  Se  produce  v.n  la  parte  antcaior  o 
posterior  de  las  'prensas  que  apoyan  la  madera 
una  corriente  de  aire  aspirado  o  impelido,  a  fin 
de  alejar  los  fracmentvss  de  madera  desfibrada. 
La  separación  tle  la  pasta  tiene  lugar  por  via  se- 
ca por  medio  ile  un,a  corri{Mit(;  de  aire  forzado 
en  una  canal  provista  de;  divisiones  verticales 
que  la  dividen  en  compartimentos.  Los  fracmen- 
t(^s  gruesos  se  de[)ositan  en  los  [¡rimeros  com- 
[jartimentos;  los  mas  luio:4  en  los  últimos.  El  des- 
fibrado por  via  húmeda  se  ejecvita  como  el  pro- 
cedimiento ordinario  con  agua  (]ue  arrastra  los 
fracmentos  de  madera;  (d  ccsijido  i  la  división 
m.as   adelantada  se  efectúa  de    la    manera   usual 

Para  la  limpieza  de  las  su¡)erficies  metálicas  se 
(Miiplean  cepillos  rotatorios  ch;  alambre  de  acero, 
jirando  con  una  velocidad  mayor  o  menor  que 
la  superficie  desfibrante. 

Este  mítodo  de  desfibracion  presenta  la  venta- 
ja d(í  dar  una  producción  mui  regular,  ¡produ- 
ciendo leñoso  de  calillad  bien  definida  por  la  di- 
rección de  la  fibra,  <-on  relación  al  sentido  de  ro- 
tación   i  por  la  naturaleza  del  cuerpo. 

Esta  invención  consiste,  por  lo  (anlo,  en  el  pro- 
cedimiento de  desfibracion  [jor  superficies  metá- 
licas, entalladas  en  forma  de  limas  o  raspas;  las 
fibras  de  madera  se  disponen  paralelamente  o 
formando  un  ángulo  mui  agudo  con  el  sentido  de 
rotación.  Al  propio  tiempo  puede  hacerse  uso 
de  la  periferia  curva  de  cuer[j(j  giratf)rio  entalla- 
do de  la  misma    manera. 

Dni'iilK  Japonísí .^e  jircpam  uno  ilc  Imoiin  cl.isfí 

i    hrillante  con 

J'.etum :'>0  partcv. 

NcgTO  de   Imino   lóO     — 

'l'ierra  neg;ra 100     — 

Aceite  lie  linaza ¡5700     — 

Se  hace  liervir  añadieiulo   la    euriliilad    iieci^saria  de 


Vasijas  ¡nijieniieablesí.-  ;^e  liaeeu  eninpletaiaon- 
te  iiiiponiiialiIcH!  sunierjiéndola.s  dos  o  tre.s  vece.-<  en  pu- 
laliiin  ilriretida,  o  en  una  mezcla  de  dos  parte?;  de 
coia  i)laiica  i  una  do  azufre,  ."^e  colocan  las  vas^ijas  eu 
una  estula.  Jjueu'o  conviene  iniuerjirlas!  en  ealiuchú  fun- 
dido con  un  poco  de  cera. 


OBSSRVAOIOHSS  MSTI50ROÍ.06IGAÍ5. 

INSTITUTO    \.\C'!0\\l.     1)1^    ÍÍIíATI-^ll.VI.A. 


[\Mn[icnUui-a  1  11    C( 

•ntiV,i-a.!<r, 

i.'u\:;. 

Altura 

,10     llu 

nVdad 

ISS3 

cu        !•: 

;:al..  <lrl 

\'¡<-nt  ) 

día  di 

1            re 

aU\a. 

A-o-u,-. 

.\i.4-,i. 

rlrlo. 

doiniiiaiU'- 

lian'.ino 

Lro       (.\ 

odia.) 

M  i;im:i.    Si    •■.  iii.i. 
1  ;, ,  !              -:  2 ,  j 

m.  111. 

v,.l      Muí 

luMi.li). 

\o,d>-Str. 

fii   iii. 

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lur.x- 

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¡.lo. 
i -1!  liado. 

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011,02 
011,77 

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Míninnmi  del  mes;     12,    2  C. 
¿  ¡  .Máximum  d<4  mos:    2j.  S  C 

t-,    j  .Media  dol  mes:  19,02  c. 

Cantidad   de   IJiivia.:   112,3    '''^  'inii- 
Altiita  nií^dia  del   ll;i;-;)m  'Lro:    9.j.2,ni     .,vi1. 
I)/^i.i  r/r    IJuvi:,:    2,  3,7,   12.     i  j,   i5,    22,  29. 
Viax  ¡Ir  Ij^r.vi :ua:    i.^    20,    2.j,:,  1. 
Diai    Je    rn,:S-s¡ad,s,     ,  : .     1  i,",7,    ,  : .  ;,  ^ . 
Ditis  d:    T/-!¡C!!.i\   i   II-' !■;/  \r\>::    1      -,    3    S.    '; 


ixx  2;í:í,  í^!t!>n:ri  ■¿xjívu?. 


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