Skip to main content

Full text of "El padre del hijo de mi mujer : despropósito cómico en un acto y en prosa"

See other formats


U   tf  5  5 


^" 


EL  MUSEO  LITERARIO, 

GALERÍA  DRAMÁTICA   Y  MUSICAL 

DE 

D.  PRUDENCIO  DE  RE&0YÜS. 

m  muí  w¡k  mm  m  m  ai» 

DESPROPÓSITO    CÓMICO    EN    UN   ACTO    Y    EN    PROSA. 


Punto  de  veuta  en  Madrid,  librería  de  D.  J.  Cuesta. 


fe 


MADRID. 

IMPRENTA    DE   JOSÉ    RODRÍGUEZ,    FACTOR,    9. 

1858. 


.¿¿m 


PUNTOS  DE  VENTA  EN  PROVINCIAS 


Albacete Pere2. 

A|coy V.de  Martí  éhijos 

Algeciras Almenara. 

Alicante.  ......  Ibarra. 

Almena Alvarez. 

Aranjuez Prado. 

¿v^«--» López  vHemz. 

Badajoz Martínez  y  Pino. 

Barcelona Mayo!. 

Bilbao Astuy. 

Burgos Hervías. 

aceres Valiente. 

£á,dlz;-«- V.  deMoraleda. 

Córdoba Lozano. 

Cuenca Mariana. 

c^tellon Carratalá. 

Ciudad-Real....  Arellano. 

Coruña Lago. 

Cartagena Muñoz  García. 

ChicJana Sánchez. 

Ecija García. 

Figueras Conté  Lacoste. 

Gerona Dorca. 

Cijon Crespo  y  Cruz. 

Granada Zamora. 

Guadalajara Oñana. 

Habana CharlainyPernz 

Haro Quintana. 

Huelva Osornoé  hijo. 

Huesca Guillen. 

Jaén Hidalgo. 

^erez Alvarez  Aranda. 

feo.n Viuda  de  Miñón. 

Lérida... Blanco. 

Lugo Viuda  de  Pujol  y 

Hermano. 

Lorca Gómez. 

Logroño Verdejo. 

Loja Cano. 

Málaga, . .-.  Cañavatte. 

Yátaro Abadal. 


Motril Ballesteros. 

Mondoñedo Delgado. 

Orense Robles. 

Oviedo Palacio. 

Osuna ,..  Montero. 

Palencia Gutiérrez  éhijos. 

Palma Gelabert. 

Pamplona Los  Ríos  y  Bar- 
rena. 

Pontevedra Aspa. 

Puerto  de  Santa 

María. ., Gobantes. 

Puerto-Rico.  (Ma- 

yagües) Mestre  v  Tomás. 

Reus Prins. 

Ronda Gutiérrez. 

Sanlúcar Esper. 

S.  Fernando Meneses. 

Sta.  Cruz  de  Te- 
nerife  Ramírez. 

Santander Laparte. 

Santiago.. . Escribano. 

Soria Pérez  Rioja. 

Segovia. Alonso. 

S.  Sebastian...  Garralda. 

Sevilla Alvarez  y  Comp. 

Salamanca Huebra.  '-, 

Segorbe Mengor. 

Tarragona Pujol. 

Toro Tejedor. 

Toledo Hernández. 

Teruel Baquedano. 

Tuy Martínez    de    la 

Cruz. 

Talavera.. Castro  (Schez.). 

Valencia Moles. 

Valladolid Hernainz. 

Vitoria Galindo. 

VillanuevayGel- 
trú ........ .  Bertrán  y  Creus. 

Ubeda Treviño." 


Murcia Herederos  de  An-    Zamora'..'  .'!.*.' '. .'  Calamita. 

drion.  |  Zaragoza V.  Andrés. 


EL  PADRE  «EL  HIJO  DE  MI  MUJER. 


EL  PADRE  DEL  HIJO  DE  MI  MÜJEB 


DESPROPÓSITO  CÓMICO  M  UN  ACTO  Y  EN  PROSA, 


ORIGINAL   IiF, 


BOSf  CABLOS  GALVACBO- 


Representado  en  el  teatro  del  Instituto  Español. 


m 


MADRID : 

¡IMPRENTA    DE   JOSÉ   RODRÍGUEZ,    FACTOR,    9, 


185S. 


PERSONAS.  ACTORES 


CLEMENTÍNA  y Sta.  Andreu. 

DON  CANDIDO,  tios  de Sr.  Porras. 

ALBERTO Sr.  Oltr*. 

D.  PROSPERO  PAJARILLA. .  Sr.  Calvo. 

BENITO Sr.  Echavarria. 


La  propiedad  de  esta  obra  pertenece  á  D.  Prudencio  de  Re- 
goyos,  dueño  de  la  galería  dramática  El  Museo  literario, 
quien  perseguirá  ante  la  ley  al  que  sin  su  permiso  la  reimpri- 
ma, 6  varié  el  titulo  ó  represente  en  cualquiera  de  los  teatros 
de  España  y  sus  posesiones  de  Ultramar,  con  arreglo  á  lo  dis- 
puesto en  la  ley  de  propiedad  literaria  y  decreto  orgánico  de 
teatros  hoy  vigentes. 


ACTO   ÚNICO. 


La  escena  pasa  en  un  cuarto  piso  de  la  calle  de  S.  Antón  en 
Madrid.  A  la  derecha  un  catre  de  tijera  con  un  colchón, 
puertas  laterales,  al  foro  un  balcón  y  un  cofre;  en  medio  üe 
la  escena  un  velador  con  mantel,  pan,  etc.,  un  relo  de  plata 
y  un  ramillete  de  flores,  sillas,  un  espejo,  un  agua-ma- 
ni!.  etc.,  etc. 


ESCENA  PRIMERA- 

D.  Próspero  metido  en  la  cama,  poco  después  Benito  llamando  á 
la  campanilla. 

Prosp  (Soñando.)  Su  marido  de  usted  es  un  vejestorio  indig- 
no de  poseer  una  alhaja  de  tanto  valor...  mientras 
que  yo  que  la  amo  tanto,  que  tanto...  la...  Ju...  Ju... 
(Ronca.) 

Benito.  Don  Próspero...  Don  Próspero.,.  Levántese  usted,  que 
son  las  diez  y  media...  Señor  don  Próspero...  arriba. 
(Se  cae  la  campanilla.) 

Prosp.  ¿Quién  anda  ahí?  (Tirándose  de  la  cama.)  ¡Ladrones?.. 
¡Vecinos!  ¡socorro! 

Benito.    Abra  usted. 

Prosp.     ¿Abrir?.,  ¡ya  baja! 

Benito.    ¡Soy  yo! 


6 

Prosp. 
Benito 
Prosp. 
Benito. 

Prosp. 


Benito 
Prosp. 


Benito 


Prosp. 


Benito. 
Prosp. 
Benito. 
Prosp. 
Benito, 
Prosp. 

Benito. 
Prosp. 


Benito. 
Prosp. 
Benito. 


EL  PADRE  DEL  HIJO  DE  MI  MUJER. 

¿Y  quién  es  yo?  (Abre  el  balcón.) 
¡Yo!  ; 

No  le  conozco  á  usted  por  ese  nombre. 
Soy  Benito,  el  hijo  del  tio  Melquíades  y  de  la  tia  Bráu- 
lia,  que  subo  á  traerle  á  usted  el  chocolate. 
¡Torpe  de  mí!  ¡si  es  el  hijo  de  la  portera!..  Voy  á  abrir- 
te... aguarda  que  me  ponga  los  pantalones...  pero  no  te 
lo  sorbas...  (Se pone  las  botas.)  Mejor  será  hacerle  ha- 
blar. ¿Está  buena  tu  madre?..  Ese  silencio  me  da  muy 
mala  espina...  Mejor  será  hacerle  entrar.  (Abre.)  Pasa' 
pasa. 

¡Toma!  ¡toma!  está  ostéen  todavía  en  carzonciyos  dem- 
pues  de  tanto  atardar! 

¿Y  á  tí  qué  se  te  importa  que  yo  esté  en  calzoncillos  ó 
en  zagalejos?  cada  ciudadano  es  dueño  de  sus  pantalo- 
nes, y  puede  tenerlos  puestos  ó  quitados  como  mejor 
e  parezca...  pues  no  faltaba  mas  sino  que  tú  vinieras... 
hasta  los  ratones  quieren  tacones! 
¡Bah!  no  chiye  osté  tanto  por  eso,  si  á  mí  no  se  me  dá 
tres  chavos;  lo  que  quiero  es  que  se  coma  osté  el  cho- 
colate. 

¡Qué  poco  te  agradezco  tu  visita!  Me  has  despertado  del 
sueno  mas  dulce  que  he  tenido  en  toda  mi  vida.  Figú- 
rate que  soñaba... 
¿Que  había  osté  pagado  al  sastre? 
No. 

¿Que  no  debía  osté  nada  al  zapatero? 
Tampoco.  ¡Soñaba  con  ella! 
¿Y  quién  es  ella? 

Ella,  es...  pero  no,  mas  vale  que  lo  ignores.  Hablarle  á 
ti  de  ella  seria  echar  margaritas  á  puercos. 
¡Cosas  de  Madrid!  Pero  el  chocolate.. . 
Voy...  voy  á  tomar  el  chocolate.  (Se  sienta.)  Anda,  las 
once  de  la  mañana,  y  yo  no  estoy  vestido,  y  hoy  preci- 
samente que  me  tocaba  afeitar,  tendré  que  dejarlo  para 
mañana...  me  he  levantado  tan  tarde...  ya  se  ve,  des- 
pués de  haber  estado  toda  la  la  noche  bailoteando  hasta 
las  tres  y  media  de  la  madrugada,  nada  de  particular 
tiene  levantarse  á  las  once  del  dia. 
¡Cosas  de  Madrid!  Que  está  frió  ei  chocolate. 
Tienes  razón.  Almorcemos. 
Vaya  un  almuerzo  pa  un  hombre;  yo,  que  soy  capaz  de 


ACTO  ÚNICO,  ESCENA 


en  esto  me 


Prosp. 

Benito. 

Prosp. 


Benito. 
Prosp. 


Benito 
Prosp. 


enguyirme  una  baca  con  el  aguardiente, 
paezco  á  mi  padre. 

(Ah  bruto.)  Mira,  coge  esos  pantalones... 
"Estos? 

No ,  hombre ,  no  ,  eso  es  el  frac.  Esos ,  y  di  á  tu  madre 
que  me  cosa  esa  trabilla,  pero  al  momento...   Los  ne- 
cesito para  ir  á  la  oficina...  ai),  y  de  paso  que  asegure 
esos  botones  al  gabán,  corre. 
Subiré  la  escalera  pa  clablar  la  campanilla.  (Use.) 
Qué  zopenco  es  este  muchacho...  pero  no  tiene  la  cul- 
pa, es  de  familia.  ¡Gáspita,  qué  frió  entra  por  las  ren- 
dijas del  balcón!..  Este  picaro  casero  tiene  mi  cuarto 
tan  descuidado...  va  se  ve,  como  no  se  le  pago  nunca, 
puede  que  consista  en  eso.    Me  pondré  e    frac,  que 
aunque  poco  siempre  resguarda  algo.  (Lo  hace.)  fcsto 
ya  es  otra  cosa ;  cualquiera   que  me  viera  en  este  traje 
qué 'diría?..  ¡Pht!  diría...  el  chocolate  me  esta  espe- 
rando y  no  es  cosa  de  obligarle  á  hacer  antesala.  No  se 
me  olvida  la  parejita  de  anoche;  y  lo  que  no  puede  ol- 
vidárseme nunca  es  aquel  pié,  aquella  bolita  tan  d  mi- 
nuta y  tan...  ¡Ay!  hubiera  querido  comérmela  lo  mismo 
que  me  como  esta  sopa  de  chocolate.  Y  debe  de  viva 
¿i  una  de  estas  casas,  porque  cuando  se  acabo  el  baile 
la  vi  subir  en  un  coche  de  plaza,  el  cual  tomo  el  cami- 
de  la  calle  de  S.  Antón.  Yo  le  seguí,  pero  ya  se  ve   el 
maldito  caballo  corria  tanto,  gracias  a  los  sendos  lat- 
azos que  el  cochero  le  arrimaba  ,  que  me  fue  impos  - 
ble  el  alcanzarle.  Y  que  sea  su  marido  aquel  vejestorio 
que  la  acompañaba...  ¡Ay!  picara  fortune .siempre ,to 
pañuelo  á quien  no  tiene...  ¡Paciencia  Anda...  las  onee 
v  media  v  yo  con  tanta  calma!  si  me  ha  llamado  el  je- 
fe si  quVla  hemos  hecho  buena...  la  fortuna  mía  es 
que  nunca  va  hasta  las  dos  ó  las  tres.  No  me  lavo...  no 
me  peino,  no  me  afeito,  no  me  visto ....  oigo  si    .si  me 
visto.  (Se  guita  el  frac.)  Y  los  pantalones...  ¿dónde  los 
he  puesto?..  ¡Ah!  ya  caigo,  los  tiene  la  portera...  E 
piteara  piececitode  la  parejita,  me  ha  trastornado. 
Bráulia...  Benito...  (Llamando.) 
No  están  entoavía  ,  ya  los  subiré. 
Dése  usted  prisa.  ¿Dónde  volvería  yo  á  ver  a  esa  mu- 
ier?  (Se  pone  la  corbata  y  el  sombrero.)  Si  supiera  don- 
de 'vive    con  preteslo  de  devolverla  este  ramillete  que 


EL   PADRE  DEL  HIJO  DE  MI  MUJER. 

dejó  caer  al  subir  al  coche,  me  atrevería  á  ir  á  su  casa 
y  una  vez  dentro...  yo...  C  sa> 

ESCENA   12. 

t'iCHo  y  Clememina  con  un  niño  en  brazos. 

IW      5¡¡  rCUart°  te  Sirva  de  asil°-  («"»0 

mÍ  ?ZmT r  y  me  piI,a  en  inzuios...  («: 
Clpm       ??       Mis  pantalones...  mis  pantalones... 
Clem.      Silencio,  caballero...  por  favor. 

Prosp         hK-       '       ant0  meJ°r-  silencio... 

usted,  no  hay  tiempo  que  perder... 
¡Caracoles!!  (Dando  un  salto.) 

Se  u,í"'eríwe-"pro*^'ie 

S"    No^setr  niñ°  ¿6S  ^  SU  n,arid0  de  usted? 

w-  fe  kbst -«--«--■■■  (i  •- 

Glem.  ¿Caballero! 

*W.  ¿pUes  de  quién  es? 

Pro»  fhL{^randoP°r  herradura.) 

Ser."'  "  U°  h°^°-  ,ia  nacid0  -lo,  6  será  del 

CtEM.  Ya  sube...  ya  está  aquí. 

Paose.  ¿Quién?  ¿su  padre? 

Clem.  No. 

PR0SP'     t^detr^ T '  P  ™  "  ÍmP0siWe  c°nt^  **- 

'     frítrles  drsta  pasiontan  ardien- 

latro...  la  8  ,a  "" *°  ,a  amo  á  usted  - '«  «*>» ,  la  ido- 

si>  pau  [A\go  se  pesca.) 


Prosp 
Clem. 


ACTO  ÚNICO,  ESCENA    III. 


0 


Clf.m.      Por  Dios.  (Fuertes 
Cand.      Abran  ustedes.  (Golpes.) 

Prosp.     Tome  usted, escóndase  usted  en  esa  pieza...  pronto, 
Cand.      Abran  ustedes,  ó  echo  la  puerta  abajo. 
Benito.    Don  Próspero,  que  ya  están  cosios  los  carzones. 
Cand.       Abran  ustedes. 

Benito.    Abra  usted,  que  voy  á  enclavar  la  campanilla. 
Prosp.     Ya  voy;  un  poquito  de  paciencia... 
Los  dos.  Abran  ustedes.  (Clementina  se  oculta  en  la  puerta  de  la 

derecha.  Próspero  cierra;  y  guarda  la  llave.) 
Prosp.     ¡Qué  inüerno! 

ESCENA  SSL 

Dichos,  D.  Candido  y  Benito.  D.  Cándido  entra  y  se  dirige  á  Don 

Próspero,  después  de  registrar  la  habitación.  Benito  deja  la  escalera 

y  se  pone  con  la  campanilla  entre  los  dos. 

Pase  usted  adelante...  tome  usted  asiento... 
¿Por  qué  no  ha  abierto  usted  antes?...  ¿Dónde  esta  mi 
mujer?...  ¿Qué  estaban  ustedes  haciendo? 
¿Yo?...  la...  re...  mi...  (El  miedo  me  hace  ser  diletan- 
ti...)  levantándome:  ya  vé  usted  cómo  estoy  todavía... 
Ruego  á  usted  me  dispense  si  le  recibo  en  calzoncillos; 
pero  las  circunstancias...  ¿Qué  haces  ahí  embobado? 
Que  voy  á  clavar  la  campanilla. 
¿Dónde  está  mi  mujer? 

¿Su...  mujer  de  usted?  Mira,  Benito,  dame  los  pantalo- 
nes. (Se  los  pone.) 
Cand.      Si,  señor,  si,  mi  mujer. 
Prosp.     /usted  me  pregunta  á  mí...  que  su...  mu?... 

Cand.      Si,  señor,  le  pregunto  á  usted  por  mi  mujer. 

Prosp.     ¿Y  yo  qué  sé?  ¿Soy  yo  acaso  su  ayo?  Dame  el  gabán. 

Cand.      Usted  la  tiene  escondida. 

Prosp.      ¡Yo!  .       nn 

Cand.      Si,  señor,  usted :  bueno  fuera  que  tratase  usted  de  ne- 
gármelo. 

Prosp.     i  Pues  no  he  de  tratar!... 

Cand.       ¡Cómo!  aun  tiene  usted  valor... 

Prosp      ¿Pues  no  le  he  de  tener  si  no  la  he  visto? 

Benito.    ¡la,  ja!  Pobre  vecino  del  cuarto  principal.  Cosas  de  Ma 
drid.  ,  a 

Cand.      ¡Imbécil!  {Pegándole  un  puntapié  y  echándole.) 


Prosp. 
Cand. 

Prosp. 


Benito. 

Cand. 

Prosp. 


10  EL  PADRE  DEL  HIJO  DE  Mí  MUJER 


Vaya  un  lio...  Cosas  de  Madrid.  (Váse.) 
No  sabe  lo  que  se  dice. 

(Cerrándola  puerta.)  ¿Conque  usted  me  niega  que  tie- 
ne escondida  á  mi  mujer? 
¡Yo?  Dame  el  sombrero,  Benito. 
Cuidado  con  mentir. 

Yo  no  miento  nunca,  caballero.  (Probaré  á  ver  si  echán- 
dolo á  barato...)  Eso  es  una  pésima  costumbre,  origi- 
nada de  una  mala  educación ,  y  yo  estoy  muy  bien 
criado. 

¡Ahora  que  recuerdo!  con  usted  fué  con  quien  estuvo 
bailando  anoche. 

Conmigo...  Beso  á  usted  la  maDO. 
No,  no  te  vas  de  esa  manera.  Niegue,  niegue  que  vino 
corriendo  detrás  del  coche.  Vamos^  niegúelo. 
No,  señor...  no  lo  niego.  (¡Qué  hombre!) 
Niegue  que  este  buquet  no  es  el  suyo.  Vamos,  niegúelo. 
No  lo  niego  :  es  cierto  que  bailé  con  ella,  que  fui  cor- 
riendo detrás  del  coche,  que  recogí  ei  ramillete  que  se 
la  cayó  al  subir  á  él:  hice  todo  cuanto  usted  quiera ;  ;v 
qué!  (Fuerte.)  6J 

Cand.      ¿Cómo  y  qué?  ¿Y  aun  se  atreve  usted,  después  de  las 


Benito 
Prosp. 

Cand. 

Prosp. 

Cand. 

Prosp. 


Cand. 

Prosp. 
Cand. 

Prosp. 

Cand. 

Prosp. 


Prosp. 

Cand. 

Prosp. 

Cand. 

Prosp. 

Cand. 

Prosp. 

Cand. 

Prosp. 
Cand. 


Prosp. 


Cand.       ¡Y  con 


acusadoras  y  palpables  pruebas  que  le  he  dado? 
Ya  lo  vé  usted  si  me  atrevo. 
Vuelva  á... 
¿Y  qué?  ¿y  qué? 

Que  usted  es  el  padre  de  la  criatura. 
¡Ave  Maria  purísima! 
Atrévase  usted  á  negármelo. 
¡Pero  hombre  de  Dios! 

Nada:  niegúeme  usted  que  el  niño  que  tiene  encerrado 
no  es  hijo  suyo. 
¿Pero  qué  niño? 

¡Pero  qué  niño!  El  que  mi  mujer  tenia  en  los  brazos  v 
usted  ha  escondido...  Ademas  que  demasiado  sabe  us- 
ted de  qué  niño  hablo. 

Venga  usted  acá,  santo  varón  :  ni  yo  he  escondido  niño 
alguno,  ni  he  visto  á  su  señora  de  usted...  ni...  ni 
Ja  conozco  mas  que  para  servirla...  ¿Quiere  usted  de- 
jarme en  paz? 


qué  formalidad   lo  niega!  Una  cosa  que  yo  he 


visto,  lo  que  se  llama  visto. 


ACTO  ÚNICO,  ESCENA  III. 


11 


Prosp. 
Cand. 
Prosp  . 
Cand. 

Prosp. 
Cand. 
Prosp. 

Cand. 

Prosp. 


Cand. 
Prosp, 


Cand. 

Prosp. 

Cand. 

Prosp. 

Cand. 

Prosp. 


Cand. 
Prosp. 

Cand. 
Prosp. 


Cand. 
Prosp 

Cand. 


Pues  usted  no  vé  mus  allá  de  sus  narices. 
¿Seor  desvergonzado!  Decirme  á  mí... 

Que  es  usted  un  visionario. 

Aguárdese  usted,  que  voy  á  buscar  al   celador,  para 

que  venga  acompañado  de  seis  guindillas... 

Busque  usted  á  quien  ledo  gana. 

¡Atrevido! 

Cuidado,  caballero,  que  la  paciencia  puede  acabarse  y 

haber  una  de  pópulo  bárbaro. 

¡Amenazas!   Ahora  sí  que  voy  á  llamar  al  celador  y  a 

los  guindillas. 

Hombre,  va  me  va  usted  cargando  con  el  celador  \  con 

los  guindillas:   que   venga  y  sabrá  que  es  usted   un 

loco. 

"Caballero! 

Si,  señor,  lo  repito:  un  loco  que  viene  á  quebrarme  la 

cabeza  con   sus  majaderías.  ¿Me  ha  entregado  usted 

acaso   á   su   mujer  para  pedirme  cuentas?   {Llora  un 

niño.)\ 

¡Hola!  ¿Y  esto?  Diga  usted  ahora  que  miento,  que  veo 
visiones.  ¿Se  convence  usted?  ¿Tengo  razón? 
¿Pero  de  qué? 

¿Cómo  de  qué?  ¿Pues  y  ese  chico  que  llora? 
¿Qué  chico? 

No  se  haga  usted  el  bobo:  este,  este  que  llora. 
(¡Maldito  renacuajo!)  Yo  no  oigo  llorar  á  nadie.  (Quien 
con  niños  se  acuesta...  lo  que  se  sigue,  que  no  me  gus- 
ta decir  cochinerías.) 

Pues  será  usted  sordo  ,  porque  chilla  mas  que  un  be- 
cerro. 


Vamos,  ya  caigo. 


¡Ay,  vecino,  qué  pronto  se  alucina 


usted!  ¡No  se  acuerda  ya   que  estamos  en  el   mes  de 

enero? 

Y  aunque  asi  sea,  ¿qué  tiene  que  ver  enero  con  el  nmo 

que  llora,  ni  con  el  hijo  de  mi  mujer? 

Con  el  niño  que  á  usted  se  le  figura  que  ¡lora  ni  con  el 

hijo  de  su  mujer,  nada  ciertamente;  pero  tiene  que  ver 

conque  el  ruido  que  hace  poco  se  oia  era... 

¿El  qué?  Vamos  á  ver. 

Dos  gatos  que  están  retozando  en  el  tejado. 

Perfectamente :   puesto  que  no   queda  otro  remedio, 

¿hasta  cuándo? 


\ 


42 

PñOSP. 

Gand. 

Prosp. 

Cand. 
Prosp. 

Cand. 


Prosp. 

Cand. 

Prosp. 

Cand. 
Prosp. 

Cand. 

Prosp. 

Cand. 

Prosp. 

Cand. 

Prosp. 

Cand. 

Prosp. 

Cand. 

Prosp. 

Cand. 

Prosp. 

Cand. 

Prosp. 

Cand. 

Prosp. 


Cand. 


EL  PADRE  DEL  HIJO  DE  MI  MUJER. 

Hasta  cuando  usted  quiera:  esta  casa  la  tiene  usted  á 
su  disposición,  como  igualmente... 

Pues  siendo  asi ,  creo  que  dentro  de  cinco  minutos 

porque  las  cosas  en  caliente...  ¿no  es  esto? 


don?. 


fCómo  es  su  gracia  de 


¿Querrá  usted  creer 
usted? 
Cándido. 

Pues  bien,  señor  don  Cándido,  ¿querrá  usted  creer  que 
no  tengo  el  placer  de  comprenderle? 
¡Qué  diantre!  Mas  no  obstante  ,  una  vez  que  hay  que 
ponerle  á  usted  los  puntos  sobre  las  ii  y  los  tildes  so- 
bre las  nn ,  le  diré  que  dentro  de  cinco  minutos  ten- 
dré el  placer  de  matarle. 

¿Y  sabe  usted  que  el  placer  ese  no  me  hace  maldita  la 
gracia? 
Lo  considero. 

Ademas,  los  desafíos  están  prohibidos  de  real  orden,  y 
asi  que  no  me  batiré. 
Conmigo...  de  eso  respondo. 

Ni  con  usted  ni  con  nadie ;  estoy  muy   bien  con  mi 
vida. 

Pues  se  batirá  usted. 
Pues  no  me  batiré. 
Pues  si,  señor. 
Pues  no,  señor. 
Yo  le  digo  á  usted  que  si. 
Y  yo  le  digo  á  usted  que  no. 
Eso  lo  veremos. 
Pues  ya  se  vé  que  lo  veremos. 
Es  usted  uu  cobarde. 
Soy  prudente. 
Tiene  usted  miedo. 
Raje  usted  la  voz. 
Es  usted  un  caco. 
Baje  usted  la  voz. 
Un  collón. 

Ya  reventó  la  mina.  ¿Usted  me  ha  llamada  collón  y  aun 
vive?  Venga  una  espada,  un  fusil,  un  canon,  un  obús, 
un  mortero...  yo  quiero  matarle  á  usted  (A  ver  si  le 
meto  miedo.),  beber  su  sangre...  ¿lo  oye  usted? 
Si,  señor,  yo  soy  el  insultado,  y  me  pertenece  la  elec- 
ción de  armas. 


u 


ACTO  ÚNICO,  ESCENA IH. 


& 


en  mi  derecho  y...  ,.  Q  llt¡tp(1? 

Cato.  Corriente,  me  es  igual.  ¿Que  arma  elige  usted. 

Prosp.  Yo...  ninguna. 

Cato.  ¡Hombre!... 

Prosp.  La  espada. 

Cand.  ¿Qué  sitio? 

Prosp,  La  Fuente  Castellana. 

Cand.  Corriente...  ¿Padrinos? 

Prosp.  No  los  necesito. 

Cand.  Muy  bien :  ¿duel<>?... 

Prosp.  A  muerte.  (Se  dan  las  manos  ) 

Cand.  ¿El  que  caiga? 

Prosp.     Que  caiga. 

Cand.  ¿Y  el  que  muera? 

Prosp.  Que  le  entierren. 

££     MS tengan  buenas  punta, 
g!nd!'     Como  lancetas...  pronto  vuelvo.  {Váse  cerrando.) 

ESCENA   IV. 


Prosp. 

Clem. 
Prosp. 
Clem. 
Prosp. 

Clem. 


Prosp 

Clem. 


D.  Prospero  y  Clementina. 

¿Pensará  que  me  voy  á  batir?  Chasco  se  lleva...  (Abre.) 
Señora...  chist...  señora. 
;Se  marchó  ya? 
Si,  señora,  ha  ido  por  las  armas. 

de  este  inocente,  y  de  ninguna  manera  consentiré 

nue  exponga  usted  la  suya... 

,S f.  seLíl...  ¿á  qué  no  me  expondría  yo   por  agra- 

ííh^clXrrtomimandovaásnMrdeun 
mom  n'to  á  o  o,  y  es  preciso  que  me  retire  para  pone 
"™   criatura  en  paraje  seguro  hasta  q»e  «»6» - 
buscarla.  Entre  tanto  haga  usted  o  posible  por  déte 
nerleaqui  hasta  que  yo  vuelva...  Adiós. 


U  EL  PADRE  DEL  HIJO  DE  MI  MUJER 


PROSP. 

Clem. 

PrOSP. 

Clem. 
Prosp. 
Clem. 
Prosp. 


Clem. 

Prosp. 

Clem. 

Prosp. 

Clem. 

Prosp. 


Señora... 

Está  cerrado:  ha  echado  la  llave... 

Es  verdad...  ¡ese  hombrees  un  cancerbero! 

¿Y  cómo  salgo  yo? 

No  hay  mas  medio  que  volverse  á  esconder. 

¿Y  si  llora  el  niño? 

¡Ah!  ¡qué  idea  tan  luminosa!...  ¿Vé  usted  esa  puerta"? 

pues  esa  puerta  vaá  ser  su  puerto  de  salvación.  Usted 

se  esconde  detrás  de  una  de  las  hojas...  y  luego  que 
haya  entrado  sale  usted  sin  ser  vista. 

Pero  ¿y...  si  acaso?... 

¿Y  si  no  hay  otro  remedio? 

Ya  sube... he  oido  la  puerta  de  mi  casa. 

Pronto...  escóndase  usted. 

Pero... 

Ya  está  aquí.  (Se  esconde  detrás  de  la  puerta.) 

ISCENA  V. 

D.  Prospero  y  D.  Candido,  con  dos  largas  espadas  de  caballería, 

Aqui  me  tiene  usted. 
(Me  salvé.)  (Se  vá.) 
(Maldita  la  falta  que  hacías.) 
Estoy  á  la  orden  de  usted.  (Muy  fuerte.) 
Muchas  gracias  :  crea   usted  firmemente  ,  amigo  mió 
que  siempre  quedará  grabada  esa  muestra  de  su  bon- 
dad para  conmigo  en  lo  mas  hondo  de  mi  corazón 
Aquí  no  vengo  para  oír  fórmulas  de  galantería  ,  'señor 
mío,  sino  para  matarnos. 
¡Qué  amigo  es  usted  de  la  matanza* 

ptn^nl  flaC° :#n°-?n  balde  he  sid0  médico  aiópatapor 
i'spacio  de  veinte  años.  k      v 

(¡Pobre  del  que  haya  caído  en  tus  manos') 

Conque...  ' 

Pue^  ef^  PaCÍenCÍa'  Y°  eSt°y  Pr0Dt°  á  batirme'  á- 
Tenga  usted  la  bondad  de  dejarme  hablar.  Decía  núes 
que  estoy  pronto  á  batirme!  A  matarle  i  u   edfpero 
antes  de  matarle  quiero  saber  por  qué  le  mato, 
¿fcsta  usted  seguro  de  darme  muerte? 
\aya  si  lo  estoy. 


Cand. 

Clem. 
Prosp, 
Cand. 
Prosp. 


Cand. 

Prosp. 
Cand. 

Prosp. 
Cand. 

Prosp. 

Cand. 

Prosp. 


Cand. 

Prosp, 


ACTO  ÚNICO,  ESCENA  V, 


IB 


Cand. 
Prosp. 

Cand. 

Prosp. 

Cand. 


Prosp. 

Gand. 

Prosp, 

Cand. 
Prosp. 
Gand. 
Prosp. 


Gand. 

Prosp. 

Gand. 

Prosp. 

Cand. 

Prosp. 

Gand. 

Prosp, 


Camd. 
Prosp. 
Cand. 


Pues  vo  estoy  en  la  misma  certeza  de  dársela  á  usted, 
y  para  salir  de  dudas  las  espadas  lo  decidirán...  con- 

(pTes 'señor  no  logré  mi  objeto...  es  mas  valiente  que 
un  Cid.)  Si  á  usted  le  pareciere ,  lo  dejaríamos  para 
mañana,  porque  va  á  llover  y  mi  paraguas  le  presté  el 
otro  dia...  (al  prendero  para  ir  al  baile.) 
No  admito  escusas...  yo  tengo  paraguas,  lo  que  usted 
quiere  es  huir  el  bulto. 

;Yo  huir  ..  y  de  usted?...  no  señor...  esta  usted  en  un 
error  (Lo  que  haré  si  veo  el  pleito  mal  parado,  se- 
rá apretar  á  correr.)  pero,  sin  embargo...  digo  y  re- 

Loque  vo  le  digo  á  usted  es  que  no  le  queda  mas  re- 
medio que  batirse,  ó  entregarme  el  fruto  de  sus  cri- 
minales amores... 

Pero... 

Nada,  ó  batirse,  ó  el  niño.  _ 

Pero  si  yo  no  he  visto  semejante  nino,  ¿de  donde  voy 
á  sacarle? 

No  le  tiene  usted  muy  lejos. 
iDále! 

Y  usted  le  encontrará. 

Si   corno  no  vaya  al  hotel  de  San  Luis ,  y  compre  uno 
de  á  real,  no  sé  en  donde  voy  á  encontrar  un  niño  pa- 
ra que  usted  satisfaga  en  él  su  venganza. 
IKted  se  compondrá  como  pueda.  , 

Al  menos,  si  me  dejase  usted  tiempo  para  reflexionar.... 
¿Cuánto  necesita  usted  para  hacer  sus  reflexiones.' 
Peco...  medio  año. 
Basta,  caballero...  ¿cuál  elige  usted? 
Ninguna.  (Después  de  haberlas  mirado.) 
;Se  está  usted  burlando  de  mí? 
¿Burlarme!!.,  ¡para  tortas  está  el  horno!  Tener  que  car- 
gar con  los  pecados  ágenos...  y  al  fin...  si  usted  me 
diera  tiempo,  puede  que  ¿odo  se  arreglara. .. 
Pues  bien,  quince  minutos  le  concedo  para  decidirse  a 
darme  una  respuesta. 

(De  los  que  yo  me  aprovecharé  para  tomar  el  por- 
tante.) .  . 
Si  al  pasar  el  ultimo  segundo,  no  tengo  en  mi  poder  el 
niño...  usted  pagará  por  todos.  (Váse.) 


16 

PROSP. 

Cand. 
Prosp. 
Cand. 
Prosp. 


Alb. 
Prosp. 


EL  PADRE  DEL  HIJO  DE  MI  MUJER. 

Pero  escuche  usted...  no  cierre  usted  la... 
No  escucho  nada. 
No  sea  usted  besli... 
A  Ja  orden  de  usted.  (Cierra.) 
No  eche  usted  la  llave...  ¡habrá  estúpido...  pues  no  me 
cierra!!!  ¡Pero  señor  ,  en  qué  lio  me  he  metido  yo  sin 
comerlo  ni  beberlo!  ¡¡Y  esa  señora  que  no  viene!!  si 
pudiera  arrancar  la  cerradura...  ¡pobremos!...  cá...  se 
necesitaría  un  par  de  horas...  y  está  por  fuera  la  lla- 
ve... Si  de  esta  salgo  y  no  me  muero  aunque  me  pidan 
el  mas  leve  favor,  no  voy  á  hacérsele  á  nadie.  De  todo 
esto  tiene  la  culpa,  el  maldito  pié  de  mi  parejita. — 
Trabajo  le  ha  de  costar  el  entrar.  [Pone  el  cofre  y  las  si- 
llas y  el  aguamanil  delante  de  la  puerta.)  Si  yo  no  me 
hubiese  metido  á  protector,  me  hubiera  ahorrado  estos 
disgustos.  Pero ,  ¿quién  niega  nada  á  una  mujer  que 
tiene  el  pié  tan  pequeño?  ¡Ay  amor,  amor!  Tú"  eres  la 
perdición  de  mas  de  cuatro  empleados...  ¿Llaman?  ¿Se- 
rá ella?..  ¿Quién? 
Servidor. 

(rJn  hombre...  Este  es  mi  salvador.)  Caballero ,  tenga 
usted  la  bondad  de  dar  la  vuelta  á  la  llave...  (Quita 
todo.) 


ESCENA  Vf. 


Alb. 

Prosp. 

Alb. 

Pro3p, 

Alb. 

Prosp. 

Alb. 

Prosp. 

Alb. 
Prosp. 

Alb. 


D.  Prospero  y  Alberto. 

¿Dá  usted  su  permiso? 
Adelante. 

¿Don  Próspero  Pajarilla? 
Servidor  de  usted...  ¿En  qué  puedo  servirle? 
Me  han  dado  una  cita  para  este  cuarto  la  señora  del 
principal.'.,  ¿ya  la  conocerá  usted? 
Si  señor,  si...  tengo  esa  honra. 
Conque  si  usted  me  permite  que  la  aguarde... 
¿Pues  no  lo  he  de  permitir?  y  prueba  de  ello  que  le  de- 
jo á  usted  por  amo.  (No  sabes  la  que  te' espera.) 
¡Tanta  bondad! 

No  es  bondad  ninguna.  Conque  con    su  permiso  de 
usted... 
Reconózcame  usted  por  un  servidor... 


ACTO  ÚNICO,  ESCENA  Vlí.  47 

Prosp.  Mil  gracias...  divertirse...  (No  sabes  la  que  te  espera.) 
(Váse  cerrando.) 

ESCENA  Vil- 

Alberto  solo, 

¿$üé  habrá  ocurrido  en  casa  de  mi  tia ,  que  me  manda 
llamar  con  tanta  urgencia?  (Lee.)  «Alberto,  en  cuanto 
«recibas  esta  ,  pasarás  á  mi  misma  casa ,  piso  4-.°,  en 
»donde  vive  un  bello  sujeto  llamado  don  Próspero  Pa- 
jarilla ,  y  en  donde  te  comunicaré  cosas  ,  que  mucho 
»nos  interesan.  Tu  tia  que  te  quiere  etc.»  Con  cuántos 
misterios  tenemos  que  andar,  para  que  mi  tio  no  lle- 
gue nuuca  á  averiguar  mi  boda.  Porque  estoy  cierto 
que  en  cuanto  supiera  que  le  había  desobedecido ,  me 
retiraba  su  protección,  y  adiós  Alberto,  te  quedaste  re- 
ducido á  doce  reales  diarios...  ¿Quién? 
Clem.      Yo,  Alberto. 

ESCENA  VIH. 

Olementina  y  Alberto. 

Alb.  Querida  tia,  aqui  me  tiene  usted  dispuesto  siempre  á 
obedecerla. 

Clem.  Te  he  llamado,  Alberto,  porque  es  muy  serio  de  lo  que 
tengo  que  hablarte. 

Alb.        Ya  escucho. 

Clem.      Has  de  saber  que  tu  tio  está  celoso  de  mí. 

Alb,        ¿Qué  dice  usted?  ¿celoso  mi  tio? 

Clem.  Si,  celoso;  esta  mañana  cuando  me  trajo  la  criada  á  tu 
hijo  ,  me  pilló  besándole ,  y  me  ha  creído  su  madre  sin 
duda;  yo  huí  de  él  por  no  confesarle  tu  matrimonio ,  y 
no  comprometerte,  pero  me  siguió  y  me  vio  entrar  en 
este  cuarto,  en  donde  gracias  á  la  serenidad  del  vecino 
que  le  habita,  pudimos  librarnos  de  su  furia.  Ya  ves, 
Alberto,  que  esto  no  puede  seguir  asi. 

Alb.        ¿Y  qué  quiere  usted  que  haga? 

Clem.  ¿Qué?  En  verdad  que  me  choca  la  pregunta.  Confesár- 
selo todo,  amigo  rnio;  al  principio  se  enfurecerá,  pero 
luego  que  se  persuada  de  mi  inocencia,  y  que  seas  tú, 

JL 


IR  EL  PADRE  DEL  HIJO  DE  MI  MUJER. 

quien  le  das  las  pruebas  de  ella,  te  lo  agradecerá  poi- 
que asi  le  vuelves  Ja  paz  y  tranquilidad  que  ha  per- 
dido. 
Alb.        Si,  tía,  veo  que  es  necesario  descubrírselo  todo,  pero  se 

va  á  poner  hecho  una  furia. 
Clem.      Al  contrario,  verás  como  se  alegra;  querrá  ver  á  tu  es- 
sa  y  á  tu  hijo.  Se  convencerá  de  que  es  digna  de  tí,  de 
que  os  queréis,  y  se  regocijará  de  tenerla  por  sobrina, 
concluyendo  todo  con  daros  un  abrazo  ácada  uno. 
Alb.        ¡Ah!  ¡si  asi  fuese,  si  mi  tío  me  perdonara  mi  desobe- 
diencia!... 
Clem.      ¿Y  por  qué  no?  ¿por  qué  ha  de  exigir  que  permanezcas 

soltero? 
Alb.        Es  tanta  su  adversión  hacia  el  matrimonio. 
Clem.       No  es  ya  tanta  ;  una  vez  que  tanto  declama  contra  él, 
¿por  qué  se  ha  casado?  ademas,  que  él  no  tiene  derecho 
á  prohibirte... 
Alb.        Son  tantos  sus  caprichos...  y  luego  si  le  desagrado  y 

me  retira  sus  beneficios... 
Ciem.       No  lo  hará,  en  medio  de  todo  tiene  buen  corazón,  ade- 
mas yo  se  lo  pediré ,  y  estoy  segura  que  no  me  negará 
esa  gracia...  él  creo  que  sube...  no  quiero  que  me  vea. 
Adiós,  y  ánimo.  (Se  oculta  detrás  de  la  hoja,  y  sale.) 

ESCENA   rx. 

D.  Candido  y  Abberto. 

Cand.      Caballero...  el  cuarto  de  hora.. .  ¿qué  veo? 

Alb.         ¡Querido  tioü 

Cand.  ¿Que  hace  usted  aqui,  caballerito?..  sepa  yo  á  que  vie- 
ne usted  á  esta  casa. 

Alb.        ¡Yo!.. 

Cand.      Si  señor,  usted. 

Alb.  Pregunté  por  usted  al  portero...  y...  me  dijo  que  habia 
usted  subido  aqui,  y  que  no  había  bajado  todavía. 

Cand.  El  portero  miente...  hace  un  cuarto  de  hora  que  estov 
en  mi  casa. 

Alb.        No  le  habrá  sentido  á  usted  bajar,  y... 

Cand.      ¿Qué  te  se  ofrece? 

Alb.        Quería  decirle  á  usted  dos  palabras,  querido  tío. 

Cand.      ¡Querido  tío!.,  lo  de  siempre,  gazmoñerías  cuando  se 


ACTO  ÚNICO,  ESCENA  IX,  i  9 

me  necesita;  siempre  pidiendo.  No  contento  con  la  pen- 
sión que  le  tengo  señalada  mientras  permanezca  solte- 
ro, sino  que  siempre  he  de  estar  con  el  bolsillo  abierto, 
¿y  para  qué?  Para  que  el  señorito  ande  de  broma  en 
broma,  de  jarana  en  jarana,  de  orgia  en  orgia... 

Alb.        Pero  tio... 

Cand.  Silencio,  ¿á  usted  se  le  figura  sin  duda,  que  tengo  yo 
una  mina  acuñada  en  duros  isabelinos? 

Alb.        Pero  sino... 

Cand.  Silencio  repito,  baja  y  di  á  Francisco  que  te  de  lo  que 
haga  falta,  pero  sin  ejemplar. 

Alb.  Perdone  usted  tio ,  pero  no  es  dinero  lo  que  necesito 
ahora...  lo  que  quiero  es  que  me  oiga  usted  dos  mi- 
nutos. 

Cand.  No  puedo,  me  es  imposible,  estoy  sumamente  ocupa- 
do... me  voy  á  batir. 

Alb.        ¿Usted,  tio?..  ¿y  á  sus  años? 

Cand.      Si,  yo,  sobrino;  ademas  no  soy  tan  viejo. 

Alb.  ¿Pero  y  por  qué  hace  usted  esa  locura?.,  y  si  tenemos 
la  desgracia  de  que  usted  muera,  ¿qué  va  á  ser  de  mi 
tia? 

Cand.,  ¡Tu  tia!  no  me  la  nombres ,  no  quiero  verla ,  no  quiero 
oir  hablar  de  ella.  ¿Lo  entiendes? 

Alb.  ¿Pero  por  qué?..  Ella  que  tanto  le  quiere  á  usted ,  que 
tanto  le  ama... 

Cand.  ¡;Me  quiere!!  ¡¡me  ama!!  cierto,  y  para  darte  una  prueba 
de  ello,  escucha:  verás  hasta  donde  llega  la  maldad  de 
las  mujeres...  de  ese  sexo  falaz  y  engañador,  tan  apre- 
ciado por  vosotros  los  mequetrefes.  Si  yo  te  refiriese 
lances  de  mis  mocedades,  tu  mismo  te  desengañadas, 
y  me  darías  la  razón,  pero  no;  seria  demasiado  largo, 
oye. —Ante  todas  cosas  dame  palabra  de  no  casarte 
jamás. 

Alb,        Se  la  doy  á  usted,  tio. 

Cand.  No  sabes  las  desgracias  que  te  ahorras.  Hace  ya  un 
año  que  me  casé,  y  en  ese  año  he  sido  feliz  ,  hasta  el 
dia  en  que  soy  el  hombre  mas  desgraciado  del  uni- 
verso... 

Alb.        Me  hace  usted  temblar,  tio. 

Cand.      Escucha,  ¡mi  mujer  me  ha  engañado!  ¡me  ha  vendido 

miserablemente!! 
Alb.        ¡La  tia!  ¡es  imposible! 


20  EL  PADRE  DEL  HIJO  DE  MI  MUJER. 

Cand.      Tú  mismo  vas  á  j uzgar.  Anoche  se  empeñó  en  ir  al  baiíe 
de  los  Orientales;  llegamos  á  las  nueve  y  media;  no 
bien  hablamos  entrado  en  el  salón  ,  cuando  udo  de  los 
quidans  que  tanto  abundan  en  esa  clase  de  diversiones, 
la  sacó  á  bailar,  yo  bien  noté  que  hablaban  mucho,  y 
que  bailaban  poco,  pero  yo  pobre  de  mí,  no  hice  caso", 
y  me  aburrí  entre  aquella  confusión.  Por  fin  se  conclu- 
yó el  baile,  subimos  á  un  coche,  y  ete  que  nos  sigue 
aquel  pedantulo.  Le  dejamos  en  la  calle,  nos  acostamos 
y  Cristo  con  todos.  Cuando  esta  mañana  al  salir  de  mi 
alcoba,  vi  por  entre  los  visillos...  ¡asómbrate!!...  á  mi 
mujer  con  un  niño  en  los  brazos,  á  quien  besaba  y  de- 
cía. «Qué  mono  eres,  todo  parecido  á  tu  padrea  qué 
lástima  que  la  suerte  nos  haya  condenado  á  ocultar  tu 
nacimiento...  hijo  de  mi  alma,»  y  otras  cosas,  salgo  fu- 
rioso porque  la  cólera  me  ahogaba,  y  se  refugió...  ¿en 
dónde  dirás?  aqui,  en  este  cuarto,  en  esa  pieza  en  don- 
de vive...  ese  don  Próspero  Pajarilla,  su  Enliguo  aman- 
te sin  duda.  ¡Eh!...  ,;Qué  tal?  Te  has  convencido  que 
es  la  mayor  atrocidad  el  casarse?  Cuarenta  y  seis  años 
tengo,  y  no  he  visto  todavía  un  matrimonio...  ni...  ni 
medio  regular...  mira,  sobrino...  antes  de  casarte...' tí- 
rate al  canal,  ó  pégate  un  tiro...  ¡Te  lo  digo  porque  te 
quiero!  pero  el  tiempo  se  pasa  y  no  veo  á  Pajarilla... 
Alb.        Se  fué...  yo  abrí  la  puerta. 

Cand.  ¿Se  fué?  ¡conque  ha  huido!!  ¡Ah  cobarde!.,  y  tú,  vil  so- 
brino... tú,  que  me  estabas  entreteniendo...  tú  eres  su 
cómplice...  Pues  bien,  en  todos  vosotros  recaerá  mi  jus- 
ta cólera. 

ESCENA  X. 

D.  Alberto,  luego  D.  Próspero. 

Alb.  ¡Buena  la  hemos  hecho!  ¡cada  vez  vamos  estando  mas 
embrollados!  Pobre  don  Próspero,  si  le  encuentra  bien 
puede  encomendarse  á  toda  la  corte  celestial,  y  aun 
puede  que  no  le  valga.  Y  bien  mirado,  yo  tengo  la  cul- 
pa de  todo,  y  á  mí  me  tocaba  el  desenredarlos ,  y  lo 
haré  aunque  sea  á  costa  de  mi  bien  estar;  y  eso  que 
estoy  seguro,  que  en  cuanto  sapa  mi  tio  que  yo  soy  el 
padre  del  niño  que  mi  tia  tenia  en  brazos,  no  solo  me 


Prosp. 
Ale» 

Prosp. 

Alb. 

Prosp. 
Alb. 


Prosp. 
Alb. 

Prosp. 


Alb. 


Prosp. 

Alb. 

Prosp. 

Alb. 

Prosp. 

Alb. 

Prosp 


ACTO  ÚNICO,  ESCENA  X.  21 

va  á  quitar  la  pensión  que  me  había  señalado,  sino  que 
hasta  que  le  hable  me  va  á  prohibir. 
iHuy'  (; todavía  aqui  este  hombre?) 
¡Ay!  señor  Pajarilla...  cuánto  celebro  el  encontrarle  á 

(Me  cayó  la  lotería.)  Sí  en  algo  puedo  servirle...  puede 
usted  mandar  con  toda  confianza... 
Usted  me  ha  hecho  un  gran  favor  y...  déme  usted  un 
abrazo,  señor  don  Próspero... 
(¿Qué  será  esto?)  lis  usted  muy  amable... 
Usted  se  ha  comprometido  por  mi  causa,  y  vengo  á  sa- 
carle del  atolladero  en  que  se  halla  metido...  y  a  darle 
las  gracias. 

Pues  señor...  no  comprendo  una  palabra. 
Comprenderá  usted,  caballero,  cuando  sepa  que  yo  soy 
el  padre  del  niño.  (Con  misterio.) 
¡Yaaat  ¿Conque  usted  es  el  padre  del  hijo  de  la  mujer 
del  vecino  del  cuarto  principal?  Me  alegro  infinito;  sea 
por  muchos  años.  ,    .       . 

No  es  eso ,  caballero ;  le  contaré  á  usted  mi  historia  en 
dos  palabras.  Soy  sobrino  de  don  Cándido,  tengo  diez 
Y  nueve  años,  estoy  empleado  en  el  Tesoro  y  tengo 
doce  reales  diarios.  Mi  tío,  que  me  estima  en  mucho, 
convencido  de  que  dicho  sueldo  da  muy  poco  de  si  pa- 
ra poder  soportar  los  indispensables  gastos  que  se  ori- 
ginan á  un  joven  que  como  yo,  quiere  brillar  en  los 
salones  de  la  mas  alta  aristocracia,  me  señaló  una  pen- 
sión de  ocho  reales  diarios,  pero  con  la  condición  de 
que  habia  de  permanecer  soltero  toda  su  vida.  Yo  le  di 
mi  palabra  y...  m      . 

Si   me  figuro  lo  restante  de  la  historia.  Se  encaprichó 
usted  con  la  tiita  y  asi  hacia  usted  vida  de  casado  sien- 
do en  realidad  soltero.  Ah  pícamelo... 
¿Qué  es  lo  que  usted  dice?  Sepa  usted  caballero  que  mi 
tía  es  una  señora  honrada.  m 

No  lo  dudo;  pero  no  hay  por  qué  incomodarse...  si  ha- 
blando se  entiende  la  gente  perfectamente. 
Vi  en  una  reunión  una  joven  muy  linda,  me  enamoré 
de  ella  y  me  casé  en  secreto;  después... 
Le  comprendo  á  usted. 
Mi  esposa  dio  á  luz  un  niño. 
Era  muy  natural. 


22 
Alb. 


Prosp. 
Alb. 


Prosp. 
Alb. 


Prosp. 

Alb. 
Prosp. 


Alb. 

Prosp. 

Alb. 


Prosp. 


EL  PADRE  DEL  HIJO  DE  MI  MUJER. 

Mi  tía,  que  conocía  mi  matrimonio  y  que  hacia  dos  me- 
ses que  se  había  casado  con  mí  tío,  fué  la  madrina-  y 
ahí  tiene  usted  la  causa  de  haber  mi  tío  sospechado  de 
su  mujer,  y  que  ha  dado  margen  al  desafio  que  entre 
ustedes  dos  hay  proyectado. 
Si,  en  efecto;  estamos  desafiados... 
Luego,  la  fatal  casualidad  hizo  que  usted  bailase  anoche 
con  su  mujer,  y  eso  le  ha  inducido  á  creer  que  usted 
estaba  en  relaciones  con  mi  tia,  desde  mucho  antes  de 
su  matrimonio. 
¡Error  singualar! 

Réstame  solo  decir  á  usted  que  mi  tio  le  anda  buscando 
guárdese  usted  de  él,  hasta  que  se  haya  aclarado  todo' 
que  deberá  ser  hoy  mismo. 

Caballero  ,  lo  que  usted  me  pide  es  imposible ;  podia 
creer  su  tio  de  usted  que  yo  le  tenia  miedo,  y... 
Yo  se  lo  suplico  á  usted. 

Eso  ya  es  otra  cosa,  si  usted  me  lo  suplica...  no  hay 
mas  remedio...  me  rindo,  una  vez  que  usted  me  lo  rue- 
ga- 
Si,  amigo,  encarecidamente. 
Bien,  convengo  en  ello. 

Gracias,  voy  á  consultar  con  mi  tia  el  medio  de  que  nos 
hemos  de  valer  para  aclarar  todo  esto...  Adiós...  ami^o 
mió.  b 

Beso  á  usted  la  mano...  un  besito  al  niño. 

ESCENA   XI. 


D.  Próspero,  luego  D.  Alberto,  después  D.  Cándido. 


Prosp. 


Alb. 

Prosp. 
Alb. 
Prosp. 
Alb. 


Ya  voy  á  salir,  de  tanto  enredo,  y  podré  visitarla  todos 
los  días...  ¡Su  marido  es  un  viejo  estrafalario,  celoso 
por  añadidura,  yo  que...  Ja  verdad!  no  soy  mal  mozo 
ni  lerdo  y...  luego  ella,  que  tampoco  será  una  Lucre- 
cia... ji,  ji...  ¡cómo  me  voy  á  divertir! 
Don  Próspero...  Don  Próspero...  mi  tio  sube  por  las 
escaleras...  que  no  le  vea...  escóndase  usted  pronto. 
¿En  dónde? 

Aquí...  debajo  de  la  cama... 
Pero... 
Ya  está  en  el  tramo...  (Se  oculta.) 


ACTO  ÚNICO.  ESCENA  XI 


2a 


Cand.  Al  fin  puedo  vengarme...  ¡Ah  sobrino!  ahora  veréis  co- 
mo se  venga  un  marido  ultrajado,  un  esposo  vendido, 

Alb,        ¿Pero  qué  ha  sucedido? 

Cand.  Le  he  encontrado,  está  escondido,  se  halla  en  mi  po- 
der, le  tengo  entre  mis  uñas! 

Prosp.     (¡Triste  de  mí!  ¿no  hay  quien  rece  por  mí  un  credo?) 

Alb.        ¿Pero  á  quién?  Expliqúese  usted  pronto. 

Cand.       Cuando  bajé  en  busca  de  Pajarilla... 

Prosp.     (¡Ay!  Aqui  entro  yo.) 

Cand.  Registré  toda  mi  casa...  y  en  el  cuarto  de  mi  mujer  he 
hallado...  el  niño  que  tenia  en  los  brazos. 

Prosp.     (¡Respiro!) 

Alb.        ¿Y  qué  ha  hecho  usted  de  él?  Pronto  ,  responda  usted. 

Cand.       Mi  primera  intención  fué  la  de  ahogarle... 

Alb.  ;A  mi  hijo!...  ¡Hijo  de  mi  alma!...  ¡Pronto,  déme  usted 
mi  hijo! 

Cand.       ¡Tu  hijo!...  ¡es  hijo  tuyo! 

Alb.        Si,  si...  yo  soy  su  padre... 

Cand.  ¡Conque  tú,  en  quien  tenia  toda  mi  confianza ,  á  quien 
tanto  he  querido...  y  ella  ,  á  quien  amaba  yo  tanto  en 
el  año  que  llevamos  de  matrimonio;  ella...  tú  me  enga™ 
bais...  r 

Alb.  ¿Qué  dice  usieu.  ,«i  n  es  inocente;  yo  solo  soy  el  cul- 
pable. Pero...  ¿qué  ha  hecho  usted  de  mi  hijo?...  ¿vi- 
ve?... ¿dónde  está? 

Cand.  Encerrado  en  mi  cuarto...  ¿Pero  cómo  es  que  tú  tienes 
un  hijo? 

Alb.  ¡Ah,  tio!  soy  el  mas  culpable  de  los  sobrinos...  le  he 
desobedecido  á  usted...  le  he  engañado... 

Cand.      ¿Me  has  engañado? 

Alb.        Me  he  casado  hace  un  año. 

Cand.      ¡Te  has  cansado!...  ¿y  con  quiéa? 

Alb.        Con  Julia  Mendoza...  Perdóneme  usted,  tio. 

Prosp.     Ya  no  puedo  mas;  me  duelen  las  rodillas ,  la  cabeza  ,  las 

costillas,  el  espinazo... 
Alb.        ¡Ah!  don  Próspero,  acerqúese  usted...  diga  usted  á  mi 
tio  que  mi  tia  es  inocente...  que  usted  no  es  su  aman- 
te..... 
Prosp.     ¡Cá!  No  señor...  ¡qué  disparate!  ¿Usted  ha  podido  creer? 

¡Qué  desatino! 
Cand.       ¡Y  yo  que  sospechaba  de  ella...  y  que  la  creía  culpa- 


ble 


siendo  asi   que  el  verdadero  culpable  soy  yo!. 


24  EL  PADRE  DEL  HIJO  DE  Mí  MUJER. 

¡inocente!  ¡es  Clementina  inocente!...  ¡  Ay,  qué  feliz 
soy,  amigos  míos...  Déme  usted  un  abrazo,  don  Prós- 
pero... y  tú,  sobrino...  y  usted,  Pajarilla...  y  tú,  Alber- 
to, vusted,  y  tú... 


ESCENA  XII. 

Dichos,  Clementina  y  Benito,  con  una  regadera  y  una  escoba. 


Cand. 


Clem. 
Cand. 

Clem. 

Cand. 
Clem. 

Cand. 


Prosp. 

Cand. 

Prosp. 

Benito. 

Cand. 

Todos. 

Cand. 


Esposa  mía,  perdóname  por  haber  dudado  de  tu  vir- 
tud... ¡Ay,  qué  peso  tan  grande  se  me  ha  quitado  de 
encima!...  Yo  estoy  loco  de  contento...  quisiera  llorar 
y  reír  á  un  tiempo  y  abrazar  á  todo  el  mundo.  Y...  di- 
me  :  ¿es  cierto  que  me  perdonas? 
Si ;  mas  bajo  dos  condiciones. 

No  dos,  cuatro,  ciento,  mil,  diez  mil  que  quieras     Di 
¿cuáles  son?  ' 

Primera,  que  no  has  de  volver  á  tener  celos  ni  hablar 
mal  de  las  mujeres. 
La  acepto. 

Y  segunda,  que  has  de  perdonar  á  Alberto  el  haberse 
casado  contra  tu  gusto. 

La  admito.  Vamos...  vamos  á  verá  mi  sobrina  yá  su 
hijo...  y...  ¡ay,  Pajarilla!  ruego  á  usted  me  dispense  de 
mis  arrebatos  é  infundadas  sospechas...  y...  ahora  co- 
nozco le  ridículos  que  son  los  celos  y  el...  Vamos,  va- 
mos, señores ,  que  quiero  dar  un  magnífico  banquete 
en  celebridad  de  tu  boda...  y  abrazar  á  mi  sobrina... 
Espero  que  usted,  Pajarilla,  será  de  los  nuestros. 
(¡Oh,  mando  sin  segundo!) 
Y  bajará  usted  algunos  ratos  á  hacernos  compañía 
(¡Oh,  nata  y  flor  de  los  maridos!) 
Cosas  de  Madrid, 
Conque  á  la  mesa. 
¡A  la  mesa! 

Aguárdense  ustedes  un  momento,  que  voy  á  arreglar 
un  asunto  el  mas  importante  para  todos  nosotros. 
{Benito  se  pone  abarrer,  echando  el  polvo  hacia  los  acto- 
res. D.  Cándido  se  adelanta  y  dice  al  público.) 
Nv  seréis  tan  inhumanos 
que  á  mis  ruegos  no  atendáis: 
si  complacidos  quedáis 


ACTO  ÚNICO,  ESCENA  XII.  ^ 

haced  ruido  con  las  manos, 
va  que  al  fin  pude  saber, 
después  de  tanto  enredijo, 
que  es  de  mis  sobrinos  hijo 
El  hijo  de  mi  mujer. 


FIN, 


JUNTA  DE  CENSURA  DE  LOS    TEATROS  DEL  REINO. 

Madrid  15  de  Marzo  de  1853. 
Examinada  por  el  Sr   Censor  Ap  tu****  *    i 
M  con  su  -^-^T^^ÜaS^ 

Melchor  Ordoñez. 


V 


CATALOGO 


DE    LAS    OBRAS    DRAMÁTICAS    Y    LÍRICAS    DE    LA    GALERÍA 


EL   MUSEO   LITERARIO. 


32 n  un  acto. 


gar  á  Madrid, 
abra  á  tu  víctima 


» 1  ama  á  su  modo, 
ion  y  Pipelefc,  ó    las  desgracias 
un  portero. 


accs,  snstos  y  enredos. 
>elucas  y  dos  pares  de  anteojos, 
ocinero  á  Ministro, 
liyo  pata  de  anafe, 
maridos!  qué  ventura. 


bal  de  cachemira, 
gor  de  las  desdichas,  ó  1).  Her- 
genes. 

íroe  de  Bailen,  Loa  y  Corona 
itica* 

iplicio  de  Tántalo.. 
de  Febrero, 
ídeíe. 

lorpor  la  ventana, 
stino.  ' 

dre  del  hijo  de  mi  mujer, 
rro  ó  yo . 

ranjuez  y  en  Madrid, 
mine  j  el  Montero. 
?jor  amigo,  un  duro. 
ligo  del  Ministro, 
atlalanismo. 
dote  está  el  Busilis, 
i  loco, 
e  de  hacerse  amar. 


por  liebre, 
ática  parda 


rencia  de  un  rosta. 

tima  noche  deCamoens  (Ira' 

a). 


La  voz  de  las  Provincias. 
La  carta  perdida. 
Los  Quid  pro  Quos. 
Lluvias  del  estío. 


Me  he  comido  á  mi  amigo. 
Modelo  de  esposas. 


No  es  la  Reina! 


Simpatía  y  antipatía. 

Trespiés  al  gato. 

Un  viernes. 

Una  tempestad  dentro  de  un  vaso 

de  agua. 
Una  comedia  en  un  acto. 

Sün  *fo*  actos, 
üimas  oí  titiritero. 


El  pilludo  deP¿ri<5.  Segunda  parte 
El  orgullo  castigado. 

La  última  conquista. 
La  codicia  rompe  el  saco. 
Los  hijos  de  su  madre. 


Una  conversión  en  diez  minutos 

JEn  tres  ó  mas  netos. 

Achaques  déla  vejez. 
Amante,  rival  y  paje. 
A  público  agravio  ,    pública    ven- 
ganza. 
Adriana  Lecouvreur. 
Amarguras  de  ia  vida. 
Antes  y  después. 


Cocinero  y  Capiian  . 
Carlos  VII  entre  sus  vasallos. 
Celos,  despecho  y  amor. 
Conde,  Ministro  y  Lacayo. 
Corona  y  Tumba,  ó  el  reinado    de 
Sigerico. 


D^da  en   el  aliña  ó  el  Embozado   de 

Córdoba. 
Pal  ría. 
Don  Lope  de  Vega  Carpió. 


Entre bobosanda  el  juego. 

El  Gran  Duque. 

El  pacto  de  sangre. 

El  velo  de  encage. 

El  ángel  de  la  casa. 

El  primo  y  el  relicario. 

El  árbol  torcido. 

El  Conde  de  Selmar. 

El  collar  de  perlas. 

El  arenal  de  Sevilla. 

El  Caballero  de  Harmental. 

El  Cardenal  es  el  Rey. 

El  Castellano  de  Tamarit 

Fl  Castillo  del  Diablo. 

El  conde  de  Monte-Cristo.  Primera 
parte. 

El  conde  de  Monte-Cristo,  Segunda 
parte. 

El  conde  de  Hernán. 

El  correo  de  Lion,  ó  el  asalto  de  la 
silla  de  Posta. 

El  escudo  de  Barcelona. 

El  hio  del  diablo. 

El  juego  de  ajedrez. 

El  sacrificio  de  una  madre. 

El  sereno  de  Glukstadt. 

El  subterráneo  del  castillo  negro. 

El  genio  contra  el  poder  ó  el  Bachi- 
ller de  Salamanca. 
El  mejor  alcalde  el  Rey. 

El  libro  negro. 

El  Judio  errante. 

En  el  crimen  vá  el  castigo,  6  ia  Con- 
desa de  Portugal. 
En  4830. 


Eugenia. 
Eulalia. 
El  egoísta. 


Fea  y  pobre. 
Francisco  el  inclusero. 


Juana  de  Arco. 

Juana  de  Ñapóles. 

Judií. 

Juicios  de  Dios. 

Julieta  y  Romeo. 


Los  fanfarrones  del  vicio. 

La  Baltasara. 

La  hiél  en  copa  de  oro. 

Lorenzo  me  Hamo  ó  carbonero 

Toledo. 
Los  amores  de  la  niña. 
La'campana  vengadora. 
La  crisis. 


La  corte  del  Rey  poeta. 

Las  tres  manías,  ó  cada  loco  con  su 
tema. 

Las  bodas  de  un  criminal. 

La  honra  en  la  deshonra. 

La  conquista  de  Toledo.- 

Los  empeños  de  nu  acaso 

Las  barricadas  de  Madrid. 

La  Duquesa  de  Iprest  ó  Genoveva  de 
Brabante. 

La  Duquesa  ó  la  soberbia. 

Las  cuatro  barras  de  sangre.  Segun- 
da parle  de  ViUredo  el  P'elloso. 

Las  travesuras  de  Chalamel. 

Los  espósitos  del  puente  de  Ntra.  Se- 
ñora. 

Los  libertinos  de  Ginebra. 

Los  percances  de  un  viaje. 

Los  siete  castillos  del  diablo  (magia). 

Luisa  aiíller. 

Misterios  de  palacio. 
Mi  suegro  y  mi  mujer. 
Maese  Juan  el  espadero. 


Matilde. 

No  hay  amigo  para  amigo. 
Navegar  á  la  aventara. 
Ntra.  Sra.  de  Paris,  ó  la  Esme 
Nadie  diga  de  esta  agua  no  bel 

Oráculos  de  Talia,  ó  los  dueo 
Palacio. 

Protector  y  protegido. 

Quebrantos  de  amor. 

También  en  amor  se  acierta 
es  mas  fácil  errar. 

una  historia  del  dia. 
Un  corazón  de  mujer. 
Uno  de  tantos. 
Un  dia  de  baños. 
Vivir  y  morir  amando. 
Vilfreuo  el  "Velloso. 


En  ttn  acto. 

A  Rusia  por  valladolid. 
Alumbra  á  este  caballero.  (La  músi- 
ca.) 

Cuarzo,  pirita  y  alcohol. 


Diez  minutos  de  reinado. 
¿1  emor  y  el  almuerzo. 
El  Grumete.  (La  música.) 
£1  Trompeta  del  Archiduque. 
El  Sonámbulo. 


Gracias   á  Dios  que  está  puesta 

aiesa. 
Guerra  á  muerte.  (La  música.) 
Gato  por  liebre. 


La  Cotorra, 

Las  bodas  de  Juanita. 

La  Dama  del  Rey.  (La  música.) 

Los  dos  ciegos. 

La  Zarzuela. 


ZARZUELAS. 

La  flor  déla  Serranía. 
La  espada  del  Rey. 

Pablito  (Segunda  parte  de  Buenas 
noches,  Sr.  D.  Simón). 


En  dos  actos. 


El  Postillón  de  la  Rioja. 


La  cola  del  Diablo. 
La  corte  de  Monaco. 


31  arina.  (La  música.) 
Un  sombrero  de  paja. 

En  tres  ó  snas  artos. 

Amor  y  misterio. 


Carlos  Broschi. 
Catalina. 

El  sueño  de  una  noche  de  ver 
El  Dominó  azul.  (La  música.) 
El  valle  de  Andorra. 
El  hijo  de  familia,  ó  el  lancer 

lunlario. 
El  sargento  Federico. 
Entre  dos  aguas. 


Galanteos  en  Venecia. 


Los-  Madgyares. 
La  estrella  de  Madrid.  (La  mus, 
La  Cacería  Real.  (La  música.) 
La  Pasión  (drama  sacro-lírico). 
Los  Comuneros. 


Mis  dos  mujeres. 
Moreto. 


Cn  viaje  al  vapor.  (La  música.) 


El  propietario  de  esta  Galería  vive  en  la  calle  de  la  Salud,  núm.  14?  cuarto  principal