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Full text of "El poema del Cid, reconstruido sobre la base de la antigua gesta por Eduardo de la Barra"

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EL  POEMA  DEL  CID 

RECONSTRUIDO 


ir  I    Cid    La m  batidor  ^ 

EL  POEMA  DEL  CID 

RECONSTRUIDO 

SOBRE  LA   BASE    DE    LA   ANTIGUA    GESTA 

POR 

EDUARDO   DE   LA   BARRA 

DE  LA   KEAL  ACADEMIA    ESPAÑOLA 


Santiago  de  Chile 
Jmprbnta,  Pimc.   y   Fitografía   Jísmbralda    -Bandbra   30-34 

I9°°  12675 


PCl 

LIBRARY  " 

718032 

UNIVERSITY  OF  TORONTO 


A    Su    Majestad   Católica 
El  'Rey  Don  Alfonso    xiii 

ü«   t-Mcnalca   que  üat  et  ceíio  de  (oá  ^vucnócá 
y  ót  atenía  en  tí  ¿lene  de  <¿/an  Qgelnando; 

UÍ¿  taieoio    ¿t/tieien/aufe  rít  /a  ntadie  (yó/iaña, 
tan    nev/e  -v  y/clicia  t?t   óu   Aidciía 
come  en  -iui  Áoe'ácai    ¿uidicionei; 


£Demc  tí  moa    a/iadadc   confia   de  /a    Uf mélica, 

en  judo     n    deúido    no  menaje, 

YJcnáaala    te  j/.aucí  amenté   tila  wieiiuiüacion 
cte 

SI  ¿Poema   bd  Qib 

Q7tc  Aame/de  ■ieivia'ot 

E.  de  la  Barra 

Qsaidtaao  ae    <p/uú 

ú  /£   de  entílelo   de    SúOO. 


V» 

e)¡U    tJ^»    efl*     -Jfc»    tlf*     t^U    »Y*    *T*    *T*    *T*    *T*    *T*    *T*    «T»     «T*    *T*    *T*    'T*    *^*    *"T* 


PROLOGO 


Le  Cid  jusqu'  a  présent  a  porté 
bonheur  aux  écrivaine  que  .«e  sont 
oceupés  de  lui. 

Damas  IIinard 


Parecerá  temeridad  y  atrevimiento  el  presentar  al 
mundo  un  Pokma  Épico  en  los  momentos  mismos  en  que 
va  á  clausurarse  el  Siglo  de  las  luces",  cuando  la  opinión 
reimnte  declara  ya  pasado  el  tiempo  de  la  epopeya.  Si 
así  fuere,  que  se  me  perdone  el  haber  ido  contra  la  co- 
rriente de  la  opinión  de  mi  tiempo,  en  vista  de  que  aspiro 
á  reflejar  una  época  lejana,  homérica  en  su  sencillez  y  en 
su  heroicidad;  y  en  atención  á  las  excepcionales  dificulta- 
des que  he  necesitado  vencer  para  realizar  mi  singular 
propósito.  Sobre  todo,  perdóneseme  mi  rebeldía  en  ho- 
menage  á  la  altísima  aspiración  de  mi  alma,  pues  lo  que 
me  propongo  es  la  glorificación  de  mi  propia  raza,  aspi- 
ración que  me  ha  alentado  á  cantar  las  proezas  del  Cid 
Campeador,  símbolo  glorioso  de  la  heroica  España. 

La  época  remota  que  aspiro  á  reflejar,  no  tiene  la  com 
plejidad  de  la  vida  moderna,  obstáculo  principa!  señalado 
á  la  epopeya  que  hoy  se  intente;  las  dificultades  y  nove- 
dad de  la  empresa  serán  parte  á  que  se  me  disimulen 


VIII 


muchos  yerros;  y  el  alto  fin  que  me  propongo  inclinará 
el  juicio  público  á  la  benevolencia  si  no  siempre  el  de- 
sempeño iguala  al  intento. 

¡Quiera  el  Cielo  que  así  sea!  ¡Ojalá  mi  obra  resulte 
digna  ofrenda  del  Siglo  que  se  despide  al  Siglo  que  al- 
boreal 

II 

El  Cid  Campeador  es  el  héroe  que  canto;  mi  escenario, 
la  España  del  siglo  XI  empeñada  valientemente  en  su 
reconquista;  mi  material  poético,  la  tradición  conservada 
en  vetustos  monumentos;  mi  objeto  y  deseo,  glorificar  la 
noble  raza  española,  que  es  mi  propia  raza. 

Eso  intento  desde  este  apartado  confín  de  la  América 
hispana,  y  acaso  llega  mi  libro  en  hora  oportuna  á  remo- 
zar la  grandiosa  Gesta  de  las  glorias  castellanas  y  á 
reverdecer  sus  lauros. 

Mi  primer  intento  fué  restaurar  la  Gesta  de  Mío  Cid, 
hoy  tan  deteriorada  como  las  ruinas  abandonadas  de  los 
castillos  medio  evales.  Ese  trabajo  me  impuso  largos  años 
de  estudio,  y  marché  solo,  por  camino  nuevo,  sin  antece- 
dentes que  sirvieran  á  mi  propósito,  sin  guía  ni  maestro, 
sin  senda  conocida,  teniendo  que  sacarlo  todo  de  mi  pro- 
pio fondo.  A  fuerza  de  observación  y  de  paciencia,  me 
dediqué  á  buscar  el  secreto  de  aquellas  ruinas  en  las  rui- 
nas mismas,  piqueta  eu  mano,  como  los  que  hoy  siguen 
desenterrando  á  Pompeya,  á  Troya,  ó  á  Nínive.  Así  es- 
tudié la  arquitectura  de  aquella  construcción  en  ruinas, 
su  lenguaje,  su  gramática,  su  versificación. 

Púseme  á  la  obra,  comencé  á  ver  claro,  adquirí  des- 
treza, y  al  fin  tuve  la  satisfacción  de  ver  alzarse  en  su 
primitiva  integridad  los  viejos  torreones  temblorosos, 
afianzados  de  nuevo,  sobre  sólido  asiento,  libres  de  yedras 
parásitas,  reconstruidas  sus  almenas  y  reparadas  las  roe- 
duras de  los  siglos. 

Retíreme  á  contemplar  mi  obra  y  apareció  á  mi  vista 
el  viejo  monumento  literario  como  sería  el  Castillo  de 


IX 


Astorga  restaurado,  con  sus  dos  gruesos  torreones  alme- 
nados, y  sobre  la  poterna  los  polvorientos  blasones  de  la 
noble  casa  esculpidos  en  dura  berroqueña. 

Luego  vi  que  aquella  imponente  fachada  gótica  caía  á 
un  campo  yermo  y  desolado.  Recorrí  entre  malezas  y  es- 
combros el  antiguo  emplazamiento  del  viejo  Castillo,  ya 
del  todo  desaparecido;  lo  reconstruí  en  mi  imaginación  y 
lo  vi  resurgir  de  la  tierra  como  en  sueños,  en  toda  su 
magnífica  amplitud.  Creció  entonces  mi  ambición.  No 
me  contenté  con  haber  restaurado  la  vieja  Gesta  existen- 
te, sino  que  quise  completarla. 

Esta  Gesta  es  el  viejo  frontispicio  carcomido  y  desfi- 
gurado por  los  años. 

Se  compone  de  tres  Cantares  que  no  abarcan  ni  la  mi- 
tad de  la  vida  y  hazañas  de  Rodrigo  de  Vivar.  ¿Qué  se 
hizo  el  resto?  El  ala  del  tiempo  lo  ha  borrado  sin  piedad. 
Pero,  lo  que  realizó  el  ingenio  del  hombre,  el  ingenio  del 
hombre  puede  restablecerlo.  «No  hay  imposible*,  me  di- 
je, y  sin  reflexionarlo  mucho,  propúseme  completar  aque- 
lla construcción  borrada  del  recuerdo  humano,  y  atrevi- 
damente me  puse  á  la  obra  Lo  que  resultó  lo  dirá  este 
libro. 

¿Qué  emprendía?  Nada  menos  que  la  creación  de  una 
Epopeya  en  las  más  difíciles  condiciones  imaginables, 
como  antes  nadie  la  ha  intentado.  Sin  mirar  hacia  atrás, 
porque  no  se  escapara  mi  Euridice,  seguí  adelante  sin 
medir  el  abismo.  Nada  me  arredró,  porque  me  alentaba 
mi  amor  á  España,  caida  por  un  momento,  acaso  para 
alzarse  como  Anteo.  Quise  cantar  sus  glorias  uniendo  mi 
voz  á  la  del  pueblo  español  en  sus  gestas  y  romances, 
juntando  así  con  vínculos  de  amor  una  época  á  otra  épo- 
ca y  un  Continente  á  otro  Continente.  Una  voz  interior 
me  alentaba  á  la  magna  empresa,  dándome  tal  seguridad 
en  mis  propias  fuerzas  y  en  el  éxito  final,  que  no  he  po- 
dido sentir  ningún  desfallecimiento.  Diría  que  el  Genio 
de  la  Raza  me  inspiraba  y  sostenía.  Luchó  como  Jacob, 
y  subí  la  escala  tendida  en  mi  sueño, 


X   — 


III 

Grandes  son,  sin  duda,  las  difíciles  condiciones  de  la 
Epopeya,  y  por  eso  el  mundo  posee  tan  pocos  Poemas 
épicos.  El  desarrollo  de  una  acción  nacional  ó  de  interés 
universal  casi  nunca  se  ha  visto.  La  litada,  choque  de 
dos  Continentes  rivales,  la  Eneida  que  halaga  el  orgullo 
de  Roma,  realizan  esa  condición.  El  entusiasmo  de  las 
Cruzadas  había  desaparecido  cuando  el  Tasso  cantó  á  los 
héroes  de  la  Cruz,  pero  su  argumento  tenia  condiciones 
épicas  y  su  inspiración  era  grande  y  noble.  Camoens 
aduló  el  orgullo  lusitano,  como  Virgilio  el  de  Roma.  El 
Dante,  Milton  y  KIopstoc,  buscaron  el  interés  poético  en 
la  fuente  religiosa,  por  muy  diversos  caminos. 

Las  Gestas  de  los  siglos  XI,  XII  y  XIII  son  epopeyas 
de  otro  carácter;  á  veces  homéricas  en  su  sencillez  y  gran- 
diosidad, celebrando  á  los  héroes  nacionales,  glorifican  á 
la  nación,  como  la  Chanson  de  Roland,  los Niebelunyen,y  la 
Gesta  del  Cid,  que  son  las  principales.  Estas  realizan  otra 
condición  exigida  á  tales  poema?,  que  es  la  de  reflejar  la 
civilización  de  la  época  y  lugar  donde  sus  personajes  se 
mueven.  La  pintura  acertada  de  los  caracteres  es  otra  di- 
ficultad no  pequeña.  Estas  y  otras  condi  iones  épicas  he 
tenido  que  realizar,  no  libremente,  sino  dentro  del  círculo 
de  hierro  que  me  imponía  el  carácter  espécialísimo  de  mi 
reconstrucción. 

El  poeta  épico  cuando  procede  sin  amarras,  sueltas  las 
alas  de  su  albedrío,  elige  lugar  y  tiempo  y  argumento, 
crea  sus  personajes  y  desarrolla  su  plan  en  entera  liber- 
tad, expresa  sus  pensamientos  en  su  propia  lengua,  y, 
conforme  á  la  índole  de  su  época,  dispone  de  las  galas  de 
su  imaginación  sin  trabas  ni  impedimentos.    ■ 

Nada  de  eso  me  ha  sido  dado.  He  tenido  que  emplear 
la  lengua  del  siglo  XII,  adquirida  sin  maestros,  peregrina 
para  nosotros,  de  vocabulario  escaso  para  nuestras  con- 
cepciones más  amplias  de  hoy,  y  diferente  á  la  nuestra 


—    XI    

en  sus  construcciones  y  modismos,  y  sin  un  diccionario 
que  me  auxiliara.  No  menor  dificultad  es  la  de  tener  que 
abstenerse  de  usar  voces  más  modernas,  acaso  tres  veces 
más  numerosas  que  aquellas  posibles  de  emplear,  cuan- 
do ellas  están  asociadas  á  nuestro  pensamiento  por  modo 
tan  indeleble. 

Si  hay  que  hablar  de  otra  manera,  también  hny  que 
pensar  y  sentircomo  entonces  se  sentía  y  se  pensaba.  A  la 
rudeza  del  lenguaje,  corresponde  la  sencillez  en  los  pen- 
samientos y  afectos  de  aquellas  gentes  cubiertas  de  hierro, 
y  con  aspiraciones  y  miras  tan  diversas  de  las  nuestras. 
Érame  menester  reflejar  aquel  estado  social  embriona- 
rio, á  veces  casi  infantil  con  sus  hábitos  y  costumbres, 
con  sus  ideas  á  veces  embrionarias,  con  sus  errores  y  su- 
persticiones, con  sus  candores  y  sus  caprichos,  con  su 
heroicidad,  su  patriotismo  y  su  profunda  fé  religiosa. 

¿Cómo  traer  al  gran  reflector  épico,  el  modo  de  ser  ca- 
racterístico, los  rasgos  fisonómicos  prominentes  de  una 
época  tan  lejana  y  tan  diversa  de  la  nuestra?  Apenas  si 
podría  ayudarnos  en  tan  ardua  tarea,  cierto  instinto  in- 
vestigador, que  se  guía  por  relaciones  misteriosas,  como 
las  que  hay  entre  la.  raíz  y  el  tronco,  el  tronco  y  las  ho- 
jas, las  hojas  y  las  flores  de  una  misma  planta.  Idéntica 
lógica  de  la  naturaleza  eslabona  los  siglos,  y  constituye 
una  especie  de  adivinación  para  los  hombres  de  la  misma 
cuna,  una  revelación  de  los  secretos  de  la  lengua  y  del 
pensamiento  de  otras  edades. 

Para  reproducir  aquellos  férreos  tiempos  del  Cid,  me- 
nester es  pensar  y  sentir  como  hombre  de  entonces,  abs- 
trayéndose y  ausentándose  temporalmente  del  mundo 
moderno;  menester  es  vivir  en  el  pasado  durante  la  ges- 
tación de  la  obra,  haciendo  carne  de  nuestra  carne,  hasta 
de  los  yerros,  candores  y  supersticiones  del  siglo  aquel 
que  aspiramos  á  reproducir;  menester  es  adquirir  la  ru- 
deza y  sencillez  en  el  sentir  y  el  expresar;  menester  es 
sentir  el  yelmo  en  la  cabeza  y  la  espada  en  la  mano  y 
olvidarnos  por  completo  del  medio  en  que  vivimos,  como 


XII 


si  estuviéramos  bajo  el  imperio  del  hipnotismo.  La  difi- 
cultad no  es  pequeña,  ni  posible  siempre  de  realizarse  la 
condición  apuntada. 

He  aquí  diseñados  apenas  los  obstáculos  de  la  empresa. 
Ante  ellos  palidecen  las  dificultades  que  los  retóricos  atri- 
buyen al  Poema  Épico. 

IV 

Conocidos  mis  propósitos  y  los  principales  obstáculos 
que  he  necesitado  salvar  diré  ahora  en  qué  forma  pre- 
sento mi  obra  poética. 

La  vieja  Gesta  del  Cid,  como  dije,  fué  mi  base,  y  la 
restauración  de  esta  parte  del  trabajo  que  ahora  presento, 
la  hice  de  la  manera  y  en  la  forma  que  explicaré  en  los 
Apéndices.  El  presente  Poema  consta  de  más  de  750Ü  ver- 
sos, más  del  doble  de  los  que  contiene  el  códice  conocido, 
y  abarca  desde  las  primeras  hazañas  de  Rodrigo  de  Vivar 
hasta  su  muerte  y  sepultación.  A  través  del  laberinto  en 
que  penetró  impávido,  no  he  abandonado  un  momento 
el  hilo  de  la  tradición,  mejor  conservado  en  las  Crónicas 
en  prosa  que  en  el.Romancero  relativamente  moderno,  y 
bastante  infiel  á  la  antigua  leyenda  y  á  la  historia. 

Consta  de  seis  Cantares  el  Poema  del  Cid  que  ahora 
doy  á  luz. 

Primee  Cantar,  llamado  de  las  Mocedades  de  Rodrigo. 
Contiene  sus  proezas  juveniles  durante  el  reinado  de  don 
Fernando  el  Magno,  desde  que  aparece  en  escena  desa- 
fiando y  dando  muerte  al  Conde  lozano  don  Gómez  de 
Gormaz,  hasta  que  realiza  la  novelesca  expedición  ultra- 
pirenaica conduciendo  las  huestes  españolas,  acaudilla- 
das por  el  rey  mismo,  hasta  los  muros  de  París  de 
Francia. 

Para  componer  este  Cantar,  que  consta  de  984  versos, 
me  he  valido  de  la  Crónica  Rimada,  rehecha  libremente 
é  incrementada  en  un  buen  tercio  con  versos  de  mi  pro- 
pia factura.  Esta  Crónica  es  una  mezcla  indefinible  de 


XII£ 


versos  que  fueron  y  no  son.  Algunos  hemistiquios  que 
suelen  asomar  en  aquel  hacinamiento  nos  hacen  presu- 
mir la  existencia  primitiva  de  romances  de  doble  bordón 
(8-f-8=16)  y  de  alejandrinos  de  gesta  (7-f  7=14).  Ambas 
formas  son  propias  de  la  época  castellana,  por  más  que 
los  eruditos  hagan  sutiles  distinciones  entre  un  asunto 
cantado  ora  en  romance  ora  en  verso  de  gesta.  El  mate- 
rial es  el  mismo,  el  mismo  acaso  el  poeta:  la  diferencia 
está  únicamente  en  la  tonada  y,  por  tanto,  en  el  verso;  pero, 
la  diferencia  en  la  música  o  sea  en  el  verso,  por  cierto 
que  no  marca  escuelas  diversas,  una  popular  y  otra  del 
mester  de  clerecía  ó  pseudo-erudita. 

Compuse  deliberadamente  este  Cantar  en  octosílabos 
como  fué  sin  duda  en  su  origen.  En  él  se  encontrarán 
resucitados  los  viejos  romances  del  siglo  XII  en  todo  su 
vigor  y  lozanía.  De  ellos  salieron  los  romances  de  los  si- 
glos XV  y  XVI,  tenidos  hoy  por  los  más  viejos.  Verán 
ahora  los  entendidos  lo  que  va  de  esas  pálidas  copias  á 
sus  originales  frescos,  vigorosos  y  admirables,  que  hoy 
les  presento  extraídos  de  las  ruinas;  verán  y  palparáu  la 
diferencia  entre  los  romances  parafraseados  y  diluidos 
en  agua  de  rosa,  y  estos  otros  resurgidos  en  toda  su  enér- 
gica concisión  y  gloria  primitiva,  salvo  los  yerros  del 
restaurador.  Algunos  de  ellos  cuentan,  sin  duda,  entre  las 
mejores  joyas  de  que  puede  blasonar  la  Musa  Castellana. 
Si  la  Europa  ha  preciado  en  tanto  los  romances  de  mera 
imitación,  de  esperar  es  que  conceda  á  los  originales  el 
alto  lugar  que  merecen.  Y  advierto  que  aquí  nada  recla- 
mo para  mí  mismo,  pues  que  mi  merecimiento,  menor 
que  mi  fortuna,  es  parecido  al  del  campesino  que,  aran- 
do su  predio,  halló  una  estatua,  encuentro  feliz  que  con- 
dujo al  descubrimiento  de  Pompeya.  Repasando  aquella 
Crónica,  tan  menospreciada  de  ordinario  por  los  grandes 
críticos,  creí  entrever  el  tesoro  que  ella  escondía  en  sus 
entrañas,  y,  con  empeñosa  pacieucia,  no  paré  hasta  sacar 
á  luz  aquellas  preciosas  joyas  de  la  Musa  Castellana,  que 
ahora  limpias  y  repulidas  devuelvo  á  sus  legítimos  here- 


XIV 


deros  y  á  la  admiración  de  los  extraños,  llamados  a  cali- 
ficar su  autenticidad  y  su  singular  valía.  No  valen  más 
las  joyas  del  Tesoro  del  rey  Príamo,  soterradas  también 
por  largos  siglos  entre  las  ruinas  de  Ilion. 


* 
*  * 


Segundo  Cantar,  el  de  Ruy  Díaz.  Contiene  este  can- 
tar la  vida  del  héroe  de  Castilla  durante  el  reinado  de 
D.  Sancho  el  Bravo,  príncipe  de  su  edad  ó  muy  poco 
mayor,  con  quien  Rodrigo  se  había  criado.  Le  ayuda  vi- 
gorosamente á  reconstituir  el  reino  roto  en  girones  por  el 
testamento  de  D.  Fernando,  que  en  esta  ocasión  mostró 
más  corazón  de  padre  que  ojo  de  político.  Las  batallas  de 
Santarem,  de  Llantada  y  de  Golpejar,  la  toma  de  Toro, 
restauran  el  reino  de  ('astilla  y  exhiben  al  Cid  en  toda  su 
grandeza.  Desgraciadamente  para  don  Sancho  sus  planes 
fueron  á  estrellarse  contra  los  muros  de  Zamora,  defen- 
didos por  una  real  fembra  valerosa,  de  figura  verdadera- 
mente épica.  Allí  cae  el  monarca  bañado  en  su  propia 
sangre,  al  golpe  de  un  traidor. 

A  recoger  su  herencia  se  presenta  don  Alfonso,  refu- 
giado hasta  entonces  entre  los  moros  de  Toledo.  Todos  lo 
reconocen  por  rey  y  señor,  excepto  los  castellanos  acau- 
dillados por  Rodrigo  de  Vivar,  á  menos  que  no  jure  en 
público  que  él  no  tuvo  parte,  directa  ni  indirecta,  en  la 
muerte  del  rey  su  hermano.  El  Cid,  como  Alférez  real,  y 
conforme  a  las  leyes,  es  quien  toma  al  rey  el  triple  jura- 
mento en  la  iglesia  de  Santa  Gadea  de  Burgos,  donde 
juran  los  caballeros.  Esta  escena  solemne  es  de  un  alto 
carácter  épico,  y  no  lo  es  menos  el  reto  de  Ñuño  Ordo- 
ñez  de  Lara  á  todos  los  Zamoranos,  sostenido  bravamen- 
te por  los  hijos  de  Arias  Gonzalo,  el  digno  ayo  y  conse- 
jero de  la  valerosa  princesa  Doña  Urraca  que  veremos 
destacarse  vigorosamente  del  fondo  de  esta  homérica 
epopeya  castellana. 

Consta  el  Cantar  Segundo  de  1209  alejandrinos  de  mi 


XV 


propia  composición,  sin  más  auxilio  que  el  de  la  Crónica 
del  Cid,  llamada  de  Velorado,  del  nombre  de  su  primer 
editor,  escrita  en  prosa,  al  parecer  del  siglo  XIV.  Hubie- 
se preferido  guiarme  por  la  del  Re}^  don  Alfonso  X;  pe- 
ro, nunca  pude  conseguirla. 


■Tekce re  Cantar,  el  del  Exilio.  Pertenece  á  la  antigua 
Gesta  del  Cid,  y,  por  tanto,  mi  trabajo  aquí  se  re  luce  á 
restaurar  y  completar  el  único  códice  llegado  á  nosotros, 
más  en  ¡irosa  que  en  forma  de  verso.  ¿Y  qué  otra  cosa  si- 
no prosa  es  el  lenguaje  no  sometido  á  las  condiciones  mu- 
sicales del  metro  y  el  ritmo,  constitutivos  esenciales  del 
verso?  Sin  metro  ni  ritmo,  no  hai  verso.  Todos  los  críticos 
están  conformes  en  declarar  que  la  Gesta  del  Cid  carece 
de  metro  fijo  y  de  ritmo,  luego  no  hay  verso.  Luego,  aque- 
lla prosa  no  pudo  cantarse,  siendo  así  que  aquellas  gestas 
eran  destinadas  al  canto. 

Mi  primer  empeño  al  restaurar  la  Gesta  de  mió  Cid 
fué  devolverle  su  versificación  alejandrina  hecba  peda- 
zos, reconstituir  sus  dobles  heptasílabos  de  ritmo  yám- 
bico. Eso  me  llevó  á  la  reconstrucción  de  la  métrica  anti- 
gm,  distinta  de  la  moderna,  y  de  un  ritmo  tan  sencillo, 
natural  y  completo,  que  sus  versos  se  cantan  solos.  En  los 
Apéndices  daré  razón  de  estas  investigaciones,  sin  prece 
dente,  de  métrica  arcaica. 

Observaré  de  paso  que  Los  copiantes  por  la  misma  natu- 
raleza de  sus  funciones,  en  todo  tiempo  se  han  mostrado 
fieles  y  prolijos,  limitándose  á  reproducir  casi  mecánica- 
mente lo  que  tienen  delante.  Mas  el  Pero  Abbat  de  esta 
copia,  si  lo  es,  parece  no  hallarse  en  el  mismo  caso.  En 
vez  de  reproducir  una  muestra,  parece  que  hubiese  es- 
tampado en  el  papel  lo  que  conservaba  en  la  memoria,  y 
acaso  por  eso  se  notan  en  su  escrito  tantas  faltas,  repeti- 
ciones y  tartamudeos,  ágenos  al  buen  entendimiento  del 
autor.  Agregúese  á  eso  el  prurito  de  modernizar  lo  com- 


XVI 


puesto  más  de  un  siglo  antes,  para  lo  cual  introduce  sin 
escrúpulo  partículas  antes  no  usadas  y  palabras  y  frases 
explicativas  que  en  el  lenguaje  elíptico  del  autor  no  ha- 
cen falta  ninguna.  Todo  eso  lo  hace  el  bueno  de  Per  Abbat 
en  detrimento  del  verso  alargándolo  y  estropeándolo  sin 
ninguna  consideración,  como  de  ello  daremos  abundante 
muestra  en  los  Apéndices.  Esto  nos  induce  a  sospechar 
que  su  fin  no  fuese  poético,  sino  otro  más  humilde.  Sin 
duda  que  su  copia  no  sirve  para  el  canto  del  juglar;  pero, 
acaso  Abbat  se  propuso  sacar  de  la  Gesta  un  cuento  en 
prosa,  para  ser  narrado  al  amor  del  fuego  en  las  crudas 
veladas  de  invierno.  Así  de  la  Chanson  de  Roland  sacaron 
la  Crónica  de  Turpín,  que  hoy  corre  convertida  en  la  pe- 
sada prosa  del  Cario   Magno  y  los  doce  Pares  de  Francia. 

Sea  de  ello  lo  que  fuere,  es  lo  cierto  que  la  Gesta  dA 
Cid  manejada  por  el  Per  Abbat  de  la  copia,  está  diluida 
en  prosa,  como  lo  está  con  más  arte  y  mejor  dirigida  en 
la  Éstoria  de  España  del  Rey  Sabio.  Ahora  presento  esa 
Gesta  incorporada  al  Poema  del  Cid,  en  cumplido  verso 
alejandrino  como  fué  en  su  origen  y  limpia,  hasta  donde 
he  podido,  de  agregados,  omisiones  y  trastrueques  de  ju- 
glares y  copiantes  que  la  tienen  desmedrada  y  oscure- 
cida. 

Al  códice  existente  le  falta  la  primera  hoja.  Comienzo 
por  suplirla:  en  seguida,  conservando  de  ese  códice  cuan- 
to es  posible,  procuro  acercarme  á  la  gesta  primitiva. 
Limpio  uno  á  uno  cada  verso,  extrayendo  las  partículas 
agregadas  después,  quitando  lo  que  sobra,  supliendo  lo 
que  falta,  hasta  completar  el  metro  y  el  sentido,  sin  al- 
terar la  construcción  de  la  época  ni  el  lenguaje.  Me  he 
avanzado  á  invertir  el  orden  de  algunos  versos  cuando 
su  trastorno  es  obvio;  he  suprimido  otros  á  todas  luces 
interpolados,  ó  repeticiones  sin  necesidad,  cuando  no  son 
chocarrerías  inútiles  del  juglar  que  rebajan  la  dignidad 
épica,  ó  interrupciones  antiartísticas  del  discurso  que  de- 
bilitan la  expresión  ó  apagan  el  sentido.  En  casos  á  mi 
parecer  muy  justificados  he  introducido  versos  míos,  y  á 


XVII 


veces  largos  párrafos  cuidando  en  este  último  caso  de  ad- 
vertirlo en  las  notas.  No  he  hecho  lo  mismo  con  los  ver- 
sos sueltos  y  variantes  que  introduje  de  tal  manera  iden- 
tificados y  adheridos  al  texto,  que  el  anotarlo  habría  sido 
demasiado  prolijo  y  embarazoso.  Para  facilitar  el  cotejo 
del  Poema  con  la  Gesta  original,  he  puesto  números  al 
margen  que  cada  cien  versos  van  marcando  la  corres- 
pondencia entre  ambos. 

Consta  este  Cantar  de  1204  alejandrinos,  restaurados 
en  su  gran  mayoría.  Trata  de  la  salida  del  Cid  al  destie- 
rro con  su  reducida  mesnada;  de  sus  correrías  y  rápidas 
conquistas  en  tierra  de  moros,  no  bien  don  Alfonso  VI 
le-  echó  de  Castilla  y  le  confiscó  sns  bienes.  Allí  figura 
el  característico  episodio  de  los  judíos  Raquel  y  Judas, 
de  quien  el  Cid  toma  dinero  entregándoles  en  prenda 
unas  arcas  cerradas,  con  oro  y  piedras  preciosas,  que 
ellos  no  podrán  abrir  antes  de  un  año.  Las  arcas  en  rea- 
lidad lo  que  contienen  es  arena  y  piedras.  Este  episodio 
hoy  nos  aparece  como  uua  indigna  jugarreta;  pero,  más 
adelante  lo  completo  y  desenlazo  de  manera  que  haga 
honor  á  la  nobleza  del  héroe.  Allí  también  se  encuentra 
restaurada  la  célebre  despedida  del  Cid  y  doña  Jiraena 
y  la  Oración  de  ésta,  en  todo  semejante,  sin  ser  copia,  á 
las  oraciones  análogas  de  las  gestas  francesas  y  de  algu- 
nos viejos  cuentos  castellanos.  El  cantar  se  cierra  con  el 
interesante  episodio  del  Conde  de  Barcelona  vencido  y 
apresado  por  el  Cid,  acaso  primitivamente  en  romance 
como  se  trasluce  del  hacinamiento  de  Per  Abbat  (1). 


*  * 


Cuakto  Cantar,   llamado  de   Valencia.  Este  es  el  se- 
gundo de  la  Gesta  y  consta  de  1423   versos  alejandrinos 


(1)  En  la  Literatura  Arcaica,  pág.  59  y  siguientes,  doy  este 
episodio  restaurado  en  romance,  y  expongo  las  razones  que  tengo 
para  creer  que  esta  fuese  su  forma  original'. 


XVIII 


los  más  de  ellos,  siendo  de  notar  que  aquí  aparecen  por 
primera  vez  los  endecasílabos  y  versos  de  arte  mayor  más 
antiguos  que  existan  en  castellano. 

En  el  párrafo  XXIII  del  cantar  anterior  doy  en  resu- 
men los  antecedentes  de  la  toma  de  Valencia,  olvidados 
ó  suprimidos  en  el  original,  agregado  que  se  continúa 
en  el  párrafo  III  del  presente  Cantar. 

También  he  creído  conveniente  agregar  los  párrafos 
IV,  V,  VI,  VII  y  VIII,  en  que  se  desarrolla  un  episodio 
característico  de  la  época  que  se  pinta,  propio  de  la  epo- 
peya y  conveniente  á  mis  fines.  Refiérese  á  la  grande  in- 
fluencia de  los  franceses  en  la  Corte  de  don  Alfonso  VI, 
tan  importante  en  las  letras  primitivas  de  Castilla  y  en 
su  habla  misma,  y  no  extraña,  por  contraposición,  á  la 
glorificación  del  Cid  por  la  musa  popular  de  España.  Al 
predominio  francés  ejercido  dolorosamente  en  España,  y 
personificado  en  Alfonso,  el  pueblo  oponía  el  genuino 
tipo  castellano  que  encontraba  en  el  Cid  Campeador  y 
en  él  su  Musa  encarnaba  la  esencia  del  carácter  nacional 
con  sus  afectos,  creencias  y  aspiraciones. 

La  lucha  entre  el  espíritu  español  y  el  francés  se  enta- 
bla en  la  misma  Corte  Castellaua,  y  la  encabeza  á  favor 
del  extranjero  el  rey  español,  sugestionado  por  la  reina 
francesa  doña  Costanza,  y  por  los  poderosos  monjes  do 
Cluny.  Estos  luego  se  adueñaron  de  las  mas  pingües  aba- 
días y  de  los  mejores  obispados  déla  Península; uno  de  los 
suyos,  el  francés  D.  Bernardo,  era  el  Primado  de  la  Igle- 
sia española,  y  otro  de  los  cluuicenses,  el  célebre  Hilde- 
brando,  llegó  á  ser  el  Jefe  de  la  Cristiandad,  bajo  el 
nombre  de  Gregorio  VIL 

Lucha  el  rey  contra  su  pueblo  que  se  resiste  á  sopor- 
tar el  predominio  ultra-pirenaico,  ya  en  la  política,  cuando 
los  barones  franceses  intentaron  arraigar  en  España  el 
feudalismo  de  su  tierra;  ya  en  la  religión,  cuando  los  po- 
derosos monjes  de  Cluny  se  propusieron  cambiar  el  Ri- 
tual de  Toledo,  á  que  estaban  habituados  los  españoles, 


XIX    — 


por  el  Ritual  francés,  repugnante  á  sus  hábitos  y  afectos 
y  rechazado  por  el  pueblo  y  su  clero. 

Esta  lucha  característica  de  la  época  y  tan  interesante, 
dio  lugar  á  la  doble  prueba  ds  las  armas  y  del  fuego,  y 
en  ambas  salió  triunfante  la  liturgia  nacional.  Pero,  á  la 
aspiración  del  pueblo  español,  al  mismo  Juicio  de  Dios 
inapelable,  se  sobrepuso  tercamente  la  voluntad  del  Rey, 
quien  no  sólo  impuso  el  ritual  francés  sobre  el  de  Isido- 
ro y  de  Leandro,  sino  que  sobre  la  letra  de  Ulfilas,  única 
usada  en  España,  impuso  la  letra  de  los  franceses  emhaif- 
dores.  El  pueblo  español,  sumiso  á  su  rey,  tragó  la  humi- 
llación, inclinó  el  cuello  y  sufrió  el  yugo  en  silencio; 
pero,  no  sin  contrariedad  y  enojo.  Fué  entonces  cuando 
despegado  de  su  rey,  puso  sus  ojos  y  su  corazón  en  Ro- 
drigo de  Vivar,  el  castellano  á  las  derechas,  siempre 
victorioso,  y  en  él  encarnó  sus  satisfacciones  y  su  gloria. 

Dentro  de  mis  propósitos  yo  no  podía  dejar  de  aprove- 
char este  episodio  histórico,  tan  interesante,  y  así  lo  hice 
adecuándolo  en  lo  posible  á  mi  fin  poético.  No  se  olvide 
que  este  fin  no  se  reduce  á  la  simple  restauración  de  la 
Gesta,  sino  que  me  propongo  crear  un  conjunto  y  darle 
condiciones  épicas  dentro  de  los  límites  que  me  eslán  tra- 
zados por  la  tradición,  la  historia  y  el  modo  de  ser  de  la 
época.  Dentro  de  esos  límites  me  es,  pues,  lícito  introducir 
los  episodios  y  modificaciones  que  á  mi  fin  convengan,  y 
eso  he  hecho. 

Hay  hechos  históricos  muy  notables  como  el  cerco  de 
Toledo  y  su  entrega  á  don  Alfonso  VI  (el  25  de  Mayo  de 
1085);  pero,  ese  episodio  lo  desechó  porque  eso  era  agre- 
gar un  sitio  á  otros  sitios  idénticos,  como  los  de  Alcocer, 
Valencia  y  Zamora;  era  poner  rojo  sobre  el  rojo,  sangre 
y  batallas,  sobre  las  batidlas  y  sangre  en  que  abunda  el  Poe- 
ma. Por  otra  parte,  el  Cid  no  se  encontró  en  aquella  me- 
morable entrada  de  los  cristianos  á  la  imperial  Toledo, 
pues  á  la  sazón  batallaba  rudamente  contra  el  rey  moro 
de  Denia,  sostenido  por  el  rey  de  Aragón  y  el  Conde  de 
Barcelona,  al  fin  los  vencía  y  entraba  victorioso    á  Zara- 


XX   — 

goza  (1085)  en  medio  de  los  vítores  y  aclamaciones  de 
aquel  pueblo  moro  que  lo  saludaba  con  el  nombre  de  Sido, 
mi  Señor. 

Por  idénticas  razones  si  me  detuve  en  la  prueba  del  fue- 
go no  lo  hice  en  el  duelo  judicial,  que  hay  varios  duelos 
análogos  ya  descritos. 

También  agregué  en  el  párrafo  XV  la  parte  que  da 
honroso  remate  al  episodio  de  los  judíos  prestamistas,  de 
modo  que  todo  redunde  en  pro  det  héroe.  Hizo  aquel  en- 
gaño bajo  la  presión  de  la  dura  necesidad,  y  con  el  áni- 
mo de  remediarlo  oportunamente,  y  eso  sería,  como  al- 
guien dijo,  una  acción  digna  de  Guzmán  de  All'arache,  si 
el  Cid,  en  efecto,  no  lo  hubiese  remediado  generosamente. 

* 
*  * 

Quinto  cantab,  de  las  Hijas  del  Cid.  Este  es  episódico 
y  obra  de  la  fantasía  más  que  de  la  realidad  histórica; 
pero,  supera  á  los  otros  dos  de  la  Gesta  del  Cid  en  her- 
mosura poética  y  grandiosidad.  Contiene  escenas  de  in- 
terés y  efecto  como  las  del  sombrío  Robredo  de  Corps. 
AJlí  los  infantes  de  Carrión,  por  vengar  imaginarias  afren- 
tas del  Cid,  cuando  él  acaba  de  llenarlos  de  beneficios, 
acometen  contra  sus  inocentes  hijas,  sus  esposis,  y  las 
desnudan  y  las  azotan  y  las  espolonean  de  la  manera  más 
cruel  y  desatentada  y  allí  las  dejan  por  muertas,  abando- 
nadas á  las  fieras  del  montel  Tras  de  la  infame  acción, 
viene  el  castigo.  El  Cid  se  querella  al  Rey,  quien  para 
juzgar  el  caso  y  hacer  justicia  cita  á  Cortes  en  Toledo. 
La  llegada  del  Cid  con  sus  infauzones,  es  imponente,  co- 
mo es  de  hábil  é  irresistible  su  demanda  que  para  en  el 
reto  á  duelo  de  sus  campeones  á  los  ofensores  de  Carrión, 
el  cual  merece  la  aceptación  de  la  Corte.  Cumplido  el 
plazo,  el  duelo  se  efectúa  en  las  Vegas  de  Carrión,  y  se 
termina  con  el  triunfo  completo  de  los  Campeones  del 
Cid,  dando  lugar  á  una  vivísima  y  enérgica  pintura  del 
encuentro  digna  de  la  más  alta  epopeya.  Regresan  los 


XXI    — 

Campeones  victoriosos  á  Valencia  en  donde  el  Cid  los 
aguarda  impaciente.  Al  saber  el  feliz  resultado  los  abraza 
con  paternal  ternura  y  alzando  las  manos  al  cielo  ex- 
clama: 

¡Grado  al  Rey  de  Cielo  e  tierra  |  mis  fijas  vengadas  son! 

Ahí  termina  la  Gesta.  Unas  cuantas  líneas  de  más  que 
hay  en  el  códice  son  agregados  posteriores  que  la  sana 
crítica  no  puede  aceptar. 

* 

El  Sexto  Cantar,  el  del  Finamiento  del  Campeador, 
completa  y  termina  el  Pokma. 

En  el  gran  cuadro  de  la  reconquista  de  España,  el  Poe 
ma  del  Cid,  representa  un  episodio,  tallado  en  su  período 
más  brillante,  que  comienza  y  termina  con  la  vida  del 
héroe.  No  era  posible  abrir  la  escena  con  la  espada  de 
Pelayo  para  cerrarla  con  la  rendición  de  Granada,  y  así 
es  que  el  interés  se  reconcentra  en  el  héroe  mas  celebrado 
en  aquella  empresa  de  siglos.  Aquí  no  cabe  una  empresa 
única  en  su  total  desarrollo  como  en  la  Riada  y  en  la  Je- 
rusalen,  ni  hay  un  solo  nudo  que  desatar,  sino  que  la 
unidad  de  acción  tiene  que  buscarse  en  el  héroe  mismo, 
como  se  encuentra  en  el  protagonista  y  autor  de  la  Divina 
Comedia.  El  va  sin  vacilar  contra  el  Moro,  enemigo  de 
su  fé  y  de  su  patria,  y  contra  todo  el  que  amenace  á  Es- 
paña, llámese  Papa  ó  Emperador.  Ya  milita  bajo  las  ban- 
deras de  sus  reyes,  de  quienes  es  amparo  y  sostén,  brazo 
y  consejo;  ya  campea  de  su  cuenta  y  va  de  victoria  en 
victoria  hasta  clavar  su  enseña  propia  en  el  Alcázar  de 
Valencia.  No  hay  situación  que  le  arredre  ni  obstáculo 
que  no  venza,  ni  virtud  que  no  le  adorne.  En  él  se  con- 
centra de  preferencia  todo  el  interés  de  la  acción,  y  si  en 
torno  de  ese  sol  palidecen  como  las  estrellas  las  otras 
figuras  del  Poema,  no  por  eso  carecen  de  personalidad  y 


XXTI 


de  relieve.  Son  éstas  numerosas,  pero  susceptibles  de  cons- 
telarse en  grupos:  el  de  los  caballeros  leales  y  valiente? 
como  Minaya  Alvar  Fañez,  Pero  Bermuez,  y  demás  gue- 
rreros del  Cid,  inclujrerjdo  en  ellos  el  Obispo  batallador 
D.  Hieronymo,  el  noble  Arias  Gonzalo  y  sus  hijos,  Ordo- 
ñez  de  Lara  el  retador  de  Zamora,  el  Conde  Martín  Gon- 
zález que  lidia  con  el  Cid  por  Calahorra  y  es  muerto  en 
la  demanda,  el  Conde  Peranzures  siempre  leal,  y  los  no- 
bles moros  Burgos  de  Ayllón  y  Abengalvon  señor  de 
Molina. 

Contrapuesto  á  este  grupo  de  egregios  personajes  está 
el  de  los  cortesanos  intrigantes,  cobardes,  bulidores  y  mes- 
tureros,  enemigos  naturales  del  Cid,  que  les  hace  sombra 
con  su  grandeza.  Los  representan  muy  bien  los  Condes 
traidores  como  el  de  Cabra  y  el  Crespo  de  Grafion,  Asur 
González  y  sus  sobrinos  los  Condes  de  Carrión.  Estos 
tienen  favor  en  la  corte,  y  rodean  al  rey  y  lo  mal  aconse- 
jan como  en  la  escena  cuando  consultados  por  el  rey  D. 
Sancho  sobre  las  exijencias  de  que  España  rinda  home- 
naje y  pague  tributo  á  un  rey  extranjero,  le  aconsejan 
que  acceda  ya  que  el  Papa  apoya  tan  ignominiosa  pre- 
tensión. Esos  mismos  más  tarde  hacen  que  Alfonso  VI 
destierre  á  Rodrigo  de  Vivar,  su  leal  vasallo  y  sostenedor. 
El  grupo  de  los  reyes  está  bien  representado  por  don 
Fernando  y  sus  hijos  don  Sancho  el  Bravo  y  don  Alfon- 
so, con  sus  grandezas  y  debilidades,  y  completado  por  el 
paso  fugaz  de  otros  soberanos  que  aparecen  en  tan  vasto 
escenario,  como  los  reyes  moros  de  Toledo,  de  Zaragoza 
y  Dénia,  Yusef  y  Búcar  de  Marruecos,  los  condes  sobe- 
ranos de  Barcelona  y  de  Saboya,  el  Rey  de  Francia,  el 
Emperador  de  Alemania,  el  Papa  romano,  el  magnífico 
Soldán  de  Persia,  y  un  cortejo  de  reyezuelos  moros  y  cris- 
tianos que  allí  figuran  en  parte  secundaria. 

El  grupo  de  las  mujeres,  donde  figura  Ximena  con  sus 
hijas  y  suh  dueñas,  es  de  poco  relieve  y  acaso  su  figura 
culminante  sea  doña  Urraca  quien,  enamorada  del  Cid, 
muestra  tanto  corazón  como  cabeza  defendiendo  á  Zaino- 


XXIII    

ra.  La  reina  doña  Constanza,  favorecedora  de  los  frailes 
de  Cluny,  la  formidable  reina  negra  que  acompaña  al 
rey  Búcar,  la  Infanta  doña  Elvira  que  pasa  como  una 
sombra,  y  la  hermosa  bija  del  Conde  Saboyano  que  cau- 
tiva al  rey  D.  Sancho,  forman  este  grupo  de  personajes 
apenas  diseñados,  mas  no  por  eso  sin  interés. 

Los  parientes  del  Cid,  los  frailes,  representados  por 
D.  Sancho,  el  abad  de  Cárdena,  el  Primado  D.  Bernaldo, 
cardenales,  obispos  y  comunidades;  las  escuellas  y  mes- 
nadas y  borgueses  anónimos  representan  al  pueblo,  y 
hay  huestes  cristianas  y  almofallas  moriscas,  y  peones  y 
escuderos,  y  malatos  como  Lázaro  y  judíos  como  Raquel 
y  Judas  que  llenan  aquel  inmenso  escenario,  donde  to 
davía  encuentran  cabida  el  ángel  Gabriel,  el  Apóstol  San 
Pedro,  y  el  Apóstol  Santiago  en  su  caballo  blanco,  acau- 
dillando las  legiones  celestes  que  combaten  por  los  cris- 
tianos y  cabalgan  en  las  nubes  como  las  Walkirias. 

Dadas  las  condiciones  apuntadas,  he  tenido  que  acep- 
tarlas y  que  seguir  el  hilo  de  la  vida  del  héroe  hasta  su 
fin,  y  de  ahí  la  necesidad  de  este  Cantar  para  terminar 
la  obra. 

Se  abre  con  la  pintura  de  la  paz,  después  del  oleaje  in- 
cesante de  la  guerra  que  ha  agitado  el  escenario  épico. 
Valencia  al  fiu  descansa  tranquila  y  los  incansables  bata- 
lladores se  entregan  al  ocio  blando  y  a  los  deliciosos 
entretenimientos  propios  de  la  situación.  Prepárase  aquo 
lia  Corte  para  recibir  á  los  príncipes  de  Navarra  y  de 
Aragón,  quienes  van  á  Valencia  para  contraer  matrimo- 
nio con  las  hijas  del  Cid,  cuando  llega  á  distraer  la  aten- 
ción de  todos  la  llegada  de  un  embajador  del  Scha  de 
Persia,  arribado  á  las  playas  de  Valencia  con  grandes  y 
singulares  presentes  para  el  Cid,  de  quien  la  fama  se 
extendía  al  lejano  Oriente. 

Muy  sonada  debió  ser  la  embajada  del  Soldán  de  Per- 
sia cuando  las  Crónicas  la  recuerdan,  y  Fernán  Pérez  de 
Guzmáu  la  menciona  en  sus  Claros  Varones,  en  la  si- 
guiente copla: 


XXIV 


Si  la  Estoria  no  miente 
De  Gil  Diaz  escribano, 
El  gran  Soldán  persiano 
Príncipe  et  señor  d'Oi  iente, 
Le  envió  un  su  presente  (al  Cid) 
Con  tantas  joyas  e  tales 
Que  Roma  en  los  sus  afiales 
Registrara  tal  presente. 

Por  mi  parte  aprovecho  esta  coyuntura  para  incorporar 
al  Poema,  escenas,  descripciones  y  conocimientos,  que  re- 
flejan diversas  faces  de  la  época  en  sus  usos,  costumbres 
y  preocupaciones. 

La  llegada  de  los  príncipes  y  su  matrimonio  me  da 
nueva  oportunidad  de  trazar  otros  cuadros  propios  de  la 
epopeya.  En  las  fiestas  nupciales,  fiestas  regias  para  los 
grandes  y  los  pequeños,  se  mueve  alegre  y  bullicioso  el 
pueblo  cristiano  mezclado  amistosamente  á  los  moros  de 
Valencia,  y  la  fiesta  y  el  regocijo  se  extiende  del  encum- 
brado Alcázar  á  la  plaza  pública. 

Todo  es  música  y  danza  y  luces  y  alegría;  pero  ¿qué  no 
corre  á  su  fin?  La  tarde  comienza  á  caer,  las  fiestas  ter- 
minan y  los  príncipes  se  llevan  á  sus  esposas  á  sus  tierras 
dando  lugar  á  una  tierna  despedida.  El  embajador  del 
Soldán  también  se  va:  regresa  á  Persia  encantado  de  la 
acogida  del  Cid,  y  llevando  consigo  grandes  presentes  pa- 
ra su  soberano. 

Al  desvanecerse  las  músicas  y  al  apagarse  las  luces  de 
la  fiesta,  brota  el  reflejo  de  las  rojas  llamaradas  de  la  gue- 
rra. El  África  entera  hierve  como  un  volcán.  Abu  Becar 
(el  rey  Bucar)  convoca  á  los  muslimes  á  la  guerra  santa 
(la  gazüa)  contra  los  perros  infieles  (los  kafires)  y  sin 
querer  se  viene  á  la  memoria  el  recuerdo  del  sin  par 
Fray  Luis  de  León: 


—     XXV    

La  lanza  ya  blandea 
El  árabe  cruel,  y  hiere  el  viento 
Llamando  á  la  pelea 

Cubre  la  gente  el  suelo: 
Debajo  de  las  velas  desparece 
La  mar,  la  voz  al  cielo 
Confusa  y  varia  crece; 
El  polvo  roba  al  día,  y  le  oscurece. 

Esta  pintura  lírica  sin  par  del  Maestro,  ha  sido  mi  nor- 
ma al  trazar  el  cuadro  épico  del  levantamiento  del  África 
morisca  contra  España,  y  al  lamentar  de  antemano  la 
caida  de  Valencia  la  cristiana  como  en  visión  profética, 
no  extraña  á  los  recursos  de  la  poesía. 

La  escuadra  poderosa  de  Bucar  está  á  la  vista:  la  ban- 
dera del  Cid  señorea  el  Alcázar.  Comienza  á  Henar  la 
Glera  la  muchedumbre  armada  de  los  Moros,  y  Valencia 
a  prepararse  para  resistirla.  El  Cid  en  su  retrete  y  en  la 
soledad  de  la  noche,  medita  desvelado,  cuando  de  súbito 
le  sorprende  una  claridad  de  que  no  se  da  cuenta.  Es  una 
luz  suave  que  va  creciendo,  y  emanando  un  grato  olor. 
Poco  á  poco  esa  luz  sobrenatural  se  condensa  en  la  figu- 
ra de  un  noble  anciano.  Es  el  Apóstol  San  Pedro  que 
viene  á  revelar  al  Cid  su  próximo  finamiento  y  á  anun- 
ciarle el  triunfo  de  los  cristianos  sobre  el  rey  Bucar. 

El  Cid  toma  en  consecuencia  sus  disposiciones:  confie- 
sa con  el  Obispo,  otorga  su  testamento  y  dicta  sus  ins- 
trucciones finales.  Al  plazo  señalado  muere  santamente 
y  es  embalsamado  de  modo  maravilloso.  Se  le  coloca  ar- 
mado sobre  su  caballo  Babieca  y  con  su  espada  en  la 
mano,  como  él  ha  dispuesto,  y  acompañando  el  cadáver 
Ximena  y  su  casa  salen  de  Valencia  para  no  volver.  En 
tanto  las  huestes  cristianas  acaudilladas  por  Alvar  Fañez, 
se  arrojan  de  sorpresa  sobre  los  sitiadores  y  empeñan  una 
sangrienta  batalla.  En  esos  momentos  se  desata  la  tem- 
pestad y  sobre  las  nubes  surcadas  por  el  rayo,  los  mantos 


XXVI    — 


flotantes  y  relumbrando  las  espadas,  aparecen  los  Cruza 
dos  del  Cielo  acaudillados  por  el  Apóstol  Santiago.  A  su 
lado  va  un  guerrero  los  brazos  cruzados  sobre  el  pecho, 
el  almófar  echado  sobre  los  hombros,  la  frente  radiante  y 
batiendo  al  aire  la  luenga  barba.  Los  moros  aterrados,  en 
este  personaje  reconocen  al  Cid.  Así  triunfaba  después 
de  muerto. 

Aquí  he  dado  un  pequeño  ensanche  á  la  máquina 
cristiano-popular  sobriamente  empleada  en  la  Gesta,  y  en 
la  descripción  de  la  hueste  celestial  acaso  he  gastado  tin- 
tas mas  vivas  y  más  frescas  que  las  ya  apagadas  por  el 
hálito  de  los  siglos. 

Hay  otro  punto  en  que  sin  apartarme  de  la  fidelidad 
histórica  de  la  época  que  procuro  reproducir  ni  de  mis 
modelos  poéticos,  he  creído  conveniente  refrescar  los  co- 
lores y  darles  mas  viveza.  Me  refiero  á  la  presentación 
de  la  mujer  en  el  Poema,  ya  que  en  la  Gesta  hace  un 
papel  tan  pasivo  y  secundario,  que  se  la  reduce  á  una 
mera  silueta. 

Ximena  aparece  en  el  monasterio  de  San  Pedro  de 
Cárdena  como  un  pretexto  para  pintar  la  despedida  del 
Cid,  y  sus  hijas  como  un  pequeño  adorno  decorativo. 
Siempre  cae  á  los  pies  de  su  esposo  como  una  esclava  y 
le  besa  las  manos  en  señal  de  sumisión.  Doña  Elvira  y 
doña  Sol,  son  meros  maniquíes  y  sólo  un  momento  tiene 
una  de  ellas  que  nos  recuerde  de  quien  es  hija,  y  es  cuan- 
do á  punto  de  ser  villanamente  afrentada  por  su  esposo 
le  pide  que  antes  cercene  su  garganta. 

Hoy  la  mujer  ha  adquirido  importancia  y  otra  consi- 
deración social;  pero,  yo  tengo  que  atenerme  á  lo  que  era, 
y,  por  tanto,  no  me  es  dado  atribuir  al  siglo  onceno  lo 
que  pertenece  á  los  siglos  posteriores.  Me  he  debido  li- 
mitar á  aquella  estrechez  de  miras  de  entonces;  pero, 
dentro  de  aquel  círculo  hay  un  elemento  de  belleza  per- 
petua que  nadie  me  vedaba  tocar,  —  el  corazón  de  la 
mujer, — emancipada  ó  esclava,  siempre  el  mismo,  siem 
pie  amante  y  abnegado.  Y  ya  que  no  era  dado  pintarla 


XXVII 


de  cuerpo  entero  y  en  acción,  lie  insistido  siquiera  en 
ciertos  rasgos  afectivos  que  coloran  en  algo  la  pálida  si- 
lueta femenina  de  las  Gestas,  pero  sin  adulterar  las  condi- 
ciones de  la  época  reflejada  en  el  espejo  de  la  epopeya. 
Ni  las  líneas  y  tintas  modernas,  ni  las  flores  de  la  retórica 
que  tanto  embellecen  la  epopeya  lie  podido  emplear,  que 
todo  eso  lo  he  sacrificado  á  la  propiedad  y  verosimilitud 
de  la  obra.  Por  eso,  en  este  caso,  he  debido  conformarme 
con  teñir  ligeramente  la  silueta  de  la  mujer,  y  hacer  sen- 
tir de  cuando  en  cuando  las  palpitaciones  de  su  delicado 
corazón,  ya  que  no  me  era  dado  coronarla  reina,  sin  an- 
ticiparme en  el  orden  de  los  tiempos.  He  aquí  una  de 
las  duras  privaciones  de  mi  singular  empresa! 

La  única  figura  de  mujer  diseñada  en  el  amplio  esce- 
nario de  la  Gesta  del  Cid  es  su  esposa  doña  Ximena,  y 
eso  tan  vagamente  que  parece  puesta  allí  por  adorno  de- 
corativo más  que  por  ninguna  necesidad  poética,  lo  mis- 
mo que  sus  hijas,  siempre  mudas  y  sus  dueñas  recatadas. 
Damas  Hiuard  dice  de  ella:  en  el  fondo  del  cuadro,  allá 
á  lo  lejos  y  en  la  sombra  aparece  Ximena  púdicamente 
envuelta  en  sus  velos  y  en  actitud  suplicante.  Es  la  es- 
posa, la  grave  y  casta  matrona  cristiana  aún  no  emanci- 
pada por  la  caballería;  la  misma  que  los  miniaturistas  de 
la  Edad-Media  se  complacían  en  reproducir  en  las  pintu- 
ras de  sus  misales  góticos. 

En  el  Poema  hay  la  figura  épica  de  la  princesa  doña 
Urraca  trazada  con  más  vigor.  Ella  con  valeroso  corazón 
defiende  su  ciudad  de  Zamora  contra  el  ejército  poderoso 
de  su  hermano  don  Sancho,  salva  á  su  otro  hermano  don 
Alfonso,  y  le  ayuda  á  coronarse  rey.  Enamorada  en  secreto 
del  Cid,  trata  con  él  y  procura  inclinarlo  á  su  lado  de  la 
manera  más  seductora,  y  ya  que  nada  consigue,  procura 
hacerlo  su  prisionero,  sin  conseguirlo. 

Doña  Ximena  y  sus  hijas  en  el  resto  del  Poema,  por 
algunos  rasgos  afectivos,  reciben  mayor  relieve  é  impor- 
tancia, y  además  se  exhibe  el  tipo  de  la  guerrera  salvaje 
en  una  Amazona  negra  que  acompaña  al  rey  Bucar, 


XXVIII    

Más  no  he  podido  dentro  de  los  límites  de  la  verdad 
histórica.  La  Gesta  está  en  lo  cierto:  la  mujer  ocupaba 
un  término  secundario  en  la  sociedad  de  hierro  de  los  si- 
glos medios,  donde  más  importancia  que  las  sonrisas 
amorosas  tenían  las  feroces  cuchilladas.  En  esos  siglos  la 
mujer  siguió  vejetando  bajo  el  yugo  del  derecho  romano, 
que  hizo  de  ella  una  eterna  pupila,  un  ser  inferior  al 
hombre,  casi  una  esclava.  La  doctrina  cristiana  dignifica 
á  la  mujer  y  tiende  á  emanciparla;  pero,  en  el  siglo  XII, 
aún  no  había  roto  sus  cadenas  de  largos  siglos.  De  igual 
manera  esa  doctrina  de  salvación  tiende  a  hacer  buenos 
á  los  hombres  y  á  hacer  libres  á  los  pueblos;  pero,  ni  to- 
dos los  pueblos  son  libres,  ni  buenos  todos  los  hombres 
cobijados  bajo  la  cruz.  La  institución  de  la  Caballería, 
creó  el  respeto  á  la  mujer,  llevado  á  la  adoración  por  los 
galantes  trovadores  y  los  enamorados  caballeros.  Ellos 
con  sus  cantos  y  proezas  enaltecieron  á  la  compañera  del 
hombre  y  la  sociedad  moderna  aspira  á  completar  su 
emancipación  conforme  á  la  doctrina  sublime  del  dulce 
Jesús  y  á  las  inspiraciones  de  su  propio  genio. 

Ni  el  lenguaje,  ni  las  bellas  figuras,  ni  las  ideas  de 
hoy,  desarrolladas  y  maduras,  ni  los  sentimientos  más 
elevados,  ni  la  mujer  en  su  belleza  dignificada,  ni  el  pue- 
blo á  medio  emancipar  de  nuestros  días,  me  ha  sido  líci- 
to sacar  á  la  luz  del  escenario  del  siglo  XI,  por  que  mi 
afán  lo  he  cifrado  en  crear  una  obra  que  ni  en  su  len- 
guaje difiera  de  la  sociedad  que  representa. 

Espero  que  no  faltarán  verdaderos  apreciadores  de  es- 
te esfuerzo,  no  por  cierto  entre  el  vulgo  de  los  literatos, 
sino  entre  los  que  hayan  recibido  una  educación  adecua- 
da, y  esos,  por  desgracia  son  bien  [pocos! 

Grande  satisfacción  sería  para  mí  encontrar  un  crítico 
de  fuste, — un  artista  y  un  sabio  á  la  vez, — de  verdadero  sa- 
ber y  acendrado  gusto,  que  juzgara  mi  obra  con  elevación 
y  benevolencia,  iluminado   por  el  espíritu   de  justicia, 
que  rara  vez  baja  á  la  tierra. 


XXIX    

Formulado  este  deseo,  volvamos  al  último  cantar  del 
Poema. 

Ciérrase  éste  con  la  escena  solemne  que  tiene  lugar  en 
San  Pedro  de  Cárdena.  Cerca  del  altar  mayor  se  ha  colo- 
cado el  cuerpo  del  Cid,  vivo  en  la  apariencia,  magnífica- 
mente ataviado,  sentado  sobre  su  silla  de  marfil.  Han  ocu- 
rrido á  la  fúnebre  ceremonia,  príncipes  y  prelados  y  la  flor 
de  las  Cortes  españolas.  Allí,  en  presencia  de  Ximenay 
sus  hijas,  del  rey  de  Navarra  y  el  príncipe  de  Aragón,  sus 
yernos,  de  Minaya  y  demás  caballeros  del  Cid,  y  de  una 
inmensa  concurrencia,  el  Rey  don  Alfonso  VI  se  acerca 
á  contemplar  frente  á  frente  el  cadáver  del  Cid  Campea- 
dor. Todos  los  ojos  están  fijos  en  él.  El  Rey  rompe  el  si- 
lencio sepulcral  y  emocionado  hace  allí  mismo  el  pane- 
gírico del  héroe  castellano,  brotado  de  su  corazón. 
,  El  panegírico  del  Cid  hecho  por  el  Rey  termina  el 
Poema. 

Grandemente  ha  preocupado  á  los  críticos  el  deseo  de 
descubrir  al  autor  de  la  Gesta  del  Cid  y  fijar  el  año  en 
que  se  la  compuso.  ¡Vano  anhelo:  no  hay  tal  fecha  ni  tal 
autor!  La  Gesta  ha  sido  elaborada  durante  una  larga  se- 
rie de  años  por  una  serie  de  poetas  y  cantores. 

En  todo  tiempo  y  lugar  los  acontecimientos  notables 
y  de  pública  resonancia  se  han  cantado  á  raiz  misma  de 
los  sucesos  por  la  Musa  popular.  Cuando  el  terrible  in- 
cendio de  la  Compañía  donde  dos  mil  mujeres  perecie- 
ron abrazadas,  Gajardo,  nuestro  poeta  popular,  no  aguar- 
dó que  trascurriera  el  tiempo,  sino  que  á  los  dos  días  del 
luctuoso  acontecimiento  lo  describía  y  lamentaba  en  pla- 
ñideras décimas.  Así  mismo  sucedería  en  España,  donde 
es  proba) >le  que  en  cantilenas  y  romances  se  narraran 
las  proezas  del  Cid  apoco  de  realizadas.  Ese  es  el  germen 
de  las  crónicas  y  de  las  gestas;  esos  los  primeros  docu- 
mentos históricos,  condensación  libre  de  la  tradición  po- 
pular, y  material  poético  para  los  troberos  posteriores 
de  las  glorias  nacionales.  No  tarda  la  fantasía  popular  en 


—    XXX    

extender  esos  cantares  primitivos,  ya  para  hermosearlos, 
ya  para  agregarles  nuevas  circunstancias,  y  al  fin,  soldán- 
dolos entre  sí,  y  manejándolos  de  nuevo,  los  condensa  en 
largos  cantares  de  gesta.  Las  gestas  mismas  siguen  cre- 
ciendo y  desarrollándose,  porque  cada  juglar  al  cantarlas 
ya  las  considera  como  su  propiedad,  y  les  cambia  y  agre- 
ga cuanto  es  de  su  agrado,  y  en  cuanto  puede  va  trans- 
formando poco  á  poco  su  lenguaje  para  ponerlo  al  día. 

Sobre  un  mismo  acontecimiento  muchas  veces  se  pro- 
ducían diversas  versiones  y  difererentes  romances,  y  lo 
mismo  p.uede  haber  sucedido  con  más  de  una  gesta.  Ello 
cabe  en  lo  posible. 

Respecto  al  Cid  Campeador,  lo  más  antiguo  debió  ser 
una  serie  de  romances  de  carácter  histórico,  sin  verdade- 
ra secuencia,  relativos  á  su  destierro  y  sus  hazañas  fuera 
de  Castilla  hasta  la  toma  de  Valencia,  tema  sobre  el  cual 
ahora  mismo  es  posible  componer  un  cantar  distinto  del 
existente,  nacido,  sin  duda,  de  aquellos  primeros  ro- 
mances. 

Después,  ya  mas  á  la  distancia,  comenzó  á  prevalecer 
la  leyenda  popular,  dando  lugar  á  episodios  novelescos 
como  el  de  las  Hijas  del  Qid.  Para  enlazar  este  episodio 
más  moderno  al  anterior  se  hizo  necesario  introducir 
en  éste  ciertos  antecedentes,  como  los  proyectos  de  los 
Infantes  de  Carrión,  y  la  parte  que  toma  el  Rey  Alfonso 
pidiendo  para  ellos  las  hijas  de  Rodrigo  de  Vivar. 

Por  último  no  faltaría  quien  pensara  en  llenar  los  va- 
cíos de  la  gesta  para  darle  unidad  y  completarla,  y  acaso 
crearía  los  cantares  extremos,  hoy  perdidos,  de  las  moce- 
dades y  de  los  últimos  días  del  héroe,  que  sólo  ahora  al 
alborear  el  siglo  XX  reaparecen  en  nueva  forma. 

La  lenta  elaboración  del  tiempo  que  también  sufrieron 
los  poemas  de  Homero,  puede  decirse  respecto  á  esta  Ges- 
ta, que  comienza  á  operarse  en  su  raíz,  que  son  los  anti- 
quísimos romances  del  siglo  XI,  á  fines,  y  de  principios 
del  XII.  A  mediados  de  esa  centuria  aparecieron  acaso  las 
gestas  en  su  ruda  sencillez   primera.  Aquellas  que  sal- 


XXXI    — 


vando  el  tiempo  llegaron  á  nosotros  en  la  deshecha  copia 
de  Per  Abbat,  están  adulteradas,  pero  son  susceptibles  de 
ser  retrotraídas  á  su  prístina  forma,  y,  si  yo  no  hubiere 
acertado  á  realizarlo,  otros  vendrán  de  mejor  fortuna  á 
dar  la  última  mano  á  esta  obra  antes  por  nadie  intentada. 
Me  quedará  siempre  la  satisfacción  de  haber  abierto  el 
camino  y  dado  el  rumbo  á  los  futuros   exploradores. 

Acaso  la  copia  de  Pero  Abbat  no  dijo  la  última  pala- 
bra. Es  posible  que  el  siglo  XIII  y  acaso  el  XIV  hayan 
continuado  explotando  la  leyenda  patria  del  Cid,  y  exten- 
dido su  Gesta  monorrima,  como  lo  hicieron  más  adelante 
los  siglos  XV  y  XVI,  creadores  de  su  Romancero. 

La  dilatada  serie  de  años  en  que  lentamente  se  ha  ido 
elaborando  la  gran  epopeya  española,  me  autoriza  para 
darme  cierta  holgura,  en  la  creación  del  último  cantar,  el 
cual,  sin  desmedro,  puede  suponerse  compuesto  con  poste- 
rioridad á  los  otros,  como  por  ejemplo  á  fines  del  siglo 
XIII  ó  á  principios  del  XIV. 

Supougamos  un  trovador  errante,  peregrino  de  la  vida, 
sin  más  bien  que  su  bordón  y  su  laúd,  quien  llega  al 
Monasterio  de  San  Pedro  de  Cárdena  en  busca  de  un 
asilo  de  paz  y  de  descanso.  Allí  reposa  el  Cid  famoso:  los 
anales  del  Convento  están  llenos  de  su  memoria;  la  Co- 
munidad le  profesa  religioso  respeto  y  en  poseer  sus  reli- 
quias pone  su  orgullo.  Al  prestigio  de  aquel  nombre, 
caro  al  Convento  y  caro  á  España,  palpita  el  corazón  del 
poeta  y  se  enciende  su  fantasía.  Corren  los  días  en  que 
el  príncipe  don  Juan  Manuel  y  el  maleante  Arcipreste  de 
Hita  componen,  el  uno  su  Conde  Lucanor  y  el  otro  sus 
Cantares.  En  tanto,  el  Peregrino,  el  poeta  lírico  que  aca- 
ba de  conquistar  las  rosas  y  violetas  en  poéticas  justas, 
medita  ahora  á  orilias  del  Arlanzón  sobre  la  inconclusa 
Gesta  del  héroe  húrgales  y  devora  la  crónica  del  Convento 
que  de  él  trata,  compuesta  allí  mismo  hace  poco.  El  tro- 
vador se  hace  trobero,  el  poeta  lírico  deja  el  laúd  de  las 
canciones  tiernas  y  apasionadas,  y  se  adueña  del  harpa 
de  los  cantos  épicos.  Siente  en  su   pecho  los  impulsos  de 


XXXII    

un  corazón  español  y  de  nuevo  canta  al  Cid  como  en  los 
viejos  tiempos  se  solía. 

Si  todo  esto  es  verosímil, — lo  estamos  presenciando, — 
decidme  ¿quién  es  el  poeta  de  la  Gesta  y  en  cuál  año  se 
la  compuso? 

El  Poeta  es  el  pueblo  español:  la  Gesta  del  Cid  comen- 
zó á  escribirse  en  vida  del  héroe,  ha  continuado  escri- 
biéndose hasta  hoy  mismo,  y  seguirá  perfeccionándose,  y 
hablándose  de  ella  mientras  dure  la  memoria  del  héroe 
castellano. 

Ayer  no  más  el  sabio  americano  don  Andrés  Bello  de- 
cía: «La  belleza  y  sublimidad  de  no  pocos  pasajes  de  la 
Gesta  del  Cid  nos  hace  sentir  más  vivamente  lo  que 
falta  y  lo  que  ha  sido  tan  monstruosamente  adulterado.» 

Hoy,  sus  deseos  se  han  cumplido:  queda  la  Gesta  res- 
taurada, y  reconstruido  el  Poema. 

Glorificando  al  Cid,  glorifico  á  España,  y  enaltezco  á 
mi  propia  raza  y  á  mi  propia  sangre. 


PRIMER  CANTAR 


DE 


LA  GESTA  DEL  CID  CAMPEADOR 


Í^I/F?^ 


EL  CANTAR  DE  RODRIGO 


PRELUDIO 
Canta  el  Joglar 

Oyredés  de  don  Rodrigo, 'nieto  és  de  Láyn  Calvo  (i) 
El  ondrádo  de  Castilla  |  é  su  alcalde  cibdadano; 
Oyredés  desse  su  nieto|quel'Espáña  tanto  a  onrrado; 
Non  ha  méior  ca vallero  |  en  tierra  de  Christ  taños, 
Esso  díxen-lo  las  gestas,  ¡  esso  díxen  los  romanzos: 
Sonando  van  las  sus  nuevas;¡oyadésme  que  las  canto. 


(i)  La  tilde  marca  el  acento  ritmico.  En  estos  bordones  octo- 
narios cae  sobre  la  sílaba  ^,  5  y  7  de  cada  hemistiquis. 


ROMANCE  1 

Desafio  de  Gorznaz  y  los  Laynez 

V.  280.     Assosegada  la  tierra  ¡  está  bajo  don  Fernando, 

Que  non  avie  algaradas  |  nin  guerra  de  ningún  cabo. 
Fiso  el  Conde  de  Gormaz  |  á  Diego  Laynez  daño, 
Hirióle  los  pastores,  |  é  robóle  su  ganado. 
5.     Laynez  dende  Bivar  |  la  su  gente  a  apellidado: 

Sus  hermanos  son  que  vienen;  |  el  cavalga  mtri  privado: 
A  recebirles  salie;  |  bien  que  se  son  concertados. 
Ffueron  correr  á  Gormaz  |  quando  el  sol  era  rayano: 
Quemáronle  el  arraval,  |  comensáronle  el  andamio; 

V.  280.  Este  número  y  los  análogos  que  siguen  indican  el  verso 
de  la  Crónica  Rimada  que  corresponde  al  del  texto,  á  fin  de  facili- 
litar  el  cotejo. 

1.  En  avie,  había,  la  e  final  es  muda:  se  lee  avi';  guerra  se  lee 
guerra, — 3.  Laynez  se  lee  La-y-nez:  la  y  siempre  se  lee  aparte  como 
si  fuese  una  sílaba:  ca-y-e,  o-y-en,  re-y-e,  re-y,  re-y-na,  co-y-ta,  etc. 

5-  apellidado,  llamado.— 6.  mui  privado,  mui  a  priesa  ó  de  prisa. — 
9.  comensáronle  el  andamio,  quiere  decir,  comenzaron  el  acarreo  de 
lo  que  se  llevaban,  derivado  de  andar.  En  Berceo— Vida  de  Santo 
Domingo — C.  t?05,  dice:  «Guarieron  de  los  piedes  |  el  andamio 
cobraron,  >  es  decir:  recobraron  la  facultad  de  andar.  Damas  Hi- 
nard  piensa  que  andamio  es  un  camino  practicado  en  lo  alto  de  una 
fortificación,  y,  en  consecuencia,  corrijeel  texto  y  dice:  «quemáronle 
el  arraval,  e  quemáronle  el  andamio.* 


—  6  — 

10.     Los  sos  vasallos  li  prenden  |  é  quanto  que  han  a  mano, 
É  los  ganados  li  traen  |  quantos  andan  por  el  canpo, 
É  traenle  por  dessondra  |  las  mozas  que  están  lavando, 
Las  lavanderas  del  Conde  |  que  cabe  al  agua  encontraron. 
Tras  ellos  el  Conde  sale  |  con  cient  de  sus  fijosdalgo: 

15.     Reptando  va  á  grandes  boses  |  al  fijo  de  Layn  Calvo: 
—  ¡«Dexat,  vos,  mis  lavanderas,  |  fi  d'alcalde  cibdadano, 
Ca  vos  non  me  atender-edes  |  á  mí,  á  tantos  por  tantos!» 
Dixol  don  Ruy  Laynez,  |  señor  que  era  de  Faro: 
— «Don  Gómez,  ciento  por  ciento  |  vos  seremos  de  buen 

[grado! » 

20.     Los  omenajes  se  otorgan,  |  el  dia  ftijan  del  plaso; 
Tomanle  las  lavanderas  ¡  é  con  ellas  los  vassallos; 
Mas  a  guissa  d'oífendidos  j  non  le  dieron  el  ganado 
Ca  gelo  queri'n  tener  |  por  lo  que  el  Conde  ha  llevado. 
Contados  los  nueve  dias  |  ya  sallen  cavalgando 

25.     Todos  los  cient  lidiadores,  |  todos  muy  bien  adobados. 
Rodrigo,  fijo  de  Diego  |  é  nieto  de  Layn  Calvo, 
Doce  años  por  cuenta  avie,  |  los  trese  non  son  llegados; 
Nunca  se  viera  en  lit,  |  el  coracón  le  da  salto, 
Salto  de  yra  é  coraje  |  porque  aún  no  fablan  las  manos. 

80.     Entre  los  cient  lidiadores,  |  Rodrigo  el  moco  esforciado 
Que  quisso  el  padre  o  que  non, [sálese  el  primero  al  campo. 


16.  Fi  d'  alcalde  cibdadano,  alusión  á  Layn  Calvo,  primer  alcalde 
de  Castilla. — 17.  Después  de  este  verso  se  lee:  «Por  quanto  el  está 
escalentado»,  agregado  posterior  y  en  todo  caso  muy  demás,  que 
quita  energía  al  reto  breve  y  característico  entre  ambos  vecinos 
poderosos.  Lo  he  suprimido  sin  vacilar  como  lo  he  hecho  en  mu- 
chos casos  análogos.  —23.  gelo,  selo;  esa  g  suena  como  la  francesa, 
ó  como  sh  en  inglés;  levado,  llevado. — 25  adobados,  vestidos,  arma- 
dos.— 28.  en  lit,  en  lid. 


ROMANCE  II 
Rodrigo  da  muerte  al  Conde 

V  808       Al  Conde  Gormaz  losano  |  Rodrigo  fuelo  reptar, 
Fue  las  primeras  feridas  |  cobrar  del  Conde  Gormaz. 
Paradas  están  las  hases  |  mirándolos  lidiar: 
Al  Conde  mató  Rodrigo  |  ca  non  lo  pudo  tardar, 
5     É  revolviendo  el  ca  vallo  |  como  experto  barragán, 
Contra  los  ciento  arremete  |  que  non  les  daba  vagar. 
Prisso  a  dos  fijos  del  Conde,  |  á  todo  su  mal  pessar, 
Hernando  e  Alonso  Gómez,  |  é  tróxolos  á  Bivar. 
Tres  fijas  las  ovo  el  Conde,  |  cada  una  por  cassar, 

10.     Elvira,  Aldonsa  é  Ximena  |  que  essora  sin  padre  están: 
Parios  visten  brunitados  |  é  velos  á  toda  part(e). 
Cuando  sopieron  que  muerto  |  era  el  Conde  suo  padr(e) 
É  que  eran  pressos  sopieron  |  sus  hermanos;  de  Gormaz 
Salen  las  donnas  cuitadas  |  é  se  van  pora  Bivar. 

15.     Violas  don  Diego  venir,  |  é  a  recibirlas  sal(e): 

1.  El  adjetivo  lozano  muy  repetido  en  la  Crónica,  pasó  á  figurar 
como   apellido  del  Conde  de  Gormaz   en   el  Romancero  del  Cid. — 

4.  es,  non  lo  pudo  tardar,  porque  (el   Conde)  no  lo  pudo  evitar. — 

5.  barragán,  soldado  valiente  y  esforzado.  —  6.  non  les  daba  vagar, 
no  les  da  tregua. — 7. pessar,  esas  dos  ss  sonaban  como  hoy  una  sola, 
y  una  s  como  c  lijeramente  silbada:  era  lo  mismo  que  hoy  en  francés 
desert  y  dessert,  poison  y  poisson. — 8.  tróxolos,  se  leía  trójolos  ó  tró- 
iholos,  siendo  esta  i  como  la  francesa.— 11.  Paños  visten  brunita- 
dos, visten  ropas  oscuras,  brunas.  Se  escribía  pannos  y  por  abrevia- 
tura paños,  la  tilde  sobre  la  n  equivale  a  duplicarla;  pero,  no  sonaba 
ñ  como  hoy;  ese  sonido  ñ,  se  representaba  por  gn,  como  en  regno, 
magno,  que  hoy  se  leerían  reno,  maño,  ó  por  ny  como  en  catalán, 
ninyo,  canyo,  niño,  caño. 


—  8  — 

—  «¿De  donde  son  estas  freyras?  |  ¿qué  me  vienen  deman- 
dar?» 
—  «Desir-vos  lo  hemos,  señor;  I  non  lo  podemos  negar, 
Somos  las  fijas  cuytadas  J  de  don  Gómez  de  Gormaz: 
Prissistenos  los  hermanos,  |  a  él  mandastes  matar, 

20.     É  nos  mugieres  somos  |  que  non  ay  quien  nos  ampar(e). 
Essas  oras  diz  don  Diego:  |  — «Non  debedes  me  culpar: 
Vuesos  hermanos  non  prisse,  j  nin  yo  los  detengo  acá; 
Pedit-gelos  a  Rodrigo;  |  si  vos  los  quisiere  dar, 
Prométolo  yo  a  Christus,  |  non  me  tiene  de  pessar» 

2b.     Aquesto  que  oyó  Rodrigo  |  hy  compecó  de  fablar: 

— «Mal  fesistes,  señor  padre,  |  de  vos  negar  la  verdat: 
Vos  sodes  cabera  é  mando,  |  yo  vueso  fijo  e  vassal; 
Semper  seré  vuestro  fijo  |  é  seré  de  la  mi  madr(e). 
Vos,  señor,  parat  mientes  |  al  mundo  per  caridat, 

80.     Que  non  an  culpa  las  fijas  |  por  lo  que  fiso  el  su  padr(e). 
Datles  vos  a  sus  hermanos  |  que   ellas  menester  los  han: 
contra  estas  donnas  mesura  |  devemos  todos  catar.» 
Ally  dicie  don  Diego:  |  «Fijo,  mandat-gelos  dar». 
Sueltan  los  hermanos  é  j  á  las  donnas  gelos  dan. 

35.     Ellos  que  se  vieron  fuera  |  comensaron  de  fablar: 
cNos,  quince  dias  de  plaso  |  á  Rodrigo  é  a  su  padr' 
Ponemos,  que  los  vengamos  |  de  noche  a  los  arrancar, 
Sus  ganados  a  levarles  |  é  sus  casas  les  quemar». 
Fabló  la  menor,  Ximena:  )  «¡Por  amor  de  caridat, 

16.  freirás,  monjas,  hermanas,  de  freyre,  fraile. — 37.  a  los  ra- 
rancar,  á  acometerlos,  atacarlos. — 38.  levar,  llevar. — 39-  Ximena, 
que  también  se  escribe  Simena  en  Berceo,  tiene  una  x  con  sonido 
suave,  que  se  confundía  con  el  de  8  y  el  de  j.  Esta  no  tuvo  el 
sonido  fuerte  que  hoy  le  damos  sino  desde  el  siglo  XVII;  antes 
sonó  como]  i  ó  y:  oio,fiio,  ccnseiio,  mricio,  [ee  escribieron  ojo,  fijo, 


9  — 


40.     Mesura,  hermanos,  mesura,  |  que  yo  me  vo  querellar 

Al  nuesso  Rey  don  Fernando  |  el  que  en  Camora  se  está. 
Fincareds  quedos  en  salvo;  |  él  derecho  vos  dará.» 


ROMANCE    III 


Xiznena  se  querella  al  Rey 


341  Cabalga  Ximena  Gómez,  |  doncellas  con  ella  van, 
Otro  si  van  escuderos  |  por  la  servir  é  guardar. 
Llegava  á  Camora,  do  |  la  Corte  del  Rey  está, 
Lorando  de  los  sos  oios  |  é  demandando  piadat: 

5.     — Rey,  dueña  so  lazerada,  |  vos  aveme  caridat; 

Finqué  pequeña,  orphanilla  |  de  la  condesa  mi  madr(e): 


consejo,  juicio,  pero  se  leían  dando  álajóí  larga,  i-ota,  su  va- 
lor de  y,  que  otro  no  tuvo  al  principio.  Más  tarde  se  pronunció 
como  la  j  francesa,  y  reemplazó  á  la  x  que  tenía  ese  sonido  ú  otro 
muy  cercano.  Simena  y  Jimena  pronunciados  en  francés  nos  da- 
rían su  sonido  antiguo:  entre  esa  «  y  esa  j  estaría  el  sonido  x, 
análogo  al  de  la  sh  inglesa  en  sfie,  Schimena,  un  son  hoy  perdido 
para  el  castellano,  como  es  el  de  la  ü,  que  antes  también  tuvo 
nuestra  lengua-  El  sonido  sh  ó  sch  se  representaba  por  lu  e,  c  con 
eetilla  ó  cedilla:  el  de  la  x  era  más  apagado. 

6.  Finqué  orpJianilla,  quedé  huerfanilla. 


—   10  — 

El  fi  de  Diego  Laynez  |  fizóme  mucho  grand  mal , 
Prissome  los  mis  hermanos,  ¡  é  matom  el  mió  padr(e)! 
A  vos  que  sodes  el  Rey,  |  vengóme  yo  querellar: 

10     Señor,  por  mercet,  Señor,  |  mandedes  drecho  me  dar!» 
Pessole  d'aquesto  al  Rey  |  é  comensó  de  fablar: 
— «En  coyta  son  mis  regnos,  |  Castilla  aleárseme  ha; 
Ssy  se  me  alzan  castellanos  |  ffaserme  an  mucho  mal.» 
Quando  Xiniena  lo  oyó,  |  las  manos  le  fué  bessar; 

15     Dixole: — «Mercet,  Señor,  |  non  lo  tengades  a  mal, 
Mostrar-vos-he  que  a  guissado  |  podredes  assosegar 
A  Castilla  si  quisierdes,  |  é  los  Reynos  otro  tal.» 
— «¿En  comino  ha  de  ser? — decildo!»  | 

[ — Rey,  por  marido  me  dat 
Aquel  Rodric.  á  Rodrigo,  |  aquel  que  mató  a  mi  padr'L.» 


ROMANCE  IV 

El  mensaje  del  Rey 

V  858  Esto  oyó  el  Conde  Ossorio,  |  amo  del  rey  don  Ferrando, 
Por  las  manos  tomó  al  Rey,  i  é  yba  aparte  sacallo, 
Diz:  «Señor,  ¿qué  vos  semeia  j  deste  don  que  ha  deman- 
dado? 


16.  a  guissado,  satisfactoriamente  podréis  apaciguar.  — 18.  En 
commo  ha  de  ser?  d?cildo!  -¿De  qué  manera?  Decidlo. 

1.  Amo,  ayo,  como  hoy  decimos  ama  a  la  nodriza.  Ferrando,  Fer- 
nando, Herrando,  Hernando,  Fernán,  Hernán  son  variantes  del 
mismo  nombre. 


—  11  — 

—  «Ximena  á  Rodrigo  pide  |  para  sostén  é  manparo.» 

—  «Devedes-lo  grades^er  ¡  mucho  al  Padre  apoderado. 
Señor,  enviat  por  Rodrigo  |  é  por  su  padre  privado.» 
Apriesa  fasen  las  cartas  |  que  non  quieren  detardalo; 
Al  mensajero  las  dan;  |  al  camino  se  es  entrado; 
Llegado  ques  a  Bivar  |  vido  a  don  Diego  folgando, 

10.     Disol': — «Omillome  a  vos,  |  ca  vos  trayo  buen  mandado: 
Por  vos  é  por  vuestro  fijo  |  enbia  el  Rey  don  Fernando. 
Veedes  aquí  sus  cartas,  J  firmadas  son  de  su  mano, 
Que,  sy  Dios  quisier,  ayna  |  será  Rodrigo  encimado.» 
Cató  don  Diego  las  cartas,     ovo  la  color  mudado: 

ló.     Sospechó  daquesas  letras;  1  sospechó  del  Rey  Fernando; 
Sospechó  que  por  la  muerte  |  del  Conde  quieren  matarlo. 


ROMANCE  V 

Diego  Laynez  y  Rodrigo  acuden  al  llamado 
del  Rey  Don  Fernando 

V  37:1  Temóme  daquestas  cartas,  |  que  anden  con  gran  falsedat, 
Ca  desto  los  reyes,  fijo,  |  mui  malas  costumbres  han. 
Ovt-me  vos  Roderico,  ¡  mientes  catedes  acá: 


5.  apoderado,  poderoso,  omnipotente. -tí- privad'),  de  urjen- 
eia,  sin  demora.  — 13.  ayna  ó  aina,  pronto,  luego;  encimado,  favore- 
cido, enaltecido,  puesto  encima.— 14.  Ovo  la  color  mudado,  cambió 
de  color,  palideció;  nótese  el  empleo  del  verbo  haber,  ovo,  hoy  tuvo, 
el  género  femenino  de  color,  y  la  concordancia,  la  color  mudado. 


—  12  — 

Al  re-y   que  vos  sirvades  |  servildo  vos  muy  sin  art; 
5.     Mas,  del  enguardat-vos  bien  |  com'  de  nemigo  mortal! 
Fijo,  passat-vos  a  Faro,  |  do  Ruy  vuestro  tio  está: 
Yo  me  iré  pora  la  Corte  |  ó  el  Rey  me  manda  llamar, 
É  si  el  Rey  por  aventura  |  y  mi  fissiese  matar, 
Vos,  Rodrigo,  é  vuestros  tios  |  bien  me  sabredes  vengar.» 

10.     Dixo  ally,  Rodrigo: — «Esso  |  non  sería  la  verdat; 

Por  lo  que  vos  passaredes  |  quiero  yo,  Señor,  passar. 
Mager  sodes  vos  mi  padre,  |  vos  quisíer  conseiar: 
Trecientos  cavalleros  |  convusco  armados  llevat. 
á  la  puerta  dé  Camora  |  a  mi,  Señor,  me  los  dat» 

15.     Essora  dixo  don  Diego  |  — «Pues  pensemos  de  andar.» 

A  los  caminos  se  meten,  |  para  Camora  se  van; 
Á  la  entrada  de  essa  villa  |  al  lado  do  Duero  cay, 
Armanse  los  infanzones  |  é  Roderic  otro  tal. 
Desque  los  vido  armados  |  comencó-les  de  fablar: 
20.     — Oytme,  amigos,  parientes  |  é  de  mi  padre  vassals, 
Enguardat  vuestro  Señor  |  sin  engaño  é  sines  art, 
Con  mucho  valor  a  osadas  |  como  que  vos  cumple  tal: 
Si  vierdes  que  el  aiguasil  |  quiera  en  él  mano  possar, 
Si  lo  quisiere  prender,  |  mucho  apriessa  lo  matad. 


4.  Rey  es  bisílabo,  suena  re-y.— 12.  mager,  dice  el  Poema  del 
Cid;  maguer,  forma  más  moderna,  es  como  se  encuentra  en  la 
Crónica,  hoy,  aunque.  — 13.  llevat  y  más  arriba  llamar,  he  puesto 
en  vez  de  levat  y  lámar  ó  clamar,  como  dice  Berceo;  así  también 
evito  las  dobles  ff,  y  otras  menudencias  innecesarias  á  mi  fin,  que 
es  el  de  restaurar  estos  romances. — 20.  Parientes,  significó  primero 
los  padres,  cual  en  latín,  y  así  suele  emplearlo  Berceo:  pero  luego 
amplió  su  significado,  como  en  el  verso  célebre:  «Hoy,  los  Reyes 
de  Espanna  sos  parientes  son>. — 21.  Sin  engaño  e  sines  art,  sin  en- 
gaño ni  artería;  como  más  arriba,en  el  4:  servildo  vos  muy  sin  art, 
o  sea,  lealmente. 


—  13  — 

25.     Tan  negro  dia  aiga  el  Rey  |  como  quantos  que  y'stánl 

Non  vos  dirán  de  traydores  |  si  en  el  Rey  pusierdes  man, 
Que  non  somos  sus  vassallos,  |  nin  Dios  non  lo  mande  tall 
Mas  traydor  serie  el  Rey  |  si  él  a  mi  padre  matass', 
Porque  yo  maté  a  don  Gómez  |  en  abierta  lid  campal. 

• 


ROMANCE  VI 
Don  Rodrigo  y  su  padre  van  á  vistas  con  el  Rey 

7  388       A  las  puertas  de  Camora  |  el  Rey  los  está  aguardando: 
Los  que  vienen  con  el  Rey  |  han  entre  si  rasonado; 
Todos  catan  a  Rodrigo,  |  todos  lo  van  senyalando: 
«¡Helo,  helo  el  que  mató  |  a  esse  buen  Conde  losano.» 
5.     Bolvió  los  ojos  Rodrigo  |  soberbioso  a  míralos, 

É  dixo: — «Si  alguno  oviere  |  a  quien  pesse,  me  afrontando 
Á  demandármelo  salga;  ¡  defendergelo  he  de  grado,  t 
Ojiando  él  los  tornó  a  mirar  |  todos  yvan  derramando, 
Del  muy  grand  pavor  avien  |  e  sobeiano  el  espanto. 
10.     Allegó  Diego  Laynez  |  al  Rey  bessarle  la  mano: 
Esto  que  vido  Rodrigo  |  non  se  apeó  del  cavallo. 

25.  aiga  o  aya:  que  y'estan,  que  allí  están. 

6.  Si  hay  alguno  á  quien  le  duela  |  á  demandármelo  salga 
Yo  sostendré  mi  derecho  |  frente  á  frente  y  cara  á  cara. 

8.  Todos  yvan  derramando,  escurriéndose,  dispersándose,  huyen- 
do el  bulto. 


—  14  — 

Allí  fablóle  su  padre  |  oyiedes  qué  le  ha  tablado: 

— «¡Vos  apeat,  el  mió  fijo,  |  é  non  fagáis  dessacato!... » 

Rodrigo  descavalgó  |  amidós  é  mal  su  grado. 

15.     — «Por  mandarlo-vos,  Señor,  |  yré  al  Rey  bessar  la  mano.» 
Amos  finoios  fincó  |  delant  el  Rey  Don  Femando. 
El  espada  traya  luenga  |  gele  ha  del  cinxo  saltado, 
Cay  sonando  é  del  sonó  |  el  Rey  fo  mal  espantado, 
H  á  grandes  boses  dixo:  |  — ¡Tiratme  allá  esse  peccado!... 

20-     Alora  dixo  Rodrigo:  |  — Non  ploga  a  Dios,  rey  Fernando, 
que  vos  seades  mi  señor,  |  nin  yo,  el  vuesso  vassallo.» 


ROMANCE  VII 

Desposorios  de  Rodrigo  y  Ximena 

V  111       Essas  oras  dixo  el  rey  |  al  Conde  Ossorio,  su  amo: 

—  <Datme  acá  esa  doncella  |  que  se  cumpla  lo  offertado 
Don  Diego,  despossaremos  |  al  vueso  fijo  losano.» 
Non  lo  créye  Don  Diego,  J  atanto  estaba  espantado. 
5.     Salió  la  doncella,  el  Conde  |  aduxola  por  la  mano; 
Ella  tendió  los  sus  ojos,  |  á  Rodrigo  está  catando, 


14.  amidos  e  mal  su  grado,  á  pesar  suyo  y  contrariado. — 
1(>.  Amos  Jinoio8  fincó,  ambos  hinojos  hincó.— 17.  cinxo,  cincho, 
cinturón.— 18.  fo  o  fué,  siempre  la  ue  se  leía  o,  y  se  escribía  indis- 
tintamente/o ó  fue  como  a  cada  paso  se  ve  en  Berceo:  cuerno  o  co- 
mo, muerte  o  mort,  fuente  o  font,  pueblo  ó  pobló.  En  la  Vida  de  Santo 
Domingo  escribe  Berceo,  en  la  copla  408:  « fueron  bien  hospedados 
j  e /orón  bien  servidos.» — 19.  tiratme  allá  ese  jicccadol  quitadme 
este  demoniol 


É  d¡\  al  Rey:— «Mi  Señor,  ¡  mucho  avredesme  otorgado, 
Otorgándome  á  Rodrigo  |  que  por  esposo  os  demando.» 
Aceptada  por  esposa  |  allí  mesmo  despossaron 
10.     Á  donna  Ximena  Gómez  |  con  Rodrigo  el  Castellano. 

«Sennor  Rey,  me  despossastes  |  amidós  mas  que  de  grado; 
Non  me  pessa  de  Ximena,  ¡  doy-la  corazón  é  mano: 
Maté  su  padre  orne  a  orne  |  para  vengar  un  agravio, 
Orne  quité,  orne  pongo;  |  mas,  antes  a  Christus  Sancto, 

15.     Prométolo,  Rey,  con  juro,  |  que  non  vos  besse  la  mano, 
Nin  me  vea  con  Ximena  |  en  yermo  nin  en  poblado, 
Sin  que  cinco  lides  venza  j  en  buena  lid  en  el  campo.» 
Aquesto  que  oyera  el  Rey,  |  fisose  maravillado: 
— |«Non  es  este  ombre,  dixo,  |  mas,  semeya  león  yrado! 

20.     Mas  que  de  fi  de  mugier  |  la  figura  ha  de  peccadol...» 
Dix  don  Ossorio: — «Qué  sea  |  vos  lo  mostraré  privado: 
Qiiando  los  moros  entraren  |  que  non  lo  acorra  orne  nado: 
¡Veremos  si  veras  dice  |  o  si  lo  dise  beffando!» 

Padre  e  fijo  se  spidieron,  |  al  camino  son  entrados, 
25.      ya  para  Bivar  se  tornan  |  con  sus  trecientos  fidalgos. 


18.  fisose  maravillado,  quedó  asombrado.— 19.  ombre,  eBta  es  for- 
llna  más  moderna  de  orne,  omne;  se  encuentra  en  la  Crónica  Mimada, 
>ero  no  en  el  Poema  del  Cid,  más  antiguo  por  su  lenguaje.  El  len- 
;uaje  y  forma  del  Poema  son  más  antiguos  que  los  de  Berceoj  y 
os  Poemas  religiosos  de  éste,  más  antiguo  que  la  Crónica  en  es- 
ructura  poética  y  en  lenguaje.— 23.  beffando,  por  jactancia.  Rodri- 
go fué  casado  con  otra  Ximena  hija  del  conde  de  Asturias,  y  no 
on   Ximena  Gómez  como  quiere  la  leyenda  popular  del  Cid. 


—  16  — 


ROMANCE  VIII 


Victoria  de  Rodrigo  sobre  dos  arrayases 
moros  en  Yoda  y  Fonte-Doña 


V.  430  Con  el  arrayas  de  Olmedo  |  muy  rico  é  mucho  ahondado, 
Va  Bulcór,  el  arrayas  |  de  Sepúlbeda,  su  hermano: 
Acompañan  al  rey  moro  |  Burgos  de  Ayllón  muy  losano, 
É  los  moros  que  los  siguen  |  son  cinco  mili  de  á  caballo. 
5.     Entran  correr  á  Castilla,  |  llegan  fasta  Bilforado, 
Quemaron  á  Redresilla  |  é  á  Grañon  de  cab  á  cabo. 
El  apellido  á  Rodrigo  |  llegol'  quando  yasie  echado. 
Don  Diego  en  siesta  adormido  |  bien  se  era  solasando. 
Rodrigo  cuando  lo  sopo  |  fuera  del  lecho  dio  salto, 

10.     É  defendió  que  ninguno  J  despertar  non  foess'  osado 
Á  su  padre  que  durmie;  |  é  que  foessen  adobados 
Para  salir  sobre  el  moro  |  mandaba  á  sus  fijosdalgo. 
Metense  á  las  armas  todos  |  é  cavalgan  muy  privado; 
Van  trecientos  cavalleros  |  muy  garridos  é  esforzados 

15.     É  otras  gentes  de  Castilla  |  se  les  yvan  allegando. 
Robando  vienen  los  moros  |  é  fasiendo  mucho  daño; 
Grand  poder  trayen  de  armas  j  con  grant  robo  de  ganado, 
Muchos  christianos  captivos  I  é  doncellas  que  quitaron. 
Rodrigo  alcance  les  dava  |  allí  do  Lerma  es  llamado: 

20.     Lidió  con  los  algareros  |  firiéndolos  man  á  mano; 


10.  Deffendió,  prohibió.— 14.  garridos,  gallardos.— 20.  los  algare- 
ros, los  que  van  delante;  especie  de  vanguardia. 


É,  a  los  uno  mató,  I  a  los  otros  fué  arramando. 
Por  el  canpo  de  Gomiel  |  a  Yoda  fueron  llegados 
Do  yvan  ya  los  poderes  |  con  el  robo  que  ayuntaron: 
Allí  brava  lid  Rodrigo  |  lidió  con  ellos  en  campo. 

25.     Todo  un  dia  con  su  noche  |  fasta  otro  dia  mediado, 
La  facienda  en  pesso  estudo,  |    é  el  torneo  mesclado. 
¡Venció  Rodrigo  á  la  fino:  |  Dios  sea  dello  loadol 
Las  aguas  claras  del  Duero  |  yvanlas  eniurbéando; 
Van  fasta  Pena  Falcón,  |  do  es  Peña  Fiel  llamado, 

30.     Daily  ficieron  tornada,  I  contra  Font-Dofia  llegando. 
Los  dos  arrayases  mata  J  Rodrigo  por  la  su  mano 
É  prende  a  Burgos  de  Ayllón,  |  el  que  truxo  los  paganos 
Contra  Tudela  de  Duero,  |  en  tierras  del  rey  Fernando. 
El  ganado  é  los  averes  j  quitóles  el  castellano, 

35.     Los  captivos  é  captivas  |  rrescató  de  las  sus  manos. 

Presto  en  Cu  mora  llegaban  |  de  este  fecho  los  mandados: 
Quando  lo  sopo  el  buen  rey  |  fué  muy  ledo  é  muy  pagado. 


ROMANCE  IX 

Rodrigo  da  libertad  al  moro  Burgos  de  Ayllón 

V  402  ¡Ay  Dios  que  grand  alegría  |  fasian  los  castellanos! 
Con  muchos  condes  el  rey  |  ca valgo  muy  aprivado, 
Cavalleros  con  él  yvan  |  é  otros  ornes  Fijosdalgo. 
Fuesse  á  Tudela  de  Duero  ¡  donde  pacía  el  ganado: 

26.  La  facienda  en  pesso  estido  e  el  torneo  mesclado:  la  contienda 
■estuvo  indecisa,  y  muy  mezclada  la  refriega.— 37.  Sopo,  supo. 

2 


—  18  — 

5.     Rodrigo  quando  lo  vio  |  recibiólo  bien  su  grado: 

«¡Qué  te  trayo  cata,  Rey,  |  mager  non  so  tu  vassallo!..- 
De  cinco  lides  de  juro  |  quando  que  fú  desposado, 
L'una  vencida  me  hé;  |  ya  cataré  por  las  quatro.» 
Essas  oras  dixo  el  rey:  |  — «Seyas  Rodrigo  loado, 

10.     En  tal  que  me  des  el  quinto  |  de  quanto  aquí  has  ganado.. 
Otro  sí,  ca  yo  lo  pido,  |    dame  ese  Moro  pagano, 
Ese  moro  que  le  dicen  |  Burgos  d'  Ayllón  el  losano.» 
Estonce  dixo  Rodrigo:  |  — «Eso  non  sea  pensado: 
¡Qué  non,  por  cuanto  yo  valga!  |  ca  de  fidalgo  á  fidalgo 

15.     Quando  el  uno  al  otro  prende  |  no  debe  non,  dessonrrarlot 

Tiene  este  romance  de  curioso  el  rasgo  de  Rodrigo  en  que  niega 
al  rey  el  quinto  del  botín,  salvo  lo  cogido  en  dinero,  que  acaso  sería 
su  derecho.  Niégase  también  muy  noblemente  á  entregarle  el  mo- 
ro Burgos  su  prisionero,  á  quien  en  seguida  da  libertad  y  hace 
heredero  de  los  reyes  moros  á  quienes  él  acaba  de  matar  en  la  ba- 
talla. Rasgos  son  estos  que  pintan  al  Ruy  Díaz  levantisco  de  los 
romances  populares,  distinto  del  Cid  de  la  gesta,  siempre  con  su 
rey  generoso  y  sumiso.  El  Rodrigo  de  la  Crónica  Rimada,  ó  sea  de 
los  romances  viejos,  siempre  se  anda  apocando:  al  de  Saboya  le- 
dice  que  él  «es  un  simple  escudero  y  no  caballero  armado»,  y  que  él 
por  nada  casaría  con  su  hija  por  no  corresponderle  hija  de  conde. 
Cuando  Fernando  lo  elige  para  entregarle  su  seña,  él  se  excusa 
modestamente  porque  hay  ahí  tanto  cavallero  é  fidalgo  que  están 
antes  que  él.  Al  mismo  moro  Burgos,  su  prisionero,  al  darle  liber- 
tad, le  dice:  «Yo  non  prendería  rey,  nin  á  mi  sería  dado,  mas  ro- 
gevos  que  vinierdes . . .  >  Esto  no  quita  que  tomara  al  Conde  de  Sa- 
boya por  la  barba,  que  se  negase  á  besar  la  mano  del  rey,  y  pusie- 
se manos  violentas  en  los  reyes  compañeros  de  Burgos  de  Ayllón,. 
ni  que  repartiese  sus  ganancias  entre  sus  caballeros  y  peones,  sir- 
viese al  rey  y  se  mostrase  generoso  con  los  vencidos. 

7.  Recuerda  el  juramento  de  no  besar  mano  de  rey  antes  de 
vencer  en  cinco  lides:  esta  es  la  primera;  él  se  buscará  las  otras 
cuatro. 


—  19  — 

É  non  vos  daré  del  quinto  |  synon  d'aver  monedado: 
De  lo  ál,  á  mis  vassallos,  |  que  assas  me  lo  han  laseradc; 
Lo  suyo  daré  á  los  diesmos,  |  que  non  quiero  ser  peccado: 
Daré  de  lo  mió  soldadas  ¡  á  aquellos  que  me  esguardaron.» 

20.     Despidiéronse  del  rey,  |  é  bessaronle  la  mano 

Los  trecientos  cavalleros  |  allí  por  cuenta  juntados. 
El  rey  se  es  ido,  é  Rodrigo  I  contra  el  moro  se  tornando, 
Diz:  «Oytme,  vos  el  rey,  |  Burgos   de  Avllón,muy  losano, 
Yo  non  prendería  rey,     nin  á  mi  non  serie  dado, 

:.'.">.     Mas  rogé-vos  que  vinierdes:  ¡  vos  fesístelo  de  grado. 
It  vos  para  vuestro  regno,  |  salvo  á  seguro  é  ondrado, 
E  non  ayades  miedo  |  de  moros  nin  de  christianos, 
En  tanto  que  yo  visquier  |  é  tenga  lanz  en  la  mano. 
Quanto  avi'n  los  arrayases  |  que  maté,   vos  heredatlo, 

30.     Si  sus  villas  os  abrieren,  j  synon  enviatme  mandado: 
Faré  yo  que  vos  las  abran  |  á  miedo  synon  de  grado.» 
Esto  que  oyó  el  moro  Burgos  (  ambos  finoios  fincando 
Delante  Rodrigo,  dixol:  |  --«Señor,  yo  so  tu  vassallo: 
Do  te  de  mi  aver  el  quinto  j  é  tus  parias  en  cada  atino. 

35.     Del  suelo  alsole  Rodrigo,  |    é  él  bessole  la  mano. 

Alegre  se  va  ya  el  moro;  |  finca  alegre  el  castellano. 


16.  Sólo  da  al  rey  el  quinto  en  dinero,  lo  demás  lo  reparte 
entre  sus  mesnaderos  que  lo  esguardaron,  ó  custodiaron  y  valieron* 
19.  mió,  se  leía  mi. — 21.  juntados,  (untados,  se  lee  yuntados. — 22. 
Contra  el  moro,  esdecir,  hacia  el  moro. 


—  20  — 

ROMANCE  X 

El  Rey  de  Aragón  desafia  al  de  Castilla 
en  demanda  de  Calahorra 

V  505.     ElConde  Martín  González,  |  que  es  a  Camora  llegado, 
Cartas  del  Rey  de  Aragón,  |  trae  para  el  Rey  Fernando. 
Entró  por  la  corte  el  Conde,  |  al  buen  Rey  bessó  la  mano: 
«Oyt,  rey,  de  grand  poder;  |  un  poco  sea  escuchado, 
5     Mensagero  que  tray  cartas  (  non  deve  recebir  daño. 
Manda  vos  decir  mió  Rey,  |  el  rey  d' Aragón  ondrado. 
Que  le  entregads  Calahorra,  I  sea  amidós  o  de  grado, 
Que  le  diesses  su  derecho  j  que  en  ella  tiene  fincado; 
Synon,  que  vos  desafía  |  a  vos  é  vuestro  reynado. 
10.     Dutme  synon  justador  |  que  salga  comigo  al  canpo: 
Por  Aragón  lidiaré  |  que  so  de  su  rey  vassallo.» 
Quando  esto  la  Corte  oyó  |  mesurado  dix  Fernando: 
«¡Catar  vuestro  rey  debrie  |  que  a  mi  reyno  es  obligado! 
¿Quién  en  castigarlo  fue?  |  ¿  |uién  tan  mal  en  conseiarlo? 
15.     ¿Cómo  pidem'Calahorra?  |  ¿cómo  dello  es  tan  ossado? 
¡Mucho  de  pessarle  ha!...  |  Condes,  leales  vassallos, 
¿qual  serie  de  mis  reynos  |  el  cavallero  esforciado, 
Que  por  mí  quissies  lidiar  |  este  riepto  temerario? 
El  rey  aguarda  respuesta:  |  todos  en  la  Cort  callaron! 


10.  Datme,  por  dadme;  justador  se  lee  yustador;  contigo  omite  la 
n;  canpo  se  escribía  n  antes  de  p. — 13.  my,  mi  ó  mió;  reyno,  rrgno, 
reno. — 14.  castigarlo,  aleccionarlo;  riebto,  riepto,  rieto,  reto.— 15.  ca- 
llaron, se  lee  calaron  y  así  también  se  escribía. 


21 


ROMANCE  XI 

Rodrigo  campeón  del  Rey  de  Castilla 

V  520.     A  los  tres  dias  Rodrigo  |  a  Zamora  era  llegado, 

Vio  estar  al  rey  en  tristicia  |  delante  se  le  ha  parado. 
Sonrrissando-le  se  yva,  |  e  de  la  boca  fablando: 
—  «Rey,  ¿quien  vos  fisso"pessar,|ó  commo  fue  dello  ossado? 
6ii     Esse,  de  presso  ó  de  muerto  |  non  vos  saldrá  de  la  mano.> 
Essas  oras  dixo  el  rey:  |  «Seas  bienaventurado; 
A  Dios  mucho  lo  gradesco,  |  por  veer  que  eris  llegado: 
a  ti  digo  mi  coyta,  |  donde  soy  mucho  coytado: 

10.     Enbióme  desafiar  |  el  rey  d'Aragón  ossado. 

Ocasión  yo  non  le  di;  |  nunca  gelo  ove  buscado; 
Enbióme  desir  quel'diesse  |  a  Calahorra  de  grado, 
O  quel'diesse  un  justador  |  de  todo  el  myo  reynado. 
Querelleme  en  la  mi  corte  |  a  todos  mis  fijosdalgo; 

15.     Pediles  un  justador:  |  — «¡Non  respondió  nado!» 
Repóndeme  tú  Rodrigo  |  mi  pariente  é  mi  vassallo, 
Fijo  de  Diego  Laynes  |  e  nieto  de  Layn  Calvo,» 
Alora  dixo  Rodrigo:  |  «¡Señor,  pláceme  de  grado! 
A  tal  plazo  vos  me  dedes  |  que  pueda  seer  tornado 

20.     Ca  quiero  en  romerya  |  yr  al  padrón  de  Sant  lago, 

9.  Como  hemos  advertido  ya,  se  debe  leer  co-y-ta.  co-y-tado,  cui- 
tado, aconejado.  — 18.  alora,  al-ora,  á  la  hora,  entonces,  alors  en 
francés.— 20  El  Padrón  de  Santiago,  piedra  en  que  desembarcó  el 
Apóstol,  según  la  tradición. — 2.'i.  con  yrand  bi,  (seria  visf)  con  mu- 
cha energía  y  enojo.  28.  Para  quien  se  han  de  llevar  los  diablos, 
corto  plazo  es  de  aquí  á  la  fiesta  de  Mayo?  (la  fiesta  de  la  Cruz). — 
31.  y  siguientes,  se  encuentran  bajo  los  números  687,  688  y  689  de 
la  C.  ít.,  es  decir  142  versos  más  adelante,  en  un  lugar  donde  nada 
«ignifican. 


—  22    - 

E  fasta  Sancta  Maria  |  sy  Dios  quissier  guisarlo» 
Dixo  el  Rey: — «¿Avras,  Rodrigo,  |  en  treynta  dias  afarto?» 
Quando  esto  el  Navarro  oyera  |con  grand  bí  fue  levantado 
E  dixo  al  Rey:  — «¡Esso   es  mucho!  |  acortadnos.  Rey,   el 

[plazo, 

25.  Que  mas  quiero  con  Rodrigo  |  pronto  me  ver  en  el  campo, 
Que  no  por  yo  detardarlo  j  que  mediessen  un  Condado!» 
Respuso,  Rodrigo:— «Conde,|¿por  qué  vos  quexades  tanto? 
¡A  quien  diablos  tomar-han,|¿chic«  es  Posiesta  de  mayo? 
Dixo  el  Rey:     «Treynta  dias  |  pora  el  repto  sea  el  plaso: 

30.     Ve  en  romerya,  Rodrigo.  |  e  retorna  aventurado. 
687.     Cuando  sopieron  las  novas  |  los  Condes  ya  se  alegraron 
De  que  sobre  sy  Rodrigo,  |  tomasse  esse  riepto  osado, 
E  furonle  en  on.enage  |  jurar  todos  en  las  manos 
Que  contados  treynta  dias  ;  fuesen  ante  el  Rey  Fernando. 


ROMANCE  XII 
Aventura  de  Rodrigo  con  el    Gafo 

V  546       Rodrigo  entró  a  los  caminos,  |  va  en  romerya  a  Santiago 
Passaba  por  Benavente,  |  segunt  dise  en  el  romanzo, 
E  por  Astorga  passó  |  é  llegó  a  Monte  Irago: 
Complida  su  romerya  |  por  Oviedo  fo  tornado. 
5.      Dexemos  a  los  romeros  |  é  con  Rodrigo  volvamos 
A  Bivar  do  es  su  madre,  |  allí  ha  descavalgado: 
Falagero  entre  sus  brazos  |  a  la  condesa  ha  abrazado, 
Otro  si  a  Ximena  que  |  allí  'stava  lo  esperando. 


—  23  — 

A  dona  Teresa  Nuñez  |  apriessa  ovo  preguntado: 
10.     — Dexitme,  Señora  madre,  |  ¿quántos  dias  ha  passados 
Que  yo  fue  en  romerya  |  pora  el  padrón  de  Sant-Yago? 
—  <Oy  pasaron  veynte  é  seis,  |  dixle  ella  sonrrisando; 
Cras  serán  los  veynt  é  siete:  |  estatelos  a  mi  lado.» 
— Quando  esto  le  oyó   Rodrigo  |  dixo  mal  amansillado: 
15.     — ¡«Cavalgat,  mis  cavalleros  |  é  non  querades  tardarlo: 
Vayamosnos  bien  servir  |  a  esse  buen  rey  don  Fernando, 
Que  tres  dias  ha,  non  mas,  |  para  complirse  su  plaso!» 
Entró  Rodrigo  al  camino  |  con  trescientos  fijosdalgo: 
Fuert  era  el  dia  de  frió  |  a  la  Posiesta  de  mayo! 

20,  Al  vado  de  Cascajar  |  a  do  Duero  fo  apartado, 
Vio,  en  llegando  a  la  riba,  |  un  peccador  de  malato 
A  todos  allí  pidiendo  |  que  le  passasen  el  vado: 
«¡Por  caridat,  cavalleros,  |  no  me  ayais  desemparadol» 
E  todos  allí  escopían  |  e   yvanse  del  arredrando. 

25.     Rodrigo  del  ovo  duelo  |  é  tomólo  por  la  mano, 
So  una  capa  aguadera  |  passolo  él  por  el  vado, 
En  gruesso  mulo  andador  J  que  su  padre  le  avie  dado; 
E  para  Grijalva  fuesse  |  do  es  Cerrato  llamado. 
So  unas  piedras  cavadas  |  a  la  vera  del  poblado, 

30.     E  so  la  capa  aguadera  |  Rodrigo  albergó  al  malato. 
En  seyendo  ya  dormido  |  fabloli  a  la  oreia  el  gafo: 
— «¿Rodric  de  Bivar,  dormides?  |  Tiempo  has  de  ser  acor- 
dado. 

21.  Vio  en  llegando  ala  ribera  I  un  desgraciado  leproso.— 24. 
Todos  allí  escupían,  acción  supersticiosa  con  que  creían  librarse 
del  contagio,  y  se  alejaban  temerosos. — 26.  so  una  capa  aguadera, 
era  esta  una  cubierta  de  heno  sobre  la  cual  resbalaba  el  agua  de  la 
Uuvia  sin  penetrar:  la  usan  aún  los  labriegos  de  algunas  regiones 
de  España. —31  gafo,  leproso. 


—  24  — 

Mensajero  so  de  Christus,  |  que  non  so  ningún  malato,. 

Sant  Lázaro  so;  a  ti  |  me  ovo  Dios  enfriado, 
35.     Que  entre  las  espaldas  tuyas  |  te  dé  un  resollo  tamaño, 

Tan  caldo  que  en  calentura  |  Rodrigo,  seas  entrado, 

E  quando  e^U  calentura,  j  oviers',  te  sea  menbrado 

Que  quanto  tú  comentares  |  rcmatar-ás  por  tu  mano. » 
40.     Esso  San  Lázaro  dixo,  |  e  d'iolli  de  sus  labros 

Un  rebollo  en  l?s  espaldas  j  que  a  los  pechos  le  ha  passado. 

Y  Rodrigo  despertó  |  del  sueño  mal  espantado; 

Cató  en  derredor  de  ssy;  |  non  pudo  fallar  al  gafo. 


ROMANCE  XIII 

El  duelo  por  Calahorra  entre  Rodrigo  de  Vivar  y 
el  Conde  Martin  González 

V  580       Fuese  para  Calahorra  |  de  dia'é  de  noche  andando; 
Y  eran  ya  con  sus  cortes  |  los  tres  reyes  soberanos: 
Don  Ramiro  de  Aragón  |  con  don  Ordoño  el  Navarro,. 
E  en  compaña  de  ellos  j  erasi  el  rey  don  Fernando, 
5.      Aguardaban,  ca  venido  |  era  ya  el  dia  delplaso: 
El  rieptador  aguardaba,  |  non  venya  el  castellano! 
Todos  fabbban  d'aquesso  |  los  que  están  allí  aguardando. 
En  priessa  se  vio  el  rey,  |  á  don  Diego  ovo  buscado; 
«Diego  Laynes,  le  dixe;  |  vos  este  riepto  lidialdo, 


35.  Un  soplo  tan  maguo,  tan  grande. — 36.  Tan  caldo,  tan  cálido 
tan  ardiente. 


—   25  — 

10.    Por  salvar  a  vuestro  fijo,  |  non  lo  desondre  el  retardo.» 
Dixol,'  el  vieio  Laynes:  |  «Señor,  me  place  de  grado!» 
Armanle  mucho  apriesa  |  el  su  cuerpo  é  su  cavallo, 
Quando  quiso  cavalgar,  |  assomava  el  Castellano  1 
Salió  el  rey  a  recibirle,  |  con  él  muchos  fijosdalgo, 

15.    «Adelant!    dixo  a  Rodrigo,  |  ¿Por  qué  tardadedes  tanto? 
Estonce  Rodrigo  dixo:  |  «Señor,  non  sea  culpado, 
Ca  aún,  fasta  el  sol  entrante  I  es  todo  el  dia  mi  plaso. 
Lidiaré  en  caballo  ajeno  |  que  el  mió  viene  cansado». 
Don  Diego  abraso!'  é  dixol';  |  «Fijo  píaseme  de  grado, 

20.    Que  por  tu  rey  a  lidiar  |  salgas  tú;  tien  mi  cavallo.» 
El  rey  plasiente  parosse  |  pora  seer  en  armarlo. 
Cavalgar  queri'  Rodrigo,  |  non  querie  detardallo, 
Mas  non  ha  la  calentura  |  que  l'avi  dicho  el  malato, 
Dubdando  de  su  visión  |  dixo  al  rey,  quel  estaba  armando: 

25.    «Señor,  una  sopa  en  vino  |  por  caridad  vos  demando.» 
Man  a  mano  con  la  sopa  ¡  la  calentura  ha   llegado; 
Rodrigo  en  vez  del  'scudilla  |  tomó  la  rienda  al  cavallo, 
Enderesó  el  su  pendón,  |  ovo  el  escudo  embrasado 
E  adelinó  para  allí  |  do  era  el  Conde  Navarro. 
— «¿Qué  cavallo,  dixo  el  Conde,  |  traedes  vos  Castellano? ¿ 
—  <  Navarro,  dixle  Rodrigo,  |  ¿quieres  agora  trocarlo? 
Cámialo  comigo,  Conde,  |  sy  fure  el  tuyo  mas  fraco?» 

30.     — «Don  Rodrigo,  dixo  el  Conde,  |  non  meseri'  essodado.» 
El  sol  partiéronles  ende  j  e  les  partieron  el  canpo, 
Salen  los  Fieles,  en  torno  |  las  gentes  han  escombrado. 
Llamó  el  Navarro  \Aragón\  |  e  \Castüla\  el  castellano: 
Uno  para  el  otro  fueron,  |  los   cavallos  enfrontaron, 

35.     Tan  resiamente  feneron  |  que  en  sí  las  lanzas    quebraron^- 
Lucen  las  claras  espadas  |  como  tizón  en  sus  manos, 
E  resonan  los  escudos  ¡  en  acero  alhynde  obrados. 


—  26  — 

Amos  eran  mal  feridos;  |  para  resollar  pararon. 
Martin  comencó  en  decir  |  a  Rodrigo  el  castellano: 

40.     — «¡Non  cassareds  con  Ximena  |  ni  en  canpo  nin  en  po- 

[blado, 
Ca  de  vivo  non  saldredes,  |  desque  estades  so  mi  mano!» 
Con  estas  loccas  palabras,  |  cuidaba  poner-le  espanto. 

({Non  fablen  lenguas  ociosas |en  donde  fablan  las  manos. 
Fablen  aquí  las  espadas!»...  |  recudióle  el  castellano, 

45.     E  con  grand  saña  'nel  yelmo  |  un  fiero  colpe  le  ha  dado: 
Yelmo,  moncluras,  e  carne  |  quanto  alcanzó  le  ha  cortados. 
Mal  ferido  es  don  Martín  |  pero,  a  tanto  es  esforzado 
Ojie  de  otro  colp  a  Rodrigo  j  el  escudo  le  ha  arrancado. 
Amos  furzudos,  crudeles,  |  de  sangre  rriegan  el  canpo, 

50.     Polvorientos  e  sudosos,  |  mas  non  de  ferir  afartos, 
Los  oios  como  candelas,  |  de  duro  fierro  las  manos, 
En  lo  ligero  falcones  |  é  leones  en  lo  bravos, 
En  essa  su  lid  a  muerte  j  andavan  muy  arreciados. 
Las  yentes  denrredor  cuedan  J  que  cadrien  muertos  amos 

-55.     Los  dos  meiors  cavalleros  |  de  España,  que  están  lidiando. 
Y  van-se  dar  sennos  colpes:  J  erróle  el  Conde  Navarro; 
Mas  Rodrigo  non  lo  erró  |  é  tan  fuerte  ha  gelo  dado 
Que  a  fondón  en  carne  entróle  j  é  le  abatió  del  cavallo: 
¡Caye  bermeyo  en  su  sangre;  |  desmarrido  e  quebrantado! 

60.     Allí  descendió  Rodrigo,  |  é,  empós  de  degollarlo, 

A  los  Fieles  preguntaba  |  ¿si  hay  mas  que  facer  'nel  canpo? 
Dixen  ellos:  «Por  Castilla  |  Calahorra  se  ha  ganado!» 
Asy  ganó  Calahorra  |  para  el  buen  rey  don  Fernando, 
Dia  de  la  Santa  Cruz,  |  don  Rodrigo  el  castellano. 


54.  Las  gentes  en  torno  de  la  liza,  pensaban  que  caerían  muer- 
dos.— 56.  sennos  eolpes,  sendos  golpes. 


—  27  — 

65.     Tamaño  fue  el  placer  |  d'  aquel  Rey  tan  bienfadado, 

Quamaño  fué  el  dolor  |  de  don  Ramiro  é  su  vando. 

El  uno  abraza  a  Rodrigo  |  é  ayuda  en  desarmarlo; 

El  otro  a  Martin  González  |  se  saca  muerto  del  canpo; 

El  uno  de  Calahorra  |  finca  dueño  e  sin  embargo, 
70.     E  sin  Calahorra  el  otro  |  para  su  tierra  es  tornado. 

Entre  Aragón  é  Castilla,  |  Castilla  en  somo  ha  fincado. 

En  Dios  es  todo  poder:  |  él  es  derechero^e  Sancto, 

El  da  a  quien  debe  la  onrra:  |  ¡sea  por  ende  loado! 


ROMANCE    XIV 
Van  sobre  Castilla  cinco  reyes  moros 


V  610.     Con  el  rey  de  Talavera  |  en  poridad  se  aiuntaron 

Cinco  arrayaces  de  moros  |  en  fabla  contra  christianos: 
El  uno  dellos  Garay,  |  Atienza  avie  por  reynado; 
El  otro,  rey  de  Cigüenza,  |  de  Garay  es  el  hermano; 
5.     El  rey  de  Guadalfaxara  |  que  ovo  el  África  poblado, 
Al  que  Jessias  le  disen,  |  é  mas  el  moro  Madriano. 
Malos   christianos  traedores  |  andan  con  ellos  en  tratos: 
Entre  todos  cuydan  dar  |  rebata  al  rey  castellano. 
Burgos  de  Ayllón  que  lo  sopo,  |  de  dia  é  de  noch  andando, 
10.     Vino-se  pora  Castilla,  |  a  Bivar  enbió  mandado, 

Que  paganos  se  aguissaban  |  pora  correr  el  reynado 


65.  Tan  magno.— 66.  Cuanto  magno.   Del  verso  30  al  70  raro  es 
•el  concepto  que  se  encuentra  en  la  Crónica  Mimada;  son  versos  d 
factura  nueva. 


—  28  — 

Con  los  Condes  mestureros  |  que  de  Cabra  son  llamados. 
Rodrigo  cuando  lo  oyera  \  cavalgó  muy  aprivado; 

Andando  entre  dia  e  noche  |  a  Camora  es  ya  llegado: 
15.     Al  rey  se  omiiló  essora,  |  pero  nol  besó  la  manó,  (i) 
Dixole  en  como  sopiera  |  que  se  aguissavan  paganos, 
En  una  muy  fiera  guisa,  |  por  le  correr  el  reynado. 


(1)  Aquí  se  halla  interrumpido  el  romance  por  una  intercalación 
extraña  al  asunto.  Rodrigo  en  vez  de  avisar  al  Rey  de  la  invasión 
de  moros  que  sobre  ell  >s  viene  y  preparar  la  defensa,  le  habla  de 
la  necesidad  de  que  se  arme  caballero,  en  las  siguientes  palabras 
que  huelen  á  ¡¿iglo  XV  por  su  afán  caballerezco. 

V  624       Al  Rey  se  omü'ó,  ó  nol  bessó  la  mano 

Dexo:  Rey,  mucho  me  piase  porque  non  so  tu  vasallo 
Rey,  fasta  que  non  te  armasses,  non  devias  tener  reynado; 
Ca  n<»n  esperas  palmada  de  Moros  nin  de  Christianos. 
Mas  ve  velar  ei  padrón  de  ¡Santiago;  quando  oyeres  la  missa, 
Ármate  con  tu  mauo,  e  tu  te  ciñe  la  espada  con  tu  mano; 
Et  tu  te  dexiñe  couamo  de  cabo,  é  tu  te  sey  el  padrino,  e  tu 

[te  sey  el  afijado; 
E  llámate  cavallero  del  padrón  de  Santiago; 
E  serias  tu  mi  señor;  é  mandarias  el  tu  reynado 
Essas  horas  dixo  el  rey:  En  tanto  fué  acordado 
Non  ha  cosa,  Rodrigo,  que  non  faga,  por  te  non  salir  de 

[mandado. 

1—2.  Con  el  rey  de  Talavera  juntáronse  secretamente,  cinco  re- 
yezuelos moros  á  confabularse  contra  los  cristianos,  etc.  Este  enca- 
bezamiento falta  en  la  Crónica  Rimada— 11.  Corresponde  este  verso 
al  629  de  la  Crónica,  el  13  al  623;  el  14  y  el  15  á  loa  624  y  625;  el  12, 
16  y  17  son  agrega  tos,  y  así  en  el  resto  de  este  romance  y  los  otros.. 


—  29   — 


ROMANCE  XV 


Vence  Rodrigo  a  los  cinco  reyes  moros 


V  640       De  noche  llegó  Rodrigo  |  a  Bivar,  é  muy  privado 
Apellidaba  la  tierra  |  toda  su  gente  aiuntando, 
Que  non  geloentendidiessen  |  los  que  venden  el  reynado. 
Con  sus  mesnadas,  sus  tíos  |  movieron  no  bien  Humados: 
.">.     Yva  don  Layn  Laynez  ¡  el  que  ha  Treviflo  conprado, 
Yva  don  Ruy,  el  Conde,  |  que  es  salido  de  Al-Faro, 
Sus  huestes  a  San  Estevan  |  amos  dos  las  van  llevando, 
A  do  es  Fernán  Laynez  |  el  otro  de  sos  hermanos. 
Allí  don  Diego  e  Rodrigo  I  con  los  sos  ya  son  llegados: 

10.     Todos  son  mozos  garridos,  |  todos  son  mozos  lozanos, 
Todos  mucho   barraganes  |  sin  todo  miedo  adobados. 
Contra  el  moro  van  las  señas  |  guionas  de  los  Christianos, 
Relumbran  al  sol  las  lanzas,  |  a  espolón  van  aguijando, 
Bien  a  la  tarde  salían,  |  bien  la  noche  caminaron: 

J.*>.     El  alvor  querie  quebrar;  |  el  dia  non  era  claro 

E  ya  assomaban  las  huestes  |  de  los  moros  por  el  llano. 
Por  deffesa  San  Estevan  |  a  Duero  son  llegados, 
Essos  cinco  reyes  moros  |  sobre  Castilla  ayuntados. 
En  ellos  cayó  Rodrigo  |  sus  gentes  acabdellando, 

20.     Como  fiero  león  fambrido  |  que  en  somo  cae  al  rebaño, 
Ally  fué  muy  grand  batalla,  |  el  torneo  muy  mezclado. 
Los  Christianos  enflaquían,  |  eran  de  lidiar  cansados, 
tartos  ya  de  tornear  |  ven  los  moros  soberviados. 
Por  abivar  la  facienda  ¡  llamó  Rodrigo  *¡Santiagol. . . 

tít.     Alzó  su  seña,  e  su  espada  ¡  va  como  fuego  lumbrando. 


—  30  — 

Tremen  las  lanzas  fambrientas  |  para  ferir  se  abaxaron; 
Los  moros  y  van  cayendo  |  como'espigas  en  el  campo! 
¡Malos    peccados,    morrieron  |  quatro  fijos  de  Layn  Calvo 
E  muy  buenos  cavalleros  |  enderredor  peleando! 

30.      Quando Rodrigo  los  cuerpos  |  ovo 'nel  campo  encontrados, 
Desque  vio  muerto  a  su  padre  |  la  color  gele  ha  mudado, 
E  dos  lágremas  cursoras  |  de  sos  oios  destelaron  1 
Quisiera  arramar  los  moros,  |  fiero  el  escudo  ha  embracado;. 
Del  padre  muerto  non  cura  |  por  socorrer  sus  christianos. 

35.     Paradas  furon  las  ases,  |  el  torneo  muy  mesclado; 
Tres  dias  estido  en  pesso  |  la  fasienda,  al  dia  quarto 
El  canpo  arrancó  Rodrigo  I  ¡Dios  sea  por  end'  loado  1 

¡Muchas  gentes  se  perdieron  |  de  moros  é  de    christianost 
Mató  Rodrigo  á  Garay,  |  rey  de  Atiensa,  e  al  su  hermano, 
40.     Al  de  Gualdfaxara;  e  |  prisso  vivo  al  Madriano, 
Al  de  Tala  vera  prisso,  |  e  otros  moros  afarto. 
Hy  muy  bien  le  ayudó  el  rey  )  Burgos  de  Ayllón  el  losano, 
Cavallero  a  las  derechas,  |  el  su  amigo  é  leal  vasallo: 
El  truxo  los  reyes  moros,  |  pora  el  pueblo  camorano. 


Este  romance,  como  algunos  otros,  he  tenido  que  rehacerlo  casi 
por  completo.  De  la  vieja  almena  apenas  si  hay  uno  ó  dos  ladri- 
llos aprovechados  en  la  construcción  de  la  nueva. — 17.  deffesa,  de- 
hesa.— 22.  enflaquían,  enflaquecían,  desmayaban.— 24.  por  abivar 
la  faciendo,,  por  alentar  ó  avivar  el  combate. — 26.  tiemblan  las= 
lanzas  hambrientas,  para  comer  se  bajaron. — 28.  Este  es  el  único 
lugar,  de  la  historia  ó  la  leyenda,  en  que  se  diga  de  la  muerte  de 
los  cuatro  hijos  de  Layn  Calvo  en  una  batalla. — 30.  dos  lágrimas 
corredoras  de  sus  ojos  destilaron  ó  destellaron,  que  ambas  cosas 
puede  significar. 


—  31  — 

Romance  xii 

Los  condes  traedores 


V.  672.     Por  los    Condes  fué  Rodrigo  |  vendedores  del  rey  nado:. 
Contra  ellos  se  tornó,  |  tan  sañudo  é  tan  yrado: 
Toda  la  tierra  tembrava,  |  delante  el  león  castellano, 
Fué  destroyr  Redresilla  |  e  quemar  a  Bilforado, 
5.     Fué  combatir  a  Grañón  |  e  y  prisso  con  su  mano 
Al  Conde  Garci-Fernández  |  aleve  traedor  provado. 
Con  fuerte  cadena  al  cuello  |  le  levaba  apressionado: 
Viol'  el  Conde  de  Burneva  ¡  Ximeno  Sánchez,  su  hermano,. 
E  cuando  a  él  vio  Rodrigo  |  luego  le  salió  en  alcanzo. 

10.     Encerrólo  en  Siete-Barrios,  |  que  es  Birviesca  llamado; 
E  en  la  Iglesia  lo  assedia  |  do  el  Conde  se  es  refugiado, 
En  Sant-María  la  antiga,  |  tempro  a  seguro  sagrado. 
Por  tomar  Rodrigo  al  Conde  |  amydós,  que  non  de  grado,. 
Ovo  de  romper  la  yglesia  |  é  entrósse  en  ella  armado. 

15.  Sacó  por  la  barva  al  Conde  |  tras  del  altar,  con  su  mano. 
— «¡Sal  acá  alevoso!»  dixol'  |  e  vete  a  vender  christianos- 
A  los  moros,  para  afruenta  j  de  los  leales  castellanos!» 

V.  686.     Los  dos  Condes  va  Rodrigo  |  a  Carrion  los  llevando: 
Bien  las  yentes  de  Castilla  |  deste  fecho  se  alegraron. 
20.     Rodrigo  pressos  los  lleva  |  fata  el  pueblo  zamorano, 
En    ferropeas  los   mete  |  con  los  moros  captivados, 
E  salióse  a  los  caminos  |  recibir  a  don  Fernando. 
Encontrólo  entre  Camora  |  é  Benavente,  en  poblado: 
Dende  y  fasta  £amora  |  fue  gelo  todo  contando. 


—  S'2  — 

25.     El  rey  quando  atál  oyó,  |  contra  los  Condes  yrado, 
Con  mensaieros  sus  cartas  |  enbió  por  sos  reynados. 
Ally  les  mandava  el  Rey  J  iudgassen  bien  a  guissado 
El  mal  fecho  que  ftcieran  |  los  de  Cabra  mal  famados. 
Los  Condes  por  alevosos  |  ¿cuerno  deven  ser  tratados? 

80.     ¿Qué  muerte  se  merecían  |  los  traedores  provados? 
Judgaron  portogalesses  j  a  bueltas  con  galisianos, 
E  dieron  por  juysio  que  |  amos  fuesen  despeñados: 
Judgaron  los  leoneses  |  a  bueltas  con  asturianos, 
Estos  dieron  por  juysio  I  que  ambos  fuesen  arrastrados: 

35.     Judgaron  los  castellanos  '  a  bueltas  con  estreñíanos 
E  dieron  por  juysio  |  que  fuessen  amos  quemados. 


Aquí  se  encuentran  buenos  rasgos  de  las  costumbres  de  aquella 
época.  Condes  traidores  que  se  juntan  á  los  moros  para  combatir  á 
los  cristianos,  uno  de  ellos  acosado  por  Ruy  Díaz,  se  meteá  la  igle- 
sia amparándose  en  el  sagrado  derecho  de  asilo.  Ruy  Diaz  no  res- 
peta nada,  rompe  el  templo  y  saca  al  afligido  conde  por  la  barba  de 
detrás  del  altar  mayor,  le  echa  en  cara  su  perfidia  con  enérgica  ex- 
presión, que  armoniz  i  con  la  arción  misma,  y  se  lo  lleva  con  el  otro 
conde,  cadena  al  cuello,  á  donde  espera  encontrar  al  rey.  Lo  que 
sigue  en  el  original  es  t«¡do  confusión  y  enredo,  y  de  ahí  sólo  es  da- 
ble aprovechar  un  trozo  quien  sabe  de  qué  gesta  perdida,  que  puse 
en  romance,  por  el  cual  se  ve  que  don  Fernando  consultó  el  caso 
á  la  justicia  de  sus  reynados,  y  éstos  reunidos  en  tres  cortes  senten- 
ciaron que  fuesen  muertos,  despeñados,  arrastrados  ó  quemados, 
que  tal  era  el  horror  que  la  traición  inspiraba  á  aquellos  pueblos 
nobles  que  vivían  con  el  enemigo  al  frente. 


—  83  — 

ROMANCE  XVII 

El  rey  de  Francia  apoyado  por  el    Pap*  exije 
vasallaje  del  rey  de  España 

En  Roma  fiso  Concilio  |  el  apostólico  Urbano, 
Y  fue  Enrrico  tercero  |  Emperador  de  alemanos. 
E  fueron  reyes  e  condes  |  e  caballeros  christianos, 
Con  cardenales  e  bispos  |  con  teólogos  e  perlados. 
5.     Querellóse  el  rey  de  Francia  |  del  rey  español  Fernando 
Que  le  debe  señorío  |  e  non  le  es  tributario, 
Otro  tal  los  otros  reyes  |  que  son  en  el  suelo  hispano. 
Merced  al  Papa  pedie,  |  esso  mande  al  rey  Fernando 
So  pena  de  escomunión  |  e  lo  affirme  de  su  mano, 
10.     Que  vassallaje  le  rinda  |  como  a  señor  suzerano. 

Esso  quiere  el  Emperor;  |  esso  el  Papa  halo  otorgado: 
Las  bulas  en  que  tal  manda  |  ya  van  para  don  Fernando, 
Con  cartas  del  rey  francés  |  en  que  envía  desafiarlo, 
Sy  el  su  feudo  le  negare,  |  que  non  serie  á  guissado. 

Soutbey  en  su  Cronicle  ofthe  Cid,  Cap.  XXI,  dice  que  este  Concilio 
lo  tuvo  el  Papa  Víctor  II  en  Florencia,  y  que  el  Emperador  Enrique 
expuso  allí  su  queja  contra  el  Rey  don  Fernando  porque  no  lo  re- 
conocía por  soberano  ni  le  pagaba  tributo  como  otros  Reyes.  El 
Papa  acogió  esta  reclamación  y  amenazó  al  rey  español  con  una 
cruzada  en  su  contra  si  no  se  rendía  á  estas  pretensiones.  Lo  que 
hay  de  cierto  es  que,  siguiendo  las  crecientes  aspiraciones  absor- 
bentes de  los  monjes  de  Cluny,  adueñados  de  España  en  los  días 
de  Alfonso  VI,  uno  de  ellos,  llegado  al  Pontificado,  el  terrible  Gre- 
gorio VII,  llegó  á  formular  sus  pretensiones  de  someter  á  España 
á  su  propia  soberanía,  lo  que  no  podía  menos  de  ser  muy  dolo- 
roso y  ofensivo  para  aquella  nación  cristiana,  tan  celosa  de  sus, 
fueros  y  de  su  independencia. 

3 


—  34  — 

15.     Otrosí  del  emperor  |  don  Enrric  el  alemano; 

Que  diesse  España  a  tributo  |  dend'Aspa  fasta  Sant-Yago, 
E  dessy  en  adelant  |  a  Francia  como  vassallos, 
Los  reyes  le  diessen  fuero  J  e  tributo  cada  año: 
Diéssen  li  quince  doncellas,  |  vírgines  e  fijasdalgo, 

20     É  diez  cavallos  cursores,  |  sos  meiors  cada  reynado, 
É  tres  falcones  de  pro  |  e  seis  azores  mudados, 
É  treynta  libras  de  prata  |  — ¡assi  venie  afirmado! — 
Esto  sea  por  cascun  |  de  todos  cinco  reynados. 


ROMANCE  XVIÍÍ 

El  rey  de  España  consulta  a  sus  Buenos-ornes 

V  733.  Quando  estos  mandados  oye  |  el  buen  rey  don  Fernando 
Batiendo  va  las  sos  palmas  |  e  los  ayres  quebrantando! 
Dix:  «¡Peccador  sin  ventura!  |  á  que  tiempo  so  llegado!... 
Los  que  en  España  visquieron  |  nunca  foron  tributarios; 
5.     ¿E  yo  avrie  de  serlo?  |  ¡Ser  rey  é  tan  mal  cuitado!... 
Veen-me  mozo  é  sin  sesso  |  é  vanseme  soberviando: 
¡Mas  me  la  muerte  valiera  |  que  bevir  amansillado! 
Enbiaré  por  mis  varones  |  que  me  semeia  aguissado 
Aconseiarme  he  con  ellos  |  sy  me  sacan  tributario, 
1 0     Com'  el  rey  de  Francia  pide  |  e  otorga  el  Papa  romano, 
Como  Dios  non  lo  quiera  |  ni  consienta  mi  reynado!» 
Venieron  sus  buenos  ornes;  |  é  fueron  mucho  espantados: 
Sy  conoscen  que  al  España  |  va  venirle  mucho  daño, 
Temían  mas  a  la  Eglesia  |  que  menaza  escomulgarlos; 


—  85  — 

15.     Non  eran  en  quál  conseio  ]  le  diessen  a  don  Fernando, 
Synon  que  al  Papa  obediente  |  ficiesse  como  es  su  grado. 
Triste  quedavase  el  rey  |  comidiéndolo  e  pensando, 
Del  consejo  de  los  sos  |  grandemente  contrallado. 


ROMANCE  XIX 

Rodrigo  aconseja  la  guerra  a  Francia 

Rodrigo  en  Bivar  se  estava,  |  ende  non  fue  en  conseiarlo: 
Essas  oras  con  Ximena  |  en  Bivar  está  folgando. 
Oyó  el  mandado  del  rey:  |  fué  do  él  sin  detardallo: 
El  rey  las  letras  le  muestra  |  que  lo  sacan  tributario 

5       Del  rey  de  Francia,  e  del  Papa,  |  él,  que  debie  vedallo. 
—  «Ved  aquí  su  previllegio  |  con  el  su  seello  colgado.» 
Estonce  Rodrigo,  dixo:  j  ¡Por  end  sea  Dios  loadol 
Vos  embian  pedir  don,  |  vos  debedes  otórgalo: 
No  enbian  pedir  tributo,  |  mas  enbian  vos  dar  algo; 

10.     Mostrar- vos-he  yo  de  cómmo  j  este  aver  es  de  ganarlo. 
Apellydat  vuestros  reynos  |  dende  Aspa  fasta  Sant  Yago: 
Lo  nuestro  quedado  estese,  |  sobre  lo  suyo  lo  ayamos! 
¡Sy  fasta  Paris  no  llego  |  non  debia  seer  nado! 
En  mal  ora,  Rey,  nacistes  |  si  a  tributo  el  castellano 
15.     Ovies'  de  seer  metido  |  pora  fincar  desondrado. 

Mal  vos  conseian,  Señor,  |  de  miedo  al  Papa  romano: 
Los  que  omildat  vos  conseian,  \  non  osan  morir  peleando. 
Vos  non  témades  de  Francia  |  nin  de  nescun  soberano: 
Enbíatlos  desafiar  |  a  los  que  vos  denostaron. 


—  se- 
so.    A  essa  tierra  de  Francia  I  en  su  demanda  vayamos. 
Sacad  los  virtos  d'España  |  vaya  yo  con  mis  vasallos, 
Mili  e  novecientas  lanzas,  |  adavante  aposentando.» 
—  «¡Pláceme!  dixo  el  buen  rey,  |  de   la  guissa  que  has  fa- 

[blado, 
Me  creces  el  corazón,  |  é  non  seré  tributario!» 


ROMANCE  XX 

Respuesta  del  rey  Fernando 

Al  Papa  su  carta  enbía  |  de  buen  talient  don  Fernando, 
Que  antes  tomaría  muerte  )  que  non  fincar  tributario 
Contra  razón  e  derecho  |  como  a  tort  se  lo  ha  mandado. 
Cartas  enbió  al  rey  de  Francia  |  e  otrosy  al  Alemano, 
5.     Que  sin  razón  le  afincaban,  |  é  mal,  á  tuert  con  escarnio. 
«Dexenmé  facer  guerra  |  contra  enemigos  paganos, 
Non  me  busquen  quebrar  lanzas  |  christianos  contra  chris- 

[lianosi 
E  si  ál  querrien  ellos,  |  ellí  enbía  desafiarlos: 
Yrá  catarlos  do  estén,  |  sus  haces  acabdellando; 
10.     Yrá  a  manteles  tendidos,  |  sus  añafiles  sonando, 


Este  romance  no  es  de  la  Crónica  Rimada.  Lo  compuse  para 
desarrollar  la  acción. — 1.  Talant,  talent,  tálente,  taliento,  gusto,  vo- 
luntad, con  satisfacción. — 5.  atuert  ó  a  tort,  con  daño  y  malamente. 
— 10.  A  manteles  tendidos,  á  banderas  desplegadas. 


—  87  — 

Las  lanzas  bien  amoladas  I  e  fardidos  los  cavallos. 
Sepads  lidiareis  con  ornes  |  a  sus  fueros  avesados, 
Sy  pechan  para  sus  reys  |  non  tributan  para  estraños: 
Las  vidas  darán  en  antes  j  que  salir  de  tributarios; 
1 5.     Sos  mugiers  oyrán  de  muertos,  |  pero  no  de  desondrados. 
¡Los  ornes  libres  de  España  |  tienen  lanzas  en  sos  manos: 
Las  doncellas  española  |  han  ornes  para  su  emparo!» 

Sonrisando  va  Rodrigo,  (  alegre  está  don  Fernando; 

Sos  mensaieros  d'allende  |  ya  los  caminos  tomaron: 
20.     A  los  reyes  hispafioles  |  enbiava  sus  mandados; 

Sus  gentes  fiso  aguissar,  |  ledos  todos  se  adobaron, 

E  los  reynos  otro  tal,  |  sus  señas  al  ayre  an  dado. 

Sacando  ya  van  sus  huestes,  |  van  a  la  guerra  de  grado: 

Los  que  sus  fueros  mantienen  |  non  quier'  seer  tributarios. 
25.     Van  pora  tierras  de  Francia  |  en  su  derecho  injuriados: 

E,  a  pessar  de  franceses,  |  los  puertos  de  Aspa  pasaron. 

Rodrigo  cabadelantc,  |  possadas  yva  tomando: 
Por  el  Ruédano  adelina;  ¡  grandes  conduchos  robaron, 
Ca   y    viven  de  lo  ageno  |  como  en  la  guerra  es  vezado. 
80.     Quando  apossentan  las  huestes  |  encuentran  todo  recabdo: 
Cevada,  abrigo,  yantares,  J  agua,  lumbre,  todo  afarto. 

Aquende  Tolosa  vino  |  el  buen  Conde  Saboyano 
Con  veynte  mil  cavalleros  |  por  tener  al  rey  Fernando. 
Prometiólo  al  rey  Francés,  |  é  ansi  los  sos  lo  asmaron: 
85.     Oyredes   que  fue  del  Conde,  |  con  Rodrigo  el  castellano. 

28.  grandes  conduchos,  víveres  (conductas)  vitualla.— 29.  vezado, 
usado,  acostumbrado. — 30.  todo  recabdo,  todo  preparado.  — 31.  ceva- 
da, comida'para  las  cavalgaduras  (de  cevar);  yantares,  comeres  ó  co- 
cina, es  comida  para  las  huestes. 


—  38  — 

ROMANCE  XXI 

Vence  Rodrigo  al  conde  de  Saboya 

V.  888.     Contra  el  Conde  de  Saboya  |  salió  don  Rodrigo  yrado; 
»  869.  Con  trescientos  cavalleros  |  y  va  su  seña  guardando. 
Violo  el  Conde  de  Saboya,  (  violo  venir  vergonzado 
E  dixó  a  sus  mensaieros:  |  «Cavalgat  muy  aprivado 
5.     Sabet-me  desse  español  |  sy  vien  de  la  tierra  echado: 
Sy   fuere  Conde  o  rico-ome,  |  venga-me  bessar  la  mano; 
Sy  fuere  de  buen  logar,  |  tome  myo  mayoradgo» 
Apriesa  van  los  Latinos,  |  a  Rodrigo  son  llegados, 
Quando  gelo  cuentan,  él  |  fisose  maravillado! 
10.     Dix: — «Tornatvos  los  Latinos  |  al  Conde  con  mi  mandado: 
Desude  que  non  so  rico  |  nin  poderoso  fidalgo: 
Solo  so  un  escudero,  |  que  non  cavallero  armado, 
Fijo  de  un  mercadero  |  é  nieto  d'un  cjbdadano. 
Mi  padre  moró  en  Rúa  |  ó  siempre  vendió  su  paño: 
15.     Fincáronme  dos  piezas  I  el  dia  que  fue  finado, 

E  como  él  vendió  lo  suyo  [  lo  mió  vend'ré  de  grado: 
A  quien  que  gelo  comprava  |  mucho  le  costava  caro! 
Desude  al  Conde,  desude  |  que  dé  mi  cuerpo  a  tanto, 
Que  él  de  presso  o  de  muerto, ¡non  me  saldrá  de  la  mano!» 

7.  tome  mió  mayoradgo,  milite  bajo  mis  banderas.  —  10  y  si 
guientes:  es  curioso  la  ironía  despreciativa  con  que  Rodrigo  con- 
testa al  Conde  de  Saboya.  — 12.  Este  verso  fué  compuesto  sin  duda, 
cuando  predominaba  la  caballería.  — 18.  que  dé  mi  cuerpo  a  tanto, 
que  ponga  mi  cabeza  á  precio.— 19.  que  en  cuanto  á  él  no  escapara 
de  mis  manos,  pues  lo  tendré  preso  ó  muerto. 


—  89  — 

20.     El  Conde   quando  esto  oyó  l  fue  sañudo  e  mucho  yrado: 
— "Español,  fi-de-nemiga,  |  ya  nos  viene  menazando! 
Todos  los  otros  mueran,  |  esté  sea  pressyonado, 
E  llevatmelo  a  Saboya  |  aladas  muy  bien  las  manos; 
Colgarlo-he  de  los  cabellos  |  en  mi  castillo  almenado; 

25.     Mandaré  a  mis  rapases  |  vayan  sin  duelo  beffarlo, 

Que  diga  en  el  medio  dia  |  que  es  noche  en  cielo  cerrado, 
E  la  barba  que  le  mesen  |  é  sea  el  vil  arrastradol 

Amos  cavdillan  sus  ases  |  é  van  lidiar  muy  de  grado: 
¡Saboya/  apellida  el  Conde  |  é  ¡Castilla!  el  castellano. 

80.  Veredes  lidiar  a  porfía, 

Tan  firme  se  dar; 
A  tantos  pendones  obrados 

Alsar  é  abaxar; 
A  tantos  escudos  é  lanzas 
85  Fender  e  quebrar; 

A  tantos  varones  caer  é 

Non  sé  levantar; 
A  tanto  cavallo  sin  dueño 
Nel  campo  perdidos — correr  é  vagar. 

40     En  medio  la  mayor  priessa  |  Rodrigo  se  fue  entrando, 
Encontróse  con  el  Conde,  |  un  fuerte  colpe  le  a  dado, 


30.  De  esta  graciosa  canción  de  combate,  muy  del  gusto  trovado- 
resco, los  cuatro  primeros  versos  son  los  del  original  y  los  otros 
están  ligeramente  retocados.  Es  una  curiosa  singularidad  métrica. 


—  40  — 

Él  abrió  los  bracos  é  |  por  la  crop  del  su  cavallo, 
Sin  poderlo  detardar,  |  cayó  al  suelo  derribado. 
Diz  Rodrigo:  «Presso  sodes,  |  el  ondrado  Saboyano! 

45.     El  cibdadano  que  vedes  |  desta  guissa  vende  paño: 
Assy  lo  midió  mi  padre  |  fasta  que  fue  finado, 
A  quien  gelos  compraba,  |  assy  le  costava  caro. 
Essas  oras  dixo  el  Conde:  |  «Messura,  español  onrrado, 
Que  el  orne  que  assy  lidia,  J  non  debía  ser  villano. 

50.     Español,  ¿hermano  ó  primo,  |  sodes  del  rey  don  Fernando? 
¿Cómmo  dicen  el  tu  nombre?  j  si  a  Dios  ayas  por  pagado!» 
Alora  Rodrigo  dixo:  |  «Non  te  será  non,  negado; 
Rodrigo   me   llaman  estos  |  quantos  que  conmigo  traigo; 
Fijo  de  Diego  Laynes,  |  é  nieto  so  de  Layn  Calvo.» 

55.     Oye  el  Conde  e  dix:— ¡Mezquino!  |  ¡Ay,  de  mi  desventu- 
rado! 
Cuyde  lidiaba  con  ombre,  |  é  lidié  con  un  peccado! 


ROMANCE    XXII 

El  Rescate 

V  916.  Diz  el  Conde  de  Saboya  j  a  Rodrigo  el  Castellano: 

— «Oil'contar  al  rey  de  Francia,  j  otro-si  al  Papa  romano, 
Que  en  el  campo  non  te  atiende  j  nin  rey  moro  nin  chris- 

[tiano, 


42.  la  crop  ó  copl  del  caballo  es  Ja  gurupa  ó  grupa,  las  ancas. 
66.  Creí  que  lidiaba  con  un  hombre  y  lidié  con  un  dernoniol 


—  41  — 

Que  non  salga,  don  Rodrigo,  |  ó  muerto  ó  presso  del  canpo. 
5.     Dime,  ¿de  qué  guissa  agora,  |  podré  salir,  malfadado, 
De  tu  prissión  en  que  so,  |  que  non  fuesse  desondrado? 
Una  fija  he  muy  fermosa,  |  otra  Dios  no  me  ha  otorgado, 
Nin  me  dio  fijo  varón  |  pora  heredar  el  Condado. 
Cassar-vos,  Señor,  querrie  |  con  la  fija  que  mas  amo!» 
10.     — «Enbía  por  ella,  dixo  |  Don  Rodrigo  al  Saboyano, 
Si  yo  della  me  pagare  |  cabe  se  fará  el  mercado.» 

Ya  van  por  la  ynfanta,  van  ¡  al  correr  de  los  cavallos, 

E  traen-la  bien  guarnida  |  en  su  silla  de  brocato: 

De  oro  luciente  es  el  freno,  |  que  non  hay   mejor  obrado, 

15.     El  palafrés  que  ella  monta  |  coturno  nieva  fresca  es  blanco. 
Viene  vestida  la  ynfanta  j  de  un  baldoquin  muy  preciado, 
Los  cabellos  por  la  espalda  |  commo  de  un  oro  colado, 
Ojos  prietos  commo  mora,  I  el  cuerpo  bien  entayado: 
¡Non  hay  rey  ni  enperador  |  que  della  non  fuess'pagado! 

20.    ¡Non  hay  rosa  mas  geutil  |  en  todo  el  orbe  christianol 
Ojiando  la  vio  Rodrigo,  |  tomóla  por  la  su  mano, 
É  dixo: — aA  buena  ventura  |  it-vos,  Conde  Saboyano! 
¡Muy  fermosa  es  la  poncella;  |  sea  dello  Dios  loadol 
Con  ella  non  cassaría  |  por  quanto  que  so  é  valgo: 

'26.     Non  me  pertenece  fija  ¡  de  conde  nin  su  condado; 
Don  Fernando  es  por  cassar,  ]  él  la  vea  venturado, 
A  él  me  la  quiero  dar:  |  sym  faga  el  Rey  mayor  algo. 
Por  vos  queda  aquí  la  Infanta:  |  it-vos  Conde  Saboyano: 
E  por  quanto  mas  amades  |  non  vos  coja  mas'nel  campo! 

30.     Rodrigo  a  los  suyos  manda  |  que  la  lleven  passo  a  passo; 
Él  por  el  Rey  acogiosse  |  al  galop'  de  su  cavallo, 
Dixol': — «¡Albricia,  señor,  |  que  vos  trayobuen  mandado! 


—  42  — 

Prisse  al  Conde  de  Saboya  |  por  la  barba  syn  su  grado, 
E  fise  en  sus  cavalleros  |  con  los  mios  muy  grand  daQo: 

85.     Diome  por  sy  la  su  fija  |  é  yo  para  vos  la  guardo» 

Essas  horas  dixo  el  rey:  |  «Mas,  non  sea  mal  pensado, 
Por  conqueryr  reynos  vine,  (  ca  non  por  las  fijasdalgo ; 
A  quererlas,  en  España  |  fallaríamos  afarto!» 
Essas  oras  dix  Rodrigo:  |  — «Señor,  fasedlo  privado, 

40.     Enbarraganad  a  Francia,  |  sy  a  Dios  ayades  pagado!... 
Suya  será  la  desondra;  |  yrlos  emos  denostando. 


ROMANCE  XXIII 

Da  el  rey  a  Rodrigo  novecientos  caballeros 

V  652.      Essas  horas  fue  el  rey  |  muy  ledo  e  muy  pagado. 

— «Pues  en  mil  e  novecientos  |  fesiste  a  tan  grant  daño, 
De  los  tuyos,  don  Rodrigo  |  dexit,  ¿quintos  te  fincaron? 
Alli  don  Rodrigo  dixo:  |  — «Non  vos  será,  Rey,  negado: 
5.     Llevé  trescientos  comigo  |  e  traxe  cuarenta  e  cuatro. » 
Esto  que  el  rey  oyera  |  tomólo  por  la  su  mano, 
E  amos  dos  ya  se  entravan  |  al  rreal  de  castellanos: 
El  rey  a  sos  cavalleros  |  dos  a  dos  los  va  apartando, 
Fasta  tener  novecientos  |  muy  garridos  e  granados. 


1.  Essas  horas,  antes  se  dijo  essas  oras,  essora, — 2.  dapno  es  forma 
más  antigua  que  daño,  y  el  uso  de  formas  más  modernas,  es  fre- 
cuente en  la  Crónica,  porsu  lenguaje  posterior  al  Poema  del  Cid  en 
uu  siglo  al  menos. 


—  43  — 

10.     A  Rodrigo  los  endona  |  para  le  bessar  la  mano, 

Com'  ornes  de  su  mesnada  |  e  sus  leales  vassallos, 

Primeros  en  los  peligros  |  so  un  señor  tanto  esforzado. 

A  una  voz  todos  an  dicho:  |  |Sea  Dios  desto  loado! 

Con  tan  onrrado  Señor,  |  nunca  seremos  minguadosl 
15.     De  Rodrigo  que  avie  nombre  |  Ruy  Diaz  le  llamaron, 

El  Cid   li  dixen  los  moros    |  essos  que  son  sos  vassallo». 

Cavalgan  los  novecientos  [  barraganes  bien  armados, 

En  manparo  de  la  Infanta  |  que  venia  caminando. 

Comediado  el  camino  ¡  con  la  infanta  se  toparon, 
20.     Catanle  grand  cortesía;  |  en  su  salvo  la  an  tomado; 

En  su  guarda  la  trayen,  J  al  rreal  ya  son  tornados; 

Entran  l'infanta  a  la  tienda |de  esse  buen  rey  don  Fernando. 


ROMANCE  XXIV 
Las  huestes  españolas  marchan  sobre  París 

El  rey  en  su  tienda  estava  j  de  la  infanta  muy   pagado: 
Sin  lanzas  que  algen  e  preman  |  los  dias  se  van  passando, 
La  tristicia  es  en  los  pechos,|los  pendons  son  desmayados, 
Rodrigo  a  la  tienda  llega  |  é  dix  al  rey  contrallado: 
5.     — «Un  Rodrigo  fue,   mió   Rey,  |  d'Espanna  duelo  é  que- 
branto: 

12.  Forma  elíptica  que  vale:_para  que  sean  los  primeros  en  los  pe- 
ligros, etc. — 15.  Verso  de  la  Crónica.— 16.  Agregado  que  completa 
b1  anterior. — 17.  Barraganes,  guerreros  esforzados,  y  de  ahí  barra- 
ganas, sus  compañeras,  y  después  toda  manceba.  — 19.  Comediado 
ü  camino,  a  medio  camino. — 21.  Se  lee  tra-y-en. 


—  44  — 

Fissose  por  una  fembra  |  tanto  mal  é  fiero  planto!... 
Asmo  vuesso  bien,  señor,  |  ca  yo  so  vuestro  vassallo: 
Nom'  lo  tengades  a  mal  |  quando  poridat  vos  fablo. 
Vuestros  reynos  cavalguen,  |  non  seades  en  detardallo; 

10.     Deste  regazo  nemigo  |  romped,  mi  rey,  el  encanto, 
E  la  seña  de  Castilla  |  tornadnos  agora  al  campo: 
Yr  é  yo  en  la  delantera  |  con  los  valientes  que  trayo. 
A  Paris,  señor,  lleguemos,  |  fasta  sus  puertas  vayamos, 
Aqui  se  afondan  los  reynos  |  con  sos  ornes    tan  granados! 

15.     ¡Señor,  non  cuyteis  a  España;  I  salvat-la,  rey  don  Fernan- 
do!»... 
Mudo  el  rey  lo  comedía:  I  callaba  Ruy  lo  catando: 

El  rey  alzó  la  cabeza,  ¡  e  mesurado  fablando, 
«Yr-é,  dixo,  do  me  esperan  |  con  esse  Papa  romano 
El  rey  de  Francia,  a  mas  j  el  Emperor  alemano, 
20.     Que  trevudos  me  denuestan  |  é  me  quieren  tributario! 
¡En  el  fierro  de  mis  lanzas  |  va  el  tributo  demandado! 
Fasta  non  me  veer  con  ellos  j  non  serya,  non,  folgado!» 
— «¡Vos  sodes  el  Rey  d'España!»  |  ledo  dix  el  castellano! 
¡Anavante  con  los  mios  |  moveré  muy  de  mi  grado!» 

25.     Tañiendo  van  atambores,  |  los  añafiles  sonando: 

Todos  se  meten  en  armas,  [  todos  se  son  adobados; 
De  alegría  es  el  vocear,  |  todo  es  movimiento  el   canpo: 
Abátense  los  tendales,  |  relinchos  dan  los  cavallos, 
Lucen  fierros  taiadores,  |  van  los  pendones  flameando. 

30.     Movió  primero  Ruy  Diaz,  |  con  él  van  sus  fijosdalgo; 

Rayano  ya  el  sol,  cavalga  J  con  su  hueste  don  Fernando! 

Los  versos  9,  12  y  22  son  del  origina),  los  otros  de  mi  invención: 
el  romance  se  agrega  por  creerlo  necesario  al  desarrollo  de  la 
acción. 


—  45  — 

ROMANCE  XXV 

Acampa  Fernando  delante  de  París;  el  rey  francés 
lo  llama  á  vistas 

Ya  asomaban  los  poderes  |  de  esse  buen  rey  don  Fernando; 

Finchendo  bienen  la  tierra  |  el  sol  siendo  ya  rayano, 

En  delant  París  de  Francia  |  sus  tendales  affincaron. 

Quando  esto  vido  el  Papa  |  íisose  maravillado: 
5.     Dende  una  almena  oteaba  |  los  poderes  sobeianos 

Con  que  al  campo  sale  España  |  sus  derechos  demandando. 

Una  mar  de  gente  armada  |  los  reynos  an  aiuntado; 

Volan  en  alto  sos  señas,  |  es  su  castro  bien  fossado. 

Bravos  son  sus  cavalleros,  ]  sus  ballesteros  famados, 
10.     Hi  con  Navarros  acampan  |  los  tréfudos  Asturianos, 

Los  de  Galicia  sus  tiendas  |  han  en  pos  de  castellanos; 

Hi  los  buenos  de  Aragón  |  sus  manteles  arboraron; 

Van  las  barras  Catalanas  |  con  quinas  de  Porto-galo; 

Con  estremeños,  leoneses  |  e  inquebrantables  cántabros: 
lá.     Hi  la^flor  de  las  Espafl.is  |  sus  poderes  ha  alardeado, 

Con  ellos  veníen  Moros  |  ca  son  sus  leales  vassallos; 

Traen  engeños  é  torres  ¡  e  mucho  son  alentados: 

Sos  enseñas  ergullosas  |  al  aer  están  flameando. 

Comidiendo  e'penseroso  ]  erase  el  Papa  romano; 
20.     Dixo:  «Oytme,  rey  de  Francia  |  é  Emperador  alemano, 
Semeiam'  que:al  rey  d'España  |  a  nuestras  puertas  liegado 
Non  le  mengua  el  corazón,  |  ca  viene  mucho  esforciado. 
Del  non  avremos  tributo  |  lidiando  man  a  mano: 
Podredes  aver  derecho  |  sy  podiessedes  tomarlo. 


—  46  — 

25.     Vos,  sin  batallas  ni  cerco  )  podriedes  desbaratallo. 

«¿Cómo  ha  de  ser?»  li  preguntan:  |  a  esso  ovo  contestado: 
cQuanto  aver  sacó  de  España,  ¡  avrá  luego  a  despensalo, 
E  la  guerra  non  es  guerra  |  sin  averes  monedados. 
Ganémosle  tregua  agora,  ¡  mager  chico  seya  el  plaso, 
30.     Quando  manquen  sos  averes  |  nuestro  será  su  fonsado, 
Después  guerra  darlyemos  |  é  tomarle  su  rey  nado.» 
— «A  celada  lo  traygamos»  |  dixo  allí  el  alemano. 
— ¿Cómo  a  de  ferse?  demanda  |  el  rey  francés: 

— «/  Piano!  piano!... 
Dix  el  Papa,  «yo  enviaré  |  por  esse  rey  don  Fernando, 
35.     Él  no  querrá  contrallarme,  j  venir  ha  al  mi  llamado.» 
Dixen  los  Reys: — «Señor,  |  enbiat  por  él  aprivado! 
A  Marfús  do  el  rey  d'España  |  enbia  el  Papa  romano, 
(A  Marfús  el  su  faraute  |  que  es  theologo  doctorado,) 
Con  ellos  que  venga  a  fabla  |  sobre  seguro  en  su  estrado. 
40.     Esto  aprueba  el  rey  d'España:  |  sines  art  é  muy  su  grado, 
Irá  a  vistas  en  la  tienda  |  la  ques  del  Papa  romano. 
Ya  se  arma  don  Rodrigo,  |  con  trecientos  fijosdalgo, 
Otrosí  armase  el  Rey:  |  ya  se  salen  cavalgando. 
Y  van  el  Rey  é  Ruy  Diaz  |  en  senos  caballos  blancos, 
45.     Con  sennas  lanzas  moriscas  |  mano  por  mano  fablando. 
Castígalo  bien  Ruy  Diaz  |  a  guissa  de  bon  vassallo: 
«Señor,  en  aquesta  fabla  |  seet  vos  bien  acordado: 
Muy  manso  fablarán  ellos,  |  e  vos  fablaldes  muy  bravo; 
Ellos  son  mucho  leydos  |  e  andar-vos-an  engañando, 
^50.     Son  ladinos  é  muy  duchos,  |  é  vos  querrán  en  retardo; 
Por  vos  desfacer  querrán  |  aver  de  vos  qualque  plazo.... 
Pedildes,  Señor,  batalla:  |  sea  eras  a  alvor  quebrado! 


—  47  — 

ROMANCE  XXVI 
Entrevista  de  los  Reyes  contrarios 

Vidols  el  Papa  venir;  |  erase  ya  acordado. 
— «Oytme,  dix,  vos  el  grande  |  Emperador  alemano; 
Aqueste  buen  rey  d'España  |  scmeiame  mucho  onrrado, 
Catémosle  cortesía,  |  como  es  fuero  de  su  rango: 
5.     Ponet  ay  una  silla  |  a  par  de  vos,  y  este  paño 

Servir-ha  pora  cobrirla  |  que  es  de  xamet  a  broslado: 
Otrosí  dat  a  Rodrigo  |  un  escaño  mucho  ondrado, 
Es  león  a  par  de  reyes  |  bien  fadiento  á  mucho  osado. 
Sy  vierdes  que  descavalga  |  esse  buen  rey  don  Fernando, 
10.     En  teniéndolo  a  oio  |  devantadvos  muy  privado, 
E  por  las  manos  prendetle,  |  e  cabe  de  vos  posaldo: 
En  par  de  Emperador  sea,  |  que  me  semeia  a  guissado.» 

Do  se  ersían  los  poderes  1  de  Roma  va  don  Fernando: 
Seña  blanca  a  crosa  e  claves  |  suso  la  tienda  cataron: 

15.     Hy  con  mucha  baronía  |  lo  atiende  el  Papa  romano. 
Non  sabía  qual  el  rey  |  nin  qual  es  el  castellano 
Synón  quand  descavalgó  |  el  rey  e  besol'  la  mano. 
Devantós'  I1  enperador,  |  contra  el  rey  fué  cortesano: 
Se  salúan  é  dan  paz  j  como  pares  soberanos, 

20.     E  por  las  manos  se  prenden  J  e  van  possar  al  estrado. 
A  los  pieds  del  rey  se  possa  |  Ruy  Diaz  el  Castellano. 
Muchas  razones  an  dichas,  |  muchas  parablas  fablaron, 
Las  rancnras  afeblessen,  |  los  corazons  vienen  blandos, 
Se  acercan  las  veluntades  |  quando  miel  hay  en  los  labros. 


—  48  — 

25.     Hy  fabló  el  Papa  latino  |  de  su  boca  sonrrysando; 

— «Dígame  el  Rey  deCastilla,|fijo  nuestro  muy  Christiano; 
¿Quereds'  ser  Emperador  |  d'España? — Yo  de  buen  grado 
Dar-vos-he  cetro  e  corona  j  d'esse  novo  Emperio  Hispano. 
Allí  fablara  Ruy  Diaz  |  antes  quel  Rey  don  Fernando: 

30.     — ¡«Malas  gracias  vos  dé  Dios,  |  señor  don  Papa  romano, 
Por  lo  ál  ganar  venimos  |  é  non  por  lo  ya  ganado: 
Los  cinco  Reyes  d'  España,  |  sin  vos,  le  bessan  la  mano! 
Viene  el  rey  por  conquerir  |  el  emperyo  de  alemanos, 
E  sy  non  lo  conqueriese  |  de  derecho  ha  de  heredarlo.» 

35.     Essora  se  levantó  |  de  su  silla  don  Fernando; 
Catándoles  cortesía  |  fabló  allí  muy  mesurado: 
— «A  treguas  vinimos,  dixo,  |  que  non  por  faceros  daño: 
Vuestro  amigo  quiero  ser,  |  vos  mió  mal  aveis  asmado. 
Oytme  vos  el  Patriarcha  j  apostóligo  muy  sancto, 

40.     Oytme  vos  Rey  francés,  j  vos  Emperante  alemano, 
Enbi'asteme  pedir  ¡  las  parias  de  tributario, 
Si  bien  me  lembro  iamás  |  España  las  ovo  dado! 
Muy  a  tuerto  las  pedistes,  |  yo  vos  las  niego  a  guissado! 
Véalo  Dios  derechero  |  el  que  ha  la  balanz  en  mano! 

45.     Vos,  agora,  adelinat,  |  Ruy  Diez  a  nuestro  canpo.» 
Estonz,  apriessa  Ruy  Diez  j  en  pié  se  fue  levantado, 
«Oyt,  soberanos,  dixo:  |  las  doncellas  e  cavallos, 
Los  falcones  quel'  pedistes,  |  los  averes  monedados, 
Cras  de  matino  en  la  lid  |  vos  los  dará  don  Fernando. 

50.     Vos,  rey  de  Francia,  fermoso,  |  vos  de  mi  sereds  buscado 
Y  veré  si  vos  acorren  |  los  Dose  Pares  famados.» 
Enplasados  assy  fincan  |  para  otro  dia  en  el  campo. 


—  49  — 

ROMANCE   XXVII 

El  Juglar  ata  cabos 

Desta  batalla  non  sé;  |  nada  non  dixe  el  romanzo; 
Mas,  cuedo  que  por  España  |  esse  dia  quedó  el  campo, 
Ca  meses  passan  é  firme  |  es  el  Real  castellano 
Delant  de  Paris  de  Francia  |  que  nadi  non  lo  a  arrancado. 
5.     Passan  las  oras  e  dias  |  passan  escaramusando: 
Sé  de  justas,  desafios,  |  de  fiestas  e  d'otros  casos, 
De  cavalleros  feridos  |  o  de  donas  cativados, 
Unos  xagados,  los  otros  |  plus  dolientes  sospirando, 
Plañentes  unos  en  fierros,  |  otros  de  amores  lazrados, 
10.     Dexemos  esso  e  volvamos  |  al  buen  rey  don  Fernando. 


2.  Cuedo,  pienso,  de  cueidar,  pensar,  juzgar,  hoy  también  cuidar. 
— 8.  xagaáos,  llagados;  plus,  más. 

Romance  XXVII.  Antes  que  ponerme  á  describir  una  batalla 
icticia  como  la  anunciada  en  el  romance  anterior,  he  recurrido  al 
arbitrio  de  hacer  intervenir  al  juglar,  lo  que  era  asaz  frecuente  en 
estos  cantares.  Además,  era  menester  paliar  de  algún  modo  el 
tiempo  ocioso  que  pasan  las  huestes  españolas  delante  de  París,  y 
hacer  verosímil  el  nacimiento  del  hijo  de  ganancia  de  don  Fernan- 
do, habido  en  la  hermosa  princesa  Saboyana,  durante  el  sitio  de 
aquella  gran  ciudad.  De  ese  niño,  que,  según  dicen  las  crónicas, 
llegó  á  ser  Cardenal  de  la  Iglesia,  se  apoderó  el  Papa,  sin  que  se 
sepa  de  qué  manera  ni  por  cuál  arte. 

Ligar  una  cosa  con  otra  y  dar  cierto  tinto  de  verisimilitud  á  la 
situación,  es  el  objeto  de  este  romance  intercalado  ahora,  y  que 
podrá  suprimir  quien  así  lo  quiera. 


—  50  — 

Vino  él  por  conquerir,  |  e  conquerido  ha  fincado 
De  unos  oios  muy  vellidos  j  que  lo  tienen  cativado, 
Son  los  oios  de  una  fada,  |  la  fija  del  Saboyano. 
La  princesa  mas  fermosa  |  que  vieran  oios  uníanos. 

1").     Rodrigo  piensa  en  batallas,  |  en  el  su  amor  don  Fernando: 
Enfadado  está  Rodrigo,  |  e  don  Fernando  enfadado! 
Templemos  el  estormento,  |  dexemos    los    destemplados, 
El  amor  e  las  batallas,  J  el  monarcha  e  so  vassallo; 
Dexemos  fugir  el  tiempo  |  é  á  la  fine  vengamos 

lO.     Deste  Cantar  de  Rodrigo  |  que  ya  vamos  a  cab  dando. 


ROMANCE  XXVIII 
El  hijo  de  don  Fernando  en  poder  de  sus  contrarios 

La  princesa  de  Saboya  |  yacie  de  mal  de  parto, 
Enguardada  so  la  tienda,  |  del  rey  de  España  Fernando. 
Parióle  un  fijo  varón:  |  al  Papa  le  fué  llevado; 
Ante  que  el  rey  lo  sopiese  |  era  el  infant  christianado. 
5,     Por  padrinos  se  los  ovo,  J  un  emperor  alemano, 

El  rey  de  Francia  e  a  mas  |  un  Cardenal  muy  ondrado, 

E  fué  por  manos  del  Papa  |  allí  mesmo  bateado. 

Al  campo  de  los  franceses  |  por  él  llegó  don  Fernando, 


12.  vellidos,  bellos. — 16.  enfadado,  con  enojo,  y  enfadado,  (enha- 
dado)  hechizado,  embrujado.  —  17.  estormento  instrumento. — 19. 
fujir,  huir;  a  la  fin,  al  fin,  al  desenlace. —20.  a-cab-dando,  aca- 
bando. 

7.  bateado,  baptisado,  bautizado. 


—   51   -- 

Quj  en  refenes  se  lo  avien  |  el  su  fijo  tan  deseado. 

10.     El  Papa  que  lo  vidiera  |  passó  el  infante  a  un  estrado; 
Comenzó  de  perdicar  |  é  muy  grandes  voces  dando, 
«Cata  dixo  rey  d' España  |  como  sodes  venturado, 
Con  tan  grande  onrra  Dios  |  el  fiiuelo  que  te  ha  dado! 
Yol'dispenso  dend  agora  |  que  pueda  seer  ondrado 

15.     Con  dinnidades  sagradas,  |  sea  bispo  o  cardenalo, 
E  por  amor  deste  infante  |  que  Dios  nos  ha  inviados, 
Danos  treguas,  el  buen  rey,  |  siquer  sea  por  un  año.» 
— «El  mió  fijo  me  entregat»  |  dixo   el  rey  don  Fernando, 
E  quatro  años  vos  daré  |  que  mas  non  daré  de  plazo. 

20.     Es  el  tiempo  muy  grand  metge  |  é  melecina    de   daños.» 
Dix  essora  el  rey  de  Francia: ¡(Rey  d'España,  rey  cormano, 
Por  amor  d'aqueste  infante  |  ques  tu  fijo  é  mi  afijado, 
Otros  quatro  años  te  pido,  |  non  quieras  me  los  negalos.» 
«Sean  los  quatro  años  mas,  ¡  dix  riycndo    don    Femando. 

25.     — «¡A  mi  nada  avesme  dado!»  |  dix  l'emperor  alemano. 
— «A.  vos  quanto  que  quisierdes  j  tanto  vos  será  otorgado, 
E  por  amor  del  Patriarcha  |  darevos  otros  quatro  años: 
Por  amor  del  Cardenal  |  ¿quantos  mas  tendré  de  daros? 
¡Por  los  sieglos  de  los  sieglos  |  vivremos  bien  atreguados!» 


* 
*  * 


30.     «¡Quanto  que  aquí  vos  decides  |  nos  lo  decides  beffando!» 
Dixo  el  rey  francés;  alora  |  contestóle  el  castellano: 


9.  refenes  o  arre/enes,  rehenes. — 13.  fiimlo,  hijuelo. — 14.  lo  dis- 
pensa del  impedimento  canónico  de  investidura  por  la  condición 
de  su  nacimiento. — 20.  metge,  médico. — 30.  beffando,  burlando, 
por  befa. 


—  52  — 

«¡Desta  guissa  non  se  face  |  nin  acuerdo  nin  mercado!... 
Las  treguas  que  demandades  |  de  mi  las  avrés   de    grado, 
Sy  iura  quereds  prestarme  |  de  non  seer  mas  osados 
35.     A  querer  Reyes  d'España  |  para  vuesos  tributarios. 
Si  tal  cosa  non  ficierdes  |  nada  os  avria  otorgado, 
E  eras  como  Dios  disponga  |  respuesta  avreds  en  el  canpo. 


Romance  XXVIII.  En  la  Crónica  aparece  que  la  princesa  de  Sa- 
boya  da  á  luz  un  hijo  en  el  campamento  español,  y  sin  que  se  sepa 
cómo  viene  el  Papa  y  se  lleva  al  niño,  lo  bautiza  y  le  da  por  padri- 
nos al  Emperador  de  Alemania,  el  Rey  de  Francia  y  un  Cardenal, 
enemigos  del  rey  Fernando,  padre  del  recién  nacido.  Fernando,  sin 
ninguna  precaución,  se  mete  al  campo  enemigo  en  demanda  de  su 
hijo,  y  entonces  el  Papa,  siguiendo  un  plan  preconcebido  le  pide 
treguas  por  un  año.  Otórgale  Fernando  cuatro  años  de  tregua  con 
la  mayor  facilidad,  y  entonces  el  rey  francés  le  pide  que  amplíe  el 
plazo.  Fernando  concede  otros  cuatro  años.  Otro  tanto  le  pide  el 
Emperador,  y  él,  de  la  manera  más  bonachona,  concede  otros  cua- 
tro años  más.  Pídenle  entonces  á  nombre  del  Cardenal,  su  compa- 
dre, y  cuando  Fernando  va  á  abrir  la  boca,  sin  duda  para  conceder 
nueva  prórroga,  se  corta  felizmente  el  hilo  de  la  Crónica. 

Yo  no  podía  suprimir  esta  escena  ni  tampoco  aceptarla,  pues 
pinta  á  Fernando  como  un  zonzo  de  capirote,  y  arroja  el  ridículo 
sobre  lo  mismo  que  se  quiere  enaltecer.  He  creído  más  digno 
y  decoroso,  y  más  artístico  dar  otro  jiro  á  aquella  escena,  y  por 
eso,  después  de  dejarla  correr  casi  como  en  el  original,  la  he 
convertido  en  una  lección  á  los  que  pretendían  burlarse  del  rey 
español,  mostrando  en  ello  la  discreta  firmeza  de  don  Fernando  y 
la  desesperanza  en  que  arroja  á  sus  contrarios,  condiciones  ambas 
que  los  llevan  á  la  celebración  de  la  Paz,  con  lo  cual  se  desenlaza 
el  Cantar  como  es  debido.  La  guerra  ficticia  de  que  se  canta,  ha 
sido  causada  por  la  pretensión  de  enfeudar  á  España  y  hacer  á  sus 
reyes  tributarios  del  de  Francia,  pretensión  apoyada  por  el  Empe- 
rador y  el  Papa.  El  remate  natural  es  el  subyugamiento  de  Espa- 
ña, ó  el  reconocimiento  de  su   soberanía  independiente,  y  á  esto 


—  53  — 

ROMANCE  XXIX 

El  tratado  de  Paz 

En  Paris  facen  concilio  |  las  podestades  privado: 
Acordados  ya  se  eran  ¡  el  rey,  el  papa  romano, 
Otrosí  el  emperador  |  contra  esse  rey  don  Fernando, 
De  non  llegar  a  batalla  j  nin  facerlo  tributario, 
5.     Sy  él  de  tierras  de  Francia  |  sus  virtos  sacasse  a  plaso. 
Esso  al  rey  Fernando  place,  |  cosa  mas  non  ha  buscado, 
Librar  de  tributo  a  España  |  esso  quier  a  fuer  d'ondrado; 
Esso  a  derecho  demanda  |  con  las  armas  en  la  mano; 
Esso  ovieron  de  otorgarle  |  car  assí  es  aguisado. 
10.     ¡Mas  vale  paces  meter  |  que  non  guerra  entre  Christianosl 

Ficieron  chartas  de  paz;  |  todos  las  an  aífirmado: 
Que  España  nunca  fincase  |  de  la  Francia  tributario; 
Que  iamás  nuncas  tal  pleito  f  foes'  a  España  demandado, 
E  que  por  los  puertos  de  Aspa  |  se  tornase  don  Fernando 
15.     Con  la  su  seña  e  sus  huestes/  |  sus  condes  e  fijosdalgo. 


último  se  llega  en  un  solemne  tratado  de  paz,  hecho  poéticamente 
coronado  por  las  palabras  del  protagonista  Ruy  Diaz  de  Vivar,  las 
cuales  dicen  con  su  impetuoso  carácter  y  arrogancia,  convienen  á 
la  situación  y  nacen  de  ella  misma. 

Este  romance  final  en  su  totalidad,  y  el  anterior  en  su  mayor 
parte,  son  de  mi  propia  factura.  Sobre  mí  sus  yerros. 

1.  Las   podestades  privado,  a  toda  prisa  los    magnates. — 5.  sus 
virtos  sacasse  a  plaso,  sus  fuerzas  sacase  dentro  de  un  término  dado. 

16.  robradas  (del  latín  rubor)  rubricadas. 


—  54  — 

Las  cartas  allí  robradas  |    fueron  del  Papa  Romano, 
Del  rey  de  Franceses  é  |  del  emperor  alemano, 

Presentes  sus  ricos  ornes,  |  sus  pares  é  sus  perlados. 
Y  don  Fernando  rubrolas;  |  todos  empos  las  seellaron 
20.     Cascuno  pusol'  su  seello,  |  ansí  las  an  diplomado; 

Trocanse  los  pergaminos  |  con  los  sus  sellos  colgando, 
E  los  reyes  ya  se  abrazan  ¡  delant  el  Papa  christiano. 

Essora  dixo  Rodrigo  |  contra  su  Señor  fablando, 
Con  una  de  sus  bravezas  J  que  allí  todos  escucharon: 
25.     «¡Tanto  que  España  visquier,  |  nadi  'nel  mundo  el  osado 
Non  sea  pora  decilres,  |  a  sus  Reyes  tributarios!» 


ROMANCE  XXX 

Epilogo 

Fabla  el  Joglar 

El  Cantar  aquí  es  finido,  |  el  romanz  es  acabado 
Con  las  bravas  mocedades  |  de  Rodrigo  el  Castellano: 


20.  Cascuno  cada  uno;  diplomado,  el  sello  se  estampaba  en  dos 
plomos  de  donde  esta  voz,  como  diploma,  diplomático:  la  iglesia  lo 
usaba  en  bolas  de  cera  o  de  plomo,  y  de  bola  ó  bula,  viene  el  nom- 
bre de  bulas  que  llevan  esos  documentos  así  sellados. — 26.  decilres 
es  una  metátesis  de  decirles,  muy  común  en  la  época,  como  bulra, 
perlado,  broslado,  guirlanda  lo  son  de  burla,  prelado,  bordado,  guir- 
nalda. 


—  55  — 

Car  a  cara  mató  en  campo  |  al  Conde  Gorma/,  lozano, 
Sacó  libre  a  Calahorra,  |  a  los  Moros  puso  espanto. 

5.     El,  a  pessar  de  franceses,  |  los  puertos  de  Aspa  a  passado 
Priso  al  Conde  de  Saboya  |  por  la  barba  mal  su  grado, 
En  busca  de  los  franceses  |  fasta  París  fué  reptarlos: 
Quita  a  Espanna  de  tributo  |  con  su  coraie  ha  sacado. 
El  en  par  de  emperador  (  pusso  a  su  rey  don  Fernando, 

10.    Pússolo  a  tan  alto  que  J  hoy  lo  apellidan  el  Magno. 

Sy  vos  pías  este  Cantar  |  un  altro  me  he  romanseado, 
Con  el  cerco  de  Camora,  |  la  muerte  del  rey  don  Sancho, 
La  jura  en  Santa  Gadea  |  que  el  Cid  a  Alfonso  ha  tomado. 
Con  el  exilio  del  Cid,  |  ¡a  flor  de  los  Castellanos. 

15.     Bien  oyreds  d'aquella  gesta,  |  las  cuerdas  yrán  sonando 
E  las  parablas  ixiendo,  |  e  las  razones  entrando: 
Cras  tañendo  la  mi  viola  [  daré  compás  a  otro  canto; 
Ora  acorredme  con  vino,  |  que  ya  so  de  cantar  laxo. 

Fin  del  Cantar 


Romance  XXX. — Este  Epílogo  juglaresco  contiene  uu  resumen 
del  Cantar  recordando  sus  rasgos  mas  característicos.  Anuncia  un 
nuevo  Cantar,  el  segundo  de  los  del  Cid,  en  que  el  héroe  castellano 
aparece  militando  bajo  las  señas  del  rey  don  Sancho,  su  señor;  y 
termina  escusándose  con  su  cansancio  y  pidiendo  un  refrigerio. 

11.  Un  altro,  un  otro,  este  viejo  vocablo  castellano  se  encuentra 
en  otras  lenguas  romances  como  la  provenzal  y  la  italiana,  y  acabo 
de  verlo  usado  en  catalán,  en  la  carta  de  los  barceloneses  al  Con- 
destable don  Pedro  de  Portugal  proclamándolo  por  su  rey  y  señor, 
ncom  aquell  al  qnal  justicia  acompanye  derant  toto  altbo.'15.  Chór- 
elas, acaso  sea  mas  propio  que  cuerdas,  forma  preferida,  pues,  aún 
cuando  voz  más  moderna,  no  desdice  del  resto.  18.  laxo,  lasso, 
caneado. 


f/ 


SEGUNDO  CANTAR 


DE 


LA  GESTA  DEL  CID  CAMPEADOR 


*Kg*VíPí»?W*ípS^ 


EL  CANTAR  DE  RUY  DÍAZ  DE  VIVAR 


PRELUDIO  DEL  JOGLAR 

Del  Rey  Don  Sancho  el  Fuerte  |  hoy  quiero  vos  contar 
De  aquel  que  el  alevoso  |  Vellido  ov'de  matar; 
E  cóntarvós  hoi  quiero  |  sine  toda  verdat, 
De  essé  su  fuerte  escudo,  |  Ruy  Diez  de  Bivar: 
5.     Es  dé  grand  corazón,  |  una  fardida  lanz, 
Espeio  de  ynfansones  |  é  de  reyes  el  par. 
De  presso  al  rey  don  Sancho  |  él  sopólo  sacar, 
Diolé  vitoria  en  vida,  |  é  quand  lo  vio  finar 
La  jura  tomó  a  Alfonso  |  a  guisa  de  leal 

10.     Esto  que  aquí  diré-vos  |  lo  dix  otra  canción, 
E  dixlo  amas  don  Lucas  j  el  bispo  estoriador, 
Otro  ssy  don  Rodrigo  ¡  el  dé  peñóla  de  or', 


5.  Una  fardida  lanz,  una  valiente,  atrevida,  esforzada  lanza. — (i. 
espeio,  espejo. — 9.  a  guisa  de,  leal,  a  fuer  de  leal. — 10.  lo  dice  otra  can- 
ción, alude  al  cantar  perdido  que  se  supone  haber  existido. — 11.  el 
obispo  don  Lúeas  de  Tuy. — 12.  el  arzobispo  de  Toledo,  D.  Rodrigo 
Ximenez  de  Rada,   ambos  historiadores  españoles  del  siglo  XIII. 


—  60  — 

Un  arzobispo  sage  |  que  la  su  sede  onrró, 
Caboso  coronado,  |  querido  del  Señor. 

15.     Mi  viola  ya  tiemplo,  |  oyt  su  dolce  suón, 
Polidas  son  sus  cordas;  |  pero,  latinas,  nó: 
En  romanz  paladino  |  las  gestas  canto  yo, 
Ascúchadmé  que  aquí,  |  compieca  la  canzón. 


13.  sage,  prudente,  discreto;  se  lee  como  en  francés. — 14.  caboso, 
acabado,  cumplido;  coronado,  tonsurado,  el  sacerdote  que  lleva  co- 
rona.— 17.  romanz  paladino,  romance  llano,  habla  sencilla.— 18. 
compiesa,  empieza. 


í1 


Del  Rey  don  Fernando  que  partió  sus  regnos  é  de 
su  ñnamiento 

Commo  ávedes  oydo  |  el  buen  rey  don  Fernando 
Fizo  su  partición,  |  mas  non  muy  aguissado. 
Sos  regnos  dividiendo  |  los  virtos  amenguando 
Contra  todo  derecho  |  sus  fijos  ha  heredados; 
5.     Mas  eso  non  lo  otorga  |  el  infante  don  Sancho, 
Dix  qué  partir  el  regno  ¡  es  contra  todo  mando, 
Ca  los  reyes  de  Godos  |  esso  mesmo  vedaron: 
Por  fuerza  fiz  la  jura  |  ende  vendrá  gran  daño. 

Oyt  el  testamento  J  del  rey  don  Fernando: 
lo.    Castiella  con  Navarra  |  dio  al  mayor  don  Sancho; 

Asturias  é  León  |  a  Alfonso  el  mediano; 

El  regno  de  Galicia  |  é  part  de  Portogalo 

A  don  Garcia  qués  )  dellós  el  menor  nado; 

Camora  a  doña  Urraca  |  con  part  del  Infantadgo, 
15.    E  lá  otra  meatad  |  a  doña  Elvira  ha  dado 

Con  Toro  la  cibdad,  |  en  mengua  de  don  Sancho. 


3.  Virtos,  fuerzas,  sobre  todo  militares,  energías. — 10.  Castiella  se 
lee  Castilla;  en  el  antiguo  castellano  ie  suena  e. — 15.  meatad,  mitad. 


—  62  — 

Asmó  que  los  sos  fijos  ]  quand  ell  fuesse  passado 
Contienda  non  oviesen  ¡  de  partición  á  daño; 
En  assosiego  é  paz  |  cuidó  el  rey  dexarlos! 
20.    ¡Nuncas  croviera  qué  f  cizania  avie  sembrado! 
A  muchos  plogo  desto,  |  á  mas  lo, lamentaron. 

Doliente  el  rey  yacie  |  ya  ós  de  dias  largo, 
Alechigado  afelo,  |  la  cándela  en  la  mano: 
Fablá  con  él  su  tij )  |  el  Cardenal  Fernando, 

25.    De  Toledo  él  que  fué  |  arzobispo  é  primado. 

Acomendóle  a  España;  |  que  guarde  a  sos  hermanos, 
E  paz  entre  ellos  meta  |  en  pro  de  los  regnados. 
De  la  vida  espidióse  |  de  ssi  un  sospiro  echando: 
Assy  su  ánima  á  Dios  |  dio  el  rey  Fernando. 

30.    Cabe  al  rey  su  padre  |  en  León  lo  soterraron. 
A  par  de  emperador  |  en  vida  fu  ensalzado, 
De  muerto,  las  estorias  |  llamáronlo  el  Magno. 


17.  Pensó  que  sus  hijos  |  cuando  él  hubiere  muerto;  elle,  elli,  ell,  él 
son  diversas  formas  del  mismo  pronombre. — 22.  doliente,  enfermo. 
— 23.  alechigado  afelo,  helo  ahí  metido  en  el  lecho;  la  candela  en  la 
mano,  con  la  vela  de  bien  morir  en  la  mano. 


—  63  — 

II 

El  gerco  de  Qaragoga 

Non  se  teñí'  don  Sancho  |  por  bien  heredado, 
Con  lo  que  le  cabía  |  nos'  tenia  por  pagado, 
Debíer  suyo  ser  todo:  ¡  lo  puso  so  su  mano 
La  veluntad  de  Dios,  I  ca  en  él  ovo  ai  untados 


Bate  comienzo  leído  á  la  moderna,  parece  pura  prosa;  pero  la 
cadencia  rítmica  del  verso  reaparece  si  se  van  marcando  los  acen- 
tos y  pausas  conforme  á  la  pauta  musical  del  alejandrino.  Daremos 
aquí  una  ligera  idea  del  alejandrino  antiguo,  á  tin  de  que  se  le  lea 
correctamente  con  toda  su  melodía.  Representando  cada  silaba  <lel 
verso  por  una  letra,  el  esquema  gráfico  del  alejandrino  antiguo  con 

SUS  acentos  y  pausas,  es  este: 

aá  |  aá  a.áa  ||  aá  ¡  aá  aá.a 

2  6  2  6 

Loque  pasa  en  un  hemistiquio  pasa  en  el  otro.  ES  ritmo  yámbico, 
que  es  el  del  alejandrino,  hace  caer  los  acentos  en  las  sílabas  pa- 
res 2,  4  y  6de  cada  hemistiquio.  Pero,  un  acento  tan  repetido,  síla- 
ba de  por  medio,  se  hace  monótono, y  eso  se  evita  cargando  la  voz 
en  las  sílabas  2.a  y  6.a,  ó  sea  alongando  esas  vocales.  Eso  se  consi- 
gue mejor  haciendo  una  ligera  pansa  después  de  estas  sílabas, 
donde  se  marca  con  una  rayita  vertical. 

Entonces,  leeríamos  ó  más  bien  cantaríamos  de  esta  manera: 

No  sé  |  tení-don  Sán.cho  ||  por  bí    |  en  he-redá.do. 
2  6  2  6 

Con  1«S  |  que  lé-cabí.  e  ||  nos  té  |  nia  pór-pag&.do 
2  6  2  6 

IK'hiór  |  ser  suyo  tó.do;  ||  lo  pú  ]  so  só  su  má.no 
2  6  2  6 

La  vé  |  luntad-de  Di-  os  |¡  etc.,  etc. 

2  6 


—  61  — 

5.     Por  primogenitura,  |  derecho  sacro -san  cto, 
Los  regnos  que  su  padre  ]  a  tort  ha  separados: 
Una  es  la  corona  |  uno  sea  el  regnado. 
Aquesto  guarda  dentro  |  en  su  cuer  esforciado 
Fast  quel  frucho  madure  |  é  que  lo  suelte  el  árbor, 

10.    En  tanto  por  sus  tierras  ¡  andido  él  otorgando 
Sus  cartas  é  mercedes  |  con  abondosa  mano. 
Iba  aquel  rey  tan  mogo  |  la  tierra  assosegando, 
Ganando  corazones,  |  voluntades  ganando. 
Pora  servir  a  Christus  |  ha  la  su  seña  alzado, 

15.    Contra  tierra  de  moros  |  sacava  sus  christianos: 
En  su  cavallo  blanco,  |  como  el  Señor  Sant-Iago, 
Sus  huestes  castellanas  |  y  va  acabdillando. 

Fué  sobre  Caragoca  |  que  moros  han  en  mano, 
Cercóla  con  apremia  |  del  un  é  l'otro  lado; 
20     Armó  fuertes  engeños,  j  é  púsoles  espanto. 


Como  se  vé,  el  ritmo  se  marca  por  la  pauta  musical,  y  no  por  los 
acentos    tónicos  como  hoy  se  hace.  Alongando,  como  dije,  las  síla 
has  2.a  y  6.a,  aumenta  la  armonía  de  la  canturía  con  ese  elemento 
esencialmente  músico. 

Aquí  marcaremos  con  la  tilde  el  acento  rítmico,  siempre  que  ello 
fuere  necesario  para  fijar  la  correcta  cadencia  de  este  verso. 

6.  a  tort,  á  tuerto,  errónea,  injustamente;  ue  se  leía  o,  y  así  se 
escribía  indistintamente,  mort,  font,  port,  fo,  y  muerte,  fuente, 
puerta,  fué:  hasta  hoy  decimos  torcido,  torticero,  retorta,  etc.,  que 
son  del  mismo  origen. — 8.  cuer  ó  cor,  corazón. — 9.  frucho,  f nieto, 
fruto. — 17.  acabdellando,  acaudillando. — 18.  Caragoga,  la  C  sonaba 
como  la  sh  inglesa,  en  she,  shelf;  como  ch  en  francés,  ó  se  en  italia- 
no.— 19.  gercola  se  lee  shercola  con  apremio  ó  aprieto,  estrechamente 
— 20.  engeños,  ingenios,  máquinas  de  guerra;  ingeniero,  el  que  entien- 
de en  éstas  y  otras  máquinas. 


—  65   - 

Tanto  affincó  a  los  moros  |  que  el  rey  zaragozano 
Enbió  sus  mandaderos  |  al  bravo  rey  don  Sancho, 
Ca  acorro  ya  no  aguarda  |  nin  tiene  ya  manparo. 
Dix  le  darie  parias  |  é 'serie  su  vassallo. 

25.     Cuida  de  aver  su  gratia  |  le  sirviendo  é  pechando. 
El  rey  los  escuchava  |  e  á  guisa  de  menbrado 
Dixlés: — «A  me  dezir  |  esso  vos  ha  enbiados; 
Pero,  tiene  ál  el  Moro  |  dentro  ¿n  su  cor  pagano! 
De  aquí  me  levantar  |  sine  dubdanza  ha  asmado, 

30.     E  desque  yo  me  fuere  |  en  moros  ó  christianos 
Pondrá  su  amor  é  vis,  |  é  buscará  mi  daño; 
Mas,  yo  fazer  quiero  |  lo  que  dezir  me  ha  enviado 
E  ssy  él  me  mentiere  |  vernó  sobre  él  al  cabo, 
E  destroirlo  he  |  como  a  traydor  provado: 

35.     De  presso  ó  de  muerto  |  non  me  saldrá  de  mano» 
Los  mandaderos  desto  |  furon  muchos  espantados, 
E  véyendó  que  non  |  podien  seer  librados, 
Su  pleytesial'  ponen  j  qual  él  quiso  de  grado: 
Dieronli  arrehenes  |  é  avéres  sobeianos, 

40.     Mucho  de  oro  é  prata  |  é  dones  muy  granados: 
Alora  con  su  gente  |  el  <;erco  alzó  don  Sancho 
E  fizo  la  tornada  |  muy  rrico  e  muy  onrrado. 


21.  affincó,  apuró,  estrechó.  —  2tí.  á  guisa  de  membrado,  como 
hombre  advertido. — 39.  arrehenes,  rehenes;  é  averes  sobeianos,  te- 
soro grande,  opulento,  soberano. 


—  66  — 


III 


Ramiro  de  Aragón  mueve  contra  don  Sancho  e  del 
su  vencimiento 

Por  quanto  a  Caragoca  |  don  Sancho  la  cercó 

Tovos'  por  desondrado  |  Ramiro  de  Aragón: 

Tenie  que  essa  era  j  conquista  de  lo  só, 

E  a  Sancho  que  tornava  |  al  camino  saliol'. 
5.     Salióle  con  los  suyos  |  demandarle  rrazón 

Del  fecho,  é  que  ficiera  |  emienda  en  la  su  pro. 

El  rey  don  Sancho  era  ¡  orne  de  corazón, 

Enbiolé  decir  |  quando  esso  del  oyó: 

«Yo  só  la  cabecera  |  de  Castilla  é  León, 
¡0.     E  las  conquistas  todas,  |  todas  de  España  son, 

Non  commo  vos  dezides  |  del  regno  de  Aragón.» 

A  tanto  don  Ramiro  |  sus  huestes  adobó 

E  contra  el  rey  don  Sancho  |  syn  tod'  miedo  movió. 

Lidiaron  brava  mientre,  |  dierónse  grandes  colps. 
J5.     Astas  gruessás  en  rachas  |  saltan  por  los  arzons; 

Muchos  avie  de  muertos;  |  muchos  feridos  son. 

Cavallos  van  sin  dueños,  |  espadas  sin  señor, 

E  destelando  sangre  |  fierros  é  pendons. 

La  lit  en  pesso  andav.i:  j  don  Sancho  arremetió, 
20.     ¡Castíllal  apellidando,  |  en  alto  su  pendón, 

E  foé  ferir  bravosso  |  en  el  poder  maior. 

13.  Sin   todo  miedo,   modismo   antiguo,  que  vale  hoy  sin  ningún 
miedo. — 15.  rrachas,  rajas,  astillas. 


—  67  — 

Tan  recio  dio  que  a  fuerza  |  de  allí  los  arrancó. 
Al  rey  Ramiro  prisso:  |  él  todo  le  otorgó; 
Del  fecho  que  ficiera  |  mucho  que  le  pessó, 
25.     Por  end  le  vino  daño  |  e  grande  omillación. 
De  los  sus  cavalleros  |  el  rey  mas  alaudó 
Al  quí  ya  le  dixien,  ¡  el  Cid  Campeador, 
Anssy  semper  vocatus,  |  dix  el  latin  sermón. 


IV 


Don  Garda  quita  tierras  a  su  hermana  doña  Urraca, 

por  ende  don  Sancho  pide  conseio  a  los  sos 

ornes  de  cómmo  él  faga 

El  rey  don  García,  |  rey  ques  de  Portogal, 
A  Urraca  la  su  hermana,  |  sus  tierras  fue  quitar, 
Las  quel'dió  con  Camora  |  su  padre  en  heredat. 
Ella  cuando  lo  sopo  |  conpézo  dé  lorar, 
5.     E  dixo  veces  muchas:  |  «¡Hay,  rey  don  Fernand, 
En  mal  punto  partiestes  |  está  vuestra  heredad, 
Ca  toda  la  tierra  [  por'vos  se  perderá! 
Mi  hermano  don  García  |  menguóme  la  mi  part, 
Anssy  passó  la  jura  f  que  fiso  al  nuesso  padr(e); 
10.     Por  ende  ruego  a  Dios  |  non  vos  curie  de  mal, 
Que  £edo  don  García  I  desheredado  seays!» 
Don  Sancho  desto  sopo;  |  plogóle  muncho,  ca, 
Su  hermano  quebrantó  |  la  jura  al  suo  padr; 
Por  ende  él,  su  reyno  |  tollerle  a  rrazón  ha. 


El  re  y  <  1  < » n  <  ¡arría. — 11.  gedo,  luego,  pronto,  presto. — 13.  ere- 
>t>>  6  quebrantó,  MI  francés  hay  crever. — 14.   tollerle,  quitarle. 


—  68  — 

15.     Por  los  sus  rricos-omes  |  enbió,  les  consultar 

De  cómmo  él  faga  cuando  |  su  hermano  la  heredat 
Contra  la  feé  é  jura  |  a  Urraca  fu  quitar. 
El  Conde  Don  García,  |  dixle:  — «Señor,  catad 
El  mandamiento  e  jura  |  que  auries  de  passar: 

20.     Lembrad  que  lo  fecisteis  |  a!  rey  vuestro  padr: 

Non  ssé  de  orne  en  el  mundo  |  que  vos  conseye  ál» 
Oyólo  el  rey  don  Sancho;  |  tienegelo  a  mal 
Dixole  mucho  yrado:  |  —  «Tiratme  vos  delant! 
Ca  vos  non  sabeds,  Conde,  |  me  bien  aconseiar!»... 

25.     Essora  contra  el  Cid  |  el  rey  fuesse  fablar: 

Bien  sabeds  que  mi  padre  |  conseio  vos  tomar 
Mandóme  en  toda  cosa:  |  vengóme  conseiar, 
En  guisa  que  mios  Reynos  |  los  pueda  recombrar, 
Ca  si  de  vos  non  hé  |  un  conseio  cabal 

30.     No  lo  entiendo  aver  (  de  nesun  om  mortal.» 


V 

Con  el  Cid  conseyase  al  rey  don  Sancho 

Al  Cid  pessole  mucho  |  é  dixo  al  rey: — «Señor, 
Non  me  semeia  bueno  |  ni  aguissado  de  vos, 
Que  passedes  el  mando  |  de  vuestro  padre,  non!» 
Dixle  el  rey:  «Mió  Cid,  |  la  jura  tengo  yo 


; 


17.  fu  ó  fúe,=fo,  hoy  fué. — 20.  lembrad  nembrad,  membrad,  reco 
dad,  rememorad. — 21.  al.  otra  cosa,  de  otra  manera. — 23.  tiratme 
vos  delant!  salid  de  aquí!  quitaos  de  mi  presencia! — -25.  contra,  con. 
. — 28.  guisa,  se  escribe  tanto  con  una  s  como  con  dos  ss. — 29.  conseio, 
conseyo,  consejo;  caval  ó  cabal. — 30.  aver  ó  haber. 

3.  que  passedes  el  mando,  que  paséis  sobre  la  orden. 


—  69  — 

5.     Que  non  la  passo,  car,  |  non  quise  partición 
Contra  derecho  fecha,  |  contra  toda  rrazón. 
Cjn  gran  premia  esa  jura  |  la  fice  amidós; 
Demás  que  don  García  |  antes  la  quebrantó. 
Sabedes  que  en  derecho  |  los  reynos  mios  son: 

10.     Mió  padre  non  lo  pudo  ¡  darlos  en  partición 
Aver  he-los  a  fuerza  |  con  la  mercet  de  Dios. 
¡Non  ha  cosa  en  el  mundo  |  que  lo  me  estorve,  non! 
Por  end  aconseiadme  |  como  los  junte  yo.» 
Lo  que  asmava  el  rey,  |  alora  el  Cid  vio. 

15.     Conseyol  que  pussiese  |  su  voluntad  é  amor 
Con  su  segundo  hermano  |  el  rey  don  Alfons, 
En  tal  que  le  díesse  |  passada  franca  por 
Sus  tierras  para  el  regno  |  de  García  el  menor.» 
Assy  lo  fizo  Sancho,  |  assy  gelo  otorgó 

20.     En  contra  don  García  |  de  grado  don  Alfons. 


VI 


De  cotnmo  el  rey  don  Sancho  venció  a  su  hermano 
don  García  e  de  por  vida  lo  metió  en  fierros 

Fuert  era  don  García  |  é  dé  grand  coracon; 
Nada  espera  dé  |  su  hermano  don  Alfons. 


6.  rrazón,  con  rr,  era  la  ortografía  corriente,  que  aquí  general- 
mente modificamos,  escribiendo  razón,  rey,  etc. — 8.  premio,  apre- 
mio, presión;  amidos,  á  mi  pesar,  contrariado. — 9.  reynos,  reynos  ó 
renos,  hoy  reinos. — 13.  junte,  iunte,  ayunte. — 20.  de  yrado,  con  buena 
voluntad. 


—  70  — 

En  contra  el  rey  don  Sancho  |  sus  huestes  adobó; 
En  Pórtogál  lo  atiende;  [  la  Galizia  dexó. 
5.     Con  grand  cavallería  |  don  Sancho  ya  movió: 
Afe  y  los  tres  Condes,  f  el  Conde  de  Mocon, 
El  de  Lara,  el  de  Cabra,  |  quen  delantera  son; 
El  rey  don  Garcia,  |  a  su  encuentro  salió; 
El  torneo  fu  grande,  |  mucha  gente  morrió 
10.     Los  Condes  castellanos  [  ovieron  poca  pro: 
Don  Sancho  que  lo  sopo  ¡  presto  los  acorrió. 
Violó  venir  García,  |  lo  esperar  non  osó, 
Ganóse  tierra  adentro;  |  don  Sancho  fue  le  empós. 
Don  García  cuitado  j  assy  fabló  a  los  sos: 

15.     «Ya  tierra  non  avernos,  |  amigos,  do  fuyamos, 

Ya  mucho  nos  afinca  |  don  Sancho  el  mió  hermano: 
Lidiemos  como  buenos,  ]  venzamos  o  morramos: 
Mas  vale  muert  ondrada  |  que  veer  este  estrago! 
Vos  sodes  cavalleros  [  muy  nobles  é  losano  s, 
20.    Lidiat  como  buenos  |  sereys  gualardonados: 

Bien  sabéis  que  he  savor  |  de  darvos  muy  grand  algo!» 
Todos  ellos  y  iuran  |  servirle  muy  de  grado: 
«Ants    qué    tomar  desondra  |  muertos  serán  nel    canpo.» 
Tal  los  portugaleses  |  a  sú  señor  fablaron; 

25.     Otróssy  los  gallegos  |  hanlí  todos  iurados, 
«O  morir  ó  vencer,  |  leales  lidiando.» 

3.  adobó,  preparó. — 4.  atiende, espera,  aguarda. — 6.  afé,  he  ahí,  dice 
el  juglar,  avivando  la  narración  y  trayendo  así  sus  personajes  á  vis- 
ta del  auditorio. — 9.  morrió,  murió. — 10.  pocca  pro,  poco  éxito,  pues 
esa  vanguardia  (delantera)  fué  deshecha. — 11.  don  Sancho  que  lo 
supo  presto  los  socorrió. — 21.  bien  saheis  que  será  de  mi  agrado 
haceros  grandes  mercedes. — 22.  y  iuran,  allí  juran. 


Ledo  el  rey  García  |  foesse  muy  privado 

Do  es  un  rey  de  moros  |  su  amigo  é  apazguado, 

Pedirle  le  ayudasse  |  en  contra  el  rey  su  hermano, 

80.    Quel  reyno  de  León  |  el  lé  daríe  en  cambio. 
Respusieron  los  moros,  |  riyendo  con  escarnio: 
— «¡Non  te  sabes  valer  |  é  reynos  andas  dando!»... 
A  Santaren  tornóse,  |  y  cercólo  don  Sancho 
E  rrecio  combatióle  |  la  Villa  por  sus  barrios, 

3o.    De  dia  é  de  noche  |  brava  mientre  lidiando. 
Encorayand'  los  sos  |  don  García  dio  salto; 
De  la  Villa  cercada  |  salíelés  al  campo. 
Del  otra  parte  vino  |  la  hueste  de  don  Sancho: 
Delante  va  el  de  Cabra,  |  en  costanera  amos 

40.     El  Conde  del  Moncón,  )  el  de  Lara  famado; 
Del  otra  constanera  |  Feruela  el  asturiano, 
E  con  el  rey  en  gaga  ]  don  Diego  de  Osma,  en  mano 
Del  rey  la  seña  lleva,  |  la  seña  de  don  Sancho. 
Ya  mueven,  ya  se  encuentran,  |  la  tierra  retembrando, 

45.     Muy  reciamente  lidian;  [  grandes  colpes  van  dando. 
De  ella  e  della  parte  |  tintan  en  sangre  el  canpo, 
Cayen  los  ornes  muertos,  (  é  vagan  los  cavallos. 
Los  oms  de  don  García  |  fueron  mal  lacerados, 
Pero,  mas  malastrugos  (  fincan  los  castellanos: 

50.     Ferído  és  don  Ñuño,  |  el  de  Cabra  ápressado, 

Al  rey  don  Sancho  mesnio  |  derriban  del  cavallo. 


27.  ledo,  alegre,contento. — 39.  costanera,  de  costado,  el  flanco. — 
42.  en  caga,  á  retaguardia. — 40.  de  ella  e  della  part,  de  una  y  otra 
parte;  canpo,  se  escribía  ordinariamente  n  delante  de  p. — i7.  cayen, 
cailcn,  caen. — 49.  malastrugó,  nial  astrado,  malaventurado,  desas- 
troso. 


—  72  — 

Venzuda  la  su  hueste  J  a  presso  el  rey  se  ha  dado. 

Syn  yelmo  é  sin  espada  |  va  presso  el  rey  don  Sancho, 

Cordoioso  camina,  |  lo  llevan  esguardado 
25.     Seis  nobles  cavalleros  |  todos  muy  esforciados. 

— «Dexatme  yr,  lis  dice;  |  salrré  de  Portogalo; 

Nuncas  yamás  en  armas  J  venrré  contra  mi  hermano. 

Facer  vos  he  grand  bien  (  que  nunqua  seads  minguados!> 

Non  lo  faríen  alguandre  |  los  que  lo  van  guardando. 
60.     Sin  mal  que  le  fissiescn  |  lo  llevan  a  su  hermano. 

Estando  en  esto  ellos  |  llegó  el  Cid  Castellano:  (i) 

Dixols  a  grandes  bozes:  ¡  «¡Dexad  al  rey  don  Sancho: 

Avreds-lo  de  soltar  ¡  amídos  ó  de  gradol» 

Esto  diciendo  fuelos  |  ferir  muy  denodado. 
65.     Los  dos  dellos  derriba,  |  los  otros  derramaron. 

El  foesse  con  el  rey  |  apriessa  cavalgando. 

Trescientos  de  los  sos  |  y  luego  los  rrodearon; 


(1)  La  Crónica  de  Velorado  atribuye  este  hecho  á  Alvar  Fañez; 
pero,  la  Crónica  Compostelana  lo  asigna  á  Ruy  Díaz,  de  quien  dice 
que  «quitó  á  su  señor  que  lo  levaban  preso,  é  priso  al  rey  don  Gar- 
cía con  sus  ornes,  de  guisa  que  non  ovo  hi  (en  Santarem)  millor  ca- 
vallero.»  El  mismo  hecho  se  duplica  mas  adelante,  lo  que  es  fre- 
cuente en  las  leyendas  tradicionales,  en  que  de  un  hecho  contado 
de  dos  maneras  al  fin  se  hacen  dos  hechos  distintos,  como  pasa 
con  algunos  dobletes  de  la  lengua. 

52.  venzuda,  vencida,  sonaba  casi  lo  mismo,  pues  tengo  para  mí 
que  la  primera  de  estas  voces  se  leía  con  u  francesa  ó  ü  alemana,. 
venzuda.  54.  cordoioso,  atribulado,  dolorido  del  corazón,  descorazo- 
nado; esguardado,  resguardado,  con  guardias. — 56.  lis,  á  ellos;  salrré, 
saldré. — 57.  nunca,  nuncas,  nunqua,  nuncas  iamás,  nunca  ya  más, 
nunca  jamás. — 59.  alguandre,  por  nada,  de  ninguna  manera. — 65. 
derramaron,  huyeron  en  distintas  direcciones,  se  dispersaron 


—   73   — 

Forón  todos  alegres  |  al  rey  besar  la  mano. 
Todos  loan  al  Cid  |  en  buen  ora  liegado. 

70     El  rey  dixie: — < Nuncas  |  a  so  señor  vassallo 

A  tal  tiempo  acorrió  J  qual  a  mí  el  Cid  preciadol 
Vencudo  mal  me  avie  |  don  Garcia  mi  hermano: 
La  espada  de  mío  Cid  (  hoy  fiz  tornar  los  fados: 
Daranos  él  vitoria,  J  ssy  sea  Dios  loado; 

75.     Hoy  desse  filo  penden  |  d'España  los  reynados!» 
— aSeñor,  yré  convusco,  |  ó  fuer  da  vuesso  grado; 
Mager  rienda  la  vida  |  faré  vuestros  mandados. 
La  veluntat  del  Cielo  |  se  cumpla,  rey  don  Sancho!» 
Suenan  los  atamores,  |  las  señas  van  alzando: 

80.     De  los  fechos  aquellos  |  las  nuevas  derramaron. 
Ya  se  paran  las  acies,  |  los  peones  van  tornando, 
Ya  muchos  cavalleros  |  essora  son  liegados, 
Las  haces  ya  paradas  |  de  lidiar  comenzaron: 
Con  rrabia  se  acometen,  |  va  el  torneo  mesclado, 

85.     Mas  regia  es  la  facienda,  |  el  colpear  mas  blavo, 
Mas  fieras  las  feridas,  j  mayor  es  el  estrago. 
Morrió  el  infant  don  Pedro,  |  de  don  García  el  amo; 
Morrió  aquel  rico-orne  |  de  Sies,  don  Gonzalo, 
E  muchos  cavalleros  |  buenos  é  bienfamados. 

90-     El  mesmo  don  García  |  presso  fué  mal  su  grado, 

Mandólo  echar  en  fierros  |  sañudo  el  rey  don  Sancho- 
En  el  castiel  de  Luna  |  presso  moró  veinte  años. 
¡Los  reys  no  conocen  j  parientes  nin  hermanosl 


77.  mager  rienda  la  vida,  aunque  rinda  la  vida;  rienda  se  lee  rin- 
da.— 79.  atamore»  ó  atambores,  tambores. — 85.  blavo,  bravo. — 87.  ti 
amo,  el  ayo. — 92.  castiel,  castello,  castillo,  castrel,  ó  sea  castrillo,  di- 
minutivo de  castro,  campo  fortificado. 


—  74  — 


VII 


De  la  batalla  de  los  hermanos,  e  de  commo  el  Cid 
Ruy  Diaz  libro  de  preso  al  rey  don  Sancho 

Despós  que  el  rey  don  Sancho  |  esté  fecho  acabó 

Galicia  é  Portogalo  |    so  su  mano  metió, 

E  sin  mas  atardanza  |  cnbia  a  don  Alfons 

Dizirie  ic  dexase  |  el  Reyno  de  León: 
5.     Otro  sy  le  enbiava  |  desafiar  synón. 

Esto  que  oyó  Alfonso  |  pessol'  de  corazón, 

E  a  su  hermano  Sancho,  |  adiesso  respondió: 

«Que  con  toda  su  fuerza  |  ampararie  lo  so, 

Fiado  en  su  derecho,  |  é  mas  fidando  en  Dios.» 
10.     Estonz  el  rey  don  Sancho  ]  su  hueste  enderezó 

Al  rey  su  hermano  é  |  las  tierras  corriól'. 

En  Lóntada  que  dizen  |  salióle  don  Alfons 

E  y  tovieron  amos  |  su  lidia  fiera  é  fort. 

Fuyó  Alfonso  é  fuesse;  |  la  batalla  vencjó 
15.     El  bravo  cavallero  |  Ruy  Diez  Campeador. 

Todo  non  es  perdudo,  |  vienen  los  de  León, 
Don  Alfonso  con  ellos  |  aiunta  ya  los  sos. 


7.  adiesso,  al  punto. —9.  fiando,  fidando,  no  e'H  varo  encontrar  en 
un  mismo  verso  de  aquella  época  dos  formas  distintas  de  una  mis- 
ma palabra. — 10.  enderezó,  adelinó,  aderechó. — 16.  perdudo,  se  lee  per- 
dudo,  que  casi  suena  perdido. 


A  nueva  lid  llegavan  |  ^erca  de  Camón. 

Tan  recjo  lidiaron  |  que  esso  sin  guisa  ío. 
20.     ¡Quánta  de  yentes  amos  |  perdieron  y  Dios. 

¡Quánto  de  sangre  el  suelo  )  esse  dia  moió! 

Don  Alfonso  a  don  Sancho  |  estora  venció. 

Fuyendo  iba  don  Sancho,  |  con  el  Cid  ancontros'; 

El  Cid  su  cuyta  oyóle  |  é  a  tal  lo  conhortó 
25.     Que  de  omillado  é  tristo,  |  crecióle  el  corazón. 

Fizo  coier  sus  gentes  |  que  derramadas  son 

Por  dar  tornada  al  campo  J  eras  al  primer  alvor. 

Otro  dia  mañana  |  yazie  don  Aliona 
Seguro  con  su  gente,  |  alegre  e  á  sabor. 

30.     En  ante  que  se  oviessen  |  á  aparyebir,  liego 
Don  Sancho  denodado  |  é  en  ellos  firió: 
Prendió  e  mató  de  ellos.  |  metiólos  en  pavor; 
Ansí  venzudos  foron,  j  e  presso  el  rey  Alfons 
Dentro  én  Sancta-María,  |  la  yglesia  de  Carrión. 

85.      Al  rey  don  Sancho  atanto  |  los  ornes  de  León 
A  presso  lo  tomavan  |  que  nada  nol  valió. 
Catorce  cavalleros  |  lo  llevan;  mas,  vio 
El  Cid  commo  lievaban  |  al  rey  su  señor. 
Essora  contra  ellos,  |  sin  lanza  espoloneó 

■40.     E  yba  los  gridando,  |  de  los  catorce  en  pos: 

«¡Darévos  vuestro  rey,  |  datmé  vos  mi  señor!» 
Ellos  que  le  conoscen  |  en  su  catar  é  voz, 
— «Ruy  Diez,  li  disicn,  |  tornad  en  paz,  synon 
Levarvos  emos  presso  |  con  el  vuestro  señor; 


18.  llegavan,  se  Lee  legavan. — 19.  esso  sin  ¡prisa  fo,  eso  fué  sin  igual, 

sin  ejemplo. — '20.  y  entes,  ientes,  ó  yentes. — 2í">.  triste,  tristo,  contristo 
— 33.  foron,  fueron,  furon. — 38.  al  re-y  su  señor. 


45.     No  nos  saldrá  de  manos  |  mal  que  esto  pesse  a  vosl» 
—«Si  sodes  cavalleros  |  datmé  una  lanza  en  don, 
E  yo  a  los  catorce    |  vos  meteré  en  rrazón!» 
Tovieron  esto  en  nada  |  los  ornes  de  León, 
E  dieronlé  la  lanza  |  que  dellos  demandó: 

50.     En  mal  ora  la  dieron,  |  mucho  que  les  pessó, 

Que  el  Cid  fue  contra  ellos  |  mas  fiero  que  león: 
Mató  dellos  los  unos,  |  los  otros  derramó, 
E  bravo,  desta  guisa  |  el  Cid  al  Rey  combró: 
Dende  y  para  Burgos  |  lievaron  presso  a  Alfons. 


VIH 


De   como   don   Sancho  soltó  de  prisión    a  don   Al- 
fons    a  ruego  de  doña   Urraca,  e  este  me- 
tióse monge  e  pasoge  al  rey  moro  de 
Toledo 

La  infante  doña  Urraca  |  sobó  de  Alfonso  preso; 
Miedo  ha  de  don  Sancho  |  que  lo  oviese  muerto. 
Pora  Burgos  se  yba,  |  a  don  Sancho  llegó, 
E  los  inoios  fitos  |  la  mano  le  besó. 
5.     Rebebióla  el  rey  |  de  todo  corazón, 

Muy  ledo  levantóla,  |  por  la  mano  tomol', 
Cabe  de  ssy  assentola  |  é  ascucha  su  rrazón. 
Ella  con  Peranzures  |  é  otros  altos  oms, 
Pedíale  merced  |  por  el  rey  don  Alfons, 

53.  combró,  cobro-recobró. 

54.  lievaron,  levaron,  llevaron. 

7.  Sobo,  sopo,  supo;  preso  ó  presso. — 3.  pora,  para. — i.  á  inoios  fitos T 
de  rodillas.— 6.  muy  contento  alzóla. 


—   77   — 

10.     Fijos  son  de  una  madre,  |  hermanos  amos  son, 

Que  entre  ssy  pongan  sangre  |  non  lo  premita  Diosl» 

El  Rey  una  grand  pieca  |  pensó  é  comidió. 

Apos  sacando  al  Cid  |  aparte  preguntol 

Lo  qué  faría;  él  dixol:  |  «Pus  que  el  rey  Alfons 

15.     Quier  meterse  monge,  |  tirarlo  de  prisión 
A  guisado  serie  |  con  essa  conditión.» 
Al  rey  plogo  el  conseio  |  por  ende  allí  otorgó 
Quanto  que  dona  Urraca  |  de  pedir  ov'  savor. 
El  rey  Alfonso  monge  |  con  el  favor  de  Dios, 

20.     Alia  nel  monesterio  \  de  Safagún  entross': 
¡Nomserá  de  por  vida  |  ni  larga  su  oraciónl 
Afevolo  asmando  |  commo  fará  lo  so, 
Pora  salir  a  ocultas  |  de  premia  é  desabor. 
Con  Peransur  el  Conde  |  en  poridat  fabló: 

¿5.     Hanssé  bien  acordados;  [  pero  con  baticor 
Una  noche  salió  se  |  de  su  mongia  Alfons. 
Fuesse  para  los  moros,  j  al  rey  Ali-Maymón, 
El  Moro  de  Toledo  |  que  amigo  lo  acoió 
E  con  grande  onrra  é  pré  |  consigo  lo  albergó. 


12.  el  rey  un  largo  rato  pensó  y  reflexionó. — 13.  apos,  en  seguida 
después. — 16.  conditión,  esta  t  resabio  del  latín,  solía  usarse  de  vez 
en  cuando  y  aún  la  emplean  otras  lenguas  romances:  el  inglés  tam- 
bién la  conserva,  nosotros  la  hemos  trocado  en  c. — 23.  desabor, 
disgusto,  contrariedad:  más  arriba  se  lee  savor,  lo  cual  es  propio 
<le  la  ortografía  fluctuante  de  la  época. — 24.  en  poridat,  en  secreto. 
-25.  baticor,  sobresalto,  salto  al  corazón:  hemos  perdido  esta  linda 
palabra,  que  conservan  los  italianos. — 26.  mongia,  clausura,  con- 
vento. 


IX 


De  commo  el  rey  don  Sancho  tomó  a  Toro  e  puso- 
cerco  sobre  Qamora 

Después  que  el  rey  don  Sancho  |  los  reynos  aungó 
Asmó  tener  a  Toro,  |  qué  Elvira  heredó. 
Sus  huestes  saca  al  campo  )  duró  de  corazón, 
E  contra  Elvira  fuesse  i  é  Toro  le  tomó. 
5.     Alor  a  doña  Urraca,  |  varona  de  valor, 
Enbió  dixir  li  diesse  |  Camora  por  razón, 
E  que  él  en  tierra  llana  |  dariala  a  sabor 
Do  visquiés  ondrada  |  commó  dueña  de  pro, 
Que  anssi  lo  fici'esse  ¡  por  el  su  grand  amor, 

10.     E  por  la  paz  del  reyno  |  é  buena  ordenación. 
Ella  recudióle:  |  «que  tal  no  piense,  nonl 
Que  ella  tendrá  Camora  |  commo  dueña  de  pro 
Que  gela  non  daría  |  a  fuerza  ni  a  rrazón: 
Que  en  ella  la  dexasse  |  en  paz  por  la  su  amor, 

1">.     E  por  el  bien  del  reyno  |  é  buena  ordenación, 
Ca  nunca  desservicio  |  por  ella  recebió, 
Nin  de  Camora  nuncas  j  avrie  desonor.» 
De  mal  taliente  Sancho  |  a  Burgos  se  tornó, 
Ca  era  yvierno  é  crudo,  |  las  pluvias  grandes  son, 


1.  aungó,  aunó,  unificó.—  2.  asmó,  pensó,  ambicionó.— 5.  alor, 
allor,  entonces;  varona,  mujer  vigorosa  y  decidida  como  un  varón, 
mujer  varonil,  y  con  más  razón  es  varona  la  que  ejerce  mando 
y  dominio.  — 11. recudir,  responder,  replicar, volver. 


2».     E  las  orajes  braman  |  con  tronidora  voz: 
Era  tiempo  de  nieve,  |  de  cercar  villas  non! 
Mager  era  mancebo  |  el  rey  asmó  lo  so 
Com'  orne  que  es  muy  bravo  |  é  de  grand  corazón. 
Por  lá  tierra  sus  cartas  |  de  Burgos  embió: 

25.     Mandó  se  guisen  todos  j  del  añafil  al  suón, 
Por  yr  sobre  jamura  ¡  en  ixiendo  el  sol 
Del  mes  de  abril  florido,  |  tiempo  muy  a  sazón 
Para  sacar  las  huestes  |  de  los  güerréadors, 
Quandó  olorosa  el  campo  |  la  su  primera  flor, 

30.     E  organan  los  passaros  |  sus  matinals  amors. 

Como  él  n^andó,  a  tal  |  en  Safaguní  iuntadas 
Todas  sus  yentes  fueron,  ¡  muchas  é  muy  granadas. 
Verlas  plogole  al  rey;  |  tendió  sus  manos  amas: 
— «¡SeRor,  bendicho  sea  ¡  el  tu  nomne  por  quanta 
35.     Merced  que  me  feciste  ¡  con  la  tu  Madre  Sancta, 
Mios  regnos  me  tornando  |  é  dándome  tu  gratia!» 

Mandó  mover  sus  huestes  |  muchas  é  muy  granadas; 
De  Safagun  se  aluefían,  |  tres  dias  caminavan; 
A  manteles  tendidos  |  y  van  muy  denodadas. 
40.     En  riberas  de  Duero  ¡  finieron  su  possada, 


80.  ora;/?,  orate,  borrasca,  ventolina,  tempestad;  tovidro,  trueno 
(del  l.  tonitru) — 25.  se  guisen,  se  preparen;  suon,  son,  sonido.— 2<>. 
en  ¡.¡ionio  ó  exiendo,  en  saliendo,  en  asomando  el  primer  sol  de 
Abril. — 21)  guando  olorosa,  ó  perfuma  el  campo  su  primera  flor. — 
30.  y  conciertan  los  pájaros  sus  primeros  amores.— 38.  se  alueñan 
ó  alongan,  se  alejan.  — 39.  á  manteles  tendidos,  á  banderas  desple- 
gadas. 


—  so  — 

A  vistas  de  Camora  |  cibdad  de  doña  Urraca; 
Allí  los  castellanos  |  sus  tiendan  an  alzadas. 

En  rredor  de  la  Villa  |  don  Sancho  el  rey  cavalga, 

Sus  Condes  con  él  van,  |  e  todo  bien  lo  catan; 
45.     El  Cid  va  costanero  ¡  el  rey  con  él  fablava. 

Vio  commo  la  Villa  |  era  bien  assentada: 

Duero  del  un  cabo,  |  de  otro  Peña-tajada; 

El  muro  ha  muy  fuerte,  |  torres  espessas  é  altas 

Puiando  con  las  núes  |  commo  ssy  nidos  de  áglas; 
50.     Recias  son  sus  almenas,  |  adarves  é  atalayas; 

Las  cavas  fondas  son;  |  gruesas  las  barbacanas. 

Desque  el  rey  a  oio  |  la  ovo  mesurada 

Dixó  a  sus  caballeros:  |  — «¡Vedes  como  es  de  brava! 

¡Catad  qual  es  de  firme;  j  qual  es  de  bien  labrada! 
55.     No  ha  moro  nin  christiano  |  quel  pueda  dar  batalla: 
•    ¡Si  yo  oviesse  esta  |  serie  señor  de  España! 


45.  costanero  al  costado,  al  lado. — 49  putar,  puyar,  pujar,  subir; 
aquí  significa  pugnando  con  las  nubes,  subiendo  á  las  nubes:  áglas, 
contracción  ó  apócope  de  águilas,  autorizada  por  el  frecuente  em- 
pleo de  esta  figura. — 50.  adarves,  comiza  del  muro  entre  las  alme 
ñas;  atalayas,  garitas  murales  desde  donde  velaban  los  atalaya 
ó  centinelas  diurnos,  que  los  vigilantes  nocturnos  se  llamaban  e; 
cuchas;  almena,  torrecilla  del  muro  para  los  ballesteros. — 51.  I 
cavas,  ó  cárcavas,  los  fosos,  los  excavados;  fondos,  hondos;  barba 
cana,  antemural,  muro  exterior  más  bajo  que  el  principal. 


le- 

E 


—  81   — 


X 


Pide  el  rey  don  Sancho  Camora  en  troque,  e  dello 
fué  el  Cid  amidos  el  mandadero 

A  su  real  tornóse  |  pensoso  el  rey  don  Sancho, 

Pensó  é  comidió  |  a  su  solaz  gran  rato. 

Por  el  Cid  enviaba  |  é  dixol: — «Leal  vasallo, 

Vos  sodes  tal  qual  nunca  I  señor  lo  ha  encontrado, 

5.     Por  esso  di-vos  mas  |  que  non  ha  en  un  condado, 
E  fer-vos-he  maior  |  de  mi  casa,  de  grado. 
Hoi  quiero-vos  rrogar  |  com'  amigo  é  vassallo 
Que  a  (pamora  vayades  |  con  el  mió  mandado 
A  do  mi  hermana  es,  j  doña  Urraca  Fernando, 
lo.     Decilda  que  no  quiero  |  facerla  ningún  daño, 

Que  por  aver  o  en  troque  ¡  la  Villa  ayame  dado. 
Darele  en  tierra  llana  |  con  todo  el  Infantadgo 
La  Villa  de  Medina  |  é  a  Tiedra,  buen  murado, 
Assy  por  este  troque  |  ella  finca  ganando, 

15.     Fagerla  he  juramento  |  de  nunqua  poner  mano 
En  la  su  contra;  anssi  |  hayamela  otorgado. 
Sy  non,  habré  (pamora  I  de  fuerza  mal  su  grado.» 
Estonce  dixo  el  Cid:—  |  «Señor,  ese  mandado 
Con  otro  mensaiero  [  allá  vaya  sonando, 

20.     Ca  de  la  donna  Urraca  [  menbrad  que  ful  criado.» 
Que  quiso  o  que  non  |  tanto^él  rey  ha  porfiado 


6.  nuúov  o  mayor,  jefe  *ie  palacio,  como  lo  era  don  Ariae  Gonzalo 
en  Zamora. 


—   82   — 

Que  el  Cid  pora  Camora  |  vasé  ya  cavalcando, 
Con  quince  carrileros  |  que  son  de  sos  vasallos. 
A  las  puertas  se  para,  |  su  trompeta  ha  sonado, 
25.     A  él  salió  un  sobrino  |  de  don  Arias  Gonzalo, 
En  la  cjbdad  los  mete  |  con  todo  gran  recabdo, 
A  presencia  de  Urraca  |  este  of  al  Cid  llevado. 

Muy  bien  recábelo  ella:  |  amos  en  el  estrado 
Se  assientan  é  la  dueña  |  lo  cata  sonrrisando, 

80.     De  sus  vellidos  oios  ¡  é  de  sus  dulces  labros; 
Su  faz  como  una  rosa  |  vermeia  liase  tornado. 
Muda  se  estido,  é  luego  |  a!  Cid  ie  va  fiblando: 
«Te  ruego,  Cid,  me  digas  |  ¿qué  cuida  fer  mi  hermano 
Que  con  Espanna  toda  |  anda  tan  assonado? 

35.    ¿Va  estora  sobre  moros,  |  o  va  sobre  christianos?» 
Respuso  el  Cid:  |  — «Señera,  semeiame  aguisado 
Delibrar  el  mensaie  |  que  envia  vuestro  hermano: 
Mandadero  nin  carta  |  non  han  culpa  ni  daño.» 
«En  salvo,  Cid,  lo  digas»  |  ella  le  ha  retornado. 

40.    El  Cid  alo/a  dixol  |  todó-el  sú-mandado; 

Que  Camora  le  diesse  |  por  áver  o  por  canbio, 
Que"^él  lí  dará  Medina  |  con  todo  el  Infantadgo 
Dcnde  Valladolid  ¡  fast  ó-es  Villalpsndo, 
Plus  el  castiel  de  Tiedra,  |  logar  bien  resguardado; 


26.  recabdo,  cuidado,  aquí  consideración. — 26.  of,  off,  ov,  apóco- 
pe de  ovo,  hubo. — 30.  vellidos  oíos,  bellos  ojos;  labros,  labios. — 33. 
que  cuida  fer,  que  piensa  hacer.-  34.  assonado,  en  pugna,  reñido, 
du  asonada. — 41.  por  aver  ó  por  cambio,  por  dinero,  por  venta  ó  por 
cambalache.— 43.  fast  6,  hasta  donde.-  44.  plus  el  castiel,  más  el 
castillo. 


- 


—  83  — 

45.    E  que  la  juraría  |  con  diez  de  sus  vasallos, 

De  non  yr  en  su  contra  |  nin  la  fa<;er  nuill  daño: 
E  ssi  geli  non  diesse,  |  la  tomará  mal  grado.» 

Esto  que  Urraca  oyó  |  allí  dixó  lorando: 

«¡Mezquina,  qué  faré  |  con  tan  malos  mandados!... 
5  i.    ¿Qué   quier   en  contra  mía  |  el  rey  mi  mesmo  hermano? 

Desque  finó  mió  padre  |  a  España  va  assonando: 

A  mal  tomó  la  tierra  |  de  García  cuitado 

E  mántieneló  en  fierros  |  commo  si  fuesse  ladro. 

Otrossi  a  don  Alfonso  |  tienelo  desterrado, 
55.    Commo  sy  alevoso,  |  viviendo  desairado 

Por  el  favor  de  moros  |  un  principe  chiistiano! 

Tomó  de  doña  Elvira  |  a  Toro  mal  su  grado, 

A  mí  pide  Camora!...  |  rrespóndale  mi  llanto!... 

¡Malhaya  aquel  que  rompe  |  el  iuramento  sancto! 
6°.    ¡Agora  que  se  abriesse  |  la  tierra  ¡mal  peccado! 

Que  hyo  non  vidiesse  |  estos  pessares  tantos!. ..» 

Hy  don  Arias  Gonzalo  |  erála  conhortando. 
Ella  siguió  el  consejo  |  que  elle  le  ovo  dado: 
Por  toda  la  cibdad  |  y  van  ya  pregonando 
65.    Que  én-San  Salvador  |  sean  luego  aiuntados 
Todos  ios  ricos-ornes,  (  los  Condes  é  perlados. 
Quando^éstudieron  todos  |  doña  Urraca  Femando 


46.  nuil,  ningún. — 47.  gela,  tela,  se  la. — 4*.  lomudo,  ¡doran 
do,  llorando.— 49.  mezquina!  desgraciada!— 65.  desarropo,  afligido, 
desconsolado.— 61.  hyo,  yo;  se  pone  h  para  dividir  en  dos  sílabas, 
hyo,  pronombre  que  asumió  varias  formas  desde  ego,  eo,  io,  jo,  ió, 
!/( — 62.  conhortar,  confortar. — 63.  eSe,  otra  forma  de   %. 


_  84  — 

El  mandado  lis  dixe  j  que  enbia  el  rey  su  hermano, 

E  pídeles  consejo,  j  é  danselo  de  grado. 
70.     «Que  non  dé  a  Zamora  |  por  oro  nin  por  canbio; 

Ca  qui  la  cerca  en  peña  [  sacarla  ha  del  llano; 

Qui  passa  jura  al  padre  j  la  passará  al  hermano!.. 

Los  ornes  de  Camora  |  farán  el  so  mandado: 

Fallarlos  ha  la  muerte  j  las  armas  en  las  manos.» 
75.    Esto  lo  dix  don  Arias,  |  é  todos  lo  otorgaron. 

Quando  esto  oyó  l'ynfante  j  doña  Urraca  Fernando 
Fue  dellos  muy  pagada,  |  mucho  los  a  loados, 
Tornóse  contra  el  Cid,  j  anssi  le  va  fablando, 
Muy  amorosamente  [  é  con  todo  recato: 

80.     — «Tú  sabeslo  en  coturno  j  contigo  fuste  criado 
En  esta  villa  do  |  nos  crió  Arias  Gonzalo. 
Ayudador  me  fuiste  |  quando  por  heredado 
Ove  Camora;  agora  |  tenémelá  a  salvo!... 
Ruegó-te  que  me  ayudes  |  para  con  él  mi  hermano 

85.     Que  facer  non  me  quiera  |  un  mal  desaguissado; 
Synon,  dirazie  qué  |  él  nos  verá  finados, 
A  mi  con  estos  mios  j  leales  Camoranos, 
Antes  que  dems  Camera  ¡  por  aver  ni  por  cambio: 
Mia  Villa  non  se  entrega  ¡  por  oro  nin  falagos, 

90.     Non  se  troca  nin  vende,  |  se  compra  fierro  en  mano!» 

Respuso  el  Cid: — «Señora,  [  yo  sirvo  al  rey  don  Sancho: 
Amidos  a  vos  vine  |  sumiso  a  su  mandado:» 
— cQuandó  dentro  en  Coymbra  ¡  mi  padre  don  Femando 
Te  fiso  cavallero,  |  memorad  quanto  de  grado 


71.  quien  la  atropella  en  sus  fortificaciones,  menos  la  respetará 
en  la  llanura. — 80.  commo,  cuerno,  como;  contigo,  conmigo. 


—  85  — 

95.     Yo  las  espuelas  de  oro  |  te  calzé  con  mis  manos: 
Norae  óviste  Ruy  Díaz  |  desque  foíste  armado, 
E  para  mi,  Rodrigo,  |  Rodrigo  haste  quedado: 
En  ti  amor  he  puesto  |  ca  juntos  nos  criaron, 
Tú,  agora  todo  oblidas  |  tanto  eris  mi  contrario: 

10  ).     Mi  corazón  mas  grande  J  de  nada  se  ha  oblidado!... 

Que  el  fierro  que  te  cubre  ¡  mas  duro  te  as  mostrado: 
¡Rodrigo,  Dios  te  ayude,  |  si  borras  tu  pecado!» 
El  Cid  espidiós  |  de  Urraca  contrallado, 
E  fuessc  de  Camora  |  para  el  rey  don  Sancho, 

105.     Dixoli  todo  el  fecho;  |  el  rey  fu  muy  yrado: 
Daquesta  mal  andanza  |  al  Cid  yba  culpando; 
Sospecha  que  de  Urraca  )  el  cor  lieva  llagado; 
De  las  sotiles  artes  |  de  Urraca  es  desconfiado. 

XI 

Estrecha  don  Sancho  la  cerca  de  Qamora 

Tornó  sobre  Camora  |  el  rey  toda  su  sana: 
Tres  dias  con  sus  noches  |  sus  huestes  peleaban: 
Las  cárcavas  muy  fondas  |  ya  eran  allanadas, 
5.     A  fuerza  socabaron  ¡  las  gruessas  barbacanas; 
Con  los  motones  fuertes  |  daban  grandes  colpadas, 

T  1  1  1  -11      1 

Las  cappas  contra  el  muro     el  muro  aportillaban, 

r  r  i  r 



&  Cárcavas,  cavas,  cabás,  cavaduras,  escavaciones,  son  los  fosoi 
que  rodean  la  ciudad  fortificada. — 5.  barbacanas,  antemurales  fuer- 
tes y  bajos. — 6.  motones,  carneros  ó  arietes,  que  también  llamaban 
almoienages. — 7.  cappas,  techos  fuertes,  rodantes  que  se  acercaban  al 
muro  para  cubrir  y  resguardar  á  los  zapadores. 


—  86  — 

De  dentro  combatudas  |  con  engeños  é  armas, 
Oleo  firviente  é  cantos  |  contrellas  arrojaban. 

10.     De  affuer  lanzaban  piedras  |  ias  fieras  algarradas, 
De  dentro  a  los  de  afuera  |  a  mantenient  lidiavan 
E  mucho  se  ferian  !  de  asconas  é  de  espadas: 
Y  morrian  tantas  gentes  |  de  rimas  las  peonadas 
De  guisa  que  yba  tinta  |  del  Duero  loda  el  agua. 

15.     Quan  of  esto  veydo  ¡  don  García  de  Cabra 
E  sopo  qual  estrago  |  las  yentes  enlevaba, 
Foesse  para  el  rey  |  que  mandase  tornada, 
E  que  al  Cid  absenté  [  retornase  a  su  gratia, 
E  ssin  lidiar  toviese  |  la  Villa  a  dur  cercada, 

20.     Que  por  la  fambre  ayna  |  avrienla  tomada.» 

Esto  tovo  por  bueno  I  el  rey  que  lo  escuchaba: 
Fueron  buscar  al  Cid  |  que  essora  ya  cavalga 
Del  real  alejado  |  ca  el  rey  se  lo  mandara, 
Por  esso  del  mensaje  |  é  lo  de  doña  Urraca. 

25.     Essora  a  sus  tendales  |  las  huestes  dan  tornada 
Del  muro  ya  se  alongan,  ¡  dexaron  las  cárcavas, 
Las  barbacanas  rotas  |  é  quitaron  las  cappas: 
Cercada  fu  gran  tiempo  |  Camora  la  preciada. 


8.   engeños,   ingenios,  máquinas  de  guerra. — 10.  algarradas,  cata 
pultas.  —  11.  a   mantenient,  a  mano   firme,   sostenidamente. — 12. 
asconas,   picas. — 16.  enlevaba,   arrebataba,  se   llevaba. — 24.  el  Cid 
desterrado  por  el  Rey,  alcanzó  á  retirarse  del  campo  con   su    i 
nada;  el  Rey  arrepentido  lo  hizo  volver. 


87 


XII 


De  commo  doña  Urraca  acordó  dar  a  Camora  e  de  se 
yr  a  Toledo;  e  del  Cid  que  venció  quince  gamo- 
ranos. 

Al  llamado  del  rey  |  Ruy  Díaz  retomó 
Con  él  los  cavalleros  |  que  sos  vassallos  son. 
Andando  desque  vino,  |  la  Villa  en  rededor 
Con  su  escudero  qué  [  su  escudo  lleva  en  pos, 
5.     Hy  quince  cavalleros  |  con  lanzas  a  pendón 
Salieron  de  Camora  |  por  tomarlo  a  prisión. 
Violos  el  Cid  venir  |  la  lanza   rccombró, 
Embrazó  el  fuert  escudo  |  é  hy  los  aguardó. 
Dixlen  se  diese  a  presso,  |  respusoles  de  non! 
10.     Ovó  de  lidiar;  ¡  a  los  quince  venció: 

Cuatro  fincaron  muertos,  |  los  otros  derramó, 

Con  espanta  de  Urraca  |  que  dende  el  muro  viol'. 

Dix  ella:  «¡Qué  vassallo!...  |  ¡Oviera  esse  león!...» 

Lo  dixo  sospirando  |  essa  dona  de  pro. 
15.     E  mas  que  rosa  fresca  |  vermeía  volvios,' 

Ca  tenie  a  Rodrigo  J  dentro  en  su  corazón. 

Ari  »s  Gonzalo  alora  |  con  tristicia  é  dolor, 
Dixol:  «Ya  veis,  Señora  |  quán  lacerados  soms, 
La  mortandat  é  fambre  |  van  disponiendo  ¡O  Dios! 


7.  Recombró,   recobró,  tomó   en  mano,  puso  en  ristre. 


—  88  — 

20.     De  £ámora  é  sus  leales,  |  de  nosotros  é  vos! 

Nos  manca  ya  el  conducho,  |  non  nos  manca  el  valor; 

Ssy  los  muros  resisten,  |  los  cuerpos  laxos  son, 

Desfallecen  las  manos,  I  se  enflaca  el  corazón. 

Mandat  yr  a  Concejo  |  a  los  ornes  de  pro, 
25.     E  ca  de  nescún  guisa  |  la  Villa  tener,  nos 

Mas  non  podemos,  a  j  Toledo  vaymos  nos.» 

Quantós  que  aquesto  oyeron  |  facient  muy    grand    dolor: 

Descolorida  Urraca  |  fizo-lo  anssi  amidós. 

Tristes  6  doloridos  |  los  conseieros  son, 
30.     Dixles  ella: — «Sabedes  |  que  nos  mingua  el  vigor 

Por  perdición  de  vidas,  |  por  fiambre  apremiador. 

Mi  hermano  sin  fatiga  |  tendrá  el  ?erco  a  sabor, 

Ca  es  mucho  porfiosso  |  mager  de  corazón; 

E  yo  por  bien  no  tengo  |  que  aquí  morrades  vos. 
35.     Mucho  ya  aveds  soffrido,  |  vaymos  do  el  rey  Alfons 

Pedir  albergue  extraño  |  al  Moro  Ali-Maymón. 

Deds  la  Villa  a  mi  hermano:  |  fuera  tirémosnos! 

¡Al  Moro  nos!  ..  A  Sancho  I  gelo  demande  Dios!» 

XIII 

Bellido  Dolfos 

Sabet,  lo  diz  la  estoria,  )  ellos  en  esto  estando, 
La  entrega  de  la  Villa  |  en  commojeonseiaron 

■\ 

21.  nos  manca  el  conducho,  nos  faltan  los  víveres. —  22.  laxos, 
lassos,  relajados,  flojos,  caídos. — 27.  facient,  se  lee  fashíeu  ófashín. 
— 63.  mager,  aunque,  se  lee  como  en  francés. 


—  89  -  - 

Ovólo  de  saber  |  un  orne  allí  foráneo, 
Vellido  Dolfos  es  |  fijo  de  Adolfo  nado. 
5.     Fuesse  Vellido  para  |  doña  Urraca  Fernando, 

Dixle: — «Señora  sé,  |  en  commo  al  rey  don  Sancho 
Podiesse  levantar  |  de  sobre  nos.  En  caso 
Que  vos  me  lo  otorgedes  I  seremos  del  salvados.» 
Mirólo  larga  pieza  |  doña  Urraca  Fernando 

10.      E  mucho  comidiendo  |  assi  hale  fablado: 

—  «Dezirte  una  sentencia,  |  Vellido  he  del  sabio: 
Que  siempre  merca  bien  |  orne  con  el  cuitado. 
Tú  assí  farás  cómigo,...  |  pero,  yo  no  te  mando 
Fagas  cosa  de  mal,  |  ssi  tú  lo  as  asmado. 

15.      Mas  digot'quen  el  mundo  |  non  hay  el  orne  osado 
Por  descercar  Camora  |  en  contra  el  rey  don  Sancho. 
Que  le  yo  non  diesse  |  quanto  que  ovies  deseado; 
Quequier  me  demandasse  |  seríale  otorgado!...» 
Esto  que  oyó  Vellido,  |  ledo  bessol  la  mano; 

80.      «¡Rogad  a  Dios  por  mí  |  que  yo  vos  saque  a  salvo!» 
Urraca  espidiólo,  |  salió  él  del  palacio, 
Foessé  para  un  portero  |  e  con  el  fizo  trato 
De  lé  abrir  la  puerta  |  a  sázon  é  recabdo: 
El  manto  que  cobría,  j  Vellido  le  ha  donado. 

85.     Tornó  a  su  posada  |  ó  bien  se  ha  adobado 
Viste  sus  armas  é  I  adarga  é  lanza  en  mano, 
Para  Gonzalo  Arias  |  vassé  muy  denodado. 
Llegado  a  sus  puertas  |  y  para  su  cavallo 
E  dix  a  grandes  bozes:  |  — «Sabet,  Arias  Gonzalo 


14.  asmado,  pensado,  urdido. — 18.  quequier  me  demandasse,  cuanta 
cosa  me  pidiese. 


—  90  — 

40.     Por  vos  non  ha  avenencia  |  é  morimos  cercados: 
Por  vos  vienen  los  males  |  al  pobló  camorano. 
Por  vos,  el  alevoso,  |  viejo  traedor  provado: 
Que  la  Villa  lo  sepa  |  lo  digo  muy  en  alto, 
E  por  non  prender  muerte  ¡  dellá  ora  me  salgo!  . . » 

45.     Esto  dix  é  fuyose  |  a  corso  eel  cavallo, 

El  pollero  le  abrió,  j  Vellido  salió  al  campo, 
Salió  alongando  contra  |  el  Real  del  rey  don  Sancho. 
En  pos  corren  los  fijos  |  del  conde  Arias  Gonzalo 
Fast  el  real  enemigo,  |  que  querien  matarlo. 

50.     Quando  ya  non  lo  alcanzan  |  sine  sabor  tornaron. 

XIV 

El  rey  don  Sancho  recibe  a  Vellido  Dolfos 
non  recelándose  de  él 

Al  Rey  liego  Vellido,  j  la  mano  le  bessó, 
E  con  gran  enemiga  (  muy  falso  le  fabló: 
«Señor,  porque  al  Concejo  |  a  guisa  de  varón, 
Que  vos  diesse  la  Villa  )  dix  sin  todo  temor, 
5.     Los  fis  d'Arias  Gonzalo  |  commo  lo  viéstes  vos, 
por  me  matar,  sañosos  |  venieronme  en  pos. 
Fasta  vuestro  Real  |  a  dó  acogíme  yo. 
Non  quisse  prender  muert:;  |  vengóme  para  vos, 
Ssi  vuestra  merced  fuesse,  !  vuestro  vasallo  so. 


50.  sine   sabor  tornaron,  sin  ninguna  gana,  desabridamente,  á  su 
pesar  tornaron. 


—  91   — 

« 
]0     Vos  ótorgadme^ámparo;  |  yo  os  quiero  por  Señor, 

E  si  Dios  lo  quissiere  |  mostrar  vos  sabré  yo, 

En  commo  de  Zamora  (  seréis  dueño  é  Señor. 

E  ssy  lo  non  finiere  |  niel'  demandedes  vos: 

Con  mi  cabeza  pague  |  ssi  miento  en  ¡o  menor.» 

15     El  rey  crovó  a  Vellido,  |  en  mal  ora  crovol', 
E  vassallo  en  mal  ora  |  a  Vellido  llamó. 
Creyóle  de  un  postigo  |  que  es  en  un  rancón, 
Por  do  él  entrarie  |  é  la  su  hueste  en  pos. 
Uno  dice  su  boca  |  é  ál  su  corazón! 

20     Fiucia  el  rey  don  Sancho  |  le  presta  a  aquel  traydor1 
¡Piensa  prender  Camón-;  |  prendrá  su  perdición! 

XV 

Dixen  de  (¿amora  al  rey  que  se  guardasse  del  trae- 
dor e  el  rey  nos  les  dio  crédito 

Los  buenos  de  la  Villa  |  que  no  buscan  trayción 
Enbianle  decir  |  al  rey  su  percador, 
Se  guarde  de  esse  Dolfos  |  artero  é  folón. 
Adolfo  era  el  su  padre  |  que  á  don  Ñuño  mató, 
5     E  Vellido  a  su  padre  |  en  el  rio  lo  echó. 

Es  embaydor  provado,  |  guardat-vos  del,  Señor, 

15.  crovo,  creyó. — 17.  rancón,  rencón,  rincón;  (tomo  hi  <  en  se  leían 
an,  así  también  se  escribía,  y  de  aquí  que  fuese  muy  frecuente  esta 
doble  y  triple  ortografía,  confundiéndose  en  muchas  voces  en,  in, 
an:  así  se  decía,  rencura  y  rancura,  Enrric,  y  Anrric,  encenso  y  an- 
senso,  etc. — 19.  una  cosa  dice  su  lengua  y  otra  su  corazón. — 20.  Jlu 
cia,fiducia,  áafide,  fe,  confianza. 

3.  artero  é  folón,  intrigante,  astuto  y  vil. — 6.  embaydor,  entrome- 
tido, intrigante. 


—  92  — 

No  digan  que  Camora  |  non  vos  desenpafió 
Del  mal  que  vos  viniere  ¡  por  Dolfos  el  traedor! 
Fuesse  ayna  al  rey  j  Dolfos  quando  esto  oyó: 

10     E  dixol: — «Yo  me  omillo  |  ante  vos,  mi  Señor; 
El  vieio  Arias  Gonzalo  j  es  mucho  sabidor, 
Pus  sabe  que  la  Villa  ¡  por  mi  l'avredes  vos: 
Raposo  mesturero  |  dezir  esso  mandó 
Por  me  fer  mal  convusco  ¡  é  dellos  en  su  pro. 

15     Desto  mucho  me  pessa;  |  pora  Burgos  me  voy: 
Assí  me  lo  otorgedes,  |  mi  rey  é  mi  Señor». 
— «Faced  commo  querades»,  ¡  el  rey  le  recudió. 
Faciendo  semeianza  |  de  irse  él  demandó 
Su  lanza  é  su  cavallo  |  é  al  rey  su  bendición. 

20     Travó-le  de  la  mano  |  el  rey  don  Sancho  alor, 
E  dixol:  — aMi  vassallo,  |  agora  digo  yo: 
Non  deds  por  esto  nada:  |  si    he  Camora,  Dios! 
En  ella  siendo  mia,  |  seréis  vos  su  mayor.» 
Estonz  Vellido  Dolfos  |  la  mano  le  bessó: 

25     «¡Por  muchos  años,  dixol,  ¡  vida  ós  otorge  Dios: 
El  mande  se  complir  |  cuanto  deseades  vos!» 
Otro^ál  |  tray  él  |  aleve  |  dentro^én  su  corazón! 
¡Maldicha  por  los  sieglos  |  seya  la  vil  trayzón! 

na  z3 


11.  El  viejo  Arias  González,  es  muy  sabido,  de  mucha  letra  me 
nuda  y  gramática  parda. — 13.  raposo  mesturero,  zorro  intrigante. — 
18.  faciendo  semeianza,  fingiendo. — 23.  su  mayor;  m  gobernador. 

- 


—  96   — 

De  commo  Vellido  Dolfos  fírió  de  muerte  a/  rey  don 
Sancho  e  se  acogió  a   Qamora 

Ya  con  Vellido  Dolfos  |  ca  valga  el  rey  don  Sancho; 
Vansé  Duero  arriba  |  man  a  mano  fablando; 
Su  poridat  dicien  [  de  la  hueste  arredrados, 
En  derredor  los  muros  |  la  Villa  van  catando 
ó     Las  cárcavas  refechas  |  Vellido  hale  mostrado, 
Otrossi  aquel  postigo,  |  de  la  Reyna  nomnado, 
Por  do  entrarán  la  Villa  )  commó  lo  van  asmando. 
En  riberas  de  Duero  |  ha  el  rey  descavalgado 
En  suelo  matorroso,  |  é  cerca  de  unos  árbors; 

10.     Por  solazarse  yba  j  solo  se  apartando, 

(F.«£er  lo  que  los  ornes,  ¡  secund  dice  el  romanso, 
Escusar  non  lo  pueden,  |  ybá  el  rey  don  Sancho.) 
A  guisa  de  otros  reyes  |  en  la  man  un  venablo 
Tiaye  bien  cortante  |  con  el  astil  dorado; 

15.    Diogelo  á  Vellido  |  gelo  toviesse  en  tanto 

El  fuese  tras  las  matas  |  cabe  los  grandes  árbors. 
Qiiaudo  Vellido  Dolfos,  ¡  vido  al  rey  descuidado 
Diolé  por  las  espaldas  |  con  su  mesmo  venablo; 
Entroli  carne  adentro  ¡  el  fierro  empendolado; 


8.  arredrados,  retirados,  alejados. — 5.  cárcavos,  fosos. — 9.  mato- 
rroso, lleno  de  matas  y  malezas,  matorral,  suelo  enmalezado;  árbors, 
árboles. — 14.  tra-y-e. — 19.  empendolado,  emplumado,  como  eran  los 
venablos  en  el  cabo  opuesto   á  la  punta. 


—  94  — 

20.     Salióle  por  los  pechos  |  en  su  sangre  moiado. 
De  buces,  esmaido  |  allí  fincó  don  Sancho, 
Desque  lo  ovó  ferido  |  Dolfós  sacó  el  cavallo 
E  fuese  quanto  pudo  |  á  miedo  aguiionando, 
Fuessé  para  el  postigo  |  que  al  rey  ov'señalado. 

25.    Lo  vido  el  Cid  fuyendo:  |  demanda  el  su  ¿avallo: 
A  corso  presuroso  |  ¿porqué  fuye  el  cobardo? 
Semeial'  cosa  mala  |  é  asma  de  alcansarlo. 
Espuelas  non  atiende;  |  Vellido  alonga  en  tanto; 
Dentrose  en  la  Villa  |  é  metióse  á  salvo. 

30.    Corriendo  el  Cid  en  pos  ¡  no  lé  ha  dado  alcanso; 
Mal  grado  á  sus  tiendas  |  el  Cid  hase  tornado. 
Quando  sopo  á  cierto  |  que  ferido  es  don  Sancho 
Por  mano  de  Vellido,  |  con  su  propio  venablo, 
Los  pelos  se  mesaba  |  por  non  lo  aver  tomado 

85.    E  dix  : — ¡«Maldito  sea  |  el  cavallier  encauto 

Que  sin  calzar  espuelas  |  cavalge  en  su  cavallo! 

XVII 

De  la  muerte  del  rey  don  Sancho 

Ferido  Sancho  el  Fuerte  |  vio  la  su  fin  llegar. 
Los  castellanos  fueron  |  el  su  señor  buscar, 


21.  de  buces  esmaido;  de  bruces  desmayado. — 26.  a  corso  presu 
roso,  á  todo  correr;  cobardo,  cobarde,  gallina,  de  coba,  incubadora, 
nombre  antiguo  de  la  hembra  del  galF  — 28.  non  atiende,  no  espe- 
ra*— 35.   cavallier,  cavaller,  cavallero. 


—  95  — 

Sin  fabla  lo  fallaron  |  donde  tendido  yaz, 
En  el  pecho  el  venablo  j  fito  de  part  en  part... 
5.    Un  maestro  de  xagas  ¡  fué  I  o  bien  catar; 

Dixo  quo  non  avia  {  sinon  muerte  é  non  ál; 
Non  quier  sacar  el  asta,  ¡  la  vida  es  le  tirar; 
Que  mire  por  su  alma,  j  é  pida  confessar: 
Assi  lo  piensan  todos  ¡  que  el  rev  de  muerte  está. 

10.    Afé,  en  si  ya  vuelve:  |  ya  dix: — ¡«Señor,  me  val!  . . 
Pienso  que  muerto  so:  |  el  ánima  se  vá!... 
Sabet,  Vellido  Dolfos  I  me  fiso  este  grand  mal! 
«Señor,  diz  don  García,  |  en  1'  ánima  pensad, 
Ca  sodes    mal  ferido  |  é  vades  nos  dexar!» 

15.     — «¡Bendicho  vos  el  Conde,  )  que  bien  me  castigad! 
Por  que  pasé  la  jura  |  que  fis  al  mió  padr, 
Por  esto  é  mis  peccados  |  ansy  voy  a  finar!»... 

Leváronlo  a  su  tienda;  |  sueño  non  quier  tomar; 
Mandó  que  lo  assentasen  ¡  en  su  lecho  real: 

20.     En  derredor  los  Condes,  |  rricos-omes  é  mas, 
Dos  bispos  que  venieron  |  por  y  meter  la  paz, 
Otrosí  don  Fernando  |  su  hermano,  el  Cardenal. 
«Ruego-vos,  dix  el  rey  |  a  quantos  que  aquí  están, 
Rogeds  a  don  Alfonso  [  me  quiera  perdonar 

25.     Por  tuertos  que  le  fice,  |  é  García  otro  tal; 


4.  fito  de  part  en  part;  rijo,  clavado,  atravesado  de  parte  á  partí  . 
— 5.  un  maestro  de  xagas  ó  llagas,  un  cirujano  práctico,  curandero 
do  heridas,  algebrista,  este  fué  á  examinar  al  herido,  a  lo  bien  ca- 
tar, y  se  niega  á  sacarle  la  vira  porque  sería  arrancarle  la  vida. — 
15,  bien  me  castigáis,  me  advertís  á  tiempo. — 17.  ansy,  assy,  assí, 
así. 


—   %  — 

Elvira  me  perdone,  |  Urraca  mucho  mas! 

Assy  Dios  de  mi  alma  j  merced  haya  é  piadat! 

Digads  melé  a  Alfonso,  [  com'  a  mi  fiz  mió  padr, 

Que  al  Cid  haya  en  su  guarda  ¡  por  bueno  é  por  leal; 
8,0.     Que  él  ganará  si  quiere  j  a  mió  Cid  emparar.v 

Desquesto  ovo  dicho  |  demando  confessar, 

Lorando  de  sos  oios  (  todos  lo  ven  passar: 

Trageronlé  candeta,     ixiosele  el  alm! 

Todos  gran  duelo  fagen  !  todos  tristes  están. 
35.     Los  nobles  Castellanos  |  enviaron  llamar 

Obispos  é  perlados  ¡  por  el  finado  onrrar. 

El  su  cuerpo  ya  llevan  j  con  duelo  non  egoal 

Al  monesterio  de  Oña  |  do  soterrado  yaz. 

Los  mas  é  los  meyors  j  fincaron  en  el  Real; 
40.     Parando  mientes  quedan  J  a  lo  que  an  a  guardar. 

Muerto  es  su  señor,  |  mager  fuertes  están, 

E  la  Villa  nemiga  ]  non  quieren  descercar. 

Assy  no  piensa  el  Cid  j  queden  su  tienda  se  está: 

La  gerca  es  a  tuerto  j  dcbese  levantar. 
45.     Lo  qué  sea  diranlo  ¡  diás  que  venir-an. 


30.  empavar  ó  amparar. — 32.  jjossar,  morir. —  33.  trajeronle  la 
vela  de  bien  morir;  fuésele  el  alma. — 37.  con  duelo  non  egoal:  en 
vez  de  duelo,  preferiría  pompa;  pero  no  he  empleado  esa  voz  latina, 
de  origen  griego,  por  no  estar  seguro  de  que  pertenezca  al  vocabu- 
lario del  siglo  XIII. — 40.  parando  mientes  quedan,  quedan  atendien- 
do, cuidando. — 43.  Assy  no  piensa,  ó  assi  non  lo  asma  el  Cid. — 45. 
días  que  á  venir  an,  los  días  que  vendrán. 


—  97 


XVIÍI 


De  como  Ordoñez  de  Lara  se  offresció  de  les  facer 
riepto  a  los  de  (¡¿amor  a  sobre  la  muerte 
de  don  Sancho 

Después  que  al  rey  don  Sancho  |  ovieron  de  enterrar 
Feriados  é  ornes  buenos  |  tornado  ya  se  han. 
Ovieron  su  concejo  |  en   cómo  han  de  enbiar 
A  los  oms  de  Camora  |  para  decirles  mal: 

5.     «De  ellos  salió  Vellido,  |  ellos  consigo  lo  han; 
Ellos  de  la  traycion  |  por  ssy  responderán.» 
Esso  dixo  don  Nufio,  |  é  don  Garci  de  Cabr,' 
Diz:  «Amigos,  viedes  ¡  como  amparado  an 
Los  de  Camora  al  que  era  |  de  don  Sancho  vassal, 
JO.     A  Dolfos  el  traydor  |  que  vínolo  matar. 

Quien  manpara  traedores  ¡  tenüdo  és  por  tal, 

Si  aquí  por  end  oviere  |  quien  les. diga  mal, 

Con  él  seremos  todos  ¡  si  sale  los  rieptar.» 

Estonce  levantóse  |  Diego  Ordonez  de  Lar', 

14.     Orne  de  muy  gran  guissa  |  é  mucho  barragán. 
— «Yo  á  |  los  Camoranos  |  quíéro-lós  rieptar 
Por  falsos  é  felones  |  que  mandaron  matar 


7.  Gabr'  por  Cabra. — 9.  vassal,  por  vasallo,  como  en  14,  Lar'  por- 
Lara,  son  apócopes  usados  para  formar   la  asonancia,  aquí  en  a. — . 
11.  empara,  ampara,  mampara:  tenüdo  ó  te  nido.  -^-13.  rieptar,  rieb 
tur,  reptar,  rebtar,  retar. — 15.  barragán,  ««forzado  y  experto  lidia- 
dor. 

7  ...' 


—  98  — 

A  nuestro  rey  don  Sancho  |  con  engaña  é  con  art. 
Esto  que  yo  vos  digo,  |  queradmeslo  otorgar» 
20.     Otorgangélo  todos  |  al  cavallero  leal. 

Dexemos  lo  del  riepto:  |  ál  quiero  vos  contar, 
En  commo  allá  en  Zamora  }  acoien  al  traedor. 

XIX 

De   commo  BellidojDolfos  se  acogió  al  brial  de  L¡ 
Infante  e  ella  le  entregó  a  D.  Arias  Gonzalo 

Quandó  Vellido  Dolfos  |  en  villa  se  metió 
Grande  miedo  avie  |  de  los  que  atrás  dexó, 
Que  le  querrién  mal;  |  é  mas  ha  de  los  sos. 
So  el  brial  de  la  Infanta  |  buscó^amparo^él  traydor. 
'5.     Don  Arias  que  lo  sopo  |  con  la  onta  é  dolor 
Para  la  Infanta  fuesse,  |  é  dixla: — «Pido  vos, 
Por  merced,  mi  Señora,  |  dedes  este  felón 


19.  queradsmelo  es  la  forma  correcta,  de  la  cual  queradmeslo, 
es  una  metátesis  vulgar,  pero  muy  propia  de  aquellos  rudos  escri 
tos  que  aspiro  á  reproducir  con  sus  lunares  y  modismos.-  -21. 
Aquí  habla  el  Juglar  en  la  forma  ueitada,  y  el  último  verso  en  í 
está  puesto  allí,  no  por  descuido,  sino  para  anunciar  la  asonancia 
que  viene,  artificio  frecuente  en  los  poemas  franceses  asonantado  i 
y  no  extraño  al  Poema  del  Cid. 

4.  so  el  brial,  forma  metafórica,  que  vale  bajo  el  manto,  ó  bajo 
las  faldas,  para  decir  que   se  cobijó,  ó  se  puso  bajo  la  protecciú- 
de  la  Infanta. — 5.  onta,  fonta,  vergüenza,  afrenta. — 7.  felón  ó  fellóv, 
hombre  falso,  desleal,  ruin   y  despreciable. 


—  99    — 

Al  campo  castellano;  |  daño  venia,  synon. 
Querrán  ellos  reptarnos  |  a  drecho  é  con  rrazón. 

10.     Será  mayor  desondra  |  é  para  vos  é  nos.» 
—  «De  guisa  consejadme,  ¡  ella  dixle  amidós, 
Que  non  muera  Vellido...*  j  Don  Arias  recudió!': 
— «Pues  daldo  vos  a  mí,  |  non  digan  mal  de  vos, 
ti  yo  sabré  guardarlo:  j  a  salvo  avrelo  yo 

15.     Fast  tres  dias  passados;  |  si  nos  rieptan,  estonz, 
Nos  darlo  a  ellos  eraos;  |  ssy  a  esse  plazo  non 
Riaptassen,  de  la  Villa  |  echemos  al  traydor, 
De  guis'  que  non  parezca  |  iamás  nunca  ante  nos.» 
Otórgalo  l'i:ifante:  |  Don  Arias  lo  tomó 

20.     ü  bien  enferroiado  J  metiólo  en  su  prisión. 

Los  buenos  de  £amora  |  con  el  traedor  no  son. 
Don  Arias  por  la  Villa  |  é  por  supondrá  miró. 
Volvamos  a  do  se  arma  |  esse  don  Diego  Ordonz: 
Ya  va  contra  £amora  '  el  bravo  rieptador. 


XX 


De  como   el  Castellano  don   Diego  Ordoñez  rieptó  m 

los  de  Camora,  con  lo  que  respondió  don 

Arias  Gonzalo 

Al  muro  de  la  Villa  |  del  escudó  guarnido 
Llega  va  Diego  Ordoñez  i  por  escusar  cuadrillos 


tí.  cerna,  vendrá. — 10.  desondra,  desonrra,  deshonra. — 17.  traydor, 
antes  trahedor,  traedor,  hoy  traidor. 

2.  por   escusar  quadr tilos,  por  evitar  los  dardos  de  lju  ballestas, 


—  100  — 

De  balleslers  é  escuchas  |  a  catarlo  subidos 
Por  adarves  é  almenas,  |  astores  dessos  nidos: 
5.     A  don  Arias  Gonzalo  |  con  fuertes  apellidos 
Lo  llama  por  decirle  |  el  mando  que  a  traydo. 
Y  don  Arias  Gonzalo  |  venido  es  con  sus  fijos 
Por  catar  quien  lo  llama:  |  al  verlo  ansí  le  dixo: 
¿Qué  demandades  vos?  |  ¿qué  me  quereds,  amigo? 

10.     Don  Diego  le  respuso:  |  — «El  rey  emos  perdido: 
Matólo  un  alevoso;  |  el  que  dicen  Vellido, 
E  vos  los  de  Camora  |  avedeslo  acogido; 
Po'í  ende,  Arias  Goncalo,  |  a  todos  vos  yo  digo: 
Que,  tráydor  es  quien  |  traydór  tiene  consigo, 

15.     Sy  sab'  de  la  traycion  |  o  sy  la  ha  consentido: 

Por  esso  os  riepto  a  todos,  |  al  grande  como  al  chico, 
E  riepto  tanto  al  muerto  |  como  riepto  al  vivo, 
Al  que  es  por  nacer  |  com'al  que  es  nacido, 
E  rieptovos  las  aguas  I  que  corren  por  el  rio, 

20.     E  riepto  vos  el  pan  |  é  riepto  vos  el  vino; 

E  si  en  Camora  alguno,  |  desdice  lo  que  digo 
Lidiar-gelo  he  |  de  Dios  al  abrigo, 
E  fincareis  por  taléis  |  com'yo  aquí  lo  digo.v 
Don  Arias  respondióle:  |  «Mal  has  en  todo  dicho! 

25.  ¡Si  qual  dices  yo  so,  |  non  ovier  ser  nascido! 
Mas,  en  cuanto  que  dizes  |  todo  lo  as  fallido: 
Lo  que  los  grandes  facen  |  non  an  culpa  los  chicos; 


3.  escuchas  ó  ascuchas,  los  centinelas,  los  que  de  noche  escucha- 
ban los  ruidos  para  evitar  sorpresas:  éstos  trepaban  ahora' á  los 
adarves  y  almenas  por  ver  el  caballero  que  llegaba  á  la  poterna.— 
5".  cóñ  fuertes  apellidos,  vocesi  - 


—  í-ai  — 

Nin  los  muertos  por  |  lo  qué  facen  los  vivos: 
Sácame  dend  los  muertos,  |  las  cosas  é  los  niños. 

8*i      Quanto  a  lo  ál;  mientes!  |  lo  lidiaré  contigo, 

O  darte  he  quien  lo  lidie  |  é  fincaremos  quitos. 
En  fazer  este  riepto  |  mal  conseiado  has  sido, 
Que  quien  riepta  a  Concejo  |  lidiar  debe  con  cinco 
Uno^én  |  pos  otro;  si  él  |  del  un  fuesse  vencido 

85.     El  Concejo  rieptado  j  ya  fincará  por  quito.»  .* 

Quando  esto  oyó  don  Diego  |  pessole  ya  quantino! 
Don  Arias  por  Camora  |  recébio  esté  iüicio, 
E  tornóse  a  la  Infante  |  contarle  lo. que  fizo. 

XXI  "- 

De  como  doña  Urraca  ñzo  saber  a  don  Alfonso  la 

muerte  del  rey  don  Sancho,  e  de  como  escon- 

didamente  salió  don  Alfonso  de  Toledo 

Doña  Urraca  Fernando  j  sus  cartas  ha  enviadas 
En  poridat  a  Alfonso,  |  de  com'  siendo  cercada 
Prendió  muerte  don  Sancho  |  por  una  deslealtanza. 
Por  ser  Sancho  finado  |  la  corona  heredaval* 
5.     Su  h.'rmano  don  Alfonso,  |  el  que  en  Toledo  estava. 
El  Conde  Peranzurez  |  que  mucho  a  Alfonso  amava, 
,         Orné  era  de  seso  |  é  dé  mucha  grande  alma. 


31.  fincaremos  quitos  y  quedaremos  á  mano,  y  habré  cumplido. 
-27.  este  inicio,  este  juicio. 
2.  M,n  poridat,  secretamente. 


—  102  — 

Afuera  de  Toledo  |  en  la  carrera  estava 
Quando  los  mandaderos  |  llegáronle  de  Urraca; 

10.     Ellos  lo  cognoscieron:  j  en  poridat  le  fablan 
Regunsanli  el  fecho  j  assi  comino  pasara: 
La  muerte  de  don  Sancho,  |  el  riepto  de  los  Arias 
Edé  i  los  castellanos,  |  que  por  i  Alfonso  estavan. 
Dende  álli  devolviólos  j  quen  Toledo  no  entraran, 

16.    No  sea  que  el  rey  moro  |  las  novas  les  ventara. 
Ledo  fue  el  Conde  a  Alfonso  |  tod  gelo  regunzava, 
E  tal  guisó  las  cosas  }  con  sotileza  é  maña, 
Que  Alfons  quitó  Toledo  |  sens  que  nadie  pensara. 
Descienlo  con  cuerdas  |  por  somo  la  murada, 

10.    Su  criazón  en  pos  f  por  las  cordas  baxava; 
Afuera  de  la  Villa  j  bestias  bien  ensielladas 
Ha  puestas  Peranzures;  |  en  essas  ya  cavalgan; 
La  noche  la  andidieron,  |  Belatomé  ya  passan, 
Todo  él  i  dia  caminan,  |  a  Cámora  adlinavan. 

ib,    Al  Moro  Alí-Maymón  (  las  novas  son  liegadas 

Que  es  muerto  el  rey  don  Sancho  j  é  él  de  grand  mafiana 
Por  Alfonso  su  vésped  ¡  sin  detardarlo  enbiava, 
Que  le  venga  a  prescencia,  |  que  a  su  palacio  vaya. 
En  su  alcázar  le  buscan;  |  mas  y  ya  no  lo  fallan: 


11.  regúnzanli,  cuéntanle,  refiérenle. — 15.  los  ventara,  les  descu- 
briese, les  olfateara. — Id.  gelo  regunzava,  se  lo  contaba,  ó  reenviara, 
reguntava,  regunzava. — 17.  é  tai  guisó  las  come,  y  «le.  tal  modo  pre- 
paró las  cosas. — 19.  Desátenlo,  ó  deoiertlo.  descienden  lo  con  cuerdas 
por  sobre  la  muralla. — 20.  bu  criazón,  sus  criados,  sus  acompañan- 
tes; cordas  ó  cuerdas;  baxava,  bajaba.— 24.  adelinan,  ad'lman,  ende- 
rezar^ *«  dirigen. 


—  IOS  — 

30.    Solo  miran  las  cordas  |  al  muradal  echadas! 
Esto  que  sopo  el  Moro  |  ovo  muy  fiera  safla; 
Ya  por  prender  Alfonso  |  sus  monteros  guisaba, 
Ya  el  alguazil  sabia  |  lo  que  su  rey  asmava 
Por  ferie  fuerza  a  Alfonso  )  en  pro  de  la  moraina. 

35.    Dcxemos  al  rey  moro  |  messándose  las  barbas 

Por  que  al  rey  castellano  |  su  mano  ya  no  alcanza, 

E  vaymonos  agora  |  a  la  Villa  cercada 

Por  veer  essa  lit  |  de  Ordofiez  con  los  Arias. 

Los  cuatro  de  sus  fijos  |  escogió  don  Gonzalo 
40.    Para  que  en  este  riepto  |  le  sean  de  acompaño: 
Castigólos  en  como  |  fueran  en  el  campo, 
E  dixols: — :<Yo  el  primero,  |  para  morir  lidiando, 
Si  es  que  la  vcrdat  |  mantiene  el  castellano, 
E  non  veer  pesares  |  de  sabor  mucho  amaro; 
45.    Mas,  ssy  el  dix  mentira,  |  vencerlo  he  por  mi  mano, 
E  syn  lidiar,  mios  fijos,  |  seredes  siempre  onrrados.» 


34,  moraina,  por  licencia  poética,  en  vez  déla  morisma  ó  la  mo- 
rería.— 27.  guesped  ó  vesped,  huésped,  del  latín  hospes. — 37.  agora, 
a  ira,  ahora.— 38.  lit,  lid. — 41.  castigólos,  aleccionólos. — 42.  Yo  (iré) 
ú  primero,  para  morir,  ahorrándome  amarguras,  si  el  retador  tu- 
viere la  justicia;  para  vencer,  si  no  la  tuviere. 


—   104   — 


XXII 


De  como  don  Arias  Gonzalo  armó  a  sus  ñjos  para 
lidiar,  e  asy  mesmo,  e  la  Infanta  non  se  lo  consintió 

Quandó  de  aquella  lid  j  el  plazo  fue  llegado 
De  grand  manan  sus  fijos  |  armó  Arias  Gonzalo, 
Ca  sopo  commo  andava  |  Ordoñez  en  el  canpo: 
Para  yr  a  su  encuentro  |  los  Arias  cavalgaron. 

5.     Essora  liego  a  ellos  |  doña  Urruca  Fernando 

Con  pieca  de  dueñas  |  que  van  la  acompañando; 
Ella  lorando  dice  (  a  don  Arias  Gonzalo: 
— «¿Do  vais  sin  mi  premisso,  |  do  vais,  viejo  lozano? 
Vengase  vos  ó  mientes  |  de  commo  el  rey  Fernando 

1 0.     Me  vos  encomendase;  |  de  commo  en  las  sus  manos 
Juraste  mi  amparanza  |  é  non  mi  desemparol 

•'  ~       Non  me  desmanparedes  |  ayademes  piadat; 

Por  fer  barnax,  don  Arias,  |  non  querrades  passar 
La  jura  que  fecistes  |  en  manos  del  mió  padr'l... 
15.     Para  que  vos  escussen  |  de  mocos  hay  assaz. 
Las  canas  mal  se  avienen  j  con  este  lidiar!» 
Estonce  trabó  del,  |  las  dueñas  otro  tal, 


12.  ayademes  piadat,  por  ayadesme  piedat. — 13.  por  fer  barnax, 
por  fiarla  de  fazañoso. — 17.  trabó  del,  lo  sujetó  ayudada  por  aus 
damas. 


—  105  — 

E  quiso  o  que  non  |  fizólo  desarmar. 
Alor  mult  cavalleros  j  venieron  demandar 
2'».     Las  armas  a  don  Arias  |  por  ir  en  so  logar; 

Mas  a  nescuno  dellos  |  non  las  él  quiso  dar:  .  i 

Al  su  fijo  Pedrarias  |  ovólo  allí  de  armar. 

Diól  su  bendisión  |  que  fuesse  lidiar 

Con  ondra  pro  Camora  |  de  Dios  soto  el  ampar'. 

XXIII 

De  como  Diego  Ordoñez  lidió  con  Pedrarias  e  lo  mató 

Ya  sale  de  Camora  |  Pedrarias  el  menor; 
De  pocos  dias  era;  |  pero  de  grand  valor: 
Estávale  atendiendo  |  nel  campo  Diego  Ordonz, 
E  los  Fieles  adiesso  |  partiéronles  el  sol; 
5.     Saliense  é  con  ellos  |  las  gentes  enrredor 
A  seis  astas  de  lanza,  |  fuera  de  los  moións, 
Della  é  della  part  |  escombrados  y  son* 

Bolvieron  las  riendas,  |  batien  a  espolón, 
Los  escudos  al  pecho,  |  uno  para  otro  son. 
10.     Firi'use  bravamientre  |  commó  ornes  de  pro: 
Ya  quiébranles  las  lanzas,  |  al  spada  taiador 


10.  olor,  entonces;  mult,  muchos;  vinieron  á  solicitar — 21.  nes- 
cuno, nescún,  ninguno. — 24.  soto,  so,  bajo. 

3.  adiesso,  al  punto. — ¿.  atendiendo,  aguardando. — della  é  della 
part,  de  una  y  otra  parte;  escombrados,  apiñados  en  derrededor  de 
la  liza. 


—  106  — 

Amos  metieron  mano,  |  é  dánse  sennos  colps: 
Uno  al  otro  avantaia  !  en  nada  nol  sacó. 
Fasta  el  dia  mediado  |  aquesto  les  duró: 

15.     Se  le  tiene  Pedradas  ¡  al  bravo  Diego  Ordonz. 
Alzó  este  él  espada,  |  a  Pedrarias  firió, 
Por  én  cima  del  yelmo  |  todo  geló  cortó, 
El  almófar,  la  cofia,  |  el  tiesto  le  entró 
Con  la  rabia  de  muerte  |  Pedrarias  abrazos' 

20.     Al  cerviz  del  caballo  |  radío  de  dolor. 
La  sangre  quel  ixie  |  cobriale  los  oys: 
Mas  nin  las  estriberas,  |  ni  Y  espada  perdió. 
Ordonz  que  assi  lo  vio  |  por  muerto  lo  dexó. 
Nol  quiso  mas  ferir  |  é  dixo  a  una  grand  boz: 

25     — ¡«Acá  enbiat,  don  Arias  |  un  otro  lidiador!» 
Pedrarias  estordido  |  quand  esta  voz  oyó, 
El  seso  recombrando  ¡  la  cara  alimpíós, 
E  fuesse  denodado,  |  pora  su  contendor. 
Alzó  con  amas  manos  |  el  fierro  matador, 

80.     Cuidó  darle  en  la  tiesta;  |  pero,  su  colpe  erró. 
Firiol'  en  el  cavallo,  |  las  riendas  le  cortó 
E  las  narinas  tanto  |  que  loco  de  dolor 


12.  sentios  colps,  sendos  golpes. — 18.  almófar,  parte  de  la  loriga 
para  cubrir  la  cabeza,  capuchón  suelto  de  fina  malla  de  ace- 
ro adherido  al  yelmo:  el  tiesto,  forma  menos  usada  que  tiesta,  la  ca 
beza. — 20.  radío,  perdido,  extraviado,  loco  de  dolor. — 21.  oys  por 
otos,  ojos. — 26.  estordido,  aturdido;  voz,  generalmente  se  escribía 
boz. — 27  el  seso  recombrando.  la  razón  recobrando,  volviendo  en  sí, 
se  limpió  la  cara  ensangrentada. — 82.  narinas,  narices,  diminutivo 
de  las  nares  como  dice  Berceo  (Signos,  40),  que  loco  ó  sandio  de  do 
lor. 


—   107   — 

Por  aquel  canpo  afuera  |  el  cavallo  fuyó. 

Vio  Ordoño  que  lo  iba  |  sacando  de  moión 
35.     E  por  non  seer  venzüdo  |  el  cosido  varón 

Dexosse  yr  en  tierra:  |  assi  dentro  fincó. 

En  tanto  don  Pedrarias  |  el  alma  daba  a  Dios. 

Don  Diego  devantose,  |  muerto  ya  lo  encontró, 

E  dix  contra  los  fíeles:  |  « ¡Laudemos  al  Señor! 
40.      El  uno  es  vencido;  |  el  otro  venga  en  pos! 

Los  Fieles  lo  otorgaron:  j  dan  el  cuerpo  a  los  sos 
Que  a  (¿amora  lo  lieven  |  darle  sepoltación. 
A  su  tienda  compartan  I  al  quel  canpo  vengió: 
Alli  lo  desarmavan  |  como  era  de  razón. 
4.t.     Dieron -le  de  bever,  j  un  poco  alli  folgo; 
Desque  ovo  folgado  ¡  otras  armas  tomó; 
Dieron  le  otro  cavallo  |  fardido  é  corridor. 
Los  Fieles  con  Ordoñez  |  en  el  canpo  ya  son, 
Atienden  a  que  asome  |  el  nuevo  campeón. 

XXIV 

De  como  Diego  Ordoñez  lidió  con  Diego  Arias 
e  assi  mesmo  lo  mató 

Un  altro  fijo  suyo  |  don  Arias  llama  ya, 
E  dixle: — «Fijo  mió,  |  adiesso  cavalgat, 


3f>.   venzüdo   ó  vencido;  cotido,    prudente,  esforzado,   atinado. 
45.  folgo,  descansó. 

1 .  áltro,  <üter%  otro. — 2.  adiesso,  al  punto. 


—  108  — 

Por  librar  el  Concejo  |  id,  mió  fijo,  lidiar: 
E  de  nuesso  Pedradas  |  la  muerte  id  vengar.» 
5     — «Para  esto  soy  venido,  |  para  esto,  mió  padr!»  c, 

Echol  su  bendición  |  e  él  se  sale  ya. 
Afé  con  Diego  Ordoñez  |.  en  el  campo  ya  están: 
El. uno  para  el  otro  |  rompieron  sennas  lanz' 
De  las  espadas  bravas  |  fiera  mientre  se  dan.        • 

10.     A  la  fine  Diego  Arias  |  ferido  es  a  tan  mal 
Cerca  del  corazón,  |  que  muerto  cae  ya. 
Luego  fue  Diego  Ordoñez  j  la  vara  a  tomar 
(Essa  del  vencimiento  )  erase  la  sennal) 
Los  Fieles  otorgaron  |  e  tornanlo  a  llevar 

15.     A  la  su  tienda  do  |  él  ibase  a  folgar 

Domientre  un  otro  viene  |  la  lit  a  sostentar. 

Enbianle  dexir  ¡  a  don  Arias  Gonoals 

Como  su  fijo  es  muerto,  |  que  otro  ya  enviás'.    - 

XXV 

Diego  Ordoñez  lidia  con  Rodrigo  Arias  e  lo  mata 

Con  la  gran  quita  que  ovo  |  é  rabia,  Arias  Gonzalo 
Apellidó  otro  fijo  |  que  Rodrigo  es  llamado, 
Valiente  cauallero  |  en  armas  esforciado, 
Era^élle  el  mayor  |  de  todos  quince  hermanos; 
5.     En  justas  é  torneos  |  fuera  muy  venturado. 

— «Tú,  fijo,  el  padre  dixol  |  de  sos  oios  lorando, 


7.   o/e.  he   ahí. — 17.  Domientre,  mientras,  en  tanto  que. 
9.  Cordoio80,   cordoliente,  acongojado,   adolorido. 


—    109  — 

Vayasme  á  lidiar:  |  vengáHos  tos  hermanos: 

Si  salvas  á  Camora  |  fuste  en  buen  punto  nado!» 

Non  pode  más  fablar  |  el  cordoioso  anciano. 

10.    Estonz  Rodrigo  Arias  |  besóle  la  su  mano 

É  dixole: — «Mió  padre,  |  farelo  bien  de  grado, 
É  vos  mucho  gradesco  |  quanto  avedes  fablado:  ^ 
Yo  salvaré  á  Qamora  |  ó  fincaré  en  el  campo!» 
Desent  armólo  apriesa,  ¡  cavalgo  en  su  cavallo, 

15.    Diolé  su  bendigión  ¡  el  padre  desanado, 
É  torno  la  cabeza  |  un  gran  sospiro  dando. 
Espidióse  Rodrigo  |  é  fuese  pora  el  campo. 

Desque  los  Fieles  fueron  |  exidos  de  estacado, 
Ir  elle  para  elle  |  fardidos  se  dexaron, 

20.    Con  rabia  de  matar  |  entrambos  se  encontraron. 

Errol'  don  Diego  el  colpe;  |  Rodrigo  no  lo  ha  errado, 
El  escudo  falsole  [  1'  arzón  le  quebrantando: 
Perdido  ha  los  estrivos  |  é  se  abrazó  al  cavallo. 
Las  yents  del  environ  |  credieronlo  finado. 

25.    Mager  era  maltrecho  |  don  Diego  que  no  es  lasso- 
Fuese  contra  Rodrigo  |  muncho  sañudo  é  bravo; 
Dióle  de  la  lanza  |  tal  qué  la  ha  quebrantado, 
El  escudo  fendiole,  |  la  loriga  ha  perceado, 
Metiol  el  fierro  adentro  |  en  carne  le  tomando. 

30.    Mager  que  es  mal  ferido  ¡  Arias  sigue  muy  bravo. 


14.  desent,  en  seguida.  —15.  demarrado,  desolado,  desconsolado.— 
19.  ir.  elle  para  elle,  el  uno  contra  el  otro.  -  23.  del  envirón,  del  re- 
dedor.— 26.  muncho,  mucho. — 28.  fendiole,  hendióle,  partióle;  percea- 
do, atravesado,  horadado  con  lá  punta;  topearce,  en  inglés;  percer  eií 
francés:— jpécéar  en  castellano  antiguo,   paréceme  errata. 


—  110  — 

Desent  á  las  espadas  |  los  dos  metieron  mano; 
Davanse  fieros  colpes;  |  paura  era  míralos: 
Assi  por  larga  pieca    ybanse  desdolando. 
Una  ferida  á  Ordoñez,  |  Rodrigo  ha  le  acertado: 

35.    De  una  tan  brava  guissa  j  halé  el  brazo  taiado, 
Que  fasta  el  vueso  entrol  |  el  acero  amolado. 
Ordoñez  mal  ferido,  ¡  la  yra  le  apremiando 
La  lit  quiere  finar  |  é  dióle  end  tal  tajo 
Que  el  yelmo  le  fendió,  |  el  almófar  p-smulo, 

40.  A  fondo  en  la  cabeza  f  el  spada  le  ha  tomado. 
Dexó  Arias  las  riendas  |  abes  se  ha  rccombrado 
Por  levantar  la  espada  |  con  amas  ias  so*  manos, 
Pero,  tan  malfadiento:  j  tal  cuerno  sus  hermanos, 
Por  darle  al  cavallero  ¡  diole  al  su  cavallol 

45.    Enloquida  la  bestia  |  con  un  dolor  tan  maño, 
Non  lo  pudo  endurar,  |  estórcio  mal  su  grado, 
Fuyó  con  Diego  Ordoñez  ¡  é  sacólo  del  campo. 
Abes  empós  camina  |  Rodrigo  malfadado; 
En  tierra  cayó  muerto  j  é  solo  fincó  el  campo. 

50.     Ordonz  quiso  tornar;  |  pero  gelo  vedaron 

Los  Fieles,  porque  afuera  |  de  moión  era  echado. 

Por  bien  nunqua  tovieron  |  de  iudgar  este  casso 
Si  venzudos  o  non  j  fuessen  los  camoranos: 


31.  desens,  después,  en  seguida.— 32.  paura  (pavura)  era  míralo», 
daba  miedo  mirarlos. — 33.  desdolando,  golpeando. — 36.  amolado  ó 
amollado,  afilado  a  molejón. — 40.  fondo,  hondo.— 41.  abes,  apenas 
se  ha  recobrado.— 43.  tan  mal  f adíenlo,  malhadado,  desgraciado,  tal 
como  sus  hermanos,  que  dieron  en  el  caballo  y  no  en  el  caballero. 
—46.  endurar,  sufrir,  aguantar;  eslorció:  volvió  cara,  escapó. 


—  111  — 

Essos  Fieles  alguandre  |  su  juicio  non  libraron, 
55.     E  dessa  guisa  finca  I  el  pleito  sine  fallo. 

Por  buenos  unos  é  otros  |  se  iban  alaudando. 
En  tanto  a  sus  tres  fijos  |  llorava  Arias  Gonzalo. 

XXVI 

De  como  el  rey  don  Alfonso  llegó  a  Qamora  6  le  re 
cebieron  por  rey  todos  menos  los  castellanos 

A  Camora  la  Villa  |  Alfonso  es  ya  llegado 
Con  don  Peranzuréz  |  é  muchos  fijosdalgo. 
Fincadas  ha  sus  tiendas  |  en  campo  de  Sant  Yago, 
E  por  veer  su  hermana  |  enna  Villa  es  entrado. 

5.     Y  ovo  su  concejo  |  con  Urraca  Fernando, 
Essa  dueña  sabida  |  de  él  amada  tanto, 
Quique  le  diz  l'hermana,  |  esso  fará  el  hermano: 
Por  cor.seio  de  ella  |  elle  cartas  ha  enbiado 
Que  le  vengan  a  Cortes  |  de  todos  los  reynados 
10.     Por  las  sus  tierras  todas  |  las  novas  van  sonando 

De  Alfonso  ques  venido  |  por  muerte  de  don  Sancho. 
Leoneses  é  gallegos,  j  afelos,  van  liegando; 
Gallegos  á  leoneses  {  vanli  bessar  las  manos: 
Por  sú  i  rey  é  señor  j  vienen  todos  iurarlo. 

15.     Por  tal  non  lo  reciben  ]  los  leales  castellanos, 

A  menos  de  seguros  '  que  cu  muerte  de  do.i  Sancho 


54.  alguandre,  por  nada,  por  ningún  pienso. — 56.  unos  é  otros;  se 

ría  más  clásico:  melles  é  elles  por  buenos,  íbanse  alaudando,  alabando. 

8.  elle,  él. — 12.  afelos,  helos  allí,  vedlos;  liegando,  legando,  llegando. 


—  112  — 

Non  ovo  ren  la  parte  |  nin  fue  en  conseiarlo. 
Y  son  los  altos  ornes,  |  los  condes  é  perlados, 
Con  ellos  era  el  Cid  |  é  todos  sos  fidalgos: 
20.     A  menos  que  el  rey  jure  |  nol  bessarán  la  mano. 

XXVII 


De  como  Ruy  Diez  non  quiso  besar  la  mano  a  don 
Al  fonso;  e  de  los  buenos  ornes  que  le  conseian 
faga  salva  de  non  aver  sido  en  muerte  de  su 
hermano. 


A  sus  Concejos  dixo  |  el  Rey  don  Alfons: 
— «Todos  me  recebides  |  por  rey  é  por  señor; 
¿Por  qué  el  Cid  Ruy  Diez  | .la.  mano  ñora'  bessó? 
Mi  padre  don  Fernando  |  el  Cid  me  encomendó, 

5.     Otrossi  el  mi  hermano,  |  é  quiero  ferio  yo, 
Ca  semper  fícele  algo  |  mager  él  me  afincó.» 
Allí  era  Ruy  Diaz,  |  en  pié  se  devantó, 
Omme  era  adiano  j  é  como  tal  fablol': 
«Quantos  aquí  veedes  |  sospechas  han,  Señor, 

10.    Que  en  muerte  de  don  Sancho  i  aveds  la  parte  vos. 
Por  ende  yo  vos  digo,  |  a  guisa  de  varón, 
Que  si  vos  salvo  dello  |  non  fi^ierdes  a  nos 


17.  non  ovo  ren  la  parte,  no  tuvo  ninguna  participación,  nin 
fue  en  conseiarlo,  ni  lo  aconsejó. — 19.  fidalgos,  contracción  de  fijos 
dalgo. 

1.  el  re-y. — 8.  Omne  era  adiano,  hombre  cumplido,  recto,  de  una 
pieza,  como  si  hoy  dijésemos  adamantino. 


—  113  — 

Commo  es  aguisado.  |  non  vos  conosco,  nó; 
Nin  vos  las  manos  beso,  |  ni  os  tengo  por  Señor.» 

15.    Estonce  dixo  Alfonso:  |  «A  todos  ruego-vos, 
Amigos  é  vasallos,  |  perlados  é  varons, 
Me  conseyeds  en  cómmo,  |  destó  me  salve  yo?» 
Dixen  los  castellanos  |  que  con  dose  de  pro 
De  los  sos  ornes  jure  |  que  él  parte  non  tomó 

20.    En  muerte  de  don  Sancho,  |  ni  nada  conseió; 
Que  assí  salvo  sería  |  é  ávido  por  Señor.» 
Lo  que  allí  iudgaron  (  esso  le  plogo  a  Alfons: 
La  Jura  será  en  Burgos;  |  Alfon;o  lo  otorgó. 

XXV1I1 

La  Jura  en  Santa  Gadea 

Afé  al  rey  Alfonso  |  apriéssa  cavalgando 
Para  Burgos  se  va  |  con  los  sus  fijos  dalgo. 
Entró  en  Santa  Gadea  |  ó  son  los  castellanos, 
Todas  las  baronías  j  e  todos  los  condados. 

5.      Ya  mete  so  el  altar  |  mió  Cid  el  Libre  Sancto 
E  susso  essa  Escriptura  |  el  rey  metió  sos  manos. 
De  pié  'stan  las  grandias  |  oios  fitos  mirando: 
Essora  el  Cid  compiesa  |  assí  juramentarlo: 
— «Venides,  rey  Alfonso,  |  delant  Dios  iurarlo 

10.    Que  parte  non  oviestes  |  en  muerte  de  don  Sancho: 
Que  vos  non  lo  matastes  |  nin  fuist   en  consejarlo. 
Decit,  Señor:  Si  ¡uro,  j  vos  é  los  fijos  dalgo.» 


■  í.  á,  donde. — lt*io$  Jitns,  fijos  los  ojos,  clavados  los  ojos  miran<l«>. 

s 


— -  114  — 

El  Rey  di?e  con  ellos  |  en  uno:  «/Si  juramos!* 
El  Cid  dix: — «Si  por  ende  |  sopiest  parte  o  nf»tí¿fsrdo, 
15.    Murades  de  tal  muerte  |  commo  moriió  don  Sancho: 
Que  villano  vos  mate,  |  non  sea  fijodalgo; 
De  otra  tierra  venga  |  non  sea  castellano.» 
«.Amen!*  el  rey  respuso;  |  «amen!*  los  fijodalgo. 

* 

El  Cid  segunda  vez  |  demanda  al  rey  Alfons 
20.    E  a  los  ornes  buenos  |  que  en  esta  jura  son; 

«¿Jurades  que  en  la  muerte  |  del  rey  nuestro  señor 

Vos  non  oviestes  parte  |  nin  fust  consejador? 

— «luíamos!»  dixen  ellos  |  con  el  Rey  a  una  boz. 

— «Por  ende,  si  mandado  |  o  part  sopiestes  vos, 
2).    A  tal  muerte  morrades  |  commo  mió  Señor. 

Villano,  Rey,  vos  mate  |  que  fijodalgo  non, 

Que  venga  de  otra  tierra  |  non  venga  de  León. 

—  «Amen!»  respuso  el  Rey  é  |  mudog'le  la  color. 

* 
*    * 

Por  tercia  vez  a  Alfonso  |  el  Cid  a  coniurado 
SO.    E  a  los  ornes  buenos  |  que  son  con  él  iurando. 

«Amen!*   responden   tedos.  |  Sañudo  el  Rey  se  ha  alzado 

—  «¿Por  qué  varón,  Ruy  Diaz,  ¡  vos  me    afincades   tanto? 
¡Hoy  me  juramentades,  |  eras  bessareds  mi  mano!» 

Dix  el  Cid:  «Esso  commo  |  me  ficierdes  el  algo, 

22.  fust,  fuste,  foest,  fuestes,  fuistes. — 34.  No  hay  que  tomar  estas 
palabras  á  la  letra.  El  Cid  no  busca  una  soldada;  pero  sí  el  puesto 


—  115  - 

35.    Ca  sueldo  en  otras  tierras  ¡  dan  a  los  fijosdalgo: 
Assí  faralo  quien  |  me  quisicr  por  vasallo.» 

Pessole  desto  al  Rey:  |  el  Cid  halo  afincado, 
Muncho  yrado  lo  ha;  |  non  era  su  pagado. 
Dend  y  cabadelante  |  desamóle  de  grado. 
40.    Los  reyes  non  oblidan  |  tuertos  de  sus  vassallos. 


que  merece.  Ello  equivale,  pues,  á  decir  al  rey:  «Si  yo  alcanzo  en 
esta  Corte  las  consideraciones  que  merezco,  seré  tu  vasallo,  y  si  no 
me  iré  á  otra  parte  donde  las  tenga.  Este  rasgo  es  análogo  á  la  cu- 
riosa contestación  del  Cid  al  Conde  de  Saboya,  no  poco  irónica 
bajo  el  velo  de  una  alegoría  inocente  en  la  apariencia. 

Del  verso  1!»  al  28  cambié  de  asonancia,  para  romper  la  monoto- 
nía de  esos  juramentos  tan  parecidos.  Continuando  el  romance 
en  a-o,  el  trozo  quedaría  en  esta  forma: 

El  Cid  al  rey  Alfonso  |  segunda  vez  a  osado, 

E  a  sus  omes  buenos  |  ansi  los  va  afincando: 

<  Yenides  por  la  muerte  |  jurar  del  rey  don  Sancho 

Que  non  vos  lo  matastes  |  nin  fuist  en  consejarlo.» 

Alfonfl  é  sus  varones  |  responden:  *¡Sy  juramos!* 

El  Cid  dix: — «Si  vos  ende  |  ovist  part  o  mandado, 

De  muert  a  tal  morrades  |  comino  morrió  don  Sancho: 

($ue  vos  mate  villano  |  que  non  un  fijodalgo 

De  luengas  tierras  llegue,  j  en  León  non  sea  nado!» 

*Asnenh  el  rey  responde,  |  e  a  la  color  mudado. 

«¡Esto  es  grande,  sublime!  exclama  don  Andrés  Bello  al  trascri- 
bir de  la  Crónica  esta  escena  de  la  Jura  en  Santa  (íadea,  y  califica 
el  trozo  de  «bellísimo  y  verdaderamente  homérico.» 


—  116  — 


XXIX 


De  cómo  bien  é  cumplidamente  gobernaba  el  rey 
don  Alfonso  VI 

Assí  que  ovo  fecha  |  la  jura  don  Alfons 

Ya  fue  señor  de  Espanna  |  syn  nulla  contensión. 

Juráronle  de  grado  |  por  su  rey  é  señor, 

Castilla  é  Portogalo,  |  Navarra  é  León. 
5.      Lo  que  avie  a  facer,  |  con  buena  ordenación 

Por  conseio  de  Urraca  j  complia  don  Alfons: 

Mantóvose  a  derecho  |  é  sagement  reynó; 

En  assosiego  é  paz  |  vivien  sos  altos  oms, 

E  otrosí  las  gentes  |  de  toda  criasón. 
10.    Nuil  orne  non  osaba  |  armarse  en  contra  d'otr', 

Ca  era  el  Rey  ardit  |  é  de  gran  corazón, 

E  mucho  derechero  |  é  fiero  lidiador. 

Sobre  Cordub  su  hueste  |  don  Alfonso  movió 

Por  emparar  su  aliado  |  el  rey  Alí-Maymón, 
]  5.    El  Moro  que  en  Toledo  |  otrora  lo  albergó, 

Al  quel  fizo  encubierta  |  quand  Toledo  dexó. 

Corriéronle  la  tierra  |  al  moro  de  Cordob': 

Aldeas  e  castillos  |  quemaron  enrredor, 

E  quanto  que  fallaron  |  robaron  a  sabor. 


2.  Sin  nulla  contension,  sin  disputa,  sin  contrariedad. — 12.  ¿mucho 
derechero,  y  muy  justiciero. — 13.  Cordub,  Córdoba,  la  antigua  Cor- 
duba  . 


—  117  — 

20.    Con  muy  grandes  ganancias  |  tornaron  amos  dos, 
El  Moro  de  Toledo  |  é  el  Rey  don  Alfons. 

XXX 


De  como  Ruy  Diez  de  Bivar  bien  servie  al  rey  don 

Alfonso 


A  Córdoba  é  Sevilla  |  Alfonso  al  Cid  enbió 

Pora  cobrar  las  parias  |  que  adebdadas  le  son. 

Dos  fieros  enemigos  |  el  uno  pora  el  otr'. 

Los  reyes  de  Sevilla  |  é  de  Granada  son. 
5.    Hay  omines  de  Castilla  |  del  de  Granada  en  pro, 

Con  él  van  sobre  el  otro;  |  el  Cid  gelos  vedó. 

Ca  és  el  sevillano  |  vassal  de  su  señor, 

Por  ende  su  amparanza  |  le  cumple  al  rey  Alfons. 

El  Moro  de  Granada  |  con  él  los  ricos-oms 
10.    Non  pueden  endurar  |  lo  que  el  Cid  les  vedó. 

Beffaron  la  su  carta  |  é  sin  todo  temor, 

Por  tierras  de  Sevilla  |  metieron  sus  pendóns. 

Quemando  é  astragando  j  en  Cabra  ya  se  son. 

El  Cid  sañudo  desto  (  sobre  ellos  adlinó. 
15.    De  lidiar  of  en  campo;  j  a  todos  venciols: 

Al  moro  de  Granad  ¡  aque  contrallarlo  osó 

Firiolo  en  la  batalla,  |  por  muerto  lo  dexó: 


21.  e  el  reyé  don  Alfonso:  reye,  esa  é  paragógica  es  una  licencia 
admitida:  pudo  decirse:  «e  le  rey  don  Alfonso»,  pues  del  artículo 
elle  salen  el  y  le. 

10.  endurar,  sufrir,  to  endure  en  inglés. — 11.  befaron  la  su  carta, 
hicieron  burla  de  su  menaje,  y  sin  ningún  temor. — 15.  of,  ovo,  hubo 


—  118  — 

Tomóle  sus  christianos;  |  al  Conde  Garcí  Ordonz, 
Al  otro,  López  Sánchez  |  que  ante  él  mudo  fincó, 
20.    A  Pérez  soberbioso,  |  a  muchos  otros  oms. 
Venció  a  Almundafar  |  el  Cid  por  don  Alfons: 
Pressos  lievó  a  los  Condes  |  por  malos  é  felons, 
E  tornóse  a  Castilla  j  con  averes  de  pro. 

Pavor  el  Cid  metie  |  como  fiero  león 
25.    Entre  moros  soltado  )  para  estrago  mayor; 

Todos  tremblan  de  Alfonso  |  que  del  Cid  es  Señor, 
E  las  parias  le  rinden  |  mansuetos  de  paor. 

En  esta  era  que  era  |  Alexandro  linó 

El  romano  apostólig  |  que  a  ssy  lamo  el  Señor, 

30.    En  su  logar  fué  Papa  j  Hildebrando  el  jensor, 
El  seteno  Gregorio,  |  que  de  Cluny  salió: 
Este  en  Canossa  a  Enrrico  |  soberbioso  omillol'. 
Nuncas  ovo  tal  onta  |  nescun  emperador! 
Tributo  puso  a  España,  |  España  lo  negó: 

85.    Contra  esse  tuerto  el  Cid  |  muy  alto  alzó  su  boz: 
«Antes  que  suzerano  |  tomemos  para  nos, 
Trague  la  mar  a  España  |  é  finemos  alor!» 
Cuerno  susso  las  ondas  |  va  el  procelario  alcyón 
Enna  tempesta  brava,  |  assin  el  Campeador 


— 27.  mansuetos  de  paor,  sumisos,  mansos  de  miedo. — 28.  en  esta 
era  que  era,  llaman  era  el  año  computado  desde  la  muerte  de  César: 
para  tener  el  año  cristiano  ó  de  nuestro  cómputo,  hay  que  rebajar 
38  á  la  era.  El  Papa  Alejandro  antecesor  de  Gregorio  VII,  monge 
clunicence. 


—  119  — 

40.    Irya  sobre  Roma  |  sine  todo  temor 

De  ornes  ni  de  diablos  [  ni  della  escomunión. 
Del  non  furia  escarnio  |  esse  Papa  de  Rom' 
Como  fiso  en  Canossa  |  de  Enrrico  Emperador. 

Otrossí  en  este  ano  {  Ruy  Diaz  lidió 
45.    Con  un  Conde  Navarro  |  de  su  tierra  el  meior, 

Don  Ximeno  Garcés  |  dicen  a  tal  canpeón. 

Sobre  tres  castiellos  |  lidiaron  amos  dos: 

El  Cid  venció  é  ovo  |  los  castiellos  Alfons. 

Contra  Medinaceli  |  desent  el  Campeador 
50.    En  pro  de  castellanos  [  con  Fáriz  batalló, 

Un  moro  muy  tenudo  |  que  a  sus  manos  finó. 

Pagado  era  desto  |  el  rey  don  Alfons 

E  del  caboso  fiero  |  es  mucho  loador; 

Mas  no  oblida  la  jura  |  dentro  en  su  corazón: 
55.    En  la  gentil  Castilla  |  al  Cid  an  grand  amor, 

E  cantan  los  romanzos  (  sus  fecho  de  grand  pro; 

Y  todos  ergullosos  |  son  dé  su  Campeador, 

Menos  los  condes  malos  |  que  con  Alfonso  son. 

Unos  le  han  enemiga  |  que  a  presaos  los  tomó, 
60.    A  otros  su  grandia  |  de  alma  omitiólos. 

Muncho  lo  desamavan,  |  del  non  avin  sabor, 
De  su  espada  tan  clara  |  avien  el  rancor; 
Vereds  como  l'envidia  |  fincóles  su  aguiion, 
Essi  escorpión  aleve  |  mal  los  apozonó; 


49.  desent,  después,  más  adelante. — 51.  muy  tenüdo  ó  tenido,  te- 
nido en  mucho,  muy  considerado. — 53.  caboso,  cumplido,  acabado. 
— 64.  apozonó,  emponzoñó. 


—  120  — 

65.    Esse  culebro  fiero  |  'nel  corazón  mordióls. 
Por  ende  de  Castilla  |  el  ques  su  amparador, 
Huebra  de  mestureros,  ]  en  exilio  salió. 

Aquesto  del  exilio  |  dixélo  otra  canción: 
Diiavos-lo  el  Cantar  j  del  Cid  Campeador: 
70.    Sus  novas  van  sonando  |  eras  las  oyreds  meior, 
Agora  aquí  finada  |  darems  a  esta  rrazón. 


Fin  del  Segundo  Cantar 


67.  huebra  de  mestureros,  por  obra  de  intrigantes,  salió  al  destie- 
rro.— 68.  Se  anuncia  lo  del  destierro  del  Cid  y  su  secuencia  pina 
el  siguiente  Cantar  que  se  oirá  el  dia  siguiente  (eras). 


<* 


TERCER  CANTAR 


DE 


LA  GESTA  DEL  CID  C 


\ 


EL  CANTAR  DEL  EXILIO 

(restaurado) 


La  hoja  perdida 

Compieza  aqui  el  Caniar  |  de  Myo  Cid  Campeador; 
Oit,  que  vo  cantar-lo  |  si  válame  el  Criador. 

Al  campo  las  sus  huestes  |  sacava  don  Alphons; 
Pora  el  Andalucía  |  sus  facies  endilgó. 
5.     Non  fue  con  él  Myo  Cid,  |  en  lá  cassá  fincó, 
Ca  dé  grand  málantía  |  muy  mal  adólesció. 


Las  tildes  marcan  los  acentos  rítmicos  que  no  coinciden  con  el 
prosódico.  Se  han  suprimido  algunas  ees  mudas. 

Al  Códice  del  Poema  del  Cid  falta  la  hoja  primera,  y  aquí  se  la 
reemplaza. 

4.  facies,  haces.- -6.  málantía,  malatía,  maladía,  enfermedad. 


—  124  — 

Mucho  poder  de  moros  |  de  aquende  ásseinblós 

E  entráron-lé  ¡as  tierras  |  al  buen  Rey  don  Alfons. 

A  Górmaz  el  castiello  |  ya  cercan  á  sabor 
10.    Ca  nadi  los  arranca  |  e  sóberviados  son. 

Iba  ya  énforzando  |  el  Cid  Campeador: 

Oyó  d 'aquesta  alga  1,  |  las  yentes  ayuntó; 

Por  darles  arrebata  |  fuese  dellos  empós. 

De  Myo  Cid  los  moros  |  avien  todos  pavor: 
15.    Comienzan  de  enfuyrle,  |  él  aguiió  á  espolón: 

Va  en  zaga  fasta  Atienza,  |  á  Fita  atrás  dexó, 

Pasó  Guadalíaxara,  |  á  Toledo  liego: 

Fizó  muchos  cativos;  |  priso  averes  de  pro; 

E  des  hy  por  Castiella  |  con  grand  rictad  tornos'. 

20.    Esto^él  rey  de  Toledo  |  de  sus  vassals  oyó. 

Dixén-le  del  gran  dapno  ¡  que  del  Cid  recebió. 

Ojiando  el  rey  lo  sopo  |  mucho  que  le  pessó; 

Envióse  querellar  |  al  buen  Rey  don  Alfons. 

Los  Condes  mestureros  |  que  con  Alfonso  son, 
25.    Al  Cid  le  buscan  mal  |  con  él  Rey  sú  sennor: 

Dixén-le* — «Rey  Alfonsso,  |  Ruy  Diez  en  su  pro 

La  vuessa  fée  e  iura  |  que  aviedes,  quebrantó, 


9  a  Gormaz  el  castielo,  al  castillo  de  Gormaz,  trasposición  muy 
frecuente  en  el  Poema. — 10.  Ca,  car,  porque;  arrancar,  acometer. — 
11.  en/orzando,  cobrando  fuerzas,  convaleciendo. — 12.  algara,  co- 
rrería armada  en  tierra  enemiga. — 13.  arrebata,  embestida,  asalto. 
— 15.  Comienzan  á  huirle,  el  aguijoneó  á  espolonadas.  16,  en  zaga, 
en  seguimiento. — 18.  averes  de  pro,  haberes  de  provecho,  de  consi- 
deración; cativos,  captivos,  cautivos. — 19.  des-hy,  des-y,  dessi,  desi, 
desde  ahí. — 21.  dapno,  damno,  daño. 


—   125  — 

Ca  ¿1  grandes  averes  |  por  las  parias  sacó. 

E  sin  su  acorro  a  tiempo  |  espuesto  dejo-vos. 
30.    Contra  vueso^ápazguado  ¡  por  Toledo  se^entró, 

Matando  é  astragando  |  sañudo  commo  un  león». 

El  Rey  fue  mucho  yrado  |  contra^él  Cid  Campeador. 

Ixir  dé  las  sus  tierras  |  adiesso  le  mandó: 

Que  dende  en  núef  días  |  si  el  regno  nol  quitó, 
35.    Él  lo  ¡ríe  catar!...  |  |E  d'esto  plogo,  Dios, 

Mucho  á  los  Condes  malos;  j  mas,  á  los  otros  non! 

El  Cid  Campeador  |  essora  enbió  privado 
Por  todos  sus  parientes,  |  amigos  e  vasallos: 
Dixó-les:  «Don  Alfonsso,  |  forté-mientré  yrado, 

t".    De  todas  las  sus  tierras  |  ixir  nos  ha  mandados, 
Dende  éri  á  núef  dias,  |  amidos  o  de  grado: 
Míos  enmigos  hanme,  |  con  el  Rey  mesturado!... 
«Varones,  ¿cuáls  queredes  |  següdarmé  de  grado? 
Qui  tal  ficierde  seya  |  de  Dios  gualardonado! 

45.    De  los  qué  acá  fincardes  |  irm'-é  vuestro  pagado.» 
Fabló  y  Alvar  Fannez  |  el  so^ámigo  e  cormano: 
Oiredes  lo  que  a  dicho  |  varón  tan  esforzado: 
«Ir-émos,  Cid,  convusco  |  pot  yermos  e  poblados; 
Convusco  despendremos  I  las  muías  e  caballos, 

80.  apazguado,  como  atreguado,  aquel  con  quien  se  tiene  con 
certiida  la  paz.— 31.  estragar,  estragar,  causar  estrago. — 33.  ixir  o 
e.rir,  salir;  adiess»,  al  punto. — 37.  aprivado,  aprisado,  apresurado. — 
41.  desde  ayer  en  nueve  dias,  por  fuerza  ó  de  grado. — 42.  mestura 
do,  chismeado,  malquistado. — 43.  segudarme,  seguirme,  secundar 
me. — 44.  quien  tal  hiciere  sea  de  Dios  galardonado. — 45.  de  lo  que 
acá  quedéis,  ireme  siempre  amigo. — 47.  cormano,  co-hermano,  pri- 
mo hermano. — 19.  confisco,  con  vos. 


—  126  — 

50.    E  los  nuesós  averes,  |  las  armas  e  los  pannos. 
Servir-emos-vos,  Cid,  |  como  leales  vassallos, 
Non  vos  fallécer-emos  |  tanto  vivos  seyarr.os.» 
Lo  que  fabló  Alvar  Fánnez  |  todos  gelo  otorgaron. 
Gradesció  Myo  Cid  |  quant  hy  fue  razonado, 

55.    E  dessy  con  sos  ornes  (  a  Bivar  ha  ad'linado. 

. 

II 

Desolación  de  Bivar 

Los  sus  palacios  vio  {  sens  gentes,  dessolados, 
Que  non  querri  vederlos  |  atal  desmanparados; 
Grand  cuyta  le  es  venida  ¡  en  su  pecho  lazrado, 
Grand  baticor  li  prisso,  |  e,  como  león  yrado, 
5.     De  los  sos  oios  mira  |  forte-mientre  lorando. 
Tornaba  la  cabeza,  |  estábalos  catando: 
Vio  puertas  abiertas  |  e  usos  sin  cannados, 


53.  gelo,  se'o. — 54,  gradesció,  gradescó,  agradeció.  — 55.  dessi,  desde 
ahí;  adelinar  ó  ad'linar,  endilgar,  ir  derecho,  en  línea  recta. 

1.  vio,  vido,  hoy  vio — sen,  sens;  sin  sins;scne,  senes;  sine,  sines  \  gen- 
fes, gentes,  ientes,y  jentes.-2.  desmanparados,  desamparados. — 3. coyta 
cuyta, cuita. — 4.  baticor,  pena, emoción,  lo  que  hace  batir  el  cor,cuer, 
ó  corazón. — 5.  (Aquí  comienza  el  Poema  en  el  manuscrito).—  6. 
Usos  ó  ugos  sin  cannados,  es  puerta  menor,  como  de  alhacena  ó  de 
escaparate,  portezuelas  sin  candados,  ó  cagnados,  (encadenados)  es 
decir  deserrajadas,  ó  abiertas  violentamente.  Don  Andrés  Bello  por 
carinados  puso  estrados,  como  puso  una  nana  de  sesenta  años  donde 
dice  una  niña  de  nuef  ans  (v.  91)  y  hace  que.  Antolinez  reciba  una 
propina  de  30  marcos  para  cabras,  en  vez  de  calzas  (v.  196)  y  cuan- 
do este  mismo  se  encuentra  eon  un  grupo  de  caballeros  que  van  en 
busca  del  Cid  y  va  con  ellos,  (con  ellos  conió) Bello  dice,  «con  ellos 
cogió*  (v.  298). 


—  127  — 

Alcándaras  vacias  |  sin  pielles  e  sin  mantos, 
Varales  sin  falcones,  |  nin  aztores  mudados: 
10.    Scus  lumbre  es  el  fogar;  |  los  canes  no  han  ladradol 
Suspira,  Mió  Cid,  |  ca  avi'  grandes  cuidados: 
Erguida  ha  lá  cabeza;  |  fabló  tan  mesurado: 
«Grado  a  ti,  Padre  nuestro,  |  Señor  que  estás  en  alto, 
jEvay,  esto  me  han  buelto  |  mios  enemigos  malos!»... 

15.    Tornó  se  contra  Oriente  |  los  inoios  fincados, 
— «Sancta-María,  dixo,  |  e  todos  los  sos  Sanctos, 
Avet  por  bien  rogar  |  al  Padre  apoderado, 
Que  la  virtud  me  otorge  |  de  destroir  paganos, 
E  pora  mis  mesnadas  |  gane  dellos  el  algo.» 

20.    Estonce  devantose,  |  vio  una  vieja  estando. 

Dixo  ella: — «Ve  en  tal  punto,  |  buen  Cid,  que  tanto  quanto 
Fallardes  o  quisierdes  •  lo  hayas  so  tu  mano.» 
Ovo^ésso  el  Cid  por  bueno,  |  oyó-lo  de  buen  grado, 


8.  alcándaras,  puente,  en  árabe;  varas  ó  perchas  puestas  A  ma- 
nera de  puente:  para  tender  ropas;  aún  usamos  el  diminutivo  al- 
cantarilla, ó  pequeña  puente. — 9.  varales  sin  falcones.  Dice  el  ori- 
ginal: ce  sin /aleones  é  \  sin  ádtorés  mudados.»  Introduje  esta  va- 
riante por  dar  variedad  al  verso,  y  alejar  la  idea  de  amontonar 
pieles,  mantos,  azores  y  halcones  en  las  mismas  pértigas:  en  reali- 
dad no  es  necesaria. — 9.  aztores  mudados,  los  azores  que  se  adies- 
traban después  de  mudada  la  primera  pluma  y  eran  muy  estimadop. 
—  f>4  Sens  lumbre  est  el  fogar,  sin  lumbre  está  el  hogar  (el  fogón); 
es,  est,  8tá,  está. — 14.  evayl  be  ahí!  ved  ahí! — buelto,  abuelto,  revuelto; 
esta  voz  á  la  idea  de  trastorno  une  la  de  robo  ó  saqueo. — 15.  afin- 
oiarse,  arrodillarse;  fincar  los  inoios,  hincar  las  rodillas. — 17.  El 
Padre  apoderado,  poderoso,  omnipotente. — 18.  me  otorgué  virtud  de, 
me  dé  p->der  para. — 20.  el  al<jo,e\  haber.  —21.  Entonces  levantóse  y 
vio  una  vieja  delante  de  él. 


—  128  — 

E  fue  contra  Alvar  Fáñez:  |  «Dios  nos  avrá  escuchados! 
25.    Oy  con  mucha  cuyta  |  de  tierra  soms  echados; 
Cras  rricos  a  Castiela  |  seremos-nos  tornados!» 

Hy  piensan  de  aguiiar,  |  ya  sueltan  las  riendas, 
Las  lanzas  al  sol  lucen  |  al  aer  bate  la  senna. 
De  Bivar  a  la  exida  ]  vieron  corneia  a  diestra. 
3U.    E  entrando  á  Burgos  |  oviéronla  siniestra. 

Mezió  Myo  Cid  los  ombros,  |  engraméó  la  tiesta: 
— «¡Albricias,  Alvar,  dixo,  |  astrosa  la  corneia 
Veemos  en  est'ora,  |  ca  echados  soms  de  tierra!» 

111 

La  entrada,  en  Burgos 

El  Cid  Campeador  |  por  Burgos  yas'  entrava; 
Sesáentá  pendons  |  y  van  en  sú  compaña. 

Exién-lo  veér  )  mugieres  e  varons: 
Burgeses  e  burgesas  |  por  las  finiestras  son, 
5.      Plorando  de  los  oios,  I  tanto  "^ávien  el  dolor! 


24.  ovólo  por  bueno,  túvolo  por  de  buen  agüero;  fué  contra  Al 
var,  fué  hacia  él. — 29.  la  corneja  a  diestra  era  tenida  por  de  buen 
agüero;  pero,  si  aparecía  á  la  izquierda  (sinistra  comix)  el  agüero 
era  fatal  ó  siniestro.  Para  desvanecer  su  influencia  el  Cid  sacudió 
[engraméó)  la  cabeza,  y  pide  albricias  á  Alvar  Fañes  porque  él  ha 
interpretado  aquella  siniestra  aparición,  atribuyéndola  á  la  salida 
de  eilos  al  destierro:  esa  es  la  fatalidad  que  atrajo  á  la  corneja. 
Sobre  la  voz  engramear,  véase  mi  Literatura  Arcaica,  pág.  215. 


—  129  — 

De  las  sus  bocas  todas  |  dizi'n  una  razón: 
¡Dios,  que  buen  vasallo  |  si  oviesse  buen  Señor  ! 

Combídar-1'y-n  de  grado,  |  mas  ningún  non  osa  va: 
¡Del  Rrey  Alfonsso  atanto  i  temien  la  grand  saña  I 

10.     Ant's  de  la   noch  en   Burgos  |  del  Rrey  entró  la  carta. 
Con  gran  recabdo  e  |  forte-mientre  seellada: 
«Que  a  my  Cid  Rruy  Diaz  |  nadi  nol'  diess'  posada; 
E  aquel  que  géla  diesse  |  sopiess',  verá  palabra, 
Que  pérdri  los  averes,  |  e  los  oi's  dé  la  cara»; 

]  5.     Mucho  gran  duelo  avien  |  las  yentes  christíanas; 
Ascóndense  del  Cid,  |  nol'osan  dezir  nada. 
El  Campeador  essora  |  ad'lino  a  su  posada, 
A  lá  puerta  liego-se,  |  fallóla  bien  cerrada, 
Por  miedo  del  Rrey,  qué  |  assí  gelos  mandava, 

20.     Que  si  por  fucrca  el  Cid  |  la  puert  non  quebrantara, 
Non  gela  abriese  nadi,  |  que  nadi  non  lo  osara. 
Los  dé  myo  Cid  essora  |  a  altas  voces  llaman; 
Los  dé  dentro  non  les  |  querien  tornar  palabra. 
Aguíio  myo  Cid,  |  a  la  port  se  liegava, 

i'5.     Sacol  pié  del'stribera,  |  una  ferida  dava: 

La  puerta  non  se  abre  |  ca  bien  era  cerrada. 

Una  nin'  dé  nuef  años  |  a  óio  se  parava: 
«¡Hiá,  Cid,  que  én  buen  ora  |  cinxiestes  espada, 
El  Rey  lo  ha  vedado;  |  anoch  entró  su  carta 
30.     Con  grand  recabdo  é  |  fuert-mientre  seellada. 


8.  Convidarlyn  de  grado,  contracción  de   convidar-le-y-en,  le  con- 
vidarían de  buena  gana. — 18.  f alóla,  hallóla. — 27.  una  niña  de  nue- 
ve años. 
9 


—   130  — 

Abrir  non  l'osariemos  |  nin  vos  coger  por  nada; 

Ca  si  non,  los  averes  |  perdriemos  e  las  casas. 

Admás  nos  crebaríen  |  los  oíos  de  la  cara. 

Cid,  en  el  nuesso  mal  |  vos  non  ganades  nada: 
35.     Faced  la  viá,  Cid,  |  con  vos  vuestra  compaña; 

¡Si  vos  vala  el  Criador  I  con  sus  Vertudes  sanctas!» 

Esto  la  niña  dixó  é  |  tornos'  pora  su  casa. 

Ya  el  Cid  lo  véy,  qué  |  del  Rrey  non  avie  gratia. 

Partió  se  de  la  puerta,  |  por  Burgos  aguiiava, 
40.     Legó  a  Sancta  Maria,  |  y  luego  descavalga, 

Fincó  los  sus  ynóios,  |  de  corazón  rogava: 

La  oración  ya  fecha  |  a  cávalgar  tornavan. 


IV 


Sale  de  Burgos  al  Exilio 

Salido  es  de  Burgos,  |  el  Arlan^on  pasava, 

En  cabo  dessa  villa  |  en  la  glera  posaba; 

Fincada  y  la  tienda  |  luego  descavalga, 

Assi  myo  Cid,  el  quen  |  buen  ora  cinxó  espada, 

Posó  en  la  glera  quando  |  nol  coge  nadi  en  casa  ! 

Canpó  derredor  del  '  una  buena  mesnada, 

E  y  posó  a  seguro  |  comm'  si  fuese  en  montaña. 

Vedada  le  an  compra  |  dentro  en  Burgos  la  casa; 

De  todas  quantas  son  |  las  cosas  de  vianda. 


33.  crebrar,  quebrar,  crever,  en  francés. —  35.  verso  agregado  para 
completar  el  sentido.— 36.  Vertudes,  sus  ángeles. 
2.  glera,  arenal,  playa,  yermo  fuera  de  la  ciudad. 


—  181   - 

10.     Non  le  osari'n  vender  |  al  menos  dinarada. 

Martin  Antolinéz  |  el  burgalés  complido, 
Abástales  a  todos  |  e  dé  pan  é  de  vino: 
Non  ló  compra,  ca  él  |  se  ló  avíe  consigo, 
E  dé  todo  conducho  |  bien  los  oyó  bastidos. 

1 5.     Pagos*  myo  Cid  e  quantos  (  que  van  a  so  servicio 
Fabló Antolinéz,  |  odredes  loque  ha  dicho: 
«Hiá!  Cid  Campeador,  |  en  buena  hora  nacido, 
Ygamos  esta  noche,  |  vaymos-nos  al  matino. 
Ca^acúsado  seré  |  de  qué  vos  he  servido: 

20.     Del  Rrey  Alffonsso  en  ira  |  hió  seré  metido. 
Si  cónvuscó,  myo  Cid,  }  escapo  sano  o  bivo, 
El  rrey,  aun  oerca  o  tarde,  j  querrer-me-ha  por  amigo; 
E  sí  non,  cuanto  dexo  |  non  ló  preció  un  figo.» 

Fabló  el  Campeador  |  el  dé  la  barva  ondrada: 
25.     «Martín  Antolinéz  |  sodés  fardida  langa, 

Si  yó  bivó,  doblar-vos  (  he  lá  vuesá  soldada. 
Espenso  he  el  oro,  |  espensa  he  la  prata, 


10.  al  menos  dinarada,  ni  por  valor  de  un  pepión,  de  la  más 
insignificante  moneda,  para  ponderar  al  decir  que  no  conseguiría 
allí  ni  la  más  mínima  vianda.  11.  Martín  Antolinéz,  hemistiquio  de 
seis  sílabas,  como  es  frecuente  encontrarlos  entre  los  de  siete.  El 
ritmo  lo  hace  agudo,  con  lo  que  gana  la  sílaba  que  le  falta  y  se 
completa. — 14.  conducho,  vitualla  ó  víveres,  es  decir,  lo  necesario 
para  vivir,  tema  de  donde  salen  las  voces  anteriores,  y  también 
vivandera,  la  que  cuida  de  los  víveres  ó  vivires*  bastido,  abasteci- 
do.— 18.  ygamos,  yazgamos.— 21.  convusco,  con  vos. — 26.  he  de  do- 
blaros el  sueldo. — 27.  expenso  he,  he  gastado. 


—  132  — 

Bien  todos  lo  veedes,  |  ió  non  trayo  nada 
E  huebos  me  serie  |  por  toda  mi  conpaña  1 
SO.     Ca  áver  non  avernos,  |  oít  commó  se  faga; 
Amidos,  férlo-hé,  |  de  grado  no  ávri'  nada: 
Con  él  vuestro  consego  |  bastir  quiero  dos  archas; 
Finchámos-lás  d'arena  |  ca  bien  serán  pesadas, 
De  gualdmesí  cobiertas  |  e  bien  enclávéadas, 
35.  Los  gualdmecis  vermeios,  j  los  clavos  bien  dorados. 

V 

El  tratocon  los  Judíos 

Por  Rachel  e  ludas  |  vayádesme  privado, 
Dezildes  coinmo  el  Rey  |  Alfonso  me  a  'yrado, 
Comprar  entrando  en  Burgos  |  la  casa   me  vedaron. 
Traer  '1  aver  non  puedo,  |  ca  mucho  es  pesado, 
5.      Empéñar-gelo-he  |  por  lo  que  fuer  guisado. 
De  noche  lo  lieven,  |  non  ló  vean  christianos, 


28.  w,  hío,  yo. — 29.  é  huebos  me  serie,  y  me  sería  menester. — 31. 
lo  hago  contrariándome,  ya  que  por  bien  nada  obtendría.— 32.  con- 
sego, consejo;  bastir,  abastar,  abastecer;  archas,  arcas. — 33.  finchar, 
hinchar,  llenar;  yncamoslas,  que  se  leería  ynchamoslas ,  dice  el  origi- 
nal; implamoslas  sería  voz  análoga;  pl=ch,  plato  =chato. — 34.  gua- 
dalmesí  ó  gualdmesí,  cuero  dorado  á  fuego  como  el  tafilete. 

Raquel  é  Vidas,  dos  mercaderes  judíos,  sujeto  plural  que  siempre 
concuerda  con  el  verbo  en  singular.  Rachel  o  Raquel  es  nombre 
hebreo;  pero,  no  así  Vidas,  que  tengo  por  un  error  de  copia.  Si  se 
escribió  primitivamente  iudas,  fué  muy  fácil  copiar  nidos  ó  vidas  y 
de  ello  tenemos  otro  caso.  Hoy  todos  dicen  que  buitre,  del  latín 
vultur,  antes  f  uó  iutre,  cuando  en  realidad  fué  uitre,  de  donde  por 
una  prótesis  eufónica,  salió  buitre:  esa  b  agregada,  no  es  pues  la  v 
•de  origen.  Antes  se  dijo  vuida,  hoy  viuda.  En  vez  de  Vidas  escri- 
biremos Ivdas  c   lilas. 


—  133  — 

Véalo  el  Criador  |  con  todos  los  sos  sanctos. 
lo  mas  non  puedo  far  |  é  amydos  lo  fago.» 

Martín  Antolínez  |  non  lo  detardava, 
1G.  Cavalgó  privado,  |  Arlangón  cruzava, 

Passó  por  la  villa,  |  al  Castiello  entrava, 
Por  Rachel  e  ludas  |  luego  demandava. 

[loo]  Hy  son  Rachel  e  ludas,  |  en  uno  estavan  amos, 
En  cuenta  de  averes  |  de  los  que  avin  ganados, 

15.     Liego  Antolinéz  |  a  guisa  de  menbrado: 

«¿O  sod's  Rachel  e  ludas,  j  los  mys  amigos  caros? 
En  poridad  fablar  |  querría  yo  con  amos.» 
Nada  non  ló  detardan,  |  todos  tres  sé  apartaron. 
Dix:  «Rachel  e  ludas,  |  amos  me  dat  las  manos, 

20.     Que  non  me  descubrades  |  a  moros  nin  christianos, 

Yo  vos  faré  a  tan  rricos  |  que  nunqua  seads  menguados. 
Oit:  el  Campeador  |  por  las  parias  fue  entrado, 
Grandes  averes  priso  |  e  mucho  sobeianos: 
Retovo  dellos  quanto  |  le  cupo,  que  fue  algo, 

25.     Por  ende  vino  a  aquesto  ¡  por  que  fue  acusado. 

Amigos,  lo  veedes  |  que  el  rrey  le  a  yrado! 
Dexadas  ha  heredades  |  e  casas  e  palacios. 
Echado  es  de  tierra;  |  irsé-ha  exilado! 

11.  Se  refiere  al  Castillo  que  estaba  á  la  entrada  de  la  aljama 
de  los  judíos  de  Burgos.— 15.  a  guisa  de  memorado,  como  hombre 
advertido  y  entendido. — 17.  en  poridad,  en  secreto,  privadamente. 
— 22.  por  las  parias  fo  entrado;  entró  a  tierra  de  moros  á  cobrar 
el  tributo. 

Los  números  entre  paréntesis  como  este  [100],  se  refieren  a* 
texto  del  Poema  en  la  edición  de  Sánchez. 


—  134  — 

Tiene  dos  archas  plenas  |  de  oro  esmerado: 
30.     Non  las  puede  levar,  ¡  sinón  serye  ventado. 

El  Campeador  dexarlas  |  ha  en  vuestra  mano, 

Vos  préstaldé  sobre  ellas  |  lo  qué  sea  aguisado. 

Prendet  las  archas  e,  |  sean  en  vuestro  salvo; 

Con  grand  iura  meted  ]  y  vuesas  fées  amos, 
35.     Que  non  las  cataredes  |  en  todo  aqueste  año.» 

Amos  Rachel  e  ludas  |  seyén-se  conseiando: 

— «Nos  avernos  en  todo  |  huebos  de  ganar  algo; 

Bien  sabemos  que  el  Cid  |  aver  grande  há  sacado 

Quando"""  á  tierra  de  moros  |  por  las  parias  fue  entrado. 
40.    Non  duerme  sin  sospecha  |  qui^avér  trae  monedado 

Prendamos  estas  archas,  |  plenas  de  oro  esmerado, 

En  logar  lo  metremos  |  que  non  sea  ventado . 

Mas,  dézit-nos  del  Cid,  |  ¿de  qué  será  pagado? 

¿Dará -nos  qué  ganancia  |  por  todo  aqueste  año?» 
45.    Réspuso  Antolinéz  |  a  guisa  de  menbrado: 

«El  Campeador  querrá  |  lo  que  sseá  aguisado. 

Pedirvos  ha  fort  poco  |  por  so  aver  en  salvo. 

Acógen-sele  ornes  |  de  todas  parts,  menguados, 

Para  acorrer  a  todos,  |  tenerlos  e  abastarlos, 
50.    Fasta  que  nuevas  parias  |  las  aya  de  su  mano, 

A  menester   Mió  Cid  |  dessus  seys-cientos  marchos.» 

Dixó  Rachel  e  ludas:  |  «Dargélos-ems  de  grado. 

— "Ya  veds  que  entra  la  noche,  |  el  Cid  es  presurado, 


'29.  arcaa  llenas  de  oro  esmerado,  parece  ser  esmerilado,  pu- 
lido, obrado,  trabajado,  oro  en  piezas  fabricadas. — 30.  ventado, 
husmeado,  denunciado.  37.  huebos  de  ganar  algo,  necesidad  de  ga- 
nar algo. — 42.  metremos,  meter-hemos.— 54  y  55.  versos  agregados 
para  completar  el  sentido. — 51.  dessus,  sobre. 


—  135  — 

Huébos  avernos  nos  |  que  nos  dedes  los  marchos." 

55.    Ellos  dixén:  "Assi  |  non  sé  faze^él  mercado, 

Si  non  primas  prendiendo,  |  aprés  de  priso,  dando." 
"Bien,  diz  Antolinéz  |  íó  dessó  me  pago: 
Vaimós-nos  todos  tres  |  al  Campeador  contado. 
Nos  vos  aiudaremos,  |  que  assi  es  aguisado, 

60.    Por  áduzir  las  archas  |  é  meterlas  en  salvo. 

Que  non  lo  sepan  moros  |  nin  lo  sepan  christianos." 
Dixó  Rachel  eludas:  |  "nos  desto  nos  pagamos, 
E  las  archas  aduchas  |  prendrest  seys-cientos   marchos." 
Martin  Antolinéz  |  y  cavalgó  privado 

65.    Con  Rachel  e  ludas:  |  de  voluntad  é  grado. 
Non  viene  a  la  poent  ]  ca  por  Tagua  a  passado 
Que  gelo  non  ventasse  |  de  Burgos  orne  nado . 
Afé  los  a  la  tienda  |  del  Campeador  contado, 
Assi  commó  entraron,  j  besáron-le  las  manos. 

70    Sonrrísós'  Mió  Cid,  |  estavalos  fablando: 

— "Don  Rachel  e  ludas  |  avedes-me  obligado, 
Yamé  exco  de  tierra,  j  ca  del  Rey  so  ayrado. 
A  ló  que  mé  semeia  |  de  ló  mió  ávreds  algo: 
Atal  mientras  vivades,  |  que  non  sereds  menguados. » 

75.    Amos  dos  á  Myo  Cid  ¡  besáron-lé  las  manos. 
Martín  Antolinéz  |  el  pleito'  "á  parado: 
Que  sobre  aquelas  archas  ¡  darlyen  seis  cientos  marchos, 
E  bien  las  guardarien  |  fasta  cabo  del  año; 
Ca  assil'  dieran  la  fée  |  e  gelo  avi'n  iurado; 


57.  i-ó,  yo. — 67.  ventasse,  descubriese,  olfatease,  denunciase  na- 
die.— 68.  contado,  renombrado  afamado,  mentado. — 71.  oblidado  ó 
bien,  obligado- — 72.  me  exco,  salgo,  presente  de  indicativo  del  verbo 
txir,  salir,  equivale  á  me  echo  fuera.  76.  el  negocio  ba  arreglado. 


—  136  — 

80.     Que  simantes  las  catassen  |  que  fuessen  periurados; 
Non  )és  diessé  Myo  Cid  J  nin  un  dinero  malo. 
Dixo/"~NÁntolinez:  ''Cargen  ]  las  archas  á  privado: 
Levaldas  vos,  ponel-das,  |  amas  en  vuestros  salvo. 
Yré  convusco,  amigos,  |  que  adugamos  los  marcos, 

85.     Ca  mover  ha  Myo  Cid  |  ante  que  cante  el  gallo." 
¡Al  cargar  de  las  archas  |  veriedes  gozo  tanto! 
Non  pódi'n  ensomarlas  |  mager  son  esforgjados, 
Gradán-se  los  iúdios  |  con  aver's  monedados, 
Ca  mientra  que  visquiessen    |  refechos  eran  amos. 

90.     Rachel  a  Myo  Cid  f  la  manol'  le  besaba. 

"¡Hia,  Cid,  que  en  buen  ora  (  cinx'iestes  espadal 
De  Castiella  vos  ydes  |  pora  las  yents  extrañas, 
Asiles  vuestra  ventura!...  |  grandes  ganancias  ayas  ! 
Si  de  mi  sods  menbrado,    |    íó  vos  demandara 

95.    Una  piel  morisca,  |  verméia  e  ondrada: 

Cid,  beso  vuestra  mano,  |  en  don  que  la  yo  aya." 
— "Plazmé,"  dixo  Myo  Cid";  |  d'aquí  sea  mandada: 
Si  non  vos  la  aduxier,  |  contald'  sobre  las  arcas." 

En  medio  del  palacio  |  tienden  un  almofalla, 
100.     Sobrella  una  savana  ;  de  ránzal  é  muy  blanca; 

80.  periurados,  tenidos  por  perjuros. — 84.  adugamos,  aduzcamos, 
traigamos. — 87.  ensomarlas,  ponerlas  en  somo,  arriba,  encima.— 88. 
los  iicdios,  era  la  verdadera  pronunciación  antigua,  hoy  judíos. — 94. 
agregado  para  completar  el  sentido. — 95.  ondrada,  bella,  valiosa. — ■ 
96.  en  don  que  la  yo  aya,  que  yo  la  tenga  en  don. — 97.  d'aquí  sea 
mandada,  desde  luego  es  (ó  sea)  concedida. — 98.  si  no  os  la  trajere, 
ponedla  á  la  cuenta  de  las  arcas. — 99.  almofalla,  alfombra,  tapiz.  — 
Í00.  savana  de  rangal,  sábana  de  tela  fina. 


—  137  — 

Echan  al  primer  colpe  |  tres  cientos  mares  de  plata; 
Notólos  don  Martino,  |  sin  peso  los  tomava; 
Los  otros  tres  cientos  |  en  oro  los  pagavan. 
Cinco  escuderos  tiene,  |  a  todos  ios  cargava. 
105.    Quando^ésto  ovo  fecho,  |  odred's  lo  que  fablava: 
"Ya,  Rachel  e  ludas,  |  con  vusco  están  las  archas; 
Yo  questo  vos  gané  |  bien  merecía  calzas." 

Entré  Raquel  e  ludas,  |  aparte  ixieron  amos: 

"Demos  le,  diz,  buen  don  |  ca  él  nos  lo^há  buscado," 
110.  — "Martín  Antolinéz,  |  un  burgalés  contado, 

Ca  vos  lo  merecedes,  |  darvos  querems  buen  dado, 

De  que  fagades  calzas,  |  e  rica  piel  e  manto. 

Nos,  vos  damos  en  don,  |  essós  treynta  marchos; 

Merécer-vós  los  hedes,  |  ca  estofes  aguisado. 
115.  Otorgar-hedes  esto  |  que  avernos  parado." 

Gradégiol'  don  Martino  |  e  rrécibió  los  marchos. 
[200]  Exir  de  lá  posada  |  gradó  e  espidiós  de  amos. 

Exido  es  de  Burgos,  |  Arláncon  ha  passado: 

Pora  la  tienda  vino  |  del  quén  buen  ora  násco. 
120.  Rrecíbi'ólo'~Nel  Cid  |  abiertos  amos  brazos: 

"¡Venid,  Antolinéz,  |  el  mió  fiel  vassalo; 

Aún  el  dia  vea  |  que  dé  mi  avades  algo!" 


101.  bien  meregia  calsas,  modo  de  pedir  una  propina,  un  juanillo, 
como  hoy  se  dice:  se  pedía  para  calzas,  (calzado)  como  hoy  se  da  a 
una  novia  para  alfileres,  á  veces  una  fortuna. — 112.  de  que  fagades 
calzas,  en  la  euición  de  Bello  dice  cabras,  probablemente  por  una 
errata  del  corrector  de  pruebas.  115.  que  avernos  parado,  en  que  he- 
mos convenido.  — 117.  salir  de  la  posada  quiso  y  despedirse  de 
ambos. 


—  138  — 

"Vengó,  Campeador,  |  con  todo  buen  rrecabdo: 
A  vos  seis  cientos  marcos;  |  treynta  yo  he  ganados 

125.  Mandad  coger  la  tienda    |  e  vayamos  privado: 
Por  San  Pero  vayamos,  |  y  cántenos  el  gallo. 
Vuestra  mugier  veremos,  |  menbrada  fijadalgo, 
Mesúraréms  posada,  |  quitarems  el  rreynado. 
Mucho  avernos  huebos,  |  ca  cerca  viene  el  plazo." 

130.  Mió  Cid  a  Antolinéz  |  desta  guisa  ha  fablado: 
"Commo  dexides  seya:  J  avernos  ya  el  algo, 
Si  Dios  me  dier  conseio,  |  a  los  iúdios  mi  engaño 
Yo  se  los  desfaré  |  ayna  muy  de  grado; 
Estora  cabalgemos;  |  por  San  Pedro  vayamos. 

VI 

El  Cid  en  la  Abadía  de  San  Pedro  de  Cerdeña 

Dichas  estás  palabras  |  la  tiéndales  cogida; 
Mió  Cid  e  sus  conpañas  |  cabalgan  tan  ayna. 
La  tiesta  del  cavallo  |  tornó  a  Sancta  María, 
Alzó  su  mano  diestra  |  la  cara  se  sanctigua. 
5.     «A  tí  gradescol  Dios  ]  que  cielo  e  tierra  guias, 
Valánme-tús  vertudes,  |  gloriosa  Sanct  María; 
D'  aquí  quito  Castiella  |  pues  hé  el  rey  en  yra. 
Non  sé  si  entraré  mas  |  en  todos  los  mys  días  I 
Vuestra  vertud  me  vala,  |  Gloriosa,  en  my  exida, 


127.  menbrada  fijadalgo,  siempre  recordada,  noble  dama. — 
128,  mediremos,  escatimaremos  nuestra  estadía  ó  posada,  y  de- 
jaremos las  tierras  de  Castilla. — 129.  Así  es  menester  hacerlo  por- 
que el  plazo  está  al  cumplirse. 


—  139  — 

Ella  me  acorra  é  |  me  ayude  noch  e  dia ! 

Sí^assí  vos  ló  ficier'des,  |  si^oviés  aucés  complidas, 

Mando  al  vuestro  altar  |  donas  buenas  é  rricas: 

En  debdo  desto  yo  |  faré-y  cantar  mili  missas.» 

S'pídios'  él  caboso  |  de  cor  é  véluntad, 
Ya  sueltan  las  riendas  |  e  piénssan  de  aguijar. 
Essora  Antolinéz  |  a  Burgos  quier  tornar, 
«Cid»,  dix: — «La  mi  mugier  j  vereca  todo  solaz, 
E  castigar  los  he  |  commó  abrán  a  far. 
Si  el  rey  quisiér  lo  myo...  |  a  mi  non  me  incal  1 
20.     Antes  seré  con  vusco  |  que  el  sol  quiera  rayar.» 
Tornos'  Martin  a  Burgos  |  e  My  Cid  a  aguar, 
Pora  San  Pero,  a  quanto  |  que  pudo  espolonear, 
Con  estos  cavalleros  |  que!  sirven  a  sabor. 

Apriess'  cantan  los  gallos;  |  quieren  quebrar  albors; 
25.     Quandó  legó  a  San  Pero  |  el  Cid  Campeador; 

El  buen  abbat  don  Sancho,  |  christiano  del  Criador, 

Rezava  los  matines  |  a  buelt'  de  los  albors. 

Y  est  donna  Ximena  |  con  sus  dueñas  de  pro; 

Rogando  en  San  Peyro  |  e  dixele  al  Criador: 
30.     «Tú,  que^á  todos  guionas,  |  val  á  Myo  Cid,  Señor!» 

Lamavan  a  la  puerta;  |  del  Cid  oyen  la  voz. 

14.  el  caboso,  el  acabado,  el  cumplido;  cor  ó  cuer,  corazón.  18.  ¿casti- 
garlos he,  y  les  advertiré  lo  que  deben  hacer,  y  les  enseñaré  lo 
que  debeu  hacer. — 19.  non  me  incal,  no  rae  importa,  «á  mí  non 
mincal»  dice  el  texto. — 23.  termina  esta  tirada  cambiando  de  aso- 
nancia; del  asonante  en  a  pasa  á  la  asonancia  en  o,  anunciando  la 
que  viene  en  la  copla  siguiente,  lo  que  se  hace  con  frecuencia  en 
este  poema  y  en  los  franceses  sus  coetanos. — 28.  y  est,  allí  está. 


—  140  -- 

Dios,  que  alegre  fue  |  el  buen  abbat  don  Sancho! 

Con  lumbres  e  candelas  |  al  corral  dieron  salto: 

Con  grant  gozó  reciben  )    al  que  én  buen  ora  es  nado  1 
35.     «A  Dios  myo  Cid,  gradezco-1'»  |  dixó  él  abbat  don  Sancho, 

E  pues  que  aquí  vos  veo,  |  prendet  de  mi  ospedado.» 

El  Cid  dix:  «Gracias!  so  |  Abbat  vuestro  pagado; 

Yo  adobaré  conducho  |  para  los  mis  vassallos. 

Por  qué  me  vo  de  tierra  |  do  vos  cinquenta  marchos, 
40.     Un  dia,  si  visquier,  |  servós  han  bien  doblados; 

Non  vos  quiero  facer  |  ni  un  dinero  de  daño. 

Para  donna  Ximena,  |  evad!  do  vos  cient  marcos. 

A  ella  é  sus  dueñas  |  sirvades  las  est'  año. 

Dos  fijas  ninnas  dexo,  |  prendetlas  en  los  bracos, 
45.     A  vos  las  acomiendo,  |  a  vos,  abbat  don  Sancho; 

De  mi  mugier  e  d'  ellas  |  fagads  todo  rrecabdo; 

Si  falla^essá  despenssa  |  o  vos  menguare  algo, 

Bien  las  abastad,  |  assí  yo  vos  lo  mando. 

Por  marcho  despendido,  |  oit,  daré  vos  quatro.» 
50.     Otorgad'  gelo  avie  |  el  ábbat  dé  buen  grado. 

Afé  doña  Ximena  |  con  sus  fijas  legando: 
Sennás  dueñas  las  traen,  |  e^adúzen  dé  la  mano, 
Antel  doña  Ximena  |  fincols'  ynoios  amos, 
Lorava  de  los  oios,  j  quisol'  besar  las  manos: 
55.     — «¡Merced,  Campeador,  |  en  ora  buena  nado, 
Por  malos  mestureros  |  de  tierra  sod's  echado! 


38.  yo  adobaré  conducho,  yo  costearé  la  comida. — 39.  me  vo,  me 
voy;  do  vos,  os  doy. — 47.  si  falla  essa  despensa,  si  se  gasta  este  di- 
nero.— 48.  bien  las  abastad,  proveedlas  de  cuanto  necesiten. — 49* 
despendido,  gastado. 


—  141  — 

Feme^ánte  vos,  Myo  Cid,  |  ió  e  vuestras  fijas, 
Con  aquestas  mys  dueñas  |  de  quien  só  yo  servida, 
Ya  ló  veo  que  estades  |  don  Róderic  en  yda 

60.     E  nos  de  vos,  agora,  ¡  partir-nos  hems  en  vida. 
Dat-nós  conhorto,  por  |  amor  de  Sanct  Maria!  r 
Enclinó  las  sus  manos  f  el  de  barba  velida, 
A  las  sus  fijas  amas  |  en  brazos  las  prendía, 
Al  corazón  lególas,  |  ca  mucho  las  quería: 

65.     Lorando  de  los  oios,  |  forté-mientré  sospira: 

«Hia!  donna  Ximena,  ¡  la  mi  mugier  complida, 
Commó  a  la  mi  alma  |  yo  tanto  vos  querial 
Ya  ló  veédes  que,  |  partir-nos  hems  en  vida, 
Yré  a  lueñ,  e  vos  |  fincáred's  remanida. 

70.     Plegá  a  Dios  en  alto,  |  e  á  Sancta  Maria, 

Que  con  mis  manos  case  |  aún  estás  mis  fijas; 

Que  ayáms  ventura  é  |  algunos  días  vida, 

O  vos,  mugier  ondrada,  |  de  my  seades  servida.» 

VII 

Acrecentamiento  de  la  mesnada 

Grandes  yantares  fazen  |  al  buen  Campeador. 
E  tañen  las  campanas  j  en  San  Perora  clamor. 
Por  Cástiélla  essora  |  oyénse  los  pregons, 
Commó  se  va  de  tierra  j  Myo  Cid'  el  Campeador. 
5.     Unos  dexán  las  casas,  |  e  otros  sos  onnors. 


57.  femé,  heme. — 60.  dadnos  conhorto,  confortadnos,  dadnos  con- 
suelo.— G9.  fincareds  remanida,  quedareis  retenida. 
5.  sos  onnors,  .  us  puestos  y  cont  deraciones. 


—  142  — 

Pora  seguir  la  seña  |  desté  tan  buen  Señor. 
¡Díós,  en  este  dia,  |  a  lá  puent  d'Arlancon, 
Cient  é  quinz  caballeros  |  todos  iuntados  son. 
Todos  demandan  ora  |  por  My  Cid  Campeador. 
10.     Martín  Antolinéz  |  con  ellos  conió; 

Vanssé  pora  San  Pero  |  do  és  el  Campeador. 
Evay!  quandó  lo  sopo  j  Mió  Cid  el  de  Bivar, 
Qual  crece  la  conpaña,  \  por  lá  quel  más  valdrá 
Apriessa  cavalgava,  |  a  récebir  los  sal  (ie) 
15.     Legán-le  todos  é,  |  la  manol'  ban  besar, 

Prisóss'  el  Cid  la  barba,  |  tornos  a  sónrrisar, 
[300]  Dixó:  «Yo  ruego  a  Dios,  |  al  Padre  Spirital,. 
Ca  por  mi  vos  dexades  |  las  casas  e  heredads, 
Que  antes  qué  yo  muera  |  vos  pueda  algún  bien  far: 
20.     Lo  qué  perdéds,  doblado  |  avredeslo^á  cobrar." 
Al  Cid  plogóle  ca,  |  creció  nel  aiuntar, 
Plogó^á  los  otros  ómnes  |  quantós  con  él  están. 
Los  seis  diás  de  plazo  |  passados  ya  los  án, 
E  tres  son  por  trocir,  |  sepades  que  non  más. 
25.     Mandó  el  rey  que  foessen  |  Myo  Cid  a  ésguardar 
Si  post  plazo^én  sus  tierras  |  pudiesen  lo  tomar, 
Por  oro  nin  por  plata  |  non  podríe  escapar. 

El  día  és  exido,  |  la  noch  queríe  entrar, 
A  los  sos  cávalleros  ¡  mandol's  todos  iuntar: 
30.     '<Oyt,  buenos  varones,  |  non  vos  caya^én  pesar, 
Poco^áver  tráyo,  dárvos  |  quiero  vuestra  part. 


10.  Con  ellos  conió,  pretérito  de  conir  (ir-con),  Antolinéz  fué  con 
los  caballeros  que  encontró  reunidos,  en  demanda  del  Cid. — 24 
trogir,  pasar. 


—  143  — 

Seed  menbrados  commo  |  lo  dévedes  a  far: 
A  la  mañana,  quando  |  los  gallos  cantarán 
Non  vos  mas  detardedes,  ¡  mandedes  ensellar, 
85.     En  San  Perora  matyns  |  tandrá  el  buen  abbat, 
Hy  nos  dirá  la  missa  |  de  Sancta  Trinidat. 
La  missa  dicha,  esora  (  penssem's  de  cavalgar, 
Ca  el  plazo  vién  acerca,  |  e  mucho  avéms  de  andar.» 
Commó  lo  manda  el  Cid,  |  hanló  todos  a  far. 

VIII 

Oración  de  doña  Ximena 

Passando  va  la  noche,  |  viniendo  la  manan' 
A  los  mediados  gallos  |  pienssan  de  cavalgar. 
Ya  tañen  a  matines  |  a  una  priessá  tan  grand. 
El   Cid  e  sú  mugier  |  a  la  eglésia  van. 
5.     Echós  doña  Ximena  |  en  délant  él  altar, 
Rogando  al  Criador  |  quanto  ella  meior  sab. 
Que  ál  Cid  Campeador  |  Dios  lé  curias  de  mal. 
«Hiá!  Señor  glorioso,  |  Padre,  que  en  cielo  estás, 
Fezist  cielo  e  tierra,  |  el  térc,er  día  el  mar; 
10.     Fezist  luna  e  strelas,  j  el  sol  por  'scálentar; 
Prisist  encarnación  |  en  vuestra  Sancta  Madr; 
En  Bétleem  párescjst  J  com'  fue  tu  véluntad; 
Pastores  en  tu  cuna  |  te  ovieron  de  alaudar. 
Tres  rréys  dénde  Arabia  |  vinieron  te  adorar, 

35.  tandrá,  tañerá;  de  tannirá,  tanrrá,  tandrá. 


—  144  — 

15,     E  oro,  e  tus  e  mirra,  |  como  én  escripto  está, 
Offriéron-té  Melchior,  [  Gaspar  e  Baltasar. 
Tú'á  Jonás  salvest  |  qnandó  cayo^én  la  mar; 
Salvest  a  Daniel  |  de  leones  en  la  carz'l, 
Salvest  dentro  en  Rroma  j  a  san  Sebastian, 

20.     E  salvest  a  Susana  |  de  falsos  crimináis. 
Por  la  tierra  andidiste,  |  Señor  espirital, 
Mostrando  los  mirados  |  en  avems  a  fablar: 
Del  agua  fezist  vino  |  e  de  la  piedra  pan; 
Resucitest  a  Lazar,  |  ca  fue  tu  voluntad; 

25.     Te  dexaste  prender  f  ó  dizen  mont  Calvar; 

Pusiéron-té  en  la  cruz  |  por  somo  en  Golgotá; 
Contigo  dos  ladrones,  I  estos  de  sennas  parts, 
Fuel  uno  en  Parayso,  |  el  otro  no  entró  ala. 
Estando  en  la  cruz  |  vertud  feziste  grand: 

30.     Longinos  era  ciego,  |  que  nunquas  vido  aíguandr, 
El  pora  ti,  Señor,  |  aderechó  la  lanz, 
Diot  en  el  costado  |  dont  yxió  la  sangr: 
Corrió  el  astil  ayuso,  |  las  manos  l'ov'  de  untar, 
Aleólas  fasia  suso,  |  lególas  a  la  faz; 

35.     Abrió  sos  oios  e  |  cató  a  toda  part: 

En  ti  crovó  alora,  |  por  cnd  salvo  es  de  mal. 
Resucitest,  Señor,  |  com'  fue  tu  voluntad, 
E  fust  a  los  ynfiernos,  |  las  puertas  quebrantar; 
Y  del  limbo  saqueste  |  todos  los  Sanctós  Padrs. 


15.  tus,  incienso. — 18.  termina  este  verso  en  cárcel,  y  como  al 
asonancia  es  en  a,  con  la  extremada  libertad  de  contracción  de  en- 
tonces, dará  carc'l  ó  carz.  —24.  se  lee  Lazar,  para  evitar  el  esdrú- 
julo.— 25.  Calvario). — 33.  corrió  lanza  abajo. — 36.  crovó,  creyó. 


—  145  — 

40.     Tú  eres  Rrey  de  rreyes,  |  de  todo  el  mundo  Padr, 
A  ti  adoro  e  creo  |  de  toda  veluntat, 
E  rringo  a  San  Peyro  |  me  áiude  a  rogar 
Por  My  Cid  Campeador,  )  que  Dios  curie  de  mal: 
Oy  nos  partims,  en  vida  |  faga  nos  ayuntar!» 

45.     Con  la  oración  la  missa  |  acabada  la  han. 

IX 

Despedida  del  Cid 

Salieron  de  la  eglesia,  |  ya  quieren  cavalgar, 
El  Cid  a  donn'  Ximena  ¡  yvá-la  abracar, 
Doña  Ximena  al  Cid  |  la  manol  va  besar, 
Lorando  de  los  oíos  |  que  non  sab'  que  se  far: 
5.     A  e!a  e  las  sus  ninnas,  |  mió  Cid  tornó  a  catar: 
«A  Dios  vos  acomiendo,  |  al  Padre  spirital. 
Agora  nos  partimos,  |  Dios  sab  el  aiuntarl 
Lorando  de  los  oios  |  que  non  viestes  atal, 
Se  parten  unos  de  otros  ¡  com  Y  uña  de  la  carn. 

10.     Myo  Cid  con  sos  vassallos  |  penssó  de  cavalgar. 
A  todos  esperando  |  la  tiest  tornando  va. 
Fabló  a  grand  sabor  |  Minaya  Alvar  Fanz: 
«¿Do,  Cid,  vuestros  esforcjos?  |  vuestro  ánimo  do  stá? 
Vayamos  nuestra  vía,  |  sea  esto  de  vagar, 

15.     Aun  aquestos  duelos  |  en  gozo  tornarán: 

Dios  que  nos  dio  las  almas,  |  conseio  nos  dará.» 

Al  buen  abbat  don  Sancho  |  tornan  de  castigar 
Como  sirva  a  Ximena  |  é  a  las  fijas  que  ha; 
E  á  todas  sos  dueñas  j  que  con  ellas  están. 
10 


—  146  — 

20.     Sepa  el  abbat  que  él  |  buen  galardón  prendrá. 
Tornado  es  a  don  Sancho  |  e  assí  fablól'  Alvar: 
«Oyt:  si  vierdes  yentes  |  venir-nos  ayuntar, 
Que  nos  vengan  en  zaga,  |  decildes  buen  Abbat. 
Que  prendan  el  rastro  e  |  píenssen  de  andar: 

25.     En  yermo  o  en  poblado  |  podrán-nos  alcanzar. 

X  , 

Sale  el  Cid  de  Castilla.— Toma  de  Castellón 

Soltaron  las  riendas,  |  comienzan  de  aguiiar, 
Ca  cerca  viene  el  plazo  ¡  por  él  rreynó  quitar. 
Vino  Myo  Cid  yazer  |  en  Espinar  de  Can: 
Otro  dia  mañana"  |  pienssa  de  cavalgar. 
5.     Essa  noch  se  le  acoien  |  yentes  de  todas  parts. 
Ixiendos*  va  de  tierra  |  el  Campeador  leal: 
[400]  De  siniestro  Sant  Stephan,  |  una  buena  cibdad, 

De  diestro  Ahilón  las  Torres,  |  malos  moros  las  han. 
Passó  por  Alcobiella,  |  fin  de  Castiella  es  ya. 
10.    Calcada  de  Quinéa  |  y  va  la  traspassar; 
Sobre  navas  de  palo  |  el  Duero  cruza  ya, 
A  la  Figuérüela  |  va  myo  Cid  possar, 
Después  que  fue  cenado  |  ovo-se  v  de  echar, 
Un  sueño  prissol  dulce,  |  é  compesó  a  ensoñar. 

15.    El  ángel  Gabriel  |  en  sueños  a  él  baxó, 

E  dixol:  «Cavalgat,  j  el  buen  Cid  Campeador, 
Ca  nunqua  en  tan  buen  punto  |  non  cavalgó  varón. 
Mientra  que  visquierdes  |  bien  se  fará  la  tó.» 
Quand  despertó  el  Cid,  |  la  faz  se  sanctigó, 


—   147  — 

20.    Sinávase  la  cara  |  a  Dios  se  acomendó: 

Mucho  era  pagado  |  del  sueño  que  ensoñó. 
Legado  a  Figeroela,  J  non  era  puesto  el  sol, 
Mandó  veer  sus  yentes  |  Myo  Cid  Campeador: 
Sin  las  peonadas  é  |  otros  ornes  que  y  son, 

25.    Notó  trecientas  lanzas,  |  e  todas  a  pendón. 

Otro  dia  matino  |  pienssan  de  cavalgar, 
Esse  dia  an  de  plazo,  ¡  sepades  que  non  mas. 
A  la  Sierra  de  Miedes  |  ellos  y  van  posar: 
Diz  el  Cid  a  los  sos:  ¡  — «Non  haya  detardar. 
30.    Temprano  dat  cevada:  |  si  el  Criador  vos  salv. 
Qui  quisier  que  coma,  ¡  é  qui  que  no,  cavalg. 
Passaremos  la  sierra  |  que  fiera  es  é  grand, 
E  la  tierra  esta  noche  |  podremos  la  quitar: 
Después,  qui  nos  buscare  |  fallarnos  bien  podrá!» 

85.    De  noch  passan  la  Sierra,  |  vinida  es  la  mañán, 
E  por  la  loma  ayuso  )  piensan  de  andar. 
En  medio  una  montaña  |  maravillosa  é  grand, 
Mandó  posar  mío  Cid,  |  fizo  cevada  dar, 
E  dixolis  de  commo  |  querí  él  trasnochar: 

40.    Vassallos  ajan  buenos  |  por  corazón  lo  han; 
Mando  de  so  señor  |  todoUo  han  a  far. 
Antes  que  anochesca  |  piensan  de  cavalgar, 
Andidieron  de  noch,  |  que  vagar  non  se  dan, 


30.  temprano  dat  cevada;  dar  cevada,  dar  un  pienso  á  las  caval- 
gaduras. — 31.  quien  quiera  que  se  detenga  a  comer,  y  quien  no,  sígan- 
me.— 41.  mando,  mandato,  orden  de  hu  señor. 


—  148  — 

Fasta  que  a  oio  furon  |  de  un  castiello  grand 
45.    Que  dicen  Casteión,  |  el  que  es  sobre  Fenars. 

Y  el  Cid  se  echó  en  celada  |  é  manda  le  a  Minaya, 
Con  doscientos  ornes  |  que  vaya  en  algara. 
Cavalleros  buenos  |  los  lleve  en  su  compaña: 
Alvar  Salvadores  |  é  Alvares  y  vayan, 

50.    Vaya  Galin  García,  |  una  fardida  lanza: 

Dixles: — « Corred  a  osadas  f  e  non  dexedes  nada; 
Por  miedo  de  los  Moros  j  non  fallen  las  espadas. 
Fita  ayuso  id,  |  e  por  Guadalfaxara 
Fast  Alcalá  por  fito  J  que  llegen  las  algaras, 

55.     E  con  muy  buena  mano  |  me  acoian  las  ganancias: 
Con  los  ciento  aquí  |  yo  fincaré  en  la  zaga. 
Si  de  acorro  mestér  |  ovieredes,  Minaya, 
O  si  cuenta  vos  fuere  |  alguna  al  algara, 
Enviat  me  lo  decir  |  privado  a  la  zaga. 

60.    Terne  yo  Casteión  |  dond'  abremos  empara; 
E  de  aqueste  acorro  |  fablar  ha  toda  España!» 

Como  mandara  el  Cid  |  ansy  fizo  Minaya, 

El  fue  con  los  doscientos,  |  el  Cid  fincó  do  stava. 

Ya  quiebran  los  albores  |  ya  vinie  la  mañana: 


51.  este  verso,  el  46,  y  varios  otros  son  leoninos  de  casualidad,  y 
eso  nada  significa,  bien  que  algunos  críticos  dan  importancia  á  estos 
leoninos, que  no  la  tienen,  y  deducen  de  ellos  falsas  consecuencias. 

5M.  Fita  ó  Hita  abajo. — 54  hasta  Alcalá  por  lindero. — 57.  Si  de 
socorro  menester  hubieres. — 61.  acorro,  significa  socorro,  amparo; 
pero  én  este,  verso  parece  tomar  la  acepción  de  corrrería:  e  de  la 
algara  aquesta,  ha  de  fablar  España! 


—  149  — 

El  sol  ixíe,  ¡Dios,  |  que  férmoso  apuntaba! 
En  Casteión  a  albores  j  todos  se  levantavan; 

65.    Abríen  ya  las  puertas,  |  de  fuera  salto  davan, 
Por  ver  sus  heredades  |  e  fer  su  laboranza 
Exidos  son;  las  puertas  j  abiertas  an  dexadas, 
Con  pocas  gentes  que  |  en  Casteión  fincavan. 
Las  yentes  de  fuera  |  todas  son  derramadas, 

70.    Alora  el  Campeador  |  salió  de  la  celada: 
Corrie  a  Casteión,  |  a  la  puerta  adlinava. 
Tremen  los  que  la  tienen  |  quandó  ven  la  rebata, 
Ovieron  miedo  é  |  han-lá  desemparada: 
Mió  Cid  Ruy  Diaz  |  dentro  fermoso  entrava. 


66.  laboranza,  <le  labor,  por  síncope  laVrtmza;  cutre  líquida  y  li- 
cuante es  frecuente  que  la  vocal  se  pierda. — 69.  lhrramcida9f  e» 
parcidas.  74.  léase:  Mió-Cid  Rií-y   Díaz  |  dentró-fermó-so  entra  ba. 

Hay  aquí  un  trozo  que  parece  haber  sido  escrito  en  verso  de 
arte  mayor  ó  de  las  cuatro  cadencias.  ¡Si  así  fuere,  serán  estos  los 
más  antiguos  escritos  en  castellano.  El  trozo  está  muy  maltratado; 
pero,  de  cuando  en  cuando  aparecen  en  él  verdaderos  versos  de 
arle  mayor  aun  incipiente:-.  VA  trozo  restaurado,  sería  de  esta  forma: 

•  Ya  Cid  en  buen  ora  |  cinxiéstes  espada 

2  5  2  6 

Vos  con  ciento  de  |  aquesta  compaña; 
Pus  que  Casteión  |  avrems  a  celada, 

•  Yo  con  los  dos  cientos  |  yré  en  algara. 
Fabló  y  el  Cid:  |  — «Iredes  sin  falla: 
Alvar  Salvadores  |  é  Alvarez  vayan, 

•  E  Galin  García  |  que  es  fardida  lanza; 
Cavalleros  buenos  |  compafien  Minaya. 
A  osadas  corred  |  non  dexedes  nada, 
Por  miedo  de  Moros  |  non  fallen  espadas; 


—  HW  — 

75.    |Evay,  en  la  su  mano  |  desnuda  trav  l'espada! 
Quince  moros  ha  muertos  |  de  los  que  alcancava. 
Ganó  a  Casteión;  |  e  el  oro  e  la  plata. 
Sos  cavalleros  buenos  |  legan  con  la  ganancia, 
Dexanla  a  mió  Cid  |  que  esto  non  precia  nada. 

XI 

La  algara 

Afevos  los  doscientos  |  que  van  en  el  algara: 
Sine  dubdanza  corren;  j  los  moros  arrancavan, 
Fasta  Alcalá  do  liega  |  la  seña  de  Minaya; 
Dend  y  con  los  averes  |  arriedran  la  tornada. 


*  Fita  ayuso  é  |  por  Guadalfaxara, 

*  Fata  Alcalá  |  legen  las  alearas, 

*  E  bien  acoian,  |  todas  las  ganancias, 

E  yo  con  los  ciento  |  fincaré  en  la  zaga: 
Terne  Casteyón  |  dont  avrerns  empara. 

*  bi  cuenta  vos  fuere  |  alguna  al  algara 
Facedme  mandado  ¡  privado  á  la  zaga. 
¡Dáqueste  acorro  |  fablar-há  España! 

Los  versos  marcados  con  (*)  son  á  la  letra:  los  otros  de  fácil  res- 
tauración en  este  metro.  El  1.°  corresponde  al  número  442  de  la 
edición  de  Sánchez.  Los  versos  de  esta  forma  siguen  apareciendo 
á  trozos  en  todo  el  cantar,  como  más  adelante  tendremos  ocasión 
de  verlo. 

1.  Algara,  Tropel  de  gente  armada  que  corre  la  tierra  enemiga. 
— 4.  arriedrar  la  tornada,  volver  atrás. 


—  151   - 

5.    Van  Fenares  arriva,  |  van  por  Guadalfaiára 

¡Dios,  quántos  averes,  I  quantas  grandes  ganancias! 
Muchos  ganados  eran  |  de  oveias  e  de  vacas; 
De  panos  e  de  ropas  |  muchas  riquezas  largas. 
Drecha  batiendo  viene  |  la  sena  deMinaya, 
10.    Non  osa  ningún  moro  |  darle  saltó  a  la  c,aga. 

Fellos  en  Casteión  |  o  el  Campeador  estava, 
Los  vido  que  venien,  |  a  grand  priessa  cavalga. 
Saliólos  recibir  |  con  esta  su  mesnada, 
Los  bracos  abiertos  |  recibe  a  Minaya: 

15.  «¡Venides,  Alvar  Fanez,  |  una  fardida  lanca! 
Do  yo  vos  enbiás'  |  bien  abri'  tal  speranza. 
Esso  con  esto  sea  j  aiuntado  sin  falla: 

500]  Dovos  la  quinta,  si  |  la  quisierdes  Minaya.» 

— «Mucho  vos  lo  gradesco,  |  Campeador  contado, 
20.    Daquesta  quinta  que  |  me  ávedes  mandado, 
Pagarse-y-a  dtlla  |  Alfonsso  el  castellano. 


5.  arriva,  de  suso,  arriba. — 9.  Derecho,  se  contrae  en  d'recho: 
siempre  la  supresión  de  la  vocal  entre  líquida  y  licúente,  hecho 
mo  observado  y  que  contribuirá  poderosamente  á  esplicar  y  es- 
clarecer muchas  transformaciones  y  etimologías. —  11.  casteión 
ó  castrejón,  diminutivo  en  on  de  castello,  y  castello  ó  castillo  lo  es 
de  castro,  como  que  primitivamente  se  dijo  castrielo. — 14.  Este  ver- 
so suena  como  un  decasílabo;  pero,  si  se  lee  como  es  debido  apa- 
rece el  alejandrino:  cLos  brá  |  zos  á  |  b'íer.  tos  ||  recí  |  beá  ¡  Mi- 
na. ya.> — 15.  Ya  llegáis,  Alvar  Fañez,  el  de  la  valiente  lanzal — 
16.  A  donde  quiera  que  os  envíe,  siempre  esperaré  buen  éxito. 
— 17.  Juntemos  sin  demora,  lo  que  vos  traéis  con  lo  que  aquí  ten- 
go.— 19.  contado,   afamado,    nombrado,   mentado,   celebrado. 


—  152  — 

Yo  vos  la  suelto  e  |  avello  por  quitado. 

A  Dios  lo  prometo,  |  aquel  que  está  en  alto, 

Fasta  que  yo  me  page  |  sobre  mió  buen  cavallo 

25.    Lidiando  con  los  moros  |  car  a  cara  'nel  canpo, 
Que  empley'  la  lanca  |   ó  al  spada  meta  mano 
E  por  el  cobdo  vea  |  la  sangre  destelando; 
Prometo  ante  Ruy  Diaz  |  el  lidiador  contado: 
Non  prenderé  ni  quanto  |  vale  un  dinero  malo. 

30.    Pues  por  mi  ganaredes  j  quisquier  que  sea  d'algo,. 
Todo  lo  al  aducho  |  afelo  en  vuestra  mano.» 
Alli  estás  ganancias  |  todas  eran  ¡untadas. 
Comidios  myo  Cid  |  el  de  la  barba  ondrada, 
Si  bien  el  rey  Alfonsso  |  sopiese  del  algara 

35.    Que  mal  le  buscarie  |  con  todas  sus  mesnadas. 
Mandó  partir  aqueste  |  aver  e  las  ganancias, 
Ais  quiñoneros  que  j  gelo  diessen  por  carta. 
Sos  cavalleros  todos  |  y  an  buena  arribanca, 
A  cada  uno  caen  |  cient  marcos  de  plata; 

40.    E  a  los  sos  peones  |  la  meatad  sin  falla. 
Toda  la  quinta  real  |  a  myo  Cid  fincava, 
Vender-lo  aqui  non  puede  |  nin  dar-lo  en  presentaiap 
Con  los  de  Casteión  |  bien  Mió  Cid  fablava 
E  envió  a  Fita  |  e  a  Guadalfagara 

45.    Por  saber  desta  quinta  |  cuomo  seri'  conprada, 

Aún  de  lo  que  diessen  |  que  oviessen  grand  ganancia: 
Asmaron  y  los  moros  |  tres  mili  marcos  de  plata, 


22.  Yo  vos  lo  cedo,  y  tened  el  compromiso  por  absuelto. — 
.57.  quiñoneros,  los  que  partían  las  ganancias,  y  sacaban  los  quin- 
tos ó  quemones  de  donde  quiñoneros,  como  pudo  ser  quinteros  ó 
quinteadores. 


—  ir>3  — 

Plogó-le  a  Mió  Cid  |  daquesta  presentaia, 
A  tercer  dia  dados  ¡  foron  los  mares  sin  falla. 
50.    VA  entergó  la  quinta  |  e  sus  pressos  libraba; 
Cativas  é  cativos  |  non  quiere  en  su  compaña. 

XII 

Continúa  ef  Cid  su  escursión 

Asmó  Myo  Cid  ixir  |  con  toda  su  mesnada 
Que  en  aquel  castiello  |  non  ávrién  morada, 
Serí'  retenedor,  |  mas  y  non  avrie  agua. 
Fincan  moros  en  paz,  |  ca  escripta  es  la  carta 
5.    Buscarnos-y-e  Alfonsso  |  con  toda  su  mesnada. 
Esso  asmó,  e  dixo:  |  — «Escuellas,  e  Minaya, 

Oyt;  lo  que  dixier,  |  non  lo  tengads  a  mal. 

En  Casteión,  varones,  |  non  podriemos  fincar, 

Cerca  es  el  rey  Alfonsso  |  é  buscar  nos  verná; 
10.     Con  mi  rrey  e  Señor  |  non  querría  lidiar. 

Mas,  el  castielo  aqueste  |  non  lo  quiero  hermar. 

Todos  sodes  pagados,  |  ninguno  por  pagar, 

Cras  mesme  a  la  mañana  ¡  pensem's  de  cavalgar; 

Cient  moros  e  cient  moras  |  quiero  los  quitar, 
15.    Pus  que  los  prise  dellos  |  de  mí  non  digan  mal.» 


6.  escuella,  escolta,  es  compañía  de  gente  armada,  acaso  secue- 
lia  en  su  origen. — 9.  verná,  metátesis  de  vendrá,  antes  venir-á,  veri- 
rá,  vendrá. — 11.  hermar,  desamparar. — 13.  eras  mesme,  mañana  mea- 
mo,  mismo,  en  francés  antes  mestne,  hoy  mime.  —15.  pua  que,  pues 
que. 


—  Ite  — 

Lo  que  dixo  el  Cid  |  a  los  otros  les  plaz. 
Del  castell'  que  prisieron  |  todos  ricos  se  part  (en) 
Los  moros  e  las  moras  |  bendiziendol  están. 
Vansse  Fenar's  arriba  |  quanto  pueden  andar, 

20.    Trocen  las  Alearías  |  e  van  cab  adelant, 

Por  las  Cuevas  d'Anquita  |  ellos  passando  van. 
Passan  las  aguas,  entran  |  al  campo  de  Toranz; 
E  van  tierras  ayusso,  j  quanto  pueden  andar; 
Entre  Cetina  é  Fáriz  |  el  Cid  yba  alvergar. 

25.    Grandes  son  las  ganancias  ¡  que  prende  por  do  va, 
Non  lo  saben  los  moros  |  el  ardiment  que  anl 
Otro  dia  movios'  |  Myo  Cid  el  de  Bivar 
E  passo  a  Alfama,  j  la  Foz  ayuso  va; 
Passó  Bovierca  e  |  a  Teca,  que  es  delant, 

30.    E  allá  sobre  Alcocer  |  Myo  Cid  asmó  posar, 
En  un  Otero  finca  |  redondo,  íuert  e  grand, 
Xalón  acerca  corre,  |  agua  nol  puedent  vedar: 
Myo  Cid  a  Alcocer  |  lo  cueda  de  ganar. 


17.  se  parten,  se  lee  al  final  se  part,  para  conservar  la  aso- 
nancia en  a. — 20.  de  trocir,  atravesar,  pasar,  cruzar:  del  latan  tra- 
duciré, salen:  tradocir,  tra'ocir,  trocir;  cabadelant,  (cabeza  adelante) 
hacia  adelante. —21.  Anquita,  Anguitá, — 22.  Torancio,  al  final  de 
verso  asonante  en  o,  es  Toránz.—iíl.  Otero,  montículo,  alto,  altura, 
mirador,  y  de  ahí  otear,  mirar  desde  el  otero,  tender  la  vista  desde 
la  altura.  Hauteur  en  fraucés  es  altura,  y  equivale  á  otero;  la  al  la- 
tina se  romancea  con  frecuencia  en  aií=o;  altrum,  alter,  alterum 
=otro.  De  este  linage  es  la  voz  anticuada  oltranza  que  Zurita 
emplea  con  frecuencia,  la  cual  primitivamente  acaso  tuvo  la  for- 
ma antranza,  á  outrance  en  francés,  hoy  á  todo  trance. — 32.  nol 
puedent  vedar:  siendo  muda  la  e  última  de  puedent  se  jleerá  pued'nt 
ó  sea  pued,  como  en  francés  sucede  en  caso  análogo. 


—  155  — 

Bien  el  Otero  puebla,  |  prend  firme  las  posadas. 
35.    Los  uns  contra  la  sierra,  |  los  otros  contra  Tagua. 
Derredor  del  Otero,  |  del  agua  bien  cercana 
Mandó  a  sus  varones  |  fazer  una  careaba, 
Que  de  dia  o  de  noch  |  non  les  diessen  rebata: 
Que  sopiessen  que  el  Cid  |  allí  avíe  fincanca. 

•40.    Por  todas  esas  tierras  |  ya  yvan  los  mandados 
Que  el  Cid  Campeador  |  allí  avíe  poblado: 
Venido  es  a  moros,  |  exído  es  de  christianos. 
En  su  vecindat  non  |  se  treven  ganar  tanto: 
Aguardandós'  va  el  Cid  |  con  todos  sos  vassallos. 

45.  El  castriel  d'Alcocer  |  en  paria  va  entrando; 

Los  de  Alcocer  al  Cid  |  yal'  dan  parias  de  grado. 

XIII 

Maña  del  Cid  para  ganar  a  Alcoger 

A  los  de  Teca,  e,  |  los  de  Teruel  la  casa 
A  los  de  Caltaúth,  |  sabet,  mal  les  pesava. 
Hy  Myo  Cid  complidas  |  yogó  quinze  setmanas, 
E  quando  vio  que  |  Alcocer  non  sel'  daba, 
5.     El  fizo  un  art  sotil  |  e  non  lo  detardava: 
Dexó  una  tienda  fita  |  e  las  otras  levara, 


43.  dice  literalmente:  «en  su  vecindad  no  se  atreven  á  ganar 
tanto  >,  lo  que  acaso  vale  decir  «sus  vecinos  no  esperan  ganar  mu- 
chos— 44.  aguardandos\  resguardándose. — 45.  el  castillo  de  Alco- 
cer entra  en  arreglos  por  un  tributo. — 46.  estos  voluntariamente 
se  allanan  á  pagarle  rescate. 


—   150  — 

Coió  Salón  ayuso  |  la  su  seña  aleada, 

Las  lorigas  vestidas  |  e  fintas  las  espadas: 

El  Cid  lo  fizo  por  |  sacarlos  a  celada. 
10.     Vey'n-lo  los  de  Alcocer,  |  ¡Dios  commo  se  alabavanl 

«Fallido  a  al  Cid  |  el  pan  e  la  cebada, 

Las  otras  abes  lieva,  |  una  tienda  ha  dexada. 

De  guisa  va  Myo  Cid  |  commo  si  de  arrancada! 

Démosle  salto  e  |  faremos  grant  ganancia! 
15.     Los  de  Teruel  sil'  prenden  |  no  nos  darán  dent  nada. 

La  paria  que  él  ha  prisa  |  tornar-nos  la  ha  doblada.» 

Salieron  de  Alcocer  |  a  una  priesa  estraña: 

El  Cid  que  los  vio  fuera  |  cogiós'  com*  de  arrancada, 

Cogiós'  Salón  ayuso,  |  abuelta  su  mesnada. 
20.     Dicen  los  de  Alcocer,  j  «se  nos  va  lá  ganangia.» 

Los  grandes  e  los  chicos  |  ya  fuera  salto  daban, 
[6ooJ  Al  sabor  del  prender  |  de  lo  ál  non  pienssan  nada: 

Dexan  puertas  abiertas  |  ninguno  non  las  guarda. 

El  buen  Campeador  |  ya  su  cara  tornava, 
25.     Entre  ellos  é  el  Castiel  |  vio  mucha  gran  placa 

Mandó  tornar  la  seña,  |  apriessa  espoloneaban. 

«¡Ferid-los,  cavalleros,  |  todos,  sities  dubdanca ! 

¡Gradó  al  Criador  j  nuestra  es  lá  ganancia!» 

Büeltos  son  con  ellos  |  por  medio  de  la  laña. 
30.     ¡Diói  qué  bueno^es  el  gozo  |  por  aquesta  mañana ! 

Mío  Cid  e  Alvar  Fañez  |  adelant  aguiiavan; 


7.  coió  Salón  ayuso,  cogió  Jalón  abajo.  El  nombre  del  rio  Jalón, 
se  escribió  Xalón  y  Salón. — 12.  una  tienda  ha  dejado,  las  otraa 
apenas,  (abesj  ó  á  duras  penas  las  lleva— 19.  abuelta  m  imanada,  con 
los  suyos  en  desorden — para  aparentar  mejor  que  huía. — 29.  la  la- 
ña, la  llana,  la  tierra  llana,  la  llanura,  el  llano. 


—  157  — 

Tienen  buenos  cavallos  ¡  a  su  guisa  les  andan. 

Entrellos  e  el  castriello  |  en  essorá  entravan: 

Los  vassals  de  Myo  Cid,  |  tan  sin  piedad  les  davan 

S6.     Que  en  un'  ora  e  poco  |  trescientos  moros  matan. 
Dan  grandes  alaridos  |  los  que  están  en  celada, 
Van-los  delant  dexando,  |  para  el  castiel  tornavan, 
Las  espadas  desnudas  |  a  la  port  se  paravan: 
Luego  liegín  los  sos  j  ca  fecha  es  1'  arrancada. 

40.     Mió  Cid  ganó  Alcocer,  |  sabet,  por  esta  maña. 

Vino  Pero  Bermuez,  |  la  seña  tiene  en  mano, 
Metió-la  en  somo,  |  en  todo  lo  mas  alto. 
Fabló  Myo  Cid  Ruy  Diaz  j  que  en  buen  ora  fu  nado: 
tjGrado  a  Dios  del  9¡elo  |  e  a  todos  los  sos  santos! 
45.     Meioraréms  posadas  |  a  omnes  e  cavallos. 

Oit  a  mi,  Alvar  Fannez;  I  oyades,  ca  valleros! 
En  aqueste  castiello  |  grand  áver  avems  preso; 
Los  moros  yacen  muertos,  |  de  bivos  pocos  veo. 
Las  moras  e  los  moros  (  vender  non  los  podremos, 
50.     Que  los  descabecemos  |  nada  non  ganaremos, 
Coiamos-los  de  dentro;  |  ca  el  señorío  tenemos, 
Posar-ems  en  sus  casas,  J  dellos  nos  serviremos.» 

XIV 

Los  moros  de  Alcocer  piden  auxilio  al  Rey 
de  Valencia 

Con  la  ganancia  el  Cid  |  en  Alcocer  está, 
Fizo  enviar  por  la  tienda  |  que  dexara  ala. 


—  158  - 

Bien  pesa  a  los  de  Teca,  |  ais  de  Teruel  non  plaz, 
A  los  de  Calatáyuth  |  sabe-Íes  muy  amal. 
5.     Al  reye  de  Valencia  |  enviaron  con  mensay, 
Dizir  que  uno  que  dizen  |  Ruy  Diaz  de  Bivar, 
Al  que  el  rey  Alfonso,  |  de  tierra  echado  ha, 
Posó  sobre  Alcocer  |  en  un  tan  fuert  logar, 
Sacó-nos  a  celada,  |  el  castiel  ganado  ha: 

10.     Si  no  nos  das  conseio,  |  Teca  e  Teruel  perdrás, 
Perdrás  Calatáyuth,  |  que  non  puede  escapar: 
Riberas  de  Salón  |  todo  yrá  a  mal; 
Assi  lo  de  Siloca  |  que  es  del  otra  part.» 
Quandó  1'  oyó  Tamín  |  por  cuer  le  pesó  mal; 

15.     Tornándose  a  los  sos  j    ovo^ansy  de  fablar: 

«(Tres  reys  veo  de  moros  |  derredor  de  mi  estar, 
Que  non  lo  detardedes,  |  los  dos  it  por  allá. 
Tres  mili  moros  levedes  J  con  armas  de  lidiar, 
Con  los  de  la  frontera  |  que  vos  aiudarán. 

20.     Prendet-me  el  Cid  a  vida,  |  ducit-melo  delant; 

Porque  me  entró  la  tierra,  |  derecho  me  avrá  a  dar.» 
Tres  mili  moros  cavalgan  |  e  pienssan  de  andar, 
A  la  noche  vinieron  |  en  Segorve  posar; 
Otro  dia  mañana  )  pienssan  de  cavalgar. 

25.     Vinieron  a  la  noch  J  a  Celfa  se  posar. 

Por  los  de  la  frontera  |  pienssan  de  enviar. 
Eso  non  lo  detienen,  ¡  vienen  de  todas  parts. 


5.  mesaíe,  al  final  del  verso  asonante  en  a,  pierde  la  e  final  y  re- 
fuerza la  t,  convirtiéndose  en  mensay;  también  se  dijo  mensage, 
leído  como  en  francés. — 10.  conseio,  de  consejo;  pero,  en  este  caso 
como  en  otros  del  Poema  (versos  85  y  1185  de  D.  Hinard,)  significa 
socorro,  auxilio. 


—  159  — 

Ixieron  de  Celia  j  la  que  diz  de  Canal 
Todol  dia  andidieron  |  que  vagar  non  se  dan, 
30.     Vinieron  essa  noche  |  en  Caltayut  posar. 

Por  todas  essas  tierras  |  los  pregones  los  dan, 
Gentes  se  aiuntaron  ¡  sobéianás  e  grands, 
Con  aquestos  reys  que  |  dizen  Fariz  e  Galf. 
Van  al  Cid  Campeador  |  en  Alcocer  gercar. 

XVI 

El  Qerco  de  Alcoger 

Hincaron  las  tiendas  |  e  prendent  las  posadas, 
Acrecen  estos  virtos,  |  yentes  son  sobeianas. 
Sus  axobdas  los  moros  |  por  el  campo  sacavan, 
E  dé  noche  e  de  dia  |  andan  avuelts  en  armas: 
5.    Muchas  son  las  axobdas  |  é  grande  el  almofalla; 
A  los  oms  de  Mió  Cid  J  ya  les  tuellen  el  agua. 
Mesnadas  de  Mió  Cid  |  ferir  quieren  bataia, 
El  que  en  buen  ora  násco  |  firme  gelos  vedava: 
Tovieron-gela  en  <;erco  |  complidas  tres  setmanas. 

10.    A  cap  de  tres  semanas,  |  la  quarta  queri'  entrar, 
Mió  Cid  con  los  sos  |  tornóse  a  acordar: 
«El  agua  han-nos  vedada,  |  exir  nos  ha  el  pan. 


1.  Fincaron,  plantaron. — 2.  virios,  fuerzas  militares:  sobeianos, 
grandes,  muchos,  soberbios,  sobresalientes.— 3.  axoMas,  rondas, 
patrullas. — 5.  almofalla,  ejército. — 6.  les  tuellen,  les  cortan  el  agua. 
— 12.  exir  es  salir;  pero,  aquí  será,  €  faltarnos  ha  el  pan.» 


—  160  — 

Si  yr-nós  queráms  de  noche  |  no  nos  lo  consintrán: 
Grandes  son  los  poderes  |  por  con  ellos  lidiar; 

15.    Dezit-me,  cavalleros,  |  ¿commó  vos  plaz  de  far?" 
Primer'  fabló  Minaya,  |  cavaller'  de  prestar: 
"De  Castiell  la  gentil  |  exidos  soms  acá, 
Do  avernos  menester  |  grand  esforcjo  e  bondat: 
Sin  lidia  con  los  moros  |  no  nos  darán  el  pan. 

20.    Mager  que  somos  pocos  |  somos  de  buen  lugar, 
Todos  de  un  corazón  |  e  de  una  voluntat, 
Bien  somos  nos  seys  cjentos,  |  algunos  hay  de  mas, 
En  el  nomiie  del  cielo  |  que  non  pase  por  ál: 
Vayamos-los  ferir  |  en  el  dia  de  eras.» 

25.    Dixo  de  grado  el  Cid:  |  — «A  mi  guisa  fablast's. 
Ondrastes-vos,  Minaya,  |  ca  vos  lo  hedes  de  far!» 
Las  moras  e  los  moros  |  fuera  los  manda  echar, 
Que  non  sopiés'  ninguno  |  esta  su  poridat. 
El  dia  e  la  noche  |  piensansé  de  adobar, 

80.    Otro  dia  marino  |  el  sol  querí  apuntar. 

XXVII 

La  Salida 

Armado  es  Myo  Cid  |  con  quantos  qué  él  ha; 
Fablava  assí  el  Caboso  |  commo  odredes  contar: 
«Todos  iscamos  fuera  |  que  nadi  aqui  non  rast 
Si  non  sean  dos  peones  |  por  la  puerta  guardar. 


Mi.  de  prestar,  de  pro,   de   distinción,   de  presdar. — 20.   mager 
maguer,  bien  que,  aún  cuando. 
3.  non  rast,  no  quede. 


—  161  — 

5.    Si  fincams  en  el  campo  |  com  buenos  e  léals, 
El  castiel  los  moros  |  alor  nos  entraran; 
Si  el  cerco  levantamos  J  crezremos  en  rictad. 
E  vos,  Pero  Bermúez,  |  la  mi  sena  tomad, 
Commo  sodes  muy  bueno  J  tenerla-edes  sin  art, 
*  10.    Non  aguigeds  con  ella  |  si  yo  non  lo  mandar(e)» 
[700]  Al  Cid  besó  la  mano,  |  la  seña  va  tomar; 
Las  puertas  abrieron  |  e  fuera  salto  dan; 
Viéron-lo  las  axobdas,  |  alalmofalP  se  van, 
¡Que  priessa  va  en  los  moros;  |  ¡al  arma!  claman  ya; 
15.    Aprestan  los  cavallos,  |  e  piensan  de  se  armar, 
Al  roydo  de  atamores  |  la  tierra  quier  quebrar, 
Verieds  liegar  los  moros  |  apriessa  entrar  en  az. 
De  part  de  sos  dos  reys  |  dos  señas  han  cabdals, 
E  dos  acies  de  peones,  |  ¿qui  los  podrie  contar? 
20.    Las  huestes  de  los  moros  |  yas*  mueven  adelant: 
Pora  el  Cid  e  los  sos  j  a  manos  los  tomar: 
«¡Quedas  seed,  mesnadas,  |  aquí  en  este  logar; 
Non  derranche  ninguno  |  fata  que  yo  lo  mand'.» 


t¡.  alor,  (a  la  hora)  entonces. — 7.  rictad,  riqueza. — 13.  Viéronlo 
las  guardias  avanzadas  que  se  repliegan  á  su  campamento. — 23. 
non  derranche,  ninguno,  ninguno  salga  de  las  filas;  rancho  y  rango 
son  la  misma  voz  en  su  origen;  derranchar,  derrangar,  salir  del 
rango  ó  fila,  en  su  origen  ring,  ó  círculo. 


11 


—  102  — 

XVIII 

La  batalla  de  Alcocer 

Aquel  Pero  Bermúez  |  non  lo  pudo  endurar: 
La  seña  tiene  en  mano,  |  conpecó  á  espolonar: 
«¡El  Criador  nos  vala,  |  Cid  Campeador  leal! 
Vo  meter  vostra  seña  |  en  aquel'  maior  az: 
5.     Los  quel  debdo  a  vedes  |  veréis  com'  1'  acorrads'!» 
Dixo  el  Cid:  «¡que  non  sea,  |  Bermóz,  por  caridadl 
Respúso-le  Bermuez:  |  — «Non  rastará  por  al.» 
Espolonó  el  cavallo,  |  metió-lo  al  mayor  az. 
Los  moros  lo  reciben;  j  por  la  seña  ganar, 
10.     Dan-le  de  grandes  colpes;  |  mas,  nol  pueden  falssar. 

Dixo  el  Campeador:  |  «¡Valeld'  por  caridat! 
Embragan  los  escudos  |  delant  los  corazóns, 
Abaxan-se  las  lanzas  |  vueltas  en  los  pendóns, 
Encunaron  las  caras  |  de-suso  los  arzóns, 
15.     lvan  ferir  los  moros  |  de  fuertes  corazóns. 

A  grandes  vozes  lama  |  el  quen  buen  or  nascó: 
¡Ferid-los,  cavalleros,  |  ferid-los,  mis  varons! 
¡Rodrigo  de  Bivar,  |  el  Campeador  yo  só! 

Todos  fieren'  el  az  ¡  do  está  Pero  Bermóz, 
20.     Trescientas  lanzas  lucen,  |  todas  tienen  pendons; 
Sennos  moros  mataron,  |  todos  de  sennos  colps, 

1.  endurar,  sufrir,  soportar. — 4  y  5.  Llevaré  vuestra  bandera  al 
haz  mas  poderoso,  veremos  como  la  sostenéis  los  que  tenéis  el  de- 
ber  de   hacerlo! — No   será  de  otra  manera! — 21.  sennos,  sendos. 


—  163  — 

A  la  tomad  que  facen  |  otros  tantos  que  son. 

Veriedes  tantas  lanzas  |  premer  e  se  alzar, 

[Tanta  adarga  garnida  |  foradar  e  passar! 
25.     Tanta  loriga  falsa  |  los  fierros  desmancar! 

Tantos  blancos  pendones  |  salir  vermeis  en  sangr'í 

Tanta  testa  tollida  ]  por  el  campo  rodar! 

Tantos  buenos  cavalios  |  sin  sos  dueños  andar! 

Cayen  de  moros  muertos  |  en  poco  de  logar, 
30.     A  los  colps  de  christianos,  |  mili  e  trescientos  ya. 

¡Mafomat!  ellos  claman,  |  los  christianos  ¡Sant  Yag! 

¡Quál  lidia  bien  |  sobre  exorado  arzón, 


23.  premer  e  se  alzar,  bajar  y  subir. — 25.  desmancar  ó  desmanchar, 
que  de  ambos  modos  se  escribe,  significa  averiar,  romper,  descaba- 
lar; las  lorigas  se  componían  de  mallas  de  acero  ó  de  escamas  so- 
brepuestas; hacer  saltar  algunas  de  esas  escamas  ó  romper  las  ma- 
llas era  desmancar  la  coraza  ó  loriga,  demancher  en  francés. — 26. 
vermeis,  bermejos,  rojos. — 31.  Mafomat,  Mahoma. 

32      QüAL,  LIDIA  BIEN  |  SOBRE  EXORADO    ARZÓN. 

Este,  y  los  10  versos  que  siguen  son  endecasílabos  á  la  manera  de 
los  trovadores,  y  como  después  los  hicieron  en  España  los  galle- 
gos, los  catalanes  y  aún  los  castellanos,  entre  los  que  pueden  citar- 
se respectivamente  como  típicos  los  de  don  Alfonso  X,  Ausias 
March  y  el  Marqués  de  Santillana.  Son  de  la  2.a  estructura  del  en- 
decasílabo, como  es  el  sálico.  Se  dividen  en  dos  hemistiquios  desi- 
guales por  la  cesura  indispensable  después  de  la  4.a  sílaba,  que 
va  acentuada,  y  el  2.°  hemistiquio  descansa  en  el  acento  obligado 
«obre  la  octava.  Tipo  es  éste: 

Prisiones  son  |  do  el  ambicioso  muere 

4  M 

Mudas  están  |  las  armoniosas  cuerdas 

4  8 


—  164  — 

Ruy  de  Bivar  |  el  buen  lidiador! 
Minay  Alvar  J  el  que  Zorit  mandó, 

35.  Antolinéz  |  el  burgalés  de  pro, 

Muño  Gustiós  |  que  su  criado  fó, 
Martin  Muñoz  |  que  a  Montmayor  mandó, 
Albar  Albarz  |  e  Albar  Salvadors, 
Galín  Garci'  |  el  bueno  de  Aragón, 

40.  Felez  Muñoz  I  e  quántos  que  y  son 

Acorren  la  |  seña  del  Campeador. 

A  Mínayá  Albár  |  mataron-le  el  cavallo, 
Bien  ló  acorren  las  |  mesnadas  de  christianos. 

45.     La  lanza  a  quebrada,  |  al  spada  metió  mano; 

Mager  de  pié,  Minaya  |  buenos  colpes  va  dando. 
Vio-ló  venir  mió  Cid,  |  el  léon  castellano, 
Acostos*  a  un  guazil  |  que  teni  buen  cavallo, 
Diolé  tal  espadada  |  con  el  so  diestro  braco, 

50.     Cortol'  por  la  cintura,  |  el  medio  echó'  nel  campo; 
A  Minay  Alvar  Fañez  |  ybal  dar  el  cavallo: 
«Cavalgat,  Minay,  díxol'  )  sodes  mi  diestro  brazo, 
Que  oy,  en  este  dia,  |  de  vos  avré  grand  vando.» 
A  firme  son  les  moros,  |  aun  no  se  van  del  campo; 

55.  Cavalgó  hy  Minaya,  |  el  espadaren  la  mano. 
Por  estas  fuerzas  pasa  ¡  forte-mientre  lidiando: 
A  los  que  alcanza  vá-los  |  de  males  delibrando. 


Los  versos  antiguos  que  no  hacían  uso  de  los  acentos  prosódicos 
marcaban  el  ritmo,  cargando  la  voz  en  4.a  y  8.a  y  haciendo  pausa 
después  de  la  4.a  Así  salen  todos  esos  versos  bien  acentuados. 

48.  acostó»  a  un  guazil;  acostarse,  es  ponerse  al  costado,  aquí  de  un 
alguazil—hS.  de  vos  avré  gran  vando,  por  vos  habré  gran  partido,  gran 
poder. — 56.  pasa  entre  las  tilas  enemigas  lidiando  vigorosamente. 


—  165  — 

Myo  Cid  Ruy  Diaz  )  el  quen  buen  hora  násco. 
Al  rev  inoro  Fariz  ]  tres  colpes  le  avie  dados, 

60.  Los  dos  le  fallan  e  |  el  uno  le  ha  tomado, 
Por  la  loriga  ayuso  |  la  sangre  destelando; 
Bolvió  la  rienda  el  moro  |  por  yrse-le  del  campo. 
Por  aquel  colpe  fiero  |  raneóse  aquel  fonssado. 

Martin  Antoniléz  |  un  colpe  dio  a  Galf, 
65.     Las  carbonclas  del  yelmo  |  echo-gelas  apart, 
Cortol'd  yelmo  fasta  |  que  lego  a  la  carn. 
Sabet,  el  otro  colpe  J  non  gelo  osó  esperar. 
Arrancado  es  essora  |  el  rey  Fariz  e  Galv. 

Tan  buen  día  fue  ¡  por  la  christiandad, 
70.  Ca  fuyen  los  moros  |  della  e  della  part; 

Los  de  Myo  Cid  |  firiendo  en  alcanz. 

El  rey  Fariz  en  |  Teruel  se  fue  entrar; 

A  Galve  non  lo  |  cogieron  allá; 

Por  Calatayúth  |  quanto  pued  se  vá, 
75.  El  Campeador  |  yvale  en  alcanz: 

Fat  Calatayúth  j  duró  el  segudar. 

A  Mínaya  Alvar  Fanz,  |  bien  l'andá'^el  cavallo: 
El,  de  aquestos  moros  |  mató  treynta  y  quatro. 
Espada  taiador,  |  sangriento  trae  el  braco, 
80.     Por  el  cobdo  ayuso  |  la  sangre  destelando. 
Dice  Minaya:  ¡Dios,  |  agora  so  pagado! 
Que  de  nos  a  Castiella  |  yrán  buenos  mandados: 
Lid  campal  a  vencida  |  el  Campeador  ondrado; 

61.  loriga  abajo  destílale  la  sangre. — 63.  por  este  golpe  fiero  se 
determina  la  derrota,  ó  vencido  es  el  ejército. — 69.  estos  versos  son 
de  arte  mayor,  ó  dobles  exasílabos  anfíbraros  acentuados  en  las 
sílabas  2  y  5. 


—  166    - 

Tantos  moros  yaz'  muertos  j  que  pocos  a  dexados, 
$5.     Ca  en  alcanz  sin  dubda  |  muerte  les  fueron  dando. 

Yas'  tornan  los  del  que  |  en  buen  ora  fu  nado. 

Andava  mió  Cid  |  sobre  su  buen  cavallo: 

La  cofia  trae  froncida  {  Dios,  cómo  es  barbado! 

El  almófar  a  cuestas,  (  el  espada  en  la  mano, 
90,     Vio  todos  los  sos  |  commo's  van  alegando; 

Quince  de  los  peones  |  los  moros  le  mataron: 
}8oo]  «¡Grado  a  Dios,  al  Padre  |  aquel  que  está  en  alto, 

Qüando  tal  batalla  |  avernos  arrancado!» 

88.  la  cofia  trae  froncida:  vuelve  el  Cid  acalorado  del  combate,  se 
ha  quitado  el  pesado  yelmo,  y  queda  con  la  cabeza  cubierta  por 
la  cofia,  especie  de  casquete  de  seda  que  se  usaba  bajo  el  yelmo 
para  librar  la  cabeza  del  férreo  ludir  de  aquella  pieza.  Al  mismo 
tiempo  echaba  á  la  espalda  el  capuchón  de  malla,  y  por  eso  dice 
el  verso  89,  que  venía  con  el  almófar  a  cuestas. — 90.  alegando,  alle- 
gando, pudiera  ser  alegrando,  por  supresión  de  una  letra  en  la 
copia.  En  84  y  86  hay  yaz=ya,cen,  y  yas=y&  se. 

En  esta  parte  reaparecen  los  endecasílabos  de  la  estructura  se- 
ñalada: 

Cortal  el  yel  |  mo  que  legó  a  la  carn, 

4  8 

Sabet  el  ó  —  |  tro  non  1'  osó  esperar 
Arrancado  es  |  el  rey  Faríz  e  Galf. 
Tan  buen  diá  |  por  la  christí-andad! 
Ca  fuyen  los  |  Moros  de  toda  part, 
Los  de  mió  Cid  |  firíendo^én  alcanz. 
El  rey  Fariz  |  se  fue  Teruel  entrar, 
Ca  a  Galve  non  |  lo  cogieron  allá. 
Por  Cal'tayuth  |  quanto  puede  se  vá 
El  Campeador  |  ybales  én  alcanz 
Fast'  Caltayúth  |  duró  el  sé-gudar. 

4  3 

Ligerísimos  son  los  toques  que  he  dado  á  estos  versos,  los  cuales 
en  el  cuerpo  del  poema  he  puesto  en  alejandrinos. 


—    167   — 

XIX 

Mandado  de!  Cid  para  el  Rey  don  Alfonso 

Grant  gozo  ha  mió  Cid  |  con  todos  sos  vasalos: 
De  escudos  e  de  armas  |  e  dé  averes  largos 
Traenle  a  abastanza  |  e  mas  de  mili  cavallos; 
Traenle  oro  e  plata  |  que  non  saben  recabdo. 
5.     Mandó  sus  quiñoneros  |  partir  muy  a  guisado 
El  oro  e  la  plata  |  é  los  averes  largos. 
En  la  su  quinta  al  Cid  |  caenle  cient  cavallos. 
Qüantos  son  con  él  |  todos  son  ya  pagados: 
¡Bien  refechos  son  todos  |  aquellos  christi'anosl 
10.     A  sos  castiells  los  moros  |  dentro  los  an  tornados, 
Mandó  mió  Cid  aún  |  que  les  diessen  algo. 
¡Dios,  que  bien  pagó  |  a  todos  sos  vasallos, 
A  los  peones  é  |  a  los  encavalgados! 

«Oyd,  Minaya  amigo,  )  sodes  mi  diestro  braio: 
15.     Daquest'  riqueza  que  |  el  Criador  nos  ha  dado 

Agora  a  vuestra  guisa  |  prendet  con  vuestra  mano. 
Enbiar-vos  quiero  a  |  Castiella  con  mandado: 
Desta  bataia  que  |  avernos  arrancado, 
Mager  el  rey  Alfonso  |  mal  mientre  me  a  yrado, 
20.     Quierol  enbiar  convusco  |  en  don  treynta  cavallos. 
Todos  con  sennas  siellas  |  e  muy  bien  enfrenados, 
Sennos  alfanges  lieven  |  de  los  arcons  colgados.» 
Respuso-le  Minaya:  [  «Esto  faré  de  grado.» 
«Evad  aquí  una  besa  |  de  oro  monedado. 

24.  una  besa  de  oro  monedado,  una  bolsa  de  oro  acuñado . 


—  1G8  — 

25.     En  Sanct  Mary'  de  Burgos  |  quitedes-me  mili  missas, 
Lo  que  remanier'  daldo  [  a  mi  mugier  é  fijas, 
Que  ruegen  por  mi,  |  las  noches  e  los  dias: 
Si  les  yo  visqu'ier  ¡  serán  donnas  muy  ricas. 

Mínaya  Alvar  Fanz  [  daquesto  es  pagado: 
30.     Van  yr  con  él  los  omnes  |  que  son  y  mas  contados. 

Daban  cevada  agora,  |  ya  la  noch  era  entrada; 

Myo  Cid  Ruy  Diaz  |  con  los  sos  se  acordava. 

«Hydes  vos,  Mina)^a,  a  |  Castiella  la  gentil: 

A  los  nuestros  amigos  |  bien  les  podeds  dezir, 
35.     Cuem  Dios  nos  valió  |  e  venciemos  la  lit. 

A  la  tornad'  si  non  |  nos  fallardes  aquí 

Do  sopierdes  que  somos,  f  yndos  vos  conseguir. 

Por  espadas  e  lanzas  |  avernos  de  guarir; 

Si  non  en  esta  tierra  |  non  pódriemós  bivir. 

40.     Ya  es  assí  aguisado,  |  mañanas'  fue  Minaya 
E  él  Campeador  |  fincó  con  su  mesnada. 

La  tierra  es  angosta,  |  sobéiana  de  mala. 
Todos  los  dias  a  |  Myó  Cid  aguardaban 
Moros  de  las  fronteras,  |  unas  yentes  estrannas. 
45.     Sanó  el  rey  Fariz,  |  con  él  se  conseiavan, 

25.  qüitadesme  mili  missas,  cancelad,  llenad  mi  compromiso  de  las 
mil  misas. — 26.  lo  que  remanier  daldo,  el  remanente  dadlo;  lo  que  re- 
maneciere dice  el  texto. — 30.  los  mas  contados,  los  de  más  renombre. 
— 33.  asonancia  en  *,  muy  poco  usada  en  el  Poema,  y  que  apenas  se 
sostiene. — 37.  yndos  vos  conseguir,  idnos  vos  a  encontrar:  conseguir, 
en  el  sentido  de  seguir  hasta  alcanzar,  como  con-ir,  son  verbos  ya 
desaparecidos  (véase  Sánchez  verso  1473). — 40.  mañanas' fue,  ó 
mañana  fues',  de  mañana  se  fué  Minaya,  al  dia  siguiente  temprano. 


—  169  — 

En  entre  los  de  Teca,  |  e  de  Teruel  la  casa, 
E  los  de  Caltayút,  |  la  que  es  mas  ondrada, 
Compráronle  Alcocer  (  por  tres  mili  mares  de  plata. 
Así  lo  an  asmado  |  e  metudo  en  carta. 

XX 

Sale  el  Cid  de  Alcocer  y  acampa  en  Mont-Real 

Mió  Cid  Ruy  Díaz  1  |  a  Alcocer  ha  vendido. 
¡Di'ós,  que  bien  pagó  |  a  sus  vassalos  mismos! 
A  cavaliers  é  peones  |  fechos  los  á  tan  ricos, 
Quen  todos  los  sos  non  |  fallarieds  un  mesquino: 
6.    ¡Qui  á  buen  señor  sirve,  |  siempre  bive  en  delicio! 

Quand  quiso  Myo  Cid  |  el  castielo  quitar, 
Los  moros  é  las  moras  j  tornaron  -se  á  quexar: 
«Vas-te,  Cid,  nuestras  preces  |  vayan-te  adelant, 
Pagados  fincaremos,  ]  señor,  de  la  tu  part». 

10.    Quando  quitó  Alcocer  |  Mió  Cid  el  de  Bivar, 
Moros  é  moras  com-  |  pezaron  de  lorar. 
Al$ó  su  seña  en  alto,  |  el  Campeador  se  va; 
Pasó  Salón  ayuso,  |  aguijo  cabdelant; 
Al  exir  de  Salón  ¡  much'  ovo  buenas  avs. 

15.    Plogo  á  los  de  Teruel,  |  á  otros  plogo  más; 
Pesó  á  los  de  Alcocer,  ¡  ca  pro  les  fazie  grand. 

49.  metüdo  ó  metido  en  carta,  es  escriturado. 

4.  un  mesquino,  un  necesitado. — 5.  en  delicio,  á  gusto,  en  holgura. 
— 11.  curiosa  cesura  es  la  de  este  verso. — 14.  aves  se  lee  av's,  por 
la  asonancia  en  a. — 16.  ca  pro  les  fizo  yrand,  porque  les  favoreció 
con  largueza. 


—   170  -- 

Aguijo  Mió  Cid,  |  yvás  cabadelant, 

Fincó  en  un  poyo  que  |  es  sobre  Mont-Réal. 

Alto  es  el  Poyo  |  maravilloso  é  grand; 
20,  Non  teme  guerra,  |  sabet,  á  núlla  part. 


19.  Siguen  siete  versos  de  un  tipo  curioso: 

Alto  és  el  Poyo  |  maravilloso^ e  grand.  (Sánchez  872) 

2  4  ü         4  6 

El  verso  es  compuesto  de  un  pentasílabo  y  un  heptasílabo,  am- 
bos yámbicos.  Forma  un  dodecasílabo  muy  diferente  del  llamado 
de  arte  mayor,  que  es  anfíbraco. 

870.  Estos  versos  pudieran  escribirse  en  esta  forma: 

Aguijó  el  Cid, 
ibas'  cabadelant; 

Fincó  en  un  poyo 
que  es  sobre  Mont-Real. 

Alto  es  el  poyo 
maravilloso  é  grant; 

Non  terne  guerra, 
sabet,  a  nulla  part. 

Metió  en  paria 
a  Dároca  en  ant's; 

Desi  a  Molina 
que  es  del  otra  part; 

Teruel  tercera 
qué  estaba  delant; 

En  mano  ténie 
a  Celfa  del  Canal: 

Mió  Cid  Ruyz  Diaz 
de  Dios  haya  su  gracia.  (Se  lee  gráz). 

Alternando  estos  versos  (5  y  7)  se  tiene  la  pareja  popular  de  se- 
guidilla. (7  y  5). 

Sabet,  a  nulla  parte  |  non  temíe  guerra; 
a  osadas  metió  en  parias  I  toda  la  tierra. 


—  171  — 

Metió  en  paria  |  á  Darocá  en  ant's: 
Desi  á  Molina,  |  que  es  del'ótra  part: 
Dend  a  Teruel,  |  que  estaba  delant. 
Tenie  nn  su  mano  |  á  Celfa  del  Canal, 
25.  Mió  Cid  Ruy  Díaz  |  bien  lo  só  fará! 

XXI 

El  rey  don  Alfonso  recibe  á  Minaya 

Ido  es  á  Castiella  |  Alvar  Fañez  Minaya: 

Treinta  cavallos  a!  |  rey  los  enpresentava: 

Vido-los  don  Alfonsso,  |  fermoso  sonrisava: 
«Minaya,  ¿quién  dio  estos?  |  sí  el  Criador  vos  valal» 
5.    «Fue  Mió  Cid,  el  que  en  |  buen  ora  cinxó  espada: 

Venció  dos  reys  de  moros  |  en  aquesta  bataia; 

Sobeiana  es  e  mucha,  |  Señor,  la  su  ganancia. 

Envía,  rey  ondrado,  I  á  vos  su  presentaia; 

Omildoso  vos  besa  |  las  vuestras  manos  amas, 
10.    Quele^áyades  merced,  I  si  el  Criador  vos  vala!» 

Dixo  el  rey  don  Alfons:  «Hya!  mucho  es  mañana! 

Orne  ayrado  que  |  de  Señor  non  á  gracia 

Por  acojello  á  cabo  [  de  tres  chicas  semmanasl 

Mas,  pues  de  moros  fue,  |  prendo  esta  presentaia. 
15.    Aún  me  plaze  del  Cid,  |  que  fizo  tal  ganancia. 

Sobresto  todo  á  vos  |  quito  é  suelto,  Minaya, 

Onores  é  tierras  |  avellas  endonadas; 

Hyd  é  venit,  d'aquí  |  vos  dó  otra  vez  mi  gratia; 

Más,  del  Cid  Campeador  ¡  yo  vos  non  digo  nada.» 

8.  presentaya,  obsequio,  presente. — 10.  que  le  ayadas  merced,  pide 
que  le  perdonéis. — 11.  Hya!  mucho  es  mañana.  |Ya!  es  mucho  ma- 
drugar! 


—  172  — 

20.    Sobre  aquesto  todo  |  dezir  vos  quier,  Minay, 
De  todo  mió  reyno  |  qui  lo  quisiere  far, 
[900]  Buenos  é  valientes  |  pora  Myo  Cid  huviar, 
Sueltols  los  cuerpos  é  |  quitols  las  heredads.» 
Besó-le  las  sus  manos  |  Minaya  Alvar  Fanz; 

25.    « ¡Grado  é  gracias,  Rey,  |  myo  Señor  natural: 
Esto  feches  agora,  |  al  féreds  adelant.» 
cid  por  Castiell,  Minaya,  |  éjdexen  vos  andar, 
Sin  ulla  dubda,  yd,  |  ganancia  al  Cid  buscar.» 

Quier  vos  dezir  del  que  en  |  buen  ora  cinxó  espada, 
30.    Aquel  Poyo  en  Mont-Real  |  do  él  prisó  posada, 
Mientras  seya  de  moros  |  ó  de  yente  christiana, 
«El  poyo  de  Mió  Cid»,  |  asil'  dirán  por  carta. 
Estando  y  fincado  ¡  mucha  tierra  parava: 
Lo  de  río  Martín  |  todo  lo  metió  en  paria, 
35.    Fasta  á  taragoza  |  las  sus  nuevas  legaban. 

A  los  moros  non  plaz,  |  firme  mient  les  pesava, 
Alli  s'  ovo  Mió  Cid  |  conplidas  quinz  setmanas. 
Quando  vio  el  caboso  |  ques'  tardava  Minaya, 
Con  todas  las  sos  yentes  |  fiz'  una  transnochada: 
40.    Dexó  el  poyal  do  era,  |  tod'  lo  desemparava: 
Alen-de  Teruel  |  don  Roderic  passava; 


22.  huviar,  ayudar,  con  frecuencia  se  escribe  sin  h  y  á  veces  con 
b,  ubiar. — 23.  Suelto  los  cuerpos,  dejo  en  libertad  (á  los  que  quieran 
ir  á  las  banderas  del  Cid). — 26.  esto  feches,  hacéis:  si  se  escribiera 
feces,  se  leería  feshés,  sonando  sh  como  en  inglés  que  tal  era  el  an- 
tiguo sonido  castellano  representado  por  el  signo  £7. — 28.  ulla, 
nidia,  ninguna. — 32.  hoy  todavía  se  llama  la  Peña  del  Cid. — 33. 
mucha  tierra  parava,  muchas  tierras  dominaba. 


—  173  — 

En  el  Pinar  de  Tébar  |  con  los  sos  se  posava. 
Todas  essas  tierras,  |  todas  él  las  parava, 
A  Caragoca  mesma  |  metudal'  ha  en  paria. 

XXII 

Regreso  de  Minaya 

Quando  esto  fecho  ovo  ]  a  cap'  de  tres  setmanas 
De  Castiella  gentil  |  venido  era  Minaya: 
Docientos  con  el  son,  j  todos  cinxen  espada; 
E  non  son  en  cuenta,  I  sabet,  las  peonadas. 
5.    Quando  vio  Mió  Cid  |  asomar  a  Minaya, 
El  cavallo  corriendo,  f  való  abrazar  sin  falla. 
Besó-1  la  boca  e  |  los  oios  de  la  cara. 
Tot  gelo  dixe  al  Cid,  |  que  nol  encubre  nada. 
O-y-a  el  Campeador,  |  fermoso  sonrrisaba: 
10.     «jGradó  a  Dios  e  á  |  las  sus  Vertudes  sanctas  ! 

Mientra  vos  visquieredes,  |  bien  mé  yrá,  Minaya!» 

¡Díós  cómo  fue  alegre  |  todo  aquél  fonssado! 
Que  Minaya  Alvar  Fafiez  |  assí  era  liegado, 
Dixiendo-les  saúdes  |  de  primos  e  de  hermanos, 
15.     E  de  las  sus  compañas,  |  las  qué  avíen  dexadas, 


1.  a  cab  de  tres  setmanas,  corridas  tres  semanas  (se  dijo  setimana, 
setmana,  selmana,  semana). — 7.  manera  da  saludarse  de  la  época. 
Se  daba  paz  en  la  boca  y  se  besaba  en  los  ojos. — 9.  Oya  se  lee  o-y-a. 
— 10.  sus  Vertudes,  sus  ángeles  y  otras  gerarquías  celestiales. — 12. 
fonsado,  ejército,  por  extensión  tropológica. — 14.  Saludar, es  dar  sa- 
lud, por  síncopa  saudar,  y  de  ahí  saúdes:  en  el  verso  18  aparece  su 
otra  forma,  decir  saludes. 


—   174  — 

jDi'ós,  como  es  alegre  |  el  de  barba  velida, 
Que  ya  Alvar  complió  |  su  mando  de  mili  missas, 
E  que  saludes  dixol  |  de  su  mugier  é  fijas! 
Commo  fue  el  Cid  p.igado,  |  e  ñz  grand  alegria! 
20.     «¡Hía  vos,  Alvar  Fañez,  |  bivades  muchos  dias!» 

XXIII 

El  Cid  se  establece  en  Alücant 

En  Caragoza  se  era  |  el  Cid  con  onrra  grand, 
Con  fiestas  acoiol'  |  su  Rey  Almundafar: 
Este  le  rinde  parias  |  e  la  su  amor  le  da; 
Quand  hy  el  Cid  estava,  |  a  todo  su  pesar 
5.     De  Almundafar  los  días  |  cumplidos  ya  se  han: 
Entre  Jos  dos  sus  fijos  |  el  Reyno  partirán, 
Dicen  al  un  Culema  j  al  otro  Abenalfang(e): 
Al  uno  Caragoca,  |  al  otro  Deina  cae. 
El  Rey  siendo  moriente  ¡  al  Cid  en  guardo  dá 
10.     El  reyno  de  Culema  |  e  manda  a  sos  vassals 
Que  quanto  él  mande  fagan  |  sines  lo  detardar. 

16.  velida,  vellida  ó  bellida,  es  bella,  hermosa. — 18. — saludes,  re- 
cuerdos, noticias. 

Aquí  hay  en  el  original  un  salto  violento  con  cambio  de  asonan 
cias.  Eso  me  hizo  sospechar  un  descuido  del  copiante  como  hay 
tantos  en  esta  gesta.  En  efecto,  se  ha  suprimido  la  campaña  del 
Cid  sobre  Zaragoza,  su  auxilio  á  los  moros,  su  victoria  sobre  don 
Pedro  de  Aragón  y  su  entrada  en  triunfo  en  aquella  ciudad,  donde 
el  rey  Almundafar  le  rinde  vasallaje.  Para  diseñar  siquiera  en  lo 
esencial  esta  parte  suprimida  he  agregado  los  18  primero*  verso* 
de  este  párrafo. 

2.  acoiol',  acogiólo. — 7.  Benalfang,  la  g  final  se  lee  como  en  fran 
cés:  pudiera  reemplazarse  por,/  para  la  lectura  de  hoy. 


—  175   — 

Entré  amos  hermanos  |  ovo  cruel  nemistad, 
Fazianse  grand  guerra,  |  fazianse  grand  mal. 
Don  Pedro  d'  Aragón  |  'yudava  a  Ben-Alfang; 
15.     E  el  Conde  don  Remóu  |  Berengel  otro  tal. 

Amos  han  grand  querella  |  del  Cid  que  al  un  herman' 
En  su  amparanza  tiene  |  como  bueno  é  leal. 

En  tanto  el  Cid  su  gente  ]  sacaba  a  algarear: 
Corrió  tierras  de  Alcañiz,  |  las  ovo  de  parar, 

20.     E  todo  a  derredor  ]  tod'  lo  parando  va. 
Al  tercer  día  don  yxo  |  y  es  tornado  ya: 
Todos  alegres  son,  [  ganancias  traen  grands: 
Plogó  a  mió  Cid,  |  e  mucho  a  Alvar  Fanz. 
Sonrrisos'  el  Caboso,  |  non  lo  pudo  endurar. 

25.     Esto  sonó  entre  Moros,  )  ovieron  grand  pessar, 
Pesó  a  los  de  Huesca  |  e  ais  de  Montalbán. 
A  los  de  Carago^a  |  quel  dan  parias  les  plaz. 
Del  Cid  non  tienen  fonta  |  que  con  él  son  en  paz. 

El  dix: — «Mis  cavalleros,  j  decirvos  he  verdat: 
■0.     Qui  mora  sens  mudanca  |  lo  so  pode  menguar: 
Cras  al  quebrar  albores  |  pensems  de  cavalgar. 
Dexat  estas  posadas;  |  y  remos  adelant.» 

14.  ayudara,  ayudaba,  del  latín  jurare,  adjuvare. — 19.  aquí  se 
vuelve  al  verso  944  del  poema:  «tierras  dalcanz  negras  las  va  paran- 
do.*— 21.  yxó,  salió. — 24.  endurar,  disimular. — 28.  fonta,  vergüen 
za,  afrenta. — 33.  Alucuant,  Alicante,  puerto  seco  de  la  montaña 
pntre  Aragón  y  Navarra:  no  se  le  confunda  con  el  puerto  de  mar 
piel  mismo  nombre.  La  primera  u  de  este  nombre  se  lee  como  la  u 
francesa  ó  la  ü  alemana,  sonido  intermedio  entre  uéi¡  por  eso 
Alücant  y  Alicant  suenan  casi  lo  mismo,  como  en  tenüdo  y  tenido, 
tsttído  y  estido,  etc.  El  castellauo  antiguo  tuvo  este  sonido  agudo  de 
la  u,  hoy  desaparecido  <Ie  nuestra  lengua. 


—  176  — 

Estonz  mudóse  el  Cid  |  al  puerto  de  Alücant; 
Dend  corre  sin  detardo  |  a  Huesca  e  Mont-Albán; 
35.     En  corrida  dies  días  |  ovieron  a  morar. 

Mandados  a  los  moros  |  foron  a  todas  parts, 
Quel  de  Castiell  exido  |  assí  los  tray  tan  mal. 
Llegó  este  mandado  |  al  rey  Aben-Alfange 
E  a  don  Remond  el  Conde  |  que  en  Dénia  se  está. 

XXIV 
El  Conde  de  Barcilona 

El  Conde  es  muy  tolón,  ¡  dixo  una  vanidat: 
«Grandes  cuentas  me  tiene,  |  Rodrigo  de  Bivar: 
Dentro  en  la  mi  Cort  |  tuerto  me  tovo  grant, 
Fíriom'  al  sobrino  |  e  non  lo  enmendó  mas. 
5.     Ora  correm'  las  tierras  |  que  en  mi  ampara  están: 
Non  lo  desafié  |  nil  torné  nemistad, 
Mas  quando  me  lo  busca  J  yrgelo  he  demandar.! 
Esto  oye  Ben-Alfange  |  e  mucho  que  le  plaz. 
Parando  están  sus  azes,  |  el  apellido  dan, 
10.     Grandes  son  los  poderes  |  que  apries'  legando  van, 
De  moros  é  christianos,  |  gentes  de  todas  parts, 


39.  Denia  ó  Deina,  como  la  nombra  el  Poema  en   el  verso  1170 
villa  de   la   provincia  de   Alicante,  donde   se   encuentra   un  hei 
moso  templo  consagrado  á  Diana  y  de  allí  acaso  le  venga  su  noi 
bre;  era  la  capital  del  pequeño  reino  de  Denia  que  el  moro  llamí 
do  Abenalfange  recibió  en  herencia,  con  Tortosa  y  Lérida. 

1.  folon,  vano,  baladrón,  fanfarrón,  alabancioso,  jactancioso. 


—    177   — 

Ya  adunan  tras  mió  Cid,  (  el  bueno  de  Bivar; 
Tres  días  e  dos  noches  |  pensaron  de  andar 
E  álcanzáron-lé  |  en  Tébar  del  Pinar. 

1 5.     Assi  viene  esforzado  |  e  soberbioso  atal, 

Que  al  Cid,  el  Conde  a  mano  |  cuidó  de  lo  tomar! 
El  Cid  venie  su  passo  |  e  grande  robo  trae, 
Descie  de  una  sierra  |  e  llega  va  a  un  val. 
Del  Conde  don  Rcmond  |  venido  le  es  mensay; 

20.     El  Cid  cuando  1*  oyó  |  ansí  tornado  lo  ha: 

— -íDigads-mclé  al  Conde,  |  non  lo  tenga  a  mal, 
De  lo  so  nada  llevo,  |  él  dexem'  yr  en  paz.» 

Respuso  don  Rcmond:  |  tNon  sera  la  verdat: 
Lo  de  antes  ó  d'agora  |  todom*  lo  pechará: 
25.     (Sabrá  el  salido  a  quien  |  vino  a  desondrar! 
Tornos  el  mandadero  |  qüanto  puede  mas. 
Essora  lo  conoce,  |  mío  Cid  el  de  Bivar 
Que  a  menos  de  batalla  |  nos*  pueden  den  quitar. 


14.  Tobar  dd  Pinar,  era  un  bosque  de  pino*  ó  sapinos  cerca  de  Te- 
ruel: posible  que  fuera  del  tobar,  que  dignifica  turbera  en  el  lenguaje 
de  hoy,  y  «le  ahí  el  Toboso,  lugur  de  la  Mancha,  abundante  en  tobas 
ó  tofus,  tierras  fibrosas  que  sirven  de  combustible,  y  el  Pinar  del 
Tobar,  pinar  donde  hay  turbaras.  También  se  l'ana  toba  una  pie- 
dra esponjosa,  blanda  y  Liviana,  y  tobar  es  una  cantera  de  esa  pie- 
dra. De  Tobar  saldría  Tebar  y  después  Tébar  como  algunos  pro- 
nuncim,  acaso  por  evitar  la  consonancia  al  decir  El  Pinar  del  To- 
bar ó  de  Tébar.— 17.  el  Cid  seguía  al  paso,  conduciendo  gran  botín 
(robo}. — 18.  desoía,  descendí  i,  bajaba  de  una  Sierra;  en  el  texto 
se  lee:  dice  de  un  Sierra. — 24.  me  lo  pechará,  me  lo  pagará.  — 25.  el 
salido,  término  despreciativo  que  significa  el  echado,  el  desterrado. 
12 


—  178  — 

XXV 

Triunfo  del  Cid  en  el  Pinar  de  Tébar 

« — Caválleros,  fic.:J  |  aparte  la  ganancia, 
Cabadelant  a  priessa  j  con  los  somers  enviatla; 
Apricssa  vos  guarnid,  |  metedos  en  las  armas, 
El  Conde  don  Remont  |  damos  ha  gran  batalla. 
5.     Aprestad  los  cavallos  ¡  c  requerid  las  lanzas, 
«{iooo]  Els  vienen  cuestayuso  |  e  todos  traen  calzas, 
E  las  siellas  cocerás  |  e  cinchas  amoiadas; 
Nos  en  sillas  gallegas  |  e  huesas  sobre  calcas. 
Ciento  de  nos  debemos  |  vencer  esas  mesnadas: 
10.     Antes  que  al  plano  llegen     preséntemeles  lanzas, 
Por  uno  que  fugad  es  |  tres  sillas  yran  vacias. 
¡Verá  mi  don  llemond,  |  tras  quien  viene  en  alcanza! » 

Desque  fibló  mió  Cid  |  todos  son  adobados. 
Las  armas  avin  prisas,  |  sedi'n  en  sos  cavallos; 
15.     Vieron  la  cuesta  ayuso,  |  las  fuerzas  de  los  Francos. 
El  fondón  de  la  cuesta  |  acerca  es  del  laño. 
Mandols'  ferir  mió  Cid,  |  alor  que  van  baxando. 
¡Esto  facen  los  sos  |  de  vel untad  e  gradol 
Las  lanzas  a  pendón  |  tan  bien  las  van  empleando, 

2.  Somers,  someros,  arrieros.— 3.  metedos,  metedvos,  meteos. — 6. 
trdhtn  colzas,  traen  calzado.— 7.  y    traen  «-iHis  acolchadas,  y  cin- 
chas sobajadas  (signos  do  afetmnamieuto). — 8.  y  nosotros  vamos  en 
.sillas  gallegas,  burdas,  y  con  cueros  lluros  sobre  las  calzas  (como 
cumple  á  esforzados  barraganes»). — 1G.  lanno,  laño,  ¿>í 'ano,  llano. 


—    179  — 

20.     A  unos  los  firiendo  j  a  otros  derrocando. 

jVenzüdo  a  la  batalla  [  el  Campeador  contado! 
Al  Conde  don  Remond  |  a  presso  lo  ha  tomado. 

XXVI 

Prisión  de  don  Ramón  Berenguer  II,  conde 
de  Barcelona 


Ganó  a  Colada  el  Cid,  ¡  una  famosa  espada, 
Esta  batall  venció,  |  por  ó  ondró  su  barba. 
Al  Conde  preso  pora  |  su  tienda  lo  Iievaba, 
E  a  los  sos  creenderos  |  guardarlo  y  los  manda. 
5.     Él  fuera  de  la  tienda  |  el  robo  ya  aguardaba, 
De  todas  partes  y  |  los  sos  se  le  ayuntaban: 
Ya  lo  vé  mió  Cid  |  grandes  son  las  ganancias. 
A  don  Remond  a  tant,  |  cocina  le  adovaban: 
Aducen  los  comeres,  j  delant  se  los  paravan. 
10.     El  Conde  malastrugo  |  non  gelos  precia  nada; 
Non  quiere  comer,  |  todo  lo  sosanaba: 
«Non  combré  un  bocado  |  por  quanto  ha  en  España, 
Antes  perdré  el  cuerpo  |  e  dexaré  el  alma, 
Pues  tales  malcalzados  |  vencierom'  de  batalla!» 

21.  venzudo  a,  ha  vencido. 

4.  Creendero,  criado  de  confianza,  en  quien  se  puede  creer  o  fiar, 
guardián. — 5.  robo,  botín,  prea,  preza. — 8.  Cocina  le  adóbavan,  co- 
mida le  preparaban. — 10.  Malastrugo,  mal  astrado,  de  mala  suerte. 
— 11.  todo  lo  sosanava,  lo  desdeñaba,  lo  repugnaba;  también  ee  es 
cribía  sossanar,  y  acaso  sosañar. 


—  180  — 

15.     Estaban  y  partiendo  |  estas  ganancias  grands, 
Fasta  tercero  dia,  |  nos' pueden  acordar. 
El  Conde  don  Remond  |  y  sin  yantar  se  está; 
Nol  pueden  far  comer  |  nin  un  muerso  de  pan. 
Otro  dia  mañana  |  el  Cid  mandó  adobar 

20.     Buena  cocina  por  |  al  Conde  fer  yantar, 
Car  de  y  delibrarlo  |  era  su  voluntad. 
A  la  taula  cosigo  ¡  fizólo  assentar: 
Non  quier  comer  el  Conde;  |  é  con  mesura  grand 
El  Cid  li  dixo:  — «Conde,  |  comet  vos  deste  pan, 

25.     Bebed  vos  deste  vino,  |  non  ayades  pesar, 

Que  en  pléytos  como  este  |  sempre  acaesce  a  tal.» 
Respuso  don  Remond  ¡  al  Campeador  leal: 
«Comed  vos.  don  Rodrigo,  j  pensedes  de  folgar; 
Yo  dexarem'  morir;  |  non  quiero  yo  yantar: 

80.     Como  orne  sin  ventura,  |  aqui  quiero  fincar!» 

De  él  ovo  gran  duelo  |  el  Campeador  Contado, 
Dixol: — «Si  non  yantades  |  será  por  vuestro  daño; 
Non  me  salrreis  de  preso  |  nin  veredes  Christianos! 
E  si  vos  comier-edes,  |  dent  yo  sea  pagado, 
35.     A  vos,  Conde  Remond,  |  con  vos  dos  fijosdalgo, 
Quitar  vos  he  los  cuerpos  |  e  darvos  he  de  mano.» 
Ojiando  esto  oyó  el  Conde  |  iba-se  ya  alegrando. 


16.  nos  pueden  acordar,  no  pueden  ponerse  de  acuerdo  en  la  par- 
tición.— 18.  muerzo  ó  morso,  bocado,  mordisco;  ál-muerzo,  él-bocado. 
— 20.  fer  y  lar  (18)  son  dos  formas  igualmente  usadas,  síncompas 
de  iazer:  fa  (ze)E,  y  F(az)EB. — 22.  taula,  tabla,  mesa;  cosigo,  consigo. 
— 26.  lo  consuela  apocando  su  derrota:  en  estos  pleitos  siempre 
alguno  es  el  vencido.  —31.  ovo  grand  duelo,  pena,  compasión. 


—  181  — 

— «Si  lo  ficierdes,  Cid,  |  lo  qué  aveds  fablado, 
Tanto  quanto  yo  viva  |  seré  dent  marvellado». 

40.     — «Pues  comed,  Conde,  e  |  quandó  fuerdes  yantado 
A  vos  e  a  otros  dos  |  dar  yo  vos  he  de  mano; 
Mas  de  quanto  perdiestes  |  e  yo  gané  en  el  campo, 
Sabet,  non  vos  daré  |  nin  un  dinero  malo; 
Ca  huebos  me  lo  he  |  pora  estos  mis  vassallos 

45.     Que  exidos  de  la  tierra  |  comigo  andan  lazrados. 

De  vos  prendiendo  e  d'otros  |  yr  nos  emos  pagando: 
Aber-emos  tal  vida  |  mientra  plogier  al  Sancto, 
Com'  qui  de  rey  ha  yra,  |  e  de  tierra  es  echado.» 

Alegre  es  el  Conde,  |  pidió  agua  a  las  manos, 
50.     Páranmela  delant  |  en  un  yelmo  exorado. 

Con  los  dos  cavalleros  |  que  el  Cid  le  avie  dados, 
Guillen  Bernalt  el  uno,  |  el  otro  Inig'  clamado, 
Comiendo  va  el  Conde  |  ¡Dios,  que  de  buen  gradol 
A  la  taula  es  el  Cid,  |  li  dixe  sonrrisando: 
65.     «Si  bien  non  comeds,  Conde,  |  don  yo  sea  pagado, 
Aquí  ferems  morada,  |  non's  partiremos  amos.» 
Respuso  el  Conde  al  Cid:  |  — «¡De  voluntad  e  gradol» 
Con  los  dos  cavalleros  (  de  priesa  va  yantando. 
Pagado  es  mió  Cid  ¡  que  lo  está  catando, 
60.     Por  que  el  Conde  Remond  |  tan  bien  volvíe  las  manos. 
— «Si  vos  plogier,  mió  Cid,  |  de  yr  somos  guisados, 
Mandatnos  dar  las  bestias,  |  cavalgarems  privado.. 
Del  dia  que  fui  Conde  |  non  yanté  tan  de  grado: 
Sabor  que  dende  he  |  non  sera  oblidado!» 


47-  abaremos,  habremos;  al  Sancto.  al  Criador. — 52.  clamado,  lla- 
mado, como  en  clave  y  llave,  cl=U. 


— *  182  — 

6  o.     Danlé  tres  palafrés  |  todos  bien  ensiellados, 
E  buenas  vestiduras,  |  de  pellizons  e  mantos. 
Entre  amos  caballeros  |  don  Remond  es  entrado, 
Fata  cap  1'  albergada  |  los  úbio  el  castellano; 
«Hya  vos  ides,  Conde,  |  a  guisa  de  muy  franco, 

70.     En  grado  vos  lo  tengo  |  lo  que  me  aveds  dexado, 
Si  vos  vinier  es  miente  |  que  quisierdes  véngalo, 
Venit-me  buscar,  Conde,  |  fallareds  me  en  el  campo* 
— "Folgedes  ya  mió  Cid,  |  sodes  en  vuestro  salvo; 
Pagado  bien  vos  he  |  por  todo  este  año: 

75.     jDe  venir  vos  buscar  |  sol  non  será  penssadol 

Aguiiava  el  Conde  |  e  pensava  de  andar, 
Tornando  la  cabeza  |  yvá  catando  atrás, 
Myedo  yva  aviendo  |  que  el  Cid  se  repintrá, 
Non  la  ferie  el  Caboso  |  por  quanto  'nel  mundo  ha; 
80.     Una  desléaltanza  |  él  non  la  fizo  alguandre. 
Ido  se  es  el  Cwnde,  |  tornos'  el  de  Bivar; 
Juntos'  con  sus  mensadas,  |  ¡Dios,  qué  alegres  van, 
De  la  ganancia  fecha  |  maravillosa  e  grand  1 
¡Tan  rricos  son  ya  que  |  non  saben  que  se  farl 

85.     ¡Gradó  al  Criador,  |  al  Padre  Spirital, 

Que  al  exilado  ampara  |  e  ondra  a  los  sos  da! 
Aquí  se  va  acabando  |  de;  Exilio  el  Cantar: 
Odredes  de  Valencia  |  que  el  Cid  sopo  ganarl 

Fin  del  tercer  Cantar. 


80.  alguandre,  jamás",   por  nada. — 8/>   y  siguientes,   versos  agre- 
gados para  rematar  el  Cantar  del  Exilio  y  anunciar  el  de  Valencia. 


'Zi 


CUARTO   CANTAR 


DE 


LA  GESTA  DEL  CID  CAMPEADOR 


EL  CANTAR  DE  VALENCIA 

(kestaubado) 

I 

El  cerco  de  Murviedro  por  los  moros  de  Valencia 

Aquí's  compiez  la  gesta  |  de  mió  Cid  de  Bivar: 
Poblado  ha  con  su  hueste  |  el  puerto  de  Alücant 
Dexando  a  Caragoca  |  e  las  tierras  d'  ucá, 
Dexando  Huesca  e  |  tierras  de  Montalvan, 
5.    Contra  la  mar  salada  ¡  compézo  de  guerrear: 
A  oriente  exe  el  sol:  |  tornos'  él  a  essa  part. 
[noo]  Ganó  Mió  Cid  a  Xéric,  |  a  Onda  e  a  Almenar, 
Tierras  de  Boriana  |  conqueridas  las  ha. 

Ayudol'  el  Criador,  |  el  Señor  que  es  en  $ielo, 
10.    El  con  esta  merced  |  prisó  a  Mur-viédro 
Ya  vie  mió  Cid  |  que  Dios  l'yba  valiendo. 
Dentro  en  Valencia  essora  |  non  es  poco  el  miedo. 

1.  Lo  que  comienza  es  el  Cantar.  2.  Alücani  ó  Alicant:  puerto 
«eco  en  las  montañas  que  separan  á  Navarra  de  Aragón  con  el 
mismo  nombre  del  puerto  de  mai\— 3.  tierras  de  ucá,  de  acá,  del 
latín  kuc. — 6.  exe,  sale. — 10.  Marciedro,  la  antigua  Sagunto,  creen 
algunos. 


—   180  — 

Ais  de  Valenz  pesa,  |  sabet,  non  les  piaz, 
Prisieron  conseio  ¡  por  el  Cid  ?ercar; 
15.  Trasnochan,  de  noch  |  al  alb'  de  la  man, 

E  van  a  Murviedro  |  tiendas  a  fincar. 
Violo  mió  Cid,  |  ov'  se  marvillar 
Dixó:  «Grado  a  ti,  |  Padre  Spirital! 
En  sus  tierras  somos,  |  femóls  todo  mal, 

20.  Bebemos  so  vino,  |  comemos  so  pan, 

Si  cercar  nos  vienen  |  con  drecho  lo  fan; 
A  menos  de  lid  |  non  se  partirá 
Aqueste  pléyto  |  que  puesto  nos  han. 
Vayan  los  mandados  |  a  los  que  an  de  uviar, 

25.  Los  unos  á  Xéric,  |  otros  a  Alucant, 

Desi  a  Onda  vayan,  |  otros  a  Almenar. 
Los  de  Boniana  |  vengan  luego  acá, 
E  compezaremos  |  esta  lid  campal, 
Por  Dios  fio  quen  I  nuestra  pro  enandrán. 

30.  Al  tercero  dia  ¡  yuntados  están 

El  quen  buen  or'  nasco  |  compézo  a  fablar: 


13.  Signen  45  versos  en  que  se  cambia  de  ritmo  y  del 
alejandrino  se  pasa  a  los  versos  llamados  de  las  cuatro  cadencias  ó 
de  arte  mayor.  Son  estos  hexasílabos  dobles  de  ritmo  anfibrá- 
qnico:  sus  acent  >s  caen  en  las  sílabas  2  y  5  de  cada  hemistiquio. 
Creo  que  estos  versos  fueron  originariamente  de  esa  medida;  pe- 
ro, no  podría  asegurarlo  por  lo  descompuestos  que  se  encuentran 
en  el  códice  existente.  Los  he  puesto  igualmente  en  endecasíla- 
bos como  1"S  de  los  antiguos  trovadores,  con  cesura  después  de  la 
4.a  sílaba,  y  acentos  en  4.a,  8.a  y  10.a,  y'aún  podría  convertirlos  en 
alejasdrinos  c  n  i»ual  éxito.  Así  es,  pues,  que  dentro  de  la  sana 
crítica  nada  puede  afirmarse  aquí  respecto  al  empleo  del  verso  de 
arte  mayor,  aún  cuando  lo  creo  probable. 


—  187  — 

«Oyd,  mis  mesnadas,  |  si  el  Criador  vos  salvl 
Des  qué  nos  partiemos  J  de  la  christiandad. 
Non  fue  a  nuestro  grado,  |  non  pudiemos  más, 

35.  Grado  a  Dios  lo  |  nuestro  fue  adelant. 

Ved,  los  de  Valencia  |  cercados  nos  an: 
Si  en  estas  tierras  |  quisierems  durar, 
Firmemientre  estos  |  son  a  escarmentar. 
Pásese  la  noche,  |  venga  la  manan, 

40.  Sed  apareiados  |  en  cavallos  e  arms. 


Doy  en  seguida  una  muestra  para  que  se  comparen  ambas  res- 
tauraciones posibles.  Kste  cambio  ele  metro  comienza  ú  mi  parecer 
en  el  verso  1110  del  Poema.  Yo  parto  aquí  del   1124,  ó   sea  el  32 

■de  este  párrafo: 

aaaá  |  auad-aá.a 

4  8      10 

32.     «Oyd;  Varóns  |  — si  el  Criador  VOS  sálv'/e) 

4  8  10 

Desque  partims  |  — de  limpia  christiandad, 
Gra  lo  a  Dios  |  — lo  nuestro  fué  adelante): 

35.     Los  de  Valen!  |  — cercado  ya  nos  lian;  ...  ___ 

Si  en  esta  tierr'  |  — quisiérem  óa  durar 
Firme  ment  son  |  — estos  a  escarmentar. 
Pase  la  noch  |  — e  venga  lá  m  iñá  i(a) 
Prestos  me  sed  |  — en  armas  é  cavall'o)s 

40.     Ir-ems  veer  |  — •aquella  su  ál  nof-ali(a). 

Com'  homs  exi  Is  |  — de  una  tierra  estraña, 
Verems  allí  J  — el  que  meréz  soldada!» 
Oyd  que  dix,  |  — Minaya  Alvar  Fanz; 
Contra  mió  Cid  |  — compieza  dé  fablar: 

45.     «Campeador,  |  —  fagam'a  lo  qué  vos  plasme) 
Dedesine  cieu  )  — que  vos  non  pido  mas. 
Con  los  otros  |  — fírgades  vos  delante) 
Bien  los  ferreds,  |  — que  dubda  non  avrá; 
Yo  con  los  cient  |  — yré  del  otra  part  e) 

50.     Fio  por  Dios  |  — nuestro  será  el  campeo).» 


—  188  — 

Hyrcmos  veer  |  essa  su  almofall. 
Como  ornes  exidos  |  de  tierras  estrañas, 
Y  vercms  el  que  |  merezca  soldada.» 
Oyd  lo  que  dixo  |  Minay  Alvar  Fanz: 

45.  — «Campeador,  fagamos  |  lo  qué  a  vos  plaz. 

A  mi  dedes  ciento,  |  non  vos  pido  mas, 
E  vos  con  los  otros  |  los  ferid  delanl, 
Bien  los  ferreds  que  |  dubda  non  avrá, 
Iré  con  los  ciento  .  yo  del  otra  part, 

50.  ¡Por  Dios  fij  el  campo  |  que  nuestro  será!» 

Como  gelo  a  dicho,  |  al  Campeador  plaz. 
Mañana  era  e  |  piensan  de  se  armar: 
Quiscaduno  de  ellos     bien  sab  que  ha  de  far. 
A  albores  mío  Cid  |  ferirlos  ya  va. 
55.  — <tin  el  ñora  de  Dio<  [  e  de  Santi'ag, 

¡Ferid,  cavalleros,  |  ferid  e  matad, 
De  amor,  e  de  grado,  |  e  de  veluntad! 
¡Yo  so  Ruy  Diaz  |  el  Cid  de  Bivar  1" 


Coni'  gelo  dix  |  — al  Can  peadór  li  plaz; 
Quiebran  albora  |  — e  píensansé  de  armar 
Quiscadaun  |  bien  *ab  lo  que  há  de  far. 
C<>n  1'  s  albora  |  el  Cid  leí  irlos  va, 
55.     Apellidan —  |  do  ~^al  Apóstol  Santiag(o): 
«¡KerHIos  l>ien,  |  d'anior  é  voluntad! 
[Yo  so  el  Cid,  |  Ruy  Diez  dé  Bivar  !> 

41.  Almofalla,  campa  mentó  moro.  La  asonancia  en  a,  obliga  ¿ 
apocopar  varias  d  ccioues  finales  del  verso  como  ésta,  que  se  lee 
almofall,  y  mañana,  armas,  soldada,  extrañas,  place,  delante  que  se 
leeráu  manan,  árms,  soldát,  estráns,  pláz,  delant,  etc. — 61.  derran- 
char, romper  filas. — G2.  recombrar,  rehacerse,  recobrarse. 


—   189  — 

Tanta  cuerda  de  tienda  |  vefiedes  quebrar 

60.     Y  arrancar  estacas  |  e  abatir  tendáis; 

Ais'  moros  acometen,  ]  los  facen  derranchar: 
Los  moros  que  son  muchos  (  ya  quieren  recembrar. 
Del  otra  part  alora  |  entró'  les  Alvar  Fanz, 
Mager  les  pesa,  ovieron  |  se  dar  e  arrancar: 

65.     Dos  reys  de  moros  y  |  matan  fcn  él  alcanz: 
Fata  $¡bdad  Valencia  |  duró  él  segudar: 
Grandes  son  las  ganancias  |  que  mi'  Cid  fechas  há. 
Prisieron  Cebóla  e  ¡  quantó  que  es  adelant 
Robaron  el  campo  é  |  piensan  de  tornar: 

70.     Entravan  a  Murviedro  |  con  las  ganancias  que  han. 
Miedo  an  en  Valencia,  |  non  saben  que  se  far. 
Las  nuevas  de  mió  Cid,  |  sabet,  sonando  van, 
Sonando  van  sus  nuevas  |  alent  parte  del  mar. 

II 

Vencidos  los  valencianos  prosigue  el  Cid 
su  conquista 

Alegre  era  el  Cid  ¡  e  todos  sos  compañas 
Que  Dios  lo  huviara  e  |  fizicr  esta  arrancada. 
Sali'n  sus  corredores.  |  e  fag'cnt  trasnochadas, 
Llegan  a  Gu-y-era,  |  a  Xátiva  liegaban, 
5.     E  mas  ayuso  aún  |  a  De-y-na  la  casa. 

5.  Deyna,  puede  venir  de  Diana,  Diena,  por  nietáte.-is  Deina, 
Deyna.  Apoya  esta  cor.getura  el  que  Denia,  pequeño  puerto  de 
Micante,   haja  sido  célebre  por  el  templo  do  Diana  que   poseía. 

n  antiguo  español  en  se  leía  an  y  a-u  es  que  se  eseribía  Diana  ó 
Diena  indistintamente,  y  de  Diena  fáci.meute  sale  Denia,  o 
Deyna. 


190 


Firme  cabe  del  mar  [  la  tierra  les  quebrantan. 
Gañán  Peña  Cadiella,  |  las  éxidas  e  entradas... (i) 


III 


La  discor  día  enciende  los  campos  de  España. 
El  Cid  va  sobre  Valencia 

Non  vos  diré  de  guerras  J  de  las  huestes  christianas 
Partidas  entre  moros  |  que  entre  ellos  peleaban: 
Del  una  part  Zulema,  j  el  que  mió  Cid  manpara, 
Del  otra  Abenalfange  ,  al  que  su  amor  le  daban 
5.     Don  Pedro  de  Aragón,  ¡  e  don  Remond  quel'  guarda. 
De  Córdoba  e  Sevilla  |  los  reyes  lidiaban, 
Los  moros  africanos  |  con  los  moros  de  Espafia: 
En  unos  e  otros  vandos  |  mezclan  yentes  christianas! 


(1)  En  esta  parte  del  Poema  hay  grandes  saltos  y  reducciones, 
como  lo  deja  ya  sospechar  el  cambio  violento  de  asonancias,  7 
versos  en  a-a,  3 en  e-a, 3 en  ao,  para  seguir  la  rimaa  en  a,  y  lo  con- 
firma en  seguida  la  falta  de  ilación  y  de  sentido.  Apelando  á  las 
crónicas  se  vé  el  mundo  de  acontecimientos  que  el  juglar  se  ha  de- 
ja lo  ne  el  tintero.  En  los  números  que  ciguen  he  procurado  llenar 
algunos  de  estos  vacíos  que  noto.  Aquí,  para  que  se  comprenda  el 
descompaginamiento  de  esta  parte  del  Poema,  voy  á  copiar  los  ver- 
eos  de  diversas  asonancias  á  que  acabo  de  referirme. 

Quando  el  Cid  Campeador   ovo  Peña    Cadiella, 
Males  pesa  en  Xativa  é  dentro  en  Guyera 
Non  es  con  recabdo  el  dolor  de  Valencia. 


—  191  — 

¡Las  armas  españolas  ¡  contra  españolas  armas, 

10.     El  corazón  congoxan,  |  lr¡sticia  dan  al  alma! 
Don  Remond  a  mió  Cid  |  bravoso  desafiaba: 
A  lid  venieron  amos  |  con  huestes  esforzadas: 
¡Mucha  sangré  perdida,  ¡  muchas  vidas  finadas  1 
Segunda  vez  al  Conde  |  a  presso  el  Cid  tomava, 

15.     E  suelta  el  Cid  al  Conde  |  segunda  vez  li  dava. 
Essora  vencedor  |  a  Xérica  se  avanza, 
Cercaba  a  Liria  e  |  a  Cebolla  tomava. 
En  torno  de  Valencia  |  quema  aldeas  e  barcas, 
Derrueca  torres  fuertes,  |  derriva  muchas  casas, 

20.     Sitio  pone  a  Valenz,  \  Viüanueva  tomava, 
El  barrio  de  Alcaudia  |  omillase  a  su  lanza. 
E  tolleles  el  pan  |  e  minguales  el  agua. 
Esto  el  Cid  facia  |  quandó  Valenz  cuitada, 
V'íó  que  Abenjafet  |  traydor,  a  su  rey  mata, 

25.     En  el  trono  se  asienta  |  é  a  los  alarbes  llama. 

Quando  estos  a  Algesirar  |  en  su  acorro  llegaban, 
El  Cid  derribó  puentes  |  e  inchió  la  Vega  de  agua. 
Sabet  que  los  alarbes  |  luego  se  retiraban 
E  á  Valencia  dexan  |  a  su  suerte  fiada. 

30.      Por  la  mucha  grand  fambre  |  é  mengua  de  viandas. 
Ovo  a  tal  mortandat  (  en  la  Villa  cercada, 
Que  pieza  de  afambridos  |  a  cativos  se  daban. 
Otrora  vos  diré  |  en  como  fue  tomada 
Valencia  la  mayor  |  e  fecha  christ'fana. 

En  tierra  de  moros  prendiendo  e  ganando 

E  durmiendo  los  días,  e  las  noches  trasnochando, 

En  ganar  aquellas  villas  Mió  Cii  duró  tres  anos. 

A  los  de  Valencia  escarmentados  los  han,  etc. 


—  192  — 

85.     Agora  esto  dexemos,  ¡  oygamos  otras  fablas 
De  cosas  que  movieron  |  la  corte  castellana, 
De  enrriedos  e  mixturas,  |  de  intrigas  palacianas, 
De  Roma  e  sus  perlados  |  e  mogeriles  haldas. 

IV 

El  Rey  Alfonso  pone  su  amor  en  Francia 

Oit  lo  que  cuntió  |  para  duelo  de  España: 
El  Rey  don  Alfonso,  |  puso  su  amor  en  Francia: 
La  Reyna  es  francesa,  |  esa  es  doña  Costancia, 
(De  las  sus  seis  mugieres  |  e  una  de  ganancia, 
5.     Constancia  es  la  segunda  |  e  del  fue  muy  amada); 
Franceses  son  sus  yernos,  |  francesas  sos  compañas, 
Quando  $ercó  Toledo,  j  franceses  lo  ayudaban; 
Los  condes  é  barones,  ¡  con  ellos  sus  mesnadas, 
Bufones  é  joglares  |  e  muchos  ornes  d'armas 

10.     Fabián  lengua  francesa  |  tal  cuerno  en  Navarra. 
Los  freires  de  Cluny  |  de  lo  meior  de  España 
De  abbadias  muy  rricas  |  ya  dueños  se  catavan, 
De  toda  bispalía  |  ellos  facen  su  casa: 
Franceses  eran  todos  |  los  dessa  orden  sancta. 

15.     Un  de  los  sos,  Gregorio  |  el  Seteno,  fue  Papa: 

Sobré  l'España  es  todo,  |  todo  en  pro  de  Francia. 
La  reyna  en  el  rey  |  soberbiosa  manda, 
E  del  Bispo  Bernaldo  |  la  veluntad  acata. 


He  creído  necesario  agregar  estos  antecedentes  históricos  si. 
quiera  sea  en  breve  compendio,  porque  los  juzgo  necesarios  y  me 
imagino  que  ellos  no  faltaron  en  el  Poema  aún  cuando  no  aparez- 
can en  la  copia  que  hoy  hace  ley. — 16.  sobre,  eontra. 


—  193  — 

Bemaldo  en  Francia  nado  |  Primado  es  de  España: 
20.     El  rey  tanto  le  otorga  |  quantó  pide  Costanza. 
España  al  reysomisa  |  muy  dolorida  calla. 
¡En  mala  ora  Alfonso  |  puso  su  amor  en  Francia! 

V 

Del  Ofñcio  Mozarábigo,  su  cambio  por  el  de 
franceses 

Por  estas  amistanzas  |  oit  lo  que  cuntía: 
El  toletano  Officio   |  de  la  sagrada  Missa, 
El  que  Esidro  e  Leandro  |  sagemient  escrebían, 
E  trasladar  ficieron  |  por  letra  de  Gulfilas, 
5.     En  España  guardado  |  era  d'aquesa  guisa. 
Camiarlo  don  Bernaldo  |  por  otro  ya  quería, 
Por  el  francés  Officio  |  que  romano  dezían. 
Doña  Costanza  a  esso  |  al  buen  Alfonso  enclina, 
Alor  Alfonso  al  Papa  |  a  demandarle  enbia 
10.     El  cambio  de  Ritual  |  para  la  Sancta  Missa. 
Contraria  de  essi  cambió  ¡  era  la  clerecía 
A  recebirlo  empero  ¡  el  rey  los  constreñía: 
Por  oíos  de  Bernaldo  |  Alfonso  solo  mira  I 

Esto  es  característico  de  una  época  y  explica  muchas  cosas.  Des. 
pues  de  la  toma  de  Toledo  en  1085,  la  influencia  de  los  barones 
franceses  en  la  corte  Castellana  fué  grande  y  notoria,  y  más  la  de 
los  buenos  frailes  de  Cluny,  que  impusieron  á  España  su  ritual 
y  su  letra  cuando  todo  lo  dominaban.  Lo  único  que  no  consígale 
ron  fué  someter  á  España  á  la  soberanía  del  Papa,  y  establecer  el 
feudalismo  francés  entre  los  altivos  hidalgos  españoles.  Cuando 
la  querella  de  los  rituales,  el  Cid  batallaba  gloriosamente  en  "el  des 
tierro,  y  así  es  que  crecía  su  popularidad  en  tanto  que  amenguaba 
la  del  rey  Alfonso  VI.  Todo  esto  es  tan  característico  de  aquellos 
tiempos  que  he  creído  que  no  debía  faltar  en  la  epopeya  española 

I jue  me  he  propuesto  restaurar  y  completar. 


—     194    — . 

El  rey  ovo  su  aiunta:  |  y  era  el  Legado 
15.     Don  Recart,  e  á  mas  ¡  el  Bispo  don  Bernaldo. 
De  clerecía  é  pueblo  |  y  fueron  assemblados 
Grand  mochedumbre  e  |  mucKós  de  fijosdalgo. 
Poner  el  rey  propone  |  el  Officio  Romano, 
E  clerecía  e  pueblo  |  defienden  denodados 
20.     Que  se  les  non  mudase  |  su  Officio  Toletano, 
El  que  a  España  le  dieron  |  Esidros  e  Leandros, 
Por  mas  de  cuatro  sieglos  j  de  todos  acatado: 
El  pobló  ama  su  Officio,  |  Roma  haló  acetado: 
Sañudo  es  el  rey  |  la  reyna  ha  fablado 
25.     Al  que  dixiés'  de  non  I  muy  fiera  menazando. 
Fablava  don  Ricarte,  |  del  Papa  es  el  Legado, 
Don  Bernaldo  callava  |  corriendo  su  rosario. 
Non  pod'  aver  acuerdo  f  entre  elle  et  elle  vando. 
A  esta  pleytesía  ¡  llegados  son  a  cabo: 
80-     Que  aquesto  se  partiese  |  commó  era  a  vezado, 

Por  lit  de  dos  campeones,  |  e  venga  Dios  iudgarlo. 
Lidie  un  por  el  rey  |  e  su  Ritual  Romano, 
El  otro  por  el  pueblo  |  e  Officio  Toledano, 
Assy  lo  otorga  el  rey,  |  la  reyna  mal  su  grado 
35.     Quella  querie  essora  |  placer  far  a  Bernaldo: 
.     Allí  el  Sancto  Varón  |  seguie  en  su  rosario. 

— « — r .    -, — ; ~- 

28.  estrelle  et  úlevatido,  entre  uno  y  otro  bando:  uso  la  conjun- 
ción c.íj-en  vez.de  e,  por  única  vez  en  todo  el  poema,  para  evitar  la 
unión  xle , tres  ees. 

El  oficio  -Toletano  arraigado  en  España  desde  los  días  de  los 
santos  Isidro  y  Leandro,  que  lo  prestigiaron,  había  sido  aprobado 
en  Roma.. , En.;  sus  copias  se  empleaba  la  letra  de  Ulfilas,  el  obispo 
Godo,  llamada  también  letra  gótica  ó  isidoriana,  y  á  ese  oficio  se 
refieren  los-,  primeros  versos  de  este  parágrafo.  El  Ritual  contrario 
era  el  romano,   usado  por  los  sacerdotes  franceses. 


—   ÜKr)  — 

VI  : 

El  juicio  de  Dios  por  duelo 

Liegado  que  es  el  dia  |  en  que  se  cumple  el  plazo, 
Los  bravos  lidiadores  |  entraron  en  el  campo: 
Desde  el  primer  encuentro,  |  el  del  Ritual  Romano 
Derribado  fue  al  suelo  ¡  por  el  del  Toletano, 
5.     Con  el  espada  al  cuello  |  «¡Venzudo  so!»  ha  clamado: 
«¡Dios  quiere  para  España  |  que  non  se  faga  cambio!" 
Los  Fieles  que  esto  oyeron  |  assy  lo  an  otorgado. 
Grand  alegría  el  Pueblo  |  facie  con  su  vando, 
Que  su  campeón  Johan  Ruyz  f  fincó  dueño  del  campo! 

5.  Se  reconoce  vencido  el  campeón  del  rey. — 6.  declara  que 
Dios  no  quiere  el  cambio  de  ritual,  declaración  que  en  aquella? 
circunstancias  se  tenía  por  una  voz  del  cielo,  y  en  consecuencia 
robustecía  la  general  resistencia  de  los  españoles  á  aceptar  el  cam- 
bio de  ritual.  El  Arzobispo  don  Rodrigo  Ximénez  de  Rada,  en  su 
tratado  De  Rebus  Hisp.  refiriéndose  a  esta  misma  situación  dice: 
<Fuit  diutius  altercatum,  clero,  militia  et  populo  Jirmiter  resistenti- 
bus,  ut  officium  mutaretur. 

Respecto  al  duelo  judicial  dice  un  viejo  Cronicón:  Fuit  factum 
bellum  inter  dúos  milites,  et  falsitatis  fuit  victus  miles  ex  parte  fran- 
corum.  El  Arzobispo  ya  citado  dice  á  su  turno:  Miles  Rcyis  ilico 
victus  fuit ,  popiúis  eocultantibus,  quod  víctor  erat  miles  O f fien  Tole- 
tani.  > 

Y  por  lo  que  hace  á  la  debilidad  del  rey  para  con  Doña  Cons- 
tanza y  su  terquedad  con  el  Pueblo,  que  lo  lleva  hasta  desconocer 
el  juicio  de  Dios,  manifestado  en  el  duelo,  aún  agregaré  estas  nota- 
bles palabras  del  Arzobispo  Don  Rodrigo:  Rex  adeofuit á  Regina... 
stimulatus,  quod  á proposito  non  discessit,  duellum  indicans  jus  non 
e$8e. »  que  tomo  de  D.  Rodrigo  Amador  de  loa  Rioa. 


—  196  — 

10.     Pero  el  rey  Alfonso,  |  de  la  reyná  aquexado, 
Non  se  quiso  p.irtir  ¡  de  la  demanda,  asmando 
Com'  fuesse  rebebido  |  en  vez  del  Toletano 
El  officio  en  España  |  que  quiere  don  Bernaldo. 
Hy  dixo  el  Roye  que,  |  non  era  acordado 

15.     Nin  era  de  derecho  |  que  está  cosa  a  guisado 

Fuesse  metüda  a  riepto!»  |  Amen!  dixo  el  Primado. 
Ende  nasció  contienda:  |  ornes  buenos,  perlados, 
Obispos,  cavalleros,  |  e  Condes  y  se  alzaron, 
Quandó  el  juicio  de  Dios  1  vieron  menos  preciado. 

VII 

La  prueba  del  Fuego.  Allá  van  leys  6  quieren  reys 

Por  quanto  el  rey  rrazona  |  piden  prueba  del  fuego 
Ca  si  non  por  las  armas,  |  fable  por  esta  el  cielo. 
Ya  encienden  la  foguera  )  presente  todo  el  pueblo, 
Los  grandes  e  los  chicos,  |  los  nobles  e  pecheros. 
5.     Ya  tañen  las  campanas,  |  de  la^églegía  salieron 
En  procesión  con  cruces  |  con  cándelas  e  rezos: 
Viene  la  clerecía;  j  el  rey  viene  con  ellos, 
Debaxo  palio  anda  |  e  trae  por  costaneros, 
El  Primadj  de  España  |  de  pórpola  cobierto, 
10.     E  de  Roma  el  Legado  |  con  su  roxo  capelo. 

Y  trahen  los  dos  Libros,  |  amús  Libros  muy  buenos, 
Uno  el  ritual  Romano  J  el  otro  el  de  Toledo, 


1.  Valiéndose  de  los  mismos  argumentos  riel   rey  piden  la  prue- 
ba del  fuego. — 11.  trahen,  traen   los  dos  rituales. 


—  197  — 

Con  ellos  las  reliquias  |  de  santos  milagreros: 
Ardia  la  foguera  |  de  continente  fiero, 
En  espacio  vacio  |  que  lo  vidiese  ti  pueblo. 
15.     Con  preces  latinadas  |  invocaban  al  cielo, 
Que  y  faga  justicia,  j  com  sea  derechero: 
Los  tres  mitos  del  forno  |  sino  lessióo  salieron, 
Anssi  salga  el  Libro  |  que  sea  valedero. 

Finidas  son  las  preces,  |  cunde  grande  silencio, 
20.     E  dos  freyres  avanzan  I  a  la  foguera  ardiendo: 
Y  meten  sentios  libros  |  en  ese  forno  en  medio: 
Uno  el  Missal  Romano.  |  el  otro  el  de  Toledo. 
Aquel  de  los  franceses  |  quexavas'  nel  brasero, 
Semeiava  un  damnado  J  en  flamas  del  infierno; 
25.     Non  lo  puio  endurar  |  e  ya  muy  caiboniento 
Daba  una  grande  tuerta  |  c  saliese  del  cerco, 
Saltando  sus  las  flamas,  |  venzudo  ya  del  fuego! 
A  mirado  lo  tienen  |  quantós  que  lo  vidiéron 
E  por  tan  grand  m.irvella  j  rienden  gradas  al  cielo, 
80.     El  libro  Toletano  |  fincó  en  el  foguero 

Sin  todo  dafio,  pora  !  mayor  confirmamiento; 


17.  Como  los  tr.'s  nifiofl  de  ia  Biblia  que  salieron  sanos  del 
horno,  así  salga  el  ritual  valedero,  el  que  deba  permanecer. — 21. 
había  escrito:  de  esa  gehena  en  medio;  pero,  aun  ¡ue  en  francés  se 
usaba  esta  palabra  ho'orea  de  donde  al  tía  salió  gene  y  se  gé*ert 
no  seguro  de  su  propiedad  en  el  español  del  sigl  >  Xíll,  preferí  en 
su  lugar  fomo,  voz  meaos  poética,  y  esto  me  ha  ocurrido  en  otras 
ocasiones. — 25.  N<»n  lo  pii'io  endurar,  soportar. — 2(5.  iuerta,  vol- 
tereta.— 27.  Venzulo,  por  que  salir  del  palenque  era  sefíal  de  ven- 
cimiento, y  eso  se  aplicaba  aquí  á  la  hoguera:  el  que  rehuye  la 
prueba  está  vencido. 


—   198    — 

Non  ie  nució  nin  punto  |  essa  gehena  ardiendo: 

Ninguna  cosa  al  Libro  |  le  empeció  el  fuego. 

De  está  guisa  venció  |  el  Ritual  de  Toledo. 
35.     Mas,  al  rey  pofioso  |  nadi  lo  saca  dello: 

Mover  lo  non  podieron  j  por  rrazón  ni  por  ruego. 

Del  mirado  que  viera  |  no  lé  incal  un  bledo. 

De  muerte  ,menazaba  j  elli  a  sus  ornes  buenos, 

Unos  echó  en  exilio  J  otros  metió  en  fierros, 
40.     ¡Quiere  el  ritual  romano  |  mal  que  le  pese  al  cielo! 

Don  Bernaldo  lo  aplaca:  |  Costanza  sopla  el  fuego! 

El  rey  contra  derecho,  |  contra  el  juicio  de  Dios, 
Contra  su  pueblo  e  clero,  )  contra  toda  rrazón, 
Tomar  ritual  de  Francia  |  a  la  églesia  mandó, 

45.     E  del  usó  la  España  |  por  fuerza  e  amidós. 

Mucho  fueron  pesantes  |  todos  los  oms  de  pro, 

E  con  ellos  el  pueblo,  |  oveias  e  pastors: 

Su  juicio  comunal  |  finca  'nestá  rrazón: 

Allá  van  leyes,  dixen,  |  ó  quieren  REYEs,-non 

50.     Do  él  cielo  lo  manda,  |  do^~"el  pueblo  lo  acordó: 
Con  este  retraer  |  señalarán  a  Alfons 
Al  juicio  de  los  sieglos  |  para  condamnación. 


32.  á  pesar  de  lo  dicho  antes  corrijo  y  escribo  gehena  en  vez  de 
brasero  ó  fogera. — 37.  No  le  incal,  no  le  importa,  un  bledo,  nueva 
duda,  un  figo  era  lo  corriente. — 48.  En  esta  ocasión  de  la  perti- 
nacia del  Rey  nació  el  refrán  o  retraer:  allá  van  leys,  ó  quieren  rey». 
Así  lo  afirma  el  Arzobispo  don  Rodrigo. 


—  199  — 


VIH 


De  cómo  el  pueblo  desama  á  su  Rey,  é  pone  su 
amor  en  el  Cid 

El  rey  non  bien  contento  |  fizo  Concilio  en  León. 

Del  Officio  romano  |  y  dan  confirmación: 

Que  dende  en  adelant,  |  non  haya  contensión, 

E  del  Ritual  romano  |  usen  sens  escepcíón, 
5.     Salva  una  Capiella  |  que  en  Toledo  apartol' 

En  la  su  cathedral  |  el  Bispo  contendor, 

O  el  Ritual  de  España  |  afóntado  fincó. 

Esto  fazcien  ca  |  el  rey  don  Alfons, 

La  reyna  e  don  Bernaldo  |  lo  an  a  corazónl 
10.     Para  mayor  escarnio  |  el  Concilio  abolió 

La  letra  csidoriana  |  que  aquel  santo  varón, 

Don  Gúlfilas,  Obispo  |  de  Godos,  ertsefió. 

Las  figuras  francesas  |  de  letra  el  tabalión, 

E  todo  escrivano  |  dende  esse  día  usó. 
15.     En  manos  de  franceses  |  esos  officios  son! 

Su  letra  le  han  tollido  |  al  buen  pueblo  espafiol. 

A  Ésidro  borraron,  |  su  ritual  se  oblidó, 


7.  Afóntado,  avergonzado,  oscurecido.  Hasta  el  día  de  hoy  se 
oficia  en  esa  Capilla  de  la  Catedral  de  Toledo  por  el  Ritual  de  San 
I&idoro  ó  mozarábigo. — 13.  Los  escribanos  y  tabaliones  acostumbra 
dos  á  la  letra  gótica,  al  establecerse  repentinamente  el  uso  de  la 
francesa,  hubieron  de  dejar  sus  puestos  y  fueron  reemplazados  por 
franceses. — 17.  á  Esidro  borraron;  los  manuscritos  góticos  cayeron 
•en  desuso  y  en  el  olvido,  lo  ¡¡que  equivalía  á  borrar  á  sus  autores.' 


—  200  — 

Se  cambia  por  francesa  |  fast  la  prenunciación! 
Sabet,  por  esto  a  Alfonso  |  non  ama  el  espafiol, 
20.     E  la  su  amor  la  finca  |  en  el  Cid  Campeador. 

Dexemos  essa  Corte  |  vaymós  do  el  Cid  está. 

IX 
£erca  y  toma  de  Valencia 

¡Cómoda  los  de  Valencia  |  escarmentados  ha! 
Non  osan  exir  fueras  |    nin  con  él  se  aiuntar. 
Talaba-Íes  las  güertas,  |  facía-Íes  grand  mal, 
En  cadun  destos  afios  |  Mió  Cid  les  lolió  el  pan: 
5.     Los  de  Valenz  se  aquexan,  (  non  sabent  que  se  far, 
De  nulla  part  que  sea  |  non  les  viníe  un  pan. 

18.  Hasta  la  pronunciación  gótica  se  afrancesó  y  de  este  cambk> 
quedan  pruebas  en  el  léxico  de  la  época  y  en  su  ortografía. — 19. 
Alfonso  contrarió  fuertemente  á  su  pueblo  hiriéndolo  en  su  senti- 
miento nacional  y  religioso,  en  lo  que  el  español  más  ama.  De  ahí 
que  los  hombrer  de  entonces  alzaran  al  Cid  como  su  tipo  ideal  y 
celebrado,  y  en  torno  del  héroe  condensaran  la  leyenda  de  las  glo- 
rias nacionales  de  aquellos  tiempos. 

Al  rehacer  esta  epopeya  menos  ruda  de  lo  que  se  ha  creído,  y 
superior  á  laa  otras  gestas  medioevales  de  Europa,  no  podía  dejar 
olvidado  este  interesante  episodio  histórico,  de  suyo  tan  pintores- 
co, y  oportunísimo  para  describir  con  la  brevedad  seca  y  nerviosa 
•le  las  gestas,  el  d  icio  judici-d  y  la  prueba  del  fuego,  la  lucha  entre 
el  pueblo  y  el  monarca  absoluto  que  impone  su  voluntad,  y  hacer 
ver  la  extendida  influencia  francesa  en  aquel  tiempo. 

3.  taianbanles  ó  talábanles  las  huertas:  de  taiar  salen:  tallar,  talar, 
tajar,  y  acaso  por  corruptela  de  tajar  salga,  sajar,  y  no  de  scarifica 
re  como  dice  Diez.— 4.  tolió,  tollo,  cortó,  quitó,  suprimió. — 5.  non 
sabent,  se  lee  non  sab,  como  en  francés:  nott  sabn,  sería  muy  duro. 


—  201   — 

Padre  a  fijo  conseio  |  non  da,  nin  fijo  a  padr, 

Nin  amigo  a  amigo:  |  nos'  pueden  consolar. 

¡Mala  cuenta  es,  señores,  [  aver  mengu.i  de  pan, 
10.     E  fijos  e  mugieres  |  verlos  morir  d-  fambr! 

Delant  veyen  so  duelo,  |  non  se  poden  huviar. 

Por  el  rey  de  Marrocos  |  ovieron  a  enbíar 

Con  el  de  Montes  Claros  |  avin  gracia  tan  grand, 

Que  non  les  dio  conseio,  |    nin  los  vino  huviar. 
15.     Sopólo  Mió  Cid,  |  de  corazón  le  plaz, 

Salió  de  Mur-viedro  |  una  noch  al  traspás, 

Amaneciol'  el  dia  |  en  tierras  de  Mont  Real. 

Por  Navarr'  e  Aragón  |  mandó  pregón  echar, 

A  tierras  de  Castiella  |  envío  sus  menssais: 
20.     Quien  quiera  perder  cuita  j  e  venir  a  rictad 

Al  Cid  vinies  que  él  há  |  sabor  de  cavalgar. 

Cercar  quiere  Valencia,  |  por  christianos  la  dar. 

«¿Quien  quiere  yr  comigo  I  á  Valencia  tomar? 

Todos  vengan  de  grado,  |  premia  ningún  non  ha, 
25.     Esperaré  tres  dias  |  en  Celia  del  Canal.» 

Esto  dixo,  Mió  Cid  |  el  cáboso  sin  par. 

Tomavasé  á  Murviédro  |  quc^el  ganada  se  ha; 

Andidierón  pregones,     sabet,  a  todas  parts;. 

Al  sabor  del'  ganancia  |  nons'  quieren  detardar: 
30.     Grauds  yentes  se  le  acoien  i  de,  buena  christiandad, 

Creciendo  va  en  poderes  |  Ruy  Diez  de  ftivar. 

Quand  vio  las  ayuntadas,  |  conpésos*  de  pagar, 

E  lo  que  avíe  asmado  |  nol  quiere  detardar. 

Adlino  por  Valencia,  |  sobre  ella  se  va  echar. 
85.     Bien  la  c,?rca  Mió  Cid  |  que  non  y  avie  art: 

7.  conseio,  en  este  caso  auxilio. — 11.  huviar,  uñar,  tibiar,  ayudar. 
-14.  No  les  prestó  auxilio  ni  los  vino  a  ayudar. 


—  202  — 

Viédales  exir  |  e  viédales  entrar. 

Sonando  van  sus  nuevas,  |  sonando  a  todas  parts. 

Mas  yentes  al  Cid  vienen,  |  sabet,  que  nos'  le  van. 

Metió  la  villa  en  plazo  )  si  viniesen  la  huviar. 
40.     Nueve  meses  complidos,  |  sabet,  sobre  ella  yaz, 

Quandó  vino  el  deceno  |  oviéron-gela  a  dar: 

Qüando  el  Campeador  |  entró  en  la  cibdad 

Grandes  los  gosos  son  |  que  van  por  es'  logar; 
45.     El  oro  e  plata  corren  J  como  un  rio  cabdal, 

E  los  demás  averes  |  ¿qui  los  podrie  contar? 

En  áver  monedado  |  al  Cid  por  la  su  part 

Treynta  mil  de  marcos  |  en  esta  vez  li  caen: 

Todos  adelantaron,  |  todos  ricos  están: 
50.     Los  que  fueron  de  pié  |  caválleros  se  fan. 

Alegre  era  el  Cid  |  con  quantos  que  él  ha 

Quando  sedíe  su  seña  |  en  somo  el  Alcázar. 

36.  Se  leerá:  Vi-é  |  dales  |  exír  ||  e  vié  |  dales  ¡  entrar.— Védales 
salir  y  védales  entrar. 

He  alterado  por  completo  el  orden  de  los  diez  últimos  versos,  en- 
filados en  el  original  sin  ninguna  lógica  y  sin  sentido.  Los  versos  23, 
24  y  25  interrumpen  la  asonancia  que  es  en  a,  y  aparecen  en  esta 
forma: 
1201.         Quien  quiera  yr  comigo  cercar  á  Valencia 

Todos  vengan  de  grado,  ninguno  non  a  premia, 
Tres  días  le  esperaré  en  Canal  de  Celfa. 
Creo  que  estos  versos  trastornados  por  el  copiante  no  faltaron 
á  su  asonancia  en  a,  y  acaso  tuvieron  esta  forma: 

23.        ¿Quien  quiere  yr  comigo  |  á  Valeneiagercar? 

Todos  vengan  de  grado;  |  premia  ningún  non  ha; 
Esperaré  tres  días  |  en  Celfa  del  Canal. 
Y    sirva   este  ligero   ejemplo  como  muestra    de    las  trasposi- 
ciones frecuentes  que  son  necesarias  para  devolver  á  estos  ver- 
sos su  metro  y  su  rima.  Puede  ser  todavía  que  se  les  complete  di- 
ciendo: Valencia,  premia  y  Celfá. 


—  203  — 


X 


Viene  el  Rey  moro  de  Sevilla,  y  el  Cid  lo  derrota 

Ya  fólgava  Mió  Cid  |  con  todas  sos  compañas 

E  al  rey  de  Sevilla  |  el  mandado  legava, 

Que  prisa  es  Valencia,  |  que  nadi  non  1'  enpara: 

Vinó-los  él  veer  |  con  treinta  mili  de  armas, 

E  apres  de  la  güerta  |  ovieron  la  bataia. 

Arrancólos  Mió  Cid  |  el  de  la  longa  barba; 

Fasta  dentro  en  Xativa  |  duró  el  arrancada! 

En  el  pasar  de  Xúcar  |  y  viéredes  baraia; 

Moros  en  arüenzo  |  amidos  bever  agua, 
10.     Aquel  rey  de  Marrocos  j  con  tres  colpes  escapa. 

Tornado  es  Mío  Cid  |  con  toda  esta  ganancia. 

[Buena  la  de  Valencia  |  quand  ganaron  la  casa, 

Mas  mucho  provechosa,  |  sabet,  fú  esta  arrancada! 

A  los  menores  cayen  |  cíent  marcos  de  plata. 
15.     ¡Novas  del  cavallero  |  ya  vedes  do  legavan! 


9.  moros  en  aruenzo:  Sánchez  cree  que  es  «moros  en  abundan- 
cia», Damas  Hinard  dice  que  significa  en  atraso,  asimilando  esta 
voz  al  atrenzo  (en  arriére)  del  provenzal.  Mas  me  inclino  á  conge- 
turar  que  puede  ser  en  apuros,  precipitados.  No  he  encontrado  la 
etimología  de  esta  voz  y  me  limito  á  reproducirla  como  la  en- 
cuentro. 


—  204  — 

XI 

Medidas  disciplinarlas  que  toma  el  Cid 

Don  Rodrigo  en  Valencia  |  en  paz  está  folgando; 
Ya  le  crece  la  barba  |  e  vale  alongando: 
«Por  amor,  díx,  del  Rey,  |  que  de  tierra  me  ha  echado 
Nin  entrarie  tigera  |  ni  un  pelo  abrie  taiado.» 
5.     Con  él  es  Alvar  Fañez,  |  non  gele  part  del  brazo. 
Los  que  ixieron  de  tierra  |  en  rictad  ahondados, 
Ovieron  en  Valencia  |  casas  e  muchos  algos, 
Mesones  e  heredades  |  de  que  son  muy  pagados: 
El  amor  de  mió  Cid  |  ya  ló  yván  probando; 

10.     Mas  vio  mió  Cid  que  |  con  los  avers  tomados 
Si  se  podiessen  yr  |  ferló-y-en  de  grado 
Pora  que  non  podiessen  |  fer  tal  desaguisado 
Esto  mandó  mió  Cyd,  |  Minay  lo  conseiando: 
Quiquier  de  los  sos  ornes  |  que  quitase  el  poblado 

15.     E  non  gele  espidiesse,  j  é  noP  besas*  la  mano, 
Sil'  podiesen  prender  |  ó  fuesse  alcanzado, 
Tomassen-le  el  aver,  J  pussiesenle.  en  el  palo. 
¡Afevos  todo  aquesto  |  puesto  en  buen  recabdol 

20.  Con  Minaya  Alvar  Fañez  |  él  sé  va  conseiando: 
Si  vos  quisierds,  Minaya,  |  quiero  saber  recabdo 
De  los  que  son  comigo  J  e  que  ganaron  algo; 


El  comienzo  de  este  párrafo  está  tan  deshecho  y  lleno  de  repeti- 
ciones, que  he  tenido  que  manejarlo  de  nuevo. — 8.  mesones  ó  mey- 
sonee,  casas.--17.  la  pena  de  ponerlos  en  el  palo,  debe  referirse  á  la 
picota,  el  pilori,  el  rollo  ü  otra  manera  análoga  de  sacarlos  á  la  pú- 
blica vergüenza. 


—  205  — 

Meter-los  he  en  escripto,  |  todos  seyán  contados. 
Aquestos  cávalleros,  |  aquestos  mios  vassallos 
25.     Que  curian  a  Valengia  |  e  andan  la  arobdando, 

Que  si  alguno  s'  furtare  |  su  aver  me  avrá  a  tornar.» 
«Conseio  es  aguisado»,  |  alí  dixo  Alvar  Fanz. 

XII 

Hace  el  Cid  alarde  de  sus  mesnadas.  Propone  enviar 

a  Minaya  con  un  presente  para  el 

Rey  Don  Alfonso  VI 

Mandó-los  a  la  corth  |  venir  é  se  ayuntar, 
Man  a  mano  por  cuenta  [  fizó-los  y  nombrar, 
Tres  mili  e  seiscientos  )  avíe  el  Cid  de  Bivar. 
Alegrase-le  el  cor,  |  tornos'  a  sonrrisar: 
5.     ¡Gradó  a  Dios,  Minaya,  |  e  a  su  Sancta  Madr, 
Con  mas  pocos  ixímos  |  de  casa  de  Bivar! 
Agora  avems  riqueza,  |  mas  ávrems  ádelant. 
Si  a  vos  ploguier,  cormano,  |  e  non  vos  cay  pesar, 
Enviarvos  he  a  Castiella  |  do  avernos  heredads, 
10.     O  es  el  Rey  Alffonsso,  |  myo  Séfior  natural. 

25.  ó  andanla  arobdando,  yo  diría  a  -  rondando.  — Sánchez  en 
irez  de  arobda,  cree  que  debe  decirse  axobda,  centinela  en  árabe, 
mnque  la  verdadera  voz  arábiga  parece  ser  arrocova,  y  acaso 
irroc'va.  Sin  apelar  al  árabe  creo  que  rondar  ó  arrondar  es  andar 
i  la  redonda,  en  torno  de  la  ciudad  ó  campamento,  y  de  ahí 
rrobdar  ó  arrondar.  La  doble  rr  se  espliea:  en  la  ortografía 
vacilante  de  la  época  arobdando,  como  aruenzo,  del  número  an_ 
erior,  pueden  estar  por  arrobdando  y  por  arruenzo,  como  se  ve  po- 
os  versos  más  abajo  (V.  1299)  donde  por  arreciado  se  escribe  are- 
lado.— 26.  si  alguno  se  furtase,  se  esquivase,  sacase  el  cuerpo  al 
mpadronamiento  militar  que  el   Cid  iba  á  hacer. 


—  20G  — 

De  estas  mis  ganancias  |  que  avems  fechas  acá, 
Le  endono  cient  cavallos,  J  yd-gelos  vos  levar. 
Muí  bien  paramentados  |  con  siellas  e  lo  al. 
Por  mi  besald'  la  mano,  |  e  firme  le  rogad, 

15.     Que  mi  mugier  e  fijas,  |  me  las  dexé  sacar. 
Enviaré  por  ellas,  |  vos  sabet  el  mensay: 
Al  moro  e  al  christiano  |  alcance  mi  verdat: 
Ved-mé  a  Rachel  e  ludas,  |  las  archas  les  quitad 
Fenchidas  con  arena  ¡  que  en  el  su  salvo  están, 

20.     E  los  marcos  sobre  ellas,  j  todos  ge  los  pagad; 

E  lo  que  ellos  quissieren  [  por  su  ganancia  a  mas: 
Mi  engaño  del  arena  |  quieran  lo  perdonar! 
Mi  palabra  es  el  oro  |  que  vades  rescatar. 
Al  buen  Abbat  Don  Sancho  |  mando  lo  saludar, 

25.     E  mili  marcos  de  plata  |  avreds  de  le  llevar. 
Essos  son  por  las  Missas,  |  expensas  e  lo  al. 
E  treinta  marcos  de  oro  |  a  Xímena  le  dat, 
Con  que  bien  se  aguisse  |  por  en  Valencia  entrar.» 
Essora  dix  Minaya:  |  —«De  todo  veluntad! 

80.     Lo  que  mandáis,  mió  Cid,  |  assí  se  acomplirá» 
Cient  ornes  escogidos  |  compañan  a  Alvar  Fanz. 
La  mugier  de  mió  Cid,  |  sus  hijas  las  infants, 
E  las  dueñas  de  pro  |  que  con  ellas  están 
De  guisa  irán  por  ellas  j  que  a  grand  ondra  vernán 

35.     A  estás  tierras  extrañas  |  que  nos  pudiems  ganar. 

17  al  23.  es  un  agregado  necesario,  como  se  verá  más  adelante. 
Manda  el  Cid  pagar  las  mil  misas  que  ordenó  al  abbat  D.  Sancho, 
y  sin  rebajar  su  carácter  no  debe  olvidar  su  deuda  á  los  Judíos  de 
Burgos:  en  la  epopeya  todo  debe  conspirar  á  enaltecer  al  héroe. 


—  2o7  — 


XIII 


El  Preste  don  Hierónymo 

Quandó  en  estas  novas  |  todos  se  alegrando, 
Della  part  de  Ori'ent  |  vino  un  coronado: 
El  preste  don  Hierónym  |  por  nombre  es  lamado; 
Bien  entendido  es  letras  ¡  e  mucho  acordado; 
5.     De  pié  e  de  caballo  |    assáz  era    arreciado. 

1300]  Las  puertas  de  Mió  Cid  j  andaval's  demandando, 
Sospirando  ques'  viesse  |  con  moros  en  el  canpo: 
Que  sis'  fartás'  lidiando,  |  firiendo  con  sus  manos, 
A  los  dias  del  sieglo  |  nol'  lorasen  christianos. 

10.     Quandó  l'oyó  Mió  Cid  j  de  aquesto  fue  pagado. 
Oid,  Minaya,  dixo,  j  por  Aquel  que  'stá  en  alto 
Cuanto  El  prestar-nos  quier,  |  bien  gelo  gradescamos: 
En  tierras  de  Valencia  )  quiero  fer  obispado. 
E  dar-gelo  quiero  |  a  este  buen  christiano.» 

15.     Plogó  bien  a  Alvar  Fanz  |  lo  que  diz  don  Rodrigo, 
A  este  don  Hierónym  |  l'otorgan  ya  por  bispo: 
Dierón-gelo  en  Valencia  ¡  ó  bien  puede  estar  rico. 


4.  es  letras,  en  letras,  es,  como  en  el  antiguo  francés,  y  conservado 
hoy  como  preposición  del  complemento  de  la  vos  bachillerato;  t 
mucho  acordado,  y  muy  discreto. — 5.  arreciado,  recio,  fuerte,  vigo- 
roso.— 8  i  9.  Que  si  él  se  hartase  de  lidiar  y  de  herir,  en  la  vida  le 
llorasen  los  cristianos.  Don  Jerónimo,  francés  de  nacimiento,  es  el 
tipo  del  preste  batallador  que  mejor  manejaba  la  lanza  que  el  hi- 
sopo,  y  derramaba  más  sangre  que  agua  bendita. 


—  208  — 

¡Dios  qué  alegre  era  ¡  todo  el  christianismo, 
Que  en  tierras  de  Valencia  |  aví  Sefior  Obispo! 
20.     Alegre  fue  Minaya,  [  espidióse  é  vinos.' 

XIV 

Minaya  en  la  Corte  del  Rey 

Tierras  de  Valencia  |  remanidas  en  paz, 
Adlíno  por  Castiella  ¡  Minaya  Alvar  Fanz; 
Dexárems  las  posadas,  J  non  las  quiero  contar; 
Demando  por  Alíbnsso  )  do  le  podrie  fallar. 
5.     El  Rey  a  San  Fagunt  |  füéra  un  poco  ha, 
Tomos'  a  Cari  ion,  |  y  lo  podrí'  fallar. 
Alegre  fu  d*  aquesto  ,  Minaya  Alvar  Fanz: 
Con  lá  su  presentaia  [  aduno  pora  allá. 

De  missa  era  exido  |  essora  Don  Alfons, 
10.     Afé  Minaya  Alvar  j  do  lega  tan  apost: 
Fincó  amos  ynoios  |  ante  todo  el  pobl: 
A  los  pies  de  Alfonso  |  con  gran  duelo  cayó. 
Besaba  le  las  manos,  |  tan  apuesto  fabló. 


20.  Minaya  espidióse — de  Valencia, — e  vínose — para  Castilla:  esta 
expresión  hace  presumir  que  el  autor  de  este  Cantar  lo  escribía 
en  Casti.la,  de  otro  mo>lo  no  diría  vínose. 

1.  Nótese  la  forma  elíptica. — 9  á  12.  la  asonancia  es  en  o-o,  bien 
que  puede  convertirse  en  o  como  es  la  anterior  y  la  que  sigue,  di- 
ciendo Alfons,  npost,  póbl,  dól,  por  Alfonso,  apuesto  (se  lee  apostó) 
pueblo  (p>e  lee  pobló)  y  duelo  (se  lee  dolo). 


—  209  — 

«Merced,  Rey  don  Alfonsso,  |  por  amor  del  Criador, 
15.     Besába-vos  las  manos  ¡  Mió  Cid  lidiador, 

Quel'  ayades  merced,  |  si  vos  vala  el  Criador. 

Echaste-le  de  tierra,  |  non  ha  la  vuestra  amor. 

Mager  en  tierra  agena,  |  él  bien  face  lo  so: 

Ganada  se  ha  Xéric  |  e  á  Onda  por  nombr, 
'20.     Prisó  a  Almenar,  [  Murviedro  que  es  miyor, 

Assí  fizo  a  Cebóla  |  e  fiz  a  Casteión, 

E  a  Peña  Cadiela,  |  qucs  una  pena  fort; 

E,  con  aquestas  todas  |  de  Valencia  es  Señor. 

Bispo  fiz  de  su  mano  I  el  buen  Campeador: 
'25.     E  cinco  lide  fizo,  |  e  todas  las  venció. 

Grandes  son  las  ganancias  |  que  le  dá  el  Criador; 

Fevós  aquí  las  señas,  |  verdat  vos  digo  yó: 

Cient  cávallós  vos  dona,  |  gruessós  é  corredors, 

De  siellas  e  de  frenos  |  todos  guarnidos  son; 
30.     Roga-vos,  Rey  Alfonsso,  |  que  los  prendades  vos. 

Razonas'  Vassal'  vuestro;  |  vos  tiene  por  Señor.» 

Alzó  la  mano  diestra  |  el  Rey,  se  sanctígó; 
«¡De  tan  fieras  ganancias,  |  comino  ha  el  Campeador, 
Sim'  vala  Sant  Esidro,  |  plazmé  de  corazón!... 
:>•").     E  plazem'  de  las  novas  |  que  face  el  Lidiador. 
Recibo  estos  cavallos  [  quem'  enbía  de  don.» 
Mager  plogo  al  rey  mucho,  |  pesó  a  García  ürdonnz: 
«Semeia  que  entre  moros  |  non  ha  de  vivo  un  om,' 
Quandó  face  a  su  guisa  |  el  Cid  Campeador!» 


31,  razonas  vassal  vuestro,  se   estima,    se    tiene    por  vuestro,  ya  - 
s;il  lo,  os  reconoce  por  señor. 
14 


—  210  — 

40.     Al  Conde  dixo  el  Rey:  |  «¡Dexad  essa  razón! 

Que  el  Cid  en  todas  guisas  |  sirvem'  meior  que  vos.» 
Fablaba  y  Minaya  |  a  guisa  de  varón: 
«Merced  vos  pide  el  Cid,  |  si  vos  caye  en  sabor, 
Por  Don'  Ximena  e  |  sus  Fijas  amas  dos; 

45.     Saldrin  del  Monesterio  |  do  elle  las  dexó, 
E  yrin  pora  Valencia  |  al  buen  Campeador.» 
Essora  dixo  el  Rey:  |  «Plaz-mé  de  corazón: 
Yo  darles  he  conducho  |  tant  que  en  mis  tierras,  do 
Curialdas  he  de  mal,  |  de  fonta  e  desonor. 

50.     Quando  en  cabo  del  regno  |  aquestas  donnas  for'n 
Catad  com'  las  sirvades  |  vos  é  el  Campeador. 
Oydme,  mis  escuellas,  |  é  toda  la  mi  cort: 
Non  quiero  que  nada  |  pierda  el  Campeador. 
A  todas  las  escuellas  |  que  a  él  dicen  Señor, 

55.     Por  quant  desherede-los,  |  tod'  gelo  suelto  yó: 
Sus  heredads  les  sirvan  |  do  fuere  el  Campeador; 
Atreguo -les  los  cuerpos  |  de  mal  e  de  ocasión: 
Fago  esto  por  tal  qué  |  sirvan  a  so  Señor.» 
Minaya  Alvar  Fannez  |  las  manos  le  besó; 

60.     Sonrrisós'  el  buen  Rey,  |  tan  belido  fabló: 
cLos  que  quisieren  yr  |  servir  al  Campeador, 


50.  for'n,  /oren,  fueren. — 51.  cuando  ellas  salgan  de  mis  tierras 
las  atenderéis  vosotros. — 52.  Este  verso  escandido  como  debe  ser, 
así  se  divide: 

O-yd  |  me  es-  |  cuelas,  \\e  tó  \  dala  \  mi  córt 

2  4  6  2  4  6 

He  intercalado  en  él  la  sílaba  mis  para  mejorarlo. 

54.  escuella*,  escolta,  dice  Sánchez;  secuela,  séquito,  seguidores, 
^servidores;  les  hommes  d' armes,  traduce  Damas  Hinard. — 55.  Loe. 
bienes  que  les  confisqué  se  los  devuelvo  todos. 


—  211  — 

De  mi  vayanse  quitos  |  a  gracia  del  Criador, 
Mas  ganarem's  en  esto  |  que  en  otra  deshonor.» 

Aquí  entraron  en  fabla  |  los  infants  de  Carrión: 
65.     «Mucho  crecen  las  novas  j  del  Cid  Campeador, 
Casariems'  con  sus  fijas  |  pora  huebos  de  pro. 
Nos  non  osariemos  |  facer  esto  a  razón: 
Mió  Cid  es  de  Bivar,  |  nos,  dé-los  de  Carrión...» 
Non  lo  dicen  a  nadi;  |  y  fincó  esta  razón. 

70.     Minaya  Alvar  Fannez  |  al  buen  rey  s'espidió. 

«Ya  vos  ydes,  Minaya;  |  vaya  el  Criador  con  vos: 

Levedes  un  portero,  |  tengo  vos  ávra  pro; 

Si  levardes  las  donnas,  |  sirván-las  a  sabor. 

Fata  en  Medina  denles  |  quantos  huebos  les  for; 
75.     Desi  adelant  piense  |  dellas  el  Campeador» 

Espídiós'  Minaya  |  e  vasse  de  la  Cort. 

Dandol'  yban  compaña  |  los  infants  de  Carrión. 

XV 

Minaya  va  en  busca  de  doña  Jimena  i  sus  hijas  al 
Monasterio  de  San  Pedro  de  Cárdena 

«En  todo  sodes  pro,  |  en  esto  assíl'  fagads: 
A  Mió  Cid  saludadnos,  |  el  bueno  de  Bivar, 
Nos  somos  en  so  pro  |  quant  lo  podemos  far. 


65.  mucho  crece  la  fortuna. — 66.  Casaríamos  con  bus  hijas  para 
aventajarnos  y  prosperar. — 67  y  68.  bien  que  razonablemente  no 
debíamos  pensarlo;  que  el  Cid  es  de  Bivar  y  nosotros  de  los  de  Ca- 
rrión (él,  descendiente  de  un  (¡ibdadano,  y  nosotros  de  altos  prínci- 
pes.)— 72.  un  portero,  un  ugier,  un  mensajero  del  rey.— 74.  les  for, 
fuer, fuere  necesario. 


—   212  — 

El  Cid  que  bien  nos  quiera,  |  nada  non  perderá. > 
5.     Respuso,  Minay:   «Esto,  |  non  me  há  por  qué  pesar.» 
Ydo  es  Minay  su  vía,  |  tornánse  los  infants. 

[1,400]  Adunó  por  San  Pero  I  ó  las  donnas  están: 

Tan  grande  fú  el  gozo  |  quand  viéronlo  asomar! 
Debido  es  Minaya,  |  va  a  San  Pero  a  rogar; 

10.     Fecha  la  oración  |  a  las  donnás  se  va: 

«Omillo-m,  don'  Ximena,  |  Dios  vos  curie  de  mal, 
Assí  a  vuestras  fijas,  |  faga  el  Criador  a  más. 
Saluda-vos  Mió  Cid,  |  allá  onde  elle  está: 
Sano  me  lo  dexé,  [  e  con  tan  grand  rictad. 
El  rey,  por  su  merced  |  sueltas  me  vos  ha, 

15.     Levar-vos  he  a  Valencia  |  que  avems  por  heredad. 
¡Si  vos  vi'esse  el  Cid  |  sanas  e  tan  sin  mal, 
Todo  serie  alegre  |  que  non  avri  pesar!» 
Dixó  donna  Ximena:  |  «El  Criador  lo  mand!» 

Dio  tres  cavalleros  [  Minaya  Alvar  Fanz; 
20.     Enbiólos  a  Myo  Cid  [  a  Valencia  do  está: 

«Dezid  al  Campeador,  |  Dios  le  curie  de  mal, 

Que  su  mugier  e  fijas  |  el  rey  sueltas  las  ha: 

Mientra  que  por  sus  tierras,  ]  conducho  nos  dará. 

De  aquestos  quince  dias,  |  si  Dios  no  manda  al, 
25.     Veerá  hy  su  mugier  |  e  las  fijas  que  él  ha, 

E  con  ellas  las  donnas  |  que  las  sirven  yrán.» 

Idos  los  cavalleros,  |  de  ferio  pensarán. 

Remaneció  en  San  Pero  |  Minaya  Alvar  Fanz, 
Veriédes  cavalleros  |  venir  de  todas  parts, 

13.  El  Cid  os  saluda  desde  donde  está. — 23.  Mientras  estenios  t 
sus  tierras  nos  costeará  la  vida. 


—   213  — 

SO.     Quieren  yr  se  a  Valencia  |  a  Mió  Cid  de  Bivar, 

Que  les  toviesse  pro  |  rogavan  a  Alvar  Fanz. 

Dixels  Minaya:  «Esto  ]  faré  de  voluntad.» 

Sesenta  cavalleros  |  acrecido  le  han. 

E  él  se  teñí  ciento  |  que  adúxiera  d'allá: 
35.     Por  yr  con  estas  Donnas  |  bon  compaña  se  faz. 

Los  mili  marcos  de  plata  |  dio  Mínayá  al  abbat, 

A  Ximena  e  sos  fijas  |  e  las  donnás  que  han. 

El  bueno  de  Minaya  |  pensólas  de  adobar 

Deis  meiors  guarnimientos  ¡  que  en  Burgos  pud  fallar: 

10.     Palafréses  e  muías,  |  que  non  parescan  mal; 

Buenos  brialés  é  mantos  |  e  prendas  de  prestar. 
Qüando  a  estas  Donnas  |  adobadas  las  han, 
E  quando  ya  Minaya  |  piensa  de  cavalgar, 
E  por  buscar  los  iúdios  |  al  Aljama  andar, 

45.     Afé  Raquel  e  ludas  |  commo  a  los  pies  le  caen! 
«¡Hia,  merced  Minaya,  |  cavalier  de  prestar! 
«Desfechos  nos  ha  el  Cid,  sabet,  si  no  nos  val. 
Soltariems  la  ganancia,  |  que  nos  diesse  el  cabdal.»       * 
«Por  lo  que  avedes  fecho  |  buen  cosiment  y  aura.» 

50.     Dixo  Rachel  e  ludas:  |  ¡«El  Criador  lo  mand! 

Si  non,  dexarems  Burgos,  |  yr-ló  hemos  buscar.» 
Allí  dixo  Minaya:  |  — .«Non  sera  eso  verdat: 
Por  mando  de  mió  Cid,  |  vos  yo  trayo  el  cabdal. 
De  mi  prendreis  los  marcos,  |  la  carta  vos  me  dat. 

55.     Aducid-me  las  archas  |  quen  vuestro  salvo  están, 
E  al  Cid  este  engaño  |  amos  le  perdonat. 
La  parabla  que  hoy  cumple  |  vale  mas  que  adiamant: 

4!*.  buen  coscment  avrá,  buena  acogida  tendréis,  es  decir  buena 
recompensa. — 54.  Ja  carta,  la  escritura  de  préstamo. 


—  214  — 

La  ondra  de  mió  Cid  |  plus  limpia  es  que  chrystal !» 

Rachel  con  el  grand  gozo  |  hy  non  podie  fablar; 
60.     ludas  finoios  fitos,  |  los  pies  le  fue  besar. 

Amos  al  Cid  bendicen,  |  bendicen  a  Minay, 

Ensalzan  a  Israel,  |  gradesQenlo  a  Jehová. 

En  oro  recibieron  j  con  creces  su  cabdal. 

Todo  lo  bien  cataron,  |  la  carta  tornada  an, 
65.     E  con  un  grand  enclin  |  se  espiden  amos  ya. 

Amos  dos  qué  gossosos,  |  con  qué  contento  van, 

¡Com'  si  de  Egipto  ixieren  |  la  Pascua  a  celebrar! 

Com'  si  de  Babilón  |  tornasen  a  Judá! 

Su  oro  mas  les  place  |  que  tierras  de  Canaan. 

70.     Las  novas  van  sonando  (  por  Burgos  la  cibdad: 
Esté  fecho  loado,  f  tienénlo^a  gránd  lealtad, 
Que  el  Cid  las  arcas  plenas  |  de  sable  e  de  lo  al 
A  los  judíos  viles  ¡  mándaselas  quitar! 
Sé  yo  de  una  Grandía,  |  de  judíos  dogal, 

60.  inoios  fitos,  de  rodillas. — 65.  enclin,  inclinación,  reverencia. — 
67  á  69.  alude  á  dos  conocidos  hechos  bíblicos:  la  salida  de  Egip 
to  de  los  israelitas,  y  su  regreso  del  cautiverio  de  Babilonia,  y 
su  amor  al  oro  mayor  que  á  la  tierra  de  Canaan  su  patria. — 72.  sa- 
ble, arena,  voz  que  solo  se  conserva  en  la  heráldica,  aún  cuando 
tenemos  el  derivado  sablón,  arena  gruesa,  y  de  ahí  viene  sablade 
ra,  (arenillero)  por  metátesis  salbadera  con  b,  confundida  con  sal- 
vadera, que  es  la  que  se  llena  con  salvado,  ó  afrecho,  que  también 
fué  usado  para  sacar  la  tinta. — 73.  quitar,  cancelar. 

(1)  En  el  poema  se  lia  omitido  el  pago  á  los  judíos  de  la  deuda 
del  Cid,  dando  lugar  con  esa  omisión  al  rebajamiento  del  héroe 
hasta  el  punto  de  calificarse  el  empeño  de  las  arcas  como  una  ju- 
garreta fraudulenta  digna  de  Guzmán  de  Alfarache.  Bien  sé  el  odio 
y  desprecio  para  loa  judíos  que  hubo  en  la  edad-media,  el  cual  se  es- 


—  215  — 

75.  Los  dientes  les  tollera  |  si  osaran  le  cobrar. 
¿Quién  tal  mesura  cata  |  a  una  gente  a  tal? 
¡Bendicho  sea  el  Cid  |  en  todo  sin  egual! 

tiende  insensato  hasta  nuestros  días;  bien  sé  que  un  engaño  como 
este  de  las  arcas  era  de  todos  celebrado,  tanto  cuanto  se  celebraba 
en  las  farzas  teatrales  antiguas  que  un  palurdo  engañase  á  un  go- 
lilla ó  burlase  al  diablo;  pero,  eso  no  obsta  á  que  yo  haya  procurado 
mantener  en  alto  el  carácter  del  héroe,  sin  falsear  la  historia  des- 
figurando el  modo  de  sentir  de  aquella  época  respecto  al  pueblo 
hebreo.  He  agregado,  pues,  lo  que  creo  que  falta  en  el  Poema,  y 
para  ello  he  seguido  la  tradición  consignada  en  la  Crónica  de  Ve- 
lorado.  Hago  que  el  Cid  desempeñe  las  arcas  y  pague  su  deuda, 
que  lo  contrario  rebajaría  su  carácter  amenguando  la  epopeya.  Al 
mismo  tiempo  la  crueldad  y  mala  fe  empleadas  con  los  judíos  queda 
allí  de  manifiesto,  desde  que  se  mira  como  algo  muy  excepcional 
que  el  Cid  pague  á  los  judíos,  cuando  otros  señores  les  arrancarían 
los  dientes  si  osaran  cobrarles. 

En  justificación,  tanto  de  esta  alteración  del  texto  en  pro  del  ca 
rácter  del  héroe  de  la  epopeya,  cuanto  para  hacer  ver  de  qué  mane- 
ra aprovecho  la  Crónica  del  Cid,  copio  de  ella  en  seguida  el  trozo 
correspondiente  de  que  me  he  servido.  Dice  así: 

Cap.  CCXVI. — <E  desque  llegaron  a  Burgos,  embiaron  por  Ra- 
chel  e  por  Vidas,  e  demandaron  las  arcas,  e  dieronles  trezcientos 
marcos  de  oro,  e  trezcientos  de  plata,  assí  como  el  Cid  mandara:  e 
rogáronles  que  perdonassen  al  Cid  el  engaño  de  las  arcas,  ca  con 
grand  cuyta  fuera  fecho.  E  ellos  dixeronle,  que  le  diesse  Dios  mu- 
cha vida  e  mucha  salud,  e  que  le  diesse  poder,  porque  ensalcasse 
al  Christianismo,  e  abaxasse  el  Paganismo,  ca  ellos  por  pagados  se 
tenían  del.  E  desque  esto  fué  sabido  por  la  cibdad  de  Burgos,  el 
bieu  e  la  mesura  que  el  Cid  ficiera  contra  los  mercaderes,  en  les 
mandar  quitar  las  arcas  llenas  de  arena,  e  de  tierra,  e  de  piedras, 
tovieronlo  por  grand  maravilla,  e  quedaban  fablando  en  la  mesu- 
ra, e  en  la  lealtad  del  Cid,  e  bendizciendolo,  rogándolo  a  Dios 
que  acrescentasse  la  honra  del  Cid  e  de  los  suyos.  Desque  esto 
fué  acabado  fueronse  para  San  Pedro  de  Cárdena,  e  con  ellos  el 
portero  del  Rey.> 


—  216  -- 

Desque  esto  fue  acabado  |  ya  tornase  Minay 
En  busca  de  Ximena  |  que  piens'  de  cavalgar 
80.     Pora  do  el  Cid  1 'espera  |  en  Válenz  la  sin  par, 
En  Válenz  que  le  tiene  |  el  Cid  por  su  heredat. 

XVÍ 

El  regreso  a  Valencia 

Ido  es  pora  San  Pero  |  Minaya  Alvar  Fanz, 
Mas  yentes  se  le  acoien,  |  pensó  de  cavalgar, 
Grand  duelo  es  al  partir,  ¡  espidiós  del  abbat: 
«Si  vos  vala  el  Criador,  |  Minaya  Alvar  Fanz, 
5.     Por  mi  al  Campeador  |  las  manos  le  besad. 
Aqueste  monesterio  |  non  lo  quiera  oblidar 
Por  los  dias  del  sieglo;  J  en  lebar-lo  adelant 
El  Cid  será  ondrado  |  e  siempre  valdrá  mas.» 
Respuso-le  Minaya:  |  —«Ferio  hé  de  voluntad.» 
10.     Hyá  se  espiden  é  |  pienssán  de  cavalgar, 

El  portero  con  ellos  |  que  los  ha  de  guardar. 
Por  la  tierra  del  Rey  |  conducho  ya  les  dan. 
De  San  Pero  a  Medina  |  en  cinco  dias  van. 
Afelos  en  Medina  |  las  Donnas  e  Alvar  Fanz. 

15.     Direvos  délos  qué  |  Iebaron  el  mensay; 
Al  ora  que  lo  sopo  \  Mió  Cid  el  de  Bivar 
Plogol'  de  corazón  |  e  tornos  a  alegrar; 
Anssí  de  la  su  boca  |  conpégo  de  fablar: 
«Com'  fuer'  el  mandadero  |  tal  debe-se  esperar: 

20.     Tú,  Muño  Gustioz,  e  |  Pero  Vermoz,  delant, 
Martin  Antoniléz  j  un  burgalés  leal, 
El  bispo  don  Hieronym'  |  cronado  de  prestar, 


2.  acoien,  acojen. — 22.  cronado,  coronado. 


—  217   — 

Caválgedés  con  ciento  |  guisados  por  lidiar, 
E  por  Sancta  Maria  |  vos  váyades  pasar, 

25.     Vayádes  a  Molina,  |  que  yaz  mas  adelant, 

Tiené-la  Aben  Galvón,  |  my  amigo  es  de  paz: 
Con  otros  cient  de  sos  [  bien  vos  consigrá. 
Pora  Medina  hyd  |  quanto  pudier'des  far, 
My  múgier  e  mis  fijas  |  y  son  con  Alvar  Fanz, 

30.     Commó  a  mi  dixieron,  |  hy  los  podreds  falar: 
Con  grand  ondra  vosotros  |  duzid-melas  delant. 
Yo  fincaré  en  Valencia;  |  mucho  costádome  ha, 
Grand  folia  serie  |  si  la  desenparas'. 
Yo  fincaré  en  Valencia,  |  la  he  por  heredat.» 

85.     Esto  que  era  dicho,  |  pienssan  de  cavalgar 
E  quanto  que  pueden  j  non  fincan  de  andar: 
Trocieron  Sanct-María,  |  albergan  al  frontal, 
Vienen  al  otro  dia  |  a  Molina  posar. 
El  moro  Aben-Galvón  |  quandó  sopo  el  mensay; 

40.     Salióles  recibir  |  con  grant  gozo  que  faz: 

«Venides  los  vassallos  |  de  mió  amic  natural, 
Non  me  pesa,  sabet;  |  a  mí  mucho  me  plaz.» 
'  Fabló  Muño  Gustióz,  j  non  esperó  a  nád(ie). 


23.  guisado  por  lidiar,  en  son  de  combate,  armados. —  27. 
COnsigra,  seguirá:  conseguir,  (seguir  con)  como  con-ir,  (ir  con) 
Bon  verbos  hoy  desaparecidos. — fakir,  hallar. — 31.  ducid-me-las  de- 
lant, aducídmelas,  traédmelas.— 33.  grand  folia,  gran  locura. — 30. 
— alojan  al  frente. — 39  á  43.  mensaye,  face,  amigo,  place,  nadie,  apo- 
copados  en  mensay,  faz,  amic, plaz,  nad. 


—  218  — 

XVII 

El  moro  Aben-Galvón 

«Mió  Cid  vos  saludaba,  |  mandólo  recabdar, 
Con  cient  de  cavalleros  |  que  vos  le  acorrads, 
Su  múgier  e  su  fijas  |  que  en  •  Medina  están, 
Que  váyades  por  ellas  J  e  adúgadlás  acá, 
5.     E  fata  en  Valencia  |  dellas  non  vos  partads>. 
Dixó-le  Aben-Galvón:  |  «Ferio  he  de  veluntad» 
El  moro  esa  noch  |  conducho  les  dio  grand: 
A  la  mañana  prieta  |  piensan  de  cavalgar, 
Cientol'  pidieron,  e,  |  él  con  dos  cientos  va. 

10.     Pasaren  las  montañas  |  que  son  fieras  e  grands, 
[1,500]  Mata  de  Tóranz  pasan,  |  ningún  miedo  non  han, 

Por  el  Val  de  Arbuxedo  [  pienssán  a  deprunar, 

E  en  Medina  todo  |  el  récabdó  está. 

A  su  encuentro  enbíó  |  Minaya  Alvar  Fanz 
15.     Dos  cavalleros  que  |  sopiesen  la  verdat: 

Esto  non  detardó;  |  de  corazón  lo  han. 

Fincó  el  un  con  ellos,  |  tornó  el  otro  a  Alvar. 

«Virtos  del  Campeador  |  a  nos  vienen  buscar. 

Afe  Bermóz  e  Gústioz,  |  que  vos  quieren  sin  hart, 
20.     E  Martin  Antolinez  |  Burgáles  natural, 

1.  El  Cid  os  saluda  y  previene  que  le  acudáis  con  cien  caballeros. 
— 12.  piensan  a  deprunar,  piensan  descender  al  oscurecer,  al  caer  la 
tarde,  que  es  lo  que  el  latín pronus  significa  en  este  caso. — 18  virtos, 
fuerza. — 19.  sin  hart  ó  sin  art,  sin  artificio,  sin  engaño,  sincera- 
mente. 


—  219  — 

El  bispo  don  Hierónym,  |  coronado  leal, 
E  el  Alcayaz  Moro  |  con  sus  fuerzas  que  tray, 
Por  sabor  de  Mió  Cid  |  de  grand  ondra  le  dar. 
Todos  vienen  en  uno,  |  agora  liegarán.» 

25.     Essor'  dixo  Minaya:  |  «Vayamos  cavalgar.» 

Esso  fue  apriessa  fecho,  |  nos'  quieren  detardar, 
Den'  en  salieron  ciento  |  que  non  parecen  mal, 
En  buenos  cavallos  |  a  cinchas  e  petrals, 
Las  siellas  plateadas,  |  cobertors  de  cendals, 

30.     Al  cuello  los  escudos,  |  al  cinto  las  espads, 

Las  lanzas  en  las  manos,  |  los  pendones  al  aer, 
Que  seoan  de  que  seso  |  era  este  Alvar  Fanz. 
¡Com'  de  Castiell  salieron  ,'  zzr.  !?.s  donnas  que  trae! 
Los  qu'  y  van  mesurando  |  e  legando  delant. 

35.     Toman  armas  e  luego  |  tornanse  a  departar. 
Por  $erca  de  Xalón  |  tan  grandes  gozos  van: 
Legan  los  otros,  ván-se  |  a  Minaya  omillar. 
Quandó  lega  va  el  Moro,  |  de-t  q~é  a  oio  10  ha, 
Sonrisandos'  Minaya,  |  hyba-lo  abracar. 

40.     En  1'  ombro  lo  saluda,  |  ca  tal  es  su  usay: 

«Tan  buen  dia  convusco,  |  Minaya  Albar  Fanz!» 
Traedes  estas  donnas  |  por  ó  valdremos  mas. 


'28.  petrals,  pretales,  adornos  y  armaduras  puestas  al  pecho  de  los 
caballos. — 34  y  35.  los  que  iban  adelante  inspeccionando  (en  descu- 
bierta'), toman  armas  y  luego  vuelven  á  apartarse.  Creo  que  sería 
«luego  tornan  armas»,  es  decir  que  estos  hombrea  de  vanguardia 
tornaban  al  grupo  principal  y  de  nuevo  volvían  á  au  exploración, 
acaso  por  turnos  para  llevar  noticias  del  camino. — 40.  usaie,  itsay, 
uso,  refiriéndose  al  saludo  a  la  manera  de  los  árabes  que  era  be- 
sándose en  el  hombro. 


—  220  — 

Mugier  del  Lidiador  |  e  fijas  naturals, 
Ondrar-vos  eraos  todos,  |  ca  tal  es  la  su  auz. 
En  paz  o  en  guerra  |  de  lo  nuestro  havrá» 
45.     Sonrrisos'  de  la  boca  |  Minaya  Alvar  Fanz: 

«Hya,  Aben-Galvón,  |  amigo  sods  sin  falla, 
Si  al  Cid  Dios  me  legare,  |  vea  esto  con  el  alma. 
Desto  que  avedes  fecho  |  vos  non  perdredes  nada. 
Vayamos  posar,  ca  |  la  cena  es  adobada.» 

50.     Dixo-le  Aben  Galvón:  |  «Plazmó  dest'  presentaia! 
Antes  de  tercer  dia,  |  darvos-la  he  doblada.» 
Entraron  en  Medina,  |  sirvíalos  Minaya, 
Todos  fueron  alegres  |  del  servicio  que  daba, 
El  portero  del  rey  |  quitar-lo  ya  mandava. 

55.     Ondrado  és  Myo  Cid  J  en  Valencia  do  estava, 

Del  conducho  tan  grand  |  que  en  Medinal'  sacavan. 
El  rey  lo  pagó  todo;  |  quito  se  va  Minaya. 
Passada  es  la  noche,  |  venida  es  la  mañana. 
Oyda  es  la  missa,  |  e  luego  cavalgaban. 

60.     Salieron  de  Medina,  |  a  Xalón  ya  pasavan, 
Arbuxüelo  arriba  I  privado  aguijavan 
El  campo  de  Torancio  |  luegol'  atravessaban: 
Venieron  a  Molina  |  que  Aben  Galvón  comanda. 


43.  fijas  naturals,  significaba  hijas  legítimas,  lo  contrario  de  hoy: 
las  habidas  fuera  de  matrimonio  se  llamaban  graciosamente  «-jijas 
de  ganancia*. — 44.  que  tal  es  la  su  auz,  (de  auce,  ave)  sus  ausjñcios, 
su  suerte,  sus  aves:  hubiese  preferido:  «Oudrar  vos  hemos,  ca  | 
tales  son  vuestras  auz». — 47.  legare,  llegare,  llevare. — -&0.  presen- 
taia, la  mesa  que  le  presenta. — 57.  quito,  libre  se  va  Minaya,  por- 
que Jel  comisario  del   Rey  pagó  todos  los  gastos. 


—  221   — 

El  bispo  don  Hierónym  |  el  christiano  sin  falla, 
6&     Las  noches  e  los  días  |  las  donnas  aguardava: 

Lieva  cavallo  en  diestro,  |  que  va  ante  sus  armas; 

Entre  él  e  Alvar  Fañez  |  yban  a  una  compaña. 

Afelos  en  Molina,  |  buena  e  rica  casa: 

El  moro  Aben  Galvón  |  bien  los  servi'  sin  falta. 
70.     De  quanto  que  quisieron  |  non  ovieron  falla, 

Aún  las  ferraduras  |  quitar-gelas  mandava. 

¡A  Minay  e  las  donnas,  |  Dios,  cómo  los  ondraval 

Otro  dia  mañán  |  luego  cavalgaban. 

Fasta  en  Valencia  el  Moro  |  sirvíales  sin  falla, 
75.     Lo  suyo  despendie  |  de  lo  ál  no  toma  nada. 

Con  estas  alegrías  |  e  novas  tan  ondradas 

Apres  son  de  Valencia,  |  a  tres  leguas  contadas. 

Alegre  fue  Mió  Cid,  ¡  que  nunquas  mas  nin  tanto: 
De  lo  que  mas  amava  |  ya  le  viene  el  mandado. 
80.    Dozientos  cavalleros  [  mandó  exir  privado, 

Que  reciban  las  Donas  |  e  los  que  van  legando: 
El  sedie  en  Valencia  [  curiando  e  guardando 
Ca  bien  sabe  que  Alvar  |  trahé  todo  recabdo. 


65.  aguardaba,  guardaba,  cuidaba. —  (50.  Lleva  su  cavallo  destre- 
ro,  de  remuda,  como  molían  los  caballeros. -<>7.  él  y  Alvar  Fañez 
caminaban  juntos.—  77.  apn's,  cerca  son  de  Valencia. —  82,  Él  es- 
taba en  Valencia  cuidando  y  guardando. — 83.  pues  bien  sabe  que 
Alvar  Fañez  viene  con  toda  seguridad  y  cautela. 


■ 


—  222  — 

XVIII 

Recepción  de  doña  Jimena  y  sus  hijas  en  Valencia 

Afevos  como  aquestos  (  reciben  a  Minaya, 
A  las  donnas  de  pro  |  e  las  otras  compañas; 
Mandó  el  Campeador  ,  a  los  que  ha  en  su  casa, 
Guardassen  el  Alcázar,  |  viessen  las  torres  altas, 
5.    Todas  las  puertas,  e  ]  las  éxidas  e  entradas. 
Aduxienlé  Bavieca:  |  poco  avi  quel'  ganara, 
Aun  non  sabie  Mió  Cid  ¡  desté  caval  las  mafias, 
Si  seri  corredor;  j  si  abrí  buena  parada. 
A  la  port  de  Valencia  |  do  fuesse  en  so  salva, 

10.    En  delant  su  mugier  |  querí  tener  las  armas. 
Recebidas  las  donnas  |  a  una  grant  ondranza, 
El  bispo  don  Hierónym  |  adelant'  sé  entrava, 
Y  descavalga,  e  pora  |  la  capiella  adlinava 
Con  quantos  que  él  puede  |  que  alora  se  ayuntavan, 

15.    Sobrepelizas  visten,  |  e  con  cruzes  de  plata, 
Salín  a  recebir  |  las  donnas  e  Minaya. 
El  quen  buen  ora  násco  |  nada  non  detardaba: 
Ensiellan-le  a  Bavieca,  |  cuberturas  le  echavan. 
Mió  Cid  salió  sobrél,  |  armas  de  fust  tomava; 

20.    Vistió  el  sobregonell,  |  luenga  trahe  la  barba; 
Fiao  una  corrida,  |  esta  fué  tan  estraña! 
Quandó  ovó  corrido  |  tods  se  maravillaban: 
Desd'  es  ora  Babieca  |  preciado  fue  en  España. 

20.  sobregonel,  sobre  veste,  sobre-todo,  traje  amplio  que  se  ponia 
«obre  el  gonel,  veste,  saya,  cota,  ropilla,  belmés  ó  el  traje  que  fuere. 


—  223  — 

1 1, 600]  Hy,  en  cabo  del  cosso  I  el  Cid  desea valgaba. 
25.    Adlinó  a  su  mugier  |  e  a  sus  fijas  amas. 

Quando  lo  vio  Ximena  |  a  los  pies  se  le  echaba; 

«Merced,  Campeador,  |  el  de  la  barba  ondrada; 

Sacada  me  aveds  de  |  muchas  vergüenzas  malas. 

Afe-me  aquí,  Señor,  |  con  vuesas  fijas  amas. 
30.    Con  Dios  e  convusco  |  buenas  son  é  criadas. > 

A  la  madre  e  las  fijas  |  bien  las  abrazava: 

Del  goao  que  avien  |  de  los  sos  oi's  loravan. 

Oyd,  lo  que  ora  dixo  j  el  que  en  buen  ora  nasco: 

«Vos  mi  querida,  |  e  mi  mugier  ondrada, 
35  Amas  mis  fijas,  (  mi  corazón  e  mi  alma, 

Entrad  comigo  |  en  Valencia  la  casa, 
En  la  heredat  j  que  vos  yo  hé  ganada,» 
Madre  e  fijas  |  las  manos  lé  besaban, 


30.  Gracias  a  Dios  y  a  vos,  salvar  son  y  ya  educadas.  — 34.  Co- 
mienza aquí  un  cántico  extraño  dedicado  al  encuentro  del  Cid  y 
su  esposa  é  hijas,  en  14  versos  de  12  sílabas,  divididos  en  dos- 
porciones  desiguales  (de 5+7=12  sílabas)  de  ritmo  yámbico,  (acen- 
tos: 2-4  I  24-6)-  En  otras  palabras:  este  verso  se  compone  de 
un  adónico  y  de  un  anacreóntico,  o  mas  propiamente  de  un  pentasíla- 
bo y  un  heptasílabo  yámbicos. 

OyósTvelídos  |  catán  a  todas  partee 
2*4  2  4  6 

Aun  cuando  al  rehacer  estos  versos  tan  desfigurados  en  el  origi- 
nal, siempre  quedan  dudas,  sobre  todo  cuando  varían  de  estructu- 
ra, en  este  caso  creo  no  haberme  equivocado.  Para  que  cada  cual 
juzgue  por  sí  del  acierto  de  mi  restauración  ajustada  en  lo  posible 
al  original,  trascribo  aquí  esos  versos  tal  como  los  encuentro  en  el 
texto  de  Sánchez,  el  que  generalmente  sigo: 


—  224  — 

A  tan  grandt  ondra  |  a  Valencia  entraban: 
40.  Adlinó^el  Cid  ¡  con  ellas  ál  Alcázar. 

Alá  las  súbie  |  en  el  mas  alt'  logar. 
Oíos  belidos  |  catán  a  todas  parts: 
Miran  Valencia  |  la  cíbdad  cóm  yaz; 
Del  otra  parte  |    a  óio  bán  el  mar; 
45.  Miran  la  Huerta,  |  espessa  és  e  grant. 

Alzan  las  manos  |  por  a  Dios  laudar 
Desta  ganancia  I  como  és  buena  e  grand! 


V.  1612.      Vos,  querida  e  ondrada  mugier,  e  amas  mis  fijas 
Mi  corazón  e  mi  alma, 
Entrad  comigo  en  Valeucia  la  casa: 
En  esta  heredad  que  vos  yo  lie  ganada. 
Madre  é  fijas  las  manos  le  besaban: 
A  tan  grant  ondra  ellas  a  Valencia  entraban. 
Adelino  mió  Cid  con  ellas  al  Alcázar 
Alá  las  subie  en  el  mas  alto  logar. 
Oíos  velidos  catan  a  todas  partes: 
Miran  Valencia  como  yace  la  Cibdad: 
E  del'  otra  parte  a  oio  han  el  mar. 
Miran  la  Huerta,  espesa  es  é  grant, 
Alzan  las  manos  pora  Dios  rogar, 
Desta  ganancia  como  es  buena  é  grand. 

La  mayor  parte  de  estos  versos  se  han  conservado  sin  altera- 
ción. Para  devolverles  su  vieja  cadencia  rítmitica  no  hay  más  que 
dividirlos  en  sus  hemistiquios,  y  batir  sus  compases,  acentuando: 
2,  4  |  2,  4,  6. 


—  ->->í)  — 

XIX 

El  rey  Yucef  pone  cerco  a  Valencia 

Mió  Cid  e  sus  compañas  |  a  gran  sabor  están: 
El  ybierno  es  exido,  |  el  marzo  quier  entrar. 
Dezir-vos  quiero  nuevas  |  de  alent  partes  del  mar, 
De  aquel  re-y  Yucef  [  que  en  Márrocos  está. 

5.     Oit  lo  que  Yusef  i  dixo  de  don  Rodrigo: 

«En  las  mis  heredades,  |  fort  mientre  es  metido; 
El  non  gelo  gradeen  |  sinon  a  Jesú-Christo.» 
Aquel  rey  de  Márrocos  |  aiuntava  sus  virtos 
Con  cinquenta  mili  d'  armas  |  todos  foron  complidos, 
10.     Entraron  sobre  el  mar,  |  en  barcas  son  metidos, 
Van  a  buscar  Valencia,  |  en  Valencia  a  Rodrigo. 
Arrivado  han  las  naves,  |  e  fuera  son  exidos. 

Liegaron  a  Valencia,  |  la  quel  Cid  ha  conquista, 

Fincaron  y  sus  tiendas  |  las  yentes  descreídas: 
15.     Al  Cid  aquestas  nuevas  |  eran-le  ya  venidas. 

«¡Gradó  al  Criador,  |  al  Padre  Spiritall 

Todo  el  bien  que  he,  |  lo  tengo  aquí  delant. 

A  Valencia  gané;  |  hela  por  heredat; 

A  menos  de  müert  |  non  la  puedo  dexar. 
20.     ¡Gradó  a  Jesu-Christo,  |  e  á-su  Sancta  Madrl 

Venidom'  es  delicio  |  de  tierras  dalent  mar. 

8.  virtos,  fuerzas. — 21  Delicio,   deleite.  tBuen  gozo  me   ha  ve- 
nido |  de  tierras  de  allende  el  mar.» 
15 


—  226  — 

Entrare  en  las  armas,  ]  non  lo  podré  dexar: 
Mi  múgier  e  mis  fijas  |  que  las  tengo  acá, 
Mi  múgier  e  mis  fiias  1  verme  han  lidiar. 

25.      Las  moradas  que  avernos  |  verán  commó  se  tan 
En  las  tierras  agenas;  |  afarto  lo  verán! 
Verán  por  los  sos  oios  |  commó  se  gana  el  pan!» 
Su  múgier  e  sus  fijas  |  subióls  al  Alcázar. 
Alzaban  los  sos  oios,  |  tiendas  vieron  fincar. 

30#     — «¿Qué  es  esto,  Mió  Cid?  |  si  el  Criador  vos  salv!» 
— «Hia!  múgier  ondrada,  |  non  náyades  pesar, 
Riquez  que  nos  acrece,  |  maravillosa  e  grand; 
A  poco  que  viniestes,  |  present  vos  quieren  dar: 
Por  casar  son  las  fijas;  |  adújenles  axuar.» 

35.     —«A  vos  grado,  Mió  Cid,  |  e  al  Padre  Espirital!» 
«Seed  en  est  palacio,  |  múgier,  a  voluntad, 
E  si  lo  quísierdes  |  yt-vos  al  Alcázar. 
Non  áyades  pavor  |    porque  me  veads  lidiar, 
Crecem'  el  corazón  |  porque  estades  delant! 

40.     Con  Dios,  aquesta  lid  \  yo  lá  he  desbarrancar ! 

XX 

Batalla  con  los  moros;  preparativos 

Fincadas  son  las  tiendas,  |  parecen  los  albors, 
A  una  grand  priesa  |  tañen  los  atamors. 


31  a  34,  este  es  siempre  el  estilo  festivo  del  Cid,  alegre  y  como 
de  chanza. 

1.  parecen,  asoman;  los  albores,  la  claridad  del  alba.— 2.  tañen  los 
atamors,  tocan  los  tambores. 


—  227  — 

Alégravás*  Mió  Cid;  |  diz:  «¡Tan  buen  dia  es  oy!... 

Miedo  ha  su  mugier,  [  quierel'  quebrar  el  cor; 
5.     Así  facie  a  sus  fijas  ¡  é  ais  donnás  de  pro: 

Del  dia  que  nasquieron  |  non  vieran  tal  tremor. 

Priso-sé  a  la  barba  |  el  buen  Cid  Campeador: 

Dix:  «Non  náyades  miedo,  ]  todo  es  a  vuestra  pro. 

Ante  de  quince  dias,  |  si  plógiere  al  Criador, 
10.     Aquelos  atamores  |  e  señas  e  blasons, 

Vos  los  pondrán  delant,  [  é  vered's  quales  son. 

Desi  han  a  seer  j  del  bispo  don  Hieróm: 

Colgar-los  ha  en  la  eglesia  |  de  la  Madre  de  Dios.» 

Votación  es  que  fizo  |  el  Cid  Campeador. 
15.     Refechas  son  las  donnas,  |  van  perdiendo  el  tremor. 

Los  Moros  de  Marruecos  j  cavalgan  a  vigor, 
Por  las  güertas  adentro  J  están  sines  pavor. 

Vió-lo  el  atalaya  |  e  tánxo  el  esquila; 
Prestas  son  las  mesnadas  |  de  las  yentes  christinas, 
20.     Adóbanse  de  cor,  |  dan  salto  de  la  villa, 

Ca  ya  las  calenturas  |  al  Campeador  venían: 
Do-s'  fallan  con  los  Moros  |  cométin-los  ayna, 
Sacán-los  de  las  huertas  |  mucho  a  fea  guisa: 
Quinientos  complidos  |  mataron  esse  dia. 

5.  asi  facie  a  sus  fijas,  lo  mismo  les  pasaba  á  sus  hijas. — 6. 
tremor,  temor,  temblor  de  miedo. — 14.  votación  es  que  fizo,  es  voto 
que  hizo. — 17.  18.  tanxó  el  esquila,  tañó  la  campana. — 19.  christinas 
en  vez  de  christianas,  por  exigirlo  así  la  asonancia. — 20.  adóbanse 
de  cor,  por  de  corazón,  para  la  medida  del  verso.  — 21.  alusión  al 
anuncio  de  San  Lázaro  al  Cid  que  llevaría  á  buen  cabo  toda  em- 
presa siempre  que  antes  sintiera  estas  calenturas. — 22.  cometin-los 
ayna,  luego,  sin  tardanza  les  acometían. 


—  228  — 

25.     Bien  fata  las  tiendas  |  duró  aqueste  alcanz: 

Mucho  avien  fecho,  |  piensan  de  se  tornar. 

Alvar  Salvadores  |  presó  fincó  allá. 

Tornados  son  al  Cid  |  los  que  comí'n  su  pan; 

Lo  quél  vio  con  sos  oios  |  cuentán-gelo  delant. 
30.     Alegre  es  Mió  Cid  |  por  quanto  fecho  han. 

«Oyt-me,  cavalleros,  |  non  rastará  por  al: 

Oy  es  dia  bueno  |  e  méior  será  eras; 

Por  la  mañana  prieta  |  todos  armados  seads. 

Dicha  la  missa  ayna  |  pensat  de  cavalgar; 
85.      El  bispo  don  Hierónym  |  soltura  nos  dará. 

— Hyr-los  hemos  ferir  |  appellidant,  Sanct-yag! 
[1,700]  Essor'  dixieron  todos:  |  «¡D'amor  e  voluntad!» 

Fabló  Minaya,  non  |  lo  quiso  detardar: 

«Pues  esso  quereds,  Cid,  |  a  mi  mandeds-me  al: 
40.     Dat-mé  cient  cavalleros  [  por  huebos  de  lidiar; 

Quand  vos  fuereds  ferir  j  caeré  del  otra  part: 

O  de  amas  o  del  una  |  Dios  grande  nos  valdrá!» 

Essora  dixo  el  Cid:  |  «De  buena  voluntad.» 

XXI 

Vence  el  Cid  al  Moro  Yucef 

El  dia  salido  es,  |  la  noche  es  entrada, 

Nos'  détardan  de  armarse  |  essás  yentes  christianas. 

A  los  mediados  gallos,  |  antes  de  la  mañana, 

29 — 31.  non  vastará  ó  restará,  no  quedará. — 33.  por  la  mañana 
prieta,  al  ir  á  amanecer. — 35.  soltura  nos  dará,  nos  absolverá — 40. 
2>ora  huebos  de  lidiar,  dispuestos  para  poder  combatir. 


—  229  — 

El  bispo  don  Hierónym  |  la  misa  les  cantava. 

5.      La  missa  dicha,  a  todos  ¡  grant  soltura  les  dava: 
«El  qué  aquí  muriere  |  lidiando  de  cara, 
Prendol'  yo  los  pecados,  |  e  Dios  le  avrá  el  alma». 
A  vos,  Cid  don  Rodrigo  |  la  missa  os  he  cantada, 
Una  merced  vos  pido  |  e  séam'  acordada: 

10.    Las  feridas  primeras,  |  haya-las  yo  otorgadas.» 
Dixo  el  Cid:  «Vos  sean,  |  dende  aquí  mandadas.» 

Por  Torres  de  Valencia  |  salidos  son  armados, 

Mió  Cid  a  los  sos  J  también  los  acordando, 

Dexan  a  las  puertas  |  omnes  de  gran  recabdo. 
15.    Dio  salto  Mió  Cid  |  en  Bávieca  el  ca vallo, 

De  todas  guamizons  |  mui  bien  caparonado. 

La  seña  sacan,  fuera  j  de  Valenz  dieron  salto, 

Quatro  mili  menos  treinta,  |  con  Mió  Cid  van  a  cabo. 

A  los  cincuenta  mili  |  vanlós  ferir  de  grado, 
20.    Alvárez  e  Minaya  |  entran  del  otro  cabo, 

E,  grado  al  Criador,  |  ovieron  de  arrancarlos! 

El  Cid  empleó  la  lanza,  |  al'  spada  metió  mano; 

Tantos  mató  de  moros  |  que  non  fueron  contados. 

Por  el  cobdo  ayuso  ]  la  sangre  destellando, 
25.    Al  rey  moro  Yusef  |  tres  colpes  le  ovo  dados; 

Salió!'  de  só  la  espada  |  ca  le  andido  el  cavallo, 


9.  acordada,  a  cor-dada. — 1  L  á  laa  puertas,  se  leía  á  las  portas; 
entonces  el  hemistiquio  resulta  de  seis  sílabas  en  vez  de  siete;  para 
que  conste  se  acentúa  el  final,  portas,  conforme  á  la  pauta  del  ale- 
jandrino: De-xán  J  a  las  |  portas  ||  .  Así  se  explica  como  los  hemis- 

2  4  6 

tiquios  de  seis  sílabas  antes  se  hacían  cosntar.  También  puede  es- 
candirse así:  Dexán  |  a  las    |  pü-ér  |  tas. 


—  230  — 

Metios'le  en  Guyera,  |  un  cástiel  Palaciano. 
Mió  Cid  el  de  Bivar  |  fasty  llegó  en  alcanzo 
Con  otros  quel'  consigen  |  de  sos  buenos  vassallos; 

30.    Desdálli  se  tornó  |  el  que  en  buen  ora  násco: 
Allí  preció  a  Babieca  |  de  lá  cabeza  a  cabo. 
Mucho  era  alegre  |  de  lo  que  an  cazado: 
Toda  está  ganancia  |  en  su  mano  a  rastado. 
De  los  cincuenta  mili,  |  por  cuenta  bien  notados, 

35.    Non  escaparon  mas  |  de  ciento  e  cuatro. 
Mesnadas  de  Mió  Cid  |  robado  an  el  canpo, 
Entré  oró  e  plata  |  fallaron  tres  mil  marcos, 
De  las  otras  ganancias  |  non  avia  recabdo. 
Alegre  era  Mió  Cid  |  e  todos  sos  vasallos. 

40.    Dios  les  ovó  merced  |  que  vencieron  el  canpo, 

Quando^ál  rey  de  Marrocos  |  assí  lo  an  arrancado. 
Dexó  a  Alvar  Fannez  |  por  saber  tod'  recabdo, 
E  con  cient  cavalleros  |  a  Valencia  es  entrado 
Froncjda  trae  la  cara  |  que  era  desarmado: 

45.   Entró  sobre  Babieca  |  el  espada  en  la  mano. 

Reciben-lo  las  donnas  |  que  lo  éstan  esperando: 
Mió  Cid  antellas  tovo  |  la  ry-enda  al  cavallo 
«A  vos  me  omillo,  donnas,  |  grant  prez  vos  he  ganado: 
Vos  teniendo  Valencia,  |  e  yo  vencí  el  campo. 

50.    Esto  Dios  se  lo  quiso  J  con  todos  los  sos  sanctos 
Quand  en  vuestra  venida  |  tal  ganancia  logramos. 
Veds  el  spadá  sangrienta  J  e  súdiento  el  cavallo; 


29.  quel  consigen,  que  lo  siguen.— 33.  rastado,  restado,  quedado. 
— 42.  Allí  dejó  á  Alvar  Fafiez  para  que  dispusiese  y  llevase  la  cuen- 
ta de  la  presa. 


—  231  — 

Con  tal  cum  esto  se  |  vencen  moros  del  campo. 
Rogad  al  Criador  |  que  vos  biva  algunt  año: 

55.    Entrár-edés  en  prez,  |  besar-an  vuestras  manos.» 
Esto  dixo  mió  Cid  j  diciendo  del  cavallo. 
Quandol'  vieron  de  pié  J  que  era  descavalgado, 
Las  donnas  e  las  rijas,  |  la  múgier  que  vale  algo, 
Delant'  el  Campeador  |  los  inoios  fincaron: 

60.    «En  vuestra  merced  somos,  |  bi vades  muchos  años!» 
En   büeltá  con  él  |  entraron  al  palacio; 
Con  él  ybán  posar    |  en  preciosos  escaños. 
«Hya,  my  mugier,  ¿non  j  me  lo  avieds  rogado? 
Las  donnas  que  aduxiestes,  |  las  que  vos  sirven  tanto, 

65.    Quieró-las  casar  con  |  d'aquestos  mios  vasallos: 
A  cada  una  dellas  |  do-lés  dos  cientos  marcos: 
Que  en  Castilla  lo  sepan  |  commó  nos  las  ondramos: 
Lo  dé  las  nuestras  fijas  |  venir-se  ha  mas  despacio.» 
Levantaron -se  todas,  |  besaron -le  las  manos; 

70.    Grant  es  el  alegría  |  que  fue  por  el  palacjo. 
Como  lo  dixo  el  Cid  |  assi  lo  han  acabado. 

XXII 

El  botín  de  guerra 

Minaya  Alvar  Fañez  |  fuera  es  en  el  campo 
Con  todas  estas  yentes  ¡  escribiendo  e  contando, 


55.  diciendo,  bajando. 

Este  número  y  el  que  sigue  se  encuentran  bastante  bien  con- 
servados: raro  es  el  verso  que  ha  sido  menester  retocar,  cuando  de 
ordinario  lo  contrario  es  lo  que  pasa. 


—  m  — 

Entré  tiendas  e  armas  |  e  vestidos  preciados 
A  tanto  fallan  desto  |  que  es  caso  sobeiano, 
5.  E  quiero-vos  dezir  |  lo  qué  es  mas  granado: 
Non  pudieron  saber  |  de  todos  los  cavallos 
Que  arriados  andan  |  e  non  ha  qui  tómalos. 
Los  moros  de  las  tierras  |  y  ganado  se  an  algo. 
Mager  de  todo  esto  |  al  Campeador  contado, 

10.    Délos  buenos  cayeron  |  mili  quinientos  cavallos; 

Quandó"^ál  Cid  tantos  cayen  |  de  buenos  e  otorgados 
Los  otros  bien  pueden  |  fincar  por  bien  pagados. 
Tanta  tienda  preciada,  |  tanto  tendal  obrado 
Que  ha  ganado  Mió  Cid  ¡  con  todos  sus  vasallos. 

15.    La  del  rey  de  Marruecos  |  de  las  otras  es  cabo, 
Es  grand  e  sobeiana,  |  con  pielles  e  con  paños; 
Dos  tendales  la  sufren,  |  con  oro  son  labrados, 
Mandó  Mió  Cid  que  fita  I  s'ovies  la  tienda  en  campo. 
E  dent  non  la  tollesse  (  ni  moro  nin  christiano. 

20.    Tal  como  está  la  tienda  J  de  precjo  sobeiano, 
Huebra  de  ricos  Moros,  |  a  guisa  de  vasallo, 
Enbiar-la  quiere  el  Cid  |  a  Alfonso  el  Castellano 
i,8oo]  Que  croviesse  sos  nuevas  |  e  veyes  que  avíe  algo. 
Con  aquestas  riquezas  |  a  Válenz  son  entrados. 

25.    El  bispo  don  Ierónym,  |  caboso  coronado, 
Es  farto  de  lidiar  |  con  amas    las  sus  manos: 
Non  tiene  en  quenta  |  los  moros  que  ha  matados: 
Lo  que  caye  a  él  |  mucho^éra  sobeiano, 
My-ó  Cid  don  Rodrigo,  |  el  que  en  buen  ora  násco, 

30.    De  toda  la  su  quinta  |  el  diezmo  le  a  mandado. 


23.  croviese,  creyese. — 28:  caye,  se  lee  ca-y-c. 


—  233  — 

Alegres  por  Valencia  |  son  las  yentes  christianas 
Tantos  avín  de  averes,  |  de  cávallos  e  de  armas! 
Alegre  es  Ximena  |  e  son  sus  fijas  amas, 
E  alegres  son  las  donnas  |  ques'  tienen  por  casadas. 

35.    El  bueno  de  Mió  Cid  |  non  lo  tardó  por  nada: 
«¿Do  sodes  vos,  caboso?  |  venid  acá,  Minaya; 
De  lo  que  a  vos  caió  |  vos  non  gradeceds  nada. 
Destá  mi  quinta  agora,  |  digóslo  con  el  alma, 
Prendet  lo  que  quisierdes,  f  e  ló  otro  remanga: 

40.    E  eras  a  los  albores  |  yrvos  hedes  sin  falla, 

Con  cávallos  de  esta  |  quinta  que  yo  he  ganada, 
Con  siellas  e  con  frenos  |  e  con  sennas  espadas, 
Enviólos  al  Rey  |  con  vos  mi  buen  Minaya, 
Por  amor  de  Ximena  ¡  e  de  mis  hijas  amas, 

45.    Por  que^ássi  las  enbió,  |  dond  ellas  son  pagadas, 
Irán  estos  dos  cientos  [  caváis  en  presentaia, 
Con  ellos  va  la  tienda  |  ques  para  rey  huebrada, 
Que  mal  non  diga  Alfonso  |  del  que  Valencia  manda.» 


32.  avin,  se  encuentra  avíen,  y  la  e  era  muda,  por  eso  pretiero 
escribir  avin,  como  sonaba,  ya  que  hoy  no  tenemos  costumbre  de 
callar  esa  c,  y  así  sin  querer,  alteramos  el  verso. — 34.  que  se  tienen 
por  casadas,  desde  que  el  Cid  les  prometió  casarlas. — 39.  lo  otro 
remanga,  quede  sobrante,  corresponde  al  inglés  to  remaín,  remaner, 
restar,  quedar,  sobrar,  y  aún  tenemos  el  remanente,  el  sobrante. 
En  vez  de  quisieredes  escribo  quisierdes  como  se  pronunciaba,  que 
de  otro  modo  sale  largo  el  verso:  muchas  veces  suprimo  esta  e 
muda  que  era  frecuentísima,  como  solían  suprimirla  los  escritores 
del  siglo  XIII  y  los  posteriores,  de  lo  que  hay  pruebas  en  la  for- 
mación del  futuro  en  el  verbo  castellano,  y  en  muchos  otros  casos. 


234 


XXIII 


Envía  el  Cid  una  embajada  a    Valladolid  do  estaba 
el  rey  don  Alfonso 

Mandola  Pero  Bermúdez  |  que  fuese  con  Minaya; 
Otro  dia  mañana  |  privado  cavalgaban, 
E  dos  cientos  ornes  |  lieban  en  su  compaña, 
Con  sá-udes  del  Cid  |  que  las  manols  besaba 
5.    Enviába-le  sus  novas  |  desta  lid  que  ha  arrancada, 
Cavallos  de  los  buenos  |  le  envia  en  preséntala: 
Assí  servirlo  ha  siempre  |  mientra  que  oviesse  el  alma. 

Salydos  de  Valencia  |  pienssan  de  andar; 
Talles  ganancias  traen  |  que  son  a  aguardar. 
10.    Andan  dias  e  noches,  |  la  sierra  pasada  han, 


4.  saúdes,  saludes,  saludos;  las  manos  le,  por  contracción,  las 
manosV ,  y  por  metátesis  para  facilitar  la  pronunciación,  se  dijo:  las 
manols'  besaba. — 10.  dice  el  texto  original: 

1832.  «Andan  los  días  e  las  noches  e  pasada  han  la  sierra >. 
Que  las  otras  tierras  parte 

Buen  ejemplo  es  este  de  las  partículas  agregadas  al  principio  del 
siglo  XIV  (1307)  que  no  se  usaban  en  el  siglo  XII,  cuando  el  poema 
se  compuso,  y  de  cómo  se  solían  trasponer  6  suprimir  sus  palabras 
sin  respetar  el  verso.  La  asonancia  es  aquí  en  a  y  el  verso  se  res- 
taura así: 

Andan  días  e  noches,  |  la  sierra  pasada  han 
Que  [de  Castiell  la  genta]  las  otras  tierras  part. 


—  235   — 

Que  de  Castiell  la  genta  |  las  otras  tierras  part; 
Por  el  rey  don  Alfonso  |  tornánse  a  preguntar. 

Passando  van  las  sierras,  |  los  montes  e  las  aguas, 
A  Váladólid  liégan  |  do  el  rey  Alfonso  estava, 
15.    Enbiában-le  mandado  |  Bermúez  e  Minaya, 
Que  mande  recebir  |  a  esta  leal  compana; 
Con  ella  Mió  Cid  )  enbia  presentaia. 

Alegre  fue  el  rey  I  non  viéstes  a  tanto, 

Hy  cavalgar  apriesa  |  mandó  a  sos  fijosdalgo: 
20.    En  los  primeros  ele  I  a  fuera  daba  salto, 

A  veer  los  mensaies  |  del  quen  buen  ora  násco. 

Los  infants  de  Carrión,  |  sabet,  y  s'acercaron, 

E  él  Conde  García  |  so  enemigo  malo; 

Place  a  los  unos,  e  j  ais  otros  va  pesando, 
25.    Ya  a  óio  los  avien  |  a  los  del  Cid  catados; 

Cuedán  que  es  almofalla,  |  ca  vienen  sin  mandado. 

El  Rey  don  Alfonso  |  seyse  sanctiguando. 

Minaya  é  Per  Vermuez  |  adelant  son  legados; 

Antel'  Rey  don  Alfonso  ¡  amos  descavalgaron 
30.    Para  ferirse  a  tierra,  |  los  ynoios  fincados. 

Amos  besan  la  tierra;  |  los  pies  le  besan  amos: 

«Merced,  rey  Alfonsso,  |  que  sod's  atan  ondrado; 

Por  el  Cid  Campeador  |  los  piedes  vos  besamos; 

Vos  tiene  por  Stñor,  |  él  es  vuestro  vasallo: 


11.  Castiell  la  genta,  Castilla  la  gentil. — 25.  Tienen  ya  á  la  vista 
á  los  del  Cid. — 26.  Creen  que  es  una  hueste  enemiga,  pues  que  se 
presenta  sin  heraldo,  ó  sin  aviso  previo. 


—  236   — 

35.    Mucho  precia  la  ondra  |  que  vos  le  avedes  dado. 
Ha  pocos  dias,  Rey,  |  la  lid  él  ha  arrancado, 
A  aquel  rey  de  Marrocos,  |  aquel  Jucef  nombrado: 
Sus  cinquenta  mili  moros  |  arrancólos  del  campo. 
Los  áveres  que  priso  |  mucho  son  sobeianos; 

40.    A  ricos  son  venidos  ¡  todos  los  sos  vasallos. 
Enbia-vos  docientos  |  de  sos  meiors  cavallos, 
E  la  tienda  prisa  |  a  Jú?ef  Africano, 
Labrada  es  para  Rey,  |  tenelda  en  vuesas  manos.» 
Dixo  el  rey  don  Alfonso:  |  «Recibo  esto  de  grado; 

45.    Gradéscolo  a  Mió  Cid  |  que  tal  don  me  ha  enbiado: 
Vea  la  ora  en  que  |  de  mi  sea  pagado!» 
A  muchos  plogo  desto:  |  muchos  al  Cid  loaron; 
Pesól  a  don  García  |  que  mal  era  yrado; 
Con  diez  de  sos  parientes  |  aparte  davan  salto. 

50.    «Maravilla  es  del  Cid  que  |  su  ondra  crece  tanto: 
En  la  ondra  que  él  ha  |  nos  serem's  abiltados. 
Por  tan  viltada-mientre  ]  vencer  reyes  del  campo: 
Com'  si  los  fallas'  muertos  |  se  aduce  los  cavallos! 
Por  esto  que  él  fage  |  nos  ávremós  enbargo!» 

55.    Fabió  el  Rey  Alfonsso  |  e  dixo  esta  razón: 
t  ¡Grado  al  Señor  e  San  |  Esidro  el  de  León! 


42  y  43.  El  Cid  destinó  al  rey  Alfonso  la  tienda  lujosa  toma- 
da á  Jusef,  y  por  lo  mismo  ha  creído  conveniente  no  olvidarlo  al 
presentarse  al  rey  el  obsequio. —  51.  abiltados,  rebajados,  oscure- 
cidos, apocados:  en  el  verso  que  sigue  la  misma  voz  se  escribe 
con  v. 54.  abremos  embargo,  enojo,  embarazo,  dificultad,  de- 
sazón.— 5(j.  San  Esidro,  San  Isidoro,  o,  por  síncopa,  San  Isid'ro. 


—  237  — 

Esta  tienda  e  cavallos  |  que  me  envia  Mió  Cid 
De  la  su  léaltanza  |  vi'enen-me  dezir: 
Ad'lant  el  myo  reyno  |  meior  podrá  servir. 

60.    A  vos  Minaya  e  |  a  Per  Vermóz,  aquí 

Mandó-vos  los  cuerpos  |  a  ondra  vos  vestir, 
E  guarnir-vos  de  armas  |  com'  vos  ixierds  daquí, 
Que  bien  parezcades  |  ante  la  cort  del  Cid: 
Dovós  tres  cavallos  j  e  prendeldos  aqui. 

65.    Como  semeia  e  la  J  velúntad  me  lo  di:-:, 
Estás  novas  a  bien  |  abrán  a  devenir.» 
Besaron-le  las  manos  |  e  entraron  a  posar. 
Bien  los  mandó  servir  j  de  quanto  huebos  han. 

XXIV 


Los  infantes  de  Carrión  proyectan  casar  con  las 
hijas  del  Cid 

Del's  infants  de  Carrión  |  yo  vos  quiero  contar. 
Fablando  en  su  conseio  |  avín  su  poridat: 
Las  novas  de  iMio  Cid  |  mucho  van  adelant; 
Sus  fijas  demandemos  j  por  con  ellas  casar: 
5.      Crezremos  en  nuestra  ondra  |  e  iremos  adelant. 
Vinien  al  rey  Alfonso  |  con  esta  su  demand': 


61,  62  y  63.  mando  que  os  vistan  decorosamente,  y  que  os  pro 
vean  de  buenas  armas,  cuando  vayáis  á  partir,  para  que  os  presen- 
téis como  idos  de  aquí,  á  la  Corte  del   Cid. —  '64.   para  escandir 
este  verso  hay  que  hacer   agudo   el  primer   hemistiquio:  Dovós  \ 
tres  cá  I  vallas. 


—  238  — 

«Vos  sodes  nuestro  rey  |  e  señor  natural, 
Merced  nos  vos  pedimos,  j  si  vos  vala  el  Criador! 

Con  el  vuestro  conseio  |  queremos  fer-lo  nos, 
10.    Que  vos  nos  demandedes  |  fijas  del  Campeador: 

Casar  querems  con  ellas  |  a  su  ondra  e  nuestra  pro». 
Una  grand  ora  el  rey  |  penssó  e  comidió: 
«lo  eche  de  mis  tierras  |  al  buen  Campeador, 
[1900]  E  mal  yo  le  faziendo  |  e  él  a  mi  grand  pro: 

15.  Del  casamiento  non  |  se  sil'  avrá  sabor; 

Mas,  pues  vos  lo  queiedes,  |  entrem's  en  la  razón». 

XXV 

Mensaje  del  Rey  al  Cid 

A  Mínaya  Alvar  Fanez  |  e  á-Peró  Bermóz 
El  re-y  don  Alfonso  !  esora  los  lamo, 
A  una  qüadrá  |  elle  les  apartó: 
«Oydme  vos,  Minaya,  |  e  vos  Pero  Bermoz: 
5.    Sírveme  mió  Cid  |  como  sabedes  vos, 
Mucho  gelo  gradesco:  |  de  mi  avrá  perdón! 
Viniesseme  él  a  vistas  |  si  oviese  dent  sabor. 
Otros  mandados  ha  |  en  esta  la  mi  Cort: 
Diego  e  Fernando,  |  los  ínfants  de  Carrión 
10.    Sabor  an  de  casar  con  |  fijas  del  Campeador. 

16.  éntreme  en  la  rrazón,  tratemos  del  asunto. 

3.  quadra,  sala,  retrete;  elle,  él. — 7.  Puede,  si  quiere,  venir  á  vis- 
tas conmigo. — 8.  Otros  asuntos  tiene  aquí  en  mi  Corte. 


—  239  — 

Sed  buenos  mensaieros,  |  e  ruego-vos-lo  yo 
Que  gelo  digads  al  |  quen  buen  ora  nascó, 
Avrá  y  ondra  e  |  acrecerá  en  honor, 
Por  consograr  con  los  |  Infantes  de  Cari  ion.» 
15.    cNos  rógargelo  hemos  |  lo  que  decides  vos; 
Después  faga  el  Cid  |  lo  que^óvier  sabor.» 
Esto  fabló  Minaya'.  |  plogo^á  Pero  Bermoz. 

14.  consograr,  (ensuegrar)  emparentar. — 20.  Donde  él  designe  se 
pondrá  la  señal,  es  decir,  allí  tendremos  nuestra  entrevista  (las  vis- 
tas). Debo  aquí  poner  un  ejemplo  que  muestre  cuan  fácil  es  extra- 
viarse al  restaurar  el  metro  de  esta  gesta.  Encontré  en  este  trozo  y 
el  siguiente  varios  versos  de  12  sílabas,  y  arreglando  los  demás 
á  esa  pauta  resultó  una  restauración  en  dicho  metro,  tan  natural  y 
corriente  como  la  que  ahora  presento  en  el  usual  alejandrino  de 
la  gesta.  Esto  me  ha  pasado  varias  veces;  pero,  en  la  duda  sobre  el 
metro  original,  he  preferido  atenerme  al  que  es  corriente.  V  éase 
la  restauración  en  dodecasílabos  de  que  hablo: 

A  Minay  Alvar  I  e  a  Pero  Bermóz 

El  rey  don  Alfonso  |  esora  lamo; 

A  una  qüadra  |  él  los  apartó: 

Oydme  Minaya  |  e  Pero  Bermóz, 
i").  Sírvém,  coin'  sabeds,  |  el  Campeador, 

Yo  gelo  gradezco;  |  avrá  mi  perdón. 

Viniesem'  a  vistas  |  si  dent  ha  sahor. 

Ha  otros  mandados  |  en  esta  mi  Cort: 

Diego  e  Fernando,  |  infants  de  Camón, 
10.  De  velar  sus  fijas  |  an  amos  sabor: 

Sed  los  mensaieros,  |  ruego-vos-lo  yo, 

Que  gelo  digades  |  al  Cid  Campeador: 

Y  ondra  avrá,  |  ó  crezrá  en  honor, 

Por  cuanto  consogra  |  con  los  de  Carrión>. 
lí.  Lo  que  dix'  Minaya  j  plogo  á  Per  Bermóz: 

— «Rógargelo  emos,  |  lo  que  decids  vos; 

Después  faga  el  Cid  |  lo  que  ovier  sabor  >. 


—   240  — 

«Diredes  a  Ruy  Diaz  |  mucho  a  mi  sabor, 
Que  do  fuese  a  guisado  |  le  yré  a  vistas  yo: 
20.    Dond'  él  lo  dixi'ere  |  y  séa^él  moión. 
Andarle  a  mió  Cid,  |  quiero  en  toda  pro», 
Despidensé  al  Rey  |  ellos  e  tot  los  sos: 
Vansé  pora  Valencia,  |  e  ya  tornados  son. 


— «Direds  a  Ruy  Diaz,  |  el  Cid  Lidiador, 
Do  fuer  a  guissado,  |  l'iré  a  vistas  yo; 
20.  Do  él  dixi'ere  |  y  sea  el  moión: 

Andarle  al  Cid  |  quiero  a  toda  pro». 
Despidensé  al  Bey  |  e  tornados  son. 


Hay   versos  de  éstos  que  tienen  12  ó  14  sílabas,  según  como  se 
les  lea.  Ejemplo: 

Después  faga^el  Cid  |  lo  que^ovier  sabor 

Tiene  doce  sílabas;  pero,  tendrá  catorce  si  le  aplicamos  la  pauta 
musical  del  alejandrino;  y  leemos  ó  tarareamos  así: 

Después  |  faga  |  el  Cid  ||  lo  qué  |  oviér  |  sabor 

2  4  6  2  4  6 

O  bien: 

Despós  |  faga  1  el  Cid  ||  lo  que^ó  |  vi-ér  |  sabor. 

2  4  6 

El  párrafo  XXVI  estaba  también  restaurado  en  este  metro  de  12 
sílabas;  pero,  para  muestra  basta  con  lo  citado. 


—  241  — 

XXVI 

Los  mensageros  del  Cid  regresan  a  Valencia 

Ya  legan  a  Valencia;  |  lo  sopo  el  Campeador, 
Apriesa  cavalgaba,  |  a  su  encuentro  salió, 
Sonrrisos'  mió  Cid  |  e  bien  los  abrazó: 
«¡Venides  vos,  Minaya,  |  e  vos,  Pero  Bermóz! 
5.    En  pocas  tierras  ha  |  a  tales  dos  varonsl 
¿Cómo  son  las  saludes  |  de  Alfonso  mió  señor? 
Dexid  si  es  pagado?  |  ¿ó  recebió  el  don?» 
Dixó  Minaya  alora:  (  «D'  alma  e  de  corazón: 
El  rey  es  muy  pagado  [  e  davos  la  su  amor.» 
10.    Dixo  esora  el  Cid:  |  ..."¡(irado  al  Criador!» 
Esto  diciendo,  ellos  |  compiesan  la  rrazón: 
Lo  qué  al  Cid  rogaba  |  Alfonso  el  de  León, 
De  dar  sus  fija  a  |  los  Infants  de  Camón, 
Quel  y  connoscie  ondra  |  e  crecies  en  honor, 


4.  ¡Al  fin  de  regreso,  Minaya,  y  tu,  Pero  Bermndez! — 7.Deeidme 
si  Alfonso  quedó  contento?  Dónde  y  cómo  recibió  mi  obsequio? — 
í).  c  davos  la  su  amor,  y  os  vuelve'á  su  amistad. — 14.  que  él  miraba 
ese  enlace  como  honroso,  y  que  por  él  se*aumentaría  su  honor,  es 
decir,  su  consideración  y  valimiento  entre  la  grandeza  española. 
Recuérdese  que  al  Cid  suelen  echarle  en  cara  su  origen  modesto, 
pues  era  de  familia  de  labradores.  Layn  Calvo  su  abuelo,  es  una 
especie  de  Cincinato  español:  en  días  de  apuro  para  Castilla  el  pue- 
blo lo  eligió  Alcalde  junto  con  Ñuño  Rasura,  en  reemplazo  de  sus 
Condes.  Pero,  estos  eran  < alcaldes  gibdadanos*,  como  se  les  en- 
rrostraba  á  sus  descendientes,  poniendo  el  gibdadano  en  contrapo- 
16 


—     24:2     — 

15,     Que  gelo  conseiaba  |  d'  alma  e  de  corazón. 
Quandó  lo  oyó  mió  Cid  |  el  buen  Campeador, 
Una  grand  ora  mudo  |  pensó  e  comidió. 
«Esto  gradesco  a  •  Christus  el  mió  Señor: 
Echado  fui  de  tierra  |  e  tóllída  la  onor. 

20.     Con  grand  afán  lidiando  |  gané  lo  que  he  yo, 
Ora  del  rey  he  gracia:  |  gradézcolo  al  Criador! 
El  pídeme  mis  fijas  |  por  infants  de  Cardón: 
Ellos  son  urgullosos,  |  e  parte  an  en  la  Cort. 
De  éste  casamiento  |  non  ávrie  nuil  sabor; 

25.     Mas,  pues  tal  lo  conseia  [  qui  vale  mas  que  nos, 
En  póridat  fablemos;  |  en  ello  seamos  nos; 
¡Qué  Dios  nos  acuerde  J  en  lo  que  fuer  miior!» 
— «Con  todo  esto,  Cid,  |  a  vos  dixé  Alfons, 
Que  vos  vernie  a  vistas  )  do  oviessedes  sabor: 

30.     Querer-vos-ye  véer  |  e  darvos  la  su  amor, 


sieión  á  la  condición  de  fijodalgo.  El  mismo  Cid  en  medio  de  su 
engrandecimiento,  suele  recordar  su  origen.  Los  miserables  Con- 
des de  Carrión  se  creían  de  naturaleza  muy  superior,  ¡triste  ejem- 
plo de  las  vanidades  humanas!  El  Cid  fibdadano,  es  tronco  de  reyes 
y  gloria  de  España. — 19.  é  tollina  la  onor,  vale,  «y  confiscados  mis 
bienes»:  acaso'  diría  la  manor,  como  en  inglés  manor  ó  mawmr, 
feudo;  manoir,  en  francés,  mansión  señorial. — 23.  han  parte  en  la 
Cort,  tienen  influencia  en  la  Corte;  este  modo  de  decir,  part  por 
influencia,  era  antes  común  á  varias  lenguas  romances.  Hoy  mis- 
mo se  dice:  < tienes  parte  en  mi  corazón»,  se  entiende  «tienes  *n« 
fluencia  en  él». — 20.  El  texto  dice:  Fablemos  en  ello,  en  la  poridat 
seamos  nos;  creo  más  correcta  la  forma  adoptada,  que  dice:  Hable- 
mos entre  nosotros,  (en  poridat,  privadamente)  tratemos  del  asun- 
to.— 27.  Que  Dios  nos  inspire  lo  mejor!  — 30.  e  daroos  la  su  amor, 
y  devolveros  á  su  amistad. 


—  243  — 

Acórdar-vós  y-edes  [  después  a  lo  meion». 
Esora  dix  el  Cid:  |  «¡Plazmé  de  corazón!» 
«Estás  vistas,  mió  Cid,  |  ;ó  las  ayades  vos?» 
Respuso  el  Cid:  «Minaya,  |  vos  seed  sabidor: 

35.     Esas  vistas  serien  |  a  do  quisier  Alfons; 

Fasta  do  lo  fallasems  |  fueráms  buscarlo  nos, 
Por  darle  onrra  como  |  a  re-y  e  sefior; 
Mas,  lo  que  él  quisiere  |  eso  queramos  nos. 
Sobré  Tajo  que  es  |  una^água  cabdalós! 

40.     Hayamos  estas  vistas  |  quandó  lo  quiera  Alfons.» 
Escribien  sus  cartas,  |  el  Cid  las  seelló, 
E  con  dos  cavalleros  |  a  Alfonso  las  enbió: 
Lo  qué  su  rey  quisiere  |  ferá  el  Campeador. 

XXVII 

Las  Vistas  a  orillas  del  Tajo:  salen  las  partes 

Delant  al  rey  ondrado  |  echaron-le  las  cartas, 
E  quando  él  las  vio  |  de  corazón  se  paga. 
«Saludad-mé  al  Cid,  |  el  de  la  barba  ondrada: 
Sean  las  vistas,  dend  |  complidas  tres  semanas; 


31.  después  (de  reconciliados)  convendrás  en  lo  que  mejor  fuere. 
— 33.  prefiero  á  ayudes,  ¿6  las  auredes  ros? — 34.  esas  vistas  serien.... 
Esas  vistas  debieron  ser  donde  quisiera  Alfonso,  quenosotroa  yría- 
mos  á  su  encuentro;  pero,  hagamos  como  él  quiera,  y  tengamos  las 
vistas  junto  al  "audaloso  Tajo,  en  la  fecha  que  fije  el  Rey. 

Esta  parte,  como  lo  anterior  y  lo  que  sigue,  se  presta  mucho  á 
ser  restaurada  en  versos  dodecasílabos  ó  de  arto  mayor.  Acaso  un 
Cantar  entero  tuvo  esta  forma  métrica  primitivamente. 


—  244  — 

5.     Sy  vivo  ío  so  |  yré  allí  sin  falla.» 

Non  lo  detardan,  é  |    a  mió  Cid  se  tornavan. 
De  ella  part  e  della  |  todos  se  adobavan 
¿Quien  vio  por  Castiella  |  tanta  mulá  preciada, 

10.     Tanto  palafre  gruesso  |  d'  aquellos  que  bien  andan, 
Tantos  buenos  cavallos  ¡  corredores  sin  falla, 
Tantos  buenos  pendóns  |  meter  en  buenas  astas, 
Tanto  "^  escudó  blocado  [  con  oro  é  con  plata, 
Tantos  mantos  e  pielles  |  é  cendales  de  Adria? 

15     El  rey  conduchos  largos  |  a  las  Vistas  enviaba 
A  las  aguas  del  Tajo  [  o  son  apareiadas, 
Ya  son  con  don  Alfons  |  tantas  buenas  compañas: 
Los  infants  de  Carrión  |  mucho  alegres  andan; 
Ellos  teni'n  crecerles  |  ya  todas  las  ganancias, 

20.     E  han  quantos  averes  |  quieren  de  oro  e  plata: 

De  ló-que  ellos  adebdan  |  por  mas  tomar,  pagaban. 

Con  el  Rey  don  Alfons  |  ya  apriessa  cavalgaban 
Cuendes  e  Potestades  |  e  muy  grandes  mesnadas: 
Van  con  el  Rey  leoneses  |  e  gentes  galizianas, 
25.     Non  son,  sabet,  en  cuenta  J  la  gentes  castellanas, 
Los  infants  de  Carrion  |  lievan  grandes  compañas. 
Sueltan  las  riendas  é  |  se  van  adeliñadas, 
Pora  las  Vistas  que  |  serán  mucho  sonadas. 


8.  de  una  y  otra  parte,  todos  se  preparaban. — 15.  El  rey  abun- 
dantes provisiones  al  lugar  de  la  entrevista  enviaba. — 19.  ellos  ya 
ven  en  perspectiva  acrecentarse  sus  entradas. — 21.  pagan  sus 
deudas,   para   contraer  otras   mayores. 


245   — 


Allá  dentro  en  Valencia  |  mió  Cid  el  Campeador, 

30.     Non  lo  detarda,  pora  |  las  Vistas  se  adobó. 
¡Tanto  mulá  e  tanto  |  paláfre  de  sazón; 
E  tanta  buena  capa,  |  mantos  e  pellisons! 
Chicos  e  grands  vestidos  |  son  todos  de  colors. 
[2000]  Minaya  Alvar  Fañez,  |  con  él  Pero  Bermóz, 

85.     Muñoz  é  Antolines  |  el  burgalés  de  pro 
El  bispo  don  Hieronym,  |  coronado  meior, 
E  Alvar  Alvaréz  |  e  Alvar  Salvadórs, 
Martín  Pelaez  el  |  asturiano  de  pro, 
Galind  Garcíaz  el  |  que  fue  de  Aragón, 

40.     Estos  se  adoban  por  |  yr  con  el  Campeador, 
Yr-án  con  ellos  mili  ¡  caválleros  que  y  son. 
A  Gálin  Garcíáz  |  e  Alvar  Salvadórs 
Que  curien  a  Valencia  |  el  Campeador  mandó, 
É  á  todos  los  qué  |  en  poder  de  essos  son, 

45.     Que  la  mantengan  manda,  |  d'almá  e  de  corazón. 
Las  puertas  del  Alcázar  |  de  dia  nin  de  noch 
Non  abran,  ca  sus  fijas  |  e  su  mugier  y  son, 
Con  ellas  tiene  su  alma  [  e  tien  su  corazón; 
Dueñas  que  son  con  ellas  |  las  sirvan  a  sabor; 

50.     Recabdo  ha  mió  Cid  |  como  tan  buen  varón, 
Que  del  Alcázar  nin  |  una  salir  non  pod, 


43.  curien,  cuiden. — 50.  el  Cid  como  prudente  que  es,  tiene  la 
precaución. — 51.  non  pod,  contracción  de  non  pueda,  (ue=o)  poda, 
pod\ — 51. /ara,  fasta,  hasta;  nascó  se  leía  nasrhó,  ó  más  bien  ex- 
presado, nash-ó,  que  también  pudo  escribirse  nasro. 


—  2iG  — 

Fatá  que  torne  el  que  |  en  buen  hora  nascó, 
Salien  de  Valencia  j  aguijan  a  espolón, 
Sennos  cavallos  llevan  ]  en  diestro,  corredors: 
55.     El  Cid  gelos  ganara,  |  non  gelos  ovo  en  don, 
Yas'  vá  pora  las  Vistas  |  que  con  el  rey  paró. 

XXVIII 

Las  vistas  del  rey  con  el  Cid 

Legádo^es  al  campo  |  el  rey  don  Alfóns: 

i  6  2  5 

Quand'  vieron  venir  |  al  Cid  Campeador 
Recibirlo  salen  |  a  tan  grand  honor. 
Don  los  ovo  a  oío  |  a  todos  los  sos 
5  El  Cid  Ruy  Díaz  [  estar  los  mandó, 
Sinon  a  los  que  |  querie  de  cor. 
El  con  esos  quince  |  a  tierra  firiós,' 
Los  hinoios  fitos  |  a  tierra  endinos, 
La  yerva  del  campo  |  su  fruente  besó, 

53.  agüitan  ó  aguijan,  que  sonaban  lo  mismo. — 54.  llevan  destre- 
ros  corredores,  caballos  de  remonta  adiestrados. — 55.  Vistas  que 
paró,  en  que  convino,  que  concertó. 

5.  estarlos  mandó,  mandó  hacer  alto.— 6.  excepto  á  sus  elegidos. 
— 7.  a  tierra  firiose,  echóse  á  tierra. — 9.  Las  yervasdel  canpo  a  dien- 
tes las  tomo,  dice  el  original.  Parecióme  indecoroso  presentar  al  Cid 
humillándose  ante  el  rey  hasta  el  punto  de  fincar  hinojos  e  manos, 
tomar  á  bocados  las  yerbas  rastreras  y  echarse  á  llorar.  En  vez  de 
eso  presento  al  héroe  hincando  la  rodilla  ante  su  rey,  é  inclinán- 
dose reverente  hasta  el  punto  de  que  las  hierbas  humildes  besan 
su  frente,  y  esto  lo  hace  volontier  en  vez  de  lorando,  para  manifes- 
tar su  omíldanza. 


—  247  — 

10.        Volontier,  ca  avie  |  el  gozo  mayor: 
¡Así  da  omildanza  |  al  Rey  so  Señor! 
Quando  desta  guisa  |  a  los  pies  cayol'. 
Muy  grand  pesar  ovo  |  el  rey  don  Alfons. 
Dix: — "En  pie  levad  |  el  Cid  Campeador, 

15.        Besadme  las  manos  |  que  los  piedes,  nó! 
Si  non  feches  esto  |  non  avreds  mi  amor  ' 
Hynoiios  fitos  |  sedie  el'Campeador: 
"Merced  a  vos  pido,  j  mi  Rey  e  Señor: 
Asi  estando  dat  me  |  la  vuestra  amor, 

20.        Que  todos  lo  oyan  |  quantos  aquí  son." 
Alor  sonrisando  |  respúsole  Alfons: 
"Esto  faré  d'alma  |  e  de  corazón. 
Aquí  vos  perdono  ¡  e  dovos  mi  amor: 
En  todo  mió  Regno  I  parte  desde  oy." 

25.        Fabló  mió  Cid:  |  "Vuessa  merced,  yo 
La  recibo  a  onrra,  |  mi  Rey  e  Señor: 
Gradescolo  a  Dios  j  e  después  a  vos, 
E  a  las  mesnadas  |  que  están  derredor." 
A  hinoios  fitos  |  las  man's  le  besó. 

30.        Levóse,  en  la  boca  |  el  Rey  saludol'. 


— 14.  en  pié  levad,  levantaos.— 16.  feches,  fezeis,  hacéis. — 17.  Hy- 
noios fitos,  de  rodillas,  de  hinojos. — 24.  nótese  esta  frase  elíptica: 
en  todo  mió  regno  parte  (habréis)  desde  hoy. — 30.  «alzóse,  en  la  boca 
el  rey  saludólo»;  este  era  el  beso  de  paz  y  reconciliación. 

Extrañaráse  acaso  el  cambio  de  metro  y  ritmo  en  este  párrafo 
todo  en  exasílabos  dobles  ó  versos  de  arte  mayor.  Hasta  aquí  ha- 
bía resistido  el  cambio  del  alejandrino  por  estos  versos,  por  no 
estar  del  todo  manifiesto  que  originariamente  fuesen  los  emplea- 
dos, bien  que  de  ello  hay  muchos  y  claros  indicios. 

Para  justificar  el  empleo  en  esta  vez  del  verso  de  arte  mayor,  voy 


248  -■ 


Todos  los  demás  |  desto  aví'n  sabor; 
A  Alvar  Díaz  e  |  a  Ordoñez  pesó. 
Fabló  mió  Cid,  |  dixo  esta  rrazón: 
"Esto  de  presente  |  gradezco  al  Criador! 


á  copiar  en  seguida  algunos  versos  tal  como  los  da  el  texto  de  Sán- 
chez que  tengo  á  la  vista.  Marcaré  con  un  asterisco  (*)  los  que  son 
allí  de  arte  mayor,  y  con  dos  (**)  aquellos  que  con  alguna  ligerísima 
supresión,  que  colocaré  entre  paréntesis  redondos  (— ),  ó  algún  pe- 
queño agregado,  así  marcado  [ — ],  entren  en  esa  medida  y  ca- 
dencia. 

Verso  2038.  **«  Besad  [me]  las  manos,  |  ca  los  píes,  no! 

*Si  esto  non  feches,  |  non  avreds  mi  amor». 
•Hinoios  fitos  |  sedi'  el  Campeador. 
*Así  estando  dedes  |  me  vuestra  amor 
5.  **Que  lo  oyan  [todos]  |  quantos  aquí  son. 

••Dixo  el  rey:  (esto)  «ferelo  |  d'alma  e  (de)  corazón: 
•Aquí  vos  perdono,  j  é  dovos  mi  amor: 
•En  todo  mió  Regno  |  parte  desde  oy> 
(Fabló  mió  Cid  é  dixo):  ** «Merced,  yo  (lo)  recibo 
Alfons,  mío  señor. 
10.  '""'Gradescolo  a  Dios  (del  Cielo)  |  e  después  a  vos, 

*E  a  estas  mesnadas  |  que  están  adrredor. 
*Hinoíos  fitos  |  las  man's  le  besó, 
**Levos  en  pié,  («)  en  la  |  boca  saludol'. 
*Todos  los  demás  |  desto  avín  sabor: 
15.  *Pesó  a  Alvar  Diaz  |  é  a  Garcí  Ordonz. 

•  (Fabló  mió  Cid  é  dixo):  «Desta  razón,  esto  |  grades 

[co  al  Criador. 
••Quando  he  la  gracia,  de  (don)  Alfons  (o)  mió  Señor 
*Valerme  ha  Dios  ¡  de  día  e  de  noch». 

El   verso   4o  en  el  texto  tiene  22  sílabas,  por  vicio  de  escritura. 

Agregándole  [todos]  se  desdobla  en  dos  dodecasílabos,  aquí  4.°  y  5. 

El  9o,  como  el  16°,  comienza  con  la  acotación,  agregada  después: 


—  249   — 

35.        Quando  he  la  gracia  (  del  rey  mi  Señor 
Valerme  ha  Dios  |  de  dia  e  de  noch! 
¿Fuessedes  mi  vésped  |  si  os  plogier,   señor? 
Dixo  el  Rey:  "Non  es  |  aguissado  oy: 
Vos  legaste  agora;  |  nos  venims  anoch: 

40-        Sereds  vos  mi  vésped,  |  Cid  Campeador: 
Cras  feremos  comino  |  ploguier  a  vos." 
Lo  que  dixo  el  Rey,  |  el  Cid  l'otorgó. 


Fabló  mió  Cide  dixo.  Suprimida  tal  frase  pegadiza,  y  un  (lo)  demás, 
el  9o  se  convierte  en  otro  hexasílabo  doble,  y  lo  mismo  el  16.  En 
este  para  restaurar  el  sentido  ofuscado  por  la  mala  copia,  hay  que 
devolver  el  complemento,  de  esta  razón,  á  la  proposición  anterior, 
y  decir: 

Pesó  a  Alvar  Diaz  |  e  a  Garcí  Ordonz 
lt>.  Destarazón. — *Esto  |  gradcsca  a?  Criador; 

Quando  he  !a  gracia  |  del  rey  mi  ¡Señor, 
Valerme  ha  Dios  j  de  diá  e  de  noch.» 

Tan  rápida  mirada,  pin  más  comentarios,  justificará  el  empleo 
del  hexasílabo  doble  en  esta  parte  de  mi  restauración  del  Poema, 
('uando  los  he  encontrado  muy  entremezclados  con  alejandrinos  he 
empleado  éstos,  por  ser  los  corrientes,  bien  que  no  sin  sospechas 
de  que  acaso  un  Cantar  entero,  correspondiente  á  esta  parte,  fuera 
escrito  en  estos  versos  de  las  cuatro  cadencias,  como  antes  se  llamó 
al  verso  de  arte  mayor  ó  sea  el  dodecasílabo  anfibráquico,  compuesto 
de  dos  versos  hexasüabos  yuxtapuestos.  (Su  acentuaciones  esta: 
2,  5  |  2,  6).  Ei  erudito  Menéndez  yPelayo,  negando  la  autenticidad 
de  las  coplas  de  arte  mayor  atribuidas  á  D.  Alfonso  X,  adjudica 
este  metro  al  siglo  XIV.  Su  origen  remonta  al  Himnario  de  Toledo: 
I  lo  emplearon  en  Francia  y  en  España,  como  se  ve,  al  menos  des- 
de el  siglo  XII. 


—  250  — 


XXIX 


El  Rey  ante  su  corte  pide  al  Cid  sus  hijas  para 
esposas  de  los  Infantes  de  Carrión 

Essora  se  le  omillan  |  los  infants  de  Carrión 

«Omíllamos-nos  Cid,  J  cavállero  el  meior, 

En  quanto  nos  podemos  [  andams  en  vuestra  pro», 

Respuso  el  Cid:  «Assi  |  lo  mande  el  Criador» 
5.     Myo  Cid  Ruy  Diaz  |  quen  buen  ora  nació 

En  aquel  día  fastuo  ¡  del  Rey  so  huésped.fó; 

Del  non  se  pod  fartar  |  tantol'  querí  de  cor: 

Catandol'  stá  la  barba,  |  que  tan  aynal'  creció. 

Marávillan-se  della  |  qüantos  que  y  son. 
10.     Essé  diá  es  passado,  |  entrada  es  la  noch, 

Otro  dia  mañana  |  claró  salie  el  sol. 

El  Campeador  complido  |  a  los  sos  lo  mandó. 

Adóbassen  cozina  |  pora  quantos  y  son. 

De  tal  guisa  los  paga  |  Mió  Cid  el  Campeador, 
15.     Todos  eran  alegres  |  e  en  una  razón, 

Passado  aví  tres  años  |  non  comieran  meior. 

Al  otro  dia,  assí  |  commó  salió  el  sol, 

El  bispo  don  Hierónym  |  la  missa  les  cantó. 

Al  salir  de  la  missa  |  todos  iuntados  son: 
20.     Non  lo  tardó  el  rey,  |  la  rázon  conpecó: 

«Oyd-me  las  escuellas,  |  los  condes  e  infanzóns: 


6.  fastuo,  fausto,  propicio. — 13.  adobar  cozina,  preparar  ó  adere- 
zar comida. — 15.  e  en  una  razón,  y  en  perfecta  armonía. 


—  251  — 

Cometer  quiero  un  ruego  ¡  a  Mió  Cid  Campeador 
Así  lo  mande  Christus  |  que  sea  a  su  pro! 
Vuestras  fijas  vos  pido,  |  donnás  Elvira  e  Sol, 

25.     Que  las  deds  por  mugieres  ¡  ais  infants  de  Carrion: 
Semeiam'  casamiento  |  ondrado  e  con  grant  pro: 
Ellos,  Cid,  vos  las  piden  |  e,  mándo-vos-lo  yo. 
Della  e  della  parte  |  quantós  que  áqui  son, 
Los  mios  e  los  vuestros  J  que  sean  rogadors: 

30.     Dandós-las,  Mió  Cid,  )  sivós  valá  el  Criador.» 
«De  dias  son  pequeñas  |  las  mis  fijas,  señor, 
Aun  nó  son,  sí  vos  plaz  |  de  casar  en  sazón. 
De  grandes  nuevas  son  |  los  infants  de  Carrion: 
Pertenecen  por*  ellas,  |  aún  pora  meiors. 

35.     Hió  las  engendré  |  e  críasté-las  vos; 

En  lá  vuestra  merced  |  yo  e  mis  fijas  soms. 
Afell's  en  vuestra  mano  |  dbnnas  Elvira  e  Sol: 
Daldás  a  quí  quisiérdes',  |  delló  pagido  só.» 
[2 ico]   «Gracias!  dixol  el  rey  |  a  vos  e  a  esta  cort.» 

40.     Luego  se  levantaron  ]  los  infants  de  Carrion: 
Las  manos  van  besar  |  al  quen  buen  or'  nasció: 
Carnearon  las  espadas  |  ante!  rey  don  Alfons. 


27.  ellos,  Cid,  vos  las  piden,  y  yo  os  lo  demando,  (mando- vos-lo- yo) 
uh  lo  ruego,  y  no  os  lo  ordeno,  os  lo  mando,  corno  entendió  Damas  Hi- 
nard  (et  mol  je  vous  Vordonne).  —30.  dando-las,  dadnos-las.— 32.  «Aún 
no  son  I  si  vos  pláz  ||  de  casar  ¡  en  sazón»:  este  verso  es  un  alejandri- 

3  6  3  6 

no  anapéstico,  siguiendo  su  acentuación  prosódica;  para   reducirlo 

á  su  pauta  yámbica  hay  que  acentuarlo  así:  Aun   nó  |  son  sí  |  vos 

2  4 

pláz  i|  de  cá  |  sar  én  |  sazón. 

6  2  4  6 


—  252  — 

Fabló  el  rey  alora  |  commó  tan  buen  señor: 
"(Gradó  e  gracias,  Cid,  |  primero  al  Criador, 
Que  me  dads  vuestra  fijas  |  pora  los  de  Carriónl 
Daquí  las  prendo  a  |  doñas  Elvira  é  Sol, 
E  dolas  por  veladas  |  a  Infantes  de  Carrión. 

45.    Hyo  caso  a  vuestras  fijas  |  con  el  vuestro  amor. 
¡Plegá-al  Criador  |  que  hayádes  end  sabor! 
En  vuestras  manos  meto  |  ais  infants  de  Carrión; 
Ellos  vayan  convusco;  |  daquen  me  torno  yo. 
Trescientos  mares  de  plata  |  en  ayuda  les  do, 

50.    Que  metan  en  sus  bodas  |  o  do  quisierdes  vos. 
Pues  fueren  en  Valencia  |  dellos  fet,  Campeador, 
Lo  que  vos  plogíere,  |  a  maior  ondra  e  pro: 
Los  yernos  e  las  fijas,  |  Cid  vuestros  fijos  son." 
Mió  Cid,  gelos  recibe,  |  las  manos  le  besó: 

55.    "Mucho  vos  lo  gradesco  |  commo  a  rey  e  señor: 
Vos  cásades  mis  fijas:  |  ca  non  gelas  do  yo." 
Las  palabras  son  puestas,  |  que,  quando  salí'  el  sol, 
Se  tornas'  cada  uno  |  donde  salidos  son. 

Aquís'  metió  en  nuevas  |  Mió  Cid  el  Campeador: 
60.    A  dar  compezó  a  quien  |  quiere  prender  su  don, 

Tanta  mulá  e  tanto  j  paláfre  de  sazón 

E  tantas  vestiduras  |  que  dé  alfaya  son. 

Cad  uno  ha  ló  que  pide,  |  a  nadie  diz  de  non! 

Mió  Cid  de  sus  cavallos  |  sesáentá  dio  en  don. 
65.    De  las  Vistas  pagados  |  van  quantos  que  y  son. 


51.  Pues  fueren,  después  que  fueren.— 57.  Se  convino  que  al  sa 
lir  el  sol...— 59.  Aquí  comenzaron  las  larguezas  del  Campeador. 


—  253  — 

Partir-se  quieren,  que  |  entrada  era  la  noch. 
El  rey  a  los  infantes  I  las  manos  les  tomó: 
Metiólos  en  poder  |  de  Mió  Cid  Campeador: 
"Evad-los  vuestros  fijos,  |  quand  vuestros  yernos  son; 

70.    Demás  oy  sábet  que  |  fer  dellos,  Campeador." 
"Gradesco-vos-lo,  rey,  |  e  prendo  vuestro  don, 
Dios  que  está  en  Cielo  |  dem'  dent  buen  galardón!'' 
Sobré  el  so  cavallo  |  Mió  Cid  salto  dio. 
«Aquí  lo  digo  ante  |  mi  señor  don  Alfons: 

75.    Qui  quier  ir  a  las  bodas,  [  e  re^ebir  mi  don, 
Daquand  vaya  comigo,  |  cuedo  quel1  avrá  pro. 

Yo  vos  pido  merced,  |  a  vos,  Rey  natural: 

Pues  qué  casads  mys  fijas  |  así  coramo^i  vos  plaz, 

Dad  mano  a  qui  las  dé  |  quando  vos  las  tomads 

80.     Yo  non  gelas  daré;  |  dend  non  se  alabarán.» 
Respondió  el  rey:  |  — «¡Afé  aqui,  Alvar  Fanz! 
Prendan-las  vuestras  manos,  |  daldas  a  los  infants, 
Assí  com  yo  las  prendo  |  com  si  fosse  delant? 
Sed,  Minaya,  padrino  |  d*  ells  a  tod'  el  velar. 

85.     Quand  iuntar  comigo  edes  |  direds-me  la  verdat.» 
Dixo  Alvar  Fanz:  «Señor,  |  afé,  esto  me  plaz!» 


70.  Bien  sabréis  que  hacer  de  ellos  desde  hoy.— 76.  Daquand, 
desde  que. — 79.  desde  que  vos  las  tomáis,  dad  poder  vuestro  á 
quien  deba  entregarlas.  -  86.  Cuando  volváis  á  verme,  me  daréis 
cuenta  del  suceso. 


—  254 


XXX 


Se  despide  el  Cid  del  Rey  y  retorna  á  Valencia 
con  los  infantes 

«Hyá,  rey  don  Alfonsso,  ¡  mi  señor  tan  ondrado, 
Destás  Vistas  que  oviemos,  (  de  mi  tomedes  algo. 
Trayó  veinte  paláfres  |  estos  bien  adobados: 
E  treinta  corredores,  |  estos  bien  enssellados. 
5.     Tomad  aquesto  en  don  |  e  beso  vuestras  manos.» 
Dixo  el  rey  don  Alfonsso:  |  «Mucho  so  embargado; 
Regibo  este  don  ¡  que  m'ávedes  mandado. 
Plega  al  Criador  |  con  todos  los  sos  sanctos 
Queste  plazer  quem'  feches  |  seya  galardonadol 
10.     Myo  Cid,  Ruy  Diaz,  mucho  |  me  ávedés  ondrado; 
De  vos  bien  so  servido,  |  e  tengom'  por  pagado. 
Aún,  vivo  seyendo,  j  de  mi  ayades  algo! 
A  Dios  vos  acomiendo;  |  destás  Vistas  me  parto.» 

Hyas'  espidió  Myo  Cid  ¡  de  Alfonso  so  Señor: 
15.     Non  quiere  quel'  escurra,  |  de  si  luego  quitol. 
Veriedes  cavalleros  |  que  bien  andantes  son, 
Besar  todos  las  manos  |  del  buen  rey  don  Alfons: 
«Merced  vos  sea  e  fa-  |  cednós  este  perdón: 
Hyréms  con  Myo  Cid  |  a  Válenz  la  mayor; 
20.     Seremos  a  las  bodas  |  deis  infants  de  Carrión 
Con  las  fijas  del  Cid  I  donnás  Elvira  e  Sol.» 

6.  mucho  so  embargado;  quedo  muy  obligado,  muy  comprometido, 
— 15.  quel'  escurra,  que  lo  acompañe. — 18.  hacednos  la  gracia  de  dar- 
nos este  permiso. 


—  255  — 

Esto  plogó  al  rey,  [  e  a  todos  los  soltó. 

La  corte  del  Cid  crece  |  e  la  del  Rey  mengó. 

Grandes  las  yentes  que  j  van  con  el  Campeador. 

25.     Adlinan  por  Valencia,  |  quen  buen  punto  ganó. 
Él  Cid  a  ios  infantes  |  aguardarlos  mandó 
Al  buen  Pero  Bermúez  |  e  á-Muño  Gustióz, 
(En  casa  de  Myo  Cid  |  non  ha  dos  meiors.) 
Que  sopiesen  sos  mañas  |  deis  ínfants  de  Carrión, 

30.     Evay  Asur  González,  |  que  era  bulidor 

Que  ¿s  largó  de  lengua,  |  mas,  en  lo  ál  no  es  pro. 

Grant  ondra  y  les  dan  |  ais  infants  de  Carrión, 
Afelos  en  Valencia  |  la  que  Myo  Cid  ganó. 
Quand  á  ella  asomaron  |  los  gozos  son  maiors. 
35.     Dixo  el  Cid  a  don  Pero  |  e  á-Muñó  Gustióz: 
«Daldés  vos  un  Real  |  ais  ínfants  de  Carrión, 
E  con  ellos  seed,  j  que  asi  lo  mando  yo. 
Quand  vínier  la  mañana,  |  e  que  apuntare  el  sol 
Verán  a  sus  esposas,  |  donnas  Elvira  e  Sol.» 

XXXI 

El  Cid  da  cuenta  a  Ximena  del  pedido  del  Rey 

Todos  aquesa  noche  |  fueron  a  sus  posadas, 
Mió  Cid  Campeador  |  al  Alcázar  entraba, 


22.  n  todos  los  soltó,  á  todos  dio  permiso. — 23.  mengó,  menguó. — 
29.  que  inquiriesen  los  hábitos  y  gustos  de  los  infantes.— 3<>.  bu/ i 
dor,  bullidor,  bullicioso,  camorrista,  entrometido. 


—  256  — 

Recibiólo  Ximena  |  e  las  sus  fijas  amas: 
«Venides,  Campeador,  |  el  de  bellida  barba, 
5.     Muchos  dias  vos  veamos  |  con  los  ois  de  las  caras!» 
«Vengó,  grado^ál  Criador,  |  la  mi  mugier  ondrada! 
Hy-ernos  vos  adugo  |  de  que^ávremos  ondranza, 
Gradidmelo,  mis  fijas,  |  ca  bien  vos  he  casadas. 
(2200]  Besaron-le  las  manos  |  al  Cid  sus  fijas  amas, 
10.     E  mas  todas  las  dueñas  |  que  sirven  a  las  fijas. 

«Grado  a  Dios  e  vos  |  Cid  de  barba  belida, 
Todo  lo  qué  feches,  |  fechóles  de  buena  guisa. 
Non  séran  menguadas  |  en  todos  vuestros  dias.» 
«Quandó  nos  casaredes  |  bien  seremos  ricas.» 

15.     «Mugier  doña  Ximena,  |  gradó  al  Criador! 
A  vos  digo,  mis  fijas,  ¡  a  vos  Elvira  e  Sol, 
D'  aqueste  casamiento  |  crezremos  en  onor; 
Mas  bien,  sabet  verdad,  |  non  lo  levanté  yo. 
Pedidas  e  rogadas  |  vos  ha  el  rey  Alfons, 

20.     A  tan  firmé  mientre,  |  de  todo  corazón, 
Que  nulla  cosa  nol*  |  sopé  decir  de  nó. 
Metivos  en  sus  manos,  ]  fijas,  amas  a  dos: 
Bíén  me  lo  creades,  |  que^él  vos  casa,  non  yó.» 


7.  se  lee  hy-ér-nos,  yernos. 

8.  gradidmelo,  agradecédmelo. — 17.  crezremos  en  onor,  creceremos 
en  influencia,  en  consideración. — 18.  non  lo  levanté  yo,  no  lo  procu- 
ré yo,  no  lo  he  ideado,  no  le  he  buscado. 


—  257  — 

XXXII 
Presentación  de  los  infantes  y  su  casamiento 

Pensaron  de  adobar  |  essora  el  palacio: 

Por  él  suelo  e  de  suso  |  tan  bien  encortinado! 

Tanto  xanied  e  pórpol,'  |  tanto  paño  preciado; 

Sabor  avrieds  de  séer  |  e  comer'  nel  palacio! 
5.     Todos  sus  cavalleros  |  apriessa  son  imitados: 

Esor'  por  los  infantes  |  de  Cárrion  enviaron. 

Cavalgan  los  infantes,  |  adunan  al  palacio. 

Con  buenas  vestiduras,  (  fuertemientre  adobados, 

De  pió  e  a  sabor,  |  Dios,  qué  quedos  entraron! 
10.     Recebió-los  Mió  Cid  |  con  todos  sus  vassallos: 

A  él  e  su  mugier  |  delant  se  le  omillaron, 

E  yban  posar  en  |  un  precioso  escaño. 

Todos  los  de  Mió  Cid  |  tan  bien  son  acordados: 

Están  parando  mientes  |  al  quen  buen  ora  násco. 
15.     El  Cid  Campeador  |  en  pie  es  levantado: 

«Pues  que"~"á  facerlo  avernos,  |  porqué  lo  irnos  tardando: 

Venít  acá,  Alvar  Fañez  |  el  que  yo  quiero  e  amo, 

Afé  amas  mis  fijas:  ¡  métol's  en  vuestra  mano. 

Sabedes  que  al  Rey  |  así  lo  he  demandado. 
20.     Nol  quier  falir  por  nada  |  de  quant  ha  y  parado. 

Ais  infants  de  Cardón  J  daldás  con  vuestra  mano. 


.'».  xamed,  tronero  de  seda;  pórpol,  pórpolá,  púrpura. — -Jo.  do  quie- 
re faltar  en  un  ápice  á  li>  convenido. 
17 


—  258  — 

Prendan  las  bendiciones;  |  bayámos  recabdando.» 
Estonz  dixo  Minaya:  |  «Esto  faré  de  grado!» 
Lebantanse  derechas,  |  metiógelas  en  mano 

25;     A  los  infants,  Minaya,  |  e  ansí  les  va  fablando: 
"Delant  Minay  afevos,  J  amos  sodés  hermanos, 
Por  la  mano  del  rey,  |  que^a  mí  lo^ovó  mandado, 
lo  vos  do  éstas  donnas;  J  amas  son  fijasdalgo; 
Por  mugieres  tomaldas  |  a  ondra  e  a  recabbo." 

r,0.     Amos  dos  las  reciben  |  muy  d'ámor  e  de  grado. 
Al  Cid  e  su  mugier  |  van  les  besar  las  manos; 
Quand  esto  ovieron  fecho,  |  salieron  de  palacio, 
Pora  Sanctá  María  |  apriesa  adélinando. 
El  bispo  don  Hierónym  |  vistiós'  a  tan  privado, 

85,     A  la  port  de  la  Eclegia  |  sedíellos  esperando. 
Dióles  bendiciones.  |  la  missa  ha  cantado, 
Al  salir  de  la  Eclegia  |  y  todos  cavalgaron, 
Al'  Glera  de  Valencia  |  fuera  dieron  salto. 
¡Qué  bien  tobieron  armas  |  el  Cid  e  sus  vassallos! 

-4  0.     Tres  cávallos  carneó  |  el  que  en  buen  ora  násco. 
Myo  Cid  de  lo  que  veye  |  mucho  era  pagado; 
Los  infants  de  Carrión  |  bien  an  cávalgado; 
Tornánse  con  las  donnas;  |  a  Válenz  han  entrado. 

XXXIII 

Las   bodas 

Ricas  fueron  las  bodas  |  'nel  Alcázar  ondrado, 
Fizo     él  Cid  otro  dia  |  fincar  siete  tablados; 
Antes  de  los  yantares  |  todos  los  quebrantaron: 

35.  se  Ice  scdi'los. — 40.  carneó,  cambió. 


—  259  — 

Quince  dias  complidos  |  en  las  bodas  duraron 
S     Ya  cerca  de  los  quince,  |  yas'  van  los  fijosd'algo. 

Myó  Cid,  don  Rodrigo,  |  el  quen  buen  ora  nasco. 

Entré  paláfres,  muías  |  e  corredors  cavallos, 

En  bestias  sines  al,  |  un  ciento  ha  mandados; 

Mantos  e  pellizones  |  e  mas  vestidos  largos; 
10.    Non  fueron  en  cuenta  |  averes  monedados. 

Los  vasallos  del  Cid  |  assí  son  acordados: 

Cada  uñó  por  sí  |  sos  dones  avin  dados. 

Qui  avér  querí  prender  |  bien  era  abastado. 
1  .">.    Ricos'  tornan  los  qué  |  a  las  bodas  liegaron. 

Ya  sé  iban  partiendo  ¡  aquestos  ospedados, 

Espidens'  de  Ruy  Diaz,  |  el  cávallero  ondrado, 

E  dé  todas  las  donnas,  |  e  de  los  fijos-d'algo. 

Por  pagados  se  parten  |  del  Cid  e  sos  vasallos; 
20.    Grant  bien  dellos  dicen,  |  ca  así  era  'guisado. 

Venidos  a  Castiella  |  son  estos  ospedados. 

El  Cid  e  los  sus  yernos  |  en  Válenz  son  restados: 
Hy  moran  los  infantes  J  bien  cerca  de  dos  años. 
Los  ámors  que  les  fa^en  |  mucho^éran  sobeianos. 
25.    Alegre  era  el  Cid,  |  e  todos  sos  vassallos, 

E  mucho  eran  alegres  |  don  Diego  e  don  Fernando. 
¡Plega  a  Santa  María  |  e  plega  al  Padre  Santo 


21.  Venidos  á  Castilla  son  estos  huéspedes,  dice  el  poeta  deseo- 
nocido,  como  quien  habla  estando  en  Castilla. — 22.  son  rastados, 
han  quedado. — 24.  los  agasajos  que  les  hacen  son  soberbios,  gran- 
des, notable  i. 


—   260   — 

Que  dcstos  casamientos  |  Mió  Cid  sea  pagado, 
O  que  se  page  deilos  |  el  que  los  ovo  en  algo! 

:•?<».    Desté  cantar  las  coplas    |  aquís'  van  acabando. 
El  Criador  vos  vala  I  con  todos  los  sos  Sanctos! 


Fin  del  Cantar  de  Valencia 


QUINTO   CANTAR 

DE 

LA  GESTA  DEL  CID  CAMPEADOR 


fy  ^^^^^^  ^^^^^^^^^^^^ 


EL  CANTAR  DE  LAS  HIJAS    DEL  CID 

(RKST,UTK\I>o) 

PRELUDIO 

De  malos  casamientos  |  que  non  fizo  el  Amor, 
No  nascen  buenos  dias,  |  no  los  bendice  Dios. 
Estos  de  los  Infantes  |  que  paro  don  Alfons, 
Traben  cuitas  al  Cid,  |  ruinará  los  de  Carrión. 
5.     Vereds,  si  me  escuchardes,  |  'nel  Robredo  de  Corps 
Como  los  Condes  viles  ]  sus  mugieres  de  pro, 
Con  grand  biltanz  maiaron,  j  a  grande  desonor, 
Por  afruentar  en  ellas  |  al  Cid  Campeador. 
Ruge  el  León  yrado,  |  pide  Cortés  a  Alfons, 
10.     Las  tienen  en  Toledo,  |  y  están  los  de  Carrión, 
El  Cid  e  sus  varones,  |  car  a  cara  y  son, 
Rieptándolos  de  muerte  |  por  malos  e  fellons. 


—  264  — 


Vereds  de  aquessa  lid  |  en  tierras  de  Camón 
Qual  es  el  alto  iuicio  |  que  publicó  el  Criador; 
1 5.     Como  amas  las  fijas  j  del  Cid  vengadas  son; 
De  como  para  su  ondra  ]  casaron  con  meiors. 


Ascúchad,  bellas  donas,  |  e  vos,  nobles  varons, 
Que  desto  que  vos  digo  |  ya  suena  mi  Canción: 
Oyreds  de  viles  fechos  |  e  de  noblas  actions, 
20.     Ellos  e  ellas  fieren  ]  telas  del  corazón. 


Preludio. — Este  Preludio  se  ha  agregado  para  uniformidad,  ya 
que  eu  los  otros  Cantares  se  hace  en  esta  forma  un  sumario  de  lo 
que  viene  en  seguida. 


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7i8jí$^?íi$^^ 


El   León 

En  Válenz  sey'  el  Cid,  |  sos  vásals  con  él  son. 

Con  él  amos  sus  yernos  ¡  los  Infants  de  Carrión. 

Yacíe  en  un  escaño,  |  durmíe  el  Campeador; 

Mala  sobrevienta,  |  sabet,  que  les  cuntió: 
5.     Desatos'  de  la  red  ]  e  salióse  el  León. 

En  grant  miedo  se  vieron  |  por  medio  de  la  cort. 

Enbrázan  los  sos  mantos  |  los  del  Cid  Campeador, 

E  cercan  el  escaño  |  o  finca  su  señor. 

Ferrán  González  hy  j  do  se  guarir  non  vio, 
10.     Nin  cámara  abierta  |  nin  torre  valedor: 

Metios'  so  el  escaño,  |  tanto  ovó  el  pavor; 


4.  sobrevienta,  sobrevent  en  provenga!,  derivado  de  sobre  venir, 
aventura. — ♦>.  cort,  ó  corth,  patio.— í*.  do  se  guarir,  donde  guarecerse, 
en  donde  salvarse. — 10.  cámara,  dice  el  texto;  más  frecuente  era 
cambra. 


—  266  — 

Diego  González  f  por  la  puerta  salió, 
Diciendo  de  la  boca:  |  «¡Non  vére  Carrión! 
[2300]  Tras  un  viga-lagar  |  metiós'  con  grant  pavor: 

15.     El  manto  é  el  brial  ]  todo  suciol'  sacó. 
El  Cid  a  la  algazara  |  en  esto  despertó, 
Vio  cercado  el  escaño  |  de  sus  buenos  varóns. 
— «¿Qué  és  esto,  mesnadas?  |  ¿ó  qué  queredes  vos? 
— ¡Hya,  Señor  ondrado,  |  rebata  nos  dio  el  León. 

20.     El  cobdo  fincó  el  Cid,  ¡  en  pié  se  levantó, 

El  manto  trae  al  cuello,  |  e  adlína  pora  el  León. 
El  León  quando  lo  vio  |  así,  envergonzó: 
Premé  al  Cid  la  tiesta,  |  e  él-rostró  fincó. 
Mió  Cid  Don  Rodrigo  |  al  cuello  lo  tomó, 

25.     E  lieva-lo  adestrando;  |  en  la  red  lo  metió. 
A  márvelá  lo  han  |  qüantos  que  y  son, 
E  tornans'  al  palacio  |  con  mió  Cid  por  la  corth. 
Por  sus  yernos  demanda  |  e  hi  non  los  falló: 
Mager  los  van  lamando  )  ninguno  non  respond. 

30.     Assí  que  los  fallaron  j  venieron  sin  color, 

Non  viestes  a  tal  guego  |  como  iba  por  la  cort! 
Vedólo  Myo  Cid:  j  los  Infants  de  Carrión 


14.  viga-lagar,  viga  corno  la  de  los  lagares,  atravesada  sobre 
un  foso  común,  sobre  un  lugar. — 16.  algazara,  del  árabe  gazzara, 
vocerío  de  un  tropel  de  moros,  bullicio. — 19.  rebata,  ataque  de 
sorpresa. —  22.  envergonzó,  se  intimidó,  se  encogió, — 23.  prtm.it 
la  tiesta,  baja  la  cabeza;  el  rosiro  fincó,  el  rostro  clavó,  la  faz  inclinó 
á  tierra. — 25.  lo  adextrando ,  llevándolo  con  la  manó  diestra. — 81. 
¡Nunca  vierais  tal  burla,  como  la  que  corría  por  Ja  Corte!  gitéffO 
in<:ijo,  juego;  Cort,  es  corte  y  patio,  como  en  otras  lengua?. — .'52.  >v 
dolo  el  Cid,  proliibió  esas  burlas. 


—   267      - 

Mucho  por  envaydos  |  tuviéronse  amos  dos: 
¡Fiera  cosa  les  pesa  |  destó  que  les  cuntió! 

II 

Cobardía  de  los  infantes  de  Carrión 

Ellos  en  esto  estando  |  dont  avien  grant  pesar, 
Fuerzas  de  Marruecos  |  Valénz  vienen  cercar: 
Fincan  tiendas  sin  cuento,  |  muchas  de  lasfcabdals, 
Aqueste  era  el  rey  Búcar,  |  sil'  oiestes  contar. 

5.     Alegrábase  el  Cid  |  e  todos  sus  varons, 
Que  les  crece  ganancia,  |  gradó  al  Criador; 
Sabet,  de  cuer  les  pesa  |  al's  Infants  de  Carrión, 
Ca  vcyen  tantas  tiendas,  |  que  non  avien  sabor. 
Esora  amos  hermanos  |  apart  salidos  son: 

10.     «Catamos  la  ganancia  |  e  la  perdida  non; 
Ya  en  está  batalla  |  a  entrar  abremos  nos: 
Esto  es  aguisado  [  por  non  veer  Carrión. 
Vibdas  remandrán  las  |  fijas  del  Campeador.» 


.">.'!.  per<»  los  infantes  se  tuvieron  por  embayaos,  invadidos  en  su 
fuero,  en  sus  respetos;  por  burlados  y  befados. — 34.  cuntió,  acón 
tedió. 

4.  Bl  rey  f'ifcar.  Abu  I.eker;  til  orientes  contar,  si  lo  oísteis  nom- 
brar. Orientes  dice  el  texto,  por  oiestes  ú  oyestes:  ov=ou  que  se  lee 
<•;  reemplazando  or  por  o,  queda  oiestes,  de  oir,  y  como  la  i  es  aquí 
consonante,  más  propio  es  escribir  oyestes. — 7.  de  cuer,  se  lee  de 
cor,  pues  (pie  ue~o. — 1.*¡.  vibdas,  viduas,  viudas,  del  sánscrito  vidha- 
ma,  vacía  de  hombre,  sin  marido;  remandrán,  quedarán. 


—  268  — 

Oyó  la  poridad  |  aquel  Muñó  Gustióz, 
15.     Vino  con  estas  nuevas  |  al  Cid  Campeador: 

«¡Evades  vuestros  yernos  |  que  tan  osados  son, 
Por  no^entrar  en  batalla  |  desean  ver  Carrión!... 
Ildos  vos  conortar:  |  si  vos  vala  el  Criador! 
Que  sean  en  paz  e  |  non  hayan  y  ración. 
20.     Convusco  la  venzremos;  |  valemos  ha  el  Señor». 
Mió  Cid  don  Rodrigo  |  sonrrísandó  salió: 
— «Dios  vos  salve,  mis  yernos,  |  Infantes  de  Carrión, 
Vos  teneds  mias  fijas  [  tan  blancas  como  el  sol: 
Yo,  el  Cid,  deseo  lides,  |  vos,  yernos,  a  Carrión. 
25.     En  Valencia  folgad  |  a  tod  vuestro  sabor; 

Ca  d'áquent  estos  moros  |  yo  so  buen  sabidor, 
Arrancar-me  los  trevo  |  con  la  merced  de  Dios.» 

III 

La  hoja  hallada 

Los  ynfants  que  lo  oyeron  |  envergonzados  son 
E  dixen:  «Cid,  por  bien  |  non  ló  toviesse  Dios, 


lé.poridat,  secreto,  confidencia.— 20.  veneremos,  dice  el  texto,  co- 
mo si  viniera  esta  forma  verbal  del  francés  venere:  viene  de  vencer  y 
es  venc'remos,  ó  más  propiamente  venz'remo8.—22.  El  Cid  se  dirige 
ásus  yernos,  no  sin  cierta  ironía,  para  decirles  que  ellos  se  queden 
en  Valencia,  cuidando  de  las  mujeres,  mientras  él  sale  á  combatir 
á  los  moros,  á  quienes  conoce  y  espera  vencer.— 26.  Después  de 
este  verso  falta  una  hoja  entera  en  el  único  manuscrito  del  Poema 
que  hoy¡tenemos.  He  procurado  suplir  ese  vacío  con  el  trozo  que 
lie  llamado  La  hoja  hallada,  cuyos  antecedentes  se  encontrarán  en 
mi  LiTKK.VTUKA  Abcara,  página  221  y  siguientes. 


—  261)  — 

Queden  Valencia  fincasems  |  seyendo  en  canpo  vos. 
De  aqueste  menester  |  non  somos  duchos,  non; 
5.    Mas,  eras  a  la  fachenda  |  convusco  yr-emos  nos. 
Guardrémos  vuestro  cuerpo  f  de  grado  e  de  rrazón, 
Commó  si  fijos  vuestros,  |  commó  si  fuesseds  vos 
El  Conde  don  Gonzalo,  |  nuestro  padre^é  sefíor. 
Las  primeras  feridas  |  vos  dé-mandámos  nos.» 
10.    Mucho  plogo  a  mió  Cid  |  esto  que  les  oyó: 

Al  cielo  alzó  sus  manos,  |  e  dixo:  «Grado  a  Dios!... 
Vos  sodes  myos  fijos,  j  ynfantes  de  Carrión.» 

En  Valencia  la  grande  |  retiñe  la  campana; 
Ayúntanse  privado  |  todos  sos  ornes  d'armas, 
15.     Mandóls  myo  Cid  que,  |  eras  pora  la  bataia 

Foesén  bien  odovados  |  todos,  de  grand  mañana. 
A  las  mesnadas  plugo,  |  aussy  gelo  otorgavan. 

El  bispo  al  primer  gallo  |  la  missa  les  cantava: 
En  nom'  de  Ihesu-Christus  |  soltura  a  todos  daba, 
20.     E  de  Valencia  exien  |  ante  que  ixiés  el  alva. 

Las  liares  por  las  huertas  |  al  canpo  aderechavan: 
Lieva  la  adelantera  |  Alvar  Fannez  Minaya, 
A  la  zaguera  el  Cid  |  cabdella  sus  mili  lanzas; 
Con  él  y-van  sus  yernos  |  ferir  en  la  bataia. 

2Í>.     Los  moros  con  grand  ruydo  |  salin  sin  atardanza, 
Atamores  e  trompas  |  tañian  a  arrebata. 


4   dtichos,   doctos,  diestros,  entendidos. — !.">.    retiñe,  resuena. 
1!>.  soltura,  délos  pecados, absolución. 


—  270  — 

El  Cid  quando  los  vido,  ¡  delant  las  aces  passa: 

«¡Ferir-los  bien,  sin  miedo!»  |  a  los  sus  ornes  manda; 

Fisó  mover  la  seña:  j  abáxanse  las  lanzas; 
30.     Resonan  grandes  colpes;  |  voces  la  tierra  dava. 

Las  astas  en  astillas  |  con  los  pendons  saltavan, 

Desmancan  las  lorigas,  |  los  escudos  foradan, 

Fienden  yelmos,  carbonclas,  |  e  las  cabezas  taian. 

En  sangre  destellando  |  relumbran  las  espadas, 
35.     Ferian  forte-mientre  |  que  vagar  non  se  davan: 

Derriban-se  los  unos,  |  los  otros  los  matavan; 

Sin  dueño  los  cavallos  |  'nel  campo  sueltos  andan. 

¡Dios,  cómo  lidian  fieros  ¡  e  acrece  la  baraia!... 

Hya  trasponie  el  sol,  |  los  moros  no  arrancavan; 
-40.     En  peso  la  facienda  |  fasta  essa  ora  andava. 

Cansadas  de  ferir,  |  las  huestes  castellanas 

Tornábanse  á  Valencia:  |  crás  sera  la  batalla. 

Andando  en  esta  priessa  |  el  Conde  don  Ferrand 
Un  moro  Alarbe  vio  ¡  que  le  venie  en  álcanz, 
45.     Grande  de  cuerpo  e  recio  |  e  mucho  barragán. 
El  Conde  en  aquel  Moro  |  asmó  de  se  ensaiar: 
La  lanza  so  el  braco,  J  pensó  de  lo  matar. 
Non  lo  detarda  el  moro,  ¡  ayna  pora  el  va; 
Tremé  Ferrand  e  fuye  |  cuerno  medroso  can. 


32.  desmancan  ó  desmanchan  (ca—cha)  las  lorigas;,  las  rompen;  fo- 
radan, horadan. — 33.  fienden,  hienden. — 35.  vagar  non  se  daban,  no 
si'  dan  tregua  ni  descanso. — 40.  en  peso  la  facienda,  indecisa  la 
acción. — 44.  moro  alarbe,  moro  agreste;. — 45.  e  mucho  barragán,  y 
muy  aguerrido. — 49.  tiembla  Fernando  y  huye  como  tímido  perro. 


ftO.     Pero  Bermóz  allora,  |  pasó  por  él,  lo  uviar, 

E  contra  el  moro  Alarbe  [  fue  yrado  se  acostar. 
Dió-le  tan  fiero  colpe  |  quel'offde  perccar: 
El  asta  por  los  pechos  |  metióle  en  adelant; 
Afuera  por  la  boca  ¡  exia-le  la  sangr; 

55.     De  la  crop  del  cavallo  |  va  en  tierra  a  traspassar. 
¡En  duro  punto  el  moro  |  fue  la  su  fin  fallar! 

Pero  Bermúez  al  Conde  |  comenzó  de  llamar, 

El  Conde  al  apellido  |  tornado  ya  se  a: 

t  Tomad  este  cavallo,  |  tomaldo  don  Ferrand, 

6<i.     E  non  lo  sepa  el  Cid  |  que  vos  cuntió  tan  mal: 
Dezit  mataste  al  moro  |  e  feciste  barnax: 
Nuncas  por  mi  orne  nado  |  en  comino  fue  sabrá, 
A  menos  me  fizierdes  |  por  qué  vos  don  Ferrand. 
FagoTéstO  pro  Myo  Cid:  |  seadés  por  él  ondrado; 

65.     Aun  vea  el  hora  qué  |  vos  merescades  tanto».... 

IV 

Continúa  el  combate 

A  Válenz  la  eibdad  |  tornados  ya  son  amos: 
Ferrando  buenas  novas  |  de  su  barnax  va  dando; 


50.  Bennúdez  pasó  delante  de  él  para  salvarlo. — 51.  se  acostar, 
ponerse  al  costado. — 52.  lo  off  de  perccar,  lo  hubo  de  atravesar. — 
•").").  la  crop  ó  copie,  la  grupa;  á  traspassar,  á  morir. — (31.  fer  barnax, 
ejecutar  una  fazaña,  hacer  obra  de  barón. 


—  272  — 

Pero  Bermóz  lo  otorga,  |  ¡cóm'  señalaba  Ferrando!... 
Van  esto  ellos  dixiendo,  |  ¡as  gentes  se  allegrando, 
;">.     Plogó  a  myo  Cid  |  e  a  todos  sos  vassallos; 

Desque  Bermóz  lo  otorga  |  ero  vieron  este  caso. 
—  «¡Aún  si  Dios  quisiere,  |  dixo  el  Cid  muy  de  grado, 
Amos  los  dos  mis  yernos  |  buenos  serán  en  canpo: 
Cras  mañana  veremos  |  como^ándan  torneando!» 

10.  Quebravan  los  alvores,  |  sallen  los  christianos; 

Nos'  dan  vagar  los  moros,  ¡  sos  atamors  sonando: 
A  marvella  lo  avíen  |  muchos  dessós  christianos 
Que  moros  non  vidieron,  |  ca  nuevos  son  liegados; 
Mas  se  marabillavan  |  entré  Diego  e  Ferrando: 

l  ó.     Por  la  su  veluntad  |  non  serien  hy  posados. 
Oyt  lo  que  fabló  |  el  quen  buen  ora  es  nado: 
«¡Allá,  Pero  Bermúez,  |  el  mió  sobrino  caro, 
Curiesme  a  Diago  e  |  curiésme^á  Ferrando; 
Amos  a  dos  mis  yernos,  ]  las  cosas  que  mucho  amo: 

20.     Ca  los  moros,  con  Dios,  |  non  fincarán  en  campo!» 

«Yo  vos  digo,  mió  Cid,  |  por  toda  caridat, 
Que  oy,  ellos  a  mí  |  por  amo  non  ternán. 
Curíelos  quisquier,  |  ca  dellos  non  m'incal. 
Yo  adiesso  con  los  míos,  )  ferir  quiero  delant: 
2.").     Vos  firme  con  los  vuestros  |  a  la  zaga  tengads. 


!>.  eras  mañana,  mañana  temprano  sabremos. 

12  y  1.'1.  Muchos  de  esos  cristianos,  recientemente  llegados,  se 
maravillaban  de  los  moros,  pues  no  los  conocían. — 22.  por  ayo  no 
me  tendrán. — 23.  ¡Cuídelos  el  diablo,  (pie  á  mí  nada  me  importan. 
— 24.  yo  al  punto  con  los  míos  quiero   pelear  en  la  vanguardia. — 


—  273  — 

Si  cuenta  fuere,  bien  |  podredes  me  huviar!» 
Aquí  llegó  Minaya,  j  dix:  «Campeador  leal, 
Oid,  esta  batalla  |  el  Criador  lá  ferá, 
E  vos  tan  dinno,  que  |  con  él  avedes  part. 
30.     Mandatnos-los  ferir  |  de  do  vos  semeiar, 

£1  debdo  que  ha  cascún  |  oy  a  complir  será: 
Veerlo-ems  con  Dios,  |  e  con  las  vuestras  av's. 


Valentía  del  Bispo  don  Hierónymo 

Afévos  Don  Hieróm,  j  bispó  e  barragán, 
Muí  bien  armado  al  Cid  |  parábasel'  delant: 
«O-y  vos  dix  la  missa  j  de  Sancta  Trinidad. 
Salí  de  la  mi  tierra  -|  e  vínevós  buscar 
Por  sabor  que  avia  |  d'algún  moró  matar: 
Mi  orden  e  mis  manos  |  querríalas  ondrar; 
E  á-estás,  feridas  |  yo  quiero  ir  delant. 
Trayó  pendón  e  crozas  |  e  armas  de  senyal. 
Si  plógiése  a  Dios  |  querriá-las  ensayar, 


31.  La  obligación  que  tiene  cada  cual,  hoy  sabrán  todos  cumplirla. 
— 32.  Veremos  el  triunfo  gracias  á  Dios  y  á  vuestra  buena  estrella. 
(nvs,  aves,  fortuna). 

8-  pendón  á  corzas,  dice  el  texto;  sería  A  crozas,  pendón  cruzado, 
é  armas  de  senyal,  de  marca,  seguras,  bien  templadas.— 9.  ploguXési, 
•creo  que  sería  plógiése,  sin  tt,  como  mager,  borgés,  etc.:  la  u  qur   se 
escribí»,  antes  sonaba,  como  en  guerra,    pronunciada  guerra. 
18 


—  274  — 

10.     El  mío  corazón  |  que  pudi'és  folgar; 

E  vos,  Cid  Campeador,  |  de  mi  mas  vos  pagar. 

Si  éste^ámor  nom'  feches  |  quieróm'  de  vos  quitar.» 

Esora  dixo  el  Cid:  |  — «Lo  que  queredes,  plázm'; 

Los  moros  afé  a  oio,  |  ildós  vos  ensayar, 
15.     E  nos  d'aquent  veremos  J  como  lidia  el  abbat.» 

El  bispo  Don  Hieróm  |  prisó  a  espolonadas, 

E  ibalos  ferir  |  cabo  del  albergada. 

Por  su  ventura  é  |  por  Dios  quel  amaba, 

Dos  moros  mató  essora  |  con  sennos  colps  de  lanza. 
20.     El  astil  ha  quebrado,  |  metió  man  al  espada; 

Ensayábase  el  bispo,  |  Dios,  que  bien  lidiaba! 

Mató  dos  con  la  lanza,  |  cinco  con  el  espada. 
[2400]  Los  moros  eran  muchos,  |  derredor  le  cercaban, 

Dábanle  grandes  colpes,  |  mas  nol  faisán  las  armas: 
25.     El  quien  buen  ora  násco  |  los  oios  le  fincaba: 

El  escudo  émbracó  |  e  ábaxó  el  asta, 

Aguijo  á  Babieca,  |  el  que  tan  bien  le  anda; 

Iba  ferir  los  moros  |  de  corazón  e  de  alma. 

En  las  haces  primeras  |  el  Campeador  entraba. 
30.    Abatió  a  siete  |  e  á-cuatró  mataba. 

Plogó  a  Dios,  que  |  está  fues  l'árrancada, 
Mió  Cid  con  los  suyos  |  cáeles  en  alcanza. 
Veríedes  quebrar  cuerdas  ¡  e  arrancar  estacas, 
E  acostar  tendales  |  que  son  a  huebra  tanta. 
35.    Los  del  Cid  á  los  moros  |  de  las  tiendas  los  sacan... 

10.  para  que  mi  corazón  pueda  regocijarse,  y  vos  pagaros  de  ruí, 
12.  si  este  amor  non  me  feches,  ei  este  servicio  no  me   hacéis. — 
17.  cabo  del  albergada,  al  extremo  del  campamento. 


Z  /  9 


VI 


El  Cid  vence  al  Rey  Búcar 

Sacánlos  de  las  tiendas,  |  caénlis  en  alcanz: 
Tanto  brazo^é  loriga  |  veriedes  caer  apart, 
Las  cabezas  con  yelmo  |  por  él  campó  rodar, 
Los  cávallos  sin  duermo  |  correr  a  todas  parís. 
5.    Siete  migos  complidos  |  duró  el  segudar. 
Mió  Cid  al  rey  Bucár  |  caióle  en  alcanz, 
—  «Acá  torna,  Rey  Búcar;  |  venist  d'allent  la  mar, 
Verté-as  con  el  Cid,  |  el  de  la  barba  grand, 
Que  saludarnos  liemos  [  e  taiar  amistanz.» 

10.    Al  Cid  respuso  Bucár*  |  ¡Confonda  Dios  atal!... 
El  spada  tiens  desnuda  |  e  véoté  aguiiar, 
Así  como  seméia  |  quieresla  en  mi  ensayar; 
Si  el  cával'  non  'stropieza  |  e  cómigó  non  cay, 
Nont'  iúntarás  comigo  |  fatá  dentro '~sén  la  mar.  » 

15.    Repuso  aqui  Mió  Cid:  |  — «Non  será  esto  verdad.» 
Ha  buen  ca vallo  Búcar  I  e  grandes  saltos  faz, 
Mas  Babieca,  el  del  Cid,  |  alcanzándolo  vá. 
Alcanza  el  Cid  a  Búcar  |  a  tres  brazas  del  mar, 
Arriva  alzó  Colada,  |  con  ella  colpe  a  tal 

20.    Le  dio  que  las  carbonclas  J  tollidas  gelas  ha, 
L  yelmo,  almófar,  carne  j  ovóle  de  cortar. 
Ya  Búcar  mal  ferido  I  metios'  dentro  en  la  mar, 


1.  alcanz,  poco  más  arriba,  dice  alcanza,  alcancé.—  6".  miyos,  mi<j- 
(er)os  del  latín,  milliariwn,  miliario;  aquí  dice  siete  millas  cabales. 


—  276  — 

Dexólo  y  por  muerto  |  Rodrigo  de  Bivar. 
Venció  él  la  batalla  |  maravillosa  e  grand, 
25.  E  y  ganó  Tizón  |  vale  mas  de  mili  mares, 
Espada  taiador  |  que  con  Colada  es  par: 
En  manos  de  tal  dueño  |  su  fama  crecerá! 
De  manos  del  Rey  Búcar,  |  cayó  cerca  del  mar. 

VII 

EJ  Cid  felicita  á  sus  yernos 

Sabet,  todos  de  firme  ]  robavan  en  el  canpo: 
Con  estas  ganancias  |  ya  sé  iban  torrando 
A  las  tiendas  do  era  |  la  seña  iban  llegando. 
Por  medio  la  matanza  |  el  Campeador  contado 
5.    Sobré  su  buen  bucéfal  |  venía  tan  privado 
Con  dos  espadas  que,  |  el  preciaba  en  algo, 
Son  Colada  e  Tizón  J  que  valen  un  condado: 
La  cara  descobierta,  |  el  almófar  soltado, 
Cofia  sobré  los  pelos  |  froncida  della  quanto. 

10.    Algo  el  Caboso  víe  |  de  ló  que  era  pagado; 
Alzó  sos  óios  e  |  iba^ádelant  catando; 
E  vio  venir  a  él  |  a  Dieg  e  a  Ferrando: 
Alegrós'  Mió  Cid,  ¡  fermoso  sonrrisando: 
— «Venides,  míos  yernos,  |  mis  fijos  sodes  amos, 

15.    Sé  qué  de  lidiar,  |  bien  sods'  amos  pagados; 


1.  robaban,  recogían  el  botín. — 5.  buce/al,  cavallo,  nombre  gené- 
rico, por  recuerdo  del  caballo  de  Alejandro.— 8  y  9.  La  cara  des- 
c abierta,  suelto  el  almófar  (capuz  de  malla);  la  cofia  sobre  los  ca- 
bellos, plegada  ó  echada  atrás  en  lo  posible. 


—  277  — 

A  Camón  de  vos  |  yrán  buenos  mandados. 
¡Como  al  rey  Bucár  |  avernos  arrancado! 
Yo  fio  en  Dios  é  |  en  todos  los  sos  sanctos, 
Desta  arrancada  bien  |  nos  iremos  pagados.» 

20.    Minaya  Alvar  Fañez  |  esora  es  llegado, 
El  escudó  al  cuello  )  trae  todo^éspadado; 
De  los  colps  de  las  lanzas  |  non  avie  recabdo, 
Los  qué  gelós  dieran  |  non  gélo  avíen  logrado, 
¡Evay,  el  cobdo  ayuso  |  la  sangre  destelando, 
25.    Que  de  veinte  arriba  |  de  moros  ha  matados! 
De  todas  parts  los  sos  |  vasallos  van  llegando: 
"¡Gradó,  dixo  Minaya,  |  al  Padre  que  está  en  alto! 
E  a  vos,  Mió  Cid,  que  |  en  buen  ora  fust  nado: 
Feriste  a  Búcar  é  |  arrancamos  el  campo. 

80.     De  vos  son  estos  bienes  |  e  dé  vuestros  vasallos; 
E  amos  vuestros  yernos  |  aquí  son  ensayados, 
Fartós  de  lidiar  |  con  moros  en  el  campo.* 
Respúsol  Mió  Cid:  |  «Yo  desto  so  pagado. 
Quand  agora  son  buenos  |  ad'  lant  serán  pregados.» 

85.     Por  bien  lo  dixo  el  Cid,  |  ellos  tiénénlo  a  malo. 
A  Valencjá  ya  llegan  |  los  áveres  ganados: 
Alegre  es  Mió  Cid  |  con  todas  sus  compaños, 


1(5.  irán  a  Carrión  buenas  noticias  vuestras.— 21.  el  escudo  trae 
al  cuello  |  todo  espado,  dice  el  texto;  debe  ser  aspado,  tajado  en  as- 
pas; ó  espadado,  con  marcas  de  los  golpes  de  espada,  acuchillado.— 
29.  a  Bucar  feriste:  el  Poema  dice  que  lo  mató;  pero,  es  el  cmé  > 
que  el  mismo  Búcar  vuelve  más  tarde  del  África  con  nuevo  ejérci- 
to, según  la  Crónica.  Para  conciliar  las  cosas,  Búcar  es  herido  gra- 
vemente por  el  Cid  en  esta  batalla,  abandona  su  espada  Tizón  y  se 
salva  por  la  fuga. 


—  278  — 

Que  á  la  ración  ca-y-e  [  mas  de  seiscientos  marcos. 
Los  yernos  de  Mió  Cid,  ¡  quand  éste  aver  tomaron 
4f\     Desta  arrancada  grande,  |  lo  ponen  en  su  salvo; 

Cuidaron  que  en  sus  dias  |  nunquá  serín  minguados: 
Fueron  en  Valencia  |  muy  bien  arreados; 
Conduchos  á  sazones,  |  buenas  pieles  e  mantos. 
Mucho  alegres  son  |  el  Cid  e  sus  vasallos! 

45.     Sobeianas  ganancias  |  son  las  que  han  en  salvo, 

A  tanto  son  de  muchos  j  que  non  serien  contados. 
Mandó,  Mió  Cid  prisiessen  |  so  drecho  scripturado: 
Así  lo  facen  todos,  |  ca  eran  acordados. 
Caiéronle  al  Cid  |  seiscientos  cavallos, 

50.     E  otras  azemilas,  |  a  mas  camelos  largos: 

[2500]  Todas  estas  ganancias  |  fizo  el  Campeador; 
Grado  á  Dios  qué  |  del  mundo  es  el  Señor! 
Grant  fú'  en  ese  dia  |  de  Ruy  Díaz  la  Cort. 
Después  desta  batalla  |  do^al  Rey  Bucár  firió. 
55.     Alzó  la  mano,  á  |  la  barba  se  tomó: 

«Gradó  á  Christus,  dixo,  |  del  mundo  ordenador, 
Quand  en  mis  yernos  veo  |  lo  que^áviá  sabor 


42.  muy  bien  arreados,  muy  bien  puestos,  apuestos,  bien  vesti- 
dos, con  hermosos  arreos. — 43.  conduchos  a  sazones,  comidas  á  pe- 
di  1  de  boca. — 57.  el  verso  primitivo  dice:  «Quando  veo  lo  que  avia 
sabor.*  Es  éste  uno  de  los  versos  que  encuentran  cortos;  pero,  leí- 
do á  derechas,  muy  bien  que  consta;  (v.  2487) 

Qttán — dové— oló-+-  ||  que  á — viá — sabor + 
2  4         6  2         4  c 

Hay  un  verso  de  los  que  he  suprimido,  poco  después  de  éste,  en 


—  279  — 

Que  lidiaran  en  campo  |  comigo  amos  a  dos! 

Antes  minguado  fu,  ¡  agora  rico  so; 
60.     Que  he  aver  e  tierra  |  e  oro  e  onor, 

E  son  los  mios  yernos  |  Infantes  de  Carrión. 

Arranco  yo  las  lides  |  como  plaz  al  Criador. 

Moros  e  cristianos  |  de  mi  han  grant  pavor: 

Allá  dentro  en  Marruecos,  |  ó  las  mezquitas  son, 
€5.     De  mí  que  salto  avrán  |  quizab  alguna  noch: 

Ellos  assi  lo  temen  |  mager  nol'  pienso,  nó, 

No  los  iré  buscar,  |  seere^én  Valencia  yo. 

Ellos  me  darán  parias  |  con  ayuda  de  Dios: 

Que  a  mí  pagen  o  a  |  qui  yó  oviér  sabor.» 

70.     Con  él  Cid  én  Valencia  |  grandes  los  gozos  son, 
De  todas  sus  compañas,  |  de  toda  su  criazón. 
Grandes  los  gozos  han  |  sus  yernos  amos  dos: 
De  aquesta  arrancada  |  que  lidiaron  de  cor, 
Cinco  mili  mares  valía  )  gañán  allí  los  dos. 

75.     Ellos  dos  con  los  otros  |  vinieron  á  la  Cort. 

Aquí^ésta  con  mió  Cid  |  el  bispo  don  Hieróm, 
El  bueno  de  Alvar  Fanz,  ¡  caválier  lidiador, 
E  muchos  otros  qué  |  crió  el  Campeador. 
Cuando^á  la  Cort  entraron  |  los  lnfants  de  Carrión 


■que  el  poeta  habla  como  si  él  mismo  hubiese  participado  del  botan 
en  la  ocasión:  es  el  verso  245*2. — Lo  uno  eá  nuestro,  lo  otro  han  en 
salvo. »  Lo  apunto  para  los  aficiónalos  á  fundar  conjeturas  en 
estos  pequeños  casos.  Toda  esta  parte  está  muy  deshecha  y  en- 
marañada en  el  original.  Curioso  es  el  verso  60,  por  sua  hiatos: 
Qo¿  he 'aver  e  tierras  |  e  oro  c  onor. — tíl.  se  lee  yernos. 


—  280  — 

•80.     Minaya  recebiólos,  |  por  les  facer  mas  pro: 

«Acá  venid,  cuñados,  ]  mas  valemos  por  vos.» 

Así  como  legaron  |  pagóse  el  Campeador. 

"Evades  aquí,  yernos,  |  la  mi  mugier  de  pro, 

E  amas  las  mis  fijas  |  donnás  Elvira  e  Sol. 
85.     Bien  vos  abrazen  é  |  sirvan  de  corazón: 

Vencims  moros  en  campo,  |  matamos  a  sabor, 

Firimos  a  Bucár  [  probado  tra-y-dor. 

De  vuestros  casamientos  (  vos  ávredes  onor. 

Irán  buenos  mandados  |  a  tierras  de  Carrión» 

VIII 

Los  compañeros  del  Cid  se  burlan  de  los  Infantes 

Fabló,  a  estas  palabras,  |  el  Conde  don  Ferrando: 
«Gradó  al  Criador  e  |  a  vos,  el  Cid  ondrado: 
Tanto  avernos  de  averes  |  que  ya  no  son  contados; 
Por  vos  avernos  ondra  |  e  ávemós  lidiado: 
5.     Pensad  de  lo  al,  que  |  lo  nuestro  émos  en  salvo.» 
Vasallos  de  Mió  Cid  |  seyénse  sonrrisando, 
Quien  lidiara  meior,  |  ó  quien  fuera  en  alcanzo; 
Mas,  non  fallaban  y  |  a  Diego  ni  a  Ferrando. 
Non  vieron  sus  fazafías,  |  las  fechas  en  el  campo. 
10.     E  por  aquestos  guegos  |  que  ivan  levantando, 
Las  noches  e  los  dias  |  mal  los  escarmentando, 

81.  Minaya,  primo  del  Cid,  llama  cufiados  á  sus  yernos:  antes  se- 
llamaba  cuñados  (del  1.  cognatus)  á  los  parientes  por  afinidad;  hoy 
se  ha  restringido  esta  significación,  mientras  que  la  de  parientes, . 
antes  sólo  los  padres,  se  ha  extendido  mncho. — 7.  hay    que  suplir 
hablaban,  trataban  de  quien  lidió  mejor  etc. 


—  281  — 

Tan  mal  se  conseiaron  |  estos  Infantes  amos. 
Amos  apart  salieron,  |  ¡son  veramientre  hermanos! 
Destó  que  ellos  fablaron,  |  nos,  parte  non  ayamos. 
15.      «Vayamos  por  Carrión.  |  mueho^áqui  détardamos 
Los  áverés  que  emos  ¡  mucho  son  sobeianos, 
Mientra  que  visquiéremos  |  despender  nols  podremos.» 

IX 

Concierto  felón  de  los  infantes 

cNuestrás  muliers  pidamos  J  al  Cid  Campeador: 
Digams  las  lébaremos  |  á  tierras  de  Carrión, 
Pora  enseñarlas  donde  |  las  heredades  son. 
Sacarlas  hemos  de  |  poder  del  Campeador. 
5.     Después  en  la  carrera,  |  ferems  nuestro  sabor: 
Ante  que  nos  retrayan  |  lo  qué  fué  del  león, 
Escárnirems  las  fijas  |  del  Cid  Campeador. 
Averes  lébaremos  |  que  son  de  grant  valor, 
Destós  averes  siempre  |  seremos  ricos  oms. 
10.     Casar-emos  con  fijas  |  de  reys  o  emperadors, 
Ca  de  natura  somos  |  de  Condes  de  Carrión.» 
Con  aqueste  conseio  |  amos  tornados  son. 

Fabló  Fernán  González,  |  e  fiz  callar  la  Cort: 
«Si  vos  valá  el  Cielo,  |  caboso  Campeador, 


1.  muliers,  ruugiers,  mujeres. — 11.  ca  de  natura  somos  de  Condes 
d¡  Garrían,  este  verso  se  repite  cinco  ó  seis  veces  en  corto  espacio, 
y  aM  es  que  lo  he  suprimido  en  ocasiones:  quiere  decir:  pues  so- 
mos de  la  clara  sangre,  ó  del  alto  linaje  de  los  Condes  de  Camón. 


—  282  — 

15.     Plega  a  donna  Ximena  |  e  primero  a  vos, 
A  Mínayá  Alvar  Eanz,  |  a  quantos  aquí  son, 
Dadnos  nuestras  mugieres,  |  que  avems  a  bendición, 
Lebarlas  hemos  a  |  sus  tierras  de  Carrión; 
Meterlas  hemos  en  |  las  villas  e  meisons 

20.     Que  las  diemos  en  arras  |  e  qué  de  ellas  son. 

Verán  las  vuestras  fijas  |  quanto  que  avernos  nos, 
Los  fijos  que  oviérems  |  que""^avrán  en  partición.» 


Generosidad  del  Cid 

El  Cid  que  no  s'  curiaba  j  de  seer  afontado, 
Dix: — cDarvos  he  mis  fijas,  |  e  dé  lo  mió  algo 

Vos  quiero  dar  en  don! 
Vos  las  diestes  villas  |  por  arras  en  Carrión 
5.     Darles  quiero^áxüar,  |  de  tres  mil  marcos  de  or, 
Muías  e  palafrés  |  gruesos  e  de  sazón; 
Cavallos  d'estribera  ]  fuertes  e  corredors, 
E  muchas  vestiduras,  |  paños  e  ciclatóns. 
Darvós  he  dos  espadas,  |  Colada  e  Tizón, 
10.     Que  las  gané  sabedes,  |  a  guisa  de  varón. 

Mis  fijos  sodes  amos  |  quand  mis  fijas  vos  do: 

19.  meisón,  mesón,  casa. 

i.  El  Cid,  quien  ni  sospechaba,  que  sería  afrentado. — 3.  Este 
verso  heptasílobo  lo  pongo  para  muestra  del  artificio  provenzal  usa- 
do también  en  el  Poema  del  Cid,  con  que  á  veces  se  anunciaba  un 
cambio  de  asonancia. — 6  axuuar,  axuar,  ajuar. — 7.  d'estribera  de  dies- 
tro, destrier  o  destrier  en  francés,  los  que  van  ni  estribo  para  remu- 
darlos. 


—  283  — 

Allá  me  lebads  las  |  telas  del  corazón. 
Que  sepan  en  Galicia,  |  en  Castiel  e  Léon, 
Con  qué  riqueza  enbío  |  mis  yernos  amos  dos. 

15.     A  mis  fijas  sirvades,  |  vuestras  mugieres  son: 
Si  bien  vos  las  servides  |  randré  vos  galardón». 
Otorgado  han  esto  |  los  Infants  de  Cardón. 
Aquí  reciben  las  |  fijas  del  Campeador; 
A  recibir  compiezan  |  lo  qué-el  Cid  mandó. 

2C.     E  quando  son  pagados  |  á  todo  so  sabor, 
Ya  mandaban  cargar  |  sos  áveres  de  pro. 
Grandes  son  las  nuevas  |  por  Valenz  la  maior: 
Todos  prenden  las  armas,  |  cavalgan  a  vigor 
Por  escurrir  las  donnas  |  a  tierras  de  Carrión. 
2600]  Ya  quieren  cavalgar  |  en  'spedimiento  son. 
Amas  hermanas,  doña  |  Elvira  e  doña  Sol, 
Fincaron  los  inoios  |  antel  Cid  Campeador: 
-¿Merced,  pedimos,  Padre,  |  si  vos  vala^él  Criador, 
Que  vos  nos  engendrastes,  |  e  madre  nos  parió: 

80.     Sodes  amos  delant,  |  señora  e  señor. 

Agora  nos  enbiades  |  a  tierras  de  Carrión, 

Debdo  nos  es  complir  |  lo  que  mandredes  vos. 

Asi  nos  vos  pedimos  |  merced  amas  a  dos, 

Que  ayads  vuestros  mensaies  |  en  tierras  de  Carrión.» 

35.     Abrazó-las  Mió  Cid,  |  tierna-mientre  a  amas  dos. 


10.  randré,  rendiré,    os  daré   recompensa   ó  galardón. — 34.  que 
nos  deis  noticias  vuestras  escribiéndonos  á  Carrión. 


—  284  — 

XI 

La  despedida 

El  padre  fizo  aquesto,  |  la  madre  lo  doblaba: 
«Andad,  fijas,  de  aquí;  j  el  Criador  os  vala; 
De  mi  e  vuestro  padre  |  avedes  nuestra  gracia: 
Id  a  Cardón,  mis  fijas,  |  do  sodes  heredadas!» 

Al  padre  e  a  la  madre  |  las  manos  les  besavan, 
5.     Amos  la  bendixieron  |  e  dieronles  su  gracia. 
Myó  Cid  e  los  otros  \  de  cavalgar  pensaban, 
A  grandes  guarnimientos,  j  á  cayallos  e  armas, 
Saliendo  los  Infantes  |  de  Valencia  la  clara, 
De  las  donnas  se  espiden  |  e  de  toda  la  casa. 
10.     Por  Huerta  de  Valencia  |  salín  teniendo  armas. 
Contristo  va  Mió  Cid  |  con  todas  sus  compañas 
Ca  vido  en  los  avueros  |  el  de  la  ondrada  barba, 
Qué  éstos  casamientos  |  non  serien  sin  tacha: 
Nos'  puede  repentir;  |  casadas  las  ha  amas. 

lo.     «¿O  eres,  mió  sobrino?  |  ¿O,  tú,  Feléz  Muñoz? 
Primo  eres  de  mis  fijas  |  de  alma  e  corazón. 
Mandót'  vayas  con  ellas  |  fatá  dentro""*én  Carrión: 
Verás  las  heredades  |  que  de  mis  fijas  son. 
Con  aquestas  nuevas  |  vernás  a  mí,  varón.» 


12  y  13.  Contristado   va   el  Cid,  porque  vio  en  los  agüeros  que 
estos  casamientos  no  serían  sin  sombra. 


—  285  — 

-¿0.     Felez  Muñoz,  replica:  |  «¡Plazmé  de  corazón! 
Minaya  Alvar  Fannez  |  ante  el-Cid  sé-paró: 
«Tornemos-nos  Cid  a  |  Valencia  la  maior, 
Que  si  a  Díós  ploguiere  j  e  lo  quisiérdes  vos, 

25.     lrlás-hemos  veer  |  a  tierras  de  Carrión.» 

«A  Dios  vos  comendamos,  f  donnas  Elvira  e  Sol; 
A  tales  cosas  fed  que  |  en  plazer  caia  a  nos.» 
Respóndién  los  yernos:  |  — «¡Assi  lo  mande  Dios!» 
Grandes  fueron  los  duelos  |  a  lá  depártición, 

30.     El  padre  con  las  fijas  |  ploran  de  corazón, 
E  atal  los  cavalleros  |  del  Cid  Campeador. 
«Oyás,  sobrino,  tú,  |  oyás,  Feléz  Muilóz, 
Por  Molina  yredes,  |  iazredes  y  una  noch; 
Saludad  a  mió  amigo  |  el  moro  Abengalvón, 

85.     Reciba  a  mios  yernos  |  como  él  pudier'  meior, 
Dilde  que  van  mis  fijas  |  a  tierra  de  Carrión: 
De  lo  que  ovieren  huebos  [  sírvalas  a  sabor. 
Desi^éscurralas  fasta  |  Medina,  por  mi  amor. 
De  quanto  él  ficiere  (  yol'  daré  galardón.» 

40.     Com  laguna  de  la  carne  j  ellas  partidas  son. 

XII 

La  jornada.— Alevosía  de  los  infantes 

Tornos  pora  Valencia  |  el  quen  buen  or'  nascjó; 
Ya  piensanse  de  ir  |  los  Infants  de  Carrión. 


38.  escúrralas,    acompáñelas  hasta   Medina,    en   obsequio    á  íui 
amistad. 


—  28G  — 

Aguijan  quanto  pueden,  |  por  Sanct  Maria  son; 

De  Alba-racin  nomnado  |  posan  en  el  meysón; 
5.     Afelos  en  Molina  |  do  es  Abengalvón. 

El  moro  quand  lo  sopo,  |  plógol'  de  corazón: 

Salió-los  recebir  |  con  grandes  avoróz. 

¡Dios,  qué  bien  los  sirvíe  |  a  todo  so  saborl 

Otro  dia  mañana  |  con  ellos  cavalgó. 
10.     Con  doscientos  moros  |  escurrirlos  mandó; 

Iván  trocir  los  montes  |  que  dicen  de  Luzón. 

A  las  fijas  del  Cid  |  el  Moro  donas  dio; 

Buenos  senos  cavallos  |  ais  infants  de  Carrión. 

Trocieron  Arbuxuelo,  |  legaron  a  Salón, 
15.     O  dizen  l'Ansarera  ¡  ellos  posados  son. 

Todo^ésto  fizo  el  moro  |  por  el  Cid  Campeador. 

Veyen  la  riqueza  |  que  el  moró  sacó, 

Entramos  los  hermanos  |  conséiarón  traición: 

«Pues  qué  dexar  avernos  ¡  fijas  del  Campeador, 
20.     Si  púdieséms  matar  |  al  moro  Abengalvón, 

Quantá  riqueza  tiene  J  aver-Ia  yernos  nos. 

Tan  en  salvó  lo  avremos  |  como  lo  de  Carrión: 

Nunquá  avríe  derecho  |  de  nos  el  Campeador.» 

Quando^ésta  falsedad  |  dicin  los  de  Carrión: 
25.     Un  moro  latinado  |  bien  gelos  entendió. 

Nol'  tiene  en  poridat,  |  dixólo  a  Abengalvón 


7.  avoroz',  avorozos,  alborozo,  regocijo. — 16.  Ivan  trocir  los  moni  es, 
yvan  á  trasponer  ó  cruzar  los  montes. — 17.  ve-y-cn. — 21.  yemos= 
yernos. — 24.  cuando  esta  felonía  tramaban  los  de  Carrión. — 25. 
un  moro  latinado,  latino,  ladino,  sabido,  entendido,  que  sabía  latín 
y  romance. 


—  287  — 

«Alcáyaz,  curiat'  destos,  |  ca  eres  mió  señor: 
Tu  muerte  oy  asmar  |  a  Infantes  de  Carrión.» 

XIII 

Repréndelos  el  Moro  Abengalvón 

El  mere  Abengalvón  |  mucho^éra  barragán, 
Con  doscientos  que  tiene  |  ovó  a  cávalgar: 
Armas  iba  teniendo;  |  paros  ant'  los  Infants, 
De  lo  que  el  Moro  dixo,  ¡  a  los  Infants  non  plaz: 
;").     «Dexid-me,  ¿qué  vos  fize,  |  Infantes  de  Carrión? 
Sin  arte  vos  serví,  |  vos  conseiast  ma  mort!... 
Si  non  lo  dexas  por  [  Mió  Cid  el  de  Bivar, 
Tal  vos  faría  que  |  por  el  mundo  sonás, 
E  lebarie  sus  fiias  |  al  Campeador  leal: 
10.     Nunqua  vos  en  Carrión  (  entrariedes  ianiá.s! 

Me  parto  de  vos  como  |  de  malos  e  traydors; 
Iré  con  vuestra  gracia,  |  donnas  Elvira  e  Sol: 
Poco  precio  las  nuevas  |  de  essós  de  Camón, 
Dios  ló  quiera  e  mande,  |  que  del  inundóles  Señor, 
15.     Daqueste  casamiento  |  que  grade  al  Campeador.» 
Esto  que  les  ha  dicho,  ]  el  Moro  se  tornó. 
Iban  teniendo  armas  |  al  trocir  de  Salón, 
Como  de  seso  á  |  Molina  adelinó. 


•JO.  no  guaní*  el  secreto. — 28.  oí  tramar  tu  muerte,  á  los  Inl'an 
tes. 

y>.  Ejemplo   de   contracciones   antiguas:  paros  (e)  ant  (e)  los  ín- 
fai(t(e)s. — 17.  Arma  en  mano  cruzaban  el  Jalón. 


—  288  — 

XIV 
El  Robredo  de  Corps 

Mueven  de  l'Ansarera  |  los  infants  de  Carrión; 
[2700]  Acóiense  a  andar  |  de  dia  e  de  noch; 

Dexán  siniestro  a  Atienza  |  una  peña  mui  fort; 

La  sierra  de  Míedes  |  pasáronla  estonz, 
5.     E  por  los  ¿Montes  Claros  |  aguijan  a  espolón. 

A  siniestro  es  Griza,  |  que  Alamos  pobló, 

Los  Cantíos  son  allí  |  do  a-Elpha^éncerró; 

A  diestro  es  Sant  Estevan  |  que  cae  mas  a  lón. 

Entrados  son  agora  |  al  Robredo  de  Corps. 
10.     Afé  los  montes  altos,  |  las  ramas  con  las  novs 

Puián,  e  bestias  fieras  j  andan  a  derredor. 

Fallaron  un  vergel  |  con  una  limpia  font: 

Hy  fincan  la  su  tienda  |  infantes  de  Carrión; 

Con  quantos  que  ellos  traen  |  hy  iazen  esa  noch. 
15.     Con  sus  mugiers  en  brazos,  |  demuéstranlés  amor, 

E  mal  geló  cumplieron  |  quandó  salie  el  sol. 

Mandan  cargar  acémils  |  con  sus  grandes  tresors. 

En  los  primeros  versos  de  esta  copla  de  asonancia  en  o,  hay  que 
notar  los  finales  noche,  corpes,  convertidos  por  la  exigencia  de  la 
rima  en  nóch,  córps;  fuerte  y  fuente,  en  fórt  y  fónt,  pues  ue=o,  y  la 
e  final  es  muda;  a  luenne,  á  lo  lejos,  se  convierte  en  alón,  por  ¡ser 
ue=o,  ó  bien  en  aloñ  por  las  dos  nn;  y  nuves,  nues=nós,  ó  nuvs,= 
uóvs. — 11.  las  ramas  puian  con  las  nubes;  puian,  pujan,  suben  á 
las  nubes.  De  podium,  lugar  elevado,  en  latín,  salió  el  castellano  po- 
dio, po'io,  y  de  ahí  potar,  putar:  subir  á  lo  alto:  después  fué  poyo, 
puiar,  puyar,  pujar.  Podium,  se  llamaba  el  palco  ó  lugar  alto  desti- 
nado al  César  en  el  Anfiteatro  ó  en  el  Circo. 


—  289   — 

Cogida  han  la  tienda  |  6  alvergaron  de  noch: 
Adélant  eran  idos  j  los  dé  su  criazón, 

20.     Asi  gelós  mandaron  |  los  Infants  de  Carrión, 

Que  non  fincas'  ninguno,  |  nin  fembra  nin  varón, 
Sinón  las  sus  mugiers  |  donnás  Elvira  e  Sol: 
Con  ellas  deportarse  |  quieren  a  so  sabor. 
Todos  eránse  idos,  |  solos  los  quatro  son. 

2r>.     ¡Tanto  mal  comedieron  (  los  Infants  de  Carrión! 
— «Bien  ló  creádes,  ora,  |  donnás  Elvira  e  Sol, 
Sereds  aq  muesca  midas,  |  en  éstos  fieros  monts. 
Nos  pártiréms,  dexadas  |  seredes  oy  de  nos, 
E  non  avredes  parte  I  en  tierras  de  Carrión. 

3U.     Irán  estos  mandados  |  al  Cid  Campeador: 

Assí  nos  vengaremos:  ¡  está  por  lá  del  león.» 
Hi  tuellen-las  los  mantos  |  e  a  más  los  péllizons, 
En  camisas  las  paran  |  e  én  los  ciclatons. 
Espuelas  tien'  calzadas  |  los  malos  traydors; 

35.     En  man  prenden  las  cinxas  |  fuertes  e  duradors. 
Quand  esto  ven  las  donnás,  |  fablava  Doña  Sol: 
— «¡Don  Diego,  Don  Ferrando,  |  rogamos-vos  por  Dios!.. 
Dos  espadas  tenedes,  |  fuertes  e  taiadors, 
Al  un  dizen  Colada  |  é  ál  otra  Tizón: 


■I'.k  comediaron,  urdieron,  premeditaron.—  27.  escarnidas,  escarne- 
cidas.— 32.  arrancantes  los  mantos  y  sus  trajes  eon  pieles. — 33.  laa 
dejan  en  camisa  y  enaguas,  que  es  lo  que  parece  significar  ciclatón 
en  este  caso,  bien  que  de  ordinario  era  una  túnica  de  corte  cir- 
cular;  (de  vichi,  sale  ciclatón).  Más  adelante,  verso  (51,  dice  que 
ambas  donas  quedaron  en  camisas  y  brials.  que  significa  tante 
vestido  como  faldas. — 35.  duradors,  duras. 
19 


—   290  -- 

40.     Cortandos  las  cabezas,  |  martyrs  seremos  nos. 

Si  nos  fuerems  maiadas,  |  abiltareds  a  vos. 

Retraer-vos  lo  han  |  en  vistas  o  en  corts. 

¡A  tan  malos  enxiemplos  ¡  non  fágads  sobreños!» 

Lo  que  ruegan  las  donnas  j  non  les  ha  ningún  pro. 
45.     Esora  les  conpiezan  |  a  dar  los  de  Carrión, 

Con  cinchas  corredizas  |  maian-las  a  sabor, 

Con  espuelas  agudas  |  dond  fagan  mas  dolor, 

Rompin  con  las  camisas  |  las  carnes  a  amas  dos; 

Limpia  salieja  sangre  |  sobré  los  ciclatons. 
50      ¡Ya  lo  sienten  ellas  ¡  en  los  sos  córazóns! 

¡Qual  ventura  serie,  |  si  plóguies'  al  Criador, 

Que  asomas'  esora  |  el  Cid  Campeador! 

A  tanto  lasfmaiaron  )  que  sin  cosiment  son: 

Sangrientas  las  camisas  |  e  en  los  ciclatons. 
•55.     Cansados  de  ferir  (  los  dos  aleves  son, 

Ensáiando^ámos  qual  |  dará  meiores  colps. 

Ya  non  pueden  fablar  |  donnás  Elvira  e  Sol... 

Por  muertasflas  dexaron  |  en  Robredo  de  Corps. 

¡Dios,  si  ora  asomase  |  el  Cid  Campeador! 

(>0.     Leváronles  los  mantos  |  e  las  pieles  armiñas; 
Marridas  las  dexaron  j  en  briales  e  camisas, 
A  las  bestias  del  monte  |  que  son  de  fiera  guisa: 
Dexaron  las  por  muertas,  |  sabet,  que  non  por  vivas! 


40.  cortandos,  por~eortadnos. — 46.  corredizas,  con  correas;  maian- 
las,  májan-las,  azótanlas. — 53.  sin  cosiment,  sin  conocimiento. — 
60.  marridas,  esmarridas,  desmayadas,  desfallecidas;  maridas,  dice 
el  texto. 


—  291   — 

Por  muertas  las  dexaron, 
65.     Que  el  una  á  la  otra  f  non  le  torna  recabdo. 
Por  los  montes  van  ellos:  |  y  van  se  alabando: 
«De  nuestros  casamientos  |  agora  soras  vengados 
Tomar  non  las  debiemos,  |  mal  eramos  cassados, 
Nin  pora  barraganas;  |  si  non  fuerems  rogados, 
70.     Pues  páreiás  non  eran  |  para  en  nuesos  brazos. 
La  desondra  del  León  |  assí  se  yrá  vengando! 

XV 

Felez  Muñoz  torna  a  ellas  y  las  socorre 

Alabándose  yban  |  los  infants  de  Carrión. 
Mas,  vos  diré  yo  agora  |  d'aquél  Feléz  Muñoz, 
Sobrino  era  carnal  |  del  Cid  Campeador; 
Mandáronle  yr  delante,  |  mas  dé  gradó  non  fó. 
5.     En  la  carrer  do  yba  ;  dolióle  el  corazón, 
E  de  todos  los  otros  |  aparte  se  salió. 
En  un  espeso  monte  |  don  Félez  se  metió, 
Fasta  que  viés'  venir  |  sus  primas  amas  dos, 
O  sopiés  que  han  fecho  |  los  ínfants  de  Cardón 
10.     Viólos  venir  fablando  |  e  óyo^uná  razón, 


64.  Otro  heptasílabo,  para  anunciar  el  cambio  de  asonancia: 
corresponde  al  verso  2765  del  Poema. — 65.  De  suerte  que  la  una 
no  puede  socorrer  á  la  otra. — 69.  aquí  barraganas  se  emplea  en  el 
sentido  de  esposas  morganáticas,  ó  de  la  mano  izquierda. — 70.  pa~ 
reías,  parejas,  correspondientes. 

4.  fué=fó. 


—  292  — 

Ellos  nol  vieron  ren,  |  ni  dend  sabien  rabión, 

Sabet  que  sil'  viesen  |  no  escaparie  de  mort. 

Vansé  ya  los  infames,  |  aguijan  a  espolón. 

Por  él  rastró  que  dejan  |  tornos'  Feléz  Muñoz, 
15.     E  fállo^amórtecidas  [  sus  primas  amas  dos. 

Llamando:  «¡Primas!  primas!...  |  luego  descávalgó 

Arrendó  él  cavállo,  |  a  ellas  ádlinó: 

«¡Mis  primas,  las  mis  primas,  |  Elvira!...  Doña  Sol!. 

En  vos  mal  se^énsañaron  |  los  bravos  de  Carrión! 
20.     ¡Plegáfa  Dios  que  dent  |  prendan  mal  galardón! 

Valás  tornando  a  ellas  ¡  a  poco  amas  a  dos, 

Tanto  son  dé  traspuestas  |  que  non  dicen  razón. 

Partiérons'le  las  telas  |  de  dentro  el  corazón. 

Clamando:  «¡Primas!  primas!  j  Elvira!  Doña  Sol!... 
25-     ¡Despértedés  mis  Primas  |  del  Cielo  por  su  amor! 

Que  es  tiempo  de  andar  |  antes  que  entré  la  noch, 

E  los  ganados  fieros  |  nos  coman  en  el  mont. 
(2800)  Van  recordando  a  poco  |  doñas  Elvira  e  Sol: 

Abrieron  los  sos  oios,  |  vieron  Feléz  Muñoz. 

XVI 

Felez  Muñoz  socorre  a  sus  primas 

«Esfórzad-vos,  mis  primas,  |  por  amor  del  Criador! 
Desque  non  me  fallaren  |  los  infants  de  Carrión, 
A  gran  priesa  en  el  monte  |  buscado  seré  yo. 
Si  Dios  no  nos  vale,  |  aquí  morremos  nos.» 


17.  arrendó  el  ramJJo,  lo  ató  con  las  riendas. 


—  293  — 

5.     Tan  a  grande  duelo,  |  fablaba  doña  Sol: 

«¡Datnos  del  agua,  primo,  |  si  vos  vala  el  Criador!» 
Con  un  sombrero  que  |  tiene  Felez  Muñoz, 
Cogió  del  agua  clara,  |  a  sus  primas  la  dio, 
E  fárto-lás  a  amas  |  que  laceradas  son. 

10.     Rogó-las  tanto  que  |  a  amas  revíselo, 

Conortando-las  yba  |  e  dandol's  corazón. 
Fata  que  enfuerzan,  e,  |  alora  las  tomó, 
Privado  en  el  cavallo  |  y  las  encavalgó. 
Con  el  su  manto  estonce  |  á  amas  las  cubrió, 

15.     Frisó  la  rienda  e  |  luego  dent  se  partió. 

Todos  tres  van  senneros  |  por  Robredo  de  Corps., 
Entre  de  nochje  dia  |  salieron  de  los  monts; 
A  las  aguas  de  Duero  j  arrivados  ya  son. 
En  torre  Doña  Urraca  [  él  a  ellas  dexó, 

20.     E  fata  Sant  Estevan  |  vino  Felez  Muñoz. 
Falló  a  Diego  Tellez,  |  el  que  de  Alvar  fo, 
Qüando  elle  lo  oyó  ]  pésol'  de  corazón. 
Prisó  bestias,  conduchos  |  e  vestidos  de  pro; 
Ibáse/ecebir  j  fijas  del  Campeador. 

25.     En  Sant  Estevan  amas  j  dentro  las  metió 

Qüanto  él  meior  puede  |  tanto  álli  las  ondró. 


">.  Tan  a  grande  duelo,  con  gran  trabajo. — 6.  dandos,  dice,  prefie- 
ro dat-nos. — 10.  reviselár,  revivir,  volver  en  sí,  despertar. — 16.  sen- 
neros, señeros,  enfilados,  uno  tras  otro,  solos,  de  por  sí:  es  como 
sin  no,  seño,  sendo  del  latín  sinijulis,  plural  de  singulum,  singxdus,  uno 
a  uno,  uno  para  cada  uno  y  equivale  en  este  caso  al  árabe  cáfila,  o 
al  persa  caravana,  que  en  su  origen  es  viajeros  en  hilera,  entila- 
dos, uno  en  pos  de 'otro.  El  camino  que  siguen  los  senneros  es  seml<i 
u  sendero,  vereda  estrecha  por  donde  destilan  los  viandantes.  Stii.-w 
res  viene  de  shujularius. 


—  294  — 

Los  de  Sancto  Estevan,  ]  que  mesurados  son, 
Qüando  sábien  esto  |  pesols'de  corazón. 
A  las  fijas  del  Cid  |  danlés  efurción. 
30.     Allí  s'ovieron  ellas  |  fasta  que  sanas  son. 

¡Allá  vades  maldichos,  |  infantes  de  Carrión! 

XVII 

Van  al  Cid  las  nuevas  de  la  afrenta 

Van  aquestos  mandados  |  a  Valenz  la  mayor: 
Qüando  gelo  dicen  |  a  Mió  Cid  Campeador, 
Una  grand  ora  mudo  |  pensó  e  comidió, 
Alzó  la  su  mano,  a  |  la  barba  se  tomó: 
5.     «¡Grado  a  Christus,  que  |  del  mundo  es  Senyor, 

Quand  tal  ondra  me  an  dada  |  los  ínfants  de  Carrión! 
«¡Por  aquesta  mi  barba,  |  que  nadi  non  mesó, 
Non  gela  lograrán  |  los  mis  yernos  folons! 
Yo  vengaré  la  onta  |  quem'facen  ambi  dos, 
10.     Yo  casaré  mis  fijas  |  ondradas,  a  sabor!» 

Pesó  desto  a  Mió  Cid,  ¡  pesó  a  toda  su  cort. 
E  pesa-le  a  Alvar  Faflez  |  de  alma  e  corazón, 
Caválgo  don  Minaya  |  con  él  Pero  Bermoz, 
Con  él  Antolinéz  |  el  borgalés  de  pro, 

29.  efurción,  como  refección,  alimento. — 31.  Allá  vades,  mal  di- 
chos: ¡Id,  allá  en  malhora!  Id  al  diablo,  malditos! 

6.  Quandotal  ondra  me  han  dado;  parece  que  fuera  onta,  afrenta, 
y  no  ondra,  honra,  a  no  ser  que  se  emplee  esta  voz  irónicamente,  lo 
•  nie  es  característico  en  el  Cid,  aun  cuando  no  es  del  todo  propio 
en  estas  circunstancias.  Mas  adelante  se  repite  ondra,  por  onta  en 
el  verso  2952  de  la  Gesta. 


—  295  — 

15.     E  otros  doscientos  |  quales  Mió  Cid  mandó. 

Dixoles  que  andidiesen  |  de  día  e  de  noch 

Por  aduxir  sus  fijas  |  a  Válenz  la  mayor. 

El  mando  non  detardan  |  ellos  de  su  señor. 

Apriés'cavalgan,  andan  |  los  dias  e  las  noches 
20.     Vinieron  a  Gormáz  |  un  castielo  tan  fort, 

Y  todos  albergaron  |  por  verdad  una  noch, 

E  fasta  Sant  Estevan  |  el  mandado  llegó, 

Que  vién  Minaya  por  |  sus  primas  amas  dos. 

Varons  de  Sant  Estevan,  |  a  guisa  de  mui  pros, 
25.     Reciben  a  Minay  e  |  a  todos  sus  varons. 

Esa  noch  le  presentan  |  una  grant  efurción; 

Non  gelo  quis  tomar,  [  mas  mucho  lo  gradió. 

t Gracias,  varones,  dixo,  |  que  sods  conoscedors 

Por  lá  ondrá  que  diestes  |  agestó  que  nos  cuntió, 
30.     Mucho  vos  lo  gradece  |  do  está  el  Campeador, 

E  yo  lo  fago  así,  |  que  aquí  convusco  esto. 

¡A  fé  Dios  del  cielo,  |  dent  vos  dé  galardón!» 

Todos  gelo  gradescen  |  e  sos  pagados  son. 

Adunan  a  posar  |  por  folgar  esa  noch: 
35.     Minaya  va  veer  |  sus  primas  a  do  son. 

En  el  fincan  los  oíos  j  donnás  Elvira  e  Sol. 

«A  tanto  vos  gradimos  ¡  cora'  si  viesems'a  Dios, 

A  El  vos  lo  gradid,  j  quandó  vivas  nos  soms. 


19.  noch{c)s. — 29.  por  las  atenciones  que  acordáis  a  nuestra  des- 
gracia.— 30.  segunnneiite  os  lo  agradecerá  el  Cid  aumente. — 31.  co- 
mo yo  aquí  presente  os  lo  agradezco. — 33.  e  sos  pagadas  son,  y  les 
quedan  agradecidos. — 37.  gradir,  agradecer. 


—  296  — 

xvni 

El  regreso  a  Valencia 

«A  fonta,  dolorientas,  |  en  dias  de  vagar, 

Toda  nuestra  rencura  |  sabremos-vos  contar.» 

Loraban  de  los  oios  |  las  donnas  e  Alvar  Fanz; 

Conhórtalas  Bermúez:  |  «Cuidado  non  ayads; 
5.     Quando  vos  sódes  sanas,  j  vivas,  sin  otro  mal. 

Casamiento  perdiestes,  |  meior  podreds  ganar. 

¡Aun  veamos  el  dia  |  que  vos  podáms  vengar!»  • 

Hi  yacen  esa  noche  |  conhortándose  van; 

Otro  dia  mañana  |  piensan  de  cavalgar. 
10.     E  los  de  San  Estevan  ¡  van  dándoles  solaz. 

Fata  Rio  de  Amor  |  escúrriendó-los  van; 

D  'allént  se  espidieron,  |  piensánse  de  tornar; 

Minaya,  con  las  donnas,  |  ybá  cabadelant. 

Trocieron  Alcoceba,  ¡  a  diestro  de  Gormaz, 
15.     O  dixen  Vad-de-rey  |  allá  yban  pasar; 

A  casa  de  Berlanga  |  posada  prisa  han. 

Otro  diá  mañana  ¡  meténse  á  andar, 

A  de  Medina  dicen  j  ybán  a  albergar, 

De  Medin'  a  Molina  |  en  otro  dia  van. 
20.     Al  moro  Abengalvón  |  de  corazón  le  plaz, 

1,  2.  En  días  de  quietud  podremos  contaros  todos  nuestros  sufrí, 
mientos  y  agravios. — 8.  e  tan  grand  gozo  que  facen,  dice  el  original, 
lo  que  no  parece  propio  de  aquellas  tristes  circunstancias  de  dolor 
y  de  humillación.  He  preferido  decir: 

Hy  yazen  esa  noche  |  conhortándose  van. 


—  297  — 

Saliólos  recibir  |  de  buena  voluntad: 

Por  amor  de  mió  Cid  |  rica  cena  les  da. 

Dent  y  pora  Valencia  [  adélinéchos  van. 

Al  quen  buen  ora  násco  |  llegábale  el  mensay, 
25.     A  privado  cavalga    ¡  a  récebirlos  sal. 

Armas  iba  teniendo,  ¡  e  grant  gozo  que  faz. 

Myó  Cid  a  sus  fijas     ybálas  abrazar. 
[2900]   Besándolas  a  amas  j  tornos'  de  sonrrisar: 

«¡Venides,  las  mis  fijas!  |  Dios  vos  curie  de  mal! 
80.     El  rey  vos  a  casadas,  1  él   drecho  vos  dará: 

Yo  tome  el  casamiento;  |  non  ose  decir  41. 

Plegá  al  Criador,  |  al  que  en  el  cielo  está, 

Vos  vea  bien  casadas  |  d'  aquí  en  adelant! 

E  dé  los  de  Carrión  |  fagám'  Elle  vengar!" 
85.      Besáronle  las  manos  |  las  fijas  al  su  padr: 

Ya  todos  retornados  ¡  entraron  la  cibdad. 

Gran  go:o  fiz    con  ellas  |  Donna  Ximén  su  madr. 

El  que     en  buen  ora  násco  |  non  quiso  detardar. 

Fablose  con  los  sos,  |  e  én  su  poridad. 
40.     Al  re.y  de  Castilla  |  pensó  de  énbíár. 

XIX 

Manda  el  Cid  querellarse  al  Rey  Don  Alfonso 

¿O  eres,  Muño  Gústioz,  ¡  myó  vasal  de  pro? 
En  buen  ora  te  crié  |  a  tí  en  la  mi  cort: 

23.  adelinechos,  en  derechura. — 26. — mnasyba  teniendo  iban  aper- 
cibidos.-—29.  ¡Llegasteis  al  fin  hijas  mías!  Dios  os  guarde! — 30  El 
rey  os  casó:  él  os  hará  justicia. — 34,  Elle,  el  Criador,  El.— 3!t.  en 
tendióse  privadamente  con  los  suyos. 


—  298  — 

L'iebes-le  a  Castiella     mandado  al  rey  Alfons. 
Por  mi  besálNa  mano  (  de  alma  e  corazón, 
5.     Com  yo  so  sú  vasallo,  |  e  él  es  mió  señor. 

Decilde  qué  me  han  fecho  j  los  ínfants  de  Carrión, 
Que  le  pese  al  buen  rey  |  d'  alma  e  de  corazón. 
El  caso  las  mis  fijas,  |  ca  non  gelás  di  yo. 
Quandó  las  han  dexadas  |  atan  grant  desonor, 

10.     Si  desondra  hy  cabe  |  alguna  contra  nos, 

La  poca  e  la  grantd.  |  toda  es  de  mió  Señor, 
A  veres  me  han  lebado  ,  que  sobeianos  son: 
Adugam'-los  a  vistas,  |  a  juntas  ó  a  corts, 
Como  aya  derecho  |  de  infantes  de  Carrión, 

15.     Ca  grant  es  la  rencura  |  dentro ^"én  mi  corazón.» 
Muñó  Gustióz  alora  |  privado  cavalgó, 
Con  éi  dos  caballeros  |  quel'  sirvan  a  sabor, 
E  buenos  escuderos  |  que  son  de  criazón. 
Sallen  de  Valencia  |  e  andan  quanto  pod'n; 

20.     Non  se  dan  nul  vagar  i  los  dias  e  las  noch's. 
Al  Rey  en  San  Fagunt  |  Muñó  Gustióz  fallol. 
Rey  es  de  Castiella  |  e  rey  es  de  León, 
De  las  Asturias  es  |  fata  San  Salvador, 
Fasta  dentro  en  Sanct-Yago  i  de  todo  es  Señor. 

25.     Líos  Condes  galizanos  |  los  sus  vasallos  son. 
Asi  com  descavalga  |  aquel  Muño  Gustióz 
Omillosé  a  los  Sanctos  |  e  rogo  al  Criador. 


15.  porque  grande  es  el  resentimiento  que  llevo  en  el  pecho. — 
20.  nuil  vagar,  ningún  descanso.  Por  la  asonancia  en  o,  los  finales 
noches  y  pueden  se  convierten  en  noch's  y  en  pod:  pucdm}  poden, 
pod'n,  pod'. 


—  2í»9  — 

Adelinó  al  palacio  |  do  éstava  la  cort; 

Con  él  los  cavalleros  |  que  en  la  su  guarda  son. 

30.     Violós  liegar  el  rey,  |  a  Gustióz  connosció, 
Levóse  de  su  siella  |  tan  bien  los  recebió: 
Muñó  delant  el  rey  |  los  ynoiós  fincó. 
Besábale  los  piéds.diz:  |  «Merced,  Rey  Alfons, 
A  vos  de  largos  reynos  |  dixén  rey  e  señor, 

o5.    Las  manos  como  a  rey  ¡  vos  besa  el  Campeador; 
Ele  es  vuestro  vasallo,  |  vos  sodes  su  señor. 
Casaste  le  sus  fijas  |  con  Infants  de  Carrión; 
Alto  fue  el  casamiento  |  ca  lo  quisistes  vos. 
Sabeds,  Señor  la  onta  (  que  es  cuntida  a  nos: 

40.    Abíltadós  nos  han  |  infantes  de  Carrión. 
Mal  máiarón  las  fijas  |  del  Cid  Campeador. 
Maiadas  e  desnudas  |  a  grande  desonor, 
Por  muertas  las  dexaron  |  en  Robredo  de  Corps, 
A  las  bestias  fieras  |  e  las  aves  del  mont: 

45.    Afélas  sus  dos  fijas  |  en  Valencia  do  son. 
Por  esto  vos  demanda  |  com'  vasal  á  señor, 
Ge  los  leveds  a  vistas,  |  á  juntas  o  a  corts. 
Tiense  por  desondrado;  |  mas,  la  vuestra  es  maior. 
Vos,  faced  a  guisado  |  como  sods  sabidor: 

50.    Haya  mió  Cid  derecho  ¡  de  infantes  de  Carrión!» 
El  Rey  una  grand  ora  |  calló  e  comidió: 
«ló  verdat  te  digo;  |  pesátn'  de  corazón; 
E  tú,  dices  en  esto,  )  verdad,  Muñó  Gustióz, 
Ca  yo  casé  "sus  fijas  |  con  Infants  de  Carrión. 


36.  elle,  ele,  él. — 48.  túnate  puede  abreviarse  de  dos  maneras,  tie- 
nto? o  tiense,  Begftn  la  c  muda  que  se  suprima:  si  ambas  se  suprimen 
queda  tiens'. — 52.  i- 6— yo. 


—  300  — 

55.    Fice-lo  por  su  bien,  ¡  que   úese  á  su  pro. 

¡Si  quier  el  casamiento  |  fecho  non  fuese  oy!... 

Entré  yo  é  Mió  Cid  |  nos  pesa  de  grant  cor. 

Ayudad'  hé  a  derecho,  |  sim'  salve  el  Criador! 

Lo  que  fer  non  cuidaba  |  de  toda  esta  sazón: 
6  ).    Andarán  mis  porteros  j  por  el  mi  reyno  tod, 

Pora  dentro  en  Toledo  |  pregonarán  mi  cort. 

Que  allá  me  bayan  Condes,  ¡  perlados  e  infanzons. 

Mandaré  como  y  vayan  |  ynfantes  de  Carrión, 

E  como  den  derecho  |  a  My  Cid  Campeador; 
65.    Que  non  aya  rencura  [  podiendo  yo  vedallo.» 

XX 

El  Rey  don  Alfonso  cita  a  Cortes  en  Toledo 

Decilde  al  Campeador  |  que  adobe  sus  vasallos: 
Dend  en  siete  semanas,  |  esto  le  do  de  plazo, 
Véngame  a  Tolledo  |  dond'  ésta  Corte  fago. 
En  pro  del  drecho  e  de  |  sos  fijas  en  amparo. 
5.    Destó  que  les  avino,  |  aun  bien  serán  ondrados.» 
Espidióse  Gustióz,  |  a  mió  Cid  es  tornado. 
Non  lo  detien  por  nada  |  Alfonso  el  Castellano: 
Así  como  lo  dixo,  |  suyo  era  el  cuidado. 
Envía  las  sus  cartas  |  pora  León  é  Sanct-Yago 
10.    A  los  portugaleses,  |  a  los  galiz'ianos, 
A  los  de  Carrión  |  e  a  los  castellanos, 


58.   ¡Por   mi  salvación,  que  le  haré  justicia! — 65.  que  no  quiera 
vengar  por  sí  su  agravio,  pudiendo  yo  hacer  justicia. 


—  301  — 

Que  cort  fazie  en  Toledo  |  aquel  Re.y  ondrado, 
A  cab  de  Vil  semanas  |  y  fuesen  aiuntados: 
Qui  non  viniese  a  Cortes  ¡  non  serie  buen  vasallo. 
15.    Por  todas  las  sus  tierras  |  ybánlo  pregonando. 

Hy-á  les  vá  pesando  (  ais'  ínfants  de  Camón, 
Por  que^él  rey  en  Toledo  |  fazie  la  su  Cort. 
Han  miedo  que  vertía  |  mió  Cid  Campeador. 
Prenden  conseio,  así,  (  parientes  como  son, 
3,U00]  Ruegan  al  rey  Alfonso  |  los  quite  de  esta  Cort. 

Dixo  el  rey: — «¡Nol  feré,  |  si  me  salve  el  Criador! 
Ca  y  verná  Ruy  Díaz,  |  el  Cid  Campeador; 
Darle  hedés  derecho,  |  ca  rencura  ha  de  vos. 
Qui  lo  fer  non  quisiese,  |  ó  non  yr  a  mi  Cort, 
25.    El  mió  regno  quite,  |  ca  del  non  he  sabor.» 
Ya  vieron  que  es  a  fer  |  los  ínfants  de  Carrión. 

XXI 

Se  abren  las  Cortes 

Prenden  novo  conseio,  |  6  sus  amigos  son; 
El  Conde  don  García  |  en  estas  novas  fó; 
Enmigo  de  Mió  Cid,  |  siempre  mal  le  buscó; 
Aqueste  coseiaba  |  a  infantes  de  Carrión. 


19.  parientes  como  son,  como  que  son  parientes,  a  título  de  tales. 
20.  Ruegan  al  rey  que  ln.«  dispense  de  asistir  a  la  Corte. — 25. 
salga  <le  mi  reino,  que  en  nada  lo  estimo. 


—  302  — 

5.     Liegado  el  plazo  es,  |  querin  yr  a  la  cort: 
En  los  primeros  vá  |  el  rey  don  Alfons, 
El  conde  don  Anrrich,  |  el  conde  don  Remond, 
(Aqueste  fú  el  padre  |  del  buen  Emperador,) 
Don  Vela  e  don  Beltrán,  |  amos  condes  y  son; 

10.     Fueron  y  de  su  regno  ¡  muchos  mui  sabidors, 
De  toda  la  Castiella  ]  van  todos  los  meiors. 
El  conde  don  García  |  con  yentes  de  Carrión 
E  Asur  González  |  e  Goncalo  Asórs, 
E  Diego  e  Fernando  |  hy  áiuntados  son. 

15.     E  con  ellos  gran  bando  |  que  aduxen  a  la  cort, 
Cuidan  ebayr  |    a  Mió  Cid  Campeador. 

XXII 
La  llegada  del  Cid 

Non  era  aún  legado  |  el  que  en  buen  or'  nasció, 
Por  que  se  detardaba,  |    el  Rey  non  ha  sabor; 
Venido  al  dia  quinto,  |  Mió  Cid  Campeador, 
Adelant  a  Alvar  Fañez  |  a  la  Cort  envió 
5.     Que  besase  las  manos  ¡  al  Re-y  su  señor, 
Bien  sópiése  que  |  y  serie  esa  noch. 
Quandó  lo  oyó  el  Rey  |  plogól'  de  corazón. 
Con  muchas  grandes  yentes  |  el  Re.y  cavalgó, 
E  yba  recebir  |  al  que  la  Cort  pidió: 

8.  Este  verso,  por  la  fecha  que  señala,  debe  haber  sido  interpo- 
lado con  posterioridad  á  la  composición  de  la  <  resta.— 1.-?.  Asures, 
Asores,  Aeors,  Amr  y  Suero,  son  un  mismo  nombre:  (ionzalo  Azu- 
res es  el  padre,  y  el  hijo  es  Azur  González. — 16.  cuidan  eiubai/r,  ebayr 
a  mió  Cid;  piensan  deslumhrar,  apagar,  desvanecer  al  Cid;  so  lee 
cu-ydan. 


—  303    — 

10.     Bien  aguisado  viene  |  Rodrigo  con  los  sos: 
¡Buenas  compañas  que  |  así  han  tal  señor! 
Qüando  l'ovo  a  oío     al  buen  Rey  don  Alfons 
A  él  se  fue  legando  |  Mió  Cid  Campeador, 
E  firi'o's  a  tierra  f  por  ondrar  so  señor. 

15.     Quand  lo  vio  el  re)',  |  por  nada  non  tardó: 
tjPorá  Sanctó  Esidro!  |  ¡esto  non  vea  yo!... 
Cavalgad,  Cid;  si  non,  |  non  avríe  dend  sabor. 
Saludar-nos  oy  emos  )  con  mucho  grand  dolor, 
De  ló  que  á  vos  pesa,  |  dolmé  el  corazón! 

20.     Dios  mande  que  por  vos  |  se  ondre  oy  la  Cort.» 
«Amen!» — dixo  Ruy  Diaz  |  el  Cid  Campeador. 
Besol'  la  mano  al  Rey,     después  le  saludó: 
«Gradó  al  Dios  del  cielo  |  quand  vos  veo,  señor! 
Omíllom'  a  vos,  é,  |  al  conde  don  Remond, 

25.     Al  conde  don  Anrrich,  |  a  quantos  que  aqui  son! 
¡Salve,  a  nuestros  amigos,  |    e  á  vos  más,  Señorl 
Ximena,  mi  mugier,  |  que  donna  es  de  pro, 
E  mis  fijas  cuitadas,  |  las  manos  bcsan-vos: 
Desto  que  nos  avino  |  que  vos  pese,  Señor!» 

30.     Respuso  el  rey. —«Si  fago,  [    si  me  salve  Dios!» 

Alor  pora  Tolledo  |  quiere  tornada  dar. 


14.  E  tirios  a  tierra  |  por  ondrar  su  señor:  el  texto  dice,  Vütarse 
quiere  c  ondrar  a  so  señor.  Se  nota  cierto  empeño  del  Cid  en  humi- 
llarse y  empequeñecerse  delante  del  Rey,  que  rebaja  su  carácter 
entero,  y  que  yo  evito  en  lo  posible,  por  lójica  consecuencia.  El 
Rey  mismo  no  acepta  esos  excesos  y  en  esta  ocasión  levanta  al  Cid 
diciéndole: — 16.  ¡Por  San  Isidro,  esto  no  haréisl  Cavalgad,  Cid,  si 
queréis  agradarme. — 19.  dolme,  duéleme. — 22.  después  le  salvdn. 
después  le  besó  en  la  forma  acostumbra  ia. 


—  304  — 

Esa  noch  Mió  Cid  |  Tajo  non  quis  pasar: 

«¡Merced,  hia,  rey!  si  |  el  Criador  vos  salf  ! 

Pensad-vos,  my  señor,  |  de  entrar  a  la  cibdad, 
35.     E  ío  con  los  míos  |  posar-be  a  San  Servan. 

Las  mis  compañas  todas  [  está  noch  llegarán. 

Terne  vigilia  en  j  aquest  sancto  logar. 

Cras  mañana  entraré,  (  señor,  a  la  cibdad, 

E  por  la  Cort  yré  |  enantes  de  yantar.» 
40.     Dixo  el  rei  a  mió  Cid;  |  — «Plazme  de  veluntad.» 

E    Re.y  don  Alfonso  |  a  Tolledo  es  entrado, 
Ha  Mió  Cid  Ruy  Diaz,  |  en  San  Servan  posado. 

XXIII 
*  El  Cid  prepara  su  entrada  en  Toledo 

Mandó  facer  candelas  |  e  poner'  nel  altar. 
De  velar  ha  sabor  |  en  esa  sanctídad 
Rogando  a  Dios  e  |  fablando  en  poridad: 
Entre  Minaya  e  |  los  buenos  que  y  ha, 
5.     Acordados  fueron  |  quand  vino  la  manan. 
Los  matines  é  prima  |  dixieron  fazal  alb,' 
E  su  ofrenda  han  fecha  |  muí  buena  e  muí  cabal. 
Suelta  fué  la  misa  |  ant'  que  saliese  el  sol. 

«Vos,  Minaya  Alvar  Fanz,  |  el  my  brazo  meior, 
10.     Vos  yre-dés  comigo  |  é  el  bíspo  don  Hieróm, 


6.  fazal  alb,  hasta  el  alba,  ó  al  llegar  el  alba;  faz',  facia,  hacía. 
8.  suelta  fue  la  missa,  terminada  fué  la  misa. 


—  305  — 

E  Pero  Bermoz,  é  |  aquest  Muño  Gustióz, 
E  Martin  Antolinez,  ¡  el  burgalés  de  pro, 
E  Alvar  Alvaréz,  |  é  Alvar  Salvadórs; 
Martín  Muñoz  el  que  |  en  buen  punto  nació, 

15.     E  este  mío  sobrino,  |  que  es  Feléz  Muñoz: 
Comigo  irá  Malanda,  |  que  es  bien  sabidor, 
E  Gálindó  Garcíez,  j  el  bueno  de  Aragón. 
Ciento  con  estos  cumplan  J  de  los  buenos  que  y  son: 
Belmeces  vos-vestid,  |  por  so  las  garnizons; 

20.     Desuso  las  lorigas  J  tan  blancas  como  el  sol; 
E  sobre  las  lorigas  ¡  armins  e  pelizons; 
Las  armas  non  parezcan  j  bien  prisos  los  cordons. 
So  los  mantos  espadas,  |  dulces  e  taiadors. 
Yo,  el  Cid,  d'  aquesta  guisa  |  quiero  ir  á  la  Cort, 

25.     Por  demandar  mis  drechos  |  é  decir  mi  razón. 
Si  désobrá  buscaren  ¡  Infantes  de  Carrión, 
Do  tales  cien  toviere  j  bien  seré  sin  pavor.» 
Responden  todos:— «¡Cid,  j  eso  queremos  nosl» 


18.  ciento  con  estos  cumplan,  completen  ciento. — 19  a  25.  Vestid 
loe  telmeces  y  las  guarniciones;  sobre  ellos  las  corazas  lucientes 
como  el  sol.  Cubridlas  con  armiños  y.  pieles  que  no  se  vean  las  ar- 
mas sujetas  con  sus  cordones,  y  bajo  los  mantos  las  espadas  tem- 
pladas y  cortadoras.  De  esta  manera  quiero  ir  á  la  Corte,  para  pe- 
dir justicia  y  sostener  mi  causa. — 26.  desobra,  mala  obra,  maldad, 
mala  jugada. 

20 


—  306  — 

XXIV 

El  Cid  y  sus  parciales  entran  a  la  Corte 

Non  se  detién  por  nada,  |  Rodrigo  el  Campeador, 
Asi  como  lo  ha  dicho  ¡  asi  adobados  son. 
El,  calzas  de  buen  paño  |  en  sus  cambas  metió, 
E  sobre  ellas  zapatos  |  que  a  grande  huebra  son. 
5.     Camisa  de  ranzal  |  a  tan  blanca  vistió, 
Con  oro  e  con  plata  |  todas  las  presas  son; 
[3 ICO].  Al  puño  bien  están,  |  ca  él  se  lo  mandó. 
Sobr'ella  un  bríal,  |  primo  de  ciclatón; 
Sobre  ésto  piel  vermeia,  J  las  bandas  de  oro  son; 
10.     Sobré  los  pelos  cofia  |  d'un  éscarin  de  pro: 
Con  oro  es  obrada,  |  é  fecha  por  razón 
Non  gelos  contalasen  j  al  buen  Campeador. 
La  barba  avíe  luenga:  |  prislá  con  el  cordón 
Estol'  face  porqué  |  quier  recabdar  lo  so. 
15.     Desuso  cubrió  un  manto  |  que  es  de  grant  valor, 
En  el  avrien  que  ver  )  qüantos  que  y  son. 


3.  cambas,  gambas,  jambas,  piernas:  el  testo  dice,  camas  como  <;>■ 
ambos  se  hacía  amos. — 4.  huebra,  obra:  la  h  se  anteponía  para  que 
la  u  sonase  como  vocal  y  no  como  r:  sin  h  se  leería  vebra  y  con  /. 
obra,  pues  que  hv  o  hu=?u,  y  we=o;  luego,  /me-bra=o-bra,  y  hue> 
brado=obr3Ldo. — 5.  camisa  de  ranzal  mui blanca.  —  6.  bordadas  c-m 
oro  y  plata  son  las  presillas. — 8.  sobre  ella  un  traje  de  seda.—!',  y 
además  una  piel  bermeja  con  bandas  de  oro. — 10.  en  la  cabeza  un 
gorro  color  rojo,  de  rica  seda  y  oro,  para  proteger  loa  cabell  ¡s. — 
12.  contalasen,  cortasen. — 15.  sobretodo  cubrió  (yíbü  >)  un  manto  ¡ 
que  es  de  gran  valor. 


—  307  — 

Con  aquestos  ciento  |  qué  adobar  mandó 
A  priesa  cavalgaba  |  Mió  Cid  para  la  Cort. 

A  la  puerta  de  fuera  ¡  descavalga  a  sabor: 
20.     Cuerdá-mi'entre  entra,  |  con  él  todos  los  sos. 

En  medio  va  el  Cid,  |  los  ciento  aderredor. 

Quandó  vieron  entrar  |  al  Cid  Campeador, 

Levantóse  en  pié  |    el  Rey  don  Alfons, 

El  Conde  don  Anrrich,  |  e  el  Conde  don  Remond, 
25.     E  dési  adelant,  |  levánse  los  varons: 

A  grant  ondrá  reciben  |  al  que  en  buen  or'  nasgió. 

Nos'  quiso  levantar  |  el  Crespo  de  Grañón, 

Nin  todos  los  del  vando  |  de  infantes  de  Carrión. 

Dixol'  el  Rey  al  Cid:  |  cVenid,  a  ser  con  nos, 
30.     Acá  en  este  escaño  |  quem'  diestes  vos  en  don; 

Mager  que  a  algunos  pese  |  cab'  nos  sodes  meior.» 
Tornó  muchas  mercedes  |  el  que  Valénz  ganó: 
cCon  todos  estos  mios  |  acá  posaré  yo, 
Seed  en  vuestro  escaño  |  como  Rey  é  Señor.  > 
35.     En  su  escaño  tornino  |  esora  el  Cid  posó. 
Los  ciento  quel'  aguardan  |  siedén  aderredor. 
Catando  están  al  Cid  |  quintos  ha  en  la  Cort, 
A  la  su  barba  luenga  |  presa  en  el  cordón. 
En  los  aguisamientos  |  bien  semeia  varón. 
40.     Nol  pueden  catar  d'honta  |  infantes  de  Carrión. 

29.  venid  a  ser  con  nos,  venid  a  seutaros  a  nuestro  lado. — 31.  di- 
ce por  error  el  texto:  mcior  sodes  que  nos:  cáb'nos  o  con  nos  s<><!cs 
meior:  a  nuestro  lado  estaréis  mejor,  es  sin  duda  lo  que  el  rey  dice. 
— 36.  sieden,  ¡ñéntanse. — 39.  En  su  vestimenta  luce  su  porte  va- 
ronil. 


—  308  — 

XXV 

Et  Rey  D  Alfonso  abre  las  Cortes 

En  pié  se  levó  esora  |  el  buen  Rey  don  Alfons: 
«¡Oyd,  oyd,  mesnadas,  |  si  vos  vala  el  Criador! 
Yo,  dende  que  fú  rey,  |  non  fiz  mas  de  dos  Corts: 
La  una  fice  en  Burgos,  |  la  otra  en  Carrión. 
&.     Esta  tercera  vengo  |  feria  a  Tolledo  hoy, 

Por  amor  de  Mió  Cid,  f  el  que  en  buen  or'  nació, 
Que  reciba  derecho  |  de  Infantes  de  Carrión: 
Grand  tuerto  le  han  tenido,  J  sabems-lo  todos  nos. 
Alcaldes  sean  desto,  |  tal  lo  queremos  nos, 

10.     El  Conde  D.  Anrrich,  |  el  conde  D.  Remond: 

Oyt,  vosotros,  condes,  j  que  del  vando  non  sods, 
Todos  meted  y  mientes,  |  ca  sods  conoscedors, 
Por  escoger  el  drecho,  |  ca  tort  non  mando  yo. 
Que  della^e  della  part  |  en  paz  seamos  hoy. 

15.     ¡Juro  por  Sant  Esidro,  |  el  que  bolvier  mi  Cort, 
Quitarme  ha  el  regno,  |  e  perderá  mi  amor! 
¡Con  el  que  ovier  derecho,  |  yo  de  esa  part  me  so 
Agora,  que  demande  |  Mío  Cid  Campeador; 
Sabremos  qué  responden  |  Infantes  de  Carrión.» 


15.  .luro  por  San  Isidro,  que  al  que  perturbare  nú  Corte.  — 1G.  le 
arrujaró  del  reyno,  y  caerá  en  mi  desgracia. — 17.  Estaré  de  parte 
del  que  tenga  justicia. 


—  309  — 


XXVI 


El  Cid  entabla  su  demanda  y  pide  sus  espadas 

Mío  Cid  al  apellido  |  en  pié  se  levantó: 
«Mucho  vos  lo  gradesco  j  cómoda  rey  e  señor, 
Por  quanto  esta  Corte  |  ficiestes  por  mi  amor. 
Yo,  esto  les  demando  |  a  infantes  de  Carrión: 
5.     Oyd,  por  las  mis  fijas  |  yo  non  he  desonor, 
Ca  vos,  Rey,  las  casastes  |  sabredes  qué  fer  oy. 
Quand  mis  fijas  sacaron  J  de  Valénz  la  mayor, 
ló,  bien  los  quería  |  d'  alma^é  de  corazón; 
Dílés  mis  dos  espadas,  |  Colada  e  Tizón, 

1C.     Que  s'óndrasén  con  ellas  |  e  sirviesen  a  vos: 
Estás  yo  las  gané  |  a  guisa  de  varón. 
Quand  déxarón  mis  fijas  |  en  Robredo  de  Corps 
Nom'  quisieron  por  padre  |  e  perdieron  mi  amor: 
Denme^ámas  mis  espadas;  |  mis  yernos  ya  no  son.» 

15.     Atorgan  los  Alcaldes  |  tod'  esto  es  a  razón. 

Dixó  el  conde  García:  |  «A  esto  fablemos-nos.» 

Salíen  esora  aparte  |  Infantes  de  Carrión 

Con  todos  sos  parientes  I  e  amigos  que  y  son. 


—  310  — 


XXVII 


Los  infantes  devuelven  Tizón  y  Colada,  y  el  Cid 
las  entrega  a  sus  Campeones 

Apriesa  ovieron  fabla,  |  acuerdan  la  razón: 
20.     «Aun  grand  amor^nos  face  |  el  Cid  Campeador, 

Quand  l'ondra  de  sus  fijas  |  no  nos  demanda  hoy, 

Nos,  bien  nos  avendremos  |  con  el  rey  don  Alfons. 

Demos-le  sus  espadas,  |  que  hi  finca  la  voz; 

E  quando  las  toviere,  |  partirse  ha  la  Cort. 
25.     Yamás  no  abrá  derecho  [  de  nos  el  Campeador.» 

E  con  aquesta  fabla  [  tornaron  a  la  Cort. 

«¡Merced,  hia,  rey  Alfonso!  J  sodes  nuestro  señor: 

Nol  podemos  negar,  |  dos  espadas  nos  dio; 

Quandó  nos  las  demanda,  |  é  dellas  ha  sabor, 
30.     Dargélas  nos  queremos,  |  dellant  estando  vos.» 

Aduxen  las  espadas,  |  Colada  e  Tizón, 

Las  manzanas  e  arriaces  |  todos  de  oro  son, 

Pusiéronlas  en  mano  |  del  Rey  so  señor. 

El  Rey  saca  a  Colada,  |  relumbra  tod'  la  cort; 
35.     Saca  a  Tizón,  de  nuevo  |  la  corte  relumbró. 

Marávillánse  de  ellas  j  los  ómes  que  y  son. 

Recibió  las  espadas  |  el  Cid,  e  las  besó: 


19.  Sin  preámbulos  abordan  la  cuestión  y  se  ponen  de  acuerdo.- 
20.  Aún  gran  favor  nos  hace  el  Cid. — 23.  que  y  finca  la  voz,  que 
esto  reduce  su  demanda.— 25.  No  tendrá  derecho  á  más. 


—  311  — 

En  las  manos  las  tiene,  |  otra  vez  las  cató, 
Carnear  non  gelas  pueden,  |  ca  él  bien  las  connos 
40.     Alegros'lé  el  cuerpo,  |  sonrrisose  de  cor, 
Alzábala  su  mano,  |  la  barba  se  tomó; 
Dixo:  «¡Por  esta  barba  |  que  nadi  non  mesó, 

Asi  s'  yrán  vengando  |  mis  fijas,  grado  a  Dios! 

* 

A  so  sobrino  alora  [  por  nombre  lo  lamo, 
[3200]  Tendió  el  brazo,  e  dió-le  |  el  espada  Tizón. 

.«Prendetla,  mió  sobrino,  |  ca  méiora  en  Señor.» 
A  Martin  Antolinz,  |    el  burgalés  de  pro, 
Tendió  el  brazo  e  |  a  Colada  le  dio, 
E  dixol: — «Antolinez,  |  mió  vasal  de  pro, 

50.     Prendet  vos  a  Colada,  |  gánela  a  buen  señor, 
Gánela  en  lit  campal  |  del  Conde  D.  Remond, 
Don  Remond  Berenguel  |  conde  de  Barcilón, 
Por  que  la  bien  curiedes,  |  por  eso  vos  la  do. 
E  si  acaeciese  |  con  ella  lidiar  vos, 

55.     Ganáredés  grand  prez  |  e  avéres  de  valor.» 
Besol'  la  mano  al  Cid  |  l'espada  recebió, 
E  pora  su  escaño  |  Antólinéz  tornos. 
Luego  se  levanta  |  Mió  Cid  Campeador: 
«¡Grado'~Nál  Criador,  dix,  |  e  á  vos,  my  señor, 

60.     Yo  so  hya  pagado  |  de  Colada  e  Tizón!» 


39.  carnear  non  gelas  pueden,  no  pueden  cambiárselas. — 53.  por 
que  la  bien  enredes,  por  que  la  cuidéis  bien. — 60.  yo  soy   pagado  ya. 


—  312  — 

XXVIII 

Pide  el  Cid  la  devolución  de  la  dote  de  sus  hija¡ 

«Otra  rencura  he  |  de  Infantes  de  Carrión: 
Quandó  sacaron  ellos  ¡  mias  fijas  a  trayción, 
En  oro  tres  mili  marcos  ¡  les  di  en  Valencia;  yo 
¡Esto  faciendo,  ellos  |  acabaron  lo  so  !... 
;;.     Denme  ellos  mis  haberes:  j  mis  yernos  ya  no  son.» 
Aquí  verieds  quexarse  [  Infantes  de  Carrión. 
El  Conde  Remond  dix:  |  — «Decit  de  sí  o  de  non. 
A  lo  que  el  Cid  demanda  ¡  ¿qué  recudedes  vos?» 
Alora  li  responden:  |  «Nos,  Condes  de  Carrión, 

!  0.     Nos  diemos  sus  espadas  j  al  Cid  Campeador, 
Que  ál  no  demandase,  ¡  que  aquí  fincó  la  voz.» 
Levantado  en  pié,  |  respuso  el  Campeador: 
— «Destos  haberes  qué  |  de  grado  vos  di  yo, 
Decit  sim'  los  tornades,  |  o  deds  dello  razón.» 

15.     — «Si  pluguiere  al  Rey,  |  esto  pedimos  nos: 

Por  merced  nos  otorgue  j  pora  acordarnos,  hoy, 
Aver  nuestro  conseio  |  con  nuestros  ricos-oms. 
Responde  el  buen  Alfonso:  j  — «Eso  lo  otorgo  yo.» 
Salien  esora  aparte,  |  Infantes  de  Carrión, 

20.     A  fabla  salieron,  |  acordados  non  son; 


1.  Otra  rencura  o  rrancuru,  otro  agravio. — 8  y  4.  Yo  esto  facien- 
do, ellos  acabando  lo  so:  cuando  esto  hacía  yo  por  ellos,  ellos  lleva- 
ban á  cabo  lo  suyo,  es  decir  su  pésimo  intento. — 8.  ¿qué  recudedes 
vos?  ¿qué  respondéis  vosotros? 


—  818  — 

Con  qué  se  defender  |  non  fallaron  razón. 
Tornaron  ante  el  Rey,  |  fabló  Garcia  Qrdónz; 
— «¿Tenendos  a  derecho,  |  mió  Rey  e  Señor! 
El  haver  que  demanda  ¡  Ruy  Diez  Campeador, 

25.     Verdad  es  quen  Valencia  |  a  ellos  gelo  dio; 

Mas,  en  servicio  vuestro  |  grand  part  se  despendió; 
Por  end  a  la  demanda  |  nos  decimos  de  non. 
Mucho  mal  nos  afinca  |  el  que  a  Valenz  ganó, 
Quand  de  nuestros  haberes  |  asi  le  prend  sabor. 

80.     Pero,  si  a  derecho  |  fallardes  vos,  Señor, 

Que  el  haber  emergemos  |  al  Cid  los  de  Carrión, 
Mandat  que  nos  den  plazo,  |  de  grado  é  a  razón.» 
Dixieron  los  Alcaldes  |  quand  manfestados  son: 
«Si  eso  ploguier  al  Cid,  |  non  gel'  vedamos,  nó; 

85.     Mas  en  nuestro  juicio  ¡  assi  mandamos  nos: 
Que  én  los  quince  días,  |  aquí,  dentro  la  Cort, 
Entergedes  el  debdo  |  al  Cid  Campeador.» 
Dix  e!  Rey  Don  Alfonso:  |  — «Eso  lo  otorgo  yo. 
Faced  pleyto  omenage,  j  Infantes  de  Carrión, 

40.     De  lo  assi  complir  |  dentro  destá  mi  Cort. 

Destos  los  tres  mili  marcos,  |  dos  cientos  tengo  yo, 
Entramos  me  los  dieron,  |  los  Infants  de  Carrión: 
Los  han  a  pechar  ellos,  |  non  gelos  quiero  yo: 
Tornargelos  quiero;  |  al  Cid  entergenlós. 

45.     Fabló  Ferrán  González,  |  oiredes  qué  fabló: 
«Haberes  monedados  |  non  los  tenemos  nos; 


32.  mandad  que  nos  den  un  plazo  prudencial. — 43  y  44.  (Los  200 
marcos  que  me  dieron)  tendrán  ellos  que  pagarlos,  y  no  los  quiero 
yo;  quiero  devolverlos,  al  Cid  que  los  entreguen.— 4x>  y  46.   dineros 


—  314  — 

Pagarlo  heras'  de  heredades  |  en  tierras  de  Cardón. » 
Luego  respondía,  |  el  Conde  Don  Remond: 
«El  oro  e  la  plata  I  espéndistéslo  vos, 
50.     Por  juicio  lo  damos  |  antél  Rey  Don  Alfóns: 

En  préciadúra  pagen,  |  préndalo  el  Campeador.» 
Ya  vieron  que  es  á  fer  |  los  Infants  de  Cardón. 

Veriedes  aducir,  |  cavallos  corredors; 

Gruessas  muías  e  atanto  |  paláfres  de  sazón, 
55.     A  tanta  buena  espada  |  con  toda  guarnizón: 

El  Cid  recibel'  como  |  lo  aprecian  en  la  Cort. 

Sobre  los  doscientos  |  marcos  del  rey  Alfons 

Pagaron  los  Infantes  |  su  haver  al  Campeador; 

De  lo  ageno  les  prestan  |  non  les  cumple  lo  so. 
60.     Mal  escapan  iogados,  |  sabet,  desta  razón. 

Estás  apreciaduras  |  Mió  Cid  presas  las  ha: 

Sus  ornes  las  tienen  |  é  dellas  pensarán. 

no  tenemos,  pagaremos  en  heredades  de  Camón,  o  en  especies, 
como  dice  nuestro  Código. — 51.  En  prcciaduras  paguen,  en  especies, 
ó  en  equivalente  hasta  enterar  el  precio  ó  valor  adeudado.— 56.  El 
Cid  recibe  por  los  precios  que  tazan  en  la  Corte,  sin  hacer  obje- 
ción.— 59.  les  prestanotros,  porque  lo  propio  no  les  alcanza. — 60. 
mal  escapan  iogados  desta  razón,  mal  salen  en  este  asunto,  contra 
riados;  bien  qus  iogados  es  literalmente,  jugados,  burlados,  malemevt 
joués. — 61.  las  especies   entregadas  en  pago  las  ha  tomado  el  Cid. 

Este  trozo  puede  servir  de  ejemplo  de  lo  desordenado  del  texto. 
Del  verso  7  en  adelante,  lo  que  corresponde  al  verso  3220  y  siguien- 
tes de  la  Gesta,  he  tenido  á  cada  paso  que  alterar  el  orden  para  que 
resulte  algún  sentido. Van  en  esta  ordenación:  3220,  25,  21,  22,  23, 
27,  28,  uno  agregado,  24,  dos  agregados,  26,  29,  siete  agregados, 
33,  34,  tres  agregados,  36,  37,  38,  uno  agregado,  39,  tres  agregados, 
43,  44,47,  (45  y  46),  uno  agregado,  48,  35,  49,  etc. 

Aún  cuando  mi  objeto  al  poner  estas  notas    se  limita  a  facilitar 


—  315  — 

XXIX 

El  Desafio 

Quando  ésto  of^ácabado  |  pensaron  luego  d'al. 
—  «Merced  ayl  Re. y  por  |    amor  de  caridad. 
La  rencura  maior,  |  nons'  pódeme  oblidar! 
Oyd-mé,  toda  la  Cort;  |  pesévos  de  mió  mal, 


la  lectura,  por  excepción  agregaré  uua  palabra  sobre  el  vocablo 
palafrés  o  pálafré»  (verso  54)  empleado  con  frecuencia. 

i  Palafrén  del  latín  parafredus,  corrupción  de  paraveredus,  caba- 
llo de  posta,  voz  híbrida  compuesta  de  la  griega  para,  junto,  al  lado, 
y  de  la  latina  veredus,  caballo  corredor,  es  decir  caballo  de  servicio, 
accesorio  o  secundario.»  Monlau.  Dic  Etimológico. 

El  palafrén,  caballo  de  silla,  el  que  montan  las  damas,  y  en  las 
fiestas  los  caballeros,  no  es  un  caballo  .secundario,  no  es  caballo  de 
posta,  ni  es  caballo  corredor  (corcel).  Su  equivalente  es  bridón, 
como  que  bridón  y  palafrén  significan  la  misma  cosa:  caballo  de  bri- 
das o  de  paseo. 

Del  latín  f re num,  brida,  sale  la  voz  compuesta  castellana,  para- 
la-fren, contraída  en  parafrén,  palafrén,  para  la  brida  o  freno,  caba- 
lla de  brida,  en  otra  forma  bridón,  directamente  de  brida. 

Así  pues,  pala-fren,  viene  de  la  preposición  para,  convertida 
en  pala  por  error  vulgar,  y  del  latín  frenum,  freno,  brida.  En  ita- 
liano es  palafrenns. 

El  destrero, dicen  algunos  que  es  el  caballo  de  remuda  que  soban 
llevar  a  la  diestra  de  los  caballeros.  Acaso  esta  voz  castellana  se 
tomó  como  varias  otras  del  francés,  donde  destriers.  viene  eviden- 
temente des  étriers,  los  estribos,  para  significar  el  caballo  del  estribo, 
y  no  del  diestro,  que  exigiría  una  x  etimológica:  sería  entonces 
dertrero  y  no  destrero. 


—  316  — 

6.     A  los  quem  desondraron  J  con  abiltanza  tal, 
A  menos  de  riepto  I  non  los  puedo  dexar. 

¿Qué  vos  mereci  en  contra?  |  decit,  los  de  Carrión? 

¿En  juego,  o  en  vero,  |  que  mal  vos  ñze  yo? 

Meiórarélo  aquí  J  a  juiejo  de  la  Cort. 
10.     ¿A  quem'  descobriestes  |  telas  del  corazón? 

A  la^éxid  de  Valencia  j  mis  fijas  vos  di  yo, 

Con  mucha  grande  ondra  (  e  áveres  a  nombr. 

Quand  ya  non  las  queriedes,  (  decit,  canes  traydors, 

¿Porqué  vos  las  sacabads  |  de  casa  e  sus  onors? 
15.     ¿Porqué  vos  las  firiestes  {  a  cinchas  e  a  espolonsr 

¿Por  qué  vos  las  dexastes  |  nel  Robredo  de  Corps 

A  las  bestias  fieras,  j  a  las  aves  del  mont? 

Si  non  me  recudedes,  |  veá-lo  esta  cort.» 

Fabla  don  García  de  Cabka 

El  conde  don  García  |  en  pié  se  levantaba: 
20.      «¡Merced,  ya,  mió  rey,  |  el  méior  desta  España! 
Vezós,  Mió  Cid  a  lias  |  Cortés  tan  pregonadas, 


í>.  A  les  que  me  deshonran  con  tanta  villanía. — 6.  no  puedo  me- 
nos de  retarlos  á  duelo. — 7  á  10.  Decid,  infantes  ¿en  qué  os  ofendí, 
de  veras  ó  en  chanza?  Qué  mal  os  hice?  Decidlo,  y  aquí  mismo  lo 
repararé  como  diga  la  Corte.  Ahí  ¿por  qué  me  habéis  desgarrado  las 
telas  del  corazón? — 12.  averes  a  nombre,  sin  número,  sin  cuento, 
innumerables:  en  francés,  provenzal  y  catalán  se  encuentra  esta 
misma  vieja  espresión  castellana. — 14.  onors,  rentas,  comodidades, 
posición  social,  consideraciones. — 18.  si  non  me  recudides,  si  no  me 
respondéis  á  satisfacción,  juzgúelo  esta  Corte. — 21.  vezos,  ved  vos, 


—  317  — 

Dexol  crecer  é  luenga  |  aquí  trae  la  barba: 

I. os  unos  le  han  miedo,  J  a  los  otros  no  espanta; 

Son  los  de  Carrion  j  de  natura  tan  alta, 
25.     Que  non  debin  sus  fijas  |  querer  por  barraganas, 

Menos  debin  tenerlas  |  en  brazos  por  veladas. 

Derecho  fici'eron  |  por  qué  las  han  dexadas. 

¡Quanto  quél  dige  non  |  gelo  preciamos  nada!» 
30      — «¿Qué  avedes  vos  t!  Conde,  |  por  retraer  mi  barba' 

Luenga  es  ella  ca  |  a  delicio  fue  criada, 

¡Grado  a  Dios  que  |  Cíelo  e  tierra  manda, 

A  ella  non  me  priso  |  fijo  de  mugier  nada, 

Nimbla  mesó  fi  de  |  mora  ni  de  cristiana, 
85.     Como  yo  a  vos  el  Conde,  |  en  el  castiell  de  Cabra, 
[}}°°]  Ojiando  yó  a  Cabra  prise  |  e  á  i  vos  por  i  la  barba.» 

Pabla  Fernán  González 

Ora  Ferrán  González,  |  en  pié  se  levantó, 

A  altas  voces  fabla,  |  odredes  que  fabló; 

«¡Dexásedes  vos  Cid,  |  de  aquesta  razón, 
40      Non  créciés  baraia  ¡  ora  entre  vos  é  nosl 

De  los  vuestros  a  veres  |  ya  bien  pagado  sodsl... 

Nos  somos  de  natura  |  de  Condes  de  Carrión, 

Debiems  casar  con  fijas  |  de  reys  o  enperadors: 

Non  nos  pertenecíen  |  las  fijas  de  infanzón, 
45.     Si  las  vuestras  dexamos,  |  drecho  ficimos  nos: 

Mas  alto  nos  preciamos,  j  sabet,  que  menos  nó.» 

veis  vos,  ya  os  veis,  ya  estáis  en  ias  cortes  tan  pregonadas  o  bullan 
gueadas.— 34.  nimbla,    ni-me-la. — 40.  no  acrecentéis  las  querellas 

quu  uyd  aepurgn. 


—  318  — 

XXX 

Fabla  Pero  Mudo 

Torna  la  faz  el  Cid,  |  a  Pero  Bermóz  cata: 
«¡Fablá,  dix,  Pero  Mudo,  (  varón  que  tanto  callas: 
Yo  me  las  he  por  fijas,  |  tú,  por  primas  cormanas, 
A  mi  lo  dizen,  a  j  ti  dan  las  oreiadas. 
5.     Si  yo  respóndier',  tú,  1  non  entrarás  en  armas. 

Pero  Bermóz  estónz  j  conpézo  de  fablar; 

Detiénsele  la  lengua,  |  no  puede  delibrar; 

Mas,  qüando  enpieza,  |  sabed,  nol'  da  vagar. 

«Bien  lo  sabedes,  Cid,  ]  que  yo  non  puedo  mas; 
10.     Mas,  ló  que  oviér  á  fer  |  por  mí  non  mancará. 

¡Mientes,  Ferrando,  mientes,  |  de  quanto  dicho  has: 

Tú,  por  el  Campeador  |  mucho  valiestes  más! 

Agora  las  tus  mañas  |  yo  las  sabré  cuntar: 

Miembrát  quand  lidiamos  |  cerca  Valénz  la  grand: 
15.     Las  féridas  primeras  |  pediste  al  Cid  leal, 

Viste  en  el  campo  un  moro,  |  e  fústele  ensaiar, 


2.  Detiénesele  la  lengua;  no  puede  desatarla.  8.  despuás  de  este 
verso  suprimo  otros  dos,  que,  por  impropios  de  la  ocasión,  supongo 
agregado  del  juglar.  En  ellos  Bermudez  da  al  Cid  una  respuesta 
asaz  irrespetuosa  delante  de  la  Corte,  del  todo  innecesaria,  y  que 
amengua  la  energía  de  su  contestación.  Suprimo  aquí  igualmente 
otros  versos  juglarescos  puestos  en  boca  del  Cid  contra  la  barba 
del  de  Cabra.  Todo  eso  daña  á  la  solemnidad  de  la  escena  de  las 
Cortea,  y  no  hace  falta  ninguna  al  Poema. — 13.  tus  mañas,  tus 
arterias,   tus   engaños,   tus    malas  obras. 


—  319  — 

A  ti  tornó,  rugiste  |  antes  que  él  te  alegas; 
Si  yo  non  uviase,  |  él  te  jugara  mal. 
Pase  por  ti;  con  el  |  me  off  de  ayuntar. 

20.     De  los  primeros  colpes  |  oflé  de  arrancar. 

Ferrán,  did-te  el  cavallo;  (  tovéldo  en  poridad, 
Fasta  en  este  dia  |  non  ló  descubrí  a  nad." 
¡Tu,  delante  de  todos  |  t'oviste  de  alabar, 
Que  mataras  el  Moro  |  e  fícierás  barnax! 

2").  Croviéron-télo  todos,  |  hoi  saben  la  verdadl 
Ferrán,  si  eres  fermosos  |  eres  mal  barragán. 
¡Lengua  mala  sin  manos  |  ¿como  osas  tú  fablar? 

Di,  tú,  Ferrán  González,  |  otorga  esta  razón: 
¿Non  te  viene  es  miente,  |  lo  ál,  lo  del  león? 

30     Durmíe  Mió  Cid,  |  el  león  se  desató. 

E  tu,  di,  ¿qué  ficiste  |  transido  de  pavor? 
Metistet  so  el  escaño  j  de  Mió  Cid  Campeador. 
Nos  lo  cercamos  por  )  curiar  nuestro  señor, 
Fasta  do  despertara  |  el  que  á  Valenz  ganó. 

35.     Levántos'  del  escaño,  e  fués'  pora  el  león: 
Premió  el  león  la  cabeza,  |  a  Mió  Cid  esperó 
Dexós'  prender  al  cuello,  |  a  la  red  le  metió. 
Quandó  ya  se  tornava  |  el  buen  Campeador, 


18.  á  no  haberte  yo  auxiliado,  mala  la  hubieras  con  el  moro: 
uvjas=uvia8' ',  ayudase,  dice  el  testo. — 19.  pasé  delante  de  ti  y 
me  hube  (off)  de  juntar. — 20.  ofle,  húbele. — 21.  toveldo  en  poridad, 
túvelo  en  reserva,  mantúvelo  secreto. — 24.  e  frieras  barnax,  te  ala- 
bastes  de  haber  hecho  una  hazaña,  (barnax,  baronaxef  obra  de  va- 
rón, proeza,  hazaña  señalada.) — 25.  crovieron-teló,  cro'yeron-te-lo, 
«reyérontelo  todos. — 30.  premió  (bajó)  el  león  la  cabeza. 


—  320  — 

A  sos  vasallos  leales  j  violós  aderredor. 
40.      Demando  por  sus  yernos;  |  ninguno  non  falló! 

Dexit,  lengua  sin  manos'  |  ¿do  estabas,  tú,  follón?  . 

[Rieptot*  el  cuerpo,  a  tí,  |  por  malo  e  por  traydor! 

Esto  te  lidiaré  |  ant'  el  Rey  don  Alfóns, 

Por  las  fijas  del  Cid  [  Doñas  Elvira  e  Sol: 
45.     Por  cuanto  las  dexastes,  |  menos  valedes  vos! 

Ellas  son  mugieres  |  e  vos  sodes  varons. 

Quandó  fuere  la  lid,  |  si  plóguiere  al  Criador, 

Tu  ésto  otorgarás,  ¡  a  guisa  de  traydor. 

De  cuanto  aquí  he  dicho  |  seré  mantenedor.» 
50.     De  aquestos  amos  |  quedo^áqui  lá  i  razón 


48.  cuando  te  venza  en  la  lid,  tendrás  que  confesar  estoque  aquí 
te  digo. — 50.  Se  lee:  De  á-  \  qüés  |  tosamos  |i  quedóla  |  qm  lá  | 
rozón. 

Varias  veces  ocurre  esta  voz  barnax,  evidentemente  tomada  del 
francés.  Voi  a  definirla  como  mejor  pueda,  una  vez  por  toda?. 

Baronnage,  en  francés,  era  el  conjunto  de  los  barones,  y  por  sin 
copa  se  convirtió  en  bar'nage,  También  se  llamó  barnage  toda  ac- 
ción valerosa,  digna  de  un  barón.  Los  españoles  para  expresar  esto 
misino  tenían  la  voz  fazafta  o  f echo  señalado,  y  proeza  la  acción 
valerosa  propia  de  un  orne  de  pro.  No  obstante,  tomaron  de  los  trun 
ceses  la  voz  sinómina  barnage  y  la  tradujeron  en  barnax.  Facer  bar- 
nax  valía  pues,  hacer  proezas.  Solían  también  llamar  eaballerias 
las  proezas  de  los  caballeros.  A  tener  España  barones,  que  vai  >n¡-s 
y  mui  ilustres  y  valerosos  siempre  tuvo,  seguramente  hubic.-ir  < li- 
dio baronía  en  vez  de.barnax,  voz  á  las  claras  de  importación  ex- 
tranjera. 


—  «21   — 

XXXI 

Fabla  Diego  González 

Fabló  Diego  González,  |  odredes  lo  q.ie  dixo: 
<Nos  de  natura  somos  |  de  los  condes  mas  limpios: 
Estos  casamientos  |  non  fueron  aparcidos, 
Por  consograr,  nos,  Condes,  |  con  mosen  don  Rodrigo! 
5.     Porque  dexams  sus  tijas,  |  aun  nó  nos  répentimos. 
Mientra  las  donnas  vivan,  |  pueden  aver  sospiros. 
Lo  que  les  ficiemos  |  serles  ha  retraído. 
Esto  lidiaré  |  a  tod'  el  mas  ardido: 
Que,  porque  las  dexamos  |  en  ondra  hemos  crecido. 


* 


1<»     Antólinéz  en  píe  |  levantado  se  ha: 

«¡Calla,  alevoso,  calla,  |  boca  siné  verdad! 

Aqueso  del  león  i  non  debes  oblidar: 

Saliste  por  la  puerta,  |  fuyislet  al  corral; 

Fustet  meter  a  priesa  |  tras  lá  viga- lagar; 
15.    Mas,  non  vestist'  despóz  |  el  manto  ni  el  brial. 

Hyo  ló  lidiaré,  |  non  pasará  por  al. 

Fijas  de  Mió  Cid  |  ¿porqué  las  vos  dexasts? 

Sabet  en  todas  guisas  |  que  ellas  valen  mas. 


:5.  aparcidos,  apangado»,  apare' ados,  de  tal  para  cual. — i.  por  em- 
parentar nosotros,  loa  (Jondea,  con  un  don  Rodrigo. — 15,  brial,  tú- 
ilion. 

•21 


—   322  — 

De  la  lid  al  partirnos  ¡  tu  boca  lo  dirá: 
20.     Que  tú,  traydor,  mintiste  |  de  cuanto  dicho  has!» 

20.    Antolinez  le  replica  con  ruda   energía  y   le   anuncia   que 
al  vencimiento  en  el  duelo,  por  su  boca  confesará  que  ha  mentido 
en  lo  que  acaba  de  decir,  como  era  costumbre  que  lo  hiciera  el  ven 
cido,  so  pena  de  la  vida. 

Tengo  para  mí  que  una  gran  parte  de  este  Cantar  fué  primitiva 
mente  compuesto  en  endecasílabos  como  los  de  los  trovadores,  en 
decir  con  acento  y  cesura  en  la  4.a  sílaba,  y  acento  obligado  en  la 
8.a,  según  este  esquema: 

a  a  a  Á  II  a  a  a  A  ||  a  Á  a 

4  8 

Un  Un  Un  tÁn  ||  Un  Un  Un  tkn  J  tan  tky 
Prisiones  son  |  do  el  ambicioso  muere 
Culpa  non  tinch  |  si  so  forcat  d'amar 
Qui  non  es  trist  |  de  mes  dictats  non  cure 

Estos  versos  llevan  acentuada  la  8.a;  pero,  cuando  el  acento  pro- 
sódico caía  sobre  la  6.a  ó  sobre  la  7.ft  la  música  lo  marcaba  en  la 
8.a  siempre,  para  la  regularidad  del  ritmo.  Ejemplos: 

Leixant  a  part  |  l'estíl  deis  tróbadors 

6  8 

Tant  he  amát  |  que  vínch  en  desamar 

6  8 

Por  grand  estint  |  que  natura  li  dona 

7   8 
Si  Deu  del  eos  |  la  mi  álmá  sostrau. 

7        8 

Al  cantar,  la  voz  carga  de  preferencia  sobre  la  8.a:  no  se  dirá: 
natura,  ni  alma  sino  natura,  alma;  no  marcaremos  tanto  estíl  co 
mo  tró-badors.  6 

8 

Todos  los  críticos  convienen  en  que  los  Sonetos  del  Marqués  de 
Santillana  son  ilegibles  por  su  mala  acentuación;  pero,  si  son  ile- 
gibles yo  digo  que  son  perfectamente  cantables,  para  lo  cual  hay 
que  devolverles  las  condiciones  musicales  con  que  su  autor  los 
compuso  para  el  canto.  Exigen  esos  endecasílabos,  como  los  de  km 
trovadores,  tres  condiciones:  acento  obligatorio  en  la  4.a  y  la  8.* 
sílabas,  y  cesura  entre  4.a  y  5.a— Si  estas  condiciones  no  las  realiza 
el  verso,  ee  las  da  el  ritmo  musical  a  que  se  sujetaba. 


—  328  — 

XXXII 

Fabla  Asur  González 

Entraba  Asúr  González  |  esora  por  palacio 
El  manto  armiño  e  |  el  su  brial  rastrando 
Bermeio  viene,  ca  ¡  era  bien  almorzado. 
Así  en  lo  que  fabló  |  avie  poco  recabdo: 

5,     «¡Hia,  varones  ¿quién  |  vio  nunca  tal  mal? 

¿Quién  nos  darie  nuevas  [  del  Cid,  el  de  Bivar? 

Para  mas  claridad,  tomo  del  Soneto  XIII  estos  versos: 
¿Por  que  cantan  los  vuestros  loores 

3  6  9 

E  fortaleza  de  memoria  dina? 

4  8  10 

A  quién  se^omíllan  los  grandes  señores? 

2  4  7  10 

A  quién  la^Itália  soberbia  se^inclína? 

2  4  7  10 

El  1.°  es  un  decasílabo  anapéstico;  el  2.°  un  endecasílabo  yámbico: 
el  3.°  y  el  4.°  son  endecasílabos  dactilicos,  acentuados  en  la  2.a:  el  todo, 
así  leidOj  forma  un  conjunto  inharmónico.  Ahora  tararéese  lo 
mismo  según  sus  condiciones  musicales,  como  en  seguida  se  indi- 
ca: 

¿Por  que  cantan +  |  los  vü-estrós  loores 

4  8         10 

E  fortalé-  |  za  de  memó-ria  di.  na? 

4  8  10 

A  quien  se  omí  J  lian  los  grandes-señores? 

4  8  10 

A  quien  la  Itá  |  lia  soberbiase  inclí.  na? 
4  8  10 


2.  Pinta  con  dos  rasgos  al  fanfarrón  Asur,  que  llega  á  palacio 
después  de  haber  almorzado  y  bebido  largo.  Llega  con  el  traje  en 
desorden,  arrastrando  el  manto  de  armiño  y  el  brial,  (la  túnica)  con 
la  cara  amoratada  y  apoplética,  y  hablando  con  poco  recabdo  (sin 
mesura). 


—  324  — 

¿Fuesse^á  Rió  d'  Ovirno  [  los  molinos  picar, 
E  prender  las  maquilas  |  como  lo  suele  far? 
¿Quü'  dárie  por,  con  los  |  de  Cárrion  ensograrl» 


10.     Muño  Gustióz  esora  |  en  pié  se  levantó: 
«Calla,  alevoso,  malo,  |  felón  e  tráydor; 
Antes  almorzas  qué  |  bayas  á  la  oración: 
A  los  que  tú  das  paz,  |  los  farta  tu  pudor: 

La  música  fácilmente  da  al  verso  sns  condiciones  rítmicas,  mal- 
eando acentos  donde  conviene,  y  entonces,  como  se  comprende, 
estos  versos  se  hacen  perfectamente  cantables! 

Tal  es  el  caso  de  los  endecasílabos  del  Cid,  bien  abundantes  en 
esta  parte  y  muy   análogos  á  los  de  la  vieja    Chansón  de   Rolland: 

Caries  li  Reis.  |  nostre  emperére  mágnes 

4  8  10 

Set  anz  tuz  pleins  ¡  ad  estet  én  Espáigne. 
4  8  10 

Aún  cuando  muy  poco  inclinado  á  introducir   ninguna  variante 


7.  Fuese  á  Rio  d' Grima;  de  algún  riachuelo  que  corre  cerca 
de  Vivar,  porque  Fernán  Pérez  de  Guzmán  hablando  del  Cid, 
dice  en  sus  Claros  Varoms:  ¡en  Rio  d'Ovierna  nasció». — 8.  maqui- 
la es  la  medida  ó  porción  de  harina  que  paga  el  que  muele  su  trigo 
al  dueño  del  molino;  el  derecho  de  maquila  se  aplica  tanto  a!  trigo 
como  á  otros  granos  y  al  aceite.  Esta  voz  arábiga  se  conserva  en 
Chile.  Asur  González  dice  eso  en  desprecio  del  Cid,  recordándole 
que  viene  de  agricultores,  como  si  ese  no  fuera  el  origen  de  la  no- 
bleza antigua;  (de  ar,  abrir  la  tierra,  arar,  arado,  área  viene  aris,  el 
señor,  el  agricultor  enriquecido,  el  noble,  y  aristocracia,  el  gobierno 
de  los  nobles  ó  señores  de  la  tierra). — 9.  ¡Qué  le  daría  por  empareu 
tar  con  los  de  Carriónl  Observación  propia  de  su  orgullo  y  de  su 
beodez. — 13.  A  los  que  tú  saludas  (besas)  los  atufas  ó  los  hartas  do* 
tu  pudor,  jm'or  fetor,  hedor;  á  los  quedas  paz  los  encalabrinas,  ron 
tu  hedor  a  vino.  Todo  este  párrafo  va  al  pié  en  endecasílabos  de,  an- 
ticuo rimar. 


—  325  — 

Non  dices  verdad  á  |  amigo  ni  a  señor; 
15.     Falso  a  todos  éries,  |  é  mas  al  Criador. 
[3400]  Non  quiero  en  tu  amistanza  |  aver  nengún  ración 
Facérte-heló  decir,  |  que  eres  qual  digo  yo.» 
Dixó  él  Rey  Don  Alfonso;  |  «¡Callé  ya  está  razón: 
Lidiar  an  los  reptados,  ¡  si  nos  salve  el  Señor!» 


en  la  versificación,  por  conservar  el  alejandrino  tradicional,  debo 
confesar  que  en  esta  parte  de  la  gesta  en  ruinas  abundan  los  ende 
casílaboa  y,  por  tanto,  es  nías  fútil  restaurarla  en  este  metro,  y 
eso,  por  cierto,  con  menos  variantes. 

Partiendo  del  verso  .'1374  del  Poema,  daremos  la  restauración  de 
un  trozo  en  endecasílabos  aatif/uos.  Comienza  con  las  palabras  de 
Martin  Antolinez  á  Diego  González,  restaurada-  más  arriba  en  ale 
jandrinos: 

c Calla  alevós,  |  boca  siues  -verdat; 

Lo  del  León  |  noa'  te  debé-olvidar: 

Fuyendo  del  |  metested  al  corral 

Fustet  meter  |  tras  la  vigá-lagar, 

¡la  non  vestíst  |  el  manto  nín-el  brial! 

Yol'  lidiaré  |    non  pasará  por  aT 

Fijas  del  Cid  |  ¿por  qué  las  vós-dexast's? 

En  todas  guís'  |  savet  que  váden  mas. 

En  la  lid  por  |  tu  boca  ló-dirás, 

Que  tu  mentíst  |  de  quanto  dicho  has.» 

Azur  Gonzálz  |  entraba  por  palacio 
Manto  armíñ  |  e  un  brial-rastrando 
Lo  que  fabló  j  aví  pocó-recabdo: 
«¡Hya,  varóns,  |  ¿quien  nunca  vió-tal  mal? 
¿Quien  nos  dará  |  nuevas  del  dé-Bivar? 
Fues'  a  D'ovirn  |  los  molinós-picar 
Por  las  maquíl's  |  como  lo  sué-le  far 
¿Quel  dari'  con  |  los  de  Carrión-casarl...> 


—  326   — 

XXXIII 
Fabián  los  embajadores  de  Navarra  y  de  Aragón 

Assi  como^ácabavan  |  está  postrer  rrazón 

Afé,  dos  cavalleros  |  entraron  por  la  cort. 

Al  ún  dizén  Oyarra,  j  de  Navarra  llegó, 

Ximénez  es  el  otro,  |  e  viene  de  Aragón. 
•  £>.     Besánle  amos  las  manos  |  al  rey  Don  Alfons, 

E  las  sus  fijas  piden  |    al  Cid  Campeador, 

Por  ser  réynas  de  |  Navarra  e  de  Aragón 

E  qué  gelás  diesen,  |  a  óndra  e  bendición. 

Callaron  a  esto,  e  |  ascuchó  tod'  la  cort. 
10.     Levantos'  en  pié  |  Mió  Cid  el  Campeador: 


Gustioz  en  pié  |  alor  se  levantó: 
«Calla,  alevó  |  -so,  malote  trá-ydor 
Almuerzas  ánts  |  que  vayas  a^ó  ración 
Al  que  das  paz  |  fartalo  tú-fedor. 
Verdad  non  diz  |  a  amigo  ni"~*á-señor 
A  todos  fal  |  -so^e  mas  al  Crí-ador. 
En  tu  amistanz  |  non  quiero^avér-ración. 
Ferte  he  dicir  ]  queres  qual  dí-go  yó!» 
Dixo  el  Rey:  ¡  ¡Ya  calle  está  -razón! 
Los  que  han  rieptá  |  -do  aquí  en  és-ta  cort 
Lidiarán,  |  sim'  salve  el  Crí-ador.  etc. 

Cotejando  estos  versos  restaurados  con  los  del  texto,  se  verá 
que  el  endecasílabo  castellano  que  cuando  mucho  se  hace  remontar  á 
Miser  Francisco  Imperial,  bien  que  puede  señalársele  antes  en  las 
moralejas  del  Conde  Lucanór,  en  realidad  era  conocido  en  el  si- 
glo xn. 


—  327  — 

«Merced,  rey  Don  Alfonso:  |  gradéscolo^ál  Criador 
Quandó  me  las  demandan  |  Navarra  é  Aragón. 
Vos  las  casastes  antes,  |  Alfonso,  ca  yo  nó. 
Afé,  mis  fijas,  Rey;  |  en  vuestra  mano  son: 

15.     Sin  vuestro  real  mandado  |  nada  non  feré  yo.» 
Levantóse  el  rey,  |  fizo  callar  la  Cort, 
E  dix:  «Ruego  vos  Cid,  j  caboso  Campeador, 
Que  plega  á  vos  de  esto,  |  e  otorgarlo  he  yo. 
Hoy  este  casamiento  |  se  otorge  en  esta  Cort, 

20.     Ca  crécevos  y  ondra,  |  en  tierras  e  onor.» 
Levántos'  Mió  Cid,  |  la  mano  al  rey  besó: 
«Por  quanto  que  a  vos  place,  |  otorgólo,  Señor.» 
Esora  dixo  el  rey:  |  «Dios  vos  de  galardón 
A  vos,  Oyarra,  e,  j  Yeneg'  Ximénz,  a  vos, 

25.     Aqueste  casamiento  |  otórgo-vós-lo  yó 
De  fijas  de  Mió  Cid  |  Donnás  Elvira  e  Sol 
Pora  los  infánts  de  |  Navár'  e  de  Aragón: 


Nunca  he  comprendido  cómo  es  que  las  hijas  del  Cid  casadas 
con  los  Infantes  de  Carrión  pueden  ser  pedidas  en  matrimonio  «a 
ondra  e  bendición*  por  dos  príncipes  ante  la  Corte  de  Toledo,  y 
otorgado  el  matrimonio  por  el  Cid  á  pedido  del  Rey  D.  Alfonso- 
¿Cuándo  han  sido  anulados  esos  matrimonios? 

Berganza  cree  que  el  Obispo  don  Jerónimo  declararía  la  nulidad 
de  esos  matrimonios  rotos  tan  violentamente,  fundándose  en  razo- 
nes de  parentesco,  pues  que  Ximena,  por  ser  hija  de  Diego  Conde 
«le  Asturias  descendía  del  rey  D.  Bermudo  II,  pariente  de  los  in- 
fantes de  Carrión.  La  causal  no  es  admisible  bajo  el  punto  de  vis- 
ta de  la  leyenda,  pues  cambia  la  Ximena  del  Poema  y  los  romances 
por  la  de  verdad,  y  es  muy  dudoso  que  ese  parentesco  no  lo  advir- 
tieran antes  de  contraer  su  primer  matrimonio  en  1095.  El  segun- 
do lo  contrajeron  en  1098,  sin  duda  alguna  después  de  anular  el 
primero.  Elvira  con  el  infante  don  Ramiro,  de  quien  tuvo  á  García 


—    828  — 

Que  las  donas  vos  den  |  a  ondra  e  bendición. 
Con  Iñi^o  Ximcnez,  |  Oyarra  en  píe  levos'. 
30.     D¿1  rey  besan  las  manos  |  e  del  Cid  Campeador. 
Meten  las  fées,  sus  |  omnaies  dados  son 
Que  cuerno  y  es  dicho  |  assí  sea,  ó  meior. 

XXXIV 

Fabla  Mi  na  y  a 

Minaya  Alvar  Fanez  |  en  pie  se  levantó: 
«Merced  vos  pido,  dixo  |  cómoda  Rey  é  señor 
E  que  non  pese  desto  |  al  Cid  Campeador. 
Dezir  querrie  ya  |  lo  mió  ante  la  Cort. » 
5.     Respuso  el  Rey:  «Decildo;  |  plazmé  de  corazón: 
Decid,  Minaya  lo  J  que  óvierdés  sabor.» 
«Hyo  vos  ruego  qué  ¡  me    oyads  toda  la  Cort: 
Ca  grand  rencura  he  |  de  Infantes  de  Carrión: 
Hyó  les  di  mis  primas  j  por  mandado  de  Alfóns: 

10.     Ellos  las  prisieron  |  a  óndra  e  bendición. 

Dio  les  grandes  averes  |    Mió  Cid  el  Campeador; 
Ellos  las  han  dexadas  |  é  á  pesar  de  nos. 
Riebtoles  los  cuerpos  |  por  malos  e  traydors.» 
Al  Padre  'spirital  |  esto  gradesco  yo, 

15.     Qiiando  por  esposas  |  mis  primas  piden  hoy 


Ramírez  que  fué  rey  de  Navarra;  y  María,  llamada  doña  Sol,  con 
don  Enrique,  príncipe  de  Aragón.  Se  dnda  de  la  efectividad  de  ep- 
te  matrimonio  de  doña  Sol;  pero,  cierto  es  qne  casó  en  1108  con 
don  Ramón  Eerenguer,  Conde  de  Barcelona. 


—  329  — 

Los  préncipes  garridos  |  de  Navar'  e  Aragón. 
Por  páreiás  mis  primas  |  antes  aviedes  vos, 
Agora  bésarédes  |  sus  manos,  que  ellas  son 
Vuestras  señoras  altas  |  mal  que  esto  pese  a  vos. 

20.     ¡Grado  á  Dios  del  cielo  |  e  ál  rey  don  Alfons, 
Así  crece  la  ondra  |    a  mió  Cid  Campeador! 
En  todas  guisas,  sodes  |  tales  qual  digo  yo. 
Si  há  hi  quí  responda  |  o  qui  diga  de  non, 
So  Minay  Alvar  Fanez;  |  essó  mantengo  yo!» 

25.     Hi  Gómez  Pelayét  |  en  pié  se  levantó: 


«Decid,  Minay,  ¿qué  vale  j  toda  esa  razón? 
Ca  en  aqesta  Corte  |  afarto  ha  pora  vos; 
E  quí  al  quisiere  I  serie  su  ocasión. 
Si  Dios  quisier  que  desta  I  bien  salgamos  nos, 
30.     Después  verédes  qué  |  dixiestes  ó  quen  on.» 

xxxv 

Fabla  el  Rey 

Dixó  el  rey  Alfonso:  |  tFiné  está  razón. 
Ninguno  diga  della  |  non  mas  una  entención. 
Sea  la  lid:  los  que  (  reptaron  en  la  Cort, 
Cras  yr-han,  tres  por  tres,  |  quandó  saliere  el  Sol.» 
5.     Fablaron  luego  los  |  infantes  de  Carrión: 

El  párrafo  XXXlV  pudiera  suprimirse  con  ventaja:  nada  nuevo 
agrega. 


—  330  — 

«Dandos,  rey,  un  plazo,  |  ca  eras  seer  non  pod. 
Cavallos  e  armas  tienen  j  los  del  Cid  Campeador 
Nos  yr  abremos  antes  |  a  tierras  de  Carrión.» 
Alora  fabló  el  rey  j  contrál  Cid  Campeador: 
10.     «Sea  esta  lid  tenuda  |  ó  quisieredes  vos» 
Respúsole  Mió  Cid:  f  «Non  lo  faré,  Señor; 
Mas  quiero  a  Valencia  |  que  tierras  de  Cardón.» 
Dixol  el  rey:  «A  osadas  ¡  dad-mé,  Cid  Campeador, 
Los  vuestros  cavalieros  |  e  las  sos  guárnizóns: 

15.  Vayan  comigo,  yó  |  seré  su  curiador. 

Yo  vos  lo  sobreliebo  |  como  cumple'~vál  Señor 
Que  non  prendan  fuerza  |  de  Conde  ni  Infanzón. 
Aquí  les  pongo  plazo  |  de  dentro  en  la  mi  Cort: 
Cabo  de  tres  semanas,  |  en  Vegas  de  Carrión 

20.     Que  fagan  esta  lid,  |  delant'  estando  yo. 
Quien  no  viniér  al  plazo  (  pierda  la  razón: 
Desd  hí  sea  vencido,  |  é  escape  por  traydor.» 
Prisieron  el  jüizio,  j  Infantes  de  Carrión. 
Dixó  mió  Cid  al  Rey:  |  «Plaz-mé  asi,  señor: 

25.     Estos  mis  cavalieros  [  en  vuestra  mano  son: 
35C0).  D'aquí  vos  los  'comiendo  I  como  á  rey  e  señor, 
Ellos  son  adobados  |  pora  cumplir  lo  so: 
Ondrados  a  Valencia  |  me  los  envíat  vos.» 
Respuso  el  rei  esora:  |  «Asi  lo  mande  Dios.» 

30.     Tollió-se  allí  el  capielo  |  el  Cid  Campeador, 

16.  Yo  los  tomo  á  mi  cargo,  como  me  corresponde.— rl7.  para 
guardarlos  de  daño,  de  conde  ó  de  infanzón. — 21.  pierda  la  razón, 
pierda  su  causa. — 22.  se  le  tendrá  por  vencido,  con  nota  de  traidor. 
— 23.  prisieron  el  inicio,  aceptaron  el  juicio,  es  decir,  lo  dispuesto 
por  el  Rey. — 30.  tollióse  alH  el  capielo.  Quitóse  el  Cid  la  toca,  el 
capelo,  el  sombrero. 


—  331  — 

La  cofia  de  ranzal  j  fermoso  se  tollió, 

E  soltando  la  barba  |  sacóla  del  cordón. 

Nos'  fartan  de  catarle  |  qüantos  ha  en  la  Cort. 

Al  Conde  don  Anrrich  |  mió  Cid  adelinó, 
35.     Adélinó  myo  Cid  |  al  Conde  don  Remond, 

Abrazólos  tan  bien  |  e  ruégalos  de  cor 

Prendan  de  sus  averes  |  quanto^óvieren  sabor. 

A  ésos  é  a  los  que  |  de  buena  parte  son, 

A  todos  les  rogaba  |  prendiesen  de  lo  so. 
40.     Tales  y  ha  que  prenden  |  tales  y  ha  que  non. 

Los  doscientos  marcos  |  al  rey  los  soltó; 

De  ló  al  tanto  priso  |  cuanto  ovó  sabor. 

«¡Merced,  vos  pido,  rey,  |  por  amor  del  Criadorl 

Qüando  estas  nuevas  |  así  puestas  son. 
45,     Con  vuestra  gracia,  agora  |  irme  quiero,  señor, 

Pora  Valenz  la  que  |  con  áfan  gane  yo.» 

El  rey  alzó  la  mano,  |  la  cara  sanctiguós'; 

E  dixo  sonrrisando  |  delante  de  sos  om's: 

«Lo  iuro  por  el  Santo  |  Esidro  dé  León, 
50.     Que  en  todas  nuestras  tierras  |  non  ha  tan  buen  varón.» 

Esora  se  espidieron  |  e  se  partió  la  Cort. 


31 .  el  bonete  de  ranzal  en  seguida  se  sacó  y,  hermosa,  soltó  la  bar- 
ba, que  llevaba  sujeta  con  un  cordón. — 41.  los  doscientos  marcos  al 
rey  se  los  soltó,  devolvió,  canceló,  perdonó. — 50.  Entonces  se  des- 
pidieron, y  se  disolvió  la  Corte. 

Las  galantes  palabras  del  Eey  para  el  Cid,  cierran  dignamente 
el  cuadro  de  la  Corte  de  Toledo.  No  hay  más  que  agregar  artísti- 
camente. No  obstante,  el  juglar,  no  el  poeta,  mete  ahí  un  estrambo- 
te  de  mal  gusto,  que  he  preferido  suprimir.  En  vez  del  último  verso: 


—   332  — 

XXXVI 

Arrogante  respuesta  de  Martin  Antolinez 

Antes  que  se  partiera  |  el  Cid  Campeador 
A  los  que  van  lidiar  |  tan  bien  los  castigó: 
«|Hyá  Antólinéz  (  e  vos  Pero  Bermóz, 
Amigos  e  vasallos,  [  e  vos,  Muño  Gustióz, 
5.     Sed  firmes  en  el  campo  |  a  guisa  de  varóns. 
Buenos  mandados  vayan  ¡  a  Valencia  de  vos!» 
Dix  iMártin  Antolinez:  }  — «¿Por  quel'  decis,  señor? 
Preso^ávemos  el  debdo;  |  a  pasar  és  por  nos; 
Podreds  oir  de  muertos,  ¡  ca  de  vencidos  non!» 
10.     Alegre  fue  d'aquesto  J  el  quen  buen  or'  nasció 
Espídíós  de  todos  ¡  que  sos  amigos  son. 
Mió  £id  pora  Valencia;  |  el  Rey  pora  Carrión. 


Esora  se  espidieron  \  e  se  partió  la  Cort,  el  texto  agrega:  (verso  352 
y  siguientes) 

Mió  Cid  en  el  cava!  lo  adelant  se  legó: 

Fue  besar  la  mano  a  so  señor  Alfonso: 

Mandasteme  mover  á  Babieca  el  corredor. 

En  moros  ni  en  christianos  otro  tal  non  ha  hoy. 

Hy  vos  le  do  en  don,  mandedesle  tomar,  Señor. 

Esora  dixo  el  Rey:  desto  non  he  sabor: 

Si  a  vos  le  tollies',  el  cavallo  non  abrie  tan  buen  señor. 

Mas  atal  cavallo  cum  est  por  atal  como  vos, 

Pora  arrancar  Moros  del  campo  ó  ser  segudador. 

Quien  vos  lo  toller  quisiere  nol'  vala  el  Criador! 

Ca  por  vos  é por  el  cavallo  ondrados  somos  nos.» 

Esora  se  espidieron,  luego  s  partió  la  cort. 


—  33*  — 

XXXVII 
Llegada  de  los  adalides  al  campo  de  C arrió n 

Las  semanas  del  plazo     todas  complidas  son: 
Afélos  de  presente  j  y  los  del  Campeador: 
Cumplir  quieren  el  debdo  |  que  só  señor  mandó. 
Dos  días  atendieron  |  a  infantes  de  Canión. 

5.     Ya  vienen  los  infantes,  |  bien  adobados  son, 
Cavaüos  traen  fardidos  |  e  lanzas  a  pendón, 
Espadas  taiadores  |  e  ricas  garnizons, 
Escudos  e  lorigas  |  lumbrando  com'  un  sol. 
Todos  sos  parientes  |  con  ellos  allí  son. 

10.     Asmaron  si  podiessen  |  a  los. del  Campeador 
Sacarlos  a  celada,  |  dent  avian  sabor, 
Queden  canpo  los  matasen  |  por  desondra  maior. 
El  comedir  fu'  malo,  |  lo  ál  no  s'empezó, 
Ca  grand  miedo  ovieron  |  a  Alfonso  el  de  León. 


1.  Las  tildes  marcan  los  acentos  rítmicos  cuando  caen  fuera  de 
ios  prosódicos.  Algunas  ees  mudas  Bf  han  suprimido. — 2.  Afelos  y 
<le.  presente,  helos  allí  presentes.  -3.so=su. — i.  atendieron,  espe- 
raron.—5.  adobados,  aparejados,  armados. — 6.  fardidos,  fogosos, 
briosos;  y  lanzas  con  pendones. — 7.  espadas  tajadoras  y  ricas  guar- 
niciones. 10.  asmaron,  peusaron  si  pudiesen  tender  una  culada  á  los 
del  Campeador,  y  matarlos  euel  campo  para  mayor  agravio  del  Cid. 
— 13.  la  intención  fué  mala,  pero  no  se  ejecutó. 


—  384  — 

15.     Trocida  es  la  noche,  |  ya  quiebran  los  albors; 
Muchos  se  aiuntaron  |  de  buenos  ricos-om's 
Por  véer  esta  lid,  j  ca  end  avi'n  sabor. 

XXXVIII 

Apercibense  los  campeones  para  la  lid 

En  armas  se  metien  |  los  del  Campeador; 
La  noche  las  velaron  |  rogando  al  Criador. 
Veérlos  yba  el  Rey  |  ca  én  su  guarda  son. 
— «Bessamos  vos  las  manos,  |  dixén  a  so  señor; 
5.     Que  hoy  fiel  seades  |  de  ellos  e  de  nos: 
Valét-nos  a  derecho,  |  ninguno  a  tuerto,  no! 
Aquí  tienen  su  vando,  j  infantes  de  Carrión; 
¿Qué  sé  comidran  ellos?  |  no  ló  sabemos  nos. 
Señor,  en  vuestra  mano  |  Ruydiez  nos  metió, 
10.     Tenendos  a  derecho,  |  si^os  vála  el  Criador!» 
Alfonso  respondía:  |  «¡d'alma  é  de  corazón!» 

En  otro  logar  se  arman  |  los  Condes  de  Carrión; 
Sedilos  castigando,  |  el  Conde  Garcí  Ordónz. 

15.   tro-cida,   pasada. —  16.  aiuntaron,   juntaron. —  17.    por   ver 
esta  lid,  que  ello  era  de  su  agrado. 

2-  Durante  la  noche  velaron  sus  armas,  como  era  costumbre. 
— 5.  Que  hoy  fi.il  seáis,  es  decir,  sed  el  fiel  de  la  balanza  entre  ellos 
y  nosotros. — 6.  valednos,  haciendo  justicia;  para  nadie  el  favor.— 
7.  su  vando,  su  bando,  su  parcialidad. — 8.  Que  se  comidran  ellos;  lo 
que  piensan  ellos,  lo  que  maquinan,  no  lo  sabemos  nosotros. — 9. 
|  Ruy  Díaz  nos  puso  bajo  vuestro  amparo. — 10.  Tenendos,  tened- 
nos. — 13.  Sedilos  ó  sedielos  castigando,  estaba  aleccionándolos. 


—  335  — 

Andídierón  en  pléyío,  |  piden  al  Rey  Alfons, 
15.     Que  en  esta  lid  non  fuessen  )  Colada  ni  Tizón. 

El  Rey  oyó-los,  mas  |  non  gelos  conloyó: 

cEspadas  non  vos  faltan,  |  vos  faltará  el  valorl. 

Si  buenas  las  tenedes  |  serán  en  vuestra  pro; 

Otro  si  fáran  éstas  |  a  los  del  Campeador. 
20.     [Levad;  salit  al  campo,  |  infantes  de  Carrión! 

Huebos  es  que  lidiedes,  |  a  guisa  de  varónsl» 

Pesal'  a  los  infantes;  |  ya  repentidos  son! 

Armados  todos  tres  |  son  los  del  Campeador: 
Adúxenles  cavallos  |  buenos  e  corredors; 
25.     Las  siellas  sanctiguaron,  |  cavalgan  a  vigor, 
Al  cuello  los  escudos  |  que  bien  blocados  son. 
Prenden  en  man  las  astas  ]  de  fierros  taiadors; 
Estás  tres  lanzas  fieras  |  traen  senos  pendons. 
Y  bán  derredor  déllos  |  muchos  buenos  varóns. 

3600]  Ya  salieron  al  campo  |  do  eran  los  moions, 
En  las  sos  armas  claras  I  relumbra  tod  el  sol. 


14.  Andidieron  en  pleito,  anduvieron  en  diligencias. — 15.  piden  que 
se  e8cluyan  del  combate  las  famosas  espadas  del  Cid,  Colada  y  Tizón, 
que  llevaban  sus  campeones,  y  que  ellos  miraban  con  superticioso 
temor. — 16.  el  rey  non  se  los  conloyó,  concedió. — 18.  Si  tenéis  bue- 
nas espadas,  será  en  vuestro  provecho. — 19.  y  así  serán  éstas  (Co- 
lada y  Tizón)  para  los  del  Cid. — 20.  Levad  ó  lebat,  alzad,  levantaos. 
— 21.  huebos  es,  es  necesario  (del  lat.  opus,  salen,  obos,  uebos,  hutbos, 
opus  habeo=thueboa  me  es,  me  es  necesario,  necesito).  22.  Pesal.' 
pésales. — 24.  adúxenles,  tráenles. — 25.  siellas,  sillas;  a  vigor,  vigoro- 
samente. —  26.  Mocados,  guarnecidos.  —  28.  senos,  sendos.  —  30. 
moions,  mojones,  linderos  del  palenque. 


—  336  — 

Los  tres  bien  acordados  |  los  adalides  son, 
Que  cada  uno  del  los  |  fuese  ferir  el  so. 
Fevós  del'  otra  parte  |  los  Condes  de  Carrión, 
35.     Que  mucho  acompañados  |  de  sos  parientes  son. 

XXXIX 

El  palenque. — Últimos  preparativos 

El  Rey  dióles  Fíeles  |  que  allí  de  si  ó  de  non 
Com  ornes  buenos  digan  |  e  buenos  iudgadors. 
Con  ellos  non  baraien  |  nin  fagan  contensión. 

Do  sédien  eT  el  canpo  |  fabló  el  Rey  Alfóns: 
5.     «Oyd  lo  que  vos  digo,  |  infantes  de  Carrión: 
La  lid  quise  en  Toledo,  ¡  non  lo  quisiestes  vos, 
Por  énd  los  cávalléros  |  del  Cid  Campeador 
Yo  los  aduj'  a  salvo  [  a  tierras  de  Carrión. 
Habed  vuestro  derecho;  |  tort  non  querades  vos, 
10.     Ca  quí  tuertó  quisiere  |  geló  vedare  yo, 


1.  Fieles,  los  jueces  del  campo:  decir  de  si  o  de  non,  decidir.  La 
y  siempre  se  leía  como  en  sílaba  aparte:  aquí  Rey  es  bisílabo, 
Rt-if,  suena  como  Re-ye. — 2,  buenos  iudgadors,  ó  juzgadores,  buenos 
jueces.  3.  Nadie  con  el  los  dispute  ni  arme  querella. — 4.  Estando  en  el 
campo  habló  el  rey.— 8.  Yo  los  aduj'  a  salvo,  yo  los  traje  (aduje,  condu- 
je) bajo  mi  salvaguardia.  La,/  no  sonaba  como  hoy  sino  como  y,  ó 
como,/  francesa  otras  veces. — 9.  mantened  vuestro  derecho;  pero 
guardaos  de  cometer  ninguna  injusticia. — 10.  tuerto  es  lo  mismo 
que  tort,  que  hoy  conservamos  en  torticero,  torcido;  la  ue  se  leía  o, 
fuente,  pílente,  muerte,  hacen /oní,  pont,  mort;  gelo,  selo,  antes  se  leía 
con  g,  francesa  ó  sh,  shelo. 


—  337  — 

E  todo  mió  regno  |  non  ávra  buen  sabor. 
Será  aquí  degollado  |  qui  que  fizier'  traysón.» 

Mucho  les  vá  pesando  |  a  los  de  Carrión! 

El  Rey  e  los  Fieles  |  enseñan  los  moions: 
15.     Bien  gélos  rémostráron  |  a  todos  como  son, 

Que  y  serí  vencido  |  qui  sálies  de  moión. 

Librábanse  las  yentes  |  del  canpo  a  derredor; 

De  seis  astas  de  lanza  |  escombrados  y  son. 

¡Afé— los  dé — mió  Cid;  |  afé  los  dé  Carrión! 
20.     Sorteábanlis  el  canpo,  |  partíenlés  el  sol; 

Salin  los  Fiéis  del  medio;  |  cara  por  cara  son: 

Ya  mueven  los  del  Cid;  |  ya  aguiian  a  espolón, 

Ya  salen  a  su  encuentro  |  los  Condes  de  Carrión. 

XL 

E!  combate 

Abrazan  los  escudos  |  delant  los  corazóns, 
Abáxansé  las  lanzas  |  vueltas  con  los  pendóns; 
Las  caras  encunaban  |  desuso  los  arcons, 

ti.  En  todo  mi  reinóse  le  mirará  con  disgusto,  no  hallará  apro- 
bación. Regno,  se  leía  re  fio,  gn=/T. — 12.  Esta  amenaza  no  está  en 
el  poema:  es  de  la  Crónica  de  Velorado. — 14  enseña»  los  moions, 
les  ponen  señas  ú  señales  para  distinguirlos. — 15.  gelos  remostraron , 
se  los  mostraron.  IB.  que  se  tendría  por  vencido  al  que  saliese 
fuera  de  la  barrera. — 18.  Se  agrupan  (los  espectadores)  á  distancia 
de  seis  astas  de  lanza.  Las  ientes,  yentes,  (¡entes  ó  jentes. — 19.  He 
aquí  los  del  Cid;  he  allí  los  de  Carrión.  En  Mió  Cid,  mió  era  un 
monosílabo,  y  se  leía  mi  ó  mn  Cid. 

1.  Este  es  uno  de  los  trozos  más  celebrados  del  Poema. 
22 


—  :i38  — 

Batien  los  cavallos  |  con  los  sos  éspolóns: 

¡Tembrar  queri  la  tierra  J  dont  eran  movedors! 

Cadágunó  de  ellos  |  mientes  tiene  al  so; 

Todos  tres  pora  tres  |  aiúntadós  se  son. 

¡Cuedán  que  cadrán  muertos  |  los  que^éstan  ádrredór! 


¡Evád  Pero  Bermúez,  |  el  qué  antes  rebtó. 
Con  Ferrando  González  |  de  cara  se  yunto! 

10.     Ferínse  en  los  escudos  |  sinés  todo  pavor. 
Ferrando  a  Bermúez  |  el  suyo  le  pasó, 
En  vació  li  priso  |  quen  carne  nol'  tomó. 
Bien  que  en  dos  lugares  |  el  astil  le  quebró. 
Firme^~"éstidó  Bermúez  |  ca  non  se  encamó: 

15.     Un  colpe  recibiera;  |  mas  otro  fino. 


5.  Hoy  decimos  alguno,  ninguno,  y  antes  se  dijo  cadaguno. — 7. 
Cuedan,  cuidan,  piensan  los  espectadores  que  caerán  muertos  de 
aquel  choque. — 8.  Ved  á  Pero  Bermúez  el  que  antes  (primero)  retó. 
— 10.  hiérense  en  los  escudos  sin  ningún  pavor.  La  locución  anti- 
gua tsines  todo  pavor>,  puede  reemplazarse  ventajosamente  para  el 
gusto  de  hoy  por  la  frase:  ferinse  en  los  escudos  |  ferinse  sin  pa- 
vor, pero  es  preferible  dejar  al  verso  su  sabor  antiguo.  Todo,  por 
ningún,  es  forma  provenzal.  Berceo  en  los  Milagros  de  la  Virgen 
dice,  367:  <Issió  de  la  foguera  |  sin  toda  lissión»,  es  decir,  sin  nin- 
guna lesión,  y  dos  siglos  mas  tarde,  Micer  Francisco  Imperial: 
« Aqueste  nos  manda  |  syn  toda  dubdanza,  o  sea,  sin  duda  ninguna. 
— En  la  Crónica  del  Cid  se  lee:  <  E  el  libro  Toletano  (el  Ritual 
Mozarábigo)  fincó  en  la  foguera,  sin  todo  daño,  de  guisa  que  ninguna 
cósale  enpeció  el  fuego,  nin  le  fizo  mal  ninguno >. — 12.  Le  tomó 
en  vacío,  en  vacuo  en  vago. — 14.  non  se  encamó,  no  se  ladeó  — -ló. 
colpe,  golpe;  firió,  infiíió,  dio. 


—  339  — 

Quebrántale  la  bloca,  |  aparte  gela  echó, 
Todo  geló  passaba  |  que  nada  nol'  valió: 
Por  los  pechos  adentro  |  la  lanza  le  metió, 
Tres  dobles  de  loriga  |  teni,  que  le  prestó, 

20.     Los  dos  le  desmaneara  |  el  tercero  fincó; 
El  bélmez,  lá  camisa,  |  a  más  la  guárnisón 
Una  mano^én  la  carne  |  de  dentro  le  metió; 
Afuera  por  la  boca  J  la  sangre  sálioT; 
Quebránrolé  las  cinchas,  |  ningún'  nol'  ovo  pro, 

25.     Por  lá  crop  del  cavallo  |  en  tierra  ló  echó: 

Teníenló  las  gentes    J  que  férido^és  de  mort. 
Bermóz  dexó  la  lanza,  |  al  spada  man  metió, 
Cuando  lo  vio  Ferrán  |  conuvo  a  Tizón, 
Antes  quel  colp  firiese,  |  dixó:  «iVenzudo  so!» 

30.     Otorgaron  los  Fieles,  |  e  déxaló  Bermóz. 


* 
*  * 


Al  Infant  don  Diego  |  Antólinéz  liegava; 

Tales  fueron  los  colpes  \    que  les  quebraron  lanzas. 

16.  la  Moca,  la  guarnición  «leí  escudo. — 19.  Tres  doblas  de  loriga, 
triplo  cota,  la  malla  triplicada  o  en  tres  dobleces;  le  prestó,  le  valió. 
— 90.  las  dos  le  desmanchara,  «los  le  atravesó,  la  tercera  fincó,  resis- 
tió, no  cedió. — 21.  el  belrnéz  o  vehnéz,  vestidura  que  se  usaba  bajo 
la  armadura,  le  metió  dentro  del  cuerpo,  junto  con  la  camisa  y  la 
•ruarnición. — 24.  reventaron  las  cinchas  sin  que  ninguna  le  sirvió 
ra. — 25.  y  él,  por  la  crop  ó  copla  (grupa)  del  caballo,  cayó  á  tie- 
rra. —  26.  Teníanlo  las  jentes  por  niortalniente  herido.  —  27. 
Bertnóz,  otra  forma  de  Bermiíez,  (ue=o);  spada  ó  espada;  man  apó 
cope  mui  usual  de  mano. — 28.  Conuvo,  conoció. — 29.  firiese,  hiriese; 
venzudo  so,  estoy  vencido! — declaración  que  pone  fin  al  combate 
por  parte  suya. — 31.  liegava,  llegaba. — 82.  colpes,  golpes. 


—  340   — 

Martin  Antolinéz  |  manó  metióla  Colada, 
Relumbra  tod  el  camp,  |  ¡tanto  es  de  limpia  e  clara! 

35.     Diól'  con  ella  un  colpe,  |  de  tráviesól'  tomava, 
El  casco  de  en  somo  |  apart  geló  echaba, 
Las  móncluras  del  yelmo  |  todas  gelas  cortava, 
La  cofia,  el  almófar  |  en  uno  cercenava; 
Raxol'  los  pelos  é,  j  la  carne  le  taiaba: 

40.     Lo  ún  cayó  en  el  campo,  ¡  lo  ál  suso  fincaba. 
Qüando  déste  colpe  [  ha  féridó  Colada, 
Vio  Diego  González  ¡  no^escaparie  con  alma. 
Bólvió  riendál'  cavallo  |  por  qué  tornase  cara, 
RecíbioP  Antolinéz  |  essora  con  l'espada, 

45.     Un  colpe  diól'  de  plano,  |  lo  agudo  nol'  tocava. 

Diag  tiene  spáda  en  mano;  |  mas,  ya  no  la  ensaiava, 
E  de  pavor  transido  |  a  grandes  boces  clama: 
«Valmé  Dios  glorioso!...  |  ¡Curiám  destá  Colada!...» 
El  cávallo' ^asorrienda,  |  apremíalo '""a  espadadas, 

50.     Sacarlo  de  moión  |  trembrando  precuraba. 
Antolinéz  a  voces  |  empós  espolonaba: 
«¡Fuera  don  alevoso!  |  ¡Fambrienta  es  Colada!...» 

34.  este  es  uno  de  los  versos  mas  pintorescos  y  más  celebrados 
del  Poema. — 35.  DioV  dióle;  de  frarieso  l'  tomava,  le  tomaba  «le  tra- 
vés, de  soslayo. — 36.  el  casco  de  en  somo,  encimero. — 37.  las  mon. 
duras  ¿las  monturas? — guarnición. — 38.  la  cofia,  era  un  casquete 
de  lienzo  ó  ele  seda  que  se  ponía  en  la  cabeza  debajo  del  casco  pu- 
ra atemperar  su  roce  y  el  almófar,  voz  arábiga,  era  una  red  de  ma- 
llas que  resguardaba  la  cabeza  y  el  cuello. — 39.  Raxol',  rajóle,  cor- 
tóle los  cabellos. — 40.  Lo  ál  suso  quedaba,  lo  demás,  la  otra  parte, 
encima  quedaba. — 44.  Esora  en  esa  hora,  entonces. — 46.  Diaij, 
Diego. — 47.  de  pavor  transido,  muerto  de  miedo,  á  grandes  voces 
clama,  llama,  esclama. — 48.  ¡Valedme,  Dios  mió,  libradme  de  Co- 
lada!— 50.  tremando,  trembrando,  temblando. — 51.  a  voces,  gritando. 


—  341  — 

Diego  salió  del  campo,  |  Martín  en  él  fincaba. 
Dixól'  essora  el  Rey:  |  «Venid  a  mi  compaña; 
55.     Por  quanto  avedes  fecho  |  vencida  haz  lá  batáia» 
Otórganlo  los  fieles  ,'  que  diz  verá  palabra. 


Los  dos  han  arrancado!  |  Diremos  de  Gustióz 
Con  don  Asúr  González  |  en  cómo  se  ~~  adobó. 
Asur  González  es  |  furzudo  é  de  valor, 

60.     Muñó  Gustióz  es  recio  |  e  mucho  lidiador. 

Firinse  en  los  escudos  |  unos  tan  grandes  colps, 
Que  el  campo  resonaba  |  con  pavoroso  suón. 
Asur  en  el  escudo  |  firió'~va  Muñó  Gustióz, 
Tras  él  escudo  fál-  |  sogé  la  guarnizón: 

65.     En  vacuo  fué  la  lanza,  |  en  carne  nol'  tomó. 
Fecho  ^éste  colpe,  otro  |  dio  Muño  Gustióz: 
Por  medio  de  la  bloca  |  el  'scudo  quebrantó; 
No  lo  pudo  guarir,  |  falssog'  la  guarnizón, 
Prisol'  a  guisa,  que  |  nol'  cabe  el  corazón: 

70.     Metióle  carne  adentro  |  la  lanz  con  el  pendón, 


53.  fincaba,  quedaba  firme,  vencedor  en  el  campo. — 58.  en  como 
se  adobó,  como  se  las  avino. — 62.  Otras  lecciones  de  este  verso  son: 

—Dos  hinques  semeiavan  |  de  resonante  suón. 
— Comino  las  forgas  facen  |  quando  batudas  son. 
-—  Incudes  de  gigantes  |  semeian  en  su  son. 
— Com'  tan  las  ferrerías  |  con  pavoroso  son. 

<>S.  y. 69.  El  escudo,  no  lo  pudo  guarecer;  falseada  la  armadura,  el 
golpe  lo  tomó  de  tal  manera  que  le  desfallece  el  corazón-i. 


—   342  — 

De  lá  |  otra  |  part  una  |  brazada  gela  echó. 

Con  él  dio  una  tuerta,  |  de  la  siell'  lo  encamó, 

Al  tirar  dé  la  lanza  |  en  tierra  ló  echó. 

Berméio  sálio^el  astil,  |  bermeio  su  pendón: 
75.     ¡Todos  se  cuedan  que,  |  ferido  es  de  mort! 
[3700]  Privado  desea  valga,  |  la  lanza  recombró, 

El  pié  'nel  pecho  al  Conde  |  ya  lé  pone  Gustióz. 

Dixó  Asuréz,  el  padre;  |  «¡NoP  fírgades,  por  Dios! 

¡Venzudo  es  el  campo!...  |  ¡ya  esto  se  acabo!...» 
80.     Dixieron  los  Fíeles:  |  — «Esto  no  oimos  nos; 

El  padre  es  quien  lo  dice,  |  dicimosle  de  non.» 

Alzó  la  lanza  Muño;  |  oyóse  una  gran  boz; 

Con  él  miedo  don  Suero,  |  dixlé:  «¡Venzudo  so! 

¡Verdad,  verdat  es  todo  |  quantó  decides  vos!...» 
85.     — «¡Ya  mas  no  lo  afinquedes!»  |  mandan  los  Fiéis'  alor. 

¡Del  campo  vencedores  |  son  los  del  Campeador! 

XLI 

Después  del  combate 

Entró  el  Rey  al  campo,  |  con  él  buenos  varons. 
Los  Fieles  y  declaran  |  a  drecho  e  a  razón, 
A  los  de  Mió  Cid  |  de  lá  lid  vencedors: 

'  72.  Le  dio  tal  torcida  que  lo  sacó  de  la  silla. — 73.  y  al  sacar  la 
lanza  lo  hecho  á  tierra. — 76.  A  prisa  descabalga,  la  lanza  recobró. 
— 78.  Gonzalo  Asurez,  padre  de  Asur  González,  llamado  también 
don  Suero,  es  quien  gritó  declarando  vencido  a  eu  hijo:  Nol  fir- 
gades, no  lo  hiráis. — 80.  Los  jueces  del  campo  no  toman  en  cuenta 
aquellas  palabras.— 82.  Muño  entonces  alza  la  lanza  para  rematar 
á  Asnr;pero  éste  mismo  le  grita:  « ¡Vencido  estoy!» — 85. — Afinque- 
dts,  apuréis,  aflijáis;  dlors,  entonces. 


—  313   — 

Eso  todos  lo  otorgan  |  los  otros  ricos  oms. 
5.     Estonz  el  su  juicio  |  Alfonso  delibró: 
Dio  por  alevosos  |  a  los  de  Cárrión, 
Que  mal  fechó  ficieron  |  en  Robredo  de  Corps, 
E  quitas  a  las  fijas  |  del  Cid  Campeador. 

Las  armas  que  rastaron  |  por  suyas  las  tomó. 
10.     Essora  sonrisando  |  a  ios  del  Cid  tornos: 
Diólos  por  léales  |  e  buenos  complidors. 
El  Rey  a  sus  yantares  j  consigo  los  lievó. 
¡Vencieron  esta  lid  |  gradó  al  Criador! 
¡Dios,  que  gozo  yrá  j  por  Válenz  la  mayorl 
15.     Grandes  son  los  pesares  |  por  tierras  de  Camión! 
El  Rey  a  los  del  Cid,  |  de  noche  los  envió, 
Que  non  les  diesen  salto  |  nin  óviesen  pavor, 
Por  óndrados  se  parten  |  los  del  buen  Campeador; 
A  guisa  de  membrados  |  andan  de  dia  e  noch. 
20.     Afélos  en  Valencia  j  delant  el  su  Señor: 
Dixénle  de  la  lid  |  en  cómo  se  venció; 
Cumplido  an  el  debdo  |  que  sú  Señor  mandó: 
Por  malos  los  dexaron  |  a  infantes  de  Carrión. 
Alegre  fú  d'aquesto  |  el  Cid   Lidiador, — 
25.     Alegre  fú  Ximena,  |  alegre  doña  Sol, 

Otrosí  doña  Elvira  |  e  sus  donnas  de  pro. 

4.  Eso  lo  aprueban  loa  otros  magnates  allí  presentes.— 5.  En- 
tonces Alfonso  dio  su  sentencia. — 8.  e  quitas  a  las  tijas,  significa 
libres  de  todo  cargo,  reproche  y  afrenta,  y  lo  que  es  mas  quitas 
de  sus  maridos  alevosos,  libres  para  contraer  nuevas  nupcias. — 9. 
Las  armas  que  rastaron,  restaron,  quedaron  en  el  campo,  pertene- 
cían al  rey. — 12.  El  Rey  á  su  mesa,  á  su  comida,  consigo  los  llevó. 
— 19. — A  guisa  de  membrados,  como  hombres  prudentes,  avisados. 


—  344  — 

De  lá  desondra  fiera  |  todas  vengadas  son: 
Non  podran  retraerles  ¡  lo  del  Robred'  de  Corps. 
Abrazan  a  Antolínez,  |  a  Gústios,  a  Bermóz, 
30.     E  bésanlés  las  manos,  |  de  grado  e  corazón: 
¡Lorando  de  sos  oios  |  bendicen  al  Criador! 

Grandes  los  gozos  van  I  por  Válenz  la  mayor; 
Tablados  quebrantaban,  |  ovó  grand  efurción. 
Joglares  cantadores  |  e  moras  bailadors. 
;>">.     Ochó  diás  duraron  |  las  fiestas  a  sabor, 

Por  qué  ondrados  fueron  |  los  del  Campeador, 
E  grande  la  abiltanza  |  de  infantes  de  Carrión: 
¡Mala  se  la  ovieron  |  e  merecían  peor! 

Dexémonós  de  pleitos  |  de^infántes  de  Carrión. 

40.     De  sú  malvénturánza  j  mucho  han  mal  sabor; 
Pablemos  nos  daqueste  |  quen  buen  ora  nació, 
Fué  contra  Ximena  |  la  su  mugier  de  pro, 
Delant  las  fijas  suyas  |  oyredes  qué  fabló: 
«Veñudas  son  las  nuevas  |  de  Návar  é"~Aragón, 

45.     En  como  sus  infantes  |  en  camino  ya  son: 

Pora  Valencia  vienen  j  con  yentes  de  grand  pro, 
Vienen  con  sos  mesnadas  |  e  con  buenos  varóns, 
Por  far  sus  casamientos  |  a  ondra  e  bendición.» 


28.  non  podrán  retraerles,  no  podrán  enrostrarles,  recordarles.- — 
33.  tablados  quebrantaban,  quiere  decir  hubo  fiestas  en  que  se  bo- 
hordaba;  ovo  grand  efurción,  hubo  repartición  de  comidas  al  pue- 
blo, «pan  y  circo»,  bailes  de  moros  y  cantos  de  juglares. — 39.  De- 
jémonos de  los  asuntos  de  los  infante*  de  Carrión  y  volvamos  al 
(Jid. — 42.  Fué  contra,  fué  hacia. 


—  345  — 

Essora  Mió  Cid,  |  pensó  e  comidió: 
50.     Prisós  a  lá  su  barba,  |  sacóla  del  cordón, 
Engraméó  la  tiesta,  |  la  mano  al  cielo  alzó, 
Fermoso  sonrisando,  |  dixó  esta  razón: 

¡Grado^al  Rey  |  de  Ciélo^e  tierra  [|  mis  fijas  |  vengadas  son! 

3  6  7  3  5  7 

Agora  |  las  áyan  quitas  ||  hereda  |  dos  dé  Carrión. 
55.     Las  casar  |  e  sin  embargo,  ||  a  quí  pese  o  a  quí  non. 

A  mayor  ondrá  el  mal  fecho,  ||  el  del  Robredo  de  Corps. 
¡Grado  al  Rey  de  Cielo  e  tierra  j|  mis  fijas  vengadas  son!» 


XLI1 
Epilogo 

Finida  del  Joglar 

¡Evad,  qual  onrra  acrece  |  al  Cid  Campeador! 
Sus  Fijas  son  vengadas,  |  casólas  con  meiors: 
Serán  Señoras  de  |  Navarra  e  d*  Aragón. 
De  Condes  descasadas,  |  casaron  con  maiors, 


49.  En  ese  momento  el  Cid  pensativo,  reflexionó. — 50.  Se  tomó 
la  barba  y  sacóla  del  cordón,  como  acostumbraba  en  los  momento* 
solemnes  de  su  vida,  irguió  la  cabeza  sacudiéndola,  etc.— 54.  Ahora 
no  pertenecen  á  los  herederos  de  Carrión. — 55.  Las  casaré  sin  tra- 
bas, pese  á  quien  pesare. 


—  346  — 

5.     Si  aquessos  fueron  Condes  |  estos  Préncipes  son. 
(Hoy  los  reyes  d'  España  [  sos  parientes  son) 
A  todos  onrra  alcanza  |  por  el  Cid  su  señor; 
¡Solo  es  grand  la  viltanza  ¡  d'  infantes  de  Carriónl 

Qui  una  donna  escarne  |  e  la  dexa  despós, 
10.     A  tal  que  li  cuntesca  |  o  siquier  peor! 

El  Cantar  es  finido,  |  si  vos  plaz  l'inventión, 
Dald'  un  vaso  de  vino  |  al  laxo  cantador. 


Fin  del  Quinto  Cantar 


1 


SESTO   CANTAR 


DE 


LA  GESTA  DEL  CID  CAMPEADOR 


HA 


flOGAam 


K^^^^^^^^^^^^^ 


CANTAR  DEL  FINAMIENTO  DEL  CID  CAMPEADOR 


PRELUDIO 
I 


Muy  ondrado  yaz  el  Cid  |  en  Valencia  la  mayor 
En  rriquedad  acrecido  (  grande  en  la  fama  e  onor. 
Yaz  a  delicio  en  sossiego  |  colgado  al  muro  el  pendón; 
Sin  guerra  de  ningún  cabo  |  yace  el  Cid  Campeador: 
f>.     Bive  otorgando  mercedes  |  e  Justicia  que  es  meior, 
Amado  e  temüdo  bive  |  alumbrando  como  el  sol. 
Van  por  el  orbe  sonando  |  las  sus  novas,  e  a  tost 
El  Soldán  de  Persia  enbiole  |  con  mensaiero  de  pro, 
La  mas  noble  presentaia  |  por  conquerir  el  su  amor, 
10.     Ca  de  averie  por  amigo  |  el  Soldán  ha  grand  sabor. 
A.  par  de  rey  le  tenien  J  a  ese  buen  Cid  Campeador, 
Señor  de  Valencia  que  es,  |  de  Valencia  la  mayor. 

7.  á  tost  ó  tosté,  presto,  como  en  francés  tost,  y   por  supresión 
le  la  k,  tót. — 9.  presentaia,  presente,  obsequio,  regalo. 


—  350  — 

Así  siendo  en  su  grandía  |  veredes  commo  a  él  llegó 
El  rey  Bucar  de  alien  mar,  |  con  muy  bravo  corazón. 

15.    Sus  fustas  cubren  el  puerto,  |  sus  huestes  sin  cuento  son 
Toda  el  África  pagana  |  el  Moro  se  trae  enpós: 
Treme  la  tierra  a  su  paso  |  dont  ellos  son  [movedors 
E  las  vagas  alteradas  J  con  su  pessadumbre  son. 
Vienen  cercar  a  Valencia  |  los  enemigos  de  Dios 

20.     E  tomar  venganza  vienen  |  del  Cid  que  a  Bucar  venció. 
Vienen  mucho  soberbiosos  j  e  sines  todo  temor, 
Mafomedf  apellidando,  |  ¡confúndalos  el  Criador! 
Vereds  naquesta  vegada  |  un  fecho  maravillos', 
De  commo  el  Cid  ya  finado  |  a  la  morisma  arrancó 

25.    En  qual  modo  tal  cuntiera  |  vos  lo  dirá  mi  Canción, 
E  dirá  vos  de  la  fine  ¡  de  mió  Cid  el  Campeador,  (i) 
Así  com'  yaz  en  la  estoria  |  del  rey  Sabio,  don  Alfons, 
Com'  encar  en  estos  viersos  |  vos  lo  quiero  dicir  yo. 


18.  las  vagas,  las  olas. — 21.  sines  todo  temor,  sin  ningún  temo 
— 22-  Mafomat  ó  Mafomet,  Mahoma.  —  23.  naquesta  vegada,  e 
esta  vez. — 28.  viersos,  versos. 

En  esta  primera  parte  se  hace  un  resumen  del  Cantar.  En  la  que 
sigue,  de  sabor  más  provenzal,  y  por  tanto  de  carácter  más  lírico 
que  épico,  el  cantor  recuerda  sus  triunfos  en  las  florales  lides,  evo- 
ca las  visiones  del  pasado,  y  pide  un  poco  de  atención  á  las  «lamas 
y  varones  que  escuchan  su  gesta  al  son  de  la  música. 


(1)    En  el  dia  de  Cinquesma,  |  deste  eieglo  el  Cid  pasó, 
Dend  y^ochocientos  años  |  fasta  hoy  corridos  son. 


—  351 


II 


Compieza  aquí  el  Cantar  |  ascúchadlo,  varons, 
30.     Destá  Gesta  del  Cid  ¡  hoy  fina  la  rrazón. 
Oyt,  bellidas  Damas;  |  oyt  el  dolce  suon: 
Yo  so  el  Peregrino  |  de  la  Canzon  d'Amors. 

La  Rosa  naturale  |  mi  laúd  conquirió, 

En  las  Florales  lides  |  en  nobla  contensión: 

35.  Por  las  trobas  que  fi^e,  |  plorando  el  corazón, 
Violetas  e  anglantínas,  ¡  mi  cigala  ganó. 
Híer  de  rosas  frescas  |  sus  cuerdas  fermoseó; 
Estora  Gestas  graves  |  retraerá  su  son. 

Compieza  aquí  el  Cantar;  |  ya  se  alzan  a  mi  voz 
4o.     Los  visos  de  otros  tiempos  j  d'omés  que  ya  no  son: 
|Evad,  los  que  visquieron,  ¡  ya  vienen  al  cantor, 
Ya  miro  sus  semblanzas,  |  ya  mueven  mis  visións, 
Omagenes  con  vida  |  ambulan  enrredor!... 
Vereds  sus  claros  fechos  |  en  mi  postrer  canción. 

36.  anglantina  o  ciglantina,  rosa  silvestre  que  solía  darse  de 
premio  en  los  Juego*»  Florales:  cigala,  cigarra  se  llamaba  el  plectro 
de  los  trovadores,  ó  sea  la  uña  metálica  en  forma  de  cigala  con 
que  tañían  las  cuerdas. — 38.  retraerá,  recordará,  retro-traerá. — 40. 
visos,  visiones,  apariencias.  —  43.  omagenes,  imágenes;  ambulan, 
vagan. 


—  352  — 

45.     Ascuchad,  bellas  donas,  |  oyd,  nobles  varons, 
Yo  so  el  Pelegrino  |  de  la  Canzón  d'  Amors. 


45.  ascuchad  ó  escuchad.  —  46.  canzón,  forma  más  provenzal 
de  canción,  cansión  ó  canción;  en  francés  antiguo  se  escribía  can- 
son  y  se  leía  chanson. 


T' 


?R?F!!^:^ 


i 

Valengia  en  el  ocio  de  la  paz 

Non  ha  de  nengun  cabo  ]  nin  guerra  nin  algaras, 

Dormin  en  paz  las  yentes  |  en  Valenz  la  preciada. 

La  seña  de  mió  Cid  |  Pero  Bermuez  guarda, 

E  guarda  la  cibdad  |  Alvar  Fañéz  Minaya. 
5.     Doña  Ximena  alberga  |  en  el  moresco  alcázar, 

Dend  y  la  mar  tendida  j  a  lueñ  sus  oyos  catan, 

Por  do  las  fustas  vienen  |  de  tierras  africanas, 

Por  do  a  la  glera  liegan  ]  a  fenecer  las  vagas. 

Doñas  Elvira  e  Sol  |  y  con  ella  se  'stavan 
10.     Con  grand  pieca  de  dueñas  |  de  toda  su  amistanza. 

Aguardan  ais  infantes  |  de  Aragón  é  Navarra, 

Son  de  ellos  prometidas,  |  serán  las  sus  veladas. 

Con  su  mugier  e  fijas  |  el  Cid  a  las  vegadas, 

Departe  de  las  bodas  |  e  amigo  se  solaza. 
15.     Pendientes  los  escudos,  |  ingintas  las  espadas, 

Colgadas  las  lorigas,  |  engórdidas  las  lanzas, 

7.  fustas,  barcos. — 8.  glera,  lugar  donde  se  ponían  las  g  (a)  leras, 
playa,  arenal,  rambla  (del  árabe  ramb,  arena). — 12,  veladas,  esposas. 
— 14.  departe,  conversa,  trata  de. — 15.  infintas,  se  lee  inshintas. 
desceñidas,  no  ceñidas. — 16.  engórdidas,  (engourdir  en  francés)  en- 
torpecidas, paralizada  la  acción,  adormecidas. 
23 


—   354  — 

Y  yacen  viciosas  |  las  polvorientas  armas: 

¡Las  chirimías  moras,  |  por  fer  su  officio  aguardan! 

¡Afé  los  cavalleros;  |  de  sirgo  son  sus  calzas, 
20.     De  xamed  los  belméz,  |  ropiellas  velutadas, 

Cofias  en  vez  de  yelmos,  |  brocato  en  vez  de  mallas: 

Todos  son  en  blandura,  |  todos  son  en  folganza. 

Unos  tiran  la  pella,  |  otros  juegan  las  tablas; 

Bohordan  esos;  estos  |  por  yr  ventar  la  caca, 
25.     Sus  falcones  garceros  |  e  sus  traillas  sacan, 

E  con  leopardos  fieros  |  los  venadiellos  cazan. 

Otros  tañen  la  viola  |  e  sus  dezires  cantan 

De  amores  requestando  |  las  donas  recatadas, 

El  bispo  don  Hyeronim'  |  les  fabla  a  las  vegadas: 
30.     Sermones  son  perdudos;  |  poccá  miente  le  paran: 

Si'  'él  hoy  les  dá  soltura  |  peccan  ellos  mañana. 

La  mocedad  no  ascucha,  |  si  a  sus  deseos  cata. 

El  cielo  quiere;  pero,  |  la  tierra  mucho  ama; 

El  mundo  la  seduce;  I  el  diablo  se  la  gana. 
35.     Consúmelos  el  ocio;  |  la  guerra  ya  les  falta, 

La  paz  rrompe  las  haces,  |  a  los  ornes  embarga, 

Embotanse  los  fierros,  |  los  ánimos  se  apagan. 

¡Guerreros  enflaquidos,  |  Hannibal  los  vio  en  Cápua! 


17.  viciosas,  en  ocio,  regalonas. — 19.  sirgo,  seda.— 20.  xamed  ó 
xamet,  parlo  de  seda;  belméz,  ropa  que  se  m-aba  bajo  la  armadura; 
1  ropillas  aterciopelada?. — 23.  tiran  la  pella,  juegan  á  la  pelota. — 
24.  yr  ventar,  husmear. — 26.  en  esa  apoca  se  adiestraban  leopar- 
dos y  otras  fieras  para  la  caza. -28.  requestando,  requiriendo,  to 
request  en  inglés. — 30.  |  poca  atención  le  prestan. — 31.  dar  soltura 
(a  los  pecados),  absolver.  —  36.  embarga,  entorpece,  embota, 
traba. 


355  — 


Llega  al  Cid  un  mensaiero  del  Soldán  de  Persia 

El  sol  en  somo  brilla,  |  en  calma  está  la  mar. 
Las  vagas  mansamientre  |  la  arena  van  bes.ir: 
Xinglando  una  corcora  |  al  puerto  liega  ya 
Las  áncoras  afonda,  |  su  esquife  a  tierra  sal' 
5.     Con  balandrán  estrafío,  |  todo  d¿  camozán 
Mitra  por  solombrero  |  e  con  rrico  caftán 
Un  mensaiero  viene  |  de  parte  del  Soldán, 
Trae  costumnes  proprias  |  que  son  de  bel  catar. 
Tray  cartas  para  el  Cid  |  e  vién'  lo  saluar 

10.     Por  él  Soldán  de  Persia,  |  su  sefior  natural. 

Desquejé!  Soldán  oyera  |  del  Cid  e  su  bondat, 
De  los  sus  fechos  de  armas  |  que  son  fechos  sin  par, 
De  commo  se  ganara,  |  Valencia  la  cibdad, 
El  que  nuncas  venzüdo  |  non  fu  de  orne  mortal, 

15.     Ovo  muy  grand  talante  |  de  aver  la  su  amistanz. 
Teniendo  que  él  era  |  de  corazón  muy  grand, 
Muy  noble  e  muy  caboso  |  le  enbía  su  mensay. 
E  muchas  ricas  donas  [  con  joyas  de  prestar, 
E  raras  alimañas  |  quen  el  vassel  están. 


1.  en  sonto,  en  el  cénit. — 8.  xinglando,  singlando;  corcora,  nave 
grande,  es  voz  arábiga. — i,  esquife ,  faluca  (falúa),  fatel,  (vatel),  em- 
barcación menor,  bote. — 5.  balandrán,  vestidura  talar  amplia  y 
suelta;  famozan,  tela  preciosa  que  se  fabrica  en  la  China. — 6.  caf- 
tán, especie  de  túnica  de  distinción. — 8.  de  bel  catar,  de  bello  mirar, 
de  hermosa  vista  ó  catadura. — 15.  grand  talante,  gran  deseo. — 19. 
vaxel  ó  vassel,  hoy  bajel. 


—  356  — 

20.     Por  mensaiero  trae  j  este  present  cabdal 

Un  orne  mucho  ondrado  |  pariente  del  Soldán, 
De  longa,  riza  barba  |  e  de  muy  bel  catar, 
El  que  baxó  a  la  rambla  |  el  Cid  por  saluar. 
Va  a  él  con  el  menssaie  |  quel  enfrió  el  Soldán 

25.     En  pocas  de  paraulas  |  lo  cuida  delibrar. 

III 

Sale  el  Cid  a  lo  regebir  é  tornan  juntos  a  Valencia 

Esto  que  sopo  el  Cid  |  plogoF  de  la  embaxada; 
A  recebirlo  sale  |  desque  fu  la  mañana. 
Cavalga  pora  el  Puerto  J  con  toda  su  compaña, 
Noblemente  adobados,  |  enfiestas  las  sos  armas. 
5.     Al  inbiadó  que  buscan  |  en  la  carrera  fallan, 
Para  Valengia  yba  |  con  toda  su  mesnada. 
Él,  que  vido  venir  |  tales  ornes  en  armas, 
Asmó  serie  el  Cid,  j  el  de  la  luenga  barba, 
De  tan  noble^ápostura  |  que^un  rey  le  sémeiava. 

10.     Ante  él  paróse  mudo,  j  la  carne  le  tremblava, 
Mager  que  bien  lenguado  |  e  de  sabieza  clara, 
Nol'  pudo  decir  cosa  [  ca  perdió  seso  e  fabla. 
Descio^él  Cid  a  abrázalo  |  e  con  buenas  parablas 
Le  daba  el  bien  venido:  |  él  embacado  estaba; 

15.     Mas  desque  fu  en  su  acuerdo  |  ya  contra  el  Cid  se  para; 


4.  enfiestas,  enhiestas,  erguidas. — 11.  bien  lenguado,  de  fácil  pala- 
bra |  y  de  claro  intelecto. — 13.  desgió,  descendió,  bajó. — 14.  emba- 
fado,  embarazado,  embargado,  alelado. 


—  357  — 

E  dixol  desta  guisa  |  en  fabla  castellana: 
— «A  ti,  Señor  me  omillo:  |  non  ha  quien  cinxa  espada 
Nel  mundo  que  a  ti  egoale,  ¡  nin  qué  logré  tu  fama: 
Por  el  mundo^élla  suena  |  de  todos  acatada. 

20.     El  Gran  Soldán  de  Persia  |  me  enbía  con  sus  cartas; 
A  mas  en  omenaje  |  te  da  su  presentaia; 
Por  su^ámigó  te  quiere  |  ca  él  te  precja  e  ama. 
Por  rey,  mió  Cid,  te  tiene:  |  por  el  meior  te  aclama.» 
Así  en  la  carrera  |  su  mensay  delibrava, 

25.     Del  Soldán  el  cormano  |  el  de  la  crespa  barva. 
Gradescio  gelo  el  Cid  [  e  juntos  ya  cavalgan, 
E  juntos  a  Valencia  |  por  el  orient  entraban. 


IV 


De  lo  que  el  Soldán  enbia  dezir  al  Cid,  é  del  enbio 
de  un  rrico  presente 


Que  ficiesen  carrera  j  el  Cid  allí  mandava 
Por  do  passasen  las  |  acémilas  cargadas. 
E  las  animabas,  |  e  las  fieras  estrañas 
Que  pa™  su  solacio  |  el  Soldán  le  enbiava. 
5.     Non  ha  en  nuestra  tierra  J  de  su  guisaré  semblanza. 
Evadí  bien  las  catedes  |  a  nuessos  oios  passan: 
En  los  carros  ferrados  |  evad,  tigres  hircanas! 
Ved  engrinnados  leones  |  de  pavorosa  cata; 


8.  engrinnados,  encrinados,  con  griñones,  con  melena  se  dice  hoy. 


—  358  — 

¡Essi  va  abostezando,  |  estirando  sus  zarpas!... 
[  10.     ¡Catad  estos  que  vienen,  |  pavor  de  las  montañas, 
Lepardos  carniceros,  j  orsas  brunas  e  blancas, 
Camelepardos,  leonzas,  ]  e  panteras  pintadas. 
Evay!  los  grandes  ximios,  |  de  sátiro  han  semblanza 
Semeian  luios  ornes  |  de  raza  que  es  damnada. 

15.     En  pos  vacas  con  jiba  |  muy  dolce  la  mirada, 
Por  deas  son  ávidas  |  en  tierras  indianas; 
Un  Olifante  blanco,  |  e  nubios  por  su  guarda, 
Porta  una  torre  en  somo,  \  con  drapes  d'escarlata. 
Decirvos  non  sabría  |  las  gancelas  e  cabras, 

20.     Venados  e  camusas  |  e  mas  bestias  cornadas, 
Adivas  e  raposas  |  e  de  mas  alimañas, 
De  naturas  diversas  |  que  el  Soldán  allí  manda. 
Venie  un  unicornio  |  que  es  bestia  mui  preciada. 
(Lo  dixe  un  moro  alarbe;  |  non  es  verdat  provada.) 

25.     Esté  presente  era  |  de  anímalías  tantas 

Que  el  baxel  6  vinieron  |  bien  semeiava  el  Arca. 
De  gatos  algalies,  |  de  liebres  e  mas  caza, 
De  canes  ventadores  |  en  otras  guisas  varias 
De  los  que  España  tiene,  |  en  ellos  abondada. 

30.     En  pos  destos  venían  |  en  bien  obradas  gavias 
Las  aves  caladoras  |  a  su^óffició  vezadas, 
Todas  con  sus  pigüelas  ¡  suso  limpias  alcand'ras: 

12.  leonzas,  hoy  'onzas. — 13.  ximios,  simios,  jimios,  cuadrúmanos 
antropomorfos. —  14.  ornes  hiros,  hombres  feos,  pesados  (lourds) 
|  de  raza  maldita.  — 16.  deas,  diosas. — 19.  gancelas,  gazelas;  camusas, 
gamuzas. — 21.  adivas,  especie  de  lobos. — 30.  gavias,  jaulas. — 31. 
rezadas,  avezadas,  acostumbradas. — 32.  Pigüelas,  pihuelas,  lacillo 
puesto  al  pie  del  halcón  ú  otra  ave;  alcándaras  ó  alcand'ras,  vara- 
les, perchas. 


—  359  — 

Yo  con  los  nombres  nuestros,  |  aquí  vo  recuntarlas: 

A  las  que  cría  España  |  son  essas  semeiables: 
35.     Astores  hay  mudados  |  e  mancilleros  sacres; 
Hay  fálcones  garzeros,  |  borníes  e  alcotanes, 
Altaneros  neblíes  |  de  muy  raros  plumaies, 
Esmerejones  fieros  |  e  nobles  gerifaltes. 
Y  vienen  tagarotes,  |  faneques,  gavilanes, 
40.     Cernícalos  ligeros  |  terror  de  palumbares; 

Baháris  é  milanos,  |  e  mas  que  aquí  no  caben, 
Quales  que  el  buen  cetrero  |  de  coro  bien  se  sabe, 
Todas  aves  gentiles,  |  todas  valientes  aves. 

En  pos  los  paxariellos  |  con  baxas  voces  suaves 
45.     Veníen  organando  |  sabrosos  sus  cantares, 
De  fremoso  gorgear  |  uñó,  suso  los  altres 
En  discantar  es  solo,  |  por  todos  ellos  vale, 
Bullid  dixen  los  persas  |  a^esa^áve  sobeiana, 
Semeiam'  al  aloeta  |  cantando  el  alborada, 
50.     E  mas  al  rrosignol  |  ssy  la  foresta  encanta, 

Quand  a  la  Luna  arpegia  |  sus  amorosas  ansias. 


33.  astores  ó  astures,  azores,  la  st  se  cambia  en  z,  como  en  Stú- 
fiiga=Zúñig&,  los  mudados  de  pluma  eran  muy  estimados;  sacres 
mancilleros,  carniceros. — 36.  /aleones  garceros,  destinado  á  la  caza 
du  la  garza. — 37.  altaneros  neblíes,  que  suben  muy  alto,  que  ganan 
altura  para  caer  sobre  la  presa.  —  40.  palumbares,  ó  colombares, 
palomares. —  42.  saber  de  coro  (par  cce'wr,  by  heart)  de  memoria. — 
44. páxaro,  passaricllo,  pajarillo.  —  45.  organando,  concertando.— 
46.  fremo3o,  hermoso;  suso  los  altres,  sobre  los  otros. — 49.  aloúa, 
primer  nombre  de  la  alondra. 


—  360  — 

Ant  ella  ren  la  cosa  |  son  gayos  e  calandras, 
Lugaros  e  silgeros;  j  ant  ella  serán  nada 
Quantas  aves  en  tierra  |  han  voces  acordadas 
55.     Que  dicen  cantars  dolces,  |  menudas  e  granadas. 

De  altras  avoletas  (  non  vos  diré  paraula 
Alzando  e  apremiendo  |  facien  acordadas 
Un  canto  tan  suave,  |  tan  amorosa  parla 
Que  el  ánima  arrobando  |  bien  ellas  semeiaban 
60.     Una  foresta  en  Mayo  |  alegre  e  bien  poblada. 

De  pássaros  maiores,  |  de  aves  mas  granadas 
Ha  mochedumne,  tiempo  |  para  decirlas  falta: 
Phaysanes  hay  dorados,  |  de  colas  argentadas, 
Essos  de  la  Mingrelia  |  el  su  linaie  sacan; 
65.     Paones  indianos,  |  qual  joyas  son  preciadas 
Sus  péndolas  tan  finas,  )  azur-tornasoladas, 
En  sáfiro  e  oro  |  con  luz  del  cielo  obradas: 
De  Argos  de  cient  oios  |  es  el  paon  semblanza; 
Juno  tendió  en  los  astros  |  su  cola  constelada. 


52.  gayos,  pajarillos  cantores. — 53.sílgero,  del  hebreo  sirger,  can- 
tar, quiere  decir  el  cantor:  el  vulgo  en  Chile  dice  silguero,  y  esa  es 
la  correcta  pronunciación  de  origen;  pero,  el  uso  ha  preferido  de- 
cir jilguero:  canario,  debió  ser  cantario,  can'ario,  el  cantor,  el  ca- 
noro.— 56.  avoletas,  avecillas,  esa  terminación  diminutiva  más  es 
provenzal  e  italiana,  pero  se  la  suele  emplear  en  castellano;  pa- 
raula, par  obla,  palabra. — 57.  alzando  e  apremiendo,  alzando  y  ba- 
jando.— 60.  foresta,  hoy  floresta  ha  tomado  una  l  parásita,  por  in- 
fluencia de  la  palabra  flor. — 63.  dorados  unos,  otros  de  colas  pla- 
teadas, oriundos  de  la  Mingrelia. — 65.  paones,  pavones  o  pavos  rea- 
les.— 66,  jténdolas,  plumas. 


—  :<61  — 

70.     Plus  ya  non  fablaremos  |  de  pechugals  de  grana, 
De  péndolas  azules,  |  de  ayrones  de  oro  e  plata, 
De  roxos  capacetes  |  de  penachos  de  flamas, 
De  añades  e  garcetas  |  plus  que  la  leche  blancas; 
De  gualdas  oropendols,  |  de  aves  as'ianas, 

75.     De  verdes  papagayos  |  coni'  otras  esmaragdas, 
De  aves  amariellas,  |  de  aves  purpuradas, 
De  aves  del  Paraíso,  |  vivientes  oriflamas, 
E  de  mili  otras  aves,  |  todas  lucients  e  gayas, 
Todas  flores  celestes  |  como  una  aurora  claras, 

8^.     Gozo  de  las  forestas  j  e  desta  presentaia. 
Solo  vos  yo  diré  ¡  que  gloria  era  míralas. 
Tanto  son  de  gentiles,  |  tanto  de  agraciadas, 
Que  se  lievan  los  oíos  f  que  se  llevan  el  alma. 
Catavan-las  gozosas  |  las  yentes  marveliadas. 

8.".     Los  someros  que  aducen  |  la  reyal  presentaia 
En  busca  de  Ximena  |  adunan  al  alcázar, 
Felez  Muñoz  los  leva,  |  el  Cid  ansí  lo  manda, 
E  moros  e  chrtistianos  |  apres  del  segudaban. 


71.  ayrones,  hoy  por  airón,  como  se  llama  el  penacho  delicado 
de  la  garza,  se  dice  aigrette,  empleando  una  voz  francesa  en  vez 
del  elegante  airón  castellano  —  75.  esmaragda,  esmeralda. —  76. 
amariellas,  se  lee  amarillas,  (ambarillas,  color  de  ámbar). —  83. 
lievan,  llevan,  se  emplean  ambas  formas,  como  era  frecuente. — 
85.  someros,  arrieros;  reyal=re'al;  así  de  legal,  salió  le'al.—87.  leva, 
lieva,  lleva. — 88.  apres,  después  de  él  seguían. 


—  362  — 


Y 


De  las  cosas  que  el  Persa  presentó  en  el  Alcázar  al 
Cid  e  a  Dona  Ximena 


El  Cid  fuese  al  Alcázar,  |  el  Persa  con  el  vá, 
Omillose  a  Ximena,  |  la  mano  fuel  besar 
E  a  las  altas  donas  |  que  con  ella  y  están. 
Fechos  los  omenages,  J  com  él  los  sabe  far, 
5.     Los  camelloj  e  muías  |  mandólos  descargar. 
En  e!  estrado  tienden  j  una  rica  almofall, 
Sobre  ella  un  paño  blanco  |  de  muy  fino  ranzal. 
¡Dios,  quantas  noblezas  |  comienzan  de  sacar! 
De  diez  zurrons  de  cuero,  |  con  cierro  cada  qual, 

10.     Mucha  plata  labrada  |  ixie  a  relumbrar: 
Garrafas,  aljofainas,  |  basines  de  prestar, 
Alcuzas  e  redomas,  |  cazos  para  adobar 
Toda  cocina,  vasos  |  de  plata  con  chrysptal. 
Escudillas  e  tazas,  |  cochillos  e  cochars, 

15.     Azafates  c  jarras  |  vaxella  de  prestar 

Servillas,  tajaderas  |  quant  que  se  pod  desear, 
Aguamanils  e  alnafes  |  pora  escalentar, 
Blandones,  pebeteros,  |  lampadas  por  lumbrar, 


8.  quantas  noblezas,  cuantas  preciosidades. — 15.  vaxella,  vagilla 
— 17.  al-nafes,  anafes. — 18.  brandones,  blandones;  lampadas,  lámpa- 
ras. 


—  363   — 

Acetres  e  buxetas  |  e  no  sé  quanto  mas. 
20.     De  fina  labor  todo,  |  de  grande  rriquedad: 

Diez  mili  marcos  pessava  I  esta  prata  cabdal. 

Cinco  copas  de  oro  |  ovieron  de  sacar, 

Presente  son  de  rey  |  a  otro  que  es  a  tal. 

Tres  ánforas  de  argento  |  de  obraie  sin  egual, 
25.     Con  gemas  preciosas  |  compieza  de  mostrar: 

Fenchidas  son  de  alfayas,  |  todas  saliendo  van: 

Son  piedras  de  gran  precio  |  las  que  enbia  el  Soldán. 

Todas  ellas  en  ssy  |  claras  vertudes  an: 

Unas  de  noche  a  luefi  |  sus  luces  saben  dar, 
80.     Otras  le  dan  al  feble  |  salud  e  fortedad: 

Todos  los  males  curian,  |  todos  los  bienes  fan. 

Por  natura  calientes,  |  los  gañíales  y  stán. 

Que  sacan  los  demonios  |  e  libran  desse  mal. 

Hy  vienen  esmaragdas  J  verdes  como  la  mar, 

35.     Plus  claras  que  espeio  |  por  ombre  se  mirar, 
Vertudes  tienen  muchas,  |  yo  non  la  sé  cuntar. 
Salen  topacios  rricos  |  de  color  comunal, 
Rubines  como  sangre,  |  lucientes  adiamants. 
Fulgores  com*  los  astros  |  estos  sabenlos  dar, 

40.     En  ellos  el  acero,  |  nuncas  face   sennial, 

Con  sangre  de  cabrito  |  se  fienden  non  con  ál. 
El  melodio  que  sirve  |  por  furtos  encontrar, 
Sagilas   hay  que  facen  |  las  nuves  allegar. 
Corales  que  los  rrayos  |  arrcferirlos  an, 

19.  acetres,  calderillas;  buxetas,  bujetas,  pomos. — 26.  alfayas, 
alhajas. — 29.  a  lueñ,  a  luenne,  á  lo  lejos,  á  distancia. — 32.  garnates, 
granates. — 38.  rubines,  rubíes.— 41.  se  fienden,  se  hienden,  se  parten 
— 44.  arreferir,  rechazar,  evitar. 


—   364  — 

45.     Com  las  palmas  benditas  |  sin  dubdanza  lo  fán. 
La  piedra  elitropia  |  que  es  de  gran  bondat, 
Esta  face  a  la  Luna  |  perder  su  claridat; 
Non  pode   ser  veido  |  el  ome  que  la  tray: 
Esse  como  el  rey  Giges,  |  muy  aseguro  está. 
50.     Hay  piedras  que  del  cielo  |  baxaron  al  Soldán: 
A  corso  presuroso  |  suelen  el  aer  cruzar, 
E  a  la  tierra  caen  |  sus  ascuas  a  apagar: 
Son  negras  e  pesadas,  |  astreles  sin  luz  ya, 
A  guisa  de  magnetos  |  a  ssy  saben  tirar 
55.     El  fierro  con  grand  forcia,  |  ca  es  su  natural. 
Semeian  los  rebeldes  |  que  cabdilló  Satán 
Angelos  apagados  J  que  non  poden  amar: 
A  ssy  tiran  las  almas  J  que  aducen  a  peccar 
Desent  que  la  macana  |  de  Eva  comió  Adán. 
60.     Del  jacinto  preciado  |  aun  quiero  vos  contar, 
Todo  dolor  amata,  |  la  malantía  a  tal, 
Este  meior  que  metge  |  al  ome  guarirá: 
A  Salamón  un  destos  |  dio-lé  la  Reina  Sab. 

Vos  dixe  de  los  cielos  |  dirévos  de  la  mar: 
65.     Sus  perlas  mas  preciadas  |  de  Ormudz  e  de  Ceylán 
Al  Cid  pora  Ximena  |  enbiale  el  Soldán. 
De  aljófares  hay  muchos,  |  se  crian  en  la  mar 
Del  roció  del  alva  |  que  en  conchas  va  a  quaiar; 


*  51.  a  corso  presuroso,  á  carrera  tendida,  á  todo  correr. — 53.  as- 
treles, asteroides  ya  apagados. — 54.  magnetas,  imanes,  magnets  en 
ingles;  tirar,  atraer. — 59. — desent,  desde  que. — 62.  meior  que  metge, 
mejor  que  el  médico  |  al  hombre  curará.  —  67.  aljófares,  perlas 
menudas. — 68.  quaiar,  cuajar. 


—  365    - 

Las  noblas  margaritas,  |  de  lágremas  seránl 
70.     Salen  por  las  reynas  |  la  fruente  coronar, 
Lucen  en  las  guirlandas  |  de  rosa  e  azahar, 
Pora  las  donceletas  |  de  seno  verginal; 
Penas  tienen  las  unas  j  las  otras  las  avrán! 
Para  esso  se  crían  |  perlas  dentro  en  la  mar. 
75.     E  dentro  de  las  almas  |  los  celos  e  el  dubdar. 
Las  donas  mervelladas  ]  las  miran  scintillar!... 
Yo  deis  piedras  preciosas  |  que  y  sacando  están, 
De  axorcas  e  arracadas  |  sortijas  e  lo  al, 
E  de  las  sos  vertudes  |  no  quiero  mas  contar. 


VI 


De  las  draperias,  especias,  esgencias,  ungüento  do 

embalssamo    e   mas   que   troxo  el  Persa, 

cosas  al  Cid  muy  pl agientes 

Todos  quantos  y  son  |  fazens'  maravillados 
De  las  piedras  preciosas  |  e  los  preciosos  paños 
De  seda  e  de  oro  |  que  fueron  presentados. 
¡Qué  drapes  e  qué  fluecos!  |  ¡Qué  randas  e  mudbagos! 
i.     Son  cachemirs  de  India  |  xametes  e  brocatos, 
Fotas  pora  turbantes,  |  baldeques  muy  preciados, 
Almocazas  con  oro,  |  alguasíes  huebrados, 


69.  margaritas,  se  llaman  ciertas  gruesas  perlas  muy  estimadas. 

4.  mudbagos  o  mudbages,  estofa  de  seda  bordada  de  oro  muy  ri- 
ca.— 6.  fotas,  tela  delicada,  para  turbantes;  baldaques,  tela  preciada 
de  Baldac  (Bagdad). — 7.  almocaza,  tela  bordada  con  lentejuelas;  al- 
guaxíes,  alwasis,  tela  fina  bordada  de  oro;  huebrados,  se  lee  obrados. 


—  3C6  — 
Denteladuras  finas,  |  mervellosos  broslados, 

Flores  e  passarielos  |  en  ellos  figurados, 
10.     Tan  de  gran  feemencia  |  que  vivos  semeyaron. 

Otros  que  bien  semblavan  |  por  las  Fadas  obrados 
En  un  claro  de  luna  [  ¡tanto  eran  delicados! 
Asmo  que  aquestas  cosas  |  serán  cosas  de  escanto: 
Merlín  el  sapiente  |  savria  regunzarlol... 
15.     De  Gaza  e  de  Al-Mucel  |  hai  linos  randelados, 
Futahs  e  muselinas,  |  texidos  de  encaxado, 
Sotiles  mallas  finas  |  de  mui  divinas   manos, 
E  sedas  como  espuma  |  hay  del  Cathay  lontano. 
De  Ispáhan  los  tapetes  ¡  venían  muy  preciados 
20.     Mollidas  almofallas  |  egualdmesis  dorados, 
Fina  pelletería  |  qne  non  se  recuntaros, 
¡Núncas  Califa  ovo  |  presente  mas  granado! 

Mucho  ha  de  especias  finas  |  e  de  presentes  raros: 
Con  mirra  e  tus  d'Arabia  |  venie  el  rrico   nardo, 
25.     Giroflé  e  nuez  muscada,  j  clávelos  e  cetoalo 
E  mucho  de  gengiber  |  é  mas  de  garengalo. 
En  un  cofre  de  sándal  |  a  mervella  taiado. 


8.  denteladuras,  encajes;  broslados,  bordados.  —  10.  femencíay 
aquí  equivale  a  decir  tan  al  natural,  con  tanta  verdad  hechos,  tan 
á  lo  vivo,  etc. — 13.  cosas  descanto,  de  encantamiento. — 14.  el  sabio 
Merlín  sabría  contarlo,  explicarlo,  descifrarlo. — 16.  futahs,  velos  de 
las  mujeres  de  oriente,  muselinas,  encajes. — 18.  El  Catay,  la  Chi- 
na.— 20.  mullidas  alfombras. — 2-1.  tus,  incienso.— 25.  giroflé  o  jiroflé, 
clavo  de  olor,  y  clávelos,  diminutivo  de  claoos,  son  acaso  varieda- 
des de  la  misma  especia;  cetoalo,  o  sitoval,  una  especia,  que  otros 
llaman  Cedoaria  del  árabe  zedwar. 


—  367  — 

De  quanto  el  Cid  catava  |  ovo  por  mas  preciado 
Una  archihuela  de  oro  |  con  un  bálsamo  estranyo, 

30.     Ungüento  con  que  ungen  |  a  los  reyes  finados 
Para  que  no  podrezcan  |  después  de  soterrados. 
(Con  este  ingüento  el  cuerpo  |  del  Cid  fue  balsamado, 
Atal  commo  los  cuerpos  |  de's  reyes  egitanos). 
En  otra  egual  arquilla  |  de  oro  esmerado, 

85.     Vienen  aguas  a  odor  |  que  son  de  rosa  e  nardo; 
E  esencias  rehanies  |  de  nafa  e  de  granado: 
Persianas  son  las  unas,  |  la  otras  del  Catayo. 
Otrossy  que   gradóle  |  un  bel  taulero  obrado 
En  olifant  muy  fino,  |  é  con  oro  plegado; 

40.     Los  juegos  de  oro  é  prata,  |  non  ha  de  mas  preciados. 


29.  archigüchi,  o  arqnihuela,  hoy  arquilla,  todos  diminutivos  de 
archa  o  arca.  —  32.  ingüento  o  ungüento,  por  apócope  unto,  un 
(guen)  to. — 34.  aguas  a  odor,  aguas  odoríferas,  de  olor  ó  rehanies. 
— 36.  agua  rehani  de  nafa,  agua  odorífera  de  azahar. — 38  y  39. 
un  hermoso  tablero  trabajado  (obrado)  en  marfil  (olifant)  muy 
fino,  ribeteado  de  oro. 


368  — 


VII 


De  las  saborosas  rrazones,  que passaron  entre  el  Cid 
e  el   Persa  del  Soldán 

Desté  real  presente  ¡  en  todo  rico  e  magno, 

Para  ponerlo  en  cuenta  |  non  sé  el  orne  nado,  (i) 

Estonz  que  el  Persa  ovo  ]  todo  antel  Cid  sacado, 


(1)  El  obsequio  del  Sultán  de  Persia  al  Cid  se  describe  en  la  Cróni- 
ca Rimada  en  estas  palabras:  «E  desque  entraron  en  Valencia,  era 
muy  grande  la  gente  que  venía  ver  las  azemilas  e  animabas  estra- 

ñas  que  hy  venían E  hy  ante  ellas  (Ximena,  sus  bijas,  y  sub 

damas)  mandó  descargar  los  camellos  e  las  azemilas  de  las  arcas,  e 
de  lo  al  que  trayan:  e  comenzó  a  sacar  noblezas,  e  poner  prime- 
ramente delante  muy  grand  baver,  e  oro  monedado:  e  esto 
venía  en  currones  de  cuero  enteros,  e  en  cada  uno  su  cerra- 
dura: e  en  ellos  mucha  plata  labrada,  en  escudillas,  e  en  tajaderos, 
e  en  bacines,  e  en  servillas,  e  en  muy  grandes  ollas  para  adobar 
de  comer:  e  todo  esto  de  muy  fina  plata,  e  de  muy  noble  lavor:  e 
esta  plata  pesava  diez  mil  marcos.  E  empos  esto  sacó  cinco  copas 
de  oro,  que  havía  en  cada  una  diez  marcos  de  oro,  engastonadas 
en  ellas  muchas  piedras  preciosas:  e  tres  barriles  de  plata:  e  estos 
venían  llenos  de  aljófar  granado,  e  de  piedras  preciosas.  E  otrosí 
le  presentó  muchos  paños  nobles,  de  oro,  e  de  seda:  de  los  quales 
fazen  en  Tartaria,  e  en  tierra  de  Calabria.  E  con  todo  esto  una 
libra  de  myrra,  e  de  bálsamo  en  una  arquetilla  de  oro:  e  esto  es 
un  ungüento  muy  preciado  con  que  untan  los  cuerpos  de  los  reyes 
finados,  por  que  non  podrezcan  nin  los  coma  la  tierra.  Otrosí  1< 
traxo  un  tablero  de  marfil,  todo  plegado  con  oro,  e  en  él  muchas 
piedras  preciosas  enderredor,  e  los  juegos  de  oro,  e  de  plata,  e  ta- 
blas assimesmo  muy  noblemente  obradas,  de  piedras  de  muchas 
virtudes.   Mucho  fue   e  muy   grande,  e   muy  noble  este  presente, 


I 


' 


—    369  — 

Fizol'  su  grand  zalema  I  com'  ellos  son  vezados. 
5.     E  dix:  —"El  Schá  de  Persia,  (  magnific  zuserano. 
Con  las  animalias  '  que  aquí  vos  van  parando 
Estas  gemas  e  estofas  |  a  ti,  Señor,  ha  enbiado; 
Ello  con  su  amistanza  |  te  ofrece  muy  de  grado, 
Por  la  til  bondat  grande  |  e  fechos  sennyalados: 

10.     TeVuega  esto  recibas  |  por  el  su  amor  provado." 
Grades9¡olo  el  Cid  |  e  of  placer  tan  mafio, 
Que  su  barba  be.ll.ida  |  ha  del  cordón  soltado. 
Por  onrra  le  fager,  |  al  Persa  dio  su  abrazo 
Por  el  Soldán,  e  dixol:  |  "Fuéssest,  tú  christiano 

15.     Yo  te  daria  paz;  |  e  si  el  Soldán  altano 
Aquí  fuess'  de  presente  |  avríelo  besado 
'Nel  ombro,  a  usanzajiiora,  j  por  noble  e  adíano, 
Que  en  todo  el  Paganismo  |  su  par  non  é  encontrado.  ' 
Iba  con  grand  plazer  |  elPersa  lo  escuchando, 

que  non  sé  orne  que  le  podiesse  poner  cuento»  (Crónica  del  Cid, 
Edición  de  Haber,  pág.  285.) 

Estas  pocas  líneas  las  he  desarrollado  en  varios  capítulos,  por 
convenir  así  á  las  condiciones  épicas  de  la  obra,  ya  que  en  la  epo- 
peya debe  reflejarse  la  época  en  que  se  desarrolla  su  acción,  con 
sus  ideas,  gustos,  preocupaciones,  usos  y  costumbres. 

Obtener  esta  Crónica  no  es  fácil.  Sólo  sé  de  nuestra  Biblioteca 
Nacional  que  posea  dos  ejemplares,  uno  de  la  edición  de  1512  y  el 
otro  de  1844,  que  es  el  que  me  ha  facilitado,  para  completar  la  pre- 
sente obra.  En  el  vol.  II  de  las  Obras  de  Bello,  pág.  33  y  siguien- 
tes, se  registra  la  copia  de  algunos  capítulos  de  la  Crónica  del  Cid. 
Allí  puede  verse  como  de  ese  germen  he  desarrollado  el  Cantar  de 
Ruy  Diaz,  segundo  del  Poema. 

4.  Zalema,  reverencia  arábiga;  de  ahí  vieue  zalamero  y  zalamería; 
vezados,  acostumbrados. — 7.  gemas  (yemas)  piedras  preciosas;  esto- 
fas, telas,  sobre  todo  las  de  seda.— 17.  adiano,  cumplido,  perfecto. 
24 


20.     E  dixo  contra  el  Cid  ¡  en  su  fablar  muy  claro: 
"Sy  furedes,  Señor,  f  ant  el  Soldán  liegado, 
Como  en  Persia  es  us.iye  |  oviesset'  presentado 
Con  la  cabeza  cocha  |  de  su  meior  cavallo: 
Dessa  tiesta  rotida  ¡  avrias  tu  yantado 

25.     Que  a  ondra  ansy  se  face  |  en  mió  fogar  lontano. 
Acá  la  laya  es  altra  |  por  ende  seré  onrrado 
Sy  mi  cavallo  vivo,  I  quisieras  aceptallo, 
K  yo  a  ti,  Señor,  |  besare-té  las  manos, 
Por  bienandante  ende  |  tendrieme  e  per  honrrado." 

30.     Sabredes  que  del  Persa,  |  mió  Cid  prendió  el  cavallo 
E  consintió  que  él  |  li  bessase  las  manos. 
Llamó  su  almoxarife  |  que  al  vesped  dé  acompa" .), 
Lo  sirva  en  toda  cosa  ¡  e  fuesse  en  alojarlo 
En  Yillanueva  que  es  |  un  socorrido  barrio, 

85.     Hy  que  le  diéss'  posada  |  en  el  meior  palacio. 
Hy  que  solóme  el  Persa  |  tata  que  sea  pagado. 

VIH 

El  Persa  aprende  al  Cid  de  los  astros  e  sus  naturas 

Los  dias  van  trociendo:  |  el  Persa  a  so  sabor 
Todo  lo  vido  e  sopo;  |  de  todo  preguntó: 
Con  él  fablava  el  Cid,  |  de  Persia  e  so  Señor; 
Con  el  muy  palaciana  |  mostrábase  la  Cort. 


¿3.  cocka,  eocida. — 24.  tiesta  rotida,  raheza  asada. — 25.  en  mió 
frjar  loatano,  en  mi  lejano  hogar.  -  26,  la  laya  es  altra,  la  manera 
es  idistinta.  —  3Q,  almoxari/c,  intendente;  césped,  hu< itrped.  —  3<i. 
soiornar  es  el  sejourw  r  francés,  usado  varias  veces  en  el  Alexntidre. 

1.  trociendo,  pagando. — t.  palaciana,  atenta,  riña,  cortes-ana. 


—  :J71   — 

á.     Evad!  quanto  espantadas  ¡  las  ventes  todas  son: 
La  Luna  van  mirando,  |  vermeia  se  tornó, 
Vermeia  como  sangre,  |  en  negrura  enbolvios' 
Cuidan  los  ornes  necios  |  que  es  punitión  de  Dios. 
Cuedan  que  trabe  males  |  e  sangre  e   perdición, 

10.     E  spavoridos  gridan:  |  ¡ya  no  vcrem's  el   sol! 
El  Cid  fuesse  al  Persa  |  ques  mucho  sabidor; 
Afelos  en  la  torre  |  del  Alcázar  los  dos, 
En  la  sombra  mctudos  ¡  del   cielo  escrutadora 
De  cuanto  van  catando  |  e  de  lo  que  a  sabor, 

15.     El  Persa  las  naturas  |  al  Cid  li  demostró, 
E  los  signos  celestes  |  dont  era  sabidor. 
Las  figuras  de's  astros  |  todas  al  Cid  mostró: 
Las  Orsas  e  los  Canes  |  la  Lira,  el  Paón, 
A  Sirio  adamantino,  |  al  gigante  Orion, 

20.     Al  roxo  Aldebarán  |  del  Toro  grand  folgor. 
Las  Hyades  pluviosas.  |  duras  al  naveador, 
Arcturo  que  a  los  mares  |  non  tiene  buena  pro, 
Son  astros  siniestros;  |  otros  a  tal  no  son: 
Venus  e  los  Gemellos,  |  guia  e  consolación. 

-_'.">.     "Sabet,  dix,  lasjestrellas,  |  la  luna  e  el  sol 

Non  exen  de  sendero  |  dendé  que  Dios  las  crió; 
Nin  alzan  nin  abaxan  |  nin  cambian  de  valor, 

S.cuidan  ó  cuedan,  piensan,  iu/.gixn;  pnitition,  (.artigo. — lo.  vpavori- 
■  lnsijriil.au,  gritan  despavoridos. — 11.  El  Cid  consulta  al  Persa  sobre 
el  eclipse  de  lana,  y  ambos  suben  á  una  tone  del  Alcázar. — 17.  las 
fij/uras  de's  antros,  las  figuras  de  los  astros,  las  constelaciones. — 21- 
navepdor,  de  nave,  navegador,  navegante;  las  Hyades,  las  Cabrillas, 
la  Pléyade  del  Toro.— 24.  los  (i»i,teUo$,  geuiellizoe,  'melliaos  ó  ge- 
melos, Castor  y  Polux,  por  los  que  guiaban  sus  naves  los  naucleros 
de  antaño. — 2(í.  non  eren  ríe  seiulerp,  no  salen  de  su  órbita. 


—  372  — 

Nin  cambian  de  ventura:  |  egoales  siemper  son. 

Menudas  e  granadas  |  reciben  su  claror 
30      De  aquel  astro  del  dia  |  omagen  del  Criador: 

Todas  mult  ordenadas  |  andanli  en  derredor 

E  la  Luna  con  ellas,  |  de  todas  la  mayor. 

Quando  el  alvor  asoma,  |  luego  que  yex  el  sol, 

Pierden  toda  lumnera  |  los  astros  que  y  son: 
35.     El  mayor  a  los  chicos  |  les  tuelle  su  claror: 

Luego  que  el  sol  traspasa  |  tornan  a  su  lüor. 

Quando  parez  la  Luna  |  en  Occident  fLquida, 
Cada  dia  creciendo,  ¡  de  menguada  salida, 
A  plena  liega  e  luce  |  en  toda  s¿  grandía: 

40.     Despoz  menoscavando  |  vasé  de  dia  en  dia. 
Todo  li  vien  del  Sol,  |  su  plenura  e  flaquía; 
La  luz  quella  nos  dona  |  del  sol  ella  la  tira: 
El  rosignol  la  canta  |  quand  ella  en  sorao  brilla, 
Los  trovadors  la  lloran  |  quando  es  desparecida. 

45.     Es  mucho  trocadera  |  com'  dueña  movediza 
Facies  tien  variadas;  |  pero  de  egual  corrida. 


28.  nin  cambian  de  ventura,  es  decir  que  conservan  siempre  su  in- 
flujo sobre  el  nacimiento  de  los  humanos  como  lo  afirmaba  la  as 
trología. — 30.  orna-gen,  imagen  del  Criador,  fuente  de  vida.  Hay 
pueblos  adoradores  del  Sol  como  los  Persas,  como  entre  los  Chinos 
y  los  antiguos  Peruanos,  hijos  del  Tnt!  Sumo;  pero,  entre  ellos 
mismos  los  espíritus  cultos  siempre  consideraron  al  Sol  como  un 
símbolo,  como  la  imagen  natural  del  Criador  y  sostenedor  del 
Universo,  y  eso  mismo  está  representado  en  la  custodia  radiante 
que  guarda  el  pan  euscarístico. — 35.  el  astro  mayor  apaga  á  los 
menores:  les  fuelle,  les  quita.— 36.  traspasar,  ponerse  el  sol.' — 46. 
de  egual  corrida,  por  períodos  iguales. 


—  373  — 

Maior  es  que  la  tierra;  |  que  el  Sol  es  mult  mas  chica 
Non  pod'  gele  asconder  J  ca  él  de  alto  la  mira 
Sy  un  póquielló  se  aparta  |  parece  muy  aína. 

50.     Quand  so  la  tierra  el  sol  |  va  faciendo  su  vía 
Faz  a  faz  con  la  luna  |  se  catan  noche  e  dia: 
Embargo  non  les  face  |  la  tierra  ques  mas  chica, 
Entre  el  sol  e  la  tierra  |  tornada  faz  Lucina 
Los  tres  a  las  vegadas  |  caen  en  una  liria, 

55.     Estonz  la  luz  del  sol  |  es  para  nos  tollida 
Alor  vien  el  eclipsis;  |  la  Luna  es  ennegrída. 
Las  yentes  desarradas  |  ploran  e  carpellidan!... 
Passa  el  sol  desse  punto,  |  su  luz  fiere  a  Lucina 
Vaséle  la  negrura,  |  torna  todo  a  la  vida, 

60-     En  ella  esclareciendo  |  renace  la  alegría!" 

Esso  dizíe  el  Persa  |  al  Cid  que  bien  l'oya, 
E  mostrol  en  los  cielos  ¡  vertudes  paladinas, 
E  cerrados  arcanos  |  que  sos  magos  abrían 
Por  vertut  de  Zoroastre,  |  un  Mago  de  alta  guisa 
(55,     "Los  sabios  que  los  cielos  |  en  Chaldea  escudriñan, 


49.  Si  un  poquillo  se  oculta,  reaparece  muy  pronto.— 50  á  52. 
cuando  el  hoI  pasa  por  detrás  de  la  tierra,  siempre  se  mira  cara 
á  cara  con  la  luna,  sin  que  pueda  impedírselo  (sin  embargo  de) 
la  tierra  que  es  más  pequeña.  —  53.  Lucina,  Lu(c\)na  la  Luna. 
— 54.  á  veces  los  tres  astros,  (Sol,  Luna  y  Tierra)  se  encuentran 
en  línea  recta. — 57.  desarradas,  confundidas,  desconsoladas;  car- 
pdlidan,  dan  grandes  alaridos.  —  62:  vertudes  paladinas,  propieda 
des  claras.- -65  y  siguientes,  hay  indicios  de  que  en  la  antigüe- 
dad se  creyera  en  la  redondez  de  la  tierra,  y  se  asegura  que 
Pitágoras  la  enseñaba  á  sus  discípulos  escogidos;  pero,  en  la  edad 
media  tal  idea  aparecía  como  absurda  prevaleciendo  la  concepción 


—  :i74    - 

Dizien  de  la  tierra  j  que  era  redondida: 
Dixolo  a  mas  Pitagor,  J  griego  de  grand  maestría, 
Ques  pomma  semovente  |  'nel  vacuo  sospendida, 
Non  lo  creo;  nin  credo  |  de  yentes  de  esta  vida 
70.     Que  anden  tiest*  ayuso  j  e  los  piedes  arriba! 
Antípoda  lis  dizen  |  a  essa  fantasma, 
Agostino  lo  niega,  |  ca  es  cosa  de  rrisa! 

Ptolomeo,  stelero  |  de  mucha  grand  valia 
Los  astros  ha  arranchados  |  en  spheras  chrysptalinas 
75.     Do  enclavados  yazen  ¡  por  mano  adamantina. 
Mueven  de  dia  e  noch  |  en  manera  complida. 
Del  Sol  la  una  sphera,  |  la  Luna  en  otra  gira; 
Casum  de  los  planetas  )  en  la  sua  camina 


más  sencilla  afirmada  por  la  Biblia  de  que  la  tierra  es  plana  y  no 
redonda,  una  gran  llanura  cubierta  por  la  tienda  estrellada  de  los 
cielos.  La  idea  de  los  antípodas  también  fué  chocante,  aún  para 
hombres  tan  eminentes  como  San  Agustín;  pero,  eso  está  en  la  ló 
gica  de  los  tiempos.  Prevaleció  durante  la  edad  media,  el  sistema 
de  Ptolomeo  hasta'que  la  mano  del  canónigo  Copérnico  despedazó 
sus  cielos  de  cristal,  reemplazándolos  por  una  concepción  superior 
del  Universo. — 73.  stelero,  estrellero,  astrónomo. — 74.  arranchado, 
arreglado,  puesto  en  filas,  círculos  ó  grupos  de  rancho,  rango,  de- 
rranger  en  francés,  en  provenzal  derrancar,  es  salir  de  las  filas  sor- 
tir  du  rangs;  ñi&rránchar  en  antiguo  castellano.  Esta  voz  es  anti- 
quísima, de  origen  céltico,  como  que  se  encuentra  en  el  Kymri,  el 
bretón  y  el  irlandés,  y  también  en  el  antiguo  alto  alemán,  y  sus 
lenguas  derivadas,  variando  de  ring  á  ratic,  con  leves  diferencias. 
De  alto  rango,  del  alto  círculo,  ó  simplemente  de  rango;  rangoso  por 
rumboso,  son  voces  de  uso  general,  acéptelas  ó  no  el  Diccionario. 
En  la  matina  se  emplea  la  voz  rancho,  y  arrancharse,  en  su  origen 
una  misma  con  rango  ó  rang,  pues  antes  esa  g  sonaba  como  en 
franoés.  Chrysptalinas,  cristalinas. 


—  87  ó   — 

Sin  derranchar,  en  otra  |  yaz'  las  estrellas  fixas. 
80.     Esta  nuncas  rretrasa,  |  mas,  las  otras  declinan, 
Dend  el  mover  variado  |  del  sol  e  su  vecina 
Otro  sí  los  planetas  |  entre  els  estrellas  fijas 
Con  desegu.il  andanza  |  en  sos  vasseles  singlan: 
Ansí  sos   movimentos  j  bien  a  sabor  se  explican. 

tS.">.     La  tierra  es  grand  llanada  |  tendida  en  medianura 
En  derredor  rotando  |  las  estrellas  folguran 
Commo  clávelos  de  oro  |  a  firme  siempre  lúan: 
Otras  son  movederas  |  quomo  la  blanca  Luna. 
Las  mueve  el  padre  Sol  |  quel  universo  alumbra: 

90.     Ellas  li  obedecen  |  sine  dubdanza  alguna. 
Cometas  cabelludos  |  vagan  en  el  altura 
Sos  fieros  messaieros  |  de  malas  aventuras. 
D'estos  non  vos  diré  |  los  casos  e  naturas; 
Nuncian  pestes  c  guerras,  j  al  mundo  dan  paura 

95.     De  rayos  e  tonidros  |  ka  formación  escura 

El  Persa  al  Cid  li  dixe  |  commó  el  lá  columbra: 
En  plática  sabrida  |  y  déxolos  la  Luna 
E  fálolós  el  dia  |  que  al  Orient  apunta. 

Dexemos  la  Galaxia,  |  el  éclipsis  passó: 
100.     Vengamos  a  la  tierra;  |  de  fiesta  es  la  Cort. 

79.  sin  variar  de  posición  ^siu  salir  de  rila,  sin  dcsr  ranchar,  sans 
dcrrarujer)  yacen  'jjaz')  las  estrellas  rijas. — 8o.  singlan  en  sus  baje- 
les, (en  sus  esferas  respectivas)  los  planetas  que  navegan  entre 
las  constelaciones",  como  entre  archipiélagos.— 85.  la  tierra,  gran 
llanura  (se  decía  Herniada  ó  plantada  por  llanura  ó  planicie)  fija  en 
•  I  centro  de  la  bóveda  celeste,  es  la  base  del  sistema. antiguo. — 
!»4.  anuncian  pestes  y  guerras;  aterrorizan  al  mundo. — 95.  tonidro, 
trueno. — 98.  /alólos,  hallólos. — 99,  la  Galaxia,  la  Vía  láctea. 


-   376  — 


IX 


Sale  el  Cid  regebir  a  los  infantes  de  Navarra  e 
Aragón 

Ya  vienen  los  infantes  |  de  Navarr'  e  Aragón, 
Vienen  fa$er  sus  bodas  |  a  Valenz  la  mayor: 
El  Cid  por  recibirlos  |  con  su  gente  salió, 
Todos  muy  bien  guisados  |  de  corte  e  guerra  son. 
5.     En  un  canpo  fremoso  |  que  el  Abril  afeitó, 
Cabe  una  fontecica  !  descavalgar  mandol's, 
De  la  fontana  exie  |  una  olanda  frior, 
La  sombra  de  los  árbors  |  era  témprada  e  dolz, 
Entre  ellos  tuerce  el  paso  |  el  agua  corridor 

10.     Dulcemente  sonando  |  su  comunal  borbor. 
Allivenien  las  aves  |  beber  consolación, 
Allí  organan  sus  voces  |  e  cantan  sus  amors, 
Allí  venien  los  toros  |  en  la  estival  calor 
E  las  mansas  oveias  |  con  canes  e   pastors. 

]  5.     El  agua  de  la  fuente  |  de  crystalero  suon, 
Surte  murmur-bullendo  |  con  regalada  voz. 
Del  otero  suave,  |  tan   mansa  e  corridor 
Al  prado  va  bajando  |  por  entre  flor  c  flor. 
E  quando  el  aura  mueve,  |  en  grata  contensión 

20.     Van  dando  al  arbolario  |  frescura  e  buen  olor. 
El  Cid  bevió  de  esse  aer  |  a  todo  grand  polmón, 


4.  de  corte  e  guerra  son,  unos  van  armados,  los  otros  con  sus  tra- 
jes cortesauos. — 5.  fremoso,  hermoso;  afeitar,  aliñar,  hermosear, 
acicalarse. 


—  377  — 

Dio  cevada  a  Babieca  |  del  florido  gasón, 
E  fasta  que  sus  yernos  j  liegaron  atendió, 
En  lá  grama  tendido,  |  contento  el  corazón; 
25.     Gozoso  desas  aguas,  |  de  árbores  e  flors: 
Ca  él  amó  los  campos,  |  él  la  natura   amó. 


*  * 


Ya  llegan  los  infantes,  |  descavalgados  son 
Ant'  el  grand  de  Valencia  j  omillanse  los  dos. 
Van  li  besar  la  mano:  |  el  Cid  los  abrazó, 

30.     Dioles  paz  en  la  boca,  |  e  catava  a  amos  dos. 
Allí  descieron  todos  |  e  ovieron  efurción, 
En  esse  sitio  ameno,  |  folgaron  a  sabor, 
E  todos  por  Valencia  |  venieronse  despós. 
El  Bispo  don  Hyerónim'  |  a  las  puertas  saliois,' 

35.     Mucho  onrradamientre  |  con  la  su  procesión. 
Grande  el  avorozo  |  por  la  oibdad  cundió, 
Grandes  las  alegrias  |  con  los  infantes  son. 
En  Villanuef  posadas  J  el  Cid  les  dar  mandó, 
Bien  e  complidamente  |  e  todo  a  su  sabor. 


22.  dio  si  comer  á  Babieca  del  florido  césped,  antes  yason,  del  an 
ti  fino  alto  alemán  tctuo,  hoy  wásen.-  -31.  debieron,  descendieron; 
efurción,  refrigerio. 


—  :;:*  — 


X 


JDe/  casamiento  de  los  infantes  con  las  hijas  del  Cid 

Dendy  a  ocho  días  |  prendieron  bendición 
Del  Bispo  don  Hierónym  |  los  prencip's  amos  dos, 
En  la  manera  como  |  aquí  direlo  yo: 
Presente  el  Cid  Ruy  Diaz  |  quen  buen  ora  nascó, 
5.     Al  Infant  don  Ramiro,  |  de  Navarra  el  mayor, 
Con  dofia  Elvira  Diaz  ¡  el  Bispo  lo  casó; 
Al  Infante  don  Sancho  |  príncepe  de  Aragón, 
Fijo  de4  rey  don  Pedro,  |  casó  con  doña  So!. 
E  desque  desposados  |  en  esta  guisa  son 
10.     En  essa  de  San  Pedro  I  eglesia  la  mayor 
Otro  dia  tomaron  ¡  las  sanctas  bendicions,' 
Segund  la  ley  de  Christus  |  e  de  su  religión. 
Dixo  la  missa  el  Bispo,  j  un  grand  batallador, 
Que  ha  su  seña  a  crozas  |  e  su  lanza  a  pendón. 
15.     Las  dueñas  e  varones  |  con  grand^'devocíón 
Por  los  recient  casados  |  y  ruegan  al  Señor, 
Todos  los  de  alta  guissa,  !  con  ellos  los  minors, 
Todos  bien  adobados  |  qual  mas  e  qual  meior, 
Con  sos  mas  ricas  galas  |  ataviados  son: 
20.     Sedas  e  joyas  lucen  |  con  placiente  lüor, 

E  mas  lucen  los  novios,    |  los  novios  en  su  flor, 
Para  su  amor  facer  |  el  cielo  ayuntólos: 


4.  nasgó,  se  lee  nashó. 


—  379  — 

Garridas  ellas,  ellos  I  muy  apuestos  gareons, 
Farán  rijos  muy  buenos  |  ¡qué  fagan  buena  prol! 

25.     Ya  salen  de  la  Eglesia  |  con  luenga  procesión, 
Ya  tañen  las  campanas  |  a  priessa  e  a  clamor 
De  afuera  los  reciben  |  e  muv  onrrados  son, 
Flores^enles  el  passo  |  que  anden  sobre  flors, 
Ornadas  son  las  rúas  |  con  drapes  de  colors. 

30.     Fierve  la  mochedumne  |  en  ellas  a  sabor. 
Borgcses  e  borgesas  |  por  ¡as  finiestras  son 
Por  ver  passar  los  novios  |  e  la  su  procesión, 
Sobidos  otros  hanse  |  de  verlos  por  amor, 
En  muros  e  por  techos,  |  con  mucho  de  avoróz. 

35.     Bendícenlos  al  passo  |  de  la  su  buoca  e  cor, 
E  grádales  veerlos  ¡  que  a  tan  apuestos  son. 
Retrahen  aliquando  |  el  Robredo  de  Corps, 
E  los  que  ya  apellidan  |  infatúes  de  Carrión, 
Mas,  todos  loan  estos  ¡  que  a  drecho  e  bendición 

40.     Casaron  con  las  fijas  |  del  Cid  Campeador. 

XI 
Las  fiestas  de  boda 


¡Quien  pódierá  contarvos  |  de  las  gentiles  fiestas, 
Las  alegrías  grandes  |  e  las  grandes  largezas, 


2'.'.  rtias,  calleé",  parece  síncopa  de  ruta,  ru'a. — 35.  retrahen,   re- 
memoran, retro-traen,  recuerdan  á  veces  lo  del  Robredo  de  CorpK 


—  380   — 

Que  en  las  dobladas  bodas  |  estonce  foron  fechas! 
Oyt  los  lelilíes;  |  los  vítores  que  suenan!... 
5.     El  alborozo  cunde,  (  no  cabe  ya  en  Valencia; 
De  todas  partes  venen  |  yentes  por  las  carreras, 
Paños  de  grand  valía  |  en  las  fenestras  cuelgan 
E  con  ellos  las  flores  |  que  nacen  en  las  huertas. 
Fazi'n  grandes  cozinas  |  con  muchas  viandas  buenas, 

10.     Mataban  toros  muchos  |  e  lidia  van  fieras 
D'essas  animalías  |  que  el  Persa  y  troxera: 
Quebrantaban  tablados,  |  las  justas  grandes  eran, 
Muy  cómplidas  las  danzas  |  de  moras  bayladeras, 
Moras  de  bel  catar  |  dolces  e  placenteras. 

15.     Cantaban  los  iogiares  |  sus  trobas  e  sus  gestas, 
E  y  a  las  vegadas  j  taflien  joglaresas; 
Romanzes  y  cantaban  |  los  ciegos  en  vigüelas 
Acá  mozos  é  mozas  |  en  ronda  se  entreveran. 
Los  aers  a  cor  batiente  |  poblaban  donde  quiera 

"20.  Violas  e  dulzainas  |  con^sus  sentidas  letras; 
I  avie  synphonias  |  e  giga,  e  rota  e  cedra, 
Albogues  e  salterio  |  e  citóla  e  vigüela. 


4.  lelüies,  gritos  de  regocijo,  zalagarda  en  este  caso. — 9.  grandes 
cozinas,  grandes  comidas. — 16.  alas  vegadas,  á  veces,  de  cuando  en 
cuando. — 17.  vigüela  o  vihuela,  diminutivo  de  viola,  como  aldehuela 
es  de  aldea;  pihuela,  de  piola;  picardehuela,  de  picardía:  antes  se 
escribian  con  g  en  vez  de  h. — 18.  en  rondas  se  entreveran,  se  in- 
terpolan, se  alternan  hombres  y  mujeres. — 20.  dolzaina,  especie  de 
rlauta  morisca  muy  usada  en  Valencia. — 21.  synphonias,  zamponas; 
giga,  instrumento  de  cuerdas,  cedra,  instrumento  parecido  á  la  cí- 
tara; rota,  instrumento  que  se  supone  sonaba  por  la  rotación  de  un 
manubrio. — 22.  el  albogue  era  un  instrumento  pastoril  de  viento 
como  la  gaita;  citóla,  citara,  que,  como  guitarra,  proviene  del  arrie 


—  381  — 

Mili  arbas  e  lauthes  |  los  ánimos  alegran. 
Triscan  las  animosas  ]  batientes  castañedas. 
25.     Moviendo  pieds  ligeros  |  en  baylas  villanescas, 
Las  unas  de  Aragón  |  las  otras  de  Valencia, 
Las  músicas  tras  ssy  |  las  álimas  se  lievan. 
¡Fuera  del  Paraíso  |  nuncas  tal  gozo  vierads! 
¡Cantos  e  alegres  voces  |  dan  ánimo  a  las  fiestas! 

SO.     Los  clérigos  de  missa  J  en  un  tablado  amuestran 
Un  Misterio  glorioso  |  que  a  todos  los  contenta. 
A  todos  los  christianos  |  mucho  que  los  alegra. 

Y  son  los  Reyes  Magos,  |  Heródes,  sus  profetas, 
Sayones,  esteleros,  |  gramátgos  e  mas  piezas, 

85.     El  Nínyo  en  el  pesebre  |  que  es  salvación  nuestra, 
La  Virgen,  San  losé,  ¡  las  vacas  e  corderas, 

Y  cantan  los  pastores,  |  zagales  e  avolctas, 

En  coro  con  los  ángels  I  al  Ninyo-Diós  celebran. 

Direvos  de  una  lidia,  |  mult  valerosa  e  fiera 


go  Kitara,  en  su  origen  tortuga,  o  concha  de  tortuga,  como  testudo 
en  latin,  pues  de  esas  conchas  se  fabricaban  cítaras  y  liras. — 23. 
arbas,  arpas;  lauthes,  laudes. — 24.  triscan  las  castañedas,  resuenan 
retozonas  las  castañuelas,  castañetas  o  crótalos. — 27.  las  álimas,  las 
<tlmas. — 30.  los  clérigos  de  missa,  para  distinguirlos  de  los  clérigos 
seglares  <>  eruditos  de  la  época:  ellos  eran  los  que .  representaban 
los  misterios,  por  aquellos  años:  se  supone  que  en  aquellas  fiestas 
representaron  el  llamado  hoy  de  los  Reyes  Magos.— <W.  corderas, 
femenino  que  aún  suele  usarse  en  poesía. — 37.  avolctas,  avecicas, 
avecillas,  diminutivo  de  formación  provenzal  e  italiana,  que  solía 
usarse  en  castellano. — 39.  la  lidia  de  toros,  comenzó  á  exhibirse  á 
fines  del  siglo  XI,  precisamente  cuando  se  celebraron  estas  bodas 
en  109*. 


—  :)82   — 

40.     En  antes  turneas  vista  i  en  hispañolas  tierras". 
Diez  moros  bien  garridos,  |  de  arte  e  sotileza 
Lidiaron  toros  bravos  |  que  fincan  en  la  arena. 
Mandol's  el  Campeador  |  renovasen  la  fiesta 
Que  es  mucho  de  su  grado  |  e  de  toda  Valencia. 

45.     El  Cid  gualardonó  |  noblemente  a  la  genta 
Quadrilla  de  toreros,  |  que  el  pueblo  vitorea. 
El  fuego  d'  estas  lidias  |  por  España  flamea; 
Otórgalas  Alfonso  |  mal  grado  de  la  Eglesia. 
Moya  el  primer  torero  |  moro  ques  de  Valencia, 

50.     Morrió  de  una  cornada,  |  pero,  su  fama  resta. 
Direvos,  mios  Señores,  |  con  toda  reverencia, 
Mas  que  santos  Misterios,  |  los  toros  nos  alegran. 
España  d'  estas  lidias  |  se  amuestra  placentera: 
Do  hay  toros  el  pan  sobra  |  é  minguanse  las  penas. 

55.     La  muzlemía  en  tanto  |  retoza  y  muy  leda, 

Una  con  los  christianos  |  que  afincan  en  Valencia; 
Parecen  bien  sos  yentes,  |  ca  andavan  placenteras 
Ramos  verdes  echavan  |  por  rúas  e  carreras, 
Sus  casas  encortinan  |  con  muy  vistosas  teias 

60.     E  a  sus  puertas  facen  [  de  noch  grandes  lúmneras. 

* 
*  * 

Tovo  sala  el  Cid  ¡  e  toda  la  grandeza 

Que  Valen:-:  contenia  |  a  sus  tablas  se  sienta. 


55.  mnshmia,  morería;  leda,  alegro. — 58.  rutas,  ru'as;  carrera,*, 
camino  de  curros,  como  carreteras. — 60  lúmneras,  lumbreras,  lumi- 
narias.— 61.  tener  sala,  equivale  á  ofrecer  o  dar  un  banquete:  era 
la  expresión  consagrada. 


—  asa  — 

Recibe  noblemientre  ¡  en  su  estrado  Ximena: 

a  las  altezas  todas,  |  bien  que  las  festeja. 
65.     Dava  grandes  comeres  |  ¡qué  vinos  les  presenta! 

Qué  almibares  preciadas!  j  qué  fructas  e  qué  esencias! 

A'oxas  e  xorbetes  |  y  como  el  agua  ruedan, 

Presente  de  las  Moras  |  mas  ricas  de  Valencia. 

Todo  es  argentería,  ¡  todo  christal  e  sedas, 
70.     Gemmas  a  toda  part,  |  e  déales  pácelas, 

Amores  e  dolzuras  |  de  varones  e  fembras. 

Esplende  el  Alcázar     cielo  pleno  de  estrellas, 

Sus  músicas  e  danzas  j  de  gozo  el  alma  llenan. 

Los  esterillemos  moros  ¡  sonaban  a  mervclla. 
75.     ¡Non  debiera  finar  j  una  tan  noble  fiesta! 

XII 

Partida  de  las  hi  as  del  Cid  con  sus  esposos 

Todo  en  el  mundo  fina  j  dolores  e  alegranzas; 
Mocedad  e  grandeza,  |  otiles  e  reynos  passan! 
•   Comino  la  flor  marida  I  commó  breve  alborada; 
La  béldat  envejece  |  la  iuventud  se  passa! 
5.     ¿El  alba  que  se  fac;e  ]  desqné  el  Sol  ya  raya? 

¿Do  vá  el  dia  esplendente  |  quando  la  noche  baxa? 
¡Tal  es  en  esta  vida,  j  tal  es  la  suerte  varia, 
Imperios  e  grandezas  ¡  son  passa^erás  flamas, 


7<>  deale$ pueeUtu,  divinas  doncellas:  deal,  de  dea,  diosa;  Be  deri- 
va poíno  ral  «I»;  rey,  c  »mo  ideal  de  idea,  como  divinal  de  divino, 
como  legal,  'V  al  de  ley. — 74.  estormentos,  instrumentos. 

8.  margida,  ve  lee,  marskida]  marchitada. 


—  381  — 

Día  que  torna  en  noche  [  efímera  mañana! 
10.     ¡Finessen  los  amores,  |  las  luces  ¡ay!  se  apagan! 

Las  fiestas  ya  trocíen,  |  los  dias  ya  se  passati, 
De  la  partenza  triste  !  la  ora  es  liegada. 
Tres  meses  los  infantes  |  a  delicio  se  estavan 
Con  el  Cid  en  Valencia  |  e  ya  facen  tornada: 
15.     Con  remembranzas  dolces  |  de  las  horas  passadas, 
Pora  sus  tierras  vanse,  j  se  van  para  sus  casas, 
Para  Aragón  el  uno  |  con  su  mugier  ondrada, 
Para  Navarra  el  otro,  |  con  la  suya  adlinava. 

Del  Cid  e  de  Ximena  j  ora  a  alongarse  van, 
20.     En  vida  ya  se  parten,  ¡  ¡qui  sab  el  aiuntar!... 
Telas  del  corazón  |  partidas  quedar-an! 
A  la  partenza  todo  |  enbrunitado  está. 
Ximena  a  las  sus  rijas  ¡  vbalas  a  abracar, 
T. orando  de  los  oios  (  non  sabe  que  se  far. 
iS.     El  Cid  a  los  sos  vernos  ¡  granadamente  da 
De  quantas  rricas  donas  |  enbiara  li  el  Soldán; 
E  a  los  fijosdalgo  |  quen  su  compaña  'stán 
Grandes  algos  les  dona  |  en  dinero  pessant, 
En  caballos  e  mulos  |  en  paños  e  lo  al, 
%0.     Ende  fueron  pagados,  |  e  gradeados  van. 
Con  ellos  doce  leguas  |  fue  el  Cid  los  uviar, 
E  yba  en  su  compaña  |  Minaya  Alvar  Fanz. 
La  bendición  el  padre  |  a  las  sus  fiias  da, 
Mucho  las  acomienda  |  a  amos  los  infants. 


11.  trocíen,  pasaban. — 1!).  alongarse,  alejarse. — 22.  enbrunitado, 
obscurecido. — 28.  en  dinero  pessant,  en  dinero  contante. 


—  385  — 

35.     Que  por  su  amor  las  tengan  |  a  otarra  c  sancta  paz; 
É  a  Dios  que  las  guiase  |  e  las  curie  de  mal. 
Lorando  de  sus  oios  |  las  infantas  se  van, 
Vanse  pora  sus  tierras;  |  el  Cid  tornado  se  ha, 
A  su  Valencia  do  |  sola  Ximena  está, 

40.     Muy  pensarosa  e  triste  |  mirando  a  lueñ  el  mar. 


XIII 


Regreso  del  mensaiero  del  Soldán,  con  el  presente 
e  cartas  del  Cid 

Despós  que  el  Cid  sos  yernos  \  ovo  enbiados  ya 

Mandó  llamar  al  Persa:  |  ya  en  su  presencia  está. 

Muchas  muy  buenas  cosas  |  ovóle  y  de  dar, 

Todas  son  desta  tierra  j  e  son  para  el  Soldán: 
5.     En  oro  bien  guarnida  |  un  espada  cabdal. 

Loriga  e  brazoneras  |  e  noble  porpuntal, 

Yelmos  é  capacetes  j  con  un  manto  real, 

Corona  engastonada  |  con  piedras  de  prestar; 

Cavallos  cordobeses,  |  paramentados  van, 
10.    Aves  de  cetrería  |  por  que  cace  el  Soldán, 

E  dose  vergins  moras  f  todas  de  bel  catar. 

Por  lo  servir  amigas  |  vansé  de  voluntad. 

Sus  cartas  de  respuesta  |  al  mensaiero  da: 

De  grandes  amistanzas  |  y  las  rrazones  van. 
ló.     El  Persa  muy  pagado  |  del  Cid  se  parte  ya, 

E  va-se  contra  el  Puerto  |  por  su  vaxel  tomar. 

b>.  eni/nstonada,  hoy  por  síncopa  enyust  (on)  uda. 
_5 


—  386  — 

Nobles  varons  c  donas  |  c  quantos  me  escucháis, 
Basemos  de  las  fiestas  |  al  mundo  terrenal: 
Oyt  lo  que  non  quise  ¡  en  antes  divolgar, 
¿C.     Oyt  novas  de  guerra  |  aprés  de  las  de  paz. 

XIV 

Apellida  el  rey  Búcar  el  África  a  la  guerra,  e  viene 
sobre  Valenz 

Ximcna,  vos  le  dige,  |  a  lueñ  el  mar  catava, 
Ensueña  con  las  olas  |  de  ribas  africanas; 
Sofia  que  de  esos  litos  |  saldrán  huestes  armadas, 
Trayendo  guerra  e  muerte  |  a  las  huestes  christianas. 
5.     Esso  que  ella  ensueña  |  el  Cid  meior  lo  asmava, 
Ca  li  llegaron  novas  |  del  África  pagana; 
Dixol'  un  pelegrino,  |  en  como  están  en  armas; 
Mas  él  en  poridat  |  esso  para  ssy  guarda. 

¡Evad!  venit  comigo,  |  catad  las  almofallas, 
10.     ¡Tended  a  lueñ  los  oios;  |  evad  lo  que  allá  passa!... 
Aquende  alegres  fiestas,  |  a!lén  la  guerra  brama, 
Revuelves'  como  toro  |  quel  polvo  en  nuves  alza, 
Como  furiosa  tigra,  |  como  tormenta  brava, 
Como  torrente  inchadó  |  que  rompe  la  montaña. 


3.  litos,  ponas,  pocas  de  la  playa,  y  de  ahí  liioral.  —  $.  en  poridat, 
en  reserva,  en  Becreto, — !).  Mirad!  Venid  conmigo,  ved  las  almo/a 
Itasl  os  decir  el  campamento,  las  huestes  moras:  almo/alia  es  e¿ 
árabe  alliombra  ó  alfombra,  y  por  comparación  hc  extendió  á  signi- 
ficar un  campamento. 


—  387  — 

ló.      Al  valle  cundo  salto,  |  e  qiunto  encuentra  arrasa. 
Con  sones  temerosos  ¡  suena  la  trompa  ayrada: 
Ya  sus  premiosas  voces  |  a  la  pelea  llaman. 
Dendé  Septá  fardida  |  do  tanta  gente  en  armas, 
Vasta  los  Montes  Claros  |  van  ecos  de  la  playa. 

20.     Bucár  a  los  Berberes  |  los  trae  a  la  venganza: 
A  sus  paraulas  fieras  |  todos  prenden  las  armas. 
Con  ellos  los  Beduinos  \  e  los  Zenetes  se  alzan 
E  se  alzan  las  Kafilas  |  bullentes  e  gallardas. 
Contra  el  Kafir  odiado  |  por  todas  las  montanas, 

25.     Moros  a  la  gazúu  |  como  torrentes  baxan: 

Assy  se  acrece  el  flume  |  de  poderosas  aguas, 
Asi  los  flumes  todos,  |  inclian  la  mar  salada. 
Commó  la  brisa  quando  (  las  cáfia veras  passa 
Va  el  abrigo  batiendo  j  las  señas  africanas. 

80.     Los  moros  ya  blandean  |  sus  aguzadas  lanzas, 
Al  cielo  amuestran  fieros  |  sus  fieras  azagayas, 
Cinxénse  los  alfanges,  |  embrazan  las  adargas, 
E  van  eti  sos  corseros  |  poblando  la  llanada, 
l-'azen  alarde  e  cuentan  |  sus  fuerzas  sobeianas: 

'ó'.     ¡Conquerirán  imperios  |  con  huestes  tan  granadas! 


1S.  los  mínanos  llamaron  Se¡>ta  á  la  última  fundada  de  frióte 
villas  africanas;  después  fué  Cepta,  hoy  Ceuta. —22.  los  Zenetes, 
formaban  una  tribu  berberisca  que  dio  su  mejor  caballería  á  (ira 
nada:  de  ahí  el  nombra  de  jinete,  corrupciói]  dezenete,  á  k>8  dies- 
tros caballeros. — 2.1.  Káji/a.  s<  i  ie  <b-  viajeros  caminando  en  lila,  de 
donde  salen  Ca\lila,  y  Kábila  o  HabUa:  el  nombre  ]>ersiauo  equiva- 
lente es  rara  vana. — 21.  Kafir,  perro  infiel,  descreído. — l'~).  la  yanten 
la  guerra  santa,  guerra  de  invasión  cuntía  el  iutiel. — 2G.  Jlume, 
/lumen,  río. — o'>.  eorseros,  caballos  corredores,  corceles.-  :¡  I.  fa-er 
alarde,  pasar  en  revista  las  tropas. 


—  388  — 

Los  añaliles  suenan  f  las  trompas  no  descansan 
Pidiendo  mas  guerreros  |  al  África  tostada. 
Contra  la  Cruz  de  Christus  |  la  Media-luna  se  alza 
¡Mafomaí!  apellidan;  |  clamando  van  venganza! 
40.     ¡Contra  l'España  amuestran  |  su  yra  e  su  grand  saña! 

Sonando  van  clarines  ¡  por  llanos  e  montañas, 
Los  atabales  tafien,  |  los  lelilíes  claman, 
El  vocerío  cunde,  |  los  ecos  lo  dilatan, 
Cubre  la  gente  el  suelo,  |  la  tierra  viene  escasa: 
45.     A  las  marinas  fustas  |  la  móchedumbre  avanza; 
Ya  baxo  da  sus  piedes  |  tremé  la  tierra  fraca: 
El  polvo  sube  al  cielo,  |  su  luz  al  día  embarga; 
El  vaho  del  Desierto  |  encalidese  el  aura. 

¡Evad,  cuan  presurosos  |  suben  sus  longas  barcas 
50.     E  con  nervudos  bra<;os  |  ya  mueven  las  Tremadas! 
Tremé  la  mar  batida:  J  sus  verdagosas  vagas 
Rompidas  en  los  Utos  |  en  espuma  derraman, 
Como  quando'~sél  orage  |  azota  con  sus  alas, 
Volando  carpellidan  |  las  aves  asustadas. 
55.     Undumbre,  cíelo  e  tierra  ]  todos  a  una  boz  claman 
Commó  si  el  mundo  cssora  |  sus  exes  quebrantara. 


42.  los  leí  il  Íes,  el  clamorear  de  guerra:  dicen  que  viene  de  ¡le  ilah- 
illa'Uáh!  no  hay  mas  dios  que  Dios!  —  4G.  treme  la  tierra  fraca, 
tiembla  débil  la  tierra;  fraca,  flaca,  frágil. — 4«.  El  bafo  del  de- 
sierto, el  vaho  del  desierto.— 5o.  orage,  tormenta,  sobre  todo  de 
viento,  tal  eoino  en  francés. — 54.  carpellidar,  gritar,  graznar.—  55. 
undumbre,  el  oleaje,  el  mar  movihle. 


—  389  — 

Las  marineras  fustas  |  de  proras  aceradas, 
Pendiendo  van  las  ondas  |  por  ellas  alteradas; 
El  viento  en  blando  empuje  |  impJé  las  velas  blancas: 
60.     Como  flota  de  cisnes  |  en  plena  mar  avanzan. 
Al  aer  desplegando  |  sus  grímpolas  gallardas, 
Toda  la  flota  xingla  |  a  Válenz  la  deseada. 
¡Evad,  que  ya  se  acercan,  |  ya  tocan  a  sus  playas!. . . 
¡Ay,  de  tí  mi  Valencia,  |  Valencia  la  christiana! 

65.     Dendé  los  alminares  |  los  ven  los  atalayas: 
Ya  lá  seña  del  Cid  |  señorea  el  Alcázar. 
Si  al  Cid  nadie  ha  vencido  |  las  huestes  africanas 
Son  mucho  numerosas,  |  muy  fuertes  e  muy  bravas. 
¡Non  sé  que  va  a  venir  j  e  ya  me  treme  el  alma!... 

70.     ¡Un  fálcon  altanero  |  cayó  sobre  la  garza!... 

Sus  cármenes  sin  flores,  |  sus  huertas  desoladas, 
Ya  miro  quando  pienso  |  lo  que  advendrá  mañana! 
¡Quantú  de  sangre  veo  |  rregar  tierras  lozanas! 
¡Quantó  de  miedo  e  planto  |  por  calles  e  por  plazas! 

75.     ¡La  qué  de  tiesta  ayer  ¡  hoy  quánto  luto  arrastra! 
¡Ay,  de  ti  mi  Valencia,  |  Valencia  la  christiana! 

Mancarte  puede  el  ('id,  |  tu  escudóle  tu  lanza; 
Por  él  la  christiandad  |  te  tiene  captivada; 
Sy  sos  con  el  Rey  na  |  sin  él  serás  Roldana. 


til.  yrinipolns,  banderolas  de  dos  puntas,  ó  Mamas,  gallardetes.  - 
7t.  planto,  llanto:  pl,  se  cambia  fácilmente  en  11:  lierceo  dice  plc- 
t/nrov  por  llegaron;  Plantada  ó  Llantada  se  dice,  y  eso  significa 
planicie  o  llanura,  pluvia— Hurta,  plano — llano,  chato  ó  plata  Ilota 
ó  lato  etc.  -77.   mancarte,  fallarte  ó  faltarte  puede   el  Cid, 


—  890  — 

80.     ¡Que  non  vea  yo  mora  j  tan  bellida  christiana! 

El  Cid  pode  faltarte  |  te  fallitá  mañana: 

Ya  lo  cata  la  muerte  ¡  que  viene  tan  callad*. 

Ella  reyes  c  imperios  |  a  todos  gelos  traga; 

Los  chicos  e  los  grandes  |  caín  en  sus  celadas! 
85.     Sy  al  Cid  Mamá  la  Muerte  |  a  su  temuda  danza, 

¿Quién  contra  Abu-Bekar  |  darte  ha  mánparanza? 

¿Tus  astros,  qué  te  dicen?  |  ;Qué  va  a  advenir  mañana? 

¡invoca  al  que  esta  en  Alto  |  c  sus  Vertudes  sanctas!.. 


En  tanto  esse  rey  Búcar  |  con  su  morisma  avanza: 
!)(>.     De  las  sus  luengas  fustas  |  todos  armados  báxan, 
La  glera  van  llenando,  |  sus  tiendas  an  fincadas, 
Relinchan  sus  cavallos,  |  suenan  sus  trompas  bravas 
En  la  Qibdad  resonan  |  los  ecos  de  la  rambla... 
¡Ay,  dé  ti  mi  Valencia,  |  Valencia  la  christiana! 


80.  vellida  ó  bellida,  bella,  hermosa. —  82.  ya  lo  cata  la  muer- 
te, ya  la  muerte  lo  aceeha. — 85.  alusión  á  la  <  Danza  de  la  muerte». 
preocupación  frecuente  de  los  siglos  medios. — 8(í.  Abu-Bekar,  es 
el  rey  linear  de  los  troberos  y  los  cronistas. — 91.  la  glera,  el  arenal . 
la  playa:  presumo  (pie  glera  es  una  síncopa  de  galera,  y  entonces 
significaría  el  arenal  donde  varaban  las  galeras,  y  después  por  es- 
tensión,  toda  playa  ó  arenal.  En  árabe,  arena  es  raml,  de  donde 
sale  ramla,  arenal,  por  eufonía  rambla. 


—  391  — 


XV 


Disponese  el  Cid  a  recebir  los  mores  de  Bucar, 
e  face  salir  los  de  Valencia 

Sabia  el  Cid  las  nuevas  |  venidas  de  alien  mar 
Dcndc  antes  que  sus  huestes  ¡  parase  el  rey  Bucar, 
Agora  que  es  llegado,  |  por  tener  la  cjbdad 
Contra  su  poder  grande  |  comide  com'  fará. 
5.     Los  moros  de  Valencia  |  ante  él  mandó  lámar, 
Quand  estüdicron  juntos  |  les  ovo  de  fablar: 
«Mis  Moros  del  aljama  |  nuncas  vos  fi§e  mal, 
Nin  en  vuestras  personas,  |  ni  en  vuessas  heredáis. 
Cosa  contra  derecho  |  non  figc  vo  passar, 

10.     Sempre  amparados  fuestes,  |  defendidos  ¡amas, 
Desque  prisc  Valencia  |  non  oviestes  pesar, 
Buena  mientre  morastes  j  sine  temor,  en  paz, 
Aj>ora  que  es  venido  |  en  guerra  el  rey  Bucar 
Tengo  por  bien  c  mando  j  me  vazieds  la  cjbdad; 

ló.     Demienire  seams  cercados  |  a  Alcudia  el  arrabal, 
Mis  Moros  valencianos  |  yredes  vos  morar.» 
Complicron  el  mandado  j  los  moros  a  pessar 
E  non  tincó  nin  uno  (  en  la  gentil  cibdat: 
Alor  por  mas  seguro  |  el  Cid  se  tiene  ya. 


1.  alien  mor,  allende  el  mar. — -3.  tener,  sostener,  mantener. — I. 
comidc,  piensa,  inédita  Cómo  liará. — 7.  aljama  o  aliama,  junta,  con 
gjregáción.  —10.  defendido*  iamáé,  desamparados  jamás. 


—  392 


XVI 


Aparece  el  Apóstol  San  Pedro  al  Cid,  e  predixele  el 
dda  de  su  fínamiento 

Yacie  el  Cid  despierto,  |  en  el  su  affer  pensaba, 
Asmava  la  defensa  |  de  Valenz  la  preciada: 
Era  mediada  noche,  j  bolviese  en  su  cama, 
El  sueño  non  venie  |  do  las  cuytas  velaban. 
5      Dorme  la  gran  cibdad,  |  velan  sus  atalayas, 

Media  noche  es  por  filo,  |  los  gallos  ya  lo  cantan. 
A  escuras  es  el  Cid,  |  en  sombras  el  Alcázar, 
Como  un  gigante  Moro,  |  su  vulto  al  cielo  alzaba. 
Essora  los  escuchas  |  solmientre  vigilavan, 

10.     Essora  vido  ol  Cid  |  un  gran  claror  de  alva: 

Era  una  luz  creciente  ¡  la  que  alumbró  su  cambra, 
Un  mult  sabrido  odor  |  d" aquesta  luz  manava. 
Maravellado  el  Cid,  |  la  claridat  catava: 
Vido  que  de  essi  ninbo  ¡  una  semblanza  uniana 

15.     Apareciendo  y  va  |  plus  que  la  nieve  blanca. 
Semeya  orne  envejido;  |  crespo,  de  poca  barba, 
En  sus  manos  tra-y-a  |  unas  claves  de  plata. 
Desmedrido  el  Cid  |  sin  fablar  lo  mirava: 
Cosa  del  otro  mundo  |  bien  que  le  semeyava. 

20.     El  viso  sen  roydo  |  contra  el  Cid  avanza 


1.  en  el  su  affer,  en  su  asunto. — 2.  asmara,  meditaba  en — 11.  cam- 
bra, cámara.' — 12.  sabrido  wZor,  sabroso  olor. — 10.  parecí'  un  hombre 
entrado  en  años. — 17.  unas  claves,  llaves.— 18.  desmedrido,  ternero-, 
so. — 20.  el  vino,  la  aparición,  la  visión  sin  ruido  hacia  ol  Cid  avanza 


—   393  — 


—  «¿Duermes,  Rodrigo?»  dixol  |  con  una  boz  temprada. 
El  Cid  a  él: — *¿Quí  sodes?  |  ¿Por  ó  fegiste  entrada?»... 


«Yo  so  Sant  Pedro  Apóstol,  |  de  Christus  so  enbiado: 
Vengó  Cid  a  decirte,  |  non  del  rey  africano, 

25.     Sinon  que  tu  alma  curies  |  ca  tu  hora  va  llegando: 
Dexarás  este  mundo,  |  yrás  a  otro  mas  alto, 
De  bien  para  los  buenos,  |  de  mal  para  los  malos: 
Des  oy  en  treinta  dias  ¡  tu  fin  será  contado. 
Merced  por  tus  servicios  |  el  Padre  ha  te  otorgado, 

30.     Que  venza  e  desbarate  |  tu  gente  al  Africano. 
Por  honrra  de  tu  cuerpo,  |  tú,  siendo  ya  passado 
Vencerás  la  batalla  |  en  pro  de  mis  christianos, 
Será  esso  con  ayuda  f  del  Apóstol  Sant-Yago. 
Tú,  de  facer  emienda  |  a  Dios  de  tus  peccados 

3f>.     Puna,  Rodrigo,  a  dur  |  e  ássy  seras  salvo, 

Lo  que  te  he  yo  dicho,  |  todo  te  es  otorgado; 
Sitie  dubdanza  créelo  |  c  queda  en  Dios  fidando.» 

Despareció  con  esto  |  toda  la  bel  visión; 
Pero  fincó  el  palacio  |  pleno  del  su  odor; 
40.     La  luz  se  fué  amatando;  |  el  Cid  solo  quedó, 
E  mucho  conhortado  I  era  en  su  corazón. 


3").  jjuna  a  dar,  pugna  duramente.,  ea  decir  procura  empofoso. 
11.  conhortado,  confortado. 


:<94 


XVII 


Eí  Cid  llama  a  los  sos,  e  dixeles  de  esta  visión  é  de 
sus  avisos 

Mandó  de  grand  mañana  |  llamar  a  sos  varons 
Desque  fueron  liegados  |  comenzó  su  rrazón: 
—  < Amigos  e  parientes  |  los  que  comigo  sods 
Desque  me  echó  de  tierra  |  el  rey  don  Alfons, 
5.     Iximos  lazerados  |  juntos  lidiamos  nos, 

Vencimos  a  los  Moros  |  con  la  mercet  de  Dios. 
Valencja  la  ganamos  |  a  sangre  e  a  vigor. 
Sefiorio  ninguno  |  non  he  de  facer  yo. 
A  nuil  orne  del  mundo  |  si  non  a  don  Alfons. 

10.     Voy  de  partenza,  amigos;  |  la  mi  fine  l!egó: 

Dend  oy  en  treinta  dias  [  deste  mundo  me  voy- 
Esta  noche  Sant  Pedro  ¡  a  mi  apareció 
De  luz  csplandoroso,  |  con  un  sabrido  odor: 
El  troxome  la  nueva  ¡  por  mandado  de  Dios. 

15.     De  Búcar  non  temudes  ¡  quandó  vos  manque  yo. 
Sed  ciertos,  venccrlo-edcs,  |  ssy  quiérelo  el  Sefior, 
A  grande  ondra  e  prés  |  será  esto  para  vos, 
De  commo  avreds  a  far,  |  eras  vos  lo  diré  yo, 
Savré  bien  castigaros:  |  acomendadme  a  Dios!» 

20.     Lorando  se  salíen  |  todos  los  buenos  oms. 


10.  Voi  de  partida,  amigos 


—  395  — 


XVIII 


De  como  el  Cid  adoleció,  e  se  preparó  con  confessión 
al  trance  final 


El  Cid  con  don  Hieronym  |  fizo  sn  confessión; 
Del  rescebió  soltura  |  é  sancta  communión. 
Dcssy  fnesse  a  su  cambra  |  en  su  lecho  se  echó, 
De  ó  el  Cid  ya  aunqua  |  iamás  se  levantó. 
5.     Mandó  que  le  troxessen  ]  las  buxetas  de  or' 
Con  el  bálsamo  e  mirra  |  que  el  Soldán  enbiol'; 
Con  del  agua  rosada  |  amas  cosas  mezcló, 
E  en  su  copa  de  oro  |  todo  gelo  bebió. 
Fincaban  siete  dias  |  del  plaso;  el  Cid  allor 

10.     En  todo  esse  cabo  |  non  bóbio  nin  comió 
Sinon  desta  mixtura  |  que  aqui  vos  digo  yo, 
Por  alimpiur  el  cuerpo  |  que  el  alma  ya  limpió. 
En  viéspera  del  plazo  |  a  Xímena  liamó, 
A  su  amigo  Alvar  Fafiez  |  e  a  Pero  Bermoz, 

15.     A  su  privat  Gil  Diaz  |  e  al  bispo  don  Hieróm: 
Dixols  comino  ficiessen  |  después  de  la  su  mott. 
Direvos  luego  en  commo  |  el  Cid  \os  castigó, 
E  commo  elles  lorando  |  oyen  su  sermón. 


2,  res<;flrió  sulfura  <lc  sus  pecados),  fué  abaselto, — -5.  las  huxetux. 
los  li<itt>s,  pote»  ó  ampolleta». — 7.  aman,  ambas». — 13.  viesperu,  vis 
pera. — 17.  los  castigó,  los  alecciona,  los  instruyó. — 1S.  oyen,  se  lee 
fí  yeti,  oían  su  discurso. 


—  396  — 


XIX 


El  Cid  castiga  a  los  sos  en  como   an   de  fer  después 
de  la  su  muerte 


«Bien  sabedes  en  comino  |  ya  viene  el  rey  Bucár 
Con  treinta  e  siete  reys  |  que  sigen  su  señal. 
Será  un  dia  destos  |  cercada  la  cibdad, 
Agora  oyd  de  mí  |  lo  que  abredes  a  far: 
5.     No  bien  fuesse  finado,  |  el  mi  cuerpo  lavad 
Con  el  agua  rrosada  |  e  bálsamo  que  están 
Aqui  en  estas  buxetas,  |  e  con  la  mirra  a  mas. 
Que  para  el  enbalsamo  |  a  mí  endonó  el  Soldán. 
Ungido  que  ya  sea  ¡  me  volvereis  a  untar. 

10.     Ves,  bien  catad,  Ximena,  j  que  duelo  non  fagáis 
Vos  e  vuestras  compañas  |  non  dedes  voces  ni  ál 
Por  donde  el  .moro  entienda  |  que  acabo  de  finar. 
Quando  Bucar  asome  |  los  nuestros  salir-án, 
E  puestos  sobre  el  muro  |  gaymientie  tangerán 

15.     Sus  trompas  c  atamores  |  que  fagan  roido  grand 
Por  que  los  moros  vean  |  que  miedo  dellos  no  han. 
Quando  pora  Castiella  |  quisierdes  yr  vos  ya 
Lo  fazereds  saber  |  ais  que  con  vos  yrán, 
Para  que  se  aperciban  |  ca  non  podreds  fincar 

2o.     Despos  de  la  mi  muerte  |  en  Valenz  la  cibdad. 
E  vos,  catad,  Gil  Diaz,  |  avredes  a  ensiellar 


14.  ffaymentre  tangerán,  alegremente  tañerán. 


—  397  — 

Mi  cavallo  Barrica  j  c  en  ¿1  me  encavalgar; 
Mucho  apuestamente  J  en  él  ponerme  auras, 
Atado  de  tal  guisa  |  que  non  pueda  encamear, 

25.     Con  mi  espada  Tizón  |  en  la  mi  diestra  man. 
El  Bispo  Don  Hierónym  |  cabe  a  mi  yrá; 
Gil  Díaz,  vos  guiedes  |  Bavieca  del  pretal. 
E  vos,  Pero  Bermuez  |  la  mi  scfla  cabdal 
Agora  levaredes  |  com'  la  solieds  lievar, 

?>0.     Erecha  e  vitoriosa,  J  onrrada  a  toda  part. 

Alvar  Eañcz,  cormano,  ¡  vos  cumple  de  ordenar 
Las  facies  castellanas  |  com'  soliédes  lo  far, 
Tan  denodado  e  bueno  |  que  eras  mi  diestro  braz. 
Assy  yreds  a  osadas  |  con  Búcar  a  lidiar: 

35.     Seed  certero  que  |  lo  avredes  de  arrancar. 

Fallareds  en  su  canpo  f  muy  grande  rriquedad. 
Lo  que  después  faredes  |  vos  lo  diré  yo  crás; 
Ora  soy  enflaquido,  |  dexadme  reposar, 
E  vos,  doña  Ximena  |  guardat  mi  cabezal.» 

XX 

Del  testamento  del  Cid 

Ya  del  plazo  final  |  liego  el  día  treynteno; 
El  Cid  Christiamente  I  otorga  testamento. 


'23.  en  él  ponerme  auras,  auras,  oras,  arras,  habrá*  do  ponerme  en 
él. — 2-1.  atado  de  Manera  que  no  pueda  ladearme.— 30.  erecha  e  vi- 
torios»,  derecho,  erguida  y  victoriosa.  —  31.  cormano,  cohermano, 
pi  i  mu  hermano.  —  3H.  folgar,  era  más  usado  que  reposar. —  39. 
guardat  mi  cabezal,  mi  cabecera,  velad  á  mi  lado. 


—  398  -- 

A  Dios  mandó  su  alma  |  e  manda  que  su  cuerpo 
A  Cárdena  lo  licvcn  |  c  que  yazga  en  San  Pedro, 
5.     Que  sea  soterrado  |  en  esse  monesterio. 

Encara  manda  en  él  |  muchos  heredamientos, 

A  la  su  criazón,  |  a  los  sos  caballeros. 

E  a  los  fijosdalgo  |  e  a  los  escuderos, 

A  quantos  so  su  seña  |  leales  lo  sirvieron, 

10.     Segunt  que  merecían  |  mandó  dones  muy  buenos. 
Mandó  dar  de  vestir  |  a  los  pobres  e  viejos 
Que  por  amor  de  él  |  acudan  al  sepelio, 
Sennas  sayas  lis  den,  |  calzas  e  solombrero 
Las  sayas  de  escanforte  |  e  las  tocas  de  fieltro. 

15.     Mandó  a  doña  Ximena  |  todo  su  aver  entero 

(Sea  esto  el  remanente  |  que  es  aver  bien  gruesso) 
Que  visquiesse  su  vida  ¡  de  grado  en  San  Pedro 
Sy  a  ella  plogicr  |  de  esse  monesterio. 
E  a  Gil  Diaz  manda  J  que  fuesse  su  escudero 

20.     E  que  la  guarde  e  sirva  |  como  era  su  deseo. 
A  las  su  fijas  amas,  |  con  ellas  a  sus  yernos 
Les  dona  unas  reliquias  |  que  son  de  muy  grand  preejo. 
A  Bavieca  no  oblida:  |  mandólo  al  monesterio, 
Que  su  vejedad  cuyden  J  como  si  vivo  el  dueño. 

25.     Mandó  missas  por  su  alma  |  e  por  su  fijo  Diego, 
E  por  su  noble  padre  |  que  amos  le  aparecieron 
A  él  aquella  uoche,  |  de  que  se  vá  muy  ledos. 


7.  su  criazón,  á  los  de  su  casa,  sus  servidores. — 12.  sepelio,  eutie- 
rro  o  enterramiento,  sepultación;  so  (lo)  mbrero,  el  que  haec  som- 
bra, análog  >  á  quitasol  o  sombrilla. — 14.  escanforte,  tela  fuerte  de  la- 
na.— 21.  sus  hijas  son  rica-,  les  deja  reliquias  muy  estimada.*  que 
son  un  recuerdo. 


399    - 


Fú  a  tal  como  vos  digo,  I  del  Cid  el  testamento: 
Al  Rispo  don  Hicronym'  |  para  acomplir  tod'  esto, 
86.     Con  Ximcna  e  Minava  |  dio  por  cabezaleros. 


XXI 


De  la  enristraría  muerte  de  mió  Cid'de  su  embalsamo 
e  obsequias 

De  sexta  era  la  hora  |  el  día  de  Cinquesma 
De  mili  ciento  trcynta  |  e  siete  anos  la  Era: 
El  Cid  vé  ques  licuada  |  su  hora  la  postrera 
Demandó  el  Corpus  C/in'sii  |  al  Bispo  qué  li  diera: 
ó      Los  finoios  fincados,  ¡  teniendo  la  candel.i, 
Devoto  recibióle  |  e  dix  desta  manera: 

—  cMi  Señor  Jcsu-Christo,  |  tuyo  es  el  poder, 
E  el  querer  es  tuyo  |  e  tuyo  es  el  saber, 
E  tuyo  son  los  rcynos,  |  e  tú,  sobre  los  reys. 
10.     Tú  en  toda  cosa  mandas,  (  yo  pidote  por  end, 
Que  mis  peecados  quiera  |  perdonar  tu  mercet, 
E  mi  alma  sea  puesta  |  do  los  buenos  cstér.l  ,,» 
Quedó,  c  sospirando  |  fabló  1'  última  vez: 
t¡Con  Dios  quedad  mis  fij.is!...  |  ¡A  Dió>,  la  mi  muger!...t 


80.  cabezalero»,  albacea*. 

1  y  2.  Cinquesma,  día  do  la  Pentecostés  ó  Quincuagésima,  que 
correspondo  ¡ti  29  de  mayo  de  10,99  en  que  murió  Ruy  Diaz  de  Vi- 
var a  loa  73  años  de  su  edad  según  unos,  que  otros  le  rebajan  lo* 
años  para  concordar  la   leyenda  con  la  historia.— 13.   quedó,  calló. 


—  400  — 

15.     Eslo  que  ovo  dicho  |  aquel  noble  varón 

La  su  alma  sin  mándela  |  dio  omildemientre  a  Dios: 
La  su  fama  e  su  gloria  |  a  España  las  legó. 
Fincó  com  dormecido,  |  de  bel  catar  fincó, 
Quanto  quél  ordenasse  [  complido  fú  a  sazón 

20.     Lavaron  el  su  cuerpo  |  segund  como  ordenó; 
Commo  a  rey  egitano  j  el  Bispo  balsamol'; 
Gil  Díaz  su  ordenanza  |  como  bueno  cumplió. 
Oyrei  s'notra  vegada  |  lo  que  a  Bucar  cuntió. 
¡Que  Dios  tenga  en  su  gloria  |  al  noble  Campeador! 

XXII 

Qerca  Búcar  a  Valencia  con  treynta  e  siete  reyes 
moros  e  una  reina  negra  muy  bravosa 

Tres  dias  son  trocidos  |  dende  que  el  Cid  finó, 
Quandó  el  rey  Bucar  J  fincar  tiendas  mandó: 
Pora  cercar  Valencia  |  las  finca  enderredor: 
El  moro  soberbioso  (  ayna  comenzó 
5.     De  conbatir  la  Villa  |  con  furia  de  león. 

Con  treinta  e  siete  reyes  |  que  siguen  su  pendón 
Es  una  Réyna  negra  |  de  mucho  gran  valor; 
Pantera  bien  semeia  |  en  lo  ardida  e  feroz, 
Es  manca  de  una  teta  |  como  las  amazons, 


16.  sin  mándela,  sin  mancilla,  (sin  manchilla). — 23.  'notra vegada 
en  otra  ocasión. 

9.  Es  manca  de  una  teta,  le  falta  un  pecho,  como  á  las  amazonas 
que  se  lo  amputaban  para  manejar  mas  desembarazadamente  el 
arco. 


—  401   — 

lü.     Una  colebra  viva  |  en  su  seno  crió, 

E  sobre  ascuas  anda  |  sens  nescuna  lisión. 
Seiscientos  son  los  negros  |  somisos  a  su  voz, 
De  sus  arcos  turquíes  |  muy  diestros  flechadors, 
En  su  reyna  han  puestos  |  todos  su  corazón. 

16.     A  ciegas  contra  el  muro  |  vanse  meter  los  mor(o)s, 
E  muchos  y  morrían  |  sin  cuenta  ni  rrazón. 
Los  christianos  tanien  |  a  mas  e  a  meior, 
Grand  alarde  fagiendo  |  como  el  Cid  lo  mandó. 
Sobre  el  muro  sobidos  ¡  con  algazara  son, 

20.     Se  amuestran  de  los  Moros  |  mucho  desprcciadors, 
Conbatíendo  recio  |  con  bravo  corazón: 
Esta  facienda  a  dur  |  ocho  dias  duró. 
Como'^él  Cid  ló  mandara  |  guissadas  a  savor 
Para  la  exida  essora  |  todas  las  cosas  son: 

2;"».     Cuidaba  el  Rey  Bucar,  |  con  el  todos  los  sos, 
Que  el  Cid  de  les  salir  |  non  avie  corazón. 

XXI II 

Salen  de  Valencia  Ximena  é  los  sos  llevando  bal- 
samado el  cuerpo  de  mío  Cid  sobre  Bavieca 

El  cuerpo  de  mió  Cid  |  fu  a  tal  balsamado 
De  guisa  que  tincó  |  yerto  e  colorado, 


18,  alarde,  despliegue  ostentoso.    24.  [&  exida,  !a  salida,  la  ida, 

casi  diríamos   la  cijira. 
2.  yerto  e  colorado,  erguido  y  coa  su  color  natural. 
26 


—  402    — 

Abiertos  los  sos  oios,  |  los  labros  entornados, 
La  barba  apuestamente,  |  baxavale  ondeando, 

5.     Los  brazos  sobre  el  pecho  |  crozadas  amas  manos, 
Semeyava  que  fuesse  |  dormido  respirando. 
Con  su  terliz  de  guerra  |  a  Bayieca  aportaron 
E  el  cuerpo  metieron  |  en  somo  del  cavallo 
Vestido  noblemente,  |  sos  armas  soportando, 

10.     Va^entré  tablas  cavadas  |  juntas  en  los  costados, 
Assí  que  non  podía  |  voltear  a  nengún  cabo: 
El  cuerpo  parecie  |  en  la  siella  apegado. 
Pusieron  li  su  espada  |  Tizón  enna  su  mano 
Todo  tan  sotilmente  |  que  era  vivo  miralo. 

15.     Bavieca  mansamientre  |  mueve  como  entristado; 
De  un  cabo  Don  Hieronym'  |  e  Gil  del  otro  cabo. 
Por  puerta  de  Troteros  |  yban  ya  lo  sacando. 
De  guisa  que  él  mandó  |  todo  este  fu  aguisado: 
Con  la  seña  del  Cid,  (  Pero  Bermoz  osado 

20.     Va  en  delantera  con  I  quinientos  fijosdalgo, 
En  pos  la  azemilas  |  y  van  lievando  el  rrastro; 
A  la  siga  quinientos  |  cavalleros  gallardos; 
Apres  dona  Ximena  |  con  todos  sus  criados 
Sus  dueñas  e  escuderos  |  todos  muy  bien  guisados; 

25.     Quinientos  cavalleros  |  la  espalda  la  guardando. 
En  caguera  va  el  Cuerpo  |  del  Cid  abalsamado, 
Muy  bien  sobre  Bavieca  |  erecho  cavalgando, 
Con  él  cient  cavalleros  |  de  los  buenos  provados 
Con  lanzas  a  pendón,  |  escogidos  por  bravos. 

80.     Era  mediada  noche  |  e  salieron  tan  passo 


5.  crozadas,  cruzadas,  ea  cruz. — 7.  terliz,  caparazón. 


—  403  — 

Que  los  escuchas  moros  |  ¡al  arma!  no  clamaron. 
Todos  los  moros  dormen,  |  sus  perros  no  han  ladrado, 
Non  velan  las  axobdas,  |  solo  velan  los  gallos. 

XXIV 

Alvar  Fañez  cae  de  sorpresa  sobre  el  campo  del  rey 

Bucar,  e  lo  vence  con  auxilio  del 

Apóstol  Sant-Iago 

A  primeros  alvores,  |  non  era  el  día  claro 
Quando  en  Valenz  al  alva  |  los  gallos  van  cantando, 
Dava  salto  Minaya  |  las  acies  cabdellando, 
E  fue  ferir  los  moros  |  a  sus  tiendas  osado. 
5.     De  aquella  Reyna  negra  |  en  el  tendal  an  dado, 
Tan  a  dessora  liegan  |  que  a  unos  los  mataron 
En  antes  que  se  armassen,  |  otros  no  despertaron! 
Megeyma,  esa  reyna  |  en  su  lengua  han  liamado, 
Estrela  eso  dice  |  en  romanz  castellano. 
10.     Lidiava  denodada,  |  muy  diestra  del  su  arco, 
La  fiera  lidiadora  |  va  disparando  rayos. 
Muchos  christianos  caen  |  so  su  certera  mano. 
Al  bote  de  una  lanza  |  por  el  suelo  ha  rrodado,  (i) 

'¿aclamaron,  llamaron. — 33.  axobdas,  rondas,  centinelas  avanzadas. 


(1)  «al  bote  de  una  lanza»,  bien  que  esta  es  palabra  de  origen 
gótico,  en  el  sentido  de  golpe  con  arma  enastada,  vacilé  antes  de 
decidirme  á  emplearla  por  no  haberla  visto  en  los  documentos  ar- 
caicos. Pude  decir  al  golpe  ó  «al  colpe  de  una  lanza  . 

Con  frecuencia  rae  ocurren  dos  ó  mas  formas,  y  no  siempre  he 
elegido  la  má-í  anticua.  Sin  salir  del  párrafo  presente,  citaré  otros 
ejemplos  de  esta  natural  perplejidad  del  espíritu  en  tratándose  de 
una  lengua  envejecida,  cuyas  raices  y  troncos  se  confunden  con 
sus  ramas  de  hoy: 


—  404  — 

Los  sos  muerta  la  vieron,  |  alor  carpellidando 
15.     Los  negros  para  el  real  |  fuyeron  como  gamos, 
Qual  las  fieras  ululan  J  e  lievan  el  espanto: 
Por  pocos  que  muevan,  |  muchos  a  fuir  se  han  dados. 

Tan  grande  era  el  roydo  |  tan  recio  era  el  asalto, 
Tan  a  dessora  e  brusco  |  que  fueron  enbargados. 

20.     Los  fugientes  negros  j  acrecen  el  espanto. 

Sin  requerir  sos  armas  |  los  moros  del  fonssado 
Contra  la  mar  compiezan  |  de  foír  dessarrados! 
Póceos  a  ossadas  lidian  |  e  caen  como  bravos, 
Venir  al  Cid  an  visto  J  suso  Bavieca  armado, 

25.     Esto  dixen  a  Búcar,  |  él  1'  oye  con  espanto 
Conoce  él  a  Tizón  |  gela  of  el  Cid  quitado. 

Evad!  suso  las  nuves  |  cosa  venir  baxando, 
Cavalleros  sin  cuento  |  plus  que  la  nieve  blancos 
Roxas  cruces  al  pecho  |  sobre  vestes  e  mantos, 

Verso  28. — Cavalleros  sin  cuento  |  plus  que  la  nieve  blancos. 

Pude  decir:  «cavalleros  a  nombre*,  expresión  común  al  viejo  cas 
tellano,  el  francés,  el  provenzal  y  el  catalán,  y  que  una  vez  se  en- 
cuentra en  la  Gesta  del  Cid;  pero,  me  pareció  excepcional  y  un  tan- 
tico afectada.  Preferí  sin  cuenta  ó  sin  cuento,  que  es  su  equivalente. 

Verso  29. — Roxas  cruces  al  pecho  |  sobre  vestes  e  mantos. 

Veste  es  una  palabra  genérica  que  significa  vestido,  tiene  sus  raí 
ses  tanto  en  el  gótico  como  en  el  sánscrito,  el    griego  y  el   latín,  y 
sin  duda  que  el  viejo  castellano  conoció  esta  voz;  pero,  para  evitar 
dudas  pude  escribir:  «sobro  brioles  e  mantos.» 


14.  alor  carpellidando,  entonces  clamoreando,  «lando  alaridos. — 
16.  ululan,  ahullan. — 20.  fu  //¡-entes,  (</i,  Como  en  francés.) — 21.  del 
fonssado  ,  del  castro,  del  campo  foseado,  del  campamento;  —2(5.  alu- 
de á  la  vez  anterior  en  que  el  Cid  lo  mal  firió. — 27.  Comienza  aquí 
la  visión  que  se    esfuma  en  la  tempestad   del    cielo. 


405  — 

30.     De  la  celeste  altura  ]  semeianme  cruzados, 
Fulgoran  sus  espadas  |  etincclan  sus  cascos. 
Tonidros  dan  las  núes  |  armadas  de  relampos. 
Ante  ellos  delantero  |  con  la  su  seña  en  mano 
Un  cavallero  apuesto  |  venie  cavalcando: 

35.     Es  blanca  su  armadura  |  es  blanco  su  cavallo, 
El  espada  én  su  diestra  |  es  folgoroso  rayo; 
Largo  tendal  de  muertos  |  do  passa  va  dexando: 
Cosa  parece  angélic'  |  semeiame  Sant-Yago 
Cabe  deste  cavalga  |  otro  que  va  sin  casco 

40-     Caido  el  almófar,  |  cinta  el  espada  al  lado 

Sobre  su  noble  pecho  |  luenga  barba  flotando: 
Mucho  semeia  al  Cid:  |  no  osa  el  moro  miralo! 
Del  Ángel  de  la  Muerte  )  seguiendo  el  rroxo  rrastro 

Verso  40. — Caido  el  almófar,  |  <;inta  el  espada  al  lado. 

Así  Aparece  el  Cid  al  lado  del  Apóstol  Santiago.  Pudo  decir: 
cfroncido  el  almófar»;  o  bien,  «el  almófar  a  cuestas»,  para  indicar 
que  el  capuchón  de  mallas  que  lleva  ese  nombre  lo  llevaba  el  ('¡'1 
echado  sobre  los  hombros. 

Verso  41.—  Sobre  su  noble  pecho  |  luenga  \nw\n\  flotando. 

Flotando  ó  fluctuando  del  latín  fluctus,  ola,  serían  voces  conocidas; 
pero,  acaso  uo  comunes  en  la  lengua  vulgar,  bien  que  oreo  haberla 
\isto  en  el  Apollonio.  Pude  escribir  (t/cnnilo,  batiendo  como  alas,  ú 
Otra  asonancia  análoga. 


.')'2.  tonidros,  truenos,  y  de  la  voz  tonidros,  por  metátesis,  troni 
dos;  núes,  nubes;  rdampfié,  relámpagos. — ■  .'58.  no  se  afirma;  dice  se- 
meiame  Sant-Yago.  La  afirmación  viene  después  cuando  se  con- 
densa la  leyenda.  -.'>í>.  A  su  lado  viene  otro  caballero,  que  parece 
ser  el  Cid.  Sólo  así  puede  concillarse  la  presencia  del  Cid  en  esta 
batalla,  cuando  su  cuerpo  iba  camino  de  Castilla,  y  es  esta  á  mi 
juicio  la  forma  más  poética  de  presentarlo  en  aquella  extraña  oca- 
sión con  dignidad  y  nobleza 


—  406  — 

Tendidos  a  los  vientos  |  crines  e  mantos  blancos 
45.     Cosa  del  otro  mundo  |  avanzan  los  crozados, 

En  medio  la  tormenta:  |  de  nuves  son  sus  mantos, 
Sus  armas  son  centellas,  |  orage  es  el  su  passo, 
El  bollicio  que  fazen  |  tronido  continuado. 
Los  moros  al  altura  |  los  oios  han  tornados 
50.     Esta  tempesta  brava  |  lis  pone  fiero  espanto! 
Abajo  ven  al  Cid  |  que  viene  lanza  en  mano: 
En  lo  alto  con  sus  huestes  |  ven  al  Señor  Santiago. 
En  tanto  el  miedo  cunde:  |  la  marina  buscando, 
Del  un  cabo  se  yban  |  los  moros  arritdrados; 
55.     Alvar  Fañez  sobre  ellos  |  yba  del  otro  cabo 
Lobo  sobre  corderas,  |  firiendo  e  astragando, 
Tantos  acuchillavan,  |  a  tantos  y  mataron 


Verso  57. — -Tantos  acuchillaron  I  a  tantos  y  mataron. 

Lo  común  sería  decir:  «A  tantos  Jirieron*. ..Había  cuchiella—cu 
chilla,  voz  de  donde  se  deriva  fácilmente  acvcliielar  ó  acuchillar: 

Innumerables  casos  de  estos  pudiera  mencionar;  pero,  no  lo  creo 
necesario.  Bastan  los  presentes  para  mostrar  las  dudas  y  perpleji 
dades  que  á  cada  paso  se  presentan  en  estos  trabajos,  el  estudio  y 
atención  que  demandan,  y  lo  ocasionados  á  errores  y  anacronismos 
que  ellos  son  por  su  propia  naturaleza. 

Hay  ocasiones  en  que  tenido  que  formar  palabras,  ya  del  latín, 
ya  del  francés  provenzal;  pero,  cuidando  siempre  'que  queden  den- 
tro del  círculo  de  lo  posible  y  aceptable. 

La  crítica  sensata  vendrá  á  advertirme,  lo  espero  y  deseo,  de  los 
yerros  en  que  haya  incurrido  y  la  manera  de  repararlos,  y  así  po- 
dré ir  puliendo  y  perfeccionando  mi  obra,  con  calma,  reflexión  y 
acierto. 


46,  El  torbellino  de  aéreos  caballeros  de  mantos  flotantes 
como  nubes  y  de  armas  que  centellean,  se  confunde  Con  la  tempes- 
tad y  deja  columbrar  el  fundamento  de  la  poética  leyenda. 


—   407  — 

Que  moros  como  miesses  |  segaban  a  su  passo: 
Tayando  ivan  en  massas  |  de  carne  quera  espanto. 
60.     Ya  no  asman  defenderse  j  los  moros  cobardados. 
Fuyen  todos  al  puerto:  |  arrancanles  del  canpo! 
¡Loado  sea  Dios!  |  ¡Vencieron  los  christianos! 

Fata  dentro  en  la  mar  |  fue  Bucar  malfadado. 

Sobre  ellos  ven  brillar  |  el  spada  de  Santiago, 
65.     E  de  pavor  transidos  |  fondo  en  la  mar  entraron, 

Cavallos  e  ornes  todos  |  abueltos  e  rrodados. 

Tanta  priessa  se  davan  |  por  abordar  sus  barcos 

Quen  las  ondas  saladas  |  morían  afogados. 

En  la  nao  de  Bucar  |  las  áncoras  levaron, 
70.     Al  viento  largan  velas  |  fuyendo  del  desastro. 

Pora  iamás  tornar  |  va  Bucar  alongando. 

¡Tant  ufano  venia!  |  ¡quánto  se  va  omillado! 

Dios  assy  la  soberbia  |  derriva  de  lo  alto! 

Sobeiano  el  aver  |  que  en  el  canpo  fallaron; 

70.     Esta  vegada  roban  j  a  sabor  los  christianos, 
Ricos  fincaron  todos,  ¡  gamellos  e  cavallos 
Con  las  mas  nobles  cosas  |  que  avíe  y  cargaron, 
Mager  en  aquel  campo  |  mucho  algo  se  dexaron. 
A  do  aguarda  Ximena  |  ybanse  ya  tornando, 

80.     Luego,-aquellas  mesnadas  |  a  Castiella  endilgaron 
A  jornadas  contadas  |  al  Cid  acompañando. 


65.  fondo,  hondo. — H8.  afogados,  ahogados. — 75.  robar  es  coger  el 
botín,  la  p rea  ó  presa. — 76.  gametos,  gamellos,  camellos,  del  hebreo 
gamtl,  en  árabe,  gimel  ó  jamel,  kamelos  en  griego,  en  latín  camelus, 
en  castellano  antiguo  gamelo,  en  francés  chameau.  Todavía  tenemos 
gamella,  vasija  para  ordeñar  las  gamelas  ó  camellas. 


—  408 


XXV 


Los  moros  de  la  Alcudia,  tórnanse  a  sus  cassas  de 
Valencia 

Los  moros  valencianos  |  que  pueblan  la  Alcudia 
E  los  del  arrabal  |  con  miedo  se  tenían: 
Non  ossaban  mover  |  de  noche  nin  de  dia: 
Todos  ellos  cuidavan  |  que  el  Cid  retornaría. 

5.       Que  el  Cid  era  finado  |  en  poridat  dixían: 

Mas  otro  ál  dos  moros  |  que  lo  vioron  aífirman: 
Ascondidos  se  eran  |  la  noche  que  exian, 
Yendo  en  Bavieca  el  Cid  |  por  Troteros  la  via. 
Estos  passar  lo  vieron  |  en  mano  la  temüda 

10.     Con  la  su  seña  en  alto  |  e  grande  compañía. 
Novas  en  esto  liegan  |  que  yá  pora  Castiella 
Con  armas  e  bagages  |  los   christianos  trocían, 
E  novas  an  de  Bucar  |  e  de  su  triste  egira. 
E  non  ven  orne  nado  |  que  tornase  a  la  Villa. 

15.     Tan  confundidos  fueron  |  que  asmar  nada  sabían! 

1.  La  Alcudia,  un  barrio  de  Valencia,  donde  residió  la  aljama  ó 
consejo  de  los  moros  mientras  cristianos  ocupaban  la  ciudad. — 9. 
la  temüda  se  leej  la  temida,  la  espada  Tizón. — 11.  Castiella  se  lee 
Castilla,  asonante  en  i  a. — 12.  bagajes,  del  bajo  latin  baga,  saco,  ba- 
lija,  que  debió  tomar  esta  voz  del  celta,  pues  se  encuentra  en  va- 
rios de  sus  dialectos:  en  inglés  bag  es  bolsa,  saco.  Además  bac  en 
gaélic"»,  como  baga  en  el  nórdico  antiguo,  significan  embargar,  aca- 
so su  derivada  castellana;  entonces  bagaje  sería  lo  que  embarga  la 
marcha  del  ejército,  lo  que  coincide  con  el  imper'imenta  de  los  latí 
tinos,  que  así  por  igual  idea  llamaban  sus  bagajes.  Trepidé  en  el 
uso  de  esta  palabra;  pero,  otra  no  encuentro. — 13.  egira,  huida,  nu- 
da, fúgida,  fuga. 


—  409  — 

Moverse  non  ossaban  |  pensando  ¿qur  seria? 

¿Cómo  sy  vencedores  |  se  van?  |Quó  maravilla! 

Si  a  Búcar  arrancaron,  |  ¿qué  temen  enna  vida? 

¿Por  qué  dexan  Valencia  |  tan  fermosa  e  tan  rica? 
20.     ¿Facera  16  el  Cid  |  con  alguna  maestría? 

¡Cómo  gato  con  ratas  |  con  ellos  gugaría! 

Tremen  como  las  liebres  |  quando  el  cañal  se  agita! 

Esso  corre  en  los  moros  |  nadie  este  fecho  explica. 

La  qibdad  en  silencio  |  semeiava  dormida: 
25.     Todos  fablavan  quedo,  |  nescuno  non  movia. 

Abenalfange  solo  |  salió  del  Alcudia, 
Cavalga  en  su  morcillo  |  e  va  contra  la  Villa. 
Cerradas  son  las  puertas  |  nengún  roydo  oya 
Cosa  a  su  passo  no  era  |  con  seniales  de  vida, 

80.     Falló  un  postigo  abierto,  |  en  Valenz  se  metía, 
Andudo  lo  mas  della,  |  orne  nado  no  avia!... 
Fuesse  para  los  moros  |  Abenalfange  ayna, 
E  contoles  en  coturno  ¡  la  ^ibdad  es  vazial 
En  sy  sienten  el  gozo  |  de  aquesta  buena  albricia; 

85.     Mas  non  ossan  de  miedo  |  yrse  de  la  Alcudia. 
Nin  a  las  tiendas  salen  ¡  do  fu  la  morería 
De  Bucar  e  sus  reyes,  |  que  la  muerte  ayna 
Como  la  foz  al  fer.o  |  allí  segado  avía. 


"20.  maestría,  artería. —  26.  Abenalfange,  el  moro  historiador. — 
.11.  albricia  falbaricia),  primera  noticia,  noticia  madrugadora  ó  de 
alba:  hoy  polo  se  usa  en  plural,  y  más  se  refiere  al  obsequio  ó  pro 
pina  que  se  da  al  que  se  adelanta  ó  madruga  llevando  la  noticia,  ó 
albricia,  que  ea  su  sentido  primero.—  38.  como  la  foz  al  feno, 
como  la  hoz  al  heno. 


—  410  — 

Quando  vieron  que  non  ¡  recude  orne  a  la  Villa 

40.     Tornava  Aben-Alfange,  |  con  él  grand  compañía: 
Cataron  los  palacios,  |  al  Alcázar  subían 
E  nos  fallaron  hy  |  orne  nin  cosa  viva; 
Mas  y  vioron  escrito  |  por  mano  de  Gil  Diaz, 
Para  que  ellos  entiendan,  J  en  la  su  algaravía 

45.     Como  muerto  es  el  Cid  |  e  como  en  essa   guisa 
Lo  llevan  por  que  nadi  |  contralle  la  su  yda; 
Que  tornen  a  sus  casas  |  los  de  la  morena. 
En  la  pared  escripto  |  gelos  dexó  Gil  Diaz. 
Esto  ovieron  los  moros  |  a  grande  maravija. 

50.     ¡Con  qué  gran  gozo  abrieron  |  las  puertas  de  su  Villa! 
A  poco  leda  entrava  |  toda  la  morería, 
Cada  qual  en  su  casa  |  va  prender  su  cocina; 
Tornaban  las  eglesias  )  como  antes  en  mezquitas 
Fue  en  poder  de  moros  |  Valenz  desde  esse  dia. 

55.     «Si  Bucar  fue  destruido,  |  ovo  de  ser  asina: 
«Escripia  era*  dizen  |  en  la  su  algarabía 
Sin  huestes,  Dios,  sin  armas  |  galardona  e  castiga: 
Libre  a  los  sos  dio  entrada  |  en  Valencia  ¡a  villa 
Que  veamos  su  grandeza,  |  que  brille  su  iusticia.» 

60.     Dixen  los  del  Aljama:  |  ¡Assi  escripto  yacia! 


44.  su  algarabía,  su  dialecto  arábigo  valenciano. — 49.  maravija, 
se  lee  marariya. — 55.  ovo  de  ser  asina,  hubo  de  ser  así  no  más,  no 
de  otra  manera. — 60.  así  escrito  estaba! 


—  411  — 

XXVI 

El  acompaño  del  Cid  vase  pora  Castilla;  salen  a  su 

encuentro  el   Infante  de  Aragón  e  el  Rey  de 
Navarra,  con  sus  esposas  las  fíjas  del  Campeador 

La  compaña  del  Cid  |  con  todas  las  mesnadas 
De  Bucar  vencedoras,  |  imitados  caminavan: 
En  Siete -aguas  la  aldea  j  tomaron  su  possada. 
Dendy  a  Salvacañete  |  todos  enderezavan, 

5.       E  yban  su  camino  |  a  pequeñas  jornadas, 
El  Cid  en  su  Bavieca  )  de  guisa  caminava 
Que  quantos  le  veyen  |  que  es  vivó  cuidavan. 
Al  rey  don  Alfonso  |  dendy  enviaron  cartas, 
Otrosí  a  los  yernos  |  de  Aragón  e  Navarra, 

1©.     De  commo  es  muerto  el  Cid  |  e  do  va  su  conpaña 
Por  sebellir  su  cuerpo  |  a  onrra  de  su  alma, 
Como  su  fama  pide,  |  como  le  cumple  a  España. 
Movieron  pora  Osma  [  y  fazen  albergada. 
El  infant  de  Aragón  |  y  liega  con  la  infanta, 

15.     E  con  cient  cavalleros  [  que  van  en  su  compaña, 
Los  escudos  a  viessas,  |  todos  con  capas  pardas, 
Vestidas  de  estameña  |  las  dueñas  enlutadas. 
Al  éxida  de  Osma  |  fallaron  la  compaña 
E  vieron  al  Cid  vivo  j  en  commo  cavalgava. 

20.     El  infant  e  los  sos  |  todos  allí  loravan, 

E  doña  Sol  que  vido  |  a  su  padre  ¡cuitada! 

7.  veyen  se  lee  ve-y-en  ó  más  bien  ve-y-an,  en=an. — 11.  sebellir,  se- 
pultar.— 16.  los  escudos  a  viessas,  entiendo  que  invertidos  (inversus), 
en  señal  de  duelo. 


—  412  — 

En  tierra  las  sus  tocas  '  lorando  derrivaba, 
E  los  sus  cabellicos  |  con  el  dolor  messava. 
Tomóla  en  los  sus  brazos  |  Ximena  congoxada 

25.     Dixol':— «Cesad  el  duelo,  |  vos  mi  fija  Y  infanta: 
Sabet,  el  mandamiento  |  del  vuesso  padre  passa's! 
Esso  él  non  lo  quiso;  |  su  maldición  ha  dada 
A  quantos  que  por  él,  |  duelo  en  su  muerte  fagan.» 
Estonce  doña  Sol  |  las  manos  les  bessava, 

30.     Al  Cid,  e  a  la  su  madre;  |  sus  tocas  remediava, 
E  dix: — «Madre  e  Señora,  |  non  sea  yo  eulpada, 
Del  mandamiento  dicho  |  non  sabie  yo  nada.» 

Dessy  a  Sant  Estevan  |  de  Gormaz  adlinavan: 
Allí  liego  el  rey  |  Ramiro  de  Navarra 

35.     Con  doña  Elvira  que  es  |  reyna  coronada. 

Doscientos  cavalleros  |  vienen  en  su  compaña, 
Escudos  non  aviessos  |  nin  señas  enlutadas 
Que  duelo  non  facien:  |  ...pero,  Elvira  lorabal 
Filo  a  fil  las  perlas  |  por  sos  massielas  baxan! 

40.     Cuando  vio  muerto  al  padre  |  a  la  madre  se  abraza, 
En  el  su  seno  amigo  |  la  cabeza  ocultava. 
E  madre  e  fija  juntas  |  en  silencio  loraban. 
Mager  que  es  reyna,  |  natura  en  ella  fablal 


39.  massielas,  mejillas. 


418    — 


XXVII 


Don  Alfonso  de  Castilla  e  de  León  se  ayunta  al 
acompañamiento  con  su  mesnada 

En  Toledo  se  era  |  el  rey  don  Alfons; 
De  la  muerte  del  Cid  |  la  nova  le  llegó 
E  de  commo  post  mortem  |  a  Bucar  arrancó, 
Uviando  Santiago  e  |  su  angélica  legión. 

ó      Adiesso  de  Toledo  |  don  Alfonso  movió, 
Paños  trae  de  duelo  |  que  dizen  su  dolor. 
Va  á  grandes  jornadas  |  pora  onorar  al  so 
Amigo  e  vassallo  |  el  Cid  Campeador. 
Por  recibir  a  Alfonso,  |  el  infant  de  Aragón 

10.     Con  el  rey  de  Navarra  |  en  Ibeas  ya  son, 

Que  cerca  es  de  San  Pedro,  J  e  traben  amos  dos 
El  cuerpo  de  mió  Cid,  |  que  a  su  rey  atendió. 
El  que  en  vida  fu  bueno  |  con  el  rey  so  señor, 
Catarle  cortesía  |  y  vien  después  de  mort. 

15.     Fizos'  maravillado  |  el  rey  don  Alfons 

Quandó  estas  compañas  |  a  tan  apuestas  vio, 
E  vio  que  a  él  venie  |  el  Cid  Campeador, 
Noblemente  adressado  |  commo  si  vivo  fos! 
Alvar  Faftez  essora  |  con  él  todos  ios  sos. 


13  y  14.  lie  evitado  en  lo  posible  el  prurito  de  l¡i  Crónica  de  an- 
dar callejeando  el  cadáver  del  Cid,  y  he  reducido  el  caso,  sacándo- 
lo á  pocos  pasos  de  San  Pedro  y  solamente  para  recibir  á  bu  rey 
como  en  vida,  conservando  así  el  decoro  y  respetando  la  majestad 
de  la  muerte. 


—  414  — 

20.     La  mano  del  re}'  besan  |  por  el  Cid  su  Señor. 

Catava  al  Cid  el  rostro  |  tristido  don  Alfons, 

Veyale  tan  fresco,  |  tan  liso,  en  su  color, 

Los  oios  a  tan  claros  |  e  tan  vellidos  son, 

Que  vivo  semeiava,  |  batiente  el  corazón. 
25.     El  su  cavallo  el  rey  |  al  del  Cid  acostó, 

E  le  besó  en  la  barba  |  que  él  a  delicio  crió. 

La  barba  tan  ondrada  |  que  nadi  nol  messó, 

Nin  moro  nin  christiano  |  en  nescuna  ocasión. 

XXVIII 

Liegan  a  San  Pedro  de  Cárdena  ó  yace  el  Cid.  El 
Rey  Don  Alfonso  faze  fermosamente  el  panegí- 
rico del  Cid  Campeador 

Dessy  pora  San  Pedro  |  todos  tornados  son 
Y  ál  Cid  degíeron  |  con  grande  processión. 
En  su  escanno  tornino  |  el  que  a  la  Cort  lievó. 
El  scaflo  de  marfil  |  do^en  Toledo  sedió, 
5.     Estora  commo  vivo  |  el  noble  Cid  fincó 

Con  ricos  paramentos  |  cabe  el  altar  mayor, 
La  barba  suelta  al  pecho;  |  a  su  lado  Tizón. 

El  rey  grandes  osequias  f  para  el  Cid  mandó, 

22.  ve-y-alé. — 25.  acostó,  puso  al  costado. 

2.  decieron,  descendieron  — 3.  escanno  tornino,  escaño  torneado. 
— 4.  salió,  se  sentó. — 8.  osequias,  exequias. 

El  Poema  dkl,  Cid,  termina  solemnemente  con  el  panegírico 
del  héroe  hecho  por  boca  del  mismo  Rey  don  Alfonso  delante  del 
cadáver  en  el  templo  de  San  Pedro  de  Cárdena  en  presencia  de 


—  415  — 

Do  yace  en  su  asiento  |  por  verlo  se  acercó, 
10.     E,  delant  de  Ximena,  |  los  princeps  que  y  son, 
El  rey  de  Navarra,  |  la  reyna  su  uxor, 
Los  condes  e  perlados,  |  desta  guissa  fabló: 
(E  fine  aquí  la  Gesta  |  con  esta  su  rrazón) 

E  dixo  el  Rey: 

«Ruy  Diaz,  |  el  mas  claro  varón, 
1 5.     Tus  fechos  señalados  )  a  onrra  nuestra  son. 

Sy  d'España  un  Rodrigo  |  fue  duelo  e  perdición 
Rodrigo,  tu  fuiste  |  a  su  gloria  maior. 

De  reyes  consejero,  |  del  moro  vencedor, 
Un  cavalier  non  ovo  |  España  tan  gensor; 
20.     Hy  era  la  vitoria  |  do  era  tu  pendón; 

Llena  tu  fama  el  mundo:  ¡  tu  diestra  armó  el  Señor! 

Tu  fama  irá  creciendo,  |  Aquiles  español; 
Tu  Omero  es  este  pueblo  |  que  en  vida  te  cantó: 
Otros  vendrán  que  ensalzen  |  tu  gloria  e  tu  valor, 
25.     En  Gestas  duraderas,  |  de  nuestra  raza  en  pro. 

príncipes  y  magnates.  Para  no  interrumpir  ni  atenuar  la  solemni- 
dad del  acto,  que  artísticamente  debe  finalizar  el  Poema,  el  trobe- 
ro  se  despide  de  antemano,  escurriéndose  entre  bastidores  después 
de  anunciar  al  auditorio  que  el  Rey  va  á  hablar  y  á  decir  la  última 
palabra:  13.  <E  fine  a<¡ui  la  Gesta,  con  esta  su  rrazón. > — -17.  Se  atri- 
buye al  Cid  el  dicho:  «si  un  Rodiigo  perdió  á  España,  otro  Rodri- 
go la  salvará.» — 19.  cavalier,  caballero,  se  dijo  por  influencia  pro 
venzal,  como  se  dijo  volontier;  gensor  ó  jemor,  gento,  gentil. — 20. 
este  verso  pinta  al  guerrero  afortunado  de  una  pincelada.  —23. 
Aquiles  y  Homero,  su  cantor,  eran  conocidos  y  citados  como  se  ve 
en  el  Ahxandre,  donde  se  hace  un  compendio  de  la  Iliada. 


—  416  — 

Sy  yrado  fui  contigo  |  te  di  todo  mi  amor 
Quando  vi  que  tu  eras  J  magnánimo  león, 
Quando  vi  la  grandía  |  de  tu  alma  superior!. . . 
Subiste  a  par  de  reyes  |  por  tu  grand  corazón. 

.30.     En  ti  ponga  Castilla  |  por  siempre  la  su  amor: 
En  ti  dechado  tenga  |  por  siempre  el  español ; 
Dende  el  altura  dale  |  fuerza  e  consolación, 
E  si  afincado  fure  |  que  se  alze  un  Campeador. 

Descanse  aquí  tu  cuerpo;  |  en  gloria  te  aya  Dios!... 
35.     Tu  nombre  siempre  sea,  |  d'España  el  paladión! 
Quedad!...  Aqui  te  dexo,  |  Magnifico  Varón, 
Tu  gloria  a  España  alumbre  |  como  la  alumbra  el  Sol! 


FIN    DEL    POEMA 


26.  si  yrarlo  fui  contigo.  Alfonso,  en  vida  de  don  Sancho,  y  des- 
pués pir  lo  de  la  Jura,  y  más  que  eso  por  la  obra  de  los  Condes 
envidiosos  é  intrigantes  alejó  de  sí  al  Cid;  pero,  no  piulo  dejar  de 
estimarlo. — 31.  dechado,  modelo.— 33.  si  afincado  fure,  si  afligido,  ai 
apurado  t'nere. — 35.  paladión,  paüadium,  de  Pallas,  el  escudo  pro- 
tector.—r36.  quedad,  yace  1.— 37.  Ultimo  voto  del  rey  que  se  ha  cum- 
plido, y  seguirá  cumpliéndose. 

«Tu  gloria  á  España  alumbre  como   la  alumbra  el  Sol.» 

Gloriíicando  al  Cid,  he  enaltecido  mi  raza  y  mi  Bangre.  Latís  l>eo! 


¿H 


APÉNDICES 


27 


«V 


i  **»   «*»   uU   < 


Contienen  estos  Apéndices,  las  materias  que  á  continua- 
ción se  expresan: 

I.  El  sistema  de  versificación  del  Poema  dividido  en  tres 
capítulos:  Ritmo,  Metro  y  Rima. 

II.  Noticia  de  cómo  he  restaurado  la  antigua  Gesta  has- 
ta retrotraerla  á  su  forma  primera  del  -siglo  XII,  alterada 
posteriormente  al  copiarla. 

III.  Estudio  sobre  la  ortografía  y  pronunciación  proba- 
ble del  lenguaje  de  la  Gesta. 

IV.  Una  breve  idea  de  las  armas  y  trajes  del  siglo  XII, 
sacada  de  la  misma  Gesta  y  á  ella  aplicable,  con  la  explica- 
ción de  los  diversos  nombres  del  héroe. 

Tenía  hecho  el  Vocabulario  y  lo  perdí  en  el  naufragio 
del  Copernicus.  En  vez  de  rehacerlo  he  creido  preferible  po- 
ner breves  notas  al  pie  de  cada  página  para  ayudar  á  los 
lectores  capaces  de  emprender  esta  lectura. 

Pensé  también  dar  una  idea  de  la  gramática  de  la  Gesta; 
pero,  ese  trabajo  ha  sido  muy  bien  ejecutado  últimamente 
por  don  Fernando  Araujo.  Coincido  casi  siempre  con  las 
apreciaciones  de  tan  notable  maestro,  y  en  lo  que  discrepo 
es  en  la  i.a  Parte,  dedicada  á  la  fonología  del  Poema. 

Hay  unidad  en  mi  trabajo,  porque  he  campeado  de'  mi 
cuenta  y  con  mis  propios  recursos,  sin  atenerme  á  lo  [que 
otros  digan  ú  opinen  sobre  estas  materias.   La  presénteles- 


—  420  — 

tauración,  en  la  forma  llevada  á  cabo,  antes  nadie  jamás  la 
intentó;  mis  vistas  sobre  la  versificación  antigua  son 
exclusivamente  mías,  como  lo  son  mis  observaciones  é  hi- 
pótesis relativas  á  la  pronunciación. 

Y  si  no  me  he  preocupado  de  lo  que  otros  hicieron,  no 
es  por  que  desdeñe  ó  desestime  esos  trabajos  de  sabios  muy 
estimables  y  dignos  de  todo  respeto,  sino  porque  me  ha 
tocado  seguir  una  vía  muy  diferente  de  la  señalada  por  sus 
huellas. 

Más  socorrido  es  sin  duda  cruzar  nuestros  Andes  por  el 
camino  de  Uspallata  tan  frecuentado,  y  por  lo  mismo  más 
conocido  y  lleno  de  recursos,  que  no  por  senda  nueva  per- 
dida entre  los  páramos  solitarios.  No  sería  sensato  desaprove- 
char los  coches  y  los  rieles  y  posadas  de  aquel  camino  por 
el  gusto  de  lanzarse  solitario  á  lo  desconocido,  á  Jomo  de 
muía  y  sin  recursos  ni  guía,  ni  senda  conocida.  Pero  ¿qué 
tiene  que  ver  con  aquellas  comodidades  ni  cómo  podrá 
aprovecharlas  quien  persigue  el  derrotero  de  alguna  rica 
mina  ultra-cordillerana,  ó  quien  quiera  estudiar  el  trazado 
de  de  algún  nuevo  ferrocarril  interoceánico?  ¿Podrá  aprove- 
charlas? 

Ese  es  mi  caso:  salí  en  busca  de  un  nuevo  camino  fiado 
en  mis  propios  recursos,  y,  por  lo  mismo,  no  puedo  apro- 
vechar la  senda  abierta  por  otros  en  diferente  dirección  de 
la  que  yo  busco.  Opinen  lo  que  quieran,  de  Sánchez  á 
Ticknor,  y  de  Dozy  á  Bello,  cuantos  se  ocuparon  en  el 
estudio  de  la  Gesta  del  Cid,  y  su  versificación;  yo  no  pue- 
do tomarlos  en  cuenta  por  la  naturaleza  misma  de  mi  obra 
y  la  marcha  que  ha  seguido,  como  lo  verá  claramente  quien, 
con  conocimiento  de  causa  y  espíritu  de  justicia,  recorra 
estas  páginas,  y  vea  cuan  diferentes  son  ellas  en  medios  y 
fines  de  la  obra  de  aquellos  doctísimos  varones.  He  seguido 
mi  camino  propio  por  imperiosa  necesidad,  y  no  por  vana 
arrogancia  me  he  apartado  de  la  senda  trillada  por  otros. 
Kn  cambio,  á  costa  de  muchas  veladas,  dejo  abierta  nue- 
va senda  donde  otros  podrán  tender  nuevos  rieles. 


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fVWSS 


Versificación  fie  la  fiesta  fiel  Cifi 


i 

Del  Ritmo 


Esta  Gesta,  tal  como  hasta  hoy  ha  corrido  i;  i  presa,  no 
está  en  verso.  Sus  renglones  desiguales  carecen  de  una  me- 
dida fija  y  de  ritmo,  que  son  los  elementos  esenciales  y 
constitutivos  del  verso.  Pero,  por  sus  restos  se  conoce  que 
un  día  estuvo  en  versos  alejandrinos,  los  cuales  eran  canta- 
dos por  los  juglares.  Esas  líneas  informes,  de  la  copia  actual, 
son  las  que  hemos  restaurado  devolviéndoles  su  antigua 
forma  alejandrina,  es  decir,  dándoles  metro  y  ritmo. 

Por  desconocer  esta  verdad  los  críticos  al  tratar  de  la 
Gesta  siempre  han  tomado  su  prosa  por  metrificación  ruda 
é  incipiente,  y  en  medio  de  la  mayor  vaguedad,  como  que 
han  partido  de  un  error,  exhiben  extrañas  teorías  y  apre- 
ciaciones sobre  una  versificación  que  no  lo  es.  Conocido  el 
error,  la  apreciación  del  alejandrino  antiguo  se  hace  clara 
y  definida  si  se  sigue  nuestro  sistema  gráfico,  mediante  el 
cual  se  analiza  el  verso  científicamente  y  se  fijan  sus  con- 
diciones á  ciencia  cierta. 


—  422 


La  expresión  gráfica  del  alejandrino,  representando  cada 
sílaba  por  una  letra,  es  esta: 


aa       aa      aa.a  |  aa       aa       aa.a 

2  4  6  2  4  6 


Según  este  esquema,  que  entra  por  la  vista,  el  alejandrino 
se  descompone  en  dos  hemistiquios  iguales  de  ritmo  yám- 
bico, ó  más  bien  se  compone  de  dos  heptasílabos  con  acen- 
tos en  las  sílabas  pares. 

Esto  mismo,  para  que  entre  por  el  oído,  puede  represen- 
tarse por  un  esquema  fonético,  poniendo  en  vez  de  la  cláusu- 
la yámbica  aá,  su  equivalente  canté  que  consta  de  dos 
sílabas  con  acento  en  la  segunda.  Tendremos  entonces: 

canté     canté     canté,  mos  ||  canté     canté     canté-r- 

2  4  6  2  4  6 

Sonán  I  do  van  I  sus  nuevas,  ||  sonán  |  do'^va  tó  |  das  párts. + 

2  4  6  2  4  6 

Este  es  el  alejandrino  típico;  pero,  la  proximidad  de  sus 
acentos  rítmicos  lo  hace  monótono,  y  para  obviar  tal  incon- 
veniente la  música  lo  alivianó  del  acento  de  la  4.a  sílaba, 
sin  alterar  por  eso  el  ritmo. 

«Montañas  es  muy  triste  |  muy  triste  contemplaros 

2  6  2  0 

Del  viento  y  de  las  olas  |  rugientes  al  fragor» 
Lo  mismo  en  la  versificación  antigua: 

Alcándaras  vacias  |  sin  pieles  e  sin  mantos 

La  música  hizo  mas:  dio  mayor  duración  e  intensidad  á 
las  sílabas  2  y  6,  lo  que  se  consigue  alongando  esas  vocales 
y^haciendo  una  ligera  pausa  después  de  ellas. 


—  423  — 

Monta-  |  ñas  es  muy  tris-  |  te  ||  muy  tris  |  te  contempla  |  ros 

2  6  2  6 

Alean-  |  darás  vací-  |   as  ||  sin  pió-  j  les  e  sin  man-  |  tos 

2  6  2  6 

Antes  de  seguir  adelante  estableceré  brevemente  la  dife- 
rencia que  hay  entre  la  métrica  antigua  y  la  moderna, 
concretándome  al  modo  de  fijar  el  ritmo  en  ambas,  y  tra- 
taré de  algunas  peculiaridades  del  alejandrino  de  las  gestas. 

La  esencial  diferencia  entre  ambos  sistemas  de  versifica- 
ción consiste  en  el  modo  de  marcar  el  ritmo,  ó  sea  los 
acentos  musicales  del  verso. 

En  el  sistema  antiguo  el  verso  se  cantaba  al  son  del  laúd 
ó  de  la  viola,  siguiendo  una  pauta  musical  ó  tonada.  Así 
los  juglares  entretenían  las  largas  veladas  de  invierno  en  el 
castillo  feudal,  entonando  sus  cantares  heroicos  ó  gestas. 
El  verso  de  esos  cantares  se  ajustaba  al  compás  de  la  músi- 
ca el  cual  iba  marcándole  su  acentuación  rítmica.  Sus  acen- 
tos no  estaban  en  las  palabras  del  verso:  caían  donde  el 
golpe  músico  lo  indicaba,  sin  tomar  para  nada  en  cuenta  el 
acento  prosódico. 

Dejó  de  sonar  la  cuerda;  el  verso  dejó  de  cantarse  y  hu- 
bo de  recitarse.  Ese  cambio  tan  esencial,  del  canto  al  reci- 
tado, modificó  la  rítmica.  Desde  que  ya  no  había  compás 
ó  golpe  músico  á  qué  atenerse,  se  hizo  indispensable  arbi- 
trar otro  medio  para  marcar  los  acentos  del  ritmo,  y  se  apeló 
al  acento  prosódico,  es  decir,  á  los  acentos  que  dan  el  tono 
de  cada  palabra,  y  éstos,  llamados  también  tónicos,  son 
aquellos  que  marcan  la  mayor  fuerza  con  que  se  hiere  una 
sílaba  determinada,  (i) 


(1)  El  acento  tónico  está  en  la  tí  en  túnica  y  en  azi'd;  en  la  i 
en  cítara,  paraíso,  nibí;  en  la  e  en  rueda,  somero,  clavel;  en  la 
o  en  amapola;  en  la  a  en  rápido,  las  otras  sílabas  no  acentuadas 
se  llaman  graves. 


—  424  — 

Con  este  cambio  entramos  en  pleno  campo  moderno. 
Desde  entonces  el  acento  tónico  ó  prosódico  fué  uno  con  el 
rítmico,  y  su  coincidencia  no  pudo  faltar.  Esa  coincidencia, 
como  se  comprende,  no  se  necesita  en  los  versos  acompaña- 
dos de  la  música  ó  que  son  para  el  canto,  como  eran  los 
antiguos  castellanos  y  los  latinos  clásicos.  Yerran  entonces 
quienes  pretendan  juzgar  la  rítmica  de  los  viejos  poemas 
por  su  acentuación  prosódica,  imajinándose  que  en  aquellos 
tiempos  se  procedía  como  ahora,  y  que  como  ahora  se  es- 
candían los  versos.  Por  fuerza  hallarán  bárbara  discordan- 
cia donde  hubo  concierto  y  armonía;  versos  como  prosa 
donde  hay  corrección  y  melodía.  Pero  si  el  crítico  moder- 
no aplica  una  falsa  medida,  no  se  culpe  al  antiguo  poeta 
del  error  que  resulte. 

Rara  vez  el  alejandrino  de  gesta  se  presenta  bajo  la  forma 
típica,  es  decir  con  acento  tónico  en  todas  las  sílabas  pares: 

Sonando  van  sus  nuevas  |  sonando  a  todas  párts. 

También  por  casualidad  suele  presentarse  con  los  4  acen- 
tos en  aquellas  sílabas  que  alonga  el  canto: 


586— Vestí  I  das  laá  lorigas  J  e  cín  J  táá  las  espadas. 

2  6  2  6 

4^-Alcán  I  darás  vacías  j  sin  pie  |  les  e  sin  mantos. 

2  6  2  6 

Estos  versos  en  que  por  excepción  coinciden  los  acentos 
tónicos  con  los  rítmicos,  son  los  únicos  que  nos  parecen 
buenos  cuando  los  recitamos  á  la  moderna.  Pero,  si  apar- 
tándonos del  hábito  moderno,  tarareamos  debidamente 
otros  en  que  no  haya  esa  coincidencia,  acentuándolos  con- 
forme á  su  pauta  rítmica,  veremos  no  sólo  que  suenan  bien, 
sino  que  nos  admirará  el  singular  encanto  que  adquieren 
para  el  oido. 


—  425  — 

A  veces  la  discordancia  entre  ambas  acentuaciones  es 
leve,  y  aun  así  á  duras  penas  la  acepta  el  oido  de  quien  re- 
cite á  la  moderna. 

551  Trocen  las  Alearías  e  iban  adelánt. 

406  Vánseles  acogiendo  yéntes  de  todas  párts. 

Nadie  dirá  que  esos  son  alejandrinos;  pero,  otra  cosa  se- 
rá si  se  les  somete  á  la  acentuación  de  su  pauta,  aún  cuan- 
do se  les  lea  sin  tararearlos. 

551  Trocen  |  las  Al-carí.as  ||  e  í  |  ban  á-delánt+ 

406  Vansó-  I  les  á-cogién.do  ||  yentés  |  de  tó-das  parts+ 

En  ocasiones  hay  otros  versos  que  nos  parecen  cortos; 
pero,  el  ritmo  restablece  la  medida: 

2372  Esta  batalla  el  Criador  la  fará 
2782  Violes  venir  e  oyó  una  rrazón 

Escandidos  debidamente  esos  versos  constan.  Aplique- 
mos la  pauta  rítmica,  y  tendremos: 

Está  I  batá-lla  él+  ||  Cría  |  dorlá-fará-f 

2  4  6  2  4  6 

V'i-ó  I  los  vé-nir  é-f-  ||  oyó  |  uná-razón+ 


¿Quién  dirá  que  son  alejandrinos  estos  otros  versos? 
¿Quién  al  leerlos  no  ha  culpado  al  infeliz  copiante! 

1620  Oios  velidos  catan  a  todas  parts: 

Miran  Valencia  com'  yace  la  cjbdad, 
E  del  otra  parte  a  oio  an  el  mar. 

Ah!  si  el  juglar  del  siglo  XIII  pudiera  oir  la  lectura  mo- 
derna de  estos  versos,  sonriendo  con  lástima,  tomaría  su 
viola,  y  al  son  de  ella  cantaría: 


—  426   — 

Oi  |  os  vé-lidós-f-  ||  catán  )  a  tó-das  parts-f: 
Miran  |  Valén-cia-f-  ||  com'  yá  |  ce  la-cibdád-f- 
E  del  |  otrá-parté-f  ||  a  ó  ¡  io  án-el  már-f-. 

Así  escandidos  son  alejandrinos:  canturiados,  resultan 
gratos  al  oído. 

Hay  otros  conjuntos  tan  inarmónicos  al  oído  moderno 
que  parecen  vil  prosa,  como  el  siguiente: 

2766  Que  el  una  al  otra  nolli  torna  recabdo. 

So  él  bria!  ^  la  infanta  |  busca  emparo  el  traydor. 

Acentuemos  á  la  antigua  y  tendremos  el  alejandrino: 

Que  él  I  una  |  al  ó  |  tra  ||  nollí  |  torna  |  recáb  |  do 

So  él  I  brial  dé  |  1'  infánt  |  ta  ||  busca  ém  |  paró  el  |  traydor-j- 

Así,  pues,  estos  versos  de  antaño  hechos  para  el  canto, 
hay  que  cantarlos  al  leerlos  según  su  pauta  musical  ó  tona- 
da; y  tal  como  antaño  se  les  compuso,  así  se  les  debe  juz- 
gar ogaño. 

El  verso  aliado  á  la  música  adquiere  vida  y  es  poderoso. 
El  día  en  que  volvamos  á  la  melopea  antigua,  la  versifica- 
ción se  habrá  coronado,  y  la  poesía  con  su  nuevo  traje  ad- 
quirirá singular  encanto  y  poderío. 

Damas  Hínard  prueba  que  estas  gestas  eran  para  ser  refe- 
ridas ante  un  auditorio.  Y  de  qué  manera?  «Nul  doute  non 
plus  á  cet  egard:  elle  était  chantée.»  El  poema  de  Almería  lo 
dice  de  la  Gesta  de  Mió  Cid,  de  quo  cantatur.  «Agreguemos 
que  según  toda  probabilidad — dice  el  autor  francés — este 
canto  era  una  especie  de  melopea  assez  semblable  au  réci- 
tatif  de  nos  grands  operas,  ou  plutót  a  la  cantiléne  de  nos 
complaintes.»  (pag.  XVIII). 

Doy  á  continuación  la  música  de  esa  melopea,  siguiendo 
la  pauta  del  alejandrino  ó  sea  los  compases  rítmicos  que  le 
corresponden:  dentro  de  ellos  caben  diversas  melodías. 


—  427  — 


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ii 


Del    Metro 

Establecido  cuál  es  el  ritmo  del  antiguo  alejandrino, 
perfectamente  musical,  entremos  al  estudio  de  su  medida, 
ya  que  el  metro  y  el  ritmo  constituyen  el  verso,  y  juntos  lo 
definen. 

Se  ha  divagado  mucho  sobre  el  cómputo  de  sus  sílabas, 
y  en  ello  tropiezan  grandes  sabios,  como  sería  fácil  demos- 
trarlo, hasta  el  punto  de  haber  quien  lo  presente  como  un 
verso  centauro,  ingerto  monstruoso  de  dos  mitades  hete- 
rogéneas, una  yámbica  y  otra  troquea! 

Todo  se  aclara  y  facilita  dividiendo  el  alejandrino  en  lo 
que  es,  en  dos  heptasílabos  yámbicos,  cada  uno  con  su 
organismo  métrico  perfecto  y  conservando  la  integridad  de 
sus  condiciones.  En  nada  varían  ambos  heptasílabos  escri- 
tos lado  á  lado,  ó  escritos  el  uno  debajo  del  otro.  Puesto 
que  á  la  pareja  de  heptasílabos  por  costumbre  se  les  llama 
verso  alejandrino,  así  lo  llamaremos,  y  á  cada  heptasílabo 
le  diremos  hemistiquio  por  conformarnos  á  lo  acostumbrado. 

Si  un  heptasílabo — aá.  aá.  aá.  a, — termina  en  voz  llana, 
tendrá  7  sílabas  gramaticales  y  las  mismas  7  sílabas  métri- 
cas:— lorándo  dé  los  ó  ios — ;  pero,  si  termina  en  voz  aguda, 

6 

aun  cuando  suene  como  el  anterior,  tendrá  una  sílaba  gra- 
matical menos: — que  no  ¡  sab'  qué-se  far-\ .En  otras  pala- 


—  428  — 

bras,  este  verso  con  sólo  seis  sílabas  suena  corno  el  de 
siete,  es  decir  que  métricamente  ha  ganado  una  sílaba  (-[-), 
propiedad  Constante  del  final   agudo  en  el  verso  castellano. 

Dos  heptasílabos  llanos  (ó  sea  los  dos  hemistiquios  del 
alejandrino)  tendrán  7-1-7=14  sílabas.  Si  uno  es  agudo  y 
el  otro  llano,  el  verso  tendrá  6-4-7=13  sílabas  contadas,  y 
14  al  oido.  Si  los  dos  son  agudos,  tendrá  el  verso  total, 
6-f-6=i2  sílabas  contadas,  y  14  al  oido. 

Ejemplos:  de  dos  hemistiquios  llanos:  74-7=14: 

— Dexado  ha  heredades  |  e  casas  e  palacios 

— Grandes  son  los  poderes,  |  a  priesa  van  legando 

— Non  duerme  sin  sospecha  I  qui  aver  trae  monedado. 

Un  hemistiquio  agudo  y  el  otro  llano  ó  grave:  7  +  6, 
06+7=13: 

— Agora  nos  partemos  |  Dios  sabe  el  ayuntar-|- 
— Grande  yantar  le  facen  |  al  buen  Campéador+ 
— En  medio  una  montaña  |  maravillosa  e  grand-f- 
— Ixie  el  Sol  ¡Díos-f-  ]  qué  fermoso  apuntaba! 
— De  los  sos  oíos  tan-f-  |  forte  mientré  lorando. 

Ambos  hemistiquios  con  final  agudo:  6-\-6— 12: 

— Dona  Ximena  al  Cíd+  |  la  manol'  va  besár+ 
— Los  que  fueron  de  pié-j—  |  caválleros  se  fán+ 
— Los  caños  son  allí-f-  |  do  á  Elphá  encerró-f- 

Si  ocurriere  un  esdrújulo  al  final  de  alguno  de  los  dos 
hemistiquios,  ese  heptasílabo  ganaría  una  sílaba  como  de 
ordinario:  8-f-7=  1 5 

— Resucitest  a  Lázaro  |  ca  fué  tu  voluntad. 

— El  bispo  don  Hierónymo  |  vestios'  a  tan  privado. 

El  esdrújulo  ocurre  muy  rara  vez  en  la  Gesta  del  Cid,  y 
cuando  ocurre  se  gana  con  evitarlo  apocopándolo:  en  los 
versos  anteriores  se  dirá  Lazar,  y  Hieronym  ó  Hieróm. 


—  429  — 

Como  tendremos  ocasión  de  verlo,  el  verso  antiguo  se 
pronunciaba  casi  sílaba  á  sílaba,  evitando  los  diptongos,  la 
sinéresis  y  la  sinalefa  que  tienden  a  amalgamarlas,  quitando 
al  verso  su  perlada  diafanidad,  y  en  cambio  el  adiptongo, 
la  diéresis  y  el  hiato  eran  de  uso  frecuente.  Esto  donde  más 
resalta  es  en  los  Poemas  religiosos  de  Berceo,  quien  puso  en 
ello  esmero.  En  la  Gesta  las  sinalefas  se  reducen  a  meras 
elisiones,  no  raras,  ó  á  la  fusión  de  dos  vocales  y  casi  nun- 
ca de  tres,  y  el  hiato  no  se  usa  con  mas  parquedad  que  en 
aquellos  poemas  Hoy  todo  eso  se  ha  invertido;  se  huye 
del  hiato  y  se  abusa  de  la  sinalefa  en  detrimento  del  verso  (i), 
y  ese  cambio  ha  sido  á  consecuencia  de  la  necesidad  de 
ajustar  el  acento  rítmico  al  prosódico. 

Hay  una  particularidad  del  verso  antiguo  que  debo  dar  á 
conocer.  Suelen  encontrarse  hemistiquios  terminados  en 
voz  grave  con  una  sílaba  de  menos.  Esa  falta  del  metro  la 
corregía  el  ritmo:  en  el  hemistiquio  grave  de  seis  sílabas,  si 
el  ritmo  afecta  la  6.a,  lo  hace  agudo,  y  así  gana  la  sílaba 
que  le  faltaba,  dejando  el  oído  satisfecho,  como  lo  hacen 
ver  los  siguientes  ejemplos: 

Alto  es  el  poyo  |  maravilloso  e  grand-f 

Aplicando  la  pauta  rítmica,  leemos: 

—  Altó  |  es  él  ¡  poyó+  j|  mará  |  villó  |  so  egrand-|- 

— Martín  Antólinéz-f-  ||  el  ple-y-to  ha  parado 

— Non  teme  guerra-)-  ||  sabet  a  nulla  part 

— Passán  las  montanás-f  ||  que  son  fieras  e  grands. 

La  música  palia  el  defecto,  y  hace  que  conste  el  verso 
corto. 

Mucho  ha  intrigado  á  los  críticos  esta  falta  de  una  sílaba 
en  algunos  hemistiquios  alejandrinos,  y,  sobre  todo,  en  los 


(1)  En  mis  Problemas  de  Fonética,  Buenos  Aires,  1894  pág. 
115  á  166)  trato  detenidamente  la  materia. 


—  430  — 

versos  de  arte  mayor  del  siglo  XV  donde  es  frecuentísima, 
sin  que  atinaran  á  explicarse  esa  singularidad;  pero,  como 
se  vé,  la  solución  es  bien  sencilla  cuando  se  conoce  el  sis- 
tema rítmico  antiguo,  en  que  el  acento  no  s~  ponía  en  el 
verso  mismo,  sino  que  le  venía  de  afuera,  con  la  música 
que  al  cantarlo  se  lo  imprimía. 

El  mismo  artificio  que  acabamos  de  ver  sirve  para  alar- 
gar el  segundo  hemistiquio  en  el  cual  es  raro. 

Pusiéronte  en  la  cruz-f  |  por  somo  en  Golgolá 

Si  hoy  este  alargamiento  del  verso  nos  extraña,  antes  fué 
frecuente,  sobre  todo  en  la  cesura,  que  se  hacía  con  gran 
libertad,  como  se  ve  en  los  siguientes  versos  de  la  Gesta: 

i  De  los  sos  óios  tán-\-  \  fnerté  mientré  lorando. 

212  Mucho  es  huebos  ca-\-  |  cerca  viene  el  plazo 

239  Donná  Ximena  cón-\-  \  cinco  dueñas  de  pro 

273  Datnós  conhorto  pbr-\-  |  amor  de  Sanct  María 

3 1 5  Poco"~*áver  trayo,  dár-\~  \  vos,  quiero  vuestra  part 

3692  Nol'  pudo  guarir,  fáls+  \  sogé  la  guarnizón 

Como  se  ve,  todo  esto  influye  en  la  recta  comprensión 
de  los  versos  antiguos,  desechados  por  malos  sin  que  lo 
sean.  No  es  lógico  ni  legítimo  juzgar  del  verso  arcaico  por 
los  sistemas  modernos. 

Hay  aun  otras  circunstancias  que  influyen  en  la  medida 
de  estos  versos,  y  apenas  las  señalaré  de  paso,  que  mas  no 
necesitan.  Influyen  á  cada  paso  la  diéresis,  1);  el  hiato,  2); 
la  e  muda,  3),  que  no  se  cuenta;  la  v  4)  que  vale  una  sílaba 
de  por  sí.  Ejemplos: 

1) — Viedahs  exir  |  e  viedaks  entrar 

se  lee: 

Vi-é  I  dales  I  exír-f-  ||  e  vié  |  dales  |  entrar-f 
Lidí  I  argé  ¡  lo  hé-f  ||  De  Di  |  os  ál  |  ampá.ro 

2) — Vio  González  que  ¡  no  escaparí(e)  con  alma 
Que  perd(e)ri(e)  los  averes  |  e  los  oi's  de  la  cara 


—  431  — 

3) — Como  |  a  lá  |  mi  al.ma  ||  yo  tanto  vos  quería 
E  en  |  vio  |  a  Fita  ||  e  a  |  Gudalfaxar 
Don  16  |  ovo  |  a  o  ¡  io  ||  el  quen  buen  ora  nasco. 
Qué  he  aver  e  tierras  |  é  oró  é  onor 

4)  -  Veyen  las  riquezas  \  que  el  moro  sacó 

se  lee: 

Ve-y  I  en  las  |  riquezas  ||  que  él  |  moró  |  sacó 
A  sus  concejos  dixo;  |  el  Rey  don  Alfons'. 
Si  se  podiesen  yr  |  fer-lo-y  en  de  grado 

Hay  varios  hemistiquios  que  admiten  doble  escansión: 
tan  bueno  es  Ru-y  Diez  lidió,  como    Ruy  Di  \  ez  li  \  dió-\- 

La  y  equivalía  á  ie  ó  ii,  así  Rey  para  la  medida  es  como 
decir  Reye.  Don  Juan  Valera  ha  asonantado  arde,  vate,  irri- 
tante con  hay,  ó  sea  haye,  como  es  menester  leer  esta  voz 
(Firdusi,  206). 

Otros  hay  en  que  varias  de  las  circunstancias  apuntadas 
se  amontonan,  como  el  siguiente,  con  e!  primer  hemistiquio 
corto  y  el  segundo  largo  al  parecer: 

yo  iré  e  vos  fincaredes  remanida 

Hay  que  leer:  y-ó,  en  dos  sílabas;  emplear  el  hiato  entre 
yo  é  iré,  y  suprimir  la  e  de  fincaredes,  lo  que  era  tan  natural 
que  no  ofrecería  ningún  tropiezo.  El  verso  así  se  escande: 

y-ó  I  iré  I  e  vós+  ||  finca  |  red's  ré  |  mani.da. 

Antes  de  estudiar  la  rima  en  la  Gesta  del  Cid,  completa- 
remos lo  referente  á  su  rítmica  dando  la  pauta  acentual  de 
los  otros  versos  que  con  el  alejandrino  allí  figuran.  Estos 
son: 

I  El  de  romance,  compuesto  de  dos  octosílabos.  8+8=16 
II  El  alejandrino  »  »  dos  heptasílabos  74-7=14 

III  El  de  arte  mayor      »  >  dos  hexasílabos.  6-j-6=i2 

IV  El  endecasílabo,  dividido  en  dos  porciones...  4 -j- 7=11 
V  El  dodecasílabo,       »         >     »         >  ...  5 4-7=1 2 


—  432   — 

Sus  pautas  musicales  ó  acentuales,  porque  según  ellas  se 
marcan  los  acentos  al  son  de  la  música,  son  respectivamen- 
te las  anotadas  en  seguida,  en  que  cada  letra  marca  una 
sílaba,  cada  negrilla  un  alongamiento  de  la  voz,  y  cada  raya 
vertical  una  pausa. 

I  asá  |  aá.  aá.  a  ||  aaá  |  aá.  aá.a 

3  5        7  8  5        7 

II  aá  |  aá.  aá.  a  ||  aá  |  aá.  aá.a 

2  0  2  6 

III  aáa  |  aáa  ||  aáa  |  aáa 

2  5  2  5 

IV  aaaá  ||  aaaá — aá.  a 

4  8  10 

V  aá  |  aá.  a  ||  aá  aá  aá.  a 

4  2       4      6 

El  verso  I  es  un  bordón  de  romance.  Han  querido  hacer 
diferencia  entre  el  octosílabo  de  hoy  y  el  doble  octosílabo 
de  antes  (8-f-8=i6).  No  hay  ninguna:  tanto  da  escribir  un 
octosílabo  debajo  de  otro,  como  á  su  costado,  siempre  se- 
rán dos  octosílabos.  Se  le  canta  cargando  la  voz  en  la  síla- 
ba tercera  y  haciendo  allí  una  pausa,  y  en  seguida  se  acen- 
túa en  5  y  7.  No  importa  cómo  se  acentúe  el  octosílabo 
castellano,  saldrá  siempre  bien  si  se  le  canta  en  la  forma 
dicha. 

El  verso  II  es  el  alejandrino,  ya  estudiado  y  definido,  y, 
como  vimos,  se  da  caprichosamente  este  nombre  a  una  pa- 
reja de  heptasílabos  yámbicos. 

El  III  es  el  verso  de  las  cuatro  cadencias  ó  de  arte  mayor, 
ó  sea,  un  hexasílabo  anfíbraco  doblado.  Reemplazó  como 
verso  heroico  al  alejandrino,  desde  fines  del  siglo  XIV,  lle- 
nó con  sus  cadencias  todo  el  siglo  XV,  hasta  ceder  su 
puesto  al  endecasílabo  yámbico  ó  italiano,  en  el  primer 
tercio  del  siglo  XVI. 

El  IV  es  el  endecasílabo  de  los  trovadores  como  lo  he  lla- 
mado (1).  Aquí  aparece  por  vez   primera  en  castellano,  y 

(1)  El  Endecasílabo  Dactilico.  Rosario  de  Santa  Fe,  1895, 
¡.  61  á  77. 


—  433  — 

más  tarde  lo  manejó  admirablemente  el  valenciano  Ausias 
March  en  su  lengua.  Se  asemeja  al  sáfico,  bien  que  en  rea- 
lidad es  un  dodecasílabo  con  una  sílaba  latente  ú  ocultada 
con  artificio  que  no  se  toma  en  cuenta.  Consta  de  una 
cláusula  de  4  sílabas  acentuada  siempre  en  la  4.a,  y,  después 
de  una  cesura,  sigue  un  heptasílabo  con  acento  en  4a  y  6.a; 
mas  como  este  verso  se  reputa  uno,  cual  el  sáfico,  como 
tal  debe  computársele  su  acentuación,  que  resulta  en  4.a, 
8.a  y  10.a  con  cesura  después  de  la  4.*,  como  se  ve  en  el 
esquema. 

El  V  es  un  dodecasílabo  compuesto  de  un  penta  y  un 
heptasílabos  yámbicos.  Con  cesura  entre  ellos,  acentúan 
2-4  I  246.  El  i.r  hemistiquio  admite  el  acento  en  la  1.a  sí- 
laba en  vez  de  la  2.a,  convirtiéndose  así  en  un  adónico  ó 
pentasílabo  dactilico.  Hoy  esta  combinación  5 -(-7==  12  no 
se  usa;  pero  sí  es  muy  popular  la  combinación  de  74-5=12, 
que  es  el  verso  de  seguidilla. 

Dicho  esto  demos  vida  á  nuestros  esquemas  ó  esquele- 
tos, revistiéndolos  con  el  verbo  del  verso: 

I     Grado  a  Dios  |  de  cié  lo  e  tié.  rra  ||  mis  fijas  |  vengadas  són-f 

3  6  7  5  5  7 

Agora  I  las  hayan  quitas  ||  heredé  |  ros  de  Carrión. 

II  De  los  I  sos  ó  ios  tán-f  ||  fuerte  |  mientré  lorán.  do 

2  6  2  6 

Torna  |  ba  la-cabé.  za  ||  está  f  balás-catán.  do. 

III  Bebemos  |  su  ví.no  ||  comemos  |  su  pán+ 

2  6  2  5 

Si  gércar  |  nos  vienen  [|  con  drécho  |  lo  fán-f . 

IV  ¡Que  lidia  bien  ||  -sobre  exorá  |  do  arzón-f! 

4  8  10 

28 


—  434  — 


Los  de  Valénz-f-  ||  -cercado  yá  ¡  nos  hán-f- 
V  Alto  es  el  Poyo  ||  mará-villó.  so^e  gránd-f- 

1  4  3  4  6 

Non  temen  guerra  |¡  sabét  a  núlla  párt+. 

2  4  •!  4  6 


El  endecasílabo  de  esta  Gesta  es  el  mismo  en  que  se  com- 
puso La  Chansón  de  Roland  más  de  un  siglo  antes,  y  si  los 
franceses  lo  llaman  décasyllabe,  es  porque  ellos  cuentan 
sus  sílabas  hasta  la  última  acentuada,  y  nosotros  una  mas 
después  del  acento,  en  razón  de  que  el  tipo  nuestro  es  el 
verso  de  terminación  grave  y  el  de  ellos  el  de  final  agudo,  y 
eso  está  en  la  índole  de  ambas  lenguas. 

En  este  Poema  el  Primer  Cantar  se  da  en  octosílabos 
de  doble  bordón,  y  lo  mismo  el  final  del  Quinto  y  la  in- 
troducción del  Sexto.  El  episodio  del  Conde  de  Barcelona 
con  que  termina  el  Tercero,  parece  que  originariamente 
estuvo  en  romance  y  así  lo  restauré  primero;  pero,  aquí  va 
en  alejandrinos.  De  los  7671  versos  de  que  consta  el  pre- 
sente trabajo,  pasan  de   mil  los  versos   dobles  de  romance. 

Los  endecasílabos  á  la  antigua  se  encuentran  en  las 
páginas  163  y  187;  los  versos  de  arte  mayor,  ó  hexa- 
sílabos  dobles,  en  las  páginas  165,  186,  239  y  246;  y  los 
dodecasílabos  compuestos  (54-7=12)  en  las  170  y 
223.  Hay  una  breve  muestra  de  otros  compuestos  de  9  y  6 
en  la  página  39. 

Afirma  Damas  Hinard  que,  cel  ritmo  ó  sistema  métrico 
de  la  Gesta,  está  aún  por  determinarse»;  pero,  en  vez  de  de- 
terminarlo como  él  se  propuso,  lo  que  hace  es  asimilarlo 
al  sistema  francés  de  versificación  antigua.  Pero,  es  el  caso 


—   485  — 

que  este  sistema  francés  si  ha  sido  muy  observado  jamás 
fué  definido  científicamente;  nadie  ha  dado  cuenta  de  su 
acentuación  rítmica  dependiente  de  la  música,  por  ejemplo, 
y  entonces  la  única  conclusión  á  que  Damas  Hinard  pudo 
llegar  es  esta:  la  versificación  de  la  Gesta  del  Cid  se  parece 
á  la  de  ciertos  poemas  franceses,  como  la  Nobla  Leyczon  y 
el  Gerard  de  Rossillon  (provenzales),  y  la  Chanson  de  Ro- 
land  y  los  Viajes  de  Cario  Magno  (franceses)  hechos  en 
coplas  inonorrimas  desiguales.  Sus  demás  prolijidades  com- 
parativas sobre  rimas  masculinas  y  femeninas,  hiatos,  sina- 
lefas, compensaciones  métricas,  etc.,  son  antojadizas  ó  in- 
conducentes. 

Ahora  solamente  puede  decirse  que  el  sistema  métrico* 
rítmico  del  Poema  del  Cid  queda  determinado. 

III 
De  la  Rima 

Sabemos  ya  que  la  Gesta  del  Cid  estuvo  escrita  en  per- 
fectos alejandrinos  cantables,  interrumpidos  de  tarde  en 
tarde  por  coplas  de  endecasílabos,  de  versos  de  arte  mayor, 
de  pies  de  romance  y  otras  combinaciones. 

Estos  alejandrinos  van  dispuestos  en  largas  estancias  ó 
coplas  inonorrimas  asonantadas  sin  número  fijo  de  versos, 
en  las  cuales  varía  caprichosamente  la  rima  al  pasar  de  una 
copla  á  otra.  Suele  haber  tiradas  de  150  versos  todos  con 
una  misma  asonancia,  y  de  una  se  pasa  bruscamente  á  otra. 


—  436  — 

Las  asonancias  graves,  siempre  pobres,  son  de  ordinario 
en  a-a,  a-o,  e-a...  y  siguen  las  leyes  de  esta  rima  castellana, 
-con  las  cuales  no  siempre  atinan  los  escritores  extranjeros. 
Muy  abundantes  son  las  asonancias  agudas  en  k.  y  ó  y  dig- 
nas de  especial  atención  porque  ahí  están  las  dificultades 
y  anomalías  aparentes  en  que  tropiezan  los  críticos.  Hay 
en  la  Gesta  un  pequeño  trozo  con  unas  pocas  asonancias 
en  í  sin  ninguna  anomalía;  pero,  no  las  he  encontrado 
en  e  ni  en  u. 

Entre  los  asonantes  se  solían  admitir  consonantes,  lo  que 
hoy  se  evita;  así  en  una  de  las  tiradas  en  o — e  se  encuentra 
de  seguida,  corazones,  arzones,  pendones,  ciclatones  y  no  sé  si 
guarnizoncs,  etc. 

A  imitación  de  los  poemas  provenzales — .también  en  mo- 
norrimos  asonantes,  pero  mas  cuidados — en  la  Gesta  del  Cid, 
suele  anunciarse  el  paso  de  una  asonancia  á  otra,  terminan- 
do la  copla  con  la  asonancia  que  viene,  ó  interponiendo 
entre  ambas  coplas  dos  ó  más  versos  de  asonancia  diferente. 
Otras  veces  se  termina  la  copla  con  un  heptasilabo,  y  ese 
verso  anuncia  el  cambio  de  rima.  He  conservado  para 
muestra  dos  de  estos  ejemplos.  En  la  página  291  puede 
verse  el  heptasilabo  anunciativo  de  cambio,  correspondiente 
al  v.  2765  de  la  Gesta.  Otras  alteraciones  ocurridas  en 
la  rima  son  obra  de  la  mala  copia. 


—  437   — 

La  rima  consonante  castellana  exije  perfecta  igualdad  lite- 
ral desde  la  vocal  acentuada  en  adelante.  Son  consonantes, 
marfÍL  y  fusÍL,  Hánto  y  espÁNTO,  AmÉRiCA  y  esfÉRiCA; 
pero,  no  lo  son  atrio  y  patio,  mármol  y  árbol,  óbolo  y  óvulo, 
por  mas  que  se  aproximen  entre  sí. 

La  rima  asonante,  más  ligera  y  graciosa,  se  satisface  con 
la  sola  igualdad  de  dos  vocales,  la  acentuada  y  la  última. 
Asuenan  Carmen,  lastre,  margen,  cárcel,  y  esa  asonancia  se 
dice  que  es  en  á-e,  porque  en  esas  dos  vocales  se  funda. 
Clámide  también  es  asonante  en  á-e,  porque  el  acento  cae 
en  á  y  la  última  vocal  es  e,  y  esto  es  cuanto  se  pide:  la  i 
intermedia  no  se  toma  en  cuenta,  y  ese  es  el  caso  de  todas 
las  voces  esdrújulas,  que  asuenan  con  las  graves. 

Son  asonantes  en  ó-a,  rosa,  norma  y  pólvora]  en  ú-a,  luna, 
púa,  túnicas,  en  í-a,  pila,  dia,  escotilla,  lírica.  Esta  regla 
tiene  una  excepción:  las  vocales  débiles  i,  u,  cuando  son 
inacentuadas  se  aproximan  á  e  y  o  respectivamente,  por  eso 
es  permitido  asonar  cáliz  con  valle  y  nadie,  Venus,  con 
cielo  y  seno.  Esta  excepción  ocurre  muy  rara  vez,  casi 
nunca.  Hay  15  asonancias  graves;  á  saber: 

áa,  Áo,  áe;  óa,  óo,  óe;  ka,  éo,  ée;  úa,  úo,  tje;  ía,  ío,    íe. 

Hay  otras  diez  posibles:  no  se  toman  en  cuenta  por  lo 
mismo  que  en  la  sílaba  final  grave  la  i  se  reputa  por  e,  y 
la  u  por  o,  y  en  ellas  entran  en  segundo  lugar  la  i  y  la  u. 
Son  estas  ai,  0/,  ei,  ui,  ii;  au,  ou,  cu,  iu,  uu.  (1) 

(1)  Véanse  mi  Métbica  Castellana,  Santiago,  1887,  pág.  68, 
y  mis  Nuevos  Estudios  de  Vebsieicación  Castellana,  San- 
tiago, 1891,  pág.,  95. 


—  438  — 

Las  asonancias  agudas  son  cinco:  en  Á,  ó,  É,  ú,  í. 

Son  asonantes:  mar,  maná,  faz,  turpiál,  edad,  caftán;  voz, 
hoz,  perol,  amor,  corazón;  clavel,  pared,  hez,  bien,  alfiler, 
interés;  ombú,  luz,  abedul,  atún,  obús;  rubí,  fin,  país,  raíz, 
alfil,  adalid. 

Esta  somera  pero  exacta  idea  del  asonante  castellano  es 
en  obsequio  de  los  extranjeros,  y  nos  permite  entrar  con 
seguridad  al  examen  de  las  asonancias  de  la  Gesta.  En  las 
graves  nada  hay  que  advertir,  á  no  ser  que  suelen  encon- 
trarse asonancias  en  ó-a,  donde  figuren  voces  como  luenga; 
pero  esa  no  es  dificultad  porque  esa  palabra  se  leía  longa; 
y  otras  en  ó  o  donde  la  rima,  fuego  se  lee  fogo. 

Lo  único  que  aquí  llama  la  atención  son  las  rimas  agu- 
das en  a  y  en  o,  bien  que  nada  tienen  que  no  sea  perfec- 
tamente explicable. 

A  primera  vista  puede  sorprender  que  se  presenten  como 
asonantes  en  a:  Bivár,  spiritál,  fár,  valdrá  junto  con  voces 
graves,  padre,  sangre,  carne,  alaudáre,  sabe,  alguándre,  plazme 
etc.  Pero,  si  se  recuerda  que  la  e  era  muda,  y  que  había 
mucha  libertad  para  apocopar  las  voces  a  fin  de  verso,  lee 
remos:  pádr,  sángr,  cárn.  alaudár  ,  sáb' ,  alguándr,  plázm', 
perfectos  asonantes  en  a.  En  los  plurales  é  inflecciones  ver- 
bales esa  e  cae,  y  así  tenemos  infanl(e)s,  heredad(e)s,  ten- 
gad's,  quebrantases,  cabdal s,  avs. 

La  supresión   de  la  e  suele  arrastrar  alguna  otra  letra 

como    cavaig[ae),    part[en),    fa(cé)n.     563 |  agua   nol 

pued(ent)  vedar. 

A  weces  para  servir  á  la  asonancia  se  suprimen  al  final 


—  439  — 

otras  vocales,    a  o-i:    armad(o),    sanct(o)s    Diag[o);    a/¿>(a), 
lanz(a),  mañan(a);  nad(\),  Calvár(\). 

Otras  veces  las  voces  al  perder  su  final  robustecen  la 
última  consonante  en  que  quedan,  como  en  luces,  cruces, 
fraque,  almanaque,  que  se  convierten  en  luz,  cruz,  frac,  alma- 
nácese  cambio  fonético  se  verifica  á  menudo  en  estas  aso- 
nancias: así  de  place  hace  pldz;  de  alcance,  alednz;  de  cae,  cay; 
de  mensáie,  mensdy;  de  Tordncio,  Toránz,  de  Fánnez,  Fdnz\  de 
Gálves,  GAlf,  de  salve,  sálf,  de  duce,  duz\  de  grande,  granl. 

Entre  estas  construcciones  métricas  han  llamado  siempre 
la  atención  las  siguientes:  de  las  en  a:  la  de  carz  (cárcel), 
Calvar  (Calvario),  Sanliag  (Santiague)  min  (mañana);  pero, 
este  recurso  era  muy  natural  y  corriente  cuando  de  él  se 
echaba  mano  en  los  siglos  pasados.  Las  palabras  tendían 
aún  A  recuperar  la  forma  aguda,  común  entre  franceses  y 
catalanes.  Se  decía  alor,  morí,  font,  escut,  lanz,  man,  Diag, 
sangr,  padr,  carn,  Calvar,  etc. 

Ahora  se  explica  como  es  que  asonaban,  Bivár,  spiritál, 
valdrá,  con  alaudár(e),  párt(e),  sángr(e),  sánct(6)s,  manán(z) 
ó  witt(ana),  cárz(e\),  Calvár(\)'  GolgM,  álb{.\),  alguándr(e), 
tengád[e)s,  armád[o),  fa(ce)n,  cabálg(ae),  Santiág(o),  pláz(e), 
Toránz(\o),  lanz(¿).  Todas  estas  voces  así  mutiladas,  como 
era  costumbre,  tienen  de  común  la  a  final  acentuada,  único 
requisito  de  la  asonancia  aguda. 

No  menos  curiosas  son  las  asonancias  en  ó,  y,  como  las 
anteriores,  fácilmente  explicables. 

Anotaremos  únicamente  las  formadas  artificiosamente,  ya 
por  la  supresión  de  la  e  muda,  ya  por  la  contracción  de  los 


—  440  — 

finales  ó  por  otros  medios.  He  aquí  una  lista  de  las  princi- 
pales de  la  Gesta  del  Cid:  pendon{z)s,  corazón  s,  arzón 's,  guar- 
nizons,  ciclalorís,  varón  s,  pellisorís,  cordón  s,  colp{t)s,  res- 
pón{en),  mont's,  nómbr,  nóch\  cort\  ricos-oms,  Ordón(ne)z, 
estonces),  sod's,  taladoras,  fallol(o)s,  avoroz  (avorozos),  Al- 
fonso), Hieróm  (Hierónym(o),  lo  so,  lo  suyo,  ov,'  of,  off,  de 
ovo. 

Agregúese  á  esto  que  se  escribía  ue  y  se  leía  o,  de  donde 
resulta  que  son  asonantes  en  o,  muerte,  fuente,  puente,  puerta, 
tuerto,  pues  se  leían,  morte,  fonte,  ponte,  porta,  torto,  contrai- 
dos fácilmente  en  morí ,  foni ,  poní ,  pori ,  tort\  Del  mismo 
modo  a  liten,  á  lo  lejos,  núes,  nubes,  y  fue,  fué,  se  cambian 
al  leerlos  en  á  Ion,  nos  y  fó. 

En  esta  y  otras  gestas  se  escribe  indistintamente  noche  y 
noch,  corte  y  cort,  lanza  y  ianz,  aparte  y  apart,  tuerto  y  torty 
cuerno  y  como,  etc.,  etc. 

Creo  que  después  de  esta  explicación  no  habrá  dificultad 
en  comprender  lo  que  es  la  asonancia  en  el   Poema  del  Cid. 

Queda,  pues,  vindicado  el  anónimo  autor  de  la  vieja 
gesta,  y  puesto  en  claro  el  sistema  de  versificación  del  si- 
glo XII,  de  versos  rudos  y  enérgicos;  pero  bien  medidos  y 
acentuados  para  el  canto,  sin  ninguna  de  las  faltas  groseras 
que  les  ha  atribuido  la  crítica  moderna  antes  de  descifrar- 
los, como  la  carencia  de  metro  y  ritmo,  y  la  completa  bar- 
barie en  sus  rimas. 


^ 


W9^&'f^'f'Jíf'-fí^W 


De  cómo  se  lia  restaurado  la  Gesta  del  Cid  hasta 
retrotraerla  a  !o  que  pbiblemeite  fné 


Cúpome  en  suerte  ser  el  primero  en  sostener,  y  no  sé  de 
nadie  que  rae  acompañe,  que  los  versos  informes  de  las 
Gesta  del  Cid,  hoy  sin  medida  fija  ni  ritmo,  fueron  en  su 
tiempo  perfectos  alejandrinos  cantables,  todos  de  14  sílabas 
métricas,  y  de  ritmo  tan  cabal  que  ni  un  solo  acento  puede 
faltarle  ni  sobrarle. 

Gran  parte  de  esos  versos  se  conservan  bien  en  la  mala 
copia;  pero, quien  no  sepa  leerlos  habrá  de  encontrarlos  ina- 
ceptables, por  su  culpa.  Los  más  de  ellos  están  atrozmente 
desfigurados,  no  por  falta  del  autor,  y  sí  de  los  juglares  y 
copiantes  que  de  generación  en  generación  los  han  ido  al- 
terando por  el  prurito  de  remozarlos,  de  aclararlos  y  de 
hermosearlos.  La  última  copia  parece  hecha  de  memoria 
por  sus  vacilaciones,  saltos  y  repeticiones,  y  con  algún  fin 
ajeno  á  la  música  y  al  verso,  pues  para  nada  se  ha  tomado 
en  cuenta  el  metro  ni  el  ritmo. 

Siguiendo  mi  idea  de  lo  que  aquellos  versos  habían  sido, 


—  442  — 

páseme  á  restaurarlos,  es  decir  á  reducirlos  á  metro  y  ritmo, 
respetando  el  pensamiento  y  el  lenguaje;  pero,  al  hacerlo  se- 
guí los  preceptos  de  nuestra  versificación  moderna,  por  que 
entonces  no  sospechaba  todavía  la  existencia  de  otro  siste- 
ma de  versificación  castellana  propio  de  la  antigüedad,  en. 
tonces  sepultado  en  profundo  olvido.  Mi  primera  restaura- 
ción adolecía  de  ese  defecto,  y  más  tarde  tuve  que  rehacerla, 
pues  no  es  lícito  juzgar  ni  menos  restaurar  los  versos  com- 
puestos bajo  el  concepto  antiguo  por  los  preceptos  moder- 
nos. Esto  me  condujo  á  otro  trabajo,  cual  fué  el  de  poner  en 
claro  la  métrica  castellana  de  los  siglos  pasados,  sin  dispo- 
ner de  ningún  antecedente,  y  sin  más  luz  que  la  arrancada 
por  mi  empeñosa  constancia  al  pedernal  de  los  viejos  poe- 
mas. A  esa  luz  todo  tomó  un  nuevo  aspecto,  y  muchos  de 
los  versos  desechados  por  malos,  una  vez  leídos  como  en 
el  siglo  XII  resultaban  justos  y  perfectos  y  muy  melodiosos. 
Restaurarlos  bajo  el  concepto  que  los  produjo,  era  vol- 
verlos á  la  vida. 

Ahora  daré  una  ligera  idea  de  como  he  procedido  para 
limpiar  estos  versos  de  sus  defectos,  y  devolverlos  á  su  pri- 
mitiva forma  en  lo  posible. 

Lo  primero  que  llama  la  atención  es  el  largo  desmesura- 
do de  algunos  de  esos  pretendidos  versos,  y  al  examinarlos 
se  viene  en  cuenta  de  que  el  copiante,  sea  quien  fuere,  los 
ha  estendido  introduciendo  palabras  de  su  cuenta,  sin  respetar 
metro,  ritmo  ni  rima.  Esta  tendencia  obedece  á  dos  moti- 
vos: primero  el  de  explicar  lo  que  calla  el  lenguaje  elíptico 
del  poeta,  y  segundo  el  de  modernizar  la  forma,  la  cual  ca- 


—  as  — 

recia  antes  de  ciertas  partículas  como  preposiciones,  ar- 
tículos, conjunciones  y  pronombres,  que  después  adoptó  la 
moda  en  el  decir.  Por  el  primero  de  estos  motivos  se  intro- 
ducen palabras  y  frases  explicativas  que  hinchan  el  verso;  y 
por  el  segundo  lo  destruyen  igualmente,  salpicándolo  de  las 
partículas  gramaticales  que  no  necesita.  Casi  siempre  es  po- 
sible distinguir  lo  pegadizo  y  extraerlo,  limpiando  cada 
verso  como  se  hace  con  los  azulejos  de  la  Alhambra. 
Daremos  algunas  muestras  de  estas  intercalaciones: 
Quepa  ó  no  quepa,  el  copiante  ha  de  decir  Minaya  Alvar 
Fannez,  donde  el  poeta  escribió  Minaya  solo,  ó  bien  Alvar 
Fañez,  ó  Alvar  Fanz,  según  las  exigencias  del  metro.  Al 
decir  Mió  Cid,  ha  de  agregarle  Campeador,  venga  ó  no  ven- 
ga, y  si  nombra  al  Rey  le  agrega  don  Alfons,  etc. 

Muchos  versos  se  corrigen  con  solo  el  empleo  acertado  de 
los  nombres  propios,  ejemplo: 

237 1.  Aquí  legó  [Minaya]  Alvar  Fannez:  I  Oid  ya,  Cid  [Campeador ]leal. 

Lo  primero  con  que  nos  encontramos  es  con  estos  versos: 

i  ó     Exienlo  veer  |  mugieres  é  varons 

Burgeses  é  burgesas  |  por  las  finiestras  son  [puestas] 

Sin  vacilar  suprimimos  el  puestas,  palabra  explicativa 
innecesaria  que  alarga  el  verso  destruyéndolo  y  falta  á  la 
rima  en  ó.  Más  adelante  encontramos,  con  la  asonancia 
en  á-o. 

A  cada  una  dellas  |  doles  docientos  marcos  [de  plata] 
ó  dirá: 


—  444  — 
Merced  vos  pedimos  |  como  a  Rey  e  Señor  [natural] 

y  los  ejemplos  como  estos  son  innumerables:  pondremos 
algunos,  colocando  entre  braquetes  lo  que  ha  de  supri- 
mirse, comenzando  por  un  verso  de  22  silabasl 

Pagos  Mió  Cid  [el  campeador]  e  [todos]  los  |  [otros]  que  van  a  so 

[servicio 
— Respuso  [Martin]  Antolinéz  |  a  guisa  de  membrado. 
— Dixó  Minay[a]  Alvar  |  [Fanez]  esto  faré  [yo]  de  grado. 
— Echós'  doña  Ximena  |  en  [los  grados]  delant  el  altar. 
— [Nin]  cativos  nin  cativas  |  non  quiso  [tener]  en  su  compaña. 
— Por  tierra  andidiste  |  [treinta  y  dos  años]  Señor  Spirital. 
— Diót  [con  la  lanza]  por  el  costado  |  dont  ix'ió  la  sangr', 
— Vierón-lo  las  axobdas  [de  los  Moros]  |  alalmofall'  se  van  [tomar] 
— E  ficierón  dos   haces    [de  peones  mezclados]  |  ¿qué  los  podrí(e) 

[contar? 
— Qüando  mió  Cid  |  [entró  a  Valencia]  entró  en  la  cibdad 
— Esora  se  levó  [en  pie]  |  el  [buen]  Rey  don  Alfons. 
— Hyá  pagado  so  [de  mis  espadas]  |  de  Colada  é  [de]  Tizón. 
— Dixóles  [fuerle-mientre]  que  andidiesen  |  de  dia  e  de  noch. 
— Delante  su  mugier  [e  de  sus  fijas]  |  querí'  tener  las  armas 
— Direvos  de  los  [cavalleros]  que  |  lebaron  el  mensaie 
— Mió  Cid  es  de  Bivar  |  e  nos  [de  los  Condes]  de  Camón. 
— Lo  que  remaneciere  [daldo]  \  a  mi  mugier  é  [a  mis]  fijas 
— La  tierra  [del  rey  Alfonso]  esta  noche  |  la  podremos  quitar. 

Otras  veces  son  simples  acotaciones  al  margen  incorpo- 
radas en  el  texto,  como  en  el  verso  2,046: 

[Fabló  mió    Cid    e   dixo:]  merced,  yo  lo   recibo,  |  Alfonso,  mió 

[Señor, 


—  445  — 

Esta  misma  acotación  que  he  subrayado,  aparece  forman- 
do parte  del  verso  2,053,  etc- 

Los  ejemplos  de  estas  intercalaciones  impertinentes  son 
innumerables;  pero,  con  la  práctica  se  conocen  y  corrigen 
al  primer  golpe.  Propongamos  un  último  ejemplo  para 
traer  á  la  vista  el  modo  de  corregir  los  versos  y  expurgarlos 
con  la  ayuda  de  la  pauta  musical  del  alejandrino.  Dice  el 
texto: 

Silabas 


ié  A  todos  les  dio  en  Valencia  casas  e  heredades 

19  De  que  son  pagados,  el  amor  de  mió  Cid  ya  lo  yban  provando. 

17  Los  que  fueron  con  él,  e  los  de  después,  todos  son  pagados. 

16  Violo  mió  Cid  que  con  los  averes  que  avien  tomados 

13   Que  sis'  podiessen  yr,  ferio  y  en  de  grado. 

Reduzcamos  ahora  estos  renglones  á  alejandrinos,  sin 
alterarlos.  Con  solo  suprimir  los  artículos,  antes  no  nece- 
sarios, y  las  palabras  explicativas  del  copiante  que  desfigu- 
ran el  verso  y  el  estilo  elíptico  del  original,  tendremos: 

A  todos  díó^en  Valencia  |  de  qué   sean  pagados:  (a-o) 
El  áinor  de  mió  Cid  |  ya  ló  ybán  provando, 
Los  qué  eran  con  él  |  todos  son  sus  pagados; 
Mas,  vio  mió  Cid  que  con  |  los  haberes  tomados, 
Que  sis'  podiessen  yr  |  ferló-y-én  de  grado. 

Ahí  están  esos  versos  ya  restaurados,  como  fueron  pri- 
mitivamente ó  muy  cerca  de  ello.  Quien  quiera  examinar 
esta  pequeña  muestra,  de  que  toda  la  Gesta  es  ejemplo, 
tenga  en  cuenta  la  e  muda,  la  y  formando  sílaba  aparte,  y 


—  446  — 

recuerde  que  mió  era  monosílabo  como  en  el  verso  italia- 
no, que  se  leía  mí,  mó  ó  acaso  mió,  cual  en  el  bable.  Los 
acentos  marcados  son  los  del  ritmo:  si  se  les  sabe  aprove- 
char resulta  una  cadencia  musical  y  agradable  que  com- 
pleta la  restauración  y  da  mejor  idea  de  lo  que  fueron 
esos  versos  en  boca  de  su  siglo  y  cantados  por  sus  jugla- 
res. 

Cautela  se  necesita,  sin  embargo,  para  no  excederse  en 
la  rectificación.  Pondré  el  ejemplo  que  tengo  más  á  mano 
de  mis  vacilaciones  en  el  curso  de  mi  trabajo. 

Sea  el  verso  54: 

La  oración  fecha  luego  cavalgava 

Me  pareció  corto  y  escribí: 

La  oración  fecha  luego  \  a  lueñ  se  encaminava 

procurando  evitar  la  repetición  de  cavalgava,  muy  próxi- 
ma en  otro  final.  Después  recorrí  mi  trabajo  ajustándome 
más  al  original  y  dije: 

E  fecha  la  oración  J  tutgo  el  Cid  cavalgava 

Por  último,  en  una  nueva  revisión,  cuando  ya  di  con  la 
verdadera  escansión  del  verso  antiguo,  volví  á  la  forma 
primitiva: 

La  ó  I  raci  |  on  fe.  cha  ||  lué  |  go  cá  |  valga,  va 
Que  admite  la  variante,  mejor  aún  para  el  canto: 

La  ó  I  ración  |  fechá+  || 


—  447   — 

Cuando  se  compuso  la  Gesta  el  habla  era  más  parca  en 
el  uso  de  artículos,  preposiciones  y  otras  partículas,  en  gran 
parte  porque  la  clerecía  la  ataba  aún  al  latín.  Un  siglo  más 
tarde  cuando  el  habla  vulgar  desataba  sus  alas,  estas  partí- 
culas se  hicieron  de  uso  más  frecuente  y  los  remozadores 
de  la  Gesta  las  introdujeron  á  costa  del  verso. 

Sirva  de  ejemplo  el  verso  1832,  que  forma  parte  de  una 
tirada  en  a.  Dice: 

— Andan  los  dias  e  las  noches  |  e  pasada  han  la    sierra. 
Debe  ser: 

Andan  dias  e  noches,  |  pasada  la  sierra  han. 

— A  mío  Cid  e  a  los  suyos  |  abastóles  de  pan  e  de  vino 
Debe  ser: 

A  mió  Cid  e  los  sos-f-  ¡  bastól's  de  pan  é  vino. 

— Ca  acusado  serie  |  de  (lo)  qué  vos  he  servido 

— Que  non  me  descubran  |  (nin)  a  moro  nin  (a)  christiano. 

A  veces  hay  frases  truncas,  sin  sentido,  como  en  el  ver- 
so 1833. 

Andan  dias  e  noches  |  pasada  la  sierra  han 
Que  las  otras  tierras  parte 

Han  pasado  la  Sierra  que  las  otras  tierras  parte.  ¿Cuáles 
otras?  No  lo  declara.  El  Cid  al  cruzar  esa  sierra  sale  de 
Castilla  al  destierro.  Eso  dijo  sin  duda  el  poeta  anónimo,  y 
hay  que  decirlo  al  restaurar  su  verso: 


—  448  — 

Andan  diás  e  noches:  (  la  Sierra  pasada  han 
Que  de  Casiiell  gentil  ¡  las  otras  tierras  part.' 

Muchos  son  los  hemistiquios  incompletos  en  que  hay 
<que  suplir  palabras,  para  completar  el  verso  y  á  veces  el 
sentido.  En  los  siguientes  ejemplos  han  sido  suplidas  las 
voces  que  van  subrayadas: 

2444     Por  medio  la  matanza  |  vinia  tan  privado 

{Sus  cavalleros  y  |  han  buena  arribanza 
Sus  cavalleros  {todos)  |  y  han  buena  arribanza 
531     A  tercer  dia  dados  |  fueron  sus  mares  sin  falla. 
523      Toda  la  quinta  a  drecho  |  a  mió  Cid  finca  va. 
562     Fosó  en  un  Otero  |  redondo,  fuerte  e  grand. 
2374     Mandatnos  los  ferir  de  [do]  (qual  parte)  vos  semeiar. 

En  este  último  ejemplo  donde  sin  duda  el  poeta  dijo  do, 
ha  puesto  el  copista  qual  parte,  como  equivalente  más  claro 
y  adecuado,  aún  cuando  destruya  el  verso. 

Ya  vimos  versos  que  escandidos  a  la  moderna  resultan 
•cortos,  como  este: 

A  una  quadra  elli  los  apartó 

Parece  un  decasílabo  y  bien  escandido  es  un  alejandrino 
«como  los  otros. 

Aú-na  qú-adrá+  |  ellí-los  á-partó. 
Este  caso  es  frecuentísimo.  Abro  al  acaso  y  encuentro: 
Yo  eche  de  tierra  al  buen  Campeador 


—  44Í)  — 
Se  lee: 

Y-ó  |  eché  |  de  tierra  ]  al  buen  Campeador. 
Metió  en  paria  a  Daroca  en  antes 

;Quién  dirá  que  este  es  un  alejandrino?  Y  lo  es  con  sus 
14  sílabas  justas. 

Metió-en  pá-ri'á  |  a  Dá-rocá-en  án-tes 

Y  lo  son  estos: 

Esta  batalla  el  Criador  la  ferá 
Abatió  a  siete  e  a  quatro  matava. 

Muchos  son  los  versos  alargados  porque  se  ha  puesto 
entera  la  palabra  apocopadaó  sincopada  en  el  original;  por- 
que se  toma  indebidamente  en  cuenta  alguna  e  muda,  ó  la 
a  que  la  reemplazó  en  la  copia,  ó  porque  la  coma  entre 
ambos  hemistiquios  se  ha  tomado  por  e  y  así  se  ha  escrito, 
y  esto  se  verá  mejor  con  algunos  ejemplos: 

Las  espadas  desnudas  |  a  la  puertía]  se  pararon 
Veried[e]s  armarse  moros  |  apriesa  entrar  en  haz 
Pues  que  Casterón  |  sacarem|o]s  a  celada 
Lorando  de  los  oios  |  que  non  sabjV)  qué  se  far. 
Por  malos  mestureros  |  de  tierra  sodj/js  echado 
Lo  que  perded[¿]s  doblado  |  vos  lo  pueda  cobrar 
Mió  Cid  con  est[fl]  ganancia  |  en  Alcocer  está. 

29 


—  450  — 

Todos  los  siguientes  hemistiquios  serían  de  8  sílabas  si 
no  se  suprimiese  la  e  que  marco  con  una  comilla:  |  pora  las 
yenfs  estranas  J  grands  son  vuestras  ganancias  j  con  avers 
monedados  \  odred' s  lo  que  f oblaba  \  ad\e\lani  serán  precia- 
das |  darl  í'n  seis  cientos  mar  dios  \  los  avers  e  las  casas  \  etc. 
etc.  |  non  avri[a]  dend  sabor:  aquí  la  a  puesta  en  lugar  de  e, 
sigue  la  suerte  de  esta.  En  el  verso  siguiente  se  suprimen 
cuatro  ees: 

Con  él  que  tóvier'  d'recho  |  yo  de  'sa  part'  me  so: 

pero,  es  mejor  lección: 

Con  él  que""^oviér    derecho  |    

La  supresión  de  la  conjunción  é  en  vez  de  la  coma,  co- 
rrige gran  número  de  versos. 

v.  1835  Pasando  van  las  sierras,  |  (e)  los  montes  é  las  aguas 
1867  Esto  plogó  a  muchos,  |  (e)  besáronle  las  manos 
1792  Tanta  tienda  preciada,  |  (e)  tanto  tendal  obrado 
1755   Mió  Cid  [fincó]  antellas  (e)  tovo  J  la  rienda  al  ca vallo, 
72  Esta  noche  yogamos  [  (e)  vaymos-nos  al  matine 

Otras  veces  faltan  letras,  palabras  y  frases: 

Se(e)d    menbrados  como  |  lo  debedes  (a)  far 
Quietas  'sed  mesnadas...  |  sed  en  vuestro  escaño, 

en  lugar  de  seed,  veed,  seellado  que  completan  la  medida.  A 
cada  paso  hay  que  suplir  palabras  omitidas;  y  de  ello  baste- 


—  451   — 

nos   un  ejemplo.  Restauremos  el  verso  1,410  y  el  que   le 
sigue: 

Si  vos  viese  el  Cid  sanas,  se   sin  mal  12  silabas. 

Todo  serie  alegre  que  non  avrie  ningún  pesar.  16     id. 

Debe  leerse: 

Si  vos  vies'  el  Cid  sanas  |  se  vos  viese  sin  mal, 
Todo  seri'  alegre  |  que  non  avrí'  pesar. 

Son  también  frecuentes  las  trasposiciones  que  destruyen 
el  verso,  y  fáciles  de  remediar.  En  el  siguiente  verso  el  i.er 
hemistiquio  es  de  8  sílabas. 

675     El  agua  nos  han  vedada  |  exir  nos  ha  el  pan 

Debe  ser: 

El  agua  han  nos  vedada  |  

402     Pasó  por  Alcobiella  [que]  de  Castilla  fin  es  yá 

Pasó  por  Alcobiella,  |  fin  de  Castiella  es  ya. 
543     Por  qué  lo  pris  dellos  |  [que]  de  mi  non  digan  mal 

Porque  dellos  lo  pris  |  de  mi  non  digan  mal 
563     Acerca  corre  Salón  |  agua  nol'  pueden  vedar 

>Corré  Salón  acerca  [  agua  nol  pued'  vedar. 

Se  ve,  pues,  por  estos  ejemplos,  que  es  posible  rectificar 
el  códice  existente  con  suficiente  seguridad,  y  acercarlo  a 
lo  que  ha  sido  la  Gesta. 

Nada  diré  de  otro  género  de  correcciones,  como  las  fun- 
dadas en  la  rima,  ó  en  la  supresión  de  versos  repetidos,  ó 


—  452  — 

en  la  distinción  de  los  agregados  juglarescos,  ó  en  la  recti- 
ficación del  desorden  de  los  versos  en  cuanto  á  su  coloca- 
ción, ni  de  la  supresión  de  coplas  enteras,  que  he  procura- 
do remediar  y  suplir,  porque  eso  nos  llevada  fuera  del 
marco  que  me  he  trazado,  y  por  que  en  las  notas  al  pie  de 
cada  página  se  encuentran  algunas  indicaciones  que  condu- 
cirán al  lector  curioso  al  cotejo  correspondiente. 

Por  último,  á  veces  he  suprimido  algunos  de  los  epítetos 
demasiado  repetidos  y  las  muletillas  en  que  abunda  la  Gesta, 
como  los  siguientes: 

El  buen  Cid  Campeador,  el  de  la  barba  ondrada,  el  quen  buen 
ora  nascó  (i);  el  quen  buen  ora  cinxó  espada;  Martin  Antolinez,  el 
borgalés  de  pro;  etc. 

El  Criador  vos  vala  con  todo  los  sos  sanctos.  Sin'  el  Criador 
me  vala.  Grado  al  Criador  e  sos  vertudes  sanctas.  La  mano  le 
besó;  plazmé  de  voluntad;  odredes  lo  que  á  dicho;  maravillosa  e 
grand;  lorando  de  los  sos  oios;  que^nosab  que  se  far;  Aérense 
en  los  escudos;  falsos  la  garnizón;  las  moncluras  del  yelmo  apart 
gelas  echó;  nos  somos  de  natura  de  Condes  de  Carrion;  'bien  una 
grand  ora  pensó  e  comidió,  etc  ,  etc. 

¿A  qué  puede  atribuirse  el  descuido  tan  notable  en  la  co- 
pia de  Pero  Abbat? 

Todo  copiante,  de  ordinario,  traslada  fielmente  del  mode- 
lo que  tiene  á  la  vista.  Per  Abbat  ha  deshecho  los  versos  á 


(l)  En  el  verso  2,493  se  lee  násco,  asonancia  en  Á-o,  mientra? 
que  en  otras  ocasiones,  como  en  los  versos  2,302  y  3,259  de  la 
Gesta,  se  lee  nascó,  por  ser  la  asonancia  en  ó, 


—  453  — 

su  gusto,  los  ha  trastornado  y  repetido  y  variado  hasta  el 
punto  de  dejarlos  sin  sentido  á  veces,  como  en  el  caso  de 
un  discurso  del  Cid  partido  en  dos,  por  una  copiada  de  ver- 
sos extraños  y  de  diferente  asonancia.  Eso  no  hace  un  sini 
pie  copista  que  traslada  línea  á  línea  y  palabra  á  palabra  del 
texto  que  tiene  por  delante.  Debió  este  Per  Abbat  pasar  los 
versos  de  su  memoria  al  papel  en  que  escribía,  y  la  memo- 
ria debió  fallarle  en  ocasiones. 

Por  otra  parte,  puede  ser  que  él  no  se  propusiera  conser- 
var la  Gesta  para  el  canto.  Acaso  se  propuso  reducirla  á  un 
cuento  para  que  fuese  relatado,  al  amor  del  fuego  en  el  ho- 
gar de  los  humildes,  y  con  tal  fin  seguiría  de  cerca  el  Poema, 
sin  curarse  del  verso.  Sería  este  el  antecesor  de  otros  cuen- 
tos como  el  de  Carlos  Magues  et  de  la  emperatriz  Sevilla,  ó  el 
de  Ottas  et  de  la  infante  Florencia. 

En  tal  caso,  más  le  importaba  la  frase  clara,  sin  elipsis  ni 
hipérbatones,  y  suelta  de  metro  desde  que  iba  á  faltar  el 
ritmo  dado  por  la  música,  esencial  en  la  gesta,  inútil  en  el 
cuento. 

Eso  mismo  hicieron  los  cronistas,  comenzando  por  el 
Rey  D.  Alfonso  el  Sabio,  quien  vació  en  su  Estoria  de  Es- 
paña las  gestas  y  romances  en  que  se  condensaba  la  tradi- 
ción histórica  envuelta  en  el  nebuloso  cendal  de  la  leyenda. 
Eso  mismo  hizo  Jornandez  con  los  cantos  heroicos  de  los 
godos,  para  formar  su  Historia,  y  Tito  Livio,  según  Macau- 
ly,  procedió  del  mismo  modo,  al  recoger  las  canciones  que 
corrían  las  calles  de  Roma  y  formar  con  ellas  las  primeras 
décadas  fabulosas  de  sus  Anales. 


—  454  — 

;Y  acaso  no  hemos  visto  hacer  lo  mismo,  que  supongo  á 
Pero  Abbat,  con  la  Chanson  de  Roland?  La  Crónica  de  Turpin 
la  redujo  á  prosa,  y  de  allí  salió  el  cuento  popular  de  Car- 
io Magno  y  los  doce  Pares  de  Francia,  que  en  mi  niñez  oí 
vender  á  los  ciegos  por  las  calles  en  gran  número  de  ejem- 
plares. El  poema  alegórico  de  El  Zorro,  alegría  de  la  Edad 
Media,  si  fué  manejado  por  Goethe,  también  ha  sido  reduci- 
do á  un  sencillo  cuento  para  solaz  de  los  niños  de  Ingla- 
terra. 

Lo  mismo  creo  que  pudo  suceder  con  las  gestas  castella- 
nas. A  la  puerta  de  la  gran  sala  señorial,  pudo  el  pechero 
oir  el  canto  de  los  juglares,  y  en  más  de  una  ocasión  al  bajar 
á  la  aldea  á  sentarse  entre  los  suyos  les  narraría  el  argumen- 
to, según  su  ingenio  y  su  memoria.  Hé  ahí  la  gesta  reduci- 
da á  cuento. 

Poner  ese  cuento  en  escritura  pudo  ser,  pues,  el  intento 
de  Pero  Abbat,  y  tanto  gustaría  su  obra,  que  hasta  nosotros 
ha  llegado  el  eco  del  entusiasmo  en  aquella  frase  garaba- 
teada al  final  del  códice  existente:  ¡al  que  escribió  este  libro 
dele  Dios  el  Paraíso!  Amen! 


f»   «**    t?»    tAt 


Alp  sobre  la  Oríopfia  y  probable  proonnciacidn  del 
castellano  aotlgno 


El  castellano  literario  actual,  tuvo,  sin  duda,  su  fuente  en 
las  montañas  de  Asturias.  De  allí  su  raudal  desprendido 
como  la  hueste  de  Pelayo,  acrecentóse  en  León  y  en  Bur- 
gos, para  seguir  desarrollándose  y  creciendo  hasta  llegar  á 
su  plenitud  en  el  Siglo  de  Oro  de  las  letras  castellanas  y  en 
seguida  dilatarse  como  un  mar  por  el  ámbito  de  Ambos 
Mundos,  ya  convertido  en  la  rica  lengua  de  Cervantes,  de 
Solis  y  de  Granada. 

Hoy,  aquel  viejo  castellano  vive  en  el  Bable,  lengua  del 
Cid,  en  que  la  Musa  popular  narró  sus  proezas.  En  el 
bable,  lengua  balbuciente  de  Asturias,  es  pues  donde  de- 
ben buscarse  los  ecos  vivientes  de  la  antigua  pronunciación 
castellana,  para  confrontar  sus  acentos  con  los  que  descu- 
bra la  investigación  sagaz  y  paciente  de  los  modernos  en 
los  poemas  castellanos  de  los  primeros  siglos. 

Aunque  parezca  temeraria  empresa  la  de  buscar  algo 
vivo  como  es  la  pronunciación  en  los  restos  muertos  de  los 
poemas  y  romances  primitivos,  ello  no  es  del  todo  imposi- 


—  456  — 

ble  al  ingenio  humano.  Lo  he  intentado  por  mi  parte  y  de 
mi  sola  cuenta,  y  aquí  consignaré  sumariamente  el  resulta- 
do de  mis  investigaciones,  reservando  los  fundamentos 
para  otra  ocasión  más  adecuada.  Aquí  sólo  aspiro  á  poner 
al  lector  en  autos  habilitándolo  para  leer  aproximadamente 
estos  versos  como  creo  que  se  leían  el  siglo  XII. 

En  tres  partes  dividiré  mi  resumen:  1.a  trata  de  las  voca- 
les i  sus  combinaciones;  2.a  de  las  consonantes  siguiendo  las 
actuales,  3.a  de  los  sonidos  desaparecidos  de  nuestra  lengua. 


I 


Las  vocales,  de  más  llena  á  más  débil,  tienen  este  orden: 
a-o-e-u-i,  las  dos  primeras  son  llenas,  las  dos  últimas  débiles, 
y  la  e,  intermedia,  se  agrega  de  ordinario  al  grupo  de  las 
llenas. 

La  relación  entre  estas  letras,  cada  una  de  las  cuales  tie- 
ne hoy  un  sonido  propio,  claro  y  distinto,  se  vé  mejor  en 
el  siguiente  triángulo  fonético. 


La  a  forma  dos  escalas,  una 
con  las  llenas  ao-e  y  otra 
con  las  débiles,  atenuación  de 
la  anterior,  a-u-i. 

Se  ve  en  el  triángulo,  que 
entre  n  é  i  hay  otro  sonido  in- 
termedio ü,  como  la  u  de  sur 
en  francés  ó  la  de  über  en  ale- 
mán. 


—  457  — 

Entre  o  y  e,   hay  cc=e,  equivalente  al  diptongo  oe  de 
fd«#f  en  francés.  Del  latín  £<t'wz  salia  el  castellano  pena  y  no 
como   hoy  pronunciamos,  y  seguramente   no  dirían    Boe- 
ció,  sino   Boecio,  ni   habrían   dicho  bcer,   como  hoy  deci- 
mos, sino  bai  ó  b(;r. 

A  nuestros  cinco  sonidos  vocales  de  hoy,  claros  y  úni- 
cos, hay  que  agregar  ü  y  e,  desaparecidos  de  nuestra  len- 
gua. El  sonido  il  se  encontraba  en  voces  como  ni'ill,  que 
se  escribía  á  veces  nuil,  casi  nihil,  y  así  también  temido,  ven- 
zi'tdo,  Alficanl,  que  equivalen  a  tenu'nlo,  venzuido,  Aliacán', 
ní=i¡  como  se  vé  en  el  triángulo.  Buitre, se  escribía  uitre  y  se 
leía  ütre;  vuida,  sonaba  vüda,  y  hoy  es  viuda. 

Las  formas  estido  y  esludo,  tenido  y  temido,  vencido  y  ven 
zudo,  atrevido  y  trevudo,  etc.  coexistieron  en  castellano.  En 
el   Alexandre  estido  rima  con   temido  (c.  23)  y  estrevido  con 
agudo  (c.  116)  y  eso  no  se  comprende  sino  dando  á  u  un 
valor  fonético  muy  cercano  al  de  /  como  ec>  ü.    Tal  aproxi- 
mación existe  en  griego  donde  Ípsilon  suena  üps'üon.'nymp/ia 
ó  nünpha,  pyrros  y  pürros  (burro),  y  se  romancea  en  »yá  ve- 
ces en  i,  dando   origen  á  voces  dobles   como  cripta  y  gru 
la   (crüpta,  cruta,  gruta),  y    así  de  corlandro  hemos    hecho 
culantro  y  cilantro,  que  acaso  se  leyeron  chi'danlro  y  cliilan- 
tro,  como  después  veremos. 

En  el  Alexandre  abunda  otra  forma  dialectal  en  ó,  como 
dioron,  por  dieron,  voces  ambas  que  no  se  conciben  simul- 
táneamente. Una  mirada  al  triángulo  nos  ha  sugerido  la  idea 
de  una  forma  intermedia  é=oe,  entre  oye.  Tomemos  la 
copla  841  del  Alexandre  y  coloquemos  la  forma  intermedia 


—  458  — 

entre  las   extremas,  y  esa  se  acercará  á  la  pronunciación 
verdadera. 

o  vioron  —  ferioron  —  podioron  —  ovioron 
e  viceron  —  ferioeron  —  podieron  —  ovieron 
i     vieron  —  ferieron     —  podieron  —  ovieron. 

La  tendencia  evolutiva  ha  sido  la  de  convertir  oe  en  ue, 
y  e  en  e.  Por  eso  las  voces  latinas  donde  ha}*  a:,  como  /d'- 
do,  que  fué  hedo,  fédo,  feo,  convierten  el  diptongo  en  e:  lo 
mismo  pasa  con  canta,  pana,  CEdipo,  pomittmtia,  y  no- 
sotros pecas  voces  adiptongas  tenemos  en  que  entre  la 
combinación  o  e,  como  poema;  y  otras  como  roela  luego 
han  interpuesto  una  d,  rodela;  ó  han  atenuado  una  letra 
como  en  foeron,  fueron.  La  combinación  oe  como  la  ou,  re- 
pugna al  castellano;  coudo,  sonto,  roture.  Sonsa,  luego  se 
convirtieron  en  cobdo  (codo),  soto,  roble,  Sosa. 

Como  la  ce=e,  desapareció  la  ü,  y  se  escribió  y  pro- 
nunció en  su  lugar  ni  como  en  buitre,  üt,  como  en  viuda,  ó 
simplemente  //  como  en  nulidad  que  venia  de  ni'il  ó  nuil. 

Respecto  a  estas  dos  vocales  aun  tenemos  que  observar 
que  en  castellano  hubo  una  e  muda  tal  como  la  francesa  de 
hoy,  y  que  la  //  muda  que  hoy  usamos  entonces  no  existía, 
con  mui  contadas  excepciones,  si  lo  son. 

Sin  esa  e  muda  no  se  comprendería  la  formación  del  futu- 
ro en  los  verbos,  ni  se  podrían  leer  correctamente  los  anti- 
guos versos  castellanos,  como  no  se  podrían  leer  hoy  los 
versos  franceses  si  se  pronunciaran  sus  ees  mudas. 


—  459  — 

No  insisto  en  este  punto,  para  mí  tan  obvio,  y  que  no 
tardaré  en  desarrollar  por  separado,  demostrándolo  ai  satis, 
con  centenares  de  ejemplos. 

La  u  escrita,  sonaba;  si  no  sonaba  no  se  escribía:  así  gue- 
rra, guisa,  quinta,  quince,  se  pronunciaban  guerra  (werra) 
como  en  italiano,  guisa,  quinta,  quince;  mientras  tanto  se 
escribían  sin  u,  mager,  burgés,  sigen,  pagen,  ruegen,  etc.  En 
quiqtiier,puede  ser  que  no  se  pronunciase  la  segunda  u\  pero, 
puede  ser  también  que  en  las  copias  posteriores  haya  sido 
introducida,  y  que  primero  se  haya  escrito  quisqier  ó 
acaso  qisqier. 

En  resumen:  tenemos  que  en  el  castellano  antiguo  hubo 
una  é=oe,  una  e  muda,  y  una  ü,  hoy  desaparecidas,  y  que 
no  se  conoció  la  u  muda  de  hoy  después  de  g  y  q. 


II 


Los  clérigos  ó  letrados  se  esmeraban  en  escribir  el  caste- 
llano conforme  á  la  pauta  latina;  pero,  otros  amanuenses 
menos  prolijos,  más  se  atenían  á  su  oido,  i  como  no  siem- 
pre había  coincidencia  fonética  entre  el  modelo  i  el  oido, 
resultaban  dos  ortografías  á  la  vez,  y  al  fin  ambas  se  mez- 
claron y  el  mismo  autor  escribía  de  dos  ó  tres  maneras  di- 
ferentes un  mismo  vocablo. 

Madre,  por  Dios  te  sea,  |  non  te  crebrantes  tanto, 
A  todos  nos  crebanfas  \  con  essi  tu  quebranto. 

(Berceo,  Duelo,  98) 

Se  decía  simultáneamente  crebrantar,  crebantar,  quebrantar. 


—  460  — 

— Siquier  en  exidas,  sequier  en  entradas.  —{Alexandre  1164). 
—  Fueron  bien  ospedados  e  foron  bien  servidos.  —(Berceo) 
— Dexastes  vuestras  casas  e  vostras  heredades.  {El  Alexandre) 

Se  escribía  fueronyse  pronunciaba  foron,  ue=0;  se  escri- 
bía vuestras  y  se  decía  voslras,  y  así  es  que  unas  veces  se 
escribía  conforme  á  la  ortografía  corriente  entre  letrados  y 
otras  siguiendo  la  vulgar  pronunciación.  En  Berceo  sue  y 
sues  se  mezcla  á  cada  paso  con  so  y  sos,  su  y  sus. 

Siempre  que  se  escribía  pueblo,  fuente,  puerto,  muerte  se 
leía  pobló,  fonte,  porto,  morte;  cuerno,  fueron,  cuende,  bueno, 
fuego,  se  pronunciaban  como,  foron,  conde,  bono,  fogo  o  foco; 
huesea,  huelga,  huebra,  hueste,  fueron  osea,  oiga,  obra,  oste; 
aldehuela  o  aldeguela,  aldeola;  a  luenne,  se  lee  a  Ion;  fúe=fo; 
siempre  ue=o.  En  el  Alexandre  leo:  c.  6o,  cuerno  bon  mes- 
saiero,  y  hoy  diríamos  como  buen  mensajero. 

Muchas  irregularidades  gramaticales  proceden  de  esta 
combinación  antigua  {ue=o)  y  por  ella  se  explican.  De 
sueño  sale  soñar,  yo  sueño,  soñé,  sueñan,  soñamos;  de  bueno, 
nuevo,  fuerte,  se  forman  los  superlativos  bonísimo,  novísimo, 
forlísimo,  siempre  la  ue  convertida  en  o. 

Esta  es  una  de  las  transformaciones  mas  necesarias  para 
explica-rse  á  satisfacción  las  asonancias  en  o  de  la  Gesta  del 
Cid. 

La  copla  84  del  Libre  d Alexandre,  trae  las  rimas  a)  que 
se  leerán  como  dice  en  la  línea  b)  y  que  hoy  son  como 
en  c). 


—  461  — 


•) 

scola 

espuora 

avuela 

mozuela 

>) 

scola 

spora 

avola 

mozola 

c) 

escuela 

espuela 

abuela 

mozuela 

Aquí  se  nota  que  tanto  ué  como  uó  sonaban  o;  que  se  usa- 
ba la  5  líquida  inicial,  que  hoy  no  tenemos;  que  se  decía  spo- 
ra, como  en  ingles  spttr,  del  alemán;  y  que  en  muchas  vo- 
ces de  la  pronunciación  o  hemos  vuelto  á  su  equivalente  ue. 
au  también  suena  o.  Esta  otra  transformación  comenzó 
á  operarse  en  Roma  misma.  Ya  los  romanos  no  pronun- 
ciaban Aurelia  sino  Orelia,  y  por  gens  Claudia  decían  gens 
Clodia.  De  la  ciudad  de  Aurelia  salían  sucesivamente, 
Ore  lia,  Ore'ia,  Oreja.  De  Aureliamis  se  llegó  á  Orleans. 
Cr.si  nunca  se  escribía  au  en  el  viejo  castellano:  Oria,  orifla- 
ma, octoridad,  lorel,  oro,  tesoro,  toro.  Si  se  llegaba  á 
escribir  aulomtto  se  leía  otomtio,  otoño,  y  de  Laurencio  luego 
se  pasó  á  Lorenzo,  y  de  alaudar  á  loar  y  alabar.  Aután,  el 
autant  francés,  se  leía  otan. 


* 
*  * 


Otra  transformación  interesante  es  la  de  la  combinación 
ie,  que  unas  veces  pierde  la  i  y  otras  la  e  y  á  veces  se  con- 
vierte en  ia. 

Esta  es  fuente  originaria  de  un  gran  número  de  lógicas  ó 
aparentes  irregularidades  de  la  lengua,  poca  cosa  cuando  se 
las  reduce  á  una  ley  general,  que  hace  ver  que  no  siempre 
las  dictó  el  capricho.  Veamos  primero  cómo  de  la  e  latina 
se  pasó  á  hie  castellanas,  para  volver  á  la  e  en  las  voces  de- 
rivadas. Deferrumt  sacamos,  fierro,  hierro  (de  e,  ié),  pero  de 


—  462  — 

ahí  derivamos  ferrería,  ferropea,  ferrólo,  herrero,  herradura, 
herrumbre,  en  que  de  te  volvemos  á  e.  Pasa  lo  mismo  con  el 
diptongo  latino  ce:  de  ccelum  salió  cielo,  y  de  ahí  se  deri- 
van celeste,  celestial,  Celestino.  En  caso  idéntico  se  encuen- 
tran numerosas  voces  castellanas  de  origen  latino:  como 
ciego,  ceguera;  diente,  dentición;  fiera,  ferino;  fiebre,  febrífu- 
go; hiedra,  enhedrado;  liebre,  lebrato;  miedo,  medroso;  nie- 
bla, neblina;  piedra,  pedrería;  riego,  regadío;  siembra,  sem- 
brador; tienda,  tendero;  tierra,  terrenal;  viento,  ventolina; 
viejo,  vejez,  etc.  Este  cambio  en  los  verbos  irregulares  es 
frecuentísimo,  vengo,  viene,  vino;  siento,  sentí,  sintieron,   etc. 

Veamos  ahora  algunos  ejemplos  de  voces  antiguas  donde 
entra  el  diptongo  te,  y  de  las  cuales  desaparecieron  alterna 
tivamente  la  e  o  la  i,  por  ser  esta  transformación  de  interés 
para  la  historia  evolutiva  de  la  lengua. 

La  t  ha  desaparecido  en  vocablos  como  los  siguientes 
Castiella,  cochiella,  cosiellas,  massiellas  (mejillas),  amarle  lio, 
(amarillo  ó  am(b)arillo,  diminutivo  de  ámbar),  viésperas, 
cieglo,  tuviestes,  él vieno, priesa,  siella,  abiespa,  etc. 

Ha  desaparecido  la  i  en  ntugier,  vierso,  vierbo,  niervos,  fa- 
cies  (haces),  finiestra  (fenestra),  riepto  (reto),  alfierce  (alférez), 
vieda,  veda  o  veta,  viengar,  etc. 

Estos  cambios  suelen  introducir  perturbaciones  y  produ- 
cir vocablos  dobles  como  fieltro  y  filtro,  del  mismo  origen 
alemán  peltr,  y  hoy  de  muy  diverso  significado.  De  García, 
agregando  el  sufijo  posesivo  ez,García-ez,  salieron  Garfia  z 
y  Garcí-ez;  este  perdió  la  i  de  la  combinación  ie  y  quedó  en 
Garcéz.  De  frió  se  deriva  friesco,  por  pérdida  de  la  i  conver- 


—  463  — 

tido  en  fresco,  mientras  que  j{r)¡ambre,   también    derivado 
de  frío,  no  pierde  su  i  seguida  de  a. 

En  vez  de  avie,  tente  suele  encontrarse  avia  y  tenia,  lo 
que  es  común  á  los  verbos  de  la  segunda  y  tercera  conju- 
gación, aver,  exir.  La  forma  antigua  del  imperfecto:  teni-¿, 
es,  e,  emos,  edes,  en,  por  este  cambio  de  e  en  a,  frecuente  en 
el  castellano,  se  convirtió  en  teni-a,  as,  a,  amos,  ades  (hoy 
ais),  an. 

La  combinación  ie  es  abundantísima  en  el  castellano  an- 
tiguo, ya  como  diptongo,  curien,  viéstes,  ya  disuelta  por  la 
diéresis,  piensan,  riendas.  Después  de  este  diptongo  ic,  el  de 
más  frecuente  uso  es  ué=o,  que  suena  ué  cuando  se  le  di- 
suelve: Duero,  du-elo,  su ele, pu-eda,  Figeruela. 

Como  en  francés,  en,  in,  sonaban  an  en  castellano,  y  así 
es  que  se  encuentran  estas  tres  formas,  ranean,  rencon,  rin- 
cón, y  las  tres  sonarían  r ancón.  Así  hay  rencura  y  raneara, 
Engalaterra,  Anglaterra,  Inglaterra;  nenguno  y  ninguno:  En- 
gol,  y  Angol,  Anrrich  y  Enrique,  Pentasilea  y  Pantasilea.  Lo 
mismo  sucede  con  e,  i  antes  de  m,  suenan  am:  de  imperator, 
salen  amperador  y  emperador;  emparo  y  amparo:  emponer  é 
imponer;  Remond  y  Ramón;  y  también  delante  de  s  y  de  r: 
Esturias  y  Asturias,  tresquilar  y  trasquilar,  fer  y  far,  frey  y 
fray;  «asperaos  un  poco»  por  esperaos,  escribe  Juan  de  Valdes; 
fecieron  y  ficieron,  la  foz  incurvada  dice  el  Marques  de  San- 
tillana;  ascendido  por  escondido,  fr.  Luis  de  León,  y  asconde 
también  dice  el  divino  Herrera;  entencion,  enfatuado,  emagino, 
amaginando  dice  Alvarez  de  Villasandino;  artes  eniricadas  (in- 
trincadas) dice  Manuel  de  Lando;  «el  rrey  de  Greñuda  dice 


—  4*4  — 

Velez  de  Guevara  y  hoy  todos  decimos  aún  entena  y  antena, 
que  antes  se  estendió  a  ¿«tenado  y  ««tenado;  confección,  re- 
facción y  refección,  refectorio,  facto,  acto,  factura  y  fecho,  he- 
cho, fechoría.  Vent  se  escribía  vanl  como  en  pantalla  ó  vanta- 
lia,  y  vent  en  ventana,  y  van  ó  han,  en  abano,  abanico.  En- 
semble  se  leía  sin  duda  ansambl  como  en  francés.  Se  dijo  y 
escribió  rancor  (rancura),  rábano  (de  ahí  rabadán),  ranacua- 
jo, por  rencor,  rebaño,  renacuajo  como  hoy  decimos,  aún 
cuando  conservamos  rancio  de  donde  viene  rancura,  rencor, 
rabadán  el  cuidador  del  rebaño  y  rana,  la  madre  del  rena- 
cuajo. Así  hay  ranjifero,  reu jifero  y  reno. 

Leo  en  El  Alexandre  c.  13: 

Conquerirá  este  mozo  |  las  encunas  yentes 
Olimpias  e  Felipo  |  que  son  sus  parientes 
Avian  grant  alegria  |  metién  en  ello  mientes. 

Encianas  se  pronunciaba  ancianas,  y  de  ambos  modos  se 
escribía;  así  también  era  indiferente  escribir  avian  ó  avien, 
tenía  ó  tente,  ixia  ó  ixie,  dormía  ó  durmie,  metían  y  metien. 

En  el  Alexandre  son  frecuentes  estos  cambios  de  e  en  a: 
enienio— ingenio;  ascnchas=escuchas;  asperando=espemn- 
do;  emponer=imponer,  empremir=impñmíY;  encenso  y  an- 
senso,  dice  en  dos  versos  seguidos  del  Misterio  de  los  Reyes 
Magos;  desemparada,  avantajado  en  el  Apolonio;  emprenta  y 
emprentar,  dice  Nebrija,  y  lanteja  por  lenteja  dice  Cervantes. 


—  465  — 

Encuentro  estas  rimns:  verían,  sayen  y  bien,  que  deben 
leerse: 

verían,  sz-yau  y  b'i-an  (en=an). 

Lo  mismo  pasa  en  otras  lenguas  afines.  En  Rabelaís  hay 
muchas  voces  como  anfermier  por  infermier,  y  atiere  por 
¿«¿ve;  íw&  (de  incr'})  en  inglés. 

Al  ¿«£0/^  en  francés  corresponden,  ancora  en  italiano,  y 
aneara  en  castellano  antiguo,  y  en  el  moderno  catalán:  se 
leen  ancor,  ancora,  aneara.  En  latín  es  lingna,  en  castellano 
lengua,  en  francés  langne  (in=en=an).  Pasa  esto  con  mu- 
chas otras  voces:  del  latín  'metido,  yunque,  salen:  el  italiano 
incudo  y  ancudo,  el  francés  enclume  y  el  catalán  encíitsa 
(in=en=an). 

Esta  equivalencia  áeen-inan;  em-itn  am;es,  er  y  as,  ar,  etc. 
es  frecuente  en  las  lenguas  de  base  céltica,  donde  opera 
muchas  transformaciones.  Tenemos  dantelado  (dentelée) 
de  dent,  diente  en  francés  Los  sabinos  decían  embrator,  y 
de  ahí  han  salido  imperalor,  emperador  ó  amperador  (antee.) 
Por  esta  equivalencia  de  e,  i,  a,  del  latín  regelare  sale  re- 
galar; de  serta,  sarta;  de  jentare,  yantar;  de  mataxa,  madeja; 
de  laterna,  linterna;  de  aestimare,  as  mar  y  estimar;  de  sérica, 
sárica,  sar'ca,  sarga;  de  tinnitare,  tinture,  tañer  (in=an). 
Por  la  misma  razón  en  el  Poema  se  dice  indistintamente 
Ruy  Diez  y  Ruy  Diaz. 

Sólo  puede  haber  cambio  en  la  pronunciación  de  dos  vo- 
cales, de  modo  que  den  un  tercer  sonido,  cuando  éstas  for- 
man  diptongo,   como  sucedía  en  biteno=bono,  y  como  se 


—  466  — 

vé  á  cada  paso  en  el  francés  y  otras  lenguas.  La  combina- 
ción ie,  unas  veces,  como  vimos,  pierde  la  i  y  otras  la  e, 
sonando  como  una  sola  de  esas  letras;  pero  suenan  ambas 
letras  siempre  que  no  formen  diptongo  ie,  ó  si  las  separa 
la  diéresis,  á  no  ser  cuando  la  e  es  muda,  como  en  los  im- 
perfectos de  los  verbos  en  er,  ir. 

Las  demás  combinaciones  binarias  de  vocales  son  muy 
escasas  en  castellano. 

Sabemos  que  au  sonaba  o:  de  aurícula  salió  oreja;  del 
bajo-latín  auterum,  otero  y  otear,  de  autoricare,  otorgar;  de 
auteza,  oteza,  alteza;  de  aura,  orear  y  no  aurear,  y  se  decía 
lorel  por  laurel,  y  oriflama,  orífice  ú  o  rice  en  vez  de  aurifla- 
ma,  aurífice.  Esto  en  los  diptongos;  pero,  en  los  adiptongos 
sonaban  ambas  vocales  como  hoy:  a-ún,  la-títh,  Calata  út, 
ba  usan. 

También  ué=o;  pero  no  el  adiptongo  úe  ó  la  diéresis 
üe:  sü-eño,  y  no  soñó. 

Puede  que  ie  sonase  á  veces  ia,  pues  hay  voces  que  se 
escriben  á  la  vez  Diego  y  Diago;  no  así  cielo,  pleca,  fiera 
rienda,  etc. 

En  la  copla  63  del  Alexandre  se  lee  dos  veces  húe  por 
hoy:  úe=oi. 

Los   demás   diptongos  se  pronunciaban  sin  alteración;  al 
menos,  no  tengo  motivo  suficiente  para  afirmar  lo  contra- 
rio. Spuora,  puede  haber  sonado  spora  y  fairé  acaso  se  leyó 
/eré.  "Sen  ferro  e  sen  fusta  |  yo  te  fairé  morir." — Alexandre 
c.  121. 
Tanto  en  francés  como  en  griego  ai  suena  e. 


—  467  — 

Antes  de  cerrar  este  párrafo,  algo  diremos  de  la  y  y  la  v 
en  su  relación  con  las  vocales  i  é  u. 

Las  combinaciones  binarias  ai,  oi,  e»,  ni,  muy  escasas,  lue- 
go tomaron  la  forma  ay,  oy,  ey,  uy:  vaymos,  rey,  oy,  pero  esa 
y  es  una  consonante  y  vale  una  sílaba,  y  así  es  que  se  lee 
va-y  mos  ó  va-ya-mos,  rey,  oy  (de  hodie)  ody— o'y,  Ruy. 
{re-ye  (re  ge),  sey-e  (se-dí  e),  se-y  (se  det),  re-y-na  (re-gina), 
reyno  (regnum)  reno.) 

Suele  esa  y  tener  el  valor  de  doble  i  como  en  francés 
voyez=voi-iez,  croyez=croi-iez,  soyez=soi-iez. 

Otras  veces  la  y  reemplaza  á  la  e:  trae,  traedor,  se  solían 
escribir  tray,  traydor  (tra-y,  tra-y  dor),  y  á  fin  de  verso  vo- 
ces como  mensaie,  conseio,  se  convierten  en  mensas,  consey, 
si  fuere  menester. 

Antes  los  sonidos  u  y  v  fueron  representados  por  un  solo 
signo  y  de  ahí  una  serie  de  confusiones  que  han  trascen- 
dido en  algunos  vocablos.  Así  de  avice  se  pasó  á  avce,  y  de 
avce  á  ave  por  un  lado,  mientras  que  por  otro,  tomando  la 
v  por  u,  de  avce  se  hizo  anees.  Hubo  pues  ave  y  auce,  las 
aves,  las  avees  y  las  anees,  y  los  diminutivos  avecica,  avecilla 
y  aucela  (acaso  se  leería  óchela). 

La  u  interpretada  como  v  luego  pasó  á  b.  De  Paulo,  sa- 
lieron Pavlo,  Pablo;  de  taula,  iavla,  tabla;  de  páranla,  para- 
vía,  parabla,  que  por  metátesis  se  desdobló  en  palabra,  y 
por  epéntesis  en  parábola,  y  todavía  por  equivalencia  de 
au=o,  de  páranla  salió  parola. 

Esta  transformación  de  u  en  v  y.  vice  versa  es  indepen- 
diente de  las  vocales  concurrentes:  así  de  civitas,  civitatis, 


—  408  — 

fibdat,  salen  civdad,  ciudad;  de  capdal,  cabdal,  cavdal,  cau- 
dal; de  debda,  devda,  deuda;  absenté,  avsente,  ausente;  captivare 
(San  Agustín),  captiva/;  cavtivar,  cautivar,  (esta  au  no  suena 
o);  rápido,  rap'do,  rabdo,  raudo;  cabsa,  cavsa,  causa;  debita, 
deb 'da,  devda,  deuda;  Sepia,  Sebta,  Cevta,  Ceuta,  etc.,  etc.  De 
absincia  sale  ausencia;  de  svelto,  suelto  y  esbelto.  De  igual 
manera  hay  palabras  latinas  que  comienzan  con  dv,  en  que 
cae  la  c?  y  la  v  se  trueca  en  b,  como  dvonus=' bonus;  dvis— 
'bis;  dvelum—bellum,  guerra,  de  donde  nosotros  sacamos 
duelo,  y  las  derivadas  bélico,  belicoso,  beligerante,  pues  en 
vez  de  belo,  del  latín,  tenemos  guerra  antes  guerra,  del  an 
tiguo  alemán  zverra. 

Con  lo  dicho  ya  pueden  resolverse  algunas  dudas  de  las 
que  ocurren  con  frecuencia  al  que  registra  los  antiguos 
poemas. 

En  el  del  Cid,  por  ejemplo,  dice  Oviestes  contar,  por  oyestes 
contar.  ¿Cómo  se  pasó  de  oviestes  á  oyestes}  Se  ve  que 
ov=ou;  pero  ou  suena  o,  y  de  ahí  o-iestes=oy estes.  Por  una 
transformación  análoga  dice  crovieronle,  por  creyéronle. 

RESUMEN.  El  castellano  antiguo  tuvo  las  cinco  vocales 
a  •  o  -  e  -  u  •  i  que  sonaban  como  hoy.  Además  poseyó  la 
combinación  o-e  que  sonaba  os=é,  pama;  y  la  combinación 
u-i,  que  sonaba  ü,  nül  ó  nuil,  hoy  nul-idad. 

La  u  ahora  muda,  entonces  sonaba:  guerra  (werra)  se  leí 
guerra. 

Hubo  e  muda,  tal  como  la  francesa  actual. 

Las  vocales  al  combinarse  en  diptongo,  solían  dar  un  ter 
cer  sonido,  au  sonaba  o,  Áurea  se  pronunciaba  Oria;  Huel- 


' 


—  499  — 

ga,  Olga;  ue  también  sonaba  o,  fuente  se  leía  font,  fueron= 
foron,  sues=sos==sus. 

Es  probable  que  no  también  se  leyese  o,  spucra,  spor,  co- 
mo se  pronuncia  spur  en  ingles,  que  es  la  misma  palabra 
(espuela);  y  que  ai  se  leyese  e,  fairé=fer¿. 

No  hay  cambio  de  sonido  cuando  la  diéresis  separa  esas 
mismas  vocales  ó  cuando  ellas  no  forman  diptongo.  Se  lee, 
sueño,  a-ún.  Por  lo  mismo,  no  hay  para  qué  considerar  en 
este  caso  las  combinaciones  adiptongales  ay,  ey,  oy  siempre 
disílabas,  A  no  ser  que  se  les  contrajera  artificialmente.  La 
y  tenía  el  valor  de  sílaba  separada  y  valia  i  i;  creyera,  sona 
ba  crei-iera,  como  en  francés  voyez=voi  tez. 

Para  la  u  y  la  v  no  había  más  que  un  signo  y  de  ahí  cier- 
ta confusión  que  ha  influido  en  la  formación  de  algunos 
vocablos:  de  Septa,  salió  Ceuta;  de  laida,  tabla;  de  páranla  sa- 
Vieron  palabra,  parola,  y  parábola;  y  hubo  anee  y  ave,  con 
tres  plurales,  aves,  avees  y  atices.  Lo  mismo  pasó  en  las 
otras  lenguas  romances,  y  así,  de  una  misma  forma,  el  fran- 
cés se  quedó  con  auriey  el  castellano  con  avrie,  hoy  habría. 

Hay  profunda  analogía  entre  el  francés  y  el  castellano  de 
los  primeros  siglos  literarios,  y  eso  se  comprende  por  el  co- 
mún origen  céltico  de  ambas  lenguas,  igualmente  modifica» 
das  por  los  elementos  latino  y  gótico,  y  desarrolladas  bajo 
muy  semejantes  condiciones  políticas  y  etnológicas.  Ademas, 
sus  relaciones  fueron  muy  estrechas.  La  Provenza  influyó 
A  más  no  poder  en  la  formación  del  Catalán;  Navarra  era 
tan  francesa  como  española,  un  príncipe  borgoñón  fundaba 
la  dinastía  lusitana;  el  gallego  afinaba  su  vihuela  al  son  de 


—  470  — 

las  cuerdas  franco-trovadorescas,  como  lo  prueban  las  Can- 
tigas del  Rey  Sabio,  y,  por  fin,  Castilla  misma  se  afrancesaba 
al  punto  de  que  su  rey  Alfonso  VI,  pugnaba  por  establecer 
el  feudalismo  francés  en  España,  les  arrebataba  el  Ritual  de 
Toledo  para  reemplazarlo  por  el  francés  y  suprimía  la  letra 
isidoriana  en  homenaje  á  los  franceses  que  se  apoderaron 
de  las  escribanías  públicas,  como  ya  se  habían  adueñado  de 
las  más  pingües  abadías  y  de  los  Obispados  de  la  Península 
y  de  barrios  enteros  de  sus  mejores  ciudades.  |Qué  mucho 
entonces  que  la  Francia  influyera  en  la  pronunciación  del 
castellano,  talvez  tanto  como  el  latía  en  su  vocabulario! 


II 


Con  los  elementos  que  hoy  poseemos  nada  más  difícil 
que  fijar  la  pronunciación  y  la  ortografía  de  siglos  lejanos. 
Hay  mucha  diferencia  de  la  actual  á  la  corriente  en  tiempo 
de  Nebrija,  y  mucho  mayor  aún  entre  la  de  los  humanistas 
de  fines  del  siglo  XV  y  principios  del  XVI,  y  la  del  Poema 
del  Cid  y  el  Fuero  Juzgo.  Letras  ha  habido  con  diferentes 
valores  fónicos  como  la  /,  primero  una  i  larga  ó  i-ota,  des- 
pués tuvo  el  valor  latino  de  y,  en  seguida  se  pronunció  co- 
mo la  /  francesa  y  por  último  tuvo  el  sonido  gutural  de 
hoy,  sin  duda  de  origen  arábigo  como  el  jumo  y  jembra  de 
los  andaluces,  por  fumo  yfembra,  hoy  humo  y  hembra;  otras 
como  la  ch  han  sonado  k  en  voces  como  archa,  marcho 
christiano;  y  como  hoy,  en  chico,  muncho,  Sancho  ó  Sancto. 
La  x  debió  tener  diversos  sonidos  cuando  ha  sido  reempla- 


—  471  — 

zada  por  /  en  xarabe,  xara,  caxa,  roxo;  por  ch  en  xaio,  xarol; 
por  s  en  xastrc,  xinglar  y  cuando  se  ha  escrito  xalón,  jalón 
y  salón.  Ca,  ka  y  cha  han  sonado  lo  mismo;  arth,  corth, 
laulh  sonaban  casi  lo  mismo  que  art,  cort,  laúd;  nympha  y 
ninfa  no  se  diferencian,  philosophia  y  filosofía  se  pronun- 
ciaban con  tan  leve  variante  que  hoy  no  se  notaría.  Todas 
estas  y  las  demás  letras  ¿cuántas  variaciones  habrán  tenido 
en  el  curso  de  los  siglos?  ¿Quién  podría  decirlo? 

Por  lo  mismo  avanzaré  mis  conjeturas  con  suma  cautela 
y  timidez;  pero,  alguno  ha  de  abrir  la  marcha  y  la  serie  de 
observadores  que  vengan  después  corregirán  los  errores 
primeros  é  irán  más  adelante. 

Aquí  me  contentaré  con  enunciar  mis  observaciones,  y 
en  un  trabajo  más  extenso  procuraré  ampliarlas  y  dar  los 
fundamentos  de  mis  hipótesis  sobre  tan  delicada  materia. 


Siguiendo  el  orden  alfabético  observemos  en  las  conso- 
nantes sumariamente  lo  que  á  su  fonética  y  grafía  se  refiera. 

La  b  se  ha  confundido  con  la  v  desde  el  tiempo  de  los 
romanos.  En  la  Gesta  se  las  usa  promiscuamente:  cavallo, 
avie,  ovo  eran  siempre  con  v,  y  otras  voces,  como  enbiar, 
eran  con  b.  Lo  general  es  que  el  uso  fluctúe  entre  ambas 
letras,  y  se  escriba  boz  y  voz,  yva  é  iba,  sobre  todo  en  los 
copretéritos.  Parece  que  se  tuvo  por  regla  el  no  escribir  la 
misma  letra  en  dos  sílabas  seguidas  de  una  palabra  y  de 
ahí  que  vivir  y  beber  se  escribiesen  vibir,  bivir,  bever,  veber. 


—  472 


Esta  letra  es  la  gran  dificultad  de  los  abecedarios  moder- 
nos, sobre  todo  del  castellano,  y  viene  desde  el  griego. 

La  k  griega  se  convirtió  en  c  latina,  con  igual  valor  fó- 
nico. Hoi  no  se  sabe  a  ciencia  cierta  como  la  pronuncia- 
ban griegos  i  latinos. 

Tengo  acopiados  muchos  ejemplos  del  paso  del  griego 
al  latín  y  el  castellano.  Citaré  unos  pocos. 


el  griego: 

el 

latin: 

y 

el  castellano: 

kantharos 

cantarus 

cántaro 

kartcs 

charta 

carta 

kelta 

celtas 

celta 

kitara 

tfthara 

cítara  ó  guítara,  guitarra 

konos 

conus 

cono 

kynos 

canis 

can 

kynos  es  kien  en  picardo,  chien  en  francés.  Como  se  ve  la 
k  griega  adquiere  los  valores  de  c  y  ch  en  el  latín  y  sus  de- 
rivados. 

Ahora,  ¿cómo  se  pronunciaba  esa  k  griega  y  su  equiva- 
lencia latina? 

Bien  que  los  sardos  escriben  c  y  pronuncian  k;  cera, 
piscina  escriben,  y  leen  kera,  piskina,  creo  que  el  griego 
akakia,  en  latín  acatia,  se  leería  acacia  en  ambas  lenguas. 
Kynos  se  lee  cinos  y  de  ahí  cínico,  y  acaso  fué  chinos  en 


—  47:'.    - 

siglos  anteriores,  pues  á  Cinus  de  Pestoya,  el  amigo  de 
Dante  y  del  Petrarca  en  el  siglo  XV,  lo  llamaban  Chino: 
tsin  saber  testos  del  Chino»,  refiriéndose  á  él,  dice  el  Can- 
cionero de  Baena.  Del  griego  kirica,  kir'ca,  salen  dos  voces 
inglesas  kirk,  iglesia,  como  se  dice  en  el  Norte  de  la  Gran 
Bretaña,  y  ehurch,  como  se  pronuncia  en  el  Sur.  Aducir 
más  ejemplos  sería  aumentar  la  confusión.  Creo  poder 
establecer  las  tres  series  que  siguen:  a)  la  griega,  b)  la  latina 
de  ella  derivada,  y  c)  la  pronunciación  común  á  ambas. 

a)  ka  ke  ki  ko  ku 

b)  ca  ce  ci  co  cu 

c)  ka  che  chi  ko  ku  ó  q 

Según  esto  Cicero,  garbanzo,  se  pronunciaría  Chichero  en 
latín,  y  así  debió  ser  pues  el  garbanzo  se  llamó  chícharo  en 
castellano  antiguo  como  reminiscencia  de  su  pronuncia- 
ción latina;  chícharos  llaman  las  arbejas  en  México,  y  entre 
nosotros  se  llama  chichara  la  harina  de  garbanzos.  La  ci- 
galla  la  llamamos  cigarra  ó  chicharra,  ci=chi,  y  chinche,  en 
latín  címice  ó  cím'cc,  debió  pronunciarse  chunche.  Del  grie- 
go kilo  que  se  leeria  chilo  hemos  sacad»  hilo  leido  quilo, 
pero,  si  los  romanos  hubiesen  tomado  ese  vocablo  segura- 
mente lo  hubiesen  escrito  cilo  y  leido  chilo. 

La  /  latina  sonaba  c,  y  en  castellano  solía  escribirse  inno- 
centia,  oration  pero  pronunciando  siempre  inocencia,  ora- 
ción. De  este  doble  empleo  de  /  y  su  equivalente  c  resulta- 
ron voces  dobles,  como  de  platea  que  se  derivan  platea 
y  placía  ó  plaza, 


—  474  — 

La  te  latina  se  trueca  en  ch  castellana,,. como  sucede  en 
pecho,  techo,  derecha,,  lecho,  leche,  lechuga,  conducho,  aguadu- 
cho, f rucho.  Esta  última  voz,  como  varias  otras,  retrograda- 
ron á  sa  forma  latina,  y  así  se  dijo  fructo  y  fruto,  docto  antes 
ducho;  sánelo,  santo,  antes  sancho,  etc.  En  la  Crónica  Com- 
postelana  á  Sancho  II,  se  le  llama  Sandio  primogénito. 

Dos  ce  sonaban  como  en  italiano. 

La  ch  sonaba  á  veces  como  hoy:  chico,  muncho,  pechugal 
(pectoral);  otras  veces  ch=k  ó  q;  archa,  marcho  se  leían  arca 
marco;  chrysptal,  kristal,  chimera,  quimera.  Se  dijo  porcho  ó 
pórtico,  remachado  y  remazado,  etc. 

En  la  Gesta  se  dice  desmancar  y  desmanchar,  yncamoslas 
por  inchamoslas,  y  valen  lo  mismo  ranc,  rango,  raneo,  ran- 
cho, desrrancar  y  desrranchar. 


Parece  que  esta  letra  siempre  ha  sonado  como  hoy  sue- 
na. Solía  reemplazar  a  la  /,  cibdat,  caridat  hoy  son  ciudad, 
candad. 


Sonaba  también  como  hoyen  figura,  flama,  jiucia,  fla- 
quido. 

Muy  parecido  fué  el  sonido'de  la  ph  que  proviene  de  la 
phí  griega,  como  en  physica,  nympha,  philosophía.  Suena  este 
como  si  pusiéramos  una  p  delante  de  la/,  y  las  pronuncia- 


—  475  — 

sernos  juntas.  La  doble  ff  en  medio  de  dicción  sonaba 
como  dos  efes  sucesivas  of-ficio;  pero  al  principio  ó  al  fin 
nada  significa,  siempre  suena  como  una/,  fferildos,  off,  y  lo 
mismo  h\  ph  final,  como  se  ve  en  Yuseph=Yusef.  La  /re- 
fuerza á  la  v:  en  vez  de  niev(e),  nuev\e\  salv'(c),  Gdlv'(es)  se 
escribía  nief,  nuef,  salf,  Galf. 


Esta  letra  en  el  siglo  XII  tuvo  el  mismo  valor  fonético 
que  la  g  francesa  de  hoy.  Sage  se  escribía  y  se  pronuncia- 
ba como  en  francés  y  con  el  mismo  significado  de  discreto. 
Se  escribía  lege  y  leche  al  mismo  tiempo.  En  la  Crónica  del 
Cid  dice  getó  (echó)  de  geter  y  egió,  salió,  que  se  leen  como 
si  escritos  en  francés:  «Pues  \ogeló  de  tierra  el  Rey  don  Al- 
fonso á  Rodric  Díaz  á  tuerto,  que  non  lo  mereció,  é  egió 
(exió)  de  su  tierra. >  Leo  domage,  leido  como  en  francés,  en 
Berceo  (S.  Millán,  441). 

Este  sonido  de  g  francesa  se  parece  á  uno  de  los  sonidos 
de  la  x,  algo  al  de  la  i  ó  /  y  al  de  la  s  ó  ss.  Por  eso  se  lo  se 
escribía  gelo  ó  ielo;  texer,  tesser,  teger;  tixera,  teser as,  ligeras; 
vaxel,  vassel,  vagel.  En  la  Disputación  entre  el  alma  i  el  cuer- 
po del  siglo  XIV,  se  dice  aún:  cnin  de  wgmn  de  dia»,  que 
sonaba  noch. 

La  g  no  iba  seguida  de  u:  se  decía  mager,  borgés,  page 
(pague).  La  u  escrita  tras  de  la  g,  sonaba,  como  en  guerra 
(werra  en  su  origen  del  alto  alemán),  gualardón,  etc.  La  g 


-   476  — 

casi  siempre  reemplaza  á  la  c:  <buen  es  el  gato  (cato)  sinón 
que  rascuña  (rasguña)*. 


1 


La  j,  en  su  origen  fué  una  i  larga  ó  iota,  i  grandota,  y 
como  hasta  hoy  sucede  en  el  italiano,  reemplazaba  á  la  se- 
gunda i  cuando  se  juntaban  dos  en  un  vocablo:  üsifiio  solía 
escribirse  fijo  y  se  leían  ambas  voces  de  igual  manera.  Des- 
pués tomó  el  valor  latino  de  y,  en  juventia,  y  en  vez  de  oio, 
conseto,  iuez,  se  escribió  ojo,  consejo,  juez,  que  se  pronuncia- 
ban oyó,  conseyo,  yuez.  Cuando  la  influencia  francesa  domi- 
nó las  Cortes  de  Castilla,  Navarra  y  Portugal,  la  ;*  tomó 
el  valor  de  la  je  francesa,  y  solamente  en  el  siglo  XVI  vino 
á  prevalecer  el  sonido  fuerte  que  hoy  le  atribuimos,  pare- 
cido a  la  ch  alemana  "donde  nacht  se  transcribiría  najt  para 
darle  la  pronunciación  castellana.  Bajo  esta  forma  se  la  ha- 
bía conocido  desde  siglos  atrás,  sobre  todo  entre  los  mo- 
riscos. Los  árabes  no  tienen  /,  pero  sí  la  combinación  kh 
que  es  idéntica,  khan  suena  jan:  los  andaluces  siempre  han 
dicho  jumo,  jembra  por  humo,  hembra,  ó  mas  bien  por  fumo 
y  fembra. 

En  la  Gesta  del  Cid  hay  uvjar  por  uviar  y  Bavjeca  por 
Bavieca:  allí  debe  leerse  j  como  y.  En  el  Álexandre  con 
frecuencia  se  escribe  maravija  y  se  lee  maraviya  ó  mara- 
villa. 


—  477  — 


Suele  emplearse  esta  letra  en  vez  de  c.  En  escritos  del 
siglo  XVIII  he  visto  káskara,  y  en  los  poemas  del  siglo 
XIII,  katólico,  esto  por  excepción.  En  castellano,  arca,  ar- 
cha, arha,  se  leían  lo  mismo:  k=ca=cha. 


En  tiempo  de  la  Cesta  del  Cid  no  había  el  sonido  //  de 
hoy  á  no  ser  que  se  le  representara  por  ///  como  en  gallego 
y  portugués.  He  visto  la  voz  llegar  escrita  legar,  liegax, 
plegar;  lleva,  leva  y  no  lleva.  Aún  cuando  se  escribiese  la 
//  sonaba  como  dos  eles,  tal  como  hoy  pronunciamos  Cara- 
cal-la, clavel  lina,  mas  propiamente  clavelina,  derivada  de 
clavel,  detall,  huevo  molí,  en  que  sólo  se  oye  una  /. 

Mucho  se  usaba  la  pl  en  vez  de  //;  planto  por  llanto; 
plano  por  llano  ó  laño;  y  también  en  lugar  de  ch:  plato, 
chato.  El  argento  achatado  en  tejos  para  acuñarlos,  dio 
planchas  chatas,  placas,  platas;  de  ahí  que  el  material  mis- 
mo (argento),  cambiando  de  nombre,  fuese  plata.  De  plata 
salió  la  forma  llata,  que  se  leía  lata. 

m  y  n 

Estas  nasales  entiendo  que  no  han  variado.  Como  ya 
vimos  in,  en,  sonaban  an  y  lo  mismo  im  y  em  que  sonaban 
am:  rincon=rencon=raucon;  amper  ador  =^emper  ador . 


478  — 


ik 


La  doble  n  era  frecuente  en  la  escritura  antigua:  Espan- 
na,  ninno,  cantío,  que  sonaban  nin-no,  can-no.  Para  evitar 
la  escritura  de  una  de  esas  n,  se  usó  una  tilde  sobre  la  an- 
terior y  se  escribió  niño,  caño,  sin  que  en  nada  se  alterase 
la  pronunciación.  En  el  segundo  verso  de  la  Gesta  se  ve 
cañados  por  cannados;  pero  eso  no  se  leía  como  hoy,  sino 
can-nados.  Para  que  sonase  entonces  como  hoy,  con  nues- 
tra ñ,  habría  sido  menester  escribir  cagnados,  ó  canyados, 
como  en  catalán.  El  sonido  ñ=gn=ny,  recien  aparece 
en  tiempo  de  los  humanistas  de  fines  del  siglo  XV. 

La  tilde  se  usaba  en  otras  abreviaturas  como  en  espesos, 
por  espensos;  cuela  por  cuenta. 


El  sonido  de  esta  explosiva  por  su  naturaleza  es  invaria- 
ble. Solía  cambiarse  en  b,  como  en  riepto=^riebto,  capadelant, 
cabadelante,  siguiendo  la  tendencia  general  de  la  lengua  á 
suavizar  sus  sonidos. 

Hay  una  p  incompleta,  la  que  acompaña  á  otra  letra 
junto  con  la  cual  suena  como  una  pareja  de  consonantes, 
lo  que  sucede  en  psalmo,  psalterio,  ptolomeo,  pterodáctilo. 
Esa  p  inicial  ha  caído,  y  no  recuerdo  haberla  encontrado 
en  esta  Gesta. 


—  479  — 


Esta  es  una  letra  inútil,  pues  que  todas  sus  combinacio- 
nes están  representadas  por  otras  letras.  Se  escribía  quomo, 
quando,  quenla  y  commo,  cuomo,  como,  cuando,  cuenta. 

Hoy  mismo  escribimos  trichina,  fetiche,  huevo  chimbo,  la 
Colchide,  etc.  y  leemos  triquina  y  triquinosis,  ¡etique  y  feti- 
quismo,  huevo  quimbo,  la  Colquide,  etc.  En  Chile  se  dice 
chimbo  por  quimbo,  y  muchos  pronuncian  todavia  trichina 
y  fetiche,  por  el  defecto  de  representar  un  mismo  sonido 
con  diferentes  letras. 

TV — T 

Se  escribía  de  ordinario  rrey,  rrazon,  Anrrich,  isrrael, 
airrededor  y  á  veces  con  una  r  inicial  ó  después  de  n,  s  ó 
/,  que  sonaba  rr.  Otras  veces  se  pasaban  al  otro  estremo, 
y  palabras  con  rr  entre  vocales  las  ponían  con  r:  arobdar. 
La  rr  se  permutaba  fácilmente  con  la  s.  (i) 


(1)  El  9  de  Abril,  día  del  fallecimiento  de  nuestro  padre,  la  im- 
presión de  esta  obra  se  encontraba  bastante  avanzada,  alcanzando 
á  la  página  336.  Hubimos  de  continuarla  valiéndonos  de  los  ma- 
nuscritos que,  en  limpio  y  minuciosamente  revisados,  él  nos  legó  y 
guiándonos  en  este  trabajo  por  una  nota  de  instr  cotones  que,  con 
ese  objeto,  escribió  el  día  7  de  Abril  previendo  su  próximo  fin. 

Este  capítulo  no  alcanzó  á  terminarlo,  faltando  lo  referente  á  las 


—  480  — 

consonantes  8,  t,  x,  y  z  y  la  parte  3.a,   que  debió  tratar  de  los  so- 
nido» desaparecidos  de  nuestra  lengua. 

Felizmente  esta  omisión  se  encuentra  salvada  en  el  trabajo  titu- 
lado <Li  Crónica  Rimada  de  las  Cosas  de  España,  Restaurada,  que 
presentó  al  VI  Congreso  Científico  de  Chile,  celebrado  en  la  Sere- 
na en  1900,  trabajo  que  saldrá  á  luz  simultáneamente  con  esta 
obra. 

Santiago,  Junio  9  de  1900. 

Sus  HIJOS 


y&t^té  '^^W^W'^WH^W^^S'3!^^^  *.f'Wf  W'  *$} 


Trajes  y  Armas,  usados  en  el  siglo  XII,  de  que  se 
hace  mención  en  el  Poema 


Creo  conveniente  mostrar  en  conjunto  el  trnje  y  las  ar- 
mas de  un  guerrero  español  del  siglo  XII,  ya  que  en  el 
Poema  á  cada  paso  se  necesita  de  ese  conocimiento. 

El  caballero  cubría  la  cabeza  con   un  bacinete  de  hierro 
de  forma  cónica,   terminado  en    punta,  llamado  yelmo,  en 
inglés  helmel;  helme  {heaume)  en  francés,   del   antiguo  alto 
alemán  helm,  casco.  Este  iba  unido  á  un  capuchón  de  ma- 
lla, denominado  almófar  ó  capellina,    destinado   á  proteger 
la  cabeza  y  el  cuello.  El  yelmo  solía   rematar   por  su  parte 
abierta  en  un  aro  metálico,  que  rodeaba  la  frente  como  una 
ínfula  ó  diadema:  ese  aro   reforzaba  la  defensa  y  servía  de 
adorno,  pues  allí  se  engastaban  piedras  preciosas  ó  lucientes, 
como  las  carbonclas  (diamantes)  u  otras  á  que  se  atribuían 
varias  virtudes.  De  este  aro  salía  una  lengüeta  acerada  que 
iba  sobre  la  nariz  para   protegerla  de  tajaduras.  El  yelmo 
solía  ser  reforzado  por  rebordes  metálicos  que  se  juntaban 
31 


—  482  — 

en.su  p.irte  superior  formando  la  cimera  ó  encimera,  y  era 
sostenido  ó  sujetado  por  correones,  denominados  mondaras 
en  el  Poema. 

La  loriga  era  una  túnica  ó  camisón  de  mallas  de  acero, 
con  mangas,  y  abierto  atrás  y  adelante  de  manera  que  sus 
haldas  cubriesen  las  piernas.  Al  principio  la  loriga  ó  coraza, 
como  este  nombre  lo  indica,  fué  una  cuera  ó  jubón  de  cue- 
ro curtido;  después  para  defensa  se  le  agregaron  planchue- 
las metálicas  redondas,  cuadradas,  dispuestas  como  esca- 
mas, etc.,  y,  por  último,  se  reemplazó  el  cuero  por  un 
tejido  de  cadenilla  de  acero,  flexible  y  resistente,  como 
convenía.  Arrancar  á  golpes  aquellas  planchuelas  ó  esca- 
mas, se  llamó  desmancar  la  loriga,  descabalarla,  mancarla, 
y  esa  palabra  se  pronunciaba  desmanchar,  como  á  veces 
viene  escrito  en  el  Poema.  También  se  decía  falsar  ó  falsear 
la  loriga,  que  era  vencerla,  atravesarla,  romperla. 

Bajo  esta  cubierta  de  acero  se  usaban  ropas  adecuadas. 
En  la  cabeza,  bajo  el  yelmo,  usábase  la  cofia,  casquete  ó 
gorra  de  lienzo  ó  seda,  destinada  á  proteger  el  cabello  del 
duro  ludir  del  hierro,  la  cual  parece  que  se  ajustaba  ó  frun- 
cía sobre  la  frente  con  una  jareta.  La  loriga  descansaba  en 
el  belmez,  traje  interior  acolchado  á  veces,  para  amortiguar 
los  golpes.  Es  casi  seguro  que  usaban  bragas  ó  calzones, 
acaso  enmallados,  y  sus  calzas  eran  de  ordinario  botas  ó 
escarpines  de  cuero  que  caían  sobre  el  zapato  [huessas 
sobre  calzas,.  En  aquella  época  remota  no  se  usaban  brazo- 
neras  ni  quijotes,  golas  ni  guanteletes,  como  poco  después, 
hasta  llegar  al  refinamiento  de   las  armaduras  repujadas  y 


—  48:J  — 

cinceladas  de  Milán.  Hay  tres  períodos  diferentes,  el  de  la 
cuera,  e!  de  la  loriga  y  el  de  la  armadura  de  acero  ya  com- 
pleta. Por  último  recordaremos  que  los  caballeros  enloriga- 
dos  del  siglo  XII  usaban  espuelas  de  oro,  ó  al  menos  dora- 
das, (espolons,  spuoras),  reducidas  á  veces  al  acicate  ó 
aguijón  de  acero  de  los  árabes. 

El  brial,  túnica  ó  jubón,  talar  el  de  las  mujeres  y  más 
corto  el  de  los  hombres,  se  usaba  sobre  la  camisa.  El  dela- 
tan también  lo  usaban  ambos  sexos.  Hay  gran  disconformi- 
dad sobre  el  significado  de  este  vocablo,  para  unos  un  ves- 
tido, para  otros  un  género.  Atendiendo  á  su  etimología, 
ciclatón  viene  del  griego  kiklos,  circo,  círculo,  porque  ésta, 
sin  duda,  era  una  pieza  circular  de  ropa,  acaso  de  diferen- 
tes estofas.  Pudo  usarse  por  las  mujeres  como  las  enaguas 
hoy,  bien  que  envolviendo  el  cuerpo.  Los  infantes  de  Ca- 
món, tuellen  á  sus  mugieres  los  mantos  é  pellisons,  y  las 
dejan  en  camisas  é  ciclatóns  (v.  2730).  Luego  tcon  las  es- 
puelas agudas,  les  rompen  las  camisas  e  las  carnes,  e  lim- 
pia salie  la  sangre  sobre  los  ciclatóns  (v.  2747).  El  ciclatón  he- 
cho de  paño  cortado  en  círculo  es  la  capa  española,  usada 
desde  siglos  antes,  y  aún  con  el  nombre  decapa,  como  se  ve 
en  las  Etimología1;  de  San  Isidoro.  En  la  Crónica  del  Cid  el 
infante  de  Aragón  va  á  las  exequias  de  su  suegro,  y  sus 
caballeros  llevan  todos  capas  pardas,  en  señal  de  duelo.  En 
la  Crónica  Rimada  cubre  el  Cid  con  una  capa  aguadera  al 
leproso  que  encuentra  á  la  orilla  del  rio.  Eso  no  quita  que 
ciclatón  signifique  lo  mismo  que  capa,  ó  que  sea  una  voz 
genérica  que  incluya  á  la  otra. 


—   184  — 

Sobre  los  briales  cubrí  m  mantos  y  pellisones  (peletería). 
Macho  usaban  los  bordados  de  oro  y  plata,  aún  en  las  ca- 
misas de  fino  ramal  ó  lino,  y  en  los  zapatos  huebrados  en 
esa  guisa.  El  Cid  para  asistir  á  las  Cortes  de  Toledo  viste 
calzas  de  fino  paño,  sobre  ellas  zapatos  «á  grant  huebra» 
(obra),  camisa  de  ranzal  con  las  presas  de  oro  y  plata.  So- 
bre ella  un  brial  primoroso  de  ciclatón  (¿por  el  corte  ó  por 
el  género  de  qué  estaba  hecho?)  y  sobre  el  brial  una  pie' 
bermeja  con  bandas  de  oro.  Lleva  una  cofia  de  un  escarín 
(escar(ht)in)  de  pro  (estofa  de  seda  escarlata)  y  (3  no) 
«desuso  cubrió  un  manto  que  es  de  grant  valor*.  Hay  el  gonel, 
otra  forma  de  brial,  y  el  sobre-gonel  ó  sobre-todo.  Y  toda- 
vía San  Isidro  recuerda  la  armelansa,  ó  vesta  que  asentaba 
sobre  la  armadura. 

Los  guerreros  para  su  defensa,  además  del  yelmo  y  la 
loriga,  usaban  el  escudo.  Este  era  grande,  fuerte  y  pesado,  y 
cubría  casi  todo  el  cuerpo.  Combado  ó  convexo  hacia  aden- 
tro, su  armadura  se  afianzaba  al  centro  llamado  la  bloca, 
que  unas  veces  era  como  un  ombligo  entrante  donde  solían 
lucir  cristales  ó  piedras  preciosas,  y  otras  veces  presentaba 
una  punta  saliente.  La  forma  del  escudo  era  triangular:  un 
arco  amplio  en  la  parte  superior,  capaz  de  cubrir  el  pecho, 
y  los  costados  iban  bajando  en  forma  de  ogiva.  Se  hacía  de 
madera  recia  cubierta  por  una  piel  resistente,  y  se  le  refor- 
zaba con  b  irras  ó  con  planchas  de  hierro  ó  de  acero.  Por 
detrás  tenía  sus  guarniciones  y  abrazaderas.  El  escudo  se 
llevaba  colgado  al  cuello  ó  sujeto  al  arzón  y  en  el  momento 
del  combate  se  embrazaba,  sujetándolo  contra  el  corazón. 


—  485  — 

Con  el  brazo  derecho  se  manejaba  la  lanza  ó  la  espada;  de 
manera  que  no  se  comprende  bien  cómo  manejaban  las 
riendas.  En  el  siglo  XI  y  en  el  XII  los  escudos  españoles 
no  llevaban,  que  se  sepa,  ni  divisas,  ni  cuarteles,  ni  orna- 
mentos, como  poco  después  se  acostumbraba.  Las  adargas 
eran  escudos  moriscos,  rodelas  de  cuero  mas  pequeñas 
que  usaban  las  peonadas.  Les  franceses  de  boucle,  boda, 
bloca,  hicieron  bouclier  ó  escudo  blocado,  y  la  voz  corres- 
pondiente en  castellano  fué  broquel,  en  su  origen  segura- 
mente bloquel,  de  bloca. 

Las  armas  ofensivas  principales  fueron  la  lanza  y  la  es- 
pada. La  lanza  de  moderada  lonjitud  (cuerpo  y  medio  de 
hombre)  tenia  el  fuste  ó  asta  de  madera  resistente,  fresno  ú 
otra,  terminaba  en  una  punta  de  acero  agusada,  de  forma 
triangular  alongada,  y  ú  llegar  al  cabo  opuesto  presentaba 
una  escavadura  para  empuñarla.  Esta  tenía  delante  un  re- 
borde ó  parte  saliente  llamada  tarja,  para  escudar  la  mano. 
Adornaba  la  lanza  de  los  caballeros  un  pendón  flotante,  ó 
paño  pendiente,  esto  es  una  banderola  ó  grímpola  angosta 
y  larga  terminada  en  dos  puntas  ó  flamas,  que  caían  rozan- 
do el  casco  cuando  se  mantenía  erguida  la  lanza.  En  estos 
pendones  solían  usarse  colores  y  divisas  que  distinguiesen 
á  sus  dueños. 

Los  peones  ó  infantes  usaban  picas  ó  alconas,  en  vez  de 
lanza  a  pendón. 

La  espada  {branz,  esgrun,  gladio)  era  el  arma  mas  noble, 
y  las  de  los  famosos  caballeros  siempre  tenían  un  nombre 
propio:  Joyeuse  se  llamó  la  espada  de  Cario  Magno,  Alma- 


-  486  — 

cia  la  de  Turpin,  Allaclara  la  de  Oliveros,  y  la  Durandal 
(Durandana)  del  paladín  don  Roldan,  según  la  leyenda  me- 
dio-eval,  fué  aportada  del  Cielo  por  un  Ángel.  El  Cid  con- 
quistó en  buena  lid  dos  famosas  espadas:  Colada,  que  era 
de  don  Ramón  Ií  Berenguel,  Conde  de  Barcelona,  y  Tizón 
quitada  al  rey  Búcar  (Abu-Bekar).  De  estas  espadas  dulces 
é  taiadors  dice  el  poeta  anónimo  de  la  Gesta,  que,  «las  ma- 
zarías e  arriaces  (pomos  y  gavilanes)  todos  de  oro  son» 
(v.  3189).  Cuando  Martín  Antolinez  rota  la  lanza  «mano 
metió  al  espada;  relumbra  todo  el  campo,  tanto  es  de  lim- 
pia e  clara»  (v.  3661)-  Y  cuando  el  rey  desenvainó  á  Coin- 
da y  á  Tizón  I  relumbró  tod'  la  Cort  (v.  3188).  Así  pues, 
ya  en  tiempo  del  Cid  había  espadas  con  empuñadura  de 
oro  [arrial,  arriaz). 

Tenían  fama  las  espadas  de  Valencia  y  los  puñales  de 
Zaragoza,  como  después  las  hojas  de  Toledo. 

Con  la  espada  se  hería  de  filo  y  por  ambos  lados,  y  hay 
casos  en  que  se  daba  el  golpe  á  dos  manos,  bien  que  las 
empuñaduras  eran  muy  reducidas,  si  hemos  de  atenernos  á 
las  figuradas  en  les  sellos  de  la  época. 

Los  caballos  según  su  oficio  y  condición  recibían  diver- 
sos nombres,  como  se  deduce  de  la  etimología  de  sus  deno- 
minaciones. El  caballo  de  silla  ó  de  paseo  era  el  palafrén  y 
el  de  guerra  el  bridón.  Este  iba  de  destrero,  al  estribo  del 
caballero  con  sus  arreos  de  guerra,  y  al  comenzar  el  com- 
bate el  caballero  pasaba  de  su  palafrés  á  su  caballo  de  ba- 
talla. Se  estimaban  los  caballos  corredores  ó  cursores,  y  á 
los  que  lo  eran  se    les  llamó  corceles.  En  el  poema  no  se 


—  487    - 

habla  de  bridones  ni  de  corceles  y  sólo  se  mencionan 
los  caballos  cursores  ó  corredors,  los  pala  fres  y  los  destreros. 

Los  caballos  usaban  un  recado  como  el  de  hoy:  sillas,  á 
veces  de  dorado  arzón,  con  estribos  ó  estriberas,  que  de 
ambos  modos  se  dijo,  frenos,  por  los  que  también  se  entien- 
de bridas,  cinchas  (cinxas)  y  pretal  {pedral).  En  el  Poema 
siempre  se  dice  riendas  (rigendas,  en  su  origen)  y  nunca 
bridas. 

Habla  el  Poema  de  sillas  cocerás  en  contraposición  á  las 
sillas  gallegas  que  llevaban  los  del  Cid  cuando  los  atacaron 
los  francos  ó  catalanes  del  Conde  de  Barcelona.  Silla  coserá 
es  la  propia  para  el  coso,  ó  sea  de  las  carreras,  de  paseo,  de 
gala;  las  gallegas,  de  arzones  altos  y  encajonados,  eran  para 
el  trabajo  y  propias  para  la  guerra:  el  caballero,  más  seguro 
en  ellas,  no  era  tan  fácilmente  desarzonado.  En  su  origen 
fueron  sillas  corseras,  de  corso,  curso,  carrera,  y  en  el  poe- 
ma cocerás,  sin  r  y  con  c.  La  r  se  pierde  igualmente  en 
coso,  y  la  s  se  cambia  en  c  en  corcel,  caballo  de  carrera,  co- 
rredor ó  cursor,  y  ambas  letras  se  conservan  en  corsario,  el 
que  corre  los  mares. 

En  el  arcipreste  de  Hita  hay  la  voz  coserás  y  corseros 
en  el  Alexandre,  ambas  con  s,  y  significando  carrera  (cursus, 
curso,  corso,  coso). 

Se  comenzaba  á  usar  paramentos  de  guerra  y  terlices  y 
lorigas  petrales,  para  el  caballo.  Estos  nobles  brutos  tam- 
bién tuvieron  nombres  famosos  como  las  espadas,  á  partir 
desde  Alejandro  Magno,  si  hemos  de  creer  en  el  Bucéfalo, 
de  tan  alta  prosapia,  que: 


-  488  — 

99-  '  Fizólo  un  Elefant,  cuerno  dis  la  escritura, 

En  una  Dromedaria,  por  muy  grant  aventura." 

(El  Alexandte) 

Varios  nombres  propios  pudiéramos  rememorar;  pero 
nos  limitaremos  á  hacer  mención  de  Babieca  el  caballo  cé- 
lebre del  Cid  Campeador,  que  él  no  olvida  en  su  testamen- 
to, y  el  cual  fué  enterrado  entre  dos  olmos  á  la  puerta  del 
monasterio  de  San  Pedro  de  Cárdena,  do  yacía  su  señor. 

Los  etimologistas  convienen  en  que  palafrén  viene  de 
paraveredies,  palabra  compuesta  del  gregio  para,  entorno, 
y  veredies  en  bajo  latín,  caballo  de  posta.  Creo  que  viene 
de  la  preposición  para  y  de  freno,  caballo  para  el  freno,  ó 
de  bridas  (frenus  en  latín  es  freno  y  bridas).  Bridón,  de  bri- 
das, significa  lo  mismo  que  el  anterior;  corcel  es  corredor, 
con  el  cambio  erróneo  de  la  s  en  c,  que  se  conserva,  como 
vemos  en  coso,  corso,  corsario,  curso,  etc.  Deslrero,  creen 
que  viene  de  dexler,  diestro:  paréceme  que  viene  del  fran- 
cés desirier,  descomponible  en  de  strier,  del  estribo,  y  bas- 
ta de  caballos.  En  el  Poema  se  suelen  mencionar  entre  las 
acémilas,  las  muías,   los  mullos  y  los  camelos  ó  camellos. 

Del  modesto  rocín  no  se  hace  mención.  Según  la  prag- 
mática de  D.  Alfonso  el  Sabio,  fechada  en  Sevilla  á  5  de 
Febrero  de  1253,  un  rocín  vale  el  tercio  de  un  caballo  ga- 
llego. Rocín  en  alemán  es  ross,  rozza  y  ronzino  en  italiano, 
roucín  y  roncín  en  francés  antiguo,  y  roncí  en  provenzal. 
En  la  Canción  de  Taillefer,  dice  que  iba,  "  sur  un  roncin  qui 
tostaloit,"  y  en  otras  versiones    dice:   "sur  un  ceval,"  que 


—  489  — 

se  lee  cheval.  Por  último,  para  que  se  columbre  la  causa 
del  desprecio  caído  sobre  el  infeliz  rocin,  sépase  que  en  ne- 
erlandés se  le  llama  ruin,  que  quiere  decir  caballo  castrado. 

En  la  citada  pragmática  del  Rey  Sabio,  destinada  á  reno- 
var las  postaras  (decretos)  de  su  padre  y  de  su  abuelo,  se 
prohibe  el  uso  de  sillas  guarnecidas  y  bordadas,  i  se  fija  el 
precio  de  las  siel/as  con  freno  é  pedral  dorado.  Allí  también 
se  habla  de  zapatos  dorados. 

Las  huestes  tañían  trompas,  atamores,  atabales,  chirimías 
y  añafiles,  y  usaban  alhiaras  ó  cuernos  de  guerra,  bien  que 
en  el  Poema  estos  no  se  mencionan  como  en  la  Chanson  de 
Roland,  donde  es  famoso  el  olifant  ó  cuerno  ebúrneo  que 
el  héroe  tañía  en  vano  en  la  jornada  de  Roncesvalles. 

Escuella  (secuela?)  tropa,  escolta  del  rey  ú  otros  perso- 
najes: mesnada,  tropa,  compañía  de  un  caudillo.  De  la  reu- 
nión de  estas  escuellas  ó  mesnadas,  se  formaba  la  hueste  6 
ejército.  Virtos  y  poderes,  se  llamaban  las  fuerzas  de  un 
reino  ó  de  un  Condado:  hs  fací  es  ó  faces,  haces,  era  otro 
modo  de  designar  las  huestes..  El  ejército  de  los  moros  sue- 
le llamarse  elalmofalla,  voz  que  primero  significó  alfombra  y 
de  ahí,  por  tropo,  campamento.  Este  también  suele  llamar- 
se elfonssado  ó  foseado,  porque  se  le  defendía  rodeándolo 
de  fosos,  cavas  ó  cárcavas.  En  el  Poema  nunca  se  le  llama 
castro,  como  decían  los  romanos  á  sus  campos  fortificados, 
nombre  que  aún  suena  en  España.  En  cambio  queda  su  di- 
minutivo caslriello  ó  caslrillo,  después  casfielo  ó  cast'iilo, 
ó  sea  pequeño  castro.  En  el  Fuero  de  Burgos,  otorgado  en 
1073,  se  lee:  castrillum  de  Vega,  castrillum  de  Verrocúe. 


—  490  — 

Axobdas,  llama  el  Poema  las  rondas  ó  guardias  moriscas 
y  patrullas;  atalayas,  eran  los  centinelas  que  guardaban  de 
día  desde  las  almenas,  y  ascuchas  ó  escuchas,  los  que  vigi- 
laban de  noche.  Peones  eran  los  pietones,  y  la  peonada,  la 
infantería.  Entre  los  peones  figuraban  los  ballesteros,  de 
temibles  cuadrillos  ó  pequeños  dardos  de  sus  ballestas,  se- 
mejantes á  los  venablos  empendolados  (emplumados).  Eran 
estos,  viras  arrojadizas  á  mano,  de  punta  aguzada  de  acero, 
destinados  á  la  caza  venatoria.  El  traidor  Vellido  Dolfos  con 
un  venablo  dorado  atravesó  al  rey  Don  Sancho  de  parte  á 
parte.  Los  peones  solían  usar  frondas  ó  pedreros,  asconas  y 
ar  hale  tas. 

Para  atacar  los  muros  enemigos  usaban  torres  de  madera 
y  engeños  ó  máquinas  de  guerra.  Eran  de  estas  las  princi- 
pales: la  cappa,  especie  de  casucha  de  techo  muy  fuerte  pa- 
ra guarecer  á  los  zapadores  que  iban  dentro  rodándola  has- 
ta el  muro  que  á  su  amparo  minaban  y  aportillaban  si 
podían;  el  almoienage  ó  motón  (carnero),  viga  armada,  ter- 
minada en  una  pesada  cabeza  de  carnero  como  el  ariete 
romano,  destinada  a  batir  los  muros  en  brecha;  y,  por  últi- 
mo, las  algarradas,  máquinas  como  las  catapultas,  para 
arrojar  grandes  piedras. 

Cuando  llegan  los  almorávides, — los  alárabes  de  las  cró- 
nicas,— en  defensa  de  los  valencianos,  el  Cid  que  los  sitiaba 
corta  puentes  é  inunda  la  Vega,  en  otras  ocasiones  tiende 
celadas,  y  hace  falsas  retiradas  para  caer  con  más  ímpetu 
sobre  el  enemigo  sacado  de  su  seguro.  Si  acampa  con  su 
mesnada  es  en    lugar  estratégico  como   en   el   puerto  seco 


—  491  — 

de  Alucant,  ó  en  un  otero  redondo  que  al  punto  foseó,  ó  en 
algún  poyo  dominante  (podium),  altura,  podio,  po'io=po- 
yo,  y  de  ahí  poyar,  pttiar,  pujar,  subir;  podium  era  la 
tribuna  ó  alto  p.ilco  del  César  en  el  anfiteatro  ó  en  el  Circo). 
Poyarse  dice  en  el  Alexandre,  puiar   en   la  Gesta   del   Cid. 

Vadea  los  rios  como  puede:  pasa  el  Duero  en  navas  de 
balos,  es  decir  en  balsas  planas,  acaso  de  troncos  enlazados. 
Nava,  es  lugar  plano  y  raso,  llanura,  como  aquella  en  que 
se  dio  la  batalla  de  Muradal  ó  de  las  Navas  (llanura)  deTo- 
losa  en  1212.  Navas  de  palos,  esplanada  de  palos,  embarca- 
ción chata  ó  plata  ó  plana  ó  llana,  que  todo  es  uno.  Nava 
C.ibrera,  Navas  luengas,  y  otras  navas  de  Castilla,  significan 
siempre  planicie,  llanura  tal  o  cual 

La  idea  y  el  espíritu  religioso  á  todo  va  adherido;  el  Cid 
invoca  siempre  al  Creador,  al  Padre  Spirital  y  á  su  Sancta 
Madre,  á  sus  Sanctos  e  sus  Virtudes,  y  hace  mandas  pia- 
dosas, lo  que  no  quita  que  sea  agorero  y  superticioso  como 
un  romano;  sus  campeones  santiguan  las  sillas  antes  de 
tntrar  en  combate,  y  antes  de  una  expedición  riesgosa  el 
Sispo  don  Hieróm,  a  todos  da  soltura;  es  decir  los  absuelve 
;n  maza,  les  suelta  los  pecados.  Esta  forma  de  la  absolución 
ie  campaña  es  mui  común,  sobre  todo  en  los  poemas  frail- 
ases. Y  aquí  citaré  un  ejemplo  no  sin  cierta  complacencia 
>or  tratarse  de  uno  de  mis  viejos  antecesores,  de  don  Gui- 
len  de  la  Barra,  uno  de  los  fieros  capitanes  de  Simón  de 
Confort  en  la  guerra  contra  los  Albigenses.  Cuando  aquel 
:apitán  general  se  dirigía  al  frente  de  un  ejército  poderoso 

atacar  al  noble  rey  trovador  don  Pedro  II  de  Aragón,  i 


—  492  — 

quien  venció  y  dio  muerte  en  la  batalla  de  Moret  (121 3),  el 
Obispo  Folqueto  ó  Falques  de  Marsella  da  la  absolución  á 
sus  soldados,  quienes  doblan  la  rodilla  para  recibirla,  y 
sjguen  su  camino.  En  el  Poema  sobre  la  Cruzada  contra 
los  Albigenses  se  registra  la  escena  de  la  absolución  en  masa 
en  el  pasaje  en  que  se  leen  estos  versos: 

«Ab  tan  Folquets  l'avesque  |  los  a  pres  a  senhar 
Guilhelmes  de  la  Barra  |  los  pres  a  capdelar 
E  fe'ls  en  tres  partidas » 

Puede  leerse  este  pasage  en  el  excelente  libro  Los  Tro- 
vadores de  Milá  y  Fontanals. 

El  protagonista  de  esta  Epopeya  tuvo  varios  nombres. 
Al  principio  se  le  llama  sencillamente  Rodrigo,  nieto  de 
Layn  Calvo  é  hijo  de  Diego  Lainez.  A  él,  hijo  de  Diego  le 
correspondía  por  apellido  Dieguez;  pero  como  ese  nombre 
era  Dieg  ó  Diag,  él  sería  Dieguez  ó  Diaguez,  de  donde  por 
síncopa  salen  Diez  ó  Díaz.  Por  eso  cuando  fué  armado  ca- 
ballero en  Coímbra  tomó  el  nombre  de  Ruy  Díaz,  con- 
tracción de  Rodrigo  Diaguez,  muchas  veces  convertido  en 
Ruy  Diez. 

El  sobrenombre  de  Campeador  le   viene  de  los  frecuer 
tes  duelos  judiciales  en  que  él  salió  al  campo  en  defensa  d< 
algún  derecho  de  su  rey,    y   es  sinónimo    de  Campeón.  El 
nombre   honorífico  de   mió  Cid  se  lo  dieron    los  árabes, 
quienes  le  llamaban  Side,  que  quiere  decir  mi  Señor. 


—  493  — 

A  este  nombre  de  mió  Qid,  como  se  decía,  se  liga  un 
recuerdo  del  personaje  que  se  olvida  en  su  gesta,  aunque 
muy  culminante.  Salió  Ruy  Diaz  al  destierro  por  el  año 
de  1081,  ó  acaso  antes,  que  esta  cronología  es  incierta,  y, 
después  de  algunas  correrías  al  frente  de  su  mesnada,  se  diri- 
gió á  Zaragoza  á  tomar  servicio  bajo  las  banderas  del  rey  moro 
Ahmed  Al-Moctadir.  Este  le  recibió  con  gran  contento,  y 
tal  confianza  depositó  en  el  castellano  que  al  morir 
dejó  bajo  su  amparo  á  su  hijo  Yusef  Al-Mutamín  su  suce- 
sor como  rey  de  Zaragoza,  y  dio  orden  i  sus  subditos  que 
le  obedecieran  en  todo  como  á  él  mismo.  Talvez  fué  enton- 
ces cuando  apellidaron  Side  a  Ruy  Diez,  poderoso  Conse- 
jero de  Ziilema,  como  llama  la  crónica  á  este  rey,  quien 
acaso  como  su  padre  llevaría  el  nombre  de  Suleyman. 
Tenía  Zulema  otro  hermano,  Al-Mondzir;  el  Benalfangc 
de  las  crónicas,  quien  heredó  los  estados  de  Denia,  Tor- 
tosa  y  Lérida,  y  éste,  como  siempre  sucede  cuando  los 
estados  reales  se  parten,  no  tardó  en  intrigar  contra  el 
rey  su  hermano.  Se  procuró  antes  de  mucho  la  amistad 
y  alianza  del  Conde  de  Barcelona  D.  Berenguer  Ra- 
món II  y  de  don  Sancho  Ramírez  rey  de  Aragón,  y  al 
poco  tiempo  encendió  la  guerra  contra  su  hermano  el 
rey  de  Zaragoza.  No  tardó  el  Cid  en  salir  á  campaña, 
corrió  como  un  rayo  las  tierras  de  Benalfange,  recogien- 
do gran  botín  y  haciendo  mucho  daño;  asaltó  el  castillo 
de  Monzón  á  vista  de  los  aliados,  y  por  último,  los  en- 
contró en  Almenara,  cerca  de  Lérida  y  los  destrozó 
por  completo,  tomando  preso    al    Conde    de    Barcelona, 


—  494  — 

con  diez  y  seis  nobles  aragoneses  y  tres  mil  soldados,  y 
con  esos  cautivos  entró  en  triunfo  á  Zaragoza  en  medio 
de  las  frenéticas  aclamaciones  y  vítores  del  pueblo  moro 
y  de  los  cristianos.  El  rey  mismo  se  adelantó  con  su 
familia  á  recibir  al  vencedor.  Esto  sucedía  en  1085  el 
año  mismo  que  Toledo  por  capitulación  caía  en  poder 
délos  cristianos.  Es  seguro  que  el  pueblo  zaragozano  fué 
quien  llamó  Side  á  su  heroico  defensor,  pues  que  era 
allí  como  un  rey  sin  corona,  y  no  había  otro  nombre 
mejor  que  darle.  Murió  el  llamado  Zulema  en  ese  mismo 
año,  y  le  sucedió  su  hijo  Ahmed  Al-Mostaín,  continuan- 
do el  Cid  á  su  servicio  hasta  1088,  cuando,  de  acuerdo 
con  aquel  rey,  dio  principio  á  la  guerra  de  Valencia. 
Creo  conveniente  dar  al  lector  estas  breves  noticias  que 
servirán  para  comprender  mejor  la  Gesta  en  su  parte 
más  borrada. 


FIN 


w^wn^^^^^ 


ÍNDICE 

Piiglnai 

PROLOGO 1 

I. — El  Cantar  de  Rodrigo i 

Preludio,  pág.  3. — Romance  I.  Desafio  de  Gormaz  y 
los  Laynez,  5. — II.  Rodrigo  da  muerte  al  Conde,  7. 
— III.  Ximena  se  querella  al  Rey,  <?. — IV.  El  mensa- 
je del  Rey,  10. — V.  Diego  Laynez  y  Rodrigo  acuden 
al  llamado  del  Rey  Don  Fernando,  1  i. — VI.  Don  Ro- 
drigo y  su  padre  van  á  vistas  con  el  Rey,  13. — VII. 
Desposorios  de  Rodrigo  y  de  Ximena,  14. —VIII. 
Victoria  de  Rodrigo  sobre  dos  arrayases  moros  en 
YodayFotit>Dofia,  16. — IX.  Rodrigo  da  libertad  al 
moro  Burgos  de  Ayllón,  17. — X.  El  Rey  de  Aragón 
desafia  al  de  Castilla  en  demanda  de  Calahorra,  20. 
— XI.  Rodrigo  campeón  del  Rey  de  Castilla,  21. — 
XII.  Aventura  de  Rodrigo  con  el  Gafo,  22. — XIIL  El 
duelo  por  Calahorra  entre  Rodrigo  de  Vivar  y  el 
Conde  Martin  González,  24. — XIV.  Van  sobre  Cas- 
tilla cinco  reyes  moros,  27. — XV.  Vence  Rodrigo  á 
los  cinco  reyes  moros,  29.— XVI.  Los  condes  trae- 
dors,  3:. — XVII.  El  rey  de  Francia  apoyado  por  el 
Papa  exige  vasallage  del  rey  de  España,  33. — XVIII. 


—  49G  — 

El  rey  de  España  consulta  á  sus  Buenos-ornes,  34. 
— XIX.  Rodrigo  aconseja  la  guerra  á  Francia,  35. — 
XX.  Respuesta  del  Rey¡Fernando,  36.  —XXI.  Vence 
Rodrigo  al  conde  de  Saboya,  38. — XXII.  El  Rescate, 
4°- — XXIII.  Da  el  rey  á  Rodrigo  novecientos  caba- 
lleros, 42. — XXIV.  Las  huestes  españolas  marchan 
sobre  París,  43. — XXV.  Acampa  Fernando  delante  de 
París;  el  rey  francés  lo  llama  á  vistas,  45. -XXVI. 
— Entrevista  de  los  Reyes  contrarios,  47. — XXVII. 
El  juglar  ata  cabos,  49.— XXVIII.  El  hijo  de  don 
Fernando  en  poder  de  sus  contrarios,  50.  -XXIX. 
El  tratado  de  Paz,  53. — XXX.  Epílogo,  54. 

II. — El  Cantar  de  Ruy  Díaz  de  Vivar 57 

Preludio  del  Joglar,  pág.  59.— I.  Del  Rey  don  Fernán- 
do  que  partió  sus  regaos  é  de  su  finamiento,  61. — II. 
El  §erco  de  (^aragogu,  63.—  III.  Rimirode  Aragón 
mueve  contra  don  Sancho  c  del  su  vencimiento,  66. — 
IV.  Don  García  quita  tierras  a  su  hermana  doña  Urra- 
ca, por  ende  don  Sancho  pide  conseio  á  los  sos  ornes 
de  cómmo  él  faga,  67. — V.  Con  el  Cid  conseyase  el 
rey  don  Sancho,  68. — VI.  De  comino  el  rey  don 
Sancho  venció  á  su  hermano  don  García  e  de  por 
vida  lo  metió  en  fierros,  69.  —VII.  De  la  batalla  de 
los  hermanos,  e  de  commo  el  Cid  Ruy  Diaz  libro  de 
preso  al  rey  don  Sancho.  74. — VIH.  De  como  don 
Sancho  soltó  de  prisión  a  don  Alfonso  a  ruego  de 
doña  Urraca,  e  este  metióse  monge  e  pasoge  al  rey 
moro  de  Toledo,  76. — IX.  De  commo  el  rey  don 
Sancho  tomó  a  Toro  e  puso  cerco  sobre  Camora,  78. 
— X.  Pide  el  rey  don  Sancho  a  Camora  en  troque,  e 


—  497     - 

dello  fué  el  Cid  amidos  el  mandadero,  81.—  XI.  Es- 
*  trecha  don  Sancho  la  cerca  de  Camora,  85. — XII.  De 
comino  doña  Urraca  acordó  dará  Camora  e  de  se  yr 
a  Toledo;  e  del  Cid  que  venció  quince  enamóranos, 
87.-XIII.  Bellido  Dolfos,  88.  -XIV.  El  rey  don 
Sancho  rec/ibe  a  Vellido  Do'.fos  non  recelándose  de 
él,  90. — XV.  Dixen  de  Camora  al  rey  que  se  guardas- 
se  del  traedor  e  el  rey  non  les  dio  crédito,  91.— 
XVI.  De  commo  Vellido  Dolfos  filió  de  muerte  al 
rey  don  Sancho  e  se  acogió  a  Camora,  93.— XVII. 
De  la  muerte  del  rey  don  Saoch  >,  94. — XVIII.  De 
como  Ordonez  de  Lara  se  offresció  de  les  facer  riepto 
á  los  de  Camora  sobre  la  muerte  de  don  Sancho,  97. — 

XIX.  De  commo  Bellido  Dolfos  se  acogió  al  brial  de 
la  Infante  e  ella  lo  entregó  a  D.  Arias  Gonzalo,  98.  - 

XX.  De  como  el  Castellano  don  Diego  Ordonez 
rieptó  a  los  de  Camora,  con  lo  que  respondió  don 
Arias  Gonzalo,  99. — XXI.  De  como  do  ¡Va  Urraca 
fizo  saber  a  don  Alfonso  la  muerte  del  rey  iln\  San- 
cho, e  de  como  escondidamentc  salió  don  Alfonso  de 
Toledo,  101 — XXII.  De  como  don  Arias  Gonzalo 
armó  a  sus  fijos  para  lidiar,  e  asy  mesmo,  e  la  Infanta 
non  se  lo  consintió,  104 — XXIII.  De  como  Diego 
Ordonez  lidió  con  Pcdrarias  e  lo  mató,  105. — XXIV. 
De  como  Diego  Ordonez  lidió  con  Diego  Arias  e  assi 
mesmo  lo  mató,  107. — XXV.  Diego  Ordonez  lidia 
con  Rodrigo  Arias  c  lo  mata,  108.— -XX VI.  De  como 
el  rey  don  Alfonso  llegó  a  Camora  ó  le  rebebieron 
por  rey  todos  menos  los  castellanos,    111. — XX Vil. 

32  * 


—  498  — 

De  como  Ruy  Diez  non  quiso  besar  la  mano  a  don 
Alfonso;  e  de  los  buenos  ornes  que  le  conseian  faga 
salva  de  non  aver  sido  en  muerte  de  su  hermano, 
1 12. -XXVIII.  La  Jura  en  Santa  Gadea,  113. — XXIX. 
De  cómo  bien  é  cumplidamente  gobernaba  el  rey  don 
Alfonso  VI,  116. — XXX.  De  como  Ruy  Diez  de 
Bivar  bien  servie  al  rey  don  Alfonso,  117. 

III — Ki.  Caxtak  de f. Eximo  (restaurado)  121 

I.  La  hoja  perdida,  123. — II.  Desolación  de  Biv-r, 
126.—  III.  La  entrad»  en  Burgos,  128. — IV.  Sale  de 
Burgos  al  Exilio,  130. — V.  El  trato  con  los  judíos, 
132.- VI.  El  Cid  en  la  Abadía  de  San  Pedro  de  Cár- 
dena, 138. — VII.  Acrecentamiento  de  la  mesnada, 
141. — VIII.  Oración  de  doña  Ximena,  143. — IX. 
Despedida  del  Cid,  145. — X.  Sale  el  Cid  de  Castilla. 
— Toma  de  Castellón,  146. — XI.  La  algara,  150. — 
XII.  Continúa  el  Cid  su  escursión,  153. — XIII.  Maña 
del  Cid  para  ganar  á  Alcocer,  155. — XIV.  Los  mo- 
ros de  Alcocer  piden  auxilio  al  Rey  de  Valencia,  157. 
—XV.— XVI.  El  gerco  de  Alcocer,  159.— XVII.  La 
Salida,  160.  -  XVIII.  La  batalla  de  Alcocer,  162. — 
XIX.  Mandado  del  Cid  para  el  Rey  don  Alfonso, 
167. — XX.  Sale  el  Cid  de  Alcocer  y  acampa  en 
Mont-Real,  169.  -XXL  El  rey  don  Alfonso  recibe 
á  Minaya,  171. — XXII.  Regreso  de  Minaya,  173 — 
XXIII.  El  Cid  se  establece  en  Alücant,  174— XXIV. 
El  Conde  de  Barcilona,  176.— XXV.  Triunfo  del  Cid 
en  el  Pinar  del  Tévar,  178. — XXVI.  Prisión  de  don 
Ramón  Berenguer  II,  conde  de  Barcelona,  179. 

\V. — El  Cantar  de  Valencia  (restaurado) ..,..    183 


—  4yy  — 

J.  El  gerco  de  Murviedro  por  los  moros  de  Valencia, 
185. — II.  Vencidos  los  valencianos  prosigue  el  Cid 
su  conquista,  189. — III.  La  discordia  enciende  los 
campos  de  España.  El  Cid  va  sobre  Valencia,  190. — 
ÍV.  El  Rey  Alfonso  pone  su  amor  en  Francia,  192. — 
V.  Del  Officio  Mozarábigo,  su  cambio  por  el  de  fran  • 
ceses,  19}. — VI.  El  juicio  de  Dios  por  duelo,  195.  — 
VII.  La  prueba  del  fuego.  Allá  van  leys  ó  quieren 
reys,i96. — VIII.  De  cómo  el  pueblo  desama  a  su  Rey, 
é  pone  su  amor  en  el  Cid,  199. — IX.  C/erca  y  toma 
de  Valencia,  200.  -X.  Viene  el  Rey  moro  de  Sevilla, 
y  el  Cid  lo  derrota,  203.—  XI.  Medidas  disciplinarias 
que  toma  el  Cid,  204 — XII.  Hace  el  Cid  alarde  de 
sus  mesnadas.  Propone  enviar  a  Minaya  con  un  pre- 
sente para  el  Rey  Don  Alfonso  VI,  205  -XIII.  El 
Preste  don  Hierónymo,  207.  —XIV.  Minaya  en  la 
Corte  del  Rey,  208.— XV.  Minaya  va  en  busca,  de 
dofia  Jimena  y  sus  hijas  al  Monasterio  de  San  Pedro 
de  Cárdena,  211.  — XVI.  El  regreso  a  Valencia,  216. 
—XVII.  El  moro  Aben  Galvón,  218.  -XVIII.  Re- 
cepción de  dofia  Jimena  y  sus  hijas  en  Valencia,  222. 
— XIX.  El  rey  Yucef  pone  gerco  a  Valencia,  221). — 
XX  Batalla  con  los  moros;  preparativos,  226.  —XXL 
Vence  el  Cid  al  Moro  Yucef,  228. -XXII.  El  botín 
de  guerra.  23 1. — XXIII.  Envía  el  Cid  una  embajada 
á  Valladolid  do  estaba  el  rey  don  Alfonso,  234 — 
XXIV.  Los  infartes  de  Carrión  proyectan  casir  con 
las  hijas  del  Cid,  237. — XXV.  Mensaje  del  Rey  al 
Cid,  238. — XXVI.  Los  mensageros  del  Cid  regresan 
a    Valencia,    241 — XXVII.  Las  Vistas  á   orillas   del 


—  500  — 

Tajo:  salen  las  partes,  243. — XXVIII.  Las  vistas  del 
rey  con  el  Cid,  2  16— XXIX.  El  Rey  ante  su  corte 
pide  al  Cid  sus  hijas  para  esposas  de  los  Infantes  de 
Carrión,  250. — XXX.  Se  despide  el  Cid  del  Rey  y 
retorna  a  Valencia  con  los  infantes,  254. — XXXI.  El 
Cid  da  cuenta  a  Xitnena  de!  pedido  del  Rey,  255. — 
XXXII.  Presentación  de  los  infantes  y  su  casamiento 
257.-OCXXUI.  Las  bodas. 

V  El  Cantar  dk  j.as  Hijas  de  i,  Cid  (restaurado) 

Preludio,  263.  — I.  El  León,  265. — II.  Cobardía  de  los 
infantes  de  Carrión,  267.  — III.  La  hoja  hallada,  268. 
— IV.  Continúa  el  combate,  271. — V.  Valentía  del 
Bispo  don  Hierónymo,  273. — VI.  El  Cid  vence  al 
Rey  Búcar,  275. — Vil.  El  Cid  felicita  á  sus  yernos, 
276. — VIH.  Los  compañeros  del  Cid  se  burlan  de  los 
Infantes,  280  — IX.  Concierto  felón  de  los  infantes, 
281. — X.  Generosidad  del  Cid,  282. — XI.  La  despe- 
dida, 284. — XII.  La  jornada. — alevosía  de  los  infan- 
tes, 285.  —  XIII.  Repréndelos  el  Moro  Abengalvón, 
287. -XIV.  El  Robredo  de  Corps,  288.  -XV.  Eelez 
Muñoz  torna  a  ellas  y  las  socorre,  291. — XVI.  Felez 
Muñoz  socorre  a  sus  primas,  292. —XVII.  Van  al 
Cid  las  nuevas  de  la  afrenta,  294. — XVIII.  El  regreso 
á  Valencia,  296. — XIX.  Manda  el  Cid  querellarse  al 
Rey  Don  Alfonso,  297. — XX.  El  Rey  don  Alfonso 
cita  á  Cortes  en  Toledo,  300. — XXI.  Se  abren  las 
Cortes,    501. — XXII.    La    llegada    del    Cid,    302. — 

XXIII.  El  Cid  prepara  su  entrada  en  Toledo,  304. — 

XXIV.  El  Cid  y  sus  parciales  entran  a  la  Corte,  306. 

XXV.  El  Rey  D.  Alfonso   abre    las   Cortes,    308.— 


—  501    — 

XXVI.  El  Cid  entabla  su  demanda  y  pide  sus  espa- 
das, 309.  —XXVII.  Los  infantes  devuelven  Tizón  y 
Colada,  y  el  Cid  las  entrega  á  sus  Campeones,  310. 
— XXVIII.  Pide  el  Cid  la  devolución  de  la  dote  de 
sus  hijas,  3:2.— XXIX.  El  Desafio,  315. — XXX.  Pa- 
bla Pero  Mudo,  3:8. — XXXI.  Pabla  Diego  Gonzá- 
lez, 321. — XXXU.— Pabla  Asur  González,  323. — 
XXXIII.  Pablan  los  embajadores  de  Navarra  y  de 
Aragón,  326.  —  XXXLV.  Pabla  Minaya,  328. — 
XXXV.  Fabla  el  Rey,  329  —  XXXVI.  Arrogante  res- 
puesta  de  Martin  Antolinez,  332. — XXXVII.  Llegada 
de  los  adalides  al  campo  de  Carrión,  335. — XXXVIII. 
Apercíbense  los  campeones  para  la  lid,  334.  — 
XXXIX.  El  palenque. — Últimos  preparativos,  336. 
— XL.  El  combate,  337. — XLl.  Después  del  comba- 
te, 342. — XLII-  Epilogo,  345. 

VI. — Cantar  del  Finamiento  del  Cid  Campeador 347 

Preludio,  pág.  349. — I.  Valencia  en  el  ocio  de  la  paz, 
353. — II.  Llega  al  Cid  un  mensaiero  del  Soldán  de 
Persia,  555.— III.  Sale  el  Cid  a  lo  recibir  é  tornan 
juntos  a  Valencia,  356.— IV.  De  lo  que  el  Soldán 
enbia  dezir  al  Cid,  é  del  enbio  de  un  rrico  presente 
357. — V.  Délas  cosas  que  el  Persa  presentó  en  el 
Alcázar  al  Cid  e  a  Dona  Ximena,  362. — VI.  De  las 
draperias,  especias,  escancias,  ungüento  de  embalssa- 
mo  e  mas  que  troxo  el  Persa,  cosas  al  Cid  muy  pla- 
cientes, 365.— VII.  De  las  saborosas  rrazones,  que 
passaron  entre  el  Cid  e  el  Persa  del  Soldán,  368. — 
VIII.  El  Persa  aprende  al  Cid  de  los  astros  e  sus  na- 
turas, 370.— IX,  Sale  el  Cid  reoebir  a  los  infantes  de, 


—  502  — 

Navarra  c  Aragón,    376.— X.  Del  casamiento  de  los 
infantes  con  las  1  tijas  del  Cid,    378.-^X1.  Las   tiestas 
de  boda,  379. — XII.  Partida  de  las  hijas   del  Cid  con 
sus  esposos,  383. — XIII.  Regreso  del  mensajero  del 
Soldán,  con  el  presente  e  cartas  del  Cid,  385.— XIV. 
Apellida    el  rey   Búcar  el   África  a  la  guerra,  e  viene 
sobre  Valenz,  386. — XV.  Dispónese  el  Cid  a  recebir 
los  Moros  de  Bucar,  e  face  salir  los  de  Valencia.  391. 
— XVI.  Aparece  el  apóstol    San   Pedro  al  Cid,  e  pre- 
dixele  el  dia  de  su  finamiento,   392.— XVII.    El    Cid 
llama  a  los  sos,  e  dixiles  de  esta  visión  e  de  sus  avisos, 
394. — XVIII.  De   como  el  Cid  adoleció,  e  se  preparó 
con    confessión  al  trance  final,    395. — XIX.    El  Cid 
castiga  a  los  sos  en    como  an  de  fer  después  de  la  su 
muerte,    396.— XX.  Del  testamento  del  Cid,  397.— 
XXI.  De  la  christiana  muerte  de  mió  Cid,  de  su  em- 
balsamo e  obsequias,  399.— XXII.  Cuerea  Búcar  a  Va- 
lencia  con   treynta  e  siete   reyes  moros  e  una  reyna 
negra  muy  bravosa,  400.— XXIII.  Salen  de  Valencia 
Ximena  é  los   sos   llevando    balsamado  el  cuerpo  de 
mió   Cid   sobre  Bavieca,  401.— XXIV.  Alvar  Fañez 
cae   de  sorpresa   sobre  el  campo  del  rey   Bucar,  e  lo 
vence   con  auxilio  del    Apóstol   Sant— tago,  403.— 
XXV.  Los  moros  de  la  Alcudia  tórnanse  a  sus   cassas 
de  Valencia,  408.— XXVI.  Elacompafio  del  Cid  vase 
pora  Castilla;    salen  a  su  encuentro  el  Infante  de  Ara- 
gón e  el  Rey  de  Navarra,  con  sus  esposas  las  fijas  del 
Campeador,  41 1.— XXVII.  Don  Alfonso  de  Castilla  c 
de   León  se  ayunta  al  acompañamiento    con  su  mes- 
nada, 413.— XXVIII.  Liegan  a  San  Pedro  de  Cardería 


—  tm  — 

ó  yace  el  Cid.  El  Rey  don  Alfonso  faze  fermosamen- 

te  el  panegírico  del  Cid  Campeador,  414. 

ÉNDICES 41; 

rRODl'CCIóN  4*9 

bsificación  de  la  Gesta  del  Cid    •••       4?I 

I.  Del    Ritmo,   pág.  421.— II.  Del  Metro,  427.— III. 

De  la  Rima,  435. 

COMO  SE  HA  RESTAURADO  LA  GESTA  DEL  OlD  HASTA  RE 

TUOTRAERLA   A   LO  O.UE  1'ROliABl.EMENTK   FUÉ 44I 

GOSOHRE  LA    OBTOGBAFÍA   Y    1'RoliAHLE  J'UuM   S<   I  V(  HÓM 

del  castellano  antiguo 45  5 

í.iks  y  Armas  usados  en  el  siglo  xii,  de  qi  b  se  hace 

mención  kn  el  pobma    4&i 

jice 495 

•üexda  et  corrigenda  504 


^^T^W^W^^^WW^Xy:^:^ 


Addenda  et  corrigenda 


r¿gs 

Linea                 DICE 

LE  ASE 

3 

II 

la  sílaba  3 

.  5 

y  7  de 

las   silabas  3,  5  y 

cada  hemistiquis 

hemistiquio 

S 

15 

1 

2 

8 

25 

a  los  raían 

car 

a  los  arrancar 

18 

16 

moros   á 

quienes  el 

moros  que  acababa 

acaba 

20 

IO 

entregads 

entregeds 

28 

:3 

Dexo: 

Dixo: 

3i 

1 

Romance  '. 

Sil 

Romance  XVI 

34 

16 

serlo 

seerlo 

37 

7 

española 

españolas 

41 

8  fará 

faga 

41 

12 

nieva 

nieve 

42 

2  3 

al  Poema 

al  del  Poema 

44 

5 

encanto 

escanto 

4S 

12 

tréfudos 

tréfudos 

48 

2 

"  Digame 

''Digasme 

65 

16 

muchos 

mucho 

68 

'7 

conseyase 

al  1 

-ey 

conseyase  el  rey 

75 

3 

y  Dios 

y,  Dios! 

76 

12 

Alfons 

Alfonso 

79 

2 

nieve 

nieves 

79 

12 

Safaguni 

Safagun 

80 

19 

apócope 

síncopa 

—  506   — 


I'ágs.     Línea  DXE 


LÉASE 


82 

»5 

86 

89 
«9 
91 
91 
9* 
93 
93 
94 
9S 
96 
96 
97 
97 
98 

98 

104 
104 
107 
108 
108 
109 
1 10 
1 12 
117 
119 
119 
127 
129 
132 
138 

158 

138 

141 
144 

146 


i)   el  Cid:  I  — "Señora, 
17  peleaban 
8  Quan 
11   cómigo 

1 5  diesse 
5   P^ue 

14  nos  le  dio 

25  jlucia 

1 1    matorroso 

I  3   romanso 
5   postigo 

4  Dixo  quo 

16  Muerto 

19  tuerto  I  débese 

17  levantóse 

19  — '«Yo   á  I  los 
7  le  entregó 

I I  amparo 

7  Urruca 

8  dutñas 

7  fíeles:  | 

18  quita 

21  Era     elle 

26  23 

3  pieca  ybanse 

20  salvo 

20  Granad  !  aque 

8  Sobre  tres  castiellos  | 
17  fecho 

26  ved 
17  llaman 

9  El    tratocon 
10  iúdios 

1 3  Cerdefia 

14  tiéndales 

22  Cid' 

25   Sanctós 
14  cibdad 


el  Cid: -"Señora,  | 
peleaban 
Quand 
comigo 
diesse 
page 

non  le  dio 
fiucia 
matarroso 
romanzo 
portigo 
Dixó  que 
Muerto 

tuerto  I  débese 
devantose 
— «Yo  á  los 
lo  entregó 
emparo 
Urraca 
dueñas 
fieles  I 
cuita 
Era  elle 

24 

pieca  I  ybanse. 

salva 

Granada  |  que 

Sobré  tres  castiellos 

fechos 

ve 

claman 

El  trato  con 

iudiós 

Cárdena 

tienda  és 

Cid 

Sanctos 

cibdad 


-  so; 


Pags. 

Linea 

DICE 

LÉA8B 

147 

I 

Si  nava se 

Sinávase 

M7 

2) 

dar  ¿evada,  dar  un 

dar  cevada,  cevar,  dar 

un 

154 

20 

traduciré 

fraduare 

1)6 

9 

Teruel 

Terrer 

i>8 

24 

enviar 

enviar 

1 60 

6 

menester 

mester 

161 

2 

castiel 

castiel 

161 

9 

Viéron-lo 

Vierón-lo 

165 

15 

Teruel 

Terrer 

170 

23 

Teruel 

Terrer 

!74 

24 

Pedro  de  Aragón 

Sancho  de  Aragón 

175 

3 

Pedro 

Sancho 

J79 

22 

preza 

presa 

182 

15 

la 

lo 

182 

18 

mensadas 

mesnadas 

188 

12 

del  Poema 

de  la  Gesta 

190 

4 

La  discor  dia 

La  discordia 

191 

13 

Alcaudia 

Alcudia 

191 

18 

Algesirar 

Algcsiras 

192 

10 

Constancia 

Constanza 

192 

24 

creido    necesario 

creido  conveniente 

192 

27 

eontra 

contra 

¡94 

10 

pobló  ama 

poblo^amá 

196 

11 

Alia 

Allá 

2oi 

15 

él  há 

há  él 

202 

28 

Valencjacercar 

Valencia  cercar 

204 

24 

meysonee 

meysones 

205 

19 

andanla 

andan  la 

206 

22 

hijas 

fijas 

208 

18 

vinose — para 

vivóse  para 

2,4 

5 

Ensalzan 

fcnalzan 

2:4 

26 

sacar 

secar 

2:4 

27 

el  poema 

la  Gesta 

217 

25 

30 

37 

223 

4 

Campeador 

Campeador 

225 

7 

Dios 

Dios 

224 

9 

és  buena 

és  de  buena 

231 

23 

55 

56 

508  — 


Pag 

Línea               DICE 

LÉASE 

232 

9 

Quandó 

Quando 

23S 

8 

viéstes 

viestés 

236 

16 

Cid  que  |  su 

Cid  |  que  su 

249 

18 

justificará  el  empleo 

bastará  á  justificar  el 

empleo 

257 

19 

afé  amas  mis 

fijas:  | 

Afé  mis  fijas  amas:  | 

269 

14 

odovados 

adovados 

274 

16 

quien 

quen 

276 

10 

llegando 

liegando 

284 

9 

á  cavallos 

de  cavallos 

284 

18 

alma 

alma 

285 

7 

fed  que  |  en 

fed  |  quen 

290 

27 

60 

61 

294 

21 

mal  dichos 

maldichos 

297 

24 

amas 

armas 

298 

9 

grantd 

grand 

304 

10 

E 

El 

308 

13 

ca 

que 

310 

15 

aduxen 

aducen 

312 

17  otorgue 

otorge 

314 

21 

prestanotros 

prestan  otros 

400 

9 

oyrei  s'notra 

oyreis  'notra 

400 

12 

reina 

reyna 

407 

27 

¿imel  ó  jamel 

gímelo  djamel 

414 

10 

ó  yace 

6  yace 

440 

6 

(Hierónym(o) 

(Hierónym(o)  ) 

462 

19 

citglo 

sieglo 

469 

12 

voi  tez 

voi  iez 

Hay  varios  errores  en  la  puntuación  que  se  dejan  á  la  discrc 
ción  de  los  lectores.  Los  hay  más  en  la  acentuación  ritmica:  es- 
tos son  fáciles  de  remediar,  porque  los  acentos  van  siempre  en 
las  sílabas  pares  de  cada  hemistiquio  alejandrino,  en  2-4-6.  Los 
yerros  ortográficos  poco  se  notan.  En  las  escursiones  del  Cid  á 
orillas  del  Jalón  ó  Salón  he  puesto  varias  veces  Teruel,  siguiendo 
el  Códice  de  la  Gesta;  pero,  debe  corregirse  Tener,  que  es  la  villa 
allí  situada. 

La  numeración  de  los  Tersos  está  equivocada  en  varios  roman- 
ces, yerro  de  que  hay  ejemplo  en  las  págs.  25,  202,  2/2  y  310. 
Para  indicar  las  correcciones  se  ha  seguido  la  numeración  im- 
presa. 


—  5oy  — 


Versos  corregidos 


Págs 


Versos 


19 

17 

21 

15 

26 

40 

42 

2 

44 

29 

47 

4 

48 

32 

59 

3 

S9 

5 

62 

28 

7* 

29 

9/ 

12 

98 

5 

105 

3 

105 

4 

id 

5 

id 

6 

id 

7 

"3 

5 

138 

133 

146 

17 

155 

1 

156 

12 

»57 

47 

157 

49 

M7 

>o 

157 

51 

158 

27 

198 

50 

201 

11 

223 

33 

225 

13 

236 

38 

238 

13 

243 

33 

284 

8 

que  andan  assas  lacerados; 

— «¡Non  respondió  orne  nadol» 

ni  en  yermo  nin  en  poblado, 

tu  fesiste  a  tan  grant  daño, 

van  los  pendones  aleando. 

a  fuero  de  soberano: 
Todos  los  Reyej  d' España,  | 
I  d'  una  fardida  lanz 
I  (suprimirlo) 

de  ssi  un  gemido  echando: 
Pedirle  le  aconsege  | 
I  quien  les  diga  de  mal, 
j  con  la  onta  é  la  dolor 
I  el  bravo  Diego  Ordonz, 
Sorteábanles  el  campo  |  partíenles  el  sol, 
Saüense  los  Fieles;  1  las  gentes  enrredor 
A  seis  astas  de  lanza,  |  escombrados  y  son 
Delta  é  della  part  |  fuera  de  los  moions. 
Mete  sus  él  altar  | 
Yo  gelo  desfaré  | 
I  caválgará  varón. 
j  ais'  de  Terrer  la  casa 
Sus  tiendas  abes  lieva,  |  una  hala  dexada 
En  aqueste  castiell  |  grand  áver  emos  preso; 
Losque  avernos  cativos, ¡venderlos  non  podremos, 
Si  los  descabezamos  | 
I  ca  el  señorío  avernos, 
Essó  non  lo  detardan,  | 

do^el  pueblo  lo  affirmó: 

nos'  poden  conseiar. 

el  de  la  luenga  barba 

la  del  Cid  conquerida, 

derramólos  del  campo. 
«Geté  de  las  mis  tierras  | 
I  ¿ó  las  auredes  vos?» 
al  éxir  los  Infantes  I 


—  510 


Págs. 


Versos 


297 

37 

299 

33 

319 

26 

Gran  planto  fiz  con  ellas  • 

Besábale  los  piéds:  |  «Merced,  diz,  Rey   Alfons, 

Ferrán,  si  eres  íremoso,  |  sodés  mal  barragán. 


Versos  intercalados 


Pags. 


Después 
del  verso 


106  26  Quomo  de  muert  ávida  |  essor'  revíselo  (1) 

194  36  Los  oíos  adormidos,  |  sos  cuentas  repasando. 

265  11         (Por  descobrir  el  sexo,  [  dice  el  romanz,del  León) 


Para  agregar,  á  guisa  de  nota,  en  la  pajinas 
que  se  indican 

Págs 

9.-  En  1074  casa  el  Cid  con  Ximena  Diaz,  bija  del  Conde 
Diego  de  Asturias,  primo  de  D.    Alfonso  VI. 

16.  —  v.  8,  s(\)esia  hora. 

18. — linea  23.  Entregarle  la  seña  real  era  elegirlo  Alférez  ó 
General   en    jefe,    cuando    r.o    mandaba  el  rey    en    persona. 

21. — v.  20.  Según  la  tradición  el  barco  en  que  conducían  á 
España  las  cenizas  del  Apóstol  Santiago  atracó  á  una  peña 
en  la  costa  de  Galicia' y  desembarcó  allí  sus  reliquias.  Esa 
peña  es  la  conocida  con  el  nombre  de  El  Padrón  de  San- 
tiago. 

30.— v.  31.  Diego  Lainez  murió  en  1060. 

35.—  v.  5  vedar,  velar. — 7.  Este  modo  burlesco  irónico  es 
peculiar  de  Rodrigo. —  17.  Siempre  contra  los  coitesanos. 


(1)  Revisclar,  volver  en  sí  (Véate  Duelo  99,  11 J,  116) 


511  — 


Págs. 


37.  —  x.  33.  por  tener,  por  contener,  sujetar. 

38   —v.  13.  cibdadano,  en  contraposición  á  fijodalgo. 

53. — v.  16.  robr(\c)adas,  ruborificadas,  rubor'icadas,  rub'ricadas, 

robr-adas. 
65. — v.  25.  pechando,  pagando  contribución. — 31.  su  amor  e  vis, 

su  amistad  y  crédito. 
71. — v.  29.  castigar  era  aconsejar,  y  aconsejar  eraayudar,  y  cas- 
tigar, punir,  uviar,  ayudar,  encaminar. 
74. — v.  12.  Llantada  ó  Plantada  (10C8) 
75.  -Batalla  de  Golpejar,  1072. 
93. — v.  9.  En  contra  la  Cogolla  un  anciano  val 
Kra  en  essi  tiempo  un  fiero  matorral 

San  Millón  27 
94. — Don  Sancbo  II  el  Fuerte  (III  según  otros),  reinó  de  1065  á 

io72. 
97. — v.  12.  dizir  mal,  es  desafiar. 
108. — y.  1.  rabia,  dolor. 
109.  — v.  27.  quebrantada  sería  más  propio. 
1 1 1. — v.  4.  enna,  en  la. 
1 18. — v.  28.  Alejandro  II  murió  en   1071. — 39  assin ',  assina,  ansi, 

assi,  así. 
1 20. — v.  65.  colobro,  culebro,  culebrón,  culebra. 
123. — F.l  destierro  fué  en  1081  según  A   de  los  Rios. 
130. — v.  33.  "De   qui   crebantare  camino1',  dice    Don   Alfonso  X 
en  su    pragmática  de  5  de  Febrero  de    1253.  dada  cn  Sevilla, 
renovando  las  posturas  (decretos)  de  su  padre  y  de  su  abuelo. 
132. — v.  32.  consego,  ayuda. 

138.  v.  132.  conseio,  auxilio. 

139.  -v.  1 1.  atices  complidns.  buenos  augurios  al  consultar  las  aves 
y  de  ahí  el  dicho  aves  cumplidas. — 27.  Los  maitines  fueron 
establecidos  en  107?  por  el  Papa  Gregorio  VII  y  esto  se  re- 
fiere á  1 08 1,  «fio  del  destierro  del  Cid. 

146. — v.  n.  navas  de  palos,  balsas  planas,  acaso  de  troncos  enla- 
zados.—  1 8.  lo  io,  lo  tuyo. 

147.  — v.  39.  trasnochar,  .qui  es  pasar  !a  noche  caminando. 

148. — y.  47.  sobre  el  que,  véase  la  nota  que  se  agrega  a  la  pag. 
152  v.  33. 

152.— v.  33.  515.  «Comidios'  Mió  Cid,  el  que   en  buena  ora  fue 

[nado 


—  512  — 

VÁgS. 

Al  rey  Alfonso  que  legarien  sus  compañas;"  dice  el  texto. 
Que  el  rey  Alfonso  alegaria  sus  tropas,  las  reuniría,  eso 
quieie  decir.  Nótese  la  colocación  del  que. 

15  3- — v-  48.  Preséntala,  oferta. 

1 5  5-  — v-  37-  cárcava  ó  careaba,  excavación,  foso — 3.  yogó,  preté- 
rito de  yacer,  permaneció,  se  estuvo. —5.  ideó  una  estra- 
tagema y  no  tardó  en  realizarla. —  6.  levara,  alzó,  llevó, 
levantó. 

157. — v.  32.  a  su  guisa,  á  su  gusto. 

158. — v.  14.  por  cuer  le  pesó  mal,  le  pesó  de  corazón. 

171— v.  13.  tres  chicas  semmanas,  no  por  que  hiciera  ese  breve 
tiempo,  sino  para  significar   lo  poco  que   hacía  del  destierro. 

l72- — v-  32-  -Poyo,  del  latín  pcdhim,  lugar  elevado:  asi  se  llamaba 
el  palco  ó  tribuna  del  César  en  el  Anfiteatro  romano  ó  Cir- 
co. De  podium  salió  el  castellano  podio,  po'io=poyo.  De  ahí 
poyar,  puiar,  pujar     subir,  elevarse. 

173- — v-  14-  La  pérdida  de  la  /,  es  propia  del  portugués  y  el 
gallego,  no  del  castellano,  á  no  ser  por  rara  excepción,  ó  en 
voz  tomada  de  aquellos 

175- — v-  M-  Bello,  El  Cid  pág.  236,  afirma  que  fué  don  Sancho 
Kamirez  y  no  don  Pedro  de  Aragón,  y  Berenger  Ramón  y  no 
Ramón  Berengcr  su  hermano,   apellidado    Cabeza    de  estopa. 

186. — v.  15.  Andan  desde  que  anochece  hasta  el  amanecer. 

193.  v.  12.  Gregorio  Vil  en  1074  declaró  la  liturgia  galicana 
única  de  la  Iglesia.  En  1080  exigió  terminantemente  que 
se  adoptase  el  Ritual    Galicano. 

194.—  v.  36.  al  Rosario,  le  llamaban  las  cuentas. 

197.  —  v.  17.  (Ananias,  Mizael  y  Azarias). 

198.—  v.  37.  tres  arbeias,  tres  meaias,  el  valor  de  un  dinero. 

199. — v  1.  El  Legado  Cardenal  Ricardo  presidió  el  Concilio 
de  Burgos  el  año  de  1085  para  confimar  la  adopción  del 
Ritual  Romano  en  España.  Ese  mismo  año  el  Cid  ven- 
ció á  don  Sancho  Ramírez,  rey  de  Aragón,  en  una  gran 
batalla,  haciendo  prisioneros  á  16  nobles  y  2000  sóida 
dos  con  los  que  entró  en  triunfo  en  Zaragoza.  En  1097 
derrotó  á  D.  Pedro  I  de  Aragón  y  á  Jusuf  en  Pina  Catel 
(Peña  Castiel?) 

203. — v.  9.  Berceo,  Vida  de  S.  Millán,  en  la  copla  473,  ha- 
ciendo relaeión  de  lo  que  dio  cada  aldea  y  cada  caserío 
como  contribución  dice: 


—  51.1  — 

Pági. 

Monzón  c  Baltarias  deben,  cada  posada 
Con  todos  sus  alfoces,  arienzos  en  soldada. 
Unas  tierras  dan    vino,   otras   dinero,    otras    lienzo,    otras 
carneros,    etc.   y    estas   dan   aritnzos,    por   soldada,  sueldo 
ó  contribución. 

206. — v.  35.  Parece  que  el  poeta  fuese  uno  de  los  que  ganaron 
aquellas  tierras. 

208 — nota  del  y.  20.  Véase    el   último  verso  del  párrafo  anterior. 

209. — v.  38.  Esto  mismo  se  repite  más  adelante  variando  la 
forma.  * 

221. — v.  83.  Este  párrafo  como  el  siguiente  están  bastante  bien 
conservados  con  relación  á  otros  de  la  Gesta. 

225.— v.  4.  Este  Yusef  es  el  famoso  almorafide  Juceph  ben 
Tashfin,  quien  en  octubre  de  1086  derrotó  á  Alfonso  VI 
en  Zallaca.  Volvió  por  segunda  vez  á  España  en  1090, 
y  se  apoderó  de  la  región  ocupada  por  los  régulos  de 
Al-Andalus.  Entiendo  que  era  hermano  de  Abu-Bekar, 
el  rey  Bucar  de  la  leyenda.  Esta  espedición  de  Yucef  á 
Valencia  carece  de  fundamento  histórico. 

226. — v.  30  á  34.  Ximena,  asustada  al  divisar  el  campamen 
to  de  los  moros:  ¡qué  es  esto!  exclama,  y  el  Cid  le  re- 
plica en  su  tono  festivo  de  siempre,  uno  de  los  rasgos 
salientes  de  su  carácter:  «¡No  es  nada!  riqueza  que  nos 
llega!  No  bien  has  venido,  y  ya  te  traen  presentes  y  ajuar 
para  tus  hijas  ya  casaderas.» 

227. —  v.  12  y  13.  Después,  aquellos  trofeos  pasarán  á  ser 
del  Obispo,  quien  los  colgará  en  las  naves  de  su  igle- 
sia.— 17  güertas,  vuertas,  huertas,  son  tres  formas  de  una  .wla 
palabra. —29.  A  su  vista  cuentan  los  despojos. 

230.— v.  44.  Froncida  trae  ¡a  cara.  Se  ha  quitado  el  yelmo 
y  dejado  caer  el  almófar  á  la  espalda,  quedándose  con 
la  cofia  ó  casquete  recogido  ó  fruncido  á  la  frente,  para 
sujetarlo.  Por  eso  trae  la  cara  froncida,  no  porque  venga 
cejijunto,  con  gesto  de  enojo. — 47.  para  disolver  el  dip- 
tongo ie  hoy  usamos  la  diéresis,  rienda;  antes  se  escribia 
ryenda,  que  se  leía  riienda  ó  rienda. 

231. — v.  56.  diciendo,  bajando. 

232. — v.  13   Ejemplo  de  aliteración. 

276. — v.  7.  Crónica  de  Velorado  (pág.  263)  «A  vos,  Tizona,  gané 


—  514  — 

Págs. 

del  Rey  Juñez  de  Marruecos,  el  día  que  lo  vencí  cerca  de  la 
cibdad  de  Valencia,  e  lo  encerré  en  el  castillo  de  Tuerteja: 
e  á  vos,  Colada,  gané  el  día  que  prendí  al  Rey  don  Pedro  de 
Aragón,  e  lo  vencí,  e  al  Conde  don  Renion  Berengel  de  Bar- 
celona, que  vos  traya.» 

277. — v.  35.  De  buena  fé  díjolo  el  Cid,  ellos  creen  que  por  burla 

307.-  v.  35.  tomino,  torneado. 

308.—  v.  8.  I  nos  lo  sabemos  tod's. —     - 


737  8 


s 


si;  imprimió  kste  libro 

ex  la  ciudad  dk  saxtiauo  de  cliile 

en  la  Imprenta  Esmeralda. 

Su  imi-rksi  ix  se  EMPEZÓ 

i:l  17  de  Noviembre 

de  1899 

i  si:  TKimrxó 

KL    <)     DK     Septiembre 
di:     1 !)()',) 


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SEP  2  8  1993