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Full text of "El provincialismo tabasqueño; ensayo de un vocabulario del lenguaje popular, comprobado con citas, comparado con el de mexicanismos y los de otros paises hispanoamericanos"

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ELi   PHOVlflCIALlISlVIO   TflBASQUEfíO 


Imprenta  Politécnica,  la.  Cuauhtemotzín  33.  México,  D.  F. 


LfC.     F.     J.     santamaría 


Eü    PHOVlflCIflUISIVIO 
TABflSQUEfiO 


ENSAYO 

de  un 

V  O  C  fl  B  Ü  Li  fl  I^  1  O 

del 

lenguaje  popular,  comprobado  con  citas, 
comparado  con  el  de  mexicanisnvos  y  los 
de  otros  países  hispanoamericanos. 


TOMO  I. 


EDITORIAL    A\DRi:S    BOTAS    E    HIJO 

la.    DE  bolívar  9 
MÉXICO 


■ti 


Propiedad  literaria  del  autor,  asegurada  por  éste  conforme  a  la  ley,  con 
las  reservas  correspondientes.  | 

Circulará  fraudulentamente  cualquieij  ejemplar  que  no  lleve  la  firma 
del  autor,  puesta  de  su  mano.  j  k 


DEDICflTORIñ 


A  mi  señor  padre  don  Sebastián  Santaraaría. 

A  la  Escuela  Oficial  para  niños  de  la  Villa  de 
Macuspana^  en  cuyas  aulas  aprendí  a  amar  el  estudio; 
a  quienes  en  ella  fueron  mis  maestros  más  queridos: 
don  francisco  López,  don  Alejandrino  Soriano  y  don 
Vicente  Hernández^  y  a  sus  alumnos^  los  que  allí  fue- 
ron mis  condiscípulos. 

México,  D.  F.,  y  abril  W  de  1921. 

FRANCISCO  J.  santamaría. 


INTROITO 


¡Personalidad  extraña  la  de  este  Juez  tan  joven!  En  aleación 
curiosa  su  espíritu  luce  la  frígida  veta  de  los  cálculos  matemáticos 
y  la  mii'íflca  y  ardiente  de  la  Poesía  consoladora!  Y  estas  aptitudes 
disímbolas  en  apariencia  incrustadas  como  en  un  mosaico  claro,  en 
una  recia  voluntad  pertinaz  que  ansia — aroma,  camino  o  cauce — dejar 
como  la  llanta  su  releje,  un  rastro  personal  en  esta  vida. 

Gusto  de  quienes  tienien  tales  anhelos.  La  pertinacia  es  triunfo 
y  el  trabajo  no  defrauda:  pequeña  la  roca,  señala  un  lindero;  murmu- 
rador el  árbol,  demarca  un  ejido.  Bello  el  pensamiento  que  en  com- 
bustión perpetua  quema  el  terciopelo  de  la  sombra:  vasto  como  ro- 
dela ígnea,  o  pequeña  como  lentejuela  de  oro;  de  ambos  es  idénti- 
ca la  bondad,  aun  cuando  difiera  en  trascendencia. 

Toda  voz  tiene  un  eco,  no  percibido  a  veces  por  nuestros  senti- 
dos burdísimos;  toda  acción  un  resultado,  toda  labor  una  recompen- 
sa. ¡Aun  cuando  sólo  sea  suscitar  una  simpatía,  despertar  un  asombro, 
vigorizar  una  endeblez! 

¡I  cómo  no  ha  de  ser  loable  que  robándole  horas  al  cansancio  o  a 
los  placeres,  un  Juez  que  lleva  en  los  labios  el  inmortal  verso  de 
Darío:  '"Juventud,  divino  tesoi-o",  pacientemente  ensarte  los  rosarios 
policromos,  multiformes,-  sonoros,  fragantes,  y  lumínicos  de  palabras 
regionales! 

Este  nuevo  libro  de  Pancho  Santamaría  es  como  un  sartal  de 
jades  reverentemente  puesto  en  los  altares  de  la  Patria. 

Se  oye  cantar  a  un  pájaro,  pronunciando  chalala;  parece  que  al 
hachazo  suelta  su  hemorragia  perfumada  el  árbol  colorado  o  chaca- 
huanté.  En  este  vocabulario  en  el  que  vibra  el  alma  tabasqueña  y  el 
alma  nacional,  las  palabras  huelen  a  saiico.  brillan  como  luciérnagas. 


8  Lie.  F.  J.  8ANTAMAE,IA 

se  agitan  al  igual  de  las  arenas  trigueñas,  se  abren  como  flores  de  tim- 
pánula  o  escurren  lácteos  jugos. 

En  la  Baja  California,  en  la  porción  de  tierra  hennosa  de  nues- 
tro país  que  fingeren  los  mapas  murales — ser  la  aleta  del  pez  de  la 
República,  algún  pescador  de  perlas  me  mostró  su  colección.  Unas 
me  parecían  huamúchiles  sin  corteza,  otras  encerraban  en  sus  ampu- 
tas crepúsculos  divinos,  otras  se  antojaban  formadas  con  los  tornaso- 
les de  los  pavos  reales,  y  otras  más  simulaban  simientes,  guijarros  o 
pequeños  huesos. 

El  libro  de  Santamaiua  me  trajo  a  la  memoria  aquellas  perlas.  ¿No 
son  a  la  postre  perlas  del  Océano  popular  estas  palabras  evocadoras 
de  infinitas  cosas?... 

Toca  a  los  lexicógrafos  aplaudir  o  denigrar  esta  obra.  Yo  sólo 
ansio  loar  esta  labor,  por  ser  labor;  porque  así  se  honra  a  los  ances- 
tros, se  hace  verdadera  Patria  y  se  prueban  los  talentos:  en  los  labios 
la  canción  y  en  las  manos  las  perlas  del  buceo! ... 

México,  abril  3  de  1921. 

ABEL   C.  SALAZAR. 


ABREVIATURAS 


a. 

activo    (verbo). 

loe. 

locución. 

Acad. 

Academia. 

loe.,  fr.  o  expr. 

acep. 

acepción. 

prov. 

locución,      frase      o 

adj. 

adjetivo. 

expresión         pro- 

adj.   s. 

adjetivo       sustanti- 

verbial. 

vado. 

m. 

masculino. 

arab. 

ambiguo. 

niet. 

metafórico,  a,  men- 

amer. 

americanismo. 

te. 

Amér. 

América. 

mex. 

mexicano,    a. 

ant. 

anticuado. 

Méx. 

México. 

aura. 

aunaentativo.                j 

m.  adv. 

modo    adverbial. 

arg. 

argentinismo. 

n. 

neutro    (verbo) . 

Arg. 

Argentina.                     '< 

Nic. 

Nicaragua. 

barb. 

barbarisma. 

pán\ 

I)áxrafo. 

bl. 

blanco. 

p.  ej. 

por  ejempla 

Bol. 

Bolivia» 

p. 

página. 

cap. 

Capítulo.                        1 

PP. 

páginas. 

c.   p. 

citado  por                    ' 

pop. 

popu'ar. 

com. 

común   de  dos. 

pr. 

pronominal        (ver- 

comp. 

compuesto. 

bo). 

C.    R. 
Col. 

Costa   Rica. 
Colombia. 

prov. 

provincial  provin- 
cialismo. 

chil. 

chilenismo. 

der. 

derivado. 

pte. 

parte. 

Dice. 

Diccionario. 

refl. 

reflexivo. 

dim. 

diminutivo. 

refr. 

rf-frán. 

Ecuad. 

Ecuador   (Rep.) 

Rfopl. 

Ríoplata. 

ecuat. 

ecuatorianismo. 

ríopl. 

rloplatismo. 

Esp. 

España. 

s. 

sustantivo. 

ep. 

epiceno. 

s.  adj. 

sustantivo  adjeti- 
vado. 

etim. 

etimología. 

expr. 

expresión. 

sent. 

sentido. 

fam. 

familiar,      o     fami- 

sign. 

significado. 

liarmente. 

sin. 

sinónimo. 

f. 

femenino. 

Salv. 

El    Salvador    (Rep.) 

íig- 

figurado. 

sust. 

sustantívase. 

fol. 

folio. 

Tab. 

Tabasco. 

fr. 

frase. 

U.   t.   c.  s. 

Usase    también    co- 

•le. 

frente. 

mo    sustantivo. 

;ram. 

'    Gramática. 

Venez. 

Venezuela. 

'  iuat. 

Guatemala. 

venez. 

venezolanismo. 

h. 

hoja. 

V. 

Véase. 

hisp. 

hispanismo. 

V. 

verbo. 

Hond. 

Honduras. 

v.   gr. 

verbigracia. 

líom. 

homónimo. 

vta. 

vuelta. 

rii>. 

libro. 

i  vulg. 

vulgar. 

leng. 

lenguaje. 

1 

BIBLIOGRAFÍA 


PRINCIPALES  OBRAS  CONSULTADAS  Y  CITADAS. 


{Las  obras  no  Incluidas  en  esta  relación  se  citan  con  nombres  completos  de  autores.) 


ACADEMIA:  REAL  ACADEMIA, 
ESPAÑOLA.  Diccionario  de  la  Lengua 
Castellana.  Todas  las  ediciones  publi- 
cadas: desde  la  primera,  conocida  por 
Diccionario  de  Autoridades  (1726-1739. 
Madrid.  6  vols.),  hasta  la  vigente  edi- 
ción décimacuarta,  1914. —  Gramática 
de  la  Lengua  Castellana.  Madrid.  1917. 
Ekiición  vigente. 

AGOSTA:  JOAQUÍN  AGOSTA.  Com- 
pendio histórico  del  descubrimiento  y 
colonización  de  la  Nueva  Granada  en 
el    siglo    XVI.    París.    1848. 

AICARDO:  JOSÉ  MANUEL  AI- 
CARDO,  Pbro.,  de  la  Compañía  de  Je- 
sús. Palabras  y  acepciones  castizas 
omitidas  en  el  Diccionario  académico. 
Primer  millar.  Con  las  licencias  nece- 
sarias. .*Iadrid.  Establecimiento  tipo- 
gráfico de  Fortanet.  1906.  8o.,  269  pp., 
una  final  s.   n.  y  una  de  Errata. 

ALAMAN:  D.  LUCAS  ALAMAN. 
Disertaciones  sobre  la  Historia  de 
México.  (Biblioteca  de  Autores  Mexi- 
canos).  Obras.   1899-1901.   8o.,   4  vols. 

ALBA:  RENATO  DE  ALBA.  Suple- 
mento de  todos  los  Diccionarios  Enci- 
clopédicos españoles  publicados  hasta 
el  día.  Eugenio  Subirana.  Editor.  Bar- 
celona.   191S.   80..   414   pp. 

ALCARAZ:  JOSÉ  R.  ALCARAZ. 
Los  zacates  forrajeros  en  México. 
(Apuntes  sobre  agrostologla).  México. 
Imprenta  de  la  Srla.  de  Fomento. 
1913. 

ALCÁZAR:  BALTAZAR  DEL  AL- 
CAZAR.  Poesías  de...  con  im  prólogo 
y  vocabulario  de  don  Francisco  Ro- 
dríguez Marín.   Madrid.  1910 

ALCEDO:  D.  ANTONIO  DE  ALCE- 
DO.    Diccionario    geográfico     histórico 


de  las  Indias  Occidentales  de  América. 
Madrid.    1789.   5  vols. 

A  LEMAN  Y:  JOSÉ  ALEMANY  Y 
BOLUFER.  Académico  de  la  Españo- 
la. Tratado  de  la  formación  de  pala- 
bres  en  la  Lengua  Castellana.  La  de- 
rivación y  la  composición.  Estudio  de 
los  sufijos  y  prefijos  empleados  en  una 
y  otra.  Madrid.  Libr.  Gra.1.  de  Victo- 
riano Suárez.  1920.  So..  214  pp.  índice, 
una. — Diccionario  Enciclopédico  Ilus- 
trado de  la  Lengua  Española.  Barce- 
lona. Ramón  Sopeña,  Editor.  Proven- 
za.   93  a  97.   1920. 

ALTAMIRANO:   IGNACIO  MANUEL 
ALTAMIRANO.    Paisajes   y    Leyendas. 
Tradiciones    y    costumbres    de    México 
Primera    serie.    Méx.    Impr.    y   Lit.    es- 
pañola. 1884  Un  vol. — Rimas.  3a.  ed. — 
,  Cuentos  de  invierno.  3a.  ed. — Clemen- 
cia.  .5a.   ed.   1889.   Méx.   Tipogr.   Lit.   de 
í'ilomeno  Mata, 
i      ANCÓN  A:    ELIGIÓ     ANCÓN  A.    His- 
;  toria   de  Yucatán  desde  la  época  más 
I  remota    hasta    nuestros    días.    Mérida. 
]  Impr.    de    M.    Heredia    A.    18S7-18S0.    4 
I  tomos. 

ARMAS:    JUAN    IGNACIO   DE    AR- 
:  :MAS.    La  Zoología   de   Colón   y   de   los 
primeros  exploradores  de  América.  Ha- 
¡  baña.    1888.    So.    mayor,    185    pp.    Erra- 
I  ta,  una. — Orígenes  del  Lenguaje  Crio- 
'  lio.    Segunda   edición,    corregida   y  au- 
mentada.   Habana.    Impr.    de    la    Vda. 
de  Soler,   Regla,   núm.   40.   1882.   8o.,   97 
pp.   índice,    una. 

A  RON  A:  JUAN  DE  -\RONA.  (Pe- 
dro Paz  Soldán  y  Unanué)  Diccionario 
de  peruanismos.  Ensayo  filológico. 
Libr.    francesa    científica,    J.    Galland. 


12 


Lie.  F.  J.  SANTAMAEIA 


Lima.    Prólogo    de     diciembre    31|1S82. 
4o.,    L.K\ — 529   pp. 

AZUELA.  MARIANO  AZUELA.  Los 
Caciques.  Novela  de  costumbres  na- 
cionales. Compañía  Periodística  Na- 
cional. Méx.  1917.  (Folletín  del  Uni- 
versal)—  Mala  Yerba.  Guadalajara. 
Talleres  de  la  "Gaceta  de  Guadalaja- 
ra." 1909. — Sin  Amor.  Méx.  Tip.  y  Lit. 
de  Muller  Hnos.  1912.  — Andrés  Pérez, 
Maderista.  Méx.  Impí-.  de  Blanco  y 
Botas.  1911. —  Las  Moscas.  Domitilo 
quiere  ser  Diputado.   Méx.    19.18. 

BAÑÓ:  EUGP:NI0  BAÑÓ.  Estudio 
sobre  varias  plantas  tropicales.  (Ca- 
fé, tabaco,  caña,  cacao,  vainilla  y  hu- 
le).   México.    1911. 

BARAHONA:  Luis  B?rahona  de  So- 
to. Estudio  biográfico,  Iñbliográfico  y 
crítico,  por  F.  Rodríguez  Marín.  Ma- 
drid. Establ.  tipogr.  "Sucs.  de  Riva- 
deneyra".  Impresores  de  la  Real  Ca- 
sa. Pa.seo  de  San  Vicente,  núm.  20. 
1903.  4o.  mayor.  VIII — 866  pp.  Erra- 
tas..., una.  Colofón. 

BARÁIBAR:       FEDERICO      BARÁI- 
BAR  Y  ZUMARRAGA.   Vocabulario  de 
palabras  usadas  en  Álava  y  no  inclui- 
das en   el   Diccionario  de  la    Real  Acá-  , 
demla  Española  (13a.  ed.)  o  que  lo  es-; 
tan   en   otras  acepciones  o  como  anti-  i 
cuadas.    Madrid.    1903.    So.    mayor,    dos 
cois.,   325  pp.,   con   una  extensa  biblio- 
grafía en  la  p.   271. 

BARALT:  RAFAEL  M.  BARALT. 
Diccionario  de  galicismos.  Madrid. 
1885. 

BARCIA:  ROQUE  BARCIA.  Sinóni- 
mos castellanos.  Ed.  postuma,  corre- 
gida y  considerablemente  aumentada 
por   su    autor.    Madrid.    1890. 

BATRES:  ANTONIO  BATRES  ,IAU- 
KEGUI.  Vicios  de  lenguaje  y  provin- 
cialismos de  Guatemala.  Estudio  filo- 
lógico. Guatemala.  Encuademación  y 
Tipogr.  Nacional.  Décima  calle  Po- 
niente, núms.  29  y  31.  1892.  4o.,  560 
pp. 

BAYO:  CIRO  BAYO.  Vocabulario 
criollo-español  sud-americano.  Madrid. 
I.iibr.    de   los   Sucs.   de   Hernando.    1910. 

BECERRA:  Prof.  MARCOS  E.  BE- 
CERRA. Nombres  geográficos  del  Es- 
tado de  Tabasco.  México.  1909. — Guía 
del    Lenguaje   Usual.   México.    1901. 

BELLO:  D.  ANDRÉS  BELLO.  Gra- 
mática de  la  Lengua  Castellana,  des- 
tinada al  uso  de  los  americanos.  No- 
vena edición  hecha  sobre  la  última 
del  Autor,  con  extensas  notas  y  un 
copioso    índice    alfabético    de    D.    RU- 


FINO JOSÉ  CUERVO.  París.  A.  Ro- 
ger   y   F.    Chernoviz,   Eds.    1906. 

BENOT:  D.  EDUARDO  BENOT. 
Arte  de  hablar.  Gramática  filosófica 
de  la  Lengua  Castellana.  Obra  postu- 
ma. Madrid.  Libr.  de  los  Sucs.  de  Her- 
nando. 1910.  Vol.  8o.,  423  pp. — Arqui- 
tectura de  las  Lenguas.  Madrid.  3 
vols. —  Dice,  de  Asonantes  y  conso- 
nantes.— Dice,  de  ideas  afines. 

bernAL:     bernal    Díaz    del 

CASTILLO.  Historia  verdadera  de  la 
Conquista  de  la  Nueva  España.  Méxi- 
co. Tipogr.  de  Ángel  Bassols.  Hnos. 
1891.    4  vois. 

BORAO:  D.  JERÓNIMO  BORAO. 
Diccionario  de  voces  aragonesas,  pre- 
cedido de  una  introducción  filológico- 
histórica.  Prólogo  y  notas  de  D.  Faus- 
tino Sancho  y  Gil.  Segunda  edición. 
Aumentada  con  las  colecciones, de  vo- 
ces usadas  en  la  comarca  de  la  Lite- 
ra, autor  D.  Benito  Coll  y  Altabas,  y 
las  de  uso  en  Aragón,  por  D.  Luis  V. 
López  y  D.  José  Valenzuela  La  Rosa. 
Zaragoza.  1908.  Impr.  del  Hospicio 
provincial.  8o.,  CXXXIX-353-LXXX 
pp.  Ind.,  una. 

BOTURINI:  Fray  LORENZO  DE 
BOTURINI  y  BENADUCCI.  Idea  de 
una  Nueva  Historia  General  de  la 
América  Septentrional.  México.  1887. 
(Bibl.    Al'oxicana). 

BOURBOURG:  ABATE  BRASSEUR 
DE  BOURBOURG.  Relation  de  choses 
de  Yucatán  de  Diego  de  Landa.  París. 
1864. — Manuserit  Troano.  Étude  sur  le 
systéme  graphique  et  la  langue  des 
mayas.  Con  un  Vocabulaire  maya- 
francais  et  espagnol,  qur^  comprende 
la  Troisiéme  partie.  Pai-ís.  MDCCC 
[jXIX.  Dos  vols.  folio. — Histoire  des 
Nations  Civilisées  du  Mexique  et  de 
l'Amérique  Céntrale,  durant  les  sié- 
eles  antérieurs  a  Christophe  C  o- 
lomb.  Paris.  Arthus  Bertrand,  Edi- 
teur.    1857.    4    vols. 

BRÉAL:  MIGUEL  BRÉAL.  Ensayo 
de  Semántica  (Ciencia  de  las  signifi- 
caciones). Madrid.  "L.a  España  Mo- 
derna". (Biblioteca  de  Jurispr.,  Filo- 
sofía  e    Historia).    Sin   fecha. 

BUELNA:  EUSTAQUIO  BUELNA, 
Lie.  Peregrinación  de  los  aztecas  y 
nombres  geográficos  indígenas  de  Si- 
naloa.   INIéxico.   1892. 

BUSTAMANTE  Y  VILLAR:  LIHS 
DE  BUSTAMANTE  Y  RÍOS  Y  .70SÉ 
DEL  VILLAR.  Primer  Diccionario 
Ilustrado  de  la  Lengua  Española.  Bar- 
celona.  2  tomos. 


EL    PEOVINCIALISMO  TABA8QÜEÑ0  ^^ 

CABALLERO:    RAMÓN    CABALLÉ-  CASTILLO:    RICARDO    DEL     CAS- 

l;0.    Diccionario    de    Modismos.    Frases  TILLO.    (Darío    Rubio).    Los    llamados 

y    metáforas.    Con    un    prólogo   de    don  mexicanismos    de    la    Academia    Espa- 

Eduardo    Benot.    Madrid.  ñola.    (Sstudios    lexicográficos)      Méxi- 

CAMPUZANO:   R.OIÓX   CAJMPUZA-  co.     1917.     Impr.     Franco-:»Iexicana,    S. 

XO.    Novísimo    Diccionario   de   la    Len-  A.      4  o. — Nahuatlísmos     y      Barbarls- 

gua    Castellana,    arreglado    a    la    orto-  mos.    Estudios    lexicográficos.      Prólo- 

yrafía   de    la    Academia   Española,    por  go    de    J.    de    J.    Xúñez   y    Domínguez, 

una  Sociedad  áe  Literatos,  bajo  la  di-  México.    1919. 

rección  de...  Madrid.  1876.  Dos  vols.  CAVADA:  FRANCISCO  J.  CAVA- 
CÁRDENAS:  Dr.  JUAN'  DE  CAR-  DA.  Provincialismos  de  Chiloé  (Re- 
DENA;^.  Problemas  y  secretos  mará-  jiública  de  Chile).  (Apuntes  para  un 
villosos  de  las  Indias.  Primera  parte.  Vocabulario  de...)  Preceddos  de  una 
(En  México,  en  casa  de  Pedro  Ochar-  breve  reseña  histórica  del  -Vrchipié- 
te,  1.591.)  México.  1913  2a.  ed.  La  2a.  lago.  Punta  Arenas.  1910. 
pte.    no   fue  publicada.  CAVO:    P.     ANDRÉS   CAVO,   de     la 

CAROCHI:      HORACIO      CAROCHI.  ^"ompañía    de    Jesús.    Los    Tres    Siglos 

Compendio  del  Arte  de  la   Lengua  Me-  ^®    México.      Publicada    por      primera 

xicana.  Dispuesto  con  brevedad,  clari-  ^'^z    con    notas    y    suplementos    por    el 

dad   V  propiedad  por  el   P.    Ignacio  de  ^^^-      Carlos    María    de      Bustamante. 

Paredes.    Reimpreso  de   la  edición   he-  Jalapa,    VER.    1S7Ü.    4  o.    mayor, 

cha   en   México,   en  la  Irnpr.   de  la   Bi-  C.    DE      CÁRTER:      TEUTILA    CO- 

blioteca  Mexicana,  el  año  de  1759.  Co-  RREA    DE    C.4.RTER.      (Tabasqueña). 

rregida    cuidadosamente    por    el    R.    P.  Paulina.    Novela    tabasQueña.    México. 

Guardián  de  San  Francisco,  Fray  Ru-  1917. 

fino    H.    González    y   Montoya.    Puebla.  CEJADOR:    JULIO    CEJ.ADOR    Y 

1910.  FRAUCA.    Cabos    sueltos.      Literatura 

CARO    Y    CEJUDO:    Lie.    GERÓNI-  y   lingüística.    1907.      16  o.,    VII-564   pp. 

MO      MARTÍN      CARO    Y      CEJUDO.  —    Pasavolantes.      Colección      de      ar- 

Refranes    y    modismos    de    habla    cas-  tículos.    Madrid.    1912.    So.,    334    pp. — 

tellanos,      con    los    latines   que    le     co-  La    Lengua    de    Cervantes.    Gramática 

nesponden;    y    la   glosa    y    explicación  y   Diccionario   de     a.   Lengua   Castella- 

de   los   que   tienen   necesidad     de    ella,  na   en   el   Ingenioso   Hidalgo   don   Qui- 

Con    las    licencias    necesarias.    Madrid,  jote    de    la    Mancha.    "Obra      premiada 

En   la   Impr.    Real.    MDCCXCII.  en   el   certamen   público,    abierto  en   el 

CARRANZA:     B  ALT  AZAR    DO-  Ateneo  de  Madrid  con  ocasión  del  III 

RANTES    DE    CARRANZA.      Sumaria  Centenario      de      la      publicación      del 

Relación      de    las   cosas    de    la      Nueva  "Quijote".      Madrid.    1905.    Dos      vols., 

España.      México.     Impr.      del     Museo  8  o.:    XII-571,    XI-116&    pp. 

Xaoional.      1902.      4¡o.,    491.    índice      y  CERO:    LOS    CEROS,    por...    Galería 

Colofón.  de    Contemporáneos.    México.    F.    Díaz 

CASARES:    JULIO    CASARES.    Crí-  de    León.    Editor.    1882. 

tica    efímera.      (Divertimientos    filólo-  CLAVIJERO:      D.      FRANCISCO     J. 

gicos).    La    Academia,    Rodríguez    Ma-  CLA\^JERO.       Historia      Antigua     de 

rín.    Cavia.    Cejador.      Valbuena,    etc.  México    y    de    su    Conquista,    üusti'ada 

Frólogo       de       R.       Menéndez       Pidal.  con    disertaciones    sobre    la    tierra,    los 

^ICMX^TI.    Editorial    "Saturnino    Ca-  animales   y   los   habitantes  de   México. 

Ileja".  S.  A^,  fundada  en  1886.  Madrid.  Traducida  del   italiano  por  J.   Joaquín 

(Biblioteca    Calleja.    Primera    serie).  de   Mora.    Jalapa.    ISCS.    Tip.   de  Agus- 

CASAS:       Fray     BARTOLOMÉ     DE  tín    Ruiz.    Dos    vols.,    4  o. 

LAS    CASAS.    Historia    de    las    Indias.  CÓDICE     MENDIETA.      Documentos 

Ahora     por   primera   vez   dada   a     luz  franciscanos.      Siglos     XVI      y     XVII. 

por   el    Marqués  de   la   Fuensanta  del  Nueva    Colección    de    documentos    pa- 

Valle   y  D.    José   Sancho   Rayón.    Ma-  ra    la    Historia   de    México,    publicada 

drid.    1S75-1876.    5    vols. — Colección    de  por    don    Joaquín    García    Icazbalceta. 

las      Obras   del    Venerable    Obispo     de  México.      Impr.    de   F.    Díaz   de     León. 

Chiapa...    defensor    de    la    lil>ertad    de  1892.    Dos   vols. 

los  americanos.  París.  En  Casa  de  COFFIN:  JOSÉ  COFFIN.  (Tabas- 
Rosa,  librero,  gian  patio  del  Palacio  queño).  El  General  Gutiérrez.  Apun- 
Real  y  calle  de  Montpensier,  n¡o.  5.  tes  biográficos  y  consideraciones  ge- 
ltS22.    Dos  vols.  nerales      acerca    de    la    revolución      de 


14 


Lie.  F.  J.   SANTAMAEÍA 


1911  en  el  Estado  de  Tabasco.  Paraí- 
so, Tabasco.  1912.  Tip.  de  "El  Faro". 
México. 

COLMEIRO:  MIGUEL  COLMEIRO. 
Diccionario  de  los  diversos  noiiibrti» 
vulgares  de  muchas  plantas  usuales 
del  Antiguo  y  Nuevo  Mundo.  Madrid 
1S71. 

CORDERO:  Prof.  SALVADOR  COR- 
DERO. Barbarismos,  galicismos  y  so- 
lecismos de  uso  más  frecuente.  Méxi- 
co.   Libr.    de    Bouret.    1918. 

CORREA:     Prof.    ALBERTO      CO- 
RREA.     (Taba-squeño).    Reseña      Eco- 
nómica   del    Estado    de    Tabasco.    Mé- ¡ 
xico.      Tip.    de   la   Sría.    de     Fomento,  i 
15^99.  i 

CORREAS:  MAESTRO  GONZALO 
CORREAS.  Arte  grande  de  la  Len- 
gua Castellana,  compuesto  en  1626. 
Pu))lícalo  por  primera  vez  el  Conde 
de    la   Vinaza.    Madrid.    1903. 

COVARRUBIAS:  SEBASTIAN  DE 
COVARRUBIAS  Y  OROZCO.  Tesoro 
de  la  Lengua  Castellana  o  Españo- 
la.  Madrid.    1611.   Un  vol.,   folio. 

CUERVO:     RUFINO    JOSÉ      CUER- 
\'0, Apuntaciones      Críticas     sobre      el 
Lenguaje      Bogotano,     con      frecuente ¡ 
referencia  al   de   los  Países  de   Hispa-  i 
no- América.    Quinta   edición,   muy   au- 
mentada   y   en    su    mayor   parte    com-  i 
pletamente    refundida.      París.    A.    Ro- 
ger     y     F.     Chernoviz,     Editores.     99, 
Boulevard    Raspail.    1907.    8|o.,    692    pp.  : 
Hase      tenido    a   la   vista    también      la 
4¡a.    edición.    Chartres.    Impr.    de    Du- 
rand.    1SS5.    570  pp.   Contenido,   final. — 
Diccionario    de    Construcción    y    Régi- 
men   de    la    Lengua    Castellana.    París. 
A.    Roger   y    F.    Chernoviz,    Eds.    1886- 
1893.    Dos  vols.    8|o.    mayor:     hasta  la  1 
D.  \ 

CUEVAS:  P.  MARIANO  CUEX'AS.  : 
S.  J.  Documentos  inéditos  del  Siglo 
XVI  para  la  Historia  de  México.  Pu- 
blicación del  Museo  Nacional,  bajo  la 
dirección  .de  don  Genaro  García.  Mé- 
xico.   1914. 

CHAO:  EDUARDO  CHAO.  Diccio- 
nario Enciclopédico  de  la  Lengua 
Española.    Madrid.    1853.    Dos   vols. 

CHAVERO:  ALFREDO  CHAVERO 
Lie.  Obras.  (Biblioteca  de  Autores 
Mexicanos  de  Victoriano  Agüeros). 
México.    1904. 

CHA  VEZ:  EDUARDO  CHA  VEZ, 
Tng.  Cultivo  dei  maíz.  México.  1913. 
Sría.    de   Fom. 

CHAZARi:      ESTEBAN      CHAZARL 


Piscicultura    de    agua    dulce.      México 
1SS4.    Sría  de   Fom. 

DELGADO:  RAFAEL  DELGADO 
La  Calandria.  3|a.  edición.  México 
MCMXVI.  "BÜDlos-.  —  Los  parientes 
ricos.  México.  V.  Agüeros,  Editor 
1903.  (Biblioteca  de  Autores  Mexica- 
nos). 

Doc.  de  Ultr.  Colección  de  Docu- 
mentos inéditos  relativos  al  descu- 
brimiento, conquista  y  organización 
de  las  antiguas  posesiones  españolas 
de  Ultramar.  Segunda  serie.  Publica- 
da por  la  Real  Academia  de  la  His- 
toria. Tomos  11  y  13.  (Relaciones  de 
Yucatán,    I   y  II.)    Madrid.    18Ü8-lyuO. 

DOMÍNGUEZ:  D.  RAMÓN  JOA- 
QUÍN DOMÍNGUEZ.  Diccionario  Na- 
cional o  Gran  Diccionario  Clásico  de 
la  Lengua  Española.  131a.  edición 
Madrid.  Impr.  y  Libr.  de  Miguel  Gui- 
jarro. Calle  Preciado.  No.  5.  1875. 
Hase  tenido  a  la  vista  también  la 
lf¡a.    ed. 

DURAN:  P.  Fray  DIEGO  DURAN 
Historia  de  las  indias  de  Nueva  Es- 
paña e  Islas  de  Tierra  Firme.  Impr. 
do  Ignacio  Escalante.  1880.  Dos  vols., 
4|o.    mayor    y    un   Atlas. 

ECHEGARAY:  D.  EDUARDO 
ECHEGARAY.  Diccionario  general 
etimológico  de  la  Lengua  Española. 
Madrid.    18S7.-1S89.    Cinco   vols. 

ESPINOSA:  Pedro  Espinosa,  Obras 
de...  Coleccionadas  y  anotadas  por  D. 
Francisco  Rodríguez  Marín.  Madrid. 
Tip.  de  la  Revista  de  Archivos.  In- 
fantas, núm.  42,  bajos  1909.  4o.  ma- 
yor, VIII-437  pp.  Erratas,  una.  Colo- 
fón, otra. — Pedro  Espinosa,  Estudio 
biográfico,  bibliográfico  y  crítico,  por 
D.  F.  Rodríguez  Marín.  Madrid.  Tip. 
de  la  Rev.  de  Archivos.  Infantas,  42, 
bajo  izquierda,  1907.  4|o.  mayor,  VIII 
461    pp.    Colofón. 

ESTEVA:  ADALBERTO  A.  ESTE- 
VA. México  pintoresco.  Antología  de 
artículos  descriptivos  del  país.  Méxi- 
co. Tip.  y  Lit.  "La  Europea",  de  f. 
Aguilar,   Vera   y  Comp.    1905. 

ESTEYNNEFFER:  P.  Jesuíta  Dr. 
JUAN  D.  ESTEYNNEFFER.  Florile- 
gio medicinal,  o  breve  epítome  de 
las  medicinas  y  cirugfa.  La  primera 
obra  sobre  esta  ciencia,  impresa  en 
México,  en  1713.  México.  1887.  Dos 
vols.  (Biblioteca  Mexicana  de  cien 
tomos.    Núms.    15   v  16.) 

FACUNDO:  JOSÉ  T.  DE  CUÉ- 
I.LAR.    (Facundo).    "La   Linterna  Má- 


EL  PR0Vi:!?CIALI8M0  TABASQUENO 


15 


ííica".  Ensalada  de  Pollos,  2  tomos; 
Historia  de  Chucho  el  Ninfo,  2  to- 
mos; Los  Mariditos:  un  lomo;  Baile 
y  Cochino,  un  tomo;  Isolina,  ia  Ex- 
Figurante,  2  tomos;  Las  Jamonas,  2 
tomos;  Las  Gentes  que  son  asi...  2 
tomos;  Artículos  ligeros,  varios  to- 
mos.   Barcelona    1S90.    3  a.    td. 

FERNANDEZ  Y  RETORT:  iLA.- 
NUEL  FERNANDEZ  Y  FERXAX- 
DEZ-NAVAMUEL  Y  -VLFOXSO  RE- 
TORTIL1.0  V  TOl.XOS.  Tr..ta  <o  ele- 
mortal  de  Gramática  Castellana,  Li- 
teratura Preceptiva,  Literatura  Es- 
pañola e  Historia  Literaria,  l'riccdi- 
do  de  una  carta  do,  >.>.  R;',món  Me- 
néndez    Pidal.    Madrid.    1909. 

F.  FERRAZ:  JUAN  FERNANDEZ 
FERRAZ.  Nahuatlismos  de  Costa  Ri- 
ca. San  José  de  Costa  Rica,  A.  C. 
1892. 

F.  GUZMÁN:  Cap.  D.  FR.VNCISCO 
ANTONIO  DE  FUENTES  Y  GUZ- 
MÁN. Historia  de  Guatemala  o  Re- 
cordación Florida,  escrita  el  siglo 
XYII.  Que  publica  por  primera  vez 
con  notas  c  ilustraciones  don  Justo 
Zaragoza.  Madrid.  Luis  Navarro, 
Editor.  1SS2-18S3.  Dos  vols.,  4;o.,  LVI 
475   y   440   p. 

FIDEL:  GUILLERMO  PRIETO  (Fi- 
del). Colección  de  Poesías  Escogi- 
das, aiéxico.  Tip.  de  la  Of.  Impreso- 
ra de  Estampillas,  1S95-1S97.  Dos 
vols.  Ija.  y  2ia.  partes. — Memorias  de 
mis  tiempos  (1828-1840;  1S40-1S53). 
Libr.  de  la  Vda,  de  Ch.  Bouret.  Pa- 
rís. México.  1906.  Dos  vols. — Versos 
inéditos.  (Poesías  varias.  Poesías  fes- 
tivas y  Musa  callejera).  México. 
Impr.  del  Comercio,  de  Dublán  y 
Chávez.    1879.    Dos   vols. 

FRÍAS:  HERIBERTO  FRÍAS.  To- 
mochic.  Barcelona.  Casa  EMitorial 
Maucci.    1859. 

GAGINI:  D.  CARLOS  .iAGINl. 
Diccionario  de  barbarismos  y  provin- 
cialismos de  Costa  Rica.  San  José 
de    Costa    Rica.    1892.      Tip.    Nacional. 

Escrito  el  primer  tomo  de  esta 
obra,  y  antes  de  principiar  su  im- 
presión, obtuvimos  la  sesrund.t  edi- 
ción de  la  obra  del  Sr.  Gagini.  qiie 
lleva  ahora  el  título  de  Diccionario 
de  costarriqueñismos,  lu^clia  t.aitiiiién 
en  S.  .losé  de  C.  R.,  1918.  muy  mejo- 
rada y  aumentada.  I..levfi,  adem.ás. 
un  brillante  prólogo  del  Sr.  Cuer\-o, 
don  Rufino;  fechado  a.  904.  y  una 
carta  al  Sr.  J.  B.  Calvo,  escrita  por 
don   Nicolás   Bolet   Peraza,   de   1892. 


GAMBOA:  FEDERICO  GAMBOA. 
Santa.  3  a.  ed.  Barcelona.  .México. 
lilO.    Gómez    de   la   Puente,    Editor. 

GARCÉS:  Presb.  D.  GREGORIO 
GARCES.  Fundamento  del  vigor  y 
elegancia  de  la  Lengua  Castellana, 
expuesto  en  el  propio  y  variado  uso 
de  sus  nombres  y  verbos.  2:a.  ed. 
con  notas  ,por  D.  F.  Merino  Balles- 
teros.   Madrid.    1853.    2   tomos. 

GARCÍA  SALAS:  JORGE  G.\RCÍA 
SALAS.  La  planta  del  tianano  o  plá- 
tano. Datos  prácc  co3  ;>ara  su  culti- 
vo y  proposiciones  para  mejorarlo. 
Original  adquirido  por  la  Cámara 
Agrícola  de  Tabasco.  México.  Impr. 
de    la    Sría   de    Fomento.    1910. 

G.  CUBAS:  ANTONIO  GARCL\ 
CUBAS,  Ing.  El  libro  de  mis  recuer- 
dos. México.  Impr.  de  Arturo  G.  Cu- 
bas.   Hnos.,    Sucs.    1904. 

GILBERTI:  R.  P.  Fray  MATURI- 
NO  GILBERTI.  Diccionario  de  la 
lengua  tarasca,  o  de  Michoacán.  Mé- 
xico.   1901. 

GIL  y  SAENZ:  Presb.  MANUEL 
GIL  Y  SAENZ.  Historia  de  Tabasco. 
2  a.  ed.  S.  J.  Bautista.  .losé  M.  Aba- 
Ios,  Editor.  1892.  Un  vol..  390  rp. — 
Compendio  histórico-geográfico  y  es- 
tadístico del  Estado  de  Tabasco.  Ta- 
basco, 1872.  Tip.  de  José  M.  Abalos. 
Un  vol.,  252  pp.,  una  tabla  do  di.'rtan- 
cias,  vm  folio  de  notas  e  índice. — 
Cartilla  de  la  Geografía  de  Tabasco. 
S.  J.  Bautista.  1885.  Tip.  Artística  de 
Juan  S.  Trujillo.  Un  vol.,  73  ip. — El 
Caporal  (Novela).  l;a  parte.  L'n  vol., 
4|o.,    131   pp. 

El  ejemplar  que  poseo  de  esta 
obra,  un  tanto  destruido  al  principio, 
y  sin  portada,  carece  por  lo  mismo 
de  fecha.  El  Sr.  Mestre  Ghigliazza  en 
sus  Datos  para  la  biografía  del  Presb. 
M.  Gil  y  Sáenz,  publicados  en  el  pe- 
riódico Tabasco  Gráfico,  núms.  del 
149  al  154,  años  916  a  917.  dice  que 
la  obra  fue  publicada  en  Villahermo- 
sa,   por  los   años  de   1SS4,    o   1885. 

GOMARA:  FRANCISCO  LÓPEZ  de 
GOMARA.  Conquista  de  México.  Bar- 
celona.   1887.   Dos  vols. 

G.  OBREGÓN:  LUIS  GONZÁLEZ 
OBREGÓN.  México  viejo.  (Época  co- 
lonial). Nueva  edición,  aumentada  y 
corregida.  Libr.  de  la  Vda.  de  Ch. 
Bouret.  París.  México.  1900. — México 
viejo  y  anecdótico.  Libr.  de  Ch.  Bou- 
ret. París.  México.  1909. — Vetusteces. 
Libr.    Bouret.    París.    México.    1917. 


16 


Lie.  F.  J.  SANTAMARÍA 


GONZÁLEZ.      PEDRO    A.      GONZA- 
IjEZ,    Ing.    Los    Ríos   de   Tabasco.    Me- 
moria presentada   a  la  Asociación   de  i 
Ing-enieros    y    Arquitectos    de    México. 
México.    1910.  i 

GONZÁLEZ    PEÑA:    CARLOS GON- i 
ZALEZ    PEÑA,    La    Chiquilla.    Novela. 
(México,    1005-6).    F.    Sampere    y    Cía.; 
Valencia.    Un  vol.,  8]o.,   293  pp. 

GRANADA:  Dr.  D.  DANIEL  GR  A-  ' 
NADA.  Vocabulario  ríoplatense  ra- i 
zonado.    2¡a.    ed.    Montevideo.    1890. 

HIDALGO:     ll'AX    HIDALGO.       Ro- j 
manees    de    Gemianía    de    varios    au-  j 
teres,    con    el    Vocabulario    por    orden 
del    a.    I»,    c.    para   declaración   de   sus  j 
términos    y    lengua.    Compuesto    por...  j 
El  discurso  de  la  expulsión  de  los  gi-  i 
taños,     que  escriljió  ti  Dr.  D.     Sancho 
de  Moneada...   los  romances  de  la  ger- 
manía   que    escribió   don   Francisco  de 
Quevedo.      En   Madrid,   por  don   Anto- 
nio    de     Sancha.      Año     de   M.     DCC. 
LXXIX. 

HUERTA:  D.  .JOSEPH  LÓPEZ  DE 
LA  HUERTA.  Examen  de  la  posibili- 
dad de  fixar  la  significación  de  los 
sinónimos  de  la  Lengua  Castellana. 
En.Yienii.  En  la  Impr.  de  Ign.  Alber- 
ti.  MDOCLXXXIX.  Vol  8|o.,  225  pp. 
e   índ.    alfabético. 

HUMBOLDT:  ALEJANDRO  DE 
HUMBOLDT.  Ensayo  político  sobre 
el  reino  de  La  Nueva  España.  Tra- 
ducido al  español  por  D.  Vicente 
González  Arnao,  con  dos  mapas.  Pa- 
rís. En  casa  de  Rosa.  1822.  4  tomos. 
— Cosmos.  Ensayo  de  una  descripción 
física  del  mundo.  Vertido  al  castella- 
no por  Bernardo  Giner.  Madrid.  1874. 
4    tomos- 

ICAZB:  D.  .JOAQUÍN  GARCÍA 
ICAZP.ALCETA.  Vocabulario  de  M€- 
xicanismos.  México.  1899.  Impr.  y 
Lit.  "La  Europea".  Comprende  des- 
de  la   A  hasta   la  G,    inclusive. 

INCLÁN:  LUIS  INCLAN.  Astucia 
o  El  Jefe  de  los  hermanos  de  la  Ho- 
ja. Novela  histórica  de  costumbres 
mexicanas.    México.    1908.    Dos    vols. 

KRAUSE:  CARLOS  KRAUSE.  Me- 
moria sobre  el  cultivo  del  tabaco. 
México,    1903. 

LAMAN  O:  .1.  DE  LAMANO  Y  BE- 
NEYTE.  El  dialecto  vulgar  salman- 
tino.   Salamanca.    1915. 

LANCHETAS:  RUFINO  LANCHE- 
TAS.  Gramática  y  Vocabulario  de 
las  obras  de  Gonzalo  de  Berceo.  Ma- 
drid.  1900. 


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Relation  des  choses  de  Yucatán,  par 
l'Abbé  Brasseur  de  Bourbourg.  Pa- 
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LARA  Y  PARDO,  Dr.  y  CARLOS 
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LENZ:  Dr.  RODOLFO  LENZ.  Dic- 
cionario etimológico  de  las  voces  chi- 
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nas americanas.  Santiago  de  Chile, 
le.    1905-1910. 

LÓPEZ  PORTILLO:  JOSÉ  LÓPEZ 
PORTILLO  Y  ROJAS,  Lie.  Obras: 
(Bibl.  de  Aut.  Mexicanos).  Novelas 
Cortas. — La  parcela.  Novela  de  cos- 
tumbres mexicanas.  México.  Impr.  de 
"El    Tiempo".    1904.    4]o.,    XIIl-302    pp. 

LORENZO:  D.  JOSÉ  DE  LOREN- 
ZO, D.  GONZALO  DE  MURGA  Y  D. 
AIARTÍN  FERREIRO.  Diccionario 
Marítimo  Español,  que  además  de 
las  voces  de  navegación  y  maniobra 
en  los  buques  de  vela,  contiene  las 
equivalencias  en  francés,  inglés  e 
italiano,  y  las  más  usadas  en  los  bu- 
ques   de    vapor.    Madrid.    18G4. 

MACÍAS:  JOSÉ  MIGUEL  MAGIAS. 
Diccionario  cubano.  Veracruz.  1885. 
Reimpreso  en  Coatepec.  Tip.  de  Ant. 
M.    Rebolledo.    1888.    4|o..    LIV-1264   pp. 

MART.  ABELLANl  D.  PASCUAL 
MARTÍNEZ  ABELLAN.  Rarezas  de 
la  Lengua  Española.  Obra  original 
calificada  de  útil  por  autoridades  en 
el  idioma  y  i-econocida  como  prime- 
ra y  única  en  su  clase.  Madrid.  1902. 
Vol.    8ÍO.,    285   pp. 

MART.  CHABLÉ.  LEANDRO  MAR- 
TÍNEZ CHABLÉ,  Ing.  (Tabasqueño). 
Cultivo  y  beneficio  del  cacaotero.  2]a. 
ed.  México.  1912.  Sría  de  Fom. — El 
plátano  roatán  Tabasco.  Méx.  1014. 
Sría.  de  Fom. — Tres  plantas  textiles 
de  pocvenir  para  el  Estado  de  Tabas- 
co. IMéx.  1910.  Sría.  de  Fom. — El  cul- 
tivo del  hule  de  Para.  Méx.  Sría.  de 
Fom.  1910. — Cultivo  de  la  pina.  Méx. 
1910. — El    aguacate.    Méx.    1911. 

MARTÍNEZ  GRACIDA:  M.\NUEL 
MARTÍNEZ  GRACIDA.  El  Rey  Cosi- 
joeza  y  su  familia.  Reseña  Histórica 
y  legendaria  de  los  últimos  soberanos 
de  Zachila.  (Con  im  Catálogo  etimo- 
lógico de  voces  indígenas  contenidas 
en   la   Obra). 

MARTY:  LUIS  MASTY  CABA- 
LLERO. Vocabulario  de  todas  las  vo- 
ces   que   faltan    a    los    Diccionarios    de 


EL  PROVINCIALISMO  TABASQUEÑO 


17 


la  Lengua  Castellana,  publicados  pol- 
la Academia,  Domínguez,  Caballero, 
Peñalver  (Panléxico),  Campuzano, 
Salva,    Barcia,   etc.,   etc.    Madrid.    1S57. 

MARROQUÍ:  JOSÉ  MARÍA  MA- 
RROQUÍ. La  Ciudad  de  México.  Mé- 
xico.   1900-3.    Tres    vols. 

M.  CAMARGO:  DIEGO  MUÑOZ 
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blicada y  anotada  por  Alfredo  Cha- 
vero.  México.  Of.  lip.  de  la  Sría.  de 
Fom.  1892.  4|o.,  278-VI  pp.  Erratas, 
una. 

MELÓ:  VICENTE  L.  MELÓ,  Ing. 
(Tabasqueño).  El  guineo  roatán  de 
Tabasco.  Tesis  presentada  al  sus- 
tentar su  examoin  profesional  para  la 
carrera  de  Ingeniero  Agrónomo  en  la 
Escuela  Nacional  de  Agricultura  y 
Veterinaria.    México.    1908. 

MEMBREÑO:  ALBERTO  MEM- 
BREÑO.  Hondureñismos.  México. 
1912.  Tip.  y  Lit.  Müller,  Hnos.  .í;a.  ed. 
— Aztequlsmos  de  Honduras.  México. 
1907. 

M  EN  DIETA:  Fray  JERÓNIMO  DE 
MENDIETA.  Historia  Eclesiástica 
Indiana.  Obra  escrita  a  fines  del  si- 
glo XVI.  La  publicó  por  primera  vez 
Joaquín  García  Icazbalceta.  México. 
1S70. 

MERINO:  MANUEL  MERINO  (Ta- 
basqueño). Ruta.  Novela  histórica. 
(Biljl.  de  Aut.  Tabasqueños).  San 
Juan  Btta.,  Tabasco.  1907. — Juana 
Santa  Anna.  Novela  histórica  de  Ta- 
basco. S.  J.  Btta.  1901.  M.  Gabucio, 
Editor. — Celestina.  Novela  histórica 
de  Tabasco.  2,el.  edición.  Tabasco.  M. 
Gabucio.    M.,    editor.    1902. 

MESTRE:  MANUEL  MESTRE  GHI- 
GLIAZZA,  Dr.  (Tabasqueño).  Archi- 
vo histérico-geográfico  de  Tabasco. 
San  Juan  Btta.  1907.  Tip.  "La  Revis- 
ta de  Tabasco".  Tomo  I. — Documen- 
tos y  datos  para  la  Historia  de  Ta- 
basco. Compilados  por...  Tomo  I. 
(1790-1833).  México.  1916.  Tip.  "El 
Faro". 

MIR:  P.  .rUAN  MIR  Y  NOGUERA 
S.  J. — Prontuario  de  Hispanismo  y 
Barbarismo.  Madrid.  Sáenz  de  Jube- 
ra,  Hnos.,  Eds.,  Campomanes,  10. 
1908.  Dos  tomos. — El  Centenario  Qui- 
jotesco. Madrid.  1905. — Rebusco  de 
voces  castizas.  Madrid.  1907. — Fra- 
ses de  los  Autores  Clásicos.  Españoles. 
Entresacadas    por    el...    Madrid.    1890. 

MOLINA:  P.  Fr.  ALONSO  DE  MO- 
LINA. Vocabulario  de  la  Lengua  Mexi- 
cana.    Publicado  de  nuevo  por     Julio 


Platzmann.  Edición  facsimilaria.  Leip- 
zig.   B.    G.    Teubner.    1880. 

MOLINA  SOLÍS:  D.  JUAN  FRAN- 
CISCO MOLINA  SOLIS.  Historia  del 
Descubrimiento  y  Conquista  de  Yuca- 
tán, con  una  reseña  de  la  Historia 
Antigua  de  esa  Península,  Mérida  de 
Yucatán.  1896.  Un  vol.,  4|o.  LX-811 
pp. — Historia  de  Yucatán  durante  la 
Dominación  Española.  Mérida  de  Yu- 
catán. Impr.  de  la  Lot.  del  Est.  1904- 
1910   y  1913.    3  vols.,   4, o. 

MONLAU:  D.  PEDRO  FELIPE 
MONI^\U.  Diccionario  etimológico  de 
la  Lengua  Castellana.  1;a.  (;d.  ALidiid. 
ISSl. — Vocabulario  .gramatical  de  la 
Lengua   Cai>tellat<d.    Ma.ir.'j.    18?0. 

MONNER:  R.  MONNER  SANZ.  No- 
tas al  castellano  en  la  Argentina.  Con 
un  prólogo  del  Dr.  Estanislao  S.  Ce- 
vallos.  Correspondiente  de  la  R.  A,  2a. 
ed.,  corregida  y  aumentada  por  <.l  au- 
tor. Madrid.  Sucs.  de  Hernando,  li- 
breros editores.  1917. 

MONTOTO:  LUIS  MONTOTO  Y 
RAUTENSTRAUCH.  Un  paquete  de 
cartas.  De  modismos,  locuciones,  fra- 
ses hechas,  frases  proverbiales  y  fra- 
ses familiares.   Sevilla.   1888. 

MORA:  JOSÉ  MARÍA  LUIS  MORA, 
Dr.  (Ciudadano  Mexicano).  Obras  suel- 
tas. 2  vols.  París.  Libr.  de  Rosa.  1837. 
— México  y  sus  revoluciones.  París. 
Libr.  de  Rosa,  1S36.  Tres  vols..  I,  III 
y  IV  tomos:   perdido  el  II. 

MORALES:  JUAN  B.  MORALES, 
Lie.  El  gallo  pitagórico.  Colección  de 
artículos  crítico-políticos  y  de  cos- 
tumbres. Edición  de  "El  Siglo  XIX". 
México.    1857.    4o.    613   pp. 

MOTA:  MATÍAS  DE  LA  MOTA 
PADILI.,A.  Historia  de  la  Conquista 
de  la  Provincia  de  la  Nueva  Galicia. 
Escrita  en  1742.  México.  1870.  Impr. 
del  Gobierno.  Publicada  por  la  Socie- 
dad Mexicana  de  CJeogiafía  y  Esta- 
dística. 

MUGICA:  PEDRO  DE  MUGICA. 
Dialectos  Castellanos,  Montañez,  Viz- 
caíno, Aragonez.  la.  parte.  Fonética- 
Berlín.  Heinrch  &  Kenke.   1892. 

ÑERVO:  AMADO  ÑERVO.  Otras 
vidas.  (Pascual  Aguilera.  El  Bachiller. 
El  Domador  de  almas).  Ballescá  y 
Cía.,  Editor.  México.  Barcelona.  Sin 
fecha. 

NÚÑEZ:  AGUSTÍN  ALFREDO  NÚ- 
ÑEZ.  Bagatelas.  Artículos  de  costum- 
bres.  México.    1894. 


18 


Lie.  F.  J.  SANTAMARÍA 


OBUAS    VARIAS: 

Primera    Exposición    regional    Tabas- 
queña  de  plantas,  flores  y  frutas.  Mé- 
xico.   Kciuaido   Duijlán,   Impi-esor.    isyo. 
— Catálogo  de  los  objetos  enviados  por 
el   Estado  de  Tabasco  a  la   Exposición 
Universal   Colombina  que  se  verificará 
en    la    Ciudad    de   Chicago,    del    1o.    de 
mayo  al  31  de  octubre  de  1893.  Forma- 
do   por    el    Comisionado    Especial,    C. 
J.   N.   Rovirosa.   San  Juan  Bautista  de 
Tabasco.    Tip.    del    Gobierno,    dirigida 
por  Felipe  Abales.   1893. —  Catálogo  de 
los    productos   agrícolas    e    industriales 
que  el   Gobierno  del   Estado  de  Tabas- 
co envía  a  la   Exposición  de  París,  que 
se   celebrará   el    año   de   1900.    Formado 
por   el   Comisionado    Especial,    Arcadio 
Zentella.    S.    J.    Btta.    Taix,    1899. — Ca- 
tálogo de  los  productos  agrícolas  e  in- 
dustriales que  el   Gobierno  del    Estado 
de   Tabasco    envía    a    la    Exposición    de 
San   Luis  Missouri,  que  se  celebrará  el 
año  de   1904.   Formado  por  el  Comisio- 
r.ado  especial   Arcadio  Zentella  y  tra- 
ducido   al    ing-léá    por    el    Sr.    Constan- 
tino Maldonado.    "La  Universal".   1903. 
— Compilación  de  los  Decretos  expedi- 
dos  por   la    Legislatura   del    Estado   de¡ 
Tabasco,   desde   el     Congreso     de    1824 ; 
liasta  1850.   S.   J.  Btta.,  Tab.   Impr.  del 
Gobierno.    1901.    ("Folletín   de    "El   Pe-; 
riódico    Oficial")    8o.,    XLVI-478    pp. — : 
Diccionario    de    Historia    y    Geografía, 
por    una    Sociedad    de    Literatos    dis-  ¡ 
tinguidos,  con  noticias  sobre  las  Amé- 
ricas  y  especialmente   sobre   la  Repú- 
blica    Rlexicana.      Esta     última    parte 
arreglada  por  el  Lie.  M.  Orozco  y  Be-  \ 
ira.    México.    1853-56.    Impr.    de    J.    M. 
Andrade  y  F.   Escalante.   10  tomos,  los ; 
tres    últimos    de    Apéndices:     "Colee- j 
ción    de    artículo.^!    relativos    a   la   Rep. ! 
Mex." — Diccionario  de  la  Lengua  Cas- 
tellana,   por    una    Sociedad    de    Litera- 
tos.   París.    1902. — Diccionario    de   Geo- 1 
grafía,    Historia    y    Biografía    Mexica- 
na,  por  Alberto  Leduc,   Dr.   Luis  Laral 
y     Pardo     y  Carlos     Roumagnac.    Ch. 
Bouret.    París-México.      1910. — El    De- 
mócrata.     Boletín   de     noticias,    docu-  i 
mentos     oficiales    y     anuncios.      S.    J. 
Btta.  año  de  1872. 

PERIÓDICOS: 

I 

El  Partido  Liberal.  San  Juan  Btta.,' 
Tab.  1883  a  1884. — La  Reforma.  S.  J.  i 
Btta.,  Año  1879. — El  Demócrata.  S.  J.  | 
Btta.  1861.  a  1862. — El  Tabasqueño.  S.  j 
J.  Btta.  de  Tab.  1854. — Tabasco  Grá-  i 
fleo.    S.    J.    Btta.    Tab.    1914    a    1917. — 


El  Estudiante.  S.  J.  Btta.,  Tab.  1913 
a  1916. — Revista  Científica  y  Litera- 
ria.   :México.    1845.    Tomo   I. 

OCA  M  PC:       MELCHOR        OCAMPO. 
Obras  completas.   Biblioteca  Reformis- 
ta.   Tomos   II,   III  y  IV.    Ángel   Pola  y 
I  Aurelio   J.    Venegas.    F.   Vásquez,    Edi- 
i  tor.   3  vols.   México.   1901. 

OROZCO      Y        BERRA:       MANUEL 
OROZCO  Y  BERRA,  Lie.   Historia  an- 
,  tigua    y    de    la    Conquista    de    México. 
México.   1880.   4  vols.  y  atlas. — Geogra- 
fía  de   las   Lenguas  y  Carta   Etnográfi- 
ca  de   México.   México.   1864. — Apuntes 
'  para    la    Historia    de    la    Geografía    en 
:  México.    México.    1881. — Materiales    pa- 
i  ra    una    Cartografía    Mexicana.    Ed.    de 
la  Soc.   de   Geogr.    y   E^tadíst.    México. 
i  1871. 

ORTÚZAR:       CAMILO       ORTÚZAR. 
Diccionario   Manual   de   Locuciones  Vi- 
ciosas y  de  correcciones  de   Lenguaje. 
Con    indicación    del    valor    de    algunas 
í  palabras    y    ciertas    nociones    gramati- 
cales.   2a.    ed.    Sarria.    Barcelona.    1902. 
!      OVIEDO:    Capitán   GONZALO   FER- 
i  NANDEZ    DE    OVIEDO    Y     VALDÉS. 
'<  Primer    Cronista    del      Nuevo    Mundo. 
I  Historia  General  y  Natural  de  las   In- 
:  días.    Islas   y     Tierra      Firme    del    Mar 
Océano.    Publícala    la    Real    Academia 
de  la  Historia.  Vida  del  Autor  y  juicio 
de   sus  obras,   por  D.    José  Amador  de 
los    Ríos.    Madrid.    1851-55.    4    vols.,    en 
folio. 

OVIEDO  Y  B.:  D.  JOSÉ  DE  OVIE- 
DO Y  BAÑOS.  Historia  de  la  Conquis- 
ta y  pobiación  de  la  Provincia  de  Ve- 
nezuela. Ilustrada  con  notas  y  docu- 
mentos por  el  Capitán  de  Navio  Cesá- 
reo Fernández  Duré,  de  la  R.  A.  de  la 
Historia.  Madrid.  Luis  Navarro,  Edi- 
tor. Colegiata,  6.-1885.  2  vols.  (Biblio- 
teca d«  los  Americanistas). 

PAASCH:  CAPITÁN  PAASCH.  Dic- 
tionnaire  de  Marine,  Anglais-Fran- 
cnis-Allemand-Espagnol  -Italien.  Qua- 
triéme  Edition  i-evisée  et  complétée 
pour  les  parties  anglaise  et  francaise, 
par  le  Capitaine  FIERRE  CHALLA- 
MEL,  pour  la  langue  allemande,  pal- 
le Capitaine  F.  E.  MATTHIESEN. 
Directeur  de  l'École  de  Marine  de 
Hambourg,  et  le  Capitaine  AUGUST 
BUDDE,  Professeur  á  l'École  de  Na- 
vigation  de  Hambourg.  Traduction  es- 
pagnole,  par  l'Amiral  P.  MONTOJO. 
de  la  Marine  Royale  Espagnole,  Ex- 
Commandant  en  Chef  de  l'Escadre  des 
lies  Philippines.  Traduction  Italienne, 
par    GIUSEPPE      ROM^VIRONE.    Tra- 


EL  PROVINCIALISMO  TABASQUEÑO  19 

ducteur  juré  prés  le  Tribunal  Civil  de  una.  Atlas,  199  láminas.  4o.,  folio. — 
Oénes. —  París.  Augu«tin  Challamel.  Nombres  geográficos  de  México.  Catá- 
Editeur. — Rué  Jacob,  17.  Librairie  logo  alíabético  de  los  nombres  de  lu- 
Maritime  et  Coloniale,  iyoS.-4o.  alar-  gar  pertenecientes  al  idioma  náhuatl, 
gado.  803  pp.,  109  láminas  explicadas.  Estudio  jeroglítico,  de  la  matrícula  de 
OLXXXV  pp.  de  índices  alfabéticos,  los  tributos  del  Códice  Mendecino.  Di- 
Errata,   una.  bujos    de    las    "Antigüedades    Mexica- 

PALMA:      D.      RIC.VRDO      PALMA,  ñas"  de  Lord  Kin^sborough  por  el  Sr. 

Tradiciones    peruanas.    Cuatro    tomos.  Domingo  Cabral  y  grabados  por  el  Sr. 

Barcelona.    Mortamer    y      Simón,    Ed.  Antonio   H.    Galaviz.    México.    Of.    Tip. 

1S93-9C. — Mis    últimas    tradiciones    pe-  do    la   ^ría.    de     Fom.    1885,     Folio   4o., 

ruanas,      (Cachivacherías).     Un     volu-  2b0    pp.    3    de    índice    y    Errata.    Atlas, 

men.    Mauoci    Hnos.    1906. — Apéndice   a  XXXIX  láminas  a  colores, 

mis   últimas   tradiciones   peruanas.    Un  PÉREZ:  D.  JU.\X  PÍO  PÉREZ.  Dic- 

volumon.      Mauoci.    Barcelona.      1910. —  cionarlo    de    la    Lengua    Maya.    Mérida 

Papeletas    lexicográficas.    Do»    mil    se-  de  Yucatán.  Impr.   Lit.  de  Juan  Fran- 

tecientas  voces  que  hacen  falta  en  el  cisco  Molina  y  Solís.    1866-1877. 

Diccionario.    Lima.    Imprenta    "La    In-  PÉREZ  A.:  FELIPE  PÉREZ  ALCA- 

dustria"  Desamparados,  núm.  15.  1903.  LA  (Aristófanes).    Ensayos  biográficos. 

PARRA:      PORFIRIO      PARRA,    Dr.  Cuadros    históricos.      Hojas     dispersas. 

Pacotillas.    Xovela  mexicana.   Barcelo-  ^Mérida.    YuC  México    1914. 

na.    1900.  PÉREZ    HDEZ.:    JOSÉ    M.VRÍA    PÉ- 

PAYNO:   MAXUEL  PAYXO.   Tardes  REZ   HERX.vXDEZ,    Gral.    Diccionario 

nubladas.    Colección    de    novelas    y    un  geográfico,    estadístico,     histórico,   bio- 

Vlaje    a    Veracruz,    en    el    invierno   de  gráfico,  de  industria  y  comercio  de  la 

1843.    México.    Impr.    de      F.    Díaz    de  República    Mexicana.   Escrito  en   parte 

I..í;ón  y  Santiago  Milite.  1871. — El   Fis-  y  arreglado  en  otra  por  <?]...,  consul- 

tol    del    Diablo.    Xovela   de   costumbres  tando   sus   tareas   con   los   distinguidos 

mexicanas.   3a.   ed.   Barcelona.   México,  escritores    Lies.    D.    Manuel    Orozco    y 

Juan    de    la      Fuente      Parres,    Editor.  D.  Alfredo  Chavero.  México.  Impr.  del 

Diez  tomos.  Cinco  de  Mayo.  1874.  cuatro  vols.,  has- 

PENSADOR:  JOSÉ  JO.A.QU1X  FER-  ta  la  C.  y  la  O  maya. 
XÁXDEZ  DE  LIZ.VRDI.  (El  Pensador  PICÓN  F.:  GOXZALO  PIC6X  FE- 
Mexicano)  La  Educación  de  las  Muje-  BRES.  Libro  raro.  Voces,  locuciones  y 
res  o  la  Quijotita  y  su  Prima.  Histo-  otras  cosas  de  uso  frecuente  en  Ve- 
ría muy  corta  con  apariencias  de  no-  nezueia.  Cin-azao.  1912.  2a.  ed.  Un  vo- 
vela.  Edición  de  lujo.  México.  Ballescá  lumen.  404  pp.  e  índic^ 
y  Cía.  Sucs.  1879.  Un  vol.  4o.  mayor,  j  piCHARDO:  ESTEBAX  PICH.\R- 
— El  Periquillo  Sarmiento.  Biblioteca  \dq.  Diccionario  provincial  de  voces 
de  grandes  novelas.  Edición  corregida /cubanas.  3a.  ed.  Habana.  Impr.  de  "La 
e   ilustrada.    Barcelona.    Casa   editorial  .Antilla".    lSo2.    Un    volumen,    XVlI-281 


pp. 


Sopeña.      1908.    L'n    vol. —  Las    noches  I  ^^.^ 

tristes:  Cuarta  Edición.  México  1S43.  |  poMAR:  JUAX  BAT:TIST.\  PO- 
Contiene:  Las  noches  tristes;  El  dia  ¡maR.  Relación  de  Texcoco,  escrita  en 
alegre;  Las  fábulas;  D.  Catrín  de  la  \15g2.  México  1891.  Impr.  de  F.  Díaz  de 
Fachenda:    Testamento    del    Gato.  ¡León.    Publicada  y  prolongada   por  D. 

PEÑA:  D.  RAFAEL  AXGEL  DE  LA  J.  García  Icazbalceta,  junto  con  la  Re- 
PExA.  Gramática  Teórica  y  Práctica  lación  de  Zurita  y  otros  varios.  Un 
de  la  Lengua  Castellana.  México.  Ofi-  vol.  So..  XLVII-314  pp.  índice  final, 
ciña  Tip.  de  la  Sría.  de  Fomento.  1898.  PRESCOTT:  \V.  H.  PRESCOTT. 
— Obras...  México.  Impr.  de  V.  Agüe-  Historia  de  la  Conquista  de  México, 
ros,  Edr.  1900.  (Biblioteca  de  Autores  con  una  ojeada  preliminar  sobre  la 
Mexicanos).  antigua  civilización   de  los   mexicanos, 

PtÑAFIEL:  Dr.  AXTOXIO  PESA-,  y  con  la  vida  de  su  Conquistador  Fer- 
FIEL.  Nomenclatura  geográfica  de  nando  Cortés.  Escrita  en  inglés  y  tra- 
México.  Etimologías  de  los  nombres  ducida  al  español  por  Joaquín  Xava- 
de  lugar  correspondientes  a  los  prín-  rro.  Jalapa,  (Ver.)  Impr.  de  Agustín 
cipales  idiomas  que  se  hablan  en  la  Ruíz.  1869.  Biblioteca  histórica  mexi- 
República.  México.  Of.  Tip.  de  la  Sría.  cana.  Dos  tomos  en  un  volumen. 
de  Fom.  1897.  Primera  parte.  224  pp.;  Q.  de  BENAVENTE:  LUIS  QUIRO- 
2a.    pte..    Diccionario,    336    pp.    índice,    XES    DE    BEXAVEXTE,    Lie.    Entre- 


20 


Lie.  F.  J.  santamaría 


meses,  loas  y  jácaras,  publicadas  por, 
D.  Cayetano  Rossell.  Madrid.  1872.  | 
Dos  tomos.  j 

guíndale:  D.  francisco  QUlN-j 
DALE.    Epítome   de   Gramática   gitana ; 
y   Diccionario  caló   castellano.    (El   Gi-  i 
tanismo).  Historia,   costumbres  y  dia-  | 
lecto   de   los   gitanos.    Por  D.    íYancis- 
co  de  Salas  Maya.  Con  un   Epítome...  ! 
etc.    Primer  estudio   fllológrico   publica- 
do   hasta    el    día    y    un    Diccionario... 
etc.)    Novísima    edición.      Madrid.    Li- 
brería de   Victoriano   Suárez,    Jacome-  i 
trezo,    72.    1870.    4o.,    76-76   pp.,    una  de  I 
índ. 

RABASA      E.:      EMILIO      RABASA.  : 
(Sancho  Polo).    El   Cuarto   Poder.   Mé-  i 
xico.    Tipografía   de   la   Casa   Editorial 
O.    R.    Spíndola   y    Cía.    Ex-Seminario,  i 
2.-1888. — Moneda    Falsa.    (2a.    pte.    del  \ 
Cuarto      Poder). — México.      1888. —    La 
Bola.    2a.      edición.    México      1888. — La 
Gran    Ciencia.    México.    Tipografía    de 
Alfonso   E.    López   y   Cía.    Escalerillas,  ' 
núm.    21.-1S87. 

RABASA  R.:  RAMÓN  RABASA.  El 
Estado   de  Chiapas.   México.    1895. 

RAMOS  Y  D.:  FÉLIX  RAMOS  Y 
DüARTE.  Diccionario  de  Mexicanis- 
mos.  Colección  de  locuciones  y  frases 
viciosas.  2a.  edición,  con  prólogo  de  D. 
Ricardo  Gómez.  México.  Herrero  Hnos., 
Editores,   1898.   Un  vol. 

REA,  de  la:  FR.  ALONSO  DE  LA 
REA.  Crónica  de  la  orden  de  N.  S.  P. 
S.  Francisco.  Provincia  de  San  Pedro 
y  San  Pablo  de  Michoacán  de  la  Nue- 
va España.  Año  de  1639.  México  1882. 
RE(i}LAMENTOS  Y  LEYES: 
Reglamento  para  los  palenques  de 
gallos,  en  el  Municipio  del  Centro.  Ex- 
pedido por  el  I.  Ayuntamiento  y  apro- 
bado por  el  Ejecutivo  del  Estado.  Fe- 
brero 201908.  S.  J.  Btta.,  Tab. — Regla- 
mento de  Sanidad  de  la  Municipalidad 
del  Centro.  Expedido  por  el  Bj.  del 
Estado.  Nov.  281913.  S.  J.  Btta.,  913. — 
Reglamento  de  policía  y  buen  gobier- 
no para  la  Municipalidad  de  San  Juan 
Btta.  Abril.  15|902.  S.  J.  Btta.  1902.— 
Reglamento  para  el  abasto  público  de 
carnes,  en  la  Municipalidad  del  Cen- 
tro, de  12  de  enero  de  1905.  S.  J.  Btta. 
1906. —  Reglamento  a  que  deberán  su-, 
jetarse  el  Ingeniero  Municipal  y  Médi- 
co de  vacuna,  de  20  de  agosto  de  1906. 
S.  J.  Btta.,  Tab.  1906. — Reglamento  pa- 
ra las  corridas  de  toros,  expedido  por 
el  I.  Ayuntamiento  de  la  Municipali- 
dad del  Centro,  de  16  de  abril  de  1896. 
Est.  de  Tab.  S.  J.  Btta.  1896. —  Regla- 


mento   Interior    del    Hospital    Civil    ae 
la   M.   de   S.   J.    Btta.,  expedido  por  el 
I.    Ayuntamiento  de   la  M.   del   Centro, 
Est.   de  Tab.   S.   J.   Btta.   1897. — Regla- 
mento     para      el      abastecimiento      de 
aguas  de  la   M.  de  S.  J.   Btta.,  puesto 
ei.   vigor  por  el  I.   Ayuntamiento  el  14 
de  noviembre  de  1905. — Leyes,   Regla- 
mentos  y    Programas    de      Instrucción 
Pública    Primaria    del    Estado    de    Ta- 
basco.    S.    J.    Btta.    Tab.    1903. — Regla- 
mento  para    la    Cárcel    General,   Casas 
de  Detención  de  la  M.  del  Centro.  Ed. 
oficial.   ,S.   J.   Btta.   1906. — Arancel  para 
el   cobro   de   los  derechos   del    Registro 
Civil  del  Estado.  S.  J.  Btta.,  Tab.  1897. 
Reglamento    para    el    gobierno    interior 
del    Congreso    del    Est.    de    Tab.    S.    J. 
Btta.   1903. — Reglamento  para   la  adju- 
dicación  de   los  terrenos  del  fundo  le- 
gal   de   la    M.    del    Centro.   S.   J.   Btta., 
Tab.    1906. — Código    Sanitario   del    Est. 
de   Tab.   S.    J|    Btta.,   Tab.    1900. —   Re- 
glamento   para    la    Administración    de 
los  Cementerios.  S.  J.  Btta.,  Tab.  1902. 
— Ley  Orgánica   de   División  territorial 
del    Est.    de   Tab.,    de    13   de   diciembre 
de  1883. — Ley  Orgánica  de  la  Adminis- 
tración   de   Justicia   y    Reglamentación 
de    los    Artículos    92,    99,    101    y    102    de 
la  Constitución  del  Est.,  de  28  de  nov. 
de   18S3. — Ley   que   organiza   el    Minis- 
terio   Público   en    el    Estado,   de   29   de 
:  rov.    de   1883. — Ley     que  trata     de    la 
Defensoría   de  Oficio   en   el    Est.,   de  30 
i  de  nov.  de  1883. — Ley  Orgánica  de  Ad- 
¡  ministración   Interior  del  Est.  de  Tab., 
j  de    28    de    dic.    de    1891. —   Constitución 
I  Política    del    Est.    de    Tab.,    promulga- 
;  da  el   lo.   de   agosto  de   1890.    También 
:  se   han   tenido   a   Ja  vista  las  de   1825, 
',  y  las  restantes,  hasta  la  de  5  de  abril 
!  de    1919. — Ley      Orgánica    de   Adminis- 
!  tración    Municipal,   de   cot.    19   de   1898. 
— Ley  del   Notariado,  de  10  de  sept.  de 
¡1006. —    Ley.    Orgánica.    Electoral    .de 
Ayuntamientos,    Magistrados    y    Fiscal 
del  Tribunal  Superior  de  Justicia  y  de 
Diputados    al    Congreso    del    Estado,    y 
sus   reformas.   Dic.    22|1883. 

REVILLA:  MANUEL  G.  REVILLA. 
En  pro  del  casticismo.  México.  Andrés 
Botas  e  hijo.  Editores.  1917.  8o.,  320 
pp. 

RlVODó:  D.  BALDOMERO  RIVO- 
Dó.  Voces  nuevas  en  la  Lengua  Cas- 
tellana. París.  Librería  Española  de 
Garnier.  Hnos.  1889.  Un  vol. — Entre- 
tenimientos gramaticales.  Siete  vo- 
lúmenes. París.  Garnier  Hnos.  1890- 
93. 


EL  PROVINCIALISMO  TABASQUEÑO 


21 


ROA  B.:  JOSÉ  M.  ROA  BARCENA. 
Obras:  Cuentos  originales  y  traducidos 
(tomo  I).  Biblioteca  de  Autores  mexi- 
canos, núm.  10.  México.  Irapr.  de  V. 
Agüeros.   Edición   1S97. 

RÓBELO:  Lie.  D.  CECILIO  A.  RÓ- 
BELO. Diccionario  de  Aztequismos.  O 
sea  Catálogo  de  las  palabras  del  idio- 
ma náhuatl,  azteca  o  mexicano,  in- 
troducidas al  idioma  castellano  bajo 
diversas  formas.  (Contribución  al  Dic- 
cionario Nacional).  México.  Cuernava- 
ca.  Impr.  del  Autor.  1904.  Un  volumen. 
— Nombres  geográficos  indígenas  del 
Estado  de  IVIéxico.  Cuernavaca.  1910. — 
Diccionario  de  Pseudoaztequismos,  o 
sea  Catálogo  de  palabras  exóticas  al 
castellano,  que  se  reputan  aztequis- 
mos o  niexicanismos.  Impr.  del  Autor. 
Cuernavaca.  1906. — Nombres  geográfi- 
cos mexicanos  del  Estado  de  Veracruz. 
Estudio  crítico  etimológico.  Cuernava- 
ca. L.  G.  Miranda,  impresor.  1902. — 
Nombres  geográficos  mexicanos  del 
Distrito  Federal.  Estudio  crítico  eti- 
mológico. Nueva  Edición,  corregida  y 
aumentada  por  el  Autor.  México.  Tip. 
de    F.    Díaz    de    León.    Sucs.    1910. 

RODRÍGUEZ:  D.  ZOROBABEL  RO- 
DRÍGUEZ. Diccionario  de  chilenis- 
mos.  Santiago  de  Cuba.    187-5. 

RODR.  BELTRAN:  CAYETANO 
RODRÍGUEZ  BELTRAN  (Onateyac). 
Perfiles  del  terruño.  Talleres  Araluce. 
México  1902.  Un  vol. —  Cuentos  coste- 
aos. Barcelona.  Casa  Editora  Sopeña. 
1905.  Un  vol. — Pajarito.  Novela.  Mé- 
xico. Gómez  de  la  Puente,  Editor. 
1908.  Un  vol. — Atrevimientos...  ¿lite- 
rarios? Colección  de  artículos.  Tlaco- 
tálpam.  Imprenta  "La  Reforma".  1904. 
— Una  docena  de  cuentos.  Talleres 
Araluce.  México.  1901. 
RODR.  MARÍN:  FRANCISCO  RODRÍ- 
GUEZ MARÍN,  Lie.  Cantos  populares 
españoles,  recogidos,  ordenados  e  ilus- 
trados por...  Sevilla.  MDCCCLXXXII 
-MDCCCLXXXIII.  5  tomos. —  Burla 
burlando...  Menudencias  de  varia,  le- 
ve y  entretenida  erudición,  por...  (El 
Br.  Francisco  de  Osuma).  Segunda 
edición,  aumentada.  Madrid.  1914. — 
La  Copla.  Bosquejo  de  un  estudio 
folk-lórico.  Conferencia  leída  en  la 
fiesta  de  la  copla  que  celebró  el  Ate- 
neo de  Madrid  el  día  6  de  abril  de 
1910.  Madrid.  1910. —  Quisicosillas,  Bi- 
blioteca patria.  Tomo  LXVIII.  Fuera 
•de  concurso.  Narraciones  anecdóticas. 
Madrid.  Slf.  — Mil  trescientas  compa- 
raciones populares  andaluzas.  Recogi- 


das de  la  tradición  oral,  concordadas 
con  las  de  algunos  países  románicos  y 
anotadas.  Sevilla.  1899. — Del  oído  a  la 
pluma.  Narraciones  anecdóticas.  Bi- 
blioteca patria.  Tomo  XLW.  Primera 
strie  fuera  de  concurso.  Madrid. — 
Cien  refranes  andaluces  de  meteorolo- 
gía, cronología,  agricultura  y  econo- 
mía rural.  Recogidos  de  la  tradición 
oral  y  concordados  con  los  de  varios 
países  románicos.  Segunda  edición, 
anotada.  Sevilla.  1894. — El  yantar  de 
Alonso  Quijano  El  Bueno.  Madrid. 
1906. — Clásicos  Castellanos,  tomos  4, 
6,  S,  10,  13,  16,  19,  22,  27  y  36.  Cervan- 
tes. Madrid.  Ediciones  de  "La  Lectu- 
ra".   1911-1914. 

ROSA,  de  la:  D.  LUIS  DE  LA  RO- 
SA. Miscelánea  de  escritos  descripti- 
vos. México.  Imprenta  de  Lara.  1848. 
Un  volumen. 

ROUMAGNAG:  CARLOS  ROUMA- 
GNAG.  Los  Criminales  en  México.  Mé- 
xico.   1904. 

ROV1ROSA:  JOSÉ  N.  ROVIROSA. 
Ing.    (Tabasqueño.) 

El  Partido  de  Macuspana,  MS.,  1875, 
191  pp.  (1). —  Informe  dirigido  a  la 
Sría.  de  Fom.,  en  22  de  julio  de  1884, 
sobre  la  climatología  y  condiciones  de 
habitabilidad  de  la  Villa  y  Municipio 
de  Ixtacomitán,  México.  Impr.  de  Ire- 
neo  Paz.  1884.  4o.,  XL\T  pp. — Apun- 
tes para  la  Zoología  de  Tabasco.  Ver- 
tebrados observados  en  el  territorio 
de  Macuspana.  México.  Impr.  de  I. 
Escalante.  1S87.  Folio,  5.5  pp. — Reseña 
Geográfica  y  Estadística  del  Estado 
de  Tabasco,  escrita  por  acuerdo  del  C. 
Gobernador,  Sr.  Dr.  Simón  Sarlat. 
México.  Tip.  "El  Gran  Libro",  de  F. 
Parres  y  Cía.,  Sucs.  1890.  Folio,  62  pp. 
— Souvenir  d'une  ascensión  a  la  Mon- 
tagne  de  Lomo  de  Caballo.  México. 
Impr.  Poliglotte.  MDCCCLXXXV.  8o.. 
37  pp.  Cuadro  final. — Nombres  geográ- 
ficos del  Estado  de  Tabasco.  Estudio 
etimológico.  México.  Sría.  de  Fom. 
1888.  Folio,  36  pp. — Calendario  botáni- 
co de  San  Juan  Bautista  y  sus  alrede- 
dores. Año  de  1890.  México.  Impr.  de 
Escalante.  1892. — Observaciones  sobre 
algunos  heléchos  mexicanos  de  la  tri- 
bu de  las  asplénieas.  Junio  231892. 
("La  Naturaleza",  2a.  serie,  tomo  2o.) 
— Las  Calagualas.  Junio  de  1894.  (Pu- 
blicado en  "La  Naturaleza",  2a.  serie. 
Tomo  II). — Bosquejo   de   la   Flora  Ta- 


(1). — Manuscrito      trunco    e     incon- 
cluso. 


22 


Lie.  F.  J.  santamaría 


basqueña.  Dic.  2í»|1894.  (Id.) — Ensayo  j  Pálida.  Mayó-Agosto  de  1890.  (1). — 
histórico  •sobre  el  Río  Grijalva.  Exa-  !  Previvida.  Novela.  México  Impr.  de 
men    crítico    de    las    obras    antiguas    y  i  Escalante.    1906. — Las    Letras    Patrias. 


modernas  qpe  tratan  de  los  descubri- 
mientos de  Juan  de  Grijalva  y  de  los 
primeros  establecimientos  de  los  con- 
quistadores españoles  en  Tabasco.  Mé- 
xico. Sría.  de  Fom.  1897.  4o.,  68  pp. — 
La  Hidrografía  del  Sureste  de  IVléxico, 
y  sus  relaciones  con  los  vientos  y  las 
lluvias.  "La  Universal".  S.  J.  Btta.  de 
Tab.  1899.  So.,  38  pp. —  Pteridografía 
del   Sur   de   México,   o  sea  clasificación 


Monografía  escrita  para  la  obra  Mé- 
xico.— Su  evolución  Social.  Méx.  Ba- 
llescá  y  Cía.  1902.  Pocahontas.  (Rela- 
ción fantástica).  S.  J.  Btta.  Tip.  "Ju- 
ventud Tabasqueña",  de  F.  Ghigliaz- 
za.   1882. 

SANCHO  POLO:  Lie.  EMILIO  RA- 
BASA  (SANCHO  POLO.)  La  Bola,  2a. 
edición.  El  Cuarto  Poder.  Moneda  Fal- 
sa (2a.  parte  del  Cuarto  Poder).  Mé- 
xico  1888.    O.    R.    Spíndola  y   Cía.    Edi- 


y  descripción   de   los   heléchos   de   esta    tores. — La   Gran   Ciencia.   México  1887. 
región,    precedida    de    un    bosquejo    de !  López   y   Cía.    Ed. 


la  flora  general.  México.  Impr.  de  I 
Escalante.  1P09-1910.  4o.  mayor,  IV 
298   pp.    y  LXX  láminas  anexas. 

RUIZ:  Lie.  EDUARDO  RUIZ.  Mi 
choacán.  Paisajes,  Tradiciones  y  Le 
yendas.  México.  Secretaría  de  Fomen 
to   1891.    Un   vol.    4o.    449-8,   pp. 

RUIZ    ERD.:    ERNESTO    RUIZ    ER 


SEGARRA:  JOSÉ  SEGARRA  Y 
JOAQUÍN  JULIA.  Costa  Rica.  Excur- 
sión por  América.  Edición  ilustrada. 
San  José  de  Costa  Rica.  1907.  Un  vol. 
— Cuba.  Excursión  por  América.  San 
José  de  Costa  Rica.   1906.  Un  vol.,   SOS 


pp. 


SELVA     Prof.      JUAN     B.      SELVA. 


DOZAIN.    Estudio   sobre   el   cultivo   del    G"'a    del    buen    decir.    Estudio    de    las 


maíz.    México.    Secretaría    de    Fomen- 
to 1916.   Un  vol. 

SAHAGÚN:  Fray  BERNARDINO 
DE  SAHAGÚN.  Historia  General  de 
las  cosas  de  Nueva   España.  BH^lioteca 


transgresiones  más  comunes.  "La  Es- 
paña Moderna."  Madrid.  Sin  fecha. 
Prólogo  de  1915.  Un  vol.,  4o.,  371  pp. 

SICILIA:  MARIANO  JOSÉ  SICILIA. 
Lecciones  elementales  de  Ortología  y 
Prosodia.    Obra    nueva    y    original    en 


Cuatro   volúmenes,    del   XXII   al  XXV. 
SALA:    ANTBNOR    SALA.     Informe. 


mexicana  d/^cien^  tomos.^Iéxi^co J.|90.  ^^^^  ^^^.  ^^  primera  vez  se  determinan 

^..   X        -._i..     „    .,„     j„i    ^  VTT    „i       A.  T  ^    demuestran  analíticamente  los  prin- 

,   ^      .,       j   ,     ^    ...  cipios   y  reglas   de   la  pronunciación   y 

acerca    de     la     explotación    del     tejido  ^^y    acento    de    la    lengua    castellana, 

cortical    del    árbol    tabasqueno    llama-  p^^.j^     Librería    Americana.    Calle    del 

do    ".Jolocín",    aplicado    a    la   industria  ^^j^^pj^^    j»;    gf,    ^§27.  4  vols.,  12o. 


papelera  y  con  motivo  de  los  ensayos 
verificados  el  día  24  de  junio  del  pre- 
sente año  en  la  fábrica  de  papel  "Be- 
lem".     México.     1890.     (c.     Jol.) 

SALAZAR:  ABEL  C.  S.\LAZAR,  i 
licenciado.  Almas.  Cuentos,  México.  ' 
1Í09.   So.,   207   pp.   índice,   una. 

SALAZAR  G.:  SALOMÓN  SAL.^ZAR 


SIERRA:  Dr.  D.  JUSTO  SIERRA. 
Obras.  Biblioteca  de  Autores  Mexica- 
nos; de  V.  Agtieros,  Editor.  México 
1905. 

SIMEÓN:  RÉMI  SIMEÓN.  Diction- 
naire  de  la  Langue  Náhuatl  ou  mexi- 
caine.  Rédigé  d'aprés  les  documents 
imprimes    et    manuscrits    les    plus    au- 


GARCÍA.    Diccionario    de    provincialis-    t^entiques   et  precede  d'une   introduc- 
mos  y  barbarismos  centro-americanos.    ^¡^^^      París. —     Imprimerie     Nationale 


2a.    edición.    San   Salvador.    1910. 

SALMÓN:      Dr.      E.      SALMÓN.      las 
enfermedades    de    las    aves    de    corral. 


:MDCCCLXXXV.  Un  vol.  folio  LXXVI- 
710    pp. 

SOLAR:   FIDELIS  P.  DEL     SOLAR. 


México.    1914.    Secretaría   de    Fomento 
SALVA:  D.   VICENTE  SALVA.    Dic 


Traducción    de    C.     Danés    Casabo.sch.     Reparos     al    Diccionario     de     chilenis- 

" -     -      j      T^  -~      ^^^   ^^1   g^     ^^^   Zorobabel    Rodríguez. 

Santiaa-o.  Imprenta  de  Federico  Schre- 
cionario     de      la      Lengua      Castellana.    ,jjg,.    Q^lle   del   Estado,    58.-1S76. 
1S46.    París. — Suplemento    al    Dicciona-        sOLIS:    D.    ANTONIO   DE   SOLtS   Y 
rio  de     la     Lengua     Castellana.     París,    p^iy  VDENEYRA     Historia    de   la   Con- 
1854. 

SÁNCHEZ-MARMOL:  Lie.    MANUEL    

SÁNCHEZ-    MÁRMOL.       Antón       P  é-         (i). — Ejemplar    sin    portada.    La    2a. 
rez.  Novela.  México.  Impr.  por  F.  Díaz    ^,q,   f^e  publicada  con  el  título  de  Jua- 

de    León.    1903.    Un    vol.,    216    pp. — La  nita   Sousa.   Méx.   1901. 


EL  PROVINCIALISMO  TABASQUEÑO 


23 


quista,  población  y  progresos  de  la 
América  Septentrional,  conocida  por 
el  nombre  de  Xueva  Kspaña.  21a.  Edi- 
ción.  Barcelona.    1766. 

SOMOANO:  JOSÉ  SAXCHEZ  SO- 
MOAXO.  Modismos  IVIexicanos.  Madrid 
1892. 

STEPHENS:  JOHX  L.  STEPHENS. 
Viaje  a  Yucatán,  a  fines  de  1S41  y 
principios  de  1842.  Consideraciones  so- 
bre los  usos,  costumbres  y  vida  so- 
cial de  este  pueblo,  y  examen  y  des- 
cripción de  las  vastas  ruinas  de  Ciu- 
dades americanas  que  en  él  existen. 
Traducción  de  D.  Justo  Sierra.  Cam- 
peche. Impr.  de  Joaquín  Castillo  Pe- 
raza.   1S48-1S50.   Dos  vols. 

TELLO:  FRAY  AXTGXIO  TELLO. 
Historia  General  de  Jalisco,  que  tra- 
ta de  la  Conquista  en  el  Nuevo  Rei- 
no de  la  Galicia  y  Nueva  Vizcajti.  y 
descubrimiento  del  Nuevo  México.  In- 
troducción de  J.  López  Portillo  y  Ro- 
jas. Guadalajara.  México  1894.  Un  vol., 
4;o.   XXIV-8S6-27  pp. 

TERREROS:  P.  ESTEBAN  DE  TE- 
RREROS Y  PANDO.  Diccionario  cas- 
tellano con  las  voces  de  ciencias  y  ar- 
tes y  sus  correspondientes  en  • tres 
lenguas:  francesa,  latina  e  italiana. 
Cuatro  volúmenes,  folio.  Madrid.  1786- 
1793.  Imprenta  de  la  Vda.  de  Ibarra. 
H.   y  Cía.   Con  licencia. 

TEZOZOMOC:  D.  HERNANDO  AL- 
VARADO  TEZOZOMOC.  Crónica  Me- 
xicana. Escrita  hacia  el  año  1598,  ano- 
tada por  el  Sr.  Lie.  Orozco  y  Berra  y 
precedida  del  Códice  Ramírez,  manus- 
crito del  siglo  XVI.  intitulado:  Rela- 
ción del  origen  de  los  indios  que  ha- 
bitan esta  Nueva  España,  según  sus 
historia.s.  y  de  un  examen  de  ambas 
obras  al  cual  va  anexo  un  estudio  de 
Cronología  Mexicana  por  el  mismo  Sr. 
Orozco  ♦  y  Berra.  .1.  M.  Vigil,  Editor. 
México,  Impr.  y  Lit.  de  Ireneo  Paz. 
1878.  (Biblioteca  Mexicana)  Un  volu- 
men 4  o.   mayor.  712  pp. 

TOBAR:  CARLOS  R.  TOBAR.  Con- 
sultas al  Diccionario  de  la  Lengua. 
(Algo  que  falta  en  el  Vocabulario  aca- 
démico y  de  lo  que  sobra  en  el  de  los 
ecuatorianos,  etc.)  Tercera  edición. 
Barcflona.  1911. 

TORO  G.:  MIGUEL  DE  TORO  GIS- 
BERT.  Pequeño  Larousse  Ilustrado. 
París.  Libr.  T.arousse.  1913. — Apun- 
taciones lexicográficas,  "arís.  Libr. 
Ollendorf.  Sin  fecha. — Americanismos. 
ParLs.      Libr.    Ollehdorf.      Sin    íecha. — 


Enmiendas    al    Diccionario    de    la    Aca- 
demia.  París.   Libr.   Ollendorf.   1909. 

TORRE,  de  la.:  LIC.  JUAN  DE  LA 
TORRE.  Bosquejo  histórico  y  estadís- 
tico de  la  Ciudad  de  Morelia,  Capital 
del  Estado  de  Michoacán  de  Ocampo. 
México.  Impr.  de  Ignacio  Cumplido. 
1883.   Un  volumen.   8;o. 

TORRES  Y  G.:  P.  M.  ENRIQUE 
TORRES  Y  GÓMEZ,  de.  las  Escuela.^ 
Pías.  Gramática  Histérico-Comparada 
de  la  Lengua  Castellana.  Madrid  lS:i! . 
URIBE:  RAFAEL  URIBE  U.  Diccio- 
nario abreviado  de  galicismos,  pro- 
vincialismos y  correcciones  de  len- 
guaje con  300  notas  explicativas.  Me- 
dellín.    (Colombia).    1887.  . 

VALBUENA:  D.  ANTONIO  DE 
VALBUENA  (Miguel  de  Escalada).  Fe 
de  Erratas  del  Nuevo  Diccionario  de 
la  Academia.  Madrid.  1SS7.  Sres.  Vda. 
e  hijo  de  Aguado.  Ponte  jos,  8.-4  vols. 
So. 

VÉLEZ  de  A.:  Z.  VÉLEZ  DE  ARA- 
GÓN. Diccionario  general  de  la  Len- 
gua Castellana.  Madrid.  México.  1894. 
VEYTIA:  LIC.  D.  .MA.ITANO  VEY- 
TIA.  Texcoco  en  los  últimos  tiem- 
pos de  sus  antiguos  reyes,  o  sea  rela- 
ción tomada  de  los  manuscritos  inédi- 
tos de  Boturini,  redactados  por...  Pu- 
blicado con  notas  y  adiciones  para  es- 
tudio de  la  juventud  mexicana.  Car- 
los María  de  Bustaminte.  México.  1826 
Impr.  de  Mariano  Galván  Rivera.  Un 
vol.  So..  276  pp. 

VINAZA:  CONDE  DE  LA  VISAZA. 
Biblioteca  Histórica  de  la  Filología 
Castellana.  Obra  premiada  por  voto 
inánime  en  público  certamen  de  la 
Féal  Academia  Española  y  publicada 
a  sus  expensas.  Madrid.  Imprenta  y 
Fundición  de  Manuel  Tello.  Impresor 
de  Cámara  de  S.  M.  Don  B\-aristo,  8. 
l*.f,3. — Bibliografía  eápañola  de  Len- 
guas indígenas  de  América.  Obra  pre- 
miada por  la  Biblioteca  Nacional  en  el 
concurso  público  de  ISll,  e  impresa  a 
fxoenísas  del  Estado.  Madrid.  Estudio 
Tipográfico  "Sucesores  de  Rivadeney- 
ra".  Imnres-ores  de  la  Real  Casa.  Pa- 
seo dp   San    Vicente,    núm.    20.-1892. 

XIMÉNEZ:  FR.  FRANCISCO  XIMÉ- 
NEZ.  Cuatro  Libros  de  la  Naturaleza. 
Virtudes  Medicinales  de  las  plantas  y 
animales  de  la  Nueva  España.  Extrac- 
to dp  las  Obras  del  Dr.  Francisco 
Kf  rnández.  anotados,  traduc'dos  y  pu- 
blicados en  México  en  el  año  de  1615. 
Ahora  por  primera  vez  reimpresos. 
Bajo  la  dirección  del  Dr.  Nicolás  T^ón. 


24 


Lie.  F.  J.  santamaría 


Morelia  1888.  Un  volumen,  LII-A-H,300 
pp.  y  una  adicional. 

ZARAGOZA:  JUSTO  ZARAGOZA. 
Noticias  históricas  de  la  Nueva  Espa- 
ña. Madrid.  Impr.  de  Manuel  G.  Her- 
nández. 1878. 

ZAYAS  A.:  ALFREDO  ZAYAS  Y 
ALFONSO.  Lexicografía  Antillana. 
Diccionario  de  voces  usadas  por  los 
aborígenes  de  ias  Antillas  Mayores  y 
de  algunas  de  las  Menores,  y  conside- 
raciones acerca  de  su  significado  y 
de  su  formación.  Habana.  Imprenta 
"El  Siglo  XX",  de  Aurelio  Miranda. 
Teniente   Rey,    27-1914. 

ZAYAS  ENR.:  RAFAEL  DE  ZA- 
YAS ENRIQUEZ.  El  Estado  de  Yuca- 
tán. Su  pasado,  su  presente,  su  por- 
venir. Impreso  para  el  autor  por  J.  J. 
Little  &  Ivés  Co.,  New  York.  1908. 

ZENTELLA:  DON  ARCADIO  ZEN- 
TELLA.  (Tabasqueño).  En  esta  tierra. 
(Esbozos  a  la  brocha) :  Perico,  Novela, 
y  los  Escapularios  de  la  Virgen  de 
Cunduacán.  S.  J.  Btta.,  Tip.  y  Lit.  de 


Ramón     González.  Tab.   I«d6.  Un     vol. 
8¡o,  227  pp. 

ZEROLO:  ELIAS  ZEROLO.  Legajo 
de  varios.  París.  Garnier  Hnos.,  Li- 
breros, Editores. — 6.  Rué  des  Saint- 
Péres,   6.   1897. 

ZEROLO,  TORO,  ISAZA:  ELLVS 
ZEROLO.  MIGUEL  DE  TORO  Y  GÓ- 
MEZ, EMILIANO  ISAZA  y  otros  es- 
critores españoles  y  americanos.  Dic- 
cionario enciclopédico  de  la  Lengua 
Castellana.  París.   1895.   2  tomos. 

ZORRILLA:  JUAN  ZOlJtTLLA  DE 
SAN  MARTÍN.  Tabaré.  Fo^ma,  prece- 
dido de  un  juicio  critico  por  Juan  Va- 
lera.    La   Leyenda   Patria.   1905. 

ZURITA:  D.  ALONSO  DE  ZURITA. 
Breve  y  sumaria  relación  de  ios  Se- 
ñores de  ia  Nueva  España.  1891.  Pu- 
blicada y  prologada  por  D.  Joaquín 
García  Icazbalceta,  junto  con  la  rela- 
ción de  Texcoco  por  Pomar  y  otros. 
Un  vol.,  81o.,  XLVII-314  pp.,  índice  fi- 
nal. 


EL   PROVINCIALISMO  TABASPEKO 


ABAJAR,    a.   y   pr.    Tratando    de' 
la    preposición   latina    ad,   el    emi- 
nente Cuervo  explica   (Apunt.  crít.,^ 
párrafo  903)     cómo  por     tradición ' 
el  vulgo     la  conserva     en  muchos 
verbos  que  la  han  perdido  en  len- 
guaje culto,  o  la     agrega  en  otros 
que  no  la  llevan  en  el  Dice,  y  cita, ; 
entre  otros  ejemplos,  abajar,  verbo! 
que   también   sufre   esa   acción   en  i 
nuestra  habla  popular.  (1.)  i 

"El  portador  de  la  escopeta  dijo: — ¡ 
Abájense  ustedes."    (ZEXTELLA,    Pe-  ! 
rico,   oap.  XVriI,  pig.   117.) — "yi  no  se  j 
abajan,  los  desguindo  de  un  tiro,  dijo 
!a  misma  voz  de   antes."    (ID.,    ib.) — 
"Que  se   abaje  la  otra  sinvergüenza." 
(ID.,  ib.,  pág.  118.) — "Ya  que  noj  can- 
semo  de  ejperar  a  este  jijo  de  la  ta- 
rántula,   me    trepo   y    veraj    como   se 
abaja."       (RODRÍGUEZ       BELTRAX, 
Pajarito,   IX,   pág.    144.) — "¡Voy  a  lla- 
mar orita  mesmo  al   Jué  de   barrio  y 
verá    como    le    abaja    esos    humo    que 
tiene!!!'    (ID  ib.,  XXIV,  pág.  .590.)        i 

ABAJElsiO,    ÑA.    adj.    "Amer.    Dí- 
cese  del  que  procede  de  las  costas 


(1). — La  Acad.  que  daba  abajar  co- 
mo ant.  (anticuado),  en  la  última  edi- 
ción del  Dice,  ha  vuelto  sobre  sus  pa- 
sos quitándole  el  epíteto,  aunque  haya 
incurrido  en  un  anacronismo.  En  fin, 
ha  corregido  el  error. 


O  tierras  bajas."  (2)  En  Tabasco, 
cuya  población  campesina  se  ex- 
tiende casi  toda  a  orillas  de  los 
ríos,  que  son  muy  numerosos,  esa 
población  forma  las  agrupaciones 
denominadas  riberas,  las  cuales  en 
lo  general  se  clasifican  de  acuerdo 
con  la  región  del  curso  del  río  en 
que  están  ubicadas;  así,  hay  ribe- 
ra baja,  ribera  media  y  ribera  al- 
ta. Los  habitantes  de  las  riberas 
bajas  o  próximas  a  la  embocadura 
del  río  o  arroyo,  son,  con  respecto 
a  los  habitantes  de  las  otras,  los 
ABAJEÑOS.  De  igual  suerte,  en 
las  poblaciones  se  distinguen  ba- 
rrio de  arriba  y  barrio  de  abajo, 
con  relación  al  curso  de  la  corrien- 
te; llamándose  arribeños  y  abaje- 
ños, respectivamente,  los  habitan- 
tes de  dichos  barrios. 

"Andaban  a  la  greña  los  muchachos 
del  barrio  arriba  con  los  del  barrio 
abajo...  Cayendo  domingo,  los  arri- 
beños tomaban  camino  del  foso...  Los 
abajeños,  por  su  parte,  también  se 
alistaban."    (RODR.   BELTRAX.   Paja- 


I  (2). — Toda  cita  hecha  en  esta  for- 
ma, sin  expresión  del  autor,  es  del 
Diccionario  de  la  Real  Academia  Es- 

/  pañola. 


ABAJ 


—  26 


ABAN 


rito,  V,  págs.  66-8-70.)  "Se  llaman  los 
arribeños  así,  porque  viven  del  centro 
para  la  parte  por  donde  viene  el  río  | 
de  su  nacimiento;  y  a  los  abajeños  sel 
les  designa  de  tal  modo  por  la  causa 
contraria;  es  decir,  que  los  arribeños, 
van  contra  de  la  corriente  y  los  aba- 
jeños la  siguen."    (ID.,   ib.,  IX,  p.   138.) 

Por  razón  de  lo  bajo  del  terreno 
de  Tabasco,  también  euele  darse  a 
todos  sus  habitantes  el  nombre  de 
ABAJEÑOS.  Tal  denominación  pa- 
ra nosotros  usan  en  Chiapas,  que 
es  montañoso,  y  en  cuya  serraní> 
nacen  casi  todas  las  corrientes  que 
riegan  nuestro  Estado. 

Recíprocamente,  en  Tabasco  se 
conoce  con  el  nombre"  común  de 
arribeños  a  los  habitantes  del  Es- 
tado de  Chiapas,  es  decir,  a  los  de 
la  tierra  alta  o  de  arriba,  y  aun 
a  veces,  por  extensión,  a  todo  habi- 
tante del  interior  de  la  República 
o  de  la  Altiplanicie. 

2.  Hay  en  Tabasco  también  una 
clase  especial  de  tabaco,  llamado 
abajeño,  que  se  produce  en  los  lu 
gares  bajos  o  muy  húmedos  y  pan- 
tanosos, y  se  caracteriza  por  ser 
inuy  flojo  y  de -calidad  enteramen- 
te inferior  al  que  se  produce  en  las 
regiones  altas,  sobre  todo  al  de  las 
vegas  de  Ocuapan  en  Huimangui- 
11o,  que  es  de  fama  mundial. 

En  la  primera  acepción  esta  voz 
se  halla  en  el  diccionario,  habiendo 
aparecido  en  la  duodécima  edición, 
según  García  Icazbalceta,  quien 
agrega:  "Salva  había  admitido  ya 
la  palabra  como  "prov.  de  Bolivia 
y  la  Rep.  Argentina,"  y  la  define 
"el  que  procede  de  las  provincias 
bajas  del  Río  de  la  Plata."  Dudo 
que  pueda  calificarse  de  voz  ameri- 
cana, porque  no  la  he  hallado  en 
ninguno  de  los  vocabularios  hispa- 
r.o-americanos  que  he  regist'- 
ni  siquiera  en  el  Ríoplatense  de 
Granada,  donde  debiera  hallarse 
conforme   a  la  calificación   de   Sal- 


iva. Únicamente  en  el  Diccionario 
i  de  Chilenisnnos  (Rodr.)  se  lee  que 
I  "abajino  es  un  adjetivo  que  se  apli- 
ca a  los  habitantes  del  Norte  y 
I  Centro  por  los  de  aquellas  que  se 
hallan  más  al   Sur." 

"Son  anos  rancheros  abajeños  muy 
ricos."  (Astucia,  t.  I,  cap.  9.) — "Los 
mastines  criollos  y  abajeños  adonde 
(esto  es,  cuando)  afianzan  el  gazna- 
te, ahogan."  (Id.,  t.  I.  cap.  12.)  V. 
ARRIBEÑO. 

TORO  GISBERT  escribe:  "En  la 
Argentina  se  llama  art*ibeño  al  ha- 
bitante de  las  provincias  de  arri- 
ba, es  decir,  las  inmediatas  a  la 
cordillera  de  los  Andes.  En  Chile 
son  abajeños  los  residentes  en  las 
provincias  del  Norte  de  Chile 
(ECHEVERRÍA)  y  arribanos  o 
arribeños  los  habitantes  de  las  pro- 
vincias del  Sur."  (Americanismos, 
pág.  282.) 

ABALANZADERO.  m.  Lugar  del 
cauce  de  un  río  a  propósito  para 
abalanzar  los  ganados,  ya  por  lo 
plano  de  la  ribera,  ya  porque  ésta 
no  sea  cenagosa.  Dícese  también 
botadero. 

ABANARSE,  pr.  Sacudirse,  gol- 
pearse con  la  cola  las  bestias,  pa- 
ra espantarse  los  moscos,  los  tába- 
nos y  otros  insectos  que  suelen  mo- 
lestarlas. En  general,  hacer  aire 
con  cualquier  objeto,  usado  a  guisa 
de  abano. 

No  encontramos  en  ningún  dic- 
cionario de  provincialismos,  ni  na- 
cional ni  extranjero,  esta  expre- 
sión; de  suerte  que  es  un  mero  ta- 
basqueñismo,  de  buena  cepa,  si  se 
compara  su  acepción  con  la  que  al 
mismo  verbo  da  la  Academia:  "ha- 
cerse aire  con  el  abano"  o  abani- 
co. De  manera  que  a  las  bestias  1'^ 
cola  sirve  de  abanico,  no  sólo  para 
hacerse  aire,  sino  para  azotarse  a 
ambos   lados   y  abajo,   las  ancas   y 


ABAN 


27 


ABAR 


los     ijares,     defendiéndose  de     los 
animalejos  que  las  asedian. 

BECERRA  juzga  incorrecta  la 
voz,  usada  por  abanicai-se.  (Guía 
del  Lenguaje  usual.) 

"Pero  Sr.  D.  Vives,  dice  el  Caporal, 
abanándose  los  mosquitos  con  su  som- 
brero." (GIL  Y  S-\ENZ,  El  Caporal, 
p.   2.5.) 

ABANICAR,  a.  "Hacer  aire  con 
el  abanico."  Por  extensión,  decimos 
lo  mismo  de  hacer  aire  con  cual- 
quier objeto  usado  a  manera  de 
abanico.  U.  c.  pr. 

2.  pr.  Marchitarse  las  plantas,  es- 
pecialmente las  milpas,  por  exceso 
de  sol,  de  modo  que  las  hojas  se 
cierran  formando  como  las  varillas 
de  un  abanico,  de  donde  el  verbo. 
Muy  común  en  el  lenguaje  ranche- 
ro- 
Guando  la  causa  de  la  enferme- 
dad es  el  exceso  de  aguas,  se  dice 
más   comunmente  sollamarse. 

ABANICO. .m.  Parte  posterior  del 
fuste,  en  la  silla  de  montar,  serif 
jante  por  su  forma  a  un  abanico 
abierto  por  el  contorno  superior; 
cerrado  abajo  sobre  los  tejuelos. 
Llámase  también  teja. 

No  aparece  en  ningún  vocabula- 
rio como  voz  provincial  de  Amé- 
rica. 

ABARRAJAR,  a.  Disparar  súbita- 
mente: le  ABARRAJÓ  un  tiro,  le 
disparó  repentinamente.  Como  pro- 
nominal significa  salir  precipitada- 
mente, partir  de  improviso.  Tam- 
bién vale  echar  contra  el  suelo  con 
fuerza,  o,  en  general,  lanzar  una 
cosa  con  estrépito  y  mal  ánimo. 
Ordinariamente  el  vulgo  dice  ba- 
rrajar. 

BECERRA  trae  abarrajado,  par- 
ticipio de  abarrajar,  como  incorrec- 
to por  abarrado. 

Hond.  "Lo  mismo  que  abarrar.  El 
verbo  en  referencia  .se  aplica  también 
a   las   personas,    en    cuyo    (?)    caso   lo 


usamos  como  reflexivo.  Este  mucha- 
cho es  muy  soberbio,  cada  rato  se 
abarraja    el     suelo."      (MEMBRESO.) 

Arg.  y  Bol.  "Barrajar.  Derribar  con 
fuerza  en  si  suelo.  E«  enérgica  esta 
expresión  americana:  le  barrajó  con- 
tra el  suelo,  dice  Juan  Seijas  en  su 
Dice,  de  barbarismos  cotidianos.  Mo- 
lonquear;  en  otros  puntos  de  América, 
libertino".    (RODRÍGUEZ.) 

ABARROTAR,  a.  Monopolizar, 
acapa'ar,  en  el  sentido  de  hacerse 
dueño  en  el  mercado  de  la  existen- 
cia total  de  una  mercancía,  para  en- 
carecerla, vendiéndola  en  seguida. 
ABARROTAR  el  pescado,  se  dice 
cuando  una  sola  persona  o  un  gru- 
po determinado  lo  compra  todo. 
Suele  lambién  usarse  como  neutro, 
rigiendo  con,  v.  gi". :  ABARROTAR 
con  la  fruta. 

Este  provincialismo  es  común  a 
otros  lugares  de  la  República,  aim. 
que   con   acepción  distinta. 

Méx.  " — a. — En  varios  juegos,  eco- 
n  o  m  i  z  a  r  los  triunfos  mayores". 
(OCAMPO.) 

Con  la  acepción  tabasqueña  da  el 
Sr.  Icazbilceta  el  mexicanismo  "Abar- 
car, a.  Comprar  gran  cantidad  de 
iin.a  mercancía  con  el  fin  de  encare- 
cerla y  lograr  crecida  utilidad  al  re- 
venderla. Dícese  particularmente  de 
lo.s  comestibles:  abarcar  el  frijol,  el 
srarbanzo,  etc."  (Vocab.  de  mexica- 
nismos,  p.  1.) 

Cuba.  Distinta  acepción.  "Entre  ma- 
rinos, según  se  consigna  en  el  Dice. 
Marít.  de  Lorenzo,  Murga  y  Ferreiro, 
es  apretar  o  asegurai-  la  estiva,  lle- 
gando los  huecos  con  efectos  a  propó- 
sito.— Sign.  met.  En  Cuba  es  más  ex- 
t'-nsivo,  pues  equivale  a  llenar,  apro- 
^echando  todos  los  huecos,  sin  necesi- 
dad do  apretar  o  a.segurur".  (MA- 
GIAS.) 

"En  Chile  (ECHEVERRÍA)  es,  ade- 
más de  abastejcer,  proveer:  d.ir  en  el 
.iuego  una  carta  inferior  a  la  ya  juga-  • 
da,  teniendo  otra  si;perior:  tamíjiéii 
significa  acaparar."  (TORO  GISBERT. 
Amer.) 

2.  También  en  Tabasco  significa 
ganar  los  24  tantos  que  se  juesan 
en  la  malilla.  (Prof.  L.  R.  CÁMA- 
RA). 


ABAR 


—  28  — 


ABAS 


ABARROTES,  m.  pl.  "Se  com- 
prenden en  México  bajo  esta  deno- 
minación muchos  y  muy  diversos 
artículos  de  comercio,  nacionales  y 
extranjeros,  como  caldos,  cacaos, 
almendra,  conservas  alimenticias, 
papel,  hoja  de  lata,  etc."  (GARCÍA 
ICAZB).  Debe  añadirse  solamente 
que  entran  en  esta  clasificación  las 
especias,  toda  clase  de  comestibles 
y  artículos  ligeros  de  primera  ne- 
cesidad: velas,  cerillas,  cigarros, 
etc.,  menos  lencería. 

"La  Península  ibérica  nos  ha  dado 
desde  hace  cuatro  siglos  (sic)  buenas 
iglesias,  buenos  edificios  y  tiendas  de 
abarrotes".  (FACUNDO.  Las  prospe- 
ridades nuestras,  II,  p.  211.) — "Han 
llegado  (los  españoles)  a  posesionarse 
casi  en  ,<3u  totalidad  del  comercio  de 
abarrotes".  (ID.,  El  Agio,  I.  p.  102.)— 
"Estos  son  los  que  no  les  bajan  un 
punto  de  brutos  a  los  comerciantes  de 
abarrotes".  (ID.,  Isolina.  Tom.  II,  cap. 
13.  p.  214.) 

"Las  tiendas  de  comestibles 
"Tienen  riuy  distintos  nombres: 
"Se  conocen  por  bodegas 
"Y  por  tiendas  de   abarrotes". 
(SÁNCHEZ   SOMOANO,    p.    39.) 

Perú.  "Almacén  o  comercio  de  co- 
mestibles en  grande  y  por  mayor,  es 
lo  que  se  entiende  bajo  esta  palabra". 
(ARONA,   p.   1.) 

Ecuador.  "Abarrote.  No  tiene  otra 
significación  sino  la  de  fardo  pequeño, 
hecho  a  propósito  para  llenar  el  hue- 
co que  deja  otro  grande,  y  le  aplican 
a  las  tiendas  en  que  se  venden  licores 
y  otras  cosas  pertenecientes  a  dro- 
guería, buhonería,  cerrajería,  merce- 
ría, etc.  y  no  paños,  lienzos  ni  otros 
tejidos".    (CEVALLOS,    p.    29.) 

"Acá  no  entran  en  los  abarrotes  la 
droguería,  buhonería,  cerrajería  y 
mercería".    (ICAZB). 

Méx.  "m.  Clasificación  de  varios 
efectos,  que  no  forman  bultos  grandes, 
como  fierro,  aguardientes,  etc". 
(OCAMPO.) 

"Víveres  nacionales  o  del  país. 

En  México  llaman  abarrotes,  no  la 
abacería  o  tienda  al  menudeo,  sino  a 
los  víveres  nacionales".  (RAMOS  \ 
D.)  Nos  perdonará  el  ilustre  maestro, 
pero     no  hay  tienda  de  abarrotes     de 


esta  ciudad  de  los  Palacios  en  donde 
no  hayamos  visto  aceitunas,  vinos  y 
mil  artículos  y  comestibles  más,  ex- 
tranjeros,  y  muy  extranjeros. 

Cuba. — "Crít.  Llaman  los  marinos 
abarrotes,  los  fardos  pequeños  o  pie- 
zas de  poco  bulto  que  aseguran  los 
grandes,  llenando  los  vacíos  o  inters- 
ticios que  ocasionan,  y  por  extensión 
se  llaman  abarrotes  en  México  los  ob- 
jetos de  comer,  beber  y  arder,  los  cua- 
les se  venden  en  las  tiendas  denomi- 
das  de  Abarrotes:  las  bodegas  de  Cu- 
ba".   (M  ACIAS.) 

NOTA.  En  Cataluña  se  llaman  tien- 
das de  colmado;  en  español  abacería. 
(L.   R.   CAMAR.\.) 

ABARROTERO,  RA.  "m.  y  f.  El 
que  comercia  en  abarrotes".  (ICAZ- 
BALCETA). 

"Iba  yo  poniendo  buena  cara  a  un 
gallego  abarrotero,  vecino  suyo."  (R. 
BARCENA,  Noche  al  raso,  VI.,  p.  106.) 
— "Abre  una  brecha  anchísima,  por 
donde  entran  a  JMéxico  el  panadero  y 
el  abarrotero  español".  (FACUNDO, 
Vistazos,  p.  26). 

ABASTECEDOR,  RA.  m.  y  f.  No 
es  el  que  provee  de  alimentos  en 
general,  sino  especialmente  el  que 
provee  de  carnes:  el  matancero, 
matador  de  ganado  para  el  abasto 
público  en  las  poblaciones  o  ran- 
cherías. V.  CARNICERO,  MATAN- 
CERO, ALIÑADOR. 

"Hemos  sido  informados  que  algu- 
nos abastecedores  de  aquella  Villa... 
dan  al  cuchillo  vacas."  (Cuauhtemoc, 
Núm.  82.  Villahermosa,  TAB.) — "La 
persona  que  quiera  dedicarse  al  refe- 
lido  ejercicio  (del  abasto  público  de 
carnes), — ocurrirá  como  abastecedor" 
(Reglamento  para  el  abasto  público, 
art.  2.) — "Se  prohibe  a  los  abastecedo- 
res la  conducción  de  las  carnes  en  bes- 
tias". (Id.,  art.  7.)  La  voz  se  repite  en 
todo  el  documento  citado  con  igual 
act^pnión.  Dlcese  en  Chile  abastero. 
(RODR.,  p.   7.) 

ABASTO,  "m.  ant.  La  contrata 
que  los  Ayuntamientos  hacían  con 
una  persona  para  que  a  precio  de- 
terminado y  con  privilegio  exclusi- 
vo abasteciera  de  algún  artículo  ñ.e 
primera  necesidad  a  la  población. 


ABAS 


—  29  — 


ABEJ 


En     México  duró  largo  tiempo     el 
abasto    de    carnes".    (ICAZB.) 

"En  carta  de  20  de  septiembre  de 
3732  disteis  cuenta,  con  testimonio,  de 
todo  lo  ocurrido  en  el  abasto  de  car- 
nes de  esa  ciudad,  que  había  de  em- 
pezar desde  Pascua  de  Resurrección 
del  año  próximo  pasado  de  1733."  (BE- 
LEÑA,  Autos  acordados,  tom.  II,  pág. 
6.) 

TOMAR  EL  ABASTO.  Hacer  obliga-; 
ción   y  encargarse  de   la  provisión   de 
los     mantenimientos     como   carnes     y 
otras     cosas   necesarias   para   el     sus-  ^ 
tentó     común   del  pueblo".    (Dice,     de 
Aut). 

"Como  adverbio,  la  Acad.  le  califi- 
ca de  anticuado:  "Copiosa  y  abun- 
dantemente". No  creo  que  sea  anti- 
cuado. "Dar  abasto,  dar  abundante- 
mente toda  la  provisión  que  es  nece- 
saria", dice  el  Dice,  de  Aut.  Esta  fra- 
se es  todavía  muy  usada:  no  doy  abas- 
te a  tantos  pedidos.  j 
"Trabajan  en  la  reducción  de  toda 
esa  gentilidad  que  sucesivamente  se 
iba  descubriendo  en  tierras  tan  remo- 
tas, a  las  que  no  podían  dar  abasto 
solos  los  religiosos  de  la  Custodia". 
(BEAUMOXT,  Crón.  de  la  Prov.  de 
Mich.,  pte.   I,   lib.   2,   cap.   30.) 

"Abastero  llaman  en  Chile  al  pro- ' 
veedor  de  reses  o  carnes  vivas.  (RO- 
DRÍGUEZ, p.  7.) 

Todo  es  aplicable  a  la  forma 
provincial  de  Tabasco  en  que  to- 
mamos la  palabra  abasto;  pcio  es 
más  amplia  aún  su  comprensión. 

El  ABASTO  es,  en  general,  el  he. 
che  de  vender  al  público  los  ar- 
tículos de  primera  necesidad  y  es- 
pecialmente la  carne.  Dar  al  abas- 
to una  res  es  matarla  para  el  ex- 
pendio público,  en  tanto  que  matar- 
la para  el  consumo  es  destinar  la 
carne  producto  de  ella  al  alimento 
de  la  casa  o  de  la  familia  en  donde 
se  hace  la  matanza  (V.)  Esta  cos- 
tumbre es  usual  de  los  ranchos.  (V.) 
El  abasto  no  es  ya  un  privi  egi'i 
exclusivo;  pero  sí  impone  al  abas- 
tecedor la  obligación  de  proporcio- 
nar al  público  el  artículo  o  la  mer- 
« ancía  de  que  se  trate  en  cantidad 


suficiente  para  el  consumo  de  la  po- 
blación, a  precio  deteiminado. 

Dar  abasto  se  usa  tanto  en  el  sen- 
tido de  alcanzar  suficientemente  o 
bastar  una  cosa  para  llenar  la  ne. 
cesidad  a  que  se  destina:  la  carne 
dio  abasto,  esto  es,  fué  suficiente; 
como  en  el  sentido  de  ser  una  per- 
sona apta  para  atender  debida- 
mente una  cosa  o  hacer  un  traba- 
jo: los  dependientes  no  dan  abas- 
to, es  decir  no  pueden  atender 
debidamente  al  público,  no  son  su- 
ficientes para  el  trabajo  de  despa- 
cho que  atienden. 

El  abasto  público  se  reduce  ac- 
tualmente casi  nada  más  a  las  car- 
nes. 

En  Chile,  como  hemos  visto,  al 
abastecedor  le  llaman  abastero. 

ABATANADO,  DA.  adj.  "En  Ve- 
nezuela equivale  a  muy  tramado, 
:iiuy  doble,  o  de  mucho  cuerpo,  en 
lo  que  se  refiere  a  telas."  (PICOX 
PEBRES).  Lo  mismo  en     Tabasco. 

ABATANARSE,  pr.  Hacerse  muy 
trabado  o  doble  tratándose  de  te- 
las. 

ABEJÓN,  m.  Nombre  que  se  da 
al  escarabajo  y  otros  insectos  que 
zumban  al  volar. 

Don  Carlos  Gagini  en  su  Dice,  de 
Barb.  y  Prov.  de  Costa  Rica,  dice: 
"Así  llaman  impropiamente  nues- 
tros paisanos  al  escarabajo.  El  aba- 
jón  y  el  escarabajo  son  insectos 
muy  diferentes." 

Abejón,  según  la  Acad.,  significa 
además  del  macho  de  la  abeja 
maestra,  un  insecto  himenóptero  de 
tal  o  cual  forma,  dimensiones  y  as- 
pecto, que  zumba  al  volar;  de  ma- 
nera que  parece  fundado  el  nombre 
genérico  que  nuestros  coterráneos 
íabasqueños  dan  a  todo  insecto  vo- 
lador que  zumba. 


ABOD 


30  — 


ABOM 


En  Venezuela  hacer  abejón,  signifi- 
ca silbar  a  un  orador  o  burlarse  de  él. 
(PICÓN   FEBKKS.) 

También  entre  muchachos,  hacer 
el  abejón  es  formar  en  coro  un 
zumbido,  análogo  al  del  abejón,  me- 
tiéndose el  dedo  en  la  boca. 

Becerra  le  cataloga  entre  las  faltas 
de  la  prop.  del  leng.  (Guia  del  Leng. 
Us.) 

ABODOCARSE.  "Pr.  vulg.  poco 
i'sado.  Salirle  a  uno  bodoques  o 
chichones". 

"Ni  tu  honra  está  en  la  plaza,  ni  tu 
crédito  vuela,  ni  la  frente  se  te  abo- 
doca. (Astucia,  tom.  II,  cap.  181.)  El 
sentido  es  aquí  grosero;  equivale  a 
"no  se  te  apitona  la  frente".   (ICAZB.) 

2.  Por  aDodocarse  entendemos  tam- 
bién nosotros  engrifarse,  encogerse 
formándo.sele  bodoques  a  una  cosa 
blanda  cualquiera,  como  un  hilo,  por 
ejemplo,  o  como  se  pone  el  tejido  de 
una  hamaca  húmeda  al  secarse;  en 
este  sentido  me  parece  tan  legítimo 
como  apitonarse  (la  frente)  o  arru- 
garse (la  piel),  formársele  arrugas. 
V.    BOUüQLE. 

abolí  NADO,  DA.,  adj.  En  for- 
ma de  bolín  o  de  bolina.  (V). 

ABOLINAR,  n.  Coger,  lazar.  Por 
extensión  y  en  sentido  figurado, 
matar;  cazar  o  hacer  presa.  Segu- 
ramente porque  el  bolín  sirve  para 
lazar  y  la  bolina  para  amarrar. 

ABOLSARSE,  "pr.  Formar  bol- 
sas. El  Dice,  sólo  trae  el  adj.  abol- , 
sado,  da".   (ICAZB).  | 

ABOMBADO,  DA.  adj.  Se  dice  de  | 
la  carne,  especialmente  la  del  pes- 
cado, cuando  empieza  a  entrar  en  i 
descomposición.  Manifiéstase  este 
estado  en  primer  lugar  por  el  infla- i 
miento  o  hinchazón  de  la  cavidad! 
abdominal,  en  los  peces,  y  por  el ; 
color  blanquecino  de  las  agallas  y! 
de  los  ojos,  perdiendo  éstos  además  I 
su  brillantez  y  tornándose  viscosos.  ¡ 

2.  Significa  también  atolondrado,  ¡ 
aturdido.  Es  un  estado  especial  del 
ánimo,  producido  por  un  trastorno 
rervioso,  precedido,  por  ejemplo,  de 


un  desvelo  o  un  exceso  de  trabajo 
í  nocturno,      la   sordera    del    catarro, 
que   trae     también     consigo   cierto 
trastorno  de  los  sentidos.  El  sulfa- 
to de  quinina,  tomado  con  exceso, 
pone  a  uno  también     ABOMBADO. 
Becerra   no   transige   con   el   uso 
:  provincial  de  la  voz  en  esta  acep- 
I  ción,     juzgándola   como     impropia. 
(Guía  del   Leng.  Us.) 

i  3.  Especialmente  se  dice  así,  en- 
I  tre  la  población  campesina,  de  los 
I  peces  que  mueren  por  envenena- 
miento del  agua,  producido  este  en- 
venenamiento o  descomposición  del 
agua,  por  el  bejuco  barbasco,  por 
lo  cual  se  dice  también  que  el  pes- 
cado está  embarbascado,  A  veces 
también  la  descomposición  del 
agua  se  debe  al  calentamiento  so- 
lar en  depósitos  estancados  que 
produce  la  muerte  del  pez  abomba- 
do. Esto  es  muy  frecuente  en  la 
época  de  las  sequías,  de  marzo  a 
agosto,  en  que  las  aguas  se  redu- 
cen a  charcos  o  lagunetas  general- 
mente de  poca  extensión  y  escasa 
profundidad  en  los  campos.  V. 
BOMBA. 

4.  En  forma  de  bomba:  combado» 
cóncavo  o  convexo. 

"Amer.  Bombo,  aturdido,  Chil. 
Achispado,  ebrio.  Amer.  Dícese  del 
agua  echada  a  perder  y,  por  analo- 
gía, del  hombre  desprestigiado".  (TO- 
RO GISB.,  Dice.  Lar.) — "Entre  atur- 
dido e  imbécil",  dice  Granada  (p.   69.) 

ABOMBAMIEN  lO.  m.     Acción  y 

efecto  de  estar  abombado. 

ABOMBARSE,  pr-  En  general, 
empezar  a  corromperse  una  cosa. 
So  dice,  en  primer  lugar,  del  agua, 
y  también  de  la  cañie,  especial- 
mente la  del  pescado  al  entrar  en 
descomposición.  En  Venezuela» 
"empezarse  a  corromper  el  agua" 
(PICÓN  PEBRES.) 


ABOM 


31 


abrí 


2.  Morir  el  Pescado  por  efecto  del 
envenenamiento  de  las  aguas,  pro- 
ducido por  el  barbasco. 

3.  Aturdirse,  marearse.  Dícese 
también  del  atarantamienio  produ- 
cido por  el  sol.  Asolearse,  cansarse, 
tratándose  de  caballerías  u  otros 
animales. 

Las  tres  acepciones  son  usuales 
en   Ríopl-    (GRANADA,   p.   69.) 

"Amer.  Empezar  a  corromperse,  o 
ponerse  tibia  el  agrua.  Atontarse,  atur- 
dirse. Chil.  Emborracharse".  (TORO 
GÍSB..    Dice.    Lar.) 

ABOMBO,  m.  "(Pr.  Ver.),  sm. 
:Mamey  de  Guacayarina.  En  Córdo- 
ba llaman  Abombo  a  la  fruta  que 
en  Tabasco  denominan  zapotedo- 
mingo,  y  en  Cuba  mamey  de  Santo 
Domingo  o  mamey  amarillo".  (RA- 
MOS Y  DUARTE.)  Mal  informado 
anduvo  en  esto,  como  en  algunas 
otras  cosas  regionales,  el  Sr.  Ra- 
mos y  Duarte.  No  hay  en  Tabasco 
ninguna  fruta  que  se  llame  zapote- 
domingo,  denominación  allí  entera- 
mente desconocida,  propia  especial- 
mente de  Veracruz,  México  y  quizá 
algunos  otros  Estados  de  la  Repú- 
blica. A  tal  fruta  llamamos  en  Ta- 
basco mamey,  simple  y  sencilla- 
mente; zapote,  a  lo  que  aquí  lla- 
man mamey  o  zapote  colorado,  y 
chicozapote  al  zapote  chico  o  sim- 
plemente chico,  de  estos  lugai-es. 
El  ABOMBO  o  apompo  de  Tabasco 
es  más  conocido  por  el  nombre  de 
zapote  de  agpa   (Pachira  acuática.) 

ABOTONAR,  a.  Cocer  los  huevos 
hasta  que  la  clara  toma  consisten- 
cia gelatinosa,  lo  que  se  manifies- 
ta por  un  botón  que  se  solidifica  al 
exterior  en  im  pequeño  orificio  que 
al  efecto  se  les  abre  previamente 
De  aquí  el  verbo.  También  se  dice 
"pasarlos  por  agua",  huevos  pasa- 
dos, por  razón  de  que  pasan  sola- 
mente    por  el  agua  caliente     para 


abotonarse,  sin  Permanecer  en  ella 
laigo  tiempo  para  endurecerse.  L. 
t.  c.  r. 

2.  En  general  y  figuradamente  se 
usa  por  cocer  a  medias,  o  no  cocer 
por  completo. 

ABOVEDADO,  DA.  adj.  En  for- 
ma de  bóveda;  curvo,  convexo. 

Si  abovedar,  que  da  el  Dicciona- 
rio, es  dar  a  una  cosa  forma  de  bó- 
veda, lo  que  ya  tiene  esta  forma 
debe  ser  abovedado:  en  tal  concep- 
to, nos  parece  legítimo  el  término. 

ABRA.  f.  "La  distancia  o  separa- 
ción de  los  objetos  verticales  de  la 
n:isma  especie,  como  abra  entre 
dos  palos  de  un  buque:  el  abra  del 
Yumurí,  que  es  la  abertura  de  las 
dos  colinas  entre  las  cuales  Pasa  el 
río;  y  el  abra  de  ima  puerta,  entre 
las  dos  jambas  que  la  forman". 
(MACÍAS.) 

Además  de  ésta,  tiene  en  Ta- 
basco otra  acepción  más  regional: 
brecha  o  lugar  escampado  en  me- 
dio del  bosque  o  de  la  selva;  esto 
es,  el  espacio  de  terreno  desmonta) 
do  o  talado.  Suele  decirse  también 
el  desmonte  presenta  gran  ABRA, 
es  decir,  gi-an  anchura,  tomando  la 
voz  en  este  caso  el  carácter  de  ad- 
jetivo. 

"Amer.  Hoja  de  una  puerta  o  ven- 
tana."   (TORO   GISBERT,    Dice.    Lar.) 

Col.  "Hoja  o  liatieitte  de  luia  puer- 
ta o  ventana."    (CUERVO,   Apunt.) 

ABRACAR,  a-  "Se  usa  en  casi 
toda  la  América  por  abrazar,  ceñir, 
abrahonar,  abarcar.  Es,  sin  duda, 
metátesis  de  este  último  verbo." 
(GAGINf,  Dice,  de  costarriqueñis- 
mos, p.  45:  2a.  ed.,  918.) 

ABRIR,  a.  "Desmontar,  descuajar 
el  bosque,  y  así  se  dice:  terreno 
abierto  o  limpio,  aimque  este  pue- 
de serlo  naturalmente."  (PICH AR- 
DO.) 


abrí 


—  32  — 


ABUS 


"Deriv.   Abierto,   respecto   de   cu-      ABUJERO.  m.  "(Tab.),  sm.  Agu- 
ya  (1)   palabra  escribe  Bernardo  y  j  jero..."   (RAM.  Y  D)     Desconocido 
Estrada:   "Denominación  que  se  de  |  para  nosotros  allá, 
al  terreno  que  ha  sido  desmontado.]      ABURAR,  a.  Abrasar  o  quemar; 
Así   se   dice,   por   ejemplo,   que   tal  ¡  pero  en  el  sentido  de  chamuscar  o 


predio  contiene  terreno  montuoso 
y  abierto.  También  suele  decirse 
que  tal  posesión  o  predio  tiene 
monte  y  limpio,  aunque  en  verdad 
la  palabra  abierto  se  refiere  a  cier 


Quemar  superficialmente.  U-  t.  c. 
r.  "Aburarse  los  dedos,"  es  que- 
márselos al  contacto  de  la  llama 
o  de  una  cosa  caliente,  por  lo  ge- 
neral  de  una  manera  súbita  o  re- 


to terreno  que  ha  sido  de  monte  y  \  pentina.  Se  usa  más  como  reflexi- 
lo  han  descuajado,  para  destinarlo  j  yo.  La  Acad.  le  da  la  acepción  ge- 
al  cultivo;  y  el  limpio  puede  apli- 1  neral  de  quemar,  cosa  distinta  a  lo 
carse  muy  bien  a  las  sabanas,  o  j  que  significa  en  nuestro  lenguaje 
saos,     que  contenga  el  tal    predio. ;  piovincial. 

Lo  primero  es  ficticio,  lo  segundo!  ABURRADO,  DA.  adj.  Embrute- 
es  natural."   (MAGIAS.)  j  (¡ido,  atontado.  El  que  se  ha  vuelto 

ABRIRSE,  pr.  Manifestarse  es- ¡jj^^^^^jj^  ^^^^  un  burro, 
pléndido,  dadivoso;  invitar,  convi- j  gjendo  el  asno  el  símbolo  de  la 
dar  u  obsequiar  con  algo.  ÁBRETE  ;  jj^ijecilidad,  nada  raro  es  que  de 
con  los  dulces,  es  frase  que  equiva- ,  ^^^^^^  q^^  ^íq,  dado  antes  muestras 
le  a  decir  a  uno:  obsequia  los  dul- !  ^j^  inteligencia  o  de  talento,  y  las 
ees,  que  los  invite.  Es  un  poco  vul- 1  j^^^y^^  perdido  o  represente  lo  con- 
gar  el  uso  de  este  verbo  en  tal  |  t^ario,  se  diga  que  se  ha  ABURRA- 
acepción.  1  DO,   dada  la  legitimidad  filológica 

ABROJO,  m.  Planta  que  produce  j  ^^  ^^  desinencia  de  similitud— ado, 

unos   frutitos   erizados   de   espinas,  | ^^^   p-.^  vocablo  nos  parece,  pues, 

a  lo  cual  debe  su  nombre.  Es  una ,  ^^  ^^^^  ^g^ 

compuesta:  Xanthium  stramarium,  ^^^^  ^,^^  lexicólogo  español  R.  J. 
L  (ROVIROSA.)  (2)  Los  mucha-  i  Domínguez  usa  el  voüaljlo  en  su  Dice, 
rhos  usan  en  carnaval  de  esos  fru-    Nacional  o  Gran  Diccionario  clásico  de 

mn- i  la  Lengua  Española.  Véase  el  Dice, 
titos,  a  los  cuales  les  fijan  las  ma  '¿^¿^,^9'Ja^^  ¿erólo".  (L.  R.  CAMA- 
riposas    de   papel,    para   que   al   ti- ;  j^^^ 

rar   éstas   se   adhieran     fácilmente !     ^g^_    ..^^jj    gg  aplica  a  las    yeguas 
al  vestido  de  las  mujeres.  Crece  en  destinadas  a  la  cría  de  muías. 
1        1    „„„«c  v>Q-i«Q  V  húmedos  Dícese  sólo  de  las  yeguas  destinadas 

los  lugares  ^^^ff  ^  ^,^^f°  ;^„.„  ..  i  a  la  cría  de  muías.   (OCAMPO.   Modis- 

ABUJA.     f.  "(Tab.),  sf.     Aguja^    !  ^^^  ^^^^^^^^^^ 
(RAMOS  Y  D.)   Jamás  hemos  oido^      j^^  ^^^^  .acepción  consigna  el  adjc- 
tal  disoarate  en  Tabasco,  sino  más  i  tivo,   en  forma  femenina,  el  Sr.  Icaz- 
tal  ^^SP^J^^^^J"  j   1      México  í  balceta.  Nunca  le  hemos  oído  usar  con 

bien  y  únicamente  aquí  en  mexico.  |  ^^^  ^pn^^^c.^n  en  Tabasco. 

1      ABURRARSE,  pr.  Atontarse,  em- 

(1)  _De  camino  advertiremos  el  em-   brutecerse;    volverse  imbécil   como 
pleo   impropio  de   cuyo,   en   este   caso,  |  ^^^ 

;ecrde^^;^'cu^aTÍ.?ab'r''a  ^ota'for^^;!      ABUSIÓN,  f.  "Superstición,  agüe- 
equivalente,  ro.  No  es  voz  de  América,  como  di- 

.     w  ^i»nt    rie  las  ■  ce  el  Dice,  sino  española  anticua- 
(2). — Slnonim.,  vulg.  y  cient.  de  las        ^^ 
plantas  mex.,  p.   el  Dr.   José  Ramírez. !  da  . 


ABUS 


—  33 


ACAB 


"E  yerran  más  peligrosamente  con- 
tra este  mandamiento  muchos  malos 
cristianos  que...  creen  en  muchas  co- 
sas vanas  y  supersticiosas...  y  en  otras 
muchas  abusiones."  (ZUMARRAGA, 
Doctrina  de  1543,  pl.  b.,  plana  últ.) — 
"Tienen  (los  indios)  por  abusión,  que 
en  entrando  a  curarse  en  él  (el  hos- 
pital) luego  se  han  de  morir".  (Descr. 
de  Zempoala,  1580,  Ms.)  ' 

— "Otras  muchas  abusiones  y  malos 
aceros  tienen  muy  caseros  y  de  las 
puertas  adentro".  (SERNA,  Manuai  de 
Ministros,  cap.  XIII,  Núm.  4.) — "Son 
tantas  las  idolatrías,  brujerías,  espan- 
tos y  abusiones,  que..."  ESPINOSA, 
Vida  del   P.   Margil,  11b.  II,  cap.  II.) 

"Abusión  vale  casi  lo  mismo  que 
superstición  o  falso  agrüero,  o  supers- 
tición (sic)."  (COVARRUBIAS,  art. 
Abuso). 

Perú.  "Esta  hermosa  palabra  del 
castellano  antiguo  tiene  todavía  bas- 
tante uso  onti'e  nosotros,  en  el  senti- 
do de  superstición",   (ARONA,  p.  8.) 

Chile.    RODRÍGUEZ,    p.    8. 

Ecuad.  "La  Academia  da  por  anti- 
cuada esta  voz.  Sin  embargo,  no  lo 
está  en  el  Ecuador".  (Mems.  de  .la 
Acad.  Ecuat.,  t.   I,   p.   55.)  ¡ 

SALVA  la  trae  como  anticuada,  no  ¡ 
como  americana.  En  México  poco  se : 
usa".  ¡ 

El  Prof.  BECERRA  la  coloca  entre 
las  voces  mal  dichas  en  lugar  de  su- 
perstición (Guía  del  Leng.  Us.,  p.  18), 
reprobándola  como  impura  por  anti- 
cuada. Nos  parece  muy  pura,  pues, 
entre  nosotros  no  tiene  nada  de  anti- 
cuada y,  según  vimos  en  la  cita  ante- 
rior, en  otros  puntos  de  América  tam- 
poco. 

"....la  presagiosa  mariposilla  que 
viene  rato  antes  de  la  llegada  del  no- 
vio a  posarse  en  su  hombro,  de  la  be- 
lia  señorita;  superstición  o  abusiór, 
arr.aig.adfsima  entre  la  gentre  talias- 
queña  que  tiene  más  de  poético  folklo- 
rismo  que  de  tal...."  (Q  U  E  V  E  D  O. 
FRANCISCO,  Tabasco  Gráfico,  Núm. 
Ii50,  mar¿o  T,  de  1917;  Estudio  do  es- 
critores   regionalistas    tabasqueños.) 

ABUSIÓN  ERO,  RA.  adj.  "Ago- 
rero, supersticioso.  Según  el  Diec- 
es anticuado  y  de  América.  SALVA 
1(>  tiene  nada  más  por  anticua  'o. 
En  México  es  de  raro  uso." 
(ICAZB.)  En  Tabasco,  tanto  esta 
voz  como  la  anterior,  no  tienen  na- 
da de  anticuadas,  sino  que  son  de 


uso  común  y  corriente  en  el  len- 
guaje popular,  sobre  todo  entre  la 
gente    campesina.    Sustantívase. 

ACABADO,  DA.  adj.  Flaco,  de- 
macrado, desfallecido;  en  el  senti- 
do de  estársele  acabando  a  uno  la 
vida  o  tener  aspecto  de  moribundo, 
ya  por  agotamiento  físico,  ya  por 
decaimiento  del  ánimo.  La  voz  es 
muy  significativa  y  gráfica.  Está 
muy  ACABADO,  se  dice  de  un  In- 
dividuo muy  agotado  de  vida  por 
el  sufrimiento  físico  o  moral. 

ACABÓSE  (SER  EL),  Expr.  No 
haber  cosa  mejor;  o,  irónicamen- 
te, todo  lo  contrario:  ser  lo  peor, 
no  haber  cosa  más  mala,  ima  cala- 
midad. 

"La  ciudad  se  ha  visto  de  pronto  en 
brazos  de  individuos  que  disparan  co- 
mo loco;i  y  no  dejan  a  nadie  en  paz. 
Aquello  fué  el  acabóse".  (Excelsior, 
Méx.    917). 

Amer.  "Ser  el  non  plus  ultra,  lo 
n^ás  completo  en  su  clase.  Echeverría 
lo  da  como  un  chilenismo.  Es  ma- 
drileñismo".  (TORO  GISBERT,  Amer., 
p.    145). 

Dice  el  Sr.  RODRÍGUEZ  MARÍN, 
(Cantos  pop.  esp.,  t.  I,  p.  176,  nota 
219):  "Sustantivación  muy  común  en 
Andalucía.  Esto  es  el  acabóse,  se  dice 
de  aquello  que  no  da  más  de  sí".  Esta 
acepción  concuerda,  en  lo  irónica,  con 
la  nuestr.a. 

ACABARSE- pr.  Demacrarse,  ago- 
tarse, extenuarse  el  ser  físico,  y 
también  expirar,  morir.  Estarse 
acabando  es  estar  en  la  agonía  de 
la  muerte,  expirando. 

"Desfallecer,  rendirse  de  fatiga  a 
fuerza  de  ejecutar  con  ahinco  una  ac- 
ción que  denot-a  afecto  del  ánimo;  y 
también  recibir  los  efectos  de  esa  ac- 
ción. El  niño  se  acababa  a  gritos  y  su 
mamá  se  lo  acababa  a  besos;  ya  me 
acababa    a    ruegos".    (ICAZB.) 

"Conocí  a  cierto  perico  que  se  aca- 
baba a  suspiros,  me  quería  devorar  a 
iiiiradas.  etc.."  (Astucia,  tojno  II,  cap. 
XIII,   p.    301). 

2.  También  en  Tabasco  tiene  la 
ccepción  provincial  que  como  me- 
x¡canis.iio  da  el  Sr.  Icazbalceta. 


ACAH 


34 


ACAH 


ACAHUAL,  m.  En  el  lent;uaje 
campesino  de  Tabasco  se  llama 
ACAHUAL  al  monte  nioiier  en  ge- 
neral, al  bosque  joven  hasta  los 
diez  o  doce  años  de  edad.  Cuando 
se  tala  la  selva,  para  hacer  los 
sembrados,  la  vegetación  arbórea 
que  sucede  al  cultivo  es  el  ACA- 
HUAL, nuevo  hasta  los  cinco  o  seis 
años,  viejo  en  lo  sucesivo.  Cuando 
apenas  se  han  levantado  las  cose- 
chas, la  vegetación  que  invade  el 
sitio  y  no  ha  alcanzado  más  de  uno 
o  dos  metros  de  altura  ni  está  aún 
muy  intrincada,  compuesta  en  lo 
general  por  plantas  anuales,  v,e  de- 
nomina propiamente  cañada-  La 
cañada  precede  al  acahual.  Es  voz 
azteca,  aunque  en  su  origen  es  es- 
pecífica como  nombre  de  una  plan- 
ta. V.  CAÑADA,  MONTE,  MONTA- 
ÑA. 

"La  otra...  son  la  torna-mil  que  las 
trabajamos  regularmente  limpiando 
un  acahual."  (GIL  SAENZ,  El  Capo- 
ral, p.   5.5.) 

"Esta  planta  (el  hule)  se  repro- 
duce sola  en  los  acahuales  (terre- 
nos ya  labrados  y  que  se  abonan 
por  algunos  años".)  (El  Partido 
Liberal,  No.  31.,  S.  J.  B.,  marzo  9 
de  1884.) 

"El  suelo  de  Tabasco,  por  las  dife- 
rencias en  su  vegetación,  puede  divi- 
dirse en  tres  clases;  regiones  sabana- 
les, cubiertas  principalmente  por  gra- 
míneas; regiones  de  monte  bajo,  lla- 
madas acahuales,  en  que  dominan  las 
laurineas,  malváceas,  algunas  palme- 
ras y  leguminosas  arborescentes,  en- 
tre éstas  el  tinto,  qvie  presenta  bos- 
ques inmensos,  por  lo  común  sin  mez- 
cla de  otras  plantas;  reg'iones  de  sel- 
vas tropicales,  donde  se  reúnen  las 
más  variadas  clases  de  vegetación." 
(CORREA,  Res.  Ec.  de  Tab.,  cap. 
VIII,    p.    31.) 

"El  campo  que  ha  sido  abandona- 
do, se  ve  pronto  cubierto  de  yerbas 
anuales  o  trisanuales,  a  éstas  suceden 
los  arbustos  (entonces  lo  denominan 
acahual)  y  a  los  arbustos  los  gran- 
des árboles;   de  modo  que  al  cabo' 


seis  u  ocho  años,  el  terreno  vuelve  a 
ser  cultivado".  (RO\'IROSA,  El  Part. 
de  Mac,  MS.,  cap.  V.  p.  87.)  (1) — "Y 
como  los  de  la  casa  conocen  lo  que 
vale  un  acahual".  (COFFIN,  El  Gral. 
Gutz.,  XXII,  p.  1.55.) — "Dimos  con  el 
vado,  pasamos  a  la  otra  banda,  nos 
iiietimos  en  el  acahual,  y  siguiendo  la 
trilla  del  ganado".  (SÁNCHEZ  MÁR- 
AiOL,  Antón,  XX,  p.  206.) — "Vereda 
que,  después  de  cinco  minutos  de  ir 
por  ella,  borrósele  del  todo  a  la  orilla 
de  un  acahual,  afortunadamente  po- 
co espeso".  (Id.,  ib.,  210.) — "Cuando 
va  a  sembrar  en  acahual,  roza  en 
abril."  (RODR.  BELTRÁX,  Perfiles, 
p.    145.) 

Méx.  "Dase  hoy  en  general  este 
nombre  a  las  plantas  altas,  de  tallo 
algo  grueso,  de  que  suelen  cubrirse 
los  barbichos;  y  en  especial  a  una  es- 
pecie de  girasol,  helíanthus  annuus, 
muy  común  y  que  lo  mismo  que  las 
demás  yerbfis,  sirve  a  vejes  de  com- 
bustible. La  Academia  califica  esta 
voz  de  provincial  de  América;  mas 
creo  que  sólo  se  usa  en  México." 
(JCAZB.) 

Etim.  "(Acahualll:  atl,  agua;  ca- 
hualü,  dejado  o  aljandonado:  "Agua 
dejada  o  abandonada";  "lo  que  deja  el 
agua".)  raspéele  de  girasol  o  gigantón. 
Esta  yerba  nace  espontáneamente  en 
los  campos  después  que  llueve  o  se 
;iega:  lu'>go  es  lo  que  deja  el  agua". 
(KOBELO,    Dice,    de   Aztequlsmos.) 

ACAHUALARSE,  pr.  Nacer  la 
vegetación  silvestre  y  crecer  hasta 
formar  acahual  en  un  campo  o  lu- 
gar cultivado,  o  en  donde  fue  tala- 
do el  bosque.  Del  sustantivo  aca- 
hual nació  el  verbo  ACAHUALAR- 


(1.)  El  Partido  de  Macuspana,  mo- 
nografííi  inédita  cuyo  original  manus- 
crito del  autor  conservo.  Contiene 
pieciosos  datos  de  estadística  e  iti- 
nerarios, y  una  hermosa  y  completa 
descripción  geográfica .  del  Municipio. 
El  prólogo  tiene  fecha  1885;  pero  el 
folleto,  inconcluso,  demuestra  que  la 
obra  quedó  trunca.  Advierto  también 
que  la  cita  que  de  la  obra  hace  el  pro- 
pio autor  Sr.  Ing.  Rovirosa  en  otra 
oVira  suya.  Apuntes  de  Zoología  de 
Tabasco  (p.  41.),  no  concuerda  con  el 
original  que  poseo,  sin  duda  por  refe- 
rirse a  una  copia  sacada  de  éste. 


AGAH 


—  35 


ACAL 


SE,  aplicado  :il  terreno  en  que  cre- 
ce aquél. 

"No  comprende  ud.,  D.  Caralampio, 
jue  si  valiera  el  tan  solo  abono  natu- 
ral, tendí  ían  ustedes  acaso  necesidad 
de  dejar  acahualarse  sus  tei-renos  so-  ! 
iTelexto  de  cansados?"  (GIL.  y 
-AEXZ,    El   Caporal,   p.    29.) 

ACAHUALERO,  RA.  adj.  Así  de 
fcjgnan  nuestros  campesinos  al  ga- 
riaüo  qufc  adquiere  la  mala  costum- 
bre de  abandonar  los  Prados  en  el 
campo,  para  vivir  en  los  acahuales. 
Entre  los  indígenas,  que  por  lo  ge- 
neral carecen  de  campos  cultiva- 
dos, el  ganado  vive  y  pasta  de  or- 
dinario en  las  cañadas  y  acahua- 
les, donde  antes  í-e  hizo  la  miipr. 
tiste  es  el  ganado  ACAHUALERO. 
Así,  un  mismo  sitio,  por  la  rota- 
ción del  cultivo,  produce  el  sus- 
tento, tanto  al  hombre  como  a  los 
animales  que  le  acompañan. 

ACAHUALILLO.  m.  'Especie  de 
plantas  herbáceas  que  nacen...  en 
los  campos  de  labor  o  en  las  orillas 
de  los  ríos.  Se  le  da  también  el 
nombre  de  té  de  milpa.  (RÓBELO, 
Ob.  cit.)  Tengo  entendido  que  en 
Tabasco  también  existe  una  plan- 
t'ta  que  lleva  este  nombre. 

ACALAMBRADO,  DA.  adj.  Que 
tiene  calambre.  U.  c.  s- 

ACALAMBRAMIENTO.  m.  Ac- 
ción  y  efecto   de   acalambrarse. 

ACALAMBRARSE,  pr.  Significa 
llanamente  sufrir  uc  calambre. 

C.  Rica.  "Acalambrarse.  Cuando  por 
cualquier  motivo  se  «ntorpece  o  em 
taraza  el  movimiento  de  un  miembro 
del  cuerpo,  decimos  que  el  inuividuo 
que  padeció  ese  percance  está  aca- 
lambrado. El  Dice,  no  registra  tal  pa- 
labra, pero  da  otros  de  mejor  cepa, 
romo  envararse,  entumecerse,  entu- 
mirse, y  si  la  causa  del  entünieci- 
:nionto  es  el  frío,  aterirse".  (GAGIXI.) 

Disentimos  de  lo  anterior  en 
nuestro  parecer.  No  decimos  noso- 
tros que  tmo  se  acalambra  simple- 
mente    porque  se  le  entorpezca     o 


embarace  un  miembro  por  cual- 
íiuier  motivo,  sino  solamcte  cuan- 
do el  entorpecimiento  es  producido 
por  uu  calambre;  a  menos  que  en 
Costa  Rica  entiendan  por  acaiani- 
Drarse  el  hecho  de  que  se  anqui- 
lose una  articulación  y  por  ello  no 
pueda  moverse  una  extremidad,  o  la 
ruptura  de  tin  ligamento,  por 
ejemplo  Tampoco  nos  parecen  de 
u.ejor  cepa  los  verbos  alegados 
por  el  Sr.  Gagini,  solamente  porque 
ia  Academia  los  prohije.  Si  ésta 
autoriza,  como  ha  autorizado  ya,  el 
.'sustantivo  calambre,  razón  no  tiene 
para  dejar  de  autorizar  el  derivado 
verbal  ACALAMBRARSE,  de  for- 
mación muy  propia,  muy  legítima 
r  muy  lógica,  que  en  nada  disuena. 

Ninguno  de  los  verbos  académi- 
cos envararse,  entumecerse,  entu- 
mirse, aterirse,  significa  exacta- 
mente lo  que  entendemos  por 
ACALAMBRARSE.  Envararse  deci- 
mos propiamente  cuando  nos  so- 
breviene una  ligidez  de  los  múscu- 
los y  los  tendones,  producida  por 
la  falta  de  movimiento  o  por  estar 
largo  tiempo  en  una  misma  Posi- 
ción, en  cuclillas,  pongamos  por 
caso,  y  se  manifiesta  siempre  por 
cierta  sensación  de  dolor,  al  salir 
de  la  cual  se  experimenta  un  bie- 
nestar halagador-  Como  lo  dice  la 
palabra,  envararse  es  ponerse  co- 
mo una  vara:  rígido,  tieso,  tirante. 

Entumecerse  o  entumirse,  que 
no  difieren  más  que  en  la  forma 
ortográfica,  significan  propiamen- 
te entorpecerse  un  miembro  por 
estar  entumido,  o  lo  que  es  lo  mis- 
rao,  por  haber  sufrido  un  entorpe- 
f'imiento.  Pero  con  esto  nada  deci- 
mos, puesto  que  no  hemos  hecho 
sino  un  verdadero  escarceo  de  pa- 
labras por  medio  de  un  circunlo- 
quio que  se  resuelve  en  lo  mismo. 


ACAL 


36 


ACAP 


Lo  recto  nos  parece  definir  fisioló- 
gicamente el  fenómeno,  para  dar- 
nos mejor  cuenta  de  su  significado 
propio.  El  entumecimiento  se  pro- 
duce por  falta  de  circulación,  lo 
cual  engendra  cierta  anestesia  en 
los  nervios  sensores  y  motores;  es- 
to obedece  generalmente  a  una  po- 
sición forzada  del  cuerpo,  conti-i 
nuada  por  largo  tiempo. 

Aterirse  es  sufrir  un  entumeci- 
miento, por  una  causa  que  no  sea 
otra  que  el  frío. 

En  resumen:  envararse  es  el  he- 
cho de  sentirse  rígido  o  sin  movi- 
miento en  los  miembros;  esta  sen- 
sación se  experimenta  por  lo  gene- 
ral en  la  columna  vertebral.  Entu- 
mirse es  el  hecho  de  que  los  miem- 
bros no  se  puedan  mover,  aun 
cuando  no  haya  llegado  uno  a  en- 
vararse. Acalambrarse  es  sentir 
impedimento  para  moverse,  por 
causa  de  un  calambre,  que  no  es 
otra  cosa  que  una  contracción  es- 
pecial de  los  músculos,  manifiesta 
por  una  sensación  de  cosquillas  u 
hormigueo,  y  enteramente  distin- 
to de  un  entumecimiento,  del  en- 
varamiento y  mucho  más  del  ate- 
limiento. 

Es,  pues,  muy  defendible  y  de 
buena  cepa  también  el  tabasqueñis- 
mo  apuntado.  Si  títulos  tuviér? 
mos  para  ello,  no  vacilianamoa  en 
darle  carta  de  ciudadanía  académi- 
ca, como  castizo  y  bien  nacido,  al 
igual  de  loi  vocablos  que  el  Sr.  Ga- 
gíni  invoca- 

ACALENTURARSE,  pr.  Princi- 
piar a  entrarle  a  uno  calentura, 
entrarle  a  uno  pequeña  calentura. 
(Gagini,  p.   4.5.) 

ACANGALLARSE.  pr-  Entumir- 
se las  reses,  por  la  humedad  o  por 
efecto  del  cansancio  de  caminar 
demasiado.  La  res  que  se  acanga- 
lla    cae  con  una  especie  de  calam- 


bre o  temblor  que  le  impide  con- 
tinuar en  locomoción  y  le  produce 
la  muerte,  por  lo  general. 

Ignoramos  el  origen  de  la  voz. 
En  Bayo  (p.  46)  hallamos  "Canga", 
(piedra).  Mineral  de  piedra  con  ar- 
cilla"; "Cangalla,  vocablo  de  dis- 
tinto signiíicado.  Así,  cacharpas  o 
prendas  heterogéneas — Cierto  apa- 
rejo o  albardón  para  llevar  car- 
gas." "Cangallar.  Saquear,"  que 
Ortúzar  (p.  70)  da  como  "Chi!.  vul- 
gar. Robar",  y  "Cangallo.  Nombre 
de  una  ciudad  en  el  Depart.  de 
Ayacucho,  en  Perú".  ¿Será  de  orí 
gen  quichua,  significando  en  sen- 
tido recto  doblegarse  bajo  el  peso 
del  aparejo? 

ACAPARAR,  a.  Acaparar,  acapa- 
rador. Estas  voces  difieren  en  sus 
significados,  de  monopolizar  y  mo- 
nopolista- Esta  verdad  se  palj)a  en 
el  siguiente  ejemplo:  ciertos  es- 
peculadores han  acaparado  todo  el 
azúcar  (?)  existente  en  la  plaza, 
con  el  fin  de  hacer  (?)  tm  monopo- 
lio inicuo. 

"Se  puede  muy  bien,  a  la  vez,  aca- 
parar una  partida  de  azúcar,  sin  que 
por  esto  se  haga  monopolio  de  ningu- 
na eí-pecie."  (RIVODó,  Voces  Nue- 
vas.) 

"Acaparar  es  alg^o  más  que  aba  rea  i-. 
y  se  acerca  mucho  a  monopolizar." 
(ICAZ3.) 

Acaparar  es  distinto  de  abarcar, 
abarrotar  y  monopolizar,  como  que 
acaparar  quiere  decir  reunir  y  re- 
tener guardada  toda  la  mercancía 
de  la  misma  especie;  abarcar  o 
abarrotar,  es  poder  reuniría  o  ad- 
quirirla toda,  para  retenerla  guar- 
dada a  la  disposición,  y  monopoli- 
zar, significa  poder  vender  uno  so- 
lo, es  decir,  ponerse  en  condicio- 
nes de  comerciar  exclusivamente 
con  la  mercancía,  tener  exclusiva- 
mente la  posibilidad  de  ejercer  la 
venta,  imposibilitando   por  cualquier 


ACAR 


37  — 


ACCE 


medio  a  los  demás.  Son  cosas  bien 
oistintas  ciertamente:  abarcar  o 
abarrotar  es  adquirir  toda  la  exis- 
tencia de  una  cosa  o  mercancía; 
acaparar  es  propiamente  retener  lo 
adquirido,  y  se  refieren  ambos 
verbos  a  la  mercancía  misma,  en 
tanto  que  monopolizar  es  concen- 
trar en  sí  la  facultad  de  vender;  se 
'  refiere  al  comercio,  al  efecto  de 
traficar  con  la  mercancía,  especu- 
lando con  ella,  y  sólo  Por  traslación 
a  la  mercancía  misma.  "Los  espe- 
culadores abarrotan  con  el  azúcar 
(lo  abarcan)  y  lo  acaparan,  con  el 
fin  de  monopolizar  su  comercio,  de 
ejercer  un  monopolio,  sería  ejem- 
plo que  pondría,  tal  vez  más  claro 
que  el  de  Rivodó,  y  tal  vez  también 
más  correcto,  porque  eso  de  "ha-' 
cer  monopolio"  no  es  del  todo  pro- 
pio. 

Mex. — "(Ver.)  inf.  Monopolizar. — 
Lograr."  (RAMOS  Y  D.)  Es  raro  que 
el  autor  restrinja  este  mexicanismo ; 
a  Veracruz,  cuando  es  común  a  toda  I 
la  República,  y  no  sólo  sino  aun  a  • 
otros  países  de  Hispano  América,  co- 
mo  ha   podido  verse. 

ACARRE  I  O.  m.  La  Acad.  lo  da  i 
como  ant.,  que  entre  nosotros  no  i 
es,  pues  se  usa  mucho  más  que  I 
acarreo,  y  aun  se  considera  más  i 
expresivo  por  su  afinidad  con  ca-  i 
rreta  o  carro,  de  donde  toma  ori- 
gen. 

ACCESORIA,  f.  "Habitación  ba- 
ja, compuesta  comúnmente  de  una 
sola  pieza  con  puerta  a  la  calle,  y 
sin  ningima  al  interior  de  la  casa. 
El  Dice,  no  le  pone  nota  de  prov. 
de  Méx-,  aunque  el  artículo  fue  en- 
viado por  la  Acad.  Mex.,  y  no  creo 
que  la  acepción  sea  española."  (G. 
ICAZB.) 

"Se  aplica  esta  denominación  a 
las  habitaciones  o  piezas  indepen- 
dientes, de  una  casa  grande,  con 
puerta  a  la  calle,  y  ocupada  gene- 


ralmente por  establecimientos  o 
(por)  gente  pobre."  (PEZUELA,  cit. 
p.  MACÍAS.) 

"Edificio  contiguo  o  inmediato  al 

principal,  y  dependiente  de  él." 
(CHAO,   cit.  P.   MACÍAS.) 

La  Academia:  "Edificio  contiguo 
al  principal.  Pl.  Habitaciones  ba- 
jas de  una  casa,  que  se  alquilan 
por  separado." 

Los  autores  alegados  y  la  Acad. 
han  hecho,  como  salta  a  la  vista 
de  las  citas  anteriores,  im  perfecto 
guirigay,  amontonando  voces  y  fra- 
ses calificativas  que  a  nada  condu- 
cen respecto  a  la  claridad  e  inteli- 
gencia del  vocablo:  baja,  de  una 
sola  pieza,  con  puerta  a  la  calle, 
sin  puerta  al  interior,  independien- 
te, ocupada  por  gente  pobre,  ocu- 
pada por  establecimientos,  conti- 
gua, inmediata,  dependiente,  alqui- 
lada por  separado...  ¡el  diluvio! 
Nadie  entiende  esto,  naturalmente, 
ni  en  Tabasco  andamos  con  tantos 
circunloquios  ni  contradicciones 
para  expresar  una  cosa  de  suyo  tan 
clara  y  tan  sencilla. 

ACCESORIA,  para  nosotros,  es 
la  habitación  que  con  otra  u  otras 
concurre  a  formar  una  casa  o  un 
edificio;  pero  que  constituye  por 
sí  sola  una  vivienda  o  habitación 
i-or  separado-  Esto  y  nada  más,  sea 
baja  o  sea  alta,  con  puertas  al  in- 
terior o  sin  ellas,  de  una  o  de  más 
piezas,  ocupada  por  gente  pobre  o 
rica,  por  aquélla  a  quien  le  dé  la  ga- 
na ocuparla;  dependiente  en  lo 
material,  puesto  que  forma  parte 
de  la  misma  construcción  del  edi- 
ficio, independiente,  en  lo  social  o 
inmaterial,  puesto  que  como  hogar 
constituye  un  domicilio  por  sepa- 
rado. Es  lo  que  en  México  se  lla- 
ma vivienda.   (V.) 


ACCI 


38 


ACEI 


Pero,  aun-  sigue  de  amor  la  lla- 
ma. Veamos: 

Cuba.      "En    la   parte    occidental     se  i 
entiende  el  cuarto  o  pieza  de  la  parte 
principal,   con   puerta  a  la  9alle,   e   in- 
dependiente,     regularmente       ocupada 
por   gentualla    (?)    o  tienda."    (PICH.).  ' 
Mexicano,   cubano  o  español  que  vaya 
a  Tabasco,   no  se  considere  degradado 
si   ocupa  una  accesoria;  allá  las  acco- , 
serias    .  no    son    ocupadas      solamente ; 
por   gentualla,    ni   por   tiendas.  ; 

Méx.  "Accesoria  de  taza  y  plato,  la  j 
que  además  de  la  pieza  baja,  tiene  | 
otra  encima,  a  la  cual  se  sube  por  una ; 
escalera  de  madera,  comúnmente  muy 
empinada:  son  raras."  (ICAZB.)  Es- 
to es  lo  que  en  Tabasco  se  llama  so-  1 
cucho,   cuchitril.    V.  \ 

ACCIÓN,  f.  En  los  terrenos  de 
comunidad  se  llama  acción  la  par- 
te que  cada  comunero  representa 
en  ellos,  o  el  derecho  que  sobre 
la  propiedad,  usufructo  y  posesión 
asiste  a  cada  socio  por  igual.  ¡ 

Cuba.  "En  las  haciendas  comune- 
ras se  llama  acción  la  cantidad  de  te- 
rreno que  proporcionalmente  pueda ; 
„aber  por  mil  reales,  o  125  pesos  de  su 
propiedad.  El  comunero  que  posee  una 
acción,  puede  criar  sueltos  sus  ani- 1 
malrs  en  la  hacienda,  con  su  fierro  y 
señal  particular;  no  así  los  que  po- ' 
seen  menor  cantidad  de  pesos,  los 
cuales  sólo  pueden  usar  media  señal. 
y  criar  bajo  de  cercado  o  acotamien- 
to."   (RODRIGO,    c.   p.    MAGIAS.) 

Gomo  se  ve,  en  Guba  la  acción  es 
limitada  en  su  valor,  y  por  ella  el 
comunero  adquiere  derechos  correlati- 
vos, limitados  también  en  -proporción 
a  aquélla.  Acá  no;  la  acción  es  igual 
para  todos  'os  comuneros,  como  dere- 
cho o  facultad,  pero  impone  a  todos 
también  por  igual  la  obligación  de 
contribuir  por  partes  iguales  para  ad- 
quirí!- el  terreno,  de  costear  los  gas- 
tos que  irroga  la  consolidación  de  la 
propiedad  (adquisición  del  Estado,  ti- 
tulación, medición  o  mensura)  y  su' 
acotamiento  o  fraccionamiento.  El  co- 
mvniero  tiene  acción  para  visar  del  te- 
rreno en  sus  siembras,  lo  mismo  que 
todos;  para  tener  sus  animales  suel- 
tos, con  marcas  o  señas  particula- 
res; pero  siempre  sin  Invadir  la  pose- 
sión, los  sembrados,  la  habitación  del 
copartícipe.  En  cuanto  al  acota- 
niiento  de  la  acción,   cada  quien  debe 


acotar    la    suya, 
del   vecino. 


si    recibe    perjuicios 


ACECIDO,  m.  "(Del  verbo  ace- 
zar.) Acezo,  respiración  frecuente 
y  fatigosa."   (ICAZB.) 

"Gon  la  diferencia  que  en  algunos, 
por  leve  movmiiento,  se  sigvie  anhela- 
ción o  acessidos."  (Dr.  J.  FGO.  MAL- 
PIGA,  Alexipharmaco  de  la  Salud,  p. 
140.) 

Chile.  "Son  estos  dos  vocablos  (ace- 
zar y  acecido)  una  muestra  más  que 
se  nos  ofrece  de  los  muchos  que  ha- 
biendo caído  en  desuso  allá  en  Espa- 
ña, se  conservan  todavía  en  Améri- 
ca, como  un  viviente  recuerdo  del  len- 
guaje de  los  conquistadores  castella- 
nos del   siglo  XVI."    (RODR.) 

ACEDO,  DA.  n.  "Que  se  ha  ace- 
dado." (ACAD.)  Esto  es  como  de- 
finir "triste,  que  se  ha  entristeci- 
do." Para  nosotros  es  lo  que  em- 
pieza a  ponerse  agrio  o  a  entrar 
en  fermentación,  dejando  de  estar 
fresco,  como  el  pozol,  por  ejem- 
plo. V.   Fresco  y  agrio. 

ACEITE.  Sacar  aceite,  entre  los 
muchachos,  es  un  juego  que  consis- 
te en  hacer  fuerza,  empujándose 
unos  contra  otros,  hasta  liacer  sa- 
lir a  algimo.  El  jueguito  es  un  buen 
ejercicio  y  no  carece  de  gi'acia; 
pero  el  asiento  es  el  que  "paga  el 
pato",  porque  no  resistiendo  tantas 
fuerzas,  casi  siempre  resulta  mal- 
trecho. 

Los  tres  aceites,  fr.  En  el  len- 
guaje vulgar,  principalmente  entro 
la  gente  campesina,  llaman  así  el 
aceite  de  almendras,  el  de  olivo  y 
el  de  linaza,  usados  en  la  medici- 
na casera  para  sobar  el  cuerpo,  y 
a  los  cuales  atribuyen  cierto  signo 
cabalístico  los  llamados  yerbate- 
ros. 

"Por  lo  visto  Señó  Juan  era  parti- 
dario del  cabalístico  tres  y  de  siks 
múltiples.  Prescribió,  además,  que  le 
tallaran  el  vientre  con  los  tres  acei- 
tes."   (ZENT.,    Perico,    XIIT,    p.    139.) 


AGEN 


39  — 


ACIG 


ACENTUADO,  DA.  adj.  Claro, 
notable,  visible,  manifiesto,  per- 
ceptible. 

"Olores  nauseabundos,  más  acentua- 
dos aún  por  los  vapores  alcohólicos." 
(SÁNCHEZ  MARMOL.  La  Pálida,  V, 
p.  52). — "...y  se  hubieran  convertido 
en  acentuadas  ojeras..."  ÍPEREDA, 
La  Puchera,  c.  p.  TORO  GISB.,  Ap. 
Lex.) 

ACENTUARSE,  pr.  Una  enfer- 
medad o  una  dolencia  se  acentúa, 
cuando  más  claramente  se  mani- 
fiesta, definiendo  su  especie,  o 
cuando  reviste  alguna  gravedad. 
En  general  significa  hacerse  ima 
cosa  más  notable,  o  arraigarse. 

ACERADO,  DA.  adj.  Nosotros  no 
decimos  así  de  lo  que  es  de  acero, 
o  parecido  a  él,  ni  de  lo  fuerte  o 
de  mucha  resistencia,  sino  de  lo 
que  es  medianamente  duro  y  pega- 
joso como  la  cera.  Como  derivado 
correcto  de  esta  voz,  es  enteramen- 
te castiza  la  acep..  aun  cuando  el 
Dice,  no  la  traiga.  Dicese  también 
ceroso  (V.).  voz  que  Gagini  autori- 
za. 

ACEROLAR.  a.  Asestar,  dar  un 
golpe,  y  así  decimos:  le  acerolo 
una  patada,  un  coscorrón,  etc.  Es 
vulgar  el  vocablo. 

ACIGUATADO,  DA.  n.  "Lelo,  im- 
bécil o  atontado..."  (MACÍAS.)  Un 
aciguatado  es  un  papanatas,  un 
simple,  un  tonto  de  capirote,  carac- 
terizado Por  el  aspecto  de  babieca, 
es  decir,  una  fisonomía  triste  con 
mirada  macilenta  o  apagada-  Al 
aciguatado  se  le  ve  la  tontera  "por 
encima  de  la  ropa";  no  tiene  vive- 
za de  ratón.  Es  más  bien  im  esta- 
do patológico  del  individuo.  Algu- 
nos dicen  malamente  acilguatado, 
aunque  esta  es  una  corrupción  po- 
co común.— V.  CIGUATO.  CIGUA- 
TERA. CIGUATARSE,  ACIGUA- 
TARSE. 


ACIGU ATARSE,  pr.  Volverse  o 
ponerse  lelo,  imbécil,  muy  tonto. 
El  hecho  o  la  acción  de  ponerse 
aciguatado. 

"Etim.  Habla  Monlau:  "Voz  me- 
xicana introducida  en  Andalucía, 
que  equivale  a  contraer  la  ictericia, 
o  volverse  pálido  y  de  color  ama- 
rillo. Viene  del  nombre  ciguato, 
que  es  un  Pez  que  tira  a  color  ama- 
rillo y  que  cuando  no  está  fresco  y 
sano,  se  pone  enteramente  de  este 
color  ( ;  ojalá  fuera  así  1 ) ,  y  los  que 
lo  comen  frecuentemente,  mudan 
también  el  color  y  se  ponen  ama- 
rillos.'  Nada  de  esto  es  cierto 
Aciguatarse  es  palabra  muy  poco 
conocida  en  México,  y  por  esta  ra- 
zón no  la  mencionan  ni  Mendoza, 
ni  Orozco  y  Berra,  ni  Pérez  Her- 
nández: es  voz  antillana,  y  muy 
antillana.  No  hay  tal  ictericia  ni 
tal  color  amarillo;  tampoco  existe 
ningún  pez  llamado  ciguato,  pues 
ciguato  es  un  adjetivo,  y  es  harto 
difícil  escapar  de  dos  ciguateras, 
para  que  pueda  comerse  "frecuen- 
temente" el  pez  ciguato  (V.)  de  que 
habla  "Monlau"  (MACÍAS.)  ¡Valga 
la  vapuleada  al  sabio,  sólo  porque 
esto  nos  demuestra  que  de  sabios 
es  errar,  o  que  en  todas  partes  se 
cuecen  habas!  Nos  recuerda  esto 
lo  de  un  individuo  de  allá  de  la  tie- 
iTuca  (a  quien  ^ímos)  que  al  pre- 
guntar el  nombre  de  un  cayuco,  en 
un  rancho,  y  saber  que  se  llamaba 
"céfiro,"  exclamó:  ¡bonito  pájaro 
y  canta  muy  bien;  pero  no  lo  hay 
por  aquí,  ea  de  allá  afuera  I  Así  de- 
be haber  conocido  el  pez  ciguato 
el  respetado  lingüista  Monlau,  co- 
mo el  céfiro  nuestro  hombre  del 
cuento. 

El  Sr.  Róbelo,  en  su  Dice,  de 
Azt..  da  de  plano  la  razón  al  Sr. 
Macías,  en  lo  relativo  a  la  etim.  de 


ACLA 


—  40  — 


ACOL 


aciguatarse,   cuando  dice:    "Deriva-] 
do   de   aciguate.   No  hemos   podido  i 
fijar  la  significación   de   esta  pala-  j 
bra:    pero  si  podemos  afirmar  que 
no  tiene  la  que   da  el  Dice,  de  la  | 
Acad.,   pues   aquélla   como   dice   el 
tór.  iviacias  en  su  Uicc.  cuD.,  es  dis-  ■ 
tinta,  asi  como  su  origen  o  deriva- 
ción;   y  por  consiguiente  tiene  ra- 
zón el   mismo   Sr.    Maclas,   cuando  \ 
alce  que  el  vocablo  que  registra  la  ¡ 
Acad.  no  viene  del  idioma  mexica- 
no,   como    lo    asienta    Monlau".    V. ' 
CIGUATERA    Y      CIGUATO,     ACI- ' 
GUATADO.  i 

ACLARAR,  a.  Entresacar;  selec-' 
cionar  las  plantas  del  almacigo  o 
un  sembrado  cualquiera,  arrancan- 
do, extirpando  las  más  raquíticas, 
a  fin  de  que  las  restantes  queden 
con  más  desahogo. 

"Si  han  brotado  muy  espesas  (las 
matitas  del  tabaco)  es  bueno  aclarar, 
dejando  las  más  robustas."  (GIL  \ 
SAENZ,    El   Caporal,   p.   55.) 

2.  Empezar  a  amanecer:  salimos 
aclarando  (cuando  aclaraba),  ama- 
neciendo. 

ACLAREO,  m.  Entresacado  o  en- 
tresacadura.  Operación  de  entresa- 
car las  plantas,  el  maíz,  el  cacao, 
etc.,  principalmente  los  almacigos, 
arrancando  las  más  i-aquíticas,  con 
el  doble  fin  de  seleccionarlas  y  de 
enrarecer  el  sembrado  para  que 
desarrollen  mejor. 

"Cuando  la  planta  (el  tabaco)  tiene 
una  longitud  de  dos  centímetros,  se 
hace  ^1  aclareo,  que  consiste  en  arran- 
car todas  las  plantas  que  estuviesen 
muy  juntas,  separando  las  más  pe- 
queñas y  raquíticas,  y  dejando  una 
distancia,  de  0.  02  m.  a  0.03  m.  en- 
tre una  y  otra."  (KRAUSE,  Cult.  del 
tabaco,  p.   9.) 

ACOCHAMBRADO,  DA.  adj.  Mu- 
groso o  mugriento;  sucio,  pero  de 
una  suciedad  tal  que  el  objeto,  el 
vestido  más  comúnmemente,  toma 
el  aspecto  duro  y  apergaminado  de 
la  piel  curtida.  V.  CURTIDO. 


Derivado  de  cochambre.  (V.) 

ACOCHAMBRAR,  a.  Ensuciar 
una  cosa  hasta  ponerla  dura  y 
apergaminada  como  piel  curtida. 
Ensuciar  en  grado  máximo,  de  mo- 
do que  la  cpsa  se  compenetre  de  la 
suciedad.  U.  t.  c.  r. 

ACOCHINARSE.  La  Acad.  no  da 
a  este  verbo  más  que  la  forma  ac- 
tiva: "fam.,  matar  al  que  no  puede 
huir",  y  en  sentido  figurado  "Aco- 
quinar". Para  nosotros  acochinarse) 
usado  en  forma  metafórica  por 
alusión  al  cochino,  es  perder  la  de- 
licadeza, el  Pundonor,  relajarse,  ad- 
quirir el  hábito  de  hacer  malas  ac- 
ciones. 

ACOGUIJAR.  a.  Aguijar;  acosar 
a  la  res  con  el  aguijón  o  la  puya. 

Es  una  reduplicación  etimológica 
y  por  lo  mismo  inaceptable;  de 
acus,  aguja,  lat.,  y  aculeus,  acuiea- 
ta,  aguijón.  En  la  derivación  culta 
i  la  c  latina  tranfórmase  por  regla 
general  en  g:  de  acus,  aguja,  aun- 
que en  ocasiones  se  conserva  la  le- 
tra misma,  como  en  acupuntura; 
pero  el  vulgo  considera  más  expre- 
sivo refundir  ambas  formas,  y  así 
ha  nacido  acoguijar,  o  acosijar, 
ninguno  de  los  cuales  es  recomen- 
dable. 

"Ninguno  de  los  mozos...   podrá  ha- 
cer recortes  ni  llamar  la  atención   del 
i  toro,    encargándose    uno    solo    de    aco- 
í  guijar    el    caballo     de    cada     picador." 
(Regí,  para  las  corridas  de  toros,  Art. 
'  52.) 

i      ACOJINAR,     a.       "Revestu'     los 
muebles,     u  otras     cosas,   con     un 
;  acolchado     grueso,    Para     hacerlos 
más  cómodos.  La  Acad.,  como  prov. 
i  de  Méx-,  le  da  el  equivalente  acol- 
char.  Entre  nosotros,   a  lo  menos, 
el  acojinado  es  mucho  más  grueso 
I  que  el  acolchado  "  (G.  ICAZB.) 

ACOLCHONADO,  DA.  adj.  Grue- 
so, de  gran  espesor.  Dícese  muy 
comúnmente  de  las  yerbas,  y  en  es- 


ACOL 


41  — 


ACOHL 


pecial  de  ciertas  gramíneas  rastre- 
ras, que  de  tan  intrincadas  que 
crecen  forman  uno  como  colchón 
sobre  el  suelo:  un  camalotal  acol- 
chado, un  egiptal,  etc. 

ACOLCHONAR,  a.  "Rellenar  de 
lana,  cerda  u  otra  cosa,  para  for- 
mar un  colchón  pequeño".  (G. 
ICAZB.)  Rivodó  lo  cita  ente-e  los 
verbos  que  faltan  en  el  Dice,  y  que 
pueden  formarse  por  recta  dariva- 
ción  de  nombres  que  constan  en  el 
propio  cuerpo  de  voces.  (Voces 
Nuevas,  Pte.  Primera,  Form.  de 
verbos,  p.  22.) 

ACOMEDIDO,  DA.  n.  "Amen.  Dí- 
cese  de  la  persona  muy  servicial". 
(Dice.  Lar.)  Aplicado,  bien  dispues- 
to a  hacer  cualquier!  cosa,  es  su 
acepción  más  general,  como  pro- 
vincialismo tabasqueño  V.  DES- 
ACOMEDIDO. 

ACÓ  MEDÍ  MIENTO,  m.  Acción  o 
efecto  de  acomedirse.  La  cuali- 
dad de  ser  acomedido  constituye  el 
acomedimienco. 

ACOMEDIRSE,  pr.  La  verdaJcra 
acepción  en  que  este  verbo  se  usa 
es  la  de  ofrecerse  o  dedicarse  es- 
pontáneamente a  hacer  algo,  a 
cualquier  trabajo.  "Acomídete,  hi- 
jo", dicen  las  madres  insinuando  a 
aquél  para  que  tome  amor  al  tra- 
bajo y  se  dedique  a  oficio  u  ocupa- 
ción determinados. 

Como  se  ve,  difiere  en  su  acep- 
ción este  verbo  del  comedirse  aca- 
démico, que  significa  arreglarse, 
moderarse,  contenerse;  de  manera 
que  no  es  una  corrupción  o  mal  uso 
de  éste,  sino  un  verdadero  provin- 
cialismo de  significado  peculiar, 
distinto  de  toda  otra  voz  castella- 
na, y  autorizado  por  los  clásicos,  si 
no  en  su  propia  acepción  actual, 
frisando  con  ella  por  lo  menos,  co- 
mo dice  Cuervo,  aunque  siempre 
en  la  forma  comedirse. 


Méx.  'Prestarse  de  buena  voluntad 
y  gracia  a  hacer  cualquier  trabajo  o 
servicio  que  no  es  obligatorio."  (G. 
ICAZB.) 

"A  todo  me  acomedía,  y  eso  me  sir- 
vió de  que  el  Administrador  me  tu- 
viera algún  aprecio." — "Acomídete  a 
todo,  haz  cuanto  esté  de  tu  parte  pa- 
ra granjear  el  bocadito." — "Eso  es,  se 
los  dice  Ud.,  y  a  mí  me  copinan  por 
acomedido."  (Astucia)  "Refugio  ha- 
bíase acomedido  a  repartir  la  bebida". 
(ÑERVO,    Otras   vidas,   V,    p.    6.) 

C.  RICA.  "Tanto  en  Colombia 
como  en  Costa  Rica  se  di^e  común- 
mente acomedirse,  acomedido,  en  lu- 
gar de  comedirse,  :omedido  y  se  da  a 
la  primera  de  esas  palabras  la  acep- 
ción de  ofrecer  ayuda  espontáneamen- 
te. Lo  mismo  sucede  en  Chile.  "Rarí- 
simas veces,  dice  D.  Z.  Rodríguez  en 
su  Dice,  de  chilenismos,  hemos  oído 
emplear  este  verbo  en  su  significado 
castizo  de  arreglarse,  contenerse,  mo- 
derarse. Es  sí  muy  usado  por  prestar- 
se con  prontitud  y  buena  voluntad  a 
servir  a  los  demás." 

Cuervo  obser^'a  que  tal  acepción  de- 
be de  ser  castiza,  pues  se  encuentra 
en  obras  clásicas.   Ejemplos: 

"Le  vi  en  disposición,  si  acababa 
antes  que  yo,  se  comediría  a  ayudar- 
me." (HURTADO  DE  JMENDOZA, 
Lazarillo  de  Tormes.) 

" — ¿Quién  reparte? — En  la  casa  de 
los  grandes,  el  maestresala,  en  las 
otras,  la  ama  de  casa,  o  el  que  se  co- 
mide  a  ello."  (LUXA,  Diálogos  fami- 
liares.)   (GAGIXI.) 

Lo  anterior  abona,  pues,  en  favor 
de  nuestros  paisanos,  el  uso  que 
dan  al  verbo  acomedirse,  y  hasta 
el  empleo  con  la  a  prefija  está  jus- 
tificado, toda  ^vez  que  la  palabra 
nueva  tiene  acepción  distinta  de 
sus  afines  que  hemos  analizado. 

Col.  "Acomedirse  vale  entre  nos- 
otros ofrecer  ayuda  espontáneamente: 
sentido  en  que  se  ha  usado  y  se  usa 
comedirse,  aunque  el  Dice,  no  lo  di- 
ce.... Nuestro  acomedido  vale  general- 
mente servicial,  oficioso,  y  desacome- 
dido indica  la  carencia  de  estas  cuali- 
dades." "Este  uso  de  comedirse,  co- 
medido es  antiqviísimo  en  América: — 
Véase  Oviedo,  Hist.  de  Indias,  IV,  p. 
367;  Ruiz  de  Montoya.  Tesoro  gua- 
raní, s.   V.     quay    (yequa   ié);     Febrés, 


ACOM 


—  42 


AOHA 


Calepino  chileno-hispano,  s.  v.  incan., 
Confotme  al  uso  común  castellano,  co- 
medido es  cortés,  afable,  atento,  y 
descomedido,  desatentOj  irrespetuoso: 
"La  Duquesa  salió  bizarramente  ade- 
rezada, y  Don  Quijote  de  puro  cortés 
y  comedido  tomó  la  rienda  de  su  pa- 
lafrén "  (CERV.,  Quij.,  pte.  II,  cap. 
XXXIV.) —  "Levantóse  Sancho  como 
mejor  pudo,  y  pidió  a  su  amo  la  es- 
pada diciéndole  que  quería  matai'  me- 
dia docena  de  aquellos  señores  y  des- 
comedidos puercos."  (ID.,  ib.,  cap. 
LXVIII.)    (CUERVO.    903.) 

Perú.  "Acomedirse:  doble  corrup- 
ción de  comedirse,  puesto  que  le  apo- 
nemos una  a  que  no  tiene,  y  le  hace- 
mos significar  prestarse  a  hacer  un 
servii-.io  graciosamente,  pijr  )o  (\ue  el 
participio  acomedido,  que  es  de  mucho 
uso,  equivale  a  servicial,  .solícito;  y 
desacomedido,  que  es  im  feo  reproche, 
a  lo  contrario."  (ARONA,  c.  p.  G. 
ICAZB.) 

Doble  corrupción,  dice  Arona, 
porque  se  le  apone  una  a  y  se  le 
hace  significar  otra  cosa  que  come- 
dirse. Lo  que  quiere  decir  eso  es 
que  se  trata  de  una  palabra  ente- 
ramente distinta  por  su  forma  y  su 
acepción  a  la  que  da  el  Dice.  Na- 
da de  doblft  corrupción.  Con  tal  in- 
transigencia, ilógica  e  inmotivada 
de  plano,  hablistas  como  el  Sr. 
Arona  jamás  permitirían  una  inno- 
vación en  el  lenguaje  ni  menos  no- 
vedad que  tuviese  semejanza  algu- 
na con  las  viejas  palabras  consig- 
nadas en  el  Dice. 

Amér.  "Prestarse  uno  a  hacer  cual- 
quier favor".  (TORO  GISB.,  Dice. 
Lar.   ) 

NOTA.  La  última*  ed.  (14a.)  del 
Dice,  trae  ya  como  tercera  acepc.  cas- 
tiza de  este  verbo  la  que  aquí  se  tra- 
ta  ¡Eureka! 

ACOMEJENADO,  DA.  adj.  Roído 
por  el  comején;  invadido  por  este 
animal. 

"Pasó  sufrido  ese  vía  crucis  del 
aprendizaje,  que  le  ponía  en  pelipro 
de  estupenda  caída  por  lo  acomeiena- 
do  del  caballete."  (RODR.  BERTR.. 
Pajarito,  VIL  pp.   230-1.) 

ACOMEJENAR.  a.  Invadir  el  co- 
mején un  objeto.  U.  c.  r.  Formado 
\ 


de  igual  manera  que  apolillar,  y 
por  lo  mismo  aceptable. 

ACOM  FLETAR.  Completar,  y  na- 
da más. 

ACORDONADO,  DA.  adj.  "Dis- 
puesto en  forma  de  cordón- 
(ACAD.)  Para  nosotros  acordonado 
equivale  a  dispuesto  en  hilera,  for- 
mando* una  especie  de  cordón.  Dí- 
cese  generalmente  del  ganado, 
cuando  caminan  las  reses  unas  de- 
trás de  otras. 

"Por  las  lomas,  rumiando,  la  vacada 
Desciende,    lentamente,    acordonada." 
(De    im    autor    tabasqueño.) 

Méx.  "Cenceño  (Delgado  o  enjuto 
de  carnes.)  Dícese  de  los  animales." 
(Di3c.)    (G.   ICAZB.) 

Nota.  No  lo  hallamos  en  ningún 
otro  Dice,  de  mexicanismos,  y  hay 
que  advertir  qvie  el  Sr.  García  Icaz- 
balceta  lo  da  con  nota  de  dudoso  o 
desconociuo. 

ACOSIJAR,  a.  "Perseguir,  aco- 
sar, apretar." 

"Viéndose  D.  Cristóbal  de  Oñate 
acosijado  por  todas  partes..."  (MOTA 
PADILLA,  Hist.  de  la  Nueva  Galicia.) 
"Seguro  está  que  me  acosije  el  ham- 
bre."   (Astucia.) 

ACUXILAR    o    ACUXILEAR. 

(pronunciado  acushilar)  a.  Azuzar 
a  los  perros.  Vulgar  y  de  uso  entre 
gente  campesina-  Dícese  también 
Cuxilar. 

ACHAGUAL,  m.  Lugar  en  donde 
hay  muchos  charcos  o  mucha  agua 
encharcada:  lugar  aguacharnoso  o 
aguacharnado.  El  achagual  es  dis- 
tinto del  bajial,  que  veremos  des- 
pués; aquél  está  constituido  por  li- 
geras quiebras  u  ondulaciones  del 
terreno,  aunque  éste  sea  alto,  y  en 
donde  sólo  transitoriamente  se  de- 
posita el  agua,  llovediza  de  ordina- 
rio, en  tanto  que  el  bajial  es  im 
terreno  por  lo  común  a  menos  al- 
tura que  la  región  circundante,  en 
/londe  se  hace  fango  o  lodo  a  cau- 


ACHA 


—  43 


ACHA 


sa  de  que  las  aguas  se  depositan , 
allí  por  largo  tiempo.  El  achagual  | 
es  terreno  firme,  aunque  tenga' 
agua;  el  bajial  es  terreno  lodoso,  o: 
por  lo  menos  blando,  aun  cuando  1 
esté  seco.  ! 

Amér.  "Xombre  araucano  de  un  pez  i 
de  las  costas  de  Australia  y  de  Amé-  | 
rica  del  Sur."  (ZEROLO,  TORO  Y: 
GÓMEZ    E    ISAZA,    Dice.    Enclclopéd.) 

ETIM.  La  •  palabra  indudable- 
mente es  de  origen  mexicano,  aim- 
Que  no  hemos  podido  identificar 
exactamente  sus  raíces  ,que  supo- 
nemos las  siguientes:  atl,  agua, 
chiahuitl,  sembrado  de  tierra  hú- 
neda. 

Muj'  interesante  es  a  este  res- 
pecto la  disertación  del  Sr.  D.  Ce- 
cilio A-  Róbelo,  en  su  Dice,  de  Az- 
tequismcs,  art.  "CHAUE,  CHAGÜE: 
(CHIAUITL.  Ninguna  de  las  signi- 
ficaciones que  los  Diccionarios  le 
dan  a  esta  palabra  corresponde  a 
la  del  aztequismo.  Esto  nos  induce 
a  creer  que  desconocemos  la  verda- 
dera palabra  mexicana.)  Semente- 
ras hechas  en  terrenos  húmedos, 
que  no  necesitan  riego.  (32.)"  La 
nota  dice:  "Un  vecino  de  Acapulco 
a  quien  preguntamos  la  significa- 
ción de  chagüe,  nos  contestó  lo  si- 
guiente: "En  el  rumbo  (Acapulco) 
llaman  siembras  de  chaaües  a  las 
que  se  hacen  al  concluir  las  aguas, 
y  que  se  dan  únicamente  con  la 
humedad  propia  del  terreno.  En  la 
Sabana  estos  terrenos  están  en  la 
"Boca  del  Río",  cerca  de  la  lagu- 
na en  que  éste  desemboca". 

Parece  también  una  hibridación 
de  la  raíz  azteca  atl  con  agua  y  la 
desinencia  al,  cosa  muy  frecuente 
en  el  lenguaje  popular. 

El  Sr.  Ramos  y  Duarte  da  "Acha- 
hual  (Pr.  D.  F.).  sm.  Girasol.  Del 
azteca  acahual  la,  hierbas  al  creci- 
do." Esto  es  muy  significativo,  por 
que  el  achagual   es  un  terreno  en 


que  por  lo  general  hay  yerbasales 
espesos  y  crecidos,  plantas  palus- 
tres o  acuáticas. 

En  la  sigriiiente  cita  del  P.  Aicardo, 
en  su  obra  Palabras  y  acep.  omitidas 
en  el  Dice,  hallamos:  "Por  estar  cer- 
cados de  dos  aguáchales  ni  bien  ríos, 
ni  bien  lagunas."  (Memorial  de  Medina 
1632.)  ¿Nuestro  achagual  no  pudiera 
ser  una  metátesis  de  esta  vieja  voz 
aguacha!,  olvidada  por  el  Dice,  pero 
de   legítima   cepa    castellana? 

ACHAGUALARSE.  pr.  Formarse 
achagijales  en  el   terreno. 

ACHAGUALOSO.  SA.  adj..  Te- 
rreno o  región  en  que  abundan  los 
achaguales. 

ACHAJUANADO,  DA.  adj.  Flojo, 
en  el  sentido  de  poco  apretado-  Dí- 
cese  de  los  zapatos  viejos. 

ACHAJUANARSE,  pr.  Se  dice  de 
los  zapatos  viejos,  que  por  el  uso 
han  perdido  la  forma  normal,  en- 
sanchándose y  aflojándose»  entera- 
rrente.  "Mis  zapatos  se  han  acha- 
juanado", esto  es,  están  ya  defor- 
mes por  el  uso,  muy  flojos. 

Es  una  corrupción  de  achaflanar- 
se, derivado  de  chaflán,  nombre 
que  en  el  lenguaje  provincial  de 
Tabasco  aplican  al  machete  cacha 
floja,  viejo.  V.  CHAFLÁN. 

Col.  El  Sr.  Cllen-oda  (X.  905)  la 
voz:  "Achajuanarse,  'encalmarse,  so- 
focarse las  bestias  por  trabajar  mu- 
cho cuando  hace  demasiado  calor,  o 
están  muy  gordas,"  remitiendo  para 
su  etimología,  al  Vocabulario  de  la 
Lengua  Mosca  o  Chlbcha  en  que  ha- 
llamos (No.  958)  la  voz  chajuá  o  cha- 
juán, que  significa  calor,  bochorno.  El 
significado  del  prov.  colombiano,  co- 
mo se  ve,  es  enteramente  distinto  del 
nuestro,  por  consiguiente  tampoco  der 
bemos  aceptar  para  éste  la  etimolo- 
gía de  aquél. 

ACHAMPAR.  n.  Detenerse  y  per- 
manecer o  pernoctar  en  despobla- 
do, en  el  campo  o  en  un  bosque  o 
la  montaña,  alojándose  en  cham- 
pas. V.  t.  c.  a.  y  c  pr.  Dícese  tam- 
bién arrancharse.  V.  Champa. 


ACHE 


—  44  — 


achí 


Chile.  "Achamparse  con  algún  dine- 
ro es  alzarse  con  él..."  También 
champa."    (KWDR.J  | 

ACHECHAR,  a.  Popar,  mimar  ex- ' 
cesivamente  a  los  niños  o  a  cual- 
quiera peisona.  En  sentido  figura- 
do, se  dice  de  las  enfermedades  del 
trio  o  cualquier  afección  a  la  que 
se  presta  mayor  cuidado  del  que 
necesariamente  requiere. 

ACHEGUADO,  DA.  adj.  Dícese 
del  maiz  cocido  que  revienta  y  se 
ablanda  demasiado. 

ACHEGUAMIENTO.  m.  Acción  y 
efecto  de  acheguarse. 

ACHEGUARSE.  pr.  Reventar  o 
abrirse  el  maíz  por  exceso  de  coci- 
miento y  por  acción  de  la  cal. 

ACHICARSE,  pr.  Como  reflexivo 
este  verbo  significa  agotarse  el  lí- 
quido contenido  en  una  vasija,  el 
agua  de  un  pozo,  etc-,  por  haberlo 
exti-aído  todo,  y  en  tal  sentido  es 
traslativa  su  acepción  como  pro- 
vincialismo, pues  en  sentido  recto 
achicar  no  quiere  decir  más  que 
extraer  el  agua,  disminuirla  en 
cantidad  o  reducirla  a  menos,  y  se 
aplica  al  líquido  mismo,  en  tanto 
que  achicarse  se  aplica  también  o 
mejor  a  la  vasija,  y  así  se  dice: 
"se  achicó  el  pozo,  el  cayuco",  y 
en  sentido  figurado,  "se  me  achi- 
caron los  bolsillos,"  lo  que  equivale 
a  acabársele  a  uno  el  dinero,  que- 
darse sin  blanca. 

En  esta  acepción  traslaticia  pa- 
rece impropio  el  uso  del  vocablo, 
pues  la  significación  primordial  de 
achicar  es  disminuir  de  tamaño,  de 
G3i  tensión  o  de  capacidad  una  cosa, 
y  en  los  ejemplos  citados  lo  que 
disminuye  en  cantidad,  efectiva- 
mente, no  es  la  vasija  a  la  cual  se 
refiere  el  verbo,  sino  el  contenido 
de  ella;  y  en  el  caso  traslaticio,  el 
dinero  y  no  el  bolsillo. 


ACHICOPALADO,  DA.  n.  "(D.F.) 
adj.  Afligido,  agobiado",  (Ramos  y 
Duarte.)  No  tenemos  que  observar 
sino  que  esta  palabra  no  es  propia 
del  Distrito  Federal,  solamente, 
pues  además  de  que  en  Tabasco  es 
de  uso  corriente,  la  hemos  oído 
también  emplear  en  otros  Estados 
de  la  República.  Lo  prueban  las  ci- 
tas que  haremos  en  el  artículo  si- 
guiente. 

Venez.  Por  estas  tierras  se  dice: 
"Acuchamado.  Abatido,  entristecido, 
melancólico,  aplastado  de  espíritu  y 
de  cuerpo"  (PICON-FEBRES)  Se  dice 
también   "Abacorado."    (ID.) 

ACHICOPALARSE,  pr.  "Abatirse, 
desanimarse,  entristecerse,  con  ex- 
ceso. Se  aplica  también  a  los  ani- 
males y  aun  a  las  plantas." 
(ICAZB.) 

"Eso,  no  te  achicopales,  manito." 
(DBLG.,  La  Calandria,  XIX.) —  "Los 
achaques  me  tienen  triste  y  achicopa- 
lado."   (ID.,    Ang.,    VIII.) 

ACHIGOPALAIVIIENTO.  ni-  Ac- 
ción y  efecto  de  achicopalarse.  Es 
un  decaimiento  completo  del  áni- 
mo; la  desanimación  absoluta,  fal- 
ta de  bríos,  o  abatimiento  del  espí- ' 
ritu;  un  estado  psicológico  especial 
que  se  traduce  por  la  falta  de  ener- 
gías y  de  voluntad  para  todo  tra- 
bajo o  esfuerzo;  es,  en  realidad, 
sentirse  apocado,  incapaz  de  hacer 
nada.  En  tal  sentido,  achicopalarse 
es  aún  más  expresivo  que  abatirse, 
entristecerse  o  desanimarse;  ex- 
presa algo  que  estas  palabras  no 
dan  a  entender,  y  supuesto  que  tan 
original  así  es  por  su  índole  ¿por 
qué  no  con.síderarlo  como  un  verbo 
que  tenga  derecho  para  habitar  en- 
tre los  que  la  Academia  ha  prohi- 
jado? Si  el  uso  es  una  de  las  cau- 
'  sas,  la  más  eficiente,  sin  duda,  que 
dan  origen  a  la  formación  de  las 
voces  en  las  lenguas,  ya  tiene  am- 
paro el  vocablo  para  entrar  a  figu- 


achí 


45  — 


achí 


rar  en  la  corte  de  las  voces  bien 
nacidas.  ¡Ojalá  y  la  Docta  Corpo- 
ración, oyendo  a  alguien  que  más 
autorizado  que  nosotros  la  propu- 
siei'a,  la  diese  asiento  en  el  Diccio- 
nario de  la  Lengua,  que  bien  lo 
merece ! 

ACHICHIGUADO,  DA.  adj.  De- 
rivado de  chichigua  (V.)  Dícese  es' 
pecialmente  de  los  niños  majade- 
ros, que  por  criarse  con  cuidados 
meticulosos  y  excesivos,  adquieren 
por  hábito!  ridículos  melindres.  U.  t. 
c.  s. 

ACHICHIGUAR,  a  Hacer  funcio- 
nes de  aya,  atendiendo  a  la  crianza 
de  im  niño,  proporcionándole  los 
cuidados  concernientes  a  su  edad 
y  procurando  tenerle  siempre  con- 
tento. Servir  o  hacer  veces  de  chi- 
chigua. 

El  sustantivo  ayo,  aya,  designa  la 
persona  encargada  de  la  crianza  o 
educación  de  un  niño;  pero  además 
ele  que  no  exist"?  el  verbo  cuyo  in- 
finitivo exprese  la  acción  desempe- 
ñada por  el  ayo,  o  la  aya.  hay  que 
advertir  también  'jue  el  si^iiificado 
propio  de  achichiguar  es  un  tanto 
cíistinio  o  más  extenso,  pues  mien- 
tras por  una  parte  significa  no  so- 
lamente atender  a  Ja  crianza  mate- 
rial del  niño,  prodigándole  atencio- 
nes, mimos  para  mantenerle  con- 
tento y  cuidados  para  precaverle 
de  todo  riesgo;  por  otra  parte,  no 
se  refiere  propiamente  a  la  educa- 
ción del  niño,  mejor  dicho  nunca, 
lo  cual  es  obra  del  maestro  o  pe- 
dagogo. El  verbo  achichiguar  se 
refiere  especialmente  a  los  niños 
de  muy  corta  edad,  cuando  no 
pueden  bastarse  por  sí  mismos  a 
sus  necesidades,  y  en  general,  so- 
lo expresa  mimar. 

2.  En  sentido  figurado  también 
se  dice  de  los  árboles  que  por  ser 
corpulentos   o  .frondosos   dan   som- 


bra a  los  más  pequeños,  por  la 
protección  que  les  prestan  a  estos 
para  crecer  o  desarrollarse.  Cier- 
tas plantas,  como  el  cacao,  por 
ejemplo,  necesitan  forzosamente 
que  se  las  achichigüe,  paia  poder 
crecer  y  desarrollarse  debidamen- 
te. En  las  haciendas  o  cacaotales, 
el  árbol  de  madre  es  el  que  sirve 
especialmente  para  achichiguar  al 
cacao,  no  sólo  durante  la  primera 
edad  de  éste,  sino  aun  durante  to^ 
da  su  vida,  para  favorecer  su  pro- 
ducción. V.  CHICHIGUA  y  MA- 
DRE. 

Méx.  "Achichiguar  (S.  Ei.  P.),  inf. 
Amilanar,  avergonzar,  ruborizar.  No 
te  achichigües,  en  vez  de  no  te  aver- 
gliences,  no  te  acobardes,  dicen  en 
las  escuelas.    (RAMOS  Y  DUARTE.) 

ETIM.  Del  azteca  o  mexicano: 
"CHICHIorA.."  (Chichihua,  "ama 
de  cría,"- — dice  Molina;  derivado  de 
chichi,  mamar.  (RÓBELO,  art.  Chi- 
chigua.) 

Más  recto  nos  parece  derivarla 
de  Chichihualii,  teta,  en  azteca,  a 
la  cual  voz  se  le  apuso  la  a,  adap- 
tándole a  la  vez  la  flexión  termi- 
nativa ar,  para  dar  nacimiento  al 
verbo. 

ACHICHINCLE,  m.  Achichinque. 
Especie  de  protegido  de  un  supe- 
rior o  persona  más  elevada,  de 
quien  se  transforma  en  adicto  in- 
condicional, ya  por  agi-adecimiento, 
en  virtud  de  favores  recibidos,  ya 
por  simple  adulación  o  servilismo. 

"Adulador,  carantoñero  del  go- 
bierno, de  la  autoridad  o  de  alguna 
persona  de  posición  elevada."  dice 
el  Sr.  Ramos  y  Duarte,  definiendo 
la  palabra  achichinque. 

García  Icazbalceta  trae  achichin- 
tle,  por  achichincle,  y  escribe:  "El 
que  de  continuo  acompaña  a  un  su- 
perior y  obedece  sus  órdenes  cie- 
gamente. Tómase  siempre  en  mala 
parte." 


achí 


—  46  — 


achí 


"No  salga  ning-uno,  principalmente 
el  Kotito,  con  sus  achichintles."  (As- 
tucia, t.   II,   jap.   VIII.) 

EilM.  Kamos  y  Duarte  da  la  si- 
guiente etimología  de  la  palabra: 
Alteración  del  azteca  achichine- 
quiztii,  niño  llorón." 

Y  el  Sr.  RÓBELO  (Dice,  de  Azt-) 
dice:  "(Achichinqui:  atl.,  agua, 
chichinqui,  el  que  chupa:  "el  que 
chupa  agua.")  Operario  que  en  las 
minas  traslada  a  las  piletas  el 
agua  que  sale  de  los  veneros  sub- 
terráneos. En  sentido  figurado,  el 
que  anda  siempre  con  otro  en  clase 
de  servidor  oficioso;  o  el  que  ro- 
dea, adulándolo,  a  un  personaje. 
(8.)"  La  nota  (8)  es  ésta: — "Las, 
significaciones  de  achichincle  son 
figuradas,  porque  los  servidores 
oficiosos  y  los  que  andan  con  los 
grandes  manifiestan  la  misma  pres- 
teza que  los  achichinques  al  ex- 
traer el  agua  de  las  minas." 

No  impende  un  esfuerzo  el  com- 
prender que  la  etimología  dada  por 
el  Sr.  Róbelo  es  la  exacta,  puesto 
que  explica  rectamente  la  deriva- 
ción de  la  palabra  y  está  en  un  to- 
do de  conformidad  con  su  signifi- 
cado castizo-  En  cambio,  la  etimo- 
logía propuesta  por  el  Sr.  Ramos 
y  Duarte  es  forzada. 

ACHIGÜISTARSE.  pr.  Enfermar 
las  plantas,  poniéndose  amarillas 
hasta  secarse,  por  causa  de  la  hu- 
medad o  del  agua  depositada  al  pie 
de  ellas.  Padecen  esta  enfermedad 
en  nuestra  tierra  principalmente  el 
maíz  y  el  frijol.  Se  dice  también  so- ' 
llamarse.  El  primero  es  regional 
de  La  Chontalpa;  sollomarse  se 
usa  con  igual  acepción  en  las,  re- 
giones Sur,  Centro  y  Este  del  Es- 
tado. No  hay  duda  de  que  achigüis- 
tarse  es  una  corrupción  del  azte- 
quismo  achahuisclarse;  pero  hay 
que  advertir  que  la  enfermedad  cu- 


yo nombre  expresa  el  tabasqueñis- 
mo  apuntado  es  muy  distinta  déla 
enfermedad  del  chagüiscle  que  pa- 
decen el  maíz  y  principalmente  el 
trigo  en  la  región  de  la  Mesa  Cen- 
tral, pues  ésta  es  producida  por  un 
hongo  (el  Puccinia  Maydis,  Carr), 
o  microbio  según  otros,  en  tanto 
que  la  sollama  no  es  más  que  el 
electo  producido  sobre  la  planta 
por  el  agua  caliente  depositada 
al  pie,  cuando  aquélla  no  tiene  aún 
la  consistencia  de  la     edad  adulta. 

ETIM.  "Ch  iah  u  iztli,  "humor" 
(Molina)  Radicales  desconocidas. 
"Parasitaria  del  trigo  y  la  cebada 
"que  consiste  en  la  propagación 
"rápida  de  criptógsmos  microscó- 
"picos  que  cubren  la  planta  y  la 
"tecan,  presentándose  y  extendién 
"dose  con  facilidad  cuando  los  días 
"están  húmedos,  nublados  y  calu- 
"rosos.  El  maíz  sufre  también  una 
"enfermedad  semejante,  a  la  que 
"se  da  igualmente  el  nombre  de 
"chagüiscle;  pero  en  el  maíz  pa- 
"recen  ser  animales  microbios  y 
"no  vegetales  los  que  destruyen  la 
"planta."  (5)  Esta  nota  dice:  "Cree- 
"mos  que  el  parásito  del  maíz  es  el 
"chiahuitl",  pulgón  que  roe  las 
"plantas,"  del  cual  el  aztequismo 
"debe  haber  sido  chagüite,  que  se 
"ha  de  haber  confundido  con  el 
"primero."  (RÓBELO,  Dice,  de 
Azt-,  art.  CHAGÜISCLE.) 

Seguramente  por  la  comcidencia 
de  que  la  humedad  y  el  calor,  co- 
mo circunstancias  concurrentes, 
favorecen  el  desarrollo  del  chagüis- 
cle, y  de  que  esas  mismas  circuns- 
tancias produzcan  la  enfermedad, 
análoga  por  sys  efectos,  que  el 
maíz  padece  en  Tabasco,  viene  que 
en  el  lenguaje  provincial  de  nuestro 
Estado  se  aplique  un  nombre,  oue 
no  hay  duda  que  es  el  mismo  con 


achí 


47  — 


achí 


ligera  alteración  local,  a  la  enfer- 
medad que  allá  suire  el  maíz.  A 
menos  que  la  humedad  y  el  calor 
aili  también  produzcan  el  microbio 
en  cuestión,  y  que  a  la  acción  no- 
civa de  éste  se  deba  el  amortigua- 
irdentb  y  finalmente  la  muerte  de 
la  planta. 

Sólo  agregaremos  ahora  que  la 
sollama  del  maíz  tiene  lugar  cuan- 
do en  la  época  de  las  lluvias,  hay 
fuertes  soles  que  producen  el  ca- 
lentamiento desmedido  del  agua 
encharcada  al  pie  de  la  planta,  la 
cual  se  pone  amarillenta  de  abajo 
arriba,  terminando  por  secarse. 
Cuando  la  sollama  no  es  muy  fuer- 
te, el  maíz  solamente  se  queda  ra- 
quítico, se  arruina,  como  decimos 
en  el  lenguaje  campesino,  y  no 
fructifica  o  el  grano  se  vuelve  va- 
no, paralizándose  el  desarrollo  de 
la  planta- 

Icazbalceta  da  el  verbo  en  la  for- 
ma "Achahuistlarse,"  de  chahuistle 
y  esta  es  la  foima  lexicográfica 
más  generalmente  usada  por  los 
autores  de  obras  agi-ícolas,  Ruiz 
Srdozain  y  Chávez,  entre  otros. 

I.a  localización  chontalpense  de 
la  voz  en  Tabasco  prueba  su  genea- 
logía netamente  azteca,  por  estar 
ubicada  La  Chontalpa  en  la  región 
que  poblaron  los  ahualulcos,  re- 
presentantes de  una  rama  de  la  ra- 
za nahoa  o  méxica  en  la  época  an- 
terior a  la  conquista. 

Siguiendo  la  derivación  regular, 
el  verbo  debe  ser  achagiVistarse  o 
achagüisclarse.  V.  ARRUII»^^,  SO- 
LLAMAR  y   CHAGÜISTE.' 

ACHIGUaDERO.  m.  Lugar  en 
donde  se  achigua,  o  donde  hay 
agua  que  achiguar.  Suele  darse 
también  este  nombre  a  lo  que  en  el 
lenguaje  provincial  se  llama  pro- 
piamente  achagual:    aguacharnade- 


ro,  quiza  porque  en  estos  sitios  se 
deposita  y  estanca  el  agua. 

ACHIGUAMIENTO.  m.  Acción  y 
electo  de  achiguar. 

ACHIGUADOR.  m.  Recipiente 
por  lo  común  un  apaste,  de  donde 
toma  la  molendera  el  agua  con  que 
achigua  la  masa  a  medida  que  la 
muele  en  el  metate  o  piedra  de 
moler.  El  mismo  achiguador  tiene 
Ciro  uso:  se  le  coloca  debajo  de  la 
tabla,  para  recoger  el  agua  con 
que  ésta  se  lava. 

ACHIGUAR,  a.  Así  dicen  las  mo- 
lenderas al  acto  de  rociar  con  agua 
el  maíz  cocido,  de  pozol  o  nixta- 
mal, a  medida  que  lo  muelen,  para 
evitar  que  se  reseque  y  facilitar  la 
molienda.  La  molendera  tiene  el 
achiguador  junto  a  la  piedra  de 
moler  y  de  él  va  tomando  con  los 
dedos  el  agua  con  que  rocía  el  maíz 
para  hacerlo  más  compacto  hume- 
deciéndole. 

Etim.  No  podemos  fijar  con  cer- 
teza la  etimología  de  esta  palabra, 
por  no  hallarla  consignada  en 
obras  nacionales  de  provincialis- 
mos; pero  desde  luego  rechazamos 
la  opinión  de  traerla  del  quichua, 
en  donde  encuentra  su  origen  el  Sr. 
Zorobabel  Rodríguez,  que  la  anota 
como  chilenismo,  aunque  con  sig- 
nificado enteramente  distinto,  como 
\  eremos  en  seguida.  La  conceptua- 
mos de  legítima  formación  azteca, 
de  la  misma  familia  que  achichi- 
guar y  que  achichinque.  En  efecto: 
persisten  tanto  la  raíz  atl,  agua,  co- 
mo les  inflexiones  chichi,  mamar,  o 
chichihualli,  teta,  los  cuales  ele- 
mentos hibridados  con  la  desinen- 
cia castellana  ar,  dan  por  resulta- 
do ima  voz  que  encierra  el  signifi- 
cado fimdamental  de  "echar,  ma- 
nar agua,"  que  es  lo  que  significa 
precisamente,   aunque   de  una  ma- 


achí 


—  48  — 


ACHO 


ñera  traslaticia,  el  verbo  achiguar.  ¡ 
(1.)  V.  CHIGUA.  ¡ 

Chile.  "ACHIGUAR.  Es  el  mismo  I 
achigua  del  quichua,  que  en  ese  idio-  ¡ 
ma  significa  quitasol.  La  chigua  nues- 
tra, conservando  el  nombre  y  la  for- 
ma, sirve  para  menesteres  menos 
aristocráticos  que  para  defender  del 
sol,  V.  gr.,  para  el  envase  y  acarreo 
del  pescado  y  de  las  legumbres,  y 
muy  principalmente  para  hacer  las 
veces  de  cuna  en  los  ranchos  de  los 
pobres  y  en  las  rucas  de  los  indios. 
De  un  tejado  se  dice  que  se  achigua 
cuando,  cediendo  al  peso  o  flaquean- 
do  la  enmaderación,  se  deprime  en 
su  parte  central.  Achiguamiento  es  la 
acción  de  achiguar.se.  Chigua  y  sus 
derivados  son  de  uso  corriente  entre 
toda  clase  de  personas,  y  como  aquel 
corresponde  a  un  objeto  que  es  pe- 
culiar de  estos  países,  no  vemos  la 
razón  que  habría  para  proscribirlo. 
"Mecido  en  chigua  y  alumbrado  con 
chamiza",  .se  dice  de  aquellos  a  quie- 
nes se  quiere  echar  en  cara  su  origen 
humilde  o  plebeyo."  (RODRÍGUEZ.) 
Según  esto  la  voz  es  también  autócto- 
na quichua;  pero  siéndolo  a  la  vez  del 
mexicano,  es  más  natur;tl  que  de  este 
idioma  la  traigamos  nosotros. 

Por  lo  visto,  4a  chigua  es  más  o  me- 
ros lo  que  nuestro  guayapul.    (V.) 

ACHIPILINARSE,  pr.  Acobar- 
darse, desanimarse;  achicopalarse; 
agacharse  o  hacerse    desentendido. 

ACHIQUITARSE,  pr.  Amilanar- 
se, acoquinarse,  acobardarse;  o, 
como  dicen  gráficamente  entre  el 
pueblo,  rajarse,  más  expresivo  aún 
que  arrugarse.  Achiquitarse  parece 
una   forma   eufémica   de   estos   dos 


(]).  Escrita  la  voz  achiguar,  tuvi- 
mos oportunidad  de  tratar  personal- 
mente en  esta  Capital  de  México  con 
un  ilustrado  señor,  oriundo  del  inte- 
rior de  la  República,  quien  nos  asegu- 
ra haber  oído  usar  en  ciertos  puntos 
de  esa  región  la  palabra  machigües 
(pl.  m.),  aplicada  a  las  heces  del  agua 
contenida  en  el  achiguador,  en  donde 
las  molenderas  se  mojan  y  lavan  las 
manos.  Esta  noticia  confirma  nuestra 
creencia  acerca  de  la  etimología  que 
hemos  propuesto. 


últimos,  que  son  en  realidad  un  po- 
co  más  ásperos   y  vulgares.  V. 

Col.  "Achucutarse,  acobardarse;  de 
chucuto,  cierto  mono  feo,  poco  vivo  y 
poco  inteligente;  cp.  "quedarse  hecho 
un  mono  o  un  mico:"  quedarse  corri- 
do o  avergonzado."  (CUERVO,  Ap. 
crít.,  90o.) 

C.  Amér.  "Achucuyarse  es  de  co- 
bardes: amilanarse,  acoquinarse. 
Achucuyarse  las  plantas:  marchitar- 
se." (SALAZAR  G.,  Dice,  de  prov. 
centr.-am.) 

Hond.   "Achucuyarse."    (MEMBR.) 

Amér.  "Achucutarse,  v.  r.  Coi.  y 
Achucuyarse,  v.  r.  Salv.  y  Hond.  Aba- 
tirse, acoquinarse.  Guat.  Marchitarse, 
ajarse."   vTORO  GISBERT,  Dice.   Lar.) 

En  Fernández  Ferraz  (Náhuatl,  de 
C.  R.),  hallamos:  "Achucuyar-se  pa- 
labra formada  de  ehucuyo,  pájaro  que 
acomete  en  grandes  bandadas  las  mil- 
pas,., y  que  al  volar  produce  un  grito 
agudo  que  en  el  gran  conjunto  parece 
cl  chillido  del  lloro  medroso  de  muje- 
res o  chiquillos,  por  lo  cual  la  etimo- 
logía de  esta  palabra  debe  hallarse  en 
la  forma  chocoa,  impersonal  de  choco, 
llorar,  el  cual  parece  sonido  imitativo 
de  la  queja  con  el  verbo  ca  estar,  co- 
mo  sufijo".    (2.) 

2.  Dásele  también  a  este  verbo  la 
acepción  de  achicar  o  achicarse,  en 
el  sentido  de  disminuir  de  tamaño 
una   cosa.    Barbarismo. 

ACHOCADO,  DA.  adj.  Que  tira  a 
choco;  semejante  al  choco  por  sus 
facciones  o  sus  modales  y  costum- 
bres. Choco  es  el  indio.  De  igual  ín- 
dole que  aindiado. 

ACHOCOLATADO,  DA.  adj.  De 
color,  aspecto  o  sabor  de  chocola- 
te. Siendo  tan  común  en  Tabasco 
el  chocolate,  por  ser  una  de  las  re- 
giones clásicas  de  donde  es  oriunda 
esta  bebida,  natural  es  que  el  pue- 
blo, tomándole  como  término  de 
comparación,  llame  achocolatado  a 

(2.)  Ambas  etimologías,  la  de  Cuer- 
vo y  la  de  Ferraz,  parecen  atinadas, 
más  la  de  este  último.  Sólo  que  la 
palabra  chucuto,  de  donde  el  Sr. 
Cuervo  deriva  la  voz,  no  nos  dice  és- 
te si  es  mexicana,  aunque  mejor  pa- 
rece propia  de  las  lenguas  indígenas 
de    Sud-América. 


ACHO 


49  — 


ACHO 


aquello  que  tiene  aspecto  de  choco- 
late, por  la  consistencia  o  por  el 
color,  como  es  acanelado  lo  que  tie- 
ne el  color  o  sabor  de  canela.  El 
término,  pues,  expresa  un  color  o 
una  cosa  de  caracteres  especiales, 
y  es  por  lo  mismo  bien  usado-  Lo 
emplean  ya  los  escritores  contem- 
poráneos. 

"El  Capellanet,  al  recordarla,  ponía- 
se grave,  borrándose  de  su  rostro 
achocolatado  el  blanco  marfil  de  la 
sonrisa."  (BLASCO  IBASEZ,  Los 
Muertos  Mandan,  p.  205,  c.  p.  TORO 
GISB.   en  Ap.    Lex.,  p.  208.) 

"Un  gitano,  de  piel  achocolatada..." 
(BAROJA,  La  Busca,  p.  156,  c.  p.  ID 
ib.) — "La  inclemencia  del  clima  le  ha- 
bía tostado  el  color  achocolatado  de 
su  piel  lustrosa."  (RODR.  B.,  Pajari- 
to, XII,   p.   214.) 

ACHOTE  O  ACHIOTE.  "Del  az- 
teca achiotl,  bija",  dice  Ramos  y 
Duarte.  Róbelo  (Dice,  de  Azt.) 
por  su  parte,  asienta:  "Achiotl. 
(Etim.  desconocida.)"  Y  en  la  no- 
ta (5),  relativa  a  la  misma  palabra, 
agrega: 

"Dice  el  Sr.  E.  Mendoza  que  es- 
"ta  palabra,  que  él  convierte  en 
"aquiotl,  se  compone  de  atl,  agua 
"y  de  quiotl,  vastago  de  maguey; 
"pero  nosotros  creemos  que  es  ar- 
"bitraria  esta  etimología,  porque 
"ningún  autor  trae  la  palabra 
"aquiotl,  y  po'.*que  nada  hay  de  co- 
"mún,  bajo  ningún  aspecto,  entre 
"el  achiote  y  el  maguey,  o  su  vás- 
"tago  y  el  agua.  La  verdad  es  que 
"la  etimología  es   desconocida." 

La  mayoría  de  los  autores  ha 
aceptado  la  etimología  dada  por  el 
Sr.  Ramos  y  Duarte.  La  de  Men- 
doza, citada  por  el  Sr.  Róbelo,  real- 
mente no  puede  ser  más  arbitra- 
ria; es  como  aquella  de  cebolla, 
derivada  de  cebo!  El  Sr.  Picón  Fe- 
bres  dice:  "Se  deriva  del  vocablo 
"azteca  achiotl,  i  en  Venezuela  na- 
"die  lo  llama  sino  achote."   Obsér- 


vese que  lo  mismo  sucede  en  Ta- 
basco. 

La  comprobación  de  que  achiotl 
es  la  verdadera  raíz  del  aztequismo 
achiote,  la  hallamos  en  las  des- 
cripciones que  de  aquella  planta 
azteca  hacen  los  autores  antiguos 
y  escritores  sobre  cosas  de  la  Nue- 
va España,  entre  otros  Sahagún, 
Clavijero,  el  P.  Ximénez  y  Alcedo, 
a  quienes  cita  el  mismo  Sr.  Róbe- 
lo (Ob.  cit.),  sin  que  sepamos  por 
qué  da  por  desconocida  la  etimolo- 
gía azteca  de  la  palabra. 

Latín   técnico:    bixa   orellana.   L. 

El  Sr.  Ferraz  da  la  siguiente  eti- 
mología que  por  interesante  traslada- 
mos aquí:"Achiotl  o  achiyotl...  El  aná- 
lisis de  esta  palabra  es  bastante  oscu- 
ro: puede  ser  achtil,  semilla  lyotia, 
brillar,  puesto  que  debió  de  usarse  co- 
mo coloróte  para  las  mejillas  (1)  y  co- 
mo pintura  para  alfarería,  telas  y 
muebles,  o  de  atl,  agua,  chía  (semilla 
oleaginosa  por  excelencia)  por  grasa 
oti  (camino)  usado  como  término  ge- 
nérico, significando  entonces  "semilla 
que  engrasa  el  agua,"  propiedad  que 
tiene  en  efecto  el  achiote"  (Náhuatl, 
de  C.  R.)  De  estas  dos  interpretacio- 
n>;.«  radicales  del  Sr.  Ferraz,  nos  pa- 
rece más  aceptable  la  primera. 

ACHOTERO   O   ACHIOTERO.  m. 

Árbol  del  achote  o  achiote. 

"La  siembra  de  los  achioteros,  que 
no  necesitan  de  sombra...  puede  dar 
resultados  satisfactorios."  (Cat.  de 
prod,  de  la  Exp.  de  S.  Louis,  M.,  903, 
p.   7.) 

ACHOTILLO  O  ACHIOTILLO. 
m.  Variedad  silvestre  de  la  misma 
familia  del  achiote;  es  un  arbus- 
to. 


(1)  Y  que  lo  usaban  con  tal  motivo 
es  inconcuso.  Lo  dice  Oviedo  en  esto 
pasaje:  "E  de  aquellos  (los  granos) 
hacen  unas  pelotas  los  indios  con  que 
después  .se  pintan  las  caras...  e  se  ha- 
cen unas  pinturas  como  bermellón  fi- 
no, e  de  aquella  color  se  pintan  las 
canas  y  el  cuerpo,  de  tan  buena  gra- 
cia que  parecen  el  mismo  diablo." 
(FDEZ.  DE  OVIEDO,  Hist.  Gra!.  y 
Nat.  de  las  Indias,  tom.  I,  Lib.  Vin, 
cap.   VI.) 

4 


ACHU 


—  50  — 


ACHÜ 


"Hay  una  clase  silvestre  (de  achio- 
te) muy  aoundante,  que  llaman  achio- 
tillo,  y  da  el  mismo  producto  (que  el 
achiote)  aunque  de  inferior  calidad  " 
(ROY.,    El    Part.    de    Mac,   p.    123.) 

"Cultívase  además  la  caña  de  azú- 
car... el  alg-odón,  la  vainilla,  añil  y 
achiotillo."   (G.   CUBAS,   Recuerdos,  p. 

Costa  Rica.  "Adjetivo  que  se  apli- 
ca al  g-anado  vacuno  de  color  rojizo, 
semejante   al   del    achiote."    (GAGINI  ) 

ACHUCHARRADO,  DA.  adj. 
Ajado,  arrugado,  estrujado.  Es  la 
condición  o  el  estado  de  un  objeto, 
un  sombrero,  v.  gr.,  que  ha  perdi- 
do enteramente  su  forma  por  efec- 
to de  un  estrujamiento  excesivo  o 
de  estar  muy  comprimido.  V. 
ACHUCHARRAR. 

ACHUCHARRAR,  a.  Arrugar, 
estrujar,  ajar  una  cosa  hasta  el 
grado  de  hacerla  perder  entera- 
.mente  su  forma  ordinaria. 

No  hay  duda  de  que  este  verbo 
es  una  corrupción  del  verbo  achi- 
charrar; pero  debe  advertirse  que 
la  variante  lexicográfica  es  una  ra- 
zón para  su  variante  significativa. 
Achicharrar  es  freír,  asar  o  tostar 
una  cosa,  como  chicharrón;  achu- 
charrar es  reducir  una  cosa  a  la 
forma  de  chicharrón,  pero  sin  que 
la  causa  ni  el  medio  para  ello  sea 
el  calor,  sino  una  fuerza  mecánica 
cualquiera:  casi  es  una  forma  fi-  ! 
gurada  del  sentido  de  achicharrar, 
por  cuanto  la  cosa  se  asemeja  al 
chicharrón,  al  arrugarse,  siendo 
más  general  en  su  acepción.  Achi- 
charrar una  cosa  es  someterla  a  | 
la  acción  que  obra,  a  la  causa  mis 
ma  que  prodtvcc  el  chicharrón,  aun 
cuando  a  fin  de  cuentas  la  cosa  no 
tome  aspecto  o  forma  de  chicha- 
rrón nj  se  parezca  a  éste;  en  cam- 
bio, achucharrar  es  precisamente 
poner  una  cosa  en  forma  de  chi- 
charrón, por  cualquiera  procedi- 
miento de   compresión,     aun   cuan- 


do para  nada  se  la  someta  a  la  ac- 
ción del  calor,  friéndola,  asándola 
ni  tostándola. 

Achicharrar  es  la  única  forma 
gramatical  autorizada  como  corree 
ta;  pero  si  achicharrar  es  asar, 
freír,  tostar,  ¿cómo  podríamos  de- 
cir que  un  sombrero  está  achicha- 
rrado, cuando  no  haya  sido  freído, 
asado  ni  tostado?  La  cosa  es  clara, 
este  verbo  no  se  refiere  a  lo  que 
tenga  la  forma  de  chicharrón,  sino 
a  lo  que  se  ha  sometido  a  la  mis- 
ma causa  que  produce  e}  chicha- 
irón;  en  consecuencia,  nuestro 
verbo  provincial  puede  ser  tolera 
do  siquiera,  ya  que  no  encierra 
identidad  de  causa  con  aquél,  sino 
identidad  de  efecto  solamente. 

Es  cui-ioso  observar  también,  en 
este  como  en  casi  todos  los  casos, 
la  propensión  natural  y  espontá- 
nea del  pueblo  a  formar  palabras 
con  acepción  distinta  de  la  de  las 
voces  castizas  semejantes  o  afines; 
pero  llevando  siempre  en  sí  una 
idea  que  éstas  no  alcanzan  a  ex- 
pi-esar.  Es  una  especie  de  intui- 
ción, pues,  la  que  guía  al  hombre 
en  la  for^nación  del  lenguaje,  y, 
por  lo  mismo,  debe*  seguirse  esa 
intuición  natural  en  todos  sus  pa- 
sos hacia  el  progreso  en  la  evolu- 
ción de  la  lengua,  adaptando  a 
ella  las  leyes  del  idioma,  no  some- 
tiéndola inopinadamente  a  estas 
leyes,  que  es  lo  contrario  de  lo 
que  sucede  en  la  naturaleza  y  el 
revés  del  orden  en  que  se  desarro- 
llan los  fenómenos  del  organismo 
filológico. 

Este  verbo  es  afín  de  apachu- 
rrar, del  cual  difiere  en  que  éste 
significa  propiamente  aplastar  una 
cosa,  haciéndola  que  disminuya  dn 
grueso  o  de  altura,  en  tanto  que 
achucharrar  es  comprimir  en  todos 


ADEN 


—  51  — 


ADJU 


sentidos  la  cosa,   de  modo  que  se 
le     formen     pliegues,      quiebras   o ; 
arrugas  profundas.  i 

Cuba.  Pichardo  trae  ACHICHA- 
RRAR. "Recoger,  crispar  alguna  co- 
sa por  medio  del  fuego,  de  manera 
que  se  enrosque  y  presente  las  esca- 
brosidades del  chicharrón."  No  vemos 
donde  está  la  acepción  provincial  de 
la  voz. 

Col.  "Achucharrar  (aplastar),  por 
achicharrar  (requemar.)"  CUERVO, 
(Ap.   Crit.,  p.   462.) 

2.  Como  pronominal  este  verbo 
(achucharrarse)  significa  acoqui- 
narse, acobardarse;  sinónimo  de 
achiquitarse,  de  arrugarse,  de  ra- 
jarse y  de  correrse. 

Méx.  "Arrug-arse,  encogerse,  amila- 
narse."   (G.    ICAZB.) 

"No  te  achucharres,  enderézate,  le- 
vanta la  cabeza."  (PENSADOR,  Pe- 
riquillo, pte.   la.,  cap.  XXIII.) 

ADENTRO,  adv.  que  usa  la  ser- 
vidumbre de  las  haciendas  para  se- 
ñalar la  casa  principal,  habitación 
de  los  amos,  a  los  cuales  también 
llaman   los  de  adentro. 

"También  llega  un  momento  en  que 
el  mismo  padre,  vencido  por  las  cons- 
tantes .sugestiones  de  los  de  adentro, 
preguntó  a  sus  hijos  si  aceptaría  la 
propuesta."  (COFFIN,  Gral.  Gutiérrez, 
III,   p.    20.) 

¡ADENTRO!  Interjección  que  se 
usa  para  alentar  o  darle  valor  al 
que  está  en  una  riña  o  en  un  peli- 
gro, a  fin  de  que  no  retroceda  ni 
tenga  miedo. 

ADEPTO.  "(Tab.),  adj..  Adicto, 
partidario.  Se  dice  adepto  al  inicia- 
do en  los  secretos  de  una  sociedad 
clandestina  (del  lat.  adeptus,  lo- 
gro, de  adipiscor,  comp.  de  ad.  cer- 
ca, i  de  apiscor,  conseguir:  parti- 
dario, el  aue  sigue  un  partido  o 
bando."    (RAMOS    Y    DUARTE.) 

Razón  sobrada  tendrá  en  la  crí- 
tica filológica  el  Sr.  Ramos;  pero 
en  lo  que  no  estamos  de  acuerdo 
es  en  que  sea  provincial  de  Tabas- 
co  solamente,  pues  la  prensa  capi- 


talina nacional  da  testimonio  elo- 
cuentísimo, en  estos  días  de  polí- 
tica furibunda,  de  que  en  toda  la 
República  se  cuecen  habas,  o  de 
que  en  todos  los  Estados  los  can- 
didatos tienen  adeptos  a  millares, 
cuando  no  a  millones. 

¡ADIÓS!  "Interj.que  expresa  in- 
credulidad; y  también  desaliento  o 
desconsuelo  por  algún  mal  irreme- 
diable.  Muy  usada."    (G.   ICAZB.) 

"¡Adiós!  ¿No  la  conozco?  Como  tus 
manoj  la  conoces."  (PENSADOR,  Qui- 
jotita,  cap.  10.) — "¡Adiós!  ¡Adiós!  res- 
pondió Camila:  pues  de  cuando  acá 
andan  vistedes  con  corazonadas  y  te- 
mores?" (Astucia,  tom.  I,  cap.  14.) 
"Adiós,  adiós,  oiga  no  más,  ya  deja- 
i-on  la  misa  y  voy  a  llegar  cuando  le 
hayan  dado  vuelta  al  misal. — "Adiáis, 
adiós,  pues,  amigo..."  (AZUELA,  Sin 
amor,  V,  p.  52, — "Adiós,  Nacho — Dí- 
game, ¿está  el  señor?"  (ID,  Ibid.,  XII, 
p.   73.) 

ADIOSITO.  "(Yuc),  expr.  Adiós. 
Despedida  cariñosa."  (RAMOS  Y 
D.)  De  uso  muy  común  también  en 
Tabasco,  no  solamente  en  Yucatán, 
como  dice  el  autor.  Pero  no  expre- 
sa exclusivamente  cariño,  sino  tam- 
bién pronto  retorno;  equivale  a  un 
hasta  luego! 

"Chencho  hizo  su  santísima  volun- 
tad!... ¡Y  adiosito  y  no  te  enoje  por 
tan  poquita  cosa,"  (ROD.  B.,  Pajari- 
to,  XVI,   p.    358.) 

ADÍO.  m.  Despedida  más  fami- 
liar aún  que  adiosito:   adiós. 

ADJUNTAR,  a.  Incluir,  acompa- 
ñar. 

"Adjuntar  se  nos  figura  inútil, 
"una  vez  que  hay  incluir,  y  otros 
"modos  de  expresar  lo  mismo,  v. 
"gr. :  "He  leído  con  mucho  gusto 
"la  carta  que  Ud.  dirigió  al  Sr. 
"Pastor,  cuya  copia  me  incluye  en 
"su  favorecida  de  30  del  pasado. 
"(Jovellanos.)" — "La  carta  que  va 
"con  esta  se  quedó  escrita  y  cerra- 
"da  el  correo  pasado,  por  un  des- 
"cuido    que   no    tiene    humana    dis- 


ADJU 


52 


ADLA 


"culpa."  (Solís.) —  "Vea  Ud.  por  la 
"copia  adjunta  cómo  van  saliendo 
"poco  a  poco  a  luz  mis  ideas  (Jove- 
"llanos.)"  Esto  dice  Cuervo  en  sus 
Apunt.  Crít.,  añadiendo  que  tam- 
bién se  emplea  para  el  mismo  pro- 
pósito el  verbo  acompañar,  v.  gr.: 
"Dirigí  a  V.  M.  la  representación 
"de  que  acompaño  copia."  (Jovella- 
nos.) 

"Don  Baldomcro  Rivodó,  en  su 
obra  Voces  Nuevas,  es  de  parecer 
que  adjuntar  debe  inscribirse  en  el 
Dice,  oñcial,  porque  es  de  correc- 
ta formación. 

"Don  Santiago  Michelena,  en  tm 
opúsculo  titulado  Pedantismo  li- 
terario y  verdades  políticas,  desti- 
nado a  objetar  otro  libro  del  Sr. 
Rivodó,  se  expresa  de  esta  mane- 
ra: "En  el  comercio  se  usa  el  ver- 
bo adjuntar,  que  no  es  castizo, 
aunque  se  encuentra  en  la  nueva 
autoridad  como  sinónimo  de  in- 
cluir; pero  siendo  la  etimología  de 
ambos  verbos  diferente,  resulta 
que  la  frase  adjuntar  un  documen- 
to es  incorrecta,  porque  el  docu- 
mento no  va  vmido  ni  junto  con  la 
carta,  sino  dentro  de  ella.  Debiera 
decirse  incluyo;  o  emplearse  cual- 
quiera de  estos  giros:  en  ésta,  den- 
tro de  ésta,  contiene,  encierra,  cu- 
bre ésta  o  da  cubierta  ésta,  y 
otros."    (GAGINI.) 

Palma  le  prohija  en  sus  Papele- 
tas  lexicográficas,  p.  11. 

BECERRA,  anexar.  (Guía  del 
Leng.  Us.) 

Méx.  "Acompañar  un  papel  a  otro, 
para  que  lleguen  juntos  a  su  destino. 
Muy  usado  en  el  comercio:  adjunto 
una  factura. . .  usase  también  en  el 
Ecuador.  CEVALLOS,  p.  30,  le  cali- 
fica de  intruso."    (G.    ICAZB.) 

— El  verbo  adjuntar,  formado  de 
adjunto,  es  innecesario,  porque  tene- 
mos acompañar,  remitir,  o  enviar  ad- 
junta alguna  cosa;  y  además  anfibo- 
lógico, puesto  que  por  sf  solo  no  pue- 


de significar  lo  que  en  la  segunda  ex- 
presión. (Acad.,  Gram,,  p.  279. — ^Ma- 
drid  1890.)"    (RAM.   Y  D.) 

ADLA  I  ERE.  Hasta  aquí  ha  lle- 
gado a  invadir  este  barbarismo,  tan 
reprobado  por  los  buenos  hablis- 
tas; pero  tan  usado  por  los  que 
presumen  de  no  menos  malos  es- 
cribidores. De  la  prensa  ya  no  se 
diga,  que  hoy  son  periodistas  has- 
ta los  malos  silabeantes  del  P.  Ri- 
palda;  pero  que  autores  de  libri- 
tos  de  texto  incurran  en  el  mismo 
desatino,  es  cosa  censurable  alta- 
mente por  harto  desacato  a  las  más 
elementales   reglas   del  decir. 

Dede  decirse  a  látere,  con  índo- 
le de  adjetivo  y  no  de  sustantivo, 
aun  cuando  en  ocasiones  pueda  ha- 
cer este  papel.  El  escritor  Merina 
(Manuel)    incurrió  en  este   despro- 

I  pósito  en  el  siguiente  pasaje  de 
Celestina:  "Es  el  sacristán  de  la 
capilla  ad-látere  del  Padre  Herrera, 

Íes  el  campanero  Chacpol  que  viene 
a  tocar  el  Ave  María."  (IX,  p.  266.) 

'  Col.  "Llámase  en  el  Derecho  de 
Gentes  legado  a  látere  un  cardenal 
enviado  extraordinariamente  por  eí 
Papa,  con  amplísimas  facultades,  cer- 
ca de  un  soberano;  y  como  esta  ex- 
presión   (a  látere,   del  lado)   denota  la 

I  proximidad  e  intimidad  del  cardenal 
enviado  con  respecto  al  Papa,  ha  ve- 
nido a  usarse  familiarmente  como 
sustantivo,  significando  compañero, 
allegado,    auxiliador." 

"El  Papa  gustó  mucho  de  la  su- 
plicación de  la  Reina,  y  determinó  de 
enviarle  al  Cardenal  Polo  por  su  le- 
gado a  látere."  (RIVADENEYRA, 
Cisma  de  Inglaterra,  Lib.  II,  cap. 
VII.) — Véase  además  Bello,  Princ.  de 
Der.  Internl.,  pte.  III,  cap.  I,  4.)" 
(CUERVO.   Ap.   Crít.,  n.   916.) 

Amér.  "Barbarismo,  por  a  látere." 
(TORO   GISB.,    Dice.    Lar.) 

Costa  Rica.  "Muy  común  es  agre- 
gar vma  d  a  la  expresión  latina  a  lá- 
tere, usada  en  castellano  con  el  signi- 
ficado de  compañero,  amigo  Insepara- 
ble. Tal  disoarattí  es  corriente  en  va- 
rios países."    (GAGINI,   Ob.  cit.) 


ADMI 


53  — 


ADRE 


ADMINISTRACIÓN,  f.  "(D.  F.  y 
Tab.)  sf.  Gobierno.  "La  Adminis- 
tración pública  marchaba  perfec- 
tamente reinando  la  mejor  armo- 
nía entre  Bueltas  y  Martínez.  (Lie. 
M.  GIL  Y  SÁENZ,  Hist.  de  Tab. 
etc.)  Administración  se  aplica  a 
los  principios,  reglas  y  prácticas 
<iel  gobierno  interior  de  los  pue- 
blos, tales  como  las  relativas  a 
las  cárceles,  policía,  correos,  cami- 
nos, etc.,  y  gobierno,  ciencia  de  Es- 
tado, razón  de  Estado,  se  dice  de 
la  política  o  reglas  con  que  diri- 
.gen  y  gobiernan  las  naciones  en  lo 
que  atañe  y  concierne  a  las  reglas 
fundamentales  y  sus  conexiones 
con  otros  pueblos."  (BARALT, 
Dice,  de  Gal.)"  (RAM.  Y  D.) 

No  nos  parece  fundada  la  críti- 
ca de  una  palabra  de  uso  tan  co- 
rriente en  esta  acepción,  con  una 
sutileza  como  la  que  contiene  el 
argumento  de  Baralt  alegado.  Ni 
€S  cierto,  como  asienta  el  Sr.  Ra- 
mos y  Duarte,  que  la  acepción  sea 
propia  del  D.  F.  y  Tab.;  podría- 
mios  citarle  las  Historias  de  todos 
los  países  de  habla  castellana,  pa- 
ra probarle  que  en  todos  ellos  se 
usa  de  la  misma  manera  esta  pa- 
labra y  que  por  ello  mismo  no  es 
palabra  regionalista  o  provincial. 

Amén.  "Ciencia  del  gobierno  de  un 
Estado...  Administración  pública: 
conjunto  de  los  poderes  encarg-ados 
-de  la  ejecución  de  las  leyes."  (TORO 
GISB..    Dice.    Lar.) 

ADOBAR,  a.  Matar  a  un  indivi- 
duo, o  vencerle  en  una  lucha,  en 
un  desafío.  "Se  lo  adobó",  dicen 
cuando  al  gimo  le  pegó  a  otro  o  le 
mató.  Es  vulgar.  JJ.  más  c.  pr. 

ADONDE.  "Conj.  caus.  y  cont. 
Dado  que,  supuesto  que,  cuando." 
(ICAZB.) 

"Alguna  cosa  prrave  le  habrá  acon- 
tecido, adonde  no  ha  llegado,  según 
me  lo  ofreció."   (Astucia.) 


f  Es  muy  común  en  Tabasco  el 
i  uso  de  la  palabra  adonde  en  el 
sentido  anteriormente  expresado, 
y  casi  no  hay  en  el  pueblo  quien 
no  diga  en  forma  admirativa 
, ¡adonde  no  ha  venido!,  en  vez  de 
¡cuándo  no  ha  venido! 

ADOQUÍN.  PEDAZO  DE  ADO- 
QLTfN,  se  dice  en  forma  despectiva 
del  que  es  muy  tonto,  o  no  tiene 
ninguna  significación  como  intelec- 
tual ni  por  su  capacidad  sirve  para 
nada.  Se  le  llama  también  "pedazo 
de  junto  al  rabo",  que  es  algo  más 
ofensivo,  o  por  lo  menos  más  grá- 
fico, aunque  también  más  vulgar. 

ADORMECER,   a.     "(Yuc),     inf. 
;  Dormir.   "Ve  a  adormecer  al  niño, 
en  vez  de  "ve  a  dormir  ai  niño." 
I  (RAM.  Y  D.) 

Dormir  no  tiene,  según  la  Acad., 
sino  la  acepción  de  "descansar  du 
rante   el   sueño,   reposar  sin   movi- 
1  miento",  en  forma  neutra,  y     sólo 
¡alguna  vez  se     usa  como     activo: 
dormir  al  niño;   en  tanto  que  ador- 
mecer es  "causar  o  dar  sueño;  aca- 
i  llar,     entretener,     etc."  En     conse- 
¡  cuencia,   dormir,   propiamente  neu- 
;  tro,   sólo  por   excepción   puede   su- 
I  plir  al  activo  adormecer,  en  la  fra- 
se que  se  analiza;   pero  es  permi- 
'.  sivo  simplemente,  siendo  el  obliga- 
torio  adormecer,   que   es   conforme 
.a  los   cánones  del  lenguaje  el  que 
I  debe  emplearse,  toda  vez  también 
que  es  el  que  define  el  Dice,  y  que 
su  definición  expresa  la  acción  que 
se  quiere  manifestar. 

ADRÉ.  "(Tab.),  adv.  Adrede,  de 
propósito"    (RAM.  Y  DUARTE.) 

Jamás  hemos  oído  semejante  ex- 
I  presión  en  boca  de  gente  alguna 
I  de  Tabasco,  ni  culta  ni  profana,  co- 
I  mo  equivalente  de  adrede.  ¡Y  vaya 
;  que  hemos  seguramente  convivido 
.  nosotros  y  el  pueblo  tiempo  mayor 


ADUL 


—  54  — 


ADUL 


que  pudiera  haberlo  hecho  el  Sr. 
Kamos  y  Duarte.  La  palabra  cas- 
tiza adrede  es  culta,  y  demasiado 
culta,  para  que  entrara  de  lleno  en 
el  lenguaje  popular,  que  es  de  su- 
yo corriente  y  por  lo  común  con 
tendencias  a  la  vulgaridad.  Suele 
sí  oirse  adré  entre  la  gente  muy 
vulgar,  como  barbarismo  por  haré, 
tiempo  del  verbo  hacer. 

ADULÓN,  NA.  adj.  "Úsase  tam- 
bién como  sustantivo.  Adulador; 
pero  en  sentido  aún  más  despecti- 
vo. El  adulador  suele  ejercer  su 
mal  oficio  con  personas  principales, 
y  procura  disimularlo:  el  adulón 
es  más  descarado  y  hace  la  barba 
en  cualquiera  ocasión  a  todo  aquel 
de  quien  aguarda  el  más  pequeño 
provecho.  Con  igual  terminación 
tenemos  en  el  Dice,  acusón,  mucha- 
cho que  acostumbra  acusar  a  los 
otros." 

"T    tú,    guapo    don    Simplicio, 
"El  ya  libre,   ya  adulón, 
"Ya  el  padre   de   los   donaires, 
"Ya   el    payaso,    ya   el    simplón." 

(Don  Simplicio,  Dbre.  16  de  1846.) 
(ICAZB.) 

"Hipócritas  y  adulones  andaban 
siempre  (los  gatos)  por  el  fogón." 
(DEI.G.,    La    Cal.,   XI.) 

Cuba.  Copiaremos  las  palabras  del 
Sr.  Maclas,  en  su  Dice,  cubano,  ha- 
ciéndolas nuestras:  "Sign.  ún.  El  que 
adula  mucho. — Crít.  Pich.  apunta  la 
palabra  entre  las  voces  corrompidas, 
pues  en  su  concepto  debe  decirse  adu-, 
lador.  Nosotros  no  reprobamos  el  tér- 
mino, siquiera  sea  por  la  circunstan- 
cia de  expresar  el  significado  de  adu- 
lador con  mayor  intensidad.  ¿Qué  im- 
porta que  los  Diccionarios  no  regis- 
tren el  vocablo?  ¿No  se  tiene  ya  el 
convencimiento  de  que  todos  son  de- 
ficientes? Tampoco  registra  ninguno 
la  dicción  barrigón  (adj.)  por  barri- 
gudo; y.  sin  embargo,  es  muy  admiti- 
da, tanto  que  la  Acad.  la  consigna  ya 
c-n  su  Dice.  (12a.  ed.).  Etim.  Así  co- 
mo soplón  es  un  aumentativo  saca- 
do de  soplar  (soplo  es  una^  de  sus  in- 
flexiones), adulón  dimana  de  adu- 
lar      " 


No  pueden  ser  más  concluyentes- 
y  de  mejores  fundamentos  las  ra- 
zones del  Sr.  Macías,  quien  sin  ser 
tolerante  en  abusos  de  lenguaje^ 
no  está  tampoco  dotado  de  esa  in- 
transigencia agresiva  y  ridicula  de 
los  gramaticómanos  que,  apegados 
reaccionariamente,  a  lo  que  sólo  a 
los  académicos  se  ha  ocurrido  con- 
signar en  sus  Gramáticas  y  Dic- 
cioparios,  rechazan  toda  innovación 
y  todo  término,  sin  miramiento  al- 
guno, así  expresen  cosas  no  expre- 
sadas por  las  dicciones  castizas  y 
aunque  su  formación  obedezca  a 
las  leyes  más  puras  del  origen  del 
lenguaje. 

Cuando  una  palabra  no  significa 
nada  nuevo,   y  únicamente   consti- 
tuye un  ripio  o  una  perversión  del 
vocablo   castizo  relativo,   santo      y 
muy  bueno  que  se  le  condene,     y 
que  entren  a  barrisco  con  ella  des- 
de el  garrapateador  de  catilinarias 
fulminadoras  y  jacobinas  hasta  el 
filólogo  concienzudo  y  erudito;   pe- 
ro si  ideológicamente  envuelve  al- 
:  guna   novedad;    si   viene,    como   el 
I  verbo  presupuestar,  a  expresar  con 
i  mayor  propiedad,  claridad  o  pureza 
<  lo  que  no  expresa  su  similar  aca- 
démica, o  ha  sido  creada  por  la  ne- 
I  cesidad,  que  es  la  suprema  ley  de 
j  todas  las  cosas,  para  comunicar  a 
j  nuestros    semejantes   una  idea,   un 
i  sentimiento  o  una  volición   distin- 
tos  de   los   que   comunica  la   pala- 
bra  castiza,   o   con   una     amplitud 
que  esta  no  tiene;    entonces,  dejé- 
I  mosla  vivir  y  enhorabuena  que  en- 
tre  al   lenguaje:    será   un   auxiliar 
para     acercarnos  más   y     más  los 
hombres   unos  entre  otros,   aleján- 
donos a  la  vez  de  la  bestia  que  no 
dispone   sino   de   los   mismos   esca- 
sos  medios    siempre   para   comuni- 
carse con  sus  semejantes. 


ADÜL 


55  — 


AFIA 


Costa  Rica.  "Palabra  muy  usada  en  , 
Améiica.  Como  se  ha  formado  a  imi-  ] 
tacióu  de  llorón,  remendón,  tragón, 
gritón,  creemos  que  no  habría  incon- 
veniente en  abrirle  las  puertas  del 
Diccionario.  Dicha  palabra  se  encuen- 
tra, además,  en  una  novela  española 
recientemente  publicada:  "¿Por  qué 
a  una  no  le  ha  de  ser  permitido  po- 
ner las  cosas  en  lo  cierto  y  desmen- 
tir públicamente  a  esos  grandísimos 
mentecatos,  embusteros,  adulones  y 
babosos?  (PEREDA,  Nubes  de  Es- 
tío.)       (GAGIXI.) 

Venezuela.  "ADULANTE.  ADU- 
LAXTÓX.  ADULÓN.  El  Diccionario 
trae  sólo  adulador;  mas  esas  otras  de- 
rivaciones afectan  un  carácter  des- 
pectivo, que  las  hace  muy  expresivas 
y   apropiadas    para   ciertos    casos. 

El  adulador  puede  serlo  con  una  in- 
tención inocente,  por  cariño,  por  afec- 
to sincero;  mas  el  adulante,  adulan- 
tón,  adulón  se  entiende  que  lo  es  en 
mal  .mentido,  con  bajeza  siempre,  con 
ruindad. 

Hasta  la  fonética  de  estas  voces 
parece  que  contribuye  a  producir  es- 
te  resxiltado. 

No  han  meditado  bien,  se^iramen- 
te,  los  que  pretenden  privar  al  idiorvfi 
de  estos  matices,  qu*»  no  hacen  más 
QTie  enriquecerlo.  '  (RIVODó,  Voces 
Nu«»vas,  p.    42.'» 

La  argumentación  acabada  de 
transcribir,  tan  contundente,  tan 
razonada,  tan  lógicamente  funda- 
da, basta  para  acreditar  el  buen 
tino  de  nuestros  coterráneos  de  Ta- 
basco  que,  frenéticos  y  vehemen- 
tísimos como  son  en  la  expresión 
de  sus  pasiones,  jamás  le  hacen  a 
un  enemigo  el  honor  de  llamarle 
adulador,  con  lo  cual  el  ofendido 
podría  considerarse  como  objeto 
de  una  galantería,  sino  adulón,  con 
un  énfasis  tal  que.  como  dice  muy 
bien  el  Sr.  Rivodó,  parece  que  la 
fonética  contribuye  a  darle  al  tér- 
mino la  fuerza  de  un  explosivo. 

Es  usada  esta  voz  en  toda  la 
América,  como  dice  Granada  (TO- 
RO GISB..  Amer.),  y  por  lo  mismo 
debe  considerarse     hartamente  au- 


torizada para  nosotros  los  indola- 
tinos,  aunque  Tobar  la  trate  de 
barbarismo.  "Es  por  lo  menos  an- 
daluz", dice  el  mismo  Toro. 
Cuervo  no  trata  el  vocablo. 
Por  fin  cedió  la  Acad.,  y  aunque 
sea  en  el  Suplemento  de  adiciones 
y  enmiendas,  consignó  la  voz  en  su 
décimatercia  ed.  de  1S99:  "fam. 
Adulador  servil  y  bajo.   (1). 

ADIFECES,  o  A  DIFECES.  Expr. 
adv.  Proceder  en  una  cosa  a  dife- 
ces es  proceder  sin  método,  sin  la 
orientación  debida  y  sin  datos:  ir 
como  adivinando.  También  se  usa 
en  la  frase  estar  o  quedarse  a  di- 
feces, esto  es,  en  babia,  a  lo  que 
salga.  Es  un  barbarismo,  cuyo  ori- 

I  gen  no  hemos  podido  identificar. 

i  Toro  Gisbert,  en  el  Dice.  Lar., 
registra  el  término  "ADIFÉS,  adv. 
Venez.   Barbarismo  por   adrede,   de 

\  intento,  de     propósito:    decir     una 

i  cosa  adifés."  Como  se  ve,  nuestro 
barbarismo   provinciano   es   entera- 

:  mente  distinto  en  acepción  del  ve- 
nezolanismo  dado  por  el  autor, 
aunque  en  su  foi-ma  ortográfica  el 
nuestro  parezca  un  plural  de  aquél. 
AFEITE,  m.  Afectación.  Usado 
más  comúnmente  en  plural:  "an- 
dar  con   afeites".   Es     barbarismo, 

;  que  no  debe  tolerarse,  porque  no 
tiene  razón  de  existir,  en  ningún 
sentido,  toda  vez  que  no  constitu- 
ye sino  una  mera  corrupción  de  la 
palabra  castiza. 

'  AFIANZAR,  a.  "Asegurar  a  al- 
guno, prenderlo,  se.  r.  Asirse  de  al- 
guna cosa  y  no  dejarla;   asegurar- 

i  se     fuertemente  en     o     de     algo." 

;  (ÓC.AMPO)      Puesto   que     afianzar 

I  viene  de  fianza  y  ésta  de  fiar,  aquel 
verbo  expresará  el  hecho  de  pren- 


(1)  En  la  décimacuarta  edición  fi- 
pura  ya  en  el  lu?:ar  alfabético  que  le 
corresponde. 


AFIC 


—  56 


AGACH 


der,  asir,  asegurar  una  cosa,  pu- 
diendo  fiar  o  tener  fe  en  la  seguri- 
dad de  que  no  se  va. 

2.  En  sentido  metafórico,  y  como 
reflexivo,   significa   estar   bien   ase- 
gurado, tener  una  situación  conso- 
lidada y  firme,  en  un  puesto  cual-  j 
quiera.  ' 

AFICIÓN,  f.  Afecto,  agrado.  Te-  | 
ner  afición:  gustar;  coger  o  cobrar  i 
afición:  tener  afecto.  Muy  usado  | 
entre  la  gente  del  campo,  más  co-  ^ 
múnmente. 

"Pero  si  ella  ya  le  cogió  afición  y 
U.i.  la  quiere  también,  pues  por  lo 
tocante  a  mí  no  hay  ninguna  traba." 
(T.    CORREA   DE   C,    Paulina    p.    54.) 

AFILAR,  pr.  "Afilarse  a  una  mu- 
jer", es  en  lenguaje  vulgar  tener 
amores  con  ella,  llegando  al  acto 
camal;  hacer  coito  con  ella.  V. 
BOLSEAR. 

AFILIADO,  DA.  adj.  "El  que  es- 
tá inscrito  en  una  secta,  sociedad, 
logia,  etc.  El  que  se  adhiere  a  una 
opinión,  a  un  sistema."  (OCA^PO, 
Ob.  cit.) 

AFLIGIR,  a.  Darle  a  uno  de  gol- 
pes o  aplicarle  un  castigo.  "Le  afli- 
gió cinco  azotes,  una  paliza,  tres 
puntapiés,  etc."  Es  muy  común  es- 
te uso  metafórico  y  traslaticio  del 
verbo  afligir.  No  lo  encontramos 
en  ^ningún  vocabulario  provincial 
de  los  demás  países  indolatinos,  ni 
aun  entre  los  demás  Estados  de  la 
República. 

AFLAUTADA,  adj.  Voz  aflautada 
se  dice  de  una  voz  fina,  muy  aguda 
o  atiplada. 
Hond.    Igual    significado.    (MEMBR.) 

AFLOJAR,  n.  Pagar,  entregar 
una  moneda  en  pago  de  lo  que  se 
debe.  "Aflójale,"  dicen  al  que  se  le 
cobra,  dándole  a  entender  que  en- 
tregue el  dinero,  cuando  a  ello  se 
resiste.  Parece  no  usado  mal  en 
sentido  figurado,  pues  en  verdad  el 


que  no  paga,  teniendo  el  dinero,  es 
porque  lo  aprieta  en  sus  bolsillos 
para  que  no  salga:  es  el  trampo- 
so que  no  afloja. 

Méx.  n.  "En  sentido  absoluto,  sol- 
tar el   dinero." 

"Eso  es:  Enrique  es  riquillo:  que 
afloje."  (FACUNDO,  Las  Posadas, 
III.)    (G.   ICAZB.) 

Perú.    ARONA,    v>.    11. 

El  verbo  es  andaluz,  según  TORO 
GISB.    (Amer.,   p.    146.) 

AFLUX  o  AFLÚS.  ESTAR  o 
QUEDARSE  AFLUX:  fr.,  estar  sin 
un  centavo,  enteramente  sin  blan- 
ca, o  como  dice  Bayo;  "limpio  de 
polvo  y  paja",  quien  agrega  que  es 
palabra  genuinamente  española  de 
la  que  los  peninsulares  han  perdi- 
do hasta  el  recuerdo,  probándolo 
con  la  siguiente  copla: 

"Soy   en    el   juego   de   amores 
"un  desgraciado  tahúr, 
"que    cuando   había  primera 
"mis  desdichas  hacen   flus. 

(Romance    inédito.) 

AGACHADA,  f.  Acción  y  efecto 
de  agacharse.  Muy  usado. 

AGACHADILLA,  f.  Ejercicio  que 
consiste  en  agacharse  repetidas  ve- 
ces sin  cambiar  de  lugar  y  con  los 
brazos  a  la  cintura,  úsase  más  en 

plural. 

AGACHARSE,  pr.  Ponerse  en  cu- 
clillas. La  Acad.  dice:  "Encogerse, 
doblando  el  cuerpo." 

2.  Callar,  quedarse  callado  mali- 
ciosamente: dejar  pasar  inadverti- 
da una  cosa  por  conveniencia. 

AGACHARSE  con  lo  ajeno,  fr. 
fam.  Hurtar,  robar,  quedarse  con 
una  cosa  que  pertenece  a  otra  per- 
sona, si  ha  llegado  a  nuestro  poder, 
por  cualquiera  motivo  lícito.  La  ex- 
presión es  gi-áfica,  porque  agachar- 
se es  a  manera  de  esconderse,  ha- 
cerse invisible  entre  los  demás,  o 
detenerse  en  la  marcha,  para  segre- 
garse  y  quedarse  solo.  De  cualquier 
manera,  por  tanto,  expresa  la  idea 


AGACH 


—  57 


AGAL 


de  tener  consigo,  sustrayéndole  del 
poder  ajeno,  lo  que  no  debe  estar 
sino  con  los  demás  o  con  su  dueño, 
lo  que  pertenece  a  otro. 

"AGÁCHATE,  CARVAJAL,  QUE 
VIENE  LA  BALA  FRÍA  (Yuc.) 
Prepárate,  que  estás  en  peligro." 
(RAM.  Y  D.).  Fue  de  uso  tan  co- 
mún este  refrán  en  Tab.,  cuando 
Dn.  Francisco  S.  Carvajal,  Presi- 
dente de  la  República  a  la  caída 
de  Huerta,  fue  Srio.  Gral.  del  Des- 
pacho, y  corrió  tanto  hasta  en  can- 
tares y  versos  populares,  que  si 
pruebas  mejores  tuviera,  me  atre- 
vería a  negarle  el  origen  j-ucateco 
que  le  da  el  Sr.  Ramos  y  Duarte. 

AGACHÓN,  ai.  Ave  acuática  muy 
co.  ún  en  las  lagunas  y  en  las  ori- 
llas de  los  ríos;  pertenece  al  géne- 
ro de  las  zancudas  y  tiene  la  cos- 
tumbre de  agacharse  a  cada  paso, 
al  caminar,  a  lo  cual  debe  su  nom- 
bre, dando  un  gritito  o  chillido  muy 
peculiar;  es  de  color  blanco  en  la 
pechuga  y  lorigado  en  las  alas  y  la 
espalda;  mide  unos  veinte  centí- 
metros de  altura,  de  cola  corta  co- 
mo el  pato  y  el  cuerpo  del  tamaño 
de  una  paloma  de  las  llamadas 
purbucas  o  purugüés.  Es  comesti- 
ble. 

"Muy  abundante  en  octubre  y  no- 
viembre en  todos  los  terrenos  húme- 
do'!, palúdicos,  V  en  los  litorales." 
<ROV..    Zool.    de   Tab.) 

CORREA  (Res.  Ec.  de  Tab.),  dice 
también  aqachón,  colocándolo  entre 
las   aves   de   ribera    (p.    36.) 

Méx.  "AGACHONA,  f.  Ave  acuáti- 
ca que  abunda  en  las  laerunas  cerca- 
nas   a    México."    (G.    ICAZB.) 

"Después  de  llenar  el  estómago  con 
un  par  de  aqachonas."  (PAYNO,  Fis- 
tol,   t.    TT.    cap.    3.) 

"Adj.    La      persona    que      tolera 

maldades  que  ella  podía  evitar  o  de- 
bfa  r^nrimir."  (OCAMPO,  Ob.  cit.) 
Acepción  desconocida  en  Taba  seo. 
donde  no  hemos  oído  usar  la  palabríi 
en  sentido  fig-urado:  muy  común  en 
México    para    designar     especialmente 


a  las  viejas  alcahuetas  o  conseguido- 
ras, y  en  general  a  la  que  consiente 
en  su  casa  el  tráfico  ilícito  entre  hom- 
bre y  mujer. 

"(D.     F.    y     Mor.),    s.      v.    adj. 

Aguantón,  consentidor,  cabrón." 
(RAM.    y  D.)    Muy   usual   en   México. 

En  Andalucía  se  usa  el  verbo  aga- 
chonarse>  tomar  costumbres  del 
gachó;  vale  tanto  como  andaluzar- 
se,  habiendo  de  saberse  que  gachó 
es  nombre  que  los  gitanos  aplican 
a  los  andaluces.  (RODR.  MARÍN, 
Cantos,  p.  101.) 

AGALAMBADO,  DA.  adj.  Simple, 
tonto,  babieca:  Fulano  es  un  aga- 
lambado.  Muy  usado. 

En  Baltazar  del  Alcázar  (Poe- 
sías...., p.  113)  hallamos: 

"Vocablos  del  tiempo  viejo. 

Como,  digamos,  .... 

Galambao,  calamorrate. 
Trincapiñones,  choclón." 
El  eruditísimo  Rodríguez  Marín, 
en   el   Glosario     que   agregó     a  la 
edición  que   citamos,  anota  la  voz 
en  esta  forma:   "No  sé  lo  que  sig- 
nifica este   vocablo,  ni   siquiera  si 
es  nombre  o  adjetivo.  Por  si  el  lec- 
tor puede  lograr  mejor  fortuna,  da- 
'  réle  los   dos  textos  en  que  he  ha- 
llado tal  voz.  En  la  Sátira  apolo- 
gética....    (por  Francisco     Pache- 
¡co),  versos   583-585: 

"¿Y  esotro  gran  poeta  galambao. 
De  mem-oria  asinina,  gran  bergan- 

(te. 
Mayor     que     hay  de   Sevilla  hasta 

;  (Bilbao " 

í      Y  en  un  romance  monorrimo  del 
Romancero  general,  parte  duodéci- 
¡  ma  (fol.  438  de  la  edición  de  1604) : 
!      "¡Cuántas  veces  remojado 
Me  vi  como  un  bacallao. 
Limpiando  lágrimas  tristes 
Oon  un  lienzo  de  Bilbao, 

Hecho  a  su  puerta  un  retrato, 
Al  vivo,  de  un  galambao, 


AGALL 


58  — 


AGARR 


Que   con   el   cebo   decía, 
Como  el  gato,   "marramao." 

Tanto  por  el  texto  de  Alcázar  co- 
mo por  las  citas  del  eximio  clasi- 
cista  se  ve  que  convienen,  más  o 
menos,  el  antiguo  galambao  y 
nuestro  agalambao  (agalambado, 
forma  culta)  actual  que  no  debe 
ser  sino  una  forma  superviviente 
de  aquél,  algo  modificada.  En  el 
primero  lo  muestra  así  la  corres- 
pondencia que  guarda  la  voz  con 
los  demás  términos  de  la  enumera- 
ción: trincapiñones,  v.  gr.,  que,  se- 
gún Covarrubias,  es  "el  mozo  livia- 
no y  de  poco  asiento;"  y  en  los 
versos  de  la  anotación,  la  sinoni- 
mia con  asinina  y  la  correlación 
con  marramao.  Lo  que  no  sabemos, 
a  pesar  de  todo,  es  algo  siquiera 
de  la  etimología. 

AGALLAS.  "Tener  muchas  aga- 
llas," es  frase  que  significa:  ser 
muy  listo,  tener  mucha  maña; 
persona  difícil  de  ser  engañada.  Se 
dice  también  "tener  muchas  vuel- 
tas." 

^^  Méx,  "(Chih.  i  Ver.),  s.  Codicia. 
"El  Buey  de  oro  tiene  grandes  aga- 
llas (o  agallones)",  por  es  codicioso, 
avaricioso."    (R.    I   D.) — 

— "El  es  un  hipocritón  que  además 
tiene  muchas  agallas."  (Marlditos, 
cap.   IX.) 

Extrañamos  no  hallar  la  voz  en 
G.   ICAZB. 

"Una  de  esas  mosquita-muertas, 
que  parece  la  misma  sencillez...  ¡pe- 
ro; quá  agallas  tienen!"  (MORALES, 
Gallo   Pitagórico,   p.    102.) 

Chile.  "En  castellano,  .al  que  es  va- 
liente y  esforzado,  se  dice  bien  que 
es  hombre  de  agallas,  o  que  las  tie- 
ne.— Nosotros  hemos  formado  el  adj. 
agalludo,  que  aplicamos  principalmen- 
te al  taimado,  astuto,  zorro."  (RODR.) 

Colom.  "Agalla:  codicia;  tómase  co- 
mo signo  de  ésta  al  verse  las  agallas 
al  que  abre  ansiosamente  la  boca  pa- 
ra engullir  y  devorar."  (CUERVO, 
n.    608.) 


AGARRADA,  f.  Contienda  de  he- 
chos: riña  o  batalla  sostenida  por 
algún  tiempo  más  o  menos  largo; 
pero  que  no  es  súbita  ni  pasajera. 
Dos  hombres  tienen  una  AGARRA- 

1  DA,  cuando  tienen  una  riña  en  la 

í  cual  se  dan  varios  golpes;  pero 
quedando  pendiente  la  solución  que 

,  decida  quién  es  el  vencedor,  es  de- 
cir,  quedando  en   suspenso  la  vic- 

I  toria.  Igual  es  una  contienda  entre 
dos  enemigos  en  campaña.  Lo  que 
caracteriza  la  AGARRADA  es   que 

j  se  verifica  con  grande  acome- 
tividad, ■  impetuosamente  y  con 
fuerza,  o  con  furia  por  parte  de 
ambos  contendientes.  Los  mucha- 
chos siempre  terminan  la  AGA- 
RRADA en  puntos  suspensivos,  con 
esta  expresión:  ¡nos  hemos  de  vol- 
ver a  ver!  que  recíprocamente  se 
dirigen  en  señal  de  reto  para  nue- 
va oportunidad. 

Méx.  "fam.  Altercado,  pendencia 
o  riña  de  palabras"  (Dice.)  Entre  nos- 
otros no  sólo  es  de  palabras,  sino 
también  de  obras. — "Se  diei-on  los 
contendientes  una  buena  agarrada  en 
Acajete."  (Astucia.)  Se  trata  de  una 
batalla.)"   (G.   ICAZB.) 

AGARRADERA,  f.  Agarradero 
(masculino)  es  la  forma  autoriza- 
da por  la  Academia;  pero  nuestro 
femenino  está  justificado  por  sus 
similares  en  uso  y  composición: 
abrazadera,  lechera,  apretadera, 
etc. 

Cuba.  "Cada  una  de  las  dos  piezas 
que  sobresalen  por  ambos  costados  en 
la  unión  de  la  caja  y  cuerpo  superior 
de  la  volante,  (del)  quitrfn,  para  apo- 
yar la  mano  al  subir,  o  ba.jar." 
(PTCH.)  "Sinón.  Se  le  conoce  igual- 
inente  por  el  termino  marino  mani- 
gueta, y  un  español  le  Mamarla  ana- 
rradero,  puesto  que  según  1.a  Acnde- 
mia.  aaarradero  en  sentido  figurado  o 
metafórico,  es  aquella  parte  de  un 
cuerno,  que  ofrece  proporción  para 
asirlo,  o  asirse  de  él."  (MÁCfAS,  Ob. 
cit.) 


AGARR 


—  59 


AGARR 


Bogotá.  CUERVO,   n.  851. 

La  acepción  más  común  de  esta 
voz  en  Tabasco  es  la  de  agarra- 
dero, es  decir,  asa,  y  si  asa  es  fe- 
menino, no  hay  i-azón  para  que  su 
equivalente,  el  otro  nombre  que  se 
da  a  la  misma  cosa,  no  deba  serlo 
también.  El  género,  en  realidad,  es 
cualidad  que  corresponde  a  la  cosa 
misma  y  no  a  su  nombre;  es  así 
que  el  artículo  determinado,  por 
regla  general,  es  el  que  varía:  el, 
la,  precisamente  para  indicar  el 
género,  real,  ficticio  o  supuesto,  de 
la  cosa  o  el  ser  de  que  se  habla.  De 
manera  que  sí  la  cosa,  que  es  el 
asa,  por  el  uso  ha  sido  consagrada 
como  femenina,  femenina  debe  ser 
por  su  forma  toda  designación  que 
se  la  dé,  pues  si  es  verdad  que  se 
dice  lavadero,  herradero,  comede- 
ro, estos  nombres  no  significan  ins- 
trumento, con  el  cual  o  por  medio 
del  cual  se  ejecuta  una  acción,  lo 
que  expresa  con  más  frecuencia  y 
propiedad  la  terminación  dera:  afi- 
ladera, amoladera,  devanadera. 
(CUERVO).  La  terminación  dero 
da  idea,  más  bien,  de  localidad,  lu- 
gar, sitio  en  donde  tiene  efecto  la 
acción  del  verbo:  lavadero,  lugar 
en  donde  se  lava;  afi ladero,  lugar 
en  donde  se  afila,  mientras  que  afi- 
ladera, es  la  piedra,  el  instrumen- 
to mismo  con  el  cual  se  afila. 

AGARRAR,  a.  "No  solamente  le 
usamos  mal,  por  coger,  en  muchas 
frases,  sino  que  el  vulgo  hasta  le 
da  la  acepción  de  tomar  un  rumbo, 
v.  gr. :  ¿Has  visto  por  dónde  se  fué 
Juan?  Sí,  señor;  agarró  para  aba- 
jo". (ICAZB.'i 

Méx.  "(D.  F.)  inf.  Tomar.  Cuando 
un  transeiinte  pregainta  por  un  lugar 
a  un  gendarme,  éste  le  dice:  "Vaya 
usted  por  esta  calle  (señalándola)  y 
en  llegando  a  la  esquina,  agarre  a  la 
derecha  (o  izquierda"!  <ítc."  Debe  de- 
cir: "tome  a  la  a^-'cha"  (o  izqu^sr- 
da.)    En    Mérida    dicen:    "Voltee    a    la 


derecha";  en  Veracruz,  Tabasco  y 
Campeche:  "Tuerza  a  la  derecha";  en 
Güadalajara:  "Dé  vuelta  por  la  dere- 
cha"; en  Pachuca,  "Siga  a  la  dere- 
cha"; en  Apan  (Hid.)  y  en  Cuautla, 
(JNlor.)  "Arriende  a  la  derecha";  en 
Chihuahua,  "Cuele  por  la  derecha";  en 
Cuernavaca,  "Corte  a  la  derecha"; 
en  Durango,  "Tome  la  derecha",  en 
Querétaro.  "Tome  para  arriba  (o  aba- 
jo)." (RAMOS  y  D.)  Hallamos  tam- 
bién en  FACUNDO:  "Ya  habían  ga- 
nado todos  para  arriba...  como  para 
Flamencos."  (Mariditos,  cap.  IX.). 
Ni  ICAZB.,  ni  R.  y  D.  dan  este  ga- 
nar, y,  sin  embargo,  es  lo  que  más 
comúnmente  hemos  oído  usar  en  Mé- 
xico.— "Aquella  misma  madrugada... 
ya  agarraban  su  camino  por  lo  más 
escondido  de  la  Sierra."  (AZUELA, 
Mala  Yerba,   II.   p.   11.) 

" — (el  sueño.)  (D.  F.)  Coger.  La 
Acad.  autoriza  la  frase:  "coger  el 
sueño,"  pero  no  "agarrar  el  sueño." 
"Me  agarró  el  sueño  muy  tarde  ano- 
che." "No  me  agarró  el  sueño  hasta 
la  una  de  la  mañana."  Se  oye  a  me- 
nudo a  personas  muy  ilustradas." 
(RAMOS   y  D.) 

Perú.  "Agarrar.  De  muy  buen  cas- 
tellano es  este  verbo,  y  no  hay  de 
malo  sino  el  abuso  que  de  él  hacemos, 
empleándolo  constantemente  por  co- 
ger, verbo  qae  parece  no  existiera  pa- 
ra nosotros."    (ARONA,   p.    11.) 

Río  de  la  Plata.  "Asir  o  tomar,  aun- 
que sea  con  las  yemas  de  los  dedos 
un  finísimo  pañuelo  de  ñandutí  o  la 
flor  más  delicada.  Lo  mismo  en  toda 
América,  según  tenemos  entendido. 
Demás  es  decir  que  no  abogamos  por 
esta  impropiedad."  (GRANADA.  p. 
71.) 

C.  Rica.  "En  lenguaje  familiar  se 
toma  por  encaminarse,  dirigirse,  v. 
gr. :  "el  caballo  agarró  para  el  mon- 
te." Tal  USD  no  es  más  que  una  va- 
riación jocosa  del  verbo  tomar,  que 
en  castellano  posee  igual  acepción." 
(GAG.) 

Hemos  tenido  oportunidad  en  la 
ciudad  de  México  de  oír  otra  acep- 
ción que  da  la  gente  poco  versada 
al  verbo  AGARRAR,  cual  es  la  de 
aceptar,  recibir  la  moneda  o  cual- 
quiera otra  cosa;  así,  en  los  días 
en  que  el  papel  infalsificabie,  era 
la  moneda    fiduciaria     oficial,    oía-. 


AGARR 


—  60 


AGIG 


mos  con  frecuencia  a  vendedores, 
choferes  y  papeleros  exclamar: 
"Jefeclto,  déme  plata;  el  papel  no 
me  lo  agarran." 

Las  tres  formas  metafóricas, 
aunque  abusivas,  de  AGAHRAR, 
son  también  de  uso  ordinario  en 
Tabasco:  en  el  sentido  de  encami- 
narse, tomar  un  rumbo;  en  el  sen- 
tido de  coger,  y  en  el  figurado  de 
este  último,  en  la  frase  "coger  a 
uno  el  sueño,"  que  se  torna  en 
AGARRAR  a  uno  el  sueño. 

Lo  más  común  es,  sin  embargo, 
usar  el  verbo  en  el  sentido  de  to- 
mar un  rumbo,  encaminarse  en  tal 
•dirección,  en  lugar  del  verbo  AGA- 
RRAR, que  poco  se  aplica  en  esta 
forma;  de  suerte  que  el  gendar- 
me nos  diría:  "coja  a  la  derecha," 
y  no  "tuerza  a  la  derecha,"  como 
expresa,  no  del  todo  bien  informa- 
do, el  Sr.  Ramos  y  Duarte. 

AGARRARSE,  pr.  "Contender, 
reñir  de  obra:  se  agarraron  a  los 
golpes,  a  las  patadas;  y  en  ese 
mismos  sentido  lo  trae  Terreros." 
(ICAZB.) 

Méx.  "Por  una  cuestión  de  faldas 
se  agarró  (el  diputado  con  el  licencia- 
do)." (FACUNDO,  Baile  y  Cochino, 
cap.   IV.) 

AGARRÓN,  m.  Forma  enfática 
de  expresar  la  acción  del  mismo 
verbo  agarrar;  pero  fuertemente,  o 
dando  al  propio  tiempo  un  tirón 
brusco  y  acompañado  o  seguido  de 
algún  mal  resultado  o  desperfecto. 
Un  agarrón  es  también  un  encuen- 
tro súbito  y  brusco,  una  riña  encar- 
nizada, pero  sumamente  rápida  y 
transitoria;  propiamente,  acome- 
terse, recíprocamente  dos  conten- 
dientes, dándose  pocos  golpes  nada 
más.  Igual  cosa  se  dice  de  dos  ene- 
migos en  campaña:  se  dieron  un 
agarrón,  es  decir,  tuvieron  un  en- 
cuentro;   pero  que  no  llegó  a  for- 


malizarse en  combate.  El  agarrón 
se  diferencia  de  la  agarrada»  en 
que  ésta  es  continuada,  de  más 
larga  duración  que  aquél:  el  aga- 
rrón es  súbito  y  breve. 

Ambas  formas,  agarrada  y  aga- 
rrón llevan  implícita  la  idea  de  én- 
fasis en  la  significación;  así  como 
agarrar  es  "asir  con  fuerza,"  el 
agarrón  es  un  aumentativo  de  aga- 
rro, autorizado  por  la  Academia  co- 
mo forma  sustantivada  única  de 
expresar  la  acción  y  efecto  de  aga- 
rrar. 

Méx.  "(De  agarrar.)  m.  Acción  de 
agarrar  con  fuerza  y  dar  un  tirón". 
(ICAZB.)  "Y  dándole  un  furioso  aga- 
rrón de  un  brazo,  que  le  hizo  pegar 
un  grito,  se  paró  más  que  de  prisa," 
(Astucia,  tom.   I,   cap.   14.) 

C.  Rica.  "Según  el  Diccionario,  la 
acción  y  efecto  de  agarrar  se  dice 
agarro.  Nuestra  palabra,  como  se  ve, 
es  simplemente  un  aumentativo  del 
vocablo   español."    (GAGINI.) 

AGARROSO,  SA.  adj.  Astringen- 
te. En  Costa  Rica  se  dice  amarro- 
so. "Las  substancias  que  por  acá 
reciben  el  calificativo  de  amarro- 
sas, V.  gr.,  el  alumbre,  en  la  Pe- 
nínsula se  llaman  astringentes." 
(GAG.) 

BECERRA  le  censura  (Guía  del 
Leng.  Us-)  En  realidad  es  una  co- 
rruptela que  no  tiene  razón  de  ser. 

AGIGOLÓN.  m.  Apretura,  con- 
flicto, apuro,  aflicción.  Más  común- 
mente usado  en  plural:  vivir  en 
agigolones. 

En  Q.  de  Benavente  hallamos  (p. 

116) :  " si  me  faltara  un  mes  el 

ajigollo  de  la  cara."  El  ilustre  se- 
ñor Rosell  puso,  con  relación  a  la 
palabra,  la  siguiente  observación, 
en  la  pág.  454:  "Ajigol,  afirma  un 
etimologista  (el  médico  D.  Fran- 
cisco del  Rosal,  en  su  Dice,  etimo- 
lógico, MSS.),  viene  del  angi  la- 
tino, que  significa  oprimirse,  ator- 


AGOR 


61  — 


A6RI 


mentarse,  etc.  En  el  presente  caso 
vale  tanto  como  afeite,  embadur- 
namiento,  artificio  de  los  que  usan 
las  mujeres  para  embellecer  el  ros- 
tro, desfigurándoselo." 

Aim  cuando  la  significación  de 
nuestro  vocablo  e  s  enteramente ' 
distinta  del  ajigolio  de  Benavente,  | 
la  etimología  propuesta  por  el  se- , 
ñor  del  Rosal,  prohijada  por  el  se- ; 
ñor  Rosell,  nos  parece  convenir ; 
muy  propiamente  a  agigolón,  el 
cual  no  indica  otra  cosa  que  ator- , 
mentarse,  oprimirse  por  una  aflic- 1 
ción  cualquiera. 

AGORZOMADO-  DA.  adj.  Triste,; 
debilitado,  postrado,  sin  vigor. 

En  México  dicen  agüitado.  | 

AGORZOM AMIENTO,  m.  Acción: 
y  efecto  de  agorzomarse. 

AGORZOMARSE,  pr.  Perder  el ' 
vigor,  decaer  el  ánimo,  debilitarse.  \ 
Sinónimo  de  amu litarse.  j 

AGRIARSE,  Parece  que  en  el  | 
cultivo  del  tabaco,  llaman  así  los ; 
peritos  én  la  materia  a  una  enf  er- 1 
medad  padecida  por  la  planta  y  que 
consiste  en  ponerse  amarillas  las ! 
hojas   antes    de   la   madurez.  j 

"Cuando    comienza    a    amarillar       la  | 
hoja  antes  de  la  madurez,  se  dice  que  '. 
se    ha    agriado.    Es    una    enfermedad, 
cuya   causa   es   hasta   ahora   descono- 
cida."   (C.    KRAUSE,    Cult.    del    taba- 
co,  p.    115.) 

AGRÍCOLO.  adj.  Agrícola.  Es  ad- 
jetivo de  una  sola  terminación ;  así 
lo  ha  consignado  la  Academia  y  lo 
han  usado  los  buenos  hablistas  clá- 1 
sicos  y  modernos.  Sin  embargo,  lo 
hallamos  en  esta  forma  poco  eufó- 
nica del  masculino.     "Varios  seño- 
res se  unieron  en  1881  para  formar 
un  reglamento  y  sociedad  agrícola, 
que  hasta  se  organizó  un  congreso 
agrícolo."    (GIL  Y   SAENZ,    El   Ca- ¡ 
poral,  p.  45.)  "Si  en  Tabasco  hubie- ' 
ra  un  fondo  agrícolo,"   (ID.,  ib,,  p. 
88.)  J 


AGRIO,  A.  adj.  Para  la  Acade- 
mia, acedo  es:  "ácido,  agrio,"  y 
agrio  es  "ácido."  Dos  cosas  igua- 
les a  una  tercera,  son  iguales  en- 
tre sí,  es  decir: 

acedo,  igual  a  agrio, 
ácido  igual  a  agrio;  luego 

acedo  es  igual  a  ácido,  que  era 
lo  que  se  quería  demostrar,  como 
dicen  los  estudiantes  de  álgebra 
elemental.  O  lo  que  es  lo  mismo: 
total,  nada!  "Acedo  es  agrio;  agrio 
es  ácido  y  ácido  es  agrio,"  guiri- 
gay que  solamente  la  docta  Acade- 
mia entiende,  porque  limpia,  fija  y 
da  esplendor.  ¡Y  qué  esplendor  el 
de  esas  definiciones!  Capaz  de  des- 
lumhrar hasta  al  mismo  Valbuena, 
que  profesa  odio  cafre  tan  religio- 
so a  la  H.  Corporación. 

Para  nosotros,  en  Tabasco,  ace- 
do y  agrio,  no  son  dos  cosas  igua- 
les a  ácido;  sino  dos  estados  dis- 
tintos de  acidez,  dos  gi-ados  dife- 
rentes de  la  cualidad  de  estar  aci- 
da una  cosa.  Acedo  es  el  primer 
grado  de  la  acidez;  es  el  estado 
de  una  cosa  cuando  empieza  ape- 
nas a  agriarse;  cuando  comienza  a 
entrar  en  fermentación.  Agrio  es 
el  estado  completo  de  acidez;  la 
fermentación  por  entero,  en  todo 
su  desarrollo:  es  la  condición  de 
lo  que  está  en  plena  fermentación. 
Desde  que  se  inicia  la  acidez,  la 
cosa  deja  de  estar  fresca,  y  se  dice 
que  está  aceda,  hasta  las  24  horas 
rcás  o  menos;  después  de  ese 
tiempo,  ya  se  dice  que  está  agria. 
"Pozol  acedo",  es  el  de  un  día  pa- 
ra otro;  "agrio",  el  que  tiene  más 
de  im  día.  Así  como  la  descompo- 
sición cadavérica  o  putrefacción 
tiene  grados  distintos,  es  natural 
que  la  acidez  o  fermentación,  los 
tenga  también:   eso  es  lo  que    ex- 


AGRI 


—  62  — 


AGUA 


presan  los  dos  adjetivos.  V.  Fresco 
y  Acedo. 

AGRIURA    O    AGRURA,    f.    No 

hay  duda,  el  vulgo  sabe  en  mu- 
chas ocasiones  llamar  las  cosas 
por  sus  nombres,  mejor,  mucho 
mejor  que  la  Academia.  Y  que  haya 
todavía,  no  obstante,  quienes 
crean  que  aquél  debe  estar  siem- 
pre sujeto  a  ésta  para  hablar,  obe- 
deciéndola ciegamente  y  sin  repa- 
ro! Debiendo  ser  al  contrario:  que 
la  Academia  siguiera  en  sus  pasos 
al  vulgo,  guiándole  en  la  forma- 
ción del  lenguaje;  porque  el  vulgo 
es  el  que  crea  el  lenguaje,  es  el 
formador  y  el  evolucionador  del 
lenguaje;  la  Academia  nada  crea, 
no  hace  sino  recoger  del  habla  del 
pueblo  o  del  habla  culta  de  los  es- 
critores los  materiales  adecuados, 
con  lori  cuales  da  forma  al  Diccio- 
nario y  a  la  Gramática.  Así,  pues, 
el  pueblo,  todos  tenemos  derecho 
a  usar  una  palabra,  cuando  la  ne- 
cesidad la  ha  creado,  cuando  ex- 
presa alguna  idea  nueva  y  es  bien 
nacida,  aun  cuando  la  Academia 
no  la  registre  en  su  catálogo  ofi- 
cial. Debemos  usarla,  precisamen- 
te para  que  los  Académicos  ad- 
viertan su  existencia  y  la  estu- 
dien; ¡ah!  porque  si  esperamos  a 
que  los  académicos  la  usen,  para 
que  entre  a  la  Academia  y  r"^>- 
después  a  nosotros,  ya  pode^x-v^s 
dormir  de  ese  lado.  Los  Académi- 
cos son  -como  las  muchachas  pri- 
merizas en  achaques  de  moda:  que 
no  la  usan  mientras  no  ven  que 
otra  la  lleva;  así  ellos  no  usan 
ningún  vocablo  que  no  haya  sido 
introducido  a  la  Corporación,  y  co- 
mo solamente  ellos  pueden  llevar- 
lo, resulta  que  es  cosa  de  esperar 
toda  la  vida,  si  a  ello  nos  atuvié 
ramos. 


Pei'o  bien;  veamos  a  qué  viene 
tanto  cuento.  Acedía,  para  la  Aca- 
demia, es  la  "indisposición  que  pa- 
dece el  estómago,  por  haberse  ace- 
dado la  comida."  Pues  para  nos- 
otros, agriura  o  agrura,  es  la  indis- 
posición que  padece  el  estómago, 
por  haberse  agriado  la  comida,"  lo 
cual  no  tiene  nombre  propio  en 
castellano,  no  obstante  que  es,  se- 
gún todos  sabemos,  un  estado  muy 
distinto  de  descomposición  estoma- 
cal a  la  acedía,  y  está,  por  lo  mis- 
mo, muy  bien  dicho. 

C.  Rica.  "Para  nosotros  agriura  o 
agrura  (S  lo  mismo  que  el  Dicciona- 
rio llama  acedía...  Aghura,  segúp  los 
léxicos,  es  únicamente  la  cualidad  de 
agrio,  como  amargura  la  de  amargo." 
(GAGINI.) 

AGUA.  ESTAR  COMO  AGUA  PA- 
RA CHOCOLATE,  fr.  estar  enoja- 
do, predispuesto  para  cualquier  ri- 
ña o  pendencia.  García  Icazbalceta 
dice:  "estar  de  picadillo,  suma- 
mente airado",  y  da  los  siguientes 
ejemplos:  "Mi  compañero,  que  lo 
había  entendido,  y  estaba  como 
agua  para  chocolate,  no  aguantó 
mucho".  (PENSADOR,  Periquillo, 
t.  IX,  cap.  3.)  "Estoy  como  agüita 
para  chocolate".  (Astucia,  tomo  I., 
cap.  n.). 

NO  BEBER  AGUA  en  alguna 
parte  o  con  alguno,  es  tener  ene- 
mistad en  aquel  lugar  o  con  aque- 
lla persona.  García  Icazbalceta  le 
da  a  esta  frase  acepción  distin- 
ta: "No  beber  agua  en  alguna  par- 
te es  no  poder  ir  a  ella,  por  temor 
de  caer  en  manos  de  la  justicia  el 
que  ha  cometido  allí  un  delito". — 
"¿Y  usted  la  vio? — Yo  no,  ya  sabe 
usted  que  no  bebo  agua  por  la  ha- 
cienda". (FACUNDO,  Gentes,  t.  II, 
cap.  16.)  "Nunca  hemos  oído  por 
nuestra  tierra  usar  la  frase  en  es- 
te  sentido,  aunque   sí    en   el    más 


AGUA 


63 


AGUA 


amplio  de  no  poder  ir  por  cual- 
quier motivo,  que  radica  en  aquel 
lugar  y  nos  lo  impide. 

DAR  AGUA  es  frase  de  la  gen- 
te de  cuartel  y  charreteras,  muy 
en  boga  actualmente  y  que  equi- 
vale a  fusilar,  ejecutar,  sobre  todo 
en  la  bola  (V)  y  sin  formación  de 
causa. 

"Y  si  va  Don  Camilo  a  la  hacienda, 
<léle,  agua."  "Pos  la  verda,  Don  Jua- 
idto,  que  si  viene  le  doy  agua." 
(SANCHO  POLO,   La  Bola,  X,  p.   119.) 

"Pues  mira,  entrégaselo  a  Ortegui- 
ta,  para  que  le  dé  agua,  donde  sa- 
bes "  (MERINO,  Juana  Santa  Anna, 
Xn',    p.    115.) 

HACER  AGUAS,  fr.  "Orinar." 
Acad.  Pkra  nosotros,,  exonerar  el 
vientre,  defecar.  En  Méx.  dicen 
hacer  de  las  aguas. 

CAMBIAR  EL  AGUA  A  LAS 
ACEITUNAS,  fr.  met.,  orinar,  en 
estilo  fest. 

MANDAR  AGUA,  fr.  fig.  y  fam. 
con  que  se  pondera  lo  que  se  tie- 
ne por  grave  y  dificultoso  o  que  es 
una  empresa  que  requiere  muy 
grande  esfuerzo  para  ser  acometi- 
da:  tener  bemoles. 

VOLVERSE,  o  HACERSE,  una 
cosa  AGUA  DE  BORRAJA,  fr.  ñg. 
fam.,  hacerse,  o  volverse,  agua  de 
cerrajas,  que  dice  el  Diccionario. 

La  variante  de  la  comparación 
es  muy  explicable.  El  pueblo  aco- 
moda siempre  la  expresión  a  las 
cosas  de  su  .conocimiento  y  más 
relacionadas  con  él  por  el  trato. 
La  cerraja  española  le  es  desco- 
nocida, en  tanto  que  le  es  familiar 
la  borraja,  planta  de  análogas  pro- 
piedades medicinales  que  aquélla, 
producida  en  la  zona  templada  de 
Chiapas,  de  donde  la  llevan  los  co- 
letos a  vender  en  las  ferias  de  Ta- 
basco. 

Parece  que  en  lo  antiguo  usóse 
en    igual    sentido  de    la    frase  ser , 


una  cosa  tesoro  del  duende,  según 
anota  la  sinonimia  Rodríguez  Ma- 
rín en  las  Poesías  de  Baltazar  del 
Alcázar,  p.  292,  refiriéndose  a  los 
siguientes  versos  de  este  autor: 

"Menospreciar   bien   pequeño. 
Como   tesoro    del    duende, 
Que,  cuando  menos  se  entiende, 
Se  desaparece  al  dueño." 

Covarrubias,  art.  Tesoro,  explica 
la  comparación  familiar  de  esta 
suerte:  "Tesoro  de  "duende:  sue- 
len decir  que  los  duendes  tienen 
escondidos  los  tesoros,  y  cuando 
alguno  los  halla,  volvérsele  en  car- 
bones, de  do  nació  el  proverbio 
Thesaurus    carbones    factisunt". 

AGUACATE,  adj.  Tonto,  bobo, 
persona  incauta  a  quien  se  engaña 
fácilmente. 

Guat.  "Persona  floja  y  poco 
ánimos  a".  (TORO  GISB.,  Dice. 
Lar). 

CON  LA  SUAVIDAD  DEL  AGUA- 
CATE, fr.  fig.,  con  suma  facilidad, 
sin  dificultad  alguna. 

AGUADA,  f.  Las  AGUADAS  son 
depósitos  o  estanques  de  agua  que 
se  forman  en  los  lugares  altos,  a 
expensas  de  arroyos  o  corrientes 
temporales  y  de  poco  caudal,  las 
cuales  conservan  agua  por  mayor 
tiempo  que  la  corriente  formadora 
y  aun  a  veces  en  tiempo  de  sequía, 
sirviendo  entonces  como  abrevade- 
ros. Son  propiamente  las  aguadas 
a  manera  de  ensanchamientos  de 
las  corrientes  en  que  se  detienen 
las  aguas  y  se  vuelven  más  profun 
das.  Algimas  veces  también  1  a 
AGL'ADA  se  debe  a  fuentes  u  ojos 
de  agua  que  le  alimentan  y  sostie" 
nen  sobre  capas  impermeables  del 
terreno,  próximas  a  la  superficie. 
•En  los  terrenos   bajos   o  playerías 


AGUA 


64 


AGUA 


no  hay  aguadas^  sino  lagunas,  ma- 
rismas, popales  o  pantanos,  ciéna- 
gas, etc.,  pues  aquéllas  son  pro- 
pias, como  hemos  dicho,  de  los  lu- 
gares altos,  de  los  lomeríos,  en 
donde  las  aguas  no  se  estancan  y 
sólo  forman  corrientes  de  escurri- 
miento  hacia  las  laderas,  flancos  o 
cañones. 


Son  muy  comunes  en  los  cami- 
nos  de  Macuspana  a    San    Carlos, 
San  Fernando  y    Tepetitán,  y    de 
estos    pueblos    a  sus    vecindarios,  | 
que    abarcan  'la   zona   de   terrenos 
•sabanales,   comprendida    entre    los 
Municipios  de  Macuspana  a    Jonu- ! 
ta,   incluyendo   el    llamado    campo ; 
alto.  De  esta  región  son  caracterís-  ¡ 
ticas  las  AGUADAS.     En  la  Chon- 
talpa,  la  Sierra  propiamente     (Sur 
de  Macuspana  y  Teapa)  y  los  Ríos  i 
(región    del    Usumacinta   y  sus 
afluentes)     son    enteramente  espo- ; 
radicas   y   escasas.   En   México   di- 
cen aguaje,  bebedero.     Este  se  di- 
ferencia de     la  AGUADA     en  que 
puede   ser   de  formación   artificial, 
en  tanto  que  la  AGUADA  es  siem- 
pre  y  meramente   natural.   La 
AGUADA  es  el  depósito     de     agua 
característico   de    Yucatán,    cuyo 
suelo  calcáreo    carece   de    corrien- 
tes de  toda  especie,  como  también 
cierta  región  del  territorio  de  Cam 

peche. 

Por  interesante,  copiamos  a  conti- 
nuación la  descripción  de  las  agua- 
das de  Yucatán,  tomada  del  Dice. 
Univ.  de  Hlst.  y  Geograf.,  t.  III  del 
Apénd.  y  X  de  la  obra,  art.  YUCA- 
TAN:  AGUADAS.  Pero  este  recurso 
de  sartenejas  desaparece  en  la  seca 
que  suele  ser  muy  prolongada,  y  en- 
tonces queda  el  de  las  aguadas 
que,  como  las  anteriores,  se  encuen- 
tran por  todo  el  país  aunque  no  por 
todos  los  rumhos  en  que  la  necesidnrl 
reclama  su  providente  socorro:  en- 
cuéntranse  a  veces  en  gran  número 
donde  ni  ahora  existen  ni  quedan  ves- 
tigios de  haber  nunca  existido  mora- 


dores,  al  paso  que  se  deplora  su  fal- 
ta   en      puntos    que       indudablemente 
abrigaron      una   numerosa     población. 
Las    hay   grandes   y   pequeñas,    con     I 
fondo   empedrado     unas,    y    otras   no. 
Algunas  merecen  el  nombre  de  obras 
!  monumentales,    obras    de    la    antigtie- 
■  dad    indiana   que    nos   ha   dejado      en 
i  ellas,  según  en  su  admiración  nos  ai- 
ce    Stephens,    un   testimonio   tan    con- 
I  cluyente,    como    el    de    las    magníficas 
ruinas    que    cubren    nuestro    suelo,    de 
I  su    crecido    número,    de    su    gran    po- 
der  y    de    su   laboriosa    industria.    De 
grandes    proporciones     su   lecho,      nos 
I  parece  que  es  la  natural   obra  de  las 
I  aguas    mismas,    aprovechando   los   ac- 
cidentes   del    terreno    para     buscarlo; 
pero    el    revestimiento   de    sus    fondos 
i  que    en   la   seca     se    descubre,      es    la 
I  obra  inteligente  de  la  civilización  esti- 
i  mulada  por  la  necesidad.  Depósito  de 
las   aguas,    que   por   la   evaporación   y 
i  el    consumo    de    una   población    nume- 
rosa    debía     pronto     extinguirse,      el 
hombre  en   su  previsión   las   destinó  a 
'  servir    de    reservatorios    a    la    vez,    y 
con    este      objeto,      empedrándolas    de 
una   manera   especial   y   en    forma   de 
':  enrejado,    para    que    las    aguas    pudie- 
\  ran    comunicarse    a    otros   depósitos    o 
aljibes    subterráneos,     quedaban   estos 
de    providente    reserva,       para    cuando 
el   de   las   aguas   se  hubiese   extingui- 
do. 

La  de  Iturbide,  pueblo  del  Distrito 
de  Campeche,  en  el  Partido  de  Ho- 
pelchén,  tiene  en  el  centro  cuatro  de 
esos  aljibes  y  como  cuatrocientos  de 
más  pequeñas  dimensiones  a  lo  lar- 
go de  sus  márgenes:  de  aquí  es  que 
cuando  por  la  prolongación  dé  la  se- 
ca ha  llegado  a  faltar  el  agua  de  los 
otros  depósitos,  una  población  flotan- 
te se  establece  en  sus  contornos,  que 
viene  desde  muchas  leguas  a  proveer- 
se de  tan  indispensaMe  como  esca- 
so alimento.  En  resumen,  creemos  lo 
más  probable  que  estas  aguadas  son 
formadas  por  accidente  del  terreno  que 
i  aprovechamos  luego  de  un  modo  más 
o  menos  perfecto,  según  la  necesi- 
'  dad  y  relativa  cultura  de  los  pueblos 
I  primitivos  de   estas   regiones." 

"Todas  las  aguas  pluviales  desapa- 
'  recen  en  el  suelo  calcáreo,  nmgun 
'  arroyo  visible  se  muestra:  sm  em- 
I  bargo,  hay  algimas  lagunas  "agua- 
das" en  el  interior  del  país  (Yuca- 
!  tan)    de  poca  extensión  y  que  se  han 


AGUA 


65  — 


AGUA 


formado  probaoleme'ite  en  las  depre- 
siones donde  ]a  roca  impermeable  se 
aproxima    a    la    superficie."     (Cita    de 


cuando    voltean     o  dan    una  sacu- 
dida fuerte,   como   un   rabazo,   por 


Reclús  en  la  Memoria  Los  Ríos  de  ejemplo,  capaz  de  mover  la  masa 
Tab.,    por  el  In?.    Pedro  A.    González,     líquida.    El    AGUAJE    es    una    hue- 

P-  ^^;^   ,     .  ^  , ,        ^.  .,     .,  lia  sobre  el  agua,  formada  por  im 

"Riopl.    Agua   potable.      Chil.    Abre- ¡  '^      '        ^  Vo    •   , 

vadero,  inundación  en  las  minas.  Pin-  ¡  movimiento  meramente  superficial, 
tura  con  color  disuelto  en  agua  con  i  Es,  en  otros  términos,  ima  sola  ola 
goma,  miel  o  hiél  de  vaca.  Lavado  de  .  ¿g  ¡^  marea  en  las  condiciones 
un  dibujo."   (TORO  GISB.,   Dice.   Lar.)  '        ,  ,.   ,  t, 

-Aguas  potables  que  hay  en  un  antes  dichas.  Es  muy  común  en- 
campo,  paraje  o  región  determinada.  '  tre  nuestros  pescadores  en  lagu- 
(GRAXADA.)  ñas  y  arroyos,  clavar  ai   AGUAJE, 

AGUADO,  DA.,  adj.  "Lo  que  no  I  forma  de  pescar  que  consiste  en 
está  espeso:  caldo  AGUADO,  salsa!  clavar  con  la  fisga  los  peces,  el 
AGUADA;  y  lo  que  no  tiene  con-  p  e  je  - 1  a  garto  principalmente,  si- 
sistencia :  sombrero  A  G  U  A  D  O",  guiéndolos  por  el  AGUAJE.  Es  no- 
(ICAZB.) — Significa  también  flojo,  table  el  tino  con  que  el  clavador 
débil,  aplicado  a  las  personas.  Un  acierta  al  pez,  calculando  por  el 
hombre  AGUADO,  es  por  lo  gene-  AGUAJE  su  verdadera  posició  n, 
ral,  un  hombre  gordo  y  pesado,  sin  despreciar  el  tiempo  que  trans- 
sin  agilidad  en  sus  movimientos  y '  curre  para  que  la  fisga  caiga  so- 
sin    fuerzas,    tardo    en    el    andar    y    bre  él. 

en  el   hablar;    una  especie   de  aci-       ^éx.  "Abrevadero.  Lugar  adonde  va 
guatado,      del    cual      se      diferencia    a    beber  el    ganado,    sea     corriente    el 
porque     no     es     un     imbécil,     pues    ag"a,    o   recogida  en   presas   o   estan- 
.  „7~  .  T-.^  r.  •  _»  ques.      "Este      rancho      tiene      buenos 

AGLADO  se  refiere  propiamente  a   \gu\JES."   (ICAzb.) 
las  cualidades  físicas  y  la  comple- ,     "Donde    el    arroyo   de    San    Vicente 
xión.  corre  por  varias  llanuras,  que  los  pa- 

.. '       .</-.-      »       j-    T-i    •       j -i^ü     ..T-„    trios    llaman    marismas.       fue    preciso 

Mex.   "(\er)    adj.  Flojo,  debU      Ln  ,  distante  -1   agua- 

hombre  agiiado":  sm  tuerzas;  Ropa ,  .  ^  P^  ^^  México.)-"Y  que  más 
aguada       sm    alm.don.       (RAM.    y   D.)^  hallaría   cosa    alguna   por 

El  segundo  ejeniplo  se  refiere  mas  bien  despoblado,  a  causa  de  fal- 

a   la    acepción    figurada   de    lo   que    no    ^^    j^^    aguajes."    (ID. )— "Llamándole 

ÍTORO  ^^  atención  algunas  oficinas  nuevas, 
bordos  y  presas  para  tener  el  agua 
para  los  riegos,  y  aguajes  para  el  ga- 

AGUAJE.   m.   El     AGUAJE,     for-    ñadí)."   Astucia.) 
mado  por  un  pez  que  nada  a  flor        2.  -El  segundo  barro,  muy  blando 
de  agua,  o  por  un  barco  que  nave-  \  y  aguado,  que  se  pone  sobre  la  azú- 
ga,  es  el  oleaje  que  levantan  y  se- '  ¿ar,  para  purgarla."  (ICAZB.) 

ñala  la  huella  que  van  dejando.  El  ^  ^ 

./^T-.TT^                         -  Cuba.         Sign.      met.      Apuntaremos 

AGLAJE    no    es    mas      para      nos-  ^,^3.    ^„^^   ¿^   ,^5   ¿leí   lenguaje   de   los 

otros,  que   la   oia   en   forma   de   án-  marinos:    por   motivos   de   filiación   fl- 

gulo,  cujo  vértice  ocupa  el  animal,  lológica:  y  la  cubana  por  ser  de  nues- 

o  la  nave  v  señala  la  dirección  ^''^  obligación:  D.  "el  agua  que  en- 
o    la    na\e,    >    senaia    la    aireccion  ,  ^^^  ^  g^,^    ^^  ¡^^  pu'-rtos.  en  tes  cre- 

que  éstos  llevan.  Es  distinto  ente-   c  i  e  n  t  e  s     y     menguantes."      (Dice, 
ramente  de  la  marea     vulgar,  que    Marit.):   y  Ú),   el  segundo  barro  con 
es    un    movimiento    simultáneo    de  ;  Que  s;^  Puf^a  el  azúcar,  cuyo  nombre 
,        -  lo  debe  a  la  circunstancia  de  ser  muy 

vanas  olas.  La  marea  la  forman  i^,^^^  p^^  ^^^^r  saturado  de.  agua.- 
las    embarcaciones,    o    los    peces '  (macíaS)  picharek),  p.  6.) 

5 


tiene  consistencia. 

Guat.    "Débil,    desfallecido. 
GISB..    Dice.    Lar.) 


AGUA 


—  66  — 


aguí 


Amér.  "AGUAJE  es,  en  Guatemala 
<Batres),  lo  mismo  que  aguacero  y 
también  regaño  largo.  Lo  mismo  se 
dice  en  el  Ecuador  (TOVAR.)  En  Cu- 
ba (PICH.)  es  el  segundo  barro  muy 
aguado  que  se  pone  sobre  el  azúcar 
para  purgarla."   (TORO  GISB.,  Amer.) 

"HACER  AGUAJE,  correr  con  mu- 
cha violencia  las  aguas."  (ID.,  Dice. 
Lar.) 

.  Como  se  ve  de  las  citas  anterio- 
res, nuestro  AGUAJE  es  entera- 
mente distinto  de  lo  que  con  ese 
nombre  se  conoce  en  otros  puntos 
de  Hispano  América.  El  AGUAJE 
de  México  corresponde  a  nuestra 
aguada.  La  acepción  dada  de 
AGUAJE  no  es  sólo  tabasqueña, ; 
sino  común  a  toda  la  costa  orien- 
tal: I 

"Una  estela  olanca  de  menudas  es-  | 
pumas  que  borbollaban  en  la  hélice,  ¡ 
hervían  en  el  aguaje  de  la  popa."  j 
(RODR.   B.,    Pajarito,     XXV,   p.      637.)  i 

AGUARDIENTE,    m.    "En    Cuba' 
se  entiende  por  aguardiente  el  ex- 1 
tracto  de  la  caña  dulce,  y  cuando 
no,   necesita    de    un     calificativo."  I 
(MACÍAS).    El    mismo    es    nuestro  I 
AGUARDIENTE     de    Tabasco,     ex- ^ 
traído  por  destilación  del  agua  de 
caña   fermentada     en    la    batición 
(V.).  I 

Méx.  "Por  antonomasia  el  de  caña,  | 
que  también  se  llama  chinguirito;  j 
nombre  que  no  se  usa  en  el  comer-  i 
ció."  (ICAZB.)  Más  comúnmente  le  | 
llaman  chínguire,  y  sí  es  muy  tisada 
la  denominación  en  el  comercio;  lo  '. 
hemos    oído    en    México,    en    Querétaro 

Cuba.   PICH.,    p.    6. 
y  otros  puntos.  | 

Se   conocen  en  Tabasco,  además 
del  aguardiente   común,  el   de  ma-  ^ 
mey,   el   de    mango  y    de    muchas 
otras    frutas,    principalmente    las! 
acidas.    Estos    se    preparan    echan-  ¡ 
dolé  al  aguardiente   común  la  fru- ! 
ta  cuyo  espíritu  debe  tomar  la  be- 
bida.  Estos   aguardientes    son    lla- 
mados más   comúnmente   caldos 
V.  Chínguire  y  caldos. 


En  el  Dice.  Univ.  de  Hist.  y 
Geograf.  hallamos  chínguire  por 
bebida  ordinaria  de  Tabasco.  No 
es  así;"  esta  denominación,  casi 
desconocida  en  Tabasco,  es  propia 
de  México  y  demás  Estados  del 
interior  en  donde  la  bebida  del 
bajo  pueblo  es  el  pulque,  en  tanto 
que  en  nuestro  Estado  es  el  aguar 
diente  la  del  pueblo  campesino  y 
urbano,  en  las  clases  criolla  o 
mestiza,  e  indígena  principalmen- 
te. 

"Ni  esos  que  están  gritando  con 
furor  de  aguardiente,  que  estamos 
traicionados,  se  resuelven  a  luchar." 
"Le  había  propinado...  copiosas  liba- 
ciones de  aguardiente,  amorosamente 
compartidas."  (SÁNCHEZ  MÁRMOL, 
Antón,    cap.   Xíl,    p.    112.) 

AGUATE.  (Del  mex.  ahuatl,  en- 
cina, y  espina),  m.  Película  áspe- 
ra, verdosa,  que  recubre  verso  y 
reverso  de  la  hoja  del  añil  común 
(Indigophera  tinctorea)  o  Jiquili- 
te. 

"El  jiquilite. . . ;  de  hojas  pecioladas, 
alternas,  ovales  y  cubiertas  en  la  ca- 
ra y  dorso  de  una  película  rígida  su- 
mamente tejiue  (aguate)  y  de  colora- 
ción verde  amarilla."  (RABASA,  El 
Est.    de  Chis.,   p.   104.) 

AGUAZÓN.  f.  aum.  de  agua.  Re- 
guero de  agua;  agua  enaguachada 
en  abundancia.  Forma  vulgar  de 
expresar  abundancia  o  aumento, 
aplicando  a  nombres  femeninos  la 
terminación  propia  del  masculino. 
Así  también  suele  decirse  aguazal. 

AGÜERADO,  DA.  adj.  fam.  Mi- 
mado, dícese  de  los  niños  a  quie- 
nes se  popa  demasiado. 

AGÜERAMIENTO.  m.  Acción  y 
efecto  de  agüerar. 

AGÜERAR.  a.  Miniar,  popar,  ha- 
cer caricias  excesivas  a  los  niños. 

AGÜERO,  m.  Mimo,  caricia  ex- 
cesiva hecha  a  los  niños. 

ÁGUILA,  adj.  y  s.  De  la  persona 
que  es  muy  lista  para  las  trampas 


aguí 


—  67  — 


AGÜJ 


o  ardides  engañosas,  se  dice  que 
es  águila  o  muy  águila. 

Méx.  f.  "Moneda  de  oro  que  vale 
20  pesos  fuertes.  Hay  también  me- 
dias águilas  de  valor  de  §10."  (ICAZB.) 
Ija  moneda  actual  de  valor  de  §20. Uu 
es  el  Azteca  o  Calendario,  creado  es- 
te  año  de   1316. 

Amér.  fam.  "Petardista."  (TORO 
GISB..    Dice.    Lar.) 

"Adiestrados  y  presididos...  por 
aquella  águila  que  se  llamaba  Oroz- 
co "  (MiíRIXO,  Celestina,  la.  pte.,  X, 
p.    115.) 

AGUILUCHO,  adj-.  y  s.  Diminu- 
tivo de  águila. 

"La  nueva  del  matrimonio  de  P'- 
zarro. . .  había...  atraído  a  Tacotal- 
pa,  una  nube  de  aguiluchos."  (ME- 
RINO,   Celestina,    la.    pte.    X,    p.    11.5.) 

AGUINALDO,  m.  Por  antonoma- 
sia se  aplica  este  nombre  en  nues- 
tro folklore  regional  al  canto,  por 
lo  común  acompañado  con  música, 
con  que  se  obsequia  en  las  noches 
de  Navidad  al  Niño  Dios,  a  seme- 
janza de  la  ofrenda  bíblica  que  le 
tributaron  los  pastores  en  Belem 
en  acción  de  gracia.  Para  pedir 
aguinaldos,  como  se  dice  vulgar- 
mente, van  los  cantores  en  pere- 
grinación nocturna  por  cada  una 
de  las  casas  donde  hay  nacimien- 
tos, y  después  de  algún  tiempo  de 
cantar,  con  acompañamiento  de 
guitarra  o  jarana,  es  costumbre 
que  el  dueño  dé  entrada  a  la-  con- 
currencia, obsequiándola  con  be- 
bidas (los  consabidos  caldos  co- 
múnmente), con  las  cuales  se  ro- 
cían ligeras  y  apetitosas  golosinas 
consistentes  en  tortillitas,  turule- 
tes, buñuelos  y  hojuelas,  acompa- 
ñado todo  de  los  indispensables 
tamales  de  mulito  y  el  café  sólo  o 
con  leche.  Esta  ceremonia,  que 
constituye  la  posada,  termina  de 
ordinario  con  baile. 

"Fue  Vasconcelos  quien  mantuvo  vi- 
vo en  ei  repertorio  popular  chontal- 
paneco  el  hermoso  canto  conocido 
por   los   aguinaldos,   que    (51    mismo   se 


acompañaba  a  la  guitarra,  en  .as  gé- 
1  (idas  noches  de  invierno,  durante  la" 
cuales  lle\  aba  a  las  puertas  de  loa 
pacíficos  habitantes  de  la  ciudad 
chontal,  la  ofrenda  de  la  reglamenta- 
ria serenata  de  Navidad.  Un  violín 
traía  asociado  a  su  diminuta  orques- 
ta; y  un  grupo  de  cantadores  que  se 
encargaban    del    estribillo. 

"Quien  no  haya  oído  ese  canto  na- 
rrativo de  la  piedad  cristiana,  impreg- 
nado todo  él  de  santa  y  conmovedora 
sencillez,  no  conoce  del  arte  popular 
regional  una  de  las  páginas  más  be- 
llas, dignas  del  infante  divino  cuya 
cuna  llena  de  luz  mecióse  en  la  glo- 
riosa Judea,  y  de  cuya  historia  se  hi- 
zo Vasconcelos  paraninfo  y  portavoz." 
(QUEVEDO,    Lír.    pop.   tab.,   p.   17.) 

AGUJAS,  f.  pl.  "Maderos  aguje- 
reados que  se  hincan  en  tierra,  y 
pasando  por  sus  agujeros  unas 
trancas,  sirven  para  cerrar  entra- 
das de  potreros  y  sementeras,  for- 
mar corrales,  volantes,  etc. 
(ICAZB.)  Las  AGUJAS  son,  como 
si  dijéramos,  las  jambas  de  esta 
clase  de  puertas,  sin  dintel,  muy 
comunes  y  muy  usuales  en  el  cam- 
po en  Tabasco.  La  denominación 
que  a  primera  vista  parece  un  po- 
co extravagante,  tiene  su  razón  de 
ser.  Por  lo  general  las  AGUJAS 
terminan  por  el  extremo  superior 
en  un  corte  de  lanza,  en  punta, 
que  las  asemeja  al  objeto  de  don- 
de sin  duda  tomaron  su  nombre; 
además,  los  huecos  por  donde  pa- 
san las  trancas  o  latas,  como  se 
las  denomina  mejor,  son  un  reme- 
do del  ojo  de  la  aguja,  y  es  otra 
circunstancia  de  similitud. 

Las  AGL'JAS  son  propias  de  las 
trancas,  denominación  que  se  da 
a  esta  clase  de  puertas,  que  son 
las  más  corrientes  y  vulgares  en 
el  campo;  es  la  puerta  agreste  y 
'  rudimentaria,  usada  para  los  cer- 
':  cados  rústicos  de  menor  importan- 
cia. De  mayor  seguridad  y  mejor 
clase  son  las  puertas  de  golpe,  las 


AGUJ 


—  68 


AGUJ 


cuales  se  asemejan  ya  más  a  la 
puerta  común,  porque  forman  una 
hoja,  qué  gira  por  uno  de  sus  la- 
dos. V.  Lata,  tranca,  puerta  de  gol" 
pe- 
Cuba.  "Sign.  niet.  Tiene  uno  en 
Cuba:  la  acepción  usada  en  los  ferro- 
carriles, como  sinóniíno  de  chucho." 
Debo  advertir  que  este  chucho,  que 
es  el  cambiavía,  no  se  conoce  con  es- 
te nombre  en  Tabasco,  donde  chucho 
tiene  otras  acepciones  enteramente 
tástintas.  "Aguja  de  tranquera,  cada 
uno  de  los  maderos,  o  palos  verticales, 
que  forman  las  entradas  o  puertas, 
rústicas  de  las  fincas  rurales,  o  de 
los  terrenos  cercados:  hay  tranque- 
ras de  dos  y  de  tres  agujas."  (MA- 
CÍAS.) 

Parece  que  en  algunas  partes  de 
la  República  se  llama  así  a  la 
tranca  misma,  esto  es,  a  los  made- 
ros horizontales  que  entran  en  los 
ojos  de  las  agujas  y  que  nosotros 
llamamos  latas  (V.) 

"El  viejo  Pablo...  con  presteza 
abrió  la  puerta  del  corral,  sacando 
i  na  tras  otra  las  agujetas  de  pesado 
encino,  que  como  travesanos  iban  de 
un  lado  a  otro  de  dos  cuartones  ver- 
ticales de  mezquite."  (AZUELA,  Ma- 
la Yerba,  I,  p.  5.) — "Crujen  las  aguje- 
tas de  jncino,  enfilándose  en  los  ori- 
ficios de  los  soportes."  (ID.,  Ibid., 
XVII,    p.    129.) 

Lo  mismo  aparece  de  este  pasaje  de 
i'iía    obr.i   tabasqueña: 

"Ambos  ginetes,  descorriendo  las 
agujas  o  flechtis,  se  zamparon  con 
armaduras  y  todo."  (MERIXO,  Jua- 
na  Santa  Anna,  XVI,   p.   153.) 

AGUJA  DE  JARETA.  La  larga 
gruesa  y  roma,  que  sirve  para  in- 
troducir el  cordón  o  cinta  en  la 
jareta.  (ICAZB.)  La  misma  deno- 
minación se  da  a  tal  utensilio 
en  T  a  base  o.  MACf  AS  la  llama 
agujeta.  Oigámosle:  "La  aguja 
grande,  de  metal  u  otra  sustancia 
análoga,  sin  punta  y  dispuesta  pa- 
ra que  pasen  la  cinta,  o  los  cordo- 
nes para  las  jaretas  de  los  vesti- 
dos." 


BUSCAR  COMO  AGUJA,  expr. 
fam.,  -buscar  cuidadosamente,  con 
grande   diligencia.   Muy  usada. 

METER  AGUJA  POR  SACAR 
BARRETA.  Loe.  prov.  que  signifi- 
ca decir  poco  para  averiguar  mu- 
cho; es  decir,  hacer  una  pequeña 
declaración,  maliciosamente,  con  el 
fin  de  que  el  interlocutor  externe 
su  opinión  acerca  de  aquello  que 
queremos  averiguar.  No  es  lo  que 
la  Acad.  dice  "Meter  aguja  y  sacar 
reja." 

"El  año  47  volvió  Petit. . .  con  el 
grado  de  Comandante  de  la  Corbeta 
"Saratoga",  y,  como  agujas  buscaba 
a  los  qu'í  profanaron  el  cadáver  de  su 
infoitun.ido  .Jefe."  (MERINO,  Celes- 
tina, 2\a.  pte.,  IV,  p.  163.)  "No  vién- 
dola, empecé  a  llamarla  por  todos  la- 
dos, bus'::ándol,i  como  aguja,  y  me 
desesperaba  no  hallarla  ni  en  la  espu- 
ma..." (COFFIX,  Gral.  Gut.,  XXIII, 
p.    174.) 

AGUJETERO,  m.  Nombre  que 
se  da  al  alfiletero.  Es  tan  común 
el  uso  de  la  palabra  con  esta  acep- 
ción, que  es  y  debe  ser  aceptada 
aún  entre  la  gente  de  buen  hablar. 
La  encontramos  de  norte  al  medio 
día,    en    la   América    del     Sur,     en 

'  América   Central    y  en    todo   Méxi- 

I  co. 

i      Sin  que   -neguemos    a  la    Acade- 
mia   su    autoridad    y   competencia 

'  en    asuntos     del     lenguaje,    franca- 

:  mente,  nos  parece  que  es  más   ló- 
gico; más    claro  y    más    adecuado 

;  llamarle    AGUJETERO,    al    objeto 
que  sirve  para  giiardar  o  poner  las 

I  agujas,  y  no  alfiletero  que  propia- 

'  mente   es  para  alfileres. 

Don  Rufino  José  Cuervo,  e  1  o- 
cuente  y  docto  filólogo,  lo  ampara 
con  las  siguientes  palabras  de  sus 
Apuntaciones  Críticas:  "Agujetero 
es  en  España  el  que  hace  o  vende 
agujetas,  cosa  que  los  bogotanos 
no  conocemos    (ni  los  tabasqueños 


AGUJ 


—  69    - 


AHOG 


tampoco),  y  lo  tomamos  por  el  ca- ,  una  aguja,  o  punzón  grande:  los 
ñuto  en  que  se  guardan  las  agujas,  ojos  son  negros  con  cerco  platea- 
o  sea  el  alfiletero,  buscando  una,  do,  como  todo  el  cuerpo,  aunque 
denominación  más  clara,  y  porque  ennegrece  por  el  lomo;  cola  ahor- 
agujero  es  otra  cosa."  quillada    desigual;    la   aleta    dorsal 

Don  Félix  Ramos  y  Duarte  que  principia  grande  y  corre  baja  una 
no  sabe  de  admitir  palabras  que  cuarta  parte,  las  ventrales  en  me- 
no  estén  en  el  Diccionario  de  la  dio  del  cuerpo  y  dos  pectorales.  No 
Academia  ni  acepta  nada  de  lo  que  es  comida  muy  agradable."  (MA- 
no  nos  dé  el  tal  mamotreto,  en  su  CÍAS).  Poco  más  o  menos  es  igual 
libro,  que  Toro  Gisbert  ha  llama-  a  nuestro  AGUJÓN  de  agua  dul- 
do  tan  acertadamente  "verdadero  ce,  pez  sumamente  ágil  para  na- 
cajón  de  sastre",  se  concreta  a  co- !  dar,  rapidísimo  en  sus  movimien- 
rregir  la  acepción  de  agujetero  |  tos  y  que  da  saltos  hasta  de  5  o 
dando  su  equivalente  castizo  de  10  metros  por  sobre  la  superficie 
alfiletero,  como  si  las  agujas  fue-  del  agua,  cuando  va  de  escape  o 
ran  también  alfileres.  Y  da  el  tér- '  tropieza  con  cualquiera  cosa.  Per- 
mino  como  provincial  de  San  Luis  '  seguidos  por  el  sábalo,  es  curioso 
Potosí,  donde  se^ruramente  lo  cono  '  ver  como  saltan  y  cruzan  el  aire 
ció,  cosa  inexacta,  pues  es  de  uso '  como  flechas  en  distintas  direccio- 
en  toda  la  República,  y  lo  cual  se  nes  a  la  acometida  del  enemigo, 
debe,  como  el  mismo  Toro  Gisbert !  cuando  éste  voltea  en  persecución 
dice,  ocupándose  de  la  referida  de  ellos,  a  flor  de  agua.  El  AGU- 
obra  de  Mexicanismos:  "No  bas-  JÓN  generalmente  vive  en  las 
ta  haber  leído  una  vez  en  un  pe-  aguas  limpias  y  claras  de  los  arro- 
riódico  o  en  un  libro  editado  en ,  yos  y  los  ríos;  muy  poco  en  las  la- 
Mérida,  para  decir  que  una  pala- 1  gunas  y  agiias  turbias  o  estanca- 
bra  mejicana  es  provincial  de  Yu-  das;  gusta  mucho  de  las  aguas 
catán".  ¡  frescas  de  creciente,  y  anda  siem- 

"Col.  y  Ríopl.  Alfiletero".  (TORO  !  P^"^  «n  cardumos,  nadando  general- 
GISB.    Dice.  Lar.)  ;  mente  a   poca  profundidad,   siendo 

visibles  por  lo    mismo    sus    movi- 


Don    Baldomero    Rivodó    registra . 


mientos. 


de  Veracruz.   Es  nacional. 

Cuba.     "PICH.    se    declara    contra    el 


la  palabra  en  sus  Voces  Nuevas  de 

la  Lengua  Castellana,  y  aboga  por        AHOGO,  m.  Lo  que  la  Academia 

su  uso  en  la  acepción  apuntada.      '■  llama  ahoguío,  esto  es.  opresión,  fa 

AGUJÓN,  m.   "Pez   del  orden  de  i  ti^^  respiratoria  por  falta  de  aire. 

los   teleocéfalos,   familia   de   los   es-  i      Méx.   Ramos   y  D.    la  da   como  voz 

combresócidos,  y  del  género  be  lene 

de  Cuvier,  del   cual  describe  Poey  !  ^ .  ^    ,„  ^.^    ^í„„í-;„    r.^,.  „„„„:,i^ 

;  empleo    de    esta    dicción,    por    conside- 

ocho  especies.  Pichardo  dice:   "Pez  I  rarla  corruptela,   e   indica  en  sustitu- 

común   en   estas   bahías,   de   media  ción  de  ella,   ahogruío,    asma."     (MA- 

vara  de  largo,    más  o    menos;    su  j  ^^^^-^ 

grueso,    la    duodécima    p  a  r  t  e  de  |      El    mismo    autor  diserta    acerca 

aquél :   cada  mandíbula  -se    prolon-  i  del  abolengo  de  la  voz.  y  prueba, 

ga  más  de  un  jeme,  con     dientes,    rebatiéndola  como     provincialismo 

las    cuales    cerradas,    porque    son    de  origen    cubano,    que  la    Acade- 

delgadas    presentan    la    figura    de    mía  no  registró  su  significado  rec- 


AHOR 


—  70  — 


AHUI 


to,  ocupándose  solamente     de     las 
acepciones   traslaticias. 

Col.  C  CIERVO  prueba  que  es  clási- 
fo,  con  una  cita  del  P.  Isla.  "Es  muy 
ugado  en  Andalucía."  (TORO  G., 
Amer.)    y  en   casi   todo   Sud    Amalea. 

AHORA,  m.  adv.  Ahora  bien. 

La  tendencia  constante  del  len- 
guaje popular  a  la  apócope,  abre- 
viando, ha  llegado  a  darle  al  adv. 
AHORA  la  connotación  del  m. 
adv.,  ahora  bien.  El  Presb.  Gil  y 
Sáenz,  arbitro  en  el  manejo  del 
habla  tabasqueña,  usó  demasiado 
tal  vez  de  esta  figura  de  dicción, 
pero  hízolo  siempre  con  la  donosu- 
ra que   sabía  hacerlo. 

"Desde  Xicalangro  a  la  barra  de 
Santa  Anna,  la  costa  es  limpia.  Aho- 
ra, desde  la  bara  de  S.  Pedro  hasta 
la  de  Chiltepec,  hay,  de  4  a  5  bra- 
zos de  agua."  (GIL  Y  SAENZ.,  Cart. 
de   Geogr.   de   Tab.,   p.   69.) 

AHORCAR,  a.  "AHORCAR  a  al- 
guno es  valerse  de  su  necesidad 
para  hacerle  pagar  un  interés  ex- 
cesivo por  dinero  que  se  le  presta, 
o  para  comprarle  alguna  cosa  en 
menos  de  su  justo  valor."  (ICAZB.) 
En  la  misma  acepción  se  usa  en 
Tabasco,  donde  se  dice  también 
COGER  A  UNO  A  HORQUETA,  o 
a  HORQUETA  DE  GUAYABO,  que 
equivale  a  aprovechar  la  situación 
aflictiva  de  uno,  o  la  falta  de  dine- 
ro, que  es  lo  más  común,  para  ex- 
torsionarle con  réditos  usurarios, 
obteniendo  de  él  ventajas  leoninas. 

AHORITA,  adv.  Diminutivo  de 
ahora;  "aún  más  del  momento  que 
ahora.  Muy  usado,"  dice  GARCÍA 
ICAZBALCETA.  Ahora,  propia- 
mente, se  refiere  a  la  actualidad 
durante  el  día  o  la  fecha  en  que 
se  habla;  así,  se  dice  iremos  aho- 
ra, ahora  en  la  noche,  esto  es, 
hoy;  en  tanto  que  AHORITA  es 
"en  este  momento,"  en  el  acto,  en 
el   instante   mismo   en   que   se   ha- 


bla. El  vulgo  apocopa  la  expresión,, 
diciendo  horita  y  horitita  y  aun  ho- 
rititita,    por    la    afinidad    con    hora. 

Dícese  en  Andalucía,  según  Ro- 
dríguez Marín.  (Nota  al  Quij.,  pte. 
la.,  cap.  VII;  ed.  de  "La  Lectura," 
Cervantes,  t.  I,  p.  201.) 

Méx.  "Aún  se  estrecha  más  el  tiem- 
po diciendo  ahoritita,  o  como  en  Cuba 
ahoritica."    (ICAZB.) 

De  ahoritita  dice  RAM.  y  DUAR- 
TE:  "Diminutivo  de  ahorita  y  bidi- 
minufcivo  de  ahora,  del  latín  ac-hora, 
j  en   esta  hora." 

i  — "Si    se   pide    alguna   cosa 

Que   motive    detención, 
Dicen  con  mucha  dulzura 
Ahorita    mismo,    señor." 

(S.    SOMOANO.) 
"Con    esto    horita,    horita      aprenden 
los    muchachos    el      oficio."    (PENSA- 
.  DOR,    Periquillo,    lia.   pte.,   cap.   XXTV. 
p.    149.) — "Paguemelosté      de    prestito. 
¡  porque   .si   no   el   diablo   nos  ha  de   lle- 
I  var  horita,   horita."   (ID.,   ib.,  3|a.  pte., 
¡cap.   IV,   p.    179.) 
Cuba.    PICH. 

— "En  el  acto  y  con  suma  pronti- 
tud. Ahorita  mismo,  con  acelerada 
festinación."  (MACÍAS.)  Entre  nos- 
otros no  significa  actividad  o  acelera- 
¡  c;ón.  sino  simnlemente  acción  que  se 
verifica  o  se  lleva  a  cabo  en  el  ins- 
tante -^n  qi'e  se  habl.i.  "Ahorita  voy", 
quiere  d'^cir  que  se  parte  en  seguida, 
ficto  continuo  al  en  que  se  habla,  aun 
cuando   se   vaya   de.spacio. 

AHOYAR,  a.  Horadar,  perforar, 
agujerear;  en  el  sentido  de  pasar 
una  lámina  u  hoja  de  un  lado  a 
otro. 

AHUECAR,  a.  Irse,  partir. 
"Ahueca,  en  imperativo,  equivale  a 
"vete."  (TORO  G.,  Amer.,  p.  166.) 
Muy  usado  en  lenguaje  familiar  y 
jocoso. 

AHUIZOTE,  m.  Es  en  nuestra 
tierra  todo  símbolo  de  desgracia, 
aquello  que  nos  anuncia  un  mal 
próximo  o  futuro;  así,  dicen  que 
el  graznido  de  la  lechuza  es  AHUI- 
ZOTE que  anuncia  en  la  casa  al- 
guna muerte;    por  eso  cuando,  ha- 


AHUI 


7  i  — 


AHUI 


biendo  un  enfermo,  la  lechuza  ( los  ríos  de  la  tierra  caliente.  El 
grazna  sobre  la  casa  o  cerca  de  i  cuerpo  tiene  un  pie  de  largo,  el  ho- 
ella,  cunde  el  pánico  en  la  fami- 1  cico  es  largo  y  agudo  y  la  cola 
lia  y  cuenta  por  segura  la  muerte  '.  grande.  Tiene  la  piel  manchada  de 
del  paciente.  Es  esta  una  de  tan- ¡negro  y  pardo."  (Storia.  Ant.,  lib.  1. 
tas  supersticiones  o  abusiones  de  ¡  p.  10.)  Es^o  animal  daba  materia 
la  gente  poco  instruida,  sencilla  y  ¡  a  los  mexicanos  para  muchas  con- 
creyente. No  obstante,  común  es  ¡  sejas  y  supersticiones,  que  el  P. 
oír  tales  consejas  hasta  entre  per- 1  Sahagún  refiere  así: 
sonas  de  mediana  cultura,  que  po-  ¡  "Hay  un  animal  en  esta  tierra  que 
cas   veces    renuncian   a   los   hábitos  '  vive  en  el   agua  y  nunca  se  ha  oído, 

ancestrales  de  la  creencia  absur- "^'  *^"^^  ®®  "^"'^  avitzotl,  es  del  ta- 
ancestraies    ae    la    cieencia    aubui    .  n^a.ño  como   un   perrillo:    tiene   el  pelo 

da  e  irrazonada  en  cosas  mverosi-  muy  lezne  y  pequeño,  tiene  las  ore- 
miles,  jitas  pequeñas  y  puntiagudas,  así  co- 
En  Otras  partes  de  la  República  í  "^o  el  cuerpo  negro  y  muy  liso,  la 
1  1  u  *  TTT-TVí-iTTT'  +í^«,^  «í^^o  '^olSL  laFga,  y  al  cabo  de  ella  una  ma- 
la palabra  AHLIZOTE  tiene  otra  ^o  como  de  persona;  tiene  pies  y  ma- 
acepción,  aunque  también  en  sen-  j  nos,  y  son  como  de  mona;  habita  es- 
tido    metafórico    o    traslaticio,      ex-    te  animal  en  los  profundos  manantia- 

nrpsnndn  "nprsnna  malicia  «iiP  ^  ^^^  *^*^  '^^  ^^"^^' ^  ^'  ^'^""^  P^^"^""**- 
presando       peisona     maligna,    Que   jj^^^  ^  ^^..j,^  ^^  ^^^^^  ^j  habita,  lue- 

nos  hostiga,  acosa  y  molesta  con  ;  ^^  ,^  arrebata  (sic)  con  la  mano  de 
insistencia.'  En  su  acepción  pri-  la  cola,  y  le  mete  debajo  del  agua  y 
mordial,  la  voz,  que  es  de  origen  lo  lleva  al  profundo:  luego  turba  a  es- 
azteca,  expresa  el  nombre  de  un  ^^  ^^  ^ace  vertir  y  levantar  olas:  pa- 
,  ,  1      X-  I  rece  que  es  tempestad  ae  agua,   y  las 

animal,  muy  común  en  la  tierra  !  0,^3  quiebran  en  las  orillas  y  hacen 
caliente,  como  bien  dice  Clavijero;  ¡espumas;  y  luego  salen  muchos  pe- 
pero  desconocido  en  nuestra  tierra  i  ees  y  ranas  de  lo  profundo,  andan  so- 

con  ese  nombre,  pues  allá  se  namal^Z^^.l^^fJ^^^t.t^''^- 1  }!''^''r  F^T 
'  ^  •de  alboroto  en  ella;   y  el  que   fue  me- 

perro  de  agua.  i  tido    debajo,    allí   muere,    y    de    ahí    a 

ETIM.    "AHUIZOTE.    (A. — HUIT-  i  pocos  días  el  agua  arroja  fuera  de  su 
ZOTL:    atl,   agua;    huitzotl,   espino- !  ^«"o   el   cuerpo  del   que   fue   ahogado 
,,   ,  .  ,   ,  „x    tTt  'y  sale  sm  ojos,  sm  dientes  y  sm  unas, 

so;  el  espinoso  del  agtia.  )  Nom- :  que  todo  se  lo  quitó  el  avitzotl:  el 
bre  de  uno  de  los  reyes  de  Mé-  cuerpo  ninguna  Haga  trae,  sino  todo 
xico.  que  se  hizo  célebre  por  sus  I  "eno  de  cardenale-s.  Aquel  cuerpo  na- 
^„„^i^„^^„  TT-^  r,^-^nA^  «^,„„j„  ¡  d's  '<?  osaba  sacar;  hacíanlo  saber  a 
crueldades.  En  sentido  figurado,  I  ,^3  sátrapas  de  los  ídolos,  y  ellos  so- 
persona  que  molesta,  hostiga  y  ios  le  sacaban,  porque  decían  que  los 
acosa  a  alguno.  (13.)"  (RÓBELO,  |  demás  no  eran  dignos  de  tocarle,  y 
Dice     de    Azts  )  también    decían    que    aquél      que    fue 

^  ahogado,    los    dioses    tlaloques    habían 

Méx.      "AHUIZOTE.      (Del      mex.  |  enviado    su    ánima    al    paraíso    terre- 

ahuizotl.)    m.    Animal    anfibio,      que    ''al...    Decían   también  que   usaba  es- 

^,',^    ^r,    „r.    „„i „    „,  „í^      «•  -1    te  anim.ilejo  do  otra  cautela  para  ca- 

aun  no  se  sabe  a  punto  fijo  CUaU^^^  hombres  cuando  ya  mucho  tiem- 
es.  "Cierto  animalejo,  de  agua,  co-  ¡  po  hacía  que  no  había  cazado  ningu- 
mo  perrillo,"  dice  MOLINA.  HER  j  "<>•  v  Para  tomar  algimo  hacía  jun- 
NÁNDEZ,  cree  que  puede  colocar-  K=^'' ^'""íl'^^^  Peces  y  ranas  por  allí 
.  '  '  j      1  ±   ■        '  oonde    él    estaba,    que    saltaban   y   an- 

sele  en  el  genero  de  las  nutrias.  :  ciaban  por  el  agua,  y  los  pescadores, 
Clavijero  le  describe  de  este  mo- ;  por  codicia  de  pescar  aquellos  peces 
do:  "El  ahuizotl  es  un  cuadrúpedo  h"e  parecían,  echaban  allí  sus  redes, 
«^fiu:^    ^,,„    ^„      1  _'  •  y    entonces,    cazaba   aJguno.    ahogaba- 

anfibio   que   por   lo    común    vive    enJje.  y  nevábale  a  su  cueva.  Decían  qite 


AHUI 


72 


AHUI 


usaba  otra  cautela  este  animalejo, 
que...  salíase  a  la  orilla  del  ag-ua  y 
comenzaba  a  clorar  como  un  niño,  y 
el  que  oía  aquel  lloro  iba,  pensando 
que  era  realidad,  y  como  llegaba  cer- 
ca del  agua,  asíale  con  la  mano  de  la 
cola,  y  llevábale  debajo  le  ella,  y  allá  '■ 
le  mataba  en  su  cueva."  (Hist.  Gen., ! 
üb.   XI,   cap.   4,   p.   2.)'' 

Sin  duda  que  la  perversa  índole 
atribuida  al  animalejo  fue  causa 
de  que  en  las  pinturas  aparezca 
como  símbolo  infausto  y  anuncio 
de  calamidades.  Se  ignora  por  que 
tomó  el  nombre  de  Ahuizotl  el  oc- 
tavo rey  de  México,  y  a  fe  que  le 
cuadró  a  maravilla,  porque  se  se- 
ñaló por  sus  continuas  guerras  y 
por  la  multitud  de  víctimas  huma- 
nas que  hizo  sacrificar,  particular- 
mente en  la  dedicación  del  templo 
mayor  de  México,  con  lo  cual  te- 
nía hostigado  al  pueblo,  y  su  nom- 
bre se  hizo  tan  aborrecible  a  pro- 
pios y  extraños,  que  ha  venido  a 
significar  "el  que  molesta  y  fatiga 
a  otro  continuamente  y,  con  exce- 
so" y  así  decimos:  fulano  es  un 
ahuizote. 

"El  nombre  de  Ahuizotl  se  usa 
como  proverbio,  aún  entre  los  es- 
pañoles de  aquel  reino,  por  signifi- 
car un  hombre  que  oon  sus  moles- 
tias y  vejaciones  no  deja  vivir  a 
otro."  (CLAVIJ.,  Storia.  Ant.,  del 
Messico.) 

— "El  se  hizo  mi  íntimo  amigo  desde 
aquella  primera  escuela  en  que  estu- 
ve, y  fue  mi  eterno  ahuizote."  (PEN- 
SADOR, Periquillo,  tomo  I,  cap.  6, 
p.  59.) — "El  es  mi  ahuizote,  sin  duda: 
es  otro  Doctor  Pedro  Recio."  (ID.,  ib., 
cap.  II,  p.  140.) — "Los  violinistas  son 
su  ahuizote."  (FAC,  IVtariditos,  cap. 
6.)  "Hay  todavía  como  herencia  de 
lo$  tiempos  antiguQs,  cuando  una  per- 
sona nos  molesta  atosigándonos  de 
una  manera  insoportable,  acostum- 
bramos decir:  fulano  es  un  ahuizote." 
(OROZCO  Y  BERRA.,  Hist.  Ant.  t.  I, 
p.    447.) 

Incluye  este  nombre  D.  Juan 
Fernández   Ferraz  en   sus     Nahua- 


tlismos  de  Costa  Rica,  y  le  da  la 
significación  de  agüero,  creencia 
vulgar,   brujería."    (ICAZB.) 

"(Pr.  D.  F.)  s.  i  adj.  Perseguidor, 
tenaz,  perverso,  malvado.  Del  azte- 
ca ahuizotle,  anfibio  llamado  perro 
de  agua."   (RAMOS  Y  DUARTE.) 

Debe  advertirse  que  unos  auto- 
res  (RÓBELO,  ICAZBALCETA, 
MAGIAS,  TORO  GISB.),  escriben 
ahuizote;  otros  (RAMOS  Y  DUAR- 
TE, OCAMPO),  agilizóte.  Confor- 
me   a   su   etimología,   dada   por    el 

Sr.  Róbelo,  creemos  que  debe  es- 
cribirse con  h  y  no  con  g,  porque, 
como  dice  el  Sr.  Ocampo,  (Ob. 
cit.)  "en  esta  voz  aún  no  se  ha 
marcado  por  el  uso  la  sustitución 
de  una  g,  a  la  guturalidad  que  re- 
sulta de  que  concurra  una  u  con 
otra  vocal  que  le  siga." 

Cuba.    "AHUIZOTE,      adj.      de      una 
term.    sign.    ún:    Para    nosoti'os    equi- 
vale   a    malévolo    y    cruel,    porque    tal 
pintaron  al  monarca  Ahuizotl  los  ero 
nistas  y  misioneros;   sin  embargo,  pa- 
ra   A.      D.,      impugnador    del      ilustre 
Bach.,    significa    perseguidor.    Var.    en 
Méx.    dice   el    vulgo   aguizote    (Mendo- 
za,)    y    BACH.    reproduce    unos    con- 
ceptos de   A.    D.   en   que  aparecen  dos 
variantes:    "Es   verdad    que    los    espa- 
ñoles llevaron  a  Cuba  el  ahuizote  me- 
xicano. . .    yo    creía    provincial    la    ovz 
ahuizotl    (perseguidor)    y   es   la    mexi- 
cana   ahuizotl    el    D.    Pedro    el    Justi- 
ciero  de   los   aztecas,   monarca   fiero   e 
I  incansable."    Homon.     Mendoza    cscri- 
!  be  en   sus  Apuntes:    "acepción  vulgar, 
i  el    individuo    que    por   costumbre    cau- 
i  sa   daño   a   otro,    tal   vez   por   el    terri- 
ble  recuerdo  que   dejó   el   emperador." 
I  (MACfAS.) 

Costa  Rica.  D.  Carlos  Gaeini.  dice 
en  su  Dice,  de  Barb.  de  C.  Rica:  "Sin 
duda  era  para  los  mexicanos  algo  co- 
mo el  basilisco  para  los  españoles, 
pues  ahuizotl  significa  también  "ani- 
mal fantástico  o  espanto",  en  lenpu;i- 
je  náhuatl."  Hoy  la  palabra  apüizote 
se  toma  en  muchos  lugares  de  la 
América  Central  por  "sortilegio,  ca- 
bala." 


AHUL 


73 


AIRE 


AHULADO,  m.  "Tapete  de  hule 
con  que  se  cubre  la  mesa,  para 
conservarla  limpia.  Ahulado  es  lo 
parecido  al  hule  o  que  contiene 
hule."  (RAMOS  Y  DUARTE.)  Y 
qué  ¿el  ahulado  no  contiene  hule? 

AHUMAR,  a.  Como  los  cubanos 
gustan  del  tasajo  ahumado,  así 
gustamos  nosotros  de  ciertas  fru- 
tas, como  la  naranja,  ahumadas, 
y  también  de  ciertas  carnes,  la 
lonja  de  puerco  y  la  longaniza, 
que  de  esta  forma  se  conservan  lar- 
go tiempo  y  toman  además  rico 
sabor  y  olor  peculiar.  Ahumar  una 
cosa  es  pues  exponerla  a  la  ac- 
ción del  humo,  cerca  del  fogón  o 
del  fuego,  con  los  fines  antes  di- 
chos. 

Cuba.  "Poner  la  carne...  a  recibir 
el  humo..",  para  darle  aquel  gusto  del 
bocado  criollo  favorito,  el  tasajo  ahu- 
mado."   (PICH.) 

AINDIADO,  DA.  adj.  "Que  tira 
a  indio:  semejante  a  los  indios  en 
color  y  facciones.  Salva  dice  que 
es  voz  de  Cuba;  mas  no  la  trae 
Pichardo.  Maclas  la  da  (p.  33) ; 
pero  cree  que  no  es  sólo  de  Cuba 
sino  de  toda  la  América;  y  añade 
que  en  Cuba  es  precisamente  don- 
de menos  se  emplea;  lo  cual  es 
muy  creíble  pues  no  ha  quedado 
allí  indio  alguno."   (ICAZB.) 

Riopl.  "Que  tira  a  indio;  p  que  tie- 
ne el  color  y  facciones  propias  de  los 
indios."    (GRAXADA.    p.    78.) 

Con  más  amplitud,  en  Tabasco 
se  llama  aindiado  al  individuo  de 
tipo,  aspecto  o  modales  toscos,  or- 
dinarios y  gi'oseros,  por  razón  de 
que  los  indios  (indígenas)  de  allí, 
como  los  que  aun  restan  en  toda 
la  América,  son  tipos  de  facciones 
recias,  de  mala  presencia  física  y 
generalmente  incultos,  vulgares  y 
antipáticos  por  su  rusticidad,  de- 
bido al  desprecio  de  que  han  sido 
motivo,    cuando  no   a  la     persecu- 


ción, por  parte  de  los  blancos,  y 
hoy  hasta  de  los  criollos.  Además 
el  indio  de  la  actualidad,  a  causa 
de  los  sucesivos  cruzamientos,  ha 
degenerado  marcadamente,  per- 
diendo sus  históricas  y  proverbia- 
les cualidades  de  carácter  y  otras 
facultades  que  peculiarizaban  la 
raza  pura,  llegando  a  convertirse 
en  individuos  de  crasa  intelectua- 
lidad y  de  c-ondiciones  detestables 
para  la  vida  social,  principalmen- 
te para  el  progi'eso,  pues  son  con- 
servadores, rutinarios  y  apáticos 
por  excelencia. 

AIRE.  m.  "En  el  juego  del  mon- 
te se  llama  así  la  salida  de  las 
cartas  de  igual  clase,  como  dos 
i-ejes,  dos  sotas,  etc.,  cuando  se 
sacan  para  el  albur."  (ICAZB.) 

Es  lo  que  la  Academia  llama 
encuentro,    5a.    acepción. 

2.  Así  se  llama  también  en  Ta- 
basco el  torozón,  padecido  por  los 
caballos.  Creo  que  es  lo  que  en 
Veter.  llama  el  Dice,  meteorismo, 
torozón,  timpanitis  o  enteritis 
El  aire  ^s  una  especie  de  ataque 
paralítico,  por  el  cual  la  bestia  su- 
fre convulsiones  y  espasmos  rápi- 
dos que  le  producen  casi  siempre 
la  muerte.  Lo  padece  generalmen- 
te el  animal  cuando  ha  andado,  o 
hecho  ejercicio  largo  que  le  pro- 
duce sudor  y  cansancio,  y  cesa  re- 
pentinamente, entrando  en  reposo 
o  descanso.  Por  eso  cuando  un  ca- 
ballo ha  hecho  largo  viaje,  sobre 
todo  en  épocas  de  calor  fuerte,  al 
rendir  la  jornada,  o  apearse  el  ji- 
nete, acostúmbrase  pasearlo  va- 
rios minutos,  antes  de  desensillar- 
lo, de  suerte  que  vaya  entrando 
•paulatinamente  en  rep'oso  y  refres- 
cándose poco  a  poco.  V.  PASEAR. 

3.  En  general,  cierta  parálisis 
!  ligera. 


AJIA 


74 


AJIL 


Méx.  "Enfermedad  que  paraliza  al- 
guna parte  del  cuerpo.  Le  dio  un 
aire."    (ICAZB.) 

Cuba.  "Enfermedad  conocida  tam- 
bién con  los  nombres  de  perlesía  o 
paralisio  (más  común  parálisis),  y  en 
tal  concepto  se  acostumbra  decir 
Juan   tiene   aire..."    (MACÍAS.) 

— "La  enfermedad  perlática  que 
tuerce  o  invalida  alguna  facción  o 
miembro  del  cuerpo  repentinamente. 
Usase  con  los  verbos  tener  y  dar,  v. 
gr.:  tiene  aire,  le  dio  aire..."  (PICH.) 

Canarias.  "Cierta  parálisis  ligera: 
tiene  un  aire:  le  dio  un  aire.  Es  co- 
rriente también  en  Andalucía."  (Ze- 
ROLO,    Legajo   de  varios,   p.   161.) 

HACERLE  A  UNO  AIRE  CON 
LA  COLA,  fr.  pbr  lo  común  to- 
mada en  mala  parte,  en  el  sen- 
tido irónico  de  no  temer  uno  a 
otra  persona,  ni  dar  importancia  a 
sus  actos.  I 

AJIACO.  "(Pr.  Tab..)  s.  m.  Co- 
mida con  caldo,  hecha  de  carne, 
camote,  yuca,  elote,  plátano  ver- 
de, calabaza,  chayóte,  ñame  y  chi- 
le." (RAMOS  Y  D.)  Le  faltó  ajo, 
cebolla,  ajo-cebolla  o  cebollín,  cu- 
lantro, challa,  coles,  tomates  y 
mil  frutas,  legumbres,  especias  y 
condimentos  más,  que  bien  pueden 
ponérsele  al  tal  guisito,  que  en 
realidad  no  es  una  simple  "comida 
con  caldo",  puchero  por  ej.;  como 
dice  Ramos  y  Duarte,  sino  que  co- 
mo no  la  conoce,  habló  por  boca 
de  ganso  y  dijo  una  tontería,  co- 
mo la  dijo  también  al  afirmar  que 
la  voz  yagual  es  término  de  Fron- 
tera. El  ajiaco  es  una  comida,  un 
cocido,  que  se  hace  preparando  un 
caldo  coloreado  con  achiote  y  car- 
gado de  especias  y  recados:  ajo 
en  cabezas  enteras,  pimienta,  cla- 
vo, etc.,  con  el  cual  se  guisa  la 
carne,  echándole  verduras,  frutas 
diversas,  y  adepiás  aceite  y  vina- 
gre. No  es  tampoco  voz  propia  so- 
lamente    de     Tabasco;     la  hemos 


oído    en    México    repetidas      veces. 
Parece  esencialmente  cubana. 

Méx.    "Guiso    de    carne    de    cerdo    o 
de    ave    y    huevos    revueltos    con    re- 
caudo."    (OCAMPO). 
1      MONDONGO  EN  AJIACO,  es  el 
í  mondongo  hecho  en  guiso  de  ajia- 
j  co,  es  decir,  en  caldo  colorado,  con 
'  especias,    frutas    y     demás     ingre- 
dientes. V.  MONDONGO. 
I      Cuba.   Tratándose  de   un  guiso  isle- 
ño,   en    América      nadie    tiene      mejor 
;  derecho    para    hablar    de    él    que      un 
cubano,    y   más   cuando   éste   sea  doc- 
i  to,    como      el      señor      Macías      Oigá- 
¡  mosle: 

I       "Comida   criolla   compuesta   de   car- 
j  ne    fresca    y    tasajo    (de    puerco    o    de 
j  vaca),    de    viandas    y  de   mucho   caldo 
i  (donde     se     puede   mojar  el   casabe), 
!  abundante    en    svimo    de    liinón    y    ají 
¡  picante.  Generalmente  se  le  echan  pe- 
j  dazos    de      plátano,      yuca,      calabaza, 
I  mazorca  de  maíz,   ñame,   boniato,   ma- 
j  langa,    etc.:    pero   es   de   advertir   que 
I  degeiiera    de    su    primitivo    origen,      a 
¡  medida  que   se   le   acompaña  de  vian- 
das y  de  verduras  exóticas El  je- 
suíta  Francisco   J.    Charlevoíx     (Hist. 
de    Saint-Dom.)     lo    nombra       iracas, 
!  voz  que,   dados  los  efectos  del  ají,   no 
vacilamos    en    dar    por    derivada      de 
\  ira.    No    diremos    que    son    sinónimos, 
porque    sus    elementos    son    distintos; 
i  pero    pueden    tomarse    como      equiva- 
lentes el   ajiaco  cubano  y  la   olla  es- 
!  pafiola,    y    por    lo    que    hace    a   mezco- 
lanzas,  el   ajiaco  guarda  similitud  con 
:  la    escudella    catalana    (sopa)    y      con 
i  la   paella   valenciana     (principio.)    Es- 
;  to    último    es    tan    cierto   que    por    eso 
I  se  confundió,  o  confunden  Salva  y  sus 
I  reproductores,    el    locro    (V.    en   locrio) 

']  con    el    ajiaco " 

¡      Col,    "ajiaco   es   un   plato   caracteri- 
:  zado  por  el   ají,    y   así   sucede   en   Cu- 
I  ba,    el    Perú    y    Chile;    entre    nosotros 
lo   que    se    llama   así    no   lleva   tal    pi- 
cante."   (CUERVO,    Ap.    crit.    641). 

•Nuestro  ajiaco  tampoco  lleva  chi- 
le; y,  como  describe  Ocampo,  pue- 
de contener  dos  o  tres  carnes:  de 
res,  de  cerdo  y  de  pollo,  por  ej.* 
en  Veracruz  el  ajiaco  lleva  chile, 
como  el  auténtico  cubano. 

¡AJILA!    Interj.   que    se   usa   en 
el  lenguaje  de     campo,     para    ani- 


AJIL 


75 


AJUM 


mar  o   estimular   el   ganado  a  que 
camine. 

AJILAR,  a.  Es  una  corrupción  del 
verbo  ahilar,  ir  uno  ti'as  de  otro, 
formando  hilera;  pero  además  tie- 
ne otra  acepción:  la  de  encami- 
narse dirigirse,  tomar  rumbo  por 
una  parte:  por  aquí  ajilaron  los 
bueyes,  es  decir,  por  aquí  se  fue- 
ron o  tomaron. 

Costa  Rica.  En  forma  jocosa,  muy 
gráfica,  Don  Carlos  Gagini  trata  del 
verbo,  con  igual  acepción  en  su  Dice, 
de  barb.  y  provs.  de  C.  R.  "¿Parí, 
onde  ajilarían  esos  muchachos?"  nos 
preguntó  una  vez  una  vejecita,  reñ 
riéndose  a  dos  nietezuelos  suyos  que 
habían    hecho    la    del    humo " 

No  lo  registran  García  Icazb., 
Macías  ni  Ramos  y  Duarte.  Cuervo 
tampoco  lo  trata,  por  lo  tanto,  pue- 
de considerarse  provincial  de  Ta- 
basco  y  Centro  América,  región  és- 
ta con  la  cual  es  limítrofe  nuestro 
Estado;  aunque  lo  encontramos  en 
otros   puntos   de  la   costa  oriental. 

"La  yunta  que  tiraba  de  ella  (la  ca 
rreta),  era  joven,  y  por  tal  no  obe- 
decía al  ":ó.  ó!...!  ¡ajila!"  del  con- 
ductor que  a  cada  paso  la  hería" 
(RODR.    B.,    Pajarito,   X.    p.    170.) 

AJILIMÓJILI,  m.  Tener  una  co- 
sa su  AJILIMÓJILI,  fr.  equivalen- 
te a  la  castiza:  Tener  bemoles. 

"Creen  algunos  que  es  cosa  muy 
fácil,  pero  no  lo  es,  tiene  su  AGILI- 
MÓGILI." (GIL  Y  SÁEXZ,  El  Capo- 
ral, p.  48). — "En  este  mundo  todo 
tiene  su  AGILI-MóGILI."  (ID.,  Ib., 
p.    67.) 

AJO.  m.  Apócope  de  una  interj. 
sustantivada  que,  por  poco  decen- 
te pero  muy  común,  omitimos. 

"En  la  esquina  estaba  un  borracho 
bocho  una  equis  y  vociferando  ajos". 
(RODRfG.  BELTR.,  Perfiles,  XVI.,  p. 
116.) 

AJUARAR  a.  Amueblar.  Exis- 
tiendo el  sustantivo  ajuar,  nada 
bárbara  es  la  formación  del  verbo 
ajuarar,  usado  no  solamente  en 
Tabasco,     sino  en     muchas     otras 


partes  de  México,  aunque  el  señor 
Ramos  y  Duarte  le  achaca  tal  uso 
a  Yucatán   solamente. 

Méx.  "Ajuarar  (Yuc),  inf.  amue- 
blar. "Están  ajuarando  una  casa"; 
amueblándola."  (RAMOS  Y  DUAR- 
TE.) 

"¡Dulce  placidez  la  de  aquella  ca- 
sa montada  a  la  antigua,  ajuarada 
a  la  antigua."  (DELGADO,  Los  Pa- 
rientes   Ricos,    LXXIX,    p.    561.) 

("Ello  es  que  en  vestidos,  ociosida- 
des, albricias,  y  casa  ajuarada  se 
gastaron  en  cuatro  días,  mil  y  dos- 
cientos pesos."  (PENSADOR,  Peri- 
quillo,   2a.    p.,    cap.,    V,    p.    189). — "Las 

bujías esparcían    claridad    en    los 

salones  ajuarados  caprichosamente." 
(MERINO,  Celestina,  la.  pte.  X,  p. 
109.) — "En  una  casita  baja,  reduci- 
da y  mal  ajuareada,  vivía  yo  con  mi 
familia."  (PRIETO,  Memorias,  40-52., 
cap.   IV,   p.   263.) 

AJUCHAR.  Este  verbo  es,  en 
cuanto  a  su  forma  lexicogi'áfica, 
una  cori'upción  de  ahuchar,  toman- 
do éste  en  la  acepción  de  azuzar, 
incitar,  que  la  Academia  no  le  da. 
Es  sinónimo  de  otro  provincialis- 
mo campesino:   atujar.   (V.) 

Ahuchar,  en  la  acepción  apun- 
tada, es  provincialismo  aragonés, 
según  Cuervo  (Ap.  Crit.,  n.  970),  y 
de  uso  en  Bogotá,  según  también 
TORO  G.   (Dice.   Lar.) 

2.  Tiene  también  entre  el  vulgo 
en  Tabasco  este  verbo  la  acepción 
de  excitar,  apremiar:  "a júchalo, 
que  acabe,"  es  frase  con  que  expre- 
sa poner  mayor  actividad  en  lo 
que  uno  se  ocupa. 

AJUMARSE,  pr.  Principalmente 
entre  los  campesinos,  siempre 
'  'jsan  este  verbo  por  embriagarse, 
achisparse,  en  estilo  familiar  casi 
jocoso,  y  en  forma  expresiva  muy 
gráfica  y  onomatopéyica,  cosa  ex- 
plicable si  se  para  mientes  en  que 
se  deriva  del  sustantivo  y  adj.:  ju- 
mo, también  prov.,  el  cual  parece 
una  pronunciación  enfática  y  joco- 
•  sa   de   humo,   y   como  éste   marea. 


AJUM 


—  76 


AJUM 


ataranta  y  abomba  al  individuo, 
ajumarse  expresa  estar  bajo  la 
acción  del  humo....  (los  vapores 
alcohólicos). 

Es  tan  fecundo  nuestro  pueblo 
en  la  jocosidad  y  la  metáfora,  que 
bien  vale  la  pena  dedicarle  unos 
renglones  al  vocabulario  especial 
de  germanía  que  se  usa  para  lla- 
mar los  "excesos  en  el  culto  de 
Baco",  que  dice  D.  Rufino  J.  Cuer- 
vo, el  más  alto  filólogo  de  Hispa- 
no América. 

Cuatro  formas  distintas  analiza- 
remos, porque  tantas  así  se  distin- 
guen de  la  borrachera  en  el  pue- 
blo de  Tabasco.  Ál  hecho  de  be- 
ber, de  embriagarse,  de  emborra- 
charse, llámase  con  los  términos: 
embotarse,  trincárselas  o  atrincár- 
selas,  jalárselas,  ponérselas,  tra- 
bárselas, tomar,  chirriarla.  Beber 
algo  hasta  ponerse  alebrestado,  es 
alebrestarse. 

Del  que  está  medio  borracho, 
del  calamocano,  se  dice  que  está: 
a  medios  chiles,  a  medias  cachas, 
a  media,  agua,  a  media  rienda,  a 
media  tranca,  a  media  asta,  picón, 
caliente,  sarazón,  sorumbo,  ade 
más  de  que  con  el  adverbio  medio 
se  expresa  lo  mismo,  anteponién- 
dole a  los  epítetos  numerosos  con 
que  se  lama  al  borracho:  jumo, 
tarro,  jimbo,  jalado,  chumo,  chiri- 
mico,  zorro,  jalisco,  mamífero, 
briago,  chispo,  rayado,  zurriago, 
jarcia,  bolo,  mamado,  pedo,  toma- 
do, etc.,  l'os  cuales  también  se  mo- 
difican en  sentido  aumentativo 
con  el  adverbio  bien:  bien  jimbo, 
bien  jalado,  cuando  el  individuo 
está  muy  borracho. 

El  estado  completo  de  ebriedad 
se  designa:  chispera,  bolera,  zorra, 
mona,  turca,  chispa,  pedo,  jimba, 
papalina,  jumera,   chumera,   mama- 


2Ón,  y  cuando  la  borrachera  es  de 
ordago  (v),  estos  términos  se  cali- 
fican buena  mona,  buena  juma,  etc. 
Advertiremos  que  las  monas,  se  pes- 
can; se  cogen,  las  zorras;  se  pone 
uno  o  se  traba  las  turcas,  las  jim- 
bas, etc.  Del  que  bebe  de  cuando  en 
cuando  se  dice  que  la  chirria,  y 
cuando  está  bebiendo,  que  la  anda 
chirriando  o  que  está  chirriándola; 
del  que  solamente  bebe  al  acaso, 
que  lo  pateó  la  muía,  porque  hay 
que  saber  que  a  la  botella  se  le 
llama   cariñosamente   la   muía. 

Al  que  se  embriaga  por  costum- 
bre, al  borracho  consuetudinario, 
se  le  aplican  los  dictados:  bútago 
(semejante  a  abotagado,  derivado 
de  abotagarse),  chispón  (frecuen- 
tativo de  chispo),  borrachín  (id. 
de  borracho),  borrachón,  botelló- 
logo  (por  antonomasia,  mejor  se- 
ría botellófilo,  amigo  de  la  bote- 
lla) ;  se  dice  asimismo  que  es  da- 
do a  la  botella,  que  se  las  empina, 
las   atiranta;    etc. 

"Peralta,  emparejado  con  "La  Amo- 
zoc,"   aiTibos  con  el   jumo     arriba,     se 

i  encarga  ron  de  vociferarlo  por  aquella 
parte  del  campamento."  (SÁNCHEZ 
TvíARMOU  Antón,  XII,  p.  112.)  "Cuan- 

:  do  se  canta  el  jarabe  o   "Los  Chiles" 

[  y  los  bailadores  estén  un  poco  jumos 
o  achispados."  (QUEVEDO.  Los  Ver- 
sos   de    Pique:    "Tab.    Gráf.,"    No.    153, 

I  Enero    1". — 917.) 

Por  México  se  usan  también  al- 
gunos de  estos  términos,  especial- 
mente jumo  y  jalado,  pero  más  és- 
tos:   entrompetárselas,     embolarse, 

I  a    medios    palos,   como   vemos      de 

I  estos   pasajes: 

" — ^Vamos  por  él  (Pedrito)  a  la  ofi- 
i  ciña.  Y  lo  entrom'petamos.  Caló  de 
'  Pío  Prieto,  con  que  significaba  que  lo 
I  emborracharían. — Eso  es. — Cuando  él 
j  está  jalado  (sinónimo  peculiar  de 
I  Pío),  se  presta  a  todo."  FACTTNDO, 
¡  Pollos,  tomo  1,  cap.  XII.)  "Pidió 
j  ajenjo....  cuando  le  tocó  el  hombro 
un    amigo    suyo que   estaba   ya   a 


AJUS 


AL 


medios  palos."  (ID.,  Mariditos,  cap. 
V.) — "'Ya  Ernesto  había  tragado  más 
saliva  que  la  que  se  necesitaba  para 
la  digestión y  empezaba  a  sentir- 
se como  dicen:  embolado."  (FACUN- 
DO. Merlditos,  cap.  VIII). — "Solían  ju 
gar  una  brisca  de  interés  módico,  y 
trincar  un  anicetillo  gratuito."  (GAM- 
BOA, Santa,  Seg.  pte.  II,  p.  232.) — 
"Han  bebido  tanto,  que  a  esta  hora 
tienen  ana.  juma..."  (DEL.G.,  Cal. 
XIII,  p.  116.) — "Me  he  pegado  más  de 
diez  monas  como  una  tranca."  (FAC, 
Isolina.  t.  II,  cap.  VII.) — "Antes  de 
estar  jalado,  ya  el  Coronel  estaba  sen- 
tado junto  a  la  novia."  (FAC,  Marl- 
ditos,  cap.  VIII.) — "El  Coronel,  según 
expresión  de  la  mayoría  de  los  concu- 
rrentes, estaba  muy  jalado."  (ID.  ib., 
cap.  \^I.) — "Reljeca  empezaba  a  sen- 
tirse como  dicen,  embolada."  (ID.  ib., 
cap.  VIII.) — "Los  briagos,  en  vez  de 
irse  para  su.s  casas,  escogen  los  qui- 
cios de  las  puertas,  para  quedarse 
dormidos."  (EXCELSIOR,  Méx.,  Agos- 
to 917.) — ";Y  ái  me  tienej  tú  que  se 
ajumó  y  se  lo  llevaron  a  la  gayola!... 
;Y  ái  durmió  la  mona...  hajta  hoy 
mui  tempranito!"  (RODR.  B.,  Pajari- 
to,  XVI,   p.    3.57.) 

A  JUSTAR,  a.  "Ya  te  voy  a  aj'us- 

tar  las  cuentas,"  dicen  las  mamas 
al  hijo  que  na  cometido  al^na 
falta  o  travesura,  dándole  a  enten- 
der que  le  van  a  pedir  cuenta  de 
su  conducta,  para  comprobar  si  se 
ha  portado  bien.  La  acepción  es 
metafórica,  y  traslaticia  también 
de  ajusta r  cuentas,  en  el  cual  sen- 
tido vale  tanto  como  verificar  o 
comprobar,  acepción  que  no  le  re- 
conoce la  Academia  ni  tiene  como 
provincialismo  en  otros  lugares  de 
América,  según  veremos  en  segui- 
da. 

Méx.  "(Yuc),  inf.  Cumplir,  tener." 
"El  niño  ajustó  ya  seis  años,"  esto  es, 
"cumplió  ya  seis  años,"  o  "tiene  seis 
años."    (RAMOS    y   D.) 

También  en  Tabasco  se  usa  en 
esta  acepción  el  verbo:  "tiene  xiiez 
años  justos",  exactos,  cabales,  por 
lo  tanto,  "los  ha  ajustado"  la  per- 
sona de  quien  se  trata. 


C.  Rica.  RODRÍGUEZ  reprueba  el 
uso  pro\incial  de  ajustan  en  estas  fra- 
ses: "le  ajustaron  un  garrotazo  o  cien 
palos,"  etc.,  y  agrega:  "Dígase  de  los 
azotes  que  se  los  dieron,  del  garrota- 
zo que  se  lo  asestaron,  y  así,  según 
los  casos."  GAGIXI,  con  tal  motivo, 
lo  critica  diciendo:  "El  Sr.  Rodríguez 
ignoraba  sin  duda  que  en  Castilla  se 
Cice  vulgarmente  ajustan  por  dar  o 
asentan,  y  que  en  tal  .sentido  ha  si- 
do usado  dicho  verbo  por  escritores 
de  nota,"   y  da   la  siguiente  cita: 

"El    castellano 
una  estocada  repentina  ajusta 
al  pecho  del  garzón." 
(A.   de  SAAVEDRA,    El    Moro    Expó- 
sito.) 

Col.  "Dícese  vulgarmente  le  ajustó 
(le  dio)  una  pedrada:  de  ahí  entre 
nosotros  "me  ajustó  (me  dio)  un  do- 
lor de  muelas."  (CUERVO,  Xo.  610.) 
Por  lo  \'isto,  también  al  Sr.  Cuer\-o  le 
viene  el  guante  de  la  crítica  de  Gagi- 
ni. 

Perú.  Apretar:  le  apnetanon  mucho 
en   el  examen.    (TORO  G..    Dice.    Lan.) 

Chil.  Asestar,  dar.    (TORO  G..   ib.) 

AL,  por  a,  prep.  "No  es  raro  oír 
en  Tabasco  estas  frases:  "AL  ha- 
ber salido  temprano,  lo  habría  en- 
contrado." "AL  decir  la  verdad,  no 
lo  he  visto."  Debe  decirse:  "A  ha- 
ber salido..'  A  decir  verdad...." 
porque  estas  expresiones  denotan 
condiciones,  v.  gr. :  "si  yo  hubiera 
salido...    si  yo  dijera  verdad". 

"Se  antepone  al  a  un  infinitivo 
cuando  se  (luiere  expresar  coexis- 
tencia de  tiempo,  v.  gr.  "Llegué  al 
anochecer",  es  decir,  "al  tiempo 
que  anochecía":  "Habiendo  apla- 
cado Sancho  a  su  mujer,  y  D.  Qui- 
jote a  su  sobrina  y  su  ama.  AL 
anochecer  se  pusieron  en  camino." 
(CERVANTES,  Quijote,  pte.  II, 
cap.   VII.)"    (RAMOS.) 

Sólo  tenemos  que  agregar  a  es- 
to que  tal  uso  es  propio  de  la  gen- 
te indocta  por  completo,  de  aque- 
lla entre  la  cual  se  dice  diatiro, 
Grabiel,    naiden,   a  la   cual   no      se 


ALA 


ALAC 


puede  corregir,  porque  antes  hay 
<que  enseñarle  la  Gramática  y  sus 
reglas  más  elementales;  para  la 
cual  no  se  escriben  los  dicciona- 
rios, sino  los  silabarios.  Y  es  cosa 
de  no  tener  uno  en  qué  ocuparse, 
esto  de  ponerse  a  recoger  estos 
que  dijéramos  verdaderos  desper- 
dicios del  idioma,  residuos  de  eli- 
minación del  lenguaje,  que  sólo 
son  buenos  para  un  Diccionario  de 
barbarismos,  propiamente  dicho,  y 
no  para  una  obra  que  contenga 
palabras  y  expresiones  no  mera  y 
simplemente  viciosas,  sino  que 
siendo  propias  de  tal  o  cual  re- 
gión, dejan  de  estar  comprendidas 
en  el  léxico  castizo.  El  Sr.  Ra- 
mos y  Duarte  no  hizo  obra  de  se- 
lección, de  expurgamiento  y  mejo- 
ramiento del  lenguaje,  sino  un  Có- 
digo, errado  las  más  veces,  de  sen- 
tencias, de  censura  y  reprobación 
contra  todo  aquello  que  no  se 
ajusta  estrictamente  al  cartabón 
del  Diccionario.  No  permitiéndole 
al  lenguaje  enriquecerse,  ensan- 
charse, permanecería  estancando 
y  se  haría  inservible  e  inútil  para 
su  objeto,  pues  la  natural  evolu- 
ción social  crea  diariamente,  mo-  i 
mentó  a  momento,  multitud  dé  co- ; 
sas  nuevas  para  las  cuales  se  ne- ! 
cesitan  nombres   nuevos   también. 

ALA.  DAR  EL  ALA  POR  CO- ! 
MERSE  LA  PECHUGA,  refr.  con  I 
que  se  da  entender  que  se  concede 
lo  de  menos  valor,  por  aprovechar- 1 
se  de  lo  más  importante  y  valioso.  | 
Dícese  también  DAR  EL  ALÓN. 
Es  común  en  toda  la  costa. 

"No  era  la  maestra  de  aquellas  in- 
teresadas que  dan  el  alón  por  comerse 
la  pechuga."  (RODRÍGUEZ  BEL- 
TRÁN,   Pajarito,  III,  p.   35.) 

ALABADO,  m.  "Cántico  devoto 
que  en  algunas  haciendas  acostum- 
bran  entonar   los   trabajadores     al 


comenzar   y   al   terminar   el   traba- 
jo."  (ICAZB.) 

El      canto    del    ALABADO      está 
I  unido   en    Tabasco   a     la     historia 
I  tristísima  de  la  más   dolorosa  ser- 
i  vidumbre,   que     fue     por     muchos 
I  años  esclavitud  disfrazada  con  ese 
¡nombre.  EL  ALABADO  no  era  ima 
!  costumbre   ya,   que   llegó  a  consti- 
j  tuír   una  obligación   para   los   infe- 
jlices   sirvientes  o   mozos   que     con 
;  sus  mujeres  y  sus  hijos  debían  le- 
\  vantarse  a  las   dos  de  la  mañana, 
I  para  tener  tiempo  de  entonarle,  y 
j  salir  muy  temprano  al  trabajo.     Y 
I  por  las  noches,   a   entonrale     tam- 
j  bien,   después   de  las  rudas  faenas 
¡  del   día  y  de  los  palos  abundante- 
I  mente   recibidos ;    a   dar   gracias   a 
I  Dios   por   haberles     permitido     un 
día  más,   añadido   a   la   cadena   de 
I  sufrimientos  y  martirios,  y  al  amo 
por  haberles  prodigado  el  bien  del 
castigo;   rendidos  por  el  cansancio, 
abrumados  por  un  sol  tropical  que 
incendia  y  mata.   Nada  más   triste 
y  lastimero  que  aquel  canto  corea- 
do,  quejumbroso   como  un   gemido 
prolongado  del  dolor,  como  un  mi- 
serere  entonado  a  los  victrimarios 
y  verdugos. 

Méx.  "Del  cuartucho  se  escapaba  el 
cálido  olor  de  la  muchedumbre  aglo- 
merada, que  rezaba  rosarios  y  más 
rosarios,  sin  descansar  más  instantes 
que  los  gastados  en  entonar  un  canto 
horriblemente  lúgubre,  el  alabado,  que 
de  rigor  deVie  cantarse,  a  fln  de  ahu- 
yentar a  los  demonios."  (AZUELA, 
Mala    Yerba,    II,    pp.    10-11.) 

Chile.  "Aunque  alabado  es  caste- 
llano, denotando  el  motete  que  se  can- 
taba en  alabanza  del  Santísimo  Sa- 
cramento, en  Chile  hemos  conocido 
siempre  este  motete  con  el  nombre 
de  bendito,  y  con  aquél  el  canto  de 
los  serenos  al  venir  el  día  y  recoger- 
se a  su   cuartel."   (RODR.) 

ALACRaN,  del  freno,  m.  Cada 
uno  de  los  dos  expremos  inferio- 
res    del     freno,  encorvados     hacia 


ALAL 


—  79  — 


ALAM 


atrás  y  en  los  cuales  se  aseguran 
las  dos  ramas  o  guías  de  las  rien- 
das. 

ALALIMÓN,  m.  Juego  de  niños  en 
que  éstos  se  dividen  en  dos  bandos  y 
entonan  un  canto  cuya  primera 
palabra  es  ésta,  la  cual  es  corrup- 
ción de  Hola  lirón,  según  Borao: 
"alalimón,  alalimón,  la  torre  se 
me  ha  caído,"  cantan  las  de  un 
grupo,  y  contestan  las  otras:  "ala- 
limón, (bis)  ya  la  levantaremos." 
Compárense  los  versos  que  siguen, 
algo  distintos  en  Aragón  y  en 
Vizcaya : 

Xo  tenemos  dinero. 
Nosotras   los   dai'emos 
¿De  qué  son  los  dineros? 
De  cascaras  de  huevo,   etc.) 

Xo  tenemos  dinero. 
X'osotras   ya   tenemos. 
¿Con  qué  se  hace  el  dinero? 
Con  cascaras  de  huevo,  etc. 

(MUGICA,  Dialectos,  etc.,  p. 
56.) 

Adviértase  que  Mugica  escribe 
alalimón,   esdrújulo. 

BORAO  registra  lo  siguiente 
(Dice,  de  voces  aragonesas,  p. 
154,  Arr.  ALALIMÓN) :  "Juego  de 
muchachos,  que  consiste  en  una 
danza  circular,  acompañada  de  un 
cantar,  que  comienza  con  aquella 
palabra,  la  cual  es  corrupción  de 
Hola  lirón." 

2.  Además  del  juego  descrito,  llá- 
mase también  así  un  estilo  de  to- 
rear en  el  cual  dos  toreros  toman 
la  capa  por  sus  extremos,  hacien- 
do que  el  toro  pase  entre  ellos.  Po- 
co usado  hoy. 

ALAMBIQUERO,  m.  Es  tan  ade- 
cuado y  tan  aplicable  a  Tabasco  lo 
que  acerca  de  esta  palabra  escribe 
Macías  en  su  Dice,  cubano,  que 
parece  hecho  para  nosotros  lo  que 
aquí  se  reproduce:    "El  encargado 


del  manejo  de  algún  alambique  o 
el  inteligente  en  la  elaboración  del 
aguardiente. — En  España  hay  mu- 
chos alambiques;  pero,  o  no  exis- 
ten allá  encargados  especiales  de 
ellos,  o  los  nombran  valiéndose  de 
alguna  paráfrasis,  o  los  Dicciona- 
rios han  cometido  una  notable  omi- 
sión. Nosotros  debemos  consignar 
el  término,  porque  en  Cuba  es  el 
nombre  de  una  profesión  lucrati- 
va."  Y   en   Tabasco  también. 

"El  que  maneja  y  cuida  el  alam- 
bique," dice  PICH. 

ALAMBRADO,  m.  Cerca  de 
alambre  comúnmente  usada  para 
'  dividir  en  departamentos  los  po- 
treros, y  para  cerrarlos  en  el  perí- 
metro, lo  mismo  que  cualquiera 
otra  clase  de  lugares  en  el  cam- 
po. Se  emplea  el  alambre  de  púa, 
poniendo  postes  o  estacas  gruesas, 
a  tres  o  cuatro  metros  de  distan- 
cia, en  los  cuales  se  afianza  con 
grapas  el  alambre.  Por  lo  general 
los  ALAMBRADOS,  son  de  tres  a 
cuatro  hilos,  a  menos  que  sirvan 
para  impedir  el  paso  de  animales 
pequeños,  como  cerdos,  caso  en  el 
cual  se  hacen  de  mayor  número. 
En  los  corrales  y  toriles  se  usa 
alambre  liso,  o  cercas  de  palos,  pa- 
ra evitar  riesgos  a  los  animales, 
porque  en  esos  lugares  se  encie- 
rran para  lazarlos,  y  suelen  atre- 
pellarse al  correr. 

Ríopl.  "Cerca  de  alambre."  (TO- 
RO G.,  Dice.  Lar.)— GRANADA,  p. 
79. 

No  lo  encontramos  en  otros  pro- 
vincialismos de  América,  ni  regis- 
tra la  Academia  otra  acepción  que 
la  de  "Alambrera,  enrejado  o  teji- 
do de  alambre." 

ALAMBRAR,  a.  Cercar  con  alam- 
brado un  campo  o  terreno. 

Riopl.  GRANADA,  p.  79. 


ALAZ 


80 


ALBO 


ALAZANA,  f.  fam.  Nombre  que 
daba  el  pueblo  a  la  antigua  onza 
oro,  moneda  de  diez  y  seis  pesos. 
Usado  especialmente  en  plural: 
Las  Alazanas.  Hoy  son  muy  raras. 
Llamábanse  también  peluconas  y 
amarillas.  (Vv.) 

"Y  cómo  se  habla  de  sus  arcenes 
repletos  de  alazanas  que  eterna^mente 
emboscado  oculta  hipócritamente." 
(SALAZAR,  Almas,  Honda  tristeza,  p. 
11.) 

ALBARDÓN.  m.  "Nombre  que  se 
da  a  la  silla  de  montar  inglesa, 
llana  y  sin  borrenes."  (ICAZB.)  EL 
ALBARDÓN  no  tiene  manzana  ni 
teja;  es  plano,  y  presta  poca  segu- 
ridad para  el  jinete;  úsase  más 
bien  para  paseo. 

"Otras  (montadas)  en  algún  albar- 
dón  viejo,  traído  por  ima  americana 
de  San  Francisco."  (CHAVERO, 
Obras,    F^l    INTanzanillo,    p.    8.) 

ALBOROTARSE,  pr.  "Animarse, 
inquietarse  con  la  perspectiva  de 
una  diversión  u  otro  goce  que  se 
desea  con  ansia.  Es  el  embullarse 
de  Cuba."  (ICAZB.)  Lo  mismo  pa- 
ra nosotros. 

2.  En  el  lenguaje  del  albéitar:  in- 
quietarse el  caballo,  haciendo  ca- 
briolas, dando  saltos,  caracoleando 
fatigadamente,  ya  por  causa  de  ha- 
ber estado  mucho  tiempo  sin  ser 
montado,  y  por  lo  mismo  muy  des- 
cansado, ya  por  un  exceso  de  bue- 
na salud  y  alimentación;  ya,  por 
último,   por  una  excitación  sexual. 

Cuba.  Se  dice  Embullarse  o  Embu- 
llar, como  lo  define  MAGIAS:  "Inspi- 
rar deseos  o  entusiasmo  por  algún 
propósito"  (ARBOI..),  o  como  dice 
PTCH.,  "Animar,  propender  a  la  bu- 
lla o  diversión.  Antón.  Término  for- 
motivo  y  antagónico  de  desembullar. 
Crít.  Llama  la  atención  que  SALVA 
(de  donde  lo  tomaron  CAB.  y  la  SOC. 
de  LIT.)  registre  tres  derivados  del 
verbo  y  omita  a  éste.  CHAO,  hacién- 
dose cargo  de  la  coirección  de  PICH., 
suprime  a  embullamiento  y  deja  a 
embullo  y  embullarse,  óigasele:  "Em- 
bullarse:   V.    gr.,    provincias   de    Cana- 


rias y  Cuba:  jaranear,  estar  de  bulla, 
animarse  a  entrar  en  ella."  Creemos 
que  así  como  el  "animarse  a  entrar 
en  bulla"  debió  ser  lo  primero  que 
escribiera  CHAO,  tanto  por  tener  la 
forma  reHexiva  (cuestión  de  lógica), 
como  ser  el  genuino  significado  de  la 
palabra  (cuestión  de  lexicología),  de- 
bió también  anteponer  Cuba  a  Cana- 
rias, porque  el  término  de  que  se  tra- 
¡  ta  es  muy  del  lenguaje  de  las  Islas, 
como    se    dijo    deaantes." 

También  entre  nosotros  se  usa 
embullarse,  con  igual  significado 
al  que  tiene  en  las  Islas.  Muy  co- 
mún en  el  lenguaje  familiar  y  cam- 
pesino. 

ALBOROTERO,  RA.  adj.  íam. 
"Bullanguero,  amigo  de  bullangas," 
dice  la  Acad. ;  ¿qué  mucho  enton- 
ces que,  conforme  al  procedimien- 
to usual  y  castizo  de  la  formación 
de  nombres  con  la  desinencia — ero, 
era,  hagamos  nosotros  ALBORO- 
TERO, de  alboroto:  amigo  de  al- 
borotos? Y  aun,  con  el  mismo  de- 
recho y  conforme  a  análogo  proce- 
dimiento, hemos  formado  alborotis- 
ta, congénere  de  camorrista,  el  cual 
es  más  propio  si  se  quiere  que  al- 
borotero, '  puesto  que  expresa  "el 
que  arma  alborotos".   Sustantívase. 

C.  Rica.  "El  Dice,  sólo  da  alborota- 
dor. Sin  embargo,  alborotero,  forma- 
do de  alboroto  como  Vnillanguero  de 
bullanga,  nos  p,arece  aceptable,  siquie- 
ra sea  con  la  nota  de  familiar."  (GA- 
GINI,   p.    34.) 

ALBOROTISTA,  m.  y  f.  fam.  No 
encontramos  esta  voz  en  ningiin 
libro  de  la  materia,  consultado; 
plácenos,  pues,  tener  cual  si  dijé- 
ramos la  patente  de  exclusiva  en 
el  uso  de  una  palabra,  cuya  buena 
filiación  lexicológica  queda  lega- 
lizada por  la  existencia  y  genealo- 
gía de  su  prima  hermana  camorris- 
ta. V.   ALBOROTERO. 

ALBOROTO,  m.  "Lo  mismo  que 
embullo  en  Cuba."  (ICAZB.)  Ani- 
mación    predisposición    con      entu- 


ALGA 


—  81  — 


ALCA 


siasmo  para  la  diversión,  bulla, 
fiesta  u  obsequio  que  se  prepara  o 
espera.  "Vocerío",  (ACAD.)  EL 
ALBOROTO,  para  nosotros,  no  es 
sinónimo  forzoso  de  vocerío;  aquel 
puede  amarse  sin  dar  voces  ni 
hacer  ruido  o  escándalo:  forman 
ALBOROTO  las  hormigas  cuando, 
presintiendo  el  mal  tiempo,  van  de 
aquí  para  allá  precipitadamente; 
se  alborota  un  avispero  cuando  se 
le  tropieza  y  echan  las  avispas  a 
volar  irritadas,  buscando  a  quien ' 
las  ha  provocado,  para  asaetearlo. 
Guat.  y  Hond.  Muy  otro  significado, 
en  nada  parecido  al  nuestro:  "Rose- 
tas de  maíz  tostado  con  miel."  (TO- 
RO G.,    Dice.    Lar.) 

ALCAHUETE,  TA.  adj.  "Perso- 
na que  solicita  o  sonsaca  a  una 
mujer  para  los  usos  lascivos  con  un 
hombre,  o  encubre,  consiente  o 
permite  en  su  casa  esta  ilícita  co- 
municación." (ACAD.)  Además  de 
éste,  tiene  por  nosotros  el  signifi- 
cado más  púdico  de  padre  consen- 
tidor de  los  hijos.  ALCAHUETES 
sé  les  dice  a  los  padres  que  no  co- 
rrigen y  castigan  debida  y  opor- 
tunamente a  sus  hijos,  lo  cual  es 
más  bien  ima  tolerancia  por  exce- 
so de  cariño,  mal  entendido  si  se 
quiere,  pero  nunca  por  complicidad 
en  el  vicio  ni  menos  con  la  per- 
versa idea  de  insinuarles  en  la  co- 
rrupción. 

Cuba.  "Una  especial  tiene  en  Cuba: 
delator,  denunciante,  chismoso,"  (MA- 
GIAS.) En  mi  tierra  al  pan  se  llama 
pan  y  al  vino,  vino:  chismoso  al  que 
lleva  y  trae,  y  tiene  gusto  en  propa- 
gar el  chisme;  aunque  el  alcahuete 
raras  veces  no  es  chismoso,  por  razón 
de   su  oficio. 

ALCALDADA,  f.  De  pública  y 
notoria  ha  llegado  a  ser  proverbial 
la  estupidez  y  rusticidad  de  los 
funcionarios  que  en  España  llevan 
el  nombre   de   Alcaldes;    de     aquí 


que  a  toda  acción  en  que  se  atre- 
pella un  derecho  o  se  comete  im 
abuso  de  autoridad,  se  llame  AL- 
CALDADA. De  este  modo  lo  defi- 
ne y  entiende  la  Academia;  mas 
para  nosotros  la  acepción  se  ha  ge- 
neralizado hasta  alcanzar  el  signi- 
ficado de  un  abuso  cualquiera,  aun 
cuí^ndo  no  sea  ejerciendo  el  poder 
ni  teniendo  la  facultad  legal  de 
obrar  en  determinado  sentido. 

ALCAPARRA,  f.  "Arbusto  ramo- 
so de  tallos  tendidos  y  espinosos,  y 
flores  blancas  y  grandes."  Otrd  es 
en  Cuba,  según  PICH. :  "Planta 
de  muchos  tallos  herbáceos,  tier- 
nos, con  lomos  gruesos  de  media 
pulgada,  verde-amarillosos,  tendi- 
dos y  que  sirven  también  de  en- 
redadera; las  hojas  cordiformes, 
de  un  verde  renegi-ido  lustroso,  sin 
dientes;  florecülas  pequeñas  y 
blancuzcas,  y  corteza  aperitiva  y 
vermífuga." 

Nuestra  ALCAPARRA  es  un  ár- 
bol grande,  comúnmente  conocido 
con  el  nombre  de  madre  chontal 
(Erythrina  coralloides,  ROV.), 
pues  aquel  nombre  se  aplica  pro- 
pi.^mente  a  1«  flov  de  la  plañí  i-,  fus 
ürlol  fx ondoso,  de  tallo  ro'nido, 
con  espinas,  dispersas;  de  hoja.s  co- 
lor verde  oscuro,  grandes,  acora- 
zonadas, de  limbo  dentellado,  du- 
ras, de  iargo  pe  riólo.  La  ilor  es 
de  cáliz  verde,  tubular,  monosépa- 
lo;  la  corola  de  color  rosado  es 
una  especie  de  vainilla  o  estuche, 
algo  aplanada,  abierta  por  una 
arista  y  lomo  redondeado;  en  for- 
ma de  una  hoja  de  machete;  en  el 
lomo  el  color  es  más  subido  y  ha- 
cia los  bordes  casi  desciende  al 
blanco.  Tanto  la  corola  como  el 
cáliz  son  jugosos  y  dulces,  por  lo 
cual  es  muy  comestible,  cocida  y 
frita.    Esta   planta    se    siembra   en 

6 


ALCA 


—  82  — 


ALDA 


las  haciendas  de  cacao,  donde  sir- 
ve como  chichigua.  V.  MADRE.        í 

"El      nombre    vulgar   de   alcaparrero 
que  le  suelen  dar   (al  perico),   recono-  ' 
ce  la   costumbre  que   tiene  de   invadir  I 

las      plantaciones    de    cacao para 

alimentarse  con  las  flores  de  la  Ery-  i 
thrina  coralloides,  designada  en  Ma-  | 
cuspana  con  el  nombre  de  alcaparra."  i 
(ROVIROSA,  Zoo.  de  Tab.,  p.   35.)  i 

Ecuad.    Por   allá   se   llama   alcaparra 
a    los    "Botones    florales    de    la    pita."  I 
(TOA'AR,    c.    p.    TORO    G.,    Amer.,    p. 
96.) 

ALCAPARRERO,  m.     N  o  m  b  r  e  | 

vulgar  que  se  da  también  al  peri- 
co, periquito  o  periquillo   (Conurus  : 
aztecus,   SOUANCÉ.)    V.  ALCAPA- 
RRA, i 

ALGARABAN,    m.    Nombre      que 
suele  darse  en  algunas  partes  del  ¡ 
Estado   al     ave   que      comúnmente  ' 
se   conoce  con   el  nombre   de  tara-  i 
tana,  (Oedicnemus     bistriatus, 
WAGL.)   Don  Alberto  Correa  (Res. 
ec.   del    E.   de   Tab.,  p.   37)      llama 
también  a  esta  ave  algarabía.  Nos 
parece     un     error:      el     algarab.'a  ¡ 
(Dendrocygna   fulva,  BÜRN)      per-; 
tenece    a    orden    y    familia    entera- 
mente distintos ;   ésta  es  un  anáti- 
de    anserina.    orden    de   los    lameli  : 
rrostros,     aquélla     es     edicnemida, 
suborden  limicola,  orden  de  los  gra  \ 
llatores.   V.  ALGARABÍA,     TARA- j 
TANA. 

ALCOHÓLICO,     CA.     adj.     "Que' 
contiene  alcohol."  "m.  Persona  ata- 
cada de  alcoholismo."    (TORO     G., 
Dice.  Lar.) 

Méx.  "adj.  Causado  por  el  alcohol; 
como  locura  alcohólica."  (ICAZB.)  2. 
"Concerniente   al   alcohol."    (ID.) 

"La  estadística  alcohólica."  (FA- 
CUNDO, Dos  millones  de  pesos,  p. 
83.) 

Tanto  la  acepción  que  da  la  .Aca- 
demia, como  las  demás  apuntadas, 
tiene  esta  voz  en  Tabasco:  envene- 
namiento alcohólico,  Juan  es  un 
alcohólico,  café  alcohólico  (con 
alcohol,   que   mejor   fuera  alcoholi- 


zado),   estadística    alcohólica,    pro- 
ducción alcohólica,  etc. 

"AL  CONTADO  y  DE  CONTADO 
&on  frases  de  distintos  ,signiflca- 
dos.  Para  aquellos  que  las  confun- 
den, diremos  que  al  contado  equi- 
vale a  con  dinero  contante;  de 
contado,  al  instante,  inmediatamen- 
tev  "La  falta  de  comercio  e  indus- 
tria, y  por  consiguiente,  de  capita- 
les en  estas  provincias,  nunca  pro- 
porcionará las  ventas  al  contado-" 
(Jovellanos,  Ley  Agraria,  baldíos.) 
"Mira,  Sancho,  el  que  quieres,  y 
azótate  luego,  y  págate  de  contado 
y  de  tu  propia  mano,  pues  tienes 
dineros  míos."  (Quij.,  pte.  II,  cap. 
LXXI.)"  (RAMOS  Y  DUARTE.)  Es- 
to si  parece  escrito  para  nuestros 
conterráneos,  entre  quienes  muy  a 
menudo  se  incurre  en  tal  confu- 
sión reprobable,  aun  por  la  gente 
versada.  Ténganlo  pues  por  sabido 
que  es  así  como  dice  el  autor  cita- 
do. 

AL  CHALECO,  fr.  A  la  fuerza, 
por  fuerza,  abusivamente.  Hacer 
una  cosa  al  chaleco  es  proceder 
sin  derecho,  obrar  por  la  razón  del 
más  fuerte.  También  suele  expre- 
sar, por  antonomasia,  proceder  con 
todo  dei-echo  contra  una  resisten- 
cia u  oposición  enteramente  irra- 
zonadas, cuando  no  se  consigue  el 
'convencimiento  del  contrario  por 
medios  prudentes.  Si  una  persona 
no  quiere  darnos  lo  que  es  nues- 
tro, después  de  comprobarle  el  de- 
recho que  nos  asiste,  se  la  quita- 
mos al   chaleco. 

Méx.  "(Ver.),  fr.  A  la  fuerza,  por  la 
fuerza."  (RAM.  Y  D.)  No  es  provin- 
cial solamente  de  Veracruz,  según 
hemos  visto. 

ALDABA,  f.  Nuestra  aldaba  no 
es  la  que  define  la  Acad.,  como  lla- 
mador o  pasador,  sino  una  pieza 
metálica,   ñja  en   un   extremo,  por 


ALEB 


—  83 


ALEB 


una  argolla,  a  una  hoja  de  la  puer- 
ta, trabando  por  el  otro  extremo, 
en  el  cual  tiene  un  gancho,  en 
otra  argolla  fija  en  la  hoja  opues- 
ta. 

ALEBRESTADO,  DA  adj.  Picón, 
a  medios  chiles;  con  alegría  pro- 
ducida por  el  alcohol.  Es  el  primer 
estado  o  periodo  de  la  embriaguez, 
que  se  manifiesta  por  una  acometi- 
vidad (1)  extraordinaria,  viveza  de 
ánimo  excesiva,  impulsivismo  in- 
contenido  y  agresivo. 

Hond.  "Eiíaniorado;  así  en  Hondu- 
ras, como  en  otras  partes  de  Améri- 
ca." (MEMBR.,  Hondureñismos.)  Será 
así;  pero  el  caso  es  que  en  ningún 
tratadista  del  lenguaje  provln.  de 
^Vmérica  hallamos  esta  voz  con  tal 
acepción. 

2.  Por  extensión,  expresa  tam- 
bién, en  general,  agresivo.  Lo  mis- 
mo en  México,  segrún  esta  cita: 

"Con  sus  enemigos  era  rencoroso  y 
alebrestado;  el  o  la  que  se  la  hacía, 
.<e  la  oagiba."  (XERVO,  Otras  vidas. 
IV,   p.    íl.) 

ALEBRESTARSE,  pr.  Este  ver- 
bo es  por  su  significado  entre  nos- 
otros, meramente  provincial  de 
Tabasco.  Expresa  el  hecho  de  en- 
trar en  el  primer  período  de  la 
embriaguez;     alterarse     el     ánimo 


(1)  La  Acad.  no  sanciona  todavía  el  , 
uso    ni    la   existencia     del      sustantivo ' 
acometividad,   como  no  ha  sancionado 
impulsivismo  y  tantos  más;   pero  val- 
ga  en    nuestro   abono,    si     algo     vale, 
¡que   si   ha   de   valer!    la   autoridad    d' 
escritores  contemporáneos  de  tan  alta 
reputación    como    Blasco     Ibáñez,    uno 
de   los   picachos   más    altos   de   las   le-  ; 
tras   españolas,   de   quien     hace     Toro 
Oisbert    (Apunt.    Lexicogr.,    p.    212)    la 
siguiente    cita:    "Miraba   a   Jaime    con 
la    fiera   acometividad      de     la     mujer 
<iue,    segura    del    respeto    que    infunde 
su    sexo,    es    más    audaz    e    impetuosa 
que  el  hombre."      (Los   Muertos   Man- 
dan, p.   313.)    ¡Y  qué  expresiva,   y  qué 
{,'ráfica   !a  palabra,   y,   sobre  todo,   qué 
bien  empleada!   ¿Verdad  que  es  bella.  | 
señores  Académicos? 


por  el  uso  de  la  bebida  poniéndo- 
se en  estado  de  excitación  nervio- 
sa que  se  manifiesta  por  la  irrita- 
ción de  los  ojos  y  que  produce  lo 
que  llamamos  la  "vista  turbia,"  y 
desordenada  viveza  de  los  actos 
en  la  persona,  con  tendencias  a  la 
riña.  El  individuo  en  este  estado 
por  lo  común,  se  vuelve  penden- 
ciero, acometivo,  y  empieza  a  per- 
der el  dominio  sobre  sí. 

Es  sin  duda  un  derivado  ideoló- 
gico de  alegrarse,  pues  alebrestarse 
es  ponerse  alegre  al  ingerir  la  be- 
bida, como  se  pone  en  efecto  el 
individuo  cuando  tiene  algimas 
copas;  apto  para  armar  camorra. 
He  aquí  un  caso  típico  de  forma- 
ción popular  por  afinidad  fonética, 
por  cuanto  al  signficado  de  la 
voz.  El  vulgo  conoció  la  palabra 
alegrarse  y  se  familiarizó  con  ella 
seguramente  más  pronto  que  con 
alebrestarse,  que  es  menos  general 
por  cuanto  su  acción  se  ha  deriva- 
do, por  analogía,  de  ciertos  actos 
de  la  liebre.  De  suerte  que  la  nue- 
va voz,  antes  que  referirla  a  algo 
que  tuviera  relación  con  este  ani- 
mal, no  de  todo  el  mundo  conoci- 
do, el  vulgo  la  refirió  a  aquélla,  a 
alegrarse,  que  estaba  ya  en  los 
dominios  del  habla  popular,  y  de 
ella  como  tipo  ideó  el  significado 
que  le  imprimió  a  alebrestarse. 

Cuatro  verbos  sinónimos  trae  la 
Acad.:  alebrestarse,  alebrastarse, 
alebrarse  y  alebronarse;  pero  sig- 
nificando todos  ello.?  en  general  co- 
sa enteramente  distinta  del  nues- 
tro: "Echarse  al  suelo-y  pegarse  a 
él  como  las  liebres.  Acobardarse." 
No  sólo  la  liebre  tiene  esta  cos- 
tumbre; casi  toda  la  caza  huye  y 
se  agazapa.  De  todos  modos  es  de 
admirar  el  talento  de  observación 
de  los  académicos,  siquiei'a  en  esta 


ALEB 


—  84  — 


ALEG 


vez,  porque  lo  que  es  tratándose 
de  otros  animalillos  más  comunes, 
los  desconocen  por  completo,  tal 
vez  por  no  estar  con  éstos  tan  fa- 
miliarizados como  con  las  liebres. 

Hay  algo  más:  el  consabido  voca- 
blo corre  por  toda  la  América,  co- 
mo veremos  en  seguida,  con  signi- 
ficado que  en  nada  se  parece  al 
académico.  Esto,  pues,  fuerza  a 
sospechar  de  la  razón  que  asista  a 
la  Academia.  El  Dice,  de  Aut.  no 
trae  sino  una  cita  sola,  y  ésta  del 
verbo  a leb pastarse. 

Méx.  "(Ver.),  inf.  Alborotarse,  azo- 
tarse, alzarse."  .(RAM.  Y  D.) 

— "No  tiene  aquí  ninguna  de  las 
acepciones  que  le  da  el  Dice,  sino  la 
de  alarmarse,  alterarse,  alborotarse, 
por  sospecha  de  algún  daño  próximo." 
(G.   ICAZB.) 

Venez.      "Se   usa   en   el     sentido   de 
avisparse,    erguirse,    animarse,    que   es 
lo  contrario  de  lo  que   significa  según 
el    Dice.    (RlVODó,    Voces    Nuevas,    p.  | 
268.)     También    "envalentonarse,"    se-  j 
gún  TORO  G.   (Dice.  Lar.)  | 

Colomb.  "Para  nosotros  es  alboro-  ¡ 
tarse,  animarse,  erguirse,  encabritar-  j 
se  los  caballos  y  otros  animales,  como 
la  liebre  y  los  conejos  cuando  se  en- 
derezan afirmándose  sobre  la  parte 
trasera."  (CUERVO,  Apunt.  Crít.,  No. 
628.) 

Como  americanismo,  en  general, 
según  vemos,  alebrestarse  tiene 
signiflacado  opuesto  enteramente 
al  que  da  la  Academia,  y  como 
provincial  de  nuestra  habla  tabas- 
queña,  distinto  nada  más,  aunque 
no  opuesto  al  académico,  y  distin- 
to también  del  que  tiene  como 
americanismo,  pero  solamente  en 
cuanto  a  la  causa,  que  para  nos- 
otros es  siempre  y  únicamente  el 
uso  de  la  bebida,  aunque  los  efec- 
tos son  los  mismos:  la  alegría,  el 
alborotamiento,  la  excitación  del 
ánimo.  Como  quiera  que  sea,  creo 
que  más  derecho  tenemos  a  usar- 
le,  como   lo   usa  toda   la   América 


indolatina  y  no  como  le  puedan 
usar  o  le  hayan  usado  en  Castilla. 
ALEGRÓN,  m.  Así  se  llama  el 
cacao  de  la  primera  cosecha  que 
produce  el  cacaotero  en  Tabasco, 
de  octubre  a  diciembre;  y  también 
la  cosecha  misma:  cosecha  del 
ALEGRÓN. 

Hay  en  nuestra  tierra,  clásica 
del  cacao,  tres  cosechas  de  este 
grano  en  el  año:  la  primera,  que 
produce  el  alegrón;  la  segunda,  o 
invernada,  hasta  marzo,  y  la  terce- 
ra, que  es  la  verdadera  cosecha, 
cosecha  de  año  o  principal,  de 
abril  a  junio.  También  en  los  me- 
ses de  agosto  y  septiembre,  "a  "ve- 
ces desde  julio,  produce  el  árbol 
del  cacao  algunos  frutos,  por  lo 
general  esporádicos;  es  la  cosecha 
del  caaco  loco  o  aventurero.  Pero 
oigamos  mejor  a  los  peritos  en  la 
materia: 

"El  cacaotero  produce  en  Tabasco 
cuatro  cosechas,  a  saber:  la  primera 
de  enero  a  marzo,  llamada  de  inver- 
nada; la  segunda,  llamada  la  princi- 
pal, en  abril,  mayo  junio  y  julio;  la 
tercera,  de  cacao  loco  o  aventurero, 
en  agosto  y  septiembre,  y  la  cuarta, 
la  de  cacao  alegrón,  en  octubre,  no- 
viembre y  diciembre.  "(MARTÍNEZ 
CH.,  Cult.  y  beneficio  del  cacaotero, 
p_  50.) — "Se  recogen  tres  cosechas  de 
cacao  por  año:  la  primera  de  enero  a 
marzo,  que  se  llama  de  invernada;  la 
segunda  de  abril  a  junio,  que  es  la 
cosecha  principal,  y  la  tercera,  que 
recibe  el  nombre  de  alegrón,  se  ob- 
tiene de  noviembre  a  diciembre.  Con 
frecuencia  se  producen  algunos  frutos 
de  julio  a  septiemlire,  y  esta  cosecha 
se  llama  del  cacao  loco  o  aventurero." 
(CORREA,  Reseña  Ec.  de  Tab.,  p. 
78.) — "El  cacao  que  ir>adin-a  en  los 
meses  de  abril,  mayo  y  junio,  es  el 
de  la  cosecha  pi-incipal;  el  de  julio  y 
agosto,  lo  denominan  los  agricultores 
venturero;  el  de  septiembre,  octubre 
y  noviembre,  alegrón,  y  el  de  diciem- 
bre, enero,  febrero  y  marzo,  inverna- 
da." (ROVIROSA,  El  Part.  de  Macus, 
pana,  MS.,  pp.   117-118.) — "El  produc- 


ALEN 


85 


ALFA 


to  de  un  millar  de  árboles  en  su  pri- 
mera  cosecha   es   el    siguiente: 
Cosecha  llamada    invernada, 

en  enero,  febrero  y  marzo.     30  libras 
Cosecha    llamada     principal, 
en   abril,   mayo,     junio     y 

julio 60      ,, 

Cosecha  de  cacao  loco  o 
aventurero,    en      agosto    y 

septiembre 38      ,, 

Cosecha  de  cacao  alegrón, 
en  octubre,  noviembre  y 
diciembre 30      ,, 


En   consecuencia,    un    millar  I 

de   árboles  produce  en     el  I 

primer   año,    unas    ....   150  libras  i 
(MARTÍNEZ,   Ob.  cit.,  p.  52.)  I 

2.  Enamoradizo,  enamorado;  ha-  | 
blándose  de  viejos  verdes.  ¡ 

Méx.  "m.  Aficionado  a  galanteos."  ! 
(ICAZB.)  A  semejanza  de  alegre,  au-  , 
mentativo  del  cual  es  indudablemen- 
te, debe  ser  adj.  y  no  sust.  como 
anota  el  autor  citado,  tal  vez  por  un 
lapsus.  Lo  prueban  las  .  mismas  citas 
<iue  alega:  "Yo  comencé  a  ser  me- 
nos alegrón"  (Astucia,  tom.  II,  cap. 
I.) — "Es  cierto  que  ha  sido  alegrón; 
pero  nada  más."  (FACUXDO,  Isolina, 
tomo  II,  cap.  5);  por  donde  se  ve  su 
carácter  de  cualitativo  o  adjetivo  ca- 
lificativo, como  dicen  la  generalidad 
de  los  gramáticos.  Anota  tannbién  el 
Sr.  Icazb.  la  acepción  que  tiene  en 
Tabasco,    como  nombre   del   cacao. 

"Una  anciana  de  media  vida. . .  con 
su  marido  dulce  y  alegrón  que  había 
resignado  en  manos  de  su  adorada  mi- 
tad las  riendas  del  gobierno."  FI- 
DEL, Memorias,  28-40,  cap.  II,  p. 
150.) 

ALENTADO,  DA.  adj.  Vale  en  el 
lenguaje  popular  tabasqueño  tanto 
como  mejorado,  restablecido  de 
una  enfermedad  o  dolencia;  con- 
valeciente, aliviado  y,  por  exten- 
sión, sano.  V.  ALENTARSE. 

" — Buenas  noches,  Sr.  D.  Caralam- 
pio,  parece  que  ya  ud.  está  mejor? 
— Sí.  Sr.  D.  Tomás,  ya  estoy  gracias 
a  Dios  más  alentadito."  (CJIL  Y 
SAENZ,   El  Caporal,  p.  72.) 

C.  Rica.  "Entre  nosotros  nunca  se 
usa  este  adjetivo  en  la  acepción  de 
"animoso,  valiente,"  que  es  la  única 
•que  le  da  el  Dice,  sino  en  la  de  sano, 
V.  gr. :  "¿Cómo  están  sus  chacalines? 
— Alentadltos,   quiere   Dios."      (GAGI- 


NI.)    Y  agrega:    "Tal  uso  nos     parece 
propio". 

ALENTARSE,  pr.  Mejorar  de 
una  enfermedad,  convalecer,  res- 
tablecerse. "Esta  acepción,  omitida 
por  la  Acad.,  dice  GAGINI,  es  per- 
fectamente castiza."  y  remite  al 
lector  al  Dice,  de  Construcc.  y  Rég. 
de  Cuervo,  tomo  I,  p.  332.  Consul- 
tada esta  obra  hallamos:  "Refl. 
Cobrar  vigor  y  fuerzas."  Estaba  a 
la  sazón  en  Avila,  apenas  convale- 
ciendo de  una  dolencia. . .  Mucho 
le  hizo  al  caso  la  edad. . .  para 
qué...  con  medicinas  saludables 
se  alentase."  (MAR.,  Hist.  Esp. 
14.8  R.  30.412).  Part.  "Hablé  a  un 
amigo  que  lo  fue  también  de  ese 
hidalgo  herido:  Y,  acompañándole 
yo,  A  su  casa  me  llevó :  Volé  en 
extremo  alentado."  (CALD:.  No  hay 
cosa  como  callar,  1.12  (R.  7.553)." 
Estas  citas,  entre  muchísimas,  son 
bastantes  para  probar  al  más  mio- 
pe que  no  andamos  fuera  de  razón 
cuando  decimos  que  no  todo  lo 
que  no  sanciona  la  Acad.  es  malo. 

ALESNA,  f.  DOS  ALESNAS  NO 
SE  PUNZAN,  Refr.  García  Icazbal- 
ceta  registra:  "Dos  alesnas  no  se 
pican.  Con  que  se  denota  que  cuan^- 
do  dos  tratantes  son  igualmente 
astutos  y  versados  en  su  negocio, 
no  puede  el  uno  engañar  al  otro." 
Nos  parece  más  propio  como  deci- 
mos en  la  tierruca,  no  se  punzan, 
habida  cuenta  que  punzar  es  "herir 
con  la  punta",  que  es  lo  que  la 
alesna  puede  hacer,  toda  vez  que 
no  tiene  pico. 

ALFAJOR,  m.  Para  la  Acad.  el 
alfajor  es  el  mismo  alajú,  que  de- 
fine: "Pasta  de  almendras,  nue- 
ces, especias  finas  y  miel  bien  co- 
cida." 

Para  nosotros  es  simplemente 
una  pasta  seca  de  pinol  grueso, 
con     pimienta  y     miel   de     abeja 


ALFA 

(miel   de   monte),  o  panela;    corta- 
da en  trozos   de  figura  rombal. 

Según  Ramos  y  Duarte,  en  el 
D.  F.,  es  lo  mismo  que  para  nos- 
otros: "Dulce  en  pasta,  hecbo  de 
pinole  con  miel."  En  Campeche  y 
Veracruz,  dice  que  llaman  alfajor 
al  dulce  de  coco,  hecho  con  azú- 
car prieta,  denominada  general- 
mente panela  y  piloncillo. 

"Cuba.  "I).  Dulce  seco  en  cuya  ela- 
boración entra  el  cazabe,  miel  o  azú- 
car y  un  poco  de  pimienta;  y  II.), 
la  flg-ura  geométrica  llamada  rombo, 
o  romboide,  por  ser  ésta  la  forma 
que  afecta  la  pasta,  y  de  aquí  que 
la  expresión  en  figura  de  alfajor 
equivalga  a  en  forma  de  rombo  ó 
romboide.  "En  criollo,  dice  Armas, 
además  de  ser  una  pasta  dulce,  sig- 
nifica en  general  un  rombo  de  cual- 
quier   materia": Etim.    Es        una 

adulteración  de  alajú  (influenciada 
por  alajor),  proced.,  al  decir  de  la 
Acad.,  del  árabe  alfahúa,  voz  com- 
puesta de  al,  el  y  de  fahúa,  panal  de 
miel."    (MAGIAS.) 

Adrede  hemos  reproducido  la 
etimología  dada  por  el  ilustre  se- 
ñor Macías,  para  defenderlo,  aun- 
que tardíamente,  de  un  cargo  irra- 
zonado e  injusto  que  le  ha  hecho 
el  señor  Ramos  y  Duarte,  en  su 
^bra  Di  ce  i.  de  méx.,  que  venimos 
citando  en  este  trabajo.  Dice  éste: 
"Muchos  creen  (entre  ellos  D. 
Juan  Ignacio  de  Armas  y  D.  Jo- 
sé Miguel  Macías,  (?)  (Dice,  cu- 
bano, art.  Alfajor),  que  el  nombre 
de  este  dulce  se  debe  a  la  forma 
romboidal  en  que  cortan  la  pasta; 
pero  según  Covarrubias,  (Tesoro 
de  la  Leng.  Cast.),  es  alteración 
del  arábigo  alfaxur, ...  o  del  ara 
higo  alhaxú. . ." 

El  señor  R.  y  Duarte,  ha  tomado 
el  efecto  por  la  causa,  o  el  rábano 
por  las  hojas,  incurriendo  en  un 
grave  error  por  confusión.  Ma- 
cías, en  la  acepción  II  de  la  voz, 
dice:   "la  figura...   rombo,  por  ser 


86  ^ 


ALFA 


esta  la  forma  que  afecta  la"  pasta," 
con  lo  cual  quiere  decir  que  por 
extensión  o  por  traslación  la  pala- 
braha  pasado  del  nombre  del  dulce 
(causa)  a  ser  el  nombre  del  rom- 
bo (efecto) ;  pero  nunca  que  el 
nombre  de  esta  figura  pasara  a  ser 
el  nombre  del  dulce  o  la  causa  de 
él  (el  nombre),  pues  en  tal  caso 
éste  se  llamaría  rombo,  que  es  la 
palabra  primordial  denominativa. 

Si  la  causa  errónea  en  que  se 
funda  el  señor  Ramos  cree  hallarla 
en  la  etimología,  menos  verdade- 
ra es,  como  se  advierte  por  la 
comparación  de  ella  con  la  de  Co- 
varrubias, reproducida  por  el  preo- 
pinante. 

PICH.  trata  el  tema  en  igual 
forma  que  Macías. 

Amér.  "Paita  de  harina  de  yuca, 
papelón,  pina  y  gengibre."  (TORO 
G.,    Dice.    Lar.) 

Ríopí.  "Dulce  formado  por  dos  pe- 
dazos redondos  de  masa  unidos." 
(TORO,  Ob.  clt.)  —  "Golosina  que 
consiste  en  dos  piezas  de  masa  cir- 
culares, adheridas  la  una.  a  la  otra  por 
medio  de  un  dulce  cualquiera.  Anti- 
guamente, hasta  hace  pocos  años, 
hacían  las  negras  los  alfajores,  que 
consistían  en  dos  piezas  circulares 
de  masa  hojaldrada,  de  tres  a  cua- 
tro pulgadas  de  diámetro,  juntas  la 
una  a  la  otra  con  dulce  de  leche. 
Hoy  lleva  el  nombre  de  alfajor  cual- 
quier golosina  de  igual  forma,  sea 
cual  fuere  la  calidad  de  la  masa  y 
del  dulce  que  se  emplee  en  ella.  En 
Venezuela  llaman  alfajor  a  una  "Pas 
ta  hecha  de  harina  de  yuca,  papelón, 
pina  y  gengibre.  Se  le  da  forma  de 
paralelógramo."  (D.  JULlO  CALCA- 
ÑO,  Acad.  Venez.) — En  España  se 
llama  indistintamente  alfajor  o  alajú 
a  la  "Pasta  de  almendras,  nueces,  y, 
a  veces,  de  piñones,  pan  tostado  y 
rallado  y  especia  fina,  con  miel  muy 
subida  de  punto."  (La  Acad.)  Es  de 
advertir  qvie  en  Río  de  la  Plata  ni 
siquiera  .se  conoce  la  palabra  alajú." 
(GRANADA,    p.    81.) 

El  dulcecito  es  del  gusto  .de  to- 
dos los  latino-americanos,  y  tam- 
bién de  los  iberos,  como  se  ve;  só- 


ALFA 


87 


ALFO 


lo  que  difiere  en  todas  partes  por 
pequeños  detalles  de  fabricación, 
según  los  ingredientes  que  acos- 
tumbran ponerle.  Lo  esencial  es 
la  miel,  que  reúne  los  demás  ma- 
teriales, secos  o  en  polvo,  para 
formar  la  pasta. 

Llámase  también  en  Tabasco 
alfandoque,  y,  popular  y  más  co- 
múnmente, chinopote,  nombre  vul- 
gar con  que  todos  lo  conocemos. 

Nuestra  acepción  es  costeña. 

"Anduvo  nuestro  Xicho:...  obliga- 
do.... a  pasár.selas  porteando  y  vo- 
ceando alfajores  de  masa  y  bocadi- 
llos de  leche."  (RODR.  B..  Pajarito, 
XIII,  p.  120.)  En  el  Vocabulario  fi- 
nal de  esta  obra,  el  autor  define: 
"Alfajores.  Dulce  en  pasta,  hecho  de 
maíz,  panela,  pimienta  y  clavo,  cor- 
tado en  forma  de  rombo."  Exacta- 
mente  igual   al   nuestro. 

ALFANDOQUE,  m.  Nombre  con 
que  se  denomina  también  el  dulce 
alfajor  o  alajú  de  la  Academia; 
pero  siempre  cortado  en  trozos  de 
figura  de  rombos.  Llámase  vulgar 
y  más  comúnmente  chinopote.  (V). 

Venez.  En  Venezuela  es  también 
un  dulce  el  alfondoque  de  la  Acade- 
mia.: "Pasta  de  melado,  queso,  y 
anís  o  gengibre."  (TORO  G.,  Dice. 
Lar.,  art.  Alfandoque.) 

Colomb.  "Especie  de  alfeñique,  que 
se  fabrica  con  almendras,"  (TORO. 
Ob.  cit.);  pero,  principalmente,  el 
nombre  de  un  instrumento  de  música: 
"Un  canuto  largo  con  pedrezuelas  o 
simientes."  (CUERVO,  Apunt.,  p. 
622.).  o  "Canuto  lleno  de  semilas.  con 
que  hacen  música  'os  indios  del  Cau- 
ca."   (TORO  G.,   Ob.   cit.) 

ALFARDA,  f.  "Par  de  una  arma- 
dura", dice  la  Academia,  y  Macias 
define:  I.)  Viga  o  vigueta;  y  II), 
madeix»  de  pino  americano,  de ; 
longitud  indeterminada,  y  cuya  es-  i 
cuadra  es  de  cuatro  pulgadas  in- 
glesas de  ancho  (?)  por  otras  tan- 
tas de  grueso,  ó  5  X  5".  Tal  vez  I 
haya  aquí  un  error,  toda  vez  que  ¡ 
dice  cuatro  y  luego  escribe  5  X  5. 1 


A  la  alfarda  del  Dice,  llaman 
nuestros  carpinteros  o  constructo- 
res de  casa,  puntal,  pareado  que 
sostiene  las  canales  del  techo  o  el 
eje  horizontal  de  éste. 

Nuestra  alfarda  es  la  misma  que 
define  Macias,  comúnmente  de  pi- 
no (aunque  no  sea  americano), 
pudiendo  ser  de  cualquiera  otra 
madera  (cedro,  caoba,  macuilís,  p. 
ej.,  que  son  muy  comunes  en  Ta- 
basco; no  así  el  pino,  que  no  se 
produce  allí) ;  peio  es  de  escuadra 
distinta  a  la  que  él  señala.  Sus  ca- 
ras no  tienen  dimensiones  igua- 
les, es  decir,  no  es  de  base  cua- 
drada, sino  de  cuatro  por  cinco, 
cuatro  pulgadas  inglesas  de  grueso 
por  cinco  de  ancho.  Tampoco  es  lo 
mismo  que  viga  o  vigueta;  la  pri- 
mera es,  precisamente,  la  que  mi- 
de cinco  por  cinco,  siempre  de  ba- 
se cuadrada  y  la  vigueta,  también 
de  ancho  igual  al  grueso,  se  dife- 
rencia de  la  viga  por  ser  más  del- 
gada o  de  menores  dimensiones  en 
lo  general.  V.  VIGA,  VIGUETA. 
PUNTAL. 

ALFOMBRILLA,  f.  Macias  apun- 
ta dos  significados  metafóricos  que 
esta  voz  tiene  en  Cuba;  las  repro- 
duciremos, porque  las  mismas  tie- 
ne en  el  lenguaje  tabasqueño:  "(I, 
término  sinónimo  de  salpullido  o 
sarpullido;  II),  epíteto  de  una  es- 
pecie de  viruelas,  la  que  presen- 
ta su  erupción  como  picadas  de 
mosquitos  por  todo  el  cuerpo". 
(PICH.)  "Agregaremos  a  la  defini- 
ción de  Pich.,  esta  otra  caracterís- 
tica de  la  viruela  de  alfombrilla: 
muy  tupida  y  muy  peligrosa,  mor- 
tal. Llámase  también  y  más  co- 
munmente, de  petatillo.   (V). 

2.  f.  Cierta  planta  gramínea,  pa- 
recida a  la  grama  de  Castilla,  pe- 
ro mucho  más  menuda;  muy  abun- 


ALGA 


88  — 


ALGU 


dante  en  los  terrenos  áridos  o  muy  ¡ 
trabajados.  Ésta  y     otras     gramas  \ 
finas   siembran  los  rancheros  en  el 
plan    del    sitio    y   en   los   secaderos 
de  las   casas. 

ALGARABÍA,  m.  (Dendrocygna 
fu  Iva,  Burn-)  "Ave  muy  numerosa 
en  las  lagunas  de  las  Matillas, 
Tierra  Colorada,  'Paciste  y  Coro- 
zal;  en  Playa-Grande,  Limón  y  los 
llanos  inundables  del  T  i  n  t  o." 
(ROV.,  Zool.  de  Tab.,  p.  48.).  Per- 
tenece al  orden  de  los  lamelirros- 
tros,  familia  de  los  anátides,  sub- 
familia de  las  anserinas. 

"Busca  el  nido  la  alegre  algarabía, 
El  tordo  al  limonero  del  ribazo," 
(LORENZO  CALZADA,  Tabasco  Grá 
fleo  núm.    151,   Dice.    221916.) 

Don  Alberto  Correa  sufrió  lamen 
table  error,  cunfundiendo  el  alga- 
rabía con  el  alcarabán  o  taratana, 
(V.)  según  dijimos  en  su  lugar. 

El  nombre  de  esta  ave  se  debe 
sin  duda  a  la  circunstancia  de 
que  es  sumamente  escandalosa, 
formando  una  verdadera  algarab  a 
con  el  ruidoso  graznido  que  for- 
man en  común  las  grandes  banda- 
das que  se  aglomeran  en  las  lagu- 
nas. 

En  la  Chontalpa  y  otras  partes 
del  Estado  le  llaman  alga  rabí. 

Méx.  "Esas  cuentas  esmaltadas  de 
mil  colores,  que  juntas  forman  una 
algarabía  de  luces  indescriptibles." 
(FACUNDO,  Baile  y  Cochino,  cap. 
VI.) — "Aquellos  pilotos  medio  desnu- 
dos, ofrecen  en  tumultuosa  algarabía 
sus  embarcaciones,  al  aproximarse  el 
coche".  (ID.,  Ensalada  de  Pollos, 
tomo  II,  cap.  VIII.).  Como  vemos 
por  estas  citas  de  uno  de  los  más 
acreditadcs  costumbristas  de  México, 
por  acá  se  ha  dado  mayor  extensión 
a  la  palabra  algarabía,  hasta  hacer- 
la significar  una  confusión  o  desor- 
den cualquiera,  aunque  no  sea  espe- 
cialmente de  voces  ni  ruidos,  como 
lo  expresa  la  Academia,  en  la  acep- 
ción familiar  relativa  que  registra  de 
la  palabra.  Nos  parece,  a  este  respec- 
to,   más  apropiada  la  acepción   tabas- 


queña,  en  su  aplicación  o  destino  pa- 
ra designar  el  ave  que  forma  verda- 
dero desorden  o  confusión  de  voces 
con  svi  gritería. 

ALGARAFUELLE.  m.  Zapato.  Ú. 
más  en  pl.  Es  término  de  la  jerga 
campesina,  usado  en  la  Chontalpa 
y   especialmente    en   Huimanguillo. 

ALGODONO LLO.  m.  "Enferme- 
dad de  las  mucosas  debida  a  un 
honguillo  que  se  desarrolla  en  la 
boca  de  los  recién  nacidos." 
(Acad.,  art.  Muguete.)  Llámase 
más  comúnmente  en  Tabasco,  sa- 
canac.  (V.)  Parece  que  ataca,  no 
solamente  a  l-os  niños,  sino  tam- 
bién a  los  enfermos  poco  antes  de 
morir.  V.  SAPILLO. 

Méx.  "(D.  F.),  sm.  Sapillo;  enfer- 
medad que  padecen  los  niños  en  la 
boca."    (R.    DUARTE.) 

Amér.  "Se  llama  en  América,  se- 
gún los  países,  sapillo,  algodónenlo, 
algorra."  (TORO  G.,  Dice.  Lar.,  art. 
Muguete.) 

ALGUACIL,  m.  Por  el  carácter 
especial  de  este  agente  de  la  au- 
toridad en  Tabasco,  completamen- 
te distinto  del  que  le  corresponde- 
ría por  razón  del  origen  histórico 
de  su  institución,  vamos  a  tratarlo, 
procediendo  por  comparación.  "Mi- 
nistro inferior  de  justicia,  que  lle- 
va por  insignia  una  vara  delgada, 
Se  junco  por  lo  regular,  y  que  eje- 
cuta las  órdenes  de  los  juzgados  y 
tribunales,  como  autos  de  prisión 
o  arresto,  mandamientos  de  ejecu- 
ción, embargos  y  otros  actos  judi- 
ciales." (ACAD.) —  "Antic.  Cierto 
grado  en  la  milicia  de  los  moros." 
(SALVA.)—  "Expr.  Alguacil  de  (o 
del)  campo  es  en  España  "el  que 
cuida  de  l-os  sembrados,  para  que 
no  los  dañen  las  gentes  entrando 
en  ellos;"  (Acad.)  pero  en  los  pri- 
meros regimientos  (Ayuntamien- 
tos) establecidos  en  América,  el 
cargo   de   alguacil   del     campo   era 


ALGU 


—  89  — 


ALIÑ 


más  honorífico,  puesto  que  fue  el 
regidor  encargado  de  los  asuntos 
rurales  del  común.  Véase,  sin  em- 
bargo, en  lo  que  degeneró  el  car- 
go. "'Este  empleo,  describe  BACH., 
fue  creado  en  St.  Domingo  en  1915, 
y  ten^a  por  objeto  perseguir  a  los 
naturales  que  Niían  del  servicio. 
En  el  ejercicio  di  ^u  profesión  tu- 
vo que  empietir  ios  perros  de  bus- 
ca, lebreles  que  luego  han  figura- 
do en  mayor  escala,  por  ej.,  en 
Jamaica,  contra  los  negros  cima- 
O-i-ones,  dirigidos  por  los  ranchado- 
res  de  Bejucal,  perdidos  por  el 
gobierno  inglés  a  fines  del  siglo 
XVIII,  gobernando  la  isla  de  Cuba 
el  insigne  D.  Luis  de  las  Casas." 
Etim.  Según  la  Acad.,  procede  de 
aluagir,  lugarteniente;  pero  deta- 
lla más  Engelmann:  de  awazir,  el 
visir  o  ministro,  más  adelante  del 
gobernador,  y  últimamente  el  ajTi- 
dante  o   auxiliar."    (MACÍAS.) 

Tristemente,  la  categoría  del  po- 
bre alguacil  ha  descendido,  hasta 
llegar  a  ser  lo  que  hoy  es  en  Ta- 
basco:  un  agente  de  lo  policía,  un 
gendarme  de  ínfima  clase,  como  es 
el  auxiliar  de  los  Comisarios  de 
Policía,  últimos  representantes  de 
la  autoridad  política,  en  los  pue- 
blos y  vecindarios  rurales.  Se  lla- 
ma también  cabo  de  cita,  porque 
su  papel  casi  se  reduce  a  hacer 
notificaciones  y  citaciones,  aunque, 
como  agente  del  or^pn,  suele  tam- 
bién hacer  aprehensiones,  en  dele- 
gación o  por  propia  autoridad.  Es 
cargo  consejil,  y  gratuito,  obliga- 
torio para  todos  los  ciudadanos, 
que  lo  desempeñan  por  tumos  de 
un  mes  en  cada  demarcación.  Las 
ejecuciones  o  embargos  que.  como 
se  ve  de  la  relación  histórica  an- 
terior, le  correspondía,  son  hoy 
funciones  propias,  en  Tabasco,  de 
los    Ministros    Ejecutores,     funcio- 


narios judiciales  adscritos  a  los 
Juzgados  de  Primera  Instancia  del 
orden  civil,  que  hay  establecidos 
en  las  Cabeceras  de  Partidos  Ju- 
diciales y  en  la  Capital  del  Esta- 
do. La  denominación  de  alguacil  a 
los  cabos  de  cita,  es  más  común- 
mente empleada  entre  los  indíge- 
nas, que  conservan  tal  vez  el  re- 
cuerdo histórico  de  la  época  colo- 
nial en  que  existió  el  funcionario 
propiamente  llamado  así,  como 
trasplante  del  similar,  originario 
de  la  gerarquía  arábiga,  estableci- 
do en  España.  V.  COMISARIO, 
CABO,  MINISTRO. 

En  las  poblaciones  de  la  Mesa 
Central  el  alguacil  se  llama  topil, 
aztequismo  derivado,  según  RÓ- 
BELO (Dice,  de  Azt.)  de  "topilli, 
bordón,  asta  de  lanza,  vara  de  jus- 
ticia; indio  que  desempeña  las  fun- 
ciones de  alguacil  en  los  juzgados 
inferiores  de  los  pueblos." 

ALIENADO,  DA,  adj.  Loco,  ena- 
jenado. Neologismo. 

Hond.  "Loco,  tanto  en  América  co- 
mo en  España."   (MEMBR.) 

ALIMONADO,  DA.  adj.  En  forma 
de  limón:  ovoide  y  ovoideo. 

"Los  topes  (de  las  garrochas)  se- 
rán de  forma  alimonada."  (Regla- 
mento para  corridas  de  toros,  Art. 
3S.) 

ALIÑADOR,  m.  El  que  tiene  por 
oficio  aliñar  reses.  Muy  distintos 
significados  tiene  en  otros  puntos 
de  HispanoAmérica,  sobre  todo  en 
Chile.    (V.  ALIÑAR). 

ALIÑAR,  a.  "Arreglar,  aderezar, 
componer."  Nuestros  nagateros  o 
matanceros  desconocen  el  uso  de 
este  verbo  en  tal  acepción;  para 
ellos  aliñar  es  "descuartizar  una 
res",  destazar  un  animal  cualquie- 
ra: aliñar  un  puerco,  un  toro,  etc. 
"Descuartizar",  según  el  Dice,  es 
"dividir  en  cuartos  la  res";  por  lo 
tanto,   es     más     explícito     aliñar. 


ALIÑ 


90 


ALMA 


porque  expresa  no  solamente  di- 
vidir en  cuartos,  sino  preparar  to- 
das las  partes  de  la  res,  hasta  de- 
jarla en  condiciones  de  ser  despa- 
chada, si  se  expende  fresca,  o  ta- 
sajeada, si  se  ha  de  salar.  En  rea- 
lidad es  "arreglar,  componer"  de- 
bidamente todas  las  partes  de  la 
res,  para  su  beneficio,  y  en  tal  con- 
cepto nos  parece  aceptable  su  acep 
ción  traslaticia  V.  TASAJEAR, 
BENEFICIO. 

"Ya  quisiera  yo  ver  a  ese  señorito 
"sembrando  una  milpa"  en  mitad  del 
sol,  aliñando  una  res,  o  amansando  un 
potro.  (TEUTILA  COREA  DE  CÁR- 
TER,  Paulina,  p.  73.) 

"Este  H.  Ayuntamiento  debe  preo- 
cuparse     por    la    construcción      de 

un   edificio para  Rastro,   pues  que 

hoy  que  se  presenta  la  estación  llu- 
viosa es  imposible continúe  de- 
gollando y  aliñando  las  reses  a  la 
sombra  de  los  árboles  entre  el  in- 
mundo fango."  (Cuauhtemoc,  Villaher- 
mosa,  Tab.,  ag.  23  1917,  núm.  68.) — 
"¡Aquí  se  aliña  el  pescao!....  ¡bara- 
to, muy  barato!"  (RODR.  B.,  Paja- 
rito, XXV,  p.  629.)  Por  esta  cita  ve- 
mos que  se  usa  en  la  costa  en  ge- 
neral.— "Cuando  alguna  bestia,  se 
hallase  arruinando  la  ajena  labor,  el 
agraviado  es  arbitro  para  matarla 
avisando. . .  a  su  dueño  para  que  la 
mande  aliñar  o  a  botar".  (Comp.  de 
los  Decretos  de  la  Legisl.  de  Tab., 
p.  23:  Decr.  de  3  de  nov.  de  1826, 
Art.    29.) 

ALIÑO,  m.  Acto  de  aliñar  (V.) 
Cosa  muy  distinta  significa  en  Cu- 
ba, según  lo  encontramos  en  Pich: 
"N.  s.  m.  En  algunas  partes  de  la 
Isla  se  da  este  nombre  a  lo  que 
en  otros  viandas,  y  a  las  legumbres 
y  especias  en  conjunto;  y  así  di- 
cen "  un  real  de  aliño",  esto  es,  j 
de  todas  aquéllas.  De  aquí  aliñar".! 
(Ob.  cit.)  I 

Chile.  "V.  y  sust,  son  castizos,  in-  ■ 
dicando  aquél  el  acto  de  condimen-  I 
tar,  arreglar  y  componer,  y  éste,  al  j 
que  lo  ejecuta.  Téngase,  empero,  por  i 
un  prov.  de  nuestra  tierra  el  uso  de  i 
aliñar   en  el   sentido  de   "volver  a  su  ' 


sitio    los    huesos    dislocados,"    i    el    de 
aliñador   para  denotar  al   curandero  o 
I  sacapotras,    que   tiene   por   oficio   asis- 
tir i   entablillar  a  los  que  se  quiebran 
o   dislocan    los   huesos. 
¡       "En    España      las      personas    doctas 
:  han    designado    siempre    con    el    nom- 
í  bre    de    aljebrista    al    que    profesa    el 
arte   de   concertar  los   huesos   disloca^ 
I  dos. 

;  "Tratándose  de  ensaladas,  nada 
más  se  sabe  en  Chile  que  aliñarlas: 
no    nos    atreveríamos    a    tacharla      de 

,  impropia;    pero    en    España    son    más 

,  usados:    sazonar    y      aderezar."     (RO- 

I  DRIGUEZ.) 

í  ALISTRANADO,  DA.  adj.  Trans- 
versal o  diagonal.  Es  verbo  vulgar 
campesino,  originado  tal  vez  de 
que  los  listones  de  madera  suelen 
ponerse  en  forma  diagonal  en  los 
techos  de  las  casas,  para  darle 
mayor  fuerza  al  armazón  o  a  los 
travesanos  colocados  en  forma 
cuadrangular. 

ALISTRANAR.  a.  Poner  una  co- 
sa, larga  como  una  vara,  en  posi- 
ción diagonal  o  transversal  con 
respecto  a  otras. 

2.  En  sent.  flg.  y  forma  refl.,  po- 
nerse listo,  atento. 

ALMACIGADO,  DA.  p.  p.  del 
verbo  almacigarse  (V.)  En  Cuba  es 
adj.  que  expresa:  "Color  de  la 
caballería  que  se  parece  al  de  la 
corteza  del  almacigo,  cuando  hace 
de  fondo  el  pelo  blanco  que  le  tras- 
luce o  forma  mezclilla,  como  suce- 
de con  la  tela  que  cubre  el  vege- 
tal. Suele  anteponerse  la  palabra 
rosillo."  (PICH.,  Ob.  cit.) 

ALMACIGARSE,  pr.  Apiñarse, 
juntarse,  apretarse  la  gente.  "Es- 
taba la  gente  almacigada  en  la  pla- 
za, en  la  calle,  en  cualquier  lugar." 

ALMACIGO,  m.  Acad.:  "Simien- 
tes nacidas  en  la  almáciga",  enten- 
•diéndose  por  ésta  el  sitio  donde  se 
siembran  las  semillas  para  tras- 
plantarlas. No  son  las  semillas,  las 


ALMA 


—  91 


ALMI 


que  se  trasplantan,  sino  las  plan- 
titas  recien  nacidas. 

El  almacigo,  para  nosotros,  pro- 
piamente no  es  sólo  el  sitio  don- 
de se  siembran  las  semillas  para 
que  germinen  en  deterníinadas 
condiciones  propicias  de  calor,  luz 
y  humedad,  sino  a  la  vez  el  con- 
junto mismo  de  semillas  sembra- 
das, y  luego,  el  conjimto  de  planti- 
stas o  matitas  para  el  trasplante. 
Indistintamente  usamos  esta  sola 
denominación  para  ambas  cosas. 

2.  En  sentido  metafórico  se  le 
da  también  el  significado  de  apiña- 
miento, multitud  apretada  de  per- 
sonas o  de  cosas:  un  almacigo  de 
cuentos  tiene  esa  vieja;  había  mos- 
quitos, que  era  aquello  un  almaci- 
go; un  almacigo  de  chismes,  equi- 
vale a  ser  chismoso,  simplemente; 
era  la  calle  un  almacigo  de  gente- 

El  señor  Gagini  da  la  palabra 
almacigal,  que  no  registra  el  Dice, 
de  la  Acad..  y  establece  la  diferen- 
cia entre  almáciga  y  almacigo,  co- 
mo advertencia,  porque  los  agricul- 
tores de  su  tierra  "también  em- 
plean la  palabra  almacigo  como  si- 
nónimo de  almacigal."  La  crítica 
del  señor  Gagini  es  confusa:  para 
saber  que  es  impropio  el  uso  de 
almacigo  como  sinónimo  de  alma- 
cigal, necsario  es  que  sepamos 
previamente  qué  significa  almaci- 
gal, cosa  de  la  cual  no  tenemos 
ningún  conocimiento.  Seguramen- 
te lo  que  pretendió  criticar  fue  el 
uso  de  almacigal  como  sinónimo 
de  almacigo,  entendiendo  aquella 
como  una  forma  abusiva  de  almá- 
ciga:  pero  no  lo  dijo. 

Hond.    MEMBR..    p.    12. 

R.  DUARTE  anota  almárcigo,  proy. 
de  Méx.  y  Gro.,  corrupción  de  alma- 
cigo. Más  propiamente  es  de  almáci- 
ga. 

ALMATROSTE.   m.   No    culpo   a  ■ 
mis  paisanos   de  cometer  esta  ba-; 


domía;  es  común  en  toda  la  Amé- 
rica Latina  y  aún  en  las  provin- 
cias españolas,  según  tengo  enten- 
dido. Si  no  les  absuelve,  por  lo  me- 
nos les  atenúa  la  pena  por  inco- 
rrectos, la  causa  que  el  doctísimo 
y  nunca  bien  sentido  lexicólogo 
D.  Rufino  J.  Cuervo  expone,  tra- 
tando de  la  acción  psicológica  co- 
mo causa  de  formación  de  voces 
nuevas,  en  el  cap.  XI  de  sus  nota- 
bles Apuntaciones.  Habla  él,  en  lo 
relativo,  dice  así:  "Modiñcase  ar- 
bitrariamente el  interior  u  otra 
parte  de  la  palabra  con  letras  o 
combinaciones  de  otra  parecida:., 
armatoste  (se  A-uelve  almastroste) 
por  la  influencia  traste."  Xo  obs- 
tante, y  aunque  huelgue  insistir 
en  la  corrección,  agi-egaremos  a 
lo  dicho  por  mil  autoridades,  que 
no  se  dice  almatroste,  ni  almastro- 
te,  ni  armatroste,  ni  armastrote, 
sino  pura  y  llanamente  armatoste: 
elimínese  la  I,  que  se  ha  colado 
de  rondón,  también  por  acción  psi- 
cológica del  parecido  de  alma;  eli- 
mínese la  r  de  la  segunda  mitad, 
(que  fue  tra'da  de  trote  o  de  tras- 
te) pasándola  a  la  primera,  y  pón- 
gase la  s  a  esa  misma  segunda  mi- 
tad como  final  de  su  primera  sí- 
laba que  es  mixta  simple. 

ALMENDRA,  adj.  ¡Qué  buena  al- 
mendra! ¡qué  par  de  almendras! 
son  frases  que  menudean  en  el  len- 
guaje familiar,  con  el  carácter  de 
interjectivas  en  cierto  estilo  entre 
irónico  y  afectuoso,  tratando  de 
los  muchachos  tarambanas,  travie- 
sos, o  de  los  jóvenes  o  pollos  ca- 
laverones. 

ALMIDÓN,  m.  "Por  antonomasia 
se  entiende  en  Cuba  el  que  se  ex- 
trae de  la  jTica  (dulce  o  agria), 
pues  los  otros  necesitan  especifi- 
carse, v.  g. :    almidón  de  trigo,  de 


ALMI 


—  92  — 


ALMI 


papa,  de  sagú,  de  arroz,  etc."  Es-  ^ 
to  dice  el  señor  Macías  y  lo  mis-  j 
mo  podríamos  decir  de  nuestro 
almidón  de  Tabasco,  aunque  allí  ! 
solamente  la  yuca  dulce  o  comesti-  j 
ble  se  utiliza  para  extraerlo,  como  | 
que  no  se  conoce  allí  la  yuca  agria. 
Extráese  también  de  otras  plantas 
como  el  macayo,  etc.,  pero  de  infe- 
rior calidad.  Es  una  industria  o 
manufactura  muj  común  en  las  cla- 
ses indígenas,  de  la  región  del 
municipio  de  Macuspana,  cuyas 
siembras  se  concretan  al  maíz,  la 
yuca  y  el  camote,  principalmente; 
pocos  son  los  que  siembran  pláta- 
nos, (dominico  o  bellaco),  caña  de 
azúcar;  como  golosina,  calabazas, 
melones  y  sandias,  y  algunas  le- 
gumbres; chile,  tomate,  culantro, 
etc.  El  mismo  terreno  en  que  ha- 
cen la  milpa,  lo  utilizan  para  la 
yuca,  que  siembran  después  de  do- 
blada aquélla;  allí  mismo  siem- 
bran el  camotal,  aunque  separado 
del  yuca  I,  porque  la  sombra  perju- 
dica. 

El  almidón  se  obtiene  por  decan- 
tación del  agua  en  que  se  disuel- 
ve la  fécula  de  la  yuca.  Una  vez 
pelada  ésta  y  lavada,  se  raspa  en 
el  rayador,  remojándose  en  gran- 
des ollas  o  pailas  de  agua  muy 
limpia,  colándose  en  seguida  en 
tela  que  deja  pasar  la  fécula  y 
retiene  el  sargazo,  dejándola  des- 
pués en  reposo  por  doce  horas, 
hasta  que  se  decanta  el  almidón 
que  se  asienta  en  una  pasta  blan- 
ca, compacta  y  ñnísima.  Una  vez 
decantada  esa  agua,  se  recoge  el 
almidón,  y  se  asolea  y  seca  conve- 
nientemente. Como  se  ve,  es  ima 
industria  rudimentaria  de  suma 
sencillez,  que  no  exige  más  que 
mucho  aseo,  cualidad  muy  propia 
y  común  de  nuestros  indios  de  Ta- 


basco y  en  general  de  toda  la  cla- 
se pobre.   (1) 

2.  ALMIDÓN,  se  llama  también 
en  nuestro  lenguaje  tabasqueño, 
por  una  antonomasia  que  raya  en 
impropiedad,  al  engrudo  hecho  con 
almidón;  es  una  sinécdoque  muy 
perdonable  en  nuestros  paisanos, 
si  tenemos  en  cuenta  que  acá  por 
México,  llámanle  cola.  Lo  mismo 
en  Cuba:  "con  impropiedad  se 
dice  indistintamente  a  éste  y  al 
Engrudo.''  (PICH.)  Este  acusa  de 
corruptela  el  uso  de  la  voz  al- 
midón por  engrudo. 

ALMIZCLE,  m.  La  Acad.,  sólo 
llama  ALMIZCLE  a  la  sustancia 
producida  por  el  almizclero.  Ad- 
vertiremos que  varios  otros  ani- 
males también  lo  producen,  las 
aves  por  ejemplo.  Hay  además  en 
Tabasco  el  puerco  de  monte,  el 
zorrillo  y  algunos  otros  animales 
de  monte»  que  tienen  almizcle.  De 
paso  hemos  de  decir  que  ninguno 
de  estos  almizcles  es  adorífero,  si- 
no por  lo  contrario,  de  un  olor  re- 
pugnante y  penetrante,  como  que 
la  sustancia  es  sumamente  volátil. 
Especialmente  el  almizcle  del  zo- 
rrillo es  tan  penetrante  y  fuerte 
que  produce  a  los  perros  que  ca- 
zan el  animal  una  especie  de  locu- 
ra y  les  atrofia  el  olfato  por  espa- 
cio de  varios  días.  El  perro  da  ca- 
rreras, desesperado;  aulla,  estor- 
nuda y  estruja  las  narices  contra 


(1)  Allí  no  se  conoce,  ni  se  sopor- 
taría, esta  hampa  trasijada  y  mu- 
grienta, vergüenza  y  baldón  de  la 
Mesa  Central,  y  en  especial  de  esta 
Gran  Ciudad  de  los  Palacios,  a  la 
cual  tanto  ¿ifea  la  falta  de  aseo  es- 
candalosa, lo  mismo  en  sus  calles 
que  en  casi  toda  su  gente,  pues  aún 
las  mejores  clases  sociales  tienen 
ciertos  puntos  de  contacto  con  los 
gatos  en  cuanto  al  baño. 


ALMI 


—  93 


ALMO 


el  suelo,  como  queriéndose     quitar  - 
aquella  fetidez  insoportable,   üpor-  ! 
tunidad  tuvimos   de     ser     testigos 
de   esto   en   una   cacería   nocturna  i 
que    del    dicho   animalillo    hicimos. : 
Cuidábamos,     varios      muchachos, 
una   milpa   contra    <í]    chico,   y,   ai  i 
efecto,  pernoctábamos  en  la  cham-  ' 
pa,  improvisada  dentro  de  la  mis- 1 
ma   milpa.    Cerca   de   ella,   en     un  I 
burruscal  y  dentro  del   hueco     de 
un  árbol  viejo  caído,  la  jauría  en- 
cerró  una   pieza   una   noche.    Des- 
pués de  larga  lucha  y  de  mil  difi- 
cultades, entre  la  oscuridad  y  los  1 
bejucos  del  matorral,     alimentados  , 
con  la  esperanza  de  que  fuera  un  i 
armadillo  o  un  tepeizcuintle,  ricas  | 
piezas  de  sabrosa  carne,  logramos  \ 
que  el  anímalejo  cayera  en  las  ga- 
rras de  un  perrillo  que  gracias  a 
su  poco  tamaño  se  introdujo  hasta; 
tenerlo   a   su   alcance.   Nuestro  jú- 
bilo fue  inmenso:   acudimos  a  pri- 
sa y  a  gritos  sobre  los  perros,  pa- 
ra evitar  que  le   desgarraran;    pe- 
ro no  bien  habí  áraoslo,    intentado, 
cuando  sentimos  la  pestilencia  del 
almizcle.  El  más  ducho  entre  nos- 
otros,  montero   viejo   en   achaques 
de  cacería,  dio  el  grito  de  alarma: 
"¡el   zorrillo!"    Oírlo     y  cruzar     a 
saltos  de  ciego  el  monte,  hasta  po- 
nernos dentro  de  nuestros  pabello- 
nes en  el  rancho,  todo     fue     uno. 
¡Ah,  pero  la  pena  mayor  vino  en 
seguida.  La  jauría  enloquecida  co- 
iría,   revolcándose,  dándose   golpes 
contra  los  árboles,  y  venía  a-  íios- 
otros,  como  implorando  auxilio  en 
su  aflicción;   pugnando  por  meter- 
se en  nuestras  camas,  de  donde  te- 
níamos que  rechazarla  por  fuerza 
y  bruscamente.  Tres  días  transcu- 
rrieron sin  que  dejárase  de  sentir 
aquel   tufo   que  parecía   impregna- 
do en  la  atmósfera  y  nos  ahogaba. 
Tuvimos  que  abandonar  la  morada 


por  ese  espacio  de  tiempo  y  echar 
de  nuestra  vecindad  la  amable 
compañía  de  nuestros  fieles  perdi- 
gueros. Tales  así  de  repugnantes 
son  los  efectos  del  olor  del  almiz- 
cle del  zorrillo. 

ALMOHADA,  1.  ICAZB.  dice: 
"Nadie  llama  por  acá  almohada  a 
la  funda  de  lienzo  en  que  se  mete 
la  almohada,"  sino  que  siempre  se 
nombra  funda  de  almohada.  Como 
si  lo  dijéramos  nosotros;  y,  en  ver- 
dad, que  ni  por  antonomasia  pa- 
rece propio  llamar  almohada  a  la 
funda,  como  no  se  llama  espada  a 
la  vaina  ni  pistola  a  la  funda  de 
ésta. 

"Creo  que  en  Andalucía  sucede 
lo  mismo  que  en  Méx.",  dice  TORO 
GISB.  (Amer.),  citando  también  a 
ICAZB.  Véase,  pues,  cuántos  usos 
en  contra  de  la  Acad.,  que  creo 
sea  la  única  que  incurra  en  la 
lindeza  de  llamar  igualmente  a  la 
funda  y  a  la  "cabecera"   (V.). 

ALMOHADILLA,  f.  Cojincíto  o 
almohada  pequeñita  en  que  se  cla- 
van alfileres  y  agujas.  Es  a  un 
tiempo,  el  acerico  y  el  alfiletero 
del  Dice,  y  nuestro  agujetero. 

Raro  parecerá,  pero     solamente 
en  el  libro  Hondureñismos  del  se- 
ñor   Membreño    hemos    encontrado 
este  provincialismo  tan  común  en 
Tabasco,   significando     lo      mismo 
que   acá:    "La  que   sirve  para  cla- 
var en  ella  los  alfileres:   acerico." 
,       ALMORZADA,   f.   Lo   dijo   ya   D. 
Joaqu'n   García   Icazbalceta,   y     lo 
lepetimos  nosotros,  reproduciéndo- 
j  lo:    "Esta  palabra   (en  la  acepción 
i  que  aquí  le   damos)    falta     en     el 
[  Dice,  lo  mismo     que     merendada, 
j  cenada,  paseada,  pues  da  solamen- 
¡  te   andada,   como     anticuada,     por 
I  "viaje,   camino,  paseo".   Como     en 
1  su  lugar  diremos,  aquí  no  es  anti- 


ALMO 


—  94 


ALMÜ 


cuada,  y  se  toma  por  el  acto  de 
andar  un  trecho  largo.  Paseada  es 
un  paseo  agradable.  ALMORZA- 
DA, merendada  y  cenada  son  el 
acto  de  almorzar,  merendar  o  ce- 
nar abundantemente  y  con  agrado. 
En  tal  paraje  dimos  una  buena  al- 
morzada,—  No  pocas  almorzadas 
inmejorables  hemos  dado  en  Ta- 
basco,  a  despecho  del  Dice,  de 
los  Académicos,  que  repudian  la 
palabra. 

Méx.  "Venga  a  echar  una  almorza- 
da conmigo.  ¿O  ya  no  somos  amigos? 
..."  (FACUNDO,  Gentes,  tomo  I, 
cap.    XI.) 

ALMORZARSE,  pr.  Nuestra  gen- 
te labriega,  que  es  por  excelencia 
decidoia,  jocosa  y  simpática  en  su 
expresión,  ha  creado  la  metáfora 
de  decir  cuando  un  compa  despa- 
cha a  un  prójimo  al  otro  barrio: 
se  lo  almorzó.  No  se  lo  almorzará 
él,  materialmente;  pero  la  madre 
tierra  sí,  para  la  cual  nuestros 
despojos  mortales  no  dejan  de  ser 
apetitoso  alimento  qué  ella  hace 
circular  en  su  interior,  elaborán- 
dolo y  haciéndolo  volver  a  los  se- 
res  por   circuito  de  la  vida. 

ALMORRANA.  Por  antonomasia 
se  llama  así  una  fruta  que,  al  de- 
cir de  las  gentes  sencillas,  cura 
las  almorranas,  simplemente  lle- 
vando siempre  un  par  (hembra  y 
macho)  dentro  de  la  bolsa.  Preci- 
samente debe  ser  un  par,  y  en  és- 
te una  frutita  de  cada  sexo,  para 
que  produzca  las  resultados  medi- 
cinales apetecidos.  El  sexo  se  re- 
conoce echando  las  almorranas  en 
el  agua:  la  que  flota  es  la  hembra, 
el  macho  la  otra. 

La  almorrana  es  muy  negra, 
gruesa,  formando  cuatro  lóbulos  de 
hendidura  divisoria  muy  pooo  pro- 
funda o  apenas  señalado,  del  tama- 
ño de  una  nuez  más  o  menos  y  de 
cascara  dura,  lisa  y  brillante,  lus- 


trosa. La  planta  que  la  produce  es 
un  bejuco,  como  el  de  la  jaba,  de 
cuya  familia  forma  parte. 

La  conseja  es  tan  popular  que 
acaso  no  habrá  uno  de  nuestros 
paisanos  que  no  tenga  fe  en  los 
efectos  secretos  que  produce  la 
almorrana, 

Macías  habla  de  una  planta,  pa- 
ra lo  cual  le  da  materia  Sauvalle: 
"Dicotiledónea,  gamopétala,  hipo- 
ginia,  de  la  familia  de  las  convol- 
vuláceas, que  produce  unas  flores 
amarillas:  ipomea  pterodes  de 
Chois".  La  ignorancia  general  que 
existe  en  Tabasco  acerca  del  cono- 
cimiento de  nuestra  flora,  y  el  no 
haber  podido  tener  a  la  vista  la 
única  obra  de  clasificación  de  las 
plantas  tabasqueñas  que  existe,  es- 
crita por  el  eminente  naturalista 
conterráneo  nuestro,  D.  J.  N.  Ro- 
virosa,  nos  impide  poder  compro- 
bar por  el  cotejo  si  son  una  misma 
planta  la  de  Sauvalle  o  Chois  y  la 
de  nuestro  Estado. 

ALMUERCERO,  RA.  s.  Persona 
que  en  el  campo  lleva  el  almuerzo 
a  los  trabajadores,  y  algunas  veces 
la  misma  que  lo  hace. 

"Entre  los  sembradodres  se  elige 
uno  de  ellos  para  que  vaya  a  las 
casa  por  el  sustento  cotidiano;  a 
este  Apandante  llaman  almuercero,  por 
el  sólo  hecho  de  conducir  el  almuer- 
zo diariamente  para  todos  los  traba- 
jadores." (RODR.  BELTRAN,  Perfi- 
les,  XX,   p.   147.) 

ALMUERZO,  m.  Para  nosotros 
no  es  "comida  que  se  toma  por 
la  mañana  o  durante  el  día,  antes 
de  la  principal,"  sino  la  comida 
principal  misma;  especialmente 
suele  usarse  también  en  el  sentido 
de  comida  en  general:  desayuno 
con  almuerzo,  decimos  de  aquél  en 
que  además  de  las  bebidas,  café 
o  chocolate,  y  el  pan  que  las  acom 


ALOC 


95  — 


ALTI 


paña,  se  come  carne  o  algún  otro 
plato  especial. 

ALOCUCIÓN,  f.  Ya  los  tribun-os 
y  oradores  de  nuestra  provincia  no 
gustan  de  llamar  al  vino  vino,  y 
discursos  a  sus  piezas  oratorias, 
por  considerar  pomposo  o  pedante 
el  nombre,  y  las  denominan  mo- 
destamente alocuciones,  aún  cuan- 
do al  hacerlo  incurran  precisamen- 
te en  la  inmodestia  de  llamarse 
a  sí  mismo  señores,  como  que 
la  Acad.,  llama  alocución  a  "un  dis- 
curso o  arenga  breve,  dirigido  por 
^xa  superior  a  sus  subditos". 

No  obstante,  por  antonomasia, 
bien  está  que  el  nombre  del  todo 
se  haya  reducido  a  una  parte: 
"discurso  breve"  y  que  los  progra- 
mas de  nuestras  fiestas  cívicas  no 
tengan  ya  aquellos  luengos  discur- 
sos oficiales  con  que  nos  hicieron 
bostezar  en  la  niñez  escolar  los 
apergaminados  octogenarios,  ingur 
gitados  por  un  cuello  muy  alto  y 
una  levita  muy  larga  y,  en  cuan- 
to a  edad,  contemporáneos  del  fu- 
silamiento de  Bruno,  de  la  desore- 
jada de  Pocurrul  o  de  la  fritanga 
de  Senmanat. 

ALTAMISA.  f.  (Phartheorium 
hysterophorus.  L.)  Planta  anual, 
compuesta,  que  crece  en  tas  playe- 
rías  y  lugares  húmedos,  a  la  baja 
del  agua.  Es  yerba  medicinal. 

ALTIPLANICIE,  f.  Nuestros 
geógrafos  nacionales  han  introdu- 
cido este  neologismo,  por  fuerza 
de  la  hipsometría  de  la  República: 
la  altiplanicie  mexicana.  Entende- 
mos por  tal  un  conjunto  de  mesas, 
mesetas  o  llanuras  altas,  no  simple- 
mente una  mesa,  una  meseta  o 
una  llanura  alta,  como  algunos 
creen.  La  sucesión  de  mesas  o  lla- 
nuras altas  es  lo  que  constituye 
la  altiplanicie:  la  altiplanicie  mexi- 
cana,  por   ej.,    está     formada     por 


tres  mesas:  la  central  o  de  Aná- 
huac,  la  del  Norte  y  la  del  Sur, 
concurriendo  varios  valles  a  la  for- 
mación de  estas  mesas.  La  Acade- 
mia (14a.  ed.),  la  entiende  y  defi- 
ne peor. 

Hond.  "Mesa,  meseta.  En  títulos 
antiguos  de  tierras,  hemos  encontra- 
do mesas,   mesitas."    (MEMBR.) 

C.  Rica.  "Refiriéndose  a  este  voca- 
blo, dice  Cuervo:  "Altiplanicie,  voz 
inútil  con  que  se  dice  lo  mismo  que 
siempre  se  ha  expresado  por  mesa, 
meseta  o  puna,  es  un  compuesto  que 
no  nos  atrevemos  a  rechazar  redon- 
damente, pero  que  dudamos  sea  con- 
forme a  las  leyes  de  la  etimología 
castellana;  pues  los  compuestos  de- 
terminativos en  que  figuran  adjeti- 
vos y  sustantivos  no  parecen  aclima- 
tados en  nuestra  lengua  (salvo  los 
adverbios  en  mente),  y  en  los  pocos 
que  hay  se  yuxtaponen  simplemente 
los  elementos,  como  en  bajamar,  ple- 
namar, falsopeto,  vanagloria,  buena- 
ventura, malaventura,  falsarrlenda." 
(GAGINI,  Dice,  de   Bars.,  p.  43.) 

Col.  CUERVO:  "La  principal  obje- 
ción que  puede  presentaise  contra 
este  compuesto,  es  la  extrañeza  que 
causa  una  voz  completamente  erudi- 
ta encajada  en  una  combinación  po- 
pular; sin  embargo,  es  bastante  usa- 
da y  no  siempre  puede  reemplazar- 
se con  mesa  y  aún  menos  con  el  di- 
minutivo   meseta (Ap.,    930,    nota 

2.) 

Amér.  "Meseta,  llanura  alta".  (TO- 
KO  G.,   Dice.   Lar.) 

Nos  parece  más  propio  el  signi- 
ficado que  le  dan  nuestros  geógra- 
fos nacionales,  Schulz  (D.  Miguel 
E.)  Noriega  y  Chávez,  especialmen 
te  el  primero,  que  es  la  acepción 
en  que  hemos  tratado  la  palabra, 
porque  con  tal  acepción  únicamen- 
te ha  entrado  en  aquellos  autores 
en  nuestras  Escuelas  del  Estado, 
siendo  el  que  escribe,  quizá  el  que 
más  ha  contribuido  a  introducirla, 
en  la  cátedra  de  Geografía  que  por 
varios  años  profesó  en  el  Institu- 
to "Juárez",  y  en  unos  modestos 
Apuntes  de  la  misma  metería  que 


ALTO 


96  — 


ALZA 


corren  por  allí,  editados  en  un  vo- 
lumen escolar. 

ALTOS,  m.  pl.  "Tratándose  de 
casas,  alto  viene  a  ser  en  España 
sinónimo  de  piso.  Entre  nosotros 
no  se  usa  en  tal  sentido,-  sino  en 
el  de  "La  parte  alta  de  una  casa", 
y  siempre  en  plural,  aunque  se  tra- 
te de  un  solo  piso". . .  (ICAZB.) 
Igualmente  usado  en  nuestra  tie- 
rra, en  donde  sólo  hay  casas  de 
dos  pisos.  Son  las  casas  de  aito; 
pero  debe  advertirse  a  nuestros 
paisanos  que  no  han  venido  a  Mé- 
xico, que  para  esta  gente  el  piso  a 
nivel  del  suelo  no  es  piso,  sino  ba- 
jos simplemente;  de  suerte  que 
de  los  pisos,  el  primero  es  el  in- 
mediato al  suelo,  y  de  allí  los  de- 
más; cosa  distinta  pasa  entre  nos- 
otros: en  los  dos  pisos  se  incluye 
el  del  nivel  del  suelo  de  la  casa  o 
acera,  como  primero.  ¡Cosas  de  la 
civilización! 

Perú.  "Los  altos  llamamos  en  Li- 
ma al  primer  piso  de  las  casas,  q.v< 
es  el  único,  porque  no  se  edifican  va- 
rios, como  en  otras  partes..."  (ARO- 
NA.) 

Por  lo  visto,  Lima,  la  gran  ca- 
pital Inca  inmortalizada  por  Pal- 
ma, anda  en  materia  de  edificios  a 
la  altura  de  nuestra  Villahermosa; 
aunque  en  materia  de  denomina- 
ciones está  a  la  altura  dt.  la  Capi- 
tal Azteca. 

ALUMBRADO,  DA.  adj.  Una  de 
tantas  formas  de  llamar  al  borra- 
cho, más  propiamente,  al  calamo- 
cano. En  Méx.     iluminado.  (V). 

"Un  amigo  un  poco  alumbrado,  hi- 
zo al  poeta  cierta  alusión  a  las  visi- 
tas del  Sr.  Milciades  "  (MERINO, 
Ju^na    Santa    Anna,  XXI,   p.    213.) 

ALUNADO,  DA.  adj.  Descom- 
puesto por  la  acción  de  la  luna.  Dí- 
cese  del  pescado,  que  se  pone 
abombado  por  efecto  de  la  luna.  V. 
Alunarse. 


C.  Rica.  "ALUNADO.  Para  nos- 
otros es  un  caballo  lleno  de  matadu- 
ras."   (GAGINI.) 

ALUNARSE,  pr.  El  pescado  co- 
gido por  la  noche  y  expuesto  lar- 
go tiempo  a  la  acción  de  la  luna, 
destapado,  entra  en  seguida  en  des- 
composición: se  aluna.  Es  un  es- 
tado semejante  al  del  abomba- 
miento.   (V). 

C.  Rica.  "Ludirse  el  lomo  las  ca- 
balgaduras, matarse.  Este  costarri- 
queñismo nace  de  luna,  por  la  figura 
circular  que  tienen  generalmente  las 
mataduras  de  las  bestias."  (GAGI- 
NI.) 

Col.  "Enconarse  las  mataduras,  se- 
gún dicen,  por  efecto  de  la  luna."' 
(CUERVO,    905.) 

ALVARADO.  ESTAR  COMO  EL 
P.\N  DE  ALVARADO,  oon  la  ga- 
mancia  adentro;  hablando  de  la 
mujer:  embarazada,  preñada.  Igno- 
ramos el  origen  del  refrán;  lo  que 
sí  sabemos  es  que  es  meramente 
veracruzano,  toda  vez  que  ha  to- 
mado el  nombre  del  puerto  de  ese 
Estado. 

"La  pobrecita  ejtá  como  el  pan  de 
Alvarado:  con  la  ganancia  entro". 
(RODR.  B.,    Pajarito,   I,   p.   9.) 

ALZAPRIMA,  f.  Aparato  sencillo 
muy  usado  principalmente  entre 
los  constructores  de  casas  para  le- 
vantar el  techo,  en  la  sustitución 
de  hercones,  haciendo  fuerza  de 
palanca.  Consiste  en  un  trozo  o 
madero  grueso  que  sirve  de  punto 
de  apoyo,  sobre  el  cual  obra  una 
larga  barra  o  un  tablón  fuerte,  con 
el  brazo  de  resistencia  muy  corto, 
y  muy  largo  el  de  potencia  o  fuer- 
za, para  facilitar  su  manejo. 

Echegaray  (Dice.  etim.  esp.)  la 
define  en  forma  muy  parecida. 

ALZADO,  A.  adj.  Montaraz,  re- 
montado. Dícese  de  los  animales 
que  se  alzan.  V.  ALZARSE  Y  CI- 
MARRÓN. 


ALZA 


97 


AMACH 


2.  También,  por  extensión,  dice-  / 
se  de  la  persona  de  carácter  rebel- 
de, indomable,  insolente,  altanero. 

Hond.  "Se  dice  de  los  animales  do- 
mésticos o  domesticaáos  cuando  se 
Jiacen    cimarrones."    (.MEMBR.) 

ALZARSE,  pr.  Volverse  monta- 1 
races  los  animales  domésticos;  ei : 
ganado,  los  cerdos,  los  gatos,  etc. ' 

2.  Robar,  hurtar,  sustraer  una  co- 1 
sa    del    lugar    donde    se    hallaba   o 
del  poder  de' su  dueño:   anoche  se  i 
alzaron   una  vaca  del   potrero.  ' 

Méx.  ICAZB.  (p.  19);  agregando: 
"En  sentido  figurado  dícese  de  las 
personas  que  se  ensoberbecen  o  in- 
solentan." 

Cuba.    "Fugar    y    hacerse    montara- 
ces los  animales  domésticos  y  los  es- 
clavos   si    hacen    armas    o    se    apalen-  ' 
can;    porque    éstos,    cuando    solamente  ¡ 
andan    errantes   por   el   campo,    se   di-  ¡ 
cen    cimarrones."    (PICH. )  ' 

Hond.  MAGIAS,  p.  56.  "Alzo,  hurto 
o  robo,  refiriéndose  a  personas;  y 
tratándose  de  gallos,  pelea  de  estos 
animales  en  que  han  salido  victorio- 
sos. Este  gallo  lleva  cinco  alzos." 
(MEMBR.) 

AMACIZAR,  n.  Adquirir  el  gra- 
no la  condición  de  macicez  corres- 
pondiente. Lo  contrario  de  avanar. 
(V.)   U.  t.  c.  pr. 

AMACHAMBRARoE.  pr.  Unirse 
en  relaciones  ilícitas,  en  concubi- 
nato, amancebarse;  en  el  sentido 
de  llegar  a  la  cópula,  al  acto  car- 
nal. Por  similitud  ideológica,  nues- 
tro pueblo  formó  este  verbo  por 
corrupción  de  machihembrar,  y  en 
verdad  que  no  puede  ser  más  rec- 
ta y  más  propia  la  aplicación  en 
amachambrarse:  "ajTintarse  el 
macho  con  la  hembra."  Si  a  la 
Academia  no  le  pareció  reverente 
machimbrar  sino  dos  tablas,  el 
pueblo  que  no  entiende  de  gazmo- 
ñerías ni  falsas  modestias,  toma 
las  cosas  por  derecho,  y  es  más 
claro  y  explícito  en  el  lenguaje.  En 
otros     países     úsase     amachinarse, 


simple  variante  que  Zerolo  da  co- 
mo chilenismo. 

C.    Rica.    GAGINI      da    amachinarse. 

Ecuad.  Cevallos,  p.  33,  c.  p.  IcazD. 
y   Gagini:    amachinarse. 

Hond.    Amachinarse    (MEMBREÑO.) 

Chile.  "Amachinarse.  En  el  lengua- 
je vulgar  contraer  amistad  ilícita, 
amancebarse.  Se  usa  principalmente 
en  el  part.  amachinado,  para  deno- 
tar a  los  que  habitualmente  hacen 
mala  vida.  También  se  dice  en  el 
mismo  sentido,  AMACHAMBR  \R- 
SE."    (RODR.) 

CUERVO  trata  algo  nuevo  res- 
pecto a  su  origen:  "El  verbo,  dice 
en  la  nota  3  al  núm.  905  de  sus 
Apunt.,  es  de  uso  muy  extenso  en 
América.  En  los  libros  del  siglo 
XVII  se  halla  Machín  por  Amor, 
Cupido;  V.  gr.  Villaviciosa,  Mosqua, 
X,  oct.  39;  Alarcón,  Los  favores  del 
mundo,  II.  9;  Quiñones  de  Bena- 
vente.  Entremeses,  II,  p.  297;  el 
Dice,  de  Aut.  trae  otro  ejemplo,  y 
tía  una  explicación  poco  verosímil, 
que  repite  Larramendi.  Entre  nos- 
otros (y  también  en  Venezuela)  di- 
cen al  mico,  machín.  Todo  es  oscu- 
ro." 

AMACHARSE,  pr.  "(Tab.)  Resis- 
tirse; negarse  redondamente  a  ha- 
cer algo.  Es  término  derivado  de 
macho,  mulo;  porque  esta  bestia 
se  resiste  cuando  ve  un  mal  paso." 
Asi  nos  lo  dice  el  señor  Ramos  y 
Duarte.  y  nunca  como  ahora  nos 
dice  la  verdad.  Todo  el  que  se  re- 
siste a  hacer  algo  y  se  queda 
plantado,  se  amacha.  V.  AMARSE. 

AMACHORRADO,  DA.  adj.  Lo 
que  se  vuelve  infecundo,  como  el 
macho.  En  el  masculino  úsase  para 
las  plantas  cuyos  nombres  gene- 
ralmente tienen  el  género  epiceno: 
zapote  amachorrado.  En  el  feme- 
nino, para  los  animales  que  pro- 
piamente son  del  mismo  género: 
vaca  amachorrada. 

Se  usa  más  en  este  género,  apli- 
'  candóle  a  las  plantas  o  animales, 

7 


AMACH 


98 


AMAN 


tomadas  en  femenino.  Dícese  tam- 
bién, y  con  frecuencia,  machorra. 
(V.) 

Méx.  adj.  "El  animal  infecundo, 
como  los  machos."  (OCAMPO,  .Ob. 
cit.) 

AMACHORRARSE,  pr.  Hacerse 
infecundas,  com-o  el  macho,  una 
planta  o  un  animal  hembra.  Muy 
común  es,  en  el  ganado  vacuno 
principalmente,  encontrar  hembras 
que,  o  nunca  han  parido,  o  dejan 
de  parir:  se  amachorran;  son  ma- 
chorras. Lo  mismo  sucede  con  cier- 
tas plantas,  que  no  dan  frutos,  co- 
mo el  mamey,  (zapote  amarillo, 
para  los  mexicanos;  zapote  domin- 
go para  los  veracruzanos).  Todas 
las  plantas  dioicas,  presentan  el 
fenómeno,  raro  para  las  gentes  del 
campo  no  versadas  en  los  conoci- 
mientos botánicos,  y  dicen:  Esta 
mata  se  amachorró.  Nada  de  eso: 
la  planta  es  macho  desde  que  na- 
ció; pertenece  a  las  dioicas,  en  las 
cuales  los  sexos  no  están  juntos  en 
un  mismo  pie  o  tronco,  sino  en 
pies  distintos;  es  decir,  uno  sólo 
echa  flores  machos  y  el  otro  sólo 
flores  hembras;  por  tanto,  para  la 
fecundación  se  hace  necesaria  la 
presencia  o  la  vecindad  de  dos  ár- 
boles de  la  misma  clase,  pero  de 
géneros  distintos,  a  menos  que  cier- 
tos medios  extraños,  los  pájaros, 
el  viento,  los  distintos  vehículos  de 
la  polenización,  traigan  aunque  sea 
de  grandes  distincias  el  polen  de 
una  planta  hembra  a  una  macho, 
o  viceversa.  De  suerte  que,  tan 
machorra  puede  ser  la  planta  hem- 
bra como  la  macho,  pues  no  ha- 
biendo la  fecundación  o  contacto 
de  una  a  otra,  ninguna  de  las  dos 
fructifica. 

AMADRINADOR,  RA.  adj.  y  s. 
Persona  que  amadrina  al  potro  ce- 
rril, cabalgando  en  el  manso. 


AMADRINAR,   a.      Como   apadri- 
nar se  formó  de  padrino,  nosotros 
decimos    amadrinar,      formado      de 
madrina:      servir   de    madrina,     en 
sentido  recto.   Tampoco  le     damos 
el  significado  que  apunta  la  Acad. : 
"unir  dos  caballerías  con  la  correa 
madrina",   sino   servir   de   madrina 
al   caballo  cerrero;    (V.)   Esto     es, 
i  halar  al  bruto,  montando  un  caba- 
llo manso  que   sirve  de  guía:     es 
1  la  madrina.     Ijos     buenos     jinetes 
montan  sin  madrina;  pero  el  aman 
I  sador  debe  pensar  que  su     misión 
I  no   es   solamente   domar   al   bruto, 
I  sino  educarle,  y  al  caso,  la  madri- 
1  na  le  enseña  a  conducirse   con  el 
I  jinete;    además,    el    caballo       bajo 
madrina  no  puede   reparar  mucho, 
por  la  sujeción  a  que  va  sometido. 
Hay    dos    formas    de    amadrinar: 
"a  cola"  y  "a  mano";  es  mejor  es- 
ta segunda,  porque  el  amadrinador 
sujeta  a  voluntad,  convenientemen- 
te al  potro,  dejándole  menos  liber- 
¡  tad  para  moverse.  "A  cola"  es  ra- 
biatado. 

2.  Significa  también  poner  ma- 
drina a  las  puertas  o  trancas.  V. 
MADRINA,  MOZO. 

Ríopl.   Dícese   apadrinar,    .según   TO- 
RO   GISB.:     "acompañar      un      jmete, 
montado    en    caballo     manso,    a     otro 
que   va   en   un   potro   medio   domado. 
(Dice.    Lar.)   V.   ARRENQUÍN. 

AMAINAR,  a.  En  sentido  figura- 
do, refrenar  uno  sus  impulsos,  la 
cólera  o  la  ira;  aplacarse  o  domi- 
narse a  sí  mismo. 

2.  Dícese  también  cuando  al- 
guien acomete  en  un  ataque  violen- 
to, y  repentinamente  cambia  de  ac- 
titud, cesando  en  el  ataque:  Ya 
amainó. 

AMANSADOR,  RA.  adj.  Doma- 
dor. Especialmente  el  que  se  ocu- 
pa en  domar  o  amansar  caballos. 
El  que  los  adiestra  al  freno,  o  para 


AMAN 


99 


AMAR 


la  silla,  se  llama  educador.  V.  Ali- 
ñar. 

"Y  esto  sin  hablar  de  la  gente 
campesina,  entre  la  cual  se  encuen- 
tra la  clase  de  los  vaqueros  y  aman- 
sadores".   (QUEVEDO,    Lír.   pop.   tab., 

Lo  mismo  en  otras  partes  de  la  Re- 
pública. 

"A  la  verdad,   Ramón  Torra! - 

ba,  amansador  de  muías  brutas,  te- 
nia miedo.  (AZUELA,  Sin  amor,  2a 
pte.,    nr,    p.    157.) 

Amér.  "Domador  de  potros  "  (TO- 
RO G.,    Dice.    Lar.) 

Chile.  "Es  el  que  doma  animales 
indómitos,  especialmente  hablando  de 
potros;  pero  el  que  adiestra  los  po- 
tros o  caballos  para  silla  o  coche  se 
llama  en  España  picador,  que  aquí 
clecimos    mal,    amansador."      (RODR  ) 

C.    Rica.    GAGIXI,    copia   a     RODK 
Lo  mismo  que  en  Chile. 


AMANTIBLE.   "En  el  puente  de 

(Amantible 

dicen  que  tu  amor  no  pasa." 

"Mucho  tiempo  después  de  reco- 
gida esta  estrofa  en  la  Chontalpa, 
una  vieja  contadora  del     Palenque 
me  la  dictó  como  sigiie: 

En  el  puente  de  amatiste   (ama- 
tista) 
dicen  que  tu  amor  no  pasa: 
yo  digo  que  es  imposible, 
porque  el  amor  despedaza 
la  piedra  más  invencible." 

Con  lo  que  gana  muy  mucho  la 
ficción   poética   del   amor   despeda- 
zando LA  PIEDRA  MAS     INVEN- 
CIBLE."     (QUEVEDO,      Lír.      pop 
tab.,  p.  49.) 

No  hay  duda  de  que  el  amantible 
en  cuestión  no  fue  más  que  ima 
creación,  muy  original  por  cierto 
del  cantor  popular,  para  estable- 
cer la  consonancia  con  imposible  e 
invencible,  y  que  la  verdadera  pa- 
labra es  amatista,  según  lo  expli- 
ca la  idea  fundamental  del  verso, 
aludiendo  a  una  piedra.  La  corrup- 
ción, no  admitida  en  buena  gramá- 
tica,  es,  no  obstante,     curiosa     y ' 


nada  reprensible,  siquiera  sea  por 
la  tendencia  imitativa  del  buen  so- 
nido y  el  desenfado  de  la  inven- 
ción. 

AMARILLA,  f.  fam.  Nombre  que 
fue  muy  usual  en  el  pueblo  para 
llamar  las  peluconas,  cuando  és- 
tas existieron,  por  alusión  al  co- 
lor. Como  esta  moneda  no  es  ya  de 
circulación  legal,  conservándose  so- 
lamente como  objeto  de  carácter 
histórico,  el  nombre  debe  tenerse 
por  desusado  o  cuando  menos  por 
anticuado. 

"Entonces  (1834)  se  veíanlas  ama- 
rillas no  sólo  en  las  manos  de  los 
cargadores sino  hasta  en  las  gar- 
gantillas de  las  indias  serranas  " 
ÍMERIXO,    Celestina,    la.    pte.,    X,    p. 

Cuba.  MACLAS,  p.  300,  art.  Catata, 
y  918,   art.    Pálida. 

AMARILLO  RUGOSO,  adj.  y  s. 
Una  de  las  variedades  del  cacao 
común(Theobroma  ovatifolium), 
conocida  vulgarmente  con  ese 
nombre. 

Martínez,  tratando  la  clasificación 
y  descripción  botánica  del  cacao, 
analiza  perfectamente  esas  varieda- 
des, diciendo:  "Por  el  cultivo  y  la 
selección  se  han  obtenido  práctica- 
mente, un  sinnúmero  de  variedades 
aún  no  clasificadas,  que  pueden  con- 
siderarse como  variaciones  del  cacao 
común    (T.    Ovatifolium.) 

Los  agricultore.s  del  Estados  hacen 
una  clasificación  de  ellas,  teniendo 
en  cuenta  su  coloración  y  aspecto  de 
la    (^scara.    Son   las   siguientes: 

CACAO  AMARILLEXTO  Rl-GOSO. 
de  mazorcas  que  alcanzan  un  peso 
medio  de  900  gramos  con  un  rendi- 
miento  on   granos  de   120   cada   una. 

Amarillo  liso,  mazorcas  un  poco 
más  pequeñas  que  el  anterior,  pero 
ron  un  rendimiento  igual  en  gramo 
(120  gramos). 

Rojo  claro  rugoso,  mazorcas  que 
alcanzan  un  peso  medio  de  7.íO  gra- 
mos cada  una  y  un  rendimiento  en 
grano   de    1.30    gramos. 

Rojo  claro  liso,  mazorcas  más  pe- 
queñas que  la  variedad  anterior,  pues 
apenas   llega  a   600   gramos,    únicamen 


AMAR 


100 


AMAR 


te,  teniendo  un  rendimiento  en  gra- 
no igual  al  amarillo  o  sea  120  gra- 
mos. 

Rojo  obscuro,  mazorcas  de  500  gra- 
mos de  peso  medio,  con  un  rendimien 
to  de  70  gramos  de  grano. 

Calabacino  liso,  mazorcas  pequeñas 
que  alcanzan  apenas  vm  peso  medio 
de  450  gramos,  siendo  el  rendimien- 
to en  granos  de   98   gramos. 

Cacao  lagarto,  mazorcas  alargadas 
muy  rugosas,  de  tamaño  pequeño  y 
de  coloración  verde  claro  y  rojo  obs- 
curo, cultivado  más  bien  como  cu- 
riosidad. 

Cacao  naranja,  mazorcas  arredon- 
dadas, de  color  verde  claro  o  ama- 
rillento,  cultivado  como  el   anterior. 

Del  estudio  comparativo  de  estas 
variedades  se  deduce  que  el  amarillo 
rugoso  es  el  que  produce  mazorcas 
de  mayor  tanjaiío:  que  el  rojo  rugo- 
so es  el  que  produce  mayor  rendi- 
miento en  grano  por  mazorca;  pero 
que  el  calabacino  es  el  que  produce 
más  cosecha,  si  se  tiene  en  cuenta 
la  relación  entre  el  peso  de  la  ma- 
zorca y  el  grano  que  produce."  (Cul- 
tivo y  beneficio  del  Cacaotero,  p.  12, 
por  el   Ing.    L.    Mart.   Ch.) 

AMARRA  O  AMARRE,  m.  y  f. 
Para  la  Acad.,  amarra  es  "correa 
que  va  de  la  muserda  al  pretal  de 
los  caballos.  (También  se  llama 
media  gai'ra.)  Mar.  Cabo  o  cable 
que  sirve  para  amarrar."  Para  nos- 
otros los  tabasqueños,  amarra  no 
es  ni  la  acción  de  amarrar  ni  el 
objeto,  corlea  o  hilo  con  que  se 
amarra  exclusivamente,  sino  tam- 
bién y  más  propiamente  el  nudo 
mismo,  la  atadura  o  ligadura  he- 
cha con  la  cuerda,  o  amarra  de 
la  Acad.  No  es  exactamente  tam- 
poco lo  que  llama  nudo,  pues  éste 
es  sólo  el  cierre  de  la  amarra  o 
ligadura,  en  tanto  que  aquélla  es 
el  lazo  todo  que  envuelve  o  abraza 
a  la  cosa  amarrada:  amarras  apre- 
tadas, amarras  a  la  largo,  etc.  Es 
aceptable,  pues,  por  mil  conceptos, 
la  amarra  o  amarre  de  nuestro 
lenguaje   popular,   sin  aclimatación 


en  ninguna  otra  tierra  de  Hispano 
América. 

Méx.  "AMARRE,  m.  Lo  que  sirve 
para  amarrar.  Es  preciso  poner  unos 
amarres  en  esta  cuarteadura;  esta 
silla  tiene  amarres  de  plata." 
(ICAZB.) 

Hond.  "Acción  y  efecto  de  amarrar, 
en    general."    (MEMBR.) 

AMARRADOR.  m.  Por  antonama- 
sia,  persona  que  en  la  lidia  de  ga- 
llos coloca  a  éstos  en  las  piernas, 
sobre  el  espolón,  las  navajas  para 
la  pelea,  asegurándoselas  conve- 
nientemente por  medio  de  ligadu- 
ras. 

"En  toda  pelea,  sea  a  pico  o  a 
cavaja,  había  un  soltador  para  cada 
gallo;  y  en  las  lidias  de  la  segunda 
clase  había  también  un  amarrador"... 
(Regí,  para  los  Palenques  de  Gallos, 
art.  10). — "Es  obligación  de  los  ama- 
rradores:  primero,  cortar  las  espue- 
las del  gallo  que  va  a  pelear  con  na- 
vaja,   escoger    ésta colocarla       y 

arreglarla  en  el  pie  del  mismo  gallo." 
(ibid.    art.    21.) 

2.  m.  El  que  amarra.  Usado  es- 
pecialmente en  vaquería,  tratándo- 
se del  vaquero  encargado  de  atar 
la  res  al  poste,  o  sea  de  pegarla 
al  palo. 

AMARRAR,  a.  Usado  casi  exclu- 
sivamente en  vez  de  atar  y,  a  ve- 
ces de  liar,  ligar,  unir,  vendar,  etc. 

2.  a.  Obligar,  comprometer  a  al- 
guno, atraerlo  de  manera  que  no 
pueda  excusarse  o  dejar  de  hacer 
una  cosa,  lo  que  se  desea. 

3.  a.  Trabar,  asegurar  entre  sí 
dos  paredes,  encajando  la  una  en 
la  otra,  o  por  medio  de  piezas  que 
entren  en  ambas,  uniéndolas. 

En  la  primera  acepción,  pai-a  la 
Academia  parece  que  amarrar  es 
más  bien  sujetar  y  presupone  siem 
pre  concomitancia  de  la  cosa  ama- 
rrada y  de  otra  a  la  cual  aquélla 
se  amarra:  un  barco  amarrado  (al 
muelle).  Es  en  tal  sentido  un  ver- 
dadero sinónimo  de  persogar,  en  el 


AMAR 


101 


AMAR 


concepto  de  sujetar  por  medio  de 
cuerdas,  cadenas  o  amarras,  en 
tanto  que  para  nosotros  es  en  ge- 
neral el  hecho  de  poner  amarras  o 
ligaduras  a  una  cosa,  por  sí  sola, 
sin  sujetarla  a  otra  ni  ligarla  con 
ella.  Por  esto  es  impropia  de  toda 
impropiedad  la  frase  "amarrarse 
la  corbata",  puesto  que  cuando 
más  lo  que  uno  hace  es  "amarrar- 
se el  cuello",  con  la  corbata.  Lo 
propio  es  decir  "atarse  la  corbata.  ' 
V.  Amarrarse  los  calzones.  Ama- 
rrar un   negocio;    Barranco. 

En  México  y  en  todo  Hispano- 
América  prevalece  el  uso  de  ama- 
rrar sobre  el  de  atar;  pero  en  el 
sentido  que  hemos  explicado,  uni- 
formemente en  todos  los  países, 
salvo  en  alguno  que  otro,  como  en 
Colombia,  donde  tiene  además  un 
signficaTlo  metafórico,  muy  origi- 
nal por  cierto.  Veamos. 

Méx.  "Atar  y  asegurar. . .  Cualquie- 
ra que  sea  el  origen  de  la  palabra 
amai-rar,  en  español  significa  atar,  y 
asegurar  por  medio  de  cuerdas,  ma- 
romas, cadenas,  etc.,  o  bien,  como 
lo  dice  el  mismo  vocablo,  por  medio 
de  amarras.  Así  es  como  siempre  se 
ha  entendido "    (RAMOS  y  D.)        ■ 

"Este  mutilado  servidor  de  la  na- 
ción, y  que  comenzó  por  amarrar  en 
Tehuacán  a  los  miembros  del  Con- 
greso de  Chiipancingo."  (ROA  BAR- 
CENA, Obras,  Noche  al  raso.  I,  P- 
49.) 

IC^VZB.  trae  las  tres  acepciones 
que  hemos  dado,  apuntando  además 
esto:  "Cara  amarrada,  decimos,  en 
vez  de  envuelta,  entrapajada."  que 
también  es  común  en  Tabasco. 

Colomb.  "AMARRÁRSELA.  Embo- 
rracharse, achisparse."  (TORO  G., 
Dice.     Lar.)    Acá    decimos    trabársela. 

(V). 

Bogotá.  "Se  peca  contra  la  propie- 
dad cuando  se  dice:  "amárrese  usted 
la  corbata,  o  que  alguno  "tiene  la 
cabeza  amarrada":  según  el  caso:  se- 
rán preferibles  atar,  anudar,  llar,  en- 
trapajar,    vendar,    ceñir,    etc. 

Más  vulgar  y  malsonante  es  la  fra- 
se metafórica  amarrarla,  por  embo- 
rracharse, embriabarse,  pillar  un  cer- 


nícalo, un  lobo,  una  mica,  una  zorra, 
etc."  (CUERVO,  529.) 
Perú.  ARON'A,  pág.  21. 
Cuba.  "Este  verbo  marítimo  está 
tan  generalizado,  que  ha  dejado  sin 
uso  el  de  atar."  "^'ulgarmente,  pre- 
parar o  disponer  algún  convenio,  o 
hecho  futuro,  de  manera  que  el  éxi- 
to sea  infalible,  (PICH.)  o  "Tomar 
las  precauciones  necesarias  para  con- 
seguir la   quo   se   pretende." 

!MACÍAS  reproduce  la  acep- 
ción marítima  y  las  dos  traslaticias 
de  PICH.,  agregando:  "¿Será  que  es- 
tos significados  han  pasado  de  .Amé- 
rica a  España,  o  todo  ha  dependido 
de  pura  omisión  de  los  diccionaris- 
tas? Esto  último  es  lo  más  verosí- 
mil, dada  la  multitud  de  deficiencias 
de  los  Diccionarios."  (Dice,  cubano.) 
Hond.  "l'nir  dos  muros.  —  Vendar 
atar,  ligar  o  cubrir  con  una  tira  por 
lo  común  de  lienzo,  los  apositos  apli- 
cados sobre  una  llaga,  contusión,  tu- 
mor, etc. — En  el  juego  de  brisca, 
obligar  al  contraiio  a  que  cuando  se 
tira  el  as  juegue  tres  del  mismo  pa- 
lo."   (MEMBR.    pág.    13.) 

C.  Rica. — GAGINI,  45.  Sólo  en  la 
acepción   de  atar,   unir,   ligar,   etc. 

Chile. —  "Amarra.  Dan  este  nombre 
nuestros  viñadores  a  la  operación 
que  se  hace  allá  por  los  meses  de 
junio  y  julio  en  las  viñas,  inmediata- 
mente después  de  la  poda  y  que  con- 
siste en  atar  las  parras  a  los  rodri- 
gones con  varillas  de  sauce,  y  más 
frecuentemente  aún  con  paja  de  to- 
tora." (RODR.)  La  antonomasia  de 
que  hace  uso  Rodríguez  demuestra 
que  amarra  en  Chile  es  el  "acto  de 
amarrar"   también. 

AMARRARSE  LOS  CALZONES, 
expresión  que  equivale  al  modismo 
español,  "tener  bien  puestos  los 
calzones":  obrar  con  la  energía,  la 
virilidad  y  firmeza  que  el  caso  re- 
quiera. 

Méx.  Parece  que  la  frase  no  se  es- 
tila por  estas  tierras  del  Anáhuac, 
porque  no  la  tratan  G.  Icabz,  ni  Ra- 
mos, y  Duarte:  nos  extraña,  pues  la 
hemos  sorprendido  en  boca  del  pue- 
blo mismo,  y  la  hallamos  en  estos 
pasajes:  "Este  Coronel  se  sabe  ama- 
rrar los  calzones,  y  Dios  me  saque 
con  bien  de  sus  manos"  (Astucia,  t. 
11,  cap.  X).  "Es  verdad  que  con  los 
hombres  he  sido  tieso  y  me  he  ama- 


AMAR 


102 


AMAT 


rrado  los  calzones;  pero  no  he  sido 
un  Nerón."  (Astucia,  t.  I,  cap.  XV, 
p.   302.) 

C.    Rica,    GAGINI,    p.    45. 

Perú.  ARONA,  p.  21,  art,  AMA- 
RRAR,  3á.   acepción. 

Chile.  "El  diputado  que  intente 
contestar  ese  discurso,  tendrá  que 
amarrarse  bien  antes  los  calzones." 
(RODR.)  Lo  censura,  considerándolo 
disparate  en   esta  frase. 

AMARRAR  UN  NEGOCIO,  fr. 
"Disponerlo  de  modo  que  el  éxito 
no  esté  sujeto  a  contingencias." 
(ICAZB.) 

Cuba.    PICH. 

Méx.  "Escritura  bien,  o  muy,  ama- 
rrada, la  que  contiene  cuantas  cláu- 
sulas son  necesarias  para  no  dar  lu- 
gar a  interpretaciones  o  subterfu- 
gios."   (ICAZB.) 

AMASIA,  f.  "Usadísimo,  sobre 
todo  en  el  foro,  por  querida,  con- 
cubma. 

Hállase  asimismo  en  el  género 
masculino,  aunque  rara  ve  z." 
(ICAZB.) 

Exactamente  en  Tab.,  donde  pue 
de  decirse  que  ya  los  togados  no 
sabemos  usar  otra  palabra  que  és- 
ta para  alegatos,  denominando  a  la 
querida.  Pertenece  al  lenguaje  vul- 
gar. 

No  lo  registra  Ramos  y  Duarte; 
bien  que  no  era  abogado. 

"Esta  Anita  era  la...  amasia  del 
patrón  o  del  mendigo  mayor."  PEN- 
SADOR,   Periquillo,    la.    pte.,    cap.    8.) 

AMASIATO,  m.  "Concubinato: 
Vivir  en  amasiato.  Poco  usado,  y 
solamente  en  el  foro." (ICAZB.)        i 

AMATE.  "(Del  mex.  amatl,  pa- 
pel, porque  los  indios  le  hacían  de  ¡ 
su  albura.)  Ficus  benjamina,  LINN. 
m.  Árbol  hermoso  que  se  encuen- 
tra con  abundancia  en  las  regio- 
nes cálidas  de  la  República  Mexi- 
cana. El  jugo  lechoso  de  estos  ár- 
boles se  usa  por  la  gente  vulgar 
como  resolutivo.  Hay  dos  especies  J 


de  AMATES:     el   blanco  y  el  ne- 
gro." ICAZB.) 

El  amate  es  el  árbol  carcterísti- 
co  de  las  orillas  de  nuestros  ríos 
de  Tabasco.  Tumba  sus  frutos,  que 
son  como  el  te  jocote  o  el  chaba- 
cano, a  las  aguas  corrientes,  y  a  su 
sombra  los  peces  se  reúnen  en 
grandísimos  cardumes  a  gustar  de 
ellos.  Allí  van  los  cazadores  del  ma- 
cabil  y  la  mojarra,  con  sus  esco- 
petas, a  hacer  blanco  en  los  peces, 
que  nadan  inquietos  a  flor  de  agua 
esperando  la  caída  de  los  frutos. 
La  tortuga  también  gusta  del  fru- 
to del  amate,  y  también  a  ella  ha- 
cen caza  los  pescadores,  que  desde 
el  tronco  del  amate  atisban  con  el 
clavo  en  alto  la  zurdida  de  la  con- 
cha, al  chasquido  del  agua,  forma- 
do por  el  objeto  que  cae,  o  que 
adrede  lanza  el  pescador. 

ETIM.  "AMATL,  abreviación  de 
ama-cuahuitl:  amatl,  papel,  cua- 
huitl,  árbol:  "Árbol  del  papel."  El 
aztequismo  amate  sólo  se  emplea 
hoy  para  designar  el  árbol).  Nom- 
bre de  varias  especies  de  árboles 
pertenecientes  a  la  familia  de  las 
borragíneas,  tribu  cordiáceas,  gé- 
nero cordia.  Las  especies  más  co- 
nocidas son  las  que  se  distinguen 
con  los  nombres  de  "amate  blanco", 
"a.  prieto,"  "a.  amarrillo"  y  el  lla- 
mado vulgarmente  "anacahuite". 

Todos  producen  im  fruto  seme- 
jante al  higo;  pero  sólo  es  co- 
mestible el  del  amate  prieto.  El 
amate  es  conocido  también  con  los 
nombres  de  Siricote  y  Trompillo." 
(RÓBELO,    Dice,   de   Azt.) 

La  especie  común  de  Tabasco 
es  la  del  amate  blanco.  Al  "Siri- 
cote", llamado  también  anacahui- 
te" nunca  se  da  el  nombre  de  ama- 
te. 


AMAT 


103 


AMELL 


AMAT  I  TECO,  CA.  adj.  Gentili- 
cio: oriundo  y  habitante  de  Amati- 
tán,  pueblo  de  Jalpa.  Relativo, 
concerniente  a  este  lugar:  manu- 
factura amatiteca.   U.  c.  s. 

AMATITO  DE  MONTAÑA.  (Fi- 
cus  sp?)  (1)  Planta  de  la  familia 
de  las  urticáceas  que,  como  su 
nombre  lo  expresa,  se  cina  debajo 
de  las  grandes  selvas. 

AMBIGÚ,  m.  No  es  para  nosotros 
precisamente  lo  que  la  Academia 
dice:  "Comida,  por  lo  regular  noc- 
turna, compuesta  de  manjares  ca- 
lientes y  fríos  con  que  se  cubre 
de  ima  vez  la  mesa,"  sino  más 
propiamente  lo  que  ICAZB.  descri- 
be con  el  nombre  de  "BUFET,  m. 
Voz.  fr.,  buffet.  En  los  bailes,  mesa 
cubierta  de  fiambres,  pastelillos, 
vinos,  etc.,  y  a  la  cual  acuden  los 
convidados  a  tomar  algo  cuando 
les  parece.  Suele  servirse  allí  tam- 
bién té,  café  y  bebidas  refrescan- 
tes. "La  palabra  bufet,  en  tal  acep- 
ción es  desconocida  en  nuestra  ha- 
bla popular;  en  México,  no  la  he- 
mos oído  jamás  tampoco,  dicho  sea  , 
en  verdad. 

C.  Amér.  También  se  usa  de  la  voz 
buffet  en  tal  acepción.  (SALAZ.^R  G., 
p.    .55.) 

AMBULANTE,  m.  y  f.  Buhone- 
ro: "El  que  vende  por  los  pueblos 
chucherías  y  baratijas."  Nuestros 
comerciantes  o  vendedores  ambu- 
lantes, ni  venden  solamente  chu- 
cherías y  baratijas  ni  andan  nada 
más  por  los  pueblos.  Recorren  prin  , 
cipalmente  las  riberas  o  vencinda- 
rios  de  población  rural  y  comer- 
cian en  todo  género  de  mercade- 
rías, vendiendo  y  comprando  para 
llevar  a  los  mercados  de  las  pobla- 
ciones, a  la  capital  del  Estado,  Vi- 


(1)    RAMÍREZ,    Sinonimia    Vulgar   y 
Científica. 


Uahermosa,  sobre  todo.  De  manera 
'  que  nuestros  venteros,  como  los 
llamamos  allá,  no  son  propiamente 
lo  que  los  buhoneros  de  España, 
como  dice  el  señor  Ramos  y  Duar- 
te,  quien  expone  además:  "Un  am- 
bulante es,  según  Terreros  (Dice.) 
un  paseante.  El  que  va  de  casa  en 
casa  vendiendo  chucherías,  bagate- 
las, etc.,  se  llama  buhonero  (el 
que  trae  su  tienda  a  cuestas  en 
una  arquilla.  (COVARRUBIAS),  y 
no  ambulante,  término  procedentev 
del  latín  ambulans,  ambulantis,  de 
ambulare,  andar,  caminar. 

Tampoco  los  ambulantes  de  Ta- 
basco  llevan  sus  mercaderías  en 
una  arquilla,  porque  no  venden  so- 
lamente baratijas  o  cosas  pequeñas 
y  de  poco  valor,  según  se  lleva  di- 
cho, sino  mercancías  grandes:  len- 
cería, abarrotes,  artículos  de  prime- 
ra necesidad,  petróleo,  aguardiente, 
jabón,  fósforos,  velas,  etc.  y,  como 
la  navegación  es  el  medio  de  con- 
ducción más  común  en  el  Estado, 
por  la  abundancia  de  los  ríos, 
arroyos  y  lagunas,  dichos  merca- 
deres andan  embarcados  en  ca- 
noas, cayucos,  etc.  V.  VENTERO. 

AMELCOCHADO,  adj.  De  con- 
sistencia de  melcocha,  pegajoso. 

AMELCOCHAMIENTO.  m.  Ac- 
ción y  efecto  de  amelcocharse 
(V.)  una  cosa. 

AMELCOCHARSE,  pr.  Tomar 
cualquiera  cosa  la  consistencia  pe- 
gajosa y  elástica  de  la  melcocha. 
2.  En  sent.  ñg.,  hacerse  de  mi  al- 
ma o  del  rogado;  hacerse  de  rogar 
andar  con  melindres,  para  hacer 
una  cosa. 

En  la  primera  acepción  lo  regis- 
tran ICAZB.   y  PICH. 

AMELLAR,  a.  "Mellar,  es  como 
dicen  los  maestros  del  idioma." 
(GAG.)  Alega  autoridades  de  nota. 


AMER 


104 


AMOL 


AMERITADO,  A.  adj  Que     tiene 
muchos  méritos  o  cualidades;  gran 
prestigio,  etc.   Es   fc.    caballito     de ; 
batalla  con  que  rOs  periodistas  de  | 
hoy   en    día,    esclavos    del   uso    de 
la  mirra   de   la  adulación,     consa- 
gran a  la  gente  de  galones  y  po- 
lainas:  ameritado  general;   además  | 
de  que  tienen  en  su  bagaje  el  con- ; 
sabido  pundonoroso  y  el  no  menos 
trillado   y   cursi     prestigioso.      No 
usan  el  veterano,  solamente     por- 
que   los    militares    de    nuestro    ac- 
tual ejército  son  todos  bisónos,  pa- 
ra honra  suya,  que  de  no  serlo,  ya 
fueran  más  que  aguerridos,  foguea- ; 
dos,  etc.,  etc. 

Méx.  "Lleno  de  méritos  y  servicios: 
el  ameritado  general  fulano" 
(iCAZB.)  Parece  hecho  adrede  para; 
los  hijos  de  Marte  el  tal  adjetivo; 
pero  ya  es  viejecillo  también,  casi 
veterano. 

"Lo  xínico  que  no  tengo  es  dinero 
y  méritos;  mas  esto  es  una  friolera. 
¿Acaso  todos  los  condes  son  ricos  y 
ameritados?"  (PENSADOR,  Periqui- 
llo,   2a.    pte.,    cap.,    XVII,    p.    250.) 

AMO.  m.  En  el  régimen  de  la 
servidumbre  adeudada  que,  por  tan 
tos  años  prevaleció  en  Tabasco,  el 
amo  era  el  dueño  de  la  ñnca  en 
donde  servían  los  mozos,  y  dueño 
de  éstos,  por  lo  mismo,  puesto  que 
a  él  le  debían.  Pero,  la  costum- 
bre se  hace  ley,  sobre  todo  entre  la 
gente  inculta  y  sencilla;  como  el 
amo  era  siempre  la  persona  prin- 
cipal de  la  finca,  se  hizo  común 
entre  las  clases  trabajadoras  del 
campo  y  los  indígenas  llamar  amo 
a  toda  persona  superior,  de  eleva- 
da clase  social  o  gerarquía,  así 
como  acá  por  el  interior  de  la  Re- 
pública dicen  patrón,  jefe  y  sus 
diminutivos  patroncito  y  jefecito, 
eij  tono  de  humildad  cariñosa. 
También  así  allá  dicen  mi  amito,  y 
mi  señor  amo,  que  es  más  res- 
petuoso aún. 


Aunque  ha  sido  hoy  abolida  la 
servidumbre,  en  forma  de  escla- 
vitud, subsiste  todavía  y  subsisti- 
rá per  sécula  seculorum  el  trata- 
miento de  amo,  por  parte  de  los 
humildes  respecto  de  los  soberbios 
o  encopetados. 

— "Si  tú  fueras  el  amo,  esta- 
ría  yo   más    desnuda. 

— "Nada  me  traes  y  te  ha  di- 
cho el   amo."    (ZENT.,    Perico,   p.   30.) 

— "T'nos  rosales  que  tras  los 
setos  de  su  casa  plantó,  y  que  fue- 
ron destruidos  por  los  niños  del  amo." 
(ID.,  ibid.,  p.  42.) — "Allí  permanecía 
prisionero  hasta  que  el  amo,  abrien- 
do la  puerta,  solía  entrar  a  despertar 
lo  de  un  puntapié."  (ID.,  ibid.,  VII, 
p.  44.) — "Sin  embarco,  aquello  le  pa- 
recía un  error  producido  por  la  con- 
fusión de  sus  ideas  y  se  apresuraba 
a  corregir:  el  amo."  (ID.,  ibidem.,  p. 
45.) 

"Y  veía  surgir  entre  ellos  (los  ja- 
cales) la  mole  ingente  de  la  casa  del 
.nmo."  (EMILIO  RABAZA  (Sancho 
Polo).  La  BolA,  X,  p.  114.) — H)  "De 
una  viga  madre  que  allí  había  atra- 
vesada, colgábase  el  amo,  dándose 
dos  o  tres  coliinioiadas."  (ROA  BAR- 
CENA, Obras:  Noche  al  raso,  V.,  p. 
:  104.) 

!  Méx.  "NUESTRO  AMO.  Título  que 
.se  da  comúnmente  al  Santísimo  Sa- 
cramento.— El  Amo  Grande.  Dios.  Es 
del  estilo  familiar,  y  más  u.<?ado  en- 
tre la  gente  del  campo. — NI'FSTRO 
AMO  lla,maban  los  marineros  al  con- 
tramaestre. (Dice.  Marit.)  (ICAZB.) 
AMODORRADO,  DA,  adj.  Barba- 
rismo  irrazonado,  inmotivado,  pe- 
ro a  la  vez  incorregible,  común  de 
casi  toda  la  República  y  otros  paí- 
ses, por  amodorrido.  Y  en  Tabasco 
no  habíamos  de  quedarnos  atrás 
en  materia  de  behetrías:  el  mal 
i  es  contagioso. 

Méx.    OCAMPO.    Obras,      t.      III,      p. 
117. 

Hond.  MEMBR..  p.   14. 

AMOLADA,  f.  Al  que  se  ocasio- 
na un  perjuicio,  se  hace  algún  da- 

(1)    La    Bola   es   novela     descriptiva 
de  costumbres  chiapanecas. 


AMOL 


105 


AMOR 


ño,  de  alguna  manera  se  le  provoca 
un  trastorno  o  una  incomodidad  o 
molestia,  se  da  una  AMOLADA,  y 
el  que  la  recibe  se  lleva  ésta.  Dí- 
cese  también  una  fregada,  y  aún 
hay  formas  menos  decentes,  que 
por  subidas  de  color  callamos,  pe- 
ro que  nuestros  conterráneos  tie- 
nen en  la  punta  de  la  lengua. 

Méx.  "Molestia,  incomodidad.  Se  da 
y  se  lleva."  (OCAMPO,  Obras,  t.  III, 
p.    117.) 

AMOLADERA,  f.  Derivado  fam. 
de  amolar  (V).  Frecuentativo  de 
amolada.  La  acción  de  estar  amóla 
do  o  causando  amoladas  repetida- 
mente, con  frecuencia  que  produce 
fastidio,  y  se  transforma  en  hecho 
incesante:  esio  es.  una  AMOLADE- 
RA. Dícese  también  fregadera.  (V) 

AMOLADO,  A.  adj.  El  que  está 
en  malas  condiciones  pecuniarias, 
sociales  o  de  salud,  está  AMOLA- 
DO. Es  una  foiTua  eufémica,  de 
fregado,  menos  decente,  y  ésta  a 
su  vez  de  otras  vulgares  y  soeces, 
que  usa  la  gente  de  mala  calaña. 

2.  AMOLADO  también  se  dice 
del  que  gusta  de  dar  o  hacer  amo- 
ladas o  es  de  carácter  festivo  y 
dado  a  las  bromas  y  chanzas.  Es 
el  amolador  de  la  Academia. 

Méx.  "Estoy  AMOLADO,  dicen  los 
del  pueiílo  para  denotar  que  están 
muy  pobres,  abatidos,  de  capa  caída." 
ÍICAZB.) 

AMOLAR,  a.  Causar  perjuicios, 
daño,  molestia  a  otro.  Engañar, 
embromar,  fastidiar.  Ú.  c.  pr. 

Méx.  "Si  al  menos  hubie'se  tenido 
alpuna  familia,  podría  haberse  reti- 
rado por  un  momento  a  su  recámara 
para  descan.sar;  pero  ella  sola  era  y 
no  hubo  más  que  amolarse —  como 
me  dijo —  con  todos  aquellos  gorris- 
tas." (XúSEZ,  Bagatelas.  El  día  del 
santo,   p.    8.) 

— ICAZB. :  "Fastidiar.  molestar 
mucho,  causar  prave  perjuicio.  Úsa- 
se también,  como  pronominal.  Es  voz 
baja  y  aún  indecente,  de  que  nunca 
usa    la   gente    bien   educada." 


— O  C  A  M  P  O,  Obras,  t.  III.  p. 
lis.  "r.  Resignarse  a  una  molestia  o 
contratiempo". 

C.  Rica.  "Vale  entre  nosotros  im- 
portunar, molestar,  moler,  y  figura- 
damente, apabullar,  aplastar  a  uno, 
dejarle  confuso  y  sin  saber  qué  res- 
ponder." 

Del  verbo  hemos  sacado  el  sustan- 
tivo familiar  y  amoladera  (por  mole- 
dera,  cansera.)."    (GAGIXI.) 

Cuba.  MACLVS,  como  la  da  ICAZB., 
que  seguramente  lo  siguió  en  la  defi- 
nición. 

— PICH.  "Vulgar  e  indecente, 
que  significa  molestar  con  imperti- 
nencia,   perjudicar,    ü.   t.   c.    r." 

Maracaibo.  "Amolar  a  alguno  es 
una  repugnante  metáfora.  Déjese  la 
amoladura  para  las  armas  e  instru- 
mentos, los  hijos  de  Adán  tolerare- 
mos cuando  más  que  nos  muelan  la 
paciencia,  nos  perjudiquen,  o  cosa  se 
me  jan  te."  (M  E  D  R  A  X  O,  p.  19 
(ICAZB.) 

Canarias,  "v.  a.  Fastidiar.  2a.  acep- 
ción. T.  s.  u.  c.  ref.  Lo  hemos  oído 
igualmente  en  la  Pen."  (ZEROLO,  p. 
57.    IBID.) 

AMOLCATARSE.  pr.  Dícese  de 
ía  milpa,  cuando  por  la  mala  esta- 
ción, falta  de  lluvias  u  otras  cau- 
sas, degenera  la  mazorca,  produ- 
ciendo al  fructificar  molcate,  o  maíz 
chico,  (V.)  es  decir,  mazorcas  muy 
pequeñas. 

AMONTONARSE,  pr.  Cuando  la- 
gente  cunde  aunque  sea  a  novelear 
(V.),  porque  también  es  curiosa, 
aunque  no  tanto  como  la  de  esta 
Capital,  dicen  allá,  que  se  amonto- 
ra,  o  que  está  amontonada  la  gen- 
te, en  vez  de  juntarse,  aglomerar- 
se. 

Méx.  "Reunirse  varios,  para  aco- 
meter a  uno  solo."   (ICAZB.) 

AMOR.  m.  AMOR  NO  QUITA 
CONOCENCLA;  expr.  fam.  que  da 
a  entender  que  la  simpatía  o  esti- 
mación que  se  tienen  por  una  per- 
sona, no  es  óbice  para  juzgarla 
acertadamente.  Ijsase  sólo  en  la 
clase  vulgar. 


AMOR 


106 


ANÁH 


"Como  amor  no  quita  conocencia, 
yo  dende  qvie  tengro  josico,  etc."  (GIL. 
Y   SAENZ.    El   Caporal,  p.    65  ) 

AMORDAZAR,  a.  No  la  hallamos 
por  la  América  Insular,  Septentrio- 
nal, ni  ístmica  y  Central;  y  en  la 
Meridional,  hasta  Chile.  Nos  la  da 
D.  ZOROBABEL  RODRÍGUEZ  (Ob. 
cit.),  con  muy  jugosa  ciútica  y  co- 
mo anillo  al  dedo  para  nosotros. 
Oigámosle:  "Muy  usado  i  no  hay 
tal;  pues  así  como  de  pluma  for- 
m.amos  emplumar,  i  de  grillos,  en- 
grillar, i  de  máscara,  enmascarar, 
de  mordaza  debe  formarse  enmor- 
dazar, que  es  como  se  dice  en  Es- 
paña y  manda  el  Dice,  de  la  Acad." 

AMOSCARSE,  pr.  Abochornarse, 
quedándose  enseriado,  cohibido  pa- 
ra reentrar  en  la  plática  o  en  la 
materia  que  ocupa  a  quienes  ha- 
blan. 

Cuba.  MACÍAS:  "V.  a.  q.  s.  u.  c.  re- 
flex.  en  su  acep.  ñg.  y  fam."  Cita  a 
Pich. 

PICH.  "Abochornar  o  sonrojar,  cau- 
sando a  la  vez  algún  enojo  disimu- 
lado." 

AMU LITADO,  DA.  adj.  Triste,  de- 
caído, acongojado.  Es  vulgar. 

AMULITAMIENTO.  m.  Acción  y 
efecto  de  amulitarse. 

AMU  LITARSE,  pr.  Entristecer- 
se, enfermar,  tomando  el  aspecto 
macilento  y  alicaído  del  mu  lito  o 
pavo  común.  Es  término  familiar 
de  uso  muy  frecuente. 

AMPLIFICACIÓN,  f.  "Acción  y 
efecto  de  amplificar."  Para  nos- 
otros eso,  y  además  reproducción 
en  tamaño  mayor  al  original,  de  un 
retrato,  de  un  mapa  o  de  un  dibu- 
jo o  pintura  cualquiera;  esto  es, 
la  cosa  misma,  reproducida  y  am- 
plificada, o  sea  su  copia,  o  lo  que 
pudiéramos  llamar  el  retrato  del 
retrato. 

Méx.   ICAZB.,   p.    22. 

AMPLIFICAR,  a.  "Ampliar,  ex- 
tender." Al  tenor  de  amplificar,  am- 
pliar es  reproducir  una  cosa  en  fi- 


gura o  en  cuerpo;  pero  con  mayo- 
res dimensiones. 

En  realidad  la  acepción  académi- 
ca es  raquítica:  se  amplía  una  co- 
sa que  se  hace  más  grande,  ella 
misma,  aumenta  de  tamaño,  y  lo 
mismo,  más  o  menos,  significa  ex- 
tenderse, tender  hacia  afuera,  en 
el  sentido  del  centro,  aumentar  de 
tamaño.  Pero  en  la  amplificación 
del  retrato,  éste  por  sí  mismo  no 
sufre  ninguna  modificación  en  sus 
dimensiones,  pues  lo  que  realmen- 
te se  hace  es  reproducirlo,  tomar 
una  copia  a  imagen  de  él  con  ta- 
maño mayor  que  el  suyo.  La  acep- 
ción provincial  es  admirable. 

ANACAHUITA.  m.  Árbol  del  si- 
ricote.,Una  especie  del  amate,  di- 
ce RÓBELO. 

A  NAGUA  DO.  adj.  Aplícase  esta 
calificación  al  individuo  pobre  de 
espíritu,  pusilámine;  sin  que  tenga 
precisamente  las  características 
del  afeminado  en  cuanto  a  su  psi- 
cología. Derivando  de  nagua  (o 
enaguas),  por  la  timidez  propia  del 
carácter  femenino,  del  sexo  de  las 
enaguas. 

ANAHUACENSE.  adj.  Natural 
del  Anáhuac.  Lo  que  es  propio  del 
Anáhuac,  o  correspondiente  a  él. 
Este  gentilicio,  de  tan  castiza  con- 
textura como  complutense,  costa- 
rricense, etc.,  es  de  legítima  cepa 
mexicana.  No  obstante,  nuestro  me- 
jor autor  de  mexicanismos.  D.  Joa- 
quín García  Icazbalceta.  no  lo  re- 
gistra en  su  Dice.  Lo  hallamos  en 
los  siguientes  escritos:  "Manifiesto 
del  Comandante  Gral.  de  las  Armas 
de  Tab.,  D.  Francisco  Palomino." 
de  fecha  mayo  23  de  1830:  "Un  país 
(Tab.)  en  que  germinaba  aún  el 
fuego  de  la  revolución  que  secun- 
dó el  grito  sedicioso  que  arrancó 
Yucatán  de  la  Unión  anahuacense." 
Manifiesto  del  Congreso  del  Estado 
de  Tab.,  fechado  en  lo.  de  agosto 


ANAL 


107 


ANCHA 


de  1830:"  ...inhabitada  la  mayor  i 
parte  de  los  edificios  y  desierta  to- 
da esta  hermosa  porción  del  terri- 
torio anahuacense."  Ambos  docu- 
mentos van  publicados  en  la  obra 
Doc.  y  datos  para  la  Historia  de 
Tab.,  compilados  por  Manuel  Mes- 
tre  Ghigliazza,  caps.  XXXII. ,  p. 
415  y  XXXIII,  p.  424,  respectiva- 
mente. 

ANALFABETISMO,  m.  Condi- 
ción, estado  de  las  clases  analfa- 
betas. La  Academia  se  olvida  de 
este  nombre  y  sólo  consigna  en  su 
14a.  edición:  analfabeto,  de  uno  so- 
la terminación,  por  cierto  dispara- 
tada, definiéndolo  de  una  forma  de- 
testable, por  añadidura. 

ANALFABETO,  TA.  adj.  "Neol. 
Que  no  sabe  leer."  (TORO  G.,  Dice. 
Lar.)  Muy  usado  actualmente,  aun- 
que en  sentido  más  extenso:  el  que 
n-o  sabe  leer  ni  escribir.  Por  lo  co- 
mún suele  preferirse  la  forma  anal- 
fabeta para  calificar  la  condición, 
cualquiera  sea  el  género  a  que  se 
refiere:  el  pueblo  analfabeta,  las 
clases  analfabetas.  Se  ha  derivado 
de  alfabeto,  y  como  tal  puede  ad- 
mitirse, puesto  que  significa  "el 
que  carece  de  alfabeto,  esto  es, 
que  ni  siquiera  el  alfabeto  conoce: 
pero  lo  que  no  admitimos  es  que 
el  sustantivo  alfabeto  mismo  sea 
su  contrario,  en  calidad  de  edjeti- 
vo:  el  pueblo  alfabeto.  Esto  es  un 
disparate. 

"Qué  fácil  es  tramar  burdas  menti- 
ras y  engañar  al  pueblo,  cuando  ese 
pueblo  es  analfabeta,  y  más  que  anal- 
fñbeta  ianor.ante  en  lo  absoluto  de  la 
cosa  pública  y  de  los  saltimbanquis  de  i 
la  politiquoría  local."  (Cuauhtemoc, 
No.    8.5:    Villahermosa,    Tabasco.t 

ANCAS  (IR,  o  MONTAR  EN),  fr., 
llevar  a  uno,  ir  a  la  grupa,  como  di- 
ce la  Academia;  es  decir,  montado 
detrás  del  jinete  y  fuera  de  la  silla. 
Ir  a  la  grupa,  dice  OCAMPO  (Ob. 
cit.).   ICAZB.     consigna     la     frase) 


"Dar  ancas  vueltas",  por  conceder 
una  ventaja  en  cualquier  juego, 
que  allí  por  la  tierra  no  se  usa  ni 
se  conoce.  V.  DAR  CHANGÜÍ. 

ANCESTRAL,  adj.  "Relativo  o 
perteneciente  a  los  antepasados. 
Ovserv.  Esta  palabra  es  galacis- 
mo."    (TORO   GISB.,    Dice.    Lar.) 

Así  no  obstante,  ya  está  tan  en 
boga  en  los  escritores  contempo- 
ráneos, que  imposible  sería  deste- 
rrarla del  lenguaje;  ni  es  malso- 
nante ni  abunda,  antes  al  contra- 
rio es  bien  nacida  e  indispensable 
en  castellano,  puesto  que  no  hay 
palabra  que  tenga  tal  significación; 
de  suerte  que.  aunque  sea  califica- 
da de  galicada  la  voz.  debe  ser  ad- 
mitida, venga  o  píxDceda  de  donde 
viniere  o  procediere,  que  de  alguna 
parte  ha  de  venir;  si  no  las  etimo- 
logías saldrían  en  demasía  o  nues- 
tro idioma  se  reduciría  a  latinis- 
mos, helenismos v  neologismos! 

TORO  GISBERT.  en  sus  Ap.  lex., 
cita  a  BLASCO  IBÁXEZ  (Los  muer- 
tos mandan):  "Conservando  todas 
las  angulosidades  cortantes  de  su 
iiideza  ancestral,"  p.  263.  Podrían 
hacerse  así  mil  citas,  sobre  todo  de 
los  noveles  escritores  de  la  pléyade 
de  intelectuales  españoles. 

ANCLARSE,  pr.  Este  verbo  fa- 
miliar no  es  más  que  una  trasla- 
ción del  académico  anclar,  al  que 
el  Dice,  no  reconoce  otra  acepción 
que  la  marítima.  Prolongar  dema- 
siado la  permanencia  en  un  lugar. 

ANCHAR,  a.  Como  dice  ICAZB.: 
"Más  usado  que  ensanchar.  No  está 
en  el  Diccionario.  A  semejanza  de 
ensanchar  tenemos  en  castellano 
ensangostar,  totalmente  anticuado, 
aunque  la  Academia  no  le  ponga 
tal  nota.  Este  verbo  perdió  el  ens, 
que  conserva  ensanchar."  En  Ta- 
basco  fallan:  si  no  se  usa  ensan- 
gostar, tampoco  debe  usarse  ensan- 
char;  el  pueblo  lo  abrevia  todo  y 


ANCHE 


108 


ANCHO 


a  veces,  como  en  ésta,  tiene  toda 
razón.  ÁNCHALE  la  boca  al  costal, 
dicen  los  camperos  o  cargadores 
cuando  van  a  echar  el  maíz,  o  cual- 
quiera otra  cosa. 

Perú.  "Aunque  conocemos  muy  bien, 
y  hasta  usamos  el  verbo  derivado  de 
ancho,  Que  es  ensanchar,  no  cabe,  du- 
da que  quien  priva  con  nosotros  es 
anchar,  y  que  el  otro  sólo  se  visa  en 
lo  moral:  ensanchar  el  ánimo."  (ARO- 
NA,    p.    28.) 

Venez.  "Es  forma  tan  correcta  co- 
mo ensanchar  que  trae  el  Dice."  (PI- 
CÓN.) 

Bogotá.  CUERVO  (p.877),  con  su 
erudición  propia,  prueba  el  abolengo 
nobilísimo,  de  legítima  cepa  clásica, 
que  tiene  anchar,  verbo:  "anchar  se 
usa  también  en  España;  de  suerte  que 
ni  el  más  escrupuloso  podrá  objetar 
nada  a  una  voz  que  a  la  formación 
analógica  reúne  la  universalidad  del 
\iso:  "Venía  bien  con  el  uniforme  de 
las  tropas  ligeras  españolas  de  aquel 
tiempo,  chaqueta  con  alamares  ceñi- 
da, pantalón  igual  en  color  a  la  cha- 
queta, y  en  la  cabeza  lo  llamado  en- 
tonces morrión,  y  después  chacó,  que 
iba  anchando  .según  subía."  (ALCALÁ 
GALIANO.  Recuerdos  de  un  anciano, 
p.  129.)  "Más  claro  no  canta  un  ga- 
llo," dicen  en  mi  tierra,  y  a  cuento 
viene  aplicarlo  aquí,  no  embargante 
que  vendría  mejor,  a  "de  perilla,"  si 
no  se  tratara  como  aquí  se  trata  de 
im  verdadero   "gallo,"   y   "de  picada"! 

ANCHETA,  f.  "Porción  corta  de 
mercaderías  que  una  persona  lleva 
a  vender  a  cualquiera  parte."  No 
es  preciso  que  la  lleve,  basta  con 
que  la  venda.  Por  antonomasia  se 
entiende  también  la  neg'ociación 
misma,  las  mercaderías  que  consti- 
tuyen la  ancheta,  y  con  las  cuales 
se  comercia.  Una  ancheta  de  li- 
bros, es  el  comercio  ejercido  en 
venta  de  tales,  y  los  libros  mismos 
que  se  venden. 

2.  En  sentido  irónico  ¡buena  AN- 
CHETA! quiere  decir  negocio, 
asunto  inconveniente  o  de  mal  éxi- 
to. 

Méx.  "No  es  mala  ancheta,  o  va- 
ya una  ancheta,  se  dice  de  las  cosas 
estorbosas,  y  de  los  encargos  moles- 
tos."   (TCAZB.,   p.   23.) 


Cuba.  "Cosa  o  negocio  pequeño  o 
malo.  Así  se  dice:  ¡qué  ancheta!  ¡bue- 
na ancheta!  (irónicamente.)"  Ganga 
negocio."    (TORO  G.,    Dice.    Lar.) 

"Cosa  o  negocio  de  poca  monta,  y, 
generalmente  de  malos  resultados;  de 
aquí  que  se  diga  por  antífrasis  ¡mag- 
nífica ancheta!   (MACIAS.) 

Venez.  "Como  más  se  usa  esta  voz 
es  en  el  significado  de  broma,  mal  ne- 
gocio: quizá  esta  sea  la  última  acep- 
ción qvie  le  da  el  Diccionario,  tomada 
en  sentido  irónico.  (RIVODó) — "Bron- 
ca, mal  negocio,"  dice  TORO  G. 
(Dice.    Lar.) 

Ríopl.  "Acción  o  dicho  simple,  desai- 
rado, de  ninguna  oportimidad  o  im- 
portancia, l'jsase  en  expresiones  como 
las  siguientes:  ¡qué  ancheta!  ¡vaya 
una  ancheta!"  (GRANADA,  p.  83.) 
"Simpleza,  tontería,"  dice  TORO  G- 
(Dicp.    Lar.) 

Ecuad.  "En  el  Ecuador  significa,  al 
contrario,  buen  negocio."  (Menms.  de 
la  Academia  Ecuat.,  tomo  I,  p.  58, 
c.    p.    ICAZB.) 

Perú.  Lo  mismo  que  en  Ecuador. 
"Ganga."  dice  TORO  G.    (Dice.   Lar.) 

ANCHETERO.  m.  El  mercader 
que  ejerce  el  comercio  en  anche- 
tas, o  negocios  pequeños  y  deter- 
minados. También  al  comerciante 
ambulante  se  llama  anchetero,  por 
razón  dQ  llevar  generalmente  mer- 
caderías en  corto  mimero. 

Rodríguez  Beltrán  ha  escrito  un 
artículo  titulado  "El  Anchetero", 
en  su  libro  Perfiles  del  Terruño  que 
aquí  citamos.  Es  dé  lo  más  bello 
que  se  ha  publicado  en  México  so- 
bre costumbres  regionales. 

"En  los  sueños  de  esta  gente,  es 
ahincado  el  deseo  de  hacerse  anche- 
tero,  para  llevar  por  i-fo  arriba,  gran- 
de y  espaciosa  canoa  cargada  hasta 
las  "falcas  con  mercancías  aue  s*-r^n 
■«•end'das  por  toda  la  orilla."  (RODR. 
B.,  Ob.  cit.,  X.  p.  63.)— "El  anchetero 
está  de  jornada:  ha  embarcado  o^^n- 
tenares  de  garrafones  con  aguardien- 
te, cajas  conteniendo  jabón,  etc."  (ID., 
ibid.) — "El  que  está  en  vela  despierta 
al   anchefíro  que   duerme."    (TD.,    Ibld. 

p    G6.) "Y  el  anchetero  manda  echar 

ei    árcela  "    CID.,    ibidem.) 

IVIéx.  "Buhonero,  negociante  con  an- 
chetns."    (R.   V  DI^VRTE.I 

ANCHO,  A.  adj.  "Satisfecho." 
(OCAMPO.) 


ANDA 


109 


ANDA 


"Mientras  el  infeliz  está  ahora  via- 
jando por  esos  cerros,  tú  te  estás  pa- 
seando muy  ancha  y  engalanada. 
"(Astucia,  t.  I,  cap.  V.) — "El  mazo  más 
ancho  que  un  pavo,  se  volvía  todo  oí- 
dos para  recoger  la  frase  halagadora" 
(DELGADO,  Calandria,  VI,  p.  45.) — 
"Y  la  lleva  a  los  toros,  y  a  la  come- 
dia.. .  y  ella  muy  ancha,  como  verdo- 
laga en  huerta  de  indio,  y  la  da  de 
honrada."  (ID.,  Ib.,  TX,  p.  79.) — "Ar- 
turo que  era  vanidoso  y  fatuo  estaba 
anchísimo,  pero  disim.ulaba  su  ale- : 
gría."   (ID.,   ib.,  XII,  p.   99.) 

ANDADA,  f.  La  Academia  sólo  le 
da  la  acepción,  de  "viaje,  camino, 
paseo."  ANDADA  es  una  caminata 
algo  larga,  un  paseo  agradable;  pe- 
ro hecho  en  una  sola  jomada  y  de 
una  duración  que  no  excede  de  al- 
gunas horas.  Es  un  paseo  que  se 
hace  generalmente  por  ejercicio  o 
distracción,  sin  objeto  detenuina- 
do,  o  por  vía  de  convalecencia,  pa- 
ra los  enfermos.  En  Tabasco,  don- 
de las  mañanas,  sobre  todo  en 
abril,  son  tan  hermosas,  no  ha/  co- 
sa más  agradable  que  ])acer  una 
ANDADA  antes  de  salir  el  sol. 

Méx.  TCAZB. :  "Xo  es  aquí  anticua- 
do por  paseo  algo  largo."  "Hizo  Cla- 
rita  su  ramillete,"'  y  después  dio  un^i 
andadlta  más  larga"  (Astucia,  t.  I. 
f-ip.  XV.  p.  3AC^.) — "Lorenzo.  Uiezo  Quo 
llegó  a  las  haciendas,  les  dio  ima  an- 
dada." (Id.,  t.  II.  cap.  XIII.) —  "Si 
vieras  que  malo  me  pongo  con  las  an- 
daditas  a  caballo"  (AZUELA.  Mala 
Yerba,  IX.  o.  71.) 

Hond.  MEMBR. :  "Caminata.  Estoy 
sudando,  hemos  dado  una  gran  anda- 
da." 

C.  Rica.  "Voz  arcaica  en  el  sen*^'do 
rií"  vi^ie,  caminata,  jornada,"  dice 
GAOIXI. 

ANDADOR,  RA.  adj.  Df^l  caballo 
que  tiene  paso  muy  largo,  anda 
apresuradamente  o  que  es  muy  vo- 
luntario para  andar,  sin  necesidad 
de  espolearlo,  los  rancheros  dicen 
que  es  ANDADOR. 

C.  Ricp.  Por  allá  dicen  andalón: 
".\1  caballo  andador  y  de  paso  veloz 
se  le  llama  aquí  andalón,  y  en  Espa- 
ña,   "caballo  aguililla."    (rjAOlNT.) 

Adviértase  que  para  la  Academia 
el  caballo  andador,  "anda  mucho  o 


anda  velozmente,"  para  nosotros 
aunque  no  ande  mucho,  porque  se 
canse  o  por  cualquier  otro  motivo, 
basta  con  que  ande  animoso  o  de 
buena  voluntad,  aunque  sea  algu- 
nos pasos.  Siempre  algo  nuevo. 

En  Colombia  dicen  ar^dón 
(CUERVO  p.  842.);  en  Cuba  lo 
mismo.    (PICH.) 

ANDADURA,  f.  Como  cabalgadu- 
ra y  como  montura,  derivados  de 
cabalgar  y  montar,  hemos  formado, 
por  analogía  imitativa,  andadura, 
derivado  de  andar,  para  llamar 
también  a  la  bestia  de  silla:  mu- 
lo, caballo  o  macho,  porque  en  Ta- 
basco no  se  monta  en  burro,  el 
cual,  más  afortunado  que  acá  por 
estas  tierras  estériles,  desampara- 
das y  monótonas  de  la  Mesa  Cen- 
tral, es  hasta  de  noble  alcurnia  y 
linajudo  por  aquella  tierra  de  Ma- 
ría Santísima,  que  dijera  un  anda- 
luz, pues  lleva  vida  moruna  y  sólo 
las  hace  de  Sultán  en  su  serrallo, 
como  padre  en  los  hatajos  o  yegua- 
das, para  coger  cría  de  él:  muías  y 
machos,  cría  muy  lucrativa,  por 
cierto,  pues  la  bestia  mular  tiene 
allá  muy  alto  precio  para  el  tiro,  y, 
al  efecto,  son  yeguas  especiales, 
hembras  selectas  aquellas  con  que 
se  empadra  el  burro.  Este  vive  en 
pezebre  o  caballeriza,  bien  comido 
y  bien  cuidado,  y  sólo  en  la  época 
de  parición  o  cargazón  de  las  ye- 
guas se  le  suelta  para  aue  las  car- 
aue  o  pique.  V.  ANDANTE  Y  MON- 
TURA. 

ANDANADA,  f.  Colmar  a  uno  de 
improperios  o  injurias,  es  echarle 
o  soltarle  una  ANDANADA.  Tam- 
bién se  da  una  ANDANADA  de  pa- 
los, una  tunda,  una  paliza.  Parece 
que  el  espíritu  de  la  voz  es  expre- 
sar serie  continuada,  la  sucesión 
de  una  multitud  de  actos  o  cosas 
inmediatos.  Formada  por  analogía 
con   la  andanada   académica,   "des- 


ANDA 


110 


ANDA 


carga  de  una  batería":  conjunto  o 
serie  de  descargas  o  tiros  de  cada 
una  de  todas  las^piezas  que  forman 
la  andanada.  Es  admisible  la  voz, 
toda  vez  que  no  entraña  una  co- 
irupción  lexicográfica  de  la  casti- 
za, ni  menos  una  perversión  en  la 
forma  ideológica,  pues,  ¿qué  es  sol- 
tar a  uno  una  andanada,  si  no 
echarle  una  descarga,  más  o  menos 
cerrada  de  injurias  o  agravios?  No 
ea  precisamente  tampoco  regaño 
fuerte  lo  que  entraña  la  frase,  sino 
pluralidad,  multitud  de  palabras  in- 
juriosas o  reprensivas,  dirigidas  a 
alguno. 

"Se  empeñó  en  ser  lo  más  cortés 
y  gíjjante  con  Chona.  quien  recibió  he- 
roicamente la  andanada  de  barbarida- 
des que  Sánchez  decía"  (FACUNDO, 
Jamonas,  t.  I,  cap.  IX.) — "Nacho  Mar- 
tín de  la  Rosa  dejó  escurrir  por  entre 
los  Hientes  una  andanada  de  injurias 
para  Chucho  Hernández"  (AZUELA, 
Sin  Amor,  la.  pte.,  VIH,  p.  90.) — "Le 
disparaba  una  andanada  de  desaho- 
gos..." (PRIETO,  Memorias,  40-53, 
cap.   II,    p.    95.) 

Esto  justifica  el  u&o  genérico  de 
nuestra  habla,  distinto  de  la  acep- 
ción específica  que  da  la  Academia. 

ANDANTE,  m.  Si  cantante  es 
quien  canta  y  ambulante  quien  am- 
bula,  el  que  ande  será  andante.  AN- 
DANTE es  en  nuestro  lenguaje  pro- 
vincial el  caballo,  para  los  campe- 
sinos. Nada  más  natural  ni  más 
propio;  nadie  puede  darse  por  ofen- 
dido: ni  la  Gramática  ni  el  Diccio- 
nario; cuando  más  los  gramatóma- 
nos  y  los  academistas  rabiosos.  Pe- 
r-o  éstos,  que  con  ellos  se  las  ha- 
yan. V.  MONTURA  Y  ANDADURA. 

Méx.  "Entre  rancheros  caballo," 
(ICAZB.,   p.   23.) 

"El  huéspeded  se  permitió  algunas 
bufonadas  sobre  lo  bien  que  se  había 
Pintado  el  andante."  (FACUNDO,  Po- 
llos,  t.   T,    cap.   II.) 

ANDANZA  o  ANDANCIA,  f.  "An- 
dancia que  anda,"  decíanos  en  al- 
«;una  ocasión  una  muchacha  a 
quien  preguntamos  ¿qué  tiene  us-, 


ted?,  al  veda  con  cara  de  enferma. 
La  gente  del  pueblo  llama  andan- 
cia a  una  dolencia  o  enfermedad, 
endémica  pero  no  de  gravedad,  co- 
mo toses,  catarros,  gripas,  calen- 
turas, etc. 

Méx.  ICAZB.:  "Enfermedad  reinan- 
te, pero  no  grave.  En  el  Dice,  halla- 
mos: "correr  una  constelación  o  ser 
constelación,  fr.  que  se  dice  cuando 
reina   alguna   enfermedíid   epidémica." 

Venez.  "Andancia,  por  epidemia, 
enfermedad  reinante  en  una  pobla- 
ción: especialmente  se  dice  de  las  de 
i:oca  trascendencia,  como  catarros, 
constipados,  etc.  A  nuestro  modo  de 
ver  es  vocablo  analógico  y  como  tal 
aceptable."    (RIVODó.) 

Cuba.  PICH.  Quien  se  declara  en 
contra  de  .-índancia,  juzgándola  co- 
rruptela, por  andanza. 
•  ANDAR,  n.  "Ándele,  ande  usted, 
fr.  fam.  que  se  usa  para  animar  a 
que  se  haga  alguna  cosa."  (ICAZB.) 
Dícese  también  ándale  y  ándate. 

"Para  animar  allí  a  alguno 
Que  no  peque   de   atrevido. 
Lo  mismo  paia   n(;gocios 
Que   para  pegarse   un   tiro; 
Como  palabra  suprema 
En  vmo  y  otro  sentido, 
Para  decidirlo  pronto 
Le  dicen::  ándele,  amigo." 

(SOMOANO) 

Méx.  En  esta  Capital  es  rara  la 
persona  que  no  diga:  ándale,  en  vez 
de  anda,  o  ve  a  tal  lugar.  (RAMOS 
Y  DUARTE.) 

BUSCARLE  EL  ANDAR  a  una 
cosa,  a  un  negocio,  etc.,  es  frase 
equivalente  a  encontrarle  la  embo- 
cadura (V.),  parecida  a  dar  en  el 
clavo:  estudiar  la  forma  de  hacer 
o  resolver  el  asunto,  dar  con  el 
método  o  manera,  etc.  Muy  usual 
en  lenguaje  familiar. 

"No,  D.  Caral.ampio,  no  se  exaspe- 
re usted,  que  en  este  picaro  mundo, 
a  todo  se  le  busca  su  andar."  (GIL  Y 
SAENZ,    El    Caporal,   p.    29.) 

ANDAREGUEAR,  a.  "Ahora  da- 
remos otros  verbos  nuestros,  dice 
CUERVO,  formados  con  aquel  mis- 
mo sufijo  (ear):  andareguear,  (an- 
dorrear, vaguear,  cezcalear)."     Ha 


ANDA 


111 


ANGA 


de  saberse  que  es  nuestro  también:  f 
andar  de  aquí  para  allá,  sin  rumbo 
ni  objeto  fijos,  estar  de  andariego, 
entendido  que  andariego  es  el  que 
anda  sin  oficio  ni  beneficio.  ; 

ANDARIEGO,  GA.  adj.  y  s.  Vaga- 
bundo, haragán,  que  anda  sin  que- 
liacer.  De  ningún  modo  sinónimo  de 
andador;  andador  es  el  caballo  que 
gusta  de  andar,  siendo  este  su  ofi- 
cio; andariego  es  el  muchacho  que 
gusta  de  andar  sin  oficio  y  sin  ser 
ese  su  deber.  Perro  andariego,  es 
sinónimo  de  perro  callejero.  En  su- 
ma: para  nosotros  andariego  es' 
peyorativo. 

ANDARIVEL,  m.  Enredo,  com- 
plicación, maraña,  úsase  en  senti- 
do figurado  y  más  comúnmente  en 
plural. 

"Usted  me  perdone...  pero  usted  se 
mete  en  muchos  andariveles  que  diga- 
mos." (GIL.  Y  SAEXZ,  El  Caporal,  p. 
25.) 

Es  término  de  marina  que  Terre- 
ros y  el  Dice.  Marít.  definen.  La  • 
Acad.  no  le  registraba  en  ediciones 
anteriores  a  la  décimatercia.  MA- 
CÍAS  sostiene  (Dice,  cubano,  p.  72; 
Erratas,  montón  2".,  p.  94)  que  la 
acepción  fundamental  de  la  palabra 
es  la  que  conserva  en  Cuba:  em- 
barcación para  pasar  de  una  orilla 
a  otra  de  un  río,  tirando  de  una 
cuerda  en  ambas  márgenes. 

ANDENES,  m.  pl.  fam.  Aventu- 
ras; vueltas,  pasos  o  gestiones  en- i 
caminados  a  determinado  fin,  espe- 
cialmente si  son  difíciles  o  arries- 
gados; asunto  enredado,  lío.  Úsase 
casi  exclusivamente  en  la  frase 
meterse  uno  en  ANDENES  o  verse 
en  ANDENES:  mezclarse  en  asun- 
tos o  negocios  que  a  uno  no  le  co- 
rresponden y  por  lo  mismo  le  son  ! 
desconocidos  o  difíciles;  tomarse 
trabajos  excesivos  sin  necesidad  ni 
conveniencia  e  inadecuados  para  el 
objeto  que  se  persigue.  i 


LOPE  DE  RUEDA  le  usó  en  la  co- 
media llamada  "De  los  engañados," 
en  que  dice  Pajares:  "Señor  Crive- 
lo,  ¿paréscele  en  qué  ANDENES  y 
riesgos  me  han  traído  mis  peca- 
dos?" (Obras  de...  Ed.  de  la  R. 
Acad.  Española,  t.  I,  p.  232. >  Anó- 
tase la  palabra  en  el  Vocabulario 
final,  puesto  por  el  Sr.  Cotarelo, 
académico,  (p.  314.) 

La  acepción  es  casi  idéntica  a  la 
actual  de  nuestro  lenguaje  popular. 

ANDULLO,  m.  Como  cubana,  y 
muy  cubana,  la  preparación  del  an- 
dullo, de  Cuba  aprendimos  también 
el  vocablo,  y  significa  en  plata  lo 
que  dice  PICH.  y  reproduce  MA- 
CÍAS:  "Las  hojas  del  tabaco,  pren- 
sadas y  aforradas  con  yagua  en 
forma  cilindrica  y  punta  cónica,  o 
de  otra  manera,  como  breva."  El 
andullo  más  común  en  Tabasco 
aunque  poco  usado  en  lo  general, 
es  lo  que  Placías  llama  Breva  Ame- 
ricana, a  nuestro  entender,  "taba- 
co de  mascar  generalmente  de  Vir- 
ginia o  de  Kentucky,  aprensado  en 
forma  de  tableta."  V.  BREVA. 

ÁNFORAS,  f.  pl.  ICAZB.:  "Urnas 
o  vasos  donde  se  depositan  las  cé- 
dulas en  las  elecciones."  Lo  mis- 
mo para  nosotros,  sólo  que  modifi- 
caríamos un  tanto  la  definición,  di- 
ciendo "urnas  o  vasos  donde  se  de- 
positan en  forma  que  queden  invi- 
sibles, las  cédulas  o  lo  que  haga 
sus  veces,  en  las  elecciones,  y  en 
general,  en  todo  acto  en  que  ha- 
ya votación." 

TORO  GISBERT  se  aproxima  a 
esta  idea:  "urna  para  votaciones." 
dice,  con  la  indicación  de  Méj. 
(Dice.  Lar.) 

ANGARILLAS,  f.  pl.  Nuestras 
angarillas  son  muy  originales:  es- 
tán compuestas  por  dos  varas  lar- 
gas y  uno  o  dos  travesanos;  pero 
no  sirven  para  cargar  a  mano,  co- 
mo las  de  la  Academia,  sino  que  ti- 


ANGI 


112 


ANQU 


ran  de  ellas  las  bestias,  apoyándo- 
se un  extremo  de  las  varas  o  lar- 
gueros a  los  lomos  del  animal,  a 
manera  de  un  coche,  y  arrastrando 
del  suelo  el  otro  extremo.  La  car- 
ga se  coloca  en  el  medio  de  las 
varas,  a  modo  de  que  la  bestia  so- 
porte la  mitad  de  su  peso  y  tire 
solamente  para  arrastrar  de  la  otra 
mitad.  Cuando  son  maderos  o  tro- 
zos muy  grandes,  se  prefiere  arras- 
ti-arlos  con  lagarto,  como  se  hace 
en  las  monterías. 

Cuba.  PICH. :  "Armazón  para  cargar 
y  trasportar  en  caballería  algunas  co- 
sas, que  de  diferentes  maneras  se  usa 
en  la  isla:  en  Tierra  Adentro  se  ha- 
cen de  bejuco,  guajio,  etc.,  formando 
dos  o  cuatro  cestos  o  cavidades  para 
cargar  botijas  o  barriles  de  agua  etc.: 
otras  de  palos  corvos  o  en  figura  de 
tijeras:  otras  a  modo  de  esportillas, 
cada  una  con  dos  aros,  armados  con 
ariques  o  cuerdas,  para  transportar  el 
cazabe,  etc.  y  entonces  se  denominan 
managüises,  aunque  esta  voz  indíge- 
na se  aplica  también  a  cualquiera 
carga  de  aquella  clase  y  sus  avíos." 
— MACÍAS,  el  gran  crítico  y  censor 
de  los  copistas,  con  ligeras  variantes 
en  la  redacción  y  la  ortografía,  copió 
tristemente  a  Pichardo,  sin  hacerle  el 
honor  de  citarlo.  ¡Vemos  la  paja  en 
el   ojo  ajeno! 

Chile.  RODR.,  en  la  palabra  ALCU- 
ZA, dice:  "no  es  sinónimo  de  anga- 
rilla, pieza  de  vajilla  en  que  se  ponen 
líi.'!  ampolletas  del  aceite  y  vinagre,  o 
taller,  que  es  igual  a  las  angarillas,  y 
sirve  para  poner  salsas."  "TORO  GIS- 
BERT,  en  el  Dice.  Lar.  consigna  esta 
acepción,  pero  sin  la  nota  de  provin- 
cialismo: "Accesorio  de  mesa,  con 
dos  frascos  para  aceite  y  vinagre." 

ANGINA,  f.  Es  muy  común,  has- 
ta entre  la  gente  culta,  dar  a  esta 
palabra  una  acepción  traslaticia, 
designando  con  ella,  no  la  enferme- 
dad que  consiste  en  la  inflamación 
de  los  ói-ganos  de  la  deglución  y 
1  espiración,  sino  los  órganos  mis- 
mos, las  parótidas,  y  as',  dicen: 
tengo  inflamadas  las  ANGINAS.  Ha 
de  saberse  que  ANGINA  es  la  in- 
riaraación  propiamente  dicha,  el  he- 
cho de  inflamarse  las  parótidas;  lo 


contrario  es  albardón  sobre  apare- 
jo. 

ANGÚ.  m.  Nombre  que  se  da  tam- 
bién al  Hibuscus  esculentos,  de  Ta- 
basco,  conocido  con  el  nombre  vul- 
gar de  Chimbombó.   (V.) 

ANICABE.  m.  Bejuco  muy  co- 
mún, que  se  cría  en  los  lugares 
bajos. 

"Liana  muy  usada  para  amarrar 
cercas  en  el  campo  y  las  armaduras 
de  las  chozs  de  los  indios.  (Cat.  de  la 
Exp.   de  Chicago,   1893,   p.    28.) 

ANIMALADA,  adj.  Acción  de  su- 
ma torpeza  o  tontería. 

Méx.  ICAZB.:  "Machada,  necedad." 
— "Hombre,  no  digas  animaladas." 
(TRUEBA,   c.   p.  ID.) 

ANÍS.  ESO  VALE  UN  ANÍS,  O 
UN  COMINO,  O  UN  BLEDO,  expr. 
fam.  despectiva  con  que  se  expre- 
sa que  una  cosa  no  significa  nada 
para  uno;  que  le  importa  muy  po- 
co. 

ANISILLO.  Cierto  dulcecito  com- 
puesto de  un  anís  cubierto  de  al- 
míbar, como  del  tamaño  de  una  pi- 
mienta y  rugoso  como  ésta.  Los 
hay  de  varios  colores.  No  se  fá- 
brica en  el  Estado,  sino  en  Chia- 
pas,  de  donde  lo  traen  a  vender  en 
las  fiestas  los  coletos.  Semejante  a 
éste  es  el  confite  (V.),  un  grano  o 
semilla  de  cacahuate  cubierto  de 
almíbar,  blanco  o  de  color.  En  Mé- 
xico llaman  chuchito  o  chochito  al 
ANISILLO. 

C.  Rica.  Por  esta  tierra,  anlsillo  es 
el  nombre  do  una  planta:  "Yerba  me- 
dicinal que  abunda. . .  en  todos  los  lu- 
gares de  la  República."  (GAGINI.)  Lo 
mismo  en  México. 

ANQUERA,  f.  Parte  del  vestido 
de  la  silla  de  montar  que  cubre  las 
ancas  de  la  caballería  hasta  los  cor- 
vejones, y  la  cual  comprende  los 
vaquerillos  (V.),  faldas  que  cuel- 
gan a  ambos  lados.  La  ANQUERA 
está  sujeta  a  los  tejuelos  por  me- 
dio de  las  bolinas,  que  penden  de 
ella  también.  Es  mexicanismo. 


ANSE 


—  113 


AÑIL 


"Abraham  amarró  la  bolina  v  un 
?or.-?;  '^^  correas  de  la  anquera." 
^n.^^^"J^^  MARMOL,  Antón.  XX,  p. 
^i)b.) —  -El  ranchero  con  calzonera  de 
rana  o  cuero  y  su  cotón  de  gamuza 
montado  en  su  caballería,  con  anque- 
ra, o  sea  la  cubierta  de  cuero  que  res- 
guarda las  ancas  del  animal  hasta  los 
corvejones."  (GARCÍA  CUBAS  Re- 
cuerdos, p.  240.)—  "Un  grupo  de  esa 
gente  de  a  caballo  con  sus  sombreros 
y  sillas  llenas  de  plata,  su  reata  en 
los  tientos  y  sus  pistolas  en  la  anque- 
ra, se  acercó  poco  a  poco  y  en  orden  " 
ÍPAYXO.    Fistol,    t.    II.    p.    922.) 

ANSER.  m.  (Anser  Hiperboreus.) 
Ave  del  orden  de  las  lamelirros- 
Iros,  familia  anátide,  que  suele  ob-' 
servarse  en  algunas  lagunas  inte- 
riores del  Estado,  y  que  es  común 
■n  las  albuferas  o  lagunas  costf 
ñas. 

ANTA.  V.  DANTA. 
ANTEADO,  DA.  adj.  El  gran  co- 
lorista  regional   y  poeta  Francisco 
Quevedo  (1).  hablando  de  la  copla 
campesina: 

"En  un  bejuquito  anteado, 
mi  bien,  te  quisiera  ver; 
y  vive  con  el  cuidado, 
que  siempre  te  he  de  querer, 
gagito  del  verde  prado", 
dice:    "Anteado  ho  es   de   color  de 
ante,  que  el   pueblo  desconoce  ese 
adjetivo,   sino   arqueado,  aludiendo 
a   esos   bejucos   magníficos    que   en 
las  selvas  tabasqueñas  se  mecen  a 
la   manera   de  nuestras     hamacas, 
suspendidos  por  sus  extremos  a  los 
lamajes.  y  en  los  cuales  la  fanta- 
sía del  bardo  campesino  ve  o  pre- 
tende ver  columpiarse  a  la  moza  de 
rus   amores,     como  el     paganismo 
Iieleno  vio  o  pretendió  ver  colum- 
piarse a  sus  ninfas  y  sus     dríadas 
bajo  las   bóvedas  superbas   de   sus 
bosaues." 

Parécenos  haber  oído  alguna  vez 
en  Tabasco  emplear  este  adjetivo 
en  la  acepción  de  viejo,  anticuado, 
V  así,  lo  encontramos   en   ICAZB., 

O)    Lír.    pop.    tab.,    pp.    4fi-4T. 


en  el  refrán  -si  no  hubiera  malos 
gustos,  no  se  vendiera  lo  anteado", 
en  el  cual  claramente  se  advierte 
la  misma  significación  que  hemos 
dado. 

Aunque  el  símil  explicado  por 
Quevedo  es  muy  factible  en  la  ima- 
gmación  creadora  del  bardo  cam- 
pesino de  Tabasco,  asaz  fecunda 
bien  podría  ser  alusivo  a  los  paja- 
nllos  que  gustan  de  posarse  sobre 
los  bejuquitos  secos  o  amarillentos, 
tomando  el  anteado  en  la  acep- 
ción de  viejo,  por  antes,  con  lo 
cual  nada  perdería  la  ficción  poéti 
ca  al  comparar  a  la  zagala  campe- 
sina, ágil  y  graciocilla  como  la.s- 
aves,  con  el  pajarillo  pintado  que 
se  columpia  en  las  ramitas  o  en  las 
anteadas  lianas  de  las  selvas,  lige- 
ras y  quebradizas. 

ANSIAS,  f.  "Agonía."  Ya  está  en 
las  ansias  de  la  muerte,  por  está 
en  la  agonía."  (RAMOS  Y  D)  Por 
nuestra  tierra  se  dice  al  igual  que 
en  Guanajuato.  de  donde  es  pro- 
'  incial,  segiin  cree  f]  autor.  De  ad- 
vertir es  que  no  debe  llevar  el 
acento  ortográfico  que  el  Sr.  Ra- 
mos le  fija  en  la  primera  sílaba  por 
razones  de  elemental  ortografía 

ANTELLEVAR,  a  Empujar  con 
la  parte  anterior  o  delante.  Es  voz 
del  automovilismo. 

ANTELLEVÓN.  m.  Vulg.;  empu- 
jón o  golpe  dado  con  la  parte  de- 
lantera   del    automóvil. 

AÑIL.  m.  Según  el  sabio  Rovirosf? 
hay  en  Tabasco  tres  especies  del 
indigofera:  I.  tintórea,  L.:  I.  añil, 
L.  e.  I.  mucronata.  Sorenq.  (1)  De 
ellos  el  primero  es  el  más  emplea- 
do en  los  usos  comunes  para  el  la- 
vado de  la  ropa,  echando  las  hojas 
f  hervir  con  ésta,  hasta  nue  .'spel- 
^a  o  despide  la  tinta  y  desmancha 

fl)  Sinonimia  vulgar  y  científica  de 
Ms  nl^nt^.s  m«viranas.  por  RAMÍ- 
REZ  y  ALCOCER. 


AOND 


114  — 


APACH 


la- tela.  También  suelen  disolverse 
las  hojitas  por  estrujamiento  en  el 
agua,  en  la  cual  se  empapa  la  ro- 
pa para  asolearla  en  seguida.  Se 
llama  comúnmente  añil  equilite. 

"El  añil  da  equilite  que  es  una  de 
las  principjiles  producciones  de  la  Re- 
pública de  Guatemala,  se  produce  en 
Tabasco,  apreste,  y  hay  vestigios  de 
haberse  verificado  algunos  años  atrás. 
AI  presente  hay  una  plantación  y  va 
a  establecerse  una  fábrica."  (Nota  es- 
tadística remitida  por  la  legislatura 
de  Tabasco  al  Senado  de  la  I'nión, 
en  junio  19  de  1826:  Mestre,  Doc.  y 
datos  para  la  Historia  de  Tabasco, 
pág.    299.) 

AON  DE.  adv.  Síncopa  muy  co- 
mún en  el  lenguaje  vulgar  por 
adonde;  a  veces  se  apocopa  en  on- 
de, conceptuado  como  arcaísmo  en 
la  Academia,  aunque  este  xiltimo 
es  más  bien  apóoope  de  donde. 

"Hasta  la   cama   onde   duermo. 

tiene  lástima  de  mí, 

por  los  suspiros  que  doy 

cuando  me  acuerdo  de  tí. 
Quevedo,   Lír.   pop.  tab.,   p.   36  ' 

Agrega  el  autor  citado:  "la  intui- 
ción métrica  mutila  los  adverbios 
donde  y  adonde  (onde,  aonde):...; 
sin  las  cuales  licencias  y  otras  que 
desenfadadamente  saben  tomarse 
en  circunstancias  análogas,  el  ver- 
F'O  no  sería  de  ninguna  manera  oc- 
tosilábico." 

"Si  no  surge  inconveniente,  esas 
dicciones  son  restauradas  a  su  for- 
ma correcta: 

Yo  tengo  mi  amor  en  donde 

sólo  mi  perro  lo  sabe, 

que  llega  a  la  puerta  y  ladra, 

viene  mi  negrita  y  la  abre. 

(Cantar  No.   234.) 

Es  tanto  lo  que  te  quiero, 
y  lo  que  te  quiero  es  tanto, 
que  tú  S'olita  dirías: 
adonde  pondré  este  santo? 

(305)    (Obra  citada,  pág.  37.) 
"Aquilino,    ¿onde   te    fuiste      uuioh.-i- 
cho?"      (T.      COKUl'^A    l>K      CAKTKU. 
Paulina,  p.   in.) 


Méx.  "Vo.v  a  tr.'iei-  a  lo.s  muchachos. 
— ¿Pue.'í  onde  están?  Allá  abajito." 
(FACUNDO     Gentes,    t.    I.    cap.    XII.) 

APACHURRAMIENTO.  m.  Ac- 
ción y  efecto  de  APACHURRAR 
(V.)  Dícese  también  APACHU- 
RRADA. 

Hond.    ME.MBKEÑO,    p.    15. 

APACHURRADO,  DA.  adj.  Fla- 
co, pacho,  delgado,  aplanado. 

C.  Rica.  "Aplicado  a  personas,  pol- 
trón,   perezoso,    tardo."    (GAGINI.) 

APACHURRADA,  f.  Apachurra- 
uiiento.  (V.) 

APACHURRAR,  a.  Aplastar  una 
cosa,  ajándola,  estrujándola  fuerte- 
mente. Despachurrar  de  la  Acade- 
mia. Por  más  que  sea  incorrecto 
apachurrar,  razones  de  eiimología 
que  explica  MEMBREÑO,  quizá 
justifiquen  el  uso  de  tal  v2vbo.  Di- 
ce el  auror:  "Croe  Monlau  que  pro- 
bablemente despachurrar  r.o  formó 
teniendo  en  mente  a  despanzurrar; 
pero  nosotros  tenemos  el  r.djetivo 
pache,  que  se  aplica  a  los  sólidos 
aplanados  o  aplastados." 

"Existe  en  azteca  el  verbo  pa- 
choa  que  significa  apretar  a  otro, 
abollar  algo,  ablandar  fruta  o  cosa 
f-emejante;  y  puede  ser  que  de  él 
provenga  nuestro  apachurrar  o  apa- 
char, como  también  se  dice. 

'Otro  de  la  familia  de  pache  > 
pachoa  en  el  sustantivo  pacha.  El 
coñaque  en  medias  botellas,  en 
cuartas  y  aún  en  octavas,  nos  lo  re- 
mitían de  París  los  señores  Rector 
v'i  Ducoud  en  unas  vasijas  de  vi- 
drio, planas  por  el  frente  y  revés  y 
redondas  por  los  costados,  que  lla- 
mamos pachas. 

"En  el  Salvador  tienen  peche  que 
es  nuestro  mismo  pache,  y  lo  apli- 
can a  las  personas  flacas." 

I.O  más  probable  es  su  origen  az- 
teca y  en  tal  caso  ni  tiene  nada 
que  ver  con  despachurrar,  ni  es 
digno  de  censura  y  vilipendio;  an- 
tes  bien,   con   derecho   puede     ufa- 


APACH 


—  115  — 


APAÍ4 


naise  en  nuestro  lenguaje  provin- 
cial, sólo  que  la  generalidad  de  los 
autores,  sin  investigar  su  origen, 
!'o  ven  en  cada  palabra  distinta  de 
las  castizas,  pero  parecida  a  éstas, 
sino  una  corrupción,  y  ;zas!  se 
echan  a  corregir  por  derecho,  apli- 
Ciindole  acto  continuo  el  epíteto  de 
barbariomo.  cuando  menos. 

Méx.    ICAZI!. :    'Despachurrar 

RAMOS  y  D. :  "(Yuc.  y  Gto.)  Des- 
pachurrar. Este  Sr.  con  su  geografía 
lingüística  tan  caprichosa,  trastorna 
más  las  cosas.  ;Qué  Yucatán  y  Gua- 
najuato  ni  Qué  ocho  cuartos!  si  se 
dice  en  todo  México,  en  la  América 
entera,    inclusive   su   tierra,    Cuba. 

Cuba.  MACÍAS:  "Aplastar  una  cosa 
despedazándola,  estrujándola  o  apre- 
tándola con  fuerza.  PICH.  coloca  la 
dicción  apachurrar  en  su  lista  de  co- 
rruptelas cubanas:  mientras  que  Sal- 
va y  Chao  la  registran  en  sus  Dice, 
con  el  calificativo  de  prov.  de  Cuba. 
¿A  quién  creer?  Para  nosotros  apa- 
churrar fue  una  forma  romancesca 
que  trajeron  los  eonquistadores.  y  que 
en  Espaañ  fue  sustituida  por  dsepa- 
churrar.  ¿Xo  pasaron  las  voces  del  la- 
tín al  castellano  admitiendo,  cam- 
biando, suprimiendo  o  traduciendo  sus 
prefijos? — Los  mismos  vocablos  del 
romance  ¿no  se  usan  hoy  en  español 
<on  idénticas  variaciones?  Recuérde- 
.«í  que  de  feminatus  salió  afeminado: 
de  ingravans.  agravante:  de  defunr- 
tus.  difunto:  de.  sdmirari.  admirar:  de 
sympathia.  compatfa:  de  divinar,  adi- 
\inar:  y  ác-  defunto.  difimto.  Tivn  cier- 
to es  que  apachurrar  no  es  corrupte- 
la cubana,  que  también  se  usa  en 
México  y  en  los  otros  países  de  la 
América  Meridional." 

Las  razones  del  Sr.  Macías.  tan 
científicas  como  las  de  Membreño. 
nos  confirman   en  lo  dich-o. 

Perú.   AROXA.   p.   33. 

Col.    CIERVO,    p.    91fi. 

2.  Dámosle  en  sentido  figurado 
también,  en  nuestra  tierra,  la  acep- 
ción de  vencer  a  otro,  derrotarlo, 
callarlo  o  correrlo.  Apachurrado 
queda  el  que  no  tiene  que  contes- 
tar, porqup  es  vencido  por  el  peso 
de  la  razón:  porqtie  "se  le  tapa  la 
boca." 


En  e.sta  ace;)ción  es  muy  nuestro, 
pues  no  le  hallamos  en  otro  país 
hermano  en  la  lengua. 

TORO  GISB.  (Dice.  Lar)  da  el 
verbo,  con  la  nota  de  Amer. 

APACHURRÓN.  Peyorativa  de 
íipachurramiento.  iJstrtijón.  APA- 
CHl'RRóN  es  propiamente  una 
'-pachurrada  súbita  y  transitoria, 
pero  muy.  fuerte:  un  golpe  que  apa- 
churra, es  un  APACHURRÓN. 

APAGÓN,  NA.  adj.  Frecuentati- 
vo de  apagar:  Que  mucho  se  apa- 
ga. Epíteto  aplicado  al  tabaco  que 
se  apaga  con  mucha  frecuencia,  ya 
por  su  mala  calidad,  ya  por  su  de- 
fectuosa elaboración.  (MACÍAS  )  — 
Pich.,  p.  13. 

"Si  la.s  lluvias  son  escasas,  sobrepu- 
jan las  sustancias  orgánica.s,  v  enton- 
ces el  tabaco  sale  fuerte,  niiicha  ni-- 
cotina.  apagón  y  amargo."  (GIL,  Y 
gÁEXZ.   El  Caporal,  p.  75.) 

Méx.  "Aplicado  al  puro  o  cigarro, 
el  que  se  apaga  con  frecuencia,  etc.... 
Se  dice  también  del  carbón.  Los  ran- 
cheros llaman  apagón  al  caballo  que 
parte  con  gran  ligereza,  pero  a  poco 
se  cansa  y  afloja  en  la  carrera." 
(ICAZB.) 

APANDADA,  f.  Acción  y  efecto  de 
apandarse.  Satisfacción  que  se  ex- 
perimenta por  obtener  una  cosa  en 
cantidad  suficiente  al  deseo,  o 
abundante. 

APANDARSE,  pr.  Aprovecharse; 
obtener  lo  que  se  desea,  en  canti- 
dad satisfactoria  y  suficiente.  Se- 
mejante a  apochincharse.  Muy 
usual  en  lenguaje  sencillo,  familiar 
y  campesino.  El  Dice,  da  apandar, 
por  pillar,  atrapar  una  cosa  con 
ñnimo  de  quedarse  con  ella. 

APAÑUSCAR,  a.  Es  una  especie 
de  etifemismo,  sinónimo  de  robar, 
apoderarse  de  lo  ajeno;  pero  más 
bien  que  la  idea  de  tomar  subrep- 
ticiamente unn  cosa,  entraña  la  de 
tomarla  abusivamente,  con  violen- 
cia, arrebatándosela  a  otro  .apode- 
rándose de  ella  indebidamente.  Dí- 
cese  también  apañar,     aunque  me- 


APAP 


116 


APAR 


nos  usado.  U.  t.  c.   pr.  Es  de  usof 
familiar.  1 

Sin  la  nota  de  americanismo,  TO- 
RO  GISBERT   lo   da   en      el    Dice. 
Lar.,  con  el  significado     de  "coger, 
estrujar  con  las  manos  una  cosa",  \ 
significado  distinto  al  nuestro.         ' 

Venez.    y    Col.    "Apiñar   apretar,    es- 
trujar." (TORO  G-,  ibid.) 

Curioso  es  que  el     Dice,     define  \ 
"apuñuscador,  el  que     apuñusca,  y 
no  consigna  el  verbo  apuñuscar.  V. 
APEÑUSCAR. 

APAPACHAR,  a.  Sinónimo  de' 
achechar  y  agüerar:  popar,  mimai  j 
con  exceso.  En  lenguaje  figurado 
Qsase  con  preferencia  de  sus  sinó- 
nimos anotados,  tratándose  de  una 
enfermedad,  del  frío  u  otra  sensa- 
ción o  afección  a  las  que  se  les 
presta  más  cuidado  del  necesario  y 
natural. 

Se  dice  que.  así  como  los  niños 
mimados  se  vuelven  majaderos,  las  ; 
enfermedades    o   el    frío    apapacha- 
dos  se   arraigan   al   individuo  y  le 
dominan  o  postergan. 

APARADORISTA.  Como  florista 
es  el  que  hace  flores,  aparadoris- 
ta es  en  las  casas  de  comercio  el 
empleado  o  dependiente  encargadc- 
de  arreglar  los  aparadores,  de  orde- 
nar la  exposición  de  artículos  artís- ; 
ticamente  en  ellos.  Es  muy  razo- 
nable la  dicción.  No  la  hallamos  en 
ninguno  de  los  vocabularios  alega- 
tíos.  Empero,  es  voz  usual  en  todo 
México  y  tal  vez  en  otros  países 
americanos  de  habla  española.         ¡ 

APARCERO,  RA.  m.  y  f.  Muy  j 
usado  por  compañero  o  mejor  por ' 
compinche,  en  sentido  familiar,  i 
principalmente  en  México  y  en  to- ' 
do  el  interior,  sin  que  tenga  nada  | 
(le  ant..  como  lo  da  la  Academia. 
Por  lo  común  se  toma  en  mala  par-  j 
(e    ■"  e'<  más  bien  de  uso  vulgar,      j 

"El    lépero   es   valiente:    odia    la    in- 
gratitud  y  la  perfidia  como  sus  apar- ' 


ceros."  (FIDEL,  Memorias,  cap.  X, 
p.    296.) 

Arg.  "Es  sinónimo  de  amigo  ínti- 
mo y  en  tal  sentido  es  cariñoso  este 
saludo  entre  paisanos  argentinos:  — 
¿Cómo  dice  que  le  va,  aparcero?" 
(BAYO,   p.    19.) 

APAREJO,  m.  Nuestro  aparejo 
se  usa  exclusivamente  para  car- 
gar; consiste  en  un  doble  cojín  si- 
métrico, que  dobla  por  la  mitad, 
sobre  el  lomo  de  la  caballería.  Se 
hace  generalmente  de  tule  o  enea, 
juncos  acuáticos  suaves  que  crecen 
en  abundancia  en  nuestras  lagunas. 

MACÍAS  dice:  "En  la  parte  oc- 
cidental de  la  Isla  se  dice  aparejo, 
en  la  central  lomillo  y  enjalma  en 
la  oriental.  Se  reserva  el  nombre 
de  albaida.  para  la  que  usan  los 
campesinos,  la  cual  es  de  cuero, 
de  mejor  forma  y  de  mayor  como- 
didad y  decencia."  En  nuestra  tie- 
rra, el  lomillo  es  enteramente  dis- 
tinto del  aparejo:  consta  de  una  so- 
la parte  y  es  cilindrico;  además,  no 
se  usa  para  las  caballerías,  sino 
para  que  las  personas  carguen  a 
lomo.  El  nombre  de  enjalma,  aun- 
que poco,  es  usado.  La  albaida  es, 
al  igual  que  en  Cuba,  una  silla  tos- 
ca. Existe  además  la  cruceta,  tam- 
bién para  cargar  a  lomo  de  bestia. 
V.  LOMILLO,  ENEA,  TULE  y 
CRUCETA. 

En  la  Obra  El  México  Desconoci- 
do, por  Cari  Lomholtz  ítom.  I.  p. 
3,  ed.  904,  trad.  de  Balvino  Dáva- 
los).  hallamos:  "Detúveme...  pa- 
ra comprar  unas  sillas  de  carga 
llamadas  aparejos,  que...  no  son 
sino  sacos  de  cuero  róllenos  de  na- 
ja, que  se  aseguran  al  lomo  de  las 
muías."  Habla  de  un  lugar  de  Sono- 
ra; por  tanto,  se  usa  también  en 
otras  partes  de  la  República. 

APARENTE,  adj.  Propio,  a  pro- 
pósito, adecuado;  en  relación  a; 
arreglado  a,  etc. 

El  Dice,  da  la  acepción,  "conve- 
niente,  oportuno"   a  este   adjetivo. 


APAR 


—  111 


APAS 


La  nuestra  es  más  amplia,  por 
cuanto  no  alude  solamente  a  aco- 
modarse a  la  conveniencia  o  al 
tiempo,  sino  a  tener  condiciones 
especiales,  aptitud,  vocación,  etc.. 
para  determinado  objeto:  un  ador- 
do  APARENTE  al  vestido;  fulano 
es  APARENTE  para  tal  o  cual  ac- 
tividad. 

"Pues  en  mi  concepto.  Caporal,  se 
debe  escoger  la  clase  de  maíz  que  sea 
más  aparente  para  estos  lugares." 
(GIL  Y  SAEXZ.  El  Caporal,  p.  56.) — 
"Siendo  entonces  el  hoy  Tabasco,  ha- 
bitado por  agrupaciones  de  razas  di- 
versas, cada  lugar  tenía  su  nombre 
aparente  al  idioma  y  raza  que  lo  ocu- 
paba." (ID.,  Cart.  de  Geogr.  de  Tab., 
p.    10.) 

APARTAR,  a.  Separar  del  gana- 
do de  cría  los  toros  que  se  desti- 
nan al  repasto.  APARTAR  tiene  en 
México,  según  ICAZB..  la  acepción 
de  "Extraer  el  oro  contenido  en  las 
barras  de  plata",  y  apartado,  es  la 
operación  misma;     aparte  nuestro. 

APARTADERO,  m.  Lusar  donde 
se  hace  el  aparte  del  ganado, .  en 
los  potreros,  o  en  el  campo.  V. 
APARTE. 

APARTE,  m.  Acción  y  efecto  de 
apartar  el  ganado.  Operación  que 
consiste  en  separar  el  ganado  de 
cría  los  toros  que  se  dedican  al  re- 
pasto, los  cuales  para  engordar  ne- 
cesariamente deben  estar  aislados 
de  las  vacas.  Los  vaqueros  dicen 
también  la  aparta.  Por  lo  general 
el  aparte  se  hace  anualmente,  con 
toros  de  dos  a  tres  años,  edad  en 
que  han  alcanzado  su  medio  desa- 
rrollo y  pueden  ya  entrar  al  en- 
gorde; empero,  suelen  apartarse 
desde  los  de  más  de  año,  cuando 
hay  la  necesidad  de  venderlos  aún 
antes  de  que  alcancen  su  completo 
desarrollo,  que  es  a  los  cinco  años. 

Oportuno  es  hacer  aquí  la  acla- 
ración de  que  el  ganado  de  cría  es 
aquel  que  pasta  o  pace  en  los  cam- 
pos libremente,  y.  entre  el  cual  se 


encuentra  el  vacaje,  los  toros  pa- 
dres y  los  terneros  y  novillos.  En 
Tabasco,  cuando  la  finca  no  tiene 
repastos,  los  toros  se  venden  flacos 
(con  lo  cual  se  expresa  que  están 
en  su  caiTiadura  natural,  sin  engor- 
de), apartándolos  al  tiempo  de  ven- 
derlos. Esta  práctica  se  estila  en 
las  "ñncas  de  ganado",  dedicadas 
especialmente  al  ramo  pecuario, 
pues  entre  la  clase  indígena,  aun- 
que casi  todos  tienen  "sus  vaqui- 
tas",  (como  dicen  ellos),  el  ganado 
pace  y  vive  en  mancomún,  y  se 
cría  y  reproduce  sin  ningún  ordet 
y  sin  método  algirno. 

Méx.  ICAZB.:  "Apartadero.  Acción 
y  efecto  de  apartar  o  separar  los  ani- 
males de  diversas  edades  o  los  que 
han  de  llevarse  a  otro  lugar.  Hoy  se 
hizo  el  apartadero  de  los  toros  ven- 
didos." 

Como  se  ha  visto,  para  nosotros 
apartadero  es  el  lugar  donde  se  ha- 
ce la  operación  de  apartar  y  nada 
más. 

Arg.  "Sirve  en  la  comparta  de  Bue- 
nos   Aires    para    encerrar    las    ovejas" 
sacadas   a   la   pata"   en   las   ventas      o 
apartes."    (BAYO,   p.    36,  art.      Brete.) 
Chile.      Forma      común,      aparta. 
RODR. :   "Así  como  nuestro  pueblo,  en 
su     invencible     tendencia  a     abreviar 
frases  y  palabras,  volviendo  la  espal- 
I  da  a  amarradura,  inventó  el  sustanti-* 
vo   amarr.i...    así   de   apartar,    en    una 
I  de   sus  más  usadas  acepciones,   formó 
¡  aparta,   tratando  como  si   no  existiese 
<^l    infeliz      apartado,    que      equivale    a 
'  "senarar  las  n-ses  de  una  vacada  con 
'  varios    objetos."    (Dice,    de   chll.) 

Riopl.  "Acción  de  apartar  el  gana- 
nado."    (TORO   GISB.,    Dice.    Lar.) 

APASC^E.  m.  Yerba  de  olor 
fuerte  parecido  a  menta;  cría  has- 
ta como  un  metro  de  alto;  tiene 
propiedades  vennífugas,  por  lo 
cual  se  usa  en  la  preparación  de 
las  llamadas  "Lombriceras  vegeta- 
les", muy  usadas  en  Tabasco  para 
extirpar  en  los  niños  las  lombrices 

•  o  parásitos    intestinales  (vermes) ; 

>  úsase  también     como     condimento 


APAS 


—  118 


APAS 


para  ciertas  comidas,  como  los  ta 
males,  y  en  algunos  guisos. 

Macías  y  Róbelo,  que  hablan  de 
esta  yerba,  llamada  mejor  por  ellos 
epasote,  le  atribuyen  otras  cualida- 
des medicinales,  y  propiedades  tan 
distintas  a  las  que  hemos  señalado 
que,  aunque  la  califican  como 
"planta  mexicana",  estamos  tenta- 
dos a  creer  que  se  trata  de  otra 
que  no  es  la  nuestra. 

MAGIAS:  "Planta  silvestre  muy 
común,  de  la  familia  de  las  queno- 
pódeas  y  del  género  chenopodium 
de  Linneo.  En  infusión,  y  a  dosis 
•medicamentosas,  excita  poderosa- 
mente el  sudor,  la  orina  y  la  mens- 
truación, cuando  está  detenida  i>or 
atonía  del  útero;  cura  los  flatos, 
corrobora  el  estómago,  y  hasta  sé 
usó  como  excitante  en  los  catarros 
crónicos.  (L.  Jourdan,  Farm 
Univ.)...  SINÓN.  Epasote  le  dicen 
en  México,  pazote  y  té  de  México 
en  España  y  anserina  en  Francia. 
El  té  de  Veracruz  (romerillo  de  Cu- 
ba y  el  té  de  los  jesuítas  (mático 
del  Paraguay)  son  cosas  distintas, 
aunque   Gouas   confunda  el   té      de 

México  con  el     de  los     jesuítas.  

CRÍT.     Preguntaba     PICH.,     si  el 
•apazote     sería  el     semen-contra  de 
los  franceses,  y  desdo  luego  escri- 
bimos  que  no,  añadiendo,  que   err 
tanto  más   de   extrañar   la   pregun- 
ta    del     honorable      diccionarista, 
cuanto  que  en  su  Diccionario  ponía 
que  Descurtilz  llama  a  las  dos  es- 
pecies de  apasoté:    anseríne  antel- 
míntique    (errata  por  anthelminthi- 
que)    y  anseríno     de      Mexíque.   En  ; 
Arboleya  se  lee  chenopodium  arta-  | 
mísoídes,  pero  es  seguro  que  el  au- 
tor escribió     artemísoídes:   preferi- 
mos la  opinión  de  Sauvajle.  cheno-  \ 
podium  ambrosíoídes. — ETIM.  Tan- 1 
to  el  apasote  de  Cuba,  como  el  pa-  I 
rote   de  España  son   puras  e  inad-  j 
misibles   corruptelas,     pues  el  tér-J 


mino  es  mexicano  y  en  la  Repúbli- 
I  ca  se  pronuncia  epasote,  proceden- 
1  te  de  epazotl,  voz  que  al   decir  de 
Mendoza,  se  compone  de  e,  apóco- 
pe  de  etl,  frijol,  y  de  pazot'íc,  cosa 
enmarañada." 
i      RÓBELO,  por  su  parte,  nos  echa 
!    estotro:   "(Epazotl:  epatl,  zorrillo, 
o  como  dice  Molina,  "cierto  aninia- 
i  iejo      rae     hiede     mucho";    zot!    o 
más  bien  tzot!,     suciedad,     porque- 
i  ría:  "Suciedad  o  hedor  de  zo.illo"). 
!  Cierta  yerba  fétida  que  se  emplea 
como     condimento. — La  orina     del 
zorrillo   es    muy   fétida,    aunque    el 
,  vulgo  atribuye  la  fetidez  a  los  pe- 
dos  del   animal,    y   por   esto   se   di- 
ce que  el  epasote  huele  a  pedo  de 
I  zorrillo."   En   la   nota    (6),   agrega: 
"Latín    técnico:    Chenopodium    am- 
brosíoídes,  L.;    Ch.   fatidum,     SCH- 
ARD.— Según   CAL.,   usada  la  infu- 
sión de  epasote  como  medicina,  ex- 
'  cita  poderosamente  el  sudor,  la  ori- 
na, la  menstruación,   cuando     está 
i  detenida  por  atonía  del  útero;    cu- 
ra ios  flatos  y  corrobora  el  estoma 
go;    se  usa  como  excitante  en   los 
catarros    crónicos.    En    Europa   lla- 
man a  esta  planta  té   de    México." 
Lo     único  que  podemos     animar 
en  este  lío,   como   testigos   presen- 
ciales,  es   que   nuestro  apasote   no 
tiene  la  pestilencia  del   zorrillo   (o 
del  pedo  del  zorrillo),  como  puede 
suponerse  desde  luego  que  se  usa 
para  condimentar  tan  exquisito  bo- 
cado  como  son   los    tamales   de   la 
tierra  que.   dicho  sea  de     paso,  ni 
los   conocen  ni   imaginan     siquiera 
como   son    los    dichosos    habitantes 
de  la  Mesa  Central.  Además  hemos 
podido  percibir  tanto  el  olor  del  zo- 
rrillo  (según  dijimos  en   almizcle) 
como   el    del    apasote:    en   nada  se 
asemejan  entre  sí. 

APASTE,  m.  Voz  de  legítimo 
abolengo  azteca.  RÓBELO:  "(A- 
paztli:    atl,   agua;    paztlí...?).    Pa- 


APAS 


—  119 


APEÑ 


kmgana,  lebrillo."  Preterimos  la 
etimología  del  Sr.  ICAZB. :  "Apas- 
tle.  (Del  mex.  apaztli.)  m.  Lebrillo 
hondo  de  barro  colorado.  Los  hay 
de  todos  tamaños." 

Este  objeto,  muy  común  todavía 
hoy,  en  Tabasco,  principalmente 
entre  la  clase  indígena,  es  muy  pa- 
recido a  otro:  el  cajete  (V.),  del 
cual  se  diferencia,  ora  por  la  for- 
ma, más  ancho  en  la  base  y  la  bo- 
ca cerrada  en  forma  de  barril,  la 
pared  comba  y  algo  ensanchada; 
ora  por  er  material,  pues  el  apaste 
se  fabrica  con  barro  más  fino  y  de 
mejor  brillo.  Hace  las  veces  de  olla 
o  de  ima  vasija  cualquiera  en  la  co- 
cina, en  tanto  que  el  cajete  hace 
veces  de  plato,  más  que  nada,  en- 
tre los  indios.  De  aquí  el  refrán 
campesino:  'duerme  en  tapeeco, 
bebe  en  bush  y  come  en  cajete,  co- 
mo buen  indio."  V.  C^VJETE. 

"E!  propio  tío  Pablp  a  la  media  no- 
che de  fin  do  año,  liabía  visto  na- 
cer al  nuevo,  en  un  apaste  de  ag-ua." 
(AZUELA,  Mala  Yerba.  I,  p.  6.)  — 
"T.ueero  se  eiider&zabu  del  metate,  la- 
vábase prontamente  los  brazos  en 
un  apa*t/e,  desprendiéndose  las  costras 
de  iBa«a."    íID.   ibid.,  XIII,  p.   102 — 3.) 

APASTILLO.  m.  Dira. -de  apaste. 
Objeto  muy  usado  entre  la  clase  in- 
dígena, como  salero,  chilero  (V.), 
etc..  haciendo  las  veces  de  taller, 
convoy,  o  vinagrera  españoles  en 
la  comida  de  los  pobres.  Entre  los 
indígenas  como  más  se  usa  es  pa- 
ra poner  el  chile,  molido  en  el  mis- 
mo APASTILLO.  que  hace  las  ve- 
ces de  almirez,  con  una  piedra  ade- 
cuad?  ñor  m.Tngo  o  batidor. 

CABEZA  DE  APASTILLO:  fr. 
mote  vulgar  con  que  apodan  nues- 
tros paisanos  a  los  calvos. 

APEAR,  a.  Bajar  una  cosa:  o  ba- 
jarse: caer;  quitar  de  un  empleo. 
GAGINI  dice:  "Es  propio  el  uso  de 
apear  en  el  sentido  de  derribar  o 
echar  abajo  una  cosa,  quitar  a  al- 
guno ele  su  empleo;  lo  advertimos, 


porque  estas  acepciones,  fftiuí  tan 
corrientes,  faltan  en  los  Dicciona- 
rios." Fulano  no  se  la  apea  (la  mo- 
na, la  borrachera),  es  frase  que 
CUERVO  analiza   (Ap.,  No.  550.) 

"Mi  padre  mandó  a  unos  criados  a 
apearme  del  empleo,  y  yo  solté  lloran- 
do los  títeres."  (FIDEL,  Memorias, 
cap.    I.   p.   32.) 

APERCIBIR  y  APERCIBIRSE,  a. 
y  pr.  Casi  tan  vieja  como  ellos  mis- 
mos es  la  mala  costumbre  de  con- 
fundir las  acepciones  de  estos  ver- 
bos, y  aún  confundirlos  con  la  de 
percibir.  Hasta  los  filólogos  andan 
en  discordancia  acerca  de  esto: 
mientras  la  'generalidad  condena  el 
uso  de  APERCIBIR  en  el  sentido 
de  observar,  notar,  advertir,  divi- 
sar, columbrar  o  descubrir:  otros, 
como  Monlau,  o"pinan  que  tal  es  "su 
acepción  recta  (como  le  tomamos 
en  América)  y  que  es  traslaticio  el 
sentido  de  prevenir,  disponer  (que 
aconsejan  los  puristas)."  (MEM- 
BREÑO).— CUERVO,  n  ú  m.  705. 
RODR.  le  condena.. 

APEÑUSCARSE,  pr.  Lo  mismo 
que  en  casi  toda  la  América,  y 
fuera  de  ella.  APEÑUSCARSE  pa- 
ra nosotros  significa  apiñarse,  jtm- 
tarse,  agruparse,  amotinarse  las 
cosas  o  la  gente  en  confusión,  y 
es,  por  tanto,  muy  distinto  de  apa- 
ñuscar, con  el  cual  sólo  al  Dice-  de 
Aut.  le  cupo  en  feliz  hora  la  gloria 
de  confundirlo,  no  faltando  quienes 
le  siguieran  en  el  error,  como  Sal- 
va y  Chao,  al  decir  de  Maclas.  La 
13a.  ed.  del  Dice,  de  la  Acad.,  co- 
mo el  Dice,  de  Aut.,  da  apeñuscar 
como  sinónimo  de  apañuscar,  el 
cual  no  encontraremos,  perdiendo 
el  tiempo  en  buscarle,  porque  no 
existe,  sino  solamente  el  sust.  apa- 
ñuseador,  que  apañusca,  "con  la  cu- 
riosidad, dice  Cuervo,  de  que  en  la 
definición  de  vedija,  el  apañuscado 
que  venía  desde  la  primera  edición 
se   ha   convertido   en   apeñuscado." 


APEE 


120 


APLA 


¡Al  finf  curiosidades     académicas!  \ 
TORO  GISB.  (Dice.  Lar.)  establece! 
también      una      confusión,     dando  | 
apañuscar  como  sinónimo  de  "apa-  i 
ñuscar,  apretar,   sobar",   y  apañus- ; 
car  en  la  acepción  de  apiñar,  apre- 
tar, en  Colombia  y  Venez.,  cuando 
esto  no  es  así,  según  Cuervo,  y  se- , 
gún  Rivodó  que  dice:    "...general- 
mente se  usa     (apeñuscar)     en  el  | 
sentido  equivalente  a     apiñar,  api- , 
nado."  (Voces  Nuevas.)  i 

Por  último,  el  mismo  Cuervo  ha 
probado,  con  autoridades  respeta- 
bles alegadas,  la  legitimidad  y  bue- 
na cuna  del  zarandeado  apeñuscar- 
se; tal  cual  nosotros  lo  heredamos 
y  empleamos. 

Méx.  ICAZB..  p.  26. — Cuba.  PICH., 
p.  30  y  MACÍAS,  p.*82. — Ecuad.  CE- 
VALLOS,   p.    34. 

En  Col.  dícese  también  apiñus- 
carse  (CUERVO)  y  entre  nosotros, 
apuñuscarse.  (V.)  GAGINI  censura 
apuñarse,  por  apiñarse  (apeñuscar- 
se  de  nosotros.) 

APERGOLLAR,  a.  Apercollar.  En 
sentido  figurado,  sujetar  a  una  per- 
sona u  obligarla  por  circunstancias 
o  condiciones  especiales  que  la  so- 
metan a  uno.  Aprehender,  someter 
a  prisión,  encarcelar  o  asegurar  en 
la  cárcel;  pero  sorprendiendo  a  la 
víctima.  Es  mexicanismo. 

"Esta  misma  noche  podrían  apergo- 
llarnos, a  quererlo.  No  .tenemos  más 
<(ue  la  policía  municipal  de  nuestra 
parte...  pero  esos  son  más  juilones 
que  las  gallinas."  (Los  Caciques. 
AZUELA.   XIÍI,   p.   52.) 

APEROS,  m.  pl.  El  conjunto  de 
piezas  o  partes  de  cuero  quo  inte- 
gran la  silla,  constituye  sus  aperos, 
entre  los  vaqueros.  Aperar  una  si- 
lla es,  pues,  integrarla  poniendo  al 
fuste  la  coraza,  las  aciones  y  de- 
más partes  que  la  forman.  Dícese 
también  y  más  comunmente  vestir 
la  silla  (V.)  También  el  conjunto 
de  arreos  o  guarniciones  de  las  ca- 


ballerías, se  llaman  así,  como  en 
Costa  Rica.   (GAGINI.) 

APERSOGAR,  a.  Amarrar  con  la 
persoga,  quedando  el  animal  con 
lía  larga,  no  cerca  del  palo. 

APESGAR,  a.  Agarrar,  atrapar 
una  cosa. 

APESTAR,  a.  Aburrir,  fastidiar 
una  cosa  por  fuerza  de  la  repeti- 
ción o  la  abundancia.  Ya  esa  can- 
ción APESTA,  es  decir  es  muy  vie- 
ja y  por  lo  mismo  aburre,  no  agra- 
da ya. 

Méx.  Lo  hallamos  en  FA°CUNDO  en 
el  siguiente  pasaje:  "todo  puede  suce- 
der, señorita,  menos  que  usted  apes- 
te... Nosotros  los  actores  tenemos 
cf^a  frase,  para  indicar  que  una  come- 
dia no  gust,a  y  decimos  así:  "esta  co- 
media apestó."  (Isolína,  t.  I,  cap. 
VII.)  Como  se  ve,  el  significado  es 
un  poco  distinto  del  nuestro;  más  ab- 
.soluto. 

2.  Del  que  tiene  mucho  dinero  se 
dice  que  le  APESTA,  le  APESTA 
el  aliento,  o  que  está  APESTADO 
en  dinero. 

Méx.  "Le  apesta  la  boca,  dicen  de 
un  animal  que  tiene  alto  precio.: 
"Ese  escurito,  señor  mío,  no  se  ven- 
de, le  apesta  la  boca."  (Astucia,  t.  I, 
cap.   XI.)    Trátase  de  im  caballo. 

APILONAR.  a.  Sinónimo  de  añi- 
lar: formar  pilas  o  pilones;  API- 
LONAR la  tierra,  el  azúcar,  etc. 

Col.   Cl'ERVO.   p.    00.5. 

APILLOTADO.  DA.  adj.  (Tab.) 
Apretado,  apiñado.  "Los  plátanos 
vienen  apillotados;  "mangos  apillo- 
tados."  (RAM.  Y  D.)  No  es  esto  lo 
que  significa,  sino  amontonado,  ha- 
cinado. 

APILLOTAR.  a.  Amontonar,  ha- 
cinar, apiñarse,  agruparse  apreta- 
damente. De  uso  vulgar  muy  fre- 
cuente. V.  PILLÓTE. 

¡APLACA!  Intevj.  fam.,  muy  usa- 
da para  expresar  burla,  mofa  o  iro- 
nía. 

APLANADOR,  RA.  adj.  y  s.  fam. 
Azotacalles,  gandul,  holgazán. 

"No  es  puntual  en  su  trabajo,  y  lo 
botan  a  la  calle,  y  se  pasa  la  vida  de 


APLA 


—  121  — 


APOR 


sereno   y     aplanador     todo     el      día."  i 
(RODR.   B.,   Pajarito,  XII,   p.   205.) 

APLASTARSE,  pr.  Sentarse.  Co- ¡ 
mo  tabasqueñismo  lo  consigna  RA- 
MOS y  DUARTE;  pero  debe  tener- 
se presente  que  es  de  uso  vulgar. 
APLOMARSE,  pr.  "Desplomarse, 
caerse",  vale  para  la  Academia. 
Muy  distinto  significado  tiene  para 
nuestros  coetáneos:  quedarse  inmó- 
vil, obrar  tardíamente,  sin  ninguna 
actividad.  No  te  APLOMES,  dicen 
al  que  no  procede  a  hacer  una  co- 
sa, o  no  obra  inmediatamente.  En 
sentido  figurado  también  significa 
atolondrarse,  alelarse,  estar  irreso- 
luto. Más  propiamente  se  dice  del 
lagarto  y  otix)S  animales  acuáticos, 
cuando  se  echan  a  fondo,  permane- 
ciendo inmóviles.  V.  APLOMO. 

Chile.  Oigamos  a  RCDR. :  "Como 
reflex.  este  verbo  es  vin  español  si- 
nónimo de  desplomarse. —  En  Chile  se 
usa  mucho  familiarmente  por  aver- 
íronzarse,   correrse." 

APLOMO,  m.  Aunque  aplomarse 
es  obrar  con  negligencia,  o  perma- 
necer en  inacción,  APLOMO  no  es 
el  efecto  o  la  acción  de  aplomar- 
se, sino  que  expresa  proceder  con 
detenimiento,  reflexivamente,  con 
serenidad  y  buen  juicio  al  decir  o 
hacer  una  cosa.  Hablar  con  APLO- 
MO: reposadamente,  sin  nerviosi- 
dad ni  violencia  o  fogosidad. 

Méx.  ICAZB.,  lo  apunta  como 
neologismo,  lo  que  creemos  muy 
acertado. 

A  nuestro  entender,  pocas  veces 
como  en  esta  se  representa  más 
íTáficamente  la  analogía  en  el  len- 
guaje vulgar,  por  la  semejanza  en- 
tre la  pesantez  del  plomo,  su  inep- 
titud para  moverse  violentamente, 
y  la  serenidad  o  aplomo,  con  más 
la  fuerza  con  que  cae  el  plomo,  por 
causa  de  su  peso,  y  la  fuerza  ma- 
jor  que  tiene  el  efecto  de  las  ideas 
expresadas  con  serenidad. 

APOCHINCHADA,  f.  Acción  y 
efecto  de  apochincharse.  Gozo  que 


se  siente  por  el  buen  éxito  obteni- 
do, o  por  alcanzar  una  cosa  en  can- 
tidad abundante. 

APOCHINCHARSE,  pr.  Aprove- 
charse, hacerse  de  una  cosa  que  se 
desea,  en  gran  cantidad,  suficiente 
para  satisfacerse,  o  más  que  para 
esto.  Sinónimo  de  armarse,  (V.)  El 
que  va  a  pescar  y  coge  pescados  en 
gran  número,  hace  una  riquísima 
pesca,  dicen  que  se  apochinchó. 

Cuba.  MACIAS  da  apochinchan  (se), 
con  sig'niflcado  semejante,  pero  no 
igual  al  nuestro.  "APOCHIXCHAR 
(se).  Repletar  de  comida,  o  alimen- 
tarse.— Sign.  met.  Llenar  con  exceso 
cualquiera  cosa. — Expr.  Apochinchar- 
se, en  sentido  flg. :  I),  llenarse  de  in- 
comodidad, ensimismándose  al  propio 
tiempo;  y  II),  "aprovechándose  de  lo 
ajeno,  sobre  todo  dinero,  valiéndose 
de  la  ocasión   e  impunidad."   Rosoli." 

Repletar  o  llenarse,  es  también 
para  nosotros;  pero  no  precisamen- 
te de  comida,  sino,  en  sentido  más 
general,  de  cualquier  cosa,  y  tam- 
poco con  relación  al  estómago.  Nin- 
.■?una  de  las  acepciones  extranje- 
ras tiene  por  acá.  La  que  más  se 
parece  a  la  nuestra  es  la  cubana, 
dada  por  PICH. :  "Llenar  con  ex- 
ceso, repletar  de  comida,  puches  u 
otra  cosa,  y  también  en  sentido 
i  metafórico." 

'  APORCAR,  a.  "El  Dice,  entiende 
por  APORCAR,  "cubrir  con  tierra 
ciertas  hortalizas...  para  que  se  blan- 
quezcan y  pongan  tiernas."  Para 
nosotros  es  semejante  a  Acollar,  y 
significa  arrimar  tierra  al  pie  de 
las  plantas  en  una  sementera,  pa- 
ra que  en  vez  de  estar  en  el  surco 
queden  en  el  camellón."  (ICAZB.) 

"El  objeto  es  ir  echando  tierra  al 
pie  de  la  siembra..',   y  en  día  y  medio 

'  aporcamos  toda  la  milpa."  (GIL  Y 
S.\ENZ.  El  Caporal,  p..  69.) — "Se  oasa 
primero   por    un    lado  "(la   aporeadora) 

¡  y  se  va  echando  la  tierra  y  después 
al  otro  lado,  y  así  ya  queda  aporcado 
f1   camotal."    (ID.,    ib.,  p.   SU.) 

Chile.       "Acollar      las      plantas." 

'  (ECHEV.> 


APOR 


—  122 


APORR 


Todo  esto  sienifica  igualmente 
para  nosotros  en  Tabasco:  formar 
un  pilón  de  tierra  al  pie  de  las 
plarititas  recién  nacidas,  para  dar 
resistencia  y  mejor  sostén  al  tallo. 

MACÍAS  trata  el  vocablo  al  igual 
que  PICH.,  y  agrega  en  la  parte 
CRIT. :  "Atiéndase  debidamente  a 
la  etimología,  y  se  verá  que  la  sig- 
nificación primitiva  o  fundamental 
del  Vocablo,  es  la  que  se  usa  er 
Cuba."  ETIM.  Según  la  Academia, 
aporcar  se  compone  de  a  y  del  la- 
tín porca,  surco."  Y  dice  Monlau: 
"Del  latín  porca,  tierra  labrada, 
caballón,  o  lomo  que  queda  entre 
surco  y  surco,  deriv.  de  porcus,  el 
cerdo.  Etimología  que  a  primera 
vista  parece  ridicula,  pero  que  se 
aclara  e  ilustra  sabiendo  que  los 
gr.  llamaron  hunis.  humnic  (húnis, 
eos),  a  la  reja  del  arado,  de  hus 
(hus,  huós),  cerdo,  por  haberse 
comparado  la  forma  de  aquella  con 
la  jeta,  (la  trompa,  dicen  nuestros 
conterráneos)  u  hocico  de  éste;  y 
del  propio  modo  los  lat.  denomina- 
ron porca,  de  porcus.  al  campo  la- 
brado, por  alusión  al  instinto  con 
que  el  cerdo  remuevo  la  tierra  en 
busca  de  tubérculos  y  raíces  carno- 
sas, que  le  sirvan  de  pasto." 

Lo  alegado  tan  eruditamente  por 
el  prestantísimo  señor  Macías,  nos 
releva  del  trabajo  de  probar  una 
vez  más  lo  que  tantas  veces  he- 
mos dicho:  el  pueblo,  en  su  lengua- 
je sencillo,  es  más  sabio  a  veces 
que  la  docta  Academia  que.  en  oca- 
siones como  ésta,  lo  que  hace  es 
corromper  los  giros  y  expresiones, 
no  obstante  su  manía  de  descui- 
dar la  evolución  del  lenguaje,  ape- 
gándose a  pie  jutillas  a  las  eti- 
mologías, literalmente,  o  ad  pedem 
littere. 

Hond.  "Abrir  surcos  con  el  arado 
(•!itrp  las  filfls  de  plantas  de  maíz,  y 
nrrimar  n  fastas  la  tierra  removida." 
(MEMBR.) 


Col.  Ol'ERVO  dijo  la  última  pala- 
l>ra:  "Aporcar  se  halla  usado  por  G. 
A.  de  Herrera  con  relación  a  las  vi- 
des (Agrie,  gen.,  lib.  11,  cap.  VII)  y 
I,or  Banqueri  con  relación  a  un  melo- 
nar (trad.,  de  Ibu-el-Amvam,  tom. 
lí,  par?.  224)  en  el  sentido  de  arrimar 
tierra  a  la  planta  para  que  queden 
lüen  cubiertas  las  raíces:  así  se  en- 
tiende en  Álava,  en  Cuba  y  en  Bo- 
gotá. La  acepción  de  la  Academia  es 
aplicación   específica." 

C.  Am.  Según  SAL,.  GAR.,  por  allá 
dicen  "calzai'  las  milpas",  por  apor- 
car. 

APORQUE,  m.  Acción  y  efecto 
de  aporcar.  Dícese  también  aporca- 
miento.  El  Dice,  da  aporcadura  so- 
lamente. 

APORREA,  f.  Acción  y  efecto  de 
aporrear  (V.)  Dícese  también  apo- 
rreo. La  primera  es  forma  usual. 

"El  toreno  es  sembrado  con  un  pa- 
lo aguzado,  o  con  regatón  de  hierro, 
y  acaso  no  vuelve  a  recibir  otro  cul- 
tivo, hasta  la  época  de  las  cosechas, 
que  una  o  dos  desyerbas,  denomina- 
das aporreas  o  jileas."  (ROVIROSA, 
El  Part.  de  Mac,  MS.,  cap.  V,  pág. 
87.) — "Al  tiempo  necesario  se  le  da 
sn  limpia  o  aporreo."  (GIL  Y  SÁENZ. 
El   Caporal,   p.  SC.) 

En  Veracruz,  y  tal  vez  en  otros 
Estados,  se  dice  tamegua,  según  se 
entiendo  de  este  pasaje:  "Con  tar- 
pola  de  largo  mango  y  cortante  fi- 
lo, tamegua  (escarda)  al  rededor 
de  la  planta."  (RODR.  BELTRÁN, 
Perfiles,  XX.   p.   150.) 

APORREADO,  m.  Aunque  de  ín 
dolé  meramente  participal,  este  vo- 
cablo en  lugar  <te  aporrea,  en  el 
lenguaje  campestre.  El  aporreado 
ro  Cuba  es  un  suculento  salcocha- 
do, del  que  nos  hablan  PICH.  (pág. 
13)  y  MACÍAS  (pág.  83)  elogiando 
éste  a  Arboleya  por  la  explicación 
magistral  que  hace  del  guisado  y 
que  a  nuestro  intento  copiamos: 
"El  aporreado  se  hace  de  vaca  sal- 
cochada con  agua,  vinagre,  sal  y 
orégano,  cuya  operación  se  llama 
perdigar:  machacada  después  y 
después  y  deshilachada,  se     sofríe 


APORP. 


—  123  — 


APRE 


en   un  mojo   de   manteca,   tomates.  | 
ajos,  cebollas  y  pimientos."  Parece 
que  el  tal  aporreado  corresponde  a  ' 
nuestra  ropa   vieja. 

APORREAR,  a.  Nuestros  agricul- 
tores usan  este  verbo  en  la  acep- 
ción específica  de  limpiar  la  mil- 
pa u  otros  sembrados,  como  el  fri- 
jol, cuando  están  pequeños,  de  la 
yerba  que  nace  junto  con  ellos  y 
que  estorba  el  crecimiento.  La 
aporrea,  por  lo  común,  solo  tiene 
lugar  en  los  tornamilpas,  que  se 
siembran  en  las  cañadas;  o  en  las 
milpas  de  año,  cuando  éstas  se  ha- 
cen en  terreno  de  acahual:  cuando 
la  milpa  se  hace  en  montaña  o  aca- 
hual viejo  no  necesita  de  aporrea, 
porque  el  monto  tarda  en  nacer  y 
lo  aventaja  la  milpa,  de  manera 
que  cuando  aquél  aparece  ya  ésta 
tiene  cuerpo  y  no  le  perjudica  la 
sombra  del  yerbazal  que,  al  preva- 
lecer,  la    arruinaría    por   completo. 

La  aporrea  es  una  labor  que  re- 
quiere esmero  y  CHidado.  porque 
hay  que  machetear  entre  las  hileras 
del  maíz,  chico  y  débil.  Precisa- 
mente de  allí  viene  el  nombre  que 
a  la  operación  se  da,  pues  k)  que 
en  realidad  se  hace  nada  más  es 
aporrear  el  monte,  dejarlo  maltre-  j 
cho  para  interrumpirle  el  desarro- ' 
lio.  mientras  el  maíz  se  levanta. 

Las  milpas  hechas  en  terrenos  de 
acahual,     camalotal  o     monte  nue- 
vo, requieren  siempre  la     aporrea, 
porque    1?.    mala    yerba   nace    y    se  ^ 
cría   al    par   que   la   sementera. 

Como  9e  ve.  el  APORREAR  cam- 
pesino de  Tabasco,  no  tiene  nada 
de  "golpear  con  porra",  como  el  de 
la  Academia,  puesto  que  se  hace 
con  el  machete,  que  corta,  y  el  ga- 
rabato aue  aoarta  el  monte  corta- 
do. V.  APORREA. 

"P"  ps  para  cban'nr  »^  >>arr'^r  1r>  r.in-  ' 
pa,  dicen  aporrear."  (GTL  Y  SAEXZ.  I 
El  Caporal,  p.  47.) — "Así  nara  ^arrerj 
la   milpa  es     aporrear"     (ID.,     ib.)   — 


"LueRO  que  ya  está  para  aporrear,  y 
es  cuando  hay  que  barrerla. "  (ID., 
ibid..    p.    .07.) — V.    BARRER. 

APORRIÑAR.  a.  Golpear  con  el 
porrino,  usándolo  como  mazo  o  po- 
rra, es  decir,  a  manera  de  marti- 
llo, levantándolo  en  arco  no  en  sen- 
tido vertical,  pues  en  tal  forma  lo 
que  se  hace  con  el  porrino  es  mor- 
ía r,  acción  que  no  debe  confundir- 
se con  la  de  aporriñar. 

Propio  de  Tabasco  este  verbo,  no 
lo  encontramos  en  Diccionario  ai- 
auno,  americano  ni  europeo. 

APOSTAR,  a.  "Aventurar  dinero 
en  el  juego."    (MEMBREXO.) 

APÓSTOL,  m.  El  que  en  la  cele- 
bración de  la  Santa  Semana  hace 
las  veces  de  tal,  en  la  ceremonia 
del  lavatorio,  en  Jueves  Santo. 

APOYO,  m.  No  es  el  raudal  de 
leche  que  acude  a  los  pechos  de  la 
hembra  cuando  da  de  mamar,  sino 
la  "leche  que  se  ordeña  al  final, 
después  de  dejar  mamar  al  ternero 
por  segunda  vez,"  como  dice  TORO 
GISBERT  (Ap.  Lexicogr.,  p.  269) 
que  significa  en  Argentina. 

APOZOLADO,  DA.  adj.  Dícese 
del  maíz  o  de  la  masa  reblandeci- 
da y  babosa  como  la  masa  para 
pozol. 

AP020LARSE.  pr.  Hacersr.  la 
masa  blanda  y  babosa  como  la  del 
pozol.  Dicenio  las  cocineras  cuan- 
do la  masa  se  cuece  demasiado  o 
se   reblandece  por  exceso  de   cal. 

APRECIO,  m.  "Muy  usado  por 
caso-  No  hacer  aprecio,  no  hacer 
caso."  (ICAZB.) 

APREVENIDO,  DA.  adj.  Muy  co- 
mún también  por  prevenido,  y.  por 
ende,  su  antónimo  u  opuesto  desa- 
prevenido, por  no  preparado,  des- 
cuidado. He  aquí  un  caso  de  los 
que  cita  CUERVO  (p.  903)  en  los 
cuales  la  aposición  de  la  a,  o  de 
la  preposición  latina  ad,  "vino  a 
ser  en  el  habla  popular  meramen- 


APRO 


124 


APRO 


te  inten^va,  de  donde  muchos  com- 
puestos  se  hicieron  sinónimos  de 
los  simples...  muchos  la  han  per- 
dido en  el  lenguaje  culto  (arrem- 
pujar, etc.);  pero  el  vulgo  la  con- 
serva en  estos  y  la  añade  en  otros 
que  no  la  llevan  en  el  Dice.  He 
aquí  unos  cuantos:...  aprevenido,; 
desaprevenido." 

APRONTARSE,  pr.  Presentarse 
espontáneamente  a  hacer  una  co- 
sa, en  primer  lugar,  antes  que  na- 
die. Formado  de  pronto:  acudir 
pronto,  ligero,  pero  en  el  sentido 
de  ofrecerse  voluntariamente. 

A  PROPÓSITO,  DE  PROPÓSITO, 
"son  expresiones,   dice  muy    atina-  ¡ 
damente  RAMOS  Y  D.,  que     algu- 
nas personas  confunden  en  la  con- 1 
versación  y  en  la  escritura,  por  no  \ 
advertir  que  a  propósito     significa 
"oportunamente",    y    de      propósito 
equivale   a     "de  hecho      pensado", 
"adrede." 

"El  refrán  que  no  viene  a  propósi- 
to, antes  es  disparate  que  sentencia" 
(Quij.,  pte.  II,  cap.  LXVII). —  "...y 
allí  muy  de  propósito  se  ponía  el  re- 
neg-ado  con  los  morrillos  que  hoga- 
ban..."    (Quij.,   pte.    I.    cap.   XLT.) 

APROXIMACIÓN,  f.  En  el  juego 
de  la  lotería  se  denominan  así  los 
números  próximos,  anteriores  o 
posteriores,  al  del  primer  premio. 
Las  APROXIMACIONES  tienen 
también  premios,  tantd  más  próxi- 
mos en  cantidad  al  primero,  o  pre- 
mio mayor,  cuanto  más  se  aproxi- 
ma a  éste  el  número.  Supongamos. 
por  ej.,  que  hay  un  primer  premio 
y  cuatro  aproximaciones,  dos  de  a 
cien  y  dos  de  a  diez  pesos;  y  su- 
pongamos que  el  número  que  ob- 
tiene el  premio  mayor  es  el  30:  en- 
tonces, las  dos  aproximaciones  ma- 
yores, de  a  cien  pesos,  correspon- 
den al  29  y  31,  anterior  y  poste- 
rior más  próximos,  respectivamen- 
te, y  los  otros  dos  de  a  diez  pesos, 
al  28  y  al  32.  Las  aproximaciones, 


por  lo  general,  deben  ser  pares,  pa- 
ra facilitar  su  distribución;  cuando 
son  impares,  es  necesario  expre- 
sar si  son  aproximaciones,  a  favor 
del  anterior  o  a  favor  del  posterior, 
V.  gr. :  hay  tres  aproximaciones, 
dos  de  a  cien  pesos  y  una  de  diez, 
a  favor  del  anterior;  si  el  número 
premiado  es  el  30,  las  dos  mayores 
corresponden  aJ  29  y  al  31,  y  la 
menor  a  favor  del  anterior  o  sea  el 
número  28,  quedando  por  tanto  sin 
premio  el  32,  por  ser  posterior. 

Méx.  ICAZB.,  p.  27,  aunque  TORO 
GISBERT  obsérvale,  muy  en  su  lugar: 
"citado  como  mexicanismo  por  Icaz- 
balceta,  es  corriente  en  España." 
(Amer.) 

Ya  nos  figurábamos  que  no  fue- 
ra de  otro  modo,  cuando  que  E^^p 
ña  es  la  tierra  clásica  de  las  apues- 
tas y  los  juegos. 

APROXIMATIVO,  VA.  adj.  Creo 
que  después  de  la  Acad..  con  los 
dedos  contaríamos  a  quienes  usan 
este  adjetivo  en  sentido  de  "lo  que 
aproxima".  Para  nosotros  no  es 
más  que  aproximado,  es  decir  "que 
se  aproxima",  pero  ese  simple  se. 
que  la  Acad.  no  admite  en  su  defi- 
nición, hace  que  el  vocablo 
transforme  de  agente  en  paciente, 
deja  de  ser  "el  que  aproxima",  y 
pasa  a  ser  "el  aproximado",  no  es 
quien  ejecuta  la  acción  de  aproxi- 
mar, sino  quien  la  recibe.  Cílculo 
.^  PROXIMATIVO  es  el  que  produ- 
ce Vín  valor  que  se  acerca  al  verda- 
dero, que  COI  < i, ice  a  un  resultado 
que  Ro  es  ex:; ••lo  pero  sí  muy  pró- 
y.iwf  a  serlo 

Méx.    irvZB.,    p.    27. 

Chile.  RODR. :  "Lo  que  es  con  cor- 
ta diferencia  semejantes  a  otra  co- 
sa, se  aproxima  o  es  aproximada  a 
ella;  más  no  es  aproximativa.  como 
dicen  muchos,  porque  aproximativo  es 
lo  que  aproxima,  y  nada  más." 

APROVISIONAR,  a.  Hasta  el  Pe- 
aueño  Larousse  Ilustrado,  arregla- 
do por  Dn.  Miguel  del  Toro  Gis- 
bert,  los  diccionaristas  no     habían 


APRO 


125 


APUÑ 


parado  mientes  en  el  vocablo,  que  [ 
dicho  autor  apunta  ya  como  "Neol.  ! 
Abastecer."  | 

A  nuestro  juicio,  es  más  amplia  i 
la  significación  del  verbo,  o  si  se  ¡ 
quiere,  más  analítica:  casi  literal- 
mente vale  proveer,  surtir  de  las 
provisiones  necesarias,  entendién- 
dose por  tales,  no  solamente  la 
carne,  sino  todo  lo  necesario  para 
la  alimentación:  toda  clase  de  co- 
mestibles o  abarrotes  y  aún  otras 
cosas.  APROVISIONAR  un  barco, 
es  proveerle  de  la  cantidad  sufi- 
ciente de  alimentos  y  todo  aquello 
que  en  él  se  necesite  por  el  tiem- 
po que  dure  el  viaje.  V.  ABASTO. 

Baralt  le  condena:  "La  plaza  es- 
tá aprovisionada  para  un  año." 
Nuestro  vocablo  técnico  es  Avitua- 
llar; y  también  puede  decirse:  la 
plaza  ha  sido  abastecida  de  (o  tie- 
ne) municiones  de  boca  y  de  gue- 
rra para  un  año."  Véase  cuánto  ro- 
deo para  expresar  una  idea  tan 
sencilla  como  la  que  implica  APRO- 
VISIONAR, en  toda  su  extensión. 
Lo  cual  justifica  el  dictado  de  neo- 
logismo con  que  lo  prohija  Toro 
Gisbert.  pues  que  no  todo  lo  que 
venga  del  francés,  por  fuerza  ha  de 
ser  galicismo,  porque  en  tal  caso 
el  romance  castellano  no  tuviera 
más  que  helenismos,  latinismos... 
y  barbarismos  en  una  palabra. 

El  P.  MIR  y  NOGUERA  también 
se  declara  contra  el  vocablo,  que 
dice  propio  de  los  militares:  "Si 
el  verbo  aprovisionar  no  hubiera 
de  salir  del  cuartel,  pod'a  ser  pa- 
sadero, como  voz  peculiar  de  la  sol- 
dadesca, a  cuyas  libertades  suelen 
permitirse  osadías  de  pasatiempo: 
mas  como  del  rancho  ha  de  pasar  a 
las  tiendas,  de  las  tiendas  a  los 
rr>ercados,  de  los  mercados  a  las 
oficinas  con  entera  libertad,  por 
eso  no  dice  bien  con  la  pureza  del 
lenguaje   el    recibo    de   este    verbo 


exótico  que  tiene  buen  número  de 
suplefaltas  mejor  acondicionados." 
(Pront.  de  Hisp.  v  Barb.,  t  I  p 
171.) 

APULISMARSE.  Aporismarse. 
En  Cuba  usan  el  parónimo  apolis- 
marse, •magullar,  lastimar  el  cuer- 
po sin  sacar  sangre."  (PICH.) 

APUNTAR.  Como  en  la  escena 
teatral,  en  las  cantadas  o  bombas, 
peculiares  del  baile  de  zapateo. 
APUNTAR  es  decir  al  cantador  o 
echador  de  bomba  el  verso  que  de- 
be cantar  o  echar;  sólo  que  aquí 
el  apuntador  es  al  par  el  creador 
del  verso,  es  el  autor,  aunque  a 
veces,  y  esto  es  lo  más  común,  el 
bardo  es  al  mismo  tiempo  el  can- 
tador, y  si  no  es  él  quien  baila, 
hasta  el  músico  también. 

En  sentido  familiar  este  verbo 
se  dice  más  comúnmente  soplar. 
(V.) 

'•Y  de  pasada  el  viejo  les  apunta 
en  verso  que  ellos  van  a  aprovechar 
en  este  momento.  En  la  grermanfa  del 
oficio,  apuntar  versos  ciuiere  decir 
darlos  o  dictarlos,  y  casi  siempre  los 
apuntadores  son  poetas  diestros  en  la 
improvisíi.-ión."  ÍF.  QUEVEDO.  Ta- 
basco  Gráfico,  p.  153,  Enero  6-917.  Vi- 
llahermosa.    Tab.) 

APUÑUSCARSE,  pr.  Es  una  voz 
corrompida,  por  apeñuscarse.  En 
;  Costa  Rica,  transforman  el  verbo 
en  apiíñarse  (GAGINI).  bien  que 
;  acá  en  la  tierra  se  dice  un  puño  de 
gente,  y  castizamente  decimos  ur. 
puño  de  soldados;  por  lo  mismo, 
apuñarse  tiene  una  base  de  susten- 
tación en  esa  frase  si  sólo  quiere 
expresarse  con  él  "reunirse  un  pe- 
aueño  niimero  de  cosas  o  de  gente, 
para  formar  un  grupo,  un  puño." 

I       Hond.    Xo   es   solamente   nuestro   es- 
te verbo,  como  lo  priieba  MEMBR.  fp. 
'  17.)    quien    le   defiende    del    dictado   de 
provMncialismo    en    los    siguientes    tér- 
j  minos:    ■■I..O   empleamos   en    el    sentido 
'  de  apiñarse.  Aunque  no  hayamos  vis- 
¡  to  usado  este  verbo  y  aunque. aleiyos 
crean    que    es    un    provincialismo,    tal 
'  vez    sea    uno   de   los    tantcs      vocablos 


APUR 


—  126 


ARAN 


cjue  trajei'on  los  conquistadores.  Apu- 
ñuscar es  formado  de  puño  y  la  ter- 
minación diminutiva  e  inceptiva 
uscar...  Puño  significa  puñado,  cuan- 
do se  quiere  expresar  la  cortedad  de 
una  cosa  de  que  debe  o  suele  haber 
cantidad,  como  cuando  se  dice  un  pu- 
ño de  hombres.  Del  mismo  modo, 
siempre  que  para  evitar  im  peligro 
común  o  por  otra  causa  semejante 
los  hombres  se  aproximan  los  unos  a 
los  otros,  decimos  que  se  hacen  im 
puño  o  que  se  apuñuscan.  Apuñuscar- 
.se,  que  nosotros  pronunciamos  casi 
apuñuscarse,  tiene  la  ttcepcion  que  a 
apeñuscarse  da  el  Dr.  Menardes  y  el 
Inca  Garcilaso."  (Hondureñismos,  p. 
17.) 

APURAR,  a.  Apremiar,  excitar, 
dar  prisa. 

Chile  y  Ecuador.  "Apurar,  poi'  apre- 
miar, dar  prisa,  se  usa  en  Chile,  se- 
gún Echeverría,  lo  mismo  que  en  el 
Ecuador  (Tobar).  Es  comunísimo  en 
España,"    (TOIIO    GISB.,    Amer.) 

AQUERENCIADO,  DA.  adj.  "Hoy 
se  aplica  al  animal  que  adquirió 
querencia  y,  en  estilo  festivo,  a  las 
personas."  (ICAZB.)  En  el  folk-lorc 
tabasqueño  hay  un  cantar  que  re- 
za: 

"Dicen  que  me  han  de  quitar 
"Las  veredas  por  donde  ando... 
"Las  veredas  quitarán, 
"rero  la  querencia  ¡duándo! 

Ecuad.   CEVALT.OS,   c.    p.    ICAZIi. 

ARANDELA,  f.  Cenefa,  faralá, 
listón  o  chorrera,  í;eneralraente 
plegada  y  del  mismo  lienzo  del  ves 
lido,  que  ponen  en  redondo  a  éste 
las  mujeres  como  adorno,  úsanla  co- 
múnmente en  las  faldas  o  enaguas, 
más  que  en  el  saco  o  blusa.  A  mo 
do  de  arandela  que  describe  el  Dic 
fionario:  "pieza  para  que  no  gotee 
la  cera";  nuestra  ARANDELA  es 
una  tira,  más  o  menos  ancha,  que 
va  cosida  y  plegada  por  una  orilla 
pendiendo  a  manera  de  fleco  y  a  la 
altura  del  borde  mismo  del  vestido 
al  cual  además  de  servir  de  ador- 
no le  da  vuelo. 

Ecuad.  "Cenefa,  gayadura,  guarni- 
ción" (CBVALLOS).  según  Tca/.b., 
quien   asegura  qne  en   México  es  dos-, 


conocida  la  acepción  de  "chorrera  en 
la  camisola",  que  daba  la  edición  an- 
terior del  Diccionario. 

Hay  una  diferencia  entre  la 
ARANDELA  y  la  cenefa,  para  nos- 
otros. Aquélla  es  un  verdadero  pos- 
tizo, como  agregado  o  S'obrepuesto 
al  objeto  que  la  lleva  o,  en  lo  ge- 
neral, una  orilla  cualquiera  que  so- 
bresale a  un  lado  del  cuerpo  prin- 
cipal de  un  objeto.  La  cenefa  no  es 
sino  una  faja  o  lista,  del  mismo 
cuerpo  de  la  cosa,  pero  que  difie- 
re en  color.  La  pintura  de  las  co- 
sas, por  ejemplo,  tiene  cenefa:  lis- 
ta de  otro  color  en  la  pared,  por 
lo  común  más  subido  que  el  de 
ésta,  y  que  se  pone  desde  el  suelo 
hasta  la  altura  de  un  metro,  más  o 
menos.  Los  vestidos  femeniles  tie- 
nen ARANDELAS,  nimca  cenefa; 
las  paredes  tienen  cenefas,  nunca 
ARANDELAS. 

Méx.  "Mueble  compuesto  de  dos  ta- 
blitas  unidas  a  escuadra  por  el  extre- 
mo de  la  más  corta  al  último  tercio 
o  cuerpo  de  la  más  larga,  la  cual  se 
cuelga  de  la  pared,  y  sirve  el  todo  pa- 
ra poner  en  alto  contra  ésta  o  contra 
los  pilares  la  vela.  II,  Las  mismas  ta- 
Mitas,  unidas  del  mismo  modo,  pero 
teniendo  la  más  larga  como  a  la  mi- 
tad de  sus  dos  tercios  libres,  una  es- 
taca cilindrica  paralela  a  la  otra  ta- 
bla, y  .sobre  la  cual  se  posan  los  peri- 
co.'?, sirviendo  la  tablita  para  d»>i)0.«i- 
tai-  en  ella  la  comida  y  agua  del  ani- 
mal."   (OCAMPO.   Ob.  clt.,  p    122.) 

RAMOS  Y   DI'ARTE:    "Candilón." 

Aunque  Icazb.  sólo  dice  que  es 
desconocida  "semejante  acepción" 
(la  del  Dice),  sin  decir  cual  tie- 
ne en  México,  RAMOS  Y  DFARTE 
y  OCAMPO  nos  la  explican,  aun- 
que discordantes:  para  uno  es  el 
candil,  lo  mismo  nue  en  Chile  para 
ECHEV. ;  en  el  otro,  es  el  objeto 
en  que  se  ponen  el  candil  o  la  ve- 
la. Esto  último  es  lo  cierto.  Véase: 

"Mueble  importantísimo  tan  impor- 
tante como  el  aguador...:  y  la  aran- 
dela que  era  para  el  .nlumlirado  noc- 
turno." (FIDEL.  Memorias,  28-40  cap. 
IV,    p.    284.) — "Agustinos   copetudos    y 


ARCA 


12( 


ardí 


listos...  todos  bajos  sus  estandartes, 
con  sus  velas  de  arandela  encendi- 
das."   (ID..    Ib.,   cap.   V,   p.    317.) 

Chile.  En  la  misma  primera  acep- 
ción, de  OCAMPO.  la  da  Toro  GisI). 
(Amer.),  quien  cita  a  ECHEV.:  "Can- 
dileja." 

A  este  objeto,  llamamos  en  Ta- 
basco  pantalla,  y  al  que  describe 
Ocampo.  en  la  segunda  acepción, 
periquera.   (Vv) 

Hond.  "Candelero,  regularmente  de 
hojalata,  unido  a  una  lámina  de  es- 
ta misma  materia,  perpendicular  a  la 
Base.  La  lámina  sirve  para  impedir 
que  la  luz  de  la  bujía  ahume  la  pa- 
red en  que  se  fija  la  arandela." 
(MEMBREÑO.    Hondureñismos,  p.   17.) 

ARCABUCEAR,  a.  Vulgarmente 
usado  por  matar.  El  pueblo,  eíi  es- 
te verbo  como  en  muchas  otras  pa- 
labras, síuarda  la  tradición,  porque 
antiguamente  el  arma  ccrmiin  era 
el  arcabuz.  OCAMPO  da  el  adjetivo 
alcabuceado,  "que  se  conserva  del 
antiguo  arcabucear,  matar  con  ar- 
cabuz: ahora  fusilar."  Gente  hay 
también  que  diga  aicabucear,  pero 
éste  es  un  solemne  barbarismo 
aunque  Barberena  (Santiago),  se- 
siún  Toro  Gisb..  (Amer.  p.  185),  ase- 
gura en  stis  Quicheísmos  que  el 
verbo  es  "alcinciar,  de  al,  cosa  pe- 
sada y  can,  atavio,  es  decir,  arca- 
buz o  arreo  de  giierra:  de  al  y  can 
palé  con  suma  facilidad  alcanciar." 
;Puro  .-juiché! 

ARCIÓN  o  ARZÓN,  Lo  que  nues- 
tios  jinetes  o  gente  de  a  caballo 
llama  indistintamente  con  estos  dos 
n-ombres  no  es  ni  el  arción,  que  en  j 
muchas  partes  usan  en  lugar  de  ¡ 
ación  (para  nosotros  balón  o  va- 
lón).  ni  es  el  arzón  que  define  la 
Academia,  "fuste  de  la  silla  de 
montar".  El  ARCIÓN  o  ARZÓ.N 
nuestro  es  la  parte  delantera  del 
arm.azón  de  madera  o  fuste  de  la 
silla  y  que  comprende  la  manzn- 
na;  la  manzana  misma  y  el  cuello 
de  ésta.  j 


Arción,  por  ación,  es  común  de 
casi  toda  la  América;  lo  dan 
ICAZB.  y  RAMOS  y  D.,  en  Méx.; 
CUERVO,  en  Coi.;  ARONA  en  Pe- 
rú; CEVALLOS  en  Ec;  RIV.  en 
Venez.;  G  A  G.  en  C.  Rica  y 
MEMBR.  en  Hond.  RODR.,  apunta 
arcioneras,  por  aciones. 

O  hemos  incurrido  en  un  doble 
abuso,  adulterando  la  palabra  ación 
y  aplicándola  a  cosa  distinta  de  lo 
que  expresa,  o  nuestra  palabra  es 
provincial,  nacida  más  bien  de  ar- 
zón que  de  ación  y,  en  tal  caso, 
es  admisible,  expresando  una  par- 
te del  arzón  español. 

ARCO.  m.  Adorno  en  forma  de 
arco,  hecho  de  ramas  o  de  flores  y 
que  se  pone  en  las  calles  o  en  las 
casas  con  motivo  de  alguna  ñesta. 
HTn  México  se  llamaron  así  las 
("uerdas  que  en  ocasión  de  ciertas 
t'uncion'^'s  religiosas  se  tendían  en 
las  casas,  de  un  lado  a  otro  de  las 
calles,  con  objetos  diversos  pen- 
dientes de  ellas. 

Méx.  "Lujosos  arcos  que  no  eran 
otra  cosí  que  grandes  cuerdas  tendi- 
das en  alto,  de  una  acera  ?  oí  «a.  y 
rn  las  cuales  eolíraban.  doblpdos  d¡a- 
gonalmontf,  jiriñolones  de  seda  y  a 
T-^c^s  ricos  mantones  '^♦^'nos."  (G. 
CL'B.VS.    Recuerdos,   p.    2&!1.) 

ARDILLA,  f.  Tres  especies  de 
«^ste  roedor  hay  en  Taba  seo:  ardi- 
lla colorada  (Sciurus  rufiventris?), 
ardilla  rocilla  (S.  Cinereus?)  y  ar- 
dilla nesrra  (S.  sp?).  siendo  ésta 
última  la  más  común  v  numerosn. 
Acerca  de  las  costumbres  dp  este 
curioso  roedor  diminuto  e  inauieto. 
nos  ha  dejado  ROVIROSA  la  siguien- 
te descripción:  "Estos  roedores, 
"habitan  en  los  jahuactales.  nom- 
"bre  con  que  se  designan  los  bos- 
"ques  abundantes  en  una  palmera 
"(Bactris  sp.),  denominada  jahuac- 
"te.  cuyos  frutos,  no  obstante  la 
"dureza  de  su  perisperma.  parecen 
"constituir  su   alimento   predilecto. 


AREN 


128 


AREP 


"Sin  embargo,  las  ardillas  abando- 
"nan  a  menudo  su  habitación  para 
"invadir  las  plantaciones  de  maíz  y 
"de   cacao,   cuyas   mazorcas   apete- 
"cen  mucho.   De  tal  magnitud  son 
"los  daños  que  ocasionan,  que  los 
"propietarios  de  fincas  de  cacao  se 
"ven  obligados  a  pagar  una  o  dos  ¡ 
"personas,  a  quienes  dan  el  nombre 
"de  tiradores,  con  el  exclusivo  ob- 
"jeto   de   destruir     estos   animales. 
"Este  empleo  es  uno  de  los  mejo- 
"res    para   ciertos    individuos,    por- 
"que   además  del   sueldo     que   dis- 
"frutan  mensvalmente,  tasado     en  i 
"ocho   pesos,    y   la   asistencia    que 
"se   les   da,     obtienen     veinticinco , 
"centavos  por  cada  cola  de  ardilla ; 
"que  presentan,  como  prueba  de  su  ' 
"cacería.   Parece  que  en   todas  las 
"localidades  en  donde  se  cultiva  el  ; 
"cacao  es  perseguido  ror  las  ardí- 1 
"lias,  pues,  según  las  observaciones 
"del  Dr.  Franzius,  en   Costa     Rica  | 
"produce  iguales     devastaciones  el  j 
"Se.     hypopyrrhus."      (ROVIROSA.  ¡ 
Zool.,  p.  21.)  j 

ARENILLERA.  f.  Vasija  en  que  ^ 
se  pone  la  arenilla,  usada  antigu?- ; 
5iiente  r>ara  secar  la  tinta,  al  escri- 
bir. Los  venezolanos  le  llaman  are-  '• 
nillero  (GAGINI.)  Es  la  salbadera  ; 
del  Dice.  j 

C.  Rica.  "Arenillera  y  arenillero  .son 
palabras  do  Jjnena  estú-pe  cortadas 
por  el  patrón  de  cafetera,  compotera, 
vinajera,  azucarero,  tintero."  (GAGI- 
NI.) 

TORO  GISB.  apunta  arenillero, 
como  Amer. 

CUERVO  habla  siempre  raejo- 
aue  nadie:  "Uno  es  salbadera  y 
otro  arenillera:  lo  primero  es  el  va- 
sito  en  que  se  contiene  la  secun- 
da: por  acá  los  usamos  ambos  p^-o- 
miscuamente  en  el  sentido  de  los 
polvos  que  se  echan  a.  lo  escrito  pa- 
ra oue  se  seque."  El  mismo  autor 
en  una  disquisición  tan  sabia  como 
erudita,   deja  probado   sin   lufíar   a 


duda,  que  la  forma  ortográfica  de 
la  palabra  debe  ser  salvadera,  por 
derivar  de  salvado  y  no  de  sable, 
arena.  "También  se  dice  en  Col. 
Arenillero,"  agrega  para  terminar. 
Esta  es  la  forma  usada  en  Chile. 
(RODR.) 

AREPA  o  AREPITA,  f.  Acá  por 
México  son  verdaderamente  empa- 
lagosas las  gentes  por  el  abuso  del 
diminutivo  para  las  personas,  co- 
mo expresión  de  cariño,  casi  siem- 
pre fingido.  Nuestros  paisanos,  por 
su  parte,  con  su  "locuacidad  cos- 
teña," que  tanto  ha  resonado  en 
esta  época  del  Constituyente  en 
Querétaro.  para  todo  prójimo  tiene 
un  apodo  festivo  y  jocoso,  acaso 
hasta  pesado,  pero  nunca  hipócri- 
ta, pues  los  caracteriza  la  franque- 
za. Pero  en  el  panecillo  éste,  "pan 
de  maíz  cocido  que  hacen  los  in- 
dios en  América",  dice  Z.  Vélez  de 
Aragón  en  su  Diccionario  de  la  Len- 
gua Caíitellana,  sucede  lo  contra- 
vio:  en  Tabasco  se  le  designa  siem- 
pre con  el  diminutivo,  en  tanto  que 
acá  por  México  es  AREPA,  a  se- 
cas. Y  siendo  tan  común,  como  go- 
losina de  los  niños,  en  cuanta  ven- 
tería  hay  en  las  avenidas  v  merca- 
dos de  la  metrópoli,  lo  mismo  en 
el  pirtal  del  Ayuntamiento  o  en  el 
de  Mercaderes,  que  en  la  ambu- 
lante arquilla  a  la  orilla  de  las  ace- 
ras y  en  el  Zócalo,  lamentamos  de- 
veras que  ni  el  Sr.  Icazb.  ri  Ramos 
y  Duarte  se  hayan  acordado  de 
-^Ua,  siquiera  para  salvarlo  del  car- 
go erróneo  de  "pan  oue  hacen  io<i 
indios",  que  le  endereza  el  tal  Vé- 
lez de  \rafrón  ouien.  poi  lo  visto, 
ni  ha  venido  nnncn  a  Amériop  "5 
sabe  que  siendo  el  tal  panecillo 
"hecho  de  harina  flor,  irniv  fina, 
i'on  azúcar  y  mucha  manteca",  no 
lo  ha-^en  los  indios,  ñor  la  razón 
sencillísima  de  que  éstos  no  usan 
ni  practican  sino  el   salrocliado     y 


AREP 


—  129  — 


ARET 


Jos  guioos  sin  manteca,  puesto  que  i 
usan  poco  la  grasa  en  su  alimenta- 1 
ción.  Quienes  la  hacen,  comúnmen- 
te, son  todas  las  buenas  reposte- 
rías y  las  señoi-as  de  las  casas,  pa- 
ra obsequiar  a  los  chamacos,  y  has- 
ta a  los  no  chamacos,  como  el  Sr. 
Vélez  de  Aragón  si  quisiera  cono- 
cerla, para  no  dar  a  la  estampa  co- 
sas en  que  se  deja  ver  que  habla 
por  boca  de  ganso. 

Ocampo  no  se  olvidó,  y  consigna 
la  arepita. 

Cuba.  MACÍAS,  hurgando  en  la 
genealogía  del  vocablo  que  consig- 
na porque  según  su  Diccionario  la 
arepa  es  también  cubana,  nos  da  la 
clave  de  la  trocatinta  de  Vélez  de 
Aragón.  "Etim.  Arepa,  dice  Armas, 
es  vocablo  oriundo  de  Venezuela, 
dado  al  pan  de  maíz,  porque  erepa 
entre  aquellos  indígenas  (?)  signi- 
ficaba ma?z."  Rojas  da  más  porme- 
nores: ''Arepa  es  derivado  del  vo- 
cablo cumanagoto  erepa,  que  signi- 
fica maíz.  Erepader,  grano  de  maíz; 
erepápuppu.  afrecho  de  maíz,  se- 
gún el  misionero  Ruiz  Blanco."  I 
como  el  vocablo  nació  de  una  tri- 
bu indígena  de  Venezuela,  de  aquí 
que  Vélez  de  Aragón  les  achaque 
la  comida  a  los  indios  de  Americio, 
sin  distinción.  La  AREPA  de  Cu- 
ba, según  descripciones  de  Rojas 
Pich,  y  Arboleya,  que  reproduce 
(las  primeras)  o  cita  (la  seaimda) 
Macías.  es  poco  más  o  menos  igual 
a  la  nuestra,  de  la  cual  difiere  en 
pequeñí^;imos  detalles,  conforme  a) 
gusto  regional. 

Según  parece,  la  AREPA  origi- 
nal, o  sea  la  de  Venezuela,  es  una 
especie  de  nuesfro  tamal  regional 
de  Tabasco.  Así  se  desprende  de 
la  descripción  que  de  ella  hace 
Salva:  "Empanadita  hecha  de  ha- 
rina de  maíz  con  carne  de  puer- 
co dentro,  que  venden  las  negras 
en   las   esquinas   de   Cartagena   de 


Indias,    y    es    el    almuerzo    general 
de  sus  habitantes." 

Sto.  Dom.  "La  arepa  de  Sto.  Dom. 
(Life  in  St.  Dom.,  p.  147)  no  se  pa- 
rece a  !a  de  Cuba:  se  mezcla  maíz 
tierno  con  coco  de  agua  y  se  amasa 
con  miel,  y  envuelto  en  hojas  de  plá.- 
tajio  se  pone  al  horno  el  amasijo." 
(BACH.,   c.    p.   MACLAS.) 

Para  PICH.  es:  '"Voz  indígena  de 
la  Am.  Mer.,  Costa  Firme,"  y  se 
parece  por  su  manufatcura:  "Maíz 
f3alcochado,  mojado,  pasado  por  el 
jibe  o  cedazo,  a  cuya  pasta  se 
agrega  huevos  y  mantequilla  y 
luego  se  pone  al  homo,"  a  nuestro 
turulete   (V.)   regional. 

ARETE,  m.  Aunque  la  etimolo- 
gía no  satisfaga  a  Monlau.  al  decir 
de  Macías,  y,  aunque  la  Academia 
se  reserve  su  opinión,  debe  venir 
de  aro,  ni  duda,  con  la  terminación 
diminutiva  ete,  "arillo  de  metal" 
(Acad.)  Pues  sí,  señor;  el  arete 
tiene  forzosamente  un  arillo,  (no 
arito  ni  aretito,  ¿por  qué  hemos  de 
preferir  los  despectivos :  ete 
illo?);  pero  no  es  solamente  ef 
arillo  lo  que  forma  el  arete.  El  ari- 
llo es  nada  más  el  arquillo  o  ar- 
quete (parte  corva),  que  pasa  la 
oreja  y  engancha  en  ella;  del  cual 
pende  otra  parte,  por  lo  que  se  lla- 
ma también  pendiente  a  todo  el 
adorno.  .Se  le  conoce,  además,  por 
el  nombre  de  zarcillo,  tal  vez  me- 
jor para  designar  el  todo.  Cuando 
los  pendientes  tienen  la  forma  de 
un  arco,  se  llaman  argollas.  V. 
ARRACADA  Y  ARGOLLA. 

Cuba.  Pich.,  cuya  explicación  no 
ros  satisf.aco:  "E'i  preciso  di5?tingTjir 
que  el  arete  o  arillo  es  la  pieza  de 
f  ste  adorno  que  entra  en  la  oreja,  y 
el  pendiente  o  zarcillo,  la  otra  parte 
que  pende  de  la  primei'a".  sino  en  una 
parte  "argolla  se  dice  cuando  es  un 
arco  sólo,   circular  o  elíptico." 

TORO  GISBERT  anota:  "Arete. 
Amer.  Pendiente  para  las  orejas," 
v  en  "Pendiente.     Arete  para     las 

9 


ARGA 


130 


ARGA 


orejas,"  sin  aquella  anotación.  To- 
do ambiguo  y  oscuro. 

Méx.  "Zarcillo;  pendiente  en  gene- 
ral; no  sólo  arillo,  como  dice  el  Dic- 
cionario."   (ICAZB.) 

Cuba.  "Zarcillo  o  pendiente,  que 
recibe  la  denominación  de  argolla, 
cuando  afecta  esta  forma."  (MA- 
GIAS.) 

Perú.  "La  inayor  impropiedad  del 
peruanismo  aretes  consiste  en  que  con 
él  designamos  los  pendientes,  zarci- 
llos, arracadas  y  caravanas  en  gene- 
lal,  sin  perjuicio  de  usar  aquellos  vo- 
cablos cuando  se  trata  de  precisar." 
(ARONA,    p.    38.) 

Chije.  "Aún  cuando  la  academia  se 
haya  "decidido  a  dar  en  su  Dicciona- 
rio un  lugarcito  a  arete,  remitiendo 
a!  lector  por  su  significado  a  la  terce- 
ra acepción  de''  arillo,  (1)  no  debe  ol- 
vidarse que  esta  voz  es  nativa  de  Cu- 
ba, donde,  según  el  Sr.  Salva,  equiva- 
le a  zarcillo  o  pendiente,  que  es  tam- 
bién el  sentido  preciso  que  tiene  en 
Chile."    (RODR.) 

Hond.  Le  dicen  arito,  al  arete. 
(MEMBR.) 

ARGAMÁS.  m.  Argamasa.  Por 
antonomasia  se  llama  así,  impro- 
piamente, el  suelo  de  argamasa.  El 
ARGA^IÁS  no  se  hace  con  mezcla 
de  cal,  arena  y  agua,  sino  em- 
pleando en  lugar  de  este  líquido  la 
miel  de  monte  o  miel  de  abeja, 
para  dar  mayor  consistencia  a  la 
mezcla.  Hoy  no  se  usa  y?  el  ar- 
gamás,  por  haberle  sustituido  con 
ventaja  el  cemento  romano.  T.a  ar- 
gamasa común  se  llama  en  Tabas- 
co  mezcla  (V),  reservándose  el 
nombre  de  argamás  para  la  mezcla 
especial  de  que  hemos  hablado  y 
para  el  piso  mismo,  hecho  con 
ella. 

ÁRGANAS,  f.  pl.  Par  de  alforjas 
o  bolsas,  tejidas  de  pita,  henequén 
o  cualquiera  otra  fibra ;  unidas  por 
el  mismo  tejido,  que  se  prolonga 
en  la  parte  superior,  dividido  en 
dos  longitudinalmente  en  la  prolon 
gación  com-o  para  ensartarlas     por 

(1)  Como  este  autor  escribió  en 
■•875,  se  refiere  a  la  lia.  edición  del 
Dice. 


esa  abertura.  Más  o  menos  pare- 
cidas son  las  cantinas  (V),  sólo 
que  éstas  son  de  piel  y  tienen  ta- 
paderas. Las  ÁRGANAS  tienen  un 
hilo  enjaretado  para  recoger  y  ce- 
rrarles la  boca.  Son  distintas  tam- 
bién del  morral,  que  es  una  sola 
alforja,  suspendida  en  dos  por  uu 
hilo.  Las  ÁRGANAS  se  cargan  ata- 
das en  la  parte  trasera  de  ia  silla, 
sobre  la  anquera;  aunque  pueden 
llevarse  trabadas  en  la  manzana, 
pero  esto  es  lo  menos  común.  Las 
cantinas  se  cargan  siempre  adelan- 
te, trabadas  al  cuello  del  arzón,  al 
cual  quedan  aseguradas  al  cerrar 
la  abertura,  como  si  se  abrochara: 
utmca  se  cargan  atrás,  salvo  cuan- 
do están  formadas  de  la  misma 
anquera  de  la  silla;  porque  enton- 
ces son   fijas. 

El  Diccionario  trae  Árgana,  "es- 
pecie de  grúa,"  cosa  muy  distin- 
ta, y  Arguenas  o  arguenas,  "alfor- 
jas," palabras  un  poco  raras  y  co- 
sas también  diferentes  de  la  nues- 
tra. 

"Metió  luego  abraham  en  unas  árga- 
nas los  recados  de  .albeitería."  (SÁN- 
CHEZ   MÁRMOL,    Antón,    p.    20S.) 

Méx.  "Árganas  son.  dice  ICAZB., 
dos  bolsas  grandes  de  cuero  o  tela 
gruesa  que  unidas  se  colocan  en  la 
grupa  del  caballo,  aseguradas  en  la 
silla.  Hoy  se  llaman  más  comúnmen- 
te  cantinas,  y  .Te  hacen  de  ctioro." 

Hond.  "Zurrón  de  cuero  crudo  o  pe- 
llejo, en  que  se  guardan  las  cosas  que 
.«e  transportan  en  acémilas.  A  vma  de 
estas  se  les  pone  por  carga  dos  árga- 
nas, ima  a  cada,  lado  del  aparejo,  uni- 
das en  la  parte  superior  por  una  es- 
taca."   (MEMBR.) 

C.  Rica.  "Armazón  compuesta  de 
vno  o  dos  palos  paralelos,  y  de  dos 
zurrones  grandes  en  los  cuales  se  .aca- 
rrea ordinariamente  la  carne  para  el 
abasto  público. 

"El  Dice,  de  la  Acnd.  llama  a  ese 
arm.atoste  angarillas,  arguenas,  argue- 
nas, pero  no  pone  el  acento  en  la  pri- 
mera  sílaba   como  nosotros. 

"También  en  varios  países  de  la 
Am.  Mor.  dicen  arguenas,  lo  que  nos 
hace   so.spechar   que   .acaso  sea   ésta  y 


ARGO 


—  131  — 


ARIS 


no   la   académica    la     acentuación   co- 
rrecta."   (GAGINI,    p.    6Ü.) 

Chile.  "El  Diccionario  pone  a  este  , 
sustantivo  la  nota  de  anticuado  y  lo 
da  como  sinónin.o  de  alforjas.  Si  a.'^í  ' 
es  en  España,  arguenas,  en  el  sentido 
de  armazones  de  varillas  forradas  en 
cuero,  que  sirven  para  acarrear  a  lo- 
mo de  caballo  las  verduras  que  se 
venden  a  domicilio,  y  a  lomo  de  bu- 
rro la  arena,  piedras  de  empedrar, 
etc.,  debe  ser  considerado  como  un 
chilenismo.  Al  que  vende  algo  en  ar- 
guenas, y  al  que  las  hace  y  las  ex- 
expende, se  le  llama  arguenero,  que 
no  es  castellano."   (RODR.^ 

Venez.  "Especie  de  angarillas." 
(PICÓX.   p.   36.) 

Méx.  Solamente  OCAJMPO  da  la  pa- 
labra en  la  acepción  que  tiene  para 
nosotros:  "Llámase  así  dos  sacos  uni- 
dos por  un  sólo  lado  de  la  bolsa  de 
ellos,  y,  llevados  generalmente^  tn  In 
grupa,  colgando  un  saco  a  cada  lado." 
(Ob.   cít.) 

ARGANEAR,  a.  Proceder  con  ex- 
cesiva lentitud,  con  pereza,  con 
pachorra.  Tómase  en  mala  parte, 
V.  t.  c.  pr. 

LÁMANO  y  BENEITE  (Dialecto 
vulgar  salmantino,  p.  244)  consig- 
na el  verbo,  con  la  siguiente  ex- 
plicación: "Holgazanear.  Simular 
o.ue  trabaja  sin  hacer  absolutamen- 
te nada." 

ARGANEO.  m.  Holgazanería,  pa- 
chorra suma,  lentitud  excesiva. 

ARGANUDO,  DA.  adj.  y  t.  s. 
Flojo,  pachorrudo,  perezoso  en  ex- 
tremo. Término  bajo. 

ARGOLLA,  f.  No  debe  conftmdir- 
se  con  el  arete,  el  pendiente  o  el 
zarcillo,  ni  tampoco  con  la  arraca- 
da; el  primero  es  de  cualquier  for- 
ma, la  última  consiste,  por  lo  co- 
mún, en  im  juego  de  piedras  en 
forma  de  rosa,  convenientemente 
arregladas  en  el  arete.  La  ARGO- 
LLA es  el  pendiente,  simple  o  com- 
puesto, en  forma  del  objeto  de  su 
í.ombre.  Estuche  de  monerías  sue- 
len llamar  al  conjunto  de  argollas. 
Méx.  I<^AZr!.  trae  el  nombre  en  su 
significado  original  solamente,  corri- 
giendo la  definición  del  Dice,  que  dice 


"anillo  grande",  siendo  asi  que  hay 
argollas    pequeñas. 

Chile.  Dan  el  nombre  de  argolla  al 
anillo  o  sortija,  según  TORO  GISB., 
(Amar.),  pero  él  mismo  censura  de 
barbarismo  tal   acepción.    (Dice.    Lar.)    • 

ARGOLLA  (VER  LA).  Expr. 
vulgar  y  de  sentido  poco  o  nada 
decente,  empleada  por  hacer  bobo 

0  tonto  a  algtmo,  burlarae  de  él;  fa- 
miliarmente se  dice:  ver  chuela,  o 
tomar  el  pelo  (V.)  Del  que  se 
deja  engañar  por  otro  dicen  que 
éste  le  vio  la  argolla.  ICAZB.  de  la 
frase  "ver  chuela,"  diciendo  que 
ignora  de  donde  se  deriva  esta  pa- 
labra. 

ARIQUE,  m.  Siendo  muy  peque- 
ño oí  en  una  conversación  de  mis 
mayores,  que  uno  de  éstos  dijo: 
"los  ariques  del  benequén."  Conñe- 
so  que  tuve  intenciones  de  corre- 
girle, porque  ignoraba  el  significa- 
do de  la  palabra.  Le  pregunté  des- 
pués, y  me  explicó;  pero  no  quedí^ 
satisfecho.  Nunca  había  vTielto  a 
oír.  ni  a  ver  escrita  la  palabra,  y 
cada  día,  por  lo  mismo,  me  con- 
firmaba más  y  más  en  la  creencia 
de  que  el  vocablo  no  existía.  Y  así 
hubiera  persistido  en  mi  afirma- 
ción toda  la  vida,  si  el  conocimien- 
to que  hice,  ya  en  mis  años  de 
estudio,  con  el  Diccionario  cubano 
del  Sr.  Macías.  no  me  revelara  la 
existencia  de  la  voz  en  Cuba,  de 
donde  es  oriunda.  Entonces  vine  a 
convencerme  también  de  que  aquel 
mi  tío,  al  usarla  estuvo  en  lo 
cierto,  y  al  explicármela  también, 
pesara  mucho  a  mi  fatuidad  juve- 
nil de  hombre  de  libros,  pues  no 
es  el  tal  ARIQUE  otra  cosa  que 
"La  tira  que  se  hace  de  la  yagua 
verde  o  después  de  humedecida,  si 
está  seca,  para  usarla  como  cor- 
del." (BACH.,  c.  p.  MACÍAS.)  Con 
esto,  precisamente,  o  con  bejuco 
se  atan  los  henequenes.   (V.) 

1  ARISCO,  CA.  adj.  "Se  dice  tam- 
bién de  la  caza  que  por  estar  muy 


ARMA 


132  — 


ARMA 


perseguida,  no  se  deja  acercar  del 
cazador. — Met.  Se  dice  de  las  per- 
sonas que  huyen  de  la  sociedad." 
(OCAMPO.)  Aplícase  a  toda  perso- 
na esquiva  al  trato  social;  inso- 
ciable. 

ARMADA,  f.  Acción  y  efecto  de 
armarse;  hacerse  de  dinero  o  va- 
lores. El  hecho  de  enriquecer  re- 
pentinamente. Tómase  en  mala 
parte. 

ARMADO,  m.  Nombre  con  que 
se  conoce  generalmente  al  arma- 
dillo, animal  muy  común  en  Ta- 
basco,  por  más  que  la  Academia 
diga  que  todas  las  especies  son 
propias  de  la  Am.  del  Sur. 

ARMADOR,   RA.   adj.     La  bestia 
que  tiene  la  manía  de  armarse  (V.) 
Dícese   también   armón,   menos   co- 
mún. Harón  del  Diccionario,  según 
ICAZB.  No  estamos  conformes.  Pe- 
rezoso  (flojo  decimos  nosotros)   es 
el  caballo  que  anda  muy  despacio  ] 
o  a  fuerza  de  espolearle  y  pegarle; 
ARMADOR  es   el   que   deja  de   ca- 
minar repentinamente,  que  cuando ' 
se  le  antoja  se  para,  y  no  camina, 
a  pesar   de   cualquiera  fuerza  que 
se   le   haga,   cosa  muy   distinta.   A 
pesar   de   lo   mexicano   que   es     el 
término,  ni  OCAMPO  ni  RAMOS  y 
D.  le  registran;  el  primero  trae  so-; 
lamente   armarse,   por   lo    cual     es , 
más  raro  que  no  dé  el  adjetivo  de-  i 
rivado. 

2.  En  el  juego  se  llama  así  al : 
que  da  dinero  para  que  otro  ponf?a  ^ 
el  monte  o  le  haga  prosperar  ju-  [ 
gando  con  él.  y  también  a  quienes  i 
se  ocupan  de  reclutar  jugadoreí=  I 
para  la  banca.  | 

"Este  nombre  (armadores)  damos  ai 
aquellos  que  andan  reclutando  tahu-  I 
res  para  los  juegos."  (PENSADOR,  ¡ 
Periquillo,   pte.    la.,   oap.   XVTT.) 

ARMARSE,  pr.  "Plantarse.  Dice- ; 
se  de  las  bestias  cuando  obstinada- 
mente se  niegan  a  andar,  no  porj 


cansancio  o  enfermedad,  sino  por 
vicio."  (ICAZB.) 
I  "Al  decir  esto,  quizo  volver  la  gru- 
i  pa  de  su  caballo,  pero  no  pudo  por- 
I  que  éste  se  le  armó."  (PENSADOR, 
,  Periquillo,  2a.  pte.,  cap.  XXI.)— "Unas 
I  veces  se  armaba,  elevándose  con  las 
j  cuatro  patas  inmóviles  donde  le  daba 
!  la  gana."  (LÓPEZ  PORTILLO, 
Obras,  II;  La  Horma  de  su  zapato, 
\  II,  p.   125.) 

2:  "Negarse  redondamente  a  ha- 
cer algo."  (ICAZB.)  Más  propia- 
mente encapricharse  -o  persistir  en 
lo  que  se  está  haciendo;  obstinar- 
se, obsecarse  en  la  idea,  sin  ac- 
ceder a  obrar  de  otro  modo.  Con- 
firma esta  explicación  la  cita  si- 
guiente, hecha  por  el  mismo  autor:, 
"Se  armaron  los  panaderos  a  no 
querer  amasar,  y  no  .se  hallaba  ima 
torta  en  todo  México."  (Diario  de  RO- 
BLES.  Ififll,   t.   II,   p.   67.) 

3.  "Hacerse  de  dinero.  Tómase 
de  ordinario  en  mala  parte." 
(ICAZB.) 

Hacerse  de  dinero  cuando  uno 
está  enteramente  sin  nada,  arran- 
cado, o  tiene  grande  necesidad  de 
haberlo  por  malas  artes  o  por  me- 
dio de  la  revolución,  que  es  el  me- 
dio más  común  hoy,  y  ha  sido 
siempre,  en  México. 

Méx.  "En  fin,  se  armó,  general,  se 
armó  (el  pagador),  y  como  él  dice,  se 
preparó  para  la  do  secps."  (FACUN- 
DO,  Baile  y  Cochino,  cap.   III.) 

4.  "Ganar  alguna  cantidad  los  ju- 
gadores,  para   seguir  ju,s:ando." 

Armar  al  que  juega  es  darle  di- 
neros, dice  Covarrubias,  y  ló  repite 
el  Diccionario  de  Aut. 

Méx.  "Armarse  con  alguna  cosa,  re- 
tenerla injustamente,  nesándose  a 
devolverla."    (ICAZB.VLCETA.) 

La  primera  acepción  de  armarse, 
dice:  "plantarse."  Propiamente  no 
es  esto;  se  planta  un  toro,  una  va- 
ra, es  decir,  "se  prepara  para  em- 
bestir o  acometer,"  que  es  la  acep- 
ción propia  de  plantarse,  (V.)  tra- 
tándose de  los  animales;  y  aún 
entre  los     jugadores,     metafórica- 


ABMO 


133 


AERAI 


mente,  el  que  se  planta  es  porque 
queda  preparado  para  el  momento 
en  que  le  toque  ganar. 

La  manía  de  armarse  es  bella 
cualidad,  peculiar  de  la  bestia  mu- 
lar. 

ARMÓN,  NA.  adj.  V.  ARMA- 
DOR. 

ÁRNICA,  f.  Planta  llamada  tam- 
bién tanchiche,  cuya  flor  parecida 
al  girasol  o  a  la  margarita,  de  co- 
lor amarillo  vivo,  se  encurte  en  al- 
cohol, utilizándose  para  friegas 
contra  el  reumatismo  y  como  re- 
solutivo en  casos  de  golpes  o  con- 
tusiones. 

ARPA.  f.  Se  dice  del  animal  muy 
flaco,  magro:  está  hecho  una  arpa- 
Del  que  se  afloja,  o  quiebra  en  un 
negocio,  se  dice:  reventó  como  ar- 
pa vieja. 

Méx.  Registra  la  voz  OCAMPO. 
"Dícese  por  irrisión  de  los  caballos 
flacos,  al  modo  que  los  franceses  lla- 
man  rosa   al  %iejo  o  malo." 

ARPERO,  RA,  adj.  El  que  toca 
el  arpa.  También  en  México. 
(OCAMPO.) 

ARPÓN,  m.  "Instrumento  para 
herir  o  penetrar,"  para  la  Acade- 
mia. Para  nosotros  es  uno  de  los 
útiles  de  pesquería,  una  puntn 
hierro  fuerte  y  resistente,  que  tie- 
ne una  lengüeta  de  revés,  o  engo- 
rra, para  que  entre  con  facilidad 
en  la  piel  y  no  pueda  salir  de  ella. 
Se  usa  en  asta  a  la  cual  se  sujeta 
por  medio  de  una  lía  larga;  de 
suerte  que  al  clavar  con  él.  se  des- 
enasta y  desenrolla  la  lía.  flotando 
el  asta  que  sirve  como  señal  para 
seguir  al  animal. 

Es  distinto  del  clavo,  usado  en  Ifi 
pesca  de  conchas,  que  es  de  acero, 
por  la  propiedad  aue  este  metal 
tiene  de  "agarrar"  (como  dicen 
nuestros  pescadores  de  la  tierra) 
y  hundirse  en  la  materia  ósea.  Es 
también  de  distinta  forma.  El  clave 
es   una   simple  punta   en   pirámide 


cuadrangular,  sin  lengüeta  o  en- 
gorra, mucho  más  pequeño  que  el 
arpón  (cinco  centímetros  de  pun- 
ta). 

Con  respecto  a  la  fisga,  aunque 
la  Academia  diga  que  es  ésta  "Ar- 
pón de  tres  dientes  para  pescar  pe- 
ces grandes,"  nosotros  hemos  de 
decir  lo  conti'ario:  "para  pescar 
peces  chicos,"  peje  lagartos,  moja- 
rras, etc.;  el  arpón,  para  pescar 
animales  grandes,  lagartos,  sába- 
los, etc.  V.  CLAVO  Y  FISGA. 

ARQUEADA,  f.  Esta  palabra  que 
en  otras  partes  toman  por  arcada, 
para  nosotros  significa  doblarse  ha- 
cia atrás:  arquearse  o  pandearse. 
El  Diccionario  da  la  voz  arquear 
con  la  nota  de  Mex.  en  el  sentido 
de  nausear.  No  la  conocemos.  Lo 
mismo  dicen  ICAZB.  y  CUERVO; 
de  modo  que  sepa  Dios  de  donde 
la  exhumó  el  Diciconario.  a  menos 
que  haya  sido  de  la  cita  de  Guz- 
mán  de  Alfarache  que  dichos  auto- 
res hacen. 

ARTE.  m.  Es  muy  frecuente  oír 
en  el  vulgo  en  Tabasco:  "No  sé  en 
qué  arte,  perdí  tal  cosa,"  por  no 
sé  en  qué  instante,  de  qué  manera. 
La  verdad  que  no  encuentro  la  cau- 
sa de  la  acepción,  a  menos  que  no 
sea  tma  variación  de  mero  artifi- 
cio. 

Méx.  ICAZBALCETA  da:  "QUIÉN 
SABE  EX  QUÉ  ARTES,  no  sé  cómo, 
de  qué  manera:  trastornado,  indis- 
puesto. ' 

ARRACADA,  f.  "Por  acá  la 
ARRACADA  es  una  argolla  algo 
grande  que  entra  en  la  oreja,  sin 
colgante  alguno,"  dice  Icazbalceta. 
La  argolla  es  aro,  compuesto  o  sen- 
cillo; la  arracada  es  un  pendiente 
circular  con  incrustaciones  de  pie- 
dras o  perlas,  a  guisa  de  rosa.  V. 
ARETE,  ARGOLLA. 

ARRAIGAR,  a.  Término  forense. 
Imponer  a  alguno  judicialmente  la 
obligación  de  no  salir  de  la  juris- 


ARRAI 


—  134  — 


ARRAN 


dicción  en  donde  se  le  sigue  un 
juicio  civil,  sin  dejar  apoderado, 
suficientemente  instruido  y  expen- 
sado. 

Méx.  ICAZBALCETA  dice- 
"ARRAIGAR  a  UNO,  notificarle  judi- 
cialmente que  no  salga  de  la  pobla- 
ción,  so  cierta  pena." 

Por  antonomasia  puede  tomarse 
también  el  acto  en  que  se  notifica 
la  determinación  al  arraigado,  por 
ARRAIGARLE;  pero  propiamente 
no  es  solamente  eso,  sino  imponer- 
le la  obligación  misma,  haciéndole 
fíaber  a  la  vez  la  responsabilidad 
en  que  incurre  al  quebrantarla, 
pues  el  "quebrantamiento  de  arrai- 
go" constituye  en  nuestra  legisla- 
ción local  un  delito  que  se  equi- 
para a  la  "desobediencia  a  un 
mandato  de  la  autoridad,"  aunque 
en  la  legislación  federal  de  la  Na- 
ción no  produce  sino  acción  civil. 
precediéndose  en  rebeldía  contra 
el  quebrantad'Or  del  arraigo. 

ARRAIGO,  m.  Acción  y  efecto  de 
arraigar.  "Notificósele  de  ARRAI- 
GO," dice  ICAZB. 

2.  Tiene  en  el  Foro  otra  signifi- 
cación: condición  de  la  persona 
que  posee-  bienes  raíces,  y  que  lle- 
na, por  lo  mismo,  el  requisito  civil 
exigido  a  los  fiadores.  Persona  de 
suficiente  ARRAIGO  es  la  solvente, 
que  tiene  bienes  raíces,  bastantes 
para  responder  por  la  caución  o 
fianza. 

ARRANCADO,  DA.  adj.  La  acep- 
ción de  este  adjetivo,  entre  nos- 
otros, parece  que  es  distinta  de  la 
que  dan  los  autores  que  le  tratan 
como  provincialismo,  y  más  aún 
de  la  que  da  la  Academia. 

ARRANCADO  expresa  el  que 
ocasionalmente,  por  el  momento, 
se  encuentra  con  muy  poco  dinero, 
o  sin  él,  si  por  lo  general  lo  tiene. 
Para  la  Academia  es  el  que  lo  ha 
tenido  y  se  queda  sin  él,  de  una 
manera  permanente,  para  siempre; 


éste  es  nuestro  arruinado  (V)  El 
ARRANCADO  tuvo  dinero  antes  y 
podra  tenerlo  después;  la  carencia 
de  él  es  transitoria,  y  constituye  la 
ranquera,  aunque  ésta  a  veces  e» 
continuada,  permanente,  transfor- 
mándose entonces  f-n  ranquitis  eró 
nica.  V.  R.\NQÜERA.  Dícese  tam- 
Dién  BRUJA.    (V.) 

¡^^.''aJ^'^^^^-- •  "S6  llama  en  gene- 
ral ARRANCADO  ai  que  está  pobre 
naya  o  no  tenido  bienes;  y  aún  al  que 
los  posee,  cuando  carece  de  moneda 
efectiva."  Es  cierto,  pero  debemos 
advertir  que  al  que  está  pobre  llama- 
mos en  la  tierra  pelado:  Fulano  es 
un  pelado  o  está  pelado,  quiere  decir 
no  tiene  bienes  de  ninguna  clase, 
mientras  que  el  arrancado  no  es  pre- 
cisamente el  pobre,  sino  el  que  por  el 
momento  carece  de  efectivo,  aun 
cuando  sea  rico.  "Todo,  todo,  menos 
pagos  de  sueldos  y  dinero  a  los 
arrancados."  (MORALES,  Gallo  Pita- 
górico, p.  17.) — "Siempre  ha  sido  un 
arrancado,  que  cuando  más  disfruta 
de   un   sueldo."    (ID.,    Ibid.,   p.    120.) 

— "Sin  un  centavo,  en  la  miseria", 
dice  Ramos  y  Duarte.  Menos  aún.  Si 
el  que  está  enteramente  pobre  es  un 
pelado,  el  que  está  en  la  miseria,  es 
un  miserable.  Arrancado  nunca  quie- 
re decir  para  nosotros  estar  en  la  mi- 
seria o  en  la  inopia,  sino  en  sentido 
metafórico  o  por  ironía  entre  los  ri- 
cos. 

Col.  Cuervo  mariposea  al  rededor 
del  verdadero  sentido  que  hemos  dado 
para  nuestro  provincialismo:  "Si  pe- 
lar significa  dejar  a  uno  sin  nada  en 
e!  juego,  o  de  otro  modo,  pelado  ten- 
drá este  sentido  especial;  para  no- 
sotros 3S  pelón,  de  escasas  facultades. 
Arrancado  llamamos  al  que  está  sin 
un  cuarto,  sea  siempre,  sea  ocasional- 
mente."   (Ap.   crít.,   p.   537.) 

Perú.  "Ser  un  arrancado,  o  estar 
arrancado,  equivale  a  estar  pobre." 
(ARONA,  p.   38.) 

Cuba.  "Absolutamente  sin  dinero, 
que  antes  tenía  o  perdió."  (PICH.,  p 
15.) 

ARRANCAR,  a.  "ARRANCAR 
VN  CABALLO,  es  hacerle  partir  a 
escape."  (ICAZB).  Salir  a  prisa  y 
violenta,  pero  inmediatamente,  ac- 
to continuo. 

"Tiene  im  modo  de  arrancar  el  mal- 
dito animal,  que  en  la  pura  salida  te  ' 


ARRAN 


—  135 


ARRAS 


despacha  a  pepenar  las  muelas,  a  ca- 
pa d<^  mi  s^ñor  Jesucristo."  (AZUE- 
LA, Mala  Yerba,  XIII,  p.  101.) — "Una 
vez  que  arranque  le  bajas  la  vara  y 
dé  donde  diere..."    (ID.   ibidem.) 

2.  "Usadísimo  entre  la  gente  vul- 
sar,  por  salir  de  prisa  o  corrien- 
do." (ICAZB.) 

3.  "Arrancársele  a  uno:  acabár- 
sele el  dinero."  (ID.) 

Cuba.  ..."quídar  sin  dinero  o  per- 
derlo todo  absolutamente:  y  así  se  di- 
ce: arrancárseme,  arrancársete,  arran- 
cársele..." (PICH.)  Igrualmente  MA- 
GIAS. 

4.  "Morirse."  (ICAZB.)  "Algunas 
veces  se  refiere  a  pérdida  súbita 
o  penosa  de  la  vida:  se  le  arran- 
có:   murió."    (PICH.) 

No  tiene  por  allá  esta  acepción; 
liSándose  en  su  lugar  el  verbo  re 
larse;  se  peló:  murió.  Este  verbo 
a  propósito,  diremos  que  tiene  tres 
tormas:  pelar,  pelarse  y  pelárselas, 
con  acepciones  propias.  PELAR 
por  el  machete,  es  echar  mano  de 
p'r  PEINAR  por  la  pistola,  etc.  PE- 
INARSE tiene  dos  acepciones:  pri- 
mera, morirse,  y  segunda,  fregar- 
se, aETuantnrse  de  a  catorce,  como 
gavilán  Jabado,  o  como  se  aguan- 
tó Peralta.  PELÁRSELAS  es  Ir 
contrario,  salir  a  escape,  en  fuga 
huirse,  no  aguantarse  firme. 

5.  Principiar  a  hacer  ima  cor:? 
con  gran  ímpetu  o  entusiasmo. 

Muv  usado  ya  por  los  escritores 
españoles  modernos. 

"Se  arrancó  con  unas  malagueñas, 
que  lo  mismo  podían  ser  c.into  fla- 
menco que  .salmos  de  David."  (BA- 
RCIA. La  Busca,  p.  44,  c.  p.  TORO 
G..   Ad.    Lex.,   p.   21S.) 

ARRANCHAR,  n.  Establecerse 
rrovisionalmente  y  por  corto  tier"- 
po  en  aigima  parte,  como  htiésped; 
o  en  el  campo,  alojándose  en  ran- 
chos. Dícese  también  achampar, 
aunque  esto  sólo  en  la  acepción 
de  establecerse  en  el  campo  o  des 
poblado.   Ü.   c.    pr. 

"Esta  operación  dura  más  o  menos  I 
tiempo;...    pero   que    nunca     baja    de 


ocho  o  quince  días,  durante  los  cua- 
les arranchan  (los  cazadores)  deba- 
jo del  espeso  ramaje  de  los  mezqui- 
tes." (Dice.  Univ.  de  Hist.  y  Geogr.  t. 
I  del  Apénd.,  VIII  de  la  Obra,  Art. 
"Cacería  de  caballada  niesteña,"  p. 
421.) 

Poco  más  o  menos  es  lo  mismo 
que  dice  ICAZB.:  "fam.  Acomodar- 
se con  algimo.  para  vivir  con  él: 
establecerse,  alojarse:  confabular- 
se, amancebarse,"  aunque  sin  la  úl- 
tima acepción  en  que  se  toma  en 
mala  parte. 

Méx.  "Por  vengarse  de  mí  (Da.  Ru- 
fina) se  arranchó  con  el  tinterillo  del 
Juzeado,  para  darme  picones."  (As- 
tucia, t.   I.  cap.   IX.) 

Cuba.  Por  la  Isla  tiene  ftste  verbo 
sisrnificado  del  todo  diverso  al  nues- 
tro: "Buscar,  perse^iir  y  atacar  a  los 
Neg'ros  Cimarrones  en  sus  ranc>^os  o 
ííuaridas."  (PICH.,  p.  15.) — MAGIAS, 
p.  92.  Seguramente  que  hoy  que  ha 
desaparecido  también  en  aquel  país 
liermano  la  esclavitud,  el  verbo  ha 
pasado  a  ser  anticuado,  o  ha  caído  en 
dc^u  so. 

ARRANQUE,  m.  Acción  y  efecto 
de  arrancar.  Aero  de  salir  corrien- 
do, especialmente  hablando  del  ca- 

balto. 

'En  el  sitio  de  arranque,  Gertrudis 
está  ya  de  pie."  (AZI'ECA,  Mala  Yer- 
ba, XV,  p.  116.) — "En  el  extremo  de 
arranque  se  han  situndo  los  Andrade." 
(ID.,  Ib.,  p.  lis.) — "El  Juez  de  prran- 
aue  está  ya  er.  su  sitio."  (ID.,  ¡b.,  p. 
119.) 

ARRANQUERA.  V.  RAXQUE- 
RA.  que  es  el  ténuino  usual,  más 
común  que  aquél. 

ARRASTRADERO,  m.  "Juego  de 
trucos  o  garito  de  baja  estofa.  De- 
susado ya,"  dice  ICAZBALCETA. 
Entre  nosotros  se  conserva  todavía 
muy  en  uso.  en  el  sentido  de  cubil, 
lugar  reservado  en  donde  se  reú- 
nen tahúres  a  jugar  clandestina- 
mente. Son  verdaderos  ARRAS- 
TRADEROS, pues  allí  los  más  lis- 
tos se  encargan  de  descamisar  a 
los  incautos  por  medio  de  tramas 
y  nrocedimientos  de  mala  ley. 

2.  Entre  los  campesinos  tiene 
otra  acepción  este  vocablo;  signiñ- 


ARRAS 


—  136 


ARRAS 


ca  los  pasos  o  lugares  bajos,  en 
lagunas  y  arroyos,  por  donde  los 
cayucos  y  demás  embarcaciones 
tienen  que  ser  arrastrados,  para 
que  puedan  pasar.  A  veces  tam- 
bién, cuando  media  corta  extensión 
de  tierra  que  abrevia  gran  distan- 
cia de  navegación  enti'e  dos  por- 
ciones de  agua,  como  los  cayucos 
son  pequeños  y  de  poco  peso,  les 
tiran  por  tierra  los  caminantes  pa 
ra  pasar  de  un  lado  a  otro.  La  hue- 
lla o  trilla  que  forma  en  tierra  e' 
plan  o  fondo  de  la  embarcación,  es 
también  ARRASTRADERO. 

Son  muy  comunes  en  Tabasco 
los  reptiles  (saurios  y  quelonios) 
acuáticos,  lagartos  o  hicoteas,  prin 
cipalmente  y  aunque  el  nombre  de 
estos  animales  exprese  arrasti-arse 
(repto),  en  realidad  más  viven  na- 
dando dentro  del  agua;  pero  cuan- 
do caminan  en  lugares  en  donde  e' 
agua  es  muy  baja,  o  lodosos,  de- 
jan la  huella  del  carapacho,  si  es 
concha,  o  de  la  barriga,  si  es  un 
lagarto:  esto  es  también  un 
ARRASTRADERO. 

En  María,  de  Isaacs  (LVIII,  p. 
259)  leemos:  "para  librarse  de  los 
más  furiosos  (chorros),  había  pe- 
cueños  caños  llamados  arrastrade- 
ros, practicados  en  las  playas,  .... 
por  los  cuales  subía  la  canoa  m 
zando  con  el  casco  los  guijarros 
tíel  cauce  y  balanceándose  algunas 
veces  sobre  las  rocas  más  salien- 
tes." Es  el  mismo  que  entre  nos- 
otros. 

3.  En  las  monterías,  son  ARRAS- 
TRADEROS los  callejones  o  luga- 
res por  donde  ordinariamente  se 
arrastran  o  sacan  las  madei-as. 

ARRASTRADA,  f.  Acción  y  efec- 
to de  arrastrar. 

ARRASTRADO,  DA.  adj.  Segura- 
mente que  el  que  se  arrastra  se 
envilece;  si  en  el  sentido  material, 
ensucia  su  ropa,     la     destruye,  se 


vuelve  un  andrajoso,  y  el  que  vis- 
te pingajos  es  un  vil;  si  en  el 
sentido  metafórico,  mancha  su  dig- 
nidad, su  decoi'O,  su  reputación,  y 
es  entonces  más  vil  todavía  que  el 
harapiento.  Por  esto  nuestros  pai- 
sanos dicen  ARRASTRADO  al  mi- 
serable, al  individuo  despreciable 
por  sus  condiciones  personales.  Eb 
un  despectivo  enfático,  más  enér- 
gico e  injuriante  que  desgraciado. 
(V.) 

ARRASTRE,  m.  La  obra  que 
consiste  en  arrastrar  la  madera,  en 
las  monterías;  o  sea  sacarla  des- 
pués de  tumbada,  pelada,  labrada 
y  callejoneada,  desde  el  coi-te  has- 
ta ponerla  a  canto  de  agua.  Siguen 
la  baja  y  el  embarque,  operaciones 
con  las  cuales  concluye  el  hecho 
de  sacar  la  madera,  esto  es,  de  po- 
nerla en  condiciones  de  ser  expor- 
tada. 

El  ARRASTRE  se  hace  por  me- 
dio de  bueyes  de  tiro  o  de  jala, 
montando  las  trozas  en  el  lagarto, 
para  que  resbalen  con  más  facili- 
dad al  ser  arrastradas.  Se  hace  ge- 
neralmente de  noche,  a  la  luz  de  la 
luna,  porque  como  el  sol  calienta 
tanto  en  Tabas  oo  y  hacen  tan 
fuertes  calores,  los  bueyes  se  aso- 
lean de  día,  inutilizándose  para  el 
trabajo.  Esta  es  la  parte  más  mo- 
nótona del  trabajo  de  las  monte- 
rías: en  el  silencio  de  la  noche, 
en  medio  de  la  espesura  que  seme- 
ja un  templo,  el  silbido  del  gañán 
y  el  chasquido  del  lático  del  bo- 
yero, rompen  la  monotonía  del  re- 
soplido de  los  bueyes,  del  rechinar 
de  las  cadenas  y  crujir  de  las  tro- 
zas enormes  que  al  deslizarse  pe- 
sadamente parecen  quejarse  dolo- 
ridas. 

"]Más  tarde  viene  la  pesada  herra- 
mienta del  .servicio,  para  el  arrastre, 
baja  y  embarque  de  la  madera." 
(COFFIN.    El   Gral.   Gutz.,   I.   ii.   4.) 


ARREA 


137 


ARREE 


ARREADA.  í.  La  ARREADA  del 
ganado,  es  el  hecho  de  am-earlo,  de 
llevarlo  por  delante,  apremiándolo 
a  silbidos  o  a  gritos  especiales: 
¡vamos!  ¡ajila!  ¡puerta!,  etc.  V. 
RECOGIDA. 

2.  También  significa  el  hecho  de 
arrear  accidentalmente  a  los  ani- 
males, alejándolos  por  un  momen- 
to: es  esto  transitorio.  Darle  una 
arreada  a   las  gallinas. 

Arg.  y  Bol.  "El  acto  de  arrear  una 
tropa. — TI.  Leva  forzosa  en  tiempo  de 
re\olMció;i.'    (BAYO.) 

ARREADO,  DA.  adj.  Epíteto  que 
se  aplica  al  perezoso,  al  flojo  o 
tardo  para  hacer  las  cosas,  porque 
hay  que  arrearlo  para  que  trabaje. 

Méx.  "Flojo,  tardo,  perezoso,  que 
no  cumple  con  su  oblig^ación,  si  no  se 
le  reprende  a  cada  rato.  Este  mozo 
no  me  &usta  porque  es  muy  ARREA- 
DO."   (ICAZB.) 

Perú.   AROXA.   p.   39.    .AJRRL\DO. 

Hond.  "Cachazudo."   (ME^rBREÑO.) 

C.  Rica.  "Arriado.  Calificativo  aue 
que  se  da  a  las  caballerías  tardas, 
l>erezosas,  haronas,  lerd.is;  y  por  ex- 
tensión a  las  personas  pachorrudas, 
indolentes,    acidiosas.    (GAGIXI.) 

ARREADOR,  m.  El  vaquero  que 
va  detrás  del  ganado  excitándolo 
para  que  camine,  así  como  el  lla- 
mador va  por  delante.  El  ARREA- 
DOR grita  ;  arre  I  ¡vamos  I  ¡ajila!, 
etc.;  el  llamador  entona  la  llamada, 
un  canto  en  alta  voz,  prolongado  y 
repetido,  con  el  cual  indica  al  ga- 
nado que  debe  seguirlo,  principal- 
mente los  bueyes,  que  se  educan 
especialmente  en  la  llamada,  y  se 
llaman  así:  bueyes  de  llamada,  dis- 
tintos de  los  de  tiro. 

Col.  Arreador,  en  Colombia,  segiín 
CTTERVO.  "es  el  zurriago  de  mangro 
largo  de  madera."  Esto  entre  nos- 
otros se  llama  pie-palo  o  pie  de  palo. 
(V.) 

Arg.  y  Bol.  Lo  mismo  que  en  Col. 
(BAYO):  pe  lo  tanto  creemos  que 
se.a  común  a  todo  Sur  América.  ítem 
más  cuando  dice  el  autor  en  el  pró- 
logo: "muchos  de  los  vocablos  se  apli- 
can a  la  mayoría  de  las  Repúblicas 
australes."* 


A  REBATO.  Con  toda  razón  el 
Sr.  Cuervo  censura  a  su  pueblo 
que  pasa  de  tocar  las  campanas  a 
rebato,  al  barbarismo  de  a  arreba- 
to. Así  creen  y  dicen  también  no 
pocos  de  nuestros  paisanos.  Apli- 
qúense, pues,  la  lección. 

ARREBATAR.  PARA  TODOS 
DA  DIOS.  SIEMPRE  QUE  NO 
ARREBATEN:  procediendo  con  or- 
den y  paciencia,  todo  sale  bien.  El 
equivalente  que  da  ICAZB.  es: 
"PARA  TODOS  HAY  o  HABRÁ, 
COMO   NO   ARREBATEN." 

ARREBI ATADO,  DA.  adj.  vulg. 
"Que  acompaña  siempre  a  otro," 
(ICAZB.)  o  anda  detrás  de  él.  An- 
dar ARREBIATADO  consiste  en  la 
viciosa  costumbre  de  no  andar  só- 
lo, sino  siempre  siguiendo  a  algu- 
no; también  se  dice  del  qiie  nunca 
obra  por  su  cuenta,  según  su  pro- 
pio criterio,  sino  siempre  sujeto  a 
otro,  en  sus  opiniones  o  en  sus  ac- 
tos. 

ARREBIATAR.  a.  T'sado  exclusi- 
vamente, en  lugar  del  rabiatar,  que 
da  la  Academia.  ICAZB.,  en  esta 
dicción,  remite  a  ARRABIATAR, 
que  no  se  encuentra  en  su  libro  ni 
lo  da  la  Academia. 

Arrebiatar  por  rabiatar  es  ameri- 
canismo de  lo  más  típico;  lo  regis- 
tran  todos   los   tratadistas    de  len- 
guaje provincial,  desde  México,  Cu- 
ba, y  todo  Centro     .tVmérica.  hasta 
Chile  y  la  Tierra  del  Fuego;  no  es- 
■  tornos,  por  tanto,  conformes  con  lo 
Ce  prov,  cubano.  Atar  un  animal  a 
la    cola    de    otro,   que    dice    el    Sr. 
Salva,  y  sí  asentimos  con  el  señor 
Macías,     en  lo  sigiuente:     "PICH. 
piensa    que    arrebiatar   es   una    co- 
rruptela   cubana    (?)    de    rabiatar: 
i  pero  nosotros  creemos  que  fué  ima 
;  forma  alterada  del  inusitado  y  cas- 
tizo arrabiatar:  así  como  antes     se 
dijo  en  España  rastrar  y  hoy  se  di- 
1  ce  arrastrar,  de  la  misma  manera 


ARREB 


138 


ARRECE 


l'O  que  fué  arrabiatar  pasó  a  ser  ra- 1 
biatar;    MAS  ÉSTAS  NO  SON  CO- 
RRUPTELAS,   SINO     EUFONIZA- 
CIONES,   que    con    mejor   no    peor  j 
acierto,     experimentan     las     pala- 1 
bras."  I 

Siempre  alertas,  pues,  ante  estos  : 
hechos,   una  vez  más  llevan  prue- 1 
bas  para  afirmarse   en  que  no  de- 1 
bemos  reprobar     las  palabras     del 
lenguaje    popular,    sólo    porque    no 
se   hallen   en   el   Diccionario   de   la 
Academia,   toda  vez   que   de   él   se 
va  alimentando  ese  Catálogo,  como 
no   puede    ser   de   otra   manera,   y 
vemos  que  lo  que  ayer  fue  desusa-  ¡ 
do  hoy  es   castizo,   y  que  mañana  ^ 
lo  será  aquello  que  al  presente  nos  j 
parece     anticuado.     Más     todavía:  i 
voces   que,   por   esporádicas   en   el , 
uso  familiar  o  literario,  nos   pare-  í 
cen  nuevas,  nos   encontramos   con  | 
que   las   emplearon  nuestros   abue- 1 
tos   y  las   consignan   en   sus  obras  | 
los   prestantísimos     maestros     del : 
clasicismo. 

Usado  como  reflexivo  este  verbo 
(arrebiatarse)    significa,  como  dice : 
el   mismo  Macías:    "adherirse  a  la  | 
opinión,    parecer   o   gusto   de   otro,  i 
y  de  aquí  la  expresión  me  arrebia- 
to a  la  opinión  de  ud."  Del  uso  me- 
tafórico- tan  común  de  este  verbo, 
tomó  origen  en  nuestro  Estado     el  ; 
cuento  de  un  Diputado  que,     care- ; 
ciendo  de  opinión  y  de  criterio,  de-  \ 
cía  siempre  a  la  hora  de  las  vota-  | 
ciones:   "me  arrebiato  a  lo  que  di- 
ce el  compañero",  y  señalaba  al  de  ! 
la  derecha,  o  al  de  la  izquierda.  El  i 
cuento  nos  lo  achacan;    pero  es  lo  | 
cierto  que  como  en  todas  partes  se  j 
cuecen  habas...,  así  por  la  Metró- 
poli azteca  también  se  han     hecho 
célebres  los  padres  conscriptos  que 
en   épocas   pasadas   y   aún   hoy   en 
el   Constituyente    (en   donde   se  ha 
lucido  Tabasco,  con  sus  dos  ejem- 
plares) en  Querétaro. 


ARRECOGER  o  ARRECOGER- 
SE. Verbos  que  lo  mismo  que  arre- 
costarse, conservan  para  el  vulgo 
el  prefijo  a,  aún  cuando  lo  hayan 
perdido  en  el  lenguaje  culto  (arre- 
medar, arrempujar,  asosegar)  o  no 
lo  lleven  en  el  Diccionario  (ajun- 
tar,  arrsvolver),  según  expresa 
CUERVO  (párrafo  905)  y  aunque 
GAGINI  diga  que  está  demás  la  a 
prostética  de  arrecostarse.  Todos 
ellos  usados  en  Tabasco,  los  encon- 
tramos, con  frecuencia,  por  todo 
Hispano  América.  V.  APREVENI- 
DO. 

ARRECOSTARSE.  V.  ARRECO- 
GER. 

ARRECHA  R.  n.  Andar  rijoso, 
alebrestado;  úsase  más  como  pro- 
nominal: ARRECHARSE. 

Hond.  "Parientes  muy  inmediato.s 
de  nuestro  término  son  ARRBCHAR 
y  ARRECHADURA,  que  híice  muchos 
años  cayeron  en  olvido.  En  ellos  so- 
bresale siempre  la  idea  de  erección, 
kvantamicnto,  tiesura."  (^fEMBR., 
voz   ARRECHO.) 

ARRECHO,  CHA.  "Cachihondo, 
rijoso;  y  también  animoso,  esfor- 
zado, enérgico..."  (MEMBR.) 
"ARRECHO  por  rijoso  es  quizás  an- 
tigua palabra  castellana,  corimp- 
ción  del  latín  arrectus  (derecho, 
enderezado,  levantado)."  Esto  dice 
GAGINI,  y  es  lo  cierto.  Lo  mismo 
.<-:igniñca  en  Tabasco  y  es  muy  usa- 
do familiarmente,  aplicado  sobre 
todo  a  la  mujer  coqueta  y  lasciva, 
lujuriosa.  Con  extrañeza  veo  en 
RAMOS  y  DUARTE  que  en  Chia- 
pas  quiere  decir  "puerco,  cerdo". 
Creo  que  haya  sufrido  una  confu- 
sión, pues  cita  como  ejemplo  la 
expresión  "¡Tamales  de  tunco  arre- 
cho!", que  gritan  en  Tonalá,  por 
donde  se  ve  que  arrecho  es  adje- 
íjvo,  y  tunco  el  nombre  del  "puer- 
co, cerdo",  como  también  en  Ta- 
basco y  otras  partes  de  la  Repúbli- 
ca se  llama. 


ARRECH 


139  — 


ABEEM 


BARÁIBAR  tráela  en  el  Vocab. 
de  palabras  usadas  en  A!ava: 
"Arrecho,  a.  adj.  Tieso,  erguido, 
brioso."  La  intencionada  significa- 
ción de  nuestro  vocablo,  en  rela- 
ción con  su  indudable  etimología 
de  arrectus,  hacen  suponer  que  es 
palabra  sólo  olvidada,  pero  de  bue- 
na cepa  como  la  mejor.  El  mismc 
valor  se  le  da  en  el  Lexicón  del  bil- 
baíno  neto  por  ARRIAGA. 

AR RECHURA,  f.  La  propiedad 
de  ser  arrecho,  y  también  los  ac- 
tos en  que  consiste  esa  propiedad: 
qué  ARRECHI'RA  la  de  fulano,  eso 
es  T'XA  ARRECHT'RRA. 

¡ARREDO  VAYA!  Imprecación 
irónica  con  que  se  demuestra  des- 
precio, desdén,  o  se  da  a  entender 
que  una  cosa  no  vale  la  pena  de 
nuestr?  atención:  que  significa  po- 
co: :ARREDO  VAYA  el  hombre! 
es  decir,  ¡vaya  con  el  hombre,  no 
merece  la  pena  de  tomársele  en 
cuenta! 

Nos  parece  de  sentido  rn  poro 
Mstinto  al  que  le  da  ICAZB.: 
•'ARREDRO  VAYA,  vaya  lejos! 
Fuera  de  aquí!  (Vade  retro!)";  la  ^ 
nuestra  no  implica  repulsión,  sino 
simplemente  desdén  irónico,  burla, 
mofa,  en  sentido  familiar  y  jocoso. 
sin  llegar  al  tono  injurioso,  que  las- 
tima. \ 

C.  Rica.  GAGIXI  consigna  "ARRIE- 
RO   VAYE"    y   dice:    "Se   emplea      de! 
mala  manera  en  Coísta  Rica  como  in- 
terjección   que    denota    admiración    o  ; 
.sorpresa.    Decimos    de    mala     manera, 
porque    arriero   vaya   es     paronomasia  ; 
de    las    expresiones    anticuadas    arrie- 
dro   vayas   o   arredro   vayas,   que    sólo  j 
.se    usabnn    par:i    rechazar   a   una   per-  , 
.•=ona.    Arriedro    o   arredro      significaba  ; 
;  atrás!"  j 

Como  se  ve,  por  allá  han  corrom-  ■ 
pido  la  expresión  hasta  parar  arre- 
dro en  arriero,  por  afinidad  fonéti- 
ca, y  vaya  en  vaye,  que  es  un  bar- 
barismo  de  lo  más  craso.  Nos  han 
aventajado  en  el  abuso 


La  verdadera  forma  debe  ser  ¡A 
redro  vaya!;  así  la  usó  Lope  de 
Vega,  según  esta  cita  de  AICARDO 
(Pal,  y  acep.  omitidas  en  el  Dice, 
p.  146.):  "Sobre  el  diablo —  ¡A  re- 
dro vaya!"  (Los  donaires  de  Mati- 
ce, acto  2o.,  Comedias,  p.  la.,  Va- 
Uadolid,  1604,  f.  22.)  CARO  y  CE- 
JUDO (Refranes,  p.  38.)  consigna 
la  expresión  "Arriedro  vayas  Sata- 
nás,... cuando  no  sufrimos...  al- 
gunas ásperas...   palabras." 

ARRELLENARSE,  por  ARRE- 
LLANARSE, es  común  en  el  len- 
piaje  poptilar  de  casi  todos  los  paí- 
ses latinoamericanos,  adulterada, 
como  dice  GAGINI,  y  ejemplifica 
CUERVO,  por  la  influencia  de  su 
afín  rellenar;  como  arción  por  el  in- 
flujo de  arzón;  almatroste  o  arma- 
troste,  por  la  de  traste:  arrebiatar, 
por  arrea  o  arrear;  avichucho  por 
bicho;  cónyugue  en  vez  de  cón- 
y  u  g  e,  por  conyugal;  dentrar, 
por  dentro;  alrevesado,  en  vez 
de  revesado,  por  el  revés;  va- 
gamundo, por  mundo;  desga- 
ñotarse, por  aquello  del  gañote; 
destornillarse  (de  risa),  por  el  tor- 
nillo; despelucarse,  en  vez  de  es- 
peluznarse, por  lo  de  la  peluca;  ju- 
runera,  en  lugar  de  huronera,  por 
jungar  (hurgar);  rascarrabias,  por 
rascar,  que  tiene  afinidad  de  con- 
cepto con  eso  de  excitar,  provocar 
la  rabia;  replantigarse,  por  planta, 
y  otros  muchos,  como  arremueco, 
por  mueca,  etc. 

ARREMPUJAR.  V.  ARRECQ- 
GER,  APREVENIDO. 

"Y  díeram."',  Don  Pepe,  piies  qué  re- 
molino le  ha  arrempujado  por  aquí?" 
(Astucia,    t.    I.    cap.    XV.) 

ARREMEDAR.  V.  ARRECOGER. 
APREVENIDO. 

ARREMPUJÓN.  m.  De  arrempu- 
jar salió  arrempujón,  naturalmen- 
te. Poco  usado.  V.  .\RRECOGER. 

ARREMUECO.  V.  ARRELLE- 
NARSE. 


ARREM 


—  140  — 


ARREN 


ARREMINGARSE,  pr.  Arrollar- 
se el  vestido  las  mujeres,  levantán- 
dose las  faldas  demasiado  arriba: 
arremangarse. 

Cuando  se  trata  de  subirse  el  ves- 
tido, en  las  extremidades  inferio- 
res, se  dice  enrollarse;  arreman- 
garse es  subirse  o  enrollarse  las 
mangas  de  la  camisa,  o  el  saco,  en 
las  extremidades  superiores. 
ARREMINGARSE  se  refiere  siem- 
pre a  lo  primero  y  significa  exceso 
o  exageración  en  levantarse  el  ves- 
tido las  hembras.  De  uso  vulgar 
muy  común.  Caso  curioso  es  éste 
de  etimología  popular;  por  afinidad 
fonética  e  ideológica,  debió  seguir 
a  manga:  arremangarse;  pero  el 
pueblo  no  admite  que  la  falda  de 
la  mujer  tenga  manga,  como  no  la 
tiene  el  pantalón  del  hombre,  por- 
que manga  viene  de  mano  o  de 
mango,  y  en  tal  aprieto,  optó  por 
asimilarlo  a  remilgarse,  solo  por 
diferirlo  de  arremangar,  aunque  de 
aquél  también  difiere  enteramente. 

Hasta  Chile,  no  hallamos  en  toda 
la  América  esta  voz;  la  consigna 
RODR. :  "Sin  duda  ninguna  que  es- 
te arremingarse  no  es  ni  más  ni 
menos  que  el  castellano  remilgarse, 
groseramente  desfigurado;  sólo  que 
mientras  el  remilgarse  trae  a  la 
mente  la  idea  de  pulidez,  compos- 
tura, delicadeza  y  gracia  en  el  por- 
te y  facciones,  el  arremingarse 
vulgar  lleva  en  su  sentido  un  siés- 
noés  de  altanería  y  hasta  de  orgu- 
lloso desenfado.  De  ahí  es  que  por 
lo  general  se  aplique  más  bien  que 
a  las  niñas  melindrosas  y  marisabi- 
dillas, a  las  jamonas  presumidas  o 
de  mala  índole." 

Como  se  ve,  también,  por  aque- 
llas tierras  meridionales,  el  verbo  i 
tiene  significación  distinta  a  la  que 
lleva  en  nuestro  terruño.  j 

ARRENDAR,  a.  Dirigirse  hacia 
un   punto  o  un   lugar:    ARRENDÉ J 


a   la  derecha,  por  tomé  a  la  dere- 
cha. 

"Eso  me  contó  mi  hija  M^ircela, 
cuando  arrendaba  al  arroyo  después 
de  que  se  oyó  el  balazo."  (AZUELA, 
Mala  Yerba,  III,  p.  24.) — "No  está 
aquí  Angelina;  pero  horltita  la  voy  a 
arrendar."    (ID.,    ibid.,   XIII,   p.   103.) 

RAMOS  Y  DUARTE  lo  da  como 
provincialismo  de  Durango,  siendo 
que  tal  vez  en  toda  la  República 
se  use  en  la  acepción  apuntada. 

2.  Educar  un  caballo  a  las  rien- 
das. Es  distinto  de  "poner  las  rien- 
das" o  "dirigir  con  las  riendas  al 
caballo." 

Venez.  RIVODó,  dice:  "El  Diccio- 
nario trae  la  forma  arrendar,  tanto 
en  ésta  como  en  las  demás  acepcio- 
iies  que  tiene  esta  voz.  Creemos  que 
sería  conveniente  autorizar  también 
arriendar,  como  derivado  de  rienda, 
y  así  se  diferenciaría  de  cuando  se 
deriva  da  rent^,  y  cuando  es  contrac- 
ción de  arremedar  o  remedar."  (Vo- 
ves   Nuevas,  p.   209.) 

ARRENQUÍN,  m.  "Persona  inse- 
parable de  otra,"  dice  el  Dice.  Lar., 
por  TORO  GISBERT;  "que  no  se 
separa  de  otra,"  dice  MEMBREÑO. 
(Hondureñismos).  Para  que  expre- 
se exactamente  lo  que  nosotros  en- 
tendemos por  ARRENQUÍN,  falta 
a  la  definición:  persona  insepara- 
ble de  otra,  y  que  constituye  para 
ella  un  estorbo.  Algo  así  que  nos 
molesta  con  su  constante  compa- 
ñía; y  de  lo  cual  deseamos  vernos 
libres.  En  Hond.,  arriquin. 

Cuba.  "En  Cuba,  harrenquín,  dice 
MEMBREÑO  (Ob.  Cit.),  tal  vez  refi- 
riéndose a  PTCH.  que  escribe  con  h 
la  palabra;  pero  no  leyó  la  crítica  que 
de  este  autor  hace  HACÍAS  en  la 
voz  ARREAR,  que  es  a  saber:  "Pich., 
fscribe  harrenquín,  harreo,  harretran- 
cos  (V.),  harria  y  harriero  ¿Quare? 
Probablemente  porque  la  traen  (lo  h> 
de  su  orig-en.  i  Admirablemente!  ;.Es- 
crilie,  einpero.  Pich.,  hacerico,  hallen- 
to  y  harmonía?  ¿Hespaña,  Helena  y 
Heñriau"i?  ¿Avogado.  seringa  y  Pheli- 
pe?   ¿Cur   tam   varié?" 

— ARRENQIHN  escribe  MAGIAS; 
pero  advertimos  por  el  texto  de  sus 
definiciones  que   ninguna  coincide  con 


ARREO 


141 


ARREQ 


la    de    nuestro    tabasqueñismo:    "Sign. 
L        niet.   Caballería  en  la  que  acostumbra 
[-       hacer   sus    excursiones    comarcanas. — 
r       adj.   Se  dice  del  bufón  o  de  la   perso- 
i        na   baja   o   ruin   que   divierte   o   lison- 
í       jea  continuamente  a  otra."   I..a  perso- 
na  que   designa  el   arrenquín    cubano, 
como  cualitativo,  es  nuestro  ganagra- 
cía.   (V.) 

Chile.  "Arrenquín  o  arrinquín.  En 
Chile  hemos  oído  este  vocablo,  siem- 
pre en  su  terminación  masculina;  pe- 
ro en  dos  sentidos  diversos:  unas  ve- 
ces denotando  a  aquellas  personas  que 
viven  en  charla  y  movimiento  perpe- 
tuo, y  son  verdaderas  ardillas  huma- 
nas; y  otras,  al  ayudante,  general- 
mente muchacho,  que  suelen  llevar 
los  carr  ;teros  para  que  los  desempe- 
ñen en  ciertos  menudos  quehaceres. — 
A  la  bestia  que  guía  la  tropas  y  que 
casi  siempre  es  ima  yegua,  la  llama- 
mos madrina,  y  al  ginete  que  la  ti- 
ra del  cabestro  o  que  la  monta,  ma- 
rinero o  marucho."   (RODR.) 

Perú.  El  mismo  RODR.  citando  a 
.Il'AX  DE  ARON'A,  dice:  "J.  de  Aro- 
na  afirma  usarse  en  Perú,  no  sólo 
arrinquín,  sino  también  arrinquina, 
según  el  sexo  a  que  se  aplica,  conser- 
^■ando  sin  alteración  notable  la  signi- 
ficación  de  su  original,   arlequín. í' 

—TORO  GISB.,  Dice.  Lar.,  arrin- 
quín. 

Guat.  "Arrinquín,  persona  que  no 
se  separa  de  otra,  satélite."  (TORO 
GISE..    Dicr.    L?r.) 

Hond.    (ÍD..   Ob.   cit.,   arriquin. 

Ríopl.  'lArrinquín."  (TORO  GISB., 
loe.    cit.) 

Cuatro  formas,  según  adverti- 
mos, lleva  la  palabra  a  través  del 
continente:  arrenquín,  arrequín, 
arrinquín  y  arriquin. 

Parece  que  en  la  Chontalpa  tie- 
ne la  voz  arrinquín  otro  significa- 
do: el  de  "voltereta,  machincuepa, 
volatín  dado  por  causa  de  un  tro- 
pezón o  un  golpe,  como  cuando  una 
res  forcejea  y  tira  al  vaquero."  Esta 
acepción   es   enteramente   regional. 

ARREO,  m.  Lo  mismo  que  da 
MACÍAS.  como  provincialismo  cu- 
bano: "El  acto,  el  efecto,  o  el  ejer- 
cicio de  arrear."  agregando  des- 
pués en  la  parte  crítica  algo  que 
tantas  veces  hemos  dicho  en  este 


libro,  defendiendo  nuestros  tabas- 
queñismos,  genuinamente  regiona- 
les. Oigámosle:  "Determinar  la 
acepción  fundamental  de  una  pala- 
bra, dada  su  etimología,  es  cues- 
tión de  sentido  común.  Pues  bien: 
léanse  todos  los  Diccionarios,  exa- 
mínese las  distintas  acepciones  que 
asignan  a  la  palabra  arreo,  y  díga- 
se después  si  no  es  la  cubana  la 
acepción  primordial.  ¿Y  qué  quiere 
decir  esto?  La  comprobación  de 
una  gran  verdad  desconocida,  o  ne- 
gada generalmente:  que  lejos  de 
ser  despreciables  los  que  se  llaman 
provincialismos  americanos,  son, 
los  más  de  las  veces,  los  puros  orí- 
genes del  español."  Con  letras  de 
oro  quisiéramos  grabar  estas  pala- 
bras del  erudito  filólogo  cubano  en 
las  puertas  de  la  Academia  Espa- 
ñola, para  que  las  tuvieran  presen- 
tes los  doctores  del  Diccionario,  ca- 
aa  vez  que  dictan  autos  de  fe  con- 
tra una  palabra,  solamente  porque 
no  la  han  oído  usar  en  Castilla. 

ARREQUINTAR,  a.  Atirantar  o 
estirar  una  cuerda  cualquiera  hasta 
ponerla  en  su  mayor  estado  de  ten- 
sión. La  etimología  popular  ha  juz- 
gado por  comparación  de  este  ver- 
l30  con  el  requinto,  instrumento 
musical  análogo  a  la  guitarra,  de 
la  cual  difiere  por  sus  tonos  más 
agudos,  seguramente  debido  al  ma- 
yor grado  de  tensión  de  sus  cuer- 
das. No  puede  ser  más  gráfica  ni 
más  inteligente  la  comparación,  y, 
consecuentemente,  más  legítima  la 
^oz. 

Ocasión  es  ésta  do  hacer  notar 
una  vez  más  la  sutileza  del  len- 
guaje popular,  para  establecer  las 
diferencias  de  matices  en  el  con- 
cepto de  los  vocablos.  La  Acade- 
mia, que  no  registra  el  verbo  ati- 
rantar, aunque  registra  el  adj.  ti- 
rante, da  a  éste  y  a  los  cualitativos 


ARRES 


—  142  — 


ARRIA 


similares:  tieso,  rígido,  tenso,  una 
sinonimia  confusa  y  anfibológica  en 
grado  sumo,  que  para  nosotros  no 
existe.  Tirante  y  tenso,  los  tenemos 
como  sinónimos  perfectos:  una  co- 
sa elástica,  en  máxima  extensión 
longitudinal,  sobre  la  cual  obran 
dos  fuerzas  en  dirección  contraria, 
una  en  cada  extremo;  se  ponen  ti- 
rantes o  tensas,  las  cuerdas  de  un 
instrumento;  una  lía  de  tender,  los 
hilos  de  un  alambrado,  etc.  Tieso  y 
rígido,  sinónimos  también  entre  si, 
pero  en  nada  equiparables  a  los  an- 
teriores, expresan  la  condición  de 
una  cosa  flexible  cuando  se  pone 
dura,  o  recta,  perdiendo  la  flexibi- 
lidad, por  una  causa  cualquiera  co- 
mo las  variaciones  de  la  tempera- 
tura, p.  ej.;  rígido,  tieso  se  pone  un 
cadáver. 

Arg.  y  Bol.  Por  estos  países  parece 
ciue  sólo  existe  el  verbo,  aunque  co" 
significado  im  sí  es  no  es  distinto  del 
nuestro:  "Apretar  fuertemente  cor 
cuerda  o  vendaje."  (BAYO).  Como  ve- 
mos, la  idea  es  la  misma:  la  mis-  ^ 
ma  orientación  guió  en  uno  y  otro  ca- 
so la  formación  popular  del  vocablo. 

ARRESGAR.,  barb.  por  arries- 
gar. Como  es  tan  común  la  confu- 
sión, anotamos  la  forma  correcta, 
especialmente  para  ciertos  letrados 
muy  arresgados,  que  arriesgan  así 
hacer  im  caso  ridículo. 

ARREVESADO  o  ALREVESA- 
DO. V.  ARRELLANARSE  Y  ARRE- 
COGER. 

ARREVOLVER.  V.  ARRECO- 
GER, i 

ARRIA,  f.  Notable  e  interesante 
disquisición  hace  Icazbalceta  acer- 
ca de  esia  palabra,  tratando  de  pro- 
bar que  ha  significado  en  castella- 
no  recua,  serie  de  bestias  que  ca- 
minan una  tras  de  otra,  lo  mismo 
en  España  que  en  América,  y  cri-  j 
ticando  a  la  Academia  por  no  ha- 
berla traído  a  su  Dice,  sino  hasta  i 
la  duodécima     edición   (¡y     demos! 
gracias   de   que  haya  reparado   en  j 


ella!).  MACÍAS  la  consigna  con 
igual  valor,  lo  mismo  que  PICH. 
CUERVO  la  condenaba  en  sus  edi- 
ciones anteriores;  pero  tal  vez  con- 
vencido de  la  injusticia,  en  la  5a. 
ed.,  que  tenemos  a  la  vista,  volvió 
sobre  sus  pasos  suprimiendo  la 
censura.  Castellana  y  de  pura  ce- 
pa, o  no  castellana  que  sea  la  voz 
arria,  el  caso  es  que  nuestros  pai- 
sanos no  la  usan  jamás,  como  tam- 
poco usan  arrea  sino  recua,  sobie 
la  cual  no  domina  la  palabra  hata- 
jo, como  en  otras  partes  de  la  Re- 
pública, al  decir  del  propio  Icazb., 
pues  ésta  tiene  aplicación  muy  es- 
pecial a  grupo  de  bestias,  entera- 
mente distinto  de  la  recua.  V.  HA- 
TAJO. 

Hemos  consignado  la  voz  sola- 
mente porque  tenemos  la  aguja  de 
ARRIA,  que  manifiesta  la  preexis- 
tencia de  arria,  y  ésta  muy  natu- 
ralmente, su  coexistencia  con  arrie- 
ro, que  es  palabra  más  vieja  que  el 
chisme. 

ARRIAR,  a.  El  pueblo  lleva  la 
metáfora  dondequiera.  ARRIAR,  en 
lenguaje  marino,  es  bajar  las  ve- 
las, y  para  la  Acad.,  "bajar  la 
bandera";  pues  para  aquel  "dejar  li- 
bre cualquiera  cosa  que  estaba  su- 
jeta", también  es  ARRIAR.  Y  muy 
bien  dicho.  ARRIAR  los  cabos; 
ARRIAR  el  dinero,  cuando  el  suje- 
to es  codo  y  no  afloja,  etc.   (V.) 

ARRIATE,  s.  pl.  "Terrenos  de  un 
jardín,  algo  levantados  del  resto 
del  suelo  y  destinados  para  sem- 
brar flores."  (Dice.  Lar.)  Esto  y  no 
más  hemos  entendido  siempre  nos- 
otros por  arriates;  pero  el  Sr.  RA- 
MOS y  DUARTE  señala  como  prov. 
del  D.  F.  la  palabra,  diciendo  que 
significa  solamente,  según  Covarru- 
bias:  "los  encañados  de  los  jardi- 
nes; de  arriad  (en  arábigo)  que 
vale  jardín",  y  que  el  P.  Guadix  Ta- 
marid   dice   que   "arriate   es   calza- 


ARRIA 


143 


ARRIB 


da,  camino  o  paso."  De  donde  re- 
sulta que  la  significación  primor- 
dial de  arriate  es  genérica,  vale 
jardín  en  general,  lo  mismo  para 
los  encañados,  calzadas  o  pasos 
(lugares  por  donde  se  camina)  que 
pai-a  la  "platabanda,  asirate  o  par- 
terre", que  dice  el  Sr.  Ramos  (lu- 
gares donde  se  siembran  las  flo- 
res). No  embargante,  hoy  por  hoy. 
el  verdadero  sentido  de  arriate  es 
el  que  da  el  Dice.  Lar.,  que  hemos 
citado,  y,  en  general,  toda  porción 
de  terreno  levantada  sobre  el  nivel 
ordinario,  para  sembrar  en  ella,  pe- 
ro no  para  caminar. 

Parece  también  que  el  nombre 
de  platabanda,  galicismo  de  la  peor 
calidad,  que  espeta  el  purista  (?) 
Sr.  Ramos  y  Duarte,  no  significa  lo 
que  él  pretende,  sino  precisamente 
lo  que  censura:  "Camino  que  se  de- 
ja entre  los  arriates  y  canastillos 
del  jardín."  (Dice.  Lar.)  En  cuan- 
to al  parterre  es  otro  indigesto  ga- 
licado, y  el  asirate  ni  consta  en  el 
Dice,  de  la  Acad.  ni  hemos  dado 
con  el  lugar  de  donde  le  espigó  el 
anticuario  Sr.  Ramos  y  Duarte. 

Todo  lo  dicho  nos  es  más  que 
bastante  a  demostrar  que  no  ne- 
cesitamos ir  por  adefesios  y  bado- 
mías  a  casa  ajena,  cuando  en  la 
nuestra  tenemos  vocablo  tan  casti- 
zo como  ARRIATE,  para  expresar 
clara  y  correctamente  la  idea  en 
cuestión.  Es  mexicanismo. 

"Habí.-i  en  esos  If^herintos  casas  de 
vecindad  con  sus  amplios  patios,  dis- 
ting'uido.s  ya  con  una  higuera,  ya  cor. 
un  ganado  o  varios  floripondios,  sus 
arriates  con  mastuerzo,  chícharo  y 
albahaca."  (FIDEL,  Memorias.  2S- 
40,  cap.   II.  p.   113.) 

ARRIBEÑO.  ÑA.  adj.  y  s.  En  Ta 
basco  se  califica  así  especialmente 
a  todo  lo  relativo,  perteneciente  al 
Estado  de  Chiapas;  que  proviene 
de  éste,  por  ser  los  de  esta  Enti- 
dad nacional  lugares  altos  o  de 
arriba,  tierra  de  serranía,  con  res- 


pecto a  nuestro  Estado,  que  es  to- 
do baj-o,  costeño.  Natural  o  habi- 
tante de  los  Estados  del  interior, 
más  conocidos  por  guachos,  gua- 
chinangos, saguayos,  etc.  El  sinó- 
nimo de  ARRIBEÑO  en  esta  acep- 
ción es  usual  en  toda  la  costa.  To- 
do lo  que  a  Chiapas  se  refiere  es 
coleto  (V.),  aunque  tiene  esta  voz 
un  significado  más  restringido.  Los 
ARRIBEÑOS  (de  Chiapas)  viajan 
a  comerciar  a  Tabasco  en  las  fies- 
tas o  romerías,  como  al  San  Isidro 
de  Macuspana,  al  Santiago  de  Tea- 
pa,  llevando  productos  materiales, 
frutas  del  clima  frío  y  productos 
de  la  manufactura  e  industria  indí- 
genas: dulces,  juguetes,  etc.  El 
ARRIBEÑO  emprende  el  viaje  a 
Tabasco  en  muía,  a  través  de  la 
abrupta  y  escarpada  serranía  de 
Chiapas,  por  caminos  infernales, 
pelisrosisimos  como  pocos  otros  de 
la  República;  trae  consigo  diez  o 
doce  chamulas,  cargadores  pedes- 
tres que  llevan  a  lomo  el  garlo  re- 
pleto de  cajetas,  manzanas,  du- 
raznos, etc.,  a  más  de  artículos  de 
talabartería.  Hacen  camino  por 
ocho  o  diez  días  para  llegar  a  Ta- 
basco. que  con  los  del  retorno  y  los 
de  la  permanencia  en  la  fiesta,  ha 
cen  al  rededor  de  tm  mes  de  viaje 
redondo,  por  el  cual  pagan  un  esti- 
pendio de  un  peso  plata,  al  chamu- 
la,  dándose  éste  por  satisfecho  y 
muy  bien  pagado.  V.  ABAJEÑO. 

— "EnaKVias  arribeñas...  vara... 2 
(reales).  "(Comp.  de  Decretos,  p.  63: 
Decreto  de  16  de  nov.  de  1S37.) — 
ídem.  Cíiueso.?)  arribeños.  .  .  ídem 
(arroba)...  32  (reales."  — "Id.  (so- 
gas) arribeñas...  ídem  (docena)...  1 
(real)."  (Ibld..  p.  64.) —  "Zapatos  arri- 
beños de  hombres...  docena,"  etc. 
(Ib.,   p.   65.) 

Méx.  "Así  llaman  los  habitantes  de 
las  costas  al  que  procede  de  las  tie- 
rras  altas."    (ICAZB.) 

"Los  costeños  llamamos  arribeños  a 
los  habitantes  de  la  Mesa  Central  y 
tierras  alta=!."  (RODR.  BELTR.iX, 
Pajarito.    Vocabulario.) — "Abajo,    con- 


ARRIE 


—  144  — 


ARRIE 


fundido  entre  el  montón  de  colchas, 
casimires  y  ponchos,  está  el  arribeño, 
acompañado  de  su  consocia."  (ID., 
Atrev...  lit.,  La  Feria  de  Candelaria, 
p.  148.) — "La  esposa  del  Juez  de  le- 
tras es  la  liona  del  lug:ar,  como  arri- 
beña que  es."  (ALTAMIRANO,  Pai- 
sajes y  Leyendas,  p.  64.) — 'En  efec- 
to, como  para  los  arribeños  que  temen 
ser  asaltados  por  el  vómito."  (PAY- 
NO,  Veracruz,  XVII,  p.  439.) 

Ríopl.  "Así  llaman  en  Buenos  Aires 
al   provinciano  del   interior."    (BAYO.) 

Kn  Perú  y  Chile,  ARRIBANO. 
(Dice.    Lar.) 

ARRIERAL.  m.  Nido  o  habita- 
ción de  las  hormigas  arrieras  (V.) ; 
también  el  conjunto  de  éstas,  co- 
mo colectivo. 

"Una  o  dos  inyecciones  de  humo  ve- 
nenoso bastan  para  destruir  un  arrie- 
ral,  por  g^rande  qvie  sea."  MARTZ., 
Cacao,  pág.   71.) 

ARRIERAS,  pl.  (Aecodoma  me- 
xicana). Hormigas  que  en  recuas  o 
arrias  andan  siempre  en  busca  de 
alimento,  por  un  camino  limpio  y 
perfectamente  trazado,  por  el  cual, 
en  gran  orden,  van  unas  cargadas 
con  su  provisión  y  vienen  las  otras 
sin  carga,  en  busca  de  ella.  A  las 
mismas,  o  de  especie  afín  (neuróp- 
teras)     llaman     cazadoras     en     el 

Oriente     de     Bolivia (BAYO.) 

Muy  comunes  y  abundantes  en 
Tabasco;  &on  sumamente  nocivas 
en  la  agricultura,  porque  destruyen 
las  raíces  de  los  sembrados,  y  por 
los  peligros  que  ofrecen  en  los 
campos  las!  perforaciones  enormes 
de  sus  nidos,  con  grave  riesgo  de 
los  iinetes  que  corren  a  caballo  en 
trabajos  de  vaquería. 

Ninguna  obra  de  ingenio  instin- 
tivo más  valioso  que  las  galerías 
del  nido  de  las  ARRIERAS.  Una 
serie  de  pisos  paralelos  se  suce- 
den hasta  una  profundidad  a  veces 
de  muchos  metros,  diez,  quince  y 
hasta  treinta.  Cada  piso  o  galería 
está  dividida  ñor  tabiques  vertica- 
les y  sostenida  por  una  serie  de 
pilares  que  forman  los  mismos  ta-, 


biques,  bajando  hasta  el  fondo. 
Una  Z'ona  de  galerías  determinadas 
está  destinada  a  servir  de  habita- 
ciones; en  ellas  moran  constante- 
mente las  hembras  crianderas  o 
madres  y  los  machos  reproducto- 
res, que  son  como  los  zánganos  de 
las  abejas;  otras  galerías,  las  más 
superficiales,  están  destinadas  pai-a 
dormitorio  de  la  clase  trabajadora 
u  obrera,  que  es  la  que  vive  cons- 
tantemente en  incursiones  por  el 
campo,  para  llevar  a  la  población 
las  provisiones  necesarias  para  la 
familia,  y  para  toda  la  comunidad, 
en  tiempo  de  invierno.  Por  último, 
las  galerías  profundas  son  los  al- 
macenes en  donde  depositan  orde- 
nadamente el  botín  de  sus  corre- 
rías, sabiamente  adquirido  para  su- 
fragar el  dispendio  de  la  vida  co- 
mún en  épocas  de  escasez  o  de 
mal  tiempo  para  andar  por  lo'^ 
campos,  cuando  por  la  abundancia 
de  lluvias,  las  aguas  no  les  permi- 
ten viajar,  o  cuando  por  virtud  de 
la  estación  los  árboles  están  des- 
nudos de  hojas  o  las  que  tienen 
no  son  propias  para  el  consumo. 

El  ARRIERAL,  como  se  llama  e^ 
nido  de  las  arrieras,  se  abre  al 
exterior  por  una  serie  de  bocas  tu- 
bulares, a  manera  de  chimeneas, 
formadas  sobre  el  nivel  del  suelo 
con  la  misma  tierra  excavada.  Estos 
conductos  bajan  hasta  el  fondo, 
donde  tienen  salidas  o  desagües; 
de  manera  que  el  ARRIERAL  nun- 
ca se  inunda,  pues  las  aguas  no  in- 
vaden las  galerías,  sino  corren  has- 
ta salir  como  se  ha  dicho.  Lo  mis- 
mo todas  las  puertas  exteriores  de 
la  vecindad,  que  las  interiores  de 
las  viviendas  o  bodegas,  están 
constantemente  escoltadas  por  cen- 
tinelas que  son  escogidos  entre  las 
hormigas  más  fornidas,  verdaderos 
cosacos,  -o  soldados  turcos  como 
aquellos  de  las  calles  de  Constan- 


ARRIE 


145 


ARRIM 


tinopla  de  que  nos  habla  Blasco 
Ibáñez,  en  Oriente,  capaces  de  es- 
trangular de  un  apretón  a  cual- 
quier osado  invasor. 

"Las  hormigas  arrieras  (Aecodoma 
Mexicana)  ocasionan  muchos  perjui- 
cios porque  se  alimentan  de  las  hojas 
del  cacaotero,  y  paralizan  con  esto  el 
crecimiento  del  árbol;  pero  si  en  el 
plantío  hay  alguna  planta  de  su  agra- 
do, dejan  al  cacaotero  enteramente 
ileso."    (MARTÍNEZ,    Cacao,   p.    71.) 

ARRIERO.  ARRIEROS  SOMOS, 
V  EN  UN  CAMINO  ANDAMOS.  La 
Academia  dice  "en  el  camino,  o  y 
en  el  camino  andamos;"  en  Méxi- 
co se  usa  esta  segunda  forma. 
(ICAZBALCETA.)  ; 

ARRIMADILLA.  f.  Juego  de  mu- ' 
chachos.     Consiste  en  arrojar     una  I 
moneda,  desdo  alguna  distancia  de 
varios   pasos,   contra  la  pared,     la 
acera   u  otro   obstáculo.   Los   juga- 
dores se  colocan  parados  en  línea 
de     frente,  tirando     sucesivamente 
de  izquierda     a     derecha,  general-  ¡ 
mente  con  centavos.     Aquél     cuya  | 
moneda  al  caer  descansa  más  cer-  \ 
ca  del  lugar     donde  debe  arrimar,  | 
pana  a  los     demás,     recogiéndoles  j 
las  suyas.  I 

Suele  también  jugarse  a  chipo-; 
te.  Es  éste  un  golpe  dado  con  los  ; 
dedos  extendidos  de  la  una  mano, 
sobre  el  dorso  de  la  otra.  Los  mu- 1 
chachos  suelen  untar  saliva  a  la  i 
mano  que  golpea,  para  asentar  el  j 
chipote,  poniendo  colorada  la  que 
lo  recibe. 

ARRIMADO.  DA.  adj.  Individuo 
ue  vive  en  propiedad  ajena,  por 
■  aridad  o  complacencia  del  dueño/ 
sin  ningún  derecho  sobre  ella...., 
aunque  a  veces  se  toman  más  de- 
rechos que  el  mismo  propietario, 
como  el  sapo  del  cuento,  que  fue 
éste:  llovía,  a  cántaros,  cuando  un 
sapo,  entumecido  y  tiritando,  más 
en.sopado  que  ensapado,  llegó  a  la 
cueva  reducida  de  una  ranita  hu- 
milde. 


— Compañera  y  caritativa  amiga, 
ranita, — la  dijo, — vengo  muerto  de 
frío;  ya  no  acierto  a  dar  salto  y 
hasta  la  vista  se  me  nubla  de  pura 
debilidad  y  calambrera.  ¿Tuvieras 
la  bondad  de  admitirme  al  refu- 
gio de  tu  casa? 

— Pero  ¡cómo!,  amigo  sapo,  re- 
puso la  rana,  cortésmente;  si  con 
trabajo  quepo  yo  en  esta  cuevecita, 
de  tan  pequeña  que  es. 

— No  importa,  dijo  nuevamente, 
con  voz  ahogada  por  las  lágrimas, 
el  sapo.  Aquí  en  un  rinconcito  me 
acomodo. 

Y  sin  más  ni  menos,  el  ARRI- 
MADO se  fue  colando  a  espaldas 
de  la  ranita  hasta  posarse  en  el 
fondo  del  agujero.  L'na  vez  allí  em- 
pezó a  inflarse  con  todas  sus  fuer- 
zas, y  a  comprimir  fuertemente  a 
la  pobre  ranita,  que  cada  vez  era 
rechazada  hacia  la  puerta,  hasta 
que  di  jóle  al  sapo: 
— Amigo,  huésped,  ¿qué  sucede? 
A  lo  que  el  sapo  contestó  enfá- 
ticamente: 

—  ¡Pues  al  que  no  le  convenga, 
que  se  salga ! . . . . 

Me  parece  que  pueden  los  lecto- 
res formarse  idea  aproximada  de 
lo  que  son  los  ARRIMADOS  en 
Tabasco,  juzgando  por  el  cuento, 
que  ellos  inspiraron  al  numen  po- 
pular en  la  apología  que  acabamos 
de  hacer. 

ARRIMAR,  n.  Golpear,  dar  de 
golpes:  a  fulano  le  arrimaron  sus 
patadas. 

ARRIMARSE,  pr.  'Establecerse 
en  casa  ajena  para  vivir  y  aiín  co- 
^^el•  de  balde.  Es  muy  común  entre 
los  pobres,  cuando  no  tienen  habi- 
tación. ARRIMARSE  a  otro,  acaso 
tan  pobre  como  él;  y  asombra  la 
facilidad  con  que  especialmente 
mujeres  pobrísimas  y  cargadas  de 
hijos  dan  un  rinconcito  en  su  es- 
trecho V  miserable     cuarto  a  otra 

10 


ARRIM 


146  — 


ARRIM 


mujer,  que  suele  llevar  también 
hijos.  No  es  rai'O  tampoco  que  les 
den  el  bocadito,  es  decir,  que  par- 
tan con  ella  el  escaso  alimento  que 
alcanzan.  Y  esto  lo  hacen  a  veces 
durante  largo  tiempo,  sin  repug- 
nancia, sin  vanagloria,  como  la  co- 
sa más  natural  del  mundo.  Es  un 
efecto  de  la  admirable  caridad  de 
nuestro  pueblo  bajo,  de  que  tengo 
antiguo  y  personal  conocimiento,  y 
es  tanta  que  llega  a  fomentar  la 
vagancia.  En  las  muperes,  ARRI- 
MARSE es  casi  siempre  indicio  de 
gran  necesidad:  en  los  hombres  lo 
es  más  bien  de  holgazanería." 

Así  se  expresa  D.  Joaquín  Gar- 
cía Icazbalceta  en  su  Vocabulario 
de  mexicanismos,  refiriéndose  a  lo 
que  es  ARRIMARSE,  en  la  ciudad 
de  México.  Testigo  presencial  de 
la  vida  capitalina,  el  que  estas  lí- 
neas escribe,  nada  que  observar  tie- 
ne a  las  consideraciones  del  autor, 
sino  calificar  de  magistrales  sus 
apreciaciones  filosóficas  y  socioló 
gicas. 

Pero  en  nuestro  Estado  de  Ta- 
basco,  las  cosas  pasan  de  distinta 
manera.  Allá  no  hay  pobres,  y  la 
fecundidad,  la  prodigalidad,  y  la 
exuberancia  de  la  tierra,  son  cau- 
sas soci.Hles  que  influyen  en  la  apa- 
tía de  la  gente,  la  pereza  y  la  hol- 
gazanería. El  hombre  del  campo  vi- 
ve allí  sin  necesidades  ni  exigen- 
cias; la  selva  y  el  agua  le  dan  so 
bradamente  los  alimentos  para  vi- 
vir, y  como  casi  toda  la  población 
es  campesina,  porque  así  es  más 
fácil  la  vida,  en  las  Jioblaciones  so- 
lamente residen  los  pobres  dedica- 
dos a  trabajos  especiales  que  les 
producen  también  lo  necesario  pa- 
ra siibsistii";  de  manera  que  allí  no 
hay  ARRIMADOS,  como  en  Méxi- 
co, en  donde  se  acumula  un  exceso 
de  la  población  que  ya  no  cabe  por 
los  distintos  rumbos  de  la  Repúbli- 


ca, y  acaso  hasta  del  extranjero, 
como  sucede  en  todas  las  grandes 
capitales. 

El  ARRIMADO  de     Tabasco     es, 
pues,  un  individuo  sociólogo  distin- 
to del  de  México.  Allá  sólo  existe 
I  en  las  fincas,  ranchos  o  haciendas 
de  campo,  y  su  existencia  se  debe 
!  a    las    causas    expuestas    en    párra- 
I  fo  anterior.   Es   también    de   condi- 
clones  distintas  al  de  México.     No 
]  vive  a  expensas  de  la  corta  ración 
;  que  divida  con  él  su  protector.  Es 
un  individuo  a  quien  el  dueño  de  la 
finca  concede     terreno     para     que 
construya   su   casa   y   viva  en   ella 
y  a  veces  también  para  que  haga 
sus  labores,  a  condición  solamente 
de  que  en  cambio  le  preste  alguno 
que  otro  día  de  trabajo  en  las  se- 
manas. Pero  el     ARRIMADO     casi 
siempre  se  cree  con  derecho  a  ex- 
plotar   la    propiedad    del    finquero; 
pesca  y  caza     para     vender,  suele 
hurtar,  y  llega  a  convertirse  por  lo 
mismo  en  una  remora,  en  un  arren- 
quín del  cual  oon  dificultad  se  des- 
hace el  dueño.   Por  eso  los   ARRI- 
MADOS gozan  de  justa  mala  fama 
I  y  son  tan  temidos. 

Debemos,   empero,   hacer   la   sal- 
I  vedad  de  que  no  son  ARRIMADOS 
[  aquellos  individuos     que,  desposeí- 
i  dos  y  arrojados     ignominiosamente 
¡  de  su  heredad,  en  los  tiempos  tirá- 
í  nieos  de  las  Dictaduras,  fueron     a 
:  cultivar  las  tierras  de  sus  abuelos, 
i  en  donde  los  terratenientes  y  lati- 
I  fundistas,  acaparadores  sin  límites, 
'  habían   plantado     sus     reales,  sólo 
para   sustraer  la    propiedad   al   be- 
I  neficio   del  indio     y     del     labriego 
;  paupérrimo,  sin  que  él  mismo  pu- 
diera jamás   dominar     ni     con     la 
j  mente  las   vastísimas     extensiones 
de     terreno     que  el   Gobierno,  por 
transacciones    ilícitas    de    beneficio 
y  provecho  para  bolsas  científicas, 
j  de   honor  obscuro  y  tortuoso,  les 


AREIM 


147  — 


ARROC 


concediera  sin  i-ubor,  y  sin  mira- 
mientos a  la  Diosa  que  a  través 
de  la  venda  enderezaba  la  espada 
con  que  las  vengadoras  Euménides 
populares  habrían  de  tajar,  como 
han  tajado,  las  cabezas  aposti'ofa- 
das  de  los  culpables. 

Méx.  "Esta  mujer...  tiene  sus  arri- 
mados," (FACUNDO,  Artículos,  La 
casa  de  vecindda,  p.  102.) — "El  nú- 
mero de  arrimados  de  ambos  sexos 
varía  en  razón  directa  de  la  carestía 
del  maíz  y  de  la  baratura  del  aguar- 
diente." (ID.,  ib.) — Tú  no  eres  mi  so- 
brino como  has  pensado,  sino  un  arri- 
mado miserable  y  vicioso."  (PENSA- 
DOR,   Periquillo,   cap.  XVI.)  : 

Venez.  Parece  que  por  estas  tierras 
dícese  achant-arse:  "Entre  nosotros 
vale  como  detenerse  en  algún  Ivigar  o 
casa  ajena  por  conveniencia  propia. 
Persona  que  se  achanta,  de  seguro , 
que  es  gente  no  santa."  (PICÓN  FE-  | 
BRES.)  I 

ARRIMO,  m.  "La  pared  o  cerca 
medianera,"  dice  el  Sr.  Maclas,  y 
que  "en  tal  sentido  se  dice  pagar, 
vender,  tener,  etc.,  mitad  del  arri- 
mo, esto  es  la  mitad  del  precio,  o 
valor  de  aquella  pared  o  cerca." 
Opinamos  que  ha  sufrido  una  con- 
fusión el  Sr.  Macías.  ARRIMO,  a 
nuestro  entender,  tiene  dos  signi- 
ficados, uno  provincial;  otro  como 
término  forense.  En  el  primero  ex- 
presa, no  la  cosa  misma  o  pared 
que  arrima,  sino  la  servidumbre,  el 
uso  de  medianería,  o  servicio  co- 
mún que  la  pared  medianera  o  di- 
vidente presta  a  los  predios  dividi- 
dos  o  separadas  por  ella.  Y  así  di- 
cen los  propietarios  colindantes  te- 
ner ARRIMO,  cuando  ambos  han 
costeado  la  medianería  y  a  ambos 
sirve.  La  acepción  forense  es  la  del 
derecho  mismo  vinculado  en  la  ser- 
vidumbre de  la  pared,  para  uso 
común,  y,  recíprocamente,  la  obli- 
gación común  también  en  ambos 
propietarios  de  no  estorbarse  mu- 
tuamente el  uso  de  la  medianería. 

ARRISCADO,   DA.  adj.  cuya  sipr- , 
niñcación  crenuina     es:     levantado  I 


hacia  arriba  de  su  posición  natu- 
ral. Sombrero  ARRISCADO,  el  que 
tiene  el  ala  vuelta  hacia  arriba,  le- 
vantada, lo  cual  da  cierto  tono  de 
desplante  o  altanería  al  sujeto. 

"Cubierta  la  cabeza  con  un  fieltro 
color  de  ceniza,  un  tanto  arriscado." 
(SÁNCHEZ  MARMOL,  Antón,  VII, 
pág.   59.) 

ARRISCAR,  a.  y  pr.  "Arriscar 
significa  levantar,  respingar,  arre- 
mangar o  remangar,  arregazar  o 
arrezagar,  aplicándose  a  cosas 
vueltas  hacia  arriba,  especialmente 
a  las  narices."    (GAGINI.) 

Méx.  ICAZB.  argumenta  que  por  la 
idea  de  levantar  que  encierra  el  ver- 
bo en  sus  acepciones  castizas,  lo  usa- 
mos en   tal  sentido.   Muy  bien  dicho. 

"En  la  política  ;oh.'  ahí  es  donde 
me  arrisco  el  sombrero  y  juro  por  la 
laguna  Estigia  que  nos  han  de  oír  los 
sordos."  (MORALES.  Gallo  Pitagórico, 

p.    21.) — "Por    cualquiera    fruslería, 

armaba  !a  de  Dios  Cristo,  se  arrisca- 
ba el  sombrero,...  y  gritaba."  (LÓ- 
PEZ PORT.,  La  Parcela,  IV,    p.  50.) 

Col.  "Decimos  arriscar  el  ala  del 
sombrero,  por  levantarla,  plegarla  ha- 
cia arriba;  nariz  arriscada,  por  re- 
mangada, respingada:  no  es  probable 
que  tengamos  aquí  el  antiguo  verbo 
arriscar  (arriesgar,  refl.  engreírse)  y 
arriscado  (atrevido,  resuelto,  ágil,  ga- 
llardo), sino  que  es  quizá  encumbrar; 
aunque  no  es  imposible  que  nuestra 
acepción  de  arriscar  sea  también  an- 
tigua."   (CUERVO,    p.    916.) 

Chile.  Lo  consigna  RODRÍGIT^Z. 
censurándolo   inopinadamente. 

ARRITRANCA,  f.  Muy  poco  usa- 
da. Retranca.  En  Arg.  y  Bol.  se 
llama  ataja.  (BAYO.)  V.  GRUPA  O 
GRUPERA. 

ARROCERO,  m.  Agelaeus  phoe- 
niccus,  Vieill.  Pajarito  negro,  con 
el  pico  y  el  tronco  de  las  alas  co- 
loradas, que  anda  en  írrandes  ban- 
dadas. Es  un  poco  más  pequeño 
que  el  tordo,  al  eral  se  parece  mu- 
cho. El  ARROCERO  es  el  azote  de 
los  arrozales,  pues  de  su  afición  a 
alimentarse  del  grano  del  arroz,  le 
viene  su  nombre.  El  canto  coreado 
de  la  bandada,  cuando  se  levanta, 
después  de  comer,  y  se  posa  en  los 


ARROO 


—  148  — 


ARROZ 


árboles,  es  como  un  gorgoriteo  as- 
pirado que  resuena  a  larga  distan- 
cia en  la  selva.  Rovirosa  le  llama 
Sargento,  y  con  este  nombre  lo  des- 
cribe: "Esta  avecilla  es  una  de  las 
"  más  preciosas  de  la  ornitología 
"  tabasqueña,  así  por  el  hermoso 
"  contraste  que  forman  las  plumas 
"  del  carpo,  matizadas  de  amarillo 
"  y  de  carmín,  con  el  color  negro 
"  intenso  de  todo  su  plumaje,  como 
"  por  su  canto  dulce  y  melancólico. 
"  Habita  de  preferencia  los  lugares 
"  pantanosos ;  en  el  Limón  la  veía 
"  a  menudo  reunida  en  pequeñas 
"  bandadas,  ya  en  el  centro  de  un 
"  extenso  popal,  dando  caza  a  los 
"  insectos,  ya  a  la  sombra  de  los 
"tintos  (Haematoxyion  Campechia- 
num,  L.) ;  allí  pude  también  obser- 
"  var  sus  curiosas  costumbres,  dig- 
"  ñas  de  llamar  la  atención  del  na- 
"  turalista.  Consignaré  aquí  uno  de 
"  los  rasgos  más  característicos  de 
"  este  icterido,  dejando  el  uso  de 
"  la  palabra  a  nuestro  sabio  cuanto 
"  modesto  naturalista  D.  Manuel  M. 
•'  Villada. 

"Son  amigos  tambiéni  de  la  raza 
"  bovina,  dice,  con  quien  se  toman 
"grandes  libertades;  se  paran  so- 
"  bre  el  cuello  de  las  vacas  -o  en 
"  la  punta  de  los  cuernos.  Cuando 
"  en  los  grandes  calores  del  día, 
"  los  toros  se  hunden  en  el  limo 
"  de  las  lagunas  para  sustraerse  de 
"  los  ardores  del  sol  y  de  los  pi- 
"  quetes  de  los  animales,  dejando 
"  solamente  de  fuera  la  extremidad 
"  del  hocico,  un  comendador  se  fija 
"  en  este  islote  de  carne  viva  que  | 
"  le  sirve  invariablemente  de  pe- 
"  dental.  Ahora  bien,  en  este  sitio ' 
"  cuida  atentamente  la  nariz  de  su  ' 
"huésped,  en  la  cual  ningún  taba- i 
"  no  podría  ariresgarse  a  entrar  sin  ' 
"  ouf-  fiierp.  devorado  al  instante."  i 
(ROVTROSA,  Zoología,  p.  26).  V 
SARGENTO. 


ARROCILLO.  m.  Planta  gramí- 
nea forrajera,  de  carácter  palus- 
tre, que  se  cría  en  las  playas  o  lu- 
gares húmedos  del  Estado. 

"Los  pastos  en  Macuspana  son  li- 
bres y  Jos  prados  naturales  o  artifi- 
ciales. Los  terrenos  situados  al  nivel 
de  las  aguas  de  los  ríos  o  poco  más 
elevados  que  éstos,  conservan  alguna 
cantidad  de  agua  todo  el  año,  y  por 
consiguiente  la  humedad  y  frescura 
necesaria  para  el  desarrollo  y  creci- 
miento de  algunas  plantas  palúdicas, 
tales  como  el  Camalote,  Arrocino, 
Grama  de  Agua  y  Lengua  de  Vaca, 
de  la  familia  de  las  gramíneas;  la 
dormilona  de  agua  y  zarza,  de  las  le- 
guminosas, y  el  pan  caliente  de  las 
ciperáceas.  Cada  año  los  desborda- 
mientos de  los  ríos  hacen  morir  a  al- 
gunas de  éstas  y  favorecen  la  produc- 
ción de  otras,  como  la  pancilla  y  le- 
chuga (Litorella  Lacustris).  La  es- 
pontaneidad con  que  aquellas  plantas 
crecen,  en  campos  abiertos  que,  en 
muchos  parajes  miden  algunas  leguas 
de  extensión,  y  sus  cualidades  emi- 
nentem.ente  nutritivas  para  los  gana- 
dos, han  sido  aprovechadas  por  los 
naturales  para  la  cría  de  éstos."  (RO- 
VIROSA, El  Part.  de  Mac,  MS.,  cap. 
Vlir,  p.   167.) 

ARROLLARSE,  pr.  "Las  muje- 
res que  se  arrollan  para  no  zar- 
pearse, y  los  hombres  que  se  arro- 
llan para  no  emporcar  los  puños 
de  la  camisa,  deben  de  tener  el 
cuerpo  de  trapo,  porque  de  otro 
modo  no  podrían  hacerlo  un  rollo." 
(GAGINI.)  Porque  la  expresión  es 
elíptica,  el  autor  hace  irrisión;  lle- 
va siempre  sobrentendida  la  frase 
complementaria  de  la  idea:  la  ro- 
pa, y  ésta  no  sé  donde  habríala  vis- 
to de  hierro  el  Sr.  Gagini,  para  que 
no  pudiera  ARROLLARSE.  Digo 
esto  en  defensa  de  mis  paisanos,  a 
quienes  vendría) es  el  guante,  por- 
que usan  también  el  verbo,  aunque 
es  mucho  más  común  y  usual,  en- 
rollarse   (la  ropa).    (V.) 

ARROZ  CON  LECHE.  Con  distin- 
tos nombres,  pero  a  todos  los  hijos 
del  Nuevo  Mundo  nos  sabe  bien  el 
dulcecito,  y  no  menos  a  los  españo- 


ARROZ 


—  149  — 


ASAL 


les.  En  México  gritan  las  viejas  tí-  r 
picas  "¡arroz  de  leche!    ¡tomen  su, 
ari'ocito!,"  apostadas  en  el  AjTinta- 
miento,  la  Acequia  o  la  Alameda, ' 
con  su  arquilla  de  tacitas  que  fue- 
ron blancas  cuando  no  eran  viejas, 
con  sendas  cucharitas,  oriundas  de 
"El  Volador,"  y  con  su  poblado  de 
moscas  respectivas,  anunciando  la 
exquisitez  del  dulce  con  el  reclamo 
de  sus  patitas  embadurnadas. 

En  Tabasco  es  un  dulce  tanto 
más  sabroso  que  el  de  por  acá;  pe- 
ro no  tan....  "democrático"  como 
éste.  Como  allá  todo  es  limpieza  y 
aseo,  aquel  ARROZ  CON  LECHE 
es  manjar  de  dioses,  lo  mismo  so- 
bre el  cajón  cubierto  con  hoja  de 
tó  a  guisa  de  mantel,  en  la  casita 
humilde  del  labriego,  que  en  la  me- 
sa de  cualquier  Creso  de  la  Provin-  ^ 
cía. 

Por   Centro   y   Sur   América      di- 
cen, como  en  México,  arroz  de   le- 
che;   los   hijos   del    Cid,   arroz   con 
leche,   como  nosotros,   según   testi- 
monios  de   CUERVO     y     GAGINI. 
Creo  que  estamos  en  lo  cierto,  no ; 
porque  así  digan  en  España,   sino 
porque    la    preposición    de  expresa,  ' 
en  verdad,  composición   (sombrero  í 
de   paja) ;    contenido   (taza  de     le- : 
che) ;  uso  (navaja    de     afeitar)     y  I 
otros  conceptos,  pero  nunca     com- 
pañía,  para  lo  cual     se     usa     con: 
arroz  con  tomate;  carne  con  chile; 
café  con  leche.  Además,    la    razón 
que  da  CUERVO  es  de  peso,  como 
todas  las  suyas :  "Sopa  de  leche,  de  i 
arroz  (locuciones)  muy  propias  por  ^ 
que  en  ellas  el  complemento  espe- 
cifica  un  término  general."  | 

ARRUGARSE,  pr.  Acobardarse,  I 
tener  miedo  a  algo  o  a  alguien.  Es 
más  enérgico  que  rajarse  y  más  es- 
pecífico que  éste,  que  vale  también 
echarse  atrás  en  un  trato,  etc.  Fu- 
lano se  le  arrugó  a  Juan,  quiere  de- 
cir: tuvo  miedo  a  Juan;  esto  se  en- 1 


tiende  cuando  ya  la  cosa  va  de  ve- 
ras, llegando  a  los  hechos,  después 
de  las  palabras. 

Méx.  Lo  consigna  ICAZB.:  "Algu- 
nas veces  hemos  oído  este  verbo... 
en  estilo  jocoso  y  familfar,  por  aco- 
bardarse,   aturdirse." 

ARRUINADO,  DA.  adj.  Raquítico, 
triste,  macilento,  hablando  de  las 
plantas.  También  suele  decirse  de 
las  personas.     V.  ARRANCADO. 

ARRUINARSE,  pr.  Venir  a  me- 
nos, quedarse^  pobre  después  de  ha- 
ber sido  rico, 

2.  Se  dice  también  de  las  plan- 
tas que  enferman  y  se  ponen  ma- 
cilentas, perdiendo  su  verdor  y  lo- 
zanía; ponerse  raquítico. 

ARRUMAR,  por  arrumbar,  en  la 
acepción  de  poner  algo  en  sitio 
apartado,  como  inútil,  es  barbaris- 
mo,  aunque  poco  común,  pues  los 
más  usan  la  dicción  propia. 

ARRUMBADA,  f.  Rincón,  parte 
prof'onda  de  un  seno,  ángulo  o  en- 
trante. 

"Desde  el  río  y  barra  de  San  Pe- 
dro, continúa  la  costa  corriendo... 
hasta  el  río  y  barra  de  Tupilco  o  Cu- 
pilco formando   ima   ensenada  que 

se  interna  unos  seis  kilómetros  23.5 
metros,  hallándose  en  la  arrumbada 
de  la  ensenada,  la  barra  principal  de 
Tabasco,  en  la  que  derrama  sus  aguas 
el  río  Grijalva."  (GIL,  Y  SAENZ. 
Cartilla  de  la  Geogr.  de  Tab.,  Supl.. 
p.   66.) 

Por  más  que  lo  de  la  ensenada 
no  sea  de  toda  exactitud  geográ- 
fica, es  original  la  palabra  arrum- 
bada y  el  uso  que  de  ella  hace  el 
Presb.  Gil  y  Sáenz,  quien  a  pesar 
de  su  acostumbrada  falta  de  orto- 
grrafía,  usaba  del  lenguaje  más  ori- 
ginal y  expresivo.  Como  derivada 
de  arrumbar,  por  arrinconar,  es  de 
formación  muy  pura  la  voz.  que  di- 
jéramos hasta  de  sabor  clásico. 

ASALTO,  m.  Regoci jamónos  de 
encontrar  este  ASALTO  también 
en  Cuba,  cuyo  pueblo  en  materia 
de  bullanga  y  alegría  no  va  en  za- 
ga al  de  Tabasco,  con  el  cual  tie- 


ASAL 


—  150  — 


ASERR 


ne  tantos  puntos  de  contacto  en 
costumbres,  usos,  comidas,  acento 
y  modo  de  hablar,  como  no  los  tie- 
ne seguramente  con  otro  alguno 
de  los  pueblos  americanos,  y  a  lo 
cual  se  debe  la  mutua  simpatía  na- 
tural que  entrambos  se  guardan. 
EL  ASALTO  de  que  debemos 
tratar  es  éste:  "El  acto  de  sorpren- 
der al  dueño  de  alguna  casa,  lle- 
vando todo  lo  necesario  para  que 
tenga  efecto  un  baile."  (MACÍAS.) 

ASCO.  HACER  ASCO  A  UN 
TRABAJO,  A  UNA  OBRA,  fr.  fig. 
fam.,  temerles,  no  atreverse  a  em- 
prenderlos, por  repugnancia  natu- 
lal  o  por  la  dificultad  que  ofrezcan. 

PONER  A  UNO  DE  ASCO,  fr. 
fig.  fam.,  injuriarlo  gravemente, 
descargar  sobre  él  el  colmo  de  las 
ofensas.  Poner  a  \ino  como  lazo  de 
cochino,  dícese  en  México.  En  Ta- 
basco  se  dice  también  poner  a  uno 
como  chinín  jugueteado  de  zorro, 
como  Cristo  puso  al  sapo,  Dios  al 
perico,  etc. 

ASCENSOR,  m.  No  conocemos 
en  Tabasco  todavía  este  aparato, 
del  que  diría  uno  de  nuestros  ran- 
cheros, quC  es:  "como  el  balde  de 
agua  que  sube  en  el  pozo,  jalado 
por  una  pita;"  sólo  que  no  es  bal- 
de, sino  cajón  o  casita;  que  no  lle- 
va agua,  sino  gente,  como  pájaros 
en  una  jaula,  y  que  no  sube  en 
los  pozos,  sino  en  éstos  "diablos 
de  edificios  de  tres  o  cuatro  pisos, 
del  alto  de  la  mata  de  mango."  Pe- 
ro sí  conocemos  la  palabra,  y  aún 
ELEVADOR,  y  saben  también  al- 
gunos conterráneos  provincianos 
que  han  venido  a  visitar  la  metró- 
poli, que  no  deben  meter  la  mano 
ni  agari-arse  de  la  reja  de  la  puer- 
ta, porque  "muerde,"  y  saben,  por 
último,  que  aunque  tengan  temo- 
res, las  "pitas"  no  revientan,  aun- 
que se  vean  delgadas,  como  ballil, 


ni  hay  por  lo  mismo  riesgo  de 
"desguindarse"  desds  los  "elemen- 
tos." 

ASENTARLE  BIEN  a  uno  algo, 
L-omo  un  vestido,  por  ejemplo,  es 
quedarle  bien,  hacerle  a  uno  buena 
figura. 

2.  También  se  dice  de  un  lugar, 
cuando  se  aclimata  uno  en  él, 
cuando  no  resiente  el  cambio  del 
anterior. 

3.  Lo  mismo  de  un  alimento  o 
I  de  un  medicamento  que  le  hace  a 
!  lino  buen  efecto,  que  da  resultados 

j  favorables  a  la  salud  o  al  bienes- 
j  tar  del  cuerpo. 

¡  También  existe  la  expresión  "ve- 
I  rirle  bien  a  uno,"  pero  ésta  qiuere 
¡  decir  convenirle  a  uno  una  cosa: 
!  ME  VIENE  BIEN  QUE  NO  SAL- 
I  GAS,  PORQUE  TE  NECESITO  EN 

CASA. 

ASERRUCHAR,  a.  Cortar  con  se- 
rrucho. 
i      Ha  mucho  tiempo  que  los  filólo- 
i  ^os  y  lexicógrafos  abonan     porque 
¡  este  verbo  adquiera   carta   de   ciu- 
I  dadanía  en  el     Diccionario,  y  aun- 
que los  académicos,     rehacios     no 
i  han  querido  concedérsela,  creemos 
':  aue  un  día  llegará  que  se  la  con- 
cedan,    con   los     oídos     perforados 
por  el  sonsonete  de  la     murmura- 
ción que  dice:    así  como  de  sierra 
\  (lay  aserrar,  de  serrucho  debe  ha- 
ber ASERRUCHAR.     Y  mis  paisa- 
nos dan  el  mejor  ejemplo  de  per- 
severancia:   jamás  usan   del   verbo 
aserrar     cuando  cortan   con   serru- 
cho. 

Lo  de  "aserrar  con  serrucho." 
que  dice  el  Sr.  Membreño,  nos  pa- 
rece, en  verdad,  tan  raro  como 
"apalear  con  sombrero." 

Se  usa  también  en  C.  Rica  (GA- 
GINI),  en  Venezuela  (RIVODÓ),  en 
Colombia  (CUERVO);  es,  en  fin, 
un  verdadero  americanismo,  condi- 


ASEG 


151 


asís 


ción  que  le  ha  adjudicado     TORO  ( 
GISEERT  (Dice.  Lar.) 

ASEGURO,  m.  Contrato  con  que 
se  aseguran  caudales,  bienes  o  per- 
sonas, contra  ciertos  riesgos.  Deri- 
vándose de  asegurarse,  no  nos  pa- 
tece  justo  calificarlo  de  barbaris- 
mo,  tan  implacablemente  como  lo 
hace  eí  Sr.  TORO  GISB.  (Dice.  , 
Lar-);  concedámosle  siquiera  que 
sea:  "usado  en  lugar  de  seguro,  in- 
distintamente." CUERVO  lo  patro- 
cina (p.  905) ;  RIVODó  dice  que  es 
"más  usual  que  seguro."  (Voces 
Nuevas,  p.  137.) 

ASÍ.  adv.  "Palabra  muy  usada  fa-  \ 
miliarmenie     para     expresar     ima  | 
gran  cantidad,  una  muchedumbre; 
mas  es   preciso  que  vaya   acompa- 
ñado de  cierti  mímica,  como  lo  ex-  | 
presa  el  siguiente  ejemplo:  í 

"¡Vaya!  pues  cuando  lo  pudimos 
salvar!  y  oiga  usté,  recomendaciones 
no  faltaron:  así  de  personas  particu- 
lares.... — al  decir  la  pala1)ra  así,  el 
pájaro  juntó  las  puntas  de  los  dedos, 
moviéndolos. —  Así  de  licenciados,  pe- 
ro siempre  le  lastimaban."  (FACUN-  ■ 
DO,  Gentes,  t.  I,  p.  15S.)  i 

(ic.vzr;.) 

ASÍ  o  ASADO.  "El  Diccionario 
dice  Así  que  asá,  así  que  asado." 
(ICAZB.) 

"Y  de  que  sea  así  o  asado,  no  se  | 
sigue  ningún  rapto  moral."  (PENSA-  , 
DOR,  Quijotita.  cap.  9.)  | 

2.  Nosotros  usamos  además  de  ' 
la  frase  ASÍ  Y  ASÍ,  con  relación  al 
estado  de  un  enfermo,  pai'a  expre-  : 
sar  que  sigue  igual  o  que  mejora 
poco,  que  no  se  puede  precisar  la 
mejoría;  su  significación  es  casi  de 
ambigüedad  y  va  también  acompa- 
ñada de  cierta  mímica  especial. 

ASIENTO,  m.  Nombre  con  que' 
Bel  designa  vulgarmente  la  silla  de 
sentarse,  a  la  cual  también  se  lia-  | 
ma  taburete,  aunque  éste  suele  di- ' 
ferenciarse  en  que  es  todo  de  ma-  • 
dera  y  mucho  más  tosco.  : 

ASIGÚN  y  ASEGÚN.  "Albarda  ' 
sobre  albarda  es  "^l  asegún  que  usa 


el  vulgo,  dice  Cuen  o,  juntando  con 
aegún,  que  ?o.  si  ¿ólo  expresa  con- 
lormidad,  el  a  de  a  medida,  a  pro- 
porción, a  !o  que  dicen." 

Hond.  MEMBRí:5;-0  consigna  asl- 
gún. 

C.  Rica.  "Asegún.  Arcaísmo  vulgar, 
por  según.  Kn  Pontevedra  (Galicia) 
se  dice   asegundo.    (GAGINI.) 

No  lo  registran  los  mexicanistas 
Icazbalceta  ni  Ramos  y  Duarte, 
siendo  así  que  lo  hemos  oído  usar 
tantísimo  en  el  Distrito  Federal,  y 
aún  en  Tlaxcala,  Puebla  y  otros 
lugares  de  la  República,  entre  la 
íente  indocta;  principalmente  en 
la  forma  asigún.  Es  verdaderamen- 
te raro  que  lo  haya  descuidado  el 
Sr.  Ramos  y  D.  que  acopió  tanta 
chachara. 

El  Sr.  OCAMPO  registra  "ASI- 
GÚN MENTE,  de  la  misma  manera 
o  modo.  Sólo  es  empleado  por  el 
bajo  pueblo." 

ASINA.  Este  asina,  por  así,  es 
de  la  familia  de  asigún,  por  lo  vul- 
gar y  por  lo  plebeyo.  Cierto  es  que 
estas  badomías  sólo  son  propias  de 
ia  gente  tan  rústica  que  no  sabe 
leer  ni  escribir,  y  para  la  cual  por 
lo  mismo  estas  publicaciones  son 
tortas  y  pan  pintado,  y  cierto  es 
también  que  a  veces  se  dan  el  to- 
no de  reformar  la  patochada,  di- 
ciendo ansina;  pero  si  no  tenemos 
!a  suerte  de  ser  leídos  por  esos  po- 
bres dejados  de  la  mano  de  Dios, 
sí  creemos  que  quienes  nos  lean 
tienen  la  obligación  de  cnri-egir  ta- 
les corruptelas,  dondequiera  que 
las  oigan,  como  homenaje  a  nues- 
tra lengua  y  por  razón  del  sublime 
apotegma  bíblico:  "dad  de  beber  al 
sediento." 

ASISTO  Y.  m.  Uno  de  tantos  so- 
nes de  carácter  popular  que  se  bai- 
lan en  Tabasco  y  el  cual,  como  el 
jarabe,  los  chiles  y  otros  más,  es 
también  cantable  con  aplicación  de 


asís 


152  — 


ASOL 


los  versos   de   bomba   y   demás  ai- 
res. 

ASISTIR,  a.  En  general  se  usa 
de  este  verbo  en  el  sentido  de  pro- 
jíorcionar  alimentos;  pero  especial 
mente  la  gente  campesina  lo  em- 
plea por  atender  a  la  alimentación 
de  uno,  mantenerlo:  Der. :  asisten- 
cia, acción  y  efecto  de  asistir  y  la 
alimentación  misma;  asistente  y 
asistenta  el  que  asiste  y  la  que 
asiste. 

"Nada  me  traes  y  te  ha  dicho  el 
amo  que  me  asistas  como  a  tu  mari- 
do, porque  ya  sabes  que  no  hay  aquí 
bastantes  mujeres  para  los  hombres." 
(ZENTELLA,   Perico,  p.  30.) 

ASOCAR  o  SOCAR.  Parece  que 
en  Cuba  solamente  se  usa  en  la 
primera  forma,  en  que  lo  dan  Ma- 
clas y  Pich. :  "Apretar  con  fuei'za  o 
c-xtremosamente  cualquiera  cosa,  y 
en  tal  concepto  se  dice:  dése  por 
caso,  tabaco  asocado  el  que  se  ha 
torcido  muy  apretado,  comprimida 
la  tripa  con  la  capa  a  punto  tal 
que  le  impida  arder."  (MACfAS.) 
Aunque  este  mismo  autor  cita  a 
Rosell,  que  escribe:  "También  es 
muy  usado  socar." 

La  definición  antes  copiada  no 
nos  satisface,  pues  para  nosotros 
ASOCAR  no  es  apretar  cualquier 
cosa,  sino  exclusivamente  apretar 
una  amarra,  una  ligadura,  cosa  en- 
teramente acorde  con  la  etimolo- 
gía del  verbo  que  da  el  propio  se- 
ñor Macías:  "Se  compone  de  a, 
partícula  expletiva,  y  de  socar,  pa- 
labra derivada  de  soga  en  vas- 
cuencje  soca),  procedente  del  bajo 
lat.  soga,  voz  originaria  del  bre- 
tón sug,  o  del  gaélico  sugan,  soga." 

No  lo  bailamos  en  otro  alguno 
de  los  autores  consultados. 

ASOLEADERO.  m.  En  las  fincas 
de  cacao,  se  llama  así  a  un  patio 
o  espacio  de  terreno  cercado,  con 
piso  de  ladrillo     o     cemento,   que 


sirve  para  solear  el  cacao.  Lláma- 
se también  SECADERO.  V. 

2.  También  se  llama  así  en  los 
campos  a  ciertos  lugares  de  la  ori- 
lla de  los  arroyos,  ríos  o  lagunas 
en  que  acostumbran  tomar  sol  los 
reptiles  acuáticos:  lagartos  o  hico- 
teas. La  tortuga  nunca  se  asolea. 

ASOLEADO,  DA.  adj.  "El  animal 
enfermo  de  asoleo."   (OCAMPO.) 

2.  Metafóricamente  se  aplica 
también  a  las  personas,  por  fatiga- 
do, muy  cansado.  Traer  a  alguno 
asoleado,  es  fastidiarlo,  con  la  in- 
sistencia de  algo  que  se  le  trata  o 
que  se  le  pido. 

Sólo  en  los  Hondureñismos  del 
Sr.  MEMBREÑO  hállase  este  adje- 
tivo con  una  significación  metafó- 
rica parecida  a  la  que  hemos  apun- 
tado: "Torpe,  dundo,  DUNDO:  ton- 
to." Gagini  cree,  y  puede  estar  en 
Jo  cierto,  que  este  adjetivo  es  una 
corrupción  de  duendo,  manso,  que 
se  halla  en  la  Historia  de  Oviedo  y 
en  el  Diccionario  de  la     Academia. 

ASOLEO,  m.  "Nombre  vulgar 
con  que  se  designan  las  enferme- 
dades de  los  solípedos  caracteriza- 
das por  la  sofocación,  golpes  de  los 
ijares,  con  palpitaciones,  sensibles 
aún  sobre  la  cruz,  particularmente 
por  la  interrupción  del  movimiento 
de  inspiración,  de  manera  que  ésta 
Ge  haga  en  dos  tiempos.  El  ASO- 
LEO es  considerado  por  los  veteri- 
narios mexicanos  como  sintomáti- 
co de  una  neurosis  de  la  respira- 
ción, asimilada  al  asma  del  hom- 
bre; de  enfisema  del  pulmón; 
de  espasmos  del  diafragma;  de 
afección  orgánica  del  corazón,  de 
una  bronquitis  crónica  y  aguda." 
(ICAZB.) 

"Enfermedad  que  contraen  algu- 
nos animales,  y  especialmente  el 
caballo,  por  exceso  de  fatiga." 
(OCAMPO.) 


ASOL 


—  153 


ATAJ 


Parece  que  esta  voz  de  veterina- 
ria no  corre  por  toda  la  América 
española,  porque  no  la  hallamos 
)iiás  que  eomo  raexicanismo,  aun- 
que Toro  Gisb.  la  consigna  en  el 
Dice.  Lar.  "Veter.  Enfermedad  dé- 
los animales,  caracterizada  por  so- 
focación y  palpitaciones."  El  Dic- 
cionario de  la  Academia  no  regis- 
traba esta  voz  en  ediciones  ante- 
riores. 

El  ASOLEO  es  enfermedad  muy 
frecuente  en  lugares  tropicales,  co- 
mo Tabasco.  donde  el  sol  caldea, 
reberveran  los  campos. 

2.  Acción  y  efecto  de  asolearse, 
de  tomar  sol.  V.  ASOLEADERO,  2. 

Hasta  la  última  edición  del  Dice, 
de  la  Acad.  apareció  esta  acepción 
de  la  voz. 

ASTABANDERA,  f.  "El  asta  o 
palo  que  se  fija  en  la  parte  más  al- 
ta de  los  edificios  públicos,  para 
izar  en  ella  la  bandera  en  los  días 
de  la  patria." 

Méx.  "El  asta  o  palo  que  se  fija 
verticalmente  en  la  parte  más  eleva- 
da de  los  edificios  para  izar  la  bande- 
ra cuando  corresponde.    ÍICAZB.) 

ASTAPANECO,  CA.  adj.  Oriundo 
o  habitante  de  Astapa,  pueblo  de 
la  Municipalidad  de  Jalapa  en  Ta- 
basco. Dícese  también  ASTAPEN- 
SE. 

ASTAPENSE.  adj.  Astapaneco. 
Menos  usado  que  éste. 

"El  honrado  escritor  astapense  Don 
Eleuterio  Pérez...  me  ha  dicho,  etc." 
(MERINO,  Juana  Santa  Anna,  Vni, 
p.    .5S.) 

ASTILLERO,  m.  Colectivo  que 
significa  reunión  o  hacinamiento 
de  astillas. 

2.  Por  extensión,  también  se  lla- 
ma así  el  lugar  donde  se  labra  cual- 
quier palo  y  quedan  regadas  las  as- 
tillas. 

"Lugar  del  monte  en  que  se  ha- 
ce corte  de  leña,"  dice  el  Sr.  Gar- 
cía Icazbalceta;  pero  esta  acepción 
es  desconocida  en  el  lenguaje  po- 


pular de  Tabasco.  El  lugar  donde 
se  hace  leña  se  llama  leñadero,  y 
leñero  el  lugar  en  donde  se  guarda 
la  leña  en  casa.  (V.) 

ASTRONÓMICA,  f.  Arbusto  que 
produce  la  flor  del  mismo  nombre, 
ix)sada,  pequeñita  y  muy  abundan- 
te. Se  acostumbra  sembrarlo  como 
planta  de  ornato  en  las  calles  y  si- 
tios públicos.  Es  copada  y  ramosa; 
de  hojas  verde  claro,  ovaladas  y 
pequeñas.  Inflorecencia  en  racimos 
sumamente  nutridos. 

ASUCHARSE.  pr.  Hablando  de 
frutos  o  granos,  volverse  vanos,  su- 
ches (V.),  por  mal  desarrollo,  o 
desmedro.  Dícese  también  avanar- 
se.  Muy  usado  en  lenguaje  ranche- 
ro. 

ATADO,  m.  "Conjunto  de  cosas 
atadas."   (ACAD.) 

En  Tabasco  es  el  nombre  que  se 
da  a  la  envoltura   especial  que  se 
;  hace  de  la  panela,  formada  con  ho- 
¡  jas  de  la  misma  caña  dobladas  to- 
das y  recogidas  con  una  amarra  en 
el  extremo  y  dos  más  en  el  cuer- 
po para  asegurar  las  panelas,  que 
generalmente  son  ocho  por     ATA- 
DO. Los  indígenas  suelen  formar  el 
ATADO  con  hojas  de  tó,  doblándo- 
le los  extremos  hacia  el  centro;  és- 
¡  tos  son  siempre  sólo  de  cuatro  pa- 
'  nelas.    Se   llama   también      macuco 
(V.),  nombre  más  general  que  de- 
¡  signa  otras  envolturas. 
j      Arg.  y  Bol.  "Atado.  Cajetilla     de 

cigarros."   (BAYO.) 
]      ATAJADOR,    RA.   adj.   El  vaque- 
ro que  cuida  los  flancos  en  la  con- 
i  ducción  de  partidas  de  ganado.  En 
:  las  recogidas  del  ganado  en  el  cam- 
;  ro,  lo  mismo  que  en  la  conducción 
de  partidas,  el  vaquero  que  va  ade- 
I  lante  llamando,  es  el  llamador;  los 
que  arrean  y  avivan  atrás  al  gana- 
do para  que  camine,  son  los  arrea- 
¡  dores,  y  los  que  van  por  los  lados 
de  la  partida,  evitando  que  las  re- 


ATAR 


154 


ATAS 


ses  de  desvíen  del  camino  o  se  me- 
tan al  monte,  y  haciéndolas  volver 
cuando  se  desbandan,  son  los  ATA- 
JADORES. V.  ARREADOR  y  LLA- 
MADOR. 

Méx.  OCAMPO  dice:  "El  arriero 
Que  va  por  delante  de  la  recua,"  y  G. 
ICAZB.:  "Arriero  que  tiene  por  oficio 
preparar  la  comida  para  los  demás, 
guiar  ia  recvia  y  buscar  sitio  en  que 
se  recojan  las  muías  al  fln  de  la  jor- 
nada." 

Como  en  Tabasco  poco  se  usa  de 
la  muía  de  carga,  porque  los  trans- 
portes SQ  hacen  especialmente  por 
ag:ua,  la  arriería  es  poco  común, 
mejor  dicho,  casi  no  existe  sino  en 
cierta  región  de  la  Chontalpa,  para 
viajar  a  la  capital,  y  por  Tenosi- 
que,  en  comunicación  con  Guate- 
mala. En  cambio,  es  un  Estado 
esencialmente  ganadero  y  repasta- 
dor,  de  manera  que  traficase  cons- 
tantemente» con  las  partidas,  ora 
llevándolas  de  las  ranchos  de  cría, 
a  los  de  repasto,  ora  trayéndolas  de 
fuera  del  Estado,  Chiapas  por  ejem- 
plo, con  el  mismo  objeto. 

ATARUGADO,  DA.  adj.  Repleto, 
lleno.  Siempre  que  una  vasija  está 
muy  llena  de  cosas  apretadas  den- 
tro de  ella,  dícese  que  está  ATA- 
RUGADA. 

ATARUGAR,  a.  Llenar,  repletar 
una  cosa.  ATARUGAR  de  naranjas 
un  costal,  es  llenarlo  hasta  que  ya 
no  quepa  una  más. 

Como  reflexivo  expresa  este  ver- 
bo vulgarmente  hartarse,  comer 
muchísimo  como  simple  metáfora 
del  sentido  recto. 

Cuba.  MACfAS:  "En  el  lenfruaje 
vulfrar  do  Cuba  significa  atragantar, 
o  llenn.r  de   rilimentos   con   '^xcoso  " 

ATASCADERO,  m.  Lodazal,  dice 
la  Academia.  Para  nosotros  no  es  un 
lodazal  cualquiera,  sino  el  lugar  en 
donde  el  lodo  es  de  barro  fuerte 
que  aprieta  la  pata  de  la  bestia  y 
que  le  impide  mucho  caminar  por 
él.   Debido  a  la  naturaleza  arcillo- 


sa de  gran  parte  del  suelo  y  a  las 
constantes  lluvias  y  crecientes,  los 
atascaderos  de  los  caminos  de  Ta- 
basco son  de  padre  y  muy  señor 
mío.  Es  distinto  del  atolladero;  és- 
te es  un  lodo  blando,  aguado;  pero 
profundo,  en  el  que  los  animales  no 
encuentran  base  firme  en  que  ase- 
gurarse, y  sólo  pasan  revolcándose. 
Viene  de  atol.  V.  ATOLLADERO. 

2.  Negocio  comprometido  y  espi- 
noso, del  cual  difícilmente  se  sale 
con  buen  éxito,  o  del  que  no  sabe 
uno  como  salir:  estar  metido  en 
un  ATASCADERO.  Dícese  también 
atolladero. 

ATASCARSE,  pr.  Quedarse  entre 
un  atascadero,  porque  la  bestia  no 
haya  podido  salir.  La  bestia  es  en 
realidad  la  que  se  atasca,  a  conse- 
cuencia de  la  carga;  el  jinete  só- 
lo se  enloda  hasta  las  narices. 

2.  Metafóricamente  se  dice  ATAS- 
CARSE cuando  se  mete  uno  en  ne- 
gocios o  asuntos  muy  complicados 
o  peligrosos,  de  los  cuales  difícil- 
mente se  sale  con  buen  éxito. 

ATASCOSO,  SA.  adj.  Dícese  del 
terreno  que  atasca  mucho,  o  donde 
hay  atascaderos.  Es  de  tan.  buena 
índole  como  lodoso. 

"Por  la  parte  montañosa  de  esta  vía 
serpean  más  de  veinte  arroyos  que 
carecen  de  puentes  todos  ellos,  y  que 
en  la  estación  actual  se  ponen  casi 
infranqueables  por  lo  atascosos."  (El 
Partido  Liberal,  S.  J.  B.,  Enero  19 
de  1SS4.  Número  27.) — "Villa  S.  Patri- 
cio... es  bueno  el  camino,  y  en  las 
aguas  atascóse..."  —  "Río  Colorado: 
camino  llano;  pero  atascóse..."  et 
alibi.  (Dice.  Univ.  de  Hist.  y  Geegr., 
t.   X.  p.   .36.'?,) 

ATASTECO.  CA.  adj.  Oriundo  o 
habitante  de  Atasta  de  Serra,  vi- 
lla de  la  Municipalidad  del  Centro 
del  Estado.  Relativo,  perteneciente 
al  mismo  lugar.  Sust. 

"Quitóse  el  sombro  atasteco." 
(MERINO,  Celestina,  TI.  p.  22.)  — 
"Llevaba  sombrero  atasteco  con  an- 
cha Pinta  tricolor."  (ID.,  Juana,  XIV. 
p.   115.) —  "Llegaron...    a  la  casa  del 


ATEN 


155 


ATIR 


brujo  Berna,  como  le  llamaban  los 
atastecos."    (ID  ,    ib.,   p.   153.) 

ATE.  m.  Nombre  genérico  que  se 
aplica  a  las  pastas  o  dulces  secos 
hechos  regularmente  de  frutas.  Son 
famosos  los  de  Morelia,  (Mich.).  de 
donde  es  originaria  la  voz.  úsase 
también  como  desinencia  agiegada 
al  nombre  de  la  fruta  de  que  se 
compone  el  dulce:  GUAYABATE. 
DURAZXATE,  N.VKANJATE.     etc. 

"¿Queréi.s  naranjate.  (contestas)  pa- 
pá? (PRIETO.  Poes.  fest..  Letrilla,  p. 
64.) — "Xo  tiene  a  la  verdad  Morelia 
iiingruna  industria  dominante...  Pue- 
de sin  embarg-o  mencionarse  una.  la 
fabricación  de  la  pasta  llamada  gua- 
yabate." (DE  LA  TORRE.  La  Ciudad 
de   Morelia,  VIT.   p.   29.) 

ATENIDO.  DA.  adj.  Atrevido. 
Dícese  especialmente  del  ganado 
bravio,  que  no  huye  del  hombre  y 
cue  aún  intenta  acometerle.  Es  voz 
campesina  muy  usada  en  vaquería. 

ATEPERETADO.  DA.  adj.  Ato- 
londrado, aturdido;  que  hace  las 
cosas  sin  orden  ni  mesura. 

Palabra  tan  común  en  Tabasco  y 
toda  la  costa,  que  el  Sr.  Ramos  y 
Duarte  le  asiíma  el  sello  de  provin- 
cialismo de  (Yuc.) 

ATEPERETARSE,  pr.  Hacer  las 
cosas  atolondradamente  y  sin  cui- 
dado. 

Hond.  Igru.al  significación  que  entre 
nosotros.  "Hacer  las  cosas  sin  tino." 
(MEMBRExO.) 

ATESAR,  a.  Atirantar  una  cuer- 
da, apretando  el  lazo,  la  amarra  he- 
cha con  ella.  Como  provincialismo  , 
significa :  apretar,  comprimir.  Di- ' 
cese  principalmente  de  las  plantas 
que  se  atesar,  que  están  atesadas, 
cuando  están  muy  juntas,  compri- 
midas unas  contra  otras.  V.  TE- 
SAR. , 

ATINGENCIA,  f.  Tino,  acierto.! 
Es  tan  propia  de  México  como  de 
Argentina,  aunque  en  ambos  paí- 
ses tiene,  además,  el  significado  de 
conexión,  relación,  desconocido  pa- 
ra nosotros.  En  el  Perú   (ARONA, ' 


p.  43)  expresa  también  incumben- 
cia. El  autor  truena  contra  el  tér- 
mino. 

ATIPUJARSE,  pr.  Hartarse  has- 
ta tocárselo  uno  con  el  dedo,  co- 
mo dicen  vulgarmente  en  Tabasco, 
o  hasta  quedar  para  reventar.  No 
es  ni  más  ni  menos  que  una  corrup- 
ción de  atiborrarse,  como  dice 
Ocampo:  "Atracarse".  Dícese  tam- 
bién: atitipucharse.  Es  de  uso  vul- 
gar. 

— "¿Con  too  y  pasita  te  atípujastes 
los  palito?"  (RODR.  B.,  Pajarito, 
VIII,  p.  125.) — "Parece  que  has  comi- 
do tallarines  con  tenedores,  cuando  te 
atipujas  con  los  cinco  mandamientos!" 
(ID.,  ibid.,  xn,  p.  231.) —  "Sí,  hom- 
bre: no  vej  que  yo  me  lo  ejtoy  atipu- 
jando  con  los  cinco  mandamie-itos." 
(ID.,  ibid.,  X\TI.  p.  267.) —  ";Y  aquel 
dianchi  que  se  atipuja  mucho  y  se  da 
la  ^an  vida."  (ID.,  ibid.,  XX,  p.  464.) 
— ";ora.  atipújatelo  tú...  que  yo  ya 
bí-bí  muinas."  (ID.,  ibid.,  XXIV,  p. 
.:92.) 

Hond.  Lo  mismo  que  para  nosotros: 
"Comer  y  l>el>er  una  persona  hasta 
hartarse:  atracarse.  Suporemos  que 
aquel  verbo  es  ima  alteración  de  ati- 
borrarse." (^tE^rBRE5fO.) 

ATIRANTAR,  a.  "Atesar,  estirar, 
poner  tirante  una  cosa.  Nos  parece 
significativo  y  bien  foimado."  (GA- 
GINI).  Se  atiranta  una  cuerda,  cual- 
quiera cosa  elástica. 

2.  También  tiene  para  nosotros 
la  acepción  de  poner  tirantes,  co- 
mo a  una  casa  por  ejemnlo,  para 
sostenerla  y  dar  resistencia  al  ma- 
deramen. Esto  es  muy  común  en 
aquellas  construcciones  sencillísi- 
mas de  paja  que  se  usan  en  el  cam- 
po. Los  tirantes  se  ponen  de  beju- 
cos, trenzados  o  en  un  haz  de  mu- 
chos de  ellos,  para  mayor  resisten- 
cia. 

Col.  "Poner  tirante,  tirar  o  esti- 
rar." (CUERVO,  p.  905.)  Es  curio- 
so lo  que  cuenta  Bayo,  definiendo 
este  verbo:  "Estaquear,  en  la  Ar- 
gentina. Estirar  en  el  suelo  a  una 
persona,  agarrándola  de  pies  y  ma- 


ATIT 


—  156  — 


ATOL 


nos  para  ser  azotada.  Espectáculo ; 
muy  frecuente  en  cuarteles,  comí-  \ 
sarías,  y  corregimientos  de  estos  ' 
países,  no  menos  que  en  ciertas  ba-  ■ 
rracas  y  estancias  en  las  que  im- 1 
pera  el  régimen  feudal."  I 

ATITIPUCHARSE.    pr.     Especie  | 
de  diminutivo  o     forma     eufémica 
que  se  da  al  verbo  atipujarse,  fa-  •, 
miliarmente.  Se  aplica  más  bien  a 
los  chiquillos   comilones:    SE  ATI- 
TIPUCHAN   de   dulces,     de  golosi-  ¡ 
ñas.     Llenarse     pletóricamente.  V.  , 
TITIPUCHAL.  i 

ATIZARLE  A  UNO,  pegarle,     des- i 
cargarle  un  golpe.  De  uso     vulgar  ¡ 
muy  común,  en  sentido  jocoso  en- 
tre el  pueblo.    ¡Atízale!,  dale,     pé- j 
gale.  ; 

Méx.  "Atizar",  limpiar  con  tiza,  di- 
ce Icazb.   Nvinca  lo  hemos  oído  aquí. 

¡ATIZA!  Interjección  jocosa,  ¡to- 
ma! ¡sóplate  esa!  que  se  dice  al 
que  le  atizan  un  tabaco,  por  ejem- 
plo y  le  apagan  una  linterna. 

ATOCLE,  m.  Terrenos  mixtos  en 
cuya  composición  entra  arena,  ar- 
cilla y  tierra  vegetal.  Muy  propio 
para  ia  siembra  de  la  caña  de  azú- 
car. 

"Terrenos  areno-arcillosos.  —  Sin 
duda  alguna  estas  tierras  son  las  me- 
jores para  la  caña  de  azúcar,  cuando 
están  acompañadas  de  humus  a  do- 
sis convenientes,...  formando  terre- 
nos areno-arcillo-humíferos lla- 
mados por  los  cultivadores  de  caña, 
atoles."  (FERNANDEZ  DEL  CAM- 
PO, Cultivo  de  la  caña,  cap.  VII,  p. 
83.) 

ATOL.  m.  (Del  mexicano  atolli). 
Es  por  tanto  un  verdadero  aztequis- 
rao;  pero  se  ha  extendido  por  toda 
la  América  Española,  generalmen 
te  en  la  forma  atole,  como  se  dice 
también  en  México.  Nosotros  como 
en  Cuba,  Guatemala  y  Venezuela, 
decimos  atol. 

TENER  SANGRE  DE  ATOL,  O 
DE  HORCHATA,  ser  muy  pacho- 
rrudo y  flemático:  no  alterarse  por 
nada. 


DAR  A  UNO  ATOL  CON  EL  DE- 
DO: fr.,  engañarlo,  engatuzarlo  con 
embustes:  embaucarle  con  palabri- 
tas melosas.  Frase  tomada,  dice 
Icazbalceta,  "de  la  costumbre  que 
tienen  las  nodrizas  de  mojar  un  de- 
do en  el  atole  y  ponerlo  en  la  boca 
del  niño,  para  entretenerle  y  aca- 
llarle mientras  que  llega  la  hora  de 
darle  el  pecho." 

¿DE  QUÉ  ATOLES?  ¿Por  qué? 
¿Con  qué  derecho? 

Derivados.  ATOLADA  (reunirse 
varios  a  beber  atol);  ATOLERO, 
A  (el  que  hace  o  vende  atol) ;  ATO- 
LERÍA  (el  lugar  donde  se  hace  o 
vende  atol);  ATOLILLO  (atol  fi- 
no, hecho  con  harina  suave  espe- 
cial y  algunos  condimentos). 

En  Tabasco  se  hace  un  atol  espe- 
cial, llamado  ATOL  AGRIO  o  atol- 
purillo,  cuyas  excelentísimas  cuali- 
dades de  buen  sabor  y  riqueza  nos 
obligan  a  hablar  de  él.  Para  hacer 
atol  agrio  se  muele  maíz  nuevo  que 
se  humedece  con  agua  tibia  en  se- 
guida, para  facilitar  la  fermenta- 
ción; guárdase  en  un  apaste  nue- 
vo, tapándola  con  hoja  de  tó  o  de 
plátano,  en  un  sitio  donde  haya  ca- 
lor, en  el  cacaste  o  en  el  yagual, 
próximos  al  fuego.  Al  día  siguien- 
te, cuando  la  masa  está  agria,  se 
bate,  se  cuela,  se  endulza  con  pa- 
nela o  azúcar  y  se  cuece.  Hay  po- 
zoleras artistas  que  decoran  la  su- 
perficie del  atol,  servido  a  la  mesa, 
con  circulitos  de  colores  rojo,  mo- 
rado, negro,  café,  verde,  con  bati- 
dos de  achiote,  joloche,  piste,  shere, 
chaya,  respectivamente,  con  los 
cuales  gotean  la  superficie  del  atol, 
hasta  formar  una  capa  de  congela- 
ción, suave  y  delicada. 

"Metates  que  no  descansaban  un 
punto  en  la  tarea  de  moler  el  pinol, 
la  masa  para  los  tamales  y  el  cacao 
destinado  al  atol-purillo."  (SÁNCHEZ 
MARMOL,   Antón,  VII,  p.   55.) 


ATOLL 


157  — 


ATEA 


"El  maíz  se  emplea  paia  la  confec-  < 
ción  de  tortillas  y  las  bebidas  de  cho-  ' 
colate,   pozole,   pinole  y   atole."      (CO- 
RREA,     Reseña      de      Tabasco,      cap.  1 

x^^II,  p.  94.)  1 

ATOLLADERO,  m.  V.  ATASCA- i 
DERO.  I 

"Sin  querer  estoy  metido  en  un  ato-  i 
Madero  del  que  no  sí  cómo  salir."  I 
(Astucia,  tomo  I,   cap.  XIII.) 

ATORARSE.  La  gente  del  cam-j 
po,  principalmente,  siempre  usa  de  ' 
este  verbo  en  el  sentido  de  trabar- 1 
se,  no  poder  pasar  en  un  lugar  por  j 
causa  de  algún  obstáculo.  Lo  mis- ; 
mo  en  México. 

En  Arg.  y  Bol.  también  se  usa 
en  este  sentido.   (BAYO.)  > 

ATORCANTARSE.  pr.  Atrojarse, 
sentir  embarazo,  no  hallar  salida 
en  una  situación  difícil.  > 

ATORNILLAR,  a.  Exigirle  a  uno 
con  insistencia  y  pertinacia,  redu- 
ciéndolo,    o     como     dice     ICAZB., ; 
"Apretarle     las     clavijas,     tratarle  ■. 
con  todo  rigor,  prevaleciéndose  de 
alguna  ventaja." 

ATORTOLAR.  a.  Echarle  tortol 
al  animal,  sujetarlo  o  dominarlo 
con  él.  Más  comúnmente  se  usa  la 
frase  echar  TORTOL,  que  el  ver- 
bo. También  significa  poner  TOR- 
TOL, en  una  construcción,  sujetar 
fuertemente  una  pieza  con  \m  lazo 
o  gaza  que  se  aprieta  retorciendo-  ^ 
lo  fuertemente.  V.  TORTOL.  j 

Hond.  "Poner  tortol."  (MEMBRE- i 
SO.)  1 

Cuba.  "El  acto  o  acción  de  dar  I 
^-ueltas  repetidas  a  alguna  cosa,  cir-  '■■ 
cular,  o  espiralmente."  (PICH..  voz  I 
Tortor.)  j 

A  esta  acepción  explicada  por  P¡- 
chardo   nos    referimos,   en   lo   rela- 
tivo a  construcciones,  en  las  cuales  \ 
el  tortol  es  una  ligadura  que  une! 
dos  piezas,  y  luego     se     retuerce,  j 
con  fuerza  de  palanca,  para  atrin- 
car  más.   En   la   misma   forma   se 
aplica  a  las  bestias  el  tortol,  con 
un  lazo  retorcido  en  la  jeta  supe-' 
rior,  para  sujetarle.  j 


ATORZONARSE.  pr.  Atorozonar- 

se  las  bestias. 

ATRABANCADO,  DA.  adj.  El 
ATRABANCADO  es  algo  más  que 
el  ateperetado;  éste  obra  sin  orden 
ni  buen  juicio  en  sus  actos;  aquél 
no  sólo  eso.  sino  que  atropelia  con 
todo;  es  casi  un  atrabiliario,  que 
hace  las  cosas  a  trocha  y  mocha, 
rompa  por  donde  rompiere.  Es  me- 
xicanismo. 

"Se  elegía  un  payo  bilioso  y  atra- 
bancado de  escaso  chirumen,  do  qm'en 
con  anterioridad  se  indaeaba  v>da  y 
milagros."  (FIDEL  Memorias,  (2Ü-Ai>), 
cap.  III.  p.  236.) — "Charros  y  más 
charros,  bullangueros  y  atrabancados. 
segTiían  llegando,  atravesaban  los  ca- 
bestros sobre  la  banqueta  y  penetra- 
ban." (AZLTEL.A,  Mala  Yerba.  XA*,  o. 
122.) 

Méx.  "Atronado:  que  hace  las  co- 
sas, o  se  arroja  a  los  peligros,  sin 
premeditación."    (ICAZB.) 

"Tanto  uno  como  otra  eran  incan- 
sables, livianos  y  atrabancados,  pues 
siempre  juntos  se  habían  ejercitado,  y 
algunos  buenos  reatazos  le  aplicó  Lo- 
renzo .a  Simón,  para  enseñarlo  a  tra- 
vesear."  (Astucia,  t.  I,  cap.  ATT.) 

ATRACADA,  f.  Atracón. 

2.  También  sieniñca  una  riña  o 
pendencia  de  obra,  como  sinónimo 
de   agarrada.    (V.) 

ATRACADA.  por  atracón,  da 
ICAZB. 

ATRACARSE,  pr.  Muy  nuestra 
es  también  esta  significación:  "Re- 
ñir, pelear,  luchar  o  contender  de 
obra,  o  de  palabra,  con  mucha  saña 
y  muy  de  cerca."   (PICH.) 

Hond.  En  la  misma  acepción  lo  da 
MEMBRE5ÍO:    "Pelearse." 

Arg.  y  Bol.  "Acercarse  con  buena  o 
mala  intención.  "Se  me  atracó  y  le 
pegué  un  relx»ncazo."  — ">íe  le  atraqué 
para  saludarle."  (BATO)  Vale  distin- 
to por  estas  tierras,  por  lo  visto. 

Perú.  "Atracarse  a  la  opinión  de 
uno,  en  el  Peni  (ARONA'),  es  aoherir- 
se_  a  ella."  (TORO  GISB.  Amer..  p. 
22.5.)  Algo  así  como  nuestro  arrebia- 
tarse.    (V.) 


ATRA 


—  158 


ATUJ 


ATRANCARSE,  jr.  De  cualquie- 
ra insti'umento  o  máquina  que  no 
funciona  bien,  que  sufre  interrup- 
ciones, el  pueblo  dice  que  SE 
ATRANCA. 

2.  Metafóricamente,  también  sue- 
le usarse  como  sinónimo  de  ama- 
charse, resistirse  a  seguir  camino 
o  a  hacer  alguna  cosa,  sin  razón 
alguna,  y  por  mero  capricho  o  tes- 
tarudez. 

Méx.  En  este  sentido  lo  da  ICAZB., 
cuando  dice:  "Echar  la  cerradura; 
obstinarse  en  la  propia  opinión,  ne- 
gándose a  escuchar  razones  contra 
olla.  Suele  decirse  ATRANCARSE  por 
dentro." 

— Don  Félix  Ramos  y  Duarte  dice 
que  en  Michoacán  se  usa  por  "De- 
fenderse, hacer  frente,"  y  en  Yuca- 
tán, vale  "Atascarse,  atorarse."  Lo 
ignoramos,  y  queda  al  buen  dictamen 
del    lector   aceptarlo. 

ATRÁS.  ECHARSE  ATRÁS,  fr. 
que  se  aplica  a  quienes  no  tienen 
los  suficientes  calzones  para  soste- 
ner lo  que  dicen,  o  que  no  cumplen 
lo  que  se  comprometen  a  sostener 
o  dar  en  un  trato.  Vale  tanto  como 
RAJARSE.   (V.) 

IRSE  PARA  ATRÁS,  en  el  len- 
guaje popular  de  Tabasco,  significa 
sorprenderse,  espantarse,  extrañar 
grandemente  una  cosa.  SE  FUE 
PARA  ATRÁS,  cuando  supo  la  no- 
ticia. 

Méx.  "IRSE  PARA  ATRÁS.  No 
cumplir  una  promesa,  desdecirse, 
arrepentirse  de  un  propósito.  De  or- 
dinario se  pronuncia  paratrás,  como, 
si  esta  alteración  prosódica  aumen- 
tara la  fuerza  del  chiste."  (OCAMPO.)  ¡ 

ATRASADA.  TENERLA  ATRA- ^ 

SADA,  fr.  fam.  que  significa  tener  j 
mucha  hambre,  por  alusión  al  re-  < 
traso  de  la  comida.  I 

"Fierro,  huyendo  del  machete  de 
I-iópez,  se  precipitó  desde  el  empina- 
do barranco  y  cayó  sohre  \\n  hormi-  ' 
güero  de  caimanes.  Los  anfibios,  que 
la  tenían  atrasada,  hicieron  im  ver- 
dadero festín  con  el  cuerpo  del  faci- 
neroso." (MERINO,  Ruta,  XXXVI,  p. 
169.) 


ATRAVESADO,  DA.,  adj.  Dícese 
del  que  es  más  que  atrabancado; 
que  obra  con  imprudencia  suma, 
siempre  con  peligro  de  su  vida  o 
de  la  de  otro.  Comúnmente  dícese: 
es  de  alma  ATRAVESADA.  En 
verdad  que  algo  de  anormales  de- 
ben tener  esos  tipos  medio-locos  o 
medio-vesánicos  cada  uno  de  cuyos 
actos  amenazan  de  muerte  a  algún 
prójimo. 

Méx.  El  ATRAVESADO  que  nos  da 
el  Sr.  ICAZB.  es  cosa  muy  otra  y  en- 
teramente inofensiva:  "una  piedra  de 
cantería  o  media  piedra  que  se  colo- 
ca atravesada." 

ATRINCAR,  a.  En  general,  apre- 
tar fuertemente:  ATRINCAR  las 
quijadas.  Y  en  especial  apretar  o 
socar  una  amarra. 

Cuba.  MACÍAS  defiéndela  del  dicta- 
tado  de  corruptela  que  le  da  PICH., 
por  derivarse  de  trincar. 

C.  Rica.  GAGINI  dice  que  es  voz 
anticuada,  pero  que  la  usa  mucho  el 
pueblo  de  su  tierra,  hasta  en  la  frase 
"atrincarse   el   corsé." 

ATROJARSE,  pr.  "Aturdirse.  No 
hallar  salida  en  ningiin  empeño  o 
dificultad."  (ICAZB.)  No  poder  ex- 
plicarse o  darse  a  entender,  que- 
dando sin  poder  hablar,  eso  es 
ATROJARSE.  La  idea  metafórica 
no  puede  ser  más  sutil:  el  que  SE 
ATROJA  no  es  ni  más  ni  menos 
que  una  troje,  que  guarda  mucho, 
porque  todo  se  le  queda  adentro. 

Ramos  y  Duarte  da  el  verbo  co- 
mo sinónimo  de  "Cansarse,"  en  Oa- 
xaca.  Averigüelo  Vargas. 

ATROPELLADO  (EL),  m.  Dulce 
de  coco,  o  de  camote,  con  pina  u 
otra  fruta  acida,  que  lleva  además 
canela  y  trozos  de  pan  en  sopa  bo- 
rracha. 

ATUJAR,  a.  Incitar  o  azuzar  a 
los  perros  para  que  persigan  la  ca- 
za, o  para  que  hagan  presa:  ATÚ- 
JALE LOS  PERROS.  En  Campe- 
che dicen  achuchar,  según  RAMOS 

y  D. 

Cuba.  Se  dice  ATO.IAR.   (MAC f AS.) 


AUDI 


160  — 


AVEN 


C.  Rica.  Dícese  atujar  y  también 
atular.    (GAGINI,   p.    74.) 

AUDÍFONO,  m.  "Instrumento 
que  permite  a  los  sordos  percibir 
mejor  los  sonidos."  (Dice.  Lar.) 
Más  comúnmente  significa  entre 
nosotros  la  pieza  o  parte  del  te- 
léfono, del  fonógrafo  y  otros  ins- 
trumentos modernos,  con  que  se 
oye  la  voz  natural  o  reproducida. 
Es  distinto  de  la  bocina,  porque  en 
ésta  se  oye  y  se  habla,  en  tanto 
que  aquél  sólo  sirve  para  oír  o  es- 
cuchar en  él,  o  con  él.  V.  BOCINA. 

"Mientras  los  curiosos  tienen  tapa- 
dos los  oídos  con  los  audífonos  de  ne- 
gro caucho."  (RODR.  B..  Atrevimien- 
tos... ¿literarios?,  La  Feria  de  Can- 
delaria,  p.    151.) 

AUSENCIAS.  HACER  AUSEN- 
CIAS de  alguno,  es  expresarse,  o 
tratar  de  él  no  estando  presente. 
Muy  usado  en  sentido  familiar. 

"Á  poquitos  días  se  perdieron  para 
siempre  los  dos  que  habían  oído  las 
ausencias  de  mis  patrones  de  boca  de 
aquel  buen  hombre."  (AZUELA.  Ma- 
la Yerba,  n,  p.  15.) — "Y  aquí  me  pa- 
rece oportuno  hacer  notar  a  mi  labo- 
rioso amigo — a  quien  debo  tantas  bue- 
nas ausencias, — como  acostumbramos 
a  decir."  (DELGADO.  Prólogo  a  Una 
docena  de  cuentos  por     Onateyac.) 

AUTO.  m.  Automóvil.  Forma  con- 
tracta usada  comúnmente. 

AVANARSE.  pr.  Volverse  vano, 
hueco.  Se  dice  de  los  granos,  cuan- 
do por  enfermar  la  planta,  no  en- 
durecen o  no  adquieren  la  macicez 
debida,  como  sucede  con  el  maíz 
cuando  se  achigüista  o  se  sollama. 

AVANCE,  m.  Acción  y  efecto  de 
avanzar.  Esta  palabra  tan  socorrí 
da  en  estos  tiempos  de  revolución, 
ha  adquirido  el  carácter  de  sinóni- 
mo forzoso  de  botín  de  guerra; 
mas  como  suele  ser  de  estilo  entre 
las  gentes  de  "la  bola"  tomar  por 
botín  cuanto  cae  en  sus  manos, 
cualquiera  que  sea  el  medio  y  el 
.procedimiento  de  que  se  valgan,  y 
aunque  no  sea  en  campaña,  la  pa 
labra  AVANCE  ha  ganado   en   ge- 


neralidad hasta  llegar  a  ser  sinó- 
nima de  robo,  hurto  o  pillaje.  De- 
sígnase también  con  ella  la  misma 
cosa  robada;  todo  aquello  mal  ha- 
bido o  que  es  producto  del  robo. 
Aún  cuando  hoy  por  hoy  está  tan 
en  boga,  la  palabra  no  es  nueva  en 
México. 

"Ese  caballo  me  lo  regalaron,  no  lo 
adquirí  en  mis  avances;  puede  lucir- 
se sin  riesgo."  (Astucia,  t.  I,  cap.  XII, 
p.  226.) — "La  forma  para  la  propagan- 
da de  nuestras  suscripciones  reposa 
en  la  garantía  comercial  que  ofrece- 
mos; ya  que  "El  I'nivers.il"  no  se  im- 
prime en  prensas  intervenidas  o  in- 
cautadas, sino  en  edificio  y  máquinas 
de  su  propiedad,  que  garantizan  am- 
pliamente el  dinero  de  nuestros  lecto- 
res: esta  es  la  diferencia,  jóvenes  edi- 
tores, sobre  la  base  del  avance."  (Eí 
Universal,  ^léx.,  D.  F.,  febrero  6  de 
1918.) — "Nuestros  avances,  Neftalí  — 
dice  Don  Rodolfo — y  sonríe  con  ino- 
cencia franciscana."  (AZL'ELA,  Las 
Moscas,  p.   113.) 

AVANZAR,  a.  Adquirir  en  cam- 
paña una  cosa,  a  manera  de  botín. 
En  general  robar.  V.  AVANCE. 

"Migajas  históricas.  Presidentes  de 
la  República,  ineptos  en  el  arte  de 
avanzar."  (Art.  de  LEOPOLDO  AR- 
CHR'ERO.  Méx..  feb.  7  de  1918,  en 
El    Universal.) 

AVENTADO,  DA.  adj.  Estudian- 
te que  está  sumamente  mal  en  sus 
estudios,  que  no  ha  apixjvechado  o 
que  no  sabe  nada  del  curso,  úsase 
también  en  Méx. 

"Si  la,  palmeta  hacía  sentir  su  ac- 
ción en  los  aplicados,  con  mayor  ra- 
zón funoioniba  en  Io.t  aventados,  así 
llamados  los  negligentes  que  termina- 
ban a  otro  por  misericordia  de  Dios." 
(G.   CUBAS.    Recuerdos,  p.   415.) 

Méx.  Igual  acepción,  ICAZBALCE- 
TA,  pág.  39. 

2.  Para  nosotros  vale  además  el 
que  expele  ventosidades  estomaca- 
les. 

HABLAR  DE  AVENTADO,  fr. 
fam.  Se  dice,  en  sentido  figurado, 
del  que  trata  lo  que  no  sabe,  o  de 
ccfsa  que  no  conoce,  sólo  por  la  va- 
nidad de  opinar  o  por  mera  presun- 
ción:  ese  habla  de  aventado. 


AVEN 


—  159 


AVIL 


AVENTADOR,  m.  En  Cuba,  don- 
,de  la  industria  cafetera  está  muy 
aderantada,  usan  de  la  máquina  lla- 
mada así;  pero  entre  nuestros 
campesinos  el  AVENTADOR  es  un 
cernedor  o  cedazo  grande,  de  ma- 
no, a  manera  de  un  cesto. 

AVENTAR,  a.  Arrojar  lejos  de 
sí;  lanzar,  empujar.  V.  BOLETO. 

"Aventó  la  carabina,  y  con  su  es- 
pada empuñada,  etc."  (Astucia,  t.  II, 
cap.  VII,  bis.) 

2.  Vale  también  entre     nosotros 
tirar  o  dar  con  fuerza:    le     AVEN- ^ 
Tó  un  golpe,  un  palo,  etc. 

3.  Limpiar  de   la   cascara   suelta 
los  granos,  tales  como  el  arroz  o  el 
café,  por  medio  del  aventador;  por- 
que en  realidad  este  aparato,  a  ma- 
nera de  cernedor  o  cedazo  grande,; 
deja  salir  la  cascara  con  suma  f a- ^ 
cuidad,  que  es  arrastrada     rápida-, 
mente  por  el  viento  a  paso  y  medí-  < 
da   que   sale;    y   sólo   muy   poco   a 
poco  el  grano,  que  cae  verticalmen- 1 
te  por  su  peso,  ya  limpio  o  deseas- ; 

^^Cuba!  "I,  Limpiar  el  café,  o  el  arroz, ' 
dP  su  cás¿ara  por  medio  del  ayen- 
?ador •  y  H),  txtraer  el  pan  de  azúcar 
de  sus  hormas  para  partirlo  V  vonev- 
fo  al  aire  y  al  sol,  en  las  gavetas  del 
secadero"   (MACÍAS.) 

AVENTAZ6N.       f.       Flatulencia, 

ventosidad  (2a.  acep.) 

AVENTÓN,  m.  Vulg.  "Rempu- 
jón."  (ICAZB.) 

"Me  dio  una  puñalada  en  el  pecho, 
a  la  vez  que  un  fuerte  aventón."  (As- 
tucia,  t.    I,   cap.   XVI.) 

AVENTURERO,  RA.  adj.  En  ge- 
neral se  llama  así  en  Taabsco.  el 
fruto  que  se  produce  en  tiempo  dis- 
tinto al  de  la  cosecha  (V.)  Mango 
AVENTURERO,  etc.;  cacao  loco  o 
AVENTURERO,  es  el  que  suele 
producir  el  cacaotero  en  los  meses 
de  julio  a  septiembre.  V.  ALE- 
GRÓN. 

AVERÍA,  f.  Destrozo,  daño,  per- 
juicio material  ocasionado  por  des- 
trucción. Dícese  especialmente  del 


producido  por  travesura  de  mucha- 
chos. 

"El  Capitán  desmoralizado  Manuel 
Eceta,  muchos  de  la  facción,,  y  otros 
forzados  y  alucinados,  tuvieron  la 
osadía  de  hacerse  fuertes  en  dicha 
Ciudad;  en  términos  que,  a,  la  entra- 
da de  la  fuerza  de  los  federales  que 
hicieron  en  ella,  tarde  del  20  del  pasa- 
do, les  rompieron  fuego  aquellos,  no 
dejando  de  ocasionarse  algunas  ave- 
rías en  tal  acción."  (Nota  del  Vice 
Gobernador  de  Tabasco,  Juan  Dionisio 
Marcín,  al  Gobernador  de  Oaxaca,  fe- 
chada en  Teapa,  (Tab.)  a  marzo  8  de 
1830;  MESTRE,  Documentos  y  Datos 
para  la  Historia  de  Tabasco,  cap. 
XXXI,  p.   408.) 

2.  Travesura.  Muy  usado  tam- 
bién, hablando  de  los  niños:  está 
haciendo  AVERÍAS. 

AVERIGUATA.  f.  Discusión, 
disputa  acalorada,  sin  llegar  a  la 
injuria,  pues  entonces  se  llama 
pleito.  V. 

AVIADO.  ESTAR,  o  SALIR,  uno 
AVIADO,    fr.    fig.    fam.    de    sentido 
irónico  e  interjectivo,  que  se  dice 
del  que  obtiene  mal  éxito,  sufre  un 
contratiempo,  adquiere  un  compro- 
miso enojoso  o  tiene  una  diñcultad 
inesperada;  todo  en  cambio  de  bie- 
nes necesarios  o  de  lo  que  debiera 
i  ser  favorable.  Dícese  también  en  el 
;  sentido  de  estar  reducido  a  la  des- 
j  gracia,  a  un  estado  o  a  una  condi- 
ción rniserables:    Juan    ha   adquiri- 
do el   vicio  de  la  embriaguez,  dice 
alguien,  y  otro  le  contesta     ¡pues 
está  aviado! 

La  Academia  da  en  su  Dicciona- 
rio    "ESTAR  uno  AVIADO,"     por 
i  estar  rodeado   de   contratiempos   o 
I  dificultades.  Nuestra  expresión,  de 
carácter  más  amplio,  es  al  mismo 
tiempo  más  si.gniñcativa,  y  enfáti- 
:  ca. 

AVILADO,  DA.  adj.  Envilecido, 
derivado  de  avilar,  como  abatido 
de   abatir. 

"Los  holgazanes  O  flojos....  viven 
enfermos  o  con  mucha  necesidad  y 
entre  ellos  biven  abatidos  e  avilados." 


AVIO 


161 


AZORE 


(Relación    ae   la   Villa   de   Santa    María,  ciún    ;av,    av."     o    ledupiicada -       av 
de    la    Victoria,    1579:    MESTRE,    Arch.  !  „..        ',%„' J   ^^„.,^L^         ^■  ,' 

hist.   geogr.   de  Tab..  p.    44.)   Se  repi- 1  ^^  ^"V^^^   ^^  lenguaje  familiar  el 
te  la  voz  ^ arias  veces.   (1)  A\ A\ II A  es  como  la  expresión  de 

AVÍOS,  m.  pl.  "Utensilios  nece-  ■  un  dolor  tenue,  o  de  un  dolor  que 
sarios  para  alguna  cosa:  avíos  de  produce  no  obstante  cieno  consue- 
escribir. . . ."  (Academia).  Para  no- 1  lo  o  bienestar  al  organismo,  como 
sotros  vale,  no  precisamente  los  j  que  hay  dolorcillos  como  los  del 
utensilios,  sino  la  cantidad  fungi-  i  amor,  que  con  todo  y  todo  tienen 
ble.  los  gastos  o  cosas  empleadas  y  '  cierta  dosis  de  consolación  para  el 
consumidas  en  ejecutar  o  hacer ;  alma  adolorida.  Nuestro  pueblo, 
algo:  AVÍOS  de  lavar:  jabón,  y  gráfico,  candente  en  la  expresi6n 
acaso  también  la  leña,  el  carbón,  |  de  sus  afectos,  ha  creado  el  AYA- 
el  añil,  y  demás  cotas  que  se  gaa-  i  YITA,  como  exclamación  cariñosa 
tan.  para   expresar     un     dolorciilo  que 

AXOLATARSE.  (Pronunciado  causa  agrado,  o  por  lo  menos  que 
asholatarse.)  pr.  Degenerar  la  pro-  no  incomoda,  como  entre  los  ena- 
ducción  de  una  milpa,  produciendo    morados.   (1) 

solamente  xolate   (sholats).  Forma-        ayUGAR.  a.     Envugar.     Vulgar- 
do  por  el  estilo  de  amolcatarso.  \ . 
XOl  ATE. 

¡AY  JUELA!    Interj.  picaresca  y 
jocosa  que  en  el  pueblo  y  en  lene?:. 

fam.    se    profiere    con    cierto    énfa-    ayugar   los     bueyes." 
sis  eufémico  que  la  hace  menos  in-    Perico.  XIII,  pág:.  75.) 
grata  al  oído,  como  síncopa  da  la  ¡      AZORRARSE,   pr.   fig.   Agazapar- 
frase:   i=>h,  hijo  de  la  p !  se,  agacharse,  esconderse     o     que- 

En  este  género  de  exclamaciones    darse   en   silencio,  a  modo  del   zo- 

nic^'erícas  Fe  I^allan  comtíí'endidí.s    „    ,  . 

ijiv...  c.  -...:5    ..c    '■-a      .1  .         1         1     Dice    don      Francisco      Rodríguez 

ifts  ot'-a»;.  mnv  unada^.  ¡ay  juna  ^^^^^^  ^^  ^^^^  ^,^^^,,5  populares  espa- 
!ay,  mao!  ¡ay,  mico!  ¡ay,  mojo!  ñoles,  t.  I,  p.  145,  anotando  la  copla 
s     obscena),     ¡ay,     mojina!, '  infantil  (núm.  188)  que  dice: 

Me   casó  mi   madre,    (bis.) 
.....        u     ••-  Chiauita  y  bonita.  Yayayay.: 

Dicese  también  ¡ah  jijo!  ¡ah,  jijo.  -Yayayay:  ¡ay!  ¡ay!  ¡ay!  ¡Yayai  es 
de    la !,    ¡ah,    jijo    do    !a    retun-    convencionalmente  el   diablo  en  cierto 

tuntunrha!  v  ot-ar.  v}»vip.r  eynrecio- j  entretenimiento  de  '""*^^^'^''^^\,-^'^r'" 
luniuri  .[ o.   .    iji   fi-     <■  dedos  pulgar  y  de  en- 

nes,  todas  del  lenguaje  vulgar  y  j  f^^^^*";,.,^  n^rñecrde  otro  y  preguntáii- 
poí^o  decente.  '  dolc:   ¿A  quién   quieres   más:   a   papá. 

En  Rfopl.,  ¡aijuna!  (GRAN.,  p  a  mamá,  o  a  yayai?  1^  pellizca  con 
77).  o  í.;j'u4,VaV0.  p^25.)  f^f-^irii^?-"""'"  '^"'^  "' 

AYANCADO,  DA.  adj.  Despecti-  Del  mismo  juego  rsan  nuestros  chi- 
vamente dícesG  así  del  que  tiene  |  eos:  pero  parece  que  Yayai"  no  es 
simpatías   por   los   yanquis   o   trata    empleado  como   nomt.re  de  ser  algti 


mente  muy  usado     entre  campesi- 
nos. 

'■El   coíTipañero  de  cama  lo  despier- 
ta:— Dicí^    el    mavordomo   que      vamos 
(ZENTELLA. 


(é 

etc 


de  imitar  sus  modos  y  costumbres. 

"L.a  iTiivov  p.irte  de  e.sos  tertulia- 
nos eran  ayancados."  (PAYNO,  Fistol. 
t.    II.   cap.    LX.   p.   972.) 

AYAYITA!  Interj.  Forma  eufé- 
mica  o  diminutiva  de  la  exclama- 


íl)  Colecc.  de  doc.  inéd.  de  Ultr..  t. 

11.  p.  3;o. 


no,  real  o  figurado,  sino  por  s'mp'e 
onomatopeya.  como  imitativa  de  la 
e.Kclamación  misma.  El  muchacho  cine 
recibe  lorf  polHzcos — faltól*.  decir  :il 
Sr.  Rodríguez  Marín — tiene  derecho, 
a  su  vez,  a  inferirlos  al  otro,  cuando 
resiste  la  prueba  contestando:  a  pa- 
pá, o  a  mamá,  sin  prorrumpir  en  la 
exclamación  de  dNor.  que  es  signo 
de  darse  por  vencido. 


AZORE 


162  — 


AZUO 


rro  que  finge  estar  muerto  cuando 
se  le  persigue  o  cuando  vé  el  peli- 
gro de  cerca. 

La     Academia  no  registra  como 
figurada  la  acepción  de  este  verbo,  ¡ 
por  más  que  sí  lo  sea  la  que  con-  j 
signa:    "quedarse   adormecido     por  i 
tener  cargada  la  cabeza."     No  en- 
tendemos la  relación  que  haya  en- 
tre esta  acepción  y  hecho     alguno 
de  la  zorra.     En     cambio,  nuestra 
forma  popular  ¡qué  hermosa  y  qué 
expresiva!,  en  relación  con  lá  cos- 
tumbre típica  del  zorro. 

AZORRILLADA,  f.  Acción  y  efec- 
to de  azorrillarse.  Es  mexicanismo. 
"Si  hov  te  libra.s  de  las  azorrilladas, 
no  estás  exeento  de  volar  por  los  al- 
ies íirrojado  por  la  ventanilla  de  un 
tren..."  (GARCÍA  CUBAS,  Recuer- 
dos,  p.   201.) 

AZORRILLARSE,  pr.  Término 
que  se  hizo  célebre  por  haber  sido 
usado  hasta  hace  poco  tiempo  por 
los  salteadores  de  caminos,  espe- 
cialmente en  el  interior;  con  él  se 
expresaba  el  hecho  de  doblar  la 
cabeza  metiéndola  enti-e  las  pier- 
nas, posición  en  verdad  no  muy 
estética  ni  decorosa,  en  la  cual  per- 
manecían los  pobres  viajeros  du- 
rante el  tiempo  del  saqueo  y  sus 
escenas  inmorales  anejas,  para  no 
presenciar  lo  que  pasaba. 

Parece  que  se  usa  también  por 
azorrarse,  como  mexicanismo. 

"El  Capitán  hacía  descender  a  los 
pasajeros,  ordenándoles  imperiosamer- 
te  que  .se  azorrillasen,  es  decir,  que 
íe  pusiesen  a  patas  en  la  tierra,  con 
la  prohibición  expresa  de  levantar  la 
cabeza  y  de  mirar.  Al  que  volunta- 
riamente no  ejecutaba  tal  acción,  lo 
azorrillaban  a  qolpes."  (GARCfA  CI- 
TAS,  Recuerdos,  p.  201.) 

"Azorrilló  a  dos  soldados  entre  los 
nopales,  a  espaldas  do  la  finca,  listos 
para  atr.ipar  al  primero  que  quisiera 
«scapar.se."  ÍAZT^EI-A,  Mala  Yerba, 
ni.  p.  18.) — "Sorprendieron  a  D.  Bo- 
nifacio unos  ladrones  en  la  Cuesta 
China,  lo  tendieron  en  el  suelo  como 
a  otros  pasajeros,  .al  terrible  s^rito  de 
azorrillarse,    y   quedaron    todos      boca 


abajo,  como  era  de  rigor,  mientras 
duraba  el  desbalijamiento."  (PRIETO, 
Memorias,  cap.  V,  p.  247;  60  -53.) — 
"La  generalidad  de  las  veces  hacías 
azorrillarse  a  lo  spasajeros,  en  postvi- 
las  las  más  cómicas.  Azorrillar  en  el 
vocabulario  de  los  bandoleros,  era  po- 
ner a  uno  boca  abajo,  en  cuatro  pies, 
postura  horizontal,  que  impedía  ver 
lo  que  hacían  los  ladrones."  (GONZÁ- 
LEZ OBREGÓN,  México  viejo  y  anec- 
dótico. Del  palanquín  al  automóvil,  p. 
108.) — "Estábamos  ya  de  pie  sobre  el 
lodoso  camino,  cuando  resonó  el  gri- 
to de  azorrillarse,  indicándonos  que 
debíamos  arrodillarnos  y  pegar  las 
frentes  en  el  suelo,  para  no  presen- 
ciar el  saqueo  de  los  l)aúles."  (PEZA, 
Memorias,   Recuerdos,  p.  115.) 

AZO  .  A  CABALLOS,  m.  (Cordia 
laxifiora,  H.  B.  K.— ROV.)  Planta 
de  la  familia  de  las  borragíneas, 
muy  abundante  en  los  campos. 

AZPOQUE.  m.  Nombre  vulgar 
que  la  gente  del  campo  da  a  cier- 
to garrobillo  de  menor  tamaño  que 
el  ordinario;  de  hermosos  colores 
tornasolados  y  gallarda  cresta. 

Parece  palabra  derivada  del  ma- 
ya; tal  vez  compuesta  de  az,  cosa 
ligera,  y  pok,  pelota  de  hule,  por 
la  agilidad  del  anfibio  que  a  menu- 
do sale  del  agua  y  sube  a  los  árbo- 
les, ora  a  tomar  sol,  ora  a  corre- 
tear por  las  ramas. 

AZTECA,  m.  Moneda  nacional  de 
oro  por  valor  de  veinte  pesos,  crea- 
da por  reciente  decreto  del  año  de 
916.  Debe  su  nombre  simbólico  a 
llevar  en  el  anverso  el  águila  na- 
cional y  en  el  reverso  al  calenda- 
rio azteca.  Es  la  primera  moneda 
en  que  el  águila  reaparece  inclina- 
da hacia  un  lado,  no  con  las  alas 
abiertas  como  había  figurado  en  el 
escudo  nacional  hasta  estas  fechas, 
después  de  los  primeros  años  de  la 
independencia,  en  que  se  usó  en  la 
misma  forma  que  hoy.  Tiene  15  gr. 
de  oro  puro. 
I  AZUCARERA,  f.  Reventaban  ya 
los  gramatómanos  de  tres  al  cuar- 
to,  tronando   contra     el    .femenino 


AZÜC 


—  163  — 


AZUR 


AZUCARERA,  sostenido     unánime-] 
mente  por  el  habla  popular  de  toda 
la  América  española,  contra  la  so- i 
la  opinión  de  la  Acaderaia,  que  de- 
cía y  dice  azucarero. 

Por  fin,  ha  tomado  asiento  como 
Amer.  en  el     Dice.  Lar.     de  TORO 
GISB..  qi  ien  en  of/o  libro  suyo  di 
ce,  refiriéndose  al  mi^mo     objeto: 
"Tan  gran     popularidad     para     un 
"disparate"'    rudanience     vapuio?.da 
por  algunos  autores,  no  hace     sos- 
pechar su  verdadera  nacionalidad. 
La  voz  figuraba  en  el  Dice,  de  la 
Academi?   hasta  1?.  edición  undóci- 1 
ma....      Sigan,   pues,   diciendo  loe 
americanoc,  azucareras   o  azuc:  re-  j 
ros,  que  no  pecan  al  hacerlo.  Algo  ! 
más  ridículo  es  que     no     sepamos  j 
aún  los  españoles  a  estas  horas  si  | 
debemos  decir  "el  azúcar"     o     "la  i 
azúcar,"  "las  azúcares"  o  "los  azú-; 
cares."   (A;rier.,  p.  237.) 

AZUL.  EL  QUE  QUIERA  AZUL 
CELESTE.  QUE  LE  CUESTE,  "fr.  : 
fig.  con  que  se  da  a  entender  que  ] 
quien  quierr,  obtener  lo  que  dessa^ : 
no  debe  quejarse  si  por  eso  se  le  | 
origina  costo  o  molestia."  (ICAZB.)  | 
Nosotros  decimos  también  EL  QUE  '■. 
QT'IERA  VESTIR  AZUL  CELES-! 
TE I 

"¿No  se   quiso   casar  contig-o?   Pues; 
el  que  auien  ?zul  roleste,  que  le  cues- 
te." (MORAIvES.  Gallo  Pitagórico,  pp.  i 
500-1.) — "Mr.y     I>ien    heclio:      el      que  i 
oulera    azul   celeste,     que   le     cueste." 
(SANCHO   rOI.O.    Boln.   VJ.   p.   58.)         | 

AZULEJO.  JA.  Rovirosa  llamn  ¡ 
así  en  sus  Apuntes  de  Zoología  da  I 
Tabasco    Cpáii.    29)     ^i    p^-o   con-.ún- 1 


mente  conocida  allí  con  el  nombre 
vulgar  de  pea  azul  (V.).  Es  raro 
esto;  nosotros  hemos  conocido 
siempre  por  AZl-LEJO  una  ave  de 
la  familia  de  ¡os  pájaros  que  podría 
ser  la  misma  que  describe  la  Aca- 
demia, si  ésta  diera  la  clasifica- 
ción cient'ñca  do  ella  para  hacer 
rjosible  la  iden<:ific?.ción.  Menos  es 
el  abejarruco  que  la  misma  da  co- 
mo sinónimo  de  AZULEJO,  pues 
de  aquél  claramente  dice  que  es 
"una  ave  trepadora."  y  la  nuestra 
no  lo  es,  ni  la  pea  azul  tampoco. 

"En  el  orden  de  los  paseros  o  pá- 
j;iros. . .  son  admirados  por  su  vistoso 
plumaje,  el  azulejo..."  (CORREA. 
Reseña  Ec.  de  Tab.,  cap.  IX,  p.  37.) 
K.sta  cita  rofu.^rza  nuestra  adverten- 
cia, pues  Jamás  hemos  oído  llamar 
azulejo  a   la   pea   azul. 

AZU RUMBADO,  DA.  adj.  Aturdí 
do,  atarantado;  principalmente 
cuando  tal  estado  es  producido  por 
las  bebidas  embriagantes.  Es  me- 
tátesis del  castellano  azumbrado, 
borracho.  En  Colom.bia  zurumbáti- 
co (GAGINI).  Nosotros  decimos 
también  sorimbo  o  zorimbo,  so- 
rurr.bo.   (V.) 

C.  Rica.  "Adjetivo  ya  de  uso  raro 
entre   nosotros    etc.    (GAGIXI.) 

Hofíd.  "Azumbrrdo.  Tonto,  idiota." 
(MEMBR.) 

AZURUMBAMIENTO.  m.  Estado 
especial  del  azurumbado;  acción  y 
efecto  de  azurnmbarse. 

AZURUMBARSE.  pr.  Atolondrar- 
se, atarantarse,  especialmente  ingi- 
riendo bebidas  embriagantes. 

Hond  "Aturdirse,  atolondrar-se." 
'MUMHR.) 


164 


B 


BABA  SALIR  CON  SU  BATEA 
DE  BABA,  significa  tanto  como  de- 
cir una  tontería,  o  hacer  una  cosa 
inoportunamente,  de  tal  modo  que 
aparezca  ridicula  o  necia. 

BABAZA,  t.  "Babazas  (D.  F.),  sf. 
Lavazas."  (RAM.  y  D.)  La  Acade- 
mia llama  así  al  humor  viscoso  de 
alguna:;  plantas. 

,  Nosotros  generalizamos  más,  apli- 
cando el  nombre  a  todo  líquido  que 
además  de  viscoso  sea  espeso,  ora 
producido  por  un  animal,  como  la 
babosa,  ora  por  una  planta  cual- 
quiera, como  el  civil  o  manzanilla; 
(V.)  o  de  otro  origen  diverso,  co- 
mo la  lavaza  espesa  o  el  pulque, 
v.  gr.  BABAZA  es  en  cierto  modo 
peyorativa  de  babilla.  (V.) 

BABIECADA.  í.  Hecho  o  dicho 
propios  del  babieca.  La  Academia 
registra  borricada,  derivado  de  bo- 
rrico, tomando  esta  voz  en  sentido 
metafórico  como  sinónima  de  estú- 
pido; en  cambio  no  reconoce  la  voz 
de  que  tratamos,  babosada,  bel  la- 
cada :,   otras  por  el  estilo. 

BABILLA.  í.  Hecha  la  aclaración 
al  final  de  la  palabra  anterior,  en- 
tiéndese que  babilla  es  ideológica- 
mente una  eufémica  de  babaza;  di- 
fiere de  ésta  en  el  lenguaje  popu- 
lar por  su  menor  consistencia  y  as- 
pecto menos  desagradable.  Gene- 
ralmente dase  este  nombre  a  la  fo- 
bila  de  las  articulaciones. 


2.  f.  "Cuando  a  consecuencia  de 
una  luxación  o  de  una  fractura,  des- 
cuidadas o  mal  curadas,  la  coapta- 
ción o  consolidación  no  se  efectúan, 
o  se  verifican  viciosamente,  se  dice 
en  lenguaje  vulgar,  que  esto  acon- 
tece porque  la  parte  afectada  o  el 
hueso  han  criado  babilla.  Esta  es 
en  las  fracturas  el  callo  que  for- 
mándose separadamente  en  cada 
fragmento  impidió  la  unión.  En  las 
luxaciones  es  la  linfa  plástica  que 
a  consecuencia  de  la  desgarradura 
de  los  tejidos  y  de  la  hemorragia 
consiguiente,  se  organizó,  y  adhi- 
rió viciosamente  las  partes  luxadas 
a,  los  tejidos  cercanos."  (ICAZB.) 

"Los  diestros  cirujanos  componen 
el  hueso  luego  que  se  disloca,  y  lo  en- 
tablan lueíro  que  adviertfMi  la  frac- 
tura, porque  si  no  cría  babilla  y  se 
inipo.'íibilita  la  cura."  (PENSADOR, 
Periquillo,    pte.   I,   cap.   XIV.) 

El  autor  citado,  Icazbalceta,  dale 
también  la  acepción  metafórica  que 
expresa  que  a  los  niños  debe  corre- 
gírseles desde  pequeños,  porque  si 
no  crían  BABH^LA;  pero  en  Tabas- 
co  no  se  usa  en  esta  acepción. 

BABOSADA,  f.  Hecho  o  dicho 
propios  del  baboso  (V.)  Especial- 
mente se  dice  de  una  obra  literaria 
insustancial,  huera,  sin  meollo:  ES 
UNA  BABOSADA;  o  del  contenido 
de  la  obra:  son  BABOSADAS. 

BABOSEADO,  DA.  adj.  "Tratado 
ya  por  muchas     personas.   Materia 


BABO 


—  165  — 


BACA 


baboseada,  aquella  sobre  la  cual  se 
ha  escrito  mucho.  Negocio  BABO- 
SEADO, el  que  se  ha  propuesto  a 
varios,  sin  lograr  concluirle  con  al- 
guno." (ICAZB.)  El  segundo  ejem- 
plo presentado  por  el  Sr.  García 
Icazb.  traduce  aproximadamente  la 
p.cepción  que  en  el  lenguaje  de  Ta- 
basco  tiene  el  adjetivo  apuntado, 
que  es  la  de  "tratado  por  muchas 
personas";  pero  siempre  de  una  ma- 
nera imperfecta,  en  una  forma  ina- 
decuada, sin  dominar  el  tema  acer- 
tadamente, o  tratándose  de  un  ne- 
gocio, sin  consegviir  realizarlo:  sin 
dar  cima  al  propósito  en  el  asunto 
de  aue  s--  trate,  sea  éste  cualquie- 
ra. Hablándose  de  persona,  que  se 
ha  dejado  burlar,  o  chotear. 

BABOSEAR,  a.  fig.  fam.  Tratar 
un  tema,  vn  asunto  muchas  perso- 
nas, someramente,  de  manera  im- 
nerfect?.  y  con  poca  competencia. 
Tratándose  de  persona,  hacer  bur- 
la de  ella,  con  su  tolerancia;  no 
tomarla  en  serio,  siendo  de  calidad: 
chotearla,  faltarla  al  respeto,  so- 
portando ella  la    ofensa. 

BABOSO,  SA.  adj.  Necio,  insus- 
tancial, SO.SC.  babieca.  U.  t.  c.  s.  Lo 
que  caracteriza  al  BABOSO  es  su 
insustancialidad  y  falta  de  gracia  o 
simpatía,  que  le  haca  cargante  pa- 
ra aquél  con  quien  trata. 

Méx.  "Soso,  que  se  queda  mirando 
con  cara  -i  ^  1  obo.'  (ICAZB.)  Podemos 
agregar:  que  no  tiata  más  que  bebe- 
rías, cosas  insulsas  o  sin  interés  ni 
atractivo    alpuno. 

Wéy.  y  Chile.  "Dobo,  tonto."  (TO- 
RO G  .  Dirc.   Lar.) 

Ptú.  "Pericona  sin  valor  ni  ener- 
pfa."    (ID.,    id.) 

BABUCHA,  f.  Chinela:  calzado 
sin  talón,  o  con  el  talón  doblado. 
Es  el  calzado  que  se  usa  en  la  re- 
cámara, por  su  ligereza,  con  el 
simple  objeto  de  no  poner  los  pies 
en  el  suelo,  entre  tanto  se  viste 
traj*^  dp  calle.  Generalmente  la  BA- 
BT'CH.^    es  de  paño,  o  tela  fina   y 


suave,  bordada  o  con  adornos:  lo 
contrario  de  México,  en  donde  es 
calzado  ínfimo. 

Méx.  -Especie  de  pala  alta,  cerra- 
da con  un  cordón.  Hácese  d-  paño  o 
tela  semejante,  con  punta  de  cuero 
y  es  el  calzado  ínfimo  de  las  muie- 
r  s  paVrc-.-í."  (ICAZB.»  A  este  calzado 
llamamos  nosotros  sandalia,  o  alpar- 
gata. 

..."Calzado  femenino  de  pf-ño,  con 
punta  de  cuero."  (TORO  G  Dice 
Lar.) 

Por  lo  visto,  Toro  copió  a  Gar- 
cía Icazb.;  la  verdad  es  que  en  Ta- 
basco  la  BABUCHA  no  es  calzado 
de  mala  especie,  antes  bien,  de  lu- 
jo, para  entre  casa,  en  las  horas  de 
descanso.  I^.s  hacen  de  piel  fina  y 
de  telas,  finas  también;  con  ador- 
nos y  bordados  generalmente  de  vi- 
vos colores.  Es  calzado  propio  de 
los  ancianos,  en  la  vida  doméstica, 
por  la  comodidad  y  soltura  que  brin- 
da  a  los  pies  cansados. 

BACAL,  (maya)  m.  "(Pr.  Yuc), 
sm.  Corumbo,  zuro,  olote."  (RAm! 
y  D.)  No  hay  palabra  más  usada  en 
el  lenguaje  popular  de  Tabasco,  que 
la  de  BACAL,  nombre  con  que  se 
conoce  el  eje  central  de  la  mazor- 
ca de  maíz,  al  cual  están  insertos 
los  granos;  conocido  en  la  región 
interior  de  la  República  por  el  azte- 
quismo  olote.  No  dudamos  que  sea 
provincial  de  Yucatán  también  la 
voz,  por  ser  de  origen  maya;  pero 
su  uso  no  está  ni  con  mucho  cir- 
cunscrito a  aquel  Estado. 

El  BACAL  es  el  adminículo  pro- 
pio e  insustituible  de  la  gente  cam- 
pesina para  los  usos  de  la  lijiipieza 
corporal,  en  la  defecación,  empleán- 
dose además  como  combustible  muy 
común  en  la  casa  del  pobre. 

A  causa  de  la  abundancia  de  los 
pastos,  no  se  le  emplea  nunca  en 
la  alimentación  de  los  ganados, 
aplicación  más  decente  que  recibe 
en  otras  regiones  del  país.  "Se  co- 
nocen varios  productos  comerciales, 
derivados   del   olote,   que  se  prepa- 


BACA 


—  166  — 


BADA 


van  mezclándole  con  harinas  diver- 
sas, después  de  ni'Olido.  Se^^  utilizan 
para    la    alimentación    del    ganado, 
con    bastante    aceptación."     (CHA-  i 
VEZ,  Cultivo  del   ma  z,  pág.     300).  ¡ 
La  fecundidad  de  nuestro  suelo  es  ; 
causa  de  que  en  Tabasco  el  olote  ' 
o  bacal,  las.  espatas     (joloche),  la  j 
hoja  y  el  tallo  o  caña  del  maíz  no 
tengan     absolutamente     ningún  va- 
lor comercial  ni  aplicación  prácti- 
ca alguna  en  la  economía  agrón»-  : 
ma.  j 

Kl   BACAL  u  olote  de  la  :Mesa  Cen-  | 
tra!,    tiene   otros   nombres:      conquarll, 
carbón   blanco,  este  último  con  motivo  i 
de   .ser   Inien   comVmstilile.    "Estos   olo-  ¡ 
les,  llamados  en  aleunos  lugares  con-  j 
quarll,  carbón   blanco,  excitan  la  igni-  ¡ 
ción  de  la  madera  verde,  arden  pron- 
to   y    producen    poco    humo."       (RUIZ 
ERD.,    Cultivo    del    maíz,    pág.    296.) 

En  Tamaulipas  dicen  bojol.  (RA- 
MOS Y  D.) 

El  BACAXi  quemado  tiene  aplica- ' 
ciones  medicinales  entre  las  gentes  ' 
pobres:  dividido  en  pequeños  tro- 
zos, alternados  éstos  con  limones 
también  quemados  o  asados,  se  en- 
sartan unos  y  otros  en  un  collar  que 
se  ata  al  perro  para  curarle  la  tos. 

"Maíz  blanco,  4  variedades:  lo. — El 
uno  superior,  blanco,  bacal  colorado. 
2o.  El  otro  blanco,  pero  tayudo,  bacal 
blanco.  3o.  El  blanco  perla,  baca!  d3l- 
gado.  4o.  Blanco  pajizo,  sirve  para  pi- 
nol y  le  llaman  sapolote,  tiene  una 
zanjita  el  grano  en  la  parte  superior, 
el  bacal  es  ceniciento. —  COLORADO, 
tres  variedades:  lo.  El  color  de  rosa,... 
su  bacal  es  morado  bajo.  2o.  El  co- 
lor encendido,.  ..bacal  morado." 
(GIL,  Y  SAENZ,  El  Caporal,  pp.  16-17.) 
— "En  ese  estado  de  hilotes  es  -muy 
apetecido,  pues  tanto  el  grano  como  el 
bacal  u  olote  están  Vjlandos  y  dulce.s. 
ciue  los  echan  en  el  puchero  u  olla." 
(ID,  ib.,  p.  58.) — "En  estas  chozas  se 
depositaban  las  mazorcas,  y  luego  el 
maíz  ya  separado  de  la  tusa  o  bacal, 
entre  tanto  se  trasladaba  a  las  tro- 
jes en  que  debía  conservarse."  (MO- 
LINA SOl.íIS,  Hlst.  del  Desc.  y  Conq. 
de  Yuc,  p.   270.) 

En  Sur  América  llámase  mar! o, 
según  GRANADA  (p.  148).  La  Aca- 


demia le  definía  por  carozo,  aunque 
como  "pr.  Gal.  Parte  leñosa  donde 
están  como  engastados  los  granos 
del  maíz."  Más  liberal  hoy,  dice  que 
es  "raspa  de  la  panocha  o  espiga 
del  maíz." 

BACALAO.  CORTAR  EL  BACA- 
LAO, fr.  fig.  Algo  como  estar  en  el 
candelero,  pero  referida,  más  am- 
pliamente, a  una  situación  cual- 
quiera del  individuo:  estar  en  posi- 
ción envidiable,  en  preeminente 
condición  social,  económica,  políti- 
ea,  etc. 

BACAL! LLO.  m.  Enfermedad  que 
sufren  las  gallinas,  consistente  en 
una  concreción  en  forma  de  bacal 
que  les  cría  en  el  intestino,  cerca 
del  ano,  cuando  se  alimentan  con 
materias  calcáreas  o  sumamente  se- 
cas o  astringentes,  que  provocan 
una  constipación  y  obstrucción  de 
las  v'as  digestivas. 

2.  Pan  abiscochado,  en  forma  de 
bacal. 

BACINICA,  BACINILLA,  f.  "En 
México  significa  exclusivamente 
orinal."  (ICAZB.)  Le  mismo  en  Ta- 
basco. 

"En    el   suelo  había   una   zalea   para 

'.o.'='.  pies,   ima   bacinilla,  y  hueco  sepa- 

\  rado  para  colocar  un   canasto  cuando 

:  el   caso  lo  requería."    (FIDEL,    Memo- 

I  rías,   cap.   II,   p.    137.) 

C.    Rica.   Gagini  consigna     bacenlca, 
cor-iente    -m    casi    toda    la    Amér.    Es- 
I  pañola,    dice;    no    es    cierto,    pues    por 
i  acá.  no  se  oye. 

I  Cu"ia.  "Sinón.  Aunque  el  nombre  de 
I  orinal  es  conocido  y  usado  en  toda  la 
'  isla,  en  la  parte  oriental  se  le  dice  co- 
!  múnmente  bacif^ica  y  en  la  occidental, 
I  tibor."    (MACfAS.) 

I  C.  Amér.  "Bocinica,  bacinía",  apun- 
;  ta  SALAZAR  G.  La  última  forma  es 
I  térm'p.o  balo,  us-ido  sólo  en  nuestro 
1  pueblo  por  los  indígenas,  que  descono- 
j  cen   en    absoluto  el    castellano. 

BADANA.  ZURRAR  LA  BADANA, 
fr.  fig.  líun.,  dar  azotes  y  también 
aplicar  un  castigo  ejemplar  que  pro- 
duce la  enmienda. 


BAGA 


167  — 


BAGA 


"No  me  chifles  en  la  caye 
Pa  que  sarga'la  bentana, 
Que  si  mipadre  s'enteía 
Me  ba'surrá  la  badana." 

RODRÍGUEZ  MARÍN  (Cantos 
pop.  esp.,  t.  II,  p.  350)  comenta  la 
frase  en  la  nota  277  (p.  423) :  "Zu- 
rrar la  badana:  esto  es,  azotar  la 
piel." 

En  Zaragoza  se  dice  "Cascar  la 
badana,  por  dar  lina  gran  paiiza," 
según  LÓPEZ  Pl'YOLES  Y  VA- 
LENZUELA  LA  ROSA,  en  la  Co- 
lección de  voces  de  uso  en  Aragón, 
que  agi'egaron  al  Dice,  de  voces  ara- 
gonesas por  BORAO,  p.  LXII. 

BAGACERA.  f.  Macías,  al  tratar 
la  palabra,  invoca  a  la  Academia, 
diciendo:  "Lo  manda  la  máxima 
francesa:  a  tout  seigneur,  tout  hon- 
neur,"  y  copia  la  definición  que  és- 
ta da,  ya  que  aceptó  la  voz  ameri- 
cana, en  su  duodécima  edición: 
"Lugar  de  los  ingenios  de  azúcar, 
en  que  se  tiende  el  bagazo  de  la  ca- 
ña, para  que  secándose  al  sol,  sirva 
de  combustible."  Nosotros,  como 
Macías,  invocamos  la  máxima  a 
tout  seigneur.  tout  honneur,  y  se  la 
aplicamos  a  él,  a  quien  mejor  cua- 
dra en  este  caso,  puesto  que  tratán- 
dose de  esta  voz,  nadie  está  más 
íiurorizado  para  hablar  de  ella  que 
un  hi.ío  de  la  tierra  clásica  de  la 
caña  de  azúcar  y  los  ingenios,  y 
mris  cuando  ese  hijo  es  docto.  Dice: 
"PTNóN.  Muchos,  y  entre  otros  Ár- 
bol., toman  como  sinónimos  baga- 
cera  y  caza  de  bagazo;  sin  embar- 
ffo.  bien  pudiera  destruirse  la  sino- 
nimia, diciendo  que  bagacera  es  el 
sitio  o  campo,  destinado  a  secar  el 
bagazo:  y  que  caza  de  bagazo  es  el 
lugar  donde  se  almacena  después 
de  seco."  Ni  una  palabra  que  agre- 
gar a  lo  dicho  por  el  Sr.  Macías. 
En  Tabasco,  tien-a  también  pródi- 
ga en  la  producción  de  la  caña  y  la 
industria     de  sus     derivados;     que 


guarda  por  lo  mismo  gran  semejan- 
za en  ésto  con  Cuba,  la  palabra 
BAGACERA  no  tiene  ni  más  ni  me- 
nos que  el  propio  significado  que 
explica  el  repetido  autor. 

PICH.  trata  también  la  voz.  Ma- 
cías le  critica,  porque  escribe  ba- 
gazera.  Nos  parece  científicamente 
fundada  la  corrección:  debe  ser 
BAGACERA,  como  derivado  de  ba- 
gazo. 

Méx.  La  consig^na  el  Sr.  Icazb., 
Ciuien  critica  a  la  Academia  que  lla- 
ma franle  al  baqazo,  diciendo  que  es 
cosa  que  jamás  ha  oído.  En  verdad, 
rosoíros   tampoco. 

..."Bagasera  (ce),  f.  El  sitio  en  que 
se  asoleí  el  bagazo  de  caña,  que  sir- 
ve de  leña  en  los  trapiches."  (OCÁM- 
PO.)  Menos  propio  nos  parece  escri- 
bir !a   voz  con   s. 

BAG ACERO,  m.  Bagacera. 

"Allí  donde —  el  peón  nocturno  pa- 
ladea los  sinsabores  dormitando  algru- 
110S  minutos  sobre  los  bagaceros  del 
Ingenio."  (MERINO,  Celestina,  dedi- 
catoria, p.  4.) 

2.  Úsase  tainbién  muy  comúnmen- 
te como  colectivo,  para  designar  el 
conjunto  de  bagazos  echados  en  la 
bagacera. 

BAGAZO.  Por  la  aplicación  que 
en  nuestro  medio  pueden  tener,  co- 
piamos las  siguientes  palabras  del 
Sr.  Macías:  "...incurren  todos  los 
Dicción,  españ.,  menos  el  último  de 
la  Aca,d..  en  otro  error,  cuando  co- 
pian de  las  antiguas  edic.  académi- 
cas:   "GABAZO,  m es  lo  cierto 

oue,  como  consigna  PICH.,  "nadie 
dice  gabazo."  Eso  tuvo  lugar  a  prin- 
cipios de  la  conquista  de  América, 
cuando  en  España  se  decía  por  co- 
rruptela gabazo  y  murciégalo,  por 
ejemplo,  en  vez  de  bagazo  y  murcié- 
lago, y  de  aquí  que  aun  merezca 
censura  la  Acad.  por  conserA^ar  el 
término  gabazo  (se  refiere  a  la  duo- 
décima edición;  en  la  sig.  ha  desa- 
parecido, para  honra  de  la  Corpora- 
ción) como  otra  forma  de  bagazo, 
pues  no  puede  pasar  ni  como  meta- 


BAGR 


—  168  — 


BAGR 


tesis.  Metátesis  legítimamente  re- 
chazada, y  no  usada  por  las  perso- 
nas cultas,  es  corruptela  inadmisi- 
ble." 

Como  hay  todavía  en  Tabasco,  y 
aún  en  otras  muchas  partes,  gen- 
tes que  cometan  la  badomía  de  de- 
cir gabazo,  imitando  a  la  Acad.,  que 
dio  el  ejemplo  de  tan  temeraria 
aberración,  bueno  es  que  se  apren- 
dan de  memoria  la  crítica  del  Sr. 
Macías.  i 

ETIM.  "Se  deriva  de  baga,  proce- 
dente del  romance  baca,  y  éste  del 
abl.  de  bacca  o  baca,  bava."  (HA- 
CÍAS).   (?)  , 

2.  adj.  "La  persona  abyecta  o  muy 
despreciable."  (MACÍAS).  De  aauí 
ha  nacido  en  Tabasco  la  expresión, 
asaz  despectiva:  al  bagazo,  poco  ca- 
so, que  se  aplica  a  las  personas 
que  por  su  condición-  despreciable 
no  se  les  debe  tener  en  estima.  Es 
muy  regional  esta  acepción,  pues  a 
más  de  que  no  la  hallamos  consig- 
nada en  ningiín  Diccionario,  el  Sr. 
Membreño,  en  su  libro  Hondure- 
ñismos, define  el  bagazo:  "Residuo 
que  queda  después  de  esprimida  la 
caña  de  azúcar,"  dice:  "Sólo  esto 
es  baga?:o  en  estas  tierras." 

BAGRE,  m".  (Cyprinus  barbus). 
Este  pececillo  oue  el  Sr.  García 
Tcazb.  describe:  "Pez  de  río  y  aguas 
dulces:  es  pardo  por  ambos  lados 
y  blanquecino  por  el  vientre;  care- 
ce de  escamas;  la  cabeza  es  grande 
respecto  al  cuerpo,  y  tiene  en  la 
parte  inferior  de  la  boca  unos  hilos 
como  el  barbo.  Varía  mucho  en  ta- 
maño, y  llega  al  de  una  vara.  Su 
carne  es  blanca,  para  muchos  agra- 
dable, por  más  que  tenga  cierto  sa- 
bor a  cieno.  Parece  que  según  el 
tamaño,  carian  las  especies:  el  más 
común  entre  nosotros  es  el  Ictalu- 
rus  DugeslV,  abunda  en  Tabasco; 
pero  no  tan  grande  como  lo  descri- 
be el  autor,  pues  no  pasa  de  vein- 


te o  treinta  centímetros  de  largo. 
Parece  que  se  le  confunde  con  el 
bobo  o  con  el  juil  o  juile  (V.),  aun- 
que este  tampoco  alcanza  el  tama- 
ño de  una  vara.  (1) 

El  BAGRE  se  diferencia  del  bobo, 
por  el  tamaño,  como  hemos  dicho, 
y  del  juil  porque  tiene  las  aletas 
laterales  o  pectorales  y  la  dorsal 
armadas  de  un  espolón  sumamente 
fuerte  con  dientes  como  una  sierra, 
inclinados  hacia  la  base,  de  tal  for- 
ma que  el  espolón  entra  con  toda 
facilidad;  pero  al  salir  hace  una 
desgarradura.  Por  esto,  y  porque  es 
muy  venenoso  ese  espolón,  al  decir 
de  las  gentes  campesinas,  la  clava- 
da de  BAGRE  es  peligrosísima, 
pues  aseguran  que  produce  el  téta- 
no. Los  pescadores  tienen  aversión 
y  repugnancia  notables  por  este  ani- 
malillo,  por  lo  funesta  que  es  la  he- 
rida causada  con  sus  espolones,  y 
prefieren  siempre  matarlo  solamen- 
te, arrojándolo  en  seguida.  Por 
suerte,  le  reconocen  muy  bien  cuan- 
do viene  en  las  redes  de  pescar,  la 
tarralla  y  el  chinchorro,  o  en  el  an- 
zuelo, por  un  sonido  gutural  muy 
peculiar  que  hace  el  BAGRE  deba- 
jo del  agua,  desde  que  se  siente 
preso:  una  especie  de  cru,  cru,  de 
donde  le  ha  venido  el  nombre  ono- 
matopéyico  de  curuco,  (V.)  con  que 
se  designa  más  comúnmente  entre 
campesinos  y  pescadores. 

Se  diferencia  también  el  BAGRE 
del  juil  y  del  bobo  en  que  tiene 
aquél  baba  asquerosa  que  le  cubre 
el  cuerpo,  y  en  que  es  mal  oliente. 
Es  además  un  animal  brav'o,  suma- 
mente irritable  y  de  aspecto  repug- 
nante, en  tanto  que  sus  congéneres 
mencionados  son  inofensivos  y  dó- 


(1).  Cházfiri,  (Piscicultura  en  agua 
dulce)  lo  coloca  en  la  familia,  de  los 
siluroideos.  L,a  Aoad.  se  acordó  de  él, 
por  fln,  dedicándole  su  art.  respec- 
tivo  on   ]n   od.    11a. 


BAGR 


169  — 


BAGR 


ciles.  sobre  todo  el  bobo,  cuya  sim- 
plezr,  ef  proverbial. 

La  carne  del  bobo  es  apetecible, 
en  la  preparación  regional  llamada 
mone  (V.)  También  la  del  juil  es 
comestible  y  puede  suplir  la  del  bo- 
bo, aunque  es  menos  suave.  El  BA- 
GRE no  es  comestible  pr.r?  nues- 
tras centes  de  campo  que.  dicho  sea 
de  paso,  tienen  paladar  más  delica- 
do que  el  mejor  bnrrmés  citadino. 
puesto  que  se  regalan  con  las  car- 
nes más  sanas  que  puede  haber,  y, 
en  general,  con  toda  clase  de  ali- 
mentos puros.  Cuan  distinto,  pues, 
del  que  describe  MOTA  PADILLA: 
"deleitoso  al  gusto..  . .  tan  sano  que 
a  ningún  enfermo  se  le  prohibe." 
(Hist.  de  la  Nueva  Galicia,  cap. 
IV.  1.) 

E!  BAGRE  es  pez  fluvial  común 
de  toda  América,  según  Toro  Gisb. 
(Dice.  Lar.) 

El  BAGRE  (Silurus  Bagre)  de 
que  habla  Alcedo  en  el  Vicabulario 
de  su  obra  (Dice,  de  Amér.)  no  es 
de  espina  venenosa,  según  la  des- 
cripción del  autor:  "la  espina  con- 
tenida en  la  aleta  de  la  espalda,  no 
es  venenosa,  come  las  de  los  de- 
más bagres."  Esto  nos  confirma  en 
la  creerci?  de  que  hay  una  confu- 
sión, llr.mado  bagre  al  bobo,  o  al 
juil.  y  viceversa. 

Esto  mismo  parece  vislumbrarse 
en  1?  clasificación  de  leucus  sp.  ?. 
Ciprínidos,  que  el  Prof.  Becerra 
(Nombres  Geográficos  de  Tab..  art. 
Juilero)  anota  como  vaga  o  dudosa 
con  el  signo  (?),  aunoue  el  azte- 
ouisnio  corresponda  más  bien  al 
BAGRE  descrito  por  el  Sr.  Icazb. 
(Ictalurus  Dugesii),  oriundo  de  los 
lagos  de  la  Mesa  Central.  Q'ie  al 
nuestro  o  al  descrito  por  Alcedo,  to- 
dos con  distinto  nombre  científico. 

Por  último.  RÓBELO  (Dice,  de 
Azteauismos)  dice  del  juil.  citando 
a  Molina:  "pescado  de  a  palmo,  que 


parece  trucha",  y  luego...:  "Latín 
técnií^o  Cyprinus  americ?.nus?  Pes- 
cado pequeño  que  vive  en  los  la- 
gos próximos  a  la  Ciudad  de  Méxi- 
co." Es  el  mismo  de  que  habla 
SAHAGÚN:  "A  los  peces  blancos 
llaman  amilotl,  o  xovili,...  xovili 
son  aquellas  bogas  pardillas  que  se 
crían  en  el  cieno,  y  tienen  muchos 
huevos."  (Historia  de  Nueva  Espa- 
ña, t.  IV.  cap.  III.  párr.  4o.,  p.  60.) 
Tampoco  este  es  nuestro  juil,  ni  el 
BAGRE;  menos  el  bobo. 

Ríopl.  El  bagre  de  estas  regiones 
parece  el  mismo  que  describe  Icazbal- 
ceta:  "P.?z  de  los  ríos,  sin  escama, 
de  color  pardo  atigrado,  cabeza  gran- 
de a  proporción  de  su  cuerpo,  pocas 
espinas  y  gustosa  carne  amarillenta: 
armadas  las  aletas  y  el  lomo  de  sen- 
das espiras  nn'v  aenidas.  rí-cias  y  ase- 
rradas, con  los  dientes  inclinados  ha- 
cia su  raíz,  cuya  herida  se  reputa  en- 
conosa: voraz:  amigo  de  vivir  donde 
hay  fango,  en  la  costa  y  junto  a  las 
barrancas:  y  del  cual  hay  varias  es- 
ní^cies.  algunas  de  colwsal  tamaño,  dis- 
tineruidas  por  nombres  particulares." 
(GRAXADA.  Vocabulario  rioplatense, 
p.    97.) 

Sin  embargo,  también  se  parece 
al  nuestro  en  lo  del  espolón  aserra- 
do y  venenoso.  La  dificultad  para 
identificar  las  especies  estriba  en 
n^e  los  autores  no  dan  la  clasifica- 
ción de  cada  uno  y  sus  nombres 
científicos.  Por  eso  la  Acad.,  más 
ppre?.  en  el  hablar,  no  trata  de  púas 
ni  de  que  viva  en  el  fango,  si  bien 
parece  que  copió  a  Granada  en  lo  de 
la  "carne  amarillenta  y  sabrosa." 

Por  último,  y  para  que  nada  fal- 
te al  pececillo  de  marras,  henos 
aquí  con  que  su  nombre  es  de  orí- 
fren  náhuatl  o  azteca  (?).  se«nin  el 
Sr.  F.  Ferraz.  quien  en  sus  Nahua- 
tlismos  de  Costa  Rica,  dice:  "Bagre 
es  un  pescado  de  feísimo  aspecto, 
que  repudian  las  gentes,  y  por  ex- 
tensión se  da  vulgarmente  este 
I  nombre  a  las  rameras  de  ínfima  ra- 
lea y  de  asquerosa  condición.  En 
lengua  Brunca  o  Boruca  hay  ibagre 


BAGR 


170  — 


BAIL 


— 3a.  pers.  sing.  del  verbo  parir, 
pero  no  hallamos  la  relación  de  es- 
ta idea  con  la  otra,  y  preferimos  la 
etimología  mexicana  (?)  que,  he- 
chas las  alteraciones  correspondien- 
tes (b  por  p,  g  iior  q,  r  por  I)  nos 
parece  ser  el  adjetivo  verbal  pá- 
quilli — burlado,  mofado,  de  paqui — 
hacer  ludibrio  o  juguete  do  alguna 
cosa,  forma  especial  de  paca — la- 
var, estrujar  o  apon/jar  los  trapos, 
con  el  sentido  que  tiene  en  PAC- 
cotlaua — afrontar,  ultrajar,  injuriar, 
a  alguno,  "echarle  los  trapos  a  la 
calle,"  lavarle  la  ropa  sucia  (cotí — 
pieza  de  tela)."...  ¡Pura!  ¡No  ha- 
bíamos visto  mayor  habilidad  para 
los  juegos  de  prestidigitación  con 
las  palabras!  Ya  en  ese  teri'eno, 
¿por  qué  no  derivarlo  directamente 
de  porquería?,  de  esta  o  semejante 
manera:  p  (or) — q  (uo) — r  (ía) ;  ha- 
cemos las  transformaciones  de  p 
por  b,  q  por  g  (la  r  no  hay  que  cam- 
biarla) ;  ahora  cambiamos  or  por  a; 
suprimimos  ue,  y  ¡paf!,  bagre!  Por 
este  procedimiento  no  habría  difi- 
cultad en  probar  el  origen  bíblico 
de  Babel,  en  todas  las  lenguas. 

2.  adj.  Metafóricamente  y  por 
analogía  con  el  pez,  suele  decírse- 
les BAGRES  a  los  hombres  blancos, 
mejor  dicho  chelos,  simples  o  de 
mala  catadura,  que  unen  su  poco 
atractivo  físico  a  su  aspereza  en  el 
trato. 

Col.  "Desairado,  charro."  (TORO  G., 
Dice."   Lar.) 

Perú.  Ku1er  fea  y  desprecial  lo. 
(PALMA,  Papeletas,  p.  29.) 

Ríop!  y  Ptú.  "Fam.  Mojer  muy 
fea."    (ID.,    ibid.) 

Chil^í.  "B-\gre  (B<^r  comot  . — an^  — 
loe— feo,   atroz."    (ECHEVERRÍA."    p. 

Hond.  V  Salv.  "Persona  mviy  lista." 
(ID.,   ibid.) 

Hond.  "Por  lo  re.<?baloso,  quo  al  que- 
rerlo .'tpretar  se  desliza  fárilmente, 
conmaramos  con  ¿1  a  la  per.sona  astii- 
ta,  lista,  que  no  cae  en  las  redes  que 
se  le  tienden.  Ud.  es  un  bagre." 
(MEMBR.) 


C.  Rica.  "Entre  nosotros  se  aplica 
<]ieha  palabra  a  las  mujeres  públicas 
do  peor  especie  y  también  a  un  pez 
que  probablemente  es  el  mismo  de... 
que  habla  Clavijero...:  "El  barbo  dt 
río,  conocido  con  el  nombi-e  de  bagre, 
es  del  tamaño  del  bobo  e  igualmente 
exquisito,  pero  nocivo  si  antes  no  se 
despoja  su  carne,  con  jugo  de  limón 
o  cualquiera  otro  ácido,  de  cierta  ba- 
bí'  o  líquido  viscoso  que  tiene."  (Sto- 
ria    antica    del    Messico,    1780.) 

BAGRE-SAPO.  m.  Nombre  que 
se  da  también  al  guarasapo,  gusara- 
po (V.)   o  renacuajo. 

Arg.  y  Bol.  BAYO,  p.  25. 

BAILARÍN,  m.  Mote  qué  se  apli- 
ca a  los  políticos  que  cambian  fá- 
cilmente de  casaca;  aunque,  en  ver- 
dad de  verdad,  este  es  mal  de  que 
casi  todos  adolencen.  Político  que 
se  cuela  y  figura  en  todos  los  par- 
tidos y  en  todas  las  épocas,  no  que- 
riendo ser  nunca,  (o  no  siendo)  de 
los  ca'dos.  El  BAILARÍN  siempre 
está  arriba. 

2.  Carantoñero,  adulón,  ganagracia, 
obsequioso  en  demasía,  que  quie- 
re agradar  a  todo  el  mundo. 

BAILE,  m.  BAILE  DE  MÚSICA. 
"Llájiianse  bailes  de  música,  en  el 
campo,  los  públicos  de  convite  o  de 
pensión,  donde  hay  orquesta,  y  se 
baila  contradanzas  o  walses,  para 
distinguirlos  de  los  changüis,  o  gua- 
teques, reuniones  con  carácter  de 
familia  "es  en  que  sólo  se  baila  el  za- 
pateo al  son  del  tiple,  la  guitarra  o 
el  arpa,'  y  del  canto  de  los  guajiros." 
(Arbo!.,  apud.  MACÍAS).— "En  Ve- 
racruz  dicen  los  jarochos  baile  de 
sones  en  contraposición  de  baile  de 
música  "  (MACÍAS). 

Semejante  a  la  de  Veracruz,  con 
cuyas  costumbres  regionales  tienen 
mucha  semejanza  las  nuestras,  es 
la  clasificación  de  nuestros  bailes 
por  la  gente  del  pueblo.  Llámanse 
bailes  de  pieza,  o  bailes  de  música, 
a  los  de  orquesta  o  en  que  se  bai- 
lan walses,  danzas,  etc.,  en  contra- 
posición de  los  bailes  de  son,  en  los 


BAIL 


171  — 


BAIL 


cuales  sólo  se  bailan  zapateos  o  za- 
pateados, en  sus  diversas  especies: 
jarabe,  toro  o  torito,  asistoy,  etc., 
;  cuya  música  esiá  compuesta  por 
el  indispensable  violín,  la  guitarra 
'  la  jarana  o  jaranita.  Estos  bailes 
populares  van  de  ordinario  acam- 
í, uñados  del  canto  de  los  bailadores. 
:;uG  alterna  con  las  bombas  en  el 
zapateado.  V.  ZAPATEO.  JARABE, 
TORO.  ASISTOY,  BOMBA.' 

El  baile  de  son  es  el  baile  verda- 
deramente popular  y  sobre  todo 
campesino,  por  lo  cual  se  llama 
más  comúnmente  baile  de  ribera. 
La  bebida  de  estilo  en  ellos  es  el 
tepache  o  guarapo,  o  el  baiché,  en- 
tre los  indígenas:  en  tanto  que  en 
los  bailes  de  pieza  ya  se  toma  cer- 
veza o  licores  de  superior  clase. 

Los  bailes  de  pieza  están  reserva- 
dos pai*a  la  clase  media,  y,  en  ge- 
neral, para  las  clases  sociales  su- 
periores, principalmente  en  las  po- 
blaciones de  alguna  importancia.  A 
estos  puede  muy  bien  aplicarse  la 
clasificación  con  que  el  notable 
costumbrista  D.  José  T.  Cuéllar  in- 
mortalizó esta  diversión  entre  las 
clases  sociales  de  ¡a  Ciudad  de  Mé- 
xico, en  las  siguientes  líneas:  (1) 
"Son  dos  cosas  enteramente  distin- 
tas dar  un  baile  y  hacer  baile,  co- 
mo fon  distintas  también  dar  una 
comida  o  hacer  com.lda. 

"Da,  tin  baile  la  persona  que  con 
cualqiñer  pretexto  de  S'oleranidad 
invita  a  sus  amigos  a  pasar  unas 
cuantas' horas  en  su  compañía.  El 
pretexto  es  lo  de  menos,  el  objeto 
principal  del  baile  es  estrechar  los 


íl).  La  «ente  del  piiel)lo  en  México, 
llama  sarcásticamontc  a  unos  bailes 
que  se  hacen  entre  la  srente  de  cla.s- 
nied'P.  y  de  conducta  dudo.<5a,  halles  d"! 
tono:  '"Aquí  es,...  conozco  la  casa 
como  mis  manos:  sino  que  como  es 
bail«i  de  tono,  lo-?  ooncurrí-ntes  vií^nen 
tarde."  -FACUNDO,  Baile  y  Cochino, 
cap.    vri.) 


vínculos  de  amistad  y  los  lazos  so- 
ciales por  medio  de  la  amena  dis- 
tracción que  proporciona  a  sus  ami- 
gos. 

"En  este  caso  los  amigos  son  los 
que  se  consideran  obsequiados  y 
favorecidos,  y  después  de  concurrir 
al  baile,  en  virtud  del  convite,  es- 
tán obligados  a  hacer  una  visita 
al  anfitrión  para  demostrarle  su  re- 
conocimiento, y  luego  hacer  enten- 
der que  corresponden  a  la  intención 
social  del  convite  de  estrechar  y 
frecuentar  las  amistades. 

"En  este  sentido  también  se  to- 
ma dar  una  comida,  dar  un  té,  dar 
un  concierto,  etc. 

"Ahora  bien;  hacer  baile,  es  reu- 
nir música,  refrescos,  luces  y  gen- 
tes para  bailar,  comer  y  refrescarse, 
y  santas  pascuas."  (Baile  y  Cochino, 
cap.  I,  pp.  3  y  4.) 

Hay  también  los  bailes  de  carna- 
val, bailes  de  máscaras  o  mascara- 
das, llamados  bailes  de  harina  en 
la  costa  sur  del  Pacífico,  según  es- 
tas palabras  del  Sr.  CHAVERO: 
"Los  colimotes  sustituyen  los  bailes 
de  máscaras  con  sus  originalísimos 
bailes  de  harina.  El  calor  haría  im- 
posible llevar  un?,  careta;  pero  el 
hombre  sabe  suplir  a  todo,  lo  mis- 
mo a  las  necesidades  que  a  las  di- 
versiones. Y  todavía  hay  filósofos 
que  de  bípedo  despreciable  lo  ca- 
lifican. Parece  que  estas  bailes  de 
haiina  fueron  llevados  de  Tepic,  de 
donde  son  originarios...  Estos  bai- 
les sustituyen  a  ntiestros  cascaro- 
nes y  a  nuestras  mascaradas,  y  ellos 
forman  ia  delicia  de  la  cuaresma  de 
Colima."  (Obras,  t.  I.  cap.  XII.  pp. 
46  y  48.) 

Los  bailes  populares  de  carnaval 
se  llaman  bailes  de  cinta,  bailes  de 
toldo,  o  de  tarima,  porque  se  cele- 
bran en  toldos  (V.)  al  aire  libre, 
en  las  plazas  públicas,  generalmen- 
te sobre  un  tablado.  Parece  que  és- 


BAII, 


172  — 


BAJA 


tos  son  de  origen  maya.  (1).  Existen 
también  en  Veracruz. 

Existían  hasta  hace  poco  tiempo  i 
los  bailes  indígenas,  de  que  nos  ha- 
bla Gil  y  Sáenz,  que  se  celebraban 
en.     1  ?,  s     festividades      religiosas: 
"Cuando  conclujen,  empiezan  en  la 
misma  Iglesia  a  tomar  pozol  y  bal- 
ché.   Balché  es  una  bebida  que  ha- 
cen de  la  agua  de  caña  y  un  palo 
llamado  balché  que  fermenta  y  em- 
briaga, ínterin,  están  en  la  Iglesia 
bailando  el  caballito,  el  pelícano,  el 
gigante,  el  San   IViiguel  y  otros  bai- 
les, vestidos  a  la  antigua  española, 
con  medias  largas  de  color  azul  o 
blancas;    zapatos    con    cascabel    en 
los   pies;    calzones   cortos   de   color 
y   de   estrañas   franjas   de   listado; 
sus   cuellos,      cintura   y      hombros, 
adornados  de  pañuelos  y  bandas  de 
color,    con    máscaras    de   madera  y 
con   largas    trenzas   imitando   a   al- 
garas animales,  y  a  personas,  con 
sable  o  machetes   de  palo,  en  una 
mano,  y  en  la  otra  un  pañuelo  que 
flamean.  Seguramente  los  misione- 
ros para  quitarles  los  bailes  gent"'- 
licos,  se  los  fueron  sustituyendo  ale- 
góricamente con  otros  de  la  Biblia,  ; 
que  en  algo  se  lo  asemejan.  El  bai-  ^ 
le  del  frisante,  que  es  David  matan-  | 
do  a  Goliat,  se  asemeja  a  sus  sa- 
crificios; así  el  del  caballo,  a  la  ado- 
ración que  hicieron  de  este  animal 
traído  por  el  conquistador,  etc.,  aún 
en    sus    gritos   y   ayes   prolongados 
cuando  están  haciendo  estos  bailes, 
o     con  un     estuche     o  chinchín  en 
man-o;  no  parece  sino  que  oímos  sus 

(1).  "Los  bailes  mayo.s  de  la  cinta  y 
de  la  culf>bra.  aportados  a  TaJ^p-^co 
por  los  colonos  do  la  Península  Vi-"-i- 
troa,  eran  dignos  de  verse  por  el  aire 
pastoril  y  el  festival  de  colores  co-t 
que  brillan  los  snipc-s  de  ad\iltos  rí  ■ 
bronceada  faz  y  las  g-iiapísimas  choc.-'s 
de  Atí'sta  con  la  sanprre  aún  exenta 
de  sínii.s.  donación  euronea  de  malfsi- 
i^Tt  p-n.sto  y  peores  resultados."  (ME- 
lilNO.    Ruta,  XI,   pp.   -12-3.) 


gritos  feroces,  ante  la  víctima  que 
sacrificaban.  Estos  bailes  los  ha- 
cen en  la  Iglesia;  salen  unos  ne- 
gros y  el  templo  se  vuelve  un  tea- 
tro, o  una  plaza  de  toros  que  tan- 
to llama  la  atención  del  viajero.  Al- 
gunos respetables  y  piadosos  párro- 
cos han  querido  con  modos  quitar 
estas  costumbres,  y  en  parte  se  irá 
consiguiendo."  (GIL  y  SÁENZ, 
Comp.  Hist.  Geogr.  del  Est.  de  Tab., 
cap.  XXIX,  p.  2160 

Por  último,  son  BAILES  DE  CAN- 
DIL los  que  se  hacen  entre  cierta 
clase  de  gente  pobre;  pero  de  con- 
ducta dudosa,  llamados  así  por  el 
alumbrado  que  se  usa,  a  cuya  luz 
lo  común  es  que  brillen  por  su  au- 
sencia la  moral  y  las  buenas  mane- 
ras. 

"En  casa  de  seña  .Jutina  Sosa,...  se 
daban  todos  los  sábados  bailes  de  can- 
dil, donde  la  gente  non  .".anta,  rabia- 
ba..." (MERINO,  Celestina,  VII,  p. 
130.) 

BAJA.  f.  Acción  y  efecto  del  ver- 
bo bajar,  especialmente  hablando 
de  las  aguas,  cuando  descienden  de 
nivel,  al  terminar  la  creciente,  que 
es  lo  contrario. 

"Hay  Inundaciones  generales  que  cu- 
bren casi  todo  el  terreno  del  Estado; 
y  que  a  la  baja  de  las  asrups,  ya  que- 
I  da  naturalmente  abonado."  (GIL.  y 
SAENZ,  El  Caporal,  p.  28.) — "Había 
quedado  (una  troza)  como  un  puente 
'  a  través  de  una  zanja,  a  la  baja  de 
las  aguas."  (MERINO,  Juana  Santa 
Anna,  XIII,  p.  106.) 

2.  En  las  monterías  se  llama  así 

la  operación  que  consiste  en  hacer 

descender  la  madera  por  los  ríos,  a 

merced  de  la  corriente,  en     piezas 

,  aisladas  cuando  aquellos  son  corren- 

I  tosos,     hasta  el     recogedero,  y  de 

aquí,  a  favor  de  la  corriente  tran- 

i  quila,  en  balsas,  hastr  los  puertos, 

o  hasta  la     desembocadura  de  los 

ríos,  donde  se  hace  el  embarque.  V. 

ARRASTRE. 

BAJADA.  í.  "Camino  o  senda  por 
donde   se   baja   de   un   lugar."  Nos- 


BAJA 


--  173 


BAJO 


otros  lo  usamos  por  lo  común,  no  i 
en  esa  acepción,  sino  en  la  de  pen-  \ 
diente:   "cuesta  o  declive  de  un  te— 
rreno,"  con  relación  a  la  parte  de 
arriba,  así  como  decimos  subida,  a 
la  misma  cosa,  con  relación  a     la 
parte  de  abajo. 

BAJAGUA.  f.  "Tabaco  ordinario  y 
de  mala  calidad.  Generalmente  es 
el  que  se  coge  de  las  hojas  de  aba- 
jo, cerca  del  suelo."  (RAMOS  y 
DUARTE.) 

Más  comúnmente  se  llama  ba- 
jera.  (V.) 

BAJAR  ADA.  f.  Vaho  abundante  y 
maloliente  que  sale  con  fuerza  de 
cualquier  lugar  estrecho  o  cerrado; 
de  un  teatro  u  otro  sitio  en  que  hay  ■> 
aglomeración  de  gente.  Aire  cálido 
y  pesado  que  se  despide  p-or  vir- 
tud de  la  transpiración. 

La  pronimciación  viciosa  del  vul- 
go asigna  b  a  esta  voz;  pero  debe 
ser  con  v,  como  derivada  induda- 
ble da  vaho. 

BAJERA,  f.  Nombre  que  se  da  a 
las  hojas  de  la  parte  inferior  de  la 
planta  del  tabaco;  generalmente  or- 
dinarias y  manchadas.  Elaboradas 
estas  hojas  producen  la  clase  de  ta- 
baco del  mismo  nombre,  flojo,  mal 
oliente,  de  calidad  inferior.  Lláma- 
se también  bajagua,  aunque  el  nom- 
bre más  común  es  aquél. 

"Ya  desde  allí  aa  va  escogiendo,  el 
que  es  bajera,  congiiillo,  y  hoja  bii»- 
na,  j'  .se  van  haciendo  ensartas."  (GIL 
y  SÁEXZ,    El   Caporal,  p.   79.) 

Méx.  Kn  Guorroro  dicen  tabaco  ba- 
jero.   (R.\MOS  y  D.) 

C.  Am.  "Tabaco  inferior.  Holandeta, 
holandilla."    (SAL.    GAR.) 
C.   Ri-a.  GAO! NT,  p.  82. 
En  Álava   se   usa  la  voz   con   el   va- 
lor de   diarrea    (BARAIBAR.   Voc.      de 
palabras   usadas     en     Álava),  al   igual 

que  en  Rilbao  (ARRLVGA.   Lex del 

bilbaíno). 

Ríopl...  Nos  hallamos  por  aquí  que 
bajera  es  una  pieza  de  los  aperos  de 
montar:  SELVA.  Guía  del  buen  decir, 
p.  191.  y  GRAXAD.\.  Voc.  ríopl..  p.  100, 
que  la  describe:    '"Pit-za  del   rt-cado  de 


montar,  que  consiste  en  uha  manta 
pequeña  de  lana  o  algrcdón,  la  cual  se 
aplica  soore  el  lomo  de  la  caijalgadu- 
ra  y  sirve  de  sudadero.  Llámase  tam- 
bién jerga," 

BAJIAL,  m.  Cierta  zona  de  terre- 
no bajo,  situado  aún  en  terrenos  al- 
tos de  lomerío,  el  cual  está  cons- 
tituido por  un  subsuelo  blando  y 
constantemente  húmedo,  que  se 
vuelve  cenagoso  en  épocas  de  llu- 
vias, a  causa  del  agua  que  se  es- 
tanca. El  BAJL\L  se  caracteriza  por 
ciertas  plantas  que  se  crían  en  él, 
como  la  navajuela  (V.),  propia  de 
los  terrenos  húmedos,  el  jahuacte  y 
algunas  otras  palmeras.  Es  un  co- 
lectivo de  bajo;  un  lugar  donde  hay 
muchos  bajos:  un  tei-reno  sembra- 
de  bajos.  V.  ACHAGUAL. 

"En  tres  grandes  secciones  pueden 
considerarse  divididos  los  bajiales  y 
popalerías  de  la  Municipalidad."  (MA- 
TL\S  P.  PIEDRA,  Descr.  geogr.  del 
Mun.  de  Jalapa,  Tah..  MS.,  1909,  p. 
7.) — "A  la  misma  sección  correspon- 
den los  bajialejs  que  existen  en  los 
espaldares  del  vecindario  "Río  de  Tea- 
pa"  y  "Pueblo  Nuevo".  (ID.,  ibid.) 
"Momentos  después  Pedro  y  su  com- 
padre el  músico  amljulante, . . .  mar- 
chaban por  el  interminable  camino  que 
al  través  de  grandes  Iwsques,  bajiales, 
potreros  y  ríos  conduce  a  Cárdenas." 
(COFFIN,  Gral.  Gutiérrez.  XIII,  p. 
93.) 

'     "Maravillas    olorosas 
De   las   cercas  del    bajial, 
Que  es   la  bella   Flor  del  alba 
La  dulce  y  buena  deidad. 
Que   adoran   los  corazones 
De   aquel   humilde   lugar." 

(ALTAMIRANO,    Rimas, 
Flor  del   Alba,   p.    2.) 

BAJO.  m.  Hundimiento  del  terre- 
no, aun  cuando  éste  sea  alto;  es 
una  porción  que  se  encuentra  a  ni- 
vel inferior  del  terreno  circundante, 
en  la  cual  por  lo  mismo  se  enchar- 
can las  aguas  llovedizas  y  aún  de 
filtración,  manteniéndose  por  esto 
húmedo  y  blando.  V.  BAJIAL, 
i  ACHAGUAL,  POPAL. 


BAJO 


174  — 


BALA 


"La  última  sección  (de  terienos 
pantanosos)  se  encuentra  hacia  el 
Oeste  de  esta  cabecera  (Jalapa),  com-  ' 
prendiendo  los  bajos  y  popales,  deno- 
minados "Huanal"  y  "Florida."  (i\I. 
P.  PIEDRA,  Descr.  del  Mun.  de  Jala- 
pa,   Tab.,    MS.,    1909.) 

2.  En  el  lenguaje  geográfico  se 
llama  así  también  el  banco  forma- 
do por  aglomeración  de  limos  o  alu- 
viones,    muy   común     en   nuestros 


cía  o  de  los  valores  comerciales  en 
general. 

BALACEAR,  a.  y  pr.  Tirotear,  ti- 
rotearse, en  fuego  de  fusilería,  o 
de  pistola,  graneado  o  nutrido.  T)í- 
cese  también  balear.  De  aquí  se 
han  formado  los  derivados  baleo, 
balaceo  y  balacera,  que  se  usan  por 
tiroteo;  baleado,  balaceado,    herido 


ríos,  y  en  donde  por  lo  mismo  és-  ^^  i>^ia,  y  balazón,  tiroteo  prolonga- 
tos  presentan  muy  poca  profundi-  ^^'  aumentativo  de  baleo  o  balaceo, 
dad,    a   veces    insuficiente    para    la    ICAZB.  da  balear  y  baleo. 


navegación. 


"Bajaba  desdo  la  Iglesia  de  Esqui- 
pulas  en  medio  de  un  baleo  tan  nutri- 
do que  ¡os  soldados  se  abrían  en  uos 
rías."  (MERINO,  Juarsa  Santa  Annr. 
XI,   p.   86.) 

t  ,,  ,    i-      ,  Méx.   RAM.    y   D.      consitrno      bil-^nr 

encuentra  en   ellos  obstáculos  sino  en^  por  fusilar.   En  Taba  seo  ñltiene  esta 

acepción.  Baleado  y  baleo,  con  nuestra 


"Por  lo  que  respecta  al  curso  ini.  - 
rior  o  sea  la  región  marítima  de  'es 
ríos  Usumacrnta, . . .  Gri jaiva, ...  y  Ba- 
jo  Tulijá, ...    la   navegación   fluvial    no 


contados  lug-ares:...  en  el  lucrar  d'^l 
curso  del  Gri  jaiva  llamado  "Acacr,;"- 
pam",  que  queda  .5  kilómetros  abain 
de  San  Juan  Bautista,'  y  en  alpuncs 
tramos  del  Usumacinta,  comprendidos 
entre  Tenosique  y  Montecristo.  En  ra- 
tos sitios  del  cauce  de  ambos  ríos 
existen  bancos  de  arena  que  en  el 
estiaje  dificultan  el  paso  de  embarca- 
ciones de  calado  mayor  de  6  pies;  ta- 
les bancos  no  son  debidos  seguramen- 
te a  la  t^xistencia  en  el  cauce  de  ca- 
pas de  terreno  resistente  que  la  co- 
rriente no  puede  socavar,  puesto  que 
en  toda  esta  región  déltica  de  los  ríos 
tabasqueños,  esos  lechos  son  de  natu- 
raleza aluvial  e  inconsistente;  por  lo 
tanto,  es  de  presumirse  que  dichos 
bancos — en  la  g-eneralidad  de  los  ca- 
sos— son  producidos  por  las  irregula- 
ridades del  cauce  mismo,  esto  es,  por 
f.se  fenómeno  general  del  transporte 
intermitente  de  I03  aluviones  y  mnte- 
riales  del  lecho  hacia  el  mar,  de  don- 
de resulta  la  tendencia  general  do  lo'? 
ríos  a  fraccionarse  en  altos  y  bajos 
fondos  ("bajos  y  "Dci-^.mt",  dic-n  en 
Tabssco)."  (GONZÁLEZ,  Los  Ríos  de 
Tabasco,  pp.  98-99.) — "I'n  efecto  se- 
mejante al  de  las  anclas  y  cadenas, 
aimque  menor  por  no  llegar  hasta  el 
fondo,  producen  las  hélices  de  los  va- 
pores, y  así  se  ha  notado  que  con  el 
cada  día  más  frecuente  tráfico,  hp  me- 
jorado algo  el  referido  banco  o  '"^ajo" 
de  "Acachapam",  en  el  río  Grijalva." 
(lO..    Ibid,    p.    100.) 

BAJONAZO.  Aument.  de  baja. 
Disminución  rápida  y  de  gran  mag- 
nitud del  precio     de     una  mercan- 


I  misma  significación. 

"Haciendo  desde  ellas  (las  trinche- 
ras) los  estragos  que  pudieron  balean- 
do de  una  parte  y  de  otra  todos  los 
días."  (Gaceta  de  Méx.,  abr.,  1736. 
Como  se  ve  el  verbo  e§  de  i'so  an- 
tiguo.— Las  familias...  trataban  de 
salir  rápidamente  del  paseo,  temerosas 
de  que  la  balacera  continuara."  (Ex- 
celslor,  Méx.,  febr.  11 — 918.) — "Peralta 
probablemente  temeroso  de  que  fuera 
balaceado  por  su  enemigo,  se  previno 
e  hizo  fuego  sobre  él."   (ID.,   ibid.) 

Venez.  El  Sr.  RIVODO  (Voces 
Nuevas)  cita  el  verbo  balear  entre  los 
que  deben  figurar  en  el  Diccionario, 
por  ser  generalmente  usados. 

C.  Rica.  GAGINI  consigna  que  co- 
lombianos y  chilenos  dicen  abalear  o 
balear  poi-  fusilar,  y  que  en  su  patria 
significa  herir  con  bala.  "Casi  nos 
atrevemos  a  sostener — dice —  que  es- 
te verbo  es  necesario,  puesto  que  no 
corresponde  exactamente  a  fusilar  ni 
a  herir:  en  efecto,  el  primero  dice 
más  de  lo  preciso,  y  el  segundo  no 
especifica  la  clasa  de  arma." 

C.  Am.  SAL.  GAR.  escribe:  "balear: 
petardear  (vulg.)  Balear  por  fusilar, 
dicen  en  Sud  América;  pero  balear, 
aunque  neologismo,  sólo  siflniflca  he- 
rir con  bala." 

BALANDRO,  m.  Toro  G.  registra 
en  el  Dice.  Lar.  balandra:  "límbar- 
cación  de  cubierta,  que  tiene  sólo 
un  palo,  con  cangreja  y  foque.  Ba- 
landro, balandra  pequeña." 


BALA. 


—  175 


BALCH 


Entre  nosotros  se  usa  comúnmen- 
te balandro  para  designar  aquélla, 
y  el  diminutivo  balandrito,  para  és- 
te. Aumentativo,  balandrón. 

BALANCEABLE.  adj.  Capaz  de 
ser  sometido  a  balance.  (TORO 
GISB.,  Dice.  Lar.) 

BALANCEO.  Neol.  "Movimiento 
oscilatorio."  (TORO  GISB.,  Dice. 
Lar.)  Hace  ya  largo  tiempo  que  en- 
tró al  uso  de  la  gente  culta,  y  aún 
del  vulgo;  sin  embargo,  todavía  la 
Academia  le  cierra  sus  puertas  a 
piedr?,  y  lodo. 

•Sill'ando  en  todas  partes  con  un 
contento  que  le  salía  en  el  balanceo  dc- 
.«u  cuerpo  adiposo  y  chaparro." 
(RODR.    BELTRAX.    Pajarito,      IX.    p. 

1  ;3. ) 

BALANCEOSO,  SA.  adj.  Que  mu- 
cho se  balancea;  se  dice  especial- 
mente de  las  embarcaciones,  "ca- 
yucos" en  Tabaseo.  TORO  GISB., 
(Dice.  Lar.)  da  balanceante:  nos  pa- 
rece que  este  adjetivo  más  bien  ex- 
presa el  estado  de  un  cuerpo  que 
se  encuentra  en  balanceo. 

BALARRASA,  m.  Término  de  ger- 
mania.  con  que  se  designa  entre  be- 
bedores al  aguardiente  ordinario, 
que  es  la  bebida  de  clase  inferior  y 
de  uso  común  en  el  bajo  pueblo  por 
los  torrachitos  callejeros.  Llámanle 
también  zorro,  blanco,  etc.  V. 
AGUARDIENTE. 

— "¡Qué  importa,  hombre!  Balarra- 
sa es  lo  que  paladeo  mejor.  ¡Demo- 
nio! Ya  que  de  beber  se  trata,  que 
nos  arda  el  gaznate."  (GONZÁLEZ 
PEÑA.    La    Chiquilla.    IV.    pp.    S4-.5.) 

Méx.  RAMOS  Y  DUARTE,  igual  sig- 
nificación. 

En  España  significa  "Aguardien- 
te de  mucha  graduación  e  Ínfima 
calidad."  (BARÁIBAR,  Voces  de 
Álava.) 

BALBO,  BA.  adj.  Tartamudo,  tar- 
tajoso. 

He  oído  esta  voz,  en  el  lenguaje 
culto,  por  personas  versadas.  Es  tan 
buena  como  balbucir,  toda  vez  que 


deriva  del  latín  balbus.  La  Acade- 
mia no  la  ha  adoptado;  será  cuan- 
do más  una  voz  antigua.  La  regis- 
tra Terreros. 

"Año  82.3.  "Acatl.  Comenzó  en  este 
año  a  reinar  en  Tollan  Huetzin, . . . 
Gobernaba...  en  el  imperio  de  Orien- 
te Miguel  II  llamado  balvo  por  tarta- 
joso."   (VEYTIA,   Tezcoco,  p.  262.)    (1) 

BALCH É.  m.  Bebida  fermentada, 
compuesta  de  agua  de  caña  de  azú- 
car y  un  palo  llamado  balché  o 
guarapo,  de  jugo  embriagante,  y  del 
cual  toma  su  nombre.  Agrégansele 
comúnmente  algunos  granos  de 
maíz  tostado  y  panela.  Fermenta 
por  dos  o  tres  días.  Es  la  bebida 
peculiar  de  los  indios,  indispensable 
en  toda  clase  de  festividades:  ve- 
lorios, responsos,  fandangos,  etc. 
Corresponde  más  o  menos  al  gua- 
rapo mexicano,  con  pequeñas  dife- 
rencias en  la  fabricación,  por  el  em- 
pleo de  algunos  ingiedientes  di/ 
tintos.  Llámanle  también  guarapo  y 
tepache,  aunque  el  nombre  genérico 
es  el  de  BALCHÉ,  propiamente. 

"Cuando  concluyen,  empiezan  en  la 
misma  Iglesia  a  tomar  pozol  y  balché: 
balché  es  una  bebida  qvie  hacen  (los 
indios)  de  la  agua  de  caña  y  un  palo 
llamado  balché  que  fermenta  y  em- 
briaga     Poniéndoles    en    el       lugar 

que  ocupa  cada  convidado..:  conser- 
va, balché  y  pozol,  o  chorote...  Los 
convidados...  se  hincan  delante  de 
una  Cruz,  qu^  bajo  de  ella  están  las 
ollas  dé  balché..."  (GIL  y  SÁENZ. 
Comp.  hist.  geogr.  de  Tab.,  pp.  216- 
217.) — "  Las  doncellas  más  vivas  es- 
canciaban el  balché  y  lo  .servían  en 
jicaras."  (MOLINA  SOLÍS,  Hist.  del 
Descub.  y  Conq.  de  Yuc,  o.  257.)  — 
"Gustaban  del  balché,  o  hidromel,  pe- 
ro excusaban  la  presencia  del  marido 
o  de  sus  amigos,  para  catarlo."  (ID., 
ib.,  p.   267.) 

fi)  L,n  tabla  cronolóerica  en  que  se 
h.iila  p.sta  cita  de  la  obra,  parece  srr 
del  editor  Bustamante.  aunque  no 
lo  expresa:    pero     es   .«jaliid.-i   la     mala 

'  costumbre  que  este  sf^ñor  tenía  de  in- 
tercalar lo  de  su  cosecha  entre  lo  aje- 

¡  re  quo  editaba. 


BALD 


176  — 


BALS 


2,  Nombre  de  la  planta  misma, 
cuya  corteza  especialmente  es  la 
jQUíi  se  emplea  en  la  fermentación 
del  agua  de  la  caña  de  azúcar,  pa- 
ra 1;',  fabricación  del  baiché. 

BALDADO,  DA.  adj.  Tullido,  úsa- 
se más  como  sustantivo. 

B  \LDE.  m.  Cubo.  Para  la  Acade- 
mia balde  es  el  cubo  "más  ancho 
por  el  fondo  que  por  la  boca",  pa- 
ra nosotros  es  lo  contrario:  más 
ancho  por  la  boca  que  por  el  fon- 
do. Además,  para  la  Docta  Corpo- 
ración es  específica  de  la  marina 
esta  voz,  en  tanto  que  para  nos- 
otros es  genérica  y  designa  el  va- 
so grande  con  asa  en  la  boca,  apli- 
cado a  cualquier  uso. 

"Las  ancianitas  coriian  con  sus 
baldes  llenos  de  chorote  y  .sus  jica- 
ras" (COFFIN,  El  Gral.  Gutiérrez, 
XXVíIT.    p.    220.) 

Venez.  PICÓN  FEBRES,  p.   44. 

BALDEAR,  a.  Lavar  los  pisos,  el 
suelo  en  general,  arrojando  el  agua 
con  balde,  cualquiera  sea  el  lugar 
lavado.  Se  baldea  una  calle,  un  pa- 
tio, la  casa,  etc. 

Arg.  "Sacar  ag^ua  repetidas  veces 
con  el  balde,  particularmente  del  po- 
zo y  para  echarla  a  tina  bebida,  baño 
o  estanque."  (GARZÓN,  Dice,  argenti- 
no,  p.   47.) 

BALDEO.' m.  Acción  y  efecto  de 
baldear. 

BALDOSA,  f.  Se  dice  comúnmen- 
te por  losa,  en  vez  de  darla  la  acep- 
ción académica.  "Especie  de  "ladri- 
llo fino,  cuadrado,  d9  diferentes  ta- 
maños,  que   sirve  para   solar." 

Méx.  "Cayó  sobre  las  baldos-ris  (de 
un  patio),  sin  exhalar  un  fírito."  (G. 
VIGTlv,  Cuentos,  p.  28.) — "T.,a  fuente 
secular...  con  surtidor  d»^  fvrftnito... 
del  cual  salía  srueso  chorro  de  ;mua 
cristalina...  que  cuando  el  viento... 
le  hpcíi  podazos.  in'i"dít'~;>  l'is  h^ld<-i. 
sas  d<^\  contorno."  (DELGADO,  Ange- 
Ijp-,.   T--  ^   oitpg  doi   Sr    icnzh. 

BALERO,  m.  Boliche.  ".Juguete 
de  madeni  o  hueso,  que  se  compo- 
ne dp  i'n  pal'O  terminado  en  punta 
por  '-n  extremo  y  casi  una  cazoleta 
en    el    otro,    y   una    bola    taladrada 


I  sujeta  por  un  cordón  al  medio  del 
palo  y  que,  lanzada  al  aire,  se  pro- 
cura recoger  en  la  cazoleta  o  ensar- 
tarla en  la  punta."  (Dice.)  A  Bale- 
ro no  da  la  Acad.  otra  acepción  que 
la  de  molde  para  hacer  balas.  Es 
mexicanismo. 

"Por  aquí,  unos  se  entretenían  con 
el  balero,  en  el  que  mostrában.se  muy 
hábiles.  '    (CUBAS,    Recuerdos,   p.   41,5.") 

BAL02A.  f.  Larva  nocturna  muy 
nociva  que  ataca  y  destruye  los  al- 
macigos, especialmente  del  tabaco. 

"En  los  semilleros  suelen  perderse 
muchas  plantas  por  el  ataque  de  va- 
rios insectos  nocivos;...  los  más  per- 
.iudicialcs,  que  hacen  sus  estrag-os 
por  la  noche,  son:  el  gusano,  etc.,  y 
las  larvas  llamadas  balozas;  para  ex- 
terminarlos se  les  hace  la  caza." 
(KRAUSE,    Cultivo   del   tabaco,   p.    91.) 

BALSA,  f.  Nuestra  BALSA  es  la 
misma  que  define  la  Academia;  pe- 
ro difieren  enteramente  en  cuanto 
a  sus  usos.  "Empléase — dice  la  Aca- 
demia— para  navegar  en  ríos  y  la- 
gunas, y,  en  caso  extremo  de  nau- 
fragio, para  salvar  la  vida  en  los 
mares." 

En  nuestro  Estado,  la  BALSA  no 
sirve  ni  para  navegar,  sino  por  me- 
ro accidente,  con  todo  y  que  son 
tan  abundantes  l'Os  ríos  y  las  lagu- 
nas, ni  mucho  menos  como  salva- 
vidas. Es  simplemente  la  forma  co- 
mún en  que  se  baja  en  los  r'os  la 
madera  de  las  monterías,  labrada 
en  trozas,  cos.i  que  se  facilita  por 
la  anchurosidad  de  los  ríos  y  su 
tranquila  corriente.  Es  semejante 
a  la  jangada  suramericana,  de  que 
tan  magistralmente  habló  el  inmor- 
tal imaginativo  Julio  Verne,  y  que 
Toro  G'.  define  (Dice.  Lar.):  "Arma- 
día de  maderos  que  se  transportan 
río  abajo." 

Parece  que  la  BALSA  de  los  paí- 
ses de  aquella  región  del  Nuevo 
Mundo  es  embarcación  de  una  so- 
la pieza,  según  la  descripción  que 
de  ella  hace  BAYO  y  que  copiamos 


BÁLS 


177  — 


BALS 


por  interesante  y  curiosa :  "Embar- 
cación construida  con  un  palo  muy 
liviano,  llamado  "palo  de  balsa", 
muy  adecuada  para  navegar  por 
ríos  como  los  tributarios  del  Beni, 
de  poco  fondo  y  rápida  corriente. 
Cada  balsa  consta  de  siete  palos, 
de  los  cuales  el  del  centro,  que  es 
el  más  largo,  se  llama  "pescuezo", 
porque  al  remate  forma  la  proa.  A 
uno  y  otro  lado  del  pescuezo  están 
los  "huatiris";  vienen  después  los 
"maestres",  y  los  de  cada  costado 
extremo  son  las  "voladoras".  Dos  o 
tres  balsas  unidas,  forman  el  "ca- 
llapo". Las  "guarachas"  son  los 
asientos  laterales  foj-mados  en  el 
"callapo." 

También  se  forma  la  BALSA  en 
Tabasco,  imiendo  dos  o  más  embar- 
caciones con  barrotes,  cuando  se 
trata  de  transportar  animales  u  ob- 
jetos en  gran  cantidad.  V.  MONTE- 
RÍA. 

"Allí  se  encuentra  primero  el  sitio 
denominado  "El  Guarumo"  y  después 
<■!  liiir'.tlo  "Tulucal,"  donde  se  esta- 
-  clonan  ¡as  pequeñas  lanchas  (ca>TiCO.s> 
de  los  "recogedores"  de  las  piezas  de 
las  maderas  preciosas  (caoba  y  cedro) 
que  descendidas  flotando  sueltas  des- 
de las  "monterías"  de  las  márgenes 
del  Alto  Usumacinta  y  sus  afluentes 
superiores,  son  realmente  pescadas 
por  los  tripulantes  de  estas  emb-nrca- 
cio"es.  para  formnr  con  ellas  las" "bal- 
sas" que  serán  después  remolcadas 
por  el  Bajo  T'.Tumacinta  hasta  los 
puertos  de  exportación  del  Golfo  de 
MtKico."  (GONZÁLEZ.  Los  Ríos  de 
Tabasco,  pp.  27-28.)  Curiosa  es  tam- 
h'ién  la  descripción  que  de  ella  so  ha- 
ce en  el  Dice.  Univ.  de  Hist.  y  Geogr.. 
t.  I  del  Apénd..  VIII  de  la  obra,  p. 
^172.  art.  "Caminos",  etc.  Dice  así: 
"Además  dé  las  barcas,  se  ser\-ían 
(los  mexicanos)  para  el  paso  do  los 
ríos,  de  un  amaño  particular,  llamado 
ba!si  .oor  los  españoles.  Era  un  tabla- 
do cuadrado  y  de  cerca  de  cinco  p'e- 
de  larg-o,  compuesto  de  otatli  o  cañas 
sólidas,  atadas  sobre  alg'unas  calaba- 
zas grandes,  duras  y  vacías.  Sentá- 
banse en  ellas  cuatro  o  cinco  pasaje- 
ros a  la  vez,  y  eran  conducidos  de  una 
orilla  o  otra,  por  uno,  dos  o  cuatro 
nadadores,  que  tomaban  un  ángulo  de 


la  balsa  con  una  mano,  y  nadaban  con 
la  otra.  Todavía  se  usa  de  este  arti- 
ficio lejos  de  la  Capital,  y  el  abate 
Clavijero  pasó  así  un  río  de  la  Mixte- 
ca  el  año  de  1739.  Es  un  modo  se- 
guro de  atravesar  los  ríos,  cuando  la 
corriente  es  igual  y  tranquila:  pero 
arriesgado  en  las  impetuosas  rápidas." 
Aunque  Tabasco  es  un  lugar  que  está 
"lejos  de  la  Capital",  protestamos  que 
por  allá  la  balsa  no  se  usa  para  na- 
vegar, por  la  abundancia  de  cayucos 
y  canoas. 

BALSERO.  Para  nosotros  BAL- 
SERO no  es  solamente  "el  que  con- 
duce la  balsa",  como  para  la  Aca- 
demia, pues  nuestros  BALSEROS 
además,  como  dio©  COFFIN  (El 
Gral.  Gutiérrez,*!,  p.  6  )  son  "los 
que  recogen  en  grandes  balsas  las 
piezas  en  los  ríos  y  las  conducen 
a  favor  de  las  corrientes  hasta  los 
puertos  de  mar  para  la  exporta- 
ción." Es  decir,  que  Jos  BALSEROS 
no  solamente  son  los  encargados  de 
transportar  la  balsa,  sino  de  hacer- 
la antes,  ai)ortando  todos  los  ma- 
teriales para  ello,  reuniendo  y  dis- 
poniendo convenientemente  la  ma- 
dera para  el  caso. 

La  acepción,  pues,  es  algo  más 
amplia  y  por  io  mismo  distinta  de 
la  académica. 

2.  Montón,  rimero,  hacinamiento. 
Es  voz  usada  sólo  vulgarmente  en 
est?.  "acepción:  un  BALSERO  de 
maíz,  de  palos,  etc. 

BALSÓN,  m.  Río-ciego,  es  decir, 
sin  desagüe;  generalmente  corto  y 
muy  ancho.  Los  BALSONES  son 
propios  de  los  terrenos  de  serranía, 
donde  constituyen  grandes  depósi- 
tos de  peces  y  animales  acuáticos, 
:  en  medio  de  los  bosques.  V.  CEGAR 
y  RÍO  CIEGO. 

BALSOR I N A.  f.  Cierta  tela,  seme- 
jante a  la  de  seda,  que  fue  muy 
usada  por  las  mujeres  hasta  hace 
poco  tiempo.  Es  mexicanismo. 

"Pañolones  balsorina. . ."  (El  Parti- 
;  do  Liberal,  p.  46.  Sept.  17-1S81.)  — 
j  "Tengo  ya  comprados  unos  cortes  de 
1  balsorina  primorosos."    (PATNO.    Fis- 

12 


BALÜ 


178 


BANC 


tol,  II,   cap.   Xí^ir.  p.   71G.) — "Los  lati-  . 
dos  de  su  pecho  se  notaban  sobre  los 
plieg-ues  de  una  elegante  bata  de  bal- 
sorina."  (ID.,  ib.,  cap.  XLVIII.  p.  018.) 

BALUMEN.  m.  Barb.,  por  balum- 
ba o  balumbo.  Se  usa  hablando  de 
la  carga  que  colma  la  embarcación, 
sobresaliendo  mucho  arriba  de  los 
bordes,  principalmente  cuando  esa 
carga  es  voluminosa  y  de  poco  pe- 
so. El  BALUMEN  hace  balancear- 
se mucho  al  cayuco  celoso,  es  fra- 
se muy  común  en  el  lenguaje  cam- 
pesino. La  Acad.  da  balume,  cuya 
terminación  no  nos  parece  mejor 
que  la  del  nue§tro:  balumen,  te- 
niendo en  cuenta  ^.(iemás  la  afini- 
dad fonética  con  volumen,  de  donde 
se  deriva. 

BALUMOSO,  SA.  adj.  Existiendo 
el  sustantivo  balume,  nada  raro  es 
que  el  vulgo  haja  formado  el  balu- 
moso, sa,  para  calificar  lo  que  tie- 
ne mucho  balume:  balumbo,  voca- 
blo éste  qtie,  atenta  la  definición 
académica,  tiene  más  carácter  de 
adjetivo  que  de  sustantivo.  El  Dic- 
cionario no  consisrna  este  adjetivo; 
mas  si  es  reprobable,  reprobables 
son  también  en  igual  grado  baluma, 
balumba,  balumbo  y  balume  que, 
como  derivados  de  volumen,  prohi- 
ja la  Docta  Corporación,  no  sien- 
do como  no  son  sino  meras  corrup- 
ciones de  esta  voz. 

BALLASTRINCA.  f.  Ballestrinca. 
"Sob"enombre  de  una  de  las  vuel- 
tas o  amarraduras,  que  se  hacen 
a  bordo."  (Dice.  Marít.,  art.  Bailes- 
trinque.) 

Cuba.  MAGIAS,  citando  a  Chao  y  a 
Domínguez,  reproduce  la  descripción 
de  Pich.  que  como  magistral  consig- 
naremos aquí  también:  "lazo  para 
atar  la  soga  O  corcel  a  otro  cuerpo, 
dando  una  vuelta  entera  que  cruza  el 
cal?o  de  la  izquierda  sobre  el  de  la  de- 
recha; continúa  el  mismo  a  dar  otra 
vuelta  entera  por  dobíi.io  de  la  pri- 
mera, y  concluye,  metiéndole  por  so- 
bre el  último  hilo  de  la  derecha;  en- 
tonces se  tiran  los  dos  cabos  en  sen- 
tido  contrario  para   apretar   el   lazo."  - 


Ningún  autor  de  provincialis- 
mos consigna  la  voz,  exceptuando 
a  Toro  Gisb.  que  la  registra  en  su 
libro  Americanismos  (p.  225). 

EALLÍ  o  BALLIL.  m.  (Desmo- 
neus  oxyacanthus.  Mrt.)  Palmera 
de  tallo  nudoso,  delgado,  de  canutos 
prolongados,  como  de  dos  centíme- 
tros de  diámetro,  y  sumamente  lar- 
go. Se  era  en  las  selvas  de  los  te- 
rrenos bajos  a  orillas  de  los  ríos, 
subiendo  entre  la  fronda  de  los  ár- 
boles hasta  alcanzar  gran  altura.  La 
vaina  de  las  hojas  está  erizada  de 
espinitas  finísimas;  de  mayor  ta- 
maño, pero  dispersas,  se  continúan 
ñor  todo  e\  dorso  del  raquis  de  la 
hoja. 

El  tallo  de  esta  planta  es  muy 
usado  por  los  indígenas  para  hacer 
loa  famosos  canastos  de  ballil.  Pa- 
la  ello  la  hienden  en  rajas  delgadas 
que  por  su  flexibilidad  se  prestan 
para  tejer  los  canastos  más  finos 
que  produce  la  manufactura  del  ra- 
mo. Llámase  también  PJATAMBI- 
LLA. 

"Por  último,  iban  dentro  de  una 
cesta  de  ballil,  comnartida.  unos  cin- 
co o  seis..."  (MERINO,  Celestina,  X, 
p.    S3.1 

En  el  Cat.  dp  prod.  aqríc.  e  ind. 
de  ""ab.,  enviados  a  la  Exnosición 
de  S.  Louis  M.,  1903,  (p.  8)  halla- 
mos la  siguiente  relación:  "Con  los 
estines  trepadores  de  esta  palmera 
se  fabrican  cestos  de  mucha  dura- 
ción, nudiendo  ser  aplicados  a  otros 
trabajos  como  a  la  fabricación  de 
asientos  de  petatillo  v  muebles  de 
bejuco,  a  la  cestería  fina  y  a  canas- 
tillos de  fantasía,  mies  los  tales  es- 
tines son  susceptibles  de  ser  divi- 
didos casi  en  hebra." 

BANCA,  f.  "Asiento  de  madera 
sin  respaldo,  y  a  modo  de  una  me- 
silla baja,"  dice  el  Diccionario;  y 
según  el  mismo.  Banco  es  "asiento 
de  madera,  por  lo  común  con  res- 
paldo, o  sin  él,  en  que  pueden  sen- 


BANC 


179  — 


BAND 


tarse  a  un  tiempo  algunas  perso- 
nas." Acá  trocamos  estos  términos: 
BANCA  es  el  asiento  de  madera  o 
de  hierro,  con  respaldo,  en  que  ca- 
ben por  lo  menos  dos  personas:  las 
bancas  de  los  paseos,  de  los  tea-  | 
tros,  de  las  iglesias.  Por  banco  en-  ! 
tendemos  un  asiento  tosco  de  ma- 
dera, por  regla  general  sin  respal- 
do. Si  es  para  una  sola  persona, 
le  llamamos  también  banquillo,  aun- 
que no  sea  el  famoso  de  los  acusa- 
dos. De  la  cualidad  de  tosco  debt» 
exceptuarse  el  del  piano,  que  tam- 
bién es  banco  o  banquillo. 

Chile.  "Se  hace  igual  trueco." 
(RODIÍ.,  p.   54.) 

Guat.  oe  usan  indistintajnente  ban- 
co  y   banca.    (Batres.) 

2.  "La  antigua  mesa  de  escribir 
que  aún  se  usa  en  muchas  escue- 
las, la  cual  no  tiene  patas,  sino 
ornas  tablas  verticales,  tal  como  se 
hacían  y  hacen  los  bancos."  (MA- 
CÍAS.) 

Méx.  RAMOS  y  DU.\RTE,  p.  81. 
Primera  .acepción. 

BANCAZO.  m.  "La  cubeta  en  que 
cae  el  guarapo  inmediatamente  des- 
pués de  exprimida  la  caña  en  los 
ingenios  de  azúcar."  (SALVA, 
Dice.)  Pich.  y  Macías  refutan  la  or- 
tografía bancaso  con  que  le  escribe 
Salva,  alegando  que  como  aumenta- 
tivo de  banco,  debe  ser  con  z.  Esta- 
mos con  ellos.  Macías  dice  que 
aquella  acepción  es  desconocida 
hoy  en  Cuba.  No  así  en  Tabasco, 
donde  el  bancazo  es  la  tolla  clási- 
ca y  regional  que  recoge  el  agua 
de  ia  caña  al  ser  ésta  exprimida 
por  las  mazas  del  trapiche. 

'El  chorro  de  jugo  de  caña,  al  caer 
sobre  el  bancazo,  aumentó  un  milíme- 
tro su  diámetro."  (ZEXTELLA.  Peri- 
co, cap.  I.  p.  23.) —  "El  bancazo  ha- 
bía recibido  su  última  porción  de  ju- 
^o.  Hombres  y  animales  sudaban  a  las 
doce  del  día.  cuando  una  voz  diio: — 
¡Paren!"    (ID..  Ibld.,  cap.   IV,  p.   32.) 

BANCO,  m.  "El  dinero  y  fondo, 
que  pone  el  banquero  sobre  la  me- 


sa, para  pagar  a  los  que  ganan  en 
el  juego  del  monte,  o  banca." 
(PICH.)  "Es  lo  que  llaman  en  Es- 
paña banca,  puesto  que  dice  la  Acá-, 
demia:  "cantidad  de  dinero  que  po- 
ne el  que  lleva  el  naipe."  (MA- 
CÍAS.)  V.  BANCA. 

Cuba.  "Banca  en  Cuba  es  el  juego, 
y  banco  el  capital  que  hace  frente  a 
las  emergencias  del  juego."  (MA- 
CÍAS.) En  igual  sentido  se  entienden 
en  Tabasco,  banca  y  banco,  en  el  jue- 
go. 

2.  "(Dur.)  sm.  Silla  de  madera 
ordinaria  con  asiento  tejido  de  tu- 
le, con  un  hueco,  para  que  los  ni- 
ños y  los  enfermos  puedan  exone- 
rar el  estómago."  (RAM.  y  D.) 

En  Tabasco  se  llama  este  mue- 
ble más  comúnmente  descanso  (V.) 
y  es  de  uso  especial  para  los  an- 
cianos y  los  enfermos..  El  de  los 
niños  sí  se  llama  siempre  banco. 

Arg.  "Hacerle  banco  a  alguno:  "hu- 
millarlo como  reo  en  banquillo."  (BA- 
TO.) 

DE  BANCO,  f.  De  cajón. 

"Por  los  escritos  llamados  de  banco, 
veinte  reales,  sin  papel."  (Compilación 
de  Decretos  de  Tabasco,  Arancel  para 
el  cobro  de  derechos  judiciales,  26  de 
Xov.   de   1S51;  Art.   59:   p.    458.) 

BANDA,  f.  Membreño  se  acordó 
de  esta  parte  del  indumento  de 
nuestra  gente  del  pueblo,  principal- 
mente la  campesina:  "Ceñidor,  ca- 
si siempre  de  burato  y  con  borlas, 
que  usaban  nuestros  mayores.  Pri- 
mero los  pretales,  y  después  los  ti- 
rantes, han  venido  a  desterrar  las 
bandas."  Aun  usan  la  BANDA  en 
Tabasco  nuestros  paisanos:  es  el 
cinturón  clásico  del  .hombre  de 
campo,  no  solamente  de  los  viejos, 
sí  que  también  y  preferentemente 
del  galán  campesino  que  la  lleva 
roja,  luciente  como  su  camisa 
aplanchada,  nueva  como  su  sombre- 
ro de  ñno  guano  atasteco,  y  flaman- 
te como  todo  el  indumento,  hasta 
los  zapatos,  en  los  díixs  de  fiesta, 
cuando   repican   fuerte,  como  sabe- 


BAND 


180 


BAND 


mos  decir  allá,  o  en  el  baile  üe  año 
nuevo  cuando  en  lance  donjuanes- 
co tiene  que  vérselas  frente  a 
frente  con  el  rival  en  las  galas  pa- 
ra la  choca. 

La  otra  acepción  hondurena  que 
apunta  el  autor  citado:  "Faja:  in- 
signia de  algunos  militares  de  alta 
graduación",  también  la  tiene  en 
nuestra  lengua  regional,  y  tenemos 
entendido  que  igualmente  en  todo 
México,  pero  esa  banda  está  reser- 
vada para  el  Presidente  de  la  Repú- 
blica, que  sólo  la  lleva  en  las  ce- 
remonias oficiales.  Es  tricolor,  a 
imagen  de  la  insignia  nacional.  \ 

Advertimos,  para  concluir,   como  1 
aclaración  necesaria,  que  los  preta-  t 
les  de  que  habla  el  Sr.  Membreño, 
nunca  se     han  usado     en  Tabasco, 
donde  esa  palabra  no  significa  más 
que  lo  mismo  que  para  la   Acade- 
mia. ' 
Toro  Gisb.    (Dice.  Lar.)   la  apun- 
ta como  americanismo:   "Faja  usa- 
da para  ceñir  los  calzones",  lo  que 
nos  hace  creer  que  el  Sr.  Membre- 
ño no  tenga  razón  en  decir  que  só- 
lo "la  usaban  nuestros  mayores." 

En  Guatemala  (ID.)  "franja  y 
también  hoja  de  puerta  o  ventana." 
Méx.  "IJevaba  el  chaleco  desabro- 
chado, dejando  ver  una  banda  roja. 
(F -VOTANDO,  Pollos,  t.  II,  cap.  II.)  — 
"Desmesuradamente  tiene  desa- 
rróilado  el  abdomen,  con  panza  tal, 
oue  la  banda,  ceñida  con  fuerza  de  la- 
ja no  es  bastante  a  reducir  la  exage- 
rada prolons-ación  de  la  barripa. 
ÍRODR  BKLTRAN.  Cuentos  costeños, 
Abiqeo,'  XI.  p.  132.)-"FJ.  hombre  del 
pueblo  viste  pantalón  de  lienzo,  que  se 
sujeta  a  la  cintura  por  medio  de  una 
banda  de  burato  azul  o  rojo.  (Dice. 
Univ.,  art.  Tlacotalpam  Por  A^'^'^f^ 
TRlesias:  t.  III  del  Apénd.,  X  de  la 
oVira,  p.  580.)  m   i.  \       r,í 

BANDA,  f.  "(Ver.  y  Tab.).  sf. 
•  Bandada.  Es  común  en  el  lengua- 
je de  los  pueblos  de  la  costa  del 
Golfo  apocopar  y  sincopar  las  pala- 
bras V  gr.:  banda,  amista,  cansao, 
estropeáo,  soldáo,  etc."    (RAMOS). 


El  metaplasmo  muy  común  en  el 
lenguaje  popular  de  Tabasco,  con- 
siste principalmente  en  la  apócope 
de  las  palabras  suprimiendo  la  con- 
sonante final,  bondá  por  bandad,  y 
sobre  todo  la  s  que  por  caracterís- 
tica peculiar  del  habla  de  nuestro 
terruño,  nunca  la  pronunciamos  sil- 
bada, especialmente  en  las  voces 
de  varias  sílabas:  venimo  por  veni- 
mos; pero  no  apocopamos,  supri- 
miendo sílabas  enteras,  como  banda 
por  bandada,  que  dice  el  Sr.  Ramos 
yDuarte.  Esto  sólo  se  podrá  oír  en- 
tre la  gente  inculta  e  indocta  por 
entero,  redonda  de  medio  a  medio, 
ignorante  de  tomo  y  lomo,  no  entre 
quienes  hayan  pisado  aulas  y  sepan 
leer  y  escribir. 

Cuanto  a  la     síncopa,  por    regla 
general   se    suprime   la   consonante 
en  la  sílaba  final  de  la.s  palabras; 
así   en   los    ejemplos   que   pone    el 
autor   citado,    decimos    bandáa    por 
bandada,   soldáo  por  soldado,   etc.; 
es  decir,  la  d  en  sílaba  final  por  vi- 
cio de  pronunciación  muy  especial 
del   tabasqueño,   se  suprime,  sinco- 
pando    honrao  por     honrado,  salao 
por  salao.  Con  la  s  lo  que  sucede  es 
diferente.   Con  esta  letra,  tanto  al 
I  final    de    la    palabra   como    en   me- 
i  dio  de  ésta,  no  se  comete  la  sínco- 
'  pe  suprimiéndola  por  completo,  ni 
desaparece  de  plano  su  sonido;   lo 
que  se  hace  es  una  verdadera  antí- 
tesis analógica:  la  s  no  se  silba  si- 
no  que   se   guturaliza,  acercándose 
al  sonido  de  la  g,  o  más  bien  de 
:  la  j.     Pronunciamos,     en  realidad, 
venimoj  por  venimos,     bújcalo,  por 
I  búscalo,  etc. 

¡      Así.  pues,  el  metaplasmo  propio 

i  del  lenguaje  popular  tabasqueño  es 

la  supresión  de  la  consonante  final 

o  su  cambio  de  sonido   (si  es  s) ; 

la  supresión  de  la  consonante  d  en 

I  la     última   sílaba   de   las   palabras 

J  que  la  llevan  y  su  alteración  de  so- 


BAND 


—  181  — 


BAND 


nid-o   en   la   pronunciación   de   la    s 
final. 

Mucho  se  critica  al  tabasqueño 
en  esta  Metrópoli  por  su  manera  de 
hablar,  sincopando  o  apocopando 
las  palabras  en  una  forma  muy  aná- 
loga a  la  del  habla  cubana  y  vera- 
cruzana;  mas,  juzgando  con  impar- 
cialidad, aseguramos  y  hemos  pro- 
hado que  hay  hipérbole  manifiesta 
en  lo  que  asegura  el  Sr.  Ramos  y 
Duarte,  y,  por  otra  parte,  si  nuestro 
vicio  consiste  en  la  alteración  de 
las  voces  en  la  pronunciación,  por 
supresión  a  veces  de  la  d  y  por 
sonido  vicioso  de  la  s  en  otras; 
en  cambio,  el  pueblo  de  toda  la  Me- 
sa Central  incurre  en  verdaderos 
barbarismos  y  solecismos  intolera- 
bles en  la  gramática  de  manga  más 
ancha  que  se  quiera;  trastruecan 
los  nombres  de  las  cosas,  introdu- 
ciendo aztequismos  por  lo  común 
innecesarios  y  formando  voces  hí- 
bridas, raras,  bárbaras,  que  nada 
nuevo  significan,  y  en  fin,  hacen 
confuso  el  lenguaje;  de  modo  y 
manera  que  lejos  de  hacerlo  com- 
prensible, le  quitan  sonoridad  y  ex- 
presión. Llamar,  por  ejemplo,  cha- 
pa a  la  cerradura,  es  una  impropie- 
dad que  acarrea  confusiones  a  la  ex- 
presión y  que  no  tiene  justificación 
algima.  Esto  es  muy  común  en  Mé- 
xico, como  es  común  también  de- 
cir suidad  por  ciudad,  que  jamás  se 
oye  en  la  costa. 

El  eminente  D.  Rufino  J.  Cuervo, 
en  sus  notables  Apuntaciones  Cr'ti- 
cas  del  lenguaje  bogotano»  ha  dicho 
la  última  palabra  acerca  del  parti- 
cular, y,  sin  tratar  de  sincerarnos, 
copiamos  sus  palabras,  para  pro- 
bar cómo  el  caso  de  pronunciación 
viciosa  en  el  lenguaje  popular  ta- 
basqueño es,  como  él  asegura,  del 
hecho  en  general,  "común  en  todos 
los  dominios  del  castellano."  "Más 
común  que  la  vocalización — dice — 


es  el  desvanecimiento  de  las  conso- 
nantes sonoras;  aflojado  completa- 
mente el  contacto,  quedan  los  órga- 
nos en  posición  indiferente;  y  sin 
producirse  otro  sonido,  la  voz  se 
funde  con  la  vocal  inmediata.  El 
caso  más  común  entre  nosotros,  co- 
mo en  todos  los  dominios  del  cas- 
tellano, es  el  desvanecimiento  de  la 
d.  En  el  habla  familiar  decimos  ge- 
neralmente verdá,  usté,  salú,  ocoii- 
tiendo  la  final;  en  lenguaje  esme- 
rado pronunciamos  esta  d  como  fri- 
cativa: verdad,  usted,  salud.  En 
medio  de  palabra,  entre  dos  voca- 
les, decimos  los  bogotanos  criao, 
calzao,  disputao,  vao  (del  río  co- 
mo vaho  de  la  olla),  y  así  todas  las 
voces  en  ado;  además  piacito  (pe- 
dacito),  tuavía  (todavía,  adré  (adre- 
de), tuel  día,  tuá  la  noche,  to  los 
santos  (todo,  toda,  todos) ;  y  tal 
cual  vez  entre  el  vulgo  campesino 
se  oye  tenío,  habió,  deo,  créito, 
arreitar  (tomar  a  rédito),  pue  (pue- 
de). En  la  costa  granáa,  (1)  pehcao 
(pescado),  tend  o,  hería  (herida), 
caprichúa,  ehpeaza  (despedaza).  La 
d  inicial  no  se  desvanece  entre  nos- 
otros sino  después  de  palabra  aca- 
bada en  vocal,  siendo  el  caso  más 
común  el  de  la  preposición  de: 
sombrero  e  paja,  capúe  coro,  uno 
elante  y  otro  etrás,  ojalá  y  no  ¡la- 
ten (dilaten).  Onde  por  donde  es 
arcaísmo;  más  añejos  son  ond,  on. 
"Sin  entrar  en  pormenores  con 
respecto  a  otros  países,  solo  hay 
que  advertir  que  en  la  poesía,  en  la 
lectura  y  en  la  declamación  jamás 
se  permite  desvanecer  la  d;  la  con- 
versación familiar  de  la  gente  cul- 
ta lo  consiente  en  los  participios 
en  ado  y  en  los  nombres  agudos 
que  la  tienen  final,  particularmente 
en   usted.   En   los   demás   casos   es 


(1)  He  aquf  el  caso  de  bandáa  por 
bandada,  no  banda  como  apunta  R. 
y  D. 


BAND 


—  182 


BANQ 


vulgar  o  solo  admitido  por  la  gente  ' 
decente     en  limitadas     comarcas." 
(Ob.,  cit.,  párrafo  752.) 

Pero  no  es  esto  todo.  El  citado 
autor  alega  en  seguida  citas  d,e  au- 
tores notables,  clásicos  y  modernos, 
para  probar  qué  la  tendencia  al 
desvanecimiento  de  la  d  o  a  su  al- 
teración suavizando  su  sonido  hasta 
aproximarlo  a  z,  ha  sido  de  uso  en 
todos  los  tiempos  y  en  todos  los 
países  de  habla  castellana,  inclusi- 
ve la  propia  España.  Vano  sería 
cuánto  quisiéramos  agregar  a  lo  di- 
cho tan  luminosamente  por  el  Sr. 
Cuervo  en  los  Capítulos  X  y  XI  de 
su  obra  en  que  trata  de  las  Voces 
Nuevas  por  la  Evolución  fonética 
y  la  acción  psicológica;  en  ellos 
hallará  el  exigente  purista  la  diser- 
tación más  erudita  acerca  de  las 
particularidades  que  distinguen  al 
lenguaje  popular  y  familiar,  lleno 
de  licencias,  giros,  etc.,  del  lengua- 
je erudito,  ceñido  forzosamente  a 
ios  cánones  de  la  exigencia  cien- 
tífica. 

BANDEARSE,  pr.  Moverse  a  una 
o  a  la  otra  banda,  a  uno  o  a  otro 
lado,  especialmente  en  la  navega- 
ción. 

2.  fig.  Vacilar  en  una  actitud  cual- 
quiera; obrar  sin  entereza,  plegán- 
dose por  cualquier  circunstancia 
a  uno  u  otro  partido. 

La  acepción  que  da  la  Academia: 
"Saberse  gobernar  .o  ingeniar  para 
satisfacer  las  necesidades  de  la  vi- 
da", es  punto  menos  que  descono- 
cida para  nosotros  los  tabasqueños, 
en  el  lenguaje  popular;  como  lo  es 
en  la  Argentina,  según  GARZÓN 
(Dice,  arg.,  p.  48). 

BANDERILLA.  "PEGAR  UNA 
BANDERILLA,  pegar  un  petardo, 
un  parche."  (ICAZB.)  Nosotros  de- 
cimos poner,  o  echar,  una  banderi- 
lla; pero  en  cierta  forma:  oon  sor- 
presa o  con  la  intención  de  no  pa- 


gar; envuelve  la  intención  de  enga- 
ñar, estafar  al  que  presta  el  dine- 
ro. Según  la  Academia,  "poner  una 
banderilla  a  uno",  significa  en  Es- 
paña "decirle  algo  picante  o  satí- 
rico." 

BANDOLA.  (Véase  BANDOLI- 
NA.) 

BANDOLINA,  f.  Con  entera  im- 
propiedad llamamos  así  nosotros  a 
lo  que  la  Academia  llama  BANDO- 
LA, "Instrumento  músico  pequeño, 
de  cuatro  cuerdas,  cuyo  cuerpo  es 
combado  como  el  laúd;"  a  modo  de 
un  diminutivo  de  esta  voz,  como 
equivalente  de  BANDOLÍN,  siendo 
que  aquella  palabra  no  tiene  para 
la  misma  Corporación  otro  sentido 
que  el  de  "Mucílago  para  el  cabe- 
llo", que  nosotros  llamamos  brillan- 
tina (V.).  Asimismo  decimos  BAN- 
DOLA por  BANDOLÓN. 

BANDERILLAZO,  m.  "Petardo, 
parclie,  floretazo,  o  sablazo,  como 
dicen  hoy  en  España."   (ICAZB.) 

"Acabó  por  cansarlos  a  peticiones  y 
bonderillazos,  y  Uepó  a  palpar  frío  el 
foííón  de  su  cocina."  (ROA  BARCENA, 
Noche  al   raso,  ITI,  p.   63.) 

BANQUETA,  f.  La  Academia  lla- 
ma acera  tanto  a  la  orilla  de  la  ca- 
lle, generalmente  enlosada,  o  dis- 
tinta de  lo  demás  del  piso  por 
cualquiera  otra  circunstancia,  co- 
mo a  la  fila  de  casas  que  hay  a  ca- 
da lado  de  la  calle,  reservando  el 
nombre  de  banqueta  para  esto  últi- 
mo, exclusivamente.  Nuestra  va- 
riante provincial,  común  a  todo  Mé- 
xico además,  consiste  en  dar  a  la 
palabra  banqueta,  no  la  segunda  si- 
no la  primera  acepción  de  acera, 
exclusivamente,  es  decir,  la  de  "ori- 
lla de  la  calle",  más  alta  que  lo  de- 
más del  piso;  y  creo  que  no  anda- 
mos del  todo  desacertados  en  este 
'■'  cambio.  Indudablemente  banqueta 
procede  de  banco  (o  de  banca),  en 
cuanto  que  este  mueble  sirve  pa- 
i  ra  sentarse,  y  en  tal  caso,  es  más 


BANQ 


1S3 


BAÑA 


propio  dar  el  nombre  de  banqueta 
a  la  "orilla  de  la  calle,  más  alta 
que  lo  demás  del  piso",  que  a  la  fi- 
la de  casas,  por  estar  más  de 
acuerdo  con  el  uso,  que  parece  ser 
el  que  detennina  el  nombre.  "Ha- 
cera, quasi  facera  o  facie,  es  el  \n 
lado  de  las  casas  de  una  calle,  que 
es  .la  delantera",  dice  Covarrubias 
(Tesoro  de  la  Lengua  Castellana); 
no  vemos,  pues,  por  donde  venga  el 
origen  de  la  sinonimia  de  banaueta, 
aplicando  este  nombre  a  la  fila  d? 
casas,  que  es  lo  que  significa  pri- 
mordialmente  acera,  según  la  eti- 
mología copiada. 

Méx.  RAMOS  y  DUARTE  registra 
la  palabra  y  la  corrige;  hace  en  segui- 
rte citas  de  acera  en  el  uso  correcto 
de  esta  voz,  de  la  cual  da  la  etimolo- 
gío  que  hemos  apuntado,  y  no  resuel- 
ve nada,  como  de  costumbre.  Alega  la 
autoridad  del  Sr.  Cuei-vo  (Ap.  crít., 
párr.  4SG):  pero  advertimos  que  la  5a. 
ed.  de  esta  obra,  ya  no  consigna  el  vo- 
cablo. 

"Al  Ayuntamiento  le  ha  salido  en 
los  meros  bigotes  uno  de  esos  duper- 
genios  que  parece  puesto  adrede  en  la 
banqueta  del  palacio  municipal."  (FA- 
CUNDO, Prosp.  nuestras,  p.  192.) — 
"Pronunció  un  discurso  sobre  las  azu- 
cenas, sobre  las  indias,  y  sobre  el  lo-  , 
do  de  las  banquetas."  (ID.,  Ib.,  p.  233.) 
— "¿Cuánto  más  bien  empleados  hu- 
bieran estado  esos  diez  y  siete  mil  pe- 
sos en  losas  para  las  banquetas."  (ID., 
ib.,  p.  2S7.) — "Vese  aquí  y  acullá  un 
retazo  de  banqueta,  como  anuncio  de 
casa."  (PRIETO,  Memorias,  (40-53), 
IV,   p.   276.) 

BANCtUILLO.  m.  Usamos  de  este 
nombre  con  una  generalidad  abso- 
luta, como  simple  •  diminutivo  de 
banco.  Dice  Macías,  y  dice  muy 
bien:  "La  acepción  única  que  trae 
la  Acad.  es  extensiva:  "asiento  en 
que  se  coloca  al  procesado  ante  el 
tribunal".  Nosotros  hubiéramos 
puesto  como  significado  originario 
o  fundamental:  "banco  pequeño  y 
sin  respaldo",  ya  sirva  pa^a  los 
reos,  ya  para  los  tejedores  de  ter- 
ciopelos;  ora  se  utilice  para  esto,  | 


ora  para  lo  otro."  Lo  mismo  en  to- 
do México. 

"En  cualquier  rincón,  un  baúl  de 
abultado  volumen  sobre  enclenques 
banquillos."  (RODR.  BELTRAX,  Paja- 
rito, II,  p.  17.). — "Apenas  recordaban. 
en  aquellos  hacinamientos  de  espe- 
cie humana,...  su  banquillo  tripié. 
etc."  (FIDEL,  Memorias,  (2S-40),  cap. 
II,   p.   113). 

BANADERA,  f.  Vasija  o  recipien- 
te a  propósito  para  bañarse;  mue- 
ble u  objeto,  tina  destinada  a  este 
uso.  Si  existe  regadera,  no  vemos 
la  razón  por  la  cual  la  Academia 
no  haya  dado  entrada  hasta  hoy  en 
el  Diccionario  a  esta  voz  de  forma- 
ción y  origen  tan  legítimo  como 
aquella.  La  palabra  castiza  es  baño; 
pero  así  como  riego  no  expresa  el 
objeto  con  que  se  riega,  tampoco 
es  propio  hacer  extensiva  la  voz 
que  indica  propiamente  la  acción  o 
efecto  de  bañarse,  al  objeto  que 
sirve  para  verificar  esa  acción. 

"Sin  rivalidades  de  pantorrillas • 

muy  dueñas  del  agua  y  muy  señoras 
de  la  banadera."  (RODRÍGUEZ  BEL- 
TRAN,   Perfiles,  XVIII,  p.   132). 

Méx.  ICAZB.  ilustra  la  voz  con  la 
siguiente  cita:  "Sendas  tazas  de  ca- 
fé, tamañas  que  una  banadera." 
(DELGADO.  La  Calandria,  TX.) 

Cuba.  "Aljofaina  <o  palangana),  en 
algunos  puntos."  (CHAO,  c.  p.  MA- 
GIAS). 

2.  "Vaso  grande  para  bañarse." 
(ÁRBOL:  c.  p.  ID.) 

Arg.  G.AlRZÓX,  p.  40. 

BAÑ ALOMO.  A  BAX A-LOMO  es 
expresión  adrede  aplicada  a  las 
bestias  o  al  ganado  cuando  caminan 
entre  el  agua,  dándoles  ésta  hasta 
los  lomos,  pero  sin  irse  a  pique,  sin 
nadar.  En  agua  más  honda,  cuando 
apenas  se  alcanza  el  suelo  con  las 
extremidades,  y  en  que  se  avanza 
mitad  al  nado  y  mitad  andando,  se 
dice  a  volapié  (V.). 

"En  esta  tierra —  sólo  tenemos  dos 
medios...  para  hacer  los  viajes  inte- 
riores, y  que  son,...  o  el  trotón  ja- 
melgo que....  muchas  veces...  con  el 
agua  a  baña-lomo,  (que  quien  dijo  a 
baña-lomo  dijo  a  baña-sentaderas, 
pues    que    en    tales    extremos    se    sue- 


BAÑO 

len    mojar   las   del   asendereado   viaje- 
ro,  horcajadura   inclusive) ; "(F. 

QUEVEDO,      Lír.   Pop.     Tab.,   (Apunte 
Complementario),  pp.  103-104.). 

BAÑO.  BAÑO  DE  ASIENTO.  Re- 
medio hidroterápico  que  consiste 
en  sumergir  las  asentaderas  en 
agua  tibia  o  caliente,  sentándose 
en  una  bacinilla  o  cosa  semejante, 
para  prevenir  las  inflamaciones  del 
año  o  irritaciones  intestinales.  Muy 
usado  en  la  medicina  doméstica  o 
casera,  sobre  todo  para  los  niños. 

"Cuando  el  curandero  del  rancho,  o 
las  comadres  del  villorrio,  han  acota- 
do...hasta  el  baño  de  asiento  de  agua 
cocida."  (RODRIGTTEZ  BELTRAN, 
Perfiles,  XXVIII,  p.   317.). 

¡BARAJO!  Interj.  "Exclamación 
vulgar  y  grosera  que  se  usa  por 
ci'eerse  que  ¡caramba!  ¡caracoles! 
y  otras  equivalentes  no  tienen  gran 
energía."  (M  AGÍ  AS.)  Entre  nues- 
tras gentes  tiene  más  bien  cierto 
carácter  familiar,  aunque  siempre 
es  de  mala  educación.  Más  soporta- 
bles son:  ¡caramba!  ¡caracoles! 
¡ carape !   ¡  caracho !  y  aun  ¡ caray ! 

— ";  Barajo!  este  es  anuncio  de  ca- 
tarro, o  algún  ratón  me  ha  metido  la 
cola  en  las  narices."  (MERINO,  Celes- 
tina, 2a.  pte.,  III,  p.  146.) — "¡Barajo!, 
pues  que  deveras  está  muerto."  (ID., 
ibid.,  p.   154). 

Chile.  RODRIGI'EZ.  p.  56:  ECHEVE- 
RRÍA,  p.   132.— Arg.  GARZÓN,  p.   51. 

BARANDILLA,  f.  Especie  de 
puente  para  atravesar  las  corrien- 
tes angostas,  como'  an-oyos,  o  los 
pasos  pantanosos  en  que  no  hay  co- 
rriente. La  BARANDILLA  se  com- 
pone de  un  solo  madero,  apoyado 
por  sus  extremos  sobre  los  barran- 
cos opuestos,  y  por  el  cual  sólo 
puede  caminarse  de  uno  en  fondo. 
En  el  campo  este  es  el  medio  or- 
dinario de  salvar  los  pasos  difíci- 
les: la  forman  con  los  tallos  de  los 
árboles,  escogiendo  los  más  resis- 
tentes, como  el  del  guano,  v.  gr.  La 
BARANDILLA  puede  o  no  tener  pa- 
samanos. 


184  ■-  BARA 

La  voz,  aplicada  así  a  un  listón 
o  madero  que  une  las  márgenes  de 
la  corriente  por  sobre  ésta,  es 
tan  buena  como  barandal,  "Listón 
sobre*  que  se  sientan  los  balaustres. 
El  que  los  abraza  por  arriba",  que 
da  la  Academia,  como  que  la  BA- 
RANDILLA abraza  la  corriente  so- 
bre la  cual  se  tiende. 

"Para  el  paso  de  los  ríos  se  sirven 
los  viajeros  de  cayucos,  y  cuanto  a 
los  arroyos  y  pantanos,  se  salvan  a 
favor  de  unas  perchas,  denominadas 
barandillas,  donde  ei  pasajero  se  ve 
forzado  a  hacer  ensayos  de  maroma  y 
equilibrio."  (ROVIROSA,  Res.  de  Tab., 
XXXIV,  p.  53). 

I      Oviedo,    hablando   del   árbol   llamado 
I  ceyba,    en     la    maravillosa      narración 
I  que     hace  de   su     gobierno  en   Darién 
í  (Santa  María  del  Antigua)  nos  ha  de- 
I  jado    la    descripción    más    acabada    de 
¡  nuestra   original    barandilla,   que   tam^ 
bien    usaban    los    naturales    en    el    río 
Cutí.   Dice  él:   "é  los  indios,  antes  que 
I  aquellas  tierras  ganassen  chrystianos, 
tenían    echado     por     puente   un   árbol 
I  grueso  que  atravesaba  un  río  de  parte 
a    parte    que    tomaba    toda    la    latitud 
desde    la    una    barranca    a    la    otra,    y 
I  estaba  en  parte  que  continuamente  le 
I  passábamos   para   yr  á  las   minas   é  á 
j  nuestras  haciendas  y  era  muy  luengo 
I  é  grueso  aquel  árbol;  mas  avía  tiempo 
:  que   estaba   allí,    é   ybase   abajando  en 
j  la   mitad    del;    é     aunque    passábamos 
j  por   encima,    era      en      un    trecho   del, 
!  dando   el    agua   cerca   de   la   rodilla,    y 
I  siempre  cada  año  se  bajaba  poco  a  po- 
I  co  más,   a  causa  que  el   río  robaba  la 
!  tierra  de  las  barrancas,  en  que  el  pa- 
I  lo    estribaba. — Por   lo   qual    el    año   de 
mili    é   quinientos  é  veynte   y  dos   se- 
yendo  yo  justicia  e   capitán   en   aque- 
lla cibdad,  hice  echar  otro  árbol  pocos 
pasos  más  abajo  del  susodicho,  que  la 
natura  proveo  de  criarle  junto  a  la  una 
barranca   e    cosfa     del    río;    é   cortado 
quassi  todo,   fué     derribado,   qviedando 
alguna  cosa  por  cortar  al  pié   (porque 
por  allí  le  alimentasse  la  tierra  en  su 
propio    nacimiento    é    se      conservasse 
más   tiempo   é  mejor) ;   é   caydo,   atra- 
vessó   todo   el   río,    é   sobró   de   la   otra 
parte  más  de  cinqiienta  pies,   é  el  río 
tenía  de   anchura  más  de  ciento.   E'='    • 
árbol   tenía     donde     más  grueso     era. 
diez   y     seys   palmos    o   más,    y  quedó 
encima   del    agua    más   do   dos    cobdos 
sin    tocar    en    ella,    fecho    muy    buena 
puente:    al    qual    hice    barrotes    a   tre- 


BABA 


185 


BARA 


chos,  é  sobre  aquellos  un  passamano: 
assi  que  por  la  una  parte  tenía  una 
baranda  é  era  grentil  puente."  (Hist. 
Gral.  y  Nat.  de  Indias,  t.  I,  lib.  IX, 
cap.  XI). 

He  aquí  una  barandilla,  con  pasa- 
manos y  todo,  pintada  de  mano  maes- 
tra. 

BARATA,  f.  "Venta  que  se  hace 
a  precios  bajos,  de  los  efectos  de 
una  tienda,  con  el  fin  de  despachar- 
los (jealizarlos)  pronto".  (ICAZB.) 
Es  una  venta  hecha,  generalmen- 
te por  muy  poco  tiempo,  y  en  es- 
pecial de  aquella  mercancía  que  se 
enmulece,  que  es  muía  (V.). 

BARATERO,  RA.  m.  y  f.  Que 
acostumbra  vender  barato.  Contra- 
rio de  carero. 

BARATILLERO,  RA.  m.  y  f. 
Buhonero.  El  que  vende  chacharas, 
chucherías,  baratijas  de  muy  poco 
precio  y  de  uso  común:  cintas,  pei- 
nes, alfileres,  botones,  hilo  de  coser, 
etc.  Es  el  barillero  de  México  que, 
como  aquél,  no  le  encontramos  con 
ningimo  de  estos  dos  nombres  en  el 
lenguaje  provincial  .de  ningún  otro 
pa'ís  indolatino. 

En  nuestro  lenguaje  provincial 
de  Tabasco,  son  distintos  entera- 
mente el  BARATILLERO  y  el  ven- 
tero ambulante  (t".).  Aquel  vende 
cosas  u  objetos  de  poco  valor,  bara- 
tijas: de  aquí  su  nombre;  el  ven- 
tero ambulante  puede  vender,  y  de 
hecho  vende,  cosas  de  mayor  va- 
lor, aunque  también  de  consumo  or- 
dinario y  fácil  salida,  sólo  que  no 
tiene  tienda  o  establecimiento  fi- 
jo: esto  le  caracteriza  y  le  distin- 
gue del  baratillero.  El  ventero  am- 
bulante comercia  con  capital  más  o 
menos  fuerte,  de  ordinario;  el  BA- 
RATILLERO no  tiene  capital  algu- 
no: es  un  busca  la  vida,  un  pobrete 
de  tres  al  cuarto,  cuando  no  un  pa- 
sa-tiempo, que,  o  bien  por  falta  de 
trabajo,  se  resigna  a  ganar  mez- 
quinos centavos  que  duramente  le 
alcanza  para   matar  el   hambre,     o 


bien,  por  perezoso,  por  falta  de  ga- 
nas de  trabajar,  se  concreta  a  irla 
pasando  aunque  sea  de  guagua.  En 
ima  "palabra:  el  ventero  ambulante 
hace  de  su  ocupación  un  oficio, 
una  manera  permanente  de  vivir, 
en  tanto  que  el  BARATILLERO 
trabaja  por  ocasión,  por  necesidad 
o  por  conveniencia,  pero  sólo  acci- 
dental y  transitoriaqiente,  sin  que 
su  ocupación  constituya  más  que 
un  modus  vivendi. 

Cuba.  Significado  muy  distinto  al 
nuestro:  "El  baratillero  corta  la  i"o- 
pa  blanca  o  de  lienzo,  y  la  reparte 
entre  multitud  de  costureras  pobres, 
(a  las  que  paga  por  su  trabajo)  pre- 
cios ínfimos."  (ÁRBOL.,  c.  p.  MACL\S: 
art.    baratillo.) 

También  entre  nuestros  comercian- 
tes existe  este  género  de  explotado- 
res de  la  indigencia  y  de  la  honradez 
de  las  familias  pobres;  pero  éstos,  le- 
jos de  baratilleros,  son  precisamente 
los  comerciantes  ricos,  o  almacenistas, 
que  pagan  mezquinos  salarios  a  las 
costureritas  que  consumen  la  prima- 
vera de  sus  vidas  en  aras  del  sibari- 
tismo burgués  y  criminal,  para  des- 
pués vender  ellos  la  ropa  hecha,  espe- 
culando tanto  con  el  precio  de  la  te- 
la como  con  el  sudor  de  las  víctimas 
ignoradas  del  trabajo,  para  quienes  las 
leyes  no  han  tenido  todavía  un  re- 
cuerdo, un  reláriipago  de  consuelo  que 
brille  en  el  cielo  negrísimo  de  esa  des- 
esperanza tristísima  y  amarga  que  se 
llama  la  miseria!  Vayan  estas  pobres 
líneas  escritas  con  el  dolor  de  quien 
pertenece  por  su  cla.se  y  por  su  esta- 
do social  a  un  tronco  cuyas  ra.'ces 
sólo  han  tenido  savia  del  detritus  so- 
cial, como  lina  campanada  para  quie- 
nes en  el  futuro  animen  el  espíritu  de 
nuestras  leyes  patrias,  o  siquiera  como 
una  imprecación  de  odio  al  burgués 
que  trafica  con  la  sangre  y  el  sudor 
de  los  desheredados  que  han  hambre 
y  sed    de   justicia   todavía! 

BARATILLO,  m.  Derivado  direc- 
to de  barata  que  significa  venta  a 
precios  muy  bajos,  o  de  cosas  de 
poco  valor,  baratijas.  Casi  como  si 
dijéramos  "una  gran  barata",  que 
por  antítesis  qtiiere  decir  que  se 
vende  muy  barato. 

Cuba.  Sus  significados  son  distintos, 
y    más   bien   equivalentes   a   los   mexi- 


BARA 


186  — 


BARE 


canisinos  estanquillo  y  cajón  de  ropa, 
respectivamente.  Alguna  semejanza 
cop  nuestros  timbiriche  y  changarro. 
(V.).    Veamos: 

I.  "Puestos  de  quincalla  y  otros  ob- 
jetos nuevos." — IL  "Tienda  de  ropa 
donde  se  proveen  los  transeúntes  po- 
bres, y  por  contrata  el  ejército,  mari- 
nería, presidios,  hospitales  y  las  ne- 
ííradas  del  campo."  (ÁRBOL..,  c.  p. 
MACIAS.) 

BARATO,  m.  LO  BARATO  SALE 
CARO,  expr.,  lo  barato  es  caro. 

BARBA.  "HACER  LA  BARBA, 
fam.  Adular,  obsequiar  con  fines  in- 
teresados." (ICAZB.) 

"Siempre  en  los  pueblos  hay  algu- 
nos pobretones  que  hacen  la  barba  a 
los  subdelegados."  (PENSADOR,  Pe- 
riquillo, pte.  2a.,  cap.  IX,  p.  210.)-"Con 
este  miedo  me  esforzaba  cuanto  podía 
por  hacerle  una  barba  finísima."  (ID., 
ib.,  XVIII,  p.   259.). 

El  Sr.  Ramos  y  Duarte  que  asen- 
tó el  derivado  barbero,  "adulador,  i 
zalamero,  camelero,"  omitió  la  ex- 
presión "hacer  la  barba," 'de  donde 
aquél  se  deriva,  que  es  su  equiva- 
lente. 

BARBACOA.  Esta  comida,  muy 
poco  usada  en  Tabasco,  casi  sólo 
de  nombre  la  conocemos.  Es  mera- 
mente mexicana,  del  valle  de  Aná- 
buac;  y  con  la  acepción  que  allí 
tiene  la  voz,  que  es  la  misma  que 
le  da  la  Academia:  "Carne  asada 
en  un  hoyo  que  se  abre  en  tierra, 
y  se  calienta  como  los  hornos",  es 
como  la  usamos  nosotros.  Aunque 
la  palabra  si^niñca  una  comida  me- 
xicana, no  es  por  ello  de  índole  az- 
teca su  composición  filológica,  si- 
no meramente  española,  siendo  su 
etimología  más  aceptable  la  oue  da 
Macías.  citando  a  Armas:  "Barba- 
-acoa,  desde  la  barba  hasta  la  cola, 
como  en  francés  barba-a-quene  y  el 
inglés  barbecué."  Iva  Academia  se-  ¡ 
ñala  como  americanismo  la  voz;  j 
pero,  visiblemente  salta  su  locali-  i 
zación  insular  o  antillana,  quizá  cu- 
bana, si  la  compa,ramos  eon  tantas 
otras  similares  por  la  terminación  > 


coa:  baracoa,  guanabacoa,  etc  nu- 
merosas sobre  todo  en  Cuba  y  de 
las  cuales  en  México  no  hallamos 
amguna.  Esto,  cuanto  a  la  voz  mis- 
ma; por  lo  que  hace  al  significado 
que  la  Docta  Corporación  da  sólo 
,  en  México  le  tiene.  Veamos: 
,  Méx  Sig-nificado  que  da  la  Acade- 
mia. (Icazb.,  y  Ramos  y  D.,  Pérez 
Hernández). 

Cuba.  I.  "Entarimado,  o  parrilla 
grande  de  madera,  que  se  usaba  en 
d"?!?*^?;  P''^'"^  asar  barbacoa."  (AR- 
iviAb).  11.1  autor  agregra  que  esta  acep- 
ción es  aun  empleada  en  las  pampas 
venezolanas,   al  decir  de  Rojas. 

II.,  "Hoyo  abierto  en  el  suelo,  para 
asar  la  carne,  o  pescado,  y  en  tal  sen- 
tido se  usa  al  presente  en  México  y 
en  alg:unos  puntos  de  la  América  Me- 
ridional, por  lo  cual  la  Academia  dice 
Americanismo." 

III.  "Tablado  que  construían  los  in- 

rF^^.^.'^r.J^^   *^°Pas     de   los     árboles." 
!   (ARMAS). 

IV.  "Hoy  se  llama. barbacoa  en  Cuba 
el  'tablado  en  alto  dentro  de  una  ha- 
bitación, para  g-uardar  cosas  de  poco 
uso,  o  g-ranos,"  (ÁRBOL.)  o  frutos  en 
general." 

V.  "En  Maraca  ibo,  Cúcuta  y  otros 
lugrares.  barbacoa  es  una  gran  caja 
chata  llena  de  tierra  vegetal,  levanta- 
da unos  pies  sobre  el  suelo,  y  sujetada 
de  éste  por  medio  de  horcones  sóli- 
dos: sirven...  para  cultivar  algunas 
hortalizas,  tanto  e'n  las  casas  como  en 
los  campos."    (Rojas). 

VI.  "Humbold  dice  que  también  sig- 
nifica banco,  al  hablar  del  cocodrilo 
del  I'rituca."   (BACH.). 

(MAGIAS,   Dice,  cubano). 

— "Lugar  en  alto,  inmediato  al 'te- 
cho, de  algunas  casas  rústicas,  cuyo 
piso  lo  forma  un  tablado  tosco,  sin 
puerta  regularmente,  y  de.stinado  por 
lo  común,  a  guardar  granos,  frutos, 
etc."    (PICH.) 

Costa  Rica.  "Emparrado,  arma/ón 
donde  se  tienden  las  plantas  enredado- 
ras."   (GAGINI.) 

Arg.  y  Bol.  "Tablado  junto  al  techo 
de  la  casa,  etc....  En  Bolivia  se  le 
llama  también  guaracha  y  tendal  (V.), 
según  sirva  además  de  asiento  o  de 
colgadero.  Ta pesco  en  otras  localida- 
des."   (BAYO). 

C.  Am.  Emparrado.  (SAL.  GARÓ, 
aunque  en  Salvador  parece  qiy?  tam- 
bién significa  lo  que  en  México.  (TORO 
G.,   Dice.   Lar.   y  BAYO). 


BARE 


187  — 


BARB 


Colombia.  "Especie  de  catre  y  tam- 
bien  camilla  o  andas."  (TORO  G., 
Dice.    Lar.).  i 

Ecuad.  Emparrado.  (TORO  G.,  Dice.  < 
Lar.). 

Perú.  Zarzo  que  sirve  de  puerta  en 
las  chozas.   (TORO  G.,   Dice.     Lar.) 

El  mismo  TORO  G.  le  da  como 
americanismo,  con  esta  acepción: 
"Zarzo  sostenido  con  puntales" 
(Dice.  Lar.), En  las  acepciones  III  y 
IV  de  Cuba,  citadas  por  Macías,  en 
la  de  Pich.  y  la  de  Arg.  y  Bol.,  en 
su  primera  parte,  corresponde  a 
nuestro  tapanco,  y  en  general  a 
tapesco,  tasajera,  en  sus  diversas 
aplicaciones  de  la  vida  lugareña, 
en»  el  hogar  o  en  el  campo. 

Luminoso  como  siempre,  D.  Ru- 
fino J.  Cuers'o  (Ap.  Cr't.,  párr.  954), 
hablando  de  las  primeras  voces  ame- 
ricanas que  por  accesión  entraron 
al  castellano,  anotadas  por  los  cro- 
nistas de  Indias  de  la  época  de  la 
Conquista,  cita  barbacoa,  cuyo  sen- 
tido originario  liubo  de  ser — dice — 
el  de  "zarzo  cuadrado  u  oblongo 
sostenido  por  puntales,  de  donde 
nuestras  acepciones  de  cama  así 
hecha,  y  de  andas  o  camillas,  y 
otras  que  hemos  olvidado  o  que 
son  conocidas  en  otras  partes."  Nu- 
merosas citas  de  Oviedo,  las  Casas 
y  Herrera  cimentan  la  concepción 
tan  acertada  del  autor,  y,  en  efec- 
to, aun  la  barbacoa,  en  el  sentido 
que  la  usamos  en  México,  ¿no  lle- 
va en  sí  la  comprensión  del  zarzo, 
tapesco,  trebejo  o  parrilla,  etc.,  so- 
bre lo  cual  se  coloca  en  el  hoyo  la 
cosa,  la  carne  que  de  ese  modo  se 
condimenta  o  prepara? 

Mas,  si  genuinamente  es  tan  ame- 
rican?,  la  voz  en  sus  diversos  sig- 
nificados, ¿en  dónde  está  su  etimo- 
logía indígena?  ¿a  cuál  de  las  len- 
guas americanas  pertenece?  ¿por 
qué  casi  todos  los  autores  pasan  so- 
bre ascuas,  en  llegando  a  su  eti- 
mología y  callan  por  lo  general,  el 
Sr.  Cuervo  inclusive? 


ZAYAS  ALFONSO  cita  a  Bachi- 
ller, de  quien  dice  que  supone  "que 
esta  palabra  esté  compuesta  por  las 
de  barba  (casa)  y  coa  (alta)." 

OVIEDO  expresa  que  la  voz  te- 
n'a  un  sisnificado  en  lengua  de  Cu- 
ba y  Haití:  "andamio  asentado  so- 
bre árboles  para  guardar  de  los 
maizales"  y  otro  en  lengua  de  Tie- 
rra Firme:  "parrilla  para  asar 
carne." 

BARBADA.  V.  BOZAL  y  MO- 
RRAL. 

BARBA  DE  JUIL.  f.  (Hidrolea- 
spinosa,  L.)  Planta  de  la  familia  de 
las  hidrofiliáceas,  llamada  así  por 
su  aspecto  cordiforme,  como  las 
barbas  de  juil. 

BARBARIDAD.  "(D.  F.)  sf.  Enor- 
midad, gran  cantidad.  "Comió  una 
barbaridad,"  f.  por  "comió  mucho" 
(R.  y  DUARTE.)  Muy  u.sual  en  el 
lengu.ije  fam.  en  Tabasco.  aunque 
en  esta  otra  forma:  "Comió  que  fue 
una  barbaridad". 

"Hoy  las  ciencias  adelantan  que  es 
una  b-Tb-ridad."  (Excelsior,  Méx.,  20 
de  julio  de  1917). 

Se  emplea  en  algunas  partes  de 
España.  BARÁIBAR  le  trae  en  el 
Voc.  de  Álava,  agregando  que  se 
us?.  también  en  Aragón. 

BARBARIDAD  Y  MEDIA.  "(D. 
F.)  fr.  Atrocidad,  enormidad.  La 
BARBARIDAD  Y  MEDIA  pondera 
o  abulta  más  que  la  barbaridad,  la 
enormidad  de  im  hecho."  (RAMOS 
y  DUARTE).  Esta  expresión  no  se 
usa  en  Tabasco  como  ponderativa 
de  cantidad,  sino,  en  sentido  recto, 
como  ponderativa  de  calidad.  Tene- 
mos entendido  que  lo  mismo  suce- 
de en  el  Distrito  Federal,  donde  la 
hemos  oído  emplear  siempre  en  es- 
te sentido. 

¡BÁRBARO!  Interj.  muy  usada 
en  leng.  fam.  para  expresar  ponde- 
ración, adlmiración.  etc. 


BARE  —  1 

— "¡Qué  bárbaro  para  el  chuzo!" 
(RODR.  BELTR.,  Perfiles,  XVII,  p 
126). 

A  LO  BÁRBARO,  fr.  adv.  equiva- 
lente a  la  palabra  BARBARIDAD, 
en  el  sentido  aumentativo,  desco- 
munaliuente,  de  manera  exagerada. 

"Amargos,  muy  amargos  fueron  esos 
días  para  todos.  Hambre  y  desnudez 
para  los  niños;  carreras  día  y  noche 
para  Ignacio;...  vigilias  para  el  pa- 
dre; la  deuda  aumentando  a  lo  bárba< 
ro,  tanto  por  los  pedidos  que  se  ha- 
cían a  la  casa,  como  por  pagar  la  fal- 
ta." (COFFIX,  Gral  Gutiérrez,  III,  p. 
19). 

BARBASCO.  m.  (Paullinia  pinna- 
ta.  L.)  Bejuco  cuya  corteza  contie- 
ne una  savia  venenosa  que  produce 
el  efecto  de  embarbascar  el  agua, 
ocasionando  a  la  vez  la  muerte  de 
los  peces,  por  embarbascamiento  o 
abombamiento  (V.),  como  también 
se  dice.  Parece  que  la  misma  sapin- 
dáce?,  produce  en  el  agua  efectos 
saponáceos,  y,  en  realidad,  cuando 
el  líquido  está  embarbascado,  for- 
ma espuma  y  toma  aspecto  jabono- 
so. Esta  propiedad  tiene  también 
el  jaboncillo,  planta  con  fruto  del 
mismo  nombre,  que  corresponde 
propiamente  al  amolé  azteca.  Tene- 
mos también  el  bejuco  de  amolé, 
hablando  con  mayor  claridad,  el  co- 
palxocotl,  árbol  cuyo  fruto  era  una 
de  las  clases  de  amolé,  el  de  bolita 
(Entado  polystachya,  D.C.,  ROV.) 
que,  aunque,  de  nombre  parecido  al 
azteca,  es  de  familia  enteramente 
distinta:  leguminosa.  Otra  Paulli- 
nia tabasqueña  es  el  barbSsquillo 
(P.  pteropoda,  D.  C),  sapindácea 
también,  estudiada  por  Rovirosa; 
pero  ésta  es  de  efectos  menos  ac- 
tivos que  los  del  barbase©  o  de  efec- 
to nulo,  como  veneno.  V.  JABON- 
CILLO. 

Hond.  El  Sr.  MEMBR.  que  haVjla 
del  barbasco,  dice  que  esta  planta  es 
conocida  en  el  Ecuador  y  que  es  lo 
mismo  que  amol  (amolé).  Ha  sufrido 
una  confusión   lamentable  el  ilustrado 


'^  -  BARE 

autor,  debido  sin  duda  a  que  el  bar- 
basco  presenta  propiedades  saponáceas 
análogas  a  las  del  amolé,  pero  aunque 
son  además  de  la  misma  familia  (sa- 
pindáceas),  son  plantas  enteramente 
distintas,  pues  el  barbasco  es  un  be- 
juco, en  tanto  que  las  dos  clases  de 
amolé  que  tenían  los  aztecas,  el  uno 
era  "una  raíz"  y  el  otro  "un  fruto". 
Veamos  las  descripciones  que  tenemos 
del  amele,  dando  la  preferencia  a  ios 
cronistas  de  las  cosas  de  Indias  en 
tiempo  de  ia  Conquista,  que  son  con 
justicia  los  más  autorizados  en  estos 
casos.  El  P.  Sahagún  dice:  "Hay  una 
"yerba  que  se  llama  "amolli",  tiene 
"las  hojas  como  espadañas  chicas,  y 
"el  tallo  blanco,  la  raíz  de  esta  yer- 
"ba  es  como  jabón  para  lavar  la  ro- 
"pa,  y  con  las  delgadas  lavan  la  ca- 
"b^za,  y  también  son  como  morga  pa- 
"ra  emborrachar  los  peces,..."  (Hist. 
Gral.  de  las  cosas  de  N.  España,  tomo 
IV,  cap.  VII,  párr.  II).  Aunque  la 
descripción  trata  de  una  raíz,  como 
ésta  tiene,  según  el  historiador  cita- 
do, la  doble  propiedad  saponácea  y  ve- 
nenosa, de  aquí  que  el  Sr.  Membreño 
confunda  al  barbasco,  que  también  tie- 
ne esa  doble  propiedad  con  el  amoli 
descrito,  que  es  una  de  las  dos  cla- 
ses que  conocieron  los  aztecas  como 
se  ve  mejor  en  los  escritos  de  los  res- 
petables autores  Clavijero,  Oviedo, 
etc.:  El  primero  dice  en  su  Historia 
Antigua  de  .México  y  su  .Conquista: 
"No  conocían  los  mexicanos  el  modo 
"de  hacer  el  jabón,  aunque  tenían  en 
"abundancia  las  materias  animales  de 
"que  se  saca;  pero  suplían  su  falta 
"con  una  fruta  y  una  raíz.  La  fruta 
"era  la  del  copalxocotl. . . .  La  pulpa 
"que  está  bajo  la  corteza,  es  viscosa 
"y  demasiado  amarga;  pone  blanca  el 
"agua,  forma  espuma,  y  sirve  como 
"jabón  para  limpiar  la  ropa.  La  raíz 
"es  la  del  amolli;  no  se  usa  tanto  pa- 
"ra  la  ropa,  como  para  el  aseo  del 
"cuerpo. . ." 

Oviedo  habla  también  de  este  árbol 
con  toda  claridad.  "Unos  árboles  hay 
"en  estas  islas  y  en  la  Tierra-Firme 
"que  se  llama  de  las  quentas  del  xa- 
"bon...  Son  árboles  altos  é  de  buen 
"parescer  la  fruta  es  tamaña  como 
"avellanas  gruesas  o  mayor,  y  no  es 
"de  comer,  mas  útil  y  provechossa  en 
"lo  que  agora  diré.  Sacando  un^ques- 
"co  que  esta  fi-ucta  tiene,  tamaño  co- 
"mo  una  pelota  de  un  arcabuz,. .  echan 
"aquella  fructa  en  agua  caliente,  e 
"xabonan  la  ropa  blanca  con  ello,  co- 
"mo  lo  podrían  hacer  con  un  pan  de 
"xabon,    é    tan    alta   o    continuada   es 


BARB 


1S9  — 


BARB 


í'puma  hace  como  el  xabon:..."  (Fer- 
nández de  Oviedo.  Hist.  Gral.  y  Nat. 
de  las  Indias,  tomo  I,  lib.  IX,  cap.  V). 

En  el  mismo  sentido  se  expre- 
san más  o  menos,  hablando  del  amo- 
lé de  bolita,  producto  del  árbol  de 
copalxocotl  que  Oviedo  llama  de  las 
quentas  (1)  del  xabon,  el  P.  Vetan- 
court.  el  P.  Fr.  F.  Jiménez  y  el  Sr. 
Lie.  Róbelo  en  su  Dice,  de  Aztequis- 
mos,  éste  en  las  notas  (7)  y  (8)  a 
la  palabr?.  amolé. 

No  queda  duda,  pues,  de  que  nin- 
guno de  los  d-DS  amóles  aztecas  co- 
rresponde en  índole  botánica  exac- 
tamente a  nuestro  barbasco,  ni  al 
(íe  Honduras  y  el  Salvador,  si,  co- 
mo dice  el  Sr.  Membreño.  éste  tam- 
bién es  un  bejuco. 

Ríopl.  El  Dr.  Granada  no  trata  la 
voz  en  su  Vocabulario  Ríoplatense: 
pero  BAYO  (Vocw  cr.-esp.  sud-am.)  sí 
la  describe,  con  estas  palabras:  "BAR- 
B-\SCO  o  ^'ERBASCO  (Robinia  Nicou) 
Bejuco  cuya  corteza  .se  er.-.plea  como 
veneno  veg-etal  para  embarbascar  los 
peces.  Varios  son  los  bejucos,  todos 
ellos  enormes,  que.  suraerg-iéndolos  en 
el  agaia,  envenenan  el  pescado  de  ríos 
y  lagamas:  e!  citado  Robinia,  el  Bigno- 
mia  Scandeus  Barriere;:  el  Saqquinia 
armularis  y  el  Astragalo  incanis;  to- 
dos ellos  frutescentes  y  de  frutos  pur- 
púreos. Al  barbasco  llaman  timbó  en 
gruaranf." 

BARBAS  DE  VIEJO.  !r 
(Clematis  dioica.  L.)  Planta  rá- 
nunculácea.  Hermosa  parasitaria 
Que  pende  como  largos  flecos, 
de  más  de  un  metro  y  de  co- 
lor blanco  cenizoso,  con  verdadero 
aspecto  de  barbas,  de  los  tallos  de 
los  árboles,  principalmente,  en  las 
selvas  a  las  orillas  de  los  ríos.  Es 
planta  de  adorno  muy  usada  en  los 
salones  de  fiesta  o  baile,  y  en  navi- 
dad para  adornar  los  nacimientos, 
formando  con  ella  a  manera  de  ver- 
daderos emparrados  naturales,  de 
aspecto     agreste  encantador.  Tam- 


il) El  hueso  del  fruto  sers-fa  para 
hacer  rosarios,  de  allí  que  Oviedo  lo 
llame  árl>ol  de  las  quentas.  (V.  JA- 
BONCILLO). 


bien  se  emplea  para  formar  coji- 
nes, colchones,  aparejos,  etc.  Se  lla- 
ma asimismo  pasto  o  pastle.  (V.) 

BARBASQUILLO.  V.  BARBAS- 
CO. 

¡BARBAS  TIENES!  Interjección 
equivalente  a  ¡qué  bárbaro!  apli- 
cable principalmente  al  que  dice 
una  barbaridad,  un  desatino  de 
tomo  y  lomo,  con  todo  descoco. 
Muy  empleado  actualmente  por  los 
chicos  de  la  prensa  capitalina  na- 
cional. Seguramente  no  la  conoció 
don  Joaquín  García  Icazbalceta, 
porque  no  existía  en  su  tiempo, 
razón  por  la  cual  no  la  hallamos  en 
su  Vocabulario. 

"...SegTJn  la  erudición  química 

(El  Universal,  julio  7  de  1917.) 
("BARBAS  TIENES!")      (Excelsior, 
julio  S  de  1917.) 

"GRAX  CIRCULACIóX.  Sinónimo 
del  conocido  y  nópular  refrán  mexica- 
no •:BARBAS  TIEXES."  (ID.,  ibid.) 
Es.  como  se  ve.  una  exclamación  de 
admiración,  satírica  pí^ro  eufén'''ca,  y 
menos  ruda  que  su  análoga  ¡bárbaro! 

BARBEAR  o  BARBETEAR.  a.  La 
acepción  familiar  de  "adular,  hac*r 
la  barba  a  algxmo",  es  la  más  co- 
mún, o  como  dice  el  Sr.  García 
Icazb..  "adular  y  también  mimar, 
hacer  caricias  y  halagos  para  gran- 
jear cariño,"  aunque  menos  general. 
2.  En  el  lenguaje  campesino  tiene 
dos  acepciones  en  vaquería.  L'na  es 
la  misma  que  también  como  mexi- 
canismo  da  el  Sr.  Icazb.:  "Tomar 
I  una  res  vacuna,  particularmente  si 
'  es  pequeña,  por  el  hocico  j*  el  tes- 
tuz o  el  cuerno,  y  haciendo  fuerza 
con  las  manos  en  direcciones  opues- 
tas, torcerle  la  cabeza  hasta  dar  en 
tierra  con  el  animal.  BARBEAR  be- 
cerros." Entre  nosotros  es  común 
este  procedimiento  para  tumbar  lo 
mismo  potrillos  que  becerros,  no 
sólo  reses  vacunas,  y  especialmente 
se  aplica  la  torsión  del  pescuezo  a 
las  bestias  grandes,  una  vez  en  el 
suelo,  para  evitar  que  se  pongan  en 


BARB 


190  — 


BARD 


pie.  La  otra  acepción  es  la  siguien- 
te: 

3.  Llevar  una  res,  cuando  va  na- 
dando, con  el  hocico  junto  al  bor- 
de de  la  embarcación  o  cayuco,  bar- 
beando ésta,  a  fin  de  que  apoyándo- 
se resista  por  más  tiempo  sin  aho- 
garse. Es  ésta  una  forma  de  auxilio 
muy  común,  empleada  cuando  el  ga- 
nado tiene  que  hacer  grandes  tra- 
vesías al  nado;  los  cayucos  de  pro- 
tección, que  obran  a  manera  de  sal- 
vavidas, se  distribuyen  dispersos 
entre  la  partida,  y  están  alertas  pa- 
ra barbear  cada  becerro  o  vaca  vie- 
ja que  se  acangalla.  En  la  época  de 
la  creciente,  en  que  los  campos  se 
inundan  convirtiéndose  en  verdade- 
ros mares,  no  son  pocas  las  pérdi- 
das que  los  ganaderos  sufren,  a  con- 
secuencia del  ganado  que  se  ahoga, 
cansado  de  nadar  de  un  lado  para 
otro  sin  alcanzar  tierra.  Los  veci- 
nos copropietarios  se  unen  entonces, 
formando  verdaderas  brigadas  de 
auxilio;  una  flotilla  de  ligeros  ca- 
yifcos  se  improvisa,  y  en  positiva 
campaña  de  defensa,  ágiles  y  forzu- 
dos canaleteros  maniobran  con  la 
uniformidad  y  la  disciplina  de  un 
ejército,  surcando  velozmente  las 
aguas,  con  el  entusiasmo  de  una 
tonada  campesina  siempre  en  los 
labios,  para  dar  salvamento  a  los 
indefensos  domésticos  que  enantes 
pastaran  en  los  camalotales  y  las 
playerlas,  ajenos  a  la  idea  del  peli- 
gro, aunque  ya  presintiendo  el  suce- 
so, como  lo  dan  a  entender  con  sus 
bramidos  prolongados. 

El  Sr.  Ramos  da  el  verbo,  en  su 
primer?,  acepción. 

BARBERO,  RA.  adj.  "Adulador 
bajo;  y  a  veces  también  halagador, 
cariñoso,  hablando  de  un  niño. 
(ICAZB.) 

"Cabalmente  reñir  quiero. 

— Verás  si  te  sé  sangrar. 

— Oon  tanto  y  tanto  adular 

Has  aprendido  a   barbero. 


(      (Rodr.  Galván,  El  Privado  del  Virrey 
i  art.   IV,   esc.   2a.,   c.   p.   ID.)  ' 

i       "Yo  tampoco  me  he  podido  enojar 
I  (contra  el  muchacho). — lis  medio  bar- 
bero."   (FACUNDO,    Gentes,    tomo    II 
cap.   14). 

i  BARBIQUEJO,  m.  Barboquejo. 
,  Que  los  padres  aperciban  a  sus  hi- 
ijos,  diciéndoles:  "Muchacho  trába- 
te el  barbiquejo  del  sombrero;" 
pase,  porque  al  fin  no  tienen  pujos 
de  leídos  y  escribidos;  pero  que 
ciertos  escribidores  de  oficio,  garra- 
pateadores  y  hasta  verseros  de  la 
tierruca,  carraspeando  fuerte,  corri- 
jan a  cualquier  cuisque,  en  esta  o 
parecida  forma:  "no  se  dice  barbo- 
quejo, sino  barbiquejo",  es  cosa  que 
los  hace  dignos  del  idem  para  ser 
atados  a  bordo  por  atentadores  con- 
tra el  buen  decir,  pues  ignoran  que 
éste,  el  barbiquejo,  es  un  cabo  que 
usa  la  marinería  y  que  el  sujeta- 
dor semejante  del  sombrero  es  bar- 
boquejo, por  alusión  a  la  barba,  de- 
bajo de  la  cual  se  asegura. 

Méx.  ICAZB.,  con  la  siguiente  cita: 
"Alzó  el  sombrero  de  Pepe,  y  a  pe- 
sar de  tener  el  suyo  puesto  y  afian- 
zado con  el  barbiquejo,  hacía  ímpetus 
de  ponérselo  encima."  (Astucia,  t  I 
cap.    II). 

Venez.  "BARBIQUE.IO.  El  Dicciona- 
rio trae  barboquejo.  Aquella  forma  es, 
en  primer  lugar,  mas  eufónica;  y  lue- 
go, y  por  esta  misma  razón,  es  prác- 
tica frecuente  en  la  composición  cas- 
tellana convertir  en  i  la  vocal  final  del 
primer  elemento,  de  donde  resulta  que 
el  vulg-o  así  dice  ba  mejorado  la  for- 
ma académica."  (RlVODó,  Voc.  Nue- 
vas, Apéndice  al  Glosario). 

BARDA,  f.  Dice  Maceas  que  Ber- 
nardo y  Estrada  la  da  como  sinóni- 
mo de  cerca,  pero  que  si  se  usa  en 
tal  sentido  en  Cuba,  debe  ser  mera- 
,  mente  provincial,  porque  él  no  la 
I  conoce  ni  ha  oído  usar,  ni  la  men- 
ciona Pichardo. 

Entre  nosotros  sí  es  común  la 
voz,  con  la  misma  acepción,  pero 
advirtiendo  que  es  una  cerca  for- 
mada de  tablas,  algo  así  a  manera 
de  tapia  por  lo  compacta. 


BAE.D 


—  191  — 


BARÍ 


BARDO,  m.  El  poeta  lírico  por 
excelencia,  el  genuino  representan- 
te del  trovador  do  la  edad  media, 
que  escribe  y  canta,  pero  además 
se  acompaña  con  la  música.  Su 
composición  literaria  peculiar  es  la 
bomba,  género  en  el  cual  nuestros 
compositores  populares  tocan  las 
lindes  de  lo  sublime,  por  su  flui- 
dez natural,  en  la  A'ersificación,  no 
importa  sea  ésta  ún  tanto  desen- 
fadada y  oronda,  su  exquisita  deli- 
cadeza en  el  sentimiento  y  la  suti- 
leza un  si  es  no  es  impregnada  de 
picante  sabor  en  el  pensamiento.  El 
bardo  tabasqueño  es  erótico  y  bucó- 
lico por  innata  tendencia;  la  mu- 
jer es  el  tema  sustancial  y  prefe- 
rente de  su  inspiración;  la  natura- 
leza, nuestra  virgen  naturaleza  po- 
lícroma, la  paleta  facunda  de  colo- 
res, la  corola  de  perfume  y  de  al- 
míbar con  que  alimenta  su  numen. 
Por  eso  el  BARDO  es  casi  siempre 
campesino.  Nuestro  pueblo  le  llama 
comúnmente  cantaor.  V.  BOMBA  v 
CANTAOR. 

"Al  amor  de  las  lumbradas  (los  sol- 
dados), sentados  sobre  los  sarapes 
tendidos  al  rededor,  reían  y  cantaban 
las  canciones  patrióticas...  De  todos 
los  grupos  así  formados,  hacíase  notar 
el  en  que  el  Stete.  Leandro  Adriano, 
acompañándose  de  una  viliuela.  a  que 
hacia  dúo  la  bandolina  del  Sgto.  Ja- 
cinto López,  hecha  de  concha  de  ar- 
madillo, improvisaba  versos  palpitan- 
tes de  vida  y  actualidad.  Nunca  la  in- 
docta musa  del  bardo  de  la  Brigada 
había  fluido  con  más  espontaneidad..." 
{SÁNCHEZ  MARMOL,  Antón  Pérez,  p. 
178). — "Cuando  uno  menos  se  pien- 
sa... ya  se  armaron  los  versos  de  pi- 
que,... siempre  y  cuando  se  hallen 
presentes  en  el  lugrar  dos  o  má.s  bar- 
dos, o  cantadores,  o  simples  echadores 
de  versos,  que  son  quienes  están  bien 
amañados  con  el  oñcio  y  tienen  la  su- 
ficiente competencia  y  autoridad  para 
ejercerle."  (F.  QUEVEDO.  art.  "Los 
versos  de  pique,"  Tabasco  Gráfico," 
D.  15.3.  enero  6-917,  Villahermosa., 
Tab.). 


í  BARCINO,  NA.  adj.  fam.  fig.  Dí- 
cese  de  los  animales  de  pelo  blanco 
y  pardo.  Esto  es  lo  común  y  co- 
rriente; pero  como  además  de  cier- 
tos perros,  toros  y  vacas,  como  dice 
la  Academia,  lo  son  siempre  y  más 
propiamente  el  gato,  y  en  nuestra 
tierra  el  MAPACHE.  animales  los 
dos  que  se  distinguen  por  su  bra- 
vura y  fiereza,  pues  he  aquí  que  el 
pueblo,  dado  por  idiosincracia  a  la 
metáfora,  ha  llamado  así  también 
por  analogía  ideológica  al  hombre 
que  se  distingue  por  su  valor  o  su 
arrojo,  llamado  asimismo  rayado. 
(V.). 

Arg.  Curiosa  es  la  acepción  que  por 
aquellas  tierras  tiene  el  vocablo,  al  de- 
cir de  BAYO:  "Color  blanco  y  pardo, 
como  en  todas  partes;  pero,  además, 
en  la  Argentina  es  el  político  que  mu- 
da de  casaca."  Corresponde  por  tan- 
to, a  nuestro  saltimbanqui,  bailarín, 
usados  en   sentido  metafórico. 

BARÍ.  m.  (CORDIA  GERAS- 
CHANTHOIDES.  H.  B.  K.)  Árbol 
silvestre  muy  común.  Produce  ma- 
dera flexible  muy  estimada  en  la 
fabricación  de  casas  como  vara,  so- 
lera y  aun  como  viga,  por  la  cir- 
cunstancia de  ser  de  tallo  recto; 
generalmente  se  usa  rolliza,  esto  es, 
sin^  labrar  ni  aserrar,  irncuéntrase 
también  escrito  VARÍ. 

"Su  altura  media,  30  metros  y  SO 
centímetros  de  diámetro.  El  barí  es 
uno  de  los  árboles  que  más  abundan 
en  e!  Estado;  no  puede  considerarse 
como  madera  de  ebanistería,  porque 
su  fibra  no  es  tan  fina  como  la  del 
caoba;  pero  como  madera  de  construc- 
ción, tiene  excelentes  cualidades;  los 
tallos  rectos,  cilindricos  y  de  conside- 
rable diámetro,  permiten  que  sea  ase- 
rrad para  diversas  aplicaciones." 
(Cat.     de     la     Exp.     de     S.     Luis   M., 

1?03,  p.  31.) — "Por  cada  una  troza 

si  fuese  de  carbón,  cedro  o  varí..." 
(Decr.  de  Tab.,  p.  127.) — "Se  prohibe 
cortar  maderas  de  caoba,  o  cedro,  o 
varí."  (ID.,  p.  129.)  Llámase  en  Cu- 
ba baria  (PEZUELA.  p.  42.) 


BART 


192 


BARRA 


BARTOLINA,  f.  "Calabozo  estre- 
cho, oscuro  e  incómodo."  (ICAZB.) 
Este  mexicanismo  tan  común,  usa- 
do desde  tiempos  de  la  conquista, 
es  del  mismo  modo  de  uso  ordina- 
rio y  corriente  en  Tabasco,  como 
una  forma  peyorativa  de  calabozo, 
mazmorra. 

Ignoramos  la  fuente  dirivativa  de 
la  palabra.  La  Academia,  que  calla 
en  la  frase  A  LA  BARTOLA  v  en 
BARTOLILLO,  dice  en  BÁRTULOS 
que:  "de  Bartulo,  famoso  juriscon- 
sulto... y  de  ir  muy  pertrechados 
los  estudiantes  con  sus  libros,  se 
aplicó  la  voz  a  otros  objetos,"  y  co- 
mo la  misma  parece  la  más  proba- 
ble etimología  de  las  otras  dos  vo- 
ces y  de  la  nuestra,  podríamos 
ari-eglarlo  todo  suponiendo  a  és- 
tas acepciones  traslaticias,  en  la 
siguiente  o  parecida  forma: 

BARTOLA  (A  la).  (De  Bartulo.  . . 
porque  este  Sr.  era  muy  dado  al 
dolce  far  niente,  ¡cosa  común  en  los 
grandes  hombres!) 

BARTOLILLO.  (De  Bartulo,... 
por  su  exquisita  urbanidad,  que  co- 
mo famoso  jurisconsulto  debe  ha- 
berla tenido,  o  simplemente  por  su 
bondad  como  profesionista). 

BARTOLINA.  De  Bartulo...  co- 
mo hemos  dicho  en  A  LA  BARTO- 
LA, puesto  que  en  realidad  en  la 
Bartolina  el  prisionero  está  así, 
echado  con  todo  descuido,  con  el 
más  olímpico  descuido!) 

I  así,  nosotros  y  cualesquiera,  co- 
mo lo  ha  hecho  la  Academia,  bus- 
camos y  encontramos  a  todo  etimo- 
logía, que  si  no  satisfacen  por  su 
base  científica  y  por  su  poca  serie- 
dad, por  lo  menos  regocijan  por  la 
sutil  curiosidad  que  acusan  en  el 
autor,  y...   tutti  contenti!  j 

"La    Farmacia,    donde    se    elaboraba  ■ 
el    aceite    de    moscas    y   la    untura    de 
San  Pólito,   fue  cerrada  judicialmente,  | 
y   el   empírico   galeno  pasó   la   reja   de  j 
una  bartolina,  donde  le  guardaron  cui-  I 


(  dadosamente  de  los  rayos  del  sol..." 
(MERINO,  Ruta,  p.  139.)— "La  si- 
g^uiente   semana   bajó  Gutiérrez  en  un 

I  vapor  como  prisionero  a  San  Juan 
Bautta.,  y  allí  con  sorpresa  y  despe- 
cho vióse  alojado  durante  un  mes  en 
una  inmunda  bartolina."  (COFFIN,  El 
Gral.  Gutiérrez,  IX,  p.  63.) — "¿En  el 
templo  de  Anclo,  dedicado  en  Ate- 
nas a  la  dios?.  Fortuna,  o  en  la  bar- 
tolina de  Managua."  (MERINO,  Juana 
Santa  Anna,  XXIII,  p.  241.) — "El  cé- 
lebre Gerónimo  Gómez,  después  de  es- 
tar cinco  meses  encerrado  en  una 
bartolina."  (ID.,  Celestina,  VII,  p.  60.) 

BARRA,  f.  Cedo  la  palabra  al  doc- 
to historiógrafo  y  sabio  naturalista 
tabasqueño,  gloria  de  la  ciencia 
mundial,  honra  y  prez  de  la  tierra 
humilde  de  Macuspana:  "Las  are- 
nas con  que  vienen  turbias  las 
aguas  de  los  ríos  al  bajar  de  la 
Sierra,  se  depositan  en  parte  en  los 
cordones  litorales  y  en  parte  llegan 
hasta  el  mar,  en  donde  las  fuerzas 
de  las  corrientes  fluviales,  equili- 
bradas por  el  empuje  de  las  olas, 
las  obligan  a  buscar  el  fondo  por 
efecto  de  la  gravedad,  y  este  lento 
pero  constante  procedimiento  de  la 
naturaleza,  da  origen  a  la  forma- 
ción de  inmensos  depósitos  o  ban- 
cos en  la  desembocadura  de  los  ríos, 
conocidos  con  el  nombre  de  barras. 
Esta  denominación  ha  venido  per- 
diendo con  el  tiempo  su  neta  y  pri- 
mitiva acepción,  y  hoy  se  aplica  por 
extensión  a  la  desembocadura  mis- 
ma de  las  corrientes  fluviales  tri- 
butarias del  Golfo."  (ROVIROSA, 
Res.   Geogr.   de   Tab.,  IX). 

Otro  autor  que  ha  escrito  sobre 
nuestra  Geografía  local,  dice  más  o 
menos  lo  mismo:  "En  realidad  las 
barras  son  bancos  movedizos  for- 
mados en  las  desembocaduras  de 
los  ríos  por  las  arenas  con  que  vie- 
nen turbias  las  corrientes,  y  que  al 
llegar  al  mar  se  depositan  en  el  fon- 
do, en  el  sitio  en  que  la  fuerza  de 
estas  se  equilibra  con  el  empuje  de 
las  olas.   Pero  por  extensión  se  ha 


BARRA 


193  — 


BARRA 


aplicado  el  nombre  de  BARRAS  a 
todas  las  desembocaduras  de  los 
ríos."  (CORREA.  Res.  Ec.  de  Tab., 
cap.  III.) 

La  acepción  general  de  la  pala- 
bra es,  pues,  meramente  provincial 
de  Tabasco.  V.  CRUZARSE. 

"A  consecuencia  de  un  fortísinio 
viento  "norte"  que  sopló  en  el  litoral 
del  Golfo  (nov.  de  1908),  temporal  que 
ha  coincidido  con  fuertes  crecientes 
de  los  ríos  tabasqueños,  por  cuya  des- 
embocadura principal  o  sea  la  "barra" 
de  Frontera,  han  salido  enormes  can- 
tidades de  aluviones,  en  esa  desembo- 
cadura se  ha  producido  un  atierre  ex- 
cepcional que  lenvantó  en  unas  cuan- 
tas horas  la  "barra",  hpsta  solo  deja?, 
pasado  e!  temporal,  un  calado  de  cin- 
co pies  en  marea  alta,  allí  donde  siem- 
pre existieron  de  ocho  a  nueve  pies  y 
aún  más."  (GONZÁLEZ,  Los  Ríos  de 
Tab.,   pp.    91-92.) 

2.  Aparato  de  gimnasia,  consis- 
tente e»  una  barra  horizontal  soste- 
nida fuertemente  por  dos  pilares  a 
poco  más  de  la  altura  de  un  hom- 
bre. En  los  circos  acostumbran  no 
sembrar  los  soportes,  sino  sujetar- 
los con  cuatro  cuerdas  en  direccio- 
nes diagonales.  La  Academia  que 
definió,  aunque  mal.  el  trapecio,  se 
olvidó  de  este  otro  aparato  que  co- 
mo aquél  no  puede  ser  solamente 
nalo,  sino  una  barra  cualquiera,  só- 
lo que  el  uno  pende  de  dos  cuerdas 
y  la  otra  está  sostenida  por  sopor- 
tes sobre  el  suelo. 

Méx.  Ks  de  uso  común  en  todo  Mé- 
xico, aún  cuando  eISr.  Icazbalceta  que 
se  acordó  del  circo,  la  echó  también 
en    saco   roto. 

BARRACA,  f.  Por  antonomasia 
ha  llegado  a  darse  este  nombre  en 
Tabasco  a  las  escuelas  de  pésima 
condición  que  se  caracterizan  por 
estar  en  casas  enteramente  maltre- 
chas, verdaderas  barracas.  Por  ma 
la  suerte  abundan  aún  en  nuestro 
Estado  las  instituciones  de  esta  es- 
pecie en  algunas  Municipalidades, 
sin  que  haya  hasta  hoy  una  sola 
casa-escuela  ni  en  la  misma  capi- 
tal. 


Ríopl.  Por  la  América  del  Sur.  se- 
gún GRANADA,  tiene  también  acep- 
ción especial,  la  de  bodegrón,  depósito 
de  cueros,  lanas,  maderas,  etc.  (1),  es- 
pecie de  nuestra  galera  o  de  nuestra 
bodega. 

Chile.  En  Chile  lo  mismo  (RODR., 
SOLAR. ) 

Por  lo  visto,  se  destina  por  allá  a 
usos  de  menor  importancia  social  la 
barraca. 

Méx.  Aunque  no  hallamos  la  voz  en 
el  Voc.  de  mexlcanlsmos  de  Icazb.,  en 
Ramos  y  Diiarte,  Ocanipo  ni  otros  au- 
tores: en  obras  de  costumbres  mexi- 
canas aparece  con  el  significado  de 
nuestra  garita  (V.):  construcciones  li- 
geras y  provisionales,  a  manera  de 
tiendas,  que  se  hacen  en  las  poblacio- 
nes en  las  épocas  de  fiesta  y  que  es- 
tán destinadas  a  puestos  públicos,  en 
que  se  venden  mercaderías  ligeras. 

"Y  le  enseñan  a  ud.  con  todo  el 
calor  del  provincialismo  la  fila  de  ba- 
rracas improvisadas  con  sábanas  de 
no  mejores  antecedentes."  (FACUN- 
DO: Prosperidades  nuestras,  p.  182.) 

BARRAJAR,  a.  La  gente  vulgar 
así  dice  siempre,  la  más  culta  di- 
ce abarrajar.  V. 

BARRANCO,  m.  Dice  Cuervo: 
"Para  los  españoles  barranco,  ba- 
rranca significan  hoy  "quiebra  pro- 
funda que  hacen  en  la  tierra  las  co- 
rrientes de  las  aguas";  y  así  no  es 
extraño  que  Clemencín  haya  censu- 
rado a  Cervantes  porque  dijo  "des- 
peñar a  uno  de  un  barranco."  (Qui- 
jote, pte.  I.  cap.  XXVIII.)  Para  un 
americano  (pues  casi  todos  la  cono- 
cen) la  expresión  es  naturalísima. 
porque  con  aquellos  términos  desig- 
nan el  ribazo  o  mole  de  tierra  o 
piedra  tajada  sobre  una  quiebra, 
arroyo,  río,  etc.,  y  aaí  se  entendió 
en  España..."  (Ap.  crít.,  párr. 
682.)  Tal  es  para  nosotros  el  BA- 
RRANCO: no  otra  cosa  que  la  pa- 
red vertical,  la  cortadura  misma 
que  limita  y  encauza  la  masa  líqui- 


(1)  La  Acad.  da  esta  acepción  co- 
mo Americanismo.  Debe  haberla  co- 
piado de  Granada,  y  la  hizo  extensiva 
a  Centro  y  Norte  -América,  sin  más  ni 
menos. 

13 


BARRA 


—  194 


BARRE 


daj  comprendida  entre  el  nivel  or- 
dinario del  suelo  y  el  nivel  o  la  su- 
perficie del  agua  del  río,  arroyo,  la- 
guna o  cualquiera  corriente  o  depó- 
sito; tomando  el  término  como  con- 
trario de  playa,  que  es  la  margen 
plana,  no  cortada  a  pico  para  for- 
mar el  cauce.  Los  BARRANCOS, 
(de  ambos  lados)  cierran  el  cauce 
de  la  corriente  en  los  ríos,  arro- 
yos, etc.;  lo  profundo  es  el  talweg, 
lecho  o  madre  de  la  corriente.  No 
debe  confundirse  el  BARR'ANCQ 
con  la  orilla,  la  margen,  el  litoral, 
y  menos  con  el  ribazo,  la  vega,  etc. 

El  BARRANCO  que  se  continúa 
verticalmente  a  lo  profundo  de  las 
aguas,  se  llama  cantil.  (V.). 

Por  barranca  sí  entendemos  la 
"quiebra  profunda",  es  decir,  la 
hondonada  misma;  pero  siempre 
que  tenga  BARRANCO,  paredes  la- 
terales verticales,  principalmente  si 
éstas  son  altas. 

2.  Por  extensión,  se  aplica  tam- 
bién a  la  margen  u  orilla  de  los 
ríos  en  general. 

"Ya  el  Jefe  Político  había  hecho  re- 
sristiar  los  cayucos  del  barranco,  orde- 
nando     a      lo.s   armadores   de    buques, 

etc "      (ZENTEL,I>A,     Perico,  cap. 

XXVIII,  p.  178.) — "Silvestre,...  se  sa- 
le al  campo,...  y  va  a  acostarse  en- 
tre un  cayuco,  ba.io  un  manpo  del  cer- 
cano barranco."  (F.  QUEVEDO,  Es- 
critores reqionalistas  tabasqueños:  Ta- 
basco  Gráfico,  dic.  7  de  916:  Vlllaher- 
mosa.  Tab.) — "Tan  luego  que,  la  em- 
barcación predicha,  fue  amarrada  a 
una  estaca,  corrió  el  patrón  en  busca 
de  un  médico  y  mientras  éste  llegase 
al  barranco..."  (MERINO,  Ruta,  p. 
14ÍI.) — ..."Fierro,  huyendo  del  mache- 
te de  López,  se  precipitó  desde  el  em- 
pinado barranco..."  (ID.,  ib.,  p.  169.) 
— "El  día  8  de  abril  tuvo  noticia  el  ca- 
T)itán  Eceta  de  qtie  en  el  bergantín 
Orono,  que  estaba  descargado  en  el 
barranco  de  Villa -Hermosa  (en  Ta- 
basco),  venían  300  barriles  de  maíz..." 
(MFSTRE,  Doc,  y  datos,  cap.  XXV. 
p.  352.)    (1)— "Las  poV)laciones  mismas 

(1) — Tomado  del  Correo  de  la  Federa - 
Otón  mexicana,  número  del  17  de  mayo 
de  1828,  según  el  níJsmo"autor  expresa 
en  la     nota     (2).  p.   354,   Ob,   cit. 


de  Cáidenas,  Conialcalco  y  Paraíso,  han 
sido  edificadas  en  islas,  en  medio  del 
anchuroso  cauce,  cuyas  dos  márgenes 
o  barrancos,  levantados  de  5  a  6  me- 
tros sobre  el  fondo,  y  en  una  latitud 
de  2  o  3  kilómetros  también  más  ele- 
vadas que  los  demás  terrenos  de  la 
comarca,  constituyen  en  la  actualidad 
la  zona  más  cultivada  y  valiosa  del 
Estado  de  Tabasco."  (GONZÁLEZ, 
Los  ríos  de  Tabasco,  pp.  44-45.) — "En 
lo  demás  del  curso  del  río  hacia  aba- 
jo, la  corriente  moderada  y  uniforme 
está  contenida  en  im  cauce  de  sección 
inuy  regular,  por  tanto  éste  es  fijo  y 
profundo,  sin  grandes  "playas"  en  la.s 
partes  convexas,  ni  marcados  barran- 
cos en  las  concavidades."  (ID.,  ib.,  p. 
52.) — "El  río  que  se  desenvolvía  por 
el  lado  del  sur,  derrubiando  barrancos 
y  espejeando  caseríos."  (RODRÍGUEZ 
BELTRAN,  Pajarito,  VII,  p.  103.) — 
"Donde  pasta  paciente  el  ganado,  o 
baja,  grave  y  despacioso,  a  abrevar 
al  pie  del  huraño  barranco."  (ID.,  ibid., 
p.  105.) — "Toman  reposo  los  ojos  al 
mirar  San  Rafael  en  un  claro  del  mon- 
te, subido  sobre  el  barranco."  (ID., 
ibid.,  p.  106.) — "Abren  caminó  con  el 
remo  y  la  palanca  bajo  la  sombra  apa- 
cible de  los  barrancos."  (ID.,  Perfiles 
del  terruño,  X,  p.   G4.) 

DERECHO  DE  BARRANCO.  Has- 
ta hace  muy  poco  tiempo  existió 
este  abusivo  y  arbitrario  impuesto 
que  se  pagaba  en  la  Capital  de  Ta- 
basco, entonces  San  Juan  Bautista, 
a  una     Compañía     monopolizadora 

;  que  a  fuer  de  concesionaria  influ- 
yente, explotaba  al  pueblo  de  la  ma- 
nera más  inicua,  exigiendo  a  todo 
viajero  que  arrimaba  a  la  ciudad, 
en  canoa,  en  vapor,  o  en  cayuco,  el 
pago  de  una  cuota,  so  pretexto  de 
muellaje,  y  aunque  los  tales  muelles 
no  se  usaran. 

BARRANCOSO,  SA.  adj.  Para  la 
Academia  es  lo  "que  tiene  muchos 
barrancos";  para  nosotros  es  la  co- 
rriente que  tiene  márgenes  cortadas 
a  pico,  barranco  alto,  o,  oorao  se  di- 
ce propiamente  allá,  empinado.  Dí- 
cese  también  cantiloso,  sa.  (V.). 

I 

¡      BARRENILLO,  m.    Preocupación 

'  constante    y   pertinaz   que   tiene   a 


BARRE 


195 


BARRE 


uno  en  vilo:  algo  que  molesta  a 
uno  interiormente  en  el  ser  moral 
y  que  lo  pone  intranquilo.  Es  comtin 
la  frase  estoy  con  el  BARRENILLO 
de  (tal  cosa),  el  hecho  que  motiva 
la  preocupación  o  cuidado.  Como 
derivado  de  barreno,  es  una  aplica- 
ción metafórica  muy  ingeniosa,  por 
la  alegoría  de  la  molestia  interior, 
y  la  lentitud  y  pertinacia  con  que 
la  produce  el  barreno,  al  penetrar 
en  1?.  madera. 

BARRER,  a.  Este  verbo  muy  usa- 
do en  lenguaje  agrícola  tiene  la 
acepción  de  limpiar  un  lugar  de  la 
yerba  o  vegetación  pequeña;  no  es 
más  que  una  aplicación  extensiva 
de  la  voz.  que  tiene  semejanza  con 
la  acepción,  fig.  que  da  el  Dice.  "No 
dejar  nada  de  lo  que  había  en  al- 
guna parte,  llevarlo  todo;"  pues, 
en  efecto,  BARRER  no  es  más  que 
llevarse  o  extirpar  toda  la  mala 
pl?nta.  V.  RASPAR. 

"Si  es  .par-i  chapear  o  barrer  la 
milpa  dicen  aporrear."  (GIL.  Y  SAEN'Z. 
El  Caporal,  p.  47.) — "Luego  que  ya  es- 
tá para  aporrear,  .v  es  cuando  hay  ane 
barrerla."  (ID.,  p.  57.) — "Los  labrado- 
res cuando  quemen  el  barrWo  de  sn^ 
milpps.  etc."  (Regí,  de  Policía  de  la 
M.    del    Centro,    Art.    6fi.) 

AL  BARRER.  Expr.  adv.  Sin  dis- 
tinción, sin  escoger:  todo.  En  len- 
guaje comercial  dicen  nuestros  la- 
briegos: vendo  AL  BARRER,  es  de- 
cir, vendo  todo,  sin  que  se  escoja, 
sin  selección.  Se  puede  vender  en 
conjunto  (por  junto,  en  punta.  V.) 
o  por  cabeza;  cuando  se  vende  por 
junto,  se  fija  un  precio  por  cada 
cosa,  pero  tomándolas  todas  el 
comprador:  esta  condición  de  to- 
mar el  comprador  todas  las  cosas 
existentes,  sin  desechar  ninguna,  es 
lo  que  significa  la  expresión  AL 
BARRER. 

En  nada  como  en  esto  anduvo 
tan  desatinado  y  con  tan  poca  for- 
tima,  en  achaques  de  crítica  o  cen 


sura,  el  Sr.  Ramos  y  Duarte.  Véase, 
advirtiendo  desde  luego  no  ser  ciei- 
to  que  la  expresión  se  use  solamen- 
te en  V'eracruz. 

"AL  BARRER  (Ver.),  adv.  Aba- 
rrisco." 

"Al  barrer,  expresión  adver- 
bial que  tiene  dos  significados:  I, 
uno  familiar  que  denota  la  genera- 
lidad con  que  se  habla,  obra,  o  sa- 
luda, v.  gr. :  sois  unos  haraganes 
al  barrer;  es  decir,  sin  excepción, 
sois  unos  haraganes:  adiós  ai  ba- 
rrer, es  decir,  adiós  a  todos;  y 
II,  otro  comercial,  que  se  aplica  ge- 
neralmente en  las  ventas  de  café, 
en  contraposición  de  al  vaciar,  pues 
que  se  entiende  vendida  la  mercan- 
cía junto  con  su  envase."  (J.  M. 
MACÍAS,  Dice,  cubano,  art.  BA- 
RRER.) 

"En  este  artículo,  dice  el  mismo 
Sr.  Ramos,  el  Sr.  Maclas  ha  incu- 
rrido en  errores  lamentables,  por- 
que al  barrer  no  significa  sin  ex- 
cepción, ni  a  todos,  ni  fa  mercanc'a 
con  su  envase;  sino  al  tiempo  de 
barrer,  en  el  momento  de  barrer, 
porque  "al  con  el  infinitivo  de  los 
yerbos  y  con  algunos  nombres,  sig- 
nifica el  tiempo  preciso  en  que  se 
hizo,  o  debe  hacerse  alguna  cosa: 
como  al  salir  el  sol,  al  anochecer,  al 
fin  se  canta  la  gloria."  (Dice,  de 
Aut.)  Al  es  también  una  partícula 
muy  usada  en  Castilla,  y  equivale 
a  lo  mismo  que  en  el  tiempo,  en  ej 
punto  de,  o  en  el  instante  que,  etc., 
V.  gr. :  al  dormir,  al  cenar,  etc.  (TE- 
RREROS.  Dice.  Cast.) 

Decir  "adiós  al  barrer",  es  lo  mis- 
mo que  "adiós  cuando  barren"; 
(sic.)  "pago  a  $40  el  saco  de  café, 
al  barrer,"  equivale  a  "pago  a  $40 
el  saco  de  café  CUANDO  BA- 
RRAN!!!" (Dice,  de  mex.,  p.  30.) 

Nada  más  absurdo  que  dar  a  la 
expresión     adverbial     al   barrer  el 


BARRE 


—  196 


BARRE 


significado  de  concomitancia,  o  si 
multaneidad  de  acción:  cuando  ba- 
rran; al  barrer  expresa  semejanza, 
analogía  o  similitud  de  acción;  más 
claramente,  la  manera,  la  forma  de 
hacer  una  cosa.  Al  barrer:  como 
cuando  se  barre,  como  si  se  barrie- 
ra, como  se  hace  al  barrer,  en  el 
sentido  de  llevarse,  arrastrarlo  to- 
do, que  es  precisamente  lo  que  sig- 
nifica la  expresión  y  lo  que  se  da 
a  entender  con  ella.  Aunque  no  so- 
mos cubanos,  creemos  que  sea  la 
misma  foi'ma  en  que  la  da  el  Sr. 
Macías,  por  lo  menos  en  su  prime- 
ra acepción.  No  será  forma  casti- 
za, porque  mejor  dijérase  a  barrer, 
convenido;  pero  que  equivalga  a 
cuando  barren,  es  una  badomía  sin 
sentido,  vulgar,  familiar  y  castiza- 
mente hablando. 

Al,  antes  de  infinitivo  puede  ex- 
presar, como  hemos  dicho,  concomi- 
tancia de  acción,  y  también  condi- 
ción: a  haber  salido,  le  hubiera  en- 
contrado, frase  ésta  en  la  cual  es 
reprobable  decir:  al  haber  salido; 
pero,  en  el  caso  que  nos  ocupa  y 
otros  parecidos,  muy  usados  en  Ta- 
basco,  como  al  rajar,  al  partir  (di- 
vidir), al  no  tiene  aquellas  signifi- 
caciones, sino  la  de  "modo,  forma, 
manera"  de  cómo  se  hace  una  cosa; 
es  una  verdadera  modalidad  de  la 
acción  del  verbo  principal,  una  lo- 
cución adverbial  que  modifica  el 
sentido  fundamental  de  la  idea  que 
se  expresa.  Debe  advertirse,  ade- 
más, que  la  forma  castiza  del  em- 
pleo de  al  antes  de  infinitivo  se  re- 
fiere siempre  a  verbos  neutros: 
amanecer,  salir,  etc.,  no  a  verbos 
transitivos,  con  los  cuales  el  uso  de 
a,  en  el  sentido  condicional,  puede 
prestarse  a  acepciones  anfibológi- 
cas; a  barrer,  a  partir  son  expre- 
siones que  tienen  significado  muy 
otro,  como  en  estas  formas:  vamos 


a    barrer;    a    partir  de    mañana   to- 
do cambiará,  etc. 

BARRERSE,  pr.  "Hacerse  a  un 
lado  violentamente  el  caballo,  por 
haberse  espantado  con  algún  obje- 
to." 

"Pero  barrióse  el  hidalgo  con  todo 
y  rucio."  (ROA  BARCENA.  Noche  al 
raso,  V,  p.  89.)— "El  caballo  se  barrió 
con  ímpetu  dese.sperado."  (FACUNDO 
Gentes,  tom.  III,  cap.  4.) — "Dijo  r- 
caballo:  por  aquí,  y  que  se  barre." 
(TD..  ibid.,  tom.  IV,  cap.  3.) 

Al  caballo  que  tiene  esta  maña, 
llaman  en  nuestra  tierra  cejador, 
pajarero.    (V.) 

El  verbo  se  usa  con  más  genera 
lidad,  aplicado  también  a  las  per- 
sonas: hacerse  a  un  lado  violenta- 
mente, pero  como  agachándose,  o 
esquivando  un  golpe.  En  mayor  gra- 
do de  generalidad  aún:  arrastrarse. 

"Mi  tío  les  disparó  un  tiro  y  corrió 
por  un  lado  gritándome:  "¡Ve  dónde 
de  metes!"  Yo  me  barrí  por  el  suelo 
y  me  lancé  de  cabeza  entre  un  ixtal. 
huyendo,  por  debajo  que  ni  tepez- 
cnin.te."  (COFFIN,  El  Gral.  Gutiérrez, 
XXVI,  p.  204.) — "Suele  acontecer  atra- 
vesando las  inmensas  llanuras  del  N. 
de  nuestro  país,  que  repentinamente 
se  disparan  en  encontradas  direccio- 
nes caudfflosos  remolinos  de  polvo,  que 
barriéndose,...  levantándose  y  derra- 
mándose       confunden     los  objetos, 

etc."    (FIDEL.    Memorias,    cap.    V.      p 
321.) 

BARRETA,  f.  "No  le  usamos  co- 
mo diminutivo  de  barra,  sino  para 
designar  especialmente  la  barra  de 
hierro,  de  que  se  sirven  los  albazli- 
les,  terminada  por  un  extremo  en 
punta  y  por  el  otro  en  una  especie 
de  paleta."  (ICAZB.)  En  el  lengua- 
je provincial  de  Tabasco,  y  según 
lo  anterior  también  de  México,  el 
diminutivo  de  barra  es  barrita,  si- 
guiendo la  forma  común,  con  la 
desinencia  ita.  Cierto  es  que  eta  es 
también  desinencia  de  diminutivo, 
autorizada  por  la  Gramática  del  es- 
pañol; pero  además  de  que  esta  de- 
sinencia sólo  por  excepción  hace 
tal  papel,  como  puede  hacerlo  tam- 


BARRE 


197 


barrí 


bien  la  terminación  ote,  en  islote,  v. 
gr. ;  siendo  el  objeto  designado  por 
BARRETA  distinto  de  una  simple 
barra  pequeña,  y  teniendo  como  tie- 
ne caracteres  o  propiedades  peculia- 
res, el  nombre  debe  considerarse 
como  individual,  distinto  de  barra, 
y  no  como  un  mero  derivado  de  és- 
ta, aplicado  al  mismo  objeto,  con 
sólo   tener  menor  tamaño. 

BARRETEAR,  a.  'Trabajar  con 
la  barra",  dice  Membreño.  Xo,  se- 
ñoi*  "trabajar  con  la  barreta";  al 
menos  así  lo  entendemos  nosotros, 
y  ya  que  tenemos  el  instrumento, 
nada  más  natural  que  de  él  derivar 
el  verbo,  como  de  fizga  decimos  fiz- 
guear,  y  de  candil,  candilear,  por  la 
recta  agregación  de  la  terminación 
ear. 

BARRETÓN,  m.  Aumentativo  de 
barreta,  (usado  éste  como  positivo), 
no  de  barra. 

"En  las  costas  Atlánticas  en  vez  de 
las  "coas",  se  hacen  los  hoyos  o  ca- 
jetes con  unos  instrumentos  largos, 
de  fierro,  que  en  México  se  nomliran 
barretones.    Con    estos    barretones    se 

afloja    V>ien    la    tierra "    (ErGEXIO 

r>AXó.  Varias  plantas  tropicales:  "Es- 
tudio sobre  el  café  mexicano  y  su  cul-* 
tivo,   p.    7.) 

BARRIL,  "adj.  Aplicado  a  la  tie- 
rra eredosa  o  arcillosa",  no  está 
aquí  anticuado:  también  se  usa  co- 
mo sustantivo.  En  el  sentido  de  ba- 
rrizal o  lodazal,  no  se  oye  nunca. 
Verdad  es  que  no  usamos  barro  por 
el  lodo  del  suelo."  (ICAZB.)  Co- 
mentemos. Tampoco  es  anticuado 
para  nosotros;  pero  menos,  como 
para  la  Acad..  adj.  y  sustantivo:  el 
barrial  en  Tabasco  es  un  terreno 
en  donde  abunda  el  barro,  como  a 
manerí»  de  un  colectivo  de  barro. 
Barrizal  poco  o  nada  se  usa  en  e] 
lenguaje  popular,  en  el  cual  las  pa- 
labras genéricas  son  lodo,  lodazal, 
y  las  específicas,  barro,  barrial.  Es- 
to es:  lodo,  en  general,  la  tierra 
mezclada  con  el  aíoia.  especialmen- 
te la  que  cae  de  lluvia;  barro,  tie- 


rra arcillosa  mezclada  con  el  agua, 
o,  mejor  dicho,  lodo  especial  forma- 
do de  tierra  arcillosa. 

De  camino  advertiremos  lo  que 
dice  Cuervo  (Apunt.  Crt.,  párr. 
822) :  "La  concurrencia  de  las  for- 
mas cultas  etimológicas  en  que 
aparecen  las  combinaciones  eá,  eó, 
y  las  populares  que  las  presentan 
en  las  formas  iá,  ió  (ríal,  pior),  da 
ocasión  a  que  gente  ignorante  o  po- 
co menos,  pensando  hablar  atilda- 
damente, pronuncie  con  eá,  eó  vo- 
ces que  sólo  son  admisibles  con  iá, 
ió:  barreal  (barrial),  peano  (piano), 
peojo  (piojo).  Lo  mismo  cuando  es- 
tas combinaciones  son  inadecuadas: 
Heleodoro  (Heliodoro),  espúreo  (es- 
purio)." También  en  C.  Rica  se 
cuecen  de  estas  habas,  conforme  lo 
que  dice  GAGINI.  criticando  la  pro- 
nunciación barreal. 

Lo  apunta  SALAZAR  GARCÍA 
(C.  Amér.)  Amer..  según-  TORO 
GISB.  (Dice.  Lar.)  El  mismo  CUER- 
VO, en  otra  parte  de  su  citada 
obra  (párr.  710),  autoriza  el  empleo 
de  la  voz:  "Todos  usamos,  y  a  na- 
die choca  — dice —  arremueco,  BA- 
RRL\L,  brazada,  catear,  chite,  des- 
parejo, giro  (dicho  de  ciertos  ga- 
llos), puño  (puñetazo):  y  así  es 
contra  todo  buen  sentido  llamar  an- 
ticuadas estas  voces  y  condenar  su 
uso  en  calidad  de  tales."  óigalo  la 
Academia. 

En  la  América  del  Sur  existe  el 
barrero,  especie  de  nuestro  barrial, 
magistralmente  descrito  por  Grana- 
da y  Ciro  Bayo,  sólo  que  es  un  te- 
rreno de  barro,  pero  salitroso.  Dice 
el  primero  de  estos  autores:  "Te- 
rreno salitroso  que  en  ciertos  pa- 
rajes, donde  las  aguas  son  muy 
dulces  y  los  pastos  participan  de 
esta  condición,  escarba  y  lame  con 
ansia  el  ganado." 

"Del  barrizal  que  se  forma  con  la 
escarbadura   y  pisoteo   de  los   ani- 


barrí 


—  ns  — 


BARRÍ 


males  que  frecuentan  esta  clase  de 
terrenos,  les  viene  el  nombre  de 
que  se  trata,  que  es  castellano, 
úsase  de  antiguo  en  tal  sentido,  y 
continuadamente  hasta  el  dia  de 
hoy.  Ruiz  de  Montoya,  hablando  del 
anta,  refiere  que  de  día  come  yer- 
bas, y  de  noche  barro  salobre,  y 
"hay  en  algunos  parajes  tanto  ras- 
tro como  en  un  corral  muy  grande 
de  vacas.  Los  cazadores  acuden  de 
noche  a,  estos  barreros,  y  en  sin- 
tiendo que  viene  cerca,  sacan  de 
repente  un  hachón  encendido  con 
que,  deslumbrada,  da  lugar  a  que 
la  maten."  (Conq.  espir.)  Siendo  los 
terrenos  salitrosos  los  únicos  de  cu- 
ya sustancia  se  aprovechaban  los 
animales,  removiéndolos  constante- 
mente y  convirtiéndolos  de  resul- 
tas en  barrizales  o  barreros,  de  ahi 
que  la  palabra  barrero  haya  venido 
a  significar  exclusivamente  el  terre- 
no salitroso  de  que  se  aprovecha  el 
ganado.  Así,  en  el  r'o  de  la  Plata, 
no  todo  barrizal  es  barrero."  (Voc 
Ríoplatense.)  Bayo,  cuya  afición 
cinegética  no  fue  óbice  para  que 
alternara  la  pluma  con'^la  escopeta, 
dice:  "A  los  barreros  acudíamos  en 
noche  de  luna  los  empleados  de  la 
barraca,  allá  en  el  Madre  de  Dios, 
cuando  queríamos  regalamos  con 
un  anta  u  otra  pieza  mayor."  (Voc. 
Crio.   Esp.   Sud.-Am.) 

"Tierras  habría  pronto  que  vendrían 
a  parar  en  barriales  de  dar  oompa.sión 
(AZUELA,    Mala  Yerba,   I,   p.   7.) 

BARRICA,  f.  Nadie  entiende  por 
barrica,  en  lenguaje  tabasqueño,  ni 
"especie  de  tonel  que  sirve  para  di 
ferentes  usos",  que  es  como  si  di 
jéramos  una  cosa  que  sirve  para  lo 
que  se  quiera,  ni  "tonel  grande'  , 
como  dice  Toro  G.  (Dice.  Lar.),  al 
cual  llamamos  pipote,  tomando  es- 
ta palabra  en  sentido  aumentativo 
de  pipa,  contrario  del  que  da  la 
Academia,  que  la  considera  como 
diminutivo. 


La  BARRICA  tabasqueña  es  una 
envoltura  o  envase  que  se  usa  es- 
pecialmente para  contener  cal,  y  a 
veces  para  otros  muy  pocos  áridos; 
hecha  de  hoja  blanca  u  hoja 
de  tó;  larga,  como  de  un  metro  y 
giuesa  como  de  medio  metro  de 
diámetro.  Debe  su  nombre  sin  du- 
da a  la  ligera  semejanza  que  tiene 
con  la  barrica  "especie  de  tonel," 
o  con  el  tonel  mismo,  barril. 

Es  el  envase  ordinario  en  qu^  se 
vende  la  cal  de  construcción,  al 
por  mayor.  La  cal  de  uso  doméstico, 
que  las  cocineras  emplean  para  pe- 
lar el  nixtamal,  se  vende  en  hene- 
quenes. (V.) 

En  lenguaje  técnico  y  comercial 
la  BARRICA  es  de  capacidad  deter- 
minada: 226'20  litros,  la  barrica  de 
vino  de  Burdeos,  según  Horacio 
Doursther  (Dictionnaire  des  Poids 
et  Mesures) ;  286  botellas  francesas, 
la  de  vino  tinto  francés,  según  Ma- 
cías  (Dice,  cubano).  La  nuestra  de 
seguro  no  es  de  tanta  capacidad; 
su  peso  se  calcula  de  una  manera 
rudimentaria,  por  lo  que  carga  un 
hombre. 

BARRIGA.     "TENER     BARRIGA 
DE  ALMOFREZ,  se  decía  familiar- 
mente  de   quien   come  mucho,   con 
i  alusión   a   lo   mucho  que   cabía   en 
los  antiguos  almofreces  o  almofre- 
jes.  La  frase  está  anticuada  por  no 
usarse  ya  los  almofreces,  y  hoy,  se 
dice  tener  barriga,  o  tripa,  de  músi- 
''  co."      (Icazb.)      Nosotros     decimos 
tener  barriga  de  demandante;      pe- 
ro como  los  demandantes  ya  desa- 
parecieron también,  y  como  los  mú- 
sicos en  verdad  no  siempre  comen 
mucho,  puesto  que  son  los  últimos, 
y  a  veces  gracias  si  alcanzan  a  la 
eopita  o  el  remojo,  mejor  diríamos 
'ahora:    tener   barriga   de    Diputado, 
porque   estos    se   sirven    del    presu- 
j  puesto  con  la  cuchara  grande  y  co- 


barrí 


—  199 


BAST 


mo    todo   lo   gastan,    naturalmente, 
deben  llenar  muy  bien  la  tripa. 

"A  BARRIGA  LLENA.  CORA 
ZóN  CONTENTO,  reír,  que  además 
de  su  sentido  recto  da  a  entender 
que  ima  ganancia  templa  mucho  tm 
pesar."  (Icazb.) 

BARRILETE,  m.  Suele  decirse 
de  la  persona  gorda  y  de  baja  esta- 
tura, por  su  semejanza  con  el  ba- 
rril, que  es  ancho  y  bajo. 

En  las  provincias  del  Plata  (BA- 
YO) y  en  ciertas  provincias  de  Es- 
paña (Academia)  llaman  barrilete 
a  una  especie  de  cometa.  Lo  mis- 
mo en  Venezuela  (RIVODÓ.  Voces 
nuevas,  p.  247.)  Nosotros,  papaga- 
yo. (V.) 

En  México  llaman  también  barri- 
lete al  abogado  que  trabaja  en  el 
despacho  de  oti-o  y  bajo  la  protec- 
ción de  éste. 

BARRISTA.  m.  Acróbata  que  en 
los  circos  trabaja  en  la  barra.  Es 
ya  usual  entre  los  escritores  con- 
temporáneos esta  palabra. 

"Era  Rente  que  no  trabaja  mal:  ha- 
bía acróbatas,   clowns.  pantoniimístas. 

bprristas "í  B.\ROJA.  La  Busca,  p. 

141.   c    p.  TORO  G..   Ap.    Lex..  p.   227.) 

BARRO,  m.  Para  nosotros  no  to- 
do es  barro.  Como  dijimos  en  ba- 
rrial, la  palabra  genérica  que  de- 
signa la  mezcla  del  agua  con  la  tie- 
ri-a  es  lodo:  el  barro  es  un  lodo  es 
pecial  de  tierra  arcillosa.  También 
1?  arcilla  plástica  de  que  usan  los 
alfareros. 

BAS"^EAR.  a.  Echar  bastos,  es 
decir,  ribetes,  refuerzos  o  guarni- 
ciones, panicularmente  en  el  apero 
de  montar  u  objetos  relativos  de  va- 
quería. Es  voz  de  talabartería. 

BASTIMENTO,  m.  "Provisión  pa 
ra  sustento  de  una  ciudad,  de  un 
ejército,  etc."  Con  ma.vor  exten- 
sión, para  nosotros  bastimento  es 
la  provisión  para  cualquier  número 
de  personas,  aunque  sea  ima.  y  pa- 
ra cualquier  espacio  de  tiempo. 


EI*t)eón  de  campo  en  Taba  seo  por 
lo  general  está  todo  el  día  ausente 
de  su  casa  y  lejos  de  ella;  por  lo 
mismo,  lleva,  consigo  provisiones  pa- 
ra todo  el  día.  que  se  reducen  de 
ordinario  a  la  bola  o  pelota  de  po- 
zol para  las  tres  bebidas  de  orde- 
nanza: la  media  fagina,  a  las  nueve 
o  diez  de  la  mañana;  la  fagina  al 
medio  día,  que  va  seguida  del  des- 
canso de  una  o  dos  horas,  y  la  de 
después  de  fagina,  de  3  a  4  de  la 
tarde.  La  provisión  que  basta  para 
esas  tres  bebidas,  consiste  en  la 
regional  pelota  de  pozol  de  mozo, 
es  el  BASTIMENTO.  V.   BATIDA. 

"Mientras  ellas  (las  mujeres)  hacen 
el  pinol  y  calientan  los  totopostes  pa- 
ra el  desafino,  los  hombres  prepa- 
ran sus  machetes,  hachas  y  escopetas 
que  con  el  bastimento  deben  llevar  a 
mano."  (COFFIX.  El  Gral.  Gutiérrez., 
I.  p.  4.) — -■"Los  trabajadores  pa^ban 
para  sus  cabanas  con  el  machete  al 
hombro  y  pendiente  de  la  cacha  el  te- 
nate del  bastimento."  (RODR.  BETL- 
TRÁX.   Pajarito,  X.  p.   179.) 

2.  Provisiones  para  el  sustento 
durante  \xn  viaje. 

Méx.  Xo  lo  da  Icazb..  pero  es  de  uso 
en  esta  acepción,  según  el  sigruiente 
pasaje: 

"Para  estas  corridas  se  reúnen  cien- 
to o  doscientos  hombres  animosos  y 
bien  montados,  y  con  caballos  mansos 
de  mano  y  suficiente  bastimento  (quie- 
re decir  esta  palabra  provisiones),  pa- 
ra veinte  días  o  un  raes."  (Dice.  Univ., 
Art.  "Cacería  de  caballada  m^^steña," 
t.  I,  del  Apénd.  y  YITT  de  la  obra, 
páe.    421.) 

BASTO,  m.  Sobrepuesto  o  ribete 
que  se  echa  para  g^uamecer  o  refor- 
zar cualquier  pieza  del  •  apero  de 
montar. 

Doble  alteración  de  la  palabra 
basta,  haciéndola  masculina  y  dán- 
dola la  acepción  de  ribete,  que  no 
tiene,  por  extensión  de  la  propia, 
que  es  la  de  hilván,  puntadas  del 
colchón,  seguramente  porque  el 
basto  lleva  éstas. 

BASTOS,  pl.  "Piezas  de  cuero  so- 
bre que  desc&nsa  el  fuste  de  la  si- 


BASU 


—  200  — 


BASü 


lia  de  montar,  y  defienden  el  Famo 
de  la  cabalgadura.  Hácense  de  di- 
ferentes formas,  y  ordinariamente 
se  forran  de  jerga  o  de  zalea  de 
cordero."  (Icazb.)  En  tierra  calien- 
te de  ordinario  son  nada  más  dos 
cueros  que  recubren  por  debajo  los 
tejuelos,  de  la  misma  forma  de  és- 
tos, y  sin  forro  ni  relleno  alguno.  I 
úsase  solo  en  plural.  | 

La  Academia  con  su  costumbre  | 
de  definir  vagamente,  dice:  "Cierto  I 
género  de  aparejo  o  albarda  que  lie-  ¡ 
van  las  caballerías  de  carga",  con  , 
lo  cual  queda  uno  tan  fresco!  Es- 1 
pecie,  cierta  especie,  cierto  género, 
son  los  circunloquios  de  estilo;  de  | 
modo  que,  siguiendo  esta  lógica,  un  ; 
académico  definiría:  "Diccionario,  j 
cierta  especie  de  libro  que  compo- 1 
nen  los  académicos."  ^ 

BA'SURA.  quitar  a  uno  la  BA- 
SURA, fr.  fam.  que  pudiéramos  lia-  ¡ 
mar  del  lenguaje  caballeresco  entre  ; 
la  clase  infantil,  para  manifestar  la 
aceptación  del  reto  para  reñir,  para  i 
darse  de  trompadas  dos  muchachos. 

Los  azuzadores  de  oficio,  que  son  ' 
todos  los  circunstantes,  ponen  ima 
basurita  cualquiera,  una  pajita,  un 
pedacillo  de  papel,  sobre  el  hombro 
del  rijoso  que  expresa  estar  dispues- 
to para  la  pelea  y  que  sólo  espera 
que  el  otro  le  toque,  diciendo  en- 
tonces al  contrario:  "quHale  la  BA- 
SURITA, o  la  pajita".  Resolverse  és- 
te a  quitársela  es  disponerse  a  re- 
cibir la  primera  bofetada  que  el 
provocado  jaquetón  está  obligado  a 
descargar,  si  es  que  de  veras  esta 
resuelto  también;  o  dejarle  corrido, 
si  no  corresponde  la  provocación, 
en  tal  forma,  y  hacerle  ver  que  se 
raja. 

BATEA,  f.  En  ediciones  anterio- 
res el  Dice,  de  la  Acad.,  decía:  "Es- 
pecie de  bandeja  o  azafate,  de  dife- 
rentes hechuras  y  tamaños,  que  vie- 
ne de  Indias,  hecha  de  madera  pin- 


tada, o  con  pajas  sentadas  sobre  la 
madera.  Artesilla  honda  que  sirve 
para  varios  usos."  En  la  décima- 
tercia  edición  quiso  ser  concisa  y 
suprimió  lo  que  pusimos  subrayado, 
a  saber:  la  consabida  especie  y  la 
noticia  que  viene  de  Indias.  Claro, 
oomo  que  también  en  España,  y- 
dondequiera,  pueden  hacerla!  Perú 
con  todo  y  estas  suposiciones,  nues- 
tra BATEA  no  es  ni  con  mucho  co- 
mo la  Academia  pretende  describir- 
la. La  auténtica  BATEA  de  Améri- 
ca es  como  la  conservamos  en  Ta- 
basco:  "Depósito  de  madera,  de  una 
sola  pieza,  de  ordinario  en  forma 
de  cuadrilongo,  de  fondo  plano  más 
angosta  que  la  boca:  se  usa  espe- 
cialmente para  lavar  la  ropa."  Nada 
de  "bandeja  de  diferentes  hechuras 
y  tamaños,  ni  de  madera  pintada, 
ni  de  pajas  sentadas  sobre  la  ma- 
dera; ni  menos  artesilla  honda  o 
que  sirve  para  varios  usos." 

Hoy  se  llama  así,  lo  mism-o  en 
España  que  en  los  lugares  en  don- 
de carecen  de  la  materia  prima, 
que  es  el  árbol,  pai-a  hacerla,  cual- 
quiera artesa,  dornajo,  barreño  o 
cosa  por  el  estilo,  hecha  por  lo  co- 
mún de  varias  piezas,  con  un  ta- 
blero a  veces,  con  un  hueco  para 
desaguarla,  en  ocasiones,  con  paja 
o  sin  ella,  pintada  o  sin  pintar,  y 
aplicada  a  usos  varios.  Pero  la  au- 
téntica batea  indígena  de  América, 
expresada  por  el  nombre  por  lo 
mismo  tan  indígena  como  ella  del 
Nuevo  Mundo,  es  como  la  describen 
los  que  nos  han  dejado  en  sus  obras 
el  trasunto  fiel  de  las  cosas  que  co- 
nocieron al  venir  a  las  Indias;  es  és- 
ta de  que  nos  habla  el  venerable  y 
verídico  P.  Las  Casas:  "Con  sus 
azadones  y  gamellas  y  dorraajos, 
que  acá  llamaban  y  hoy  llaman  ba- 
teas"; la  misma  descrita  por  Acos-, 
ta:  "El  oro  en  polvo  se  beneficia  en 
los  lavaderos,  lavándolo  mucho  en 


BATE 


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batí 


el  agua  hasta  que  la  arena  o  barro  [ 
se  cae  de  las  bateas  o  barreñas;" 
mejor  aún  como  la  describe  el  P. 
Simón:  "Batea  es  lo  mismo  que 
domillo  o  tornillo  en  Castilla,  he- 
cha de  madera  de  una  pieza,  en  , 
que  lavan  los  paños,  y  sirven  de 
otras  cosas." 

La  batea  es  menos  tosca  que  la 
tolla,  y  ésta  menos  que  el  dormajo. 
(V.)  Es  también  distinta  de  la  re- 
doma. 

Cuba.'  Macías  apunta  tres  acepcio-  i 
nes  cubanas  de  la  palabra,  de  las  cua- 
les dos  coinciden  más  o  menos  con 
nuestra  redoma  por  ser  redondo  el  ob- 
jeto descrito  (V.).  y  la  tercera,  "em- 
barcación chata",  es  desconocida  para 
nosotros,  pues  a  esto  llamaríamos  lan- 
cha, lanchen,  chalán,  o  por  último, 
chlnanpn  como  aquí  en  México  llaman 
a  las  embarcaciones  de  esa  forma  que 
aun  navepan  en  el  lapo  de  Xochimilco 
y  el   canal   de  la  Viga. 

BA^^ERÍA.  METER  BATERÍA,  fr. 
análoga  a  la  castiza  DAR  BATE- 
RÍA, en  el  sentido  figurado  de  ase- 
diar a  una  persona,  reduplicar  empe- 
ños, esfuerzos  o  súplicas  con  perti- 
nencia y  tenacidad,  por  alcanzar  u 
obtener  algo.  Dícese  también  en  la 
forma  castiza  anotada  y  equivale 
casi  en  un  todo  a  dar  guerra. 

"Así  que  por  ese  lado  me  conviene, 
porque  no  me  |X)drá  meter  batería,  ni 
cantarme  responsos."  íMERTXO.  Ce- 
lestina, X,  p.   mi.) 

BATIBOLEO,  m.  fam.  "Bulla,  ba- 
tahola."   (ICAZB.) 

"Cuando  regresé  me  encontré  todo 
en  revolución,  los  muebles  en  el  pa- 
tio, mi  ropa  asoleándose,  mucho  bati- 
boleo de  indios  acarreando  agua." 
(Astucia,  t    ir.   cap.   III.  p.   66.) 

BA"^IC!ÓN.  f.  Acción  o  efecto  de 
batir  o,  "el  acto  de  batir",  como  di- 
ce Maceas  que  escribe  Árbol.  Con 
especialidad  se  aplica  el  nombre  de 
BATICIÓN  en  la  industria  de  la  ca- 
ña de  azúcar,  en  los  ingenios,  a  la 
mezcla  formadr  de  aeua,  miel  y 
mosto  vivo  y  muerto,  en  cantidades 
proporcionadas,  de  1?  cual  destila  i 
después  en  el  alambique  el  aguar- 1 


diente.  Se  hace  en  grandes  tinas 
de  madera,  llamadas  tollas,  conser- 
vándose tapada,  y  se  bate  diaria- 
mente. 

Cuba.  Pichardo.  excelente  maestro 
en  cosas  de  su  tierra,  como  muy  po- 
cos, registra  dos  expresiones  relativas 
a  la  batición:  I,  estar  cerrado  de  batl- 
ción,  frase  que  se  emplea,  cuando  hu- 
bo exceso  al  batir  el  melado  en  la  re- 
friadera,  de  modo  que  se  endurece,  y 
II,  cargar  las  batlciones.  mezclar  en 
una  pipa  o  tonel,  agaia,  miel,  y  mos- 
to vivo  y  muerto  en  cantidades  propor- 
cionales. Se  tapa  la  boca  y  se  bate 
diariamente,  para  que,  echándose  des- 
pués el  líquido  en  un  alambique,  des- 
tile el  aguardiente." 

2.  Por  asimilación  ideológica  la 
acción  del  verbo  batir,  que  origi- 
nalmente significa  golpear,  agitar, 
pasó  a  expresar  mezclar,  revolver 
varias  cosas,  como  efecto  de  la  agi- 
tación; y  como  lo  que  se  revuelve 
— el  agua  y  cualquiera  otro  líqui- 
do-— por  lo  común  cambia  de  color, 
pierde  su  pureza  primitiva,  de  aquí 
que  la  acción  de  batir  ha  ja  pasado 
a  tener  el  valor  de  una  forma  pe- 
yorativa de  manchar,  ensuciar,  y 
que  BATICIÓX  exprese  en  el  len- 
guaje vulgar  la  suciedad  misma 
producida  por  el  contacto  de  una 
cosa  revuelta,  el  lod-o,  por  ejemplo, 
y  con  mayor  extensión  todo  líquido 
revuelto,  en  general,  sucio  y  de  co- 
lor y  aspecto  desagradables.  V.  BA- 
TIR. 

BATIDA,  f.  Especialmente  se  lla- 
ma así  en  el  lenguaje  campesino  la 
cantidad  de  pozol  en  masa  que  se 
emplea  para  preparar  una  jicara  de 
la  misma  bebida;  la  dosis  que  se 
emplea  en  una  toma  o  bebida.  De 
ordinario,  el  pozol  se  prepara  en  bo- 
las de  cantidad  suficiente  para  el 
consumo  del  día.  hecho  por  una  per- 
sona; esto  es.  para  las  tres  bebi- 
das de  rigor:  la  media  fagina,  la 
fagina  y  la  de  después  de  fagina,  a 
las  3  de  la  tarde.  La  parte  de  la 
pelota  de  pozol  que  se  emplea  pa- 


batí 


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batí 


ra  batir  cada  jicara  o  bebida,  es 
una  BATIDA.  V.  BASTIMENTO, 
BEBIDA. 

BATIDO,  DA.  adj.  Sucio,  mancha- 
do, que  ha  perdido  su  limpieza  por 
el  contacto  de  una  cosa  revuelta  o 
que  le  hace  perder  su  color  primi- 
tivo. 

BATIDOR,  m.  Encontramos  en  los 
Hondureñismos  del  Sr.  Membreño 
este  nombre,  olvidado  lamentable- 
mente por  nuestros  autores  nacio- 
nales de  mexicanism'os,  bien  que 
por  muy  azteca  que  el  chocolate 
pueda  ser,  en  ésta  que  (1)  fue  la 
tierra  aborigen  del  méxica  la  vasi- 
ja en  que  se  bate  el  chocolate  ni 
es  como  la  nuestra  tabasqueña  ni 
como  ésta  es  un  objeto  especial, 
sino  un  jarro  cualquiera  de  tiesto, 
de  barro  común  y  corriente. 

El  BATIDOR,  vasija  en  que  se  ba- 
te con  el  molinillo  el  chocolate  en 
Tabasco,  es  como  un  vaso  gí'ande 
o  almirez  hondo  de  unos  veinte  cen- 
tímetros de  alto,  con  una  oreja  o 
agarradera,  bebedero  en  el  borde, 
y  un  reborde  o  labio  exterior  en  el 
fondo,  para  sentarse  bien;  se  hace 
de  maderas  fuertes,  especialmente 
de  guayacán,  escogida  no  sólo  por 
su  resistencia  sino  por  su  hermoso 
color  amarillo,  su  jaspe  y  su  fácil 
pulimentación. 

La  especialidad  de  este  uteiísilio 
regional  de  Tabasco,  Yucatán,  Cam- 
peche y  Chiapas,  y  la  circunstan- 
cia de  ser  no  solamente  desusado 
sino  desconocido  tanto  aquí  en  Mé- 
xico como  en  casi  todo  el  resto  de 
los  Estados  nacionales,  y,  especial- 
mente en  la  Mesa  de  Anáhuac,  nos 
fuerza  a  suponer  que  el  cacao  no 
fue  nunca  planta  que  los  aztecas 
cultivaran  en  esta  región;  que  es 
un  producto  indígena  meramente 
clásico  de  Tabasco  y  Chiapas  y  de 


Centro- América,  de  los  cuales  en  la 
c^ta  del  primero  le  encontraron  los 
\  conquistadores,  según  Bernal  Díaz 
I  y  demás  historiadores  de  la  con- 
quista; que  el  nombre  del  chocola- 
te, por  más  que  sea  un  aztequismo, 
no  nació  en  el  Valle  de  Anáhuac, 
sino  entre  los  méxica  de  la  rama 
de  Ahualulcos  o  alguna  otra  de  las 
que  poblaban  cierta  parte  de  las 
regiones  occidentales  y  meridional 
de  Tabasco,  de  donde  también 
traían  ese  grano  para  regal-o  de  los 
emperadores  mexicanos,  para  rega- 
lo de  los  virreyes  después,  y  de 
¡  donde,  cómo  lo  vemos,  hoy  le  traen 
todavía  a  la  culta  Ciudad  de  los 
pelados. 

El  BATIDOR,  pues,  lo  mismo  que 
su  correlativo  el  molinillo,  son 
históricamente  conterráneos  del  ca- 
cao y  de  su  producto  el  chocolate, 
y  como  éstos,  son  de  cuna  tabasque- 
ña por  los  cuatro  costados.  V.  MO- 
LINILLO. 

De  una  reciente  monografía  El 
chocolate,  por  Luis  Castillo  Ledón, 
(1)  tómanos  lo  siguiente:  "La  pre- 
paración (del  chocolate)  se  hizo 
primero  con  el  auxilio  de  dos  jica- 
ras... Fue  a  poco  cuando  empezó 
a  usarse  el  jarro  especial,  de  barro, 
llamado  chocolatero,  en  el  cual  se 
pone  el  agua  o  la  leche  a  calentar, 
se  disuelve  la  tablilla  y  se  bate  el 
líquido  hasta  que  hace  espuma." 

Ha  de  permitirnos  el  Sr.  Casti- 
llo, desde  luego,  que  le  hagamos  es- 
ta observación:  la  tablilla  de  cho- 
colate no  se  pone  a  calentar  junta- 
mente con  el  agua;  por  lo  menos, 
no  lo  hacen  así  en  nuestra  tierra. 
Allá  se  calienta  el  agua  en  un  de- 
pósito cualquiera,  hasta  la  tempera- 
tura de  ebullición;  por  separado  se 
rompe  la  tablilla  en  seco  o  se  es- 


(IV  Escrlbinio.s  esto  en  lii  ciudad  de 
México; 


n>   Monosfafía  nacionalista.   El  cho- 
colate,   pdr    Luis   Castillo   L.edó:í.    5 
xico,   1917.  30  páginas. 


batí 


—  203 


BATU 


polvorea,  en  el  BATIDOR:   se  vier- f      "El  segrundo  depósito,  pila  batidora. 

tp  pn  pstp  en  spenida  p1  aeiia  hir-  I  «'^''^ce  de  postes  y  sí  está  perforada 
te  en  este  en  seguiaa  ei  agua  nir     ^^^^  p^^.^^  p^^.  ^^^^  agujeros  de  ocho 

viendo  y  se  bate  la  mezcla  asi  tor-  j  centímetros  cada  uno,   en   línea  recta, 
mada  con  el     molinillo,     hasta  que  |  d<-   arriba  abajo,  que  sir\-e  para  colo- 
forma  espuma  v  toma  una   consis- i  ^^r  tapones  o  espita.^^ue  más  tarde 
.      *  ,  .        1     i  dejan  escapar  el  liquido  ya  decantado 

lencia  especial  que  demuestra  la  |  que  ha  ser\-ido  para  macerar  el  jiqui- 
completa  disolución  del  cacao  en  el  ¡  lite,  abriendo  de  arriba  a  abajo  cada 
agua.  Pero,  sea  esto  asi.  o  como  i  tapón  paulatinamente."  (RABASA.  El 
o-  1    o     Vt         11      T     j  -        1  '  Est.    de   Chis.,   p.    106.) 

dice  el  Sr.  Castillo  Ledon.  lo     que  |      „»-,-.«        ^ 

nos  interesa  saber  principalmente,  i  BATIR,  a  Ensuciar,  manqhar,  ha- 
V  lo  sabemos  desde  luego  por  las  j  ^^»"  P^^''^^''  '^  limpieza  a  una  cosa, 
palabras  de  este  autor,  es  que  er  t «  «u  color  primitivo,  por  el  con.tac- 
México  se  ha  batido  siempre  el  ^^  <:«"  Jí°  J^Q^j^o  o  «jsa  revuelta  y 
chocolate,  como  hemos  asegurado  i  ^"^'^-  •  l^-^TICIÓN. 
antes,  en  una  vasija  de  barro,  que  I  BATUQUEAR,  a.  "Batucar, — dice 
se  llama  chocolatero,  (2)  y  que  nun-  j  Ramos  y  Duarte. — La  Acad.  (Dice, 
ca  se  ha  usado  el  batidor  de  made-  ;  12a.  ed.)  dejó  de  registrar  el  térmi- 
i-a,  ese  utensilio  especialísimo  de  '  no  batucar,  que  aparece  en  el  Dice, 
nuestra  tierruca.  de    Aut."    Desde    la   undécima    edi- 

'•En  seguida  entra  en  la  salita,  que  |  ''ion  advertimos  que  desapareció, 
a  la  vez  hace  de  cuaito  y  cocina,  aviva  »  Ahora  da,  en  SU  edición  décima- 
cl  fuego  en  que  se  calienta  una  cal-, ;  cuarta,  bazucar  v  bazuquear  (con  el 

dera   de   agua,    va   a  la    tabla,    lava   el  :  „^_„;_„-„„.     u.,  " -\  i  j 

batidor,   se  enjuaga   las   manos  en   su  '  consiguiente  bazuqueo),  en  lugar  de 


delantal  y  vuelve  a  la  puerta."  (QUE 
VEDO  F..  Costumbres  tabasqueñas: 
Tabasco  Gráfico,  núm.  149,  Dic.  15-917. 
Villahermosa. ) — "El  batidor  de  la 
maestra  Cata,  fomenzó  a  regocijar  el 
tímpano  de  los  trasnochados,  y  pron- 
to cada  uno  tenía  en  las  manos  la 
manserina  repleta  de  tortillitas  con  su 
gran  coco  de  bebida."  íMERIXO.  Ce- 
lestina. rX,  p.  SO.) —  "Batidores  o  nior- 


batucar.  Es  curiosa,  además,  la  eti- 
mología que  de  este  verbo  último 
daba  en  la  edición  13a.  (Del  lat. 
batuere,  batir).  (1)  ¿Quién  anda 
pues,  más  en  camino:  el  vulgo  que 
dice  batuquear,  conservando  la  t 
etimológica,  o  la  Academia  que  dice 
bazuquear,  verbo  que  además  de  lo 


teros    de    madera    docena. .."     (Comp.  .  j^gj  sonante  v  feo,  tiene  por  añadi- 
da  Decr.   de  Tab.,  tarifa,  p.   60.)  ;   . i     *  „      *  •-      j     <     ^  •  • 

c.  Amér.  ".Vuestro  conocido  batidor :  ^^^  ^^  transformación  de  la  t  en  z, 
del>e  enmendarse:  puchero,  jarro,  cho-  ¡  lara  O  por  lo  menos  poco  COmÚn? 
colatera,  según  conviene."   (Sal.  G.,  p.  i      Colomb.  "Batuquear  decimos  los  bo- 
~1*ii.^~>£l;..     -   .„      .    .  ...       '  gotanos  (y  lo  dicen  también  en  Cuba) 

BATIDORA,  f.  Recipiente  inferior  i  ^n  vez  de  Batucar,  especie  de  verbo 
de  los  dos  que  forman  el  obraje  o  diminutivo  sacado  de  batir,  como  ma- 
mancuerna  de  pilas  en  la  manipula-    chucar  de  machar  o  majar,  besucar  de 


ción  del  añil  o  jiquilit».  V.  OBR.A 
JE. 


besar."  (CUERVO,  párr.  286.) 

Cuba,  .\unque  el  Sr.  Cuer\o  dice  que: 
también  en  (íuba  dicen  batuquear^  uo 
lo  hallamos  en  el  Diccionario  de  Ma- 
cías. 

Ríopl.  En  B.\YO  (Voc.  Cr.-esp.)  y  en 
GRAX.\DA  (Voc.  ríopl.)  hallamos  ba- 
tuque: "alboroto,  gresca,  "danza  u^- 
da  en  Brasil  y  las  Azores",  cbiño'  ^i  • 


(2)  Según  <'l  Dice,  de  la  Acad. 
Chocolat«»ro  es  voz  de  .Vndalucía.  El 
nombre  del  utensilio  de  que  aquí  se 
trata,  del  batidor,  es  chocolatera  (fe- 
menino). Faltó,  segniramente.  a  la  co- 
rrección   del    lenguaje,    el    Sr.    Castillo  j  -'  .•■ 

Ledón  con  decir  chocolatero;  mas.  es  (i)  Parece  que  la  .Vcademia,  advir- 
acreedor  a  la  exculpante  del  buen  sen-  !  tiendo  el  error,  volvió  sobre  sus  pasos, 
tido  y  la  eufonía.  ;.\1  diablo  mil  veces!  y  como  lo  más  prudente  en  caso  de 
la  .\cademia  con  su  chololatera  de  ]  ignorancia  es  callar,  en  su  Ha.  en. 
marras!  '  suprimió  la  etim.  de  marras. 


BETü 


—  204 


BATU 


ce  el  primero;  "Baile  y  mezcla  desor 
denada  de  hombres  y  mujeres. —  Ba- 
raúnda.— Confusión,  desconcierto  en 
acciones  y  cosas  en  que  intervienen 
muchas  personas.  Es  alusión  a  los  bu- 
lliciosos bailes  de  los  negros."  En 
cuanto  al  origen  difieren  en  opinión: 
Bayo  cree  que  es  de  origen  brasileño, 
porque  allí  es  usual  la  danza  (cuya 
descripción  de  un  avitor  anónimo 
transcribe) ;  Granada  opina  que  es 
probablemente  de  origen  africano. 

Sin  ir  muy  lejos,  fijándonos  en 
que  la  voz  entraña  la  misma  idea 
de  batuquear,  batir,  en  lo  de  mez- 
cla, revoltura,  podemos  creer  que 
no  sea  más  que  una  modalidad 
provincial  de  aquéllos,  por  simple 
derivación. 

Bayo  asegura,  además,  que  no  es 
voz  ríoplatense,  porque  la  registra 
CUERVO  en  sus  Apuntaciones  Crí- 
ticas, suponiéndola  derivada  del  fa- 
moso bazuquear,  mezclar. 

BATUQUEO,  m.  Acción  o  efecto 
de  batuquear. 

2.  m.  Cosa  batucada,  revuelta  y 
sucia. 

BAÚL.  "BAÚL  MUNDO,  el  gran- 
de y  de  mucho  fondo,  que  se  usa 
en  los  viajes."  Nuestro  BAÚL  MUN- 
DO no  se  caracteriza  porque  sea 
grande  ni  porque  sirva  para  viaje, 
sino  porque  tiene  departamentos  es- 
peciales para  cada  una  de  todas  las 
partes  del  indumento,  inclusive  pa- 
ra el  sombrero. 

No  es  mundo  porque  le  quepa 
mucho,  sino  porque  le  cabe  y  se 
puede  acomodar  en  él  de  todo,  es 
decir,  de  cuánto  entra  en  la  indu- 
mentaria de  la  persona.  Y  esto  nos 
parece  más  de  acuerdo  con  el  senti- 
do de  la  denominación.  Lo  dice  la 
expresión  proverbial  "el  mundo  es 
mundo,  porque  de  todo  hay  en  él." 

BEBEDERO,  m.  "Paraje  donde 
acuden  a  beber  las  aves."  Vaso  en 
que  se  pone  el  agua  a  los  pájaros 
en  la  jaula."  Para  nosotros,  paraje 
donde  acude  a  beber  el  ganado,  en 
los  campos,  y  por  extensión,  lugar 


favorable  o  a  propósito  en  los  ríos 
o  cualquier  otro  depósito  de  agua, 
para  que  bajen  a  beber  los  anima- 
les. 

Sucede  a  menudo  en  l-os  ríos  que 
no  en  cualquiera  parte  de  la  orilla 
pueden  bajar  los  animales,  como  el 
ganado,  ya  por  lo  empinado  del  ba- 
rranco o  por  lo  cenagoso  del  sue- 
lo, y  por  esta  última  causa  lo  mis- 
mo sucede  en  las  lagunas,  anxjyos, 
lagunetas  o  pozas  de  las  playerías. 
Pues  bien,  el  lugar  en  donde  por 
las  condiciones  favorables  de  la 
margen,  el  ganado  fácilmente  pue- 
de bajar  hasta  el  agua,  es  el  bebe- 
dero, aun  cuando  de  ordinario  no 
haya  ganado  que  beba  en  ese  lugar. 

No  entendemos  por  qué  la  Acad. 
restringe  el  uso  del  vocablo  al  lu- 
gar en  donde  beben  las  aves,  co- 
mo si  solamente  las  aves  bebieran, 
y  como  si  no  fuera  lo  más  común 
que  concurran  a  beber  a  lugar  de- 
terrñinado  los  animales,  que  como 
el  ganado,  pacen  en  una  área  de 
campo  limitada.  Además,  bebedero 
del  ganado  es  porque  permite  a  és- 
te la  posibilidad  de  bajar  en  él  pa- 
ra beber,  puesto  que  no  en  cual- 
quier lugar  puede  hacerlo  así,  en 
tanto  que  las  aves  dondequiera  pue- 
den posarse,  a  la  orilla  de  las  aguas 
y  beber  de  éstas.  V.  AGÍ- AJE. 

Colombia.  "Aplicamos  exclusivamen- 
te a  la  ganadería  las  voces  bebedero  y 
comedero  (lugar  a  que  el  ganado  acu- 
de a  beber  y  comer) ;  el  Dice,  trar 
comedero  (ai]^t.)  por  comedor,  bebede- 
ro, vaso  o  lugar  en  que  beben  las 
aves..."   (CUERVO  párr.  850.) 

No  hay  que  confundir  entre  nos- 
otros el  bebedero  con  la  aguada,  y 
menos  con  el  aguaje.  El  primero  es 
el  término  general,  que  designa 
cualquier  paraje  favorable  para  que 
beba  el  ganado;  la  aguada  es  un 
lugar  en  donde  se  hace  o  se  con- 
serva agua,  pudiendo  también  ser- 
vir como  bebedero  o  hacer  las  ve- 


BEBE 


205 


BECE 


veces  de  éste  .El  aguaje,  para  nos- 
otros, es  cosa  enteramente  distinta, 
de  las  dos  anteriores,  aunque  en 
México  y  otros  lugares,  es  sinóni- 
mo de  nuestra  aguada.  V.  BEBEDEr 
RO. 

BEBER,  a.  En  el  lenguaje  vulgar, 
sobre  todo  campesino,  se  llama  en 
general  el  acto  de  tomar  alimentos 
en  las  horas  reglamentarias,  siem- 
pre que  estos  consistan  principal- 
mente en  líquidos,  ya  sea  el  desa- 
yunarse, al  medio  día  o  por  la  tar- 
de. Como  la  gente  labriega,  y  más 
la  clase  indígena,  de  ordinario  se 
mantiene  en  el  trabajo  durante  el 
día  con  el  pozol,  hasta  la  noche  en 
que  llegan  a  comer  a  sus  hogares, 
son  de  estilo  estas  frases:  beber 
media  fagina,  o  fagina;  beber  tem- 
prano, por  desayunarse,  etc. 

Méx.  Como  mexicanÍ!?nio  nos  parece 
que  tiene  un  significado  más  gráfico, 
aplicándose  al  acto  de  tomar  cualquie- 
ra alimento  líquido,  aun  cuando  no 
sea  a  las  horas  reglamentarias  de  co- 
mida. 

"El  enamorado  de  la  huérfana  en- 
tró a  beber,  es  decir,  a  tomar  café." 
(DELGADO,  Calandria,  TV.  p.  34.) 

BEBER  FRÍO.  fr.  que  usamos  en 
el  sentido  fig.  de  la  académica  be- 
ber fresco  y  también  en  la  acepción 
de  no  darse  prisa,  ser*  demasiado 
lento,  o  apático,  indolente,  inacti- 
vo, perezoso,  tardo  en  obrar. 

BEBER,  o  BEBER  AGUA.  fr.  En 
el  juego  del  pijije  (V.),  y  en  otros, 
significa  quedar  la  tuta  en  contacto 
con  la  línea  que  marca  la  orilla  del 
cajón,  descanso,  etc.,  fuera  o  den- 
tro de  éstos,  caso  en  el  cual  se 
pierde  en  el  juego. 

BEBERAJE.  "(Tab.)  sm.  Breba- 
je." Ramos  y  Duarte  nos  cuelga  es- 
te beberaje,  por  brebaje,  que  no 
hemos  oído  jamás  en  labio  alguno 
de  tabasqueño.  ni  versado  ni  indoc- 
to. 

BEBIDA,  f.  Nombre  genérico  con 
que  se  expresa  en  el  lenguaje  vul- 


gar y  campesino  todo  alimento  lí- 
quido, pero  especialmente  el  que  se 
toma  en  las  horas  reglamentarias 
de  comida.  El  acto  mismo  de  tomar 
dichos  alimentos,  y  más  propiamen- 
te el  acto  del  desayuno  v  la  cena. 
V.  BATIDOR. 

2.  También  se  llama  así  la  can- 
tidad de  pozol,  u  otro  líquido,  que 
de  ordinario  entra  o  se  toma  en  ca- 
da acto:  una  bebida  de  pozol.  V. 
BATIDA. 

BECA.  f.  "Plaza  o  prebenda  de 
colegial."  En  nuestro  lenguaje  no 
tiene  otro  significado  que  el  de  la 
pensión,  mensual  de  ordinario,  con 
qtie  el  Estado  protege  o  ayuda  a  los 
estudiantes  pobres,  con  la  condición 
de  que  éstos,  una  vez  gi'aduados, 
presten  sus  servicios  profesionales 
en  empleos  oficiales.  De  ordinario 
sólo  se  dan  para  estudiar  la  can-e- 
ra del  Magisterio,  por  ser  de  maes- 
tros de  lo  que  más  urgente  necesi- 
dad y  frecuente  demanda  tiene  Ta- 
basco.  En  principio,  la  obra  del  go- 
bierno aparece  altruista;  aunque  de 
hecho  resulta  que  casi  siempre  las 
becas  son  una  de  tantas  canonjías 
o  prebendas  de  que  disponen  los 
que  menos  las  necesitan,  pero  que 
llegan  a  ellas  por  favoritismo  o 
por  influencias,  nunca  por  merecí- 
cimientos  personales.  ;Es  la  eterna 
ilógica  razón  de  la  sin  razón  de  la 
política  I 

Der.  Becar,  conceder  u  otorga:- 
una  beca,  y  becado,  da  (adj.),  alum- 
no que  tiene  beca,  que  estudia  pen- 
sionado por  el  gobierno.  La  Acad. 
no  registra  estos  vocablos;  pero 
existiendo  como  existe  el  sustanti- 
vo beca,  nada  parece  más  lógico  y 
natural  que  la  existencia  del  verbo 
y  los  adjetivos  anotados. 

BECADO.  DA.  B.  BECA. 

BECAR.  V.  BECA. 

BECERRRADA.  f.  V.  BECERRA- 
JJE. 


BEGE 


—  206 


BEJU 


BECERRAJE.  m.  "Conjunto  de 
becerros."  (ICAZB.)  En  Tabasco  di- 
cen también  los  ganaderos,  la  be- 
cerrada. 

BEJUCO.  Bayo,  en  su  Voc.  sud.- 
am.  se  expresa  así,  al  hablar  de  es- 
ta planta:  "Trepadora  que  crece  de 
abajo  arriba,  hasta  subirse  a  la  co- 
pa de  los  más  altos  árboles.  Sus  ca- 
prichosas espirales  y  el  grosor  de 
su  diámetro  dan  a  los  bejucos  la 
apariencia  de  enormes  boas  enros- 
cadas a  los  troncos  de  los  árboles 
de  la  selva,  siendo  realmente  otros 
tantos  constrictores  vegetales,  co- 
mo el  agarrapalo  o  suelda.  Hay  be- 
jucos tan  duros  o  resistentes,  que 
como  el  güembé  y  el  isipó,  se  em- 
plean como  amarras  y  cordeles;  al- 
gunos dan  una  leche  narcótica,  co- 
mo el  verbasco;  de  otros  come  el 
ganado,  como  el  hediondo  cutuqui, 
de  olor  parecido  al  ajo.  Otros  dan, 
a  una  simple  incisión,  agua  fresca, 
como  el  "bejuco  de  agua"  (Bigno- 
nia  aquosa.  Nicolson.)  Los  más  son 
venenosos,  singularmente  los  del 
género  Strychnos,  de  los  que  se  ex- 
trae el  famoso  curare,  veneno  vege- 
tal con  el  que  envenenan  sus  fle- 
chas algunos  salvajes  amazónicos. 
Los  bejucos  del  curare  son:  Stry- 
chnos Crevaux  de  la  Guayana;  el 
Castelneauna  del  Perú;  el  iyupeusis 
Planchón,  etc."  Cuanto  este  autor 
refiere  en  loor  de  aquella  flora  pró- 
diga y  exuberante  de  Sur  América, 
puede  decirse  igualmente  de  la 
nuestra  no  menos  rica  ni  menos  va- 
riada. Enumeraremos  solamente  al- 
gunos de  los  bejucos,  clasificados 
por  nuestro  malogrado  sapientísi- 
mo naturalista  D.  José  N.  Rovirosa, 
único  cantor  y  entusiasta  burilado.- 
de  las  glorias  de  la  naturaleza,  que 
consagró  su  vida  a  estudiar  y  a  di- 
vulgar los  secretos,  la  prodigalidad 
y  la  rareza  de  la  flora  y  la  fauna 
tabasqueñas.  Son  aquéllos:  de  las 
Bignoniáceas,   el   bejuco      de      ajo 


(Bignonia  aliacia,  Lam.),  el  bejuco 
de   canoa    (B.    laurifolia.   Vahl.),   el 
bejuco  de   iguana   (B.  sp?),  el  tres 
lomos  y  el  abundantísimo  y  pródigo 
bejuco  de  agua   (B.  aquosa  Nic.  de 
Bayo)  que  da  de  beber  al  sediento 
caminante  cuando  perdido  en  lo  in- 
trincado de  la  selva  o  rendido  por 
una  larga  caminata,  están  fuera  de 
su  alcance  el  arroyito  de  agua  cris- 
talina,  el   río  o   la  laguna;    el   be- 
juco de  amolé  (Entrada  polystachya 
D.  C.)  y  el  bejuco  de  mondongo  (E. 
p.),  de  las  leguminosas;   el  de  chi- 
quihuite       (Smilex      mexicana, 
Griseb.),  liliácea,  muy  usado  en  la 
I  fabricación  de  canastos  y  yaguales; 
I  el  bejuco  loco  (Vltis  sicyoldes,  Ba- 
ker.),  ampelídea;    dos   especies   de 
bejuco  de  tachicón:    el     Tetracera 
Ovatifolia,    D.    C   y   el   I.   volubills. 
'■  Linn.,  de  las  dilenáceas.  Todos  es- 
í  tos   bejucos   son   útiles   y   valiosísi- 
mos auxiliares  del  campesino;    pe- 
,  ro  el  indispensable,  el  verdadero  la- 
;  zo  de  unión  para  toda  clase  de  cons- 
i  trucciones     agrestes     es  el  bejuco 
blanco:    con  el  jahuacte,  el  padrón 
"de  nacer  o  el  poste,  sirve  de  amarra 
a  la  cinta  y  constituye  la  cerca;  con 
el  horcón,  la  solera  y  la  viga,  la  va- 
razón  y  el   guano,  amarrando  con- 
venientemente estas     diversas  pie- 
zas,  entra  en  la  formación   de  las 
casas;  y  sirve,  en  fin,  para  la  ama- 
rra del  seto,  para  palangre  y  para 
]  la   construcción    de   la    naza    y    del 
toldo   (en  la  amarra  y  en  el  arco). 

i     Macías  define  magistralmente  el 
¡bejuco:  "Denominación  genéi;ica  — 
'  dice — que  se  da  en  toda  la  América 
a  las  plantas  sarmentosas  de  tallo 
largo  y  delgado,  ya  sean  rastreras, 
ya  trepadoras.  Los  bejucos  son  por 
lio   regular     silvestres    y    comunísi- 
mos; se  hace  de  ellos  el  mismo  uso 
que   de   los   mimbres   de   Europa  y 
i  llevan  nombres    particulares.. ..... 

.'  etc." 


BEJU 


?07 


BEJU 


BEJUCO  DE  AMOLÉ.  V.  BAR- 
BASCO. 

JALAR  BEJUCO,  fr.  fam.  fig..  an- 
dar por  los  cerros  de  Ubeda.  Di  cese 
del  que,  sin  estar  debidamente  en- 
terado del  curso  de  una  plática, 
tercia  en  ella  hablando  de  cosa  dis- 
tinta a  la  que  se  ti-ata,  por  mala 
inteligencia  de  la  materia,  úsase  de 
ordinario  con  el  verbo  estar;  ese 
está  JALANDO  BEJUCO.  Muy  usa- 
da en  el  lenguaje  familiar. 

BEJUQUEADA,  t.  Nos  parece 
más  propio  que  bejuqueda,  azotai- 
na dada  con  bejuco,  por  más  que 
la  Acad.  registre  sólo  esta  última 
forma  como  buena,  y  asignándole 
la  condición  de  peruanismo.  Macias 
dice  (art.  BEJUQUERA,  p.  157): 
"En  el  Dice,  aparece  bejuqueda  por 
errata  seguramente."  No  es  así, 
puesto  que  se  halla  en  las  ediciones 
sucesivas,  hasta  la  vigente  décima- 
cuarta.  Además,  la  sinonimia  de 
paliza,  única  explicación  de  la  voz 
dada  por  la  H.  Corporación,  no  es 
del  todo  precisa  ni  adecuada  como 
definición,  puesto  que  la  paliza  se 
da  con  palo,  cuerpo  duro,  en  tanto 
que  la  BEJUQUEADA  tiene  más  de 
latigazos  o  az-otes  que  de  golpes. 
En  la  acepción  de  bejucal  es  ente- 
ramente inusitada  entre  nosotros. 

Por  último,  no  pertenece  a  la  ín- 
dole del  castellano  la  tenninación  o 
desinencia  eda  con  el  significado 
primario  de  acción,  golpe,  sino  co- 
mo dice  Monlau  (Dice,  etim.,  p.  95), 
en  la  condición  de  "afine  de  ada". 
Su  carácter  es  siempre  y  más  exac- 
tamente rolectivo:  arboleda,  alame- 
da, etc.  V.  BEJUQUERA. 

2.  f.  A'^anuleada  que  da  la  beju- 
quilla.    (V.) 

BEJUQUEAR,  a  "Per.  Varear, 
apalear."  Doble  yerro  de  la  Acad.. 
que  en  materia  de  americanismos 
se  muestra  más  ignorante  que  nos- 
otros en  eso  de  cantar  misa.  Ni  es 


peruanismo  ni  significa  eso.  BEJU- 
QUEAR es  azotar,  pegar  con  beju- 
co, no  varear  (pegar  con  vara)  ni 
menos  apalear  (pegar  con  palo). 
Siendo  bejuco  el  específico  y  palo 
el  genérico,  es  derecho  inferir  que 
los  verbos  derivados  de  estos  nom- 
bres sigan  la  misma  índole.  V.  EM- 
BEJUCAR. 

2.  a.  Azotar  la  bejuquilía  con  la 
cola. 

BEJUQUERA,  f.  Interesante  dis- 
quisición hace  acerca  de  esta  voz 
el  erudito  Sr.  Macias.  "Sign.  Un. 
"Prov.  cub.  Nombre  genérico  de  las 
enredaderas  muy  cerradas  y  fron- 
dosas." Salva. — Sinon.  "Sinónimo 
de  bejucal,  poco  usado;  aunque  be- 
jucal se  entiende  en  mayor  exten- 
sión, o  abundancia." — (Uich.)  Esto 
puede  tomarse  como  una  objeción 
a  la  sinonimia  absoluta  que  estable- 
ce la  Acad.  entre  bejuquera  y  be- 
jucal." 

Distingamos.  Para  nosotros  hay 
verdadera  diferencia  entre  una  co- 
sa y  otra:  bejucal  es.  como  colec- 
tivo, el  conjunto  de  bejucos,  el  bos- 
que o  parte  de  éste  en  que  abun- 
da el  bejuco  o  en  que  la  mayoría  de 
las  plantas  son  de  esta  clase;  la 
bejuquera,  es  el  terreno  propicio 
para  la  producción  del  bejuco,  el 
lugar  en  donde  de  ordinario  se  cría 
o  produce  la  planta  del  bejuco.  En 
los  bosques,  por  lo  común,  el  be- 
juco abunda,  en  los  bajos  o  partes 
húmedas  del  terreno:  éstas  son  las 
BEJUQUERAS,  aún  cuando  por  cir- 
cunstancias especiales  no  haya  be- 
juco en  ellas. 

BEJUQUILLA.  f.  "Bejuco.  Cule- 
bra muv  venenosa,  que  abunda  en 
la  provincia  de  Guayaquil."  (SAL- 
VA) "Se  llaman  bejuquillos  unas 
sierpes  muy  delgadas  de  América 
en  los  Andes,  según  Ulloa."  (Bach. 
c.  p.  MACfAS.)  La  nuestra  es  de 
nombre  diminutivo  de  bejuco,  pero 


BELLA 


208 


BELLA 


en  femenino.  No  es  venenosa,  y  a 
pesar  de  la  conseja  campesina  muy 
generalizada,  de  que  se  enrosca  en 
la  pierna  del  hombre,  cuando  la 
tropieza  a  su  paso,  y  le  azota  fuer- 
temente con  la  cola  hasta  sangrarle 
las  carnas,  confesamos  que  jamás 
hemos  tenido  un  caso  presencial  en 
nuestra  vida  campesina,  ni  siquiera 
testimonio  fehaciente  de  autentici- 
dad indudable  acerca  de  la  curiosa 
anécdota  del  animalito  éste  que  pa- 
sa por  completamente  inofensivo, 
pues  siempre  le  hemos  visto  hm'r 
medrosamente  por  la  maleza  o 
cuando  más  levantar  la  cabecita,  sa- 
car y  meter  violenta  y  continuada- 
mente la  lengüecilla  bífida  y  chis- 
pear sus  ojillos  irritados  y  vidrio- 
sos. 

Méx.  En  algunos  lujíares  de  la  Repú- 
blica la  llaman  chirrionera,   sepún  te- 
nemos   entendido  de   alg-unas   descrlp 
ciones: 

"  La  chirrionera  suele  crecer  hasta 
ima  y  media  varas,  y  su  diámetro 
treí3  pulgadas:  es  demasiado  veloz  en 
su  carrera,  no  es  venenosa,  y  para 
ofender,  sujeta  las  piernas  de  los  hom- 
bres con  la  parte  superior  de  su  cuer- 
po, y  con  la  cola  le  azota."  (Dice. 
Univ.,  art.  Tasqulllo,  t.  X.  ITI  del 
Apénd.,   p.    476.) 

BELLACO,  m.  (Musa  paradisia- 
ca.) Una  de  las  varias  especies  de 
la  familia-  de  los  plátanos  en  Ta- 
basco:  llamado  también  hartón  o 
plátano  largo,  por  el  enorme  tama- 
ño del  fruto,  a  veces  hasta  de  una 
tercia. 

"La  f.imilia  de  las  musáceas  está 
renrosentada  por  varias  especies  en  el 
Est.ido,  siendo  las  principales:  pláta- 
no largo  o  bellaco  (Musa  paradisíaca); 
plátano  dominico  (Musa  reqla);  pláta- 
no manilo  o  Cost.a-Rica  (Musa  texti- 
les); plátano  gunico  (Musa  saplentu- 
ron) ;  plátano  manzano  (Musa  cambu- 
re) ;  plátano  morado  (M.  violácea)  (1): 
plátano  enano  (Musa  so?)."  (CORREA, 
R«^seña  Económica  de  Tabasco,  p. 
100.) 


(It  ROVIROSA  denomina  esta  espe- 
cie M.   rosácea. 


i       "Muchas   variedades    o    especies   del 

i  Musa   se  cultivan  hoy  en   Alacuspana, 

pero  las  principales  son  el  plátano  ar- 

ton   o  bellaco    (M.    p ),   el   Dominico 

j  (M.    r ),    el     Guineo     amarillo      (M. 

!  sap...)  y  el  Guineo  morado  (M.  rosá- 
i  cea."  (ROVIROSA,  el  Partido  de  Ma- 
¡  cuspana,    MS.,  pp.   98  y  99.) 

i      2.  Nombre  de  la  fruta  misma. 
i      Dejaríamos  de  ser  fieles  a  nues- 
I  tro  regionalismo  de  tabasqueños,  si 
'  tratándose  de  un  producto  tan  re- 
gional de  Tabasco,  como  el  plátano, 
I  acaso  el  más  rico  en  todas  las  acep- 
'  ciones  que  puede  tener  esta  voz  y 
I  el     que  está     llamado     a  hacer  de 
nuestro  Estado  un  emporio  agrícola 
de  la  América,  dejáramos  de  consig- 
í  nar  páginas  descriptivas  de  la  plan- 
ta y  del  fruto  que  nos  ha  dejado  el 
i  más   grandilocuente  observador  de 
nuestra  naturaleza  tabasqueña,     el 
I  incomparable  Don  José  N.  Roviro- 
I  sa.   En  sus  palabras   que  vamos  a 
I  trasladar  aquí,     campean  como  en 
I  todos  sus  escritos,  no  solamente  la 
'  erudición,  águila  de  soberbio  vuelo 
que   garantiza  lo   que   el   sabio   es- 
1  cribe,  sino  la  galanura  del  estilo,  la 
i  corrección  del  lenguaje,  que  no  fue 
:  menos  sabio  que  poeta,  ni     menos 
tratadista  que  cantor  al  estudiar  las 
grandezas  de  la  flora  y  la  fauna,  y, 
por  último,  un  "sabor  de  la  tierru- 

ca"  que  destila  todo  el  jugo  de    un 
:  tabasqueñismo  quintaesenciado,    en 
j  esa  original  y  verídica  descripción 
I  llena  de  colorido  y  de  vigor,     que 
¡  nos  hace  de  la  preparación  culina- 
i  ría  del  plátano,  terminando  con  una 
sabia  conclusión  filosófica  en  que  se 
revela  el  optimista,  el  soñador,  asi- 
do a  una  esperanza  siempre  y  por 
i  donde  se  transparenta  el  perfil  psi- 
1  cológico  de  nuestro  pobre  indio,  re- 
:  siduo      maltrecho   y   resquebrajado 
I  por  el  engranaje  de  la  máquina  so- 
I  cial.  en  el  voltear  constante  de  la 
evolución  humana!   Oigámosle,  que 
bien  vale  consagrar  minutos  aunque 


BELLA 


—  209  — 


BELLA 


luengos  pero  de  oro  a  tan  ameno  y 
fructífero  divertimiento: 

"Una  de  las  plantas  más  útiles, 
"entre  las  muchas  que  se  culti- 
"van...  es,  sin  duda,  el  plátano  o 
""musa,  por  el  gran  partido  que  saca 
■"de  ella  un  pueblo  cuya  mayoría 
■"se  alimenta  casi  exclusivamente 
■"de  vegetales. .  .  Su  propagación  no 
"poda  ser  mayor...  en  donde  no 
■"existe  una  hacienda,  ni  una  sola 
■"choza  por  aislada  que  esté  entre 
■"los  bosques,  en  donde  no  se  en- 
■"cuentre  vegetando  esta  preciosa 
"planta,  a  la  sombra  de  otras  mu- 
■"chas  de  las  que  bordan  el  camino 
■"o  circundan  la  habitación  del  indí- 
■"gena. 

"Existe  un  fenómeno  curioso  en 
""la  vegetación  de  las  dos  primeras 
■"especies  (Plátano  artón  y  domini- 
■"co)  y  es,  que  si  se  siembra  el.chu- 
■"pón  del  artón  invertido,  se  con- 
■"vierte  en  dominico,  y  viceversa. 

"Regularmente  se  siembra  el  plá- 
■"tano  a  cuatro  varas  de  distancia. 
"'Al  cabo  de  los  ocho  o  nueve  me- 
"ses,  apai-ece  en  el  centro  del  an- 
■"cho  penacho  que   forman   su^s   ho- 
"jas  una  espiga  espatoidea  cubierta 
de  flores.     A  éstas     suceden     bien 
■"pronto  los  frutos,  en  forma  de  un 
■"hermoso   racimo   que    contiene   de  . 
■"160  a  180  bayas  de  8  a  9  pulgadas 
"de  longitud  (Artón)  por  una  y  me- 
■"dia  de  diámetro.  Cuando  se  corta 
■"el  fruto,  se   derriba  la  mata,  que 
■"ya  no  puede  producir  más,  y  que- 
■"dan  a  su  derredor  varios  hijos  o 
■"vastagos  de  dos  tercios  de  su  al- 1 
■"tura  que  preparan  una  nueva  co-  ; 
■"secha   para    cuatro    o    seis    meses  , 
"después,  y  por  esta  constante  re-  i 
"producción,  se  puede  estar  explo- 
"tando  un  platanar,  sin  que  le  fal- 
"ten  frutos.  Esta  vegetación  se  cui- 
"da  limpiando  de  vez  en  cuando  el 
■"tronco  de  las  matas,  y  es  el   cul-  ^ 
^'tivo  más  sencillo  que  existe,  sien- ' 


"do  los  platanares  más  fáciles  de 
"conservar  aquéllos  que  se  encuen- 
"tran  en  las  orillas  de  los  ríos. 

"La  preparación  culinaria  del  plá- 
"tano  es  también  de  las  más  sen- 
"cillas:  se  fríen,  y  se  cuecen  en 
"agua  hirviendo,  o  al  homo,  o  de- 
"bajo  de  la  ceniza  (plátano  asado); 
"aunquo  de  esas  cuatro  maneras  es 
"como  se  usa  el  fruto  del  Musa, 
"existen  infinitas  prej)araciones  por 
"medio  de  las  cuales  los  indígenas 
"saben  hacer  de  esta  fruta  un  ali- 
"mento  agradable  a  la  vez  que  nu- 
"tritivo.  Los  trabajadores  del  cam- 
"po,  en  medio  de  las  fatigas  que 
"padecen  por  el  clima  abrasador  en 
"que  habitan,  no  tienen  muchas  ve- 
"ces  otro  alimento  que  el  plátano, 
"y  aunque  a  primera  vista  parecerá 
"extraño  que  una  pulpa  melosa  pue- 
"da  sustentar  al  hombre,  es  un  he- 
"cho  que  el  indio  no  necesita  otras 
"sustancias  que  ésta  y  el  maíz  (pa- 
"ra  la  bebida  que  es  el  pozol).  Tan 
"cierto  es  esto  que  di'íiriamente  se 
"oye  decir  que  para  que  los  habi- 
"tantes  de  Tabasco  trabajen  más, 
"sería  necesario  destruir  los  plata- 
"naresl  Los  que  asf  se  expresan 
"han  pretendido  ver  en  la  fecundi- 
"dad  de  los  trópicos  un  ejemplo  fi- 
"losófico  del  estado  de  la  naturale- 
"za  humana  y  de  las  condiciones  de 
"su  desarrollo.  Creen  que  el  hom- 
"bre  no  puede  hacer  progresos  sino 
"bajo  la  necesidad  de  ima  excita- 
"ción  viva  y  continua.  Semejante 
"modo  de  raciocinar  se  funda,  co- 
"rno  hemos  dicho,  en  que  el  indi- 
"viduo  de  la  zona  tórrida  encuentra 
"en  el  plátano  el  pan  de  cada  día 
"que  le  basta  para  satisfacer  sus 
"necesidades  físicas,  de  donde  re- 
"sulta  que  reposando  siempre  sobre 
"una  seguridad  permanente,  se  ve 
"en  su  frente  el  sello  de  la  inercia 
"y  de  la  ociosidad,  impreso  con  ca- 
racteres  indelebles.  No     obstante 

14 


BELLA 


—  210  — 


BELLO 


"estas  consideraciones,  hasta  cierto 
"punto  fundadas  en  hechos  positi- 
"vos,  creemos  que  sin  apelar  a  me- 
"didas  violentas  Tabasco  progresa- 
"rá."  (El  Partido  de  Macuspana, 
MS.,  pp.  98  a  101.) 

Ríopl.  Avmqiie  Granada  no  habla  de 
esta  especie  de  plátano,  como  no  ha- 
bla ningún  otro  tratadista  del  lengrua- 
je  popular  de  los  países  indolatinos 
(México  inclusive),  excepto  Bayo, 
creemos  que  1^  variedad  de  la  Muset 
de  que  tratamos  es  natural  también 
de  Sur  América,  toda  vez  que  este 
autor  la  menciona,  por  más  que  ha- 
ya quien  pueda  sospechar  tal  vez  al- 
guna- hipérbole  en  la  descripción  del 
fruto:  "BELLACO  o  HARTA  BELLA- 
CO. (1)  "Plátano  grande  del  tamaño 
"de  una  berenjena  y  peso  de 'libra  y 
"media  a  dos  libras  (?),  así  llamado 
"porque  con  uno  basta  para  aplacar 
"el  hambre  más  bellaca.  Llámanle  en 
otras  partes  "banana  de  la  tierra." 
Según  hemos  visto,  Rovirosa  le 
asigna  al  nuestro  de  8  a  9  pulgadas 
de  largo  por  una  y  media  de  grueso, 
y  el  Sr.  Correa  (Reseña  Económica  de 
Tabasco,  p.  1*^1),  refiriéndose  al  mis- 
mo, dice:  "Hay  una  especie  de  pláta- 
no cuyos  frutos  alcanzan  una  longitud 
de  30  a  3.5  cmts...  Cada  plátano  va- 
ría entre  50  y  2.50  gramos  de  peso." 
Lo  cierto  es  que  el  bellaco  se  cría  tan 
grande  como  dice  el  Sr.  Correa  y  pue- 
de por  lo  mismo  pesar  una  y  media,  o 
dos  libras,  como  le  asigna  Bayo,  muy 
naturalmente. 

BELLACO,  CA.  adj.  Idiota,  men- 
tecato, necio,  pobre  de  entendi- 
miento y,  a  mayor  abundamiento, 
babieca,  tonto  de  capirote,  sin  el  as- 
'pecto  de  los  que  tienen  siquiera 
"la  viveza  del  ratón",  ú.  t.  c.  s.  De 
suerte  que,  para  nosotros,  el  BE- 
LLACO no  tiene  nada  de  "malo,  pi- 
caro, ruin,  astuto,  sagaz",  como  el 
de  la  Docta  Corporación;  antes 
bien,  es  bonachón,  sin  malicia;  ni 
ruin  ni  elevado,  sino  vulgar;  ni  as- 

(1)  Hemos  creído  que  la  denomina- 
cin  de  artón  que  acertadamente  le  da 
el  Sr.  Rovirosa  a  nuestra  espacie  au- 
'tóctona.  sea  hartón  (con  h),  posible- 
mente derivada  de  hartar,  porqtie  en 
realidad  un  plátano  bellaco,  por  sí  so- 
lo,  és  capaz  de  producir  un  hartazgo. 


tuto  ni  sagaz,  sino  simple  y  boba- 
licón. 

Muy  otro  es  también  su  significa- 
do,  tanto  por  las  mismas  tierras  pa- 
trias como  por  las  exóticas,  como 
veremos  en  seguida;  significado 
que,  dicho  sea  de  paso,  es  descono- 
cido y  enteramente  inusitado  en 
Tabasco. 

Méx.  "Dícese  de  la  cabalgadura  que 
tiene  resabios  y  es  muy  difícil  de  go- 
bernar."  (ICAZB.) 

Ríopl.  "Dícese  de  la  cabalgadura 
que  es  difícil  de  gobernar  y  que  se 
encabrita  con  frecuencia."  (GRANA- 
DA.) 

BELLOTA,  f.  Nombre  que  suele 
darse  a  la  espata  o  garrancha  del 
plátano,  llamada  también  mazorca, 
que  después  se  descompone  en  dos 
partes:  el  racimo  propiamente  di- 
cho, formado  por  el  conjxmto  de  las 
bayas,  dispuestas  en  gajos,  y  el 
conjunto  de  brácteas  y  flores  que 
forman  un  macizo  en  el  extremo 
del  eje,  por  separado  del  racimo. 
En  C.  América,  chira  (V.)  En  Mé- 
xico la  palabra  bellota  expresa  un 
adorno  desconocido  entre  nosotros. 

"3.  Los  grupos  de  flores  de  la  par- 
te inferior  (del  eje  floral  del  pláta- 
no) tiene  al  contrario  sus  estambres 
con  un  desarrollo  perfecto.  Se  pre- 
sentan bajo  la  forma  de  cinco  lámi- 
nas anchas  que  en  los  bordes  de  la 
mitad  superior  tienen  un  saco  políni- 
co. En  cambio  el  ovario  está  atro- 
tiado  y  de  consiguiente  estas  floras 
pueden  llamarse  machos.  El  resto  de 
brácteas  y  flores  de  esta  clase,  aún 
no  desenvueltas,  fprman  vma  bola 
ovoide,  nombrada  bellota,  colgante  a 
la  extremidad  del  eje."  (MTNZ.,  Roa- 
tán    Tabasco,   p.    6.) 

Méx.  BELLOTA,  f.  Adorno  de  pa- 
samanería que  consiste  en  vma  pie- 
cecita  de  madera,  más  o  menos  se- 
mejante a  una  bellota,  y  cubierta  d<^ 
hilo  de  seda  o  de  lana.  Un  fleco  con 
BELLOTAS."    (ICAZB.) 

C.  Amér.  "La  chira  de  la  fruta  del 
banano  es  familiar  para  cualquiera 
que  viva  en  los  trópicos:  ella  apare- 
ce en  la  cima  del  vastago  y  luego  se 
inclina  y  deja  colgar,  semejando  una 
botella.  ...El  manojo  de  flore?  que 
permanecen  sin  descubrirse  (el  reato 
de  la  chira)   no  es  productor  de  fi"u- 


BEMB 


—  211 


BEND 


tos  y  es  más  bien  superfluo  para  el 
banano."  (Informes  del  Cónsul  de 
México  en  San  José  de  C.  Rica,  refe- 
rentes al  cultivo  del  plátano,  1910,  p. 
6.) 

Gagini  nos  cuenta  algo  más  de  la 
chira:  "Como  es  de  color  rojizo  ajiio- 
ratado,  el  pue1>lo  emplea  la  frase  "po- 
nerse como  una  chira",  para  expresar 
que  una  persona  se  ha  puesto  muy 
colorada   o  encendida." 

2.  Nombre  que  da  la  gente  del 
campo  a  los  testículos  del  caballo 
joven,  sobi'e  todo  al  primero  que 
deja  verse  en  el  escroto. 

BEMBA,  "sf.  Bezo,  belfo,  labio 
grueso."  Esto  dice  Ramos  y  Duar- 
te  (Dice,  de  mexicanismos,  p.  550), 
que  significa  la  voz  en  Tabasco  y 
Guerrero.  En  Gro.  puede  ser.  que 
en  tocante  a  nuestro  Estado,  protes- 
tamos no  haber  oído  usarla  jamás, 
ni  en  esa  ni  en  ninguna  otra  acep- 
ción. En  esta  Ciudad  de  México  he- 
mos advertido  el  uso  del  adjetivo 
bembo,  simple,  sin  gracia,  soso. 

BENDECIR,  f.  "Consagrar  al  cul- 
to divino  alguna  cosa,  mediante  de- 
terminada ceremonia."  Esta  costum- 
bre tradicional  de  la  bendición,  pro- 
pia de  la  religión  cristiana,  y  usa- 
da aún  hoy  d'a  por  nuestro  pueblo 
para  estrenar  la  casa  o  inaugurar 
cualquiera  empresa  u  obra  nueva, 
fue  también  de  uso  común  entre  los 
aztecas,  según  el  P.  Duran  nos  la 
describe  en  este  pasaje:  "Auia  de 
"ocho  en  ocho  años  renouacion  o 
"reidificacion  deste  templo  y  a  la 
"renouacion  del  sacrificauan  vn  >x- 
"dio  con  otras  muchas  cerimonias  a 
"manera  de  dicacion  de  yglesia  y 
"consagración  de  templo  de  la  qual 
"bendición  es  muv  notorio  que  oy 
"en  dia  vsan  en  las  cassas  acaua- 
"das  de  edificar  antes  que  los  due- 
"ños  entren  en  ellas  haciendo  aque- 
"Uas  cerimonias  en  ellas  que  anti- 
"guaraente  ussaban  en  la  renoua- 
"Cion  o  edificación  de  sus  cassas  y 
"templos .....  quan  general  sea  en- 
"tre  ellos  el  vssar  desta  cerimonia 


"en  la  cual  comen  y  beben  y  baylan 
"y  derraman  por  todos  los  rincones 
"bino  y  el  mesmo  dueño  toma  un 
"ticon  encendido  de  lunbre  nueba  y 
"échalo  a  unas  partes  y  a  otras  to- 
"mando  con  aquello  posesión  de  la 
"cassa  quel  edifico...."  (Historia 
de  las  Indias  de  N.  España,  t.  II,  p. 
132.) 

Actualmente  se  acostumbra  en 
México,  poco  más  o  menos  al  igual 
que  hace  cosa  de  medio  siglo,  se- 
gún nos  lo  describe  D.  José  I.  Cué- 
Uar  (Facundo),  en  estas  amena*  lí- 
neas: 

"Cuando  llegaron  nuestros  conocidos 
ya  estaba  revestido  el  padrecito  y  en- 
cendidas las  velas. 

Xo  había  motivos  serios  para  su- 
poner que  entre  aquellas  paredes  fres- 
cas se  hubieran  albergado  los  diablos, 
porque  no  tenían  oVijeto;  pero  el  sa- 
cerdote procedió  como  si  allí  estuvie- 
ran todos  juntos,  y  hacía  de  cuenta 
(la  cuenta  de  que)  que  en  cada  rin- 
cón estaba  cuando  menos  uno  a  juz- 
gar i>or  los  sitios  a  donde  se  dirigían 
,  los  conjuros  en  latín  y  los  asperjes 
de  agua  bendita-  Algunas  devotas  ae 
encargaban  de  regar  flores  deshoja- 
das allí  donde  ellas  suponían  también 
que  acababan  de  huir  los  demonios." 
(Mariditos,  cap.  VII.  pp.   126  y  127.) 

Semejante  es  la  ceremonia  de  es- 
tilo hoy  todavía  entre  el  bajo  pue- 
,  blo,  aunque  principalmente  sea  im 
pretexto  para  comer,  beber  y  bailar, 
con  asistencia  de  las  amistades  y 
relaciones  íntimas,  y  a  veces  de  to- 
da la  vecindad. 

En  Tabasco.  cuyo  pueblo  es  fibe- 
ral  como  pocos,  esta  ceremonia  añe- 
ja   ha    quedado    relegada    casi    por 
completo  a  la  clase  indígena,  y  aun 
entre  ésta  pierde  terreno  día  a  día. 
BENDITO,  m.  Nombre  que  se  da 
también  al  cántico  del  alabado.  (V.) 
Bayo    trae   las    frases    "Rezar      un 
bendito",  rezar     un     padrenuestro, 
por  la  posición  de  las  manos  cuan- 
■  do  se  juntan  para  orar,  y  "Hacer  un 
'  bendito",  hacer  con  estacas  y  lonas 
I  o  poncho  una   cubierta  en  ángulo. 


BENE 


212  — 


BERRI 


En  este  sentido  parece  equivaleí-  a 
nuestro  rancho  o  champa.   (V.) 

BENEFICIAR,  a.  Hablando  de 
una  res  significa  destazarla  prepa- 
rándola, ora  descuartizada  y  picada 
para  la  venta  o  el  consumo  inme- 
diatos, ora  tasajeada  y  salada  para 
conservarla  algún  tiempo.  Es  gené- 
rico de  aliñar,  el  cual  se  refiere  es- 
pecialmente a  la  única  labor  de  re- 
ducir la  res  a  pedazos,  en  forma 
que  pueda  venderse;  en  tanto  que 
BENEFICIAR  es  más  extenso  y 
comprende  no  sólo  esa  prepaiación, 
sino  la  elaboración  subsiguiente  pa- 
ra poder  conservar  la  carne.  V.  ALI- 
ÑAR. 

Cuba.  nCH.  y  MAGIAS  citan  las 
dos  acepciones  que  da  Arboleya:"  I), 
"castrar",  esto  es,  destruir  los  órga- 
nos de  la  generación;  y  II),  matar, 
descuartizar  y  limpiar  una  res  para 
su  consumo."  La  prlmei'a  acepción  es 
totalmente  distinta  de  la  nuestra,  y  la 
segunda  equivale  propiamente  a  la 
que  damos  a  aliñar. 

Hond.  "Descuartizar  y  vender  al 
menudeo  una  res",  dice  MEMBREÑO. 
Esto  os  también  distinto  del  verbo 
que  estudiamos,  y  distinto  también  de 
aliñar.  Más  bien  equivale  a  picar,  en 
nuestra  acepción  provincial.  (V.)  Es 
general  en  C.  América  el  significado 
que  da  Membreño,  según  Salazar  Gar- 
cía   (Ob.    cit.,    p.    50.) 

BENEFICIO,  m.  Operación  que 
comprende  la  serie  de  procedimien- 
tos por  medio  de  los  cuales  se  pre- 
para o  descuartiza  la  res  hasta  po- 
ner la  carne  en  condiciones  de  po- 
derse expender  o  de  ser  guardada, 
cuandr>  no  se  vende  fresca. 

BENEQUÉN.  m.  Medida  menor 
de  capacidad  en  que  se  vende  de 
ordinario  al  menudeo  la  cal  común 
o  de  uso  doméstico:  equivale  más 
o  menos  a  un,  cuartillo.  La  medida 
mayor  es  la  BARRICA.  (V.) 

2.  Por  extensión  se  llama  así.  ge- 
neralmente también,  la  envoltura 
misma  en  que  se  contiene  la  cal; 
hecha  por  lo  común  de  vaqua,  con 
dos  o  tres  amarras  paralelas  y  do- 
blando hacia  el  centro,  sobre  una 


misma  cara,  los  extremos  y  orillas 
de  aquélla. 

Parece  que  esta  voz  no  es  más 
que  una  corrupción  de  la  palabra 
henequén,  de  donde  se  deriva,  por 
alusión  sin  duda  a  la  cuerda  con 
que  se  ata,  que  es  generalmente  de 
henequén,  o  a  que  en  un  principio 
la  envoltura  haya  sido  hecha  de  es- 
ta misma  fibra  o  de  la  penca  del 
maguey  de  que  ella  proviene.  Así  se 
decía  hasta  hace  poco  tiempo,  y 
tengo  entendido  que  aun  se  usa  en 
Yucatán,  de  donde  es  originaria  se- 
guramente, aunque  más  bien  se 
aplicaba  a  la  que  hoy  llamamos  ba- 
rrica. 

"Sal  en  henequenes  de  4  en...  fane- 
ga..." (Compilación  de  Decretos  de 
Tab.,    Tarifa,    p.    G4.) 

BERENJENITA,  BERENJENI- 
LLA,  más  comúnmente  llamada 
berenjenita  peludita.  (Solanum 
mammocum.  L.)  f.  Planta  anua  y 
palustre,  de  tallo  y  hojas  espinosas, 
de  la  familia  de  las  solanáceas; 
crece  en  las  playerías  al  bajar  las 
aguas,  junto  con  el  pancaliente; 
produce  una  fruta  más  parecida  al 
tomate  que  a  la  berenjena.  Se  ase- 
meja a  esta  planta  en  la  forma  de 
la  hoja. 

"La   sombra de   los....    árboles 

permitía  prosperar,  las  yerbas  rastre- 
ras, como  la  berenjenilla."  (RODR. 
BELTRAN,  Pajarito,  X,  p.  159.)  Nues- 
tra planta  de  este  nombre  no  es  ras- 
trera. 

BERREAR,  n.  fig.  Emberrenchi- 
-narse,  llorar  los  niños  en  forma  im- 
pertinente, majadera  y  pertinaz, 
dando  chillidos  penetrantes  y  fas- 
tidiosos. 

Amér.  Lo  consigna  TORO  G.  (Amer. 
p  14S),  quien  dice  que  se  usa  mucho 
en  A'idí'lucía,  aunque  lo  critica  Tobar. 

BERREO,  m.  Acción  y  efecto  dé 
berrear.  Llanto  pertinaz  e  insopor- 
table de  los  niños  llorones. 

Amér.    TORO   G.,    Ob.    clt.,   p.    148. 

BERRINCHADA,  f.  Acto  o  hecho 
propio  del  berrinchudo,  del  que  ha- 
ce berrinches. 


BERRI 


—  213  — 


BICHE 


C.   Amér.    "Lloro  con  rabia  y  conti-  ' 
nuado     de      los      niños."       (SALAZAR 
GARCÍA,   p.   .50.) 

BERRINCHE,  m.  Con  este  nom- 
bre se  designa  comúnmente  en 
nuestra  habla  popular  el  vaho  o 
tufo  que  despiden  el  puerco,  o  cer- 
do, de  monte  y  el  jabalí:  es  pre- 
cisamente lo  que  la  Academia  llama 
Berrenchín,  palabra  desconocida  e 
inusitada  por  el  pueblo,  lo  mismo 
en  este  sentido  que  en  el  de  enojo 
grande  o  coraje.  Creo  que  estamos 
en  lo  justo,  puesto  que  a  efecto  del 
enojo  el  animal  despide  el  BE- 
RRINCHE, por  lo  cual  esta  voz  pa- 
só a  designar  en  general  un  cora- 
je grande. 

2.  En  general,  cualquier  hedor 
fuerte  y  penetrante. 

BERRINCHUDO,  DA.  adj.     "Que 
hace     berrinches  con     frecuencia." , 
(ICAZB.)   Propenso  a  hacer  berrín- ; 
ches. 

Guat.   BATRES.   p.   134. 
C.  Amér.  SALAZAR  G^VRCÍA,  p.  50. 
Dfcese  también  berrinchoso. 

BESAMANOS,  m.  fam.  En  sent 
metafórico  irónico  y  festivo,  acto  de 
ofrecer  felicitaciones  obligadas  al 
superior,  por  su  exaltación  a  un 
cargo  o  por  cualquiera  otro  suceso 
particular,  feliz  para  él.  Lisonja,  sa- 
ludo de  afectada  cortesía  o  congra- 
tulación falsa.  t 

BESO.  BESO  TRONADO.  Entre 
las  mujeres  llaman  así  al  beso  que 
suena  mucho  al  darse,  como  en  se- 
ñal de  cariño  o  regocija  Es  mexi- 
canismo.  Los  hay  también  volados, 
que  son  aquellos  que  a  distancia  se 
expresan  por  la  mímica. 

"¿Cómo  apartar  de  su  memoria 
aquel  beso...  tronado ?  (DELGA- 
DO. La  Calandria,  cap.  XXXIII,  p. 
285.) — "Quemó  los  labios  de  Refugio 
<-on  un  beso  rápido  y  tronado."  (ÑER- 
VO. Otras  vidas,  Pascual  Aguilera,  I, 
p.    19.) 

BESTIA,  f.  Nombre  con  que  sue- 
le designarse  la  caballería  o  animal 
de  montar.  Se  aplica  específicamen- 
te en  vaquería  al  ganado  caballar,     i 


C.  Amér.  "Bestia  de  montura."  (SA- 
LAZ.VR    GARCLA..    p.    50.) 

Venez.  "Caballería.  Una  buena  bes- 
tia es  un  caballo  excelente,  v.  gr.." 
(PICóX    FEBRES,    p.    50.) 

BESTIADA.  f.  Colectivo  con  que 
se  designa  un  conjunto  de  bestias, 
precisamente  de  la  clase  caballar: 
jeguas.  potros,  etc.  Hatajo,  pero 
compuesto  de  animales  del  ganado 
antes  dicho  nada  más. 

2.  adj.  Hecho  o  dicho  propio  del 
bestia.  Usado  como  caballada  y  bu- 
rrada. 

BESTIALIZADO,  DA.  adj.  "Sig- 
nifica hecho  bestia,  embrutecido. 
Procuraba  el  demonio  recibir  la 
adoración  de  aquellos  bestializados 
hombres  de  entonces,  en  las  más 
monstruosas  y  espantables  figuras 
de  anímales  que  hab'a  en  la  tierra. 
"(Fr.  Antonio  Alvarez,  Silva  espir., 
cuar.  dom.  1,  consid.  8,  párr.  2.)" 
P.  MIR  Y  NOGUERA,  Rebusco,  p. 
106. — Abestiado  da  D.  Ramón  Caba- 
llero, en  su  Dice,  de  modismos,  con 
análogo  significado. 

BESTIALIZARSE,  pr.  Hacerse 
bestia,  embrutecerse. 

BETIBET.  m.  Planta  silvestre 
que  nace  y  cría  en  cepas  grandes, 
como  el  zacatón,  echando  hojas  lan- 
ceoladas, ásperas,  aserradas,  muy 
largas.  La  raíz  amarilla,  fibrosa,  olo- 
rosa, como  el  chintul,  es  empleada 
por  la  gente  del  campo  para  perfu- 
mar la  ropa  y  prevenirla  de  la  poli- 
lla, que  perece  envenenada  por  el 
olor. 

BETUNERO,  m.  Limpia  botas.  Dí- 
cese  también  bolero,  y  más  común- 
mente, boleador.  (V.) 

BICHAR R ACÓ.  m.  Despectivo  de- 
rivado de  bicho.  Muy  común  en  el 
lenguaje  fam.  ú.  t.  en  España. 

BICHE,  V.  BITZE. 

BICHERO,  m.  Instrumento  en  for- 
ma de  asta,  con  un  garfio  a  la  ex- 
tremidad, que  asegurándose  a  las 
márgenes  de  la  corriente,  y  tirando 


BIEN 


—  214  — 


BILLA 


del  asta,  sirve  para  hacer  que  la 
embarcación  remonte  más  fácilmen- 
te, úsase  para  la  navegación,  en  vez 
del  remo,  el  canalete  o  la  palanca, 
en  los  raudales  y  -otras  corrientes 
impetuosas. 

"Pero,  en  fin,  con  los  bicheros  cor- 
tantes,... lograron  desasir  la  pesada 
armazón  de  aquel  obstáculo."  (MERI- 
NO, Celestina,  X,  p.  95.) — "Este  (An- 
selmo) tomó  un  bichero,  que  es  una 
asta  con  un  parfio  de  hierro  en  la 
extremidad."    (ID.,    ib.,   p.    104.) 

BIEN,  BIEN.  Es  muy  común  en  el 
lenguaje  familiar  esta  forma  del  su- 
perlativo, en  vez  de  muy  bien.  (1) 

"El  ex-PresIdente  respondió  con  voz 
imperturbable:  — •  Bien,  bien  dicho." 
(MERINO,  Juana  Santa  Anna,  XXII, 
p.    223.) 

■BIENMESABE,  m.  Pan  dulce; 
pero  liso,  es  decir,  sin  azúcar  por 
encima;  se  diferencia  del  común  en 
QÜe  lleva  anís  V  se  corta  en  trozos 
de  forma  romboédrica,  como  el  al- 
fajor. Toro  Gisb.  describe  como 
americanismo  (Dice.  Lar.)  un  "dul- 
ce" de  huevo'  y  azúcar"  que  es  dis- 


-  (1)  D.  Francisco  Rodríguez  Marín, 
el  más  erudito  familiar  de  los  clásicos,, 
éomentando  el  Quijote  (Ed.  de  "La 
IJectura",  Cervantes,  t.  T,  cap.  II,  p. 
Ti,  nota  a  la ,  línea  12),  dice  de  la  ex- 
presión luego,  luego  que  viene  a  ser 
uno  de  tantos  superlativos  por  repe- 
tición, a  la  hebrea  y  a  la  arábiga,  co- 
mo se  hacíáxi  antaño  y  hoy  conserva 
nuestro  vul.go.  En  la  América,  al  me- 
nos, no  sólo  el  vulgo  consei-va  esa 
forma  de  Stipcrlativar;  las  clases  lite- 
rarias, las  más  cultas  empleánla  en 
Ifrnguaje  que  no  sea  el  estirado  de  ri- 
tual  en    las   academias. 

Cervaiitos.  dice  el  mismo  Rodríguez 
Marín  (Ed.  crítica  de  Rinconete  y 
Cortadillo,  p.  47fi,  nota  261),  "era  muy 
dado  a  superlativar  los  adverbios  por 
medio  de  la  repetición",  y  cita  diver- 
sos ejemplos  de  diversas  obras  del  au- 
tor inmortal.  Harta  tela  donde  cor- 
tar tuviéramos  a  intentar  reproducir 
tantos  lugares  de  Cervantes  en  que 
este  Maestro  insigne  del  lengua.ie  en- 
señó esta  forma  donosa  y  singular 
hacer  enfática  la  expresión,  no  sólo 
de  adverbio.^!,  sino  de  adtivós  tüm- 
bién,  como  cuando  dijo  hart^.s  hartas 
experiencias,  en  el  mismo  Rinconcíe  i 
(p.   258).  ' 


tinto  del  nuestro.  Lo  es  también  el 
de  la  Academia,  "hecho  de  clara  de 
huevo  y  azúcar  clarificado,  con  el 
cual  se  forman  los  merengues."  El 
de  Venezuela  (PICÓN  FEBRES,  p. 
50)  es  también,  como  el  mismo  au- 
tor dice,  distinto  del  de  la  Acade- 
mia e  idéntico  aí  de  Canarias:  "he- 
cho con  huevos,  almendras,  azúcar 
y  algo  más  (!)"  Todos  se  diferen- 
cian del  nuestro  por  cuanto  a  la 
composición,  pero  principalmente 
porque  son  dulces,  y  el  nuestro  es 
■pan. 

BILÍMBIQU.E.  (Deling.  bilí,  bi- 
llete), m.  Nombre  con  que  fueron 
designadas  despectivamente  por  el 
pueblo  de  toda  la  nación,  las  dis- 
tintas clases  de  billetes  emitidos 
durante  la  revolución  constituciona- 
lis.ta,  principalmente  por  el  carrán- 
cismo,  partido  que  sostuvo  y  exaltó 
a  la  Presidencia  de  la  Rep.  al  C,  V. 
Carranza.  , 

BILMA,  f.  Corno  en  México,  muy 
usada  por  bizma.  Escríbese  tam- 
bién VÍLMA.  Según  COVARRU- 
BIAS  (Ob.  cit.),  "BIZMA,  lo  mismo 
que  bilma";  por  consiguiente,  es 
castellano  antiguo  y  nada  liiás  la 
forma  que  conservamos,  por  tnáé 
que  PICH.  la  considere  córiio  voz 
corrompida.  BECERRA  la  anota  có- 
mo falta  contra  la  corrección  del 
lenguaje!  (Guía  del  Lenguaje,  p, 
15.) 

BILLARDA,  f.  Ni  más  ni  menos 
que  la  misma  que  usan  en  Hondu- 
ras: "Trampa  para  coger  lagartos, 
consistente  en  un  palo  pequeño  agu- 
zado en  sus  dos  extremidades  y  ata- 
do por  su  medio  a  la  punta  de  una 
cuerda,  estando  la  otra  punta  en 
manos  del  pescador:  en  el  palo  se 
pone  la  carnada,  la  cual  al  coger- 
la el  lagarto  queda  sujeto,  porque 
aquél  se  le  atraviesa  en  el  gargue- 
ro." (MEMBREÑO,  Ob.  cit.,  p.  24.) 
Hemos  de  agregar  solamente  a  la 
definición     que  el     extremo     de  la 


BIST 


—  215  — 


BITZ 


cuerda  en  que  va  atada  la  billarda  ( 
es  comúnmente  metálica,  un  alam- 
bre o  una  cadena,  por  ejemplo,  pa- 
ra que  el  lagarto  no  la   corte  con 
los  dientes. 

Igual  es  la  tarabilla  que  se  pone 
en  las  narices  a  las  reses. 

El  nombre  lo  debe  sin  duda  a  la 
semejanza  por  la  forma  del  palo, 
puntiagudo  en  ambos  extremos,  con 
la  billarda  o  billalda  que  describe  la 
Academia. 

BISTÉ.  ra.  Nosotros  hemos  lleva- 
do la  apócope  j-  la  transformación 
del  español  biftec  (anglicismo  deri- 
vado de  beff  y  steak)  más  allá  que 
los  mexicanos     que     dicen     bistec 
(Icazb-,  p.  52).  y  hemos  reducido  el 
vocablo  a  su  más  simple  expresión. 
bisté.  El  propio     Icazbaleeta  dice: 
"Los  españoles  han\suprimido  la  s 
del  original,  y  nosotros  la  f :  vayase 
lo '  uno  poi*  io  otro ;    pero  noSotro$; 
tieipos,  suavisado  más  la  áspela  pro- 
nunciación   del    original."    Pues    de 
nue^TOS     paisanos     ¿qué  direínos? 
:  Vayanse  lo  uno  y  lo  otro  por  lo 
niréstro':  Loií  españoles  suprimieron 
lá  s,  los  mesicanos  la  f;  pues  nos- 
oti;os  he'rfl'os  suprimido  por  fin  la  c 
f  njR-l.'  suavisarido  más  la  voz  que  no 
deja* ff^' dolerse  de  la  dureza  de  to- 
das las  pocas  de  terminación  en  esa 
consonantip.  abr'eviáriílola  más.    pa- 
ra ser  pi'áctica  y...  tutti  contenti! 
No<5  parece,  en  éambio.  que  hemos 
ire<='ádo  a  la'  forma  más   aceptable 
del   huésped  'recogido   a  la  lengua 
inelesa. 

Resta  advertir  qué  el  bisté  tabas- 
oreño  no  es  "lonja  de  carne  de  va- 
ca soasada",  sino  pulpa  o  carne  ma- 
cisa.  de  vaca  o  de  toro,  majada  y 
más  o  menos  frita,  nunca  asada, 
soasada  ni  hecha  en  parrilla,  sino 
pasada  por  manteca  en  freidera.  El 
de  la  Academia  es  para  nosotros 
carne  asada,  o  soasada. — El  vulgo 
dice  bisteaue.  como  en  Honduras 
(MEMBRESO,  p.  24),  y  aún     bife. 


como  en  Ríopl.  (BAYO,  p.  32.) 
También  decimos  bistec,  como  en 
Colomb.  (CUERVO,  párr.  979.) 

Cuba.  PICH.  (p.  28),  da  la  forma 
bitteq,  un  poco  rara  sobre  todo  por  la 
terminación  nada  castiza,  pero  muy 
parecida  en  significado  a  la  nuestra:. 
"La  carne  de  vaca  cortada  en  ho- 
jas y  guisada  con  salsa  de  manteca... 
etc." 

— MACIAS,  p.  165,  critica  tanto  la 
forma  dada  por  PICH.  como  su  eti- 
mología. 

BITONGO,  m.  "El  niño  mimado, 
de  ma>or  edad  y  comprensión  que 
las  que  aparenta.  Por  ironia  se  di- 
ce en  su  caso  al  hombre  que  se 
finge  inocente,  simple,  y  deseoso  óe 
halago."  (PICHARDO,  p.  29.)  Ni 
más  ni  menos  que  entre  nosotros. 
Niño  BITONGO, se  dice  del  que  se 
supone  acreedor  a  cualquier  consi- 
deración, sin  íáotivo  fundado. 


BITOQUE,  m.  Cáiiviía  de  jeringa, 
V.  JERINGA:'^''     '  -"^.;V       "     .., 
Méx..  "Grifo,   llave  de  ;?.gua:   cáiiula 
de" .  ji;:  inga,-;  UCAZBy .  -  C, 

C.'Amér.    "Biloqué' de   casas.    Cloa,-, 
ca."  ..1áiAUv2^.VB- a.VRCL\,  p.  51.)    , 

Colomb.  Lo  mismo  que  entre  nog-; 
otros.  (CUERVO.  Ob,  cit.,  párr.  500.) 
Chile.  .EfHEVE^RfA;  p.  134. 
BtTZEo  BICHE,  m.  (Ynga  spu- 
ria.  L.)  Bella  especie  de  la  familia, 
de  las  leguminosas  que  se  cría  en, 
grandes  árboles  a  orillas  de  los  ríos 
y  arixjyos  en  Tabasco  y  que  pro- 
duce una  vaina  parecida  al  junicuil; 
aunque  más  pequeña,  casi  cilindri- 
ca, llamada  también  con  aquel  nom- 
bre. Sus  frutos  son  muy  apetecidos 
por  ciertos  pájaros  como  la  zacua. 
Hojas  ovales,  compuestas,  paripina- 
das,  de  color  amarillo  café,  lo  mis- 
mo que  la  corteza  del  tallo  y  que  el 
fruto.  Conócese  también  \'ulgarmen- 
te.  este  árbol,  con  el  nombre  de 
guatope.  (V.)  El  nombre  más  usual 
es  el  de  biche. 

"Pero   sus    guarida.*!   preferibles    (del 

murciélago)    en   el   río  Tepetitán   y  en 

el   Tuliiá.   cerca  de   las   grandes  cata- 

I  ratas  del  SALTO,  son  los  troncos  vie- 

j  jes   del    Bitze."    (ROVIROSA.   Zool.    de 

I     Tabasco,  p.  12.) — "En  el  mes  de  Sep- 


BIZB 


216  — 


BLAN 


tiembre,  cuando  los  ríos  están  cre- 
cidos, se  acercan  a  los  litorales  (las 
zacuas)  para  alimentarse  con  los  fru- 
tos del  Bitze."  (ID.,  ibid.,  p.  25.) — "El 
esquife,...  rielaba  con  la  celeridad 
de  un  delfín  para  amarrar  el  cable  en- 
tre los  biches  y  mangles."  (MERINO, 
Juana  Santa  Anna  ,XXI,  p.  202.) — "De 
repente,  las  ramas  de  un  enorme  bi- 
che o  chelele."  (ID.,  Celestina,  X,  p. 
104.) 

El  Sr.  Ramos  y  Duarte  da  BI- 
CHE, pr.  de  Oax.,  rubio,  y  VICHE, 
desnudo,  pelado  en  Son.  y  Sin.,  y 
en  ambos  dice  que  biche  es  término 
zapoteca,'  síncopa  de  bigache,  que 
también  se  dice  rigache,  bermejo, 
cosa  seca,  Es  probable  que  tal  fue- 
ra la  etimología  de  nuestro  bitze. 

Cotomb.  "Enteco,  canijo."  (CUER- 
VO.,   párr.    981.) 

BIZBIRINDO,  DA.  adj.  "Vivara- 
cho, alegre,  regocijado,  ú.  t.  c.  s." 
(ICAZB.)  Ordinariamente  se  aplica 
a  la  mujer,  con  el  sign.  de  coqueta, 
casquivana. 

"¿Qué  hace  ud.  con  una  bizbirinda 
como  ésta,  más  que  quererla?"  (Astu- 
cia, t.  I,  cap.  XV,  p.  304.) — "Parece 
muy  avisada,  veterana,  bizbirinda  y 
boruquienta."  (ID.,  ibid.,  p.  308.)  — 
"Eran  tres  pollas,  que  por  lo  delga- 
das de  carne,  y  lo  blzbirlndas  y  ale- 
gres, debían  ser  tres  bailarinas  de 
primera  fuerza."  (FACUNDO,  Baile  y 
Cochino,  cap.  I,  p.  4.) — "Pero  en  fin, 
eran  unos  ojitos  bizbirindos  y  expresi- 
vos." (ID.,  ibid.,  cap.  V,  p.  119.) 

El  Sr.  Ramos  y  Duarte  (1)  criti- 
ca al  Sr.  G.  Icazb.  porque  escribe 
bizbi rindo,  diciendo  que  ignora  en 
qué  se  funda  éste,  pues  que  "como 
derivado  de  vivo  debe  escribirse 
visvirindo,  y  mejor  vivirindo,  viva- 
racho." No  estamos  con  él.  Más  pa- 
rece la  palabra  derivada  de  pizpi- 
reta por  acción  psicológica  popular, 
suavisando  la  p,  la  e  y  la  t,  hasta 
transformarse  respectivamente  en 
b,  i,  y  d. 

BIZCORNETA,  m.  y  f.  Bizco,  o 
bisojo. 

IjO  mismo  en  México  y  Colombia,  al 
decir    de    Toro   Gisb.    (Dice.    Lar.)    Lo 


(1)  OB.  OTT.,  voz  VISVIRINDO.  Su- 
plemento  III,    p.    583. 


registra  Ramos  y  Duarte,  aunque  ano- 
ta que  se  dice  en  Yucatán.  CuervO' 
(párr.  652)  lo  da  como  bogotano.  En 
Aragón,  blzcuerno  (Botana,  La  gente 
de  mi  tierra,  t.  í.  p.  148.)  Cita  de  éste 
autor. 

BLANCO,  m.  Nombre  que  se  da 
al  aguardiente  común,  destilado  de 
la  caña  de  azúcar,  para  diferenciar- 
le de  los  licores  de  elaboración 
más  complicada  o  en  cuya  composi- 
ción entran  extraños  ingredientes. 
Vulgarmente  se  dice  también:  zo-^ 
rro,  balarrasa,  etc.   (V.) 

"¿Creerá   Ud que   se   ha  traga- 
do la  mitad,  es  decir,  ocho  frascos  de 
blanco?"      (MERINO,      Juana      Santa 
Anna,   XVI,   p.    139.) 
El  Salv.  TORO  GISBERT.  Dice.  Lar. 

2.  Enfermedad  característica  de 
ciertas  plantas,  como  el  tabaco; 
especie  de  caquexia  que  degenera 
y  debilita  notablemente  al  vegetal. 

"3a.  El  blanco.  Las  plantas  atacada» 
de  este  mal  no  vegetan  bien;  sus  raí- 
ces están  desprovistas  de  radicelas  y 
la  médula  del  tallo  es  blanda  y  blan- 
quizca; no  produce  ni  yemas  ni  reto- 
ños, etc."  (KRAUSE,  Cult.  del  tabaco, 
p.    115.) 

BLANCUZCO,  adj.  Lo  que  tira  a 
blanco.  Lo  registra  Toro  G.  (Dice. 
Lar.),  como  neologismo;  también  el 
Dice,  de  la  Soc.  Lit.  Malamente  Ra- 
mos y  Duarte  le  asigna  el  carácter 
de  provincialismo  de  Yucatán;  es 
de  uso  común  en  toda  la  República, 
acaso  en  las  tres  Américas,  coma 
veremos  en  seguida,  y  hasta  en  Es- 
paña. Solemos  decir  también  ama- 
riiluzco,  coloraduzco,  etc. 

C.  Rica.  "Gramáticos  demasiado  se- 
veros han  condenado  el  uso  de  este 
adjetivo  como  sinónimo  de  balquizco, 
blanquecino."   (GAGINI.) 

Nosotros  observamos:  lo.  que 
blancuzco  se  ha  formado  legítima- 
mente a  imitación  de  negruzco, 
pardusco  y  verdusco;  2o.  que  lejos 
de  ser  americanismo,  es  palabra 
usada  por  buenos  escritores  penin- 
sulares desde  hace  muchos  años. 

"Vestía  con  pésimo  gusto  chaleco  y 
pantalones  de  tremendos  cuadros  y 
furiosos  colores,  y  un  gabán  blancuzco 


BLAN 


—  217 


BLAN 


que    parecía    un    traje    talar."    (FER- 
XAN   CABALLERO,    Lágrimas.) 

A  pix>pósit()  de  esta  palabra  se 
nos  ocurre  otra  observación.  ¿Por- 
qué la  Academia  escribe  negruzco, 
y  cambia  la  z  por  s  en  verdusco  y 
pardusco? 

Colomb.    CUERVO,   párr.    872. 

Venez.  "En  Venezuela  nadie  dice 
de  otra  manera,  aún  cuando  haya  lo 
que  haya,  así  sean  trompadas  o  es- 
tacazos."   (PICÓN'   PEBRES,    p.    51.) 

BLANDUJEARSE.  pr.  Ablandar- 
se una  cosa,  dejar  de  estar  tensa 
o  rígida,  y,  en  senL  fig.,  ceder,  aflo- 
jar, vacilar  en  el  criterio. 

La  Acad.  anota  el  adj.  blandujo, 
omitiendo,  sin  razón  visible,  el  ver- 
bo,  y  el   sustantivo  que  sigue. 

BLANDUJEO.  m.  Acción  y  efec- 
to de  blandujearse. 

BLANQUEADA,  f.  "Acción  y 
efecto  de  blanquear."    (ICAZB.) 

"En  toda  revolución  queda  el  pala- 
cio bastante  agujereado,  y  aún  a  ve- 
ces con  un  pedazo  menos.  El  que  gana 
le  tapa  los  agujeros  del  mejor  modo 
que  puede,  le  da  su  blanqueada  y  su 
pintada,  y  ya  lo  tienes  pintiparado 
para  otra  revolución."  (MORALE6, 
Gallo    Pitagórico,    pp.    327-8.) 

BLANQUEAR,  a.  Hacer  blanco 
en  uno  al  tiro;  tirar,  no  al  acaso, 
en  batalla,  sino  haciendo  blanco  en 
el  enemigo.  Es,  naturalmente,  el  ti- 
ro más  certero. 

Méx.  No  aparece  en  Icazb.  ni  en 
Ramos  y  Duarte;  pero  es  de  uso  co- 
mún en  toda  l.i  República. 

Arg.  y  Bol.  "Blanquear  (a  uno).  De- 
jarlo seco  de  un  balazo.  Muy  bien 
dicho,  por  el  doble  significado  que  en- 
cierra de  hacer  blanco  y  de  la  livi- 
dez cadavérica  de  la  víctima."  BAYO, 
ob.,  cit.,  p.  32.)  No  lo  hallamos  en  nin- 
gún otro  de  nuestros  demás  autores 
americanos  consultados. 

BLANQUILLA,  f.  Panela  blanca, 
pequeñita.  clarificada  y  hecha  con 
anís  o  pataste,  que  se  vende  más 
bien  como  dulce  especial  por  su 
sabor  delicado. 

BLANQUILLO,  m.  Eufemismo 
empleado  para  llamar  el  huevo  de 
gallina.  No  hay  duda  de  que  esta 
afectada  moderación,  en  vez  de  ma- 


nifestar natural  honestidad,  revela 
refinada  malicia  y  leperada,  pues 
a  nadie  se  escapa  que  tal  recurso 
de  invención  no  ha  tenido  más  mo- 
tivo que  la  sinonimia  vulgar  de 
huevo  con  test  culo,  y  aún  alguna 
otra  obcena.  entre  la  gente  soez. 
Es  de  muy  poco  y  hasta  ridículo 
uso,  por  la  causa  que  ya  hemos 
dicho:  el  carácter  costeño  es  re- 
fractario a  la  afectación  y  al  disi- 
mulo, así  en  su  lenguaje  como  en 
sus  actos. 

Méx.  "Eufemismo  que  usan  sola- 
mente los  indios  y  la  gente  baja,  en 
vez   de    huevo."    (ICAZB.) 

Se  equivoca  de  medio  a  medio  el 
Sr.  Icazbalceta:  los  indios  y  la  gen- 
te baja  son  los  que  menos  saben 
de  eufemismos  ni  afectadas  corte- 
sías, y  llaman  al  pan,  pan  y  al  vi- 
no, vino;  es  decir,  las  cosas  por  su 
nombre.  Son  las  clases  elevadas, 
la  sociedad  que  ha  creado  una  cas- 
tidad de  traje  especial,  las  que  han 
consagrrado  tal  mentido  eufemismo; 
ellas  las  que  no  dicen  de  otra  ma- 
nera, por  la  sobrentendida  doble  in- 
terpretación, las  que  han  obligado 
a  los  indios  y  a  ,1a  clase  baja  a 
decir  a.sí,  porque  lo  contrario  sería 
una  irreverencia  intolerable,  y  dig- 
na de  llamar  ordinario,  grosero, 
soez  o  patán  al  que  se  atenga  al 
casticismo. 

— RAMOS  Y  DUARTE  con  su  acos- 
tumbrada geografía' de  localización 
lingüística  provincial,  señala  al  voca- 
blo cuatro  o  cinco  Estados  de  la  Re- 
pública, siendo  así  que  se  usa  en  to- 
da ella. 

"Comeremos       muchos       blanquillos, 

buenos     i)ollos."      (Astucia,   t.    II.   cap. 

XIII,    p.    397.) — "La    señora   llevó    tres 

,  blanquillos,    acabaditos    de    poner    por 

I  una    gallina    blanca,    otra    amarilla    y 

I  otra  prieta Con  esos  tres  blanqul- 

i  líos  barrió  muy  bien  todo  el  cuerpeci- 
to  de  mi  hijo."  (NÜ5fEZ,  Bagatelas 
(medicinas  caseras),  p.  213.) — "Pues... 
que  en  cosa  de  las  tres  de  la  mañana 
se  reventaron  los  blanquillos  y  apesta- 
ban mucho."  (ID.,  Ibid.,  ibidem.)  — 
"Allí   tampoco  se   puede   llamar  a  los 


BLED 


218  — 


BLOC 


huevos,  huevos;  hay  que  llamarlos 
blanquillos,  aunque  sean  negros,  muy 
negros."    (SOMOANO,   p.    19.) 

Cuba.  MACÍASi  p.  171.  Por  aquí  es 
un  pececillo.  Hay  que  advertir  lo  que 
este  autor  dice:  "En  México  llamaban 
las  monjas  (?)  a  los  huevos  blanqui- 
llos,   o    posturas    de    gallinas." 

¿Qué  tal?    ¡las  monjas!    ¡Cuando 
decimos   que  es   cuestión   de  jesui- 
tismo!    Por     fortuna    en     Tabasco 
puede   arder   en   un    candil   la   bea-  ¡ 
t'.fica  institución  monjil  y  sólo  co- 
mo rara  avis  alguna  que  otra  bea-  ¡ 
ta  aparece  en  sociedad  de  tarde  en 
tarde.  Corrobora  la  opnión  del  ilus- i 
ti'e    Macías,  .la   siguiente    cita,   que! 
adrede  hallaniOs;     "era    usual  una' 
especie  de.  s^r^ot  particular  en  que  1 
se    eucejrabftu    bienhechores,    ami- 
§Ga  :y  ;gentes   relacionadas   C'in   el  j 
Conventos  .isA.  los  huevos  se  les  lía- j 
maba  •blan.quillos.    a    los    chorizos  i 
unos  tras  otros,  a  los  pechos   Pan-  ' 
tallas,  a  la  bacinica.arete,  a  la  mor-  ¡ 
cüla  amor  en  su  sillar  y  así  por  el  j 
estila"  (FIDEL,  Memorias,  cap. .III,  ' 
p.;  25ft.)  ■      •■■■■■  •  ^:n  t 

BLEDO.  IMPORTARLE  á  uno  ¡ 
UN  BLEDO  una  cosa.  fr.  flg.  fam.  ¡ 
Tener  ésta  muy  escasa  o  nula  sig- 1 
nificaciónr  no  importarle  a  uno  na- 1 
da.  Sin  duda  por  lo  poco  útil  qué  i 
es  la  plantar  eso  me  importa  un  ! 
BLEDO,  o  no  se  me  da  un  BLEDO, 
como  dice  TORO  GISB.  <Dicc.  Lar.) 

BLOC    o    BLOQUE,   m.    "(del   al. 
bjock).  Trozo  grande  de  piedra  sin 
labrar."   Acad,,   art.    Bloque.      Para ; 
nosotros:  "Trozo  grande  de  piedra,  | 
natural  o  artificial.  Se  dice,  por  lo ! 
común,  del  que  está  toscamente  la- ! 
brado    en    forma    rectangular    (me-  j 
jor  paralelepipeidal),  como  los  que  i 
se  destinan  a  formar  el  asiento  de  : 
obras  hidráulicas."    (ICAZB.)      Nos 
parece     también     que,  como  le  da  ¡ 
este  autor,  es  derivado  del  inglés  y  i 
no  del  alemán,  de  donde  lo  deriva 
la  Academia.   No  lo   consignaba  la  | 
Docta    Corporación ;     hoy,     segura- 1 
mente  por  la  crítica  de  Icazb.,  ha  I 


consignado  bloque;  pero  en  forma 
deficiente  y  errada,  pues  casi  siem- 
pre oye  mal  las  indicaciones  que 
hombres  doctos  le  hacen,  y  así  di- 
jo: "Trozo.  .  .  de  piedra  sin  labrar." 
Mal  dicho;  es  cualquiera  masa  pé- 
trea, en  bruto  o  labrada,  "natural 
o  artificial",  porque  la  connotación 
de  la  voz  parece  que  tiende  más  di- 
rectamente que  a  la  forma  exterior, 
a  la  cohesión,  a  lo  compacta  de 
la  cosa.  Dícese  también  blok. 

2.  Traslaticiamente,  lo  que  está 
en  forma  de  núcleo  compacto  y 
apretado. 

"Como  por  bloks  centelleaban  milla- 
res de  ojos. . ."  (FIDEL,  Memorias, 
cap.   II,  p.  153.) 

3.  "Dase  también  el  nombre  de 
bloc  a  un  librillo  en  blanco  cuyas 
hojas,  ligeramente. adheridas  unas  a 
otras  por  un  costado,  pueden  arran- 
carse con  facilidad  a  medida  que 
se  necesitan  para  escribir  recados 
o  "dar.  a,puntés  en  ellas."  (ICAZB.) 
Én  genieral- se  da  este  nombre  al 
cuaderno  o  libro  formado  de  hojas 
ligeramente  adheridas  por  im  lado, 
pudiendp  ser  éstas  gr^añd^^s..  o  pe- 
queñas, de  papel  para  cartas  o  dp 
oficio  o  para  simples  recados,  rece- 
tas.,.u  otros  usos  men^jres. 

Hond.     En   nuestro     sentido  propia- 
mente   lo    define    MEMBRÉÑO,    p.    25. 
C.  Amér.  SALADAR  GARCÍA,  p.  51. 

4.  En  sentido  figurado  es  muy  co- 
mún el  uso  de  este  vocablo  en  vez 
de  grupo,  núcleo,  club,  para  desig- 
nar un  conjunto  de  personas  que 
profesan  iguales  ideas,  persiguen 
los  mismos  fines,  especialmente  en 
asuntos  políticos;  pero  connotando 
como  sustancial  la  cualidad  de  cier- 
ta cohesión,  cierto  acuerdo  mutuo, 
una  fuerza  moral  de  reciprocidad  y 
de  unión  para  obrar,  para  guiarse 
en  su  actuación.  El  BLOC  liberal 
representa,  por  ejemplo,  el  grupo 
de  los  liberales;  pero  no  simple- 
píente  porque  tengan  la  misma  cua- 
lidad política,  sino  porque  el  grupo 


BOBE 


219  — 


BOBO 


es  fuerte  por  la  unión  y  sus  miem- 
bros obran  de  entero  acuerdo,  por 
disciplina  de  partido,  por  obliga- 
ción moral  o  por  compromiso  o 
pacto  de  honor.  Hoy  no  se  usa  otro 
término  en  tal  sentido,  y  nos  parece 
muy  apropiado,  habida  cuenta  de 
que,  como  dijimos  antes,  lo  funda- 
mental en  la  idea  pí>r  la  voz  es  la 
cualidad  de  compacta  de  la  cosa, 
a  que  se  aplica. 

No  la  hallamos  en  los  autores 
consultados,  por  más  que  es  gene- 
ral de  México  y  América. 

"El  bloc  del  P.  L,.  C.  (Partido  Libe- 
ral Constitucionalista)  del  Congreso 
Gral.  celebró  ayer  sesión  privada,  con 
él  flñ  de  discutir  y  acordar  los  candi- 
datos para  Magistrados  y  Jueces  en 
el  Distrito  Federal,  que  sus  miembros 
han  de  sostener  en  las. próximas  elec- 
ciones." ("Eh  Universal".  Méx.,  mayó 
917.) 

Cuba.  "En  el  juego  de  billar,  la  bi- 
lla que  hace  un  jugador  en  alguna 
de  las  troneras  de  las  esquinas,  a  lo 
lairgo  de  la  mesa,  enfiladas  las  dos  Ih)- 
las  con  esa  tranéna.  y  tirada  con  fuer- 
za.y  maestría."  (PI^H.,  p.  29.)  MA- 
Cí-'^^S,  p.  171.  reproduce  la  definición 
anterior. 

BOBERA,  f.  Bobería.  Lo  mistoo 
en  Colombia  (CUERVO,  Apunta, 
cienes  Críticas,  párr.  853.)  y  en 
Venezuela  (TORO  GISB..  Dice. 
Lar.) 

Í]S  BOBERA,  fr.  con  que  se  ex- 
presa que  es  inútil  hacer  o  inten- 
tar una  cosa.  ES  BOBERA,  no  ob- 
tendremos nada.  Muy  usada  ten  len- 
guaje familiar. 

BOBO.  m.  Pez  fluvial  muy  abun- 
dante en  Tabasco.  Su  carne,  blan- 
ca y  suave  se  come  especialmente 
en  mone,  tamal  que  se  sazona  con 
momo  y  muste,  plantas  éstas  que 
le  dan  un  .=abor  peculiar  muy  agra- 
dable. El  BOBO  alcanza  hasta  una 
vara  de  largo,  es  grueso,  de  muy 
poca  espina  y  abundante  carne, 
niel  lisa,  color  más  oscuro  qu£  el 
baere.  y  semejante  al  juil»  del  cual 
difiere  Dor  ser  de  mucho  mayor  ta- 
maño. Creemos  que  es  el  mismo  de 


que  habla  ALCEDO  (Dice,  de 
Amér.),  porque  se  caracteriza  por 
su  bobería,  o  como  él  dice,  "por 
"la  facilidad  con  que  se  deja  ma- 
"t^.r  a  palos  en  los  orillas,  acudien- 
"do  en  tropas  a  las  migas  de  pan 
"qtie  echan,  y  muchas  veces  con 
"sólo  mover  el  agua";  aunque,  a 
decir  verdad,  tal  vez  porque  con  el 
tiempo  ha  adquirido  experiencia  el 
bobo,  ya  hoy  no  se  le  ma'ta  tan  fá- 
cilmente. 

Por  la  descripción  que  del  barbo 
5i  ín  Academia,  especialmente  por 
el  tamaño  de  sei«  decímetros  que 
le  asigna,  parece  que  nuestro  BO- 
BO se  aproximar  a  él.  no  estando 
Dor  lo  mismo  en  lo  cierto  tal  vez 
Clavijero  (Hist.  Antigua  de  Méx.  y 
su  Conq..  t.  I.  lib.  lo.,  p.  54)  al  de? 
rir  que  el  pez  conocido  con  el  nom- 
bre de  bagre  es  el  barbo  de  río. 
Tampoco  es  cierto  que  el  bagre  só- 
lo se  pesque  en  los  ríos  que  desa< 
íTuan  al  Pacífico  en  México,  pues  ya 
■  hemos  diobo  al  tratar  de  ese  pez 
que  abunda  en  lasvaguás  de-Tabas^ 
CO.  •■;-;.•   ;^       •: 

CAGINl.  (Ob.  cit.,  p.  89.)  lo  des- 
cribe c  >mo  un  pez  "muy  estimado, 
"que  se  encuentra  en  muchos  ríos 
"dé  México  y  América  Central.  Tie- 
"ne  más  de  treinta  pulgadas  de  lon- 
"jeitud,  y  carne  abundante,  blanquí- 
"sima  y  de  sabor  exquisito."  En 
Tabasco  ao  es  muy  apetecido,  por 
la  costumbre  repugnante  que  tie- 
ne de  alimentarse  preferentemen- 
te de  inmundicias,  por  lo  cual  se 
le  encuentra  en  grandes  cardumes 
•?n  los  deaagües  de  caños  y  cloa- 
cas en  las  corrientes  a  cuyas  ori- 
llas se  asientan  poblaciones.  De 
aquí  nuo  en  dichos  poblados  este 
pescado  constituya  un  alimento  ba- 
rato pai-p  las  clases  pobres  que  le 
pescan  al  anzuelo  con  suma  facili- 
dad, lo  cual  contradice  también  lo 
que  el  citado  autor  Gagini  agrega, 
que  "su  nombre  es  una  verdadera 


BOBO 


220 


BOCA 


"ant'frasis,  pues  este  pez  no  muer- 
"de  el  anzuelo  con  ningún  cebo  que 
"se  le  ponga;  de  suerte  que  es  me- 
"nester  pescarlo  con  red,  con  var- 
"basco,  fisga  o  dinamita."  Conclu- 
ye el  propio  autor  diciendo:  "No 
"fuimos  nosotros  quienes  lo  bauti- 
"zamos:  fueron  los  españoles  que 
"colonizaron  a  México.  En  una  obra 
"del  siglo  XVII  (Recordación  Flori- 
"da,  por  Fuentes  y  Guzmán)  se  lee 
"que  en  Guatemala  valía  un  bobo 
"hasta  veinte  y  cuatro  reales  (!)." 
En  realidad,  entre  nosotros,  en  Ta- 
basco,  es  el  pez  más  barato:  el 
BOBO  más  grande  no  vale  más  de 
seis  reales  o  un  peso. 

Clavijero  (Ob.  cit.  p.  id.)  dice  que 
sólo  se  encuentra  en  los  ríos  que 
desaguan  en  el  Golfo  de  México; 
Gagini  lo  confirma  por  las  observa- 
ciones hechas  en  Costa  Rica.  Sabe- 
mos que  existe  en  aguas  de  Vera- 
cruz;  abunda  en  Tabasco;  pero 
Icazb.  no  advierte  tal  cosa  al  lla- 
marle "pez  de  río",  común  en  la 
República.  Tal  vez  sea  cierto,  pues 
no  tenemos  prueba  en  contrario. 

Nombre  científico:  Huro  nigri- 
cans.  (Icazb.) 

"Todos  los  años  infaliblemente 

baja  por  el  río  una  cantidad  increíble 
de  pescado,  a  quien  (sic)  llaman  los 
españoles  bobos,  que  es  uno  de  los 
buenos  e  regalados  pescados  que  hay 
en  este  reino."  (Descr.  de  Veruz.,  1580, 
MS.,   c.   p.   Icazb.) 

Réstanoü,  para  concluir,  expresar 
que  este  pez  abunda  mucho  en  la 
creciente,  época  en  la  cual  inunda 
en  cardumes  numerosísimos  las 
aguas  de  los  arroyos  y  lagunas  en 
los  campos,  nadando  a  muy  poca 
profundidad;  tal  vez  por  gustar  del 
agua  fresca  de  creciente.  Enton- 
ces se  le  pesca  en  gran  número  y 
con  suma  facilidad  en  palangres. 

Cuba.  Macías  da  a  entender  que  no 
existe  este  pez  allí,  pues  dice:  "En  el 
resto  de  América  es  un  pez."  Allá  es, 
como  lo  describe  PICH.,  a  quién  aquél 
cita,  un  juego  de  naipes  en  que  pier- 
de el   que  se  queda  con  el   as  de   oro. 


BOBOESCAMA.  m.  Variedad  del 

bobo,  llamado  así  por  tener  la  piel 

cubierta  de  escamas,  en  lo  que  se 

diferencia  de  éste,  que  es   de  piel 

;  lisa. 

;  "Bajo  los  sauces  frondosos,...  don- 
de se  emboscan ...  la  mojarra  pla- 
teada y  el  boboescama."  (MERINO, 
Celestina,    VII,    p.    58.) 

B0B6N,    NA.    adj.    "Aumentativo 
de  bobo;  sin  gracia."  (Icazb.) 

"Todo  el  día  se  está  la  muy  bobona 
;  o   en   la   cocina   o   con    la   almohadilla, 
i  o  con  el  libro  en  la  mano."   (PENSA- 
!  DOR,    Quijotita,    cap.    VI,    p.    138.)    — 
I  "Cuando  los  muy  bobones   se     endro- 
i  gan."   (ID.,   ib.,   cap.   XX.  p.   458.) 
¡      BOBONOT  E,  TA.  adj.  No  nos  he- 
!  mos   conformado  con  bobón,   bobo- 
i  te,  y  hemos  formado  este  aumenta- 
1  tivo  despectivo,  que  envuelve,  ade- 
más, la  idea  de  cierta  pesadez  físi- 
I  ca  en  el  individuo,  dándole  alguna 
I  semejanza  al   bobo,  esto  es:    hom- 
i  bre  gordo  y  bobo.  Muchas  palabras 
i  nuestras,  muy  gráficas  por  cierto, 
I  envuelven  así  dos  ideas  en  ima  so- 
I  la  forma,  refiriéndose  en  lo  positi- 
!  vo  a  la   cualidad  especialmente,  y 
I  la  desinencia  aumentativa  a  la  pro- 
!  piedad  más  general,  el  tamaño,  el 
I  aspecto,  la  forma,  etc.  Así,  colora- 
I  dote  expresa  "hotaibre   colorado  y, 
I  además   grande,   gordo  o  robusto." 
BOCA.   A  BOCA   DE  JARRO,   fr. 
fig.,  muy  de  cerca;  a  quema  ropa: 
lo  cogió  A  BOCA  DE  JARRO.     Se 
diferencia  de  la  frase  "a  quema  ro- 
pa" en  que  no  expresa  la  idea  de  de 
improviso,    desprevenido,    sino   úni- 
camente  la   de   proximidad.  No  es 
conocida  la  acepción  que  el  Dice, 
da  a  este  modo  adv. 

"Le  extrajeron  la  pistola  que  porta- 
ba, calibre  44,  y  le  hicieron  fuego  a 
boca  de  jarro."  (El  Demócrata,  Méx., 
marzo  15-918.) — "El  Diputado  Portes 
Gil...  fue  herido  por  el  cap.  Villarreal, 
...  a  boca  de  jarro,  según  puede  ver- 
se de las  incrustaciones  de  pólvo- 
ra ■que  presenta  el  Diputado."  — 
"Avanzaron...  sobre  los  otros  al  pun- 
to de  llegar  a  herir  al  diputado  Por- 
tes Gil  dentro  del  coche  y  a  boca  de 
jarro."    (Excelslor,    Méx.,    abril    8 


de 


BOCA 


221  — 


BOCA 


918.) — "Procedieron  a  disparar  a  boca  ' 
de    jarro    contra    un    buen    número    de 
ellos       (pasajeros)."       (El       Universal, 
Méx-,    agosto   21-918,    5a.    col.) 

DE  BOCA.  Ofrecer,  una  cosa 
DE  BOCA  es  ofrecerla  nada  más; 
comprometerse  y  no  cumplir. 

"Por  tercera  vez  le  di  las  gracias, 
conociendo  que  su  oferta  no  era  de 
boca."  (PENSADOR,  Periquillo,  pte. 
la-,   cap.   XIX.   p.    112.) 

SER  PURA  BOCA:  hablador,  fan- ; 
farrón;  no  cumplir  lo  que  se  ofrece 
o  no  tener  valor  para   sostener  lo 
que  se  dice.  V.  RAJÓN. 

HACERSE  DE  LA  BOCA  CHI- 
QUITA, "rehusar  con  afectado  des- 
dén aquello  mismo  que  se  desea." 
(ICAZB.) 

"Diana,  con  una  cara  de  mogigata 
y  haciéndose  de  la  boca  chiquita,  di- 
jo." (MORALES.  Gallo  Pitagórico,  p. 
260.) 

BOCAFLOJA.  adj.  y  s.  Hablador, 
chismoso,  indiscreto,  que  con  facili- 
dad dice  cualquier  cosa.  Dícese 
también  muy  comúnmente  BOCA- 
ANCHA. 

ABRIR  BOCA,  fr.  fig.  fam..  tomar 
pequeño  alimento  para  despertar 
el  apetito,  las  ganas  de  comer  más ; 
el  hambre.  Dícese  irónicamente  de 
la  comida  escasa,  o  para  dar  a  en- 
tender que  así  se  la  considera:  to- 
maremos  esto   para  ABRIR  BOCA. 

"No  vendría  mal  una  copita  de  co- 
ñá  para  abrir  boca.".  (RODR.  BEL- 
TRAN.   Pajarito,  p.  538.) 

BOCABAJEAR.  a.  En  sent.  fig., 
derrotar,  vencer  o  hacer  fracasar  a 
alguno,  sobre  todo  por  medio  de 
maquinaciones  o  intrigas. 

Méx.  Significado  parecido  al  nuestro. 
Ramos  y  Duarte  (p.  551)  define:  "Hu- 
millar,  degradar." 

"Esos  cobardes  que  han  dejado  has- 
ta sus  armas,  y  cuatro  de  a  pie  con 
SU8  garrotes  los  han  bocabajeado  de 
lo  lindo."  (Astucia,  t.  II,  cap.  I,  p. 
108.) 

BOCA  DE  NOCHE  (A),  m.  adv. 
Al  anochecer.  Lo  mismo  se  dice  en 
Álava.  (BARÁIBAR,  Voc.  de  pal. 
usadas  en  Álava.) 

BOCADITO,     m.     diminutivo     de 


BOGADO  (V.).  Porción  pequeña  de 
comida. 

Gutiérrez,  s«;gún  la  antigua  costum- 
bre de  los  rancheros,  repartió  mucha 
carne  en  bocaitos  a  las  amistades." 
(COFFIN,  Gral.  Gutiérrez,  XXVII,  p. 
214.) — "Encima  de  la  paga  va  el  bo- 
cadito que  da  la  dueña  del  lavador." 
(RODRtGT'EZ       BELTRAN,       Perfiles, 

IV,  p.  33.) — "Aquí  de  las  mañas,  para 
llevarse  a  escondidas  el  bocadito." 
(ID,  p.  38.) 

2.  "Por  modestia  designa  la  gen- 
te pobre  con  este  nombre  la  comi- 
da. Cuando  una  infeliz  mujer  vie- 
ne a  arrimarse  con  otra  igual,  ésta 
no  solamente  la  recibe,  sino  que 
suele  asegurarle  que  no  le  faltará 
el  BOCADITO,  es  decir,  que  ade- 
más de  darle  alojamiento,  partirá 
con  ella  su  comida."  (ICAZB.,  p. 
53.)  Muy  común  también  en  Tabas- 
co. 

"Acomódate  a  todo  ,haz  cuanto  es- 
té de  tu  parte  para  granjear  el  boca- 
ditoi  demasiado  favor  te  van  a  hacer 
con  mantenerte."    (Astucia,  t.   II,   cap. 

V,  p.  109.) — "Y  así,  aplícate  que  yo 
te  daré  la  casa  y  el  bocadito,  que  es 
lo  que  puedo."  (PENSADOR.  Periqui- 
llo,  pte.   la.,  cap.  XXV,   p.   148.) 

BOCADO,  m.  Porción  cualquiera 
de  comida;  por  extensión  suele  la 
gente  pobre  llamar  así  también  con 
eufemismo  a  la  comida  misma,  al 
sustento  diario. 

Méx.  Lo  mismo  que  entre  nosotros, 
en  la  acepción  general  de  comida: 
"¿Pasará  ud.  a  creer  que  ha  habido 
quien  facilite  dinero  sólo  para  que 
Fernando  asegure  el  bocado?"  (FA- 
CUNDO.   Mari  di  tos,   cap.    IV,   p.   73.) 

BOCAMANGA,  f.  "Parte  de  la 
manga,  que  está  más  cerca  de  la 
muñeca."  Todo  lo  contrario  es  pa- 
ra nuestras  modistas  y  nuestros 
sastres:  parte  de  la  manga  que  es- 
tá más  lejos  de  la  muñeca,  mejor 
dicto:  la  abertura  en  que  la  man- 
ida se  junta  al  cuerpo  del  saco,  ca- 
misa o  pieza  de  vestir  que  cubre 
el  tronco;  queda  precisamente  cer- 
ca del  hombro:  es  el  punto  de 
arranque  de  la  manga,  que  termi- 
na en  el  puño,  parte  "que  está  más 


BOCI 


222 


BODE 


cerca  de  la  muñeca."  Ignoro  quién 
tenga  la  razón;  pero  me  inclino  a 
creer  que  las  costureras....  por- 
que no  son  académicas,  y  deben  sa- 
ber más  por  lo  mismo  en  este  par- 
ticular. A  la  BOCAMANGA  de  la 
Academia,  o  sea  la  abertura  de  la 
boca  de  la  manga,  llamámosla  sim- 
plemente manga,  como  a  toda  la 
parte  que  cubre  la  extremidad,  y 
así  decimos  "tantas  cuartas  de  man- 
ga", de  ancho  en  ésta,  se  entiende. 

Méx.  "La  abertura  de  la  manga  por 
donde  saca  la  cabeza  el  que  lleva  aqué- 
lla embrocada.  Algunos  extienden  este 
nombre  a  la  dragona."    (ICAZB.) 

BOCINA,  f.  Ya  Toro  Gisb.  (Dice. 
Lar.)  anota  acepciones  americanas 
de  esta  palabra:  "Chil.  y  Col.  Cer- 
batana. Amen.  Trompetilla  acústi- 
ca para  los  sordos.  Amén.  Pieza  ci- 
lindrica que  cubre  los  extremos  del 
eje  del  carruaje."  Pues  bien;  en  la 
acepción  de  trompetilla  acústica  ya 
hoy  para  .nosotros  no  sólo  sirve  pa- 
ra los  sordos,  ni  únicamente  para 
oír  en  ella,  sino  que  expresa  en  ge- 
neral el  instrumento  (especialmen- 
te en  los  teléfonos)  en  que  se  ha- 
bla y  a  la  vez  se>  escucha  al  inter- 
locutor. En  fin,  como  todo  se  rela- 
ciona con  la  boca:  por  una  pai-te 
se  aplica  ésta,  y  por  la  otra  viene 
de  ella  la  voz,  es  aceptable  el  nom- 
bre aplicado  no  sólo  a  la  trompeti- 
lla con  que  se  oye,  sino  también  al 
conjunto  de  ésta  y  aquélla  en  que 
se  habla,  que  forman  una  misma 
parte  o  pieza  sola  del  teléfono  ac- 
tual. Muy  usado  actualmente  en  la 
acepción  de  silbato,  pito  o  trompe- 
ta de  aviso  o  de  alarma,  en  muchos 
objetéis  -ée  moderna  invención.  V. 
AUDÍFONO. 

"El  paraguas  chinesco  del  exhibldor 
del  fonógrafo  que  indiscreto  arroja 
por  su  bocina  de  latón  nota.s  y  co- 
plas, como  el  mitológico  cuerno  de 
Amaltea  arrojaba  dones."  (RODR. 
BELTR.,  Atrevimientos  literarios,  La 
Feria  de  Candelaria,  p.  151.) 
Bulle  en  la  calle  la  gente; 

Suenan  los  "Fords"  su  bocina, 


Y,  hecho  un  ascua,  se  ilumina 
En  oro  el  café  de  enfrente." 

(LUIS  G.  URBINA,  Un  amigo  pun- 
tual.) 

Méx.  Icazb.  da  la  acepción  de  "pie- 
za cilindrica  que  recubre  el  extrema 
del  eje  del  carruaje."  Hoy  por  hoy  en 
México  tiene  como  acepción  principal 
1?.   que  hemos   dado. 

Cuba.  La  misma  acepción  apuntada 
por  Icazbalceta.  (MAGIAS,  p  174  v 
PICHARDO.  p.  30.) 

BOCÓN,  NA.  adj.  En  sentido  fi- 
gurado, hablantín  o  hablador,  indis- 
creto; sinónimo  de  BOCA  ANCHA. 
En  Cuba  (Pich.  y  Macías)  y  Hon- 
duras (Membreño)  se  dice  bocate- 
ro, aunque  más  bi,en  con  el  signifi- 
cado del  bocón  de  la  Academia; 
fanfarrón. 

BOCHE,  m.  Esta  voz  que  la  Aca- 
demia da  como  propia  de  Venezue- 
la en  la  acepción  de  repulsa,  desai- 
re, y  en  las  frases  dar  boche,  dar 
un  boche,  en  sentido  figurado  y  fa- 
miliar, rechazar,  desairar,  es  tam- 
bién usual  para  los  tabasqueños, 
aunque  más  se  usa  en  esta  forma 
llevarse  o  darse  un  boche,  tener 
un  encuentro  desagradable,  darse  o 
hallarse  con  una  persona  que  nos 
desagrada  o  que  nos  choca,  con 
quien  se  tiene  enemistad.  Se;^ún  Pi- 
cón-Febres  (Ob.  cit.,  p.  51),  tam- 
bién significa  en  aquella  tierra  "re- 
gaño bien  repiqueteado." 

BODEGA,  f.  "Las  bodegas  son  pu- 
ramente depósitos  de  efectos:  no 
se  hacen  ventas  en  ellas,  y  mucho 
menos  al  menudeo:  nunca  se  ha  da- 
do tal  nombre  a  las  tiendas  de  co- 
mestibles, aunque  lo  diga  Somoano, 
p.  37."  (ICAZB.)  Exactamente  en 
Tabasco,  y  lo  mismo  en  el  comer- 
cio que  en  las  haciendas  de  cam- 
po y  dondequiera,  la  BODEGA  no 
es  más  que  im  depósito  de  efectos 
o  artículos  cualesquiera;  pero  nun- 
ca tienda  de  abarrotes  ni  do  otra 
clase,  como  tampoco  en  México, 
por  más  que  también  Maoías  (p. 
174),  afirme  que  es  acepción  dé  la 


BODO 


—  223 


BOGA 


República    Mexicana   lo    de   BODE- 
GA por  tienda  de  abarrotes. 

Pero,  verdaderamente  disparata- 
do es  lo  que  dice  Ramos  y  Duarte, 
a  saber:  que  en  Tabasco  se  llama 
así  la  taberna  (Ob.  cit.»  p.  90.) 
Cuando  más,  y  sólo  por  accidente, 
en  la  Habana  suelen  llamarse  ta- 
bernas determinadas  tiendas,  tam- 
bién llamadas  bodegas  (Pichardo, 
p.  249,  art.  Tienda.) 

Venez.  "Una  tienda  de  víveres  muy 
semejante  a  la  pulquería,  pero  de  as- 
pecto más  decente  y  de  mayor  y  más 
vistosa  significación."  (PICÓN  PE- 
BRES, p.  51.) — RIVODÓ,  p.  247. 
■  Chile.  "Almacén  o  depósito  para 
guardar  las  mercancías,  en  los  ferro- 
carriles."   (TORO  GISB.,   Dice.    Lar.) 

De  lo  visto  se  viene  a  concluir 
que  la  BODEGA,  como  Americanis- 
mo, no  significa  "Almacén  donde 
se  venden  vinos  buenos  y  licores  al 
por  mayor",  como  expresa  Toro 
Gisbert  en  su  Pequeño  Larousse 
Ilustrado,  pues  cuando  más  será, 
en  algunas  partes,  tienda  de  víve- 
res o  de  abarrotes. 

BODOQUE,  m.  "Bulto  duro  que  se 
forma  en  una  cosa  blanda." 
(ICAZB.) 

"I  aquella  cama...,    ;qué  camal 

Toda  bodoques  y  bolas." 

(G.  PRIETO.  Musa  Callejera,  Ro- 
mances,   p.    238.) 

Cosa  idéntica  es  para  nosotros. 
La  Academima  no  da  más  que  la 
acepción  de  "Pelota  o  bola  de  barro 
hecha  en  turquesa  y  endurecida  al 
aire,  como  una  bola  de  mosquete, 
la  cual  sirve  para  tirar  con  balles- 
ta de  bodoques,  fig.  y  fam.  Perso- 
na de  cortos  alcances."  Pero  5'a 
Cervantes  dijo  muchos  años  ha: 
"Un  colchón  que  en  lo  sutil  parecía 
colcha,  lleno  de  bodoques  que,  a  no 
mostrar  que  eran  de  lana  por  algu- 
nas roturas,  al  tiento  en  la  dureza 
semejaban  de  guijarro."  (Quijote, 
pte.  prim.,  cap.  XVI.)  De  donde  se 
ve .  que  la  acepción  que  como  me- 
xicanísmo  tiene  la  palabra  es  muy 
castiza  y  qué  andamos  tal  vez  me- 


jor que  la  Academima  en  muchas 
cosas.  Mas  si  la  cita  hecha  no  es 
bastante  a  conirencer  a  la  Docta 
Corporación,  quédese  con  su  "pelo- 
ta de  barro",  que  para  nosotros, 
como  para  Cerv^antes,  bodoque  es 
y  será  siempre  bulto,  bollo,  bola 
dura,  de  cualquiera  cosa,  y  en  cual- 
quiera cosa  blanda,  como  el  vesti- 
do, el  colchón  o  la  colcha,  etc.  V. 
ABODOCARSE. 

2.  "Chichón,  bollo:  hinchazón  de 
forma  redonda  que  aparece  en  cual- 
quier parte  del  cuerpo:  tengo  un 
BODOQUE  en  el  brazo."  (Icazb.) 
Poco  usado  para  nosotros,  que  em- 
pleamos más  comúnmente  en  esta 
acepción  las  voces  chuchumo  y  to- 
tolote  y  en  algimos  puntos  también 
chibol.    (Vv.) 

BODORRIO,  m.  "Boda  desigual, 
fam.  boda  sin  aparato  ni  concurren- 
cia." Para  nosotros  cosa  muy  dis- 
tinta: boda  ruidosa,  con  mucha 
concurrencia,  baile  y  comilitona, 
que  se  transforma  en  verdadera 
fiesta  o  celebración  aparatosa.  El 
BODORRIO  con  todos  estos  agrega- 
dos es  de  estilo  entre  la  gente  cam- 
pesina principalmente.  En  Zacate- 
cas es  "bulla,  fiesta",  según  Ramos 
y  Duarte;  creemos  que  lo  mismo 
es  en  toda  la  República;  pero  siem- 
pre con  motivo  de  una  boda. 

BOFETAZO.  m.  Golpe  que  se  da 
con  el  bofe.  De  uso  vulgar  entre 
los  matanceros,  por  ser  éstos  quie- 
nes por  razón  de  su  oficio  trajinan 
con  ese  órgano  de  la  res.  Por  rara 
que  la  voz  sea,  dado  su  parentesco 
con  pistolazo,  garrotazo  y  demás  de 
igual  formación,  no  puede  juzgár- 
sela de  tan  espuria  ni  corrompida. 

BOGA.  m.  Remero  que  conduce 
una  embarcación.  El  BOGA  hace 
un  verdadero  oficio  de  su  ocupa- 
ción, dedicándose  exclusivamente  a 
viajar  en  canoas  y  cayucos,  para  lo 
cual  no  necesita  más  instrumento 
que   su  canalete   o   remo.  Hay  dos 


BOJO 


—  224  — 


BOLA 


clases  de  BOGAS:  de  palanca  y  de 
remo;  los  primeros  conducen  ca- 
noas, o  embarcaciones  de  mayor 
tamaño,  y  los  otros  embarcaciones 
menores,  cayucos  por  lo  general. 
V.  PALANCA  y  CANALETE. 

"Alg-uno.s  raudales  como  los  llama- 
dos "Mad  Paso"  y  "Mal  Pasito",  im- 
piden casi  la  navegación  de  las  ca- 
noas,... dirig-idas  por  muy  hábiles  y 
audaces  bcgas."  (GONZAI^EZ,  Ríos  de 
Tabasco,  p.  80.) — "Era  un  cayuco  con 
dos  bogas  que  se  deslizaba  con  rapi- 
dez." (MERINO,  Celestina,  p.  23.)  — 
"Los  bogas  o  conductores  de  la  Jan- 
gada subieron  para  comprar  leche 
fresca."   (ID.,  ib.,  p.  89.) 

B0J6N.  m.  (Cordia  gerascanthus, 
JACQ.)  Planta  de  la  familia  de  las 
borrag  neas,  muy  abundante  en  las 
selvas  ribereñas  de  Tabasco,  cuya 
madera  se  emplea  en  la  construc- 
ción de  casas.  Llámase  también 
tambor  o  palo  María,  según  expre- 
sión del  Sr.  Ppof.  Becerra  (Nom- 
bres geográficos  de  Tabasco,  p.  23.) 
Hay  dos  especies  de  la  planta:  bo- 
jón  blanco  y  bojón  prieto;  éste  es 
propio  de  la  región  de  tierras  al- 
tas, próximas  a  la  serranía. 

Parece  nombre  derivado  de  dos 
voces  de  la  lengua  maya:  box,  ne- 
gro, y  on,  aguacate,  viniendo  por 
tanto  a  significar  en  aquel  idioma: 
aguacate  negro.  No  contamos  con 
datos  suficientes  de  comprobación, 
a  mano,  para  poder  afirmar  con 
certeza  la'  exactitud  científica  de 
tal  opinión  acerca  de  la  etimología. 
Nada  menos,  no  recordamos  si  el 
fruto  se  parezca  realmente  al  agua- 
cate; aunque  el  árbol  sí,  por  el  ta- 
llo y  las  hojas,  siendo  unos  y  otras 
más  negros  que  en  éste. 

BOLA.  f.  Esta  palabra  es  un  le- 
gj'timo  mexicanismo  en  la  acepción 
figurada  de  "reunión  numerosa  de 
gente  en  desorden;  diversión  bulli- 
ciosa, riña,  tumulto,  revolución;" 
(Icazb.)  motín,  asonada,  confusión, 
etc.  Ha  sido  inmortalizada  en  nues- 
tra patria  por  el   notable   escritor 


chiapaneco  Emilio  Rabaza  (Sancho 
Polo),  en  su  obra  La  Bola.  Aunque 
el  citado  Sr.  Icazbalceta  dice  que 
"Por  antonomasia  se  dio  este  nom- 
bre a  la  terrible  "guerra  de  tres 
años"  (1857-60),  a  que  siguió  la 
"guerra  de  la  segunda  independen- 
cia" (1861-67),  ambas  de  imperece- 
dera memoria",  (Vocabulario  de  me- 
xicanismos,  p.  54);  lo  cierto  es  que 
la  palabra  ha  adquirido  generalidad 
completa  para  designar  todos  nues- 
tros movimientos  armados:  revolu- 
ciones, revueltas  o  simples  y  crimi- 
nales cuartelazos. 

"INIás  de  una  vez  oí  en  la  tienda  de 
los  Gonzagas  la  voz  profética  de  Se- 
vero, que  con  humos  de  sabio  previ- 
sor, creía  y  afirmaba  que  antes  de  mu- 
cho se  armaría  la  bola  (SANCHO  PO- 
LO, La  Bola,  cap.  III,  p.  22.) —  "¡Y 
como  sus  cortas  inteligencias  confun- 
dían la  revolución  con-  la  bola  lamen- 
tablemente." (ID.,  ib.,  cap.  VIII,  p. 
86.) — "Nosotros  inventores  del  género 
le  hemos  dado  el  nombre,  sin  acudir 
a  raíces  griegas  ni  latinas,  y  le  he- 
mos llamado  bola.  Tenemos  privilegio 
exclusivo;  porque  si  la  revolución  co- 
mo ley  ineludible  es  conocida  en  todo 
el  mundo,  la  bola  solo  puede  desarro- 
llarse, como  la  fiebre  amarilla,  bajo 
ciertas  latitudes.  La  revolución  se 
desenvuelve  sobre  la  idea,  conmueve 
a  las  naciones  modifica  una  institu- 
ción y  necesita  ciudadanos;  la  bola  no 
exige  principios  ni  los  tiene  jamás, 
nace  y  muere  en  corto  espacio  mate- 
rial y  moral,  y  necesita  ignorantes. 
En  ima  palabra:  la  revolución  es  hi- 
ja del  progreso  del  mundo,  y  ley  inelu- 
dible de  la  humanidad:  la  bola  es  hija 
de  la  ignorancia  y  castigo  inevitable 
de  los  pueblos  atrasados."  (ID.,  ib., 
cap.  XXI,  p.  238.) — "Se  comenzó  a  ar- 
mar la  bola  de  hombres  y  mujeres. 
y  los  bandolones  fueron  despertando 
los  ánimos  dormidos."  (PENSADOR, 
Periquillo,  cap.  XVIII,  p.  257.) —  "Ca- 
pistrán  pasó  de  reo  a  héroe,  y  decía 
muy  ufano  y  nuiy  para  sí:  mi  vida  es- 
tá en  la  bola."  (FACUNDO.  Ensalada 
de  Pollos,  t.  II,  cap.  X,  pp.  194-9.'').) — 
"La  Tesorería  flaquea;  a  la  bola!  Con- 
cha me  ha  derramado  la  bilis:  a  la 
bola!  La  revolución  ha  tomado  cuer- 
po; a  la  bola!  Corro  riesgo  de  quedar- 
me de  Coronel;  a  la  bola!"  (ID..  Ib., 
cap.  último,  p.  238.) — "Yo,  la  verdad, 
como  estaban   de   a   bola,    y  metiendo 


BOLA 


225  — 


BOLE 


luegro  los  caballos  y  poniéndose  las  ar-  | 
mas  en  la  cara."   (ID.,   Gentes,   t.     II. 
cap.  XIII,  p.  182.) — "Fue  suntuosísima  : 
la   celebración   de   su   santo   (de   Dña. 
Lugrardo),   y  no  sólo  porque  no  tenía 
algTÍn  cariñito,  sino  porque  de  algo  le 
ser\-ía  yo  en  aquellas  bolas, — que  así 
les   llamaba — iba   a   pedir   licencia      a 
mis   padres   para    que    me    dejasen    en 
su  casa  desde  la     víspera."   (XCSEZ. 
Bagatelas,  El  día  del  Santo,  p.  2.) 
"Doliente,   mohíno 
Por  tan  dura  broma. 
Buscando  la  muerte 
Largóse  a  la  bola." 
(PLAZA,  Talento  en  las  corvas.) 
EN    BOLA,   m.   adv.   fig.   y  fam., 
EN   MONTÓN.    No    solamente   ex- 
presa   la    idea    de    multitud,    sino 
también    y    principalmente    la    de 
conjunta  y  desordenadamente. 

"¿Ya  no  se  acuerda  de  la  amarrada 
que  me  dio  en  el  Monte,  cuando  llegó 
en  bola  don  Pedro  y  sus  sirvientes?" 
(LÓPEZ  PORTILLO,  La  Parcela,  XI, 
p.  112.) 

HACERSE  BOLA,  "perder  el  or- 
den, la  formación:  dícese  de  la  tro- 
pa y  de  cualquiera  reunión."  (Icaz- 
balceta.)  En  sentido  fig.,  atolon- 
drarse, confundirse;  no  dar  pie  con 
bola. 

"Es  necesario  reglamentarlo  tam- 
bién, para  no  hacernos  bola."  (Astu- 
cia, t.  I.  cap.  VII.) — "Voltearon  cara, 
se  hicieron  bola."  (Id.,  t.  II,  cap.  VII 
bis.) 

DARLE  A  LA  BOLA,  atinar,  acer- 
tar; tocar  la  flauta  por  casualidad. 
Corre  por  América  con  diversos 
significados. 

VAYA  UD.  A  freír  BOLAS, 
agregándose  a  reces  EN  SARTÉN 
DE  PALO;  expr.  baja  equivalente 
a  la  que  da  ICAZB.  como  mexica- 
nismo.  VAYA  UD.  A  FREÍR  CHON- 
GOS, "usada  para  despedir  a  imo 
con  enfado." 

BOLADA,  f.  fig.  fam.  Enredo, 
complicación  en  un  asunto;  nego- 
cio aventurado,  oscuro  o  confuso  y 
dudoso. 

"Yo  me  alegro  mucho...'  por  el  mi- 
nistro poeta  que  se  metió  en  la  bola- 
da y  que  ya  le  parecía  flue  era  virrey 
de  México."  (MORALES,  Gallo  Pita- 
górico,  p.    584.) 


BOLEADA,  f.  Acción  y  efecto  de, 
bolear. 

Méx.  Muy  usada  en  la  Metrópoli.  No 
la  trae  Icazb.  Una  boleada,  jefe,  gri-» 
tan  a  uno  los  boleros  en  los  pascoe  y 
demás  lugares  públicos. 

BOLEADOR,  RA,  adj.  usado  al- 
gimas  veces  por  bolero,  que  es  más 
común,  o  por  betunero,  en  vez  de, 
limpiabotas  que  da  la  Academia. 
Sustantívase. 

BOLEAR.  Embetunar;  dar  betún. 
al  calzado.  Como  el  betún  lleva 
también  el  nombi-e  de  bola,  se  ba 
formado  el  verbo  BOLEAR,  que  es 
como  si  dijéramos  betunear,  dar  be- 
tún, dar  bola. 

Méx.   Por  más  que  no  lo  da  Icazb;, 

es  mexicanismo  muy  usual.  Lo  regis- 
tra Toro  Gisb.    (Dice.   Lar.) 

Colomb.  "Reprobar  por  medio  de  bo- 
las negras.'  (CL'ERVO,  879.)  Toro 
Gisb.  (Dice.  Lar.)  lo  da  en  esta  acep- 
ción como  americanismo. 

Chile,  "pr.  Chil.  Del  estudiante  uni- 
versitario que  tiene  la  desgracia  de  ser 
reprobado  en  el  examen,  dicen  sus 
compañeros  que  ha  sido  boleado,  alu- 
diendo a  las  bolitas  blancas  y  negras 
con  que  las  examinadores  aprueban 
o   reprueban."   RODRÍGUEZ,   p.    63.) 

Rtopl.  "Arrojar  las  bolendoras  (1)  a 
las  patas  o  pescuezo  de  un  animal 
para  aprehenderlo.  En  sentido  figura- 
do, envolver,  enredar,  trampear  a  al- 
guno, hacerle  una  mala  partida, — ■' 
Prov.  de  la  América  Meridional,  se- 
gún Salva.  Creemos  lo  sea  sólo  del  Río 
de  la  Plata  y  Chile."  (GRANADA,  Ob. 
cit.,  p.  116.)  Toro  Gisb.  (Dice.  Lar.) 
apunta  la  forma  bolearse  de  Ríopl., 
"Confundirse,  equivocarse,"  y  como 
Americanismo.  "Rechazar  en  una  vo- 
tación." 

BOLERA,  f.  Borrachera.  Es  la 
forma  más  común  de  llamar  al  as- 
tado de  ebriedad.  V.  AJUMARSE. 

Méx.  El  Sr.  Icazb.  define  dos  signi- 
ficados de  esta  palabra,  uno  antiguo, 
como  nombre  de  un  baile,  y  otro  usual 
en  el  sentido  de  "ilusiones,  opiniones 


(1).  Las  bolea  deras,  segrún  el  mism* 
Granada  (Ob.  cit.),  son  un  instrumen- 
to que  "consiste  en  dos  o  tres  bolas 
de  piedra  u  otra  materia  pesadas,  re- 
tobadas y  sujetas  a  otros  tantos  ra- 
males de  guascas  torcidas  o  bien  de 
trenzas  formadas  de  tientos  (tiritas  éa 
cuero)". 


BOL£ 


226 


BOLE 


infundadas,  palabras  engañosas".  En 
verdad,  nunca  la  hemos  oído  en  esta 
abunda  acepción,  ni  en  México  ni  en 
Otr<a  parte. 

BOLERO,  RA.  adj.  Betunero.  Usa- 
do con  preferencia  a  boleador.  (V.) 
Sustantívase. 

Méx.  "Limpiabotas.  También  se  lla- 
ma así  al  que  hace  bolas  y  al  menti- 
roso." Esto  para  el  D.  F. ;  en  Chihua- 
hua significa,  como  sust.  "Sombrero 
de  copa  alta,  de  seda.  Es  la  chistera 
dé  España,  el  sorbete  de  México,  la 
soi'bétera  de  Yucatán,  la  cubeta  de  Ja- 
lisco, la  bomba  de  Veracruz,  la  pava 
de.  Campeche  y  Chiapas."  (RAMOS  Y 
DUATE.)  Todo  esto  puede  pasar;  pe- 
ro lo  final  siguiente  sí  es  desacertado: 
"Bolero,  en  Tabasco,  es  sombrero  de 
guano."  Esta  es  una  majadería,  y 
gorda!  El  tal  sombrero  se  llama  allá 
genéricamente  "sombrero  de  guano",  y 
custfido  es  de  clase  la  más  sencilla  y 
popular,  chonta!.  (V.)  Pero  jamás  se 
Te  ha  ocurrido  a  nadie  llamarle  bolero. 
JEl  sombrero  a  que  alude  el  autor,  se 
llama  allá  sorbetera.  La  bomba  es 
también  distinta  de  aquélla.  (V.  v.) 
.  Hond.  "Sombrero  de  copa  alta,  que 
áólo  usamos  en  las  grandes  festivida- 
des." (MEMBR.) 

C.  RIea.  "Tiene  esta  palabra  dos 
acepciones:  la.  el  juguete  que  en  cas- 
tellano se  llama  boliche;  2a.  el  som- 
brero que  los  paisanos  de  Cervantes 
llaman  hongo."   (GAGINI.) 

SALAZAR  GARCÍA,  Ob.  cit.,  p.  52, 
dá' también  para  América  Central  la 
acepción  de  "hongo,  sombrero  de  pe- 
lo", que  entre  nosotros  se  llama  mo- 
rrongo (V.) 

■  Colomb.  TORO  GISB.  (Dice.  Lar.)  da 
el  significado  de  "faralá".  No  lo  re- 
gistra CUERVO. 

Perú.  "Boliche."  (TORO  GISB., 
Dice.   Lar.) 

BOLETA,  f.  "Cédula  que  se  da 
para  poder  entrar  sin  embarazo  en 
alguna  parte."  Nosotros  hemos  ge- 
neralizado más  la  palabra,  hasta 
Ilegal"  a  hacerla  sinónima  de  lo  que 
la.  Academia  llama  Cédula:  "Peda- 
zo de  papel  o  pergamino  escrito,  o 
para  escribir  en  él  alguna  cosa." 

La  BOLETA  se  caracteriza  por  lo 
que  lleva  escrito  o  porque  sirve  pa- 
ra escribir  en  ella.  La  cédula,  en 
el  habla  popular  no  sólo  tabasquefia 
&íno  casi  nacional,  se  diferencia  de 
aquélla  en  que  es  de  menor  tama- 


ño; simple  fragmento  de  papel,  pa- 
ra escribir  en  él  uno  sólo,  o  muy 
pocos  nombres,  en  una  votación, 
por  ejemplo.  De  modo  que  hemos 
invertido  la  acepción  de  cédula, 
dándola  a  BOLETA,  y  hemos  dado 
a  ella  una  acepción  especial,  co- 
mo diminutivo  ideológico  de  BOLE- 
TA, pero  conservando  el  mismo  ob- 
jeto. 

Hemos  formado  además  el  mas- 
culino boleto,  diminutivo  también 
de  BOLETA,  porque  es  un  papel 
pequeño;  pero  distinto  de  ésta  y  de 
la  cédula,  por  su  objeto:  no  sirve 
para  escribir  en  él.  Es  el  boletín 
de  la  Academia:  "Cédula  que  se  da 
para  entrar  en  un  teatro  a  diver- 
sión", que  nunca  es  usado  con  es- 
ta acepción. 

De  modo  que  nuestra  cédula  par- 
ticipa de  las  condiciones  de  la  BO- 
LETA, por  el  uso  a  que  se  destina, 
y  de  las  de  boleto,  por  sus  dimen- 
siones . 

El  boleto  no  es  más  que  una  es- 
pecie de  contraseña  con  la  cual  se 
acredita  que  se  ha  llenado  tal  o 
cual  requisito,  para  tener  un  dere- 
cho correlativo;  una  credencial  que 
justifica  la  personalidad,  o  como  di- 
ce G.  Icazb.:  "Boleto,  m.  Billete 
(4a.  acep.)  (1)  Tarjeta  cuya  pre- 
sentación da  derecho  a  entrar  en 
carruajes  públicos,  espectáculos  o 
reuniones." 

La  BOLETA  en  cambio  acredita 
o  justifica  lo  mismo  que  contiene 
escrito:  BOLETA  de  aplicación,  en 
las  escuelas;  BOLETA  de  contribu- 
ción, de  impuesto,  etc.,  como  justi- 
ficante del  pago  de  esos  derechos; 
BOLETA  electoral,  la  que  sirve  pa- 
ra consignar  en  ella  el  voto. 

Méx.  "Cédula  impresa  que  se  repar- 
te a  los  votantes  en  las  elecciones 
primarias  para  carpos  públicos,  a  fin 
de  que  en  el  reverso  escriban  el  nom- 
bre de  su  candidato."  (ICAZB.)  Más 
general  en  la  acepción  prov.  de  Tabas- 
co; bien  que  hoy  va  cayendo  en  des- 


BOLE 


227  — 


BOLI 


uso  la  forma  especial  que  nos  define 
el  mexicanista  citado,  pues  con  mo- 
tivo de  las  recientes  reformas  revo- 
lucionarias a  la  Constitución  General, 
casi  todas  las  elecciones  populares  son 
directas,  desapareciendo  por  lo  mismo 
los  grados  de  primaria  y  secundaria, 
que  antes  había.  Parece  que  la  acep- 
ción apuntada  e^  corriente  en  Méxi- 
co y  resto  de  América. 

RAMOS  y  DUARTE  da  esta  voz  co- 
mo sinónima  de  parce,  en  Veracruz. 
Nunca  la  hemos  oído  en  tal  acepción, 
ni  se  usa  ya  el  tal  parce,  por  aquí, 
hace   algún. is    decenas    de    años. 

"Don  Marcelino  le  fué  a  reclamar 
porque  no  había  cumplido  con  la  or- 
den de  Don  Julián  de  sacar  él  mis- 
mo la  boleta  de  entierro  del  difunto 
Jesús."  (AZUELA,  Mala  Yerba,  VI, 
p.   41.) 

Cuba.  "Por  antonomasia,  la  cédula 
u  orden  de  los  Jueces  para  citar  a 
demandas.  Algunos  añaden  Boleta  de 
comparendo."  (PICH.,  p.  30.) — MA- 
GIAS, p.   178. 

Amér.  TORO  GISB.,  (Dice.  Lar.)  la 
da  como  Americanismo.  "Cédula, para 
votación   o  para  otros  usos." 

BOLETERÍA,  f.  Lugar  en  donde 
se  expenden  los  boletos:  taquilla, 
expendeduría.  Es  americanismo, 
según  TORO  GISB.,  (Dice.  Lar.): 
"despacho  de  billetes  o  boletos." 

Méx.  ICAZB.  dice  que  no  se  usa  en 
México;  pero  no  es  así.  La  hemos  oí- 
do   con    frecuencia. 

C.  Am,  S ALAZAR  y  GARCLA  p.  52. 

BOLETERO,  m.  Americanismo, 
según  TORO  GISB.  (Dice.  Lar.): 
"El  que  despacha  billetes  o  boletos 
en  las  taquillas  de  los  teatros,  tre- 
nes, etc." 

Méx.  ICAZB.,  p.   55. 

"Sin  saber  cómo.  Pico  desorientado 
llegó  al  teatro  de  Oriente:  el  boletero 
había  sido  sargento  de  su  compañía, 
circimstancia  que  hizo  innecesario  el 
boleto  de  entrada."  (FACUNDO,  Iso- 
lina,  t.  1,  cap.  I,  p.  18.) — "¿cuántos? 
¿ud.  cuántos? — gritaba  el  boletero  a 
Dn.  Homobono."  (NÜÑEZ,  Bagatelas, 
p.  120/> — "¿Qué? — preguntó  el  bolete- 
ro." (ID.,  Ibid,  p.  121.) 

C.    Am.    SALAZAR   GARCLV.    p.    52. 

Perú.  "El  boletero  y  la  boletería  que 
lios  recuerdan  los  teatros,  las  estacio- 
nes de  ferrocarriles,  la  plaza  de  to- 
ros, el  tranvía,  etc..  tampoco  existen." 
(En  España).  ARONA,  p.   66. 

BOLE  1 0,  m.     V.     BOLETA.     Es 


'.  americanismo  en  nuestra  acepción. 
i  (TORO  GISB.,  Dice.  Lar.) 
I       Méx.    "BOLETO    DE    EMPEÑO.    La 
:  cédula     que     los     prestamistas     sobre 
prendas  dan   a  la  persona  que   recibe 
el  préstamo."   (ICAZB.)  Esto  entra  en 
'  lo  que   por  antonomasia  es   para  nos- 
otros  boleta.    RAMOS   y  DUARTE,   p. 
¡9L 

I  "El  joven  recibe  un  boleto,  un  cor- 
i  to  apunte  con  una  dirección  a  Cáxiiz, 
\  otra  a  Veracruz  y  otra  a  México;  una 
¡  pequeña  suma  para  gastos  menores 
'  y  una  maleta."  (FACUNDO,  Isollna, 
'  t.  II,  cap.  XIII,  p.  216.) — "¡Tres!  ¡Vá- 
;  monos! — dijo  el  empleado  ,aventándo- 
i  le  los  boletos."  (NÜSEZ,  Bagatelas,  p. 
120.) — "Don  Homobono  salió  de  aque- 
lla apretura, con los  boletos. . . 

oprimidos  en  la  mano  derecha."  (ID. 
ib.,  p.  121.) — "Acaba  el  alcaide  de 
darme  el  correspondiente  boleto." 
(PENSADOR,  Periquillo,  cap.  XXII, 
pte.  la.,  p.  129.) — "Es  una  cosa  muy 
ridicula. . . .  tener  baile  y  paseos  por 
'  un  extremo,  y  por  otro  acreedores, 
trampas  y  boletos  del  montepío  a  pu- 
ñados." (ID.,  ibid.,  pte.  2a.,  cap.  V, 
1  p.    189.)    ? 

Hond.   y  C.    Am.   Casase  en   general, 
en   lugar  de   boleta,    (MEMBREífO,   p. 
25:    SAL.\ZAR  GARCÍA,   p.   52.) 
Guat.   BATRES,   p.    136. 
Perú.    "Para    los    españoles,    todo   lo 
que  nosotros  llamamos  boleto  es  bille- 
te."— "El  Diccionario  no  trae  esta  pa- 
labra    de     tantísimo     uso     entre    nos- 
otros."  (ARONA  ,pp.   63  y  66.) 
Chile.  RODRÍGUEZ,   p.   63. 
Sur  Amér.   Al  decir  de   BAYO    (Ob. 
clt.,  p.  34.),  por  allá  se  usan  indistin- 
tamente   boleto    y    boleta,    en    nuestra 
acepción:       "BOLETA,       O       ;;  BOLE- 
TOS!!,   gritan   los    revendedores   a   las 
puertas  de  los  teatros  en  estos  países, 
j  o   anuncian   cobradores  de   tranvías   y 
revisores   de    ferrocarriles." 

BOLÍN.  Soga  más  corta  y  más 
delgada  que  la  ordinaria,  usada  en 
vaquería,    por    su    ligereza    y    poca 

^  resistencia,  para  lazar  animales  pe- 
queños o  bestias  mansas.  V.  SO- 
GA. 

I      BOLINA,   f.  Es  para  nosotros  lo 

\  mismo  que  los  ríoplatenses  llaman 
tiento:  "Tira  de  cuero,  pulida  y 
bien   pareja,  que  sirve  para  hacer 

I  ligamentos,  trenzas,  etc."  (GRA- 
NADA, Ob.  cit.,  p.  373.)  o  "Tira  de 

i  cuero  sacada  con   el  cuchillo,   que 


BOLI 


228  — 


BOLO 


sirve  para  anudar  o  sujetar  algo." 
(BAYO,  p.  222,  voz  tiento.)  Es  voz 
esencialmente     campesina,     de  va- 
quería, y  de  tenería  y  talabartería, 
aunque  por  su  origen  es  marítima: 
"Cabo  en  que  se  hala  la  relinga  de  ¡ 
barlovento   de  la  vela  hacia  proa,  | 
cuando  se  ciñe  el  viento,  para  que  i 
éste   entre  en  ella  sin  hacerla  to-  j 
car  o  flamear."   (Dice.   Marít.)   Por  j 
antonomasia  se  llama  así  el  látigo  i 
de  cuero  que  sirve  para  castigar  a  j 
los  muchachos.  V.  ANQUERA.  | 

" — Bueno;  anda  tú.  Llévate  una  tw-  ! 
lina,  cebadilla  y  aguarrás,  por  si  aca- 
so." (SÁNCHEZ  Mx^KMOL,  Antón  Pé- 
rez, XX,   p.    208.) 

Méx.  En  México  es  muy  usada  la 
frase  "a  media  bolina,  equivalente  a 
la  nuestra  a  medios  chiles.  (V.) 

" — ^^¡ Hombre!  exclamó  el  amigo  de 
Enrique;  el  alcohol  es  un  excelente  au- 
xiliar de  los  enamorados.  Esperan  el 
sí  cuando  la  dama  de  sus  pensamien- 
tos está  a  media  bolina."  (FACUNDO, 
Baile  y  Cochino,  cap.  VI,  p.   159.) 

Cuba.  Sólo  la  acepción  marítima  y 
la  de  esta  frase  "A  bolina,  a  bolina! 
exclamación  en  qvie  prorrumpen  los 
chicos  de  la  parte  occidental,  cuando 
han  echado  a  volar  vm  papelote,  y  que 
equivale  al  ¡a  cogerlo,  a  cogerlo!  de 
Tierradentro."  (MAGIAS,  p.  178.)  PI- 
CHARDO,   p.    66,   art.   Cometón. 

BOLINEADA,  f.  Azotaina,  zurra 
dada  con  bolina  o  con  bolín.  Por  ser 
generalmente  una  bolina  gruesa  o 
un  pedazo  de  bolín  los  que  sirven 
como  látigo  para  azotar  a  los  mu- 
chachos. 

BOLINEAR,  a.  Azotar  con  bolina 
o  con  bolín. 

BOLISTA,  m.  Que  acostumbra 
andar  en  bolas  (revoluciones).  Ra- 
ro. (ICAZB.)  Afecto  a  la  bola. 

"Llegó  el  momento  en  que,  siéndo- 
me las  cavilaciones  insoportables,  me 
determinaba  como  buen  bolista  a  des- 
obedecer a  mi  Jefe."  (SANCHO  PO- 
LO,   La    Bola,    cap.    VII,    p.    99.) — "El 

borrador   que    yo   formulé resulto 

flojo,  débil  y  sin  el  nervio  que  carac- 
terizó siemore  mi  pluma  de  bolista." 
(ID.  íbid.,  cap.  IX,  pp.  110-11.)— "Yo 
no  pensé  en  Remedios,  y  a  fuer  de 
bolista,  me  coloqué  en  el  sitio  en  que 
me  dio  la  gana."  ID.,  ibid.,  cap.  XI, 
p.   141.) 


BOLO.  m.  Pan  de  trigo,  con  sal  y 
sin  manteca,  que  se  elabora  gene- 
ralmente en  forma  cilindrica.  El 
pan  más  corriente  y  barato. 

Este  mismo  pan  hecho  en  forma 
parecida  a  una  bola,  o  elipsoidal, 
pero  en  tamaño  mucho  menor,  co- 
mo pieza  común  que  se  vende  al 
menudeo,  se  llama  en  Tabasco  por 
lo  general,  sisóte;  aunque  dentro 
del  mismo  Estado  "hay  diferencias, 
pues  en  Macuspana  y  algunas  otras 
regiones  le  llaman  pan  de  sopa,  por 
el  objeto  a  que  se  le  destina,  o  la 
forma  en  que  de  ordinario  sólo  se 
come  allá,  pues  con  la  comida  se 
toma  de  ordinario  la  tortilla.  En  es- 
tas partes  el  sisóte  es  otro  pan,  li- 
so y  de  igual  forma  que  el  ante- 
rior, aunque  de  diversos  tamaños; 
pero  con  azúcar  y  también  a  veces, 
con  huevo. 

En  México  se  llama  bolillo  nues- 
tro sisóte  o  pan  de  sopa.  No  lo  re- 
gistra Icazb. ;  Ramos  y  Duarte  di- 
ce: "Bolillo.  Pan  de  trigo,"  lo  cual 
':  no  es  cierto,  pues  no  todo  pan  lle- 
va ese  nombre.  Ni  uno  ni  otro  au- 
tor registran  bolo;  pero  asegura- 
mos que  se  usa  en  igual  acepción 
I  que  la  nuestra. 

2.  adj.  Lo  que  con  tanto  tino  y 
tanta  gracia  describe  GAGINI  en  su 
Diccionario  de  barbarismos  de  Cos- 
ta Rica:  "Del  que  está  ebrio  o  bo- 
rracho dicen  nuestros  paisanos  que 
;  está  BOLO,  sin  duda  por  semejan- 
;  za  con  los  trocillos  de  madera  así 
;  llamados,    que    caen    fácilmente    al 
'  golpe  de  la  bola."  Lo  mismo  opina 
i  MEMBREÑO,    p.    25   y      SALAZAR 
■  GARCÍA,  p.  52. 

Cuba.    Parece    que    por    esta    tierra 
:  vale  el  adjetivo:   "El  ave  sin  cola,  es- 
pecialmente  el     Gallo  y     la     Gallina." 
'  PICH.    Por   lo   visto   equivale   a   nues- 
tros Ixcul,  currundungo.  V. 

BOLOCONTÉ.  m.  Nombre  de  un 

árbol  muy  común,  que  produce  una. 

frutecilla  de   color  guinda.   Ignora- 

i  mos  su  clasificación.  La  palabra  es 


BOLS 


229 


BOLS 


de  origen  maya ;  tal  vez  derivada 
de  bol,  redondo,  cilindrico;  oco, 
ocom,  columna  y  té,  árbol:  árbol 
de  forma  cilindrica,  ¿con  relación  a 
la  fronda? 

BOLOCTOQUE.  m.  (Cyrtonix  sp? 
Rov.)  Gallinácea  de  la  familia  te- 
tronidea,  llamada  también  vulgar- 
mente golonchaco.  (V.)  Rovirosa  di- 
ce que  es  "ave  común  en  el  Va- 
lle de  Bulují,  en  el  Carmen,  en  el 
río  Tulijá,  especialmente  en  el  Sal- 
to y  en  el  Cerix)  del  Limón."  (Zoo- 
logía, p.  41.)  V^oz  también  del  ma- 
ya, o  quizá  anomatopéyica  del  can- 
to del  ave,  lo  mismo  que  goloncha< 
co. 

BOLÓN,  aura,  de  bola.  Gran  reu- 
nión de  gente  apretada,  revuelta 
y  desordenada. 

"Era  un  bolón  atroz  :les  habían  ro- 
bado la  bolsa  con  seis  reales:  no  se 
podía  andar."  (MICROS,  Ocios  y  Apun- 
tes,  p.   189.)"   ICAZB. 

"Pelotón,  alboroto."  en  Zacatecas, 
dice  Ramos  y  Duarte. 

BOLSA,  f.  Como  en  C.  América: 
"A  los  bolsillos  del  vestido  (les) 
decimos  bolsas:  bolsillo  sólo  es  pa- 
ra nosotros  el  que  se  hace  en  la 
parte  inferior  de  la  pretina  del 
pantalón."   (MEMBREÑO.) 

Méx.  "Volver  a  alguno  bolsa.  En- 
trampar, engañar  sin  astucia  ni  es- 
fuerzo. Faltriquera:  advirtiendo  que 
en  nuestro  lenguaje  familiar  es  muy 
raro  el  uso  de  faltriquera;  raro,  aun- 
•que  menos,  el  de  bolsillo,  y  sólo  co- 
mún el  de  bolsa."  (OCAMPO,  Obras, 
t.   in.  p.   135.) 

"Dn.  Ignacio  advirtió  a  la  ancia- 
na que  en  la  bolsa  de  sus  calzones 
había  ima  navaja."  (FIDEL.  Memo- 
rias, cap.  I,  p.  9.) — "Cuál  fué  mi  sor- 
presa cuando,  buscando  en  mi  bol- 
sa la  llave  de  la  cajita,  no  la  hallé 
en  ella." — "Luego  que  me  vieron  bo- 
rracho, me  sacaron  la  llavecita  de  la 
bolsa."  (PENSADOR.  Periquillo,  pte. 
la.,  cap.  XXIII,  p.  133.) — "Tratando 
de  poner  en  obra  su  consejo,  registré 
mi  bolsa,  para  ver  con  cuánto  con- 
taba para  papel."  (ID.  ibid.,  p.  138.) 
— "Nos  entretuvimos  en  copiar  los 
versos  con  la  ayuda  de  un  lápiz  que 
por  fortuna  se  encontraba  en  la  bol- 
sa don  Tadeo." 


BOLSA  DE  MANO.  f.  "Ridículo." 
Ramos  y  Duarte  censura  esta 
forma  ortográfica  de  la  Docta  Cor- 
poración, dando  la  forma  redículo, 
que  registra  el  Diccionario  de  la  So- 
ciedad Lit.  y  que  es  la  correcta,  por 
derivarse  de  reticulus,  lat.,  redeci- 
lla. Tenemos  también  la  BOLSA 
OCULTA,  como  dice  el  autor  cita- 
do, o  BOLSA  interior,  o  como  de- 
cimos provincialmente,  que  es  lo 
que  la  Academia  llama  landre. 

BOLSEADOR.  m.  "Buscón,  cala- 
dor", dice  Salazar  García.  Para 
nosotros  el  BOLSEADOR  es  un  ca- 
lador que  busca  en  nuestras  bolsas 
con  intención  de  hurtar:  ratero.  Es 
un  dei'ivado  verbal  de  bolsear,  en 
la  acepción  propia  de  esta  voz  en 
la  ciudad  de  México,  de  donde  es 
genuina.  Dícese  más  comúnmente 
bolsista,  coíno  lo  anota  Ramos  y 
Duarte  (p.  42),  pero  no  únicamen- 
te en  Yucatán. 

Méx.  Con  la  misma  acepción  nues- 
tra lo  consigna  OCAMPO:  "Ladrón 
que  extrae  lo  que  puede  de  la  bolsa." 
(Obras,   t.   III.   p.   135.) 

BOLSEAR,  a.  "Robar  lo  que  otro 
tiene  en  el  bolsillo."  (RAMOS  y 
D.)  Esto  es  asimismo  para  nos- 
otros; pero  que  tal  acepción  sea 
propia  de  Yucatán,  como  afirma  el 
mismo  autor,  cosa  es  que  no  de- 
biera decir  quien  escribió  en  Méxi- 
co. Por  eso  dice  muy  bien  Icazb. : 
"Extraer  del  bolsillo  de  alguno  el 
ladrón  ratero  las  monedas  u  otros 
objetos.  A  FULANO  LO  BOLSEA- 
RON AYER  EN  CATEDRAL." 
OCAMPO,  Obras,  t.  H,  p.  135. 

Lo  mismo  en  Centro  América: 
GAGINL  P.  91;  MEMBREÑO.  p. 
25;  SALAZAR  GARCÍA,  p.  53;  BA- 
TRES,  p.  138. 

Ríopl.  Muy  distinta  y  rara  acepción: 
"Calabacear  entre  amantes."  (BAYO, 
p.   34.) 

BOLSILLO,  f.  Nombre  con  que 
se  designan  especialmente  la  bolsa 
pequeña  hecha  en  la  parte  anterior 


BOLS 


230  — 


EOMB 


derecha  de  la  pretina  del  pantalón 
y  las  bolsas  del  chaleco.  Dim.  de 
bolsa.  V.  BOLSA. 

BOLSISTA,  adj.  "Ladrón  de  bol- 
sillo", como  dice  RAMOS  y  DUAR- 
TE,  pero  no  sólo  en  Yucatán.  V. 
BOLSEADOR. 

Es  americanismo,  según  Toro 
Gisb.,  (Amer.,  p.  96),  aunque  no  le 
hallamos  en  ningún  tratado  de  len- 
guaje provincial,  por  nosotros  con- 
sultado. 

BOLLO,  n.  Especie  de  chocolate 
que  contiene  una  proporción  mayor 
de  pinole  que  de  cacao,  y  se  pre- 
para en  pelotitas,  a  lo  cual  debe  su 
nombre.  En  México  llaman  bol  uto 
a  cierto  dulcecillo  en  forma  de  bo- 
litas. 

"Vendedoras  de  tamales  de  chile,  de 
dulces  y  de  capvjlfn:  tapabocas  y  bo- 
nitos de  a  ocho."  (FIDEL,  Memorias, 
cap.   IT,   p.   120.) 

BOLLO  llaman  en  el  Estado  de 
Veracruz  al  ladrillo  ordinario,  cru- 
do o  quemado  a  medias,  y  usado 
para  las  construcciones  corrientes. 

"Este  bello  edificio,  de  orden  tos- 
cano  (la  Plaza  del  Mercado),  está 
construido...  de  piedra  múcara.  co- 
ral, ladrillo  y  bollo.  (PAYNO.  Viaje  a 
Veracruz.  XA^II.  p.  441.)  "I  "Pajarito" 
no  acababa  de  hacer  una  cosa,  cvian- 
do  ya  le  mandaban  otra;  y  ora  con  el 
rimero  de  bollos  al  hombro,...  cuan- 
do escafllando  el  montón  de  bollos  en- 
trp.«;rt<-pdos  del  cascote."  (RODRÍGUEZ 
BELTRAN.  Pajarito,  XII,  p.  225.)  "A 
los  pocos  días  de  la  que  parecía  res'a- 
lona  tarea  (que  era  la  de  remojar  bo- 
llos). (ID.,  Ibld.,  p.  228.) — "Aquí  aca- 
rrear y  más  acarrear  bollos  por  esca- 
lera arriba.  (ID.,  Ibld.,  p.  229.) — "A 
todas  hora.s  y  en  todas  ocasiones  era 
un  zarandillo  por  el  ir  y  venir,  el  vol- 
ver y  revolver  entre  andamios, ...  bo- 
llos,     ensordecido   por  el   tintín   del 

filo  de  la  cuchara  sobre  el  canto  del 
bollo.  (ID..  Ihid.,  pp.  320-30.'»  I  tam- 
bién a  un  diilce.  como  en  México;  pe- 
ro especialmente  hecho  de  maíz  tier- 
no: "se  aprovecha  el  jilote  (elote  que 
llamamos)  para  hacer  las  dulces  y 
mantecosos  bollltos."  (RODRÍGUEZ 
BET.TRAN,    Perfiles,    p.    2B4.) 

BOMBA,  f.  "Composición  poética 
popular  de     carácter  declamatorio, 


que  los  bailadores  echan  o  recitan 
a  sus  respectivas  parejas,  en  mo- 
mentos en  que,  para  el  efecto,  y 
mediante  la  voz  de  ¡bomba!,  dada 
casi  a  grito  pelado  por  alguno  de 
ellos,  la  música  interrumpe  su  eje- 
cución." (QUEVEDO,  Lírica  Popu- 
lar Tabasqueña,  p.  19,  nota.) 

"Y  la  música  se  eslabonó  tras  ima 
bomba  anterior  y  tocado  algunos  com- 
pases, volvió  a  pararse  en  seco  para 
que  la  bomba  siguiente  fuera  echada." 
(ID.,  Ibld.,  Ídem.)  "En  aquel  mismo 
punto  tomó  nota  de  cuanto  la  dono- 
sa ribereña  sabía  hacer  en  materia 
de  bombas  y  cantares."  (ID.,  ibld.,  p. 
21.)  "Se  les  puso  en  la  cabeza  a  los 
muchachos  que  tocaran  un  "zapateo", 
y  eso  sí  que  fué  muy  divertido,  por- 
que empezaron  a  echar  bombas;  yo  me 
reía  a  mares  viendo  bailar  a  Melquía- 
des   y  echando  bombas  a  cual  es- 
coger." (CORREA  de  CÁRTER,  Pau- 
lina, p.  12.)  "Las  galas  abundaron, 
y  cuando  una  voz  poderosa  surgió  de 
entre  la  multitud  gritando:  ¡bomba! 
¡bomba!  y  la  música  con  un  ritmo 
distintot  indicó  también  aquel  capri- 
cho original  del  pueblo,  todos  se  que- 
daron inmóviles contemplando  ca- 
da quien  a  su  dama,  como  buscando 
en  las  luces  de  sus  ojos  la  inspiración 
del  verso  o  el  recuerdo  de  la  bomba 
a.nrendida  en  la  ocasión  primara." 
(RAFAEL  DOMÍNGUEZ,  La  Fiesta 
de   San   Antonio.) 

Por  más  que  nos  jactamos  de  que 
la  BOMBA  sea  cosa  muy  peculiar 
de  nuestro  lenguaje  provincial,  lo 
cierto  es  que  también  en  España 
se  llaman  así  los  "versos  que  im- 
provisa la  gente  del  pueblo  en  sus 
jaleos",  segiín  dice  MEMBREÑO 
(Ob.  cit.,  p.  25)  y  lo  comprueba  con 
la  siguiente  cita. 

"Porque  aquellos  (los  zamarros) 
eran  hombres  de  buen  humor,  que  as: 
entonaban  un  enitalamio  fomo  baila- 
ban un  zapateado;  que  así  disertaban 
en  una  Academia  como  imnrovisaban 
ima  bomh;i  en  tin  rerralado  festín." 
(MESONERO  RÓSTANOS.  Tipos  y  Ca- 
racteres.) Así  es  por  más  que  el  Dic- 
cionario sólo  diga  que  es  voz  intf^r- 
jectiva  con  que  se  anuncia  el  brindis 
o  la.  copla. 

De  todo  esto  se  viene  a  compren- 
der que  la  palabra  no  es  míís  nue 
una  aplicación   extensiva  o  trasla- 


BOMB 


—  231  — 


BOMB 


ticia,  en  forma  metafórica,  de  la 
acepción  castiza  en  el  sentido  de 
explosivo,  puesto  que  lo  que  carac- 
teriza al  verso  es  la  improvisación, 
la  creación  instantánea  y  oportuna, 
de  acuerdo  con  el  motivo  que  la' 
produce,  en  lo  cual  se  diferencia  de 
la  gala  que  es  un  verso  cualquiera, 
dicho  en  alabanza  de  la  bailadora 
por  verdadera  galantería,  de  donde 
su  nombre.  La  BOMBA  eá  el  can- 
tar popular  por  excelencia  en  que 
se  encierra  el  donaire,  el  saber,  la 
gracia  y  el  alma  de  nuestro  pueblo, 
sobre  todo  campesino;  es  la  más 
fiel  expresión  del  folklorismo  tabas- 
queño.  El  jarabe,  el  torito  y  demás 
aires  populares  no  son  más  que  mo- 
tivos musicales  aplicados  a  los  can- 
tares populares  o  BOMBAS,  a  todo 
aquello  que  en  forma  pintoresca 
aunque  desaliñada  o  hasta  desenfa- 
dada, traduce  un  sentimiento,  una 
lágrima  o  un  suspiro  del  alma  ge- 
nuinamente  popular.  V.  BOLERO. 

C.  Rica.  ."Los  campesinos  llaman 
también  bombas  a  las  coplas  cuarte- 
tas que  se  dicen  mutuamente  los  que 
bailan  el  fandango.  Esto  es  simple- 
mente ima  trasnominación,  porque 
bomba!  se  emplea  interjectivamente 
en  España  para  anunciar  en  los  con- 
vites y  bailes  que  uno  va  a  pronun- 
ciar un  brindis  o  a  recitar  una  copla." 
(GAGINI,  p.  91.)  "Hemos  oído  una  de 
sus  bombas,  coplas  que  en  sus  bai- 
les se  dirigen  las  parejas."  (FERRAZ. 
Nahuatlismos  de  Costa  Rica,  artículo 
Esqulpoche,   p.    64.) 

2.  Nombre  dado  al  sombrero  de 
copa  aovada  pero  no  alta,  y  de  ala 
angosta,  generalmente  con  ribete  a 
la  orilla.  Lo  mismo  en  México,  aun- 
que no  traen  la  palabra  Icazb.  ni 
Ramos  y  Duarte,  bien  que  éste  la 
cita  en  la  voz  BOLERO,  como  si- 
nónima de  ésta,  y  de  uso  en  Vera- 
cruz  solamente,  lo  cual  no  es  cier- 
to. Tampoco  es  el  bolero  de  C. 
Amér.  (sombrero  hongo  o  la  chis- 
tera), —que  llamamos  SORBETE 
o  SORBETERA.  Lo  mismo  en  Mé- 
xico, donde  además  llaman  a    éste 


CUBETA,  CUBETÍN,  (V.v.)  pero 
nunca  BOMBA.  Llámase  también  y 
muy  comúnmente  BOMBÍN.        . . 

Méx.  "Sombrero  de  seda,  de  copa 
alta  y  ala  chica."  (RAMOS  y  DUAR- 
TE, p.  92.)  "Bombín.  Sombrero  de 
fieltro,  castor  o  paja  (?)  de  ala  chiva 
y  copa  alta."  Jamás  hemos  oído  que 
al  sombrero  de  paja  se  llame  así,  .ni 
tampoco  al  de  copa  alta. 

"Todos  muchachos  alegres  y  garbo- 
sos, que  todas  las  tardes  a  las  seis,,., 
limpios  de  la  tizne  del  taller,  depo- 
nen la  blusa  azul  y  el  desastrado  fiel- 
tro para  vestir  jaquete  y  calarse  la 
bombita."    (DELGADO,    La   Calandria, 

x^^I,  p.  144.) 

Cuba.  Al  decir  de  MAGIAS  y  de 
PICHARDO  <pp.  31  y  180)  es  nombre 
burlesco  que  en  la  parte  occidental 
se  da  al  "sombrero  ahormado  de  co- 
pa alta"  (sorbetera).  Para  nosotros 
no  tiene   nada   de   burlesca   la  voz. 

Amer.    TORO    BISBERT    (America- 
nismos, p.  81),  en  la  voz  cubilete  hace 
¡a  misma  confusión,  al  decir  que:    "es 
el   sombrero   de   copa   para  los   colom- 
bianos   (Uribe).    Tan    estrafalario  . ac- 
cesorio  del    vestido   masculino   se   lla- 
ma    bolero     en     Guatemala    (Batres), 
donde  tamoién  lo  llaman,   como  en   el 
Perú    y    acaso   en    otras    partes,    som- 
brero   de    pelo    (Batres),    en    Perú    es 
I  vulgarmente   tarro     o    tarro     de     unto 
(Arona,  art.   SOMBRERO  DE  PELO)  ; 
o   bolero    (Tobar,   art.   BUCHE);    bom- 
ba   lo    llama    el    pueblo   en   la   Habana 
(Pichardo),    galera   en   Chile    (Echeve- 
rría). En  Aléjico  se  llama  sorbete,  bo- 
lero, sorbetera,  cubeta,  bomba  o  pava, 
\  según   las  comarcas   (Ramos),   en   Bo- 
j  livia   chaco    (C.    Bayo)    y   en   el   Ecua- 
dor, buche  (Tobar)."  Tal  confusión  ya 
!  se   dijo  que   no   existe   entre   nosotros, 
!  pues  la   bomba   o   bombín   es  de   copa 
!  aovada;  pero  no  alta,  en  tanto  que  la 
sorbetera    o    sorbete    es    de    copa    alta 
y  generalmente  chata  o  plana. 

En   Átava   dicen    bimba    (BAR^^I- 
BAR,  Voc.  de  Alaba,  p.  54.) 

,      3.  Burbuja,  pompa  (4a.  acepción.) 
i       Cuervo  (Ap.  Crit.,  467),  en  el  capítu- 
'  lo    de    voces    nuevas,    habla    así:    "En 
otras  lenguas  corresponden  formas  di- 
ferentes a  algunas  acepciones  de  bom- 
'  ba:  llevan  b  las  que  provienen  del  la- 
tín   bombus,     ruido,    zumbido     (bomba 
de  artillería,   y  por  semejanza  de  foí- 
,  ma,  la  de  cristal,  etc.),  y  p  las  que  se 
i  refieren   a   la   máquina   hidráulica.    En 
1  castellano  hay  alguna  confusión,  pues 
1  a!  paso  que   se  dice   bombacho,    bom- 
'  beo,   que   convienen  con  la  bomba   de 


BOMB 


—  232  — 


BOMB 


artillería   en   lo   redondeado  o   comba-  i 
do,    pompa   significa  el   fuelle   o  ahue- 
camiento   que    se    forma    en    la    ropa 
con  el  aire.  Pompa  es  también  en  cas- 
tellano  el   globo   lleno   de   aire   que    se  1 
hace    con    agua    jabonosa;    entre    nos- 
otros, como  en  varias  partes  de  Amé-  i 
rtca,  llamamos  esto  bomba,  y  también 
bombita  la  burbuja,  en  especial  la  que 
íftrma  el  agua  que  empieza  a  corrom- 
perse.   El   concepto  de   fasto,    ostenta- 
ción   vana   que    da    pompa,    se    enlaza 
fácilmente  con  el  de  inflamiento,  hin- 
chazón,  y  esto  puede   haber  dado  lu- 
gar a  que  tal  forma  prevalezca  en  lu-  ' 
ífar  de  la  otra;    pero  lo  cierto  es  que  ; 
■el   uso  americano  y  los  derivados  que  i 
de   él   provienen   indican    bastante   an-  ! 
tigüedad.   La  Academia  registra  ya  el  I 
verbo     abombar     con     la    acepción   de  | 
asordar,     aturdir,     correspondiente     al 
adjetivo    bombo  y  al  sentido  etimoló- 
.gico  de  ruido.   Al  decir,   pues,  los  es- 
pañoles   pompa    de    jabón    y    nosotros 
bomba,  obedemos  a  diferentes  influen- 
cias de  forma  y  de  concepto." 

BOMBÁSTICO,  CA.  adj.  "Aplica- 
do a  estilo  o  frase,  ampuloso."  ¡ 
(ICAZB.)   Es  americanismo.  I 

Hond.  MEMBR.,  p.  26,  quien  dice  í 
que   "lo  mismo  en  el  Perú."  '• 

Venez.    RiVODó    (Voces   Nuevas,    p.  ! 
58):    "Es   un    derivado   de    bombo,    de 
significación    expresiva    y    hasta    ono- 
nríatopéyica."  j 

TORO  GISB.,  Dice.  Lar.,  la  califica 
de  anglicismo. 

BOMBEADORA.  í.  "Especie  de 
garrucha  para  facilitar  en  los  inge- 
nios el  oficio  de  bombón  cuando  se 
trasega  el  guarapo  de  una  a  otra 
paila  o  tacho."  (PICHARDO,  p.  31.) 
Con  la  misma  acepción  corre  esta 
voz  por  nuestras  haciendas  de  caña : 
o  ingenios,  seguramente  trasplan- 
tada de  Cuba,  de  donde  vinieron  la 
industria  y  los  maestros  de  ella.        | 

BOMBEAR.  "Manejar  la  l)omba."  j 
Domínguez  y  Caballero, — dice  MA- 1 
CÍAS  (p.  180.) — únicos  que  hacen- 
mérito  de  esta  importante  y  usadí-  j 
sima  acepción."  j 

Parece  mentira  que  hasta  hoy 
permanezca  rehacía  la  Academia  a ! 
admitir  y  consignar  esta  acepción ; 
que  es  sin  duda  la  que  todos,  ame-  ¡ 
ricanos  y  españoles,  conocemos  más 
desde  que  nacimos.  Pero  lo  curioso! 


es  que  otros  diccionaristas,  de  cri- 
terio un  poco  más  liberal,  tampoco 
la  registran,  Toro  Gisb.  en  el  Dice. 
Lar.,  entre  otros. 

Cuba.  "Poner  en  ejercicio  el  bom- 
bón (aum.  de  bomba:  bomba  grande) 
trasegando  el  guarapo  de  una  a  otra 
paila  o  tacho."  (PICH.).  Hay  que  te- 
ner presente  que  Pichardo  escribió  va- 
rios   años    antes    que    Macías. 

Hond.  Parece  que  equivale  a  nues- 
tro espantarse  o  alzarse  una  cosa: 
"En  el  trato  familiar,  tomar  ima  co- 
sa que  otro  había  reservado  para  sí, 
colocándola  en  lugar  oculto.  Escondí 
una  botella  de  coñac  y  me  la  BOM- 
BEARON."   (MEMBREÑO.) 

Ríopl.  Por  allá  tiene  otro  significa- 
do muy  distinto:  "descubrir  posicio- 
nes, estar  de  espía  en  paz  o  en  gue- 
rra." (BATO). — "Explorar  el  campo 
enemigo.  Seguir  los  pasos  de  una  ex- 
pedición, observando  sus  movimientos. 
Observar  cautelosamente  a  alguno,  a 
fin  de  descubrir  su  intento,  o  con  cual- 
quiera otro  objeto."  (GRANADA). 

2.  En  el  lenguaje  familiar  vale 
también  entre  nosotros  cambiar  al- 
ternativamente un  líquido  de  una 
vasija  a  otra,  dejándole  caer  desde 
alto,  con  el  fin  de  enfriarle:  el  café, 
el  chocolate,  por  ejemplo.  BOM- 
BÉEME esta  bebida,  se  dice  a  las 
cocineras.  La  acepción  es  metafó- 
rica, por  la  ficción  seguramente  del 
líquido  que  cae  como  arrojado  por 
una  bomba. 

BOMBILLA.  En  México  (RAM.  y 
D.)  suelen  llamar  así  al  tubo  de 
cristal  o  chimenea  de  la  lámpara  y 
también  a  la  ampolleta  eléctrica. 
Nosotros  hemos  diferenciado  mejor, 
llamando  BOMBILLA  exclusiva- 
mente a  la  ampolleta  o  lámpara 
eléctrica  pequeña,  y  bombillo  a  la 
cánula  de  vidrio  o  chimenea  de  la 
lámpara  o  quinqué.  Parece  que  allá 
(Icazb.)  también  significa  cucharón, 
en  la  acepción  de  cuchara  para  ser- 
vir en  la  mesa. 

Chile.  RODRIGI^EZ,  p.  65),  Registra 
la  acep.   de   tubo. 

Ríopl.  Advertimos  gran  analogía  en- 
tre el  significado  nuestro,  en  cuanto 
a  la  forma  de  la  cosa  expresada,  con 
el  que  tiene  por  allá:  "Cánula  de  pía- 


BOMB 


233  — 


BONG 


ta  o  de  metal  inferior  con  la  que  se 
toma  el  mate."  (BAYO,  p.  35.) 

bombín,  m.  Muy  usada  también 
es  esta  voz  para  llamar  al  sombre- 
ro de  copa  combada  y  baja,  y  ala 
angosta  con  ribete  en  la  orilla,  que 
se  conoce  con  el  nombre  igualmen- 
te general  de  bomba. 

"Andaba  empeñando  hasta  el  bom- 
b'in  para  comer  la  infecta  comida  de 
los  fonduchos."  (MERINO,  Juana  San- 
ta-Anna,  XDC,  p.   185.) 

BOMBO,  m.  Pompa,  ostentación; 
notoriedad,  pero  falsa  o  ilegítima. 
L'sado  principalmente  en  la  frase 
darse  bombo  o  hacerse  bombo,  es 
decir,  ocuparse  de  sí  mismo  por  el 
afán  de  hacerse  notable  u  ocupar- 
se de  otro  con  el  mismo  fin  para 
éste,  aun  cuando  sea  inmerecida- 
mente. El  bombo,  a  veces  auto  bom- 
bo, es  efímero,  deleznable  y  mera- 
mente circunstancial  o  de  ocasión. 
Se  funda  las  más  veces  en  una  po- 
sición transitoria  u  ocasional  y  tie- 
ne por  causa  la  torpe  adulación  o 
la  vil  vanidad;  pero  nunca  consti- 
tuye una  verdadera  celebridad,  la 
cual  descansa  sobre  méritos  legíti- 
mos y  permanentes,  y  es  inmortal 
como  todo  lo  grande. 

2.  adj.  Aturdido,  en  general;  y  ha- 
blándose de  caballerías,  cansado 
por  acción  del  sol:   insolado. 

Lo  mismo  en  México.  (RAM.  v 
D.,  p.  93.) 

3.  adj.  Aturdido,  atontado,  amo- 
dorrido; hablando  de  la  carne,  tam- 
bién significa  poco  maciza,  y,  en 
especial,  se  dice  de  la  del  pescado 
abombado  o  embarbascado.  Un  can- 
tor popular  dice: 

'•No  me  gusta  ta  guabina 
porque  tiene  carne  bomba: 
es  peje  de  poca  espina 
y  se   mantiene  a  la   sombra." 
Dicese    más    comúnmente  abom- . 
bado,  da.  (V.) 

Cuba.  "D.  Soso,  desabrido  o  insí- 
pido al  paladar  y  II,  "aplícase  a  la^ 
personas  poco  vivas  y  sin  gracia,  y  a 
las  que  están  sunodorradas.  Árbol." 
<MACIAS.  p.  181.)  J 


PICH.,  p.  31,  da  además  el  signifi- 
cado de  "agua  u  otro  líquido  sin  gus- 
to y  calentado  apenas,  menos  que  ti- 
bio y  lo  suficiente  a  quitarle  sólo  la 
frialdad  natural:  así  se  dice  agua  o 
baño  bombo  o  bombito,  esto  es,  lige- 
ramente pasado  por  el  fuego,  que  no 
llegue  a  entibiarse,  y  en  tal  acepción 
es  palabra  más  exacta  y  precisa  que 
la  sinónima  del  verbo  quebrantar." 

BONETERÍA,  f.  Por  haber  inva- 
dido a  Tabasco  en  el  lenguaje  co- 
mercial esta  palabra,  copiamos  a 
continuación  lo  que  acertadamente 
dice  el  sabio  Icazbalceta:  "He  aquí 
una  palabrota  que  ha  cundido  como 
mancha  de  aceite.  Por  todas  partes 
se  ven  tiendas  de  bonetería,  con  ta- 
maños letreros:  se  anuncian  artícu- 
los de  bonetería,  etc.  BONETERÍA 
no  es  más  en  castellano  que  el  ta- 
ller donde  se  fabrican  bonetes  y  la 
tienda  en  que  se  venden;  y  en  nues- 
tras boneterías  no  se  hallará  un  bo- 
nete ni  para  remedio.  Lo  que  suce- 
de es  que  hemos  traducido  del  fran- 
cés al  gabacho  la  palabra  bonnete- 
rie,  qtfe  por  allá  no  se  reduce  a  los 
bonetes,  sino  que  significa  taller 
donde  se  hacen  y  tienda  en  que  se 
venden  artefactos  tejidos  de  punto, 
como  medias,  calcetines,  camisas 
interiores,  etc.,  a  lo  cual  se  agrega 
acá  infinitos  artículos  que  nada  tie- 
nen que  ver  con  la  tal  BONETE- 
RÍA!" (Ob.  cit.,  p.  36.) 

BONGO,  m.  Embarcación  menor, 
cayuco;  corta,  ancha  y  honda,  apro- 
piada para  cargar.  Como  se  ve 
nuestra  acepción  en  el  uso  popular 
es  enteramente  específica;  lo  que 
caracteriza  al  BONGO  es  la  conca- 
vidad amplia  y  combada,  o  abomba- 
da; y  en  tal  sentido  parece  que  la 
palabra  tiene  afinidad  ideológica  y 
fonética  con  bomba.  No  es  precisa- 
mente el  Bombo  de  la  Academia  al 
cual  se  parece  por  el  uso  a  que  se 
destina,  atmque  no  sea  precisamen- 
te de  proa  roma,  pues  la  embarca- 
ción de  esta  forma,  se  llama  en- 
tre nosotros  chalupa  o   lancha;   en 


BONH 


—  234  — 


BOQXn 


México  chinampa.  Aunque  casi  to- 
dos l'os  diccionaristas,  inclusive  la 
Academia,  circunscriben  'a  embar- 
cación aludida  a  la  América  Cen 
tral,  lo  cierto  es  que  existe  en  l\lé- 
xico  (OCAMPO,  Obras,  Vocabulario, 
p.  136.) ;  en  Tabasco,  en  Venezue- 
la (1)  (PICÓN  PEBRES,  Ob.  cit, 
pág.  53.);  en  Cuba  (MaCíAS,  p. 
182  y  PICH.,  p.  31),  en  Filipinas 
(MACÍAS)  y  en  el  Ríopl.  (BAYO,  p. 
35.)  De  las  descripciones,  la  de 
Pich,  es  la  que  más  se  acerca  a  la 
nuestra:  "Especie  de  lancha  muy 
ancha  y  chata  para  cargar",  para 
todos  otros  es  simple  embarcación 
hecha  ahuecando  un  tronco.  Sin  e 
bargo,  la  Academia  tiene  una  no- 
vedad, muy  de  las  suyas,  diciendo 
que  en  Cuba  es  "Lancha  grande  su- 
jeta a  una  maroma  (?),  que  se  uti- 
liza para  atravesar  Los  ríos."  Igno- 
ramos de  donde  copió  esto  que  no 
hallamos  en  ningún  diccionarista 
cubano.  Es  curioso  también  lo  de  la 
maroma,  pues  por  ello  se  infiere 
que  los  ríos  deben  ser  muy  angos- 
tos; sobre  todo  ¿qué  tiene  que  ver 
lo  de  la  maroma  como  cualidad  de 
la  cosa  definida?  ¿qué  no  cualquie- 
ra embarcación  se  puede  sujetar  a 
una  maroma? 

Parece  que  en  general  el  BONGO 
de  las  otras  partes  de  América,  co- 
mo el  de  Filipinas,  comprende  a 
nuestro  cayuco  regional.   (V.) 

BONHOMTA.  f.  No  es  exacta- 
mente la  "calidad  de  bonachón", 
como  dice  TORO  G.  (Dice.  Lar.), 
el  significado  de  esta  "palabra  eu- 
fémica,"   (RIVODó,  Voces   Nuevas, 


(1)  GAGINI  dice  que  en  Venezuela 
lo  llaman  bombóte.  No  trae  PICÓN 
esta  palabra.  La  registra  RIVODó 
(Voces  Nuevas,  p.  248),  lo  mismo  que 
Bombetero.  La  derivación  es  incon- 
cusa; sólo  que  no  conforme  el  vulgo 
con  bombo,  hizo  despectiva  la  palabra 
transformándola  en  bomgo,  bombóte  o 
bombotero. 


p.  53),  sino  la  "condición  de  bondad 
manifiesta  en  el  hombre." 

BONSHAN.  (Del  maya  bonxaam) 
m.  Nombre  de  una  especie  de  pal- 
ma de  las  que  se  conocen  con  el 
nombre  genérico  de  guano.  Lláma- 
se también  chamaropo.  Es  la  espe- 
cie más  estimada,  y  usada  en  la 
manufactura  indígena  de  sombre- 
ros, con  preferencia  S'0bre_  el  gua- 
no yucateco,  por  ser  más  fino  que 
éste. 

"El  Coripha  textorum  (taciste)  es 
una  planta  semejante  al  Chamaropo  a 
Guano  Bonxaam,  aunque  no  tan  ele- 
vado como  éste."  (ROVIROSA,  El 
Part.   de   Mac,  MS.   cap.   IV,  p.   62.) 

BOQUINETE,  adj.  Ya  boquilla 
entró  al  Diccionario,  aunque  des- 
acertadamente definida;  pero  BO- 
QUINETE que  es  el  de  labio  lepori- 
no, el  labihendido  o  que  le  falta 
un  pedazo  de  labio,  todavía  no  en- 
tra en  el  cuerpo  de  voces,  por  más 
que  muy  pocos  sean  los  que  conoz- 
can la  liebre,  para  saber  que  tie- 
ne el  labio  hendido  y  por  más  tam- 
bién que  la  comparación  es  poco 
feliz,  pues  aparte  de  que  en  los  ani- 
males el  labio  se  llama  comúnmen- 
te jeta,  poco  comedida  la  compa- 
ración de  la  persona  humana  con 
la  bestia,  aunque  ésta  sea  bestezue- 
la.  A  tanto  equivaldría  como  a  lla- 
marnos muitiungulados,  sólo  por- 
que tenemos  muchas  uñas,  o  a  lla- 
mar buldoguiano  al  chato. 

Es  también  de  uso  popular,  aun- 
que más  bajo,  el  sinónimo  sheto. 
(V.) 

Es  americanismo,  por  más  que  se 
usen  distintas  derivaciones  de  len- 
guas indígenas  en  algunas  partes: 
en  México  (RÓBELO;  PENSADOR, 
Periquillo;  Vocabulario,  Ramos.), 
tencua»  o  chuco,  cheche,  boquete 
(Ramos);  cheuto,  en  Chile  (RO- 
DRÍGUEZ); bichín,  jane,  janiche  y 
morocho  en  Honduras  (PICÓN  FE- 
BRES),  y,  según  TORO  G.,  (Amer.,. 
p.  89),  huaco  en  Ecuador  (TOBAR); 


BORB 


—  235 


BORRA 


janane  en  Guatemala   (BATRES.) 

Como  se  ve,  nuestra  forma  no  es 
más  que  una  derivación  despectiva 
de  boca. 

BORBUCEAR.  V.  BURBUCEAR. 
BORCELANA,  f.  Lo  mismo  que 
bacinica  o  bacinilla.  Muy  común  so- 
bre todo  en  el  Estado  de  Veracruz. 
En  Ciudad  del  Carmen  y  otros  pun- 
tos de  Campeche  dicen  cotorra. 
Usado  también  en  México  (Icazb., 
p.  56).  Ramos  y  Duarte  dice  que 
en  Chihuahua  (Est.  de  Chihuahua) 
significa  "plato  chico  para  servir 
dulce,  fruta,  etc."-  Es  verdadera- 
mente raro  esto,  y  aun  los  chihua- 
huenses  a  quienes  hemos  pregunta- 
do lo  tienen  como  nuevo.  Registra 
también  borcelanita,  regional  de 
Guanajuato,  que  quiere  decir:  "pla- 
tito  en  que  se  pone  la  escudilla  o 
taza  de  tomar  café."  Nada  nuevo, 
ni  vemos  la  necesidad  de  definir  el 
diminutivo,  cuando  tiene  idéntico 
significado.  Además  de  esta  redun- 
dancia, creo  que.  después  de  Don 
Feliz  (así  escribe  él  su  nombre), 
nadie  en  Chihuahua  ni  en  Guana- 
juato tenga  el  feo  gusto  de  tomar 
la  fruta,  el  dulce  o  su  taza  de  café  , 
en  borcelana.   (1)  j 

"Una  borcelana  cascada."   (PETNSA-  | 
DOR,   Periquillo,  pte.   la.,   cap.  'KV,  p. 
91.)    "El   día   28   del    pasado   se    perdió 
en   la   calle   de   las  Escalerillas  núme-  ' 
ro  12  lina  borcelana  de  plata."   (Diarlo 
de  México,  t.  I,  p.  284.  c.  por  ICAZB.)  ; 

En  Canarias  la  palabra  borcelana 
sisnifica  aljofaina,  palangana,  según 
ZEROLO  y  TORO  G.    (Dice.   Lar.) 

BORDAR,  a.  "Adornar  una  tela  o 
piel  con  bordadura."  Bordadura.  f. 
Labor  de  relieve  ejecutada  en  tela 
o  piel  con  aguja  y  diversas  clases 
de  hilo.  En  nuestra  habla  popular 

(1)  En  Chiapas  fabrican  una  taza 
de  forma  de  cono  truncado,  de  super- 
ficie brillante,  con  listas  que  simulan 
dibu.jos  toscos,  de  color  verde  greneral- 
mente.  En  ella  toman  la  comida  las 
grentes  humildes.  Tráenla  a  vender  a 
Tabasco  (comunicación  del  Sr.  Prof 
Gil  Segrundo  Gil.) 


í  este  verbo  tiene  la  acepción  espe- 
cial de  grabar  en  objetos,  especial- 
mente jicaras,   cocos,  etc.,   dibujos 
:  e  inscripciones. 

BORDEAR,  a.  Caminar  por  el 
borde  o  la  orilla  de  un  camino  o 
por  la  ribera  de  un  río,  etc.  La 
Academia  no  le  da  más  que  la 
acepción  marítima  de  dar  bordadas. 

BORDOS,  m.  Jcazb.  da  a  esta  pa- 
labra, como  mexicanismo,  la  acep- 
ción general  de  separo  en  que  se 
recogen  las  aguas  en  los  campos. 
,  Esto  sólo  se  usa  en  la  altiplanicie; 
I  en  las  c-ostas  en  donde  abimdan  los 
depósitos  }•  corrientes,  son  desco- 
nocidos los  bordos. 

BORDÓN.  COMO  BORDÓN  DE 
CHAInFl  la,  f r.  fam.  fig.  que  sirve 
para  expresar  que  una  cosa  es  muy 
fuerte  o  resistente.  Aplícase  tam- 
bién a  las  personas.  Por  alusión  a 
la  madera  de  que  hacen  los  cháma- 
las sus  bordones  de  viaje,  madera 
muy  fuerte.  Tiene  también  cierto 
doble  sentido,  bajo  y  obsceno.  Díce- 
se  asimismo  como  brazo  -de  San 
José. 

BORDONEAR.  Para  la  Academia 
es  función  propia  de  los  ciegos: 
"Tentalear  con  el  bordón,  o  dar 
bordonazos."  Para  nosotros,  como 
para  los  centroamericanos  (SALA- 
ZAR  GARCÍA,  p.  53),  tiene  el  sig- 
nificado de  florear  o  tocar  con  lu- 
cimiento la  guitarra  u  otro  instru- 
mento de  cuerda,  o,  como  dicen  los 
guitarristas:  recorrer  el  registro, 
ejecutando  variaciones. 

BORONA,  f.  Dice  Ramos  y  Duar- 
te que  en  Tabasco  se  usa  por  "mi- 
gaja, residuo  o  cosas  pequeñas " 
Ignoramos  dónde  haya  podido  espi- 
gar semejante  inexactitud,  porque 
nosotros  no  hemos  oído  jamás  la 
voz  aludida.  Tal  cosa  significa  en 
Costa  Rica  (GAGINI.  p.  91)  v  en 
Bogotá   (CUERVO.   914.) 

BORRACHENTO,  TA.  adj.  Con 
el  sufijo  ento,  a  hemos  formado  es- 


BORRA 


236 


BORRA 


te  adjetivo,  correcto  por  su  forma- 
ción, pues  expresa  la  cualidad  de 
ser  borracho:  el  que  practica  la  bo- 
rrachera o  embriaguez.  Es  mexFca- 


tó,....  se  encontró  con  los  dependien- 
tes muy  ufanos  fregando  el  mostra- 
dor, y  el  borrachín  que  se  quedó  allí, 
trayéndoles  agua."  (Astucia,  t.  I,  cap. 
III,    p.    49.) — "Eso   es   mucha   mentira. 


nismo,   por  mas   que  nuestros   dic- i  ^"*"   f  ,^°!'!'^.'L*^'*"   '^?"*^*   que   estaba 
.   ¡  .        1  ,  .        presente.      (Ibid.,   p.    51.)— Brincó  Pa- 

cíonanstas  nacionales  no  lo  consig- 1  tricio  el  mostrador  y  ayudado  de  un 
lien. 


"Los  pobres  rancheros  de  aquel  lu- 
gar habían  abandonado  sus  casas  y 
remontándose,  desde    que    los    borra 


borrachín   cerró  las  puertas  muy  pre- 
XV,  p.  300.) 

Colombia.   "El  que  tiene  el  vicio  de 
beber   en    grado   menor  que   el    borra- 


chentos  guerrilleros  que  antes  pasaron  :  cho    ordinario."     (CUERVO,     Apunts., 
los  pusieron   en   alarma."    (Astucia,    t.  i  párr.  869). 


2o.,  cap.  VI,  p.  145.)  "A  punto  estu 
vo  el  borrachento  de  derribar  a  la 
crónica  doncella  al  tremebundo  abra- 
zo con  que  la  saludara."  (AZUELA, 
Mala  Yerba,  IX,  p.  7L) 

borrachín,  adj.  y  t.  s.  "Bo- 
rracho por  costumbre;  pero  no  con 
exceso  hasta  caer",  dice  el  ilustre 


Cuba.   PICH.,   p.    32. 

Hond.  MEMBREÑO,  p.  26. 

C.  Amér.  SALAZAR  GARCÍA,  p.  53. 

Álava.  "Persona  que  tiene  el  vicio 
de  la  bebida,  pero  en  menor  grado 
que  el  borracho  habitual."  (BARAI- 
BAR,  Voces  de  Álava,  p.  56.  ) 

B0RRACH6N,  NA.  adj.  Borracho 


Icazbalceta.  Especie  de  frecuenta- 1  también  por  costumbre;  pero  con 
tivo  de  borracho;  el  bebedor  que  se  !  exceso:  que  de  ordinario  está  ebrio, 
mantiene  de  ordinario  borracho  a|  Frecuentativo  de  borracho,  y  a  la 
medidas,  a  medios  chiles  o  a  me-  ¡  vez  despectivo.  Es  mexicanismo.  La 
dias  riendas.  Es  americanismo  que  !  terminación  ór>,  a  es  castiza  y  for- 
no  registra  la  Academia,  aun  cuan  '  ma  aumentativo;  pero  en  este  caso 
do  sea  conocido  en  España,  según  el  significado  del  adjetivo  es  algo 
afirma  CUERVO  (869)  que  cita  las  distinto.  . 
autoridades  de  BARÁIBAR,  BARO-        "Agarrado  del   brazo  de   ese   borra - 


chón  que  ha  de  haber  sido  de  su  ra- 
lea." (Astucia,  %.  lo.,  cap.  XIV,  p. 
274.) 

BORRADOR,  m.  Objeto  de  escri- 


JA   (La  Busca,  p.  162)   y  TORO  G. 
(Amer.,  p.  148.) 

"Sí,   Santita,   así  le  dicen  los  inteli- 
gentes     pregúnteselo  usted    a    ese,  ..,,,,, 

borrachín  que  nos  visita  y  que  hace  j  torio,  hecho  de  hule  maciZO  en  di- 
versos." (GAMBOA,  Santa,  V,  p.  160.)  '  versas  formas,  que  sirve  para  bo- 
— "¿Y  qué  me  dan  respecto  cuatro  bo-  i-rar  lo  escrito  o  simnle  frnempnfn 
rrachines    desvelados?"    (FIÜEL,    ^e- ¡    ,      ,  '      ,^   .  ^^  A^^^^®^'^" 

morías,  cap.  III,  p.  238.)— "Terrenos  in- I  <i®  1^  misma  materia,  adherido  en 
mensos  más  que  sobrados  para  llenar  j  el  lápiz  al  extremo  opuesto  a  aquél 
ltL^ÍÍ^"^^f,.„"'l^;*!fÍ^^?^f „?fL^"*^"  ^°'  '  ^o^  Q"^  se  escribe,  y  con  el  mismo 

objeto  indicado.  En  México  le  lla- 
man goma.  Esta  palabra  tan  gené- 
rica parece  menos  propia  que  la 
nuestra  que  expresa  el  uso  a  que  se 
destina  el  objeto. 

Lo  mismo  significa  en  Centro  Amé- 
rica. (GAGINI,  p.  91;  SALAZAR  GAR- 


rrachín,  cuya  vida  se  pesaba  de  ran 
■chería  en  ranchería."  (AZUELA,  Ma- 
la Yerba,  VIII,  p.  60.)  "Había  llegado 
también  al  mismo  grupo,  el  hermano 
mayor  de  Julián,  Gabriel,  borrachín 
desarrapado."  (ID.,  Ibid.,  XV,  p.  113.) 
— "Esto  es  un  robo.  ¡Ladrones,  siquie- 
ra salgan  al  camino  real! — grita  im 
frenético     borrachín."     (ID.,     Ibid.,    p 


119.) — "Y   todo   el   mundo   callaba,    es-  !  CÍA,  p.   53.) 


tupefacto,  pendiente  de  los  labios  del 
viejo  borrachín."  (ID.,  ibid.,  XVI,  p. 
123.) — "El  gendarme  forcejeaba  y 
blandía  el  garrote  sobre  la  cabeza  del 
borrachín  que  cantaba  con  voz  aguar- 
dentosa y  chillona."  (ROD.  BELTR., 
Una  docena  de  cuentos,  V,  p.  50.) — 
"Cuando  le  pareció  oportuno  se  levan- 


BORRAJA.  f.  En  lenguaje  fami- 
liar y  jocoso  se  llama  así  al  aguar- 
diente, y,  en  general,  a  cualquiera 
de  los  licores,  como  el  riquísimo 
habanero,  con  que  se  acostumbra 
hacer  Ta  mañana. 


BORRE 


—  237  — 


BOTA 


BORREGO,  m.  fam.  "Pajarota,  no- 
ticia falsa,  BORREGO  lanudo,  em- 
buste de  marca  mayor."  (ICAZB.) 
Muy  usado  en  Tabasco.  Equivale 
al  canard,  más  moderno.  Dícese 
también  BORREGO  peludo  y  cule- 
brón. 

"Malos  informes  son  sin  duda  al- 
guna los  Que  a!  Imparcial  ha  dado  su 
repórter  de  Frontera;  al  asegurarle 
que  el  Sr.   Lie.   Pizarro  Suárez  llegó  a 

aquel    puerto pues    la    tal    noticia 

es    un    solemne    borrego."      (El    Part. 
Liberal,    Xo.    43,    agosto    27-1SS4.) 

RAMOS  y  DUARTE,  p.   94. 

Cuba.   (MACLA.S.  p.   ISS.) 

C.  Amér.  "En  Costa  Rica  es  un  cer- 
do pequeño  y  rechoncho."  (GAGIXI. 
p.    92.)    SAL.VZAR   GARCÍA,    p.    53. 

Méx.    ICAZB-,    p.    57. 
. .  SOLTAR  rN  BORREGO :   espar- 
cir xm  notición   o  noticia   falsa,   o 
exagerada  en  demasía.  Dícese  tam- 
bién ECHAR  irN  BORREGO. 

SALIR  BORREGO,  resultar  falso 
lo  que  se  había  creído  verdadero: 
no  cumplirse  una  cosa  anunciada  o 
prometida".  (ICAZB.)  Nos  parece 
mejor  definido  asi  que  como  lo  ha- 
ce  TORO  G..   "fallar"    (Dice.   Lar.) 

"Pero  el  programa  salló  borrego." 
(PLAZA,  Cuento,  c.   p.  Icazb.) 

"I  aunque  al  fin  sale  borrego 
La   aspiración   masculina. 
Más  segura  es  la  rutina: 
No  siempre  el  amor  es  ciego." 
(FIDEL.    Poesías    Festivas,    Un    retra- 
to, p.   69.) 

"Que  eso  de  Dios es  borrego. 

Que  si  la  vida  le  amosca 
Tome  un  pomo  de  cianuro." 
(FIDEL,     Musa     Callejera,     Romance, 
p.   32S.) 

NO  PORQUE  ME  VEAN  LANA 
CREAN  QUE  SOY  BORREGO:  fra- 
se con  que  se  da  a  entender  que  la 
bondad  no  denota  cobardía  o  tonte- 
ría, es  decir,  que  las  apariencias 
engañan,  o  que  caras  vemos,  cora- 
zones no  sabemos.  En  México  se  di- 
ce vestir  lana. 

"Veto  derecho, 
Que  aunque  visto   de   lana 
No  soy  borrego." 
(PRIETO,    Musa     Callejera,     Coplas 
leperuzcas,  p.  311.) 


Cuba.  "Aunque  vestido  de  lana,  no 
soy  borrego,  frase  con  la  que  se  ad- 
vierte que  aún  cuando  se  ostenta  bon- 
dad, no  hay  candidez".  Icazb.  da  ade- 
más la  frase  "Topar  el  borrego,"  lo- 
grar una  pretensión  o  negocio  cuando 
se  da  a  conocer  con  ciertto  disimulo, 
sin  proponerlo  abiertamente.  Vino  fu- 
lano a  ver  si  topaba  EL  BORREGO; 
pero  no  TOPÓ."  No  se  upa  fuera  de 
México. 

BORUCA..  VOLVER  BORUCA 
una  cosa  o  un  asunto,  es  confun- 
dirlo, enredarlo  o  entretener  su 
resolución  con  ardides  y  artimañas: 
equivale  a  la  frase  meter  a  bulla 
del  "Diccionario,  o  a  esta  otra,  echar 
a  chacota. 

"Hacer  perdediza  alguna  cosa;  en- 
redar el  ánimo  del  interesado  en  ella." 
(OCAMPO,   Ob.,   cit.,   p.   137.) 

Icazbalceta  da  la  frase  "HACER- 
SE BORUCA,  aturdirse  con  cual- 
quiera ocupación,  en  especial  bu- 
lliciosa, para  alejar  el  recuerdo  de 
algún  pesar."  No  se  usa  entre  nos- 
otros, y  se  parece  a  volverse  ta- 
rumba, que  sí  usamos. 

BORUQUIENTO,  TA.  adj.  "Bulli- 
cioso, animado,  alegre,  ruidoso." 
(ICAZB.)  Mejor  diríamos:  alboro- 
tador, amigo  de  armar  o  meter  BO- 
RUCA, frase  esta  también  muy 
nuestra:   meter  a  bulla,  o  hacerla. 

RAMOS  y  DUARTE.  p.  94. 
.    OCAMPO:     "Quien     hace     habitual- 
mente  inucho  ruido    al  hablar."     (Ob. 
cit..   p.    137.) 

BOSTICAR,  a.  Muy  usado,  en  len- 
guaje familiar  por  musitar,  susu- 
rrar o  ha"Blar  entre  dientes. 

NO  BOSTICAR  PALABRA,  no 
hablar  nada,  no  replicar  a  lo  que 
se  interpela. 

"No  había  acabado  el  Teniente 
Brandespino,  de  bosticar  aquellas  fra- 
ses irrespetuosas,  cuando  la  mano  de 
nuestro  campeón  lo  levantaba  por  el 
cuello."  (MERINO.  Juana  Santa  An- 
na,  III.   p.   21.) 

C.  Amér.  (SALAZAR  GARCÍA,  p. 
54.) 

BOTA.  f.  BOTA  FEDERICA, 
"bota  fuerte  y  alta,  ensanchada  en 
la  boca."  (ICAZB.) 


BOTA 


—  238  — 


BOTA 


"Cuando  algún  pobre  recluta  se  des- 
cuidaba con  un  botón  de  la  casaca, 
o  con  dejar  de  dar  bola  a  sus  pesa- 
das botas,  que  todavía  llaman  fede- 
ricas,  entonces  ardía  Troya."  (PAi- 
NO,  Fistol,  t.  III,  cap.  7.) 

2.  adj.  Estudiante  torpe,  poco 
aventajado,  y,  en  general,  el  que 
no  tiene  a4)titud  en  trabajos  inte- 
lectuales, de  pocos  alcances. 

BOTADERO,  m.  Lugar  de  la  ri- 
bera de  un  rí'O  donde  no  es  barran- 
coso, a  propósito  para  que  se  bo- 
ten al  agua  los  animales  que  le 
cruzan.  Liamase  también  abaianza- 
dero. 

Venez,  Lo  hallamos  con  significado 
semejante:  "Lugar  de  la  ribera  de  un 
río  caudaloso,  donde  se  toma  vado." 
(PICÓN   PEBRES,   p.   53.) 

A  esto  llamamos  en  Tabasco,  el 
vado  especííicamente.  En  el  bcíía- 
dero  o  abalanzadero,  precisamente 
no  da  vado  el  rio,  por  eso  hay  ne- 
cesidad de  abalanzar  el  ganado,  de 
arrearlo  para  que  se  bote  al  agua. 

2.  BOTADERO,  se  llama  también 
en  el  lenguaje  de  montera  al  lu- 
gar de  la  ribera  del  río  que,  por 
idénticas  condiciones,  es  apropiado 
para  echar  la  madera  al  agua. 

"Así  llegaron  hasta  el  botadero, 
desprendieron  el  lagarto  y,  auxiliados 
por  otros  trabajadores,  rodaron  la  vi 
za  de  lo  alto  de  la  margen  al  fon- 
do del  arroyo."  (ZENTELLA,  Perico, 
XIII,    p.    79.) 

BOTADOR,  RA.  adj.  V.  BOTARA- 
TE. 

"Escurríanse  en  estas  reuniones 

algún  hijo  de  casa  grande  atrasado  y 
perdulario,  o  un  sobrino  de  cura,  bo- 
tador de  dinero  y  arriesgado."  (FI- 
DEL,   IVIemorias,    cap.    II,    p.    149.) 

2.  m.  En  el  lenguaje  de  la  nave- 
gación inteiior  se  llama  así  al  bo- 
ga que  impulsa  la  embarcación  por 
medio  de  palanca,  apoyando  ésta  al 
fondo  y  haciendo  fuerza  sobre  su 
otro  extremo  con  el  hombro. 

BOTAR.  Bien  podemos  aplicar  lo 
que  dice  GAGINI:  'TEste  es  uno  de 
los  verbos-  más  elásticos  que  se  es- 
tilan por  acá,  con  la  particularidad 


de  que  casi  nunca  se  emplea  acer- 
tadamente. 

"Se  dice:  botar  la  plata,  por  des- 
pilfarrar, malgastar,  dilapidar,  disi- 
par o  derrochar  el  dinero;  botar 
un  paío,  por  derribar,  aterrar,  echar 
por  tierra  o  voltear  un  árbol;  botar 
un  caballo  al  jinete,  por  tirarlo,  de- 
rribarlro,  despedirlo  de  la  silla; 
botarse  ai  agua,  por  echarse,  arro- 
jarse; botar  a  un  criado;  por  des- 
pedirlo .etc."  Decimos  también  bo- 
tar el  ganado  (al  agua),  forma  ac- 
tiva; botar  a  un  empleado,  en  ge- 
neral separar  a  alguien  de  un  em- 
pleo; botar  al  pozo,  por  tirar,  y 
además,  botar  el  pañuelo  u  otra  co- 
sa cualquiera,  por  perderlos."  Como 
vemos,  pues,  es  verdaderamente  so- 
corrido el  verbo. 

"Busca  marchante  y  ha  de  pensar 
que  él  es  alguno  de  esos  ricachones 
que  vienen  a  botar  la  plata."  (AZlíi;- 
LA,   IVIala  Yerba,  XIV,  p.  108.) 

2.  En  el  lenguaje  de  la  navega- 
ción interior  este  verbo  expresa 
una  forma  especial  de  bogar  por 
medio  de  la  palanca,  tirando  ésta 
al  fondo  del  agua  y  haciendo  fuerza 
en  el  otro  extremo  con  el  hombro 
O  el  pecho  apoyados  sobre  ella.  BO- 
TAR, o  íirar,  palanca:  bogar  de  es- 
ta manera.  tJsase  esta  forma  cuan- 
I  do  la  embarcación  es  grande  o  de- 
masiado pesada  para  poder  ser  mo- 
vida remando  a  pulso. 

"Y  botando  al  principio  para  bo- 
gar después,  surcamos  las  aguas  del 
angosto  estero  del  Nautla."  (GARCÍA 
CUBAS,  Recuerdos,  p.  609.)  El  autor 
define  la  voz:  "Hacer  caminar  el  bo- 
te a  impulso  del  remo  que  alcanza 
el   fondo  del   río   y  se  apoya  en   él." 

Cuba.  MACIAS,  p.  189;  PICH..  p.  32. 

C.  Amér.  Ya  citamos  a  GAGINI 
SALAZAR  GARCÍA  apunta  solamen- 
te la  frase  "botar  el  dinero  " 

Bogotá.  El  eminente  CUERVO  lo 
censura  en  todos  los  usos  apuntados. 
"Algunos  de  nuestros  escritores  y  un 
buen  golpe  de  gente  no  escritora  abu- 
san del  verbo  botar,  empleándolo  a 
cada  triquitraque  en  casos  en  que  el 
buen  lenguaje  prefiere  otros  términos: 


BOTA 


239  — 


BOTE 


muchos  dicen  botar  la  plata,  por  ti»  r 
rar,  malgastar,  disipar,  dilapidar  el; 
dinero,  y  hasta  botarse  en  brazos  de 
Dios  por  echarse  en  brazos  de  Dios, 
botar  el  pañuelo  por  perderlo,  y  así 
en  otros  capos;  botar  supone  cierta 
violencia  en  el  esfuerzo  (botar  un  bu- 
que al  agua,  botar  la  pelota.)"  (Apunt. 
Crít.,   530.)  ! 

Nosotros  decimos  también  hallar 
botada  una  cosa,  por  hallarlar  tira 
da,  abandonada,  en  forma  semejan- 
te a  la  de  Sur  América,  en  donde 
llaman  botados  a  los  expósitos, 
echaditos  o  hijos  de  piedra,  al  de- 
cir de  CL'ERVO  (Ob.  cit,  ibid.), 
BAYO  (p.  36),  TORO  G-,  (Dice.  Lar.) 
y  semejante  a  la  de  Centro  Améri- 
ca en  que  botado  equivale  a  muy 
barato:  MEMBREÑO,  p.  26,  GAGI- 
NI,  p.  92,  quienes  apuntan  además 
otra  acepción  del  adjetivo,  "desper- 
diciado, derrocllador,  despilfarrado." 
RODRÍGUEZ  (p.  65),  dice  :"como 
reflexivo  no  se  encuentra  en  nin- 
gún Dice,  de  la  Lengua;"  sin  em- 
bargo la  usamos  mucho  en  la  frase 
botarse   (echarse)   al  agua. 

BOTARATE,  m.  "Hombre  alboro- 
tador y  de  poco  juicio."  Jamás  usa- 
mos la  palabra  en  este  sentido,  si- 
no en  el  de  derrochador,  disipado, 
manirroto,  y  es,  como  dice  CUERVO. 
(Apunt.,  párr.  484),  a  influencia  de 
botar,  que  abusivamente  empleamos 
por  malgastar,  dilapidar.  Bueno  es- 
tá; pero  si  la  palabra  se  deriva  de 
botar,  como  no  puede  mev^s  de  ser- 
lo, ignoramos  por  qué  pase  a  signi- 
ficar "alborotador,  de  poco  juicio," 
como  quiere  la  Academia.  Esta- 
mos con  lo  dicho  por  RIVODÓ 
(Voces  Nuevas,  p.  53),  por  ser  es- 
to cierto:  "Le  falta  el  signiñcado 
equivalente  a  derrochador,  malba- 
ratador, con  el  cual  es  usado  en 
muchos  países,  fanlo  de  la  Penín- 
sula como  de  América  y  también 
en  las  Canarias.  En  este  sentido  se 
deriva  de  botar,  en  la  acepción  de 
"arrojar  o  echar  fuera  con  violen- ; 
■cia".  ' 


"Paises  hay  en  que  nunca  se  usa 
esta  voz  en  el  sentido  que  le  da  el 
Diccionario;  y  en  que  sólo  es  co- 
nocido por  el  lamoso  epigrama  de 
Moratln : 

"Pedancio.    a   los    botarates 
Que  te  a>-\idan  en  tus  obras 
No  los  mimes  ni  los  trates: 
Tú  te  bastas  y  te  sobras 
Para    escribir    disparates." 
Dícese  también  botador. 
Cuba.   PICH.,    p.    32. 
C.  Amér.   GAGINI,  p.   93;  SALAZAR 
GARCÍA,    p.    54. 

BOTE.  m.  Por  más  que  la  Aca- 
demia se  esfuerza  en  definir  esta 
voz  en  la  acepción  de  su  segimdo 
artículo,  no  queda  comprendido 
nuestro  bote  de  leche.  Ella  dice: 
"Vasija  pequeña  de  barro  vidriado, 
cristal,  vidrio,  porcelana,  hoja  de  la- 
ta u  otra  materia,  que  sirve  para 
guardar  medicinas,  aceites,  poma- 
das, tabacos,  conservas,  etc."  Nos- 
otros diríamos:  "Vasija  por  lo  ge- 
neral Se  forma  cuíndrica,  que  sir- 
ve para  guardar  o  conservar  ácidos 
o  líquidos,  o  para  transportarlos: 
un  BOTE  de  leche." 

De  advertir  es  también  que  nues- 
tro bote  no  es  especie  de  odre",  C& 
mo  el  de  Venezuela  (PICÓN  PE- 
BRES, p.  54.) 

BOTE  (EL),  m.  Da  el  pueblo  es- 
te nombre  a  la  cárcel,  especialmen- 
te a  la  detención  en  el  vivac  de 
policía. 

En  México  EL  BOTE  es  desde  el 
separo  de  la  Comisaría  hasta  la 
prisión  de  la  Penitenciaria:  Fulano 
fue  a  dar  al  BOTE,  o  cayó  en  él, 
quiere  decir  está  preso. 

BOTELLA  (LA),  f.  Específica- 
mente y  por  eufemismo  se  llama 
asi  a  la  úe  aguardiente.  De  aquí 
viene  que  al  bebedor  se  le  llama 
también  dado  a  la  botella.  V.  AJU- 
MARSE. 

B0TELL6LOGO.  V.  AJUMARSE. 

BOTELLÓN,  "aum.  de  BOTE- 
LLA."   (Dice.)    Así  llamamos  nos- 


BOTI 


—  240  — 


BOTI 


otros  a  un  objeto  parecido  a  lo  que 
la  Academia  llama  GARRAFA: 
"Vasija,  ancha  y  redonda,  que  re- 
mata en  un  cañón  o  cuello  largo  y  I 
angosto",  y  sirve  por  lo  general  pa- 1 
ra  poner  en  la  mesa;  es  en  ver- 
dad una  botella  grande,  pero  de . 
forma  y  para  uso  especiales.  ! 

Icazbalceta  dice  que  por  BOTE- , 
LLÓN   entendemos   garrafón   o  da- 1 
majuana.  Entre  nosotros  al  menos  I 
no  es  así;   nuestro  garrafón  no  es  | 
botella  grande,  como  dice  este  au- 
tor, ni  es  simple  "aumentativo  dej 
Garrafa",  como  dice  la  Academia,  y¡ 
menos  que  sirva  para  enfriar  lico- 1 
res,   sino   vasija  grande   de   vidrio, ; 
forrada  de  mimbre,  por  lo  general  i 
con  dos  asas  en  el  forro,  que  sirve  i 
para  envasar  áridos    y    líquidos,  o : 
para  transportarlos ;   por  lo  común  | 
de  forma  abultada  y  terminando  en 
un  cuello  angosto  y  corto.  Es  tam- 
bién el  garrafón  una  medida  de  ca- : 
pacidad,   equivalente  a  24   botellas  ; 
o  36  cuartillos,  en  el  sistema  anti- : 
guo,  o  a  18  litros  y  151'2  mililitros, 
en  el  sistema  moderno.  La  Acade- 
mia dio  la  capacidad  de  la  botella; 
pero  se  olvidó  de  la  del  garrafón,  ¡ 
por  más    que    es    tan    usual  como  | 
aquélla,   sobre  todo  para  medir  el 
aguardiente  en  los  Ingenios  y  alam- 1 
biques.  I 

Cuanto  a  la    damajuana,    se  usa 
comúnmente,    en   estilo   familiar   y 
festivo,  como  sinónimo  de  la  bote- ! 
Ha,  aunque  suele  aplicarse  también  '. 
a  la  alcarraza  de  la  Academia.        ; 

BOTIJA,   f.    En   sentido   familiar 
y  festivo  dícese  así,  por  extensión, ' 
de  la  barriga  grande,  del  abdomen 
abultado.  V.  BOTIJUELA. 

La  Academia  trae  la  frase  Estar! 
hecho  una  botija  que  se  dice  del  i 
"niño  cuando  se  enoja  y  llora",  y ' 
"del  que  tiene  grosura  extraordina- 
ria". Entre  nosotros  no  se  usa  más  ; 
que  como  sinónimo  de  barrigona  o ! 


barrigota  (aumentativo  de  barriga). 
Dícese  también  timba  y  bodega. 
(V.) 

BOTIJA  VERDE,  "frase  familiar 
despectiva,  — dice  MACíAS —  a  la 
que  se  le  da  el  valor  de  afrenta  ma- 
yúscula, y  en  tal  concepto  se  dice: 
lo  pusieron  como  botija  verde;  es- 
to es,  como  a  chupa  de  dómine". 
(Dice,  cubano,  p.  190,  col.  la.)  Eii 
igual  forma  lo  explica  PICH.,  p.  32, 
col.  2a. 

La  frase  nuestra  es  decirle  (a 
una  persona)  hasta  botija  verde, 
esto  es,  verter  contra  ella  todas  las 
injurias,  aun  la  peor  que  pueda  ha- 
ber, tomando  a  botija,  según  se  ad- 
vierte, como  sinónimo  de  barriga. 
En  esta  forma  da  la  frase  el  emi- 
nente Cuervo  (Apunt.,  párr.  622), 
diciendo  que:  "expresa  el  colmo  de 
los  denuestos". 

En  forma  comparativa,  nosotros 
usamos  más  de  estas  frases:  poner 
a  uno  como  Dios  puso  al  perico, 
verde  y  en  la  estaca;  poner  a  uno 
como  Cristo  puso  al  sapo  (aludien- 
do al  aspecto  repugnante  de  este 
animal),  es  decir,  ponerle  de  asco, 
y  ponerle  como  chinín  jugueteado 
de  zorro  (por  la  repugnancia  que 
produce  también  la  fruta  babosea- 
da por  el  animal). 

BOTIJÓN,  NA.  adj.  Sinónimo  de 
barrigudo:  que  tiene  la  botija  gran- 
de, tomando  a  botija  en  el  sentido 
de  barriga. 

BOTIJÓN,  m.  (CANTHARIS  SP?) 
Coleóptero  sumamente  nocivo  que 
ataca  a  la  planta  del  frijol,  de  cu- 
yas hojas  se  alimenta;  por  sus 
propiedades  cáusticas  destruye  ade- 
más la  planta  misma,  que  se  vuel- 
ve macilenta,  y  muere.  Es  peque- 
ñito  como  de  tres  o  cinco  milíme- 
tros, de  abdomen  esférico  suma- 
mente abultado,  a  lo  cual  debe  su 
nombre;  de  color  aplomado,  con  ra- 
yas oscuras  en  el  dorso.  El  botijón 


BOTI 


241  — 


BOZA 


constituye  la  peor  plaga  de  los  fri- 
jolares en  Tabasco,  y  en  general  en 
todos  los  terrenos  costeños. 

Esta  voz  no  es  sino  una  aplica- 
ción extensiva  del  adjetivo  sustan- 
tivado, por  alusión  a  lo  barrigudo 
que  es  el  insecto. 

"Uno  de  los  insectos  que  más  da- 
ño causan  en  las  sementeras  de  fri- 
jol es  el  Botijón  (orden  de  los  anéli- 
dos lameliobranquios),  cuyas  propie- 
dades cáusticas  acaso  tan  activas  co- 
mo las  de  las  cantáridas,  impiden 
mucho* su  destrucción."  (RO^^ROSA, 
El  Partido  de  Macuspana,  cap.  V,  p. 
96,  MS.) — "El  párrafo  que  hoy  in- 
sertamos      alude     al     insecto    que 

aquí  conocemos  con  el  nombre  vulgar 
de  botijón,  y  que  se  encuentra  en 
toda  la  superficie  del  Estado  con  so- 
brada abundancia."  (El  Demócrata, 
de  S.  Jn.  Bautt.,  No.  21,  Febrero  20 
de   1862.) 

2.  Por  antonomasia  suele  llamar- 
se también  así  en  lenguaje  familiar 
a  los  niños  muy  pequeños,  por  la 
circunstancia  de  que  casi  siempre 
son  barrigudos.  Dícese  también  ba- 
rrigón. 

Venez.  "Botijo  grande,  sin  pico  ni 
azas."   (TORO  G.,  Dice.  Lar.) 

BOTIJUELA,  f.  Sinónimo  de  te- 
soro, o  entierro.  Es  lo  que  por  lo 
demás  de  América  llaman  botija; 
lo  que  quiere  decir  que  nuestros 
abuelos  tabasqueños  eran  de  más 
modesta  fortuna,  pues  la  botijuela 
es  de  todos  modos  de  menor  ca- 
pacidad que  la  botija,  como  dimi- 
nutivo de  ésta. 

Picón  Pebres  la  define:  "Vasija 
de  barro,  no  muy  grande,  vidriada 
o  sin  vidriar,  barriguda,  de  cuello 
corto  y  angosto,  llena  de  dinero  y 
que  se  entierra  en  momentos  de 
riesgo  o  de  peligro".  (Ob.  cit.,  ^. 
54.)  Es  decir,  que  lo  mismo  que  la 
nuestra,  aunque  la  llamen  de  otro 
modo.  Parece  que  sólo  lleva  este 
valor  la  voz  por  Tierra  Firme,  por- 
que los  diccionarios  cubanos  no  la 
anotan. 

Hond.  MEMBRE5fO,  p.  26. 


'  BOTÓN,  m.  En  el  lenguaje  de 
vaquería  significa  nudo,  bodoque 
hecho  con  bolinas  trenzadas  en  los 
latiguillos  de  la  cuarta  y  en  otros 
objetos  de  cuero,  ora  por  adorno, 
ora  para  rematar  el  mismo  trenza- 

;  do  del  objeto.  También  se  llama  así 

:  el  nudo  que  lleva  en  un  extremo  el 
valentón  de  manconiar. 
Méx.   El   Sr.   Icazbalceta,   señala  dos 

^acepciones,  de  las  cuales  sólo  la  pri- 
mera es  también  usada  en  Tabasco: 
"Tope   de   hierro,    y  más   comúnmente 

'  de  cuerda  o  cerda  liadas  en  forma  de 
bola,  que  se  pone  en  la  pica  o  gorguz 
de  la  garrocha  para  que  no  penetre 
en  la  piel  del  animal  más  de  lo  ne- 
cesario para  arriarle  o  detenerle."  La 
otra  es:  "Pareja  de  buques  o  de  mu- 
ías que  a  prevención  se  sitúa  en  algún 
mal  paso  o  cuesta,  con  el  fin  de  agre- 

i  garla    al    tiro    de    los    carros    que    por 

I  allí  transitan  y  ayudarle  a  vencer  el 
obstáculo." 

BOTUDO,  DA.  adj.  Atinó  siquie- 
ra en  esta  ocasión  el  Sr.  Ramos  y 
Duarte;  así  llaman  en  Tabasco  a 
cualquier  ave,  y  especialmente  al 
gallo  y  la  gallina,  que  tienen  plu- 
ma hasta  los  pies.  Es  lo  que  la  Aca- 
demia pretende  definir  por  CALZA- 
DO, aun  cuando  ella  también  anda 
descaminada,  puesto  que  habla  so- 
lamente de  los  pájaros,  olvidando 
tantos  otros  órdenes  de  las  aves,  y 
dice  que  tienen  "pelo",  lo  que  es  ya 
un  disparate.  ¡Pelos  en  los  pája- 
ros! No  sería  raro  que  los  Acadé- 
micos hallaran  pelos  en  la  rana  o 
plumas  en  los  hipopótamos. 

BOYANTE,  adj.  Fuerte,  robusto, 
animoso.  Dícese  del  que  no  ha  per- 
dido por  completo  las  fuerzas:   to- 
davía está  BOYANTE. 
BOZAL,  m. 

Méx.  "Usamos  esta  palabra  en  el 
sentido  que  la  Academia  da  a  bozo 
(3a.  acep.)"  (ICAZBALCETA.) 

El  autor  define:  "El  BOZAL  se 
hace  rodeando  con  lazo,  reata  o  ca- 
bestro, el  cuello  del  animal,  sin 
apretarle;  y  después  de  cerrado  es- 
te collar  con  nudo  que  no  sea  es- 

16 


BOZA 


—  242  — 


BRAC 


curridizo.  se  pasa  el  cabo  sobrante 
alrededor  del  hocico,  sirviendo  el 
resto  como  rienda  única  o  como  ca- 
bestro para  conducir  la  bestia  el 
que  la  lleva  de  reata".  Lo  subraya- 
do explica  perfectamente  el  bozal  y 
todo  lo  demás  nada  tiene  que  ver 
con  él;  bozal  es  el  lazo  corredizo  o 
sin  nudo  con  que  se  rodea  el  h-oci- 
co  de  la  bestia  para  conducirla  fá- 
cilmente; por  lo  mismo,  es  redun- 
dante también  la  definición  equiva- 
lente que  de  bozo  da  la  Academia; 
"Cabestro  o  cuerda  que  se  echa  a 
las  caballerías  sobre  la  boca,  y  dan- 
do un  nudo  por  debajo  de  ella  for- 
ma un  cabezón  con  sólo  un  cabo  o 
rienda".  Aparte  lo  de  las  caballe- 
rías, que  no  es  cierto  porque  a  to- 
da bestia  se  le  puede  poner  BO- 
ZAL, o  bozo  hablando  en  académi- 
co (?),  y  de  que  no  es  sobre  la  bo- 
ca ni  debajo  de  ella,  sino  sobre  el 
hocico  y  debajo,  alrededor  de  éste; 
aparte  de  todo  esto,  nos  parece 
mejor  la  definición  dada  por  el  Sr. 
MEMBRExO  (Hondureñismos,  p. 
26) :  "Corredizo  que,  con  la  cuer- 
da o  soga  que  está  unida  a  la  ca- 
beza de  una  caballería,  se  hace  en 
el  hocico  de  ésta  para  conducirla 
con  facilidad". 

En  igual  sentido  se  usa  por  lo 
menos  desde  aquí  hasta  Cuba  y 
Centro  América:  GAGINI,  p.  92, 
"Cabestro  que  se  anuda  al  hocico 
de  las  caballerías  para  conducirlas 
con  facilidad".—  SALAZAR  GAR- 
CÍA, p.  54. 

Al  bozal  de  la  Academia  le  lla- 
mamos nosotros  morral,  siempre 
que  sea  "Esportilla",  aunque  no  de 
"esporta". 

Por  el  resto  de  América  parece 
que  significa,  como  adjetivo,  "que 
se  expresa  con  dificultad  y  aturru- 
lladamente  en  castellano".  (GRA- 
NADA, Vocabulario  ríoplatense,  p. 
119),   pues  la  acepción    de    "rudo, 


torpe"  que  consigna  BAYO  (Vocabu- 
lario sur-americano,  p.  36)  es  cas- 
tiza (3a.  o  4a.  de  la  Academia).  En 
aquella  acepción  nos  parece  haber 
oído  emplear  el  adjetivo  en  cues- 
tión   en   Tabasco. 

Cuba.  PICHARDO,  p.  «32.  col.  2a.; 
MACÍAS,   p.   lai,   col.   la. 

Chile.    RODRÍGUEZ,    p.    68. 

BOZA  LEAR.  a.  Echar  bozal  a  la 
bestia.  Muy  usado  en  lenguaje  de 
campo. 

C.  Rica.  "Enseñar  a  las  bestias  ce- 
rriles a  obedecer  a  la  rienda,  antes  de 
ponerles  el  bocado  del  freno,  emplean- 
do para  ello  un  bozo  de  cuerda  o  de 
cuero."  (GAGINI,  p.  92).  Esto  es  para 
liosotros  enjaquimar.   (V.) 

2.  En  sentido  familiar  y  figurado 
dominar  a  una  persona,  estrechar- 
la o  tenerla  obligada  por  favorey 
recibidos  o  por  actos  que  motiven 
gratitud.  Dícese  también  de  novios 
comprometidos:  fulano  está  bQza- 
leado  por  fulana. 

BOZAL! LLO.  m. 

Méx.  "No  es  diminutivo  de  bozal,  si- 
no una  especie  de  jáquima  fina  he- 
cha de  cerdas  torcidas  que  se  pone  a 
la  caballería  debajo  de  la  cabezada;  y 
de  la  parte  qvie  rodea  la  boca  pende 
la   falsarrienda."    (ICAZB.) 

BRACEADOR.  adj. 

Méx  ."Aplícase  al  caballo  que  bra- 
cea: llamábanse  también  caballos  de 
piso.  Los  hubo  antiguamente,  y  eran 
muy  estimados  como  caballos  de  pa- 
sto, pues  no  servían  para  otra  cosa. 
Hoy  ya   no  se  hallan."    (ICAZB.) 

Nosotros  usamos  del  adjetivo  ge- 
néricamente para  designar  el  caba- 
llo que  bracea  o  volea  las  manos 
(las  extremidades  anteriores),  es 
decir,  que  al  trotar  las  mueve  sa- 
cándolas a  los  lados. 

Chile.    RODR.,    p.    68. 

BRACEAR,  n. 

Méx.  "Levantar  inucho  y  sacar  afue- 
ra los  caballos  las  manos,  cuando  van 
a  trote  corto,  golpeando  con  ellas  el 
suelo  fuertemente."  (ICAZB.)  Dícese 
también    volear. 

Chile.  RODR.,  p.  68.  Río  de  la  Plata, 
GRANADA,   p.    119. 

2.  También  tiene  la  acepción  que 
GRANADA  fija  para  Río  de  la  Pía- 


BRAC 


—  243 


BÉAS 


ta:  "Nadar,  sacando  los  brazos  fue- 1 
ra   del   agua    y   volteándolos   hacia,  í 
adelante".   Es   una   forma   especial 
de  nadar,  muy  gallarda.  Dícese  más 
comúnmente     nadar    al     BRACEO.  ' 
(V.) 

3.  Medir  por  brazas,  una  cuerd£  i 
o  cualquiera  otra  cosa,  extendién- 
dola de  mano  a  mano,  con  los  bra- 
zos abiertos,  puesto  que  la  braza 
ordinaria  en  las  operaciones  comu- 
nes, como  medicfk  de  longitud,  es 
la  distancia  que  hay  de  una  mano 
a  otra  teniendo  los  brazos  extendi- 
dos. V.  BRAZA. 

BRACELETE  (DE),  m.  adv.  DE 
BRAZO.  (V.)  Suele  decirse  tam- 
bién vulgarmente  DE  BRACILETE. 
Ambas  formas  son  innecesarias  e 
incorrectas. 

"I  frescos  como  claveles. 
Rumbo  al   portal   del   Topacio, 
Se  fueron  del  bracelete 
La  Bartola  y  Cayetano."  i 

(PRIETO.  Musa  Callejera,  Trifulca, 
p.    15S.) 

BRACEO,  m.  Acto  de  nadar  bra- 
ceando o  al  braceo;  de  bracear  vs 
caballo  y  de  medir  por  brazas.  V. 
BRACEAR. 

BRAGADO,  DA.  adj.  Dícese  de  la 
persona  valiente,  arrojada,  resuel- 
ta. Ramos  y  Duarte  dice  que  es  voz 
de  Tizapán.  ;Váya  por  la  observa- 
ción! Es  más  enérgico  que  TEM- 
PLADO.  (V.) 

Cuba.   "vulg.  I),     animoso,     invenci- 
ble:   y    II),   sobresaliente   en   cualquier 
virtud  o  cualidad."   (MACLVS,  citando   ■ 
a  ÁRBOL.) 

BRAGUETERO,    RA.   adj.    Lasci- 
vo: mirada  BRAGUETERA.  Térmi  ; 
no  bajo.  I 

BRAGUGETUDO,    DA.  adj.  desp. 

vulg.  Dícese  del  hombre  por  usar  [ 
éste  calzones,  que  son  los  que  tie-  ¡ 
nen  bragueta,  de  donde  se  deriva,  i 
Cuba.  "Bragado  o  templado."  (>LV-  \ 
CÍAS.    p.    192,    col.    la.)  ] 

BRAMURA.  f.  ant.  "Fiero,  peste,  I 
bravata,  muestra  de  grande  enojo",  J 


dice     Icazbalceta,    citando    los    si- 
guientes pasaj&s: 

"Estaba  tan  enojado  el  Diego  Ve- 
lásquez,  que  hacía  bramuras."  (BER- 
NAL  ÜIAZ,  Hlst.  verd.,  t.  I.  cap. 
XXIV.) — "Pateaba  el  caballo  y  relin- 
chaba, y  hacía  bramuras,...  y  los  ca- 
ciques cre.veron  que  por  ellos  hacía 
aquellas  bramuras."  (ID.,  cap. 
XXXV). —  "También  se  ahogaron  dos 
caballos,  y  el  uno  era  de  un  soldado 
que  se  d<  cía  Solís  Casquete,  que  hacía 
bramuras  por  él,  e  maldecía  a  Cortés 
y  a  su  viaje."  (ID.,  ¡bid.,  t.  III,  cap. 
CLXXIX.) 

Y  agrega:  "Según  el  Diccionario, 
bramura  es  un  equivalente  anticua- 
do de  bramido:  mas  por  estos  pa- 
sajes de  Bernal  Díaz  parece  que  las 
bramuras  eran  algo  más  que  bra- 
midos, porque  entre  aquéllas  se 
cuenta  el   patear  del  caballo". 

BRASERO,  m.  Hogar  de  la  Aca- 
demia: "Sitio  donde  se  coloca  la 
lumbre  en  las  cocinas",  o  como  di- 
ce Icazbalceta:  "Lugar  donde  se 
enciende  el  fuego  en  las  cocinas. 
Hay  también  braseros  portátiles,  y 
antes  de  la  invención  de  los  fósfo- 
ros era  de  rigor  en  las  casas  el 
DRASERITO  de  barro,  de  porce 
lana  o  de  plata,  para  uso  de  ios 
f timadores".  (!) 

Cuba.  "BRASERITO  o  COPILLA. 
que  se  destina  comúnmente  para  en- 
cender tabacos,  o  cigarros."  (MACL\S, 
citando  a  ÁRBOL.) 

2.  Actualmente  existe  también  el 
BRASERO,  objeto  portátil  que  usan 
los  fumadoreis;  pero  no  para  en- 
cender el  cigarro,  sino  para  depo- 
sitar las  cenizas  de  éste,  a  medi- 
da que  le  van  fumando.  Es  el  cenV 


(1)  Icazb.  y  Ram.  y  D.  dan  a  bra- 
sero como  equivalente  de  Fogón.  "Si- 
tio adecuado  en  las  cocinas,  para  ha- 
cer fuego  y  guisar",  o  como  dice  el 
segundo  de  los  autores  citados:  "Lu- 
gar donde  se  ponen  las  vasijas  paia 
cocer  lo  que  se  ha  de  comer  o  bel>er." 

Nada  más  inexacto.  Jamás  hemos 
oído  llamar  BRASERO  al  fogón  ni  a 
la  hornilla:  la  impropiedad  consiste 
en  llamar  conjuntamente  brasero  al 
hogar  y  la  hornilla,  o  al  fuego  mismo. 


BRAV 


—  244 


BEAZ 


cero  (3a.  acep.)  de  la  Academia, 
denominación  que  en  realidad  es  la 
propia  y  adecuada. 

BRAVO,  VA.  adj.  "Regañón,  mal- 
genioso, paparrabias".  (RAM.  y  D.), 
Cascarrabias:  "Persona  que  fácil 
mente  se  enoja,  riñe  o  denota  su 
enfado".  También  y  más  común- 
mente expresa  estar  enojado.  El 
usual  de  la  costa. 

"¡Mía  tú,  mijor  doblemo  la  hoja, 
porque  me  voy  a  poner  bravo,  y  no 
quiero  que  tú  te  amuine  ora  que  ej- 
tás  malo!"  (RODRÍGUEZ  BELTRAN, 
Pajarito,  XXIX,  p.  756.) 

PONERSE  o  ESTAR  BRAVO. 
Enfadarse,  enojarse. 

Cuba.  MAGIAS  citando  a  ARBOI, 
p.   194,  art.  BRAVO. 

BRAVOSO,  SA.  adj.  Bravo. 

El  historiador  Bernal  Díaz,  que 
se  caracteriza  por  su  lenguaje  sen- 
cillo y  pintoresco  y  por  su  descui- 
do peculiar  de  las  formas  retóri- 
cas, usó  mucho  del  adj.. 

"I  después  los  vimos  de  aquel  arte 
y  muy  BRAVOSOS,  y  de  lo  de  la 
punta  de  Catoche  aún  no  teníamos 
sanas  las  heridas....  tuvimos-  temor, 
etc."  (Hist.  verd.  de  la  conq.,  t.  I, 
cap.  III,  p.   23.) 

BRAZA,  f.  La  Academia,  que  co- 
mo naturalista  es  mala,  como  ma- 
temática resulta  peor.  La  braza, 
equivalente  a  dos  varas,  no  puede 
valer  "1,67  18  metros",  como  ella 
dice,  sino  l,676m.  (un  metro,  676 
milímetros).  Porque  si  una  vara  va- 
le 0.838m.,  dos  varas  valdrán  dos 
veces  más,  o  dos  veces  0.838m. 
(2x0.838m.)=1.676m.,  Q.  E.  D. 
(abreviatura  usual  y  comimísima 
que  omitió  la  Docta  Corporación  en 
su  tabla  apendicular  de  la  pág. 
1076). 

Pero  no  es  esto  todo.  En  el  len- 
guaje común  y  corriente  esa  acep- 
ción de  la  palabra  braza  es  meta- 
fórica o  traslaticia,  y  la  fundamen- 
tal, conforme  su  origen  como  deri- 1 
vada  de  brazo,  es  la  longitud  que  j' 
se  mide  de  una  mano  a  otra,  con 


los  brazos  abiertos  o  extendidos  en 
línea  recta  horizontalmente.  Como 
la  vara  se  mide  o  cuenta,  en,  la 
práctica  común,  desde  la  mano  al 
eje  del  tronco,  teniendo  la  extremi- 
dad o  el  brazo  en  toda  su  exten- 
sión horizontal,  claro  está  que  la 
braza  originaria,  la  que  se  usó  an- 
tes de  la  existencia  del  sistema 
métrico  decimal,  fue  la  que  se  me- 
día con  los  brazos  mismos.  V.  BRA- 
CEAR. 

BRAZO.  DE  o  DEL  BRAZO,  m. 
adv.  "Con  que  se  denota  que  dos 
(o  más)  personas  van  asidas  del 
brazo".  Así  deñne  la  Academia  el 
m.  adv.  DE  BRACERO,  el  cual  da 
como  sinónimo  DE  BRACELETE.^ 
No  obstante  lo  que  diga  la  Docta 
Corporación,  la  forma  usual,  más 
común  en  el  habla  popular,  y  aim 
en  la  culta,  es  la  nuestra  DE  BRA- 
ZO, o  DEL  BRAZO,  que  de  ambas 
maneras  se  estila,  y  pocas  veces  o 
nunca  se  emplean  las  formas  aca- 
démicas, si  no  es  entre  la  gente 
vulgar  y  casi  siempre  en  tono  iró- 
nico, burlón  o  despreciativo.  Perte- 
nece al  lenguaje  nacional.  V.  BRA- 
'CELETE. 

"Pero  oye,  no  te  acontezca 
Que  te  mire  de  su   brazo; 
Porque  le  jinco  vm   trastazo 
De   reforma  y  libertal!" 

(PRIETO,  Musa  Callejera,  Querellas, 
p.   139.) 

C.   Amér.  SALAZAR  GARCÍA,  p.  54. 

SER  EL  BRAZO  FUERTE  de 
uno,  fr.  fam.,  ser  su  mejor  protec- 
tor, quien  más  le  favorece  y  ayuda. 

METERLE  EL  BRAZO  a  un-o,  fr. 
fam.,  ayudarle,  protegerle,  favore- 
cerle en  trance  apurado. 

BRAZOS,  m.  pl.  Trabajadores, 
peones,  braceros.  Muy  usada  en  to- 
da la  península.  Usual  también  en 
Centro  América:  SALAZAR  GAR- 
CÍA, p.  54;  MEMBREÑO,  p.  26, 
quien  dice  esío  que  es  muy  impor- 
tante: "No  hemos  sustituido  los 
americanos  por  esta  palabra  a  bra- 


BREN 


—  245  — 


BRILL 


ceros,  como  afirma  Juan  de  Arona", 
y  lo  prueba  con  la  siguiente  muy 
miportante  cita: 

"Como  las  posesiones  son  grandes, 
para  todas  estas  labores  se  necesita 
un  gran  número  de  BRAZOS,  que  no 
prestan  sus  auxilios  sino  por  altos  y 
arbitrarios  jornales."  (Obras  de  JO- 
VELLANOS,   tomo  4o.) 

"I  con  la  plaga  que  hemos  tenido  de 
los  establecimientos  de  monterías; 
que  en  lugar  de  adelantar  hemos  ido 
para  atrás,  porque  estos  han  sido  los 
sumideros  y  pocilgas  de  los  brazos." — 
"Lo  que  ha  habido  en  Tabasco  es  fal- 
ta de  educación  agrícola  en  sus  bra- 
zos... Ahora  hay  tantas  riberitas... 
que  son  otros  tantos  focos  en  donde 
se  pueden  encontrar  brazos.  Empero,... 
ya  es  tiempo  que  los  hombres  pen- 
sadores del  país,. . .  se  alisten  para  ir... 

estudiando     los remedios     que  se 

han  de  poner,  no  ya  a  la  falta  de 
brazos  que  no  la  hay,  sino  a  esos  con- 
siderandos que  he  apuntado."  (GIL  Y 
SAEXZ,  El  Caporal,  p.  45.) — "Aquí 
que  dicen  que  hay  escasez  de  brazos." 
(ID.,  Ib.,  p.  59.) — "Ese  es  el  adelanto 

de   hoy, hacerlo   bien,    y   ahorrar 

brazos  y  tiempo,  porque  el  tiempo  es 
dinero."  (ID.,  ib.,  p.  62.)  — "El  bien 
positivo  que  la  empresa  hizo  a  la  Ciu- 
dad en  particular,  proporcionando  tra- 
bajo a  multitud  de  brazos."  (DE  l.. 
TORRE,   Morelia,  p.  225.) 

BRENTIL.  m.  Pronunciación  vi- 
ciosa de  VENTRIL.  (V.) 

BREVA,  f.  "Cigarro  puro  algo 
aplastado  y  menos  apretado  que 
los  de  forma  cilindrica".  Academia. 
Si  esto  no  es  un  dislate,  tampoco 
es  cosa  muy  acertada.  Por  lo  me- 
nos, creemos  que  las  mejores  au- 
toridades en  esta  materia  son  los 
diccionaristas  antillanos,  porque 
antillana  y  muy  antillana  es  la  bre- 
va, no  la  de  la  Academia  sino  la 
que  conocemos  los  americanos  de 
Tierra  Firme,  la  misma  que  descri- 
be tan  á^certadamente  GAGINI :  "En 
Costa  Rica  se  llama  así  al  tabaco 
negro  (preparado  con  miel  y  ela- 
borado en  forma  de  tabletas  rec- 
tangulares) que  la  gente  del  pue- 
blo emplea  exclusivamente  como 
masticatorio". 


Cuba.  MAGIAS  dijo  la  última  pala- 
bra, sobre  todo  al  explicar  el  origen 
figurado  de  las  acepciones  que  en  la 
lila  tiene  la  palabra  breva,  por  la 
analogía  de  color  con  la  <í  e  describe 
en  primer  término  la  Academia:  "Pri- 
mer fruto  que  da  la  higuera,  y  que 
es  mayor  que  el  higo",  y  "de  color 
oscuro"  (DOMING.),  adición  esta  ne- 
cesaria para  entender  las  acepciones 
figuradas. 

SIGX.  MET.  Las  pertinentes:  I).  El 
tabaco  prepai'ado  convenientemente 
para  mascarlo,  y  II),  vitola  de  taba- 
co elaborado  para  fumar,  al  que  se 
aprieta,  o  comprime,  a  la  manera  de 
los  vegueros,  y  se  le  hace  sufrir  una 
fermentación  después  de  comprimido. 
— EXPR.  I).  BREVA  AMERICANA, 
tabaco  de  mascar,  generalmnete  a< 
Virginia,  o  de  Kentucky,  aprensado  en 
forma  de  andullo."  (Ob.,  cit.,  p.  105.) 
importada  de  la  isla  hermana,  que 
por  lo  común  figura  una  soga  trenza- 
da; y  III),  de  Sto.  Domingo,  la  que 
se  exporta  de  la  República  vecina  en 
forma  de  andullo."  (Ob.,  cit.,  p.  195, 
p.   195.) 

PICHARDO,  p^  33,  anduvo  parco,  y 
sólo  habló  de  una' especie:  la  america- 
na: "El  Tabaco  de  Virginia,  o  de  otro 
país,  de  calidad  inferior,  que  viene 
compuesto  en  pasta  para  mascar." 
BREVETE,  m.  Marbete. 

"El  color  de  los  licores  se  armoniza 
con  el  de  los  BREVETES  y  contra- 
señas, marcas  y  etiquetas  de  Ultra- 
mar." (FACUNDO,  Las  prosperidades 
nuestras,   III,   p.   222.) 

BRIAGA,  f.  Borrachera. 

BRIAGO,  A.  adj.  Ebrio,  borracho. 

"Esta  circunstancia  agravante  que 
ofendía  la  natural  delicadeza  de  la  en- 
fermera, en  vez  de  causarle  aversión 
hacia  la  briaga,  la  movió  a  mayor 
compasión."  (SÁNCHEZ  MARMOL, 
La  Pálida,  V,  p.  64.) 

Muy  usado  también  en  México, 
por  más  que  los  diccionaristas  na- 
cionales no  lo  traten.  V.  AJUMAR- 
SE. 

"En  el  suelo  y  al  rayo  del  sol.  pár- 
vulos, huacales,  cestos  y  briagos 
durmiendo  la  tranca."  (FIDEL,  Me- 
morias, cap.  I,  p.  59.) — "Vayase  a  dor- 
mir la  mona,  briago  de  Satanás,  y  dé- 
jeme en  paz."  (G.  CUBAS,  Recuerdos, 
p.   174.) 

BRILLANTINA,  f. 

Venez.  "Especie  de  pomada  para 
lustrar  el  pelo  y  especialmente  los  bi- 


BRILL 


—  246 


BROM 


gotes."  (RIVODO,  Voces  Nuevas,  p. 
55.)  Es  también  el  nombre  de  una  te- 
la, "percala  lustrosa  que  se  aplica  pa- 
ra forros."  (ID.,  p.  125,  art.  Telas.) 
A  esta  tela  llamamos  por  acá  lustrina. 
(V.) 

El  Dice,  llama  a  esta  materia,  o 
su  semejante,  bandolina,  palabra 
que  nosotros  sólo  usamos,  y  muy 
comúnmente,  como  sinónimo  de 
bandolín  o  dim.  de  bandola. 

Es  de  origen  francés  (der.  de 
brillantina),  como  lo  es  también  su 
equivalente  académico.  Usual  en 
México,  aunque  no  la  consignen  los 
diccionaristas  nacionales,  pues  lle- 
va ya  largos  días  de  vida  ameri- 
cana, según  que  lo  demuestra  el 
hecho  de  hallarse  en  Rivodó. 

"Diose  una  nueva  pavoneada  en  el 
rostro;  vació  en  la  cabeza  medio  bo- 
te de  pomada;  puso  más  brillantina 
en  el  escaso  bigote...."  (LÓPEZ 
PORTILLO,    La   Parcela,  IV,   p.   48.) 

C.  Rica.  GAGINI,  p.  94,  quien  afir- 
ma que  "en  algunas  repúblicas  de  la 
América  del  Sur  anda  también  muy 
favorecido  este  galicismo,  cuyo  equi- 
valente castellano  nos  es  desconoci- 
do." 

BRILLAR,  BRILLARLA,  O  AN- 
DAR BRILLANDOLA,  fr.  equiva- 
lente a  lucirse,  pasarse  la  vida  muy 
contento  o  satisfecho. 

"Una  lamparilla  ardiendo  a  la  Vir- 
gen de  la  Soledad,  a  San  Juan  Ne- 
pomuceno  o  a  San  Antonio,  divinida- 
des que  la  brillaban."  (FIDEL,  Me- 
morias, cap.  II,  p.  114.) — "I  nosotros, 
para  no  quedar  desairados,  con  va- 
rios motivos  la  brillábamos,  dando 
nuestros  saludos  a  Goethe  y  Schiller, 
o  yéndonos  a  l.as  barbas  a  Horacio  y 
a  Virgilio."  (ID.,  ibid.,  cap.  III,  p. 
166.)  Muy  usual  en  México  también. 

BRINCO.  EN  UN  BRINCO,  DE 
UN  BRINCO  son  frases  trilladas  en 
nuestro  lenguaje  lugareño,  en  vez 
del  modo  adverbial  "al  momento", 
al  instante,  sin  dilación  e  inmedia- 
tamente", para  expresar  que  se  va 
a  alguna  parte  en  muy  breve  tiem- 
po. Es  parecido  a  ir  ligero,  o  lige- 
rito  como  también  se  dice,  aunque 
aquél  expresa  mejor,  no  la  idea  de 
ir  a  prisa,  sino  la  idea  de  partir 


í  acto  continuo  y  empleando  el  míni- 
I  mo  tiempo  en  el  viaje,  o  un  tiempo 
I  sumamente  corto.  Es  muy  expresi- 
I  vo  el  modismo,  que  se  usa  también 
I  en  México  y  otras  partes  de  la  Na- 
ción. Dícese  igualmente  de  una  ca- 
rrera, o  de  una  carrerita,  de  un  pa- 
so,  aludiendo   a  la   corta  duración 
de  la  acción. 

" — ^'as  en  un  brinco  a  la  casa  del 
Doctor  y  le  dices  de  mi  parte  que 
venga  aquí  inmediatamente."  (RO- 
DRÍGUEZ BELTRAN.  Pajarito,  XXVI, 
p.  676.) — "Nos  cogerá  de.sprevenidos,  y 
entonces  nos  llevarán  toditos  los  dia- 
blos en  un  brinco."  (PENSADOR,  Pe- 
riquillo, pte.  2a.,  cap.  XVIII,  p.  256.) 

PARA  QUÉ  SON  TANTOS  BRIN- 
COS, ESTANDO  EL  SUELO  PARE- 
JO, rfr.  con  que  se  expresa  no  ha- 
ber necesidad  de  bravatas  o  habla- 
durías para  arreglar  un  asunto,  por 
estar  en  buenas  condiciones. 

BROMA,  f.  "Molusco  acéfalo,  con 

dos  conchas, que aloja  el 

cuerpo  en  un  tubo de  más  de 

veinte  centímetros....  Se  introdu- 
ce en  las  maderas  bañadas  por  las 
aguas  del  mar."  Nadie  conoce  este 
animal  en  mi  tierra;  hablar  de  él 
sería  como  hablar  en  chino  a  cual- 
quier tabasQueño,  y  moverle  a  risa. 
La  broma  que  conocemos  allá  es  un 
insecto  o  especie  de  gusanillo  de 
medio  centímetro  apenas,  segura- 
mente llamado  así  porque  también 
tiene  la  propiedad  de  perforar  y 
prefiero  las  maderas  húmedas,  em- 
barcaciones, etc.  Tal  vez  sea  me- 
jor, una  verdadera  larva,  como  la 
polilla.  Ciertas  maderas  blandas, 
como  la  ceiba  y  el  pino  son  las 
más  atacadas  por  este  nocivo  ani- 
malito.  Es  la  carcoma  del  Diccio- 
nario. * 

2.  Así  se  llama  también,  por  an- 
tonomasia, la  perforación  o  roedu- 
ra producida  por  el  insecto  en  la 
madera,  y  así  .le  dice  este  cayuco 
tiene  broma,  aun  cuando  un  sólo 
insecto  no  habite  ya  en  él. 


BRUJ 


—  211 


BUBA 


3.  Tiene  la  palabra  otra  acepción 
muy  común,  cual  es  la  de  "enfer- 
medad padecida  por  el  cacao,  pro- 
ducida por  un  insecto  que  perfora 
el  tallo,  o  el  fruto  mismo  de  la 
planta;  pero  nunca  sus  i'aíces". 
Llámase  también  la  mancha,  por- 
que el  primer  síntoma  visible  que 
prodduce  en  el  vegetal  es  el  cam- 
bio de  color  en  las  regiones  ataca- 
das por  el  insecto,  las  cuales  se 
vuelven  a  manera  de  placas  ama- 
rillentas u  oscuras,  como  resulta- 
do de  la  descomposición  de  los  te- 
jidos, que  trae  como  consecuencia 
final  la  muerte  del  vegetal. 

"Es  una  enfermedad  muy  generali- 
zada en  el  Estado  de  Tabasco,  en  don- 
de recibe  los  nombres  de  mancha  o 
broma....  La  presencia  de  los  insec- 
tos que  produce  la  broma  simultánea- 
mente con  la  enfermedad."  (MARTÍ- 
NEZ CHABLÉ,  Cult.  del  Cacaotero,  p. 
64.) 

BRUJA,  m.  fam.  "Miserable,  ham- 
briento, petardista.  En  algunas  par- 
tes dicen  también  estoy  brujo,  por 
estoy  arrancado".  Tabasco  es  una 
de  ellas;  pero  usada  siempre  la  pa- 
labra en  género  femenino. 

"Pico     estuvo     reducido     por  algún 
tiempo  a  la  condición  de  bruja.  Todos 
los    habitantes    de    México    conocen    a 
los    brujas,    poco   más    o    menos    como 
conocen  las  costumbres  del  perro  ca- 
llejero.   Los    brujas    no    son    más    que 
perros     sociales.    El  perro     espera  un  ; 
hueso;  el  brujo  espera  una  peseta.   El  I 
perro  husmea  la  carne,  y  el  bruja  las  \ 
casas  de  juego...   el  bruja  se  echa  ei    i 
la  casa  de  algún  compadre...   por  te-  i 
mor  de  los  guardas.   El  perro  siempre 
es  perro:   el   bruja   siempre   es  bruja." 
(FACUNDO,    Isolina,    t.    I,    cap.    I.    p. 
17.) — "Ahora  sí,  exclama  un  bruja,  ya  ! 
está  aquí  el  desayuno  de   la  familia."  I 
(ID.,   ib.,  t.   II,  cap.  XII,  p.   207.)— "El  \ 
bruto   gachupín    está   a    los   diez    años  : 
en  aptitud     de  prestaros,     brujas   en-  t 
canijados."  (ID.,  ib.,  cap.  XIII.  p.  217.) 
— "El    portal    es    el    manantial    de    la£ 
pesetas.  El  paseo  de  los  brujas."   (ID., 
Gabriel,  t.   I,  cap.   IX.) — "Yo  creo  que 
el  Licenciao  unque  echa  munchas  pa- 
pas, ejtá  maj  brujo  que  toa  mi  paren-  i 
tela  junta."  (RODRÍGUEZ  BELTRAX.  I 
Pajarito,  XXX,  p.  779.)  J 


Por  todas  estas  citas,  que  son 
(las  de  Facundo)  poco  más  o  me- 
nos las  mismas  que  hace  Icazbal- 
ceia,  se  ve  que  el  significado  más 
preciso  de  la  palabra  es  el  de 
arrancado,  que  hemos  dicho. 

El  mismo  autor  da  la  voz,  en  otra 
acepción,  como  sinónima  de  arran- 
quera, alegando  estas  citas: 

"Entonces  la  bruja 

Trocóse  en  bambolla." 

(PLAZA,  Talento  en  las  corvas.) 
"Yo  que  una  bruja  singular  afronto." 

(ID.,   El  tonto  y  el  sabio.) 

Tal  vez  sea  en  México;  en  Tabasco 
se  dice  brujera  o  brujez.   (V.) 

"Vulg.  Partera  intrusa,  no  recibi- 
da." El  propio  autor,  3a,  acep.;  tam- 
bién desconocida  para  los  tabasque- 
ños,  y  tal  vez  para  toda  la  gente  de 
la  costa. 

Méx.   RAMOS  y  DUARTE,  p.   97. 

Cuba.  PICHARDO  (p.  33),  y  MA- 
CLAS (p.  197)  reproduciendo  a  aquél, 
nos  dicen  que  esta  voz  no  tiene  más 
que  dos  acepciones  de  historia  natu- 
i"al  (una  cebolla  y  una  mariposa);  y 
de  fantasma  o  espantajo,  "En  la  Vuel- 
tarriba,  la  persona  disfrazada  con  una 
sábana, . . .  que  en  las  fiestas  de  San 
Juan,  Santiago,  etc.,  anda  por  las  ca- 
lles de  noche  corriendo  y  entrando  en 
las  casas;  apaga  las  luces  y  hace  mil 
locuras",  dice  en  su  lenguaje  pinto- 
resco el  simpático  Pich. 

BRUJERA.  f.  Condición  del  bru- 
ja: arranquera;  pero  constante  y 
habitual.  Dícese  también  prángana, 
en  sentido  más  absoluto:  arran- 
quera completa,  entera  y  verdade- 
ra. 

BRUJEZ,  f.  Brujera;  más  usada 
que  ésta. 

BUBA,  f  Así  llamamos  no  al  tu- 
mor inguinal  de  origen  venéreo  ni 
a  otro  tumor  alguno  de  los  que 
trata  el  Diccionario,  porque  aquél 
llámase  única  y  especialmente  in- 
cordio (V.),  sino  a  la  enfermedad 
padecida  por  las  aves  de  corral  y 
que  se  conoce  con  el  nombre  de 
verrugas'  o  Cutáneous  Psorosper- 
mosis,  en  latín  técnico. 

El  Dr.  E.  Salmón  dice  a  propó- 
sito de  esta  enfermedad  lo  siguien- 


BUCA 


248  — 


BUCA 


te:  "En  los  comienzos  de  la  medi- 
cina Veterinaria  se  mantenía  la 
opinión  de  que  esta  forma  de  virue- 
la, si  no  idéntica,  era  casi  igual  a 
la  del  ganado  vacuno;  pero  más 
tarde  y  cuidadosamente  estudiada, 
se  confirmó  tratábase  de  una  enfer- 
medad distinta;  algunas  personas 
a  falta  de  un  nombre  apropiado, 
han  llamádole  verrugas.  Reciente- 
mente ha  sido  descrita  por  Bollin- 
ger  como  ePitelioma  contagiosum  y 
se  atribuye  por  muchos  autores  a 
uno  de  los  animales  parásitos  co- 
nocido por  Psorosperma.  Esta  en- 
fermedad ha  sido  llamada  ya  en 
sendos  escritos,  por  autores  de  re- 
conocida fama,  Cutáneous  Psoros- 
permosis....  Es  propia  de  los  cli- 
mas cálidos,  por  lo  que  abunda  en 
el  Sur  de  Europa  y  los  Estados  del 
Golfo  en  Norte  América,  donde 
aparece  devastadora  y  atacando  .a 
gran  número  de  animales....  Sín- 
tomas: Esta  enfermedad  general- 
mente ataca  la  cabeza  de  las  aves 
de  corral  y  aparece  como  una  erup- 
ción redondeada  u  oblonga,  con  no- 
dulos amarillos,  y  de  tamaño  osci- 
lante entre  el  de  una  cabeza  de  al- 
filer al  de  un  grano  de  maíz."  (Las 
enfermedades  de  las  aves  de  co- 
rral, pp.  150-1.) 

BUCANERO,  m.  Pirata,  ladrón 
de  mar.  Con  este  nombre  se  han 
designado  en  la  historia  los  céle- 
bres corsarios  que  en  los  siglos 
XVII  y  XVIII  asolaron  las  islas  y 
costas  de  la  América  española. 

La  palabra  se  deriva  de  bucan, 
que  en  lengua  caribe  significa  pa- 
rrilla, por  la  costumbre  que  dichos 
bandidos  tuvieron  de  asar  la  car- 
ne de  los  ganados  robados  en  el 
objeto  de  ese  nombre,  para  ser  ex- 
portada o  conservada.  (1) 


(1)  No  viene  en  demasía  trasladar 
a/iul  lo  que  acerca  de  ésta  etimolo- 
gía dice  el  autor  erudito  del  Dlccio'na- 


"Por  aquel  tiempo  (Comienzos  del 
siglo  XVII),  habíase  formado  en  Jas 
islas  del  mar  de  las  Antillas,  una  aso- 
ciación de  piratas  de  diversas  nacio- 
nes del  mundo,  que  con  los  nombres 
de  filibusteros,  bucaneros  y  corsarios, 
ejercían  el  robo  y  el  pillaje  en  las  is- 
las y  tierra  firme  del  continente  ame- 
ricano, sujetas  al  dominio  de  España." 
(ROVIROSA,  El  Grijalva,  cap.  I,  p. 
78.)  El  historiador  yucateco  Ancona 
dice,  hablando  sobre  el  particular,  lo 
siguiente:  "Estos  bandidos  obraron  al 
principio  aisladamente,  pero  reunidos 
después  en  gran  número  y  bajo  cier- 
tas bases  de  comunidad  a  moción  de 
algunos  franceses,  ocuparon  en  1625  la 
isla  de  San  Cristóbal,  desde  la  cual 
comenzaron  a  organizar  expediciones 
contra  las  colonias  españolas.  Más  tar- 
de se  apoderaron  de  la  parte  N."  E. 
de  Santo  Domingo,  y  sin  abandonar  el 
ejercicio  de  la  piratería,  se  dedicaron 
también  a  cazar  el  ganado  salvaje, 
que  abundaba  en  aquella  región.  De 
osta  última  ocupación  les  vino  el  nom- 
bre de  bucaneros,  con  que  también 
fueron  conocidos,  porque  para  expor- 
tar la  carne  de  este  gasado,  con  la 
cual  hacían  un  gran  comercio,  la  .«'  ■ 
caban  y  ahumaban  previamente  en 
una  especie  de  parrilla,  llamada  bucan 
en  el  idioma  de  los  caribes."  (Historia 
de  Yucatán,  t.  II.  lib.  V,  cap.  I,  pp. 
36S-9.  —  "Los  bucaneros  se  esta- 
blecieron primitivamente  en  la  isla  de 
Santo  Domingo,  desde  donde  ejercían 
sobre   las   colonias   españolas  mil   san- 


rio  cubano,  Don  Miguel  Maclas: 
"Etim.  Procede  del  francés  boucanier 
(bucanero  en  su  acepción  metaf.,  de- 
rivada de  la  fund.  cazador  de  bueyes, 
o  animales  montaraces),  voz  derivada 
de  bouc^tn,  lugar  donde  ahumaban  la 
carne,  término  que  Fouretiére  (citado 
por  Littré)  considera  palabra  caribe; 
ñero  que  nosotros  sacamos  de  bouche, 
boca,  o  de  bucan  por  bacán.  Véase  " 
(bacán  quiere  decir  tamal).  Por  más 
que  sea  inereniosa  la  teoría  emitida  ñor 
el  ilustre  filólogo,  nos  narece  demasia- 
do lejos  de  estar  fundada  en  razones 
estrictamente  científicas,  y  nos  atene- 
mos mejor  a  la  opinión  del  yucateco 
Sr.  Ancona.  de  Littré  y  do  Fouretiére, 
no  menos  ilustres  que  aquél;  porque  en 
realidad  ¿qué  tiene  qué  ver  la  boca 
con  el  asado  o  n.humado  de  la  carne?, 
pn  tanto  que  sí  existe  a  Anidad  ideo- 
lógica entre  bucan,  parrilla,  o  bacán, 
tamal  (también  el  tamal  suele  hacer- 
se asado)  con  la  carne  asada  o  ahu- 
mada, 


BlíCA 


249 


BUCA 


grientas  vejaciones,  so  pretexto  de  la 
caza  de  bueyes,  con  cuyas  pieles  ha- 
cían en  Europa  un  rico  comercio.  La 
]"rancia  los  reconoció  enviándoles  un 
írobernador  el  año  de  1665  y  con  esta 
protección  se  entregaron  a  todo  lina- 
je de  excesos.  Vinieron  en  pos  los  "fi- 
libusteros", más  emprendedores  y  más 

udaces  que   los   bucaneros."    (DR.    D. 

L'STO  SIERRA.  Un  año  en  el  Hospi- 
tal de  San  Lázaro,  t.  II.  Carta  XXIV, 
p.  105.) — "Ya  no  hacen  de  las  suyas 
por  allí  (en  Matina)  los  bucaneros  y 
los  mosquitos,  si  bien  no  son  los  cí- 
nifes lo  que  escasea  en  las  charcas." 
(SEGARRA  y  JULIA,  Costa  Rica.  III, 
Puerto  Limón  y  la  línea  vieja,  p.  óí».) 
• — "Dícese  que  un  bucanero  escocés, 
atrevido  y  emprendedor,  llamado  Pet- 
ter  Wallace,  movido  de  la  fama  de 
las  riquezas  que  se  ganaba  en  aque- 
llas- expediciones  infames,  y  asociado 
de  los  más  resueltos  de  sus  camara- 
das,  determinó  buscar  un  sitio  a  pro- 
pósito en  que  colocar  perpetuamente 
su  guarida."  (JI'STO  SIERRA,  Ojea- 
da s'.  el  establee,  británico  de  Belice, 
publc.  en  El  Fénix,  c.  p.  AXCON'A, 
Ob.  cit.,  ibidem.,  pp.  371-2.) 

No  nos  parece  fuera  de  lugar 
agregar  aquí  algunas  palabras  co- 
mo noticia  histórica  relativa  a  es- 
tos piratas  tan  tristemente  célebres 
en  la  historia  colonial  de  México,  y 
en  general,  de  toda  Hispano  Amé- 
rica. Las  citas  anteriores  nos  di- 
cen dónde  y  con  qué  fin  se  formó 
en  las  Antillas  esta  asociación  de 
piratas,  de  diversas  nacionalidades, 
que  Francia  más  tarde  reconoció, 
con  lo  cual  tomaron  mayor  auge 
sus  depredaciones  y  correrías.  Oi- 
gamos ahora  quiénes  fueron  de  sus 
jefes  los  que  más  se  distinguieron: 
"Algunos  de  sus  jefes,  dotados  de 
gran  valor  y  audacia,  llegaron  a 
conquistarse  fama  imperecedera: 
tales  son  Mansfield.  Francisco  Naü, 
Laurent  Graff  o  "Lorencillo",  Mor- 
gan, Van  der  Horn,  Diego  el  Mu- 
lato, Gramont  y  Pie  de  Palo." 
(ROV..  Ob.  cit.,  p.  8.).  El  Dr.  Sie- 
rra, en  su  obra  citada,  (p.  106) 
nombra  ademas  a  Légrand,  Dieppe, 
Olannais,   Basquez,   Mombers   y  el 

Estomudador".  Acerca  de  sus  he- 


chos el  mismo  Rov.  (Ob.  cit.)  esco- 
be: "Sus  frecuentes  expediciones 
hacia  las  costas  de  la  Capitanía 
General  de  Caracas,  de  la  América 
Central,  de  Yucatán,  Tabasco  y  Ve- 
cracuz,  y  las  no  menos  frecuentes 
invasiones  al  interior  de»  las  colo- 
nias españolas  cuando  desembarca- 
ron en  sus  puertos,  mantenían  en 
constante  alarma  a  los  habitantes 
y  traían  como  consecuencia  la  rui- 
na, la  devastación,  el  incendio  de 
las  poblaciones,  el  robo  y  el  rapto 
que  se  cometía  con  las  indefensas 
mujeres  de  los  vencidos.  No  se  pue- 
de leer,  sin  conmoverse,  los  hechos 
ocurridos  en  la  isla  de  Tris  (Téi- 
minos)  en  1596;  el  incendio  de  la 
Victoria  en  1597;  el  asalto  de  Cam- 
peche llevado  a  cabo  en  1633  por 
Pie  de  Palo  y  Diego  el  Mulato,  (1); 


(1)  El  historiador  Don  Manuel  A. 
Lanz,  refiere  esta  hazaña  de  Pie  de 
Palo  y  Diego  el  Mulato  de  la  manera 
que  sigue:  "En  11  de  agosto  de  1633 
fue  avistada  la  expedición  de  diez 
navios  tripulados  por  500  piratas  de 
varios  países,  los  cuales  piratas,  al 
día  siguiente  se  aproximaron  a  la  pla- 
ya de  San  Román. 

"Los  vecinos  de  la  villa  esperaban, 
preparados  a  la  defensa. 

"Trescientos  hcnnbres  pretendieron 
oponerse  al  desembarque,  lo  que  no  les 
fue  posible,  porque  el  mayor  número 
de  ios  asaltantes  y  la  superioridad  de 
sus  armas,  íes  hizo  dueños  del  terreno, 
que  quedó  sembrado  de  cadáveres: 
uno  de  ellos,  el  del  capitán  de  Cam- 
peche. Domingo  Galván  Romero.  I 
fue  tal  heroísmo  con  que  este  sucum- 
bió, que  Diego  el  Mulato  lloró  profun- 
damente conmovido  al  contemplar 
aquellos  despojos  del  héroe:  elevándo- 
.«e  así  el  bandido,  a  la  magnanimidad 
del  Gran  Alejandro  ajite  t.'  cadáver  de 
Darío. 

"Acaso  contribuyó  a  esta  sincera  y 
tierna  demostración  de  dolor,  la  cir- 
cunstancia de  que  "Diego  el  Mulato" 
y  Galbán  Romero  habían  llevado  es- 
trechas relaciones;  y  tantas  de  fami- 
lia, que  éste  fue  el  padrino  de  pila 
del  nacido  para  ser  tan  terrible  pi- 
rata . 

"Otro  rasgo  de  hidalguía  que  tuvo. 
en  su  criminal  oficio,  fue  defender  — 


BUCA 


350 


BUCA 


y*  el  saqueo  y  los  asesinatos  come-  í  Morgan,  en  1670,  no  menos  famosa, 
tidos  en  Veracruz  en  1683  por  Lo-  |  Po  ría  participación  activa  que  en 
rencillo".  (1)  A  esta  lista  debe  I  estos  hechos  tomara  un  tabasque- 
agregarse  la  toma  de  Panamá  por  j  ño,  también  conocido  por  Lorenci- 

I 


(1)  De  las  múltiples  descripciones 
del  asalto  y  saqueo  de  Veracruz,  lle- 
vado a  cabo  por  el  que  Payno  llama 
píamente  en  un  arranque  de  vehemen- 
cia "demonio  encarnado",  ninguna  nos 
parece  de  más  agradable  sabor — ¡lite- 
rario!— por  su  sencillez  y  la  fidelidad 
en  la  expresión,  que  la  de  ese  mis- 
mo autor  en  su  célebre  Viaje  a  Vera- 
cruz.  Dice  así:  "En  Mayo  de  1693  (tal 
vez  errata  de  imprenta  en  vez  de 
1683)  ios  acontecimientos  fueron  más 
serios.  El  17  se  observaron  como  a 
tres   leguas   de   barlovento  dos  navios 


poco  tiempo  después  a  la  vivida  del 
Gobernador  Zenteno  Maldonado,  Se- 
ñora Isabel  Caraveo,  qu«,  embarcada 
en  Campeche  para  Veracruz,  cayó  en 
poder  de  la  flotilla  que  merodeaba'  en 
las  aguas  de  este  puerto.  Severa  y  ai- 
radamente, el  jefe  corsario  se  interpu- 
so entre  su  soldadesca  y  la  amenaza- 
da dama  a  la  que  con  los  mayores 
miramientos  condujo  a  tierra  dejándo- 
la libre. 

"Este  desastre  para  los  defensores 
de  Campeche,  fue  el  resultado  de  una 
disposición  estratégica  de  los  piratas. 
El  capitán  Domingo  Galbán  Romero, 
que  defendía  la  trinchera  inmediata  a 
la  plaza  principal  de  la  Villa,  rechazó 
con  denviedo  a  los  piratas  en  la  pri- 
mera tentativa  de  asalto.  Estos,  con- 
fiados en  que  sus  ventajas  les  darían 
el  triunfo  en  una  lucha  a  campo  abier- 
to, desfstieron  de  un  nuevo  asalto  y 
simularon  retirarse  en  dispersión.  Gal- 
bán Romero  cayó  en  el  lazo:  seguido 
de  los  suyos  se  lanzó  con  arrojo  en 
persecución  de  los  piratas;  tales,  in- 
tempestivamente retroceden  con  des- 
cargas cerradas  en  que  quedaron  en- 
vueltos los  nuestros;  y  Galbán  Rome- 
ro y  doce  compañeros  quedaron  allí  sin 
vida,  dejando  libre  el  campo  a  los  pi- 
ratas quienes  se  precipitaron  a  la  pla- 
za de  la  villa,  la  que  hubo  de  presen- 
ciar las  vandálicas  escenas  de  la  pira- 
tería. 

"En  aquella  confusión,  Diego  el  Mu- 
lato se  ocupó  con  ansia  en  encarar- 
se con  el  capitán,  Domingo  Rodríguez 
Calvo,  para  mutilarlo  visiblemente  en 
venganza  de  que  cuando  residía  en 
Campeche  el  pirata  en  cierne.  Rodrí- 
guez le  ofendió  en  el  rostro,  con  ma- 
no abierta. 


de  alto  bordo.  Contra  la  costumbre 
observada  escrupulosarñente",  no  salió 
del  castillo  una  lancha  a  reconocer- 
los. Los  bajeles,  aunque  tenían  viento 
fresco  para  entrar  a  la  bahía,  se  hi- 
cieron de  la  vuelta  de  afuera,  lo  cual 
dio  mucho  en  qué  pensar  a  los  vera- 
cruzanos;  mas  no  obstante  esto,  se 
acostaron  a  dormir  tranquilamente. 

"A  la  madrugada  del  18  se  escuchó 
el  estruendo  de  muchos  arcabuces  y 
el  silbido  de  las  balas,  una  turba  des- 
enfrenada se  esparció  por  las  colles 
y  plazas  gritando:  Viva  el  Rey  de 
Francia.  Varios  vecinos  que  acostum- 
braban madrugar  y  salir  a  tomar  el 
fresco  marino  a  al  playa,  fueron  víc- 
timas de  las  balas  que  a  diestra  y  si- 
niestra arrojaban  los  piratas,  los  cua- 
les, armados  de  hachas  y  otros  uten- 
silios, continuaron  la  fatiga,  rompiendo 
las  puertas  que  encontraban  cerradas 
y  sacando  a  la  plaza  las  familias  me- 
dio dormidas,  y  algunas  enteramente 
desnudas. 

"Abrieron  en  seguida  la  Iglesia,  e 
hicieron  entrar  a  ella  en  confusión  a 
niños,  ancianos,  doncellas,  clérigos, 
esclavos  y  mvilatos,  y  cerrando  las 
pviertas  quedaron  en  posesión  de  re- 
gistrar a  su  sabor  todas  las  casas  de 
la   ciudad. 


"Los  que  se  salvaron  de  la  saña  de 
ios  piratas  se  refugiaron  en  el  conven- 
to de  San  Francisco  donde,  acaudilla- 
dos por  el  alcalde  de  primer  voto,  se 
parapetaron  y  se  dispusieron  a  la  de- 
fensa. Guillermo  de  Orange  se  presen - 
"tó  como  parlamentario  de  Pie  de  Palo 
ofreciendo  evacuar  la  villa  y  dejarlos 
en  rehenes  por  vni  rescate  de  cuaren- 
ta mil  pesos;  y  que  en  caso  contra- 
rio, repetiría  el  ataque  e  incendiaría 
la  villa. 

"El  Alcalde  contestó  desechando  la 
proposición,  con  el  valeroso  desdén  y 
no  menos  altivez  del  patriotismo  de 
Guzmán  el  Bueno  y  de  los  defenso- 
res  de  Numancia. 

"Los  piratas,  juzgando  inexpugna- 
ble el  convento,  bombardearon  la  po- 
blación con  la  artillería  do  sus  baje- 
les y  se  llevaron  una  gran  cantidad  de 
palo  de  tinte  que  encontraron  en  la 
playa  de  San  Román."  (Historia  de 
Campeche,   Lecc.   7a.,   pp.   71-5.) 


BÜCA 


—  251   — 


BUCA 


lio,  cuya  actuación  no  deja  de  He-  í  tuvo  con  los  acontecimientos  gene- 
nar  un  capítulo  de  gran  importan-  j  rales  de  la  época  histórica,  copia- 
da en  la  historia  social  de  Tabas-  i  mos  con  placer  lo  siguiente  de  la 
co;   y  por  la  relación  que  su  vida  |  Historia  de  Tabasco,  por  el  Presb. 


"Como   en    ese    tiempo   estaba   muy 
próxima  a  llegar  la  flota  de  España, 
había  depositados  en  la  plaza  de  Ve- 
racruz  inmensos  tesoros.   Aves  exqui- 
sitas, pieles,  pedrerías,  tejos  de  oro  y 
plata    virgen,    y    considerables    sumas 
de    pesos,    encontraron    los    piratas,    y 
todo  esto  con  gran  presteza  y  diligen- 
cia   lo   llevaron    a   bordo   de    su    flota.  í 
que  se   componía   de   once   barcos,    al-  ; 
gunas  piraguas,   y  una  tripulación  de  | 
mil  doscientos  hombres.  ! 

"En  la  tarde  había  ya  reunidos  den-  j 
tro  de  la  iglesia  más  de  seis  mil  pri-  : 
sioneros.  que  acosados  del  hambre  y  ! 
la  sed  se  lamentaban  lastimosamente, 
rogando  al  vicario  hiciese  un  esfuerzo 
para  salir  e  implorar  la  compasión  del  ' 
pirata.  i 

"A  costa  de  mil  trabajos  y  suirien-  | 
do  los  ultrajes  de  la  canalla  que  esta-  i 
ba  de  guardia  en  la  iglesia  .salió  el  t 
padre  y  obtuvo  el  permiso  de  introdu-  i 
cir  agua  y  galleta.  Apenas  la  multi-  ' 
tud  hambrienta  observó  la  vuelta  del  ; 
eclesiástico  con  estos  auxilios,  cuan- 
do se  amotinó  disputando  rabiosa  a  j 
mordiscos  y  a  puñadas  un  poco  de  ; 
agua  y  \\n  mendrugo  de  pan.  ¡Horri-  i 
ble  sería  ver  este  conflicto! 

"Entre  tanto  los  piratas  no  desper- 
diciaban el  tiempo,  pues  minuciosa-  ¡ 
mente  registraban  las  casas,  a  la  vez  • 
que  saciaban  sus  apetitos  carnales  con  1 
todas  las  mujeres  que  habían  caído  en  i 
su  poder.  Un  escrito  antiguo  publica-  j 
do  por  el  señor  L.ic.  Don  Carlos  M.  . 
Bustamante,  de  donde  he  extractado  j 
este  suceso,  dice  así:  "Las  mujeres  | 
han  pasado  muchos  trabajos,  porque  ' 
su  maldad  no  respetaba  blanca,  ni  j 
prieta,  doncella  ni  casada,  que  a  fuer- 
za de  su  rigor  no  las  sacasen  llevan-  i 
dolas  a  forzarlas,  siendo  este  exceso  ' 
una  de  las   cosas   más   sensibles."  '        I 

"Era  el   jefe  de   esta   expedición   un 
demonio    encarnado   que    se       llamaba  ¡ 
Lorenzo   de    Graff,    y   que   por   lo   que  I 
va  referido  conocerá  el  lector  que  tal  . 
hombre  no  temía  ni  a  Dios  ni  al  Dia-  i 
blo.  Así  es,  que  como  no  había  ya  ni  \ 
tesoros  de  qué  apoderarse,  ni  mujeres  ; 
que    forzar,    ni    hombres    con    quienes  i 
combatir,    resolvió   como   un    fácil    ex-  j 
pediente   el   arrimar  a  la  iglesia  unos 
cuantos  bañiles  de  pólvora,  y  volar  a 
todos   los  prisioneros.   Luego  que  esta 
noticia    se    supo   entre   ellos,    los    más  I 


I  resignados  cayeron  de  rodillas  a  im- 
¡  plorar  el  auxilio  de  Dios  y  el  perdón 
de  sus  pecados;  pero  otros  que,  co- 
mo sucede  a  los  más  mundanos,  no  es- 
taban muy  conformes  en  morir,  y  mo- 
rir quemados,  lloraban,  se  desespera- 
ban, y  retorcían  sus  manos  de  con- 
goja. En  cuanto  a  las  mujeres,  las 
que  estaban  en  cinta  mal  parieron, 
otras  murieron  a  fuerza  del  hambre, 
de  los  sustos  y  de  la  brutalidad  de 
los  corsarios,  y  a  todos  acometió  un 
mal  espantoso  de  nervios,  bien  que 
entonces  no  pensaba  en  usarse  el  ro- 
manticismo: pero  el  drama  era  dema- 
siado patético  y  verídico.  Trataba  na- 
da menos  el  intrépido  Lorenzo  de 
Graff  de  concluir  el  acto  incendiando 
a  seis  mil  personas. 

"No  se  sabe  qué  ocupación  distrae- 
ría a  Lorenzo  de  Graff,  o  si  Dios,  mo- 
vido a  tantas  lágrimas  permitió  que 
no  llevase  a  cabo  su  proyecto  diabó- 
lico; el  caso  es  que  por  ese  día  de- 
sistió de  prender  fuego  a  los  barriles 
de  pólvora. 

"El  día  20  sacaron  a  los  negros  y  ne- 
gras, empleando  a  los  primeros  en 
conducir  a  bordo  el  resto  del  botín  y 
encerrando  a  las  segundas  en  un  pa- 
tio, lo  cual  alivió  un  tanto  la.^  penas 
de  los  prisioneros  que  se  ahogaban 
con  el.  calor  del  clima  y  el  que  pro- 
ducía la  aplomeración  de  tanta  gente' 
reunida.  Permitieron  además  los  pira- 
tas, que  los  muchachos  saliesen  a  traer 
algunas  botijas  de  a.gua.  En  ese  mis- 
mo día  un  francés  encontró  escondidos 
seis  platos  de  plata,  debajo  del  altar 
de  San  Cayetano,  lo  cual  movió  la  co- 
dicia, y  los  santos  fueron  despojados 
de  sus  alhajas,  y  los  vasos  sagrados 
arrebatados  del  Sagrario. — Los  pira- 
tas profanaron  la  religión  y  la  huma- 
nidad, haciendo  dar  tormento  a  mu- 
chos para  que  confesasen  lo  que  te- 
nían escondido  en  su  casa,  y  prome- 
tiendo prender  fuego  a  los  barriles  de 
pólvora,  si  en  el  acto  no  declaraban 
los  nrisioneros  lo  que  tenían  oculto. 

"Esta  resolución  les  valia  algo,  pues 
a  instancias  y  súplicas  del  vicario  con- 
fesaron lo  que  tenían  escondido,  y  los 
piratas  recogieron  seiscientos  mil  pe- 
sos más. — En  la  noche  mandaron  po- 
ner en  silencio  a  los  prisioneros,  y  to- 
dos se  persuadieron  que  era  para  de- 
gollarlos. 


BUCA 


252 


BUCA 


Gil  y  Sáenz:  "El  autor  no"  mencio- 
na entre  los  acontecimientos  más 
notables  ocurridos  en  la  segunda 
mitad  del  siglo  XVIII,  las  expedi- 
ciones vandálicas  que  un  indígena 
de  Jalpa  de  nombre  Lorenzo,  pe- 
ro más  generalmente  conocido  por 
Lorencillo,  encabezó  y  condujo  a  la 
Chontalpa  repetidas  veces  durante 
algunos  años,  causando  la  ruina  de 
la  agricultura  y  del  comercio  de 
aquella  comarca. 

"Siendo  aún  muy  joven  el  famo- 
so malhechor  de  que  nos  ocupamos, 
fue  mandado  azotar  en  la  plaza  pú- 
blica por  el  alcalde  de  Jalpa,  a 
causa  de  no  sabemos  qué  desacato 
cometido  contra  la  autoridad,  y  des- 
de ese  día  se  escapó  de  la  pobla- 
ción refugiándose  en  la  costa  don- 
de, reuniendo  a  toda  la  gente  de 
mal  vivir  que  quiso  seguirlo,  orga- 
nizó una  partida  con  la  cual,  como 
ya  indicamos,  asoló  la  Chontalpa  y 
sembró  el  espanto '  en  toda  la  pro- 
vincia. 


"Más  tarde,  acosado  por  los  mi- 
;  licianos  que  se  propusieron  perse- 
guirle por  todas  partes,  se  retiró  a 
la  Isla  del  Carmen  y  se  unió  a  los 
piratas  ingleses,  a  quienes  guió  en 
una   expedición   que   por   indicacio- 
nes suyas  enviaron  a  la  Chontalpa; 
expedición    que    causó    males    sin 
;  cuento  a  la  agricultura,  principal- 
mente en  las  fincas  de  ganado  va- 
'  cuno. 

I      "Después  de  esta  nueva  invasión 
i  de  los  piratas  fue   cuando  llegó  a 
I  mayor  extremo  su  maldad  y  su  au- 
dacia, y  en  una  ocasión,  queriendo 
vengar  los  agravios  que  el"  alcalde 
de    Jalpa    le    había   inferido,    pene- 
tró en  la  población  a  la  cabeza  de 
'  una   gavilla   de   foragidos,   cometió 
I  varios  asesinatos   y  condujo  a  sus 
I  guaridas  a  todas   las  mujeres   que 
hubo  a  mano,  reduciendo  a  cenizas 
multitud  de  casas." 


"El  21  sacaron  a  los  prisioneros  de 
la  iglesia  y  los  llevaron  al  punto  de 
los  Hornos  y  allf  los  embarcaron  para 
la  isla  de  Sacrificios. 

"I.,a  vista  de  las  calles  presentaba 
un  conjunto  espantoso:  rotas  las  puer- 
tas de  las  casas,  los  efectos  de  los 
almacenes  esparcidos  y  derramados  en 
las  aceras,  y  aquellos  piratas  anima- 
dos con  los  licores  recorriendo  con  el 
furor  de  unos  demonios  las  tiendas 
donde  creían  encontrar  alg'O  de  que 
aprovecharse.  De  cuando  en  cuando 
algunas  bandad-as  de  zopilotes  venían 
graznando  a  posarse  sobre  un  charco 
de  sangre  o  a  desgarrar  las  viandas 
hediondas  que  había  sembrado  en  las 
plazas.  Entre  tanto,  los  prisioneros 
condenados  en  la  isla  a  sufrir  los  ar- 
do^-es  del  sol,  morían  de  rabia  y  de 
sed. 

"El  22  estaban  en  la  playa  ciento 
cincuenta  mil  pesos  en  que  habían 
ajustado  su  rescate  algunos  ricos,  y 
los  piratas  habiendo  divisado  algunas 
velas  en  el  horizonte,  que  eran  nada 
menos  que  las  que  componían  la  flota 
de  D.  Diego  Saldívar,  se  apresuraron 
a  embarcar  el  dinero,   el  rancho  y  al- 


gunos esclavos  y  mujeres,  y  se  dieron 
a  la  vela. 

"Al    rayar   la   aurora  del   día   23,    la 
infeliz    población    de   Veracruz    trasla- 
dada   a    Sacrificios,    observó    que       los 
enemigos     habían     desaparecido;  pero 
esta    alegría    la    turbó    al    instante    la 
i  consideración  de   que  abandonados  en 
i  la  isla,    sin   agua   y   sin  víveres,   iban 
'■  a  morir  de  hambre. 
¡      "En  esos     casos     desesperados     los 
[  hombres   sacaron    fuerza  de    filaqueza, 
;  como    suele    decirse:    y   en    efecto,    los 
m.ás  resueltos  formaron  una  balsa  sos- 
j  tenida    con    botijas,    y    se    resolvieron, 
I  con   riesgo  de  su  vida,  a  irse  a  Vera- 
i  cruz,  donde  auxiliados  de  a.^unor  ran- 
i  cheros  lograron  equipar  un  barco    va- 
rado, en  el  cual,  en  el  téimino  de  dos 
i  días,  trasportaron  a  tierra  a  los  vera- 
crúzanos. 

"Una  manada  de  panteras  no  hubie- 
ra hecho  tanto  daño  como  la  tropa 
'  del  almirante  I^orenzo  de  Graff. —  Se 
1  calcula  que  este  suceso  costó  la  vida 
1  a  má.s  de  trescientas  personas. 
I  "Tal  calamidad  se  hubiera  olvida- 
]  do  con  el  transcurso  de  los  años;  pe- 
ro otras  nuevas  no  han  cesado  d  - 
!  agobiar  al  pueblo  veracruzano.  (Cap. 
XXIX,   pp.   454-9.) 


BUCHA 


BÜCHA 


"En  esa  misma  época  fue  cuan- 
do las  autoridades  del  pueblo  de 
Mecoacán  mandaron  echar  al  agua 
en  medio  de  la  laguna  de  Pompasú 
la  campana  mayor  de  la  iglesia, 
pues  se  creía  que  los  ingleses  pe- 
netraban hasta  aquellos  lugares 
atraídos  y  guiados  por  el  sonido  de 
dicha  campana,  la  cual,  según  pa- 
rece, se  escuchaba  a  grandísima 
distancia.  Hasta  el  día  se  conserva 
una  vieja  tradición  entre  nuestros 
indígenas,  la  cual  supone  que  du- 
rante ciertos  días  del  año  se  oye 
el  tañido  de  aquella  campana. 

"Al  fin   fue   aprehendido  el  mal- . 
hechor  Lorencillo    en    el    paso  de 
"Tancochapa"    por   el   alcalde   Gar- 
duza    y    ahorcado    inmediatamente 
depués  de  indentificada  su  persoua,  ' 
sin  más  formalidad. 

"La  circtmstancia  de  que  este 
perverso  hijo  de  Jalpa  fuese  vul- 
garmente conocido  con  el  nombre 
de  Lorencillo,  acaso  por  la  semejan- 
za que  se  encontraba  entre  sus  de- 
predaciones y  las  del  pirata  flamen- 
co llamado  como  él,  es  sin  duda  la 
que  ha  dado  origen  a  la  creencia 
tan  generalizada  entre  nuestro  pue- 
blo de  que  el  célebre  pirata  Loren- 
cillo era  natural  de  Jalpa.  en  donde 
aún  se  dice  que  tiene  descendien- 
tes. Estos  indudablemente  son  de 
la  familia  del  pseudo  Lorencillo  de 
que  venimos  hablando." 

BUCHACA,  f.  Dase  este  nombre 
no  a  una  bolsa  cualquiera,  sino  más 
propiamente  a  la  de  boca  ancha. 
Pronunciase  más  comúnmente  bu- 
shaca.  En  particular,  y  especialmen- 
te, se  llama  así  a  la  bolsa  que  pen- 
de en  las  troneras  de  los  ángulos  o 
barandas  de  la  mesa  de  billar,  pa- 
ra recibir  las  bolas. 

G.  Icazb.  da  esta  última  acepción 
como  traslaticia;  como  fimdamen- 
tal  la  de  "tronera  en  las  mesas  de 
billar".    Nimca   la   hemos   oíd-o   ex- 


.  presar  así  la  boca  o  abertura,  la 
tronera,  sino  la  bolsa  únicamente. 
No  es  tampoco  nuestra  buchaca  o 
bushaca,  la  burjaca  del  Dicciona- 
rio: bolsa  que  usan  los  peregrinos 
o  mendigos,  ni  que  sirva  para  echar 
limosnas,  sino  una  bolsa  cualquie- 
la,  para  poner  en  ella  lo  que  se  de- 
see y  para  usos  diversos,  especial- 
mente si  es  plegadiza. 

La  mayoría  de  los  autores  consi- 
deran la  palabra  como  alteración 
de  burchaca  o  burjaca  que  da  la 
Academia:  solamente  Maclas  se  sa- 
le del  común,  cuando  dice:  "Es 
verdad  que  la  significación  de  bu- 
chaca concuerda  con  la  de  burjaca; 
pero,  atendiendo  a  la  evidente  des- 
composición del  vocablo  (bucha- 
aca),  es  más  verosímil  que  no  sea 
término  corrjpto,  sino  derivado  de 
bucha,  arca,  alcancía,  y  después 
bolsa,  o  lo  que  podía  hacer  el  mis- 
mo servicio".  (Dice,  cubano,  p. 
199). 

Hond.  "Alteración  de  bolchaca:  cár- 
cel."   MEMBR.,   p.    27.    (1) 

Venez.  RIVODO,  Voces,  p.  244:  busa- 
ca  o   bursaca.    (2) 

Colomb.  "Busaca  por  bursaca  (lo 
mismo  Que  burjaca,  cierta  especie  de 
bolsa,  en  el  Dice,  de  Aut.),  nombre 
que  damos  a  las  troneras  del  billar." 
(CUERVO,   Ap.  Crít.,  párr.  769.) 

Ecuad.  Por  allá  le  dicen  así  a  nues- 
tro bombín  o  al  sorbete.  ¡De  tan  so- 
corrido el  sombrero  de  marras,  hasta 
este  nombre  tan  raro  ha  llegado  a 
merecer!   (TOB.VR). 


(1)  Bolchaca  no  tiene  en  las  dos  úl- 
timas ediciones  del  Dice,  de  la  Acad. 
otro  significado  que  el  de  "bolsillo'  o 
faltriquera." 

(2)  Conforme  a  su  etimología,  del  la- 
tín bursa,  bolsa,  debiera  ser  bursaca, 
como  so  lee  en  el  Dice,  de  Aut.  Igno- 
ramos en  qué  fundó  su  crítica  la 
Acad.  para  variar  la  escritura  de  la 
voz:  la  ch  del  catellano  proviene  ca- 
si siempre  de  ct  o  It  latinas:  directo, 
derecho:  muitus,  mucho;  pero  la  rs 
convertirse  en  ch,  es  raro. 


BUCHE 


254 


BUDI 


BUCHE,  m.  "Bocio,  papera:  re- 
lajación de  la  glándula  tiroides". 
(ICAZB.)  Suele  usarse  en  nuestra 
habla  provincial. 

"El  mal  de  buche  o  relajación  de  la 
garganta,  que  todas  aquellas  gentes 
padecían  por  beber  el  agua  pútrida." 
(Astucia,  I,  II,  cap.  8.) 

RAMOS  y  DUARTE  da  la  acepción 
de   bolsa   en   el   vestido  de   las  muje- 

C,  Amer.  "Garganta,  gaznate,  tra- 
gadero, garguero."  (SAL AZAR  GAR- 
CÍA.) 

BUDTN.  m.  Dulce  en  forma  de 
pasta  o  masa,  preparado  con  biz- 
cochos batidos  en  leche,  azúcar  y 
huevos;  cocido  al  horno  o  a  dos 
fuegos  para  dorarlo;  se  sirve  a  la 
mesa  generalmente  claveteado  con 
almendras  y  pasas  y  se  corta  en 
trozos  cuneiformes. 

Icazbalceta  dice  haber  oído  en 
Andalucía  esta  voz  que  falta  en  el 
Diccionario.  Tanto  es  así  que  la  ha- 
llamos en  la  siguiente  cita,  hecha 
por  Cuervo  (Apunt.,  párr.  979): 
"Esa  pobre  niña  no  ha  comido  pan, 
y  tú  has  comido  muchísimo,  y  budín 
y  postres."  (FERNÁN  CABALLE- 
RO, Con  mal  o  con  bien  a  los  tuyos 
te  den,  I;  item..  Lágrimas,  VIL) 

Salva  trae  pudín  o  pudingo,  y  de 
allí  sin  duda  toma  RAMOS  y  D. 
la  equivalencia  a  budín.  En  nuestra 
habla  también  suele  decirse  pudín, 
nunca  pudingo;  pero  siempre  y  úni- 
camente aplicado  al  dulce;  en  am- 
bas formas  creemos  que  no  es  mas 
que  anglicismo  por  pudding,  pero 
muy  necesario  y  útil  en  la  lengua. 
El  mismo  RAMOS  reputa  galleguis- 
mo a  budín  en  esta  acepción  y  fa- 
culta el  uso  de  pudin,  dándole  a 
aquél  el  significado  de  "relleno  de 
sangre  y  otras  cosas";  del  francés 
boudin,  morcilla. 

Méx.  "Plato  de  dulce....   cocido 
en  baño  de  María".   (ICAZBALCE- 
TA, p.  59).  ^  X     „, 
Ni  una  ni  otra  cosa.  Es  pasta  ca- 
si seca,  masa  dura,  de  figura  cir- 


cular generalmente,  y  bastante 
gruesa,  que  se  divide  en  fragmen- 
tos como  se  ha  dicho.  Por  cuanto 
a  la  preparación,  veamos:  "Bizco- 
chos fríos  y  un  cuartillo  de  leche; 
se  echan  los  bizcochos  en  la  le- 
leche,  en  la  cual  se  desbaratan  con 
la  mano  ,dos  cucharadas  de  man- 
tequilla, pasas,  almendras  y  se  le 
agrega  acitrón  en  pedacitos ....  Se 
embarra  una  tortera  de  mantequi- 
lla, se  baten  cinco  huevos y  se 

mezclan  con  la  leche....  se  pone 
en  una  hornilla  , solamente  con  el 
rescoldo  ,y  en  la  tapadera  lumbre 
muy  fuerte  para  que  se  dore".  (La 

i  Cocinera    Poblana,    oct.    ed.    Méx., 

I  Herrero   Hnos.,     1913,   p.    306,    art. 

I  Budín  de  bizcochos,  núm.  1583). 
Hay  otros  diversos  budines,  de  le- 
che,  de  mamey,   de  maíz,   cubano, 

i  habanero,  etc.,  pero  en  todos,  al 
igual  que  en  descrito,  no  figura  pa- 
ra nada  el  baño  de  María. 

Suele  usarse  la  voz  en  la  forma 
pudin,  y  aun  puding  y  pudding.  Es 
mexicanismo. 

I  "Y  una  de  esas  antiguallas 

I      Que   imperan   en  las   cocinas, 
■      Me   consulta  galantinas, 
I      Pudines  y  volován." 
I      (PRIETO,  Poesías  festivas,     Desen- 
gaño,   p.    12.) 

I       BUDINERA,  í. 

Méx.    "Vasija    de    cocina    hecha    de 

i  cobre  o  hierro  estañado,  semejante  a 
la  carcerola,  pero  con  tapadera  suel- 
ta, sin  mango  y  más  honda.  Parece 
que  aunque  esta  palabra  no  está_  en 
el  Diccionario,  corre  en  España." 
(ICAZBALCETA,  p.  59.)  Y  parece 
también  que  debe  agregarse  a  la  de- 
finición: que  sirve  o  que  se  usa  espe- 
cialmente para  hacer  el  budín. 

De  que  corre  en  España  da  como 
prueba  el  autor  lo  siguiente:  "Eh 
París  hay  reinas  de  la  moda  que 
en  veinte  años  apenas  modifican 
sensiblemente  la  hechura  del  som- 
brero que  mejor  cuadra  a  su  belle- 
za. Ven  las  extravagancias  y  no  las 
siguen;  dejan  pasar  la  budinera,  el 


BUEY 


BUL 


plato,   el  farol,   etc."    (E.     PARDO 
BAZÁN,  Mantillas  j-  Sombreros). 

BUEY.  m.  "Toro  castrado  que  sir- 
ve para  las  labores  del  campo". 
Acad.  En  Tabasco  no  es  así;  impro- 
propiamente  si  se  quiere,  pero  de 
ordinario,  al  toro  castrado  se  le 
llama  novillo.  (V.)  El  buey  es  el  no- 
villo destinado  al  trabajo;  hay  buey 
de  yugo  o  de  tiro  y  buey  de  llama- 
da o  át  botÓN.  El  primero  se  desti- 
na al  arrastre  de  madera  en  las 
monterías,  no  a  las  labores  del 
campo,  porque  no  se  usa  el  arado 
en  la  agricultura;  el  buey  de  botón, 
llamado  con  especialidad  cabestro, 
es  el  que  sirve  como  guía  para  la 
conducción  de  partidas,  en  llamada, 
o  para  llevar  al  tarro  a  los  brutos; 
su  nombre  se  debe  al  botón  del  va- 
lentón con  que  se  hace  la  mancuer- 
na. 

BUEY  DE  AGUA,  "Cantidad  de 
agua  que  pasa  con  velocidad  de- 
terminada por  un  buque  o  data  de 
una  vara  cuadrada".  (ICAZB.,  p. 
60).  Ya  la  Academia  consigna  la 
voz  como  medida  hidráulica;  pero 
sin  explicar  su  capacidad.  Don  Ma- 
nuel María  Contreras  en  su  Aritmé- 
tica Razonada  dice:  "Cuando  la  ve- 
locidad del  agua  es  de  2(0  milé- 
simos de  vara  por  segundo,  el  buey 
es  la  cantidad  que  puede  pasar  en 
un  minuto  por  la  superficie  de  ima 
vara  cuadrada";  da  para  dicha  me-  ; 
dida  la  equivalencia  de  9,543'661056 
litros  por  minuto;  en  el  sistema 
métrico;  en  el  antiguo,  su  valor  es 
de  48  surcos,  144  naranjas,  1152 
reales  o  20736  pajas.  Hay  que  ad- 
vertir que  es  medida  del  sistema 
antiguo,  ya  en  desuso.  '■ 

Hond.  Usada  según  se  ve  que  MEM- 
BRE5?0  la  consigna:  "La  mayor  me- 
dida de  agua  en  las  Ordenanzas  de 
tierra  y  aguas  de  la  República  Mexi- 
cana: es  una  abertura  o  data  de  fl-  ¡ 
gura  cuadrada,  que  en  cada  lado  tie-  ¡ 
ne  una  vara."  (Hondureñismos,  p.  27.)  ' 


'  BUFEO,  m.  Nombre  de  un  pez 
marino,  la  marsopa  o  el  delfín,  que 
abunda  en  las  barras  y  aim  algo 
arriba  de  los  ríos.  La  voz  es  ono- 
matopéyica,  por  el  resoplido  que 
produce  el  animal  al  arrojar  con 
fuerza  el  agua  por  el  orificio  na- 
sal, y  tal  parece  que  bufa.  No  sa- 
bemos si  corresponde  en  verdad  al 
delfín  o  la  marsopa,  descritos  por 
la  Academia,  pues  participa  de  los 
caracteres  de  ambos:  aparte  de  las 
dimensiones,  forma  y  color  en  que 
éstos  poco  difieren,  el  bufeo  se  pa- 
rece al  delfín  en  la  particularidad 
de  arrojar  con  fuerza  el  agua  por 
las  narices  y  a  la  marsopa  en  la 
costumbre  de  penetrar  a  los  ríos. 
El  bufeo  anda  por  lo  general  en 
grandes  cardumes  y  nada  surgien- 
do a  cada  momento  para  arrojar  el 
agua,  operación  con  la  cual  forman 
un  ruido  peculiar  que  por  lo  mul- 
titud de  los  cetáceos  y  la  simulta- 
neidad en  el  conjunto,  forma  eco  el 
tumbo  del  mar. 

Ríopl.  En  BAYO  nos  encontramos  ia 
voz:  pero  el  autor  incurre  en  la  li- 
gereza de  decir  que  es  la  vaca  marina, 
y  lo  que  es  peor:  llama  Peje  a  ésta, 
¡peje  al  manatí!  Es  para  que  ría  im 
chico  de  escuela!  Pero  su  misma  des- 
cripción es  incongruente,  pues  dice 
que:  "su  carne  es  poca  y  hedionda", 
cosa  que  no  es  en  el  manatí,  cuya  car- 
no  sabrosa  tiene  semejanza  con  la  del 
cerdo.  "La  vaca  marina  o  peje  que 
citan  los  geógrafos  antiguos  al  hablar 
del  Marañón  o  Amazonas.  Algunos 
prosistas  castellanos  del  siglo  X^^^ 
dicen  bufeo  por  delfín."  Esto  aumen- 
ta la  confusión,  y  no  sabemos  si  se 
refiere  al  peje  (?).  vaca  marina,  o  al 
delfín.  ¡Pase  lo  de  llamarle  peje  al 
mamífero  manatí;  pero  confundir  a 
éste  con  el  delfín,  casi  no  pasa.  ;Es 
peor  que  aquello  de  la  autora  españo- 
la que  hizo  volar  a  una  gacela! 

BUL.  m.  Bebida  refrescante  que 
se  prepara  mezclando  la  cerveza 
con  azúcar  o  jarabe  y  limón;  a  ve- 
ces se  le  agrega  algún  otro  licor 
suave. 

Cuba.  Sólo  en  los  diccionaristas  de 
la  Isla.  MACÍAS  y  PICHARDO.  lo  ha- 


BULD 


—  256 


BURL 


llamos.  Es  raro  que  no  se  use  en 
México  ni  en  otros  países  de  Hispa- 
no América. 

Etim.  "Dice  Armas:  "bebida  refres- 
cante hecha  con  el  bowl,  tazón,  sope- 
ra". Bowl  se  origina  del  anglosajón 
bolla,  cualqviier  vasija  redonda  (Webs- 
ter), y  este  término  del  celt.  bol,  o 
boíl,  copa".  (MAGIAS,  Dice,  cub.,  p. 
200,  col.   2a.)    ■ 

BULDOG.  (Del  ing.  bull-dog:  de 
bul  I,  toro,  y  dog,  perro.)  m.  "Así 
llamamos  todos  a  un  perro  de  pre- 
sa, muy  notable  por  su  hocico  acha- 
tado, gran  cabeza  y  repugnante  ca- 
tadura. Aunque  no  muy  corpulento, 
es  verdaderamente  temible  por  su 
mucho  arrojo  y  ferocidad."  (G. 
ICAZB.,  p.  60.) 

"Se  va  a  pegar  a  mi   oreja. 

Unido,  como  un  buldog!" 
(PRIETO,    Poesías  festivas,  Mi   visita, 
p.  25). 

Cuba.  MAGIAS,  p.  201.  PICH.,  p.  51. 

Venez.   RIVODó,    p.    55. 

BULTO,  m.  Así  llamamos  a  la 
cartera  de  la  Academia  (3a.  acep.), 
cubierta  rectangular,  generalmente 
de  cartoné,  forrada  de  piel  suave  o 
ahulado,  a  manera  de  libfo  con  dos 
hojas,  o  con  departamentos  para 
guardar  papeles  o  secantes;  sii^ve 
especialmente  para  poner  sobre  ella 
el  papel  en  que  se  escribe  o  dibu- 
ja. También  llamamos  así  al  car- 
tapacio del  Dice.  (2a.  acep.),  bolsa 
en  que  llevan  los  muchachos  de  es- 
cuela sus  libiOS,  cuadernos,  etc.  Es 
mexicanismo,  por  más  que  RAMOS 
y  D.  diga  que  es  voz  de  Yucatán. 
(P.  98.) 

C.  Am.  SALAZAR  G..  p.  55;  MEM- 
BREÑO,   p.    27. 

Venez.    PICÓN    PEBRES,    p.    55. 

BULLARANGA,  f.  Bullanga.  Muy 
usado  en  lenguaje  festivo. 

Lo  mismo  se  usa  en  Honduras: 
MEMÍ3REÍ?,  p.  27:  y  en  Venezuela, 
RIVODÓ,  p.  2,39,  quien  dice  que  "es 
ima  epéntesis  onomatopéyica  y  expre- 
siva". 

BULLIR.  "BULLIR  UN  CABA- 
LLO, volverle  para  conocer  sus 
cualidades."  (ICAZB..)  El  mismo 
autor  lo  da  como  mexicanismo  en. 


el  sentido  de  "Embromar,  dar  can- 
taleta". No  la  usamos  así  nosotros. 
RAMOS  y  DUARTE,  p.  28,  también 
lo  anota. 

BUQUERO.  m.  En  la  parte  occi- 
dental, región  de  la  Chontalpa,  ca- 
lambuco, calabazo  en  que  transpor- 
tan huevos  las  gentes  del  campo, 
especialmente  los  vendedores  que 
los  llevan  a  las  poblaciones.  El  BU- 
QUERO  tiene  un  mecate  pasado 
por  dos  agujeros  de  los  bordes,  por 
medio  del  cual  le  cargan  colgado  al 
hombro. 

Es  lo  que  en  la  parte  oriental  se 
llama  bux  (pr.  bush).  (V.) 

BURBUCEAR.  a.  Revolver  un  lí- 
quido ,de  manera  que  forme  burbu- 
jas por  efecto  de  la  agitación.  Dí- 
cese  especialmente  del  cerdo,  que 
mueve  o  revuelve  el  agua  hurgan- 
do con  el  hocico,  y  soplando  con  las 
narices.  Dícese  asimismo  borbu- 
cear. 

Más  que  parónimo  de  burbujear 
es  onomatopéyico,  por  el  ruido  que 
hace  el  agua  al  producir  las  bur- 
bujas. 

2.  fig.  fam.  Refunfuñar,  hablar  en- 
tré dientes  en  demostración  de  eno- 
jo, como  hacen  los  criados  respon- 
dones. 

BURLISTA,  adj.  Dado  a  hacer 
burletas:  burlón  del  Dice,  pero  me- 
nos despectivo  que  éste. 

Nosotros  usamos  del  adjetivo  con 
una  sola  terminación,  y  estamos  en 
lo  justo,  no  así  los  centroamerica- 
nos que  dicen  burlisto,  ta,  cosa  que 
Gagini  reprueba:  "nuestro  burlisto 
y  otros  adjetivos  de  su  laya,  como 
bullisto,  reparisto,  etc.,  son  de  for- 
mación defectuosa.  En  lugar  de  bur- 
listo, dígase  zumbón,  burlón,  ma- 
leante, bromista  o  burlista.  Esta 
última  palabra  no  figura  en  los  lé- 
xicos, pero  es  perfectamente  acep- 
table." (MEMBR.,  p.  27;  SALAZAR 
G.,  p.  56.) 


BÜRL 


—  257 


BURÜ 


BURLÓTE,  m. 

Méx.  "Entre  jugadores,  el  monte  o 
partida  más  pequeña,  que  algruno  de 
ellos  pone,  acabada  por  cualquier  mo- 
tivo la   primera."    (ICAZB.) 

"Se    puso   a    tallar,    diciendo:    tíren- 
le a  este  burlotito".  (PENSADOR,  Pe- 
riquillo,  pte.    la.,   cap.   KYJl,  p.   98.) —  , 
"Señores,  si  a  ustedes  les  parece,  pon- 
dremos burlete:  yo  las  tejo. SI,  sí, 

contestaron,     burlóte."     (Astucia,   t.   I. 
cap.    IX.) —    "La    mamá,    que    conocía 
el  burlóte,  y  que  se  preciaba  de  saber 
ju,srar  .adicionó  el  proyecto."  (FACUX-  . 
DO,    Venus,    Birján,   cap.   II,   p.    77.) 

Cuba.  Borlote:  MAGIAS,  p.  187;  "Es 
una  alteración  inadmisible  de  burlóte, 
que  no  se  deriva  de  borla,  sino  de  ■ 
burla,  que,  según  la  Acad.,  procede 
del  bajo  latín  burula,  térm.  sacado  del 
clásico  burra,  ae.  bagatela,  fruslería  y 
sandez. "-PICHARDO,  p.  47.  CHAO,  c. 
p.   MAGIAS. 

BURÓ.  m.  (Del  francés  bureau.) 
Mesa  de  noche  del  Dice,  aunque  es 
en  realidad,  no  una  mesa  propia-  • 
mente,  sino  una  especie  de  escrito- 
rio, un  mueble  especial  sobre  el  que 
se  ponen  la  palmatorira  y  el  agua, 
o  las  cosas  de  uso  en  la  cama;  con 
cajoncillo,  y  gabeta  para  la  bacini- 
ca. Es  mexicanismo  muv  usual. 
(ICAZB.,  p.  61.) 

"El  libro  de  misa  que  te  regaló  tu 
tía  está  en  el  cajón  del  buró"  (MI- 
GRóS.   Ocios  y  Apuntes,  p.   1.) 

TORO  GISBERT    (Dice.  Lar.)  au- 
toriza la   voz   en   el  mismo  signifi- 
cado  francés:    "Escritorio   o   pape-; 
lera  con  tablero  para  escribir".  No ' 
la  usamos  en  este  sentido. 

BURÓCRATA.  Xos  parece  que  al  ' 
igual    de    aristócrata,    demócrata   y 
plutócrata,  esta  voz  es  un   sustan- 
tivo que  puede  adjetivarse.  Es  no- 
table la  falta   de  unidad  de  crite- 
rio del  Dice,  en  las  voces  citadas;  i 
en  la  primera  y  la  última  dice  "sus- ' 
Tantivo  común  de  dos";    en  la  se- 
cunda adj.,  m.  y  f.  en  la  tercera;  ¡ 
¿Cur    tam     varié?    Ninguna    razón 
asoma,  que  podamos  estimar  de  pe- 
so, para  una  notación  tan  varia.       i 


BU  RUCA.  f.  Usado  por  boruca, 
como  burujo  y  burujón  por  borujo 
y  borujón. 

A  propósito:  dada  la  afinidad 
ideológica  entre  boruca  o  bu  ruca  y 
borujo,  nos  parece  que  la  etimo- 
logía de  aquella  voz  es  la  misma 
que  de  esta  última  da  el  Dicciona- 
rio: del  b.  latín  volucrum,  y  éste 
del  latín  volvere,  envolver.  Exis- 
tiendo, pues,  esta  otra  analogía  en- 
tre las  voces  citadas  y  la  que  ana- 
lizamos, ¿por  qué  el  Diccionario  au- 
toriza la  forma  burujo,  de  borujo, 
y  no  así  buruca  por  boruca?  Donde 
existen  las  mismas  razones,  deben 
existir  las  mismas  disposiciones; 
de  modo  que,  lógicamente,  siendo 
ima  la  etimología  en  ambas  voces, 
o  no  son  admisibles  ninguna  de  las 
dos  formas  de  borujo,  o  son  admi- 
sibles tanto  en  esta  voz  como  ei 
boruca. 

Hond.    MEMBREÍfO.    p.    27. 

C.  Am.  SALAZ.VR  GARCÍA,  p.  56. 
BURUNDANGA.  f.  Natura  del 
hombre,  dice  pudibundamente  RA- 
MOS y  D..  atribuyendo  la  voz  a  Yu- 
catán. Muy  usada  en  nuestro  te- 
rruño, como  forma  eufémica  de  lla- 
mar el  pene  o  miembro  viril. 

Cuba.  PICJI.,  p.  35,  col.  la.  "Sign. 
fund.  Mezcla  de  cosas  inútiles  y  de 
poca  entidad.  Sing.  met.  I).  Objeto 
despreciable,  o  trastajo:  y  ID,  enredo 
o  algarabía.  Crít.  A  Pich,  y  Árbol,  les 
parece  corrupción  del  castellano  mo- 
rondanga, y  así  lo  creemos  también: 
liemos  conservado  empero  el  vocablo  en 
gracia  de  sus  significados  traslaticios. 
Etim.  Pichardo  dice  que  es  de  origen 
africano,  opinión  que  no  concuerda  con 
la  anteriormente  expuesta,  en  donde 
aparece  un  morón,  montecillo,  (que 
nada  tiene  de  nigricio  nT  de  etíope, 
pues  al  decir  de  Diez  procede  del  vas- 
cuense  murua,  colina  o  montón),  an- 
te el  cual  corre  el  sabio  Monlau,  por- 
que percibe  un  moro  armado  de  gu- 
mía, cimitarra  y  espingarda."  (MA- 
GIAS,  p.    202.  col.   2a.) 

BURUQUEADA.  f.  Acción  y  efec- 
to de  buruquear. 

BURUQUEAR.  a.  Registrar  revol- 
17 


BURü 


—  258  — 


BURRO 


viendo  cosas  como  papeles,  ropas, 
etc.,  dejándolas  o  poniéndolas  en 
desorden. 

BURUQUEO.  m.  Acción  y  efecto 
de  buruquear,  como  buruqueada. 
Por  extensión,  también  se  dice  del 
estado  en  desorden  de  cosas  como 
papeles,   ropas,   etc. 

BURUQUIENTO,  TA.  adj.  Que 
gusta  de  armar  bu  ruca.  Formado  de 
esta  voz,  como  un  supuesto  boru- 
quiento que  debiera  existir,  forma- 
do de  boruca. 

BURRA,  f.  Así  llamamos  todos 
al  juego  de  naipes  que  el  Dic- 
cionario llama  burro,  por  más  que 
Gagini  truene  contra  sus  paisanos 
los  costarricenses  que  le  usan  en 
igual  forma,  y  aún  en  el  sentido  de 
armazón  de  madera  o  burros. 

BURRAJE.    m.    Entre    rancheros 
se  llama  as!  el  derecho  que  corres- 
ponde al  dueño  de  un  burro  por  que 
éste  cubra  yegua  o  burra  ajenas,  y 
que  suele  ser  efectivo,  toda  vez  que 
se  toma  cría  del  burro.  Tal  vez  pa- ; 
rezca    rara    esta    práctitia   para   un 
habitante  del  interior  del  país ;   no 
lo  es  para  quien  sepa  que  el  asno  [ 
solamente  es  bestia  de  silla  y  car- 1 
ga,  en  el  interior;    pero  en  la  eos- j 
ta,  en  nuestro  Estado,  el  burro  no 
sirve  más  que  como  padre  para  la 
cn'a  de  muías,  hibridado  con  yeguas ; 
se  le  escoge  de  las  mejores  condi- 
ciones y  goza  en  consecuencia  de' 
una  estimación  muy  especial.  j 

J'arece  que  entre  algunas  tribus 
indígenas  de  la  República,  tal  vez 
de  América  en  general,  existió  an- 
tiguamente una  especie  de  derecho 
o  contribución  inmoral  que  el  abo- 
rigen pagaba  por  ejercer  la  poliga- 
mia, esío  es,  para  tener  varias  mu- 
jeres, a  un  tanto  anual  por  cada 
una.  Encontramos  esto  en  un  escri- 
to de  mediados  del  siglo  XIX,  de 
manera  que  tal  vez  aun  exista  tan 
vergonzosa  práctica,  autorizada  só- 


I  lo  por  la  costumbre;   pero  en  ver- 
I  dad  nos   parece   esto   incompatible 
;  con  la  civilización  actual  y  nos  re- 
sistimos a  creerlo. 

"Contando  con  el  beneplácito  de  su 
esposa,  a  la  que,  para  halagarla,  pros- 
tituye   en    la    embriaguez,    lleva    a    su 
misma  casa  la  nueva  dueña  de  su  pen- 
samiento,  le  da  una  parte  de   su  sa- 
feí-ado    lecho,    le    concede    cierta   facul- 
tad  de    mando   sobre    toda   la   familia, 
y  goza,  en  el  punible  regazo  de  ambas 
mujeres,    esa   vida   animal   y   sensitiva 
que  degrada  a  la  razón  y  el  Evange- 
I  lio  condena.    Si    el   alcalde   lo  amones- 
i  ta  por  su  conducta,   fácilmente   obtie- 
I  ne  de  él  la  absolución,  pagándole  cin- 
co pesos  que  es  lo  que  vale  el  impues- 
to   que    con    el    asqueroso    nombre    de 
burrajo,   se  cobra  allí  anualmente  por 
cada  manceba,  y  a  favor  de  esta  con- 
tribución,   tiene    el    contribuyente    de- 
1  recho  para  seguir  ofendiendo  las  Inio- 
[  ñas    costumbres    por     todo     un     año." 
í  (Dice.    Univ.    de    Hist.    y   de   Geogr.,   t. 
III  del  Apead.,  X  de  la  Obra;  art.  SO- 
TEAPAN,    costumbres     descritas     por 
Andrés    Iglesias.    Chalchicomula,    julio 
25  de  1856.) 

BURREAR.  n.  Seguramente  por 
la  influencia  fonética  de  burro  y 
por  el  rebuzno  de  éste,  no  faltan 
gentes  que  digan  burrear  en  vez  de 
berrear;  y  tal  vez  también  porque 
en  esta  voz  no  se  ve  muy  clara  la 
palabra  becerro,  de  donde  proviene. 

BURRERO,  m.  "El  que  tiene  o 
conduce  burras  para  vender  la  le- 
che de  ellas."  Acad.  Casi  descono- 
cida la  burra  en  la  costa,  úsase  no 
obstante  de  esa  voz,  pero  para  de- 
signar entre  campesinos  al  propie- 
tario o  hacendado  que  tiene  burros 
o  que  se  dedica  a  la  cr'a  de  éstos. 
Diferente  también,  por  lo  visto,  del 
mcxicanismo  dado  por  Icazb. :  "Due- 
ño o  arriero  de  burros." 

BURRO,  m.  "Armazón  compues- 
ta de  dos  brazos  que  fonnan  ángu- 
lo, y  un  travesano....  Sirve  para 
sujetar  y  tener  en  alto  una  de  las 
cabezas  del  madero  que  .se  ha  de 
serrar. ..."  Acad.  Nuestro  burro  es 


BURRO 


259  — 


BURRO 


distinto,  tanto  por  su  composición 
como  por  sus  usos.  Son  dos  arma- 
zones que  forman  ángulos  agudos, 
unidas  por  un  eje  en  sus  vértices, 
con  lo  cual  queda  el  objeto  en  cua- 
tro pies  y  con  una  especie  de  lomo, 
a  lo  cual  debe  su  nombre.  Sirve 
para  usos  variadísimos,  como  so- 
porte portátil  y  accidental,  sobre 
todo  en  las  necesidades  domésti- 
cas; las  lavanderas  colocan  la  ba- 
tea sobre  burros,  las  planchadoras 
su  tabla  de  planchar,  etc.  úsase 
más  en  plural,  pues  siempre  son 
en  número  de  dos,  o  por  pares. 

En  algunas  partes  de  la  Repúbli- 
ca se  aplica  el  nombre  solamente 
a  la  tabla  que  descansa  sobre  la 
armazón;  pero  nos  parece  más  pro- 
pia nuestra  acepción,  aplicándola  a 
las  armazones  mismas  que  por  sí 
solas  y  cada  una  forman  im  todo 
completo,  semejante  al  cuerpo  del 
animal  que  es  el  símbolo. 

En  forma  semejante  a  la  nuestra 
describo  Terreros  este  objeto,  con 
el  nombre  de  BORRIQUILLO,  BO- 
RRIQUITO. 

"Había  por  el  lado  del  mar,  una  en- 
ramada bajo  de  la  cual  alzábanse  unas 
tablas  de  pino  sobre  unos  burros  de  la 
misma  madera."  (MERIXO,  Celestina, 
p.  216.)  "La  mesa  en  un  periquete  des- 
pojáror.la  de  flores etc.:  las  ta- 
blas y  burros  con  que  estab.i  armada, 
los  pusV-ron  en  un  extremo  del  patio." 
ÍROD""     RELTR.,    Pajarito,   XVII,      p. 

377.) — ".lulián   se   detuvo y  como 

buscardo  efecto  «^scér.'co,  dejó  al  des- 
cubierto una  hilada  de  moitTiras  de 
imo  y  otro  lado  a  horcajadas  en  los 
toscos  burros  de  madera  sin  d-^sbas- 
tar."  (AZUELA,  Mala  Yerba.  VII.  p. 
54.) 

Méx.  Icazb.  registra  tres  acepcio- 
nes de  la  voz: 

"la.  Escalera  de  mano  compuesta 
de  dos.  unidas  por  arriba  con  una  bi- 
sagra, do  .«¡vierte  que.  apartándolas  por 
abajo  queden  en  forma  de  atril,  y  se 
sostiene  sin  arrimo.  Les  hay  también 
con  escalones  en  una  de  ellas  sola- 
mente." (p.  61.)  Esto  no  parece  sino 
una   aplicación   extensiva  del    nombre 


en  su  acepción  fundamental,  que  es  la 
de   nuestro   utensilio. 

"2a.  Juego  de  muchachos,  en  que 
se  agacha  (mejor  dicho,  se  inclina  o 
se  dobla)  apoyando  las  manos  en  las 
rodillas,  y  los  demás  saltan  sobre  él, 
poniéndole  las  manos  sobre  la  espalda, 
y  abriendo  las  piernas."  Este  juego  se 
llama  entre  nosotros  salta  burro.   (A.) 

".^a.  Cerquillo  o  fleco  de  pelo  que 
dejan  caer  las  mujeres  sobre  la  fren- 
te. Por  fortuna  va  desapareciendo." 
Hoy  ha  desaparecido  completamente, 
usándose  en  su  lugar  los  chinos  y  fal- 
sos bucles  formados  a  fuerza  dé  hie- 
rro y  fuego,  y  las  chocantes  patillas 
retorcidas  como  colilla  de  cerdo,  que 
dan  a  la  interfecta  más  parecido  con 
un  payaso  o  arlequín,  que  aspecto  de 
guapa  hembra. 

"(D.  F.),  sm.  Baceta.  En  el  juego  del 
entripado,  que  en  otras  partes  llaman 
cargatasajo,  dicen  burro  a  la  baceta." 
(RAMOS  y  DUARTE,  p.  99.)  Xunca  lo 
hemos  oído  usar  en  este  sentido,  si- 
no siempre   aplicado   al   juego   mismo. 

Cuba.  Pich.,  en  su  lengn.iaje  pinto- 
resco nos  da  tma  descripción  de  ma- 
no maestra  de  un  burro  muy  cubano: 
"Maroma  o  instrumento  usado  en  el 
campo  para  techa^  o  cobijar  las  casas 
do  guano:  un  palo  de  media  vara  po- 
co más  o  menos,  a  cuyas  dos  cabe- 
zas va  atada  una  soga  de  casi  igual 
tamaño  que  unidas  a  su  extremo  for- 
man un  triángulo  equilátero:  en  esta 
unión  de  ambos  cabos  se  pone  un  ga- 
rabato que  engancha  por  la  otra  pa- 
beza  a  un  cu  je  o  vara  del  techo;  el  pa- 
lo, entonces.  sir\e  de  punto  de  apoyo  a 
un  pie  del  hombre  que  está  amarran- 
do los  gusanos  del  cuje  inferior,  lo 
cual  concluido  sube  el  garabato  a  dis- 
tinta vara,  apoyando  el  otro  pie  o 
parte  del  cuerpo  necesaria  en  donde 
haya  lugar,  y  así  gradualmente  va 
'  '"Tdo  <-\  burro  hastp  acíbar."  y^A- 
CIAS  anota  y  comenta  la  anterior 
acepción  dando  otras  dos:  I),  "Gran 
par  de  armazones  prismáticas  usada.s 
por  los  albañiles,  y  parecidas,  aunque 
no  tan  macizas,  al  de  los  aserrade- 
ros;" II),  "Armazón  de  listones  de 
madera  sobre  los  cuales  se  fijan  las 
pizarras,  o  encerados,  en  las  escue- 
las y  colegios  que  aun  no  han  adop- 
tado las  pizarras  de  espojo."  Y  agre- 
ga: "Muchos  nombran  caballete  al  bu- 
rro de  las  escuelas,  y  muy  p>oco3  bas- 
tidor." 


BUERO 


—  260 


BURBO 


SALTABURRO.  b.  Juego  descri- 
to por  Icazbalceta    (2a.    acepción) 
con  el  nombre  de  BURRO,  aunque 
sin  explicación  de  muchos  detalles. 
Primero    se   sortea   el   orden    de 
los  saltadores  y  la  salida  de  burro: 
burro  es  el  muchacho  que  se  coló- j 
ca  para  que  le  salten.  El  sorteo  se 
hace  dando  la  china,  esto  es,  rifan- 1 
dola  a  manos  cerradas.   El  último  ¡ 
que  se  queda  con  ella  es  el  burro,  j 
El  burro  se  para  dando  la  izquier- 1 
da  a  una  raya,  desde  la  cual  se  mi-  i 
den  las  obligas  y  que  sirve  como  j 
límite  para  la  carrera  de  los   sal- 
tadores; inclinando  el  tronco  hasta; 
poner  la  espalda  en  línea  horizon- ; 
tal,  apoyando  las  manos,  o  los  co-j 
dos,  sobre  ambas  rodillas,  doblando 
ligeramente  las   corvas,    o    mante-^ 
niendo  erguidas    las    extremidades  i 
inferiores,   según  se  convenga;    in- 
clinando  también   la   cabeza   hacia 
abajo,   para  evitar  golpes   en  ella,  I 
porque   la  cabeza  no  es  del   burro»; 
según  una  frase  d§l  mismo  juego,  i 
Los  saltadores    saltan    apoyando! 
ambas    manos    sobre    las  espaldas 
del   burro,   pero   sin  hacerle   daño, 
al    mismo    tiempo    que    abren  las 
piernas  para  salvarle. 

Cuando  el  burro  deba  ser  más 
alto,  se  para  de  espaldas  a  la  ra- 
ya, sólo  inclinando  la  cabeza  ha- 
cia adelante,  con  las  manos  apoya- 
das a  la  cintura  para  darse  firme- 
za, y  los  jugadores  saltan  descan- 
sando ambas  manos  sobre  sus  hom- 
bros. 

Después  de  cada  turno  en  el  sal- 
to de  todos,  el  burro  mide  una  obli- 
ga, o  las  que  se  convengan,  desde 
la  raya.  La  obliga  es  una  distan- 
cia medida  por  la  anchura  de  un 
pie  y  la  longitud  del  otro,  coloca- 
dos éstos  perpendicularmente  en- 
tre sí,  de  modo  que  el  talón  del 
derecho  se  apoye  contra  el  tobi- 
llo del  mismo  lado  del  izquierdo; 


pasando  éste  en  seguida  en  igual 
posición   a   la  punta   del   derecho, 
marca  la  amplitud  de  cada    obliga. 
Durante  las  primeras  dos  o  tres 
obligas  el  jugador  puede  formar  el 
salto  parándose  a  discreción,  siem- 
pre fuera  de  raya;  pero  después  de 
esa  distancia,  hasta  las  cinco  obli- 
gas, más  o  menos,  sólo  se  permi- 
te meter  un  pie  o  palmo:  éste  con- 
siste en  posar  solamente     un     pie 
después  de  la  raya,  apoyándose  en 
él  para  formar  el  salto  sobre  el  bu- 
rro.  Después   de   cinco,  hasta  diez 
obligas,   aproximadamente,   sólo  se 
permite  meter  un  pía":  éste  consis- 
te en  posar  dentro  de  raya  los  dos 
pies  juntos,  apoyándose  en    ambos 
para  saltar.  A  mayor  número  de  obli- 
gas corresponden,  respectivamente, 
pie  y  plan,  pie  y  dos  planes  o  dos  pies 
y  un   plan,  y     así     sucesivamente. 
Cualquiera  infracción  de  estas  con- 
:  diciones  estipuladas,    ya    metiendo 
mayor  número  de  pies  o  de  planes, 
:  o   dejando  de  meterlos,  constituye 
!  en  pérdida  al  saltador,  quien  pasa 
¡  desde  luego,  por  ese  hecho,  a  ser 
I  burro,  principiando  siempre  por  co- 
I  locarse   al  lado  de  la  raya,   en  la 
I  posición  que  se  ha  dicho.  Los  salta- 
¡  dores    restantes    se    suplen,   enton- 
!  ees,  retrogradando  en  orden  hasta 
el  del  perdidoso,  pasando  el  burro 
a  ser  cola  o  último.  Se  pierde  tam- 
bién en  el  juego  por  pisar  raya,  o, 
lo   que  es  lo  mismo,  posar  el  pie 
sobre  ella. 
I      El  burro  debe  mantenerse  firme, 
¡  sin  hacerse  a  los  lados  ni  doblar 
I  las  extremidades  al  apoyarse  Bobre 
!  él   el    saltador,   pues   ambos   movi- 
i  mientes   son   peligrosos   para   éste, 
j  porque   le   hacen   perder   el   equili- 
I  brio  de  gravedad  que  rige  el  salto. 
'      Los  saltadores  tienen  obligación 
de  decir  en  alta  voz  su  número  de 
orden,  y  el  último  debe  decir:  obli- 
ga, indicando  que  ésta  sea  medida. 


BURRO 


261  — 


BURRU 


por  haber  concluido  el  tumo.     "La.  ■ 
omisión   de   este   requisito   es   asi- 
mismo causa  de  pérdida. 

Hay  numerosas  variedades  del 
SALTABURRO,  de  las  cuales  des- 
cribiremos las  principales: 

BURRO  con  JAMÓN:  consiste  en 
una  nalgadita  o  golpe  leve  que  ca- 
da saltador  debe  dar  al  burro,  con 
la  pantorrilla  o  el  pie  de  la  extre- 
midad derecha,  o  con  la  mano  cuan- 
do- aquél  salta  descansando  en  un 
pie  sin  apoyarse  sobre  el  burro,  lo 
cual,  como  más  fácil  suele  hacerse 
cuando  el  saltador  es  inexperto  o 
poco  liábil.  En  este  burro  se  pierde 
por  dejar  de  aplicar  el  jamón;  co- 
mo se  pierde  también  cuando  se  le 
aplica  o  se  tropiezan  los  traseros 
al  burro,  si  ésta  no  es  condición 
del  juego. 

BT'RRO  VERACRUZANO  o  CAN- 
TADO: en  éste  los  saltadores  tie-, 
nen  obligación  de  decir  cada  uno 
en  alta  voz  su  respectivo  número 
de  orden,  llegando  hasta  vein- 
te, o  hasta  el  último,  si  son  me- 
nos de  esta  cantidad.  Al  núme- 
ro asrega  cada  quien  un  remo- 
tete o  estribillo,  especie  de  sonso- 
nete, como:  primero,  salto  al  aire, 
o  de  maromero;  seeundo.  salto  tre- 
mebundo; tercero,  fuera  el  trasero; 
cuarto,  burro  harto;  quinto,  monto 
mi  chivo  pinto;  sexto,  chúpate  es- 
to (un  jar"ón).  y  así  Puc*^Pivamen- 
t^:  ñero  el  Brime»^.  además,  tiene 
oblip'ación  de  repetir,  en  cada  tur- 
no, lo  mismo  que  su  antecesor  en 
el  número  de  orden  que  haya  di- 
cho: nerdiéndose  por  la  omisión  de 
cualo'ñera  infracción  a  tales  debe- 
re"..  Por  esto  líltimo.  se  llama  tam- 
bi-1  éste.  BT'RRO  OBLIGADO. 

BURRO  CORRIDO.  En  éste  se 
sortea  la  salida  y  el  número  de  or- 
den, pero  después  del  primero,  los 
saltadores  todos  por  su  orden  van 
siendo   burros,   a  medida  que   sal- 


tan al  último,  unos  a  continuación 
de  los  otros  y  a  distancia  de  cuatro 
o  cinco  pasos  entre  cada  imo.  Cuan- 
do ha  saltado  el  último,  corre  a  su 
vez  el  primer  burro,  para  volverse 
a  colocar  a  continuación  del  postre- 
ro de  la  serie,  y  así  indefinidamen- 
te. En  este  burro  no  existen  con- 
diciones, toda  vez  que  no  hay  ju- 
gador que  deje  de  ser  saltador  y 
burro,  a  su  vez. 

BURRUCHA.  f.  Bulto  que  se  for- 
ma con  el  hule  o  goma  del  caucho 
solidificada,  en  bruto,  es  decir,  co- 
mo sale  del  árbol,  solamente  so- 
metida a  la  acción  del  humo  o  de 
im  bejuco,  con  el  cual  se  cuaja. 
Hule  BURRUCHA  se  dice  del  que 
se  prepara  en  tal  estado,  haciéndo- 
se con  él  otros  bultos  paralepipei- 
dales,  mayores,  llamados  marque- 
tas. 

Fn  la  AT^érica  del  Sur  le  llaman  bo- 
lacha.   (BAYO.   p.    33.^ 

Es  un  derivado  de  borujo  o  bu- 
rujo, indudablemente,  según  lo  ma- 
nifiesta la  identidad  radical  con  vo- 
lucrum,  envolver,  cuya  idea  funda- 
mental tiene  la  voz:  envoltura,  bo- 
la, etc. 

BURRUSCAL.  m.  Lugar  poblado 
de  burruscos.  o  donde  éstos  abun- 
dan. También  expresa  como  colec- 
tivo el  conjunto  de  los  burruscos 
mismos. 

T,o  ni!="^o  en  Honduras.  (MEMBRE- 
í?0.   p.   27.) 

Creemos  que  sea  del  mismo  ori- 
gen que  burrucha  y  de  la  misma  fa- 
milia que  borujo,  como  derivado  del 
lat.  volucrum. 

BURRUSCO.  m.  Matorral  o  con- 
junto de  arbustos  entrelazados,  que 
fo'-man  un  grupo  intrincado,  gene- 
ralmente con  muchos  bejucos;  ma- 
leza intrincada. 

Hond.  "Arbusto  cuyas  ramas  están 
entrí  lazadas  entre  sf  o  con  bejucos." 
CMEMBRESO,   p.  27.) 


BUSC 


—  262  — 


BUTA 


BUSCA,  f.  "Provecho  que  se  saca  su  coco.  Para  entenderlo  hay  que 
de  algún  empleo  o  cargo,  además '  saber  que  la  alusión  de  mierda  en 
de  los  emolumentos  anexos  a  él.  i  la  playa  se  refiere  a  la  bosta  o  bo- 
úsase  comúnmente  en  plural,  y  i  fiiga  del  ganado  vacuno,  muy  abun- 
siempre  en  mala  parte."  (ICAZB.) !  dante  en  las  playas,  por  ser  allí 
Casi  siempre  se  califica  la  voz,  di- :  donde  pace  principalmente, 
ciendo  buscas  legales,  por  más  que  \  BUSCALAVIDA.  m.  El  Dice,  da 
no  tengan  mucho  de  ello,  si  bien  se  ;  Buscavidas,  "Persona  muy  diligen- 
mira.  En  la  América  del  Sur  dicen  |  te  en  buscar  por  cualquier  medio 
cerda  (PICÓN,  p.  79).  ;  lícito  el  modo  de  vivir",  que  nos- 

!  otros   sustituímos   por  buscalavida, 

"Hay  señorito  de  éstos,  que  tiene  de  |  ^^^j^^  fQ^ma  usada. 


sueldo  diariamente  seis,  ocho  y  diez  ] 
pesos,  amén  de  su.s  buscas,  que  esas 
serán     les     que    quisieren."    (PEN5A- 


BUSCAPLEITOS.  m.  Término 
DOR.  Periquillo,  pte.  la.,  cap. "^xvnu  i  equivalente  a  buscarruidos  que  di- 
— "De  todo  lo  que  había  tenido  le  que-  i  ce  el  Dicc,  usado  con  exclusión  de 
dab.a  un  pico  que  con  toda  conciencia  I  ¿g^e  y  ro  menoS  apropiado  y  CO- 
él  llamaba  busca  legal."  (FACUNDO,  i  ^  '  „„^„  „;  „  í^+ÍTnr>lr>o-'p<5  vnmns 
Baile  y  Cochino,  cap.  IV.)— "Con  esto!  rrecto,  pues  si  a  etimolog  as  varaos, 
y  las  buscas  de  que  hablamos  des-  1  se  deriva  de  buscar  y  pleito  (etl- 
pués."  (ID.,  Chucho,  t.  I.,  cap.  I.) — |  molog'a  de  Perogrullo),  tan  caste- 
"La   protección   consistía   en   cajas   en  !  ,,  .^  ^    ruido,    anotado   en 

el    jucRO,    y   en     otras     buscas."     (ID.,    '^'^"".         .     ,       ,      ,       ,.    „.,„    „^„a& 
Fuereños,  cap.  XV.)— "Eses  dioses  pe-    la  etimología  de  la  dicción  acade- 

nates  se  llatnan busca  legal."  (ID.,  j  mica. 

Isolina,  t.  II,  cap.  XII.) — "¿Y  las  bus-  i  +„„i.„.i^  »,r>a 

cas?  En  eso  no  hay  buscas."  (ID.,  Ja-  |  Confesamos  que  poco  ti  abajo  nos 
monas,  t.  II,  cap.  XII.) — "Con  el  pro-  ha  costado  hacer  la  búsqueda  cien- 
ducto  de  su  trabajo  y  sus  buscas  de  i  ^íf^^„  para  hallar  estas  raíces,  ha- 
leguleyo,  teníamos  lumbre,  pan  y  le- i  ^^  ,  r>r.f>+ti  P.ornnra- 
cho."  (RODR.  BELTRÁN,  Cuentos!  bida  cuenta  que  la  Docta  Lorpora 
Costeños,  Por  una  copa,  p.  162.) — "Al  ción  puso  la  muestra,  en  cuya  m- 
Robustiano  se  le  confiaron  otros  que- ;  Quisición  fácil  es  que  los  venera- 
haceres  en  los  cuales  tenía  buenas;  ,  Arademif)  se  havaP  que- 
buscas    legales."    (NÚÑEZ,    Bagatelas,    W^^^  «e  In   Acaderai..  se  ndy^i.  q 


Los  Pantalones  .  de  Perico,  p.  95.) — 
"Ahí  lo  tiene  usted,  ganando  ciento 
cincuenta  pesillos.  amén  de  las  bus- 
quitas,  por  no  hacer  nada."  (ID.,  ib., 
Las  recomendaciones,  p.  188.) — "De 
estos   holgorios    sacalja   pingües    gajes 


dado  calvos de  tanto  pensar! 

Ho"d.    MEMF^      "     27 
C.   Amér.   SALAZAR  G.,  p.  61. 
BUSCAR,   a.   "Irritar,   provocar", 
(ICAZB.)    Muy  usado   en   lenguaje 


el    mayordomo,    y    los   padrecitos    bus-  |  vulgar. 

cas  muy  legales  y  lucrativas."  (PRIE-         "Mira     Rosa,   no  me   busques:   estoy 

TO.    Memorias,  28-40,  cap.   III,  p.  250.)     ^^   ^^^   humor   de   todos   los   demonios, 

"Responderá     el     Gral.     Domínguez,  !       j^j,^^  „„a  barbaridad."    (Tomado  de 
que    es    amigo    de    la   verdad    y   de    la    ^,j^  üeriódico:  c.  de  Icazb.) 
busca."     (El     Radical,,     Villahermosa,         BUSCÓN     NA     adj.    Provocativo: 
julio  21-918;  núm.  25.)  |  persona   que    anda   moviendo   albo- 

HACER  LA  BI^SCA,  expr.  equi- 1  ,.^^Qf,  ^  disgustos,  molestando  a  los 
valente  a  robar,  dicho  en  términos 
eufémicos;   ratear,  hurtar  cosas  de 
poco  valor. 


EL  QUE  BUSCA  HALLA,  AITN- 
QUE  SEA  MIERDA  EN  LA  PLA- 
YA, refr.  con  que  se  da  a  entender 
qué  el  buscapleitos  se  tiene  siem- 
pre su  merecido,  o  que  encuentra 


demás:   pendenciero. 

•En  la  extensa  nomenclatura  de  los 

íiifofiores hallaréis  muchas  cla.si- 

rr.n.io'--»'  como  éstas:....  buscones, 
eto  "  íATERTNO.  Celestina,  X,  p.  114) 
BÚTAGO-  GA.  adj.  Borracho; 
hinchado  por  el  alcohol.  No  hav  du- 
da de  qup  es  una  forma  metastática 
de    abotagado.    La    Acad.    registra 


BUTA 


—  263 


BUX 


buétago,  ant.,  bofes,  que  es  desde 
luego  de  la  misma  familila,  y  que 
debe  provenir  como  el  principal 
abotagarse  (ja  que  la  Acad.  omite 
abotagado,  sin  nin£cuna  razón  para 
ello),  de  a  y  bota,  por  más  que  esta 
etimología  sea  muy  forzada,  si  no 
se  atiende  a  lo  inflado  de  la  boca, 
con  la  cual  alegoría  solamente  lle- 
gamos a  explicamos  que  de  allí 
venga  bútago. 

Wév.   RAMOS  y  DrARTE.   p.   100. 

BUTAQUE,  m.  Huelga  la  defini- 
ción de  esta  voz  tan  vie1a  en  Amé- 
rica y  tnn  común;  Ta  consignamos 
solamente  porque,  a  pesar  de  to- 
do y  de  todos,  la  Acad.  no  le  abre 
las  puertas  de  su  Dice,  todavía, 
juzgándola  con  más  obtuso  criterio 
que  cayuco,  la  cual  siquier  sea  con 
el  errado  epíteto  de  venezolana, 
t"vo  ya  la  suerte  de  ser  admitida. 
¡Tan  enterados  así  andan  los  aca- 
démico", en  materia  de  americanis- 
mos! Y  no  ha  valido  que  la  regis- 
tren todos  los  léxicos  de  autores 
de  este  lado  del  charro,  ni  que  el 
eminente  don  Julio  Gaicano  haya 
conterdido,  con  desvéntala  en  lo 
relativo  a  esta  voz.  con  el  no  me- 
nos docto  y  versado  en  lexicofrra- 
fi'a  don  Gonzalo  Picón  Febre".  Xa- 
da,  que  BT'TAQFE  no  entra  al  Dic. 
porque  para  eso  hav  butaca,  "sillón 
de  brazos,  almohadillado,  entapiza- 
do, cómodo  y  comúnmente  con  el 
respaldo  echado  hacia  atrás".  ¡Có- 
mo si  tan  muelle  y  aristocrático 
mena.ie  puediera.  sustituir  al  popu- 
lar.. V  no  por  ello  menos  cómodo  y 
simpático  BUTAQUE  de  nuestras 
abuelas! 

BUX.  (Pronunciado  bush.  Del 
maya  bux.  Cucúrbita  lagenaria.) 
m.  Planta  rastrera  que  produce  el 
fruto  del  mismo  nombre,  del  cual 
hacen  vasijas  o  calabazos  para  dis- 
tintos usos.  Es  una  cucurbitácea, 
cuyas  hojas  grandes,  acorazonadas 


y  de  borde  sumamente  irregular,  tie- 
nen un  olor  desagradable  pareci- 
do al  del  zopilote.  El  nombre  ge- 
nérico comprende  la  planta  y  el 
fruto;  también  se  le  llama  leque, 
aunque  este  término  se  aplica  más 
al  fruto  partido  en  forma  de  jica- 
ra o  va?ija  ancha,  en  tanto  que  el 
BUX  es  el  calabazo,  ahuecado  na- 
da más  o  con  un  estrechamiento 
"en  forma  de  cintura. 

Interesantísima  aparece  la  dis- 
quisición que  acerca  de  esta  voz 
hace  el  docto  profesor  don  Marcos 
E.  Becerra  en  su  importantísima 
ob"a  "Nombres  geográficos  del  Es- 
taHo  de  Tabasco,  pp.  29-30.  art.  22. 
— BUSH:  "El  nombre  de  bush  se 
aplica  en  Tabasco  a  la  planta  que 
produce  los  calabazos,  bules,  aco- 
cotes, alacaíes  o  guajes,  (lagena- 
ria viilgaris-  SER..  Cucurbitáceas), 
al  fruto  de  ésta  y  al  utensilio  o  va- 
sija que  se  obtiene  del  epicarpo  de 
dicho  fruto". 

"El  Lie.  D.  Eustaquio  Buelna,  en 
su  estudio  sobre  los  Nombres  geo- 
q^áfico'^  de  Sinaloa,  considera  que 
el  DO'^brp  bule,  que  allá  se  da  al 
uten'^ilio  indicado,  es  de  la  l«^ngua 
cahíta,  que  allá  mismo  se  habla. 
La  ci'-cunstancia  de  que  esa  pala- 
hra  nn  sólo  pe  use  en  Sinaloa.  sino 
fat^bién  en  otras  '-egiones  muv  dis- 
tintas de  aauélla,  la  de  que  en  Ta- 
ba?5co  se  "se  una  palabra  tan  se- 
mejante a  bule  V  que  tiene  más 
apariencia,  de  indígena  oue  éqta.  y 
la  del  significado  de  bush  en  la  len- 
gua ma'P  í"cosa  hinchada,  o  cosa 
engrosada."")  hacen  suponer  oue  bu- 
l«»  no  e»;  más  que  una  altei-ación 
del  or'"ín"ariro  mava  bush.  el  cual 
nuede  haberse  propagado  a  los  le- 
ianc  puntos  r^n  nne  ahora,  es  usual, 
ñor  la  vía  de  las  huastecas  oue, 
como  se  sabe,  son  de  orieen  maya". 

T^\  vez  por  esto  el  erudito  lin- 
güista  Lie.   D.  Cecilio    A.    Róbelo, 


BUX 


—  264  — 


BUX 


parco  por  demás  en  opinar,  dice  de 
la  voz  Bule,  en  su  Dice,  de  Pseudo- 
aztequismos  (p.  2,  col.  2a.),  que  es 
de  etimología  desconocida,  enten- 
dido desde  luego  que  no  tiene  co- 
mo fuente  el  mexicano,  toda  vez 
que  está  clasificada  como  pseudo- 
aztequismo. 

"San  Pedrito  el  más  chiquito 
con  San  Francisco  Javier 
se  dieron  de  cocotazos 
por  vin   bushito  de  miel." 
(Tab.  Gráf.,  núm.  152;  dic.  28-916;  can- 
tos populares.) 

"Cuando  salía  con  sus  trabajadores  al 
campo,  al  lado  de  la  jicara  y  el  busch 


de  posol  iba  la  cartilla,  cuidadosamen- 
te envuelta  en  un  pañuelo  o  joloche." 
(COFFIN,  El  Gral.  Gutiérrez,  IV,  p. 
29.)  No  atinamos  con  la  razón  que 
al  autor  haya  asistido  para  el  adita- 
mento o  intercalación  de  una  c  en  la 
palabra,  letra  que  ningún  papel  filo- 
lógico ni  lexicográfico  desempeña, 
pues  nunca  el  sonido  sh,  fr.  o  igl.  se 
ha  representado  en  castellano  con  sch, 
que  tiene  cierto  sabor  sajón. — "Ven- 
ga usted  aquí acabo  de  ver  unos 

buxes  o  calabazos  llenos  (de  agua.)" 
(MERINO,    Celestina,    p.    169.) 

2.  En  estilo  jocoso  se  llama  fes- 
tivamente, o  por  desmasiado  afecto, 
bushes  a  los  niños,  a  los  mucha- 
chos muy  pequeños. 


CABAL! 

Méx.  "Usado  como  interjección, 
aprueba,  afirma,  o  corrobora  lo  que 
otro  acaba  de  decir.  En  ig-ual  caso 
usan  en  el  Perú  ¡Cabales!,  segTin  Aro- 
na,  (p.  143),  quien  copia  un  pasaje 
de  Fernán  Caballero  para  comprobar 
que  también  se  usa  en  España". 
(ICAZBALCETA). 

CABALONGA,  f.  (Strychnos  trip- 
tinervia.  Mart.)  (?)  "Haba  de  San 
Ignacio:  semilla  de  la  Ignatía  ama- 
ra, úsase  para  envenenar  perros." 
(ICAZBALCETA.)  OCAMPO  la  cla- 
sifica también  Strychnos,  y  descri- 
be: "Fruto  redondo  con  algunas 
depresiones  irregulares,  duro,  cór- 
neo, rubio,  muy  venenoso  para  al- 
gunos  cuadrúpedos." 

La  hallamos  en  Cuba  con  los 
nombres  técnicos  de  cervera  ther- 
vetica  según  Pichardo  (p.  36)  y  de 
thevetia  nercifolia  (Jussieu),  según 
Macías  (p.  206)  citando  a  Sauv. 
Las  propiedades  de  la  fruta  coinci- 
den ron  las  de  la  nuestra. 

CABALLADA,  f.  No  es  para  nos- 
otros, precisamente  simple  "torpe- 
za o  necedad",  como  dice  Icazbal- 
ceta.  sino  despropósito  enorme,  dis- 
parate grosero,  dicho  ordinario  y 
soez;  fuera  de  razón  y  talento,  pero 
también  y  principalmente  contra- 
rio a  las  buenas  costuxabres  o  la 
decencia.  Si  se  quiere  más  ruda 
que  la  burrada,  por  la  forma;  pero 
menos  gorda  que  ésta,  en  el  senti- 
do de  la  inteligencia.  La  Academia 


que  dio  entrada  hace  algún  tiempo 
a  burrada,  apenas  si  a  fuerza  del 
desgañitamiento  de  los  diccionaris- 
tas, tanto  españoles  como  mexica- 
nos, ha  accedido  a  abrirle  paso  a 
caballada  con  una  sola  acepción, 
por  cierto  defectuosa:  "Manada  de 
caballos  y  yeguas."  La  manada  de 
yeguas  se  llama  yeguada,  y  el  con- 
junto de  éstas  y  aquéllos  más  pro- 
pia y  comúnmente  se  designa  por 
bestiada,  (V.).  palabra  que  tampoco 
se  entra  por  el  Diccionario  todavía; 
pero  en  cambio  se  dice  de  yeguada, 
que  es  "Piara  de  ganado  caballar" 
y  piara  es  "manada  de  yeguas".,  de 
modo  que  resulta  yeguada,  "¡mana- 
da de  yeguas  de  ganado  caballar!" 
:  Cosas  habedes,  Sancho,  que  sólo  a 
los  académicos  se  ocurren! . . .  ¡Ye- 
guas de  ganado  caballar;  vacas  de 
ganado  vacvmo. . .  ovejas  de  ganado 
ovino...  la  mar  de  pleonasmos  de 
cuño...  académico! 

Móx.  G.  ICAZB.,  p.  62;.  RAM.  y  D., 
p.  101. 

Cuba.  PICH.,  p.  36.  citando  a  Ar- 
boleya:    MACfAS,    p.    207. 

Hond.  MEMBR.,  p.  28.  "despropósi- 
to: dicho  o  hecho  fuera  de  razón. — 
Palabras  soeces." 

C.  Rica.  GAGINI,  p.  99:  "Xos  pa- 
rece tan  buena  como  sus  sinónimos". 
(Asnada,  burrada,  etc.> 

C.  Am.  P.VT.AZAR.  G..  p.  57. 

Venez.  PICÓN'  PEBRES,  p.  57,  "Dis- 
narate.  desatino,  estupidez,  barbari- 
dad, equivocación  enorme  o  despro- 
pósito inaudito."  Ésta  y  la  propuesta 


CABA 


—  266  — 


CABA 


por  Membreño  son  las  acepciones  que 
mejor  corresponden   con   la   nuestra. 

Ríopl.  GRANADA  (p  128)  define  la 
caljallada  como  "conjunto  de  caballos, 
sea  cual  fuere  su  número,  con  espe- 
cialidad cuando  están  destinados  a  un 
determinado  objeto";  pero  no  com- 
prende a   las   yeguas. 

CABALLAZO,  m. 

Méx.  "Encontrón  que  da  un  jine- 
te a  otro,  o  a  alguno  de  a  pie,  echán- 
dole  encima    el    caballo".    (ICAZBAL- 

"Tres  o  cuatro  rancheros  acudieron 
a  su  defensa,  y  rodeándome,  me  ha- 
brían acribillado  a  cuchilladas  y  a  ba- 
lazos, a  no  haber  aparecido  en  ese 
momento,  como  un  Santiago,  mi  fiel 
asistente  Martín,  llamando  a  gritos  al 
escuadrón  que  no  existía  y  repartien- 
do a  diestra  y  siniestra  caballazos  y 
cuchilladas".  (PAYNO,  Fistol,  t.  IV, 
cap.  XVI).  —  "Lo  acabó  de  salpicar', 
teniendo  que  meterse  a  gran  prisa, 
por  no  recibir  un  caballazo".  (Astucia, 
t.  II,  cap.  I,  p.  34.)  —  "Xo  tengo  va- 
lor para  darte  un  caballazo".  (ID.,  ib., 
p.   36.) 

CABALLERANGO,  m.  No  es  pre- 
cisamente el  caballerizo  del  Diccio- 
r.ario,  "El  que  tiene  a  su  cargo  la 
caballeriza",  ni  es  tampoco  exacta- 
mente como  lo  define  Icazbalceta, 
"El  mozo  que  en  las  haciendas  o 
casas  particulares  cuida  y  ensilla 
los  caballos."  El  CABALLERANGO 
tiene  no  sólo  estos  últimos  oficios, 
sino  también  y  muy  especialmente 
el  de  mozo  de  estribo,  esto  es,  per- 
sona que  acompaila  constantemente 
a  su  principal  a  caballo,  prestan-^ 
dolé  los  servicios  necesarios  y  las 
atenciones  consiguientes  para  la  I 
caballería.  Es  más  bien  un  deriva-  ■ 
do  o  forma  peyorativa  de  caballero,  I 
en  su  acepción  fundamental  "el  que  I 
cabalga",  que  derivado  de  caballo.  • 
La  desinencia  anga,  ango  ha  servi- 1 
do  en  el  lenguaje  popular  para  la  | 
derivación  de  voces  de  sentido  y 
exnresión  despectivos,  que  expresan 
a  la  vez  semejanza  o  analogía,  aun- 1 
que  bajas:  bullanga  o  bullaranga, ! 
maturranga,  burundanga,  caballe-í 
rango,  etc.  | 


Parece  que  es  voz  exclusivamen- 
te mexicana,  pues  no  figura  en  los 
léxicos  provinciales  de  los  demás 
países  de  habla  española  en  Amé- 
rica. 

RAMOS  y  DUARTE,  p.  101. — OCAM- 
PO,   p.    137. 

"El  magnífico  potro  inglés aban- 
donó dócilmente  su  pezuña  entre  las 
manos  del  caballerango."  (AZUELA 
Mala  Yerba,  V,  p.  33.)  —  "Los  ani- 
males enmantados  que  siguen  a  dis- 
tancia   a    Julián,    y    que recorren 

la    pista llevados   de    la   brida   por 

los  caballerangos".  (ID.,  Ib.,  XV,  pp. 
115-16.)  —  "Lo  que  no  sabe  por  la 
ama  de  la  casa  (hace  que)  lo  sepa 
por  el  cochez-o,  por  el  lacayo  o  por  el 
caballerango".  (FACUNDO,  Mariditos, 
cap.  IV.)  —  "Pero  él  caballerango  no 
supo  darle  la  dirección".  —  "El  vica- 
rio escribió  la  carta.  Doña  Pancha  se 
la  entregó  al  cabaMerango.  (DELGA- 
DO, La  Calandria,  XV.  pp.  135-36.)  — 
,,A  las  doce  vino  el  caballerango." 
(ID.,  ib.,  XXIV,  p.  220.)  —  "Lo.'?  jine- 
tes se  apearon  en  la  casa  de  Rosas, 
y  mientras  el  caballerango  paseaba 
las  cabagalduras".  (ID.,  ib.,  XXXIV, 
p.    292.)  , 

CABALLERÍA,  f.  Medida  agraria 
en  figura  de  paralelógramo,  que  mi- 
de 1104  varas  de  largo  por  552  de 
ancho,  o  sean  609,408  vs.  cuadra- 
das de  superficie;  pertenece  al  sis- 
tema antifíuo.  aunque  es  muy  usa- 
da hoy  todavía  en  la  práctica  agra- 
ria y  en  el  trato  de  la  vida  común. 
Su  equivalencia  en  el  sistema  mé- 
trico es  de  42  hectáras,  79  aras, 
53  centiaras. 

Ninguna  de  las  tres  medidas  que 
con  este  nombre  explica  el  Diccio- 
nario corresponden  exactamente  en 
superficie  a  la  nuestra:  la  prime- 
ra va^e  3.863  -•'reas  o  60  fanegas; 
la  cubana.  1.34,3  áreas  y  la  porto- 
rriqueña, 7.858.  Debió,  por  tanto, 
1-nencionar  la  mexicana,  de  4,279 
áreas  o  aras. 

Entre  la  gente  campesina,  y  más 
rntre  la  ind'gena,  la  caballería  va- 
le diez  zontles  (V.),  tomándose  esta 
voz  en  acepción   traslaticia  de  su- 


CABA 


^  267 


CABA 


perficie  de  terreno  ocupada  por  ub 
zontle  de  sembradura  de  maíz. 

"Con  saber  que  la  caballería  tiene 
1104  vs.  de  largo,  por  552  de  ancho 
o  fondo,  que  forma  un  cuadrilongo, 
en  cuya  figura  entra  exactamente  una 
caballería  de  terreno.  Ahora  bien,  co- 
mo la  caballería  contiene  diez  zontes, 
y  el  zonte  tiene  60,940  vs.  cuads.  de 
sup.,  resulta  que  la  caballería  cons- 
ta de  609,408  vs.  cuads."  (M.  GIL,  y 
SAEXZ,   '-El    Caporal",   p.   16.) 

Méx.  G.   ICAZB-,   P-   62,  col.   2a. 

CABALLITERO,  m.  Empresario 
de  caballitos;  encargado  o  dueño 
de  ellos. 

Cuba.  "El  que  trabaja  en  ejercicios 
ecuestres".  (MAGIAS,  p.  207  y  PI- 
CIÍARDO,  p.  36.) 

CABALLITO  (EL),  m.  Baile  indí- 
gena introducido  por  los  conquista- 
dores y  que  hasta  hace  poco  tiem- 
po se  veía  en  las  festividades  de 
los  santos  y  patronos  de  los  pue- 
blos. Llámase  también,  aunque  me- 
nos comúnmente,  caballo:  V.  BAI- 
LE. 

CABALLITOS  (LOS),  m.  pl.  Apa- 
rato o  construcción  especial  a  ma- 
nera de  hipódromo,  para  diversión 
de  los  niños;  consiste  en  una  se- 
rie de  caballitos,  de  madera  por  lo 
común,  fijos  en  un  plano  circular,  o 
en  forma  de  corona,  que  tiene  mo- 
vimiento giratorio.  De  ordinario,  es- 
te movimiento  se  combina  con  una 
mpquina  de  música  que  ameniza  la 
diversión,  y  que  ocupa  el  centro. 

En  Cuba  significa  espectáculo  o 
función  que  tiene  lug^^r  en  los  cir- 
cos ecuestres  (MACÍ.\S.  p.  208;  PI- 
CHA RDO.  T).  3fi) ;  entre  nosotros  es 
de?!"onocida  esta  acepción. 

Aunque  nuestros  diccionaristas 
nacionales,  mar.  conocedores  de  la 
capital  que  de  los  Estados,  omiten 
la  palabra,  la  diversión  y  el  obje- 
to de  ella  no  son  nada  más  provin- 
cianas, como  que  en  la  Alameda  de 
esta  Ciudad  de  México  tenemos 
unos  muy  simpáticos  caballitos,  en 
donde  se  da  cita  tarde  a  tarde  y  no- 


che a  noclie  la  niñez;  tampoco  es 
tan  nueva  la  diversión,  pues  nos- 
otros recordamos  haber  cabalgado 
en  los  caballitos  para  tomar  fres- 
co y  solazarnos  desde  los  primeros 
tiempos  de  la  infancia,  hace  ya  tal 
vez  una  larga  veintena  de  años. 

Toro  Gisb.  (Americanismos,  p. 
149)  censura  el  uso  de  irnos  caba- 
llitos como  sinónimo  de  Tío  vivo 
(desconocido  aquí),  que  se  hace  en 
el  Perú,  según  Arona,  y  en  Andalu- 
cía; mas  parece  que  la.  crítica  se 
refiere  al  uso  de  la  voz  en  el  sen- 
tido de  máquinas  de  vapor,  acep- 
tando la  nuestra,  toda  vez  que  dice: 
"Caballitos  siquiera  que  se  ven  aho- 
ra en  las  grandes  ferias,  exposicio- 
nes, etc."  Además  de  "dar  multas", 
que  agrega,  parece  también  que  se 
refiere  a  los  mismos  que  describi- 
mos aquí.  Llámase  también  Carru- 
sel.  (V.) 

CABALLO,  m.  SER  DE  A  CABA- 
LLO, fr..  ser  jinete;  tener  destreza 
o  habilidad  para  montar  a  caballo; 
estar  acostumbrado  a  ello. 

"S-is  o  siet*^  de  esos  muchachos  de 
a  caballo,  de  las  mejores  familias,  que 
p"dan  con  los  vaqueros".  (PAYNO, 
Fistol,    t.    II,    cap.    L,    p.    822.) 

2.  También  tiene  el  significado 
metafórico  que  expresa  Icazbalce- 
ta:  "expr.  fam.,  fumar  cigarro  pu- 
ro, y  no  de  papel.  Dlcese  al  que 
ofrece  uno  de  éstos." 

"Sánchez  sacó  cigarros.  ¿Fuma  us- 
ted?, le  dijo  a  su  vecino. — Soy  de  a 
cabaüo".  (FACUNDO,  Jamonas,  t.  II, 
cap.   XII.) 

CABAÑUELAS,  f.  pL  En  esto  de 
las  CABAÑUELAS  andamos  en  des- 
acuerdo americanos  con  españoles, 
y  aún  los  americanos  mismos  en- 
tre nosotros;  por  eso  Toro  Gisbert 
dice  (Dice.  Lar.):  "Cálculo  que  sue- 
le hacer  (no  que  suele  hacer,  sino 
que  hace)  el  vulgo,  basándose  en 
el  tiempo  que  hace  en  los  24  prime- 
ros días  de  Agosto  (o  en  los  12,  18 
o  24  primeros  días  de  enero,  o  en 


CABA 


--  268  — 


CABE 


los  primeros  días  de  Septiembre, 
según  los  países),  para  pronosticar 
el  tiempo  que  hará  en  los  12  meses 
del  añ'O." 

Con  efecto:  el  Diccionario  las  fi- 
ja en  los  24  primeros  d'as  de  agos- 
to; ICAZB.,  en  los  primeros  12  o 
24  días  de  enero;  ÍIEMBR.,  en  los 
primeros  18  de  éste  último  mes; 
por  fin,  BAYO,  más  impreciso,  lla- 
ma así'  a  las  primeras  lluvias  de 
verano  (nuestros  aguaceros),  aun- 
que dice,  por  otra  parte,  "allá  en 
el  mes  de  septiembre." 

A  pesar  de  los  defectos  literarios 
aue  encierra  la  descripción  de 
OCAMPO  (Idiotismos,  p.  137)  acer- 
ca de  las  cabañuelas,  son  éstas  las 
que  mejor  corresponden  a  las  nues- 
tras, aunque  no  precisamente  como 
lluvias :  "Lluvias . . .  sobre  las  que 
hay  mil  preocupaci-ones  ridiculas 
entre  los  campesinos.  Cuentan  p.e. 
que. . .  o  no  en  el  mes  de  Enero  así 
se ... .  a  en  todo  el  año.  Cada  uno 
de  los  doce  primeros  días  de  Ene- 
ro vale  por  un  rpes  contados  en  el 
OT-den  común:  Enero,  Febrero,  Mar- 
zo, etc.  El  d^'a  13  comienzan  los 
n^ismoñ  mesí^R  en  orden  inverso: 
Diciemb^-e,  Noviembre.  Octubre, 
etc.  Desde  el  25  se  cuentan  dos  me- 
ses ñor  día,  de  manera  qne  Enero 
empieza  a  media  noche  del  24  y 
acaba  a  medio  día,  sisniéndole  Fe- 
brero, etc.  Esto  va  hasta  el  30.  El 
día  31  comprende  todos  los  meses. 
uno  por  cada  hora,  en  el  orden  di- 
recto y  después  en  el  inverso."  Te- 
rreros y  el  Dice,  de  Aut.  las  refie- 
ren a  enero,  lo  mismo  que  nosotros. 

Las  de  Ríopl.  son  tan  curiosas  en 
verdad,  qne  bien  vale  ser  reprodu- 
cida su  descripción:  "Las  prime- 
ras lluvias  de  verano,  estación  en 
la  oue  empieza  la  época  de  aguas 
en  la  zona  tropical.  Los  agriculto- 
res bolivianos  toman  una  piedra 
distinta   cada   nueve   días,   allá   en 


el  mes  de  septiembre,  y  por  la  ma- 
yor o  menor  humedad  que  vierte  la 
parte  que  estaba  hundida  en  el  sue- 
lo, predican  la  copia  de  aguaceros 
para  cada  uno  de  los  nueve  meses 
de  la  temporada  agrícola.  A  estas 
piedras  cabalísticas  llaman  tam- 
bién cabañuelas."  (BAYO,  p.  39.) 

CABECEADA,  f. 

Méx.  "Cabezada,  por  "inclinación 
de  la  cabeza  hacia  el  pecho  del  que 
se  va  durmiendo  y  no  está  aco.stado". 
(Dice.)  Tamhién  la  acción  de  alzar  y 
bajar  con  rapidez  la  cabeza  el  caba- 
llo. Me  parece  bien  formado  el  verbo 
cabecear,  y  se  evita  la  equivocación 
fon  rabí'zada.  el  PTolpe  que  se  da  con 
la  cabeza  o  se  recibe  en  ella,  y  con 
i-r.Kc7r.da.  arreo  del  caballo".  (ICAZ- 
BAT^CETA.    p.    fi3.) 

CABELLERA.  (Loranthus  vene- 
tijs.)  f.  Planta  narásita  muy  común, 
familia  de  las  lorantáceas,  que  sue- 
1p  ser  nociva  para  los  árboles  de 
cultivo.  Nace  en  forma  de  cepa  so- 
bre el  tallo  del  árbol,  y  sus  ramas 
de  color  verdinegro  y  de  hojas  lan- 
ceoladas pequeñitas.  se  desarrollan 
como  fibras  colgantes,  a  lo  cual  de- 
be su  nombre. 

"Dos  cansa*?  graves  contribuyen  al 
mal  éxito  de  las  empresas  oacaoteras: 
las  enfnrmedad'^s  parasitarias  y  las 
rriptosrámicas.  Las  primeras  son  pro- 
ducidas por  las  nlantas  p^aueñas  que, 
por  el  mal  cultivo,  se  adhieren  a  los 
tallos  de  los  árboles.  Algunas  de  és- 
tas cbupan  los  jug-os  de  las  plantas 
de  cacao,  en  muchos  casos  basta 
ag'otarlas,  entre  las  cuales  nodemos 
mencionar  como  principales  la  cabe- 
llera, que  hace  s\is  mayores  estrados 
en  los  árboles  de  sombra,  los  oue  con- 
fasrian  despiié.»?  al  cacao".  (MARTÍ- 
NEZ.   Cultivo   del   racpntero,   p.   61.") 

CABELLO,  m.  MUDAR  o  MORIR 
CABELLO,  fr.  con  que  se  expresa 
el  hecho  de  secarse  las  primeras 
barbas  o  cabellos  de  la  mazorca  de 
maíz,  y  que  indica  en  ésta  el  pa- 
so del  estado  de  jilote  o  maíz  tier- 
no  al  de  elote  o  maíz  verde.  V. 
MAÍZ. 

*'En  este  estado  de  hilotes.  es  muy 
aoetecido,  pues  tanto  el  crrano.  como 
el  bacal  o  elote  están  blandos  y  dul- 


CABE 


—  269  — 


CABE 


ees,  que  los  echan  en  el  puchero  u 
olla,   etc.,    y  es   superior;   luego  dicen 

ya  mudó  cabello "  (GIL.  y  SAKXZ, 

El  Caporal,  p.  58.)  —  "En  efecto,  ya 
que  asomaban  las  mazorcas,  le  avisé, 
y  que  había  mudado  cabello".  (ID., 
Ib.,  p.  69.) 

CABELLO  DE  ÁNGEL.  (Poincia- 
na  pulcherrima)  (1)  m.  Hallamos 
este  sencillo  y  florido  arbusto  asi 
en  las  Islas  como  en  tierra  conti- 
nental de  la  América,  con  distintos 
nombres:  cabellos,  o  cabe  I  lites  de 
ángel,  aunque  advertimos  que  no 
es  la  misma  de  nuestro  suelo.  La 
descrita  por  Ocampo  (Idiotismos 
hispano  mexicanos)  es  la  única 
idéntica  a  la  nuestra:  "Planta  le- 
guminosa de  seis  a  ocho  pies  de 
altura;  hojas  aladas  compuestas; 
hojuelas  ovales,  pares,  de  im  gris 
amarillento;  flores  compuestas  úni- 
camente, de  numerosos  estambres 
rosados,  sostenidos  sobre  una  cú- 
pula semiesférica.  Inga  spuria."  Me- 
nos, y  sobre  todo  nada  bueno  lo  que 
dice  RAM.  y  D. :  "Flor  conocida  por 
amapola  en  Yucatán,  por  lele  en 
Córdoba,  por  cabe  Hitos  en  Guerre- 
ro." En  los  lugares  correspondien- 
tes dice  de  amapola  y  lele,  que  son 
"flor  llamada  cabellitos",. . .  y  se 
queda  tan  fresco!  Ranunculácea  es 
en  Cuba;  bejuco,  dice  Membreño; 
la  nuestra  es  leguminosa,  planta  en 
clase  de  arbusto,  no  de  bejuco,  en 
varias  especies  que  se  distinguen 
por  el  color  de  las  flores,  desde 
amarillo  pajizo  hasta  rojo  purpúreo. 

Cuba.  "Planta  ranunculácea,  con 
hojas  de  tres  en  tres,  cordiformes, 
con  pocos  dientes,  velludas  como  las 
flores  que  salen  en  ramilletes.  (Clema- 
tis  habanensis).  Hay  \arias  especies, 
y  también  dan  este  nombre  algunos 
a  la  Disciplinilla".  (PICHARDO,  p. 
36.)  MACÍAS  reproduce  lo  anterior,  ci- 


(1)  Clasificación  propuesta  por  el  se- 
ñor Rovirosa  en  su  obra  "El  Partido 
de  Macuspana",  MS.,  p.  22.  En  la  obra 
Sin.  vulg.  y  clent.,  que  hemos  cita- 
do antes,  llámase  Calliandra  grandi- 
flora.  Bent. 


I  tando  a   Sauv.   que   hace   mención  de 
¡  tres  especies  de  la  Clematls. 

Hond.  MEMBREífO,  p.  47,  descri- 
be con  el  sinónimo  de  crespillo,  la 
Clematls  dioica,  L.,  por  la  cual  des- 
cripción se  ve  que  es  otra  planta  en- 
teramente distinta  de  ésta:  "Bejuco 
que  se  cría  regularmente  en  las  cer- 
cas y  echa  unas  panojas  de  flores  en 
forma  de  cabellos  blancos.  La  hoja 
es  vm  vejigatorio  muy  activo. 

CABEZA,  f.  Con  este  nombre  se 
designa  vulgarmente,  en  la  planta 
del  plátano,  la  parte  que  el  Diccio- 
nario llama  cepa,  "parte  del  tron- 
co.. .  que  está  dentro  de  tierra  y 
unida  a  las  raíces." 

"Cabezas  C-  Aplícase  este  nombre 
a  las  cepas  o  extremidades  inferiores 
de  las  plantas,  después  de  que  han 
fructificado.  Estos  troncos  son  verda- 
deros tubérculos,  que  al  sembrarlos, 
dan  nacimiento  a  tantas  plantas  como 
yemas  u  ojos  tiene  en  su  superficie". 
(MARTÍNEZ,  El  plátano  Roatán,  Ta- 
basco,  p.  9.) 

En  sentido  genérico  se  usa  la  pa- 
labra cabeza  para  designar  los  bul- 
bos o  tubérculos  subterráneos  de 
plantas  como  el  macal,  el  queques- 
te,  etc.,  lo  cual  no  es  fuera  de  ra-- 
zón,  habida  cuenta  de  la  semejan- 
za con  la  cabeza  de  ajo  que  consig- 
na el  Diccionario. 

En  cambio,  cepa  (V.)  es  palabra 
que  tenemos  reservada  para  expre- 
sar el  conjunto  de  tallos  que  tie- 
nen  una  raíz  común. 

2.  Por  aplicación  extensiva  de  la 
acepción  castiza  en  que  la  voz  ex- 
presa el  extremo  de  una  cosa,  llá- 
mase CABEZA  al  cogollo  de  las 
plantas,  la  parte  tierna  del  extre- 
mo superior  del  tallo.  Son  comesti- 
bles las  CABEZAS  de  varias  palme- 
ras. 

ECHAR  O  TIRAR  DE  CABEZA  a 
alguno,  fr.  que  significa  precipitar- 
lo a  la  desgracia  o  al  desprestigio, 
por  actos  de  mala  ley. 

CABEZA  DE  NEGRO  (Anona  mu- 
ricata  L.)  m.  Nombre  íle  una  plan- 
ta y  el  fruto  de  ésta,  llamada  tam- 
bién polbox   (maya.)   (V.) 


CABE 


270 


CABE 


"El  polbox,  o  cabeza  de  negro,  que  | 
se  reputa  enfermiza".  (Dice.  Univ.  de  ¡ 
Hlst.  y  Geogr.,  art.  YUCATÁN,  (De-  ¡ 
part.    de),    t.    III.    del   Apénd.,    p.    986.)  | 

CABEZADA,  f.  "Golpe  dado  con  j 
la  cabeza.  El  que  se  recibe  en  ella,  | 
chocando  con  un  cuerpo  duro."  Dice,  i 
Para  nosotros  es  más  bien  el  gol- 1 
pe  o  embestida  dados  de  frente  con 
la  cabeza;  el  golpe  dado  con  la  ca- ! 
beza,  en  cualquiera  otra  forma,  o  \ 
recibido  en  ella,  se  llama  CABEZA-  i 
ZO.  V.  CABECEADA.  ! 

CABEZAL,  m.  Nunca     llamamos 
así  la   almohada,   de   que  habla  el 
Dice,  sino  la  parte  de  la  cama  ha- 
cia la  cual  se  pone  la  cabeza,  y  en 
plural,  cabezales,  los  travesanos  de 
ambos  extremos  del  mismo  mueble,  '• 
que  unen  los  pilares  o  sostenes  ver-  i 
ticales,  salientes  en  la  parte  supe-  j 
rior.  1 

También  se  usa  la  palabra  en ; 
las  acepciones  de  cabio,  que  expre- 
sa RAMOS  y  D.,  p.  102.  "Travesa- 
nos que  con  los  largueros  forman  el : 
marco  de  puertas  y  ventanas" 
(Dice),  y  en  general  llamamos  así 
a  todo  travesano  sobre  el  cual  des- 
cansa un  larguero,  o  unido  al  extre- 
mo de  éste. 

CABEZAZO,  m.  V.  CABEZADA.      | 

CABEZO,  m.  "Mar.  Roca  de  cima 
redonda  que  sobresale  .del   agua  o 
dista  poco  de  la  superficie  do  ésta."  i 
Dice.  En  nuestra  costa  regional  son 
por  cierto  las  rocas  las  que  menos 
abundan;  no  por  ello  dejamos,  sin  | 
embargo,  de  hallar  en  la  geografía  \ 
descriptiva  del  litoral,  los  cabezos, 
sólo  que  hemos  dado  mayor  exten- 
sión a  la  voz,  una  generalidad  que 
no  tiene,  si  se  quiere,  pero  que  no 
delfi.  de  ser  explicable.     Llamamos  í 
así  a  los  bajos  o  bancos  que  emer-  j 
gen  de  la  superficie  marina  en  las 
barras  o    desembocaduras     de    los  I 
ríos,  tal  vez  aludiendo  a  la  circuns-  ¡ 
tancia  de  hallarse  en  la  "cabeza"  i 


o  embocadura  de  la  corriente  flu- 
vial. 

"En  todas  las  bocas  de  los  ríos  se 
halla  lodo  hasta  que  se  sale  de  las 
cabezas  o  puntas  de  barra,  (cabe- 
zos)". (Gil  y  SAENZ,  Cart.  de  la 
Geografía  de  Tabasco,  p.  69.)  —  "El 
canal  o  paso  de  la  "barra"  describe 
una  curva  a  la  izquierda  o  sea  hacia 
el  N.  W.,  entre  los  dos  cabezos  o  ban- 
cos llamados  "Buey  Grande"  y  "Pa- 
jaral". (GONZÁLEZ,  Los  Ríos  de  Ta- 
basco, p.  34.)  —  En  la  página  77  de  la 
obra  vuelve  el  autor  a  hablar  de  los 
cabezos. 

CABEZOTE.  m.  El  capitel  o  mon- 
tera; parte  superior  o  tapa  del 
alambique  que  cubre  la  caldera.  Es 
el  nombre  vulgar  usado  en  el  len- 
guaje labriego  de  los  ingenios  de 
caña.  No  es  malo  del  todo,  como 
que  está  formado  de  cabeza,  que 
también  se  aplica  a  tal  parte  del 
alambique. 

CABO.  CABO  DE  CITA.  En  los 
vecindarios  o  riberas  de  Tabasco  se 
llama  así  un  agente  de  la  policía, 
auxiliar  de  los  Agentes  Municipales 
o  Comisarios  de  Policía,  cuya  fun- 
cr-ón  oficial  consiste  principalmente 
en  ocuparse  de  hacer  las  notifica- 
ciones o  citaciones  a  los  vecinos,  a 
lo  cual  debe  su  específico  de  CA- 
BO DE  CITA,  aun  cuando  haga  tam- 
bién en  determinadas  cir  constan- 
cias o  en  caso  necesario  verdadero 
papel  de  asrente  de  la  polic.''a.  para 
somete^  al  orden  a  los  rijosos  y 
trastornadores    de   la   p^z   pública. 

También  en  los  pueblos  se  lla- 
man así. 

El  cargo  es  meramente  gratuito, 
y  obligatorio,  por  turnos  de  uno  o 
dos  meses,  siendo  nombrados  los 
agraciados  por  el  respectivo  comi- 
sario, a  discreción. 

Llámasele  también  alguacil  (V.) 

CABRESTADA.  f.  Conjunto  de  ca- 
brestos,  manada  de  éstos:  formado 
como  boyada,  caballada,  vacada  y 
otros  de  igual  índole  que  autoriza 
el  Diccionario. 


CABE 


271 


CACA 


A  propósito,  y  aunque  ya  Cuervo 
(Apuntaciones  críticas,  cap.  X)   es- 
tudió  como   un   caso   de   evolución ', 
fonética  por  alteración  condiciona- 
da  (disimilación),  comunísimo     en 
América,    esta   metátesis;    es     tan 
usual,  que  casi  nadie  dice  cabestro 
sino  cabresto;  tal  parece  que  se  ha 
destituido   del  lenguaje  popular  lo 
que  en  el  lenguaje  culto  pasa  como 
forma     anticuada,  y  así     conserva- , 
mos,  además  de  la  anterior,  cabres-: 
tear,  cabrestiilo,  etc. 

CABRES  EAR. "CABRESTEA  O 
SE  AHORCA.  Si  no  lo  hace  por 
bien,  lo  hará  por  mal."  (ICAZB.) 
Es  de  uso  vulgar. 

"O  cabesteas  o  te  ahorcas."  (Astu- 
cia, t.  I.  cap.  A'II.)  —  ■"Donde  lo  co- 
ja a  carrro,  cabreste?  o  se  ahorca". 
(ID.,   t.   II,  cap.   III.) 

CACAGUAL,  m.  Cacaotal;  plan- 
tío de  árboles  de  cacao.  RAMOS  y 
D.  afirma  que  as^  se  dice  en  Ta- 
basco;  pero  en  verdad  que  después 
de  los  indios,  que  dicen  cacagua  al 
cacao,  a  nadie  más  un  poco  culto 
ha  de  oírsele  tal  badomía.  Tal  vez 
en  Cuba  sea  verdad  que  también 
se  usa.  y  sea  común  (MACÍAS,  p. 
215.)  Dicho  sea  esto,  no  obstante 
que  el  Diccionario  planta  un  caca- 
hual más  feo  que  todo,  sin  decir  de 
donde  lo  deriva,  cuál  es  su  origen, 
espurio  sin  género  de  duda,  a  me- 
nos que  conse-vemos  el  cacan  del 
maya  o  el  cacahuati  del  mexicano; 
más.  en  tal  caeo.  se  contradice  la 
propia  Corporación  en  su  criterio 
al  ado'^tar  cacao  po"  la  forma  casti- 
za de  la  voz  derivada  de  cacahuat. 
como  to'-ne  v  o-róneamente  traduce 
la  rp'7  irdí^TPpi  r^TiQ  es  cacahupt'. 
de  te-''"ip^rión  t'  n'-onia  del  náhuatl 
o  mexicano,  no  t.  desconocida  como 
tal  en  -""ta  len"iia. 

CACA'^.  m.  PEDIR  CACAO:  "pe- 
dir piafía,  darse  por  vencido." 
(IC.\ZB.) 

">f"  'nt'^rrur"Dieron  los  gritos  des- 
aforados  que   dieron   todos.,   unes    pi- 


diendo su  carabina,  otros  sus  caba- 
llos, y  todos  cacao,  como  vulg-armente 
dicen".  (PENSADOR,  Periquillo,  cap. 
XX.   p.    2tiS.) 

Bogotá.  Icazbalceta  cita  a  Cuer\-o, 
{6(i'¿),  que  consigna  la  frase.  Tal  vez 
en  ediciones  anteriores,  pues  en  la 
que  tenemos  la  vista  (5a.,  párr.  907) 
ao   figur-i. 

Costa  Rica.  FERXÁXDEZ  FERRAZ, 
p.    16. 

Venez.  Rn'ODó,  p.  26S,  criticando  a 
Cuer\o  el  uso  de  onomatópica  por  ono- 
matopéyica. 

Icazbalceta,  en  muy  eruditas  ale- 
gaciones, habla  del  cacao,  emplea- 
do como  moneda  antiguamente,  se 
entiende  que  en  México.  Es  de  ad- 
vertir que  igualmente  se  usa  en  los 
países  vecinos,  como  afirma  Róbe- 
lo (Dice,  de  Aztequismos,  p.  248); 
más  aún,  en  todo  Centro  América, 
:  región  productora  por  excelencia 
del  cacao.  Batres  (p.  152)  dice  que 
aun  se  usa  en  algunos  lugares  esa 
moneda;  tenemos  entendido  que 
así  es,  pues  los  indígenas  en  Ta- 
basco  truecan,  como  ellos  dicen,  sus 
producciones  menores,  maíz,  hue- 
vos, etc.  preferentemente  por  el  ca- 
cao, muy  apetecido  por  tales  gen- 
tes para  la  bebida  del  chorote,  que 
es  su  predilecta. 

Si  el  autor  mexicano  antes  cita- 
do creyó  oportuno  hablar  del  em- 
pleo del  cacao  como  moneda,  no 
nos  parece  fuera  de  lugar  expresar 
que  Tabasco  y  Chiapas,  como  en 
otro  lugar  dijimos,  son  las  tierras 
productoras  por  excelencia  del  ca- 
cao en  la  República.  También  se 
encuentra,  aunque  no  tan  abundan- 
te ri  de  igual  calidad,  en  algunos 
ofos  Estados,  como  Michoacán. 

Del  uso  que  de  este  grano  se  hi- 
zo como  moneda  encontramos   da- 
tos    desde     las     "Relaciones  de  la 
Provincia  de  Tabasco."  escritas  en 
i  1579  por  mandato  del  Sr.  D.  Guillen 
;  de  las  Casas.  Gobernador  de  la  Go- 
j  bemación  de  Yucatán   (de  la  cual 
I  dependía  la  Provincia) ,  y  acuerdo 


CACA 


—  272  — 


CACA 


(le  S.  M.  Felipe  II.  En  ellas  halla- 
mos esto:  "Ay  en  esta  provincia  en 
los  pueblos  de  los  naturales  della 
muchas  huertas  y  eredades  de  ca- 
cao que  es  la  moneda  dellos  desde 
su  gentilidad  de  los  quales  ay  mu- 
cha abundancia  de  que  se  coje  de 
tres  mil  cargas  de  cacao  en  cada 
año,  etc."  (MESTRE  G.,  Arch.  hist.- 
geogr.  de  T  abasco,  pp.  44-5.)  "En  el 
bivir  bestir  e  sustento  tenían  por 
costumbre  especial  los  yndios  chon- 
tales  no  comer  sino  solo  bever  e  si 


que  éstos  se  hagan  de  metales  co- 
rrientes, y  que  sólo  por  excepción 
se  usen  de  oro  y  de  plata;  así  tam- 
bién lo  común  parece  que  se  usa- 
ran como  bebida  cualesquiera  clase 
de  cacao,  y  solamente  por  excep- 
ción el  cacao  fino,  más  preciado  y 
por  lo  mismo  más  propio  para  mo- 
neda. 

Los  autores  que  hablan  de  tales 
empleos  así  lo  dan  a  entender,  o 
lo  dicen  claramente.  Don  Cecilio  A. 
Róbelo,  expone:  "Los  mexicanos  co- 


comian  era  mui  poco  y  bevian  unai  nocían...,   cuatro  especies   (de  ca- 

bevida  que  se  haze  de  la  moneda  su- i  cao),  a  saber:  el  quauhcacahuati,  él 

ya  que  es  el  cacao."  mecacahuatl,  el    xochicacahuatl'   y 

Recientemente   se  ha     publicado    el  tlacacahuatl,  o  "cacao  humilde" 

en   esta   Capital   en   una   colección!  (?).  el  más  pequeño  de  todos 

de  "Monografías  Nacionalistas"  i  Todos  los  cacaos  tenían  las  mismas 
muy  importantes,  una  titulada  El  propiedades  y  usos;  pero  para  la. 
Chocolate,  por  D.  Luis  Castillo  Le- 1  bebida  empleaban  de  perferencia  el 
don.  El  que  esto  escribe  ha  hecho  j  tlacacahuatl   (esto  es,  el  cacao  hu- 


algunas  ligeras  rectificaciones  al 
autor,  por  haber  éste  olvidado  el 
batidor  y  algunas  otras  pequeñas 
cosas.  Por  considerarlo  conducente 
aquí,  haré  referencia  de  lo  que  en 
esas  rectificaciones  dije  acerca  del 
uso  del  cacao,  como  moneda  y  co- 
mo bebida.   Según»  Castillo  Ledón, 


milde  (?),  el  más  pequeño  de  to- 
dos). Los  otros  servían  de  moneda, 
etc."  (Dice,  de  Aztequismos»  p.  248.) 
El  tlacacahuatl  es  el  llamado  hoy 
cacahuate,  de  suerte  que  no  era  el 
fino  exclusivamente  el  que  servía 
de  alimento,  sino  que,  por  el  con- 
trario,    casi     "exclusivamente"  nó 


'los  indígenas...  usaban  el  corrien-¡  servía  para  ello,  toda  vez  que,  co- 


te como  moneda, ...  y  el  fino  exclu-  ¡ 
sivamente  de  alimento."  (Ob.  cit.  | 
p.  2).  Nosotros  creemos  lo  contra- 1 
rio:  que  fue  el  cacao  de  mejor  cía- 1 
se  el  que  se  usó  como  moneda  "ex-  j 
elusivamente",  y  el  corriente  comoj 
bebida  aun  cuando  también  de  | 
aquel  pudiera  hacerse  este  uso.  Pa- 


mo  dice  el  autor  alegado,  se  em- 
pleaba "de  preferencia"  el  menor, 
o  de  inferior  calidad. 

D.  Mariano  Veytia  (Texcoco  en 
los  últimos  tiempos,  Ed.  Bustaman- 
te:  pte.  8a.,  cap.  V,  p.  230)  citan- 
do a  Alva  Ixtlilxóchitl  y  a  Chimal- 
pain  dice  que  los  indios  "comercia- 


rece  lo  indicado,  del  mismo  modo  ¡  t)an  con  cacaos;  costumbre  que  aún 


que  en  la  Economía  Política  y  So 
cial  moderna  se  emplean  como  mo- 
neda los  metales  preciosos  de  ma- 
yor valía,  ya  sabemos  por  qué  ra- 
zones de  la  propia  índole  económi- 
ca, y  por  comodidad.  Y  así  como 
pueden  emplearse  también  esos  me- 
tales, el  oro,  la  plata,  para  hacer 
alhajas  y  otros  objetos,  lo  común  es 


se  conserva^  en  Oaxaca";  luego  se 
lee  "y  yo  (el  editor  de  esta  obra, 
originario  de  aquella  ciudad  (1)  lo 


(1)  De  este  paréntesis  aparece  que 
quien  hahla  no  es  el  autor  Veytia.  si- 
no el  editor  Don  Carlos  María  de  Bus- 
taniento.  Esto  engendra  una  de  tan- 
tas confusiones  a  que  da  lugar  la  vi- 
tuperable costumbre  de  este  editor  de 
meter  su  hoz  en  mies  ajena,   a  veces 


CACA 


—  273 


CACA 


he  hecho  siendo  niño,  comprando 
fruta  por  15  ó  20  cacaos  de  los  más 
gordos  y  escogidos  que  no  están 
quebrados  en  lo  que  son  demasia- 
do escrupulosos  los  indios  para  re- 
cibirlos." 

Lo  más  oscuro  es  lo  relativo  a  la 
equivalencia  del  cacao  con  la  mo- 
neda antigua.  TERREROS  se  expre- 
sa así  (Art.  TLACO) :  "En  la  Amé- 
rica lo  mismo  que  cuartillo  de  real 
colunario,  de  modo  que  dividen  los 
die^  cuartos  y  medio  en  dos  cuar- 
tillos, o  cuartos  tlacos,  o  32  cacaos," 
etc.  Él  pasaje  es  oscuro,  tanto  por 
la  redacción  como  porque  el  autor 
no  define  el  real  columnario  en  la 
obra,  moneda  que  según  el  Diccio- 
nario de  la  Academia  es  el  mismo 
real  de  vellón  o  quinta  parte  de 
la  peseta  columnaria.  En  las  Car- 
tas de  Indias  (Madrid,  1870)  se  ex- 
presa con  mayor  precisión  que  "el 
cacao  era  la  moneda  ínfima"  y  que 
"cien  almendras  componían  im 
real",  (p.  660,  nota  33).  Como  se  ve 
la  diferencia  es  patente.  Lo  cierto 
es  que  aun  en  el  día  de  hoy  se  con- 
serva entre  los  indios  la  práctica 
de  estimar  la  libra  de  cacao,  com- 
puesta de  ochenta  manos  o  un  zon- 
tle  de  granos,  en  el  valor  de  un 
oeso  de  ocho  reales;  de  modo  que 
el  real  equivale  a  50  granos  o  al- 
mendras, o  lo  que  es  lo  mismo: 
cuatro  granos  por  un  centavo.  Hoy 
el   precio  es  mucho  más  elevado. 

La  última  equivalencia  explicada 
parece  la  constante  desde  la  época 
colonial,  según  lo  comprueba  este 
pasaje     de     DORANTES     DE   CA- 


s.'.n  advertirlo.  Con  razón  sus  biÓRra- 
fo8  han  dicho  de  él  "jamás  pudo  pres- 
cindir de  la  manía  de  intercalar  en 
el  texto  sus  propias  observaciones, 
«•onfundiéndolas  con  las  del  autor,  y 
menos  pudo  curarse  del  prurito  de 
.iñadir  notas...  ridiculas,  triviales,  in- 
útile.';.  fastidiosas  y*.,  obscenas." 
(Dice.   Univ.   de  Hist.   y  Geogr.)  J 


'  RRANZA,  que  fija  al  cacao  un  va- 
lor que  casi  concuerda  con  el  que 
hemos  señalado,  dice  así:  "Nacen 
unas  almendras  que  llaman  cacao... 
valen  24  mil  almendras,  que  es  una 
carga  que  suele  llevar  un  indio  a 
cuestas,  70  y  ochenta  pesos,  y  los 
dichos  cacaos  y  almendras  corren 
po;-  toda  la  tierra  por  moneda." 
(Sunn.   Reí.  de  N.   España.,  p.  117.) 

CACAOTAL,  m.  Terreno  planta- 
do de  cacao;  plantío  de  este  ár- 
bol. La  Academia  no  define  esta 
%oz.  dándola  solamente  como  sinó- 
nimo de  cacahual,  lo  que  quiere  de- 
cir que  ésta  es  la  que  debe  usarse 
preferentemente. 

Lo  común  en  Tabasco  es  llamar 
hacienda  al  plantío  de  cacao;  sue- 
len las  personas  leídas  usar  de  ca- 
caotal, aunque  aparezca  algo  exóti- 
ca la  voz;  pero  de  cacahual  (o  ca- 
'cagual,  como  dice  Ramos  y  Duarte) 
ni  los  muy  cultos  ni  los  que  no  lo 
son  le  usan  jamás.  Quédese,  pues, 
para  los  académicos. 

CACAOTERO,  RA.  adj.  Relativo 
al  cacao:   industria     CACAOTERA. 

"I>a  alza  de  derechos  a  los  cacaos 
extranjeros,  favoreciendo  la  produc- 
ción nacional  de  este  fruto,  es  decir, 
a  la  industria  as^rícola  cacaotera,  per- 
judica a  la  indfstria  nacional  elabora- 
dora  de  chocolates."'  (El  Partido  Li- 
beral, núm.  15.  S.  Jn.  Bautta.,  oct.  23- 
iSS3.> — "En  f\  posible  conflicto  de  la 
industria  asfrícola  cacaotera."  (Ibid., 
id.) 

CACARAÑA,  f.  "Señal  u  hoyo 
que  lieja  la  v^iruola.  Por  extensión 
se  aplica  a  los  hoyos  pequeños  y 
numerosos  que  hay  en  cualquier 
objeto".  (principalmente  si  son 
desiguales  e  irregulares.)   (ICAZB). 

La  Academia  que.  como  siempre, 
anduvo  desatinada.  decÍH  antes  que 
cararaña  y  cacarañado  eran  voces 
de  México.  Ya  en  su  última  edición 
(14a.)  reparó  en  el  error  y  quitó 
lo  de  México;  pero  aún  srgue  sien- 
do deficiente,  según  estas  palabras 

18 


CACA 


274 


CACA 


de  Róbelo  indican  (Dice,  de  Pseu- 
doaztequismos,  p.  3):  "Tampoco  es 
cierto  que  cacarañado  sólo  se  apli- 
que al  rostro  de  una  persona",  pues 
se  dice  también:  fruta  cacarañada, 
dulce  cacarañado,  pared  cacaraña- 
da. Cacarañado  es  lo  que  estaba 
terso  y  liso,  y  después  tiene  hoyos 
u  otras  señales  en  la  superficie". 
Esta  deñnipión,  por  otra  parte,  es 
de  lo  más  acertado  y  preciso  que 
pueda   darse. 

Hasta  allí  por  cuanto  al  significa- 
do de  la  voz;  en  relación  a  su  eti- 
mología, la  cosa  anda  peor  por 
cuenta  de  la  Real  Academia.  "Qui- 
zá de  caca",  dice.  ¡Eso  de  traer  de 
caca  el  origen  del  sello  que  al'  in- 
dividuo queda  en  la  cara  como  tra- 
sunto de  la  viruela,  cuasi  sube  al 
tono  de  una  injuria!  Róbelo  (loe. 
cit.),  mejor  orientado  tal  vez  que 
el  Maestro  Macías  (Dice.  Cubano, 
p.  217),  a  quien  critica,  expone  que 
"Cacarañado  es  una  contracción 
irregular  de  cara  arañada".  Parece 
lo  más  conforme  con  la  eufonía,  du- 
plicando el  sonido  ca-ca,  de  todos 
modos  menos  ingrato  que  ra  (sua- 
ve) :  ca-ra-ra-ña-da,  tanto  más  si  se 
atendió  a  la  concordancia  incorrec- 
ta de  cara  y  arañado  para  formar 
el  masculino. 

La  Academia  se  olvidó,  por  úl- 
timo, del  verbo  cacarañar,  "Arañar, 
lellizcar  una  cosa  hasta  llenarla  de 
hoyos  pequeños  o  cacarañas", 
(ICAZB.),  y,  rehacía  por  tempera- 
mento, aun  no  le  da  entrada  en  su 
décimacuarta  edición. 

Cacaraña,  cacarañado,  da  y  caca- 
rañar, corren  por  toda  la  América 
española;  seguramente  tal  vez  por 
España  también,  aun  cuando  la 
Docta  Corporación  no  acuerde  el 
uso  del  verbo. 

Bayo,  (Voc.  sudamericano,  p.  40) 
echando  su  cuarto  a  espadas,  en  lo 
lelativo  a  etimología,  dice  que  ca- 


carañado es  voz  quechua  de  caca- 
raña, por  más  que  ésta  no  sea  re- 
gistrada en  el  vocabulario.  Dada  la 
tendencia  irrazonada  de  ciertos  au- 
tores a  sacar  de  una  lengua  deter- 
minada cuanto  vocablo  les  viene 
en  gana,  nos  creemos  autorizados 
para  tener  nuestras  reservas  en 
admitir  a  ojos  cerrados  ciertas  eti- 
mologías. Lo  más  acertado  parece, 
en  este  caso,  la  opinión  del  Lie. 
Cecilio  A.  Róbelo.     ' 

CACARIZO,  ZA.  adj.  "Méj.  C»ca- 
rañado".  Dice.  Ahora  sí  reapareció 
lo  de  Méj.  Si  el  Diccionario  hubie- 
ra dicho  "tal  vez  de  Méjico",  nos 
prestaría  tanta  fe  como  "tal  vez 
de  caca";  pero  aquí  no  aventuró 
parecer,  se  comprende  que  por  tra- 
tarse de  un  derivado  de  cacaraña, 
con  la  variante  de  terminación  izo, 
y  por  tanto,  también  procedente 
"tal  vez  de  caca". 

Icazbalceta  que  registra  el  voca- 
blo, no  alega  autoridad;  podríamos 
dar  la  siguiente: 

"La  A'irgen  de  Cíiiadahipe  y  la  de 
los  Remedios: 

— Necia,  cacariza,  le  decía  la  de 
Guadalupe. 

— Ordinaria,  mala  .sangre,  replicaba 
la  de  los  Remedios."  (PRIETO,  Me- 
morias, (28-40)  cap.  r,  p.  20.) — "Re- 
verendos Padres,  como  el  padre  Pe- 
r;ilta  de  San  Agustín,  sin  olvidar  ni 
al  cacarizo  Torres,  ni  a  mi  tío  Don 
Manuel  Rodríguez."  (ID.,  ibid.,  cap. 
II,    p.    102.) 

CACASTE,  m.  "CACASTLE.  Ar- 
mazón de  madera  para  llevar  algo 
a  cuestas".  Aunque  ligera  la  defi- 
nición de  la  Academia,  así  es  poco 
más'  o  menos;  a  pesar  de  que  no 
es  simple  armazón,  sino,  mejor  "es- 
pecie de  alacena  portátil  de  enre- 
jado". (ICAZB.)  Nosotros,  como  en 
Honduras  (MEMBREÑO),  decimos 
CACASTE:  lo  mismo  hemos  ob- 
servado en  México.  Róbelo  (Dice, 
p.  485)  consigna  cacasclef  como 
forma  del  aztequismo.  Dado  que  la 
terminación  ti,  tli,  náhuatl  o  mexica- 


CACA 


CACI 


na,  se  traduce  en  castellano  te: 
apaste,  tenamaste,  etc.,  nuestra  for- 
ma cacaste  debe  tenerse  como  me- 
jor tradudcción  del  aztequismo. 

OCAMPO.  (Voc.  de  idiotismos,  p. 
140)  establece  en  forma  clara  la 
diferencia  entre  cacaste  (cacastle, 
dice  él)  y  huacal:  "Diferenciase  de 
éste  en  ser  mayor  y  de  distinta  fi- 
gura, como  dispuesto  para  cargarse 
sobre  la  espalda,  mientras  aquél  se 
carga  sobre  el  lomo  de  animales, 
ordinariamente  acompañado  de  otro 
igual". 

I^ubio  censura  en  forma  demasia- 
do acre,  más  que  ática,  la  famosa 
definición  de  la  Academia,  refirién- 
dose a  la  cual  dice:  "Es  decir,  que 
el  cacaxtle  puede  ser  prismático, 
cónico,  cilindrico,  piramidal,  esfé- 
rico; cualquiera  que  sea  la  forma. 
;Qué  barbaridad! 

"Seguramente  que  el  académico 
autor  de  esa  dítmición  no  tuvo  la 
más  ligera  idea  de  lo  que  estaba 
definiendo,  y  por  efecto  de  esa  in- 
creíble vaguedad  en  la  forma;  con- 
virtióse en  un  disparate  la  preten- 
dida definición. 

"Enteradísimo  debe- quedar  quien, 
no  sabiendo,  quiera  saber,  por  lo 
que  dice  la  Academia,  lo  que  es  un 
cacaxtle,  etc."  (Los  llamados  mex. 
de    la   Academia,  p.   52.) 

2.  Especie  de  armazón,  tapesco  o 
enrejado  de  jahuacte  o  de  palitos, 
colocado  por  lo  común  sobre  el  fo- 
gón, en  la  casa  campesina,  para  se- 
car y  ahumar  frutas,  jicaras,  cocos, 
carnes,  etc.  Llámase  también  ca- 
castillo  y  tapesquillo. 

En  CAVADA  (VOcab.  de  Chiloé) 
hallamos  descrito  este  utensilio  ca- 
sero con  el  nombre  de  COLLÍN, 
que  entre  nosotros  se  aplica  al  ma- 
chete (V.) 

CACASTLERO.  m.  El  aue  carga 
en  cacastes.  El  que  los  hace,  o  los 


No  viene  de  más  reproducir  aquí 
lo  que  dice  el  citado  señor  Rubio, 
censurando  justamente  la  defini- 
ción de  la  Academia,  tan  desatina- 
da y  caprichosa  como  casi  todas 
las  que  a  cosas  de  América  se  re- 
fieren. Dice  así:  "Cacastiero.  m. 
Méj.  India  que  transporta  mercan- 
cías u  otras  cosas  en  cacaxtle". 
(Acad.) 

No,  señor;  aquí,  cómo  de  costum- 
bre, sobra  el  indio.  Cacaxtlero  no 
es  más  que  el  que  carga  el  cacax-. 

tle,  quienquiera  que  él  sea Si 

algún  académico  español,  el  autor 
de  estas  definiciones,  por  ejemplo, 
viniera  a  menos  y  tuviera  que  ver- 
se en  la. . . .  necesidad  de. . . .  car- 
gar el  cacaxtle,  sería  cacaxtlero  sin 
ser  indio...."  (Mex  de  la  Ac,  p. 
53.) 

CACARÉ  (Del  maya  kak,  fuego,  y 
té,  árbol:  árbol  del  fuego;  sin  du- 
da, por  la  resistencia  de  la  casca- 
ra del  fruto.)  m.  Árbol  gigantesco, 
semejante  al  guapaque  por  el  ta- 
llo y  las  hojas.  Fruto  del  mismo 
noipbre,  semejante  a  la  avellana, 
negro  cuando  maduro,  de  cascara 
resistente;  al  interior  lleva  una 
nuez  muy  blanca,  blanda,  muy 
amarga.  Cómese  cocido  con  sal,  Es 
planta  propia  de  Chiapas,  mejor 
que  de  Tabasco. 

CACIMBA,  f.  f.  "Hoyo  que  se  ha- 
ce en  la  playa  para  buscar  agua 
potable'.  (Dice.  La  misma  defini- 
ción da  el  Dice.  Marít.,  diciendo 
sólo  después  de  hoyo  "o  pozo,  que 
los  navegantes".  MACÍAS  y  PICH. 
dan  estas  otras  acepciones:  "Cavi- 
dad formada  en  la  tierra  a  mane- 
ra de  pozo,  pero  de  muy  poca  pro- 
fimdidad;  II,  barril  o  tinajón,  en- 
terrado para  recoger  el  agua  llove- 
diza, o  de  algún  manantial;  III, 
hueco,  o  cavidad  hecha  en  los  tron- 
cos -de  las  palmas,  u  otros  árboles 
corpulentos,  para  que.  conservando 


CACI 


276  — 


CACL 


el  agua  de  lluvia,  pueda  mitigar  la 
sed  del  campesino  trabajador,  o  del 
transeúnte".  (Dice.  Cubano,  pp.  217- 
18.)  Pich.  lo  escribe  con  s,  y  censu- 
ra la  forma  con  c.  Ha  creídosele 
voz  indígena  (Bach.,  c.  p.  Macías) ; 
pero  más  acertado  parece  lo  que 
opina  el  propio  autor  del  Dice,  cu- 
bano: "Es  voz  española  y  muy  cas- 
tiza.... Es  una  variante  o  forma 
accesoria  de  cachimba";  ésta  la  de- 
riva de  cazo,  de  donde  la  Acad.  de- 
riva directamente  la  cacimba. 

Así  sería  todo  esto;  mas-  para 
nosotros  la  CACIMBA  es  otra  co- 
sa: especie  de  casa,  que  sirve  co- 
mo troje  provisional  para  guardar 
en  el  campo  o  en  la  misma  milpa 
el  maíz  cosechado  en  la  pizca,  en- 
tre tanto  se  transporta  a  la  hacien- 
da. Es  a  manera  del  bohío  de  te- 
cho cónico  hecho  de  guano,  que  ca- 
si llega  al  suelo;  sin  paredes  ver- 
ticales y  asentado  por  lo  general 
sobre  un  piso  o  tapesco  de  palos, 
levantado  sobre  horquetas  o  pilas- 
tras a  alguna  altura  del  suelo,  para 
evitar,  ora  la  acción  de  la  huAie- 
dad,  ora  la  invasión  de  hormigas 
u  otros  animalejos  que  atacan  el 
maíz.  La  CACIMBA  se  construye 
cuando,  por  tenerse  que  tapizcar  ur- 
gentemente la  milpa,  no  hay  tiem- 
po para  transportar  el  maíz  acto  se- 
guido hasta  la  finca. 

"Si  hay  vía  fluvial,  lo  acarrean  en 
cayucos  o  canoas  (el  maíz) ;  y  de  no, 
muchas  veces  lo  dejan  en  cacimbas  en 
el  monte. — Estas  cacimbas,  son  unos 
tapezquitos  o  camas,  forrados  de  la 
misma  caña  del  maíz,  que  los  acomo- 
dan a  raíz-suelo,  allá  forman  en  pi- 
llóte el  maíz,  y  luesro  lo  tapan  con  ho- 
jas... Ahora  el  ponerlo  en  casimbas 
m.ás  adelante  emitiré  mi  juicio."  (Gil.. 
Y  SAENZ,  El  Caporal,  p.  .58.)—  "En 
fin  como  deban  prepararse  las  trojas 
y  lugares  para  guardar  y  depositar 
el  maíz  o  si  se  deja  en  casimbas  en 
e'  monte  tiene  sus  inconvenientes,  es- 
tas casimbas,  por  estar  muy  pegadas 
al  suelo  pronto  se  humedece  el  gi-a- 
no."    (ID.,    ibid.,    p.    50.) 


2.  También  llaman  CACIMBA  en 
fcl  campo,  más  por  la  región  orien- 
tal del  Estado,  a  un  tronco  grueso 
de  árbol,  hueco  y  chamuscado,  a 
fin  de  que  resista  la  humedad,  que 
se  acomoda  a  los  pozos  a  manera 
de  revestimiento  interior,  para  evi- 
tar que  las  paredes  se  desplomen. 

CACLE  (Del  mex.  cactli.)  m. 
Icazb.  define:  "Sandalia  tosca  de 
cuero  que  usan  generalmente  los 
indios,  y  la  tropa  cuando  camina. 
Los  primeros  religiosos  la  adopta- 
ron". La  Acad.  copió  textualmente, 
con  supresión  del  párrafo  final.  Ru- 
bio (IVIex.  de  la  Acad.,  p.  53),  cri- 
ticando la  definición  del  Dice,  di- 
ce: "Se  le  da  el  nombre  de  cacle, 
por  extensión,  y  vulgarmente,  a  to- 
da clase  de  calzado;  y  eso  que  in- 
tenta definir  la  Acad.  no  es  más 
que  el  huarache,  usado  en  México 
por  una  gran  mayoría  del  pueblo 
bajo.  !Ah!,  y  también  por  la  tro- 
pa cuando  camina". 

Por  lo  dicho  se  entenderá  que 
la  crítica  recae,  a  fin  de  cuentas, 
en  Icazb.,  a  quien  copió  la  Acad., 
y,  aunque  un  tanto  hiperbólico,  no 
carece  de  razón  Rubio,  porque  no 
la  usan  sólo  los  indios,  y  porque 
resulta  redundante  eso  de  "cuando 
camina",  aplicado  a  la  tropa.  Em- 
pero; tampoco  es  cierto  que,  como 
dice  el  crítico,  se  llame  cacle  "a  to- 
da clase  de  calzado";  jamás  hemos 
oído  a  nadie  llamar  cacle  al  zapa- 
to, por  tosco  y  corriente  que  sea 
éste,  a  no  ser  en  estilo  festivo  o 
irónico. 

Lo  cierto  es  que  en  México  cacle 
y  guarache  son  sinónimos,  usándo- 
se comúnmente  éste,  con  marcada 
preferencia  sobre  aquél,  que  casi 
se  ha  olvidado. 

En  Tabasco,  por  el  conti-ario,  hua- 
rache es  muy  poco  usado;  mejor 
dicho,  no  se  entiende  como  sinóni- 
mo   perfecto    de    cacle,    sino    como 


CACL 


CACT 


cosa  distinta,  como  pue'de  verse  en 
su  lugar.  ' 

El  cacle  es  una  sandalia  tosca, 
constituida  únicamente  por  la  sue-^ 
la  que  se  ata  por  medio  de  una 
bolina  que  abraza  la  pala  del  pie 
y  pasa  luego  por  el  talón.  La  suela 
lleva  tres  huecos:  uno  adelante 
que  corresponde  a  la  abertura  del 
pulgar  y  el  índice;  y  los  otros  dos 
a  ambos  lados  del  pie,  correspon- 
diendo a  la  dirección  del  tobillo. 
La  bolina  arranca  del  hueco  delan- 
tero, quedando  sujeto  el  extremo 
de  la  parte  inferior  por  un  nudo; 
cruza  el  dorso  del  pie  y  penetra 
de  arriba  abajo  en  uno  de  los  hue- 
cos marginales,  volviendo  por  de- 
bajo del  entrante  para  Ipzar  en  sf 
guida  el  calcañar,  pasando  de  igual 
modo  la  otra  perforación  hasta  re- 
matar en  la  guía  del  principio,  so-  , 
bre  el  empeine: 

El  cacle  es  usado  principalmente 
por  la  gente  de  campo,  para-  defen- 
derse de  las  espinas  o  de  las  aspe- 
rezas muy- agrias  del  suelo. 

El  guarache,  por  allá,  es  un  poco 
más  complicado:  comprende,  ora 
una  piel  que  recubre  el  empeine  y 
otra  el  talón,  ora  una  serie  de  co- 
rreas o  bolinas  que  pasan  de  un  la- 
do a  otro,  sujetando  la  suela  al  pie. 
Es,  podemos  decir,  como  la  trans- 
sición  del  calzado,  entre  el  cacle  y 
el  zapato. 

Comúnmente  se  dice  cáete  (1); 
sólo  la  gente  muy  vulgar  dice  caite, 
forma  corriente  en  C.  América,  se- 
gún Gagini  y  Membreño,  cosa  que 
nos  parece  rara  en  verdad.  V.  GUA- 
RACHE. 

"Bustos  formados  en  piedra-ladri- 
llo de  medio  relieve  y  que  represen- 
tan a  sus  héroes,  ora  en  forma  de 
una  india  ricamente  ataviada,   ora  un 

(1)  Ramos  y  Duarte  dice  que  cacle 
os  "adulteración  del  aztequismo  cac- 
tli."  Es  un  error  filológico;  cactli  e.'< 
la   propia  voz   azteca. 


indio  primorosamente  esculpido,  con 
sus  cahctes  en  los  pies,  coronada  su 
cabeza  con  el  casquete,  teniendo  en 
una  mano  el  arco  de  flechas,  y  en  la 
otra  masos  de  ellas  de  vistosos  pluma- 
jes." (GIL,  Y  SAEN'Z,  Comp.  hlst. 
geográf.,  p.  58.)  — "Yo  he  dado  en  fi- 
gurármelos (a  los  cantadores  y  poe- 
tas populares)  lo  más  rústico  que  pue- 
da inmag:inarse:  descalzos  o  cuando 
mucho  con  los  tradicionales  cacles  o 
cacles  atados  a  los  pies."  (QUEVEDO, 
Lírica  popular  tabasqueña,  p.  2.)  — 
'Cuando  salí  al  otro  lado  me  cho- 
rreaba la  sangre  desde  la  cabeza  has- 
ta los  pies:  había  perdido  el  fusil,  la 
mochila,  el  bastimento,  sombrero  y 
cactes."  (COFFIX.  Gral.  Gutiérrez, 
XXVI,  p.  205.) — "Eso  quiero,  dadme 
una  vestimenta  usada;  si  está  sucia 
y  rota,  mejor:  dadme  unos  cactles  y 
un  chontal."  (MERIXO,  Ruta,  XXXIX, 
p.    187.) 

Méx.  "Especie  de  calzado  que  deja 
todo  el  pie  descubierto,  pues  la  suela 
sólo  se  sostiene  con  dos  anchas  fajas." 
(OCAMPO,  Voc,  p.  140.)  Difiere  del 
nuestro  en  lo  de  "Las  anchas  fajas" 
que  en  éste  son  correas. 

C.  Rica.  "CAITE.  Sandalia  de  cuero 
sin  curtir  que  cubre  la  planta  del  pie 
y  se  sujeta  con  unas  correhuelas  cru- 
zadas sobre  el  empeine  y  anudadas 
al  tobillo."  (GAGIXI,  Ob.  clt.,  p.  106.) 
El  que  se  usa  en  Tabasco  es  de  piel 
curtida,  pues  a  causa  de  la  humedad 
y  abundancia  de  aguas,  el  cuero  crudo 
no  podría  usarse  porque  se  reblandece 
enteramente  al  inojarse.  Las  correhue 
las  no  anudan  al  tobillo,  como  se  ha 
dicho,  sino  en  el  empeine.  La  forma 
lexicog-ráflca  caite  es  ima  verdadera 
corrupción  del  aztequismo:  en  nuestro 
Estado  solo  la  gente  níuy  vulgar  di- 
ce  así. 

Hond.  "CAITE.  Así  se  ha  castella- 
nizado en  Hondui'as  y  Nicaragua  el 
azteca  cactli,...  que  los  mexicanos  di- 
cen  cacle SóIq  cubre  la  planta  del 

pie  y  se  sujeta  a  éste  con  una  corre- 
huela por  medio  de  tres  puntadas.  La 
de  los  mexicanos  se  parece  a  las  egip- 
cias...."   (MEMBREÑO.    p.    31.) 

CACTÉ.  (Del  maya:  kat,  salvar 
el  paso,  y  té,  árbol,  palo  en  gene- 
ral.) m.  Nombre  que  se  da  también 
a  la  barandilla:  palo  que  sirve  pa- 
ra pasar  en  los  arroyos. 

Respecto  a  la  etimolog'a,  la  se- 
giuida  raíz  pudiera  ser  también  tec 
(maya),   breve,  presto,    rápidamen- 


CACHA 


á78  — 


CACHE 


le,  pues  el  cacté  o  barandilla  no  es  ' 
otra    cosa    que    aquello    que    sirve 
para  "salvar  un  paso  brevemente". 

CACHA,  f.  Mango,  puño,  empu- 
ñadura. "El  man^odel  cuchillo",  di- 
ce TERREROS. 

El  Diccionario  no  da  a  esta  voz 
más  que  el  significado  de  "cada 
una  de  las  dos  piezas  u  hojas  de 
que  se  compone  el  mango".  Nos- 
otros, y  con  nosotros  todos  los  his- 
panos del  Nuevo  Mundo,  pasando 
de  las  partes  al  todo,  hemos  dado 
en  llamar  así  al  conjunto  de  las  dos 
cachas  o  sea  el  mango,  pero  en 
verdad  que  no  debemos  andar  muy 
fuera  de  razón,  cuando  Terreros  re- 
gistra como  primera  acepción  la  de  ¡ 
"mango  del  cucliillo".  i 

"Hasta  la  cacha,  decía  entre  dicn-  I 
te.s,  hasta  la  cacha,  señor  ingeniero,  y| 
todavía  sería  poco  para  tamaña  s!n-  ¡ 
^ergUonz.<vda."  (CORRl'A  DK  CAR-  \ 
TER,    Paulina,   p.    77.) 

C.   Rica.   GAGINI,   p.   103.  i 

Hond.   ATE.MBREÑO,   p.   20. 

Chile.    OKTCZAR,    p.    fiS.  ; 

Ríopl.    BAYO   dice  que  es  voz  que-  j 
chiia.    Tal    vez    lo    fuera   en    las    acep-  i 
cione,s    de    "quebracho    blanco"    y    de ' 
"iircón  de  madera"  que  el  autor  le  da; 
].ero   en    la    tercera   de    "espolón    arti- 
ficial  que   se    le   pone    al   grallo   de   pe- 
lea"   tiene    semejanza,    casi    identidad 
con  la  castiza,   y  en  tal  caso  hay  que 
dudar   también   de   esa   etimología.      A 
esto    último    llamaiTios   nosotros   zapa- 
tón. (V.)   Ferraz  (Náhuatl,  de  C.  Rica, 
p.    17),    por  su   parte,   halla  en   el   me- 
xicano el  orig-en  de  la  voz:  de  catzaua. 

A  MEDIAS  CACHAS.  Expresión 
equivalente  a  A  medios  chiles:  me- 
dio borracho.  De  i>so  vulgar. 

CACHADA.  1.  Cornada. 

De  llamar  cacho  al  cuerno  o  asta 
de  las  reses,  ha  venídose  en  decir 
CACHADA  por  cornada,  por  más . 
que  no  sea  esto  muy  común.  Me- 
nos lo  es  el  uso  de  cachazo,  que  da  ' 
Ramos  y  Duarte.  Parece  más  bien 
una  acepción  antigua,  toda  vez  que 
Terreros  dice  "el  golpe  de  la  pun- 
ta y  algún  otro  semejante".         > 

Hond.   ME.Mi;UF>SO,  p.   29. 


Bogotá.   Cl»ER\'0,  párr.   5.32. 

CACHAZA,  f.  "Voz  brasileña.  El 
resacado,  tafia  o  aguardiente  de 
muchos  grados.  (?•)  —  La  espuma 
del  guarapo  al  retinarse".  (BAYO, 
Ob.  cit.,  p.  41.) 

Valias  razones  se  oponen  a  que 
admitamos  como  justificada  esta 
etimología.  En  primer  lugar,  el  ha- 
llarse en  la  Academia  sin  la  indi- 
cación de  que  sea  voz  americana, 
o  provincial  (lo  mismo  en  Terre- 
ros) ;  en  segundo  lugar,  la  circuns- 
tancia de  haber  existido  en  Cuba 
con  esta  acepción  de  "espuma  de 
jugo  de  caña",  antes  que  eñ  el  Dic- 
cionario de  la  Academia.  Menos 
razonable  parece  traerla  del  ná- 
huatl, como  se  empeña  en  hacer- 
lo 1'.  Ferraz  en  sus  Nahuatlísmos 
de  Costa  Rica. 

CACHAZUDO,  m.  En  la  nuestra 
que  es  tierra  propicia  para  el  cul- 
tivo del  tabaco,  como  en  Cuba,  se 
llama  asi  (por  la  lentitud  con  que 
anda)  el  gusano  que  ataca  aquella 
planta,  magistralmente  descrito  por 
Fichardo:  "Gusano  que  tiene  dos 
pulgadas  de  longitud,  color  cenizo 
listado  de  amarillo  luciente,  cabe- 
za negra  y  dura,  provista  su  boca 
de  dos  garras  o  dientes.  Durante 
el  día  permanece  oculto  debajo  dé 
la  tierra,  y  por  la  noche  sale  a  roer 
el  tallo  y  la  hija  del  tabaco.  Por  es- 
to la  pesquiza  se  hace  de  noche. 
(Sphiux  Carolina.)"  Suele  llamar- 
se también  cachaza,  como  sucede 
igualmente  en  Cuba,  según  Macías. 
"En  los  semilleros  (de  tabaco)  sue- 
len perderse  muchas  plantas  por  el 
r.taque  de  va-rios  insectos  nocivos;  en- 
tro éstos  los  más  perjudiciales,  que 
})acen  sus  ostrag'os  durante  la  noche, 
son:  el  gusano  conocido  con  el  nom- 
bre de  cachazudo..."  (KRAUSE.  Cult. 
del  Tabaco,  p.  01.) — "El  gusano  cacha- 
zudo es  de  un  color  gris  o  cenizo  ne- 
gruzco, caulígí'.lo;  llega  a  crecer  a  4 
centímetros..."    (ID.,   Ibid.,  p.   109.) 

CACHETADA,  f.  Golpe   dado  en 
la  cara  con  la  mano  abierta.     Voz 


CACHE 


279  — 


CACHI 


muy  nacional,  pero  también  exten- 
dida en  América. 

Por  más  que  la  generalidad  de 
los  autores  censuren  esto  que 
ARONA  llama  "provincialismo  pu- 
ro", lo  cierto  es  que,  juzgando  por 
su  analogía  con  nalgada,  cabezada 
y  otr«s  semejantes,  aparece  hasta 
mejor  formada,  si  se  quiere,  que  la 
misma  bofetada,  la  cual  como  de- 
rivación forzosa  de  bofe,  poco  o  na- 
da tiene  que  ver  con  la  mejilla. 

Tal  vez,  siquiera  sea  por  mera  ca- 
sualidad, nuestro  pueblo  al  decir 
bofetazo  (V.)  golpe  que  se  da  en 
la  región  del  bofe,  anduvo  más  cer- 
ca de  la  propiedad. 

"Enojado  el  ranchero  después  de  un 
golpe  que  le  dolió, — ;Hola! — le  dijo — 
¿con  que  va  de  veras?  I  entonces 
aquello  fue  una  g^ranizada  de  cacheta- 
das." (PRIETQ,  Memorias,  2S-40,  cap. 
V,  p.  336.) — "Por  un  quítale  esas  pa- 
jas se  armó  la  gorda,  álzanse  los  gri- 
tos, llueven  los  palos;  cachetadas  y 
trompadas  abollan  ojos  y  narices." 
(ID.,  ibid.,  40-53,  cap.  II,  p.  77.) — "Y 
diciendo  y  haciendo. ...  se  dio  el  mis- 
mo una  tunda  de  cachetadas  que  se 
puso  moro."  (ID.,  Ibid.,  cap.  V,  p.  369.) 
— "Sintió  (Ernesto)  la  luz  como  una 
cachetada,  y  si  hubiera  podido,  ha- 
bría insultado  a  la  aurora."  (FACl'X- 
DO,    Marldltos,  cap.    IX,   p.   136.) 

Méx.   ICAZBALCKTA,  p.  59. 

Venez.  "Golpe  tan  fuerte  como  una 
trompada  o  puñetazo,  dado  en  una.  de 
las  mejillas  con  la  mano  abierta." 
(PICÓX   PEBRES,   p.   60.) 

Perú.  "Siendo  til  nuestra  pereferen- 
cia  por  la  palabra  ésta  íoachete),  es 
natural  que  cachetada  (pronvincialis- 
mo  puro)  prive  mucho  más  que  bo- 
fetada."   (AUOXA.    p.    7S.) 

CACHETE,  m.  Mejilla,  carrillo. 

Arona  truena  contra  el  uso  pre- 
ferente de  esta  voz;  Icazbalceta  le 
reproduce  y  corea;  pero  "téngase 
entendido  que  entre  nosotros  todo 
el  mundo  dice  cachetada".  (PICÓN 
PEBRES,  p.  60.) 

TERREROS  trae  Cachetes,  por 
"los   carrillos,  o  mejillas". 

CACHETEADA,  m.  Tunda  de  ca- 
chetadas;   también  cachetina.     Ac-j 


ción  y  efecto  de  cachetear  o  cache- 
tearse. Muy  coaiuin  en  el  lenguaje 
ramiliar 

CACHE  EAR.  a.  Dar  de  cache- 
tadas. U.  más  c.  pr.,  cachetearse, 
dirse  rec^pi  ocamenle  dos  o  más 
perso::as  de  cachetadas. 

Existiendo  cachete  en  el  Diccio- 
naiio,  no  nos  parece  reprobable  el 
verbo  cachetear,  formado  a  modo 
de  nalguear,  de  nalga. 

Aun  no  figuran  en  los  léxicos  na- 
cionales, este  verbo  ni  el  sustanti- 
vo cachetada,  no  obstante  ser  am- 
bas voces  de  uso  extendido  en  toda 
la  República. 

— "¿Pos  qué  le  pasa,  compadre?  Le 
cacheteó  mi  come  Petrona?  inquirió 
Señó  Juan,  deveras  alarmado."  (Ta- 
basco  gráfico,  no.  1.  Enero  11-913:  art. 
Costumbres  regionales,  por  A.  T.VRA- 
CEXA.) 

CACHETÓN,  NA.  adj.  Cínico,  des- 
vergonzado, descarado;  pero  más 
enérgico  y  despectivo  que  éstos. 
Dícese  también  carón.  (V.) 

2.  También  tiene  en  sentido  recto 
la  acepción  que  como  mexicanismo 
le  da  Icazb. :  "cachetudo.  Suele  to- 
marse también  por  gordo." 

Bogotá.   Ct'ERVO.   párr.   St3. 

'CACHIFOLIADO,  DA.  DARSE 
POR  CACHIF  OLIADO,  fr.  declarar- 
se corrido,  vencido  o  humillado. 
Muy  usual  en  leng.  fam. 

Es  una  corrupción  de  cachifollar 
que  da  el  Dice,  "Dejar  a  tmo  deslu- 
cido y  humillado";  pero  nunca  se 
usa  en  forma  transitiva,  ni  de  este 
verbo,  sino  solamente  en  la  forma 
de  la  frase  apuntada. 

l-A  analogía  con  foliar,  más  co- 
mún y  conocido  sin  duda  que  follar 
o  afollar,  que  son  verbos  del  len- 
guaje culto,  ha  hecho  privar  en  el 
estilo  familiar  la  forma  cachifolia- 
do. 

CACHIMBA,  f.  Cachimbo;  pipa 
para  fumar. 

"De  cacimba"  dice  el  Dice,  refi- 


CACHI 


280  — 


CACHI 


riéndose  al  origen.  ¿Por  qué  en  ton-  i 
ees   es   masculino   y   no   femenino,  ' 
como  la  voz  de  donde  se  deriva?  El 
vulgo,  y  buen  golpe  de  gente  culta, 
sin  averiguarlo,  prefieren  el  feme- 
nino,  contentándose  con  decir  CA- 
CHIMBA.  No   he   oído  más   que   a 
ciertos    gramatómanos    o   meticulo- 
sos el  cachimbo,  que  no  deja  de  ser  ■. 
malsonante,  sobre  que  por  la  sino- ; 
nimia  con  pipa,  tenemos  arraigada  | 
la   idea  del   femenino.    ¿A  qué  nos  | 
sabría   oír   decir    la    paraguas    y   el  ! 
quitasol,  o  viceversa?  Si  pues  aun  i 
las    cosas    inanimadas    tienen    por 
fuerza  un  sexo  que  siquier  sea  ideo- 
lógicamente, les  hemos  adjudicado, 
debemos  conservárselo,    siempre    y 
cuando  la  idea  no  sufra  variación 
alguna  y  la  sinonimia  sea  perfecta. 
No  cabría  argüir  que  se  dice  el  tem- 
plo y  la  iglesia  de  una  misma  cosa, 
pues,   por  más   que   se   quiera,   en- 
tre estas  dos  palabras  no  existe  si-  \ 
nonimia    perfecta,    por    lo    menos  i 
ideológicamente:   iglesia  parece  re- 
ferirse,   en    sentido    espiritual,    al 
dogma;    templo,  en  lo  material,  al 
edificio;    aquéllo  hace   pensar  más 
bien   en   el   culto,   en   el   objeto   al 
cual   se   destina   el   templo.   Barcia 
dice,    (Simón,    cast.,    p.     416):     "El 
templo  es  edificio.  La  iglesia  es  fa- 
milia". 

Sutilezas  son  estas  sin  duda; 
más  habida  cuenta  de  la  índole 
analítica  de  nuestra  lengua;  de  la 
penetración  de  nuestro  pueblo  pa- 
ra juzgar  del  alcance  de  las  voces, 
y  del  vario  significado  de  un  mis- 
mo término,  no  es  de  más  inquirir 
en  lo  posible  los  móviles  psico- 
lógicos a  que  obedecen  ciertas 
tendencias  características  del  habla 
popular,  en  su  desarrollo. 

A  mal  traer  ha  traído  esta  voz  a 
los  hablistas,  inclusive  la  Acade- 
mia, que  con  suma  ligereza  consig- 
na:   "Cachimba,   f.   Amer.    Cachim- 


bo", siendo  que  en  el  femenino  es 
sinónima  de  cachimbo,  pero  en  una 
sola  de  las  acepciones  de  esta  voz: 
en  la  de  pipa  de  fumar. 

Ramos  y  Duarte  la  consigna  co- 
mo usual  en  Veracruz.  Ocampo  (p. 
141)  dice:  "El  pedazo  de  puro  que 
queda  sin  chupar",  confirmado  por 
esta  cita: 

"Quien   come   alcachofas 

Y  bebe  cerveza, 
Quien   chupa  cachimbas 

Y  besa  a  una  vieja; 
Ni  come,   ni  bebe. 
Ni  chupa,  ni  besa." 

Hond.  "Cápsula  vacía,  del  arma  de 
fuego."    (MEMBR.,   p.    20.) 

Cuba.  "Pipa  ordinaria  para  fumar, 
que  gen^;ra!mente  usan  los  esclavos  del 
monte."   ÍMACÍAS,  p.  220.) 

Co!.  CUERVO,  párr.  965,  quien  la 
juzg-a   de   orig-en   africano. 

Venez,  RTVODÓ,  p.  139. 

Ríopl.  BAYO,  p.  41. —  GRANADA 
(art.  Cachimbo,  p.  127)  hace  intere- 
santísima d'^Quisición:  "Pipa  de  fu- 
mar, ordinaria  y  tosca,  en  especial  la 
aue  usan  los  negros  viejos. —  En  Chi- 
le le  llaman  cachimba  (Rodríguez),  así 
como  en  el  Perú  (Palma,  Paz  Soldán) 
y  en  Cuba  (Salva) . . .  Acaso  sea  en  el 
Río  de  la  Plata  en  donde  con  más 
propiedad  se  aplique  la  voz  cachimba, 
coino  actualmente  en  Cuba  y  en  el  Pe- 
rú, donde  la  palabra  conserva  su  for- 
ma portuguesa,  lengua  de  la  cual  pa- 
rece haber  pasado  a  la  española  en 
América.  Como  quiera  que  sea,  es  ne- 
cesario determinar  la  diversidad  de. 
.sentidos  que  se  da  en  América  al  ca- 
chimbo y  a   la  cachimba." 

ORTÜZAR,   p.    66. 

CACHIlViBO.  (Cassia  bicapsularis, 
L.)  m.  Planta  leguminosa  que  se 
pioduce  principalmente  en  las  re- 
giones de  tierra  alta.  "Excelente 
madera  para  construcción  de  casas 
y  obras  de  campo",  se  dice  en  el 
Cat.  de  prod.  que  exhibe  el  Inst. 
Méd.  Nao.  en  la  Exposición  de  Co- 
yoacán,  1895. 

Ya  vimos  anteriormente  que  esta 
voz  pulula  en  América;  pero  con 
significado,  aunque  vario,  muy  dis- 
tinto del  que  aquí  se  consigna.  No 
conocemos   perfectamente   el   fruto 


CACHI 


281 


CAED 


dt  esta  planta,  del  cual  seguramen- 
te se  deriva  su  nombre. 

CACHIRULEADO,  m.  Pantalón 
remendado,  y  también  "cualquiera 
ropa  o  vestido  forrado  exteriormen- 
te  sólo  en  la  parte  de  más  roce". 
(OCAMPO,  Vocab.,  p.  141.) 

CACHIRULEAR,  a.  "Echar  cachi- 
rulo a  im  pantalón  o  a  unas  calzo 
ñeras".  (ICAZB.) 

"I'nos    pantalones    viejos    suyos . 

cachiruleados."  (Astucia,  t.  II,  cap. 
V.) 

2.  En  nuestra  habla  regional  se 
ha  dado  mayor  generalidad  al  ver- 
bo, hasta  hacerle  sinónimo  de  re- 
mendar, echar  remiendos  al  panta- 
lón, principalmente  en  los  fondillos. 

CACHIRULO,  m.  "Forro  de  paño 
o  de  gamuza  que  se  pone  exterior- 
mente  al  pantalón  o  a  las  calzone- 
ras, y  coge  la  mitad  poco  más  o 
mcncG,  do  las  piernas  por  la  parte 
interior,  y  el  asiento.  Es  más  útil 
y  usado  en  el  pantalón  de  montar". 
(ICAZB.)  —  OCAMPO.  p.  141. 

Para  nosotros,  remiendo,  espe- 
cialmente en  los  fondillos  de  los 
pantalones,  en  general. 

Méx.  "Chih.  Pantalón  de  dos  colo- 
res, hecho  de  gamuza  o  paño  y  ca- 
simir." (RAM.  y  D.) — "2...  De  dos 
cachirulos  ambos  parte  del  traje  mu- 
jtril,  aunque  muy  diversos,  hallamos 
noticia  aquí.  El  primero,  destinado 
propiamente  al  adorno  de  la  cabeza,  es 
una  especie  de  peineta  que  usan  to- 
davía las  mujeres  de  la  costa  de  Ve- 
racruz.  La.«!  hay  muv  ricas  y  costo- 
sas."   (ICAZB.) 

"Cachirulo  es  una  esptcie  de  peine- 
ta de  carey,  de  varilla  angosta  que 
ciñe  ha.«ta  la  mitad  de  la  cabeza,  y 
a  cuyo  derredor  se  enredan  graciosa- 
mente el  pelo,  a  la  manera  como  se 
i'siba  h.^.ce  algunos  años."  (PATXO, 
Veracruz,  XXT.) 

"Mi  dinero  no  dejmemhra. 
Y  si  en  gajtarlo  me  pulo, 
Pueo  darle  un   cachirulo 
Como  el  que  tiene  la  jembra 
Mujer  de   ñor  Cleto  Ángulo." 
(P:STEVA.   El  Jarocho.) 

"Su    gargantilla   de   falso  coral 

su    cachirulo   de    carey,    engastado    en 


oro.  ■  (RODR.  BELTRAX,  Atrevimien- 

tos ,   La   Feria   de   Candelaria,    p. 

153.) 

"El  otro  cachirulo  era  ima  pieza  de 
uso  equivalente  al  chai  o  la  mantilla. 
Menciónr..so  con  frecuencia  en  el  Día- 
rio  de  México,  de  principios  del  siglo 
actual."    (ICAZB.) 

CACHORRO,  m.  Perro.  Es  pala- 
bra usada  solamente  entre  campe- 
sinos, y  más  comúnmente  en  plu- 
ral: los  cachorros,  en  tono  festivo. 
"La  mujer  no  replicó  más,...,  y  di- 
jo a  su  marido: — Pues  llévate  los  ca- 
chorros." (ZENTELLA.  Perico,  XVII. 
'  p.  111.) --La  gente  siempre  los  veía  (a 
señó  Juan  y  tío  Chepe),...  ir  al  cam- 
po, entonando  alegres  aires  populares, 
seguidos  de  sus  cachorros  qne  coléri- 
camente limpiaban  el  camino  de  pe- 
rezosos y  pensativos  bueyes.J'  (Tabas- 
co  Gráfico,  núm.  1,  enero  11-913). 

CACHUCHA,  m.  Nombre  que  se 
da  a  una  especie  de  chile,  amarillo, 
muy  picante,  tamaño  de  un  higo 
prensado.  Llámase  así  por  su  seme- 
janza en  la  forma  con  el  objeto  de 
.«iu  nombre.  Ignoramos  su  clasifica- 
ción. 

CACHURECO,  CA.  adj.  fam. 
"Torcido,  deformado".  (ICAZB.)  — 
OCAMPO.  p.   142. 

2.  m.  Un  pan  sin  dulce,  llamado 
así  por  su  forma  irregular  y  con- 
trahecha. 

Hond.  MEMBR.,  p.  30.  Tiene  por 
allá  una  acepción  política,  cuyo  origen 
histórico  explica  ampliamente  el  au- 
tor. Derívase  de  cacho,  cuerno. 

CADERUDO,  DA.  adj.  Que  tiene 
grandes  o  abultadas  las  caderas. 
Dícese  más  propiamente  de  las  mu- 
jeres, y  animales  hembras.  Muy  co- 
mún en  el  leng.  fam.  y  aún  en  el 
literario,  según  que  se  le  halla  en 
"Los  muertos  mandan"  de  Blasco 
Ibáñez.  que  dijo:  "cualquiera  de  las 
rubias  pechugonas  y  caderudas"  (p, 
88,  apud.  Toro  Gisbert,  Ap.  Lex., 
p.  205.) 

CAEDIZO,  m.  Colgadizo:  alero. 

"Otras  voces  hay  que,  siendo  de 
suyo  genéricas,  por  aplicarse  las 
más    veces    a   un   objeto,    se   espe- 


CAED 


282 


CAEE 


cializan  con  olvido  de  términos, 
acaso  más  castizos,  pero  menos  cla- 
ros : como  sustantivos  usamos 

caedizo  por  colgadizo  (tejadillo,  sa- 
liente en  medio  de  una  pared  y  sos- 
tenido solamente  con  tornapun- 
tas." (CUERVO,  párr.  549.)  En  rea- 
lidad este  ha  sido  el  fenómeno  evo- 
lutivo por  virtud  del  cual  ha  veni- 
do el  CAEDIZO;  pero  es  muy  de 
advertir  que  en  nuestro  lenguaje 
corriente  éste  no  es  ni  con  mucho 
el  que  describe  la  Academia. 

En  Tabasco,  como  en  la  generali- 
dad de  los  puntos  de  la  República 
en  donde  llueve  mucho,  y  a  causa 
cíe  esto  mismo,  las  casas  se  cons- 
truyen de  techo  no  horizontal  o  de 
azotea,  sino  en  forma  de  planos  in- 
clinados que  descansan  en  las  pa- 
redes S'obresaliendo  "para  desviar 
de  ellas  el  agua  llovediza".  Eso  que 
sobresale,  con  tal  fin  exclusivo,  es 
el  CAEDIZO,  parte  del  mismo  te- 
cho, y  no  "tejadillo",  o  construcción 
independiente,  ni  está  en  me-; 
dio  de  la  pared  y  menos  sostenido 
por  tornapuntas,  sino  por  las  varas  ¡ 
mismas  del  techo,  cuya  continua-! 
ción  fuera  de  la  pared  es  propia-' 
mente  lo  que  le  constituye.  i 

-     Más  bien  corresponde,  en  la  ge-| 
neralidad  de  esta  acepción,  al  ale- ' 
ro   que   al   colgadizo,   sin   que   esto 
deje  también  de  llamarse  así. 

Igualmente  se  le  dice  CAEDIZO 
a  cualquiera  parte  accesoria  de  te- 
cho que  ensambla  con  el  principal, 
•pero  siempre  fuera  de  la  pared  y 
sin  estar  sostenido  por  la  armazón 
del   techo   mismo,   sino   por   medio  | 
de  soportes  especiales.  En  este  ca- 
so guarda  más  analogía  con  el  col- ; 
gadizo  del  Dice,  sin  ser  lo  mismo, 
que  con  el  alero  que  es  con  mayor : 
exactitud  la  orilla  del  techo. 

Méx.   RAM.   y  D.,  p.   105.    (1)  i 


Hond.  MEMBR.,  p.  30. 
CAER.  CAER  BIEN  O  MAL; 
CAER  PESADA,  una  persona,  una 
cosa,  fr.,  fíg.,  y  fam.,  sinpatizar  con 
uno,  producir  simpatía,  sentirla  ha- 
cia ella,  agradar. 

El  Diccionario  da  la  misma  frase, 
pero  con  la  acepción  de  "tener  or- 
den y  proporción  una  cosa  con  otra, 
ser  oportuna,  convenirle,  o  al  con- 
trario. A  fulano  le  CAE  BIEN  tal 
vestido".  Nuestra  frase  idiomática 
j  no  parece  fuera  de  buen  sentido, 
parangonada  en  acepción  con  la 
académica,  puesto  que  conserva  el 
espíritu  de  orden,  arreglo,  conve- 
niencia, en  su  significado.  Es  me- 
xi.anismo. 

"Seg-ufamente  que  a  Julia  no  le 
caía  mal  el  gandul  aquél  con  quien 
muchas  veces  charlaba  durante  sus 
largas  horas  de  espera  en  la  tienda  del 
prestamista."  (AZUELA,  Sin  amor, 
VIII.   p.   82.) 

Hond.  "SANGRE.  Se  usa  en  las  ex- 
presiones ser  de  sangre  ligera  y  ser  de 
sangre  pesada,  aplicadas  a  las  perso- 
nas: con  la  primera  significamos  que 
aquél  de  quien  se  trata  es  simpático, 
o  cae  bien;  y  con  la  segunda,  que  es 
antipático,  o  que  cae  mal."  (MEM- 
IJREK'O.   p.   149.) 

Cuba.  "Caer  ligero,  caer  en  gracia, 
agradar  o  ser  simpático;  caer  pesado, 
...repugnar,  ser  antipático."  (ÁRBOL., 
apud.  Macías,  p.  222.) — "Cuando  se  di- 
ce sangrl  o  sangre  ligero  y  sangri  pe- 
sado, el  verijo  ser  es  preferido." 
(PICH.) 

CAER  PARADO,  (DE  PIES),  fr. 
fig.  fam.  "Quedar  en  buen  concep- 
to, en  buena  posición,  particular- 
mente después  de  una  contienda, 
privada  o  pUblica,  por  haber  obra- 
do con  doblez,  sin  declararse  par- 
tidario de  ninguno  de  los  conten- 
dientes mientras  el  éxito  estuvo 
dudoso".   (ICAZB.) 

Sin  estas  particularidades,  en 
nuestra  habla  corriente  significa  en 
general  entrar  con  suerte  en  un  or- 
den de  cosas,  sobre  todo  en  políti- 


(1)   El  caedizo  que  este  autor  da  (p.    del  provincialismo  apuntado,   común  a 
107)    no  es  sino  pronunciación   viciosa    nnuchas  otras  partes. 


CAFE 


283  — 


OAFI 


(•a.  y  ocupar  una  buena  posición, 
aun  cuando  no  sé  haya  estado  an- 
tes obi-ancTo  en  el  sentido  de  eon- 
sesuirla, 

"Si  el  i)eriodista  descubre  mucho  la 
hilaza  de  que  es  tejido,  adiós,  ya  no 
puede  caer  parado."  (MORALES,  Ga- 
llo Ptt.,  p.  10.) 

■'Estática. — Reirías  de  equilibrio  pa- 
ra caer  parado  en  las  oscilaciones  polí- 
ticas." (ID.,  ibid.,  p.  21.) — "Así  lo  hi- 
zo  también    (Evaristo   Sánchez)       con 

Palomino y  lo  iba  a  hacer  con  el 

actual  Comandante  general  D.  Maria- 
no Martínez, . . .  bien  que  sólo  con  el 
objeto  de  caer  parado,  como  suele  de- 
cirse." (MESTRE,  Doc  y  datos:  Opús- 
cu!o.. .  con  ima. . . .  reseña  de  las  vir- 
tudes de...  D.  Evaristo  Sánchez.  S. 
J.  Btta-,  oot.  23-1S33;  t.  I,  cap.  XL\an, 
p.  643.) 

Chile.   ORTÜZAR,   p.   63. 

ANDAR  A  LA  QUE  SE  TE  CA- 
YÓ. Expr.  con  que  se  da  a  entender 
la  mala  posición  de  una  persona, 
por  lo  cual  desesperadamente  acep- 
ta cualquiera  medio  de  remediarse; 
o.  en  general,  también  la  condición 
avarienta  del  que  desea  cuanto  se 
le  presenta  sin  escatimar  los  me- 
dios ;  aprovechar  cualquiera  oportu- 
nidad paia  medrar,  o  en  beneficio 
personal.  i 

La  expresión  es  muy  gráfica,  por 
cuanio  alude  al  ladrón  que  anda 
atisbando  a  ver  a  quien  se  cae  al- 
go de  las  manos  o  los  bolsillos,  pa-! 
ra  recogerlo  él  o  alzarse  con  ello.  - 

CAFÉ.  adj.  De  color  de  café: 
más  cerca  del  negro  que  del  rojo, 
y  más  oscuro  que  el  color  achoco- 
latado. Vestido  CAFÉ;  sombrero 
CAFÉ. 

Es  muy  común  en  nuestra  habla 
familiar,  aún  la  más  cuidadosa  y 
atildada,  el  uso  de  los  sustantivos 
<iue  expresan  objetos  de  color  espe- 
cial o  definido  en  el  sentido  adjeti-i 
val,  para  señalar  por  analogía  las, 
cosas  de  color  semejante  a  aquellos  [ 
objetos,  y  hacerlos  perfectamente, 
distintos.  I 


El  Diccionario  faculta  el  uso  de 
canela  y  oti'os  más;  por  tanto,  y 
siguiendo  la  misma  tendencia,  es 
exactamente  arreglado  a  buen  mé- 
todo el  uso  extensivo  que  hacemos 
,  en  esta  forma,  para  designar  mul- 
I  titud  de  colores  cuyos  matices  la 
naturaleza,  y  solamente  ella,  puede 
producirlos.  Además,  la  expresión 
gana,  así  en  colorido  y  energía,  co- 
mo en  precisión,  exactitud  y  bre- 
vedad, puesto  que  ahorramos  mil 
circunloquios  y  frases  de  rodeo  pa- 
ra conseguir  la  propiedad  del  len- 
guaje .  Sean,  pues,  en  buena  hora 
;  admitidos  mamey,  durazno  o  fresa, 
;  limón,  guaya  y  tantos  más  cuali- 
tativos cuya  es  la  propiedad  de  sig- 
nificar analogía  o  semejanza  en  co- 
lor con  las  fiiUas  por  ellos  indica- 
das. 

Méx.  RAMOS  y  DUARTE,   p.   106. 

CAFETILLO.  m.  (Cascaría  nili- 
da,   L.)    Samidáoea.    Cale   silvestre. 

CAFIROLETA,  f.  Dulce  cubano 
por  los  cuatro  costados;  sin  embar- 
go, los  diccionaristas  de  la  Isla, 
aun  el  mismo  Macías  que  criticó  a 
Pichardo  por  lacónico  y  poco  explí- 
cito, han  andado  cortos  en  detalles 
tanto  en  los  ingredientes  cuanto  en 
la  manera  de  hacerle.  La  Acade- 
mia, naturalmente,  había  de  que- 
darse siempre  con  lo  más  malo:  de 
suerte  y  manera  que  copió  literal- 
mente a  Pich.,  y  se  conformó  con 
eso,  considerándolo  suficiente  para 
su  décimacuarta  edición,  plagada 
de  una  verdadei-a  lluvia  de  despro- 
pósitos en  materia  de  voces  ameri- 
canas. Oigamos,  por  consiguiente,  a 
los  diccionaristas  primeramente  ci- 
tados : 

"Dulce  en  pasta,  de  boniato,  coco 
(rayado),  huevo,  azúcar  y  canela". 
(Salva). — "Dulce  compuesto  de  bo- 
niato, coco  rayado  y  azúcar".  (Pi- 
chardo) ;  "con  boniato  y  coco,  y 
tarnbién    con    almendra",     (Árbol.. 


CAFI 


—  284  — 


CAGü 


apud.  Macías").  Lástima  y  grande  f  mológica,  y  nos  quedaremos  con  su 
es  que  el  propio  señor  Macías  ca-  segunda  opinión:  "Más  nos  inclina- 
liara  cuando  debió  corregir  lo  que;  mos  a  creer  que  cafiroleta  fue  pri- 
criticó:  la  falta  de  detalles  y  exac-  mitivamente  caspiroleta,  voz  deri- 
titud,  siendo  como  era  tan  compe-  vada  de  caspa  (aludiendo  al  polvo 
tente  para  ello,  y  estando  como  es-  de  canela  que  la  cubre),  proceden- 
taba  obligado  a  suplir  las  deficien-  te  al  decir  de  los  diccionaristas 
cias  anotadas,  precisamente  por  su  portugueses,  del  árabe  passeba, 
carácter  de  crítico,  que  no  debe  re-   caspa". 

ducirse    a    señalar    y  vituperar  el:      CAGADERA.    f.    Acción  y  efecto 
error,  lo  cual  es  censura,  sino  más    de   cagar   continuamente   o   repeti- 
bien  dedicarse  a  poner  la  enmienda  i  das  veces.  V.  CALBNTADERA. 
por  medio  del  modelo.  |      CAGURRIENTO,    TA.    adj.    "Ca- 

De  la  Academia  ya  dijimos:  leyóigón".  (Tab.)  (RAMOS  y  DUARTB). 
a  Pich.,  tal  vez  también  a  Macías  De  todas  veras  agradecemos  al 
que  cita  todas  las  definiciones  que  I  señor  Ramos  la  paternidad  que  tan 
hemos  dado,  y  eligió — ¿cuál? — pre-  llanamente  nos  adjudica  de  este  si- 
cisamente  la  que  se  ha  señalado  nónimo  de  cagón,  de  tan  buena  ce- 
como  más  deficiente  por  falta  de  pa  por  cuanto  ve  a  su  terminación, 
exactitud,  o  menos  detallada:  la  de  como  churrierwto,  grasicnto,  mu- 
Pichardo.  griento    y    otros    por  el  estilo  que 

Nuestra  CAFIROLETA  no  es  más  prohija  el  Diccionario;  pero  la  ver- 
Que  un  dulce  especial  de  coco,  cu-  dad  es  que  las  palabras  del  lengua- 
yo  es  el  principal  ingrediente  que  je  popular  tabasqueño,  para  el  ca- 
entra  en  la  preparación;  pero  sólo  so,  son  cursiento,  churriento  o  ca- 
en jugo,  exprimido  después  de  ra-  galeriento,  frecuentativos  que  por 
yado  o  molido.  La  del  interior  se  su  índole  califican  al  agente  acti- 
aseraeja  algo  a  la  nuestra:  "Quite-  vo  que  posee  lo  que  significa  el  sus- 
se  primeramente  la  película  que  tantivo  de  donde  se  deriva:  cur- 
tiene  el  coco  unida  a  la  almendra;  siento,  él  que  tiene  curso;  cagale- 
ráyese  ésta;  póngase  en  almíbar  un  riento,  el  que  tiene  cagalera,  como 
poco  clara  y  arrímese  al  fuego  pa-  churriento,  el  que  tiene  churre,  re- 
ra  darle  punto ....  se  deja  un  rato  conocido  por  el  Diccionario, 
corto  a  la  lumbre  y  se  menea  bien.  CAGURRIENTO,  como  puede  ver- 
Sáquese  en  platos,  espolvoreándola  se,  no  se  acomoda  por  su  índole  en 
con  canela".  (La  cocinera  poblana,  el  significado  al  espíritu  de  los  an- 
p.  364.)  Es  de  consistencia  de  ja-  tenores,  a  menos  que  se  derive  de 
lea  o  pasta  y  suele  servarse  en  ca-  un  supuesto  sustantivo  cago;  mas 
jetillas  cuadradas  de  cartone  o  pa- 
pel grueso. 

ETIM.  No  nos  parece  baldío  algo 


ni  en  esta  hipótesis  llena  el  rigor 
de  la  ideología  de  la  lengua,  por- 
que los  primitivos  a  que  hemos  alu- 


que  se  refiera  al   origen  del  nomi-    dido  expresan    siempre    cosas    que 


nativo,  y  para  ello  oiremos  a  Ma- 
cías eon  el  respeto  que  se  merece; 


son  como  el  efecto  mismo  de  una 
acción    (churre)   o  anejas  a  un  su- 


pero desechando  desde  luego  lo  de  [  jeto  que  las  posee  (mugre),  exis- 
"adulteración  de  cáfila,  por  sus  mu-;  tiendo  una  concomitancia  de  agen- 
chos  ingredientes",  que  el  mismo  te  activo  y  agente  pasivo,  que  ni 
señor  Macías  puso  en  duda,  tal  vez  con  mucho  puede  hallarse  en  el  ad- 
espantado de  tamaña  aventura  eti- ',  jetivo  que  estudiamos,  aun  dando- 


CAID 


—  285  — 


CAIM 


le  por  origen  el  sustantivo  que  pro- 
pusimos para  la  hipótesis. 

CAÍDO,  m.  Lo  mismo  que  busca. 
tJsase  más  comúnmente  en  plural, 
tomándose  en  mala  parte  siempre. 

"Mi  compañero...   me  decía que 

debíamos  ganar  nuestro  sueldo  y  de- 
más caídos,  obedeciendo  a  los  suijerio- 
res."  (COFFIX.  Gral.  Gut.,  VII,  p.  48.) 

Hond.  MEMBRExO.  p.  31.  Usase 
también  como  sinónimo  de  caedizo, 
colgadizo. 

CAIMITILLO.  m.  Este  árbol  cu- 
bano, descrito  por  Pich.,  existe 
también  en  nuestra  tierra,  cono- 
ciéndose con  el  nombre  de  caimito 
silvestre.  No  estoy  seguro  de  que 
sea   el    Chridophylum    oliviforme. 

CAIMITO,  m.  (Chrisophylium  cai- 
mito, L.)  Corpulenta  y  frondosa  sa- 
potácea,  originaria  sin  duda  de  las 
Islas,  de  cuyas  lenguas  indígenas 
procede  también  su  nombre.  Propia 
de  la  zona  cálida  en  América.  Es 
muy  abundante  como  árbol  de  cul- 
tivo en  las  quintas  y  huertas.  El 
fruto,  de  igual  nombre,  produce  chi- 
cle, como  el  chicozapote,  y  aún  le- 
che, que  también  tiene  en  el  tallo 
y  las  hojas.  Dadas  estas  noticias, 
nada  mejor  que  la  descripción  de 
Pichardo  (Dice,  de  voces  cubanas, 
p.  41),  para  conocer  la  planta. 
Veamos:    "Árbol  silvestre,  de  todo 

terreno El  señor  Cura  de  Güa- 

nutas  le  da  dieciocho  pies  de  altu- 
ra, pero  yo  he  visto  muchos  de  más  • 
de  treinta  (1);  corteza  rojiza,  ma-' 
dera  tierna  y  blanca,  hojas  alter- 
nas, ovales,  algo  puntadas,  lisas, 
verdes  por  encima,  amarillo-casta- 
ñas por  debajo,  de  cinco  pulgadas 
de  largo  y  la  mitad  de  ancho;  flo- 
res chicas  blancuzcas:  su  agrada- 
ble fruta  del  mismo  nombre,  y  ta- 
maño de  una  naranja  (2),  es  por  lo 


(1)  Así  de  grande  es  el  nuestro. 

(2)  No  es  redonda  como  la  naranja, 
sino  aovada  o  elipsoidal,  más  bien  co- 
mo una  manzana. 


:  común  perfectamente  redonda,  ter- 
sa y  lustrosa  su  cascara,  blanda  co- 
rreosa y  astringente;  la  pulpa  azu- 
carada, mucilaginosa,  refrigerante, 
blanca  o  rosada  según  la  variedad, 
en  cuyo  primer  caso  la  cascara  es 
verde  y  en  el  segundo  morada.  Yo 
he  visto  ambas  variedades  unidas 
del  pie  de  la  mata,  echando  de  un 
lado  caimitos  blancos  y  del  otro  mo- 
rados.  (3)" 

En  el  Dice,  popular  universal  por 
D.  Luis  P.  de  Ramón  se  llama  cal- 
mita la  fruta  y  caimitera  el  árbol. 
Nunca  hemos  advertido  tal  diver- 
sidad de  formas  en  el  uso. 

Que  es  originaria  de  Santo  Do- 
mingo esta  planta,  y  que  su  verda- 
dero nombre  es  caimito,  lo  prueba 
el  siguiente  pasaje  del  P.  LAS  CA- 
SAS: "Hay  otros  árboles  delgados, 
pequeños,  en  los  montes  de  la  cos- 
ta del  Sur  hacia  Santo  Domingo  es- 
pecialmente, que  los  indios  llaman 
caymitos,  la  penúltima  (sílaba) 
luenga,  que  tienen  la  madera  para 
hacer  arcos  como  de  tejo,  y  de  es- 
to creo  que  los  hacían  los  indios; 
tienen  la  hoja  muy  señalada;  por- 
que de  ima  parte  la  tienen  muy  ver- 
de' como  la  del  naranjo,  aunque  es 
chiquita,  y  de  la  otra  parte  como  si 
toda  fuese  alheñada."  (Hist.  de  las 
Indias,  Apénd.,  cap.  XIII,  p.  324.) 

(3)  De  muchas  plantas  se  cuenta 
el  fenómeno  de  producir  variedades 
distintas  de  frutos,  al  oriente  y  al  oc- 
cidente: pero  tal  cosa  nos  parece  exa- 
gerada y  no  nos  consta.  Lo  único  que 
hemos  ohsers^ado,  en  el  mango,  por 
ejemplo,  es  la  variación  del  color  en 
los  frutos,  siendo  por  lo  común  mu- 
cho más  encendidos  los  del  lado  orien- 
tal de  la  planta,  o  lado  del  sol,  co- 
mo dicen  los  campesinos,  que  los  del 
lado  del  poniente;  a  veces  también  son 
mucho  más  ácidos  los  frutos  del  la- 
do oriental.  En  el  fruto  mismo  se  ob- 
servan colores  vivos  en  el  lado  que  da 
frente  al  Este  y,  entre  uno  y  otro  la- 
do, distintos  grados  de  acidez  o  dul- 
zor. 


CAJA 


286  — 


CAJA 


Róbelo  describé  la  planta,  de  ma-  ¡ 
no  maestra,   criticando  la  etimolo- 
gía dada  por  Maclas  en  estos  tér- 
minos:   "Un   diccionarista     cubano 
dice  <íue  como  ito  es  una  desinen- 
cia  diminutiva,   resulta   un  radical 
caim,  o  caimán.  Decir  que  caimito' 
es  dim.  de  caimán  es  lo  mismo  que 
decir  que  perito  es  dim.  de-  la  conj. 
pero."  Y  termina:   "Otros  dicciona- ! 
ristas  dicen  que  caimito  es  palabra; 
castellana.  Es     curioso     pretender 
que  objetos  de  Nueva  España  (del 
Nuevo    Mundo,    en"  general,    dijera-' 
mos)   no  hayan  tenido  su     nombre 
sino  hasta  que  se  lo  puso  un  sol- 
dado de  Colón."  En  abono  de  estas 
últimas  palabras  de  tan  ilustre  au-  \ 
tor,   llamamos  la  atención     acerca ; 
del   pasaje   copiado   de   Ivas   Casas,  | 

que  es   concluyen  te:    "árboles [ 

que  los  indios  llamaban  caymitos", 
es  decir,  que  cuando  los  españoles 
vinieron  existía  ya  el  nombre;  era 
ind^'gena,  por  tanto. 

C.  Rica.  GAGINI,  p.  105.  Dice  este 
autor:  "La  Academia  trae  nuestra  pa- 
labra en  la  lia.  edición  de  su  Dic- 
cionario, pero  la  omite  en  la  12a."  He- 
mos tenido  a  la  vista  las  ediciones  de 
la  Academia,  inclusive  la  lia.,  hasta 
la  14a.,  y  en  ninguna  aparece  la  voz. 
Tal  vez  a  alguna  muy  anterior  se  re- 
fiera el  Sr.  Gagini,  o  a  otro  Dicciona- 
rio. 

Cuba.  MAGIAS,  p.  229.  — PICH.,  p. 
41. 

Venez.  PIGÓN  F.,  p.  61.  "Árbol  que 
produce  una  fruta  semejante  al  níspe- 
ro en  la  forma,  muy  dulce  y  de  co- 
lor morado.  I>a  corteza  y  las  hojas  en- 
cierran una  leche  parecida  a  la  de  la 
higuera." 

Como  antillana  consigna  la  voz  el 
Sr.  Zayas  Alfonso  (Lexicogr.  antillana, 
p.  121).  "Actualmente  en  la  República 
de  Haiti,  se  llama  a  esta  planta  y  a 
Eu  fruto  calmlte."  (ID.,  Ib.) 

CAJA,  f,  En  el  uso  doméstico  se 
llama  así  especialmente  la  de  for- 
ma paralelepipeidal  que  hace  veces 
de  cofre  o  r^r.  yy^^ú:  dícese  también 
CAJA  DE  ROPA.  ' 


Para  la  Academia  la  caja  puede 
ser  de  varias  formas  y  tamaños; 
tiene  muchos  usos,  aunque  antes  di- 
ce que  "sirve  para  meter  algo  den- 
tro." Nosotros  destinamos  de  ordi- 
nario el  nombre  a  todo  depósito  o 
vasija  que  afecta  forma  poliédrica 
de  ángulos  diedros  rectangulares. 

caja'  DE  AGUA.  Doble  codo  en 
forma  de  S  .o  de  herradura,  que  se 
foi-ma  en  los  entubados  o  cañerías, 
a  manera  de  depósito  que  retiene 
constantemente  una  parte  del  lí- 
quido, para  evitar  la  salida  al  ex- 
terior del  mal  olor  que  aquéllos  des- 
pidan. 

El  Sr.  Cuervo  (Apunt.  crít.,  párr. 
515)  da  la  frase  como  traducción 
provincial  o  popular  de  la  castiza 
arca  de  agua  que  el  Dice,  define 
"Casilla  o  depósito  para  recibir  el 

i  agixa  y  distribuirla",  distinta  de  la 

\  nuestra  en  un  todo. 

i      CAJA  DE  COLMENA.   Trozo  ci- 
l'ndrico   de   madera,   ahuecado,   en 
el  cual  se  contiene  la  colmena  en 
casa.  No  es  sino  una  porción  del  ta- 
llo silvestre  en  que  las  abejas  for- 
man la  colmena,  el  cual  se  corta  en 
la  forma  descrita,  para  conservar- 
lo a  domicilio,  colgado  (generalmen- 
te  en   el   alero   de   las   casas)    por 
i  medio  de   dos  aros   de  bejuco   ata- 
dos hacia  los  extremos.  La  caja  se 
;  tapa  o   cierra   con  fragmentos   cir- 
i  culares   de  tiesto,  que  se  pegan   y 
;  sellan   con   barro,   para   impedir  la 
I  entrada  de  la  hormiga  y  otros  in- 
j  sectos  enemigos  del  colmenar  que 
i  gustan   de  la  miel.     Dícesele  tam- 
bién corcho.  (V.) 

'  Cuba.  "Gorcho.  N.  o.  m.  — Trozo  ci- 
lindrico, ahuecado,  de  cedro  o  de  pal- 
ma r.eal,  con  arcos  de  hierro  (algunos) 
para  colmena;  a  diferencia  de  la  caja, 
que  no  es  de  esa  forma  ni  enteriza." 
(PIGH..  p.  69.)  Para  nosotros  son  si- 
nónimos perfectos  caja  y  corcho,  sin 
las  diferencias  que  señala  este  autor; 
de   cualquier  madera,   pero  menos  co- 


CAJA 


—  287  — 


GAJE 


múnmente  de  palma  real.  (MACÍAS.  p. 
232.) 

CAJA  DE  MUERTO,  o  MORTUO- 
ría.  Ataúd.  Dícese  común  y  vulgar- 
me^nte  CAJÓN  DE  MUERTO.  (V.) 

CAJEARSE,  pr.  Entiendo  que  no 
tiene  en  nuestra  habla  provincial  el 
significado  que  como  mexicanismo 
le  da  el  Sr.  Icazb.,  "Contraer  el 
jugador  deudas  con  el  montero",  si- 
no el  más  amplio  de  perder  en  ge- 
neral lo  que  se  tiene,  y  lo  que  no 
habiéndose  tenido,  sin  embargo  se 
queda  a  deber. 

C.  Rica.  "Se  toma  familiarmente 
(cajear)  por  zurrar,  azotar,  dar  una 
tanda  a  algimo."    ÍGAGIXI,   p.   107.) 

CAJETA,  f.  "Caja  redonda  con  ta- 
pa de  encajar  que  se  usa  para 
echar  postres  y  jaleas.  Se  hacen  de 
ripia  muy  delgada,  y  su  fabrica- 
ción es  una  industria  especial.  Las 
hay  de  diversos  tamaños:  las  más 
usadas  tienen  diez  o  doce  centíme- 
tros de  diámetro,  por  cuatro  o  cin- 
co de  altura.  También  se  llama  ca- 
jeta al  dulce  que  ésta  contiene:  co- 
mimos CAJETA  de  leche,  de  mem- 
brillo, de  guayaba.  Salva  da  a  esta, 
palabra  una  acepción  obscena  en 
América,  que  jamás  he  oído." 
(ICAZB.)  Son  muy  afamadas  las  de . 
Celaya.  En  Tabasco  la  más  conoci- 
da es  la  de  Chiapas,  llamada  CA- 
JETA COLETA. 

"Por   el   otro    fiado)    largas   filas  de 
cajetas  de  arequipa,  de  guayaba  y  de 
membrillo,   secándose   al   sol."      (PAY-  ■ 
NO,    Fistol,  t.   IT.  cap.  XIIT,  p.  295.) 
Hond.   MEMBREífO,  p.   31, 
C.    Rica.    "Especie   de   turrón    de    fi-  j 
grura  cilindrica  aplastada  y  de  diversos  i 
tamaños.   Debe  su  nombre  sin  duda  a  i 
las  conservas  que  en  otros  lugares  de 
América  se  hacen  en  cajitas  delgadas 
de  madera."   (GAGINI,  p.   107.) 

DE  CAJETA.  "Excelente  en  su  lí-  : 
nea:  de  primera  calidad."  (ICAZB.)  i 
Usase  más  bien  y  únicamente  como 
frase  interjectiva  en  sentido  iróni-, 
co:  ¡eso  estuvo  de  cajeta!,  se  dice  i 
del  que  se  lleva  un  chasco...  y  se  ¡ 
lo  merece! 


Ese  sí  que  es  maestro  de  cajeta, 
porque  afuera  de  que  no  es  muy  de- 
masiado regañón,  ni  le  pega  a  sus 
aprendices."  (PEXSADOR,  PeríqíTillo 
pte.  la,,  cap.  X-\a.)— "Me  dio  cuatro  ó 
seis  puñetes  en  los  lomos;...  pero  eí 
que  yo  le  metí  de  abajo  para  arriba 
;  cuando  iba  a  sacar  su  puñalito,  estu- 
vo de  cajeta."  (Astucia,  t.  I,  cap.  ir 
I  p.  ál.) — " — ¿Cuántos,  azotes?,  señor 
amo. — Doce,  pero  de  cajeta,  gritó  As- 
tucia."   (ID.,    t.   II,   cap.   IV,   p.   105.) 

ES  CAJETA.  Magnífico,  excelen- 
te, úsase  en  sentido  irónico :   ¡  ESO 
i  ES  CAJETA! 

Hond.  "Como  aquellos  dulces  (las 
cajetas)  son  á^brosos,  para  ponderar 
que  algo  es  de  lo  bueno  lo  mejor,  de- 
cimos que  es   cajeta."   (MEMBRESO.) 

CAJETAL.  m.  Colect.  Conjimto 
de  cajetas,  o  de  cajetes. 

2.  Sitio,  o  terreno  abundante  en 
cajetes:  en  hoyancos  y  quiebras, 
pequeños  pero  frecuentes  y  nume^ 
rosos. 

CAJETE.  (Del  mex.  caxitl,  escu- 
dilla, plato,  tasa,  vasija.  SIMEÓN.) 
(1)  m.  "Especie  de  cuenca  o  cazue- 
la honda  de  barro  sin  vidriar.  Los 
hay  de  varios  tamaños."   (ICAZB.) 

Con  modificaciones  ligeras  la 
Acad.  adoptó  esta  definición:  "Ca- 
zuela honda  y  grue.sa  sin  vidriar", 
definición  que  Castillo  (Mex.  de  la 
Acad.,  p.  54)  censura  en  estas  pa- 
labras: "La  CAZUELA  tiene  co- 
múnmente la  forma  de  un  cono 
truncado  muy  cerca  de  su  base,  y 
el  CAJETE  es  de  forma  semiesfé- 
rica,  por  lo  cual  hay,  entre  éste  y 
aquélla,  una  diferencia  muy  gran- 
de.—El  CAJETE  no  es  sin  vidriar: 
está  vidriado  por  la  parte  interior, 
y  el  que  no  Ío  está  se  llama  APAS- 
TE, cuya  forma  es  igual  a  la  del 
cajete,  pero  es  mucho  más  grueso 

(1)  Icazb.  da  la  misma  etimología, 
tomada-de  Mendoza,  a  quien  cita.  Mo- 
lina da  caxtil,  por  escudilla:  pero  cree- 
mos que  tal  voz  azteca  no  sea  más 
que  \ina  errata,  por  inversión  de  la 
t-i,  en  vez  de  It.  y  que  la  raíz  es  la 
misma  que  dan  los  otros  autores  Men- 
doza y  Simeón. 


GAJE 


—  288  — 


que  éste  y  con  reborde  que  el  caje- 
te no  tiene." 

No  es  así  por  la  costa.  La  forma 
es  precisamente  la  de  cazuela:    la 
forma  de  un  cono  truncado  inver- 
tido. Lo  del  vidriado  nada  tiene  que 
ver,  ni  lo  del  grueso,  ni  el  rebor- 
de;   circunstancias  casi  arbitrarias 
en  ambos  utensilios.  Tampoco  son ! 
de  igual  forma  para     nosotros     el  | 
APASTE  y  el     CAJETE;     precisa- 1 
mente   en  esto  y  en  el  uso  a  que  j 
cada  uno  se  aplica,  estriban  las  di- 
ferencias   esenciales*-  entre  ambos,  j 
Ya  en  su  lugar  se  explicó  cuál  es ' 
la   forma    del   APASTE,    y   cuál   laj 
del    CAJETE;    y   queda    dicho   asi-j 
mismo  que  aquél  hace  veces  de  pla- 
to— "plato,  taza",  como  dice  el  dic- ! 
ci>onarista    Simeón; — esto  es,  sirve  j 
especialmente  para  tomar  en  él  los ; 
alimentos,  en  tanto  que  el  APASTE ' 
está    destinado    a   hacer   las    veces  i 
de  recipiente  o  vasija  cualquiera;  \ 
pero  nunca  para  Comer  en  él.  Final- 
mente, y  por  razón  del  uso  a  que  i 
se  destina  cada  uno,  el  APASTE  es  i 
siempre    de   tamaño   mucho   mayor 
que  el  CAJETE.  De  ordinario  tam-  ¡ 
bien  difieren  en  la  factura,  siendo  i 
éste  de  barro  menos  fino  que  el  de 
aquél.  I 

El  Sr.  Róbelo  (Dice,  de  Azt.,  p.  ] 
487),  más  discreto  en  detalles,  ha-i 
bla  de  forma  "semiesférica"  en  el  | 
cajete,  callando  en  el  apaste,  "pa-  j 
langana,  lebrillo".  (ID.,  p.  13.)  Al 
contrario:  semiesférico  es  por  con- 
dición el  apaste,  ya  sea  grande  o 
ya  sea  pequeño  (apastillo) ;  cónico, 
más  exactamente,  el  cajete. 

"En  la  tablita  de  cocina  están  las 
mencionadas  viandas  en  rústicos  ca- 
jetes de  barro."  (Tab.  gráf.,  núm.  149: 
Dic.  15-916.) — "Tendidas  repisas  en 
que  había  vasos  verdes  y  de  pepita, 
cubos  de  palo,  cajetes  y  cántaros  po- 
rosos." (PRIETO,  Memorias,  ■-?8-40, 
cap.    II,   p.    107.)    V.   APASTE. 

Guat.  PATRES,  p.  156.  apud.  ICAZB. 
2.  Excavación  u  hoyo  que  se  ha- 


CAJE 


ce  en  la  tierra,  especialmente  para 
trasplantar  vegetales  sacados  de  la 
almáciga  con  pilón;  es  de  poca  pro- 
fundidad y  por  lo  común  más  an- 
cho en  la  boca  que  en  el  fondo. 

"Los  arbustillos  de  café,...  se  siem- 
bran... en  cajetes,  cuya  dimensión 
tiene  cincuenta  centímetros  de  hondu- 
la  y  25  centímetros  cuadrados  de  an- 
chura, los  que  se  escarban  con  un  ins- 
trumento especie  de  azada,  en  Méxi- 
co llamada  coa."  (B7VNO,  Plantas  tro- 
picales, p.  6.)— "En  las  costas  Atlán- 
ticas... se  hacen  los  hoyos  o  cajetes 
con  unos  instrumentos  largos,  de  fie- 
rro, que  en  México  se  nombran  barre- 
tones." — "Se  afloja  bien  la  tierra  y 
terminados  los  cajetes."  (ID.,  Ib.,  p. 
7.) — "Se  hace  lo  que  se  llama  cajete — 
una  excavación  circular  de  un  diáme- 
tro igual  poco  más  o  menos  -a  la  lon- 
gitud del  borde  convexo  de  la  coa.... 
Después  se  muele  la  tierra,  para  que 
no  queden  terrones  en  el  cajete." 
(CHAVEZ,  Cult.  del  maíz,  p.  192.) — 
"Estos  son  los  puntos  que  deben  ocu- 
par las  plantas  en  los  cuales  se  pro- 
cede a  abi-ir  los.  cajetes  u  hoyos." 
(MELÓ,  Tesis  El  Guineo  Roatán,  p. 
25.) — "Bueno  es  abrir  los  cajetes  va- 
rios días  antes  de  la  siembra,  para 
que  expuestos  ese  tiempo  a  las  accio- 
nes atmosféricas,  se  beneficien  de 
ellas."  (ID.,  id.) — "El  hijo  es  despo- 
jado de  todas  sus  raicillas,  dejando 
únicamente  el  camote.  Hecho  esto  se 
coloca  verticalmente  en  el  cajete  u 
hoyo  practicado  de  antemano  y  se  cu- 
bre de  tierra.    (ID.,   Ibid.,  p.   26.) 

3.  Concavidad  u  hoyo  naturalmen- 
te abierto  en  el  suelo;  abundante 
en  los  terrenos  de  campo  alto.  Se 
diferencia  del  tenamaste  (V.)  en 
que  éste  es  una  prominencia  que 
sobresale»  o  una  serie  de  prominen- 
cias separadas  por  una  especie  de 
zanjas  o  hendiduras,  en  tanto  que 
el  CAJETE  es  una  concavidad  o 
una  serie  de  concavidades  muy 
próximas,  divididas  por  especie  de 
camellones  o  salientes  prolongadas. 

CAJETEAR,  a.  Preparar  el  terre- 
no en  las  labores  agrícolas,  espe- 
cialmente en  la  siembra  del  pláta- 
no, abriendo  los  cajetes  para  depo- 
sitar los  hijos  de  esta  planta. 


GAJE 


—  289  — 


CALA 


CAJETEO,  m.  Acción  y  efecto  de 
cajetear. 

"Sobre  estas  líneas  se  ejecuta  el 
cajeteo."     (MELÓ,     Tesis   El     Guineo 

Roatán,  p.   25.) 

CAJETERO,  RA.  m.  Persona  que  j 
hace,  que  vende  o  que  tiene  caje- ' 
tas,  o  cajetes :  más  comúnmente 
éstos.  Trabajador  encargado,  en  la 
siembra  del  plátano  y  otras  plan- 
tas, de  abrir  los  cajetes  u  hoyos 
en  que  se  han.  de  depositar  los  hi- 
jos o  las  cabezas. 

C.  Rica.  "Hacer  un  papel  cajetero  en 
una  reunión,  baile,  etc.  es  haecr  un 
papel   ridículo,   desairado."    (GAGIXI.) 

CAJÓN,  m.  En  el  juego  del  pijije 
o  tuta,  los  dos  primeros  departa- 
mentos que  están  antes  del  descan- 
so. El  que  sigue  a  éste  se  llama 
CAJÓN  DE  PICOTA.  V.  PIJIJE. 

CAJÓN,  o  CAJÓN  DE  MUERTO, 
m.  "Ataúd.  Hoy  se  dice  comúnmen- 
te caja  o  caja  de  muerto,  o  mortuo- 
ria." (ICAZB.) 

Perú.  AROXA,  p.  82;  Guat.  BATRES, 
p.    158. 

CAJONERO,  m.  El  que  hace  ca- 
jones, o  cajas  mortuorias. 

La  acepción  que  tiene  en  México, 
"Dueño,  ya  veces  dependiente,  de 
cajón  de  ropa",  (ICAZB.)  es  desu- 
sada en  Tabasco,  como  los  mismos 
cajones. 

Hond.  "De  cajón.  Escrito  de  cajón." 
(ME>fBRE.<?0.)  Lo  mismo  en  Bogotá. 
(CT'EnvO,    Ap„    párr.    852.) 

CALA.  f.  Taurom.  Prueba  que  se 
hace  de  los  toros,  con  el  fin  de  co- 
nocer sus  cualidades  para  la  lidia, 
por  medio  de  un  ligero  simulacro 
de  corrida  con  algunos  capotazos, 
sin  pica  ni  banderillas.  • 

Méx.  "Met.  Molestia,  regaño,  enco- 
mienda pesada,"   (OCAMPO,  p.  142.) 

Cuba,  Lo  que  nosotros  llamamos 
calador.    (V.) 

CALABACEAR,  a.  "Dar  calaba- 
zas." (ICAZB.)  Lasado  también  en 
España:  "Saliendo  con  el  encogi- 
miento propio  de  un  amante  calaba- 
ceado  por  tres   veces."      (Hartzen- 


busch,  apud.  CUERVO,  párr.   878.) 
—OCAMPO,  p.  142. 

"Como  yo  me  he  reído  de  ellas  al 
verlas  calabaceadas."  (Astucia^  t.  II, 
cap.    IX, ) 

Hond.   MEMBRESO,  p.  31. 

C.  Rica.  "Es  verbo  corriente  en 
otros  países  y  no  hay  motivo  para 
desecharlo."    (GAGIXI,   p,    107.) 

Venez.  PICÓX-FEBRES,  p.  61:  "Es- 
te verbo,  para  Don  Julio  (¿alcaño,  i>er- 
tenece  al  número  de  los  apestados  y 
verdaderamente  sucios  e  impasables, 
y  por  lo  mismo  lo  sepulta  en  el  capí- 
tulo de  los  barbarigmos ;  pero  no  obs- 
tante (esta)  opinión, ...  es  imo  de  los 
verbos  más  usados  y  mejor  entendi- 
dos por  toda  la  gente  del  país." 

CALABAZA  TACHA,  o  EN  TA- 
CHA, f.  "La  que  metida  en  un  tom- 
peate, se  confita  en  las  calderas' en 
que  se  está  fabricando  la  azúcar." 
(ICAZB.) 

"Tercios  de  cecina,  cueros  de  mela- 
do, calabazas  en  tacha."  (Diario  de 
México,  t.  II,  p.  3.) — "Xo  contento  con 
cuanto  me  había  estafado  con  los  en- 
carsruitos  continuados  de  guajes  de 
melado,  calabazas  tachas..."  (Astucia, 
t.  I.  cap.  V.) 

"En  los  antiguos  aparatos  de  los  in- 
genios se  hacía  la  concentración  del 
guarapo  en  juegos  de  dos  calderas  có- 
nicas colocadas  sobre  un  solo  horno, 
lo  cual  se  llama  mancuerna:  una  de 
las  calderas  era  la  melera,  y  la  otra 
la  tacha.  Concentrando  un  tanto  el  ju- 
go, se  reunía  el  contenido  de  la  melera 
al  de  la  tacha,  y  allí  se  confitaban  las 
calabais.  De  aquí  el  nombre  de  CA- 
L.\B-A.ZA  EX  TACHA.  El  de  tacha  por 
caldera  para  hacer  la  azúcar  es  bien 
antiguo.  Se  encuentra  varias  veces  en 
Ximénez,  Quatro  libros,  etc.,  lib.  I, 
pte.    3a.,    cap.    14."    (ICAZB.) 

CALADOR,  m.  "Entre  comercian- 
tes, instrumento  para  sacar  mues- 
tras de  los  tercios  cerrados  que  con- 
tienen almendras,  cacaos,  semillas  y 
otros  áridos.  Es  un  tubo  de  hierro, 
como  de  una  cuarta  de  largo,  agu- 
zado, a  manera  de  pluma  para  es- 
cribir, en  uno  de  sus  extremos,  por 
el  cual  se  introduce  en  el  tercio;  y 
como  sale  lleno  el  hueco  del  tubo 
con  una  parte  del  contenido,  se  re- 
conoce la  calidad  de  él."  (ICAZB.) 

19. 


CALA 


—  290  — 


CALA 


2.  Acción  y  efecto  de  calar,  en 
todas  las  acepciones  de  este  verbo 
(V.) 

Cuba.  Llámase  cala,  según  Macías 
(p.    107.) 

CALAGUALA.  f.  (Polipodium  ca- 
laguala.)  Preferimos  la  descripción 
genérica  que  de  esta  planta  da  Pi- 
chardo  (p.  42),  a  la  del  Dice,  tanto 
porque  es  más  adecuada  a  la  nues- 
tra, cuanto  porque  ello  demuestra 
que  no  es  originaria  del  Perú,  co- 
mo afirma  la  Docta  Corporación: 
"Vegetal  silvestre,  familia  de  los 
heléchos,  que  engruesa  hasta  una 
pulgada 'y  se  encuentra  en  los  tron- 
cos y  raíces  de  los  árboles  viejos  y 
caítlos,  mayormente  en  los  guanos 
o  palmeras:  en  ellos  se  extiende  es- 
ta planta  peluda,  propagando  sus 
raíces,  de  las  cuales  brota  la  hoja 
cortada  en  cinco  divisiones  arquea- 
das de  un  sabor  dulzaino  que  pasa 
a  una  amargura  pronunciada  y  ema- 
nación rancia  y  aceitosa.  Es  antel- 
míntica,  sudorífera  y  se  aplica  pa- 
ra reumatismos,  cólicos,  golpes, 
ca'das,  etc." 

Reprodncimo.s  a  continuación  la  her- 
mosísima pág-ina  dí^scriptiva  del  sabio 
Rovirosa.  acerca  de  esta  criptóg'anna 
tan  abundante  y  estimada  en  Tabasco. 

"IST's  exploraciones  botánicas  en  los 
Estados  d*^  Tabasco  y  Chiapas,  han 
proporcionádome  oportunidad  de  colec- 
tar varias  especies  veg-etales  desig'na- 
das  en  las  localidades  respectivas  con 
el  nombre  que  sirve  de  tftvilo  a  este 
estndio  (Las  Calagualas).  Esto  de- 
muestra con  evidencia  que  tal  deno- 
minación vulerar  es  g'enérica  y  no  es- 
p»^cífica.  e  induce  a  suponer  que,  ba- 
sado el  vulero  en  apariencias  morfoló- 
gicas y  no  en  caracteres  botánicos, 
se  han  asifínado  'dínticas  propiiedades 
terapéuticas  a  plantas  pertenecientes 
a  géneros  distintos,  aimque  subordTna- 
das.  cierto  es,  a  un  mismo  grupo  na- 
tural. 

"Las  funestas  consecuencias  origi- 
nadas en  el  tratamiento  de  las  afec- 
ciones morbosas,  para  las  cuales  se 
aconseja  el  uso  de  las  calagualas,  de- 
ben ser  trascendentales,  si  el  empleo 
se  hace,  como  acontece  ordinariamen- 
te,   por    manos    inexpertas,    dadas    las 


circunstancias  que  acabo  de  señalar,, 
y  de  aquí  surge  la  necesidad  de  lle- 
nar uno  de  los  vacíos  que  ofrece  la 
farmacopea  naclona.1,  practicando  e^ 
análisis  de  aquellas  plantas  para  des- 
echar lo  inútil  y  determinar  los  prin- 
cipios activos  y  las  aplicaciones  que 
deba  dárseles.  Mis  coaocimientos  na 
me  autorizan  a  emprender  ese  impor- 
tante cuanto  delicado  estudio,  y  con 
la  esperanza  de  que  se  explote  el  an- 
cho campo  abierto  a  nuestros  médi- 
cos y  farmacéuticos,  en  materia  tan 
fecunda,  he  de  limitarme  en  estas  pá- 
ginas a  establecer  la  oase  de  esa  ta- 
rea por  medio  de  la  descripción  botá- 
nica de  las  calagualas  mexicanas.  Na- 
da nuevo  ofrezco  a  mis  lectores  ba- 
jo el  punto  de  vista  de  la  ciencia  sis- 
temática. Mis  esfuerzos  se  .han  enca- 
minado a  condensar  en  pocas  líneas 
los  caracteres  esenciales,  no  sólo  pa- 
ra identificar  las. plantas  de  que  me 
ocupo,  sino  también  para  fl^ar  la  sec- 
ción a  que  correspondan  aquellas  es- 
pecies no  mencionadas  por  mí:  bien 
que  en  esto  mi  trabajo  es  deficiente, 
porque  no  he  tenido  la  mira  de  ocu- 
parme de  los  géneros  con  la  debida 
extensión,  y  ha  sido  inevitable  pasar 
en  sil<='ncio  muchas  secciones  que  só- 
lo podrían  figurar  en  un  tratado  ana- 
lítico completo." 

Señala  luego  el  autor  dos  géneros: 
POLYPODIT'M  y  ACROSTICHUM: 
cuatro  especies  del  primero,  y  dos  del 
segundo.  En  la  especie  PHLEBO- 
DIUM,  del  primer  género,  dos  varieda- 
des, de  las  cuales  la  segunda  hace  a 
nuestro  intento,  y  es  la  siguiente:  "b. 
— Rizoma  robusto,  herbáceo,  rastrero 
y  cubierto  por  barbas  suaves  al  tac- 
to, de  color  ferruginoso  claro:  estípite 
de  30  a  60  cent,  de  largo,  fuerte,  er- 
guido y  lustroso:  fronda  de  30  a  90 
cent,  de  largo  ~por  30  a  60  de  ancho, 
cortada  hasta  muy  cerca  del  raquis,  y 
aim  hasta  éste  hacia  la  parte  infe- 
rior, en  pinas  ligulado-oblongas,  casi 
de  30  cent,  de  largo  por  4  o  6  de  an- 
cho, de  consistencia  papirácea  o  sub- 
coriácea:  raquis  y  páginas  superior  e 
inferior  de  Ifis  pinas,  lampiños:  venas 
primarias  paralelas,  distantes  entre  sí 
7  mil.  o  1  cent,  con  seis  o  más  areolas 
entre  ellas,  conteniendo  un  soro  cada 
una,  situado  en  las  exttemidades  de 
dos  o  tres  venillas  libres,  rarísimas 
veces  anastomosadas. . . .  Polypodium 
. .  .decumanum,   Willd. 

"Esta  es  la  calaguala  de  los  tahas- 
qupños,  una  de  las  especies  del  géne- 
ro Polypodium  más  difundidas  en  la 
vast.a    llanura   de    este    Estado,    donde 


GALA. 


291  — 


CALA 


veg-eta  de  preferencia,  asociada  al  j 
Nephrolepis  cordifolia,  Baker,  en  las  ■ 
axüas  di-  las  hojas  de  la  palma  de  co-  ' 
bija   o  Bonxaan.  ¡ 

"Los    rizomas    de    este    helécho    go- 
zan de  renombrada  fama  en   el  viilgro 
-ara    la    cura   de    muchas    enfermeda- 
•s.    Dejando  en   el    silencio   las   noti- 
■  ias  que   se  me   han   comunicado,   ra- 
yanas   en    lo   inverosímil    o   desfigura- 
das por  la  superstición  que  las  acom- 
paña,  haré  cor.star  que   son  de  gene- 
ral uso  esos  rizomas,  para  evitar,  se- 
gún   la    opinión    vulgar,    la    formación 
d"    abscesos   en   las   regiones   internas 
!  cuerpo  por  efecto  de  caídas  o  con- 
siones.    El   modo  de  administrar     la 
<  iJasruala  en   estos   casos,   consiste  en 
macíiacaí'    sus    raíces    (rizomas),    her- 
virlas en  una  o  media  botella  de  agua, 
endulzar   el    líquido    y    tomarlo    dos    o 
tres  veces  durante  varios  días.   Algu- 
nas   personas    prefieren    la    sal    común 
'   azúcar,  y  aseguran  que  con  el  adi- 
mento   de   esa    sustancia   se    obtiene 
ayor     eficacia   en    el      medicamento. 
;'  imbién  se  emplea  esta  calaguala  pa- 
com batir  las     enfermedades  vené- 
as.  e.speclalmente  la  gonorrea  y  flo- 
s    blancas,    bajo    la    forma    de    jara- 
o  de  infusfón  que  se  prepara  adi- 
onando  raíces  de  una  planta  conoci- 
'.■I    en      Tabasco     con    el      nombre    de 
HAPAPITLi  o  sea  la   Buettneria  car- 
thagenensis,   Jacq.:    esa   infusión      en- 
dulzada   se    toma    por    tazas    durante 
varios    días,    y    se    me    ha    dicho    que 
hace  desaparecer  con  prontitud  aque- 
llas afecciones  de  los  órganos  genita- 
'•  s.  Este  tratamiento,  no  muy  genera- 
zado     en   Tabasco.   es     digno,   en   mi 
oncepto,    de     llamar   la   atención     de 
uestrcs   médicos." 

(JOSÉ  X.  ROVIROS-V  Las  Calagua- 

las.  monografía  fechada  en  San  Juan 
Bautista  (Tabasco'),  Junio  de  1894;  pu- 
l-licada  en  La  Naturaleza,  periódico  de 
Historia  Natural  de  la  Capital  de  la 
República,    2a.    Serie,   Tomo  11.), 

CALAMBUCO,  m.  Para  la  Acade- 
mia es  el  árbol  que  produce  el  bál- 
panio  de  María.  Para  nosotros  es 
una  forma  peyorativa  de  llamar  al 
calabazo  o  cualquiera  otra  vasija 
de  las  que  se  hacen  de  la  corteza 
de  ciertos  frutos,  jicara,  coco,  etc. 
con  tal  que  sean  grandes,  toscas  o 
irreeiilares:  un  CALAMBUCO  de 
pozol. 

2.  Metafóricamente  se  dice  de  la 


persona   simple,   bonachona  o      de 
presencia  de  tonto. 

"Aquel  indio,  con  su  aire  de  calam- 
buco, era  en  el  fondo  un  pillo  redo- 
mado." (MERINO,  Celestina,  3a.  pte., 
EX,    p.    266.) 

CALAMBUR.  (Del  fr.  CALAM- 
BOUR)  m.  Juego  de  palabras:  equí- 
voco; "remoque,  lenguaje  ambagio- 
so"  (RAMOS  y  DUARTE,  p.  108.) 
Muy  usado  en  lenguaje  familiar. 

"Pepilla  se  puso  ligeramente  encar- 
nada por  las  bromas  de  Ortega,  aun- 
que derramando  la  sal  de  la  coqueta 
ingeniosa,  hacía  este  calambur:  si  me 
ven  colorada,  no  es  por  el  "mozo  de 
Ñapóles",  sino  por  "el  ^^ejo  de  Opor- 
to."   (MERINO,  Celestina,  X,  p.  S9.) 

Méx.  Es  mexicanismo,  muy  usado. 
"Son  las  bailarinas  que  brincan,  las 
coristas  que  se  balancean,  los  calam- 
bour  que  ruljorizan,  el  mundo  que  se 
divierte."  (FACUNDO.  Artículos:  La 
Caridad,  p.  nñ.) — ORTCZAR,  (p.  67) 
le  califica  de  puro  francés,  que  en  rea- 
lidad lo  es. 

CALANDRACA,  f.  "Sopa  que  con 
galleta  hecha  pedazos  se  hace  a 
bordo  cuando  hay  escasez  de  víve- 
res." (Dice.) 

Nada  de  esto  significa  por  acá, 
donde  esa  acepción  es  punto  menos 
que  desconocida,  o  enteramente 
desusada.  Solamente  usamos  del 
término  como  despectivo  de  calan- 
dria, en  la  acepción  figurada  de  es- 
ta voz:  calandrajo.  Es  lo  que  en 
Costa  Rica  llaman  calandraco:  "Ca- 
landrajo, trapo  viejo,  persona  ridi- 
cula y  despreciable."  (GAGDíI,  p. 
107) ;  pero  nosotros  sólo  usamos  de 
la  forma  invariable  para  ambos  gé- 
neros. 

CALANDRIA,  f.  Por  aquí  es  des- 
conocida la  acepción  académica  de 
"Persona  que  sin  estar  realmente 
enferma,  se  acoge  a  un  hospital 
para  tener  vivienda  y  comida";  pe- 
ro en  cambio  tiene  la  acepción  fi- 
gurada de  persona  ridicula  en  su 
porte  e  en  su  traje;  lo  que  en  Cos- 
ta Rica  llaman  calandraco. 


CALA 


292  — 


CALD 


CALAR",    n.  Entre    las    diversas! 
acepciones     de  este     verbo     en  el 
Dice,   aun   las   figuradas,  no   tiene  i 
la  que  le  hemos  asignado,  no  desa- 1 
certadamente  del  todo,  por  cierto:  | 
"Causar   mal   efecto    en   el    ánimo, 
gradualmente  una  cosa,   hasta  lie-  j 
gar  a  enojar;  predisponerlo  a  uno". 
Es  algo  semejante  a  esta  acepción 
material  que  da  el  Dice. :   "15.  Mo- 
jarse una  persona  hasta  el  punto  de 
que   el    agua,    penetrando   la   ropa, 
llegue   al   cuerpo."   Así   CALA  ima 
cosa,   en   sentido   moral,   cuando  a 
fuerza    de    fastidiar,    irrita    el    áni- 
mo, — satura,  dijéramos —  gasta  la 
paciencia,  encendiendo  enojo  en  el 
individuo. 

2.  En  el  lenguaje  de  pesquería 
significa  halar,  tirar  de  una  cuer- 
da, recoger  una  red.  En  este  senti- 
do viene  a  ser  una  extensión  de  la 
primera  acepción  marítima  que  a 
la  voz  da  el  léxico,  "Arriar  o  ba- 
jar un  objeto,  como  mastelero,  ver- 
ga, etc." 

3.  f ig.  "Tratándose  de  personas, 
conocer  sus  cualidades  o  intencio- 
nes." Lo  mismo  se  dice  en  Taurom., 
tratándose  del  reconocimiento  que 
se  hace  de  los  toros  antes  de  la 
lidia,  con  iguales  fines.  V.  CALA. 

Bogotá.  Por  demás  original  aparece 
la  noticia  que  da  CUERVO  (párr.  613): 
"CALA:  tapaboca,  particularmente  en 
la  frase  echar  una  cala  (coger  un  pun- 
to), alusión  estudiantil  a  cierto  medi- 
camento con  que  se  ablanda  el  vien- 
tre. Al  mismo  significado  reducen  el 
verbo  calar:   cachifollar,   chafar." 

4.  Por  último,  tiene  también  la 
acepción  que  en  primer  lugar  re- 
gistra ICAZB.  (p.  73):  "a.  Recono- 
cer el  contenido  de  un  fardo,  sacan- 
do de  él  muestra  con  el  calador." 

CALAVERA,  m.  Gala  o  regalo 
que  la  gente  del  pueblo  pide  por 
el  día  de  difuntos,  2  de  noviem- 
bre. Muy  usado  principalmente  en 
México,  donde  son  sin  disputa, más 


pedigüeños  que  en  parte  alguna,  y 
hasta  descarados. 

"Muy  temprano  repartían  versos  im- 
presos, por  medio  de  los  cuales  pedían 
su  tumba,  su  calavera,  o  su  ofrenda, 
de  la  misma  manera  que  pedían  sus 
gages  correspondientes  a  otras  fies- 
tas."  (G.  CUBAS,   Recuerdos,  p.  390.) 

CALCE,  m.  "Pie,  17a.  acep.  Deci- 
mos: ponga  Ud.  su  firma  al  CALCE 
de  este  escrito.  Y  aun  algunos  sa- 
can verbo  del  nombre  en  esta  acep- 
ción: vea  Ud.  bien  la  firma  que 
CALZA  este  documento."  (ICAZB.) 

Guat.    BATRBS,    p.    159. 

C.  Amér.  SALAZAR  G.,  p.  60,  por 
donde  aparece  como  usual  en  toda  la 
América  ístmica. 

CALCULACIÓN,  f.  "Se  nota  ten- 
dencia a  rehabilitar  esta  voz,"  di- 
ce RIVODó.  Es  así;  en  lenguaje  co- 
mercial principalmente,  para  expre- 
sar la  serie  de  cálculos  hechos  en 
una  operación,  en  la  contabilidad, 
etc.  Parece  expresiva. 

CALDEARLA,  pr.  Apurar  el  li- 
cor; tomar  la  copa.  Es  término  del 
caló  tabernario. 

" — Anda,    vamos   a   caldearla — 

Vamos... — •  respondió  el  mancebo." 
{DELGADO,  La  Calandria,  XXXVII. 
pp.    306-7.) 

CALDERERO,  m. 

Méx.  "Calderero;  el  que  hace  o  ven- 
de   calderetas   y   otras   vasijas   peque- 
ñas de  cobre."   (ICAZB.) 
CALDERETERO,  m. 

Méx.  "En  los  ingenios  de  azúcar, 
operario  que  cuida  del  cocimiento  y 
limpia  del  caldo  o  guarapo  en  las  cal- 
deras."   (ICAZB.) 

Esta  voz  ha  llegado  a  ser  en  Mé- 
xico, en  general,  como  una  forma 
despectiva  de  apodar  a  los  italia- 
nos, por  razón  de  que  la  mayor  par- 

j  te  de  los  emigrantes  de  esta  na- 
cionalidad, individuos  de  baja  cla- 
se social,  se  dedican  principalmen- 
te en  la  República  al  oficio  de.cal- 

'  dereros  o  cobreros. 

El  autor  citado  y  TORO     GISB. 

I  (Amer.,  p.  149)  establecen  que  es 
también  término  usual  en  Andalu- 

j  cía. 


CALD 


293  — 


CALE 


CALDO,  m.  "Líquidos  o  jugos  ex-  I  CALENTADERA.  f.  Nombre  que 
traídos  de  vegetales  y  destinados  a  I  suele  darse  a  la  caldera,  caldere- 
la  alimentación."  Con  mayor  latí-  '  ta  o  cualquier  otro  objeto  de  los 
tud  de  esta  acepción,  llamamos  así '  que  sirven  principalmente  para  ca- 


también  a  los  licores  o  bebidas  pre- 
paradas con  el  jugo  de  ciertas  fru- 
tas  encurtidas   en   aguardiente   co- ' 
mún:  CALDO  de  nance,  de  mamey, 
de  durazno,  ete. 

2.  m. 

Méx.  *'E1  jugo  que  se  exprime  de  la 
caña  de  azúcar,  llamado  en  otras  par-  ; 
tes  gruarapo."    (ICAZB.)  I 

Acepción  propia  de  México,  hoy 
caída  en  completo  desuso,  es  la  que 
EL  PENSADOR  da  en  este  pasaje 
del  Periquillo  (cap.  XIV  de  la  la. 
pte.,  p.  79):  "Este  caldo  es  el  ma- 
noseo que  tienen  (los  bailadores) 
con  nuestras  hijas   y  mujeres,  las 


lentar  líquidos  a  la  lumbre. 

Méx.  "Apenas  supo  medio  leer...  lo 
dedicó  su  padre  a  soldar  tinas  y  ca- 
ientaderas."  {FACUNDO,  Pollos,  t.  I, 
cap.  11,  p.  174.) 

2.  Es  común  también  en  el  len- 
guaje vulgar  el  uso  de  esta  pala- 
bra como  frecuentativo  de  calenta- 
miento, acción  de  calentar  repeti- 
das veces. 

Era,  ero,  como  dice  MONLAL' 
(Dice,  etim.,  p.  97),  es  "desinencia 
sustantiva  tomada. . .  del  vascuen- 
ce, pero  muy  parecida  a  la  latina 
arium,  y  que,  como  ésta,  connota 
la  idea  de  continente,  de  cosa  que 


licencias    pasan    mil    veces    de    las  gjj.,.g  ^^^^  guardar  otra:   cartera,... 

manos  a  las   bocas,  convirtiéndose  ^^^^ ..  jj^  negado  a  tener  en  el  len- 

los  manoseos  claros  en  ósculos  fur-  ^^j^  popular,  v  a  veces  hasta  en 

tivos.  que  las  menos   escrupulosas  ^j  jen^uaje  culto,  una  connotación 

no  llevan  a  mal,  y  las  que  se  lia-  semejante   a   la   de   la      desinencia 

man  prudentes  y  honradas  disimu-  ^^j^    ^  ^^    ^^    ^^   sentido   de    colec- 


ción repetida  y  frecuente,  pero  des- 


lan  y  sufren  por  evitar  pendencias." 
En   alguna   parte   de   la   Repúbli- 
ca hay  también  una  planta  o  flor    ;;d";n¡;dam¡nte.'¡rn  "método 'ñi^r¡ 
llamada   asi:    "Aquí   y   allí  trechos  - 

sombríos  donde  borbotan  en  irrup- 


ción lujuriosa,  girasoles  blancos  y 
rosados,  y  calditos  como  brazas." 
(AZUELA,  Mala  Yerba,  VI.  pp.  39- 
40.) 

CALENDARIO,  m.  Nombre     con 


gla,  en  lo  cual  participa  también 
de  cierta  índole  despectiva.  Deci- 
mos gritadera,  por  griterío,  dife- 
renciándose de  ésta  en  que  no  re- 
presenta o  expresa  una  confusión 
de  voces  simultáneas,  sino  más  pro- 
piamente una  serie  de  gritos  suce- 


que  también  se  designa  la  moneda  i  givos.  repetidos  con  exceso;   canta- 
nacional  de  oro  por  valor  de  $20.00,  ,  ¿^j.^^  corredera,  etc. 
llamada  comúnmente  azteca.  (V.)       I  pntar<íE    nr    fie      Pirarse 

CALENDARIO  EXFOLIADOR,  m.         ^'¡^^.^'^"^    '  ^  '      ^^     ^^^^'^''^• 

Méx.  "Género  de  calendario  de  pa-  enojarse, 
red.  nuevamente  discurrido,  en  el  que  Méx.  "El  jueg^o  continuó,  y  por  mo- 
bay  una  hojilla  para  cada  día.  pega-  mentos  fueron  calentándose  los  cir- 
das  ligeramente  por  la  orilla  una  so-  ¡  cunstantes,  y  las  apuestas  eran  más 
bre  otra,  de  manera  que  forman  un  j  considerables."  (PAYNO,  Fistol,  t.  i. 
bloc,  y  arrancando  la  del  día  anterior.  [  p.  882.) 
queda  descubierta  la  del  corriente.  Es  ;      ORTÚZ  VR    p    67 

común   imprimir  epigramas,  charadas,  I  '  _  encenderse 

cuentecillos.   etc.   en  el  reverso  de  las  |       ^-   "&•    fi'Siai    en   ceio.    encf  uutfi  &« 
bolas."    (ICAZB.)  .  en   lujuria.    El    Dice,    sólo   autoriza 

'En    la    pared,      arriba    del      asiento  |  gg^g^    acepción    COn    respecto    a    laS 
principal,    un    calendario    exfoliador,     i  .__.„„ 
(DELGADO.   La  Calandria,  II.)  •  Deslías. 


CALE 


—  294 


CALI 


CALENTURA   DE    POLLO,  expr.  i 
fam.  "que  se  dice  del  niño  que  se 
finge  enfermo  por  berrinche,  o  pa- 
ra que  le  regalen  y  eximan  del  es- 
tudio."   (ICAZB.) 

CALERO,  m.  Calera  se  llama  el 
horno  en  que  se  quema  la  piedra 
para  hacer  cal.  A  esto, 'y  en  general 
al  lugar  en  que  se  quema  la  pie- 
dra, o  se  hace  la  cal,  llamamos  or- 
dinariamente con  el  género  mascu- 
lino: CALERO. 

Méx.  "Calera.  Aposento  o  galera  en 
Que   se   guarda   la   cal."    (ICAZB.) 

CALIBRE,  m.  "El  Dice,  dice  que 
"ser  de  buen  o  mal  calibre  una  co- 
sa" es  "ser  de  buena  o  mala  cali- 
dad." Creemos  que  CALIBRE  se 
aplica  más  bien  al  tamaño  que  a  la 
calidad."  (ICAZB.)  No  más  bien,  si- 
no únicamente  al  tamaño;  al  me- 
nos jamás  óyese  en  la  forma  aca- 
démica en  labios  de  nadie,  así  sea 
el  más  rapado  de  conocimiento  li- 
terario, o  el  más  inflado  gramati- 
calista. 

"Amalia  miraba  a  los  hombres  co- 
mo' viera  un  arpón ...  a  vm  pescado 
de  gran  calibre."  (FACUNDO,  Jamo- 
nas,  t.   II,   cap.   XIII.) 

CALICANTO,  m.  El  Diccionjirio  no 
ha  autorizado  más  que  cal  y  canto, 
así,  en  tres  palabras;  pero  el  vul- 
go, y  enorme  golpe  de  gente  culta 
en  lenguaje  literario,  ya  no  admi- 
ten esa  separación,  diciendo  a  se- 
cas CAIilCANTO,  lo  que  no  parece 
extrafalario  por  cualquier  lado  que 
se  examine,  o  como  dice  RIVODÓ 
(Voces  Nuevas,  p.  139),  "Nada  tie- 
ne de  extraño,  y  aun  pudiera  de- 
cirse que  es  más  gramatical,  y  que 
está  más  en  la  índole  del  castella- 
no." 

Ríopl.  "Expuesta  (la  ciudad)  conti- 
nuamente a  las  inundaciones  de  las 
lluvias,  especialmente  por  la  parte  del 
Kur'y  poniente  con  las  avenidas  de  la 
cañada,  de  que  la  defiende  un  cali- 
canto." (Acta  del  Cabildo  de  Córdoba 
del  Tucumán,  de  fecha  14  de  enero 
de   1760,  apud  GRANADA,  p.  129.) 


CALIFICACIÓN,  f.  Clasificación 
que  la  autoridad  municipal  o  políti- 
ca hace  diariamente  de  los  reos  de- 
tenidos el  día  anterior,  consignan- 
do a  unos  (los  reos  de  delitos)  a 
las  autoridades  judiciales  y  hacien- 
do con  respecto  a  los  reos  por  fal- 
tas o  infracciones  políticas,  la  fija- 
ción de  las  penas  respectivas,  de 
multa  o  arresto. 

En  los  Estados,  hasta  hace  poco 
tiempo,  eran  los  Jefes  Políticos  los 
encargados  de  la  CALIFICACIÓN; 
pero,  desaparecidos  aquéllos  por 
efecto  de  la  revolución,  pasó  a  ser 
atribución  de  los  Presidentes  Mu- 
nicipales, interviniendo  por  lo  ge- 
neral el  Agente  del  Ministerio  Pú- 
blico. 

Méx.  "Llámase  así  en  México  a 
cierta  distribución  («o  sé  si  legal) 
que  acostumbra  hacer  cada  noche  el 
Gobernador  del  Distrito  Federal,  o  su 
Secretario,  de  los  reos  de  delitos  no 
graves  o  de  infracciones  de  policía, 
que  han  sido  aprehendidos  en  el  día, 
y  a  su  arbitrio  suelta  a  vmos,  impo- 
ne a  otros  ciertas  penas  y  envía  el 
resto  a  la  cárcel,  consignados  al  Juez 
de  turno."    (ICAZB.) 

"Es  seguro  que  se  queden  allí  a  es- 
perar la  calificación,  y  mañana  tem- 
prano, o  van  a  Belén...  o  salen  en  li- 
bertad." (FACUNDO,  Fuereños, 
XVIIl.) — "El  Abogado  Consultor  del 
Ayuntamiento  de  la  Ciudad,  que  en 
representación  del  Presidente  Munici- 
pal, haco  diariamente  la  calificación  de 
los  reos  que  ingresan  a  la  Peniten- 
ciaría, ha  encontrado  graves  dificulta- 
des,... etc."  (El  Universal,  abril  22- 
918.) 

2.  Fijación  que  hace  la  autoridad 
administrativa  o  polítiva,  por  medio 
de  las  Juntas  Calificadoras,  del  va- 
lor fiscal  de  los  predios  y  de  los 
giros  mercantiles,  y  conforme  a  la 
cual  se  establecen  las  contribucio- 
nes o  derechos  que  los  propietarios 
deben  enterar  al  erario  público.  V. 
JT^NTAS. 

CALIFICAR,  a.  En  la  Hacienda 
pública  este  verbo  tiene  la  acep- 
ción especial  de  fijar  el  valor  fis- 


CALI 


—  295 


CALZ 


jcal  de  la  propiedad  mueble  o  raíz 
y  de  los  giros  mercantiles,  y  con- 
forme al  cual   se     determinan  las 
contribuciones  o  derechos  que  de- ! 
ien  pagar  los  propietarios. 

CALIFORNIANO,  NA.  adj.  Cali- 
fornio, california :  natural  de  Cali- 
fornia. 

CALILLA,   f.   "Cala,   por  mecha; 
etc."   (ICAZB.)— OCAMPO,  p.     143. 
Cuba.  PICHARDO.   p.   43. — MAGIAS, 
p.    239. 

Hond.  MEMBREÑO,  p.  31. 
Guat.   BATRES,    p.    159. 
Perú.   AROXA,  p.   83. 
2.  fig.  y  fam.  "Molestia,  pejigue- 
ra." (ICAZB.)  Por  extensión,  la  per- 
sona mis^a  que  molesta  mucho. 

Méx.   "Me  hacen  cargar  el  niño,  la- 
var los  pañales,  ir  a  la  pulquería,  fre- 
gar   toditos    los      trastes    y     aguantar 
antas   calillas     quieren."      (PENSA- 
OK,  Periquillo,  cap.  XXn^  p.  119.) 
En  Guatemala  se  aplica  más  co- 
múnmente al  individuo  que  molesta 
'  BATRES) ;  lo  mismo  en  Honduras 
MEMBR.,  p.  32.) 

CALILLAR,  a.  "Echar  calas  o  ca- 
lillas." (ICAZB.) 

2.  fig.  y  fam.  "Molestar."  (ID.) 

CALMUDO,   DA.  '  adj.     Calmoso, 

2a.  acep.,  o  mejor  como  lo  explica 

PICHARDO    (p.    +3):    "La   persona 

que  tal  vez  sin  ser  perezosa  o  ne- 

igente.   obra  con   calma  o     lenti- 

;d."   Calmoso  no  se  usa  nunca. 

Venez.    "En    calmudo,    así    como    en 

;    sinónimo    cachazudo,    hay   algo    de 

irlesco,  a  la  vez  que  calmoso  es  ex- 

esión  más  seria."  (RIVODO,  p.  139.) 

CALÓN,  m.  Astil  o  vara  a  que 
van  sujetos  los  extremos  del  chin- 
chorro o  red  de  pescar,  para  man- 
tenerlo abierto  y  fijarlo  al  fondo. 

Esta  voz  olvidada  del  Dicciona- 
rio, es  término  antiguo;  la  trae  TE- 
RREROS: "Sonda  que  penetra  has- 
H  el  fondo." 

CALZA,  f.  "Es  aquí  cierta  tirilla 
de  badana  con  que  se  rodea  una  de 
las  patas  de  los  gallos  de  pelea,  y 
mediante  un   trozo   de   cuerda   del- 


gada que  de  la  tirilla  pende,  sir- 
ve para  mantenerle  sujeto  a  estaca 
o  clavo  fijado  en  el  suelo."  (ICAZB.) 

"Y  ves  que  si  te  ponen  una  calza 
Pierdes  las  plumas,  pero  no  el  valor." 

(FIDEL,  en  el  Gallo  Pitagórico,  p. 
387.) 

CALZADA,  f.  "Camino  real  em- 
pedrado."  (Dice.) 

Entre  nosotros  no  es  precisamen- 
te camino  real  ni  está  empedrado 
por  fuerza.  La  CALZADA  es  un  ca- 
mino cualquiera,  en  las  mejores 
condiciones  de  aplanamiento  y  ni- 
velación, generalmente  a  mayor  al- 
tura que  el  terreno  circundante  y 
hecho  pa:r.  mayor  comodidad  del 
tráfico. 

CÁLZ6N.  AMARRARSE  LOS 
CALZONES,  fr.  fig.  y  fam.,  desple- 
gar la  energía  necesaria  para  obrar 
en  un  asimto  o  empresa.  Dícese 
también  AMARRARSE  LOS  PAN- 
TALONES. 

Méx.  ICAZB.,  p.  20;  art.  Amarrar. 

Perú.   AROXA.   p.   21. 

Chile.  RODR.,  p.  26;  Opina  que  se 
usa  disparatadamente  el  verbo  ama- 
rrar en  este  caso. 

BAJAR  LOS  CALZONES,  hablan- 
do de  los  niños,  ponerles  calzones 
lardos. 

CALZONCILLO.  (Bauhinia  po- 
rrecta.)  ra.  Planta  leguminosa. 

CALZONUDO.  m.  "Hombre." 
(ICAZB.)  Más  usado  en  forma  pe- 
yorativa. OCAMPO  (p.  144)  dale 
el  significado  de  valiente,  firme. 

"Allí  apenas  va  una  u  otra  visita, 
y  .eso  de  viejas,  como  dice  ella,  por- 
que calzonudos,  según  dice,  no  pisa- 
rán su  estrado  por  cuanto  el  mundo 
tiene."  (PEXS.VDOR,  Periquillo,  cap. 
:  XX,  p.  119.) — "N'o  consiento  calzonu- 
dos en  la  cocina."  (Astucia,  t.  I.  cap. 
XV.) — "Por  cierto,  de  calzonudos." 
(ID.,    ib.) 

Hond.  "Término  despectivo  que  a 
veces  usan  las  .señoras  para  referirse 
!  al  hombre."  (MEMBR.) 
j  C.  Rica.  "N'omtare  festivo  y  familiar 
■  con  que  las  mujeres  d*»signan  al  in- 
:  dividuo  de  sexo  feo."  (GAGTXI.)  :Sí>- 
j  xo  feo!  ¿Por  qvié  no  varonil,  y  acaso 
)  entonces  menos  feo? 


CALLE 


—  296 


CAMA 


CALLE,  f.  En  forma  genérica 
llámase  así  el  espacio  comprendido 
entre  dos  hileras,  ya  sean  éstas  de 
casas,  de  árboles  o  de  cualquiera 
otra  cosa.  Principalmente  en  las 
sementeras  o  sembrados,  milpas, 
platanares,  etc.,  es  de  estilo  corrien- 
te llamar  CALLE  al  espacio  que 
media  entre  dos  filas  de  la  planta- 
ción, por  lo  común  en  líneas  parale- 
las. Nunca  decimos  calle  de  árbo- 
les, como  quiere  el  Dice,  que  en 
este  caso  se  diga. 

CALLEJÓN,  m.  Así  como  calleja 
es  diminutivo  de  calle,  CALLEJÓN 
sería  aumentativo  de  la  misma  voz. 
Pero  en  el  uso  vulgar  CALLEJÓN 
es  un  diminutivo  de  calle,  cottio  is- 
lote lo  es  de  isla  y  anclote  de  ancla: 
una  calle  angosta  y  de  continuo 
larga,  tortuosa  y  sin  empedrar.  Los 
CALLEJONES  son  muy  comunes 
tn  las  poblaciones  coloniales- de 
mediana  importancia. 

Méx.  "Escondida  entre  lo  que  en  el 
pueblo  se  llaman  callejones, — unas  es- 
trechas callejas  sin  empedrar,  con  es- 
peso follaje  de  malvones,  alelíes  y  en- 
redaderas a  entrambos  lados;  con  al- 
tas tapias  lisas  de  ladrillo  y  argama- 
sa o  de  caducos  árboles  que  se  desmo- 
ronan." (GAMBOA,  Santa,  la.  pte.. 
II,  p.  36.) — "De  común  acuerdo  táci- 
to... ella  internábase  por  los  calle- 
jones de  la  aldea."  (ID.,  Ib.,  p.  56.) — 
"¿Habría  en  México  campos  como  los 
de  Pluviosilla,  callejones  como  los  del 
barrio  de  San  Antón?  (DELGADO, 
Parientes  ricos,  XXVII,  p.  204.) — "Vol- 
vieron todos  al  patio  de  San  Cristóbal 
por  los  callejones  más  frescos  y  her- 
mosos, para  gozar  de  aquella  tarde 
luminosa  y  dorada,"  (ID.,  La  Calan- 
dria, IV,  p.  33.) — "Los  habitantes  de- 
jan el  beatífico  retiro  de  sus  casas  y 
salen  a  tomar  fresco  por  los  callejones 
cercanos."  (ID.,  ib.,  X,  p.  85.) — "Car- 
men gozaba  lo  que  no  es  decible  con 
la  frescura  de  los  callejones  y  la  be- 
lleza del  paisaje."  (ID.,  ib.,  XXVII,  p. 
247.) — "Llega  atravesando  callejones  o 
huertas."  (Astucia,  t.  II,  cap.  IX,  p. 
293.) 

2.  Por  analogía  llámase  también 
CALLEJONES,  en  el  habla  campes- 
tre, a  los  caminos  o  veredas,  más 


o  menos  anchas,  abiertas  en  el  se- 
no de  los  bosques,  de  ordinario  pro- 
visionalmente. Son  muy  comunes  en 
las  monterías,  donde  sirven  para 
arrastrar  por  ellos  la  madera,  sa- 
cándola hasta  el  tumbo. 

"Después  de  caminar  algunos  me- 
tros por  un  sendero  bastante  amplio, 
entraron  en  el  callejón  principal." 
(ZENTELLA,  Perico,  XIII,  p.  76.)  — 
"Miraba  distraído  por  toda  la  longi- 
tud del  callejón,  esperando  ver  a 
Juan."  (ID.,  Ib.,  p,  80,) — "Los  hom- 
bres preparan  sus  machetes,  hachas  y 
escopetas  con  el  bastimento  que  de- 
ben llevar  a  mano;  a  la  orden  del  Je- 
fe o  encargado  de  la  montería  poco 
después  se  reúnen,  y  entre  chanzas  y 
canciones  generalmente  demasiado  li- 
bres, salen  al  trabajo  siguiente,  a  la 
incierta  claridad  del  alba,  por  los  am- 
plios y  limpios  callejones."  (COFFIN, 
El   General   Gutiérrez,  I,   p.   4,) 

CALLEJÓN  EAR.  a.  Abrir  calle- 
jones en  las  selvas;  especialmen- 
te en  las  monterías  para  sacar  ma- 
dera. 

CALLEJONEO.  m.  Acción  y  efec- 
to de  callejonear:  abrir  los  callejo- 
nes en  las  monterías. 

CAMA.  f.  "En  el  melón  y  otros 
frutos,  parte  que  está  pegada  con- 
tra la  tierra  mientras  están  en  la 
mata."  Tal  vez  por  extensión  de  es- 
te significado  que  registra  el  Dice, 
llámase  CAMA  al  cojín  o  especie 
de  almohadilla  de  yerbas  u  hojas 
secas  que  a  los  frutos  de  las  plan- 
tas rastreras,  melón,  sandía,  etc., 
ponen  los  labradores  debajo,  para 
que,  descansando  sobre  ella,  no  re- 
ciban directamente  el  calor  radia- 
do por  la  tierra,  que  a  veces  reque- 
ma o  recuece  el  fruto. 

"Los  tallos  se  extienden  a  muchas 
varas  (del  chayóte),  y  siempre  que 
se  le  acomoda  un  apoyo  horizontal  que 
aquí  llaman  cama,  lo  puebla  de  mane- 
ra que  forma  un  techado  impenetra- 
ble a  las  aguas,"  (J,  ANTONIO  ÁL- 
ZATE, en  el  Dice.  Univ.  de  Hlst.  y 
Geogr.,  Art.  Chayóte;  t.  IX,  p,  47.) — 
"Se  riega  a  metuido  por  ser  planta  hi- 
drópica, se  le  dispono  en  tapiz  que  aquí 
nombran  cama."  (ID.,  ib.,  p.  48.) 


GAMA 


—  297  — 


CAMA 


2.  Cortadura  horizontal  o  al  tra- 
vés que  se  hace  al  tallo  de  los  gran- 
des árboles,  con  el  fin  de  debilitar- 
los para  que,  cortándoles  por  el  la- 
do opuesto,  caigan  fácilmente. 

FORMARLE,  o  HACERLE  LA 
CAMA  a  alguno,  fr.  fig.  fam.,  que 
se  dice  de  aquel  a  quien  por  malas 
artes  y  medios  subrepticios  se  le 
prepara  una  mala  situación  o  se 
le  hace  perder  un  empleo  o  ima 
buena  posición,  hasta  dar  con  él  en 
la  desgi'acia. 

CAMA  DA.  f.  "Todos  los  hijos  que 
paren  de  una  vez  la  coneja,  la  lo- 
ba u  otros  animales,  y  se  hallan 
juntos  en  una  misma  parte."  La  de- 
finición es  algo  mostrenca:  parir 
tantos  hijos  de  una  vez  es  una  ver- 
dadera novedad,  aparte  de  que  des- 
pués se  hallen  juntos  en  una  misma 
parte,  que  es  como  si  estuvieran 
separados  en  partes  distintas.  He- 
chas estas  salvedades,  aun  todavía 
la  CAMADA  significa  para  nosotros 
aleo  más:  conjunto  de  poUuelos  o 
pichones;  en  este  sentido  se  usa 
por  lo  general  y  casi  nunca  se  apli- 
ca a  los  mamíferos,  lobeznos,  co- 
nejos, etc. 

Cuba.  "El  conjunto  de  cosas  nume- 
rables, extendidas  horizontalmente,  de 
manera  que  estén  en  contacto,  a  ni- 1 
vel,  sin  sobreponerse,  y  dispuestas  a 
recibir  otras  camadas:  así  se  dice  una 
carnada  de  huevos,...  y  en  este  sen- 
tido es  más  propia  qr.e  capa."  (PICH., 
p.  4,3.)  Xosotros.  en  tal  caso,  decimos 
capa  o  tendida. 

CAMAJÁN,  m.  Marrullero,  ca- 
mastrón, taimado. 

Méx.  "(Camp),  sm.  Camastrón,  pi- 
caro, astuto,  retrechero."  (RAMOS  T 
DIÑARTE.)  Es  usual  en  toda  la  Pe- 
nínsula. 

CAM  ALOTAL.  m.  Sitio  poblado  de 
camalote;  plantío  o  sembrado  de 
camalote.  El  Dice,  no  da  más  que 
el  sust.  Camalote.  | 

Ríopl.  Nadie  más  que  GR.A.NADA  (p.  \ 
129)  se  ha  acordado  del  vocablo:  "Pa- 
raje cubierto  de  camalote." 


CAMALOTE.  (Oplismenus  holci- 
formis.  Ú..  B.  K.  (1).  Del  mex.  ca- 
malotl.)  m.  La  Academia,  que  has- 
ta sus  últimas  ediciones,  acordó 
dar  entrada  al  vocablo,  le  prohijó 
sin  su  correspondiente  anotación 
de  Méj.,  con  lo  cual  aparece  de  orí- 
gen  castizo,  o  por  lo  menos  dudo- 
so; menos  se  metió  en  establecer 
etimologías,  con  lo  que  obró  tam- 
bién muy  en  lo  derecho,  aprove- 
chando la  brillante  oportunidad  de 
no  decir  un  disparate,  como  en  ca- 
cao (de  cacahuat)  y  sobre  todo  en 
el  revoltijo  de  chocolate. 

A  mal  traer  ha  traído  a  los  au- 
tores esta  planta,  en  lo  relativo  a 
la  clasificación.  Desde  luego  esta- 
mos en  que  la  nuestra  es  una  gra- 
mínea, enteramente  distinta  de  la 
de  Sur  América  que  es  pontederiá- 
cea,  a  la  cual  únicamente  se  refie- 
re el  Diccionario,  olvidándose  no 
solamente  de  la  gramínea  que  en 
México  lleva  este  nombre,  sino  a  la 
vez  de  la  de  Guayaquil  y  Nueva 
Granada,  que  al  decir  de  GRANA- 
DA (p.  130)  es  también  de  esta  fa- 
milia y  a  la  que  se  refiere  Col- 
meiro.  según  el  propio  autor.  BAYO 
(p.  45)  incurre  en  la  confusión  de  " 
llamar  gramínea  al  CAMALOTE  de 
los  ríos  de  la  América  Meridional, 
confundiéndole  con  la  Phalaris 
arundinacea  de  Linneo.  De  que  no 
es  una  gramínea  no  sólo  dan  bue- 
na prueba  los  distintos  nombres 
técnicos,  sino  la  descripción  de  la 
planta  misma:  "acuática,  que  se 
cría  en  las  lagunas  y  festonea  las 
costas  de  los  ríos,  introducido  en 
el  agua  y  afianzado  en  el  fondo  por 
medio  de/  raicillas  como  hebras  de 
su  largo  y  fofo  tallo,  que  termina 
...  en  una  h-oja  nerviosa,  pero  ma- 
jor  y  casi  redonda,  en  lugar  de 
puntiaguda,  del  tamaño  de  un  pía-     ' 


(1)    Sinonimia   vulgar  y  científica   de 
plantas   mexicanas. 


CAMA 


298 


CAMA 


to,  y  adornada  por  la  primavera! 
con  una  sencilla  flor  azul."  (GRA- 
NADA). Eichornia  speciosa  es  en  j 
el  índice  de  voces  indígenas  del  j 
Tabaré  de  Zorrilla  (p.  208);  pon-| 
tederia  nymphaeifolia,  KUNTH.  yj 
E.  azurea,  apud.  Gibert,  en  Grana- 1 
da,  bien  que  la  llama  bromelioidea, 
lo  que  viene  a  aumentar  la  confu- 
sión. En  resumen,  este  CAMALOTE  i 
tiene  semejanza  con  las  nympheas 
de  Tabasco.  i 

Con  respecto  a  la  nuestra,  pare-  \ 
ce  que  no  se  ha  fijado  tampoco  el  | 
criterio  en  lo  relativo  a  su  clasifi- , 
cación.  En  tanto  que  unos  autores 
la  colocan     en  el     género  panicum  ! 
(ICAZB.;   P.  Holciforme,     STEND.; 
ALCARAZ,  Los  zacates  forrajeros: 
P.  leucophaeum,  H.  B.  K.),  OCAM- 
PO  la  clasifica  Holeus  sorghum. 

De  todo  esto  venimos  en  concluir 
que  hay  diferencia  completa  aún 
entre  las  plantas  que  llevan  el  mis- 
mo nombre  en  diversas  partes  de  la 
República,  principalmente  en  las 
costas.  Las  especies  de  Jalisco,  San 
Luis  Potosí,  que  guardan  semejan- 
za con  la  descrita  por  Icazbalce- 
ta,  parecen  coincidir  con  la  planta 
que  en  Tabasco  se  llama  camalote 
de  agua,  porque  el  CAMALOTE  co- 
mún no  produce  esa  médula  suave, 
esponjosa  y  ligera  que  se  emplea 
para  hacer  flores  y  otros  adornos, 
de  que  habla  el  autor. 

El  CAMALOTE  de  Tabasco,  que 
es  característico  de  todo  el  plano 
inclinado  que  comprende  desde  las 
estribaciones  de  la  serranía  del  Sur 
de  Chiapas,  todo  el  Estado  y  par- 
te del  de  Campeche  y  de  Veracruz, 
es  una  planta  vivaz,  veraniega; 
pasto  tierno  de  poco  rendimiento 
como  forraje;  crece  especialmente 
en  las  regiones  palustres  e  inunda- 
bles, resistiendo  perfectamente  en- 
tré el  agua.  En  las  playerías  de  la 
í)arte   baja   se   cría   tan   fecundo  y 


lozano  que  forma  espesísimos  acol- 
chados en  donde  ni  a  caballo  pue- 
de transitarse,  alcanzando  dos  o 
tres  metros  de  tallo.  Es  vegetal 
rastrero;  algo  semejante  al  maíz 
por  la  estructura  del  tallo,  en  ca- 
ñutos, aunque  mucho  más  delgado, 
y  por  la  forma  lanceolada  de  las 
hojas,  también  mucho  más  angos- 
tas, de  un  color  verdinegro,  ner- 
viosas. El  tallo  es  macizo  y  la  mé- 
dula fibrosa  está  adherida  y  como 
formando  un  sólo  cuerpo  con  la  ca- 
pa cortical. 

PICHARDO  (p.  44)  y  MACÍAS 
(p.  246)  incurren  en  el  despropósito 
de  llamar  como  la  Academia  CAMA- 
LOTE  a  una  planta  que,  no  es  pre- 
cisamente la  nuestra,  pero  que 
coincide  con  alguna  otra  especie  na- 
cional. Ni  en  Tabasco,  ni  en  Méxi- 
co ni  en  parte  alguna  de  América 
se  llama  camalote.  Creemos  que  na- 
da tenga  que  ver  la  planta  ameri- 
cana con  el  famoso  camalote,  y  que 
su  nombre  es  de  estructura  me- 
xicana, como  lo  da  RÓBELO  en  sus 
Nombres  geogr.  del  Est  de  Veracruz 
(p.  29) ;  aun  cuando  Icazbalceta, 
tan  sabio  y  tan  parco  en  sus  apre- 
ciaciones, haya  callado  en  la  eti- 
mología de  la  voz.  FERNÁNDEZ 
FERRAZ,  que  rastrea  en  sus  Nahua- 
tlismos  de  Costa  Rica  raíces  azte- 
cas hasta  en  no  pocas  palabras  cas- 
tizas, es  raro  que  haya  olvidado  és- 
ta y  no  lo  aplicara  su  procedimien- 
to de  anatomía  filológica  de  des- 
composición y  recomposición,  has- 
ta encontrar  los  rastros  de  su  ori- 
gen nahoa. 

Parece  que  entran  en  su  forma- 
ción la  raíz  camatl,  cara,  y  en  sen- 
tido más  amplio,  gusto,  sabor,  as- 
pecto, idea  de  semejanza  en  gene- 
ral, y  elotl,  elote,  maíz  verde:  "se- 
mejante al  maíz  verde",  con  el  cual 
en  realidad  tiene  la  planta  mucho 
parecido.   O   bien,  tomando  la  raíz 


CAMA 


—  299  — 


CAMB 


camaua,  amarillear,  color  de  lo  tier- 
no (SIMEÓN),  por  contracción  cam, 
y  elotl,  "amarillo  y  verde  o  amari- 
llo verdoso." 

Siendo  las  costas  mexicanas  en 
que  esta  planta  abunda  las  prime- 
ras que  pisaron  los  conquistadores 
españoles,  probable  es  que  aquí  ha- 
yan oído  por  primera  vez  el  nom- 
bre, y  que  de  aquí  haya  sido  trans- 
portado a  la  América  del  Sur  para 
designar  allá  una  planta  acuática 
semejante,  pero  que  no  es  igual  a 
la  nuestra.  Esta  presunción  es  tan- 
to más  razonable,  cuanto  que  no 
aparecen  orígenes  o  raíces  proba- 
bles de  la  palabra  en  las  lenguas 
indígenas  de  la  América  Meridio- 
nal. 

2.  adj.  Por  alusión  al  aspecto  ma- 
cilento que  toma  el  CAMALOTE 
en  las  épocas  de  sequía  y  ardiente 
sol,  llámase  así  en  sentido  figurado 
a  la  persona  calmosa,  flemática, 
cauta,  taimada  o  maliciosa  y  repo- 
sada en  sus  actos. 

CAMALOTEAR.  a.  Segar  o  cor- 
tar el  cámalote  para  forraje  de  la 
caballeriza. 

Este  verbo,  de  carácter  entera- 
mente regional,  es  semejante  a  ra- 
monear y  zacatear. 

CAMALO"ERO.  m.  Camalotal: 
sitio  poblado  de  cámalote.  Poco  usa- 
do. 

2.  adj.  Dícese  del  ganado  afecto 
a  pacer  del  cámalote.  Relativo  al 
cámalote. 

CAi^ARAZO.  m.  Tiro  disparado 
con  cámara;  formado  a  semejan- 
za de  cañonazo.  RAMOS  y  DU AR- 
TE da  la  voz  como  sinónima  de 
cámara,  cohete.  Desconocida  en  es- 
ta acepción.  Es  mexicanismo. 

"¿Han,    estos    señores,    oído   los    ca- 
marazos  de  Celaya  o  de  Trinidad?  Si' 
hubieran   estado  aquí  durante  la  "de-  i 
cena    tráerica,"    no    andarían    poniendo  ] 
de  ejemplo,  para  explosiones     inofen- 
.siva.s.    los    camarazos   nuestros."    (Ex- 
celsior,  Méx.,  nov.   14-917.) 


CAMARÓN.  CAMARÓN  QUE  SE 
DUERME,  SE  LO  LLEVA  LA  CO- 
RRIENTE, fr.  fig.  y  fam.  con  que 
se  expresa  el  fracaso  a  que  condu- 
ce la  falta  de  actividad  o  previsión 
para  obrar  en  los  asuntos. 

"Muy  bien,  Sr.  D.  Vives,  abriré  cua- 
tro ojos  y  no  perderé  tiempo,  porque 
camarón  que  se  duerme  se  lo  lleva  la 
corriente."  (GIL  Y  SAENZ,  El  Capo-' 
ral,  p.  64.) — "Para  cuando  estén  al 
frente  de  sus  haciendas, . . .  sepan  a 
qué  atenerse,  porque  camarón  que  se 
duerme,  se  lo  lleva  la  corriente."  (ID., 
ib.,  p.  92.) 

CAMARONEAR,  a.  Pescar  cama- 
rones; dedicarse  a  esta  ocupación. 
En  sentido  figurado  tiene  acepción 
sinónima  de  gatear,  por  llamarse 
camarones  a  las  mujeres  de  la  vi- 
da distra'da. 

CAMARONERA,  f.  "Lugar  en  que 
se  pescan  camarones."  (ICAZB.) 
Más  usado  en  Tabasco  como  sinó- 
nimo de  cangrejera,  aunque  con  sig- 
nificado más  extenso. 

2.  Cierta  red  o  atarraya  especial, 
de  malla  muy  pequeña,  que  sirve 
para  pescar  camarones. 

CATiBAYA.  f.  "Tejido  ordinario 
de  algodón."   (OCAMPO.) 

CAMBÓN.  m.  Cama;  segundo  art., 
segunda  acep.  En  el  trapiche,  pie- 
za, encorvada  de  madera  que  enca- 
ja por  un  extremo  al  eje  central  en 
que  engranan  las  mazas,  y  por  el 
otro  se  sujeta  la  bestia  de  tiro  pa- 
ra poner  en  movimiento  el  apara- 
to. 

La  voz  es  de  la  misma  familia 
que  camba,  de  la  cual  parece  un  au- 
mentativo, bien  aplicado  si  se  atien- 
de a  que  el  CAMBÓN  es  por  lo  ge- 
neral un  madero  tosco  y  grande. 
Su  raíz  kampé,  gr.,  curvatura,  ex- 
plica su  buen  origen. 

"Un  p.ilo  como  nuestros  cambones, 
de  madera  no  muy  pesada  y  sin  sága- 
mo.  tiene  la  figura  de  una  es*»  ;>i  >■  - 
vés,  poco  más  o  menos,  una  de  sus  ex- 
tremidades que  remata  como  la  de 
nuestro  cambón."  (GIL  Y  SAKXZ.  El 
Caporal,   p.    66.) — "Sonó   un   chicotazo. 


CAMB 


—  300 


CAMI 


crujieron  los  cambones, . . .  en  sus  al- 
véolos de  bronce  rechinaron  los  acera- 
dos grifos,  y  la  pesada  máquina  ace- 
leró un  tanto  sus  interminaliles  vuel- 
tas; el  chorro  de  jugo  de  caña,  al  caer 
sobre  el  hancazo,  aiunentó  un  milíme- 
tro su  diámetro."  (ZENTELLA,  Peri- 
co, I,  p.  23.)  "Los  mulos  que  monta- 
ban, más  acostumbrados  al  cambón 
para  la  molienda  de  caña,  que  para 
caminos  fangosos,  trotalian  de  un  mo- 
do feroz."  (MERINO,  Ruta,  XXXVI, 
p.   165.) 

CAMBUJO,  JA.  adj.  "Tratándose 
de  caballerías  menores,  morcillo." 
(ACAD.)  "Morcillo,  Ha.  Aplícase  al 
caballo  o  yegua  de  color  negro  oon 
viso  rojizo."    (ID.) 

Usámosle  sobre  todo  aplicado  a 
las  aves,  especialmente  a  las  galli- 
nas, de  piel  o  carné  piñetas,  a  la 
que  se  atiibuyen  además  ciertas 
cualidades  medicinales  y  aún  caba- 
lísticas. 

Méx.  RAMOS  Y  DUARTE,  p.  110.— 
ICAZB.  sólo  da  el  mexicanismo  en  la 
acepción  de  "hijo  de  albarrazado  con 
negra"  (Art.  Castas),  que  también  se 
usp,  en  Tabasco. — OCAMPO,   p.   145. 

"La  señora  llevó  tres  blanquillos 
acabaditos  de  poner  por  ima  gallina 
blanca,  otra  amarilla  y  otra  prieta; 
pero  las  tres  cambujas  y  de  cresta 
amoratada."  (NUÑEZ,  Bagatelas,  p. 
213.) 

2.  Por  antonomasia,  dícese  tam- 
bién de  todo  individuo  de  color  ne- 
gro amoratado. 

CAMBUR,  m.  "Especie  de  bana- 
no, cuyo  fruto  no  es  fruto  sino  fru- 
ta. Lo  hay  de  diferentes  clases  con 
distintos  nombres."  (PICÓN  FE- 
BRES,  p.   67.) 

Por  más  que  GIL  Y  SÁENZ  (El 
Caporal,  p.  96)  diga  que  este  pláta- 
no no  se  conoce  en  Tabasco,  pode- 
mos afirmar  que  lo  hay. 

CAMELAR,  a.  "Atisbar.  acechar." 
(RAMOS  y  DUARTE.)  Dícese  co- 
mún V  familiarmente  de  los  ena- 
morados, y  es  más  propiamente  re- 
auebrar.  enamorar.  Es  voz  gitana 
"formada  «obre  la  ra.'z  sánscrita 
kam,  amar,  con  el  sufi.io  intensivo 
elar."   (QUINDALE,  Epít.  de  Gram. 


gitana,  párr.  36.)   CAMELAR,  gita- 
no, querer,"   dice  Rodríguez  Marín 
(Cantos  pop.  esp.,  t.  II,  p.  102,  nota 
17)  anotando  la  copla: 
De  tu  pelo  rubio 
Camelo  un  cabello. . . 

CAMINADA,  f.  Usado  casi  exclu- 
sivamente por  caminata.  Como  ant. 
significa  jornada. 

C.    Rica.   GAGINI,   p.   111. 

¡CAMINE!  ínter j.  que  sirve  pa- 
ra excitar,  animar  o  exhortar  a  fin 
de  que  se   camine  a  prisa. 

Venez.  "Equivale  en  Colombia  y  en 
nuestra  cordillera  andina  a  venga  con- 
migo, acompáñeme,  ande  o  vaya  lige- 
ro."   (PICÓN,  p.   67.) 

CAMINO,  m.  Entre  las  numero- 
sas acepciones  que  da  el  Dice,  a 
esta  voz,  no  se  halla  la  de  carrera 
del  peinado,  o  raya  que  divide  en 
dos  el  cabello. 

Méx.   RAMOS  Y  DUARTE,  p.  110. 

CAMISETA,  f.  No  es  precisamen- 
te diminutivo  de  camisa,  entre  nos- 
otros, sino  "camisa  interior  desco- 
tada  y  sin  cuello,  de  algodón,  lana 
o  seda,  que  ciñe  los  brazos  y  el 
tronco  hasta  la  cintura. 

En  Venezuela  es  sinónimo  de  tú- 
nico, "Camisa  larga  (interior  y  pe- 
gada al  cuerpo)  que  usan  las  muje- 
res."  (PICÓN,  p.  317.) 

2.  En  las  modernas  lámparas  de 
carburo,  vestidura  metálica  en  for- 
ma de  cernedor,  de  malla  muy  fina 
y  tupida,  que  subre  la  flama  y  sir- 
ve para  establecer  y  regular  la  co- 
rriente renovada  de  aire  que  ali- 
menta la  llama. 

CAMISÓN,  m.  "Aum.  de  camisa. 
Camisa  larga.  Camisa  de  hombre," 
y  en  las  Antillas,  "Camisa  de  mu- 
jer". Esta  última  acepción,  que  es 
la  más  próxima  a  la  nuestra,  con 
algunas  A^ariantes,  es  común  de  to- 
da América. 
"Traje  de  mujer,  compuesto  de  fal- 
da y  cuerpo,"  dice  CUERVO  (párr. 
843) ;   casi  lo  mismo  define  PICÓN 


GAMO 


—  301 


CAMP 


FEBRES  (p.  67).  agregando  que  "en 
algunas  partes  de  Venezuela  se  le 
dice  también  traje."  RIVODO  (p. 
249)  escribe:  'Llaman  así  al  ves- 
tido o  traje  de  mujeres;  excepto 
cuando  es  de  tela  negra  de  seda, 
pues  entoncjBS  le  dan  el  nombre , 
castizo  de  saya."  RODR.  explica 
que  el  pueblo  llama  camisones  a 
los  vestidos  hechos  de  algodón.  La 
acepción  antillana  más  propiamen-  ■ 
te  es  la  que  explica  PICHARDO  (p. 
44) :  "Camisa  larga  sin  mangas,  que 
usan  las  mujeres  de  primer  vesti- 
do." MACÍAS  dice  que  esta  es  la 
acepción  que  se  entiende  mejor  en 
América;  en  Tabasco,  es  la  única 
y  especial  que  se  conoce. 

CAMÓN  I  NA.  f.  Apuesta  que  se 
hace  en  el  juego  del  monte  con  una 
de  las  figuras  del  albur,  pero  se- 
ñalando el  palo.  Habiendo,  por 
ejemplo,  sota  y  as,  se  apuesta  a  la- 
sota  o  al  as  que  vengan  primero, 
de  determinado  palo  que  se  elija. 

No  hallamos  la  voz  en  los  léxicos 
americanos.  Podemos  asegurar  que 
es  usual  en  México. 

"Ahora, — decía,  asimismo,  en  la  sa- 
la de  juego  del  Círculo  ilercantil,  y 
en  algún  otro  mentidero,  entre  una 
mano  de  poker  y  una  camonlna  cele- 
brada." (DELGADO,  Los  parientes  ri- 
cos, XATI,  pp.  117-18.) 

CAMOTAL,  m.  Plantío  de  camo- 
tes; sitio,  terreno  sembrado  de  és- 
tos. 

Méx.  OCAMPO.  p.  14.5. 
Hond.  MEMBR-,  p.  32. 
CAMO'E.  (Del  mex.  camotli,  ba- 
tata. MOL.  Batatas  edulis.  Convol- 
vulus  batatas.)  m.  "Batata:  bulbo  o 
tubérculo  bien  conocido,  de  que  se 
hace  gran  consumo  cocido,  asado, 
guisado  y  confitado  de  diversas  ma- 
neras. Los  hay  de  varias  especies 
y  colores:  blanco,  amarillo,  mora- 
do, acastañado,  etc  Son  muy  esti- 
mados los  de  Querétaro  .Suele  dar- 
se el  mismo  nombre  a  todo  bulbo. 
Esta  palabra  mexicana  ha  pasado 


a  Costa  Rica  (FERRAZ,  p.  21), 
al  Perú  (ARONA,  p.  87),  a  Chile 
(RODR.,  p.  83)  y  a  Cuba  (MACÍAS, 
p.  241;    ARMAS,  p.  68.)"   (ICAZB.) 

En  Tabasco  el  CAMOTE,  al  igual 
que  el  maíz,  forma  la  base  princi- 
pal de  la  alimentación  de  las  cla- 
ses indígenas,  en  la  bebida  del  po- 
zol, que  toman  especialmente  agrio. 
El  CAMOTE  se  siembra  en  el  mis- 
mo sitio  en  que  se  hace  la  milpa, 
al  tapiscarse  el  maíz. 

2.  Por  analogía  con  el  tubérculo, 
se  llama  así  por  la  gente  ranchera 
al  cuerpo  macizo  del  rabo  de  la 
bestia  caballar,  en  que  se  inserta 
la  crin. 

En  México  vale  además  bobo,  san- 
dio. 

CAMOTEAR,  a.  Sembrar,  cose- 
char, cultivar  o  aiTancar  camotes. 

Méx.  "Andar  de  ceca  en  meca  he- 
cho un  bobo,  sin  dar  con  el  lugar  o  la 
persona  que  se  busca.  También  dar 
pasos  inútiles  en  un  negocio." 
(ICAZB.) 

CAMOTERO,  RA.  m.  y  f.  "Que 
vende  camotes".  (ICAZB.)  Que 
siembra,  cultiva  o  tiene  camotes. 
Relativo  al  camote:  red  CAMOTE- 
RA, la  que  se  usa  para  cargar  ca- 
motes. 

CAMOTILLO.  (Cúrcuma  longa, 
L.)  m.  "EL  CAMOTILLO  es  una 
raíz  tintórea,  de  bello  color  amari- 
llo; su  tinte  es  firmísimo.  En  el 
Estado  se  usa  principalmente  para 
teñir  crines  y  cerdas;  también  se 
aplica  a  la  curtimbre  de  pieles,  a 
las  diales  comunica  un  aroma  de- 
licado, algo  semejante  al  que  tie- 
nen las  estimadas  pieles  de  Rusia". 
(Cat.  de  prod.  agrie,  del  Est.  en  la 
Exposición  de  S.  Louis  M.,  904,  p. 
28.) 

Méx.  OCAMPO.  p.  146. 

Hond.  MEMBR.,  p.  32. 

CAMPACHE.  m.  Nombre  que  el 
vulgo  da  a  la  región  dorsal,  prin- 
cipalmente en  la  parte  media  en- 


CAMP 


—  302  — 


CAMP 


tre  los  omoplatos.  A  todo  padecí 
miento  o  dolor  de  espaldas  le  lla- 
man "dolor  de  campache." 

CAMPANAZO,  m.  "Campanada 
en  sus  tres  acepciones".  (ICAZB.) 
Como  tema  aumentativo  nos  pare- 
ce bien  aplicado  azo  para  distin- 
guir el  golpe  violento  y  descompa- 
sado de  la  campana. 

Hond.  IMEMBR.,  p.  32. 

CAMPANEARSE,  pr.  Contonear- 
se; moverse,  oscilando  como  el  ba- 
dajo de  la  campana,  o  eomo  la  cam- 
pana misma. 

La  expresión  es  muy  gráfica,  y 
si  el  Dice,  consigna  campaneo  co- 
mo sinónimo  de  contoneo,  no  hay 
razón  para  desechar  de  plano  el 
verbo. 

Tampoco  en  el  lenguaje  corrien- 
te CAMPANEAR  es  "Tocar  la  cam- 
pana con  frecuencia."  sino  tocarla 
descompasada  o  desordenudaiuente. 

CAMPEADA,  f.  Paseo  dado  por 
el  campo;  recorrido  que  se  hace 
principalmente  con  el  fin  de  revisar 
los  ganados.  Se  usa  de  ordinario 
en  la  frase:  echar  una  CAMPEA- 
DA. 

La  acepción  académica  de  "Co- 
rrería, salida  repentina,  expedición 
súbita  contra  el  enemigo  en  son  de 
algarada",  es  inusitada  o  desconoci- 
da en  el  lenguaje  popular. 

Méx.  OCAMPO,  p.  146.  Es  de  mucho 
uso   en   el   interior  de   la  República. 

" — Pues  si  con  ellos  me  he  criado 
señor,  y  ojalá  que  pudiéramos  tener 
aquí  aunque  fuera  éstos  dos  (caballos), 
para  que  saliéramos  en  los  ratos  deso- 
cupados a  echar  una  campeada.  (As- 
tucia, t.  I,  cap.  I,  p.  21.) 

CAPEADOR,  RA.  adj.  Díeese  del 
ganado  acostumbrado  a  pacer  cons- 
tantemente en  campo  abierto.  Tam- 
bién persona  que  gusta  de  campear 
con  frecuencia. 

CAMPEAR,  n.  Recorrer  el  campo, 
especialmente  con  el  propósito  de 
vigilar  o  revisar  los   ganados. 

Es     término     provincial  también 


,  de  la  América  del  Sur,  según  Sal- 
''  vá;  mas  lo  cierto  es  que  se  usa  en 
todo  México,  difiriendo  un  tanto  so- 
I  lamente  de  la  acepción  que  expli- 
I  can  BAYO  y  GRANADA:    "Buscar 
en   campo   abierto   un   animal   que 
i  se  haya  extraviado",  ^ambién,  co- 
mo dice  este  autor,  tiene  semejan- 
\  za  con  la  acepción  que  antiguamen- 
\  te  se  le  daba  en  las  milicias,  según 
:  la  Acad. :   "correr  o  reconocer  con 
\  tropas  el  campo,  para  ver  si  hay  en 
'i  él  enemigos". 

i  Ríopl.  "Buscar  en  campo  abierto 
animal  o  persona."  (BAYO.) — "Reco- 
rrer un  campo,  Duscando  uno  o  más 
animales  que  se  hayan  extraviado  o 
dispersado."  (GRANADA.) 
j  CAMPECHANA,  f.  "Bebida  com- 
i  puesta  de  diferentes  licores  mezcla- 
dos". (PICH.,  p.  44.)  La  misma  es 
nuestra  CAMPECHANA,  y  goza  fa- 
ma, de  bebida  sumamente  embria- 
gante, debido  esto  a  la  mezcla. 
Agrega  el  autor  citado:  "Es  sinóni- 
mo de  champurrado,  que  impropia- 
mente dicen  champurreado,  no  obs- 
tante que  en  la  parte  oriental  sin- 
gularizan este  nombre  aplicándole 
a  una  bebida  de  ciruelas  cocidas 
y  batidas  con  agua,  azúcar  o  miel 
y  clavo  de  especia". 

Nuestra  CAMPECHANA  de  nin- 
gún modo  es  sinónima  del  champu- 
rrado, que  es  una  bebida  no  em- 
briagante, especie  de  chocolate 
mezclado  con  masa  de  maíz  o  ato- 
le. Llámase  también  mixtela  y  re- 
voltijo. 

Méx.  "Revuelto  o  mezcla  de  dos  lí- 
quidos fermentados  y  espirituosos." 
(OCAMPO,  p.   146.) 

"Campechana  se  llama  en  esta  Amé- 
í  rica  la  mezcla  de  dos  licores  como  vi- 
no y  aguardiente."  (BERISTAIN, 
Bibl.,  pról.,  p.  Xlir,  nota.) 

Venez.  Hamaca  hecha  de  cuero  sin 
curtir  y  cuyas  cabuyeras  son  de  re- 
jos muy  angostos."    (PICÓN,  p.   67.) 

Ríopl.  BAYO.   p.   46. 

No  hay  duda  de  que  la  palabra 
viene  de  Campeche,  tal  vez  porque 


CAMP 


303  — 


CAMP 


de  allí  provenga  la  bebida;  pero  en 
la  acepción  venezolana  parece  te- 
ner más  relación  con  Yucatán,  de 
donde  son  peculiares  las  hamacas, 
aun  cuando  las  más  afamadas  son 
las  finísimas  de  Campeche,  hechas 
de  hilo,  no  de  cuero. 

CAMPERO,  RA.  adj.  Dícese  del 
ganado  que  de  continuo  pace  en  el 
campo  abierto,  o  que  es  afecto  a 
andar  siempre  por  los  campos,  te- 
niendo muy  lejos  los  comederos. 

Cosa  muy  semejante  significa  en 
la  América  del  Sur:  "Dícese  del 
animal  muy  adiestrado  en  el  paso 
de  los  ríos,  esteros,  cañadas  y  zan- 
jas y  en  la  travesía  de  montes  por 
picadas,  que  conoce  los  peligi'os  y 
que  obedece  fácilmente  a  las'  rien- 
das, siendo  por  lo  tanto  útil,  en  es- 
pecial para  ejecutar  las  operaciones 
peculiares  de  las  estancias,  como 
parar  rodeo,  hacer  apartes,  enlazar, 
etc".    (GRANADA,  p.  132). 

La  acepción  mexicana  que  da 
ICAZB.,  p.  78) :  "Cierto  paso  de  ca- 
ballo a  manera  de  trote  muy  sua- 
ve", y  que  prohija  sin  reparos  la 
ACAD.,  es  casi  desusada. 

2.  Aplicado  a  las  personas,  como 
sustantivo,  expresa  el  vaquero  de- 
dicado a  recorrer  el  campo,  a  ex- 
cursionar  por  él  vigilando  los  ga- 
nados. En  este  sentido  tiene  en  Sur 
Amér.  significación  sinónima  de 
nuestro  vaquero:  "Dícese  de  la  per- 
sona que  es  muy  baqueana  o  prác- 
tica en  el  campo,  así  como  en  las 
operaciones  y  usos  peculiares  de 
las  estancias".  (GRANADA,  ubi  su- 
pra.) 

CAMPO.  HACER  CAMPO,  fr. 
fam.  Ceder  el  paso,  en  medio  de 
una  multitud.  Muy  expresiva,  pues- 
to que  dejar  libre  el  paso  no  es 
más  que  hacer  campo,  lugar  abier- 
to para  que  se  pueda  transitar  sin 
tropiezo. 

Ríopl.   BAYO,   p.    46. 


CAMPO  DE  TIZÓN.  Nombre  con 
que  se  designan  los  terrenos  saba- 
nales que  han  sido  quemados,  cuan- 
do aun  no  nace  la  nueva  vegeta- 
ción que  sucede  a  la  que  fue  ex- 
tirpada. 

El  nombre  se  debe  a  que  en  tales 
casos  quedan  ardiendo  por  varios 
días  los  troncos  macizos  y  las  ca- 
bezas o  bulbos  de  las  cepas  de  pa- 
'  jón,  manteniéndose  en  estado  de  ig- 
nición que  se  hace  muy  visible  y 
fantástico  por  las  noches,  semejan- 
do verdaderos  tizones  que  iluminan 
la  llanura. 

"Las  primeras  (las  sabanas)  se  con- 
ser\-an  a  favor  de  la  quema  que  se 
efectúa  en  los  meses  de  marzo,  abril 
y  mayo,  cuando  los  ganados  bajan  a 
las  playas,  y  de  aquí  procede  el  nom- 
bre de  campos  de  tizón  con  que  tam- 
bién se  les  designa."  (RO  VIROSA, 
Res.  de  Tab.,  XXXII,  p.  52.) 

CAMPO  ALTO.  Nombre  genérico 
con  que  se  designan  las  sabanas  o 
terrenos  de  altura  media  en  el  Es- 
tado, y  en  los  cuales  crece  el  pajón 
como  pastura  peculiar.  Se  llaman 
así  por  contraposición  a  la  p laye- 
rías  o  campo  bajo,  que  son  terrenos 
inundables  anualmente.  Es  denomi- 
nación propia  de  Macuspana  y  la 
región  oriental  de  los  Ríos. 

"A  unos  cuarenta  kilómetros  abajo 
de  Montecristo,  la  gran  corriente  (del 
Usumacinta)  se  bifurca,  comprendien- 
do  entre    sus   dos     ramas     la   isla   de 
Monserrate;   el  mayor  volumen  de  las 
aguas  se  dirige  al  N.,  mientras  que  la 
parte   menor  de   ellas  sigue  hacia      el 
Vi^.  bajo  el  nombre  de  Río  Chico,  a  cu- 
yo caudal  se  suman  desembocando  por 
su  margen   izquierda,   los   arroyos  Po- 
'  trero.  Tintillo  y  el  de  Playas  de  Cata- 
'  saja  que  se  formaij  con  las  corrientes 
que    riegan    las   magníficas   sabanas    o 
campos    altos    situados   al    Sur,    en   el 
Departamento     chiapaneco  de     Palen- 
,  que."  (GONZÁLEZ,  Los  Ríos  de  Tab., 
;  p.   31.) 

I  CAMPOSANTO,  m.  Uniendo  el 
j  sustantivo  al  adjetivo  se  ha  forma- 
j  do  im  sólo  nombre,  que  raras  ve- 


CAMU 


304  — 


CANA 


ees  se  usa  en  otra  forma,  como  si-í 
nónimo  de  cementerio,  y  así  le  re- 
gistra ya  TORO  G.  en  el  Dice  La-; 
rousse.  MBMBREÑO,  en  sus  Hon- 1 
dureñismos,  (p.  33),  lo  registra^ 
también.  Es  usual  en  todo  México.  ] 

SÁNCHEZ  MÁRMOL,    en    Antón 
Pérez   (pp.  213-215),  escribe:    Cam- ' 
po-Santo.  Ni  el  empleo  del  guión  ni  i 
el  de  las  mayúsculas  encontramos  i 
a  qué  regla  ortográfica  atribuirlos,  \ 
no  obstante  lo  atildado  y  cuidadoso  \ 
de  las  buenas  formas  gramaticales 
y  literarias  que  se  muestra  siempre 
tan  docto  y  castizo  escritor. 

Es  ya  de  uso  en  el  lenguaje  culto, 
según   se   encuentra  en   esta  cita:  i 
"El  camino  del  camposanto  se  ten- ' 
día,  polvoriento. ..."  (BAROJA,  La 
Busca,     p.     225,    apud.     TORO    G., 
Apunt.  Lex.,  p.  234.)  | 

"Nuevamonte  encargaba  a  sus  alba-  j 
ceas,  que  lo  eran  mancomunados  a 
doña  Matilde  y  don  Modesto,  que  su 
entierro  fuera  en  el  camposanto  de 
Santa  María."  (PENSADOR,  La  Qui- 
jotita,  cap.  XXXVIII,  p.  7SJ.) —  "No 
quiero  ir  a  acabar  de  morir  al  campo- 
santo, como  han  ido  tantos."  (ID.,  Pe- 
riquillo, pte  2a.,  cap.  XXVI,  notas,  r. 
300.) — "En  la  tarde  nos  dirig-imos  al 
camposanto."  (PAYNO,  Veracruz, 
XVII,  p.  443.) — "A  este  punto  de  su 
discurso  llegaban  nuestros  amigos, 
cuando  sonó  una  descarga  de  fusilería 
en  la  loma  del  camposanto."  (MERI- 
NO, Celestina,  XII,  p.  128.) 

CAMUCAR.  a.  Embaucar,  enga- 
ñar con  halagos  para  conseguir  al- 
gún ñn  preconcebido.  Muy  usado  en 
los  juegos 

CANAL,  f.  "Conductos  en  los  te- 
jados, por  donde  cae  el  agua".  Por 
extensión  llamamos  así  a  los  espa- 
cios paralelos  formados  por  los  va- 
rales en  el  tejado,  y  que  sirven  pa- 
ra acomodar  las  tejas. 

CANALEAR.  n.  Poner  la  varazón 
de  los  tejados,  formando  las  cana- 
les. 

CANALETAZO.  m.  Golpe  dado 
con  el  canalete. 

CANALETE,   m.   "Remo   de  pala 


muy  ancha,  generalmente  postiza  y 
ovalada,  con  el  cual  se  boga  sin  es- 
cálamo ni  chumacera,  y  sirve  al 
mismo  tiempo  para  gobernar  las 
canoas.  Los  hay  también  con  dos  pa- 
las, una  a  cada  extremo".  (ACAD.) 
Nuestro  CANALETE  es  el  remo  co- 
mún y  corriente,  formado  de  un  só- 
lo cuerpo  que  comprende  la  pala 
y  el  cabo  (o  cubo) ;  ancha  y  del- 
gada aquélla,  cilindrico  y  largo  és- 
te, en  grueso  que  pueda  ser  abra- 
zado por  la  mano,  para  bogar  con 
él  a  pulso,  "sin  escálamo  ni  chu- 
macera" ciertamente.  Nunca  tiene 
dos  palas;  sirve  en  general  para 
I  remar  y  naturalmente  también  pa- 
•  ra  gobernar  la  canoa,  o  cayuco.  El 
que  se  emplea  para  bogar  en  bote, 
con  chumacera,  se  llama  remo  de 
I  tiro. 

j      ALCEDO     habla   magistralmente 
^  del  CANALETE  en  el  Dice,  geogr. 
de  Amér.    (Apénd.,  t.  V,  Vocabula- 
rio),  cuando   dice   en   el  Art.    Bar- 
queta:    "Impeliendo   el   agua  hacia 
1  atrás   (el  indio)    con  una  pala  que 
^  tiene  media  vara  de  laigo  y  un  pal- 
mo de  ancho,  con  un  mango  capaz 
de  ambas  manos,  que  llaman  cana- 
:  lete". 

2.  También  se  llama  así,  por  ex- 
!  tensión,  al  hombre  ejercitado  y  há- 
bil para  bogar  con  el  canalete:   Fu- 
lano  es   un   buen   CANALETE. 

CANALETEADA.  f.  Tunda  de  ca- 
naletazos. 

'  CANELETEAR.  a.  Remar  con  ca- 
nalete y  también  golpear  con  él  re- 
petidas veces,  usándole  a  guisa  de 
tranca. 

CANALETERO.  m.  El  individuo 
que  hace  o  vende  canaletes,  y  tam- 
bién el  que  maneja  el  canalete,  o 
tiene  por  oficio  remar,  trabajar  con 
el  canalete  como  boga. 

CANALLADA,  f.  Hecho  o  acción 
propia  del  canalla.  Muy  usual  en 
leng.  fam. 

Hond.   MEMBR.,   p.   33. 


CANA 


—  305 


CANA 


CANARIO,  m. 

Méx.  "'Hablando  de  colores,  se  en- 
tiende el  del  pájaro  así  llamado:  ama- 
rillo semejante  al  del  azufre." 
(ICAZB.) 

Cuba.  PICH.,  p.  45. — MAGIAS,  p. 
251. 

Riopl.  Gentilicio:  "Dícese  del  natu- 
ral de  la  ciudad  o  del  Departamento 
oriental  de  Canelones.  Ü.  t.  c.  s. — Per- 
teneciente a  una  u  otro."  (GRAXADA, 
p.   122.) 

CAÑAR,  m.  fain.  Como  en  Hond., 
para  nosotros  significa:  "Bola,  pa- 
jarota". (MEMB.,  p.  33);  noticia 
falsa  que  también  llámase  borrego: 
menos  usual  que  ésta. 

Derivgido  del  fr.  canard,  ánade,  y 
en  sentido  figurado,  embuste,  noti- 
cia falsa,  sólo  que  castellanizado  se 
pronimcia  como  grave,  siendo  agu- 
do de  origen. 

ORTÚZAR,  (p.  70),  le  califica  de 
tosco  galicismo  y  truena  contra  él 
con  más  ira  que  justificación,  ya 
que  corre  autorizado  por  el  uso.         , 

CAN  AS- A.  f.  V.   CANASTO. 

ALZARLE,  COLGARLE  o  TUM- 
BARLE, LA  CANASTA  a  alguno, 
vale  en  estilo  familiar:  "Suprimir 
le  el  sueldo  o  la  pensión  que  reci- 
bía ;  negarse  a  darle  o  prestarle 
más  dinero."  (ICAZB.)  Quitarle  el 
empleo;  dejarle  cesante.  Dícese 
también  colgarle  la  galleta.  V.  GA- 
LLETA. 

Lo  mismo  más  o  menos,  en  Rio- 
plata,  y  además  "despedir  un  do- ' 
méstico".  (BAYO,  p.  59.) 

CANASTADA,  f.  Cantidad  o  por- 
ción que  cube  en  la  canasta,  o  más 
propiamente,  en  el  canasto.  | 

Es  este  uno  de  tantos  casos  de ; 
agi-egación  del  sufijo  da  a  un  tema 
nominal,  para  formar  nombres  que 
expresan  contenido,  nombres  de 
sentido  abundancial,  como  carreta- 
da, cucharada.  Por  tal  razón  CA- 
NASTADA es  de  formación  culta, 
sólo  que  dominando  el  género  fe- 


menino de  tales  vocablos,  también 
en  el  lenguaje  popular  domina,  aun 
cuando  sean  formados  de  temas 
masculinos,  como  canasto. 

CAN  ASTEA  DA.  f.  Acción  y  efec- 
to de  canastear:   tiro  que  se  hace 
en   el   agua,   con   el   canasto,   para 
I  pescar. 

i      CANASTEADERA.   f.   Frecuenta- 
'  tivo   y   despectivo    de    canasteado; 
acción  repetida  de  canastear.  úsa- 
se también  en  masculino. 

CANASTEADOR,  RA.  adj.  Que 
canastea.  Persona  diestra  en  pes- 
car, sirviéndose  para  ello  del  ca- 
nasto. 

CANASTEAR.  n.  Como  la  gente 
pobre  no  solamente  usa  del  canas- 
to para  depositar  o  guardar  sus  co- 
sas, sino  que  lo  emplea  también 
para  ciertos  oficios  del  campo,  co- 
mo pescar  sardinas,  topetes,  cama- 
rones, etc.;  de  aquí  que  baja  naci- 
do este  verbo,  muy  común  y  de  uso 
frecuentísimo  en  el  habla  popular 
campesina:  pescar  con  canasto,  ha- 
ciendo tiros  con  éste  en  el  agua, 
asido  con  ambas  manos  por  los  bor- 
des. . 

CANASTEO.  m.  Acción  de  canas- 
tear desordenadamente  o  sin  ton 
ni  son. 

CANASTILLA,  f.  Cesta  pequeña 
destinada  a  diversos  usos  caseros. 

Venez.  "Llaman  así  la  tienda  pe- 
queña en  donde  se  venden  telas,  ropas, 
etc..  en  detal."  (RIVODO,  p.  249.)  Es 
una  especie  del  estanquillo  mexicano, 
una  tiendita  o  tiendecita. — (PICÓX,  p. 
67.) 

CANASTILLO,  m.  Dim.  de  canas- 
to. Especialmente  se  llaman  así  los 
finos  que  se  hacen  de  ballí,  pinta- 
dos a  colores  y  delicadamente  te- 
jidos. 

CANASTO,  m.  "Canasta  recogida 
de  boca".  Para  nosotros  no  es  la 
forma  precisamente  lo  que  distin- 
gue el  canasto  de  la  canasta,  sino 

20 


CAIíC 


306 


CANO 


el  no  tener  asa  y  estar  hecho  por 
lo  común  de  materiales  menos  fi- 
nos. Se  hacen  generalmente  de  be- 
juco, llamado  de  canasto,  de  mutu- 
say,  de  ballí. 

Venez.  "Cesto  grande,  alto,  redondo, 
con  el  fondo  plano,  sin  tapa  y  que  lle- 
va en  el  borde  de  la  boca  para'  car- 
garlo con  comodidad  pendiente  de  la 
cabeza  o  del  pecho,  vin  pretal  o  tren- 
za hecha  de  cabuya.  Se  le  teje  de  cin- 
tas de  caña  amarga  o  brava  y  sirve 
para  diferentes  usos.  Canastos  hay  de 
muy  distintas  formas  y  tamaños,  gran- 
des y  pequeños,  altos  y  bajos,  cuadra- 
dos y  redondos,  con  tapa  y  sin  tapa, 
con  asas  y  sin  ellas.  En  forma  y  en 
tamaños  y  en  aquello  para  lo  cual  sir- 
ven los  dos,  el  canasto  y  el  manare 
vienen  a  ser  la  misma  cosa,  y  de  ahí 
que  a  uno  y  otro  se  les  den  de  una 
manera  indistinta  los  dos  nombres.  Lo 
que  les  diferencia  apenas  es  que  'el 
canasto  se  teje  de  caña  amarga  o 
bí'ava,  y  el  manare  de  mimbres  o  be- 
jucos." (PICÓN  FEBRES,  pp.  67-8.) 
Poco  más  o  menos  sucede  entre  nos- 
otros, pero  en  general  el  canasto  nun- 
ca lleva  asa.s,  aun  cu.ando  la  canasta 
puede  ser  con  asas  o  sin  éstas.  El 
canasto  que  describe  el  autor  es  el 
que  usan  para  el  mismo  objeto  que 
el  huacal,  los  indios  de  México. '  En 
Tabasco  nadie  carga  así,  sino  en  red 
o   en  canoa. 

CANCÁN,  m.  Cierto  baile  popular 
que  algún  tiempo  estuvo  muy  en 
uso  en  los  circos  y  diversiones 
acrobáticas.  Con  frecuencia  se  en- 
seña a  los  animales  educados,  co- 
mo el  oso.  Tomado  del  fr.  canean. 

Hond.   MEMBR.,   p.   33. 

CANCANEADA,  f.  fam.  Acción  y 
efecto  de  cancanear. 

CANCANEADO,  m.  Lectura  he- 
cha con  cancaneo. 

CANCANEADOR,  RA.  adj.  Que 
cancanea  para  leer. 

CANCANEAR,  ri.  "Leer  desmaña- 
damente a  pausas,  y  sin  dar  senti- 
do a  lo  que  se  lee".  (ICAZB.)  "Tar- 
tajear,  tartalear,  tartamudear". 
(RAMOS  y  D.) 

En  Colombia  vale  también  tar- 
tajear, pujar.  (CUERVO,  párr.  933); 
lo  mismo  en  Costa  Rica,  (GAGINI, 


p.  112)  y  se  dice  tanto  de  leer  co- 
mo de  hablar.  Entre  nosotros  se  di- 
ce nada  más  de  la  lectura  y  en  la 
forma  definida  en  primer  término. 
Estamos  sí,  en  que  es  voz  onoma- 
topéyica,  como  dice  además  Gagi- 
ni. 

CANCANEO,  m.  "Acción  y  efec- 
to de  cancanear".  (ICAZB.)  Lectu- 
ra defectuosa,  sin  sentido,  malso- 
nante e  ininteligible  por  lo  desma- 
ñada e  inhábil.  El  CANCANEO  no 
es  precisamente  la  tartamudez:  és- 
ta es  un  defecto  orgánico,  aquél  es 
solamente  una  falta  de  perfección 
o  de  conocimiento  en  la  forma  de 
la  lectura,  en  la  elocución. 

"Siguió  con  el  abecedario  desde  la 
a,  sin  saltar  una  letra  hasta  la  z;  y 
ya  leía  a-la  y  chillaba  a-ma,  en  un 
cancaneo  que  ensordecía..."  (RODR. 
BELTRAN,   Pnjarito,  IV,  p.  49.) 

CANCÁN ESCO,  CA.  adj.  Relativo 
al  cancán. 

"Volvíase  loca  en  el  coro  una  mú- 
sica extravagente,  con  los  aires  can- 
canescos,  lo  que  dio  Ivigar  para  que 
unos  extranjeros  se  burlasen  allí  de 
la  ceremonia  y  de  la  sociedad."  (G. 
CUBAS,   Recuerdos,  p.  300.) 

CANCEL,  m.  El  Dice,  señala  es- 
te nombre  como  específico  de  ob- 
jetos de  determinada  forma  y  usos 
propios.  Se  ha  generalizado,  y  sir- 
ve, como  equivalente  de  mampara, 
designando  todo  aquello  que  ataja 
o  divide  en  una  habitación,  o  que 
guarda  la  vista  en  una  puerta,  for- 
mado siempre  por  un  bastidor  cu- 
bierto de  tela.  Si  es  todo  dé  made- 
ra, se  llama  más  propiamente  ta- 
bique. 

Ramos  y  Duarte  le  da  como  sinó- 
nimo de  bombo,  mampara,  cítara, 
persiana.  No  se  usa  más  que  como 
sinónimo  de  mampara. 

Hond.  "Tabique  de  panderete,"  dice 
MEMBR.,    p.    33. 

CANCELA,  f.  Generalmente  se 
incurre  en  el  error  de  llamar  así 
al  cancel  o  mampara,  como  eufe- 


CANCH 


307  — 


CAND 


mismo,  sobre  todo  cuando  es  pe- 
queño, siendo  que  la  cancela  del 
Dice,  es  ima  especie  de  verja,  re- 
ja, persiana  o  celosía. 

En  Venezuela  (PICÓN,  p.  78)  tie- 
ne significado  más  próximo  al  cas- 
tizo, "verja  que  sii've  para  cubrir 
los  comedores";  en  tanto  que  en 
Ríoplata  designa  (GRANADA,  p. 
132)  "en  los  cercos  de  las  estancias, 
puerta  o  entrada,. . . .  por  donde  só- 
lo puede  pasar  sin  holgura  im  hom- 
bre a  caballo". 

CANCHAR,  n.  Comúnmente  se 
dice  CANCHARSE  el  sombrero,  por 
calárselo  o  ladeárselo.  Lo  mismo  se 
usa  en  Costa  Rica,  (GAGINI,  p. 
113.) 

CANCHARO,  RA.  adj.  Lunanco: 
animal  que  tiene  una  anca  más  al- 
ta que  la  otra. 

CANCH  ÉRETE,  TA.  adj.  Torcido, 
chueco,  cojo,  lunanco.  úsase  más 
hablando  de  animales,  Sust. 

CANCHÍN.  m.  Con  este  nombre 
se  designa  el  huevo  de  las  aves,  en 
estado  embrionario  o  en  formación, 
blando  y  sin  cascara,  como  le  con- 
servan en  los  ovarios  antes  de  po- 
nerle. La  palabra  no  es  castiza  ni 
la  hallamos  en  el  lenguaje  provin- 
cial de  América;  pero  no  hay  duda 
que  tiene  el  mismo  origen  de  cán- 
cer, cancro  y  cancho  (del  lat.  cán- 
cer, -cri),  con  los  cuales  el  CAN- 
CHIN  guarda  mucha  analogía  de 
forma,  pues  que  envuelve  la  mis- 
ma idea  de  tumor,  bulto,  que  es  la 
fundamental  de  las  voces  citadas. 

2.  (Cassia  spectabilis.)  m.  Por 
analogía  se  llama  así  una  planta  ras- 
trera leguminosa  que  produce  un 
fruto  análogo  al  tomate,  con  una 
tela  o  capa  delgada  que  le  sirve  de 
envoltura.  Crece  en  las  playerías  o 
terrenos  bajos,  confundida  con  la 
berenjena  y  el  pancaliente. 

3.  El  fruto  mismo  de  esta  planta,  j 


el  cual  es  esférico  y  como  del  tama- 
ño de  una  uva,  verde  claro. 

CANDANGA,  m.  Forma  familiar 
muy  usual  de  llamar  al  diablo,  por 
eufemismo.  Dícese  también  candin- 
ga. 

" — Sí,  mi  Coronel,  lo  tumbamoj  o 
noj  lleva  candinga."  (COFFIN,  El  Ge- 
neral Gutiérrez,  p.  156.) 

Méx.  RAMOS  y  D.,  p.  113. 

Hond.  MEMBR.,  p.  33,  como  sinóni- 
mo de  chanfaina,  "reunión  de  rufia- 
nes." 

CANDELERO.  (Cordia  collococ- 
ca,  L.)  m.  Árbol  alto  y  erguido  que 
produce  la  madera  del  mismo  nom- 
bre, empleada  en  construcciones  ru- 
rales para  horcones  de  casa,  aun- 
que no  es  de  mucha  duración.  Su 
nombre  lo  debe  sin  duda,  no  sólo 
a  que  crece  muy  derecho,  sino  a 
que  ramifica  en  verticilos  circula- 
res, de  trecho  en  trecho,  que  le  dan 
el  aspecto  de  una  palmatoria  o  del 
objeto  cuya  denominación  lleva. 
Es  planta  de  la  familia  de  las  bo- 
rragíneas. 

"Candelero. — Se  emplea  en  estantes 
u  horcones  de  casas  de  campo."  (Cat. 
de  objetos  enviados  por  el  Est.  de  Tab. 
a  la  Exposición  de  Colombia  en  1S93, 
p.    13.) 

ESTAR  EN  EL  CANDELERO,  fr. 
fig.  y  fam.,  estar  en  posición  bue- 
na, ocupar  un  puesto  público  de 
consideración,  ser  influyente. 

"Y  no  daré  a  la  estampa  una  letra 
más  que  pueda  enorg^ullecer  a  Chico- 
Chema,  porque  hoy  está  en  el  cande- 
lero". (MERINO,  Juana,  XIV,  p.  130). 
"Uno  de  esos  prohombres  de  dudosa 
moralidad ....  que  brillan  con  luz  fos- 
fórica entre  las  medianías  que  están 
en  el  candelero".  (ID.,  Ib.,  VIII,  p.  61). 

Méx.  "Si  mañana  la  suerte  os  colo- 
case en  algún  puesto  brillante,  que 
es  lo  que  se  dice  estar  en  el  candele- 
ro  "    (PENSADOR,    Periquillo,   pte. 

la-,  cap.  XV,  p.  88). 

Úsase  también  en  JPerú,  se^n  apa- 
rece de  este  pasaje:  "Hasta  los  fa- 
tuos que  regresan  de  Europa  hay  que 
preguntarles....  si  son  ahijados  del 
Presidente  o  del  Ministro  en  candele- 
ro". (PALMA.  Apén'd.  a  mis  últ.  trad. 
peruanas,  p.   145.) 


CAND 


~  308 


CAND 


CANDIL,  m.  Es  el  utensilio  más 
simple  para  alumbrar;  pero,  no 
compuesto  de  dos  vasos  como  el 
del  Dice,  sino  de  uno  sólo  termi- 
nado en  cuello,  encajando  en  éste 
la  tapa,  con  una  prolongación  por 
la  que  penetra  la  mecha  o  torcido. 
Se  alimenta  generalmente  con  pe- 
tróleo, y  se  fabrica  por  lo  común  de 
hoja  de  lata.  Los  hay  también  de 
vidrio.  Algunos  tienen  pie. 

Méx.  "Úsase  exclusivamente  en  vez 
de   araña,    4a.    acep."  j^ICAZB.) 

Cuba.  Es  el  nombre  de  un  pez. 
PICH.,  p.   45;  MAGIAS,  p.   252. 

AL  CANDIL,  fr.  a  la  luz  del  can- 
dil: pescar  al  CANDIL,  o  candilear 
es  una  forma  especial  de  coger 
pescados  por  la  noche,  con  la  fisga. 

CANDIL  DE  LA  CALLE  Y  OS- 
CURIDAD DE  SU  CASA,  fr.  fam., 
"que  se  aplica  a  las  personas  que 
n-o  prestan  ningún  servicio  en  su  ca- 
sa, sólo  en  la  ajena",  (MEMBR,  p. 
33)  Más  propiamente  se  dice  del 
que  es  útil  a  los  extraños  y  dis- 
puesto para  servirles,  sin  hacer,  en 
cambio,  nada  por  los  suyos. 

Méx.  "El  que  se  muestra  afable  y 
obsequioso  en  la  calle  y  con  los  ex- 
traños, y  desahoga  su  mal  genio  con 
los  de  su  casa,  tratándolos  duramen- 
te".   (ICAZB.) 

"Chicho,  candil  de  la  calle, 
Ayudante  del   sereno". 

(FIDEL,    Musa   callejera. 

Pepa  y  el  tuerto,  p.  315.) 

CANDILADA,  f.  "P-orción  de 
aceite  que  por  algún  impulso  se  ha 
derramado  o  caído  de  un  candil". 
La  provincial  nuestra  es:  porción 
de  petróleo  o  de  aceite  que  se  echa 
al  candil;  capacidad  de  éste. 

CANDILEADERA.  f.  Forma  des- 
pectiva de  llamar  al  hecho  de  can- 
dilear con  frecuencia  o  repetidas 
veces. 

CANDILEADERO.  m.  Lugar  a 
propósito  para  candilear,  o  en  don- 
de de  ordinario  abundan  los  peces 
para  tal  objeto,  prestando  además 


condiciones   apropiadas  a   este  gé- 
nero de  pesca. 

CANDILEADOR,  RA.  adj.  Perso- 
na que  tiene  en  los  ranchos  por  ofi- 
cio u  ocupación  pescar  al  candil,  o 
que  es  aficionada  a  este  trabajo.  U. 
c.  s. 

CANDILEAR.  n.  Pescar  de  noche, 
alumbrando  las  aguas  con  un  can- 
dil que  se  lleva  dentro  de  un  farol 
o  cosa  que  haga  sus  veces,  tenien- 
do éste  una  sola  cara  abierta,  de 
tal  suerte  que  la  luz  dé  al  agua  pa- 
ra ver  al  pez,  pero  no  al  candilea- 
dor,  que  debe  quedar  en  la  oscuri- 
dad para  no  ser  visto  a  su  vez  por 
el  pescado.  La  pesca  se  hace  cla- 
vando al  animal  con  fisga  o  arpón, 
más  comúnmente  con  aquélla.  La 
gente  del  campo  suele  hacer  el  fa- 
rol con  cascaras  o  cortezas  de  ca- 
labazos especiales  muy  alargados, 
que  se  llaman  marimbas,  las  cuales 
portan  asiéndolas  del  cuello. 

CANDILEJA,  f.  "Vaso  interior 
del  candil."  Le  usamos  más  como 
despectivo  de  candil:  candil  muy 
corriente,  muy  malo  o  destartalado. 

CAN  DI  LEO.  m.   Acción  y  efecto, 
de  candilear. 

Ocupación  amena,  forma  especial 
de  pescar  en  las  noches  oscuras 
por  arroyos  y  lagunas  o  ríos,  usan- 
do de  un  candil,  y  de  la  fisga  para 
clavar  o  prender  el  pescado. 

El  CANDILEO  solamente  se  prac- 
tica en  épocas  de  sequía  y  más  co- 
múnmente en  las  aguas  sin  corrien- 
te, aprovechando  la  hora  en  q;ie 
los  peces  se  acercan  a  la  superfi- 
cie, a  la  orilla  o  a  donde  las  aguas 
son  de  muy  poca  profundidad,  ora 
para  descansar,  ora  para  buscar  sus 
alimentos  en  los  peces  menores  que 
de  ordinario  no  salen  al  agua  hon- 
da. 

Para  ello  se  requiere  que  las 
aguas  sean  claras,  suficientemente, 
a  fin   de  que  pueda  verse  el  pez 


CAND 


—  309  — 


CANG 


aún  a  una  profundidad  de  diez  o 
veinte  centímetros.  En  la  época  de 
crecientes  o  avenidas  no  se  puede 
hacer  esta  pesca,  bien  porque  las 
aguas  se  enturbian,  bien  porque  los 
peces  hallan  sus  alinentos  en  el 
fondo  mismo  en  que  quedan  sepul- 
tados los  prados  de  verde  yerba, 
cubiertos  por  la  inundación. 

EL  CANDILEO  'se  hace  en  cayu- 
co. El  candileador  va  parado  a  proa 
con  el  farol  del  candil  en  una  ma- 
no y  la  fisga  en  la  otra,  descansan- 
do ésta  (la  fisga)  para  mayor  co- 
modidad en  el  borde  de  la  embar- 
cación. Necesítase  gran  atención, 
vista  perspicaz  y  gran  tino  en  la 
dirección  de  la  fisga,  pues  debe 
descargarse  siempre  calculando  la 
profundidad  a  que  se  halla  el  pez. 
lo  que  hace  variar  su  verdadera  po- 
sición por  la  refracción  de  la  luz. 
y  la  velocidad  con  que  nada  y  que 
hace  también  variar  su  posición 
con  respecto  a  la  del  momento  en 
que  se  descarga  el  golpe.  A  popa 
del  cayuco  va  la  persona  que  go- 
bierna; también  ésta  debe  ser  su- 
mamente entendida  en  el  oficio, 
pues  si  para  clavar  se  requiere 
buen  tacto  y  precisión,  para  gober- 
nar o  remar  se  necesita  hacerlo 
con  especial  sigilo,  de  manera  que 
las  aguas  no  sean  bruscamente  agi- 
tadas ni  menos  se  haga  ruido  al- 
guno golpeando  la  embarcación, 
pues  todo  movimiento  en  la  masa 
líquida  o  el  menor  ruido  ahuyentan 
la  pesca,  desde  luego  que  se  da 
cuenta  de  la  presencia  del  pesca- 
dor. 

CANDILERO,  m.  Persona  que  ha- 
ce o  vende  candiles.  Es  muy  común 
entre  los  emigrantes  italianos,  es- 
pecialmente la  ocupación  de  hoja- 
lateros, y  como  los  objetos  que  en 
mayor  número  hacen  son  candiles, 
de   aquí   ha   venido   el   nombre   de 


candileros,  con  que  también  los  lla- 
ma el  pueblo. 

CANEVÁ.  (Del  fr.  canevas).  m. 
"Tela  cruda,  gruesa  y  rala  que  se 
usa  para  bordar  tapicería".  (ICAZ- 
BALCETA). 

"Bordar  en  canevá,  tocar  mal  unas 
piezas  en  el  piano".  (MORALES.  Ga- 
llo Pitagórico,  p.  9S.) — "Tenía  a  la  sa- 
zón la  Chata  el  compromiso  de  ayu- 
dar a  unas  amigas  a  acabar  ima  car- 
tera de  cuentas  con  otras  emprender 
un  cojín  bordado  en  canevá".  (FA- 
CTJXDO.   Jamonas,    I,  cap.   \"1I). 

RAMOS  y  D.  lo  da  como  sinóni- 
mo de  cañamazo.  Entendemos  que 
allá,  como  entre  nosotros,  el  caña- 
mazo es  tela  distinta,  hecha  de  cá- 
ñamo, en  tanto  que  el  canevá  es 
de  algodón. 

Cuba.   MACLVS,   p.   253. 

CANGILÓN,  m.  Altibajo,  quiebra 
o  irregularidad  del  terreno  en  for- 
ma longitudinal  de  zanjón:  son  ver- 
daderos pliegues  de  la  superficie, 
por  lo  cual  viene  a  ser  una  aplica- 
ción extensiva  de  la  voz  en  la  ter- 
cera acepción  que  le  da  el  Diccio- 
nario: "Cada  uno  de  los  pliegues 
hechos  con  molde  y  forma  de  cañón 
en  los  cuellos  apanalados  o  esca- 
rolados". 

En  sentido  más  amplio,  en  otros 
lugares  de  América,  significa  en  ge- 
neral hoyo,  bache.  SALVA  regis- 
tra la  voz  como  cubana  en  esta 
acepción. 

Méx.  RAMOS  y  D.,  p.   113. 

Cuba.  MACL\S,  p.  254;  PICH.,  p. 
47,  la  escribe  con  jota. 

C.  Rica.  "Lo  mismo  que  en  otras 
Repúblicas  americanas,  cangilón  signi- 
fica hoyo,  bache,  carril,  profundo  que 
abren  las  ruedas  en  los  caminos". 
"Esta  acepción  no  se  halla  en  el  nue- 
vo Dice,  de  la  Acad.,  pero  sí  en  edi- 
ción anterior,  en  la  undécima".  (GA- 
GINI.)  Tenemos  a  la  vista  la  edición 
citada  por  Gaprini,  en  la  cual  no  sólo 
no  aparece  esta  acepción  de  la  pa- 
labra cangilón  más  aún.  tampoco  la 
tercera  acejK'^-n  que  hoy  le  da.-' 

Bogotá.  "Si  nos  flgruramos  puesto  a 
lo  largo  uno  de  aquellos  cuellos  ale- 
chugados que  vemos  en  los  retratos 
de  los  siglos  X\T  y  XA'II,   y  traemos 


CANG 


310  — 


OANI 


a  la  memoria  lo  que  son  algunos  en 
nuestros  caminos,  sobre  todo  cuando 
los  frecuentan  muías,  las  cuales,  como 
es  sabido,  ponen  los  cascos  donde  los 
han  puesto  las  que  van  adelante,  has- 
ta formar  surcos  y  caballones  parale- 
los, advertiremos  que  hay  bastante  se- 
mejanza en  la  apariencia  de  las  dos 
cosas.  Ahora  bien,  los  pliegues  de  los 
oviellos  susodichos  se  llaman  cangilo- 
nes y  nosotros  llamamos  también  can- 
gilones osos  mortales  altibajos,  y  en 
g-eneral  los  hoyos  y  haches  de  un  cami- 
no".   (CUERVO,  párr.  501). 

Venez.  RlVODó  (p.  249)  cree^ue  es 
aplicación  traslaticia  de  la  acepción 
citada  por  Cuervo.  "Porciones  de  te- 
rreno firme,  bastante  pronunciadas, 
seguidas  y  alternadas  por  pequeñas 
zanjas  que  se  forman  en  los  caminos 
por  el  correr  de  las  aguas  llovedizas 
y  por  el  paso  frecuente  de  las  bes- 
tias.   (PICÓN,   p.    68-9.) 

CANGREJADA,  f.  Colección  o  con- 
junto de  cangrejos. 

Con  la  desinencia  ada,  como 
colectiva,  el  pueblo  forma  mul- 
titud de  palabras  a  semejanza  de 
las  castizas,  como  vacada. 

CANGREJEAR.  n.  Pescar,  coger 
cangrejos. 

2.  n.  Empezar  la  milpa  a  echar 
las  raíces  adventicias. 

El  campesino  ve  en  estas  raíces 
un"  remedo  de  las  patas  del  cangre- 
jo, porque  nacen  circularmente  al 
pie  de  la  mata  de  maíz,  muy  cerca 
del  suelo. 

La  milpa  cangrejea  antes  de  es- 
pigar. 

CANGREJERA,  f.  Terreno  bajo  y 
húmedo,  muy  común  en  las  orillas 
de  los  r'os  y  otros  sitios  de  forma- 
ción aluvial.  Su  nombre  lo  debe  a 
una  especie  de  cangrejillos  que  le 
son  característicos  y  que  forman 
multitud  de  hoyuelos  que  hacen  el 
suelo  sumamente  falso  y  delezna- 
ble. En  la  América  del  Sur  se  lla- 
ma cangrejal.  Son  las  mismas  tie- 
rras conocidas  en  Yucatán  con  el 
nombre  maya  de  acalché  y  de  que 
habla  el  Dice.  Univ.  de  Hist,  y 
Geogr.,  en  el  siguiente  pasaje:  "El 
arroz, ....  prefiere  los  terrenos  que 


en  la  nomenclatura  indiana  del  pais 
son  llamados  acalchés:  son  tierras 
que  habiendo  perdido  el  nivel  de  la 
superficie  forman  hondonadas  o  ba- 
jíos de  grande  extensión,  que  se 
ensanchan  o  estrechan  caprichosa- 
mente". (Art.  YUCATÁN,  p.  1005. 
tomo  último.) 

"Según  la  naturaleza  de  la  planta, 
así  escoge  el  terreno  alto  o  de  lome- 
ría,  inundable  o  de  vega  y  húmeda  o 
cangrejera.  La  cangrejera  es  un  te- 
rreno húmedo,  bajo  y  por  consiguien- 
te más  expuesto  que  el  anterior  a 
inundaciones.  (ROVIROSA,  El  Part. 
de  Mac.,,  MS.,  p.  81.) — "No  se  permite 
la  venta  de  terrenos  baldíos  en  que 
se  hallen  tíntales,  pimentales,  los  eji- 
dos de  los  pueblos  y  las  cangrejeras". 
(Decr.  del  Congr.  de  Tab.;  Decr.  de 
29  de  nov.   de  1S34.   art.   7;   p.    78.) 

Ríopl.  "Cangrejal  m.  Terreno  bajo, 
húmedo,  que  pur  la  acción  de  ciertos 
cangrejillos  negruzcos  que  se  crían 
con  abundancia,  se  hallan  enteramen- 
te llenos  de  hoyuelos  y  surcos  en  que 
se  hunde  mucho  la  pisada,  y  que  son 
por  lo  mismo  no  sólo  pantanosos,  si- 
no intransitables  y  de  difícil  acceso. 
El  animal  campero  atraviesa  estos  te- 
rrenos pisando  en  los  caballetes  que 
por  lo  regular  se  forman  entre  sVrco 
y  surco,  a  manera  de  tierra  arada". 
(GRANADA,    p.    137.) 

CANGREJERO,  RA.  adj.  Relativo 
al  cangrejo:  canasto  CANGREJE- 
RO. Aficionado  a  comer  o  a  pescar 
cangrejos:  Fulano  es  muy  CAN- 
GREJERO. 

CANGREJO,  m.  "Alusión  que,  por 
el  supuesto  andar  retrógrado  de  és- 
tos animales,  daban,  en  la  pasada 
guerra  civil,  los  liberales  a  los  con- 
servadores .Fueron  muy  repetidas 
la  música  y  letra  de  la  "marcha  de 
los  cangrejos",  por  fortuna  ya  olvi- 
dadas, juntamente  con  el  apodo". 
(ICAZB.)    (1). 

CANICA,  f.  "Bolita  maciza  de  vi- 
drio, y  de  varios  colores  o  dibujos. 


(1)/  Regocíjase  el  autor  porque  se 
haya  olvidndo  el  apodo  a  los  retró- 
grados. Esto  dice  claramente  que  la 
condición  de  sabio  no  corre  siempre 
aparejada  a  la  de  liberal. 


CANI 


—  311  — 


OANI 


<3ue  de  algún  tiempo  acá  usan  los 
muchachos  para  diversos  juegos". 
(ICAZB.)  Es  de  uso  muy  nacional. 

"En  aquella  época,  no  estaba  tan 
maleada  la  sociedad y  las  llama- 
das señoras  de  copete  no  abandona- 
ban a  sus  tiernos  vastagos  en  manos 

de  ayas  non  sanctas para  ir  a  ver 

correr  la  canica  de  marfil  en  el  círcu- 
lo de  la  ruleta".  (MERINO,  Ruta,  XI, 
p.  42.) — "Jenaro,  muchacho  al  fin,.... 
largábase  por  el  pueblo  en  amor  y 
compaña  de  sus  habitantes  menudos, 
a  jugar  canicas  o  a  hurtar  frutas  y 
panales".  (GAMBOA,  Santa,  V,  p. 
368.) — "De  aquí  que  a  los.  niños  gus- 
ten más  el  juego  al  toro,  a  las  cani- 
cas y  a  la  rayuela".  (RODR.  BEL- 
TRÁN,  Perfileá,  Los  Juegos,  p.  122.  > 
— "Las  canicas  que  rebotan,  el  trompo 
que  baila,  son  recursos  siempre  a  la 
mano  para  el  juego".  (ID.,  Ibid.,  p. 
123.) — "Otros  más  allá,  en  el  corredor 
más  lejano jugaban  a  las  cani- 
cas." (DELGADO,  La  Calandria,  I.  p. 
8.) 

En  los  dialectos  montañez  y  viz- 
caíno, canica  es  "bolita  de  barro  o  vi- 
drio con  que  jiiegan  los  chicos",  se- 
gún  Mugica,   pp.   26-60." 

CANILLA,  f.  "Vulgarmente,  la 
pierna".  (MEMB.,  p.  34.)  Muy  co- 
mún también  en  el  lenguaje  fami 
liar.  Nunca  se  aplica  a  los  huesos 
del  brazo  humano,  aunque  sí  a  los 
de  la  pierna  y  aún  del  muslo. 

C.  Rica.  "Para  nosotros  no  es  sino 
la  pierna  misma,  particularmente 
cuando  es  flaca".    (GAGINI,   p.   114.) 

C.    Amér.    SALAZAR   G.,    p.    62. 

Venez.  PICÓX  PEBRES  (p.  69)  ase- 
gura que  sólo  es  usada  esta  voz  por 
el  ignaro  vulgo,  y  que  en  ocasiones 
la  usan  gentes  de  mucha  señoría. 

CIUDAD  DE  CANILLAS  (LA). 
Nombre  figurado  que  se  da  al  ce- 
menterio, a  la  región  de  los  muer- 
tos, sin  duda  por  alusión  al  esque- 
leto, iiltima  forma  humana  del  in- 
dividuo, en  que  predominan  las  ca- 
nillas. Es  muy  corriente  en  lengua- 
je familiar. 

"¡Voto  a  bríos!  si  el  villano  saba- 
nero que  me  hizo. este  rasguño  no  hu- 
ye a  refugiarse  al  Estado  de  Campe- 
che, a  esta  hora  estaría  en  la  ciudad 
de  canillas".    (MERINO.    Celestina,   X, 

p.  99.:) 


CANILLÓN,  NA.  adj.  Que  tiene 
muy  largas  las  canillas,  es  decir, 
las  piernas,  y  en  general,  las  ex- 
tremidades inferiores. 

CANISTÉ.  m.  Nombre  de  una 
planta  y  del  fruto  que  produce.  Es 
una  zapotácea,  tal  vez  la  misma 
que  se  produce  en  Cuba  y  de  que 
hablan  MACÍAS  (p.  257)  y  PICH. 
(p.  47),  clasificándola  en  latín  téc- 
nico zapota  eiongata;  "aunque 
Sauv,  lo  denomina  Lúcuma  nervo- 
sa de  De  Cand.  Morales  nombra 
Lúcuma  bonpiandi  al  de  fruta  pe- 
queña, y  lúcuma  elongata  de 
Gaertn.  al  de  fruta  más  grande". 
(MACÍAS.) 

El  mismo  autor  da  la  siguiente 
etimologa  de  la  palabra:  "Debe  ser 
alguna  adulteración,  porque  del  es- 
tudio del  vocablo  sólo  se  obtiene 
que  se  deriva  de  canasto,  puesto 
que  el  arcaico  canistillo  equivale 
a  canastillo.  Si  fuera  canitel,  po- 
dría salir  de  canil,  morena,  u  hoga- 
za de  la  harina  muy  apurada  al  cer- 
nerla: aquí  ya  existe  similitud  con 
la  masa  de  la  fruta,  y  procedería 
de  canis,  perro".  Es  forzar  dema- 
siado la  dialéctica  para  sacar  eti- 
mologías de  esta  forma,  inacepta- 
bles a  todas  luces.  La  palabra  es  de 
origen  maya,  como  lo  sostiene  el 
señor  Prof.  Becerra  en  sa  obra 
Nombres  geogr.  del  Est.  de  Tab. 
:  (p.  77):  "La  estructura  de  esta  pa- 
labra (Pulinté)  es  análoga  a  la  de 
los  nombres  mayas  de  varias  plan- 
tas: munité,  canisté,  pucté,  chacté, 
chacahuanté "  En  efecto,  la  ter- 
minación té,  árbol,  madera,  plan- 
ta, es  característica  del  maya;  kan, 
amarillo,  es  también  del  mismo 
idioma;  de  modo  que  es  más  natu- 
ral suponer  la  voz  formada  así: 
kan,  amarillo,  ix,  desinencia  del  fe- 
menino y  té,  árbol,  "planta  amari- 
lla," como  que  de  este  color  son  la 
madera  y  el  fruto. 


CANO 


—  312 


CANO 


La  forma  canis,  que  el  autor  cita 
o  reputa  latín  desde  luego,  en  vis-, 
ta  de  no  tener  otra  explicación  que 
el  maya,  conduciría  al  error  de  un 
hibridismo  que  no  es  aceptable 
tampoco.  1 

Pudiera  suponerse,  por  último,  la 
voz  de  origen  caribe,  como  deriva- 
da de  alguna  laíz  de  los  idiomas 
antillanos  ¡n-.as,  a  esta  hipótesis  se 
opone  la  circunstancia  dé  que  nin- 
guno de  los  diccionaristas  cubanos 
le  atribuyen  ni  suponen  siquiera 
ese  origen.  Además,  es  muy  de  ad 
vertir  que  ni  Fernández  de  Oviedo 
ni  Las  Casas,  que  tan  pródigos  y 
minuciosos  son  en  la  descripción 
de  los  productos  de  la  flora  y  la 
fauna  de  las  Isias,  tratan  en  par. 
te  alguna  de  ous  obvj'.s  de  esta  plan- 
ta; todo  lo  cual  confirma  la  idea 
de  que  de  Tierra  Firme  tomó  el 
nombre  que  luego  fue  trasportado 
a  las  Islas. 

Zayas  Alfonseo  no  registra  el  vo- 
cablo en  su  Lexicogr.  antillana. 

CANOA,  f.  A  mal  traer  también 
ha  traído  esta  voz  a  los  autores, 
averiguando  si  vino  con  Colón  o 
con  los  conquistadores,  si  es  ame- 
ricana o  fue  importada  del  viejo 
mundo.  La  mayoría  ha  convenido 
en  que  es  de  origen  caribe  (inclu- 
so Cuervo,  núm.  951),  y  solamente 
a  F.  Ferraz  pudoi  ocurrírsele  decir 
que:   "Esta  voz  tiene  su  origen  en 

el  náhuatl  indudablemente,  y 

que  es  el  adjetivo  canauac  — adel- 
gazado, delgado,  desgastado,  fino, 
ligero,  de  canaua —  adelgazar,  batir 
el  metal"  (Náhuatl,  de  C.  Rica.,  p. 
22),  cuando  con  tanta  razón  afir- 
ma Cuervo,  (núm.  952) :  "Desde  el 
primer  viaje  de  Colón  se  conocie- 
ron en  España  voces  del  Nuevo 
Mundo,  como  canoa,  que  puede  de- 
cirse la  primogénita  de  ellas,  pues 
que  Nebrija    le  dio    cabida    en    su. 


Dice,    castellano,    que  se  imprimió 
en   1493". 

Discrepan  también  los  autores  en 
cuanto  a  detalles  de  la  embarca- 
ción y  a  sus  diferencias  con  la  pi- 
ragua, el  cayuco,  etc.  Lo  cierto  es 
que  la  canoa  es,  como  dice  Picón 
Febres,  (p.  69),  "al  modo  de  im 
gran  cayuco",  de  una  o  de  varias 
piezas,  con  quilla  o  sin  ésta.  El 
cayuco  es  la  embarcación  menor, 
propia  de  las  aguas  continentales, 
ríos,  arroyos,  lagunas,  construida 
de  una  sola  pieza,  del  tronco  de  los 
árboles  escarbados.  Desde  que  el 
cayuco  es  de  tales  dimensiones  que 
puede  dar  cabida  a  varias  personas, 
y  se  puede  viajar  en  él  con  cier- 
tas comodidades,  se  llama  CANOA, 
y  así  también  el  barco  pequeño, 
generalmente  de  vela,  y  de  tráfico 
marítimo,  como  la  canoa  campecha- 
na, muy  comúnmente  conocida  con 
este  apelativo,  porque  en  Campe- 
che son  construidas  por  lo  general 
las  de  su  clase. 

CANOADA.  f.  Carga  o  cantidad 
que  lleva  una  canoa:  capacidad  de 
ella. 

CANOERO,  m.  "El  que  gobierna 
la  canoa".  Nunca  se  llama  así  esta 
persona,  sino  simplemente  boga, 
canaletero.  CANOERO  es  única- 
mente el  que  hace  canoas,  el  que 
tiene  por  oficio  u  ocupación  la 
construcción  de  tales  embarcacio- 
nes. 

En  la  América  del  Sur  corre  en 
la  acepción  leí  Dice,  según  se  ve 
de  GRANADA,    (p.  139.) 

CANOfSTA.  m.  y  f.  Esta  forma 
hallamos  en  la  Hist.  de  Tlaxc.  por 
Diego  Muñoz  Camargo:  "El  sépti- 
mo prodigio  fué  que  los  laguneros 
de  la  laguna  mexicana,  nautas  o  pi- 
ratas, o  cano'stas,  cazadores,  caza- 
ron una  ave  parda  a  manera  de 
grulla".  (Lib.  II.  cap.  I,  p.  171.)  No 
se  usa  en  Tabasco. 


CANT 


—  313 


CANT 


CANTADA,  f.  "Comrosición  poé- 
tica de  alguna  extensión,  para  que 
se  ponga  en  música  y  se  cante". 
La  CANTADA  es  el  verso  popular 
por  excelencia  en  el  folklorismo  ta- 
basqueño,  esencialmente  de  carác- 
ter epigramático  e  irónico,  impreg- 
nado del  aticismo  finísimo  que  ca- 
racteriza al  pueblo,  sobre  todo  cam- 
pesino. CANTADAS  se  llaman  tam- 
bién los  villancico.'í  o  composicio- 
nes poéticas  de  carácter  popular 
que  se  cantan  por  Navidad,  y  aún 
más  comúnmente  las  mismas  cere- 
monias religiosas  en  que  se  cantan 
por  la  noche  los  villancejos. 

"En  la  cabecera  de  la  Chontálpa  se 
han  producido  muchos  individuos  de 
fama  en  achaques  de  cantadas,  tro- 
vas y  composiciones  de  zapateo". 
COn:\T]DO.  Lír.  pop.  tab.,  p.  8.) — 
"Pero  escucha  atento  que  ahí  vienen 
las  cantad;is  y  las  empiezan  aquellos 
tres  cantadores".  (ID.,  Tábasco  Gráfi- 
co,  núrrt.    l^SA 

CANTADERA.  f.  Acción  y  efec- 
to de  cantar  continuada  y  descom- 
pasadamente, o  formando  una  es- 
pecie de  sonsonete:  canto  frecuen- 
te y  molesto. 

C.    Amér.    SALAZAR  G..   p.    62. 

CANTALETA,  f.  Cantilena:  repe- 
tición inoportuna    y    fastidiosa    de  ' 
un  mismo  asunto.   También  cantu- 
ría: canto  monótono. 

Hond.    ^^EMB.,   p.    34. 

Venez.  PICóX.  p.  69.  quien  agreea: 
"Don  Ricardo  Palma  dice  que  canta- 
letear en  Lima  es  repetir  hasta  el 
fastidio". 

CANTALETEAR,  n.  Consecuen- 
tes con  el  sustantivo  cantaleta,  no 
podíamos  deiar  de  crear  el  verbo 
CANTALETEAR:  dar  cantaleta, 
cantilena  y  también  canturriar. 

Méx.    ICAZB..    p.    81. 

"Comenzaron  los  compañeros  a  can- 
taletear  y  darle  vaya."  CMOTA  PADT- ; 
LLA.    Hist.  de  la  N.  Galicia,  cap.  IX.  1 

núm.  2.') 

CANTALETEO,  m.  Aplicando  la 
desinencia  eo  que  denota  repetición 
desordenada  de  una  misma  acción, 
por  analogía  coo  manoseo,  se  diceJ 


habloteo,  que  no  existe,  canturreo 
o  canturria  (derivado  de  cantu- 
rriar) y  cantaleteo,  reduplicativo  de 
la  significación  intrínseca  de  can- 
taleta, en  la  acepción  de  canturía. 

CANTEAR,  a.  Ladear,  inclinar; 
poner  de  canto  ima  cosa.  Muy  usual 
en  el  lenguaje  corriente  y  a  veces 
aún  en  lenguaje  culto,  por  más  que 
no  exista  el  verbo  en  castellano. 

TERREROS  da  Canteado,  "Lo 
que  está  puesto  de  canto,  oblicuo", 
por  lo  cual  parece  ima  acepción 
perdida  del  lenguaje  la  que  aquí 
apuntamos,  restaurada  por  el  \ti1- 
go  o  que  ha  perdurado  en  él.  En  la 
evolución  de  las  lenguas  esto  es 
muy  frecuente:  se  pierde  una  acep- 
ción, y  después  de  largo  tiempo, 
suele  ser  restaurada;  o,  perdura 
solamente  en  el  habla  popular,  y 
a  largo  tiempo  vuelve  a  entrar  en 
el  caudal  de  la  lengua  culta,  sin 
haberse  ohñdado. 

ORTÚZAR  (p.  71)  da  Cantear 
por  labrar:  piedra  canteada  (labra- 
da). 

CANTE M 6.  m.  "Nombre  de  cier- 
ta planta  (Acacia  filicina,  WILLD., 
leguminosas).  Maya."  íP-ECERRA, 
Nom.  geogr.  de  Tab.,  p.  33.) 

Es  árbol  corpulento,  de  hoja  lan- 
ceolada, pequeña,  de  madera  fuer- 
te, amarilla,  muy  usada  en  la  in- 
dustria rural  en  la  construcción  de 
cayucos,  aunque  tiene  la  desventa- 
ja de  torcerse  y  aún  henderse  bajo 
la  acción  del  sol,  por  lo  cual  se 
conserva  la  embarcación  recién 
construida  largos  días  secándose  a 
la  sombra,  y  aun  después  de  echa- 
da al  agua  se  procura  tenerla  con 
frecuencia  sumergida. 

Etim.  Las  raíces  indudables  de 
la  palabra  son:  kan,  amarillo;  té, 
árbol,  y  moc,  nudo:  "árbol  nudoso, 
amarillo".  En  efecto,  la  madera  es 
nudosa  y  amarilla. 

CANTIPQ.  w.  Panto. 


CANT 


314  — 


CANT 


Col.  "Conforme  al  tipo  sonido,  ahu- 
llido,  bramido,  decimos  acecido  (ace- 
so),  "al  primer  cantido  (canto)  del  ga- 
llo", "no  se  oye  el  volido  (vuelo)  de 
vuia   mosca".    (CUERVO,    núm.    845.) 

CANTIL,  m.  "Sitio  o  lugar  que 
foiTiia  escalón  en  la  costa  o  en  el 
fondo  del  mar".  Para  nosotros:  el 
escalón  mismo,  la  cuesta  cortada  a 
pique;  en  general,  el  barranco  o 
borde  que  cae  perpendicularmente 
sobre  el  nivel  del  agua,  principal- 
mente cuando  es  alto.  V.  BARRAN- 
CO. 

Hond.  "Borde  de  un  despeñadero  o 
derrumbadero.  Es  un  derivado  de  can- 
to".   (MEMB.,  p.   34.) 

TERREROS  dice:  "Peñasco  en 
declive,  o  como  escarpado".  Más 
de   acuerdo   con   nuestra   acepción. 

CANTILOSO,  SA.  adj.  Cantil,  y 
especialmente  si  éste  es  bastante 
alto.  Dícese  de  cualquier  corriente 
o  depósito  de  agua  cuyos  bordes  o 
barrancos  son  altos  y  cortados  per- 
pendicularmente. 

CANTINA,  f.  Nuestra  CANTINA 
participa  de  las  cualidades  de  la 
que  así  se  llama  en  castellano,  y 
de  las  cualidades  de  la  taberna; 
sin  ser  tampoco  exactamente  nin- 
guna de  las  d'os. 

"Cantina.  Puesto  público  inme- 
diato a  los  cuarteles  y  campamen- 
tos, en  que  se  vende  vino  y  algu- 
nos  comestibles". 

"Taberna.  Tienda  o  casa  pública 
donde  se  vende  por  menor  vino  y 
otras  bebidas  espirituosas". 

La  nuestra  es  tienda  o  casa  pú- 
blica donde  se  vende  toda  clase  de 
bebidas  embriagantes,  y  en  ocasio- 
nes, algunos  comestibles  ligeros: 
tacos,  sandwiches,  etc.  "Por  des- 
gracia — como  dice  ICAZBALCE- 
TA—  no  están  ya  sólo  inmediatas 
a  los  cuarteles  y  cam^pamentos,  si- 
no que  tropezamos  a  lo  menos  con 
una  en  cada  calle,  y  más  en  las 
principales". 

Hond.  "Pueflt«  público    en    qu©  se 


venden  líquidos  alcohólicos,  excepto 
aguardiente  de  la  tierra".  (MEMB., 
li.   34.) 

2.  CANTINAS.  "Dos  bolsas  cua- 
dradas, de  cuero,  con  sus  tapas,  que 
unidas  se  colocan  junto  al  borrén 
trasero  (o  teja)  de  la  silla,  que- 
dando una  a  cada  lado  de  la  gru- 
pa del  caballo.  Sirven  comúnmente 
para  llevar  en  ellas  comestibles,  y 
han  sustituido  a  las  alforjas,  árga- 
nas y  cojinillos".  (ICAZB.,  p.  81.) — 
RAMOS  y  D.,  p.  112. 

Tales  son  las  nuestras  también; 
pero  entendamos:  de  ordinario  se 
llevan  a  la  manzana  o  cabeza  de 
la  silla,  por  delante;  las  que  junto 
a  la  teja  se  colocan,  son  las  árga- 
nas. Sin  embargo,  en  cierta  clase 
de  sillas,  las  CANTINAS  forman 
parte  del  mismo  vestido,  y  en  este 
caso  sí  quedan  por  detrás  en  sen- 
,das  prolongaciones  a  los  lados  y 
hacia  abajo  de  la  teja. 

"A  la  hora  fijada  estábamos  ya  ca- 
balleros en  vina  hermosa  muía  tordi- 
lla, ensillada  con  la  clásica  vaquera, 
de  cuya  cabeza  cuelgan  dos  grandes 
bolsas  de  cuero  para  las  provisiones, 
que  llaman  cantinas".  (CHAVERO, 
Obras,  t.  I,  La  sierra  de  Durango,  III, 
p.  62.)  "Un  día,  don  Lucas  tuvo  ne- 
cesidad de  atravesar  la  sierra  para  ir 
a  ima  de  las  poblaciones  cercanas: 
levantóse  temprano,  antes  que  el  sol, 
ensilló  su  caballo  flaco,  puso  eti  las 
cantinas    de    la     silla     una    torta    de 

pan "     (Los    Ceros,    por  CERO,   p. 

238.) 

PICÓN  FEBRES  (p.  52)  registra 
oon  el  nombre  de  bolsones,  objetos 
idénticos,  agregando  que  en  Colom- 
bia se  llaman  cuchugos.  Cuervo  no 
da  esta  voz. 

3.  Fiambrera,  3a.  acep.:  "Con- 
junto de  cacerolas  iguales  que,  so- 
brepuestas unas  a  otras  y  con  un 
braserillo  debajo,  se  usan,  sujetas 
en  dos  barras  de  hierro,  para  lle- 
var la  comida  caliente  de  un  pun- 
to a  otro".  Muy  usual  en  lengua- 
je familiar,  en  que  es  desconocida 
la  palabra  fiambrera. 


CANTO 


—  315  — 


CAÑA 


A  CANTO  DE  AGUA.  m.  adv.  No 
es  muy  cerca,  sino  a  orillas  del 
ag:ua,  de  una  corriente  navegable 
especialmente. 

CANTO.  AL  CANTO,  m.  adv. 
•Junto  a  sí,  a  su  lado",  dice  el 
Dice.  Para  nosotros  vale  acto  con- 
tinuo, inmediatamente,  al  instante; 
expresando  consecuencia  natural, 
inmediata  y  necesaria. 

"Es  algo  que  provoca  inmediatamen- 
te náuseas  y  aborto  al  canto".  (Re- 
dención, Méx.,   febr.   15-918). 

CANTURREO,  m.  Canturía.  V. 
CANTALETEO. 

CANTURRIA,  f.  Canturía.  "No -es 
sólo  voz  peruana,  sino  también  an- 
daluza." (TORO  G.,  Amer.,  p.  150.) 

CANUTO,  m.  "Sorbete  de  leche, 
huevo  y  azúcar,  que  se  cuaja  en 
moldes  cilindricos,  y  queda  en  for- 
ma de  CANUTO".  (ICAZB.)— RA- 
MOS y  D.,  p.  112.— Ocampo,  p.  147. 

"En  clases  de  refrescos,  sírvense 
sangrías,  helados  diversos  y  finos  man- 
tecados y  particularmente  los  llama- 
dos canutos".  (G.  CUBAS,  Recuerdos, 
2a.   pte.,  VI,  p.   186). 

Venez.  "Twbo  hecho-  de  carrizo". 
(PICÓX,   p.    69.) 

CAÑA.  f.  "Por    antonomasia,    la 
dulce   o   de   azúcar".    (ICAZB.)    Lo 
mismo  en  Cuba  (MACÍAS,  p.  259; 
PICH.,    p.    47);     en    Honduras 
(MEMB..     p.     34) ;     en     Colombia  ■ 
(CUERVO,    núm.     540)  y  en  Perú 
(ARONA,  p.  94).  En  Venezuela  tie- 
ne curiosa  acepción,  tanto  en  sen- 
tido natural  como  figurado,  que  con-  j 
signa   PICÓN     PEBRES      (p.    69) :  i 
"Aguardiente     puro,     sin     ninguna ; 
clase  de  ingredientes.  También  va-  f 
le  como  noticia  falsa,     dicha     con  ' 
habilidad  para  que  se  tome   como  ! 
cierta.  L'na     caña     es  un  trago  de 
cualquier  licor.   Caña  es  asimismo  ¡ 
afectación,   ficción,   apariencia,   en- 
gañifa o  mistificación". 

2.  Eje,  brazo,  manubrio;  CAJSA 
del  timón,  en  las  canoas.  Es  de  uso 
nacional. 


,  "Dejan  correr  la  canoa  al  soplo  de 
I  la  brisa,  y  al  gobierno  del  timón,  cu- 
I  ya  caña  es  manejada  por  robustas 
piernas,  cuando  las  manos  están  ocu- 
I  podas  en  espequear  el  remo".  (RODR. 
'  BELTRAX.   Perfiles,  p.   65). 

CAÑA  "BRAVA,    f.    Caña   amarga 
del  Dice.   "Caña  silvestre  muy  du- 
ra,   que    se    utiliza  principalmente 
en   la  construcción   de  paredes   de 
■  bajaraque   y   de   tejados".   Lo   mis- 
mo en  Sur  América,  al  decir  de  GA- 
GINI,  cuya     es  la  copia     anterior. 
"Paja  brava  encontramos  en  Taba- 
ré," dice  MEMB.      (p.  34.)     Aquél 
alega  la  siguiente  cita  de     María, 
por  Isaacs:    "Iba  a  levantarme   de 
la  mesa,  cuando  José,     que     subía 
i  del   valle   a   la   montaña   arreando 
i  dos  muías  cargadas  de  cañabrava, 
se  paró  en  el  altico". 

CAÑADA,  f.  La  milpa  acabada  de 
cosechar,  en  donde  quedan  aún  en 
pie  las  cañas  de  aquélla.  En  Cuba 
se  llama  así  "un  arroyito  o  cauce 
de  agua  muy  pobre  y  reducido,  que 
aparece  seco  ima  parte  del  año". 
(PICH.,  p.  47;  MACÍAS,  p.  261). 
MONLAL'  deriva  la  voz  de  caña  y 
la  ACAD.  de  can  na,  canal.  En  nues- 
tra acepción  no  tiene  lugar  la  dis- 
cusión: cañada,  lugar  en  donde 
abundan  las  cañas   (de  maíz). 

"Generalmente  se  hacen  las  planta- 
ciones (de  camote)  en  las  milpas,  des- 
pués de  cosechadas,  en  las  cañadas, 
como  llaman  aquí  a  estos  terrenos". 
(RO\aROSA.  El  Part.  de  Mac,  MS., 
p.  102.) — "El  cual  (terreno)  quedará 
convertido,  después  de  levantadas  las 
cosechas  de  maíz,  en  lo  que  se  de- 
signa en  Tabasco  con  el  nombre  de 
cañada."  (SALA.,  Jol.,  p.  20.) 

CÁÑAMO,  m.  Por  sinécdoque  lla- 
mamos así  comúnmente  en  lengua- 
je familiar  al  hilo  o  cordel  hecho 
con  la  fibra  de  su  nombre  y  que  en 
España  se  llama  guita  o  bramante, 
al  decir  de  GAGINI   (p.  115). 

Hond.   MEMB..  p.   34. 

CAÑAS.  ESTAR  EN  LAS  VIVAS 
CAÑAS,  fr.  fam.  con  que  se  expre- 


CAÑA 


—  316  — 


CAÑI 


sa  que  una  persona  está  muy  po- 
bre, miserable,  en  mala  situación, 
aludiendo  sin  duda  a  la  forma  de 
la  caña  que  está  desnuda. 

"Lo  que  se  necesita  para,  soportar 
las  reclusiones  psicológicas,  son  har- 
tos niqueles,  y  sabido  es  que  los  es- 
critores siempre  están  en  las  vivas 
cañas".    (MERINO,    Juana,   p.    130.) 

CAÑAVERAL,  m.  Sitio  poblado 
de  cañas  de  azúcar,  plantío  de  és- 
tas; haciéndose  específico  el  térmi- 
no, por  ser  la  caña  más  común. 
El  nombre  cañamelar,  que  da  co- 
mo castizo  la  ACAD.,  no  se  usa  ni 
se  ha  usado  nunca.  Así  lo  afirma 
también  ICAZB.  (p.  82).  Lo  mismo 
en  Cuba  (MACÍAS,  p.  262).  Nues- 
tro uso  es  antiguo,  hallándose  jus- 
tificado con  la  siguiente  cita:  "En 
su  ribera  o  comarca  hay  muchos 
cañaverales  o  haciendas  de  azú- 
car". (OVIEDO,  Hist.  de  Ind.,  to- 
mo I,  p.  175)  y  otras  que  da  CUER- 
VO,  (Apunt.,  núm,  540,  nota.) 

CAÑAVERERO.  m.  "Persona  que 
vendía  cañas".  No  tiene  esta  acep- 
ción, que  es  desconocida,  sino  la 
que  da  ICAZB.,  "Persona  entendi- 
da en  el  cultivo  de  la  caña  de  azú- 
car" y  que  en  Honduras  se  llama 
Cañero   (MEMBR.,  p.  35.) 

CAÑAZO,  m.  La  desinencia  au- 
mentativa -azo  es  característica  del 
masculino:  de  hombre,  hombr-azo; 
correspondiendo  al  femenino  la  con- 
notativa  también  de  aumento  -aza: 
besti-aza,  carnaza,  etc.  (MONLAU, 
Dice,  etim.,  p.  92).  Sin  embargo 
con  mucha  frecuencia  se  incurre 
en  la  impropiedad  de  aplicar  la  de- 
sinencia -azo  a  nombres  del  género 
femenino,  haciéndoles  cambiar  de 
género  en  el  aumentativo,  y  así  he- 
mos formado  CAÑAZO:  una  caña 
grande.  Semejante  despropósito  no 
está  autorizado  ni  debe  autorizar- 
se. Por  excepción  puede  la  desinen- 
cia -azo  expresar  connotación  dis- 
tinta o  hasta  contraria  a  la  origi- 


nal; ejemplo  de  ello  es  lech-azo  (el 
corderino  tierno),  que  señala  Díaz 
Rubio  y  Carmena  (Gram.  razonada, 
t.  III,  p.  88),  citando  a  SALVA.  Pe- 
ro de  ninguna  manera  está  permi- 
tido aplicar  las  terminaciones  pro- 
pias de  un  género  a  otro,  sin  alte- 
lar  las  reglas  consagradas  del  buen 
decir, 

2.  m.  "La  herida  o  golpe  que  se 
da  el  mismo  gallo  en  las  cañas  o 
piernas".  (PICH.,  p.  48).— MACÍAS, 
p.  262. — Dícese  también  golpe  de 
caña,  e  igualmente  si  otro  se  lo  da 
al  gallo. 

"Levantar  su  gallo  cuando  reciba 
golpe  de  cañazo,  para  vendarlo  y  cu- 
rarlo violentamente  y  colocarlo  fren- 
te al  contrario     acto     continuo,     para 

proseguir  la  pelea "      (Inciso     VIII 

del  Art.  11  del  Regí,  para  los  Palen- 
ques  de  gallos.) 

CAÑERO,  m.  "En  los  ingenios  de 
azúcar,  el  lugar  que  en  el  edificio 
del  molino  sirve  para  depositar  la 
caña  que  va  llegando  y  no  se  mue- 
le inmediatamente.  Es  también  ca- 
da uno  de  los  rimeros  que  se  for- 
man con  esa  misma  caña".  (ICAZB., 
p.  82.) 

En  Cuba  es  el  vendedor  de  caña 
dulce  por  las  calles  en  la  Habana. 
(PICH.,    p.    48;    MACÍAS,    p.    262.) 

•2.  adj.  "Lo  que  sirve  para  ciertos 
trabajos  concernientes  a  la  caña: 
machete  CAÑERO,  el  que  se  usa  de 
ordinario  para  cortarla;  carro  CA- 
ÑERO, el  destinado  para  el  aca- 
rreo". (ICAZB.) 

CAÑIZO,  m.  Carrizo  o  caña  seca, 
especialmente  la  del  tallo  del  maíz, 
usada  por  la  gente  del  campo  a 
manera  de  antorcha  por  su  gran 
combustibilidad.  En  el  Diccionario 
se  llama  así  cierto  tejido  en  que 
entra  la  caña,  y  hallamos  que  en 
Venezuela  es  "Pared  construida 
con  viguetas  colocadas  perpendicu- 
larmente,  y  a  las  cuales  se  ponen 
de  través  cañas,  rellenándola  y  cu- 
briéndola con  tierra  o  barro  ama- 


CAÑO 


—  317  — 


sado  con  paja  y  agua".  (CALCAÑO, 
apud.  PICÓN,  p.  70) ;  pero  agrega  el 
autor  que  "las  cañas  son  carrizos  o 
cañas  bravas  y  que  en  el  relleno 
entran  piedras".  Por  lo  visto,  es 
una  especie  del  adobe,  usado  en  la 
Mesa  Central,  o  de  lo  que  en  Ta- 
basco  se  llama  seto  embarrado. 

Hemos  asignado  el  nombre  a  la 
caña  misma,  cualquiera  que  sea, 
siempre  que  esté  seca  y  sirva  co- 
mo combustible,  como  pueden  ser- 
io los  tallos  de  todas  las  gramí- 
neas. 

"Era  una  escena  fantástica;  parecía 
un  cuadro  de  Biard.  Las  antorchas 
eran  de  cañizo,  que  movían  sin  cesar 
dos  acólitos  de  cotona  blanca".  (ME- 
RINO, Juana,  XIX,  p.  190.) — "Las  in- 
dias de  la  alta  sierra,  van  medio  des- 
nudas, cargan,  corren,  nadan  y  na- 
vegan con  la  misma  intrepidez  de  sus 
maridos.  AjTjdan  a  éstos  a  la  pesca 
nocturna  con  cañizos,  inflamados  y 
hasta  asisten  con  serenidad  a  las  ca- 
cerías de  alimañas  feroces".  (ID  ,  Ce- 
lestina, X,  p.  97.) 

CAÑÓN,  m.  Este  tecnicismo  per- 
tenece ya  a  la  Geografía.  Nacional 
que  le  ha  adoptado  para  designar 
un  "Paso  áspero  y  estrecho  entre 
altas  montañas,  por  donde  ordina- 
riamente corre  algún  río,  como  en 
el  Norte  el  famoso  CAÑÓN  del  río 
Colorado,  y  en  el  Sur  el  de  To- 
mellín  (Oaxaca).  ("ICAZB.  p.  82.) 
Los  norteamericanos  han  adoptado 
la  palabra  CANON.  (BARTLETT, 
Dict.  of  Americanisms,  apud  ID.) 

El  mismo  autor  advierte  que 
Beaumont  "llama  a  estos  pasos  ca- 
jones", agregando  estas  citas:  "Por 
aquí  pasa  el  río  Jabesúa  que  na- 
ce en  el  laberinto  de  cajones  que 
hay  por  todas  partes".  A  distancia 
de  imas  seis  leguas  de  sierra  ce- 
rrada, donde  siguen  todavía  aque- 
llos profundísimos  cajones,  va  entre 
ellos  el  río  Colorado,  regando  es- 
tas tierras".  (Crón.  de  la  prov.  de 
Mich.,  pte.  I,  lib.  II,  cap.   11.)  | 

Venez.  Vale  tanto  como  portaplumas 
o  palillo,  que  se  dice  por  acá,  llamado  ' 


CAPA 


CóV^p'^m)'  P'"'"®''°  y  palmero.   (Pi- 

ta^?r?'PRf-o  "^^-  P°^  ^^"^  <ie  la  bo- 
ta.   (CLER\0,  núm.   469) 

CAÑONAZO,  m.  "Golpe  dado  con 
el  canon  del  fusil,  usado  a  guisa 
de  tranca".  (ICAZB.)  Agi-egaremos 
que  el  golpe  puede  darse  con  el  ca- 
non de  cualquier  arma,  inclusive 
la  pistola, 

aue^sintin?^/^""  P^'"  ^^  cañonazos, 
apartl^ó^f '"^''  ""°  ^»  «'  lon^o-  "o^ 
n^¿  D  ^-  ^  sosegamos".  (PENS4.- 
n?^'  Pf 'quí'lo,  pte.  2a.,  cap.  IV  D 
iartiT  tV  ^°'^^«oS  comenzaron  a'rf: 

repartiendo  a  diestro  y  siniestro 
cañonazos  con  el  fusil  de  que  estiban 
armados".   (ID.,  ib.,  t.  U,  cap    12) 

CAOBA.  CAOBA  CARACOLILLO 
ni.  Especie  de  este  árbol,  cuva  ma- 
dera tiene  vetas  o  i-ayas  en  for- 
ma de  espiral,  de  jaspe  muy  supe- 
rior al  caoba  común,  por  lo  cual  es 
mas  apreciada. 

"Allí  hay  en  la  penumbra  hace  más 
de  un  siglo,  una  cruz  de  madera    mo 
ba  ^caracolillo. ..."    (MERixS!   Juana. 

27?^^"    ^^^^■'     ^-     ^^'     ^^CÍAS.   p. 
CAPACETE,  m.  Es  para  nosotros, 

lo  mismo  que  para  los  cubanos,  por 
mas  que  no  creamos  que  sea  voz 
meramente  cubana,    como    afirman 

os  diccionaristas  de  esta  naciona- 
lidad; porque  es  de  uso  muy  co- 
mún en  todo  México:  "Pieza  de  pa- 
ño que  cubre  por  delante  al  quitrín 
o  volante  para  preservar  del  sol 
polvo  o  lluvia  a  los  que  ocupan  sií 
asiento".   (PICH.,  p.  49). 

Dícese  también  tapacete,  palabra 
que  el  mismo  Pich.  juzga  menos 
propia.  Hacías  le  impugna  victo- 
riosamente, demostrando  lo  contra- 
trario,  fundándose  en  la  analogía 
que  hay  entre  lo  que  llamamos  así 
y  el  tapacete  del  tecnicismo  marí- 
timo :"La  cubierta  corrediza  de  la 
carroza  de  una  escala  de  cámara 
y  cualquiera  otra  cosa,  que  de  es- 


CAPA 


—  318 


CAPA 


ta  misma  manera  sirve  para  tapar, 
sea  de  lona  o  madera".  (Dice  ma- 
rít.)  No  hay  duda  de  que  asiste  la 
razón  a  Macías,  y  como  derivada 
de  tapa  es  más  aceptable  la  forma 
tapacete. 

CAPADA,  f.  Capadura:  acción  y 
efecto  de  capar,  y  también  cica- 
triz que  queda  al  animal  al  capar- 
le. 

CAPAD  ERA.  f.  Frecuentativo  de 
capar,  por  agregación  de  la  desi- 
nencia -era. 

CAPADERO.  m.  En  los  ranchos 
de  ganado,  lugar  en  donde  se  capa 
a  los  animales,  toros  o  potros,  en 
determinadas  condiciones  propias 
para  la  operación. 

En  el  interior  de  la  República 
tiene  por  significado  el  que  da 
ICAZB.:  "Diversión  de  rancheros 
que  se  organizaba  con  motivo  de 
capar  los  toros  destinados  al  tra- , 
bajo  o  a  la  carnicería.  Era  de  ri- , 
gor  colearlos  antes  de  la  opera- 
ción: había  además  almuerzo  y  bu- 
lla, por  lo  cual  acudía  mucha  gen- 
te. Aun  se  usa  en  algunas  hacien- 
das." 

Esta  operación  se  llama  entre 
nosotros  capazón.  J 

CAPAR,  a.  Extirpar  al  tabaco  la  | 
yema  tei-minal,  o  las  que  produce  ' 
en  las  axilas  de  las  hojas,  con  el 
fin  de  proteger  el  desarrollo  de  és- 
tas.  En  general  se  dice  también  por 
cortar     la     yema   terminal   de  las  \ 
plantas,   para   evitar   el   creciimen- 
to  én  altura.   Dícese  también   des- 
botonar, deshijar  y  desyemar,  aun- i 
que  menos  usadas  éstas.     Es  muy  j 
aceptable  como  acepción     traslati-  . 
cia  de  la  castiza  "extirpar  los  ór-  , 
ganos  de  la  generación".  ^ 

"Aquí  eso  qvie  usted  dice,  don  To-  ; 
más,  de  desbotonar,  le  llamamos  ca-  ■ 
par,  y  se  hace  para  que  al  florear  ya 
no  crezca  el  tallo,  y  así  el  jugo  se  em-  > 
plea  en  formar  hojas".  (GIL  y  SAENZ,  j 
El  Caporal,  p.  78.) — "Contraria  a  una 
de  las  ventajas  de  esta  operación,  co- 


mienzan por  decir  que  al  cacao  no 
se  le  quita  la  punta  (lo  capan)  en  la 
primera  edad".  (MARTÍNEZ,  Cult.  y 
benef.  del  cacotero,  p.  45.) — "Los  ca- 
fetos de  la  edad  de  un  año  y  medio 
a  dos  años,  deben  ser  podados  o  co- 
mo en  México  se  dice,  capados;  eso 
se  ejecuta  .sencillamente  quitando  con 
las  uñas  las  últimas  cruces  de  los  ar- 
bustos". (BAÑO,  Est.  sobre  el  café,  p. 
14.) 

Significado  análogo  tiene  en  el 
interior  de  la  República:  "Hablan- 
do del  maguey,  destruir  el  órgano 
generador  de  la  planta  por  medio 
de  una  incisión  triangular  que  se 
practica  en  el  cogollo,  para  impedir 
el  desarrollo  del  bohordo  o  quiote. 
Por  virtud  de  esta  operación  se  for- 
ma en  el  cogollo  el  agua  miel  de 
que  se  hace  el  pulque".  (ICAZB.) 

Cuba.  Igual  acepción  que  entre  nos- 
otros.  (PICH..  p.  49:  MACÍAS,  p.  267.) 

Ríopl.  BAYO  le  da  la  acepción  de 
"Empezar  un  queso,  un  jamón,  etc.," 
traslaticia  de  disminuir,  cercenar,  que 
son  castizas. 

CAPAR  AL  MAZO,  fr.,  forma  de 
castrar  los  animales,  usada  entre 
campesinos,  y  que  consiste  en  cor- 
tar los  cordones  espermáticos  por 
medio  de  un  golpe  de  mazo  sobre 
otro  cuerpo  duro,  sin  extirpar  los 
testículos. 

En  Cuba  se  dice  capar  a  machote 
o  a  la  machota.  (PICH.,  p.  49;  MA- 
CÍAS, p.  267).  Tiene  también  la 
acepción  del  juego  de  monte,  "de- 
ducir el  banquero  la  duarta  parte 
de  lo  que  debía  pagar  al  apunte 
que  ganó  a  la  puerta,  como  privi- 
legio general  concedido".  E^ta  es 
poco  usada  por  acá. 

CAPAZ,  adj.  Cuanto  dice  ICAZB. 
de  este  vocablo  es  aplicable  a  nues- 
tra habla  regional.  Oigámosle: 
"Singular  uso,  y  continuo,  hacemos 
de  esta  palabra  en  el  sentido  ge- 
neral de  posible  o  probable.  Más 
claro  se  verá  por  los  textos  si- 
guientes : 

"¿Cómo  era  capaz  (posible),  señor 
Ilustrísimo,  que  estando  presente  mi 
Prelado),  fuera  yo  tan  grosero  que  me 


CAPA 


—  319  — 


capí 


atre\  ur;i  a  seg^uir  mi  sermón."  (PEN- 
SADOR, Periquillo,  t.  I,  cap.  6,  p.  64.)  ! 
— '"Prueba  de   ello   son   las  diligencias 
y  el  dinero  que  he  gastado  por  librar-  : 
lo:  pero  no  fue  capaz  (posible.)"   (ID., 
ib.,    t.    IV,    cap.    10.    p.    140.) — "¿Cómo 
era    capaz   que   usted   se   fuera   de   mi 
casa,    atenido    a    una   suerte   casual?"  . 
(lü.,   ib.,  t.  IV,  cap.   14,  p.   189.)  ; 

"Porque  no  es  capaz  i 

Que  hable  así  un  caudillo  ; 

De  la   libertad."  ¡ 

(Don    Simplicio,   Dic.    16-1846.) 
"Es   capaz    (probable)    que   esté   esa 
pobre  vieja  encomendándose  a  la  Cor-  • 
te  Celestial".   (Astusia,  t.  II,  cap.  I,  p.  ; 
29.) — "Voy  a  estar  muy  fea:  es  capaz  ^ 

(puede  suceder)  que  Enrique "  (Ib., 

t.    II,    cap.    13,    p.    3y2.)" 

Bogotá.  "Si  usted  me  dice  una  pa-  ' 
labra  más.  es  capaz  que  le  dé  una  bo-  j 
fetada".  (CUERVO,  núm.  366,  4a.  ed.)  '■ 
(1).  .  i 

¡QUÉ  CAPAZ!  Interj.  "Válelo! 
mismo  que  imposible,  como  voz  in- ' 
teijectiva".-(QyEVEDO,  Lír.  pop.! 
tab-,  p.  51.)  Muy  usado  en  el  pue-  j 
blo  en  lenguaje  familiar.  I 

"Hombre,   Perico,    no  dejes   de   ir  el  | 
sábado  al  baile. — ¡Qué  capaz  que  fal- 
te!,  aunque   sea   cojeando".    (TACXTS- 
DO,    Baile  y  Cochino,  cap.  III  i 
"Que  no  hace  falta, 
No;   ¡qué  capaz! 
Do  está  el  compadre 
Con  su  mitad". 
(FIDEL.    Pees,   fest.. 
La   Sacamisa,   p.    117.) 

En  Guatemala    se    usa    también , 
¡qué  capaz!     por    imposible!     (BA- 
TEES, p.   477).   Dase  muy  común- ; 
mente  a  la  palabra  capaz  la  acep- ; 
ción  que  en  Venezuela,   según  PI-  , 
CON  FEBRES,  "Resuelto  a  una  ac- 
ción en  un  momento  dado.  Ese  ne- 1 
gro  es  capaz  de  robar  a  don  Fula- 
no, equivale  a  puede  resolverse  a  ' 
robarlo".  ] 

CAPAZÓN,  f.  En  lenguaje  cam- 
pesino, la  operación  de  capar  o  . 
castrar  los  toros  de  la  hacienda,  | 
ya  para  el  trabajo  como  bueyes,  j 
ya  para  el  engorde ;  también  los  \ 
potros.   En   algunas   partes   la  CA- 


(1)    Suprimiendo  en  la  5a.     edición, 
que  tenemos  a  la  vista. 


PAZÓN  es  motivo  de  diversión  y 
bulla,  acompañada  de  comidas  en 
que  se  sirven  guisadas  las  criadi- 
llas de  los  toros  capados.  Es  lo  que 
en  el  interior  de  la  República  se 
dice  capadero. 

"Como  si  sus  progenitores  no  espe- 
rasen más  que  su  colocación  defini- 
tiva   se  le  murieron  casi  al  mis- 
mo tiempo,  el  viejo  de  congrestión  ce- 
rebral, provocada  por  las  criadillas  de 
que  se  atiborró  en  unas  capazones". 
(ÑERVO.  Otras  vidas,  Pascual  Agrui- 
lera,  p.  27.)  FIDEL,  en  sus  Poes.  fest. 
(p.  97)  canta  en  el  Romance  "Place- 
res campestres",  el  rodeo,  la  cola  y  la 
capazón. 

2.  CAPAZÓN  es  también  la  obra 
de  capar  ciertas  plantas,  como  el 
cafeto  y  el  tabaco.  Se  dice  también 
descogollado  y  desbotonado. 

"El  desbotonado,  conocido  también 
con  el  nombre  de  descogollado  o  ca- 
pazón, es  una  de  las  operaciones  de 
mayor  importancia,  y  de  su  buena 
ejecución  depende  la  calidad  y  dimen- 
siones de  la  hoja".  (KRAUSE.  Memo- 
rU  sobre  el  cultivo  del  tabaco,  p. 
105.) 

CAPEAR,  a.  "Evitar  con  destre- 
za un  golpe,  haciendo  el  cuerpo  a 
un  lado".  (OCAMPO.)  Úsase  más 
comúnmente  en  forma  pronominal: 
capeárselas. 

CAPINGÓN.  f.  En  lenguaje  fami- 
liar se  dice  de  la  bata  o  vestidu- 
ra amplia  y  holgada  que  se  pone 
a  los  muchachos,  y  algunas  veces 
también  de  la  de  las  personas  ma- 
yores.   Es   de   carácter   despectivo. 

Toro  Gisbért  (Dice.  Lar.)  apun- 
ta Capingo,  como  provincialismo  de 
Chile,  "Capa  demasiado  corta  y  de 
mala  calidad",  y  de  Argentina, 
"Capa  corta  y  airosa",  cosas  am- 
bas aue  son  casi  iguale?  a  la  nues- 
tra. ORTÚZAR  (p.  71)  también 
apunta  la  voz  como  Chll. 

CAPÓN.  CAPÓN  DE  GALLINA: 
así  llamamos  al  pollo  castrado  que 
en  España  designan  genéricamente 
capón.  La  especiñcación  es  apropia- 
da, toda  vez  que  señala  la  fanai- 


CAPO 


320 


CARA 


lia  gallinácea  (gallina)  a  que  perte- ( 
nece  el  capón,  para  distinguirlo  de  ! 
los  demás  capones :  cerdo,  toro,  I 
caballo,  etc.  | 

CAPOTAZO,  m.  Capeoí  Lance  del  \ 
toreo  con  capa  corta,  tomada  és-  ] 
ta  con  ambas  manos  y  a  pie  fijo  ¡ 
sin  cambiar  de  terrenos.  V.  CALA.  | 

CAPOTEAR,  a.  Dar  capotazos,  en  [ 
el   toreo:    capear.   En  sentido  figu- ¡ 
rado   dícese   también   por   escapar- 
se, librarse  de  alguna  cosa,  úsase 
más  como  reflexivo:  capoteárselas. 

En  Honduras  se  usa  (MEMBRE> 
ÑO,  p.  35)  en  la  acepción  de  "Usar 
todos  los  días  un  traje  o  una  pie- 
za cualquiera  del  vestido". 

2.  En  lenguaje  familiar  es  sinó- 
nimo de  capear,  en  el  sentido  de 
esquivar  un  golpe,  úsase  más  en 
sentido  figurado. 

Méx.   OCAMPO,   148. 

CAPOTEO,  m.  Capeo.  Acto  de 
capotear  al  toro,  especialmente  en 
la  cala,  por  vía  de  prueba. 

Cuervo  asigna  carácter  histórico 
a  esta  voz  (Apunt.,  párr.  895)  en  el 
sentido  de  "tunda  dada  por  los  es- 
tudiantes con   el   capote". 

Icazbalceta  apunta  con  esta  mis- 
ma acepción  la  frase  Dar  un  capo- 
te. Lo  mismo  en  Chile. 

CAPULÍN.  (Mutingia  calabura, 
L.)  m.  Árbol  y  fruto  tienen  el  mis- 
mo nombre,  que  es  mexicano,  co- 
mo dice  el  Sr.  Icazb.,  quien  refiere 
los  distintos  nombres  con  que  los 
autores  le  designan:  Capolí,  capo- 
llí,  capulí,  etc.;  pero  tenemos  en- 
tendido que  el  de  la  Costa  es  dis- 
tinto del  de  que  lleva  este  nombre 
en  la  Mesa  Central,  clasificado,  ya 
como  solanácea  (SESS.  y  MOC), 
ya  como  rosácea  (D.C.) ;  en  tanto 
que  el  nuestro  pertenece  a  la  fa- 
milia  de   las   tiliáceas.    (ROV.) 

El  CAPULÍN  de  Tabasco  es  de 
sabor  y  aspecto  enteramente  dis- 
tintos   del   de   México,   que   es   de 


"gusto  detestable",  según  opinión 
de  ICAZB.,  en  tanto  que  aquél  es 
dulce  del  todo,  sin  ácido  algimo. 
"El  tallo  produce  una  fibra  resisten- 
te, utilizable  en  cordeles  y  en  la 
fabricación  del  papel;  crece  es- 
pontáneamente en  los  terrenos  que 
han  sido  sometidos  al  cultivo  del 
maíz".  (Cat  .de  prod.  de  Tab.  en  la 
Exp.   de  S.   Louis   M.,  904.) 

Se  produce  también  en  Perú 
(ARONA,  p.  95);  en  Costa  Rica 
(FERRAZ,  p.  22)  y  en  Riopl. 
(BAYO,  p.  48.) 

El  capulí  que  da  la  Acad.  no  sabe- 
mos donde  se  use. 

CAPULLO,  m.  Manojo  cualquie- 
ra de  hojas,  que  sirven  de  envol- 
tura. 

"Crizneja  medio  suelta,  (Tab.), 
dice  RAMOS  y  D.;  pero  no  es  exac- 
to del  todo:  nuestra  acepción  es 
más  parecida  a  la  que  el  Dice,  da 
a  la  misma  voz,  en  quinto  lugar. 
La  Corporación  derívala  de  capi- 
tulum,  lat.,  cabecita;  en  nuestra 
acepción  guarda  más  semejanza 
con  capa  (del  lat.  cappa,  especie  de 
tocado),  en  el  sentido  de  cubier- 
ta, envoltura. 

CAPULLO  DE  .  JOLOCHE.  m. 
Envoltura  de  la  mazorca  de  maíz: 
conjunto  de  brácteas  u  hojas  que 
la  forman.  A  la  hoja  que  envuel- 
ve la  mazorca  se  llama  con  el  ma- 
yismo  joloche.  (V.) 

"En  una  esquina  de  la  mesa,  tapa- 
do con  un  capullo  de  joloche,  que  ha- 
cía como  de  guardabrisa,  tenían  en- 
cendido un  cabo  de  vela."  (ZENTE- 
LLA,    Perico,   p.    217.) 

CARA.  DAR  O  HACER  CARITA, 
expr.  fam.;  "demostrar  la  mujer 
con  alguna  señal  exterior,  y  parti- 
cularmente con  la  mirada,  que  co- 
rresponde al  afecto  del  que  la  ga- 
lantea".  (ICAZB.) 

"Me  dió  carita,  le  hablé,  y  ya  es- 
toy al  otro  lado."  (DELGADO,  La  Ca- 
landria, XIID. — "Yo  las  conozco  al 
palmo,  le  dan  a  ud.  carita,  le  expío- 


CARA 


—  321  — 


CARA 


tan  a  su  satisfacción,  y  a  lo  mejor..."' 
(FACUNDO,    El   egoísmo,  p.   89.) 
"Le  da  carita  y  lo  deja. 
Cuando  le  baila  el  porfiado." 

(FIDEL,  Musa  callejera.  Romance, 
p.   136.) 

CARA  DE  HERRERO  MAL  PA- 
GADO:   cara    de  vinagie. 

"Poniéndome  una  cara  de  herrero 
mal  pagado".^ (PENSADOR,  Periquillo, 
cap.   xxn\) 

CARA  DE  PALO,  expr.  fam.,  se- 
rio, adusto;  dícese  especialmente 
con  relación  al  semblante  que  no 
tiene  ninguna  afección.  Es  distinta 
de  la  frase  anterior,  que  expresa 
una  c^ra  de  acritud  o  de  disgusto. 

DAR  UNA  CARADITA,  expr.  fam. 
"Muy  usado  entre  las  mujeres  ta- 
basqueñas  para  expresar  la  idea  de 
una  visita  corta  y  cariñosa."  (QU& 
VEDO^  Lír.  pOp.  tab-,  p.  51.) 

">Tañana  después  de  misa,  pasaré  a 
darle  una  caradíta  a  mi  amiga  Rosau- 
ra."  (ID.,   ib.) 

CARABINA,  f.  "Arma  de  fuego, 
portátil,  compuesta  de  las  mismas 
piezas  que  el  fusil,  pero  de  menor 
longitud".  En  artillería  se  ha  bau- 
tizado con  este  nombre  al  rifle  me- 
nor, generalmente  de  marca  "Win- 
chester" y  de  calibre  30-30  ó  44; 
muy  usado  en  la  reciente  revolu- 
ción. Pero  a  nuestros  rancheros  se 
,les  han  mojado  los  papeles,  y  lla- 
man así  a  la  escopeta  de  caza,  par- 
ticularmente si  es  de  clase  fina  y 
compuesta  de  dos  cañones.  Son 
afamadas  las  de  la  fábrica  espa- 
ñola de  Eibar.  La  Acad.  es  un  po- 
co ambigua  en  su  definición,  pues- 
to que  al  decir  "compuesta  de  las 
mismas  piezas  que  el  fusil,  pero  de 
menor  longitud",  no  se  sabe  si  es- 
ta menor  longitud  se  refiere  a  las 
piezas  o  al  fusil;  cosa  que  hubié- 
rase  ahorrado  diciendo  "de  menor 
longitud  que  éste";  ello  no  es  im 
óbice,  no  obstante,  para  entender 
que  lo  que  para  nosotros  es  CARA- 
BINA, en  nada  se  parece  a  la  que 
describe  el  Dice.  j 


!  Llámase  también  huaca  (guaca, 
pronuncia  el  campesino),  aunque 
este  nombre  más  comúnmente  está 
reservado  para  la  CARABINA  co- 
rriente o  de  ciase  inferior,  y  fle 
cargar  por  la  boca,  como  la  espin- 
garda. 

CARABINAZO,  m.  Gk)lpe  dado 
con  la  carabina,  esgrimida  a  gui- 
sa de  tranca. 

CARACOL,  m.  Juego  de  mucha- 
chos, consistente  en  una  figura  en 
espiral  trazada  en  el  suelo,  cuya 
zona  se  recorre  a  cojo  pie  hasta  el 
centro,  sin  pisar  la  raya  o  línea. 
El  muchacho  salta  siempre  descan- 
sando en  un  sólo  pie,  con  el  cual 
va  empujando  una  teja,  la  tuta,  que 
al  mismo  tiempo  de  saltar  arroja 
sucesivamente  hasta  llegar  al  cen- 
tro,  de  tal  modo  que  la  tuta  tam- 
poco toque  la  raya,  pues  en  ese  ca- 
so se  dice  que  bebe,  y  pierde  el  ju- 
gador, que  tiene  que  salirse  y  to- 
mar el  último  turno.  El  éxito  en 
el  juego  consiste  en  llevar  la  tuta 
hasta  el  centro,  en  las  condiciones 
antes  dichas,  y  una  vez  allí  arro- 
jarla de  im  sólo  puntapié  al  exte- 
rior de  la  figura. 

2.  En  el  lenguaje  de  campo  se 
llama  así  a  cierto  remate  o  termi- 
nación que  se  pone  a  las  cercas  que 
caen  al  agua,  haciéndoles  al  extre- 
mo una  o  varias  vueltas,  a  mane- 
ra de  que  el  ganado  no  deseche  o 
descabece  nadando.  V.  CARACO- 
LILLO. 

Esta  voz  en  México  significa 
chambra  y  rizo,  bucle  en  el  pelo. 
'(ICAZB.)  También  es  una  especie 
de  camisón  que  usan  las  mujeres 
•para  dormir,  "que  llega  hasta  las 
rodillas  o  más  abajo,  muy  adornado 
con  pliegues  y  bordados,  con  hilo 
blanco".   (RAMOS  y  D.,  p.  115.) 

CARACOLERO,  m.  Parece  que 
lasí  llamóse  en  Tabasco  al  partido 

21 


CARA 


322  — 


CARA 


radical  o  liberal  íojo,  en  la  segunda 
guerra  contra  los  franceses. 

"Allí  iban  los  caraco leños,  es  de- 
cir, los  rojos,  los  implacables  que 
no  daban  cuartel".  (MERINO,  Jua- 
na,  p.  19.) 

CARACOLERO,  RA.  adj.  "Perso- 
na que  coge  y  vende  caracoles". 
Relativo  o  concerniente  al  caracol: 
ave  CARACOLERA,  como  la  co- 
rrea, (V.)  Existe  un  género  de  ga- 
vilán, de  color  achocolatado,  que 
se  llama  CARACOLERO,  porque  se 
alimenta  de  caracoles  en  las  pla- 
yas; de  consiguiente  también  sig- 
nifica el  que  come  caracoles  o  gus- 
ta de  ellos. 

CARACOLILLO,  m.  "El  café  que 
tiene  la  figura  aovada  del  testáceo 
univalvo  pequeñito  de  ese  nombre; 
cuyo'  gi-ano  se  escoge  y  separa  del 
otro  común,  llamado  garrapata,  por 
el  mucho  aprecio  que  de  él  se  ha- 
ce". (PICH.,  p.  50.)  No  es  usada 
por  acá  la  denominación  de  garra- 
pata al  café  común.  Muchos  auto- 
res designan  también  por  caracol 
esta  clase  de  café;  pero  en  el  mer- 
cado la  designación  es  la  de  CA- 
RACOLILLO. 

"Muchas  personas  creen  que  el  ca- 
racol es  una  clase  especial  de  café... 
Esa  creencia  es  completamente  erró- 
nea, porque  el  caracol  crece  en  todos 
los  cafetales,  y  no  es  más  que  el  gra- 
no desperfecto  de  una  fruta  no  bien 
desarrollada  que  en  vez  de  los  dos 
granos  regulares,  no  ha  producido 
más  que  un  grano  pequeño  y  de  for- 
ma redonda. — Generalmente  el  cara- 
col se  encuentra  en  las  plantas  no 
bien  desarrolladas  o  en  las  ya  muy 
viejas...  Se  supone  que  el  sabor  del 
café  caraco!  es  mejor  que  el  del  gra- 
no común  y  creen  que  eso  esté  basa- 
do.. .  en  que  el  aroma,  que...  se  en- 
cuentra dividido  en  dos  granos,  en  el 
caraco!  se  concentra  en  vmo,  y  de 
pequeño  tamaño."  (BAÑO,  Est.  sobre 
varias   plantas  trop.,  p.   9.) 

Cuba.    MACÍAS,    p.    273. 

2.  Inga  sp?  Leguminosa,  m.  "Ma- 
dera muy  abundante.  El  árbol  es 
recto,  de  tallo  cilindrico  y  que  al- 


canza un  diámetro  hasta  de  un  me- 
tro. Se  utiliza  para  las  construccio- 
nes" (especialmente  de  cayucos  y 
canoas,  y  para  horcones  de  casa). 
Cat.  de  la  Exp.  de  S.  Louis  M.,  904, 
p.  34.)  "Árbol  silvesti-e  que  lleva  es- 
te nombre  porque  su  madera  ama- 
rillosa forma  encuentros,  nudos  o 
remolinos  a  modo  de  caracol:  se 
eleva  a  treinta  pies,  grueso  dos; 
florece  en  primavera  y  su  madera 
es  útil  para  fábricas".  (PICH.,  pp. 
49-50.)  No  da  el  autor  nombre  téc- 
nico alguno;  pero  por  los  caracte- 
res que  señala  del  árbol  y  la  ma- 
dera, parece  ser  el  mismo. 

!'Las  maderas  de  guapaque,  chacté, 
hoja  menuda,  caracolillo,...  pagarán 
los  cortadores  de  ellas  dos  reales  por 
cada  vara  de  longitud.."'  (Decr.  de 
Tab.,  Regí,  para  el  corte  de  maderas 
finas,  Art.  7,  p.  129.) 

¡CARACHO!  Interj.  muy  usada  y 
que  lo  mismo  es  sinónima  de  ca- 
i-amba,  entre  gente  educada,  que 
de  otra  más  común  pero  menos  de- 
cente, entre  la  gente  maleante.  Es 
mexicanismo. 

— "¡Caracho!  pa  la  mujercita  ejta, 
tiene  un  geno  de  los  demoños!  (RODR. 
BELTRAN,  Pajarito,  XXIV,  p.  592.) 
— "¡Caracho!  pa  tí  el  licenciao  ej  ta- 
tadioj  que  todo  lo  puee."  (ID.,  ib.,  p. 
756.) 

CARAMILLO,  m.  "Chisme,  enre- 
do, embuste".  El  CARAMILLO  no 
es  un  simple  chisme,  sino  una  im- 
postura levantada  o  urdida  con  fi- 
nes aviesos:  a  Fulano  le  armaron 
un   CARAMILLO  y  lo  tumbaron. 

'CARÁTULA,  f.  Por  más  que  gra- 
máticos y  lexicógrafos  no  acepten 
de  buen  grado  esta  voz,  ella  forma 
parte  de  nuestro  acervo  literario 
hace  mucho  tiempo,  en  todos  los 
países  indolatinos.  "Esta  acepción 
es  muy  común  en  América",  dice 
CUERVO  (núm.  499),  quien  desde 
su  edición  anterior  justificaba  el 
uso  de  la  voz  en  estas  palabras: 
"Carátula  es  lo  mismo  que  careta 
o  mascarilla,  y  ¿en  cuántos  libros 


GARA 


—  323  — 


CABO 


no  es  la  portada  una  máscarar  con 
que  se  engaña  al  público  prome- 
tiéndole cosas  que  jamás  se  cum- 
plen en  el  cuerpo  de  la  obra?" 
(núm.  492.)  Que  es  de  uso  antiguo, 
lo  prueban,  el  mismo  autor  en  es- 
ta nota  al  párrafo  citado:  "Según 
noticia  que  nos  comunica  nuestro 
buen  amigo  don  Manuel  González 
de  la  Rosa,  usa  ya  la  palabra  en 
el  sentido  de  portada  el  Presb.  An- 
tonio Gamboa  y  Riaño,  en  su  obra 
Astronómica  y  armoniosa  mano,  p. 
37  (Méx.  1757)";  y  G.  Icazbalceta, 
con  dos  citas  de  la  misma  época 
colonial:  "Entonces  arroja  aquel 
Licurgo  su  instrucción  o  autos  en- 
tre los  demás  que  hay  en  la  me- 
sa, y  de  que  tal  vez  no  ha  visto 
en  muchos  meses  más  que  la  ca- 
rátula o  principio".  (Diario  de 
Méx.,  t.  I,  p.  182.)— "Se  perdieron 
«nos  papeles  importantes  que  se 
componen  de  un  cuaderno  sin  ca- 
rátula ni  forro "    (!d.,  p.   398.)" 

ORTÚZAR   (p.  72)  copió  a  Cuervo. 

CARAVANA,  f.  "Reverencia,  cor- 
tesía, por  lo  común  afectada". 
(ICAZB.)  Es  de  uso  antiguo,  se- 
gún estas  citas  del  propio  autor: 

"Preséntase  a  las  puertas  del  estu- 
dio del  letrado  un  litigrante,  y  todo  es 
hacerle  caravanas  y  cortesías  en  sus 
primeros  saludos."  (Diario  de  Méx., 
t.  I,  p.  41.) — "Le  hice  una  gran  ca- 
ravana." (ID.,  t.  ir.  p.  331.) — Agrega- 
remos estas  otras:  "Una  línea  de  jó- 
venes hermosas...  sonreían  a  una  fila 
de  elegantes,  que  con...  sus  carava- 
nas, mo%'imientos  y  miradas  se  esfor- 
zaban en  competir  en  coquetería  con 
sus  bellísimas  compañeras  de  baile." 
(PAYNO,  Fistol,  t.  I,  cap.  II.) — "Se 
adelantó  haciendo  caravanas  y  diri- 
giendo a  la  joven  algunas  excusas." 
(ID.,  ib.,  t.  II,  cap.  VIII.)— "Don  Pe- 
dro le  hizo  mil  caravanas  y  mudos 
cumplimientos."  (ID.,  ib.,  t.  II,  cap. 
XII.) — RAMOS    y    D.,    p.    11.5. 

Hond.  MEMBR..  p.  3.5. — Ríopl.  "Pen- 
diente largo  que  usan  las  mujeres  del 
pueblo."    (BAYO). 

CORRER  LA  CARAVANA,  o  CO- 
RRER    CARAVANAS.     Indistinta- 


( mente  úsase  de  estas  dos  formas 
como  sinónimas  de  adular,  hacer 
cortesías  fingidas  o  carantoñas. 
ICAZB.  anota  la  primera  por  "Dar 
aviso,  por  pura  cortesía,  de  lo  que 
se  ha  ejecutado  o  se  va  a  ejecu- 
tar"; en  nuestro  lenguaje  tiene 
siempre  una  acepción  tomada  en 
mala  parte:  es  una  falsa  cortesía, 
una  atención  fingida,. más  bien  una 
cortesanía  que  tiene  mucho  de  ser- 
vil. BAYO  da  (p.  49)  la  segunda 
frase  en  el  mismo  sentido  que 
anotamos. 

CARAVANERO,  RA.  adj.  Perso- 
na afecta  a  hacer  caravanas,  cor- 
tesías exageradas  y  fingidas.  Más 
usado  que  caravanista, 

CARAVANISTA.  adj.  Caravane- 
ro. "Que  hace  muchas  reverencias, 
aun  fuerpi  de  propósito".  (ICAZB.) 
Menos  usado  que  caravanero. 

"En  los  corredores  y  el  patio  había 
ya  multitud  de  hombres  muy  corte- 
ses y.caravanistas."  (PAYNO,  Fistol, 
t.  I,  cap.  XXVI.) — "Vn  mulato  su- 
mamente político  y  caravanista  se  co- 
inidió  a  ser^-irme."  (ID.,  Veracruz, 
XVI.) — "Ya  se  había  consumado  el 
robo,  pero  el  compañero  caravanista 
hace  un  saludo  para  despedirse." 
(PRIETO,  Memorias,  40-53,  cap.  IV, 
p.  147.) — "Bonachón,  sincero,  natura- 
lote,  risiieño  era  don  iMarcelino  Cas- 
tañeda:... caravanista  y  obsequioso." 
(ID.,    Ib.,   cap.   V,   p.   396.) 

CARCAJ,  m.  "La  funda  de  cue- 
ro en  que  se  lleva  el  rifle  al  arzón 
de  la  silla".  (ICAZB.)  Con  mayor 
extensión  la  aplicamos  también, 
aunque  con  más  impropiedad  tal 
vez,  a  la  canana  o  cartuchera. 

La  ACAD.  la  anota  como  amer., 
pero  es  peculiar  de  México.  No  fi- 
gura en  Vocabularios  del  lengua- 
je provincial  de  otros  países. 

"Quitó  los  botones  de  las  fundas  de 
las  pistolas,  y  el  del  carcaj  en  que 
llevaba  el  Spencer."  (FACUXDO,  Po- 
llos, t.   III.   cap.   X.) 

ESOS  SON  TIROS  DE  MI  CAR- 
CAJ, fr.  que  expresa  que  le  es  a 
uno  conocido  el  ardid  que  se  quie- 


OARC 


—  324  — 


CARE 


ra  intentar;  que  tiene  uno  sobren- 
tendido  lo  que  otro  habla  o  sabe 
la  intención  que  persigue. 

CARCAJEARSE,  pr.  "Reir  a  car- 
cajadas. Verbo  antipático  que  sola- ' 
mente  el  vulgo  usa".  (ICAZB.)  Co- 
mo antipático,  tal  vez  que  lo  sea; 
pero  le  usa  todo  el  mundo,  y  en  el 
lenguaje  familiar  hasta  la  gente 
empingorotada.  Lo  que  solamente 
el  vulgo  usa  es  ejecutar  la  acción  i 
del  verbo:  CARCAJEARSE.  GAGI- 
NI,  por  el  contrario,  abona  por  la 
voz:  "Es  término  expresivo  que  de- 
biera conservai'se".  Además,  y  se- 
gún este  mismo,  "Tal  palabra  es 
corriente  en  muchos  lugares  de 
América,  pero  no  fue  inventada  por 
ningún  hijo  del  Nuevo  Mundo;  : 
consta  en  el  Dice,  de  SALVA  como 
palabra  castellana  anticuada,  y  se ' 
halla  además  en  una  obra  impre- 
sa a  principios  del  siglo  XVII  (Te- 
soro de  las  Lenguas  española,  fran- 
cesa e  italiana,  por  H.  VÍCTOR.)" 

CUERVO  (núm.  329,  nota)  trae  las 
siguientes  citas  que  demuestran  lo 
mismo:  "Carcajada  de  risa.  Gagaloria. 
— Carcajear  assi.  Gagalare."  (CASAS, 
Vocabulario  de  las  dos  lenguas  Cas- 
tellana y  Toscana:  Sevilla,  1570.)  ■ — 
"Carcajear,  dar  carcajadas  de  risa, 
reyr  demasiadamente,  rire  á  gorge 
desployée,  etc.  (OUDIN,  Tesoro  de  las 
dos  lenguas  francesa  y  española:  Pa- 
rís. 1G07.) — ^"Los  que  allí  rien  y  car- 
callean."  (lATXA.  Uazarillo,  cap.  XI: 
París.  1620;  pocas  líneas  antes  carca- 
Hadas  por  '-.arcajadas.)  _ 

CARCELAZO,  m.   Prisión  por  lo 
común  arbitraria  e  injusta;   de  or- , 
diñarlo  d"!  poca  duración.  Aplícase 
especialmente  a  la  que  obedece  a 
causas  políticas;  de  muy  usual  apli- 
cación por  nuestros  gobiernos  y  tal 
vez  también  por  los  de  otros  de  los 
países  hermanos,  aunque  no  halla- 1 
mos  la  palabra  en  el  lenguaje  pro- 1 
vincial    de    éstos.    Lo    que    caracte-  ■ 
riza  al     CARCELAZO    en    nuestra 
lengua  familiar,  es  la  arbitrariedad 
o  el  abuso  de  autoridad,  en  lo  cual  j 

se  diferencia  de  la  caree  leada.       I 


CARCELEADA.  f.  Prisión  de  cor- 
ta duración;  arresto  o  detención 
forzosa,  generalmente  por  vía  de 
corrección. 

Hond.  "Detención  forzada  en  la  cár- 
cel."   (MEMBR.,    p.    36.) 

CÁRCEL  EAR.  a.  Encarcelar,  ge- 
neralmente por  poco  tiempo,  o'  por 
vía  de   detención   correctiva. 

Hond.  MEMBR.,  p.  36. 
CARDENENSE.  adj.  gentilicio 
con  que  se  designa  al  natural  de 
la  Municipalidad  de  Cárdenas  del 
Estado.  Perteneciente  o  relativo  a 
él.  U.  c.  s. 

"Ni  Cunduacán  podría  defenderse 
del  ataque  de  los  cardenenses,  ni  el 
Prefecto  Rufz  sería  capaz  de  hacer 
frente."  (SÁNCHEZ  MARMOL,  Antón, 
p.  134.) — "Así  terminó  el  pequeño  in- 
cidente que  por  un  momento  pareció 
dividir  a  dos  cardenenses  notables  que 
actualmente  honran  con  sus  nombres 
a  nuestro  querido  suelo."  (COFFIN, 
El   Gral.   Gutiérrez,  V.  p.   34.) 

,  CARDUMO.  m.  Cardumen  o  car- 
dume. De  uso  vulgar  y  muy  común. 
La  ACAD.  tuvo  siempre  por  anti- 
cuado cardumen;  mas  en  su  últi- 
ma edición  del  Dice,  reparó  en  que 
es  usual  hoy  lo  mismo  que  antes, 
y  eso  a  fuerza  de  reprimendas,  las 
de  Cuervo,  Granada  y  Rivodó  en 
primer  lugar. 

CAREADO,  m.  "En  la  lid  de  ga- 
llos, el  que  por  contraposición  a 
tapado,  se  presenta  descubierto  y 
a  la  vista  de  los  jugadoies:  es  de- 
cir, que  el  contrario  sabe  de  ante- 
mano con  cual  gallo  va  a  pelear  el 
suyo.  tJsaf^e  como  sustantivo.  Se 
jugarán  dos  CAREADOS".  (ICAZ- 
BALCETA.)— OCAMPO,  p.  149.  Dí- 
cese  también  del  lance  mismo;  de 
la  lid  en  que  se  juegan  gallos  de 
es?,  especie. 

"Llámase  careados  a  los  lances  con- 
certados entre  los  dueños  de  dos  ga- 
llos de  igual  peso."  (G.  CUBAS,  Re- 
cuerdos.   2a.    pte.,    p.    356. > 

CAREAR,  a.  "Probar  los  gallos 
antes  de  echarlos  a  pelear,  tenien- 
do  uno  entre   las   manos  y  dejan- 


CARE 


—  325  — 


CARG 


do  el  otro  en  el  suelo".  Así  defi- 
ne PICÓN  FEBRES  (p.  73.)  y  nos 
parece  la  mejor  definición  que  pue- 
de darse  del  verbo. 

CAREO,  m.  Acción  y  efecto  de 
carear  los  gallos,  poniéndolos  fren- 
te a  frente,  para  estimar  su  cali- 
dad y  píxavocarlos  a  la  pelea. 

"Si  dejaren  de  pelear  dos  gallos,  los 
soltadores  podrán. levantarlos  sólo  por 
un  minuto,  para  darles  careo."  (Art. 
12  de!  Regí,  para  los  palenques  de  ga- 
llos.) 

CARGA,  f.  Como  medida  de  ca-' 
pacidad  para  áridos,  el  Dice,  la  de- 
fine: "Cierta  cantidad  de  granos, 
que  en  unas  partes  es  de  cuatro 
fanegas,  y  en  otras  de  tres".  En  el 
trato  campesino  entiéndese  actual- 
mente el  peso  de  sesenta  libras  de 
cacao,  que  equivale  más  o  menos 
a  la  CARGA  que  define  RÓBELO 
<Dicc.  de  Azt.,  p.  248):  "Conforme 
al  sistema  numeral  de  los  mexica- 
nos, la  base  para  contar  los  cacaos 
era  el  número  20;  así  400  cacaos 
(20  por  20)  formaba  un  tzontli; 
veinte  tzontles  ,o  sea  8,000.  un  xi- 
quipilli,  y  i.res  xiquipillis  una  carga, 
la  cual,  por  consiguiente,  tenía 
24,000  granos".  Como  la  libra  de 
cacao  se  calcula,  en  peso,  igual  al 
zontle  en  número,  esto  es,  com- 
puest?.  por  ochenta  manos  (80  por 
5),  el  producto  numérico  es  el  mis- 
mo (80  por  5  igual  a  20  por  20,  igual 
a  400) ;  de  donde  sesenta  libras 
(60  por  400)  dan  la  equivalencia 
del  sistema  azteca  o  sean  tres  ji- 
quipiles  (3  por  8,000),  igual  en  su- 
ma a  24,000  granos. 

Aplícase  también  a  la  medida  de 
otros  granos,  como  el  maíz,  calcu- 
lándose el  zontle  compuesto  de  cin- 
co CARGAS  aproximadamente,  y 
cada  una  de  ellas  con  un  peso  de 
27  y  medio  kilogramos  (ó  27,600 
K.,  en  el  sistema  métrico).  En  la 
medida  del  maíz  úsase  más  en  Mé- 
xico. 1 


"Todo  cacao  que...  se  extraiga  del 
Estado, . . .  pagará  ocho  reales  por  ca- 
da carga  de  sesenta  libras."  (Art.  3 
del  Decr.  de  21  de  Dic.  de  1850:  — 
Decr.  de  Tb.,  p.  223.) — "La  cuota  de 
ocho  reales  por  cada  carga  de  sesen- 
ta libras, . . .  quedan  reducidos  a  cua- 
tro reales."  (ID.,  p.  3S4:  Art.  único 
del  Decr.  de  18  de  Nov.  de  1951.) — 
"El  cacao  se  vende  en  Tabasco  por 
cargas,  cuyo  peso  es  de  sesenta  libras. 
Para  formar  una  carga  de  este  pe- 
so, se  necesita  un  término  variable  de 
mazorcas,  pues  depende  de  la  canti- 
dad de  éstas. — Sin  embargo,  por  tér- 
mino  medio,    y   tomando   mazorcas   de 

plantíos    de    ocho    a    diez    años se 

necesitan  mil  mazorcas  escogida^,  o 
mil  doscientas. . .  sin  escoger,  para 
formar  una  carga  de  grano  seco.  — 
Conocido  el  número  de  mazorcas  nece- 
sarias para  formar  una  carga  de  ca- 
cao, pasamos  a  tratar  lo  del  costo 
que  saca  una  carga."  (MARTÍNEZ, 
Cult.  del  cacaotero,  p.   57.) 

2.  Ijos  cocheros  llaman  así,  con 
no  muy  justificada  cortesía,  a  la 
gente  que  transportan  en  el  vehícu- 
lo, úsase  más  en  México. 

"A  falta  de  ima  carretela  con  pes- 
cante, como  las  hay  generalmente,  y 
en  virtud  de  venir  sin  carga  este  si- 
món, montamos  en  él.  y  ordenamos  al 
cochero  que  nos  conduzca  a  la  esqui- 
na del  Palacio  Municipal."  (G.  CU- 
BAS,  Recuerdos,  p.   177.) 

CARGADA,  f.  "Acción  y  efecto 
de  cargar".    (ICAZB.) 

2.  adj.  "Se  dice  de  las  hembras 
de  los  animales  que  están  preña- 
das". (ICAZB.) 

"Pues  como  ya  están  cargadas  las 
vacas,  producen  poca  (leche) — les  con- 
testé.— ¿Qué  cosa  es  eso  de  cargadas? 
— Preguntó  la  niña  Elisa. — Preñadas, 
niña,  respondí  —  sencillamente..." 
(Astucia,   t.    ir.   cap.   V,    p.    112.) 

IR  (o  IRLE)  A  LA  CARGADA,  es 
entre  jugadores  apostar  a  la  carta 
en  cuyo  favor  hay  ya  puestas  ma- 
yores cantidades.  Metafóricamente 
se  toma  por  adherirse,  sobre  todo 
en  tiempo  de  revolución,  a  la  causa 
o  al  partido  que  cuenta  con  mayo- 
res probabilidades  de  triimfo. 
(ICAZB.) 

CARGADOR,  m.  "úsase,  sin  ex- 
cepción   ,en   vez   de   mozo   de    cor- 


CARG 


326 


CARG 


del".  (ICAZB.)  En  los  puertos,  los  ] 
CARGADORES  son  los  que  se  ocu- 
pan de  embarcar  la  carga  y  des- ' 
embarcarla,  organizados  por  lo  ge- 
neral en  cuadrillas.  Llámanse  en 
las  poblaciones,  más  comúnmente, 
CARGADORES  de  número,  porque 
trabajan  al  amparo  del  registro  ofi- 
cial del  Municipio,  para  mayor  ga- 
rantía del- público.  El  CARGADOR 
ordinario  es  el  mozo  dC'  cordel. 

"Todo  el  que  pretenda  ejercer  el 
oficio  de  cargador,  deberá  proveerse 
del  número  de  orden  que  le  asigna  la 
Jetatura  Política  y  de  la  Patente  que 
le  expedirá  esta  autoridad."  (Regí,  de 
policía,  p.  9:  Art.  13.) — "Todos  los  car- 
gadores, así  los  que  trabajan  aisla- 
damente como  los  organizados  en 
cuerpos  o  compañías,  tienen  obligación 
de  prestar  el  auxilio  debido  en  los  ca- 
sos de  incendio  o  de  cualquiera  otra 
calamidad  pública."  (ID.,  Art.  14.) — 
"Lo  cual  era  oro  inolido  para  los  car- 
gadores o  mozos  de  cordel."  (SAN- 
CHO POLO,  Cuarto  Poder,  cap.  I.) — 
"Las  andas  en  que  estaba  colocada  la 
imajen  pesaban  tanto  que  apenas  po- 
dían con  ellas  doce  cargadores." 
(DELGADO.  La  Calandria,  VIL)  — 
"L'no  se  ofreció  a  ponerme  el  recibo, 
oli'o  dio  el  papel,  otro  contó  el  dine- 
ro, otro  llamó  al  cargador."  (PAYNO, 
Fistol,  t.  I,  cap.  V.) — "Agrupados  a 
la  reja  están,  un  cargador  con  todo  y 
mecapal:  vma  cocinera  con  todo  y  ca- 
nasta." (FACUNDO.  El  correo,  p. 
98.) — "Fuera  necedad  decir  que  todo 
payo,  cargador  o  cochero,  es  tonto  por 
ser  cochero,  cargador  o  cainpesino." 
(PENSADOR,  QuIJotita,  cap.  XII.)  — 
"Doce  reales  de  un  cajón,  un  peso  pa- 
ra el  cargador  y  otro  para  el  sepultu- 
rero." (ID.,  Periquillo,  cap.  XIII.) 
Ríopl.   BAYO,   p.   49.. 

Nuestra  acepción  es  distinta  de 
las  dos  que  con  relación  a  perso- 
na da  el  Dice;  "Mercader  que  em- 
barca sus  mercancías,  para  comer- 
ciar con  ellas  en  otras  partes. — El 
que  tiene  por  oficio  conducir  car- 
ga de  un  punto  a  otro". 

2.  Especie  de  cojín,  o  protector 
de  piel  gruesa  y  resistente  que 
usan  los  trabajadores  para  cargar 
a  la  espalda  o  al  hombro.  El  CAR- 
GADOR en  forma  de  cojín  se  hace 


comúnmente  de  bagazo  de  caña  o 
de  hoja  seca  de  plantas  suaves,  co- 
mo el  junco,  el  plátano,  la  enea, 
y  se  llama  con  mayor  propiedad  lo- 
miUo. 

3.  Objeto  a  manera  de  vasija  en 
que  se  mide  la  cantidad  de  pólvo- 
ra con  que  debe  cargarse  una  arma 
de  fuego  en  la  cámara.  La  ACAD. 
llama  a  esto  carga  (7a.  acep.),  aun- 
que es  un  poco  distinta:  "Boquilla 
del  frasco  con  que  se  mide  esta 
pólvora  (la  que  se  echa  en  el  ca- 
ñón)." El  CARGADOR  se  hace  en 
el  campo  con  el  extremo  hueco  del 
cuerno  de  res,  con  una  golillita  es- 
pecial en  el  cuello,  para  atarle  ai 
chifle.  La  capacidad  del  CARGA- 
DOR se  calcula  tomando  en  la  bo- 
ca del  cañón  del  arma  una  profun- 
didad igual  a  la  boca. 

Cuba.  "Correa  corta,  pero  reforzada 
con  un  gancho  de  hierro  en  cada  ex- 
tremo en  sentido  inverso,  uno  que 
asegura  en  la  silla,  y  en  otro  engan- 
cha la  argolla  de  la  barra  del  quitrín 
o  volante."    (PICH.,   p.   51.) 

CARGADORA  f  Recipiente  su- 
perior de  los  dos  que  forman  el 
obraje,  en  la  elaboración  del  añil 
o  jiquilite,  muy  explotado  en  Chia- 
pas. 

"El  primer  recipiente  se  llama  pi- 
la cargadora  y  el  segundo  de  batidora; 
el  primero  está  provisto  de  cuatro 
postes  (cepos)  enclavados  fuertemente 
en  el  piso  a  sesenta  centímeti'os  de 
la  pared,  con  altura  de  un  metro." 
(RABASA.    El    Est.    de   Chis.,   p.   106.) 

CARGADURA.  f.  Hinchazón  que 
sufren  las  caballerías  en  la  cruz,  o 
séase  encima  en  la  unión  de  las  pa- 
letillas, por  causa  de  ponérseles 
muy  adelante  la  silla.  Llámase  tam- 
bién y  más  generalmente  cargazón. 
(V.) 

CARGAR,  a.  "Traer,  llevar  consi- 
go; usar,  gastar:  CARGA  pistola, 
anteojos".  (ICAZB.)  El  Sr.  RAMOS 
y  D.  apunta  esta  vaz  como  prov. 
de  Tab.,  olvidando  que  es  "lo  mis- 
mo poco  más  o  menos  en  toda  la 


CARG 


—  327 


CABI 


América  española".  (SALVA,  [ 
CUERVO,  RODR..  SOLAR),  como' 
dice  GRANADA  (p.  146.)  Por  más 
que  Cuervo  la  repruebe:  "Como  de 
revuelo  apuntaremos  ser  una  vul- 
garidad el  empleo  de  cargar  por 
traer,  usar:  para  qué  carga  us,ted 
anteojos",  (núm.  531),  lo  mismo 
que  GAGINI,  diciendo  éste  que  se 
usa  incorrectamente;  lo  cierto  es 
que  casi  ha  desterrado  a  sus  sinó- 
nimos, en  el  habla  familiar.  El  mis- 
mo GRANADA  dice  lo  siguiente, 
muy  interesante:  "Es  acepción  al- 
go cerril:  nació,  sin  duda,  en  el 
campo,  como  lo  publica  su  rústica 
catadura  y  los  objetos  a  que  regu- 
larmente se  aplica,  que  son  aque- 
llos de  que  por  lo  general  va  car- 
gado un  hombre  campesino  o  pai- 
sano, y  sólo  cuando  quiere  uno  em- 
plear el  lenguaje  propio  de  esta 
gente,  puede  tolerarse;  si  no,  cho- 
ca". PICÓN  PEBRES  (p.  74)  hace 
del  verbo  en  cuestión  cierta  críti- 
ca desacertada:  "Llevar  algo  con- 
sigo, tras  de  sí,  bajo  sí.  o  sobre  sí. 
Por  lo  cual  se  carga  una  sonrisa, 
o  un  pesar  muy  hondo,  o  una  bo- 
rrachera formidable,  etc."  No  se 
aplica  entre  nosotros  sino  en  el 
sentido  de  llevar  consigo  en  lo  ma- 
terial una  cosa,  independientemen- 
te de  la  persona,  y  que  constituye 
en  realidad  una  carga;  no  hemos 
podido  advertir  que  se  diga  carga 
una  sonrisa,  un  dolor,  una  alegría; 
refiriéndose  a  afectos  o  a  estados 
del  ánimo.  Es  de  uso  antiguo. 

"Carpan  buenos  arcos  y  flechas." 
(BEAUMOXT.  Crón.  de  la  Prov.  de 
Mich..  pte.  I,  lib.  II,  cap.  Xn.) — "Se 
fue  presentando  un  don  Petate  en  el 
escritorio,  demandando  Quinientos  pe- 
sos en  la  libranza  que  mi  amigo  car- 
gaba en  su  cartera."  (Astucia,  t.  IT, 
cap.  m.) — "Vamos  a  casa  por  mi  re- 
vólver: ;.traes  el  tuyo? — To  siempre 
lo  cargo."  ÍFACUXDO,  Polios,  t,  I. 
cap.  IX.) — "El  General  abrió  la  piier- 
ta  con  una  llave  que  cargaba  siem- 
pre."  (ID.,   Noche  buena,  cap.  XII.) —  , 


"Cargaba  un  calendario  de  santos  en 
la  bolsa."   (ID.,  Gentes,  t.  11,  cap.  I.) 
"Aunque  cargues  arma  corta 
Ya  lo  verás  con  mi  hermano." 

(FIDEL,  Musa  callejera,  Quintillaa, 
p.    143.) 

"Y  más  de  cuatro  ladinos 

Cargan  daga  y  tosen  recio." 

(ID.,  ib.,  Contesta  de  Luisa  y  Tules, 
p.   212.) 

Méx.  RAMOS  y  D.,  p.  115. 

Hond.  MEMBR.,  p.  37. 

C.    Rica.   GAGIXI,   p.   119. 

C.    Amér.    SALAZAR   G.,    p.    63. 

Guat.   BATRES,   p.   116. 

Col.    CUERVO,    núm.    531. 

Venez.  PICóX,  p.  74. 

Maracaibo.  MEDRAXO.  p.  27,  apud. 
IC.VZB. 

Ríopí.   GRAXADA.  p.   146. 

Chile,   RODR.,   p.    92. 

SALVA  y  «OLAR  también  le  tra- 
tan. 

2.  "Refiriéndose  a  los  animales, 
cubrir:  la  vaca  está  CARGADA". 
(MEMBREXO,  p.  36.)  En  esta  acep- 
ción dícese  también  picar  y  enci- 
mar, 

CARGAZÓN,  f.  Hinchazón  de  la 
cruz  ^  que  padecen  las  (^aballerías, 
a  causa  de  cargarse  la  silla  más 
adelante  de  donde  regularmente  de- 
be ponérseles. 

2.  Entre  rancheros,  acción  y  efec- 
to de  cargarse  las  hembras  en  los 
ganados,  o  de  ser  cargadas  por  los 
machos:  la  CARGAZÓN  es  en  la 
época  de  brama. 

La  terminación  o  desinencia  -azón 
en  el  lenguaje  vulgar  tiene  un  sig- 
nificado aumentativo  y  colectivo  a 
la  vez.  como  capazón,  acto  de  ca- 
par varios  o  muchos  machos;  car- 
gazón, acto  de  ser  cargadas  varias 
o  muchas  hembras. 

3.  Tiempo  en  que  se  cargan  las 
hembras  del  ganado. 

CARÍBAL,  m.  Colectivo  que  de- 
signa un  conjunto  de  caribes:  tam- 
bién se  llama  así  al  lugar  en  que 
habitan  los  indios  caribes  en  el  se- 
no de  los  bosques,  o  al  caserío.  Con 
distinta  acentuación,  el  Dice,  da  ca-^ 
ríbaí,  como  sinónimo  de  caníbal. 


CARL 


—  328 


CARN 


Hond.   MEMBR.,   p.    36.  ,  nF'    PATJXTava       v, 

CARLOSANTO.    m.    Cardosanto  CARNAZA,    hacerle    acometer 

RAMOS  y  D.  cuelga  el  saXnito  T'^'T' "^ ''^^°"°' ^'■"^'^^^^^' ^° 
de  tamaño  despropósito  a  Tabasco  S  ''^^^^^  ^  ''''.  ^t^^^'^  ^^^  ^^'^^^^- 
solamente,  cuando  es  error  en  que  I  ser'v?^  n^T?''rAPArtnA^  T?^^''' 
incurren  los  incultos  de  toda  la  Re-  i  !,^       "^,.  ^^    CARNADA,    tal  vez 

mas  castiza  que  aquélla,  según  ex- 
presión de  GAGINI  (p.  120) :  "Echar 
de  carnaza  a  alguno,  será  a  lo  su- 
mo echarlo  de  carnada,  o  más  cas- 
tizamente  echarlo   de  manga". 

CAR  MITA.  f.  Diminutivo  fami- 
liar de  Carmen.  Sólo  por  excep- 
ción decimos     Carmencita.    Confor- 


pública.  Tal  vez  de  toda  la  Amé- 
rica española  y  de  España  misma, 
que  ya  son  algunos! 

CARMELI  i  A.  f.  Hipocorístico  de 
Carmen.  Diminutivo  familiar  muy 
usual. 

Méx.  ICAZB.,  p.  89. — RAMOS  y  D., 
p.    116. 


2.  m.  y  f.  "Color  de  café,  como  el  '  ™^  ^  ^^^  reglas  de  la  Gram.  de  la 
del  hábito  que  usan  los  religiosos  ACAD.,  las  dicciones  graves  termi- 
carmelitas"  (FCAZE.)  Más  propia-  '  ijadas  en  n,  forman  el  diminutivo 
mente  es  atabacado,  más  oscuro  tomando  uno  de  los  tres  incremen- 
que  el  canela  y  más  claro  que  el  '°^  *^'*°'  ^illo  y  cico.  V.  CIRCUI- 
TO. 

CARNE.  CARNE  DE  RES.  Como 
de  perlas  les  viene  a  nuestros  pai- 
sanos las  siguientes  palabras  que 
copiamos  del  Dice,  de  barb.  de  C. 
Rica,  por  GAGINI  (p.  121) :  "La  pa- 
labra res  se  aplica  no  sólo  al  ga- 
nado vacuno,  como  asignan  nues- 
tros compatrírotas,  sino  a  muchos 


café.  RAMOS  y  D.,  p.  116, 

"Los  puros  que  contenía  (la  pure- 
ra) eran  de  un  tabaco  de  color  car- 
melita oscuro."  (PAYNO,  Fistol,  t. 
ir,   cap.   IV.) 

Cuba.  PICH.,  p.  52.— MACÍAS.  p. 
285. 

Bogotá.  CUERVO,  (núm.  511):  ""lo 
que  también  se  dice  en  España",  pro- 
bándolo con  la  sig-uiente  cita:  "Cha- 
queta,  jergrueta   carmelita,  dice   Esté- 


vanez     Calderón,    Escenas     andaluzas,  i  j    '_    j        j        '  \-  '  ' ,      " 

pp.  2,  161.    (Madrid  1847.)  cuadrúpedos  domésticos  y  salvajes, 


Venez.    RIVODÓ,   p.    58. 


eomo  la  oveja,  el  venado,  el  jaba- 


CARNADA.  f.  El  Dice,  da  a  esta  í  lí,  etc.  Es,  pues,  impropio  y  más 
voz  solamente  una  acepción  funda-  !  que  impropio  denominar  carne  de 
mental  y  de  sentido  recto,  úsase  ¡  res  a  la  que  en  otros  países  con 
mucho  también  en  sentido  figurado  I  más  acierto  llaman  carne  de  vaca 
por  servir  de  Instrumento,  cargar  ¡  o  de  buey".  Pero  en  Tabasco  su- 
la  responsabilidad  en  actos  ajenos.  '  cede  no  sólo  esto:  la  contracción 
Asimismo,  como  en  Venezuela,  (RI-  i  llega  al  máximo,  llamando  CARNE 
VODó,  p.  270),  "llaman  así  p-or  ex-  (únicamente  a  la  del  ganado  vacuno, 
tensión,  aunque  el  cebo  no  sea  de  distinguiéndose  las  demás  con  la 
carne,  sino  de  pescado  mismo  u  |  especificación  de  la  res:  carne  de 
otras  sustancias";  y  por  extensión  '  puerco,  de  chivo,  de  borrego,  etc.; 
también  suele  dársele  este  nombre  y  sucede  también  que  éstas  últf- 
a  la  topota  o  topóte  (V),  cierto  mas  se  designan  comúnmente  en 
pescadito  que  es  el  usado  regular-  forma  elíptica,  por  sólo  el  espéci- 
men te   como   CARNADA  para  pes-    fleo :    puerco,   chivo  o  borrego,  en- 


car. 

CARNAZA,  f.  "Corrupción  de  car- 
nada: cebo  hecho  de  carne  para 
pescar".  (ICAZB.)  Da  también  es- 
te autor  la  frase  ECHAR  A  UNO 


tendiéndose  siempre  con  la  palabra 
CARNE  otra  que  es  la  de  res  va- 
cuna. 

CARNEAR,    a.    Comprar,  buscar 
carne   (de  res)  para  el  alimento. 


CARN 


329 


CARRA 


Análogo  significado  tiene  en  la 
Argentina:  "coger  y  matar  gana- 
do, reces,  carne,  en  una  palabra, 
para  comerla".  (MONNER  SANS, 
De  Gramática  y  de  lenguaje,  p.  31.) 

Salva  la  trae  como  amer.,  en  ge- 
neral, por   matar   reses. 

Chile.  "Descuartizar  un  animal." 
(ECHEVERRÍA,  p.  145.) — "Amer.  Ch. 
Matar  y  descuartizar  las  reses. —  flg:. 
Eng-añar,  estafar;  abusar  de  la  buena 
fe  de  uno  en  los  contratos."  (RODRÍ- 
GUEZ, c  p.  ZEROLO,  TORO  e  ISA- 
ZA:    Dice,    enciclop.) 

CARNERAJE,  m.  Conjunto  de 
carneros. 

"Es  común  el  uso  de  la  termina- 
ción -aje  en  significado  colectivo: 
becerraje,  terneraje,  y  aun  anima- 
laje".  (ICAZB.)  Nosotros  tenemos 
vacaje  y  algunos  otros,  además  de 
los  citados. 

CARÓN,  NA.  adj.  aument.  de  ca- 
ra. Dícese  de  la  persona  de  cara 
muy  grande,  o  ancha  y  gorda. 

C.  Rica.  "Aunque  el  adjetivo  no  nos 
parece  malo,  pues  que  hay  otros  for- 
mados por  el  mismo  estilo,  como  ba- 
rrigón, cabezón,  conviene  no  echar  en 
olvido  los  equivalentes  castizos  cari- 
gordo,  carilleno."    (GAGIXI,   p.   121.) 

2.  En  serit.  fig.,  descarado,  cíni- 
co, desvergonzado,  equivalente  a 
cachetón. 

CARTA.  NO  SABER  A  QUÉ 
CARTA  IR,  O  QUEDARSE;  expr. 
que  significa  la  indeterminación  en 
un  negocio,  o  la  duda  para  afiliar- 
se a  un  partido,  o  a  una  idea,  por 
jio  conocerlos  bien  o  por  el  miedo 
de  perder. 

"A  los  más  duchos  en  política  se 
les  ha  enredado  la  regla,  y  no  saben  a 
cual  carta  ir."  (MORALES,  Gallo  Pi- 
tagórico,   p.    105.) 

CARTAPACIO,  m.  "Funda  de  ba- 
dana en  que  los  muchachos  que  van 
a  la  escuela  meten  el  papel,  y  so- 
bre la  cual  escriben  la  plana". 
Nosotros  trocamos  los  papeles,  y 
llamamos  CARTAPACIO  a  lo  que 
el  Dice,  llama  carpeta  (2a.  acep.), 
"Cartera   grande   o   cartapacio   que 


se  tiene  encima  de  la  mesaj^  para 
escribir  sobre  él  y  guardar  pape- 
les". 

Méx.  "Carta  muy  abultada." 
(ICAZB.)— RAMOS   y  D.,    116. 

"Rodríguez  se  detuvo  todavía  a 
arreglar  de  nuevo  los  papeles  en  el 
cartapacio."  (AZUELA,  Los  Caciques, 
p.  17.) — 'Oyó  pasos  que  se  acerca- 
ban; dejó  el  periódico  sobre  el  carta- 
pacio." (RODR.  BELTRAN,  Pajarito, 
XIX,    p.    455.) 

CARTA  PARTICULAR,  "Aquella 
en  que  sólo  se  tratan  asuntos  pri- 
vados o  de  familia,  que  se  supone 
ha  de  ser  vista  únicamente  por  la 
persona  a  quien  va  dirigida.  Se  le 
da  especialmente  este  nombre  cuan- 
do se  endereza  a  persona  con  quien 
se  tiene  negocios  de  comercio,  los 
cuales  se  tratan  en  oti'a  carta,  lla- 
mada por  algunos  ostensible". 
(ICAZB.) 

CARTILLA.  ENSEÑAR,  APREN- 
DER LA  CARTILLA  se  dice  en 
sent.  traslaticio,  por  enseñar,  apren- 
der el  alfabeto,  las  primeras  letras. 

"Este  bondadosamente  y  aunque  no 
era  fuerte  en  achaques  de  primeras 
letras,  empezó  a  enseñarle  la  cartilla 
y  a  poner  su  nombre."  (COFFIX,  El 
General    Gutiérrez,   TV,   p.    28.) 

CARRANCLAN.  m.  Ha  dádose  en 
la  actual  contienda  civil  este  nom- 
bre despectivo  en  la  República  a 
los  carrancistas;  o  partidarios  del 
Presidente  don  Venustiano  Carran- 
za, para  distinguirlos  de  los  demás 
bandos  constitucionalistas. 

— "Evidentemente,  señor:  la  ban- 
dera de  los  carranclanes  tiene  este 
lema..."  (AZUELA,  Las  Moscas,  p. 
16.) — A  estas  horas  mi  sastrería  de- 
be ser  chiquero  de  carranclanes."  (ID., 
Ib.,  p.  85.) — "¡Con  cien  como  tú  no  de- 
jaba  vivo  a  un  carranclán."  (ID.,  ib., 
p.    91.) 

2.  Tenemos  entendido  que  en  días 
no  muy  lejanos  este  nombre  se 
aplicaba  en  México  a  cierta  clase 
de  tela,  usada  por  las  mujeres  (y 
que  estuvo  muy  de  moda).  No  te- 

I  nemos  noticia  de  que  se  usara  en 

I  Tabasco. 


GARRA 


—  330  — 


GARRE 


"Estaba  con  una  soga  a  la  garganta  i 
las  horas  de  oficina,  siendo  festejosí- 
sima  mi  reunión  a  los  capenses,  mis 
coplas  y  mis  relaciones  de  compromi- 
so en  la  frente  y  tuniquillos  de  carran- 
clán,  así  como  mis  ensueños  con  las 
de  peinetas.'."  (PRIETO,  Memorias, 
28-40,  cap.  II,  p.  136.) — "Las  demás,  i 
por  regla  general,  vestían  carranclán 
o  muselina."  (ID.,  ib.,  p.  148.) — "Aque- 
llo fue  un  horror:  la  indina,  el  ca- 
rranclán, la  musolina,  la  seda  misma 
sucumbieron  a  la  moda  y  era  el  ideal 
lo  esférico,  el  mundo,  no  sé  qué  de 
bombástico  y  estupendo."  (ID.,  ib., 
cap.  IV,  p.  289.) — "Entre  las  demás, 
formaban  caprichoso  mosaico  los  túni- 
cos de  muselina  y  carranclán."  (ID., 
ib.,   cap.    V,   p.    373.) 

CARRASCALOSO,  SA.  adj.  Pi- 
cajoso, quisquilloso.  Es  de  uso  vul- 
gar. Parece  voz  onomatopéyica,  que 
trae  aparejada  la  idea  de  aspere- 
za, rudeza,  acritud,  en  sentido  figu- 
rado. 

CARRASPANTE,  adj.  Áspero, 
acre.  Dice  CI^ERVO  (núm.  900)  que 
es  voz  castellana;  pero  no  figura 
en  el  Diccionario.  La  traen  SALVA, 
el  Dice,  de  la  Soc.  Lit.  y  TERRE- 
ROS, con  igual  acepción. 

CARRASPEAR,  n.  La  ACADEMIA  i 
dio  entrada  entrada  en  el  Dicciona- 
rio a  carraspera,  "cierta  aspereza 
en  la  garganta  que  impide  tragar 
libremente  la  saliva  y  enronquece 
la  voz".  Pues  "aclararse  la  gargan- 
ta, por  ejemplo,  después  de  echar- 
se un  largo  trago  de  aguardiente", 
— como  dice  PICÓN  FEBRES  (p. 
75).—  es  CARRASPEAR.  Se  usa 
en  España;  el  mismo  autor  dice 
que  en  El  gusano  de  luz  de  Salva- 
dor Rueda  halla  esta  expresión: 
"Luego  (Roque)  carraspeó  con  la 
garganta  no  sé  qué  ecos  de  mori- ! 
bundo".  La  gente  vulgar  dice  ga- 
rraspera y  garraspear. 

"Pasó  (don  Prudencio)  la  mirada  ^ 
inquietante  por  la  turba  desordenada, 
carraspeó,  afirmó  los  espejuelos  en  el 
caballete  de  sus  largas  narices  que 
tenían  por  aditamento  una  berruga  i 
con  pelos,  y  exclamó..."  (RODR. 
BERTRÁN,  Pajarito,  cap.  VI.,  p.  84.) —  ' 


"A  eso  de  las  doce  del  día  oyó  el 
carraspear  de  Chencho  que  se  aproxi- 
maba." (ID.,  ib.,  XXIV,  p.  595.)— "En 
la  penumbra  reinante  se  destacaban 
bultos,  aquí  y  allá,  de  personas  ador- 
mitadas que  bostezaban  y  carraspea- 
ban sin  hablar  palabra."  (ID.,  Ib., 
XXV,    p.    636.) 

CARRASPIENTO,  TA.  adj.  Que 
tiene  carraspera.  Vulgarmente  se 
dice  garraspiento. 

"Encorvado  y  trémulo  sobre  un  le- 
ño a  guisa  de  bordón,  salió  señor  Pa- 
blo de  una  mísera  casuca,  y  de  cara  al 
tramonto,  con  una  mano  en  la  fren- 
te para  percil)ir  mejor,  comenzó  a  gri- 
tar, carrasplento  y  sonsonetudo." 
(AZI'ELA,  Mala  Yerba,  cap.  I,  p.  3.) 

CARRASPOSO,  SA.  adj.  Áspero 
al  paladar  o  a  la  garganta;  como 
un  licor  muy  fuerte  o  ciertas  fru- 
tas, el  marañón,  por  ejemplo:  as- 
tringente. No  "áspero  al  tacto",  co- 
mo significa  para  los  surianos  de 
la  América  española,  según  CUER- 
VO (núm.  900;  PICÓN,  p.  76.)  És- 
te agrega  que  el  "CARRASPOSO 
lada  tiei^e  de  acre",  a  diferencia 
del  carraspante. 

Ecuad.   TORO   G.,    Dice.    Lar. 

CARRERA  A  LA  CARRERA,  O 
A  LAS  CARRERAS  decimos  siem- 
pre por  "De  carrera,  con  celeridad 
y  presteza.  Pig.  Sin  reflexión",  co- 
mo manda  el  Diccionario  de  la  Len- 
gua. 

CARRETA,  f.  Así  llamamos  co- 
mún y  familiarmente  al  carrete  del 
Diccionario:  "Cilindro  taladrado, 
generalmente  de  madera,  con  bor- 
des en  .=iu.s  bases,  que  sirve  para 
devanar  y  mantener  arrollados  en 
él  hilos  de  lino,  cáñamo,  seda,  oro, 
plata,  etc  "  ;.Y  el  de  algodón?  De- 
cimos una  carreta  de  hilei-a,  o  una 
carretilla,  si  e.<í  de  las  pequeñas, 
en  vez  de  carrete;  con  lo  cual  se 
comete  una  doble  falta:  llamar  CA- 
RRETA J>1  carrete,  e  hilera  al  hilo. 
Pero  es  de  uso  muy  común,  aun- 
que esto  no  lo  Justifica,  antes  bien 
constituye  el  abuso.  Lo  mismo  pa- 
sa por  Venezuela,    respecto    a    la 


CAERE 


—  331  — 


CASA 


voz  quG  nos  ocupa.  PICÓN  FEBRES 
dice:  "En  nuestra  cordillera  andi- 
na vale  como  carrete,  en  la  prime- 
acepción  de  la  Academia  Española." 
(p.  76).  Nos  dice  también  que  "En 
Caracas  se  usa  carretel  y  en  San- 
tiago de  Chile,  carretilla". 

CARRETEO,  m.  Acción  y  efecto 
de  carretear;  la  conducción  o  trans- 
porte de  objetos  en  carreta  o  ca- 
rro. "Trasporte  de  géneros",  dice 
ORTÚZAR  (p.  73.)  Lo  trae  el  Dice, 
de  la  Soc.  Lit.  en  esta  acepción;  lo 
mismo  SALVA. 

CARRETILLA,  f.  La  de  hilo,  a  la 
cual  se  dice  más  común,  pero  no 
menos  impropiamente,  CARRETI- 
LLA de  hilera. 

CARRETILLA  DE  MANO.  Ca- 
rretilla;   primera  acep. 

Ríopl.   GRANADA,  p.   148. 

2.  CARRETILLA  llámase  tam- 
bién a  la  garrucha  simple  del  Dice, 
polea  pequeña;  la  que  se  usa  para 
las  cortinas,  por  ejemplo. 

CARRICOCHE,  m.  Pajarillo  ce- 
nizo de  patas  cortas  que  vive  en 
parejas. 

El  nombre  es  onomatopéyico,  por 
el  canto  del  avecilla,  en  el  cual 
creen  las  gentes  del  campo  oír  la 
palabra  carricoche,  emitida  con  re- 
petición precipitada. 

CARRILLERA,  f.  Cartuchera,  ca- 
nana. Nos  parece  impropia,  super- 
abundante e  innecesaria  esta  de- 
nominación, toda  vez  que  no  esca- 
sean sus  equivalentes  castizas.  •  Es 
barbarismo. 

CARRITO,  m.  Así  se  llama  co- 
múnmente al  tranvía,  úsase  más  en 
plural:  LOS  CARRITOS. 

"L.a.s   empresas   de    tranvías 
Prestan   allí  gran  servicio. 

Y  hay  innumerables  coches 
Que  van  en  todos  sentidos. 

Pero  llevan  otro  nombre 
Completamente  distinto. 

Y  en  vez  de  tranvías,   les  llaman 
Modestamente    carritos." 

(SOMOAXO,    Modismos,   p.    41.) 


¡CARRIZO!  m.  Interj.  que  se 
emplea  en  los  mismos  casos  que 
caramba. 

C.    Rica.   GAGIXI.  p.   122. 
Venez.   PICÓN,   p.   76. 

i      CARRUSEL.    (Del  ing.  carousel) 

j  m.  Caballitos,  o  caballitos  volantes, 

como  les  llaman  en  otras  partes. 

Ríopl.  "De  este  juego  y  nombre 
iErringo  fearrousel  o  como  se  escriba) 
han  hecho  en  Sucre  título  de  rame- 
ra, aludiendo  a  que  estas  mujeres  son 
como  caballitos  volantes,  que  de  to- 
dos se  dejan  montar."   (BAYO,  p.  50.) 

CASA.  f.  CASA  DE  ASIGNA- 
CIÓN, O  DE  CITA.  Así  llamamos  a 
lo  que  la  ACADEMIA  llama  Casa 
de  camas  y  Casa  de  trato.  Es  uso 
común  a  toda  la  República.  Nues- 
tro Regí,  de  Sanidad  en  la  Munici- 
palidad del  Centro  de  Tab.  estable- 
ce algunas  diferencias  entre  Casa 
de  asignación  y  Casa  de  cita,  di- 
ferencias que  en  México  no  exis- 
ten. 

"Se  reputan  casas  de  asignación 
aquellas  que,  sin  servir  de  habitación 
a  las  mujeres  públicas,  son  frecuenta- 
das por  ella.s  para  entregarse  a  actos 
de  prostitución."  (Regí,  de  Sanidad, 
Art.  3S.) — "Es  casa  de  citas,  para  los 
efectos  de  este  Reglamento,  aquella 
que  no  sea  habitada  por  más  meretriz 
que  la  que  haya  obtenido  la  licencia 
para  establecerla  y  en  donde  concu- 
ri-an  mujeres  con  el  objeto  de  entre- 
garse a  actos  de  li\-iandad,  con  im 
hombre   determinado."    (ID.,    Art.    48.) 

Méx.  RAMOS  y  D.,  p.  117. 

En  España,  en  el  propio  Madrid, 
se  llama  también  casa  de  cita,  o 
de  paso,  según  lo  dicen  QUIRÓZ  v 
LLANAS  AGUIL.ÍNIEGO  en  sil 
obra  La  mala  vida  en  Madrid  (p. 
135):  "Las  llamadas  casas  de  cita 
o  de  paso,  creación  ésta  aún  más 
adelantada  y  provechosa  para  la  de- 
fensa de  la  prostituta." 
I  CASA  DE  CUNA.  Inclusa;  casa 
destinada  a  la  lactancia  y  crianza 
de  los  niños  expósitos.  También  se 
llama  Casa  de  maternidad.  Es  usual 
en  México.  En  Cuba  (PICH.,  p.  79; 


GASA 


—  332 


CASO 


MACÍAS,  p.  406)  se  llama  Casa  cu- 
na. 

CASA  DEL  TABACO.  En  el  cul- 
tivo de  esta  planta,  casa  en  que 
después  del  corte,  se  secan  las  ho- 
jas a  la  sombra,  para  enmanojarlas 
a  continuación  de  algunas  operacio- 
nes concernientes  al  laboreo,  que 
allí   mismo   se   practican.   Llámase 

también  secadera  y  secadero. 

"Casa  del  tabaco  o  secadera. — AlU 
se  aislan  o  separan  los  palos  de  ensar- 
ta, a  que  se  vayan  secando,  luego  se 
ventilan  más,  y  cuando  ya  está  se- 
co, se  escoge  y  se  hacen  los  manojos." 
(GIL  y  SAENZ,  El  Caporal,  p.  79.) — 
"Se  da  el  nombre  de  casa  de  tabaco 
al  edificio  destinado  al  secado  y  bene- 
ficio de  la  hoja;  se  construyen  de 
grandes  dimensiones  y  se  dividen  por 
tabiques  longitudinales,  destinando 
siempre  los  laterales  para  secaderos 
con  sus  respectivos  útiles."  (KRAUSE, 
Cult.   del  tabaco,  p.   121.) 

Cuba.  "Casa  de  tabaco. — Casa  rústi- 
ca en  las  vegas,  con  dos  corrientes  y 
en  cada  costado  una  p'ierta,  regular- 
mente de  yag-cias,  mucho  más  larga 
que  anclia,  con  barrederas  o  anda- 
mios  para  aumentar  o  disminuir  a 
discreción  la  corriente  del  aire,  col- 
gando las  hojas  de  tabaco  o  man- 
cuernas en  los  cujes  a  fin  de  que  se 
sequen  y  no  se  pudran.  En  ella  se 
practican  las  operaciones  de  prensar- 
le y  madurarle,  escogerle,  enterciarle, 
embetunarle,  cabecearle,  manojarle  y 
enterciarle."    (PICH.,   p.   54.) 

CASA  GRANDE,  o  PRINCIPAL 
(LA).  En  las  haciendas  de  campo 
o  ranchos,  llama  así  la  servidum- 
bre a  la  casa  en  que  habita  el  pro- 
pietario o  dueño  de  la  hacienda: 
EL  AMO.  Las  habitaciones  de  los 
sirvientes  llevan  el  nombre  de 
cuartos  (V.)  Es  de  uso  nacional,  co- 
mo mexicanismo. 

"En  esos  días  se  presentó  en  la 
casa  grande  y  1«  dijo  al  amo  poco 
más  o  menos  lo  siguiente."  (COFFIN, 
El  Gral.  Gutiérrez,  cap.  IV,  p.  23.) — 
"La  casa  grande,  nombre  dado  por  los 
sirvientes  a  la  habitación  del  propie- 
tario, se  halla  situada  por  lo  común  a 
la  orilla  de  algún  río  caudaloso,  te- 
niendo por  asiento  una  loma  de  suave 
declive."  (CORREA,  Res.  Ec.  de  Tab., 
cap.  XV,  p.   83.) — "La  tarde  de  aquel 


sábado  fue  último  día  de  rodeo,  por 
esta  circunstancia  estaban  solos  en  la 
tienda  de  la  casa  grande  Tío  Goyo,- 
Tío  Chepe  y  Tío  Bonifacio."  (RODR. 
BELTRAN,  Cuentos  costeños,  cap.  VI, 
Abigeo,  p.  130.) —  "Los  guías  abrían 
una  vereda,  chapeando  las  ramas  has- 
ta la  altura  de  la  cabeza,  y  les  segui- 
mos a  caballo  hasta  el  pie  de  la  casa 
grande."  (Dice.  Univr.  de  Hist.  y 
Geogr.,  t.  X;  Art.  ZAYI  (Ruinas  de), 
p.  1110.) — "Sólo  había  un  claro  en  to- 
da aquella  áspera  floresta,  y  ese  era 
el  que  habíamos  hecho  para  despejar 
la  casa  grande."  (Ibid.,  p.  1111.)  — 
"Entonces  haliló  claro  señora  Cleta. 
Dio  los  nombres  de  las  casas  grandes 
donde  había  servido."  (AZUELA,  Los 
Caciques,  cap.  VIII,  p.  21.) — "Conta- 
ban, con  este  motivo,  que  la  criada  de 
una  casa  grande,  cambiaba  por  menu- 
do el  peso,  mermándole  medio  real." 
(PRIETO,   Memorias,  28-40;  V.  p.  311.) 

En  España  se  dice  casa  grande  a  la 
casa  principal  de  un  pueblo.  Valbuena, 
por  cierto,  critica  a  la  Academia  por- 
que omite  esa  acepción.  (Fe  de  erra- 
tas,  t.    II,   p.   53.) 

CASAMIENTO.  CASAMIENTO 
Y  MORTAJA  DEL  CIELO  BAJAN, 
refr.  que  expresa  que  el  casamien- 
to es  cosa  que  no  se  hace  premedi- 
tadamente, sino  a  veces  por  obra  de 
la  casualidad. 

"Han  de  saber  que  tengo  muchas 
novias  a  cual  más  donosas;  pero  hay 
aquello  de  que  casamiento  y  mortaja 
del  cielo  baja  (sic.)"  (MERINO,  Ce- 
lestina, X,  p.   100.) 

CASCARERO.  m. 

Méx.  "Conjunto  de  cascaras."  OC AM- 
PO,  p.   150.) 

2.  El  lugar  mismo  en  que  arrojan 
las    cascaras;    como    basurero. 

CASCARILLA,  f.  Nombre  de  la 
planta  más  comúnmente  conocida 
por  copalchí.    (V.) 

2.  Met.,  persona  coscarrabias, 
irascible,  violenta. 

CASCARRIA,  f.  "Chirla  o  piltra- 
fa que  forma  el  pelo  de  algunos 
animales,  unido  en  pelotones  por  el 
lado  o  cualquiera  otra  Inmundicia." 
(OCAMPO,  p.  150.) 

2.  Astilla  o  fragmento  que  salta 
de  la  piedra  al  ser  golpeada. 

Ríopl.  "Cascárrea.  f.  Excremento  del 
ganado  ovejuno."  (GRANADA, -p.  149.) 


CASO 


—  333  — 


CASO 


CASCARRIENTO,  TA.  adj.  Ca- 
rraspiento. 

Méx.  "L.O  que  tiene  cascarrias." 
(OCAMPO,    p.    150.) 

'Salió  a  recibirlo  (a  don  Pedro)  un 
teniente  de  lanceros  de  negro  y  eri- 
zado bigote  y  cascarrienta  voz."  (PAY- 
NO,    Fistol,   t.   I,   cap.   XLII,   p.   753.) 

CASCO,  m. 

Méx.  "En  las  fincas  de  campo  se  da 
este  nombre  al  conjunto  de  los  edifi- 
cios y  terrenos  contiguos  a  ellos." 
(ICAZB.) 

Llámase  también  plan  del  sitio, 
generalmente  encerrado  en  forma 
de  potrero,  como  también  se  desig- 
na. 

•'Casi  no  contaba  Lorenzo  más  que 


"Tienda  pequeña  en  que  se  ven- 
den al  menudeo  ciertos  artículos: 
CASILLA  de  carnes»  de  pulque, 
etc."  Entendemos  que  esta  última 
acepción  ha  caído  o  va  cayendo  en 
desuso.  No  la  hemos  oído  en  parte 
alguna. 

En  Cuba  (PICH.,  p.  55)  es  una 
trampa"  para  coger  pájaros^  que  lla- 
man también  caravana. 

CASILLERO,  m.  "Mueble  con 
varios  senos  o  divisiones,  que  sir- 
ve para  tener  en  él,  con  la  conve- 
niente separación,  papeles,  cartas, 
billetes  de  teatro  o  de  ferrocarril, 


con  los  cascos  de  los  ranchos,  incluso    etc."  Nosotros  llamamos  CASILLE- 


el  suyo."   (Astucia,  t.  II,  cap.  ATI  bis.) 

"CASCO   DE   CASA   O   DE   LUGAR. 

es  el   recinto  en  que   se  contiene,    sin 


RO  a  cada  uno  de  los  senos  o  divi- 
siones, tomando  la  parte  por  el  to- 


los agregados  o  accesorios."  (Dice,  de    do.    Muy   común   en   el     comercio: 

CASILLERO  del  arroz,  del  frijol, 
etc.,    en    las    tiendas    de    menudeo. 

CASMOYA,  f.  Planta  llamada 
también  contí.  (V.) 

.CASO.   ¡MIREN  QUE  CASO! 

Méx.  "Elxclamación  de  sorpresa  del 
que  sufre  un  desengaño,  o  se  queda 
abobado."     (ICAZB..    p.    91.) 

"¡Vamos    a    que    le    doy    medio    de 


Aut.) 

Hond.  Caja  en  general,  según  MEM- 
BPvE5?0.  a  juzgar  por  el  ejemplo: 
casco  de  cajeta. 

Casco  de  naranja  se  dice  en  Anda- 
lucía, lo  mismo  que  en  Chile  y  en 
Colombia."   (TORO  G..   Amer.,  p.   150.) 

2.  En  Ir.s  labores  de  montería  se 
llama  así  a  la  última  jTinta  de  bue- 
yes, que  junto  con  la  primera,  lla- 


mada swia,  V  las  demás,  fonnan  el    f.^la.    a    que    si   desbaratan   ese   j^ca- 
'  •  Ion  que   le  llaman  en   San  Juan   Bau- 

tista teatro,  a  que  no  construyen  otro. 


tiro    de    arrastre. 

— "Jala  la  guía. — Este  es  el  nombre 
que  dan  a  la  yunta  que  va  primero  en 
el  tiro,  así  como  el  de  casco  a  la  úl- 
tima." (ZEXTELLA,  Perico,  cap.  XIII. 
p.  76.) — "El  tiro  de  bueyes  dio  vuelta 


y  la  Capital  se  queda  sin  ninguno, 
diciendo  miren  qué  caso,  y  así  en  las 
demás  cosas."  (GIL  y  SAEXZ.  El 
Caporal,  p.  91.) — "Como  no  han  en- 
tendido  nada,   se  han   quedado  con  la 


sobre    sí    mismo,    hasta    que    el    casco    jx>ca   abierta,   diciendo:    ¡MIRA      QUÉ 


quedó  a  conveniente  distancia  para 
poder  enganchar  la  parte  de  cadena 
que  le  correspondía."   (ID.,   ib.,  p.  77.) 

CASILLA,   f. 

Méx.  "Portal  o  zaguán  donde  se  po- 
nen las  mesas  para  recibir  las  boletas 


caso:"  (PENSADOR,  Periquillo,  pte. 
2a.:  sap.  XV.  p.  244.) — "Se  quedó  el 
pobre  gallo  diciendo:  ¡miren  QUÉ  CA- 
SO!" (MORALES.  Gallo  Pitagórico,  p. 
434.) — "Nos  hemos  quedado  con  los 
brazos     abiertos,     diciendo:      ¡MIREX 


de  los  votantes  en  las  elecciones  pri-    QUÉ   CASOI"    (ID.,    ib.,   p.   573.) 


marias.  ■    (ICAZB.) 

Ni  e)  zaguán  ni  el  portal  consti- 


SER     UN     CASO      FEO,     expr. 
que  se  dice  de  un  caso  de  difícil 


tuyen  precisamente  la     CASILLA,    resolución,   de  un   conflicto,  de  un 
smo    la    corporación   o   agrupación 
políticí,  de  carácter  transitorio,  en- 
cargad-i  de  recoger  la  votación  de 


los  ciudadanos  en  los  días  de  elec- 


apuro. 

"Antaño     era     muy    usual  entre 
nuestros  poetas"  esta  expresión,  se- 


ción  poDular.  y  que  suele  instalar-    pun  Rodríguez  Marín,  en  la  Nota  I 
se  en  tales  lugares.  <P-  2o3)   a  las   Poesías  de   Baltazar 

En   México  tiene     además     otra  ¡del  Alcázar;  pero  en  el  sentido  dis- 
acepción   que  da  el  mismo  autor: '  tinto  de  ser  CASO  FEO  una    cosa. 


CASP 


334  — 


CAST 


por  mal  hecha,  reprobable.  ¿Ha 
evolucionado  la  frase,  aun  conser- 
vándose en  la  tradicción  oral? 

En  ambos  sentidos  la  omite  la 
Academia. 

CASPEJO.  m.  Peyorativa  de  cas- 
pa: capa  gruesa  y  de  aspecto  des- 
agradable que  se  forma  al  ganado, 
por  efecto  de  la  vejez  o  de  flaque- 
dad. 

CASQUILLO.  m.  Así  llamamos  al 
cilindro  metálico  del  cartucho  que 
contiene  la  pólvora  y  la  bala,  en  las 
armas  de  fuego  de  un  solo  tiro. 

Nos  parece  que  cabe  muy  bien 
esta  acepción  de  la  voz  entre  las 
que  le  da  el  Diccionario.  Se  dife- 
rencia muy  bien  el  casquillo  del 
cartucho  porque  aquél  es  nada  más 
la  bala,  en  tanto  que  el  cartucho 
una  especie  de  casco  en  que  encaja 
envuelve  la  carga,  pólvora  y  muni- 
ciones, que  le  rellenan. 

OCAMPO  (p.  151).  La  da  como 
sinónima  de  capuchón,  sin  explica- 
ciones. En  Costa  Rica  (GAGINI,  p. 
124)  es  sinónimo  de  herradura, 
acepción  que  el  autor  no  ve  con 
malos  ojos,  desde  luego  que  dice: 
"No  nos  atrevemos  redondamente 
a  rechazar  el  provincialismo,  que 
en  suma  no  es  otra  cosa  que  ima 
metáfora  bien  formada."  Aplican 
ese  nombre  también  a  los  cañon- 
citos  en  que  se  coloca  la  pluma  de 
escribir  en  el  portaplumas.  Esta 
acepción  es  asimismo  propia  de  por 
acá. 

Hond.  Forro  de  sombrero  y  sustan- 
cia extraída  de  la  planta  llamada  la- 
nilla: son  las  dos  acepciones  que  da 
Membrero    (p.    37),    ambas  muy  raras. 

CASTAS,  f.  pl.  Tomamos  de  Gar- 
cía Icazbalceta  lo  siguiente  muy  im- 
portante para  el  conocimiento  de 
todo  hijo  de  la  América  española. 
"En  tiempos  pasados  se  daba  el 
nombre  genérico  de  CASTAS  a  las 
varias  mezclas  de  las  tres  razas, 
blanca,  india  y  negra,  y  se  distin- 


guían con  denominaciones  particu- 
lares. La  clasificación  era  bastante 
complicada,  y  aun  no  alcanzaba 
para  la  multitud  de  combinaciones 
que  resultaban  de  la  mezcla  de  los 
elementos  primitivos,  de  éstos  con 
las  mezclas,  y  de  éstas  entre  sí.  En 
el  Museo  Nacional  existe  una  pin- 
tura antigua  donde  en  cuadretes  es- 
tán representadas  las  cabezas  tí- 
picas de  las  mezclas,  y  al  pie  tie- 
ne la  explicación  que  copio  en  se- 
guida: 

Español  con   India. — Mestizo. 
Mestizo  con  Española. — Castizo. 
Castizo  con  Española. — Español. 
Español  con  Negra. — Muíalo. 
Mulato    con    Española. — Morisco. 
Morisco  con  Española. — Chino. 
Saltatrás  con  Mulata. — Lobo. 
Lobo  con  China. — Jíbaro. 
Jíbaro    con   Mulata. — Albarazado. 
Albarazado  con  Negra. — Cambujo. 
Cambujo   con   India. — Zambaigo. 
Zambaigo  con  Loba. — Calpamulato. 
Calpamulato    con    Cambujo. — Tente- 
nelaire. 
Tentenelaire      con     Mulata. — Noten- 
tiendo. 
Notentiendo  con  India. — Tornatrás. 

"He  aquí  otra  clasificación  tomada 
de  las  inscripciones  de  unos  cuadretes 
semejantes  que  existen  en  Michoacán: 

"Modo  de  cómo  se  deben  entender  las 
generaciones  de  este  reino  de  las  In- 
dias: 

1.  Generación  de  español  y  de  In- 
dia,  produce  mestizo. 

2.  De  español  y  de  mestiza  produ- 
ce Castizo. 

3.  De  español  y  de  castiza  produ- 
ce español. 

4.  De  español  y  de  negra  produce 
mulato. 

5.  De  español  y  de  mulata  produce 
morisco. 

6.  De  español  y  de  morisca  produce 
albino. 

7.  De  español  y  de  albina  produce 
tornatrás. 

8.  De  español  y  de  tornatrás  produ- 
ce tentenelaire. 

9.  De  indio  y  de  negra  produce 
cambujo. 

10.  De  chino  cambujo,  y  de  india 
produce  lobo. 

11.  De  lobo  y  de  india  produce  al- 
barazado. 


CAST 


335 


CAST 


12.  De  albarazado  y  de  mestiza,  pro- 
duce Vjarmocino. 

13.  De  indio  y  de  barmocino  produ- 
ce zambaigo. 

14.  De  mestizo  y  castiza  produce 
chamizo. 

15.  De  mestizo  y  de  india  produce 
coyote. 

16.  De  dicha  y  de  indios  gentiles 
(sic). 

'"Fuera  de  esas,  corren  o  corrían 
otras  denominaciones,  como  mulato 
con  española,  cuarterón,  en  vez  de 
morisco,    etc. 

"Por  mi  desgracia,  entre  tanto  hijo 
de  su  madre  como  estaba  encerrado 
en  aquel  sótano,  no  había  otro  blan- 
co más  que  yo,  pues  todos  eran  in- 
dios, negros,  lobos,  mulatos  y  castas". 
(PENSADOR,  Periquillo,  t.  H,  cap.  7. 
p.    109). 

"Hoy  se  dice  guerra  de  castas  a  la 
que  hacen,  o  se  teme  que  hagan,  los 
indios  contra  los  que  no  pertenecen  a 
su  raza." 

GASTAR  RICA.  f.  Mojarra  abun- 
dante en  nuestros  arroyos  y  lagu- 
nas, más  que  en  ios  ríos.  Es  cor- 
ta y  gruesa,  de  cabeza  ancha  y  es- 
camas doradas  relucientes;  boca 
muy  pequeña.  Pertenece  a  la  fami- 
lia de  los  Escuamodermos,  según 
•  noticia  que  hallamos  en  la  Reseña 
de  Tab.  (p.  22),  por  D.  José  N.  Ro- 
virosa. 

2.  Planta  de  la  familia  de  las  Ru- 
biácieas  que  se  cría  en  arbustos; 
produce  la  madera  del  mismo  nom- 
bre, sumamente  fuerte  y  en  varitas 
muy  rectas  y  nudosas  que  se  em- 
plean como  caña  de  pescar,  en  la 
vida  campesina;  para  hacer  esta- 
quTtas  y  otros  utensilios  de  uso  co- 
mún eñ  los  ranchos. 

"Este  (Perico)  tomó  la  talla  que 
consistía  en  un  trozo  de  castarrica 
como  de  seis  centímetros  de  diámetro, 
y  cuarenta  de  largo,  hundido  hasta  la 
mitad  en  dirección  de  las  fibras,  y  en 
cuya  hendidura,  introdujo  la  tira  de 
cuero  después  de  haberla  untado  de 
sebo".  (ZENTELLA,  Perico,  XIII,  p. 
73).  , 

CASTIGAR,  a. 

Méx.  "Apretar  un  tornillo,  una  cuer- 
da."   (ICAZB.,   p.    92.) 


2.  En  el  comercio  tiene  el  sig- 
nificado de  rebajar  o  disminuir  el 
precio  a  una  mercancía,  por  des- 
mejoramiento u  otra  circunstancia. 
La  operación  se  hace  por  lo  común 
en  balance,  cargando  a  la  partida 
de  "perdidas  y  ganancias,"  aquella 
rebaja,  o  aumentando  el  precio  a 
otras  mercancías  de  más  fácil  y 
probable  realización. 

CASTILLA,  f.  ^'Son  tantas  las  co- 
sas que  se  han  llamado,  y  que  se 
llaman  quizá  todavía  de  Castilla, 
que  Hemos  creíío  conveniente  re- 
gistrarlas bajo  este  epígrafe  gene- 
ral. Como  por  muchos  siglos  Eu- 
ropa estuvo  cerrada  para  nuestro 
comercio,  Castilla,  es  decir  España, 
era  para  nosotros  el  punto  de  pro- 
cedencia de  toda  especie  europea 
de  importación;  y  así  se  decía  pi- 
mienta de  Castilla,  bayeta  de  Cas- 
tilla, ciruela  de  Castilla,  vinagre  de 
Castilla,  conejo  de  Castilla,  pluma 
de  Castilla,  paloma  de  Castilla." 
(ARONA,   p.    101.) 

"Usábase  aquí  como  en  el  Perú, 
y  por  igual  razón,  calificar  de  Cas- 
tilla muchas  cosas  de  procedencia 
extranjera,  para  distinguirlas  de  las 
nacionales;  nunca  oí  decir  pluma, 
conejo  ni  paloma  de  Castilla;  en 
cambio  los  artesanos  solían  llamar 
así  a  las  herramientas  extranjeras: 
un  formón  de  Castilla.  Todavía  se 
conserva  ese  uso  en  calabacitas,  ro- 
sa, jabón  y  vinagre  de  Castilla." 
(ICAZB..  p.  92). 

Con  motivo  de  la  actividad  del 
comercio  actual,  la  importación  eu- 
ropea tan  varia,  y  la  de  E.  U.  del 
N..  han  acabado  con  aquella  deno- 
minación. Es  lo  cierto  que,  como 
dice  Gagini  en  su  Dice,  de  barb.  y 
prov.  de  Costa  Rica  (p.  125),  "el 
complemento  de  Castilla,  agregado 
a  Tos  artículos  comerciales,  no  sig- 
nifica que  éstos  provienen  real- 
mente  de  aquella  tierra,  sino  que 


CAST 


—  336  — 


CAST 


es  como  a  modo  de  título  nobiliario 
e   indicio   de  buena  calidad,"   pues 
aun  distinguiendo  entre  sí  artículos 
de     producción  nacional,  como  los 
jabones,  se  usa  el  especifico,  sola- 
mente para  señalar  el  mejor,  el  más 
fino.  Es  natural  que  a  medida  que 
se  aTeja  la  época  colonial,  que  Es- 
paña ha  perdido  influencia  en  el  co-  j 
mercio   mundial   y  la  industria   se  i 
acrecienta  en  tan  alto  grado  en  to- 1 
dos  los  países  de  la  tierra,  aquella  ' 
denominación  va  desapareciendo  en 
la  vida  de  los  pueblos  hispanoame- 
ricanos. I 
Era  costumbre  también  designar 
los  productos  indígenas  o  de  nues- 
tro    suelo,     con     título     del     país» 
y   especialmente    en    Tabasco,    con 
los  calificativos    criollo,  hoy  casi  res- 
tringido al  uso  de  la  gente  del  cam-  | 
po,  y  de  la  tierra:   pato  oriol  lo,  ca- 
ña criolla,  pimienta  de  la  tierra  (pi- 
mienta de  Tabasco)  o  del  país,  así 
como  para  distinguir  al  animal  do- 
méstico del  montaraz  o  selvático,  y 
las    plantas   de    cultivo   de   las    sil- 
vestres,  se  usa  del   adjetivo  cima- 
rrón  (V.),  en  el  segundo  caso. 

"También   so  usan   los  cocos  que   se 
llaman  de  Castilla".  (MERINO.   Celes- 
tina,  p.    SO). — "Este  ha   sido   un   lance 
por   causa   de    la    Juana,    esa    mozuela 
de  mirar  atrevido  y  labios  de  rosa  de 
Castllln".    (ID.    ib.,    p.    99). 
Hond.   :MEMBREÑ0,   p.   37. 
Gu.-'t.    R.VTRES.    p.    171. 
Rtopl.    BAYO,    p.    .51. 

2.  La  gente  vulgar  o  muy  inida,  y 
más  bien  los  indígenas,  llaman  así 
al  castellano,  por  contraposición  a 
los  idiomas  autóctonos  o  dialectos 
de  las  Américas,  que  les  dicen  len- 
guas, genéricamente,  como  se  dice 
indio  al  indígena:  Fulano  no  habla 
CASTILLA,  sino  lengua.  Al  que  ha- 
bla castilla  se  le  llama  ladino.  (V.) 

Ríopl.  "La  castilla,  dicen  los  pue- 
bleros por  el  idioma  castellano".  (BA- 
YO, p.   51). 

CASTILLO,  m.  La  Academia  lla- 
ma a  este  aparato  o  juguete  de  pi- 


rotecnia, muy  común  en  nuestras 
diversiones  públicas  y  en  los  feste- 
jos cívicos  de  pueblo,  árbol  de  fue- 
go, o  castillo  de  fuego,  pero  no  sim- 
plemente castillo.  Es  mexicanismo. 

Méx "Se  presentan  casos  en  aue 

los  castillos  no  se  inflaman...."  (RO- 
DRÍGUEZ BELTRAN,  Perfiles  del  te- 
rruño, p.  236). — "Al  través  del  humo 
que  despedían  los  hachones  de  los  ven- 
dedores, distinguíanse  de  lejos,  como 
sombras  fantásticas,  los  castillos  que 
se  levantaban  erguidos  en  el  cruce- 
ro de  dos  calles".  (GARCÍA  BUBAS, 
Mis  recuerdos,  p.  288). — "íios  chicos 
sueñan  con  los  castillos".  (FACUNDO, 
Chucho,  t.  I,  cap.  II,  p.  42). — "Salen 
a  gozar  de  nuevo  del  animado  espec- 
táculo de  las  luces  que  terminan  con 
los  castillos  y  con  nuevos  repiques". 
(ID.,  ib.  cap.  III,  p.  55.) — ICAZB.,  p. 
93 

C.     Amér.     SALAZAR    GARCÍA,    p. 
65. 

CASTRA,  f.  Operación  por  me- 
dio de  la  cual  se  extraen  las  resi- 
nas, el  jugo,  sabia  o  leche  .(látex) 
de  ciertos  vegetales,  como  el  hu- 
le, el  chicozapote  que  produce  el 
chicle  o  cicte,  la  trementina,  etc. 
Tiempo  en  el  cual  se  verifica  esta 
,  operación. 

i      CASTRADERO.  m.  Lugar    donde 
'  abundan    los    árboles    a    propósito 
para  ser  castrados,  de  hule,  chico- 
zapote,  etc.,  y  propicio  para  ello. 

CASTRADOR,  m.  Hombre  que 
tiene  por  ocupación  castrar  árboles 
resinosos  o  cuya  savia  se  utiliza  en 
la"  industria,  especialmente  el  hu- 
le. Llámase  por  esto  también  hule- 
ro. (V.) 

CASTRAR,  a.  Además  de  las 
acepciones  del  Diccionario  tiene 
aquí  la  muy  regional  de  extraer  la 
savia  o  resina  de  ciertos  vegetales, 
como  hule  y  otros,  por  medio  de 
incisiones  practicadas  en  la  cor- 
teza. No  nos  parece  muy  fuera 
de  razón  esta  aplicación  extensiva 
j  del  verbo,  si  se  atiende  a  que  cas- 
trar una  colmena  es  extraerle  los 
panales,  que  es  operación  análoga. 


CATA 


337  — 


CATA 


CATA.  f.  Diminutivo  familiar  y 
cariñoso  de  Catalina  y  Catarina.  Dí- 
ceselas   también    Satana   y   Catita. 

Méx.  G.  ICAZB.,  p.  94,  voz  Catarina. 
]M1X.,  excavación  para  descubrir  el 
criadero   metalífero. 

CATALÁN,  m. 

Méx.  "Agxiardiente  catalán."  (ICAZ- 
BALCETA,    p.    93.) 

"Echó  un  trago  de  catalán,  y  co- 
menzó a  barajar."   (PAYXO,   Fistol,  t. 

I,  cap.  XLIII.) — "Solares  destapó  el 
catalán  con  un  tirabuzón  de  bolsa." 
(FACL'XDO,  Gabriel,  t.  I,  cap.  XVII.) 
— "Solares  dio  otras  dos  copitas  de 
catalán    a    sus    amigos."    (ID.,    ib.,    t. 

II,  cap.  I.) — "Xo  escasearon,  antes 
de  sentarse  a  la  mesa,  las  copitas  de 
catalán  con  anisete."  (DELGADO,  La 
Calandria,   XVI,) 

No  es  simplemente  "alcohol",  co- 
mo expresa  Ramos  y  D.,  sino  es- 
pecífico de  ima  clase  determinada. 
Tampoco  es  cierto  que  en  el  D.  F. 
digan  siempre  catalán  pod  alcohol. 

CATANA,  f.  V.  CATA. 

Méx.  IC.\ZB.,  p.  94,  art.  CATARI- 
XA.  Trae  además  la  acepción  de  es- 
pecie de  alfanje  que  usan  los  indios, 
que  en  el  Japón  llaman  CATANA;  de- 
finida por  el  Dice,  de  Aut.  y  por  Te- 
rreros.  Desconocida  aquí. 

Cuba.  PICHARDO,  p.  56.  Dicen  tam- 
bién Catuja,  "por  Catalina".  —  fam. 
"Cosa  pesada,   tosca,  deforme." 

CATAPLASMA,  eom.  fig.  fam. 
Persona  pesada,  torpe,  inepta,  en 
sumo  grado;  demasiado  lenta;  zon- 
zo, necio.  Semejante  en  su  signifi- 
cado a  lo  que  entienden  por  dundo 
en  Centro  América.  Baboso,  en  Mé- 
xico. 

ALEMANY  consigna  la  voz  en  su 
Diccionario  con  la  acepción  de 
persona  muy  molesta.  Es  distinta 
del  todo  la  acepción  tabasqueña. 

BORAO  (Dice,  de  voces  aragone- 
sas) da  cataplasmero  por  zalamero, 
hazañero. 

¡CATAPLÚN!  interj.  de  carácter 
onomatopéyico,  semejante  a  ¡Paf! 
que  da  el  Dice,  con  la  cual  se  ex- 
presa el  ruido  que  hacen  una  per- 
sona al  caer,  una  cosa  que  se  arro- 


ja, especialmente  al  agua.  Suele  es- 
cribirse con  m  ñnal. 

"! Cataplum!  ¿qué  es  eso  D.  Cara- 
lampio,  qué  le  pasa  a  D.  Caralampio, 
que  me  traigan  el  agua  florida,  que  le 
ha  dado  un  parasismo."  (GIL  y  SAEXZ, 
El  Caporal,  p.  83.)  "Apenas  se  había 
plantado  el  padre  en  el  confesonario, 
;  CATAPLUM!  allá  va  Mercedes." 
(FACUXDO,  Chucho...,  t.  H,  cap. 
IX,  p.  16S.) — "...Lo  tomó  por  la  cin- 
tura y:  ¡cataplum!...  hasta  la  calle 
esto  es  una  cosa  muy  sencilla."  (ID., 
Las  Jamonas,  t.  I,  cap.  XV,  p.  209.) 

Hond.  "Caída."  (MEMBREÑO,  p. 
37.) 

Es  de  uso  en  España,  según  se 
ve  del  siguiente  pasaje  que  cita 
Toro  Gisbert,  en  su  obra  Apunt. 
lexicogr.,  p.  230:  "Y  ¡Cataplum! 
desde  una  altura  de  lo  menos  cua- 
renta metros  el  cangrejo  se  cayó 
al  suelo."  (PÍO  BAROJA,  La  Bus- 
ca, p.  178).  CUERVO  (párr.  932)  ci- 
ta además,  a  BOTANA,  en  La  gente 
de  mi  tierra,  I,  p.  32,  y  refiere  a 
MARSH,  Lectures  on  the  english 
language,  II. 

CATARINA,  f.  Nombre  propio  de 
mujer. 

Icazbalceta,  que  da  la  voz,  agre- 
ga: "Cuervo  párr.  685)  condena  el 
uso  de  CATARINA  por  Catalina, 
que  salifica  de  forma  neta  castella- 
na. Por  el  contrario,  Macías  (p. 
300)  dice:  "Catalina  es  una  corrup- 
tela española.  En  México  y  en  la 
América  del  Sur  pronuncian  CATA- 
RINA las  personas  cultas,  porque 
leen  Catharine  en  las  obras  fran- 
cesas; Catharina-e  o  Catharine,  en 
las  inglesas.  Katharine  en  las  ale- 
manas, Catarina  en  las  italianas, 
Catharina  en  las  portuguesas;  sólo 
ven  escrito  Catalina  en  las  españo- 
las. PivDcede  del  ablat.  sing.  del  lat. 
mod.  Catharina,  ae,  voz  originaría 
de  la  gr.  katharós,  e,  ón,  puro,  ní- 
tidp,  irreprochable."  Hassey,  en  sus 
Raíces  griegas  (p.  17),  dice:  "Ca- 
tarina.... la  mujer  pura,  siempre 
limpia."  Dejando  el  punto  a  la  de- 

22 


CATA 


338  — 


CATE 


cisión  del  lector,  me  limitaré  a  de 
cir  que  llaman  (ignoro  con  qué  fun- 
damento) Santa  Catalina  a  la-  de 
Sena  y  de  Ricci,  y  Santa  Catarina 
a  la  mártir.  Hay  iglesia  de  Santa 
Catalina  de  Sena  y  parroquia  de 
Santa  Catarina  mártir." 

"Cata,  Catita,  y  Catana,  son  di- 
minutivos de  este  nombre:  el  últi- 
mo poco  usado." 

"A  la  rueda  Catalina  llamamos 
siempre  Catarina,  como  sustantivo." 

Nosotros  tenemos  Catalina  y  Ca- 
tarina, Catalino  y  Catarino,  como 
nombres  propios.  Cata,  Catita;  Ca- 
to, Catito  y  Catano,  como  diminu- 
tivos familiares.  1 

GAGINI  (p.  125)  sostiene  que  Ca- ! 
talina   es  la  forma   española,   "por 
más  que  en  varios  lugares  de  Amé- 
rica se  esfuercen  en  trocar  la  I  por 
r." 

CATAZUMBA.  f.  En  estilo  festi- 
vo y  lenguaje  familiar  se  dice  por 
gran  número,  muchedumbre,  multi- 
tud de  cosas  o  de  gentes,  especial- 
mente si  van  desordenadas  y  en 
confusión. 

CATEADOR,  m. 

Nléx.   -'Que  catea  casas."    (ICAZB.) 

Bogotá.  CUERVO,  núm.  947,  dale  la 
acepción  mexicana  del  que  busca  una 
mina. 

CATEAR,  a.  For.  Según  el  Diccio- 
nario este  verbo  es  anticuado,  en 
la  acepción  de  "Buscar,  descubrir," 
única  que  da.  Como  dice  ICAZB. 
(p.  94),  "no  está  anticuado  entre 
nosotros  ni  tiene  la  significación 
de  descubrir,  sino  la  de  "aljanar  y 
registrar  la  policía  una  casa  en 
busca  de  conspiradores  o  papeles," 
cosa  que  antes  se  ejecutaba  con 
deplorable  frecuencia.  Era  el  pan 
de  cada  día  oír  decir  al  levantarse : 
anoche  CATEARON  la  casa  de  fu- 
lano. En  este  sentido  la  trae  Sal- 
va como  prov.  de  Méj.  Ortúzar  la 
tiene  por  prov.  de  Amér.   (p.  71.)" 

En  lenguaje  forense  no  es  "alla- 


nar o  registrar"  exclusivamente  lo 
que  expresa  el  verbo,  ni  el  fin  que 
se  persigue  es  el  de  "buscar  cons- 
piradores o  papeles",  ni  es  la  poli- 
cía la  única  que  ejecuta  el  acto. 
CATEAR  es  también  inspeccionar 
o  visitar  la  autoridad  judicial,  u 
otras  por  orden  de  ella,  el  domici- 
lio de  una  persona,  o  registrar  los 
papeles  de  ésta,  con  el  fin  de  des- 
cubrir datos,  vestigios  o  cualquier 
otro  elemento,  necesarios  para  la 
investigación  de  algún  delito  o 
que  constituye  cuerpo  de  éste.  No 
es,  pues,  más  que  una  aplicación 
extensiva  de  la  voz  castiza.  CUER- 
VO (núm.  947)  y  RIVODÓ  (p.  177) 
tratan  del  verbo,  el  primero  en  la 
acepción  mexicana;  el  segundo,  co- 
mo cosa  distinta  de  catar,  que  da 
el  Diccionario,  pero  sin  que  sepa- 
mos en  qué  forma  lo  entiende. 

"Llegaron  varios  hombres  armados, 
diciendo  que  querían  luz,  porque  iban 
a  catear  la  casa,  para  recoger  las  ar- 
mas y  parque  que  debía  tener  allí  su 
papá."  (COFFIN,  Gral.  Gutiérrez, 
XIII,   p.    94.) 

Méx.  OCAMPO,  p.  151.  RAMOS  y  D., 
p.   118. 

CATEDRAL,  f. 

Nléx.  "Es  común  en  México  supri- 
mir el  artículo  cuando  se  habla  de  la 
catedral:  voy  a  CATEDRAL;  dan  las 
doce  en  CATEDRAL."  (ICAZB.,  p. 
94;   art.   CATEDRAL). 

"Es  capaz  de  cargar,  no  sólo  pa- 
peles de  música,  sino  la  torre  de  ca- 
tedral". (MORALES,  Gallo,  p.  310.) — 
"Efectivamente,  contestó  Castaños,  mi 
reloj  está  con  el  de  catedral."  (FA- 
CUNDO, Gentes,  t.  III,  cap.  1). 
"Vienen  dos  padres 
de  catedral". 

(FIDEL,   Poes.  fest.,  p.  115.) 

CATEO,  m.  For,  Acción  o  efec- 
to de  catear:  inspeccionar  y  regis- 
trar la  autoridad  el  domicilio  de 
una  persona  o  los  papeles  de  ésta. 
Actuación  judicial  en  que  en  autos 
se  consigna  la  diligencia.  El  cap. 
II  del  tít.  II,  del  lib.  III  de  nuestro 
Código  de  Procedimientos  Penales 
de  Tabasco,  trata:   "De  las  visitas 


CATR 


—  339  — 


CATR 


domiciliarias  y  de  los  CÁTEOS"  (p. 
90),  aunque  no  establece  claramen- 
te la  diferencia  entre  una  cosa  y  la  ' 
otra.  i 

'"Sin  explicar  nada  empezaron  a  ha-  \ 
cer   un   minucioso   cateo   en   todas   las 
casas  de  la  finca,   como  si  buscaran  a 
alguno.    Terminado   aquel   cateo,      uno  ; 
de  los  recién   llegados     ordenó  a     las  i 
atribuladas   mujeres   que   sacaran      de 
las  casas  lo  que  pudieran,  pues  inme- 
diatamente iban  a  incendiarlas  por  or-  i 
den    del    gobierno."    (COFFIX,       Gral. 
Gutiérrez,  Xyil,  p.  123). 

Méx.    ICAZB.,    p.    94. — OCAMPO,    p. 
151. 

Hond.   MEMBR.,   p.   37:   en  la  acep.  ' 
mex. 

CATRE.  CATRE  DE  VIENTO. 
Así  llamamos  sin  excepción  al  que 
la  ACAD.  define  por  catre  de  ti- 
jera. Ignoramos  de  donde  proven- ' 
ga  tan  original  manera  de  designar 
este  mueble,  si  de  que  haga  viento 
por  virtud  de  cerrarse  a  modo  de 
fuelle,  o  de  su  ligereza  y  poco  pe- 
so. De  todos  modos  es  ingeniosa  la 
metáfora. 

CATREDAL.  f.   "Forma    anticua- 
da o  metátesis  de  Catedral,  que  el ' 
%'ulgo  retiene   todavía  y  es   ya  un 
barbarismo".   (ICAZB.,  p.  94).  Pero 
tan  reprobable,  que  no  cabe  ya  en- 
tre los   provincialismos   de  ningún 
pueblo  que  hable  castellano;  estan- 
do relegado  solamente     para  quie- 
nes son  tan  incultos  que  no  cono- 
cen ni   la  o  por  lo  redondo.  Es  ra- 
ro, entre  nuestro     pueblo,     mucho 
más  que  en  los  habitantes  del  in- ' 
terior  (México.  Guanajuato,     parte 
de  Jalisco,  etc.)    y  el  Distrito  Fe- 
deral, entre  quienes  son  formas  co- 
rrientes redotar  por  derrotar;  mun- 
cho  por  mucho  y  mil  disparates  más 
tan  groseros  como  éstos,  que  jamás 
se  oj'en  en  el  habla  provincial  de  ' 
Tabasco.   De  toda  suerte,  haremos  ' 
formas    distintas   e   ideológicas   en , 
el  español ;  pero  le  profanamos  me- 1 
nos,   mucho   menos   que      nuestros ' 
conciudadanos  de  otros  Estados. 

Méx.  R.rV3IOS  y  DUARTE,   p.   118.      I 


Bogotá.    CUERVO,   páxr.   793. 
Ecuador.   CEVALLOS,   p.    47,     apud- 
Icazbalceta, 

Guat.    BATRES,   p.   169. 

CATR  ERO,  RA.  adj.  Relativo  al 
catre  o  correspondiente  a  este  mue- 
ble: formado  al  estilo  de  camero 
que  da  el  Diccionario. 

"ídem  (colchas)  catreras."  (Colec- 
ción   de   Decretos   de  Tabasco,   p.   61.) 

Méx.   OCAMPO,   p.    152. 

CATRÍN,  NA.  m.  y  f.  "Petimetre, 
lechugino,  elegante.  Esta  palabra 
se  va  anticuando,  y  sólo  se  conser- 
va entre  al  gente  del  pueblo,  como 
apodo  injurioso  j"  despectivo,  que 
aplica  a  la  que  no  usa  el  traje  de 
ella,  motejándola  de  ociosa  e  inser- 
vible, cuando  no  de  mal  entreteni- 
da. Y  aun  para  esto  usan  más  de 
la  palabra  roto."  (ICAZB.  p.  95).  Es 
así:  peripuesto,  elegante,  pulcro  en 
el  vestido,  significa  de  ordinario; 
sólo  por  excepción  úsale  el  pueblo 
en  forma  despectiva,  para  lo  cual 
se  sirve  siempre  de  roto.  No  se  an- 
ticúa la  voz  todavía.  El  Pensador 
Mexicano  escribió  una  novela  titu- 
lada Don  Catrín  de  la  Fachenda,  en 
que,  como  es  natural,  abundan  los 
usos  y  empleos  de  la  palabra. 

"Xo  hay  catrín....  que  no  tenga  su 
Clori  o  su  Filis".  (MORALES,  Gallo 
p.  5). — "Prométame  Ud.  que  escucha- 
rá lo  que  yo  le  diga,  que  se  dejará  de 
andar  con  catrines,  y  yo  lo  compondré 
todo."  (PAYXO,  Fistol,  t.  I,  cap.  EX). 
— "Yo  no  soy  ese  catrín  que  tanto  le 
fascina."  (Astucia,  t.  I,  cap.  EX). — 
"¡Ya  se  la  llevan  a  la  sacristana;  que 
se  va  la  sacristana,  se  la  roban  los 
catrines."      (FACETXDO,      Pollos,   t.    I. 

'■ap.    IX). — "Xo    así    Gabriel todo 

ie    está Si    un   día    se    vistiera    de 

catrín,  ya  verías..."  (DEL,GADO.  La 
Calandria,  X.  p.  89.) — "En  tanto  Ga- 
Ijriel.  de  pie  en  la  puerta,  enamora- 
do como  nunca  y  loco  de  celos,  mi- 
raba al  catrín  rendido  ante  la  huér- 
fana, y  a  ésa  sonriente  v  feliz."  (ID., 
ib.,  ^X^1l.  p.  162.) — "Pero  el  maldito 
acólito  decía  y  repetía  que  el  catrín 
abrazó  a  la  huérfana."  (ID.,  Ib.,  XXI. 
p.  192.) — "Cuando  se  viste  de  catrina 
y  que  se  va  por  ai,  al  tiatro  o  a  cenar 
con  los  rotos  esos  del  ciú,  la  ves  más 
alta  ¡palabra!,  como  si  creciera  un  je- 


CATE 


340  — 


CEBA 


me   de   los   míos."    (GAMBOA,    Santa, 
V,    p.   154). — "De   todos   modos  el   Pa- 
rían   era'  el    emporio    del    buen    tono, 
el  sueño  dorado  de  las  famosas  enton- 
ces cotorronas,  y  el  bello  ideal  de  las 
currutacas  o  catrinas,   que  así  se  11a-- 
maba    a    las    polluelas    de    la    época." 
(PRIETO,   Memorias,  28-40;   cap.   I,  p; 
35.) — "Mil    polvaredas    blancas    se    al- 
zaban   en    las    cercanías    del    correde- 
ro; grupos  de  montados  que  llegaban, 
catrincillos    de       San       Francisquito." 
(AZUELA.    Mala    Yerba,   XV,    p.    113). 
"Si   quisiereis   prosperar, 
Catrincitos  en  la  vida. 
Sacudid  a  los  de  abajo 
Y  adulad  a  los  de  arriba." 

(G.   CUBAS,   Recuerdos,  p.   171.) 

"Mira  esa  criada  de  no  malos  bigo- 
tes que  se  acerca  con  su  falda  de  cas- 
tor floreado  y  el  rebozo  terciado  al 
hombro  con  cierta  gracia,  caracteres 
todos  que  corresponden  al  género  gar- 
banzo que  más  de  un  catrín  quisiera 
ver  en  su  olla."    (ID.,   ib.,  p.   226.) 

Méx.  RAMOS  y  D.,  p.  118.  OCAM- 
PO,  p.  152.  —  C.  Amér.,  SALAZAR 
GARCÍA,  p.  65. — Hond.  MEMBREÑO, 
p.  38:  dice  que  es  término  del  francés. 

2.  Úsase  también  como  adjetivo, 
en  sentido  traslaticio,  expresando 
la  cualidad  de  elegancia  y  pulcri- 
tud en  el  vestir. 

CATRINERÍA,  f. 

Méx.    "Calidad   de   catrín, 
junto  de  ellos."   (ICAZB.,  p 

CAYUCO,  m.  Por  fin,  después  de  \ 
trece   ediciones  ^del   Dice,   durante 
largo  de  un  siglo,  vino  a  saber  la 
Acad.  que  el  cayuco  es  embarcación  \ 
usual  de  toda  la  América  hispana  i 
y  no  solamente  de  Venez.,  com-o  lo 
venía  diciendo  hasta  antes   de   la ; 
edición  actual  (14a.),  con  tan  vitu- 1 
perable  ignorancia.    ¡  Aun  sigue  ig- 1 
norando   los   nombres   de   muchísi- 
mas cosas  del  Nuevo  Mundo;  pero  i 
es  de  esperarse  que  así  vaya  recti-  j 
ficando  errores,  siquiera  cada     si- ! 
glo!  I 

CAZADOR  DE  CONEJOS.  En  elj 
juego  del  monte  llaman  así  los  ju-  ¡ 
gadores  al  que  espía  la  puerta  pa-  \ 
ra  jugar. 

"Otros,  como  los  cazadores  de  cone- 
jos     sólo    ponían    de    su   parte,    el  i 

atrevimiento,    atisbando la   baraja 

para  jugar  sólo  en  el  caso  en  que  sus 


y  el  con- 
95.) 


ojos  de  lince  pudieran  descubrir  Ja 
puerta."  (GARCÍA  CUBAS,  Recuer- 
dos,    p.    354.) 

CAZÓN,  m, 

Méx.  "Según  el  Diccionai-io,  es  el 
pez  de  que  se  saca  la  lija.  Terre- 
ros añade  que  es  también  el  tibu- 
rón pequeño.  Respecto  a  Cuba,  con- 
firma esto  Pichardo  (p.  83),  y  lo 
mismo  en  Veracruz."  (ICAZBAL- 
CETA,  p.  95).  No  se  conoce  en  Ta- 
basco  otro  pez  que  el  tiburón  pe- 
queño con  el  nombre  dé  CAZÓN. 

CEBA.  f.  Jamás  otro  que  no  sea 
un  erudito  dejará  de  llamar  así  a 
la  "Porción  de  materia  explosiva 
que  se  coloca  en  determinados  pun- 
tos de  las  armas  de  fuego. . . .  para 
producir,  al  inflamarse,  la  explosión 
de  la  carga",  y  a  la  cual  el  Diccio- 
nario llama  CEBO,  en  acep.  fig. 

Icazbalceta  dice  (p.  95)  que  es 
"la  pólvora  que  se  pone  en  la  ca- 
zoleta de  las  armas  de  fuego  lla- 
madas de  chispa."  No  se  pone  en  la 
cazoleta,  sino  en  la  chimenea;  y  no 
en  las  armas  de  chispa,  que  ya  no 
se  usan,  sino  en  las  de  pistón. 

Es  constante  este  uso  en  toda  la 
América  española,  según  lo  confir- 
man los  diccionaristas  Cuervo(párrs 
217,  650),  Membreño  (p.  38),  Rivo- 
dó  (p.  239),  Gagini  (p.  127),  Sala- 
zar  García  (p.  65)  y  Picón  Pebres 
(p.  79).  El  último  hace  la  rectifica- 
ción de  que  "éstas  (las  armas)  no 
pueden  ser  sino  de  las  antiguas  ya 
arrumbadas,  que  se  llamaron  de 
piedra  y  cazoleta."  Aun  hoy  se  lla- 
ma así  en  las  escopetas  de  carga 
por  la  boca  y  que  llevan  cápsula  pa- 
ra producir  el  disparo,  a  la  porción 
de  pólvora  de  la  chimenea  que  co- 
munica el  fuego. 

CEBADILLA,  f.  Dos  clases  de  es- 
ta planta  describe  el  Dice:  una  es- 
pecie de  cebada  y  la  otra  del  géne- 
ro del  váratro,  cuyo  polvo  se  usa 
como  estornutatorio  y  para  matar 
insectos,  que  tal  vez  sea  el  vera- 


CEIB                 -  341  -  CEBA 

trum  frigidum,  CH.  et  SEHL.,  que  tiene   también    el    significado    que 

describe  el   Dr.   Urbina  en  el   Cat.  como  mexicanismo  le  asigna  Icaz- 

de  plantas   Mexicanas,  p.  357.  Nin-  balceta  (p.  95),  "Añadir  cualquiera 

gima  de  éstas  se  usa,  actualmente  materia  a  otra  semejante,  para  ob- 

por  lo  menos,  en  Tabasco.  Allá  se  tener  el  objeto  que  se  desea", 

conoce  por  CEBADILLA  un  polvo  En  Cuba  (PICHARDO,  p.  57)   es 

de  tabaco  fuerte  que  se  usa  como  sinónimo  de  nuestro  repastar   (V), 

insecticida  para  matar  el  gusano  a  y  en  Sur  América   (BAYO,  p.   52; 

los  ganados.  Sin  duda  por  esta  pro-  GRANADA,  p.  350,  y  p.  276,  art.  Ma- 

piedad,  análoga  a  la  de  la  planta,  te)    tiene   la     acepción     privincial 

se   la   ha   dado   el   mismo   nombre,  muy  común  de  alimentar  la  bebida 

Hoy  Se  usa  mucho  ya  también  el  del   mate,   poniéndole  yerba,  en  la 

matagusanos    o    ungüento  cresílico,  frase  cebar  mate, 

de  invención  e  importación  amerl-  CEBRUNO,   NA.    adj.  "La  Acad. 

canas.  '  registra   cebruno   y   cerbuno;    pero 

El  vaquero  lleva  siempre  consigo,  tratándose  del  caballo  o  yegua  que 
atado  a  las  bolinas  de  la  silla,  el  tiene  la  piel  de  color  semejante  a 
chifle  de  cuerno  en  que  carga  la  la  del  ciervo,  debe  ser  cervuno,  y 
CEBADILLA,  para  curar  gusaneras,  no  cebruno,  que  es  derivado  de  ce- 
principalmente  de  los  becerros,  que  bra".  (RAMOS  y  D.,  p.  119).  Con- 
son  los  más  propicios  a  contraer-  venido  hasta  aquí  que  es  un  dispa- 
las en  el  ombligo,  recién  nacidos.  rate   atroz,  por  más   que   lo   regis- 

" — Bueno:  anda  tú.  Llévate  una  bo-  tre  el  Dice;   que  cebruno  sea  sinó- 

o^" '  ,"?x'o'¿\^5  ^f  J  dÍ;';^^'  p.'"  f}  ^o5"  nimo    de  cervuno,    en  la  2a.  acep- 

so  .  Í&ANCHEZ  iLlRMOL,  Antón  Pé-  -  -       ■,                                ,               ,          , 

rez,  XX,  p.  208).  <^ion  de  esta  voz,  esto  es,  de  color 

Terreros   dice  que  llaman   así  a  del   ciento,  no  lo  negaremos,  aun- 

toda  especie  de  polvos  que  sii-ven  que  hay  alguna  diferencia  entre  el 

para  estornudar.  color  de  la  cebra  y  el  del  ciervo! 

CEBADO,  DA.  adj.  El  Dice,  no  da  Pero  que  en  Tabasco  se  diga  CE- 
a  esta  voz,  como  adjetivo,  más  que  BORUNO  por  cebruno,  como  regía- 
la acepción  de  Blas.  "El  que  lleva  tra  el  autor  cuyo  texto  transcribí- 
cordero  u  otra  presa  en  la  boca",  mos,  no  es  cosa  que  podamos  co- 
Para  los  rancheros,  esta  voz  expre-  rroborar. 

sa  la  condición  del  ganado  cuando  Terreros   incurre   también   en   el 

au«  no  se  le  ha  formado  gordura,  error  lexicogi-áfico  al  registrar  cer- 

grasa,  sino  que  está  solamente  me-  buno. 

tido  en  carnes — como  ellos  dicen,—  CÉDULA,  f.  V.  BOLETA, 

esto  es,  que  han  desaparecido  los  CEGATÓN,  NA.  adj. 

signos   de  la  flaquedad,  pero  prin-  Méx.  -Cegato;  corto  de  vista".  ICAZ- 

cipia  apenas  a  engordar.  Esto  tie-  balceta.  p.  96).  —  RAMOS-  y  D., 

ne  lugar  cuando  el  ganado  no  ha  P*   ^^^^' 

tenido  tiempo  necesario  para  estar  ^^•^^%^'^^^^%,^^^J^''^f^ 

verdaderamente  repastado.  ¿ice  que  falta  en  el  Diccionario.— C. 

CEBAR,  a.  Consecuentemente  con  América,  SALAZAR  GARCLV,  p.  65.—* 

la   índole   de   nuestro   adj.   cebado,  Bogotá,  CLT]RYO,  p.  843. 

CEBAR  es  dar  alimento  a  un  ani-  CEIBA,  f.  Esta  es  la  forma  asig- 

mal,  hasta  que  deja  de  estar  flaco  nada  por  el   Diccionario.  Nosotros 

y  cría  carnes,  pero  sin  entrar  en  indistintamente  decimos  la  ceiba  s 

el  estado  de  graseza.  En  general,  el  ceibo. 


CEJA 


—  342  — 


CELE 


CEJA.  f.  úsase  en  la  frase  una 
CEJA  de  monte,  que  es  "el  mismo 
monte  comprendido  entre  dos  lim- 
pios, o  dos  sabanas".  (R.  de  San 
Beí-nardo,  apud.  Maclas,  p.  313). 
Salva  define:  "La  faja  de  un  bos- 
que que  no  se  corta,  y  sirve  de  ve- 
reda". "Arco  de  bosque  que  corta 
un  camino",  djce  Bayo,  p.  53. 

Faja  de  monte,  monda  y  lironda, 
es  para  nosotros;  tenga  camino  o 
deje  de  tenerle.  Lo  que  no  enten- 
demos es  cómo  el  bosque  pueda 
servir  de  vereda! 

CEJADOR,  TÍA.  adj.  Espantadizo, 
asustadizo:  dícese  de  las  caballe- 
rías, -f"; 

En  Centro  América  dicen  cejista, 
cejisto,  sombrista.  (SAL  AZAR 
GARCfA,  p.  66)  V.  BARRERSE, 
PAJARERO. 

CEJAR,  n.  Espantarse  la  caballe- 
ría, haciéndose  repentina  y  brusca- 
mente a  un  lado  del  camino:  ba- 
rrerse. V. 

CELAR,  n.  Hablándose  de  em- 
barcaciones pequeñas,  como  el  ca- 
yuco, balancearse,  moverse  mucho 
o  con  suma  facilidad  a  uno  y  otro 
lado. 

CÉLEBRE,  adj.  fam.  Chistoso, 
íestivo,  jocoso,  oportuno  y  ocurren- 
te: el  que  se  ha  hecho  famoso  y 
goza  de  reputación  por  su  vena  de 
gracia  y  simpatía.  Aplícase  a  per- 
sonas, dichos  o  hechos.  La  Acad. 
así  lo  entendió  también,  hasta  su 
lia.  edición,  y  no  fue  sino  de  en- 
tonces acá  que  le  redujo  a  sinóni- 
mo de  de  famoso,  siendo  que  ahora 
mismo,  igual  que  siempre,  es  usado 
en  la  acepción  que  aquí  damos.  Cuer- 
vo testifica  esto  (párr.  702),  cuan- 
do asegura  además  que  la  Acad.  ha 
ido  reconociendo  la  legitimidad  de 
muchas  voces  del  lenguaje  provin- 
cial", y  es  de  creer  que  a  medida 
que  el  Diccionario  vaya  completán- 
dose, los  disparates  americanos  irán 


disminuyendo".  Pero  al  propio  tiem- 
po— agrega  el  autoi' — el  mismo  Dic- 

i  cionario  es  fuente  de  disparates. 
Venez.    "Bonito,    precioso,    lleno    de 
gracia  y  simpatía".   (PICÓN  FEBRES. 

:  p.   79). 

I      CELEBRIDAD,  f.  Persona  de  gran 
notoriedad   o   celebridad.    Por   más 
que   sea  galicismo  puro,  como  no- 
tabilidad y  nulidad,  es  tanto  o  más 
usado    que    éstos,    como  expresión 
^  superlativa  de  haber  alcanzado  la 
'  mayor  gloria  posible  en  las  bellas 
artes    o    le'tras  especialmente.     La 
Academia  que  ha  autorizado  las  dos 
que  llevamos  citadas,    no    registra 
ésta.   Barait  ha   criticado  tal   com- 
placencia   del    Diccionario,    porque 
aun   la  misma   Academia  francesa 
no  reconoce    tales    voces.    Ortúzar 
(pp.  76  y  232)    copia  a  Barait. 
El   P.   Mir,   en  opulenta  prosa  y 
i  verba  florida,  condena     inexorable- 
:  mente    el    galicado    CELEBRIDAD, 
en  su  monumental  obra  Hispanismo 
y   barbarismo. 

\  CÉLELE,  m.  (Del  mexicano  cello 
:  O  celtic,  fresno  verde,  tierno;  nuevo, 
I  agradable.  SIMEÓN).  Variedad  del 
I  bitze  o  biche,  que  produce  un  fru- 
I  to  más  grande  y  mejor  que  el  de 
I  éste,  porque  es  más 'dulce;  tiene 
I  una  envoltura  que  reviste  la  almen- 
;  dra  o  semilla,  mucho  más  gruesa  y 
I  jugosa,  afelpada,  semejante  a  la  del 
I  cojinicun  o  jinícuil.  El  nombre  es 
¡  aplicación  figurada,  como  aztequis- 
j  mo,  pues  en  verdad  el  fruto  es 
I  fresco  y  agradable,  de  cascara  ver- 
■  de  amarillenta  y  tiene  aspecto  de 
tierno.  Algunos  creen  que  es  el  mis- 
mo bitze.  Llámase  también  vulgar- 
mente chelele. 

En  Centro  América  usan  mucho 
del  adjetivo  cele  (GAGINI,  p.  129) 
o  celeque  (MEMBREÑO,  p.  38),  por 
"verde,  tierno;  finito  que  no  está 
en  sazón",  cuya  etimología,  FER- 
NANDEZ   FERRAZ    (p.    25)   en  su 


CELO 


—  343  — 


CEMP 


afán  anatómico,  estudia  así:  "celic 
o  celtic — . . .  De  cena  —  hacer  frío, 
helar,  que  a  su  vez  viene  de  cetl — 
hielo....    — ^iliuiz —    inconsiderada- 
mente, sin  reflexión".  El  mismo  au- 
tor agrega  que  "CELEQUE  se  usa 
más  para  expresar  ternura,  suavi- 
dad",  es   decir,   en   el   sentido  mo- 
i-al;    ya   propósito   expresa:      "El 
Profesor  Brinton,  de  Filadelfia,  en 
Güegüense,  cita  un  cantar  de  Nica- 
ragua, que  se  nos  ha  dicho  fue  com- 
puesto por  la  poetiza  Guatemalteca 
Pepa  Granados,  que  dice: 
"Casabuyano,  mi  amor 
está  por  ti  payancado: 
no   seas   pipinte,   mi   bien; 
sé  CELEQUE,  dueño  amado". 
CELOSO,   SA.   adj.   Dícese   de  la 
embarcación  pequeña,  especialmen- 
te del  cajTjco.  que  sé  balancea  mu- 
cho  y  con   suma  facilidad.   Dícese 
también  balanceóse.  (V.) 

"El  remero,  en  atención  a  que  el 
bote  era  celoso,  nos  recomendó  la  ma- 
yor tranquilidad".  (GARCÍA  CUBAS, 
Recuerdos,  p.   609).   (1) 

Es  castellana  la  voz;  la  trae  Te- 
rreros: "la  embarcación  que  fácil- 
mente se  vuelve  a  im  lado  y  otro", 
CELUTE.  adj.  Verdiondo;  no  bien 
maduro,  con  relación  a  las  frutas. 
Término  usado  en  La  Chontalpa. 
Por  la  Sierra  dicen  juco  o  shuco, 
nombre  que  también  conviene  a  un 
tubérculo,  especie  de  macalillo,  co- 
mestible a  modo  de  legumbre. 

Ambas  denominaciones  descono- 
cidas en  la  región  de  Los  Ríos. 

CEMENTERIO,  m.  "Sitio  descu- 
bierto, fuera  del  templo,  destinado 
a  enterrar  cadáveres".  Esto  es  ape- 
garse a  la  tradición  con  criterio  en- 
teramente rutinario,  desconociendo 
la  evolución  del  lenguaje.  Antes  se- 
ría así,  o  tal  vez  losea  aún  en  Es- 
paña. Por  la  América  toda  el  ce- 
menterio, panteón  o  camposanto  es, 
simple  y  sencillamente,  el  sitio  des- 


— (1) 
mucho' 


"Que  es  sensible   y  so  mueve 
.  explica  el  autor. 


tinado  para  sepultar  cadáveres,  ge- 
neralmente fuera  de  las  poblacio- 
nes. Nada  tienen  que  ver  ya  con  los 
templos  desde  que  por  virtud  de  la 
separación  de  la  Iglesia  del  Esta- 
do, el  clero  no  interviene  en  la  de- 
función como  acto  civil  de  la  vida 
humana,  en  los  países  latino-ame- 
ricanos. Definir  así  el  cementerio 
es  lo  mismo  que  entender  por  Pon- 
tífice lo  que  en  un  principio  expre- 
só la  palabra  etimológicamente: 
"el  que  hace  puentes". 

CEMPOAL.  m.  (Tagetes  eratas, 
L.)  Contracción  del  aztequismo 
cempasúchil  (Méx.  "cempoal-xó- 
chitl:  cempoalli,  veinte;  xochitl, 
flor) :  "Veinte  flores",  aludiendo  a 
las  muchas  flores  que  da  cada  plan- 
ta, porque  "veinte"  era  entre  los 
mexicanos  número  ponderativo  o 
hiperbólico,  como  entre  nosotros  lo 
es  "mil".  (RÓBELO,  Diccionario  de 
Aztequismos,  p.  439). 

"Planta  de  la  familia  de  las  si- 
nantérias,  cuyas  flores,  muy  amari- 
llas, se  usan  en  la  medicina  vulgar 
como  estomacales,  febrífugas  y  an- 
tihelmínticas.— Esta  flor  transpor- 
tada a  Europa,  es  conocida  en  ella 
con  el  nombre  de  clavel  de  Indias. 
Es  comunísima  en  México,  donde 
también  se  llama  flor  de  los  muer- 
tos, porque  con  ella  cubren  las  tum- 
bas. Tiene  muchas  variedades  que 
se  diferencian  en  el  tamaño,  en  el 
número  y  en  la  figura  de  los  péta- 
los".  (ID.,  ib.) 

Sahagún  alude  a  esta  flor  en  el 
siguiente  pasaje,  que  cita  Róbelo 
en  una  nota:  "Estas  flores  que  se 
llaman  cempoalzúchitl,  son  amarillas 
y  de  buen  olor,  anchas  y  hermosas, 
que  ellas  se  nacen,  y  otras  que  las 
siembran  en  los  huertos;  son  de 
dos  maneras:  unas  que  llaman 
hembras  cempoalxúchitl,  y  son 
grandes  y  hermosas,  y  otras  que 
hay  Se  llaman  macho,  cempoalxú- 


CENA 


—  344  — 


CENT 


chitl,  no  son  tan  hermosas  ni  tan 
grandes".  (Historia  General  de  las 
cosas  de  Nueva  España,  Libro  on- 
ceno, cap.  VII,  párr.  VIII,  t.  IV,  p. 
150).  Si  bien,  como  observa  el  pro- 
pio aztequista,  "por  la  escritura 
del  nombre  mexicano  no  se  advier- 
te la  diferencia  del  nombre,  pues 
es  el  mismo". 

RAMOS  y  DUARTE,  p.  119. 

CENA  DE  NEGROS, 

Méx.     "Confusión,     desorden,     riña. 
Hablando     de     cualquier    reunión    que 
acabó  en   desorden,   decimos  se  volvió 
CENA    DE    NEGROS.    El  Diccionario 
dice:    Boda   de   negros   y   merienda   de 
negros".    (ICAZBALCETA). 
"Cena  de  negros 
Tornareis  vos 
La   sacrosanta 
Federación". 
(Don  Simplicio,  Sep.  30  (1846). 

"Y  aquello  es  cena  de  negros, 

¿Y  quién  la  culpa  tendrá?" 

ID.,    abril   7,    1847). 

CENADA,  f. 

Cuba.  "CENATA.  Cena  rumbosa, 
concurrida,  dilatada  y  con  otros  acce- 
sorios alicientes".  (PICHARDO,  p. 
58).  Esta  es  la  mejor  expresión  de 
nuestra  CENADA. 

Méx.   ICAZBALCETA,  p.   96. 

"En  las  diligencias  del  empeño  y  de 
la  cenada  se  me  fué  el  tiempo  sin  ad- 
vtrtirlo".  (PENSADOR,  Periquillo,  t. 
IV,  cap.  8). 

Bogotá.  CCERVO,  párr.  861,  "cenata, 
cena    comúnmente    copiosa   y   alegre". 

CENCERRO,  m.  flg.  Majadería, 
llanto  pertinaz  y  fastidioso.  Dícese 
especialmente  de  los  niños  lloro- 
nes. 

Venez.  "Tormento,  ancheta,  canta- 
leta, majadería  constante.  Tú  no  tie- 
nes idea  del  alboroto  y  ruidajón,  de 
la  espantosa  gritería,  del  cencerro  de 
esos  muchachos  desde  por  la  maña- 
na hasta  la  tarde".   (PICÓN  PEBRES, 

CENEFA,  f.  V.  ARANDELA. 

CENIZO,  m.  La  Academia  descri- 
be una  planta  de  este  nombre  que 
no  es  ni  con  mucho  la  de  los  bos- 
ques de  Tabasco.  Aquélla  es  un  ar- 
busto de  seis  a  ocho  decímetros  de 
altura;  la  nuestra  es  un  árbol  cor- 


pulento,   de   hojas    grandes,    ovala- 
das, y  de  madera  resistente. 

CENOTE,  m.  (Del  maya  Conoot). 
"Depósito  de  agua  que  se  halla  en 
México  y  otras  partes  de  América, 
generalmente  a  gran  profundidad 
de  la  tierra,  en  el  centro  de  una 
caverna".  La  voz  es  natural  de  Yu- 
catán, en  donde  son  peculiares  los 
cenotes;  de  allí  ha  pasado  a  Ta- 
basco, para  designar,  por  analogía, 
depósitos  o  charcos  de  agua,  aun- 
que superficiales,  pero  permanentes 
por  lo  común. 

CENTAVO,  m.  Los  académicos- 
que  tan  pocas  cosas  de  América 
conocen,  y  tan  mal  conocidas  tie- 
nen esas  pocas,  no  sabían  hasta  úl- 
timamente que  existía  por  acá  esa 
moneda  común  y  corriente,  como 
el  céntimo  español,  pero  nunca 
"imaginaria".  Es  la  moneda  de  co- 
bre que  vale  la  centésima  parte  de 
un  peso.  Por  extensión,  aunque  im- 
propiamente, se  llama  asi  también 
a  las  monedas  de  cobre  por  valor 
de  dos  centavos  y  a  las  de  bronce 
por  valor  de  cinco,  a  las  cuales  el 
pueblo  da  los  nombres,  respectiva- 
mente, de  centavos  de  a  dos  y  cen- 
tavos de  a  cinco.  Esta  errónea  de- 
signación extensiva  tiene  por  ori- 
gen la  similitud  en  inferioridad  de 
los  metales,  pues  a  todas  las  de- 
más monedas,  de  níquel,  plata  u 
oro,  nunca  se  da  tal  nombre:  a  las 
monedas  de  níquel,  de  a  cinco  cen- 
tavos suele  llamárselas  níqueles 
solamente,  lo  cual  se  explica  por- 
que no  hay  monedas  de  otro  valor 
hechas  de  este  metal.  Así  también 
al  centavo  se  llama  vulgarmente 
cobre, 

Méx.  ICAZBALCETA,  p.  97.  —  SO- 
MOANO,  pp.   71,   93. 

Venez.  RIVODÓ,  p.  150. — PICÓN  PE- 
BRES, p.  79:  "centavo  negro;  centavo 
monaguero,  por  haberse  introducido- 
bajo  el  gobierno  del  Pte.  Monatras.  y 
cobre". 

Ríopl.   BAYO,   p.    53. 


CENT 


—  345  — 


CENZ 


CENTRIFUGA,  f.  | 

Méx.  "En  las  fábricas  de  azúcar  se 
da  este  nombre  al  aparato  que  por 
medio  de  la  fuerza  centrífuga  separa  , 
en  breve  tiempo  la  miel  y  la  azúcar 
cristalizada".   (ICAZBALCETA,  p.  97). 

2.  También  a  esta  misma  azúcar 
cristalizada  se  le  llama  así;  común- 1 
mente   no   se   la   conoce   en   el   co- ' 
mercio  con  otro  nombre. 

CENTRO,  m. 

Méx.  "Pantalón  y  cijaleco,  o  éste  so- 
lamente. Frac  negro  y  CENTRO  blan- 
co".   (ICAZBALCETA,   p.   97). 

En  el  vestido  de  las  mujeres,  fo- 
rro que  se  pone  para  darle  cuerpo 
a  la  tela  exterior,  o  cuando  ésta  es 
transparente  para  lucirla  como 
adorno  sobre  el  fondo  de  color. 

"En  el  Ecuador  se  emplea  esta  voz 
para  designar  el  zagalejo  interior  de 
bayeta,  y  también  una  especie  de  sa- 
ya de  la  misma  tela  o  de  paño". 
(Mems.  de  la  Academia  Ecuatoriana, 
t.  I,  p.  ftó:  apud  Icazbalceta). — En 
Honduras  "chaleco"  (MEMBRESO,  p. 
38);  lo  mismo  en  Buenos  Aires  (SEI- 
JAS,  p.  57,  apud  Icazbalceta). — En  Cu- 
ba "Pantalón,  camisa  y  chaleco"  y 
también  "la  saya  o  saj-uela  de  raso  ii 
otra  tela  que  haíra  fondo  de  color  ra- 
ro que  se  trasluzca  por  el  túnico  o 
traje  de  punto  o  género  claro  que  se 
le  sobrepone..."  (PICHARDO,  p.  58); 
"pantalón  y  chaleco  de  un  color". 
(MACÍAS,  p.  316). — Significa  además 
en  Cuba  "el  asiento,  o  lugar  en  que 
están  situadas  las  fábricas  en  los  ha- 
tos o  corrales".  (BARREIRO.  apud 
Maclas,  p.  316);  PICHARDO,  p.  16. -En 
Ríoplata  es  "Ranchería  en  medio  de 
la  selva  amazónica".    (BAYO,   p.   53). 

2.  Sociedad,  reimión,  asociación; 
conjunto  de  personas  que  se  reú- 
nen con  determinado  objeto  común. 

"En  la  casa  número  9  de  la  calle 
de  la  Acequia  hay  un  centro  espirita. 
— Debe  decirse  um  sociedad  espirita". 
(r;A>fOS   y  DUARTE,   p.   119). 

CENTROAMERICANO,  NA.  adj.  ' 
Cuba.  "Sign.  fund.  Xatural  de  algu- 1 
i.a  de  las  cinco  repúblicas  de  la  Amé- 
rica Central. — Sign.  rnet.  l>o  relativo, 
o  perteneciente  a  Centro  América,  o  I 
a  sus  habitantes".  (MACÍAS,  p.  316).  | 
Hond.  MEMBREÑO,  p.  39. — TORO  i 
BISBET,   Dice.   Lar.  i 


CENZONTLE.  (Del  mex.  cent- 
zontiatolli,  pájaro  que  canta  mu- 
cho. MOL.  De  centzontli,  cuatro- 
cientos, y  tlatolli  voz,  lengua,  pa- 
labi'a.  Mimus  polyglottas,  Bp.)  m. 
Ave  canora.  "Encerrado  en  jaulas 
canta  suavísimamente,  y  no  hay 
ave  o  animal  cuya  voz  no  imite  con 
perfección.  ¿Qué  más?  Excede  con 
mucho  al  ruiseñor  tan  alabado  de 
los  antiguos".  (HERN.,  Hist.  anim., 
trat.  II,  cap.  30,  apud  Icazbalceta, 
p.  97).  Por  lo  demás,  a  nadie  que 
no  sea  la  gente  muy  vulgar  se  le 
ha  ocurrido,  después  del  Dicciona- 
rio de  la  Academia,  al  cual  han  se- 
guido lamentablemente  diccionaris- 
tas cubanos  y  casi  todos  los  otros, 
llamar  sinsonte  a  esta  ave  murmu- 
radora, cuya  gracia  principal  radi- 
ca en  imitar  a  todo  el  mundo. 

Los  mexicanos  usamos  la  verda- 
dera palabra,  como  aztequismo,  de 
acuerdo  con  la  etimología  expues- 
ta, que  es  la  que  dan  Icazbalceta. 
Róbelo  (Dice,  de  Aztequismos,  p. 
186)  y  Fernández  Ferraz  (p.  26).  Lo 
mismo  se  dice  en  Centro  América, 
según  Membreño  (p.  39)  y  el  mis- 
mo Ferraz. 

La  Academia  dice  "Del  mejicano 
sentzontli,  cuatrocientos,  suple  cán- 
ticos". Los  tres  etimoiogistas  cita- 
dos dan  como  segunda  componente 
de  la  voz  la  palabra  nahoa  trato  i  I  i, 
palabra  (de  tíatoa — hablar,  cantar, 
gorgear,  dice  Ferraz).  La  misma 
denominación  en  mexicano  es  cent- 
zontlatolli,  como  lo  atestigua  el 
mismo  P.  Sahagún,  cuando  dice: 
"Hay  una  avecita  en  esta  tierra  que 
se  llama  centzontlatolli. . . ."  Igual- 
mente la  llamó  D.  Gabriel  de  Ro- 
jas, Corregidor  de  Cholula  en  Í581, 
describiendo  la  fauna  de  esta  ciu- 
dad (apud  Róbelo,  ibid.,  p.  189). 
Centzontli  consígnase  en  el  Diccio- 
nario Universal  de  Historia  y  Geo- 
grafía, editado  por  Orozco  y  Berra. 


CEPA 


^  346  — 


CERO 


CEPA.  f.  Según  el  Diccionario  es 
la  parte  del  tronco  de  la  planta  que 
está  dentro  de  la  tierra  y  a  la  cual 
se  unen  las  raíces.  Hemos,  pues, 
hecho  un  trueque,  y  llamamos  así 
también  al  conjunto  de  vastagos  o 
plantas  que  tienen  un  tronco  o  raíz 
común  pero  que  eslán  fuera  de  tie- 
rra. Dícese  asimismo  surco.  (V.) 

"Una  prole  de  diversos  tamaños  se 
alza  formando  la  cepa,  en  el  lugar  que 
se  sembró  un  sólo  vastago,  de  mane- 
ra que,  después  del  primer  año  en  que 
se  cortarán  dos  racimos,  la  fructifi- 
cación se  multiplicará  y  se  cogerán 
cuatro,  seis  y  más  racimos  de  cada 
cepa".  (CORREA,  Reseña  de  Tabasco, 
cap.  XX,  El  Plátano,  p.  101). — "En  las 
regiones  dedicadas  al  cultivo  del  Rea- 
tan   consideran  una  cepa  o  áur- 
eo en  buenas  condiciones  para  dar 
bellos  productos,  cuando  consta  de 
cuatro  plantas".  (MARTÍNEZ  CH.,  El 
plátano  reatan  Tabasco,  pp.  18-19). 
La  palabra  se  repite  numerosas  veces 
con'  esta    misma    significación. 

Hond.   MEMBREñO,   p.   39. 

CEPILLAR,  a.  Adular,  lisonjear, 
en  sentido  metafórico  "altamente 
significativo",  como  dice  GAGINI 
(p.  131).  Dícese  también  sobar. 
(V.) 

C.  Amér.  SALAZAR  GARCÍA,  p.  66. 
CEPILLO,  adj.  Adulón,  lisonjero. 
Dícese  también  vulgarmente  sobón, 
(V.) 

Méx.  RAMOS  y  DUARTE,  p.  119: 
dice  que  es  provincialismo  de  Cam- 
peche. •  • 

C.  Ámér.   SALAZAR  GARCÍA,  p.  66. 

CEPO.  CEPO  DE  CAMPA5?A.  m. 

"Género  de  suplicio  que  consiste  en 
oprimir  a  un  hombre  mediante  un 
fusil  y  el  correaje  del  soldado.  Sen- 
tado, juntas  y  amarradas  las  muñecas, 
pasados  así  los  brazos  por  sobre  las 
rodillas,  métese  un  fusil  por  entre 
ellas  y  las  corvas,  dejando  en  este  es- 
tado al  paciente,  que  si  lo  han  atado 
reciamente,  acaba  por  desmayarse". 
(GRANADA,    p.    152). 

Creo  que  aun  se  usa  entre  la  tro- 
pa, aun  cuando  Icazbalceta  (p.  97), 
citando  también  a  Granada,  diga 
que:  "En  otro  tiempo  se  usó  en 
México". 


"Lo  pusieron  en  cepo  de  campa- 
ña con  dos  fusiles".  (Astucia,  t.  I, 
cap.  3). 

Hond.  MEMBREÑO,  p.  39.  "Esta 
tortura  se  llama  en  otras  partes  de 
América  cepo  colombiano".  Granada 
define  éste,  como  distinto  del  cepo  de 
campaña. 

CERCA,  f.  La  Academia  sólo  da 
a  esta  voz  la  acepción  de  vallado; 
cerco  significa  "lo  que  ciñe  o  ro- 
dea". Nosotros  usamos  indistinta- 
mente de  ambas  voces  para  desig- 
nar la  misma  cosa  "vallado",  y  só- 
lo establecemos  la  diferencia  con 
seto,  que  es  la  cerca  muy  tupida  y 
generalmente  formada  por  palos 
hechos  rajas,  entretejiendo  éstas 
horizontal   y  verticalmente. 

Tenemos  también  la  CERCA  de 
nacer,  que  es  la  que  se  hace  de  pa- 
drones o  estacas  de  vegetales  que 
¡  prenden  y  se  propagan,  como  el 
macuilís,  el  cocohíte,  el  apampo  o 
zapote  de  agua,  etc.,  y  que  se  lla- 
man también  por  esto  palos  de  na- 
cer, en  el  lenguaje  rústico. 

La  cerca  formada  por  palos  o 
latas  tendidas  horizontalmente  y 
sostenidas  de  trecho  en  trecho  por 
soportes  verticales,  postes  o  mozos, 
se  llama  vulgarmente  trinchera. 
(V.) 

Tienen  estas  denominaciones  cier- 
ta semejanza  con  las  que  se  usan 
en  Cuba,  segiin  PICHARDO,  (p. 
58) :  "Se  distingue  esta  clase  de  va- 
llado.'* por  su  forma  con  el  nombre 
de  cerca  de  pie  o  común;  cerca 
echada  o  de  lienzos,  y  alemana:  la 
primera  se  hace  con  palos  enterra- 
dos de  punta  a  manera  de  estaca- 
da: la  segunda  con  palos  horizon- 
tales (latas)  tendidos  y  asegurados 
de  trecho  en  trecho  en  otros  verti- 
cales (estantes),  cuyos  espacios 
son  los  lienzos,  y  Fa  alemana  en  la 
misma  forma,  con  la  diferencia  que 
los  lienzos  no  van  en  línea  recta. 


CERO 


—  347  — 


CERI 


sino  en  ángulos  entrantes  y  salien- 
tes, a  modo  de  zigzag,  que  tam- 
bién dicen  mayetado.  Por  su  mate- 
ria son  de  pina  de  ratón  o  de  pi- 
ñón, o  de  pina  y  piñón  mezclados, 
o  de  maguey,  tuna,  bayoneta,  jobo 
u  otros  vegetales  semejantes,  que 
prenden  y  se  propagan  haciendo  la 
cerca  más  fuerte". 

Ríopl.    GRANADA,    p.    152. 

CERCAR,  a.  Cerrar  en  derredor 
la  cama,  asegurando  la  orilla  de  la 
falda  del  pabellón  debajo  del  peta- 
te o  el  colchón.  Es  una  forma  fi- 
gurada del  significado  fundamental 
de  esta  palabra;  muy  usado  en  el 
lenguaje  familiar  y  campesino. 

CERCENAR,  a.  "Cortar  las  ex- 
tremidades de  alguna  cosa.  Dismi- 
nuir o  acortar".  A  menudo  usamos 
de  este  verbo,  no  en  esta  acepción, 
sino  en  la  de  aciúbillar  "hacer  mu- 
chas heridas  en  el  cuerpo",  y  así 
decimos  lo  cercenaron  a  balazos, 
en  vez  de  lo  acribillaron.  La  etimo- 
logía de' la  voz  es  cercén,  lat.  circi- 
nus,  círculo,  de  donde  cercenar,  re- 
ducir una  cosa  a  la  forma  de  círcu- 
lo, cortándole  las  extremidades.  De 
aquí  la  impropiedad  del  trueque, 
toaa  vez  que  abrir  muchas  heri- 
das no  es  quitar  al  cuerpo  parte  al- 
guna sino  agujerearle  en  forma  de 
criba:  acribillar. 

CEREQUE.  (Dasyprocta  puncta- 
ta,  Gray.)  m.  Roedor  muy  común 
en  Tabasco,  del  cual  dice  el  sabio 
naturalista  Rovirosa:  "Estos  dos  roe- 
dores (el  CEREQUE  y  el  tepezcuin- 
te)  son  objeto  de  una  tenaz  perse- 
cución, así  porque  proporcionan  una 
de  las  carnes  más  delicadas,  como 
para  evitar  los  ataques  constantes 
del  último  a  los  frutos  del  cacao 
cercanos  a  las  raíces  del  árbol. 
Cuando  se  ven  perseguidos  por  los 
perros  se  refugian  en  los  huecos  de 
los  troncos  viejos  o  en  las  cuevas 
de  los  armados,  de  donde  les  des- 


aloja uno  de  los  cazadores  por  me- 
dio de  himiaredas,  en  tanto  que  otro 
espera  el  momento  de  la  fuga  pa- 
ra darles  muerte  con  un  machete, 
especie  de  alfanje  muy  pesado  y 
cortante.  Ambas  especies  se  do- 
mestican fácilmente''.  (ROVIROSA, 
Apuntes  de  Zoología,  pp.  22-3).  Se 
conoce  también  con  los  nombres  de 
guaqueque  y  uco.   (V.) 

CERILLERA,  f.  Cajilla  de  bolsi- 
llo en  que  se  llevan  las  cerillas.  Es 
mexicanismo.  ICAZBALCETA,  p. 
97.  El  Diccionario  de  la  Sociedad 
Literaria,  registra  esta  voz  con  la 
acepción  de  "La  especie  de  garru- 
chuela  manual  en  que  está  arrolla- 
da la  cerilla",  entendiéndose  por 
ésta  lUia  especie  de  vela.  TORO 
GISBERT  (Dice.  Lar.)  da  también 
cerillero,  "Pr.  And.  Caja  para  guar- 
dar los  fósforos  o  cerillos". 

CERILLO,  m.  Cerilla;  2a.  acep- 
ción. 

Mexicanismo. 

"Velilla  muy  pequeña  que  tiene  en 
uno  o  en  ambos  extremos  un  mixto 
cuyo  principal  ingrediente  es  el  fós- 
foro, y  que  se  inflama  al  pasarla  so- 
bre un  cuerpo  áspero.  CERILLO  de 
seguridad  es  el  que  solamente  se  in- 
flama pasándole  por  la  superficie  ás- 
pera que  se  halla  en  las  cajillas  que 
le  contienen.  Nuestro  cerillo  se  llama 
en  España  cerilla,  mas  no  se  encuen- 
tra esta  acepción  en  el  Diccionario. 
(1).  Le  corresponde  la  última  de  fós- 
foro: acá  llamamos  así  a  la  pajuela 
de  madera  o  cartón  (muy  poco  usa- 
da ya)  dispuesta  de  igual  manera  y 
para  el  mismo  fln,  reservando  el  nom- 
bre de  cerillo  a  la  pajuela  de  cera  © 
de  estearina".  ICAZBALCETA,  pp.  97- 
8.) 

"La  recién  venida  sacó  cerillos,  y 
ofreció  la  lumbre  a  la  mamá".  (FA- 
CUNDO. Baile  y  Cochino  cap.  V.) — 
"Cigarros,  cerillos,  tranvías  y  dinero 
de  bolsillo".  (ED.,  Marlditos,  cap.  VI). 
— "Sacaron  un  cerillo".  (ID.,  Ib.  cap. 
IX). — Y  no  permite  que  L'd.  reciba 
f-i  cerillo,  ni  encienda  primero". — (ID., 


(1)  Alude  el  autor  a  ediciones  ante- 
riores.  Hoy  se  encuentra  ya  en  él. 


CERN 


—  348 


.    .    CENO 


El  trabajo  y  la  pereza,  p.  263). — "Una 
vez  que  da  órdenes  al  criado  que  se 
detenía  a  las  puertas  de  la  casuca, 
enciende  un  cerillo  y  prende  la  vela". 
(AZUELA.  Mala  Yerba,  XXII,  p.  160). 
"No  apague  u.sted  el  cerillo, 

que  alcanza  para  un  sudario 

A   las   ánimas". 

(FIDEL.  Musa  Callejera,  Las  Veci- 
nas,   p.    178). 

"Encendió  un  puro  en  un  cerillo,  y 
se  sentó  en  la  puerta  que  daba  al 
jardín".  (PAYNO.  Fistol,  t.  II.  cap. 
IV,  p.  65). — "Estoy  conforme,  dijo  Ar- 
turo, encendiendo  de  nuevo  su  haba- 
no con  un  cerillo".  (ID.,  ib.,  cap. 
XXIII,  p.   416).  I 

Méx.    RAMOS    y    DUARTE,    p.    120.  I 

Cuba.    PICHARDO.    p.    59.   Refiérese  ¡ 
a   un   árbol    silvestre   y   a   la  vela  que  | 
describe  el  Diccionario  con  nombre  de 
terminación    femenina.     SALVA    y    el 
Diccionario    de    la    SOCIEDAD    LITE-' 
RARIA,    traen    cerillo    por   cerilla,    co- 
mo    provincialismo,     sin     expresar   de 
dónde.   TORO  GISBERT  dice   (Dicelo-  | 
nario  Larouse  y  Amer.,  p.  151)  que  es  i 
provincialismo    andaluz.  i 

CERNIDERO.  m.  Cernedero,  2a.  i 
acepción.  Paraje  o  sitio  destinado 
para  cerner.  La  la.  acepción  que  da 
el  Diccionario  es  desconocida  para 
nosotros,  y  no  parece  en  realidad 
muy  propia. 

CERNIDOR,  m.  Cedazo  o  colade- 
ra, usado  para  cernir  materias  ári- 
das:  cal,  arena,  etc.  o  líquidas. 

El  Diccionario  sólo  autoriza  cer- 
nedor, con  esta  acepción:  "Torno 
de  cerner  harina". 

El  nuestro  se  usa  para  cerner 
materias  varias.  Es  mexicanismo 
(ICAZBALCETA,  p.  98) ;  lo  mismo 
dicen  en  Perú,  Chile  y  Buenos  Ai- 
res, y  probablemente  también  en  Es- 
paña, según  Cuervo  (párr.  841,  nota 
núm.  2),  quien  remite  a  los  Canta- 
res gallegos  de  Dña.  Rosalía  Castro 
de  Munguía,  p.  219,  1872)  y  autori- 
za ambas  formas,  cernidor  y  cerne- i 
dor.  I 

Hagamos   sin   embargo,   una  dis- 
tinción:   el    cernidor    común  y  co- 
rriente está  formado  de  una  tela  o  I 
piel  cualquiera  perfoi'ada  en  criba) 


y  atada  a  un  aro  metálico  o  de  ma- 
dera; pero  en  los  usos  de  cocina, 
sobre  todo  en  la  cocina  pobre,  es 
generalmente  un  güiro  o  jicara  agu- 
jereada, distinguiéndose  el  cedazo 
por  ser  más  fino  y,  de  ordinario, 
metálico,  en  forma  de  redecilla  con 
mango. 

Cierto  es  también  que  en  ningu- 
na de  las  dos  formas  se  hallaba  en 
el  Diccionario,  hasta  antes  de  la 
edición  actual,  ni  se  halla  en  Sal- 
va, Terreros  ni  el  Dice,  de  la  Soc. 
Lit. 

Guat.  BATRES  (p.  172)  reprueba  es- 
ta forma  por  cernedor. 

CERNIR,  a.  Cerner.  Nadie  dice 
de  otra  suerte,  y  no  estamos  fuera 
de  razón,  cuando  el  Diccionario  au- 
toriza las  dos  formas.  Por  lo  mis- 
mo, tampoco  erramos  grandemente 
al  decir  cernidor  y  cernidero. 

C.    Rica.   GAGINI,   p.   131. 

CEROSO,  SA  adj.  "Aplicamos  es- 
te adjetivo:  lo.,  a  los  huevos  pa- 
sados por  agua  y  casi  duros,  que 
en  castellano  ¡se  llaman  encerados; 
2o.,  a  las  sustancias  blandas  y  al- 
go pegajosas. — "Ceroso  es  un  deri- 
vado correcto  de  cera  y  bien  mere-; 
ce  figurar  en  los  diccionarios  de 
la  lengua".  (GAGINI,  p.  132).  Dí- 
cese  también  acerado,  da,  y  en  ver- 
dad que  cualquiera  de  los  dos  nos 
parece  más  propio  que  el  encerado 
de  la  Academia. 

CEROTE,  m.  vulg.  Zurullo,  como 
sinónimo  de  mojón:  "Porción  com- 
pacta de  excremento  humano  que 
se  expele  de  una  vez".  En  forma 
pevorativa  dícese  en  sentido  figu- 
rado y  familiar  de  la  persona  se- 
ria, demasiado  grave,  de  carácter 
muy  agrio  y  seco:  se  quedó  o  estu- 
vo hecho  un  CEROTE. 

C.    Rica.   GAGINI,   p.   132. 
Hond.  MEMBREÑO,  p.  40. 
Venez.    PICÓN   FEBRES,    p.    79. 
CERQUILLO,   m.   "Círculo  o   co- 
rona formada  de  cabello  en  la  ca- 


CERQ 


349  — 


CERRA 


beza  de  los  religiosos."  Por  analo- 
gía, se  llama  así  muy  comúnmente 
el  fleco  o  pelo  recortado  que  usan 
las  mujeres  sobre  la  frente,  llama- 
do también  fleco. 

Es     mexicanismo:      RAMOS      y 
DUARTE,  p.  120. 

CERQUITA.  Es  notable  nuestra 
tendencia  a  aplicar  la  tenninación 
diminutiva  hasta  a  las  voces  que 
son  invariables  por  su  índole.  En 
este  caso  los  argentinos  y  nosotros 
somos  iguales.  "Hasta  a  los  adver- 
bios y  otras  partes  invariables  de , 
la  oración  se  les  conceden  los 
diminutivos;  y  esta  tendencia  la  ve- 
mos muy  palpable  en  nuestros  hom- 
bres de  campo,  más  por  razón  de 
afectividad  que  por  idea  de  dimi- 
nución: quien,  una  vez  salido  de 
los  centros  urbanos,  pregunte  por 
un  paraje  cualquiera  y  su  direc- 
ción, verá  a  su  guía  o  interlocutor 
extender  el  brazo,  apuntar  con  el 
índice  y  decir  "allicito  es";  y  el 
tal  allicito,  que  a  cualquiera  poco 
versado  en  achaques  de  campaña 
haría  pensar  en  un  allí  muy  redu- 
cido, en  una  distancia  pequeña,  in- 1 

signiñcante resulta   de   dos   0| 

tres  leguas,  si  no  es  de  diez  o  vein- '[ 
te.  Menos  mal  que  esto  quede  como 
rezagos  de  nuestras  pampas,  donde '. 
no  hay  distancia  que  sea  larga  pa- 
ra el  hombre  que  vive  a  caballo; 
pero  es  el  caso  que  otros,  si  no 
tan  anónimos,  no  por  eso  menos 
originales  y  menos  inútiles,  a  las 
veces  se  enseñorearon  en  plena 
ciudad  y  en  gente  cultísima.  Y  no 
es  sólo  de  argentinos  tanta  añción 
a  los  ¡tos  e  itas  hasta  en  adverbios; 
así  lo  muestra  este  ejemplo  de  L. 
Alas,  citado  por  Amunátegui  Re- 
yes en  Mis  pasatiempos;  "Adiosi- 
to,  ahorita  vuelvo."  (La  Regenta, 
tom.  I,  cap.  V.)  Apenitas,  arribita, 
bastantito,  cerquita,  despacito,  jun-i 


f  tito,  lejitos..  lejillos,  iejuelos,  lige- 
rito,  poquito,  poquiilo,  poquitito,  po- 
quitillo,  poquitico,  prontito,  quedito 
y  tempranito,  son  los  adverbios  en 
grado  diminutivo  de  uso  corriente." 
(SELVA.  Guía  del  buen  decir,  párr 
115.) 

CERULLO.  m.  Zurullo;  "pedazo 
rollizo  de  materia  blanda."  En  ge- 
neral llamamos  así  a  lo  que  tiene 
la  forma  de  un  cartucho,  aunque 
no  sea  de  materia  blanda,  sino  du- 
ra: un  CERULLO  de  dinero,  es  de- 
cir, de  monedas.  Nunca  úsase  zu- 
rullo. Lo  que  dice  Gagini  (p.  132) 
es  también  para  nosotros:  "Clara- 
mente se  deja  ver  que  nuestro  pro- 
vincialismo se  ha  formado  bajo  la 
influencia  de  la  palabra  cera."  Xo 
hay  duda:  de  allí  pasó  a  designar 
el  cartuclK),  por  la  semejanza  de 
éste  con  la  vela,  que  se  hace  tam- 
bién de  cera.  Una  de  tantas  formas 
de  la  evolución  del  lenguaje,  si- 
guiendo, ora  la  analogía  ideológica 
(ceruilo  de  cera),  ora  la  analogía 
material  en  forma  o  propiedades, 
caracteres  exteriores,  aspecto,  etc. 
(ceruilo,  cartucho,  por  semejanza 
de  éste  con  la  vela  de  cera.) 

C.    Rica.    GAGINI.    supra. 

C.  Amér.  SALAZAR  G^SJICÍA,  p. 
67. 

En  España  se  dice  sorullo,  en 
sentido  figurado,   según   esta   cita: 

"¡Anda  éste! Pues  no  tienes 

tú  poco  sorullo."  (Baroja,  La  Busca, 
p.  79,  apud  Toro  Gisbert,  Apunta- 
ciones Lexicográficas,  p.  221.) 

CERRADO,  DA.  adj.  fig. 

Méx.  "Dícese  de  la  persona  necia, 
torpe,  incapaz  de  entender.  Es  lo  mis- 
mo que  cerrado  de  mollera."  (ICAZ- 
BALCETA,   p.   9S.) 

Cuba.    PICHARDO,   p.    59. 

Hond.   MEMBRExO,   p.   40. 

Úsase  mucho  también  en  Espa- 
ña, al  decir  de  Toro  Gisbert, 
(Amer.,  p.  151). 

2.  "El  que  tiene  todo  el  acento 


CERRA 


—  350 


CIEG 


de  la  provincia  a  que  pertenece;  y 
así  decimos:  es  un  andaluz,  arago- 
nés, cerrado".  (ICAZB.)  Es  acep- 
ción de  Salva,  que  también  corre 
aquí  para  designar  al  verdadero 
gachupín,  al  que  tiene  las  vulgari- 
dades muy  notables  del  español  in- 
culto y  soez. 

CERRAR  GRANO.  Dícese  de  la 
milpa  cuando  está  formado  ya  el 
grano  de  maíz  en  la  mazorca,  des- 
pués de  muerto  el  segundo  cabello. 

"Luego   decimos   ya   pinta   a   madu- 
rar,  o  ya  está  madura,   ya  cerró  gra- 
no,  etc."   (GIL  Y  SAENZ,   El   Caporal,  i 
P.    58.) 

CESTA.  CESTA  POR  BALLES-  ¡ 
TA.  Decirle  o  andarle  a  alguno  con  \ 
cesta  por  ballesta  es  pretender  en- 
gañarlo o  dar  excusas,  ocultando  la 
verdad  de  una  cosa.  Expresión  muy  \ 
frecuente.  Usada  en  el  lenguaje  fa-  j 
miliar. 

"A  mí,  D.  Caralampio,  no  me  digan  i 
cesta  por  ballesta,  ni  por  ballesta  ees-  I 
ta,  que  yo  lie  sido  un  hombre  que  me  ! 
ha  gustado  exaininar  los  fenómeno^,".  I 
(GIL  Y  SAENZ,    El  Caporal,   p.   74.)    .  i 

CESTERÍA,  f.  Oficio  o  industria  | 
de  hacer  cestos.  El  Diccionario  só- 
lo da  la  acepción  de  lugar  donde  i 
se  hacen  cestos  y  tienda  donde  se  ; 
venden;  pero  esta  acepción  es  tan  : 
correcta  como  sombrerería  y  otras 
semejantes.  i 

CICTE.  m.  V.  CHICLE.  i 

CIEGUITO,  TA.  adj.  dim.  de  cié- ¡ 
go.  ! 

"Conocida    es    nuestra    afición  a ! 
los  diminutivos  en  ito,  y  la  enemi-  i 
ga  que  tenemos  contra  ico".  (ICAZ-  | 
BALCETA,  p.  98).  Pero  no  es  esto  i 
todo,  sino  que  por  la  tendencia  del  | 
lenguaje  popular    y    plebeyo    a    la  | 
brevedad,  se  apocopan  de  ordinario 
las    dicciones   de   esta   clase   adop-  j 
tando    invariablemente,    pero    inde- 
bidamente  también,   los   incremen- 
tos bisílabos  ito,  ico,  illo,  o  cito,  ci- 
co  y  cilio,  con  exclusión  de  los  de- 
más:   ecito,  ecilio,    ecido;    ececito, 
ececico,  ececillo. 


Acerca  de  este  tema  gramatical,  de 
tanta  importancia  para  todo  el  que 
se  precie  de  hablar  bien,  nada  mejor 
que  lo  escrito  por  el  notable  Profe- 
sor D.  Juan  B.  Selva  en  su  obra  Guía 
del  buen  decir,  en  el  capítulo  III,  in- 
titulado "Formación  y  uso  de  los  di- 
minutivos." Dice  él:  "132.  La  abun- 
dancia de  chinas  y  chlnltas  habrá  da- 
do nombre  a  una  estación  de  P.  C.  O. 
de  la  provincia  de  Buenos  Aires,  la 
estación  "PIEDRITAS";  y  no  se  lar- 
gue allá  en  busca  de  niñeras  o  mu- 
camas quien  ande  falto  de  servicio 
doméstico,  porqu^  se  va  a  dar  un 
chasco  soberano.  '  Esas  chinas  que 
miento  son  piedrecitas,  y  no  "criadas 
o  muchachas  de  servicio",  acepción 
ésta  que  hemos  tomado  al  quichua 
china  y  que  hacemos  extensiva  a  to- 
da mujer  de  color  algo  cobrizo,  ma- 
yormente si  es  de  plebeya  condición. 
No  estará  demás  advertir  que  las  fra- 
ses figuradas,  corrientes  en  España, 
"tocarle  a  uno  la  china"  y  "tropezar 
con  una  china",  que  equivalen  a  de- 
cir, respectivamente  y  sin  malicia  al- 
guna, "tocarle  a  uno  la  suerte"  y  "de- 
tenerse en  cosa  de  poca  importancia", 
resultan  aquí  escabrosas,  sólo  podrían 
usarse  con  picarezco  sentido.  Conste, 
por  tanto,  que  unas  son  las  chinas  de 
la  madre  patria,  y  otras,  muy  distin- 
tas, las  de  América;  para  designar  to- 
da "piedra  pequeña",  china  o  guija- 
rro, sólo  emplea  nuestro  vulgo  la  voz 
PIEDRITA,  que  disiente,  como  disien- 
ten VIEJITO,  CIEGUITO,  TIERNITO, 
FIESTITA,  REINITA,  NUEVITO, 
CUENTITA,  FUEGUITO,  PUESTITO 
y  otros  diminutivos  que  iré  nombrando 
con  la  regla  académica  que  exige  la 
terminación  ecito,  eclllo,  ecico,  ezuelo 
en  todos  los  bisílabos  cuya  primer  sí- 
laba contiene  el  diptongo  el,  ie,  o  ue, 
El  decir  de  los  máls  correctos  hablis- 
tas y  escritores  del  habla  castellana 
autoriza  las  formas  que  impone  la  re- 
gla enunciada.  La  única  excepción 
que  he  podido  hallar  en  las  gramáti- 
cas es  sierrita;  colocada,  quizá  inad- 
vertidamente, entre  los  ejemplos  cuer- 
necito  y  sierpecita,  en  el  notable  tra- 
tado del  gramático  mejicano  D.  Án- 
gel de  la  Peña  (pág.  275).  Cuervo  y 
otros  filólogos  americanos  mientan  es- 
tos diminutivos  (CIEGUITO.  TIERNI- 
TO, PUEBLITO,  etc.)  como  propios 
del   habla  vulgar. 

En  coi-roboración  de  que  piedrecita, 
-lla,-ca,  pedrezuela  y  piedrezuela, 
ofrecen  mejores  títulos  de  validez  li- 
teraria que  nuestro  popular  pledrita, 
vayan   estos   ejemplos:    "Aquí  se  des- 


CIEG 


—  351 


CIEG 


cubre  un  arroyuelo,  cuyas  frescas 
agruas,  qufe  líquidos  cristales  parecen, 
corren  sobre  menudas  arenas  y  blan- 
cas pedrezuelas,  que  oro  cernido  y  pu- 
ras perlas  semejan."  (Quijote,  I,  L..); 
••Procurábamos,  como  podíamos,  hacer 
ermitas,  poniendo  unas  piedrecillas 
que  luego  se  nos  caían."  (Santa  Tere- 
sa, ♦  ida,  parte  la.,  cap.  lo.); 

'•Saltando   entre   los  mosaicos 
De  pintadas  piedrecillas." 

(Duque  de  Rivas.  El  Alcázar  de  Se- 
villa); ,  .  ^       • 

"El  agua  lleva  en  pos  las  piedreci- 

(llas 

que  encuentra  al  paso,  y  siempre  va 

(adelante." 

(Hermosilla.  Trad.  de  La  Miada,  to- 
mo II,  C.  XXI).  _    : 

•■En  su  victoria,  la  más  pequeña 
piedrecilla,  haría  volcar  su  vasta  má- 
quina." (Toro  y  Gómez.  Trad.  de  El 
Dinero,  de  Zola,  pág.  275);  •'tragan 
también  (los  avestruces)  piezas  de 
metal,  monedas  y  aun  piedrezuelas  que 
encuentran."  (A.  Bello,  El  Avestruz 
Americano);  "No  son  más  que  pie- 
drecitas  talladas."  (R.  Palma,  Papele- 
tas Léx.  pág.  9);  Figura  piedrecillas 
en  Azorín,  de  Pérez  Galdós  (pág.  94), 
en  la  Gram.  Hist.  de  Menéndez  Pidal 
(pág.  14S),  etc. 

Piedrecita,-ca,lla,  que  antaño  tu- 
vieron algún  uso,  son  ahora  arcaís- 
mos; contrariando  las  leyes  de  deri- 
vación más  comunes,  privan  hoy,  tan- 
to en  éstos  como  en  otros  diminuti- 
vos, las  formas  que  mantienen  el  dip- 
tongo; sólo  en  aquellos  que  toman  la 
terminación  ezuelo  prevalece  general- 
mente el  radical  latino,  pues  tienen 
mejor  aceptación  pedrezuela,  netezue- 
lo, dentezuelo,  portezuela,  etc.  <lue 
PIEDREZUELA,  NIETEZUELO, 
DIENTEZUELO,  PUERTEZUELA, 

etc. 

Si  no  basta  la  regla  académica  pa- 
ra mostrar  que  los  diminutivos  vieje- 
cito,-ello,-co  y  vejezuelo  gozan  y  han 
gozado  siempre  de  más  legítimo  uso 
que  nuestro  vulgar  VIEJITO,  permí- 
taseme traer  a  colación  estas  citas: 
"Y  llega  la  vejezuela  al  oído. . ."  (Fray 
Luis  de  León.  La  perfecta  casada,  cap. 
X); 

"De  una  vejezuela  cana 
Una  fácil   experiencia." 

(Cervantes.  La  Entretenida,  jor. 
la.): 

"Era  ya  viejeclta".  (Moratin.  El  si 
de  las  niñas,  acto  I,  escena  II);  "Mi 
role  la  viejecilla."  (Quevedo,  Jácara); 
"Es  un  viejecito  muy  atildado  y  muy 
pulcro."    (V.    de   la  Vega.    La    familia 


improvisada,  escena  IX);  "Qué  feo  y 
qué  viejecito!"  (Campoamor.  Los 
grandes  hombres);  'Como  sencilla 
viejezuela  castellana."  (E.  Pardo  Ba- 
zán.  Cuatro  españoles,  Lee.  de  Literat., 
pág.  lOO);  "el  recuerdo  de  aquel  vie- 
jecito amable."  (R.  Darío.  Fotograba- 
do: R.  Palma,  "Tradiciones  Per.",  to- 
mo I);  ••Facundo  hace  traer  a  un  vie- 
jecito cojo,  a  quien  se  acusa,  o  no  se 
acusa,  de  haljer  servido  de  baquia- 
no." (D.  F.  Sarmiento.  Facundo,  cap. 
VI.) 

Es  innegable  que  nuestros  popula- 
res diminutivos  CIEGUITO,  FIESTI- 
TA,  NIETITO,  PIERXITA,  TIERNI- 
TO,  HIERBITA,  no  podrían  reempla- 
zar a  los  que  aparecen  en  las  citas 
que  a  continuación  inserto,  sin  des- 
merecer su  sabor  castizo,  sin  quitar- 
les su  corrección  gramatical:  •'El  ni- 
ño ceguezuelo  a  quien  suelen  llamar 
de  ordinario  amor  por  esas  calles." 
(Quijote,  II,  LVI);  "Acariciarlos  y 
merecer  sus  fiestecillas  inocentes." 
(Moratin.  El  sí  de  las  niñas,  acto  I, 
escena  IV;  "Yo,  sinceramente,  no  es- 
tuve presente,  ni  tuve  el  gusto  de  oír 
hablar  a  Adán,  ni  siquiera  a  sus  nie- 
tecitos." (Cejador,  Los  gérmenes  del 
lenguaje,  pág.  503);  "El  se  había  pues- 
to de  pié  y  se  empinaba  sobre  sus 
piernecillas."  (Toro  y  (iómez.  El  Di- 
nero, pág.  340);  '•En  este  particular, 
los  motes  son  todavía  más  importan- 
tes, por  ser,  digámoslo  así,  los  nom- 
bres de  su  primera  edad,  cuando  aún 
están  frescos,  tiernecitos  y  flamantes." 
(Cejador.  Motes  y  apodos,  art.  de  "La 
Lectura)"; 

"O  cual   pasa     rompiendo     el     duro 

(arado 
Entre  las  hierbecillas  que  camina." 
(Rufo.    La   Austríada,  Canto  X). 
Y  demás   estará  el  recargo  de  citas 
para  mostrar  que  el  uso  literario  más 
correcto   está   de    acuerdo   con   la   re- 
gla  académica,    toda   vez,    que    ocurre 
hacia   la    penúltima    sílaba   el    dipton- 
'  go  ie;  por  tanto  para  no  pecar  de  in- 
correctos o  vulgares,   bien  nos   estará 
el  sustituir  a  dientito,  p.  ej.,  por  dien- 
titecito,-co,-llo,     o       dentecito,-co,-llo, 
dentezuelo,  que  consta  en  el  Dicciona- 
I  rio:   a  FIERTTA,   por  fiereclta,-ca,-lla; 
¡  a  HIERRITO,  por  hierrecito,-co.-llo;  a 
;  NIEBLITA,   por   nieblecita,-ca,-lla;      a 
PIECITA,      por      piececita,-ca,-lla;      a 
QUIETITO,   por     quietecito,-co,-llo;   a 
TIEMPTTO,   por    tiempecito,-co,-llo;  a 
TIERRITA,    por   tierrecita,-ca,-lla;      a 
VIEXTITO,   por  vientecito.-co.-llo;     a 
VIENTRITO  (que  choca  ¡y  mucho!  al 
oído,  las  pocas  veces  que  se  oye),  por 


CIEG 


—  352  — 


CIEN 


vienírecito,-co,-llo.  CIELITO,  aunque 
disiente  con  la  regla,  se  impone  por 
su  valor  específico,  desde  que  desig- 
na un  baile  o  tonada  popular  muy  co- 
nocido en  nuestros  campos;  y  SIERRI- 
TA,  aunque  figure,  como  he  dicho,  en 
la  Gramática  por  de  la  Peña,  no  quita 
su  mayor  corrección  a  sierrecita,-ca,- 
lla,  y  iTienos  a  serrezuela,  voz  que  ha 
servido  para  bautizar  vma  sierra  de  la 
provincia  de  Córdoba,    Serrezuela." 

(párr.  137). — "De  los  ejemplos  que 
he  venido  tratando  en  los  últimos  pá- 
rrafos, fluye  que  el  uso  vulgar  tiende 
a  la  simplificación  de  los  incrementos 
suprimiendo  algunas  letras,  si  no  to- 
das, del  aditamento  colocado  entre  la 
voz  positiva  y  la  desinencia  rítmica 
esencial  del  grado  diminutivo.  SOL- 
CITO,  por  sol-e-cito,  TE-CITO,  por 
te-ce-cito-  VIEJ-ITO,  por  viej-ec-ito, 
NUEV-ITO,  por  nuev-ec-ito,  PLEITI- 
TO,  por  pleit-ec-lto.  etc.;  se  abrevia 
y  no  es  de  todo  pvmto  reprobable  tal 
tendencia,  desde  que  la  brevedad  co- 
mo la,  eufonía  constituyen,  según  lo 
sostengo  en  El  castellano  en  América; 
su  evolución,  muy  importantes  cau- 
sas selectivas  en  la  evolución  de  los 
vocablos.  Lia  rotundidad  de  nuestra 
habla  imcomparable  y  a  la  vez  el  uso 
de  los  hablistas  y  escritores  de  mayor 
renombre  se  oponen  hasta  el  momen- 
to presente  al  triunfo  de  tal  síncopa; 
de  aquí  que  haya  hablado  de  trasgre- 
siones  al  mentar  nuestras  formas  di- 
minutivas más  vulgares.  Cúmpleme 
declarar  que  ni  las  condeno  en  abso- 
luto ni  las  acepto;  pertenecen,  es 
cierto,  al -lenguaje  más  popular,  pero 
no  al  más  culto  y  erudito,  al  len- 
guaje literario,  que  es  el  verdadero 
idioma  patrio  o  nacional;  el  objeto  de 
este  estudio  es  advertir  a  los  que  se 
precian  de  hablar  y  de  escribir  bien 
cuáles  son  las  formas  preferibles,  más 
correctas,  más  castizas;  cuáles  las  que 
tienen  a  su  favor  la  sanción  del  uso 
literario  más  autorizado. 

No  faltarán  defensores  decididos  a 
muchas  formas  diminutivas  que  miro 
como  trasgresiones  del  buen  decir;  pe- 
ro prefiero  que  me  toque  esta  vez  al- 
go de  la  tacha  de  intransigencia  que 
he  puesto  en  tantas  ocasiones  a  la 
Academia,  antes  que  reclamar  libre 
tránsito  para  vocablos  que  no  lo  mere- 
cen. Hay  que  cuidar  la  pureza  de  la 
lengua,  y  debemos  andar  con  mucho 
tiento  para  conceder  pase  a  lo  que 
sólo  puede  ser  patrimonio  del  vulgo. 
Sea  nuestra  habla  corriente  cristalina 


turbión   desenfrenado   que    baje    atre- 
pellándose y  recoja  en  su  seno  cuan- 
ta  impureza  halle  al  paso." 
Lo  registra  Ortúzar  (p.  77.) 
C.  Amér,     SALAZAR     GARCÍA,     p. 
67. 

CIELO.  JUNTÁRSELE  A  UNO 
EL  CIELO  CON  LA  TIERRA*  fr. 
fig.  fam.,  "llenarse  de  congoja  y 
amilanarse  por  el  repentino  descu- 
brimiento de  un  mal  grave  y  al 
parecer  sin  remedio."  (ICAZBAL- 
CETA,  p.  99.) 

"Reconocí  mi  caja  y  la  hallé  con 
una  suma  de  dinero,  menos  de  la  que 
producía  la  existencia  de  mi  cuenta. 
Aquí  se  me  juntó  el  cielo  con  la  tie- 
rra." (DIARIO  de  México,  t.  XII,  p. 
255.) 

QUERER,  O  PRETENDER,  AGA- 
RRAR EL  CIELO  CON  LA  MANO, 
fr.  fig.  fam.  Intentar  cosas  imposi- 
bles o  que  están  por  sobre  nuestras 
posibilidades. 

"Al  veguero  le  toca  asentar  .este 
principio:  guardar  el  equilibrio  entre 
los  dos  extremos.  I  entonces  obtendrá 
un  buen  tabaco. — Pero,  D.  Vives,  eso 
es  querer  agarrar  el  cielo  con  las  ma- 
nos." (GIL  y  SAENZ,  El  Caporal,  p. 
75.) 

CIEN  HOJAS,  f.  Nombre  del  rosal 
que  produce  la  flor  encamada  que 
se  llama  del  mismo  modo,  su- 
mamente repollada  y  con  gran  nú- 
mero de  pétalos,  a  lo  cual  debe  su 
nombre.  Es  flor  de  agradable  per- 
fume; el  tallo  de  la  planta  está  eri- 
zado de  espinas. 

Algunos  dan  el  género  masculino 
tanto  a  la  planta  como  a  la  flor. 

"Ella  (Rita)  contesta  sin  dejar  de 
cortar  con  los  dientes  el  pedúnculo  de 
un  cienhojas  que  tiene  en  los  labios." 
— "Se  sonríe  al  verle,  poniéndose  tan 
colorada  como  el  cienhojas  que  aún 
tiene  en  los  labios."  (QUEVEDO,  Tab. 
Gráf.,   núm.   149.) 

CIENTO  EMBOCA,  m.  Nombre  de 
unguineo  o  platanillo  sumamente 
pequeño,  propiedad  a  la  cual  se  de- 
be su  denominación.  Se  aplica  a  la 
planta  y  al  fruto.  Este  es  como  de 
cuatro  a  cinco  centímetros  de  lar- 


y  aumente  en  buena  hora  su  puro  cau- ,  ,        ,.-        .  j  ^ 

dal;  mas  no  se  pretenda  hacer  de  ella!  go    y    uno    de    diámetro;    de    color 


CQlé 


—  353  — 


CIMA 


amarillo  y  forma  semejante  a  la  i 
del  guineo  manzano.  Como  es  Ta- 
basco  tlen-a  privilegiada  para  la 
producción  del  plátano,  éste  lilipu- 
tiense de  la  familia  musa,  apenas  si 
por  mera  curiosidad  se  cultiva  en 
las  huertas  , aunque  es  también  de 
agradable  sabor  al  paladar. 

CIERNES  (EN).  Ha  de  saberse 
una  vez  más  que  no  se  dice  así, 
sino  en  cierne,  singular:  abogado 
EX  CERNE. 

CIGARRERA,  f.  La  Academia  da 
esta  voz  como  sinónima  de  petaca, 
"Estuche  de  cuero,  metal  u  otra 
materia  adecuada,  que  sirve  para 
llevar  cigarros  o  tabaco  picado." 
Nunca  usamos  de  la  voz  petaca,  si- 
no de  cigarrera,  para  designar  este 
objeto. 

Hasta  la  décimatercia  edición  del 
Diccionario  apareció  esta  voz,  que 
no  debe  ser  tan  nueva  cuando  figu- 
ra en  la  edición  de  Pichardo  de 
1862.  que  tenemos  a  la  vista. 

CIGARRO,  m.  En  pocas  cosas  co- 
mo en  ésta  la  Academia  anda  tan 
divorciada  en  su  léxico  con  el  uso 
común  y  vulgar.  CIGARRO  (sinóni- 
mo de  CIGARRO  puro)  llama  al 
"Rollo  de  hojas  de  tabaco,  de  dife- 
rentes tamaños,  pero  siempre  ma- 
nuables, que  se  encienden  por  un 
extremo  y  se  chupa  o  fuma  por  el 
opuesto."  A  esto  le  llamamos  ordi- 
nariamente y  sin  excepción,  puro, 
palabra  a  la  cual  no  da  el  Diccio- 
nario para  sí  sola,  en  ningún  caso, 
el  carácter  de  sustantivo,  sino  el 
de  adjetivo  en  todos. 

Nuestro  CIGARRO  es  el  que  el 
Diccionario  llama  Cigarrillo  o  ciga- 
rro de  papel.  Esta  última  especifi- 
cación sólo  se  usa  para  distinguir 
al  CIGARRO  común  y  corriente  del 
cigarro  de  hoja,  que  se  hace  con 
la  espata  de  la  mazorca  de  maíz 
como  envoltura.  El  CIGARRO  es 
pues,  "Hebra  o  picadura     de     ta- 


baco que  se  fuma  en  porciones 
de  forma  cilindrica,  de  cinco  a 
ocho  centímetros  de  largo  y  casi 
uno  de  grueso,  con  envoltura,  pe- 
gada o  engargolada,  comúnmente 
de  papel,  pudiendo  ser  también  de 
algunas  hojas,  como  la  del  maíz." 

Cuba.  PICH.VJIDO,  p.  60.  —  Hond. 
MEMBRESO.  p.  40.— C.  Rica.  GAGI- 
-M  (p.  134)  alega  la- cita  sigrulente,  que 
prueba  el  uso  de  puro,  como  sustan- 
tivo, en  España:  "En  esos  delantales 
se  recoge  la  cfeniza  caliente,  y  se  evi- 
ta que  al  accionar  con  el  puro  en  la 
mano,  una  chispa  indiscreta  prenda 
fuego  en  aquellos  atalajes  de  trapi- 
tos." (E.  SEPúL\-EDA,  La  vida  en 
Madrid  en  1886.)— C.  Amér.  SALAZAR 
G.\RCL\,  p.   67. 

CILANTRO.  V.  CULANTRO. 

CILINDRERO.  m.  Persona  que 
toca  el  cilindro  u  organillo:  orga- 
nillero. Es  mexicanismo.  RAMOS  y 
DUARTE,  p.  122. 

CILINDRO,  m.  Organillo.  Nadie 
llama  de  otra  manera  a  este  apa- 
rato de  música  callejera,  el  más  po- 
pular en  las  ciudades  de  la  Repú- 
blica, si  se  quiere,  y  en  las  ferias 
de  pueblo. -Mexicanismo:  RAMOS  v 
DL'ARTE,  p.  122. 

Hond.  'Xonibre  que  dan  todavía  al- 
gunas personas  al  revólver."  (MEM- 
BRExO,  p.  40).  Toro  Gisbert  (Dice. 
Lar.)  lo  califica  de  barbarismo  en  es- 
ta acepción. 

Nos  parece  que  la  acepción  de 
poracá  tiene  por  origen  la  circuns- 
tancia de  que  los  primeros  apara- 
tos de  esta  especie — según  nosotros 
los  conocimos — consistían  regular- 
mente en  un  cilindro  rotatorio  gra- 
bado a  manera  de  los  discos  de  fo- 
nógrafo, el  cual  al  ser  movido  pro- 
ducía los  sonidos  musicales  por  el 
recorrido  de  una  aguja  sobre  sus 
asperezas. 

CIMARRÓN,  NA.  adj.  Que  sirve 
para  distipguir  al  animal  montaraz 
de  otro  cualquiera  de  la  misma  es- 
pecie, pero  doméstico.  Nombre  con 
que  se  designa  la  planta  silvestre, 

23 


CIMA 


—  354  — 


CIMA 


para  distinguirla  de  la  cultivada  de 
la  misma  especie. 

Nada  más   inexacto  ni  más   dis- 
paratado que  lo  que   la  Academia 
ha   dicho   en   el   Diccionario,   como 
primera     acepción     de     esta     voz: 
"Amer.    Dícese    del    esclavo  o  del 
animal  doméstico  que  huye  al  cam- 
po    y     se     hace     montaraz.  Api.  a 
pers."  He  dicho  que  esto  es,  en  pri- 
mer lugar,  inexacto.  Hacías  define: 
"Indio  alzado  de  la  encomienda,  o 
huido   del   repartimiento",   reprodu- 
ciendo en  seguida  los  textos  siguien- 
tes:   "....Negro  esclavo  que  anda 
errante  por  los  campos,  pues  al  que 
se  halla  en  poblado  se  le  llama  sim- 
plemente huido".   (PEZ.) ;    "esclavo 
que      acostumbra      fugarse"     (ÁR- 
BOlk) ;    el   animal    cuadrúpedo   do- 
méstico que  se  hace  montaraz,  con 
excepción  del  perro   (PICH.)   y  del 
gato  (PEZ.)  que  se  les  designa  en 
este   caso   con   el   epíteto   de   jíba- 
ros". Desde  luego  que  en  América 
ha  desaparecido  la  esclavitud,  cum- 
ple a  la  Academia  decíale  y  no  dí- 
cese, puesto  que  no  existen  hoy  es- 
clavos   de    quienes    decir,    aunque 
siempre  la  voz  expresó  el  esclavo 
sustraído  a   la  esclavitud,   precisa- 
mente. La     concordancia  es     de  lo 
más  académico  en  la  definición  de 
marras:    sujetos  singulares  enlaza- 
dos por  la  conjunción  disyuntiva  o, 
parecen  pedir  el  singular  del  vferbo, 
sea  que  le  precedan  o  sigan;   pero 
— como  dice  el  eminente  Cuervo  en 
su  Gramática  (párr.  837) , — "el  uso 
permite  el  plural,  aún  precediendo 
el  verbo;  y  si  los  sustantivos  prece- 
den, no  sólo  permite,  sino  casi  exi- 
ge este  número".  De  suerte  que  en 
el  caso  de  la  definición,  el  Diccio- 
nario debió  decir:  " — esclavo  o — 
animal     doméstico    que     huyen    al 
campo  y  se  hacen  montaraces". 

Por  la   noticia   que   hemos    dado 
del  significado  de  la  voz,   se  echa  j 


j  de  ver  la  diferencia  que  hay  entre 
imestra  acepción  y  la  que  tiene  en 
Cuba  y  Ríoplata,  principalmente, 
con  respecto  a  los  animales.  Para 
nosotros  es  el  animal  nacido  y  cria- 
do en  condición  selvática,  del  mis- 
mo modo  que  la  planta:  al  que  se 
cría  en  casa,  y  huye  luego  al  mon- 
te, se  le  llama  propiamente  alzado: 
es  el  doméstico  mismo  transforma- 
do en  salvaje,  y  así  tenemos  puer- 
co manso  o  doméstico, .  puerco  al- 
zado y  puerco  cimarrón  o  de  mon- 
te. (V.)  En  realidad  el  epíteto  de 
cimarrón  sirve  para  distinguir  al 
animal  salvaje  del  doméstico,  en 
general, "y  a  las  plantas  silvestres, 
de  Iffs  de  cultivo:  pato  cimarrón  y 
pato  doméstico;  gallina  cimarrona 
y  gallina  doméstica;  caña  cimarro- 
na y  caña  de  cultivo,  que  puede  ser 
criolla  y  de  Castilla.  Cimarrón  es 
correlativo  de  doméstico,  como  crio- 
llo lo  es  de  Castilla;  y  es  sinóni- 
mo de  silvestre,  dicho  también  a 
veces  bravo,  jíbaro. 

Con  respecto  a  la  etimología  de 
esta  palabra,  parece  que  la  más 
acertada  es  la  opinión  de  Armas, 
reproducida  por  el  mismo  Maclas 
(Dice.  Cubano,  p.  328),  que  "proce- 
de de  un  bajo  lat.  cimardus,  el  que 
anda  por  las  cimas",  por  más  que 
los  eruditos  prefieran  el  origen  hai- 
tiano de  la  voz,  y  éste  es  también 
el  sentir  del  docto  diccionarista  cu- 
bano citado. 

Ríopl.  "Animal  montaraz  o  planta 
silvestre,  en  contrap6.sición  al  domés- 
tico o  manso  y  a  la  qvie  se  cultiva  en 
las  huertas.  Así  se  dice  perro  cima- 
rrón, vaca  cimarrona,  apio  cimarrón, 
a  distinción  del  perro  doméstico,  de  la 
vaca  mansa  o  sujeta  a  rodeo,  y  del 
apio  debido  a  los  afanes  del  cultiva- 
dor. Al  mate  amargo,  para  distingaiir- 
lo  del  dulce,  se  le  llama  cimarrón,  co- 
mo si  dijéramos  bravo,  que  lo  es  en 
efecto  para  los  paladares  no  acostum- 
ijrados  a  gustar  la  infusión  de  la  yer- 
ba en  el  estado  de  rusticidad  en  que 
la  naturaleza  la  ofrece."  (GRANADA, 
p.    153.) — BAYO,    p.    53. 


CIMA 


—  355 


CIMB 


2.  Se  aplica,  en  sentido  figurado, 
el  epíteto  en  general  a  la  persona 
sumamente  ruda,  mazorral. 

CIMARRUBIA.  f.  Planta  medici- 
nal, muy  usada  en  la  terapéutica 
casera,  como  asti'ingente,  para  cu- 
rar la  disentería  y  otras  enfermeda- 
des análogas.  Tómase  en  infusión, 
generalmente  mezclada  con  otras 
plantas  de  condiciones  análogas. 

"CÍuando  el  curandero  del  rancho,  o 
las  comadre.s  del  villorrio,  han  agota- 
do desde  la  cocción  del  vino  tinto, 
cimarrubia,  .sruáciiiio,  cuerno  de  cier- 
vo, azafrán  de  Marte,  hasta  el  baño 
de  asiento."  (RODRÍGUEZ  BEL- 
"iRÁX,    Perfiles.  XXVIII,   p.   317.) 

CIM ATECA,  adj.  Natural  de  Ci- 
ma tan.  pueblo  de  origen  mexicano 
que  existió  en  la  provincia  de  Ta- 
basco,  con  anterioridad  a  la  con- 
quista y  que  hoy.  constituye  con  el 
mismo  nombre  tm  barrio  de  la  ciu- 
dad de  Cunduacán. 

Al  iíustre  Prof.  D.  Marcos  E.  Be- 
cerra puede  considerarse  como ' 
creador  de  este  gentilicio,  tan  co- 
rrecto como  cheluteca  y  tlaxcalteca, 
si  bien,  por  no  terminar  el  primi- 
tivo en  la  (Como  Cholula  y  Tlax- 
cala),  debiera  admitir  las  dos  ter- 
minaciones genéricas,  como  comite- 
co,  ca,  gentilicio  derivado  de  Comi- 
tán;  yucateco,  ca,  de  Yucatán,  y  así 
sucesivamente,  de  todos  los  termi- 
nados en  tan. 

Como  noticia  histórica  impor- 
tante copiaremos  lo  siguiente  que 
consigna  el  señor  Becerra  en  su 
obra  Nombres  geográficos  del  Esta- 
do de  Tabasco: 

"Según  se  deja  comprender  por  el  re- 
lato de  Bernal  Díaz,  -bajo  el  nombre 
de  Cimatán  se  entendía  no  una  pobla- 
ción sino  un  giupo  de  polilaciones,  que 
dieron  mucho  que  hacer,  por  su  in- 
domable carácter,  a  los  primeros  en- 
comenderos, de  los  .cuales  fue  el  mis- 
mo Bernal  uno.  Este  dice  que  "los  de 
Cimatán  no  querían  venir  a  la  %nlla 
(de  Coatzacoalcos)  ni  obedecer  manda- 
mientos." Con  este  motivo  el  Capitán, 


Lu¡s  Marín  comisionó  al  mismo  Bernal 
Díaz  para  ir  con  otros  tres  españo- 
les a  procurar  reducirlos  por  la  bue- 
na, pero  los  indios,  lejos  de  entender, 
salieron  agresivamente  al  encuentro 
de  los  comisionados  hasta  cerca  del 
río  Mazapa  (hoy  cauce  del  río  Seco), 
matando  a  dos  de  ellos,  hirieron  gra- 
vemente iv  Bernal  Díaz  y  haciendo 
"tomar  las  de  Villadiego"  (como  in- 
genuamente dice  el  soldado  historia- 
dor) al  otro  compañero.  Tal  estado  de 
insurrección  dio  origen  a  la  expedi- 
ción a  Chiapas  hasta  Chamula,  pa- 
sando por  Tepezutlán  (?),  Cachula 
(Quechula),  Estapa  (Istapa)  y  Cina- 
cantlán  (Zinacantlán).  De  regreso  por 
Tapelola  (Tapilula).  S¡losuchiapa(  So- 
lusuchiapa),  Cojimielapa  (?),  Esta- 
panguaxoya  (Istapangajoya),  Tecoraa- 
yacate  (Tecomajiaca)  y  Atepan  (Tea- 
pa),  quisieron  tomar  venganza  de  los 
cimatecas,  cosa  que  no  lograron  del 
todo.  pues,  por  lo  contrario,  los  indios 
"hirieron  sobre  veinte  soldados  y  ma- 
taron dos  cabsllos",  huyendo  luego  de 
la  población.  Posteriormente,  cuando 
Cortés  pasó  por  Tabasco,  rumbo  a 
Centro-América,  ordenó  a  Bernal  Díaz 
adelantarse  a  Iquinuapa  (población 
principal  de  los  Cimatanes)  con  trein- 
ta españoles  y  tres  mil  indios  mexi- 
canos, a  fin  de  que  los  alojaran,  cosa 
que,  naturalmente,  logrró,  l)ero  volvie- 
ron a  alzarse  tan  luego  como  los  es- 
pañoles salieron.  La  sujeción  definiti- 
va no  se  efectuó,  quizá,  sino  hasta  la 
época  del  Adelantado  IMontejo. 

Los  Cimatanes  o  Cimatecas  estaban 
constituidos,  probablemente,  por  las 
poblaciones  de  Conduacán,  Cimatlán, 
Cucultiupa.  Iquinuapa  y  quizá  algu- 
nas otras.  En  el  mapa  de  Melchor  d. 
Alfaro  aparece  esta  última  (Icnoapa) 
pero  las  demás  no.  viéndose,  en  cam- 
bio, hacia  el  interior  una  inscripción 
que  dice:  los  tres  Cimatanes. 

Los  de  Cimatlán  eran  de  filiación 
mejicana,  pues  en  las  "Relaciones"  se 
dice:  "motezuma  tenía  en  esta  pro- 
\nncia  (Tabasco)  dos  fuerzas  de  me- 
xicanos que  eran  xicalango  e  cima- 
tlán."   fVéase  Zaguatán)." 

CIMBRAR,  m.  En  buen  castella- 
no es  vibrar  una  vara  flexible  asi- 
da por  un  extremo,  y  golpear  con 
la  misma  vara.  Por  analogía  del 
movimiento,  decimos  así  siempre 
que  un  cuerpo  vibra  o  experimenta 
una  conmoción  fuerte,    por    efecto 


CIMB 


—  356  — 


CINCH 


do  un  golpe  o  un  choque  cualquie- ' 
ra 

CIMBREO,  m.  Acción  o  efecto  de  ; 
cimbrar  o  cimbrear. 

CIMBRÓN,  m.  Cimbronazo;  estre- ' 
mecimiento  o  sacudida  fuerte,  por 
efecto  de  un  golpe  o  de  un  cho- 
que que  hace  vibrar  al  cuerpo.  El 
cimbrón  o  cimbronazo  se  distingue 
del  cimbreo:  éste  es  la  acción  con- 
tinuada de  la  vibración,  más  o  me- 
nos larga;  aquél  es  una  conmoción 
súbita  e  Instantánea,  cuya  duración 
es  enteramente  corta. 

Méx.  RAMOS  y  DUARTE,  p.  122. 

CIMBRONAZO,  m. 

Bogotá.  "Cimbronazo  es  para  nos-  : 
otros  estremecimiento,  pues  lo  toma- 
mos por  el  acto  de  cimbrearse,  con 
que  designamos  el  moverse  a  la  ma- 
rera de  una  cosa  flexible.  Para  el  Dic- 
cionario es  cintarazo,  o  sea  lo  mismo 
que  los  americanos  llamamos  planazo 
o  g'olpe  dado  de  plano  con  la  espada." 
(CUERVO,   párr.    486.) 

En  el  mismo  sentido  se  usa  en 
Costa  Rica  (GAGINI,  p.  135),  y  en 
Centro  América    en    general     (Si 
LAZAR  GARCÍA,  p.  67). 

"En  Venezuela,  verbi  gracia,  un 
temblor  de  tierra,  "¿Sintieron  us- 
tedes el  cimbronazo  de  anoche? 
(PICÓN  FEBRES,  p.   80). 

CINCO,  m.  Moneda  de  bronce  o 
níquel  que  vale  cinco  centavos, 
equivalente  a  un  vigésimo  de  pe- 
so. Hasta  hace  poco  tiempo  esta 
moneda  era  de  plata,  como  en  Cos- 
ta Rica  (Gagini,  p.  135)  y  en  Chi- 
le (Toro  Gisbert,  Dice.  Lar.);  pero 
confonne  a  a  ley  monetaria  vigen- 
te hoy  sólo  se  acuña  de  los  meta- 
les antes  dichos. 

En  México  se  da  a  esta  palabra 
la  fea  acepción  de  trasero,  ano,  que 
huestro  pueblo  llama  vulgarmente 
siete  (V.)  Es  derivado  del  náhuatl 
tzintli,  ano,  culo,  trasero,  fondillo. 
(RÓBELO.  Dice,  de  Aztequismos, 
p  403)  _"Tzintli  y  su  síncopa  tzín 
son  una  misma  cosa:  por  algo  que 
podríamos  llamar    una    aberración 


del  mexicano  y  conforme  al  Voca- 
bulario de  Molina,  tzintli  significa 
"el  oj  del  salvo  honor",  es  decir 
anus;  y  su  radical  tzin  se  emplea 
para  denotar  la  reverencia,  el  amor, 
el  aprecio,  la  compasión  y  la  cor- 
tesía". (0R02C0  y  BERRA,  Hist. 
Ant.  y  de  la  Conq.,  t.  I,  lib.  3o.,  cap. 
II,  p.  430). 

Venez.  "Guitarrita  de  cinco  cuerdas, 
basta,  con  trastes  de  madera,  hecha 
de  cualquier  manera  y  sin  pulimen- 
to alguno."  (PICÓN,  p.  80.)  Eq.  a.  n. 
jarana. 

CINCO  NEGRITOS,  "(Lantana  cá- 
mara, L.)  m.  Arbusto  de  hojas  aro- 
máticas, propio  de  los  lugares  ári- 
dos, de  la  familia  de  las  verbená- 
ceas. La  infusión  de  la  hoja  es  es- 
timulante y  tónica".  (MEMBRExO, 
P.  41). 

Por  las  propiedades  medicinales 
de  la  planta,  entendemos  que  es  la 
misma  de  Tabasco;  pero  no  esta- 
mos seguros  de  la  identidad  de  cla- 
sificación. 

CINCUENTÓN,  m.  Fusil  sin  ce- 
rrojo, del  antiguo  sistema  de  retro- 
carga: con  un  pestillo  como  las  es- 
copetas de  caza;  de  un  sólo  cartu- 
cho; de  cañón  largo;  muy  pesado 
y  de  poca  ventaja,  aunque  de  fá- 
cil manejo.  Creo  que  esta  denomi- 
nación popular  le  vino  de  que  fue 
el  arma  que  como  moderna  empezó 
a  usarse  por  los  republicanos  en  el 
57,  año  de  la  Constitución  federal. 

CINCHADA,  f.  Acción  y  efecto 
de  cinchar  (V.) 

CINCHAR,  a.  Cintarcar ;  dar  de 
cintarazos. 

CINCHAZp.  m.  Cintarazo,  cim- 
bronazo; golpe  dado  de  plano  con 
la  espalda  o  el  machete. 

"Y  para  que  no  siga  pecando  con 
las  picardías  que  le  grita  a  su  com- 
padre espiritual,  le  aplican  dos  o  tres 
cinchazos. 

— ¡Ah,  compadre,  compadre  gachu- 
pín...! Se  ha  de  acordar  de  estos  cin- 
chazos, cuando  esté  pataleando  en  los 


cmcH 


357  — 


CIPE 


infiernos..."      (COFFIX,    Gral.    Gutié- 
rrez, XXII,  p.  1.55.) 

Hond.    MEMBRES'O,    p.    41. 

C.    Rica.    GAGIXÍ,    p.    136. 

C.   Amér.  SALAZAR  GARCÍA,  p.  6S. 

CINCHIZA.  f.  Cinchada,  cintarea- 
da.  Menos  usada  que  la  primera  de 
estas  equivalentes. 

CINCHO,  m.  ECHAR  CINCHO,  fr. 
cinchar,  dar  cinchazos,  cintarazos. 
Muy  contúnmente  usado  en  el  len- 
guaje vulgar. 

2.  m.  El  cincho  lo  usan  las  per- 
sonas solamente;  pgro  nosotros  sin 
distinción  llamamos  así  también  la 
cincha  de  las  cabalgaduras,  que  no 
admite,  según  el  Diccionario,  más 
que  esta  forma  femenina.  Dícese 
tanjbién  ventril.  Lo  mismo  se  dice 
en  México:  ICAZBALCETA,  p.  100 
y  RAMOS  y  D.  p.,  123.  En  Ríopla- 
ta  (BAYO.  p.  54)  significa  claro  en 
medio  del  bosque.  En  Venezuela  es 
nn  colador  tejido.   (PICÓN,  p.  80). 

A  REVIENTA  CINCHO,  fr.  a  re- 
vienta cincha,  dice  el  Diccionario; 
pero  no  lo  tomamos  por  atropella- 
damente, muy  de  prisa,  como  equi- 
valente de  a  mata  caballo,  sino  por 
de  mal  grado,  por  fuerza,  contra  to- 
da voluntad,  lo  cual  es  enteramen 
te   distinto. 

CINE.  m.  Asi  como  de  automó- 
vil hemos  formado  auto,  de  cine- 
matógrafo se  ha  formado  cine,  pa- 
labra con  que  todo  el  mundo  desig- 
na la  diversión  más  popular  del 
día. 

"Unas  muchachas  que  no  tienen  otro 
{rusto  aue  ir  al  c\rif.  los  dominaos." 
fXrSEZ  V  DOMIXGLT^Z,  La  felicidad, 
p.    17.^ 

CINTA,  f.  Listónenlo  o  raja  de 
madera,  generalmente  muy  larga, 
colocada  horizontalmente,  y  a  la 
cual  se  atan  o  aseguran  las  esta- 
cas verticales  de  la  cera,  para  dar 
a  ésta  consistencia,  y  formar  de- 
rechamente los  lienzos.  ' 

Cosa  semejante  significa  en  Cu- 
ba: "Listoncülo  de  madera  atrave- 


sado de  vigueta  a  vigueta,  que  cu- 
bre y  disimula  las  junturas  de  las 
tablas  de]  techo".  (PICHARDO,  p. 
60). 

CINTA  DE  ITALIA.  Planta  de  la 
familia  del  maguey,  cuyas  hojas 
lanceoladas,  resistentes,  con  púas 
simétricamente  colocadas  en  am- 
bos bordes,  son  blancas  cuando  tier- 
nas y  luego  verdes,  o  pintadas  de 
este  col-or.  Se  usa  mucho  como  or- 
nato  en   las   salas   de   las   casas. 

CINTAREADA.  f.  Tunda  de  cin- 
tarazos o  cinchazos.  El  Diccionario 
da  solamente  cintarear  y  cintarazo. 
Es  mexicanismo. 

— "¿T  siquiera  les  dio  una  buena 
cintarcada?"  (LÓPEZ  PORTILLO  y 
ROJAS,  La  Parcela,  VIII,  p.  84.)  — 
"Vaya,  pues,  y  no  se  tarde,  porque  si 
no  me  meto  entre  sus  compañeros, 
y  le  doy  una  cintarcada  delante  de 
ellos."  (ID.,  ib.,  p.  114.) — "Me  dijo  que 
el  almenistrador  les  había  dado  una 
güeña  cintarcada."  (ID.,  ib.,  p.  293.) — 
";Xo  me  haga  tantas  y  le  pepue  una 
cintarcada!"  (ID.,  Obras,  t.  III:  La 
horma  de  su  zapato,  II.  p.  127.) — " — 
Cállese  la  boca,  repuso  Patricio,  desen- 
vainando la  espada,  si  no  quiere  que 
le  pepue  una  güeña  cintarcada."  (ID., 
ib.,  III,   p.   134.) 

CINTILLO,  m.  Cinta  angosta  más 
gruesa  que  la  común  y  más  corrien- 
te;   por  lo  general  de  algodón. 

Hond.    MEMBREÑ-O.    p.    41. 

CIPE.  (Del  mex.  tzipitl,  niño  en- 
fermo a  causa  de  mala  leche  que 
mama.  SIMEÓN),  adj.  Hablando 
del  sabor  de  una  fruta,  desabrido 
simple,  falto  de  la  acidez  o  el  biien 
gusto  de  la  madurez,  por  haber 
aquella  enfermado  en  el  desarrollo. 
Dícese  en  general  también  de  cual- 
quier sabor  simple  y  desabrido. 

Es  una  aplicación  traslaticia  de 
la  acepción  principal  náhuatl,  segu- 
ramente porque  la  fruta  así  enfer- 
ma por  falta  de  sazón  o  madurez 
se  asemeja  al  niño  canijo  o  desme- 
jorado por  el  mal  desarrollo.  Hoy 
sólo  se  usa  aplicado  a  las  frutas  y 
no  a  los  niños. 


CIRQ 


358 


CLAC 


Dícese  más  comúnmente  zupe. 
Con  relación  al  aspecto  exterior  de 
la  fruta,  se  dice  suche. 

Acepción  análoga  parece  que  tie- 
ne  en  Honduras,  según  estas  pala- 
bras de  MEMBREÑO  (p.  41) :  "Cipe 
se  aplica  del  mismo  modo  a  las  tor- 
tillas y  tamales  que  se  hacen  de 
maíz  camagera". 

C.  Rica.  F.  FERRAZ,  p.  28. — Salv. 
TORO  GISBERT,   Dice.   Lar. 

En  Venezuela  dicen  cipa  al  fango  o 
lodo  cenagoso  y  corrompido.  (PICÓN, 
p.   SI.) 

CIPENCIA.  f.  Condición  de  la 
fruta  que  está  cipe. 

Hond.  "Nombre  de  la  enfermedad 
del  niño  cipe."  (MEMBREÑO,  p.  41.) 
Entre  nosotros  no  se  aplica  a  la  con- 
dición  del   niño   enclenque  o  canijo. 

CIRCO,  m. 

Méx.  "La  compañía  de  gimnastas, 
funámbulos,  volteadores,  Jinetes,'  etc., 
que  trabaja  en  el  circo."  (ICAZBAL- 
CETA,   p.    100.) 

"Pertenecer  al  circo  era  para  Ga- 
briel ima  dulce  compensación."  (FA- 
CUNDO, Gentes,  t.  I,  cap.  V.) — "En 
la  noche  una  función  de  circo  y  ma- 
roma en  la  misma  plaza."  (Astucia,  t. 
I,  cap.  XV,  p.  340.) — "En  su  circo  se 
lucían  Vicente  Avila,  sin  rival  para  la 
garrocha;  Mariano  "La  Monja",  co- 
mo primera     espada;     Pajitas,      como 

banderillero     sin     segundo etc." 

(PRIETO,  Memorias,  28-  40,  cap.  I,  p. 
29.) 

CIRCUNSTANFLAUTICO,  CA. 
adj.  Difícil,  grave.  Es  vulgary  y  po- 
co aceptado  en  lenguaje  serio  y  ca 
racterizado. 

CIRCUNSTANCIA,  f.  En  plural  y 
tratándose  de  personas,  tiene  sen- 
tido ponderativo  y  afectado;  per- 
sona de  alto  copete,  o  de  alta  y 
buena  posición  social. 

"No  es  imo  de  los  mejores  partidos 
para  una  joven  rica,  y  de  las  circuns- 
tancias, V  de  la  hermosura  de  Tere- 
sa."   (PAYNO,    Fistol,   t.   I,   cap.   XXX, 

p.  nno.i 

CIRQUERO,  RA.  m.  y  f.  Indivi- 
duo de  una  compañía  de  circo.  Da- 
se especialmente  este  nombre  a  los 
que  ejecutan  ejercicios  ecuestres. 

"Aprovechando  la  casualidad  de  es- 
tar   allí    linos    cirqueros. — "Escogieron 


del  repertorio  de  los  cirqueros."  (As- 
tucia, t.  I,  cap.  XV,  p.  374.) — "Sobre 
todo,  había  una  gran  novedad:  tma 
cirquera."  (FACUNDO,  Gentes,  t.  I, 
cap.  II). — "Se  trataba  de  una  compa- 
ñía de  cirqueros."  (ID.,  ib.,  t.  I,  cap. 
IV.) — "Al  toque  de  una  marcha  ejecu- 
tada por\la.  murga,  salían  los  volati- 
nes y  cirqueros,  y  a  la  cabeza  el  fa- 
moso payaso."  (G.  CUBAS,  Recuerdos, 
p.  25.5.) — "Esos  bailes  de  los  cirqueros 
sobre  los  caballos,.;,  son  los  ejerci- 
cios del  primer  acto  ecuestre."  (ID., 
ib.,  p.   257.) 

2.  El  empresario  de  una  de  esas 
compañías. 

"Pusieron  a  prueba  la  filantropía  de 
los  cirqueros  Orrin."  (FACUNDO,  El 
Lujo  y  el   Dormitorio   público,  p.   298.) 

Méx.  ICAZBALCETA,  p.  101. 

CIRQUISTA.  m.  y  f.  Cirquero; 
más  usado  que  éste  para  designar 
al  individuo  que  trabaja  en  el  cir- 
co. 

CISCA,  f.  Enojo,  alteración  del 
ánimo  producida  por  una  chanza  u 
otro  medio  que  predisponga  el  ca- 
rácter. En  México  es  vergüenza, 
empacho,  mortificación;  cosa  dis- 
tinta a  la  nuestra.  (ICAZBALCETA, 
p.  101). 

CISCADA,  f.  Acción  y  efecto  de 
ciscarse. 

CISCARSE,  pr.  Enojarse,  picarse 
por  alguna  chanza  u  otra  (¡osa  que 
predisponga  el  ánimo. 

En  México,  avergonzarse,  correrse. 
(ICAZB.,  p.  101.)  Lo  mismo  en  Cuba 
(PICH.,    p.    60.) 

CISCÓN,  NA.  adj.  Que  gusta  de 
hacer  que  otro  se  cisque  o  pique. 

CIVIL.  (Malvaviscus  arborens, 
CAV.)  m.  Nombre  que  se  da  vulgar- 
mente a  la  manzanilla  de  la  tierra, 
S'Obre  todo  entre  la  gente  del  cam- 
po. Familia  de  las  malváceas. 

CLAC.  (Del  fr.  claque,  f.)  m.  Som- 
brero de.  muelles,  llamado  también 
sorbete  o  sorbetera. 

"La  turba  de  jóvenes  bailarines 
que,  en  pantalón  ajustado,  zapato  y 
media  calada,  el  clac  debajo  del  bra- 
zo, y  alta  corbata  de  razo  blanco,  mo- 
vían de  'una  y  otra  parte  sus  patitas 


CLAR 


359  — 


CLAU 


do  codorniz."  (MEEIXO,  Celestina,  2a. 
pte.,    III,    p.    224.) 

Cuba.  MACÍAS  (p.  331)  escribe  cla- 
que. 

Arg.  "El  frac  y  el  clac,...  han  que- 
rido mantenerse  de  acuerdo  al  formar 
.su  plural:  para  conservar  su  prosodia 
sufi-en  el  mismo  accidente  ortográfico, 
y  sólo  podrá  hablarse  de  fraques  y 
claques,  pues  fracs  y  cfacs  son  formas 
extranjeras  que  no  condicen  con  el 
habla  correcta."  (JUAN  B.  SEI<VA, 
Guía.   párr.   76,   p.   35.) 

CLARA.  LAS  CLARAS  DEL  DÍA, 
fr.  "La  hora  del  alba. — Construyese 
con  el  verbo  venir:  ya  vienen  las 
claras  del  día. — Sánchez  IMármol  la 
autoriza  en  su  hermosa  novela 
Previvida".  (QFEVEDO,  Lírica  po- 
pular tabasqueña,  p.   51). 

CLAREAR,  a.  Cortar,  dividiendo 
de  medio  a  medio:  lo  clareó  de  un 
machetazo. 

Méx.  "Atravesar  una  bala  de  parte 
a  parte  cualciuier  cuerpo."  (ICAZBALi- 
CETA,   p.    102.) 

"La  bala  que  pasó  clareando  la  fal- 
da del  sombrero  de  Vicente  no  les 
infundió  tal  pavor  que..."  (Astucia, 
t.  11,  ^ap.  r\'.) — "Otros  cuatro  (ti- 
ros) por  la  parte  de  afuera  clarearon 
los  tablones."  (ID.,  ib.) — "Uno  de  sus 
arrieros,  el  Chango,  clareada  la  pier- 
na de  un  balazo."  (ID.,  t.  II,  cap.  ATT, 
bis.) 

RAilOS  y  DUARTE,   p.   124. 

CLARIDOSO,  SA.  adj. 

Méx.  "Que  aco.stumbra  decir  clari- 
dades, o  frases  amarg-as  y  ofensivas, 
sin  rebozo  ni  atenuación."  (ICAZB., 
p.   102.) 

"Yo  le  enseñaré  a  claridoso."  (Astu- 
cia, t.  I.  cap.  ZCV^  — "Especialmente 
en  el  desempeño  de  su  profesión,  en 
que  era  excéntrico  y  claridoso."  (ROA 
BÁRCEXA,  Noche  al  raso,  XI,  p.  37.) 
I  ;ay  si  es  claridosa 
T  el  mundo  ro\-x-,elve:" 

(PRIETO,  Poesías  festivas.  Letrilla, 
p.    7.5. •> 

En  Cuba  clarioso.  (MACÍAS,  p.  331.) 

CLARIFICADORA,  f. 

Ríopl.  "Caldera,  grran  pila  o  tacho 
donde  el  g-iiarapo,  a  la  temperatura  de 
60,  se  clarifica  y  arroja,  con  las  espu- 
mas, las  materias  leñosas,  acuosas  y 
fermentables  que  forman  la  "cacha- 
za."   (BAYO,  p.   54.) 

Cuba.  PTCHARDO.  n.  rri;  MACfAF!, 
p.    331. 


CLARÍN  DE  LA  SELVA.  (Mya- 
dectes  unicolor),  m.  "Ave  canora 
del  grupo  de  los  dentitrrostros.  Es 
de  tamaño  algo  mayor  que  el  de 
un  gorrión  de  Europa,  de  color 
apizarrado  uniforme,  y  con  un  ri- 
bete blanco  al  rededor  de  los  ojos. 
Se  domestica  y  se  le  tiene  en  jau- 
las por  gozar  de  su  canto".  (ICAZ- 
BALCETA.  p.  102).  Aunque  no  es 
propia  de  Tabasco  esta  ave,  se  la 
encuentra  en  las  selvas  vírgenes 
de  la  serranía  fronteriza  meridio- 
nal. 

CLARO,  m. 

Méx.  "El  blanco  de  la  azúcar  purt- 
fi'^.'idí' :  buen  rfaro:  cMro  acotensado." 
(ICAZBALCETA.   p.   102.) 

2.  pl.  "Las  espumas  que  se  reco- 
gen en  las  calderas  donde  se  cuece 
la  azúcar,  después  de  quitada  la  ca- 
chaza. Las  primeras,  cocidas,  se 
convierten  en  miel  de  ciaros:  de 
las  últimas  suele  hacerse  azúcar  de 
inferior  calidad,  o  se  pasan  a  otra 
caldera  cuya  limpia  comienza". 
(ID.) 

Ciiha.  PICHARDO.  p.  60;  MACÍAS. 
p.    331. 

3.  m.  fam.  Nombre  con  que  se 
conoce  también  el  aguardiente  co- 
mún y  corriente,  llamado  en  la 
monserga  vulgar  zorro  blanco,  ba 
larrasa,  etc.:    un  trago  de  CLARO. 

En  Hond.  (irE:\rBRExO.  p.  4)  y 
en  C.  A'^érica  en  general  (SALA- 
ZAR  GARCÍA),  expresa  clara:  "es- 
pacio corto  en  que  se  suspende  el 
agua  en  tiempo  lluvioso  y  hay  al- 
guna claridad"  (primero) :  a  lo 
cual  llamamos  aquí  escampada.  (V.) 

CLAUSURAR,  a.  Conocida  es  la 
tendencia  de  agregar  desinencias 
en-ar  a  sustantivos  autorizados  por 
la  Academia — como  clausura — para 
formar  verbos  de  la  primera  con- 
jugación, y,  entre  éstos  se  nota  el 
presente.  Los  más  eminentes  filólo- 
fo«  como  CUERVO  fnárr.  875).  GA 
GINI,  (p.  137),  ORTÚZAR,  (p.  80), 


CLAV 


—  360  — 


COA 


han  reconocido  la  legitimidad  del 
vocablo.  Réstanos  solamente  agre 
gar  que  ya  no  expresa  nada  más 
el  acto  de  suspender  solamente  sus 
deliberaciones  un  congreso,  tribu- 
nal, etc.,  sino  que  se  ha  hecho  ex 
tensivo  a  todo  aquello  que  suspen- 
de sus  funciones,  cualquiera  que 
sea  la  clase  de  la  institución  y  aun 
en  el  comercio  halla  aplicación  a 
la  clausura  de  establecimientos, 
tiendas,  etc..  como  sinónimo  de  ce- 
rrar. 

CLAVADA,  f.  Herida  producida 
por  un  clavo,  o  cualquiera  otra  co- 
sa puntiaguda,  como  una  espina; 
clavadura.  También  acción  y  efec 
to  de  clavar,  en  general. 

DEJAR  EN  LA  CLAVADA,  o  EN 
LA  ESTACADA  a  uno,  dejarle  a 
otro  el  cumplimiento  de  un  compro- 
miso común  a  ambos,  sin  ayudar 
le. 

CLAVAR,  a.  Pescar  o  coger  con- 
chas con  el  clavo;  peces  con  la 
fisga,  lagartos  u  otros  animales  con 
el  arpón. 

CLAVELLINA,  f.  "Se  conoce  con 
este  nombre  .no  la  planta  que  pro- 
duce el  clavel,  sino  otra  que  da  la 
flor  así  llamada,  a  manera  de  lirio, 
de  varios  pétalos,  delgados,  ensor- 
tijados o  rizados,  olor  suave,  color 
blanco  o  rosado...."  (PICH.,  p. 
60).  Tenemos  entendido  que  tam- 
bién, como  en  Cuba,  se  da  este 
nombre  a  una  especie  de  maravi- 
lla. 

CLAVILLO.  TO.  Nombre  con  que 
se  desisrna  vulgarmente  el  ñstol  o 
alfiler  de  corbata. 

2.  Entre  los  agricultores  se  lla- 
ma así  la  radícula  y  la  plúmula  de 
la  planta,  al  principiar  la  germina- 
ción de  la  semilla,  principalmente 
del  maíz  y  el  frijol. 

"Y  entonces  se  le  advierten  sus  dos 
clavi Hitos,  como  dicen  por  acá,  y  que 
no  son  otra  cosa  que  la  radícula  que 
se   dirige  hacia   abajo  para   formar  la 


raíz,  y  'a  plúmula  o  vastago  que  se 
eleva  hacia  arriba."  (GIL  y  SAENZ. 
El   Caporal,  p.   23.) 

CLAVO,  m.  Instrumento  de  ace- 
ro, en  forma  del  objeto  de  su  nom- 
bre por  la  punta,  y  con  cabo  o  as- 
ta larga  en  lugar  de  cabeza,  que 
sirve  a  los  pescadores  y  campesi- 
nos para  coger  animales  testáceos 
(conchas) :  tortugas,  hicoteas,  etc., 
especialmente  las  primeras.  EL 
CLAVO  propiamente  tiene  forma  de 
pirámide  cuadrangular,  de  unos 
tres  centímetros  a  lo  sumo  de  lar- 
go; hecho  especialmente  de  acero, 
por  la  propiedad  que  este  metal 
tiene  de  ser  fuertemente  penetran- 
te y  adhesivo  en  la  concha  del  ani- 
mal vivo.  Lleva  un  asta  larga  co- 
mo la  de  la  fisga;  pero  sumamente 
ligera,  para  que  al  golpear  no  pe- 
netre demasiado,  porque  perforan- 
do al  través  la  concha,  deja  de  su- 
jetarla 

CLOROFORMAR,  a.  Cloroformi- 
zar; aplicar  clorofoiTuo,  pai'a  pro- 
ducir anestesia.  Por  más  que  la 
Academia  no  autorice  esta  forma 
del  verbo,  todo  el  mundo  dice  clo- 
roformar» quedando  reservada  la 
forma  académica  solamente  para 
ciertos  estirados  escritos  o  discur- 

«ÍOS. 

CLORÓTICO,  CA.  sust.  y  adj. 
Anémico.  Como  la  clorosis  es  en- 
fermedad propia  solamente  de  las 
mujeres  adolescentes,  no  es  propio 
llamar  clorótico  al  hombi'e  anémi- 
co .nada  más  porque  su  aspecto  sea 
semejante  al  de  la  mujer  ciorótica. 

Nléx.  RADIOS  y  DIÑARTE,  p.  12.5. 

C.   Rica.  GAGIXT,  p.   137. 

C.  Amér.   SALAZAR  G.\RCtA,  p.  69. 

COA.  f.  Instrumento  de  labranza 
hecho  de  hierro  a  guisa  de  pala,  pe- 
ro mucho  más  resistente  que 
ésta,  con  un  cabo  largo  de  ma- 
dera, o  metálico  también,  que 
foi-ma    un    sólo    eje    con    la    pala. 


COA 


—  361 


COA 


y  por  medio  del  cual  se  la  maneja 
para  cavar  o  romper  la  tierra,  des- 
cargándola fuertemente.  El  palo 
mismo  con  un  extremo  cortado  en 
loi-ma  de  cuña  o  bisel  y  terminan- 
do en  filo,  con  iguales  usos.  Este 
es  el  instrumento  generalizado  hoy 
en  los  usos  agrícolas.  Primitiva- 
mente fue  hecho  de  una  sola  pie- 
za de  madera,  y  tal  vez  se  diferen- 
ciara solamente  por  el  cuerpo,  có- 
nico V  puntiagudo,  en  lugar  de  rec- 
tangular y  filoso  en  un  lado  como 
es  ahora.  Así  se  desprende  de  las 
más  antiguas  descripciones,  como 
la  siguiente:"  "Coas  de  palo,  que 
son  unos  palos  de  puntas  agudas 
que  usaban  (los  indios)  para  ca- 
var y  hacer  sus  labranzas".  (Me- 
morial sobre  el  remedio  de  las  in- 
dias, presentado  ai  Cardenal  Cisne- 
ros.  Es  letra  de  Bartolomé  de  las 
Casas.  Año  de  1516:  apud  ICAZ- 
BALCETA.  p.  104).  En  forma  aná- 
lo'^'a  'a  d<=>fine  Oviedo:  "Palo  tosta- 
do empleado  por  los  indios  para  la- 
brar la  tierra,  a  manera  de  azada 
(Lengua  de  Cuba)"  (Vocabulario, 
t.  rV).  pues  lo  de  "a  manera  de 
azada"  sólo  quiere  decir  que  se  usa- 
ba en  lugar  de  este  instrumento  o 
p'ie  hac'a  sus  veces,  no  aue  fuera 
de  la  misma  fonaa.  La  COA,  pun- 
tiaguda y  recta,  se  llama  hoy  en  el 
lenguaje  tabasqueño,  macana,  cosa 
distinta  también  de  lo  que  primi- 
tivamente se  llamó  así  entre  los 
aztecas,  romo  so  verá   después. 

Pero  si  como  instrumento  indíge- 
na fue  la  COA  de  tal  suerte,  ac- 
tualmente resulta  impropio  definir- 
la de  igual  modo.  Icazbalceta,  y  con 
perdón  sea  dicho  de  su  respetabi- 
lidad, maguer  su  característico  es- 
tilo clarísimo,  sentó  una  definición 
confusa  a  todas  luces:  "Instrumen- 
to de  labranza  aue  se  usa  en  lu- 
gar de  la  azada.  Es  uní»  especie  de  ' 
pala  de  hierro,  sin  reborde  alguno,  i 


casi  recta  por  un  lado,  curva  por  el 
otro,  y  terminada  en  punta,  con  un 
cabo  largo  de  madera  en  la  línea 
de  la  parte  recta". — ¡Pala  sin  re- 
borde  recta  por  un  lado,  curva 

por  el  otro....!!  y  terminada  en 
punta? 

Peor  anduvo  la  Academia.  (1). 
Tomó  la  definición  de  Oviedo,  sus- 
tituyendo lo  de  tostado  por  "endu- 
recido al  fuego"  que  le  par.eció  más 
propio,  y  agregándole  aguzado,  di- 
jo lo  que  sigue:  "Palo  aguzado  y 
endurecido  al  fuego,  de  que  se  va- 
lían los  indios  americanos  para  la- 
brar la  tierra".  Suprirñió  lo  de  "a 
manera  de  azada".  Luego  da  una 
segunda  acepción,  por  "Instnimen- 
to  de  agiúcultura  que  se  usa  en  Mé- 
xico, en  lugar  de  la  azada",  copian- 
do al  Sr.  Icazbalceta.  al  pie  de  la 
letra.  Todo  esto  es  sembrar  la  con- 
fusión en  una  cosa  de  suyo  suma- 
mente sencilla:  la  COA  fue  y  ha 
sido  siempre  recta  formando  im 
sólo  eje  el  cuerpo  con  el  cabo;  aun- 
que primitivamente  pueda  haber  si- 
do un  extremo  o  cuerpo  mismo  del 
instrumento,  ora  aguzado  y  de  for- 
ma cónica,  ora  filoso  y  en  forma  de 
cuña  o  rectangular,  como  es  hoy 
únicamente. 

Respecto  a  la  etimología  de  la 
voz.  la  anarquía  ha  sido  maj^or. 
Quienes   han   creído   en   su   origen 


M'  D.  D«río  Rubio  (Mex.  de  la 
Acad.,  p.  59)  criticando  la  definición 
de  la  jfcadeniia  escribe:  "Precisamen- 
te lo  contrario,  porque  la  pala  de  hie- 
rro no  e.<:  la  COA:  la  COA  fs:  "Un  p3- 
lo  de  madera  dur^  y  de  un  metro  más 
o  menos  de  longitud,  aguzado  por  uno 
de  sus  extremos,  y  qii^mado  o  tostada 
la  punta  para  darle  mayor  fortaleza." 
(Zayas  Alfonso.  Lexicografía  Antilla- 
na), y  a  ésta  se  le  ha  aerrepado  la  pa- 
la" Repetimos  que  la  coa  no  lleva  pa- 
la: es  una  especie  de  pala,  más  resis- 
tente, pero  más  pequeña,  y  que  como 
r.n-1  lle^-r>  un  f»abo.  más  lartro  si  se 
quiere,  como  que  el  hombre  cava  con 
la   coa   teniendo  el  cuerpo  en  pie. 


COAL 


362  — 


COBB 


mexicano,  el  ilustre  Clavijero  en 
primer  término;  mas  el  Sr.  Icazbal- 
ceta  ha  probado  que  esto  es  erró- 
neo; quien,  como  Oviedo,  dice  que 
pertenece  a  la  lengua  de  Cuba; 
quien  la  califica  simplemente  de 
"voz  indígena",  como  el  sobrio  Pi- 
chardo,  y  quien,  por  último,  como 
el  eminentísimo  Armas,  halla  en  el 
Vasco  la  raigambre  de  la  palabra 
en  virtud  de  la  desinencia  oa.  "Pe- 
ro sea  isleño  o  vasco  nuestro  coa, 
— diremos  con  el  autor  del  Vocabu- 
lario de  mexicanismos  —  el  hecho 
es  que  no  pertenece  a  la  lengua 
mexicana".  • 

COALIGARSE.  pr.  "Equivocados 
andan,  y  por  ciei-to  no  son  pocos, 
los  que  creen  que  teniendo  en  nues- 
tro idioma  el  sustantivo  coalición, 
forzosamente  debe  existir  el  verbo 
coaligarse.  Ni  coalición  nació  de 
coaligarse,  ni  este  verbo  ha  existi- 
do nimca  en  el  habla  castellana". 
(GAGINI,  p.  138). 

Para  mejor  ilustración  citaremos 
los  vocablos  que  por  razón  de  pa- 
ronimia suelen  confundirse. 

Coalición  (Del  lat.  coalitum,  sup. 
de  coalescere.  reunirse,  juntarse), 
f.  Confederación,  liga,  unión. 

Coligación.  (Del  lat.  colligatio,- 
onis).  f.  Acción  y  efecto  de  coali 
garse. — 2.  Unión,  trabazón  -o  enlace 
de  unas  cosas  con  otras. 

Coligarse.  (Del  lat.  colligare;  de 
cum,  con,  y  ligare,  atar),  r.  Unir- 
se, confederarse  unos  con  otros  pa- 
ra algún  fin. 

Colisión.  (Del  lat.  colliseo,-onis, 
de  collidere,  chocar,  rozar),  f.  Cho- 
que de  dos  cuerpos.     , 

COAZO.  m.  Golpe  que  se  descar- 
ga con  la  coa  para  romper  la  tie- 
rra o  hundirla  en  ésta. — Golpe  da- 
do con  la  misma,  a  guisa  de  tran- 
ca. 

COBA  (DAR).  Bromear;  dar  re- 
moquete. Más  usado  en  México. 


COBIJA,  f.  "La  acción  y  efecto 
de  cobijar,  y  también  el  mismo  te- 
cho de  guano,  yagua,  etc."  (PI- 
CHARDO,  p.   61). 

Como  se  ye,  nuestra  acepción 
provincial  por  el  techo  rústico  es 
estrictamente  cubana.  Las  acepcio- 
nes de  manta  y  ropa  de  cama  que 
el  Diccionario  da  como  mexicanis- 
mos, sin  que  sea  cierto,  porque  co- 
rren por  toda  la  América  española 
(ICAZBALCETA,  p.  105;  RAMOS  y 
DUJiRTE,  p.  126;  OCAMPO,  p.  152; 
Cuba,  MACÍAS,  p.  335;  C.  Amén, 
SALAZAR  G..  p.  69;  Hond.,  MEM- 
BREÑO,  p.  42;  C.  Rica.,  GAGINI,  p. 
138:  Guat.,  BATRES,  p.  176;  Venez., 
PICÓN  PEBRES,  p.  81;  Colombia, 
CUERVO,  p.  685;  Ecuador,  CEBA- 
LLOS,  p.  48;  Ríopl.,  GRANADA,  p. 
155;  BAYO,  p.  54)  no  corren  en 
nuestro  lenguaje  provincial,  y  son 
acepciones  perdidas  del  castellano, 
al  decir  de  Armas,  quien  alega  la 
sigiente  cita: 

"Hallaron  muchos  niños  y  mujeres, 

y  ropas  de  sus  mantas  o  cobijas." 

(CAS'T.,    Eleg.,    Cartag.,    7.) 

Nuestra  acepción  es  una  aplica- 
ción extensiva  del  significado  de 
teja  que  le  da  el  Diccionario  al  vo- 
cablo. 

COBIJAR,  a.  "Techar  de  guano, 
yagua  o  cosa  semejante  la  casa 
rústica".  (PICHARDO,  p.  61)— MA- 
CÍAS. p.  335. 

COBRAR,  a.  Siguiendo  la  corrien- 
te del  americanismo  en  el  lengua- 
je, es  también  enteramente  común 
a  nuestra  habla  regional  la  acep- 
ción de  "pedir,  exigir,  demandar  lo 
debido",  que  este  verbo  no  tiene  en 
buen  decir  castizo,  si  bien  los  es- 
pañoles usan  igualmente  de  él.  con- 
forme lo  demuestra  CUERVO  (párr. 
594)   censurándolo. 

El  Diccionario  de  Aut.  definió: 
"Recibir,  percibir  y  exigir  la  paga 
de  lo  que  se  debe",  aun  cuando  en 
las  trece   ediciones  posteriores   no 


COBR 


—  363  — 


COCA 


aparezca  en  la  definición  otro  ver-  ■ 
bo  que  percibir.  Terrei'os:  "CO-  i 
BRAR:  exigir  o  percibir  la  paga 
de  lo  que  se  debe",  con  lo  cual  no 
fue  del  todo  claro,  por  la  ambigüe- 
dad que  siembra  la  disj-untiva  o. 
Mas  la  indecisión  va  desaparecien- 
lo.  si  se  mira  a  que  el  Dicciona- 
rio de  la  Lengua  ha  suprimido  en 
su  última  edición  (14a.)  la  acepción 
figurada  de  "pedir  a  uno  con  mucha 
insistencia  que  haga  alguna  cosa", 
con  lo  cual  también  ha  estado  sin 
duda  más.  atento  al  uso  autoriza- 
do por  los  clásicos.  Cervantes  en 
todas  sus  obras,  no  da  al  verbo 
otra  acepción  que  la  reconocida 
por  Ta  Academia.  Citas  de  Gil  y 
Zarate  de  Amat  y  de  Mariana,  ale- 
gadas por  Cuervo,  están  acordes  en 
tal  uso  y  confií-man  su  legitimidad. 
Por  último,  lo  que  ha  sucedido 
y  sucede  en  el  habla  popular,  es  lo 
que  el  mismo  autor  de  las  Apunta- 
ciones críticas  ai  lenguaje  bogota- 
-r>  d'ce:  "Siendo  comúnmente  el 
cobrar  efecto  del  pedir  o  exigir  lo 
debido,  predomina  el  último  con- 
cepto y  viene  nuestro  verbo  a  to- 
marse impropiamente  por  pedir  o 
exigir  uno  lo  que  otro  le  debe".  Así 
esta  traslación  de  sentido  acrecien- 
ta acepciones  en  las  "'^nes  del  ha~ 
bla  popular,  como  puede  también 
en  ocasiones  tornarse  en  fuente  de 
ociosos  significados  que  no  siendo 
necesarios  en  el  idioma  por  tener 
quivalente  puros  de  expresión, 
vienen  solamente  a  semlH-ar  la 
anarquía  en  una  materia  que  es  de 
suyo  propia  para  incidir  en  el 
error  y  aun  en  la  violación  de  re- 
glas precisas.  Por  ello,  siempre  y 
en  toda  ocasión,  insistiremos  en 
que  debe  aprovecharse  del  habla 
popular  todo  lo  que  entrañe  una 
necesidad,  una  acepción  nueva  que 
aclare  el  concepto,  desechándose 
aquello  que  solamente  exprese  re- 


petición de  ideas  castizamente  ex- 
plicadas por  el  Diccionario  de  la 
Academia. 

COBRATARIO.  m.  Cobrador. 

Méx.  liamos  y  Duarte  lo  registra  co- 
mo   provincialismo    de    Yucatán. 

COSRE.  m.  Centavo;  centesimo 
del  peso;  moneda  única  que  se  ha 
ce  de  este  metal,  úsase  también 
en  Veracruz. 

"El  cartón  por  cada  jugada  vale 
tres  centavos,  y  el  agraciado  tiene  de 
premio  cincuenta  cobres,  y  hasta  un 
peso."  (RODRÍGUEZ  BELTRAX,  Per- 
files, IX.  La  Polaca,  p.   58.) 

ENSEÑAR  EL  COBRE,  fr.  que- 
dar en  ridículo.  Tómase  general 
mente  en  mala  parte. 

VER  EL  COBRE  A  UNO.  fr.  to- 
marle el  pelo,  burlarse  de  él.  Tó- 
mase también  en  mala  parte. 

COBRERO.  m.  Calderero;  calde- 
retero. Persona  que  hace  o  vende 
objetos  que  generalmente  son  de 
cobre;  como  pailas,  calderetas,  etc,, 
o  que  trabaja  este  metal  como  fun- 
didor. 

COCA  (DE),  m.  adv.  fam.  Gra- 
tis, de  balde  y  en  balde;  baldío, 
desocupado. 

Méx.  ICAZBALCETA,  p.  106;  OC^^JM- 
PO,  p.    1.53. 

COCADA,  f.  Dulce  de  coco  que  se 
hace  con  miel  de  azúcar,  huevo  y 
mantequilla,  cociéndose  al  horno. 
En  México  llaman  así  a  cualquier 
dulce  de  coco,  y  se  hace  con  pilon- 
cillo ordinario. 

El  dulce  es  corriente  en  todr.  la 
América  española,  aunque  en  cada 
"Izarte  se  componga  de  manera  dis- 
tinta. 

COCAL,  m.  Cocotal;  sitio  pobla- 
do de  cocoteros.  El  Diccionario  le 
registra  como  Venez.  Es  voz  común 
de  los  países  de  Centro  y  Sur  Amé- 
rica. 

"En    el    término   del    cocal    se    alzan 

los    ángulos    agudos   de   los    techos   de 

palma     de     dos     casiichas."    ÍRODRI- 

I  GrEZ  BBLTR.\X.   Perfiles,  XXIV,   Si- 

'  luetas.  p.   224.) 


coco 


—  364 


COCO 


Cuba.   PICHARDO,   p.   61. 
C.    Rica.  GAGINI,  p.   140. 

COCO.  m.  Con  este  nombre  gt 
nérico  se  conoce  la  vasija  de  for- 
ma esférica  hecha  de  la  corteza  de 
la  fruta  del  mismo  nombre,  del  jí- 
caro o  del  güiro,  en  que  se  toman 
generalmente  las  bebidas  campesi- 
nas, el  pozol,  el  pinol  y  el  chocola- 
te. Los  hay  cuidadosamente  labra- 
dos con  curiosos  dibujos  e  inscrip- 
ciones, a  los  cuales  llaman  borda- 
dos. V.  BORDAR. 

"Pronto  cada  uno  tenía  en  las  ma- 
nos la  manserina  repleta  de  tortillas 
con  su  gran  coco  de  bebida."  (MERI- 
NO, Celestina,  IX,  p.  80.) — "Y  luego 
que  sea  repartido  (el  chocolate)  en  sus 
tecomates  que  llaman-  a  unos  cocos 
muy  labrados  para  el  propósito." 
ÍXIM.,  Cuatro  Libros  de  la  Nat.,  Lib. 
I,  cap.  XLVI,  p.   52.) 

Venez.  "Vasija  hecha  d6  la  segunda 
careara  dol  fi-uto  de  esto  nombre.  Se 
coloca  sobre  un  rodete  que  se  teje  de 
junco,  hoja  de  palma,  fibra  de  cocui- 
za, mimbre  u  otras  cosas.  A  algunos 
cocos  se  les  pone  pie  desplata  y  s< 
les  adorna  con  enchapados  de  lo  mis- 
mo."  (PICÓN  PEBRES,  p.  81.) 

En  Tabasco  el  coco  se  sienta  so- 
bre el  yagual,  hecho  de  yagua  o  de 
bejuco,  pero  más  comúnmente  de 
ballií  rajado. 

Méx.  En  OCAMPO  (p.  l^Z)  hallamos 
que  se  llama  así  al  "Sudadero  para 
poner  bajo  de  la  silla  o  ap.arejo,  he- 
cho de  los  filamentos  lojizos  que  for- 
man la  primera  cubierta  de  la  fruta 
llamada  coco." 

En  la  América  del  Sur  se  llama 
también  así  un  "Pedruzcón  hueco, 
cuya  forma  exterior  se  inclina  muy 
grotescamente  a  un  óvalo  o  a  una 
esfera  y  cuya  pared  interior  está 
cubierta  de  cristales".  (GRANADA, 
p.  155).  ALCEDO  habla  de  este  mi- 
neral en  el  Dice,  geogr.  hist.  de  las 
Ind.  Occ. 

2.  (Ibisi  alba  VIEILL).  m.  Ave  del 
orden  de  las  grallatoras  y  la  fami- 
lia de  las  tantálidas.  Vive  a  orillas 
de  las  lagunas  y  depósitos  palus- 
tres, donde  se  alimenta  de  pececi- 


líos,  algas  y  plantas  en  descompo- 
sición. 

El  Sr.  Rovirosa  en  sus  Ap.  para 
la  Zoología  de  Tabasco  (p.  45)  di- 
ce: "Es  ave  muy  abundante  aesde 
Junio  hasta  Diciembre. — El  vulgo 
admite  tres  especies:  coros  negro.? 
(1  pardos,  pintados  y  blancos;  pe- 
ro estas  variantes  en  el  plumaje 
dependen  exclusivamente  de  la 
edad  y  de  ningún  modo  constitu- 
yen caracteies  específicos". 

COCO  PELADO,  expr.  fam.  Así 
se  llama  al  fruto  o  hueso  del  co- 
cotero, desprovisto  de  la  envoltu- 
ra fibrosa  qué  lo  cubre. 

"Se  les  quita  con  un  machete  el 
carapacho  o  parte  filamentosa  que  les 
envuelve,  quedando  así  reducidos  a 
menos  de  la  mitad  en  volumeh  y  peso, 
En  este  estado  se  llaman  cotos  pela- 
dos. (RABASA,  El  Est.  de  Chis.,  p. 
80.) 

A  COCO.  m.  adv.,  rapado  a  raíz, 
de  cuajo:  pelarse  A  COCO. 

COCOHITAL.  m.  Sitio  poblado  de 
cocohítes.  Conjunto  de  estos  árbo- 
les. 

COCOHÍTE.  (Del  mex.  quaquahuitl 
Robinia?  maculata,  H.  B.  K.  Legu- 
minosa). Llamado  también  cocuite. 
Árbol  semejante  al  chipilochíte;  de 
hojas  verde  claro,  compuestas, 
opuestas,  de  tres  a  cinco  centíme- 
tros de  largo,  elípticas,  jugosas.  Es 
planta  que  prende  y  se  propaga  por 
estacas,  por  lo  cual  se  llama  vul- 
garmente palo  de  nacer,  como  el  jo- 
bo y  ¿tros,  usándose  mucho  por  es- 
ta propiedad  para  cercas  en  luga- 
res bajos  o  inunaables.  De  la  flor 
que  es  semejante  en  forma  y  color 
a  la  alcaparra,  cocida  y  colada,  se 
hace  jarabe  muy  usado  en  refres- 
cos. Florece  a  la  entrada  de  la  pri- 
mavera, esparciendo  muy  suave  y 
grato  olor  en  los  campos.  Es  una 
de  las  plantas  del  néctar  de  cuyas 
flores  gustan  más  las  abejas  para 
fabricar  miel.  Los  insectos  se  agol- 
pan en  gi-au  número  y  forman  en 


coco 


365 


COCO 


la  fronda  de  cada  árbol  de  COCOHl- 
TE  un  rumor  semejante  al  de  la  col 
mena.  Parece  que  hay  variedades 
de  flor,  rosada,  blanda  y  lila,  siendo 
esta  última  la  más  estimada  para  la 
fabricación  del  jarabe.  Madera  su- 
mamente fuerte,  e  imputrescible; 
úsase  en  la  construcción  rural.  Por 
la  frondosidad  de  la  copa  se  em- 
plea el  árbol  como  madre  del  cacao. 

A  esto  debe  sin  duda  el  origen 
de  su  nombre:  quaquauitl,  que  se 
descompone  en  quauitl-quauitl,  es 
decir,  '"árbol  del  árbol",  que  sirve 
de  madre  a  su  semejante  el  cacao, 
prestándole  sombra  favorecedora 
de  su  crianza  y  desarrollo. 

"Los  agricultores  de  Tabasco,  des- 
de tiempo  inmemorial,  han  usado  las 
siguientes  (plantas  para  dar  sombra 
al  cacao):  la  madre  chontal,  la  ma- 
dre prieta,  la  madre  blanca  o  serrana, 
el  cocohíte  y  la  challa.  Estos  últimos 
son  má,3  bien  usados  como  chichi- 
guas." (MARTÍNEZ  CHABLÉ,  Cultivo 
del  cacaotero,  cap.  VII,  p.  24.) — "Ter- 
minada esta  serie  de  operaciones  se 
plantarán  a  30  centímetros  de  uno  y 
otro  lado  de  las  plantitas,  y  en  la  mis- 
ma dirección  estacas  de  challa,  coco- 
híte o  madre  serrana,  que  servirán  pa- 
ra proporcionar  no  sólo  algima  som- 
l'ra,  sino,  para  indicarle  al  peón  en  la 
época  de  las  limpias  la  presencia  de 
cada  una  de  ellas."  (ID.,  ib.,  cap.  IX, 
p.  37.) — "Los  cocohítes  y  macuilices 
no  tenían  hojas  por  tener  flores."  (CO- 
RREA DE  CÁRTER,  Paulina,  p.  60.)— 
ib.,  p.  647.) —  "Cocohíte...  Esta  ma- 
dera es  muy  semejante  a  la  anterior 
(chipilcohite),  tanto  que  muchos  las 
confunden;...  es  de  igual  resistencia 
a  la  anterior."  (Cat.  de  prod.  agrie,  de 
la    Exp.    de   S.    Louls    M.,    Iíi04.    p.    45.) 

COCO H ITERO,  RA.  adj.  Relativo 
o  concerniente  al  cocohíte:  gusano 
cocohítero. 

COCOL.  (Del  mex.  cocole,  "co- 
lérica e  impaciente  persona". 
MOL.?)  adj.  ÍNIucho  tiempo  ha  que 
oí  usarlo  como  sinónimo  de  presu- 
mido, soberbio  o  cosa  semejante, 
en  aquellos  versos  de  "El  can-cán:" 

"Ay,  cocol!   ya  no  recuerdas 
cuando  eras  chimisclán; 


y  ahora  que  tienes  tu  ajonjolí 
ya  no  te  quieres  acordar  de  mí." 
Por  cierto  que  tampoco  atino  con 
este  chimisclán,  cuyo  origen  no  apa- 
rece en  el  mexicano  ni  en  el  maya, 
por  más  que  mi  escasísimo  conoci- 
miento de  estas  lenguas  tal  vez  sea 
el  óbice  a  encontrarle. 

Pudiera  ser  cocol  una  variedad  o 
corrupción  de  cocoyol,  según  lo  acu- 
sa el  hecho  de  llamar  cocotazos 
(V.)  al  tiroteo  o  combate  por  me- 
dio de  balas,  seguramente  por  la 
analogía  de  forma  entre  éstas  y  el 
cocoyol,  y  porque  también  se  dice 
cocoyolazos. 

Hallamos  también  en  el  maya  la 
palabra  Kocol,  sucio;  pero  esto  es 
qpntrario  a  la  idea  de  nuestro  pro- 
vincialismo. 

Como  mexicanismo  significa  rom- 
bo, en  adornos,  bordados,  tejidos, 
etc.  (ICAZB.,  p.  107);  mas  aun  en 
esta  acepción  el  autor  dice  sola- 
mente: "Sospecho  que  esta  voz  es 
de  origen  mexicako,  porque  entra 
en  la  composición  de  varias  pala- 
bras de  ese  idioma;  pero  no  acier- 
to a  encontrar  en  ninguna  de  ellas 
analogía  con  el  significado  actual". 

2.  Significa  también  bucle,  rizo 
en  el  pelo.  Menos  hallo  en  esta 
acepción  las  relaciones  de  la  voz 
con  sus  probables  originarias  coco- 
le, mex.,  o  kocol,  maya,  y  más  bien 
pudiera  ser,  en  este  caso,  variante 
de  caracol,  tanto  por  paronimia  en- 
tre ambas,  como  porque  esta  voz 
caracol,  como  mexicanismo  (ICAZ- 
BALCETA,  p.  85)  tiene  el  mismo 
significado  de  bucle. 

Como  quiera  que  sea,  ello  es  que, 
no  siendo  castellana  la  voz,  de  uno 
u  otro  de  los  citados  idiomas  indí- 
genas de  América  debe  derivarse, 
inclinándonos  siempre  más  al  ori- 
gen maya. 

3.  Tengo  entendido  que  en  cier- 
tos  casos  se  usa  esta  voz  en   Ta- 


coco 


—  366 


COCO 


basco  como  afectivo  para  llamar 
cariñosamente  a  los  muchachos  hu- 
mildes. ¿No  pudiera  esto  ser  una 
confirmación  de  su  probable  origen 
maya,  por  la  relación  de  condición 
con  sucio? 

Por  último,  el  Sr.  Jesús  Sánchez 
(apud  Róbelo,  Dice,  de  Azt.,  p.  525) 
dice    que    COCOL   viene    de    coltic, 
mex.,  torcido.   Esto   guarda  alguna  • 
relación  con  el  significado  de  bucle,  j 
El  Sr.  Róbelo  (OB.,  cit.,  p.  508)  re-  ! 
gistra  la  acepción  mexicana  de  "Ta- ! 
mal  de  maíz  y  frijol  amasado  con 
miel,  que  usaban  los  indios  en  sus  | 
comidas  religiosas.    Radicales    des-  i 
conocidas".     Es    también   digno  de  ] 
reparo    que    en    Tabasco  no  corre 
ninguna  de  las  acepciones  mexica- 
nas, ni  tomando  a  cocol  por  rombo 
en  general  con  relación  a  cosa  al- 
guna que  afecte  esa  figura.  En  XI- 
MÉNEZ  .y    HERNÁNDEZ    (Cuatro  , 
Lib.   de    la   Nat,   p.   111)    se  lee  la 
descripción  de  una  planta     "De  la 
que  llaman  Cocomecatl,  que  quiere 

decir  medicina  de  soga  retorcida 

— La  planta  que  llaman  cocomecatl, : 
a  quien  llaman  algunos  cocomecaxi- 
huitl,   es   una   yerba  que   tiene  las 
hojas  como  las  del  albahaca,  pero  , 
mucho  mayores  llenas  de  esquinas,  i 
cortadas  al  tallo  pui-púreo  y  retor- 1 

cido "   Todo   confirma,   pues,  la 

mayor  propiedad  de  nuestra  acep- 
ción provincial  por  rizo,  como  más 
aproximada  al  significado  etimoló- 
gico del  vocablo. 

COCO  LAZO.  Usado  más  común- 
mente en  pluraT,  en  la  frase:  la  ho- 
ra de  los  COCOLAZOS,  por  balazos, 
tiros.  V.  COCOL. 

"Hoy   3é   citan   para   un   desafío 
A  pistola,   puñal  o  cañón; 
Pero   a  la  hora  de  los  cocolazos... 
Ahí   se   zurran,    señor   don   Simón. 

(Cantar  popular  del  folklorismo  ta- 
bfisqueño.) 

COCOLBOX.  (Pronunciado  cocol- 
bosh.  Del  maya  kocol,  sucio,  y  box, 
negro),   m.   Nombre   que   se   da   al 


cacao  de  clase  inferior,  provenien- 
te de  la  mazorca  que  endurece  se 
seca  y  entra  en  descomposición,  a 
causa  del  granizo,  la  lluvia  o  cual- 
quiera otra  circunstancia  que  ataca 
la  fructificación  del  cacaotero,  o 
que  impide  la  madurez  normal  del 
grano. 

"También  perjudican  mucho  al  ca- 
cao los  vientos  del  sur,  las  graniza- 
das y  otras  mil  causas  que,  bien  ha- 
cen morir  al  árbol  o  ennegrecen  la 
mazorca  convirtiéndola  en  lo  que  aquí 
llaman  cocoibox."  (ROVIROSA,  El 
Partido  de  Macuspana,  MS.,  p.  117.) — 
"Además  de  esta  clase  de  cacaos, 
existe  en  las  fincas  otras  que  resulta 
de  las  mazorcas  que  por  un  accidente 
o  por  descuido  permanecen  en  la  ma- 
ta hasta  que  se  secan  por  completo." 
(MARTÍNEZ  CHABLÉ,  Cult.  del  ca- 
caotero,  cap.  XIII,   p.    57.) 

COCOLMECA.  (Cocoimecatl  o  co- 
zolmecatl,  mex.,  compuesto  de  co- 
col 11,  cuna  de  niño  y  mecatl,  sogry 
cuerda  (SIMEÓN),  que  "quiere  de- 
cir soga  de  las  cunas".  XIM.  y 
HERN.)  f.  "Planta  de  cuyo  tallo, 
muy  duro  y  ligero,  se  fabrican  bas- 
tones. Smilax  rotundifolia,  L.  Esmi- 
láceas,  (COLMEIRO).  Smilax  pseu- 
do-china»  Sch.:  Raíz  de  China  de 
México,  Farm.  Méx.,  p.  93.  Cozo!- 
mecatl,  HERN.  V.,  72".  (ICAZBAL- 
CETA  p.   107).— OCAMPO,  p.   153. 

"La  planta  que  dicen  Cocoimecatl, 
que  otros  llaman  olcacacan,  parece 
que  pertenece  en  alpruna  manera  a  las 
especies  de  la  China,  porque  tiene  la 
raíz,  gruesa  casi  redonda,  roja  gra- 
ve y  hebrosa  de  la  cual  salen  unos 
tallos  cerca  de  la  rftíz  colorados  vo- 
lubles y  delgados,  y  nudosos,  llenos  de 
zarcillos,  y  tijeretas,  con  las  cuales  se 
sube  y  encarama  a  lo  más  alto,  y  en- 
cumbrado de  los  arboles,  más  cerca- 
nos, ti^ne  las  hojas  casi  redondas,  de 
mediana  grandeza,  y  atravesadas  con 
tres  venas  que  de  largo  a  largo  dis- 
curren la  frutha,  como  la  del  arrayan, 
llena  de  semilla...  nace  en...  tierra 
caliente,...  en  lugares  altos  y  bajos... 
dizen  que  hay  dos  especies;  una  de 
cuyo  tronco  se  hacen  bordones  her- 
mosíssimos,    pintados    atrechos,       con 

unas   vetas  leonadas,    y  negras " 

íXIM.  HERN.,  Cuatro  Libros,  cap. 
LVII,    p.    172.)    Continúa   el    autor  ha- 


coco 


—  367  — 


COCO 


blando  de  las  propiedades  medicina- 
les maj-avillosas  de  la  otra  especie, 
para  curar  heridas  y  llag-as,  "aunque 
sean  nacidas  del  mal  francés"  y  nu- 
merosísimas aplicaciones  a  otras  tan- 
tas enfermedades,  al  grado  de  que  Ue- 
fca.  a  concluir  que  "por  solo  averse  ha- 
llado esta  planta,  y  dádose  a  cozer  a  la 
gente  de  nuestro  orbe,  an  conseguido 
su  fin  los  soberanos  ynbictos  del  Rey." 
En  nuestros  días  y  en  nuestra  tierra 
no  tiene  tan  numerosas  aplicaciones  ni 
tan  maravillosos     efectos  medicinales. 

CÓCORA,  f.  "Persona  molesta  9 
in: pertinente  en  demasía".  Igual  sig- 
nificación;  pero  además  expresa  la 
molestia  misma.  Lo  mismo  en  Cu- 
ba: "Incomodidad,  escozor,  tormen- 
to espiritual  preventivo  y  constan- 
te". (PICH.,  p.  62).— MACÍAS,  p. 
341. 

En  México  tiene  la  acepción  espe- 
cial de  "persona  que  en  cualquiera 
reunión  o  espectáculo  público  mo- 
lesta a  la  concurrencia,  con  gritos, 
silbidos,  siseos  y  otras  groserías". 
(ICAZBALCETA,  p.  107).— OCAM- 
PO,  p.  153.— RAMOS  y  DUARTE. 
p.  126. 

COCOTA.  (Del  neol.  fr.  cocote), 
f.  neol.  "Cortesana:  mujer  elegan- 
te de  costumbres  libres".  (ICAZ- 
BiVLCETA,  p.  108). 

"Como  no  es  decididamente  una  en- 
copetada cocota,  ni  cosa  que  lo  val- 
ga." (FACT/XDO.  Ensalada  de  Pollos, 
t.  II.  cap.  II.) — "¿Xo  salje  ud.  lo  que 
es  cocota? — Xo. — Una  queridita."  (ID., 
Jamonas,  t.  I,  cap.  X,  p.  147  et  alibi.)" 

COCOTAZO.  Coca,  Ser.  art,  4a. 
acep. :  golpe  que  se  da  en  la  ca- 
beza con  los  nudillos  de  los  dedos 
de  la  mano,  cerrada  ésta.  En  Ríopl., 
se  dice  bícoque,  y  cocacho  en  Chi- 
le, según  BAYO  (p.  31.)  SARZÓN 
(Dice,  argentino)  y  SEGOVIA  (Dice, 
de  argentinismos)  dan  cocacho.  Pa- 
rece que  en  Yucatán  llaman  así  a 
un  "Pan  de  trigo  hecho  en  fonna 
redonda."  (RAMOS  y  DUARTE,  p. 
126.) 

"San   Pedrito  el  más  chiquito 
con  San  Francisco  Javier 


se  dieron  de  cocotazos, 
por  un  bushito  de  miel." 

(Cantar  popular  de  Tabasco)  (Tab. 
Gráf.,   núm.    152,    Dic.    28-916.) 

"Salta  pa  juerita  y  verá  si  te  pongo 
choroto  a  cocotazos."  (RODR.  BEL- 
TRAX,  Pajarito,  XII,  p.  234.)  En  el 
Vocabulario  que  sigue  a  la  obra  la 
da  como  binónimo  de  cogotazo,  el  au- 
tor; pero  nos  parece  que  es  ligereza. 
En  esta  misma  acepción  simple  le  re- 
gistra CUERVO  (párr.  849.) 

Cuba.  MACIAS,  p.  341. 

2.  Fruto  duro  y  redondo,  pareci- 
do por  la  forma  a  la  guayaba,  que 
usan  los  muchachos  para  jugar  al  ti- 
ro a  guisa  de  pelota.  El  mismo  nom- 
bre se  aplica  a  la  planta,  que  es  sil- 
vestre; árbol  frondoso,  de  hojas  ver- 
de claro  de  figura  elíptica,  abundan- 
te en  el  campo  alto.  Por  esta  acep- 
ción, parece  que  predomina  la  idea 
de  redondez  en  virtud  del  afijo  co. 

COCOYOL.  (Del  mex.  coyoili. 
Cocos  pínatifoila.  L.)  m.  Espe- 
cie de  palmera,  parecida  al  co- 
rozQ,  que  produce  el  fruto  del 
mismo  nombre,  semejante  al  coco 
de  agua,  pero  stimamente  pequeño, 
regularmente  de  dos  a  tres  centí- 
metros de  diámetro,  y  semejante 
también  al  que  en  la  costa  del  Pa- 
cífico llaman  coquito  de  aceite.  Co- 
mo éste  es  también  oleaginoso  y 
comestible,  especialmente  en  dulce, 
almibarando  por  cocción  la  pulpa  o 
pericarpio.  Del  hueso,  negro  y 
grueso  de  más  de  un  milímetro, 
cortado  en  zonas,  se  hacen  muy  cu- 
riosos anillos,  grabados  en  relieve 
o  finamente  tallados.  En  México  se 
le  llama  con  mayor  propiedad  coyol, 
nombre  que  está  más  de  acuerdo 
con  la  etimología  de  la  palabra;  y 
sirve,  según  ICAZBALCETA  (p. 
125),  "para  cuentas  de  rosario  y  pa- 
ra adornar  ciertos  objetos  como  las 
cuartas  de  lujo",  aplicaciones  que 
desconocemos  en  nuestro  territorio. 
Hay    una    especie    de 'fruto  más 


COCHE 


—  368  — 


COCHE 


grande,  que  se  llama  cocoyol  de  sa- 
bana, por  alusión  a  los  lugares  en 
que  más  comúnmente  se  produce. 
Suele  llamarse  también  cocoyol  al 
fruto  de  todas  las  palmeras  en  ge- 
neral. En  Centro  América  se  llama 
coyol. 

"Así  es  aue  en  aquellas  cuya  cubier- 
ta es  ósea,  esto  es,  de  hueso,  la  ger- 
minación no  se  opera  sino  al  cabo  de 
nivichos  meses,  como  el  cocoyol,  coco, 
corozo,  etc."  (GIL,  y  SAENZ,  El  Capo- 
ral, p.  52.) — "Un  instante  alzó  Antón 
la  vista,  y  frente  a  él,  parado  en  la 
penca  de  un  cocoyol,  se  encontró  con 
que,  al  fin,  contaba  con  un  compa- 
ñero en  aquel  escondrijo:  era  un  zo- 
pilote  que  le  miraba  de  hito  en  hito, 
moviendo  su  cuello  acompasadamente, 
de  arriba  a  abajo  en  actitud  de  quien 
medita."  (SÁNCHEZ  MARMOL,  Antón 
Pérez,  XIX,  p.  201.) — "El  chapaleo  de 
los  peces  en  la  superficie  tranquila; 
las  ardillas  "sentadas"  en  los  bejucos, 
royendo  verdes  cocoyoles  de  jahuacte." 
(COFFIN,  Gral.  Gutiérrez,  V,  p.  39.) 

No  es  cierto,  como  asienta  RA- 
MOS y  DUARTE  (p.  126),  que  en 
Tabasco  se  llame  corozo  al  cocoyol, 
pues  aquél,  como  hemos  explicado, 
es  otra  especie  (Cocos  crispa),  y  la 
fruta  es  enteramente  distinta. 

2.  Por  alusión  a  la  forma,  segu- 
ramente que  no  a  la  dureza  y  re- 
sistencia, se  llaman  vulgarmente 
cocoyoles  a  los  testículos  del  hom- 
bre. Lo  mismo  es  en  Costa  Rica 
(coyoles),  según  F.  FERRAZ  (p. 
32). 

COCOYOLAR.  m.  Sitio  poblado 
de  cocoyoles,  o  plantío  de  estos  ár- 
boles. 

COCOYELERO,  RA,  adj.  Relati- 
vo al  cocoyol;  afecto  a  esta  fruta: 
puerco  cocoyolero. 

COCHAMBRE,  m.  fam.  "Cosa 
puerca,  grasienta  y  mal  oliente". 
Usamos  más  ésta  en  la  acepción  de 
mugre,  suciedad  apergaminada  del 
vestido. 

COCHE,  m.  Coche,  cochel,  cochi, 
cuche,  y  aún  cuchí  que  registra  el 
Diccionario,  y  cuchín  son  términos 
vulgares  para  llamar  al  cerdo.  Que 


estas  palabras  o  algunas  de  ellas 
sean  originarias  de  lenguas  ameri- 
canas, queda  resuelto  negativamen- 
te, desde  luego  que  en  Asturias  (Es- 
paña) dícese  cocho  que  registra  la 
Academia.  "No  se  trata,  pues, — co- 
mo dice  muy  bien  ICAZB.  (p.  133, 
voz  CUCHI) — de  un  provincialismo, 
sino  de  una  simple  abreviación  de 
cochino,  que  se  usaba  y  usa  como 
vocativo  para  llamarle  o  estimular- 
le, y  que  por  haberla  oído  de  los 
españoles  creyeron  los  indios  en 
varias  partes  que  aquél  era  el  nom- 
bre de  un  animal  para  ellos  desco- 
nocido". 

Todas  no  son  más  que  variacio- 
nes fonéticas:  nosotros  usamos  in- 
distintamente coche,  cochi  y  cuchi. 
Lo  cierto  es  que  no  es  voz  quichua, 
como  quieren  Markham  (citado  por 
Icazb.):  Rodríguez  (p.  109)  y  al- 
gunos otros  lexicógrafos  america- 
nos, sino  castellana  sin  duda,  co- 
mo añrman  Icazbalceta  (supra) 
Cuervo  (párr.  967),  Gagini  (p.  141)  y 
Arona  (p.  139).  ni  es  sólo  voz  del 
Perú,  como  erróneamente  indica  el 
Diccionario. 

¡COCHE!  interj.  que  se  usa  para 
estimular  o  arrear  al  cochino.  Lo 
mismo  en  Venezuela  (PICÓN  F.,  p. 
83),  y  seguramente  en  otros  luga- 
res de  América,  dado  que  no  es 
más  que  el  mismo  nombre  del  cer- 
do. 

COCHE  de  MONTE,  m.  "Nombre 
vulgar  del  Dicotyles  tajaca,  Scla- 
ter.,  más  comúnmente  llamado  puer- 
co de  monte.  (V.)  (Pécari  en  la 
América  del  Sur  y  en  Europa).  Del 
mismo  modo  se  llama  en  Guatema- 
la (BATRES,  pp.  179,  180).  Los  me- 
xicanos le  llamaron  c  o  y  a  m  e  1 1 
(HERNÁNDEZ,  Hist.  quad.,  cap. 
XXV)  y  aun  al  cerdo  común  que 
trajeron  los  españoles  llamaron  así 
,  también".   (Icazb.,  p.  133.) 


CODI 


—  369  — 


COGE 


COCHERO,  m.  "Lenguaje  soez. 
Hablar  COCHERO,  o  en  COCHE- 
RO". (ICAZB.,  p.  108).— OCAMPO, 
p.  154 

2.  adj  "La  persona  que  habla 
cosas  obsce'níimente  ambiguas". 
(OCAMPO,  supra),  o  groseramente 
claras. 

COCHINILLA,  f.  Insecto  que 
ataca  las  hojas  del  tabaco,  ensu- 
ciándolas con  sus  deyecciones.  Llá- 
mase también  palomilla. 

"La  palomilla  o  cochinilla  que  en- 
sucia la  hoja — del  tabaco — con  sus  ex- 
crementos." (KRAUSE,  Cultivo  del  ta- 
baco, p.  113.) 

COCHINO,  NA.  adj.  Indigno,  in- 
decente; que  no  obra  digna  o  de- 
centemente. En  Venezuela  signifi- 
ca "cobarde"  (PICÓN,  p.  83),  para 
lo  cual  usamos  nosotros  de  la  pa- 
labra gallina.  V.  Es  despectivo  y 
vulgar. 

CODAZO.  DAR  CODAZO,  "dar 
cañutazo,  comunicar  oportuna  y  re- 
servadamente a  una  persona  algo 
que  le  puede  ser  útil.  Se  asemeja 


!  CODILLO,  f.  En  el  sentido  de 
ángulo,  que  da  el  Diccionario  a  Co- 
dillo en  la  3a.  acepción,  se  llama 
así  en  las  embarcaciones  al  que 
forman  los  costados  hacia  proa  y 
popa  pai-a  teiTuinar  en  la  quilla,  o 
I  parte  afilada  de  los  extremos  de  la 
'  nave. 

CODO.  adj.  Tacaño,  avariento, 
miserable:  Fulano  es  CODO,  o  muy 
CODO. 

2.  m.  En  general  usamos  de  esta 
palabra  en  la  acepción  de  ángulo, 
y  así  decimos:  un  CODO  del  cami- 
no.  No  es  desatinada  la  acepción, 
en  vista  de  que  es  una  aplicación 
figurada,  por  la  forma  de  la  extre- 
midad en  el  codo. 

"Del  gallinero  pasa  nuestra  jarocha 
mueve  la  tierra  alrededor  de  los  co- 
ditos recien  sembrados."  (RODRÍ- 
GUEZ BELTRAN,  Perfiles.  I,  p.  10.) 

MORDERSE  EL  CODO.  "MOR- 
DERSE UN  CODO.  vulg.  aguantar- 
se, refrenarse,  someterse  a  una  ne- 
cesidad hasta  el  último  extremo", 
(ICAZB.,  p.  109). 

COGEDOR.  RA.  adj.  Dícese  de  la 


a  la  frase  familiar  Dar  de,  o  del  co- 'apersona  excesivamente  inclinada  al 
do,    que  trae    el    Diccionario;  pero    coito,  a  la  salacidad. 


ésta  implica  siempre  una  acción 
material  y  la  otra  no:  el  CODAZO 
puede  darse  de  palabra,  por  escri- 
to o  por  medio  de  tercera  persona". 


COGER,  a.  En  tono  festivo  y  pi- 
cante, dice  BAYO  (p.  58),  con  mu- 
cha propiedad,  lo  siguiente  que  ha- 
cemos nuestro  y  que   es   acepción 


(ICAZBALCETA,  p.  109).  Agregare-   muy  mexicana  también:     "GOGER-. 


mos,  para  aclarar  mejor  el  concep- 
to, que  el  CODAZO  se  da  sobre  al- 
go que  se  trata  reservadamente  o 
que  se  trate  de  que  no  lo  sepa  pre- 
cisamente aquél  a  quien  se  da.  En 


Lo  que  prohibe  el  sexto  de  la  Ley 
de  Dios.  En  el  Río  de  la  Plata  es 
palabra  mal-sonante  y  hay  que  re- 
emplazarla siempre  por  agarrar. 
Los   mismos   comediantes   se     ven 


México  Se  usa  más  de  la  frase  dar   apuradillos   cuando  han  de  recitar 
pitazo. — OCAMPO,  p.  154.  versos  como  la  décima  aquella  de 

"Entonces  avisé  o  di  codazo  a  uno  La  vida  es  sueño:  "Cuentan  de  un 
que  estaba  cerca  de  mf:   tuve  la  fpr- j       ,  .  ,j    ,, 

tuna   de    que   me    creyera."    (PENSA-    f^^^^  ,^^1®   ^^   ^^^'      ^^  <l"e   se   con- 
DOR.  Catrín,  cap.  VIL)  I  juga  dos  veces  el  verbo  coger."  Es 

CODIFICADOR,  RA.  adj.  Que  codi-  vulgar.  Lo  mismo  en  México,  se- 
fica:  persona  encargada  de  codifl-  ^^^  Somoano  (pp.  19  y  84),  quien 
car  o  de  hacer  la  codificación  de  las  ¡asegura  que  es  corriente  en  toda 
leyes,  reduciéndolas  a  un  cuerpo.       '^  América  Latina. 

Hond.    MEMBRESO.   p.    42.  ^  **  24 


COGE 


—  370  — 


COHE 


2.  pr.  Apropiarse  una  ;osa  aje- 
na;   hurtar,  robar. 

Hond.    ]\TEMBRE5ÍO,    p.    42. 

COGER  CAMINO,  fr.  fam.  irse, 
retirarse,  sobre  todo  repentina- 
mente y  a  prisa:  se  echó  un  trago, 
y  que  coge  camino,  dicen  con  fre- 
cuencia los  rancheros. 

Coger  el  camino  da  Salazar  G.  (p. 
70)  por  tomar;  "pero  no  asir...", 
lo  que  quiere  decir  que  puede  ser 
beber. 

Es  común  la  acepción  de  coger 
por  ir,  tomar  un  camino  una  direc- 
ción; de  ordinario  regido  por  las 
preposiciones  por  o  para:  por  aquí 
cogió;  coger  para  arriba.  Cuervo, 
(párr.  544)  refiere  que  en  este  sen- 
tido no  se  halla  en  el  Diccionario, 
pero  que  son  corrientes  las  expre- 
siones: "Cogió  su  camino  río  aba- 
jo; alega,  además,  una  cita  de  Ba- 
roja  (Mala  hierba,  p.  329),  con  la 
cual  justifica  el  uso  de  dicha  frase. 

COGIENDA,   f.  Acto  repetido  de 
coger,    o   en    que    cogen    colectiva- 
mente    varias     personas  o  anima- 
les;   en   la   acepción   prohibida    ( 
este  verbo.  Es  vulgar. 

Bogotá.  "Cogida,  cosecha  o  recolec- 
ción de  frutos;  además  la  caza  que  en 
tiempo  de  gruerra  se  da  a  los  infeli- 
ces por  Rentes  brutales  para  robarlos 
v  hacerlos  soldados  por  fuerza." 
(CUERVO,  párr.   861.) 

COGOLLERO,  RA.  adj.  Relativo 
o  perteneciente  al  cogollo.  Dícese 
principalmente  de  ciertos  insectos 
y  gusanos  que  viven  en  el  cogollo 
de  las  plantas  y  que  de  él  se  ali- 
mentan. Por  antonomasia  suele  apli- 
carse como  sustantivo  al  gusano,  o 
determinada  clase  de  gusanos  o  in- 
sectos de  los  que  son  cogolleros,  y 
en  especial  a  uno  que  ataca  a  la 
planta  del  tabaco,  que  PICH.  (p. 
64)  tan  acabadamente  descr''^^ 
estos  términos:  "Gusano  de  pulga- 
da y  media  de  longitud,  delgado,  co- 
lor blanco  con  vetas  oscuras,  ca- 
beza dura  y  armada  de  dos  garras 


o  dientes.  Habita  frecuentemente 
en  el  cogollo  del  tabaco,  desde  don- 
de hace  sus  incursiones  por  toda 
la  mata  picando  las  hojas  en  térmi- 
nos de  ponerlas  como  irna  criba." 

"El  Cogollero. — Es  una  especie  de 
saltador,  pequeño,  de  color  verde  y 
alg-unas  veces  blanquizco  con  vetas 
negras;  llega  a  tener  una  longitud  de 
tres  centímetros;  el  nombre  de  cogo- 
llero le  viene  porque  se  alimenta  del 
cogollo  de  las  hojas  más  desarrolla- 
das que  están  situadas  en  la  corona." 
(KRAUSE,  Cultivo  del  tabaco,  p. 
110.) 

Cuba.  :\rACfAS,  p.  .318. 

COGOLLO,  m.  "Cada  uno  de  los 
renuevos  que  echan  los  árboles." 
Punta  en  general,  yema,  la  parte 
tierna  de  las  ramas  del  árbol,  y, 
por  antonomasia,  la  punta  de  la  ca- 
ña especialmente,  como  en  México 
(ICAZB.,  p.  109)  y  en  Cuba  (PICH., 
p.  65.) 

COHETE,  m.  Borrachera,  en  len- 
guaje festivo. 

2.  adj.  Borracho;  en  lenguaje 
festivo.  Generalmente  úsase  con  el 
adverbio  bien:  estaba  bien  COHE- 
éTE. 

REVENTARLE  O  TRONARLE 
EL  COHETE  EN  LAS  MANOS  a 
uno.  frase  figurada  familiar  oon  que 
se  expresa  la  realización  de  un  su- 
ceso o  acontecimiento  cuyos  efec- 
tos o  resultados  afectan  en  primer 
lugar,  directamente  o  en  más  alta 
escala  al  aludido,  o  cuya  respon- 
sabilidad recae  sobre  él  inmediata- 
mente. 

"El  Sr.  MareraUi  de.ió  las  riendas  del 
gobierno,  y  entró  en  e;ercioio  del  Eje- 
cutivo .su  vice  que  lo  era  T).  Santiago 
Duaue  de  Estrada  desde  el  2fi  de  Apos- 
to dp>  182S.  y  duró  hasta  el  10  de  Sep- 
tiembre de  1828.  en  que  el  Congreso 
le  concedió  dos  meses  de  licencia  pa- 
ra irse  a  Campeche,  en  sus  manos  re- 
ventó el  cohete  de  la  expulsión  de  los 
e-JT)añoles".  "rCII.  v  SAEXZ.  Compen- 
dio histórlco-geoqráfico,  p.  173). — "Con 
tal  motivo  aquél  historiador  usa  ima 
I  de  sus  más  características  expreslo- 
I  nes "en  sus  manos  (de  Duque)   le 


COHE 


—  371  — 


COJO 


los  españoles".  MESTRE  GHIGLilAZ- 
ZA,  Documentos  y  Datos  para  la  his- 
toria de  Tabasco,  t.  I,  cap.  XXV,  pp. 
S.5Ü-7,  nota  (4). — "Yo  lo  que  siento  es 
que  le  truene  a  nuestro  amigo  el  co- 
hete en  la  mano."  (Astucia,  t.  11,  cap. 
Xlir,   p.   3t36). 

COMETERÍA,  f.  "Fábrica  de  co- 
hetes y  demás  fuegos  artificiales. 

2.  Conjunto  de  cohetes  dispara- 
dos. 
"Es  extraño  que  el  Diccionario  no 
traiga  esta  voz,  habiéndola'  propues- 
to Salva  hace  tantos  años.  Aquí  es 
muy  usada."  (ICAZBALCETA,  p. 
109.) 

Hond.   MEMBREÑO,  p.   42. 

COIME,  m.  No  es  "mozo  de  bi- 
llar" simplemente;  aquí — como  en 
Cuba — se  da  este  nombre  general- 
mente al  "que  cuida  del  billar,  ■ 
apunta  los  tantos  y  sirve  en  todo  lo 
concerniente  a  su  juego."  (PICH., 
p.  64.)— MACÍAS,  p.  154. 

COJINILLO,  m.  Cojincillo,  peque- 
ño revestimiento  interior  a  mane- ' 
ra  de  almohadilla  o  lomillo  que  lle- 
van los  tejuelos  de  la  silla  de  mon- 
tar, para  hacerla  descansar  más 
suavemente  sobre  los  lomos  de  la 
caballería.  tJsase  más  en  plural:  los 
COJINILLOS. 

Méx.  "Especie  de  árganas  o  alfor- 
jas de  vaquetas  seniicilíndricas  y  que 
^irven  para  llevar  en  un  camino  las 
provisiones  colgadas  de  la  cabeza  de 
la  silla".  (OCAMPO.  p.  155). — "Bolsas 
o  árganas  pequeñas  que  se  colgaban 
df  la  cabeza  de  la  silla,  para  llevar 
en  ellas  cartas,  encareros  de  poco  bul- 
to, provisiones,  etc."  (ICAZBALCETA. 
p.    IIO).— RAMOS   y  DUARTE,   p.    127. 

"Vestido  ya  con  traje  de  arriero, 
su  itacate  en  ios  cojinillos".  (Astucia. 
t.   I.   cap.   IV). 

Ríool.  "Manta  pequeña  de  lana,  hi- 
lo, etc.,  que  se  coloca  sobre  el  lomi- 
llo del    recado".    (GRANADA,    p.    157). 

COJOLITA.  f.  Hembra  del  cojo- 
lite.  V. 

COJOLITE.  (Del  mex.  Coxolitli. 
Penelope  purpurascens,  Wagl.)  m. 
Ave  del  orden  de  las  gallináceas, 
familia  cracida,  según  la  clasifica- 


ción adoptada  por  Rovirosa  (Ap.  pa- 
ra la  Zoo!,  de  Tabasco,  p.  41).  Sue- 
le llamarse  también  güecu,  nombre 
zoque.  Especie  de  faisán  real  de 
México,  dice  Toro  Gisbert  (Dice. 
Lar.);  este  es  el  nombre  que  los 
españoles  le  dieron  al  conocerle. 

La  descripción  que  de  él  hace  Ró- 
belo (Dice,  de  Aztequismos,  p.  510) 
es  muy  acabada:  "Especie  de  fai- 
sán, del  tamaño  del  ánade,  con  un 
penacho  en  la  cabeza,  que  extiende 
y  encoge  a  voluntad;  tiene  ias  plu- 
mas leonadas.  Su  carne  es  muy  sa- 
brosa". 

"El  interior  de  los  bosques  más  es- 
pesos es  la  habitación  de  los  cojolites 
y  faisanes.  En  los  meses  de  marzo, 
abril  y  mayo,  cuando  los  árboles  pier- 
den parte  de  sus  hojas  por  efecto  de 
lu  escasez  de  lluvias  y  una  alta  tem- 
peratura parece  imponer  silencio  a  los 
habitantes  alados  de  las  selvas  ti'opi- 
cales:  la  magestad,  el  imponente  as- 
pecto de  aquellos  antros  solitarios  y 
rriniitivos,  auméntase  al  repetir  ,  los 
ecos,  en  derredor  del  naturalista  o  del 
cazador,  el  grito  del  cojolite  y  el  gru- 
ñido del  faisán.  Si  el  reposo  de  la  sel- 
va no  se  interrumpe,  el  hum  (aspira 
do)  prolongado  y  profundo  de  éste  se 
^próxima,  ae  percibe  cada  vez  más 
cerca,  y  no  tarda  en  dejarse  ver  la 
hermo.sa  ave  marchando  con  paso  len- 
to y  majestuoso  al  pie  de  las  gigan- 
tescas higueras  salvajes,  recogiendo 
los  frutos  que  le  son  más  codiciados. 

Hay  un  punto  muy  digno  de  llamar 
la  atención  de  los  naturalistas  en  lo 
tocante  al  régimen  alimenticio  de  las 
tres  aves  (las  anteriores  y  la  chacha- 
laca) de  que  me  ocupo.  Entre  los  fru- 
tos más  apetecidos  por  ellas,  figura 
uno  conocido  en  Macuspana  con  el 
nombre  vulgar  de  chilillo,  producido 
por  una  planta  que  .jio  he  tenido  oca- 
sión de  determinar  bien,  y  que  pudie- 
ra ser  el  Thoa  ureus  de  Aublet,  hoy 
Gnetum  thoa  de  De  Candolle.  Los  cra- 
cidos  en  cuestión  tragan  sin  triturar 
esos  frutos,  dotados  de  principios  al- 
tamente venenosos,  pero  Inofensivos 
para  ellos.  Cuando  los  faisanes,  cojo- 
lites  o  chachalacas  tienen  chilillo,  se- 
gún la  expresión  de  los  campesinos, 
se  sabe  perfectamente  por  la  trans- 
parencia de  los  huesos,  lo  cual  no  im- 
'  pide  que  sus  delicadas  carnes  se  sir- 


COJO 


—  372  — 


COJO 


van  en  la  mesa  sin  eí  menor  peligro 
de  intoxicación,  pero  muy  bien  se  cui- 
dan de  que  los  pert-os  coman  los  des- 
perdicios, porque  mueren  inevitable- 
mente, sufriendo  fuertes  accesos  se- 
mejantes a  los  que  produce  la  hidro- 
fobia". (ROVIROSA,  Obra  citada,  pp. 
41-2). 

•'El  cojolito  de  las  dimensiones  de 
un  pavo  doméstico  y  de  pluma  ma- 
tizada, es  habitaante  de  los  montes 
elevados".  (Diccionario  Universal,  t. 
Iir  del  Apéndice,  art.  YUCATÁN,  p. 
993). 

CLAVIJERO  (Hist.  Ant.  de  Méx. 
y  su  Conq.,  lib.  I,  p.  45)  habla  de 
esta  ave  en  el  pasaje  siguiente: 
"El  coxolitli  y  el  tepetototl  son  del 
tamaño  del  ánade,  y  con  un  pena- 
cho en  la  cabeza,  que  extienden  y 
encogen  a  su  arbitrio.  Estas  dos 
especies  se  distinguen  entre  sí  por 
sus  colores,  y  por  algunas  propie- 
dades. El  coxolitli,  llamado  por  los 
españoles  faisán  real,  tiene  las  plu- 
mas leonadas,  y  la  carne  muy  sa- 
brosa". No  hallamos  referencia  de  , 
esta  ave  en  Sahagún. 

COJOLITEAR.  a.  Ir  por  el  bos- 
que a  caza  de  cojolites. 

COJOLITERA.  f.  Lugar  del  bos- 
que en  que  generalmente  vive  o ) 
anida  el  cojolite.  Por  lo  común  las 
COJOLITERAS  se  hallan  en  las  re- 
giones donde  se  producen  la  higue- 
ra y  el  chilillo,  de  cuyos  frutos  se 
alimenta  este  animal.  j 

COJOLITERO,  RA,  adj.  Relativo; 
al  cojolite;  que  tiene  añción  P'Or  j 
él;    perro  COJOLITERO.  j 

COJOLLO.   m.    Cogollo.  í 

COJÓN.  m.  vulg.  Testículo.  Úsa- 
se de  ordinario  en  plural. 

El  Diccionario  no  da  esta  voz.  La 
trae  Terreros.  Tal  vez  sea  aumen- 
tativo de  cojo,  por  alusión  a  la 
forma  de  los  testículos  que  por  lo 
común  no  son  iguales  en  tamaño , 
ni  están  a  la  misma  altura  los  dos, 
en  ningún  animal. 

Echegaray  (Dice.  Gral.  Etim.  de 
la  Leng.  Esp.)  da  la  voz  con  la  si-. 


guiente  etimología:    del  griego  xo- 
ieós   (koleó) :   latín  coleus. 

Con  relación  a  este  nombre  vul- 
gar de  los  testículos,  muy  propio 
en  el  lenguaje  campesino,  hay  mul- 
titud de  plantas  designadas  por  la 
semejanza  del  fruto  con  los  testí- 
culos de  algunos  animales,  y  así 
tenemos  COJÓN  DE  MICO,  un  ár- 
bol grande,  lechoso,  que  produce  un 
fruto  en  racimos  pareados  y  del  ta- 
maño y  forma  de  los  testículos  del 
verraco;  pero  el  nombre  alude  al 
color,  que  es  blanquizco  como  el  es- 
croto del  mico;  COJÓN  DE  PE- 
RRO, planta  parásita  como  el  con- 
tí  que  produce  un  fruto  semejante 
al  jujo,  envuelto  por  una  tela  fina, 
oscura  o  pintada  de  negro,  en  l-o 
cual  se  parece  a  las  partes  del  pe- 
rro, y  i'ecubierto  por  una  espata; 
COJÓN  De  VENADO,  arbusto  vi- 
vaz, lechoso,  que  produce  frutos  de 
corteza  roja,  de  semillas  pareadas, 
comestibles,  muy  dulces,  cubiertas 
de  una  felpa. 

COJONCILLO.  m.  Especie  de  abe- 
ja agreste,  negra,  de  tamaño  menor 
que  una  mosca,  sumamente  irrita- 
ble; da  piquetes  muy  fuertes  y  do- 
loro&os  que  encienden  la  epidermis 
El  nombre  lo  debe  a  la  forma  de 
nido  o  panal,  semejante  a  las  par 
tes  colgantes  de  un  toro;  es  de  co 
lor  gris  claro  y  en  el  interior  divi 
dido  en  tabiques  horizontales  armo- 
niosamente arreglados. 

"Pues  aquí  en  el  país  hay  diferen- 
tes clases  de  abejas,  como  la  limon- 
cillo.  cuaiacabeza,  cojoncillo,  panal  de 
sabana,  etc."  (GIL.  y  SAENZ,  El  Ca- 
poral, p.   105). 

COJONUDO.  adj.  vulg.  Dícese  del 
hombre  valiente,  esforzado  o  teme- 
rario en  el  valor,  y  también  por  an- 
tífrasis del  perezoso,  demasiado 
lento  o  tardo. 

Terreros  da  cojudo  por  cojonudo. 
El  Dice,  vulgar  tráelo  por  "animal 
no  castrado",  con  la  etimología  co- 


COLA 


—  373  — 


COLA 


leus,   de   cojón.   No   es,   por  tanto,  i 
razonable    que    no  dé  esta  última 
voz. 

2.  Cosa  hano  difícil,  escabrosa. 

COLA.  f.  En  sentido  figurado  los 
resultados  o  las  consecuencias  de 
alguna  cosa,  sobre  todo  cuando  t^ou 
funestos   o   desagi'adables. 

El  Diccionario  da  esta  acepción 
en  la  frase  tener  o  traer  cola  una 
cosa. 

'• — El  huracán  ha  soplado  en  las  An-  , 
tillas,    y  esta  no  es  más  que  la   cola, ' 
como   dicerr  en    el    puerto".    (PATNO. 
Fistol,    t.   II.    cap.   II,   p.    28). 

COLA  DE  LORO.  Dícese  de  la 
planta  recién  nacida  en  que  ape- 
nas se  inicia  el  tallo. 

"Cuando  está  fuera  del  _  hoyo  ver- 
deando, decimos  que  está  corpo  colita 
de  loro".  (GIL  y  SAEXZ.  El  Caporal, 
p.  .571. — "Reventó  la  milpa,  la  colita 
de  loro,  antes  de  los  ocho  días".  (ID., 
Ib.,   p.    68). 

COLA  DE  PATO.  Bacinilla,  gene- 
ralmente de  porcelana,  muy  conoci- 
da, propia  de  acomodarse  al  enfer- 
mo para  que  defeque  acostado,  por 
su  forma  aplanada,  a  lo  cual  debe 
el  nombre. 

ARRASTRAR.  TENER  O  LLE- 
VAR COLA,  O  MÁS  COLA  QUE  UN 
PAPAGAYO  (cometa,  papalote)  una 
cosa.  fr.  fam.  fig.  tener  consecuen- 
cias o  detalles  subrepticios,  ocultos 
o  velados;  dícese  de  aquello  en  que 
se  persigue  un  fin  disimulado  y  re- 
gularmente reprochable. 

FORMAR  COLA.  fr.  fam.  fig.  Ha- 
cer cola. 

SALIR  CON  LA  COLA,  O  EL 
RABO.  ENTRE  LAS  PIERNAS,  fr. 
fam.  fig.  Salir  corrido,  avergonzado, 
confundido. 

"De  este  modo  me  insultó -cada  uno 
lo  mejor  que  pudo,  y  yo  no  tuve  más 
ot)ortuna  respuesta  que  marcharme, 
como  suelen  decir,  con  la  cola  entre 
las  piernas".  (PENSADOR.  Periquillo, 
pte.  2a.,  cap.  VII,  p.  199). — "Don  Gai- 
f<  ros  tuvo  que  envainar  su  tajante  es- 
pada, y  retirarse  a  lo  perro,  y  no  a  lo 
gallo,   quiero  decir,   con   la   cola  entre 


ras  piernas".  (MORALES,  Gallo,  p. 
43S). 

SER  uno  COLA.  fr.  fig.  En  gene- 
ral, ser  uno  el  último,  ya  rectamen- 
te en  lugar,  ora  metafóricamen- 
te en  calidad  o  condición. 

El  Diccionario  da  la  frase  como 
sinónima  de  Llevar  uno  cola,  que 
se  dice  especialmente  del  estudian- 
te que  ocupa  el  último  lugar  o  pier- 
de por  elección  de  calidad  entre 
sus  compañeros. 

" — ¡Por  la  mía si  puedo! — ¡Zas! 

.ella  es: — [Soy  cola!"  (RODRÍ- 
GUEZ   BELTRAX,    Perfiles,    X^TII,  p. 

l2.T>. 

TORCER  UNO  LA  COLA.  fr. 
fam.  fig.  Disgustarse,  desagradarse, 
protestar. 

"El  de  todo  un  caballero  andante 
manifestó  (sic.)  acometiendo  la  terri- 
ble y  descomunal  aventura  de  defen- 
der a  cola  de  plata:  pero  como  éste 
torció  la  colita,  todo  se  lo  llevó  el  Dia- 
blo".   ÍMOR-^XES.   Gallo,   p.   438). 

Dícese  también  torcer  la  puerca 
el   rabo. 

COLACÍÓN.  f.  Refacción  que  se 
toma  estando  de  dieta;  o  pequeña 
porción  de  alimento  que  se  toma 
por  vía  de  desayuno,  para  repa- 
rar el  estómago  ligeramente. 

Esta  última  acepción  la  hallamos 
en  ORTUZAR  (p.  82).  El  Dicciona- 
rio dice  que  es  "Refacción  noctur- 
na que  se  toma  en  los  días  de  ayu- 
no". No  parece  descarriado  el  sen- 
tido de  nuestra  acepción,  según  es- 
to, y  principalmente,  porque  en 
sentido  recto  la  colación  académi- 
ca es,  o  alimento  ligero,  o  alimen- 
to que  se  sirve  por  obsequio  (dul- 
ces, etc.)  5"  en  nuestro  uso  preva- 
lecen ambas  ideas,  puesto  que  la 
colación  se  toma  en  pequeña  can- 
tidad y  a  guisa  de  obsequio  para 
entretener  o  contentar  el  estómago. 

Méx.  Conjunto  de  dulces,  confites, 
f-tc.  (IC.VZBALCETA.  p.  110).  Esta 
acención    p.<5    desconocida    en    Tabasco. 

COLADURAS,  f.  pl.  "El  residuo 
que  queda  en  el  cedazo  al  colar  la 


COLÉ 


—  374  — 


COLÉ 


maza  de  maíz  o  harina  de  arroz  di- 
suelta en  agua  o  leche,  para  hacer 
el  atole;  éste  se  obtiene  poniendo 
a  hervir  el  líquido  colado.  Las  co- 
laduras sirven  de  alimento  a  las 
aves  de  corral".  (ICAZBALCETA, 
p.  110).  Para  nosotros:  residuo  que 
queda  en  el  colador  al  cerner  cual- 
quier líquido,  el  atole,  el  almidón, 
etc.,  y  sirve  también  para  alimento 
de  los  cerdos.  Más  comúnmente  se 
llama  en  el  lenguaje  vulgar  xix 
(pronunciado  shish),  palabra  toma- 
da del  maya.   (V.) 

"Me  divertía  en  ver  aquéllas  (las 
gallinas)  y  a  éste  (el  gallo)  pejienar 
los  restos  de  unas  coladuras  de  maíz, 
f^uf.ndo  observé  que  el  gallo  se  enca- 
raba hacia  mí".  (MORALES,  Gallo  Pi- 
tagórico,  p.  24). — Ahí  tienes  qvie  a  un 
erallo  se  le  impone  inmediatamente  su 
harem  de  gallinas,  se  le  dan  sus  co- 
laduras de  maíz,  vive  ^conio  un  sul- 
tán". (ID.,  ib.,  p.  105). — "Recogiendo 
todo  el  maíz  y  las  coladuras  que  po- 
dían".   (ID.,   Ib.,  p.   445). 

COLEADA,  f.  Acción  de  derribar 
una  res,  tirándole  de  la  cola.  Está, 
en   el   Diccionario   como  provincia-  [ 
lismo  de  Venezuela. 

COLEADERO,  m.  Acción  de  co- 
lear varias  veces;  acción  repetida 
de  colear. 

Méx.  "Diversión  reducida  a  colear 
toros."  (ICAZBALCETA,  p.  111.)  Es- 
taba en  el  suplemento  de  la  12a.  edi-. 
ción  del  Diccionario  como  piovincia- 
lismo  de  Venezuela,  en  la  actual  ha 
desaparecido  de  todo  lugar. 

2.  El  lugar  donde  se  colea,  o  pro- 
pio para  ello. 

Méx.   OC a:\TPO.  p.   155.  I 

3.  'Es   frecuentativo  también  del ' 
verbo  colear,  en  el  sentido  de  fu- 
mar cigarros  ininterinimpidamente. 

COLEADOR,  m.  Jerga  que  se  ata 
al  extremo  de  un  palo  a  guisa  de 
mango  y  que  sirve,  humedecida,  pa- 
ra limpiar  suelos.  Llámase  también  j 
trapeador.   (V.) 

2.  Que  colea  muchos  cigarros,  o 
los  fuma  coleados. 

3.  Vaquero  hábil  para  colear  re- 


ses,  o  derribarlas  de  esta  forma,  y, 
en  general,  el  que  colea. 

Méx.  "El  que  colea  toros".  (ICAZB., 
p.    111). — OCAMPO,   p.   155. 

4.  adj.  Bestia  resabiosa  que  mu- 
cho colea. 

Bogotá.  CUERVO,  párr.  S33,  841. 

5.  Persona  que  colea  los  suelos. 
El  criado  que  tiene  por  oficio  lim- 
piar los  pisos  con  el  coleador. 

COLEAR,  a.  Derribar  una  res,  ti* 
rándola  de  la  cola,  hacia  un  costa- 
do. Es  la  forma  vaqueril  de  tum- 
bar la  res  vacuna.  Pam  ello  y  es- 
tando el  animal  lazado  por  los  cuer- 
nos y  sujeto  con  la  soga  al  poste, 
se  le  cogen  las  patas  o  extremida- 
des posteriores  con  un  lazo,  y  ya 
así  se  le  tira  de  la  cola  hacia  un 
lado,  cayendo  fácilrnente  y  sin  ries- 
go de  que  se  lastime. 

La  bestia  caballar,  por  el  contra- 
rio, se  tumba  lazándole  las  manos 
o  extremidades  delanteras,  y  arrián- 
dole  ligeramente  la  soga  del  poste, 
al  saltar  pierde  el  equilibrio  y  cae 
hacia  adelante.  También  puede  de- 
rribársele, con  mayor  facilidad  que 
a  la  res  vacuna,  encabritándole  la 
cabeza,  esto  es,  tomándola  por  la 
testera  y  la  parte  inferior  del  hoci- 
co, y  haciendo  fuerzas  en  sentidos 
contrarios  con  los  brazos,  se  le  apli- 
ca torción  a  la  nuca  hasta  que  pier- 
de el  equilibrio  y  cae. 

Está  en  el  Diccionario  con  este 
sentido;  pero  como  provincialismo 
de  Venezuela. 

2.  Entre  fumadores,  continuar  un 
cigarro  encendiéndolo  en  la  colilla 
del  anterior;  fumar  cigarros  conti- 
nuadamente y  sin  interrupción  de 
uno  a  otro. 

3.  Limpiar  el  suelo  con  coleador, 

MéV.   RAMOS  y  DUARTE.   p.    128. 

Hond.  "Frisar,  acercarse.  Ya  N.  co- 
lea los  cincuenta  años".  (MEMBRE- 
ÑO.   n.   42>. 

ORTÚZAR  (p.  83)  le  califica  de 
chilenismo  vulgar,  con  la  acepción 
de  engañar  o  engañarse. 


COLÉ 


—  3- 


COLE 


En  México  y  el  interior  de  la  Re- 
pública significa  especialmente  "Al- 
canzar el  jinete  al  toro  que  huye, 
y,  tomándole  la  cola,  pasar  sobre 
ella  la  pierna  derecha  sin  soltar  el 
estribo;  y  dando  entonces  mayor 
arranque  al  caballo,  derribar  la 
res".  (ICAZBALCETA,  p.  111).— 
OCAMPO.  p.  155.— Está  en  el  Dic- 
cionario. En  la  A'aquería  regional  y, 
por  lo  común,  de  toda  la  costa,  no 
se  usa  esta  forma  de  colear  o  tum- 
bar reses. 

COLEGA,  m.  Colega. 

Por  más  que  todos  los  latino- 
americanos incurramos  lamentable- 
mente en  el  despropósito  punible 
de  hacer  esdrújulas  ésta  y  muchas 
otras  voces  que  son  siempre  llanas 
o  graves,  gachupín  y  muj-  gachu- 
pín es  antes  que  nada  el  vicio,  c&  ; 
mo  que  no  hay  bodeguero  o  emba- 
rrilado de  los  muchos  que  nos  vie- 
nen de  España  que  no  diga  colega, 
perito,  sincero  y  méndigo.  Díganlo 
si  no  Hartzenbusch  en  aquellos 
versos: 

"Hay  grente  que  dig^a  colega, 
y  epigrama  y  estalactita, 
pupitre,    méndigo,    sutiles, 
hostiles,   corola  y  auriga". 

y  don  Eugenio  de  Ochoa,  en  un  pa- 
saje que  dice  "Observo  yo  cierta 
fruición  morosa  en  el  retintín  con 
que  pronuncian  algunos  colega,  en" 
vez  de  colega;  intervalo,  en  vez  de 
intervalo.  Hay  quien  parece  que  se 
va  a  desmayar  de  gusto  cuando  di- 
ce que  ha  dado  limosna  a  un  mén- 
digo", (Citado  por  GAGINI,  p.  143, 
y  por  CUERVO,  párr.  10).  El  emi- 
nentísimo Cuervo  en  el  lugar  cita- 
do de  su  Obra,  tratando  los  vicios 
de  acentuación  en  la  América,  sos- 
tiene lo  mismo  que  llevamos  aquí 
dicho  en  relación  a  que  es  vicio 
común  a  la  Península,  exhibiendo 
al  efecto  prueba  de  ello  con  las 
censuras  de  varios  escritores  espa- ; 


ñoles,  Monlau  (D.  Pedro  F.),  Bre- 
tón, etc. 

COLEGIAL,  m.  Alumno  de  un  co- 
legio; estudiante,  especialmente  el 
de  una  escuela  superior.  En  Méxi- 
co tiene  la  acepción  de  "El  que  no 
sabe  manejar  un  caballo".  (OCAM- 
PO, p.  155).  En  nuestro  Estado  se 
dice  en  general  del  joven  habitan- 
te de  Ciudad,  poco  ducho  en*  asun- 
tos u  ocupaciones  de  la  vida  cam- 
pesina, cualesquiera  que  éstas  sean. 

ICAZBALCETA,  p.  111. 

colegí  ALADA,  f.  Acción  propia 
del  colegial;  acto  de  poca  seriedad 
y  poco  juicio. 

Méx.  "Paso  falso  qup  se  da  en  un 
negocio,  y  que  denota  inexperiencia  o 
fíJta  de  reflexión.  (ICAZB.VLCETA,  p. 

COLEGIATURA,  f.  Pensión  que 
paga  el  alumno  de  un  colegio  par- 
ticular, por  razón  de  la  enseñanza. 
A  veces  también  comprende  el  in- 
ternado, o  sea  el  pago  por  hospeda- 
je y  asistencia. 

ICAZBALCETA  (p.  111)  diee: 
"Pensión  que  paga  el  alumno  inter- 
no de  un  colegio  público.  Hoy  sólo 
tiene  uso  en  el  Seminario  Conci- 
liar, porque  en  los  colegios  nacio- 
nales no  hay  ya  alumnos  internos, 
y  la  enseñanza  es  gratuita".  Tiene 
uso  en  todos  los  colegios  particu- 
lares, no  sostenidos  por  el  gobier- 
no, sino  precisamente  a  expensas 
de  los  educandos  o  sus  responsa- 
bles. 

CÓLERA,  f.  "Es  un  humor  del 
cuerpo  (bilis)  y  una  pasión  del  áni- 
mo (ira).  Acá  le  tomamos  también 
de  continuo  pOr  acto  de  cólera,  y 
de  consiguiente  le  damos  plural.  A 
cada  paso  oímos:  me  dio,  me  pegó 
una  cólera;  no  quiero  hacer  cóle- 
ras; y  corre  mucho  el  aumentativo 
COLERÓN".  (ICAZBALCETA,  p. 
111). 

"Cuando  llepa  un  extranjero 
Que   con   despotismo   manda 


COLÉ 


—  376 


COLÉ 


Si   se   incomoda,    le  dicen 
Los  indios  con  mucha  guaza: 
No  haga  cóleras,  señor, 
Miro  que  éstas  son  muy  malas: 
Si  ha  de  estar  en  esta  tierra, 
Tome    las   cosas   con   calma". 

(SOMOANO,    p.    30). 

COLERÍN,  m.  Colerina. 

Hond.    MEMBREÑO,    p.    42. 

C.    Rica.    "Siendo    cólera    masculino. 


que  por  extensión  significa  aban- 
donar cualquiera  oficio,  profesión; 
y  aún  algún  vicio. 

COLETO,  TA.  m.  y  f.  Nombre 
despectivo  con  que  se  designa  al 
habitante  oriundo  del  Estado  de 
Chiapas.  Sinónimo  de  arribeño. 

En  Tabasco  se  llama  así  especial- 
mente a  los  chiapanecos  de  cierta 


en  el  ^entido  de  epidemia,  colerín  nos  clase  social  que  allí  se  dedican  a 
parece  un  diminutivo  mejor  formado  oficios  bajos,  O  que  viajan  allá  SO- 
ctue  la   colerina   que  trae   el   Dicciona-    ,  ^  j 


i-io".    (GAGINI,  p.   143). 

C.  Amér.  SALAZAR  GARCÍA  (p. 
70),  opina  también  que  debiera  admi- 
tirse. 

Lo  trae  ORTÚZAR  (p.  83). 

COLETA,  f. 


lamente  como  mercaderes  en  épo- 
cas de  ferias.  En  el  mismo  Estado 
de  Chiapas  se  conoce  con  tal  apo- 
do al  nativo  de  la  Ciudad  de  San 
Cristóbal,  especialmente. 

Es  proverbial  la  falta  de  aseo  del 
coleto,  de  donde  ha  nacido  un  ver- 


"No  hay  guatemalteco  fiel 
Ni  tabasqueño  discreto; 
Ni  dulce  como  la  miel. 
Ni  puerco  como  el  coleto". 


Méx.  "La  tela  que  en  España  se  lla- 
ma, o  se  llamaba  mahón".  (ICAZBAL- 
CETA.  p.  111)  y  "de  que  se  hacen  las    secito   vulgar 
.«señoras    trajes    para    montar    a    caba- 
llo".   CMEVIBREÑO,  p.   r¿). 

Difieren  entre  sí  los  autores  res- 
pecto del  nombre  español  de  la  tal 
tela;  pero  más  o  menos  todos  con- 
vienen en  que  es  tela  de  cáñamo.  I  Empero,  si  bien  se  mira,  el  me- 
Mahón  hemos  visto  que  dice  Icaz-  xicano  habitante  del  pueblo  de  la 
balceta;  lona  o  crehuela,  RAMOS  ciudad  de  México,  es  sin  duda  el 
y  DUARTE  (p.  128)  y  CUERVO  individuo  sucio  por  excelencia;  de 
(párr.  686),  quien  prueba  que  es  modo  que  es  discutible  la  preemi- 
voz  antigua,  con  el  verso  de  Juan  ^  nencia  entre  éste  y  el  coleto. 
Castellanos  "Anjeos  y  coletas  son  '  "Toda  la  Guerra  de  Reforma  la  hizo 
las  telas"....;  cañamazo.  PICH.  íDn.  Mariano  Apuilar)  bajo  las  ban- 
deras del  Gral.  Corzo,  caudillo  chia- 
paneco.  Tiene  toda  la  malicia  y  do- 
blez de  los  coletos".  (S.ÁNCHEZ  MAR- 
MOL, Antón  Pérez,  XIV,  p.  139). — 
"Ya  en  edad  madura,  el  gascón  o  el 
franchute  como  le  llamaban  los  cole- 
tos, se  dedicó  a  la  siembra  y  cultivo 
del  añil".   fMERlNO,  Juana  Santa  An- 


(p.  65).  Dan  la  voz  además  RI- 
VODó  (p.  125),  OCAMPO  (p.  155). 
Icazbalceta  dice  COLETA  o  CO- 
LETILLA, si  bien  Gagini  llama  con 
este  segundo  nombre  a  la  percal i- 
na;  lo  mismo  SALAZAR  C— Pi- 
chardo  describe  también  la  COLÉ-  na.  cap.  V,  P.  37) 
TILLA  como  tela  más  fina  que  la 
COLETA. 


2.  Perteneciente  o  relativo  a  Chia- 
pas o  sus  habitantes;  propio,  pro- 
veniente de  este  Estado:  zapatos 
2.  Nos  parece  acepción  demasía-  cqLETOS  industria  COLETA.  Si- 
do conocida  de  esta  voz  la  que  tie-  .  .  '  -u  -« 
ne  en  tauromaquia  y  que  no  da  el  -m^o  de^^-^'b^^ndo  el  .alle.o. 
Diccionario,  Mechón  de  pelo  que  se  ;  ^¡entras  se  cambiaba  el  calzado;  se 
dejan  los  toreros  en  la  parte  poste-  '  quitó  las  botillas  coletas  de  eramuza 
rior  de  la  cabeza  y  que  les  sirve  ^^^-J^::^^}:^  ¡^^^^^^il^^^^  ^ 
para   asegurarse   la   montera.              ^^  ^^^^    xvi,  p.  150).— "En  las  no- 

CORTARSE     LA     COLETA,     fr.  j  ches  obscuras oíanse  las  quitan a.s 

asaz    conocida    en    tauromaquia    y    y  las  bandurrias  acompañando  voces 


COLÉ 


COLM 


íTuardentosas    que    entregaban    a    las . 

uras  de   la  noche   multitud  de  jotas,  j 

•  aruidillas  y  canciones  coletas".  (ME- j 

ASO,    Celestina,   XII,    p.    130). — "Hoy 

_ae   se  aproxima   la  feria  de  esta  vi-  i 

lia,  el  mercado  parece  una  especie  de  i 

garita   coleta,    que    pugma  con   la  cul-  j 

tura  de  una  población  en  que  sus  ha-  ! 

l'itantes  deben   ir  avanzando  hacia  el  | 

inogreso  y  no  al  retroceso".     (Cuauh-  i 

támoc.    Villahermosa,     Tab.,     Oct.   14- 1 

i7:   núm.   81,  3a.  plana).  I 

En  Ríoplata  COLETO  es  el  nom-  j 
ble  de  una  "Cota  o  saco  de  ante  i 
o  cuei'O  que  usan  los  vaqueros  en  \ 
terrenos  fragosos.  La  costra  o  cor-  j 
teza      de      algunas      amasaduras",  i 
(BAYO,  p.  59).  Esta  es  más  o  me- 
nos la  acepción  que  da  el  Diccio- 
nario.  CUERVO    (párr.   616)    da  la 
de   "descaro,   desvergüenza,   desue- 
llo;    en  el   (sentido)   traslaticio 

representa  a  la  persona  como  po- 
co sensible  a  los  sentimientos  de- 
licados". Da  este  autor,  además, 
una  cita  del  uso  castellano  del  vo- 
cablo en  tal  acepción,  lo  cual  indu- 
ce a  sospechar  que,  por  una  nueva 
forma  traslaticia,  haya  nacido  la 
denominación  de  coletos  a  los  que 
por  tales  conocemos  allá,  si  se 
tiene  en  cuenta  su  poca  pulcritud 
proverbial,  que  j-a  hemos  indicado. 

COLETUDO,  DA,  adj.  Que  usa  o 
gasta  coleta,  como  el  torero,  o  co- 
mo los  chinos. 

Cuervo  (párr.  616)  dice  que  cole- 
tudo es  voz  baja  y  vulgar;  pero 
"por  los  antecedentes  se  advierte 
que  la  deriva,  no  de  coleta,  como 
nosotros,  sino  de  coleto".  (ICAZ- 
BALCETA,  pp.  111-12),  expresando 
por  tanto,  descarado,  desvergonza- 
do, desollado. 

COLGADOR,  m.  Colgadero;  per- 
cha. 

En  Venezuela  (PICÓN  FEBRES, 
p.  83)  significa  lo  mismo,  y  además. 
ropero. 

COLIMÓTE,  m. 

Méx.  "Natural  de  Colima".  (ICAZ- 
PALCETA,   p.   112). 


Cuba.  MAGIAS  (p.  352)  da  colímen- 
se,   pero   es    menos    usado. 

"Y  más  de  treinta  mil  indios  mexi- 
canos, tarascos,  tlaxcaltecas,  colimo- 
tes  y  de  las  pro\ñncias  de  Avalos". 
(MOTA  PADILLA,  Historia  de  la  Nue- 
va Galicia,  cap.  XXXV,  núm.  4). — "El 
gallo  es  una  mezcla  muy  gustosa  que 
hacen  los  colimotes  de  naranja,  coco 
y  chile".  (CHAVERO,  Obras,  Colima, 
t.  I,  p.  2S). — "Los  colimotes  dicen  que 
la  ciudad  está  sobre  un  inmenso  sub- 
terráneo natural,  llamado  de  San  Tel- 
mo,  que  se  extiende  hasta  el  mar  en 
un  espacio  de  más  de  50  leguas  y  va 
a  terminar  cerca  de  la  Cuaguayana". 
(ID.,  ib.,  pp.  29-30). — "Con  motivo  de 
los  grandes  males  que  a  la  ciudad  cau- 
saban los  temblores,  y  no  habiéndose 
decidido  los  colimotes  a  abandonar  su 
cárcel  de  manipostería,  idearon  un  mo- 
do original  de  construir  sus  casas". 
(ID.,   ib.,  p.  31,  et  alibi).  « 

COLINDAR,  n.  Lindar.  Muy  usa- 
do, aun  en  lenguaje  literario.  No 
hay  título  o  escritura  de  propie- 
dad de  predios  que  no  diga  que  CO- 
LINDAN éstos  al  N.,  al  S.,  etc.,  con 
Fulano  o  Mengano.  No  es  necesa- 
rio, en  realidad,  el  verbo. 

COLIÓN.  m.  Ribete,  2a.  acepción: 
exceso  en  efectivo  que  se  da  en  el 
cambio  o  permuta  de  dos  cosas,  pa- 
ra igualar  el  precio  de  la  mayor. 

COLISA,  f.  El  Diccionario  no  re- 
gistra más  que  dos  acepciones  de 
esta  voz  en  Mar.,  de  las  cuales  la 
primera,  semejante  a  la  nuestra, 
es:  "Plano  giratorio que  colo- 
cado en  un  buque  o  batería,  sirve 
para  que  gire  la  cureña  del  cañón". 
Para  los  tabasqúeños  es  una  pieza 
movible  a  ambos  lados  de  la  cara- 
bina o  escopeta  guaca  de  retixjcar- 
ga,  y  por  medio  de  la  cual  funcio- 
na el  resorte  para  doblar  el  arma. 
No  es  más  que  un  derivado  de  cola, 
por  su  figura. 

COLMENEAR.  n.  Andar  por  el 
bosque  en  busca  de  colmenas. 
MEMBREXO  (p.  43)  se  acordó  de 
este  verbo  agreste. 

COLMENERO,  RA.  adj.  Relativo 
ja  la  colmena:    avispa    COLMENE- 


COLM 


—  378  — 


COLÓ 


RA,  y  también  el  que  busca  colme- 
nas por  el  bosque. 

Hond.   MEMBKEÑO,   p.   43. 

COLMILLO.  Tener  uno  DURO  EL 
COLMILLO,  o  MUCHO  COLMI- 
LLO, fr.  equivalente  a  la  que  da  el 
Diccionario  "Tener  uno  colmillos,  o 
colmillos   retorcidos". 

COLMOYOTE.  (Del  mex.  ocuilin, 
gusano,  y  moyotl,  mosquito), 
m.  Mosquito  grande,  de  extremida- 
des muy  largas,  que  al  picar  de- 
posita una  larva  o  gusano  del  mis- 
mo nombre,  blando,  retorcido,  con 
anillos  negros  en  los  cuales  cría  a 
manera  de  pestañas  también  ne- 
gras; corto  y  grueso.  Se  desarro- 
lUi  formando  una  especie  de  tumor 
por  cuya  boca  destila  abundante 
sangraza,  producto  de  la  deyección 
del  animal  que  se  alimenta  de  los 
tejidos  subcutáneos,  produciendo 
una  picazón  peculiar  insoportable 
y  desesperante,  por  la  cual  se  le 
distingue  de  un  verdadero  absceso. 
La  larva  o  gusano  alcanza  hasta 
más  de  dos  centímetros  de  largo 
en  ocasiones  en  que  se  le  deja  des- 
arrollar. 

Los  curanderos  y  la  gente  del 
pueblo,  principalmente  la  del  cam- 
po, entendida  en  achaques  de  me- 
dicina casera,  extrae  el  COLMO- 
YOTE introduciendo  en  la  boca  del 
tumor  agua  o  ceniza  de  tabaco,  con 
lo  cual  muere  el  animal  y,  cedien- 
do en  seguida  fácilmente,  se  le  ex- 
pulsa haciendo  presión  con  los  de- 
dos índice  y  pulgar  sobre  la  infla- 
mación. 

Ignoro  si  ésta  sea  la  forma  habi- 
tual de  reproducirse  del  mosquito 
en  cuestión;  pero  sí  es  un  he- 
cho comprobado  por  la  observa- 
ción campesina  que  hay  ciertos 
animales,  como  la  ardilla,  que  de 
ordinario  tienen  el  cuerpo  sembra- 
do (le  COLMOYOTES.  Es  tan  pro- 
verbial esto  entre  la  gente  del  cam- 


po que,  precisamente,  por  el  asco 
que  se  tiene  a  esta  larva,  no  comen 
la  ardilla. 

COLONIAJE,  m. 

Hond.  "El  período  de  la  dominación 
española  en  América".  (MEMBREÑO, 
p.    43). 

Bogotá.  "Conforme  al  tipo  pupilaje, 
vasallaje,  decimos  coloniaje  (tiempo 
en  que  los  pueblos  americanos  fueron 
colonias  españolas)."  (CUERVO,  párr. 
859). 

ORTÚZAR  (p.  83),  creemos  que 
erradamente,  le  da  el  carácter  de 
adjetivo,  como  sinónimo  de  colo- 
nial. 

2.  El  sistema  mismo,  o  régimen 
colonial:  en  el  tiempo  del  colonia- 
je. 

MONNER  SANZ  (El  cast.  en 
Arg.,  p.  129)  propone  en  su  lugar 
colonismo,  ya  que  la  desinencia  aje 
es  de  índole  despectiva. 

COLONTÉ.  (Del  maya)  m.  Nom- 
bre que  se  da  también  al  ave  co- 
nocida vulgar  y  comúnmente  por 
carpintero.  Más  usual  en  Yucatán, 
de  donde  lo  da  como  provincialis- 
mo el  Sr.  RAMOS  y  DUARTE  (p. 
128). 

"Había  ruiseñores,...  el  colonté,  dos 
castas  de  tortolillae,  picazas,  g^olondri- 
nas,  etc."  /(MOLINA  SOLIS.  Historia 
del  Descubrimiento  y  Conquista  de 
Yucatán,    p.    246). 

2.  Aire  popular,  bailable,  muy 
alegre. 

COLOR.  DAR  COLOR,  fr.,  "descu- 
brir la  opinión  o  partido  que  se  si- 
gue y  que  era  incierto.  El  periódico 
ya  DIO  COLOR.  Expresión  tomada 
de  los  jugadores  de  albures:  dicen 
éstos  que  una  carta  DIÓ  COLOR 
cuando  retirada  un  poco  la  visible,  se 
conoce  el  palo  a  que  pertenece  la 
siguiente,  por  las  interrupciones  de 
la  línea  que  la  rodea".  (ICAZBAL- 
CETA,  p.  112). 

COLORADILLA.  f. 

C.  Rica.  "Garrapata  pequeñísima, 
casi  del  tamaño  de  una  nigua,  que 
se  encuentra  en  cantidad  asombrosa 
en  los  pastos  de  las  regiones  cálidas. 


COLÓ 


379  — 


COLU 


Es  uno  de  los  más  terribles  enemi- 
gos de  los  peones  de  las  haciendas  y 
de  los  cazadores,  a  causa  del  insopor- 
table escozor  que  producen  sus  mor- 
dediu'as.  Debe  el  nombre  a  su  color 
lojizo".   (G  VGIXI,  pp.  144-5). 

La  nuestra  no  es  casi  del  tama- 
ño de  una  nigua,  sino  mucLo  más 
pequeña,  como  grano  de  polvo.  In- 
crustada en  los  poros,  produce  al 
igual  que  la  garrapatilla  (V.),  una 
picazón  verdaderamente  molesta. 

Méx.   "El  pinolillo  se  transforma  en 
coloradilla;  insecto  rojo  de  mayor  vo- 
lumen".    (G.     CUBAS.     Recuerdos,     p. 
'0).   El  pinolillo  no  se  transforma  en 
coloradilla;  es  otra  especie  de  insecto, 
no   más   pequeño,    sino   más   grrande 
ue   éste:   es  la   misma  garrapatilla. 
Hond.    ME.MBREÍ^O.    p.    43. 
C.    Amér.    SALAZAR    GARCÍA,     (p. 
).   llamada  también  mostacilla. 
COLORADOS  (LOS),  pl.  Nombre 
que  se  dio  en  el  Estado  a  los  ín- 
tervenciomstay    o   franco-traidores, 
durante  la  intervención  francesa,  o 
guerra  del  Imperio  como  se  le  lla- 
mó  también.   Ei-a  alusivo   al   traje 
que  usaban  los  franceses,  caracteri- 
zado por  el  pantalón  rojo,  color  que 
tomaron  a  la  vez  como  divisa  o  dis- 
tintivo los   imperialistas,   portando 

una  cinta  en  el  sombrero. 

"Arévalo    posesionado    de    esta    ciu- 
id  con  sus  gentes,  a  quienes  se  daba 
nombre  dfe  los  colorados,  gobernó  en 
■mpo    del    Imperio    pocos    meses". — - 
•ilLi  y  SAEXZ,    Historia   de  Tabasco, 
i-.ecc.  XXr\',   p.    212). — "¡Compañeros! 
la    Plaza   de   Comalcalco   está   colgada 
de    bandidos!    ;Viva    nuestro    valiente 
olorado    Arévalo!     (SÁNCHEZ    MAR- 
OL,     Antón     Pérez.     XIV,    p.    142). — 
Fué    sold.ado    republicano   en    las   po- 
blaciones   del    Usumacinta    durante    la 
gruerra  del  que   hemos  dado  en  deno- 
minar  imperio,    y  mg   ha   narrado   al- 
STunos  ligeros  sucesos  que  yo  a  mi  vez 
narro  al  público,  a  guisa  de  nota  a  la 
historia   de  la   revolución  de   los   colo- 
rados, como  por  razones  de  indumen- 
taria apellidaron  en  TaViasco  a  los  ra- 
biosos defensores  de  aquel  trágico  dis- 
parate   político".     (QUEVEDO,     Lírica 
popular   tabasqueña,    p.    60). — "X'o   los 
ha  dejado  saltar   (el  Coronel   Méndez, 
Gobernador   de    la    plaza),    sospechan- 
do que   puedan    ser  espías   de    los   co- 
lorados".    (MERIXO,     Celestina,     pte. 


2a..  II.  p.  205).— "Estaba  yo  muy  dis- 
traído examinando  a  los  oficiales  coló- 
rados".  (ID.,  ib-,  p.  206).— "El  peligro 
era  inmmenfe:  se  sabía  de  un  modo 
cierto  que  los  llamados  colorados  to- 
marían en  breve  la  revancha  de  la 
c  f  rrota  sufrida  en  el  Jahuactal".  (ID 
Juana  Santa  Anna,  p.  7).— "Y  los  gri- 
tos de  nu.era  el  Imperio",  "mueran 
los  colorados"  se  extendían  bástalas 
avanzfidas  que  vivaqueaban  en  el  In- 
genio El  Censo".  (ID.,  ib.,  p.  li)  —"Y 
el  famoso  comisario  dé  los  franco-in^ 
tervenclonistas  no  tuvo  en  su  gira 
mas  gloria  que  recibir  dos  grandes 
desaires:  el  .de  los  llamados  colorados 
Yt^  ^l  '°®  dignos  hijos  de  Tabasco". 
(ID.,  Ib.,  p.  16).— "En  su  juicio,  todos 
los  que  rodeaban  al  jefe  de  los  colora- 

;  dos   eran    idiotas".    (ID.,    Ib.,   p     6.3) 

"Lna  veintena  de  hombres,  que '  al 
mando  de  Lartija,  vino  por  el  lado  del 
no  a  socorrer  a  los  suyos  (los  colora- 
dos)".   (ID.,   ib.,  p.  114). 

COLORADUZCO,  CA.  adj.  Forma- 
do al  igual  que  blancuzco  y  ver- 
dusco. 

Bogotá.    CUERVO,   párr.   872. 

COLUDIRSE.  pr.  "Colisión,  se- 
gún el  Diccionario,  es  una  voz  fo- 
rense que  significa  convenio,  con- 
trato, inteligencia  entre  dos  o  más 
sujetos,  con  objeto  de  engañar  o 
perjudicar  a  un.  tercero.  Al  verbo 
COLUDIR,  que  yeputa  anticuado,  no 
le  da  más  acepción  que  la  de  lu- 
dir una  cosa  con  otra.  Le  liemos 
oído  usar  (como  recíproco)  por 
formar  una  colusión.  Es  análogo  a 
confabularse,  y  no  parece  censura- 
ble. Existe  en  la  lengua  latina,  y 
Terreros  le  trae.  Rivodó  (p.  178) 
propone  solamente  que  se  le  quite 
la  nota  de  anticuado;  mas  no  ha- 
bla de  darle  nueva  acepción" 
(ICAZB.,  p.  113) 

COLUDO,  DA.  adj.  Que  tiene  laj- 
ga  cola.  Muy  común  entre  la  gen- 
te del  campo:  un  caballo  muy  CO- 
LUDO. 

Metafói  ieamente  y  en  lenguaje  fa- 
miliar— como  dice  OCAMPO  (p. 
156) — "se  aplica  a  los  que  dejan 
tras  sí  las  puertas  abiertas,  como 


COLLI 


380  — 


COMA 


si  necesitasen  dejar  paso  abierto  a 
su  cola". 

"Ese  cometa  coludo  dará  en  qué  en- 
entender  a  los  astrononiillos  de  los  de- 
partamentos, que  tendrán  cola  que  les 
pisen".  (MORALES,  Gallo  Pitagórico, 
p.   270). 

No  le  trae  Icazbalceta,  pero  es  de 
uso  común  en  México, 

COLLIN.  (De  Cojiins).  m.  Ma- 
chete de  hoja  más  ancha  hacia  la 
punta,  y  algo  curvo,  preferido  para 
los  trabajos  de  labranza  por  el 
peón  campesino.  Su  nombre  es  el 
del  fabricante.  Los  hay  también 
rectos  y  del  mismo  ancho  en  toda 
su  longitud;  pero  es  superior  el 
primero,  por  su  mayor  peso  y  re- 
sistencia. 

El  COLLIN  es  el  instrumento  in- 
dispensable del  labriego  tabasque- 
ño,  y  a  la  vez  arma  terrible  de  com- 
bate con  la  cual  sostiene  bárbaras 
riñas,  así  como  el  pelado  de  Mé- 
xico con  la  alevosa  charrasca  o  el 
belduque,  sólo  que  aquél  se  bate  en 
verdadero  duelo,  hasta  quedar  a  ve- 
ces hechos  pedazos  ambos  conten- 
dientes. 

En  Chiloé  (CAVADA,  p.  84)  es  el 
nombre  de  un  objeto  idéntico  a  nues- 
tro  cacaste,    2. 

"Completaba  su  equipo  la  canana  al 
cinto,  del  que  colgaban,  tanto  en  ji- 
netes como  en  infantes,  tajantes  ma- 
chetes de  la  afamada  fábrica  Collins, 
arma  que  si  por  los  que  la  portaban 
infundía  respeto,  era  notoria  su  des- 
ventaja para  el  combate,  atento  a  que 
sólo  podría  tener  uso  en  las  luchas 
cuerpo  a  cuerpo."  (SÁNCHEZ  MAR- 
MOL, Antón  Pérez,  p.  145.) — "Pero  a 
poco  andar  entran  con  él  en  explica- 
ciones, se  entusiasma  "por  tr.itarse  de 
Rutiérrpz",  lo  sueltan,  se  pone  al  cin- 
to su  collln,  y  poco  después  anda  tam- 
bién él  amarrando  a  sus  vecinos." 
(COFFIN,  El  Gral.  Gutiérrez,  XXII,  p. 
155.) — "Apenas  hemos  podido  sustituir 
al  mal  forjado  machete  de  nuestras 
fábricas,  el.  cortante  y  pulido  de  co- 
llins." (El  Partido  Liberal,  S.  J.  Btta.' 
Dic.   16-lS.SS.   núm.   22.) 

COLLINAZO.  m.  Golpe  dado  con 
el  dorso  del  machete  collin,  esgri- 
mido a  guisa  de  tranca. 


COLLI NEAR.  a.  Dar  de  golpes 
con  el  collin;  o  de  planazos  o. ma- 
chetazos, 

COLLINERO,  RA.  adj.  Que  gusta 
de  usar  el  collin;  pendenciero  que 
gusta  de  reñir  a  collinazos. 

COMADREAR,  n.  "Chismear, 
murmurar".  Para  nosotros  es  andar 
platicando  con  todo  aquél  que  se 
encuentra  al  paso;  usar  de  corte- 
sías, a  más  del  saludo  necesario. 
Es  alusivo  al  vínculo  que  hay  en- 
tre las  comadres,  por  lo  cual  se  pro- 
fesan mutuo  afecto  y  no  pierden 
oportunidad  de  platicar. 

COMADREJA.  (Musteia  brasilien- 
sis.  SWASTONOFF).  f.  Carnívoro 
de  la  familia  de  las  mustelídeas,  se- 
mejante al  tlacuache;  como  el  cual 
se  alimenta  también  de  aves  de  co- 
rral. Se  diferencia  de  él  en  que  tie- 
ne cuerpo  más  largo  y  más  delga- 
do, del  tamaño  de  un  perro  media- 
no; de  color  gris,  pelo  suave  y  tu- 
pido hasta  la  cola. 

El  sabio  Rovirosa  dice  de  la  CO- 
MADREJA en  sus  Apuntes  de  Zoo- 
logía de  Tabasco,  (p.  15) :  "Este  pe- 
queño mamífero  suele  visitar  por 
las  noches  las  habitaciones  de  cam- 
po y  los  gallineros,  para  devorar 
los  huevos  de  las  gallinas  y  pavas". 
COMADREO,  m.  El  acto  de  an- 
dar comadreando:  acción  y  efecto 
de  comadrear. 

COMADRERO,  RA.  adj.  Que  gus- 
ta del  comadreo:  zalamero  que  tra- 
ba plática  con  todo  el  que  encuen- 
tra, o  le  busca  especialmente  para 
!  conversar.  U.  t.  c.  s. 

Está  en  el  Diccionario;  pero  con 
relación  al  holgazán  que  busca  con- 
versación por  las  casas  solamente. 
COMADRONA,  f.  Partera:  mujer 
que  tiene  por  oficio  asistir  a  la  que 
está  de  parto. 

Si  el  comadrón  se  llama  también 
partero,  no  hay  causa  para  que  la 
partera  no  se  llame  también  coma- 


COMA 


381 


COME 


drona.  Vayase,  pues,  lo  uno  por  lo   tas,  en  forma   de  comal,   especial- 
otro,   y  es   consecuente   no   repug-    mente  en  el  plátano. 


nar  este  nombre  que  corre  por  las 
tres  Américas  con  muy  buena  acep- 
;ición,   aunque   "a   despecho   de   la' 
Academia",  como  dice  el  Sr.  Cuer- 


Hond.  MEMBRExO,  p.  43. 

COMALEO.  m.  Acción  y  efecto  de 
comalear:  la  operación  de  labran- 
za que  consiste  en  limpiar  o  des- 


vo;  no  obstante  también  de  que  es    yerbar  el  suelo  circularmente  al  pie 


usado  asimismo  en  España,  según 
se  ve  en  Cánovas  y  Ferrán,  p.  107 
(apud  Cuervo). 

Hond.    MEMBRESO    (p.    43),    quien 
legra  una  cita  del    "notable   escritor" 
uErentino   Dn.    Esteban    Echeverría. 
C.  Amér.  SALAZAR  GARCÍA,  p.  71 


de  las  plantas,  especialmente  del 
plátano. 

"La  plantación  grande  sólo  recibió 
un  comaleo  y  una  limpieza  con  ma- 
chete en  el  curso  del  primer  año." 
(GARCÍA   SALAS,    Banano,   p.    54.) 

COMALERO,   RA.  m.  y.  f.  Perso- 


Venez.  RR'ODó  (p.  59)  aboga  por  la    na  cualquiera  que  hace  comales  y 

comercia  con  ellos. 

COMALCALQUENSE  o  COMAL- 
CALQUE  ÑO,  ÑA.  adj.  Gentilicio 
con  que  se  designa  al  natural  o  ha- 
bitante de  la  ciudad  v  Municipio  de 
Comalcalco,  Tabasco.  U.  c.  s. 

"Por  allí  mismo  entrará  rodeado 
de  un  grupo  de  valientes,...  aclamado 
por  los  comalcalqueños  como  el  rege- 
nerador de  su  pueblo,  como  el  liber- 
tador de  Tabasco."  (COFFIN,  Gral. 
Gutiérrez,  11,  p.  15.) — "El  pueblo  co- 
(p.   145)    pone  a  esta  definición  los-   malcalquense  está  de  duelo,  y  con  él 


aceptación  del   vocaljlo. 

Colombia.  CUERVO,  párr.   648. 

COMAL.  (Del  mexicano  comalli). 
m.  Disco  bajo  y  delgado  de  barro 
sin  vidriar,  que  se  usa  para  cocer 
las  tortillas  de  maíz  y  para  tostar , 
el  café  j"  el  cacao. 

La  Academia  define,  copiando 
más  o  menos  ad  pedem  litterae  a 
Icazbalceta:  "Disco  de  barro  muy 
delgado   y    con    bordes",    y   Gagini 


siguientes  reparos:  "lo.,  que  la  voz 
mexicana  no  es  comatli,  sino  coma- 
lli; 2o.,  que  los  comales  más  usa- 
dos se  hacen  hoy  de  hierro  y  sin 
bordes;  3o.,  que  no  se  usan  sólo  en 
México,  sino  en  toda  la  América 
Central".  La  primera  observación 
es  tan  cierta,  como  que  sólo  a  quien 
no  sepa  nada  de  mexicano  puede 
•ocurrirse  la  etimología  que  da  el 
Diccionario;  por  cuanto  a  la  segun- 
da, la  verdad  es  que  el  COMAL  he- 
cho de  hierro  se  llama  siempre 
plancha,  siendo  cierto  sí  que  nunca 
tiene  bordes. 

Méx.  ICAZBALCETA,  p.  113.  — 
OCAMPO.    p.    136. 

COMALif^DA.  f  Lo  que  de  una 
vez  se  puede  cocer  o  tostar  en  el 
comal:  una  COMALADA  de  torti- 
llas, de  cacao,  etc. 

COMALEAR.  a.  Labor  que  se  ha- 
ce limpiando  en   círculo  alrededor 


el  Estado  entero,  pues  ciudadanos  co- 
mo el  Sr.  González  son  el  ornamento 
de  la  sociedad  que  tiene  la  fortuna  de 
poseerlos."  (El  Partido  Liberal,  S.  J. 
Btta.,    Xov.    25-S83;    núm.    20.) 

COMBADO,  DA  adj.  Curvo,  cón- 
cavo, abovedado. 

Méx.  "Bovedado,  curvo."  (OCA3IPO, 
p.   156.) 

COMBAR,  a.  Encorvar,  abovedar: 
darle  a  una  cosa  la  forma  de  com- 
ba; no  sólo  torcer  una  cosa,  como 
hierro,  madera,  que  dice  el  Diccio- 
nario. 

COMECHILE.  f.  (Saurophagus 
sulphuratus?  SW).  Avecilla  del  or- 
den de  los  pájaros,  familia  de  las 
tiranideas  en  la  clasificacióií  adop- 
tada por  el  Sr.  Rovirosa  en  sus  Ap. 
para  la  Zoología  de  Tab.  Es  peque- 
ña como  el  zanate;  de  color  ama- 
rillo pálido,  y  veteadas  la  cara  ex- 
terior de  las  alas  y  la  cola;  pico 
cónico  y  recto,  puntiagudo  y  acera- 


del  tronco  o  de  la  cepa  de  las  plan-   do;  tarsos  grises  y  raquíticos.  Llá- 


COME 


—  382  — 


COME 


mase  también  pistují,  justo-fué,  e 
indistintamente  chilera  (V.)  a  ésta 
y  a  la  otra  especie,  conocida  tam- 
bién por  madrugador  y  tía  María, 
de  la  cual  sólo  se  diferencia  por 
ser  más  pequeña.  Dice  de  esta  ave  j 
Rovirosa  lo  que  sigue,  muy  intere-  ¡ 
sante:  "El  hombre  de  Saurophagus 
impuesto  a  este  género  por  Swain- 
son  está  fundado  en  la  propiedad 
que  tienen  estas  aves  de  alimentar- 
se con  lagartijas,  aunque  dan  caza 
y  es  lo  más  frecuente,  a  los  insec- 
tos, tales  como  las  libélulas  y  lepi- 
dócteros.  Las  costumbres  de  esta 
avecilla  son  semejantes  a  }as  del 
madrugador;  pero  su  carácter  es 
esencialmente  pendenciero.  "Jamás, 
dice  el  príncipe  de  Wied,  deja  esca- 
par la  ocasión  de-  acosar  o  perse- 
guir a  una  rapaz".  Y  esta  pi-opie- 
dad.  en  diversas  ocasiones  obser- 
vada por  mí,  se  manifiesta  más  en 
la  guerra  constante  que  hace  a  los 
zopilotes.  Basta  que  vea  posarse 
uno  en  el  árbol  donde  se  encuen- 
tra, para  que  le  acometa;  pasa  ro- 
zando su  cabeza  y  lanzando  un  chi- 
llido, vuelve  a  pasar  repetidas  ve- 
ces en  sentidos  opuestos,  hasta  que 
obliga  al  vultúrido  a  emprender  la 
fug?.". 

"El  Saurófago  fabrica  comúnmen- 
te su  nido  en  los  arbustos,  prefi- 
riendo el  cornezuelo.  Consiste  en 
una  gran  bolsa  compuesta  de  mus- 
go, hojas  y  plumas,  con  una  abei'- 
tura  lateral  pequeña  y  reducida. 
Cada  puesta  consta  de  tres  o  cua- 
tro huevos  de  un  color  verde  pá- 
lido, sembrado  de  espesas  manchas 
negras  y  de  un  verde  azul,  numero- 
sas principalmente  hacia  el  extre- 
mo grueso". 

COMEDERO,  m. 

Méx.  "Sitio  del  campo  abierto  adon- 
de acostvimbran  ir  las  reses  a  pastar, 
V  así  decimos:  esa  vaca  que  buscas  ha 
de  estar  en  el  comedero.  Y  por  exten- 


sión se  dice,  siempre  con  cierta  mali- 
cia, del  lugar,  barrio  o  casa  que  fre- 
cuenta   mucho    una    persona." 

"EscFibió  varias  cartas  y  dispuso 
todo  de  manera  que  sólo  esperaba  el 
instante  de  que  cesara  la  responsa- 
bilidad del  Juez  saliente,  para  pin- 
tar su  venado  y  no  parar  hasta  sus 
comederos."  (Astucia,  t.  II,  cap.  VII, 
bis.) 

Cuba.  PICHARDO,  p.  65.— MACI^VS, 
p.    355. 

Bogotá.  CUERVO,  párr.  850, 

Venez.   PICÓN,   p.   84. 

COMEDIDO,  DA.  adj.  La  acep- 
ción castiza  de  este  adjetivo  es 
"cortés,  atento".  Mas  como  el  ver- 
bo comedirse  tiene  el  significado 
de  disponerse  u  ofrecerse  para  al- 
guna cosa,  es  enteramente  acerta- 
do que  demos  al  adjetivo  comedido 
la  acepción  de  dispuesto  para  algu- 
na cosa  o  que  se  ofrece  espontá- 
neamente para  ella.  Más  común- 
mente se  dice  acomedido  y  acome- 
dirse. (V.) 

COMELÓN,  NA.  adj.  vulg.  Comi- 
lón. 

Es  corriente  en  toda  la  América, 
seguramente  por  la  influencia  foné- 
tica de  comer. 

COMELONERO,  RA.  adj.  Que 
gusta  de  las  comilitonas. 

COMER,  a.  Omitir,  suprimir  le- 
tras, palabras  o  frases  en  la  lec- 
tura o  en  la  escritura:  comerse  las 
eses  es  propiedad  característica  del 
tabasqueño.  • 

Hond.  MEMBREÑO.  p.   43. 

COME  SANTOS  Y  CAGA  DIA- 
BLOS, fr.  que  se  dice  del  santu- 
rrón hipócrita,  o  como  expresa 
Membreño  (p.  43),  "de  aquellas  per- 
sonas que  se  dedican  a  la  vida  es- 
piritual, y,  sin  embargo,  sus  accio- 
nes no  corresponden  a  lo  que  apa- 
renta ser". 

COMER  COMO  PAJARITO  Y  CA- 
GAR COMO  ELEFANTE,  fr.  fr.  fig. 
fam.  y  vulg.  que  sirve  para  desig- 
nar a  la  persona  que  gasta  más  de 
lo  que  gana  o  que  aspira  a  cosas 


comí 


—  383  — 


COMP 


mayores  de  las  que  su  posibilidad  i 
o  recursos  personales  le  permiten. 
COMER  PAVO,  ir.,  quedarse  sin 
bailar  por  falta  de  pareja;   se  apli- 
ca especialmente  a  la  mujer.  ; 

C.    Rica.  GAGIXI,   p.   146.  | 

C.   Amér.  SALAZAR  GARCÍA,  p.  71. 
Bogotá.   CUERVO,    (párr.  719.)  I 

Venez.   RIVODó,   p.   282.  I 

2.  EJntre  jugadores,  especialmen- 
te de  billar,  significa  ganar  con  su- 
ma facilidad  al  contrario,  como  si 
fuera  novicio:  no  tener  contendien- 
te por  falta  de  suficiencia  en  él. 

COMERSE  LAS  UÑAS,  fr.  fig., ' 
estar  uno  tquv  pobre,  o  arrancado. 
COMERCIO.  IR  AL  COMERCIO, 
se  dice  por  lo  que  en  México  se  lla- 
ma cajonear  y  en  Madrid  ir  a  tien- 
das: andar  de  tienda  en  tienda  ha- 
ciendo compras  o  aún  por  mera  cu- 
riosidad y  matar  el  tiempo.  Debido 
a  que  se  llama  COMERCIO  también 
a  la  reunión  de  tiendas. 

COMIDERO,  RA.  m.  y  f.,  t.  adj. 
Persona  que  hace  y  vende  comidas 
ordinarias  sin  condiciones  de  bue- 
na cocina;  bodeguero,  figonero,  úsa- 
se más   aplicado   a  las   mujeres. 

Lo  mismo  en  Centro  América. 
(SALAZAR  GARCÍA,  p.  71). 

COMISARIO  DE  POLICÍA,  m. 
Así  se  llamaron  en  el  régimen  pa- 
sado, hasta  antes  de  la  revolución 
constitucionalista,  los  Agentes  del 
Ejecutivo  del  Estado  que  represen- 
taban al  poder  político  en  los  pue- 
blos y  las  riberas  o  secciones  de 
los  Municipios.  Estos  funcionarios 
eran  nombrados  por  el  Goberna- 
dor, a  propuesta  del  Jefe  político, 
que  era  la  primera  autoridad  del 
Municipio;  su  cargo  era  honorífico. 
Hoy  han  sido  sustituidos  por  los 
Agentes  Municipales,  que  son  nom- 
brados por  el  Ayuntamiento,  cuyo 
Presidente  ha  asumido  las  facul- 
tades de  los  extintos  Jefes  Políti- 
cos. 
El  capítulo  VI  de  la  Ley  Orgáni- 


ca de  Administración  interior  del 
Estado  de  Tabasco,  trataba  de  los 
Comisarios  de  Policía,  establecien- 
do sus  atribuciones  y  deberes;  los 
requisitos  para  serlo  y  las  demás 
condiciones  en  que  funcionaban. 

COMITECO.  m.  Aguardiente  co- 
mún extraído  por  la  destilación  del 
jugo  de  una  especie  de  maguey,  en 
el  Departamento  de  Comitán,  en 
Chiapas,  de  donde  ha  tomado  su 
nombre. 

"La  principal  industria  de  Comitán 
es  la  destilación  de  ag-uardientes  de 
maguey  que  con  el  nombre  especial  de 
comiteco,  se  consume  en  todo  el  Es- 
tado y  se  exporta  para  Guatemala  en 
grandes  cantidades."  (RABAS  \  El 
Est.  de  Chis.,  p.  32.)— "...En  1802  se 
elaboraron  en  Comitán  321,824  libros 
de  aguardiente:...  es  de  creer  que  sea 
mayor  la  cantidad  de  comiteco  fabri- 
cado." (ID.,  ib.)  Todo  e]  comiteco  que 
se  consume  en  Tabasco  es  proceden- 
te  de   Chiapas. 

COMODÍN,  NA.  m.  y  f.,  y  adj. 
"Muy  amigo  de  su  comodidad  y  re- 
galo, hasta  tocar  en  egoísta.  En  An- 
dalucía dicen  comodón".  (ICAZ- 
BALCETA,  p.  114,  art.  Comodino, 
na).— OCAMPO  (p.  157)  también  dá 
comodino.— RAMOS  y  DUARTE  (p. 
129),  comodín,  provincialismo  de 
Veracruz.— GAGINI  (p.  147)  da  co- 
modidoso con  la  misma  acepción: 
¡COMO  NO!  o  ¿CÓMO  NO?  in- 
terjección de  afecto  con  que  se  ex- 
presa aquiescencia  espontánea:  sí, 
así  es;  o  se  manifiesta  que  tal  cosa 
tiene  que  ser  así  y  no  de  otra  ma- 
']  ñera. 

Hond.  MEMBRE5ÍO,  p.  43. 

C.  Amér.  SALAZAR  GARCÍA,  p.  71. 

Ríopl.  "De  variable  signiflcación.  En 
general  corresponde  a  los  casos  en 
que  en  castellano  se  exclamaría:  'Có- 
mo no  ha  de  ser  como  usted  dice?;  o 
j  ;.Cómo  no  ha  de  suceder,  o  se  ha  de 
hacer    tal    cosa?"    (BAYO,    p.    60.) 

COMPA.  m.  Síncopa  de  compa- 
'.  dre.  que  usa  la  gente  campesina 
I  principalmente,  .  como  tratamiento 
I  afectuoso  de  compañerismo,  aun 
I  cuando  no  haya  el  vínculo  espiri- 


COMP 


—  384  — 


COMP 


tual.  Es  equivalente  "del  vale,  vale- 
dor, que  usa  la  gente  de  México  y 
del  interior. 

"Así  que  acabamos,  D.  Vives  se  fue. 


COMPADRAZGO,  m.  Compadraje. 
Tómase  en  mala  parte. 

COMPADRES     (LOS).     Nombre 

y  yo,  con"  mi  com'pa  Santiago  "enipe-  í  ^°^  ^^®  ^^  designaban  todavía  a 
zamos  a  hacer  lástima  de  aquella  mil-  Últimos  años  los  bandoleros  y  sal- 
pa  que  estaba  tan  primorosa."  (GIL 
y  SAENZ,  El  Caporal,  p.  69.) — "Oiga, 
compa  ¿no  le  parece  que  es  éste  un 
oficio  muy  pesado  y  mal   retribuido? 


teadores  de  camino  que  atacaban 
en  cuadrillas  y  que  infestaron  de 
manera  tan  alarmante  todo  el  país, 


-"Vamos  a  ver,  respóndeme,  compa,  i  hasta  la  época  de  la  administración 
1   te   propusieran   otra  manera  de  vi-    j„i  ri,.oi    r^í.^r,    .„i,^ i. 


vir,  la  aceptarías?"  (MERINO,  Juana 
Santa  Anna,  XIII,  p.  102.) — "Hoy  se 
va  la  luna,  y  además  es.  día  viernes 
hoy  y  tenga  usted  sabido,  compa,  que 
nunca  ese  día  salen  las  cosas  bien." 
(ID.,  ib.,  p.  128.) — "Espérese  tantito, 
compa,  que  ya  los  vamos  a  ninguniar, 
dijo  por. lo  bajo  Orteguita,"  (ID.,  ib., 
p.  178.) — ";Ej  !o  mismo,  compa."  (RO 


del  Gral.  Díaz,  que  acabó  con  ellos. 

— "¡Los  compadres!  Los  compadres 
eran  los  ladrones,  que  se  acercaban 
unos  por  (ñ  lado  derecho  y  otros  por 
el  siniestro."  (GONZÁLEZ  OBRE- 
GÓN,  México  Viejo  y  Anecdótico,  p. 
107.) 

COMPARECENCIA,  f.  Diligencia 
DRíGÚEZ  BÉLTRAN7per'fi'ie''s7p.  Yss^)  O  actuación  que  se  practica  en  el 
— "¿Qué  juegan,  compás?, —  preguntó  ¡  juzgado  y  por  medio  de  la  cual  com- 

^'.Í?-!f"J-ai;;,^^°""'-  "^"'^'f  "^^"í  com-   parece  en  autos  una  persona  ante 
padre,  valedor,  amigo.  Estas  palabras,  '     ,    ■ 

...son  muy  us.ales   entre  la  gente  del!  ®^  JUez. 

pueblo,   y  forman  parte  de  lo  que  pu-  I       Por  lo  demás,  y  COmo   dice   Icaz- 


diera  llamarse  su  germanía  o  caló." 
(PAYNO,  Fistol,  t.  I,  cap.  XLV,  p 
820.) — "Vengan  otros  cien  pesos,  com 


balceta,    (p.    114)    entendemos   por 
comparecencia  la  que  da  el  Diccio- 


pa  o  tenemos  camorra."    (ID.,   Ib.,  p.  '  nario:    "Acto    de    comparecer  una 
825.) — "Que   me   entreguen   mi   prenda  j 


Culebrita,   y  tan   compás   como  ayer." 
(ID.,    ib.,   p.   826.) 

"Si  dos   compadritos  riñen 
nadie  se  apercibe  de  ello;...' 
(SOIMOANO,   p.    15.) 


persona. ...  en  cumplimiento  de  or- 
den que  se  le  ha  dado",  sin  que 
sea  indispensable  el  requisito  de  la 
orden  superior;  antes  bien,  la  corrir 


'Compadrito  es  el  nombre  que  parecencia  es  el  acto  de  compáre- 
se dan  los  indios  unos  a  otros,  sin  i  cer  espontáneamente  la  persona  a 
que  medie  afinidad  ni  parentesco  Pedir  en  autos, 
de  ninguna  clase."  (ID.,  ib.,  p.  83.)  i  Es  una  verdadera  petición,  llama- 
— Salva  registra  cumpa,  por  cama- !  da  así  porque  el  ocurrente  pide  an- 
rada,  compañero. — Ortúzar  le  trae  te  el  Juez  y  en  los  mismos  autos, 
com-o  chilenismo.  Es  fenómeno  po- !  sin  necesidad  de  memorial  u  ocur- 


pular  común  de  elisión,  como  co- 
me por  comadre,  señó  y  seña  por 
señor  y  señora,  etc.   (1) 


so  especial  y  por  separado. 


ción   pa.   Asimismo     se  ve     en  las  si- 
guientes   palabras:    todo,    too,    to;    pi- 
I  diendo,  pilando,  piendo;  nada,  naa,  na. 
(1)    Dice    Rodríguez    Marín,    en    svis  ¡  Y  aim  de  estas   segundas  elisiones  se 
preciosos   Cantos   populares   españoles,  j  originan   a  veces   otras  y  otras,   como 
(t.    I,    Nota   81,    p.    132):    "Coma      por  I  vamos  a  ver:     de  padre  se  dice  pare; 


comadre...  De  estas  elisiones...  sue- 
Itn  resultar  otras  nuevas,  porque  fal- 
tando la  consonante  intermedia  en- 
tre dos  vocales  iguales,  ambas  se  con- 
funden en  ima.  Ejemplo:  en  la  pre- 
posición para  se  elide  la  r  y  tenemos 
paa;  mas  como  el  acento  carga  en  la 
primera  a,  ésta  absorbe  el  sonido  de 
la  segunda  y  resulta  en  la  pronuncia- 


mas  todavía  se  suele  elidir  la  r  y  re- 
sulta pae;  y,  como  quiera  que  la  pro- 
nimciación  andaluza  hace  parecer  en 
este  'caso  muda  la  e,  óyose  decir:  er 
pa  Juan,  mi  coma  Isabé  (el  padre 
,Tuan,  mi  comadre  Isabel)...  No  se 
exagera  gran  cosa  cuando  se  dice  que 
los  andaluces  nos  comemos  la  mitad 
del   idioma." 


COMP 


—  385  — 


COMP 


COMPÁRENTE,  ni.  y  f.  "Compa- 
reciente :   el  que  comparece  en  jui-  ¡ 
cío,  o  ante  un  notario  para  otorgar  ■ 
un    instrumento    público".     (ICAZ- ' 
BALCETA,  p.  114). 

COMPATE.  f.  Nombre  de  cierta 
especie  de  calabaza  (Cucúrbita  pe- 
po), de  cascara  delgada,  lisa  y  re- 
luciente, muy  estimada  para  dulces 
por  su  carne.  Dícese  también  cum- 
pate. 

El  Sr.  Pañafiel,  en  su  obra  No- 
menclatura geográfica  de  la  Repú- 
blica Mexicana,  da  compate  entre 
los  nombres  de  origen  mexicano, 
pero  sin  explicar  sus  raíces.  Opina- 
mos que  no  es  de  origen  mexicano, 
sino  maya:  de  kum,  calabaza  y  el 
verbo  pat,  hacer  cosa  en  forma  de 
olla,  seguramente  por  la  conforma- 
ción esférica  del  fruto. 

COMPENETRARSE,  refl.  Ente- 
rarse perfectamente  de  un  asunto 
o  negocio;  ocuparse  en  él;  com- 
prenderlo bien. 

Icazbalceta  sólo  dice  que  se  usa 
más  como  recíproco;  entendemos 
que  en  la  acepción  del  Diccionario. 

COMPINCHE,  m.  Compañero  y 
amigo;  pero  tomado  siempi'e  en 
mala  parte:  poliche. 

COMPLICADO,  DA.  adj.  Difícil, 
indescifrable,  confuso.  ORTÚZAR, 
p.  85. 

Hond.  MEMBRESO,  p.   43. 
GtARCIA.  J.  G.  — Nov.  12.— 

C.   Amér.  SALAZAR  GARCÍA,  p.  71. 

COMPONEDOR,     m.    Algebrista, 
2a.  acepción.  Persona  entendida  en 
volver  a  su  lugar  los  huesos  dislo- 
cados. Icazbalceta   (p.   115)    truena 
contra  estos   buenos  hombres,   tan  í 
útiles  a  la  humanidad,  sobre  todo  I 
en  las  rancherías  en  donde  un  mé-1 
dico  no  se  encuentra  ni  para  reme- 1 
dio.   Dice    el   autor    citado:      "Los 
COMPONEDORES  son  unos  charla- 
tanes con  tal  cual  práctica,  y  aun- 
que   suelen    hacer    atrocidades,  la 
gente  común  tiene  tal  fe  en  ellos, 


que  no  solamente  los  llaman  cuan- 
do no  hay  médicos,  sino  aún  habién- 
dolo, prefieren  ocurrir  al  COMPO- 
NEDOR, porque  creen  que  los  ciru- 
janos no  entienden  de  eso".  No  se- 
rá que  los  cirujaúqs  no  entiendan 
de  eso;  pero  lo  cierto  es  que  un 
COMPONEDOR  arregla  una  dislo- 
cación, o  zafadura  como  dice  el 
vulgo,  en  un  abrir  y  cerrar  de  ojos 
y  que  en  más  de  ima  ocasión  mé- 
dicos de  flamante  título  se  han  que- 
dado con  un  palmo  de  narices  fren- 
te a  los  hechos  prácticos  que  más 
bien  -parecen  efecto  de  magia  que 
hijos  de  un  conocimiento  verdade- 
ramente científico.  Y  es  que  tratán- 
dose de  una  operación  puramente 
mecánica,  lo  que  interviene  es  una 
habilidad  especial,  hija  más  bien  de 
la  experiencia  que  del  estudio. 

OCAMPO  (p.  157)  trata  también  de 
estos    curanderos   campesinos. 

COMPROMETIDO,  DA.  ,adj. 
Arriesgado,  peligroso:  una  situa- 
ción COMPROMETIDA. 

COMPROMETER,  a.  "Obligar  a 
uno  con  repetidas  instancias,  y  aun 
pesada  insistencia,  a  que  haga  al- 
guna cosa  contra  su  voluntad". 
(ICAZB.,  p.  115). 

"Propagaba  la  consigna  de  la  fies- 
ta en  el  seno  de  sus  amistades,  in- 
vitando a  unas  amig-as,  comprometien- 
do a  otras."  (FACUNDO,  Gabriel,  t. 
II,   cap.    Iir.) 

2.  Exponer  la  dignidad,  el  honor 
o  la  reputación  a  caer  en  mengua 
o  menoscabo.  Esta  acepción  ha  si- 
do tachada  como  galicana  por  Ba- 
ralt  (Dice,  de  gal.  p.  123)  en  la  si- 
guiente frase  que  dice  de  un  perió- 
dico: "Ya  se  guardará  el  gobierno 
de  hacerlo  como  lo  dice,  si  no  quie- 
re comprometer  su  dignidad,  su  au- 
toridad y  su  reputación",  agregan- 
do: "dígase  amenguar,  menoscabar, 
aventurarfi   infamar,  etc." 

COMPROMETIDO,  DA.  Peligro- 
so, arriesgado:  que  ofrece  gran 
riesgo. 


25 


COMP 


386 


CONO 


COMPROMISO,  m.  Obligación  que 
se  impone  a  uno  contra  su  volun- 
tad, por  repetidas  instancias  y  aun 
pesada  insistencia;  y  también  pe- 
ligro, riesgo. 

"Las  familias  invitadas,  en  las  pri- 
meras noches,  se  encontraban  en  un 
abrir  y  cerrar  de  ojos,  con  el  compro- 
miso encima."  (G.  CUBAS.  Recuerdos, 
p.  296.) 
2.  Peligro,  grave  riesgo,  aventura. 

COM PURGAR,  n.  De  continuo  se 
da  a  este  verbo  la  acepción  de  pur- 
gar, "Satisfacer  oon  una  pena  par- ; 
te  o  todo  lo  que  uno  merecía  por 
su  culpa  o  delito",  y  así  se  ve  in- 
variablemente en  los  fallos,  aun  de 
los  más  doctos  jueces,  emplear  es- 
ta frase:  dásele  por  compurgada  la 
pena  con  el  tiempo  que  ha  sufrido 
de  prisión,  cuando  el  i'eo  ha  esta- 
do preso  igual  o  mayor  tiempo  del  ' 
que  expresa  la  condena. 

"Es  común — dice  Icazbalceta  (p. 
115) — en  las  causas  criminales  ab- 
solver al  reo,    dándole    "por    com- 
purgado con  la  prisión  sufrida"  du- 1 
rante  la  sustanciación  del  proceso".  | 
No  es  cierto  esto  ni  jurídicamente, ! 
acertado;    al   reo   que   se   absuelve; 
no  se  le  impone  pena  alguna,  y  el 
tiempo   de   prisión   sólo  se   obtiene 
como    condición    indispensable   por 
estar   sometido   a  proceso.   Al   que ; 
"se  da  por  compurgado"  es  porque  | 
ha  sido  condenado,  y  sólo  por  equi- 
dad se  le  compensa  el  término  de 
prisión,   contándole  ésta,   conforme 
a  la   Constitución    Federal,    desde 
que  estuvo  a  disposición  del  Juez. 

Tampoco  lo  que  define  Icazbalce- 
ta por  COMPURGAR  es  así:  "Cum- 
plir un  reo  la  pena  de  prisión  tem- 
poral a  que  fué  sentenciado,  con  lo 
cual  quedó  extinguida  la  acción  (pe- 
nal)". Esto  es  cumplir  la  pena.  Me- 
nos es  exacto,  que  con  la  pena  que- 
de "extinguida  la  acción";  pues  la 
acción  penal,  según  nuestros  Códi- 
gos   del    crimen,   queda   extinguida 


por  la  sentencia  irrevocable,  aun 
antes  de  que  el  reo  sufra  o  purgue 
Ip,  pena.  (1). 

COMÚN,  m.  vulg.  Excusado,  le- 
trina. 

"Cuando  un  mismo  tubo  de  descarga 
sirv-a  para  varios  comunes  colocados  a 
distintas  alturas;  etc."  (Art.  15  del 
Reglamento  de  albañlles  del  Distrito 
Federal). — "En  todas  las  casas  los 
comunes  tendrán  los  requisitos  con- 
venientes para  evitar  las  emanacio- 
nes malsanas  y  las  infiltraciones." 
(Art.  23  del  Código  Sanitario  del  Es- 
tado de  Tabasco.) — "En  los  hoteles, 
casas  de  huéspedes  y  mesones,  habrá 
por  lo  menos  un  común  por  cada  diez 
cuartos."    (Art.    26,    Ibid.) 

COMUNICADO,  m.  "Escrito  que, 
en  causa  propia  y  firmado  por  una 

0  más  personas,  se  dirige  a  uno  o 
varios  periódicos  para  que  lo  publi- 
quen". Esto  define  el  Diccionario 
de  la  lengua.  Nosotros  le  usamos 
por  lo  común  en  el  significado  de 
comunicación,  sin  los  distingos  que 
establece  la  definición  académica. 

En  México  es  (ICAZBALCETA, 
p.  115)  "Encargo  que  el  testador  de- 
ja a  su  albacea". 

"Pedí  los  cuadernos  que  escribió  mi 
amigo,  para  corregirlos  y  anotarlos, 
conforme  lo  dejó  encargado  en  su  co- 
municado respectivo."  (PENSADOR, 
Periquillo,    cap.    final,    p.    302.) 

COMUNICAR,  a.  Poner  al  deteni- 
do en  comunicación;  suspenderle  la 
incomunicación.  La  incomunicación 
legal,   que  no  podía  durar  más   de 
setenta    y    dos    horas,  ha  quedado 
!  prohibida  por  la  reciente  Constitu- 
'  ción   de   la   República,  promulgada 
'  en   Querétaro   el   5   de   Febrero  de 

1  1917,  por  el  Congreso  Constituyente 
I  reunido  a  seguida  del  triunfo  de  la 
:  revolución. 

CONCUÑADO,   DA.  m.  y  f.   Dos 
!  nersonas  cuyos  cónyuges  son  cuña- 
dos entre  sí;  o,  lo  que  es  igual,  el 


(1)  Código  Penal  para  el  Distrito  y 
Territorios  Federales,  art.  253,  frac- 
ción V. — Código  Penal  del  Estado  de 
Tabasco,  art.  240,  fracción  V. 


CONO 


—  387 


CONCH 


cónyuge  de  un  supérstite  con  res- 
pecto al  de  un  cuñado  de  aquél, 
por  parte  del  primer  matrimonio  o 
del  cónjTige  muerto.  En  este  caso 
nunca  se  dice  conconcuño,  ña.  La 
Academia  ha  dado  lugar  en  su  Dic- 
cionario a  este  vocablo,  aunque  más 
vale  tal  vez  que  así  sea,  pues  ja 
veremos  cómo  las  gasta  el  hojala-. 
tero  en  la  definición  de  conconcuño, 
palabra  que  expresa  una  relación  o 
parentesco  mucho  más  sencillo. 

CONCUÑO-  ÑA.  m.  y  f.  Concuñado. 
Nunca  se  oye  en  lenguaje  común  y 
familiar  otra  forma  que  esta  sin- 
copada. Cosa  igual  pasa  en  todos 
los  países  americanos  de  habla  es- 
pañola.  ' 

La  Academia  en  este  particular 
ha  sustentado    un    criterio  entera- 
mente  vario,  casi  siempre  erróneo. 
No  registró  la  voz  conconcuñado  en  ; 
su  primera  edición  conocida  con  el 
nombre  de  Diccionario  de  Autorida- 
des;  en  la  segunda  la  consignó  con 
muy  buen  acierto,  diciendo:    "Una 
persona  respecto  de  otra,  cuando  las 
dos  están  casadas  con  dos  herma- 
nos o  hermanas";  pero  en  algunas., 
ulteriores  disparató  de  una  manera 
lamentable,     en     la     séptima,     por 
ejemplo:    "El  hermano  o  hermana 
del   cuñado  o  cuñada",  anfibología 
que  después  sustituyó,  en  la  undé- 
cima, V.  gr.,  por  este  otro  despro- 
pósito, más  gordo  todavía:  "Lo  son 
entre  sí  los  cónyuges  de  los  cuña- 
dos". No  paró  allí  el  desatino.  En 
la  penúltima  edición  dijo  esta  nue- 
va badomía:  "Cónyuge  de  una  per- 
sona respecto  de  otra  persona  her- 
mana de  aquélla" ;  y  no  fué  sino  has- 
ta la  vigente  edición  cuando  ha  re- 
parado en  tanto  error,  increíble  en 
un  numeroso  grupo  de  hombres  que 
deben  suponerse    doctos    en    acha- 
ques de  idioma,  diciendo  lo  mismo 
que  había  dicho  en  su  segunda  edi- 
ción, cosa  de  dos  siglos  aptes  aun- 


que con  otras  palabras:  "Cónj-uge 
de  una  persona,  respecto  del  cónjTi- 
ge  de  otra  persona,  hermana  de 
aquélla". 

Pero  es,  no  sé  decir  si  más 
triste  o  más  censurable,  que  ca- 
si todos  los  diccionaristas,  el  doc- 
to Salva,  Domínguez,  la  famosa  So- 
ciedad Literaria,  Toro  Gisbert.  Ale- 
many,  etc.,  han  copiado  o  imitado 
seivilmente  a  la  Academia  en  sus 
yerros,  reproduciendo  sus  desafue- 
ros contra  él  lenguaje.  Muy  pocos. 
Zerolo  entre  otros,  dejaron  ese  ca- 
mino trillado,  aunque  tampoco  és- 
te anduvo  muy  acertado  que  se  di- 
ga al  definir  "Hermano  de  un  cón- 
yuge respecto  del  hermano  del 
otro". 

Mi  CONCUÑO  o  concuñado  es  el 
marido  de  una  hermana  de  mi  mu- 
jer, y  mi  mujer  es  CONCUÑA  de 
la  esposa  de  mi  hermano;  al  me- 
nos esta  es  la  acepción  que  acá  tie- 
ne en  primer  término  la  palabra, 
la  misma  que  le  corresponde  según 
demostrólo  Dominici  hace  muchos 
años. 

>  Méx.  ICAZB..  p.  115.— RAMOS,  p. 
132. — Cuba.  PICH.,  p.  67. —  MAGIAS, 
p.  3.57. — Hond.  MEMBR..  p.  4.S. —  C. 
Rica.  GAGIXI,  p.  151. — C.  Amér.  SA- 
LAZAR  G.,  p.  71.— Venez.  ROVODó, 
p.    61. 

CONCHA.  CONCHITA,  f.  Dimi- 
nutivo de  Concepción.  Usadísimo 
lo  mismo  que  en  todo  México  y  va- 
rias otras  partes  de  América,  si  no 
en  toda. 

"Se  usa  también  en  Burgos  y  en 
otras  provincias"  de  España,  según 
Baráibar  (Vocab.  de  Álava). 

Méx.    ICAZBALCETA,    p.    116. 

Cuba.  PICHARDO.  p.  67.— MACÍAS, 
p.    35S. 

Hond.  MEMBREñO.  p.   44. 

Venez.  PICÓN',   p.   84. 

2.  La  rosa  de  Alejandría.  (RA- 
MOS y  DUARTE,  p.  132). 

3.  Genérico  con  que  se  designa 
en  coniúii  a  loa  testáceos  de  cara- 


CONCH 


—  388 


COND 


pacho :  tortuga,  hicotea,  pochitoque  i 
y  otros  de  la  misma  clase:  en  las' 
lagunas  abunda  la  CONCHA.  ! 

4.  En  Ríopl,  (BAYO,  p,  61)  se  Ha-  i 
ma  así  a  "lo  que  las  mujeres  tie- 
nen  y es   la   perdición   de   los 

hombres".  Por  acá  se  llama  a  esto, 
tortuga,  aunque  en  ocasiones  tam- 
bién se  dice  concha,  con  relación 
al  sexo. 

5.  También  se  llama  CONCHA 
por  extensión  la  corteza  de  los  ár- 
boles, dura  y  consistente,  de  los 
huevos  y  aún  de  ciertas  frutas. 

Hond.  MEMBREÑO,  p.   44. 

6.  Suele  llamarse  también  así  la 
garrapata  más  conocida  por  con- 
chuda. 

CONCHABO,  m.  Acción  del  ver- 
bo conchabar  o  conchabarse:  unión 
de  dos  personas,  ilícita  por  lo  gene- 
ral. 

Chile.  RODR.,  p.  116. 
Ríopl.  GRANADA,  p.  159. 

En  otras  partes  significa,  unión, 
concierto,  trato  entre  dos  personas 
con  motivo  de  empleo:   colocación. 

Ríopl.   BAYO,  p.   61. 

ORTC'ZAR  dale  como  americanismo 
en  esta  acepción. 

CONCHADA,  f.  Lo  que  cabe  en 
una  concha,  usada  ésta  a  guisa  de 
vasija.  Entre  la  gente  pobre  y,  cam- 
pesina la  concha  de  las  tortugas  e 
hicoteas  sirve  ordinariamente  de 
vasija  para  ciertos  usos  inferiores. 

CONCHA  DE  ARMADO,  m.  Nom- 
bre de  una  avispa  grande  como  de 
dos  pulgadas,  negra,  cuyo  piquete 
produce  fiebre.  Es  sumamente  irri- 
table; zumbadora.  Debe  este  nom- 
bre a  la  forma  del  nido,  que  es  se- 
mejante a  la  coraza  del  armadillo, 
adherido  al  tallo  de  los  árboles 
gruesos,  con  una  -abertura  por  de- 
bajo . 

Parece  que  en  otras  partes  de  la 
República  llaman  a  estas  avispas 
guitarronas,  según  esta  descripción 
del  Diccionario  Universal  de  Histo- 
ria y  Geografía:   "Otras  (avispas), 


negras  y  grandes,  que  forman  su 
habitación  en  las  cortezas  de  los 
árboles,  son  semejantes  a  la  con- 
cha de  un  armadillo  (las  habitacio- 
nes, no  las  avispas),  y  se  llaman 
vulgarmente  guitarronas".  (Art. 
TEJUPILCO,  t.  III,  del  Apénd.,  p. 
509). 

CONCHUDA,  f.  Garrapata  gran- 
de, por  cuya  dureza  se  llama  así. 
El  piquete  produce  llagas,  tanto  por 
lo  venenoso  como  por  lo  profundo 
de  la  herida,  pues  el  animal  está 
provisto  de  un  aguijón  como  de  me- 
dio centímetro  y  sumamente  duro. 
El  medio  muy  vulgar  pero  prácti- 
co de  hacer  que  la  "conchuda  afloje 
y  saque  ella  misma  el  pico,  es  ca- 
lentándole, con  un  cigarro,  por 
ejemplo,  los  traseros. 

La  CONCHUDA  en  gran  canti- 
dad, perjudica  aún  a  los  animales, 
que  enferman  de  flaquedad.  Entre 
los  caballos  hace  mayores  estra- 
gos, porque  de  ordinario  les  inva- 
de las  orejas,  produciéndoles  la  caí- 
da de  éstas,  que  desfigura  entera- 
mente a  la  caballería. 

Llámase  también  concha. 

"El  pinolillo  se  transforma  en  colo- 
radilla.  insecto  rojo  de  mayor  volu- 
men; de  colaradilla  pasa  a  conchuda 
(?),  y  este  insecto,  de  mayores  di- 
mensiones, se  convierte  en  grarrapata." 
(GARCÍA  CimAS,  p.  600.) —  Esta 
transformación  es  enteramente  falsa; 
cada  uno  de  estos  insectos  constitu- 
ye una  especie  determinada  y  distin- 
ta, aunque  todos  se  designan  genéri- 
camente como  g-arrapata. — "Un  flaco 
rocín  que  tenía  garrapatas  conchudas 
pn  la  piel."  (MERINO,  Ruta,  XXI,  p. 
106.) 

Ríopl.  "Libertina,  mujer  cogedora." 
(B.VYO.    p.    62.) 

CONDENADO.  DA.  adj.  No  es  tan 
grave  la  significación  de  este  ad- 
jetivo, como  la  que  tiene  en  el  Dic- 
cionario: "Reprobo,  condenado  a 
las  penas  eternas".  Ordinariamente 
vale,  ora  travieso,  ora  picaro;  tmas 
veces  en  sentido  afectivo,  otras  co- 
mo despectivo.  "Se  usa  y  abusa  tan- 


COND 


—  389  — 


CONE 


to  de   él— como   escribe  Icazbalcta  ¡  orden,  dar  señal  de  partida,   reco- 
(p.  116)— que  ha  llegado  a  perder    ger  los  boletos,  etc." 


su  siniestra  significación  de  repro- 
bo, y  hasta  se  aplica  a  cosas  inani- 
madas". 

"Miré  al  condenado  Juan  Largo  y 
le  respondí  no  sé  aué."  (PEXSADOR, 
Periquillo,  cap.  VI.) 

Dialecto  aragonés.  "Condenado,  Per- 
verso, violento;  con  relación  al  genio, 
carácter,  maña,  etc.  Se  usa  también 
en   Viscaya,"    (MUGICA,   p.   92.) 

Hond.  MEMBRESO,  p.   44 


"Por  el  vano  empeño  de  ennoble- 
cer las  cosas  con  sólo  bautizarlas 
de  nuevo — dice  también  el  autor  ci- 
tado.— sin  que  nada  cambie  su  esen- 
cia, tenemos  hoy  fábrica  de  pan  por 
panadería,  taller  de  calzado  por  za- 
patería, restaurant  por  fonda,  far- 
macia por  botica,  preceptor  por 
maestro  de  escuela,  etc.,  etc.;  y  por 


C.  Rica.  GAGIXI  (p.  160)  trae  con-  j  í^y.vA  razón,  los  cocheros  han  dado 
fisgado,  que  se  usa  como  sinónimo.        •  „„   ii<,,,^o..c,/^   o    oí  r>^^T^;^c,    ^r.^^,.^*-^ 

Venez.  PICÓN,  p,  84.  usase  también  |  ^^  llamarse  a  Si  propios  conducto- 
de  confiscado  como  sinónimo.  t  res".   Es   cierto,  pues  hasta   los    de 

CONDOLENCIA,  f.  Nosotros  y  j  los  carros  de  carga,  carretas  y  ca- 
cen nosotros  todos  nuestros  herma- 1  rretones  han  dado  en  llamarse  ca- 


nos en  lenguaje  de  las  tres  Améri- 
cas,  hemos  sancionado  con  el  uso 
este  sinónimo  de  pésame,  que  no 
registra  el  Diccionario,  a  pesar  de 
que  trae  condoler  y  condolerse.  Ga- 
licismo y  muy  galicismo  podrá  ser; 
poro  abonan  por  la  voz  Rivodó  (p. 
€?),  que  la  juzga  "bien  formada  y 
además  expresiva";  Cuervo  (párr. 
975)  que  con  xriás  clemencia  que 
Gagini  (p.  158),  sólo  dice  que  pode- 
ros  evitarla  fácilmente,  y,  por  úl- 
timo  el  P.  Isla,  que  no  es  poca  au- 


rretoneros,  antes  que  carreteros. 

CONDUERMA,  f.  Molestia  cons- 
tante y  grande:  persona  o  cosa  que 
modesta  demasiado:  majadería,  ne- 
cedad. 

Verez.  "Equivale  aproximadamente 
a  modorra,  o  a  morosidad.  Parece  una 
voz  compuesta  de  con  y  duermn.  de 
dormir.  La  frase  "venir  con  muchas 
cor.dusrmas"  es  como  venir  con  mu- 
chos requisitos  o  regodeos."  (RIVO- 
DÓ.  p.   62.) 

CONDUMBIO.  m.  Condumio.  Es 
mexicanismo. 

CONECTAR,  a.  "Se  le  usa  con  to- 


toridad    quien  la  usa  en   sus   Car-¡^^   j^   extensión  del  inglés  to  con- 
t;.s.  I,  XL\I,    al    decir    del  propio    ^^^    ^^  ^^^^^  j^  t^^^^s  tomado.... 
C  :ervo.  Picón  (p.  84.)  solo  dice  que 
se  usa  en  Lima  y  Ecuador,  además 
do  Venezuela.  Al  igual  habla  Mem- 
hreño  (p.  44). 

CONDÓN,  m.  "Preservativo  en 
lí-.s  relaciones  sexuales",  dice  MEM- 
FREÑO  (p.  44).  Tanto  de  ciertas 
infecciones,  ¡como  de  ciertos  re- 
sultados de. . . .  multiplicación!,  pa- 
r^  la  mujer. 

CONDUCTOR,  m.  En  los  trenes 
do  tracción  animal,  es  el  que  con- 
duce las  bestias;  en  los  trenes  eléc- 
t -icos,  el  que  maneja  el  motor  y 
r'ge  la  marcha  del  vehículo;  en  los 
ferrocarriles,  lo  que  dice  Icazbal- 
reta:  "el  encargado  de  un  tren  du- 


por  juntar,  ligar  dos  cosas,  estable- 
cer cierta  relación  entre  ellas". 
(ICAZBALCETA,  p.  116). 

Conectar  dos  tubos,  dos  hilos,  etc. 

CONFIANZUDO,  DA.'  adj.  Que 
tiene  o  se  toma  demasiada  conñan- 
z?'*:  que  se  hace  de  confianza  con 
facilidad,  y  gasta  mucha  llaneza, 
sin  que  se  le  de  pie  para  ello". 
(ICAZBALCETA,  p.  117). 

r-iba.  PICHARDO,  p.  67. — MAGIAS, 
p.   359. 

Hond.  MEMBREÑO.  p.  44. 

C.  Rica.  GAGINI  (p.  160),  justifica 
con  dos  citas  de  la  Sra.  Pardo  Bazán 
que  se  usa  en  España. 

Venez.  RIVODó.  p.  15  y  62. — PICÓX 
fp.  84):  "Entrometido  en  todo  lo  que 
tienen,    piensan,    sienten    y   hacen    los 


rante   su  viaje,   para   conservar   el  j  demás,   pero  con   gran  cinismo  y  en 


CONG 


—  390  — 


CONS 


grado   iri'itador  y  extraordinario.   Una  f 
gente  confianzuda  es  la  más  negra  de 
las    calamidades    que    pueden    caer   en 
una    casa,    y    por    lo   general    no    lleva  ! 
sino  guiña  o  inayén,   pero  del  verde."  i 
Bogotá.  CUERVO   (núm.  844.)  ¡ 

CONFINAR,  a.  Encerrar,  recluir.  | 
U.  más  c.  refl. 

ORTÚZAR  (p.  91)  señálale  como  ! 
"puro  francés."  j 

Hond.   MEMBREÑO,  p.   44.  1 

CONFORT.   (Del  inglés  confort).  | 
m.  "Todo  lo  que  constituye  el  bien- 
estar material    y    las  comodidades  , 
de  la  vida.  Es  voz  menos  usada  que  ! 
el   adjetivo   confortable".    (ICAZB.) 
Le  autoriza  Rivodó  (p.  62).  i 

CONFORTABLE,  adj.  Voz  ingle- j 
sa,  no  admitida  aún  por  el  Diccio- ' 
nario;    pero    ya   muy   generalizada. 
Cómodo,  agradable,  regalado. 
Hond.  MEMBREñO,  p.   44. 
Venez.    RIVODÓ,    p.    62. 
CONFUSIÓN,  f.  Término  forense 
muy   conocido,   que   impropiamente 
da  MEMBREÑO  (p.  44)   como  hon- 
dureñismo. 

CONGAL.  m.  Burdel,  lupanar;  ca- 
sa de  prostitución.  Gamboa,  en  su 
inmortal  obra  Santa,  describió  de 
manera  inimitable  la  organización 
de  los  CONGALES. 

RAMOS  y  DUARTE,  p.  133. 
CONGALEAR.    n.    Andar  por  los 
congales. 

CONGALERO,  RA.  adj.  Hombre 
relajado  que  frecuenta  los  conga- 
íes;  mujer  muy  prostituida,  que 
pertenece  al  congal  o  ha  estado  en 
él. 

2.  Lugar,  calle  donde  hay  muchos 
congales:    el   conjunto  de  éstos. 

CONGO  o  CONGUILLO.  m.  Hoja 
pequeña,  pero  de  clase  superior  a 
la  bajera,  que  se  obtiene  del  se- 
gundo y  ulteriores  cortes  del  taba- 
co. El  CONGUILLO  no  es  más  que 
la  hoja  de  los  renuevos  o  hijos  que 
nacen  del  tronco  que  queda  al  ha- 
cerse la  cosecha  primera  o  prin- 
cipal. 


"Hecha  la  cosecha  principal,  nacen 
al  pie  de  los  troncos  viejos  los  hijos 

0  mamones,  que  se- cuidarán  según  se 
ha  manifestado;  las  hojas  que  se  ob- 
tienen de  esta  segunda  cosecha  son 
más  pequeñas,  pero  su  calidad  es  su- 
perior al  zacate,  y  se  llama  congo." 
(KRAUSE,  Cultivo  del  tabaco,  p.  .120.) 
— "Apenas  esté  maduro  el  tabaco, 
corten  sin  esperar  menguante...  se 
van  mancornando  de  dos  en  dos  las 
hojas,  y  si  se  quiere,  ya  desde  allí  se 
va  escogiendo  el  que  es  bajera,  con- 
guiilo  y  hoja  buena."  (GIL  y  SAENZ, 
El    Caporal,   p.    79.) 

Méx.  "Tabaco  de  hoja  corta,"  dice 
RAMOS    y    DUARTE    (p.    134.) 

Por  Centro  América  hay  un  pez 
así  llamado  (CONGO),  y  en  Costa 
Rica,  además,  un  mono.  Pichardo 
(p.  67)  describe  con  este  nombre 
ciertos  huesos  del  cerdo  y  dos  bai- 
les, uno  popular,  y  otro  "francés- 
criollo",  ambos  de  Cuba.  GAGINI 
(p.  160)    ;  MEMBREÑO,  p.  44. 

CONOCENCIA,  f.  Conocimiento. 
Lo  usa  mucho  la  gente  campesina. 

"Dice  bien  Don  Vives  en  todo  lo  que 
dice,  y  como  amor  no  quita  conocen- 
cia." (GIL  y  SAENZ,  El  Caporal,  p. 
65.) 

Venez.   PICÓN,   p.   84. 

CONQUIÁN,  m.  Juego  de  naipes 
muy  común. 

"Gonzalo,...  se  paró  de  pronto  y  ti- 
ró los  naipes  sobre  la  mesa  donde  Ju- 
gaba el  conquián  con  el  Mayor  del  Ba- 
tallón Iturbide."   (MERINO,  Celestina, 

1  p.    27.) — "Nuestro  simpático  D.      .luán 
I  cayó    en    el    lazo:    se    enamoró    de    im 

anillo   que    figuraba   una   duquesa   con 

I  trece   gotas   de    roció, ...    y   aceptó   ri- 

i  farlos  al   conquián."    (ID.,    ib.,  p.   115.) 

Méx.   RAMOS  y  DUARTE,   p.   133. 

i  CONSENTIDO,  DA.  adj.  Mimado. 
Méx.   ICAZBALCETA,   p.   117. 

I  "No  son  los  niños  más  consentidos 
los  menos  llorones."  (PENSADOR  Qui- 
jotita,  cap.  XI.) — "¡Válgame  Dios,  y 
qué  consentid»  y  malcriado  me  cria- 
ron." (ID.,  Periquillo,  cap.  I.) —  "Yo 
era  un  aprendiz  de  honor,  y  tan  con- 
sentido y  bonachón  que.  aunque  sin  ca- 
misa, no  faltaba  quien  envidiara  mi 
fortuna."  (ID.,  ib.,  cap.  XI.) — "Fue  su- 
mamente consentido  de  sus  padres, 
y  principalmente  de  la  señora."  (As- 
tucia, t.  T,  cap.  I.) — "Lo  crió  tan  con- 
sentido y  licencioso."  (ID.,  p.  9.)  — 
"Hoy  están  en  mayoría  l03  muchachos 


CONS 


391  — 


CONS 


consentidos."     (FACUNDO,    Pollos,    t.  i 
I.   cap.   V.) 

C.    Rica.  GAGIXI   (p.    164)   establece, 
con  una  cita  de  Pérez  Galdós,  que  es  , 
dt;  USO  en  España.  ' 

CONSENTIDOR,  RA.  "En  senti- 
do especial,  el  que  consiente  o  mi- 
ma con  exceso  a  sus  hijos;  y  tam- 
bién suele  decirse  del  que  es  de- 
masiado indulgente  con  sus  inferio- 
res". (ICAZBALCETA,  p.  118).  Ade- 
más, para  nosotros,  alcahuete. 

"Castígruenielo! . . .     pé&uele! . . .     que 
no  soy  de     las     madres  consentidoras 
que  se  enojan  porque  rajen  a  azotes  a 
sus   hijos."    (RODRÍGUEZ   BELTRÁX, 
Perfiles,  11,   p.    19.) — "No  digo  que  los 
padres   y   maestros    sean    susjüranos; 
pero  tampoco  unos  apoyos  o  consenti- 
dores    de     sus     hijos     o  encargados." 
(PENSADOR,    Periquillo,    cap.    II.)    — 
"Tu  consentidora  madre  ya  no  existe." 
(Astucia,    t.    I,   cap.    I.) — "Las   mamas 
querendonas     y     consentidoras     están 
también    en     mayoría."      (FACUNDO, 
Ensalada  de  Pollos,  t.  I,  cap.  V.) — "Si  ' 
Pepito  tuviera  en  lugar  de  una  madre 
consentidora...    un    padre    enérgico    y 
con   buen   sentido     práctico..;"      (ID., 
Mariditos,   cap.   IV.) — "Era     casi     tan 
consentidora   y   tolerante   como  la  pa-  ' 
tria."    (ID.,    Chucho,    t.    I,    cap.    I.)    — ' 
"Que   Don    Juan    Francisco  era  cruel;  ; 
que   los   papas   consentidores  de      San  | 
Martín    de    la    Piedra   tuvieron   con    el ' 
maestro  más  de  un  disgusto..."  (SAN-  ' 
CHO  POLO,   La  Gran  Ciencia,  cap.  T.) 

El  Diccionario  trae  consentido,  en  '¡ 
la  acepción  de  marido  tolerante,  ca- 1 
brón,  o  alcahuete.  Nos  parece  más  i 
propia  nuestra  voz  que  indica  me- 
jor el  agente  de  la  acción.  j 

CONSENTIMIENTO,  m.  Acción  y 
efecto  de  consentir  o  mimar  con 
exceso. 

"También  olvidé  en  pocos  días  aque- 
llas tales  cuales  máximas  de  buena 
crianza  que  mi  padre  me  había  ense- 
ñado en  medio  del  consentimiento  de 
mi  madre."  (PENSADOR,  Periquillo, 
cap.  II.) — "Mi  padre  estaba  inexora- 
ble, persuadido  a  que  todo  era  efecto 
de  su   consentimiento."    (ID.,    ib.) 

CONSERVA,  f.  Especialmente  se 
da  este  nombre  en  Tabasco,  a  la 
que  Se  hace  de  naranja,  sidra  o  to- 
ronja, y,  algunas  veces,  también  de 
la  corteza  muy  gruesa  del  apompo. 


o  zapote  de  agua.  Son  famosas  las 
conservas  de  Toraolargo  (Vecinda- 
rio de  la  Municipalidad  del  Centro) 
y  de  Jalapa.  De  ordinario  las  fa- 
brican en  los  trapiches  y  en  los  in- 
genios, en  la  misma  miel  de  que  se 
hacen  la  panela  y  la  azúcar.  Hay 
dos  clases:  la  seca  almibarada  y  la 
conserva  en  miel,  ambos  hechas  con 
miel  sin  clarificar. 

"Naranjas,  y  dulces  de  esta  misma 
fruta,  que  llaman  conserva  de  Torno- 
largo."    (MERINO,    Juana,   p.   8.) 

CONSERVATORIO,  m.  La  gente 
campesina  suele  llamar  así  al  tra- 
piche o  parte  de  éste  en  que  se  ha- 
ce la  conserva,  o  que  se  destina  a 
esta  industria. 

CONSOMÉ,  m.  Excepto  la  gente 
campesina  que  gusta  de  llamar  al 
pan,  pan,  y  al  vino,  vino,  pocos  se- 
rán los  que  no  acostumbren  llamar 
así  al  caldo,  o  sopa  aguada,  como 
también  le  dicen. 

Lo  mismo,  y  más  comúnmente  en 
México,  donde  aparece  como  payo, 
provinciano  o  ranchero  el  que  no 
diga  de  tal  suerte.  RAMOS  y- 
DUARTE,  p.  136.  Todo  por  aquello 
de  ennoblecer  ciertas  voces,  como 
si  éstas  no  fueran  bastante  nobles 
con  ser  castizas  de  nuestra  lengua. 

CONSTANCIA,  f.  "Lo  que  cons- 
ta de  un  modo  indudable  en  docu- 
mento escrito.  Muy  usado  en  el  fo- 
ro, y  en  el  trato  común".  (ICAZ- 
BALCETA, p.  118). 

"Habrá  pues,  que  rebajar  las  exis- 
tencias... en  las  cuales  no  hay  cons- 
tancia." (Diario  de  México,  t.  II,  p. 
295.) — "Declaró  (el  Juez)  pertenecer- 
le  todos  (los  muebles)  al  almonedero, 
como  que  tenía  constancia  de  habér- 
selos yo  vendido."  (PENSADOR,  Pe- 
riquillo, t.  III,  cap.  6.) — "A  fuerza  de 
instancias  recibió  el  síndico  de  los  re- 
ligiosos cuarenta  pesos  por  el  sitio,  de 
lo  que  hubo  constancia  jurídica  e  ins- 
trumento en  forma."  (SEDAÑO,  Noti- 
cias, t.  I,  p.  SO.) — "La  primera  cons- 
tancia que  hay  en  el  primer  libro  del 
Cabildo  del  Ayuntamiento  de  Méxi- 
co..." (ID.,  ib.,  p.  175.) — "Recibí  una 
carta  de  vuestro  padre  en  que  me  in- 


CONS 


—  392  — 


CONT 


cluía  otra  para  nuestro  corresponsal 
en  Ambares,  diciéndome  que  el  objeto 
era  obtener  las  constancias  de  vuestro 
estado  libre  al  veniros  de  Lovaina." 
(N.  DEL  POMAR,  Un  Hereje  y  un 
Musulmán,  cap.  23.) — "Cuándo  y  por 
qué  motivo  se  quitasen' esas  cosas  que 
formaban  esa  manzana,  no  hay  cons- 
tancia ni  la  tiene  el  Ayuntamiento." 
(ALAMÁN,  Disertaciones,  t.  II,  p. 
23.5.) — "Se  establecía  entre  ellos  la  re- 
lación, ya  para  las  constancias  del  ca- 
tastro, ya  para  asegurar  la  propie- 
dd,  caso  de  controversia."  (OROZCO 
Y  BERRA,  Hist.  Ant.  de  IVIéxico,  t.  1, 
p.  558.) — "La  defensa  es  oscura  y  em- 
biollt,da:  contraria  al  sentir  de  los  tes- 
tigos presenciales,  y  a  las  constancias  '. 
históricas."  (ID.,  ib.,  tom.  IV,  p.  415, 
nota.) — "No  hay,  pues,  constancias  en 
la  historia. . .  acerca  de  esa  mujer  ma- 
ravillosa." (G.  OBREGÓN,  IVIéxico  Vie- 
jo, p.   261.) 

Hond.  MBMBREÑO,  p.  44. 

Bogotá.CUERVO,   párr.   487. 

CONSTATAR,  a.  Comprobar  por 
medio  de  documento  o  prueba  es- 
crita. Muy  usado  en  el  foro. 

Hond.   MEMBREÑO,  p.   44. 

CONSULTORIO,  m.  Especialmen- 
te llamamos  así  al  lugar  en  que  el 
médico  da  consultas  al  público;  y 
no  es  "establecimiento  particular 
fundado  por  uno  o  varios  profeso- 
res de  medicina",  sino  el  despacho 
del  médico  en  general,  en  que  tam- 
bién hace  curaciones  y  operaciones, 
teniendo  todo  lo  necesario  para  el 
efecto.  Tampoco  es  "para  que  las 
personas  poco  pudientes  acudan  a 
él  a  consultar  sus  dolencias",  pues 
allí  ocurre  toda  clase  de  gente  que 
quiera  economizar  o  que  no  tenga 
necesidad  absoluta  de  que  el  médi- 
co asista  a  su  casa,  por  estar  impe- 
dida de  ir  al  CONSULTORIO. 

RAMOS  y  DÜARTE  (p.  136)  di- 
ce que,  "se  oye"  en  México  y  Pue- 
bla. Ha  oído  p'oco:  se  oye  en  toda 
la  República. 

CONTENTAR,  a.  Reconciliar, 
avenir;  reanudar  la  amistad.  Em- 
pléase comúnmente  como  recípro- 
co: "Juan  y  Pedro  se  CONTENTA- 
RON". 


Lo  mismo  es  Costa  Rica  (GAGI- 
NI,  p.  167). 

CONTESTAR,  n.  Impugnar,  repli- 
car, contradecir. 

Hond.  MEMBREÍÍO,  p.   44. 

En  México  tiene  la  doble  acep- 
ción de  conversar  y  discutir  o  dis- 
putar, y  es  muy  usado  también  el 
sustantivo  contesta,  por  plática  y 
por  disputa  o  discusión.  (ICAZBAL- 
CETA,  p.  119). 

CONTESTO,  m.  Contestación,  es- 
pecialmente cuando  es  por  escrito. 
Lo  mismo  en  México  (RAMOS  y 
DUARTE,  p.  136).  En  Venez.  dicen 
contesta  (RIVODÓ,  p.  244). 

CON  TI.  m.  Planta  monocotilédó- 
nea,  del  orden  de  las  gramínideas, 
con  flores  femeninas  y  masculinas 
en  la  misma  espiga;  vivaz,  herbá- 
cea, provista  de  un  rizoma  o  de  un 
tubérculo;  por  lo  general  arbores- 
cente, o  sarmentosa  o  trepadora. 
Fruto  en  baya,  de  igual  nombre.  El 
CONTí  parece  pertenecer  a  la  fa- 
milia de  las  aráceas,  tribu  de  las 
arvídeas,  sección  de  las  draconcu- 
líneas.  Espádice  libre  o  soldado  con 
la  espala;  estéril  en  el  vértice,  que 
es  claviforme  o  flageliforme,  o  glo- 
buloso e  irregular;  ñores  masculi- 
nas y  femeninas  numerosas,  sepa- 
radas a  veces  por  órganos  rudimen- 
tarios: rizoma  por  lo  común  tube- 
roso o  grueso;  hojas  enteras,  cor- 
diformes, o  astadas,  o  sagitadas; 
espala  generalmente  morada,  féti- 
da. Varios  géneros.  Distribución 
geográfica:  las  aráceas  habitan 
principalmente  la  zona  tórrida,  en 
América  y  Asia,  sobre  todo  en  el 
hemisferio  norte.  (ODÓN  DE 
BUEN,  Hist.  Nat.,  t.,  10,  Botánica. 
I,  pp.  159  a  162). 

"El  espádice  de  la  flor  experi- 
menta un  notable  aumento  de  tem- 
peratura al  tiempo  de  la  fecunda- 
ción, durante  una  o  dos  horas,  au- 


CONT 


—  393 


CONT 


mentando  considerablemente  de 
olor  a  la  vez. 

"Este  acto  eleva  la  temperatura 
en  otras  plantas,  en  menor  escala 
ciertamente;  pero  es  evidente  que 
la  causa  es  el  movimiento  de  las 
células  sexuales  aue  tienden  a  su 
conjugación". 

"La  gente  que  no  alcanza  las  dro- 
gas, le  atribuye  propiedades  medi- 
cinales. Las  hojas  sirven  para  con- 
tener o  pi-eservar  las  hemorragias 
en  casos  de  abortos  o  partos,  apli- 
cándolas asadas  y  estrujadas  sobre 
el  vientre  de  la  enferma.  También 
toman  el  espádice  seco  y  molido 
para  curar  otras  dolencias,  y  hay 
gentes  que  perfuman  su  ropa  con 
él.  y  aún  el  pinol,  introduciéndolo 
mientras  desprende  partículas  odo- 
ríferas".   (1). 

La  flor  presenta  los  tres  colores 
del  pabellón  nacional  mexicano:  la 
espata  es  verde  por  fuera  y  roja 
por  dentro,  y  el  espádice  blanco. 

Llámasele  también  casmoya.  La 
palabra  contí  tal  vez  sea  de  origen 
maya. 

CONTIMAS.  Contracción  vulgar, 
pero  muy  común,  de  la  expresión 
cuanto  más  o  cuantimás  que  el  Dic- 
cionario da  como  familiar  y  que 
GAGINI  (p.  167)  dice  "usada  toda- 
vía por  el  vulgo  español  y  ameri- 
cano", contradiciéndosje  a  seguida 
con  las  citas  del  uso  que  de  la  voz 
han  hecho  Santa  Teresa  y  Pérez 
Galdós  (éste  en  su  obra  Trafalgar), 
que  no  son  ciertamente  personas 
vulgares  en  el  arte  literario,  usa- 
se igualmente  en  México. 

"Sobre  que  apenas  los  envía  a  traer 
medio  de  cigarros,  contimás  manteca, 
ni  chiles,   ni  pulque,  ni  carbón  ni  na- 


(1)  Las  observaciones  anotadas  en 
los  párrafos  señalados  con  comillas  así 
como  la  clasificación,  me  fueron  pro- 
porcionadas por  mi  hermana  la  Srita. 
Profa.  Lucía  Bustamante,  de  Tabasco, 
en  carta  de  14  de  Spbre.,  de  1918, 


da  como  acá."   (PENSADOR,   Periqui- 
llo,  cap.   XXIV,   p.   149.) 
Venez.  PICÓN,  p.  84. 
ORTCrZAR,   (p.  95)  le  califica  de 
chilenismo  vulgar. 

CONTLAPACHARSE.  (Del  mex. 
contlapachoa,  encubrir,  según  Ra- 
mos y  Duarte;  p.  137.  No  se  halla 
este  verbo  en  el  Diccionario  Ná- 
huatl por  SIMEÓN.  Tampoco  en 
MOLINA), 

Confabularse,  unirse,  asociarse 
generalmente  con  mal  fin. 

CONTLAPACHE.  m.  y  f.  fam. 
Conpinche,  camarada.  Tómase  siem- 
pre en  mala  parte. 

Méx.  RAMOS  y  DUARTE.  p.  137. 
CONTORSIONISTA,  m.  y  f.  Indi- 
viduo del  circo  que  trabaja  en  ha- 
cer contorsiones  raras  y  difíciles. 
Úsase  también  en  España:  "Yo  era 
entonces  CONTORSIONISTA,  y  en 
los  carteles  me  llamaban  el  hom- 
bre boa".  (Pío  BAROJA,  La  Busca, 
p.  139,  c.  p.  Toro  Gisbert.,  Ap.  Lex. 
p.  227). 

CONTRA,  f.  Adehala;  porción  o 
propina  que  el  comerciante  da  de 
gracia  sobre  la  mercancía  que  se 
compra.  En  México  se  dice  pilón 
(Ramos  y  Duarte,  p.  404)  y  tam- 
bién ñapa  en  algunos  Estados  de 
la  Costa  del  Golfo,  y  en  las  Amé- 
ricas  Central  y  del  Sur  e  Islas,  don- 
de también  la  llaman  llapa  o  yapa. 
Eii  Campeche  se  dice  quinto. 

Como  nosotros,  sólo  en  Cuba  di- 
cen CONTRA:  "La  corta  dádiva  o 
barato,  que  hace  el  vendedor  por 
menor  al  comprador  en  reconoci- 
miento de  haberle  preferido.  Díce- 
se  también  ñapa,  singularmente  en 
la  parte  oriental".  (PICH.,  p.  68). 
De  aquí  sin  duda  nos  vino,  como 
muchas  otras  expresiones  cubanas. 
En  Honduras,  chascada  (MEMBRB- 
SO,  p.  54). 

DE  CONTRA,  m.  adv.  Además, 
"o  a  mayor  abundamiento,  por  aña- 
didura gratuita.  Otros  dicen  de  con- 


CONT 


394 


CONT 


trapeso".  (PICH.,  p.  68).  Lo  mismo 
por  la  tierra. 

CONTRABANDEAR,  a.  Dedicar- 
se al  contrabando. 

Hond.  MEMBREñO,  p.  44. 
C.    Rica.  GAGINI,  p.  168. 

CONTRAFIERRA,  f.  Segunda  fie- 
rra que  en  las  haciendas  se  acos- 
tumbra poner  al  ganado  comprado, 
generalmente  junto  al  fierro  de  la 
hacienda  de  donde  es  nativo,  o  en 
el  brazuelo.  Dícese  también  contra- 
fierro. También  acción  y  efecto  de 
contraherrar. 

CONTRAHERRAR,  a.  Poner  al 
ganado  contrafierra;  herrar  por  se- 
gunda vez  el  ganado  herrado  que 
se  compra  de  otra^ hacienda. 

CONTRAIVIARCA.  f.  Segunda  mar- 
ca que  se  pone  al  ganado,  para  anu- 
lar la  marca  de  sangre  primitiva. 
Generalmente  se  usa  para  el  gana- 
do que  no  es  nativo  de  la  misma 
hacienda,  poniéndole  una  marca 
distinta  a  la  de  ésta. 

CONTRAMATT^RSE..  pr.  fam. 
Darse  un  fuerte  golpe,  principal- 
mente si  es  dando  el  cuerpo  con- 
tra el  suelo,  pero  sin  que  llegue  a 
producir  la  muerte. 

Méx.  "No  es  mal  formado  este  ver- 
bo si  se  atiende  a  que  según  la  Aca- 
demia (Gram.  1889),  la  preposición 
contra  "en  composición,  además  del 
sentido  natural  y  recio,  uñas  veces 
rebaja  en  un  grado  lo  "que  sin  ella  sig- 
nificaría el  nombre  a  que  se  agrega, 
como  contralmirante  y  contramaestre, 
etc."  Pues  así  como  esos  sujetos  son 
menos  que  almirante  y  maestre,  CON- 
TRAM^  VTARSE  será  menos  que  ma- 
tarse."   (ICAZBALCETA,   p.    120.) 

Guat.  Batres  (p.  184)  dice:  "Cuando 
alguno  se  golpea  fuertí  mente  contra 
alguna  cosa,  dicen  que  se  contramató, 
es  decir,  que  se  mató  contra  aquel  ob- 

■"^Hond.  MEMBREÑO,  p.  44. 

C.  Ric^.  "Contramatar  a  alguno  es 
estropearlo,  casi  siempre  golpeándolo 
contra  el  suelo  o  las  paredes."  (GA- 
GINI. p.   Ifi9> 

CONTRAPRODUCENTE,  m.  Con- 
trario. 


Icazbalceta  (p.  120)  hace  larga  e 
interesantísima  disertación  acerca 
del  mal  uso  de  esta  voz.  RAMOS  y 
DUARTE  (p.  138),  dice  que  es  pro- 
vincialismo de  Zacatecas  y  Yuca- 
tán. 

CONTRAPUNTEO,  m.  Acción  y 
efecto  de  contrapuntearse  dos  a 
más  personas,  diciéndose  palabras 
picantes  o  irónicas,  recíprocamen- 
te. Muy  usado  en  lenguaje  familiar. 

Lo  mismo  en  Cuba  (PICHARDO, 
p.   68). 

CONTRAS.  ECHAR,  o  JUGAR, 
LAS  CONTRAS,  expr. 

"Echar  o  jugar  las  cabras,  o  sea, 
jugar  los  que  han  perdido  algún  par- 
tido a  cuál  ha  de  pagar  solo  lo  que  se 
ha  perdido  entre  todos."  (B  \RAIBAR, 
Voc.   de   pal.    usadas  en   Álava,   p.   79.) 

Es  término  muy  usual  en  el  jue- 
go del  billar:  perdiendo  igual  nú- 
mero de  partidos  cada  uno  d^  los 
jugadores,  el  que  pierde  el  de  LAS 
CONTRAS,  los  paga  todos. 

Muy  usado  en  México,  aunque  no 
figure  en  los  léxicos  de  mexicanis- 
mos  que  hemos  consultado  y  se  vie- 
nen citando. 

CONTRASEÑA,  f.  "Vueltas;  se- 
ña o  boleto  que  se  entrega  al  que 
quiere  salir  por  breve  tiempo  de  un 
lugar  de  espectáculo,  y  le  da  de- 
recho para  volver  a  entrar,  sin  nue- 
va paga".  (ICAZBALCETA,  p.  120). 

CÓNTRAYERBA.  f.  Yerba  medi- 
cinal para  corregir  o  atacar  los 
efectos  de  otra  venenosa.  Contrave- 
neno, 2a.  acepción. 

2.  en  sent.  fig.,  procedimiento  que 
se  usa  para  neutralizar  la  acción 
maléfica  de  otra  persona  o  nulificar 
sus  efectos. 

CONTROL,  m.  Inspección,  inter- 
vención, monopolio.  Es  término  to- 
mado del  inglés,  que  no  tiene  en 
realidad  un  verdadero  equivalente 
castellano,  siendo  por  lo  mismo  to- 
lerable. Muy  usado  en  el  lenfunip 
comercial. 


CONT 


—  395 


COPA 


Hond.  MEMBRExO.  p.   44. 

Ríopl.  "Feo  galicismo  usa(^o  sin  con- 
tradición en  estos  países."  (BAYO,  p. 
63.) 

CONTROLAR.  Fiscalizar,  mono- 
polizar: CONTROLAR  las  acciones 
de  una  compañía,  es  ser  dueño  de 
la  mayor  parte  de  ellas. 

Hond.  MEMBRE5:-0,  p.   44. 

CONVENENCIERO,  RA.  adj. 
"Muy  amigo  de  su  bienestar  y  re- 
galo". (ICAZBAT.CETA,  p.  120).  O 
como  dice  RAMOS  y  DUARTE  (p. 
139) :  "Regalón,  amigo  de  llevarse 
la  mejor  parte  en  todo  negocio; 
holgachón". 

Especialmente  dícese  del  político 
sin  convicciones,  que  sólo  es  par- 
tidario del  sislema  que  le  propor- 
cione alguna  conveniencia  o  bien- 
estar personales.  L'.  t.  c.  s. 

"lie  parece  que  tú  eres  más  conve- 
nenciero  que  cobarde,  y  quisieras  pa- 
sarte buena  vida  sin  arriesgarte  a  na- 
da." íPñ:X3ADOR.  Periquilio,  pte.  2a., 
cap.  XX,  p.  266.) — "La  desgracia  ha- 
bía hecho  a  tfa  Marta  una  mujer  cris- 
tiana y  timorata,  aunque  algo  supers- 
ticiosa y  convenenciera."  (PAYXO, 
Fistol,   t.  IT,  cap.   TV.) 

CONVOY,  m.  Angarillas,  4a.  acep- 
ción. Taller,  2a.  acep.  Usado,  con 
exclusión  de  éstos,  en  el  lenguaje 
familiar.  Corre  igualmente  por  la 
América  del  Sur.  No  es  mal  em- 
pleado si  se  atiende  a  que  es  un 
séquito  o  conjunto  de  vasijitas.  des- 
tinadas para  sendos  condimentos. 
Usado  también  en  México. 

"Dos  son  las  mesas  para  el  servi- 
cio: una  de  manteles  blancos,  vasos 
l>rillant-ís,  botellas  para  asrua,  cubier- 
tos de  acero,  surtidos  convoyes,  sillas 
V  otros  muebles  cómodos  y  limpios." 
(RODRIGL'EZ  BELTR.4X.  Perfiles, 
XIV.  p.  96.) —  "Al  fondo,  el  aparador, 
un  viejo  mamotreto  de  encina.,  dete- 
riorado por  el  uso,  lucía  media  doce- 
T  a  de  platos,  un  convoy  de  metal  oxi- 
dado y  un  ramo  de  flores  silve.stres." 
(GONZÁLEZ  PESA,  La  Chiquilla,  I, 
p.   28.) 

Nléx.   RAMOS  y  DUARTE,   p.   139. 

Vener.   PICÓN',   p.    85. 

Ríopl.  BAYO,  p.   63. 


COÑAC,  m.  Este  licor  francés  es 
aquí  tan  popular  como  en  su  pa- 
tria, y  hay  más  de  uno  que  gustan 
de  embriagarse  con  él,  prefiriéndo- 
le a  cualquier  pulque  o  aguardiente 
de  la  tierra.  Ya  está  en  el  Dicciona- 
rio. 

Méx.   OCAMPO,   p.    158. 

Hond.  MEMBRE5?0,^  p.  44. 

Venez.  RR'ODó  (p.  131)  consigna 
esta  voz  entre  las  que  faltan  en  el 
Dice. 

CONO.  m.  Uno  de  los  mil  nom- 
bres que  entre  la  gente  de  malas 
costumbres,  y  en  lenguaje  nada  de- 
cente, recibe  la  naturaleza  femeni- 
na, o  sea,  lo  que  Bayo  llama  sen- 
tenciosamente concha  (p.  61),  la 
perdición  de  los  hombres". 

Es  de  uso  muy  gachupín,  y  de 
esta  gente,  que  representa  la  hez 
de  los  españoles  que  vienen  a  Amé- 
rica, ha  pasado  lastimosamente  a 
nuestro  pueblo. 

COPA.  TOMAR  LA  COPA,  fr. 
fam.  con  que  la  gente  maleante  o 
de  costumbres  no  muy  edificantes 
designa  el  acto  de  beber  la  consa- 
bida copa  de  alcohol  que,  repeti- 
da hasta  el  infinito,  termina  por 
producir  la  borrachera. 

La  COPA  que  se  toma  en  ajamas, 
o  antes  del  medio  día,  constituye 
la  mañana;  la  de  después  de  medio 
día,  la  tarde;  y  la  anterior  a  la  ce- 
na, la  noche,  siempre  tomadas  an- 
tes de  cada  comida  a  pretexto  de 
abrir  el  apetito.  Usual  en  toda  Mé- 
,  xico. 

■  "El  Sr.  Torralba  ha  dejado  esa,  cos- 
¡  tumhre,  y  en  vez  de  ir,  luego,  a  to- 
mar la  copa  con  los  amigos,  prefiere 
permanecer  al  arrimo  de  su  mujercita, 
departií'ido  cordialmente."  (.\ZUELA, 
Sin   amor,   pte.   2a..   I.  p.   141.) 

COPAL.  ECHARLE  COPAL  AL 
SANTO,  fr.  que  entre  los  bebedo- 
res se  usa  como  equivalente  de  be- 
ber, embriagarse. 

A  propósito,  es  bueno  saber  que 
!  la  Academia  espeta  más  de  un  de- 
j  satino   al"  tratar  la   palabra   copaL 


COPA 


—  396  — 


COPÓ 


Oigamosy  cómo  le  dice  Darío  Ru- 
bio en  su  libro  "Los  llamados  mexi- 
canismos  de  la  Academia:  (p.  61): 
"Copal,  que  no  es  adjetivo  sino  sus- 
tantivo (la  primera  en  la  frente), 
no  es  voz  mexicana  "copal  I  i,  y  és- 
ta a  su  vez  (con  la  suplencia  re- 
lativa), de  "copalcuahuitl",  árbol 
de  incienso. 

"Además  de  emplearse  el  copal 
(que  tiene  varios  usos  medicina- 
les) "en  barnices  duros  de  buena 
calidad",  dice  la  Academia  que  es 
"resina  incolora,  muy  dura  y  sin 
olor  ni  sabor". 

"No  sé  si  tenga  sabor  alguno; 
pero  olor,  creo  que  sí  lo  tiene,  pues 
romo  antes  se  quemaba  en  los  tem- 
plos, actualmente  se  quema  en  ca- 
lidad de  sustancia  aromática  y  to- 
ma entonces  el  nombre  de  incien- 
so 

COPALCHÍ.  (Crotón  ntveus. 
JACQ.)  (1).  (Del  mex.  copalli,  co- 
pal, y  chichic,  amargo:  "copal  o  re- 
sina amarga".  RÓBELO,  Azt.)  m. 
Árbol  de  la  quíTia  silvestre  del  Es- 
tado, cuya  corteza  se  toma  en  in- 
fusión contra  las  calenturas.  Lláma- 
te también  CASCARILLA.  V. 

"Entonces,  señor,  se  verán  girar  por 
todas  partes, ...  sus  plantas  medicina- 
les como  cañafístola,  zarzaparrilla, 
jalapa,  el  güero,  y  una  espc'e  de  qui- 
na llamada  copalchl,  Qe  smgulares 
propiedades."  (MESTRE  G.,  Doc.  y 
datos  para  la  Hlst.  de  Tabasco,  cap. 
II,  p.  51:  Memoria  por  D.  José  E.  de 
Cárdenas,   II,   núm.   2.) 

Hond.  "Son  varias  las  plantas  de  es- 
te nombre,  cuya  corteza  es  amarga  y 
de  uso  popular  contra  las  calenturas 
comunes.    (MEMBREÑO,   p.   45.) 

COPETE.  ESTAR  HASTA  EL 
COPETE,  fr.  fig..  estar  harto  y  fas- 
tidiado en  grado  sumo  de  una  cosa 
o  persona:  fulano  me  tiene  hasta 
el   COPETE  con   sus  majaderías. 


(1)  En  el  Catálogo  de  productos 
agrícolas  que  el  Estado  de  Tabasco 
envió  a  la  Exp.  de  S.  Louis  M.  en 
904,  formado  por  D.  Arca  dio  Zentella, 
Crotón  suberosus,  H.  B.  K. 


El  Diccionario  trae  ya  la  acep- 
ción de  copete  por  colmo  que  lle- 
nen los  vasos  en  los  sorbetes  y  be- 
bidas heladas.  Para  nosotros  es 
colmo  en  general 

Méx.  ICAZBALCETA,  p.  121. 

COPETEAR.  a.  Colmar;  hacerle 
colmo  a  una  vasija  llena. 

Méx.   OCAMPO,   p.   159. 

COPETÓN,  NA.  adj.  Copetudo: 
gallo  COPETÓN.  No  autoriza  el  Dic- 
cionario esta  forma;  pero  es  la  que 
todo  el  mundo  usa,  como  barrigón 
por  barrigudo,  y  los  demás.  Y  como 
dice  Icazbalceta  (p.  121) :  "úsase 
también  familiarmente  como  sus- 
tantivo, aplicado  siempre  con  cier- 
ta intención  de  censurar  por  orgu- 
Uosas.  a  las  personas  distinguidas 
y  de  viso,  o  que  se  dan  aires  de  ta- 
les". 

"Allí  (en  el  billar)  me  encontré  a 
todos  los  copetoncillos  jugando  gue- 
rra de  palos."  (Astucia,  t.  II,  cap.  III.) 

Hond.  MEMBREÑO,  p.  45. 

Bogotá.  CUERVO  (núm.  843):  nom- 
bre de  un  gorrión. 

Venez.  Nombre  de  un  gorrión  tam- 
bién, y  suele  decirse  al  que  es  cobar- 
de."  (PICÓN,  p.  85.) 

COPÓ.  (Del  maya  kopó,  álamo). 
m.  Árbol  grande,  espece  parecida  al 
álamo;  parásito  que  se  cría  abra- 
zado a  los  tallos  de  los  árboles 
grandes,  terminando  por  matarlos 
y  hacerlos  desaparecer,  quedando 
entonces  él  en  su  lugar.  De  las  raí- 
ces, generalmente  edventicias,  muy 
fuertes  y  muy  ligeras,  se  hacen 
bastones. 

Parece  que  es  el  mismo  de  que 
habla  Las  Casas  en  la  Historia  de 
las  Indias,  t.  V,  cap,  XIV,  pp.  327- 
9,  con  el  nombre  de  copey  (1),  en 
los  siguientes  términos:  "Hay  otro 
árbol  en  la  Isla  (Haití)  que  los  in- 


(1)  De  ser  el  mismo  árbol,  lo  más 
probable  es  que  su  nombre  cupey  per- 
tenezca a  la  lengua  haitiana  o  a  algún 
dialecto  insular,  aun  cuando  nada  obs- 
ta para  que  la  voz,  como  canlsté,  ha- 
ya pasado  de  la  Península  a  las  Islas. 


COPÓ 


—  397 


COPÓ 


dios  della  llamaban  cupey,  la  pe- 
núltilia  síla"Da  luenga,  del  cual  se 
puede  alguna  cosa  nueva  referir; 
es  árbol  más  alto  que  un  alto  na- 
ranjo, aunque  no  así  copadi  sino  al- 
go más  abierto,  tiene  tres  cosas  no- 
table, la  una  las  hojas,  que  son  tan 
grandes  y  cuasi  de  la  hechura  de 
una  azuela  de  hierro  de  un  carpin- 
tero, imaginándola  que  sea  lo  agu- 
do della  redondo,  y  sin  gavilanes; 
es  muy  verde  y  escura  y  hermosa, 
gruesa  como  un  real  y  tiesta,  no 
floja,  y  por  esto  con  un  alfiler,  y 
mejor  con  un  palillo  agudo,  escri- 
be el  hombre  todo  lo  que  quiere, 
y  luego  señálase  la  letra  amarilla, 
de  un  sudor  o  zumo  cuasi  como  el 
de  la  gabila,  y  desde  a  poco  tóma- 
se la  letra  blanca;  de  este  papel, 
y  péndolas,  por  falta  del  de  Casti- 
lla, los  tiempos  primeros  en  esta 
Isla  usábamos.  La  otra  cosa  es  la 
fruta  que  produve  aqueste  árbol,  no 
para  comer,  ni  hay  a  qué  compa- 
ralla  sino  a  unas  rosas  no  llanas  de 
madera  que  ponen  sobre  las  cua- 
tro varas  de  las  camas  de  campo, 
doradas,  bien  hechas,  con  unas  co- 
ronillas encima  cuasi  de  la  forma 
de  las  adormideras;  por  de  fuera 
son  blancas  y  que  tiran  a  verdes 
claras,  puesto  que  se  abren  o  des- 
quebrajan, lo  de  dentro  es  pez  ne- 
gra, con  que  se  puede  cualquier  co- 
sa, como  con  pez,  empegar:  tiene 
algunas  pepitas  que  comen  las  aves, 
ó  lo  que  con  ellas  está  pegado.  1.a 
tercera  cosa  es  más  notable,  que 
cuando  las  aves  están  en  este  ó  en 
otro  árbol,  y  en  él  purgan  algunas 
de  dichas  pepitas,  las  que  paran  ó  . 
se  pegan  en  el  árbol  allí  nacen  co- 1 
mo  si  las  ingiriesen,  y  lo  que  nasce  i 
son  unas  raíces  del  gordor  de  una  I 
lanza  muy  lisa,  y  todo  su  crecer  es  j 
ir  cara  abajo  á  buscar  la  tierra  y 
después  en  ella  arraigarse,  y,  echa- 1 
das  raíces,  nasce  della  otro  árbol' 


como  el  que  la  fruta  hobo  dado; 
estas  raíces,  descendiendo  hacia 
abajo,  como  el  árbol  es  alto,  son 
de  25  y  30  y  más  palmos,  y  éstas 
son  muy  lindas  astas  de  lanzas,  to- 
das muy  derechas  y  muy  nervu- 
das y  lisas,  que  no  han  menester 
dolallas  o  alisallas.  Y  deste  árbol, 
que  digimos  llamarse  cupey  salen 
de  la  manera  dicha  las  varas  lan- 
zas, y  no,  como  algunos  piensan,  de 
los  árboles  que  se  llaman  xaguas. 
Estrabón.  en  el  libro  XV  de  su  Geo- 
grafía, refiere  haber  en  la  India, 
que  está  más  al  Mediodía,  unos  ár- 
boles grandísimos,  que  algo  pare- 
cen a  lo  que  deste  cupey  habernos 
dicho,  aunque  digno  de  mayor  ad- 
miración. Destos  dice  que  sus  ra- 
mas, después  que  han  crecido  has- 
ta grandor  de  12  codos  (debe  ser 
en  soslaj'o  y  no  hacia  arriba),  van 
creciendo  para  abajo  en  busca  de 
la  tierra,  y  llegadas  en  la  tierra, 
echan  allí  raíces,  y  dellas  nasce 
otro  árbol  como  él  mismo,  el  cual, 
después  de  criado  y  las  ramas  cre- 
cidas como  las  primeras,  van  cara 
abajo  buscando  la  tierra,  y  echan 
sus  raíces,  y  dellas  crece  otro  ár- 
bol, y  así  de  uno  se  hacen  muchos, 
y  de  todos  se  constituye  una  como 
cámara  o  pabellón  grande  puesto 
.«^•obre  muchas  columnas;  de  aquí 
Dodemos  colegir  que  estas  nuestras 
Ind'as  son. . . .  etc  " 

"Si  paráis  la  canoa  en  la  curva  que 
forma  la  posa  del  Caimán, . . .  podréis 
distinguir  aún  las  paredes  de  piedra 
que...  están  cubiertas  de  musgo,  de 
firus  rubiünoso  (vulgo  copó)  y  de 
otros  parásitos  que  le  incrustan  sus 
poderoso.s  brpzos."  (MERTXO.  Celesti- 
na, p.  IS.) — "El  qual  (el  demonio)  assi 
ido  vernan  (sic.)  el  patio  y  limpian- 
dolo  de  las  hojas  del  árbol  que  tenía 
que  .se  dize  cihom  y  echavan  otras  de 
otro  qvie  llamaban  copo,  y  ponían  unas 
sprps  en  tanto  que  el  sacerdote  se  ves- 
tía." fBOT1lBOT-RG,  Reí.  de  Yuc.  por 
Landa.    cap.    XX^T.    p.    148.) 

COPROPIEDAD,  f.  Neol.  Propie- 
dad común  a  dos  o  más  personas; 


COPE 


398 


CORCH 


muy  usado  tratándose  de  los  comu 
ñeros  o  propietarios  de  comunidad, 
Empléanlo  también  notables  escri 
tores  modernos,  entre  otros  Blasco  | 
Ibáñez,    en    su    notable    obra    Los  j 
muertos  mandan     (p.  191),  en  el  si- 1 
guíente  pasaje,  que  cita  Toro  Gis- 1 
bert  en  sus  Apuntaciones  lexicográ- 
ficas, p.  208:   "Todo  suyo,  sin  mie- 
do a  la  copropiedad  con  prestamis- 
tas y  usureros". 

COPROPIETARIO,  m.  Neol.  Pro- 
pietario que  posee  en  común  con 
otro  u   otros. 

CORAL,  m.  Víbora  ponzoñosa, 
que  ito  alcanza  más  de  tres  cuartos 
de  metro  de  largo;  de  color  rojo, 
a  lo  cual  debe  su  nombre,  con  man- 
chas negras  y  amarillas  en  forma 
de  anillos.  Se  cuenta  de  ella  que  es 
sumamente  venenosa  y  que  no 
muerde,  sino  que  ataca  con  la  co- 
la, en  la  eual  lleva  un  aguijón;  pe- 
ro no  hemos  oído  nunca  mención 
de  un  caso  de  ataque  de  este 
ofidio,  sobre  que  es  xmo  de  los  más 
abundantes  en  los  campos,  y  en  los 
techos  de  guano,  donde  anida  por 
lo  general. 

Membreño  (p.  45)  hace  mención 
de  ella,  pero  dice  que  alcanza  "has- 
ta dos  metros  de  longitud".  Ocam- 
po  (p.  159)  la  llama  coralilla.  GA- 
GINI  (p.  193)  dice  que  "n-o  es  ni 
con  mucho  tan  venenosa,  y  hasta 
afirman  algunos  que  es  completa- 
mente inofensiva,  como  parece  cer- 
tificarlo su  extraordinaria  abundan- 
cia". 

"El   lector   habrá   tenido  ya   ocasión 
de  compararlo  a  esa  pequeña  víbora  de 
TieiTíicaliente.   que   se   llama  coralillo, 
vestida    co'n    heT-mosos    colore.s.       pero 
cuya   picadura   es   mortal."    (FACUN- 
DO. Chucho,  t^  II.  cap.  V\U,  p.  161.)— 
"Temblad   ante    esos   reptiles   sociales,  i 
ante  esos  corallITos  de  mil  colores  que  i 
se   introducen   en    vuestro  hog'ar   jjara 
llí»-\raros    sil    ponzoña."    (ID.,    ib.,    cap.  | 
XIII,  p.   283.) — "La  coralilla,  color  ro-  I 

.lo m^dia   vara   de    larpo    y   menos  [ 

de  pulgada  de  diámetro."   (Diccionario' 


Universal  de  Historia  y  Geografía,  t. 
X,  p.  477.) — "El  coral,  que  crece  al  au- 
mento de  su  edad,  es  desde  que  nace 
herniosamente  manchado  al  través 
de  listas  blancas,  negras  y  encendidas 
y  vivamente  rojas.  Esta  culebra  es  de 
tan  activo  y  mortal  veneno  que  has- 
ta hoy  no  se  ha  hallado  remedio  que 
como  antídoto  sea  contrario  de  su  ve- 
neno, y  esta  sola  culebra  entre  cuan- 
tas hay  pica  con  aguijón  que  encu- 
bre en  el  hocico,  y  las  demás  gene- 
ralmente muerden.  Los  mordidos  o 
picados  de  el  coral  mueren,  vertiendo 
sangro  por  todas  las  puntas  de  los  pe- 
los del  cuerpo."  (FUENTES,  Hist.  de 
Guatemala,   t.    II,    cap.    III,   p.    146.) 

CORAZA,  f.  En  la  silla  vaquera 
de  montar,  armadura  de  suela  que 
traba  en  el  arzón  y  la  teja,  bajan- 
do a  ambos  lados  hasta  las  costi- 
llas de  la  caballería. 

Formado  por  semejanza  del  uso 
a  que  se  destina  con  la  armadura 
antigua  llamada  así.  que  cubría  el 
pecho  y  la  espalda. 

Bogotá.  CUERVO  (párr.  505)  de- 
muestra que  es  de  uso  antiguo,  con 
una  cita  de  Tapia  Salcedo,  que  dice: 
"Sobre  el  casco  de  la  silla  se  pone  la 
coraza,  que  es  de  badana  carmesí,  pla- 
teada o  dorada  en  labores,  sobre  la 
cual  asientan  los  jaces  o  aderezos  ne- 
gros o  de  color."  (Ejercicios  de  la  ji- 
neta, etc.,  citado  en  el  Glosario  del 
Catálogo  de  la  Real  Armería,  p.  32.) 
La  nuestra  no  es  tan  fina,  desde  lue- 
go que  está  reservada  para  la  silla 
más  corriente. 

CORCHARSE,  pr.  fig.  Armarse: 
hacerse  de  dinero  o  de  cualquiera 
otra  cosa  que  signifique  grande  pro- 
vecho, o  utilidad  obtenida  de  im- 
proviso, inesperadamente. 

CORCHO,  m.  En  el  Dice,  de  la 
Acad.  la  tercera  acepción  de  esta 
voz  equivale  a  Colmena,  y  colmena 
es:  "Especie  de  vaso  que  suele  ser 
de  corcho,  madera,  mimbres,  etc., 
embarrados,  y  que  sirve  a  las  abe- 
jas de  habitación  y  para  depósito 
de  los  panales  que  fabrican".  Ni 
una  embarrada  de  lo  que  es  nues- 
tro CORCHO,  y  el  de  Cuba  y  otras 
partes,  contiene  esta  definición. 

CORCHO  se  llama  en  el  lenguaje 


CORD 


399  — 


CORN 


Sn'ÍSS!¿B'S'7vo'   ESP^7    se-!      En    Honduras    (MEMBREÑO,    p. 

na  cuezo  '  ''°°'"    (^ALAZAR  G..  p.  75;   BATEES,  p. 

187)    vale  estevado,  patizambo,  pa- 
CORDIAL.     MUELA     CORDIAL,    tiestevado;   de  piernas  torcidas  ha- 
Así    llama    siempre    el    vulgo  a  la    "a  afuera:  en  Venezuela  (RIVODó, 
muela  cordal.  Lo  mismo  en  Centro    P-    250),   tronzo,   caballería    de   ore- 
América    (SALAZAH     GARCÍA,  p.    Jas   mochas,   y   en    Ríoplata    (GRA- 

75).  TVAnA      n      1fi1^      "^ír^c^c^    ^^1     „^; 1 


NADA.  p.  161),  "dícese  del  animal 


75).  .  ^    _.__ 

CORDILLERA      (POR),    m.  adv. ;  vacuno  a  quien    (al  qué?)    le  falta 
que  se  usa  para  espresar  la  mane-    u^i  cuerno". 


ra  de  conducir  una  cosa  o  un  en- 


De  todoF  modos,  nuestro  uso  es 


vio.  pasando  de  uno  a  otro  suce- '  ,  ^  """'  ""°°'-  """^^'^^  ^^°  '^^ 
sivamente  ha¿ta  llegar  a  su  desti-  f  °'^'  ^™P'°'  '^T''  '?'  derivada 
no.  ^^  cuerno,  con  aplicación  de  la  de- 


no. 

Icazbalceta  (p.  121)  no  le  da  más 
que  la  acepción  de  remitir  un  reo 
o  un  pliego;  pero  no  solamente  así 
se  usa  sino  en  el  sentido  de  enviar 
cualquier  cosa,  y  a  quien  quiera 
que  sea.  POR  CORDILLERA,  por 
ejemplo,  se  dice  que  le  llegaba  el 


sinericia  pej-oratlva  -ete,  -eto,  -eta, 
que  da  idea  de  la  deformidad  del 
óreano  y  del  feo  aspecto  de  la  res 
que  la  padece. 

CORNEZUELO,  m.  (Acacia  cor- 
nígera? ROY.)  Arbusto  muy  común 
en  los  campos;  espigado,  de  eje  rec- 
to con  pequeñas  ramas;  hojas  com- 


pescado de  Veracruz  a  México  al  "^""^  pequeñas  ramas;  hojas  com- 
emperador  azteca  Moctezuma  'na-  P^^^^^^,  ^^  hojuelas  muy  finas.  Lle- 
sando   de   cada   uno  a    ntm   ^o   ir.e    "^^   ^^  ^^  ^'^^   de  cada  hoja  unas 


sando   de   cada  uno  a   otro   de  los    ^^  ^^  ^  ^'^^   ^^  ^^^^  ^^^^  "°^^ 
indios  apostados  a  determinada  dis-    ^^"^es  púas,  pareadas,  unidas  por 
tancia  entre  íjí  a  lo- largo  del  ca- 
mino. 


la  base  en  forma  de  cuernos,  a  lo 
que  debe  su  nombre.  En  estas  es- 
pinas,  generalmente   huecas,  anida 
con  mayor  restricción    a  la  conduc-    ^"^  f^ormiga  de  fuego  o  mata-venado, 
ción  de  un  reo  llamada    asi    por    el    ardor    intenso 

CORDÓN.  CORDÓN  SA.XITA.RIO  ^^^     produce    su    mordida.      Estas 
n junto    de    hombre»    n*  tr,,* -Hioe'   abren  los  huecos  de  entrada  y  sa- 


En  Cuba   (Picb.,  p.  70)  se  aplica 


conjunto  de  hombres  o  guardias' 
que  se  apostan  de  distancia  en  dis- 
tancia, con  el  fin  de  impedir  el  pa 
so,  por  causa  de  una  epidemia  o 
peste  y  para  evitar  que  ésta  se  ex- 
tienda por  el  contagio. 

— 'V.Por   qué   los    Gobiernos    no   han 


lida  hacia  las  puntas  de  cada  as- 
tita  de  las  espinas,  comunicándo- 
se por  la  base  de  ambas,  y  a  ve- 
ces aun  a  lo  largo  del  mismo  ta- 
llo de  la  planta. 

Este  arbusto  es   también  el  pre- 


u'flfdo  de  pstablecer  un  cordón  sáni-    ferido    por    la    come-chile    para    la 

ron°iI~;^v^*'rcr^  T^^    posible    luchar   construcción  de  sus  nidos,  que  pen- 
con   la  aa\ers)dad.   Esa  epidemia  debe    j         j 

ser  trasmitida  por  los  vientos  reinan-    ^en   de  SUS  ramas  como  graciosas 
tcí^.--   (O.  CT'RAS,   Recuerdos,  p.  168.)    bolsas  alargadas  que  a  merced  del 

CORDONCILLO,  m.   Plantita  co- '  viento  méeense  ligeras  con  el  mis- 
nocida  más  con  el  nombre  rabo  de  ;  mo  tallo  que  las  sostiene, 
mico.   V.  i       "El  saurofapo  fabrica     comúnmente 

CORNETO     TA.    adi     Gacho     2a  ¡  •'"  "'*^°  *""  ^^^  arbustos,  prefiriendo  el 
acepción.  Res  vacnna  que  íiene  el  hp^'-^soT""" ''''''™^-^- ''''• '^  ^°°'- 


CORO 


—  400  — 


CORO 


2.  Gusano  que  destruye  el  taba- 1 
co,  devorando  las  hojas;  su  nombre 
lo  debe  a  la  forma  de  sus  palpos 
o  antenas  que  semejan  cuernos. 

"El  cornezuelo.  Vive  sobre  la  plan- 
ta (el  tabaco),  y  la  ataca  en  general." 
(KRAUSE,   Cult.  del  tabaco,  p.  111.) 

COROCERO,  RA.  adj.  Relativo  al 
corozo:  industria  COROCERA;  re- 
gión COROCERA,  donde  abundan 
los  corozos. 

CORONELATO,  m.  Coronelía 
quiere  el  Diccionario  que  sea,  aun- 
que a  la  dignidad  de  general  le  lla- 
ma generalato. 

Igual  en  Honduras  (MEMBREÑO,  p. 
45.) 

COROZAL,  m.  Colectivo  de  co- 
rozo: lugar  en  donde  abunda  esta 
planta;  sitio  poblado  de  corozos; 
plantación   de  estos  árboles. 

Dícese  también  en  Honduras 
(MEMBREÑO,  p.  45),  y  tenemos  la 
seguridad  de  que  igualmente  donde- 
quiera que  haya  la  planta. 

COROZALERO,  RA.  adj.  Dícese 
de  los  animales  que  andan  de  ordi- 
nario o  viven  en  los  corozales,  por- 
que se  alimentan  con  la  fruta  del 
corozo:   puerco  COROZALERO. 

COROZO.  m.  Este  es  el  único 
nombre  con  que  todos  designan  a 
la  palmera  que  el  Diccionario  lla- 
ma corojo,  y  a  su  fruto,  el  cual,  co- 
mo dice  muy  bien  Membreño  (p. 
45),  no  es  esférico,  como  afirma 
Pich.  (p.  71),  sino  oblongo.  Ivo  que 
sucede,  sospéchalo  el  mismo  Mem- 
breño, es  que  en  Cuba  llaman  CO- 
ROZO o  corojo  a  lo  que  acá  llama- 
mos coyol  o  cocoyol,  y  tal  así  se 
desprende  de  la  descripción  que  ha- 
ce del  dicho  fruto. 

Parece  que  también  en  la  Amé- 
rica del  Sur,  o  por  lo  menos  en 
Venezuela  (PICÓN,  p.  86),  existe  la 
inversión,  llamándole  corozo  a  lo 
que  acá  llamamos  cocoyol.  Estas 
especies  se  diferencian  completa- 
mente, porque  el  cocoyol  tiene  es- 


pinas en  el  tallo  y  en  las  pencas, 
en  tanto  que  el  corozo  no  las  tie- 
ne en  ninguna  parte.  El  cocoyol 
(fruto)  es  esférico;  el  COROZO  es 
oblongo.  La  cascara  del  cocoyol  es 
quebradiza,  como  cascara  de  hue- 
vo; la  del  COROZO  es  fibrosa  o  es- 
triada. 

En  cambio,  BAYO  (p.  63)  lo  da 
como  genérico  por  "el  hueso  exte- 
rior de  las  frutas"  y  como  "fruto 
de  .extrema  dureza  que  sirve  para 
falsificar  el  marfil". 

Lo  que  dice  el  Diccionario,  "Ár- 
bol americano  de  la  familia  de  las 
palmeras,  cuyos  frutos  son  del  ta- 
maño de  un  huevo  de  paloma,  y  de 
ellos  se  saca,  cociéndolos,  una  sus- 
tancia grasa  que  emplean  los  ne- 
gros como  manteca  en  sus  condi- 
mentos", no  e.s  una  definición  ni- 
siquiera  mala;  pero,  en  fin,  por  lo 
del  fruto  "del  tamaño  de  un  hue- 
vo de  paloma"  (y  seguramente  de 
la  misma  forma),  parece  que  es 
nuestro  COROZO.  En  efecto,  la  pul- 
pa fibrosa  que  cubre  el  hueso,  con- 
tiene una  gran  cantidad  de  grasa 
que  sirve,  lo  mismo  para  alimento 
de  animales  de  ceba,  que  para  la.fa- 
bricación  de  jabón  corriente,  entre 
la  gente  pobre  del  campo  y  los'  in- 
dígenas, no  entre  los  negros,  por- 
que negros  no  hay  en  Tabasco.  Pe- 
ro lo  que  produce  mejor  aceite  y  en 
mayor  cantidad  es  la  almendra  con- 
tenida dentro  del  hueso,  la  cual 
principia  hoy  a  ser  motivo  de  es- 
pecial explotación,  aprovechándose 
en  la  industria  jabonera.  Hace  mu- 
cho tiempo  que  se  ha  tratado  de 
aprovechar  el  corozo  en  esa  indus- 
tria; pero  se  presentaba  el  proble- 
ma de  romper  el  hueso  sin  romper 
la  almendra,  cosa  que  no  se  había 
obtenido  sino  hasta  últimamente 
que  se  han  inventado  máquinas 
apropiadas  para  esa  obra. 

En   las    haciendas    de    campo   el 


CORT 


401 


CORT 


COROZO  sirve  como  alimento  na- 
tural a  los  cerdos,  los  cuales  fre- 
cuentan los  corozales,  donde  toman 
la  fruta  en  abundancia  al  caer  és- 
ta en  grado  de  madurez  de  los  ra- 
cimos. 

"En  aquellas  (semillas)  cuya  cu- 
bierta es  ósea,  esto  es,  de  hueso,  la 
germinación  no  se  opera  sino  al  cabo 
de  muchos  meses,  conao  el  cocoyol, 
coco,  corozo,  etc."  (GIL  Y  SAJEXZ.  El 
Caporal,  p.  52.) — "Sólo  de  paso  aludi- 
remos al  ((aceite)  que  se  saca  del 
corozo  o  coquillo  de  aceite."  (Diccio- 
nario Universal,  t.  III,  del  Apénd.,  art. 
Yucatán,  p.  962.) — "Tanto  el  corozo 
como  el  coco  común  son  plantas  de 
vistosísimas  palmas."  (ID.,  ib.,  p. 
989.) 

CORTADA,  f.  Herida  o  lesión  en 
corte,  causada  por  instrumento  cor- 
tante: cortadura. 

"Le  dieron  una  porción  de  cortadas 
en  distintas  partes  del  cuerpo."  (Astu- 
cia, t.  II,  cap.  III.) — "¿Qué  descanso 
podrá  tener  mi  cuerpo  lleno  de  corta- 
das sobre  un  pedazo  de  húmedo  pe- 
tate?"  (ID.,  t.  II,  cap.   \1l  bis.) 

"Está  el  afamado  Hormigo, 
Que   recibió   tres   cortadas 
Por  sus  dimes  y  diretes 
Cuando  fue  a  la  Candelaria." 

(PRIETO,  Musa  Callejera,  Roman- 
ce,  p.   1S4.) 

"El  padre  de  la  Calandria, 

Aquél  de  cara  de  alforja,  . 

El  que  tienen  una  cortada  ¡ 

Dende  el  ojo  hasta  la  boca." 

(ID.,   ib..  Romance,  p.   236.) 

C.  Amér.  SALAZAR  GARCÍA,  p.  75. 

Bogotá.  CUERVO,  párr.  847. 

CORTADILLO,  m.  Dulce  de  leche 
que  en  México  y  otras  partes  se  lla- 
ma bocadillo.  Nuestro  nombre  se 
debe  a  que,  hecha  la  pasta,  córta- 
se en  panecillos  en  figura  de  rom- 
bos o  de  romboides. 

CORTADO,  "adj.  m.  que  expresa 
el  estado  del  cuerpo,  cuando  se 
siente  desazón  con  algo  de  escalo- 
frío, lo  que  suele  ser  anímelo  de 
enfermedad  grave.  Es  corriente  de- 
cir: tengo  el  cuerpo  CORTADO 

La  acepción  es  antigua  y  todavía 
muy  usada".   (ICAZB.,  p.  123).  ! 

"Cuando  vienen  a  sus  casas  no  ha-  ; 
llají    en    ellas    otro   regalo   sino   humo, , 


por  ser  muy  chicas  sus  casas,  y  échan- 
se  en  el  suelo,  y  así  amanecen  corta- 
dos los  cuerpos,  de  donde  les  viene  a 
recrecer  enfermedades."  (Descr.  de  Ci- 
tlaltepec,  1579,  MS.,  apud.  ICAZB.) 

CORTADOR,  m.  Labrador,  hom- 
bre del  campo  que  se  dedica  al 
corte  de  tinto.  Llámase  también 
tumbador.  Sólo  se  ocupa  de  derri- 
bar los  árboles  al  hacha. 

CORTAPAPEL,  m.  Plegadera. 

Hond.    MEMBRExO,   p.    46. 

Venez.  RIVODó,  p.   64. 

CORTAR,  a.  En  sentido  figurado 
este  verbo  tiene  muy  diversas  acep- 
ciones populares,  no  por  cierto  des- 
viadas del  todo  de  su  significación 
recto  o  natural,  a  saber: 

1.  Atajar,  detener,  estorbar  o 
impedir  el  üaso,  en  general.  Es  me- 
xicanism-' 

"Los  yankes  avanzaban  y  la  voz  co- 
rrió de  que  estábamos  cortados,  y  era 
verdad,  pues  a  la  retaguardia  de  nues- 
tro campo  apareció  haciendo  fuego 
una  fuerza  enemiga."  (PAYNO,  Fistol, 
t.  n,  cap.  Lin,  p.  874.) — "Un  canti- 
nero, . . .  fue  uno  de  los  que  también 
gritaba:  estamos  cortados."  (ID.,  ib., 
p.  S75.) — "Repentinameste  una  voz  se- 
guida de  otras  gritaron:  estamos  cor- 
tados, estamos  en\-ueltos."  (ID.,  ib., 
p.  878.) 

Dícese  también  muy  comúnmen- 
te en  este  sentido  cortar  la  retira- 
da. 

En  Chile  según  ORTtJZAR  (p.  99) 
estar  cortado  significa  estar  sin  di 
ñero. 

2.  Tomar  por  el  camino  más  ren- 
to, para  abreviar  la  distancia,  ata- 
jar: Juan  CORTÓ  por  esta  calle,  pa- 
ra ífegar  más  pronto. 

"Bolao,  que  conocía  bien  esos  sen- 
deros, para  no  ver  interrumpida  su 
marcha,  cortó  por  los  potreros  hasta 
la  hacienda  de  Xar\-arte."  (PAYXO, 
Fistol,   t.   II,   cap.   LIX,   p.   961.) 

3.  "Es  común  entre  el  pueblo 
bajo  (y  aun  de  cierto  viso)  el  uso 
de  este  verbo,  por  herir  cc«i  instru- 
mento cortante,  y  se  le  emplea  ex- 
clusivamente si  se  trata  de  una  he- 
rida en  la  cara,  de  un  chirlo.  Las 
mujeres  de  esa  clase,  cuando  están 

26 


CORT 


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CORT 


celosas,  acostumbran  amenazar  a 
sus  rivales,  particularmente  si  és- 
tas son  jóvenes  y  agraciadas,  con 
que  les  han  de  cortar  la  cara,  y  de 
ordinario  ponen  por  obra  a  trai- 
ción la  amenaza".  (ICAZBALCETA. 
p.  123). 

El  fin  avieso  de  cortar,  preferen- 
temente la  cara,  es  el  de  dejar  al 
adversario  cicatriz  perpetua  y  vi- 
sible, cosa  que  se  tiene  entre  esa 
gente  como  infamante  en  sumo  gra- 
do. 

4.  a.  En  el  lenguaje  campesino 
tiene  este  verbo  una  doble  acepción 
especial :  derribar  los  árboles  con  el 
nacha,  el  machete  u  otros  instru- 
mentos de  labranza,  y  coger,  reco- 
ger, cosechar  o  recolectar  los  fru- 
tos. 

Méx.    RAMOS    y   DUARTE,    p.    140. 

Lo  mismo  .se  usa  en  Centro  Améri- 
ca, según  que  lo  liallamos  en  el  folle- 
to La  planta  del  banano  o  plátano  por 
GARCÍA   SALAS. 

"Art.  3o.  Si  los  extraedores  hubiesen 
cortado  el  palo  de  su  cuenta,  satisfa- 
rán por  sí  la  cuota  correspondiente  a 
los  funcionarios  indicados."  (Colecc.  de 
Decr.  de  Tab.,  p.  70:  Decreto  de  29  de 
nov.  de  1832,  relativo  al  "estableci- 
miento de  cortes  de  palo  de  tinte.") — 
"Con  unas  tijeras  a  propósito  se  cor- 
tan las  (hojas)  rastreras,  que  son  úti- 
les y  no  hay  que  desperdiciarlas." 
(GIL  y  SAENZ,  El  Caporal,  p.  19.) — 
"Del  estado  de  m.ndurez  en  que  se  cor- 
te (la  mazorca),  depende  la  calidad  de 
cacao  que  se  obtenga."  (MART.  CHA- 
BLE,  El  cacao,  p.  51  et  alibi.) —  "El 
peón  armado  de  su  machete,  corta  al 
sesgo  y  a  la  mayor  altura  posible  del 
lado  en  que  deba  caer  el  racimo." 
(MART.  CH.VBLE,  El  roatán,  p.  25.) 
— "Para  consumirse  en  la  finca  inis- 
ma. . .  deberán  cortarse  (los  racimos 
de  plátano)  en  la  plenitud  de  su  des- 
arrollo."   (ID.,   ib.,  et  alibi.) 

Méx.   RAMOS  y  DIÑARTE,   p.   140. 

CORTE,  m.  Operación  de  labran- 
za en  la  explotación  de  maderas 
preciosas,  principalmente  tinto,  cao- 
ba y  cedro;  la  empresa  establecida 
con  tal  objeto  y  también  el  lugar 
mismo  en  que  se  derriban  los  ár- 


boles. En  estos  dos  casos  últimos 
se  dice  asimismo  montería.  (V.) 

"Radicadas  eñ  San  Juan  Bautta. 
casi  todas  las  compañías  que  tienen 
e&tablecidas  sus  monterías  o  cortes  en 
el  vecino  Estaio,  y  aún  en  la  Repú- 
blica de  I  Guatemala,  Tabasco  recibe 
los  beneficios  de  esta  industria  que  da 
notable  incremento  a  su  comercio." 
(CORREA,  Res.  de  Tab.,  cap.  XXX, 
p.  138.) — "Los  otros  tres  (ramos)  que 
son:  réditos  del  extinguido  Nuevo  Im- 
puesto, permisos  para  cortes  de  palo 
de  tinte  y  pimienta,  y  productos  de  la 
imprenta  del  Gobierno."  (MESTRE, 
Doc.  para  la  Hist.  de  Tab.,  cap.  XIX, 
p.  295.) — "En  lugar  de  la  cuota  pre- 
ferida en  el  art.  2o.  del  decreto  núm. 
8  de  12  de  octubre  de  825  o  al  esta- 
blecimiento de  cortes  de  palo  de  tinte, 
se  cobrará  la-  de  medio  real  por  cada 
quintal."  (Colecc.  de  Decr.  de  Tab.,  p. 
70;  Decr.  de  29  de  nov.  de  1832,  art. 
lo.) — "Las  licencias  continuarán  li- 
brándose por  el  Gobierno,  etc...'  que- 
dando en  libertad  los  propietarios  de 
establecer  sus  cortes,  con  el  núínero 
de  operarios  que  crean  convenientes." 
(ID.,  p.  71;  art.  10.) — "Los  cortes  de 
palo,  como  se  les  llama,  o  sean  ran- 
cherías más  o  menos  permanentes,  se 
establecen  para  aprovechar  los  tinta- 
Íes  o  bosques  de  este  árbol  precioso." 
(Dice.  Univ.  de  Hist.  y  Geogr.,  t. 
III,  Apénd.,  p.  1014;  art.  YUCATÁN, 
Departamento  de.) 

2.  Recolección  de  ciertos  frutos, 
especialmente  los  que  se  preparan 
para  la  exportación,  como  el  plá- 
tano. 

"Al  verificar  el  corte  de  los  racimos 
es  muy  difícil  evitar  que  el  tallo  cor- 
tado destroce  al  caer  algunos  hijos  o 
tallos  colaterales."  (MART.  CHABLE, 
Roatán,  p.  13.) — "El  corte  de  los  ra- 
mos no  debe  confiarse  a  cualquier 
peón."  (ID.,  ibid.,  p.  25  et  alibi.)— "Só- 
lo con  una  buena  práctica  se  puede 
ejecutar  bien  el  corte  del  cacao." 
ÍMART.  CHABLE,  Cacao,  p.  51.)  — 
"Los  agricultores  tienen  cuidado  es- 
pecial en  elegir,  para  hacer  el  corte, 
a  peones  bastante  prácticos  en  el  po- 

¡  nocimiento  de  las  mazorcas  maduras." 
(ID.,  ibid.,  p.  52  et  alibi.) 

!  3.  Cortadura:  separación  o  divi- 
sión hecha  en  un.  cuerpo  con  ins- 
trumento cortante. 

"Luego  hacerle  al  tallo  dos  o  tres 
cortes  pequeños  en  sentido  contrario, 
procurando  interesar  apenas  la  mitad 


CORRA 


403 


CORRE 


de  su  espesor."  (MARTÍNEZ,  Cult.  del 
Roatán,  p.  19.) — "La  falta  de  pericia 
para  ejecutar  el  corte,  ocasiona  la  rup- 
tura de  las  extremidades  y  con  ella  la 
pérdida  del  racimo."    (ID.,    ib.,   p.   26.) 

CORTINA,  f.  Faja  de  monte:  ce- 
ja.  (V.) 

"Preparación  de  las  cortinas  de 
monte,  árboles  frutales,  que  tanto 
protegen  al  plantío."  (Cuauhtémoc, 
núm.  68;  Villahermosa,  Tab.,  Ag.  23- 
917.)  ■ 

CORRAL,  m.  En  las  haciendas  de 
campo,  sitio  ruadrangular  cerrado 
con  cercas,  destinado  al  rodeo,  o  a 
encerrar  el  ganado  para  revisarle, 
hacer  su  cuenta  y  reconocimiento. 
.  aparte,  o  cualquiera  otra  de  las 
operaciones  de  vaquería;  o  la  cu- 
ración de  las  reses,  lazándolas  v 
tumbándolas. 

CORRALERO,  RA.  adj.  Dícese. 
en  lenguaje  campesino,  del  ganado 
manso,  aoosturnbrado  a  reunirse  eJi 
el  corral  para  manejarlo. 

En  las  grandes  fincas  de  ganado, 
donde  éste  es  muy  numeroso,  o  jí- 
baro, los  rodeos  y  toda  clase  de 
operaciones  se  hacen  al  campo  li- 
bre, reuniendo  nada  más  las  reses 
que  atajan  y  contienen  los  vaque- 
ros a  caballo. 

2.  (Felis  pardalis,  L.)  m.  Felino 
de  la  misma  familia  que  el  tigre 
real;  pero  más  pequeño,  abundan- 
te en  ciertas  regiones  del  Estado. 
Llámase  también  frijolillo,  por  la 
semejanza  del  color  y  forma  de  las 
manchitas  negras  de  la  piel  con  la 
simiente  del  frijol.  Su  nombre  de 
corralero  débelo  este  tigre  a  la  cos- 
tumbre que  tiene  de  visitar  por  la 
noche  los  corrales  para  dar  caza  a 
los  chivos,  becerros  y  aún  a  los  cer- 
dos. (ROVIROSA,  Áp.  de  Zool..  p. 
13). 

CORREA,  f.  Hilo  o  cordel,  siem- 
pre aue  sea  de  piel,  aunque  no  ten- 
ga forma  de  tira. 

2.  (Numenius  hudsonicus,  Liath.) 
Elscolopácido  del  orden  de  las  gra- 


llatoras.  Es  ave  de  ribera,  de  color 
gris  oscuro,  veteada,  de  talla  seme- 
jante a  una'  pava  común  y  de  pi- 
co largo,  algo  corvo  y  acerado.  Se 
alimenta  principalmente  de  los  hue- 
vos y  cuerpos  de  almejillas.  caraco- 
les y  otros  testáceos  pequeños.  Su 
nombre  es  onomatopéyico,  por  ia 
semejanza  del  canto  con  que  pare- 
ce proferir  esta  palabra. 

"Desde  la  primera  crecida  de  los 
ríos,  llamada  de  San  Juan,  porque  tie- 
ne lugar  en  Junio,  principia  a  apare- 
cer en  todos  los  llanos  inundados  en 
Macuspana,  este  escolopacido.  El  con 
su  agradable  canto,  que  parece  pro- 
nunciar la  voz  correa,  con  la  cual  le 
ha  bautizado  el  vulgo,  alegra  y  ame- 
niza aquellas  zonas  palúdics  del  S.  E. 
de  México,  de  suyo  lúgubres  y  solita- 
rias, como  habrán  tenido  ocasión  de 
observarlo    muchos   viajeros." 

"Digna  de  consignarse  aquí  es  la 
costumbre  que  tienen  de  alimentarse 
con...  el  tote.  Siempre  observaba  que 
esta  ave  frecuentaba  los  sitios  donde 
abunda  aquel  molusco,  fácilmente  re- 
conocibles por  los  huevos  que  en  for- 
ma de  ciertos  confites  deposita  fuera 
del  agua  sobre  los  tallos  de  zarza.  Dos 
hechos  vinieron  a  comprobar  su  obje- 
to en  los  referidos  lugares:  los  restos 
de  Ampullaria  que  logré  encontrar  en 
el  estómago  de  varias  correas,  y  el  ha- 
ber observado  constantemente  que, 
cuando  me  aproximaba  a  ellas  o  por 
otro  motivo  se  alarmaban,  volaban  a 
los  árboles  de  macuilís,  llevando  en  el 
pico  una  Ampullaria.  I^as  conchas  y 
opérculos  del  molusco  indicado  yacían 
formando  una  gruesa  capa  en  el  sue- 
lo." (ROVIROSA,  Ap.  de  Zoología,  p. 
45.) 

CORREDERO,  m-  Lugar  del  cam- 
po adecuado  para  correr  a  caballo; 
y  en  las  diversiones  públicas,  lugar 
adaptado  especialmente  para  las  ca- 
rreras de  a  caballo.  Es  mexicanis- 
mo. 

"Mil  polvaredas  blancas  se  alzaban 
en  las  cercanías  del  corredero." 
(AZUELA,  Mala  Yerba,  XV,  p.  113.) — 
"De  todo  aquel  mar  de  gente  no  se 
f^Ieva  sino  un  sordo  rumor,  y  se  pue- 
de escuchar,  de  extremo  a  extremo  de 
la  pista,  el  chirriar  de  la  manteca  en 
los  puestos  de  vendimias  que  a  la  bue- 
na hora  han  desplegado  sus  alas  a  los 


CORRE 


—  404  — 


CORRE 


ouatro  vientos,  de  uno  y  otro  lado  del  I 
corredero."   (ID.,  Ib.,  p.   114.)  ! 

CORREDOR,  m.  En -los  pueblos, 
"portal  (le  las  casas  que  mira  a  la 
calle  y  está  al  ras  de  la  acera". 
(RODRÍGUEZ  BELTRÁN,  Pajarito, 
Vocabulario,  p.  2).  Lo  mismo  se  lla- 
ma en  las  casas  de  campo  al  por- 
tal que  tienen  al  frente,  abierto, 
o  cerrado  a  veces  por  un  cerco  ba- 
jo, u  otro  más  distante  que  es  el 
secadero.   (V.)   Es  mexlcanismo. 

"Acabó  la  vieja  de  murmurar  en 
contra  del  prójimo,  y  se  fue  del  co- 
rredor a  la  cocina."  (RODR.  BELTR., 
Pajarito,  p.  13.) — "Es  el  corredor  adi- 
tamento indispensable  de  toda  casa, 
de  tal  modo  necesario,  que  la  que  no 
lo  tiene  antójafeeme  cara  a  la  cual  le 
han  rapado  las  cejas."  (ID.,  Perfiles, 
IV,  p.  31.) — "Las  casas  han  sido  blan- 
queadas, y  sus  puertas  y  ventanas  pin- 
tadas de  aplomado,  azul  o  verde:  los 
corredores  parece  que  ensanchan  sus 
portales  en  una  infinita  perspectiva." 
(ID.,   Atrevimientos   literarios,  p.   146.) 

En  Cuba  (PICH.,  p.  72)  es  el  por- 
tal ea  el  interior  de  la  casa,  o  sea 
lo  contrario  de  acá. 

CORREITA.  f.  dim.  reg.  de  CO- 
RREA, "muy  de  acuerdo  con  nues- 
tra afición  a  los  diminutivos  en 
ito"".  El  Diccionario  da  correhuela, 
que  jamás  usamos,  pero  lo  cierto 
es  que  correíta  es  correctamente 
formado,  de  acuerdo  con  las  reglas 
de  los  diminutivos  que  dan  la  Gra- 
mática y  el  Diccionario  de  la  Aca- 
demia. 

Perú.   ARONA,  p.   131. 

CORRELÓN,  NA.  adj.  "Que  por 
cobarde  acostumbra  huir  del  menor 
riesgo".  (ICAZB.,  p.  123).  Es  pro- 
piamente termino  de  México,  que 
ha  pasado  a  otros  lugares. 

RAMOS  y  DUARTE,  p.  141. 

"El  animalito  era  un  precioso  ejem- 
plar de  la  raza  tecolote:  era  arándo- 
te y  correlón."    (Excelsior,    Méx.,  917.) 

Boaotá.  CT^ERVO,  párr.  899. 

COR  RE  NT  ADA.  f.  Corriente  fuer- 
te de  las  aguas.  T.o  mismo  por  Cen- 
tro y  Sur  América,  y  creemos  que 
también   en   México,  aunque  no  le 


traen  Icazbalceta,  Ramos  y  Duarte 
ni  Ocampo. 

Hond.    MEMBREÑO.   p.    45. 

C.  Rica.  GAGINI  (p.  171)  dice  que 
es   palabra  bien  formada  y  útil. 

Ríopl.  GRANADA,  p.  161;  quien  dice 
que   "lo  mismo  en  Ecuador." 

ORTÚZAR,  (p.  98)  tráela  como  ame- 
ricanismo. 

CORRENTOSO,  SA.  adj.  Que  tie- 
ne fuerte  corriente;  dícese  de  cual- 
quier caudal  de  agua  que  corre  con 
ímpetu.  Usadísimo  principalmente 
entre  la  gente  de  campo. 

Hond.   MEMBRE5ÍO,   p.    45. 

Bogotá.  CUERVO,  párr.  870. 

Ríopl.  "Lo  mismo  en  el  Ecuador: 
"Este  río  (Pindó)  nace  en  los  montes 
de  la  cordillera  de  Llanganate;  en  su  • 
orig-en  es  cerrentoso;  pero  cerca  de  su 
desagüe  es  manso",  etc.  (D.  Manuel 
Villavicencio,  Geografía  de  la  Repú- 
blica del  Ecuador.."  (GRANADA,  p. 
162.) 

ORTÚZAR  (p.  98) :  dice  que  es 
Americanismo. 

CORREO.  HACER  EL  CORREO 
DEL  ZOPILOTE,  fr.  fam.  que  se  di- 
ce del  que  dilata  exageradamente 
en  un  mandado,  en  alguna  comi- 
sión que  se  le  da,  o  no  vuelve  de 
ella. 

La  conseja  popular  dice  que  Noé 
envió  un  zopilote  como  emisario  a 
inspeccionar  las  tierras  salientes, 
cuando  se  iniciaba  el  descenso  de 
las  aguas  en  el  diluvio  universal, 
y  que  aquel  glotón  enviado,  como 
I  hallara  incontables  cadáveres  que 
¡  incitaron  su  apetito  voraz,  quedó- 
se indefinidamente  entregado  al  fes- 
tín, Ib  que  le  valió  también  ser  con- 
denado a  la  pena  perpetua  de  ali- 
mentarse de  cosas  putrefactas.  De 
aquí,  sin  duda,  tomó  origen  nues- 
tra expresión. 

CORRER,  a.  Acobardarse  y  huir. 
Lo  mismo  en  Venezuela  (PICÓN, 
p.  87). 

2.  Echar,  expulsar,  "arrojar,  echar 

fuera,  despedir  a  uno  con  descome- 

:  dimiento".  (ICAZBALCETA.  p.  123) 

i      "Los   corrí   para  que   no  dilaten   su 

I  vuelta."    (Astucia,   t.   I,   cap.   XV.)   — 


CORRE 


—  405  — 


COSA 


"No  diga  que  a  corro;  pero  no  vaya 
a  ser  que  don  Clemente  huela  algo." 
(ID.,  t.  II,  cap.  I.) — "Póngame  de  do- 
minguejo en  los  chilares  para  expan- 
tar  los  pájaros;  pero  no  nos  corra  de 
su  lado."    (ID.,  t.  II,  cap.  XUI.) 

CORRETEAR,  a.  Echar,  expulsar, 
despedir  a  alguien.   Parece  que  lo  i 
mismo  en  Oaxaca,  según  Ramos  y  I 
Duarte  .(P-  141). 

2.  n.   "Correr   de  aquí  para  allá.  ; 
Todo  el   día  andan   los   muchach&s 
CORRETEANDO     por    el     jardín".  | 
(Icazb..  p.  122).  I 

3.  a.  "Perseguir,  acosar  al  que  hu-  j 
ye;   y  también  huir  del  que  persi- 
gue. CORRETEAMOS    al    enemigo 
por  más  de  dos  leguas.  Me  CORRE- 
TEARON los  ladrones".  (ICAZBAL- 
CETA,  p.  122). 

Guat.    BATRES,    p.    1S6. 

Correr,  perseguir  dice  Ortúzar. 

CORRIDA  DE  CANGREJOS.  Así 
se  llama  al  viaje  que  por  costum- 
bre emprenden  los  cangrejos  en  la 
región  de  la  Costa,  principalmente 
en  Paraíso,  Comalcalco  y  Cárdenas, 
hacia  el  mar,  en  los  meses  de  ju- 
lio o  agosto,  cada  año.  Como  una 
gran  manga,  los  cangrejos  que 
moran  de  ordinario  por  los  bosques 
de  la  costa,  en  sus  conocidos  agu- 
jeros o  cuevas,  emprenden  en  co- 
mún caminata,  yendo  a  sumergirse 
al  mar,  de  donde  nadie  los  ve  sa- 
lir. Se  supone  que  sea  la  época  del 
celo  en  este  animal,  y  que  vaya  al 
mar  con  el  objeto  de  reproducirse 
allí.  La  CORRIDA  es  ruidosa  y  alar- 
mante: los  cangrejos,  irritados  e 
Inquietos,  produciendo  un  ruido  es- 
pecial que  a  cierta  distancia  anun- 
cia la  proximidad  de  la  multitud, 
invaden  todo,  campos  y  casas,  no- 
gal y  techo,  no  siendo  pocos  los 
que  perecen  víctimas  del  fuego  en 
las  cocinas.  La  casa  de  setos  y  gua- 
no del  campesino  sufre  entonces  un 
rerdadíiro  asedio,  del  que  sólo  pue- 
den e\  morador  y  su  familia  librar- 


se, metléudose  a)  fecho  y  cercando 
cuídadosarnente  el  pabellón. 

CORRIDO  (DE)  m.  adv.  De  corri- 
da. No  es  precisamente  con  veloci- 
dad, sino  pronimclando  en  la  fonna 
mismá~éfi~que  se  habla,  sin  silabear 
ni  hac^r  separación  de  palabras  o 
frases,  sino  con  las  pausas  natura- 
les de  la  puntuación. 

CORRIENTE,  adj.  "Que  no  es  fi- 
no, sino  de  la  calidad  común.  Gé- 
neros, calzados,  finos  y  corrientes". 
(ICAZBALCETA,  p.  122). 

2.  "Que  es  llano  en  el  trato  y  ene- 
migo de  cumplimientos".   (ID.) 

CORRINCHO,  m.  Escándalo  for- 
mado particularmente  por  el  juego 
desordenado  o  sin  ningún  comedi- 
miento de  los  muchachos  o  cuales- 
quiera otras  personas. 

La  Academia  sólo  llama  así  la 
"jimta  ce  gente  baja";  acá  es  el 
escándalo  o  desorden  formado  por 
esa  misma  gente. 

CORROMPER,  n.  Evacuar  el 
vientre;  exonerar;  defecar;  gene- 
ralmente por  efectri  de  un  purgan- 
te. Le  mismo  en  Cent^-^  América 
y  Cuba, 
,       Hond.  MEMBRESO.  p.   46. 

Cuba.  PICHARDO.  p.   22. 
i       C.  Amér.   SALAZ.-VR  GARCÍA,  p.  76. 

COR  RUTO,  TA.  adj  Corrupto;  co- 
rrompido. Es  voz  anticuada  y  en 
desuso,  que  el  vulgo  conserva  to- 
davía, como  muchas  otras;  aim  en 
lenguaje  no  rebuscado  suele  encon- 
:  traxse. 

"Le  llamaban  Pedrote,     cuya  d  fue 

perdiendo   por   epíchifrasi    (sic.)    hasta 

que  corruto  ya  el  nombre,  quedó  en  lo 

I  que     ud.     ha     ofdo     hoy      (Perote)." 

i  (OCAMPO.   Obras,   t.   III,  Viaje  a  Ve- 

j  racruz,    Puebla   y   Sur   de   México      en 

1839,   p.    618.) 

COSARIO,  según  la  Academia,  es 
una  forma  derivada  de  corsario.  El 
vulgo  le  ha  hallado  más  semejanza 
y  relación  con  acosar  y  de  allí  ha 
venido  que  le  diera  la  acepción  de 


COSA 


—  406  — 


COST 


perseguir.  Y  coñio  cosario  y  corsa- 
rio vienen  de  cursa,  carrera,  creo 
iiue  no  sea  descabellada  esta  acep 
ción. 

COSAS  (LAS),  pl.  La  gente  po- 
bre, y  sobre  todo  la  del  campo,  lla- 
ma así  eufémicamente  a  sus  tras- 
tos, comprendiendo  muebles  de  to- 
da clase  y  aun  ropas  y  diversos  en- 
seres. 

"Casualmente  por  ahí  vienen  tras  de 
mí  para  ayudarme  a  traer  las  cositas 
del  pueblo."  (COFFIN,  Gral.  Gutiérrez, 
XXIV,   p.    187.) 

COSCORRÓN,    m.    '•Golye   en   la 
cabeza,  qup  no  saca  sangre  y  due- 
le". Para  nosotros  es  lo  mismo  que 
cocotazo,  como  sinóhimo  éste  de  co- 
ca, 4a.  acepción,  "golpe  dado  en  la  : 
cabeza  con  ios  nudos  de  los  dedos,  ¡ 
cerrada  la  mano".  También  es  nom-  j 
bre  de  la  fruta  y  el  árbol,  que  s(  \ 
llaman   igualmente   cocotazo.  ¡ 

COSIJO,  m.  Cojijo;  molestia,  in- 
comodidad. Hallamos  en  Muñoz  Ca- 
margo  un  cocijo,  cuyo  significado  ra- 
zonablemente no  se  nos  alcanza,  en 
el  siguiente  pastaje:  "El  alacrán  co- 
lotl,  que  representa  el  primero  de 
los  grandes  ciclos,  coloxiliuitl  o  co- 
xihuitl,  del  cual  hicieron  los  za- 
potecas  su  cocijo  de  65  años". 
(Hist.  de  Tlaxcala,  cap.  XVI.  p. 
132).  Nota  núm.  3  del  Sr.  Cha  vero, 
en  la  pág.  131). 

Méx.    OCAMPO.   p.    150. 

Hond.   MFMBREñO,  p.   46. 

EL  QUE  NO  TIENE  HIJOS,  TIE- 
NE COSIJOS,  expr.  fam.  que  ex- 
presa que  no  falta  a  nadie  alguna 
persona  a  quien  subvenir  en  su 
existencia,  o  que  nadie  carece  de 
obligaciones  para  con  los  demás. 

COSIJOSO,  SA.  adj.  Engorrosq, 
cansado,  molesto,  que  da  mucho 
quehacer. 

"Y  si  es  calcáreo,  éste  es  muv  co- 
sijoso terreno  para  ciertas  plantas." 
ÍOII.,  y  SAENZ.  El  Caporal,  p.  61.) — 
"Eso  me  han  dicho,  que  es  muy  co- 
sijosa (el  tabacoC  en  su  siembra  y 
cultivo."    (ID.,    ib.,   p.    74.) 


Méx.    ICAZBALCETA,   p.    124. 

"Este  modo  me  parece  más  fácil  que 
hacerlos  de  cañaveral,  pues  lo  supon- 
go más  cosijoso  y  trabajoso."  (ÁL- 
ZATE, Gaceta  de  Literatura,  9  de 
ag-osto,    1794.). 

Hond.  MEMBREÑO,  p.  46:  cosijoso 
por  cojijoso. 

2.  Muchacho  travieso,  inquieto, 
turbulento,  que  da  quehacer  a  sus 
padres,  porque  tienen  que  estar 
cgnstantemente  atentos  de  él. 

Méx.  RiVMOS  y  DUARTE,  p.  141.  — 
OCAMPO,   p.    160. 

C.    Rica.   GAGINI,   p.    174. 

C.  Amér.   SALAZAR  GARCÍA,  p.  76. 

COSPE.  m.  Costra;  caspa  grue- 
sa que  se  les  forma  a  los  anima- 
les, por  efecto  de  la  caída  del  pe- 
lo, principalmente  en  ciertas  heri- 
das. 

Hond.  "Pag-o  o  regalo  inesperado." 
(MEMBR.,    p.    46.) 

C.  Rica.  "Echarse  un  COSPE:  echar- 
se un   trago."    (GAGINI,  p.   175.) 

COSQUILLUDO,  DA.  adj.  Cosqui- 
lloso. 

Méx.   RAMOS   y  DUARTE,   p.    143. 

COSTALADA,  f.  Lo  que  cabe  en 
un  costal:  una  COSTALADA  de 
maíz. 

Lo  mismo  en  Honduras  (MEM- 
BREÑO, p.   46). 

COSTALEARSE,  pr.  Caer  dándo- 
se un  costalazo. 

COSTALERA.  f.  Conjunto  de  cos- 
tales. LTsado  sobre  todo  en  Méxi- 
co.  Icazb.,  p.  124. 

2.  adj.  Relativo  o  concerniente  al 
costal:    industria  COSTALERA. 

COSTALERÍA.  f.  Conjunto  de 
costales. — "Hay,  sin  embargo,  cier- 
ta diferencia  entre  costalera  y 
COSTALERÍA.  La  primera  voz  de- 
signa los  costales  o  sacos  emplea- 
dos en  un  negocio,  como  en  un  mo- 
lino de  trigo:  la  segunda  se  refie- 
re más  bien  a  la  fabricación,  y  al 
artículo  de  comercio  o  al  lugar  en 
que  éste  se  vende:  la  costalera  es- 
tá ya  maltratada;  fabricante  de,  o 
tratante  en  COSTALERA;  almacén 


COST 


407  — 


COVÁ 


de  COSTALERA".  (ICAZBALCE- 
TA,  p.  124). 

■Comercian'  todos  los  más  pueblos 
de  la  provincia  de  Avalos,  siendo  el 
principal  trato  aperos  de  recuas,  y 
COSTALERIA  de  ayate."  (MOTA  PA- 
DILLA, Hist,  de.  Nueva  Galicia,  cap. 
X7X,   núm.   S.) 

COSTANERO,  RA.  adj.  Relativo 
al  costado:  tabla  COSTANERA.  Dí- 
cese  hablando  de  embarcaciones.  U. 
t.  c.  s. 

"Allí  el  pronto  almuerzo,  de  pechos 
sobre  la  costanera."  (RODRÍGUEZ 
BELTRAX.  Perfiles.  X,  p.  6.5.) —  "Las 
rápidas  pisadas  del  canoero  que  corre 
por  sobre  la  larga  costanera."  (ID.,  ib., 
p.    66.) 

COSTEÑO,  ÑA.  adj.  Natural  o 
procedente  de  la  costa;  corresqon- 
diente  a  la  costa.  Dícese  de  los  ha- 
bitantes de  los  Estados  de  ambos 
litorales,   del   Golfo  y  del   Pacífico. 

"Soy  costeño,  amigóte,  v  he  debido 
a  bordo."  (FACUXDO.  Chucho,  t.  II, 
cap.  I.)  — "¿Costeño? —  De  la  costa." 
(ID.,  Gabriel,  t.  I,  cap.  II.) — "Xo  han 
llegado  todavía  las  costeñas."  (DEL- 
GADO,   La  Calandria,  TV.) 

COSTILLAS  (A  LAS),  m.  adv. 
Cargar  a  tmo  en  su  contra  en  la 
cuenta. 

TENER  A  LAS  COSTILLAS,  de- 
ber. 

COSTURAR,  a.  Coser. 

El  Diccionario  da  costurera  y 
costurero;  pero  aun  no  admite  cos- 
turar. 

Hond.   MEMBRESO,  p.   46. 

COSTURERO,  m.  "En  castellano 
significa  la  mesita  con  cajones  en 
que  las  mujeres  guardan  los  úti- 
les necesarios  para  la  costura.  Aquí 
también;  pero  le  damos  además  la 
acepción  de  pieza  donde  cosen  las 
señoras  o  las  costureras".  (ICAZ- 
BALCETA,  p.  124). 

Guat.    BATRES.    p.    190. 

Bogotá.  CUERVO,  párr.   6S9. 

Venez.   PICóX,   p.   90. 

COTIZARSE  o  CUOTIZARSE,  pr. 

Escotarse,  hacer  un  gasto  en  común 
varias  personas,  pagando  cada  ima 
su  cuota  o  escote. 


Hond.   MEMBREÑO    p.   46. 

ORTÜZAR,  p.  99. 

COTÓN,  m.  En  lenguaje  campe- 
sino, principalmente,  se  llama  así 
en  general  a  la  camisa  sencilla, 
corta  y  holgada,  que  lo  mismo  pue- 
de ser  el  jubón  que  describe  la 
Academia  que  el  COTÓN  de  Mé- 
xico (ICAZB.,  p.  124)  que  "no  llega 
a  la  cintura,  es  cerrado  y  con  man- 
gas algo  cortas".  Pero  no  es  térmi- 
no de  germanía,  sino  muy  usado 
en  lenguaje  corriente.  Es  el  vesti- 
do habitual  del  indígena  y  de  los 
niños  pobres. 

En  acepción  parecida  le  usan  en 
Costa  Rica  (GAGINI,  p.  177),  y  se- 
gún  éste,   también  en  Chile. 

COTONEAR,  a.  fam.  fig.  Dar  al- 
cance en  la  carrera,  asiendo  del  co- 
tón, de  la  camisa,  de  las  faldas  en 
general. 

Hond.  "Complacer  a  una  persona." 
(MEMBREÑO,  p.   46.) 

COTORRA,  f.  Bacinilla.  Es  eu- 
femismo de  muy  mal  gusto. 

COTORRÓN,  NA.  m.  y  f.No  en- 
tendemos por  tales  los  que  descri- 
be la  Academia,  "hombre  o  mujer 
viejos  que  se  creen  jóvenes",  si- 
no "Hombre  o  mujer  entrados  en 
años,  particularmente  si  permane- 
cen célibes",  como  define  Icazbal- 
ceta    (p.   125). 

COVACHA.  En  el  Diccionario  no 
es  más  que  "cueva  pequeña".  "Acá 
significa — como  dice  Icazb.  (p.  125) 
— ^un  aposento  situado  debajo  de  la 
escalera,  estrecho,  húmedo,  oscuro, 
y  naturalmente  con  el  techo  en  des- 
ván". Lá  prisión  en  COVACHA,  co- 
mo la  palmeta,  el  látigo  y  las  ore- 
jas de  burro,  íue  de  los  castigos 
usuales  en  el  régimen  primitivo  del 
sistema  de  educación  escolar  que 
prevaleció  hasta  hace  muy  pocos 
años,  cuando  ya  existía  el  método 
lancasteriano. 

Toro  Gisbert  registra  la  voz  con 


coxo 


—  408  — 


GOYO 


esta  acepción    en    su     Diccionario 
LarOusse. 

"La  casa  número  24  que  tiene  arri- 
ba siete  piezas,  y  abajo  un  cuarto, 
ima  caballeriza  y  una  covacha."  (Dia- 
rio de  México,  t.  II,  p.  396.) —  "Acá 
hay  disciplinas...  palmetas,  orejas  de 
burro. . .  y  mil  cosas  feas;  pero  no  las 
verás  muy  fácilmente,  porque  están 
encerradas  en  una  covacha."  (PEN- 
SADOR, Periquillo,  cap.  III.) —  "Ade- 
más, halló  en  la  covacha  debajo  de  la 
escalera  el  cadáver  de  un  portero  ju- 
bilado." (G.  OBREGÓN,  Méx.  viejo,  p. 
573.) 

En  México  vale,  además,  la  vaca, 
zaga  o  parte  posterior  de  las  dili- 
gencias y  otros  carruajes  de  cami- 
no, donde  va  el  equipaje. 

COXDL,  LA  (pronunciado  coshol. 
Del  maya  koxol,  mosquito.  PÉREZ), 
adj.  Patiestevado  o  estevado:  que 
tiene  las  piernas  torcidas  y  los  pies 
vueltos  hacia  adentro.  Quizá  por  la 
semejanza  con  el  mosquito,  que  no 
tiene  las  patas  rectas.  Dícese  tam- 
bién coshoiete  y  coshoieta,  aplicán- 
dole la  desinencia  ete,  eta,  despec- 
tiva. Ú.  t.  c.  s. 

COYOTE.  (Del  mex.  coyoti,  adi- 
ve.  MOL.)  m.  Canls  latrans  de  Har- 
ían, familia  de  los  caninos,  orden 
de  los  carniceros,  clase  de  los  ma- 
míferos. Especie  de  lobo,  del  ta- 
maño de  un  perro  grande,  y  con 
piel  de  color  gris  amarillento.  Está 
dotado  de  mucho  instinto  y  astu- 
cia, como  la  zorra,  a  la  cual  se  ase- 
meja en  sus  costumbres. 

Este  animal  es  propio  de  la  Me- 
sa Central,  y  tal  vez  de  otras  regio- 
nes de  la  República;  pero  desde  el 
Istmo  hasta  la  Península  es  desco- 
nocido. 

Es  asimismo  desconocida,  y  creo 
que  ya  desusada  en  México  la  acep- 
ción de  "zángano  que  se  introdu- 
ce en  las  cárceles  y  estafa  a  los 
presos  embaucándolos  con  alardes 
de  valimiento  y  ofertas  de  obtener- 
les gracia",  que  da  también  Icaz- 
balceta  (p.  126). 


2.  Lo  que  hoy  conocemos  por  CO- 
YOTE en  toda  la  República  es  otro 
zángano:  el  que  se  dedica  a  es- 
pecular con  el  tráfico  de  las  distin- 
tas monedas,  principalmente  la  fi- 
duciaria; con  motivo  de  la  actual 
grande  fluctuación  del  valor  de  és- 
ta, y  aún  de  la  metálica  de  plata 
por  el  alza  de  valor  que  dicho  me- 
tal ha  tenido  en  el  extranjero.  Usa- 
dísimo actualmente. 

El  COYOTE  ha  sido  plaga  pro- 
ducida por  la  actual  '  revolución 
Constitucionalista.  Como  ésta  des- 
truyó el  régimen  bancario,  a  su 
triunfo  el  gobierno  emitió  diversas 
clases  de  papeles  o  billetes,  bilim- 
biques,  infalsificabies,  etc.,  aparte 
de  otros  que  las  distintas  faccio- 
nes contendientes  emitieron.  Los 
COYOTES  se  dedicaron  a  especu- 
lar con  los  diversos  billetes,  con- 
tribuyendo antipatrióticamente  a 
hacerlos  bajar  de  valor  rápidamen- 
te, hasta  que  se  impuso  el  régimen 
metálico.  Aun  hoy  (1)  comercian 
comprando  monedas  de  plata,  tos- 
tones principalmente,  para  expor- 
tarlos a  E.'U.,  en  su  forma  o  fun- 
didos, por  razón  del  alza  conside- 
rable que  allá  ha  alcanzado  la  pla- 
ta con  motivo  de  la  guerra  euro- 
pea. El  COYOTE  es,  pues,  en  to- 
dos sentidos,  un  parásito  de  la  so- 
ciedad, funesto  enemigo  del  gobier- 
no que  con  razón  debiera  perseguir- 
lo más  empeñosamente;  pero  peor 
enemigo  del  pueblo,  que  es  quien 
reporta  al  fin  de  cuentas  las  dolo- 
rosas  consecuencias  de  las  crisis 
económicas. 

"Que  no  se  ffe  de  lo  que  le  cuenten 
los  ingenieros  esos  que  estuvieron  aqií, 
ayer,  ni  tome  por  lo  serio  a  los  CO- 
YOTES, porque  unos  y  otros  son  más 
listos  que  él."  (DELGADO,  Parientes 
ricos,  XLIII,  p.  321.) — "La  policía  em- 
prendió ayer  una  batida  contra  los  co- 
yotes que  operan  en  las  calles  de  Isa- 


(1)  Escribimos  esto  en  nov.  de  918. 


GOYO 


409  — 


CRIO 


bel  la  Católica  y  Uruguay."  (-El  Uni- 
versal,   nov.    9-91S;    núm.    752.) 

2.  COYOTE,  TA.  adj.  "Color  que 
se  califica  de  semejante  al  de  ese 
animal,  aunque  en  realidad  no  lo 
sea  mucho,  pues  tira  más  a  café 
que  al  del  original".  (ICAZB.,  p. 
126). 

Nunca  es  tarde  para  recordar 
aquel  disparate  del  Dice,  por  D. 
Vicente  Salva,  en  que  se  dice  que 
COYOTE  significa  en  México  "lo 
que  es  propio  de  la  tierra".  Siquie- 
ra para  advertir  el  error  a  quien 
pueda  incurrir  en  él  todavía. 

"¡Ahora  a  la  anvga"! —  dijo  Doña 
Mónica,  rebujándose  con  el  paño  co- 
yote." (RODR.  BELTR.,  Pajarito,  III, 
p.  72.) — "Ese  de  la  barba  larga,  que 
tiene_  el  sombrero  coyote."  (Astucia, 
t.  I,  cap.  XII.) — "Doña  Pancha,  muy 
embozada  en  su  rebozo  coyote,  vino  en 
busca  de  los  muchachos."  DELGADO, 
La  Calandria,  IV.) — "Cubrióse  la  boca 
con  el  (rebozo)  coyote  de  bolita."  (MI- 
CROS, Ocios  y  Apuntes,  pp.  151,  152.) 
— "De  la  calle  de  las  Moras  a  la  Pla- 
zuela de  Santo  Domingo,  otra  (perrl- 
ta)  fina  con  medio  cuerpo  pelado  y  la 
punta  de  las  orejas  coyotas."  (Diarlo 
de   México,  t.   III,  p.  444.) 

COYOTEADA,  f.  Acto  propio  del 
coyote  o  de  la  especie  de  los  que 
éste  ejecuta:  hacer  una  COYOTEA- 
DA. 

COYOTEAR,  m.  Ejercer,  princi- 
palmente en  las  calles,  el  mal  ofi- 
cio de  coyote. 

COYOTEO,  m.  Acción  y  efecto, de 
coyotear:  el  COYOTEO  está  a  la 
orden  del  día. 

COYOTERA,  f.  Reunión  de  coyo- 
tes; y  también  lugar  donde  habi- 
tualmente  vive  o  duerme  el  coyote 
del  campo. 

Méx.  ICAZBALCETA  (p.  126),  la  pri- 
mera, y  además:  "2.  fam.  Gritería, 
conjunto  de  voces  latas  y  confusas, 
semejante  al  que  forman  los  aullidos 
de  muchos  coyotes.  Las  mujeres  ar- 
maron  una  COYOTERA." 

CREMA  (LA),  fr.  fam.  y  fig.  Lo 
más  distinguido  en  sociedad;  la 
gente  de  mejor  y  más  elevada  cla- 
se. Es   mexicanismo.  j 


"Las  mismas  desesperantes  caras  de 
los  tres  o  cuatro  que  por  sí  y  ante  sí 
se  han  declarado  la  crema."  (AZUE- 
LA, Sin  amor,  2a.  pte.,  X,  p.  227.) 

CRESTA,  f.  fam.  PICAR  LA 
CRESTA,  provocar  con  dichos  o 
hechos. 

Méx.  ICAZB.,  p.   126. 

"Xuestro  hombre  estaba  en  los  se- 
gundos (palcos)  con  la  chica,  nos  picó 
la  cresta  a  todos  los  de  la  carpanta,  y 
nos  propusimos  averiguar  quien  era 
la  azul."  (FACUNDO,  Ensalada  de  Po- 
llos, t.  II,  cap.  III.) — "Cuidadito  con 
picarme  la  cresta,  señor  marido."  (ID., 
Gabriel,  t.   I,  cap.  XV.) 

CRÍA.  CRÍA  MUERTA,  fr.,  el  ter- 
nero, potrillo,  lechón,  o  cachorro 
cuando  aun  son  mamones  o  no  están 
destetados,  y  por  lo  mismo  no  en- 
tran en  el  cómputo  de  los  animales 
mayores,  quedando  comprendidos 
también  en  el  precio  de  éstos  pa- 
ra la  venta. 

DAR,  O  GUARDAR,  PRESTAR 
LA  CRÍA.  fr.  vulg.  que  se  emplea 
para  ridiculizar  algo,  y  así  se  di- 
ce, por  ejemplo,  al  que  tiene  un 
sombrero  grasicnto;  guárdame  la 
cría. 

TENER  AMARRADA  LA  CRÍA. 
fr.  fam..  que  se  dice  generalmente 
del  que  está  enamorado  en  vm.  lu- 
gar, porque  no  prescinde  de  ir  allá, 

Las  dos  primeras  de  estas  fra- 
ses las  registra  Maclas  en  su  Dic- 
cionario Cubano,  p.  386. 

CRIANDERA,  adj.  y  s.  Dícese  de 
)a  hembra  que  está  criando  al  hi- 
jo o  que  ha  parido  ya. 

CRIOLLO,  LLA.  adj.  Usado  tam- 
bién como  sustantivo.  "Dícese  del 
hijo  de  padres  europeos,  nacidos  en 
cualquiera  otra  parte  del  mundo". 
(Dice.)  La  definición  no  es  exacta, 
porque  la  palabra  está  confinada  a 
la  América  española  o  francesa,  y  a 
las  Islas  Filipinas.  Por  CRIOLLO  y 
creóle  se  entiende  el  descendiente 
de  españoles  o  franceses,  sin  mez- 
cla de  otra  raza,  nacido  en  tierras 
americanas  donde  dominaron  y  aun 


CRIS 


—  410 


CRUD 


dominan  esas  naciones.  El  nombre 
suena  mal  en  América,  dice  Salva: 
aquí  ha  caído  en  desuso  aplicado  a  ! 
personas.  Suele  todavía  llamarse  ! 
CRIOLLO  a  lo  propio  de  la  tierra, 
en  contraposición  a  lo  importado: 
denominación  que  también  va  des- 
apareciendo, y  comúnmente  se  dice 
del  pais  o  nacional.  La  palabra  pa- 
rece haberse  originado  de  los  ne- 
gros, pues  se  daba  ese  nombre  a. 
los  nacidos  en  Indias,  para  distin- 
guirIo.=<  de  lo.^'  africanos,  y  aun  se 
usa  en  las  Antillas".  (ICAZB.,  p. 
127).  Hoy  ha  agregado  el  Dicciona- 
rio una  3a.  acepción:  "Dícese  de  los 
americanos  descendientes  de  euro- 
peos". Lo  cual  tamj)Oco  es  cierto, 
por  lo  mismo  que  afirma  el  autor 
citado:  CRIOLLO  es  el  descendien-' 
te  de  españoles  o  franceses,  sm 
mezcla  de  otra  raza;  tampoco  son 
solamente  los  americanos,  puesto 
que  también  se  dice  de  los  filipi- 
nos hijos   de  tales  extranjeros, 

"Criollo  es  vocablo  de  negros  y  quie- 
re decir  persona  nacida  en  la  tierra,  y 
no  venida  de  otra  parte,  el  cual  vo- 
cablo se  ha  ya  españolizado,  y  signi- 
fican con  él  los  nacidos  en  las  Indias, 
a  quien  llaman  criollos,  y  al  nacido  en 
vma  u  otra  parte  o  ciudad,  llaman 
criollo  de  tal  o  cual  parte."  (FR.  P. 
SIMÓN,    Not  hist.,  Glosario.) 

Cuba.  PICH.,  p.  74.— MAGIAS.  p. 
386. 

Venez.  PIGÓN,  p.  92. 

Ríopl.    GRANADA,   p.    163. 

V.  tamb.  BARTLETT,  Dict.  of 
Americanlsms.  V  Creóle,  V.  AR- 
MAS, P.  79. 

CRISMTV.  f.  Cabeza;  especialmen- 
te la  frente.  Tan  a  pecho  hemos  to- 
mado la  frase  romper  a  uno  la 
CRISMA  que  da  el  Dice,  como  equi- 
valente de  romper  a  uno  fa  cabeza, 
que  hemos  lleeado  a  creer  que  pro- 
piamente crisma  quiere  decir  cabe- 
za, y  así  hemos  consagrado  esta 
acepción  de  la  palabra,  aun  cuan- 
do ían  lejos  está  dé  slgniTicar  tal 
cosa  hasta  por  su   etimología  que 


quiere  decir  ungir,  de  donde  por 
traslación  pasó  a  expresar  el  acei- 
te y  bálsamo  consagrados  con  que 
se  unge  en  el  bautizo  y  la  confir- 
mación. Y  por  una  nueva  traslación, 
en  nada  vituperable  si  se  la  equi- 
para a  la  anterior,  ha  pasado  a  va- 
ler en  general  frente;  le  dio  en  la 
CRISMA.  . 

CRISTALILLO.  m.  Nombre  de  un 
musgo  de  apariencia  cristalina  por 
lo  jugoso,  que  crece  en  los  Tugares 
húmedos,  en  los  muros  viejos  y  so- 
bre los  tejados. 

"El  tejado  era  antiquísimo,  y  tan 
abandonado  que  se  veía  por  sobre  los 
canales  crecer  el  musgo  y  el  cristali- 
no."  (MERINO,   Juana,  VIII,  p.   60.) 

CRUCERO,  m.  Usado  exclusiva- 
mente por  cruce,  cruzamiento:  pun- 
to donde  se  cruzan  dos  líneas  o 
dos  vías.  La  Acad.  no  le  da  más  que 
el  equivalente  de  Encrucijada: 
"Paraje  en  donde  se  cruzan  dos  o 
más  calles  o  caminos". 

Ríopl.    BAYO,   p.    65. 

CRUCETA,  f.  Especie  de  apare- 
jo o  armazón  de  madera,  o  de  hie- 
rro, en  forma  de  dos  cruces,  a  ma- 
nera de  arzón  y  teja,  sobre  la  cua,l 
se  cuelga  a  ambos  lados  la  carga  al 
lomo  de  la  caballería. 

CRUCETEO.  m.  Multitud  de  cru- 
zamientos, como  en  donde  hay  mu- 
chas vías.  También  significa  lo  que 
en  Cuba:  "El  acto  de  pasar  y  re- 
pasar en  direcciones  diversas  y  con 
repetición    por  un    mismo  punto". 

i  (PICH.,  p.  74 V 

I      CRUCITA.  f.  dim.  de  Cruz:   cru- 

I  cecita. 

"Pérdida.  El  domingo  pasado,  en  la 
ierlesia  de  la  Santísima,  un  rosario  de 
Jerusalén  con  su  crucita  de  palo." 
Diario  de   México,   t.   II,  p.   292.) 

'       Méx.  IG:\ZB.,   p.   128. 

CRUDA,  f.  Calidad  o  condición 
del  que  está  crudo.  (V.) 

CRUDO,  DA.  adj.  "Término  del 
lenguaje  vulgar  que  denota  el  es- 
tado   del   embargo,   somnolencia   y 


CRUJ 


411  — 


CUAC 


sopor  en  que  se  encuentra  el  hom- ' 
bre  al  día  siguiente  de  una  Dorra- 
chera".    (ICAZB.  p.   128). 

"En  el  cuarto  número  1  vive  un  za- 
patero que se  emborracha  domin- 
go y  lunes;  el  martes  está  crudo,  y  el 
miércoles  consigue  obra."  (FACUNDO, 
Casa  de  vecindad,  p.  102.)  Como  el  za- 
patero aludido  por  el  autor  son  casi  to- 
dos los  artesanos  de  México,  y  algunos 
peores:  beben  pulque  todos  los  días; 
pero  se  emborrachan  domingo  y  lu- 
nes; martes  y  miércoles  están  crudos: 
jueves  y  viernes  trabajan,  si  a  caso, 
y  el  sábado  medio  día  solamente,  pa- 
ra prepararse  a  la  parranda  por  la 
tarde.  Son,  creo,  de  los  obreros  más 
informales  y  viciosos  que  se  conocen. 

"I  siempre  crudo  cuando  no  beodo." 

(PLAZA,    El   Borracho.) 

2.  ro.  "Tela  burda  de  cáñamo  que 
se  usa  para  empacar  y  hacer  sacos. 
Es  voz  española,  aunque  no  se  ha- 
lla en  el  Diccionario".  (ICAZBALr 
CETA.  ib.y  La  trae  ORTÚZAR  (p. 
101). 

CRUJIDA,  f.  Gagini  (pp.  181-2), 
copiando  a  Z.  Rodríguez  del  Dice, 
de  Chilenismos,  dice:  "Hasta  hace 
poco  estábamos  creyendo  que  nues- 
tro pasar  crujidas  era  un  legítimo, 
si  bien  algo  caprichoso,  derivado 
de  crujir. 

"Leyendo  el  Viaje  al  Parnaso  de 
Cervantes  salimos  de  nuestro  error, 
que  no  era  chico,  como  lo  harán 
comprender  Iop  siguientes  versos 
que  copiamos  del  susodicho  poe- 
ma  : 

"Hecha  ser  la  crujía  se  me  mues- 

(tra 
de  una  luenga  y  tristísima  elefjía 
que  no  en  cantar  sino  en  llorar  es 

(diestra. 
Por  esta  entiendo  yo  qua  se  diría 
lo  que  suele  decirse  a  tm  desgra- 

( ciado 
cuando  lo  üasa  mal.  pasó  crujía'' 

"De  manera,  pues,  que  cuando 
decimos  que  alguno  ha  pasado  mu- 
chas crujías,  decimos  sin  saberlo 
que  ha  sufrido  muchas  de  las  que 


en  la  tierra  se  llaman  carreras  de 
baqueta. 

"EIn  efecto,  pasaba  crujía  en  las 
antiguas  galeras  el  infeliz  a  quien 
se  le  obligaba  a  correr  de  popa  a 
proa  por  entre  dos  filas  de  desalma- 
dos marineros,  quienes  .al  pasar 
aquél,  a  tuerza  de  látigo  lo  desolla- 
ban vivo". 

C.  Amér.  SALAZAR  GARCÍA,  p.  78. 

Venez.  PICÓX,  p.  93. 

Boootá.  CUERVO,  párr.  820. 

ORTÚZAR,   p.   101. 

CRUJIDO^,  RA.  adj.  Que  mucho 
cruje:  zapatos  GRUJIDORES. 

CRUZADORA,  f.  Mujer  ladrona, 
que  roba  en  combinación  con  el  ra- 
tero, protegiéndole  o  encubriéndo- 
le, úsase  principalmente  en  Méxi- 
co, donae  se  halla  a  cada  paso  en 
los  expedientes  del  crimen. 

CRUZ  DE  MAYO.  Nombre  que  se 
da  a  la  constelación  de  la  Cruz  del 
Sur.  por  la  circunstancia  de  que  en 
las  tierras  tropicales  está  sobre  el 
horizonte  a  prima  noche  en  el  mes 
de  mayo,  en  que  se  la  observa  es- 
pléndida y  hermosa. 

El  crucero,  como  la  designan  en 
Ríoplata  (BAYO.  p.  65),  es  voz 
aceptada  con  esta  acepción  por  la 
Academia. 

Hond.  MEMBRESO  (p.  47)  cree  que 
es  "probablemente  la  constelación  11a- 
maaa  Cruz  del   Sud."   Xo  es  otra, 

CUACO,  m.  Entr^  campesinos,  ca- 
ballo 

Es  mexicanJsmo:  ICAZBALCE- 
TA.  p.  128,  aunque  RAMOS  y 
DUARTE  (p.  145)  le  da  como  pro- 
pio de  PueSla;  y  de  N.  L,.  con  la 
acepción  de  "Cuerno  de  res.  asta. 
Del  azteca  cuacuahué,  buey". 

"El  Sr.  M.  quiere  dejarnos  su  caba- 
llo, continuó,  dirigiéndose  al  Sr.  Es- 
teves  y  señalando  a  Villanueva:  yo  los 
dejé  que  continuaran  su  discusión,  cu- 
yo resultado  fue  que  un  poco  adelan- 
te de  la  Cruz  Blanca  volviéríimos  a 
pararnos  para  la  entrega  del  tal  cua- 
co, como  decía  el  comprador,  quien  dio 
en  el  acto  los  doscientos  pesos  fuer- 
tes." (OCAMPO,  obras,  t.  III,  p.  618.) 


CUAD 


412 


CUAJ 


— "¿Qué  le  parece  a  usted  este  cua- 
co?" (Astucia,  t.  I,  cap.  II.) —  "Este 
cuaco  me  lo  arrendó,  y  muy  bien 
aperado  me   lo  mandó."    (ID.) 

"Arremetiendo  su  cuaco, 
Le   arrienda  con   franco   envite." 

(PRIETO,    Musa    callejera,    Roman- 
ce,  p.   290.) 

"Volvió   la   espalda   la   china, 
El  reprimió  su  berrinche, 
Y  al  cuaco  le  metió  espuelas 
Meditando  en   su  desquite."  I 

(ID.,   Ib.,   p.   300.)  i 

CUADRA,  f.  Cada  uno  de  los  la- 1 
dos  de  la  manzana  de  casas.  Esta  ¡ 
es  la  acepción  que  en  el  uso  co-  i 
mün   tiene   por   toda  América. 

Icazbalceta  (p.  128)  le  da  la  acep-  i 
ción  de  "manzana  de  casas"  que 
justifica  en  los  términos  siguien- 1 
tes:  "Tal  es  sin  duda  la  verdadera? 
acepción  de  la  palabra,  porque  la  \ 
manzana  es  un  cuadrado  o  cuadri-  I 
longo,  y  no  hay  razón  para  llamar 
cuadra  a  un  sólo  lado  de  él".  La  i 
Academia  registra  hoy  esta  acep- ; 
ción  como  americanismo,  aunque  no  ' 
se  la  halla  en  otro  autor.  i 

Es  razonable  la  acepción  que  ex- ! 
plica  Icazbalceta,  mas  en  donde  no  , 
estuvo  en  lo  cierto  fue  en  que  la  ' 
CUADRA  sea  "espacio  de  una  ca- 
lie  comprendido  entre  dos  transver- 
sales". La  CUADRA  es  siempre  el 
lado  de  la  manzana,  la  distancia  que 
media  de  una  esquina  a  otra  inme- 
diata de  la  misma  manzana;  no  es  I 
espacio  de  calle,  sino  longitud  de  la 
fila  de  casas  de  cada  manzana  que  ! 
cierra  la  calle.  j 

En  algunas  partes  de  América ' 
(Hond.  MEMBREÑO,  p.  47;  Cuba:  j 
PICH.,  75;  C.  Rica:  GAGINI,  p.  182;  , 
Ríopi.,  GRANADA,  p.  163;  ORTfJ- ; 
ZAR,  p.  101)  vale  también  eomo  | 
medida  de  longitud  representada 
por  el  largo  de  la  CUADRA  o  lado  I 
de  la  manzana.  | 

Cuadra,  por  costado  de  la  manzana,  i 
se   halla  en   Cuba   (Pieh.,   p.   75. — MA- 
CfAS,  p.  .'^OO);  en  C.  Rica  (GAGINI,  p.  ! 
182);   en  Venez.    (RIVODó,  p.    65.);   en  I 
Perú    (ARONA,      p.      134);    en      Ríopl.  ' 


(GRANADA,  p.  163);  en  el  mismo 
Méx.  (RAMOS  y  DUARTE,  p.  146),  y 
como   Amer.,    en    ORTÚZAR. 

CUADRILLA,  f.  Baile  de  figuras, 
que  estuvo  muy  en  moda  a  fines 
del  siglo  pasado  y  principios  del 
actual.  Ha  caído  enteramente  en 
desuso,  lo  mismo  que  el  rigodón  y 
los  lanceros. 

Méx.  ICAZBALCETA,  p.  129. — RA- 
MOS y  DUARTE,  p.  146. 

"Unas    cuadrillas    en       el       campo." 

(MORALES,   Gallo  Pitagórico,  p.   163.) 

"Ved  qué  estiradas! 

Picando  con  el  pie  la  polka  leve. 

Bailando   las   cuadrillas   desmaya- 

(das! 

(PRIETO,  Poes.  fest.,  Contra  el  gran 
tono,   p.   87.) 

Hond.  MEMBREÑO,  p.   47. 

Guat.  BATRES  (art.  Lanceros),  p. 
359.  , 

Perú.  ARONA,  p.  135. 

CUAJA-CABEZA,  m.  Nombre  de 
una  avispa  negra  muy  pequeña; 
que  para  dar  sus  agudos  y  doloro- 
sos piquetes  se  introduce  en  el  pe- 
lo de  la  cabeza,  a  lo  cual  debe  su 
denominación,  produciendo  su  ve- 
neno un  grande  ardor.  Hace  sus 
nidos,  iramados  del  mismo  modo, 
como  el  comején,  en  forma  de  unas 
grandes  esferas  negras  y  celulosas 
que  envuelven  el  tallo  de  los  árbo- 
les, principalmente  en  los  puntos 
de  ramificación,  abrazando  también 
las  ramas.  Llámase  asimismo  sayúl. 
(V.) 

"Pues  aquí  en  el  país  hay  diferen- 
tes clases  de  abejas,  r|>mo  la,  llmonci- 
llo,  cuaja-cabezas,  cojoncillo,  panal  de 
sabana,  etc."  (GIL  y  SAENZ,  El  Capo- 
ral, p.  105.) — "Una  vez  vio  un  gran 
avispero,  de  esas  que  llaman  cuaja- 
cabezas,  en  la  copa  de  un  almendro." 
(MERINO.  Celestina,  p.  29.) — "Estas 
pintas  difieren  enter.amente  de  las  pro- 
ducidas por  el  cuaja-cabeza  (sayul)." 
(MARTÍNEZ.  El  plátano  roatán  en 
Tabasco,   p.   34.) 

CUAJAR,  n.  Hablándose  de  fru- 
tos, y  especialmente  del  cacao,  ad- 
quirir definitivamente  la  flor  este 
estado;  lograrse  la  fructificación. 

CUAJILOTE.  (Del  mex.  quauhxi- 
lotl,  "árbol  fereus  fructum  similera 


CUAN 


—  413 


CUAR 


spicae  maizii".  HERN.  Parmentie- 
ra  edulis.  L.)  m.  Árbol  de  tronco 
audoso,  que  produce  el  fruto  del 
mismo  nopibre.  Este  es  de  unos  8 
hasta  16  centímetros  de  largo  y  4 
de  diámetro,  de  forma  casi  cilin- 
drica, con  la  superficie  estriada,  de 
color  pardo  verdoso  y  de  pulpa  fi- 
brosa, lleno  de  semillas  menudas, 
jugosas  y  dulces.  Cocido  toma  un 
color  pardo  oscuro  uniforme  por 
fuera  y  violado  por  dentro,  y  el  ju- 
go se  vuelve  meloso.  Es  muy  agra- 
dable y  gozd  entre  el  pueblo  fama 
de  poseer  íacultades  medicinales 
para  las  afecciones  de  las  vías  res- 
piratorias. 

Hond.  MEMBRE5JO;  p.   47. 

C.  Rica.  FERRAZ  (p.  33)  dice  que 
hay  dos  especies  en  México.  ICAZ- 
BALOETA  (p.   129)  sólo  habla  de  una. 

¡CUANDO!  "Usado  a  manera  de 
interjección,  sirve  para  denotar  que 
es  imposible  una  cosa".  (ICAZBAL- 
CETA,  p.  130). 

"Creyendo  que  yo  me  había  de 
ablandar  a  los  gritos  del  muchacho; 
pero  ¡cuándo!"  (PENSADOR,  Quijo- 
tita,  cap.  I.) — "Si  lo  he  sabido  ; cuán- 
do! me  sucede!"  (FACUNDO,  Gentes, 
t.  rV,  cap.  V.) — "¿Entrar  ese  popu- 
lacho a  mi  casa?  ¡Cuándo,  padre. 
cuándo,  cuándo!"  (DELGADO,  La  Ca- 
landria,  II.) 

¿CUANTO  HA?  "En  España,  don- 
de es  también  de  uso  corriente  es- 
ta expresión,  se  emplea  en  forma 
admirativa  para  denotar  largo  es- 
pacio de  tiempo:  ¡Cuánto  ha  que 
no  recibo  caria  suya! 

"Entre  nosotros  ¡parece  mentira! 
cuánto  há  o  cuantuá  o  acuanta,  que 
de  todas  estas  maneras  se  pronun- 
cia, significa  precisamente  lo  con- 
trario, esto  es:  ha  poco,  hace  un 
instante,  no  ha  mucho".  (GAGINI, 
p.  184). 

"i Parece    mentira!    en    el    mismo 
sentido  lo  usamos   acá   también   y  ! 
así   decimos:    ¿CUÁNTO   HA  QUE ' 
me  escribió,,  es  decir,  ¿qué  tiempo 
hace?,  hace  muy  poco  tiempo;   pe- j 


ro  más  bien  en  forma  interrogati- 
va que  admirativa,  pues  en  esta 
siempre  vale  lo  mismo  que  en  Es- 
paña y  lo  mismo  que  en  Chile:  "Xos 
parece  digno  de  notar  el  uso  de 
cuanto  seguido  del  verbo  haber 
(hacer?)  en  la  tercera  persona  del 
presente  de  indicativo,  apocopada, 
para  denotar  largo  espacio  de  tiem- 
po: ¿cómo  van  los  negocios  de 
nuestro  amigo?  Cuanto  ha  que  no 
recibo  noticias  s^yas".  (RODRÍ- 
GUEZ, p.  121),  en  donde  es  tan 
usada  como  México  (ICAZBAL.CE- 
TA.  p.  130). 

CU  API  NO  L.  V.  GUAPINOL. 

CUARENTARIO,  RÍA.  adj.  Dice- 
se de  aquello  que  se  verifica  o  des- 
arrolla en  cuai'enta  días:  maíz 
CUARENTARIO,  el  que  fructifica  a 
los  cuarenta  días  de  sembrado;  co- 
rrespondiente a  un  término  de  cua- 
renta días. 

No  parece  fuera  de  razón  la  gé- 
nesis de  esta  voz,  atendiendo  a  que 
la  desinencia  -ario,  -aria  tiene  sig- 
nificado enteramente  vario  en  los 
adjetivos,  y  entre  otros  comprende 
al  def  tiempo,  como  diario. 

"El  maíz  común  tarda  en  cosechar- 
se de  cuatro  a  cinco  meses;  pero  exis- 
ten dos  variedades,  de  las  cuales  una 
da  fruto  a  los  60  días  y  otra,  que  lla- 
man cuarentario,  apenas  tarda  poco 
más  de  treinta  o  cuarenta  días,  des- 
de la  época  de  la  siembra  hasta  que 
se  cosecha."  (RO\TROSA,  El  Partido 
de   Macuspana,  MS.,   cap.   V,   p.   92.) 

CUARTA,  f.  No  es  precisamente 
"látigo  corto  para  las  caballerías", 
como  dice  la  Academia  (9a.  acep.), 
sino  "Látigo  corto  para  las  caballe- 
rías de  silla....  Tiene  en  el  cabo 
una  asa  o  anillo  del  mismo  cuero, 
con  que  se  asegura  a  la  muñeca,  y 
en  el  otro  extremo  una  pajuela  o 
tira  delgada,  que  es  propiamente  el 
azote".  El  jinete  a  la  inglesa,  que 
monta  en  albardón,  no  usa  de  la 
cuarta   sino  del  fuete,  fusta:   vara 


CUAR 


414 


CUAR 


flexible,  aun  sin  la  trencilla  de  que 
habla  el  Dice,  en  esta  voz. 

La  CUARTA  es  el  látigo  del  va- 
quero o  campesino  de  a  caballo,  y 
del  charro,  pero  no  del  sportman. 

En  Cuba  es  sinónimo  de  fusta 
(PICHARDO,  p.  75)  y  en  Ríopl.  es 
la  ayuda,  que  una  cabalgadura,  una 
yunta,  presta  al  tiro  de  un  vehícu- 
lo.  (GRANADA,  p.  167). 

ECHAR  CUARTA,  fr.  azotar  con 
ella. 

"Le  echaba  cuarta  al  pobre  de  mi 
hermano  a  manta  de  Dios."  (PENSA- 
DOR,   Periquillo,  t.   II,   cap.  II.) 

CUARTAZO,  m.  Azote  dado  con 

la  cuarta. 

"Primer  cuartazo  al  patriota  de  los 
Ayuntamientos."  (Diario  de  IVléxico, 
tomo  XVII,  p.   647.) 

Méx.  ICAZBALCETA,  p.  130. —  RA- 
MOS  y   DUARTE,   p.    147. 

Cuba.  PICHARDO,  p.  75. 

CUARTEADO,  DA.  adj.  Dícese 
del  color  del  ganado  que  tiene  lar- 
gas rayas  en  las  costillas  que  ba- 
jan hasta  la  barriga  o  los  hijares. 
U.  t.  c.  s. 

CUARTEAR,  a.  Pegar  repetidas 
veces  con  la  cuarta.  (ICAZB.,  p. 
130). 

2  pr.  fig.,  fam.,  echarse  atrás;  fal- 
tar al  compromiso  contraído. 

CUARTERÍA,  f.  colect.  Conjunto 
de  cuartos  o  aposentos.  Dícese  más 
comúnmente  en  las  haciendas  de 
campo  del  conjunto  de  habitaciones 
destinadas  a  los  peones. 

Cuba.    PICHARDO,   p.    75. 

CUARTILLA,  f.  Como  la  cuarti- 
lla del  antiguo  sistema  monetario 
nacional  equivalía  a  un  cuarto  de 
real  o  tres  y  un  octavo  centavos, 
quedó  la  costumbre  de  llamar  así 
a  los  tres  centavos;  por  extensión, 
a  lo  que  tiene  este  valor,  y  en  el 
comercio  al  menudeo  a  las  envoltu- 
ras de  azúcar,  arroz,  etc.,  que  ha- 
cen los  dependientes  y  que  contie- 
nen CT^ ARTILLA  de  la  mercancía: 
hacer  CUARTILLAS,  es  la  primera 


ocupación  del  dependiente  tiovícío. 
También  se  usa  en  sentido  figura- 
do para  expresar  que  una  cosa  es 
muy  pequeña  o  de  muy  poca  enti- 
dad: CUARTILLA  de  gente,  dicen 
de  la  persona  de  muy  baja  estatu- 
ra y  desmedrada. 

CUARTILLERO,  RA.  adj.  y  t. 
sust.  Dícese  del  comerciante  en  pe- 
queño, que  sólo  vende  por  cuarti- 
llas, cuyo  comercio  es  de  muy  poca 
entidad. 

CUARTO,  m.  En  las  haciendas  se 
llama  así  la  casa  que  habita  el  sir- 
viente o  peón  de  campo,  el  mozo. 

Llámase  también  así  la  accesoria 
o  casa  de  una  sola  pieza,  aunque 
independiente  o  con  libre  acceso  a 
la  calle.  En  este  sentido  la  trae  RA- 
MOS y  DUARTE   (p.  147). 

"Algunas  (mujeres  trabajadoras)  co- 
locaron el  petatillo  en  varios  dobleces 
sobre    los    tercios    que    habían    traído, 
y  sentadas  en  ellos,  principiaron  a  dar 
el  pecho  a  sus  hijos,  que  de  sus  cuar- 
tos eran  conducidos  a  la  casa  de  mo- 
lienda."   (ZENTELLA,    Perico,    III,    p. 
29.) — "Hizo  algunas  observaciones  jo- 
!  cosas,    celebrándolas     él     mismo      con 
glandes  carcajadas  y  terminó  mandan- 
do   al    joven   gañán     que     pasara      al 
,  cuarto   de   sus   padres   a   descansar,    y 
!  al    día    siguiente    hablarían    del    nego- 
cio de  los  trapos."    (COFFIN,  Generar 
Gutiérrez,   IV,    p.    24.) 

I      2.  "pl.  Miembros  del  cuerpo  del 
I  animal  robusto  y  fornido;   y  entre 
líos....     conocedores    de    caballos, 
i  miembros     bien     proporcionados". 
I  (Dice.)    Sin   tales   condiciones,   11a- 
I  mamos  CUARTOS  en  general  a  las 
extremidades  del  animal:  sentar  un 
caballo  sobre   los  CUARTOS  trase- 
ros. 

CUARTUCHO,  m.  Desp.  derivado 
'  de  cuarto,  como  casucha  de  casa: 
cuarto  pequeño  y  destartalado.  Es 
i  de  uso  literario  en  España. 
'       "La  Petra  entró  en  un  cuartucho  os- 
curo."   (BAROJA,    La    Busca,   p.    9.    c 
p.  Toro  Gisbert,  Apuntaciones  Lexico- 
gráficas, p.   210.) 


CUAT 


—  415  — 


CUAT 


CUATE,  TA.  (Del  mes.  coatí,  cu-  -■ 
lebia,  mellizo),  m.  y  f.  Mellizo,  ge- 
melo.   Es   palabra   usual   en    Méxi- 
co, que  hoy  ha  llegado  a  la  provin- 
cia  (ICAZBALCETA,  p.   131). 

NO  TIENE  CUATE,"  expr.  fam.:  ,' 
no  tiene  igual  o  semejante.  (ICAZ- ; 
BALOETA,  ib.) 

CUATERNA,  f.  Conjunto  de  cua- 
tro personas  propuestas  a  quien  co- ' 
rresponde.  paja  que  entre  ellas  se 
designe  la  que  debe  ocupar  algún 
cargo  o  empleo. 

No  la  registra  el  Diccionario,  pe- 
ro i-O  se  ve  la  razón  para  que  no 
tenga  igual  derecho  que  terna. 

"Art.  lo.  En  todas  las  cabeceras  de 
Partido  del  Estado,  había  un  mayor- 
domo de  fábrica  para  la  recaudación, 
manejo  e  inversión  de  los  derechos  que 
por  arancel  correspondan  a  este  ra- 
mo. 

Art.  2o.  El  nombramiento  de  éstos 
será  proponiéndose  cuatro  vecinos  de 
la  misma  población  de  probidad  y  ap- 
titud necesarias:  dos  de  éstos  serán 
propuestos  por  el  párroco  y  los  otros 
dos  por  el  A>'untamiento  respectivo. 
— Art.  4o.  El  Ayuntamiento,  imiendo 
su  postulación  con  la  del  Párroco,  la 
remitirá  al  Gobierno  por  el  conducto 
regular;  pero  si  pasados  tres  días  no 
lo  verificase  dicho  Párroco,  el  Ayunta- 
miento designando  los  dos  individuos 
que  a  aquél  correspondan,  pasará  pre- 
cisamente ai  día  siguiente  la  Cuaterna 
expresando  esta  ocurrencia."  (Decr.  de 
Tpb. ;  decr.  df-  24  do  noviem!>re  de 
1831,  sobre  fabricación  de  las  Iglesias.) 

CUATEZÓN,  NA.  (Del  mex.  qua- 
tezc.T,  motilón.  MOL.)  adj.  "Dícese 
del  animal  que  debiendo  por  su  es- 
pecie, tener  cuernos,  carece  de 
ello.,  natural  o  artificialmente". 
(ICAZB.,  p.   131). 

En  lenguaje  vulgar  ha  alcanzado 
a  valer  como    sinónimo    de    cuate, 
por  compañero,  compinche,  contla-  j 
pache.  í 

CUATRAPEAR.   a.   Verbo  nuevo. , 
nacido   con   el   automovilismo,   que 
significa  el  movimiento    que    hacp 
el   vehículo   fuertemente   hacia   un  | 
lado  con  la  parte  trasera,  a  conse- 1 
euencia    de    una    vuelta  dada  con  i 


mucha  velocidad  o  describiendo  ima 
curva  muy  cerrada,  úsase  más  co- 
mo pr.  refl. 

CUATREAR,  n.  Decir  cuatros: 
disparatar,  barbarizar. 

Méx.   RAMOS  y  DUARTE,  p.   148. 

CUATRERO,  RA.  adj.  Que  dice 
cuatros  o  disparates. 

En  España  llámase  así  al  ladrón 
de  ganado,  en  la  jerga  del  popula- 
cho de  Madrid:  "El  dronista  reali- 
za sus  hazañas  fuera  de  la  ciudad, 
donde,  no  obstante,  mora,  las  pre- 
para y  encubre. — Otro  tanto  suce- 
de con  los  cuatreros  o  ladrones  de 
ganado".  (QL'IRÓS.  Y  LLANAS 
AGUILANIEDO.  La  Mala  vida  en 
Madrid,  cap.  II,  p.  150). 

Méx.    IC.\ZBALCETA,    p.    131. 

CUATRO,  m.  Disparate,  barbaris- 
mo:  especialmente  el  de  los  indios 
hablando  el  castellano. 

úsase  mucho  también  en  México. 
ICAZBALCETA  (p.  131)  da  la  si- 
guiente explicación  que  no  deja  de 
ser  fundada:  "El  origen  de  esa 
acepción  de  cuatro  puede  ser  éste: 
los  Indios  solían  antes  cortarse  a 
raíz  el  pelo,  dejándose  solamente 
dos  melenas  o  balcarrotas  tras  de 
las  orejas,  lo  cual  se  usaba  entre 
los  más  rústicos  y  mazorrales,  que 
por  lo  mismo  hablaban  peor  el  cas- 
tellano r  eran  CUATRO  orejas". 

2.  Celada. 

CUATRO  REALES,  fr.  fam.  flg., 
i>oca  cantidad  de  dinero,  capital  pe- 
queño, especialmente  tratándose  de 
herencias.  Muy  usado  sobre  todo  en 
el  trato  compesino  o  ranchero:  tie- 
ne  sus  CT'ATRO   REALES. 

— "Don  Ign.icio,  Don  Ignacio:  ya  ve 
usted  cuántos  disgustos  halla  en  la 
vida  el  hombre  trabajador  que  busca 
cuatro  reales  para  dejar  a  sus  hijos." 
ÍCOFFIX.  Gral.  Gutiérrez,  ^TÍTI,  p.  57.) 

DE  A  CUATRO.  Llámase  así  al 
tostón,  porque  equivale  a  medio  pe- 
so, que  en^l  sistema  monetario  an- 
tiguo valía"  cuatro  reales.  La  Acá- 


CUBI 


416 


CUCA 


demia  lo  llama  REAL  DE  A  CÜA-  f 
TRO.    Suele   usarse    en    México,    y 
también  en  otros  lugares  de  la  Re- 
pública. 

"Pa  él,    la  peseta  era  rial    y  los   de  ; 
a    cuatro,   paseta!...    Y    ¡ay   Jesú!      lo 
remolón  pa  coge  la  moneda!"    (RODR.  i 
EELTRAX,    Pajarito,    I,    p.    9.)  ; 

CUBIERTA,    f.    "Eufemismo    por 
vaina  de  espada,  puñal,  etc."  (ICAZ- 
BALCETA.  p.  132)^  En  Tabaseo  no 
ee  dice  de  otra  manera  de  la  vai- ; 
na  del  machete. 

2.  Suele  usarse  como  sinónimo  de 
carátula:    portada   de   libro   o   cua- 
derno. : 
CUBIJARSE,  pr.  Llenarse,  en  el 
sentido   de   cubrirse   de  alguna   co- 
pa por  su  abundancia:  CUBIJARSE 
de    piojos,    de    garrapatas,   etc.    Co- 1 
mim  nubvogación  de  una  letra  por 
otra,  la  u  por  la  o  en  este  caso,  en  , 
el  habla  del  pueblo:     CUBIJARSE 
por  cpbijaroe,  en  acepción  figurada, 
y  algo  hip?vbólicr.,  de  este  verbo,      i 
CUBO.  m.  Extremo  cónico  y  hue- 
co de  la  fisga  y  demás  instrumen- 1 
tos  análogos,  en  el  cual  se  introdu- 
ce y  asegura  el  asta. 

La  acepción  es  enteramente  pro- 
pia; la  Academia  explica  algo  que 
es  lo  mismo,  sólo  que  se  concreta 
a  un  objeto,  la  lanza,  como  4a. 
acep.  de  la  voz".  "Cilindro  (cono  ) 
hueco  en  que  remata  por  abajo 
(¿cuáles  serán  en  la  lanza  la  parte 
de  arriba  y  la  de  abajo?)  le  moha- 
rra de  la  lanza  y  en  el  cual  se  in- 
troduce y  asegura  el  asta". 

Suele  usarse  también  la  palabra 
como  sinónima  de  la  misma  asta: 
el  CUBO  del  remo,  dicen  l-os  cam- 
pesinos. Esto  sí  es  impropio  de  to- 
da impropiedad.  (1).  Lo  mismo  su- 
cede en  Venezuela  (PICÓN,  p.  95). 


2.  Caña;  parte  cónica  del  zapato 

0  la  bota,  que  cubre  la  pierna.  Lo 
mismo  en  México  y  otras  partes  del 
país. 

"Quien  los  quería  (los  zapatos)  con 
botones;  quien  los  prefería  de  resor- 
tes con  punteras;  quien  bayos  y  borce- 
guíes; quien  acharolados  con  cubos  de 
paño."  (RODRÍGUEZ  BKLTRAN,  Una 
docena  de  cuentos,  IV,  El  Zapato,  p. 
47.) 

CUCA.  f.  dim.  cariñoso  o  hipocons- 
tico  de  Refugio,  nombre  de  mujer. 
Lo  mismo  en  México  (ICAZBAL- 
CETA,  p.  132). 

2.  La  palomita  llamada  también 
purbuca  o  purugüés  (V.)  Es  ono- 
matopéyico,  por  el  sonido  que  emi- 
te esta  ave. 

Hotvd.  "Palomita. —  La  parte  del 
cuerpo  de  un  niñito  que  indica  que  és- 
te pertenece  al  sí^xo  masculino. —  En 
Argentina,     pajarito."     (MEMBREÑO, 

1  p    49.) 
C.    Amér.    "Cucaracha."    (SALAZAR 

G.,   p.    79.) 

Venez.  "Especie  de  torta  o  galletita 
'  dulce."   (RIVODÓ,  p.  26.) 

CUCAR,  a.  Como  en  Costa  Rica 
(GAGINI,  p.  186),  por  mi  provincia 
son  desconocidas  las  dos  acepcio- 
nes que  el  Diccionario  da  a  este 
verbo,  y  que  son  a  saber:  "la..  Gui- 
ñar un  ojo,  y  2a.,  ant.  Hacer  burla, 
mofar".  Sólo  se  usa  como  sinónimo 
de  provocar,  incitar,  azuzar,.  Es  ge- 
neral en  Centro  América  (SALA- 
ZAR  G.,  p.  79),  y  se  usa  también 
en  Ríopl.  (BAYO,  p.  65).  En  Cuba 
dicen  "CUQUEAR.  Provocar,  mor- 
tificar, exitar  la  cólera  o  amor  pro- 
pio ajeno  burlescamente".  (PICH., 
p.  79).  La  coloca  además  entre  las 
voces  corrompidas,  por  CUCAR  (p. 

81). 

CUCARACHERO,    m.    Lugar   en 
donde   abimdan   las   cucarachas;    y 


(1)    En   México  dicen   muy   orondos: 
el   cubo   del   zacjúan.   Es  frase   tan   so- 
corrida,   que    anda   lo   mismo   en    boca  j 
del    plebeyo   que    del    hombre    culto,    y  [ 
no  hay   amanuense,     cagatinta     o  le-  [ 
puleyo  que  no  la  plante  en  diligencias 


judiciales  y  actuaciones  de  todas  cla- 
ses. Siendo  el  zaguán  un  pórtico,  no 
.se  nos  alcanza  cuál  sea  el  cubo  de  él. 
como  no  sea  el  zaguán  mismo,  que  es 
tanto  como  decir  la  cavidad  de  la  bo- 
ca la  columna  del  pilar,  la  abertura  de 
la  puerta  o  disparates  por  el  estilo. 


CUCA 


417  — 


CUCHA 


también  gran  número  de  éstas,  co- 
mo colectivo.  Metafóricamente  se 
usa  mucho  en  lenguaje  familiar,  pa- 
ra designar  una  pieza  o  habitación 
muy  pobre  y  destartalada;  pero 
más  bien  en  sentido  eufémico  y  no 
con  cai'ácter  despectivo  como  cuar- 
tucho o  co(?hitril.  Dícese  principal- 
mente del  cuarto  de  los  estudian- 
tes, o  de  personas  dedicadas  al  es- 
tudio, en  que  abundan  los  papeles 
y  libros  en  desorden. 

Cuba.  "El  polvo  de  tabaco,"  de  que 
habla  PICH.,  (p.  76),  es  desconocido 
con  ese  nombre  acá.  MAGIAS  (p.  397) 
registra  las  acepciones  que  explicamos 
en  primer  término. 

Hond.  y  Bogotá.  Tampoco  conoce- 
mos el  pajarito  de  que  hablan  ilEM- 
BRE5?0  (p.  79  y  CUERVO  (párr.  S52.) 

CUCAYO,  m.  Por  más  que  la  Aca- 
demia diga  cocuyo,  y  los  dicciona- 
ristas americanos  cocuyo  y  cucuyo 
(PICH..  p.  6  3),  o  cucuy,  cucayo 
(CUERVO,  párr.  953),  nunca  deci- 
mos más  qtie  CUCAYO. 

Por  cuanto  a  la  etimología.  Ró- 
belo la  da  como  "muy  incierta", 
llegando  a  suponer  solamente  que 
venga  de  coco,  espanto;  pero  a  Fe- 
rraz  (p.  28)  se  ocurrió  lo  que  a  na- 
die: derivarla  del  mexicano,  y  ha- 
lla su  raíz  nada  menos  que  en  co- 
coyot!.  "aunque  el  análisis  de  este 
nombre  es  sumamente  difícil",  di- 
ce él  mismo. 

"t)ir\r^e  miradas  angiistiosas  al  fal- 
so incendio  de  los  fuepos  fatuos,  a 
lo.s  luminosos  cucayos  y  luciérnagras,  y 
a  la  opaca  claridad  de  un  cielo  tem- 
pestuoso." (COFFIX,  Gral.  Gutiérrez, 
XIII,  p.  98.) 

2.  Nudo;  encuentro  o  remolino 
que  se  forma  en  el  interior  de  la 
madera  de  los  árboles  y  en  el  cual 
las  fibras  leñosas  en  vez  de  seguir 
la  dirección  longitudinal  del  tallo, 
toman  la  dirección  circular  o  como 
formando  un  eje  transversal.  Es  un 
grave  defecto  de  los  llamados  palos 
de  canoai  porque  la  embarcación 
resulta  con  una  falla  o  hueco  en 


cada  CUCAYO.  En  cambio  en  la 
ebanistería  es  apropiadísima  la  ma- 
dera de  estas  condiciones,  por  el 
hermoso  jaspe  que  produce  la  irre- 
gularidad de  la  fibra. 

CUCULTEUPA.  adj.  Gentilicio 
con  que  se  designa  al  natural  o  ha- 
bitante del  barrio  de  igual  nombre 
en  la  Ciudad  de  Cunduacán,  y  que 
en  la  época  precolonial,  fue  una 
población  indígena  separada  de  la 
principal.  Dícese  también  cuculteu- 
pano  y  cucultiupa,  y  úsase  como 
sustantivo. 

"Los  santiagueños  pagaban  el  tri- 
buto de  amistosa  cortesía  el  28  de 
Julio  y  el  7  de  Diciembre,  vísperas  ae 
San  Pedro  y  de  la  Inmaculada  Con- 
cepción; pagábanlo  por  su  parte  los 
cuculteupas  el  lo.  de  Febrero  y  el  24 
de  Julio,  vísperas  de  la  Candelaria  y 
del  Apóstol  Santiago."  (SÁNCHEZ 
MARMOL,  Antón,  VII,  p.  56.) —  "En 
llegando  a  la  puerta  hicieron  alto, 
atraídos  por  la  danza  religiosa  llama 
de  El  Gigante  ,que  ejecutaban  diez  cu- 
cuiteupanos  en  anacrónico  traje  del  si- 
glo XV."    íID..   ib.,   p.   61.) 

CU  CU  RUCHA,  f.  "Tab.  Cogullo, 
panela".  (Art.  de  RAMOS  y  DU AR- 
TE). Nos  es  desconocida  esta  voz 
y  tal  vez  haya  error  en  asignárse- 
la a  Tabasco. 

CUCURUCHO,  CHA.  adj.  y  tam- 
bién sust.  Jorobado,  jiboso. 

Parece  el  mismo  cucho,  curcu- 
cho, corcuncho,  usado  en  la  Amé- 
rica Central  (SALAZAR  GARCÍA, 
p.  79;  MEMBREÑO,  p.  51;  GAGINI, 
p.  171),  en  Ríopl.  (BAYO.  p.  67), 
en  Chile  (RODR.,  p.  92)  y  que  pro- 
viene, segt'm  este  último  autor,  del 
quichua  Rcumuruna  (corcovado)  o 
del  aimará  ckunco;  el  cual  puede 
haber  tomado  la  forma  cucurucho 
por  aflinidad  ideológica,  en  cuanto 
a  la  forma  retorcida  y  la  fonética 
por  semejanza  del  sonido  con  cur- 
cuncho o  corcuncho. 

CUCHARA,  f.  Llana;  paleta  de 
albañil. 

Méx.   ICAZCALCETA.  p.   132. 
C.    Rica.  GAGIXI,   p.   187. 

27 


CUCHA 


—  418 


CUCHI 


Venez.  RIVODó,  p.  250. 

Ríopl.  BAYO,  p.  65;  GRANADA,  p. 
168. 

DESPACHARSE  CON  LA  CU- 
CHARA GRANDE,  fr.  fig.  fam.  equi- 
valente a  DESPACHARSE  CON  EL 
CUCHARÓN,  que  da  el  Diccionario, 
la  cual  nunca  usamos. 

HACER  CUCHARAS,  o  la  CU- 
CHARA, fr.  fam.,  hacer  pucheros. 

Hond.  MEMBREÑO.  p.   49. 

C.    Rica.   GAGINI,   p.    187. 

CUCHAREAR,  n.  Servir  con  la 
cuchara:  cucharetear,  que  dice  el 
Diccionario.  Como  refl.,  en  sent.  fig., 
tomar  para  sí  más  de  lo  debido;  dí- 
cese  principalmente  en  el  juego  del 
billar  del  que  se  raya  mayor  nú- 
mero de  carambolas  de  las  que  ha- 
ce. 

CUCHAREO,  m.  Acción  y  efecto 
de  cucharear. 

CUCHARÓN,  m.  Platón  acuchara- 
do de  las  balanzas  de  pie  como  la 
de  Roverbal  y  de  brazo,  como  la 
romana,  comúnmente  llamada  de 
mostrador,  porque  es  la  que  se  usa 
de  ordinario  en  las  tiendas. 

2.  Nombre  del  ave  más  conocida 
por  paspaque.  (V.) 

CUCHILLA,  f.  Entre  labradores, 
faja  de  terreno  o  de  monte  más  an- 
gosta por  uno  de  sus  extremos,  que 
por  el  otro.  Entre  sastres  y  costu- 
reras, CUCHILLA,  2a.  acepción;  pe- 
ro no  añadidura  o  remiendo,  sino 
retazo  cualquiera  de  género,  de  for- 
ma triangular  muy  alargada. 

Méx.  ICAZBALCETA,  p.  133.— 
Hond.  MEMBREÑO,  p.  49.— En  Cu- 
ba (PICH.,  p.  77),  y  especialmente 
en  la  América  del  Sur  (CUERVO, 
párr.  500;  GRANADA,  p.  168;  OR- 
TÚZAR,  p.  103)  vale  loma,  meseta 
muy  prolongada  o  de  arista  afilada. 
Son  muy  conocidas  las  CUCHI- 
LLAS del  Brasil  que  penetran  al 
Uruguay  y  constituyen  el  sistema 
orográfico  de  este  país. 


CUCHILLERO,  RA.  adj.  y  sust. 
Ni  el  que  hace  ni  el  que  vende  cu- 
chillos; sino  el  rufián  que  de  pre- 
ferencia hace  uso  del  cuchillo  pa- 
ra reñir,  en  sus  pendencias. 

El  pelado  de  México  se  distingue 
como  CUCHILLERO  y  por  su  mie- 
do notorio  al  arma  de  fuego. 

Hond.  IMEMBREÑO,  p.   49. 

Arg.  "Allá  va  una  verdad  de  a  pu- 
ño, y  dicho  como  debe  ser:  con  voz 
campanuda.  No  siempre  la  termina- 
ción ero  indica  oficio,  pues  si  bien  pa- 
nadero es  el  que  hace  panes,  enfer- 
mero no  es  el  que  hace  enfermos,  por 
más  que  al^runos  galenos  merezcan  tal 
nombre.  Y  así  como  copero,  por  ejem- 
plo, es  el  que  fabrica  copas,  y  el  que 
antig'uamente  las  manejaba  para  dar 
de  beber  a  su  señor,  cuchillero  será  no 
sólo  el  que  fabrica  cuchillos,  sino  el 
que  los  maneja.  Tomada  la  palabra  en 
ese  sentido,  será  hermana  de  espada- 
chín; pero  así  como  éste  se  apoya  en 
la  espada,  el  cuchillero  hace  descan- 
sar su  fama  en  el  manejo  del  cuchi- 
llo. 

— GARZÓN,  p.  134:  "Pendenciero, 
peleador  a  cuchillo." 

2.  Nombre  que  también  se  da  a 
los  matanceros,  a  aquéllos  que  tie- 
nen por  oficio  matar  ganado  para 
el  expendio  público. 

CUCHILLO.  DAR  AL  CUCHI- 
LLO, fr.  PASAR  A  CUCHILLO, 
sacrificar,  matar  una  res  para 
el  abasto  público.  "Todas  las  frases 
análogas  conocidas  en  la  lengua, 
no  llevan  artículo,  y  así  tenemos 
"pasar  a  cuchillo",  la  única  que  hoy 
conservamos  y  que  significa  dar  la 
muerte;  usada  ordinariamente  cuan- 
do se  habla  de  una  plaza  toma- 
da...." 

"La  locución  dar  ai  cuchillo  no 
es  idiomática,  sino  tosca,  bárbara. 
Para  que  pudiera  pasar  habría  que 
decir  "dar  a  cuchillo",  pero  no  la 
necesitamos  para  nada,  cuando  te- 
nemos la  muy  castiza  pasar  a  cu- 
chiiio".  (QUEVEDO,  Ei  Lenguaje 
en  Tabasco:  El  Liberal,  Villaher- 
mosa,  Tabasco,  febrero,  3-918). 


CUCHI 


—  419 


CUER 


CUCHI  PON,     NA.     adj.     Persona? 
gorda,  de  muy  baja  estatura.  Equi- 
valente a   chaparro,  pero  de  índo- 
le despectiva. 

Cuchipoñi,  en  Chiloé  (CAVADA, 
p.  86)  es  el  nombre  de  ima  clase  , 
de  papas  chicas;  palabra  compues- 
ta de  las  voces  araucanas  cuchi, 
cerdo,  y  poñi,  papa.  (FEBRéS, 
Dice,  arauc.  esp.) 

De  allá  debe  provenir  nuestro  vo- 
cablo, que  señala  también  la  ca- 
lidad de  chico. 

CUCHUFLÍ.  "(Tab.  y  Camp.)  sm. 
Vivienda  pobre  y  reducida;  cuchi- 
tril". (RAMOS  y  DUARTE,  p.  149). 
Podrá  ser  en  Campeche;  en  Ta- 
basco  no  tenemos  noticia  alguna 
de  que  se  use. 

CUCHUFLETA,  f.  No  la  usamos 
como  dicho  o  palabra  de  chanza 
o  broma,  sino  como  embuste  o  di- 
cho insustancial,  aunque  sencillo  y 
sin  mala  intención  ni  doble  senti- 
do. 

En  México  es  "cierto  biscocho". 
(ICAZBALCETA,  p.  133). 

CUCHUMBO,  m.  Entre  jugadores, 
cubilete  o  vaso  de  cuero  en  forma 
de  cono  truncado,  cuya  parte  más 
ancha  es  la  boca;  y  sirt'e  para  mo- 
ver y  echar  los  dados.  También  el 
juego  mismo  de  dados  que  en  esta 
forma  se  hace. 

Hond.   MEMBREÑ'O.  p.  49. 
C.    Amér.    'Embudo",     dice     SALA- ' 
ZAR  GARCÍA,  p.  70. 

CU  ECO.  CA.  m.  y  f.  Eufemismo 
usado  entre  la  ger^te  humilde  del 
campo  por  puerco,  cerdo,  cochl, 
etc. 

CUENTA.  PONER,  O  METER,  A 
LA  CUENTA,  fr.  que  expresa  en- 
tre labradores  el  hecho  de  traba- 
jar a>-udando  a  otro  a  desquitar,  o 
pagar  con  el  trabajo  personal,  una 
deuda. 

Por  lo  común  se  usaba  entre  la 
servidumbre  adeudada  de  las  ha- 
ciendas, que  los  hijos  entraran  tam- , 


bien  como  deudores,  aj-udando  al 
padre  a  desquitar  la  cuenta  al  amo, 
entendido  que  para  los  mozos  o 
peones  la  cuenta  es  el  importe  de 
la  deuda  misma. 

"En  esos  días,  a  pesar  de  las  pro- 
testas de  la  familia,  Pedro  que  se  le 
seguía  en  edad,  fue  puesto  a  la  cuenta 
de  Quirino  y  declarado  mozo  de  una 
cuadrilla."  (COFFIN,  Gral.  Gutiérrez. 
IV,   p.   2S.) 

PAPEL  DE  CUENTA,  es  el  do- 
cumento que  da  el  amo  al  sirvien- 
te, en  que  expresa  la  cantidad  que 
éste  adeuda  y  que  deberá  pagar 
quien  quiera  tomarle  a  su  servicio. 
Llámase  también  carta  cuenta,  o 
simplemente  papeL   (V.) 

CUERA,  f.  Piel  curtida,  ordina- 
riamente aderezada  y  muy  suave, 
que  sirve  en  el  lecho  a  guisa  de  es- 
tera. 

En  Centro  América  se  usa  como 
sinónimo  de  polaina;  para  el  Dic- 
cionario es  una  jaquetilla  que  no 
conocemos. 

CUERAZO,  m.  Azote  dado  con  un 
cuero  o  látigo  ancho. 

Méx.   ICAZB.VLCETA,  p.   133. 

Cuba.  PICHARDO,  p.  77. 

Hond.    MEMBRExO,   p.    50. 

C.   Rica.  GAGIXI,  p.  189. 

C.   Amér.  SAL.\ZAR  GARCÍA,  p.  80. 

CUERDA,  f.  Medida  agraria, 
usual  en  los  ranchos,  que  tiene 
veinticinco  varas  por  lado  o  sean, 
seiscientas  veinticinco  varas  cua- 
dradas. Dos  CUERDAS  forman  de 
ordinario  la  tarea  diaria  de  des- 
monte para  los  peones  de  campo, 
en  las  labores  agrícolas. 

"La  medida  usual  por  estos  terre- 
iios  para  arreglar  los  trabajos,  lleva  el 
nombre  de  cuerda,  que  es  un  cuadra- 
do de  veinticinco  varas  castellanas 
por  cada  lado  o  seiscientas  veinticin- 
co varas  cuadradas." — "Roza  del  mon- 
te bajo...,  a  dos  cuerdas  por  jornal." 
(RABASA,    El    Est.   de  Chis.,  p.   66.) 

CUERDA  DE  LEÑA.  "La  porción 
de  leña  que  ocupa  el  espacio  de  una 
raja  de  ésta  (que  son  cuatro  pies 
ingleses)    en  lo  ancho,  otro  tanto 


CUER 


420  — 


CUER 


de  alto  y  dos  tantos  de  largo".  (PI- 
CHARDO,  p.  77).  "2.  %  varas  de 
largo  y  1  vara  y  16  pulgadas  de  an- 
cho y  alto"  (MACÍAS,  p.  400).  Nos 
parece  que  ninguna  de  las  dos  es 
igual  a  la  nuestra,  en  que  no  en- 
tran tantos  detalles  de  dimensión, 
pues  creemos  también  que  tiene 
tres  varas  de  largo  por  una  y  me- 
dia o  dos  de  alto,  con  el  ancho  na- 
tural qae  da  la  raja  de  leña. 

POR  CUERDA  SEPARADA,  fr. 
independientemente,  por  separado. 
Es  voz  forense  muy  usada  en  nues- 
tra legislación,  tratándose  de  la  sus- 
tanciación  de  incidentes. 

Con    el    verbo    correr    significa: 
"Gobernarse,    regirse    un    negocio 
con  independencia  de  otro..."  (ICAZ- 
BALCETA,    p.   134).    Parece    ésta; 
un?,  acepción  antigua.  i 

"Bien  pocos  años  había,  cuando  es- 
cribía, que  corría  la  Provincia  del  Santo 
Evangelio  por  cuerda  aeparada  de  la 
de  Michoacán."  (BEAUMOXT.  Crón. 
de  la  Prov.  de  Mich.,  pte.  I,  lib.  2,  cap. 
20.) 

CUEREADA,  f.  fam.  Azotaina, 
tunda,  zurra,  en  sentido  natural  y 
fig. 

fViéx.  ICAZB-ABCET.-V,  p.  134. —  RA- 
MOS   y   DTTARTE,    p.    149. 

— "Ño  me  ande  con  oraciones,  por-  ; 
que  le  doy  otra  cuereada."  (FACUN- 
DO. Gentes,  cap.  XVIII,  p.  255.) — " — 
Dejen,  aepen,  voy  a  darle  una  cuerea-  , 
da,  decía  Otero."  (FIDEL,  Memorias,  j 
40-53;    cap.    III,    p.    135.)  ! 

C.   Amér.  SALAZAR  GARCÍA,  p.  SO. 

CUEREAR,  a.  Azotar  con  cuero:  ¡ 
rorrea    pedazo  o  tira  de  cuero. 

Méx.  ICAZBABCETA,  p.  134. — RA- i 
MOS  y  DUARTE,   p.   140.  ! 

Guat.   BATRES,   p.    193.  | 

C.    Rica.   GAGINI.   p.    189. 

Ecuador.  CEVALLOS,  p.  51,  y  iVIems. 
de  la  Acad.  Ecuat.,  t.  I,  p.  68,  apud. 
Icazbalceta.  i 

CUERIZA,  f.  fam.  Cuereada,  zu- ¡ 
rra  de  azotes.  Corre  por  toda  la '', 
América  española.  | 

Méx.  ICAZBALCETA,  p.  134. —  RA- 
MOS y  DUARTE,   p.   149. 

C.    Rica.   GAGINI,   p.   189. 

C.  Amér.  SALAZAR  GARCÍA,  p.  8j0. 


Venez.  RIVODó,  p.  66  y  PICÓN,  p. 
94. 

Bogotá.  CUERVO,  párr.  861. 

Perú.    .ARONA,   p.    139. 

Ecuador.  Mems.  de  la  Acad.  Ecuat., 
t.   I,   p.   68,   apud.   Icazbalceta. 

CUERO,  m.  fam.  Látigo,  correa, 
tira  de  piel  para  azotar,  especial- 
mente a  los  muchachos. 

Cuba.    ÁRBOL.,   p.    400. 
Venez.  PICÓN,  p.  96. 

2.  Prostituta;  puta,  cuzca. 
Méx.  RAMOS  y  DUARTE,  p.   149. 

3.  En  sent.  jocoso  la  piel  de 
nuestro  cuerpo,  no  sólo  la  de  los 
animales.  Arg.  (MONNER,  De  Gra- 
mática y  de   lenguaje,  p.  33). 

CUERO  tíRUDO.  Cuero  sin  cur- 
tir. Usado  ordinariamente  para  los 
diversos  utensilios  de  vaquería:  so- 
ga, volín  y  valentones  o  mancorna- 
dores.  Se  cura  con  sebo  para  darle 
mayor  resistencia  y  evitar  que  se 
apolille. 

Venez.   PICÓN,   p.   96. 

ARRIMAR,  DAR,  ECHAR  CUE- 
RO, son  frases  del  lenguaje  fami- 
liar que  expresan  azotar,  particu- 
larmente hablándose  de  los  mucha- 
chos. 

Méx.   ICAZBALCETA,   p.   134. 

Hond.    MBMBREÑO,    p.    50. 

DE  CUERITO  A  CUERITO,  ex- 
presión familiar:  del  principio  al 
fin  de  un  libro,  como  quien  dice, 
de  un  cuero  al  otro  de  la  pasta,  que 
en  lo  antiguo  solía  ser  de  pergami- 
no. En  otro  tiempo  se  dijo  de  ta- 
bla a  tabla,  según  cita  de  ORTú- 
ZAR  (p.  300),  y  con  razón,  porque 
las  tapas  de  los  libros  solían  ser 
de  tabla,  y  no  de  cartón  como  aho- 
ra.  (ICAZBALCETA,  p.  134). 

"Só  la  doctrina  de  cuerito  a  cuerito." 
(PENSADOR,  Qüijotita,  cap.  XIII.) — 
"Es  también  indispensable  que  apren- 
das el  arte  de  capite  ad  calcem,  de 
cuerito  a  cuerito."  (Diario  de  México, 
t.    HF.    p.    303.) 

CUERPO,  m.  Cuartel:  porción 
de  un  terreno,  acotada  para  obje- 
to determinado. 

"Con  objeto  de  evitar  los  perjuicios 
ocasionados  en     gran     parte  por     los 


CUEZ 


421 


cuu 


vientos,  y  de  facilitar  los  trabajos  de ' 
administración,  conviene  dividir  los 
plantíos  en  varios  cuerpos  o  paños  de 
4  a  5  mil  plantas  cada  uno,  procuran- 
do que  estén  limitadoá  por  cejas  o  va- 
llados de  arboleda  grande."  )MARTi- 
>;ez  CHA.BL,é.  El  Plátano  Roatán  Ta- ' 
basco,  p.   11.) 

CUERPO  COLEGIADO,  "llama- 
mos al  que  se  forma  de  individuos 
que  resuelven  los  negocios  por  vo- 
tación, y  cuyos  acuerdos  obligan 
a  quien  corresponde,  según  el  ca- 
so; a  diferencia  de  aquellos  agre- 
gados de  personas  en  que  las  unas 
no  se  sujetan  al  parecer  de  las 
otras,  ni  ejercen  autoridad.  Un 
AjTintamiento  es  un  CUERPO  CO- 
LEGIADO: no  lo  son  el  CUERPO 
diplomático  y  el  CUERPO  de  baile." 
(ICAZBALCETA,  p.  134.)  Las  Cá- 
maras nacionales,  los  congresos,  el 
Tribunal  Pleno  y  sus  Salas  Terna- 
rias son  también  CUERPOS  LEGIS- 
LADOS. 

'"Ni  somos  periodistas,  ni  estamos 
discutiendo  algún  asunto  en  CL'ICIÍPO 
COLEGIADO."  (MORALES,  Gallo  Pi- 
tagórico, p.  139.) — ^^"Todo  cuerpo  cole- 
giado que  pretende  apoyarse  en  el  en- 
tusiasmo... está  condenado  a  sufrir 
svistanciales  transformaciones." 
(FACUXDO,  El  Aseo,  etc.,  p.  153.)  — 
"Las  múltiples  atenciones  de  que  es- 
tá rodeado  ese  cuerpo  colegiado  (el 
Ayuntamiento.)"  (ID.,  Vistazos,  p. 
186.) 

DE  CUERPO  ENTERO,  fr.,  díce- 
se  de  los  retratos  o  fotografías  en 
que  aparece  todo  el  cuerpo  de  la 
persona,  a  diferencia  de  los  de  bus- 
to en  que  sólo  se  ven  la  cabeza  y 
el  tronco. 

"I'na  crencha  de  pelo,  gruesa  y  en- 
corvada, amén  de  un  retrato  de  cuer- 
po entero."  (RODRÍGUEZ  BELTRAN, 
Perfiles,   XVI,    p.    110.) 

CUEZA,  f.  Raíz  tuberculosa  del 
chayóte,  blanca,  fibrosa,  blanda  y 
de  sabor  muy  agradable.  Tiene  los 
mismos  usos  que  la  fruta  de  la  plan- 
ta, se  come  asada,  y  cocida  en  el 
puchero. 

cuíco,  m.  Gendarme;  guarda  o 
agente   de   policía.   Es   palabra   in- 


juriosa con  que  la  plebe  y  los  mu- 
chachos apodan  al  guardján  del  or- 
den público,  a  quien  también  lla- 
man tecolote.  (V.)  Más  usado  en 
México. 

"Viene,  según  algunos,  de  la  voz 
mexicana  cuicatl,  cantar  o  canto,  por- 
que esos  ag.^ntes  denuncian  las  infrac- 
ciones de  los  reglamentos  de  policía, 
por  lo  cual  la  plebe  los  considera  co- 
mo soplones  o  chismosos."  (ICAZBAL- 
CETA, p.  135.) 

"¡Pobre  de  tí  si  lo  denuncias,  o  ha- 
ces que  vengan  esos  cuícos  de  la  Di- 
putación a  cogerlo,  porque  no  dilata- 
rás tres  días  en  morir  cosido  a  puña- 
ladas."  (PAYXO,    Fistol,     t.     II,     cap. 

xn.) 

Según  Pich.,  (p.  78),  es  "Apodo 
o  tratamiento  burlesco,  aplicado  a 
los  mexicanos  del  bajo  pueblo."  Ma- 
cías  (p.  402)  dice  que  ya  no  tiene 
uso  al  presente.  Salva  cree  que  es 
"apodo  que  suelen  dar  los  habane- 
ros a  los  mexicanos."  RAMOS  y 
DUARTE  escribe  que  en  Michoacán 
significa  embustero.  Bayo  (p.  66) : 
"Indio  de  raza  enana  y  desmedra- 
do.— Apodo  que  dan  los  chilenos  a 
los  Bolivianos."  Por  último,  Ortúzar 
(p.  105)  concluye  con  que  es  "apo- 
do que  suele  darse  a  los  mexicanos 
y  bolivianos."  V.  RODRÍGUEZ,  p. 
134.  En  C.  América  (SALAZAR 
GARCÍA,  p.  80)  se  dice  cu  i  lio,  cui- 
lote. 

CUIDADO.  SALIR  DE  SU  CUI- 
DADO, expresión  familiar  muy  usa- 
da, para  no  ofender  la  castidad,  en 
vez  de  parir,  dar  a  luz,  alumbrar. 
Dícese  también  salir  de  parto. 

CUIQADORA.  f.  Criada  que  cui- 
da }'  sirve  a  los  niños,  o  que  sirve 
y  acompaña  a  una  señora  sola,  o  a 
ima  señorita.  Es  más  usado  en  Mé- 
xico. 

CUIJI.  (Del  mex.  cuixi,  gavilán) 
m.  Nombre  que  dan  los  campesi- 
nos al  gavilancillo  conocido  tam- 
bién por  espanta-venados»  porque 
chilla  desaforadamente  desde  que 
ve  al  cazador,  al  mismo  tiempo  que 


CUIJ 


422 


CUIJ 


va  delante  de  él,  volando  de  ár- 
bol en  árbol  sucesivamente,  en  oca- 
siones por  largas  (Jistancias  del  bos- 
que o  del  campo.  Con,  este  nombre 
y  el  de  gavilán  pollero,  también 
vulgar,  le  describe  Rovirosa  en  su 
Zoo.  de  Tab.,  p.  36.  Pertenece  al 
orden  de  los  raptores,  familia  fal- 
conídea;  su  nombre  técnico  es  As- 
turina  magnirostris,  ver.  grisocauda, 
Ridgw.  (ROV.,  Ob.  cit.)  La  voz  CUI- 1 
JI  parece  onomatopéyica  del  chi- ! 
11  ido  del  avecilla  fastidiosa.        .         I 

CUIJINICUIL.  (Del  mexicano! 
cuauhzonecuilli.  Inga  j  i  n  i  c  u  i  I.  i 
SCHL.)  m.  Árbol  perteneciente  a  i 
la  familia  de  las  leguminosas,  muy 
frondoso,  de  hojas  pequeñas  ovali- 
formes  y  agudas.  Produce  el  fruto 
del  mismo  nombre  en  vainas  ver- 
des, de  una  tercia  y  aun  más  de 
largo  por  dos  o  tres  pulgadas  de 
ancho,  chatas,  angostas,  irregula- 
res, algo  encorvadas  o  torcidas, 
dentro  de  las  cuales  se  encuentran 
unos  almendrones  de  tegumentos 
verdes  que  saben  muy  bien  coci- 
dos, sirviendo  como  verdura,  y  es- 
tán envueltos  por  una  pulpa  ater- 
ciopelada, blanca  y  dulce,  sumamen- 
te agradable,  que  se  come  cinida. 
La  madera  es  excelente  combusti- 
ble. Dase  esta  fruta  en  los  meses 
de  julio  y  agosto;  es  muy  busca- 
da por  los  muchachos.  Llámase  tam- 
bién simplemente  jinicuil.  El  verda- 
dero aztequismo  es  cuajinicuil,  y 
así  le  llaman  en  México  y  la  Amé- 
rica Central,  en  donde  Ifcmbién 
abunda,  aunque  en  Honduras  pare- 
ce que  le  llaman  paterna,  según 
Membreño  (pp.  47  y  127),  aplican- 
do el  nombre  de  cuajinicuil  a  una 
mimosa. 

Grave  disputa  existe  en  cuanto  a 
la  etimología  del  nombre.  Róbelo 
(Dice,  de  Azt.,  p.  140)  da  la  siguien- 
te: "(CTJACH-XONECUILLI:  cua- 
huitl,  árbol;    xo,  forma  que     toma 


ixitl,  pie,  en  composición  necuilli, 
torcedura:  Pies  torcidos  de  árbol)." 
(1)  En  la  nota  (6)  de  la  misma 
obra  (pp.  146-7)  agrega:  "A  varias 
cosas  daban  el  nombre  de  xonecui- 
lle  los  mexicanos,  y  Lo.  representa- 
ban con  un  signo  parecido  a  nues- 
tra S. — Sahagún  dice:  "A  las  estre- 
llas que  están  en  la  boca  de  la  bo- 
cina llamaba  esta  gente  citlalxune- 
cuilli,  pintada  a  manera  de  S  re- 
vueltas siete  estrellas...  llamadas 
citlaixunecuitli,  porque  tiene  seme- 
janza con  cierta  manera  de  pan  que 
hacen  a  modo  de  S,  al  cual  llaman 
xunecuilli."  También  llamaban  xu- 
necuilii — según  Molina —  a  un  palo 
como  bordón,  con  muescas,  torci- 
do, que  presentaba  el  sacerdote  a 
los  ídolos.  Xonecuiltic  llaman  los 
indios  al  cojo  del  pie,  no  porque  le 
falte  éste,  sino  porque  lo  tiene  tor- 
cido. De  esta  significación,  que  es 
la  primitiva,  vienen  todas  las  dem.'" 
que  son  figuradas." 

Membreño  en  sus  Hondureñismos 
(p.  47)  adopta  esta  etimología  de 
la  voz. 

Fernández  Ferraz  (Náhuatl,  de  C. 
Rica,  p.  34)  hace  este  análisis  de 
la  palabra:  "CUAJINICUIL  (mimo- 
sa inga),  árbol  mediano  de  grandes 
hojas,  verdes  en  el  verso  y  acho- 
teadas  en  el  reverso,  hojas  que  es- 
tá cambiando  constantemente.  Aca- 
so sea  el  quauhxiotl  mejicano;  pe- 
ro el  nombre  que  aquí  se  le  da  es 
perfectamente  nahua:  quauhxini- 
quitl,  compuesto  de  quauitl-árbol  -I» 
xini-caer  -|-  quilitl-quilite,  verdura; 
es  decir,  "árbol  a  quien  se  le  caen 
constantemente  los  quelites  o  can- 
délas",  que  las  ,tiene  semejantes  a 
las  del  castaño.  Hay  una  variedad 
llamada  huaba,  y  las  vainas  de  am- 
bas son  muy  gustadas  por  los  mu- 


(1>  Parece  más  natural  la  interpre- 
tación o  traducción  "Árbol  de  pie  tor- 
cido." 


CÜDí 


—  423 


GULA 


chachos,  que  les  chupan  una  pulpa 
dulcísima  que  envuelve  las  semillas. 
También  se  emplean  estos  árboles 
para  sombrear  y  refrescar  los  ca- 
fetales. Quauitl  nos  parece  forma- 
do de  quaitl-cabeza  --  uitequ  i -fusti- 
gar, castigar;  xini,  de  xioti-sarna, 
caspa,  costra  -¡-  inic-como,  a  seme- 
janza; quilitl  (V.  QUELITE.)"  ¡Es- 
to es  llevar  el  análisis  hasta  la  di- 
sociación de  la  materia! 

Gagini  (p.  183)  prohija  esta  eti- 
mología: "Cuajiniquil  es  evidente- 
mente voz  oriunda  de  Méjico,  com- 
puesta de  las  palabras  nahuales 
quauitl  (árbol),  xini  (caer)  y  quilitl 
(brote  o  cogollo) :  esto  es,  "árbol 
que  tiene  los  brotes  caídos",  por- 
que efectivamente  las  vainas  bro- 
tan a  manera  de  colgajos  en  la 
parte  inferior  de  las  ramas  de  las 
hojas." 

Las  Casas  en  su  Historia  de  las 
Indias  (t.  IV,  p.  318)  habla  de  la 
variedad  llamada  guaba  que  crece 
silvestre  a  orillas  de  los  ríos  y  que 
parece  ser  la  misma  que  con  el 
nombre  cuajinicuil  describe  Mem- 
breño.  La  que  nosotros  llamamos 
de  esta  manera  parece  ser  la  que 
Fernández  de  Oviedo  (Hist.  gral,  y 
nat.  de  las  Indias,  t.  I,  lib.  VIII, 
cap.  XXXV,  p.  325)  describe  con  el 
nombre  de  caoba. 

Fuentes  y  Guzmán  (Hist,  de 
Guat.,  t.  I,  cap.  V,  p.  351)  dice  jini- 
cuil:  "Abunda  esta  alegre  pobla- 
ción (San  Juan  Amatitlán)  de  sa- 
zonada y  copiosa  variedad  de  fru- 
tas     produciendo  la  jugosa     y 

pingue  natui-aleza  de  su  terreno  li- 
mas y  naranjas  agrias  y  dulces,  pi- 
nas, zapotes,  nísperos,  plátanos, 
nanches.  jinicuiles,  etc." 

CUINO,  NA.  m.  y  f.  "Nombre  que 
se  da  en  México  a  los  cerdos  de 
una  raza  de  menos  cuerpo  que  la  or- 
dinaria, los  cuales  tienen  la  parti- 
cularidad de  ser  gordos  desde  que 


nacen,  se  conservan  lo  mismo  du- 
rante el  crecimiento,  y  con  gran  fa- 
cilidad adquieren  gordura  extraor- 
dinaria, y  tanta,  que  los  criadores 
procuran  evitarla  en  las  hembras, 
para  que  no  se  esterilicen."  (ICAZ- 
BALCETA,  p.  135).  Es  la  raza  pre- 
ferida para  el  engorde,  por  la  ra- 
pidez con  que  esto  se  consigue. 

"Porque  ha  de  saber  para  bien  en- 
tender que  a  iin  puerco  dándole  seis 
libras  de  camote  diarias,  cada  mes 
aumenta  22  libras  de  manteca,  esto 
es,  si  si  cochino  es  mantequero,  co- 
mo sucede  con  los  cuinos  y  gallegos, 
porque  hay  otra  raza  que  sólo  da  car- 
ne y  muy  poca  manteca."  (GIL  y 
SAENZ,  El  Caporal,  p.  82.)  —  "Pué 
que  se  ejpere  sentao,  porque  nojotro 
ro  semos  tan  guajes  de  darle  maíz  al 
cuino  pa  que  otro  fría  la  manteca  y 
se  comí  los  chicharrones."  (RODRÍ- 
GUEZ BELTRAX.    Pajarito,  p.   779.) 

ESTAE  HECHO  UN  CUINO, 
expr.  fam.,  estar  uno  sumamente 
gordo. 

GÜISQUE.    (Del  lat.   quisque,  ca- 
•  da  uno.)  m.  L'n  individuo  cualquie- 
ra, de  poca  significación  y  poco  va- 
ler;   un   hombre   vulgar,   úsase   en 
forma  despectiva. 

Con  significación  varia,  pero  más 
o  menos  aproximada  a  lo  que  de- 
jamos dicho,  viene  usándose  fre- 
cuentemente esta  voz  de  poco  tiem- 
po a  esta  parte,  principalmente  en 
el  periodismo,  y  especialmente  en 
las  frases  cada  QUISQUE,  cualquier 
QUISQUE,  pleonásticas  a  todas 
luces,  y  abusivas,  puesto  que  quis- 
que por  sí  solo,  según  su  origen, 
lleva  implícito  el  distributivo  cada. 

"Que   todos   los   hombres   juegan   de 
continuo  una  comedia,   tomándose  ca- 
da quisque  el  papel  más  acomodado  a 
sus   aptitudes   y  aficiones,...    tampoco 
;  puedo    dudarlo."     ÍS.\LAS     CEPEDA, 

Est.   estéticos,  p.   251.) 
I      CUJA.  f.  Sobre  para  carta. 

I       Hond.  MEMBRESO,  p.  50. 

■  CULATA,  f.  Parte  trasera  de  la 
casa,  especialmente  entre  campesi- 
nos. 

!      Ya   que   la   parte   trasera   de   un 


GULA 


424  — 


CULE 


coche  ha  recibido  este  nombre,  no 
parece  desatinado  que  se  aplique  a 
la  misma  parte  de  una  casa. 

En  forma  ininteligible  más  o 
menos  lo  mismo  define  Pichardo  (n 
78) ;  "Cada  uno  de  los  dos  lados  de 
una  casa  opuesta  al  frente  y  fondo." 
CULATEADA,  f.  Tunda  de  cula- 
tazos, dados  con  el  arma. 

CULATEAR,  a.  Dar  de  culatazos 
con  el  arma.  La  Academia  sólo  re- 
gistra culatazo,  pero  no  culateada 
ni  culatear. 

CULEBRA,  f.  Nombre  genérico 
de  todos  los  reptiles  ofidianos,  en- 
tre los  cuales  hay  especies  vene- 
nosas y  especies  no  venenosas. 

En  Cuba  lo  mismo  (PICH.,  p. 
78) ;  pero  ninguna  de  esas  culebras 
es  venenosa,  por  más  que  MACÍAS 
(p.  404)  no  haga  mención  de  esta 
propiedad. 

2.  f.  Funda  de  cuero  en  forma  de 
tubo,  que  usada  a  guisa  de  cintu- 
rón,  sirve  para  llevar  monedas.  Llá-  [ 
mase  igualmente  víbora.  (V.)  i 

"He  descendido  hasta  pedir  favores 
a  los  mismos  que  me  han  explotado 
cuando  'levaba  oro  en  la  culebra,  y  me 
vuelven  la  espalda."  (MERINO,  Juana 
Santa   Anna,   XXI,   p.   211.) 

Méx.    ICAZBALCETA,    p.    136. 
"Compró    una    culebra    que    llenó   de 
onzas."  (FACUNDO,  Gentes,  t.  I,  oap.  i 
III.) 

CULEBREO,  m.  neol.  Acción  y 
efecto  de  culebrear:  marcha  ondu- 
lada e  irregular,  de  una  tropa,  pro-  ' 
cesión,  comitiva,  etc. ;  y  también  la 
marcha  en  línea  ondulada,  aunque 
sea  una  persona.  La  dirección  -on- 
dulada. 

Es  mexicanismo      (ICAZBALCE- 
TA. p.  136.)  I 
"De  allí  el  culebreo  de  la  línea,  que  I 
apenas   podía     modei-ar   la     constante  | 
tromoeta    del    irritado    pedagogo."    (S. 
POI..O,    La   Bola,  cap.  I.)                            ¡ 
Tiene  ya  derecho  a  entrar  al  Dic-  i 
cionario  esta  voz,   cuando  la  usan 
escritores  contemporáneos  tan  ilus- 1 
tres  como  Blasco  Ibáñez,  de  la  me-  i 


jor  cepa  española  literaria:  "Dos 
pequeños  relámpagos,  dos  culebreos 
I  de  fuego  marcáronse  uno  tras  otro 
¡  en  las  tinieblas  de  los  matorrales." 
I  (Los  muertos  mandan,  p.  363.) 
I  "Fulgurante  cu'ebreo 

I  que   rasga  el  negro  capuz, 

I  trémula  grieta  de  luz 

:  que  simula  un  parpadeo;" 

I  DÍAZ  MIRÓN,  Preludios.) 
!  CULEBRÓN,  m.  "Nombre  burles- 
¡  co  que  se  da  a  una  pieza  de  tea- 
tro disparatada,  particularmente  si 
se  ha  buscado  en  ella  el  efecto  por 
medio  de  incidentes  estrepitosos  y 
escenas  truculentas."  (ISAZBAL- 
CETA,  p.  136.) 

"¿Esperpento  es.  lo  mismo  que  cu- 
lebrón?.— Sí,  señor. — ¿Y  culebrón  y 
esperpento  quiere  decir... —  Una  co- 
media mala."  (FACUNDO,  Isollna,  t. 
I.   cap.  VII.) 

2.  Úsase  también  como  sinónimo 
de  borrego:  noticia  falsa,  especial- 
mente si  es  alarmante,  o  de  marca 
mayor. 

CULECA,  adj.  f.  Corrupción  o 
metátesis  de  clueca.  Maclas  (p. 
405)  cree,  por  el  contrario,  que  el 
término  correcto  es  culeca  y  "que 
clueca,  término  moderno  (relativa- 
mente hablando)  es  metátesis  de- 
cente de  culeca,  término  originario. 
¿Por  qué  ningún  etimologista  se  ha 
atrevido  a  determinar  los  orígenes 
de  clueco?"  Se  antoja,  positivamen- 
te, que  no  sea  más  que  un  deriva- 
do recto  de  culo,  porque  la  gallina 
culeca  se  echa  o  pone  esa  parte  del 
cuerpo  sobre  los  huevos  para  empo- 
llarlos. 

Méx.  ICAZBALCETA,  p.  136. —  RA- 
MOS  y  DUARTE,    p.    150. 

Cuba.  PICHARDO,  p.  78. — MACÍAS, 
p;    405. 

Hond..MEMBREÑO,  p.   50. 

C.   Rica.  GAGINI,  p.   194. 

Bogotá.  CUERVO,  párr.  794,  quien 
asegura  que  es  también  usado  en  Ara- 
gón. 

Ecuad.  CEVALL03.  p.  52. 

Guat.   B.VTRES,   p.    194. 

NO  TENER  MÁS  QUE,  O  ESTAR 
CON,  LA  CULECA     Y  LA     PONE- 


CULE 


—  425 


CÜPA 


DORA,  expr.  fam.  que  se  dice  del 
que  no  tiene  más  ropa  que  la  que 
lleva  encima  y  si  acaso  otra  mu- 
da para  cambiársela. 

CULEQUERA.  f.  La  calidad  de 
estar  culeca  la  gallina  u  otra  ave. 
En  sentido  figurado  dícese  de  la 
persona  recién  casada  o  que  está 
en  la  luna  de  miel.  Es  común  a 
varios   lugares   de   la  República. 

"Si  eso  jíiccs  en  vísperas  de  casorio, 
¿QTié  sucederá  en  cuanto  se  te  pase  la 
culequera?"  (RODRÍGUEZ  BELTRAX, 
Pajarito.  XVI.   p.   3.5.5.) 

CULI  PANDEARSE,  pr.  Echarse 
atrás;  no  cumplir  lo  prometido, 
arrepentirse  o  acobardarse.  Por  lo 
general  se  usa  con  el  verbo  andar, 
en  forma  reflexiva:  no  te  andes 
CVLIPANDEANDO. 

CUMBRERA,  f.  De  este  modo  llá- 
mase sin  excepción  en  lenguaje  po- 
pular al  caballete  de  la  casa,  cuyo 
techo  es  de  dos  aguas,  y  no  está 
mal  que  así  se  diga,  desde  luego 
que  es  sinónimo  de  cima,  cumbre. 

Lo  mismo  en  Cuba  (PICHARDO, 
p.  78;  ÁRBOL.,  c.  p.  Maclas,  p. 
406).  En  Bogotá  (CUERVO,  párr. 
710)  es  sinónimo  de  cumbre  en  ge- 
neral. Con  esta  acepción  le  regis- 
tra RAMOS  y  DUARTE,  p.  154. 

CUNDEAMOR.  m.  Planta  trepa- 
do-a de  hojas  acorazonadas  y  flores 
rojas,  que  produce  un  fruto  del  mis- 
mo nombre,  amarillo,  de  corteza 
rugosa  que  encierra  las  semillas,  li- 
bres en  el  interior,  de  color  rojo, 
cubiertas    de   una   pulpita   dulce. 

Hond.    >fEMBREí?0.    p.    51. 

CUNDIRSE,  pr.  No  tiene  en  el 
Diccionario  acepción  en  forma  pro- 
nominal, como  se  usa  de  ordinario 
en  el  leneruaje  común:  CUNDIR- 
SE de   hormigas. 

"Son  anticuadas  estas  expresio- 
nes: "Se  cundió  de  piojos,  est;  cu- 
bierto de  niguas. —  Cundirse  síeui- 
ficaba  antiguamente  llenarse;  hoy 
se  conjuga  sin  pronombre  y  oon  la , 


acepción  de  extenderse,  propagarse; 
por  ejemplo,  el  mal  ejemplo  cunde, 
el  pánico  cundió  entre  las  filas  " 
(GAGINI,  p.  195.)  (1)  Ignoramos 
cómo  pueda  ser  anticuada  una  for- 
ma que  todo  el  mundo  usa,  y  sobre 
todo  el  pueblo  que  entiende  poco 
de  gramática  y  gramatiquerías. 

CUNDUACANECO,  CA.  adj.  Na- 
tural o  habitante  de  Cunduacán, 
Ciudad  y  Municipio  de  Tabasco. 

"Al  ver  la  solicitud  con  que  las  in- 
dustrias cunduacanecas  provenían  a 
las  necesidades  de  la  tropa  republica- 
na.'" (SAXCHEZ  MARMOL,  Antón, 
XV,  p.  153.) — "T  ya  verán,  ag^regró  el 
llamado  Aniaya,  quién  es  el  Mavor  Pé- 
rej  y  quienej  somoj  loj  cundüacane- 
coj."   (ID.,   ib.,   p.   207.) 

CUOTIZARSE,  pr.  Fijar  entre  ca- 
da ima  de  diversas  personas  la 
parte  proporcional  que  a  cada  una. 
corresponde  en  un  gasto  en  co- 
mún. V.  COTIZARSE. 

Icazbalceta  registra  esta  acep- 
ción. Es  galicismo  que  no  debe  au- 
torizáis o,  según  opina  Or tuzar  (CO- 
TIZARSE, p.  99),  desde  luego  que 
no  hace  falta,  puesto  que  tenemos 
escotarse,  muy  castizo  y  muy  lim- 
pio. 

CUPACHE.  LLEVAR  A  CUPA- 
CHE,  fr.  llevar  una  persona  a  cues- 
tas, de  suerte  que  las  pieraas  de 
ésta  pasen  por  la  cintura  de  la  que 
transporta.  Dícese  también  a  mico, 
porque  la  hembra  de  este  animal 
lleva  los  hijos  a  las  espaldas;  y 
a  cuchupache. 

Arricetes  se  dice  en  ciertas  par- 
tes de  España  (BARAIBAR.  Voc. 
de  Álava,  pp.  234  y  269),  y  a  son-^ 
saina,  llevar  ima  persona  sentada 
en  los  hombros,  pasando  los  pies 
adelante  del  cuello.  (ID.,  ib.) 


(1)  El  ní>oclásioo  P.  ^ri^  y  Xoeruera 
(Juan)  abona  el  uso  reflexivo  de 
cundirse  con  numerosas  citas  de  los 
mejores  autores  del  buen  tiempo 
(Rebusco  de  voces  castizas,  p.  190.) 


CUPI 


—  426  — 


CURS 


CUPIDO,  m.  Ave  de  ribera  del  or- 
den de  las  grallatoras,  de  color  ca- 
te con  pintas  blancas;  de  cuello 
corto  y  grueso,  pico  recto,  cola  cor- 
ta; de  lento  vuelo,  silenciosa.  Bo- 
taurus  minor,  Bou;  y  Nyctiardea 
grísea,  Alien.,  son  las  dos  especies 
clasificadas  por  Rovirosa  (Ap.  de 
Zoo!.,  p.  46).  Las  de  esta  segunda 
especie  son  de  color  gris,  mancha-  : 
das  de  blanco. 

CURA  DE  JALATLACO.  "Perso- 
naje proverbial,  que  es  el  tipo  del 
que  se  aflige  y  acongoja  por  cuida- 
dos ajenos  que  nada  le  importan. 
En  dos  Estados  de  la  República 
hay  pueblo  llamado  Jalatíaco,  y  el 
nombre  parece  habarse  elegido 
adrede,  por  el  equívoco  a  que  se 
presta,  como  compuesto  de  jala,  del 
verbo  jalar,  que  en  estilo  familiar 
significa  coger,  estirar,  sacar;  y  de 
tlaco,  moneda  antigua  de  cobre:  co- 
mo quien  dice,  codicioso,  aficiona- 
do al  dinero."  (ICAZBALCETA,  p. 
136).  Úsase  generalmente  en  la  fra- 
se: "Morir  como  el  CURA  DE  JA- 
LATLACO, de  cuidados  ajenos." 

CURAR,  a.  Tratándose  del  cuero 
crudo,  prepararle  convenientemen- 
te con  sebo,  frotándolo  fuertemen- 
te, o  como  se  dice,  tallándole.  (V.) 
para  que  al  calentarse  la  grasa,  se 
derrita  y  le  impregne  completamen- 
te. Esto  se  hace  para  preservar  al 
cuero  de  la  humedad  y  de  la  poli- 
lla. No  es  sinónimo  de  curtir,  como 
lo  da  el  Diccionario  en  la  6a.  acep- 
ción, pues  el  procedimiento  es  dis- 
tinto del  todo.  El  curtimiento  se 
practica  empapando  en  tinta  el  cue- 
ro; el  curado  se  hace  en  seco,  a 
virtud  del  calor,  por  medio  del  fro- 
tamiento. 

Algo  parecida  es  la  acepción  que 
]p  da  Membreño  (p.  51) :  "Untar  j^- 
bón  o  sebo  por  fuera  a  las  vasijas 
nuevas  de  barro,  para  que  el  lí- 
quido que  se  eche  en  ellas  no  se  re- 


zume."   También    esto    se   practica 
con  el  mismo  nombre  acá. 

2.  Entre  bebedores  CURARSE  la 
borrachera,  la  mona,  o  la  cruda,  es 
tomar  una  copa  adicional,  para  no 
suspender  repentinamente  la  bebi- 
da, que  es  más  perjudicial,  úsase 
en  México. 

"Los  oficiales  abandonados  se  abs- 
tienen de  trabajar  en  ellos  (los  lunes) 
por  curarse  la  borrachera."  (PENSA- 
DOR, Periquillo,  cap.  XVII,  p.  97.)  — 
"Y  esta  manera  de  curar  está  tan  ge- 
neralizada, que  así  se  curan  la  cruda 
los  bebedores  de  oficio,  desayunándo- 
se hojas  de  naranjo  con  patadas  ao- 
bles,  es  decir,  dos  copas  de  agUK»-dieii 
te;  y  tomando  irritantes,  i3  rtTa'  com- 
prueba, mal  que  les  pese,  la  veracidad 
de  esa  comodísima  doctrina  médica, 
cuyo  lema  es  el  famoso  similia  simili- 
bus..."    (NÜSKZ,    Bagatelas,  p.   210). 

CURI.  (Cavia  cobaya)  m.  Tal  vez 
sea  el  animal  que  la  Academia  lla- 
ma conejillo  de  Indias.  En  América 
del  Sur  tiene  diversos  nombres: 
Cui,  cuis,  en  Chile  y  Pei-ú,  según 
(GAGINI,  p.  191);  en  Ríopl.  (BA- 
YO, p.  66;  GRANADA,  p.  169);  acu- 
re en  Venezuela  (PICÓN,,  p.  32); 
cuilo,  en  Costa  Rica  ÍGAGINI,  p. 
191)  y  curie!  en  Cuba  (PICHARDO, 
p.  79).  La  palabra  sin  duda  es  hai- 
tiana; procede,  según  Picón  Pe- 
bres, de  los  vocablos  curí,  corí  y  cu- 
ría,  equivalentes  a  animales  ix)edo- 
res.  En  los  Andes  de  Venezuela, — 
dice  este  autor — también  se  llama 
curí.  De  los  historiadores  de  Indias, 
Oviedo  le  llama  cori  (I,  p.  390) ; 
Las  Casas,  curie  (V,  p.  301);  Go- 
mara, cori.  Salva  dice:  curí,  "espe- 
cie de  conejo  sin  cola  del  Perú."  ' 

CURSI ENTO,  TA.  adj.  y  también 
sust.   Que  padece     curso,     diarrea, 
frecuentemente.— Es  voz  baja  y  vul- 
I  gar. —  Mexicanismo.   (ICAZBALCE- 
TA. p.  137.). 

"Con-   tan    bonito    método      lograron 
verme  dentro  de  pocos  meses  cursien- 
to,   l)arrÍKÓn  V  descolorido."    (PENSA- 
i  DOR.    Periquillo,   cap.    IX.) 
1       Bogotá.    CfERVO.    párr.    871. 


CUES 


427  — 


CURRI 


CURSILERÍA.  £.  Hecho  o  dichos 
propios  del  cursi. 

Es  mexicanismo  (ICAZBALCETA 
TA,  p.  137.) 

"Las  cursilerías  y  el  ^uror  bélico  de 
la  de  Jurado  daban  al  muchacho  mu- 
cho que  hacer  y  que  reír..."  (DEL- 
GADO.   La    Calandria,  XXXII.) 

CURTIDO,  DA.  adj.  De  ordinario, 
y  tomado  el  primitivo  por  el  deri- 
vado, usamos  de  este  calificativo 
por  encurtido,  tratándose  de  frutos 
mantenidos  en  vinagre  o  alcohol: 
nance  CURTIDO,  chiles  CURTI- 
DOS, por  la  afinidad  con  cuero 
CURTIDO,  y  sin  reparar  en  que  en 
aquéllos  el  CURTIDO  es  la  prepara- 
ción de  vinagre  o  alcohol  en  que 
se  pone  el  fruto,  en  tanto  que  en 
éste,  es  la  piel  la  que  se  curte. 

C.  Amér.   SALAZAR  GARCLA.,  p.  82. 
Bogotá.    CUERVO,    párr.    469. 

2.  Sucio;  pero  en  grado  superlati- 
vo. Lo  mismo  en  Costa  Rica  (GAGI- 
NI,  p.  197.) 

3.  Dícese  también  del  muchacho 
que  a  fuerza  de  castigos  llega  a  ser 
insensible  a  ellos,  y  a  perder  la 
vergüenza;  en  "general,  de  aqn^' 
que  a  fuerza  de  sufrimientos,  llegan 
a  serle  éstos  indiferentes.  Es  me- 
xicanismo (ICAZBALCETA,  p.  137.) 

"Ya  éste  no  le  hace  caso  a  los  azo- 
tes, ya  está  curtido."  (PENSADOR, 
Quijotita,  cap.  II,  p.  34.) —  "Y  como 
rnic'^acbo  curtido,  que  le  va  repug- 
nando ir  a  la  escuela,  asi  lleeró  a  mi 
casa."  (^Astucia,  t.  I,  cap.  XV.) 
"Al  tfs'do  esRoso 
Curtido  lo  tiene." 

ÍPRIETO.  Pees,  fest.,  Letrilla,  -p. 
75.) 

CURTIEMBRE,  f.  Tenería,  curti- 
duría. La  oficina  o  taller  en  que  se 
curten  y  preparan  las  pieles.  Tam- 
bién el  arte  u  oficio  de  prepararlas, 
curtirlas,  y  err  este  sentido  la  usa- 
mos por  curtimiento.  Salva  da  cur- 
timbre,  por  curtimiento  y  conjunto 
de  p*íeles  curtidas,  que  tampoco  re- 
gistra el  -Diccionario.  Este  uso  es 
común  a  casi  toda  la  América. 


"Los  talleres  donde  se  curtían  las 
pieles,  llamábanse  curtiembres,  y  eran 
grandes  solares  con  pilas  y  cañerías 
.de  cal  y  canto."  (MOLIXA  SOLÍS, 
Historia  de  Yucatán  durante  la  do- 
minación española,  t.  I,  cap.  XII.  n 
297.) 

Méx.    RAMOS  y  DUARTE,   p.   152. 

Hond.   MEMBRESO,  p.  51. 

C.    Rica.   GAGIXI,   p.    197. 

Venez.   RIVODó.  p.   140. 

Bogotá.    CTi:.i<\'0   párr.    902. 

CURTIR,  a.  Encurtir;  tratándose 
de  frutos  que  se  ponen  en  vinagre, 
o  en  alcohol. 

2.  pr.  "En  boca  del  pueblo  tiene 
curtirse  la  acepción  de  ensuciarse, 
mancharse,  emporcarse;  v.  gr. :  los 
muchachos  se  curten  (empuercan) 
en  un  momento;  la  camisa  está 
muy  curtida  (mugrienta,  sucia.)" 
(GAG..  p.  197.) 

C.   Amér.  SALAZAR  GARCL\.  p.  S2. 

3.  Castigar  a  un  muchacho  en  de- 
masía, hasta  el  grado  de  que  llega 
a  perder  la  vergüenza:  CURTIR  a 
azotes. 

CU  RUCO.  m.  Nombre  con  que 
también  se  conoce  el  bagre  o  ron- 
cador, aunque  algunos  creen  que 
sea  otra  variedad.  Es  onomatopéyi- 
co,  por  el  ruido  que  este  animal 
produce  debajo  del  agua  al  sentir- 
se preso  en  las  redes.  RAMOS  y 
DUARTE  (p.  152)  registra  nuestro 
provincialismo,  con  la  nota  de 
(Tab.)      / 

"A.  la  orilla  del  río,...  bajo  los  sau- 
ces f'-onr!osos.  <^ntre  rocas  cubiertas  de 
inusgo.  donde  se  emboscan  el  curuco, 
la  mojarra  plateada,  y  el  bobo-esca- 
ma "  OIERIXO.  Celestina,  p.  58.)  — 
"Llepa>an  los  domingos  y  fiestas  de 
dos  cri>cf^s.  con  sus  cañas  y  sus  pux- 
caquas  de  lomljrices  a  pescíTr^urucos 
y  dorr-ilones."    (ID.,   ib.,  p.   132.) 

CURRICÁN,  m.  Cordel  fuerte  y 
muy  corchado,  de  cáñamo. 

En  Cuba  (PICH..  p.  80;  MAGIAS, 
p.  420)  se  le  usa  especialmente  pa- 
ra pescar.  Salva  le  registra  como 
"provincialismo  de  Cuba". 

CURRIPIPÍ  (EL).  Nombre  de  una 
melodía  popular  a  cuya  música  se 


CURRO 


—  428 


CUYO 


han  arreglado  A^ersos  y  cantares  es- 
peciales. Ya  hoy  es  casi  descono- 
cida en  Tabasco.  Parece  que  tuvo 
origen  en  Yucatán,  o  por.  lo  menos 
que  allá  tomó  nombre.  ■ 

¿Quién  fue  el  autor  de  El  Toro, 
quién  de  El  Jarabe,  quién  de  El  Cu- 
rripípí,  quién  de  El  Asitoy?  Imposible 
saberlo!"  (QUEVEDO,  Lírica  popular 
tabasqueña,    p.    33.) 

CURRO,    RRA.    m.  y  f.  Nombre 
popular  que  se  da  al  andaluz,  segu- 
ramente por  lo  afectado  en  sus  ma-j 
ñeras  y  en  la  pronunciación. 

úsase  también,  aunque  poco,  co-  ; 
mo  derivado  de  Francisco. 

RAMOS  y  DUARTE  (p.  152)  dice 
que  en  Durango  significa  señor,  se- 
ñora. 

Cubp.   MAGIAS,   p.    410.  | 

Algún  durangueño  ha  protestado, ' 
dir lindónos  que  sólo  se  usa  como 
sinónimo  de  catrín,  roto,  etc.,  que 
se  usan  acá  en  México. 

2.  Aplícase  también  a  la  persona 
de  estatura  muy  baja. 

r.üRRUNDUNGO,  GA,  adj..  y  m. 
y  f.  El  gallo  y  la  gallina  sin  cola. 

En  sentido  figurado  dícese  de  la 
persona  rechoncha  que  se  contonea 
o  eR  mnv  afectada  en  el  andar,  por 
la  semejanza  en  sus  movimientos 
con  la  gallina  CURUNDUNGA. 

En  Cuba  se  dice  Bolo,  la  (PICH., 
p.  30). 

Es  una  corrupción  o  derivación 
peyorativa  de  curro,  currutaco,  en 
forma  traslaticia,  como  burundan- 
rsn,  de  moronga;  tanto  por  lo  peque- 
ña que  parece  el  ave  sin  cola,  co- 
mo por  lo  raro  que  aparecen  sus 
movimientos. 

Díc?se  también  tuncul,  e  ixcul, 
vor.er.  ambas   tomadas  del  maya. 

CUSUCHE.  m.  Hongo  comestible, 
pn-apitario  de  los  árboles,  por  lo 
cual  pe  llama  también  oreja  de  pa- 
lo. Pe  ordinario  se  come  en  unos 
tamalitos  especiales  muy  sabrosos. 
Abundr,  en  Teapa. 


"Un  hongo  conocido  con  el  nom- 
bre   de    cusuche,    que  vive  en  los 
troncos  viejos  del  bursera  gumífe-* 
ra,  spondias  y  otros  árboles".  (RO- 
VIROSA,  Ixtac,  p.  27). 

CUTARA,  f.  Alguna  vez  había- 
mos oído  esta  palabra  por  chancle- 
ta o  sandalia.  Dícese  también  en 
Cuba  (PICH.,  p.  80;  MACÍAS,  p. 
410),  de  donde  debe  haber  venido. 
Es  de  uso  antiguo  en  México. 

"Unas  grebas  de  oro  en  las  panto- 
rrillas,  y  cascabeles  de  lo  mismo  en 
las  gargantas  de  los  pies.  En  ellos 
unas  cutaras,  y  por  boidón  en  la  ma- 
no derecha  una  flecha  grande."  (PO- 
MAR, Reí.  de  Texcoco,  p.  9.) —  "Te- 
nía sus  grebas  de  oro  con  sus  casca- 
beles, con  cutaras  azules."  (ID.,  Ib.,  p. 
11.) 

Fernández  de  Oviedo  dice  gutara, 
en  el  pasaje  siguiente:  "E  tras 
aqueste  almuerzo  presentaron  al 
capitán  general  tres  pares  de  capo- 
tes o  guiaras",  (Hist.  de  Indias,  t. 
I,  lib.  17,  cap.  15,  p.  527). 

CUTICA.  f.  Cierta  tela. 

"En  esos  bailes  lucían  los  chicos  le- 
vitas de  cutica  (sic.)  cortadas  por  Gal- 
rna  o  Gómez."  (FIDEL,  Memorias,  40, 
.53.    cap.    IV,   p.    192.) 

CUTUFOSO,  SA.  adj.  Delicado, 
sentido,  cojijoso,  quisquilloso,  peli- 
lloso, vidrioso,  etc. 

Dícese  también  del  animal  don^éb- 
t'co  asustadizo. 

Tiene  origen  seguramente  en  tu- 
fo, en  la  acep.  fam.  de  esta  voz,  por 
soberbia,  vanidad  o  entonamiento. 
CUY.  CUYO.  (Del  maya  Ku.) 
m.  Montículo,  cerro  de  poca  eleva- 
ción, generalmente  artificial. 

Todavía  pueden  verse  nuestras 
extensas  llanuras  sembradas  de 
estos  curiosos  y  puntiagudos  cerri- 
tos.  pequeñas  eminencias  de  tierra 
que  los  antiguos  pobladores  cons- 
truyeron con  diversos  fines:  pero 
en  nuestro  Estado  seguramente  con 
el  muy  principal  de  ponerse  a 'sal- 
vo de  las  frecuentes  inundaciones. 

Los  primitivos    CUES    o    KUES 


CUYO 


429  — 


CUYO 


mayas  fueron  sitios  destinados  al  f 
I.  Ito,  pclificios  o  túauílos  en  f-nrmí'. ' 
piramidal,  levantados  sobre  la  tum- 
ba de  los  muertos,  y  en  cuya  cima 
establecían  los  adoratorios;  de 
aquí  vino  que  a  los  templos  azte- 
cas llamaran  CUES  los  españoles, 
puesto  que  fue  palabra  que  oyeron 
y  aprendieron  al  paso  de  la  con- 
quista por  la  península  yucateca. 
Tal  vez  por  la  semejanza  con  di- 
chas construcciones  mayas,  más 
que  por  los  fines  a  que  estuvieron 
destinadas,  han  recibido  el  mismo 
nombre  las  eminencias  a  que  nos 
referimos,  e  indistintamente  en  to- 
do el  Estado;  porque  existen  tan- 
to en  la  región  oriental  poblada  por 
la  raza  maya,  como  en  la  occiden- 
tal, que  fue  asiento  de  los  ahua- 
lulcos,  descendientes  mexicanos,  en 
la  parte  de  Huimanguillo,  y  es  sa- 
bido que  los  aztecas  no  practica- 
ban ese  estilo  de  construcciones  re-  ; 
ligiosas  y  que  sus  templos  tenían 
otro  nombre  muy  distintó,  teocalis. 
Es  general  también  la  creencia 
de  que  algunos  de  estos  CUYOS 
fueron  levantados  en  la  época  co-  j 
lonial  para  servir,  principalmente  i 
en  las  costas  y  lugares  cercanos  a 
éstas,  como  semáforos  o  puntos  de 
observación  a  manera  de  atalayas, 
para  advertir  los  movimientos  o  la 
aproxim-ación  de  los  piratas  que  en 
los  siglos  XVI  y  XV' I  h  cieron  i-iui- 
ción  por  toda  la  costa  del  Golfo. 
Induce  a  esta  conjetura  la  circuns- 
tacia  de  que  los  CT'YOS  abundan 
más  en  las  costas,  por  la  región  de 
la  barra  de  Dos  Bocas,  y  en  los 
puntos  interiores  de  mayor  tráfico 
en  la  .época  colonial,  sobre  el  río 
Mexcalapa,  cerca  de  Huimanguillo; 
(1)   sobre  el  Usumacinta,  en  Jonu- 


(1)  En  Huimanguillo  y  toda  la  re- 
gión occidental  del  TCstado,  que  fue  po- 
blada por  los  .-ihualulcos  con  anterio- 
ridad a  la  conquista,  no  se  usa  la  pala- 


ta,  precisamente  en  el  lugar  en  que 
a  este  río  llega  el  de  Paulada  que 
conduce  directamente  al  mar,  y  so- 
bre el  río  Chilapilla,  donde  se  ha- 
lla el  conocido  CUY  de  Santa  Isa- 
bel, además  de  otros  varios. 

Por  lo  general  en  estos  montículos 
se  enciu  ntvan  sepultados  nume- 
rosos y  variados  objetos  de  barro, 
de  uso  doméstico  sobre  todo,  ju- 
guetes, adornos,  etc.,  lo  cual  indi- 
ca que  fueron  lugares  de  residen- 
cia, a  menos  también  que  dichos 
objetos  fueran  enterrados  allí  jun- 
tamente con  el  cadáver  de  sus  due- 
ños, como  era  costumbre  entre  al- 
gunas razas  aborígenes. 


Materia  de  larga  controversia  pa- 
rece que  ha  sido  y  es  aún  sin  duda 
la  etimología  de  la  voz  CU,  CUES, 
que  preferentemente  usan  los  his- 
toriadores antiguos  de  América.  El 
Diccionario  de  la  Real  Academia 
Española  trae:  "CU.  m.  Templo  de 
los  antiguos  mexicanos".  No  es  cier- 
to esto;  los  templos  de  los  antiguos 
mexicanos  c  aztecas  se  llamaron 
teocalisl  "(TEOCALLI:  teotl,  dios; 
cali!,  casa:  "Casa  de  Dios".  Tem- 
plo). Nombre  de  los  templos  entre 
los  nahuas".  (RÓBELO,  Dice,  de  Az- 
teq.,  p.  91).  Está  comprobado  esto 
por  la  autoridad- de  los  historiado- 
res antiguos  de  México,  que  así  los 
llaman  invariablemente,  y  la  pala- 
bra CU  fue  nombre  que  los  mismos 
españoles  les  aplicaron,  como  tam- 
bién les  llamaban  mezquitas.  Oroz- 
co  y  Berra  en  la  nota  (2)  al  cap. 
VII  del  t.  I,  de  su  Hist.  Ant.  de 
Méx.  (p.  140),  dice:  "Los  españo- 
les llamaron  a  los  teocali!,  CU  en 
singular,  CUES  en  plural;  el  pri- 
mero es  voz  de  la  lengua  de  las  is- 

bra  cuy,  cuyo,  lo  cual  es  una  prueba 
más  de  la  filiación  de  esta  voz. 


CUYO 


430 


CUYO 


las,  el  segundo  de  íorraación  cas 
tellana":  En  la  Colecc.  de  doc.  pa- 
ra la  Hist.  de  Méx.,  publicada  por 
D.  J.  García  Icazbalceta,  ed.  de 
1858,  se  lee  una  nota  del  tenor  si- 
guiente: "Acostumbrados  los  con- 
quistadores al  trato  con  los  árabes 
de  su  país,  diferon  algunos  el  nom- 
bre de  mezquitas  a  los  templos  de 
los  indios,  aunque  comúnmente  les 
llamaban  Cues",  (t.  I.  p.  170).  Se 
lefiere  al  pasaje  del  Conquistaaor 
Anónimo  en  que  éste  dice:  "Solían 
tener  los  naturales  de  esta  tierra 
he"-'.' i^-pp,  r^ezquitas".  En  .  tra 
nota  de  la  Historia  de  México  por 
Hernán  Cortés,  o  sea  la  ed.  de 
l>s82  de  las  Relaciones  o  Cartas  de 
dicho  Conquista' do^-.  liecha  en  Nue- 
va York  por  D.  Manuel  del  Mar, 
p.  87,  se  encuentra  escrito  lo  si- 
guiente: "Los  templos  de  los  indios 
tenían  muchas  gradas  para  subir: 
otros  eran  montes  hechos  a  m.ano 
r^iv-'  altos,  como  aún  se  ve  uno  en 
Cholula.  dos  en  San  Juan  Teotihua- 
c"n.  que  quiere  decir  lugar  de  los 
dioses,  y  dos  en  otros  pueblos.  A 
los  altares  o  adoratorios  les  llama- 
ban CUES,  que  también  estaban  en 
lugares  elevado?".  El  P.  Mendieta, 
hablando  "De  la  forma,  grandeza  y 
multitud  de  los  templos  de  los  ído- 
los", dice:  El  templo  del  demonio 
en  la  lengua  mexicana  llabaman 
Teucalli,  vocablo  compuesto  de 
teutl,  que  quiere  decir  Dios,  y  de 
cali!,  que  es  la  casa;'  de  manera 
aue  quiere  decir  casa  de  dios,  o 
de  los  dioses".  (Hist.  ecles.  ind., 
lib.  II,  cap.  VII.  p.  84).  Clavijero  se 
expresa  en  los  términos  siguientes: 
"Tenían  los  mexicanos  y  los  otros 
pueblos  de  Anáhuac,  como  todas 
Ipp  naciones  cultas  del  mundo,  tem- 
plos o  lugares  destinados  al  ejerci- 
cio de  su  religión,  donde  se  reu- 
nían para  tributar  culto  a  sus  dio- 
ses e  implorar  su  protección.  Lla- 


mabap  al  templo  Teocalli,  es  decir, 
casa  de  dios,  y  Teopan,  lugar  de 
dios;  cuyos  nombres,  después  que 
abrazaron  el  cristianismo,  dieron 
con  mayor  propiedad  a  los  templos 
erigidos  en  honor  del  verdadero 
dios".  (Hist.  ant.  de  Méx.  y  de  su 
Conq.,  t.  I,  lib.  VI,  p.  189). 

El  grave  error  de  la  Academia 
provino  de  que  algunos  historiado- 
res y  los  autores  de  las  Relaciones 
de  las  provincias  de  Indias,  usan  in- 
distintamente la  voz,  así  tratándo- 
se de  los  adoratorios  de  la  región 
peninsular,  como  de  los  templos  az- 
tecas en  el  valle  de  Anáhuac.  El 
mismo  Bernal  Díaz  parece  at'ibui 
o  ig  n  mexicano  a  la  palabra  cu. 
El  nombre  es  a  todas  luces  maya, 
y  de  la  región  peninsular  habitada 
por  esta  raza  fue  importada,  e  in- 
troducida en  los  pueblos  aztecas. 
Ahora  bien;  como  los  mexicanos  o 
nahoas  se  extendieron  por  gran 
parte  de  la  región  del  S.  E.  de  Mé- 
xico, por  el  Istmo  y  la  Península, 
y  aún  en  una  vasta  zona  de  la  Amé- 
rica Central,  el  nombre  maya  inva- 
dió grandes  comarcas  además  de  la 
propia,  hasta  Guatemala,  por  ejem- 
plo, en  donde  la  hallamos  en  la  re- 
ferencia que  sigue:  "Tenían  preve- 
nida ima  gran  olla  de  barro  cocido 
muy  forme  y  durable,  que  hoy  sue- 
len hallarse  algunas,  y  ésta,  puesta 
en  eV  hoyo,  que  era  muy  crecido; 
acomodaban  en  ella  el  cadáver  y  las 
joyas,  lo  demás  ponían  en  torno  de 
la  olla  y  ésta  tapaban  con  una  la- 
ja, y  lue'go  cubrían  de  tierra  toda 
la  fosa.  Sobre  ella  levantaban  un 
cerrillo,  más  o  menos  alto,  según  la 
calidad  del  difunto,  y  éste  se  fabri- 
caba de  piedra  y  lodo:  de  que  s& 
ven  hoy  infinitos  por  todas  las  lla- 
nuras, de  estos  excelentes  y  fecun- 
dísimos valles,  que  llaman  cues". 
(FUENTES  Y  GUZMÁN,  Hist.  de 
Guat.,  t.  I,  cap.  final,  p.  366).  Y  lúe- 


CUYO 


—  431  — 


CUYO 


go  en  el  Vocabulario  con  que  ter- 
mina el  tomo  segundo  se  lee:  "Cu, 
Cues.  Monumentos  que  se  levanta- 
ban sobre  los  sepulcros  de  l-os  se- 
ñores principales  en  Guatemala,  y 
servían  ordinariamente,  de  adorato- 
rios  a  las  gentes  del  pueblo.  Solían 
manifestarse  por  im  cerrillo,  más  o 
menos  alto,  según  la  calidad  del 
sujeto  enterrado,  y  algunos  termi- 
naban con  una  estatua". 

Bernal  Díaz  del  Castillo  habla  en 
varios  pasajes  de  los  Cues;  en  el 
capítulo  en  que  se  refiere  la  des- 
trucción de  los  ídolos  de  Cingapan- 

cinga,  dice:"  y  cuando  vio  que 

queríamos  subir  en  un  alto  CU,  que 
es  un  adoratorio,  que  estaba  alto,  y 
había  muchas  gradas,  que  ya  no  se 
me  acuerda  que  tantas  había". 
(Hist.  verd.  de  la  Conq.,  cap.  LI,  p. 
200). 

La  Real  Academia  de  la  Historia 
de  Madrid,  en  el  Vocabulario  final 
que  puso  a  la  Historia  de  Indias 
por  Fernández  de  Oviedo,  pscribe: 
"CU:  templo,  casa  de  adoración. 
Esta  voz  era  muy  general  en  casi 
toda  la  América,  y  muy  principal- 
mente en  las  comarcas  de  Yucatán 
y  Michoacán".  (Tomo  IV,  p.  604).  A 
Michoacán  la  palabra  fue  llevada 
como  al  Anáhuac;  pero  advirtamos 
también  que  se  asegura  la  genera- 
lidad de  la  voz  en  Yucatán,  en  don- 
de era  sin  duda  característica. 

En  el  "Vocabulario  maya-fran- 
cais"  de  la  Relation  des  choses  de 
Yucatán  de  Diego  Landa.  por  Bras- 
seur  de  Bourbourg,  aparece:  "KU 
ou  KT'Y.  n.  adj.  divin.,  sáint.",  y  en 
el  "Vocabulario  de  l'ancienne  lan- 
gue  de  Haití  et  de  ses  dialects",  de 
la  misma  obra:  "CU.  s.  temple,  lieu 
sacre  (?)".  Es  raro  que  voces  tan 
semejantes  existieran  en  idiomas 
distintos,  aunque  es  cosa  frecuente; 
pero,  el  signo  de  duda  (?)  que  lle- 
va la  definición  de  la  voz  llamada 


haitiana,  expresa  claramente  la  iii- 
seguridad  de  su  existencia,  en  tan- 
to que  es  voz  reconocida  del  maya, 
y  hoy  mismo  es  común  como  ape- 
llido entre  los  indios  de  Yucatán, 
tal  como  Dios  o  de  Dios  en  caste- 
llano. 

Es  muy  probable  que  los  escri- 
tores sobre  cosas  de  América  ha- 
yan oído  la  voz  en  tierra  firme  y 
también  en  las  Islas,  cosa  explica- 
ble por  el  activo  comercio  de  ideas 
que  la  misma  conquista  estableció 
entre  las  diversas  tierras  del  con- 
tienente  nuevo,  y  en  virtud  de  lo 
cual  bien  pudo  la  voz  maya  pasar 
a  las  Islas,  o  extenderse,  como  de 
hecho  se  entendió,  por  gran  parte 
de  América.  Sin  embargo,  ni  Fer- 
-."nrí^z  ñe  Oviedo,  aue  escribió  en 
Santo  Domingo,  ni  Las  Casas  ha- 
blan de  semejantes  monumentos  ni 
de  templos  en  sus  largas  descrip- 
ciones sobre  las  cosas,  costumbres 
y  religión  de  la  Isla  Femandina  y 
d-^  la  Isabelina,  hoy  Haití:  antes 
bien,  Oviedo  en  cierto  pasaje  dice 
que  los  indios  celebraban  el  culto 
a  sus  ídolos  en  sus  casas,  en  luga- 
res apartados  y  oscuros. 

D.  Juan  Francisco  Molina  Solís. 
confirmando  el  origen  maya  de  la 
voz,  escribe:  "Para  expresar  su 
creencia  (los  mavas)  en  la  divini- 
dad, tenían  la  palabra  KU,  que  sig- 
nifica Dios  en  absti-acto,  sin  concre- 
tarse a  ninguno  de  los  ídolos  que 
veneraban.  A  veces  le  invocaban 
con  muchos  suspiros,  diciendo  Kúe, 
Kúe,  Kúe,  y  cuando  esto  decían,  se 
dirigían  en  espíritu  de  un  Dios  in- 
visible, inmaterial,  omnipotente". 
(Hist.  de!  Descubr.  y  Conq.  de  Yuc, 
cap.  XIII,  pp.  278-79).  Y  de  una  ma- 
nera terminante  llamaba  así  a  los 
adoratorios  mayas  en  la  parte  que 
sigue:  "A  la  pesca  precedía  siem- 
pre la  práctica  de  sacrificios  y  en- 
salmos o  en  los  numerosos  Kúes  o 


CUYO 


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CUYO 


adoratorios  que  habían  esparcidos 
por  la  playa".  (Ob.  cit.,  cap.  VIII, 
p.  249).  El  mismo  uso  se  halla  en 
las  Relaciones  de  Yucatán  de  la 
"Colecc.  de  doc.  inéd.  de  Ultramar" 
(tomos  11  y  13) :  "en  medio  de  es- 
ta villa  de  Valladolid,  el  tiempo  que 
se  pobló,  en  la  plaza  de  ella,  le  ca- 
ya  un  cu  de  piedra,  hecho  a  mano, 
muy  alto;  tenía  en  la  cumbre  de  él 
muy  blanqueada  y  hecha  una  pie- 
Qa  que  se  vei?  dende  lejos,  y  alli  te- 
nían a  quel  ídolo  que  atrás  dije  en 
el  primer  capitulo,  donde  los  indios 
iban  a  idolatrar;  era  este  cu  cerro 
de  proporción  redonda  ocupaba  en 
contorno  mas  de  cuatrocientos  pa- 
sos; arriba  era  seguido  no  tan  an- 
cho; llamábase  cu  porque  ansí  lla- 
maban los  indios  a  sus  dioses  que 
adoraban;  tenían  sus  ídolos  en  la 
casa  de  arriba,  hechos  de  barro,  de 
la  forma  de  macetas  de  albahaca 
muy  bocadeadas,  con  sus  píes,  y  en 
ellos  rostros  mal  ajustados  y  dis- 
formes de  malas  cataduras;  echa- 
ban dentro  de  este  ídolo  una  resina 
que  llamaban  copal  a  manera  de  in- 
cienso, y  esta  en  reverencia  ofren- 
daban y  quemaban,  que  da  de  si 
muy  mal  olor,  y  con  esto  hacen 
contino  sus  ritos,  cerimonías  y  ado- 
raciones; esta  aun  el  día  de  oy,  y 
que  se  puede  ver  bien  lo  que  este 
cu  ocupaba.  Trazo  el  capitán  Mon- 
tejo  esta  villa  norte  sur  y  del  este 
a  oeste;....  tiene  en  la  dicha  pla- 
za, frontero  de  este  cu,. .. .  un  tem- 
plo mediano",  etc.  (Reí.  de  la  Ciu- 
dad de  Valladalid  por  su  Alcalde 
Mr.yor  D.  Diego  Sarmiento  de  Fí- 
gueroa.  Ob.,  cit.,  tomo  I,  p.  19).  En 
otro  lugar  se  lee:  " — ay  en  este 
pueblo  de  guaymas  unos  cues  de 
piedra  hechos  a  mano,  muy  altos, 
de  los  quales  se  sacaba  piedra  pa- 
ra hacer  la  iglesia  y  aposentos  de 
los  Religiosos."     (Reí.  de   los  pue- 


blos de  Guayma  y  Cantarique,  Ob. 
cit.,  t.  I,  p.  81). 

Todo  esto  es  convincente,  siendo 
de  advertir  también  que  la  voz  no 
se  usa  en  la  región  occidental  de 
la  Chontalpa,  que  fue  poblada  por 
];;  famüía  mexicana.  Además,  el  vo- 
cablo no  existe  en  la  lengua  me- 
xicana: ni  el  Dict.  de  la  Langue  Ná- 
huatl por  Remí  Simeón  ni  el  Voca- 
bniario  de  l^iolina,  le  registran.  Ma- 
clas (pp.  388-9),  con  una  estrechez 
de  criterio  que  menos  honra  al  eru- 
dito que  ridiculizara  a  un  vulgar 
hazmerreír,  después  de  citar  diver- 
sas opiniones  acerca  de  la  etimolo- 
gía de  la  voz,  concluye  por  creer 
que  quien  ha  descifrado  el  vocablo 
es  Armas,  cuando  dice  éste  que  el 
cu....  es  un  aditado  incivil,  como 
designación  humorística  puesta  a 
los  templos  mexicanos.  El  Líe.  D. 
Cecilio  Róbelo  rebatió  eruditamen- 
te a  Macías  en  su  Diccionario  de 
Seudoaztequismos,  dedicando  a  la 
voz  CUE  el  largo  artículo  que  con 
deleite  reproducimos  y  en  el  cual 
llegó  también  a  la  conclusión  del 
origen  maya  de  la  voz:  "CUÉ.  El 
nombre  propio  es  Cu,  que  significa 
"templo  de  ídolos",  plural  castella- 
no Cues.  Algunos  cronistas  creyen- 
do que  el  singular  era  cué,  han  de- 
rivado el  diminutivo  Cuecillo,  que 
han  adulterado  diciendo  Coesilio  y 
Coecillo.  El  diminutivo  cuecillo  tie^ 
ne  la  significación  de  "templo  pe- 
queño" y  de  "túmulo"  equivalente 
?  las  voces  mexicanas  tetelli  y  mo- 
mostli.  El  primitivo  Cu  sólo  se  en- 
cuentra en  las  crónicas  o  historias 
antiguas.  En  cuanto  a  la  etimología, 
expondremos  las  diversas  opinio- 
nes que  hemos  encontrado. 

"Gomara   dice:     "Al    templo  lla- 
man  (los  mexicanos)   teucali  i,  que 
quiere  decir   casa    de    Dios   y  está 
;  compuesto  de  teutl  que  es  Dios,  y 
de  calli,  que  es  casa;   vocablo  bar- 


CUYO 


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CUYO 


to  propio  si  fuera  Dios  verdadero. 
Los  españoles  que  no  saben  esta 
lengua,  llaman  cues  a  los  templos 
y  a  Vilcilopuchtli  (Huitzilopochtli) 
Vichüobos '.  Según  Gomara,  Cu  es 
una  corrupción  de  teocali!. 

"Herrera  dice  que  el  vocablo  vie- 
ne de  teocalli;  pero  que  los  caste- 
ilanoá,  como  poco  ¡lácticos  en  la 
lengua,  llamaron  a  los  templos, 
Cues,  esto  es,  teues".  Herrera,  co- 
mo se  ve,  no  hace  más  que  copiar 
a  Gomara,  de  suerte  que  no  trae 
ningún  contingente  a  la  discusión. 
Bernal  Díaz  del  Castillo,  refirien- 
do su  viaje  con  Grijalva  a  las  pla- 
yas  de  Veracruz,  estando  en  Coa- 

zacoalcos,    dice:     " un    soldado 

que  se  decía  Bartolomé  Prado,  fue 
a  una  casa  de  ídolos,  que  ya  he 
dicho  que  se  dicen  Cues,  que  es  co- 
mo quien  dice  casa  de  sus  Dio- 
ses...." (1).  En  las  cuarenta  y 
cuatro  páginas  que  preceden  a  este 
pasaje,  no  dice  nada;  de  suerte  que  ' 
creyó  haberlo  dicho.  A  juzgar  por 
este  pasaje,  también  Bernal  Díaz  le 
atribuyela  Cu  origen  mexicano. 

Dóvila  Padi'la  dice:  "....fuei-on 
los  españoles  los  que  importaron  en 
México  de  las  Antillas  esta  pala- 
bra Cu,  para  designar  los  templos". 
El  jesuíta  Acosta  hablando  del 
templo  mayor  de  México,  ya  había 
dicho....  "le  llamaban  los  españo- 
les el  Cu  y  decían  ser  vocablo  to- 
mado de  los  isleños  de  Santo  Do- 
mingo o  de  Cuba,  como  otros  mu- 
chos que  se  usan,  y  no  son  ni  de 
España  ni  de  otra  lengua  que  hoy 
se  use  en  Indias,  como  el  maíz,  chi- 
rla.  baqueano  y  chapetón  y  otros 
tales". 

"Contra  las  aseveraciones  de  los 
dos  últimos  autores  hace  observar 
el  filólogo  Armas  que  en  las  Anti- 
llas no  había  ningún  género  de  tem- 


(1)    Hist.   verd.     de   la     Conq.,     cap. 
XA'I,  p.   67. 


■  pío.  Si  fue  atinada  esta  contunden- 
te observación  de  Armas,  no  lo  es, 
en  nuestro  concepto,  la  opinión  pro- 
pia que  expone,  y  que  a  juicio  de 
Macías  descifra  el  vocablo. 

"Escribe  Armas:  "Otros  veces  la 
designación  más  bien  que  arbitraria 
era  humorística  o  imitativa.  Entre 
las  primeras  citaré  el  dictado  inci- 
vil del  Cu ... .  puesto  cristianamen- 
te a  los  teocallís  mexicanos  para 
hacer  creer  luego  que  es  palabra 
azteca,  según  unos,  según  otros,  de 
las  Antillas".  No  creemos  que  los 
beneméritos  frailes  de  aquella  épo- 
ca, como  Molina  y  Sahagún.  hayan 
usado  el  CU  con  la  significación  in 
civil  que  le  atribuye  Armas. 

"Nosotros   creemos  que  el  voca- 
blo es  Kúe,  de  origen  maya,  y  que 
significa  "pequeño  adoratorio",  "tú- 
mulo", equivalente    a    los  vocablos 
mexicanos  tetelli    y    monostll.     Los 
españoles    aprendieron    la    palabra 
en  las  costas  de  Yucatán  y  la  in- 
trodujeron a   México  con  la  signi- 
ficación   de    "templo"    en    general. 
Nos  sugirió  esta  idea  la  lectura  de 
un  pasaje  de  la  Reseña  Geográfica 
de  Yucatán,  del  Sr.  Regil,  que  dice: 
"Toda  esta- costa  está  sembrada  de 
vigías  con  atalayas  de  madera  para 
explotar  la  marina....  la  del  cuyo 
es  particularmente  notable  por  una 
altura  hecha  de  piedra  y  arena  que, 
como     otras     semejantes     de     que 
abundan  nuestras    costas,    es    obra 
de  la  gentilidad  indiana:  "acostiun- 
bran.   dice  el   Sr.   Cogolludo,  antes 
de   empezar  sus  pesequerías.  ofre- 
cer a  sus  dioses  sacrificios  y  ofren- 
das en  unos  que  llamaban   Kues  o 
adoratorios  que  se  ven  en  los  bra- 
zos de  mar  y  laguas  saladas  que 
existen  hacia    Río     Lagartos."    En 
efecto,  por  lo  interior,  de  esta  cos- 
ta se  observa  una  serie  de  estas  al- 
turas que  son  aún     más     elevadas 

28 


CUYO 


—  434  — 


CUYÜ 


desde  el  Río  Lagartos  hasta  la  otra 
vigía  de  Cilam. ..." 

"Hacía  mucho  tiempo  que  lo  ha- 
bíamos escrito  y  aun  olvidado  este 
artículo  sobre  Cu,  cuando  llegó  a 
nuestras  manos  la  Nomenclatura 
geográfica  de  México,  cuyo  autor  es 
nuestro  amigo  el  Dr.  Antonio  Peña- 
fiel,  yy  en  esta  obra  encontramos 
el  artículo  siguiente:  "CUE,  o  QUE. 
Cuecillo,  Coesitlo,  Cuicillos,  pala- 
bras todas  derivadas  de  Cue,  de  ori- 
gen maya,  según  mi  amigo  el  Dr. 
Eduardo  Seler."  Debe  advertirse 
que  el  Sr.  Seler  al  graduarse  de 
doctor  en  una  Universidad  de  Ale- 
mania, presentó  una  disertación  so- 
bre el  idioma  maya." 

CUYO,  YA.  pron.  reí.  pos.  Ya  Ri- 
vodó  (p.  188)  lo  había  dicho:  "En 
el  Diccionario  se  encuentra  repeti- 
das veces  mal  usada  esta  voz,  aten- 
ta a  que  es  un  relativo  posesivo  y 
no  simplemente  lo  primero.  Véase 
en  las  definiciones  de  elipse,  helio- 
cospio,  horca,  marinero."  En  las  dos 
últimas  ediciones  la  Academia  ha 
corregido  el  error.  Mas  esto  no  em- 
pece para  que  nuestros  paisanos, 
como  muchos  otros  americanos  que 
se  precian  de  hablar  en  español,  di- 
gan a  cada  triquitraque,  frases  co- 
mo la  que  va  de  muestra:  me  deben 
un  dinero,  CUYO  dinero  no  hay  mo- 
do que  me  paguen. 

Cuyo  expresa  relación  de  pose- 
sión, de  modo  que  nunca  y  de  nin- 
gún modo  puede  referirse  a  una  so- 
la y  misma  cosa;  requiere  indispen- 


sablemente la  concurrencia  de  dos 
personas  o  cosas  que  se  relacionan 
entre  sí;  de  un  sujeto  o  predicado 
y  un  atributo:  un  dinero  cuyo  dine- 
ro, es  expresión  que  no  tiene  senti- 
do, porque  cuyo  no  es  reproductivo, 
es  decir,  no  encierra  una  repetición 
elíptica,  sino  que  establece  relación 
de  posesión  o  pertenencia,  corres- 
pondencia de  una  cosa  con  otra.  Dí- 
gase el  cual  dinero  y  todo  queda 
bien,  porque  el  cual  sí  reproduce  la 
cosa  misma,  como  si  dijéramos: 
"Me  deben  un  dinero,  dinero  que  no 
me  pagan." 

Si  decimos  "tengo  un  deudor  cu- 
ya deuda  es  de  cien  pesos,"  sí  esta- 
blecemos la  relación  entre  la  deuda 
(atributo)  y  el  deudor  (predicado), 
es  decir,  la  deuda  del  deudor;  un 
deudor,  la  deuda  del  cual  es,  etc. 

En  una  palabra,  cuyo  equivale 
por  regla  general  a  del  cual,  de 
quien.  Además,  no  concierta  con  el 
poseedor,  sino  con  la  cosa  poseída: 
cuya  concierta  con  deuda  (femeni- 
nos singulares  ambos)  en  el  ejem- 
plo propuesto,  no  con  el  deudor. 

Sin  excepción,  siempre  que  se  use 
de  cuyo,  cuya,  repitiendo  la  misma 
cosa  a  que  se  refiere,  se  usa  mal. 

CUYUCHE  o  CUYUSO,  SA.  adj. 
Nombre  de  color  amarillo  jaspeado, 
principalmente  en  las  aves  de  co- 
rral; en  tonos  distintos,  desde  el 
pajizo,  o  sembrado  de  manchas  de 
tono  más  fuerte,  especialmente  ha- 
cia el  cuello.  CUYUCHE  se  oje  en 
el  sur  del  Estado;  CUYUSO  en  Ma- 
cuspana  y  región  oriental. 


Méx.  D.  F.,  y  nov.  15-918. 


OMISIONES. 


ACANGALLARSE.   pr. 

Debe  derivarse  del  portugués 
cangalho,  cobarde.  En  Argentina 
dícese  cangalla  por  hombre  cobar- 
de   (SEGOVIA,  p.  169). 

ACIDOSO,  SA.  adj.  Acidulado.  Lo 
dicen  también  en  Cuba.  (SUAREZ, 
Vocab.  cubano,  921). 

AGUA.  TECHO  DE  DOS  AGUAS, 
el  formado  por  dos  planos  inclina- 
dos que  convergen  en  el  caballete 
o  cumbrera  como  arista  común,  y 
por  los  cuales  descienden  las  aguas 
pluviales.  Dícese  en  contraposición 
'de  azotea,  techo  plano  horizontal 
poco  usado  en  las  construcciones 
regionales.  Son  propios  de  las  casas 
de  teja,  paja  o  guano,  o  cosa  se- 
mejante. 

AMANTIBLE... 

De  la  Puente  de  Mantible  se  tra- 
ta en  la  Historia  de  Garlo  Magno, 
y  constaba  de  treinta  arcos  y  dos 
torres,  todo  hecho  de  mármol;  pe- 
ro esto  poco  hace  a  la  ficción  poé- 
tica. 

BALCONAZO.  m.  fig.  fam.  Amo- 
rosa plática  furtiva  hecha  por  el 
balcón  entre  novios  o  enamorados. 
Dícese  también  ventanazo. 

BALCONEAR,  n.  fig.  fam.  En  el 
lenguaje  de  los  enamorados,  plati- 
car furtivamente  ellos  por  el  bal- 
cón, asomándose  la  novia  a  éste. 
Tan  común  como  este  verbo  es  su 
sinónimo  ventanear. 

En    la    Argentina    (GARZÓN,    p 


47)  tiene  el  valor  de  curiosear  por 
el  balcón,  observar  con  curiosidad 
lo  que  pasa  .en  público.  Suele  tam- 
bién usarse  en  Tabasco. 

BANDEARSE,  pr.  En  sent.  recto, 
caminar  haciendo  zetas;  trastabi- 
llar, bambolearse,  tambalearse. 

2.  En  sont.  fiji..  flaquear:  obrar 
vacilantemente,  sin  las  energías  o 
la  firmeza  de  carácter  necesarias. 
La  ACAD.  dice:  "Saberse  gobernar 
o  ingeniar  para  satisfacer  las  nece- 
sidades  de  la  vida." 

barí... 

Baria  se  llama  en  Cuba  donde  es 
árbol  muy  común  y  hay  varias  es- 
pecies (SÜAREZ.  Vocabulario  cuba- 
no, 1921).  ZAYAS  ALFONSO  la  in- 
cluye como*  voz  antillana.  Es  lo 
más  probable. 

BATIR,  a.  En  el  lenguaje  de  cam- 
po, ahuyentar,  perseguir,  acosar  los 
animales,  ganados,  caza,  volate- 
ría, etc.  Perseguir,  acosar,  también 
con  relación  a  persona. 

La  Academia  da  al  verbo,  con  re- 
lación al  campo,  la  acepción  de  re- 
conocer, registrar,  recorrer.  La 
acepción  provincial  que  anotamos 
difiere  de  ésta  en  que  alude  a  la 
caza  misma,  a  las  reses  cualesquie- 
ra acosadas  por  la  persecución  en 
campo  o  bosque. 

En  Argentina  tiene  el  mismo 
uso.  (GARZÓN,  p.  54). 

BOCA.  ABRIR  uno  la  BOCA,  fr. 
fig.  fam.,-  estar  uno  abstraído, .  aler 


BOCA 


—  436  — 


CURS 


lado.  Usase  con  los  verbos  andar  y 
estar. 

BOCABIERTA,  adj.  y  s.  Tonto, 
lelo,  distraído  en  sumo  grado:  ba- 
bieca. 

BENDICIÓN.  ECHAR  LA  BENDI- 
CIÓN a  una  cosa,  fr.  fig.  fam.  darla 
o  tenerla  por  perdida;  en  sentido 
absoluto,  sin  esperanza  de  volver  a 
verla.  También  con  relación  a  per- 
sona, en  estilo  irónico. 

BOTADA,  f.  No  nos  gusta  bota- 
dura, que  da  el  Diccionario,  si  és- 
ta fuera  la  acción  de  botar  o  botar- 
se, en  toda  su  comprensión.  Y  así, 
decimos  BOTADA  al  hecho  de  diri- 
gir o  enderezar  la  embarcación  de 
una  margen  a  otra,  hacer  la  trave- 
sía de  las  corrientes  peligrosas  por 
sus  ímpetus,  en  los  sitios  más  apro- 
piados; BOTADA  al  acto  de  echar 
un  barco  al  agua,  etc. 

BOTELLERÍO.  m.  vulg.  Conjun- 
to, multitud  de  botellas. 

BRAGUETAZO,  m.  vulg.  Casa- 
miento que  el  hombre  hace  con 
mujer  fea,  o  vieja,  pero  rica,  con 
el  fin  reprochable  de  apoderarse  del 
dinero  de  ésta.  En  general,  matri- 
monio hecho  por  el  hombre,  por 
simple  interés  de  la  fortuna  de  la 
consorte.  Es  término  bajo. 

CABE.  m.     Coyuntura,     oportuni- 
dad. Muy  usaíTo  en  lenguaje  fami- 
liar.   Lo    mismo    en    la     Argentina 
(SEGOVIA,  Dice,  de  argentinismos,! 
p.  165.)  I 

CAMARÓN,    m.    Nombre      vulgar' 
de  un  arbusto  de  la  familia  de  las 
leguminosas.   Produce   flores   rojas, ' 
o  amarillas;  muy  abundante  en  jar- 
dines y  huertas. 

CAMPACHE  (por  las  espaldas) 
y  A  CUPACHE  (a  las  espaldas)  de- 
ben ser  adulteraciones  vulgares  de 
CAPACHA  o  CAPACHO.  Por  una 
traslación     ideológica    original,    el 


I  nombre  de  una  cosa  (capacho,  bol- 
sa,   espuerta,    sera    para    cargar   a 
I  las   espaldas)    pasó  a  otra  correla- 
j  tiva  suya    (la   espalda),   sobre      la 
i  cual   se   lleva  aquélla.    Luego,   por 
I  analogía  en  la  forma  de  cargar,  se 
i  diría  A  CUPACHE,  como  quien  di- 
ce a  modo  de  capacho,  como  se  car- 
ga o  lleva  el  capacho.  Curiosas  e  in- 
teresantísimas traslaciones  y  metá- 
foras  del   habla  popular,  más   dig- 
nas  de  cuidadosa     atención,     obra 
del   estudioso,   que   de   vituperio   o 
censura,  obra  de  dómines. 

CAMPOSANTERO,  RA.  m.  y  f. 
Persona  encargada  de  la  adminis- 
tración y  guarda  del  panteón,  én 
las  poblaciones,  y  aun  en  los  ve- 
cindarios y  rancherías  de  alguna 
importancia,  en  donde,  al  mismo 
tiempo,  se  ocupa  en  limpiar  las  se- 
pulturas y  medir  y  fijar  el  terreno 
para  ellas. 

CANALLESCO,  CA.  adj.     Propio, 
característico   del   canalla,  o  de  la. 
canalla.  También  en  Argentina  (SE- 
GOVIA, p.  169.) 

CATAZUMBA.  f.  En  estilo  festi- 
vo y  lenguaje  familiar  se  dice  así 
por  gran  número,  muchedumbre, 
multitud  de  cosas  o  gentes,  espe- 
cialmente si  van  desordenadas  o  en 
confusión. 

En  Guatemala  dicen  catizumba. 
(BATRES,   p.   164). 

CUERO,  ENTRE  CUERO  Y  CAR- 
NE, fr.  fam.,  "lo  que  no  penetra 
sino  que  es  casi  superficial."  (CO- 
VARRT'BIAS,  Tesoro.)  Va  para 
días  que  se  usó  esta  expresión,  no 
consignada  en  el  Diccionario  ofi- 
cial, pero  comunísima  en  el  lengua- 
je corriente  y  no  inflado. 

CURSO,  m.  vulg.  Diarrea,  caga- 
lera. El  Diccionario  no  da  esta 
acepción,  pero  la  emplea  en  la  voz 
Cagalera. 


ERRATAS   MAYORES. 


Pp. 

Cois. 

Líneas. 

Dice. 

Debe  decir. 

4J 

la. 

4-5 

acolchado 

acolchonado 

89 

„ 

6 

1915 

1515 

105 

,j 

15 

amolado 

amolando 

131 

2.a. 

14 

de 

da 

137 

Ija. 

10 

darle 

dar 

197 

>' 

,, 

Art.  BARRIL 

BARRIAL 

228 

2;a. 

40 

opina 

opinan 

243 

>' 

Art.  BRAGUGETU- 
DO 

BRAGUETUDO 

267 

2:a. 

19 

de  "dac  multas". 

de  que,  por  lo  de  "dar 

vueltas". 

275 

^, 

CACASTLERO 

CACASTERO 

280 

la. 

14 

quitasol 

sombrilla 

288 

,, 

18 

aquél 

éste 

292 

" 

Inviértanse  las  citas  de 
CALDERERO  y  CALr 
DERETERO. 

298 

2  a. 

17 

CAMALOTE 

CAMELOTE 

,j 

,j 

23 

camalote 

camelote 

386 

CONCUÑADO 

CONCONCUÑADO 

DEL  MISMO  AUTOR : 

AMERICANISMO    Y    BARBARISMO. 

APUNTES   DE   GEOGRAFÍA   GENERAL. 

APUNTES   DE  GEOMETRÍA  Y   DIBUJO   LINEAL. 

EL  VERDADERO  GRIJALVA.   (Agotado). 

ASCENCIÓN   A   LA  MONTAÑA  "MADRIGAL". 

LECCIONES  DE   EDUCACIÓN   CÍVICA. 

DE   MI   COSECHA  (Narraciones,  cuentos,  etc.) 

PROBLEMARIO  ARITMÉTICO-GEOMÉTRICO  RAZONADO. 

EN  PRENSA: 

APUNTES  PARA   UNA  BIBLIOGRAFÍA  TABASQUEÑA. 

EL  REFRANERO  TABASQUEÑO   (Apuntamientos  paremiológicos). 

GEOGRAFÍA  DEL  ESTADO  DE  TABASCO. 

EN  PREPARACIÓN: 

ALGUNAS   ETIMOLOGÍAS  INDÍGENAS  DE  TABASCO. 
VOCABULARIO  TÉCNICO  DE  GEOGRAFÍA. 
NOMENCLÁTOR   GEOGRÁFICO   TABASQUEÑO. 

VOCES  CASTIZAS  OT^ITIDAS  EN   EL  DICCIONARIO  DE  LA  ACADE- 
MIA. 


BINDírJG  SECT.  JAN  25  1972 


PC     Santamaría,  Francisco  Javier 
4.834-      El  provincialismo  tabasqueno 


T353 
t.l 


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