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Full text of "El rigor de las desdichas : zarzuela en tres actos, y cuatro cuadros"

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V  V 


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BIBLIOTECA  DRAMÁTICA. 


EL  EIGOH  BE  US  DEMHiS. 

ZARZUELA    EN     TRES   ACTOS, 

Y    CUATRO    CUADROS, 

ORIGINAL    DE    LOS    SEÑORES 

D.  ANTONIO  GANIPOANIOR 

T" 

D.    LEANDRO    TOMÁS    PASTOR, 

música  de 

D.  ÁNGEL  EUBIO 

Y 

D.    MIGUEL    CARRERAS. 

Representada  con  grande  aplauso  en  el    teatro  del  Recreo  .  para 
iieneficio  de  D.  Antonio  Campoamor^  el  16  diciembre  de  i872. 


OCHO     REALES. 


MADRID: 
IMPRENTA    DE    G.    ALHAMBRA, 

CALLE    DE   S.  BERNARDO,    73. 

1873. 


PERSONAS.  ACTORES, 


D/  Claudia Sra.  Sancho. 

Cristeta Sra.  Izquierdo. 

Genara Sra.  Letre. 

Una  tapad  4 Sra.  Gimeno. 

D.  Bruno Sr.  Campoamor. 

Rodolfo Sr.  Belloc. 

CucuFATO Sr.  Garrido. 

Caballero  1 ." Sr.  Albert. 

Caballero  2." tír.  García. 

Un  huésped Sr.  Guillen. 

Camarero 

Domador 

Camareros,     Caialleros ,    Huéspedes,     Máscaras,     Ciegos  ^ 
Vendedores,  etc. 


Es  propiedad  del  Editor  de  la  Bihlioleca  dramática ,  y 
está  bajo  el  amparo  de  la  Leí/  de  Propiedad  literaria,  habién- 
dose llenado  los  requisitos  que  la  misina  establece. 

Estas  Zarzuelas,  que  la  mayor  parte  están  sin  coros,  y 
son  de  pocas  personas,  soi*á  propósito  para  los  cafés-can- 
tantes, compañías  de  poco  personal  y  para  los  teatros  que 
poseen  pequeñas  y  grandes  orquestas.  Los  que  deseen  la 
música,  asi  como  los  demás  pormenores,  se  dirigirán  á  don 
Francisco  Sedó,  calle  de  la  Greda,  n."  32,  piso  cuarto,  en  Ma- 
drid: advirtiendo,  que  no  se  servirán  los  pedidos,  sin  man- 
dar el  importe  de  su  coste,  cuya  música  se  remitirá  certi- 
ficada para  que  no  sufra^stravío. 


'{^>¿./A^^^^^    -^^^^ 


ACTO  PRIMERO. 


CUADRO    PRIMERO. 


La  escena  representa  una  de  las  calles  mas  concurridas  de  Madrid,  con 
la  animación  y  detalles  que  son  naturales. 

ESCENA  PRIMERA. 

{Gente  que  pasa,  algunos  pequeños  grujios,  fosforeros,  agita- 
doras ,  dos  mmicipales ,  chicos  y  Mujeres  que  pregonan 
periódicos.  Al  descorrer  el  telan,  todos  los  espectadores  están 
agrupados  al  derredor  de  cuatro  bandíírrisías ,  cuatro  gui- 
tarristas y  uno  que  toca  el  armonium,  todos  sentados  en  ban- 
quillos de  mano.  Un  Ciego  y  una  Ciega,  el  uno  con  pandereta 
y  el  otro  con  hierros,  cantan  cuando  lo  indique  el  diálago. 
Cuadro  animado.) 

MÚSICA. 

Coro.  Ay!  cuánta  algazara! 

Cuánto  ir  y  venir!. . . 

Está  intransitable 

la  red  de  San  Luis. 

Mas  chito!  Silencio,  {unos  á  otros.) 

que  á  tocar  ya  van 

estos  pobres  ciegos. 

Corro  y  escuchad.  {Lo  hacen.) 
{Prehidian  ttna  canción  ó  Jácara  los  guitarristas ,  y  á  poco 
la  Ciega  y  el  Ciego  cantan  acompañándose  con  pandera  y 
triángulo  } 

JÁCARA. 

Oigan  la  Jácara  nueva 
acabada  de  llegar, 
muy  buena  para  las  niñas 
que  quieran  matrimoniar. 
Coro.  Sras.  Matrimonio  ha  dicho? 


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-  4  — 

Déjeme  usté  oir, 

que  ese  sacramento 

me  hace  íatta  á  mí. 
{Esto  lo  han  dicho  á  los  hombres  que  tenian  dtlan'e ,  f  asando 

ellas  á  ocíipar  el  primer  término.) 
Coro,  iiomb.    M  que  estéis  delante 

ni  que  estéis  detrás, 

ese  es  un  asunto 

duro  de  pelar. 


Ciego  9/  Ciega. 

La  niña  que  quisiere 

el  matrimonio, 

que  le  encienda  dos  cirios 

á  San  Antonio. 

La  que  esto  haga, 

sin  remedio  ninguno 

al  mes  se  casa. 


Coro   Shas.  Si  eso  fuera  cierto! ..  . 
Ay!  válgame  Dios! 
Una  cerería 
le  encendiera  yo; 
pero  es  imposible 
á  un  hombre  atrapar, 
aunque  se  le  encienda 
el  cirio  pascual. 


Todos.  Porque  el  matrimonio, 

y  ésta  es  la  verdad, 
es  hoy  un  asunto 
duro  de  pelar. 

HABLADO. 

Ciego.  Han  dado  algc? 

Ciega.  Ni  un  pitoche. 

Ciego.  Pues  con  la  música  á  otra  parte. 

Chico.  Eh!  he!  Aleluyas  con  la  vida  de  S.  Isidro. 

Otro.  El  premio  gordo! 

Agua.  Agua  y  azucarillos!  Agua! 

( Una  mujer  mbiería  con  un  velo ,  atraviesa  la  escena  y  entra 
en  la  casa  n.°  20.) 


ESCENA  II. 

Dichos,  Rodolfo  y  Cücofato. 

Kor/,  Voto  á  una  legión  de  diablos!...  Ya  se  apura  mi 
paciencia!  Si  la  pillo..  .  la  aplasto  como  una  obléis. 

Cuc.  Eso ;  y  la  conviertes  en  objeto  de  escritorio.  Poro 
hombre,  no  tengas  ese  genio ;  no  ves  que  con  tus 
repentes  me  haces  sudar  el  quilo?  Cachaza.  . . 

RoD.  Cómo  que  cachaza!  Reniego  de  mis  fuerzas  si  de 
ésta  se  me  escapa;  ha  entrado  allí,  en  el  n."  20,  no 
es  verdad?  Díme  que  ha  entrado  en  el  veinte. 

Cuc.     Así  parece... 

RoD,  Es  mi  hermana  :  es  decir  ,  tu  prometida,  si,  no  ten- 
go duda...  aquel  aire...  la  estatura...  cierto,  y 
sino,  á  qué  llevaba  echado  el  velo?  Reniego!. .. 

Cuc.  Pero  hombre,  no  te  impacientes  ,  calma;  A  tiempo 
nos  lo  dirá. 

RoD.  El  tiempo,  eh?.  . .  Y  no  te  aplasto  esa  guindilla  que 
tienes  por  nariz!. . .  {mnenazándole.) 

Cuc.     A  mí!  Rodolfo,  á  todo  un  veterano!.  . . 

RoD.  Sí,  señor,  y  qué?  A  todo  un  veterano  que  consiente 
le  soplen  la  novia,  precisamente  el  día  antes  de  su 
boda;  y  quién?...  Un  paleto  feo,  viejo,  estúpido, 
que  quisiera  conocer  para  esirujar  sus  huesos,  es- 
trangularle. .. 

Cuc.  Echa,  echa!. ..  y  serías  capaz  de  hacer  esa  atroci- 
dad con  una  persona  que  no  conoces? 

RoD.  Que  si  sería  capaz?.  . .  Quieres  que  haga  la  prueba?, . . 
Si  no  mirase  que  eres  mi  presunto  cuñado.  . . 

Cuc.     Oh!  y  haces  muy  bien;  pero  me  ocurre  una  idea. 

RoD.     Y  es?  Prontc. 

Cuc.  Que  cuando  tu  hermana  se  ha  marchado  con  ¿I... 
digo  yo ,  y  esto  nc  sea  para  que  te  incomodes ,  me 
parece  que  no  me  quiere  mucho. 

RoD.     Y  tú  dudas?  Reníegc!. .. 

Cuc.  No  ,  no,  no  te  alteres  ;  esto  no  pasa  de  ser  una  opi- 
nión mia,  y. . .  cuandu  tú  reniegaá. . .  vá!  es  asunto 
concluido. 

RoD.  Cucufato!  Me  parece  que  te  retractas  de  la  uoda. .. 
y. . .  {le  aprieta  un  brazo.) 

Cuc.  "üf!  oh!  Cáspita!. . .  Tienes  unas  in.sinuaciones!..  . 
Descuida,  hombre,  descuida;  no  me  retracto,  palabra 
de  honor. 

Rop.  Pues  entonces,  adelante.  Pero  esa  infame  que  no 
b;ija.  .  .  Mejor  será  que  si-b-imos  a  buscarla.  . . 


-  6  - 

Cuc.  Cachaza,  hombre,  cachaza.  Es  acaso  huevo  pasado 
por  agua?..  .  Quizás  esté  ocupada. 

RoD.  Mil  bombas!-. . .  Conque  es  decir  que  tú  te  empe- 
ñas. . .  {Le  amenaza.) 

Cuc.  Yo!  Jamás;  como  tu  quieras;  Rodolfo,  en  marcha. 
(Vamos,  no  hay  quien  resista  sus  argumentos.)  [En- 
tran en  el  número  20.) 

ESCENA  IlL 

D.  Bruno. 
Jesús!  Jesús!  Y  qué  Madrid  este;  si  parece  que  via- 
jan las  gentes  en  carro-ferril ;  gracias  á  que  yo  no 
tengo  malos  puños,  ni  soy  enclenque,  si  no,  daban 
conmigo  al  traste  en  cuatro  dias.  Viene  un  coche, 
quiero  huir ,  y  pataplum  ;  luego  un  caballo ,  salto  ,  y 
paf,  un  carretón  por  poco  me  quiebra  una  espinilla; 
con'-igo  pillar  la  acera,  y  pira,  para,  codazo  ,  empe- 
llones, traspiés,  y  por  último,  me  llevan  á  donde  no 
queria  ir;  vamos ,  cuando  yo  digo  que  este  no  es 
aquel  Madrid  y  si  una  liorna ,  algo  digo.  Pues  y  las 
mujeres?  Já!  já!  já!  eso  si  que  es  magnífico,  tan  hue- 
cas de. . .  toas  llenas  de  faralares ,  y  la  cabeza  em- 
pingorota de  arrumacos!.  . .  Pero  calla,  no  es  aquel 
el  tio  Culebro.  ..  Eh!.. .  Cámara.  . .  Tio  Culebro?... 
[Va  se.) 

ESCENA    IV. 

Cristeta. 
Era  Rodolfo!  Se  metió  en  el  número  20;    infame. .. 
No,  pues  no  se  ha  de  burlar  impunemente  de  una 
gaditana. 

MÚSICA. 

Ay!  malhaya  la  mujer 
que  de  los  hombres  se  fia! 
Mucho  mas  si  son  de  tropa, 
que  la  tropa  es  muy  indina! 


Cuando  mas  á  gusto 
con  ellos  se  está, 
á  pasar  revista 
dicen  que  se  van. 
Pero  ésta  revista, 
vaya  usté  á  saber, 


si  es  á  los  soldados 
ó  es  á  una  mujer! 
Ay!  que  desazón 
que  calamidad, 
es  tener  amores 
con  un  militar! 


]No  os  fiéis  de  militares, 
porque  son  camaleones, 
que  suelen  cambiar  de  novias 
como  aquellos  de  colores. 


Cuando  mas  en  auje 
tu  cariño  está, 
■vienen,  y  te  anuncian 
que  á  marcharse  van! 
Lloras,  y  ellos  dicen 
para  su  interior, 
una  mas  en  lista; 
quede  usté  con  Dio?. 
Ay!  qué  sinsabores, 
qué  disgustos  dá 
el  tener  amores 
con  un  militar! 

HABLADO. 

Estos  son  los  señores  militares!  Y  sino,  vean  ustedes 
el  mió  ;  tres  dias  sin  ir  á  verme..  .  Que  no  tenga 
por  aquí  con  quien  darle  celos,  para  que  me  vea 
cuando  salga! 

•     ESCENA   V. 

Dicha,  D.  Bruno. 
Bru.    Cuando  yo  digo  que  ésto  es  una  liorna!  Sí,    ahí  está 

el  tio  Culebro;  pero  que  le  echen  un  galgo.  (Calla! 

Si  es  ella,   la  bailarina,  mi  compañera  de  fonda.) 

Chist..  .  Cristeta,  es  V?. . . 
Cri.     (Ah!  mi  vecino!  Magnífico;  viene  á  pedir  de  boca!) 

Ola,  D.  Bruno! . . .  Déme  V.  esos  cinco. .  . 
Bru.    Si  señora,  y  aunque  quiera  V.  los  cuatro  remos. 
Caí.     Já,  já!. ..  que  galante  es  V! 
Bru.    Yo  seré  todo  lo  que  V.   quiera,  ya  se  lo  tengo  á  V. 

dicho;  desde  el  primer  dia  que    la   vi  en  el  Teatro 

aquellos  piececitos  como  dos  piñones ,  que  se  lleva- 


—  8  — 

ban  ojos,  me  petó  V. . .  y  varaos  ,  lo  dicho,  V.  me 
ha  petado. 

Cri.  Gracias,  D.  Bruno..  .  (Qué  estúpido!)  Sabe  V.  que 
se  le  aprecia. 

Bau.  Déjese  V.  de  cumplimientos;  ya  lo  sabe  V.,  mi  bur- 
ra, mi  mujer,  las  vacas. . .  En  fin,  cuanto  tengo  en 
el  pueblo,  V.  mande,  que  aquí  hay  un  hombre,  y  de 
Brihuega,  con  perdón  de  V. 

Cri.     Já,  já!  Se  aprecia,  amigo  mió. 

ESCENA  VI. 

Dichos,  Rodolfo  y  Cucufato. 

Cuc.     Cuando  te  digo  que  tengas  calma!.  . . 

RoD.  Silencio!  Calla!  Cristeta,  mi  amante!  Y  la  tiene  co- 
gida una  mano  aquel  facha!.  . .  Truenos  y  rayos!. . . 
Voy  á  matarle!. . . 

Cuc.    Mira,  no  es  aquella  tu  hermana?  {Mirando  á  dentro.) 

RoD.  Sí!  Reniego  de  mis  barbas!  Corramos;  primero  tu 
futura,  luego  estos.  Ya  es  preciso  convertir  á  Ma- 
drid en  un  cementerio.  {Salen precipitadamente.) 

ESCENA  VII. 

D.  Bruno,  Cristeta. 

Cni.     (Me  ha  visto  y  se  ha  ido  hecho  un  tigre!  Magnífico! 
Estoy  vengada!)  Continúe  V.;  es  tan  interesante  y 
agradable  su  conversación! . . . 
Bru.    Pues.  . .  yo  estaba  en  el  pueblo  con  mi  mujer,  por- 
que yo  soy  casado. . . 
Crii.     Se  comprende.  (Imbécil! .. .) 
Bru.     y  en  cuanto  á  lo  otro,  lo  del  retrato;  porque   mire 

V.,  yo  no  soy  lo  que  parezco. 
Cri.     Qué  me  cuenta  V? 

Bru.     Cuando  yo  era  zagal,  llevaba   arremolinas  toas  las 
muchachas  del  puebla;  qué,   si   era  yo  mas   baila- 
dor!... Pero  en  fin,  vine  á  Muirid  á   vender   unas 
muletas. ..  Como  V.  seria  entonces  rapazuela. .  . 
Cri.     (Qué  cafre!) 
Bru.    No  recordará  aquella  época. 

Cri.     Cierto;  apenas  recuerdo. . .  (Tú  me  las  pagarás. . .) 
Bru.    Pues  señor,  entonces  vi  á  una  muchacha...    de  la 

geniñactura  de  V.,  sobre  poco  más  ó  menos. 
Cri.     (Ya  escampa!) 

Bru.     y  la  dije. . .  Vamos,  que  me  habia  petao;   entonces 
ella,  mirándome  con  una  carilla  de  pascua  y  los  ojos 


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de  carnero  á  medio  morir,  me  dijo;  te  doy  palabra 
formal  de  casamiento,  y  me  dio  su  retrato. .  . 

Cm.     PeroA^?. .. 

Bru,  Tenga  flema;  y  la  dije,  que  vivo  ó  muerto,  vendría; 
y  como  Bi'uno  Ramboche  nunca  falta  á  su  palabra, 
porque  yo  me  llamo  Bruno  Ramboche. 

Cra.     Ramboche!  Le  sienta  á  V.  muy  bien  el  apellido! . . . 

Bru.     Es  favor! ... 

Cri.     Es  justicia!. . .  (Estúpido!) 

Bru.  Gracias!  Pues  iba  diciendo;  que  como  yo  no  falto  á 
mi  palabra,  vengo  á  traerla  el  retrato,  y  á  decirla 
que  no  he  venido  antes,  porque  mi  m.ujer  no  ha  que- 
rido, y  que  le  devuelvo  su  palabra. 

Cri.     Pues  no  hay  duda  que  le  recibirá  con  gusto. 

Bru.  Bah! ...  Yo  lo  creo,  como  que  nos  queríamos  mucho; 
mire  V.;  aquí,  en  el  número  20^  vivia;  si  V.  se  espe- 
ra, en  un  periquete  hago  el  recado. 

Cri.  No,  espere  V.  (Bueno  será  darle  una  lección  á  este 
beduino.)  Si  tuviese  la  bondad  de  acompáñame  á  esa 
tienda,  se  lo  agradecería  infinito;  tengo  que  com- 
prar. . . 

Bru.  Con  el  alma  y  la  vida,  y  á  donde  V.  quiera;  pues 
apenas  me  gustan  á  mí. . .  Hum!. . . 

Cri.     Qué? 
Bru.     Nada! 

MÚSICA. 

Bru.  (Tres  muelas  me  quedan, 

pues  señor,  las  tres 

me  las  arrancaba 

por  esta  mujer.) 
Cri  .  (A  esto  beduino, 

mamarracho  atroz, 

bueno  es  por  mi  vida 

darle  una  lección.) 

Me  acompaña  usted? 

Honra  es  para  mí! . . .  [Con  salamería.) 
Bru.  Ay  Cristo!  Cristeta 

no  se  ponga  así! .  . . 


Quisiera  llegase  un  dia, 
mas  que  usté  en  mi  contra  arguya, 
en  que  esa  fisoiio. . .  suya, 
llegara  á  fisono. . .  mia. 
Ay  San  Antón! 


~  10  — 

•  Si  eso  sucediera 
qué  revolución! 


Cui.  Ya  que  con  lengua  importuna 

en  mi  cara  se  descara, 
sepa  que  esta  cara,  es  cara 
para  esa  cara  de  luna! 
Le  gusta  el  melón? 
Ahí  vá  ese  pañuelo, 
dése  usté  un  limpión! 

(A  dos.) 

Bru.  Me  ha  dejado  estático; 

qué  despachaderas! 
No  tiene  la  niña 
pelos  en  la  lengua. 
Esta  bailarina 
si  le  digo  más. 
en  la  cuerda  floja 
me  vá  á  hacer  bailar. 


Cri.  Se  quedó  el  gaznápiro 

con  la  boca  abierta! 
Vaya  si  al  vejete 
le  gusta  la  fiesta! 
Se  iba  insinuando 
el  muy  carcamal! . . . 
Y  no  puede  el  hombre 
con  la  bula  ya! 

HABLADO. 

Cri.     Conque  vamos? 

Bru.  Vamos.  Por  supuesto  que  lo  que  le  he  contado  á  us- 
ted . . . 

Cri.  Quiere  V.  callar,  D.  Bruno!  Como  si  se  lo  hubiera 
V.  contado  á  su  santo!  (Vdnse.) 

ESCENA  VIII. 

D.'  Claudia  y  Genara. 

Gen.    Tia  Claudia,  estos  tragines  de  Madrid,  no  son  para 

nosotras. 
Cla.     Calla,  y  escondámonos  para  que  no  nos  vean.   Han 

entrado  en  una  tienda.  Quedémonos  en  acecho. 


—  U  — 

Gen.     Sí,  pero  lo  que  digo. . .  . 

Cla.  Pues  yo  no  quiero  que  digas  nada;  eres  muy  ha- 
bladora y  curiosa,  y  lo  vas  á  echar  á  perder. 

Gen.     Pero  si  en  Madrid  hay  unas  cosas. . . 

Cla.  Ah!  picaro  Bruno!. ..  Si  te  crees  fuera  de  mi  domi- 
nio porque  estás  en  Madrid,  ya  estás  fresco;  infame, 
ya  sé  de  quién  es  el  retrato  que  te  acompaña!  Ay! 
Si  la  cojo. . .  verá  que  en  Brihuega  hay  mujeres  que 
saben  amarrarse  las  enaguas,  cuando  se  encalabrinan 
sus  maridos. 

Gen.     Tia  Claudia!  Nos  va  á  suceder  algo! 

Cla.  Quiá! . . .  TÑo  tengas  cuidado;  acuérdate  de  lo  que 
decia  el  tio  Chamorro:  «La  mujer  es  como  la  cabra, 
cuando  salta,  ya  sabe  donde  ha  de  caer.» 

Gen.  Eso  es  verdad;  pero  yo  en  el  pellejo  de  V.,  me  vol- 
verla al  pueblo,  y  armarla  allí  la  tracamundana. 

Cla.  Pues  yo  me  empeño  en  que  sea  aquí,  y  será;  mien- 
tras Madrid  sea  Madrid,  se  acordará  de  la  tia  Clau- 
dia; pues  no  faltaba  otra  cosa!  Ya  sale  de  la  tienda 
la  buscona  de  tu  tio.  . .  Sigámosla.  Averigüemos  su 
paradero,  que  para  él,  tenemos  tiempo.  Corre  que  se 
nos  escabulle.  Corre,  Genara! 

Gen.     Vamos. 

ESCENA   IX. 
D.  Bruno. 

üfff!..  .  Qué  Madrid,  qué  liorna  ó  qué  infierno!.  . . 
Cuando  yo  decia  que  me  iba  á  coger  algo. . .  ya  no 
tengo  duda.  Dijo  bi^  el  que  dijo:  «la  mujer  es  un  so- 
brehueso que  deja  la  parte  imperfecta,  y  que  dá  que 
rascar.»  Vea  V.  quién  creeria  que  toda  una  bailari- 
na se  olvida  el  dinero,  cuando  solo  sale  á  comprar 
un  mantón;  y  es  el  caso,  que  como  yo  soy  así. . .  se 
lo  he  pagado.  Pero  y  quién  deja  á  una  chica  tan  gua- 
pa en  las  astas  del  toro?  Es  decir,  del  comerciante? 
Digo  en. . .  no  sé  lo  que  rae  digo;  pero  si  sé  que  me 
cuesta  los  cuartos. 

Caballero  1.°  (Este  ha  cambiado  un  billete;  á  él.) 

Caballero  2."  (Vamos,)  Cuando  le  digo  á  V.  que  es  hacia 
la  izquierda! . . .  Queda  apostada  la  media  onza? 

Cab.  1.°  Sí,  pero  yo  estoy  seguro  de  que  gano.  Si  hubiese 
por  aquí  un  amigo. . . 

Bru.     Calla,  á  que  sedán  estos  de  cachetes? 

Cab.  I.°  Lo  veremos. 

Cab.  2.°  Y  tanto;  pierde  V,  la  apuesta. 


—  12  -« 

Cab.  1."  (A  Z),  5/'U/¿o.)  Caballero,  dispense  V.;  pero  tene- 
mos apostada  media  onza  sobre  cierta  señal  de  los 
duros  de  á  veinte,  y  si  V.  tuviese  la  amabilidad  de 
enseñarnos  uno,  se  lo  agradeceríamos  en  estremo. 

Bau.     Con  mucho  gusto.  Y  sobre  qué  señal  es  la  apuesta? 

Cab.  1.°  El  señor,  dice  que  tienen  el  busto  hacia  la  dere- 
cha, y  yo,  que  á  la  izquierda. 

Bru.  Toma,  pues  eso  es  fácil. . .  aquí  haj'  uno;  mírelo  V.; 
hacia  la  izquierda. 

Cab.  1.°  Lo  vé  Y'i  Yo  he  ganado.  (Dátidoselo  y  marchán- 
dose.) 

Cab.  3.°  Cómo!. ..  No  puede  ser,  este  será  falso. . . 

Cab.  1.°  No  señor,  es  bueno  y. . . 

Bru.  Eh!  Señores...  mis  veinte  reales;  pues  me  gusta  la 
frescura!  Y  se  lo  llevan.  Eh!. . . 

ESCEN.V   X. 

Dichos  y  un  Caballero. 

Cab.     Chist! . . .  Caballero...  necesito  hablaros. 

Bru.  Ahora.  Pero  y  los. . .  ya  no  los  veo.  Adiós  mis  vein- 
te reales!. . . 

Cac.     a  eso  vengo. 

Bru.     Ah!  Me  los  trae  V?  Vengan. 

Cab.  No  piense  V.  en  eso;  es  cuestión  perdida.  Yo  soy  el 
que  estaba  en  la  tienda  donde  pagó  V.  el  mantón  á 
Cristeta;  conocí  que  os  V.  forastero,  y...  vamos,  no 
lo  puedo  remediar;  V.  me  es  estremaciamente  sim- 
pático. 

Bru.     Muchas  gracias. 

Cab.  Por  esto,  cuando  vi  que  sacaba  V.  dinero  y  haMaba 
con  esos  dos  tunos,  me  apresuré  á  advertirle. .. 

Bru.  Se  agradece,  amigo;  pero  V.  lo  vé,  ya  eran  du- 
chos! 

Cab.  Lo  siento;  pero  no  estará  de  más  le  advierta  algunos 
de  los  medios  de  que  se  valen  los  rateros ,  para  que 
esté  prevenido. .  . 

Bru.     Hombre,  sí,  se  lo  agradeceré  infinito. 

Cab.  Cuanrio  alguno,  bajo  cualquier  protesto,  esté  ha- 
blando con  Y.,  y  en  lo  interesante  déla  conversación 
le  tire  de  la  solapa  del  frac,  asi,  algo  fuerte,  mucho 
cuidado,  porque  le  quiere  despojar  de  alguna  cosa, 

Bru.  Conque  de  la  solapa?...  Pues  ahora  me  acuerdo;  c' 
del  duro  me  tocó..  . 

Cab.  (Mirando  MHa  la  calle.)  Sí,  no  me  engaño. . .  ¡Ah!. . 
Bribonazo! 


—  13  —  '"" 

BiiL'.    Pero  qué  pasa? 

Cab.  El  del  duro;  mírele  V.  hacia  la  esquina;  en  la  cuarta 
puerta,  habla  con  otro. 

Bru,     No  veo. . . 

Cab.     En  dos  brincos  le  atrapo,  y  hago  que  le  prendan. 

Bru.     Déjele  Y.;  si  eso  no  vale  la  pena. ,. 

Cau.  Nada,  amigo  mió;  mucho  ojo,  que  hay  quien  le  qui- 
tará la  camisa  sin  sentirlo,  {sale  corriendo.) 

ESCe.N.\  XI. 

D.  Bruno  1/  dos  chicos. 
Já!  já!  La  camisa!  Qué  vengan.  Si  se  creen  que  me 
mamo  el  dedo,  ya  están  frescos.  Pues  señor,  entre- 
garé el  retrato  á  mi  antigua  novia ;  le  devolveré  su 
palabra  de  casamiento,  y  me  iré  al  teatro.  {Uii  chico 
se  pone  á  brincar  delante  de  D.  Bruno,  mientras  otro  le 
quita  el  pañuelo  y  corren.)  Quite  V.  de  ahí  rapazuelo, 
insolente;  y  me  hace  burla!  Qué  es  esto?  Calla,  otro? 
Y  se  lleva  mi  pañuelo!. .  ,  Chico,  muchacho. . .  Si, 
échale  un  galgo. . .  Vamos,  si  en  este  Madrid...  Pe- 
ro calla! ...  Y  mi  reloj!. .  .  Si  yo  lo  tenia  ahora  mis- 
mo!.. .  Si  me  habrá  tocado  alguno  la  solapa,  sin  que 
yo  lo  sintiera?.. .  ¡Ah!...  Ya  caigo,  habrá  sido  el 
mismo  que  me  dio  la  lección;  pues  señor,  me  vo^  á 
dar  el  retrato,  antes  que  me  dejen  encueres.  Ahora, 
de  fijo,  al  primero  que  me  toque  la  solapa,  le  aplasto 
las  narices.  {Entra  en  el  número  *20.) 

ESCENA  XII. 

D,  CücUFATO^  Rodolfo. 

Cuc.     Cachaza,  hombre,  cachaza! 

RoD.  Cucufato,  ya  me  aburren  tus  majaderías!  El  paleto 
ha  entrado! 

Cuc.     Creo  que  tienes  razón. 

RoD.  Pues  estoy  resuelto;  le  esperamos^  y  en  cuanto  ba- 
je. . .  le  mato! 

Cuc.     Hombre!...  Matarle? 

RoD.     Qué! 

Cuc.     Bueno;  y  que  nos  diga  dónde  está  tu  hermana. 

RoD.  Vaya  si  nos  lo  dirá!  Y  lo  que  es  mas,  acompañarnos 
al  sitio  en  que  se  oculta. 

Cuc.  Magnífico!  Pero  tú  respondes  de  que  me  quiere  y  se 
casará  conmigo? 

RoD.  Mil  bombas,  si  respondo!  Solo  tiene  dos  caminos;  se 
casa  contigo  ó  la  mato. 


-   14  - 

Cuc.  Yo  no  lo  decia  por  tanto  ;  pero  como  dicen  que  las 
dificultades  hacen  crecer  el  cariño,  y  han  sido  tan 
considerables.  . . 

Roi>.     Mejor;  pese  á  quien  pese,  te  casarás. 

Cuc.  Por  supuesto,  que  como  ella  tiene  su  genio,  y  estará 
algo  remisa,  tú  no  le  opondrás  á  que  cuando  sea  ne- 
cesario, haya  aquello  de  Santo  Cristo  de  Palermo,  le- 
ña del  verbo  divino. .  * 

RoD.     Oh!  de  eso  me  responde  tu  pellejo! 

Cuc.    Pero  hombre!.  . . 

ESCENA  XIH. 

Dichos  y  D.  Bruno. 

Bru.  Vamos  á  otra  parte  con  la  música;  y  pues  no  me  dan 
razón  de  ella  ,  en  llevando  el  retrato  al  diario,  y 
dando  aviso  á  todo  el  mundo,  ya  puede  recogerlo,  si 
quiere;  mi  conciencia  está  tranquilaj  yo  cumplo  como 
caballero;  pero  y  si  se  ha  muerto? 

Cuc.     Mírale  allí. . . 

RoD.     A^enganza. . .   Observemos. 

Cüc.     (Acúdeme,  valor.) 

Voz.    Agua  vaaa!..  ,  {arrojandoun  barreño  sobre  D.  Bruno.) 

Bru.  Jesús!!!  Que  barbaridad!  Ecce  homo!...  Sea  por 
siempre  bendito  y  alabado  el  primer  sacramento. 

ESCENA  XÍV. 

Dichos,  una  tapada.  Dos  agentes. 
Cuc.     Por  allí  viene  una  tapada!. . . 
RoD.     Si. .  .  trae  un  bulto. . .  y  se  parece. . . 
Cuc.     Si  será! .. . 
Tap.     (Caballero!...   Vuestra  fisonomía   revela  una   alma 

grande,  caritativa;  testimonio  de  vuestras  virtudes. 

Ahí  le  confio. . .  (á  Bruno  entregándole  un  niño.) 
Bru.    Qué  es  esto? 
Tap.     ün  depósito  saprado. 
Bru.     Una  criatura!  Un  cachorro!... 
Tap.     Si,  un  inocente.  Caridad  y  misterio;  hasta  que  Dios 

quiera!..  .  [sale  'precipitadamente.) 
Bru.     Pero  señora!... 

MÚSICA. 

RoD.  Alto,  infame,  pérfido, 

di  el  yo  pecador! 
Bru.  Pero  yo...  . 

RoD.  [á  Cucufaio.)  Sujétale! 


—15  — 

Cuc.  Quietü,  seductor. 

Bru.  Socorro!  Socorro! 

RoD.  Calla,  malandrín. 

Bru.  No  me  dá  la  gana. 

Coro  gral.  [saliendo.)  Que  sucede  aquí?  . . 

E.OD.  Oid..  . .  (al  COTO.) 

Cuc.  Atended....  (?d.) 

Bru.  Si,  pero  soltad,  (desasiéndose.) 

Hablen  ustedes  ahora. 

Coro.  Puede  usté  empezar. 


RoD.  Este  hipócrita,  malvado, 

de  mala  ley, 
honor  y  honra  le  ha  robado 

á  una  mujer. 
De  la  tal  yo  soy  hermano, 

y  juro  á  Dios, 
que  á  morir  "vá  aquí  el  villano 

sin  remisión. 


Bru.  El  señor  se  ha  equivocado, 

voto  á  Luzbel!. . . 
yo  el  honor  nunca  he  robado 

de  una  mujer. 
Las  que  dice  son  quimeras, 

visiones  son, 
el  robado  aquí  de  veras 

he  sido  yo. 


Cuc.  (Hace  tiempo  que  escamado 

me  recelé, 
que  saldría  mal  parado 

con  tal  mujer. 
San  Marcos,  ay!  me  proteja! 

Si  digo  no, 
vá  á  arrancarme  la  pelleja 

este  Nerón.) 
Coro  gral.     La  madeja  se  ha  enredado, 

ay!  qué  Belén! 
Hay  un  robo  y  un  robado, 

y  una  mujer. 
Cada  uno  se  defiende, 

y  jura  á  Dios, 


-  IG  - 

mas  al  fin  nadie  se  entiende, 
qué  confusión! 


ROD. 


CCRO. 

Todos. 


Bhu. 


Prueba  palpable 

de  su  traición, 

vedla  en  sus  brazos.  [Descubre  el  niño.) 

Un  niño!  Horror!. .. 

Es  un  infame, 

un  criminal. 

y  aquí  sus  culpas 

debe  pagar. 

Y  pues  de  honrado 

falta  á  la  ley, 

al  Saladero 

vamos  con  él. 

Juro,  señores, 

que  prenda  tal, 

de  mi  cosecha 

no  es  propiedad. 

La  providencia 

me  lo  mandó, 

y  como  un  hijo 

le  adopto  yo. 


Todos. 

A  la  cárcel,  vamos. 

Bru. 

Tengan  caridad. 

^'UNICIPAI., 

Silencio^  señores. 

Todos. 

Un  municipal!. . . 

MUN. 

La  causa  de  este  alboroto 

ha  sido  usted.  [A  Rodolfo.)  Lo  vi  yo 

y  por  lo  tanto,  amiguito, 

sígame  á  la  prevención. 

ROD. 

Yo  á  la  prevención? 

Voto  á  Barrabás! 

Coro  gral. 

t/MUN.  Cállese  y  respete 

á  la  autoridad. 

Cuc. 

De  este  laberinto 

Dios  me  saque  en  paz. 

Bru. 

Hijo  de  tu  madre 

vente  con  papá! 

FIN  DEL  CUADRO  PRIMERO. 


17 


CUADRO     11. 


Sala  de  paso  en  una  fonda;  puerta  al  fondo,  y  seis  laterales  con 
sus  correspondientes  números.  En  la  pared  ,  al  fondo,  ud  llavero 
con  sus  llaves  numeradas. 

ESCENA  PRIMERA. 

ToRiBio,  aparece  dormido  en  u?i  dance  ó  diban.  A  su  lado  ha- 
brá una  mesa;  sobre  ella  una  porción  de  2^ahnatorias  con  s%is 
velas  correspondientes ,  una  de  ellas  encendida-  Allevantarse 
el  telón  entran  algunos  huéspedes  que  aojen  su  luz  y  llave. 

Uno.  Toribio!  Toribio! 

ToR.  Allá  van!..  . 

Uno.  {Entrando.)  La  llave  y  la  luz,  dormilón. 

Ton.  Aquí  están. 

■UNO.  Ha  venido  una  señora  preguntando  por  mí? 

ToR.  No  señor.  Quiere  V.  la  luz? 

Uno.  Venga. 

ESCENA  lí. 

Toribio,  solo. 

ToR.  Maldito  oficio!. . .  Pues  ni  que  uno  fuera  un  negro 
de  Guinea!  Oh!  En  cuanto  recoja  una  veintena  de 
duros,  me  vuelvo  á  Právia  y  echo  raices. 

ESCENA   III. 

Toribio  y  D.  Bruno,  {con  el  Niño.) 

Bru.  Uff!..  .  Por  fin  te  cogí,  fonda  deseada.  Pobre  ange- 
lito!... Suerte  y  no  poca  ha  sido  para  mí  escapar 
de  las  manos  de  aquel  beduino.    , 

ToR.  Hola,  D,  Bruno!  Qué  tal  le  ha  ido  á  V.  por  esas 
calles? 

Bru.  Mal!  Muy  mal!  En  esta  tierra  no  se  hallará  un  duro; 
pero  sí  un  cachorro,  y  mil  tropiezos  á  cada  paso;  no 
parece  sino  que  llueven  del  Cielo.  Mira! 

ToR.     Qué  gordifloncito  está! 

2 


-   JS   - 

Bru.  Sí,  y  según  sus  medros,  es  capaz  de  tragarse  la 
caridad  romana. 

ToR.  Caramba,  D.  Bruno,  y  cómo  se  ha  aprovechado  el 
tiempo! 

Bru.    Qué. dices? 

ToR.    Que  eso  será  de  la  cosecha  de  casa. 

Bru.  No  digas  disparates.  {Llora  el  niño.)  Digo,  pues  lo 
que  es  el  nene,  no  tiene  resuello. 

ToR.     Tendrá  hambre? 

Bru.  Así  parece;  calla,  angelito!  Pues  no  se  está  maman- 
do un  boten  de  mi  levita!  Es  preciso  buscar  un  ama 
de  cria. 

ToR.    Yo  que  V.,  lo  echaría  al  Cajón. 

Bru.    y  que  es  eso  del  Cajón? 

ToR.    La  Inclusa. 

1)RU.  Jamás!  La  providencia  lo  ha  depositado  en  mis  ma- 
nos, y  yo  debo  cuidar  de  este  retoño;  sí,  debo  pres- 
tarle'mi  sombra.  Oye ,  tienes  por  ahí  el  Diario  de 
Avisos? 

ToR.     Aquí  le  tiene  V. 

Bru.     Sosten  el  cachorro  en  tanto  que  yo  busco. . . 

ToR.  Kstá  gordo,  (Jé,  jé!.  Y  parecía  el  viejo  una  mosquita 
muerta.) 

Bru.  {Lee.)  «Se  vende  un  espadín;  no. . .  no  es  esto.»  ün;i 
señora  joven  desea  hallar  un  caballero»...  tam- 
poco. , . 

Tor.     V.  debe  estar  muy  contento,  señor  D.  Bruno? 

Bru.    Por  qué,  hombre? 

Tor.  Porque  los  viejos  se  rejuvenecen  cuando  tienen  un 
hijo. 

Bru.  No  seas  bárbaro!  Crees  tú  que  yo  soy  el  autor  de 
esta  obra?  Yo  no  soy  mas,  que  el  editor  responsable. 
{Le//eiido.)  «Benita  Hernández,  leche  de  quince  años, 
edad  de  treinta  dias ,  solicita  encontrar  colocación 
en  casa  de  los  padres  de  la  criatura;  dará  razón  é 
informe  la  Castañera  de  la  plazuela  de  Santa  Ana.» 
Ya  lo  oyes,  Toribio;  éste  niño  necesita  esa  mujer; 
vuela,  la  humanidad  te  lo  aconseja. 

ToR.     Allá  voy.  Me  pongo  la  gorra,  y  de  un  sallo. . . 

Bru.  Pobre  niñn,  y  llora!  1.  .  A]ayá.{ca?tto.)  Pronto  tendr;ís 
lo  que  pides.  Aun  estás  ahí? 

Tor.    Voy  corriendo. ,. 

(Váse  por  el  fondo.  D.  Bruno  por  ia  primera  puerta  izquier- 
da. Al  salir  Toribio,  tropieza  coi  DoTta  Claudia  y  Cenara, 
que  entran  por  el  fondo.) 


—  19  — 

ESCENA  {V. 

Doña  Claudia,  Genara  y  Toribio, 
Gen.    Arre  allá! 
Ci.A.     Animal! 

'iOR.    No  me  ponga  V.  motes. 
Ola.     Mas  le  valiera  ser  servicial,  en  vez  de  salir  de  este 

modo. 
ToR.     La  humanidad  reclama  en  este  instante  que  tenga 

alas  en  los  pies. 
Ola.     Ni  que  fuera  V.  por  la  Comadre. 
ToR.     Poco  menos. .  ,  voy  en  busca  de  una  nodriza  ,   para 

que  cuide  el  chico  de  un  caballero..  . 
Gen.    Bueno  será  el  tal  caballero. , . ! 
'i  GR.    Hable  V.  bien  de  los  ausentes. 
Gen.    No  quiero.  En  esta  Babel  todos  son  unos. 
ToR.    No  diria  V.  eso,  si  conociera  á  D.  Bruno  Ramboche! 
Cla.     D.  Bruno  Ramboche,  vive  aquí?  Cuál  es  su  cuarto? 
ToR.     Aquel,  número  tres. 

Cla.     Ah!  (La  providencia  lo  coloca  en  mi  camino.) 
ToR.    Eh!  Ni  que  hubiera  visto  al  coco...    {Vase  2}or  el 

fondo.) 

ESCENA  V. 

Doña  Claudia,  Genara. 

Cla.     Ya  lo  has  oido,  Genara;  es  padre  y  con  un  niño!.  . . 

Gen.     Mire  V.,  tia  Claudia,  jamás  lo  hubiera  creido. 

Cla.  Eres  una  boba.  En  esta  tierra  todo  se  pervierte.  Bien 
decia  el  rio  Sudamiel;  para  entrar  en  Madrid,  se  ne- 
cesita tener  un  ojo  en  el  cogote  y  saber  bailar  en  la 
cuerda  floja. 

Gen.  Que  escándalo!  Estoy  en  babia!  Oiga  V. ,  se  me 
ocurre  una  cosa. 

Cla.     Cuál? 

Gen.     Mirar  por  la  cerradura. 

Cla.  Tienes  razón.  {Mirando.)  Infame! . . .  Traidor! ...  Y 
le  besa  y  le  hace  mimos;  y  se  rié!. ..  Le  voy  á  ar- 
ranear las  orejasl.  . . 

Gen.  Calma,  tia  Claudia!  Lo  mejor  es  saber  el  paradero 
de  la  madre. 

Cla.  Ah,  marido  inmoral!  Traidor!  Vamonos,  Genara; 
es  preciso  no  perder  de  vista  esa  puerta;  á  bien  que 
nuestro  cuarto  está  enfrente. 

Gen,    La  prudencia  es  mejor  en  estos  casos. 

Cla.     Tienes  rnzon.  No  nos  presentemos  hasta  el  fin  de 


—  20  — 

esta  comedia  ;  pero  en  cuanto  llegue. . .  que  toquen 
¿muerto,  porque  llegó  su  última  hora...  (Entra/t 
en  el  número  4.) 

ESCENA  YI. 

Cristeta,  por  el  foro. 
Por  fin  he  podido  encontrar  los  trajes  que  buscaba; 
solo  me  falta  la  pareja. . .  Oh!  Aunque  tenga  que 
recurrir  á  un  mozo  de  cordel ,  quiero  darle  celos  á 
ese  tigre  de  capitán.  Y  cómo  votará  cuando  reciba 
el  anónimo. . .  Pero  quién?, . .  Ah!..  .  Qué  idea!.  . . 
El  Alcarrcño  me  viene  de  molde  para  el  caso..  . 
(Llamando.)  D.  Bruno!  D.  Bruno! 

Oitu.     {Dentro.)  Voy,  voy;   déjenme  ustedes  coloca;r  este 
Angelito  en  la  cama. 

Cm       Qué  dice? 

ESCENA  Yll. 

CmsTETA,  D.  Bruno. 
Bru.    Santas  y  buenas  noches. 
Cla.     {Entreabriendo  la  puerta.)  Inñel!  Será  esta  la  madre? 

Coiao  suelte  una  frase  amorosa  ,  salgo  y  la  ahogo. 

{Cierra.) 
Cri.     Caballero,  V.  será  un  hombre  de  honor? 
Cla.     Un  infame! 

Bru.     Cómo  infame!  Se  atreve  V?..  . 
Cri.     Está  V.  loco?  Quién  le- ha  dicho  á  V.  infame? 
Bru.    Usted! 

Cri.     Yo!  Caballero! . ..  Puede  V.  suponer  que  yo! . . . 
Bru.     Nada!  nada!  Estarla  soñando  y  me  habrá  parecido 

oir!. .  . 
Ciu.     Pues  como  decía. . . 
Bru.     SigaV... 

Cri.     Yo  no  dudo  que  sabrá  V.  guardar  un  secreto. 
Bru.     Hasta  cierto  punto. 
Cri.     y  mucho  mas,  tratándose  de  una  mujer  como  yo, 

toda  un  artista!.. . 
Cla.     Perdida. 

Cri.     Como  perdida,  señor  mió! 
BüU.     Pero  quién  le  dice  á  V.  nada? 
Csi.     V.  me  ha  llamado  perdida! 
Bru.     Yo? 

Cri.     Y!  Y  si  no  mirara!. . . 
Bru.    Pues  señor,  á  lo  que  veo ,  estamos  soñando  los  dos. 

ó  hay  duende!  Yo  no  he  sido,  señorita!.  .. 


Cki.  Corriente!  Habré  oido  mal!  Pues  decia  que  tratán- 
dose de  una  alumna  de  Terpsicore  ,  que  ha  sido  la 
admiración  del  arte  coreográfico  durante  dos  años. 

Brü.  Mire  V,  señora,  yo  soy  muy  romo,  y  aunque  no 
dudo  que  las  palabras  de  V.  sean  una  verdad  tan 
grande  como  el  templo  de  Salomón;  como  V.  no  me 
hable  en  castellano  puro  y  neto,  me  quedo  papando 
moscas  como  el  de  Burgos. 

Cri.  Pues  bien ,  caballero;  yo  necesito  ,  bajo  su  inque- 
brantable palabra  de  honor  y  sigilo,  yo  necesito  que 
V.  me  acompaiae  al  baile. 

Bru.     Señora,  tengo  yo  cara  de  danzarín? 

Cri.     No  me  ponga  V.  inconvenientes. 

Bru.     Pero  qué  he  de  hacer  yo  en  el  baile? 

Cri.     Bailar,  divertirse  y  acrecentar  mis  simpatías. 

Bru.  Mire  V.,  á  mí  me  gusta  mucho  la  comodidad  ;  y  es- 
taré mejor  en  la  cama.  . . 

Cri.     No  admito  disculpas. 

Bru.     Pero  advierta  V. . . 

Cri.     Nada,  nada;  soy  muy  precavida. 

Bru.     Señora,  si  yo.  . . 

Cri.  Aquí  tiene  V.  el  traje;  conque  no  sea  V.  uraño.  Yo 
voy  á  vestirme  también ;  cuando  haya  concluido  mi 
toaleí,  iré  á  anunciarme  cor  un  golpecito  á  la  puerta 
de  su  cuarto.  Adiós,  simpático.  (Váse.) 

Cla.     (Culebrón!) 

ESCENA  Yin. 

D.  Bruno. 
Simpático  culebrón!  Vaya  un  requiebro!  Señora  ,  si 
yo  no..  .  se  fué.  Yo  no  puedo  ir  al  baile.. .  Y  bien 
mirado ,  por  qué  no  he  de  divertirme,  ahora  que  no 
me  vé  mi  Claudia?  Si,  debo  ir;  al  fin  y  al  cabo,  quién 
sabe  cuando  me  veré  en  otra? 

COUPLET. 

Para  un  casado 
no  hay  un  placer, 
como  ir  á  un  baile 
sin  su  mujer. 
Y  pues  ausente 
la  mia  está, 
viva  la  Pepa, 
vamos  allá. 
Yo  me  pondré  una 
carántula. 


—  22  — 

para  que  no  me  conozgan, 

y  un  dominó  azul  y  verde 

para  tapar  mi  persona. 

Y  cuando  esté 

tapao  así, 

ni  el  mismo  diablo 

me  gana  á  raí; 

que  aunque  Ramboche 

me  llamo  yo, 

nadie  me  gana 

á  bailaor. 

Si  son  manchegas, 

alza  pa  acá!.  . . 

y  si  es  fandango 

tómala  allá. 

Viva  la  fiesta, 

viva  el  placer! 

Viva  la  zambra, 

viva  el  belén! 

{Sigue  bailando  y  entra  en  su  cuarto.) 

ESCENA  IX. 

Claudia,  Genara. 

Cla.  Ya  lo  sabes,  Genara;  mientras  yo  me  quedo  en  ace- 
cho, corre  y  alquila  los  trajes  que  te  he  dicho;  vo- 
lando. Ah!  señor  marido!  Ya  te  daré  yo  bailoteo!... 

t^Doña  Claudia  entra  en  su  cuarto.  Al  salir  Genara  por  el  fon- 
do, tropieza  con  Toribio  que  entra.) 

Gen.     Animal! 

ESCENA    X. 

ToRIBlO. 

Toa.     Ay!  Esa  alcarreña,  se  ha  propuesto  descostillorrne. 

D.  Bruno,  señor  D.  Bruno?.  . . 
Bru.     (Dentro.  Qué  quieres? 
ToR.     El  ama  de  cria  espera  abajo  al  cachorro. 
Brü.     [Dentro.)  Voy,  voy!.  .  . 

.     ESCENA  XI. 

Dicho  y  D.  Bruno,  con  el  niño. 

Bru.     Aquí  está  el  infanta.  Y  el  ama? 

ToR.     Abajo,  en  el  cuarto  que  la  he  mandado  prep  irar, 

ViAV.     Dile  que  le  trate  bien. 


ToR.     Sabe  V..  señorito,  que  el  niño  se  le  parece  ! 
Bru.    No  diga  V.  disparates,  y  vaya  V.  ligero. 
ToR.     Dele  Y.  un  besito  antes. 
Bru.     Eso  sí. 

[Le  toma  y  empieza  á  hacerle  flef^tas ,  al  mismo  tiempo  c.i~ 
tran  Cucufato  y  Rodolfo.) 

ESCENA  Xll. 

Dichos,  D.  Cucufato  y  Rodolfo. 

RoD.    No  es  poca  fortuna  vernos  libres  de  la  policía, 

Bru.     Hijo  de  mis  entrañas! 

Rop.    No  hay  duda,  es  él! 

CüC.     Calma,  Rodolfo,  calma!.  . . 

RoD.    Caballero!...  {acercándose  á  Bruno.) 

Bru.     (Ave  María  Purísima,  el  de  las  barbas!) 

RoD.    Por  fin  le  encuentro  á  V? 

Bru.     y  yo  tengo.  •  ..  tengo  un  placer. . . 

RoD.    Dónde  está  mi  hermana? 

Bru.  Su  hermana  de  V?  Le  advierto,  caballero,  que  yo  no 
tengo  el  gusto  de. . .  conque  así  acabemos. 

RoD.    Tiene  V.  razón,  acabemos;  aquí  está  mi  tarjeta. 

Bru.  Gracias,  (Para  qué  me  dará  ésta  tarjeta?  Este  hom- 
bre tiene  traza  de  divertido!) 

RoD.    Habito  en  el  número  uno. 

Bru.     Yo  en  el  número  tres.  Buenas  noches. 

RoD.    Hasta  mañana  á  las  siete,  con  testigos, 

Bru.     Já,  já!  Que  original. 

ESCENA  XIÍI. 

D.  Cucufato.  Rodolfo. 

RoD.    Tu  serás  mi  padrino. 

Cuc.  Yo  creo  que  lo  mejor  sería  buscar  á  tu  hermana,  y 
casarla  con  su  seductor. 

RoD.  Casarla!. . .  Eso,  jamás;  he  prometido  que  .será  tuya, 
y  no  hay  falencia. 

Cuc.  Para  nuestra  boda,  amigo  Rodolio,  hay  un  inconve- 
niente poderoso. 

HoD.    Cuál? 

Cuc.     La  criatura. 

RoD.    Ese  no  es  inconveniente. 

Cuc.     Zambomba! 

Rop.  Di  mas  bien  que  quieres  evadirt-:;;  pero  si  tal  suce- 
diera, los  cuatro  seríais  víctimas  de  mi  furor. 

Cuc.     Hombre,  bien,  no  te  irrites. . . 


24  

RoD.  Ese  hombre  admite  el  desafio.  Mañana  riie  bato  con 
él;  pasado,  te  caso  con  mi  hermana. 

KSCSNA  XIV. 

Dichos,  ToRicio  [con  una  carta;)  Gen  ara. 

ToR.     Esta  carta  han  traído  para  D.  Rodolfo. 

Rop.    Venga. 

[Torihio  sale  al  foro  y  tropieza  con  Genaro,  que  entra  con  nn 
pañuelo  con  un  granbulto,  y  le  dá  un  empellón. 

■  ToR.     Ah! 

Gen.     Animal!  (entra  en  el  nÚTiiero  cuatro.) 

lOR.     (SaHendo.)  Maldita  alcarrcña! 

RoD.    (Leyendo  la  caria.)  Oh!  AhÜ! 

Cüc.     Ehy  Qué  te  sucede? 

Roí».  No  ine  faltaba  otra  cosa.  En  esta  carta  me  anuncia 
un  amigo  incógnito,  que  Cristeta  vá  esta  noche  al 
baile  de  Capellanes ,  disfrazada,  y  con  su  nuevo 
amante.  Truenos  y  rayos!.  ..  Corre,  alquila  al  mo- 
mento dos  trages  y  vuelve  con  ellos. 

Cuc.  Voy  volando!  (No  hay  remedio  ,  si  le  contrarío,  me 
aplasta.) 

ESCENA  XV. 

Rodolfo. 
Si ,  el  corazón  me  dice  que  mañana  mataré  á  ese 
hombre,  y  que  en  la  hora  de  su  muerie,  revelará 
el  paradero  de  mi  hermana.  En  cuanto  á  Cristeta, 
esta  noche  sabrá  quién  yo  soy;  no  admito  rivales, 
no  los  he  admitido  nunca ,  no  los  admitiré  jamás!  La 
muerte  tiende  su  guadaña  sobre  el  cuarto  número 
tres.  Duerme  tranquilo,  infame  seductor,  la  eterni- 
dad te  espera.  (Váse.) 

ESCEN\  KVI. 

Cristeta.  (En  traje  de  Hada,  cubierta  con  un  gran  abrigo.) 
Cuánto  voy  á  gozarme  en  sus  celos!  Confieso  que  un 
hombre  de  mazapán,  no  me  gustaría.!  Oh!  Mi  bravo 
Capitán,  aunque  estalles  como  una  bomba,  no  he  de 
dejar  mi  indiferencia,  hasta  verte  á  mis  pies  pidien- 
do perdón.  Veamos  si  está  vestido  D.Bruno.  (Lla- 
ma.) Soy  yo,  Cristeta. 

Bru.  (Dentro.)  Voy,  señora,  voy.  Solo  me  falta  engan- 
charme las  alas. 

Q[^^.     Un  baile  de  máscaras  !  He  aquí  mi  delicia!  Oh!  Di- 


-  -25  - 

chosos  tiempos  de  grata  recordación!.  .  .  Qué  os  hi- 
cisteis?... Hoy  solo  me  queda  el  recurso  de  decir 
con  Espronceda: 

«Malditos  treinta  años! 

Funesta  edad  de  amargos  desengaños! 

ESCENA  XVII. 

Cristeta,  D.  Bruno  (de  tonelete  con  dos  grandes  alas.) 

Bru.     Ya  he  concluido!  Qué  tal,  estoy  bien? 

Cri.  (Qué  mamarracho!)  Ni  Mr.  Denis,  se  vestía  con  mas 
gracia! 

Bru,     y  V.  vá  con  ese  abrigo  al  baile? 

Cri.  No  por  cierto;  este  es  el  velo  encubridor  de  mi  her- 
mosura. Vuélvase  V.  de  espaldas. 

Bru.     Estoy  bien? 

Cri.     Si.  Míreme  V.  ahora.  [Tira  la  capa.) 

Bru.     Señora,  tenga  V.  la  bondad  de. ..  (Y  es  bonita!) 

Cri.     Já,  já!  Se  raburiza  V? 

Beu.     Me  parece  que!.  ..  (Pues  no  me  disgusta!) 

Cri.  Oh!  Yo  le  prometo  á  V.  que  daremos  golpe  en  el 
Salón. 

Bru.  Si ,  pero  tenga  V.  la  bondad  de  ponerse  el  abrigo, 
porque  yo.  .  . 

Cki.  De  ningún  modo  ,  amigo  mió;  le  suplico  que  deje  á 
un  lado  el  rubor,  que  tan  mal  sienta  á  un  caballero 
de  sus  prendas. 

Bru.     Me  parece  que  tiene  V.  razón,  señora. 

Cri.  Yo  lo  creo;  ahora  es  preciso  que  V.  aprenda  un 
paso,  para  que  seamos  de  esc  modo  los  héroes  del 
baile. 

Bru.     Pero  señera,  yo  qué  paso  he  de  aprender? 

Cri.  Uno  muy  bonito,  el  de  la  Pastora  sensible  y  el 
zagal  melancólico.  Verá  V.,  tome  la  punta  de  este 
chai;  ahora  acompáñeme  V.  en  todos  mis  movi- 
mientos. 

Bru.  Bueno,  aquí  de  mis  brios.  {Trémolo  en  la  orquesta, 
hasta  que  ataque  el  canto.  Doña  Claudia,  vestida  de 
turca,  y  Genara  de  mágico,  salen  de  su  cuarto.  D.  Ro- 
dolfo del  suyo,  con  pistolas;  aljtnal  Cucufato  de  Miier- 
te.  En  el  momento  de  salir,  Cristeta  cubre  á  D.  Bruno 
con  el  cJial.  Precipitación  progresiva  hasta  el  final.) 


26 


ESCENA  X^7III. 

Dichos,  Doña  Claudia  ,  Genara  ,  Rodolfo.  Ál  tiro  de  este, 
Toribío  y  el  huésped,  con  gorro  de  dormir  y  luz. 

RoD.    Qué  veo? 

Cla.  Qué  miro?  Picaro!  Infame!  {Abalanzándose  á  Don 
Bruno  y  cogiéndole  de  un  brazo.) 

RoD.    Reza  el  credo!  {Le  agarra  del  otro  brazo.) 

CANTADO. 


Bruno.  ) 
Cristeta  } 
Huésped,  i 

TORlBlO.    I 

Rodrigo,  i 
Claudia,  i 


Socorro!  Socorro!  {iÍ7V.) 

Qué  sucede  aquí?. . .  {con  luces-) 

Que  este  se-Juctor 
tiene  que  morir. 


Huj'amos!  huyamos! 
Alto,  gran  bribón!.. 


Bruno,     i 

Cristeta  I 

Rodolfo. 

Claudia. 

Genara, 

RoD.  Venga  aquí  la  muerte!.  . . 

(Va  á  tirar  con  la  segtmda  fistola,  á  tiempo  que  Cucufato  se 

presenta  al  foro,  disfrazado  de  Muerte,  con  un  traje  de  oso 

al  brazo.) 
Cuc.  Aquí  estoy! 

Todos.  Horror!.  .  . 

{Apágame  las  luces,  unos  caen ,  oíros  corren ,  gritería.    Genara 
desmayada  cae  en  wi  sillón.  Claudia  en  otro.  Telón  rápido.) 


FIN  DEL  ACTO  PRIMERO. 


ACTO    SEGUNDO. 


CUADRO  III. 


Galería  contigua  al  salón  de  máscaras  en  Capellanes  ,  adornada   con 
flores  y  faroles  de  colores.  A  los  lados  divanes,  etc. 

ESCENA   PRIMERA. 

Coro  general  de  máscaras,  disfrazadas  caprichosamente  ;   las 
seTioras  con  caretas. 

MÚSICA. 

Ellos.  Descubre  esc  rostro! 

Ellas.  Te  vas  á  asustar! 

Ellos.  Tan  feo  le  tienes? 

Ellas.  Horrible  en  verdad! 

Ellos.  Ah!  no,  no  es  posible! 

Ellas.  Es  cierto! 

Ellos.  No  tal! 

El  alma  me  dice 

que  es  linda  tu  faz! 


Ellos.  Seductora  mascarita 

tus  encantos  muéstrame! 
Yo  lo  imploro,  bella  ingrata, 
de  rodillas  á  tus  pies! 


Ellas.  Basta,  basta,  caballero, 

es  inútil  pretender, 
que  una  dama  se  descubre 
sin  por  qué  ni  para  qué. 


Ellos. 


Yo  la  adoro,  la  idolatro! 


—  28  - 

Ellas.  Eso  es  cierto? 

Ellos.  Cierto  es! 

Ellas.  Desde  cuándo? 

Ellos.  Desde  ahora! 

Ellas.  Ay,  qué  picaro  es  usted! 


Casarse  rae  jura? 
Ellos.  Quién  duda  que  si? 

Ellas.  Y  es  por  lo  eclesiástico 

ó  por  lo  civil? 


Ellos.  Según  tu  deseo 

descúbrete  ya!.  .. 
Ellas.  Queda  convenido, 

ya  no  hay  mas  que  hablar!. 
Ellos.  Jesús  que  hermosura, 

me  abrasa  su  luz! 
Ellas.  Vayase  y  refresque 

en  el  ambigú. 


(Se  descubren.) 


Ellos. 
Ellas. 

Ellos. 
Ellas. 


Ellos. 
Ellas. 


Caballero! 

Señorita!. .  . 
Ya  habrá  comprendido  üstec 
que  una  chanza  ha  sido  todo 
Cómo  chanza?  No  lo  es. 
El  amor  en  Capellanes 
imposible  es  de  creer! 
Pues  se  queda  en  los  salones 
pegadito  á  la  pared. 
Yo  le  juro  amarla  siempre. 
Ay  por  Dios!  Cállese  usted! 
En  saliendo  usté  á  la  calle 
si  te  he  visto  no  hay  de  qué. 


Ellos.  Usted  desconfía? 

Ellas.  ■  ^y:-v-r  Pues  bien  claro  está; 
■  que  hoy  es  muy  difícil 
el  matrimoniar. 


Ellos. 


Con  esos  desdenes 
se  enciende  mi  amor. 


Ellas.  Pues  tome,  hermanito, 

agua  de  limón ! 

ESCENA  II. 

D.  Bruno.   Dentro  voces  y  carcajadas  q%e  se  alejan;  Don 
Bruno  entra  tropezando  y  cae  en  escena. 

HABLADO. 

Ay!  Esto  me  faltaba!. ..  Virgen  de  la  Peña,  si  sacas 
con  bien  á  mi  asendereado  individuo,  te  ofrezco  un 
ángel  de  mi  tamaño,  de  cera. . .  Y  esto  es  la  Corte?... 
Y  dice  la  gente:  «De  Madrid  al  cielo!» . . .  No,  no,  de 
Madrid  al  Infierno!. ..  El  uno  me  echa  la  zancadilla 
y  ruedo  como  una  pelota!. . .  Al  verme  en  tan  triste 
situación,  otro  me  pisa  la  mano,  y  con  su  «perdone 
V.»  quedo  pagado.  El  de  mas  allá  me  eoje  por  una 
ala,  haciéndome  perder  el  equilibrio  ,  y  se  arma  la 
rechifla  mas  descomunal  que  oyeron  los  mortales.  Y 
para  fin  de  fiestas,  esa  atolondrada  bailarina,  se  em- 
peña en  hacerme  bailar  todo  lo  que  toca  el  presi- 
dente de  los  músicos.  Ay!...  Cuándo  será,  y  que 
ganas  tengo  de  cojerte,  Brihuega  de  mi  alma!..  .  Si, 
en  esta  Babel  acabaría  por  pervertirme.  Á  Dios  gra- 
cias, aquí  podré  tomar  aliento. . . 

ESCENA   III. 

D.  Bruno  y  Cristeta. 

Cri.      Al  fin  lo  encuentro  á  V-,  calaveron. 

I>RU.     Señora. . . 

Cri.  Véngase  V.  con  escusas;  dejarme  por  seguir  á  una 
Turca!  Un  mamarracho,  que  parece  un  talego  de 
pasta  flora. . . 

Bru.  Pero  si  yo  no  he  seguido  á  nadie,  ni  he  visto  á  seme- 
jante Turca!  Lo  que  yo  quisiera  es,  descansar  del 
trasiego  que  estoy  llevando  en  este  maldito  baile;  y 
si  no  fuera  por  la  palabra  que  di  á  V.  de  acompa- 
ñarla, tomaba  las  de  Villadiego  ,  y . . .  que  bien  me 
encontraría  yo  en  mi  camita! 

Ciu.  Ingrato,  después  que  le  proporciono  emociones  de 
que  nunca  ha  esperimcntado,  haciéndole  mi  caba- 
llero! Hay  tantos  que  beberían  los  vientos  por  con- 
seguir una  milésima  parte  de  lo  que  Y.  no  sabe  es- 
timar!.. . 

Bau.     Ahí  verá  V.;  y  yo  los  bebería  por  irúie  á  casa . .  . 


—  30  - 

Ci.i.  Pues  inténtelo  V.,  falte  á  su  palabra  ,  y  le  aseguro 
que  mañana  hablarán  de  nosotros  los  periódicos,  y 
sabrá  el  mundo  entero  de  lo  que  soy  capaz. 

Bru.     Señora..  .  me  parece  que  V.  abusa. . . 

Uiu.  Y  V.  debiera  estar  loco  de  alegría,  al  merecer  mi 
deferencia  y  simpatía.  . .  Vamos,  abrócheme  V.  este 
guante.  .. 

Bru.     Con  mucho  gusto. . . 

Cp.i.  Le  parece  á  V.  que  yo  abandono  esta  mano  así,  á 
cualquiera? 

BfiU.  En  cuanto  á  eso,  varía,  (Caramba  si  es  guapa  esta 
mujer!) 

Cfti.     Vamos,  hombre.  .. 

Bru.     Si  no  puedo..  ,  (A  ver  con  los  dientes..  .) 

Ciii.     {Dándole  una  palmada  en  la  cara.)  Atrevido!.  .. 

Bru.     Señora...  Silba... 

Cri.  No  iba  ,  sino  que  fué .. .  Mira  loque  sabe!...  Se- 
ductor!.. . 

Bru.     Señora. . .  puedo  asegurar  á  V. . . 

Cri.  No  hay  cuidado.  Eso  corre  de  mi  cuenta.  Pero  esta- 
mos perdiendo  un  tiempo  precioso.  Acompáñeme  V. 
al  Tocador,  y  espéreme  á  la  puerta. 

Bru.     y  no  sería  mejor.  . . 

Cri.  Que  le  deje  aquí,  para  que  le  suceda  otra  desgraci:!.' 
De  ningún  modo.  Vamos,  venga  el  brazo;  así,  hom- 
bre, sea  V.  galante. 

Bru.     Como  no  tengo  costumbre.  . . 

Ckí.  Ande  V.  con  soltura;  así  como  lo  que  somos,  un 
Ángel  y  una  Hada.    (Se  van  fondo.) 

ESCENA  IV. 

Claudia,  y  Genara;  y  apoco,  Rodolfo  de  oso  y  Cücufato. 

Cla.     Te  digo  que  tengo  mis  sospechas;  la  voz  del  oso  la 

he  oido  en  otra  parte. 
Gejí.     Pues  á  mí  no  me  cabe  duda  de  que  esa  Muerte  es  la 

de  la  fonda. 
Cluc.     Rodolfo,  calma  y  prudencia. .. 
iioi).     Y  sobre  todo,  obrar  con  prontitud.  Ay  de  tí,    si  nu 

me  obedeces! 
Cüc.> Palabra  de  honor!   Mira,  allí  están  la  Turca  y  el 

Mago. 
KoD.     Magnífico! 
Ouc.     Disimulemos! 

Gen.     Tia,  por  qué  no  saca  V.  á  bailar  al  Oso? 
Ci.A.     Estás  loca? 


—    al     — 

Gein.  Si  es  lo  que  pensauíos  ,  así  tendrá  V.  pretesto  para 
averiguar.  . . 

Cla.  Pero  una  mujer  como  yo. .  .  Eso  no  se  ha  visto  nun- 
ca, ni  es  decente.  ..  Mira,  la  Mueríc  parece  mas  pa- 
cífica, y  si  tii  te  atrevieras . .  . 

Gen.     Tia!... 

RoD.     Resolución!.  . . 

Ouc.     Y  tacto,  mucho  lacto! 

Roí).  Voy  á  ver  si  puedo  cciuveucer  á  la  Mora,  para  que 
baile  conmigo. , . 

Cuc.  Bueno;  y  yo  veré  si  el  Mago  me  dice  mi  oróscopo, 
y  descubrimos  á  esos  belitres  que  buscamos..  . 

Gek.     Tia,  el  Oso  la  mira  á  V. 

Cla.  Mejor  ;  nnda  á  ver  si  puedes  descubrir  algo  de  la 
Muerte..  . 

RoD.     Arrogante  Mora  estás. 

Cla.     Toda  la  arrogancia  es  mia. .  . 

Gen.     Señora  Muerte,  con  su  licencia. . . 

Cuc.     Ko  hay  de  cjué^  portentoso  Mágico. 

RoD.  Si  no  temiese  irritar  las  iras  del  celoso  Sultán  á  que 
perteneces,  me  atrevería  á  pedirte  un  rigodón. 

Cla.  Aunque  no  lo  acostumbro. ..  Pero  es  el  caso  que  no 
sé  si  me  acordaré. . . 

RoD.     Ah!  Pues  toma  mi  brazo  y  en  marrha..  . 

Cla.     Poco  á  poco;  todavía  no  he  dicho  que  sí. . . 

RoD.     Mil  bombas! ... 

Cla.     Qué  es  eso? 

RoD.  (Disimulemos!)  Son  impulsos  naturales  de  mi  carác- 
ter. 

Cla.     De  oso..? 

RoD.     Cómo? 

Cla.     Digo,  me  parece  que  el  trage..  . 

RoD.     Es  verdad,  no  me  acordaba. .. 

Cuc.     Si,  en  efecto,  es  un  paleto.  .. 

Gen.     De  Brihuega. 

Cuc.     Mas  feo  que  Picio\ 

Gen.    (A  que  le  doy  un  bofetón!) 

Cuc.  Pero  el  chiquillo  mamón  que  tiene  en  la  fonda,  de 
quién  és? 

Gen.    Toma,  tú  no  lo  sabes? 

Cuc.     No. . . 

Gen.     Pues  es  de  su  padre... 

Cuc.     Pero. .  . 

Gen.     Nadie  mejor  que  tú  podia  arreglar  todo  estu. 

Cuc.     Cómo? 

Gen.  Is'o  eres  la  muerte?  Pues  estiende  tu  fatal  guadaña 
sobre  los  criminales,  y  todo  se  arregla. . . 


-  32  — 

Cl'c.  Ah!  Simpática  Maga,  yo  soy  una  pobre  Muerte,  que 
estoy  mas  muerta  que  viva.  Mire  V.,  yo  no  soy  lo 
que  parezco, 

Gf.n.     Cómo? 

Cüc.  {Llorando.)  Si  yo  le  contase  á  V.  mis  penas  y  des- 
venturas... 

RoD.    Voto  á  cien  regiones!  Qué  es  eso,  Cucufato?..  . 

Cuc.     No  es  nada,  hombre!  Qué  genio!  No  se  lo  deciaá  V.-^ 

ESCENA  ÚLTIMA. 

Dichos,  CmsTETA,  D.  Bruno.  Caballeros  y  Máscaras. 

A'ocES  DENTRO.  Bien!  Bravo!  Já!  já!já!  Que  bailen..  .  Que 
bailen. . . 

Bru.  {Del  brazo  con  Cristeta.)  Pero  señores,  si  no  se  puede, 
hay  mucha  gente.  Que  tracamundana;  esto  és  inso- 
portable!.. .  Cuidado  si  hago  yo  efeclo  á  estas  gen  - 
tes . ,  . 

Todos.  Já,  já,  já! 

Cri.     Aquí  podemos  bailar. 

Todos.  Si,  si. 

YocES.Que  baile  el  Angél,  la  Muerte,  la  Turca,  el  Oso. 

Todos. Que  bailen!  Que  bailen! 

RoD.    Silencio! 

Cri.     (Debe  ser  él!) 

RoD.    (Será  ella?) 

Olí.    (Ese  Ángel  me  está  dando  en  qué  pensar.) 

RoD.  Señores,  respetable  auditorio;  puesto  que  en  el  salón 
no  se  cabe,  en  uso  de  nuestra  autonomía  ,  derechos, 
y . . .  porque  nos  dá  la  real  gana,  propongo  que  bai- 
lemos aquí  uaa  cuadrilla. 

Todos. Si,  si.  ..  Bravo!... 

RoD.  Orden!...  Primera  pareja.  Hada  y  Ángel.  Segunda 
la  Mora  y  yo.  El  Mago  y  la  Muerte  caerán  sobre 
nosotros  para  finalizar  el  cuadro. 

Todos. Bien!  Bravo!  Sublime!. . . 

(La  orquesta  toca  un  canean  que  bailan  las  dos  primeras  pare- 
jas, haciéndolo  al  final  el  Mago  y  la  Muerte.) 

MÚSICA. 
Coro  General. 
Que  placer 
es  bailar, 
de  la  orquesta 
al  compás, 
el  alegre 
sin  par 


3Í 


animado 
cán-cán ! 
Que  placel- 
es bailar, 
etc.,  etc. 


Bravo,  delicioso, 
ya  lio  hay  mas  que  ver. 
La  Mora  y  el  Oso 
lo  bailan  muy  bien. 
El  Ángel  y  la  Hada, 
no  hay  mas  que  pedir, 
y  el  Mago  y  Ja  Muerte 
lo  hacen  hasta  allí! 


FIN  DEL   ACTO  SEGUNDO. 


ACTO  TERGEUO. 


Salón  de  Ambigú  en  Capellanes.  Puerta  al  fondo  y  otra  en  último 
término,  con  rico  portier  y  targeton  en  que  se  lea:  «Tocador.»  A  ios 
hidos  mesas,  banquetas,  sillas  etc.,  etc. 

ESCENA  PRIMERA. 

{La  orquesta  preludia  un  mals.  Se  oye  lejano  bullicio,  y  se  ven 
atravesar,  valsando  por  el  foro,  algunas  parejas.  Al  terminar 
la  crq%(,esta  salen  D.  Bruno  y  á  jjoco  un  Camarero.) 
Bru.     Animal!  Torpe!  Tarasca!...  A  poco  mas  me  rompe 

un  ala.  Jesiis!  Esto  es  insoportable!  Dios  mió!.  . .  No 

puedo  mas!  Esto  parece  una  fonda. . .  Oye  tú,  el  del 

mandil. .. 
Cam.    Qué  se  ofrece? 
Bru.    Qué  es  esto,  fonda  ó  café?- 
Cam.    Ambigú. 

Bru.    Ambigú!. ..  Y  eso  es  cosa  de  comer? 
Cam.    Já,  já,  já! 
Bru.     Toma,  y  se  riel . . . 
Cam.   Caballero..  .  Tengo  que  hacer  y . . . 
Bru.    No  me  opongo,  y  en  cuanto  satisfagas  la  pregunta  de 

ambigú,  te  puedes  marchar. 
Cam.   "Vamos. . .  V.  está  de  broma. 
Bru.    (Si  será  algún  señor  disfrazado  de  mozo?) 
Cam.    Que  V.  se  divierta. . . 
Bru.    (No  lo  dije?)  Dispeíise  V.,  caballero  ,  si  he  cometido 

la  imprudencia  de. . . 
Cam.    Es  chistoso.  Já,  já,  já! 
Bru.    (Y  le  hago  gracia!, . .)  Yo  le  habia  tomado  á  V.  por 

un  mozo. . . 
Cam.    y  lo  soy. . .  Qué  tiene  que  mandarme? 
Bru.  -  Hombre,  yo  soy  de  un  lugar,  y  por  consiguiente  algo 

romo.  . . 
Cam.    (Vamos. . .  está  de  broma  ó  ha  bebido! . .) 
Bru.    Chist. .  .  no  te  vayas. 
Cam.    Acabemos.  . . 

Bru.   Bueno;  pero  deseo  me  digas,  qué,  se  dá  en  el  ambigú... 
Cam.    Todo  lo  que  V.  quiera. 


-  35  — 

Bru.    y  se  puede  comer. .  .?  Por  el  dinero,  se  entiende.? 

Cam.    Como  en  una  fonda. 

Bru.  Magnífico!  Ya  comprendo.  Y  qué  te  parece  que  debo 
tomar? 

Cam.    Lo  que  V.  guste. 

Bru.  Hombre,  como  he  tenido  un  dia  tan  desarreglado, 
creo  que  lo  que  mejor  me  sentaría  es  cocido  y  postre. 

Cam.   Cocido? 

Bru.  Si,  cocido  con  garbanzos.  (Parece  que  he  dicho  una 
barbaridad!) 

Cam.    Dispense  V.,  pero  no  hay  lo  que  pide. 

Bru.  Entonces,  saca  lo  que  quieras  ,  pero  que  sea  de  ali- 
mento. 

Cam.    Perdices,  jamón,  ternera  y  huevos. 

Bbu.     Trae  jamón  y  ternera. 

C.^M.    Voy... 

Bru.     y  vino. 

Cam.    Bueno. 

Bru.    Si,  bueno,  y  pan. 

Cam.   Corriente...  {Saliendo.) 

Bru.  [Rumor  y  risas  dentro.)  Dios  mío!  Vete  arreglando  la 
mesa  ,  que  vuelvo.  (Si  me  cojen  otra  vez  por  su 
cuenta!) 

ESCENA  II. 

D.  Rodolfo,  Caballeros  y  Máscaras  en  tropel  que  le  siguen 
y  rodean. 

MÚSICA. 

Coro.  Rodeadle!  Rodeadle! .. . 

que  no  escape!  (Todos  le  rodean.) 
RoD.  [Furioso.)  Voto  vá! 

Coro.  Que  magnífica  alimaña! . . . 

Es  soberbio  este  animal! . .  . 
RoB.  (Como  llegue  á  incomodarme, 

ni  uno  vivo  ha  de  quedar!) 
Coro.  Atención!  Vamos  á  hacer 

que  haga  alguna  habilidad! 

Oso  del  Norte,  sabes  bailar? 

[Rodolfo  menea  la  cabeza  impaciente.) 

Dice  que  sí.  Já,  já,  já! . . . 

Que  inieligcncia.  No  vio  jamás 

Oso  mas  grande  la  cristiandad. 
Doma.  Alto,  señores!  Que  ahora  va  á  hablar! 

usso  del  norte!. . .  venitequa!.  .. 
RoD.  (Este  gaznápiro  las  vá  á  pagar.) 


-  3G  -~ 

(Rodolfo  ejeaita  lo  que  dice  el  Domador.) 
Doma.  Date  una  brinca!  [toda.) 

(Joro.       ■      [Aplaudiendo.)  Bravo! 
Doma.      '  Anavant!. . . 

Molta  atención  que  vá  á  parlar!. .  . 
Coro.  ChitOj  escuchenaos!.. . 

Doma.  Di  te  papá!... 

Coro.  Chito,  silencio!. .. 

RoD.  Toma  mamá! . .. 

(Rodolfo  le  dá  una  bofetada  al  Domador,  este  al  que  tiene  mas 
cerca,  ij  así;  Confusión,  gritería,  Carreras.) 

HABLADO. 

Ror>.  Horror  y  esterminio!  (Amenazando  á  iodos.)  Al  que 
coja  lo  devoro! 

ESCENA  III. 

.  Dichos,   CUCUFATO. 

Cuc.     Canallas! . . . 

RoD.    Toma!  (Le  dá  un  bofetón  que  le  hace  rodar.) 

Cuc.    Ay! 

RoD.     Soy  una  fiera!... 

Cuc.     Lo  creo!  Detente! 

RoD.     Calla!  Eres  tü? 

Cuc.     Por  desgracia.  Ay!. ..  creo  que  me  he  roto  algo. 

RoD.     Levántate,  mandria;  eso  no  es  nada? 

Cuc.     Pues  avisa  cuando  sea  algo.  Ay!  Estoy  molido. 

RoD.    I,es  has  visto? 

Cuc.     No. 

RuD.     Está  visto  que  no  sirves  para  nada. 

Cuc.     Pues  lo  que  es  tú,  no  creo  que  estes  mas  adelantado. 

RoD.  Truenos  y  rayos!  No  ine  cabe  duda,  están  aquí; 
tengo  pruebas. 

Cuc.     Pero  entre  tanta  gente,  vaya  V.  á  encontrar.  .. 

RoD.  Los  encontraremos,  sí,  me  lo  dice  mi  furor!..  .  Solo 
me  faltaba  haber  echado  la  noche  á  perros,  para  no 
encontrar  á  esa  pérfida  de  Cristeta!  Oh!  en  cuanto 
al  paleto,  no  hay  remedio,  se  bate  conmigo  ó  lo  es- 
trangulo. .. 

Cuc.  Calma ,  Rodolfo ,  calma.  Ya  has  visto  que  con  tu 
precipitación  y  equivocaciones,  por  poco  nos  llevan 
al  Saladero  y  otros  escesos. . . 

RoD.  Pero  hombre,  tú  no  tienes  sangre  en  las  venas!  De- 
jas que  te  birlen  la  novia;  ves  lo  que  me  pasa  con  la 


-  37  - 

mia,  y  después  que  todo  lo  hago  por  tí,  tratas  de 
contener  mi  justo  furo^■^  . . 

Cüc.  Si  yo  te  lo  agradezco!  Y  en  cuanto  la  encontremos, 
rae  casaré  con  tu  hermana;  es  cosa  convenida,  pero.. . 

Rop.  No  hay  pero  que  valga.  Es  indispensable  que  los 
encontremos,  y  esterminar  á  los  seductores. 

Cüc.  Pero  antes  debemos  averigiur  de  quién  es  el  chi- 
quillo; porque  no  tendría  gracia  que  yo  cargase.  .  . 

RoD.  Con  un  trompazo  que  te  aplaste  esa  nariz  de  remo- 
lacha.. . .  Ahora  te  me  vienes  con  evasivas?. .. 

Cuc.     De  ningún  modo,  pero.  . . 

RoD,  Calabaza!  Menos  reflexiones,  y  ponte  esa  careta. 
Busquémosles  sin  descanso;  tú  por  un  lado,  yo  por 
otro!  En  la  puerta  del  salón,  frente  á  la  orquesta, 
ó  en  este  sitio,  nos  encontraremos  con  el  resultada 
de  nuestras  pesquisas.  (Dándole  un  empellón.)  Vamos, 
hombre! 

Cuc.     Pero... 

Rop.     Anda,  calzonazos.  (Salen  foro  de/ echa  é  izquierd:'.  ) 

ESCENA  IV. 

D.  Bruno  y  Cbisteta,  y  Mozo  con  platos.. 

Cri.     Chico,  advierte  que  ceno  con  este  caballero. 

Bru.  (Santo  Dios,  la  bailarina!. . .  Esta  mujer  es  mi  som- 
bra! ... ) 

Cri.     Al  ñn  consigo  hallar  á  V. 

Bru.     (Lo  siento.)  Sí,  eh? 

Cri.  Conque  vamos  á  cenar?. . .  Ya  decia  yo;  es  iT.posi- 
ble  que  D.  Bruno  sea  tan  poco  galante  ,  que  no  me 
convide  á  el  ambigú. 

Bru.    y  ha  pensado  V.  muy  bien. 

Cri.  Yerá  Y.  con  que  tranquilidad  cenamos  los  dos  solitos, 
mano  á  mano..  . 

Bru.    Justo. . .  (Así  te  dé  un  cólico!.  .  .) 

[El  Camarero  les  sirve  la  cena.  D.  Bruno  y  Cristeta  hablan 
bajo.  Rodolfo  entra  por  el  foro,  con  Cucufato.) 

ESCENA    V. 

Dichos,  D.  Rodolfo  y  Cucufato. 
Cuc.     GdXvQ.ai,Roñ.o\ío\. ..  {Conteniendo  á  Rodolfo.) 
Cri.     (Ya  está  aquí.) 
Cuc.     Qué  hora  és? 
Ron.    La  de  dar  el  trueno  gordo.  No  los  puedo  encontrar, 

aunque  mis  sospechas  adquieren  certidumbre. 
Cuc.     Pero... 


-  38  - 

Cra.     Ciertamente  que  ha  sido  capricho  disfrazarse  de  0-;o, 
para  hacer  el  idem. 

Cuc.     Creo  que  sería  mejor  irnos  á  casa. 

RoD,    Al  infierno! 

Cm.     Já,  já,  já! 

RoD.    Se  están  riendo  de  nosotros? 

Cri.     Es  raro,  já,  já! 

Bhu.     Señora,  detenga  V.  la  risa,  no  sea  que  se  enfade  y... 

Cri.     Mejor..  ,  De  ese  modo  será  mas  completa  la  diver- 
sión . . . 

RoD.    Mil  bombas! . . .  Creo  que  los  acogoto! . . . 

Bau.     (Pues  solo  faltaba  que  me  comprometiera!) 

Cri.     Tiene  V.  mucha  razón  ;  es  de  un  .gusto  detestable  y 
asqueroso. 

Bru.     El  qué,  señora?. . . 

Cri.     Lo  que  me  dijo  V.  hace  poco,   de  esos  disfraces  de 
Oso  y  de  Muerte. . . 

RoD.    Esto  mas?  Estoy  bufando! . . . 

Bru.     Advierta  V.  que  yo  no  he  dicho. . . 

Cuc.     Calma;,  Rodolfo,  calma!...    (Conteniéndole.) 

RoD.  Me  parece  que  le  rompo  la  cabeza  al  del  tonelete. 
Pues  bonito  humor  tengo  yo  esta  noche. . . 

Cri.  Já,  já,já!  Tiene  V.  unas  ocurrencias.  ..  Bien  mere- 
cido lo  tenia;  já,  já,  já! 

Bru.  (Pero  qué  dice  esta  mujer?.  ..  Yo  sudo  la  gota  gor- 
da!. ..  El  Oso  se  acerca...  .  Creo  en  Dios  padre 

Ya  estoy  comprometido!..  .) 

RoD.    Deja  que  la  descuartice! 

Cri.  Es  chistoso!. ..  Solo  á  V.  se  le  ocurre  pegarle  fuego 
á  la  piel  de  ese  oso. 

RoD.    Caballero..  .  V.  está  reñido  con  su  vida? 

Bru.    Pero  señor  mió,  si  yo. . . 

Cri.     Insolente!... 

RoD.    Deslenguada!... 

Cuc.    Rodolfo,  calma!..  .  (Coníeniéndole.) 

Bru.     Señora. ... 

RoD.  No  ha  de  valoría  á  V.  ni  el  acompañante,  ni  las  fal- 
das... (Se  stíde  la  careía.  Cristela  dé  un  grito  y  des- 
aparece por  el  foro.) 

Cri.     Rodolfo!  Ah!...  (Váse.) 

Bru.    Jesús!  Jaime  el  Barbudo!.  . . 

RoD.  Esa  voz!...  Es  ella!...  Sujeta  á  ese  hombre.., 
vuelvo  en  seguida..    .   (Váse.) 

Bru.  Dios  me  asista! ...  [Vé  á  salir,  y  D.  Cucufato  le  ame- 
naza  con  la  guadaña.) 


-  39  - 

ESCENA  V. 


D.  Bruno,  D.  Cucufato. 

Cuc.    Detente  mortal! . .  . 

MÚSICA. 

Cuc.  Si  das  un  solo  paso, 

ténlo  entendido, 
te  doy  un  guadañazo 
que  te  divido! 


(Ay!  si  lo  dá , 

me  caigo  muerto  al  suelo 

sin  más  ni  más.) 


Bru.  No  me  intimida  nadie 

que  no  soy  rana; 
daré  todos  los  pasos 
que  me  dé  gana. 


(Ay  santo  Dios! 

No  me  muevo  en  cien  años 

de  donde  estoy!) 


Yo  soy  un  valiente, 
(Me  vá  á  dividir!) 
Cuc.  Yo  lo  soy  también . 

(Qué  vá  á  ser  de  mí?) 
(á  dos.) 


Bru.  Ay  Jesús  María 

qué  me  pasará; 
tengo  un  canguelitis 
que  no  puedo  hablar. 

Cuc.  Ay  San  Cucufato, 

me  ha  empezado  á  entrar 
un  miedo  mas  grande 
que  una  Catedral. 


-  40  - 

HABLADO. 

Ctic.     Puede  V.  sentarse,  si  le  acomoda. 

Briü.    Ah!  Qué  me  siente?. . .  Con  mucho  gusto. 

Cü'c.     (Malo! . . .  Esfe  es  un  hombre  de  sangre  fría! . . . ) 

Brü.    (Ay!  no  me  llega  la  camisa  al  cuerpo! . ..  Heme  aqu? 

en  el  fatal  banquillo!. .  .) 
Cuc.     (Qué  ojos  pone! ...  Yo  creo  que  corro  peligro! . .  A 

ESCENA  Vlí. 

Dichos,  Rodolfo. 

RoD.     Truenos  y  rayos!.  . .  . 

Buu.  ;  V    . 

Cuc.  i     -^^ 

Roü.  Se  me  ha  escabullido  entre  la  gente. . .  Oiga  V. . .  . 
(Dándole  tm  golpe  en  el  hombro.) 

Bru.     Oigo...  (Qué  bruto!...) 

Cuc.     Gracias  á  Dios.'. .  .  Respiro. . . 

RoD.    Dónde  está? 

Buu      Quién? 

RoD.     Esa  infame. 

"Bru.     Pero  quién?.  . . 

RoD.    La  pérfida..  . .  Su  cómplice,. .  . 

Bru,     Mi!... 

RoD.    Si-,  la  madre  del  cachorro. 

Bru.  (Yo  estoy  en  babia!. . .)  No  comprendo  á  V. ,  caba- 
llero!. .. 

RoD.  Se  hace  V.  el  inocente?.  ..  Basta  de  rodeos. . .  Y  mi 
hermana? 

Bru.  Buena  para  servir  á  V.  (Vamos,  no  sé  lo  que  me 
digo!) 

RoD.    Conque  buena?..  . 

Bku.     Digo  ,  eso  V.  lo  sabrá  ,  porque  yo  no  comprendo.  .  . 

RoD.  Conque  no  comprende  V?. ..  Señor  mió,  la  salud  de 
mi  hermana  le  vá  á  costar  á  V.  !a  vida. . . 

Bru.  Hombre!  V.  está  ofuscado!..  .  Si  yo  respeto  la  sa- 
lud de  su  hermana!  Hay  mas ,  la  venero  ;  y  si  V. 
quiere,  hasta  la  adoro.  . . 

RoB.    Qué  la  adora  V?... 

Cuc.     Mátale,  Rodolfo. 

Bnu.     No  li-í  haga  V.  caso! 

Rop.  Le  advierto,  que  á  mí  ya  rae  han  salido  los  col- 
millos. 

Bru.     y  á  mí  se  me  están  entrando...    Pero  bendito  de 


-  ■»  - 

Dios!  Si  yo  supiera  donde  está  su  hermana  ,  por  qué 

razón  lo  había  de  ocultar? 

RoD.  Es  decir,  que  insiste  V.  en  negar?. .. 

Rhu.  y  dale... 

RoD.  Caballero..  . .  Tengo  sed...  . 

Bfiu.  Pues  aquí  hay  agua. 

RoD.  De  sangre! 

Bau.  Pues  al  matadero. 

Cuc.  Rodolfo,  creo  que  se  está  burlando  de  nosotros. 

Roo.  Cómo? 

Brü.  Señores,  por  caridad,  basta  ya.. . 

RoD.  Si,  concluyamos.  Quién  es  esa  máscara  que  cenaba 

con  V? 

Bru.  Es  una  bailarina,  que  vive  en  mi  casa. 

Ron.  Conque  V,  vive  con  una  bailarina? 

Bru.  Si,  señor;  es  decir;  vive... 

Roo.  Qué  sospecha!  Su  nombre,  diga   V.  su  nombr?.... 

Bru.  Cristeta.  .. 

Ror.  Miserable!  {Le  dá  un  puntapié.) 

Biíu.  Caballero,  respete  V.  esa  parte  inocente. .. 

Rop.  Esto  es  insufrible!..  . 

Brü.  Pues  abur!  {Quiere  Miir.) 

Alto  aquí! 


ROD. 


Cüc.  ) 


MÚSICA. 


RoD.  Quieto,  ó  le  estrangulo! 

Cuc.  Quieto,  ó  le  acogoto. 

Bi^u.  Ay!  Ved  aquí  un  ángel 

entre  dos  demonios! 

Ay!  San  Pruno,  librar.? 

de  esta  horrible  situacio: 


RoD.  Sátrapa. 

Cuc.  Tunante. 

Ron.  Picaro. 

Cuc.  Bribón. 

{A  cada  palabra  iimn  del  ala  respectiva,  liaciéniole  gíra^ 
vn  lado  y  otro.) 
Bru.  Yo,  señores,  nada  sé 

de  lo  que  inquiriendo  están. 


RoD.  Pérfido. 

Cuc.  Malvado. 

RoD.  Cínico. 


Cuc. 
Bru. 

-42- 

Truhán! 
Caballeros,  déjenme 
y  esta  broma  tenga  fin. 

ROD. 

Cuc. 
Ron. 
Cuc. 

Vándalo. 
Farsante. 
Sátiro. 
Malsin. 

Bru.  Señores,  Señores, 

que  barbaridad! 
Ya  me  voy  cargando 
con  tanto  tirar! 


RoD.  Sátrapa!  Hipócrita! 

Pérfido!  Cínico! 
Vándalo!  Picaro! 
Vil  camastrón! 
Etico!  Ecefálico! 
Pútrido!  Lívido! 
Tétrico!  Rígido 
quedarás  hoy! 


Cuc.  Cójele!  Átale! 

Hiérele!  Pínchale! 
Mátale!  Trínchale! 
Como  á  un  Salmón! 
Sájale!  Chúpale! 
Cómele!  Máscale! 
Muélele,  y  trágale 
por  impostor. 


Bru.  Déjenme!  Ténganse! 

Piénselo!  Párense! 
Óiganme!  Vayanse, 
por  compasión! 
Véanlo!  Mírenlo! 
Júzguenlo!  Cálmense! 
Háganlo,  y  largúense 
en  paz  de  Dios! 


-  43  - 

ESCENA  VII. 

Dichos,  Doña  Claudia  y  Gen  ara. 

HABLADO. 

RoD.    Alto  aquí 

Cla.    Qué  yeo!  Bruno! 

Gen.     Si,  es  él! 

Bru.     No  hay  quien  me  socorra? 

Cla.    Yo!..,  {Le  pega.) 

Bru.    Ecce  homo!  Bueno  está  el  socorro! 

RoD.    Señora... 

Cla.     Déjeme  V.,  quiero  sacarle  los  ojos. 

Bru.    Por  caridad,  sujeten  ustedes  á  esa  mora. . . 

Cla.     Que  me  sujeten,  mal  hombre? 

Gen.     Firme,  tia,  firme! . . . 

RoD.    Según  parece,  usted  también  tiene  algún    resenti- 
miento con  ese  seductor? 

Cla.     Que  si  tengo?  Nos  han  de  oir  los  sordos, 

Cüc.     Eso  me  parece  algo  difícil.  . . 

Bru.    Pero  señora,  si  yo  no  la  conozco  á  V.! 

Cla.     Que  no  me  conoces?  Lo  veremos.  Responde,   infiel, 
y  el  chiquillo? 

RoD.    V.  también  sabe?..  . 

Ola.     Si  señor,  por  mi  desgracia. . . 

Bru.     Hombre,  mátem.e  V.,  que  yo  le  daré  las  gracias  des- 
pués de  muerto. . . 

Cla.     Díme,  bribón,  y  la  nodriza,  y  la  bailarina,  y.  .  . 

RoD.    Pero  quién  es  "V? 

Bru.     Sí,  eso  digo  yo;  quién  es  V?.  . . 

Cla.     Quién  soy?  Mira  y  tiembla.  {Se  descubre.) 

Bru.     Jesús!  Claudia! 

Gen.     y  Genara. 

Bru.     También  tú! . .  .  Ábrete  abismo  ,  y  traga  de  una  vez 
al  rigor  de  las  desdichas! . . . 

RoD.     Pero,  quién  son  ustedes? 

Cla.     Soy  su  esposa. 

Ron.    Es  cierto? 

Bru.     Si,  muy  cierto. . . 

RoD.    Con  qué  es  V.  casado? 

Cuc.     Casado? 

Bru.     Casado,  si  señor.  Pues  no  parece  sino  que  c;    ser 
casado,  sea  un  crimen  en  esta  tierra! 

RoD.     Casado!  Y  mi  hermana? 

Cla.     Si,  eso  digo  yo. 

Gen.     y  yo. 

Cic.     Y  yo. 


-  44  - 

Biiu.  Qué  me  importa  á  mí  su  hermana  de  V? 

RoD.  Qué  no  le  importa  á  V? 

Bru.  No  señor. 

RoD.  Pues  señor  raio,  vá  V.  á  morir.  {Saca  dos  pistolas  ó 

rewolver .) 
Todos.  Ay!... 

Cla.  Deténgase  V. 

Gen.  Socorro. 

Bpu.  Que  me  asesinan!  {Huye  por  el  foro.) 

Cuc.  Calma,  Rodolfo,  calma. 

RoD.  Voy  á  acabar  con  él;  dejadme.  {Saliendo.) 

Cla.  Ay!. . .  {Cae  en  %ma  silla.) 

Gkn.  Uf! . . .  {Id.  en  otra.) 

Bru.  {Sale  corriendo.)  No  puedo  más!  {Id.  en  otra.) 

ESCENA  IX. 

D.  Bruno,  Doña  Claudia,  Genara,  Cristeta;   kierio  R,oi-olfo 

y  CoCUFATO. 

Cri.     Ah!  Gracias  á  Dios  que  le  encuentro! 

Bru.  Cataplum! ...  El  trueno  gordo! ..  .  Señora. . .  Tenga 
V.  la  bondad  de  hacer  como  que  no  me  vé. 

Cri.     Calle,  dos  máscaras  desmayadas? 
.  Bru.     Por  culpa  de  V.,  señora. 

Gen.     Tia!  {Levantándose.) 

Cla.     Silencio,  oigamos.. , . 

Cri.  Vaya  un  hombre!  Conque  tan  enfadado  está  con- 
rnigo? 

Bru.  E  indignado!  Lloraré  toda  mi  vida  la  maldita  ca- 
sualidad de  haber  tenido  á  V.  por  compañera. 

Cri.     Es  V.  un  estrambótico,  D.  Bruno. 

Cla.     (A  que  la  arranco  el  moño!) 

Bru.  Seré  lo  que  V.  quiera  ;  pero  tenga  la  bondad  de 
dejarme  en  paz;  yo  no  tengo  que  ver  nada,  con  V. 

Cri.     Es  verdad.  Já,  já,  já!. . .  Pobre  D.  Bruno! 

Bru.  Pobre,  si  señora,  porque  todo  se  conjura  contra  mí. 
Uno  me  robó  el  reloj;  otro  me  pega;  una  fregona  me 
hace  tomar  un  baño ;  una  tapada  me  pone  en  los 
brazos  á  un  niño,  que  no  conozco ;  pero  que  tiene 
hambre,  y  le  busco  compadecido  un  ama;  me  asus- 
tan, me  desafian. . .  Y  para  colmo  de  desdiclias,  mi 
adorada  Claudia,  es  capaz  de  entablar  el  divorcio!... 

Cri.     Já,  já,já!  Es  chistoso! 

Cla.     Genara,  me  ha  conmovido!  (Levantándose.) 

Gen.     y  á  mi,  tia;  es  inocente!. .  .  {Levantándose.) 

Cla.     Bruno!... 


-  45  — 

Bru.  Claudia  (Jtí  xíii  alma!. . . 
GiK.  Tío  Bruno,  un  abrazo! 
Cui.     Vaya  una  escena!..  , 

ESCENA    ULTIMA. 

Dichos,  Rodolfo  tj  Cuclfato. 

RoD.     [Que  ha  bajado  oporíunamente.)  Dios  proteje  á  la  ino- 
cencia! 
Rodolfo! 

Oristeta,  todo  lo  sé. .. . 
Partamos,  Claudia;  no  mas  Madrid. 
Espere  V.,  caballero;  y  mi  hermana? 
Tu  hermana  es  digna  como  siempre  de  tu  aprecio. 
Pero. .  . 

Perdona,  Rodolfo;  hace  cinco  dias  hailé   una  carta 
sobi'e  tu  escritorio;  la  letra  era  de  mujer,  tuve  celos, 
y  la  guardé. . . 
Era  de  ella? 

Y  te  decía,  que  la  repentina  marcha  de  la  esposa 
del   Coronel  Fernandez   á  Bayona,    la  obligaba  á 
salir  de  Madrid,  sin  poder  despedirse  de  tí ;  que  la 
perdonases  ínterin  te  daba  mas  esplicaciones. 
Bien  merecido  me  lo  tengo! 
Cucufato!. .. 

Caballero,  lo  está  V.    viendo?, . .  Cuando  yo  decía 
que  era  inocente?. . . 
Dispense  V.,  amigo  mío;  he  sido  un  iluso. 

Y  tú,  Claudia,  á  qué  has  venido? 
Porque  temí  que  la  del  retrato.  . , 
Lo  que  pueden  los  celos! . . . 

Y  qué  haremos  de  la  criatura,  tío? 
Es  verdad,  pobre  angelito!. . . 

Toda  vez  que  la  providencia  le  depositó  en  mis  bra- 
zos, y  no  tengo  hijos,  séalo  desde  hoy  ese  niño. . . 
No  esperaba  menos  de  tu  buen  corazón. 
Es  V.  todo  un  caballero! . . . 
Un  hombre  honrado,  á  quien  estimo. 
Un  bello  sujeto,  digno  de  aprecio. 
Gracias,  señores,  gracias! 

MÚSICA. 

Bhu.     {Álptlblico.) 

Para  que  el  rigor  calme 
de  mis  desdichas,, 
tu  solamente  tienes 


—  40  - 

la  medicina. 
Sabes  cual  és? 
Que  nos  deis  un  aplauso 
ó  dos,  ó  tres! 


Todos.  Que  nos  deis  un  aplauso 

ó  dos,  ó  tres! 

FIN. 


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