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Full text of "Estudios de historia literaria de España..."

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ESTUDI08 

DE HISTORIA LITERARIA DE ESPASA 



V 



OBRAS DEL MISMO AUTOR 



El Conde de Villamediana. Estudio hiogrdfico y critico con varias 
poesias indditas del mismo. Madrid, 1 886, 4.®, 6 pesetas. 

TiRSo DE Molina. Inoestigaaones bio-bibliogrdficas, Madrid, 1893, 
8.**, 3 pesetas. 

Vida y obras de Don Enrique de Villena. Madrid, 189^; 8.**, 2 pe- 
setas. . 

Estudios sobre la historia del arte escinico en Espaha. I. MarIa 
Ladvenant y Quirante, primera dama de los teatros de la corte, 
Madrid, 1896, 8.**, 2 pesetas. 

E^iudios sobre la historia del arte escinico en Espana, II. MarIa 
DEL RosARio Fernandez (la Tirana), Madrid, 1897, 8.**, 3 pesetas. 

Iriarte y su tpocA. Obra premiada en publico certamen por la 
Real Academia Espanola^ eimpresa a sus expensas. Madrid, 1897, 
4.** mayor, 15 pesetas. 

El supuesto libro de las Querellas del Rey Don Alfonso el Sabio. 
Madrid, 1898, folleto en 4.** (agotado). 

Discurso de ingreso en la Real Academia Espanola. Sobre las 
imitaciones castellanas del Quijote, (No se ha puesto a la venta.) 

Don Ram6n de la Cruz y bus obras. Ensayo biogrdficoy bibliogrd- 
fico. Madrid, 1899, 4.° mayor, 10 pesetas. 

Cancionero de Ant6n de Montoro (el Ropero de Cordoba)^ poeta 
del siglo XV. Publicado por primera vez con prologo y notas. Madrid, 
1900, 8.^, 4 pesetas. 

PROXIMAS A SER PUBUCADA8 

Estudios de historia literaria de Espana, Tomo 11. 
IsiDORo MAiQUEz y el arte escinico de su Hempo. 

Se hallan de venta dichos libros en las librerias de Suarez (Precia- 
dos, 48) y Senora Viuda de Rico (Travesia del Arenal, i) Madrid. 



ESTUDIOS 

DE 



HCTRIA LITERARIA DE ESPANA 



POR 



D. EMILIO COTARELO Y MORI 

X 

de la l{eal oAcademia &spanola. 



TOKO X 



El supuesto libro de las QUERELLAS del Rey D. Alfonso el Sabio.—EI 
Trovador Garcl'SAnchez de Badajoz,—Otro imitador.de Cervantes en el 
siglo XVIII.— Las imitaciones castellanas del QUIJOTE. (Discurso de re- 
eepci'6/i en /a Academia Espanola,) 



-f-^M 



MADRID 

IMPRENTA DE «LA REVISTA ESPANOLA» 

_ # 

Ferraz, 62, bajo izqda. 
1901 



ADVERTENCIA 



Los trabajos que contiene el presente volumen fueron pu- 
blicados en diferentes revistas; pero, como k mi juicio, en- 
cierran noticias hist6ricO'literarias de alguna curiosidad, me 
permito someterlas de nuevo y reunidas d la benevolencia de 
los entendidos. 



El supuesto libro de Las Querellas 
del rey D. Alfonso el Sabio ' 



I 



Con motivo deocurdrsele & un escritor americanodar Asus 
lectores la broma pueril 6 inofensiva de suponer tiaber tialla- 
do y publicar aigunas coplas nuevas, 6 no conocidas, i inWi- 
taS del Ian cSlebre como imaginario Libro de las Querellas atri- 
buido al Rey D. Alfonso X de Castilla i, y coincidir esto con 
las explicaciones doctrinales que acerca de dicho Rey pronun- 
cia en el Aleneo de Madrid el insigne acad^mico don Marceli- 
no Menindez y Pelayo, ha vuelto S suscitarse entre algunos 
aScionados la cuesti6n de existencia de aquel famoso libro y 
autentlcidad de los fragmentos que de ordinario se citan como 
k t\ penenecientes. 

El Sr. Menindez y Pelayo, manteniendo la opiniiin ya ge- 
ncralmente recibida entre los doctos, negd redondamentd, co- 



* Artlculo publicado en la "Heyista Contempnrdnea de 30 de 
Abrilde.i898. 

1 . 'B^evUta nacionat de Lileratura y Ciencias sociala, Montevi- 
deo, 10 de Noviembre de 1897. Son ocho coplas de arte mayor se- 
mejantes i las dos ya conocidas, y preccdido todo de Unas obser- 
vaciones crltico-hist6ricas tomadas en lo esencial de la Historia 
crltiea de lileratura espanola, de D. Jos^ Amador de los RIos. 



133280 



XSTUDIOS DK HISTORIA LITERARIA 



mo ya habia negado antes, la legitimidad de toda rima no ga- 
Ilega que se adjudique al hijo de San Fernando, y muy espe- 
cialmente de los dos trozos porticos que hoy, involucrando 
cosas enteramente distinias, se dan como parte de toda una 
colecci6n de versos, en que el gran monarca, autor de las Par- 
tidas, Iament6 el abandono general d que, en sus tiltimos tiem- 
pos, le redujo la rebeli6n de su hijo D. Sancho el Bravo, A es- 
te presunto cuerpo de elegias politicas y dom^sticas es i lo que 
se bautiz6 con el nombre harto expresivo de Libro de las Que- 
rellas, 

Pero ^en d6nde estA ese libro? — Nadie lo ha visto. 

^C6mo pudo, pues, tomar cr^dito y hacerse general la idea 
de su existencia y contenido? 

Es tal la facultad de difundirse y arraigar que tiene el error 
que, asi como para su admisi6n no requiere grandes esfuerzos 
en quien tal intente, en cambio, al que trata de extirparlo se 
le exigen al momento las pruebas que no se consideraron nece- 
sarias al introducirlo, con lo cual viene A invertirse el orden de 
los preceptos ordinarios del buen discurso. Lo sucedido en el 
caso presente es demostracidn palpable. A un escritor de la lil- 
tima mitad del siglo xvn, bien conocido por varias falsifica- 
ciones de semejante indole, ant6jasele cierto dia asegurar que 
el Rey Sabio habia escrito un Libro de las Querellas, copiando 
un leve fragmento de 61, pero sin decir en donde aquiri6 tal 
noticia; y en vez de pedirle las pruebas de tal aserci6n, erudi- 
tos de sus mismos dias aceptan como buena la especie y la re- 
piten en sus obras para que corra y circule entre los demds 
escritores. Aparece mds tarde otro autor que en sus lecturas 
tropieza con un nuevo trozo portico en el que se supone al 
mismo Rey hablando en propfa persona, y desde luego asegu- 
ra igualmente que el tal fragmento lo es del no conocido Li- 
bro de las Q«cre//a5, aunque ni el mds remoto parecido tenga 
con el primero. Pero Ilega un dia en que la critica imparcial 
niega que tales obras sean del autor de las Partidas, y al mo- 
mento se le piden las pruebas. 

Las pruebas de que Alfonso el Sabio no escribi5 un libro 
nombrado Las Querellas no pueden darse, como no pueden 



BL stipDESTo LiBRo DE Las Qucrellas, 



darse las de que no escribiese otro con el dictado de Las ale- 
grias, 6 con cualquiera de los infinitos tftulos .que suelen lle- 
var los libros*. Pero debe estimarse en este caso como harta 
prueba la falta de ellas en los ^ue se empenan en sostener la 
existencia de aquella obra. No basta ciertamente presentar 
dos insignificantes coplas diciendo ser parte del supuesto li- 
bro; entre otras razones, porque pudiera muy bien suceder 
que tales versos fuesen compuestos Qn el siglo en que vivi6 
Alfonso X y no ser suyos, 6 que no perteneciesen al consabido 
libro, extremos ambosque exijirian nuevas y especiales de- 
mostraciones. 

Pero concurren tales circunstancias en el asunto del llama- 
do Libro de las Querellas, que nada hay que conceder ni supo- 
ner; no s6lamente no existen pruebas de la afirmativa en esta 
cuesti6n, sino que las hay (y sobradas) para negar la autenti- 
cidad de todo lo que se anuncia como parte integrante del pre- 
tenso poema elegiaco. Y para lograr, si podemos, que de una 
vez acabe la inconcebible ceguedad de muchos en este imbro' 
glio hist6rico-literario, haremos un breve resumen de su ori- 
gen y desenvolvimiento. 



II 



En el aflo de 1663, D. Jos6 Pellicer de Osau y Tovar, graf6- 
mano infatigable, autor de mds de 200 obras, algunas muy vo- 
luminosas, y el cat^logo de las cuaies, hecho por i\ mismo, 
forma un volumen de 394 paginas en 4.°, imprimi6 en Madrid 
un tomo 1 de genealogia, particularmente destinado d ensal- 



I. Informe \ del origen, antigvedad, calidad, i spcesi'^n \ de la ex- 
celentissima casa de | Sarmiento de Villamayor, \y\las vnidas d 
ella por casamiento: escrito d instancia d*el &xcelentissimo senor \ 



8 SSTUPIOS I>£ HISTORIA LITERARIA 

zar la familia espafiola que Ileva el apellido Sarmiehto. Era la 
ocasi5n de componer este libro la de entrar de canonesa en un 
monasterio de la ciudad de Mons D.* Leonor dp Gante, hija 
de cierto principe flamenco 6 ingles Uamado D. Felipe Balta- 
sar de Gante y de su mujer D.* Luisa Enriquez Sarmiento y 
de Luna. Por la parte de Enriquez y Luna que la canonesa 
pudiese tener pareceria demasiado clara su nobleza; no asi por 
la de Sarmiento, y de ahl que Pellicer se- esforzase en buscar- 
le antigQedad y grandeza. 

Y, en efecto, acudiendo i lo que por entonces constituia un 
lugar comi!in de los genealogistas, empez6 por derivar dicha 
familia de aqu^l infante D. Ordono, el Ciego, hijo de Fruela 
II, Rey de Le6n, que consta tuvo muchos hijos cuya descen- 
dencia se desconoce, oscuridad tentadora para los que pade- 
ciesen necesidad de antepasados de sangre r^gia/^Quedaba un 
segundo extremo, cual era emparentar k los Sarmientos con 
otras familias ilustres, cosa no muy ficil de ejecutar con la 
mayor parte de las existentes i la saz6n, porque tenian aun 
sus archivos integros y bien deslindados. sus parentescos. En- 
tonces se refugi6 Pellicer en la memoria de otras dos familias, 
en su tiempo famosisimas, pero ya extinguidas: la de los Azas, 
que figura mucho en nuestras anttguas cr6nicas y diplomas, y 
la de los Villamayores, que justamente alcanza su apogeo en 
el reinado de Alfonso X. 

Los Sarmientos, pues, proceden de los Aza, pero como el 
nombre no se adapta si no se trae por conduct© menos noble, 
cual era la linea femenina, acude el genealogista A otro expe- 
diente tambi^n usual entre sus colegas. Un individuo de la 
familia de los Azas tenia por costumbre llevar en el arz6n de 



D. Felipe Baltasar de Gante, \ cavallero del orden del toyson de oro, 
I principe, i conde de isinghien, \ gentilhombre de la camara de sp 
magestad, | i su governador, i capitan general | del dvcado de gvel- 
dres. I 'Por | Don Joseph T^elli^er de Ossav i Tovar, Cavallero del 
Orden de Sant-Iago, \ Senor de la casa de T^ellis^er, i de Ossav, \ Cro- 
nista eMayor de su (Magestad, | i de su Consejo, | &n Madrid, ano 
de MDCLXJII.^j^.^, de i39 hojas incluso el frontis. 



EL supuBSTo uBRo DE Las Qucrellas. 



la silla de su caballo un manojo 6 haz de sarmientos secos; y 
era su estratagema 6 ^rdid de guerra encenderlo y pegar con 
€\ fuego k todo objeto combustible del campo enemigo, por lo 
que le llamaban el del sarmiento 6 de los sarmientos. En una 
de las mis solemnes ocasiones que registra la hisioria de Es- 
pana (este cardcter de excepcional no podia faltar al momento 
de realizaci6n del hecho), en el supremo instante de la batalla 
de las Navas de Tolosa, el de los sarmientos prende fuego 4 
sus vegetal es y quema todos los viveres de ios mahometanos, 
contribuyendo por tan poderoso y extrano modo a su venci- 
miento. Hazana de tal entidad fu6 bastante, segiin Pellicer, 
para que aquel caballero, que antes se llamaba Rodrigo Gon- 
zdlez, cambiase su nombre por el de Pedro Rui^i Sarmiento^, 
con que ,fu6 conocido en adelante. 

Emparent6 luego esta familia con la de Villamayor y fueron 
todos unos en t^rminos de usar indistintamente ambos apelli- 
dos. Y ahora, puesto que llegamos al nudo de la cuesti6n, de- 
jaremos un rtiomento al propio Pellicer la palabra. 

«E1 senor Rey D. Alonso el Sabio, siendo Infante, sac6 de 
pila A D. Alonso Garcfa de Villamayor, que despuds fu6 Ade- 
lantado mayor de Murcia y de la frontera, y le di6 el estado y 
villa de Sisam6n, que tenia en empeno de D. Nuno Gonzalez, 
senor de Lara. D. Diego P^rez Sarmiento, seilor de esta casa y 
estado, merecid por su rara fidelidad y servicips que el Senor 
Rey D. Alonso el Sabio le hiciese tan grande honra como la 
de inscribirle su Libro de las Querellas, en que se Iament6 de 
los Grandes y Ricos Omes que le habian dejado y segfiian al 
senor Rey D. Sancho Quarto, su hijo, y comienza asi: 

A Ti, Diego Perez Sarmiento, Leal 
Cormano, 6 Amigo, 6 Firme Vassallo 
Lo.qiie k Mios Omes de cuita les callo, 
Entiendo d6zir planendo Mi Mai: 
A Ti, que quitaste la Tierra 6 Cabdal 
Por las Mias Faciendas en Roma, 6 AUende 
Mi Pendola Buela, escochala dende, 
Ca grita Doliente con Fabla Mortal. 

Como yaz solo el Rey de Castilla 



lO SSTUDIOS DE HISTORIA LITER ARIA 

Emperador de Alemana que foe, 
Aquel que los Reyes besavan el Pie 
E Reynas pedien Limosna 6 Mancilla: 
El que de Hueste mantuvo en Sevilla 
Cien Mil de Cavallo, 6 Tres doble Peones 
El que acatado en lexanas Naciones 
Foe por sus Tablas 6 por su Cochilla.» * 

Esta es \aiprimera, n^tese bien, Iql primera menci6n que se 
hizo del Libro de las Querellas, y 6sta la primera forma en 
que se public6 el supuesto fragmento de ^1 2. El interns pe- 



1. Hemos reproducido exactamente las coplas, segi^n las im- 
primio Pellicer (folio 22 vuelto de su Informe), pues con el pretex- 
to de corregirtas suelen copiarse con graves alteraciones, i fin de 
hacerlas mis antiguas 6 menos inverosimiles en algunos extre- 
mos, como el de tener el Rey cien mil caballos en Sevilla, que se 
dejan reducidos A diesi mil. En tiempos de Pellicer habia muchos 
miles de caballos espanoles en Flandes, en Italia, en America, y 
por eso no vacilaba en emplear cifras abundantes. 

2. D. Jos^ Amador de los Rios, en su Hist. crit. de la lit. espa- 
nolQy tomo HI, pigina 52 1, asegura equivocadamente que «el pri- 
mero que imprimio el fragmento citado de las Querellas fu^, no 
obstante, Alvar Gutierrez Torres de Toledo en un libro muy raro, 
publicado i fines del siglo xv, poni^ndolo como prosa: Garibay lo 
traslad6 de alii 4 su Compendio historiah. 

En cuanto al primer punto, y aunque Rios no dice cudl sea esa 
obra de Alvar. Gutierrez Torres, claro es que se refiere i la siguien- 
te, unica conocida de este autor: &l sumario de las marauillosas y 
espantMes cosas que en el mundo han acontescido. (AI fin:) Fu6 im- 
presso en la imperial ciudad de Toledo, por Remon depetras impres- 
sor de libros. oAcabose d peynte dias del mes de T)eciembre. Ario de 
mil y quinientosy veynte y quatro anos. — 4.°; gotico; sin foliaci6n; 
signaturas a-q, todas de A ocho hojas. Va dedicado & D. Alonso de 
Fonseca y Acevedo, Arzobispo de Toledo, yal principio lleva una 
especie de Indice que da idea del contenido de este raro y curioso 
libro. «E1 sumario de la hystoria general.de las maravillosas y.es- 
pantables cosas que en el mundo han acaescidas. Juntamente con 
algunos fechos de caualleros: reyes y emperadores que en diver- 
sos tiempos han sido: asi en Espana como en las otras provincias 



EL supuESTo LiBRo DE Las Quercllas. i ^ 

culiar de la familia estaba satisfecho: origen real, afinidades 
escogidas, altos hechos, lealtad acrisolada y hasta la altisima 
honra de que el Rey mis letrado de Espana, el Sabio por an- 
tonomasia, dirijies,e i un Sarmiento la expresi5n mds Intima 
y exquisita de sus dolores. Pero ^'estaban igualmente respeta- 
dos los fueros de la verdad hist5rica? 

Pellicer se calla prudentemente la fuente en* donde bebi6 
sus noticias; y eso que una obra desconocida del Rey Sabio, y 
po^tica y castellana, era cosa demasiado importante para que 



del mundo: compilado de libros de muy famosos auctores. Y el 
breue corapendio de las grandes operaciones y utilisimos efectos 
que obra el astrologia. E la prouechosa y muy cierta declaraci6n 
que se ha de .tener acerca d'las* opiniones que en el afio de mil y 
quinientos y veynte y tres fueron escriptas. E finalmente se pone 
el muy sano y verdadero consejo que los theologos y prudentes 
astroiogos ban de dar d los pueblos: quando temen por la signifi- 
caci6n de las estrellas que algunos grandes accidentes danosos ban 
de venir en el mundo. Cojnpuesto todo por el muy noble auctor 
Q/iluaro gutierres de Torres de Tqledo.* 

Es una coIecci6n de casos raros y patranas de todas clases, cole- 
gidos de autores latinos y nacionales, dominando en los cuentos la 
nota terrorifica: destruccion de ciudades, terremotos, batallas san- 
grientas, muertes con violencia, casos estupendos, como el de 
«mujeres que se tornaron hombres y gallinas gallos», el de «la 
doncella criada con pon9ona que mordiendo niataba los hombres>, 
«peleas de culebras*, «el sol en el cielo visto de noche», «el espan- 
table caso del mancebo desposado», horrores de todo g^nero. Una 
buena parte del tomo la llena tambi^n la historia de los Reyes de 
Espana desde San Fernando. Al folio m empieza el breue compen- 
pendio de las alabangas del astrologia^ no menos curioso que el an- 
terior. — Pero en ninguna parte de este libro se halla el fragmeuto 
portico que dice Rios: lo que hay son otros versos, un romance, 
de que hablaremos luego, alusivo tambi^n al Rey Sabio, lo que 
quizis explique la confusion y error de aquel erudito. 

Y en cuanto a que Garibay trasladase 4 su Compendio las dos co- 
plas de las Querellas es tambi^n inexacto: lo que Garibay copi6 
fueron los mismos versos que Gutierrez de Torres, de los cuales, 
para no incurrir en el propio desorden que el autor de la Historia 
de la literatura, hemos de tratar oportunamente. 



12 ESTUDIOS DE HISTORIA UTERARIA 

no se la salvase del olvido en que de nuevo vendria a caer si 
no se determinaba el archivo 6 biblioleca que la poseia. No 
dice una palabra mds sobre ello: no es cierto, pues, como ase- 
gura un escritpr moderno, que hubiese visto diversas copias 
antiguas del fragmento que trascribe. 

Veamos ahora ios caracteres de falsedad que 6ste tiene; Jpri- 
mero bajo el aspecto hist6rico, empezando por el h^roe [i 
quien se dedica. 

Diego P^rez Sarm'ienio (si realmente existi6 este persona je 
en tiempo de Alfonso X) no s61o no era su primo carnal, que 
esto, por lo menos ^ quiere decir cormano, pero ni aun pa- 
riente suyo. Esta familia (muy senalada mis adelante) no em- 
pieza d sonar en las hislorias y cr6nicas de Espana hasta la 
^poca de D. Pedro el Cruel, prectsamente con ^n Diego P^rei 
Sarmiento k quien el Rey hizo adelantado y frontero en Agre- 
da, en premio de haber abandonado en Toro el partido de su 
madre y hermanos, si bien luego se pas6 otra vez k la facci6n 
de D. Enrique de Trastamara. Ni en la Crdnica de Alfonso X, 
ni en la de Sancho IV, ni en la de Fernando IV se nombra d 
tal Sarmiento, ni en Ios infinitos privilegios y demas diplo- 
mas de estos tiempos aparece confirmando, ya por sus empleos 
6 por su cardcter de ricohombre. S61o en la Crdnica de Alfon- 
so XI se menciona en el ano 1326 k un cabal lero llamado Gar- 
ci p^rez Sarmiento, vasallo de D. Juan el Tuerto y muerto 
con 61 de orden del Rey; y luego, en el ano 1331, un Pero 
Ruiz Sarmiento y otro Gafrci Ferndndez Sarmii^nto, armados 
caballeros en las fiestas de la coronaci6n de dicho Alfonso XI 
y despuds de esta brevisima menci6n, nuevo y completo silen- 
cio en el resto de la Crdnica, Ni en la descripci6n de la batalla 
del Salado, donde s.e enumeran tantos caballeros, ni en la 
muerte del Rey y nuevo orden de cosas y empleos que acom- 
pan6 el advenimiento de su hijo D. Pedro se ven Sarmientos 
por ningdn lado. Es preciso esperar al ano 1363 para hallar al 
Diego P6rez Sarmiento, ya citado, que suena como vasallo de 



I. Segiln el Diccion. de la Academia, significa tambi^n her- 
mano de padre 6 madre distintos. 



EL, supuESTO LiBRo DE Lds Qucrellas. 13 



D. Juan Alfonso de Alburquerque, 4 quien acompaiia en su 
disideiicia con D. Pedro. Muerto su senor, siguid aun algiin 
tiempo Diego P^rez en el bando que habia tornado sobre si 
hacer que el Rey abandonase i. la Padilla y se uniese d su mu- 
jer, y fu^ uno de los cincuenta caballeros que por parte de los 
Infantes asistieron k las vistas de Tejadillo; donde el Rey acu- 
di6 con otros cincuenta de los que le eran fieles. Pero conven- 
cido Sarmiento de que aquel partido no podia servir k sus me- 
dros, aprovechd la oportunidad de haberse libertado D. Pedro 
de aquellaespecie de cautiverio en que durante algunos dias 
le rfetuvieron su inadre y hermanos, para ofrecerse A su servi- 
cio, y el Rey le di6 varios lugares; y cuando en la Semana San- 
ta de 1355 hizo D. Pedro matar en su palacio de Medina del 
Campo i varios caballeros entre ellos k Pero Ruiz de Villegas, 
Adelantado mayor de Caslilla, recibio Sarmiento este cargo. 

Mai pudo, pues, existir en tiempo de Alfonso X personaje 
alguno Uamado Diego Perez Sarmiento bastante senalado pa- 
ra que el Rey le enviase por su embajador en Roma iallende ^ 
D. Pedro Salazar de Mendoza, en su Origen de las dignida- 
des seglares de Castilla y Ledn, trae al fin de cada reinado lar- 
ga lista de los ricoshombres y caballeros principales que flore- 
cen en cada uno; pero hasta el de D. Juan II no cita ningiin 
Sarmiento por no considerarlos hasta entonces (y eso qiie uno 
niuri6 herdicamente en la batalla de Aljubarrota) como suje- 
tos dignos de memoria 2. 

Convencido de la imposibilidad de aplicar propiamente los 
versos dichos 4 la persona de Diego P^rez Sarmiento, el ana- 



1. Lo de a//en<fe lo entiende D. Diego Ortiz de Zi^niga, en sus 
oAnales de Sepilla, per Palestma, y fundado en estas coplas, da per 
hecho que Ferndn P^rez Ponce, d quien, como veremos, dice que 
van dirijidas, estuvo en Palestina; y D. Tomis Antonio Sanchez, 
un siglo despu^s, dice que, puesto que Ponce estuvo en Palestina, 
segiin Ziiniga, el allende se refiere 4 la Tierra Santa, i dcide, sin 
su conocimiento, se hace viajar al caballero sevillano. 

2. V. la p4g. 356 de la edicion de las Dignidades, de 1794, que 
es la segunda; la primera corresponded 16 18. 



14 ' SSTUDIOS DE HI8T0RIA LITSRARIA 

lisU de Sevilla D. Diego Ortiz de Zuniga que escribia pocos 
anos despu6s de Pellicer y menciona el Libro de las Qu^rellas, 
al que, con su ordinaria credulidad llama ya celebrado, aunque 
no tuvo de ^1 mds nocicias que las d^l genealogista aragon6s, 
i quien se refiere, busc6 entre los coetdneos del Rey Sabio un 
personaje de alguna importancia que fuese primo suyo y lo 
hall6 en D. FernAn P6rez Ponce, progenitor de la casa de Ar- 
cos, que efectivamente lo era i y, al reproducir las coplas, lo 
hace de este modo: 

A ti, Ferndn P^rez Ponce, el leal, 

manifestando haberlo visto asi, con lo cual quiso autorizar su 
nueva versi6n, si alguno antes no habia reparado en la enor- 
me innpropiedad del parentesco y lo habia modificado 2. 

Pero como el verso resultaba muy malo 3, la reforma no 
fu6 corriente ni aceptada * por mas q\ie el erudito Marqu6s 
de Mond^jar en sus Memorias histdricas del Rey D, Alonso el 
Sabio, insistiese en ello al citar «aquelU copla del libro de los 



I . El parentesco se establece y demuestra asi: 

Alfonso IX de Le6n. 



San Fernando. D.* Aldonza Alfonso. 

I I 

Alfonso X. D. Fernin Pdrez Ponce. 

2. Anales eclesidsticos y seculares de Sevilla, publicados por pri- 
mera vez en 1677.— V. el tomo i, p4g. 32 1 de la 2.* edic. de Ma- 
drid, 1795. 

3. Sin duda por esto propone el poeta americano, i quien nos 
hemos referido al principio de este articulo, sustituirlo por ^ste: 

A ti, Alonso P^rez Guzmdn, el leal. 

Pero como Guzman el ^ueno era tan cormano de Alfonso X co- 
mo Sarmiento, la sustitucion deja en pie la principal dificultad, 
que es la del parentesco. 

4. Pone la leccion primitiva el P. Fr. Martin Sarmiento en sus 
tMemorias para la poesiay voetas espanoles, que se publicaron p6s- 
tumas en Madrid, Ibarra, 1775, 4°.— V. pig. 277. 



EL ^upnssTo LiBRo D£ Las Quercllas, 15 



Lamentos que escribi6 el mismo Rey: A ti, Ferndn P^rej^, leal, 
cormano, amigo y Jirme vasallo, segun se lee en los exempla- 
res correctos: i no como emend6 D. Joseph Pellicer, creyendo 
pertenecia al linaje de los Sarmientos* 1. No seriah muy co- 
rrectos esos ejemplares que el Marques no cita, 6 no lo era su 
oido, porque las palabras que transcribe no forman verso ni 
bueno ni malo. 

Sostuvo tambi^n modernamente la innovaci6n D. Antonio 
Benavides, quien no sabemos por qu6 extrana ceguedad sigui6 
creyendo en la existencia d^l Libro de las Querellas, y en una 
de las ilustraciones de su esmerada edici6n de la Crdnica de 
Fernando IV ^ puso las coplas en la forma dada ya por Ortiz 
de Zuniga. 

A ti, Ferndn P^rez Ponce, el leal, 
Cormano y amigo y firme vasallo, etc. 

con lo cual la medida, acentuaci5n y sonoridad del primer 
verso son notoriamente defectuosas. Esto casi basta para pro- 
bar que ni i tuerto ni A derecho pueden atribu'irse estas octa- 
vas ni al Rey Sabio, ni k poeta ninguno de su tiempo. 

De los demas que citaron las famosas coplas, con excepci6n 
de Sanchez, que hizo notar el error de hacer [cormano del Rey 
4 Sarmiento 3, aceptaron en su gran mayoria la primitiva 
forma sin escriipulo alguno. 



1. zMemorias historicas del Rey 7). Alonso el SabiOy Madrid, 
Ibarra, 1777, folio. — V. la p4g. 218. 

2. cMemorias de D, Fernando IV de Castilla, Madrid, i860, to- 
mo I, p^gina 264. 

3. Coleccion de poesias castellanas anteriores al sigh XV, por 
D. Tomis Antonio Sinchez, Madrid, 1779, tomo I, pi£,inas 149 y 
siguientes. 



1 6 SSTODIOS DE BISTORIA UTSRARIA 



in 



Desentendi^ndose de estas dificultades, que no tenian solu- 
ci6n ficil, D. Jos6 Amador de los Rios vino luego d sostener, 
en su celebrada H^/orw crltica de la liieratura espanola, la exis- 
tencia del Libro de las Querellas, aunque declarando que sus 
«esfuerzos han sido de todo punto infructuosos para comple- 
tar esta preciosa obra,» reducida i «las dos primeras estrofas de 
la Inpocacidn, y tan viciadas, que hasta falta en algunos versos 
el sentido, lo cual (aiiade) nos ha movido i introducir algunas 
leves enmiendas» i. No son tan leves, pues casi no dej6 el se- 
nor Rios palabra que no cambiase por otra de forma mds ar- 
cdica y redujo d diez mil aquellos cien mil caballos que Pelli- 
cer colocara en Sevilla. 

Pero Rios hizo mds aiin. Andaba rodando por diferentes li- 
bros desde el siglo XV, en que se habia incorporado en la tra- 
ducci6n que de la Historia escrita por el Arzobispo D. Rodrigo 
habIa hecho (segun se dice) y adicionado D. Gonzalo de la Hi- 
nojosa, Obispo de Burgos, y continuada despu^s de ^1 por uno 
6 varios an6nimos ^y cierto romance imperfecto en que ^1 



1. Hist crit. de la literat esp,, Madrid, 1863, tomo III, pdg. 522. 

2. Son muchas las traducciones mis 6 menos fieles que existen 
de la Historia latina del Arzobispo D. Rodrigo Jimenez de Rada, 
continuada 6 interpolada por varios autores. Una de las formas 
mis antiguas ^ importantes de este cuerpo historic© es el precioso 
manuscrito de 1464 que existe en la Biblioteca Nacional de Madrid 
(Dd-i79)'y que fu6 impreso en 1893 en los tomos cv y cvi de la 
gran Coleccidn de documentos iniditos para la historia de Espana. 
£1 lugar que ocupa en la narraci6n el romance corresponde k lo 
que probablemente habri adicionado el Obispo de Burgos, si adi> 



iL supuESTo LiBRo DE Lus Quercllas, 17 

Key Sabio, en propia persona, habla de sus desdichas en esta 
forma: 

Yo sail de mi tierra 
Para d Dios servir, 
C perdi cuanto avia 
Desde Enero fasta Abril, 
E todo el reyno de Castilla 
Fasta' Guadalquivir. 
Los obispos i perlados 
Cuyd^ que meterian paz, 
Mas ellos dexaron esto 
E metieron mal asaz 
Entre mi e mis fijos, etc. ^ 

Este romance, impreso por primera vez (probablemente) en 
1624, en el Sumario de las maravillosas y espantables cosas, de 
Gutierrez de Torres, comot queda dicho 2^ fu^ reproducido 
en i55o por el caballero sevillano Alonso de Fuentes en el pr6- 
logo de su coleccidn de romances titulada Cuarenta cantos 8, 



cioiio algo; pero como este prelado fallecio el rS de Mayo de 1 327 
y el romance no puede ser tan antiguo, hay que admitir que otra 
mano, acaso la del ultimo continuador hasta 1454, lo ingiri6 en el 
cuerpo de la obra. Rios no conocio esta primera aparici6n del con- 
sabido romance. 

1 . Tambi^n la forma de esta poesia ha sido alterada por los mo- 
dernos i pretexto de corregirla. Seguimos el texto mis antiguo, el 
de 1454, integramente,copiado en el tomo 106 de la Coleccidn de 
documentos in^ditos. 

2. Gutierrez de Torres reproduce el romance en el folio g-ii de 
su obra, enteramente conforme con el manuscrito del Arzobispo, 
del que se sirvt6 asimismo en la parte historica que contiene su 
libro, en t^rmi-ios de copiarle literalmente en muchos puntos. 

3. Quarenta Cantos de diuersas y peregrinas historiaSf declara- 
dosy moralisiados por el magnijico cauallero oAlonso de Fuentes... 
Sevilla, Dominico de Robertis. i55o; 4.°; 238 hojas y4 mis de 
preliminares. De este Ubro se han hecho otras muchas ediciones 
que registran los bibliografos: la primera es esta de i55o. 







V^'-' 



^-^f^- / 




i8 



ESTUDIOS, DX HISTORIA LITERARtA 



luego por Garibay en su Compendio. historial, en 1671 ^, y 
pas5, por ultimp, d diversas colecciones 2, atribuy^ndolo 
unos al mismo Rey Sabio y creyendo oiros que s6lo eran su- 
yas las ideas que los versos expresaban ^. La critica moder- 
na por boca de DurAn, Wolf y otros, fij6 la fecha de la com- 



1 . Los XL libtos del Compendio hist rial de las Chrunicasy vni- 
versal historia de todos los reynos d'&spana,.. Compuesto por S-s- 
teuan de Garibay, de nachn Cantabro, pej{ino de la villa de iMon- 
dragon... Impreso en Anpers, por Cristoforo ^lantino... iSyi, 4 
vol.; en folio. En la p. 8 1 7 del tomo 11 se halla el romance de Fuen- 
tes, no en parte como dice Rios (Ob. cii., p, 524), sino integro. 

2. Lo imprimieron, entre otros, D. Agustin Durdn en su Roman- 
cero grenera/ (Madrid, i85i, tomo 2.", p. 25) que hizo para la *Bi- 
blioteca de oAutores espanoles; Wolf y Hofman en su Primapera y 
Hor de romances (Berlin, i856, tortio i, p. i97); el mismo Wolf 
s61o en los Studien siur Geschichte der spdnischen und portuguiesis- 
chen National liter atur (Berlin, i859; V. la nueva traducci6n caste- 
liana con el inexactisimo titulo de Historia de las literaturas caste- 
liana y ;>or^wg-wesa, .Madrid, sin ano (i896), tomo n, p. 30); don 
Florencio Janer en la colecci6n de 'Poetas cast. ant. al siglo xv 
Madrid, 1864, p. vii; el Sr. Marques de Valmar en su Estudio so- 
bre las Cantigas del Rey Sabio en la gran edici6n acad^mica de es- 
tas poesias (Madrid, i889) y en la edicion aislada de su Estudio 
(Madrid, 1897, 4°i P- 3^3)? y quizA figure tambien en otros libros. 

* 3. El an6nimp que interpol6 la traduccion atribuida i. D. Gon- 
zald de la Hinojosa de la Historia del Toledano se expresa asi: 4(E 
el Rey D. Alonso cuando se vido desapoderado 6 pobre metiose en 
Sevilla, que non le fincaba mds, e cantaba. 6 decia asi: Yo salt de 
mi tierra... (Pip. 24 del tomo cvi de los Docum. ined.) Alvar Gu- 
tierrez de Torres^ que visiblemente se sirvio de este mismo texto, 
lo adorno ya un poco y atribuyo al mismo Rey la obra: «E1 Rey 
D. Alonso vi^ndose assy desamparado de sus fijos y de sus herma- 
nos: y de todos los suyos y de sus reynos; y muy pobre, metiose 
en la ciudad de Sevilla, porque ya ninguna otra ciudad le quedaba 
y cantaba y dezia assi, estas trobas'queel hizo con grand dolor y 
quebranto: Yo salt de mi tierra...* (El sumario, f," g-ii). 

Alonso de Fuentes dice tambien que el Rey «hizo un canto 6 
^romance*; Garibay no se manifiesta inclinado Sl creer que sea obra 



•.*;; 



EL supuESTo LiBRo DE Lqs Qucrellas. 19 

posici6n de este romance en la primera mitad del siglo xv ^; 
pero Amador de los Rios no solo mantuvo la opini6n de que 
el mismo Alfonso X era su auior, sino de que la obra formaba 
parte del presunto libro de las Querellas. 

«Porque no son a nuestro juicio (dice) estas dos estrofas 
(las de Pellicer) de !a introduccion al libro de las Querellas la 
unica muestra de aquellas desconso'ladoras elegias que fellz- 
mente poseemos: notables son en efecto los versos (el roman- 
ce) que, dirigi^ndose mds bien d la posteridad, escribia, etc.* 
Y en la nota i este pasaje: «Respccto de la autenticidad de 
esta querella (el romance) y de si form6 parte del Libro, es- 
crito por D. Alfonso en las postreras amarguras de su vida, si 
bien carecemos de pruebas positivas* conviene advertir que 
el tono general de la composici6n, sus formas artisticas, tan 
del gusto del Rey Sabio, su estilo, su lenguaje, la singular 
coincidiencia de hermanarse perfeetamente en uno y otro con- 
cepto con las unicas estrofas de la Invocacidn llegadas k nues- 
tros dias, y aun la manera peregrina como 6stas se han con- 
servado (?), todo nos lleva 5 recibir cual producci6n de aquel 
infortunado principe este doloroso canto... Siguiendo, pues, 
diferente camino, perdidas para los populares, 6 ignoradas 
acaso de los eruditos, la Invocacidn d Diego Pire^ y la Que- 
rella recogida por Alonso de Fuentes (ya hemos visto que la 



del mismo D. Alfonso, a causa del error historico que entrana el 
suponer su despojo A la vuelta de la Jornada del Imperio, siendo 
asi que n^ ocurrio hasta afios despues: pero dice que algunos es- 
critores se los atribuyen. 

I. Durdn (Rimancero, t. 11, p. 25) dice: «Est8 romance, que en 
la introduccion k su libro cita Alonso de Fuentes, tiene todos los 
caracteres de ser viejo y oral. De su construccion y lenguaje se in- 
fiere que pudb reducirse k la redaccion que tiene en los primeros 
alios del siglo xv, aunque proceda de tiempos anteriores». Wolf 
lo supone antiguo y notable a causa de la asonancia alterada: pero 
no cree probable que proceda de Alfonso X. D. Manuel Mili y 
Fontanals, en su ^oesia heroico-popular castellana, de que ya ha- 
blaremos, tambi^n lo da como del siglo xv. 



20 ESTCDIOS DB HISTORIA LITERARtA 

habian recogido antes otros dos, por lo menos), han venido d 
darnos alguna idea de lo que fu6 el Libro de las querellasy^ ^, 
Esta opini6ii que, merced k ciertos errores de pormcnor 
que hemos aclarado, vino k involucrar y confundir un poco la 
sencilla, hasta entonces, cuesti6n de las Querellas, iui tambi6n 
adoptada por muchos escritores, principalmente i causa de la 
gran autoridad de aqucl docto catedrdtico 2, y desde entonces, 
coplas de Pellicer y romance se consideraron una misma 
cosa, al efecto del supuesto libro del Rey Sabio, sin reparar 
en que son obras completamente diversos en su origen, en su 
fornia artistica y hasta en el tono 6 manera de expresar los 
pensamientos 8. 



1. Rfos. His, de la lit, esp., tomo iii, piginas.523 y 524. 

2. Sigui^ronle casi todos sus compiladores y autores de Manua- 
les de historia literaria, y su dictamen se refleja en la introduccidn 
que para el tomo ya citado de Poetas anteriores al siglo xv en ia 
Biblioteca de Rivadeneyra escribi6 en 1864 ^' Florencio Janer, 
donde copia seguidas las dos coplas y el romance, como si fuesen 
una misma obra. 

3. Si bien la 0pini6n mis comiin aun hoy es la de creer aut^n- 
ticas las coplas de Pellicer, quien logr6 enganar ya en su tiempo 
al mismo D. Nicolas Antonio (tan perspicaz en asuntos de falsifi- 
caciones), que copio las dos estrofas y admitio la idea del Libro, 
pero confesando no tener mas noticias de 61 que la de Pellicer 
(Bib, Hisp. pet. J t. 11, pig. y9 de la edic. de Bayer, Madrid, 1788), 
no faltan ni han faitado ilustres escritores que las han declarado 
sospechosas 6 ap6crifas. D. Leandro F. de Moratin (Origenes del 
teatro espanol, pig. 166 de la edicion de Rivadeneyra) rfo las cree 
obra de Alfonso X; pero atendiendo A la estructura mdtrica, su- 
pone fueron compuestas en el siglo xv. Quintana, en la introduc- 
cidn k la colecci6n de poesias castellanas que empez6 k formar el 
P. Estala y contiuu6 61, fundindose en «el adelantamiento que 
presentan la versificacion y lenguaje» de las coplas, le parece muy 

fuerte presunci n la de aquellos que las tienen por falsas. (Ob, comp. 
de D. M. J. Quint, en la Bib. de AA. esp.^ pig. 127). Ticknor, en su 
Hist, de la lit. esp. (tomo I, pig. 48 de la edic. cast.), considera las 
Querellas de legitimidad harto dudosa. Wolf da tambi^n por muy 
sospechosa la existencia del Libro de las Querellas y supone que 



EL supuESTo LiBRo DE Las Querellds. 2! 



IV 



Historiada ya fielmente ia manera como se form6 y des- 
arroll5 la leyenda relativa al Libro de las querellas, casi no es 
necesario Insistir mds en la negaci6n que hay que oponer d la 
idea de su existencla. Las razones que hubo para suponerla 
resultan manifiestas; los errores hist6ricos que encierra el frag- 
mento aiegado como prueba, asi en cuanto i la realidad ^ 
importancia del personaje & quien aparece dirigido el libro 6 



las dos coplas conocidas son fabricaci6n del siglo XV. (Tomo I, 
pig. 98 ds la edici6n castellana de los Stu^jen). No tiene estas du- 
das el ilustre Mili y Fontanals, quien, primero en sus Elementos 
de literatuia consideraba ya apocrifa toda poesia no galaica que se 
atribuyese al Rey Sabio, y luego en su admirable libro De la poesia 
heroico-popular castellana (V. el tomo vii de la nueva Coleccion el'e 
obras completaSy publicada por el Sr. Men^ndez y Pelayo, pdg. 3<J2), 
repite que aquel Rey «s6lo versific6 en lengua gallego-portugiie- 
sa». Sin embargo, aiin cree que las coplas fuesen escritas en el si- 
glo XV. De la opini6n de Men^ndez y Pelayo no hay que hablar: 
fu^ expuesta por ^1 diversas veces, y, muy particularmente en el 
tomo III de su Antologia de poetas liricos castellanos^ que esti eh 
manos de todos. Y, por ultimo, otro gran nombre temina este ca- 
tilogo. D. Leopoldo Augusto de Cueto, Marques de Valmar, en su 
interesante estudio, ya citado, sobre las Cantigas, niega toda auten- 
ticidad i las poesias casteilanas atribuidas A D. Alfonso el Sabio. 
La corriente en contrario sentido fu^ tal que hasta el teatro lleg6, 
dando origen al drama de D. Luis de Egullaz titulado Las querellas 
del Rey Sabio j escrito en una fabla parecida i la de las coplas: se 
estren6 con ^xito en el teatro del Principe la noche del i9 de No- 
viembre de i858. La leyenda 6 narraci6n po^tica de las amarguras 
de la vejez de D. Alfonso X ha servido aiin de tema i otras obras 
literarias. 



22 ESTDOIOS DE HI8T0RIA LITERARIA 

poema, como en lo que toca A su parentesco con el Rey y a 
sus viajes; la notoria exageraci6n dcotros exiremos, como los 
de poner cien mil caballosen Sevilla y seiscientos mil peones; 
Ilamarse emperador D. Alfonso, y sus palabras soberbias al 
hablar de las demds testas coronadas, son descuidos que saltan 
i la vista. No serA,pues, necesario esforzarse en acumular ar- 
gumentos de pura t^cnica art'stica para demostrar que las dos 
coplas repetidamente citadas no pudieron ser compuestas en 
el siglo xiH. 

El verso castellano de doce silabas era enionces inusilado ^; 
la estrofa de ocho versos de esta clase, 6 sea la copla de arte 
mayor, no se conoci6 hasta fines del siglo xiv 2. 

Visiblemente en las coplas de las Querellas se quiso imitar 
las del Laberinto de Juan de Mena, y por eso el estilo y len- 
guaje, aunque afectadamente arcaicos, tienen cardcter mucho 
mis moderna que los genuinos textos de la segunda mitad 
del siglo xni. Hay palabras, como el dende del s^ptimo verso 
de la primera copla y el mancilla del cuarto de la segunda, 
usadas con notoria ii%>ropiedad, en la que no hubiese incurri- 
do el que de ordinario usase el lenguaje que supone el poeta. 
EI Sr. Marques de Valmar ha hecho la curiosa obsdVvaci6n de 
que la prosodia de la palabra reinas de la segunda estrofa, 
aunque corriente hoy, no es la del siglo xiii, en que se decia 
reina, sin diptongo, al menos en la poesia, pues eran necesa- 
rias tres silabas para que constara el verso, Id que no hizo el 
autor de las coplas. Valmar cita d este prop6sito diversos ejem- 
plos de Berceo, el poema de Alexandre y del Archipreste de 



1 . Enti^ndase castellano: porque en las Cantigas hay versos de 
doce, como de todas las medidas usadas hoy y algunas mis. 

2. El Sr. Barra, \iltimo sostenedor de la autenticidad de las Que- 
rellas, dice que la copla de arte mayor se empleaba «en el pri- 
mer tercio del siglo xiv, al menos sesenta anos antes que apare- 
ciera el Rimade (sic) de Palacio^ pues la he encontrado^anade) en 
los Cantares de Juan Ruiz, Arcipreste de Hita». Esta afinnaci6n es 
inexacta: el Archipreste no empleo nunca la copla de arte mayor, 
6 sea la octava dodecasilaba. 



Et 80PDE8TO LiBRo DB Lds Qucrellas. 23 

Hita, poco anteriores y posteriores al Rey Sabio, que demues- 
iran la exactitud y fuerza de su reparo 1. 

En cuanto al romance Yo sail de la mi tierra, k nadie hasta 
Amador de los Rios se ha ocurridojDensarque pudiese formar 
parte del Libro de las querellas, ni aun que no fuese obra com- 
pleta, cual todos y cada uno de los demds romances, que por 
lo comiin escojen como tema un asunto circunscrito y io 
desarrollan en algunas decenas de versos. Este romance i\xi, 
segUn parece, sacado de aquella carta que incluy6 Pedro Ba- 
nrantes Maldonado en sus Ilustraciones de la casa de Niebla 2, 
airibuy^ndola al mismo Rey D. Alfonso X y dirigida 4 don 
Alonso P^rez de Guzmdn, el Bueno; de donde la tomd 6 im« 
primi6 luego Ortiz de ZCiniga ^, y despu^s se di6 d la estampa 
otras muchas veces. Tambi^n esta carta esti hoy conslderada 
como ap6crifa, aunque antigua, y responde al movimiento de 
general compasi6n que en el vulgo de los siglos xiv y xv pro- 
dujo la triste vejez de Alfonso el Sabio. A esto obedecen las 
interpolaciones hecha en las adiciones ^ la Historia del Tole- 
dano, y aquella corriente compasiva quizd sea tambi^n la de 
los primeros continuadores, cada vez mds acenluada y con 
tendencias 4 !& leyenda. 

El tal romance, pues, fu6 escrito entonces: no es ni ntds 
bueno ni m^s malo que otros del propio tiempo, pero su mis- 
mo contexto esta diciendo i gritos que no le compuso el Rey, 
Aquella ridicula conclusion: 



1. En su citado Estudio, sobre las Cantigas, p^g. 386 de ia edi- 
ci6n suelta del mismo. 

2. Firm6 Barrantes su obra, cuyo original existe, en i.'* de Sep- 
tiembre de 1541; pero no fu^ impresa hasta 1857, en los tomo ix 
y X del Memorial histJrico espanoi. V. la p4g. 76 del t. ix, donde 
tambidn dice Barrantes haber visto esta carta entre las escrituras 
antiguas del archivo del Duque de Mcdinasidonia, io cual demues- 
tra (si dice verdad) que la falsificaci6n se eievaria acaso hasta el 
principio del siglo xv 6 antes. 

3. Anales de Sevilla, t. i, pig. 323. 



24 ISTUDIOS DE HISTORIA LITKRAIUA. 

Ya yo 01 otras veces 
De otro rey asi contar, 
Que con desamparo que hubo, 
Se meti6 en alta mar 
A se morir en las ondas 
6 las Venturas buscar: 
Apolonio fu^ aqueste, 
d yo hare otro que tal ^ 

^c6mo habia de estamparia un hombre como el Rey Sabio, 
en su ancianidad, si ho es que sus desgracias le hubiesen qui- 
tado el juicio? Y no vale suprimir estos versos, como hizo ei 
Sr. Rios, y escribir los dem^s en forma antlgua, porque las 
dificultades no se resuelven ocult^ndolas. Esta terminaci6n del 



I. Esta extravagancia viene atribuida de antiguo al Rey D.Al- 
fonso. En un romance an6nimo, recogido por Lorenzo de Sepiil- 
veda, pero muy anterior & ^1 (V. Romanc, de Durin, t. ii, pag. 26), 
se hace hablar asi al Rey: 

Caballeros de Castilla 
desamparado me ban 
y por miedo de don Sancho 
ho me osan ayudar. 
Ireme A tierras ajenas, 
navegando A mas andar, 
en una galera negra 
que denote mi pesar: 
y sin gobierno ni jarcia 
me porn^ por alta mar,' 
que asi ficiera Apolonio 
y yo far^ otro que tal. 

Y la misma conseja fue acogida por Barrantes en sus citadas 
llustraciones (p^g. yb del tomo ix del Memorial): «Con pocos ca- 
valleros determin6 (el Rey) de se ir 4 perder por la mar en una ga- 
lera negra que habia mandado hacer; perp ni aun para esto tenia 
dinero, y mando enviar la corona suya, guarnecida de muchas 
perlas y piedras, al Rey Abenyu^af de Marruecos i rogarle que 
sobre ella le prestase algo». La idea de la galera negra no se halla 
en la carta a Guzmdn el Bueno, que para otros extremes sirvi6 de 
fondo A los cuatro romances conocidos sobre Alfonso X yd las no- 
visimas coplas del poeta americano D. Eduardo de la Barra. 



BL supuESTo LiBRo DE Las Querellds, 25 

romance, po^tica escrita por otro, pero absurda en D. Alfonso, 
se halla en todos los textos que vi6 Rios y lo mismo en los 
que no vi6, que son los mAs antiguos, como el de 1454. Pero 
aunque este romance fuese obra del Rey nada probaria en lo 
tociante k la existencia del Libro de las querellas y falsedad de 
las conocidas» con las que no tiene mds relaci6n que la que 
quiso concederle Amador de los RIos. ^ 

Su ilegitimidad estd probada: ahora debemos discurrir algo 
sobre qui^n pudo ser el autor de ellas. 



V 



Por rciks que algunos escritores que impugnaron las Quere- 
llaSy como Moratin,-Quintana, Wolf y Mild, piensen que las dos 
coplas k P^rez Sarmiento fueron compuestas en el siglo xv, 
creembs indudable^ y esperamos demostrarlo asi, que su fa- 
bricaci6n pertenecece al siglo xvn. 

Es, en primer lugar, casi imposible que ya solas 6 ya for- 
mando en la obra de su pertenencia no hubiesen sido consig- 
nadas en alguno de los Cancioneros del siglo xv, que han lle- 
gado d nosotros, cuando son-tantos y tan completos algunos, 
en t^rminos que apenas hay que deplorar faltas sensibles en 
esta clase de poesia cortesana. La tenaz investigaci6n de los 
eruditos modernos no ha cejado hasta descubrir algunas co- 
lecciones po^ticas de aquel siglo, de las que s6lo noticias ha- 
bla hace ci'en anos en catdlogos de casas particulares, en refe- 
rencias de antiguos autores, inventarios, etc.; pero en ningu- 
no de estos cuerpos de rimas se encuentran los versos de las 
Querellas, Este silencio es tan significativo que por si s6'o bas- 
taria para negar que pudiesen ser escritas en el siglo xv y 
menos aOn en el siglo xvi, sea cualquiera el fin con que se las 
suponga compuestas. 



26 ESTUDIOS DE HISTORIA LITBRARIA 

V 

Si, pues en el siglo xvii fu^ cuando verdaderamente -nacie- 
ron las indicadas coplas, no es menester investigar mucho 
para conduir que debieron el ser al mismo D. Jos6 de PelH- 
cer que las di6 al publico por vez primera, pues el propio Pe- 
llicer, nossuministra los medios de probarlo. 

Es verdad que la mayor parte de sus falsificaciones lo son 
de obras en prosa (historias, cronicones, genealogias en gran 
numero), nacidas al calor de su especial cultivo de ^stos esiu- 
dios, g^nero de ocupaci6n que no parece el m^s i prop6sit6 
para producir oclavas rotundas y armoniosas como las dedi- 
cadas a Diego Sarmiento. Pero tambi^n es cierto que satura- 
do, por la continua lectura de cr6nicas, privilegios y toda 
clase de documentos de la Edad Media, del sabor literario de 
alios, debi4 de manejar el lenguaje de aquel tiempo con relati- 
va soltura. Y como la historia de las formas m^tricas anterio- 
res a Juan de Mena era generalmente desconocida y aun de los 
no iliteratos, reducidos k los versos de este gran poeta y A los 
contenidos en el Cancionero general, de Castillo, de ahi que 
creyese que la copla de arte mayor habia sido el metro m4s 
antiguo, pues la copla de pie quebrado lo veia usada por escri- 
tores del siglo XVI y la octava octosiUbica era todaviatn^s se- 
mejante d las combinaciones empleadas en su tiempo. 

Que Pellicer, adem^s, no era remoto al ejercicio de la poe- 
sla, pruebalo la multitud de obras que hizo en su juventud en 
todo genero de poemas, hist6ricos, mitol6gicos, religiosos y 
panegiricos, himnos, romances, lamentaciones, epigramas: una 
verdadera balumba po^tica. Fu6 grandisimo amigo de D. Luis 
de G6ngora, cuya vida y elogio escribi6, y de otros muchos 
poetas; y aunque luego dej6 en suspense el culto de las musas, 
no seria este abandono tan complelo que de vez en cDando no 
les hiciese algun sacrificio, pero ya investido con el nuevo y 
severo ropaje portico que correspondia d sus graves tareas his- 
t6ricas. Ademds, ^l, que habia poblado la tierra de reyes, rei- 
nas, principes y heroes, y el cielo de santos y mdrtires, ^por 
qu^ no habia de enriquecer los jardinesdel Parnaso con algu- 
nas flores esparcidas A nombre de nuevos y nunca sonados hi- 
jos de Apolo? 



EL supuESTo LiBRo DE Las QueKcllas 27 



A uno de ^stos, que no quiso nombrar, pero que escribia, 
segun dice, en tiempo de D. Juan II de Castilla, le atribuy6 
un poema titulado Las fasianas de Hercules, poema que nece- 
sit6 para ^utorizar cierta versidn 6 sentidq que daba k un pa- 
saje de Macrobio, en sus Satiirnales, relative ^ un Tiierdn, 
rev de Espana, qne en combate naval fu^ vencido por los fe- 
nicios delante de Cadiz i incendiadas sus naves, k causa de in- 
tentar el espanpl derribar el templo de Hercules. Coiio mues- 
tra del poema copia Pellicer^os octavas dodecasilabas, segiin 
habia hecho de las Querellas, y que vaitios a transcrjbir para 
que los curio50S vean si tienen 6 no semejanza con las adju- 
dicadas al Rev Sabio, 

Empues que los Penes con el Filistines 
Robaron el Templo de Ercoles Primo, 
En Cidiz fallaron posada, e arrimo, 
Que nunca ies mengua albergue k los roines, 
Hy levantaron arteros mal sines, 
El Templo novelo k Ercoles Tyrio, 
Ardiendo cotinuo el balsamo e cirio, 
Su nombre se ovendo en lexanos confines. 

. ml 

Espana del rapto total se alborota, 
E un rey que entonce Teron se dezia, 
Cabdillo de prez, € de mucha vali'a, 
Se fizo k la mar con toda su flota. 
De vengar quixo el denuesto ^ la nota, 
Que aquel Filistines al Ercoles fizo, 
Pero los Penos con fuego echadizo. 
Quemaron sus fustas con falsa derrota ^ 



I . ^iblioteca formada de los libros, y obras pvblicas: de Don Jo- 
seph ^ellicer de Ossav, y Topar; Cavallero del orden de Santiago, 
senor de las casas de l^ellicer y de Ossav... Contiene el in/orme de sp 
calidad y servicios. La cronologia de todas svs obras maiores, i me- 
nores... el ap^ndice de mvchas que no estan impressas y el catdlo- 
go de los escritares, qve hablan dellas, 6 antra ellas dentro if vera 
de Espana. En Valencia^ por Geronimo Villagrasa... Aho de 
iM.DCLXXl. — 4.°. 9 hojas prels. y 193 fols. Tiene dos suplemen- 
tos que alcanzan hasta 1676 con las nuevas obras hasta entonces 
escritas. — V. el fol. 1 19 recto. 



2S ESTUDIOS DE HISTORIA LITERARIA 

El metro, el tono, la cadencia son los mismos, y hasta algu- 
nas expresiones, como la de lexanos confines, recuerda el lexa- 
nas naciones de las Querellas. Tampoco estos versos se hallan 
por parte alguna: lu:ito serd, pues, creer que son debidos a la 
f^rtil musa de Pellicer. S6lo puede chocar aqui la moderacibn 
suya en no citar el autor supuesto de estas octavas, cuando 
tan solicito anduvo antes en escudarse tras el gran nombre de 
Alfonso el Sabio. Pero esto tiene explicaci6n fdcil. Sabiase, 
aunque era obra casi desconocida, que el c^lebre D. Enrique 
de Villena habia conipuesto una titulada Los trabajos de H^r~ 
cules, que muchos suponian fuese un poema. Pellicer, ante el 
temor de que su fraude fuese descubierto, no se atrevid a sol- 
tar el nombre de D. Enrique, pero todos creyeron que seria su 
obra la que el poseia. Con esto consigui6 su objeto, que era 
acreditar sus palabras sin el peligro de que si la obra del de 
Villena parecia le perjudicase, puesto que siempre le quedaba 
el recurso de decir que el autor de la suya era otro. Pareci6, 
en efjcto, y no solo no tiene nada de comiin con los versos de 
Pellicer, sino que estd en prosa i. 

Pero no podia el falsario aragon^s abrigar temor semejante 
en otra supercheria de igual clase que perpetr6, escudado tam- 
bien con el nombre de otro autor famoso, porque aqui la falsi- 
ficaci6n es completa: obra y contenido. Las circunstancias de 
este nuevo embuste portico son tan singulares, que fu6rza serd 
llamar sobre ellas la atenci6n del paciente lector. 

Tr^tase de un tercer poema que ahora atribuye d Diego de 
San Pedro, el celebre trovador de fines del siglo xv, que com- 
puso la curiosa novela sentimental La cdrcelde amor, yd quien 
Pellicer hace vivir en tiempo de D. Juan II y dedicarle el fla- 
mante poema, en absolute desconocido en la bibliografia de 
aquel famoso caballero. Como de costumbre, reproduce por 
via de muestra otras dos coplas de arte mayor en que, al pare- 



I. Los trabajos de Hercules de D.Enrique de Villena habian 
sido, sin embargo, impresos en Zamora en 1482 y en Burgos en 
1499; pero sU rareza era tal que hasta el pasado siglo no se tuvo 
clara noticia de su existencia. 



EL supujsTo LiBRD P5 L(is Quercllas 29 

cer, quiere haya sido escrito. Pero bueno serd transcribir las 
mismas palabras cje Pellicer relativas k este pasaje, que para 
mayor singularidad se halla en el Informe por la casa de Sar^ 
miento 1 en que ingiri6 las Querellas. 

«Todos tienen de memoria en Ia& historias castellanas, y 
permanecia en tiempo del Rey D. Juan, segiin se ve por el 
Libro de los llantos, que Diego de San Pedro, regidor de V4- 
lladolid, dedic6 k aquel Principe...* Y las coplas son 6st^s: 

Los cinco solares que fizo Castilla, 
Que todos de su alta progenie vanian, 
Los de los otros assiretraian, 
Y ansi recobraban viril la semilla., 
Mas la su nobleza no admite mancilla 
Que siempre renueva la sangre real, 
Ganando y perdiendo su antiguo caudal 
Que 4 extranos levanta 6 d propios humilla. 

Los que sus antiguos renonmbres dejaron, 
t. A sus blasones ^ fechos se dieron, 
Faced que se vuelvan 4 ser lo que fueron 
Pues con los nombres fortuna mudaron: 
Catad que non pierdan con lo que ganaron 
Poniendo en olvido sus antecesores, 
Haros 6 Laras ^ Villaniayores, 
Guzmanes 6 Castros que tanto sonaron. 

Como acabamos de ver, da Pellicer a esta imaginaria obr^ 
de Diego de San Pedro el titulo de Libra de los llanios, como 
habia dado A la de D. Alfonso Libro de las querellas. No tenia 
ciertamente mucha inventiva para bautizar sus superch^rias, 
como no la tenia para cambiar de metros, pues estas dos octa- 
vas son hermanas gemeias de las otras, como son gemelos los 
titulos de los poemas 4 que las refiere. 

Esta clase de obras tiene todavia un cuarto hermano, pro- 
duct© igualmente de su fecunda imaginativa. Son unos versos 
con sus ribetes de satiricos, que adjudica nada menos que al 



I . Folio 20 recto. 



30 BSIUDIOS DE HISTOKIA J.1TERAR1A 

insigne poeta y gran caballero G6mez Manrique, tio de don 
Jorge. HAIIase tambi^n en el Informe de los Sarmientos i, que 
es'donde parece quiso acumular el mayor numero de sus in- 
vencionss po^ticas. De ellos nos da como senal una sola co- 
pla, pero tambUn de arte mayor, para ensalzar k un Pedro 
Ruiz Sarmiento, d quien supone enemigo de D. Alvaro de 
Luna, y tan poderoso, que causa la ruina del Condestable; 
con otra porci6n de tropelias hist6ricas, que no nos henios de 
cansar en desmentir individualmente. 

De Ti; Pedro Ruiz, no entiendo callar 
Que en prospera siempre y ad versa fortuna 
De opuesto.miraste ia faz de esta luna 
Hasta del todo venirla d menguar. 
EI Maestrazgo te pudo quitar, 
Como 4 tu padre el condado de Arjona, 
Mas no ia alta sangre y pr^z de persona 
Que al regio Maestre viniste k heredar. 

G6mez Manrique no compuso semejantes versos. Hace al- 
gunos anos quizd no pudiera asegurarse 6sto; pero hoy, gra- 
cias al descubrimiento y publicaci6n del Cancionero completo 
de dicho poeta por el ilustre literato D. Antonio Paz y Melia 
(Madrid, i885 y 1886, 2 vol. en 8.''), parece excusado anadir 
que no figurando lal poesia en ninguno de los dos c6dices (uno 
de ellos original) vistos y copiados, ni en el antiguo impreso 
Cancionero general^ de Castillo, y siendo Pellicer quien los 
cita, deben de considerarse tan ap6crifos como los anteriores. 

Y ahora, en vista de t^odos estos ejemplos, ^-necesitaremos 
insistir en formular la conclusi6n 16gica que de ellos se des- 
prende? No; si no fuera excesiva. Uaneza de nuestra parte, pre- 
feririamos invitar al inventor (significa tambien el que halla 
algo que se ha perdido) de las huevas Querellas a que nos de, 
si puede, el resto del poema de Los llantos de Diego de San 
Pedro, que acaso no est6 lejos del sitio en que se hall6 las pri- 
meras; d que complete la poesia de G6mez Manrique que, d 



I. Folio 12 recto. 



y 



EL supuESTo LiBRo ♦£ Las Qucv^as 



juzgar por la muestra, ha de tener rpAs intencidn que sus ce-, 
lebradas Coplas contra el malgol^ierno de Toledo, y ^ que pro- 
cure inquirir el paradero de^uellas Fas^ahas de Hdrailes, a 
fin de resolver la interesante cuesti6n de si era dedicado al se- 
midios tirio 6 griego el templo robado por Filistenes y su pan- 
dilla, pues el mismo Pellicer parece tener sus dudas sobre el 
particular. 



Madrid 25 de xMarzo de i898. 



) 



/ 



El frovador Garci-Sdnchez de Badajoz.' 



Entre los poetas castellanos de fines del siglo xv ^ afiliados 

41a escuela ilamada conesana, es cdlebre GARcf-SANCHBz db 
Badajoz, no lanto por sus composidones liricas, que son, con 
lodo, de las menos cansadasdel Cancionero general de Her- 
nando del Castillo, como por otras circunstancias bien ajenas 
i las bellas letras. Sucede con esle travador lo mismo que con 



1. Public6se este articulo en la Revisla crilica de historia y /i(e- 
ratura, espanalas, porluguesas i hispano-americanas del mes de Ju- 
nio de i896, piginas 234 y siguienies. Despu^s ban aparecidodos 
notables trabajos sobre el mismo asunto: uno el de nuestro msigne 



Men^nde? y Pelayo, 1 
poetas llricos castellan 
la benem^rita t 
concellos, en la mis 
ii4-'33)- 



ya cilebre A ntohgla de 
s(p£iginas 306-321), y otro un articulo de 
portuguesa Do^a Carolina Micaelis de Vas- 
Revista, antes mencionada, (Abril de iSS?; 



Con presencia de Smbos trabajos y muy a: 
Jatos que A ml memorla se ban ofrecido, re 
iobre ei malogrado travador audaluz. 

i. Sia duda por no haberme eipresado c 
I. Micaelis que yo hacia contemporin 



iptificado con nuevos 
mpnmese el estudio 



Marques de Sanlillana y i Juan de Mena que floreclei 



34 XSTUDIOS D£ HISTORIA LITERARIA 



. 



el famoso Macias, con Juan Rodriguez del Padr6n, Lope de 
Estiiniga y otros de igual 6poca; su poesia estA en su vida, no 
en sus versos. 

Romdntico en acci6n, la existencia de GARcf-SANCHEZ fu^, 
al parecer, una triste elegia amorosa, al cabo de la que, si no 
la vida como el doncel galdico, perdi6 enteramente el juicio. 
Raz6n serd, pues, que nos detengamos un momento en tan 
sigular personaje, ya que tan pocas noticias de su persona nos 
dan los tratadistas de asuntos literarios. 

SA.NCHEZ DE Badajoz, como poeta, goz6, sin embargo, repu- 
taci6n muy superior k la mayor parte de los demds de su 
siglo, si se exceptilan algunos pocos que, como Juan de Mena, 
el Marqu6s de SantiUana, Pdrez de Guzmdn, Juan del Encina 
y los Manriques, le aventajan notoriamente por el niimero y 
calidad de sus obras. 

Ya en vida; el primer compilador del Cancionero general de 
i5i I incluyb algunas de sus mds famosas poesias, como la pa- 
rodia amorosa del oficio de difuntos tltulada Lecciones de Job, 
y el Infierno de amor; pero es con posterioridad d la muerte 
del poeta cuando crece y se extiende su fama. 

Sanchez de Badajoz es uno de los que con Mena, Cartage- 
na, Naharro y Jorge Manrique, introduce Castillejo en la com- 
posici6n 4iContra los que dejan los metros castellanos y siguen 
los italianoSy en esta forma: 

Recuerde el alma dormida^ 
dice don Jorge Manrique 
y mostr6se muy sentida 
porque mis no se platique. 



lad primera del siglo xv. Quien le supo.iia vivo en i5i i, mal po- 
dia incurrir en semejante error, que ya no patrocina ningiin criti- 
CO espafiol, por poco ilustracio que sea. Pero si insist© en creer que 
GARcf-SANCHEz, no obstantc haber vivido, por lo menos, hasta 
i525, floreci6cowo poe/fl, principalmente al expirar el siglo xv. 
Es del tiempo de Isabel la eBt61ica (1474- 1504.) Tal es tambi^n la 
opinidn del Sr. Men^ndez y Pelayo. 



BL TROVADOR jSARCI-sAmcHEZ DE JBADAJOZ ^5 

GARcf-SANCHEz respondi6: 
Quidn me otorgase, senora *, 
vida y seso en esta hora 
para entrar en campo yo 
con gente tan pecadora: 

M^s adelante en la misma composici6n dice Castiliejo: 

GARcf-SANCiiEz se mostr6 
estar con alguna sana 
y dijo: «No cumple, no, 
al que en Espana naci6 
valerse de tierra extraria; 
porque en solas mis LeccioneSy 
miradas bien sus estancias, 
verbis tales consonancias 
que Petrarca y sus canciones 
queda atrds en elegancias >. 

Juan de Valdds, en su c^lebre Di&logode la lengua, al hablar 
del Cancionero general de Castillo manifiesta que en el mis- 
mo Cancionero hay algunas coplas que tienen buen estilo, 
como son las de Garcj-Sanchez de Badajoz, las del bachiller" 
de la Torre y las de Guevara, aunque 6stas tengan mejor sen- 
tido que estilo ^. 

Bastantes anos despu^s que el famoso protestante cbnquen- 
se, alaba el insigne Fernando de Herrera las Lamentaciones de 
amor de Sanchez de Badajoz, que por cierto no figuran en 
ninguna de las ediciones del Cancionero *; y antes de expirar 



1. Con este verso empieza una de las Lecciones. (V^ase Cancio^ 
nero general: edicion de los Bibliofilos espanoles. Madrid, 1882, 
tomo i.°, p^g. 474.) 

2. T^oeslas de Cristobal de Castiliejo en la ^iblioteca de AA. e«- 
panoleSf t. 32, p^ginas 157 y i59. 

3. Mayans: Origenes de la lengua espanola, 2.' edici6n. Madrid, 
1873, p% ^22. 

4. Se imprimieron'en pliegos sueltos varias veces, A principios 
del siglo XVI, y las incluyo Usoz en las adiciones A la reimpresi6n 
que hizo en Londres, sin ano (1841), del Cancionero de obrasde 
bur las, pdg. 207. Tambi^n figuran en otras colecciones y liitima- 



36 ISTPDIOS P9 HX8TORIA LITIRARIA 

L 

r cl mismo siglo xvi preguntaba Lope de Vega en su poema Isi- 

I • iiro: «Qu^ cosa iguala A una redondlUa de GarcI^Sanchez 6 

de D. Diego de Mendoza?* 

El autor de los Origenes de la poesiO' castellana '^, D. Luis 
Jos^ Vel&zquez, hallaba «igual en la pureza del estiIo» de 
Jorge Manrique d GARcf-SANCHEz de Badajoz. Quintana de* 
Clara que «escribi6 coplas con mucho calor y agudeza» ^. 
Tambidn los extranjeros Bouterweck; Ticknor, etc.. ponderan 
sus versos afectuosos, f&ciles y llenos de armonia. 

Sin examinar por ahora los fundamentos que puedan tener 
cstos pareceres, en lo general acertados, s, nos limitaremos k 
dar algunas noticias de la persona del poeta, haciendo venir i 
la circulaci6n literaria diversas especies biogrdficas que se ha- 
Uan fuera de su sitio y como escondidas en varios libros. 



11 



GarcI-SAnchez de Badajoz, segOn afirma un escrltor de su 
tiempo 6 poco posterior ^, era natural de £cija, provincia de 



mcnte las reprodujo el Sr. Mea^ndez y Pelayo. En esta composi- 
ci6n, que 90 difiere gran cosa de las demds, compara el poeta al- 
gunas grandes calamidades hist6ricas con sus penas amorosas, ha> 
wiendo i ^stas superiores; los mismos condenados del infierno de- 
ben de contemplarse dichosos si se parangonan con Garci-Sdnchez. 

1. Pdgina 49 de la edici6n de Malaga de 1 798. 

2. Introduccion historica d la poesia castellana. (Obras de Quin- 
tana en la Bibliot. de Rivad., pdg. 130.) 

3. El Sr. Men^ndez Pelayo ha juzgado exacta y concienzuda- 
mente el m^rito portico de este trovador en su repetidamente cita- 
da Antologia, tome 6.^ pp. cccx A cccxviii. 

4. Asi lo dice Juan Aragon^s, autor de los Doce cuentos que Juan 
Timoneda publico al principio de su Alivio de caminantes. (V. No- 



IL TROVADOR GARCf-SAKCHEZ DX BADAJOZ 37 



Sevilla, en donde habta nacido despu^s de medlar el siglo xv. 
Sin duda el segundo apellido del poeta condujo i aigunos 
autores i suponerle extremeno, y una Historia an6nima de 
Badajbz, que se escrlbi6 k fines del siglo pasado, le hace pro- 
genitor de los senores de Villanueva de Barcarrota, per perte- 
necer, dice, k la ilustre famiiia de los S&nchez de Badajoz ^. 
Para hacerle natural de Extremadura pudieron tambi^n utili- 
zar aquellos versos de sus Lamerttqciones: 

M^rida que en las Espanas 
otro tiempo fuiste Roma, 
mira i mi; 

y verds que en mis entranas 
hay mayor fuego y carcoma 
que no en ti; 

versos que, quizd sirvieron s5Io de t^rmino de comparaci6n 
en sus dolores, sin encubrir otro misterio. 

La clase social k que GARcf-SANCHEz perteneci6 fu^ elevada, 
sin duda alguna. Lo indican las amistades que tuvo k tenor 
de las poesias del Candonero general, que le da relaciones es- 
trechas con el Vizconde de AUamira, D. Frances Carroz y 
Pardo, el prdcer galan y poeta D. Diego L6pez de Haro y el 
renombrado Pedro de Cartagena. Un autor contempordneo de 
Sanchez le llama tambi^n «noble cabal lero y famoso trova- 
dor» 2. 

No sabemos cudndo comenzd su funesta pasi6n, consagrada 



pelistas anteriores d Cervantes en la Biblioteca de Rivad., p4g. i68.) 
— Tambi^n el. famoso poeta Luis V^Iez de Guevara, natural de 
£cija, se tenia por paisano de Garci-Sdnchez (Diablo cojuelo: Tran- 
co VI). Y D. Francesillo de Ziiniga en el pasaje que citamos mis 
adelante le nombra en i525 como vecino de l^cija. 

1 . Barrantes: Aparato bibliogrdjico para la historia de Extrema- 
dura: I, pdg. 217. 

2. Hasianas palerosas del primer DuqUe de Ndjera^ por un an6ni- 
mo, escritas k principios del siglo xvi y publicadas en el t. 6.®, pa- 
gina 121 del Memor. hist, espanol. 



3S ZSTUDIOS DS HISTORIA LITERARIA 

i una prima suya i, ni aun su nombre, pero si que fud ingra- 
ta con el poeta. Este desamor es la fuente inspiradora de GARcf- 
Sanchez; todas sus composiciones.se refieren A 61, y de 61 to- 
man cierto tinte sombrio y la desesperadora elocuencia que 
singulariza a! autorentre los de su tiempo. En aigunas poesias 
se dilata en las comunes alabanzas de la belleza de su amada, 
d quien trata de conmover; en otras recuerda circunstancias y 
sucesos tocantes d ella, como se ve en la que escribib 4cporque 
habfa jugado d los naipes con su amiga» ^; en la enderezada i 
«unos confites en que puso la mano su amiga» ^, y en otra 
j^porque su amiga le pidi6 unas coplas en que leyese» *, oca- 
si6n que 61 aprovecha para contarle una vez mas sus cuitas y 
pesares. 

Es muy linda esta ^esparsa suya, porque su amiga habia es> 
tado mala»: 

El grave dolor extrano 
que vuesa merced sinti6, 
aunque en su cuerpo dolio, 
en mi alma hizo el dano: 
y fu6 tanta su graveza, 
que aunque sana os torne d ver, 
nunca llegari el placer 
d do llega la tristeza ^. 

Poco d poco la tirania de su pensamiento amoroso rev61ase 
en varias obras destinadas d satisfacer «d un caballero que le 
pregunt6 en qu6 pasaba el tiempo que estaba ausente de su 
amiga* *, contestdndole que pensando siempre en ella, d que- 



1. No recuerdo que ningiin escritor antes que Veldzquez (loc. 
ciL) hubiese establecido el parentesco entre Garci-Sachez y su 
amada. D. Nicolds Antonio fiVoya, I,5i6), dice solo que era pa- 
rienta del poeta. 

2. Cane, gen.: edici6n de los BibIi6filos, t. 2.**, pdg. 489. 

3. Idem id., pdg. 490. 

4. Idem id,) pdg. 494. 

5. Idem, t. i.°, pdg. 485. 

6. Idem, t 2.^ pdg. 488. 



It TROVADOR GARCi-SANCHEZ DB BADAJOZ 39 

_■ _■ . ' 

jarse de no poder agradarla i y A ponderar lo inmenso de su 
pasi6n, Ilegando i decir que no desea mds paraiso que dejar su 
alma en manos desu amada. En otro lugar asegura que qui- 
siera morirse € ir al infierno d esperar i que su dama cambia- 
se en dulzura su sana contra 61; y aunque ella viviese mil 

anos, 

alii ternia repose, 
senora, si senalases 
un tiempo tan venturoso 
en que de mi te acordases *. 

Mds larde vienen las ideas de desesperacidn y muerte que ya 
no dejan al misero trovador. En una poesia destinada d averi- 
guar quien es el que le mata, si ^1 amor 6 su amiga, resuelve 
en tres coplas que son ambos ^. Mu^strase en otra satisfecho 
de morir i manos de 

la cosa que Dies cri6 

mis propia & su semejanza *. 

Tambi^n le halaga la idea de la muerte, porque comd no la 
merece, asi sentird mayor dolor ^ y en un villancico se da d 
si mismo por muerto y declara que «ya no siente su perdi- 
miento* ®. 

En aquella coleccidn de divisas de jusladores que recogi'6 
Pedro de Cartagena, le da d Garci Sanchez un diablo por ci- 
mera y esta letra: 

Mds penado y mds perdido, 
y menos arrepentido '. 

En unos versos «recontando d su amiga un sueno que son6», 
exclama: 



1. Cane, gen.', edicion deles Bibliofilos, t. 2.'', pdg. 491 

2. Idem, t. i.°, pdg. 474. 

3. Idem, t. 2.°, pdg. 484. 

4. Idem, id., pdg. 486. 

5. Idem, fd., pdg. 488. 

6. Idem, t. i.°, pdg. 606. 

7. Idem, pdg. 58o. 



46 E8TTTDI0S DC HISTORIA LITERARIA 

Yo los dfas no los vivo 
velo la noche cativo, 
y si algunk noche duermo, 
su^nome muerto en un yermo 
en la forma que aqui escribo *; 

y en otros que llama lo claro-escuro, tambidn las ideas mds 
tdtrrcas son las dominantes. 

En fin, vi^ndose morir de amores, dispone sus exequias, 
mandando le canten las nueve lecciones de Job (Parce mihi, 
Domine; Tcedet animam meaniy etc.), que 61 parafrasea aplicAn- 
dolas k su loco amor. V^ase como trova desde el verslculo 8 
del capitulo X (Manus tuce). 

Las tus manos me hicieron 
y formaron amador, 
de su esperanza y favor 
en derredor me cineron: 
porque estaba ya dispuesto 
que yo viese el claro gesto 
do est4 todo el merecer; 
disteme tan alto ser, 
ly ora, senora, tan presto 
qui^resme dexar caer! 

Terminada la obra se la enviad su amiga, dici^ndole: 

Veis, aqui van las liciones 
de aquellas tristes canciones 
que i los muertos como yo 
los cantan por oraciones '; 

Despu^s de muerto, el paradero del trovador es, como pue- 
de suponerse, el infierno; pero un Infierno de amor, que com- 
puso k imitaci6n de otro muy celebrado de su coetaneo Gue- 
vara. En este Infierno aparecen sumidos otros 30 caballeros y 



1. Cane, gen,: pdg. 477. 

2. Cane, gen.f t. i.°, pig. 469. Esta larga composici6n, pues no 
tiene menos de 46 coplas, la titula: Las liciones de Job apropiadas 
d $u$ pasionei de amor. 



XL TROVADOR GARCl-SANCHXZ DS BADAJOZ 4I 

poetas entre muertos y vivos, y todos lamentan sus padeceres 
en versos tornados en parte de los que cada uno habia escrito. 
La copla alusiva d Macias, el primero en orden de los conde- 
nados, es ^sta: 

En entrando vi asentado 
en una silla i. Macias, 
de las heridas llagado 
que dieron fin A sus dlas, 
y de Acres coronado; 
en son de triste amador 
diciendo con gran dolor, 
una cadena al pescuezo, 
de su canci6n el empiezo: 
Loado seias amor ' 
por cuantas penas pade^o *. 

A ^ste siguen Juan Rodriguez del Padr6n, el Marques de 
Sanlillana, Monsalve, D. Rodrigode Mendoza, Juan de Mena, 
etcetera, etc. ^ 



1. Cane, gen., t. i.**, p4g. 478. 

2. El total de composiciones de GarcI-SAnchez de Badajoz reco- 
gidas en el Cancionero general, en sus diversas impresiones de Va- 
lencia i5ii; Toledo, 1527; Sevilla, 1535 y 1540, y Amberes, i55j, 
refundidas todas en la esmerada y elegante edicion de los Biblio- 
filos espanoles (Madrid, 1 882, dos volumenes en 4.**), asciende a 40. 
Hay que anadir las Lamentaciones de amor, que no figuran en esta 
coleccion, como queda advertido y alguna otra suelta. En los demds 
cancioneros, impresos y manuscritos (Estiiniga, Baena, Herberay, 
Gallardo, Hijar, los dos ^l^ Paris descritos por Ochoa y Morel-Fa- 
tio), no recuerdo haber visto poesias de nuestro malogrado trova- 
doi*, quiza por ser anteriores a su epoca. En el Museo Britinico 
hay un manuscriio (Add. 10.431) que contiene versos de varios 
poetas del siglo xv. Este cancionero fud publicado con el titulo de 
Derspanische Cancionero des Brit. Mus. (Ms. Add. 10.431 j^ por el 
Dr. Hugo A. Rennert, catedr^tico de Filologia en la universidad 

^de Filadelfia, en la revista de VolImoUer Romanische Forschungen 
(Vol. X, pp. 1-176) y luego separadamente en i895. Contiene de 
S. DE Badajoz 38 poesias que tambie.i figuran en el Cane, general, 



42 ESTUDIOS DI HISTORIA UTERA.RIA 



III 



Es observaci6n de varies criticos que esta extravagancia de 
aplicar los asuntos y cosas religiosas d los delirios er6ticos, 
muy comun d los trovadores del siglo xv, como se ve por las 
obras de Rodriguez de la Cdmara, Suero de Ribera, Nicolas 
Ntinez y otros, obedece al desarrollo 16gico de la escuela po^ti- 
ca cortesana. Limitada d tratar del amor en abstract© como 
tema linico, circulo en verdad reducido, pronto hubo de ago- 
tarse el vocabulario moral del mlsmo y aun las comparaciones 
y semejanzas con objetos tomados de la naturaleza. Y cuando 
no hubo ya ni pdjaros, ni flores, ni rios, ni monies, ni sol, ni 
estrellas, ni borrascas, ni noches serenas, los po2tas, alambi- 
cando y exagerando cada vez mas un sentimiento que no sen- 
Han, di^ronse k imaginar similes y metdforas extranos, apu- 
rando todo su intelecto para acomodarlos d tan est^riles lucu- 
braciones. Nada mds serio y respetable que la religi6n: en ella 



donde asimismo se hallan las cuatro que Barbieri estamp6 en su 
Cancionero musical de los siglos xv y xvi. Durdn, en su Romancero 
general^ niimeros 1.876 y 1.877 reimprimio los dos romances que 
se conocen de Bvdajoz; y en el indice de la biblioteca del famoso 
D. Caspar de Guzmdn, Conde-Duque de Olivares, se registra: De 
GarciSdnche^ de Badajo^, estando loco, carta d una hermana suya. 
(V. Ensayo de una Biblioteca esp. de lib. rar. y cur. de Gallardo, 
Z. del Valle y S. Rayon, t. 4.*^. pdg. i.5o9.) Otras muchas curiosi- 
dades bibliogrdficas acerca de S. de Badajoz, trae el aludido ar- 
ticulo de la senora Michllelis. 

D. Nicolds Antonio, dice que en casa del Conde de Villaumbro- 
sa, habia existido un manuscrito titulado: Obras po^ticas de Garci- 
Sdncheside Badajo^. (Bib. Nov. I, 5 16.) 



EL TROVADOR GARCI-sANCHEZ DE BADAJOZ 43 

abundan los motives, ya tristes, ya alegres, patdticos, trdgicos 
y de otros muchos 6rdsnes; pues descubierta por uno cual- 
quiera, ^'qu^ mds quisieron aquellos enamorados ^e /7^;1o/a y 
boca que explotar tan fecunda vena para ponderar sus traba- 
jos, dolores y alegrias? 

No negaremos que en muchos casos la existencia de amo- 
ves tan hiperb61icamenteencarecidosfuese, por lo menos, pro- 
blemdtica; pero casos lamentables copio el de Macias y re- 
soluciones tan extranas como la de su paisano Rodriguez de la 
Camara, hacen pensar en que d veces eran ciertos tan exalta- 
dos afectos. GARcf-SANCHEz DE Badajoz es buena comproba- 
cl6n de ello. Vencido, A lo que parece, del continuo desd^n de 
su amada, perdi6 lastlmosamente su raz6n en t^rminos que 
hubo que encerrarle en estrecha cdrcel. 

La notlcia de la locura del poeta es indudablemente exacta, 
pues asi lo atestiguan escritores antiguos con respecto al tlem- 
po. Al en que aun vivia se remonta la que nos da cierto reli- 
giose autor de un libro, titulado Celestial Jerarquia i, impreso 
en los primeros anos del siglo xvi y dedicado al segundo Du- 
quede Medinaceli. Dice, pues, en el pr61ogode su obrael pia- 
doso Minimo: 

«Acu^rdome, ilustre y muy magnifico senor, cuando el ano pa- 
sado mi padre provincial y yo fuimos i ver d vuestra ilustre seno- 
ria; quiso (estando nosotros presentes y muchos nobles caballeros 
de su casa) se leyesen no s^ que coplas que habia compuesto Gar- 
cf-SANCHEz DE Badajoz con una prima ficcion y elegante y pulido 
decir, en el cudl 61 ponfa muchos caballeros de Espana que 61 ga- 
lanes cortesanos habia conocido fes el Injierno de amor.) El fin 
para que se leyeron, segan yo comprehendi, fu6 para tomar nues- 
tro parecer sobre la vivez del ingenio y elegancia de palabras del 



I . Comiens^a el libro de la Celestial Jerarquia y Infernal Labirin- 
to, metrijicado en metro castellano en verso heroico grave por un 
Religioso de la Or den de los MinimoSj dirigido al Ilustre y muy 
Magnijico Sr. D. Juande la Cerda^ Duque de Medinaceli, Condedel 
Puerto de Santa Maria, etc. — Fol. 1. got., d dos columnas. 22 hojas, 
dos mds de portada y otras dos de tablas. 



44 SSTUDXOS DX RISTORIA IITERARIA 

autor de aquella obra.» La opinion del Minimo fu^ que no debiera 
Badajoz haber empieado su ingenio tan sutil en cosas tan perece- 
deras, sine en servicio de Dios, «lo cual ^1 no hizo, m^s, por el 
contrario, las cosas de ja Sagrada Escritura profan6 tray^ndolas A 
su vano amor, 6 mds verdaderam^nte furioso desatino, como pa- 
resce en las Liciones suyas de Job, por ^1 trovadas, las cuales, cuan- 
do me fueron mostradas, no pude sino maravillarme; porque des- 
pu^s de la elegancia de palabras estaban alii condiciones tan pri- 
mas del amor divinal, que no pude yo sino decir que tod6 pecado, 
en especial este deste vano desatino, es idolatria, ca se di. al fdolo 
lo que se debe i la Soberana Majestad de Dios... Pues por estos des- 
atinosestd loco en cadenas, al cual Nuestro Senor, con misericordia^ 
le pripo de aqvello que con su franca largues^a le habla comunicado> 

Como este fraile escribla despu^s de i5o5 ^, resulta que por 
tales fechas, aunque demente, vivia el desdichado GarcI-SAn- 

CHEZ. 

Vivi6 aiin muchos aiios. En la Crdnica satirica.de Carlos V, 
atribuida D. Francesillo de Zdniga, se hacen dos curiosas men- 
ciones de GARcf-SANCHEz ^, refiridndolas ambas k i525, en la 



1 . Cita el Retablo de la pida de Cristo^ del Cartujano, y da como 
vivo aiin al autor, datos que con el nombre del Mecenas pueden 
indicarnos cuando se escribio la Celestial Jerarquia. 

Ticknor en su Histiria (1, 442) dice que la i.* edicion del Reta- 
blo es de i5o5, cosa que parece corroborar el verle ya Citado como 
corriente en i5o8 por Francisco de Avila en su poema de La vida 
y la muerte (En Gallardo, Ensayo^ I, 343.) Verdad es que el au- 
tor pudo conocerle manuscrito, forma en que existia desde i5oo. 
La primera edici6n cierta, hasta hoy, del Retablo es de i5i6, he- 
cha en Sevilla (ri;70gr. hisp, n.° i88.) En cuanto i la fecha de la 
muerte del Cartujano que nos daria el limite moderno de la Celes- 
tial Jsrarquia la fija el pismo Ticknor en i5i8 (I, 440). El Duque 
D. Juan A quien esta obra va dedicada empezod serlo en Noviem- 
bre de i5oi, por fallecimiento, en ficija, donde quizA escriba el 
fraile minimo, de su padre D. Luis de la Cerda, primer duque. 
Cas6se en segundas nupcias en i5i2 con D." Maria de Silva, hija 
del Conde de Cifuentes y murio despu^s de 1 52 1 . 

2. Bib. de AA. esp.: Curiosidades bibliogrdjicas^ Madrid, i855, 
pp. 27y 38. 



St TROVAPOR GARCI-SANCHEZ DB BADAJOZ 4$ 



primera parece indicarse que ya habia muerto el poeta, pues 
al hablarde una enfermedad que sufrid el Emperador en Va- 
Iladolid yde un doctor Ponte se expresa asi: 

«E1 gobernador de Brusa dijo: «Doctor pareceis mula rucia 
del prior de Guadalupe, 6 ti*einta y tres libras de azucar piedra 
y que os vais con todos los diablos 6 con el Sr. Garci-Sanchez 
de Badajoz.» Palabras que tambi^n pueden aludir a su locura. 

Pero en el otro pasaje, al referir la entrada en Toledo del 
legado Juan de MMicis y un juego de canas satirico en su ho- 
nor, dice: «Del puesto contrario eslaban el Obispo de Canarias, 
6 limosnero, que si le hicieran de Toledo que no le pesara... 
y D. Francisco Pacheco de C6rdoba y otros muchos caballe- 
ros, Obispos y perlados y los Vozmedianos y el Obispo de Ale- ' 
mania y Garci-SAnchez de Badajoz, vecino de ficija, que por 
sus pecado tiene depositado el seso en D. HernAndo de Le6n.» 

La Sra. Micaelis se inclina i creer en el suicidio de GarcI- 
Sanchez (loc. cit. p. ii8), que se apunta en el pasaje del Dis- 
curso sobre la lengua y los autores castellanos de Vicente No- 
gueira, dado d conocer por Mr. Morel-Fatio (Zeitschrift, t. 3.°, 
ppi. I d 2>^y) que dice: «Doppe qual profanamento il detto GarcI- 
Sanchez, come di Theopompo si racconta, si impazz6 et al 
fine si ammazzo con le propie mani.» Estediscurso (del si- 
glo xvii) es muy posterior al suceso que refiere. 

Otra cuesti6n curiosa surge acerca de la personalidad artis- 
tica de Sanchez de Badajoz. Por el mismo tiempo que ^1, flo- 
recia un musico llamado Badajo^, pero que tambi^n escribia 
versos^ pues los.tiene en el Cancionero general de Castillo 2 y 
el Cancionero musical de Barbieri 3. 

Hasta que D. Francisco Asenjo Barbieri public6 su Cancio^ 
nerOy se creia que ambos Badajoces eran personas distintas. 
Barbieri sostuvo que eran uno mismo, fundindosc en la si- 
guiente an^cdota que hall6 referida por Fr. Jer6nimo R:)mdn, 
agustino, en sus Republicas del mundo. (Medina del Campo, 



2. Bajo los niimero 667, 668, 669, 741, 887 y acaso le corres- 
pondan los 671, 888 y 889. 

3. Son los niimeros 39, 41, 43, 46, 1 16, 167, 225 y 360. 



46' ESTUDIOS D£ HISTORIA LITERARIA. 

por Francisco del Canto, i5y5; Parte 11, f." 236 v.) en estos 
t^rminos: , 

«Quien pues dejara de hablar de un Garci-SAnchez de Badajoz; 
cuyo ingenio en vihuela no lo pudo haber mejor en tiempo de los 
Reyes Catolicos, y assi d^ndose mucho A amar y querer y a la mu- 
sica, perdi6 el juicio, aunque no para decir un gracioso mote, que 
le acaecio en Jerez de Badajoz, adonde estaba de contino despu^s 
que tuvo esta enfermedad. Y fu^ asi que, como fuese A Jerez un 
corregidor gran miisico, y deseoso de ver A GARcf-SANCHEz lo fuese 
A visitar y tambi^n porque era notabte caballero en estos Reinos. 
El corregidor rog61e que tanese un poco, porque acaso tenia el 
instrumenio en las manos. El Garci-Sanchez, que ya sabia que el 
corregidor pecaba un poco de aquel humor, dijo que no, mas que 
quedase para ^l aquel oficio, en fin, que andando en sus cortesias y 
comedimientos, tanto pudo Garci-Sinchez que hubo de entregar 
la vi(iuela al corregidor, y despu^s que los dos taiieron, pareci6le 
al corregidor que aquella porfia que tuvo el Garci'-Sanchez en darle 
la vihuela no habia sido acaso sino que lo hizo por algiin respeto 
y no queriendo estar con duda dijole: «Senor G vRcf-SANCHEz, ^por 
qu^ porfi6 vuesa merced tanto en que yo tanese primero?»; res- 
pondi6 siibitamente (q*ue en esto tuvo especial gracia): «Senor 
Corregidor, por ver en poder de justicia a la que tanto mal me 
hizo.» ^ 

Y eso que Barbieri haI16 ademds noticia de otro Badajoz mu- 
sico de camara de Juan III de Portugal. 



I. Cane. mus. pdg. 44. Esta misma anecdota' habia sido antes 
consignada por Melchor de Santa Cruz en su Floresta espanola de 
apctegmas 6 sentencias, sabia y graciosamente dichas, de algunos 
espanoles. Toledo, Francisco deGuzmdn, 1574, 8." — (V. la p4g. 223 
de edicion de Madrid, Ram6n Ruiz, lyQo), en estos curiosos t^r- 
minos: «Dicen que Garci-Sdnchez al tiempo que sali6 de seso es- 
taba componiendo aquellas coplas que comienzan: «Salgan las 
ligrimas mias»; y como las componia tania juntamente con la 
vihuela. Rogole el Corregidor de la ciudad do residia, un dia que 
tanese y cantase: ^1 lo hizo y cesando dio la vihuela al Corregidor, 
diciendo: «Tome V. m. porque vea yo en poder de justicia a quien 
tanto mal me hizo.» 



XL TROVADOR GARCI-SANCHSZ DX BADAJOZ 47 



La idea no cuaj6; porque el Sr. M. y Pelayo la impugna sos- 
teniendo de nuevo que son personas diferentes. 

La senora Micaelis, cr»e que el Badajoz del Cancionero es el 
mtsmo que el musico de la corte portuguesa que, segiin ella 
averigu6, se llamaba Juan. Nosotros presumimos que son tres 
los personajes que aqui juegan y que no solo es distinto el Ba- 
dajoz miisico del Cancionero del poeta ecijano slno tambi^n del 
ministril de la corte portuguesa. Al menos no estA probada la 
identidad de los dos Badajoces que no llevan el Sdnchez. 



IV 



La locura de GarcI-Sanchez de Badajoz, m^s que furia- 
sa, parece haber sido dulce y aun divertida, d juzgar por los 
dichos suyos, mds 6 menos graciosos 6 satirlcos, que ban reco- 
gido alguno^ escritores de la 6poca, como los qpe siguen: 

El desconocido Juan Aragones, autor de doce cuentos que 
preceden k la colecci6n de Juan Timoneda, titulada Sobre- 
mesa ^, nos conserv6 dos: 

Cuento 12J* «A1 afamado poeta GARcf-SANCHEZ de Badajoz, 
el cual era natural de feclja, ciudad en Andalucia; este var6n 
delicado, no solamente en la pluma, mds en prontamente 
hablar lo era, acaeci61e que estando enamorado de una seno- 
ra, la ixii i festejar delante de una ventana de su casa k la 



I. La edicion de Alcald de 1576 del Alivio de caminanteSf de 
Juan Timoneda, empieza por estos 12 cuentos, diciendo despu^s 
del pr61ogo: ♦Siguense los cuentos, los cuales son de otro autor, 
llamado Juan Aragones; que sancta gloria haya.» Esta edici6n es 
ya lo menos tercera; despu^s Timoneda le anadi6 el titulo de El 
Sobremesay alivio de Caminantes, etc. (V. ^iblioL de Rivad., tomo 
3.®, piginas 1 69 y siguientes). 



4^ ESTUDIOS DI HISTORIA LITBRARIA 

\ 

cual estaba apartada. Pues como encima de su cabal lo le 
hiciese grandes fiestas, dando muchas vueltas por su servicio, 
acert6 de tropezar el cabal lo; y como la senora lo viese casi 
caido en tierra, dijo de manera que ^1 lo pudo oir:— «^os 
ojos.)^ Respondi6 ^l tan presto y sin tener tiempo para pensar 
io que habia de decir: 

senora y el coraz6n 

vuestros son.» 

Cuento 2.° A GARcf-SANCHEZ le acaecio que estando penando 
por una dama, subi6se muerto de susamores k un terrado que 
tenia, desde donde algunas veces la podia ver. Y estando aJli 
un dia, un grande amigo suyo io fu6 a ver: el cual, preguntan- 
do k sus criados que adonde estaba, le fu6 dicho que all4 arri- 
ba, en el terrado. 6l se subi6 derecho allA,'y halldndole solo 
le dijo que c6mo estaba alii. Respondi6 prontamenle GarcI- 
Sanchez: — ^Addnde puede estar mejor el muerto que enterra- 
do? Dando k entender que pues estaba muerto, era raz6n que 
estuviese en-terrado.i^ ^ 

El mismo Timoneda, en la referida colecci6n que imprimi6 
con el titulo de El Sobremesa y alivio de caminanies, incluy6 
otras dos an^cdotas relativas d nuestro trovador. 

Cuento 83. «Xraian d un sobrino de GARcf-SANcriEz dos muje- 
res en casamiento, de las cuales la una era de muy buenas par- 
tes, sino que habia hecho un yerro de su persona, y la otra era 
confesa, con la cual le daban un cuento de dote. Llegado este 
mozo a demandar consejo y parecer d su tio sobre cudl destas 
dos tomaria por mujer, respondi61e asi: — ^Sobrino: yo mds 
querriaque me diesen con el cuento^ que no con el hierro.» 2 

Cuento 33. «Un caballero muy enamorado y grande poeta 
(por estas dos cosas, que la una era bastante), vino k ser loco 
en tanta manera que un hermano suyo le tenia en su casa en- 
cerrado en un lugar apartado; y como una vez viniese d vello, 
vi^ndole hacer cosas no debidas, d^jole: — «Hermano, para qui 
hac^is estas cosas? mirad que sois insoportable.* Respondidle: 



1 . En la ya citada Floresta de Santa Cruz, p. 223, se refiere tam- 
bi^n este dicho. 

2. Es sabido que las lanzas tenian hierro y cuento^ palabras con 
que juega el poeta contraponi^ndolas i las de yerro (falta cometida 
por la dama) y cuento (mill6n.) 



EL TROVADOR OARCI-SAnCHSZ D£ BADAJOZ 49 



— «Y c6mo, ^es mucho que donde toda mi vida os he sufrido 
de necio, que me sufrais vos A mi algunos ratos de Ioco?» 

Que en esta andcdota se refiere Timoneda al poeta ecijano, 
lo demuestra el veria recogida y mejor contada por Luis de 
Pinedo en su Libro de los chistes i, en esta forma: 

«Sali6se un dia GARcf-SANCHEz de Badajoz desnudo de casa 
por la calle, y un hermano suyo iui corriendo tras el llam^n- 
dole loco y que no tenia seso. Hespondidle ^I: — «^*Pues c6mo? 
jH^te sufrido tantos afios yo A ti de nescio, y es mucho que 
me sufras tii k mi una hora de loco!» 

Muy sonado debi6 de ser este dicho del autor de las Leceio- 
nes de Joby porque en el mismo siglo xvi D. Luis Zapata, cpr 
nocido por su Carlo famosOy poema en loor de Carlos V, la re- 
piti6 tambi^n en un tomo de Misceldnea 2 que compuso, re- 
firi^ndolo en estos t^rminos: 

«GARcf-SA.CHEz DE Badajoz principe de los trovadores de las 
coplas castellanas, enloqueci6 de amores, d lo que dicen, aun- 
que yo pienso que porque profan6 la Sagrada Escritura, qujp 
fueron las Liciones de Job; y un hermano suyo, que era de 
bando contrario (sic), le dijo: — «iRecia cosa es que hemos de 
sufrir aqui un afio d este loco!» fil dijo: — «Senor: no es mucho 
que me sufrais un ano de loco, pues yo os he sufrido de necio 
tantos. » 

Zapata anade esta otra an^cdota de Badajoz: 

«6l mismo, d su hermano que estaba enfermo, le pregunt6: — 
«^-C6mo OS va, hermano?* Dijo ^1: — «C6mo quereis que me 
vaya, que tengo una calentura lenta, lenta que nunca se me 
quita?»— «^'C6mo, dijo 61, no ha de ir lenta si va en asno?» ^ 

En el Cattcionero general de obras nuepas, nunca hasta ahora 



1. W. Sales espanolas, recogidas por D. Antonio Paz y Melia. 
Primera serie. Madrid, i89b, pdg. 295. 

2. Con este titulo ha sido impresa por la Academia de la Histo- 
ria en la colecci6n titulada Memorial histdrico espanol. (V. t. xi, 
pigina40i.) 

3. Idem, id. 

4 



50 ISTUDiaS DX HISTORIA LITXRARIA 

impresas... Zaragoza, Esteban G. de Ndgera, i554 reimpreso 
por M.-Fatio: UEspagne au XVI^ ei au XNIIe sihcle. Heilbron; 
1878, 4.°, pp. 489-602, se refieren estas otras dos an^cdotas: 
cGarci-Sdnchez, estando Ipco, puso este mote en la pared: 
Ami y aborresci. Preguntdle su amiga que queria decir. Res- 
pondi6: 

Hise de entender asi; 
que yo fui enamorado, 
pero, despu^s que la vi, 
olvid^ y aborresci 
A cuantas ove mirado. > 

Niimero lxxxv: «Pregunt<5 su amiga d GarcI-SAnghez si la 

conoscU. 

Sois mds la hermosa cosa 
que en el mundo hizo Dios 
y lo menos que hay en vos 
es ser hermosa. 

En la citada Floresta de Melchor de Santa Cruz» hay adem^s 
registradas estos dichos de nuestro poeta. 

«Alleg6se un caballero A una rexa do estaba GARcf-SXNCHEz de 
Badajoz; el cual venia & caballo, y rog6 A Garci-SAnchez dixese al- 
gdn buen dicho, y envi6 un paje por una caja de diacitr6n y di6 
una tajada & Garci-Sanchez: tomo ^1 la otra y lo demis reparti6 A 
los que estaban alii. Tornindole & rogar que dixese algo, respon- 
di6: «Todos me miran A pie y el moro Zaide A cabalIo». Dixo esto 
porque aquel caballero era hijo de una morisca. (P^g. 1 19.) 

«Preguntando un escudero que se decla N. Romero A Garci-San- 
CHEZ DE B \DAJ0z si le conocta, respondi6: «^Pedis todavia por Dios?» 

(Pig. i3».) 

«Garci-Sanchez DE BvDAjoz, hallandose con una espada en la 
mano dixo A un escudero que estaba solo con ^1 en una cimara: 
«^Seri buen tiro quitaros la cabeza de un golpe?» Respondid el es- 
cudero: «Mejor seria si lleviscdes dos; que una no es mucho. Si 



I. V. p4g. 556, n.** lxxxiv. Estos versos figuran tambi^n en el 
Cancionero de Alvarez Gato poeta con tern poriileo de GarcI-San- 

CHEZ. 



IL TROVADOa GARCf-SARCBBZ DB BADAJOZ 5X 

quer^is ir^ llamar & otro». Y asi se escap6 sali^ndose del aposen- 

tO>(P4g. 2 2 5.) 

«Llevaba un caballero chico de cuerpo una senora muy hermosa 
de la mano; y pasando cerca de un caballero que estaba leyendo 
Unas coplas A su puerta, pregunt6aquella senora que coplas eran. 
Respondi6: «Son unas lamentaciones de amor que hizoGARCi-SAN- 
cHEz DE Badajo2». Dixole ella: «Esas mis viejas son que ia China 
gala h^. Replic6 el caballero: «Vm. es la gala y ese caballero la chi- 
na*. (Pig. 320.) 

Lope de Vega, en su comedia Quien ama no haga fieros irae 
este gracioso epigrama. 

A Garci-Sinchez pedfa 
un sacristin, que le hallase 
una invenci6n que sacase 
su manga de cruz un dfa, 
Pero vi^ndole el calz6n 
roto, y en pedir prolijo, 
«Saca unas calzas, le dijo, 
y seri buena invenci6n.» * 

D. Francisco de Portugal en ^u Arte de galanteria (1670) 
cuenta esta frla an^cdota: Pregunt6 uno k GARcf-SANCHEz, por 
qu6 causa, habiendo hecho tan buenas coplas, las hacia enton- 
ces tan malas, y respondid: — «Porque agora no ando enamo- 
rado.» 

Francisco Manuel de Melo refiere (Hospital das Lettras, pA- 



1 . Este antiguo cantar tenia el estribillo: 

A la china gala 
la gala chinda. 

2. Este mismo cuento habia referido tambi^n en prosa Melchor 
de Santa Cruz en su c^lebre F/o^es^7, (tercera parte, cap, iv, niime- 
ro V,) en estos t^rminos: «En una ciudad A do residia G \RCi-SiiNCBEz 
DE Bad\joz, era costumbre que el dia del Corpus hubiese una joya 
para el sacristin que sacase mejor invenci6n. Vino i Garci-San- 
CHEZ un sacristin que no estaba bien vestido en especial de calzas, 
que las traia muy rotas y le dixo: «Senor; ^'qu^ me aconseja que 
saque para esta fiesta?» Respondi6: «Unas calzas». 



52 ESTUDIOS DS HISTORXA. LITBRARtA 

gina 371) esta otra tan helada como la anterior y con trazas 
de ser invencidn del siglo xvu. «Estaba expirando GARcf-SA.N- 
CHEZ cuando mand6 que le vistieran el hdbito de San Fran- 
cisco. Pusi^ronle encima el hdbito de Santiago, de cuya or- 
den era caballero, quedando con tanta ri>pa tan abultado, 
que al mirarse dicen que dijo k los ci'rcunstantes: — «Agora 
dir^ Dios: — Mi amigo GarcI-Sanchez, muy arrogante venis. 
Y yo le responder^: Senor, no se maraviiie que parti en in- 
vierno.» 



Otro imitador de Cervantes 
en el siglo XVIII.' 



No &oy cervjinlisia en e\ senlido de conocedor de lodas las 
produccioneserudiias, aun las de orden inferior 6 secunda- 
ria^ i que han dado origen la vida y escritos del autor del 
Quijote. No esioy muy seguro, por consiguiente, de que la 
obra sobre que me propongo habtar en este arttcuio no haya 
sido iraida ya i la bibliografia cervSniica en alguno de los 
innumerables irabajos que 4 diario se publican sobre e>aiun- 
to, dentro y fuera de Espana. Mis propias indagacionas y el 
parecer de algOn insigne especialista me han tranquilizado 
a]go sobre el particular, en el grado en que estas cosas pue- 
den causar inquietud al que de tllas es:ribe, Como quiera 
que sea, ei libro de que se trata es una de las mis curiosas 
imitaciones de la gran novela de Cervantes; imitaciones que, 
empezando en el Qui/ole de Avellaneda, pubiicado en el in- 
lermedio de las dos partes aut^nticas, e^to es, en 1614, aca- 
ban en el que lleva el titulo de Capitulos que se le alvidaron i 
Cervantes, de D. Juan Montalvo, pubiicado en Francis en 



a Revisia conttmporinea del 18 de Fe- 



54' BSTUDIOS DE HISTORIA LITERARIA 

1895 y recomendado d la curiosidad de los aficionados por 
nuestro ilustre Valera, con su benevolencia habitual, con la 
que miichas veces encubre y disimula aquella su finisima iro- 
nfa, pero que esta vez quizds haya sido parte A que ijltima- 
mente fuese reestampado en Barcelona ei susodicho libro del 
autor hispano-americano ^. 

Las imitaciones del Quijote son de dos clases. Pretenden 
Unas cQtitinuar la obra cervantina, que por io visto suponen 
incompleta, haciendo intervenir en las suyas los mismos 
personajes, poco mds 6 menos, y con el cardcter y circuns- 
tancias que ostentan en la obra original. De tal naturaleza 
vienen d ser, dejando a un lado algunas extranjeras, como 
la francesa an6nima de 1726, citada y estudiada por el insigne 
cervantista D. Jos6 ^Maria Asensio 2, la inglesa de Ricardo 
Ward y las que bajo el enganoso titulo de traducciones son en 
realidad nuevas obras (tales agregados 6 interpolaciones lie- 
van), las castellanas, Adiciones de D. Jacinto Maria Delgado *; 



1 . Ccpitulos que se le olvidaron a Cervantes^ ensayo de iinitaci6n 
de un libro inimitable. Obra postuma de Juan Montalvo. Barcelo- 
na, Montaner y Sim6n. i898, 4.°, Cvii-340 pdginas. 

2. Suite nouvelle et veritable de I'histoire et des apentures de I' in- 
comparable Don Quichotte de la Manche. traduiu de un manuscrite 
espagnol, de Cide Hamet Benengeli, son veritable historien. 6 vo- 
li^menes en 8.** El ultimo comprende la vida de Sancho Panza, al- 
calde de 'Blandanda. (V^ase Revist.i de Espana^ tomo xxxiii, (28 de 
Agosto de 1873), pigs. 451 y siguientes. 

3 Adiciones d la historia del ingenioso hidalgo Don Quixote de 
la Mancha, en que se prosiguen los sucesos ocurridos i su escude- 
ro el famoso Sancho Panza, escritas en ardbigo por Cide-Hamete- 
Benengeli, y traducidas al castellano con las memorias de la vida 
de ^ste, por D. Jacinto Maria Delgado. Con licencia, en Madrid. En 
la imprenta de Bias Romdn. Sin ano. 8.''. 374 pdginas y 20 hojas 
preliminares. Esta obra fu^ impresa verdaderamente en 1786, 
como se ve por el MemorialMterario del mes de Julio de dicho ano, 
pigina 285, en que se anuncia como nueva. 

Sin los preliminares fu^ reimpresa por el editor Mellado, en Ma- 
drid en 1845, en S.**, 216 pdginas y varios grabados. 



OTRO XMITADOR DI CERVANTES EN EL 8IGL0 XVllI 55 

Unas Instruciones de Sancho Patij^a d su hijo ^, de autor no co- 
nocido, y las respuestas que motivaron ^; la Historia del pro- 
pio Sancho Panza, desde la muerte del hidalgo manchego, 
tambi^n an6nima ^ y ya en tiempos recientes, la desgraciada 



1 . Instrucciones econ6micas y poUticas dadas por elfamoso San- 
cho Pan\a^ gobernador de la Insula Barataria) & un hijo suyo, apo- 
yindolas con refranes castellanos, en qu2 le prescribe el m^todo de 
gobernarse en todas las edades y empleos. Segunda impresidn au- 
mentada con otra instrucci6n. Las da d luz D. A. A. P y G. Con 
licencia. Madrid, en la imprenta Real, Miyccxci. 8.°, 64pdginas. An- 
tes, en 1790, hablan sido ya impresas y provocado la contestaci6n 
de que se habla luego. A esta segunda edicion contest6 tambi^n 
D. Alejandro Ramirez. D. Jos6 Maria Sbarbi reimprimio este foUe- 
to en el tomo v de su Reframro general: Madrid, 1876, pdgina 1. 

2. Engaiia b ^bos y saca dinero. Este es el titulo que quiso dar y 
puso el autor al tin de su contestacion i Iks Instrucciones citadas 
antes. Fu6 impresa en Madrid en 1790; 23 pdginas en 8.* El Me- 
morial literarii de Septiembre de dicho ano anuncia este folleto 
con el titulo de Quoxas de Sancho Pam^a d Don Quijote sobre algu- 
nos testimonios que le han livjntaio algunos escritores, Por ei taroa- 
no, niimero de pdginas y, s^bre todo, por el contenido, segiln lo 
ezpresa el Memorial^ resulta que es el Enganj bobos. Sbarbi lo 
reimprimi6 en su citido Refransriy tomo v, pig. 187. 

Respuestas de Sanchico Pans^a d dos cartas' que le rsmitio su padre 
desde la Insula Barataria, que consta por tradici6n se custodiaron 
en la Academia argamasillesca. Primera que publica, en honor de 
la verdad y de la fama y familia de los Panzas, Ram6n Aiexo de 
Zidra(anagr. de Alejandro Ramirez), ^Icali, en la oficina de don 
Isidro L6pez, ailo de 1791. 8.", xii-38 pdginas. Sbarbi reimprimi6 
tambi^n este folleto, ob. cit., pdg. 41. n 

3. Historia del mdsfamoso escudero Sancho Pan\a^ desde la glo- 
riosa muerte de Don Quixote de U Mancha hasta el dltimo dia y 
postrera bora de su vida. Parte primera. Con licencia. En Madrid, 
en la Imprenta Real, afio de 1793. 8.", 9 hojas preliminares y 362 
pdginas. 

Parte segunda. Con licencia. En Madrid, en la imprenta de Vi- 
Ualpando, ano de 1798. 8.°, 8 hojas preliminares y 270 piginas. 
SegT&n se dice al principio, parcce que ^sta segunda parte es de 
autor distinto. 



56 XSTUDIOS DE HISTORU IITERARIA 

tentativa del catedrdtico de Burgos D. Jos^ Martinez Rives, 
en su Tercera parte del Quijote ^, y las Nuevas aventuras de 
D. Quijote, obra de otro hispano americano 2. 

Pertececen & la segunda y mds numerosa serie las ver- 
daderas /mf/aciones; aquellas en que la semejanza es solo de 
intenci6n y procedimiento. Con nuevos personajes, revesti- 
dos de diferente carActer 6 condici6n, y con sucesos de otra 
naluraleza, van los Stores- de estas obras desarroUando su 
argumento de un modo que, sin embargo, tiene gran analo- 
gfa con el mecanismo 6 sistema empleado por Cervantes. 
Todos llevan por fin satirizar 6 ridiculizar algo y concen- 
tran el interns en un personaje caricaluresco en quien indi- 
vidualizan aquello mismo que intentan combatir; y 6ste hd- 
roe es el que, i costa de mil tropiezos y contrapiempos, rea- 
liza en parte el objeto que motiva sus andanzas y aventuras. 

A este g^nero corre3ponden el Hudibras, de Samuel Butler 
(1663); el Sir Launcelot Grceves, de Smollett (1762), traductor 
ademds del Quijote ^n i755; la novela alemana de Wieland, 
Don Silvio de Rosalva; El Quijote femenino, de Carlota 
Lennox 8, y quizds otras que no conozco. Entre nosotros es 



1. En e/ Caballero de la Triste Figura, periodico semanal quese 
publicaba en Burgos en 1867, y con el seud6nimo de El 'Bachiller 
Avellanado, inserto el Sr. Rives en su tercera parte incompleta del 
Quijote, 

2. Luis Otero Pimentel. Semblam^as caballerescas 6 las nuevas 
aventuras de D. Quijote de la Mancha. Habana, 1886, 4.**, 383 pA- 
ginas. Introduce el autor al propio D. Quijote y A Sancho con otros 
personajes en que no son6 Cervantes, como un cacique de Maniabo. 

3. Esta obra inglesa fu^ traducida al castellano y publicada con 
el siguiente titulo: Don Quijote con faldas > perjuicios morales de 
las disparatadas novelas, escrito en ingles, sin nombre de autor, y 
en castellano, por D. Bernardo Maria de Calzada, teniente coronel 
de lo% Reales Ex^rcitos 6 idividuo de varios Cuerpos literanos. 
Con permiso. Por Fuentenebro y Compania, 1808. (Madrid, 3 vo- 
Mmenes en 8.*') Pueden anadirse: El Don Quinjote moderno, dc 
Marivaux; el Don Quijote en Paris; El Nuevo Don Quijote^ de Mr. 
d'Ussieux y algiin otro. 



. OTRO IMITADOR DE CERVANTES EN EL SI6L0 XVIII 57 

mds copioso el cat^Iogo de esta clase de novelas, empezando 
por el famoso Fray Gerundio de Campa^as, siguiendo por el 
Don Quijote de la Manchuela, del cl^rigo sevillano D. Cris- 
t6bal de Arenzana i; por la sAtira contra los Discursos Jiloso- 
ficos, de Forner, por un seud6nimocon el titulo de Don Qui- 
jote el Escoldstico 2, por el Quijote de Cantabria 3, el Quijote 
de los teatros.de Trigueros *, el La\arillo Vi^cardi, de Exime- 



1. Vida y e^npresas literarias del ingenioslsimo caballero Don 
Quixote de la Manchuela, Parte primera. Compuesta por D. Chris- 
toval de Anzarena, presbytero. Cpn licencia. En Sevilla, en la im- 
prenta del Dr. D. Geronymo de Castilla, impresor Mayor de dicha 
ciudad. Sin ano (en 1767 segiin Perosso); 8,**, 16 hojas prelimina- 
res y 277 pdginas. Sdlo comprende los primeros anos y estudios 
de Manchuela. A ^ste le quiere el autor hacer c^Iebre por las letras^ 
como el otro lo fu^ por las armas. 

2. Apindice d la primera salida de Don Quijote el Escoldstico^ por 
D. Eugenio Habela Patiiio. Madrid, Antonio Espinosa, 1789,8.°, 
149 pdginas. No es novela, sino un invectiva contra los Discursos 
de Forner y el Compendio filos fico del P. Roselli, pero la forma 
de impugnar es quijotesca. 

3. Hist^ria fabulosa del distinguido caballero Don PelayOj Infan- 
!(6n de la Vega, Quijote de la Cantabria^ por D. Alonso Bernardo 
Rivero y Larrea, cura de Ontalvilla y despoblado de Ontariego, en 
el obispado de Segovia, 3 voliimenes en 8.° Madrid, 1792 y 1793. 
Imprenta de la Viuda de Ibarra. 

A igual clase pertenecen las siguientes: 

Vida, hechos y aventuras de Juan Mayora^go^ alusivas d la buena 
jr mala crianza del seiiorito en su pueblo y cadete en la milicia. Su 
autor D. Felix Antonio pjnce de Leon, de la Real Sociedad Vas- 
congada. Madrid, 1779, 8.° 

Apenturas de Juan Luis, historia divertida que puede ser dtil y 
la da i luz D. Diego Ventura Rejon y Lucas. Madrid, Ibarra, 1 784, 
4.®, 328 pdginas. 

4. Teatro espanol burlesco 6 Quixote de los teatros par el maes- 
tro Crispin Caramillo. Cum notis variorum. Madrid, imprenta de 
Villalpando, 1802, 12.", 160 pdginas. Aunque en forma novelesca, 
este librejo habia de servir de pr6Iogo i una coleccion de come- 
dias burlescas y disparatadas que Trigueros preparaba cuando le 



5S BSTUDIOS DE HISTORIA LITER ARIA 



no ^ la historia de Dm Rodrigo Pehadura, del licenciado Arias 
de Ledn 2; el Don Papis Bovadilla, del magistrado Crespo ^; el 
Quijote del sigh XVIII, dz Sineriz *; la Historia de Pedro Sa- 
puto, de D. Braulio Foz, y alguna oira que no he visto ^ 



sorprendi6 la muerte. Lo imprimiojuego suelto un amigo suyo 
llamado D. Manuel A. Salcedo. De esta especie de novela se hizo 
luego una obra dramitica con el mismo titulo que se conserva ma- 
nuscrita en la Biblioteca Nacional de esta corte. 

Con el mismo objeto satirico, pero contra las tragedias de su 
tiempo, habfa publicado antes D. Juan Pison y Vargas El RuO^- 
vanscadt ) Quixote trdgico, tragedia d secas, por... Madrid, Sancha, 
1786,4.° 

1. Don La^arilh Vif^cardi. Sus investigaciones miisicas con oca- 
sion del concurso 4 un magisterio de capilla vacante, recogidas y 
ordenadas por D. Antonio Eximeno. Madrid. 1872, 2 voltimenes 
en 4.° (De los bibli6fiIos espanoles). Tenia Eximeno escrita esta 
obra en 1802; pero la dej6 inedita. Editola Barbieri. La sdtira va 
contra las obras musicales didicticas de Cerone y de Nasarre. 

2. Historia del valeroso cahallero Don Rodrigo de Penadura, pu- 
blicada por el licenciado Luis Arias de Le6n, paisano del h^roe. 
Tomo 1 (linico). Marsella, en la imprenta Carnaud y Simonln, calle 
de la Darce, niim. 13, 1823, 8.*', i jb pdginas. Va contra los libera- 
tes del ano veinte, especialmente ccmtra Riego. 

3. Don Papis de ^obadilla, por D. Rafael Jos^ de Crespo, del 
Consejo de S. M., oidor de la Real Audienciade Arag6n: Zaragoza, 
1829, imprenta de Polo y Monje, 6 voliimenes en 8.° Contra los 
fildsofos modernos. 

4. El Quijote del siglo XVI 1 1 6 historia de la pida, hechos, aventu- 
rasy h^^anas de Mr. le Grand, heroe, fi46sofo moderno, caballero 
andante, prevaricador y reformador de todo el genero humano. 
Obra escrita en beneficio de la humanidad y aplicada al siglo xix, 
por D. Juan Francisco Sineriz. Madrid, M. de Burgos, 1836, 4 vo- 
liimenos en 8." Se tradujo en 1837 al francos y en 1841 volvi6 d 
imprimirse en castellano en Barcelona, pero cambiado el tftulo y 
diciendo ser traducida del francos. 

5. Una contra los enciclDpedistas escrita por el cervantofilo don 
Joaquin Maria Ferrer; otra de Gasc6n, El Quijotismo en el siglo XIX 
y Don Quijote de la Mancha en el siglo XIX, de D. T. Ibinez. C4- 
diz, 1 86 1. Es tambi^n sitira politica. 



OIRO IMITADOR D« CIRVANTES EN EL SIGLO XV^II 59 

\ 

De igual especie que estas obras, pero anterior i la mayor 
parte de ellas, es la novela de que, sin mds preAmbuIo, vamos 
a dar un ligero analisis. N6mbrase El tio Gil Mamuco, tilulo 
extrano y a la verdad poco quijotesco, por lo que no serd aven- 
turado suponer que. d ^1 se deba, mds que k su rareza biblio- 
grdfica, haberse ocultado 4 las investigapiones de los cervan- 
tistas. Quiso el autor encubrir su nombre con las siglas F. V. 
Y. C. P. y se imprimi6 en Madrid, en 1^ oficina de Aznar, el 
ano de 1789 ^ 

A mi ver pretendi6 el autor ridiculizar el afAn reformista, 
especialmenta en lo que atane k los llamados hoy intereses 
matei^iales, que caracteriza el reinado de Carlos III, sobre 
todo durante el ministerio 6 gobierno de Floridablanca. En- 
ton ces se implantaron multitud de industrias nuevas, fueron 
llamados y favorecidos varios sabios extranjeros, en los que 
hubo de todo, pues al lado de hombres eminentes como don 
Guillermo Bowles y D. Luis Proust, vinieron otros como 
aquel Jose Esteban Warrents, cudquero de Pensilvania, que 
se presents en Madrid .con unas mdquinas de cadar ^ hilar 
aIgod6n y lana; y habiendo abjurado su religidn y h^chose 
bautizar, sirvi^ndole de padrino el propio Floridablanca es- 
taf6 a 6ste bastantes miles de reales y luego, al marcharse, 
con el pretexto de traer de su tierra algunas familias para el 
manejo de las mdquinas, amparado con las cartas que lleva- 
ba; en Francia, con nuestro embajador, y en Holanda, con 
el encargado de negocios cometid nuevas estafas, que al fin 
tuvo que pagar el Gobierno espaiiol. La mania de las inven- 



Tambi^n pueden considerarse, i pesar de su forma rimada,como 
imitaciones del Quijote los dos conocidos romances de Jovellanos 
contra Huerta, con el nombre de invencible caballero Antioro; otro 
de Forner sobre el mismo asunto y una anacreontica de Merds ti- 
tuladaf"/ Quixotismo, impresa en Madrid en 1786. 

No debsn olvidarse las muchas obras dramdticas que inspir6 el 
Quijote ya en tiempo de Cervantes y de entonces acd, y que por si 
solas forman copioso catalogo. 

I. En 8.°, XV111-371 pdginas. 



6o BSTUDXOS DS HISTORIA LITSRARIA 

clones y la aplicaci6n de pequenas industrias habia adqui- 
rido tal desarrollo entre nosoiros, que lo mismo que al me- 
diar el siglo xvii, pululaban los arbitribtas y los inventores, y 
en los periddicos de la 6poca, el Diario Curioso, por ejemplo, 
no escasean los anuncios como el de las «candelillas que se 
encienden por si solas, sin uso de yesca, piedra nl eslab6n, 
para conveniencia del piiblico* (Diario del i.° de Julio 
de 1786); el de preparaci6n de un indigo artificial (Diario del 2 
de id.); otras candelillas (que por lo visto eran una especie de 
f6sforos) (Diario del 3 de id.); encerados 6 impermeables, nue- 
vos entonces (Diario del 5 de id.); nueva fdbrica de peltre 
(Diario del 6 de id.), agua para blanquear y fortificar la dea- 
tadura (Diario del 9 de id.); y asi sucesivamente; tan to que este 
peri6dico tenia ya una secci6n que titulaba Inventos destinada 
d tratar de estas menudencias industriales, que muchas veces 
resultaban lo que hoy, entre ciertas gentes, se Ilaman timos ^. 
Algo parece dar d entender el autor del Gil Mamuco en el no 
muy claro pr61ogo que puso a su obra cuando, al habiar de 
ella, dice: 

«La aplicaci6n k diferentes cosas iltiles se advierte clara- 
mente, y se encomienda muchas veces; y algunas como mAs 
interesante aquella que mira k la construcci6n de obras fi- 
nas, primorosas, de poco buho y mucho beneficio. Del mis- 
mo modo el ocio, la poca aplicaci6n, la incuriosidad, el des- 
cuido y el huir del trabajo jusio y estimable se representan y 
desdenan mds que los secretos falsos, censurando d los que 
quieren pasar por hdbiles y sabios, habiendo estudiado y tra- 
bajado poco 6 casi nada; notando d los que quieren vivir y en- 
riquecer con poquisimo trabajo, d los que se dan d modos de 
pasar la vida inutiles al pais y que requieren corta ocupaci<5n 
y d los que no cuidan de leer i\'\ de adeiantar en aquellas fa- 
cultadcs que profesan* 2. 



1. Hasta se crey6 litil publicar escritos como el siguiente: *De- 
fensa politico-civil de los h nradosy hones'.os oficios de los menestra- 

les y artesanos de Espana^ por D. Antonio Cacea (ei P. Cayetano 
Cano), Madrid, Herrera. 1788, 4.", 38 pdginas, para ensaizar esta 
clase de trabajadores. 

2. El tio Gil Mamuco i pdgs. viii y ix. 



OTRO IMITADOR DE CERVANTES SM £L SI6L0 XVIII 6 1 



Pero con mayor claridad se ve el objelo de la obra ha :iendo 
una breve exposicidn de su contenido. El tio Gil 6 Den Gil 
Mamuco, como despu^s se hace llamar, era un curandjro de 
cierta poblaci6n, que el autor, como Cervantes, dice calia por 
molivos graves, y queaplicando sus drogas y con el product© 
de una tienda que regentaban una hermana y una sobrina 
suyas, habia llegado felizmented los cincuenta anoi sin penas 
ni cuidados. £l era de suyo algo falto de caletre, muy dado k 
cuenlos y noyedades; lector de gacetas y cr^dulo en demasia, 
tanto que sus amigos se divertian en hacerle tragar mil absur- 
dos y patranas. Uno de ellos le indujo al cultivo de alquimia 
en que persever6 algunos meses hasta que cierto dia, en que 
casu§ilmenle se ausent6 del desvin en que tenia su laboratorio, 
su hermana le apag6 la luz 6 fuego del crisol, precisamente 
cuando faltaba muy poco para que, segiin 61, apareciese el oro 
deseado. No se muri6 de pena porque al poco tiempo otro 
amigo le did la ocasi6n de contraer nueva mania mucho m^s 
extrana. Dijole pues, que cierto perulero inmensamente rico 
habia ofrecido un premio de un mill6n de pesoi para el que 
yendo y ensenando por diferentes pueblos y gomarcas hiciese 
mayor numero de hombres industriosos d fin de que con sus 
reglas se enriqueciessn mas fdcilmente sin perjudicar d la sa- 
lud y trabajando muy poco. Anadia el aviso que si el que ga- 
nase el premio estaba soltero casaria con senora de la mayor 
nobleza y hermosura si lo deseaba. 

Resuelto el curandero i lograr tal recompensa, didse con el 
mayor ahinco a leer libros de secrelos, recetas, artes y oficios; 
y con tal af4n tom6 su idea que, sin comer ni dormir conclu- 
y6 por quedarse sin el poco juicio que tenia. Para colmo, el 
amigo, autor de la buria le trajo por entonces un titulo de 
maestro general, que suponia le enviaba el gran premiador al 
saber su intenci6n de aspirar i la recompensa; y entonces el 
misero curandero no vaci!6 ya en salir por el mundo d buscar 
discipulos y comunicarles sus rec6nditos saberes. • 

Tenia en casa un criado Uamado Bias, simple y taimado k 
la vez, que servia con fidelidad k la familia esperando casarse 
con la sobrina, de la que estaba prendado, y k 6ste eligi6 el 



02 ESTUDIOS DI BISTOKIA LITERARIA 

buen Gil Mamuco por compafiero de sus viajes. Comunic6Ie 
su proyecto cierlo dia con el mayor sigilo, y aunque no le agra- 
d6 en modo alguno, conociendo el carActer testarudo de su 
amo y temiendo perder k la sobrina si se negaba d seguirle, 
opt6 por complacer al loco, no sin estipular antes que d la 
vuelta y como en galard5n obtendria la blanca mano de la 
joven. 

Recelosa la hermana de Gil de los secretos y cuchicheos que 
advertia entre amo y criado, disponlendo la salida, sorprendi6 
parte del negocio y lo comunic6 A un fraile amigo de la casa 
para que apartase d su hermano del desatinado prop6sito que 
tenia. Intent61o el religioso, con gran sorpresa de Gil al ver 
conocido su pensamiento, y para mejor pesuadirle, le manifes- 
l6 que cierto mdgico liamado Malaquin se lo habia descubier- 
to, asi.como que tambi6n habia satido ya el dicho magico i la 
conquista del gran premio. Pero esta noticia, en vez de conte- 
ner al iluso curandero, mds le alent6 & proseguir su inten- 
to, pues confiaba en veneer al magico. Vendid dos casas para 
proveerse de dineros; compr6 una mula para 61 y un jumento 
para su criado; s^ vislieron am bos coo traje adecuado al nuevo 
empleo, y cierta noche, sin hacer caso de los ruegos y Idgri- 
mas de las dos pobres mujeres, salieron velozmente del lugar. 

Apenas se vieron fuera de poblado; comenzaron am bos un 
diAlogo de corte muy semejante A. los del Quijoie, ponderando 
el tlo Gil la importancia de la emp»*esa, las consecuencias ha- 
laguefias que produciria y desarraigando algunos escnipulos 
que aiin conservaba Bias, su criado. Veiase ya vencedor, en- 
salzado y glorificado en la corte, donde la fama habna llevado 
el eco de sus prodigiosas ensenanzos. 

«Alli si que has de ver (le dice) cosas de tanto gusto, pasmo 
y lucimiento, que no tendrds hambre, frio ni calor; y aun tres 
horas antes de llegar, en columbrando los bultos de lo5 pala- 
cios, campanarios y pirdmides, si andas de mal humor se te 
quitarA tan de repente que acaso nunca jamas te volverd. Lle- 
gardse el alegre dia del arribo, en que preguntar^ a muchos 
sefiores viandantes cudnto hay; lo propio har^ mds adelante; 
en fin, vendra un criado de un amigo mio y nos dird: dos le- 
guas cortas nada mas. En oyendo yo dos cortas, ya no me de. 



OTRO IMITADOR DE CIRVaKTIS Elf El SIOLO XVUI 63 

tendr^; «Alto ahf», te dir^ con brio. «^A qu6 asunto?)^, dirds tu, 
si vienes algo adormecido. «^A qu6? A sacar los peluquines de 
la alforja; y al instante, al instante i echaries seis dedos de 
yeso mate; que en un subito estd aqui i recibirnos la mitad de 
la corte terrenal», te dir6 yo; y tii tal vez te asustards, pero lue- 
go te pasard. 

>Hecho esto, que es lo primero y principal, luego al punto 
nos echaremos camisas limpias y calcetas; y estrenando na ca- 
saca de cordellate fino, con gal6n de talco verde, y yo otra de 
calamaco, bordada con alambre sutil de Funtindn; dexando i. 
un lado todo pudor y cortedad, & seis credos de carrera, cata 
allf, yo no s6 cuantas carrozas de tr?s mulas, porque no las 
podr6 contar. Parece que las estoy mirando ahora mismo; ya 
ban llegado y se apean de un dorado coche seis senores mds 
relumbrantesque terrones de cristal; y al instante, con vozso- 
nora y mejor modo que ellos saben, te preguntan k t(: «^-Qui^n 
es su senoria, el sefior don Gil?» Y tii, por no estar hecho A 
tratamienios, no lo entiendes, «Yo soy», respondo antes que 
tu, vi^ndote titubear. Y apenas han oldo mi voz, cuando todos 
quieren abrazarme i un tiempo; pero no lo pueden lograr 
bien, y vi^ndolo yo, presto digo A mis senores que no aprieten, 
que me ahogan, y que vayan tres d abrazarte 4 ti, que eres mi 
sobrino carnal. Asi lo hacen y luego nos meten en la mejor 
carroza, y sabemos que son seis grandes protectores y muy afi- 
cionados d personas de ingenio y mana: y que, movidos del 
mill6n de pesos que habr6 ganacfo, y de que podr6 prestarles 
algo, han querido obsequiarme y convidarme antei que otros 
cabal leros de Madrid. 

»Yendo, pues, todos placenteros, me hacen d mi mds de 
trescicntas mil preguntas; otros k ti hacen lo propio, no lo en- 
tiendes 6 no sabes contestar, pero yo al instante te apunto lo 
que has de responder. Y en medio del gran gusto y gozo que 
sienten de venir con nosotror y oirnos contar cosas inauditasy 
rarisimas, sin que una sola pueda decirse regular, ya vemos 
otros coches que vienen, y nos dicen los amigos: «Aqui llega 
el sefior dador del premio con sus intimos amigos nobles y 
opulentos de la misma villa del Peru)^. «Bien esta», respondo 
yo. Y en llegando uno que no conozco todavia, con dulce y 
alta voz me pregunta: «^-Ad(3nde estd el sefior marques de los 
Mamucos.'^*, porque ya tendr6 vasallos y armas de bcrioquena 
enire dos ventanas del desvdn. Y asi como lo saben, se apean, 
salimos y hacen lo propio que aquellos buenos senores, tan 
abrazadores y amigos de saber. Luego, con 6sios, sin pensarlo 
ni barruntarlo ti^ ni ellos, arman una gran porfia, de suerte 
que despu^s que se han dicho mil desmesuras y sandeces, 
quieren vengarse d pescozones, y yo lo siento k par de muerte 



64 XSTUDIOS DX HISTORIA LITERARIA 

y los aquietocon la mayor politica que s6. Y todo dimana, 
Bias, de que mi senor dador del premio quiere llevarnos i 
cenar a su palacio singular; al cabo vence, porque yo, que soy 
duefio de irme donde quiera, lo resueivo asi. De esto se quie- 
ren picar los seis senores grandes; pero yo lo compongo presto 
y les contento dicidndoles que al otro dia sin falta iremos d co- 
mer con sus bondades, que esten aparejados, que A las once y 
media ya nos tendrdn alll. A las doce menos cuarto, por no 
hacernos aguardar, ya sacan las judlas, las salsas, las fuentes 
de pavos, de g^llinas, de lobos, de menudos, de morcillas; el 
vino es puro y de recibo; toda la comida es grande; los plalos 
de natillas sobran y k esie tenor nada tendrds que desear. Pero, 
hijo, por los clavos y la esponja te suplico que tengas juicio 
en embaular, que tii en viendo la ocasi6n comes para un mes; 
y asi mira por tu salud, teme a los c6licos, y aunque te tien- 
ten no bebas del rosoli de Venus ni del espiritu de alcaparras, 
porque son en sumo ardientesy queman el pulm6n. 
K" »Satisfechos luego de los postres, nos llevan 4 un magnifico 
saldn, cuyos balcones miran al Oriente, unos i un jardin y 
olros 4 un corral, donde nos lienen prevenida una alta y ancha 
cama mis blanda que un pajar; porque todos los colchones 
son de cisnes y de plumas de perdiz. TumbarAste sobre ella 
como un duque; yo tambidn, y de seguida dar6 orden d un 
criado del punto njo que nos ha de venir d despertar. Con el 
mayor placer del mundo pasaremos nuestra siesta; porque sin 
pulgas, moscas, ni mosquitos, ni otras inquietudes que suelen 
sufrir los mal comidos, y mas si beben muchaagua, habremos 
dormido como angeles* ^.' 

Entretenidos en esias y otras pldticas iban atravesando un 
bosque, entre once y doce de la noche, cuando se vieron 
acometidos de una manada de. lobos; espantadas las cabal- 
gaduras dieron con los jinetes en tierra y huyeron, no sin que 
el asno de Bias dejase parte de la cola en las fauces de los 
hambrientos animales, que, asustados a su vez de las voces 
de Bias y su amo, se retiraron cobariemente. Don Gil achac6 
la agresi6n A su enemigo el encantador Malaquin, que ya 
desde los comienzos le suscitaba obstaculos en su gloriosa 
empresa y habia enviado aquella cdfila de duend^s con ojos 
encarnizados, que por tales sign6 k los lobos desde luego. Gu- 



I . El Ho Gil, pdginas 31^36. 



OTRO IMITADOR DE CERVANTES EN EL SIGLO XVIII 65 

rado el jumento de Bias, lo que sirvid para que D. Gil se^ 
acordase do que no tenia nombre y le aplicase el enlonces 
muy propio de Parviculinario, asi como k su mula habia ya 
dado el de Pelegrinaj pudieron seguir su camino comentando 
extensamente el suceso. 

Llegados d cierto lugar bastante poblado, quiso D. Gil poner 
en ejecuci6n sus ensenanzas; convoc6 i los vecinos, expiisoles 
su proyecto, indic6les 4 cada uno el oficio d que debia apli- 
carse en general, 6 ridlculo 6 impropio del pueblo, 6 insigni- 
ficante; pero como una de las condiciones para el buen 6xito 
en las nuevas induslrias era la ciencia y habilidad que el maes- 
tro habia ^e infundir k cado uno, y esta comunicaci6n se 
realizaba mediante ciertas palabras en algarabia acom panadas 
de algunos azotes con un vergajo, se enfadaron otros vecinos 
y arremetieron con el profesor, quien gracias i la influencia 
del cura del pueblo pudo esta vez salir casi ileso de aquel sitio. 

No le sucedid asi en otra villa A donde fu6 luego; pues aun- 
que en un largo serm6n demostr6 i los habitantes la conve- 
niencia de apartarse de los oficios y empleos cotidianos, sobre 
todo de los tocantes i la agricultura, ofreciendo ponerlos d 
todos en condiciones de que rapida y facilmente fuesen as- 
tr61ogos, herbolarios, tiiiriteros, sacamancheros, perendengue- 
ros, tenderos y romanceros; cuando quiso administrarles el 
agua milagrosa que habia de aumentar la memoria, entendi- 
miento y voluntad de los discipulos, negdronse estos a reci- 
birla por el sitio y con el aparato que para ello queria utilizar 
el maestro. Pero como 6ste insistiese y aun tralase de pasar d 
vias de hecho, los malvados propusieron entre si de hac^rsela 
experimentar antes €\ 6 por lo menos a su criado Bias, d quien, 
por fuerza, obligaron a recibir hasta cuatro veces la dosis dis- 
puesta para cada uno. Furioso Bias con su amo,desat6se en im- 
properios contra 61; y los burladores, ^ngiendo satisfacerle, y 
ya que D. Gil al consolarle le decia que la cosa no era mala sino 
muy salutifera, arremetieron con 61 tambien y le introdujeron 
hasta seis porciones del licor misterioso. Y llevando ya la' burla 
al extremo, le dieron ademds una multitud de «palmadas re- 
tumbantes», hasta que cansados le dejaron fatigado y molido. 

5 



66 ESTUDIOS DE HISTORIA LITERARIA. 



Salieron de aquel pueblo de ingratos, a quienes conden5 
D. Gil i sufrir los oficios mds duros, como los de aserradores, 
zurradores, tiradores, etc., y a poco camino vieron llegar un 
pobre arriero con sus pollinos cargados de varas, que a Mamu- 
co se le antojaron canamieles 6 canas de aziicar. Y como este 
comercio le parecia a D. Gil exclusivo de sus adeplos, acome- 
ti6 al misero aldeano y descargdndole fuertes espaldarazos le 
derrib6 y forz6 i pedir misericordia someti^ndose i lo que qui- 
siera ordenarle. En pago de esta sumisidn le ensena i fabricar 
d poca costa y sin fatiga sortijas para curar el dolor de cabeza, 
con las que habia de hacerse el arriero prontamente rico en su 
aldea. 

Viene luego cierta aventura con unos quintos, muy seme- 
jante k la de los yangueses 6 i la de \osgaleotes, de su modelo. 
D. Gil quiere que los enganchados se vuelvan k sus pueblos, 
donde hacen mucha falta, y se dediquen d las industrias que 
^1 les ensefiara. De una en otra cuesti6n acaba por sacudir 4 
uno de ellos con su vergajo; pero los quintos llueven palos so- 
bre 61 y su criado, en l^rminos que los dejan sobre el campo 
como muertos. Lo mismo que en el Quijote, sobrepo'ni^ndose 
k los dolores y magullamiento, entabla Mamuco una extrana 
conversaci6n con Bias, su escudero, para contarle la visi6n que 
tuvo mientras yacia en el suelo, y fu6 haber pisado en cuerpo 
y alma en el paraiso terrenal. Este paraiso no es otra cosa que 
una descripci6n entre panegirica y satirica de la villa de Ma- 
drid, especialmente de aquellas obras y monumentos que, 
como el paseo del Prado, la puerta de Alcald, las. fuentes de 
Apolo, Cibeles, Tritones y las Gemelas, lo^ carros y cubas para 
el riego, el Botdnico, los coches de alquiler, el paseo de moda 
y otras cosas, eran entonces nuevas en la corte de Espana. 

Para curarse ambos andantes, condujo Bias k su amo pues- 
to k travds sobre su jumento, pues le era imposible mantener- 
se k caballo, hasta una alqueria cercana, donde estuvieron al- 
gunos dias restaurando sus decaidas fuerzas; y D. Gil, al des- 
pedirse de sus bienechores, les dej6 la consabida receta'para 
hacerse poderosos sin tiempo ni trabajo. 

Faltaba aiin pintar enamorado al Quijote de la industria, y 



: 



OTRO IMITADOR DS CERVaNTIS KK EL SIQLO XVIII . 67 

este aspecto tiene su regular desenvolvimiento en los capltulos 
sucesivos. Lanzados de nuevo k la prosecuci6n desu empresa, 
llegan los asendereados caminantes al pie de las ruinas de un 
viejo Castillo de que se habian apoderado unos cabreros para 
alojar sus ganados. Ver D. Gil el edificio y antojdrsele palacio 
suntuoso de la futura senora y mujer suya, fu6 todo uno. En 
vano su ayudante intenta persuadirle del verdadero objeto de 
aquellos restos, pues ya no quiere apartarse deellos hasta que 
logre ver y hablar 4 la du^a de aquella mansi6n de la belleza. 
Per uno de los muchos huecos 6 grietas de las paredes aparece 
una cabra; y D. Gil, creyendo ser la propia D." Serafina de 
Castulia, que este nombre le plugo dar d su amada, le endere- 
za el mds rendido y amoroso discurso. Desaparece el animal y 1 

el nuevo Amadis, 4 pesar de hallarse mojado y muerto de frio, j 

pues Intencional 6 casualmente habian arrojado sobre ^1 los 
cabreros una gran artesa sobrante del agua en que bebia el ga- 
nadO) se tiende en el suelo dispuesto i no moverse del sitio has- 
ta que la dama responda i, sus requestas y solicitudes. Enton- 
ces Bias, viendo remoto el momento de salir de aquel lugar, 
recurre A un engano parecido k los d% su cong^nere Sancho 
Panzk; y es que, pretextando tener que alejarse un momento, 
rodea la muralla y desde sitio en que no podia su amo verle, ' 
pero &i oirle, finge hablar con la propia senora de Castulia, 
qulen agradeciendo la fineza de D. Gil, quiere que se marche 
de su lado por algun tiempo que ella habrd de regular. 

Cohvencido el iluso curandero prosigue su camino hasta 
llegaf i la casa de un pobre tejedor, donde fueron acogidos, 
y no bien se apearon, D. Gil mand6 d Bias fuese & ver si en ei 
correo tenia carta de su dama, pues aunqne en realidad s6io 
algunas horas hacia que se habia separado del castillo, i 61 su 
locura le hizo creer pasaba ya de dos meses que estaba ausen- 
le de D.* Serafina No podemos detenernos en la exposici6n de 
los demds episodios de la aventura. amorosa del lio Gil, muy 
semejance A las descrilas por Cervantes, aunque con carac- 
ler mis realisia en el autor del siglo xvni, segun correspon- 
de d la nueva especie de caballerias que forman el tejido de 
la novela. 



I 



68 ESTUDIOS DE HISTORIA LITERARIA 

Termina esta obra con una estrepitosa aventura visible- 
mente imitada de la cervantina del Reiablo, de Maese Pedro. 
Habiendo entrado D. Gil en el taller de un fabricante^de es- 
culturas de yeso 6 intentado persuadir i las estatuas que se 
reconoclesen por sus discipulos, impaciente y furioso el buen 
Mamuco por el tenaz silencio de las figuras, empez6 d descar- 
gar palos sobre ellas, haci^ndolas pedazos en pocos instantes. 
Alborotdronse los duefios y el vecindario, vinieron autoridades 
y llevaron 4 la cdrcel al autor de tal destrozo y d su insepara- 
ble y en este caso inocente companero. 

Como el Don Quijote de la Manchuelay el Don Rodrigo Pe- 
nadura y alguna otra, qued6 esta novela sin acabar y casi ape- 
nas empezada a juzgar por el proyecto que especifican los pr6- 
logos y la extensi6n con que se tratan las primeras aventuras. 
Probablemente el ^xlto negativo de todas ellas seria la causa 
de una suspensi6n quetio podria explicarse por motivos indi- 
viduates en todos los casos. La comparacibn que inevitable- 
mente se ocurre cuando se empiezan k leer las perjudica mu- 
cho; desaparece el interns y cierta prevenci6n desfavorable se 
apodera del dnimo de quien, no ya por entretenimiento, sino 
por otros fines, persevera en la lectura y la concluye. Por otra 
parte, es tal la tirania que ejerce el insigne modelo en sus te- 
merarios imitadores, que ni aun pueden librarse de remedar 
el estilo, con el resultado que es de suponer en tan desequili- 
brada competencia. 

;Qu6 distancia no hay, por ejemplo; entre la carta de don 
Quijote a Dulcinea y otra semejante que D. Gil envia k su Se- 
rafina de Castulia! En ambas se procura emplear un lenguaje 
enfdtico y rebuscado, pero el de Don Quijote es bello y digno 
y el de Mamuco vulgar y hasta chocarrero; y eso que tambi^n 
^1 dice estar «mustio, amarrado y traspasado de las flechas mor- 
tales de la ausencia» i. 

El error de todos estos imitadores consisti6 en creer que el 
mirito de la novela de Cer antes residia exclusivamente en la 



I. El tio Gil, pdg. 341 



OTRO IMITADOR DE CERVANTES EN EL SIGLO XVIII 69 

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parte de s^tira que tiene contra los libros cabal lerescos. Con- 
que, segun pensaban, eligiendo ellos otro tema de mayor inte- 
rns 6 importancia que la lectura de cierta clase de libros, como 
serian los defectos y vicios de la ensenanza universitaria, la 
hidalgomania, el filosofismo del siglq xviii, el radicalismo po- 
litico, el industrialismo, etc., que es adonde tiran estas obras, 
per^saban, repito, veneer y sobrepujar facilmente al autor del 
Quijote. jEjemplo memorable de ceguedad y pobreza de senti- 
do critico! 

Madrid 12 de Febrero de i899. 



\ 



Las imitaciones castellanas del QUIJOTE.' 






S ACADEMICOS: 



Si lo permmeran 
Academia Espanola hubi 



e rigen 6 gobiernan la Real 
;rtamenle aspirado & que, por 
e de solemnizar, medianie una 
recepcidn piiblica, cada nueva admisiin en este insigne Cuer* 
po: tanto es lo que me intimida vermeaqui desprovisto dc 
mdritos ya reconocidos y sin la mis leve esperanza de acredi- 
tarlos en la ocasibn presenie. Mas, pjesto que la, en estc caso, 
tirania reglamentarla exige de mi trance para algunos nada 
lemerJSO ni desagradable y ie vosoiroi la suliciente resigna- 
ci6n para escuf harme, en la duda de cual sacrificio seri mayor, 
hasta presume innecesario iqipeirar muy fervorosamente una 
benevolencja easi merecida, prousiando, dcsde luego, no abu- 
sar largo tiempo de ella con la lectura de mi discurso. 

Son, en general, esta clase.de documentos un como alarde 
brillante de las mis exquisilas calidades de espirilu que ador- 
nan y realzan la personalJdad literaria de cada nuevo elegido. 
Para ellos guarda el poeta sus mas bellas y olorosas flores; el 



[. Discurso leido anle la Real Academia Espanola en la recep- 
ei6n delautorel dia 27 de Mavo de ]9oo. 



72 ISTUDIOS DE HISTORIA LITER ARIA. 

narrador amenp y discrete los mds inesperados cheques de 
' ideas, les agudezas de su eniendimiento, el ingenio y el donai- 
re esparcidos por dondequiera 6 bien aquella salapetitosa que 
. el esludio recoge d orillas del Sardnico. Aqui el orador elocuen- 
te despliega los mds delicados recursos de su arte, siquiera no 
sea con el vigor 6 energta de que hace uso en la palestra poli- 
tica, aunque si con mds depurado gusto; y aqui el verdadero 
sabio, en castizo lenguaje y en elegante forma, expone el re- 
sultado de sus indagationes en todo lo que se refiere a las ar- 
tes de la palabra. 

Como, por mi desgracia, no me hallo comprendido en nin- 
guna de tales categorias, aun cuando pudieraacaso deCircosas 
no enteramente vulgares, tendriasobrado recelo de no decirlas 
de modo quefuesen oidas sin cansancio 6 disgusto de los cir- 
custantes.'Es muy dificil mostrarse k la vez erudito y ameno. 

firalo uno y otro, ciertamente, el egregio escritor 4 quien, 
por vueslros sufragioi, vengo a suceder en la Academja: el 
Excmo. Sr. D. Pedro de Madrazo y Kuntz, en quien por modo 
peregrino se juntaron las cualidadesdel investigadordiligente, 
la inspiracl6n del artista y el magisterio del critico. El genio 
del Norte y el genlo del Mediodia, que simb^Iizan los dosape- 
llidos que uso en vida, se fundieron en alta y simpdtica unidad 
al tomar su espiritu humaha vestidura. 

De un lado todo lo que le circunda parece empujarlc por el 
camino de lo bello. Madrazo nace en la gran ciudad, eterrta 
metr6poli y alma parens del arte. Las musas y las gracfas ro- 
dean su cuna: pintores y poetas forman sus primeras relacio- 
nes so:iales; pint^r era su padre y pintores sus hermanos; poe- 
tas eran sus amigos y el que lo fu^ mas que todos y que lam- 
bidn ocup6 dignamente un sill6n en esta Academia. Madrazo 
am6 la poesia y la busc6 y la expres6 en sus trabajos y en su 
vida toda: versos fueron sus primeros escritos y versos fueron 
los ultimos. 

Pero todavia enseiiore6 mas su pensamiento el estudio te6- 
rico de las artes del diseno; de las bellas artes, en medio de las 
cuales vivi6 constantemente. Joven aiin colabord con el insig- 
ne arque61ogo D. Jos^ Maria Quadradoeh aquella memorable 



LAS IMITACIONES CASTELLANAS DEL <>OIJOTE 73 



obra que, con el incoloro titulo de Recuerdos y bellB^as de Es^ 
paha, se destin6 preferentemente k tratar de los monumentos 
arquitect6nicos diseminados por nuestra peninsula. Madrazo 
no sinti6 tan hondamente como el ilustre mallorqu'n el parti- 
cular efecto est^tico de cada g^nero de arquitectura; pcro aco- 
mod^ndose d todos prudo, sin esfuerzo sensible, pasac, del arte 
arabe, al arte g6tico y aiin al arte clAsico. 

La pintura espanola en su desarrollo hist6rico fu6, sin em- 
bargo, la rama con mds asiduidad.cultivada por Madrazo, so- 
bre todo, desde que form6 el Catdlogo de los cuadros de nu6s- 
tro grande y nacional museo. Pasan de ciento los articulos y 
monograflas que en diversas publicaciones 6 ya sueltos did d 
la estampa sobre asunto tan interesante y que 61 supo hacerlo 
mas con sus juicios y observaciones. Y aunque pn menor nii- 
mero tambi^n le debieron ilustraciones de valof no escaso las 
industrias artislicas, la tapiceria hist6rica, la orfebreria monu- 
mental y la moderna escultura de imdgenes. 

En todos estos y otros muchos trabajos suyos brillan como 
permanentes ciertas condiciones de estilo y lenguaje que die- 
ron sello peculiar d sus escritos. Aquel esmero, aquella pul- 
critud que tan bien sentaban en su persona, segun afirman los 
quelle conocteron en la primera mitad de larga vida, son los 
que resplandecen en su elocuci6n siempre correcta, aunque d 
veces parezca descubrir algiin artificio. Su idioma.es escogido; 
huye del empleo de vocablos muy en^rgicos 6 rudos;- se com- 
place en la pintura de objetos apacibles y tal vez risuenos y es 
en extremo parco de calificativos cuando tiene que censurar, 
vali^ndose 'de rodeos y atenuaciones para expresar su desagra- 
do. Esto quita, es cieno, espontaneidad yacaso verdad al pen- 
samiento; pero no puede negarse que con ello se capta el autor 
desde el primer momento las simpatias del que lee, simpalias 
que ya no le abandonan en el discurso del libro. De todos 
modos, Madrazo, con su estilo propio, se nos muestra siempre 
como un escritor sabio, discreto y sumamente agradable. 

A llenar el hueco que hombre tan eminente deja en la Aca- 
demia Espanola, viene quien os ruega no querdis hacer la com- 
paraci6n que naturalmente se ocurre en estos casos. Vosotros, 



74 ESTUDIOS DE HISTORIA LITERARIA 



senores academicos, que magnanimamente hab^is premiado en 
mi una cualidad que cualquier otro espanol puede tener y que 
de hecho no escasea, com 3 es la de amar y admirar las obras 
literarias de nuestros grandes ingqnios y haber procurado, 
aunque flaco de fuerzas, realzar su persona y escritos, sin hi- 
perbdlicos encarecimientos, pero sin regatearles tampoco el 
lugar i que tienen derecho en la universal cultufa, llevareis, de 
fijo, vuestra benevolencia hasta el punto de no exigir de mi que 
justifique por entero la osadia que me condujo d este sitio. 

Buena ocasi6n fuera l|i presente de intentarlo, siquiera en 
parte minima, discurriendo sobre algiin tema de interns y 
gusto. Pero no sabiendo cudl elegir, entre varios que se ban 
ofrecido i mi memoria d^sde el primer instante, opto por aco- 
germe al patrocinio de un gran nombre y de una grande obra: 
la mds hermosa, entre las de asunto portico, que hasta ahora 
produjo nuestra lengua. pllos dardn quiza d este discurso el 
atractivo que,de otro modo,no tendria en mis inhdbiles manos. 

No intento. sin embargo, producir un comentario mds so- 
bre los muchos que ha sufrido el Quijote. Tengo muy presente 
el incomparable trabajo leido en esta misma Academia hace ya 
algunos anos por un insigne critico que me oye en este instan- 
te, y que, por lo visto, no conocen los que en 6poca reciente 
se ban empeiiado en ver en ia gran novela de Cervantes un 
simbolo politico y social y encerrada en ella una doctrina eso- 
t^rica y misteriosa que, una vez descubierta, puede servir de 
norma y guia para la gobernaci6n de los hombres, Todos los 
razonamientos y observaciones del ilustre acad^mico, ya alu- 
dido estdn hoy subsistentes y pueden y deben aplicarse i los 
moiernos partidarios del sentido aleg6rico del Quijote i. 



I . Los principales comentarios de esta clase publicados despu^s 
que D. Juan Valera leyo su excelente discurso: Sobre el Quijote y 
sobre las diferentes manerqs de comentarle y jus^arle, son los si- 
guientes: 

La verdad sobre el Quij^te^ por D. Nicolds Diaz de Benjumea. 
Madrid, 1878. 8.*^ 

Sin renunciar Benjumea en esta nueva vida de Cervantes al sis- 



LAS IMITACIONES CASTELLAN AS DEL 9UIJOTE 75 

Sin tales exajeraciones, tambi^n inienlo a mi modo y por 
camino hasta hoy apenks explorado, rendir el tribute debido 
a ia c^lebre novela; esto es, haciendo ver el lastimoso fracaso 
de lodos aquelios que trataron de obscurecer su fama, reno- 
vando de hecho las tentativas que la ingeniosa fdbula de la an- 
tiguedad personified en el atrevido Faetdn 6 en el ridiculo 
Marsias. Hablar^, pues, brevemente de las imitaciones caste- 
lianas que se han hecho de la novela cervantina. 



tema de los anagramas, expuesto en anteriores foUeios y que ie 
habian llevado 41a conclusi6n de que. el Quijote era el desquite 
contra Blanco de. Paz, parece inclinarse d que la gran novela es, 
Cii conjunto, una representacion aleg6rica de la vida y aspiracio- 
nes de Cervantes. D. Quijote es el propio Manco $ano^ nacido con 
altos pensamientos y para grandes cosas y reducidoi pasar su vida 
en una condici6n inferior, viviendo entre gente soez y A lomos del 
flaco Rocinante. 

Interpreiaciofi del Quijote. por Polinous (D. Benigno Pallol). Ma- 
drid, 1893. 4.** 

La principarsignificacion para este comenta<!|or es la deque 
Cervantes describe la doble tirania mondrquica y religiosa que 
Espana sufria en su tiempo; tiende i. emanciparla de ellas y le in- 
dica el continente africfino como terreno para sus futuras empre- 
sas de civilizacion y conquista. Es ademds una jnvectiva contra 
los libros sagrados que estdn figurados en ia Toiosa yen la Molinera. 
Con suma gracia sigue el autor personificando en cosas del Quijote 
entes reales y morales, como en los molinos de viento los errores 
historicos, el fanatismo en el Vizcaino, Carlos V en Amadis (como 
si este personaje fuese invenci6n de Cervantes); la Iglesia y la Mo- 
narquia en los descomunales y fieros giga^tes que veia D. Quijote, 
Espana en Aidonza Lorenzo; en Sancho el hombre del estado llano 
y su asno representa al pueblo. En otro lugar dice que Maritornes 
es la Iglesia. 

Cervantes y el Quijote, por Adolfo Saldias. Buenos Aires, 1893, 
8.", 277 pp. 

Para este int^rprete «Cervantes fu^ un democrata convencido» y 
sus ideas «se propuso incrustarlas en su libro». En Sancho y don 
Quijote «quiso poner de relieve las dos tendencias que se disputa- 
ban el predominio y el gobierno dc la sociedad: laaristocracia con- 



76 ESTUDIOS DE HISTORIA LITERARIA 

> II — ...« — . — ■ — — 

Todas las grandes obras de imaginaci6n ban sido objelo de 
imitaciones mds 6 menos encubiertas. La Iliada produjo la 
Eneida, la Argonduiica, la Farsalia, la Tebaida y otros mil 
poemas. El Arts podiica de Horaciofue cien veces imitado has- 
ta nuestros dias. Las comedias de Plauto y Terencio reaparecen 
bajo diversas fjrmas, especialmente en la ^poca del Renaci- 
miento. Las visiones de Dante se perpetuan sin ceSar en todo 
el curso de la Edad Media. Los Triunfos del Petrarca son una 
y muchas veces reproducidos durante la primera mitad del si- 
glo XVI, El Orlando del Ariosto procrea otros rriuchos Orlan- 
dos pacificos 6 enfiirecidos. La Arcadia del Sannazaro da ori- 
gen d una verdadera peste de Arcadias y llega 4 hacer aborre- 
cible el g^nero buc6Iico. De la Chanson de Roland se derivan 



servadora y la democracia pura». Cervantes extrae de estos dos 
principios una «sintesis progresista y humanitarian queserA la for- 
mula del gobierno future de los pueblos. Un ensayo de este gobier- 
no es el de Sancho en su insula. El Quijcte es, pues, «un romance 
(sic) esencialmente politico*. 

Estudio tropologies sobre el D. Quijote del sin par Cervantes, por 
D. Baldomero Villegas, coronel de artilleria.— Burgos, i899. 8.**, 
xx.\i-344 pp. 

El Sr. Villegas ve en el Quijote un plan ppsitipoy colosal que afec- 

ia d la patria y d la humanidad, para corregir y enmendar la socie- 

dad a Jin de regenerarla y que «estas ideas de Cervantes son una 

panacea para regenerar y salvar i. la patria en su actual estado*. — 

La mayor parte de las ideas de este libro tiguran tambi^n en el de 

Polin us: los simbolos son los mismos con pocas diferencias. Asi, 

D. Quijote «es la encarnaci6n del criterio liberal y reformista, en 

sentido noble»; Sancho-es el pueblo; Dulcinea es «la patria amada»; 

la Tolosa y la MoUnera «representan A la prensa*; el Vizcaino «sinn- 

boliza el modo de ser de los Jesuitas»: Maritornes «es imagen de-la 

Igiesia tal como estaba en el siglo x\ i»; el cuadrillero representa la 

Inquisicion; Luscinda y Cardenio la ciencia de aquellos tiempos. 

Con estos y otros elementos para su simbolismo va el Sr. Villegas, 

arreglando (siempre bajo la inspiraci6n del Quijote) la reforma en 

las relaciones de la Igiesia y el Estado: la variaci6n en el modo de 

ser del ejircito; la del concepto y modo de la monarquia, y el cambio 

en el concepto y fines de la justicia, etc. k 



LAS IMITACIONES CASTELLANAJi DEL QUIJOTE 77 



ciclos enteros de poemas hechos a semejanza suya. Y, limiian- 
dono5 k Espana, la Celestina revive tres y cuatro ve:es, sin con- 
tar otras muchas imltaciones con nombres diferentes. El La- 
j^arillo de Tormes es seguido incontinent! de otros doj que pro- 
siguen las aventuras del anterior. Un segundo Gu^mdn de Al- 
farache intenta eclipsar la fama det prlmero. 

No fu^, pues, solamente el valor excepcional del Quijote lo 
que origin6 sus diversas imitaciones; el .lecho es la r;:peiki6n 
de un fen6meno ya conocido. Pero concurrieron en ellas cir- 
cunstancias particulares que son las que tratamoi dc hac3r ver 
aqui. 

En aquella gran novela, al rev^s de lo o:urr!do con las 
deitias producciones va aludidas, se procur6 reme^ar lo que 
hay en ella de menos notable. Quiza insiintivamente compren- 
dieron sus coniinuadores que en lo principal el Quijote ersi 
inimitable, y se refugiaron en la parte de satira que el libro 
contiene. De ^1 tomaron especialmente la forma 6 manera de 
presentarla que luvo Cervantes; esto es, acumulando en uno 
6 dos tipos los caracteres de aquello sobre que querian hacer 
recaer la censura. No puede negatse que la idea era cosa ten- 
tadora, de aplicaci6n facil y variada ha:>ta lo infinito. 

Si se exceptua la primera, la de Avellaneda, que en realidad 
no es imitaci6n sino el mismo Quijote, bien 6 mal interpreta- 
do por otro, y es(;rito principalmente a causa de la fama y pro- 
vecho que suponian el haberse heeho seis ediciones en el 
primer ano de su publicaci6n, todas las otras revelan clara- 
mente el mero fin satirico que las guia. 

La sdtira busca, como es natural, lo que mds indigna 6 
praocupa d los que la emplean. A mediados del siglo xviii son 
los malos p red it ad ores.; m^s adelante las nuevas industrias y 
la fiebre de invenciones; luego las ideas revolucionarias; des- 
pu^s la politica; mas tarde los resultadosde la filosofia moder- 
na, y, por fin, en el periodo critico y reflexivo actual, el m6vil 
de la imitaci6n es el entusiasmo que producen las innumera- 
bles bellezas literarias del Quijote, que son las que, sin otro 
alcance, se procuran reproducir. 

Y no fu6 s6Io entre nosotros donde aquella obra pudo in- 



78 ESTUDIOS DE HISTORIA LITERARIA 

flamar el ruamen portico de sus leyenies: a nuestra noticia han 
llegado quince imiiaciones inglesas, veinticuatro frisincesas, 
diecisiete alemanas, una italiana y dos hoiandesas. Esto sin 
contar algunas traducciones tan libres 6 interpoladas de suce- 
sos no referidos en el original, sobre todo las francesas, que, 
en rigor, pueden considerarse como otrasjtantas imitaciones^ 

Todas encierran poco valor est^tico; algunas lograron en su 
tientpo gran celebridad, por las circunstancias hist6ricas en 
que vieron la luz: tal sucede con el Hudibras de Samuel But- 
ler, dirigido contra los puritanos y en favor de la reslauracidn 
mondrquica. Los re'alistas ingleses no vieron en el poema d« 
Butler mis que una sdtira aguda contra sus adversaries po- 
liticos; asi es que, cuando este partido desapareci6 y se resta-. 
bleci6 la forma antigua de gobierno, la obra de Butler .cay6 
casi por entero en el olvido en que permaiiece. 

Son famosas otras de estas imitaciones del QuijoU por los 
nombres de sus autores; y solo por tal raz6n es digna de men- 
cionarse el Don Silvio de Rosalva del despu^s c^lebre poeia 
(pues 6sta fu^ su primera obra) Crist6bal Martin Wieland. Aqui 
el asunto esta empequenecido sobremanera. Wieland dirige su 
sdtira contra los que creian en brujas, duendes y otras cosas 
semejantes, de queya nadie hacia caso en su tiempo. 

Fuera de ^1 vino igualmente el Pharsamond 6 il D. Quijote 
moderno de Mlirivaux, obra tambi^n la primera de este cele- 
brado autor c6mico. Marivaux quiso renoyar las diatribas 
que contra el preciosismo frances habian lanzado de insupe- 
rable manera Moli^re, Boileau, Scarron y Sorel que con su 
Pastor extravagante es, a la vez, el primer imftador frances 
de Cervantes. 

Algiin elogio pudiera darse al Don Quijote fern enino de Car- 



I. Aunque con alguna inexactitud en los titulcs y fechas de la 
impresion, de casi todas estas imitaciones extranjeras se da noti- 
cia en la novlsima Bibliografia critica de las obras de Miguel de 
Corvantes, tomo n, por D. Leopoldo Rius, que se pubiica cuando 
escribimos estos renglones. De buen grado, pues, suprimo la nota 
de este lugar destinada i la bibliografia de las mismas. 



LAS IMITACIONES CASTELLANAS DEL QUIJOTK 79 

Iota Leonox, obra en que con cierto arte, no destituido de in»- 
ter^s, se pinta el desastroso efecto que en una joven incauta 
produce la lectura irreflexiva de las nov^Ias heroicas y ssnti- 
mentales que privaban en Inglaterra cuando la autora escribia 
y muy especialmente las francesas de Magdalena Scudery. La 
sdtira, que lo es d la par literaria, est^ presentada con discre- 
ci6n y agudeza y el libro tiene atractivo^yendo, como va, inter- , 
polada una accion podtica que le da cierta unidad artistica. 

En el defecto de Wieland incurri6 el abate francos Laurence 
Bordelon, con su Historia del sehor O^'Jle, hombre que ciega- 
mente creia en la magia; tema renovado luego por Mr. Luis 
d' Ussieux en su nuevo Don Quijote. Ni son de mayor preeio 
la sdtira que contra la pedanteria literaria y cientifica ence- 
rraron Pope y Swift en sus Memorias de Marlin Scribiero, ni 
el anodino Launcelot Greapes de Tobias Smollet. 

En general, puede decirse que los ingleses y alenianes cul- 
tivaron en sus imitaciones el campo satirico preferentemente; 
al paso que los franceses dieron mds espacio d lo c6mi:o y aun 
d lo burlesco, como se observa en la larguisima nueva serie 
de Av^nturas del incomparabh Don QuijoH, que falsamente 
se atribuy6 a Lesage. 

Har^ gracia a los que me esjuchan de las demJis obras ex- 
tranjeras de este g^nero que s6lo remedan las ya conocidas 6 
son harto insignificantes, porque debo entrar en el andlisis de 
las imitaciones hechas en nuestra propia casa, donde los auto- 
res pudieron identificarse mds con el h^roe, de la fabula cer- 
vantina. 

No se babia publicado aiin la segunda parte del Quijote 
cuando el 6xito de la pHmera indujo al hasta hoy encubierto 
Aveilaneda a lanzar al publico su segundo Don Quijote, libro 
al que la crilica moderna (representada por un ilusire compa- 
nero vuestro) reconociendo hallarse a inmensa distancia de la 
obra que pretendia obscurecer da, entre Us ficciones de segun- 
do 6 tercer o/den, lugar muy recomendable; y, prescindiendo 
de algunas crudezas de lenguaje y del poco decoro en ciertas 
situaciones, es rica en lances c6micos y de estilo no indigno 
, de la 6poca en que fu^ escrita. 



So ESTUDIOS DE HISTORIA LITERARIA 

Su autor, que cada vez aparece mas cierto no fu^ ningun 
inquisidor general, ni prelado, ni gran poeta, sino como es pro- 
bable, un obscuro literato particularmente enemislado con 
Cervantes, atendi6 aun mds que ^ste i la pintura de costum- 
bres de su tiempo, lo cual no es de extranar dado que no pudo 
explayarse, porque no la vislumbr6 siquiera, en la grandeza 
po^tica que entranan las figuras de Sancho y D. Quijote ^. 

Sin estos personajes, y dando principio A la serie de verda- 
deras imitaciones de Cervantes, pero circunscrita dla sAtirade 
coslumbres, apareci6 en el mismo ano que -el Quijote de Ave- 
llaneda la novela El caballero puntual, de Alonso Jer6nimo de 
Salas Barbadillo. Fu^ este ingenioso poeta autor de otras 
muy sazonadas novelas picarescas; y en la presente, que en 
parte lo es, nos ofrece un caso curioso de lo que hoy ha dado 
en llamarse mania de grand e^as. 

Aquel joven de obscuro y pobre origen i quien una noche 
se ocurrre hacerse llamar D. Juan de Toledo, y ya no puede 
dormir y se levanta del lecho y pasa la noche escribiendo su 
firma al pie de cartas imaginarias y en el sobrecito de otras so- 
nadas que A ^1 se dirigen, hasta que se le acaba la vela que 
alumbra su pobre cuarto; que para sostener el puesto i que ha- 
bia aspirado entre la nobleza de la corte, despu^s de agotar el 
no rico caudal que un anciano protector le habia dejado, acu- 
de d todos los embustes y trazas que su megalomania le sugie- 
re, logrando s6lo la befa y el escarnio por recompensa, escier- 



1. Lo mis completo y seguro sobre et Quijote de Avellanedaes 
el admirable trabajo del Excmo Sr. D. Marcelino Men^ndez y Pe- 
layo publicado, como articulo, en El Imp.rcial de 1 5 de Febrero de 
1897, y reprodlicido casi por entero en la ^ibliografia de Rius, 
Aunque la critica futura no acepte la opinion que sobre el autor de 
aquella obra emite el Sr. M. y Pelayo, su estudio es concluvente v 
definitivo en cuanto a eliminacion de los hasta hoy presuntos Ave- 
llanedas. Sin embargo, su conjetura es tan racional y, en lo que 
cabe, fundada, que m4s debe esperarse su confirmaci6n que otra 
cosa en los futuros descubrimientos que hagan los eruditos. 



Las iteiTACloNis castsllanas bsl puxjoTS Si 

tamente una especie de Quijote, pero s61o bajo el aspecto 
ridiculo. 

Qu^ Salas tuvo i la vista la obra de Cervantes no puede du- 
darse, pues hasta divide la suya en aventuras, siendo la prime- 
ra que acomete el vanisimo hijo de Toledo la de asistir d un 
entierro de una dama de .titulo, en el duelo, como pariente; la 
segunda conseguir que unos caballeros aceptasen un convite 
suyo; empresas que ^1 consider6 tan diflciles y arriesgadas 
como las del h^roe manchego. 

Satisfecho de su trabajo debi(S de quedar el autor de La In- 
geniosa Elena, porque al afio siguiente hizo una nueva edici6n 
del libro; y cinco despuds, en 1619, public6 una segunda par- 
te, pues dunque en la primera habia dado por muerto k su hf. 
roe, le resucita sin escri^pulo diciendo ser la verdad que se 
habia retirado d Sevilla, desde donde le vuelve d la corte ha- 
ci^ndole peregrinar de nuevo por diversos lugares, siempre 
victima de las burlas y sarcasmos de cuantos le conocen. 
Esta segunda parte es inferior d la primera y ambas, por su- 
"puesto, estdn d inconsurable distancia del modelo. 

Quizds d esto deba atribuirse el que durante todo el siglo 
XVII y la primera mitad del siguiente, nadie osase competir 
con Cervantes en este terreno. No era posible imaginar tipos 
que borrasen la fuerte impresi6n que en la mente del pueblo 
espanol habian hecho los dos principales personajes de la obra 
cervantina. En el extranjero fu^ donde tan desatinado pensa- 
mientd se puso en ejecuci6n; y, por emular ficciones tales y 
acaso tambi^n desde que la gran novela fu^ universalmente 
glorificada, se aprestaron algunos compatriotas d imitarla. 
. £1 Padre Francisco Jos^ de Isla, que parece ser el primero 
de ellos, solo vi6 en el Quijote la sdtira contra la literatura ca- 
balleresca; y este cardcter satirico es lo que se propuso reme- 
dar aspirando d conseguir un fin semejante al de Cervantes, y 
mds siendo la materia (exclama) «tan superior, y los inconve- 
ni^ntes que se pretenden desterrar de tamo mayor bulto, gra- 
vedad y peso*. 

Isla hizo en este orden de cosas cuanto puede hacerse. Su 
historia es una sdtira perfecta, contundente^ que hizo ridiculos 

6 



'^ 



83 SSTUDI06 DB BZSTORIA LITKRARIA 



para siempre los predicadores afectados y aun puede ampliar- 
se su alcance & toda clase ds oratoria. La gracia, la agudeza, 
el chiste son un abudantes que hasta disimulan las excesivas 
proporciones de la obra. El estilo e$ propio de ella, f^cil y 
ameno; el lenguaje puro, de buena casta y rico en vocablos y 
frases. Pero con todas estas ventajas Fray Gerundio no puede 
compararse con su prototipo. Como tal sdtira sobrepuja al 
Quijote; pero este libro tiene otras y mayores excelencias, i las 
que no pueden llegar los solos esfuerzos de un hombre de ta- 
lento. El Fray Gerundio es k los ojos de la generacidn presen- 
te una importante curiosidad literaria y el Quijote es y seri el 
dueno, el tirano de la atencl6n de toda persona de sano enten- 
dimiento, tenga poca 6 mucha cultura. 

Acaso influido por el 6xito estrepitoso del Fray Gerundio de 
Campa^aSf otro sacerdote sevillano que, segiin nos informa 
Arana Varflora, se llamaba D. Donato Arenzana, aunque d ^ 
le plugo disfrazarse con el seudombre de D. Cristobal de An- 
zarena di6 k luz, algunos anos despu^s, la primera parte de 
una Vida y ewpresas literaria del ingeniosismo caballero don 
Quijote de la Manchuela. Aqui la sitira va contra la educa- 
ci5n y los estudios de aquel tiempo. AI h^roe le doctrina en la 
infancia su propia abuela, qui en le llena la cabeza de cuentos 
y patranas de trasgos y encantDs; de historias fabulosas, como 
la de los Doce Pares; de ensalmos, saludos y superticiones de 
todo g^nero. Ens^nale d leer con mil disparates de pronuncia- 
ci6n su padre, que no sabia ^1 mejor. En escribir le adiestra 
un escribano, cuya ortografia era iguai al cardcter de su letra. 
Latin se lo ensena el sacristdn, es decir, el latin que ^1 podia 
enseiiar^ que era el de ayudar & la misa. 

La intenci6n de imitar el Qu'jote es manifiesta. El mismo 
autor lo dice: «0freci6seme esla historia opprtunisima en la 
carrera de las letras como i Cervantes la suya en la carrera de 
las armas; que en una y otra hierven los Quijotes». Termina 
la obra, cuando el h^roe Manchuela, despu6s de haber visitado 
en el Toboso i unas nietas de Dulcinea, pasa d la corte para 
acometer sus emprjsas literarias, que en aquella ^poca en que 
no habia peri6dicos, tenian que circunscribirse d publicar fo- 



LAS IMITACIONES CASTSLLARAS OIL 9UIJOTE $^^ 



lletos de pol^mica 6 poesia y perorar en las gradas de San I^e-^ 
lipe, en las librer'as 6 i la puerta^de los corrales de comedias. 

Como es sabido, i la conclusi6n de la novela de Cervantes 
queda vivo Sancho Panza y cayeron algunos en la tentaci^n 
de proseguir los sucesos del buen escudero. Hizolo el autorde 
la enorme continuaci6n francesa, en seis tomos, del Quijote, ^ 

destinando uno exclusivamente d Sancho; y despu^s, entre 
nosotros, un D. Jacinto Maria Delgado public6 en 1786 unas 
Adicioms que, aunque de escaso m^rito, fueron de nuevo im- 
presas en el presente siglo. 

SupOne Delgado que, muerto D. Quijote, los Duqiies llama- 
ron d Sancho d su lado y le nombraron consultor suyo, em- 
pleando un ceremonial ridiculo para la toma de posesi6n de 
aquel destino. Sancho aspira luego d la nobleza y le designan, 
tambi^n por un procedimienio semejante, bar6n de Casa- 
Panza. Poco despu^s muere Sancho repentinamenle. 

Tietlde d ridiculizar el autor, adcmds de la mania nobiliaria 
de muchos plebeyos, la introducci6n de ciertas modas y usos 
franceies. Delgado, aunque procura remedar el lenguaje de 
Cervatites, claro es que no lo consigue y colocando la acci6n 
en el siglo xvii escribe para su tiempo y su obra estd llena de 
anacronismos. 

No fu6 este el linico historiador que tuvo el fiel companero 
del hidalgo de la Mancha. Cierto Bachiller Gatell, que anfis 
se di6 d conocer por unos dobles comentarios 6 reflexiones 
sobre la novela c^rvantina, que imprimi6 en sendos voliime- 
nes» con 1 :>s titulos de La moral de D. Quijote y de La moral 
de Sancho Pan\a, obras de una vulgaridad extrema, quiso tam- 
bi^n ensayarse en lo novela publicando la Historia del mdsfa- 
moso escudero, como 61 dice. Aleccionado Sancho por lbs con- 
sejos de su amo, descuella entre sus paisanos en prudencia y 
en saber de tal suerte que le nombran alcalde del lugar. Este 
es el campo que el novelista elije para su censura. Sancho co- 
rrigs los vicios y desafueros que se cometen enrte sus adminls- 
trados; y el auto^ va aplicando al paso la cantdrida satirica d 
los que considera mds comunes en su tiempD. Tiene esta obra 
una segunda parte compuesta por un an6nimo cuatro anos 



$4 ^ mUDIOS DS HtSTORlA LITSRARtA 

despu^s y muerto ya el autor de la primera. Es algo mis dra- 
mdtica; porque el alcalde que sucede a Sancho, envidioso de 
su buen gobierno, le imputa calumniosamente un delito y le 
enci^rra en la cdrcel, de donde la sacan los buenos oficios del 
Baqhiller Sans6n Carrasco, su amigo, y la autoridad de los 
Duques; pero el fin es el mismo y el valor total de ambas obras 
bien exiguo. ^ 

No mucho mayor lo tiene otra imitaci6n que apareci6 el ano 
de 1789 con el extrano y poco quijotesco titulo de El tio Gil 
Mamuco, Este es un cabal lero andante de la industria y los' 
inventos; pero no de la industria seria y provechosa, sino de 
una multitud de pequenDSofijios 6 invenciones que en aque- 
lla ^poca abundaban en nuestra patria y cuya mania pretinde 
el autor ridiculizar. La obra tiene el corte mismo del Quijote; 
es casi una continua parodia de ^1 en los diversos lances que 
suceden al inventor andariego, y no faltan ni su Sancho 6 es- 
cudero con el asno, ni su Dulcinea en una imaginaria D.* Se- 
rafina de Castulia, que tambi^n hace recordar A la famosa 
D.* Casildea de Vandalia. 

Aunque maltratada por Jovellanos, quizA no con entera jus- 
ticia, debemos citar aqui la Historia de D. Pelayo Infan\6n de 
la Vega, escrita por el Licenciado D. Alonso Ribero y Larrea, 
cl^rigo asturiano y pArroco de Ontalvilla, en el obispado de 
Segovia. 

Es su objcto ridiculizar la hidalgomania que personifica en 



I. Tambi^n se refieren especialmente k Sancho Panza unas 
Instrucci nes econdmicas y politicas de Sancho Panj^a^ folleto en que 
la imitaci6n se reduce i dar una multitud de refranes, suponiendo 
que Sancho se los envia como consejos k su hijo. En contra sali6 
otro folleto, titulado Engaha bobos y saca dineros^ en el cual se fin- 
ge que Sancho se quejai su amo D. Quijote de la libertad con que 
algunos escritores le hacen decir lo que nunca le vino en pensa- 
miento. 

Otro folleto con el titulo de Respuestas de Sanchico Pansia^ tiene 
por objeto acumular nueva porci6n de refranes fiiguiendo el mis- 
mo plan de las Instruccioms. Todo esto es curioso para el estudio 
de la paremiologia castellana. 



LAS IMITACIONES CASTELLANAS DEL QUIJOTB 85 



un caballero montan^s y en un criado asturiano. Sale D. Pe- 
layo de su casa solariega de la Vega, montado en un potro de 
sn dehesa y le acorn pana el criado Mateo i pie y descalzo, cir- 
cunstancias ^stas que elije el novelista quizd para acomodarse 
mds & los usos del pais 6 para hacer mayor el contraste con las 
infulas nobiliarias del pobre labrador ovetense. Hallan en el 
camino varios personajes con quienes sostiene el hidalgo di- 
versas cuestiones, mostrdndose discreto, instruldo, dulce y 
bueno, siempre que no se loca el punto de ejeculorias, que en- 
tbnces, como el manchego^ pierde el seso y antepone d toda 
nobleza la cant&brica y la suya en particular, no sin que d las 
veces su propio criado le dispute este extrerfto, pues, como se 
ha dicho, tambi^n ^1 se pica de noble. Llega D. Pelayo i la 
cone; desprecia en general todo lo que ve; su mania le coloca 
en algunos trances poco agradables; le burlan, le engafian con 
un alto empleo aconriodado d su clase y con una boda ilustre. 
AI fin, privado d^ recursos, sirve de pe6n de albafiil hksta que 
su padre le envia ios medios con que regresar d la Vega. 

No estd mal escrita; es de erudici6n pobre (como tomada 
del Moreri) cuando quiere obstentarla; abundan los cl^rigos y 
frailes en los encuentros y lances de la obra y las cuestiones 
que s6Io a ^stos interesan. Curado de su extravio, D. Pelayo 
se casa en la Vega. 

Algunos anos mds tarde, y, como dice el autor, en el pr61o- 
go de la tercera parte: «despu^s de haber tenido la gloria de 
que S. R. M. (el rey Carlos IV) leyese mi trabajo, mand6 de- 
cirme: que hiciese mds porque le gustaba», se decidi6 Ribero 
d proseguir su historia, Supone que han transcurrido bastan- 
tes anos; D. Pelayo tiene ya mozos dos hljos de sexo diferente. 
Con la lectura de los olvidados papeles geneal6gicos se alboro- 
ta de nuevo su fantasia; pero ahora es de g^nero distinto su lo- 
cura. Hall6 en sus tierras unas minas de azabache; piensa en 
explotarlasy se embarca con direcci6n d Cddiz en una fragata 
inglesa. Era su objeto llevar d America el producto del subsue- 
lo de susfincas. Cddiz, emporio entonces del comercio ameri- 
cano, le suministraria los medios. Despu^s de muchos sucesos 
y contratiempos llega a Cddiz. Entre dispone su negocio s^ le 



86 KSTUDIOS DK HISTORIA LITERARIA 

acaban los recursos pecuniarios: pidelos i un montan^s boti- 
Hero enriquecido y ^ste se niega i dirselos y lo que mds sien- 
te D. Pelayo, se buria cinicamente de 61 y de toda la Monta- 
na. Regresa al fin i la tierra y, al aproximarse k su casa, en el 
camino, ie dan, la para ^\, tristisima nueva de que> sus hijos 
habian contrafdo un doble matrimonio sumamente desigual: 
D. Pelayo enferma y muere de sentimiento. 

E.ta tercera parte es inferior i las otras dos y todas ellas no 
pueden, ni aun en suenos, parangonarse con su modelo. Sin 
embargo, Ribero es el linico entre todos los imitadores de Cer- 
vantes que supo crear un tipo d la vez ridiculo y simpdtico. 

Todavia hay en 61 algo de aquel perfurne ideal que se des- 
prende de la noble y austera figura de D. Quijote llevado d un 
terreno, si no tan elevado, nada tan merecedor del despfecio. 
El deseode perpetuar un nombre ilusire entre sus desceqdien- 
tes 6 el de conservar el heredero no son ciertamente cosas dig- 
nas de risa: esta sobreviene cuando la premisa es falsa 6 cuan- 
do son desproporcionados los medios de manifestar aquel las 
aspirafiones, aunque, por otro lado, el que los use posea cier- 
ta grandeza moral. Esto es lo que sucede en la ficgi6n de Ri- 
bero. Su D. Pelayo es hombre dulce, humano, caritativo, lim- 
pio en obras y pensamientos y s61o flaquea al recordar que es 
el hombre de nacimiento mds ilustre de Espana. Y aun su mis- 
ma locura la defiende y esfuerza con tal habilidad y i veces 
con tan elocuentes palabras que la novela adquiere una grande- 
za inesperada y se lamenta uno de que el autor no hallase for- 
ma de mantenerse &. tal altura. Una particul* ridad que no debe 
omitirse porque interesa al idioma, es el caracter bilingQe de 
esta novela. El criado Mateo habla constantementa en dialecto 
asturiano, 6 sea, en bable, con bastante propiedad y gracia. 

Despu^s de esta obra s6\o podemos mencionar de paso El 
Quijote de los teatros, de D. Cdndido Maria Trigueros y el Don 
Lai^arillo Vi^cardi do Eximeno, tipos am bos, los de esta^ no- 
velas, muy poco quijotescos, pues uno es un pobre maestro de 
obra prima y el otro un simple miisico. Sin embargo, una y 
otra estdn bien escritas y manejada la sdtira con notable agu- 
dez^. ' 



1 



LAS IMITACIONXS CASTELLANAS DEL QUIJOTX 87 

Tambi^n es satirica y no poco la Historia del paleroso ca^ 
balkro D. Rodrigo de PcHadura del licenciado Arias de Le6n, 
dirigida contra los liberales del afio 30. El autor coloca el prin* 
cipio de la es:ena en la ciudad leonesa, donde vivia D. Rodri- 
go, hombre ya maduro en anos pero no en juicio. La lectura 
de los enciclopedistas hab'a extraviado su raz6n y determina 
salir por los pueblos d predicar y softener hasta por las armas 
las nuevas doctrinas politicas. Provisto de un traje estrafalario 
en que campea como celada 6 yelmo !a tapadera de un brasero 
que tenia un escribano amigo suyo y que ^I cree es el casco 
del propio Agamen6n; montado Don Rodrigo en un macho 
largo y sobrio y asisticfo por un criado en cabalgadura m&s 
humilde, cierta manana de Abril sali6 de la ciudad exclaman- 
do: «|Si, compatriotas: ya verbis el esfuerzo leon^s d donder 
llega, si hubiese algi^n miserable que quisiese medir sus armas 
con las mias por la augusta y sacro.anta causa de la libertadl 
Ya vereis lo que puede un hombre penetrado de sus deberes 
y en el pleno goce de los derechos que le di6 naturalezal Ya 
vereis lo que es capaz de hacer el ciudadano Don Rodrigo de 
Penadura Carbajal y Ziiniga, (pues no quita lo cort^s i lo va- 
liente), en la total regeneraci6n espanola!* 

Como se ve ya entonces parec'a sentirse una necesidad que 
pudi^ramos creer propia de tiempos novlsimos. 

La salida de la ciudad, monturas y otras circunstancias de 
los viajeros son muy semejantes k las de D. Quijote; hasta se 
imita la descripcibn de un amanecer de primavera. 

Estan bastante bien reproducidos los caracteres de los dos 
personajes. D. Rodrigo en sus discursos no recuerda lances de 
los libros de cabal lerias, pero si otros de la historia de Grecia 
republicana. Cree que solo los hombres libres son capaces de 
consagrar d la memoria de Atenas los mds dlgnos homenajes 
de la admiraci6n y del reconocimiento. Otras veces se figura 
ser ^1 un guerrero atico que lleva k sus hermanos la noticia de 
la victoria de Marat6n; ve d loda la ciudad de Minerva convo- 
cada para oirle y que su -gallardia excita la admiraci6n de los 
ciudadanos y ai^n de las ciudadanas atenienses. 

Muchas mds locuras de este g^nero habian hecho algunos 



88 XSTITDIOS DS HISTORIA UTKRARIA 

anos antes los revolucionarios franceses, donde puluraron los 
Aristides, Anacarsis y Epaminondas. 

Alguna vez su criado quiere traerle A la realidad y esto pro- 
voca nuevas explosiones de entusiasmo politico y guerrero del 
h^roe, que tambi^n se declara paladin de la Edad Media, segQn 
los sucesos se le presentan. A dos frail es agonizante^, que 
venian de Astorga, los toma por templarios; pretende haberlos 
librado de la tirania de Felipe el Hermoso y les manda presen- 
tarse en Zaragoza ante el general Riego d quien apenas disfra- 
za bajo el anagrama de D, R. de GorU, 

Hay una escena con unos pastores que recuerda algo la de 
los cabreros y temina el libro con otr^ tumultuosa en una ven- 
ta muy semejante k la famosa del Quijote, 

Es Idstima que no se haya publicado mds de este libro escri- 
to con gracejo y donaire. La sdtira politica es en ocasionqs muy 
aguda y bastante variados los motivos de ella. 

No merece los mismos elogios el interminable Don Papis de 
Bobadilla 6 critica de la seudo-Jilosofia, no obstante la presun- 
ci6n de su autor D. Rafael Crespo/ oidor de la Audiencia de 
Arag6n, quien, ya en la advertencia al que leyere declara ha- 
berse propuesto imitar d Cervantes. En este predmbulo finge 
Crespo un sueno en el que hace hablar, entre otros grandes 
autores espaiioles, al propio Cervantes, que se expresa asi: «Si 
acaso eras tii el autor de ese Don Papis de Bobadilla, comoyo 
doy por cierto, d grande osadia no echo que me imites, y sane 
consejo es ir por donde ban ido los buenos ingenios, que sa- 
bian. En verdad que mis hados ban sido que aragonese^ emu- 
lasen mis glorias; empero tii, noble en el fin y modo, tratasdc 
imitarme no de envilecerme como Avellaneda. Ll^vote la pal- 
ma en mi plan porque yo solo me propuse regocijar y hacer 
reir, no sin popularizar algunos morales documentos. La lo- 
cura caballeresca, de la cual hice mofa, no era de grande con- 
secuencia comparada con la sofistica que tu pintas en su des- 
nudez fea ^ impUdica: en esto me aventajas.» 

Y de nuevo, hablando al t^rmino de su libro: «6 yo no lo 
entiendo 6 toma d pechos el despojar d los medios sabios de la 
mdscara de sabiduria, con que se ban revestido, sacar d plaza 



LAS IMITACIOMES CASTELLAMA8 BSL QUyOTX 89 

sus artimanas indignas de hombres de bien, y vengar noble y 
genlilmente al cristianismo de los epigramas ^dusticos, de las 
chanzas mordaces y de las sdtiras malignas, con que un siglo 
sin pudor, sin raz6n ni virtud le ha degradadq. 

Al fin del sueno primordial ofrecen al autjpr corregirle su 
novela nada menas que Luis Vives en cuanto A la fuerza, tra- 
baz6n y buen orden de los argumentos; Quevedo en lo que 
toca d la parte satirica y critica de su obra, y el susodicho Cer- 
vantes en cuanto al estilo y enlace artistico del relato, como 
quien no dice nada. Con tales ayudantes la obra deberia de ser 
que ni divina. 

Empieza bastante bieii: la pintura del personaje principal 
tanto fisica como moral mente es buena, escrita con gracejo, 
estilo rdpido, variado, abundante voeabulario, y lo mismo las 
primsras escenas con el que sirve d D. Papis de escudero, en- 
sartador de refranes y frases hechas. Pronto decae el lenguaje; 
y aunque el autor procura suplir esta falta de recursos propios 
con las aventuras, tampoco es fellz en ellas, rpuy sujetas d la 
imitaci6n cervante^ca. 

Una pastoril, parecida d varias del Quijote; dtra de un maese 
Roque con sus titeres y linterna, pintiparada en el desarroUo 
y desenlace d la de maese Pedro; la historia de Cloe, que nos 
revela d D. Papis como un malvado ruin y canallesco; los 
didlogos con su escudero en que 6ste le repite todos los errores 
que habian proferido los fil6sofos del siglo xvui, resultan di- 
fusos porque van seguidqs, sin didlogo, interrupciones ni des- 
cansos. Mds animada y graciosa es la aventura del capuchino 
qui^n, con sus razonamientos, pone d D. Papis en no pequeno 
apuro, tanto que, ohidado de su filosofia, le persigue con el 
sable desenvainado para matarle. 

En el tomo quinto de esta obra hay un remedo curioso de 
la aventura de los leones: es que unos piamonteses llevaban 
en una jaula lin orangutdn para exhibirlo en Osiberga (al pa- 
recer Madrid) por dinero. D. Papis enfadado por ver en prisi6n 
al comiin ascendiente de los humanos, como 61 dice, antici- 
pdndose d los darwinistas, fuerza al guardidn accidental del 
cuadrumano d abrirle la puerta de la jaula y el fil6sofo le 



9© E8TT7DIOS PE HISTORIA LITERARIA 

suelta dici^ndole: «Anda, hijo de los bosques, vuelve i tu na- 
tural libertad». 

Tambi^n se procuran imitar las escenas en el palacio de los 
Duques con otras en casa del corregidor de Osiberga, d donde 
fu6 D. Papis llevado en la jaula por los duenos del nfiono. La 
corregidora platica con Crispin, el escudero del fil6sofo, y su 
amo con el corregidor y otros hu^spedes, entre otros un es- 
coldslijo, con quien concierta un duelo que la corregidora im- 
pide. Por liltimo, D. Papis se marcha d uno de sus lugares, 
llamado Papiburgo, no sin hallar en el camino huellas de los 
desastrosos efectos de su filosofia, pues una hermana suya se 
suicida despu^s de dar muerte d cferio fil6sofo amigo de don 
Papis que le habia enganado y escarnecido. 

La Ultima locura del h^roe es la de irse'd vivir A una isia 
salvaje para hacer la vida natural. Tan salvaje era la isla que 
los habitantes se comian unos i otros. Despu6s de haber es- 
tado k punto de ser devorado D. Papis y libre casi milagrosa- 
mente se convence de que loda su filosofia era un embuste y 
al salir de alii encuentra oira hermana suya que desde mucho 
antes habia at>andonado la casa seducida por cierto corsario 
argelino que se fingi6 itallano y d la que hab'a dejado tambi^n 
sobre aquellas costas inhospitalarias. Sin embargo, el mismo 
pirata les da los medics de volver d su pa's y tormina la obra 
con una larguisima profesidn de fz que expone el de Bobadilla. 

Esta obra hubiera sido quiza mds interesante si no fuese tan 
larga y se sacrificaran las enormeidisertaciones que lleva, con 
lo cual apareceria el ridiculo de los actosdel personaje al con- 
traponerse k los ordinarios de las demds gentes. 

Como si no fuese bastante con 6sta, no mucho tiempo des- 
pu6s apareci6 otra novela por el mismo estilo y tambi^n con- 
tra la filosofia del siglo pasado. Su autor, el asturiano D. Juan 
Francisco Sineriz, que lo era de otros varios trabajos de poli- 
tica y economia i imitador igualmente del Gil Bias de Saniilla- 
na, le di6 por titulo El Quijote del siglo XVIII. ^ 



I. Una tentativa curiosa de esta clase de Quijotes fil6sofos se 
halla ya en !a novela del famoso jesuita D. Pedro Monteng6n, inti- 



LAS IMITACIONES CASTELLAN AS DEL QUIJOTE 9 1 

En el pr6logo indica ya el fin y objeto de la obra, diciendo: 
«Doscieptos veinti^iete afios hace qua el inmortal Cervantes 
nos ha abierto la pueria, para que, A imitad6n suya, pudiese- 
mos combatir los vicios y des6rdenes de la sociedad procuran- 
do hacerles la guerra como la hizo 61 d los libros de cabxalle- 
rias. Ancho es el campo y franco el camino, puesto que solo 
en la materia que yo he elegido hay terreno para ser cultivado 
por todos los profesores de esta agricultura... Aunque los li- 
bros de la moderna filosofia que yo procuro combatir no son 
de caballerias, son, sin embargo, mas dignos aun de la burla 
y del desprecio que bs de Amadis de Gauta et similis, porque 
nos han hecho mds dano que cuantos caballeros andantes 
hubo en el mundo y, si Dios no lo remedia, camino llevan 
para acabar con todo el g^nero humano antes de dos siglcs.» 

Supone perdido el juicio con esta lectura d 3U protagonista, 
un joven francos de Marsella, llamado Mr. Legrand, que di6 
en la mania de emprenderia regeneraci6n universal en el sen- 
tido de una Hbertad i igualdad absolutas. Con la idea de reali- 
zarla se traslad6 k Paris y alii tom6 conocimiento con otros 
j6venes que se titulaban fii6sofo3 modemos. Estos le condu- 
cen d una academia subterrdnea en la que se (liicutian mate- 
rias y doctrinas de todo g^nero y entre unos y otros tratan de 
conseguir un trastornd completo en las ideas, segun las luces 
del siglo. En su consecuencia, se da al cabal lero Legrand, 
como el mds aventajado fil6sofo, la comisi6n de difundir la 
nueva doctrina por todo el orbe. Sale de Paris acompaiiado 
del correspondiente escudero y en sus viajes le aconlecen aven- 
turas diver^as; fracasos y desgracias en muchos pueblos de 
Francia donde esparce sus ideas y muchos libros de Voltaire, 
Diderot, Volney, Cabanis, Ccmdorcet^La M^trie, D'Alembert 
y otros varios y de cuyos escritos I leva cargado un buque. 



tulada: El Miriilo 6 los pastores trashumantes. AlH introduce un 
personaje que en lengua portuguesa predica y defiende la filosofia 
de los enciclopedistas franceses, de quienes, como es natural, Mon- 
tengdn era ac^rrimo adversario. 



' 



92 ESTUDIOS DE HISTORIA LIT£RARIA 

• 

El autor le hace luego dar la vuelta al mundo, suponiendo 
una orden de la Academia filos6fica de Paris. Embdrcase en 
Burdeos en Octubre de 1788 y sigue por CanariasA Cuba y de 
^lli d Veracruz, donde .deja muchos de sus libros favorites. 
Pasa al coniinente Asidtico, volviendo.por el Cabo de Buena 
Esperanza, Madagascar, cosla de Arabia, Persia, Ceildn, Coro- 
mandel, la India, Filipinas, China, Jap6n y da la vuelta por el 
norte de America, Califprnia, Chile, Cabo de Homos y Bue- 
nos Aires, de donde regfesa d Francia, Durante su viaje habia- 
se consumado la Revolucibn francesa, con todos sus horrores. 
Al saberlo Mr. Legrand sufre una grave enfermedad de cuyas 
resultas recobr6 el juicip, que trafa ya medio restablecido, en 
vista del conocimiento del mundo, adquirido en su viaje y 
desconfiando cada vez mdsde la regeneraci6n universal. Aun- 
que era muy rico, la Revoluci6n le habia arruinado y el fil5so- 
fo muere de dolor ante la horrenda catdstrofe d que habia con- 
tribuldo con sus predicaciones y sus libros. 

Mds de la mitad de es|a difusa alegaci6n la llenan la pintu- 
ra de los paises que Mr. Legrand visita; con lo cual la acci6n 
de la novela se debilita y se pierde, aunque el autor procura 
dar amenidad d sus descripciones. Y aun se imagind haberlo 
conseguido cuando dice: «Como Cervantes, para generalizar 
la lectura de su Quijoie, procurb conservar siempre festivo el 
cardcter de Sancho, igualmenie este autor sostiene en toda la 
obra la parte graciosa y satirica de su escudero, con cuyas 
oportunidades y ocurrencias, es casi como imposible que el 
hombre mdsserio y adusto deje de dar carcajadas.* Muy ten- 
tado de la risa debia de ser el autor, porque la parte cdmica es 
precisamente lo que falta en su novela. 

Los dos Oltimos tomos del Quijote del siglo XVIII son un 
verdadero libro de viaje^; al fin se convierte en devolo y casi 
asc^tico. El h^roe sucumbe en la isla de Guernesey sin atrever- 
se d entrar en Francia. 

Nada se habia en esta obra de Espana ni su principal perso- 
naje pone aqui los pies: es francesa por entero. Asi se explica 
que fuese traducida y gozase una boga inusitadaallende el Pi- 
rineo. Y jcosa singular!: muerto ya el autor, la novela fu4 re- 



LA$ IMITACION&S 0AST£LLANA8 D£L QUIJOTE 9^ 

I ■ ■ ■ I .1 

traducida del francos como si originariamente hubiese sido 
compuesta en este idicma. 

El estUo es corriente: ni malo ni bueno: al fin didaciico esti 
supeditado cualquier otro. Se hace la historia de las companias 
de las Indias holandesa, inglesa, francesa y de la espanola d^ 
Filipinas, con grandes cuadros estadisticos y resiimenes del 
movimiento mercantil y maritinn,o de Asia y Oceania, En re- 
solucidn; bajo cualquier aspecto que se considere este trabajo, 
la empresa aparece superior d las fuerzas de Sineriz: disculpa- 
le la buena intencl6n, no el resultado. 

Nada diremos de otras imitaciones liun mds infelices que se 
hicieron del Quijote: solo al biblidgrafo 6 al historiador especia- 
lista pueden ofrecer interns. Hablaremos, brevemente, para 
terminar, sobre las dos mds modernas, escritas am has en los 
paises americanos ^ 



I. La bibhografia de la mayor parte de estas imitaciones fu^ he- 
cha por el Sr. Rius y se public6 en la obra citada en las notas an- 
tecedentes. Solo debemos aiiadir algunas que alii se ban omitido. 

Vida hechosy aventuras de Juan Mayorasigo alusivos d la buena 
y mala criansia del senorito en su pueblo y cadeie en la milicia. Su 
autor D, Felix Antonio Ponce de Leon y Ponce de Leon, de la 
Real Sociedad Bascongada. Con licencia. En Madrid, A no de 
MDccLxxix, 8.®. 12 hojas prels. y 176 pp. Va dedicada al padre del j 

autor. Alude Sl la educacion viciosa de ciertos hidalgos y de algu- 
nos militares de clase noble. El mismo llama al h^roe «su Don #^ 

Quijote riojano.* 

Aventuras de Juan Luis: historia divertida que puede ser util y da 
d lu!{ publica D. Diego Ventura Rejon y Lucas. Madrid, Ibarra, 
1781,4.^ vn-328pp. , 

Finge el autor que en un camino de la Mancha se hallo en la ma- 
leta de un viajero la historia que pasa d referir. No obstante ^sto, ^ 

mis bien es novela de aventuras por el estilo del Persiles, Todas 
ellas y los nombres de la novela encierran un sentido alegorico y 
satirico contra las costumbres de Espana en la ^poca en que fu^ 
escrita. 

El Quijofismo. Anacredntica quinta... por D. Juan de Caldevillay 
Bernardo de Quiros. Madrid, Viuda de Ibarra, 1786, 4.° 

Dos romances de Antioro^ escritos en 1787 por D. Caspar de Jo- 



94 ESTUDIOS DS HISTORIA LITERARIA 

Con el tftulo de Semblan\as caballerescas 6 las nuevas avsn" 
turas ds D, Quijote de la Mancha, se public6 hace algunos 
anos^ en la Habana una de ellas. EI autor resucitad D. Quijo- 



veilanos, satiricos contra D. Vicente Garcia de la Huerta. D. Juan 
Pabio Fonier, tiene otro romance sobre el mismo asunio. (V^ase 
ObruS de Jopellanos y de Forner en la Bib. de aa. esp.) 

Ap^ndice d la primera salida de D. Quijote el Escoldstico. Pordon 
Eugenia Habsla Patino. Madrid, Antonio Espinosa, 1789, 8.", 149 
pigtnas. 

Es una inventiva en forma quijotesca contra los Discursos Jiloid- 
ficos de Forner. 

La moral de D. Quijote deducida de la hisloria que de sus gloria- 
sas hanianas escribio Cide Hamete Benengeli. Par $u grande amigo 
el Cura. Data d Iuk el Br. D. P Gatsll. Madrid, Jos^ Herrera, 1789, 
8.® xiv-266 pp. 

El Tia Gil Mamuea. Par F. V, Y. C. P. Madrid, Aznar, 1789. 
8.^, xvin-371 pp. De esta desconocida imitaci6n del Qu:;ote hemos 
dado noticia en un articuio publicado en la ReAsla Cantempordnea 
de 28 de Febrero de i889, pp. 337-351. 

Instrucciones economic^s y pollticas dadas par 6/ famoso Sancho 
■Pani^i, gobernador de la Insula Barataria d un hijo suyOy apaydn-- 
dolas con refraneB castellanoSy en que le prescribe el mitado de go- 
bernarse en todas Ls edadesy empleos. Segunda impresion aumen- 
tada con otra Instruccion, Las da d lufi D. A. A. P. y G, Can licen- 
cia. Madrid, en la Imprenta Real MDCCXCI^ 8.*. 64 pp. 

El afio anterior habian sido impresas, pero solo en parte. D. Jos£ 
Maria Sbarbi las reimprimi6 en el tomo V de su Rsframra general. 
Madrid, 1875, pp. i y sigs. 

Engana bobosy sea dinera. Este es el titulo que el autor quiso 
dar y di6 al fin del foUeto ^ste que es contestaci6n al anterior. Fu^ 
impreso en Madrid sin nombre de imprenta, i79o, 23 pp. en 8.". 

Respuestas de Sanchico Panj^a^ d das cartas que le remitid su padre 
desde la Insula Barataria^ que consta par tradicion se custodiaran 
en el archipo de la Academia argamasillesca. Primera parte que pu- 
blica en honor de la verdad y de la-fama y familia de las P:^n3^ s 
Ram n Alsxode Ziira (anagrama de Alexandro Ramirez). Alcald. 
En la Oficina de D. Isidro Lrpej^. Aha di lygi. Se hallard en Madrid, 
en la librerid de ArribaSy Curr^ra de S. Geronimo. 8.°, xii-38 pp. 

Reimpreso por Sbarbi: Ref. gen. t. v, p. 41. 



LAS IMITACIONES CASTELLANAS DEL QUIJOT£ 95 

te y Sancho y \oi Ileva 4 la isla de Cuba, donde no reciben 
mucho mejor trato que otros paisanoi de eslos dos heroes. 
Con gracia € ingenio muy discutibles va parodiando algunas 



La moral del mds famoso escudero Sancho Pan^ay con arreglo d 
la historia que del mds hidalgo manchego Don Quixote de la Man--, 
cha escribid Cide Hamete Benengeli. Con licencia, En Madrid, En 
la Impr. Real. Ano de 1793. 8.**, xvm-248 pp. 

Segiin se dice en el Prologo, el autor de esta obra es el mismo 
D. P. Gatell que escribi6 Z-a Moral deD. Quijote y la primera parte 
de ia que sigue. 

Historia del mds famoso escudero Sancho Pan^a, desde la glorio- 
sa muerte de D. Quixote de la Mancha hasta el Ultimo dia y postrera 
hora de su vida. Purte primera. Con licencia. En Madrid, en, la 
Impr. Real, ano de 17^3. 8.°, 9 hoja^ prels. y 362 pp. 

D. Leopoldo Rius describe solo la segunda parte de esta obra 
(Madrid, Impr. de Viilalpando, 1 798, 8.°, 8 hojas prels. y 270 pd- 
ginas); pero comete dos equivocaciones: una en atribuiria al 
Br. P. Gatell, (que lo es de la primera parte) cuando en el mismo 
pr6log9 se dice que habia muerto en i794j y que otro autor que 
no se nombra, es el que contini!ia la novela. El segundo error es 
afirmar que D. Cesareo Fernandez Duro habia citado una edici6n 
de 1794, siendo asi que lo que ^ste fija en 1 794 es la primera par- 
te^ en la cual tambi^n padecio error, pues la primera es de 1793. 

El Don Quijote de ahora con Sancho Pans^a el de antano. Por don 
Francisco Meseguer. Murcia, i8o9. 8.° y C6rdoba, i8.o9, 8.°, 35 pp. 

Es sitira contra los franceses, por medio de un didlogo entre 
Napoleon y Sancho Panza. 

Pero no debe confundirse con otra obra titulada Napoleon Qui- 
j:te de la Eur.pa, que no es novela. 

Don Quijote de la Mancha en el siglo XIX por Don T. Y. (Teodo- 
miro Ibdfiez) Doctor en Jurisprudencia. Cddi^, Impr.y liiogr. de la 
Revista MMica. Ano de MDCCCLXL 4.^, iv-36 pp. 

El Quijotismo en el siglo XIX por Gasc.n. 

No tengo mds noticias de esta obra. 

Capitulos que se le olvidaron d Cervantes. Ens^yo de imitaci 'n de 
un libro inimitable. Obra postuma de D. Juan Montalpo. Barcelonay 
Mnntaner y Simon, i8g8; 4.°, cvii-340 pp. 

La Bib. de Rius cita las anteriores ediciones de Besan^on de 
1882 y 1 895, pero no <5sta. 



96 fiSTODtOS DX HIStORXA tltSRARU 

aventuras del original del siglo xvii. Ocupan la mayor parte 
de la no vela la estan ia de D. Quijote en casa de unos Condes 
de Vegas Dulcef Cimilaci6n de la en casa de los Duques) y el 
gobierno de Sancho en una insula de Palo Verde que le otor- 
gan los Condes y, concluido 6sto, amo y escudero regresan fe- 
lizmente d Espajia. 

A veces parece tomar el libro cardcter politico y aludir d co- 
sas que por entonces interesaban d los cubanos; pero se olvida 
este aspecto y la narraci6n vuelve d las aventuras cada vez me- 
nos verosimiles. El lenguaje y estilo, aunque procuran reme- 
dar el del modelo, no tienen mayor ji^rito ni abogan gran cosa 
por la cultura del que los usa. 

Superior, desde luego (aunque tampoco sea 6ste grande en- 
carecimiento), es la segunda imitaci6n ultramarina titukda 
Capitulos que se le olvidaron d Cervantes, obra p6stuma de don 
Juan Montalvo, natural de Guayaquil y publicada en estos lil- 
timos tiempos. 

Montalvo imita escenas aisladas del Quijote, como la deJos 
disciplinantes, la de Andres el crlado de Juan Haldudo, la de 
les palos de los yangtieses, la comida con los cabreros y dis- 
curso sobre la edad de oro, la de la Dueha dolorida, la del Cla- 
vileno 6 una ascensi6n algo semejante. Hay didlogos con un 
obispo que recuerdan los del can6nigo. Se repiten la aventura 
de los galeotes y la del yelmo de Mambrino; que ei> el libro 
de Montalvo es el cuerno encantado de Astoiro, segiin se iee 
en el Orlando. Tambi^n se cuentan la llegada y hospedaje del 
h^roe manchego en casa de un caballero rico, que trae d la 
memoria la de los Duques, con su capelldn y todo; una aven- 
tura con un elefante parecida d la de los leones; representa- 
ci6n teatral en una venta en todo semejante al retablo de Gi- 
n^sde Pasamonte, y otras que fuera ocioso repetir ante quie- 
nes ha' rdn leido acaso esta obra que en realidad no la forman 
nuevos capitulos, pues todos ellos son imitaci6n servil de ios 
lances ya cono:idos hasta en sus pormenores. 

El libro estd bien escrito «demasiado bien escrito* como 
dijo un critico eminente; porque hasta el lenguaje cervantesco 
se procura remedar. Y en este punto no puede negarse que 



LAS nCITACIONES 0A8TXLLANAS DEL 9UIJOTI 97 

Montalvo casi se salv6 del ridiculo en que otro cualquiera in* 
faliblemente hubiera caido al adoptar como modelo un estilo 
en muchas partes afectado 6 m&s bien parbdico de otro afecta- 
disimo como era el de' los libros caballerescos. Pero asi y todo 
Montalvo no pudo evilar algunos anacronismos tanlo de len- 
gua como de costumbres. 

Tales son, senores acad^micos, las principales imitaciones 
que se ban hecho de nuestro Don Quijote. Hay que confesar 
que por bien distintos caminos trataron los autores de aquellas 
obras de seguir tan insigne ejemplo; que los asuntos en las 
mismas desenvueltos eran de importancia i interns generales: 
la religi6n, la filosofia, la politica, las jerarquias sociales, la 
educaci6n, las letras^ el arte, las costumbres; todo lo que 
puede llamar la atencibn de cualquiera casta de gentes fu^ 
traido d esta especie de torneo literario y todo qued6 por de- 
bajo de la simple sdtira, al parecer, de un g^nero portico 
apenas cultivado ya en tlempo de Cervantes. Estas multiplica- 
das tentativas debert de convencernos de lo vano y desastroso 
que serd el empeno de reproducir las bellezas y altas perfec- 
ciones contenidas en aquel original excelso. 

Y no es que, en general, deban condenarse las imitaciones: 
algunas han eclipsado y anulado a su modelo. El mismo Qui- 
j'ote no es en su estructura mds que uno de tantos libros de 
caballerias. Pero dentro de ^1, aparte de otras mil bellezas de 
diversa indole, estan esas dos figuras principales que ningi!in 
otro autor pudo llegar d crear de tal y tal alto valor est^tico; 
que se completan y searmonizan y son, sin embargo, tan dis- 
tintas y hasta opuestas entre si. Don Quijote y San^ho son, 
como ya se ha observado, lo ideal y lo real, la t^sis y la antlte- 
sis, el si y el no, el' espiritu y la materia, el alma y el cuerpo; 
la imagen exacta del hombre en su totalidad y en sus dos prin- 
cipales componentes, en lucha constante por la contraria na- 
turaleza de cada uno, pero buscdndose siempre, transigiendo 
el uno con el otro para continuar viviendo. 

Y asi D. Quijote no puede desprenderse de su naturaleza te- 
rrenal; no puede subsistir solo de dulces 6 gloriosas memorias 
y necesita descansar y curarse las heridas de su triste y magu- 

7 



9^ XSTUDIOS DE HISTORIA LITERARIA 



Ilado cuerpo. Y Sancho, 4 su vez, olvidase de sus groseros hi- 
bitos y se azota y sacrifica por un ideal que respeta y admira 
aunque no lo comprende y es leal y agradece el pan del espi- 
ritu que le da su amo. 

Esto es lo real, humano y verdadero; porque no se concibe 
hombre tan malo que no tenga alguna cualidad buena, aun- 
que sea de orden inferior, y apenas podemos creer que haya 
hombre tan perfecto que tal vez no se haya vislo poseido, aun- 
que fuese solo ea escala minima, por alguno de los siete peca- 
dos capitales. 

En D. Quijote y Sancho pueden verse tambi^n personifica- 
dos, no solo el hombre aisladamente, sino los diversos pueblos 
6 sociedades y hasta cada una de ^stas en distintos periodos 
hist6ricos. ^No advertimos, con efecto, que unas veces parecen 
inclinarse las colectividades humanas al lado de Sancho y vol- 
ver otras la vista hacia D. Quijote? 

La sociedad espiritualista de la Edad Media, aparte del sen- 
timiento religioso que tambi^n guiaba y sostenia al hidalgo 
manchego, era ciertamente una sociedad quijotesca. ^'No se 
afanaban los hombres, ante todo, por cosas que no interesa- 
ban directamente a su vida y bienestar fisicos? 

En cambio la sociedad actual propende, como es notorio, 
al extremo opuesto, ayudandola en esla evoluci6n cierta clase 
de filosofia moderna y el maravilloso desarrollo de las ciencias 
positivas, sobre todo las de aplicaci6n,con perfeccionamientos, 
tantos en niimero y tan rdpidos y sorprendentes que nos atur- 
den y excitan en t^rminos que parecen exceder k lo que bue- 
namente puede soportar por hoy nuestro organismo. 

Pero, ^'es que ha de ser tal el resultado de la gran lucha de 
ideas que presenciamos? ^'Es que ha de ser Sajicho y solo ^1 
la f6rmula de las sociedades que vendran despu^s de nosotros? 
^•Es que el hombre no ha de tener mds ideal que el que puedan 
ver sus ojos, sentir su oido y tocar sus manos, porque las cien- 
cias positivas no dan mas de si, en el eslado actual de su im- 
perfeccidn perfectisima, ni acaso lo dardn nunca? Debemos 
negarlo resueltamente. 

Porque si este progreso material; si este dominio del plane- 



LAS miTACIONES CASTILLANAS DEL QUIJOTI 99 

( 

ta, en todo lo que puede hacer mds c5moda y agradable la 
vida; si el orgullo de haber domenado las grandes y misterio- 
sas fuerzas de \a, naturaleza puede Hsonjear colectivamente i 
los pueblos modernos, que se proclaman fuertes ante todo y 
sobre todo, no satisface tan por completo k cada uno de los 
hombres 6 Individuos que los componen. Surge en cada uno 
de nosotros el eterno D. Quijote que nos revela que hay toda- 
via otra actividad humana de, un orden superior y que no 
tiene su complemento aquf abajo. Que los actos de virtud, de 
abnegad6n, de caridad, de sacrificio no hallan, ni pueden 
hallar, su recompensa en la tierra. Y el sabio modesto y obscu- 
recido, el artista injustamente olvidado, la santa mujer que 
que pasa su vida al lado de la cama del hospital, el hombre 
de Dios que predica la paz y la fraternidad humanas y recibe 
el martirio 'j el h^roe que sucumbe luchando por una causa 
justa saben bien que su persona, en lo que tiene de verdadera- 
mente esencial, no muere d manos de un tirano<S de un asesi- 
no 6 por golpes de la desgracia, las enfermedades, el desampa- 
ro 6 en la guerra siempre maldita. 

Y en cuanto d esos otros heroes del pensamiento y de la 
forma bellamente expresados por medio de la palabra, que 
nos han dejado esos libros que nos aiientan y consuelan en 
nuestra individual peregrinaci6n sobre la tierra; no es posible 
que, cuando sus obras viven y perduran generaciones y siglos, 
hayan sus autores desaparecido en absoluto. Diga lo que quiera 
la ciencia positiva, no es creible que hayan muerto por entero 
aquel espfritu inmensamente portico que se llam5 Lope de 
Vega; aquella alma moralmente tan hermosa que fu^ Miguel 
de Cervantes; aquel coraz6n generoso, de carldad inextingui- 
ble, apasionado y elocuentisimo que llev6 el riombre de 
Fr. Luis de Granada; aquella imaginaci6n que solo en fuerza 
de su poder incomensurable pudo en Fr. Luis de Le6n gozar 
en vida las visiones celestes, 6 aquel amor infinito, aquel 
anhelo de perfeccidn divina que encierra el pecho de San Juan 
de la Cruz <S que se desbordan en los escritos de la angelica 
Santa Teresa. 

La Academia Espanola, que con extrema diligencia conser- 



J J J- - » </ « 
■J ~ . '■ J <■' 

' - '. . ^ ' - 



va el idioma que estos y otros insignes espanoles hablaron y 
procura extender limpias de yerros sus obras, guarda tambidn 
amorosamente el recuerdo de los que las escribieron y los 
honra y enaltec^ grabando sus nombres en los xnArmoles de 
este palacio y premiando las narraciones de su vida y el anili- 
sis y juicio de ios trabajos literarios que nos dejaron. Y cada 
nucva recepci6n acad^mica viene d ser, n)ds qu? el parabi^n 
al reci^n llegado, el homenaje respetuoso que se'tributa al qii'c 
acaba de marcharse para entrar en la inmortalidad. 

Hfi PIGHO. 



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SBOOzdir zz 



Jv&n del Enc/na y los ortgenes del teatro espAnoL—Lope de ftuacfa y 
e/ teatro espano/ de 8u t/empo.— Traduotores caste/Zanos de MoZldre.*- 
O. Manuel Tamayo y Baus. 



JUAN DEL ENCINA 
y los orfgenes del teatro espafiol/ 



GENStI ALIDADES 

La publkaci6n de las obras dramiticas de Juan del Encina, 
llevada i cabo no ha mucho por la Real Academia Espatiola i; 
vino d satisfacer la curiosidad de los aficionados i nuesiras 
letras, que anhelaban ver reunidos en un tomo y en corrects 
forma los ensayos esc^nicos del famoso poela del siglo xv. 

Aunque Moratin, Bbhl de Fiber, Ojhoa y los cominuadores 
de Gallardo, y Sste mismo antes, habian ya dado i conocer 
gran parte del teatro del autor salmantino, ni los texlos, sobre 
todo los de los ires primeros, eran muy puros, ni se compren- 
d[a en tales ediciones alguna de las mis dcseadas obras de 



* Se public* este ensayo en la Espana Moderns, revista mensual 
madrileiia, nilmeros correspondientes i. los meses de Abril y Mayo 
de 1894. Reimprlraese ahoracorregido y ampliado en visu deal- 
gunos descubrimientos hechos posteriormente. 

I , Teatro completo de Juan del Encina. Edici6n de la Real Aca- 
demia Espaiiola. Madrid, tSQj, 8."(Lxvni-4:S pdginas). 



Ekcina, como la £gloga de Plicida y Vitoriano, conocida 
Oni^amente por la en omiisiica menciiin del conquense Juan 
Ai Valdis en su c£lebre D.dlogo de la lengua. por ha.ber sJdo 
puesta en el /nrf.ce y por el exlraeto que de su argumento 
habian hecho algunos bibliiigrafos. 

La edicidn de la Academia, no sdlo satJsfizo esta aspiracidn, 
bien legitima por cierto, de los amantes de las patrias lelras, 
sino que, colmindola con exceso, afiadiii la impresitin de otra 
obra de Encina, de cuya exislencia modernamenie se habian 
tenido vagas noiicias: lal es la £gloga de Crhtino y Febea, 
que ya pueden disfruiar lo^ ijuriosos, gracias i la bizarria dc 
su poseedor nuestro insigne D. Marcelino Menindez y Pelayo. 

Oporluna parcce, pues, la ocasi6r de inleniar un estudio. 
siquier ligero, acerca de la obra dram^iica total del celebrado 
autor castelleno, k quien se exorna comijnmente con el dic- 
lado horroso de creador de nuestra Talia. 

Seguramente que, en el sentido absolute de la palabra, no 
es Encina el fundador del teairo espafiol, que tampoco debe 
su nacimiento a nadie en particular, siendo, por el contrario, 
producto de varios y bien distintos elemenios. 

Mucho tiempo anies, el drama reli8ios.o, el mas acabado e 
importante de tales elemenios, habia, sin duda, aicanzado el 
grado de perfecci6n que ofrecen las Representaciones del sal- 
mantino, por masque, contrayindonos k Espana, los dos d 
Ires textos de esta elase de obras anteriores 4 Encina que co- 
nocemos, aparezcan no solamente inferiores S las suyas, sine 
que entre ellas mismas, separadas por el inlervalo de'tres 
siglos, no se advierte progreso alguno i. 



d la fiesta de Navidad y otro i la tpifania. el auio 6 drama liiilrgi- 
co de tos Reyes Magos y la Represe»laci6n del Nacimiento, dada A 
conocer no hace mucho, con las demds poesias de Gomez Manri- 
que, por el erudito D. Antonio Paz y Melia. con el hallazgo del 
deseado Canctonero de aquel aulor, sirven para afirraar que tan 
rudimentarias, como obras dramiiicas, son una como otra. Com- 
pusO'G6me« Manrique la suya i ruegos de su hermatia dona Maria, 



J 



JUAH DEL ENCINA I65 

If 



Los demds elementos, disperses como andaban, y tan he- 
terog^neos como eran, siguioron disfrutando su vida propia, 
como tenian antes; pero no sin que Encina hubiese tonjado 
de ellos algo de lo mucho que luego habian de ofrecer para 
formar el hermoso compuesto llamado teatro espanol. Asi, 
pues, aunque Encina no cre6 nada, modified y combin6 algu- 
nos de dichos elementos, dando con elio un gran paso y ipar- 
cando nuevos rum bos al tradicional carro de Tespis. 

EI teatro cf^sico latino, es decir, el de Plauto y Terencio, 
que nunca fu^ popular en Espana y hasta, si hubi^ramos de 
aceptar el pasaje de Fil6strato en su Vida de Apolonio de 
Tianat seria enteramente desconocido, qued6 sepultado y ol- 
vidado k causa de las diversas invasiones y trastornos que 
sufri6 la Peninsula. En cambio, los dem^s espectdculos roma- 
nos y algunos literario-esc^nicosdel Imperio, como los Mimos 
y las farsas Atelanas, fueron bien comunes y debieron de con- 
tin uar en uso, mds 6 menos alterados, hasta tiempos muy 
posteriores. 



vicaria del monasterio de Calabazanos, donde se represent6. Son 
interlocutores San Jos^, la Gloriosa, el Nino, un ^ngel, mis dnge- 
les, tres pastores, San Gabriel, San Miguel y San Rafael. Consta la 
obra de veinte coplas de ocho versos octosilabos y una cancioncilla. 
Todo ello es sencillfsimo, sin didlogo ni artificio dramitico algu- 
guno. No mayor progreso se observa en otra Represeniacion de la 
Pasion, que sin este nombre, ni otro, contiene el mismo Cancione- 
ro, y en la intervienen la Virgen Maria, San Juan y la Magdalena 
(que no habla, aunque se supone presente). Aqui la simplicidad es 
todavia mayor; y parece que la obra debi6 de ser destinada al canto 
y no d la recitaci6n, k juzgar por el estribillo con que termina 
cada copla. Anterior 4 Juan del Encina, es tambi^n la especie de 
^gloga 6 representaci6n dramitica de la Natividad, i.itercalada 
por Fr. inigo de Mendoza en su poema Vita Christi, exhumada 
recientemente por Men^ndez y Pelayo en su excelente Antolpgia 
de poetas liricos castellanos (tomo 6.", p. ccix), y antes copiada en el 
J^ nsayo de G&Wardo (tomo 3.°, pp. 765 y siguientes). Es tambi^n 
un sencillo diilogo entre los pastores Juan y Mingo y un dqgel, 
intercalando de paso sus propias observaciones el autor del poema. 
La superioridad de las de Encina sobre estas obras es notoria. 



I06 ESTUDIOS DE HISTORTA LITERA^IA 

Modernamente se resucito la antigua hip6tesis de un teatro 
provenzal complete y perfecto, y volvieron d adquirir cr^dito 
las abandonadas indicaciones de Nostradamus acerca de las 
supuestas obras dramdticas de Gancelmo de Faydit, Garsenda 
de Sabrdn condesa de Provenza, Arnaldo Daniel, Parasols, 
Roger de Clermont., etc., comprobadas indirectamente con el 
hallazgo de la Tragedia de Santa Inis, cuya perfecci6n misma 
parece alejarla de aquellos siglos^. Pero si los provenzales po- 
seyeron efectivamente un ieatro, es lo cierto que desapareci6 
con la herejia albigense, (J bien no fu^ tenido en cuenta en la 
formaci6n de los modernos. Francia, Inglaterra, Italia, Espa- 
na, procedieron como si no hubiera existido, y fu^ cada pais 
formando lentamente el suyo. 

Por lo que toca al nuestro, ademds de las representaciones 
en las iglesias y conventos, el factor de mis influjo en la his- 
pana escena, tanto que algunos quieren que sea el mismo tea- 
tro espanoly algo im perfecto, dando esto lugar a una larga y 
no terminada ni terminable controversia (por el doble punto 
de vista desde el que se contempla el problema) 2; ademds de 



1 . La Tragedia de Santa Ines es, efectivamente, bastante poste- 
rior k la ^poca que primitivamente se le habia asignado. 

2. Entiendo que la discusion nace de no haber fijado de ante- 
mano la significaci6n precisa de las palabras teatro espanol. Para 
unos, el drama litiirgico de la Edad Media es el verdadero, el uni- 
co teatro espafiol, lo cual no deja de ser cierto en cuanto i aquella 
^poca; pero no es el teatro espanol perfecto, es decir, el del si- 
glo xvii y posteriores, que no debio su vida exclusivamente al dra- 
ma religioso, sino que se apropi6 otros elementos distintos. Ha- 
bria, i todo mis, ^ste dado origen A las comedias devotas 6 de San- 
tos: pero nunca podri decirse que de ^l salieron, por ejemplo, las 
comedias de capa y espada, las de figuron, ni los entremeses ni 
sainetes. En punto A origenes, es, sin disputa, el teatro litiirgico la 
manifestaci6n dramitica mis acabada y la mis influyente, pero no 
la linica: la parte no es el todo. 

Anos hace los Sres. Cafiete y Valera, sostuvieron brillante pole- 
mica sobre esta cuesti6n, que algunos descubrimientos posteriores 
hacen ya innecesario resucitar. 



JUAN DEL ENCINA IO7 



esle componente, digo, existen otros, que no por secundarios 
deben de ser relegados al olvido. 

Entre ellos pueden enumerarse ciertas costumbres caballe- 
rescas, como torneos, justas, canas, bohordos, juegos de sorti- 
jas y comparsas aleg6ricas, que aunque nada tienen de dra- 
mitico y menos de literario, no puede neg^rseles algo de tea- 
tral en su exhibici6n. 

Las fiestas cortesanas, como las coronaciones de reyes, en 
que ya hay algo de literario, aunque falta lo dramdtico; actos 
estos que, especialmente en Arag6n, se celebraron en los si- 
glos XIV y siguiente con gran suntuosidad en tablados y carros, 
llamados en Valencia rocas, para la representaci6n de las com- 
posiciones po^ticas que se escribian ad hocy que se exornaban 
con las galas de la miisica. 

Algunas costumbres populares que revestian caracteres dra- 
mdticos en varios actos de la vida, como en bodas, bautizos, 
entierros y fiestas piiblicas; ciertos entretenimientos como el 
reinado y la maya, y hasta los juegos infantiles. i 

Lo que pudi^ramos llamar reminiscencias paganas, espec- 
taculos romanos bastardeados que sobrevivieron al constante 
anatema de los concilios y escritores sagrados y 4 la prohibi- 
ci6n de las leyes, como los de titeres, volatines, tropelias, far- 
sas groseras y soeces, exhibici6n de animates amaestrados, bai- 
les y cantares mds 6 menos libres, representados por aquellos 
descendientes de los mimos (actores que los hacian) pantomi- 
mos 6 histriones, que en la Edad Media se llamaron juglares 
(rapsodas degenerados), cazurros, remedadores, ciegos, canta- 
deras, danzaderas, soldaderas, y aquellos /ace^/ores de juegos de 
escarnio tan, maltratados por las Partidas. 



I. El) el tomo vi de la liitima edicion de las obras de D. Manuel 
Mild y Fontanals (Barcelona, i895; pp. 2o5 & 379) se ha incluido 
un extenso trabajo in^dito de aqu^l sabio profesor con el titulo de 
Orlgenes del teatro cataldn y que contiene tambidn mucho aplica- 
ble al castellano 6 mejor dicho, se refiere, en realidad, d origenes 
del teatro espanol. En 61 ha reunido su autor gran niimero de es- 
pecies relativas A. todas estas rudas manifestaciones dramdticas. 



JUAH DSL SNCINA IO9 



realidad dramdtica, ni tampoco proporcion5 elemento alguno, 
verdaderamente esencial, i nuestro teatro. 

Entre los espectdciilos que mds se mencionan en las Crdni- 
cas y otras relaciones del siglo xv, figuran los eniremeses y lbs 
momos. Ninguna semejanza tienen los primeros c(in el jugue- 
te cdmico de este nombre, tan usado en la xvii cenluriaj ni al- 
canzaron tendencla alguna dramitica. Dicho nombre se apli- 
caba' d cualquier entretenimiento, mascaradas, bailes, cazas 
fingidas, cantos coreados, simulacrosde copibatesy otros, que 
alternaban con las comidas 6 banquetes, cabalgatas, justas y 
demds diversiones aristocrdticas« 



producciones de todas las edades, tales como la Sagrada Escritura, 
la Divina Comedia, las obras del Boccaccio, las fibulas orientales, 
las grandes epopeyas francesas de la Edad Media, etc. Como prue- 
ba de la inmensa transcendencia que La Celestina tuvo entre nos- 
otros en los siglos xvi y xvii, citaremos aleunas de las imitaciones 
y arreglos que de la misma se liicieron: la mayoria son novelas 
dialogadas de no pequeno volumen. 

D. Pedro Manuel de Urrea puso en vfcrso el acto primero. (V^a- 
se su Cancionero particular; Logrono, 1 5 1 3.) 

*Siguese la tragicomedia de Caiixto y Melibea: nuevamente tropa- 
daysacada de prosa en metro castellano; por Juan Sedeno^ vecino 
y nutural de A rivaloi^y 1 540. 

Far&a en coplas sobre la comedia de Caiixto y Melibea^ por Lope 
Orti\ de StMiga. (Mediados del siglo xvi.) 

Comedia Sdlvaje, por Joaquin Romero de Cepeda. Los dos pri- 
meros actos estdn tomados de La Celestina, i588. 

Comedia llamada Clariana, i522. 

LaLos^ana andalu^a, de Francisco Delicado, 1527. 

Lasegunda Celestina^ por Feliciano de Silva, 1534. 

Auto llajnado ClarindOf(haiciai i535). 

La tercera Qelestina, por Caspar C6mez, i55o. 

Tragicomedia de Lisandro y Roselia, por Sancho de Mun6n. 
(Cuarta Ce/es^'na), 1542. 

Comedia Tidea, de Francisco de las Natas. 

Comedia Selvagia, por Alonso de Villegas Selvago, 1 554. 

Comedia Tesorina y Comedia Vidriana, ambas por Jaime de 
Huete. (Primera mitad del siglo xvi.) 



ffo evruDKiA pK HirroRiA utxraria 



No sucede lo mismo respecto de los motnos. Por mis que 
lo§ pasajei de las historias en que se habia de este g^nero de 
e«pccticulos no sean muy claros, y por mds que en la Crdnka 
del Condeslable Miguel Lucas de Iran\o i, que los menciona 
i cada paso, parezca ser lo principal en ellos el baile y los 
dij>fracc$^ sin que se vislumbre su cardcter literario-teatral, es 
casi seguro que, por lo comiin, revestfan esta forma. Poseemos 
el texlo de unos momos hechos en Ar^valo, en 1467, ante la 
que dcspu6s fu^ Isabel I de Castilla, y por su orden, y com- 
puestos nada menosque por el egregiocaballero-poetaG6niez 
Manrlque ^. 



Comedia Radiana, per Agustfn Ortiz, idem. 

La Tebaida^ La Hipdlita y la Serajina, de la misma dpoca. 

Catixtoy Melibea, por Mendoza. (Ticknor, I, 284.). 

Traf^odia Poiiciana, por Luis Hurtado de Toledo, 1547. 

Cnmodia Fiorinea, por Juan Rodriguez, 1554. 

/)o/cr/rt dei suvtio del mundo^ por Luis Hurtado de la Vera, 1572. 

hU Ceioso 6 la Lena, por Veidzquez de Velasco, 1602. 

Cotnedia Auicf^ra/ia y Comedia Eufrosina, ambas por el portu- 
gu<is Kerreira de Vasconcellos, i56o. 

La Dof'otea, por Lope de Vega; obra de su juventud, pero reto- 
cadji en la cdad madura. 

/.ft /n^'<*nirKU Elena, novela de Salas Barbadillo. 

La l\scuela de Celestina, comedia del mismo. 

Flora Mahabidiila, novela del mismo Salas. 

La seifunda Celestina, por Salazar y Torres. 

L*s cinco i\ltimHS son del siglo xvn. 

.'Vunquo Cv>piosA» esta lista dista mucho de ser compieta, y eso 
quo Ixis Corios prohibieron ya antes de mediar el siglo xvi el cur- 
so do cstA cIasc do obras, que ofcndian las baenas costumbres por 
su c\ccM\A liboriAd. Modcrnamente se ban reimpreso algunas. 

\ W,'»»«« >♦,%;<' ^.\\\* Wv\> os:\H.\\ lomo \r.;. El titulo de esta cr6ni- 
CA jvtrT^ouiAr cs cl do .'^^^,:^'^'^ ,;V .\\s *>c^.i$ Je/ muy magnijico e 
wt,j,< »:',':..\\\^ v'^ri.^»^ A >vs,^*^ ,*\ .Xf.'CiW .-Jioas, muy digno Condesta- 
,\,^ ,v \\:>;,\.A \ UJUN do .v\s dvxrurr.cntcvs mis curiosos que han 
x;\u\UxN> Ax\N\\^ do iAs vvsuur.bros de la segunda mitad del si- 

J ^.^.,,A onU vV/,uv^s^o•,o:': or. e*. c;udo Cj»cjo»ero de Gomeii 



JUAN DEL ENCINA 1 1 I 



Pero ninguno de estos varies elementos hubiera podido pro- 
ducir por si solo el rico y majestuoso teatro espanol del sir- 
glo XVII. No es esta la ocasi6n de fijar con exactltud la influen- 
cia respectiva de cada uno, ni ppr qui^n fueron iraidos al 
acervo comun, ni las modificaciones que sufrieron al ser apro- 
vechados 6 adaptados k aquel objeto, debiendo limitarnos 
por ahora A dar idea de lo que era el teatro 6 nebulosa de 
teatro antes de Juan del Encina. 

El drama hi^ratico habia alcanzado todo el desarrollo que 
dentro del templo p'odia alcanzar. No salia de sus representa- 
ciones de Noehebuena, en que intervenian el Padre Eterno, 
Maria, Jos^, los pastores, uno 6 mas dngeles y algunos santos, 
que todos los anos decian las mismas cosas; la de la Epifania, 
con la misma estrella, los mismos Reyes y los mismos pre- 
sentes un ano que otro;^las de Semana Santa y Resurrecci6n, 
en las' que el aparato esc^nico y la miisica anulaban toda ten- 
dencia vejdaderamente dramatica, y 6stas eran las princlpales. 
El teatro litiirgico se hallaba, pues, estacionado: cuando quiso 
introducir alguna novedad, tuvo que echar mano de cierto 
elemento profano, duramente reprobado por los prelados y 



Manrique, tomo i. p4g. 122; y fu^ representada el 14 de Noviem- 
bre en el cumpleanos del infante D. Alfonso, hermano tambi^n de 
Enrique IV; y d quieri la revoltosa nobleza castellana de entonces 
habia declarado rey, despu^s de la burlesca deposicion de Avila. 
Supone el poeta que las nueve musas bajan de Helicon; echo de 
ellas vestidas 6 cubiertas de plumas, y la novena, que era la mis- 
ma infanta Isabel, con una esclavina de pieles. Dirige cada una su 
correspondiente copla al Principe, fingiendo concederle un d6.i 6 
cualidad: asi, la primera lefada la ventura; la segunda, la justi- 
cia; la tercera, la.liberalidad; la cuarta, la benevolencia 6 benigni- 
dad; la quinta le manda disponer del amor; la sexta le desea her- 
mosura y fuerza; la septima le fada el poderio «de todo cuanto el 
sol rodea»; la Infanta, le desea la bondad en todos sus actos. El 
sabor pagano de este especticulo, complicado con algunas costum- 
bres del Norte, no puede desconocerse, a pesar de lo ennoblecido 
que se presenta, asi como Su completa independencia 6 falta de 
relacion con el drama 6 teatro litiirgico. 



concilios, lo cual demucstra que no era aquel su siiio. Buena 
prueba de lo dicho es observar el ningiin progreso que se 
advierie en esta clase de obras, no ya en Gil Vicente, Lucas 
Fernandez (que h'lio esfuerzos fieroicos en esie puntol y Torres 
Naharro (en su Auio dd Xadmienlo), coniemporineos de 
Encina, iino en las de otros muy posleriores, como Juan 
Pastor, Ldpez Ranjel, Su^rez de Robles, L6pez de Ubeda, 
Izquierdo, Sinchez, Altamirando y oiros muchos. Cuando 
este teairo produjo obras de verdadero m^rito, fui cuando. 
fuera ya del lemplo, y en manos de hombres de talento, ex- 
ploti la feeundisima vena de las vidas de los Santos y Sagrada 
Escritura. toc6 puntos teoldgicos y gird en torno del misterio 
de la Eucarisiia. Entonces es cuando se componen obras como 
EI Esdavo del demonio, El Condenado por desconjiado. La 
Devocidn de la Cru\, El Miigico prodigioso, y son Mira dt 
Amescua, el Maestro Valdivielso y D. Pedro Calderdn quieneb 
escriben los Autos sacrameotales t. 

Si tal era el esiado del que con repetici6n queda dkho ser 
ei principal componente de la Talia espafiola, iqut diremos 
de los dem^sP — -Manifestaciones parciales y aisladas del genio 



. Hasta se pagaba me.ios i los poetas que d las demds persooas 
I inlervenian en aquellas solemnidades. Segiin un curioso do- 
o descubierto y publicado por Quadrado en sus Recuerdos 
y betlei;as dv Espana y que eitracian Schacjc y Rios en sus vulgari- 
zadas lliitoriai del leatro y de la literaiura espaiioles, sacado del 
archivo de la Gated ral de Zaragoza y correspondienie al ano de 
1487, se ve que se pagan i Maese Just *por el magesterio de facer 
coda la representaci^n de la Navidad*, cinco (lorines de oro; k los 
ministriles de los Reyes, pur el sonar que Jicieron, dos florines; 
otras dos «i la que hacia la Maria, al Jesiis y si Joseph, que eran 
marido y mujer y fijo, porque el mislerio y representaciin fuese 
mi devotamcnie», mientras que i un Maese Plphin *por taotos 
quinternos (quiniillas d coplas) que fizo niiladns (es decir, con la 
iniislca), para cantar il los profeias. A la Maria y Jesiis», s61o se le 
remuneraba con medio fitorln. Baraias andaban enionces la poesla 
y la miisica. 6, lo que es lo mismo, las dos primeras entre las 
belUsartes: es verdad queasi serian ulias. 




JUAN DSL ENCIHA II3 



nacional; conjunto de huesos, milsculos y nervios desparra- 
mados, que esperaban la varita mdgica del Monstruo de la 
naturale^a que les comunicara vida y movimiento, despu^s 
que se los ofreciesen ya preparados, Naharro, Juan de Paris, 
Jaime de Huete, Prado, Ortiz, Rueda, Sdnchez de Badajoz y 
Horozco, por un lado; Villalobos, Timoneda, Oliva y Abril 
porotro; y, por fin, Miranda, Carvajal, Rey de Artieda, Viru^s, 
Argensola, Juan de la Cueva, Bermiidez, el gran Manco-sano 
y otros, y darnos el cuerpo robuslo y gallardo de nuestro 
teatro y en 61 la expresi6n m4s genial y caracterlslica del pue- 
blo espanol. 

Encina es el primero de estos obreros: la prioridad crono- 
16gica le viene concedida ya de muy antiguo. El representante 
Agustin de Rojas, que le atribuye un papel superior al que le 
corresponde en la creaci6n de este g^nero literario, dice en su 
famosa y conocida Loa de la comedia, que al tiempo en que 
los Reyes Cat61icos expulsaban i los moros de Granada^ ha- 
llaba Col6n el Nuevo Mundo y conquistaba el Gran Capitdn 
el reino de Ndpoles, 

A descubrirse empez6 
el uso de la comedia, 
porque todos se animasen 
d emprender cosas tan buenas; 

y anade: 

Juan de la Encina, el primero, 

aquel insigne poeta, 

que tanto bien empez6, 

de quien tenemos tres ^glogas 

que 6\ mismo represent6 

al Almirante y Duquesa 

de Castilla y de Infantado; ' , , 

que estas/ueron las primeras' 

Por mis que esto afirme Rojas, autoridad ciertamente en 
la materia, y le haya seguido Rodrigo M6nde2 de Silva, quien 
en su Catdlogo real y genealdgico de Espaha escribe: «En el 
ano de 1492 comenzaron en Castilla las companias k repre- 
sentar piiblicamente comedias por Juan del Encina, poeta de 

3 



JUAN DEL lEKCIllA tt5 



' posto que Joam del Encina 
6 pastoril comegou, 

Fijada ya la colocaci6n que Encina debe tener en los orlge- 
nes de nuestro drama, precede examinar sus obras, para de- 
ducir el influjo que en el desenvolvimiento del mismo haya 
ejercido. Pero antes habremos de dar algunas noticias de su 
persona, siquiera por lo poco que ordinariamente se escribe 
acerca de ella. 



u 



su VIDA 

Juan del Encina naci6 verosimilmente en la ciudad de Sa- 
lamanca i^en 1468 6 acaso en 1469, segiin 61 mismo nos infor- 
ma, en su Trwagia, libro de que ya hablaremos, al decir que 
teniendo cincuenta afios cumplidos, emprendi6 k Jerusal^n el 
viaje 4 que tambi^n se hard referencia, 

terciado ya el ailo de los diecinueve 
despu^s de los mily quinientos encima, 



I . Si ht»hi6ramos de prestar cr^dito d las noticias que desde esta 
ciudad comunfcaron al difunto D. Manuel Canete y figuran en el 
prohemio suyo de la edici6n acad^mica de Encina, habrfa ocurri- 
do el nacimiento de 6ste en 12 de Julio de 1468 «en la calle del 
Pefi6n, hoy de las Mazas», siendo bautizado «en la catedral vieja»; 
pero la escasa autenticidad por un lado y los notorios errores por 
otro, de tales noticias en determinados extremes, hacen que nece- 
siten comprobaci6n en lo que hoy no se demuestre ser equivoca- 
dt>. Respecto de su misma patria, y aunque algunos autores anti- 
guos como Gil Gonzilez Ddvila y D. Nicolds Antonio, le dan lo que 
qoeda senalada, no deber^ de ocultar que, como ya observ6 el fa- 
moso bibli6grafo D. Bartolom^ Jos6 Gallardo, parece que el mis- 
mp j^eta quiso darse por cuna una de las aldeas Encinas pr6ximas 



t 

■^ 



lt< 



y el fin ya Hegado de la vera-prima, 

que el dia es proiijo, la nochc muy breve, 

Repite la fecha al narrar su encueniro en Venecia con el 
marques de Tarifa y embarcarse ambos: 

parliendo en el aiio de mil y giiinienlos 
y mis diecinueve, ya al aiio mediado', 
primero de Julio, las velas han dado 



A Salamanca. En un villa.icico que arreglo sobre la composicinn 
«d su amiga, porque se despos6>, se dice aludiendo k la dama: 



— Yo 10 J DomiaHO Pascual, 



con cuyas illtimas frases lambi^n pudo aludir d la misma c 

Por fin, en otro villancico pasioril que igualmenie esti e; 
obras, dice Pascual & Juan, 6 sea a! Tnismo poeta. 



pues alld can etcolam 
ha aido siemprt tv crin, 
Esie liltinio pasaje pareceria decisivo, si no pudiera oponfrsele, 
oiro, ya advertido qor Barbieri, y que se lialla en la fgloga de En~ 
ciNA, Uamada de las grandes lluvias, donde, hablando de la muerle 
de un cantor de la catedral de Salamanca, plaza que solicit6 Enci- 
m. ie dice Miguellejo, que los que podrian darsela, 
mil qucrriD ciial.]uier ex Ira no 
<ias ao i\\.<!tti! 103 dealld. 
Representindose esu obra en Alba, parece indudable (lue el 
tUAaw la ciudad del Tormes. 




JVAS DEL SNCIRA II7 



al c^firo viento los de nuestra nave, 
con tiempo muy claro, sereno, suave, 
ilevando consigo nuestro Adelantado. 

Nada sabemos de su familia. Galjardo habia sospechado que 
Encina no fuese el verdadero apellido del poeta, sino que lo 
lomaria de su aldea natal, segian costumbre de su tiempo, 
como tambi^n lo hizo entre otros, Antonio de Lebrija. Quizd 
tom6 esta idea de una composici6n harto indecente, ktribuida 
al famoso Ropero de Cdrdoba, Ant6n de Montoro, y en la 
cual se supone al poeta satmantino hljo nada menos que del 
cabal lero- poeta de la corte de Arag6n, Pedro Torrellas, cuyos 
versos castellanos y catalanes abundan en los Cancioneros del 
siglo xy. El pasaje es el ^guiente: 

Ante Torrellas apelo, 
que merece mil renombres, 
porque sostuvo sin velo, 
mientras estuvo en el suelo, 
el partido de los hombres; 
6 si dijeren qu'es muerto, 
per ser del siglo partido, 
en Salamanca, por cierto, 
un hijo suyo encubierto 
. tiene su poder cumplido. 

El cual es aquel var6n 
' que muy justo determina, - 

sabidor con discrecion, 
que dicen Juan del Encina. ^ 

A pesar de lo claro de la afirmaci6n y de lo antiguo del 
texto, no creemos merezca mucho cr^dito la especie; entre 



I. Hillanse estos versos en una composici6n tituiada El Pleito 
del mantOf que se imprimi6 varias veces en el Cancionero general, 
de Castillo, desde la edicion de Toledo de i52o (el ano antes habia 
ya formado parte del Cancionero de obras de bur las propocantes d 
risa, Valencia, i5i9; reimpreso en Londres en 1841, en 8.°), y lil- 
timamente ea la mds compteta de aquella obra hecha por los Bi- 
bliofilos espanoles. Madrid, 1882, tomo n, pig. 553. 



IlS I8TT7DX06 DX BI8T0RIA IITXRARIA 

otras razones largas de exponer, porque, si bien es cierto que 
Torrellas, en varias poesias, especial mente en una que em- 
pieza: 

Quien bien amando persigue 

duena, i si mesmo destfuye, 

que siguen d quien las huye 

y huyen de quien las sigue; & 

composici6n que provoc6 multitud de impugnacionesde otros 
poetas, habI6 malisimamente de las mujeres en general, tarn- 
bidn lo es que Juan del Encina est4 muy lejos denser, en se- 
mejante materia, de la escuela de su supuesto padre, como 
err6neamente se indica en los versos antes copiados. Aun 
mds: Encina mismo es uno de los impugnadores de Torreilas 
expresamente, pues en ^nas hermosas coplas dirigidas «con- 
tra los que dicen mal de niujeres», que comienzan con la si- 
guiente: 

• Quien dice mal de mujeres, 

aya tal suerte 6 ventura 

que en dolores 6 tristura 

se conviertan sus placeres: 

todo el mundo le desame, 

de nadie sea querido, 

no se nombre ni se Uame 

sine infame y mis que infame, 

ai jamds sea creido. 

En esta composici6n, pues, ademds de salir briosamente en 



I . Esta pbesia, una de las mis populares en el siglo xv, hdllase 
en casi todos los Cancioneros de aquella ^poca, asi impresos como 
manuscritos. En ellos se encuentra de Torreilas hasta una docena 
de composiciones castellanas: catalanas existen muchas mis. Pere 
Torreilas, como le llaman algunos Cancioneros, era hijo del ma- 
riscal Pedro de Torreilas, gran privado de D. Martin de Sicilia. 
D. Juan Francisco Andres Uztarroz, en su Aganipe, le celebra, co- 
locindole entre los hijos de Zaragoza. Torreilas fu^ poeta de la 
corte de Alfonso V de Arag6n, en N^poles, donde debi6 de haber 
fallecido, despu^s de alcanzar el reinado del hijo de aquel, 6 sea 
el de Fernando I. 



JTJAV DSL XlfCIlf A 1 19 



defensa de las damas/ citando y ponderando sus buenas cuali- 
dades, y advirtiendo que 

si A mujeres ultrajamos 
miremos que deshonramos 
las honras de nuestras madres, 

conduye diciendo asi: 

(Muera quien mal ies desea 
peor muerte que Torrellas; ' 
en placer niinca se vea, 
^ maldito de Dios sea 
el que dijere mat de ellas! * 

Esta menci6n, sea cualquiera el sentido que quiera ddrsele, 
parece impropia en boca de Encina, A ser cierto lo que asegu- 
ra e! an6nimo acusador. 

• 

Aunque algunos creyeron probable que su verdadero nom- 
bre fuese Juan de Tamayo 3, tal apreciaci6n, nacida de no ha- 
ber medilado suficientemente sobre el texto que la produjo, ha 
sido desvirtuada por el erudilo autor de las Adiciones al pro- 
hemio que Ueva la edici6n acad^mlca de las obras del poeta *; 
y lo cierto es que con el de Encina fu6 conocido, no s61o aqui 
sino en Italia, y 61 nunca us6 otro. 



1 . Enti^ndase que esta muerte fu6 meramente po^tica: es la que 
recibe Torrellas de manos mujeriles en la novela de Grisel y Mi^ 
rabellay de Juan de Flores, impresa al finalizar el siglo xv y des- 
pu^s varias veces durante el xvi. 

2. El Sr. Men^ndez y Pelayo ha recogido 6sta y otras veinticin- 
co composiciones m^s de Encina en su preciosa Antologia de poe- 
tas liricos castellanos (Madrid, 1893, tomo iv, piginas 135 A 2o5), 
dando asi una importante y merecida representaci6n al trovador 
d^ Salamanca en aquel selecto y magnificamente ilustrado Parnaso 
castellano. 

3. Vera € Isla: Traducci n en verso del Salmo l de David, Mise- 
rere mei Deus,y noticia de las versiones podticas que de dicho Salmo 
se han 'icc/io, etc.— Madrid, 1879, pdg. 135. 

4. Teatro completo de Juan de Encina; pdginas lv y lvi. 



120 XSTXTDIOS DX BISORIA LITER ARIA 



Curs6 en la Universidad de Salamanca, ademds de humani- 
dades, filosofia, y acaso teologia; estudios que motivaron y fa- 
cilitaron despu^s su ingreso en el sacerdocio ^ En esta Uni- 
versidad disfrut6 la protecci6n del maestrescuela D. Gutierre 
de Toledo 2, hermano del segundo duque de Alba, quien pro- 
bablemente le recomendaria ^ 6ste, por lo que vino luego En- 
ciNA k entrar en su servicio K 



1. Asi resuita de varios pasajes delas obras del poeta. 

2. Fu^ despues obispo de Plasencia, y murio en 20 de Agosto 
de i5o6, en Segovia, siendo sepultado en el convento de San Fran- 
cisco de dicha ciudad. En esta familia hubo otros dos Gutierres 
que sededicaron i la.iglesia. Uno, D. Gutierre de Toledo, herma- 
no del abuelo del anterior, que fu^ obispo de Palencia, y otro, el 
c^lebre D. Gutierre de Toledo, prelado de la archidiocesis de este 
nombre de 1442 & 1445. El primero de ^stos dos, es el que creyo 
Barrera ser el protector de Encina en Salamanca. Clemencin en su 
Elogio de la Reina Catolica, dice que nuestro D. Gutierre era en 
1488 maestrescuela de la Universidad de Salamanca y que en di- 
cho ano se matricularon siete mil estudiantes, uno de los cuales 
seria seguramente Encina. 

3. Llam^base D. Fadrique Alvarez de Toledo, segundo duque 
de Alba de Tormes, marques de Coria, conde de Salvatierra y Pie- 
drahita, senor de Valdecorneja; Hu^scar y otros lugares, abuelo, 
del insigne general de Felipe II y primo hermano del Rey Catoli- 
co. Era hijo de D. Garcia Alvarez de Toledo, primer duque, y de 
dona Maria Enriquez, hermana de dona Juana, reina de Arag6n. 
Sirvi6 A los Reyes Cat6licos en Andalucia, donde ^stos le dejaron 
en i486, por capit^n general de la frontera de Granada, ^ hizo va- 
rias entradas en la Vega. Dos anos despues, ^ 20 de Junio, sucedio 
A su padre, y en 1489 se distinguio en el cerco de Baza. En 1604 
fud el que levant6 pendones por dona Juana, y en i5i2 general en 
jefe del ejdrcito que conquist6 A Navarra. Alcanz6 los tiempos del 
Emperador, de quien fud Mayordomo mayor, muriendo en 1 8 de 
Octubre de 1531. La dgloga II de Garcilaso contiene su biografia 
podtica. No s61o fu6 militar ilustre, caballero del Tois6n y Mece- 
nas de literatos, sino que tambidn compuso versos, de los que fi- 
gura una canciorif en el Cancionero general de i5ii. Estuvo casa- 
do con doiia Isabel de Ziiniga y Pimentel, hija primera de D. Al- 
varo de Zi!iniga, duque de Ardvalo, Plasencia y Bdjar y de su se- 



JUJLN DEL BNCINA 121 



Creese tambi^n que sigui6 durante algiin tiempo la corte; 
el mismo afirma que estuvo en Granada i, lo cual debi6 de 
suceder en 1492, adonde iria agompanando i los Reyes en ca- 
lidad de criado 6 de soldado, pues en el mes de Mayo de di- 
cho ano termin6 su traducci6n 6 pardfrasis de las ilglogas de 
Virgilio, aplicdndolas en su mayor parte a los sucesos recien- 
tes; y en seguida quiso cantar las glorias'de los Reyes en esti- 
lo mis alto, como 61 dice, y compuso el Triunfo defama. 

En vista de esto, y de algunos pasajes de su primera obra 
dramdtica que ya se mencionardn, podemos fi jar con seguri- 
dad su entrada en casa de los duques de Alba 4 fines del Oto- 
no de este citado ano de 1492, el mds c^lebre que registra la 
historia de Espana. 

Encina compuso versos desde la edad de catorce anos, se- 
giin indica el mismo, y k los veinticinco habia ya escriio casi 
todas las composiciones liricas que se hallan en su Cancionefv 
6 coIecci6n de sus obras. 

Su juventud hubo de ser bastante suelta, pues, aparte de 
sus expresas declaraciones, dan de ello testimonio muchas 
composiciones dedicadas «i su amiga»; otra ^a una doncella 



gunda esposa dona Leonor Pimentel. Hijo primogdnito de ambos 
fu^ el bizarre D. Garcia Alvarez de Toledo, que muri6 luchando 
heroicamente con los moros en la desgraciada Jornada de los Gel- 
ves, 4 20 de Agosto de 1 5 1 o, d los veintitr^s anos de edad, y A quien 
Encina dedic6 algunas obras suyas. Fu6 padre del insigne D. Fer- 
nando. 
I. En su Trivagia^ donde, hablando del valle de Jeric6, dice: 

Es toda una vega de montes cercada, 
y un valle muy ancho, muy llano y muy luengo, 
que propio semeja, si buen viso tengo, 
la vega, en Espa&a, que Yi de Granada. 

A la toma de esta ciudad compuso un romance «exhortando al 
rey Chico para que se haga cristiano»; y un villancico que era- 
pieza: 

Levanta, Pascual, levanta; 
aballemos d Granada, 
que se suena que es tomada. 



que mucho le penaba, la cual de su pena quiso dolerses; oira 
«en nombre de un gaian a su amiga, por quien mucho habia 
perdido. andando por ella hiddo i desterradov; oira «a una se- 
fiora de quien se enamord, estando muy apartado de amores 
£ metido en devod6n»; otra «i su amiga porque se despos<5». 
etcetera. 
, Recibido ya como familiar de la casa de Alba, empez6 Ev- 
CINA a componer y representar para soiaz de sus sefiores esa 
seriede piezas dramaiicas que son la base del renombre con 
que ha liegado hasta nosotros. All!, en aquei gran castillo-pa- 
lacio, situado al medlodia de la villa de Alba, sobre una emi- 
nencia que domina la espaciosa vega del Tormes, defendido 
por seis lorres, sin conlar el gran donjiin 6 torre6n central de 
planla circular; encerrando la fortaleza denlro de sus muros 
vastas galerlas con smplias srcadas y lujosas eslancias de do- 
radas cupulas y preciosas labores, i. que habIa de anadir dcs- 
pu^s nuevos motivos de ornameniacidn y riqueza el gran con- 
quistador de Portugal; en medio de una familia redentemen- 
le formada y de unos vasallas orgullosos con la presencia de 
su senor, habIa ido el noble procer &. descansar de sus fatigas, 
despues de haberayudado i los catdMcos monarcas en la em- 
presa de lanzar d los moros de su ultimo baluarte, 

Jdvenes los duques, ricos, ilustrados y felices, bien se com- 
prende que no habian de ocupar los dias en una ociosidad 
vulgar; antes a! contrario, por los distintos medios que tenian 
ft su alcance, hicieron coniribuiri sus distracciones, no sdio 
las artesplislicas, sino tambien la mdsica, y muy especial men- 
te la poesla. Asi pudieron solemnizar con novedad y buen 
gusto diferentes festividades del alio, como la No:he de Navi- 
dad, la Epifania, Carnaval, la Semana de Pasi6ny las Pascuas; 
pero todo ello contando con ef eficaz auxilio del ex-estudiante 
de Salamanca, al cual, de lijo, mimarian y regalarian, por ser 
tal, singularmente en el siglo xv, la cosiumbre de la aristocra- 
cia espanola con los hombres de letras, y mis con los que ren- 
flian culto k las Musas. En[:ina, por su parte, pas6 alii los mc- 
jores alios de su vida. 
En 149(> publicd en Salamanca la primera edicidn de sus 



JOAN DXL ENCINA 1 23 



obrasi, que dedic6 &, los Reyes Cat61icos, al principe D. Juan, 
A los Duques de Alba y d su hijo mayor D. Garcia, y que des- 
pu^s fueron de nuevo impresas y adicipnadas. 
AI ano siguiente y i 4 de Octubre falleci6 en Salamanca el 



I . Las ediciones del Qancionero de Encina son muy raras, tanto 
que ya en e! siglo xvu el insigne bibliografo D. Nicolds Antonio 
creyo que solo existia manuscrito. Los modernos ban descubierto, 
sin embargo^ las siguientes: 

— Cancionero de las obras de Juan del Encina. (Al fin): Deo gra- 
cias. FUe impreso en Salamanca d venyte dias del mes de Junio de 
Mill. cccc. xcvi, anos.— Fol. let. g6t. d dos col. y i96 hojas sin la 
portada. 

Contiene varias poesias devotas, como son coplas sobre la Na- 
vidad, Reyes Magos, Pasi6n, Resurrecci6n, Anunciaci6n de Maria; 
en loor de algunos santuarios; traducci6n en verso de varios Sal- 
mos; el Padre nuestro, Ave Maria, Credo y Salve en verso; y las 
demds proCanas, como las iglogas de Virgilio en coplas; el Triunfo 
defama^ k los Reyes Cat61icos (5o coplas de arte mayor); versos 
laudatorios i sus Meceqas; k dos amigos; al hurto de una capa que 
le hizo un tuerto halldndose en un lugar llamado Ameyuelas; la 
Almoneda; los Disparates] Juicio sobre la astrologia; coplas sobre 
la corte; el Triunfo de amor, al hijo mayor de los Duques; coplas 
contra los que dicen mal de mujeres; el Abec4 de amores (12 octa- 
vas de & ocho silabas); varias poesias de amores; el Testamento de 
amores (40 coplas de k nueve versos octosflabos); varias glosas, 
canciones y romances; la Confesion de amores d su amiga y villan- 
cicos de todas clases. Contiene ademis las ocho farsas siguientes: 

I .• Egloga representada en la noche de Navidad, etc. 

2." Egloga represent ada en la misma noche de Navidad... 

3." Representacion a la muy bendita pasidn 4 muerte de nuestro 
precioso Redentqr... 

4.* Representacion d la santisima Resurreccidn de Cristo... 

5.* Egloga representada en la noche postrera de Carnal... 

6.* Egloga representada en la mesma noche de Antruejo,.. 

7.' Egloga representada en requesta de un s amores... 

8.* Egloga representada por las mismas personas que en la de 
arriba van introducidas. 

— Cancionero... Sevilla, Juanes de Pegnicer y Magno Herbst; 
16 de Enero de i5oi.— Fol. let. g6t. k dos y tres col. 



- » • « ^j 
•> * * ■* J 



124 XSTUDIOS DB HXSTORU LITXRARIA 



principe D. Juan, en la flor de la edad, llevindose consigo 
las esperanzas y alegrlas de sus padres los Reyes Cat61icos, 
s61o infel ices con su familia. Encina dedic6 d esta desgracia 
una sentida elegia i, que 61 Ilam6 tragedia trovada, por lo 
que alguno crey6 fuese dramAtica esta obra. 






— Cancionero de todas las obras.,. con oiras anadidas. Burgos, 
13 de Febrero de i5o5, por Andres de BurgDs. — Fol^let. g6t. 

— Cancionero,., con otras cosas nuevamente anadidas, Salaman- 
ca, 5 de Enero de i5o7, por Hans Gysser alemdn d'Silg^stad. — 
Foi. let. g6t. 

Contiene dos ^glogas mds que los anteriores. 

Canci'ynero,,. con las coplas de Zambardo y el auto del Repelon.,. 
Salamanca... por Hans Gysser, alemdn d'Silgenstad, 7 de Agosto 
de i5o9.— Fol. let. g6t. 

Contiene adem^s esta edici6n la. Egloga liamada comunmente 
de las grandes lluvias y la Representacion ante el principe Don Juan, 
que Gallardo bautizo con el nombre de Triunfo del amor, y que 
habian figurado en la de i5o7, sumando todo lo apuntado hasta 
ahora doce obras dram^ticas. 

— Cancionero... Zaragoza, i5i2.— Fol. let. g6t. (Mayans: Vida 
de Virgilio.) 

— Cancionero... Zaragoza, Jorge Coci, i5 de Diciembre de i5i6. 
—Fol. let. g6t. 

La mds completa de todas estas ediciones es la de i5o9. Algunas 
poesias liricas se impriniieron sueltas6con mks composiciones 
de otros poetas y en varias antologias. La obrilla titulada: Docp- 
mento 4 instruccion provechosa para las doncellas, despzsadas y re- 
cidn casadas, impresa en i556, en 4.°, contiene la Justa deamores,de 
Encina, que esti en su Cancionero: los Disparates trovados se pu- 
blicaron tambien aisladamente en Salamanca en 1496 y otras ve- 
ces. En el Cancionero general de Castillo, en sus diversas edicio- 
nes hay de Encina unas nueve composiciones solamente. 

Algunas de las obras dramaticas mencionadas se imprimieron 
de igual modo sueltas y se conocen adem^s otras que luego men- 
cionaremos. 

I. A la dolorosa muerte del principe D. Juan, de glorio'sa me- 
moria, hijo de los muy catolicos reyes de Espana D, Fernando el 
quinto y Dona Isabel la tercera deste nombre. Tragedia trovada por 



JUAN DEL SNCIIfA 12$ 



En Diciembre de 1498 aiin pertenecia Juan del Encina d 
la servidumbre del duque de Alba. Parece que en este mismo 
ano solicito y no obtuvo una plaza de cantor eh la caledral 
de Salamanca, segOn indicaci6n que hallamos en una Egloga 
representada k fines de dicho ano, y despu^s se le pierde de 
vista algiin tiempo. 

En una poesia escrita despu^s de 1496, porque no figura en 
su Cancionero, manifiesta deseos de pasar & otro reino, d Por- 
tugal ta! vez; y las causas las expresa de una manera emboza- 
da. Hablan Juan y Carillo y 6ste quiere disuadir d Juan de 
la marcha, obteniendo estas respuestas: 

— Porque este lugar me aburre, 
tengo d^l gran sobrecejo; 
son cis, para tal concejo 
basta cualquier zurroburre; 
que por mds que el sol me turre * 
no puedo aqui escalentar; 
A Estremo quiero pasar 



Nunca me da el sol de cara, 
que estoy en cabo del mundo; 
ni aun, por mis que me percundo, 
ningtin bien en mi se para: 
que quien en penascos ara 
muy mal puede barbechar. 

— Los muy sabiondos no caben 
entre los de su nacencia; 
mas d ti, por tu sabencia, 
pocos hay que no te alaben. 



A estas palabras de Carillo oponen Juan nuevas quejas, 
ofrecicndo darlas aun mayores desde que est6 lejos y asegu- 
rando que tarde 6 nunca volveria ^. 



Juan del Encina. Sin 1. ni a. Fol., g6t., 4 hojas. Debio de impri- 
mirse poco despu^s de la muerte del Principe. Son cien coplas de 
arte mayor, un romance y un villancico. 

I . Cancionero musical de los siglos xv y xvi, transcrito y comen- 
tado por D, Francisco Asenjo Barbieri. V. el niim. 352. 



126 KSTUPIOS i)E aiSTORlA LITKRARIA 

« I ■ « ■ ■ i 1 ■! ■ » I 11 I I n il 

» X 

Ign6rase la fecha en que pas6 por primera vez k Italia aun- 
que nos inclinamos k creer que seria en el Oltlmoano flel 
siglo XV 6 4 principios del siguienie; asi como los motivos que 
le impulsaron k realizar dicho vlaje. El desaire que obtuvo en 
la pretensi6n aludida, 6 acaso la fama que corria entonces 
sobre lo bien recibidos que en la capital del orbe cat61ico erait 
los espanoles desde que habian cenido la tiara Calixto III y 
Alejandro VI, sedan las/causas de su Ida k Rpma. 

Si hubi^ramos de creer lo que k Canete escribieron desde la 
ciudad del Tormes, no habria andado Encina poco cuerdo en 
buscar refugio k la sombra del trono pontlficio, pues en i5o2, 
y k 15 de Septiembre, se le da como nombrado por el segundo 
de aquellos Papas para una plaza de racionero en la iglesia de 
su ciudad natal, vacante por muerte de un Antonio del Casti- 
llo, y siendo de,signado en la bula de previsidn como clirigo 
salmantino familiar de Su Santldady residente en la corte ro- 
mana 1. Esta noticia concuerda con la. que en su Memoria his- 
tprica de la Universidad de Salamanca, registra Don Alejandro 
Vidal.y Diaz; quien afirma que Encina fu^ catedratico de mu- 
sica en la universidad y racionero de la catedral, si es que no 
tienen ambas el mismo origen. 

La residencia de Encina en Roma se prolong6 por algunos 
anos. Pero no es exacto, como algunos han supuesto, que fuese 
nombrado alii maestro de la capilla pontificia: este cargo exi- 
gia entonces para su desempeno una alta jerarquia eclesidsti- 
ca, que aqu^I no poseia, ni posey6 nunca. Puede admitirse k 
todo mis, que fuese musico 6 cantor en el la y aun que se eje* 
cutasen alii partituras de su invenci6n; y esto es bien verosi- 
mil, pues, segi^n toda probabilidad, debi6de haberle llevado k 
Italia, en primer tdrmino, el ansia de acreditar y desenvolver 
sus facultades artisticas en un centro mucho mds importan- 
te y en escala mayor que la que podian ofrecerle Alba 6 Sala- 
manca. 

En 1609 parece que se hallaba ya en Espafia. En dicho ano 



1 . Teatro completo de J. del Encina, p^g. xxx, 




JDAN DiL BNCDIA 127 



fud nombrado Arcediano mayor de la Catedral de Mdldga, de 
cuyo cargo tom6 posesi6n en su nombre Pedro Hermosiila el 
1 1 de Abril. En el acta del cabildo se dice que per pres^nlacidn 
del Rey D. Fernando el Cat61icoy con autorizaci6n del obispo 
de Mdlaga, D. Diego Ramirez de Villaescusa, habia hecho el 
Nuncio de Su Santidad «colaci6n y can6nica instituci6n al Li- 
CENCiADO D. Juan del Encina, cl^rigo ^ de la di6cesis de Sala- 
manca, del arcedlanazgo Mayor y calongia i 61 anexadesta di- 
cha iglesia y cibdad de Mdlaga», por renuncia del Licenciado 
D. Rodrigo de Enciso, Maestro de teologia 2. 

Present6se Encina en Malaga algiin tiempo despu6s, y i 
principios de Enero de 15 10 suscribe un acta capitular. Pero 
en breve volvi6 i la corte, con encargo de gestionar algunos 
asuntos de la iglesia, encargo de cuyo desempeno di6 cuenta en 
relaci6n de 20 de Noviembre del misrno ano. Sigui6 alii en el 
ejercicio su dignidad, no sin algunos rozamientos con el ca- 
bildo, d causa de carecer de las 6rdenes mayores; pero su au- 
toridad debia de ser grande cuando en i.** de Enero de 15 12, le 
enviaron en representaci6n de sus companeros al Concilio 
provincial celebrado en Sevilla en dicho ano 3. 

Regres6 de Sevilla y en 7 de Mayo del mismo i5i2 se le con- 
cedi6 licencia para «ir 4 Roma y otras partes donde dijo tener 
necesidad». 

Debi6 de salir luego para la ciudad Eterna, pues en ella se 



1. No era todavfa mds que diicono, segtin acredita otra acta del 
cabildo de 14 de Julio de 1 5 1 1 y el hecho de que, como hemes de 
ver, no recibi6 las liltimas ordenes hasta i5i9. 

2. Mitjana (D. Rafael) Sobre Juan del Encina miisico y poeta. 
Nuepos datos para su biografia. Malaga, i895, 8.°, 5o pp-V. p. 27. 

3. Concuerda con lo que escribe Ortiz de Ziiniga en sus Anales^ 
(3.®, p. 284), donde enumera los asistentes de los obispaci-^s sufra- 
gineos y anade: «Por el de Mdlaga D. Diego Ramirez de Villaescu- 
sa, su Provisor y Can6nigo el Licenciado Pedro Pizarro; y pjr 
aquella iglesia su Arcediano, cuyo nambre no leo.y^ Este concilio 
dur6 desde el 1 1 hasta el i5 de Enero de i5i2 y se celebr6 en la 
capilla de S. Clemente por haberse caido recientemente el cim- 
borrio de ia catedral. 



laS 



hallaba en i5de Noviembre, cuando el cabildo de MSIaga le 
comisionii para recoger ciertos prjvilegios de su iglesia. 

De este segundo viaje de Engina i Roma, exislen memorias 
curiosas relativas al cultivo de las bellas letras en que perseve- 
raba el poeta.. 

Con ixho brillante las culiivaban all! mismo otros espano- 
les, como Banolomfi de Torres Naharro, que tanto coniribu- 
y6 al progreso del drama castellano. El sabto autor del Diilo- 
go de la lengua, afirma que en Roma compuso Encina su fa- 
mosa £gloga de Plicida y Viioriano, que, segijn Moratin, ha- 
bia publicado en i5[4 en la misma ciudad; y probablemente 
no seri esia la i^nica obra dramitica de este perlodo. 

Todas estas inducciones esiSn hoy fuera de duda, gracias i 
ios descubrimientos de los erudltos ilalianos. En cierta rela- 
ci6n de algunas iieslas celebradas en la cone pontificia de Ju- 
lio 11 en honor de Federigo Gonzaga, que como rehenes resi- 
dia en su cortc,cu6ntase una celebrada al empezar el a no 
i5i3, el dia de Reyes, en casa del Cardenal de Arborea, en la 
que se represeni6 una comedia en castellano, de Juan del En- 
gina y en la cual este mismo tOmd parte, con asistencia del 
embajador de Espafia, muchos obispos y pliblico de todo g^- 
nero, parte de i\ exirano en aquellos lugares i. 



I. Alessabdbo d'Anconi. Origini del teatro ilaliano. Vol. ii, To- 
rino, i89i, p. 8i y 8i. D'Ancona reBere asl el suceso. *Subitoal 
principle del iSij abblamo ricord:idi una com media non Italiana, 
ma castigliana, e di un celebri; auiare: Juande I'Encina, cheanche 
vi recit6. 6 peccato ignorarne il litolo: ma, per la slorli del coS' 
tume, non 6 da ommettere questa descrizione falta dal Gadio, del 
pQbblico che empieva la sala: »Zovedi a' 6, festa de Ii tre Re, il 
sig. Federico... si redusse alle xxiii ore a casa del card. Arboren- 
sis, invitato da lui ad una comedia... Ce^ialo dunque, si redussero 
lutii in una sala, ove si aveva ad rapresentare la comedia; il 
pred. Revmo. sedendo tra il sig. Federico, poslo a man dritta, e lo 
ambasador di Spagna a man sinistra, et moiti vescovi poi a torno, 
tutii spagnuoli; quella sala era lutta plena de gente, et plii delle due 
pane erano spagnoli, et piii p... spagnole vi erano chi homini ila- 
liani, perch^ la comedia fu recitata in lingua castigliana, compos- 



JUAK DKI, ENCINA 1 29 



Volvi6 i Mdlaga Encina & mediados de 15 13, pues asiste al 
capftulo de 13 de Agosto y i poco le enviaron sus companeros 
i la corte de Castilla para recabar del Rey ciertos decretos re- • 
lativos i bienes del cablldo. Obtuvo lo que deseaban y en bre- 
ve regres6 i su didcesis pidiendo nueva licencia para Roma. 
Negironsela; pero 61 se puso en cartiino en Marzo de 15 14. EI 
cabildo le priv6 de parte de las rentas de su beneficio; rnks 
Encina hizo presente en 14 de Octubr^ de dicho ano «ciertas 
bulas del Papa Le6n tnoderno (Le6n X) sobre la diligencia de 
su ausencia, para que estando fuera de su iglesia, en corte de 
Roma, por suya propia cabsa 6 ajena, no pudiese ser privado, 
molesta4o ny perturbado, no ostante la instituci6n, erecci6n, 
6 estatutos de la dicha iglesla» ^. 

Permaneci6 Encina en Italia hasta bien entrado el ano de 
i5i6. Se hallaba en Malaga en 21 de Mayo cuando recibi6 una 
orden de su obispo entonces capelldn mayor de la reina dona 
Juana la Loca, para que viniese d Valladolid, don4e el obispo 
estaba, 4 fin de tratar de asuntos que no especifica 2. 

Fue el Arcediano y en la corte estuvo gestionando negocios 



ta da Joanne de Lenzina, qual intervenne lui ad dir lefor^e et acci- 
denti di amore: et per quante dicono spagnoli non fu molto bella, 
et poco delettb al S. Federico.* 

El Sr. Men^ndez y Pelayo (A ntol. t. 6.® p. ix) se inclina i creer que 
la comedia recitada en esta fiesta fuese la de Pldcida y Victoriano, 
cosa que parece indudable atendiendo & las liltimas frases de la re- 
laci6n del Gadio y & que dicha ^gloga es la linica de Encina que 
lleva iniroito. 

1. Mitjana: p^g. 31. 

2. «Nos D. Diego Ramirez de Viilaescusa, Obispo de Malaga, 
Capelldn mayor de la Reina nra. sra., etc. Mandamos A vos Don 
Juan del Enzina Arcediano de la iglesia de Malaga, que por cuan- 
to Nos tenemos necesidad de consultar con vos algunas cosas que 
competeh al servicio de Nuestro Senor y bien desta dicha igle- 
sia, que del dia que vos fuese notificado este mio mandamiento 
hasta veynte dias subsiguientes, vengays 6 parezcays ante Nos en 
esta villa de Valladolid, so pena de excomunion y de privacion de 
vuestro beneficio, en las quales peaas incurrays ipso facto, lo con* 



130 ESTUDIOS DJS HISTORtA LITERARXA 

— • ■ ' ' ' 

de la iglesia. Torn6 d Malaga hacia el 27 de Mayo de iSi/ dia 
en que daba cuenta al cabildo de sus trabajos y de nuevo le 
yolvian A comlsionar cerca de la corte. 

A la vez manifestaba Encina a sus companeros que «habia 
sido nombrado Subcoletor de Espolios de la Camara apostoli- 
ca,» ddndoles i conocer «una buia de Su Santidad para que a 
dicho senor (Subcolector) se acudiese en las cosas pertenecien- 
tes AS. S. 6 que pudiesen pertenecerle como tal Subcolector.* 

Del nuevo viaje 4 la corte did relacibn en 12 de Septiembre 
de i5i7 y desde entonces no hay noticias de Encina en Mala- 
ga hasta que en 21 de Febrero de iSiq, D. Juan de Zea, apare- 
ce pidiendo posesi6i^ del arcedianazgo mayor, vacante por la 
permuta que con ^1 Aabia hecho Juan del Encina, d la sa^dn 
ausente, por un beneficio sinnple de la iglesia de Moron. Acom- 
panaba Zea su petici6n con una c^dula real consintiendo la 
permuta ^ y una bula del Papa aprobandola. La causa del 
cambio fue que Encina acababa de ser nombrado prior de 
Le6n, y el beneficio de Mor6n era compatible con este impor- 
tante empleo y no exijia residencia. 



trario faciendo. Dado en la villa de Valladolid d seys de Mayo de 
i5i6 anos. Epis. Malacitano. — Por mandado desu Seiioria: Cristo- 
bal Manzano. apost. not.» (Adas capitular es de Mil-aga, de i5i6. 
V. Mitjana: Ob. cit. p. 46.) 

I. «Dona Juana d Don Carlos su hijo por la gracia de Dies rey- 
na 6 rey de Castilia, de Leon, de Arag6n..7d Vos el muy Reveren- 
do nuestro Padre Cardenal de Sant Jorje; obispo de xMdlaga, 6 d 
vuestro Provisor 6 Vicario 6 d otra cualquier persona que poder 
para ello tenga, Salud et gra. Sepades que por parte de Juan del 
Encina. arcediano de Malaga se nos ha fecho relaci6n que per al- 
gunas justas cabsas que a ello le mueven, ^l queria permutar el 
dicho su arcedianazgo en favor de Juan de Zea, beneficiado de 
Moron, por el dicho su beneficio de Moron, 6 porque para ello es 
menester nuestra licencia et.facuitad como patronos que somos de 
las dichas iglesias, nos suplicabaj^ pedia por merced que la con- 
cedi^semos 6 como la nuestra merced fuese. E por facerles bien e 
merced tuvimoslo por bien, ^ por la presente damos licencia 6 fa- 
cultad i los dichos Juan del Enzina 6 Juan de Zea para facer la di- 



JUAN DEL ENCINA t3I 



^•Cuando marcho esla lercera vez Encina k Roma? — Alii se 
hallaba en 14 de Marzo de 1419, segiin se dice en el acta de 
posesi6n del priorazgo de Le6n, de que hablamos luego, pero 
antes, a fin de obtener lal cargo, debi6 de ir. La carta de los 
Reyes, i instancia de Encina estd fechada en Zaragoza k 13 de 
Junio de i5i8; pero como tambien la bula fu6 d instancias su- 
yas lo cual supone la presencia del interesado en Roma, pues- 
to que resign6 el arcedianato en manos de S. S., debe presu- 
mirse que desde fines de i5i7 estaba ya en la ciudad del Tiber. 

Todos estos empleos, exenciones y viajes frecuentes indican 
la^alta importancia que Encina gozaba en la capital del crislia- 
nismo, bajo los pontificados de Julio II y de Le6n X y que es- 
tos papas no se cansaron de atender i sus diversas solicitudes. 
Y cuando se piensa en que Roma era entonces la ciudad inte- 
lectual por excelencia, y que alii afluian todos los sabios, poe- 
tas y artistas que produjo aquel brilLante periodo, no cabra ya 
duda en que puede y debe consrderarse & nuestro salmantino 
como una de las principales figuras del Renacimiento. 

La madurez de la edad y otras causas le inspiraron despu6s 
ideas devotas que 61 mismo da a conocer en su Trivagia^ 
cuando dice: 

Los aiios cincuenta de mi edad cumplidos, 
habiendo en el mundo yo ya jubilado; 
por ver todo el resto muy bien empleado, 
retraje en'mi mesmo mis cinco sentidos 
que andaban muy sueltos vagando perdidos 
sin freno siguiendo la sensualidad, 
por darles la vida conforme d la edad, 
procuro que scan mejor ya regidos. 



cha permutacion de los dichos sus beneticios... haciendolesacudir 
con la posesi6n, frutos, rentas, provechos, emolumentos, r^ditos 
e otras cosas a los dichos beneticios anexas e pertenecientes. Dada 
en Zaragoza d 13 dias del mes de Junio de i5i8 anos. Yo el Rey. 
— Yo Francisco de los Cobos, secretario de la Reina € del Rey su 
hijo, nnestros senores, la fice escribir por su mandado,» — (Mitja- 
na: O^. cit. p. 47.) 



131 xnooiQi M KiROM* iimjLMA 

Con fe protestando mudar de costumbre, 
dejando de darme i cosas livianas, 
y £ componer obras del mundo ya vanas, 
mas tales que puedan al ciego dar lumbre. 

Agora no es hora que- yo mis aguarde, 
habiendo camplido los aiios cineuenta, 
i me preparar i dar i Dios cuenta, 
mostrdndome pigro al bien. y cobarde. 

Resolvib, en efecto, refugiarse en la religion, ordenfindose 
de sacerdote y yendo A Jerusalin i celebrar su primera misa >. 
Al conduir la primavera de 1619, salid de Boma, 

Tomando la via del santo viaie, 
con Iraje conforme al peregrinaje. 

Con objeto de reunirse & los palmeros que saltan de alll 
cada ai^o, se dirigW 4 Venecia, donde ya se hallaba el Mar- 
ques de Tarifa, 4 quien pudo Encin* haber con'oddo antes de 
su emigraci6n, y el cual, palmero tambi^n, segun la noiicia 
que nos da en su Relacidn^, habfa salido de Espafia i fines 
de i5i8. EmbarcSronse juntos, y en i.°de Julio, se hicieron 4 
la mar. Despu^s de una trabajosa navegacidn, llegaron Mn no- 
vedad i Jerusal^n el 4 de Agosto. Dos dias despu^s iui cuando 
Encina dijo su primera misa. Visiti lodo lo notable de aque- 
llos c^lebres lugares, siendo obsequiado ^or los manjes del 
MomeSi6n; medit6 tres noches sobre el Santo Sepulcro, es- 
tuvo en el valle de }enc6, en la aldea de Bel^n, etc. 

<E1 mi^rcoles 17 de Agosto, salieron, ya entrada la noche, 
de la Ciudad Santa, y al siguienie dia llegaron i.Jafa. En tin, 

1 . Aunque el pasaje mencionado de la notlcia de Caiiete, supO' 
ne ya cUrigo i Encina en 1 Soa, quizii no lo fuese de todas las 6r- 
denes, b bien hay error en ^1, porque el lesto de la Trivagia no 
admite duda. 

2. D. Fadrique Enriquez de Ribera, quinto conde de tos Mola- 
res y primer marqufis de Tarifa, Adelantado mayor de Andalucia, 
erahijodeD. Pedro Enriquez, tlo del Rey Catdlico y de su se- 
gunda mujer dona Caialina de Ribera, hija de D. Parafjn de Ri- 



JXJAIf DBL BHatlA I33 



regresaron i Venecia, donde todos los peregrinos se dispersa- 
ron; el marques de Tarifa se volvid d Espana, llegando i Se- 
villa en Octu^bre de iSao; y en cuanto i Encina, como ^l 
mismo dice, regres6 4 Roma, donde le placia el vivir y donde 
concluyd la historia de su viaje i en doscientas trece coplas 
de arte mayor y un largo romance que algunos tienen por 
ap6crifo. 

Poco tiempo antes, en este mismo ano de iSig, en que se 
orden6, 6 en el anterior, como parece m4s probable y acaso en 



bera, primer conde de los Molares. Hombre devoto, vivid siempre 
apartado del mundo , dedicdndose & la beneficencia y i. rescatar 
cautivos de tierra de moros, hasta que, al fin, emprendi6 su c^ie- 
bre Jornada^ Jerusal^n, llevando consigo muchos caballeros, y 
con grandes gastos. No se cas6: dej6 s61o una hija natural, habida 
en una dama llamada dona Isabel Martel, dona Catalina Enriquez 
de Ribera, que no hered6. Muri6 en Sevilla, i poco de Uegar de 
Tierra Santa, sucedi^ndole en sus estados su sobrino D. Perafdn 
de Ribera, que fu^ despu^s primer duque de Alcald.^No se cono- 
ce la primera edici6n de su Viaje, que public6 con este titulo: 
*E5te libro es del viaje que hice d Jerusalin, de todas las cosas que 
en il me pasaron desde que salt de mi casa de Bornos, mi^rcoles 24 
de Nopiembre de SiS^ hasta 20 de Octubre de 52o que entr4 en Sepi^ 
lla. Yo D. Fadrique Enrique}^ de Ribera^ marques de Tarifa.i^ — 
Desde i58o que se public6 en Lisboa, acompan6 siempre esta re* 
Iaci6n k la de Encina. En la Biblioteca Nacional, c6dice Cc-i29, 
hay un manuscrito antiguo de la narraci6n del marques de Ta- 
rifa: es obra que no tiene ningiin m^rito literario, y de bien poco 
iot^r^s aun como relaci6n de viaje. 

I. Romance y suma de todo el Viaje de Juan del Encina, que 
acompana i su relaci6n en coplas. Con el nombre de Trtpagia 6 
via lagrada de Hierusalem public6 aqu^l, segi^n D. Nicolis Anto- 
nio, la historia de su viaje en Roma en i52i, 8.*^ Condcense de 
esta obra, unida i la del marques de Tarifa, las ediciones siguien- 
tes: Lisboa, i58o, 4.°; Sevilla, Francisco P^rez, 1606, 4.'; Lisboa, 
Antonio Alvarez, 1608, 4.°; Madrid, Francisco Martinez Abad, 
1733, folio, pue^o i la venta en 1748, con adici6n de los Viajes 
de Siin6n de Torres, y nueva portada; y suelto el viaje de Encina, 
en Madrid, Pantale6n Aznar, 1786, 8.** y Madrid, 1788, 8.' 



134 * XSTtTDIOS DS BISDRIA LITSRARXA 

recompensa de sus talentos artisticos, le habia concedido el 
pontifice Le5n X el priorato de la iglesia de Le6n, de cuyo 
cargo se posesion6 por comisario en 14 de Marzo, segiin acre- 
dila ei curioso documento recientemente exhumado del ar- 
chivo de aquella iglesia catedral ^. 

Igndrase cuando regres6 A Espana, asi como los pormeno- 
r$s del resto de su vida. Segiin el cronista Gil Gonzalez Dd- 
vila 2, vino i fallecer en Salamanca, su patria, en 1534, siendo 
sepultado en su catedral, donde se le erigi6 un monumento, 
que hoy no existe. 

En el preludio de su Trivagia, compuesta, como se ha in- 
dicado, en i520, ofrece Encina una edici6n de todas sus obras, 
que ya tenia dispuesla para la estampa; pero no cijmpli6 su 
promesa, quizd por el nuevo giro dado a sp vida 6 acaso por 
haber regresado k la patria. 

Un feliz descubrimiento realizado hace .ya algunos afios 



1. Tal es el acta de la posesi6n del priorato hallada por D. Juan 
L6pez Castrill6n, acaddmico correspondiente de la Historia, yco- 
municada k Barbieri, quien la publico en ei (lancionero musical 
(pdg. 29), de que hablaremos luego, y dice asi: «En el cabildo alto 
de la iglesia de Leon lunes catorce di'as del mes de fnar^i de mil e 
quinientos diez 6 nuei'e anos, estando los senores en su cabildo se- 
yendo primiciero el reverendo senor D. Felipe Lita, chantre de la 
dicha iglesia, estando el senor Antonio de Obregon cononigo en 
nombre 6 como procurador del senor Juan del enzina residents en 
la corte de Roma, present© ante los dichos seiiores una bullae 
presentacion del Priorazgo de la dicha iglesia fecha al dicho Jlan 
DEL ENZINA por nucstro muy santo Padre por resignacion de mi 
senor Garcia de Gibraleon e por virtud de la cual 6 del juramento 
sobre ella fulminado pedio e requirio d los dichos Seiiores que le 
diesen la possession 6 luego los dichos Senores le dieron la dicha 
possession 6 le asignaron locaci6n in capitulo et coro, ^ juroen 
forma en anima de su parte de observar sus estatutos et consuetu- 
dines. Testigos los senores Francisco de Robles e Matheo de ar- 
gQello 6 alonso Garcia canonigos.* 

2. Historia de las antigtiedades de la ciudad de Salamanca... Sa- 
lamanca, Artus Taberniel, jw.nc.vi, 4.'', pdg. 476. 



JtJAN DEL ENCINA^ ' ' 135 



en la biblioteca del Real Palacio, puso a los inteligentes en 
el caso de poder juzgar a Juan del Encina bajo el interesante 
aspeclo de compositor musical. El rico c6dice que conliene. 
obras de musica y poesia de fines del siglo xv y principios del 
siguiente, p^ublicado con el litulo de Cancionero musical^ in- 
cluye sesenta y ocho obras de la pximera clase pertenecientes 
al poeta de Salamanca; y el juicio de los peritos en el arte 
lirico le es tambi^n favorable en esta nueva fase de su genio. 
El insigne Barbieri, editor y anotador del importanle Cancio- 
nero, califica a Encina una y otra vez de excelente maestro, 
y aun como una especie de precursor de la musica moderna, 
pues no otra cosa se deduce de estas palabras que le consagra: 

«Cuando todos los compositores de Europa procuraban en 
sus obras hacer gala de los primores del contrapunto, con 
desprecio casl absoluto del sentido de la letra, hallamos aqui 
(en el Cancionero) muchas composiciones en las cuales la mii- 
sica se subordina de una manera muy notable k la poesia. En 
esto Juan del Encina se muestra a gran altura, sienHo sus 
obras dignas de particular estudio, alguna de las cuales se 
adelanta de tal modo a su siglo,' que parece escrita en el pre- 
senter 1. 

En la musica de Encina lo que mas sorprende es el elemen- 
to expresivo, que dimana de lo intimamente unida que estd 
la musica a. la prosodia de nuestro idioma y al car^cter pecu- 
liar de nuestras cancione$ y bailes. En algunas de las compo- 
siciopes musicales de 'Encina, como la del ca n tar i^omenco, 
til que vieneSj el caracter espanol est^ tan marcado que basta 
transformar su compas cuaternario en ritmo ternario y apre- 



1. 4iCancionero musical de los siglos XV y XV/, transcrito y co- 
mentado por Francisco Asenjo Barbieri, individuo de numero de, 
la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando. Publicalo la 
misma Academia. Madrid, tip. de los Hu^rfanos.»— Sin a, (i89o), 
foI.—El numero total de obras que abarca esta importante colec- 
cion se eleva d 460, y lo mismo en miisica que en poesia abundan 
los nombres conocidos. De Encina aparecen puestos en musica 
casi todos los villancicos con que terminan sus obras dram^ticas. 



136 ISTUDIOS ]>E HX8TORXA I.XTIRA1UA 



surar el movimiento para que resulte una especie de viio mo- 
derno, variante de la antigua pctenera. 

Nada por consiguiente hay de madrigalesco en esta primiti- 
va miisica dramdtica espanola, sino un acomodamiento al 
sentido de la letra, lo cual se explica mejor sabiendo que los 
miisicos eran & la vez como Encina y Lucas Ferndndez, auto- 
res de la letra de sus propias obras ^. 

Entre los poetas Iiricos del siglo xv ocupa lambi^n Encina 
un puesto muy distinguido, por su fecundidad *, por lo vario 
y flexible de su genio, que se acomoda i todos los g^neros de 



1. Revista critica. Madrid. Mayo, i896, p. 183. 

2. Tiene unas ciento setenta y tres composiciones liricas, que 
abrazan mks de dieciseis mil versos; pero hay que tener presente 
que todos los compuso antes de cumplir los veinticinco ados. 
Poseia ademds extensos conocimientos en varias materias. En la 
dedicatoria de su traduccion de Virgilio, demuestra serle fami- 
liares los cldsicos griegos y latinos. Escribi6 tambi^n un pequeno 
tratado didactico que titul6 Arte de poesia casteilana, dirigidoal 
principe D. Juan y dividido en nueve capitulos, destinados d ex- 
plicar el nacimiento y origen de la poesia castellana; que el trovar 
es arte y no ciencia; la diferencia que hay entre poeta y trovador, 
la misma, segun ^1, que entre el senor y el esctavo, entre el capi- 
tia y su hombre de armas; lo que se requiere para aprender A tro- 
var; la «mensura y esaminaci6n de los pies y de las maneras de 
trovar»: la rima; clases de coplas; licencias po^ticas y otros ador- 
nos, y c6mo se deben leer y escribir las coplas. 

Su entusiasmo por la poesia le hace exclamar que «si oviese de 
contar todas las alabanzas y efetos della, por larga que fuese la 
vida, antes faltaria el tiempo que la materia*. Expone algunas ob- 
servaciones curiosas, aunque no muy claras, sobre la pronuncia- 
cion de la h y de la j*: define las galas del trovar^ explicando en 
qu^ consisien el encadenado, retrocado, redoblado^ muiiipiicado y 
reiterado, combinaciones de origen provenzal. 

El Sr. Menendez y Pelayo ha publicado en la segunda y tan 
aumentada edicion del torao i de su admirable y universalmente 
admirada Historia de las ideas est^ticas en Espana, lapo^ticade 
Encina (piginas 321 a 341 del vol. a.** de dicho tomo i), donde 
pueden facilmente gustarla los curiosos. 



JUAN DSL ENCINA l^J 



poesfa, desde lo m&s elevado de la escuela aleg6rica hasta la 
forma mis popular. Como poeta erudito y cortesano pag6 
tribute d aquella manera afectada y ariificiosa de una poesia, 
que, i pesar de que «dulcificaba las costumbres, refinaba la 
sociedad, rechazaba la rudeza, elogiaba la cortesania, limi- 
taba el imperio de la fuerza bruta, divinizaba & la mujer, can- 
taba con entusiasmo el ampr y estudiaba con perseverancia 
incansable los^autores griegos y latinos^, segvin escriben elo- 
cueniemente modernos defensores del g^nero i, no puede ne- 
garse que expresaba sentimientos tan sutiles como ajenos de 
verdad, expuestos en una forma no menos enrevesada, que, 
muchas veces, conclufa por convertirse en una jerigonza ri- 
dtcula. En prueba de ello bastard citar aquella cancidn de En- 
ciNA, que empieza: 

No quiero querer querer, 
sin sentir sentir sufrir, 
per poder poder saber 
merecer el merecer 
i servir mis que servir. 

Que sirviendo padeciendo 
no padece quien padece, 
^ sufriendo mereciendo, 
^ mereciendo sufriendo 
merece mis quien merece, etc. 

cqyos versos traen inmediatamente i la memoria aquellos 
otros de Pedro de Cartagena, su coetineo: 

Lo bueno y lo malo me causan congoja, 
quemindome cl fuego que mata, que enciende, 
su fuerza que fuerza, que ata, que prende, 
que prende, que suelta, que tira, que afloja, . 

que mis parecen estribillo de juego infantil que versos. 
Por foTtuna, no se dej6 llevar mucho de estos delirios, y en 



I. Cancionero de Lope de StUniga^ publicado por los seiiores 
marques de la Fuensanta del Valle y Sancho Ray6n.— Madrid, 
>&72ipig. ziii. 



'38 



sus villancicos, que compuso en gran niimero, brillan la gra- 
cia y ia frescura de un poeta fScil _v deseniimienio. Muchosde 
estDs villanckoi son pasiorilcs y dedicados al Naclmienio del 
Nino Dios, por lo que puede creerse se caniadan en las fiestas 
de Navidad en las igiesias de Salamanca, con mi^sica del mis- 
mo Encina. 

Son curjosos para el esiudio de la indumentaria de la £poca 
la /lintonerfa y el villancico . 

¥a soy desposado. 

En el Triunfo de Amor, que no liene mehos de 1.3S0 ver- 
sos hay una lista de los insirumcnioi^musicos mis usuaJes en 
su liempo. Es bellisimo y curioso para la biografia del aulor 
el vjllancico que empjeza: 

Una a 
galar 

Su fama de trovador y la notoriedad que esl^ llevaria consi- 
go le atrajeron envidias y enemislades, de que i.\ se queja, se- 
giin ya veremos. TambiSn pn la Dedicatoria k los duques de 
Alba, enumerando [as causas de imprimir sus obras, dice: «E 
la principal causa de las que a etlo me movieron fa^ esta: k 
tambiSn porque andaban ya tan corrompidas y usurpadas al- 
gunas obrecillas mias, que, como mensajeras habia enviado 
adelanie, que ya no mias, mas ajenas, se podian llamar: que 
de otra manera no me pusiera (an presto k sumar la cuenia de 
mi labor i irabajo. Mas no me pude sufrir vifindotas tan mal- 
tratadas, levantindoles falso lesiimonio, poniendo en ellas lo 
que yo nunca dije ni me pas6 por pensamiento. Forzironme 
tambifin los detraciores y maldieientes que publicaban no se 
extender mi saber sino a cosas pasloriles e de pota autoridad: 
pues, si bien es mirado, no menos ingenio requieren.Ias cosas 
pastoTiles que otras; Anas antes yo crela que mAs. Movi6me 
tambi^n 4 la compilacidn destas obras por verm e ya llegari 
perfecta edad y perfecto esiado de ser vuestro siervo. y parecio- 
me ser raziSn de dar cuenta del liempo pasado y comenzar li- 
bro de nuevas cuenlas.» No puede ncgarse que es curioso lodo 



JUAN DEL EKCINA 1 3 9' 



■ ■ ■ >• 



esto, y nos demuestra lo antiguos que son los odios lite- 
rarios i. 

Tales son las nolicias que poseemos acerca de la vida de 
J LAN DEL Emcina. Pascmos a sus obras. 



Ill 



OBRAS DRAMATICAS DE ENCINA 



I.— iRepresentaciones de Nochebuena. 

igloga^ I.* y 2." — Aunque figuran en el Cancionero como 
dos composiciones disiintas, son, en realidad, una misma, di- 
vidida en dos partes 6 actos, y representadas ambas, segun 
fundadamenie se cree, en la noche de Navidad de 1492 2. 

Reducese la prim era parte 4 un sencillo diilogo entre dos 



1. En el citado tomo 6.° de la Antologia de poetas liricos caste- 
llanos. (Madrid, i898), ha estampado el Sr. Me.iendez y Pelayo un 
complete, brillante y exacto juicio de £ncin.v como poeta Ifrico. 
A sus piginas nos remitimos. 

2. Aparte de las claras afirmaciones de Rojas y M^ndez Sllva, 
hay otras razones para creer que, en efecto, en dicho ano se veri- 
fico esta representaci6n. El duque i quien se considera presente, 
se hall6 en los afios anteriores en Andalucia, al lado de los reyes, 
hasta la toma de Granada. Despu^s, cuando ^stos fueron A Catalu- 
fia, donde perman^cieron el resto del ano, D. Fadrique no les 
acompan6, por lo que no sera aventurado suponer que se retir6 i 
sus tierras. Si la representacion no es anterior a i492^tampoco 
puede ser posterior, como ya se ver<i m^s adelante. 

^Donde se'representaron estas dghgas de Encina? Tenemos por 
cierto que fu^ en Alba de Tormes, y no en Salamanca: asi lo indi- 
can bastante claramente algunos pasajes de estas obras. Con todo, 
alguna, como el Triunfo del Amor, debio de haberse hecho en la 
misma capital, donde residia el prin-cipe 0. Juan. 



1 



140 J5IUMU6 »S mSTORIA LITBKABIA. 

pastores^ de los cuales el primero, de nombre Jsan. ca 
$(milmente el mismo Encina, pues dice esur ^maj alegre ^ 
ufano porque sus senores le habian ya recibido poc sayo» ^. 
Entra Juan cen la saia adonde el duque e la duqoesa estaban 
oyendo maitines», j se encamina i entregar a ista cien a>- 
pla$ ' que Excina habia compuesto para esta fiesta, j tanto 
A la duquesa como a su marido prodiga alabanzasi manos 
Denas. Aparece entonces el otro pastor, que al vcr i sa cocn- 
paAero, exclama: 

MATEO 

;Oh Juan, hijo de Pascnala! 
^Cata, cata! ^Aca estis t^ 

{Digo, digo! — Pues <qu6 hii? 
^Has de haber tu ei alcabala? 

MATEO 

^Ya t^ presumes de gala, 
que te arrojas a palacio? 
{Anda mucho'n hora mala! 
^Cuidas que eres para en sala?— 
No tc vien de generacio. 

S'-.AH 

^'No me viene de natio?— 
Calla, calla ya, malsin, 
que nunca faltas de ruin 
tii tambidn como tu tic. 

EI papel de Mateo cs hablar, «en nombre de los detractores 
y maldicicnlc5», dc las obras de Encina. 

MATEO 

I)(:jate de?ias barajas, 
que poca ganancia cobras; 



I. Palabras de Knoina en el cncabezado de la J^ghga. 
a. Estdn en cl Cancinncro. Son de A nueve versos octosflabos, j 
empicxan: 

Mi doseoso Bcrvir. 



JUAN BEL SMCINA I4I, 



yo conozco bien tus obras; 
todas no valen dos. pajas. 

JUAN 

No^has Id visto las alhajas 
que tengo so mi pell6n: 
esas obras que sobajas 
son regojos 6 migajas 
que se escuelan del 2urr6n. 

Con lo que debe de referirse i sus villancicos y romances 
pastoriles. Ofrece que en breve publicard la colegcidn com- 
pleta de sus obras, «porque se las usurpaban € corrompian. 
6 porque no pensasen que toda su obra era pastoril, segun 
algunos decian, mas antes conociesen que d m&s se extendia 
su saber* ^. 

JUAN 

Aunque agora yo no trayo 

sino hato de pastores, 

deja m venir el Mayo, . 

y perds si saco un sayo 

que relumbren sus colores. / 

Sacar^ con mi eslab6n 
tanta lumbre en chico rato, 
que vengan de cualquier hato 
cada cual por su tiz6n: 
darles he de mi m on ton 
bellotas para comer *; 

1. Encabezado de la 6gloga, Es la misma idea que, como se ha 
visto, expresaba en la dedicatoria de su Cancionero, en cuya pu- 
blicaci6n pensaba ya cuatro anos antes de efectuarla. 

2. En un diilogo pastoril que sin duda hizo despu^s, dice 

tambi^n: 

— Hora juro... jiion de Dios! 

tus trovas c cantinelas; 

que dicen que son ajeuas, 

y el dueno til no lo sos... 

—Bien me place desa nota: 

{Hi de p... rabadanes! 

laJran detrds como canes 

e non aabcn una jota. 

No les darS mdt beltota 

del encinal que solia. * 



mas atgunas tales son, 
que en roer el cascar6n 
habr^D hario que hacer. 

Mateo le arguye que muchos se mof^rin de sus obras, y, 
bajo nombres pastoriles, ciia varios de estos zollo;, i lo que 
Juan replica con sus ribetes de orgullo; 
Delante deslos seiiores, 
quien me quisiere tachar, 
yo me obrigo de le dar 



pon 



r mil e. 



e por de (os mejores, 
cata queslis enganado; 
que si quieres de pastores 
6 si de (rovas mayores, 
de todo se, iDios ioadol 

Yo DO dtido haber errada 
en algdn n 






indo ei 



m^s agora va labrada 
tan por arte mi labor, 
que aunque sea remirada, 
no habrd cosa mal trovada 
_ si no miente el escritor. 

Es decir. si no se equivoca el copiante. En esia ingeniosa 
manera deconfundir publicamente a sus ad versa rJos se de- 
muesira bien el talento de Encina; y si no muy imponante 
desde el punio de vista dramaiico, esie dialogo, es.curioso para 
la histofia literaria y para la biografia del poeta. ^Quienes se- 
rian los maldicienies de que se queja Encina y que Mateo en- 
cubre bajo los nombres de Prabos, el Gaiiero, Juan el Sacris- 
tSn, Llorente, el sobrino del Herrero, el Carillo de Sortajos, 
tre ellos Lucas FernSndez, vecino de 
leo suyo, y colega 6 rival en la com- 
iticas?— El eitudio de las obras de esxe 
noi suminisira daio alguno sobre el 
particular, mis que la observaci6n bien insignificante de que 
en algunas de sus farsas tigura como interlocutor un Prabos. 



-jAndaria acaso e 



posicidn de pie: 

poco conocido poeta n 



PAV DEL ENCnVA 1 43 

r- — r- 



Siempre que alude 6 se refiere, nunca expresamente, k las 
obras de Encina, lo hace en terminds que oo dejan sospechar 
qu^ clase de relaciones mediaron enlre ellos; pero ei induda- 
ble que se conocieron. 

Mateo, por fin, confiesa el m^rito de Juan, y enlre ambos 
discurren asi: 

MATEO 



Ora digo que en ti estd 
un bien chapado zagal. 

Yo te juro que por tal 
me tienen mis amos ya; 
■y despu^s que moro aci 
h^me parado mds lucio. 

MATEO 

^kcA moras? 

JUAN 

Mia fe ha, 

MATEO 

^Como te va? 

JUAN 

Bien me Va. 

MATEO 

Que antes ora no te ahucio, 

JUAN 

Y tij ^nunca lo has sabido? 

MATEO 

Mia fe no, soncds digamos. 

JUAN 

Pues estos dos son mis amos. 

MATEO 

^ Tienente ya percogido? 



S44 aSTUMOS SB MBTOftlA LITSRAMA 



JUAH 



Digo ya estoy avenido, 

y aun me dan buena soldada. 

MATEO 

^u6 t'han dado? ^qa^ has habido? 

JOAN 

Aun agora no he cumprido. 

HATEO 

% 

Luego ^no te han dado nada? 

JUAN 

No me han dado, mas darin, 
dejdndolos Dios vivir i. 

En la segunda parte 6 ^gloga, adem&s de los pastores ante- 
dichos, entraron otros dos, Lucas y Marcos, ios cuales anun- 
cian al auditorio el nacimiento de Jesils, y, despu^s de con> 
versar aigi^n tiempo sobre este fausto suceso con Ios otros, en 
representaci6n todos de ios cuatro Evangelistas, convienen en 
ir i Bel^n, cantando un villancico que empieza: 

Gran gasajo siento yo 
jHuy, hoi, 

cuya miisica, compuesta por el mismo Encina, figura en el 
Cancionero musical. Tambi^n haria 61 mismo, probablemente, 
el papel de Juan en la representaci6n de la obra. 

igloga de las grandes lluvias.—OttSL composicidn sobre el 
mismo asunto que la anterior y muy parecida d ella, es la re— 
presentada en noche igual, pero del ano 1498, ej?tre cuatro 
pastores, Juan, Miguelejo, Rodrigacho y Ani6n, llamada de 



I . Toda esta relaci6n nos demuestra, sin dejar lug^iduda, que 
la entrada de Encina en la casa de Alba debia de ser muy reciente 
en la fecha en que se represent6 esta ilgloga; es decir en Diciem- 
bre de 149a. 



lUAs DtL tmoatA, t45 



las grandes lluvias i, por hacer mencidn de ellas los persona- 
jes en estos tdrminos. 

JUAN 

Hogano Dios k destajo 
tiene tornado ei Hover. 

RODRIGACHO 

A mi ver, 

correncia tienen los cielos. 

MIGUELEJO 

Asmo, si no acuden hielos, 
todo habri de perecer. 

RODRIGACHO 

Df tti, que vienes de villa; 
^hobo graii tormenta alii? 

JUAN 

Dos mil veces mis que aci, 
tanto qi/e no s€ decilla 
de mancilla. ' 

ant6n 
^Iba el rio muy perhund^? 

JUAN 

Nunca tal se vi6 en ei mundo. 

RODRIGACHO 

{Oh que fuerte maravillal 

ant6n 
Por tu salud que io cuentes. 

JUAN 

Tti contar no me lo mandes. 
Con los diluvios tan grandes 



1. Di61e este nombre D. Juan N. Bohl de Faberal inciuirla en 
su Teairo espanol anterior d Lope de Vega. Hamburgo, 1832, p4- 
gina 457. Esti en ei Cancionero de Encina, ediciones de i5o7y 
i5o9, Qomo ya queda dicho. 



10 



146 ISTUDIOf DB BI8T0RXA LITBRAMA 

ni quedan vados ni puentes, 
y las gentes 

reclaman i voz en grito, 
andan como los de Egito. 

RODRIGACaO 

iSoncisl gimentes etjlentes. 

JUAN 

Cien mil ilimas perdidas 

ant6n 

Y ganados perecidos. 

MIGUEL 

Y aun los panes destrufdos. 

JUAN 

Las casas todas caidas 

y las vidas 

puestas en tribulaci6n. 

RODRIGACHO 

Danos Dios gran trasquiU6n 
hogaflo con avenidas. 

JUAN 

Pernotar, asmo, se debe 
tan grande trasquilimocho; 
ano de nopenta y ocho 
d entrar en nopenta y nueve i. 

Tienen, sin embargo, bastai^te humor los pastorespara pro- 
ponerse pasar la noche jugando d pares y nones» hasta que se 
les aparece un ingel que les anuncia el nacimiento del Salva- 
dor. Encaminanse en vista de ^sto d Belen, haciendo por el 
camino cada uno relaci6n de las ofrendas que piensa presen- 
urle. Hay animaci6n en el didlogo, pero ninguna diferencia 



I. En aquel tiempo se consideraba que el ano concluia d 24 de 
Diciembre, contindose el dia de Navidad como i.® del an o si> 
guieote. / 



p3An DBL XlfClNA 1 47 



esencial ni progreso se advierte entre esta 6gIoga y ia antece- 
dente. 

V Otra farsa de Navidad. — Y lo mismo suponemos ocurriri 
con otra obra del mismo g^nero que s61o por U nibrica cono- 
cemos. Esta es bastante completa, sin embargo, para dar idea 
de su contenido, pues dice asi: «6gloga interlocutoria: en la 
cual se introducen tres pastores y una zagala: llamados Pas- 
cual y Benito y Gilberto y Pascuala. En la cual recuenta c5mo 
Pascual estaba en la sala del duque y la duquesa recontando 
como ya la seta de Mahoma se habi^ de apocar; y otras mu- 
chas cosas: y efttra Benito y le traba de la capa, y 61 dice c6mo 
quiere dejar el ganado y entrar al Palacio: y Benito le empieza 
i contar c6mo Dios era nacidoT y Pascual por el gran gasajo 
que siente, le manda una borreca en albricias: y estdndolo 
tanto alabando, dice Pascual que nazca quien quisiere que le 
dejen lo suyo y oyendo esto Gilberto, c6mo tom6 un cayado 
para darle con 61: y Benito los puso en paz; hasta que ya vie- 
nen k jugar k pares y A nones. E acabando de jugar empiezan 
de alabar sus amos: y asi salen cantando su villancico ^. 

Representdronse estas obras en un vasto departamento 6 
sal6n de la casa de los Duques de Alba, donde se dispondria 
un Nacimiento: alii rezarian mailines y luego se haria la farsa. 
Asistirian k estas representaciones, que sedan famosas por 
lo nuevas, todos los habitantesde la casa y algunos dela villa: 



I. Da raz6n de esta rarisima pieza D. Pedro Salvi en el copioso 
Catdlogo de la que fu6 su biblioteca (Valencia, 1872, tomo i, p4gi- 
na 434), diciendo estar impresa sin 1. ni a. en 1. g. &. dos col.; y por 
su tftulo, por hailarse encuadernada la kgloga con otras cuatro de 
Encina (y quizd m4s por su contenido), cree el Sr. Salvd y parece 
indudable pertenece k nuestro poeta. ^Como no habrd entrado en 
los Cancioneros? ^Serd est4 6gloga la primera parte de la 7.* que, 
como hemos de ver, se echa de menos en 6sta 6 indica el norabre 
de la pastora? Si asi fuese, ia transicion que ofrece la 6gloga 8.* no 
seria tan brusca, pues antes habria solemnizado Encina la Noche- 
buena con una obra mixta de sagrada y profana. 



148 



presidiHanlas sobre un eslrado los duefios, sus hijos y amigos; 
en silios miis bajos esiarian loscnados y demis espectadores; 
parece cierlo que habda algiin aparato esc^nico, como des- 
pufis veremoi; desempenarian los papelcs fSmulos del Duque; 
dirigiria la orqutsta Encima, y formarian los coros acasodon- 
cellas de ia Duquesa. 

Que la funciin se hizo de noche, no cabe duda, pues asl lo 
dicen los encabezados de tstas y otras Eglogas. Enire lasdoce 
y una se hacia loda la represeniaci6n. Empezarta cosa de las 
once y media el primer di^Iogo, para dar lugar d que i las 
doce en punto enirasen los pastores que anunciaban el na- 
cimienio de Crisio, y poco despui5s se diria en el oratorio d 
capilla la Misa llamada del Gallo, como aiin se acostumbra, 
y que, como es sabido, empieza k dicha hora. 

Estas obras, si bien por su fondo no pueden calificarse de 
dramiticas en el seniido estricto de la palahra, con todo, por 
e) hecho de haber sido representadas y tener personajes que 
hablan y discurren por si mismos, eatan de lleno en la clase 
de piezas de leatro. 

Su forma seneiliisima, su falta de acci6n y movimiento, su 
brevedad misma, la condicitin de sus interloeutores y la cir- 
cunslacias que concurren para su composiciiin, no habrian 
seguramenta producido por si solas el brillante tealro espafiol; 
pero el criiico no puede menos de detenerse ante estos prime- 
ros vagidos de nuestra Talia, que son una hermosa muesira 
de uno de los mis importantes elenaentos que la ban dado 



n.— aepreaentacion de la Paaion. 



La obra que tiene por asunio la Pasi6n de Jesucristo j 
ocupa el tercer lugar entre las de su Cancionero, es un sen- 
i:illo diaiogo en verso, escriio con buen lenguaje y estilo. 
Infi^reae de su conienido que se represent6 en casa de los 
Duques, delanle del monumento que levantarian en la capi- 
lla, el Viernes Santo a! anochecer. 



jUAR Dit nan A 149 



Entran en 6\ dos ermitanos, uno viejo y otro joven, la 
Ver6nica y un dngel. Caminan los dos primeros hacia el Santo 
Sepulcro por indicaci6n del viejo. Estando ya delante del mo- 
numento, se les presenta la Ver6nica, quien les reprende por 
su tardanza, y relata despu^s, en t^rminos bastantes elocuen- 
tes y levantados, al par que con gran sentimiento portico, la 
tragedia del Calvario, ensendndoles el pano en que Cristo le 
dej6 estampada su faz, diciendo: 

CaU aqui, donde verbis 
su figura figurada, 
del original sacada, 
porque cr^dito me deis. 

Despu^s de maldecir al pueblo judio, «traspasador de la 
ley», arrodillanse ddyotamente para orar, cuando se les pre- 
senta un ingel, que les explica el misterio de la Cruz y les 
infunde consuelo con la promesa de la Resurrecci6n, que es 
el asunto de la ^gloga siguiente. Termina con un corto villan- 
cico, cuyos primeros versos son: 

Esta tristura 6 pesar 
en placer se han de trocar. 

Encina tuvo ya aqui el buen gusto de no introducir pasto- 
res, que con sus patochadas hubieran hecho grotesco un acto 
que el poela quiso seguramente hacer muy serio. Tampoco le 
llama ^glogUy sino Representacidn, para indicar la importan- 
cia de su argumento. 



in.— Representaci6n de la Resurreccion. 

Es un didlogo entre Jos^ de Arimatea, la Magdalena y los 
dos discipulos que iban al castillo de Emaus (Cleofds y Lucas), 
cada uno de los cuales refiere delante del sepulcro de Cristo 
c6mo ^ste se le apareci6, y al fin sobreviene un dngel «por les 
acrecentar el alegrfa 6 fe de la Resurrecci6n», terminando 
todo con un villancico en cuatro cuartetas, que comienza; 



150 XSTUDiOS DX BISORU LITIRARXA 

Todos se debet! gozar 
en Cristo resucitar. 

Esta obra hubo de representarse el domingo de Pascua del 
mismo ano de 1493 que la anterior, y tambidn en la capilla 
}^ oratorio de casa de los duques de Alba. Su asunto se halla 
tratado en forma dram^tica en todas las literaturas europeas y 
muy particularmente en la espanola. 

» 

IV.— Representaciones hechas en Carnaval. 

No s61o en Navidad, Semana Santa y Pascua se hacian en 
Alba obras dramaticas, sino que en otro dia del ano, dia c61e- 
bre en todos los paises, solia Encina proporcionar k sus pa- 
tronos un solaz semejante. Sobre esto versan las 6glogas que 
en su Cancionero llevan la numeraci6n 5.* y 6.*, y que del 
mismo modo que las i.* y 2.', forman una sola composici6n 
per la unidad del asunto y por haber sido representadas am- 
bas en la noche del Carnaval de 1494, antes y despu^s de la 
cena de los senores de Alba 1. 

La primera parte es un diilogo entre los pastores Beneito 
y Bras, el primero de los cuales aparece lanzando tristes que- 
jas: pregi^ntale el otro la causa del dolor que indican sus pa- 
labras y semblante, y al oir de Beneito que su mal es grande, 
le dice: 

BRAS 

^E de qu^ se te achac6? 

BENEITO 

No falto: 

de cuido, grima 6 cordojo. 

BRAS 

Asmo que debe ser ojo. 

BENEITO 

Mfa fe no; 

dese mal no peco yo. 



I . Asi se dice ezpresamente en la segunda parte de esta obra. 



JVAH x>xL xirciHA 151 



BRAS 

^Desde cudndo te tom6 
tu accidente? 

BENEITO 

Desde que primeram^nte 

una nueva soiio: 

6 tal nueva descutir 

es morir; 

yo siempre Uanteo 6 cramo; 

que se suena que nuestramo 

se quiere i las Francias ir. ^ 

Bras le confirma la noticia, y entonces empieza un diio de 
lamentaciones mezclado con alabanzas al de Alba y A «nues- 



• 

I. Desde algun tiempo antes poseia, como en prenda, el Rey de 
Francia el Rosell6n. Terminada la guerra de Granada, empren- 
dieron los Reyes Catolicos negociaciones con 61 sobre la devolu- 
ci6n de dicho estado, la* cual dlferia aqu^l con varios pretextos sin 
denegarla claramente. Dio esto margen A varios encuentros entre 
soldados franceses y espanoles, que pusieron al Rey Cat61ico en 
harta confusi6n , por tener que hacer la guerra cuando no la 
deseaba, y para la cual hizo, no obstante, alguaos preparativos. 
Pero de repente cambi6 el francos de cbnducta y se allan6d la en> 
tregasin querer recibir el dinero prestado sobre dicha provincia. 
El motivo de esta variaci6n fue que 4rCarlos "VIII se le ocurri6 
sonar en la conquista de Nipoles, cuyo rey Fernando se hallaba 
viejo y enfermo, y que, en efecto, murio en Enero de 1494, y creia 
de este modo comprar la neutralidad del Cat61ico. Dicha entrega 
se hizo d mediado s de Septiembre de 1493. A estos tern ores de 
guerra con Francia, pues, que se abrigaban, alude Encina en su 
obra, que, por lo tanto, se represent6 en Febrero siguiente. 
Los preparativos de viaje que tendria hechos el Duque y la orden 
que desde Barcelona le darian los reyes, de no ser ya necesa- 
rios sus servicios (que por la dificultad en las comunicaciones se 
explica ilegase con tanto retraso), inspiraron 4 Encina su igloga. 
Xocomprendo por qud Schackvacila,al hablar de estas paces, entre 
las fechas 1493 y 1498, puesto que, publicada la obra de Encina en 
el Cancionero de 1496, mal pudoaludir d sucesos que se realizaron 
dos anos despu^s. Moratin da la fecha equivocada de 149^. 



I5Z 



Irama la Duquesas, que se inierrumpe con la llegada de Pe- 
druelo, que riene del mercado ' con nuevas y mis pacificas 
noticias, lo que hace desarrugar el gesto a! afligido Beneilo y 
quedigaal mensajero: 

Yo te mandci una borrega 
de las que andan al majuelo, 
pues me das nueva tan buena: 
par eslrena 
te la mando si no mienies, 

&. lo que Pedruelo contesia: 

Dicenlo lodas las gentes; 
toda la villa esti llena. 
Puesto que ya no habri guerra, llaman a Llorente para que 
les ayude k cantar el vtllancico que empieza: 



donde, sin embargo, le piden que 

Si guerras forzadas son, 
E\ nos de tanu ganancia 
que i \aJlor de lis de Francia 
la venza nuesiro Ie6n- 

Despues de algiln tiempo de descanso, lanto que tuvieron 
espacio los Duques de cenar «bien chapado», coma dice el en- 
cabezado de la tigloga, empez6 la segunda parte de la fiesta 
con la representaci6n de la sexia, por los mistnos paslores de 
la anterior, enlrando primero Beneilo «en la sala adonde el 
Duque i la Duquesa estaban, i tendido en el suelo, de gran 
reposo. eomenzb k cenar»^. Present6se Bras, gritindole: 
iCarnal fueral jCarnal fucra! 



. Vdase aqui uiia prueba de que la obra debi6 de ser hecha en 
a, que dista cuatro leguas de Salamanca, donde Uegarlan pri- 
ro las notictas de paz. 
, Encabezado de la £gloga. 



JUAN DEL SKCIlfA 153 






Bencito invita d su companero A que le acompane en cl fes- 
tin, lo dual hace de buen grado, aunque ye habia comido, 

y tanto, que de tan ancho 
ya se me revienta el pancho, 

dice. Hdcele luego relaci6n de una brava pelea que asegura, 
haber visto enlre el Carnaval y sus atributos (ionganizas, to- 
clno, gallos, etp.), y la Cuaresma con los suyos (puerros, ajos. 
sardinas y otros), en la cual sali6 aqu^l vepcido y humillado 
huyendo d rienda suelta. Sobrevienen en seguida Pedruelo y 
Llorente, «^ todos cuatro juntamente comiendo 6 cantando 
con mucho placer dleron fin i su festejar» ^, con el villancico 
cuyo principio es como sigue: 

Hoy comamos 6 bebamos 
^ cantemo^ 6 holguemos, 
que manana ayunaremos. 

Per honra de San Antruejo 
par^monos hoy bien anchos, 
embutamos estos panchos, 
recalquemos el pellejo, 
pues costumbre es de concejo 
que todos hoy nos hartemos, 
. que manapa ayunaremos. 

El didlogo, aunque sencillo y riistico, no carece de gracia ' 
y animaci6n. En la primera parte parece como que se apunta 
algo de acci6n, aunque todo ello es bien poca cosa: la obra 
en conjunto no tiene gran m^rito, y es muy inferior i otras 
del mismo Encina. Obsdrvese que aprovecha la primera parte 
de la igloga y de la expuesta al principio (i.* y 2.*) para 
aludir i sus propios asuntos 6 i los pertenecientes i su amo. 



v.— Otras representaciones. 

Las dos obras siguientes no tienen nada de comiin con las 
que hemos examihado en el niimero i.°, mds que el haber 



I . Encabezado de la &gloga. 



IS* 



sido lambi^n representadas en Nochebuena. El asunto es en- 
teramente profano, y pues no tienen ralacidn algunai:on la 
solemnidad religiosa del dia, claro es que deben esludiar^e se- 
paradamente. Buscando el dar variedad i la liesia de tal dia, 
y huir de los acostambrados pasiores de BelSn, Encina llegd 
por si mtsmo A la secularizacidn del drama religioso. 

£gloga 7.'— Adviirtese ya en ella algun artiflcio dramitieo, 
el lenguaje es mis escogido y el estilo mis correcto. Es lam- 
biin la primera de las obras no religiosasen que entra una 
mujer i^, la cual es una pastora llamada Pascuala, cque yendo 
cantando con su ganado^, entr6 en la sala donde se hallaban 
los Duques, y tras ella el pastor Mingo que la empieza & re- 
querir de amores. Resistese la zagaia i admitir sus obsequios 
amorosos, pero acepia una rosa que aquil ie presenu. Sobre- 
viene un escudero que, despu^s de saludar 4 la pastora, le 
dice: 

ESCUDERO 

Tlenes tn&s gala que dos 
do las de mayor beldad. 



Esos que sols de ciudad 
perchufdis huerte de nos. 



Deso no tengas temor, 
por mi vida, pascorcica, 



I. ^Quien harfa los papeles de mujer en los obras de Encik*? — 
Muchos anos despu^s aiin representaban esios, ninos disfrazados 
del otro seio, que tanto irritaban al P. -Mariana. Pero si hemos de 
juigar por lo que se dice en varios lugares de la Cron. del... con- 
dmlable Miguel Lucas, ya citadaanteriormente, es probable queen 
estas funciones parliculares enirasen verdaderas mujeres, que en 
Alba serian doncellas de la Duquesa, 

Moratln da & esia igloga la fecha de 1495, pero fui representa- 
da la Nochebuena del atio antes, como hemos de ver al tratar de la 
siguiente. 



JUAN DEL KNCINA I55 



que te hago presto rica 
si quiere$ tener mi amor. 



PASCUALA 

Esas tr6nicas, senor, 
alld para las de villa. 

ESCUDERO 

Vente conmigo, carilla, 
dej^) deja ese pastor. 
D^jale, asi Dios te vala; 
no te pene su penar, 
que no te sabe tratar 
segiin requiere tu gala. 

Pero Mingo, celoso, dice i 6sta: 

Estdte queda, Pascuala; 
no te engane ese traidor 
palaciego, burlador, 
que ha burlado otra zagaia. 

" 'Entdblase entonces vivo di^logo entre ambos sobre cudl 
quiere y regalard mds d la pastora, haclendo Mingo ia enume- 
racidn siguiente de sus obsequios: 

Darkle buenos anillos, 

zarciltos, sarta de prata, 

buen zueco, buena zapata, ' 

cintas, boisas y tejillos 

y manguitos amariltos, 

gorgueras, y capillejos, 

dos mil adoques bermejos, 

verdes, azules, pardillos. 

Manto, saya, sobresaya, 

y a|fardas con sus orillas; 

almendrillos y manillas 

para que por mi las traya. 

Labrar^le yo de haya 

mil barrenas y cuchares, 

que en todos estos lugares 

otras tales no las haya. 



156 WIDMM M VISTOSU LmRARt* 

Con eslo, con frulas y pijaros de todas clases, y con sus ha- 
bilidades en ta5er, bailar, caniar, correr, etc., cree lener bas- 
tante servida i la pastora; pero i su contrincante le parecen 
istas muy groseras cosas, y ofrece i\ darle otras mejores. Con- 
viencn, por tin, en que Pascuala misma sea la que elija; y 
ella, como es natural, pre6ere al escudero, i condicibn de que 
se ha de Jrocac en pastor. Conffirmase, y en prueba de ello, 
acepta desde luego de manos de su amada su cayado y su 
zurr6n. El desairado Mingo, aunque de mala gana, se resigna, 
y concluye la pieza camando todos un villancico que principia; 

Repastemos el ganado: 
iHurri-allil 

[Queda, queda, que sc val 
Ya no es Ilempo de majada, 

ni de estar en zancadillas, 

salen las siete cabrillas, ^ 

la media noche es pasada; ' 

viSnese la madrugada, 
iHurri^alldl 

iQueda, queda, que se Ta! 

6gloga 8.'^A[ revSs de lo que sucede con la 1.' y a.* y la 
5.* y 6.', Encina, al publicar su Cancionero, reunici bajo un 
solo litulo las dos partes de que consta esla hermosa igloga. 
Schack y Ticknor seequivocan al creer que ista y la anterior 
deben'de ser consideradas como una misma, aunque el autor 
en iu simplicidad las hifp dis/intas una de olra, y que ambai se 
represenlaron con una pausa en medio, como los entreactos en 

1 . Prueba de lo que se ha dicho antes acerca de la hora en que 
se verificaban estas representaciones. Esta hora s6lo podia elegirse 
en una solemnidad como la de Nochebuena, y, como hemos de 
ver luego, nada mis eiacto que esto. A juzgar por las demds, esta 
igloga esti incompleta; debiS de lener una primera parte 6 serio 
£sta de ella y que Encik*, quizd por referirsed cosas demasiado 
privadas, no crey6 oportuno ircluir en su colecci6n. (V^se to qtie 
se dice en la notai la desconocida farsa de Navidad, citada despu^s 
de las I.' y 2.') . 



JUAlf DSL JMCINA 1 57 



nuestra comedia moderna i. Por el contrario, aunque es cierto 
que en el fondo sean continuaci6n una de otra las ^glogas, no 
s6Io estdii perfectamente diferenciadas las dos partes que abra- 
za la Ultima, sino que la primera iui representada, como se 
ha dicho i fines del ano de 1494 y ^sta en una noche igual, 
pero del siguiente.^. En todo caso, el entreacto seria de un ano. 



1 . Palabras de Ticknor. Schack dice tambi^n que ambas for- 
man un todo, y que debieron de representarse sucesivamente. S6I0 
habiendo leido muy apresuradamente esta obra puede explicarse 
hayan incurrido en tal error escritores de ordinario tan puntuales. 

2. Eng^nase tambi^n nuestro insigne Moratin, al sef!lalar i esta 
obra la fecha de 1496; puesto que, representada en fin de ano, 
como en ella se dice, € impreso el Cancionero, que la contiene, en 
Junio del mismo, s61o pudo, cuando mds tarde, ponerse en escena 
en Diciembre de 1495. 

Que fu^ A i!iltimos de ano cuando esta obra se represent6, lo 
prueban estos versos: 

Mas qaidrote preguntar, 
antes que adelante vamos, 
si habrdn enojo mis amos 
que los llegue a suludar; 
que trayo para les dar 
affora, por cabo de ano, 
el esquilmo del rebaiio, 
cuaato pude arrebanar. 

Este esquilmo son las obras de Encina, como expresa algunas 
coplas despu^s, al llegar d los Duques y ofrecerles la colecci6n de 
ellas (sin duda el manuscrito dispuesto ya para la estampa). 

— Nuestramo, que os salve Dios, 

por muchof aiios d buenos, 

y a vos nuestrama no menos, 

6 juntos ambos A dos. 

J Mia fe(, vengo, jjuri A nos! 

A traeros de buen grado 

el esquilmo del ganado 

no tal cual merec(iis vos. . 

Recibid la voluntad 

tan buena c tanta, que sobra; 

los defectos de mi obra 

siiplalos vuestra bondad, etc. 



I60 inOBtOt Dt ttUtOlU* LlrtltARlA 

Com'pilacidn de todassus obrast. y se muestra muy agradecido 
de ellos, proiestande deberles mil mereedes. 

Instado por Gil para que componga algunas cantilenas para 
%\i Pascuala, le contesu: 

Aqui hago despedida; 
que, iuri d Dios, en mi vida 

en veras ai por burtar, 
cuanto mi% para Paacuola, 
que en aquesla mesma lala 
por ti me quiso dejar, > 

Trove i cante qulen cantare; 
que yo te prometo, Gil, 
so pena de ruin £ vil, 
si yo Dunca mds trovare, 
salvo cuando lo mandare 
cualquiera destos mis aihos. 

|MIa fel No te lo creamos. 

Verio has desque hoy pasare. 
Acuerdan luego llamar i. sus muieres respectivas, y ^sias 
acuden did en do: 



Ora ]susl vamos alld, 
pues que vosotros quer£is. 
Entra tli primero, Menga 

Mas primero li, Pascuala, 
que sabes ya bien la sala. 



|A la mla fe, Dlos mantenga! 



|Oh que nora buena venga ^ 
la vuestra buena campaiial 



JUA9 DSL ENQINA \6j 



Rcsu^lvese a pisar, por primera vez, la esposa de Mingo, 
los salones de los Duques, y exclama llena de admiraci6n: 

MENGA 

]D6me i Dios, que esta cabana 
qu^s bieti chapada ^ bien lluenga! 

GIL 

Pues aqui fu^ el descordojo 
que pasamos ora un ano; 
henos aqui donde antano. ^ 

PASCUALA 

jYa se te rehila el ojol 

Terminan esta parte cantando y bailando 2 un lindo y algiin 
tanto epiciireo villancico. 

Empieza la segunda manifestando resueltamente Gil que 
quiere dejar de ser pastor, y al efecto manda d su mujer Pas- 
cuala que quite los hdbilos pastoriles y se ponga & fuer de 
palaciega muy galana y muy polidUy en tanto que tambl^n 61 
se transforma. Entonces pregunta Mingo d su esposa: 

^Qu6 te parece, Menguilla, 
de cuAl est4 Pascualejd? 
D6me d Dios que ya semeja 
donata de las de villa... 
{Pues si decimos de Gil! 
jjurod diez que esti gentil! 

Menga, algo envidiosa, halla natural que Gil est^ bien, pues 



1 . Otra prueba acerca del tiempo que medi6 entre una y otra re- 
presentaci6n. Mis adelante ai!in vuelve i decir Mingo i Gil: 

Otra vez ya me burlaste; 
hora un ano me quitaste 
d Paacuala d mipesar. 

2. Solo en esta y en la kgloga de Qristino ^ Fe^ea aparece el 
baile. Infi^rese que ya entonces eran cosas distintas el bailar y el 
danzar, como lo fueron despu^s, porque se dice: 

D^monos de gasajado, 
d cantar, daazar, bailar. 

II 




1 6a ISTUDIOS DX HISTORIA LITSRARIA 



antes que vaquero fuk del palacio; pero en cuanto 4 su anti- 
gua rival, le parece muy extrafio, puesto 

que nunca criada fu^ 
sino en terruno grosero. 

y Mingo le explica tal misterio en estos versos visiblemenle 
imitados de Rodrigo Cota. 

Es tan fuerte zagalejo 
jmia fe!, Menga, el amorio, 
^ que con su gran poderio 
hace mudar el pellejo. 
Hace tornar mozo al viejo, 
^ al grosero muy polido, » 
^ al feo muy garrido, 
6 al muy huerte muy sobejo. 

Hace tornar al criiel 
cuando quiere muy piadoso; 
hace lo amargo sabroso; 
hace que amargue la miel, 
hace ser dulce la hiel, 
6 quita 6 pone cuidados; 



I. Que Encina tenia en su memoria el Didlogo entre el Amor 
y un viejo, lo prueba, ademis de este pasaje. el villancico con que 
termina la obra, como ya han observado algunos. V^ase ahora el 
fragmento que el familiar del Duque de Alba imit6 del judio to- 
ledano: 

AMOR 

Todo mal y pena qiilto, 
de los hielos saco fuego, 
a los viejos meto en juego, 
y d los muertos resucito. 

Al rudo hago discrete, 
al grosero muy polido, 
desenvuelvo al encogido 
y al invirtQoso relo (recto). 

Hago al cobarde esforzado, 
al escaso liberal, 
bien regido al destemplado, 
muy cortcs y mesurado 
al que no suele ser tal, etc. 



JUAK DSL BNCINA 1 63 



hace mudar los estados... 
{Mira, mira qui^n es ^11 

Menga encuentra buena la explicaci6n de su riisticcf consorte, 
y dice que 

...por eso Pascualeja 

ha mudado la pelleja, 

por tener con Gil amores. 

Gil ruega i Mingo que tambi^n 61 se haga cortesano, pero 
6sle halla la profesi6n muy mala de aprender y, recordando su 
antigua vida, exclama: 

Mds ^c6mo podr^ dejar 
los praceres de la aldea? 

Describelos con bastante elocuencia y po^tica expresidn; pero, 
vencido por los ruegos de su amigo, accede d dedicaxse d la 
corte, y manda d su esposa vestirse con el traje conveniente, 
lo que tambi^n hace 6\ mismo, dando esto lugar d un gracioso 
didlogo, en el que Mingo celebra su nuevo hdbito, aunque no 
comprende mucho las ventajas deponer la manoen elcosiadOf 

porque es muy gran galania, 

ni lo del bonete torcido, A pesar de que, segiin le asegura Gil, 
es de requebrado. 

Aparece luego Menga, excitando la admiraci6n de sus ami- 
gos y muy satisfecha ella misma; hacen excelentes prop6sitos 
para su nueva vida, y terminan cantando, segun costumbre, 
un hermoso villancico que principia; 

Ninguno cierre sus puertas 
si amor viniere i. llamar, 
que no le ha de aprovechar. 

El progreso en esta obra, con respecto d las primeras re- 
presentaciones es notable; el estilo es mds culto y el idioma 
estd manejado con facilidad y soltura; el didlogo, nada acom- 
pasado, resulta vivo y rdpido; las replicas oportunas y gracio- 
sas y la versificacibn correcta. A esto hay que limitar las ala- 



lti4 NTDDIOS 1>| aiSTORIA 



banzas: la acci6n sigue siendo pobrisima, y es siempre el poe- 
la quien habia por boca de los adores. En otro orden de ideas 
h^ tambiiSn progreso: debe observarse que, aunque represeo- 
tadas ejla obra y la anterior en la noche de Navidad. no hay 
ya el pobre y gastado recurso de los pastores que se encaminan 
i Bel^n siempre con el niismo caniar. La secularizaciiin del 
mislerio es completa. 



Tl.— Auto de Repelda. 

Difiere de los demis obras de Encina ^sia, que viene A ser 
la primera manifestacidn de un nuevo g^nero' dram^tico des- 
linado i lograr brillante porvenir y curio&a historia en nuesira 
escena. Iniervienen en el Auto del Repeldn dos pastores que, 
habiendo venido al mercado (i Salamanca, sin duda alguna\ 
lueron acomeiidos por una lurba de estudianles. que t uno de 
los primeros arrancaron muchos de sus cabellos y al otro «hi- 
Cieron burlas peores*. EscSpase aqu^l de sus garras, refugi^n- 
dose en casa de un caballero, con gran temor y sobresallo; y 
despues Je mandar cerrar bien las puertas, porque Wene /ras 
il una milanera para !e carmenar; creydndose ya seguro, em- 
pieza k vomiiarsaposy cuiebras contra la genie de manteo, y 
jurarido por Uios dos veces, 

porque es juramento dobre, 

que onque la burra no cobre, 

ni el hato recaldase, 

i la praza lio lornase: 

[So, en buena fe, juri-d-diobrel 

La hazana de los escolarcs le inspira consideraciones por esie 
estilo: 

[A osadas que voy honrado 

de la villa, desta hechal 

On algunos fio aprovecha 

tamo lo que ban estudiado. 

Otros habrdn mds gasiado; 



JUAlf DIL SNCIVA 165 



que i mf, sin saber leer, 
me han hecho aci bachiller, 
que branca ffo me ha costado. 
lAh nunca medre la cencia 
y on el puto que la quieti 
I Mia fel el que A mi me creyer, 
no estudie tan ruin sabencia: 
que vos juro en mi concencia 
que si mucho la studiara, 
que mis cara me costara 
quizis que alguna correncia. 

Llega entonces su companero Piernicurto, que se alaba d'e que 
4 ^1 no le han repelado, aunque i consecuencia de Ik aventura 
se ve en la imposibilidad de sentarse, y alardeando de valiente, 
jura tomar venganza cuando los alumnos^ de dos en dcx, va- 
yan-4 la aldea por Agosto; pero joh terror!, sobreviene un es- 
tudiante, la llangosta, con ^1 la llama, y todos sus fieros se 
desvanecen como por ensalmo ante la perspectiva de una 
nueva azotaina. El escolar (sin duda uno de los burladores) 
finge ignorar lo acaecido, y les pregunta: 

^De qu^ lugar sois vosotros? 

JOAN 

^ X por qu^ bueno lo hab^is? 

ESTUDIANTE 

I 

Osase asi preguntar. 

JOAN 

Pues sab^ qu'es muy ruin uso. 

ESTUDIANTE 

Decid ya. 

JOAN 

Que d'alli ayuso. 

ESTUDIANTE 

^De qud parte? 

PIERNICURTO 

D'an llugar. 



I66 




rernmo* di historia liter aria 










isTUDIiNTE 










Decid, si habiis de acerur. 










Que d'alli, d'hacia Lledesma. 










Dime til ta aldea mesma. 










iVos quereisnos empraciar? 






E! estudianie 
deanos; pero, 
la relaciiin que 


se queda sin saber el pueblo natal de 
n cambio, aprende la causa de su te 
e hace Joan; 


los al- 
nor por 






^uerSis saber lo que hU?— 
Que estdbamos 'n el mereado, 
'n aquella praza denantes, 
un rebano de studianles 
nos hizdn un mat recado. 
A aqu^ste, yo as do la fe, 
qup bonicD lo paroren. 










A mliiomerepeloren. 










A ti hiz6nte no sS quS. 










No, que yo blen me guai'di. 










Bien que el rabo Id pago. 
jCuidas que no lo si yo^ 










Coscorrdn que te dar^. 






Para 
pone, y 
librado 
desuc 


lloarrdjase sobre Joan; pero el estudianie 
hacc sufrtr a Pierniturio la depilacibn de que 
en la plaza. Reclama entonces e! agredido e 
mpaiiero, y entre ambos arrojan a palos de 1 


e inter- 
se habia 
ausilio 
sala al 












J 1 


■ 


■^^^1 


■ 


r 



JUAN DBL KNCIKA 1 67 



maligno hi jo de Minerva. Entran luego otros dos pastores, y 
todos cantan el viilancico,que comienza: 

Hago cuenta que hoy nascf. 
]Bendito Dios ^ lloado, 
pues no me hiz6n licenciadol 

Como se ve por To que va expuesto, esie auto (por Ilamarlo 
como su autor, aunque no se sepa por qud raz6n le di6 este 
nombre) representa una de esas escenas que entonces serian 
harto frecuentes en los puntos donde hubiese Universidades, 
y de las que habria Encina visto tantas en su vida estudiantil, 
y acaso sido actor en m^s de una. 

Infi^rese de su contexto que se. represent6 en una sala. Por 
la incorreccibn del lenguaje, que, sin embargo, se extrema de 
prop6sito, parece ser de las primeras obras de nuesto poeia; 
acaso la compondria en Salamanca, donde se habda represen- 
tado, y por no considerarla digna, dejaria de iucluirla en la 
primera edici6n de sus obras. Entr6 en la de iSog, hecha segu- 
ramente hall^ndose ya Encina en Italia. 

La groseria del lenguaje, que tanto disgusta d Ticknor, es 
muy corriente en nuestros poetas. Aun prescindiendo de Lu- 
cas Fernandez y otros autores poco posteriores al nuestro, los 
pastores de Tirso, Lope y aun Calderdn, no son muchas veces 
mis cultos que los buenos de Piernicurto y Joan Paramas. 

En suma: el Auto del Repeldn, aunque escaso de m^rito 
dramdtico absoluto, viene, en realidad, d ser un digno abuelo 
de los pasos de Lope de Rueda, de los eniremeses del siglo xvii 
y de los sainetes de los tiempos posteriores. Moratin le senala 
la fecha de 1496; ignoramos por qu^ raz6n. 



VII.— Obras trdgico-alegdricas. 

Hasta aqui se habia mantenido Encina en los limites de la 
^gloga, tranquila, sencilla y de cardcter esencialmente narrati- 
vo. Los personajes solo pa^ecen reflejar las ideas del poeta; 



■68 



pero ahora van i. gozar vida propia: la fuerza. pasional va k 
tradudrse en hechos, en acci6n ruda y embrionarla, como lo 
son los comienzos de toda novedad; pero asistiremos ya i un 
esbozo de tragedia <6 de drama verdaderamenie tales. SegiJn 
reputados eriticos, esta evoluci6n en e) genio dramiitico de 
Encina,, habria sido ocasionada por su eslancia en Italia, i la 
visla de los modelos que tenia presentes, aunque es seguro 
que atguna de las obras de esta clase la compuso antes desu 
salida de Espafia, y desde luego ista que sigue, escrita antes 
de 1497. 

Egloga de Fileno y Zambajdo. 

Estd en coplas de arte mayor. A diferencia de las demis de 
Encina. En ella aparece Fileno lamentando sus desgracias y 
buscando quien quiera ofrselas. Tropieza con Zf^mbardo, otro 
pastor amigo suyo, y empieza & referirle sus cuitas, cont&ndo- 
le c6mo la fortuna y el amor unidos, dice, 

Manddronme amar, y amando, seguir 
uiia Itgura formada en el viento; 
que cuando a los ojos mis cerca la siento, 
mis propios suspiros la hacen huir. 
Y como en beldad excede al decir, 
asl de criieza ninguna la iguala. 

A lo que Zambardo responde filosificamente: 

Topaste con ella mucho en hora mala: 
si tal es cual dices, desplde el vivir. 

Prosigue el zagal narrando la inaudita conducta que la in- 
grata Cefira usd con i\; pero su amigo se duerme en medio de 
la relaci6n, lo cual hace que Fileiio busque otro audiiorio, 
para lo que llama i Cardonio. Pero iste, si bien se halla dis- 
pueslo k oirle, no consiente que diga mal de las mujeres, en- 
tablindose entre ellos una viva controversia sobre el particu- 
lar. Fileno, apoyado en la autoridad del Boccaccio, lasde- 



JtJAN C|t KlfClNA 169 

• '1^^ 

nuesta, y su companero las defiende, citando varias ilustres 
griegas y romanas. Sepdranse, sin que al parecer quede cl 
primero convencido, y entonces el d£sdichado afnante, mal- 
diciendo del amor, de Cefira y de si mismo, y encomendando 
su alma 4 Jupiter MagnOy se atraviesa el pecho con un pufial, 
despu^s de arrojar lejos de si lodos sus bienes muebles, como 
el rabel, cayado, yesca, pedernal, eslab6n, cuchara, y abando- 
nando a la voracidad de los lobos los semovientes que estaban 
a su cuidado. 

Arrepentido Cardonio de haber dejado solo d Fileno, y al 
hallarle caddver, prorrumpe en exclamaciones de dolor, y des- 
pierta d Zambardo para que le ayude a dar sepultura k su in- 
feliz amigo. El mismo Zambardo compone un epitafio en que 
dice que el fin de Fileno es el del que sirve d mujeres 1. 

Moratin asigna d esta obra la fecha de 1497. Canete 2 dice 
que debid de componerse entre i5o5 y 1609, en que por pri- 
mera vez se halla impresa ^, pero ya queda dicho que es an- 
terior. 

Tiehe poco movimienlo en el didlogo; el estilo es, en gene- 
ral, grave; la versificaci6n buena, salvo algunas imperfeccio- 
nes en el acento, comunes d todos los poetas de aquel liempo, 
De los personajes, resulta bien trazado el de Zambardo, pere- 



1. Como se ve el poeta dramatiz6 la cuesti6n que durante la 
Edad Media strvi6 de tema d tantos versos en Francia, Italia y es- 
pecialraente en Espana. EF mismo Encina tambi^n la trat6 en for- 
ma Urica, como hemos visto, en el pasaje en que alude d Torrellas, 
principal denigrador de las damas entre nosbtros, y d quien im- 
pugnaron tantos poetas de su tiempo. El asunto, pues, y el metro 
son perfectam elite nacionales, aunque en Espana no haya nacido 
esta cel^bre y larga pol^mica literaria. 

2. Prologo d las Farsas y ^giogas de Lucas Fernandez, p. xxx. 

3. En la edici6n del Cancionero de este ano. Aparece tambi^n 
impresa suelta dos veces en el siglo xvi, en 4.° y sin 1. ni a., y otra 
en Toledo, por Juan de Ayala, en i553, 4.° — D. Fernando Col6n, 
en el niimero 3851 de su Registrum, anota esta l^gloga en 4.°, y 
dice haberla comprado en Alcald de Henares en i5i i por 6 mrs. 



I70 EITDDIOS HI BKW 
^ 

zoso 7 egoisia, bueno en el fondo; declamador con excess, 
Fileno. 

El tr&gico desenlace de esta obra, inspirado quizi en La Ct- 
lesiina, debe de ser el primero que se puso en las tablas en Es- 
pafla. Por ultimo, era esta pieza la que conleniaba al descon- 
teniadizo autor del Diilogo de la lengua ^. 



Egloga de Cristlno y Febea. 



Un nuevo elemento que, & no constar que Encina te einple6 
antes de su viaje i. Italia ^, pudiera creerse haberto aprendido 



1. «Muchas olras cosas hay escritas en metro que se podrian 
alabar; pero asi porque muchas dellas no estdn impresas, como 
por no ser prolijo, os did solamenie esto; que aquella comedia 6 
farsa que llaman de Fileni y Zambardo me contenta.* Mayans: 
Origenesde la lengua espanola,yiAd.r\A, 1873, pdg. [25. ' 

Traducci6n 6 imitaci6n 6 extracio de la Egloga de Encfna, debe 
de ser la siguiente ttaliana, nociiadapor los hiscoriadoresdeaquel 
leatro y de la que, segiin GalUrdo, se hallaba un ejemplar en la Bi- 
blioteca Colombina, en un tomo miscelineo con el nilmero 23. La 
pieza tenia el siguiente tfiulo; 

Eglogha paslorica Asdrvc \ ciolo Di Phyle \ nio Gallo \ Da Mon- 
liano 1 Inlerlacutnri \ Phylenio: el Sapkyra Nym \ pAa,— (Portada 
grabada en madera encerrando el iliulo anterior. Y al tin:) Slampa- 
la in Siena p. M. di B. F. Ad islansia di su C. di A . L, \xx de luglio ' 
1 514. 

Como se ve los dos linicos personajes que se.citan son los mis- 
mos que hay en la obra espanola (Fileno y Celira) con leves alie- 



2. La ilgtoga de Cristino y Febca es anterior i 1497, pues en la 
Farsa 6 cuasi comedia del soldado de Lucas Ferndndez, pig. 103, 
se dice, hablando del Amor: 



JUAN DIL KRCXNA 171 



alli, aparece en otra 6gloga de Encina, de la que no habia m^s 
que vagas indicaciones antes de la publicaci6n acad^mica que 



PA8CUAL 

Desde aqui al diablo do 
A rapaz de tan ruin mafia; 
iste euido en la montaiia 
o^aito 4 uH pattor hirid. 

La alusi6n al Triunfo de amor de Encina es clara, como se com- 
prueba ademis en otra cita que hace al znismo por el nombre de 
Pelayo, su protagonista. Por consiguiente la Farsa de Fernandez 
es de 1497; y como en ella se mencionan la ^gloga de Zambardo y 
la de Cristino, ambas de Encina, es eVidente que ambas son ante- 
riores i, 1497. Encina no incluiria la ^gloga de Cristino en su Can- 
cionero por haberla escrito en el mismo 1496 6 por otros motivos. 
El pasaje, muy curioso, de la Farsa es el siguiente (pig. 92): 

PRABOS 

Y auu por zagales que he vido 
* y he oido, 

que por grimas y cordojos 

de amorio ae han vencido 

80 aborrido 

verlos muertos por antojos. 

De los cuales en memoria 

tengo muchos perpasados 

que muneron malogrados 

desta tan gran vanaglorla. 

Fileno el se matb 

y muri6 

por amores de Zefira. 

Decidme: ^qud hard yo? 

Muerto so 

si este mal fio se me tira. 

Tambicn me iiembras Pelayo^ 

aquel que el amor hiri6, 

que en aqudl suelo quedb 

tendido con gran desmayo. 



SOLDAOO 



J 

Deso no te has de espantar 

ni dudar 

que su turia muchos mata. 



tj% 



tr.otWst eiXjoii estudios -. Es la tiialada dc Cristmo y Febea^ de 
zrer^mtTizo tan scnciHo como las anicriorcs, pcro mcjor desen- 
7ueito que ei de Piacida y Vidoriano, de que hablamos en 
seg-^ida. 

La escena o-curre en ire postores. Cristino quiere dejar el 
mundo y retirarse a una ermita, para io que solicita el conse- 



N*os podre baj acibcr 

de percootsr 

zagales que adi maltrata. 

Que Bns^fl por BeringudU 

pas6 on montto de qneiumbres 

hasta que top6 ooo elfaL 

Y ann Mingo si se decrala 
por Pascuala 

mil quillotranias paso 
y ei que por esta \agala 
pompa y gala 
dej6 y pastor se torno. 

Y aan Cristino an religioo 
se meti6 y dejo su hato ~ 
despncs amor de rebato 

le sacd de su intencibn. 
, Envidle mensajera 
muy altera 

que lo tentase de amor 
ninfa llamada Febera 
y volvl61e A ser pastor. 

I . Habfa dado primero noticia de esta nueva obra dramitica de 
Encina, a€nque sin indicar su paradero, b. Pedro Salvi en el Ca- 
tdlof^o de su biblioteca, repetidamente citado (torno i, pig. 434)')' 
el Sr. Mendndez y Pelayo, cuyo amor i las letras y desinter^s son 
tan grandes como inmenso es su saber, puso el ejemplar quepo- 
see, linico que se conoce, i disposici6n del editor del teatrodel 
poeta salmantino, y dste lo reimprimi6 con un grabado que en el 
fronlis tiene el original. El titulo completo de la obra es comosi- 
guc: f<f(loga nuevamtnte trovada por Juan del Encina^ adonde se 
introduce un pastor que con otro se aconseja, queriendo dejar este 
mundo d sus vanidades por servir d Dios; el cual, despu^s de habersc 
retraidn d ser ermitano; el dios de amor, muy enojadoporquesinsu 
licencia lo habia/echo, una ninfa envia d le tentar, detal suerteque 



JUAN DSL SNCINA 1 73 



jode su amigo Justino, que, aunque mozo, tiene en concejo 
mis cr^dilo que el crego y el sacristdn, Justino, que desaprue- 
ba semejante prop6sito, luego que queda solo, manifiesta ^no 
creer en la eficacia de ^1, no ddndole ni un mes de duraci6n, 
y calculando que en breve el amor dard al traste con la reso- 
lucidn de Cristino. Aparece entonces el propio Cupido, que 
anuncia ai pastor su intenci6n de vengarse de aqu^l, y para 
ello evoca d la ninfa Febea, d la cual manda vaya d tentar al 
nuevo ermitano, extendi^ndose en tanto el Amor en la rela- 
ci6n de los tormentos que le hard sufrir, en unos t^rminos 
que recuerdan los del Didlogo entre el Amor y un Viejo, Como 
era de esperar, del coloquio de Febea y Cristino resulta muy 
quebrantada la vocaci6n religiosa de 6ste y con la visita que 
recibe del Amor mismo, se afirma mds en la idea de volver al 
mundo. Excusado serd anadir que Justino, que aparece luego, 
aplaude la decisi6n de su amigo, quien deja en la ermita el 
balandrdn, escapulario, breviario y las cu^ntas, y, cantando y 
bailando, regresan ambos d la aldea, no sin que Cristino reci- 
ba del hijo de Venus la promesa de que logrard el amor de la 
ninfa lentadora. Acaba la obra con un villancico que tiene el 
estribillo: 

— Torna ya pastor en ti: ' 

dime: ^qui^n te perturb6?. 
— No me lo preguntes, no. 

La semejanza de esta obrita, muy bien versificada y dialo- 
gada, con la de Rodrigo Cota es evidente, y parece indudable 
que en ella debi6 do inspirarse, 6 al menos tenerla presente, 
Encina para componer la suya. 

Hay, sin embargo, quien sospecha que ademds dramatiz6 
en esta 6gloga el poeta un asi;into propio; y verdaderamente, 
encu^ntrase en ella algunos pasajes bastante extranos y signi- 



forj^ado del amor deja los hdbitos y la religion, [nterlociitores. Cris- 
tinOf Justino, Febea, Amor. Sin 1. ni a.; dos hoj. en fol. d tres co- 
lumnas, let. got. — La impresi6n es de principios del siglo xvi, 
pero algo posterior d i5o9. 



'74 



ficativos para que esta opinidn carezca de fundainento. Como, 
ppr otra parte, sabemos, por sus mismas palabras, cuan gra- 
vemente fueron alguna vez perlurbadas sus inclinaciones de- 
votas', no seri quizi avenlurado suponer que Crislino es el 
mismo Encina, y que de s! hablaba cuando, despuis de recor- 
dar lo transitorio de las humanas cosas, decia, para explicar 
su cambio de vida, por boca de su h^roe: 



Tambiin sabes los ventiscos, 

los tormentos, los nublados 
que por mi son ya pasados, 
los peligros, los ai 



arroyos, mares i 
nieves, aguas, vi« 
has pasado i mil 



Plies si digo. enamorado; 
imal pecadol 
tampoco me mentir^: 
bien puedo deeir que-fui 
veniuroso y desdicliado '. 



1 . Recufirdese que en su Cancianero hay, enlre otras significa- 
livas, una composicidn <i una serlora de qujen se enamori, eswn 
do muy apartado de amores i meiido en devoci6n». 

i. De la vida avenlurera que un tiempo llev6 Encina, ademisde 
algunos pasages de su Trivagia, da idea (si A i\ se refiere) su poe- 
sla «en nombre de un galin i su amiga, por quien mucho haWa 
perdido, andando por elta huido i desterrado*, induida tambidn 
en su Cancionero. 

3. Hoy que lenemos noiicias de gran parte de la procelosa vida 
del poeta y de sus repetidos y largos viajes, no puede dudarse de 
que i si mismo se aplica esias palabras. 

4. Teatro completo, pdg. 384. 



JUAN DEL BNCINA 1 75 



Y poco despu^s, volviendo al mismo tema, exclama Cris- 
lino: 

Si cuanto mal y cuidado 
he pasado 

por atnores 6 senores, 
sufriera por Dios dolores, 
ya fuera canonizado. 

No es, por fin, menos singular la amenaza que al mismo 
hace el Amor, cuando ya habia cesado la oporlunidad si el 
asunto fuese de mera fantasia: 

No te acontezca jarads, 
desde hoy mds 
retraerte ^ religion; 
si no, sin ningiin perd6n, 
bien castigado serds. 



Bgloga de Placida y Victoriano. 

La introducci6n del elemento fantdstico, come se ve en la 
anterior obrita, persiste con circunstancias muy singulares, 
en la famosa ^gloga de Pldcida y VictorianOy que durante 
tanto tiempo se crey6 perdida, y de la cual, en efecto, no pa- 
rece haber llegado^ nosotros m^s que un ejemplar ^ que ha 



I. Es el que perteneci6 i la biblioteca de Salvi, y que en el Ca- 
tdlogo de la misma, tomo i, pdg. 43 1 , se describe con este encabe- 
zado: ^nilgloga nuevamente trovada por Juan del Encina. En la cual 
se introducen dos enamorados, llamada ella Pldcida y d Vitoriano. 
Agora nuevamente enmendada y anadido un argumento, siquier in- 
troduccion de toda la obra en coplas; y mds otras doce coplas que 
faltaban en las otras que de antes eran impresas. Con el Nunc dimi" 
tis trovado por el Bachiller Fernando de Yanguas», 4.", sin lug. ni 
ano. Cree el Sr. Salvi, y demuestra con gran copia de razones, ser 
esta edici6n de Burgos y anterior i 1524. Sin duda otro ejemplar 
de ella f\i6 el que. compr6 en Medina del Campo en i9 de Noviem- 
bre de 1524, por ocho maravedises, con otros libros, el ilustre don 



17^ vrmrx'Jt sc uk 



Vjrr^ ^'j dt -x ^'^ '^^ psra Ji» ^.i^ is - jc piseraji t..c:-'3S curio- 

Kv*4i v^f*, V. u*:vr,y^ at ^zctr x» sab.*- J ■>* ii Vildcs, a 
'^ ^ er/ .;(vui ff.tr, !.t m^rre^.o pan. c -ires a-i2«ir-zas^ L* cccipuso. 
hiv',; '.* er> Forr*A -« dondc, se^-n D. Lcan^rc FornAridcz de 
M'/fai'f,, ve ;nr,pr:m:6 en i3:4 *, t donic pareze prgsumible 
v; f^pretenuve *; fu^, sin enr.bargo, proh-b:ia pc»r la laquisi- 
ci^/fj, y aparec^e en los Indices desde i56o. 

'( ien«, vegun la costumbre italiana de cct:>cccs, que tam- 
bi^^n adopt/j» I'orres Naharro para sus comedias, un imtroiw 
icu dtfpS'ASf que pronuncia un pastor explicando cl argumenio 
dc la obra, que es bien sencillo. 

Abandonada PIdcida por su amante Victoriano, huye a b 
mk% c\condido de un monte con objeto de daise la muerte, 
como lo hace al pie de una fuente, atravesandose el pecho con 
un pufial de Victoriano. Flste, que i pesar de las instigaciones 
de HU amigo Suplkio, quien le aconseja que a fin de olvidar a 
Pldcida^ coloque su pensamiento en otra dama Ilamada FIu- 
KCDcia, no puedc desechar el recuerdo de la suicida, cuyas 
Intcncioncs conocc luegoy pane en su busca hasta el lugar en 



Kernando c:ol6n, t'undador de la Bibiioteca que lleva su nombre. 
en Sevilla, y dcNcribc minuciosamente en ei caUiogo 6 Registrum 
que dc U miNma form6 de su mano, en el numero 4.044. 

I. V.w ol rcpctido Didiofrt de la iengua, dice per boca de su 
honu'>nimo ValdOws: «Juan del Kncina escribi6 mucho, y asi tiene 
U)do: lo que me conlenta mas, es la Farsa de Pldcida y Victoriano, 
que compuso en Koma.» Mayans, Orig., pig. 123. 

a, Origcnifs dd Watro cspanoi, en la edici6n de Rivaden^yra, pa- 
^\\\A iSk Adenuis de osu edici6n de la igioga, se hicieron otras 
v«nAS» como se dice en el encabezado de la de Burgos, que nos 
sou dcNConocidas, V\ arj^umenio 6 introito anadido en dsta pudiera 
indu iHinos ser U f.V«''\iC^J de coniposicion anterior d la ida del poeu 
A lulu, donde sc acostumbraba a preceder lasobras representadas 
con du ho prolojjxN > que con esta de Encisa aparece por vez pri- 
mc\x^ cwtrr nv>Nouvs^ 

^^ \ A sc hA \ iNio que dcbio de ser la ejecutada en casa del Gar- 
de uaI de ArborcA 



JUAN DEL ENCINA iyj 



que su amigo se la muestra, ya caddver. En su desespera- 
cion, qiriere seguir a Pldcida d la tumba, i no irapedlrselo 
Suplicio, el cual sale k llamar k unos pastores para que les 
ayuden k sepultar d la infeliz dama. Entre tanto, Victoriano, 
ya solo, interna poner fin d sus dias; pero entonces aparece 
Venus en persona, que le detiene, manifestdndole que todo lo 
sucedido lo fu^ por su orden, con objeto de probar la constan- 
cia amorosa del galdn, y que su amada Pldcida volverd d la 
vida, por mediacidn de Mercurio, qui^n, en efecto, verifica la 
resurreci6n de Pldcida. 

^De modo que su gran duelo 

se remedia; 
y asi acaba esta comedia 
con gran placer y consuelo. 

Por el lenguaje y la versificaci6n es indudablemente esta 
obra superior d las demds de Encina. Tambidn es mds en^rgi- 
ca y precisa la expresi6n de afectos. Mas no sucede lo mismo 
en cuanto al didlogo, que aqui no aparece, ni al movimiento 
dramdtico que asimismo es Aulo. La acci6n es mon6tona, d lo 
que contribuyen no poco algunos pasajes como la vigilia ^ 
pagano-cristiana que dice Victoriano, y que no tiene menos de 
setenta y siete coplas de ocho 6 mds versos, y el eco, entrete- 
nimiento pueril que solo el gusto del tiempo puede discul- 
par 2. Asi, aun cuando esta obra excede en dimensiones d las 
demds, lo verdaderamente dramdtico de el la no tiene mayores 



1 . La costumbre de aplicar lextos de la Escritura d asuntos amo- 
rosos es muy frecuente en nuestros poetas del siglo xv y aun la de 
dirigirlos d los dioses del paganismo, como Jiipiter y Venus: ios 
Cancioneros ofrecen abundantes ejemplos de esta mania, que es 
una de las pruebas de la degradaci6n, pobreza de ideas y falta de 
sentimientos verdaderos de la escuela cortesana. Suero de Ribera 
compuso una Misa de amor, completa, y Garci Sdnchez de Bada- 
joz llegb en sus Lecciones de Job hasta la extravagancia. La vigilia 
de Encina ocupa de la pdg. 326 d la 347 del Teatro completo. 

2. Pdginas 317 d 320 de la misma coleccion. 

12 



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iiM jtiitMlM |wu ill iiic della. 
M en |<l»(t iM (iNiti imiy bella, 
\\\\\ liiM inM*<a ostA con ccfio. 



\ V U\\\\>\^ \\^^ ^ M «♦ \ M • <^ <*^* ^*^'l Tcatro compieto de Encisa 



jUAN DSL XNCtNA ^79 



El Triunfo del Amor. 

Obra francamente aleg6rica, y por eso la colocamos en este 
lugar con infracci6n del orden cronol6gico, es 6sta, que ya 
Encina no llama igloga sino representacidrif sin duda por ha- 
berlo sido ante el prlncipe D. Juan, hijo de los Reyes Cat61i- 
cos, y, segiin fundadamente se presume, en los dias de su 
matrimonibi con dona Margarita de Austria, hijadel empera- 
dor Maximiliano. 

RedOcese su argumento & que en un soto vedado se halle 
el Amor cazando «con sus frechas 6 arco», cuando un pastor, 
llamado Pelayo, le amenaza y trata de prender. Dispdrale el 
hijo de Venus una saeta, y el pastor cae mal herido, acudiendo 
a sus gritos sus dos compan'^ros Bras y Juanillo. Llega luego 
un escudero, y habiendo preguntado sobre lo ocurrido, le con- 
testan que Pelayo tiene mal de amores, y termina la obra 
cantando todos al amor. 

El didfogo en esta brillante alegorla es muy animado, rico 
el lenguaje y ligero y agradable su estilo. Cel^brase, y con 
raz6n', como excelenle por su fluidez armonia, el mon61ogo 
con que empieza la obra y en el que el Amor se alaba de su 
poderio. En 61 hay coplas como estas: 



I. Aunque D. Juan se cas6 en Burgos el 2 de Abril de 1497, 
quizd se retirariad Salamanca pocos dfas despu^s, y entonces pon- 
dria Encina su obra en escena. No parece esto dificil, sabiendo que 
el principe muri6 en Salamanca pocos meses despu^s, en 4 de Oc- 
lubre. Tampoco es inverosimil la idea de que, yend6,como fueron, 
los principales senores de la monarquia & Burgos, para asistir A las 
fiestas de dichas bodas, el duque de Alba llevase consigod su 
poeta familiar, y acaso en su alojamiento se hiciese la representa- 
ci6n d que asistiria el principe con su joven esposa. Lo cierto es 
que en la rtibrica de la ^gloga se asegura que D. Juan vi6 hacer 
la obra. 



Yo pongo i quits esperanza; 
yo quito & pongo cadena; 
yo doy gloria, yo doy pena, 

yo firmeza, yo mudanza, 
yo deleitesi tristuras 
i amarguras, 
sospechas, celos, recelos; 
yo consuelo, desconsuelos; 
yo Ventura, desventuras. 

Doy dichosa i triste suerte; 
doy traba)0 i doy descanso; 
yo soy fiero, yo soy manso, 
yo soy fuerte. 

Yo doy vida, yo doy muene, 
i cebo lo! 



de sospiros i cuidados. 
Yo sostengo los penados 
esperando galardones. 

Doy favor i disfavor 
& quien yo quiero, i me pago 
con castigo, con halago, 

Doy esfuerzo, doy temor. 

Yo soy dulce £ amargoso 

lasiimoso, 

6 acarreo pensaitiientos. 

Doy placeces, doy tormentos; 

soy en todo poderoso. 

Moratin flja A esta obra la fecha arbitraria d 



[. Hfillase, como queda dicho, estapiececilla en las ediciones dc 
i5o7, i5o9 y i5i6 del Concionero del autor. Hay ademis varias 
impresiones sueltas de ella de principios del sjglo xvi, y Salvd 
mencioiia dos diferentes. Gallardo la reimprimio en el quinio nil- 
mero de su Crilicon, ddndole el tilulo de Triun/o del Amor, con el 
que es conocida. 



JUAN DEL SNCINA l8l 



En Encina aparecen ya ligeramente bosquejadas las diversas 
formas que en lo sucesivo habrd de revestir el teatro espanol. 

En sus representaciones de la Pasion y de la Resurreccidn 
hay un esbozo del drama religioso, que ha de alcanzar luego 
su mis alta y perfecta expresi6n en el auto sacramental. La 
comedia de costumbres y de intriga se presiente en las 6glo- 
gas septima y octava; el drama trdgico se anuncia en la de 
Fileno y Zambardo; adivinanse las comedias heroicas en las 
farsas de Pldcida y Victoriano y de Cristino y Febea, y se co- 
lumbra la alegoria calderoniana en ese hermoso joyel titulado 
El triunfo del Amor. El entrem^s, el sainete y acaso la come- 
dia de figur6n, tienen un digno antecespr en el Auto del Repe- 
Ion, que no desmerece al lado de los graciosisimos;?a505 del ba- 
tihoja sevlllano, y hasta las futuras has estdn representadas en 
la primera parte de las ^glogas primera y quinta, en la de las 
grandes lluvias y en el introito de la de Pldcida y Victoriano, 

Entre los poetas sus contemporaneos, aunque posteriores 
en la composici6n de obras esc^nicas, Lucas Ferndndez le 
aventaja en los dramas religiosos, especialmente en su nota- 
ble vlu/o de la Pasidn; pero entre sus farsas no hay ninguna 
comparable k la 6gloga octava de Encina. El portugu^s Gil 
Vicente crea caracteres, y en sus ultimas obras da mayor en- 
sanche d la acci6n dramdtica, apareciendo bastante alejado del 
poeta salmantino. Pero, sobre todos, el extremeno Torres 
Naharro, lleva de golpe la comedia de enredo, la mis genui- 
namente espanola, i tal altura, que para hallar algo que su- 
pere d su Himenea es preciso saltar hasta Lope de Vega y sus 
coetaneos. 

Asi, pues, Encina no tard6 en ser sobrepujado en todos los 
generos, como lo exigian los rdpidos progresos que necesitaba 
hacer el teatro nacional para alcanzar en el discurso de un 
siglo su total deseflvolvimiento. Pero las obras del patriarca de 
la literatura dramatica, ademds de su m^rito relativo, tienen 
un tinte de franca alegria y de juvenil frescura; fluye en ellas 
la poesia verdadera de modo tan espontdneo, tan ingenuo y 
hasta candoroso, que aun hoy seduce y divierte su lectura d 
todo el que no tenga el gusto pervertido 6 atroflado. 



LOPE DE RUEDA 
y el teatro espanol de su tiempo ' 



DespuSs del progreso Ian inesperado como grande que el 
extremeno Bartolomfi de Torres Naharro imprime a! naeietite 
drama de Casiilla, sobreviene un perlodo de estancamiento 
que dura hasta mis de medlar el siglo xvi. 

La gran fusidn de los elementos dramfiticos, 6, si se quiere, 
lealros rudimentarios, operada genialmente por el auior de la 
Comedia Himenea, no fu^ comprendida por los que despuis de 
i\ escribieron y el fraccionamiento del leatro nacional prosi- 
gue cpmo si aqu^l no hubiese venido al mundo. 



* Public6se este bosquejo en la Revista de archivoi, bibliotecas 
museos, de i898; niimeros correspondientesi los meses de Abril 
y Oclubre y Noviembre, Hoy se reimprime con las adiciones que 
hicieron necesarlas algunos descubrimientos posteriores que se 
citan en su lugar. 



184 ISTUDIOS DB HISTORIA LITXRARIA 



De las tres formas 6 maneras de teatro escrito que Naharro 
hall6, sigue teniendo cada una su desarrollo propio y ofrecesu 
historia particular y paralela k la de los otros dos. 

El teatro religioso parece ser el que primero adopt6 parte de 
las novedades esc^nicas tjaidas por Torres Naharro, como se 
ve por la tragedia de Santa Orosia (1524) del Bachiller Barto- 
lom6 Palau ^, probablemente de igual clase que otra suya 
desconocida sobre el martirio de Santa Librada y sus nueve 
hermanas. Este Bachiller fu^ asimismo autor de la desvergon- 
zada Farsa Salamantina v de un misterio ciclico, como los 



I. Reimprimio esta rarisima obra acompanada de un extenso y 
erudito prologo el ilustre D. Aureliano Fernandez-Guerra. y Orbe, 
con el ti'tulo de Caida y ruina del imperio visigotico espanol. Pri^ 
mer drama que las represento en nuestro teatro. (Madrid, 1883. Li- 
bre de que solo tir6 el autor 200 ejemplares y que no puso A la 
venta. El ejemplar que debi & la fineza del Sr. Fernindez-Guerra 
lleva el nurnero i59). — Primer drama hist6rico espanol le llama el 
editor, pero la verdad es que de hist6rico s6Io tiene los nombres 
de los personajes y el fondo del asunto; los sucesos son en el modo 
de desarrollarse, de la inventiva del Bachiller Palau. Dividiolo en 
sew autos 6 actos, niimero nunca usado en esta clase de obras: el 
liltimo se refiere al hallazgo por un pastor (que por cierto emplea 
un lenguaje en extremo grosero) del cuerpo de la santa mdrtir. 
Los demds narran la historia de 6sta suerte. El rey D. Rodrigo, A 
solicitud de su consejero Firmiano, trata de contraer matrimonio, 
y habiendo sabido las altas prendas queadornan A Orosia, hijadel 
rey de Bohemia, despacha embajadores para pedirla y traerlai Es- 
pana. Entretanto enam6rase de la Cava y la fuerza: -ella se queja a 
su padre, el conde D. Juliin y, cuando la prometida con un her- 
mano y un tio obispo, entran por las montanas de Arag6n en Es- 
pana, hdllanla invadida por los drabes que ya se extienden por 
aqu^llas apartadas sierras. Refdgianse los extranjeros ^ una cue> 
va cerca de Jaca; pero sorprendidos por un pelot6n de moros, 
mandado por Muza en persona, son miserablemente sacrificados, 
incluso la virgen Orosia, que no quiso aceptar la vida A cambio de 
su fe cristiana, Tirso de Molina escribio una comedia sobre este 
conocido asunto, con el tftulo de La Joya de las montanas: Santa 
Orosia. Primera parte. 




m * 



franceses de la Edad Media, aur 
lulado La Victoria de Crislo '. 

Mayor perfeccidn eniraila la cei 
plaeenlino Mieael de Carvajal ' 
Jos^, hijo de Jacob. Es notable ; 
afectos, aunque de arte poco re 
cuairo actos, pero el Ultimo es mi 
!os olros. Mieael de Carvajal es t; 
comedia de Las Cortes de la mui 
que concluyd Luis Hurtado de ' 
Kle stgio XVI *. Juan Rodrigo Aloi 



1. De ia Victoria de CrUto existei 
ma es de 1846. Bsrtolom^ P*m! co 
dianie, otra/arsa aleg6rica llamada C 
en Astorga. en easa de Agostin de Pa; 
farsa es seiialar las dos caminos, de.la 
seguir el hombre en esta vlda. Menc: 
Gallardo en el Ensayo de una bibliota ■ 

sicidn (Indice de 1 559) y que se creia j 

2. Tragedia llamada Joseflna sacadc 
grada Eicritura y irobada por Mieael ' 
Plasencia. Va precedida de un prologo ' 
nuel C.aiieie, de la Academla EspaHola, 1 
Bibliifihi e^panoles. Madrid, 1870,4.° 
ejemplar conocido de ista obra, eiisti ■ 
rial de Viena; impresiin de Toledq, en 
de 1546. Pero la tragec,.: fu^ compuest 
del Corpus. 

3. La impresi^n antlgua tiene este c 
coTles d'la muerle que compuso Micahel . 
tadn de Toledo. Fueron impressas en la I 1 
En caia de Juan Ferrer. A cabaronse A 
"i;.— Reimprimio esta Obra D. Justo S 
Romancero y Cancionero sagrados en U 
crila en copUs de ocho versos octosilab( . 
escenas seguidas. Es obra esia lan excek 
la soltura del didlogo, la pinlura satirica 



una de las Dan\as de la muerle ', compuso tambi^n y vi6 re- 
presenlada por el mismo tiempo una Comedia de Santa Susa- 
na, que no carece de interns, pintura de afectos y crabazdn ar- 
tfstica *. 

Pero alternando con estas obras segulan y siguieron escri- 
biindose farsas religiosas a1 modo de Juan del Endna y Lu- 



2a particular de algunas escenas. Ademis de diversos estados 6 
coiidiciones humanas como las de paslor, caballero, pobre, monja, 
casado, viuda, juez, medico, etc., aparecen tambi^n algunos indi- 
vlduos como Mil6n y Broeano ladrones, Durandarte, Pie de Hie- 
rro, Beatriz mujer mundana: HerSclito y DemiScrito, un cacique 
indio que se queja de las crueldadcs que sc cometen con sus her- 
manos desde que se han hecho crlsiianos, mlentras que cuando no 
1o eran vlviati en paz. 

[. Farsa llamada Dan:^a de ta Muerte, en que se declara como d 
todos los morlales, desde el Papa hasla el que no tiene capa, la muer- 
te hace en eite misero suelo ser iguales y d nadie perdoni... Hecha 
por Juan de Pedra^a. Tundidor. vecino de Segovia... i55/. (Sin 
lug., 4,"; 8 hojas). Esia edici6n original, cuyo linico ejemplar co- 
nocido pdra en en la Bib. de Milnich, ha sido reproducido por el 
benem^rito J. F. WoLr en Viena en iSbi y reimpresaen Espana 
en el lomo x\u de la Coleccion de documentoi iniditos para la his- 
loria de Esp. y despu^s por Peoroso en el tomo de Autos sacra- 
menlales de la Bib. de Rivad. (pp. 41 y sigs.) Esti en coplas de arte 
mayor excepto el Inlroito que dice un pastor llamado Pascual. En- 
iran en ^1 la Muene, e! Papa, el Rey, la Dama, el Pastor, la Ira, la 
Bazdn y el Eniendimiento que soliciian al pastor al fin para que 
adore el pan eucarisiico, ^ 

2. Comedia hecha por Juan Rodrign Alonsn: que por otro nom- 
bre es llamadri de Pedra^a. vecino de la ciudad de Segovia: en la cual 
por interlocucion de diversai personal en metro se declara la histo- 
ria de Santa Susana... ano de i35i anos.Sin lug., 4." 8 hojas; esiA 
en octavillas, Fu6 reimpresa varias veces (Alcali de Henares, Sal— 
cedo, librero, i558. 4."; y Medina del Campo, Juan GodinezMillis. 
1603. 4.°; ambas de 8 hojas). Modernamente ha sido reproducida 
en el tomo 4.° del Ensayo de una bib. de lib. rar. y cur. de Gallar- 
DO, ZiBco DEL ViLLE V S. R\v6n, pp. 1 72 y sigs.— Eutre los perso- 
najes hay la Voii popular que hace el olicio de los cores en el dra-~ 
ma anilguo. 



tOPB DE RUEDA 187 



cas Ferndndez, de cortas dimensiones y sin mis objeto que el 
de festejar, como antes, el Nacimiento del Nino Dios y otras 
solemnidades eclesiisticas. Esta clase de obras no admitia re- 
forma alguna; asi que tan sencillo es el Auto de la Aparicidn 
de Crista de Pedro de Altamira 6 Altamirando; impreso en 
1 523 1, como los de clase semejante escritos i fines del mismo 
siglo. De modo que bajo este aspecto ningiin progreso se ad- 
vierte en las obras del sevillano Ferndn L6pez de Ys^nguas, 
fecundo farsista de la segunda decena del siglo xvi ^, L6pez 
Rangel 8, Esteban Martinez *, Aparicio ^, Izquierdo Zebre- 



1 . MoRATfN (D. L.) Catdlogo historico en sus Origenes del teatro 
espanol, niimero 36. ^ 

2. igloga nuevamente trobada por Hernando de Yanguas en loor 
de la Natividad de Nuestro Senor: en la cual se introducen cuatro 
pastores cuyos nombres son Mingo Sabido, Gil Pata, Benitillo, Pero 
Pan^a, los cuaies informados de los dngeles como Cristo era ya na- 
cido pidnenle d adorar y ofrecen sus dones^ y nuestra Senora da las 
gracias^y llega Mingo Sabido tanendo una gaita... Sin lug. ni ano, 
4.°; let. got., 8 hojas (Bib. Imp. de Viena). Yanguas alcanza mayor 
perfecci6n en su Farsa del mundo y moral, obra aleg6rica impre- 
sa en 1624 y otras veces despu^s, y compuso ademds una llamada 
Real otra sobre lafelice nueva de la concordia y pa^ i concierto de 
nuestro felicisimo emperador semper augustoy del cristianisimo rey 
de Francia. (Bib. Gayangos) y algunas otras que menciona Canete 
(Teatro esp. del siglo xvi, Madrid, i885, 8.°, p. 63). 

3. La farsa siguiente hiT^o Pero Lope^ Ranjel d honor y reveren- 
cia del glorioso Nacimiento de Nuestro Redentor Jesucristo y de la 
Virgen gloriosa Madre .iiya. Sin lug. ni ano (hacia 1530J, 4.**, le- 
tra g6t., 4 hojas. Es de lo mis rudimentario y simple de su'clase. 

4. Catdlogo hist, dramdt. de MoratIn niimeros 38 y 371 

5. Obra del Santisimo Nacimiento de Nuestro Salvador Jesucristo 
llamada de El Pecador, compuesta por Bartolom^ Aparicio... Sin 
lug, ni ano (hacia 1530), 4.°, let. got., 12 hojas. Reimpresa por 
Gallardo', tomo i.** del Ensayo de un bib., piginas 222 y siguien- 
tes. — Es de las mas movidas de esta clase y ofrece cierta novedad 
en su desarrollo y hasta mayor extension que los demis autos del 
Nacimiento. EstA bien versificado, aunque con algunas durezas de 
lenguaje. 



lS8 XSTUSIOS DB HISTORIA LITERARIA 

ro 1, Suirez de Robles 2, ni en ia mayor parte de los treinta y 
ocho autores de que di6 noticia Canete ^ (que lo son de j&glogas 
y Farsas al Nacimiento, d la Resurreccidn, etc.), ni en los mas 
antiguos de los autos que comprende el c6dice de la Bibliote- 
ca Nacional; debiendo advertirse que la mayor parte de estas 
obras son posteriores A i55o *. 

El mismo Diego Sdnchez de Badajoz, el poeta mas fecundo 
de este tiempo, en sus 28 farsas ^ (la mayor parte religiosas) 



1 . Lucero de nuestra salvacion al despedimiento que hisio Nuestro 
Senor Jesucristo de su bendita Madre,.. esiando en Betania. For 
Ausias Ij^quierdo Zebrero: en Sevilla, por Fernando Maldonado, 
ano de r5^2 (?) (MoRAxfN). Los continuadores de Gallardo men- 
ciooan una edici6n de 1620, tambi^n de Sevilla, y Barrera dice 
que vi6 una impresi6n suelta del siglo pasado atribuy^ndolo 4 un 
Dr. Ceballos, natural de Sevilla. Reimprimi61o D. Jlsto Sancha 
en su Romanc. y Cane, sagrados, niim. 9 10; pero tomindolo de 
una impresion suelta de Francisco Sanz, de Madrid, sin ano, y ad- 
judicandoselo A un tal Inocencio de la Salceda. Es sencillisimo y 
no merece ciertamente que se le busquen tan distintos padres. 
Esto, dejando i un lado que, A mi juicio, D. Francisco Escudero y 
Perosso, ha demostrado que la primera impresi6n de esta obra 
no es ni con mucho tan antigua como aseguran Morat/n y demds 
bibli6grafos , sino de i582 (V. Tipografia Hispalense, Madrid, 
1894, pp. 31, 272 y 363). 

2. Dans^a del Santisimo Nacimiento de Nuestro Setter Jesucristo, 
al modo pastoril, compuesta por Pedro Sudresi de Robles^ cUrigo de 
EvangeliOy natural de Ledesma. Madrid, i56i. La sencillez de esta 
farsa es tan grande como las anteriores, excepto la de Aparicio. 
SalvA y Gallardo mencionan una edicion de Madrid (Miguel Se- 
rrano de Vargas, 1606, 4.'*, 4 hojas). 

3. Tales son: Gonzalo Carvajal, Castillo, C6rdoba, Juan 
Francisco Fernandez, Cisneros, Andres de Quevedo, Pedro San- 
chez, Fernando Vazquez, etc. 

4. Uno de los m4s antiguos por la rudeza de composicion es el 
Auto de la Resurreccion de Cristo, que tiene el niimero 60 y lleva 
la licencia de la Vicari'a general para la representacion fecfiada en 
Madrid, 4 28 de Marzo de i568. Pedroso imprimio 16 de estas 
piezas en su coleccion de Autos sacramentales ya citada. 

5. Recopilacion en metro del Bachiller Diego sanche^ de badajoj;^ 



no tiene ningiina que pueda compararse con las citadas en 
primer tirmino; y probablemenie sucederia lo mismo con 
Vasco Diaz Tanco de Fregenal, escrltor que parece [ener gran- 
des afinidades esi^ticas con Badajoz como ias tenia dc paisa- 
naje ^. Prueba evidenie de que esias obras no admitian adelan- 
tamiento d evoluciin ariistlca es ver que atgunos que las com- 
pusieron muy notables de otro g^nerp, no avanzamn un paso 
en ^sie, sobre lo que.yaTiabian hecho FernSndez y Gil Vicen- 
te. Tal sucede con Juan Pastor ^ y anies con el propio Naha- 
rro, cuyo Aulo del Nacimiento parece obra de olra persona, 
por lo simple y rudimentario. 
Pero iniitil es habiar de este teatro que habia llenado ya su 



en la qual por gracioso corlesano y pasloril estilo se ctienian y decla- 
ran muchai Jiguras y autoridades de la sagrada escriplura. Agora 
naeuamente impresso y Dirigido al ylluslrissimo Senor Don Gomei 
%uarex de Figiteroa Conde de Feria, etc. {k\i\n'^ Fueimpresso el pre- 
sents libro en la muy noble y leal ciudad de Seuilla junto al mesdn 
de la castaHa acab6se d ocko dias del mes de Oclubre A no de mil y 
quinientos y cinquenta y quatro. 4.°, lei. g6t. A 2 columnas; ^ig- 
natura a-k ij y dos mis de fe de erratas. El Sk. Bahrantes reim- 
prlmio el dnlco ejemplar conocido, procedente de la Bib. de SM.\k 
en la coleccion de Libros de antario, en dos elegantes volilmenes 
{Madrid, 1882 y 1886, 8.°)— El moderno editor concede, i nuestro 
parecer, eicesiva vida de escritor i Sanchez de Badajoz, pues le 
supone haber alcanzado la ^poca de los Reyes Catolicos, como 
principio, y escribiraun en 1547. Mds racional parece limilar 
su produccion iileraria entre esta fecha y la de rSjo 6 cuando 
mds [525. 

1. De las obras dramiticas de este extravagante personaje s61o 
conocemos los tltulos conservados por 61 en el predmbulo de su 
Jardln del alma cristiana; y los prologos (linica patre inipresa) de 
sus Ternos; y segin ellos, no bajaria de 38 el niimero de obras de 
aquelia clase entre tragedjas, eomedias, coloquios, farsas. auws y 
diaiogos. 

a. Juan Pastob. que escribio un Auto nuevo del Sanl-i .\'jc:mien- 
lo de Crista, impreso en Sevilla, en ] 528, y en Alcali en 1603, (en 
casa de luan Gracian que sea en Gloria), sin interns ni artiflcio al- 
guno escribii obras profanas que tienen uno y otro. 




190 



erud 


formado p 


que, 
p6sit 
!osn 


sin aspirar i 
de entretene 
3 capaces de 



inisi6n y estaba deslinado & extinguirse en breve, para rt 
mis vLgorosa, con medios y procedimientos profanos. sacados 
de otra parte, y fuera ja del lemplo, en la comedias devotas 6 
de sanlos y en los Aulas Sacmmenlales. 

Paralelamente ai teatro religioso ibase desenvolviendo otro 
r las iraducciohes de algunos humanistas 
er en escena sus obras, y s61o con el pro- 
sus ocios 6 con el auhelo de mostrarlas & 
;niender el original, ponian en casiellano 
algunos dramas de tos teairos griego y latino. Ya en el siglo xv, 
en tiempo de D. Juan 11 se habian traduddo las iragedias de 
Seneca '; BoscSn puso en verso casleilano una de Euripides, 
hoy perdida; pero cuya existencia consla por el priviiegio para 
su impresi6n dado A la viuda del poeta. Antes de que Torres 
Naharro estampase su Propalladia habia ya impreso el c^lebre 
medico de Carlos V, el Dr. Francisco L. de Villalobos, su ver- 
sion plautina del Anjiiridn ^; y no mucho despu^s el Maestro 
FernSn P^rez de Oliva lo tradujo de nuevo *, con menos fide- 
lidadf aunque en prosa abundante y noble, A la vez que arre- 
glaba libremente la Eleclra de S6focles * y la Hicuba triste del 
mismo aulor griego. 



1 . Existe en la Bib. del Escoriai un codice aniiguo que las con- 
tiene (Rios: Hisl. de la lit. esp.. tomo 7.". p. 4o9) y dos mis en la 
Bib. Nacional (X-88 y T- 1 3 1 ) y olro incompleio (M-aS) en caUlin, 

i. Comedia de Plaulo llamada Anjitrion, Zaragoza, i5i5.(Ca- 
tdl. de MoHiTfN); Alcali, Arnao Guillen de Brocar, i5i7<C*talika 
G*Rcf*: Tipogra/ia complutens.; Madrid, i889, p, i9). Del mismo 
alio dice Gall*rdo (Knsayo 4.", p. 732) que tuvo una de Burgos 
en 4.°; Zamora, 1543 y oiras muchas veces con los Problemas, 
didlogos y el Iralado de lasjres grandes. (Reimpresos lodos en el 
tomo de Curiosidades bibliogrdfcas de la Bib. de Ribadeneyfa.) 

3. Muesira de la lengua castellana en el ttascimienio de HircuUi. 
Comedia de Amphitrion,.Sia lug. ni ano (iSaS d antes); 4.°, let. 
g6l.,2ohojas(fteg-is(runideD. Fernando Col6h y Caldl. de Salva). 
Se reimprimi6con las demds obras de Oliva en C6rdoba i586 y 

4. La Venganta de Agamenon. Tragedia que hifo Neman pere^ 



J 



LOPE DS KVEDJl I9I 



Nuevamente aparece traducido el gran poeta c6mico latino 
por un an6nimo de Toledo en i554 i, y al ano siguienie, un 
empleado de las rentas piiblicas de Lila vierle otras dos obras 
del teatro de Plauto, el Soldado fanfarron y los Menechmos 2 
con buen lenguaje y estilo. Aunque estas versiones no se ha- 
bian escrito para el teatro, como tampoco lo^fueron las que 
anos despu6s hizo Pedro Sim6n Abril 3, el hecho de repetirse 
algunas, como el Anfitridny debe inducirnos a creer que era 
leido y estudiado el caudal clasico y quealgo podria influir en 
las futuras producciones dramdlicas antes de llegar mds abun- 
dante, pero indirectamente, por conducto de los italianos: 



de Oliua. Maestro, cuyo argumento es de Sophocles poeta griego, 
ano i528. (Al fin:) Fue impresso en la muy noble y leal ciudad de 
Burgos: acabose d xx iiij dias del mes de Mayo. Ano del senor de 
mil y quimientos, y. xxv iij anos, 4.'*, let. got., 16 hojas. Hay 
otra edici6n de Burgos, Juan de Junta, 1530, 4.°, let. g6t., 16 ho- 
jas. Fueron reimpresas esta obra y la Hecuba Triste en el tomo 6." 
del Parnaso espahol de Sedano, pp. i9i y sigs. 

1. Qomedia de Plauto, llamada Amphitrion, traducida de latin en 
lengua castellana. Agora nuevamente impresa en muy dulce apas^i- 
bley sentenciosQ estilo. 1554. (^^ 1^^'J ^"^ impressa la presente obra 
en la imperial ciudad de Toledo en casa de Juan de Ayala en el ano 
de MDLIIII. 4,**, let. got. — El autor dice haberse servido de las tra- 
ducciones de Villalobos y Oliva. 

2. La comedia de Plauto, intitulada Militi glorioso, tradu^^ida en 
lengua castellana. En Anvers. En casa de Martin Nucio M. D. L. V 
(53 hojas). Sigue con portada especial: La comedia de Plauto inti- 
tulada Menechmos. Traducida en lengua Castellana por el mismo 
Author. En Anvers, En -casa de Martin Nucio M. D. L. V. Con Pre- 
uilegio Imperial. 12.°, 94 hojas en todo. El traductor an6nimo 
dedico su obra i Gonzdlo P^re2^ Secretario de Felipe 11, y por ello 
sabemos que hizo su version en Lila y que estaba empleado en la 
Hacienda Real. 

3. La Medea de Euripides, y el Pluto de Arist6fanes en 1 570, se- 
giin Nicolas Antonio, y en 1677, Las seis comedias de Terencio, Za- 
ragoza Juan Soler, en 8.° y reimpresas luego en Alcald, Juan Gar- 
cia, 8.°; Barcelona, i599, 8.°; Valencia, 1762, 2 vol. en 8.°, y muy 
esmeradamente en la Bib. clasica.(M.Sid. i89o, 8.°) 




192 ESTqpiOS DS HISTORIA LIT£RARIA 

Quiza una prueba de esa influencia sea la Tragedia de la cas- 
tidad de Lucrecia 1, primera obra de asunto romano de que 
tenemos noticia, por mds que el desarrollo de esta farsa tenga 
poco de cldsico. 

Con el deliberado prop6sito de que fuesen puestas en esce- 
na, al medlar el siglo xvi, Juan Timoneda, librero y editor va- 
lenciano, tradujo y arregl6 en prosa las dos comedias de Plau- 
to Anfitridn y Menechmos, y las sac6 A luz en iSSg porque, 
como ^1 dice, ya «penaban por verse en la emprenta* 2. El 
mismo Timoneda revela claramenle su intencibn en la adver- 
~r tencia El autor d los lectores, diciendo: «Cuan apacible sea el 
V estilo c6mico para leer, puesto en prosa, y cuan propio para 
pintar los vicios y las virtudes, amados lectores, bien lo supo 
el que compuso los Amores de Calixto y Melibea y el oiro que 
hizo La Tebaida. Pero faltdbales a estas obras para ser consu- 
madas, poderse representar, como las que hizo Bartolom^ <ie 



1 . Farsa de Lucrecia. Tragedia de la castidad de Lucrecia. Agora 
nuevamente compuesta en metro por Juan pastor, natural de la villa 
de Morata. Sin I. ni a., 4.°. let. got., 12 hojas. MoRAxfN le da la fe- 
cha de i528 gui^ndose per el Auto del Nacimiento del mismo Pas- 
tor; pero parece mis moderna; al menos su mayor enredo supone 
ensayos menos complicados, tales como la pieza religiosa. Son in- 
terlocutores: Tarquino y su hi jo Sexto, Colatino duque de Qolacia, 
Lucrecia su mujer, Espurio, Lucrecio, padre de la dama, Junio 
Bruto, Publio Valerio, un negro y el bobo^ criados. Esti escrita en 
quintillas de pie quebrado. 

No muy posterior, debe de ser la Tragedia de los amores de 
Eneas y de la Reyna Dido como los recuenta Virgilio en el quarto 
libro de su Eneida. Nueuamente compuesta. (Sin 1. ni a., 4.** let. go- 
tica, 20 hojas. 1536), mencionada .por los adicionadores de Gall ar- 
Do (t. 4.°, p. 1460.) 

2. Las tres Comedias del facundissimo Poeta Juan Timoneda. A no 
1 559, 8.° (Valencia). —La primera de ^stas comedias es el Anjitrion 
con varies adornos de la cosecha del traductor, como un introito 
entre cuatro pastores. La segunda, la de los Menechmos, es harto 
conocida por haberla reimpreso MoratIn en sus Origenes. De la 
tercera, la Cornelia, hablaremos oportunament^ 



LOPK DE RUEDA 1 93 



Torres y otros en metro. Considerando yo eSto quise hacer 
comedias en prosa de tal manera que fuesen breves y repre- 
sentables: y hechas, como pareciesen muy bien, as( k los repre- 
sentantes como k los auditores, rogdronme muy encarecida- u 

mente que las imprimiese, porque todos gozasen de obras. tan 
sentenciosas, dulces y regocijadas. Fu6 tant^ la im.portunaci6n, ' ^ 
que no pudiendo hacer otra cosa, he sacado por agora, entre 
tanto que otras se hacen, estas tres d luz: es d saber la Qomedia 
de Anfitridrij la de Menenos (sic) y la Cornelia.* 

Pero el magisterio dramitico de la antiguedad cldsica, en Jo 
que valiese, le reclbieron nueslros poetas principalmente por 
el intermedio de los italianos; y esto nos lleva d discurrir sobre 
la tercera clase de teatro, que podriamos llamar popular 6 pro- 
fano, y que independientemente de las formas ya expresadas 
coexistia con ellas, siempre refiriendonos al tiempo que media 
entre Torres Naharro y Lope de Rueda. 

Desde luego se observa en este teatro, lo mismo que hemos 
advertido en el religioso, una doble tendencia dadmitir.por 
una parte mds 6 menos resueltamente y con mayor 6 menor 
conciencia las innovaciones aportadas por Torres Naharro, y 
por otra k mantenerse en el campo de la antigua farsa espano- 
IsLj la secularizada por Encina, Ferndndez y Gil Vicente. 

Ejemplos de esta clase son el ya citado Sdnchez de Badajoz, 
quien en sus farsas del Molinero, de la Ventera, de la Hechice- 
ra, y, sobre todo, en la groserisima del Matrimonio, parece no 
haber tenido noticia de las obras de su ilustre paisano. Y k 
pesar de su notoria habilidad en trazar retratos y bosquejar 
caracteres, de su inventiva y de su facilidad en versificar, no 
se levanta cosa mayor en cuanto al arte sobre sus predecesores, 
ni sale de la farsa en un solo acto. 

Sigui^ronle Juan Pastor, si no es que fu^ contempordneo 
suyo, con su ya nombrada Tragedia de Lucrecia, en la cual 
menciona tambi^n otras dos farsas de su invencibn, tituladas 
Grimaltina y Clariana i; Juan de Paris, en una extrana ^gloga 



I . Esta dltima quizd sea la Comedia llamada Clariana nuevamen- 
ie compuesta en que se rejieren por heroico estilo los amores de un 

13 




194 ISTnDlOS SE HISTOKTA lIItRARrA 

de ermitano, moza, pastores y diablo i, y el estudiante Andres 
de Prado, con su Farsa tlamada Cornelia, «donde hay cosas 
bieti apBcibles de oir» y son en realidad chocarrerlas del peor 
gusto*. Setosti^ri de Horozco, jurisconsulto loledano, aulor 
tambi^n de tres pequeiios dramas feligiosos: La par&bola del 
nliador, !a del Ciega y la Hlsloria de Ruth, intercal6 en la se- 
gunda de estas obras un entrem^ (as! lo llama) de un procu- 
rador y un litiganie, y compuso ademas otro de mayor exien- 
sidn para representar en un convento de monjas de Toledo, 
ambosde gusto y sabormanifiestamentepopulares, sobre lodo 
el Ultimo, cu'ya excesiva licencia de lenguaje contrasta con el 
lugar en que fai representado °, y viene 4 ser un hermano ge- 
melo dd Auto del repeldn de Juan del Encina. ■ 

cabatlero moffl llamado Clareo con una dama noble de Valencia. 
dicka Ctariana. Mencionan esta obra los anotadorcs deTiciL^ioB 
(I, 1.° p. SaS) y se halla unida i una £gloga pasloril entre dos pat' 
toref Julio y Len:{inio d la muerle de una paslora llamada Julia, 
compuesta por un vecino de Toledo y par il dirigida at Diique de 
Gandta, Valencia por Maestro Juan Jo/re, al moli de la Ropella, 
Acabdse d ff dias de Mayo de i52», 4°, let. g6t., 22 hojas, queen 
tal caso habri que adjudicar lambiSn ;l Jiun P*stor. 

I . igloga nuepamente compuesla por Juan de Paris, en la qual se 
inlroducen cinco personas: un escudero llamado Estadn. un Ermi- 
tano, una mo^a, un diablo v dos pastores, el una llamado Vicenle y 
el otro Cremon, 1536. Sin lugar, 4.°, 11 hojas. En la Bib. de Mu- 
nich hay un ejemp. de otra edici6n: ]S5i, sin lugar, 4.°, la ho- 
jas.— Esti en coplas de arte mayor y el lenguaje es bastante rudo. 

a. Ademis de la edicidn de 1537 que cita MoratIk (Calil., nii- 
mero 59) hay otra tambi^n de Medina del Campo, i6oj, Millis; 
4.°, let. g6t. en 4 hojas, (V. Perez Pastor: La imprenta en Medina 
del Campo, Madrid, i895, p. 33d, donde se copia incegra). 

3. Sebastidn de Horov:o. Nolicias y obras inddilas de este aul ir 
dramdtico desconocido, porD. Josi Maria Asensio y Toledo. SevilU. 
[867, iz."— Esta coleccionciia noconliene la Historia de Rut. To- 
das, as! como las poesias Hrlcas de Horozco, se publicaron enel 
Cancionero de Sebaslidn de Horo^co, poela loledano del sigla XVI. 
Sevilia. 1374.4.°— Antes habia yairaladocxtensameniedelas obras 
dramiticas religiosas de Horozco, D. Maniel CiSete en su Dis- 




/ 



LOPX DE RD£DA li^ 



L. 



A esta misma clase habrdh de pertenecer la Farsa en copJas^ 
de Alfonso de Barrio, las de Jorge de Hervds, Diego de Negue- 
ruela, Manuel Niinez, Antonio Pacheco, Ruiz, Salaya, Ver- 
gara y algiin otro de los mencionados por Canete en su pr6Io- 
go d las Farsas y ilglogqs de Lucas Ferndnde^ ^, de las cuales, 
si se exceptOan una 6 dos, el mismo Canete no tenia mds no- 
ticias que las que arroja el Regisirum deD. Fernando Col6ji ' 

que ya hemos tenidp ocasi6n de mencionar y que inconipletQ 
se imprimi6 en el Ensayo de GaIlardo;^la Farsa 4 maneta de 
tragedia que citan los traductores castellanos de Ticknor 2, , 

aunque su extensi6n es mayor; las disparatadas Coplas de utia 
doncellay un pastor y un salvaje ^\ el Coloquio de Fenisa que 
imprimib Gallardo en el niimero 7.° de su Criticdn y otras que j 

que solo conocemos porhaber sido prohibidas por la Inquisi- 
ci6n y constar sus titulos en el tndice *. 



curso acerca del drama religioso antes y despu^s de Lope de Vega. 
Madrid, 1862, pp. i5-2i. 

1. Madrid, 1867, pp. lx y siguientes. V^ase tambi^n: Teatro es- 
panol del siglo xvi, del mismo Canete; pp. 55 y siguientes. 

2. Tomo 2.°, p. 527. Farga d manera de tragedia de como passo 
un hecho de amores de un cavallero y una dama. Fue imprimida la 
presente tragedia en la muy noble ciudad de Valencia^ ano de iS^y^ 
4,°, let. g6t., 12 hojas. 

3. En las presenies coplas se trata como una hermosa doncella an- 
dando perdida por una montana encontrd con un pastof: el cual pis- 
ta su gentile^a se enamord delta y con sus pastoriles rai^ones la re- 
quirio de amores. A cuya requesta ella no quiso consentir: y despu^s 
vino un salvaje d ellos y todos tres se concertaron de ir d una devota 
ermita que alii cerca estaba d hacer oracion d Nuestra Senora, 4.°, 
sin lug. ni aiio.— Hay otra edici6n de Valladolid, 1540, y otra de 
Alcald de Henares, 1604, ambas en 4.° Se reimprimi6 en el Ensayo 
de Gallardo (tomo i.°, p. 703). 

4. Tales como la Farsa llamada Custodia, la de los Enamorados^ 
la Josejina, el Coloquio de damas, la Comedia Jacinta distinta de la 
de Naharro), la Comedia Ramnusia, la Trinusia, la de Sergio y algu- 
na otra. La comedia Ramnusia debe de ser traducci6n de otra del 
mismo titulo compuesta en dialecto bergamasco por Aurelio 




\ 



}\ 



196 



De entre las obras dramiiticas de este tiempo hay que des- 
cartar, aunque llevan el nombre de comedias, tragicomedtas 
d otros semejanles, muchas novelas dialogadas, esciitas i imi- 
taciin de ta Celeslina, tales como la Tebaida, la Serajina, la 
Hipdiita, la Tidea, la Florinea, Lisqndro y Roselia, etc., y 
acaso la Orfea, la Comedia de Peregrina y Ginebra y La resu- 
rreccidn de Celeslina, esias tres solo conocidas por e! tndice 
expurgalorio. 

Difiecen tambi^n de esia clase de obras unas pocas como las 
de Luis Hunado de Toledo, cilebre autor del Palmerin de fn- 
glalerra, y de las noveias dramiiicas Tragedia Policiana y 
Las Cortes del casto amor; continuador, comoqueila dicho, de 
Las Cortes de la muerfe, y quieti termini asimismo el poema 
dramitico Comedia de PreteO y Tibaldo, empezado por el Co- 
mendador Perdlvarez de Aylldn, agregindole la &gloga sil- 
viana, del mismo gusto y escrita lambi^n en coplas de arte 
mayor I. 

Auior dramStico de un gSnero extrano, como Luis Hurta- 
do, es Antonio de Torquemada, que imprimid con otras obras, 
en [553, un Coloquio pasloril ^ y que en realidad es un drama 
aleg6rico, en prosa y verso, que parece fu4 representado, 4 
pesar de su extensi<6n, en casa del sexto Conde de Benavente, 



Schioppi, veronis, i impresa en iS^r. La tercera seri traduccidn 
esta coraedia de la tiiulada // Sergio de Ludovico Feoarolo, im- 
presa en i558 y nuevamente en Venecia (Appresso Bolognino 
Zaliieri), i568, 73 hojas eo 8.° 

t. Segiln NtcoL^s Antonio estas dos obras se Imprimieron en 
■ 552. Los anoiadores de TiCKNOR (t. 2.°, p. 527) mencionan una 
iegunda edidon, sin aiio, pero tambi^n del siglo xv[. Bardera de- 
dic6 & HoRTikDO DE Toledo un largo articulo en que trata eilensa~ 
mcnte de la persona de este autor, que lo es de otras varias obras 
pofiicas, como tambifn puede verse en el lomo 3.° del Ensayo de 
jGallahdo, publicado mucho despu^s. 

2. Loi Qolloquios sattricos, con un colloquio pasloril y gracioii 
at cabo dellos, hecHos por Antonio de Torquemada secrelario del 
Illustriisimo seHor Don Antonio Alonso Ptmentel, conde de Bena- 
vente... Mondoiiedo, Aguslin de Paz, i553, 8.°, let. gdt., 236 hojas. 



D, Antonio Alonso Pimenlel, de quien era servidor Torque- 
mada. A, g^nero igual penenece una Comedta que Francisco 
de AvendaSo imprimiti en este mismo aiio de [553 ^> donde 
tambiin juegan pastores, damas y entes morales. 

Pero de miSrilo mayor que todo esto, y con tendencias & con- 
tjnuar la senda abierta por el insigne alitor de la Himenea, son 
mros dramas de esle tiempo, entre los cuales debe ciiarse, por 
ser la mis antigua, la Constanta de Cristiibal de Castillejo, ci- 
lebre poeta lirico, que di6 suelta i su humor satirico y malean- 
le en esta desaforada pieza dramilica, con caracteres bien di- 
senados, aunque la extrema libertad de tenggaje quizes impi- 
da que esta rarisima obra, si algiin dia parece toda, pueda ver 
la luz publica^. 

Mis declaradamente intentan seguir las huellas de Naharro, 
Jaime de Hueie, auior de dos comedian tituladas Tesorina y 
Vidriana, celestinescas en el fondo, pero de extensifin conve- 
nJente, divididas en cinco actos cada una y escritas en coplas 
de pie quebrado ^■, y Agusltn Oriiz, que compuso otra obra de 



Haj otra edicidn de Bilbao, Matlas Mares, 1584, 8.', 262 hojas. — 
Los coloquios satlricos son obras diddcticas sobre el juego, la co- 
mida, el traje, etc. 

1. MohatIn; Orlgenes: Catdtogo hist., niimero 84. 

2. La Conslanxa de Castillejo, parece que debe darse par per- 
dida. CaSete que en su Teotro espanol del siglo wi, p. 139, di6 
extensas muestras de !a versiiicaci6.i de la obra dejando entrever 
que ailn existla, lampoco la conocii, y lo que hizo fu^ reproducir 
una papeleta de Gallardo que, como oiras muchas sobre ei leatao 
del siglo ivi tenia en su poder. 

3. Comedia intilulada Tesorina, Ja materia de la cual es unoi 
amores de unpenado por una senara y olras personas adherentes. 
Hecha nuevamenle por Jayme de Giiete. Pero si por ser su natural 
lengtta aragonesa no fuere por muy cendrados lirminos cuanio d 
esto merece perdon. Son interlocutores los in/rapueslos y es de notar 
que el/raile es ^uiearfor. 4.°, sin lug. ni a., (hacia i53o) let. gdt, 16 
hojas. — F116 puesta en el lndica.de i5S9. — Como en las demis de su 
clase redilcese el argumenio A las tentativas de Tesorino ayudado 
de su criado Pineda para hacerse amar de Lucina y penetrar ea su 




198 ISTOBlOe DI HiaTdRIA LlTERARIA 

igual clase, tUulada Comedia Radiana, con menos ingenio que 
Huete, aunque con lenguaje mis decoroso '. 

Superior i lodas £stas y adn quiz4 i todas las otH'as del si- 
glo XVI, anieriores k Lope de Rueda es la Comedia Prddiga, 
ya ensalzada con justicia per Moratin fniim. 85 de su Caliilogo 
hUt6rico-dram&tico} y reimpresa modernamente en Sevilla ', 
si no.le sobrepuja en el manejo del elemenio comico popular 



casa. Consigue uito y oiro en la segunda Jornada, valiSndose para 
to liltimo del tr^e da/ray Vejecio, con quien cambia de ropas 
bajo pretexto de lener que huir de la justicia por haber muerto un 
hombre en duelo. Pinedn, que halla al frile con el iraje de su amo. 
cree que es un Iadr6n y le di de palos. Sale luego Tesorino en bus- 
ca del fraiie para que legititne su uni6n con la dama, lo que se ve- 
rifica en la Jornada 4.* en la calle, i la que baja Lucina. 

Comedia Vidriana, compuesla por Jayme de G6eie agora nue- 
pamenle: en la cual se recilan Ins aitiores de un cabalhro y una je- 
iiora de Arag6n, d cuya peticifm por series muy siervo se ocupo en 
la presente... Sin lug, ni a. (hacia iSjo), 4." lei. got.. iS hojas, De 
argumenlo parecido i la anterior, pero con lenguaje menos grose- 
ro: domina lambien el elemenio cdmico, amores de Ucayos, etc. 

1 . Comedia inlitulada Radiana: cnmpuesta por Agustin Orli^,,, 
Repdrlese en 5 Jornada s br'ei-e& y gracUisas y de muchos enxemplm, 
Entra Juanilln con el Inlroilo y^ dice. Sin lug. ni a. (hacia rSjo). 
4..°, lei. got., 13 hojas. Clariano enamorado de Radiana b\'\i ie 
Lireo quiere penelrar en la casa de istt y robarla con ayuda de un 
su criado que emmnn s Marpina donceila de la dama. El padre 
oye la conversaci6n de Us dos j6venes que tratan de abandonar la 
casa y, cuando van i realizarlo, se presenta. Un cUrigo que pass 
por alH interviene oporiunamente casando inconlinenti & losaman- 
tes. La versificaci6n es mis floja que en Huete y la [primera Jorna- 
da iniitil, pues se reduce i un didlogo entre Lireo y Ricrelo. cria- 
Aa, en que el primero se lamenta de ta p^rdida de su esposa. 

2. Comedia Prddiga compuesia por Luis de Miranda, Placealina. 
En Sevilla, Imp. de D. Jos^ Maria Geiifrln. calle de las Sierpes, 
niim. 25, Ano de /S88. 8.°, [ 37 paginas. Es edicion hCcha por los 
Bibliojilos andaluces que reproduci el juicio do MoRAT[^ y la por- 
lada de la primera edicion de Sevilla, por Martin Moniesdoca. 

- jS34i en 4.". — La comedia fuc compuesta.veintc anos antes. 



t-OP' DE RniDA 199 

\i poco conocida ailn,' Comedia de Sepiilveda, en parte imita- 
cidn no infeliz del Nigromante ieX Ariosto ', como tambifn la 
Prddiga !o es de una del Cechi. 

EI Ultimo 6 mis pr6ximo de los antecesores de Rueda pare- 
ce haber sido el famoso sevillano Juan de Mallara, quien en 
iS48compuso una comedia litulada Locusia, anosdespu^una 
tragedia de Absaldn y aun en i56i otra comedia, represeiitada 
en Utrera, cuyo titulo se ignora, como se desconoce el texto 
de lodas las obras dramSilcas de este ingenio, muy celebrado 
por tal concepts por Juan de la Cueva que le llama Menandro 
bitico, (Viaje de Sannio). 

Como puede obsenarse, todos estos ensayos ciSmicos distan 
mucho de corresponder al gran esfuerzo hecho por Torres 
Naharro. Para explicar la poca trascendencia que en los pri- 
meros treinta aiSos tuvo la escuela del famoso exiremefio, su- 
ponen alguno& criticos que )o motiv6 el hecho de haber escri- 
10 Naharro en Italia y que no llego hasia mucho despuSs el 
conocimiento y estudio de sus obras. Contra esto deponen las 
diversas ediciones de la Propatladia, hechas en Espafla desde 
la primera napolilanade iSry.Kn rsaose imprimis en Sevilla, 
por Jacobo Cromberger; en la misma ciudad en i536, en 1533 
y en 1545; en Toledo en ^b^b\ en Ambcres sinanoihacia !55o) 
V en Madrid en 1563, r573, etc. No puede, por lanio, asegurar- 
se con fundamenio que las comedias de Naharro fuesen poco 
conocidas en Espalia, cuando se ve que es uno de los libros 
mis frecuentemenie reimpresos. 

Tampoco parece mis fuerte el argumento expuesio por Mar- 
tinez de la Rosa y tan repeiido por Schatk y otros, derivado 
de la prohibiciiln fulminada por el Santo Oficio sobre las obras 
de Naharro; entre otras razones, porque vino despu^s que ^s- 



3. La Ciimedia de Seputpeda es manuscrita, Creem 
to la imprimird el Sn. Men^khe;; i Peliyo que po:iee 
manuscrito de ella. Es de 7547. (Con arreglo i dithi 
generosamentefacilitadoporsu poscedor lahemosimp 
en la Rei-isia espaiinla de titeratura, historia y .1 
XI inclusive, del presents ail o.) 




las hubiesen debido producir su efecto,'6 sea despu^sde i55o. 
Eslo aparte de que tal prohibid6n en Espafia no fui absolu- 
ta, pues se limitd i los textos no expurgados, circunstancia 
que no reunen ya los de ]563 _v 1573. 

Nosotros creemos que la verdadera causa de la poea popula- 
ridad de las comedias de Naharro esti en su perfeccidn mis- 
ma: Compoestas en un pais donde esta clase de dtversiones 
habia alcanzado un grado de espiendor no conocido en Espa- 
fia, no podian ser adoptadas en el acto enire nosotros. Por 
otra parte, su representaciin en ia piaza piibUca parece impo- 
sible, supuesio lo pobre y tosco que era, como veremos iuego, 
el aparato esc^nico de quedisponlan los escasos.farsantes de 
que constaban las poquisimas companias c6mtcas que enion- 
ces saltan k representar tomando como habitual profesitin este 
ejercicio. Olvidando esto i identificando el teatro popular con 
las mis lujosas exhibicionesque se hacian en los templosy en 
los palacios de algunos magnates, se encierran algunos criti- 
cos en un callej6n sin salida para explicar este y otros fe- 
niimenos hist6ricos-literarios. 

Precisamente S levantar el arte hisiri6nico y S ensachar el 
circulo de sus medics de ejecuci6n es i lo que vino Lope de 
RuEDA, de quien es ya tiempo de que tratemos. 



VIDA DE LOPE DE RUEDA 

No son, por desgracia, abundantes las notlcias personales 
de Lope de Bueda '; pero le cupo la honra de tener por bi6gra- 

} . Entre los modernos han hablado de Lope de Rued*; 

D. Fermin Arana de Varjlora (Fr. Fern. DIaz de Valoebhama.,), 
Hijos de Sevilla, ilustret en santidad, lelras, artes 6 dignidad... Se- 
villa, 1791 (niimero in, pag. 79). Se limita i iraducir la noticia de 



LOPE DE RUED A 201 



fo suyo al insigne autor del Quijote, nada menos, que es quien 
nos ha dejado las noticias mds completas y exactas hasta nues- 
tros mismos dias y que, por tanto, deben figurar A la cabeza 
de toda narraci6n biogrdfica de Rueda. 

«Los dias pasados, dice Cervantes, me hall6 en una conver- 
sacibn de amigos donde se trat6 de comedlas; y de tal manera 

, « 

NicoUs Antonio, quien en su Bib. Hisp. nova^ tomo 2.°, 1788, p4- 
gina 79, habia extra^ctado de Cervantes la parte biogrifica y come- 
tido varios errores en su ademds incompleta bibliografia. 

D. Juan Antonio Pellicer, en sus Origenes de la comedia y del 
histrionismo en Espana, publicados d nombre de su hijo D. Casiano, 
en 1804, (parte i.*, p. 22 y 40, y parte 2.^, p. 72)anadi6alguna poca 
cosa i su biografia; pero no sin incurrir al mismo tiempo en va- 
rias equivocaciones. 

D. Leandro Fernandez de MORAxfN, es el primero que en sus 
Origenes del teatro e5;7ano/ (publicados en 1830) di6 noticias con- 
cretas y exactas sobre las obras de Rueda y afiadio algo i su bio- 
grafia. Pero fijo fechas arbitrarias & las mismas y tampoco fu^ feliz 
en la publicaci6n de textos. 

BoHL de Faber, Schack, Wolf, Col6n, Ticknor, etc., se concre- 
taron en cuanto d biografia, A. repetir lo averiguado por Moratin, 
como tambi^n MartInez de la Rosa, Navarrete, Lista, Gil y Zarate 
y otros de los nuestros hasta Barrera (Catdlogo del teatro espanol), 
que en esto, como en todo lo demds, di6 fijeza y valor cientifico A 
Id averiguado hasta su tiempo, aunque ^I por su parte nada pudo 
anadir. 

Gallardo, en su Ensayo, ni una sola papeleta trae de Rueda y 
no ciertamente porque aqu^l eminente bibli6grafo no las hubiese 
hecho, sino porque, d su muerte, han desaparecido, como otras 
muchas, 6 han sido ocultadas. 

Tambi^n resume s61o lo conocido por Barrera la biografia que 
a Lope consagra D. Angel Lasso de la Vega, en su Historia y jui- 
cio critico de la escuela po^tica sevillana en los siglos xvi y xvii 
(Madrid, 1871, p. 3i9). 

D. Manuel Canete, que en estas materias Ilev6 durante su vida 
y con raz6n la jefatura, public6 en 1884 (Alman. de la Ilustr. esp. 
y amer. pp. 32-42) un articulo acerca Rueda y el teatro del siglo 
XVI, sin adelantar cosa mayor sobre lo ya conocido, no obstante 
haberse impreso algunos anos antes curiosas noticias relativas A 




las sutilizaron y atildaron que, i mi parecer, vinierori & quedar 
en punto de loda perfeccifin. Trat6se tambi^n de qui^n fui el 
primero que en Espana las sac6 de mantillas y laspusoen 
toldo y visli6 de gala y apariencia. Yo, eomo el m4s viejo que 
all! esiaba, dije que me acordaba de haber visio representar at 
gran Lope de R.iieda, varbn insigne en la representacidn y eii 
el entendimiento. 

Fu£ natural de Sevilla, y deoflcio batihoja, quequiere decir 
de los que hacen panes de oro. FuS admirable en la jxiesia 
pastoril; j en este mode, ni entonces, ni despuSs acS, ninguno 
le ha llevado ventaja; y aunque por ser muehscho yo enton- 
ces no podia hacer juicio firme de la bondad de sus versos, 
por algunos que me quedaron en la memoria, visto ahora en 
la edad madura que tenj;o, hallo ser verdad lo que he dicho... 

En el tiempo de este c^lebre espanol lodos los aparatos de 
un autor de comedias se eni:erraban en un costal y se cifraban 
en cuatro pellicos blancos guarnecidos de guadameci dorado 
y en cuatro barbas y cabelleras y cuatro cayados, poco mis 6 
menos. Las comedias eran unos eoloquios como Sglogas entce 
dos 6 tres pastores y alguoa pastora. Aderezabanlas ydilat^' 
banlas con dos 6 ires entremeses, ya de negra, ya de rufidn, ya 

nueslro personaje en obrati no relacionadas directameme con el 
teatro. Otras que nosolros utilizamos son posteriores. 

[.as que habia Impreso D. Jos£ MabI a Asensio en un period! co 
de Sevilla fueron recogidas por el MABOuis de la Fuensakta del 
Valle en la bonita co1ecci6n de las Obras comptetas de Lope de 
Rueda que public6 muy poco antes de su fallecimiento. (Madrid, 
i895 y ]896, 2 vol, 8.°) Todas ellas y otras varias que aporto <a- 
sualmente la erudicion moderna van incluldas en el presente 

(Con posterioridad & nueslros articulos public6 el Sr. D. Mariano 
Ferrer i Izquierdo un opiiscolo titulado: i-opeiie fiuerfu. EWWifjn 
/lisldrico-cWfico de la vida y obras de este autor. Madrid, i899, 8." 
Como el autor, segdn ^1 mismo dice, se ha servido soUmenie de 
los Origenes de Moratin y del Hislrionismo de Pellice, claroesque 
su trabajo supone un retroceso de cerca de un siglo en los eswdios 
acerca de Rueda.) 



LOPE DE R9EDA 203 



de bobo y ya de vizcaino; que todas estas cuatro figuras y otras 
muchas hacia el tal Lope con la mayor excelencia y propiedad 
que pudiera imaginarse... 

Mun6 Lope de Rueda, y por hombre excelente y famoso le 
enterraron en la iglesla mayor de C6rdoba (donde muri6), en- 
tre Ids dos cpros, donde tambi^n estd enterrado aquel famoso 
loco Luis L6pez»i. 

Rueda era, pues, sevillano. No es fAcil adivinar la ^poca de 
su nacimiento, que pudiera presumirse ocurrido en la primera 
d^cada del siglp xvi 2. Las peripecias de su vida erranle le lle- 
varon, acaso en su juventud, i Valencia, donde contrajo ma- 
trimonio, como veremos, con una hija de aquella ciudad, en 
ia que residib largas temporadas y donde parece que tenia ella 
algunajhacienda. El oficio que ejerci6 Lope en su edad primera 
demuestra lo humilde de su extracci6n li origen; que su edu- 
caci6n literaria seria poco esmerada y que s61o por su ingenio 
y su talento pudo llegar a escritor dramdtico, en fuerza de re- 
presentar papeles de esie g^nero. 

Cabalmente nacia entpnces la profesi6n histribnica, en el 
sentido moderno de la palabra. Las ^glogas y farsas de Juan 
del Encina, Lucas Fernandez, Gil Vicente y otros, se ejecuta- 
ban, no ya en el templo como sus semejantes durante la Edad 
Media, sino en las casas principales, y de aqui, por trdnsito 
natural, pasaron a la plaza piiblica. Tambi^n conocemos los 



1. Pro logo de Cervantes A s\xs Ocho Comedias. (Madrid, i6i5, 
4.® y Madrid, 1 749, t. 1 . \ al principio). 

2. El feliz € inesperado hallazgo del testamento de Lope de 
Rueda por el erudito escritor cordobds D. Rafael Ramirez de Are- 
llano y publicado por el, con algunas curiosas observaciones, ea 
el numero i (Enero de i9oi) de la Repista Espanola^ anteriormen- 
te citada, anade algunos pormenores interesantes y fija algunas 
fechas de la vida del poeta sevillano, antes no conocidas. Por ^1 
sabemos que el padre de Lope se Ilamaba Juan de Rueda: que su 
mujer (de Lope) que le sobrevivio, llev6 el nombre de Angela Ra- 
faela, y que tuvieron una sola hija llamada Juana que falleci6 de 
tierna edad en Cordoba. 




S04 



nombres de algunos de estos primecos actores que, al empezar 
el siglo XVI, aparecieron en los pueblos de Castilla; tales son 
los Itamados Oropesa, Hernando de Vega y Juan Rodriguez 
que recitaron las fibulas pasiorales de que habia Cervanies i. 
De Castilla pasaron estas companias cdmicas embrlonarias & 
otros lugares de la peninsula; desde luego i, Andalucia: Rueda 
las veria en Sevilla y determini seguir aquel nuevo oficio. 
Quiz^ se juntaria i alguna trashumante y con ella recorreria 
diversas ciudades, aprendiendo la teoria en la prictica, hasta 
que harlo de representar personajes ajenos, concluyd por crear- 
los propios. 

No sabemoscudntodur6 su aprendizaje. El desarrollo y cre- 
cimiento de la literaiura dramitica trajo consigo el aumento i 
imponancia de las companlas encargadas de ejecutar las obras. 
En la descripcifin de las fiestas hechas por el mes de Junio de 
i527 en Valladolid, cuando el bautismo de Felipe II, Sando- 
val, que las refiere en su Hisloria de Carlos V, no expresa 
quienes hicieron tos Autos (unodel Baulismo de San Juan 
Baulisla) que se represencaron en el irajecto que habIa desde 
la casa real hasta la iglesia de San Pablo. 

Tampoco se declara en la relaciiin que Juan Calvele de Es- 
trella compusodel Viaje de Felipe II, aun principe, en 1548, al 
describir otras liestas celebradas en la misma ciudad de Valla- 
dolid, con motivo del casamiento de ia hermana del Rey con 
Maximiliano de Hungria; y eso que entonces fui la represen- 
taciin profana: una comedia del Ariosto recitada en palacio 
«con todo el aparato de leatro y escenas con que los romanos 
las soKan representar, qiie fui cosa muy real y suntuosa* *. 

Pero ya se dice en la relacidn de nuevas fiestas reales hechas 



1. V. nuesuos Esludios sobre la hist, del arte escin. en Esp.: Ma- 
ria LadvenanHMAirid, i896, p. 9.) - 

a. Elfellcissimo viajedel muy alto y muyPoderoio Prlnetpedon 
Phelippe... deide h'spniiu d sus lierras du la baxa Alemania... Escri- 
(o m guairn libros por Juan Chrisloual Caluele de Estrella. En Ait- 
vers. en casa de hlarlin Nuci'i. Aiio de M. D. Ul.—Fol., 343hoJBsjr 
i9 deiablas.— V. folio 2. I 



LOPE DS R 



cuatroanos despuds, en iSSa, en ' 
posodos de D.* Juana, hija de Cai 
tugal. A la entrada del principe C 
vant(5 y aderez6 en la puerta de Sa 
fal muy triunfante con muchos re 
yor arriba con un auto muy grac 
otro arco triunfal con tanto apar 
otro auto i. 

Hacia ya bastantes anos que el 

como reconocido su estado civil, y 

aparece por vez primera entre no 

expedida en Toledo, d Ql de Marzo 

madre D.* Juana 2, respecto de ad 

los comediantes han de ser diferer 

que se distingan de las demds clasei 

al ejercicio, no obstante la nueva ap 

presentar obras literarias y no pantc 

guia la mala reputaci6n y fama qui 

facedores dejuegos de escarnio, renii 

les venian d considerarse herederos 

Verdad es que sus costumbres no 

hemes de recibir como buenos los p 

res que muchos ^nos despu^s todavi 

ciosos y descomedidos, y muy espec 

notables c6micos defines del siglo x 

conflrmado por otros datos fehacient 

En el Arch|vo Historico Nacional 

dito, perteneciente d esta dpoca, y qu 

mos copiar aquf. Es una denuncia 6 ( 

sici6n de Valencia sobre el modo de 



1. Fernandez Duro (D. Cesareo): El t 
la llustracion esp. y amer. de 1883; 2.° s< 

2. Es la Ley i.*, tit. 12, lib. vii de la I 
Novisima: Ley i.', tit. 13, lib. vi; (niimei 

3.- AousTfN de Rojas Villandrando ei 
cuya obra volveremos k tratar. 




alguno despu^s famoso. de la compania de aquella ciudad, y 

*Lo que pasa ei que la hija de Osorio, autor de la cotnedia que 
se represenla', esU amancebada piiblicamentecon qo farsanleque 
se dice Bautisia, y es ^1 easado en Sevilla y no bsce vida con su 
mujer p6r esur amancebado con la hija dc\ auior. que se llama 
Magdalena Osorio, lo cual sabe el padre y la madre muy bien y lo 
consieniea porque no se les vaya aquel farsante porque con il ga- 
nan de comer. Mem la Granadini,qae se llama Isabel deTorre3,e> 
1A amancebada con Avendafio '. que es un mo^o de una fteridaen el 
rostro junto al ojo derecho, y llega A tamo su desvergOe.iza que en 
riiiendo el marido con ella le amenaza diciendo que le matarin 6 
le harin matar, por donde muehas noches no duerme con elta de' 
miedo; de lo qual, porque no se entienda ser malicia ni rencor sino 
servieio de Dios, atestiguarin Castro y su mujer farsanies, y Juan 
de Vergara ' y Bernaldino y Bravo y Gallego que todos son com- 
pafieros desta compafiia y farsa; y despuds destos toraen juramen- 
10 & la VJItanueva gfiespeda de la Isabel de Torres quella dird la 
verdad, y tambii.i Alonso y i su mujer y d su hija que son gfl^s- 
pedes de dicho Osorio, que tambi^n dirin lo que pagan e.i su casa 
y tambi^n, para mis certificacioii, hagan en la Olivera esta pre- 
gunia que dir^: qne una noche el dicho Bautista amigo de Magda- 
lena Osorio, de celos della le did tanta melancolia que sedabai 
los diablos el dnima y caus6 tal grima que 



r. La palabra autor no significaba enionces lo que hoy, sino di- 
rector, empresario 6 jefe de compaiiia; pero en el caso presente es 
posible que Osorio luese ademds auior de alguna comedia que alii 
se representase: tambiin Lope ue Rled* era uno y otro: 

2. Este seria probabtemenle Cristobal de Avendafio, despues 
famoso aulor de compaj^ia y autor tambi^n de algunas piezas dra- 
miticas, segiin Agustin de Rojas, Tuvo un hijo de su mismo nom- 
bre igualmente celebrado enire los comicos de priiicipios del si- 
glo XV 1. 

3. Juan de Vergara, fu^ tambifin despues uno de los mis renom- 
brados aulores de compaiiia, autor de farsas, loas, bailes, etc., y 
alcanz6 los liltimos aiios del siglo xvi. Valencia fu^ su principal 
campode operaciones. Timoneda imprimii dos de sus Colaquios 
pastorilesque hoy n 



b«ndita, segiJn tas veces que se ofrec 
mias; de lo cual dirin alH la verdad | 
bien seraa tesligos Romero el itiiisic 
casa de la Villanueva*'. 

No todos los cimicos sedan lo m 
era Lope de Rueda, que en i554 fu 
Benavente D. Anionio Alonso Pimt 
disimas Aestas que hizo en honor 
por su villa de Benavente cuando f 
glaterra. Durante algunos dias se o 
i^nas, cacerias, torneos fipie, fuegOE 
espedalmente las del 8 de Junio, c 
media noche. En este dia se celebr6 I 
lico, que un tesiigo presencial desert 
tanto despejado el paiiosalid Lope i 
seniantes y represent^ un atilo de la 
sentido, con muy regodjados y gracU 
Principe gusli muy mucho, y el In 
grandes y caballeros que a1 presente 
Duque de Alba (D. Fernando el Grt 
(D.Juan Manriquede Lara}, Duque 
de la Cerda), Gondesiable de Castilla i 
Velasco), Almiranie {D. Fernando En 
Conde de Chinch6n, Conde de Monte 
(Egmonl), Marques de Pescara(D. Fra 
no), con olros grandes que de sus n( i 
Concluido esio los ministriles tocaron 
peus y atabales ^». 

Esta es la primera fecha cierta que : 
Rueda, y muy imporlante, piles nos l< 
lia, auior, 6 sea, director de compania ; 

i. Arch. hist, nac, Una hoja suelta; lei . 

1 . Viaje de Fblipe II d Inglalerra. Por A 
1554.— V. laedic, de ios Bibliiijihs espan< 
pp. 47 y 48. 




208 KSTUDIOS DS HI8T0RIA LITERARIA 

■■■'■'■ T ' ' 

de sus repressntaciones, que era el de hacer una obra extensa 
(en este caso religiosa), pero aderezada con sOs c^lebres pasos 
que ya tenia compuestos, pues de uno al menos sabemos que 
lo estaba hacia 1546. 

La celebridad que ya tendria Rueda 6 la que le darla la re- 
gia funci6n de Benavente, fud causa de que cuando en i558 se 
hicieron en Segovia insignes fiestas para la consagraci6n 6 
inauguraci6n de la nueva catedral que se verified el i5 de 
Agosto y dias siguientes con grande aparato y concurs© 6.2 
gente de casi toda Espana, como dice el Cronista de aquella 
cjudad, Diego de Colmenares, se trajese al batihoja sevillano 
para mayor esplendor de ellas. El citado Colmenares, despu^s 
de hablar largamente de las procesiones, colgaduras, lumina- 
rias, danzas y otros divertimientos del primer dia, anade: «A la 
tarde, celebradas solemnes visperas, en un teatro que estaba 
entre los coros, el Maestro Valle, preceptor de gramdtica, y sus 
repetidores hicieron & sus estudiantes recitar muchos versos 
latinos y castellanos en loa de la fiesta y prelado, que habia 
propuesto grandes premios 4 los mejores. Luego la compania 
de Lope de Rueda, famoso comediante de aquella edad, re- 
presentd una gustosa comedia, y acabada, anduvo la procesidn 
por el claustro que estaba vistosamente adornado H. Canete, 
que trat6 de buscar en el archivo de la catedral segoviana an- 
tecedentes y datos relativos d esta representaci6n, que al pare- 
cer no existen, manifiesta algun recelo en creer que Rueda es- 
tuviese alli, cosa que ya no puede dudarse, dados, en primer 
lugar, la exactitud ordinaria de Colmenares, y luego la noticia, 
para aquel desconocida, de las fiestas de Benavente que la co- 
rrobora. 

La permanencia de Rueda eh Castilla no fu6 larga, porque 



I . Historia de la insigne ciud. de Segovia y compendio de las his- 
torias de Castilla. Autor Diego de Colmenares^ hijo y Cura de San 
Juan... En Madrid por Diego Dia^, Impresor; d costa de su autor. 
A no 1640. V. p. 5 1 6. Colmenares escribia d principios del si- 
glo XVII y la primera edicion de su obra (que es ^sta misma con 
nuevia portada y algunas adiciones) se public6 en 1637. 




al alio siguienie le hallamos en su 
reside algunos meses, y coh su cor. 
sus palsanos. D. Luts Escudero y 
pal que fu^ de Sevilla, hall6, hace 
blecimiento que tenia k su cargo v. 
i RuEDA, como sonr 

i." Una Qrden del Licenciado I 
Seviila, para que Juan de Coronac i 
pios y rentas del municipio pague i 
le en esta ciudads, 40 ducados i cue 
cibir pordos representaciones que hi 
liguras, en la fiesta del Corpus sienc 
palcarmelo y otra del Hij'o prddigo 
los de seda». Su fecha en Sevilla. si I 

1.° Recibo de Lope: «En 9 de M. 
cinquenia e nueve afios recibi yo L 
Coronado mayordomode Sevilla loS' 
dosdesta otra parley io firmodemi r 

3.° Nuevo libramiento de los 20 d 
por el Asislente i favor de Lope de P 
ciudad»: su fecha, 29 de Mayo de i5! 

4.° Dos recibosde Rueda fechado 
recibo por diez ducadob. 

5.° Oiro libramiento del mismo ■ 
por socho ducados que son & nos le r 
del premio que por nos le fue promet 
jor represeniaci6n sacase en los carros ■ 
del Corpus Christi, las quales dichas i 
dose represeniado ante nos una que 
Rueda i fue de la figura de Sabalcarn 
rasS ella pertenecientes, nos parecid [ 
della habersele de dar los dichos 8 dui. • 
lla, 30 de Mayo del mismo ano. 

5.° RecibodeLoi'. , v.li^> rU.i el i5dc 

I. El Aleneo de Sevilla de 1 ." de Mayn 
safouEz (D. Josft): El tealra en Espaiia: Se 




Los dos autos mencionados de la historia del Hijo del prd- 
diga y de la de Nabal y Abigail, quizi fuesen compuestos por 
e! mismo Rueda, si no es que el primero tenga algo que ver 
con la Comedia Prddiga, que, como hemos dicho, fu4 impress 
en Sevilla en i554. 

Desde este~ano de 1644 veniacorriendo el municipio sevi- 
Uano con Jos gaslos de la representaci6n de los autos del Cor- 
pus, pues anleriormenle habian entendido en ello los gremios 
y olicios de la ciudad. La represent3i:i<6n se hacta en carros, 
poca mis 6 menos como se usaba en Madrid (6 se us6 poco 
despuSs) yen otrasgrandes capitaJes. Pero Sevilla probable- 
mente tu6 de las primeras que hieieron empieo en tal forma 
de este gSnero de especUculo publico, popular y fuera del 
templo, puessabemosqueen 1535, una compania de ilalianos, 
acaudillada por un tal Mutio, sac6 dos carrps en las flestas 
del Corpus Ckristi de dicho afio y pidid por ello una recom- 
pensa parecidai la que se concedid a Lope de Ri;eda ', 

Pero no quedd el c^lebre farsante definitivamente estable- ■ 
cido en su patria, ni eso era posible dado que no se habiare- 
cibido el especliiculo teatral como ordinario, segQn hoy lo 
vemos, y porque la escasez de obras de que podfan disponer 
los farsante s no les permitia residir mucho tiempoen cada 
punto. Dos anos despues le, vemos en Toledo, donde repre- 
sent6 los aulos del Corpus ^, y de Toledo & Madrid no parece 
inverosimil que viniese Lope con su iropa, mucho mds, ha- 
bi^ndose fijado por entonces la corte en esta villa, i donde. 



siguienles. — Obras de Lope de Rueda: edicidn de Fuensinta del 
Valle, Madrid, 1 895 y i896, lomo 2.", piginasv y siguientes.— SIn- 
CHEZ Awona(D. ios6)- Anales del teatro en Sei'illa... haUa fines del 
sigto xvii. Sevilla, t898. M.", pp. co y siguientes. — Por ser lan co- 
munes ya estos documentos no los liemos copiado Integra mente. 

I. Sanchez Arisna (D. lost). El teatro en Sevilla en los sigtos 
xviyivij. Madrid, 1887, S." V. las pp. 37 y siguientesde esieex- 
celente libro, 

1. CiSkte: Lope de Rueda y al teatro csp. del s\glu ivt, en d A(- 
manaquede la lluatraeion de 1884, p. 35. 




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212 ESTUDIOS DE BISTORIA LITERARIA 

sidi6 RuEDA hasta el i.** de Noviembre del mismo i56i, en que 
parti6 para Valencia, -segun toda probabilidad, por ser la pa- 
tria de su mujer, cuyo nombre ya conocemos, y que Ijeacom- 
panaba en esta expedici6n poco feliz, i juzgar por lo que se 
desprende de los citados documentos. 

Porque es el caso que habiendo tornado Rueda en Toledo 
ciertos dineros de un Bernardino de Milan, acaso mercader 
italiano, se hall6 en Madrid sin poder pagarle un resto de 22 
ducados, por el que'le hizo escritura en el mes de Septierribre. 
Un apoderado del acreedor ie oblig6 A prestar fianza antes de 
partir, y segiin todas las senas, Lope tuvo que dejar en prenda 
parte de su vestuario, que no seria muy rico ni abundante. 

Aqui en Madrid por enjtonces y no antes, como pensaron 
Moratin, Navarrete y otros bidgrafos de Cervantes, debi6 este 
ingenio, entonces de catorce anos de edad, ver representar A 



si se va, el dicho Bernardino de Mildn no podrA cobrar su deuda 
por no tener bienes de que y la perderia, porque estd cierto que no 
habrd de ir A Valencia*. 

5.° El segundo testigo llainado Juan Bautista, 4(platero, anndan- 
te en esta cortex, tambi^n afirma la certeza de la deuda «y que este 
testigo ha oido decir A el dicho Lope de Rueda, hoy mi^rcoles 29 
deste mes como se va desta villa y corte; y sabe que esti casado 
con una valenciana, y le 01 decir como se iba manans de maiiana 
y lo mismo dixo su mujer; y que este testigo no le conoce bienes 
ningunos en poca ni mucha cantidad para que el dicho Bernardino 
de Mildn sea pagado de su deuda; y sabe 5ste testigo que si el dicho 
Lope de Rueda se va, el dicho Bernardino de MiUn no podri co- 
brar su deuda y la perderd*. 

En vista de esta informacion se di6(6.*')al dia siguiente el man- 
damiento de embargo y orden de poner & Lope en la cdrcel si no 
daba la fianza. 

7." Notificosele esta orden y en el mismo dia 30 de Octubre 
present6 d un Diego de Grijota «ropero andante en esta corte» y 
que no firma por no saber hacerlo. El asunto es claro: Lope deja- 
ria en prenda al ropero sus trajes y enseres menos indispensables, 
que recobraria luego desde Valencia. jMal le debio de haber ido 
en la nueva corte, capital de dos mundos! 



Lope de Rueda muchas veces, cbmo i] mismo asegura, pues 
seriala los diversos papeles que como actor represeniaba Ian 
ejcelentemenie i. Y con lal gusto le oia reciiar el future maes 
no, que muchos afios despu^s, ailn retenla en su memoria 
versos del cilebre c6mieo, que nos ha conservado en la come- 
dia thulada Los baRos de Argel, al llegar 4 un pasaje en que 
X supone hacen los cautivos una representacidn dramitica, 
djciendo: 

Antes que mks gente acuda 

que es del gran Lope de Ri;Er)*, 

impreso por Timoneda 

que en vejez at tlempo vence. 

No pude hallar otra cosa 

que poder representar 

mis breve, y s^ que ha de dar 

gusto por ser niuy curiosa 

su man era de deeir 

en et pastoril lenguaje =. 

Los versos que se recitan luego no corresponden k ninguna 



I. Durante su permanencia en la cone Lope l>e Rueda trabajo 
lambl^n para la familla real segun demuestra la curiosa nota que 
hallo en el Archivo de Simancas su actual jefe et ilustrado escritor 
D. Julian Pa7 y Espeso y se slrvio remitirme. Son dos asientos en 
que consta haberse pagado d Lopi: db Rt.Eu* en 4 de Octubre y 18 
de Novjembre de i56], cien realcs cada vez por haber representa- 
do comedias. El pago, lo hizo el tesorero Luis de Villa por orden 
de la reina D.* Isabel de la Paz. 

s. Ocfto comedias y ocho enlremeses nuepos, nunca represenlados, 
cumpueslos por Miguel de Cerpanles Saavedra... Alio i6i5. En Ma- 
drid, por ia viuda de Alonso Martin. 4.". V. la i," edic. Comediosy 
enlremeses de Mi>;. de Ceri\ jMjJrid, 1 74'.', t. [." pp. 16L1 y ifij. 
Tambifinen el /^rij/ofiii de tuas LomcdLasal dtcirqueaun cnia.ices 
reeordaba versos de Ritelh, aiiadia', iV si no fu era por no sahrdel 
prppfisiio de prologo, pusicra aqm' algunos que acreditaran esta 



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de las obras dramiiicas corrienies de Lope; por lo cual habri 
habrS que suponer que se refiere Cervanies Sun Coloquioiti- 
conocido y que, sin embargo, fu£ impreso por Timoneda 
coino las denies obras de nuestro batihoja sevillano ■■. 

En Madrid tambi^n habrii podido oirle el famoso Antonio 
P&rez, algo mSs joven que Cervanies, i juzgar por eierios pa- 
sajes de sus cartas, en que habia de Rueda como quien le ha 
visto represenlar lo mejor de su repertorio ^. 

Y estas son las ilnicas roticias conereias y seguras que tcne- 
mosdcLoPE DE Rueda. Sin embargo, es indudable qye duran- 
te largo liempo residi6 en Valencia, cmporio entonces y hasia 
bastantes arios despudsde la naciente dramStica espanola, quf 
debi6 i los ingenios valencianos gran parte de su progreso, j 
acaso el empujar definitivamente por este camino al gran Lope 
de Vega. 

Que Rr;EDA estu"0 ) no de paso en !a ciudad del Turia, sf 
deduce de lo que reftere su amigo y editor Juan Timoneda, 
al exponer las llbertades que se tom<) con sus obras & (in de 
corregir algunas cosas que i il !e parecieron mal sonantes, 
apelando al tesiimonio de los que se las habian oido al mismo 
Rueda y de los elogios de otros valencianos de que hablare- 
mosluego. 

De Valencia, segi^n presumo, se dirigi6 A C6rdoba ', donde 



] . V^anse mds adelanie noiicias de este coloquio, 
z. En una carta sin fecha, pero escrita cuando tenia 6oanos 
{i6o9)S su mujer D.* Juana Coello, decia el cilebre ministrode 
Felipe ll^«Gracioso cuento, cierto, y qued solas en medio deioda 
mi melancolia le he reido tan seguidamente como pudiera reir en 
oiro tiempoen una cotnedia, algiin polo eitraordinariode aqu^Hos 
de LopF i)E RiiEDA 6 de Ga'nasa*. <V. Epislolario esp. en la Bib. de 
Riba^,„,yra,l. ..'p. 548). 

3. Pero antes pas6 por Sevilla donde i mediados de Julio lena- 
cio su hija Juana, segiin acrediia la partida de bauiismo, hslladi y 
publkada por D. Francisco Rodriguez Marin (Discurso deaperlu- 
radelcurso del A ten eo sevillano en i9oi,p. i8)que escomosi- 
guc: «Luisa— En martes 18 de Julio de quinientos y sesenta )' qua- 
iro ancs baiizdyo Fernando Garcia, cura destaiglesiad Juana Lui- 






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2l6 tSTUBIOS DE HISTORIA LITERARIA 

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at presente en esta Ciudad de C6rdoba en la collaci6n de Santa 
Maria en las casas de Diego L6pe2, maestro de ensenar & leer mo- 
zos, estando enfermo del cuerpo y sano de la voluntad y en mi 
buen juicio y entendimiento natural... 'Sigue la profesion de/e), co- 
nozco e otorgo que fago e ordeno mi testament©... en que primera- 
mente mando mi dnima a Dios nuestro Senor que la hizo, crio e 
redimio, que ^l por su santa misericordia e piedad la quiera per- 
donar y la mande A su santa' gloria de paraiso. 

E cuando a Dios nuestro Senor pluguiere que de mi acaezca fi- 
namiento, mando que mi cuerpo sea sepultado en la iglesia mayor 
de C6rdoba, en la sepultura donde estd sepultada Juana de Rueda, 
mi hija. 

(Siguen aigiinas mandas piadosas.) 

Digo y declaro que yo tengo y dej6 en la ciudad de Toledo, en la 
posada de Juan de Soria, mesonero que vive A la vayada junto al 
Carmen, dos cofres el uno de pelo bianco y el otro de pelo negro, 
en los cuales dej^, en el cofre de cuero bianco tres mantas y'una 
antepuerta de pano de corte e una carpeta nueva, tres zayas, una 
de tafetdn carmesi, otra de pano de mezcla guarnecida de tercio- 
pelo morado e otra de grana blanca guarnecida con felpa blanda. 
y un brasero de pie grande, una caldera mediana, un cofre, un 
aduafe de hierro. un brasero de-caja de cobre, una.olla de cobre, 
una cazuela de cobre, cuatro candeleros de azofar, una pila de 
azofar, un calentador de cobre, dos cazos de cobre, un cazode co- 
bre de sacar agua, un acetre de cobre, una caldereta de azofar, 
cuatro cucharas grandes de hierro, unas tr^vedes grandes, cuatro 
azadores, un caldero de 'sacar agua, unas parrillas grandes, unroyo. 
un aimirez de metal con su mano de metal, dos sartenes grandes e 
otra p.equefia, los cuales dichos bienes de suso declarados yo deje 
en poder del dicho Juan de Soria en prenda de diez ducados me- 
nos cuatro reales que le debo. Mando que cobren los dichos bienes 
del susodicho e le paguen los dichos diez ducados menos cuatro 
reales, y asi lo juro a Dios y A la Santa Cruz que es verdad. 

Declaro que yo deje en la dicha ciudad de Toledo, en casa de 
Cu^llar, calcetero que vive al arrabal de Santiago, un cofre y den- 
tro de ^l seis sdbanas de lienzo casero y la otra con cuatro tiras de 
red y mosselina de red de d tres varas cada una, cuatro delanteras 
de red, dos almohadas de red, un frutero de red, tres tablasde 
manteles, dos manguitos de terciopelo, una imagen de nuestraSe- 
fiora con su niiio Jesiis, una zaya de pano verde guarnecida con 
terciopelo verde, los cuales dichos bienes yo de'}6 empenados en 



poder del dicho Cu^llar por tres ducados que le debo. Mando que 
se les pagucn e cobren los dicho.s biecies. 

Declare que yo dej^ en la dicha ciudad de Toledo empeiiado en 
un joyero que conoee Angela Rafaela. mi legiiima mujer, un cor- 
don de plaia en dos ducados; mando que se los paguen i cobren el 
dlclio cord6n de plala. 

Declaro que yo deji empeflado en casa de Herrera, lencero, en 
la dicha ciudad de Toledo, una cama de red nplada con su corre- 
dor. embuelia en una labia de manieles, en ocho ducados, mando 
les paguen en cobren la dicha cama. 

Declaro que Juan de Figueroa, cl^rigo vecino de la ciudad de 
Sevilla, me debe y es deudor de cincucnla y nueve ducados del 
resio de novenu y seis drcados que me debia de doce dias de re- 
presentaci6n que represent^ en una casa una Tarsa i. ocho ducados 
t'ada un dia. v los treinta y siete ducados reslanles a) cumplimien- 
lu de los dicho^ n<?venia y seis ducados, el dicho Juan de Figueroa 
qued6 de los pogar 4 Juan Dlai, plaiero, vecino de la dicha ciudad 
de Sevilla, por ml v en razon de cierias hechuras de horo que tizo 
i .\ngela Rafaela, mi mujer, y de un conocimienio mio de quince 
ducados, que contra ml lenia. Mando que se cobren del dicho Juan 
de Figueroalos dichos cincuenta y nueve ducados, y si pareciere 
no haber pagado los diclios treintn y ."iiete ducados, cobren del di- 
cho Juan de F'igueroo los novema y seis ducados por entero y le 
den y entreguen una csdena de oro que esid en prenda de ellos y 
esuS deposilada en la villa de Marchena por inandado del Duquei. 

Declaro que en poder de Lilego 1.6pez, maestro de ensei^ar A leer 
mozos, esU una cadena de oro empenada en diez ducados; mando 
que se los paguen y cobren la cadena. 

iMando i Francisco de Cordiales e d Juan Bauiisu e & Andres 
Valenciano, mis criado.>i que esidn en mi casa, & cada uno de ellos 
una capa e un sayo e unos calzos de patio negro veiniicuairefio, y 
un jubi^ii y dos camisas de lienzo, y unos calceiines y unos zapa- 
iD.s, lo cual le mando & cada uno de ellos por raz6n y eniero pago 
del servicio que me hati hecho. 

I. Esie Juan de Figueroa no es o(ro que el sobriiin del ciilebre 
autor dramdiico Diego Sanchez de Badajoz. editor ds su Recnpi- 
lacion en metrit en t554, muy aficionado e inteligentc en eosas de 
teairos, como puede verse en el preciosisimo libro de D. losi Siin- 
chez Arjona: Anaks del te.itro en Sa'illn /laala fines dd sigli) \\i\. 
Sevilla, Rasco. i8'.i8, S.", 529 pp. V. pp. lo, ai y iB, 



K cumplido e papado lo coatenido en este mi testamento en U 
manera que dicha es el remanenle que fincare de todos rais bienes. 
raices y muebles, litulos, derechos yacciones, mando que los haya 
y herede Angela Rafaela mi legiiima mujer i la cual yo hago y es- 
lablezoo e insiituyo por ml legitima e universal heredera en el re- 
manenle de mis bienes derechos e acetones. E para cumplir e pa- 
' gar lo conienido en este mi testamento, hago mis aibaceae y ejecu- 
lores de i[ i la dicha Angela Rafaela, mi mujer, y al dicho Diego 
L6pez, i los cuales doy poder cumplido in sdlidum para que en- 
tren y lomen mis bienes y de ellos vendan, cumplan y paguen todo 
n esia pane les encargo sus 



Revoco e anulo e doy por ningunos e de ningiin valor e efecW 
todos cuantos testamenlos mandas e codicilos que yo tice e lengo 
fechos e oiorgados antes de este en cualquier manera que olro al- 
guno quiero que valga salvo este que es mi testamento e testimo- 
niode la mi postrimera voluntad, en testimonio de lo cual otor- 
gu£ esia carta de testamento ante el escribano publico de C6rdoba 
e tesligos de yuso escrilos que es fecha e oiorg*da esta carta de 
testamento en la dicha ciudad de Cordoba en las casas de la ma- 
rada del dicho Diego Lopez veindun dia^del mes dt Marzo, aiio 
del nacimiento de nuesiro Salvador Jesucristo du mil e quinientos 
e sesenta ycincoanos. Tesligos que fueron presentes al otorga- 
miento de esta carta de testamento: Diego L6pez, albacea susodi- 
cho, e Martin Correa i Andres de Baena, escribano, e Diego de 
Mora, sasire, e Pedro de Quintana, alguacil, que fu^ de estaciudad, 
vecinos e moradores de la dicha ciudad de Cordoba y porque el 
dicho Lope de Bueda tesiador dijo que no podia firmar A causa de 
su enfermedad lirmo por SI el dicho Diego L6pez 6 JWartin Correa 
e el dicho Andres de Baena, testigos susodichos, — Diego Lopez, 
Andres de Baena, Martin Correa, Gonzalo de Molina, escribano 
publico de Cdrdoba so tesiigo* i. 



1, Tomo 1 I 1 del oficio 31, folio 56 del Archivo de protocolos 
de C6rdoba. El Diego L6pez en cuya casa test6LoPE at Roeda, se- 
gUn el Sr. R. de Arellano fuS escriior, y queda de &i una rarlsima 
obra titulada; Verdadera relacion de un martirio que dieron los lur- 
cos en Constantinopla d un devolo fraile de la orden de San Fran- 
cisco, y de los Irece que esidn en el Sanio Sepulcm de nuestro Re- 
denlor Jemcrislo en Jerusaleny que venla de Italia, su tierra, eon un 




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gOht ti^ que vas tu via caminando, 
det^n un poco el paso presuroso, 
llora el acerbo caso y doloroso 
que va por nueslra Espafia resonando, 

AquI bajo esta piedra reposando 
esti Lope de Rueua tan famoso.. 
en C6rdoba murio, y llene reposo 
su alma, alld en el cielo contemplando. 

Dos grandezas ver^s en un sujeto: 
lo muy alto encogido y abreviado, 
y en chico vaso un mar muy excelenie. 

La muerie nos descubre este secrelo 
i con ver lal liombre muerto y sepuludo 

y a1 que es mortal, vivir perpdtuamenie '. 

Esta composici6n da idea del alto concepto que & sus con- 
tempordneos mereci6 el insigne farsante, asi como demuestra 
que debi6 de escribirse a poco de su fa I led mien to. Timoneda 
inc!uy6, ademSs, oiro soneto de Amador de Loaysa «en loor 
de las comedias de Lope de Ri.-eda.» 

Menandro y Agunteriocon Virgilio, 
el Pindaro, Boecio y Apfano, 
Ennio, Bembo, Esquilo, Claudiano, 
Euripides. Suetonio. Baso y Dilio, 

De musas aguardaron e! auxilio. 
mas no Love de Bied*, sevlUano, 
que slempre de contino y en su mano 
las luvo, V el poetieo concilio (I) 

Asi, de pane d^sios. laureola 
le did Peirarca, Horacio con el Dante, 
lesida y fabricada por Apoio, 

poeta y orador, representante 
graciosQ en la retirica espanola '■ 



1 . Coleccion de librns espannles mytis i 
de las Obras de Lope de Ruedal. Madrid. 
3. Idem, Id., p. 5. 



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de llorar dueios ajenos 

quisn no estuviere en pretencia. 

Y aunque asi va dedarado 
por perdid 



eest^ 



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e tal ordenanza 
I que se lo alcanza: 
eote desespere, 



no lengafe ni conJiam.a. 

Porque asi Dios las crii 
sujetas d liviandad, 
que no hay mis seguriUad 

y en su mudable priwanza 
los principios dan hotganza, 
miemras el dano esta claro; 
mas los fines cuestan caro 
que son olvidoy mudan^^a. 

Olvido de lo servido, 
mudanza de lo aicaniado, 
engaiio de lo pasado, 
talla de lo prometido, 
Buenoenojov direrencia, 
sobre cuernos peniie.icia, 









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A continuacilin de las cuairo comedifls, y en el mismo lomo, 
anadii^ Timoneda \os Coioquios pastoi-iles de Camila y de Tim- 
bria, y al frente de ellos puso lambiSn un elogio en pro^a de 
Lope DE Ri-eda. con litulo de Eplslola al lector, dicifindole: 
«Aqui te presenta mi codiciosa y mal limada pluma losinirio- 
cados y araaraiiados Colloquios pastoriles, repletos y abundan- 
tes de graciosos apodos de aquel excelenie poeta y supremo 



. Obras de Lope de Rueda, i 






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El padre desios es et excelente 
poeta y orador represenianie. 



Del Ids y 
embajador 



us obras al presente 
nilde Timoneda '. 



la barba, algo crecida y e 
en las facciones; ligcrame 
cubieria con un gorro 6 s( 
y cima circular de basiani 



En la colecci6n de sus comedias y en el Deleiloso, seesiam- 
p6 un retraio de Lope de Rceda, grabado en madera, bastan- 
te tosco, pero que da idea de su persona. Repres^ntale ya de, 
alguna edad (quiz* segun era poco antes de morir), con toda 
recana; dulzura y gracia expresiva 
Xc inclinada k un lado la cabeza y 
Tibrero particular, con el ala caida 
relieve. Viste un jub6n 6 chaqueia 
cenida, abrochada hasta el cuello y con adornos en los hom- 
bros, y lleva un rollo de papeles en la mano derecha, que por 
cierto es de lamafio desmesurado, por lo que quizi fui supri- 
mida en las reproducciones posteriores. 

De este original sae6 Pellicer (D. Casiano) el reirato de 
RiiEDA, que puso en su Origen de la comedia y del hislrionis- 
mo{i. ].", p. ii), yaun poco rcjuvenecido y grabado por Ale- 
xandre Blanco. Esia copia sirvid i Ochoa (D. Eugenio) para 
el que estampd en el tomo i.° de su Tesoro del leatro espanol 
(Paris, 1838, p. ('54), muy bien grabado por'Geoffroy, pero 
mSs distante ya del original. El grabado parisiense fuS el mo- 
delo para el retrato al 6leo que en i85a p]rH6 D. Manuel Ba- 
rr6n, en Sevilla, con desUno a la galeria de la Bibtioteca Co- 
lombina, donde se halla^. 

A! artlculo, repetidamenie ciiado, escrilo por D. Manuel 
Caiiete en 1884, y puWicado en t\-Aimanaque de la Jluslracidn, 
acompan6 un retrato de Ri;eda enieramenie distinto de los 



1 . Obras de Liipe de Rueda, t. 1 .", p. 1 . 

2. Es el numero 4 de la colecci6n y raide 84 cent, dealto por 63 
de ancho. lArchho HispaUnse. Reirisla hisl. HI. y artist. 4.°, t. 3.", 
Sevilla, 1887. p. 170). 



conocidos. Ignoramos de donde si 
el personaje como unos ireinta a. 
corte moderno, lleva en la cabeza 
cida i la que usan los jockeys que r 
Terminada la biografia de Lope ; 
ya de sus obras; pero antes habri 
sus condiciones de actor, de cu^I ei 
su liempo y de lo que 61 hizo por n 



RUEDA ACTOR Y DIRECTOR DE 

Antes de entrar en el estudio del t 
habri que deciralgunas palabras ac 
attisia dramiiico y director de comp 
estos concepios ocupa lugar senalado 

El ilustre D. Manuel Cafiete, que b 
tiizo i esta rama de la literatura espar 
go, durante su vida una rara preocup 
cual fu£ la de no ver mis que el E.spe 
drama. Para i\, el verdadero, el linic 
glo XVI antes de Lope de Vega, era el i 
esia idea, no concedfa Lmporiancia alg 
nes populares que ya ostentaba en aqu< 
ver la suntuosidad eon que las represei 
tiacian en las iglesias, en las caledrale; 
en los palacios de los reyes y prbceres 
comprendia que en los pueblos y ciuda 
bres c6mieos tenian que ponerlo todo, 
fuese lo segundo humildisimo, exeep 
las festividades del Corpus y otras en qi 
daban directamente del aparato escSnict 




3S6 



Pero esto eraexcepcionai: lo combn yordinarioera otracou 
que con harta claridad nos revelan diversos escritores del tieni- 
po, 4 quienes Cafiete, en uno de sus ultimos escritos, dcsmien- 
te con extrarta falia de criiii:a. ]Ciimo si Cervanles, Agustin de 
Rojas, el Jurado de Cordoba Juan Rufo, Juan de la Cueva. 
Lope de Vega y otros se hubiesen confabulado para faltar i la 
verdad en cosa que habia pasado ante su vista! 

No basta que ajguno de ellos incurra en equivocaciones it 
pormenor, como el asegurar Rojas que Rkeda introdujo ladi- 
visi6n de la comedia en ados, porque en lo esencial, esio es, 
en lo pobrlsimo de la decoraci6n teatra! y vesluario de lo5c6- 
micos antes del c^iebre batthoja, estdn todos ellos conformes. 

Empecemos por Cervantes, ciiyo es el texlo m^s explicilo. Se 
ha visto ya que airibuye A Lope de Rueda el haber sacado las 
comedias de mantillas y haberlas vestido de gala y apariencia; 
pues antes de £1 todos I os aparatos de un aufor de comedian 
(direclor de companla) se encerrahan en un costal y se limiia- 
ban i los indispensables para el disfraz pastoril. «No habia en 
aquel tiempo iramoyas, ni desafios de moros y cristianos, ni a 
caballo. No habia figura que saliesed pareciese salir del centra 
de la tierra por lo hueco del teatro, al cual componian bancos 
en cuadro y cuatro 6 seis tablas encima con que se levantaban 
del suelo cuatro palmosi ni menos bajaban del cielo nubes con 
Angeles 6 con almas. El adorno del teatro, era una tnanta vieja 
tirada con dos cordeles de una parte k otra que hacia lo que 
llaman vesluario, detris de la cual estaban los mCisicos caotan- 
do sin guitarra aigun romance antiguo.* 

Cervantes no se limit6 i. describtr el estado material del tea- 
tro antes de Rueda, sino que especilic6 tambi^n lo muctio que 
dej6 por hacer en la materia aqufl insigne farsante, S su muer- 
te y fueron po^o a poco irayendo otros innovadores. «Sucedi6 
i Lope de Rueda, Navarro, natural de Toledo, el cual fue la- 
moso en hacer la figura de un rufian cobarde. Estelevantb 
algUn tanto mas el adorno de las comedias, y mud6 el costal 
devestidos en cofresy en bauk's; sacii la mUsica que antes can- 
taba detrds de !a mania, al teatro pilblico; quito las barbas de 
tes, que hasla enionces ninguno represenlaba sin 



1 




LOPE DE 

barba postiza, € hizo que todos r 
noeralos que habian de repres 
quepidiese mudanza de rostro; ii 
nos y reldmpagos, desafios y bata 
blime punto en que esta agora; ; 
me puede contradecir» ^. 

Antes del autor del Quijote, \ 
Agustin de Rojas, pintado con r 
teatro cuando apareci6 Rueda, er 
conocida de los aficionados a estoi 

Y porque yo no pr 
tratar de gente extra 
SI de nuestros espant 
digo que Lope de Rui 
gracioso representan 
y en su tiempo gran | 
empe^o d poner la fat 
en buen uso y orden b 
porque la reparti6 en 
haciendo introito en e 
que ahora liamamos / 
y declaraba lo que era 
las maranaS) los amor 
y entre los pasos de^ve 
mezclados otros de ris 
que porque iban entre 
de la farsa, los llamaro 
entremeses dejcomediai 
Y todo aquesto iba en \ 
m4s graciosa que discn 
tanian una guitarra, 
y ^sta nunca salia fuera 
sino adentro y en los bl 
muy mal templada y sin 
bailaba i la postre el bo 



I. Prologo de Cervantes i su comec 
ediciones de i6i5, 1749, 1829, etc. 




228 SSTUDIOS DE HISTORIA LITSRARIA 

y sacaba tanta lengua 

todo el vulgacho, embobado, 

de ver cosa como aquella. i 

El aludido Rojas, queescribia por losanos de 1600 su Viaje 
eniretenido, publicado tres despu^s, percren el que recogi6 lan- 
ces sucedidos mucho antes, especialmente los que cuenta Ni- 
colas de los Rios, tambi^n c6mico, y uno de los interlocutores 
4e la obra, trae al principio de eila diversos episodios que a 
la vez se refieren al estado del teatro en tiempo de Lope 

DE RUEDA. 

Alii se ve reflejada la vida medio picara y gitanesca que los 
primeros farsantes arrastraban, teniendo que llevar el hato al 
hombro, tocar el tamborino, y hacer el bobo en las aldeas mas 
remotas; saliendo precipitadamente de los pueblos, unos k pie 
y sin capa y olros andando y en cuerpo, como decia Solano; 
fingi^ndose mercaderes en determinados lugares; alzandose 
en otros con los fondos sin hacer la representaci6n por falta 
de medios; caminando deacalzos, dumiendo por los suelos, 
comiendo muchas veces hongos y nabos que cojian por los 
caminos; adoptando los mds viles oficios, como ayudar d car- 
gar k los arrieros y cuidar de sus mulos; vistiendo calzones de 
lienzo sucio, coleto bien acuchillado, por las muchas roturas, 
sin camisa y en piernas y mal cubieria la cabeza, aun en in- 
vierno, por un gran sombrero de paja«con mucha ventaneria». 

Describe tambi^n Rojas alguna de aquellas primitivas com- 
panias en que iba una sola mujer, que era la del autor, la cual 
con su dificultad para caminar, les causaba nuevas molestias: 

«Yendo de esta siierte de un pueblo k otro, llovi6 una noche 
tanto que otro dia nos dijo (el autor) que pues no habia mks de 
una legua pequena hasta donde iba, que hici^semos una silla de 
manos y que entre los dos llevdsemos k su mujer; y ^1 y otros dos 
que habia Uevarian el hato de la comedia y el muchacho el tam- 



I . El Viaje entretenido de Agustin de Roxas, natural de la zfilla 
de Madrid. Quinta eflfiddn. Madrid, Benito Cano, 1793, 8.°; tomo 



i.°, p. 1 10. 



boril y otras zarandajas. Y la mujer m 
ira siHa de manos, y ella con su barba 
Jornada.— RAMiiiEz. ^Pues caminaba c 
es esol Las faldas muy corias, un zapa 
enirecana, y otras veces con una masc. , 

la cara. — Rojas. [Buena cosa por mi vi I 

manera al lugar hechos mil pedazos, 1 
gidos y nosotros medio muertos, pon ! 
ssnos. Pidio el autor ticencia y fulmos ■ 
de Ldi^aro. Pdsose aquf nueslro amigo 
sayoajeno, y cuando cuando llegamc 
autor, que hacia el Cristo, dixole imuc i 
surge; y viendo que no se levantaba, Ilej i 
estaba dormido, y hallaron que en cue 
citado, sin dejar rastro de lodo el veslit I 
elsanto, alboro(6se el pueblo, y parecj 
lagro qued6se el autor at6nilo. Y yo vi i 
y que Solano era ido sin haberme avisi 
seguimiento, y de la manera que estaba i 
mino, sin hallar yo en todo ^1 rastro i 
vestidoa, ni ia gente de l,izaro(que sir 
habia subido al cielo, segiin desaparecid i 
en una buena compania y dex£ esta vida i 

Esta situacidn miserable contrasts : 
fulas y aire senoril que algunos farani ! 
cosas menudas. En la BJblioteca Nai 
alguna cartas inMitas de c<6micos de c i 
riosas bajo esie aspecto. VSase una de 
same Juan de Heredia se expresa cc i 
Duque de Alba, no obstante ceferirsei 
un companero suyo: 

«lil.e senor. — ParSsceme fuera bien m 
mis quinientos setenla y dos reales y m I 
pues me lo debe. Y fuera bien acordarsf 
como yo hice A Vm. y ;i su compaiiia. Pi : 
pasado y paso con quien debo por Vm, mi 




230 BSTUDIOS DE HISORIA LITER ARIA. 

de esta ciudad y por la necesidad que ten go de enviar dineros i 
Valladolid para mi hermano. Vm. lo ha hecho como se le haanto- 
jado: algiin dfa nos encontraremos para ver si hay otro Juan de 
Heredia, Ahi envio poder y recaudos al senor Esteban Cinturion, 
ginov6s, para que Vm. le entregue los cincuenta y dos reales que 
me debe; y pues el herreruelo y sombrero no estarin para enviar- 
me aviseme Vm. la c^ntidad que pudo valer cuando se lo prest^; 
pues sabe tengo mucha necesidad. Y si Vm. no gustare enviarme 
mi dinero, aviseme Vm., porque pienso ir A buscarle i donde fue- 
re y cobrar'de mi A Vm. El faldellin del ama se fu^ con 61 adonde 
se empen6; por Vm. pago siete ducados por ^1 al ama: vea Vm. si 
me he de quedar por Vm. con tanta ganancia. El dinero que truxo 
Molina se ha dado A sus duenos: yo aguardo el mio. Al senor San- 
tander^ le beso las manos; yo le respondi i la suya de Xerezi Se- 
villa, A donde me aviso y he tenido cuidado de su cofre y nadie me 
supo dar raz6n del meson hasta que vino Molina y me dijo estaba 
embargado por un criado suyo y habl^ con un amigo del senor 
Santander y me dijo que por 40 reales de la traida del cofre y 
otros 5o que se concertaron con el mochacho, estd por esto: digale 
envie poder y dineros para que se le eayiey y no permita Vm. pase 
yo mds trab^jos por mi dinero, y vista ^sta se le entregue i quien 
dije que es al senor Esteban Centuri6n. Nuestro Senor guarde a 
Vm.— De Granada A 25 de Septiempre de i585.— B. L. M. de Vm. 
— Juan de Heredia*^. — El sobrescrito va «al Sr. Juan de Limos, 
autor de comedias en Sevilla» ^. 

Agustin de Rojas enumera las distintas clasesde companias, 
especialmente las m^s rudas y groseras que existian antes de 
su tiempo, en un pasaje curiosisimo, que no insertamos porque 
ha sido reproducido ya varias veces por algunos criticos como 



1. Martin de Santander fu^ otro comico famoso y autor de com- 
panias de estos tiempos. 

2. Este Juan de Heredia es sin duda el tronco y raiz de una fa- 
milia c^lebre en nuestros anales histrionicos, hasta principios del 
siglo pasado, y que entre otros, produjo 4 Alonso, A Jer6nimo, i 
Tomds y Maria de Heredia, mis famosa que todos. 

3. Juan de Limos, paso luego a Portugal y eri Lisboa residio y 
di6 representaciones algiin tiempo. 




el Conde de Schack en su Histo 
veces citada ^. 

Aquellas formas mds rudimen 
pues Nicolas de los Rtos, que lie 
la farindula, no conocia algunas 
en la ^poca de Lope de Rueda. 

A este pobrisitno eslado del tea 
de tambiSn el Jurado de Cirdob 
bro Las seiscienlas apotegmas y c 
en Toledo, por Pedro Rodrfguf 
Alabani^as de la comedia, que diet 

^QuiSn vifi, apenas J 
de las farsas la pobre 
de su estilo la rudeza 
y sus mis humildes [ 

jQui6n vi6 que Lop 
inimitable var6n, 
nuncas3li6deun mes 
ni alcanz6 & vestir de : 

Seis peliicos y cayac 
dos flautas y un tambo 
tres ves lidos de camini 
con un fieltro gironadi 

Una 6 dos comedjas 

la entrada i. tarja de co 
y el teatro casi i solas. 

Porque era un patio i i 
fragua ardiente en el es i 
de i.ivlerno un helado i 
que aun agora tiemblat i 

1. Tomo ],", pSgs. 398 y siguiente 
Escrilores caslellanos, Madrid, i885. 1 i 
sajes D. Cayetano Rosell en su colecci 
nones de Benavente: ap^ndice del torn 

2. Wolf en lu.x Rludien utilized ya 
lomo 2." de la traduccioii ^;istellana. 
Uiitvria de las lit. cail. y purlugiies.i. f I 




232 ISTUDIOS DB HISTORIA LITERARIA 

Pero en cuanio A que Rueda fuese mejorador del espec- 
tAcuIo en su parte material, no solo lo dicen Cervantes y Ro- 
jas sino que Juan de la Cueva lo Indica igualmente en su 
Ejemplar poeiico, al exclamar: 

El singular en gracia, el ingenioso 
Lope de Rueda el comico tablado 
hizo ilustre con 41 y deleitoso *. 

Y Lope de Vega hacia arrancar del c6mico sevillano laya 
constante practica del teatro; pues no k otra cosa se refieren 
aquellas palabras del Prologo en la Parte XIII de sus obras 
dramdtlcas, cuando dice «Otros se les oponen {A. la comedia: 
esto es, a su representaci6n) con razones frias, y vdlense de las 
que algunos Padres de la antigiiedad escnben de ellas, como 
si fueran de aquel tiempo las de Espana, no siendo mds anti- 
guas que Rueda dquien oyeron muchos que hoy viven* 2. Lo 
que los moralistas del tiempo de Lope de Vega combatian no 
eran las comedias como obra literaria sino la representacidn 
pUblica y aparatosa de ellas. 

Y por lo que toca al m^rito personal de Rueda como artisla 
6 recitante, son unAnimes los elogios de los que le oyeron. Su- 
premo representante; general en cualquiera extraha figura; es- 
pejo y guia de dichos sayagos y estilo cabahero, decia Timone- 
da, especificando k la vez algunos de los papeles en que el ba- 
tihoja sobresalia. Y en otro lugar no vacila en calificarle de 
iinico, solo, entre representantes; padre de las sutiles invencio- 
nes; pi^lago de las' honesiisimas gracias y lindos descuidos. 

Mds autorizados aiin y concretos son los encomios de Cer- 
vantes al ponderar la habilidad de Rueda en algunos papeles 
como en los de negra, de rufiin, de hobo y de vizcaino, «que 
todas estas cuatro figuras y otras muchas hacia el tal Lope con 
la mayor excelencia y propiedad que pudiera imaginarse*. 



1. Parnaso espanol, de Sedano; tomo 8.°, p. 24. 

2. Prdlogo a la Parte XIII de las comedias de Lope de Vega. Ma- 
drid, Alonso Martin, 1620, 4.° 



LOPE DB RU: 



Con lo expuesto creemos se co 
RuEDA toca en el perfeccionamien 
Veamos ahora el alcance de sus inn 



IV 



OBRAS DE LOPE D 

Las letras espanolas deben, come 
del modesto Ubrero Valentino el pc 
obras po^ticas'del artesanode Sevilla 
recho d la gratitud" de todos y fama 
tiempo le reconoci6 Cervantes, cuan. 

Ofrece la comedia, si se i 
largo campo al ingenio, doi 
librar su nombre del olvidc 

Fu^ de esto ejemplo Juan 
que con solo imprimir, se h 
las comedias del gran Lope 

Estamp6, pues, Timoneda en la 
i567, las cuatro ilnicas comedias de I 
nosotros y los dos Coloquios pastoriU 
mila, seguido todo de un corto didlc 
vencidn de las cal^as 2. 

En el mismo ano pu jlic6 tambi^n 
colecci6n dejt7a50s6entremeses para i 
lancidn de las comedias y coloquios, ti 



1 . Cervantes: Viaje del ParnasOy 1 6 1 4 

2. V^ase en el Ap^ndice f, la descrip» ; 
ediciones de las Comedias y Coloquios de I 

3. El Deieytoso. Compendio I la | mado i 
se I contienen muchos passos graciosos del : 
cioso rtpresentante Lope \ de Rueda, para 




234 ESTUDIOS DE HIST'I 

tres anos mds tarde una nuev 
con el nombre de Registro df \ 



entremedias de Colloquios, y \ ( 
tnoneda. \ (Retrato de Lope de 
Impressos con licencia y Priu 
Vendense en casa de loan Tir 

I en la inclita ciudad de Va 
D. Lxvij. 8." letra red., 32 \ 
hay un soneto de Timoned* 
RuEDA, que ya hemos menr 
meraremos luego. 
Otra edici6n: 
Compendio \ llamado el 
chos pas I SOS gracio^os c 
tante Lope \ de Rueda, p< 
de Colloquios, y co \n' 
Con Licencia, \ Impress 
Logrono por Mathias 
el soneto de Timoned 
acaban en el recto d 
lloqvio Ha \ mado pr* 
y Simon pastoreSy y 

38 y al reverso se h 
presso en la muy \ 
thias I Mares. i58? 
Reimprimio la 

ciendo la portad 

I de las Ob. de R 

mo; esto es, los 

en su Catdlogo 

orden siguient< 
I .° El que 1 

tdlogo historic 
2.** Morati 

Cardtula, y e 
3.'* Reim 

iento. Niim. 
4.^ Rein 

Niim. 71 d 




■.ipasosmks y un coloquio -de m 
otros dos 6 ires 



5," Barrera propone se le di el lit 
MencLonado por Moralin en el niim. 72 

6." Tmpreso por Moralin, con el did 
Nilm. 73 de su Catdlogo. 

7." Impreso por Moralin con el lil 
mero 75 de su Caiilngo. 

De suerle que Ids sieie pasos s61o el 
presos por Moralin; pero los demds lo 1 



^ 



I . Regisiro de represeatanles \ a do 1 
Timoneda, muckos y graciosos \ pasos di 
dirersos autn_res, asl de la \ cayos como 1 
sas figures. \ Impresos con liceitcia. \ V^n 
neda \ ittercader de libros d la Merced. \ A 
sin foL Sigue una octava de Timoneda i 
cima el retrato del iibrero. 

El Marques de la Fuensanta reprodujo 
lomo 1 ." de la ciiada coleccion suya de I 
nas76y siguieptes. 

Comprende esta colecci6n seis noevos , 
RuFDA y ademis el Coloquio en verso titu 

Los ires pasos que no perlenecen i Rue 
en los niimeros 97, 98 y 99 del Catdlogo ■ 

Ei 4.°, de Ri;ei.* mencionado por Mor; 
Catdlogo, propone Barrera que se titule: I 

Ei 5.", de RuEDA, lo imprimio Moralin < 
fiin cobarde, y lo ciia al n'lSm. 89. 

El 6.°, de RuEDA, mencionado en el niin 
se litularia, segiin Barrera, La generosa pa 

El coloquio Prendas de amor, lo imprinr 
esludia en el nilm. 92 del Catdlogo. 

2. Ya hemos dicho que Cervantes en s 
Argel habia de un coloqaio «n verso, hoy 
dut:e algunas quinliiias muy graciosas, qu( 
en el niim, H 1 de su tan citado Catdlngo his, 
lampoco conocido da noticia el P. Ballasar • 
y arte de ingenUi {Gap. xlv), al iiablar rfe/n 



13" ■ETDIIIOS DI SIETQKIA LmSAmU 

certesa se le atribuye cierta obra dramiiics en ver^o, titulada 
Farsa del Sordo '. 
Tambi^n con error se le atribuye en los Calilogos de la Bi- 

en el hecho, donde dice: <Han adelantsdo grandemenle en este ar- 
tilicio nuestros espanoles. Comenzi el prodigioso Lope de Ri.-eda, 
4quien Ilam6e1 Jurado de C6rdaba Juan Rufo. inimiuble var6n, 
con verdad. Tuvo excelenies invenciones: sea bastante prueba 
aquella en que introduce cuatro amantes encontrados, dos pa sto- 
res y dos pastoras apasionados enire si con tal arte que ninguno 
correspondia j quien le amabai pidieron al Amor, en premio de 
haberle desaiado de un drbol. d que 1c habian aniarrado ta virtud 
y la sabiduria, que les trueque las volunudes y haga de niodo que 
ame cada uno i quien le ama; y cua.ido parece que se desempena. 
enionces se enreda mis las traza; porque pregunta Amor que vo- 
luntades quieren que violente y mude, las de los hombres 6 las de 
las pastoras. Que se concierten enire si: aqui entra la mis inge- 
niosa dispula, dando razones ellos y ellas por parte de cada sexo, 
queesunamuy ingeniosa Jnvenci6n». (V. pi^. aSQ del tomo i." 
de las Ob. de Lor. Oracidn. Madrid, \-jiy, 4.."). Todavia parece 
haber rastro de otro coloquio pastoril, impreso en Valencia, en 
casa de Pedro Mey, en 1567, que Jimeno en sus Escrilores del 
Reino de Valencia atcibuye A Timoneda- pero que Fusier en su 
Bit, Val. corrige diciendo ser de Lope de Rued*. Barrera sospecha 
si este coioquio seri el chado por Cervantes en su comedia de Los 
banos de ArgeL 

;. Moratin fntlm. 76 de su Caldlogo) dice se alribuye i Ruida 
una Farsa del sordo, que, segiin ^1, no tendria mirito particular y d 
la que fija la fecha de i549; pero parece hablar s6lo de oidas. pues 
no da sena alguna de la obra. Una edici6n de esa Farsa hecha en 
Alcalil, en 1616, efectivamente dice fu^ tcompuesta por Lope de 
Rt'EDA, representantei, Pero hay otras ediciones muy anlcriores, 
alguna impress de seguro en vida del mismo Rijeda en que no figu- 
ra su nombre. En el Ensayo de una biblioleca de libros esp. de Ga- 
llardo, Zarco del Valle y Sancho Rayiin (lomo i.", p. 1 1^7) se ciu 
una edicidn de Alcald con el privilegio de r56S y una mlnuciosa 
porlada en la que no se dice que lal farsa pertenezca & Rueda; y en 
el nilmero precedenie se deialla otra edici6n de Valladolid bastan- 
te anterior (Salvd, q..e lambidn la regisira en su Caldlogo, tomo i.", 
p. 438, le da la fecha de [56o)en laque tampoco se liene por su 



blioteca Nacional de Paris 1, un cc 
liiulado del Mundo y Na-nadie. 

Son inierlocutores Muflo^, Lope 
apropiaria la obra), Mundo y No-ni 

Empieza queriendo Miino^ lieten 
a casa de un procurador. LIcyan el 
uno de ellos dice lo que es y como : 
juntos. El Mundo 6 todo el mundo, 
otro nada. Es£&sa etiteramente inir 
estilo ni por el lenguaje se parece k ! 
Adem^s en &l asegura ^sie que tenia 
bemos no era cierta: solo ea curio; 



autor al comico de Sevllla- El estilo 
obras poeiicas que de SI conocemos: 
la Fuensanta la incluyfi en su colecci 
lomo [.°, pig. 2^7 y antes habfa sidt 
Callardo. 

[. Catalogue des matiuscrils espagnol 
naleparM. Alfred Morel-Fatio, Paris. 

2. Ya se ha impreso, como de Rued*, 
Paris, corrcspondicnte al primer semes 
guientes. Empieza: 



;Mu!tio y>} ]Bien lu alco 
MuertQ, ipor que no dir^ 
Y acaba hablando el mismo Lope: 

Sua, aciioru, dad lugar 




^38 



a propias del a 



una vez mds la popularidad del cilebre cdmico, pues se le 
buscaba para apadrinar obras ajenas. 

Aunque corre como an6nimo no puededecirse lo mismo 
del Aula de Nabal y Abigail, que manuscrito figura en un 
cddice del siglo xvi comprensivo de otras 95 obras dramftticas 
del tjempo en nuesira Biblioteca Nacional, y i la hora que es- 
cribimos esio se halla ya impreso '. Ei asunlo, como el tilulo 
loindica, esii tornado de la Sagrada Escrilura, pero tratado 
con el buen humor y grada cimic 
tista sevillano. Todas las ci.rcunsiancias que c 
fereociar los escrilos de unoi; y otros autores se 
das en esta linda piececilla. Caracleres, especi 
bobo, hermano gemelo de oiros que figui 
el esiilo i idioma que ei 
y otros metros populare 
garidudasde que a£l perter 

Tampoco pueden abrigarse dudas acerca de oiro Coloquio 
que hallamos mencionado en el inventario de las existencias 
de la libreda del mismo Juan Timoneda, formado k su muer- 
te en [583, documenio enextremo curioso dado k conocer no 
hace mucho por su descubridor D. Jos^ E. Serrano y Morales 
y en el cual se mencionan las demis obras de Lope de Rueda '. 
Por desgracia el nuevo Coloquio no nos es conocido. 



iaimente el del 
1 los Coloquios, 



mplec 

n usados por Rueda., no dejan 
e e^ta obra hasta hoy exp6si 



I. Coleccidn de Aulas, Farsas y Coloquios del sigh nvi publiie 
par Lio Rouanet, Tome 11. i9o[, p. So*. El titulo completo de la 
obra es: Auto de Nabal y de Abigail y David y quatro paslores y 
dos soldados y un paslorcitlo y una moK" llamada Sauinitla y un 
bovo tlamado Jordan. Esti en prosa como casi lodas las obras de 
RiiEDA y casi lodo SI se lo llevan los chisies y desprop6sitos del 

i. En un breve artlculo que hemos publicado recientemente en 
\a Revista t'spanola (nQmero IX; i.°Mayo i9d[) y reproducimos 
como apdndice al linal de esto, creemos haber demostrado lo dicho 

3. Resena histirica en/orma de Diccionario de las Imprentas que 
kan existido en Valencia desde la inlroducion del arte tipogrdjico en 
Bspana hasta el ano 1868 con nolicias bio-bibliogrdficas de los prin- 



Entre las obras no dramiticas de nuestro batthoja ha pare- 
cido recientemente manuscrito un opdsculo en prosa titulado 
Fhr de medicina, en el cual, nuestro actor, como Moliire, 
tiende i. ridiculizar los malos mMicos ', 

Ademfis en el texto de las comedias y coloquios se hallan 

cipaUs impresores por Joii Enrique Serrano y Morales. Valencia, 
Impr. deF. Domenech. i898-99, 4." 

Soii demasiado curiosos los titulos dealgunas obras dramdticas 
que vendia Timoneda para que no los transcribamos aqui por ver 
si se hallan algunas de estas piezas desconocldas ^ para que se note 
el precio que entonces teiiian oiras. 

«ltem huns colloquis matrimonials en tres sous. 

Item vna turiana, en tres sous. 

Item Doscentesturianes d vinl y un plech tenen cent sexanta 
huitmans. 

\ltTa cent sexania tres comedies de Lope de Rueda les primeres 
a set plechs tenen quaranla cinch mans y set^e fulls. 

Item cen huitanta tres comedies de Lope de Rueda les segundes 
a set plechs tenen cinquanta mans y on>;e fulls. 

Item Cen( quaranla set lomos dils cotloquios Pastoriles de Lope 
de Rueda d set plechs tenen quaranla mans y un full. 

Item cent novanca nou colloquis pastoriles dils les tres collo- 
qujos pasiorils Ids dos de Vergara y el otro de Lope A nou plechs 

Item cent viot y dos lomos dils el deleytoso de Lope & quatro 
plechs lenen denou mans seize fulls. 

Item cinch centes quaranla dos obres jntitulades ternario sacra- 
mental, d onze plechs y tnig tenen descents quaranta nan mans 
huyt fulls. 

Item sexania quatro obres jniitulades Colloquio pasloril A Ires 
plech tenen set mans y deset fulls. 

Item Cinquanta Comedies jntilulades Horanteas a cinch ptechs 
tenen vna ma. 

Item trenta dos colloquis de la verdat a dos plechs y mig tenen 
tres mans y huyt fulls. 

Item quaranta huytfarsa dorada d plech y mig tenen dos mans 
y vint J dos fulls.* 

(Cada pliego de estos tenia 12 hojas cuando el tamano era en 12°) 

I . En el Apindicell describimos este juguete de Lope de Rueda. 



±40 



algunos otrospasosquenohan sido separados por Timoneda; 
^ero de los que di6 una lisla al final de su recopilaci6n advir- 
tiendo que podian segregarse sin que el interns de la obra prin- 
cipal se disminuyese '. 



I. Son estos ^asos, dos en la comedia £^H/enii(i; el primero que 
forma la escena segunda entre Vallejo, lacayo cobarde ybaladrdn, 
y Grimaldo, paje; y el otro entre Polo, lacayo, y la negra Eulalia. 
En la eomediaArmn/iMii hay otros dos, inlercalado uno en la es- 
cena segunda^ entre Mencieia, moza, y Guadalupe, criado, simple; 
y el segundo en la escena cuarta entre Viana y el moro Mullen 
Bucar. TambiSn puede considerarse como paso casi toda la escena 
terceraenque prjncipalmente hablan Diego de Cdrdoba, zapatero, 
y el casamentero Rodrigo. En la comedia di Los enganados no hay 
m4s que una escena que pueda considerarse como pasn: la quinta 
entre Pajares, sim^/e, Verginio y Marcelo. En cambio \3. Medora 
tiene tres, empezando ya en la escena primers, que forma un paso 
de valentdii cobarde, como la de Vailejo en la Eufemia. Iniercala- 
do en la escena segunda hay otro paso de lacayo goloso y luego en 
la escena cuaria uno graciosisimo entre Gargullo, tacayo y una gi- 
lana. En el Cotoquio de Camita hay dos: uno entre Pablos Loren- 
zo, simple, y Glnesa de Bolanos, su mujer; y otro al fin de la obra 
entre los mismos. El Coloquio de Timbria, paede decirse que es 
un puro paso, pues apenas inlervienen los personajes series diciin- 
doselo todo el gracioso 6 sinipie Leno, que inierrumpe la accion 
cuantas veces qniere, primero para contar la vida y milagros de su 
madre, que como bruja fu^ encorozada y quemada en Cuenca, lue- 
go con £l pastor Troico para eipllcarle como se comi6 unos dul- 
ces destinados a I pastor, y, por ditimo, en otro largo ;iiiso, que 
consia de ires partes, referentei que habiendo enviado el amo a 
Lenoal monte ibuscar ienasc quedddormidoy lerobaron el asno 
y vistieron 4 ^1 los aparejos. En tal situaci6n Leno duda primero 
si es ^1 mismo, luego discurre el medio de evitar el castigo que 
teme de su amo; cuyo medio consiste en ocultarse en el pajar di- 
ciendo es un ral'm de Indias, lo que, sin embargo, no le vale para 
eximirse de ser atado d un-poste y no recibir mis alimento que al~ 
gunas techugas porque amengiie de caerpo. KA^mAs hay oiro poso 
en este mismo Coloquio, entre el pastor Isacaro y la negra Ful- 



De modo que el caudal dram&iko com 
RuEDA se compone de cuairo comedias, litu 
Comedia Eii/emia. 
Comedia Armelina. 

Comedia de los engaiiados y no de los engc 
Comedia Medora. 
Tres coloquios pasioriles: 
Coloquio de Camila. 
Coloquio de Tymbria. 
Prendas de amor, (Coloquio en verso.) 
Siete/«r\os en El Delei/oso, que son: 
1 ." Los criados. 
2." La Cardluta. 
3.° Cornudo y conlenlo. 
4." El convidado, 
5.° La tierra dejituja. 
6.° Pagar y no pagar. 

Tres /lasos en el Regislro de represenlantes: 

8." El Rujian cobarde. 

g." Li generosa paU<{a. 

\o. Lou lacayos ladrtmes,. 

El Di&loga sobre la imrencidn de las cali^as, qu 
derarse como oiro paso. 

Aula de Sabat y Abigail. 

Y por ultimo, los diversos /'nsos, en numero c 
lercalados en sus comedias _v coloquios, que tai 
lomar^e como obras independienles. 

Es indudabic que Rl'ed* irompuso mis obra 
del g^nero bucilica, Los encomios de Cervant 
Vega, no secompaginan con la que hoy .ixisie I 
sevilUno en tal clase, que esdc \o peor de su rep 

I . Lope de Vega en ia dedifaioria de su comedia 1 
Dr. Gregorio L6pez Madera, dcciale: «Vm,.. recibira 
ro la primera comedia Je esle libro que, puesto.quei 
de la Arcadia, tiu carece dc la imitaci6a aniigua, si bj 



943 S8TUDX08 Dl BI8T0RIA UTIRARIA 

tre los pasos tambi^n faltan algunos; de aquellos de vis^cnino, 
papel qtre tAP excelentemente hacia Rueda, segun el propio 
Cervantes, no se conserva ni la muestra m^s insigniBcante. 

Lo mismo que ha llegado d nosotros noes enieramente pure, 
porque Timoneda introdujo varias correcciones, si bien puede 
suponerse fuesen de esca^ monta^ por el gran respecto que 
RuEDA le imponia. El referido Timoneda lo declara en la 
Epistala satisfactoria al prudente lector ^ que antccede k la co- 
media Eufemia: 

«Vini6ndoine i las manos, amantisimo lector, las comedias del 
excelente poeta y gracioso representante Lope le Rjeda, nie vino 
& la memoria el deseo y asecraci6n, que algunos amigos y senores 
mios, tenian de vellas en la provechosa y artificial imprenta. Por 
do me dispuse (con toda la vigiiancia que fu^ posible) d ponellas 
en orden, y sometellas bajo la correcci6n de la Santa Madre Igle- 
sia. De las cuales, por este respecto, se han quitado algunas cosas 
no licitas y mal sonantes, que algunos en vida de Lope habrin 
oido. Por tanto,'miren que no soy de culpar, que mi buena inten- 
ci6n es la que me salva» ^ 

Insiste Timoneda en lo de las correcciones en otra Epistola 
al considcrado lector, diciendo con gracejo: , 

«E1 trabajo que qued mi se me ha puesto de sacar k luz ^ impri- 
mir las presentes comedias del excelente poeta y gracioso repre- 
sentante Lope de Rueda, no te desd entender que ha sido uno, sino 
muy muchos y de harto quilate. El primero fu^ escribir cada una 
de el las dos veces, y escribi^ndolas (como su autor nopensase en 
imprimirlas), por hallar algunos dcscuidos, 6 gracias, por mejor 
decir, en poder de simples, negras 6 lacayos, reiterados; tuve ne- 
cesidad de quitar lo que estaba dicho dos veces en alguna de ellas 
y poner otros en su lugar. Despu^s de irlas d hacer leer al theologo 
que tenia diputado para que las corrigiese y pudiesen ser impre- 
sas, y por fin y remate, el deposlto de mi pobre bolsa; pues A quicn 



Espafia no admite las n!isticas Buccliccs de Te6crito, antiguamen- 
te imitadas del famoso poeta Lope de Rueda*. Parte trecena de las 
comedias de Lope de Vega, 1620.) 

I. Obras de Lope de Rueda, edici6n Fuensanta del Valle, tome 
a.% pig. 3. 



/ 



LOPS PB RTJEPA 34$ 



tantos trabajos tuvo por darte alg|in honesto y apacible recreo, te 
suplico que no sobrevenga otro de tu mano, en quererme repro- 
char un tan cotidiano y debido servicio, pues naci para servirte y 
pasar la vida en esta pobre habilidad que bios me di6» *. 

Con estas advertencias podemos ya entrar en et exdmen de 
las obras dramdticas de Lope de Rueda. 



COMEDIAS 

Nada de original tiene Rueda en cuanto a la invenci6n de ^ 
sus comedias; todas estan, al parecer, tomadasdel italiano. La 
influencia de la litsratura de aquel pais era entonces general en 
la nuestra, reflejdndose en la poesia lirica, en la novela y en el i^ 
teatro. 

Las conquistas de los espafioles, comenzadas por Alfonso V 
de Arag6n y proseguidas luego por el Gran Capilin y el Em- 
perador, de una parte; y por otra el advenimiento al solio pon- 
tificio de papas como Calixto III y Alejandro VI, hablan esia- 
blecido una corriente de emigraci6n espanola d Italia, cada dia 
mayor y que no se limitaba 4 clases determinadas de la socie- 
dad, sinoque lascomprendia todas; seglares y cl^rigos, horn- 
bres y ijiujeres. Muchos concluian por establecerse alli, siendo 
de este modo incentivo para la estancia mis 6 menos transito- 
ria de otros que, al volver, traian aquellas ideas que mds fuer- 
temente les habian impresionado y las comunicaban i sus con- 
ciudadanos. 

Limitdndono3 al teatro, bastard recordar que en Italia ad- ^^ 
quirid Encina la ultima manera que informa sus obras; que en 
Italia escribi6 las suyas el insigne Torres Naharro, y que, 
cuando en 1548 se celebr6 en Valladolid el casamiento de 
D.* Maria, hermana de Felipe II, con Maximiliano de Hun- 
gria, se represeni6alli para solemnizarlo, no una obraespafio- 
la, sino una conedia del Ariosto. 



I . Obras de Lope de Rueda, t. 2 .°, p4g. 1 5 1 . 



Por eso no es de estranar que el primer impulso de nuestros 
dramSiicos p:>sieriores fuese el de imiiar un arte que creian ;■ 
era mis perfcLlo que el paitoril, unico usado hasia enionces, 
yque respondia al general movimiento en busca de grandezas 
y aventuras que poseia k todos los espafioles. El teatro italiano 
le suministraba lances estupyndos, pero que en aquet tiempo 
no eran imposibles. humildes hidalgos 6 artesanos que se des- 
piertan un dia marqueses 6 pnncipes y duenos de inmensos 
lerritorios; jbvenes desheredados que se casan con ricas y no- 
bles herederas; muchachas al parecer de baja exiraceidn y que 
resultan hijas de mercaderes opulentos; robos de nifios y aia- 
ques de corsarios que sirven para preparar situaciones de alio 
interns dramitico. 

Nada de esto sucedia en la arida y pobre tierra de Casiilla; 
pero si en las que bafia el Medilerraneo y mas alii del Allanti- 
tico; y los que no podian llegar i tales lugares se contentaban 
oyendo teferir semejanies maraviltas i los que volvian, leyfn- 
dolas en !as hislorias novelejcas 6 vi^ndolas representadas en 

Antes de Lope de Rueda habia ya ejemplos de esta imitaddn 
bien maniflesta (sin hablar de Torres Naharro) en la Comedia 
de SepUlveda y en la Comedia Prddiga, segun hemos advertido, 
yen tiempo de Rueda y poco despues hicieron lo propio su 
eompaiiero de profesi6n Alonso de la Vega ', su amigo Timo- 

1 . Alonso de la Vega fu^ un cAmico de la compania de Lo?e de 
Rueda, segiin se cree, y que habria fallccido antes que ^sle, pues 
ya lo estaba en i566 cuando Timoneda publico sus obras drami- 
ticas con el siguiente titulo: Las Ires fomosissi j mas Comedias del 
[Ituslre Poe \ la y gracioso represeittante Alon | sode la Vega. Ago- 
ra nueuamenle sacadas d lux por \ Juan Timoneda. \ En el A n'> | 
i566. I Con priuilegio Real por quairo anos \ Vindense, en casa rfi; I 
Joan Timoneda \ Al fin, dice: Inipressas en la \ ciudad de Valendu | 
Olio. i566. 8." let. g6t.; sin fol.; sign. A-H todas de i 8 bojas. En 
la portadi Ueva un retrato del autor que se repile otras dos veccs 
en el texto. Comprende ^ste las tres comedias titaladas Tholamea. 
Tragedia Serafina y La Duquesa de la Rosa. Estas tres obras sor 
sin duda alguna tomadas del iialiano, como lo acreditan los iuga- 



LOPS DE RUEDA 245 



neda ^, el an6nimo autor de la comedia Rosiela 2, el de la 



res de la acci6n, los nombres de los personajes y el caracter mis- 
mo del argumento. Sobre dos de ellas, la i .* y la 3.", formp el mis- 
mo Timoneda dos de los cuentos de su Patranuelo (Patranas i.' y 
6.^) aunque, segiin lo que indica, pudiera ser que tanto ^1 como 
Alonso de Vegatomasen los asuntos de alguna colecci6n italiana 
de novelas, pues en ambos casos se expresa asi: «De este cuento 
pasado hay hecha comedia que se llama Tolomea»; «De ^ste cuen- 
to pasado hay hecha comedia llamada de La Duquesa de la Rosay^, 
Alonso de la Vega escribe en prosa, como Rueda; sus comedias son 
del mismo gusto que las de su.maestro; pero mucho mis desorde- 
nadas e inverosimiles, pues no falta tampoco el elemento fantisti- 
co y aleg6rico. 

I. Ademis de las ya mencionadas compuso Timoneda y publi- 
co en 1 559 la comedia Cornelia, que es una imitaci6n del Nigro- 
mante del Ariosto (obra muchas veces imitada entre nosotros, qui- 
za por ser la mds conocida); y pocos anos despu^s imprimio una 
nueva coleccion de piezas dramdticas con el tftulo de: Timana (*) 
En la qual se contienen diuersas Comedias y Fargas muy elegantes 
y graciosaSf con \ miichos entremeses y pasos apa^^ibles: agora nue- 
uamente \ sacadas a lu\ por luan Diamonte. Dirigida al muy \ Illus- 
ire senor don loan de Villarrasa. Gouerna \ dor y teniente de Viso- 
rrey, y Capitan general del reyno de Valencia, mi senor. (Escudo.) 
Impressa en Valencia en casa de loan Mey, \ con licencia del sancto 
officio I Con priuilegio Real por quatro anos. 4.°. Ademis de cin- 
co pasos 6 entremeses contiene la tragicomedia Filomena; la farsa 
llamada Baliana\ la comedia Aurelia; la farsa llamada Trapacera; 
otra ilaniada Rosalina y otra Floriana. Todas estas obras son de 
gusto y corte italiano como puede verse par los amplios analisis y 
extractos que Moratin hace de ellas; (niimeros iii A 1 16, su (^aid- 
logo historic :> tantas veces citado). Timoneda que por sus obras 
propias y propagador de las ajenas es el alma y centro del movi- 
miento dramitico de Valencia en la mitad del siglo xvi es tambi^n 
autor de varios autos sacramentales contenidos en dos diversos 
Ternarios que imprimio en Valencia en 1575 (V. Gallardo, Ensa- 
yo, t. 4.^ pp. 725 y 728). 

2. Farsa llamada Rosiela nuevamente compuesta... Cuenca, i558. 
«Amores, diilogos pastoriles, gracias del bobo, ninos robados en la 

(^) De Turia, el rio de Valencia. 




246 ISTUDIOS DE HISTORIA LXTERARIA 

Comedia Feliciana 1 y otras. Hablemos ya de las de Rueda. 

La primera de su colecci6n es la titulada Eufemia 2, cuya 
trama la forma un asunto muy conocido y empleado en olras 
iiteraturas, desde Boccacio (Decam. giorn. sec. nop, 9/), q.uien 
acaso la habria tornado de algun cuento oriental, pasando por 
nuestro Timoneda (Patr. i5) hasta el gran Shakespeare, que 
lo tuvo presente y di5 crigen i la tragedia Cymbeline King of 
Britaine, una de sus liltimas obras. Tambi^n es posible que 
Rueda (puesto que difiere en los pormenores del cuento bac- 
caciano) tomase el argumento de su comedia directamenie de 
alguna italiana que, al menos nosotros, no conocemos; pero 
no puede negarse, como lo ha hecho Canete, el pareniesco. 

Leonardo, hermano de Eufemia, sala desu patria, un lugar 
de la Calabria, para buscar fortuna en el exiranjero y llega d 
Valencia, enlrando al servicio de cierto Valiano, seiior de ba- 



cuna y otros incidcntes romancescos muy usados por los dramdti- 
cos de aquel tiempo» (Morvt/n: Catdiogo histor.^ niim. 94). 

1. De esta comedia no hay mds noticia que la de que su asunto 
es el mismo de uno de los cuentos (Patrana 13) que Jjan Tlmoneda 
incluyo en su coleccion titulajda El Patranuelo (Valencia, i566), 
pucs asi lo asegura cuando dice: «De este cuento pasado hay hecha 
comedia llamada Feliciana*. Si ia obra dramdtica se parece d la no- 
velesca bien puede decirse que es de lo mis disparatado que se 
haya escrito. Forman el nudo de la accion una nina robada en la 
cuna y abandonada entre una zarzas; otra que de los brazos de su 
madre arrebata una leona; dos amigos d quienes un nigromante 
cambia los rostros y personas del uno por el otro para que con 
este fraude se case el uno de ellos; reconocimiento de otro hi jo 
perdido despu^s de muchos afios, etc. 

2. No seguimos orden alguno e.i la enumeraci5n de las come- 
dias. El erudito profesor alemdn A. L. Stiefel, en un trabajo de 
que luego hablaremos, se inclina d creer que la primera obra de 
Rueda fu6 la Medora y la segunda la Armeliniy fundado en que en 
ellas el poeta aparece mds torpe en la exposicion y mds pegado a 
los modelos italianos. Si esto liltimo prevaleciesc la primera seria 
la de Los enganados: lo otro tambidn puede consistir en lo defec- 
tuoso del original que Rueda haya tenido presente. 



ronias. Ante qa'ien, en diversaioe 
la belleza y virtudes de su herman 
enira en deseos de conocerla y to 
criado i buscaria; pero envidioio d 
vueWe asegiirando & Valiano ser Ei 
espoia suya y alabSndose de haber 
vorcs; en prueba de lo cual exhibe 
haberle cortado del lunar que la da 
que en r^alidad habia logrado de 
quiiado & su senora. Enfurecido 
. Leonardo y condenarle 4 muert;; p 
su hermano de la calumnia y pelign 
ta en Valencii y fScilmente desenm 
postor, que ni siquiera la conocia y 
do dispuesto para el inocente, casAr 

Esta comedia (como las demis dt 
prosa y dividida en o:ho es:ena;, qu 
salida de nuevos personajes sino car 
el curio de la acci6n 6 suspension 
algiin jpaso A iance epis<5ii:o. De lal 
dos pasas ya mencionados, las inierri 
perimenta con la disputa enlre Ortiz 
Penalosa, al final de la escena prime 
cayo Vallejo con su amo en la escena ■ 
de Eufemia y la gitana en la quinia. 
dadera intriga.de la pieza queda redui 

Por lo que se dice al final, la comi 
una plaza piliblica 6 en un local situs 
medio dia, cosa que merece consign 
pronuncia Vallejo son esias: «Auditor« 
ydad la vuelta i la plaza si quereis ver 
y libertar un leal ygalardonar & quien 
sido solicita y avisada y diligente. El »i 

Enredo mis complicado ofrece la con 
I . Comedias de L. de Rueda, en la edlcii 




a4» 



de Los EiigaHados y tiene por fundamenio un recurso usadi- 
simo en el teairo y en la noveia, cualeselde la semejanza 
fisica de dos hermanos de seso diferenle; tema que did origen 
i Los Mjnechmos de Plauto, k una noveia del Bandello, i la 
comedia de Shakespeare La noche de Reyes, k la titulada La 
espaHota de Florencia, de nuestro leairo del siglo xvn, y i otras 
muchas obras en lodas Us literaturas europeas. 

La de Lope de Rteda, dividida en diez escenas, va precedi- 
da, comolasdemissuyas, deuna iniroducciiin 6 in/rofio, des- 
linado i iniciar al especiador 6 lector en algunos anteceden- 
tes, expuestos en eslos iSrminos: «Si nos prestais aiencidn, 
generoso auditorio, oiran un rarisimo y no menos agradable 
acontescimiento, que once 6 doce anos despii^s que Roma !\ji 
saqueadaaconiesiiitlcon Verginio, ciudadano dells. Fufi, pues. 
el caso que habiendo esle Verginio perdido gran suma de 
bienes y hacienda en el saco y juniamente un hijo de edad de 
seisanos, con Leila, su hija, nas^idos los dos de un mismo 
parto, se vino 4 viviraqui, en Miidena, la eual ciudad reprc- 
senta este teatro, 4 do Lauro, gentilhombre, de Leiia se ena- 
mora. Verginio, por hai;er cierto camino a Roma, a su hija en 
un monasterio deposita» '. 

El desarrollo de la acci6n se verifies de ef;U' modo. M vol- 
ver Verginio de su viaje reanuda las platicas con un su anii- 
guo amif;o, llamado Gerardo, A quien habla promelido en ma- 
trimonio su hija LeIia y dispone que un viejo criado suyo, 
iMarcelo, \aya al convenio a buscaria y la traiga i casa (esce- 
na I). Pero durante la reclusion de la doncella, Lauro, se ena- 
mora de Clavcla, hija de aquel Gerardo desiinado 4 ser esposo 
de Lelia. Sabe ^*ia en ei convento el cambio amoroso do 
Lauro, \ para eslorbar sus nucvos amores, fugase del conven- 
to, y disl'raiiada de hombre y con el nombre de Fabio, entrai 
servir de page k su propio amanle. En tal condicion y iraje la 
encuenlra Marcelo (escena II) euando iba al monasterio y se 
entera de la resoluciin de Lelia as! como de su negativaen 
cuanto a volver a su casa. 

1. Comedias -ie L. de Rueda, en la edicion citada; pig. 157. 



La esgena tercera es itieramenle 
!os chistes de la negra Guiomar, criai 
con otra servidora Mamada Juliela. 

En la escena cuarta Lauro, aeon 
Lelia en lal disrr.iz. discurren acert 
el galdn de b>us desdenes, y conTesa 
de su pro;eder con Lelia, & quien yi 
velaci6n o'^asinna un desmavo al pi 
Las simpleza.'. de Pajares, criado de ' 
ordenado vesiirse de mujer para acur I 
no, forman el contenido de la escena 
regresa Marcelo contando a su am< 

Kn la esrena sexlaaparece un nuevi i 
no gemelo de Le]la, llamado Fabricii i 
mejanza con ella viene i complicar ' 
personajes. Apenas llegado i Mcidena 
do sea Fabio, a ijuien su ama Clave 
Lauro y de quien se habia enamorado, 
de su scfiora; y, en tanio que enira ^ f 
cio a la puerta de la casa y se realiza h 
nio llega acompaHando 4 Garardo, su 
rale la fuga de su hija y gesiiones q 
cuando de repenic ven a Fabricio; pi i 
-Lelia en su diifraz, y como unoy olro 
de Juliela, que vo'lvla a buscar A Fabio, 
Fabricio, y a la fuerza le inlroducen er 
que Clavela calme y I'^mple la locura d 

Sucedid lo que era d.; e^perar. Fahri' ■ 
vela, y -csta que ya lo estaba del falso 
con Fahrkio la liene engafiada, claro 
En la escena ociava Gerardo ha sorpren I 
zando A su hija Clavela y sale furioso ti 
supone fautor de 1al engaiio. Lauro se e 
y quiere malar A su page creydndole 
amorosas de su hermano Fabricio. Lelia 
cena novena llena do aflicciiin, pues no Ji . 




ija tsnnnos n* nsroitTA utbiuru 

su figura para introdu;irse eo casa de Clavela; en est; momen- 
to le hallan loi criados del dssaparecido Fabricio y S2 la quie- 
ren llevar k la posada, tomSndola por su amo; aparcge Lauro 
y cuando va i lanzarse sobre su falso page, el viejo criado 
Marcelo le desengaiia y cuenta todo lo que ppr &\ habia hecho 
la hija de Verginio. Lauro agrade:ido ofrece olvidar i Clavela 
y casarse con su primitiva amanie. 

Verginio, que apesar de io^abrazos de que le hablara Gerar- 
do, sigue pensando ser su hija la que esta en casa de su ami- 
go, quiere fescena X) por fuerza recobrar A la joven y se halla 
con el otro hijo var5n perdido [anio liempo habia. Todo se 
aclara y casan Leiia con Lauro y Fabricio con Clavela. 

Esta comedia tiene algijn parecido, aunque no tamo como 
pensil Canete, con otra italianade Nicol6 Secchi, titulada Los 
engaHos. representada en Mildn en 1647, ante Felips il, por 
entonces priniipe de Asturias ', y de argumenio lodavia mis 
complicado que la espaiiola. 

La es^ena es en Nipoles. Los dos hermanos gemelos se ila- 
man Ginebra y Fortunato. Se han vislo y conoddo y dssde el 



1, Gl'Inganni | Comedia \ del lignor N. S. \ ReciUtct in Milano 
I'anno iS^j. Din.Titi allj | ma-sld del R; Filippo. | Nuovamente 
posla in luc;. \ Con /icen^J e prii'ilegio. \ (Escudo con d)s Amores 
sosteniendo una llor de lis) In Firens,i appnssi i Giunti MDLXIl. 
(i552). 8.°, de 102 pp. Estii en cinco acl^s en prosi y la antecede 
un breve prdloga en que el autor dice que antes habia hecho repre- 
ienlir Id n ii-ella di Lelio. Tiene veiniicuatro personajes: la espa- 

He visto lambidn otra edii;i6n de esta obra con la siguiente por- 
ladi: Gllns-tnni Comiiia del S. N. S, Ridlata in Mitatw famo 
/ J47. Dinan^i d la Mjesti del Ri Fitippi. Npovamenti ristampata el 
ccrrella. In Vemlia. Appress^Anire^R^uenaldo. MDLXVl. (1536), 
8.°, 56 hojas numeradas. Y aun he examinado esta otra: 

Gl'Inganni Comedia del iignor N. S. Recit&ta... Nvovamenie rii- 
lampata, et cnn simma diligen^a corrella. (Escudo del impresor: 
dos angelltos sobre nubes, con coronas en las manos alitadas y )a 
letra: /n animo el corpori) In Vinsgia. Presso Domenico Qaualc^lu- 
po, M. DLXXXV. (rsas). 8.', 56 bojaa numeradas. 



van III RVtDA 151 

principio de la comedia aprovechan la semejanza de las perso- 
nas para sus enredos. Ginsbra dizf.azada de hombre y llamdn- 
dose Rubirto, sirve & cierto Mftximo Caracciolo, padre de un 
mancebo nombrado Gosianzo (de quien Ginebra estd enamo- 
rada) y de una doncella llamada Porcia, que & su vez se ena- 
mora de Ruberlo, 6 sea de la jtiisma Ginebra en hibilo de 
hombre. 

Fortunato sirve & una coriesana, Dorotea, de quien anda 
aficionado Gostanzo, el amo joven de Ginebra. fi^la, para li- 
brarae de las imporiunaciones amorosas de Porcia, fingtendo 
corresponder i ellas, habia introducido en la casa algunas no- ^ 
ches i su hermano Fortunato, quien sin descubrirse, sencilla- 
meme puso en cinta S Porcia, y al empezar la comedia esti 
prdxima al alumbramiento. 

Gostanzo se ve despreciado de la cortesana Dorotea, porque 
ya no tienedineros quedarle, yen una esccna muy linda, 
igual a otro que puso Tirso de Molina en su comedia Quien 
da luego da dos vices', su criado Rub3rlo (G'lnehia) quiere per- 
suadirle S que abandone tan vergonzosa pasi6n y la convierta 
hacia una joven honeata, por cierto (le dice) muy parecida al 
mismo Ruberto, y que le ama. 

Caracciolo seenteradel percance desgraciado de su hija y 
tratando, para remediarlo, de averiguar la familia del (ingido 
Ruberlo, k quierj Porcia siempre cree autor de su embarazo, 
se descubre que Ginebra y Fortunato eran hijos de un amigo 
de Caracciolo y que le habian sido robados de muy nifios. 

Esta que debid de haber sido la accibn principal de la obra 
eslo solo secundaria. La mayor pane de ella pertenece i, los 
enredoi y amores de la cortesana Dorotea, asunto tan del gus- 
to de los dramSticos italianoj de aquel tiempo y que vienen 4 
formar una nueva comedia dentro de la oira. La misma Por- 
cia no saleiies^ena mSsqueun momento para gritar en las 
apreturas de su cuidado, como la Glicera de Terencio; solo 
q tie en vezde invocar d Juno Lucina, exclama: sOhi, ohi, 6 
nostra donna da Loreto aiulami.» 



I . Oira igual liene la Comedia de Sepulveda. 



r 




Abrese la eseena con un; 
Rufiana. (madre de Uorole 
trada en la ca&a al gal^n n 
su hija. Enire tanto una y 
& un soldado brabuciin, 
ccna demasiado libre, en que \sm- 
nancia 4 coniinuar sus relacior^ 
madrc le aconseja que para qu^^ 
finja corresponder & sus caricias: 
ch'egli ti rirfondir&.» En ctra nt^ 
con ayiida de varias comadres, «-_: 
objeto de hacer creer al capiUn « 
para cuya crianza e.\igen nuevo^ 
sanas. Y al final hay una esccna- 
muier, en la que ella le Insulta y 
pile mucho en otras comeJias de? -^ "^ 'J"' l\. 

Mayor analogia lienc- aUn la ^ *="J^^'^'a 
con otra italiana liiuiada Gan^-i:^^ -^'"'^ ^"f 
por la sodedad academics de los y^* ^*''^'^'>H 
lados) en 1531 i, v r'epreseniada des " <-'^'0| 



. La edici6n que yo he visto de '^■^^rl "7 
[ pomdar U \ Sacrificw \ Cowdia, ( rf^ ^^' "^'^ 
givochi I di vno Carneuate in Siena. ) J^ ' **'"'li, 
la. I (Escudo como el que lieinosdes*^:'** '** ^ 
gaAoi de i5»5) /ii Vinee'a. \ freua C*'""^"!- 
I LXXXV. (i585). M.". 69 hojus nuine''"^'^-'' 
I Camon ne"a morte .Vr una f.'/ii«(,(^ jr n I'-J 'n. 

I cmpie/a ei -Sncr^^L-i'), 6 sea |a in t '"' "■■ "' 
f medio deios i'nganijrfrij, en que se Ji'-"'-' '*"'- 
I lebrodo en j Sj 1 , Llega hasia la Jioja 1 -f J -■ ''.. 
I /o^o en prosa de Gilngannnli delfinlr'''^'^l'. 
despuis de olro hablando los indlv/Jup. 
[ pe/ando por ei arckinlronal": \! .ic^L-! 
I (cute era c! despu^s c^lcbri: 
J motci'-nt, lo icrtdentialo, il i\ 
\ »acerdote ni el archintronai ■ 
r.n el pr6loB'j en prosa de .,■ 




^ 

n numero de modismos 
la YII) dice uno de los 
ocin, refran que, como 



similes son llevadas al 

' lEDA titulada Armeli" 

>r, precedente italiana, 

el de la protagonista, 



V, 674) ha demostrado 

e esta comedia y la del 

Ja // Servigiahy repre- 

i imitacion se reduce i 

ina, esti destinada por 

in embargo, lajoven, 

isarse con el segundo. 

itD, sostiene el paren- 

js como sigue: L'Alti- 

ncri nvoramene \ ttam- 

\ mujer desnuda agi- 

O. L, (Al fin): Stampa- 

no Rofjinelli il xx di 

Va dedicada «al molto 

simo Messer Antonio 

imo», por el impresor 

y novicio en el arte, 

ta cntonces. 

de la joven robada y 

:esos. El lugar de la 

apoli». El napolitano 
landoLautrec vinod 
uros de ella, siendo 
tenia un hijo var6n, 
s le fu6 tambi^n ro- 
' deposit6 en casa de 
il nine cambidndole 



2S* ESTUDIOS DE HISTORIA LtlERARJA 



Abrese la escena con una de corte cldsico entre Gostanzo y 
Rufiana, (madre de Dorotea), quien se niega k permitir la en- 
trada en la casa a) galan mientras no traiga con qu6 regalar a 
su hija. Entre lanlo una y otra desbalijan a un viejo medico y 
d un soldado brabuc6n, enamorados de Dorotea. En una es- 
cena demasiado libre, en que la cortesana manifiesta repug- 
nancia i continuar sus relaciones con el barbon doctor, la 
madre le aconseja que para que 61 prosiga en sus obsequies 
finja corresponder k sus caricias: «bacciaIo, mordilo, stringilo, 
ch'egli ti riffondirk.» En otra no menos indecorosa se Simula, 
con ayiida de varias comadres, un parto de Dorotea, con el 
objeto de hacer creer al capitan que le habia nacido un hijo> 
para cuya crianza exigen nuevos desembolsos las dos corte- 
sanas. Y al final hay una escena violenta entre el doctor y su 
mujer, en la que ella le insulta y atemoriza: escena que se re- 
pite mucho en otras comedias de aquel tiempo. 

Mayor analogia tiene aun la comedia de Lope de Rueda 
con otra italiana.titulada Gllngannati, que se estren6 en Sena 
por la sociedad acad^mica de los Intronati (Aturdidos 6 aton- 
lados) en 1531 1, y r^epresentada de nuevo en \b/\S en Napoles, 



I . La eflicion que yo he visto de esta obra Ileva la siguiente 
portada: // j Sacrijicio \ Comedia, \ de gli Intronati. \ Celebrate ne i 
gipochi I di vno Carneuale in Siena. \ Di niiouo ccrreta^ et ristampa- 
ta. I (Escudo como el que hemos descrito en la edicion de Los En- 
ganos de i585) fn Vinegia. j Presso Domenico Caualcalupo M. D. 
LXXXV. (i585). 8.°, 69 hojas numeradas y tres mis para una 
Cannon nella morte di una Ciuetta. En la hoja siguiente k la por- 
tada empieza el Sacrijicio, 6 sea la introduccion poet^ca de la co- 
media de Los Enganados, en que se dice que este sacrificio fue ce- 
lebrado en 153 1. Llega hasta la hoja 14 y d la vuelta sigue e\ Pro- 
logo en prosa de Gl'Ingannati deli Intronati. En el Sacrijicio van 
uno despu^s de otro hablando los individuos de la Acaderaia, em- 
pezando por el archintronato; il desiati, I'aJJanosOy lo stordito, 
(este era el despu^s celebre arzobispo Alejandro Piccolomini), i^ 
moscione, lo scredentiato, il bisiarro, etc., hasta treintasin contarel 
sacerdote ni el archintronato. 

En el prologo en prosa de la comedia (que tambi^n esti en prosa 



en el palacio del prIncipe de Si 
ros napoliianos aficionados '^. 

Aqui el parecido es complelo 
luvo i la visla ditha comedia y 
es uno mismo el asunto y el luf 
la mayor parte de los personajc 
inlriga es, en lo esencial, entera 
hay necesidad de repetirlo. 

y dividida en cinco acTos) es en do 
hecho la comedia los Intronati y qi 
gannali. Pero no parece verosimil 
escribir la obra. Mi dociisimo amlj. 
fesor de N4pole5, en un retietue i 
llaliane.lL^apoti, 1898. pp. 6 y i. 
solo de tos iHtranati, al mcncionad 

drfi, el Ortensio y e! .\an>r Conslai 
dllima es corrienie la opinion de i: 
cuando en realidad lo fu^ en el i 
segiSn reza la portada de esie ejemp 
Costante I Cumedla \ del S. SturdUo 
uenula deli'Imperjinre | in Siena, t'ai 
media inUruengano varij abbati- \ m 
inlrecciali, | ogni cnsa in tempi, e n 
llissima. | Di nuouo rislainpata, el to. 
I In Venelia. \ Appresso Altobelln Se i 
8.°, Sz liojas numeradas. Llndisimt I 
forma. En esta obra hay un Capitdn e 
no. Tambidn lie visio otra edition t 
CornMi. M D LXXXVI. B.", 79 hoja 
ponada igual. Brunei ciia una anieric 

1. / Teatri di .\ap;li. Secoln XV- ' 
Pierrn. Pia!:a Dante j6; i89r. 4.°, x. 
preciosa obra de B. Ceor.E ya citado. 

2. J. L. Klein en su Geschichle des 
fu£, segdn creemos, el prlmero que 
graa seniejanza de ambas obras drama 




»54 



Los pormenores y aun largos pasajes i incidentes son \<k 
que verian; y esio se repile tan frecuentemenie que la obra de 
RciEDA i penas serS en exiensidn la mitad de la italiana. Todas 
las escenas en que iniervienen la nodriza Clemencia, Gt^/jo, 
que habia un casiellano chapurrado, y lasdeunos criadoscon 
otros que & cada paso interrumpen la marcha de la acctdn, 
faltan en la comedia de Lope; as! como oiras muy poco deco- 
rosas encre Isabels (Clavcla en la obra castellana) y Fabio, que 
tambiSn en la italiana l.leva este nombre Leiia; yista con Pas- 
quella (5 sea la Julieta de Rueda), dos de las finales en que la 
obscenidad llega i muy subido punto ^ y muchasotras que 
fuera prolijo enumerar. 

Y no se limiian A esio la&diferencias; porque RuEDi ademis 
de introducir los lacayos Pajares y Salamanca, que con su ca- 
racler espafiol no tiene correspondencia en la obra de los In- 
tronati, la negra Guiomar y muchos rasgos de costumbres pa- 



CbcnrJo. vccchlo. Cadre de haM). 
Virginia, veMhio. (PaiT! de LtliaJ. 
Clement ia, talis. 

Lelia, fancijHi. fFtlbio, como paje). 
Spjia, lervd di ChcrarJo. 
Scatizza, s:rvo dl Virginio. 
Fliminio. inndmoralo. (Ei el Laura 

de la iB-ttral. 
Pai)uclk: fantii dl Ghiirardo. (Comt- 

kabelli. fanoulla. (Et Clar-la). 
Cigliu, Spagnuolo. (Tonlo vanfdoioj. 
Crinclb, urvodi Flaminlo. 
M. PiGllro, peJante. fEt Quintana). 
Fabriti3, gioucnc Ggliuola di Virginia. 

Agialo. bMt. 
Frulia, haste. 

Fanciullina. GgllaUdella billa, 
t, Estas serial) las cosnj 
se vi6 obiigado i suprimir 
wnigo Lo>E D( Rueda. 



Vergini^, padre de Lelia. 
Gcrar Jo, padre de Uavela. 
Marcjk). amo d: Lelia lEn p^ 

lituyelClem.noial. 
Lelia (Fabio, paj;J. 
Paiirei, limple. 

Julieu. (Criada d: ClanlaJ. 

Fabricia, iyo de Verfinio. 

Frj1«.m'jonTO. 
Crivelo, lacayo. 
Qiintana. ayo de Fabrieio. 
Salamanca, timple de Fabricia 



HciLis y mat soitaHles que Timoneda 
D la impresi6n de las comedias de su 



irias, supo salpicar su comedia con 
J frases castellas. AquI es donde (t 
personajes; Topado ha Sancko ccn 
r & Cervantes. 



Las aventuras novelescas y poco 
exirema en otra comedia de Lope d 
na; la cual es probable no tenga, en 
por mSs que algunos nombres, co. 
que da litulo i la obra, son ex<Jiicos 



I. El erudito Klein (G«icA. deidran 
que hay en el fondoalguna semepnza 
notario Boreniino Jj*n MarU Cechi, ti 



sentadaen i555 ^i 


mpresaen i56[;Pe 


que una muchacha 


xpdsita llamada En 


su proteclor i casa 


se con un zapitero^ 


queamadotrodes 


condici6n, acaba p 


Tambi^n hay qui 


n.conmenos fundi 


tesco dela Arme/fn 


J con oira cuya port 



lia I Comedia di M. An | (on Francesco It 
pata et pos'a | in Irce'l'ann') (escudo coi 
tando una pflsa y de pie sol-re un irit6n) 
li ntlla nobite Cild di Mantoua per | Ven i 
Set I temper. M. D. L„ M.°, 53 hojasen toi 
magnilico della ntedicina dottor Exccele i 
Capriana, signor. et padr6n mio lionorani 
Roffinelli. En ella dice que el aulor^era jc 
asi como que la obra no sc habia impress 1 

El titulo de Altilia estj lomado del nom 
hallada por el padre despu^s de mucho^ 1 
acci6n lo expresx con rara energia el proii 

(Questa cilti chi vedete i Napoli, Napol 
Luca tuvo una sola hija llamada Altilia qu 
la ciudad parlenopea le fue robada ante Ic 
Altilia muy maa. Maestro Alonso de Avei . 
llamado tJip61ila, el cual de un ano 6 poco 
bado por la nodriza, quien lo llev6 & Niipol 
Luca: murid ella y Luca tuvo en clase de b i 




Coioca la accifin en Canagena y la mayor parte de los per- 
sonajes son exclusivamcnle espafioles. Es la mas corta de sus 
comedjas y esti dividida en seis escenas. En e! Iniroito, el mis- 
mo auior expone pane del argumenio en esta forma: aSepan, 
apacibles auditores, que Pascual Crespo, herrero famosisimo. 
oficial siendo mozo, tuvo un hijo en cierta manceba, la cual 
se la I!ev6, llevindosela poramiga, un capltan que pas6 eti 
Hungfia, donde la madre y el capitdn murieron, dejandoal 
nifio por heredero y por tutor a Viana, hombre anciano de la 
misma eiudad* i. Viana, tenia S su vez, una hija que le rob6 
un pariente suvo y ambos fueron cautivados por los corsarios, 
quienes vendieron la niria iun hermano de Crespo que mer- 
cadeaba por la mar, y de sus manos la'recibi6 el herrero con 
btiena dole para que la casase, y es la misma que en la come- 



su nombre por el de Leandro. El soldado que habia robado a Alti- 
lia, en agradecimiento de haberle curado en una dolencia Maestro 
Alonso, se la dio y el medico llevola L su casa y la puso al cuidado 
de su mujer, variindole tambidn su nombre por el de Hipiilila. 
Vino luego con el medico A vivlr i Napoles: Leandro se enamor6 
de ella y ello de ^1 y, despuis de varies lances, fueron reconocidos 
por sus padres respeciivos y se casaron. 

El enredo no se iimiia 6 fslo y hay olros varios personajes, todo 
Id cual revela el criado Fosco en un mondlogo donde dice que la 

enamorado de Zizzella. mujer de un un capltan fanfarron [Miles 
■gl'iriosust; el capilin de flip Hid: IlipolHa suspirando por Leandro 
^slc por ellu; Isoppa, mujer del medico por Leandro: y hasla ^1, el 
propio Fosco, esii derretido por Robina & Rubina, pues de ambos 
modos se escribe, eriada de HipAliia. 

No tie.ie como se ve, esia obra de comiln con la de R(;eda mSs 
que el fondo del asunto, Ni desarrollo, ni personajes, ni escenas, 
ni siiuaciones, ni pensamientos, Todo se lo llevan los amores del 
viejo mfdito, del eapitin, de la vieja Isoppa y les propios de Lean- 
drii. que. como queda diclio, en la obra caslella.ia son niuy inci- 
dentales y solo al fin de la pieza se udlizan para resolver en boda 
el argumento. 

I . Comedias de L. de Rueda, p. 9i . 



dia lleva el nombre de Armelina, (, 
dole por marido un tosco zapaiero, 
que sin expresirselo 4 su patrono. 

For el mismo liempo llega a Ca 
siempre busc&ndo a su hjja, en con 
pupilo, _v topa con un morisco hech 
conjuros hace aparecer ^ In propia 
Viana que en Canagena hallari & sl 

Viendo Armelina la resuelta volui 
saria con Diego de C6rdoba, y aunqi 
bastarile tal resolucion, determina q 
se al mar. Mas al ir & ejecutarlo sali 
sona para imped! rselo, declarard lad 
paiiarla 4 presencia de su padre veri 
lantc en que por la desapariciiJn de i 
Justo y 4 un page suyo, & causa de 1 
habia inteniado hablar i;on Armelina 
morado. Reconocidos todos concluyi 
banqueie de boda que ha de presidir 
regresar & sus hQmedos palacios. 

Esia mczcla extrana de lo serio, lo jc 
pobreza de raedios para iniroducir los 
los personajes realizados por aparicion 
haeen que no sepa uno » Rueda habIa 
& escena 5 Medea evocada por un mori 
ne esponlaneamenie. Es tan astrafalar 
plean uno y otro, que no parece sino q 
larse de los mismos recursosque, d imi 
se ve conslrenido a emplear, dando i;ara 
comedias. Corre cieno aire de parod 
principia, ya por un eonjuro 6 saludo \ 
hace sobre la cabeza de Armelina, conju ■ 
por la joven; v es tan ridieula la manera ■ 
hace SLirgir a la maga hclenica con su al ; 
c6micamente majestuoso el lenguaje y li 
que no se comprende que tales cosas p 
que el de la rlsa burlona del publico. 




s6s 



he confirmado en la creencia que tenia de la profunda verdad 
que encierran Cilas palabrasdel Sr. MenSndez y Pelayo. U 
comedia de Ruedacsuh ejcfrarto de la Haliana, puesabandon6 
varios extremos i incident's de! argumento; y aunque aigunas 
veces traduce con bastante fidelidad el lexto de Arthemio, se- 
giin ampliamente ha demostrado el alemfin A. I-. Stiefel en 
dos notables anlculos ', pariicularmente desiinados A estudiar 
las analogies de ambas comedias, todavia en la mayor porciAn 
de la nuestra se mantiene Rueda original en el diilogo, en las 
pensamientos y en el modo de condudr y desenlazar elasunio. 

En la espaiiola faltan personajes y escenas; todo el acto pri- 
mero y casi todo el ssgundo. Falian niultitud de episodio; en 
que figuran los personajes omiiidos por Bueda y aun variosiie 
Ids que iste haceintervenir lambiSn en su comedia: esiavaria- 
do el carScter de otros, como Agueda. Estela, Gargullo y Lupo. 

La pieza iialiana es larguisima: si se represent^ en efecio, 
debicron de salir los espectadores hail^s de comedia; ni en 
cuatro horas seguidas habri podido recitarse. En extension, 
la de RuEDA, aun incluyendo ios episodios que no hay en li 
oira (el de Pejia/jij, el de Ortega)^ ni con mucho ilega i la 
mitad de su modelo. 



jmiunda un tetraedro al pie) In Vimgia | M. D. LXllll. (Al fin): 
In Venetia, appresso Camillo el Francssc i | Franceschini, Fratelli. \ 
1564. 8.", 92 hojas numeradas.— AdemSs de estas ediciones de 
la Cingana hay otra, lambifinde Venecia, apresso Giorgio Bi^^ardi, 

I. Zeiischrifl fur RomaniKhe Philologie. Tomo xv (i890. P^- 
ginas [82 y 318; Lope de Rutda und das ilalianische Lastspiel 
En el primero de estos articulos expone el sabjo profesor de Nu- 
remberg el argumento de tj Cingana, acto por acto con eruditas 
disquisiones sobre los imitjdores de esta piera dramiiiica; y en el 
segundodespu^sdealgunas breves noticias sobre Ruec* y elieatro 
itallano en Espana, haee, la comparacidn entre ella y la Medora, 
escena por escena, seiialando con escrupulosidad los pasajesira- 
ducidos y copiando los lextos paralelamente. Estrabajo realmente 
coneienzudo, aunque no nos parezcan acepiables por entero las 
cooclusiones que obtiene el Sa. Stiefel. 



Hay en ^;te mucho dialeclo veneciano y algo del bergamas- 
eo; Acario habia un lenguaje especial mezcia de italiano y de 
griego modcrno (pues Gracia era su palfia) y la bohemia una 
jerif^onza 6 algarabia italo-giianesca, todo lo cual dificulta 
mucho y hace cansada la le:tura. 

El episodio de Gargullo y la hungara es traducido, 6 mejor 
dicho, exiraclado con nopocas mod i flea: ion es, y el mondlogo 
que siguc, mis corio, y con pcrddn del Sr. Stiefel, me parete 
mis gracioio en !a camedia espanola, no s6!o por ser mis 
ripidj y breve, con lo qufe no da lugar al cansancio, sino por 
la especial elei:ci6n de las palabras que en Lope son oportu- 
nisimas ^. 

COLOQUIOS PASTOBILES 

Llamilos as! el aulor por realizarse la accidn entre pastores, 
que en lo demis son lo mismo que las comedias, especialmen- 
te la Armeiiita. Solo dos de elloi han llegado hasta nosotros, 
sin coniar loi fragmcnioi de oiros dos que esiaban escrilos en 
verso. Titulanse Colojuio de Camila y Coloquio de Tymbria y 

1 . Muy pocas noticias liay del aulor de la Cingana. Gigio 6 Luis 
Artemio Giancarli Rodigino, era natural de Roviijo, en el estado 
veneciano, y ademSs dc autor dramStico fui pintor, segdn €\ mis- 
mo asegura en el argumenlo de su comedia. Pas6 su primera ju- 
ventud en Fcrrara es la cone de Alfonso de Este y sU sucesor 
Hfircules II. Al liermano de ^ste, Hip6iito, cardenal de Ferrara 
(i5o9-i572) dedico en 2z de Mayo de [544 su oira comedia La 
Capr.Tria (Venecia, Francesco Marcolini, 1544, 8.")deciarando en 
ella lener en aquellas fechas publicadas oiras dos eon los citulos 
de ll/lirb>, y Lo exorcismo. 

Pas6 luego & Mantua y en 1545 dedic6 al cardenal Gonzaga 
(i5o5-i563) la Cingana, ya representadacon pocoSiito en Venecia 
y que imprimzo en Mdniua en el mismo aiio, segdn queda dicho. 

Giancarli habia }-a muerto en i56r. Ademds de las mencionadas 
compuso otra comedia titulada La Pelegrina y algunas cuyos lilu- 
los no seconocen, Stiefel f/oc. ci(.) ha reunidocasi todo lo que 
boy se sabe de este pintor y poets. 




364 MTUSIOS Dl BISTORJA tlTIRARIA 

estin escriios sin divisidn de escenas aunque fScilmente pu- 
diere hacerse la debida separaci6n entre cada una, y vendrlan 
& lener igual economia que las comedias. 

En ellos lambiSn se inlerrumpe dos y tres veces la 3cci6n 
principal para intercalar escenasefiisidicas, que aqui son ex- 
clusivamerte simplezas del bobo y su mujer, criados ie gana- 
deros bien acomodados. 

Estos coloquios representironse de la misma manera que 
las demis obras dramiticas, pues asi se declara en el Introila 
queal igual de ellas lleva cada uno. diciendo, porejemplo, en 
el primero: «E asi vereis que al fin de nuestro colloquio casan 
Quiral con Camlla & contento de todos. £1 qual plegue a Dios 
que nosoiros io demos 5 vuesas mercedes con nuestra repre- 
sentaci6n°. 

EI Coloquio de Camila liene casi el mismo argumento que 
la Comedia Armelina. Socralo, rico cabanero, habia perdido 
un niflo pequerlito, y 4 poco tiempo echaron k sus puertas una 
nina, a la que cri6 y puso por nombre Camila. Varios pastores 
salicitaron su mano cuando llegi i la juveniud; pero el vicjo 
Socralo la destin6 ii un amigo suyo, barbero del lugar, que 
tenia por nombre Maese Alonso. Cuando se iban i. celebrar los 
desposorios, Camila se fugii de casa i iba * darse la muerte en 
el bosque, cuando se le aparece la Foriuna, la deiiene ydecla- 
ra que no podia casarse con Maese Alonso porque es jusia- 
inente su hija, que le habia sldo robada en la niiiez. A lodo 
esto, Socralo averiguii que habia en los contornos un cierto 
pastor llamado Quiral, que aunque con mucha timidez, pre- 
tendia k Camila, y k i.\ airlbuyb el rapto y desaparici(5n de la 
joven. Quiral fu£ preso, y en su desesperaci6n, al saber la hui- 
da Camila, confes6 haberla el asesinado. Fu^ condenado k 
muerte i Uempo que Camila en persona vino i, libertarle, y 
acompafiados de la Fortuna, liegan i. casa de Socrato para que 
la veleidosa deidad declare al viejo ganadero que Quiral es el 
hijo suyo perdido en la infancia '. 

1. Stjefel, que no se atrevi6i sosiener que la comeiia Arme/i- 
na pudiese csiar tomada de la Altilia ni del Servigiate, al ver el 



a6s 



, El Cologuio de Tymbria tiene mayor enredo en su argumen- 
to, aunque casi todo i\ se desenvuelve en mondlogos, pues una 
gran parte alude 4 cosas sucedidas anies del prJncipio del Co- 
loquio. En easa del ganadero Suico, quien ha recogido tam- 
biSn una nina abandonada k la que da el nombre de Tymbria, 
sirven como criados un hermano suyo, Asobrio (sin conoeer- 
se), L'rbana, disfrazada'de hombre, ^ Isacaro, su hermano, 
(ambien sin saber quien son ni uno ni otro. El padre de ambos 
Abruso, esiS en aquellas cercanias encaniado en el huecode 
un drbol y una hermana del viejo Abruso, llamada Meslflua, 
tambi^n est^ encantada en figura de harpla. El enredo, pues, 
es como sigue; Isacaro ama A Tymbria; fisia ama i. Troyco, 6 
sea i Urbana en su disfraz varonil, y Urbana ama i Asobrio, 
quien, como le cree hombre, solo con buena pero irresistible 
amistad le corresponde, Los celos de Isacaro contra Troyco le 
impulsan 4 poner asechanzas i su vida y le hubiera muerto a 
no ser por el fiel Asobrio que le guarda y defiende durante el 
sueiio. En un momento dado, Tymbria cree que Troico ha 
sido muerto por Isacaro y va i suicidarse; cuando se le aparece 
la harpia Mesiflua que le explica todo el misterio. Al misnio 
tiempo, durante el sueiio, Troyco, 6 sea Urbana, tuvo revela- 
ciijn del sitio en que su padre esiaba encantado, le liberla y 
coneluye el coloquio casindose Tymbria con Isacaro y Urba- 
na con Asobrio. 

En esta obra ocupan grande espacio las gracias de Leno, que 
en tres distintas veces interrumpe la marcha de la accidn con 



gran parecido queaquella tiene con esie coloquio, presume que 
las cuatro obras luvieron una madre comiin en una ignorada pieza 
italiana mis aniigua; y que por la eitrafia mezcia que en las espa- 
noias se hace de hombres y deidades, bubo para ellas otra fuente 
iialiana que serfa alguna pastoral no conocida, por ser el bucdiico 
el linico gSnero en que lal combinaci6n puede darse. No es impo- 
sible que asl sucediese; pero tampoco es inverosimll que LofE una 
vez empieado el recurso de.desenlazar su primera obra por una 
aparici6n extraier renal, lo utilizase en las sucesivas, siquiera por 
lo c6modo que era. 




266 BSTUDIOS DB HISTORIA LITERARXA 

sus divertidas simplezas y malicias, y la negra Fulgencia en un 
paso muy curioso en que canta una anligua letrilla. 

Adem4s de lo novelesco 6 inverosimil del arguinento y de 
los disparatados medios de conducirlo, hase lambi^n censura- 
do lo ampuloio del lenguaje empleado por los personajes se- 
rios de eslos coloquios, como Socrato y Suico, Camila y Tim- 
biia, Burgato, Quiral, Isacaro y Trorjo, Impropio de pasiores* 
Pero debe adveriirse que, aparle de que s61o accidenialmenle 
lo eran, pues todos pcrt2neci'an d una distinta y muy superior 
clase social, no^era otro el uso corriente kl hacer hablar a 
aqueilos pasiores arcddicos, desde Garcilaso entre nosolros, y 
tal sigui6 aiin mucho tiempo en las novelas pastoriles, como 
la Galatea y de Cervantes, las Dianas, de Montemayor, Gil 
Polo, etc. Ademds, con este medio resaltaba mds el verdadero 
lenguaje pastoril empleado por los ^radosos, criados y otros 
personajes inferiores. 

Pero la censura, si se prescinde de esto, parece justa. V^ase 
cudnla rel6rica emplea el pastor Burgato para hacer 4 su com- 
panero una sencilla pregunta. 

«Hermano Quiral: asi nunca los hambrie»itos lobos, ni las so- 
licitas cautelas de la astuta raposa hagan presa en tus blancos cor- 
deros, y asi nunca tus mastines veas cohondidos de rabiosa ^.in- 
curable dolencia, te ruego me digas: ^en qu6 pensabas cuando 
aquestos versos componiasr*» ^ 

No menos extravagante es la especie de oraci6n 6 invocaci6n 
que al principio del Coloquio de Tymbria hace el pastor Sulco 
al exclamar dirigi^ndose al Supremo Hacedor; 

SULCO 

«lCudnto yo, mds que otra criatura alguna, inmensas i insupe- 
rables gracias te debo, pues tan abundosamente el dom^siico ga- 
nado nuestro, paciendo por estas dehesas, brenales, surcos, lade- 
ras y riscos, tu guarda los guarda y tu amparolos defensa, sin que 
del malvado y salteador animal sea disminuido ni descabalado, y 
mds por la ordenanza con que tu guiarlo sabes i. los debidos y ca- 



I. CoL de lib, esp. rar. 6 cur., tomo 23, p. 183. 




boles meses, y d lo dichosa ganani 
cos vellones de !a merina lano, qi 
casas nos rindes! jQuS dir^, pue 
sus liempos dan preciados y liern 

Vease ahora el conlrasle dc ai 
mismo coloquio cuando Tymb 
tado ai perezosD Leno, le dice: 

«Si los lagas dias, hermano Lcr 
ches, contra todo cufso de naturale 
leTjIuria tiempo para dormir, de 
da se hicicse, ni par industrij tuya 

iQue no, sino indale ahi, hcrma 
tus imponunidades despcrlando i t 
iraca dc csnvenlo. scgun las pon 
oldos: la niejor del mundo crcs, he 
manada de [as grullas liene por des 
me, como diccn , con el guijarro en 

De los coloquios en verso, lan 
de RuEDA, no puede hoy juzgarse 
Ilegado k nosotros mAs que dos fr: i 
preso por Timonoda con las demd i 
amor; es de muy poca extension 
enlre dos pasior?s sobre cuSI sera 
Cilena, habiendo dsla dado A uno 
oiro. Cuando m4s enardecidos e 
aumenia sus confusiones i^on dos i 
acafcar este coloquio, escrilo en q 
r^ciles. 

El segundo fragmento, todavia r 
por Cervantes en su comedia de Lo 



, Col. de lib. esp. t 
- Idem, p. 833. 




268 ESTUDIOS DE HISTORIA LITERARIA 



de 35 versos que pronuncia un zagal como para empezar el 
coloquio. Estd en igual metro que el anterior y trabajado con 
la misma sgltura. 



LOS «PASOS» 

*Para Lope de Rueda el argumento de sus comedias era lo 
de menos: mds le interesaban los episodios, en los que se di- 
lataba d su sabor para reproducir tipos vulgares en su tiempo 
y grandem'ente c(3mico3. S6I0 as( puede explicarse cierta He- 
jadez y pereza que se observa en el modo de conducir sus 
otras piezas y el desenlazarlas con poco ingenio en la mayor 
parte de los casos, sirviendose de apariciones y lances mara- 
villosos. Y aiin por eso no habrd dejado, como nos advierte 
Timoneda, sus comedias en estado de publicarse; y el editor 
se contento con imprimir separados algunos de los pasos que 
en su principio formaron parte de obras mas extensas ^. 

Son caracteres comunes de estos pasos el carecer de acci6n, 
relegando el 6xito d las.gracias y vivezas del didlogo, 6 inter- 
venir en ellos gente del pueblo y aun genie ruin: criados, al- 
deanos, ladrones y mujerzuelas,, usando cada uno su propio 
estilo y lenguaje. 

Unas veces se reducen 4 burlas de diverso g^nero que se 
hacen al bobo, como los titulados La Cardtula^ Cornudo y 
contento J La tierra de Jauja, Pagar y no pagar, Mencieia y 
Guadalupe en la comedia Armelina; Pajares y Verginioen la 
de Los Engahados; otras son marrullerias de lacayos golosos, 



I. Los dos primeros del DeleitosOj per ejemplo, llevan los mis- 
mos personajes, lo que indica que pertenecen i. dos momentosde 
una sola obra. Otros como el 5.° de la citada coleccion y el de Las 
aceitunas parecen haberse representadoal principio de la comedia, 
pues en ambos, despu^s de terminado el paso, el \iltimo quehabla 
se dirige al piiblico para advertirle que aiin tiene mks que decir, 
empleando en uno de ellos estos t^rminos: «Pero primero quiero 
decir i vuesas mercedes lo que me han encomendado». 



tOl>fi Dt RUEOA 269 



como el titulado Los criados, el de Gargullo y Ortega en la 
Medora, y el de Leno y Troyco en el Coloquio de Tymbria, 
Alguno, como el de Las aceitunas i, parece tornado de algiin 
cuento popular que habrd producido el proverbio en que ter- 
mina, difiere, del cardcter que presentan los otros, y no faltan 
indicios para creer que el de El convidado fu6 escrito en vista 
de un suceso real ocurrido por el mismo tiempo 6 poco antes 
en Alcala de Henares 2. 

En otros se determina mds el tipo cbmico que forma el paso. 
intervienen esclavas 6 criadas negras en los de Polo y Eulalia 
de la comedla Eufemia, Guiomar y Clavela d^Los engahados^ 
6 Isacaro y Fulgencia en el cojoquio de Tymbria. De valento- 
nes tratan el titulado El rufidn cobarde y los de Vallejo y Gri- 
maldos en la Eufemia y Gargullo y Pehalva en la Medora; de 
gitanas uno en esla comedia y otro en la Eufemia; de disputa 
matrimonial uno muy gracioso en el Coloquio de Camila, y sin 
clasificaci6n particular los rotulados La generosa pali\a y Los 
lacayos lad rones. 

Uno de los tipos que mas le gustaba reproducir a Rueda es 
el de simple 6 bobo, con todos sus matices y aspectos, desde el 
candido y riistico de Mendrugo de La tierra de Jduja al Cena- 
don de Pagar yito pagar y el Martin del Cornudo y contento, 
pasando por el criado tonto como Alameda de Los criados y 
La cardtula, Salamanca y Pajares de los Los enganados y Or- 
tega de la Medora^ hasta el aldeano malicioso como Pablps 
Lorenzo del Coloquio de Camilay y el Leno del de Tymbria y 



I . Con el innecesario titulo de Las Olivas ha sido esta piececilla 
refundida y representada modernamente en los teatros de esta 
corte. 

2.. V. Cristobal de Villalon. Ingeniosa comparacion entre io an- 
tiguo y lo presente. Publicala la Sociedad de Biblid/ilos espanoles. 
Madrid, i898, 4.°, pp. 16 y siguientes. Obracopiosa y eruditamen- 
te ilustrada por mi docto amigo D. Manuel Serrano y Sanz. El su- 
ceso que el Dr. Villal6n cuenta en dos distintas ocasiones y obras 
es exactamente el mismo que forma el paso de Rueda. 



270 ESTUDIOS DI HIST6RIA LtTSRARlA 

el lacayo brib6n y maldiciente, como Polo y Melchor Ortiz de 
La Eufemia 1. 

El linico de esios pasos escriio en verso es el Didlogo sobre 
ta invencidn de las cal^as entre Peralta y Fuentes, lacayos, y 
cuyo objeto es es ridiculizar la enorme ampliiud que por en- 
tonces tenian los calzones que de la cintura dja rodilla usaban 
los hombrei y que para mantener ahuecados rellenaban con 
diversas malerias, hasta paja y esparto, lo cual hacia incdmodo 
siempre 6 insoportable en verano dichp traje. 

Uno de los pasos que no hemos senalado especialmente per 
estar entrelazado con el argumento principal de la comedia 
Eufemia; es muy notable porque bosqueja ya el verdaderoca- 
racter del lacayo de nuestras comedias de la grande ^poca. Va- 
liano, el senor del pueblo, sale de noche con su mayordomo 
Leonardo con el objeto de hablarle a solas. Para lograrlo habia 
de antemano ordenado k Vallejo, su criado, que tuviese guar- 



I. Tambi^n.en este g^nero ha sido disputada la originalidad ^ 
Lope de Rueda. El citado profesor Sr. A. L. Stiefel, despuds de re- 
cordar que algunos anos antes de la aparici6n artistica de Rueda 
andaban ya por Espana algunas companias dc farsantes italianos, 
cree 6 sospecha que pudo el batihoja sevillano acompanarles mAs 
6 menos tiempo y aprender su iengua y sistema dramitico. Fiin- 
dase el erudito autor alemdn en que no hallando precedente en 
Espana de los pasos. debieron de ser imitidos, de una clase de pie- 
zas italianas en prosa con las que tienen gran analogia, cuales son 
las Uamadas Commedia alia villanesca^ que se representaban en 
Venecia. (Art. cit. p. 320). 

El supuesto no nos parece exacto. Desde Juan del Encina, quien 
no solo en el Auto del Repelon, sino en sus farsas de Carnaval dcjo 
modelos de c6mo poco mis 6 ijienos habian de ser los Pasos de 
Rueda, en toda la primera mitad del siglo xvi abundan los ejem- 
plos de esta clase de obras. Recu^rdense entre otros, la farsa del 
Soldado de Lucas Fernandez, las de CUrigo de Beira, Las Ciganas, 
dos Fisicos, dos Almocreves y otras de Gil Vicente; el Entremds de 
Sebastian de Horozco, del Procurador y el litigante^ algunas far- 
sas de DiegD Sanchez de Bidajoz, etc. Estas obras son muy pare- 
cidas en asuntos y extensi6n d los pasos; la dilerencia esti en la 
superioridad personal de Lope de Rueda para tratarlos. 




1 dada cieria calle por donde hablan de ir. Vallejo esia 
puesto y llegan los dos personajes dichos conversando e 

La causa, Leonardo, porque & tal hora conmigo te mand 

apercibido con tus armas salieses, no fu6 porque yo viniese i 

1 heclia. sine solamenle por comunicar conilgo aque) negoci 

[ ayer me comenzasle i apuniar, y por eso ts he traido por call 

[ escombradas de gente; salamenle i Vallejo. lacayo, dije que t 

se-su espada y-capa, mandandole qucdar d esa ca.ilonada, par. 

I con gran vigilancia y cuidado no seamos de nadie espiados, \ 

dindole que haga la guarJia. 



^Vallejo? 

VALLEJO (■_/ing'iendo no conocerlos). 
jA do los...? jDonde van? jMueran los traidoresi 

Paso, paso. ^A qui^n has visto? iqni te toma? 



[Ah, pecador de mj, seiior! k quif efecta has saljdo i. poner ta 
ligro tu persona? Vete, sefior, acosiar, y el senor Leonardo, y 
jjme con ellos, que yo Ics enviard antes que amanezca i cazar 
bilucliosi los roblcs deMechualdu. 



[VSIate el demoniol jNo asegurards ese corazdnf ^Qui^n n 
bfa de enojar d ml en mi lierra, bausdn? 



jOh. reniego dc los aparejos con que cazan las tirtolas en la C 
labria! jV cso dices, seiior? ^no ves que cs de noche? iPecador s. 
yo d Di^s, y d lo oscuro lodo es turbio; a fe de bueiio que si no i 
conocicra la voe del seiior Leonardo, que no fuera mucliu qued 
ta tierra sin hercdero. 



jAmi, iraidor? 

Ncsinodormisinperro', e 
avisada la persona, porque t\ 



272 ESTUDIOS DX HISTORIA LITERARIA 



en las de aquel que firmo el gran horizonte con los polos irticos y 
tantdrticos, volver la de dos files A su lugar. 

VALIANO 

Todo me parece bien si no te emborrachases tan A nienudo. 

VALLEJO 

Eres mi senor y tengo de sufrirte: mas decirmelo otro, no fuera 
mucho que estuviese con los sesenta y dos. 

fl 

VALIANO 

Agora qu^date ahf, y ten cuenta conque no pos espie nadie, que 
es mucho de secreto lo que hablamos. 

VALLEJO 

A hombre lo encomiendas que aunque venga el de las patas de 
avesfruz con todos sus sccuaces dando tenazadas por esta calle, no 
bastari A mudarme el pie derecho donde una vez lo clavare. 

VALIANO 

Asi conviene*. 

Vuelve el lacayo A su pueslo, mas apenas pasan algunos mi- 
nutes, oyendo hablar de mujeres (pues Valiano confia a 
Leonardo el proyecto de casarse con su hermana) les interrum- 
pe, diciendo: 

VALLEJO 

^Seiior Leonardo? 

LEONARDO 

^Qud hay, hermano Vallejo? 

VALI VNO 

Mira, Leonardo, qu^ quiere ese mozo. 

VALLEJO 

Senor, paresce que entendi que hablaban en negocio de muje- 
res; y si acaso es asi, por los cuatro elementos de la profundfsima 
tierra, no hay hoy dia hombre en toda la redondez del mundo, 
que mds corrido est6 que yo, ni con mds raz6n. 

VALIANO 

^C6mo, Vallejo? 

VALLEJO 

^Y habia, senior, d quien se pudiese encargar un negocio seme- 
jant« come d mi? 




^Hay en toda la vida atrada ni en toda ta inJchiDa astrolAgica^ i 
uicn ni:l'i sujecion lengan las mozas que & Vallejo, tu laCayo? 



tieiTj, aunque seas quien seas, pudi(!raslc llaraar de veras bien- 
avenlurado, si fueras como yo ducho en amores. 

^Ti3, quiin puedes conocer? 

Mallograda deCatalinilla, la viicaina, ia que quilS en CSdiz de 
andaba en toda la armada mo/a de mejar talie quera ella. 

Hermano Vallejo, tdllate un poco. 

No lo digo sino porque hablamos de ballesias. 

<Na callarris, di? " ■* 

]Ah, Dios te perdane, Leonor dc Valderas! Aqueila diga vuesa 
merced que era niujer para dar de cionier a un eji^rcito. 

jQuS Leonor era aquesa? 

Ua que yo aaqufi de Gorcega; y la pusc por fuerza en un mcs6n 
di Alraeria, y alll esliivose nombrando por mla, liana que yo des- 
^KUe'^ P°'' ^" respecto a Mingalarios, corrcgidor de Eslcpa. 




WrODIOt DB HISTOKU 



Y corti el braza derecho i Vicente Arenoso, rinendo con ^1 de 
bueno & bueno en los Percheles de Malaga, el agua hasca los 

Retirase de nucvo Vallejo, pero en cuanto los otros reanu- 
dan su conCerencia, el lacayo, que no quiere estar solo y sin 
hablar, finje verse acometido y exclama; 



jVilame Nueslra Sefiora del Pilar de Zaragozal [Ah, ladrones, 
ladrones; Leonardo, & punto, i punlol 



iQni es aqueso? iQai bas visio? 
^Quifnes son? 

Tente, tente, senor; no eclies mano, que ya todos Iian liuido. 
|Ah, rapagones, en guruUada me vais: agradesceldol 



Yo me lo si. Senor Leonardo, eji dejando i nuestro ar 
casa, quiero que vayamos lu y yo i dar uq escurribando i c 
Bubeja el tabern^ro. 



Para verme con aquellos forasieros que por aqui han pasado, 
que segun soy informado, no ha media hora que llegoron de Mar- 
bella, y traen una rapaza como un scrafin. 

iQa& dice ese mozo, Leonardo? 

No lo enliendo, senor. 

Diz que no lo enliende; s^ que no liablo yo en algarabia. Veainos 
de cuindo aci han tenido elhs atrevimienio meter vaca en U 
dehesa sin registralla el dueiio del arraadijo.it 



LOVE D£ RU£DA 275 



Otra vez se retira el lacayo; pero al ver que su amo se dispo- 
ne k marcharse, torna prontamente 4 su lado para decide: 

VALLEJO 

Vamos, senor, que aqui tengo ciertas haciendas antes que ama- 
nezca. 

^Qud haciendas tienes ti^, beodo? 

• * 

VALLEJO 

Ya lo he dicho al senor Leonardo; cobrar unas blanquillas de 
ciertos jayanes que son venidos aqui i mofar la tierra; veamos de 
qui^n tomaron licencia sin registrar primero delante de aqueste 
estival. 

VALIANO 

Sus, baste ya; tira adelante. 

VALLEJO 

NuncaDios lo quiera; que mds guardadas van tus espatdas con 
mi sombra^y seguro que si estuvieras metido en la Mota de Medi- 
na', y calada sobre ti la formidable puente levadiza con que la 
fuerza de noche se asegura* *. 

|Y este mismo valent6n es el que po:o antes habia enmude- 
cido k las amenazas de un simple pajecillol 



RESUMEN 

Considerado ahora en conjunto Lope de Rueda, se nos pre- 
senta inferior a Torres Naharro y acaso i otros poetas de aquel 
tiempo en cuanto d originalidad y a concebir un plan drama- 
tico extenso y regular; conducirlo con 16gica y desenlazarlo 
por medio3 humanos y nalurales u ordinarios: repetimos que 
quiza tampoco se propuso semejante co.^a. 

Pero en loj dramas breves, en aquellos juguetes cuyo fin 
es lograr una burla, pintar un tipo c6miw0, ridiculizar un vi- 



I . Comedias de Lope de Rueda, p. 43 y siguientes. 



.76 



cio, es Lope de Ripeda superior & lodos los que le precedieron 
y aun & muchos posieriores. Ei empleo de la prosa usada per 
€\ sistemilieamente le facilit6 no poco el medio de conseguLr- 
lo, pudiendo dar i cada personaje su propio cardcier i idioma, 
cosa que pocas veces se logra, sobre todo en verso. 

En la pintura de algunoscaractercs ni el mismo Cervantes 
sobrepuja & Rueda; y fud sin disputa su maestro, como pue. 
de comprobarse leyendo consec:uiivamente lasobras de Rueda 
y las Novelas ejemplares y aun el Quijote, donde hay bastantes 
frases empleadas por el primero. 

Lo cdmico es en Lope de Rueda de buena ley: no muy va- 
riado, pero inlenso y presentado con tan escogidos y oportu- 
nos t^rminos que indudablemente gran parte de su fuerza con- 
sisie en el lenguaje sobrio y enSrgieo. 

Uno de los grandcs triunfos de~RuEDA es el diilogo. Las 
preguntas y respuestas que muiuamente se dirijen sus perso- 
na) es son tan agudas, vivas y ripidas (hablamos de ^m pesos y 
escenas intercalares de las obras extensas), que sorpfenden pri- 
mero al lector, por lo ingeniosas algunas, y deleiian luego por 
lo adecuadas y naturales. 

Pero los mdrilos mayores de este auior, los que dan a sus 
obras un valor absoluio, y Jas hacen grandemente utiles hoy 
mismo, son los relativosal idioma. La prosa de Lope de Rueda 
solo admite parang6n con la de La Celesiina 6 la de Cervantes. 
Un vocabulario rico y, aunque no rebuscado, frecuente en pa- 
labras nocomunesi; giros castizos y elegantes; d 



I. No hehecho especial estudio del l^xico de Rueiia; pero en la 
lectura me ban chocado algunas palabras como £stas, que no hallo 
eo el Diccinnarin de la Academia. PaiUm (que no es aumentativo 
de paila), melosa, (suslanllva), malafes, cudolele, bolsicdn, caladiJia 
(s.d]elivo), jolite (en sentido diverse dejoliloj, guayta, pralel, anie- 
jados, esquinar, Mlofomia, notomla, gelosla, crego, traspittar, buru- 
ttada, antuptador, berreda, carcomienta, menear (ordenar), desarre- 
vuello, CTunejai, atuar, ahotar, chivateKno, cadilloso fadjetivo), con- 
gentar, chactada, grwoco, rueco, retartalitlas, y otras Varias, 

Con el Tilulode La comtdie espagnole (Paris, Miitbaud, 1883), 



lOPX DS ?^0XDA' 377 



ingeniosa y variada en las cidusulas; refranes, comparaciones, 
alusiones y met^foras, cuya gracia y oportunidad producen la 
rjsa, y la fdcil comprensi6n de la idea, el interns, y, en fin 
de todo, la satisfacci6n y contento de haber leido aquelias 
cosas. 



.Mr. Germond de Lavigne ha publicado una traducci6n francesa 
de seis pasos y una comedia de Rueda; y ha hecho muy atinadas 
observaciones sobre ^1 otro critico frances, Mr. L^o Rouanet, en 
sus traducciones de Inlermddes espagnols (Entremeses) du XVU.e 
si^cle; Paris; Charles, i898, 8.° pp. 10 y siguientes. 



AP^NDICE I 

descri^ci6n bibliogrAfica de las Comedias y Coloquios 

DE Lope de Rueda 



PRIMERA EDICION 

Describire la primera edicion de las comedias y coloquios de Rueda, 
uno de los libros mas raros de nuestra bibliogralta. Actualmente no 
se conoce mas ejemplar que el que fue de Gayangos y para hoy eft 
nuestra Biblioteca Nacional. ^uiza sea el mismo que Eber compro de 
Crofts en lo lib. esterl., segun dice Brunet. 

Z^as quairo come \ dias y dos Coloquios pastor lies del ex \ cellen- 
te poeta, y gracio \ so repre \ senta^iie Lope de Rueda. \ Dirigldas 
por I^an Tlmofteda al lllusire \ Senor don Martin de Bardaxin 
a I qiiien vida y salud dessea^ como \ menor criado. \ (Escudo: una 
oria en circulo, con un compas abierto cogido por dos manos y en 
el hueco una corona.) | Intpressas cj7i l/cenc/a y priuilegio real \ por 
qiiatro ahos. \ Vejidense eft casa de loan Timo7teda. \ 

(A la vuelta la Epistola dedicatoria de Timoneda y en el recto de 
la hoja siguiente: 

L.as primer as dos \ elegantes y graciosas Comedias del \ excelle- 
te jPjeta^ y representante \ Lope de Ruzda: sacadas a luz por luan 
Timofieda, I 

Comedia Eufemia. Comedia Armelina* 

(Retrato de Rueda.) 

Intpressas con licencia y priuilegio Real \ por guatro Anas \ En 



aSo 



;e (la 4.') Comedia llama \ da Eu/e- 
ta.-agora misitamente compuesta por 
e ititro I ducen las personas baxo 

Eufemia su 
kermana. 
(figora.) 



Valencia, ea caia de loan Afey, a la \ pla^a de la yerua. AHo 1567. 
I Vendense en caia de Toitan Timoncda. \ ' 
(A la vuelta la aprobacion de luan Bias Navarro, en latin, a 7 Ootu- 
bre 1566 y la licencia de Tomas Dasio, canonigo de Valencia, vicario 
general. En la hoja siguiente recto, la Episiola sathfactoria de 'J'i- 
moneda al lector y i la vuelta el sonelo de Loaisa en loor de las co- 
medias de Bueda. 

En el recto de la Tioja'siguien 
tttia vaiy exemplar y gra- \ cic 
I Lope dt Ruedu. En la gual S: 
ticriptas. 

Leonardo gif « 

HI hombre. 

(figuia.) 

En tres columnas los demas personajes. 

SiguS la comedia que ocupa hasta el vuelto del folio 33 (sign. E.) 
En ia hoja siguiente: Comedia Uamada \ Armelina mt^ poitica y 
graciosa.com \ puesia par Lope de Rusda, ea la \ gual se infroduzett 
las per \ soaas sigriieules. \ 

Pasqual Crespo herrero. Ynes Garcia sa nmjer. 

(figura.) (fisuta.) 

(Los Dombres de los demas personajes en tres columnas como 

arriba. Sigue la c, que llega, al vuello del folio 54, (hoja siguiente a 

la signatura Hv.) La foliacion empieza a contarse en la 2." hoja: la 

signatura idem, Letra gotica.) 

A este ejemplar dc Gayangos le falta la hoja 9 en que empieza la 
Scena 2.* de la Eu/eniia. 

En seguida con nueva porlada; Las sepindas das \ Comedias del 
excellenU poeta,y re \ presentante Lope de Rueda. a \ gora rmeua- 
mettle sacadas \ d luzpar loan Time \ neda. \ 

Qomcdia Uamada Comedia Uamada 

de los enganados. Medora. 

(Relrato de Lope de Rueda 
como en la i." parte) 



LOPE DE RUEDA 2$ I 



Impressas en Valencia^ en casa de loan Mey \ a la plaga de la 
yerua, Ano IS<^7' \ Vendense en dUsa de loan Timoneda. \ 

(A la vuelta de la portada las mismas aprob. y lie. de Navarro y 
Dasio. En la hoja' siguiente (sign. Aij) Eptstola de lona (&ic) Ti \ • 
moneda^ al considerado lector: «Sapientisimo lector, el trabajo que a 
mi se me ha puesto» etc. A la vuelta: Soneto de loan Timoneda en 
loor de \ Lope de Rueda. 

En la hoja siguiente: Comedia llamada \ de los Enganados^ muy 
gradosa y a- \ pazible^ compuesta por Lope de Rue \ da^ introdu- 
zense las personas si- \ guientes baxo escriptas. 

Verginio padre de Lelia. Gerar do padre d'Clauela. 

(figura.) (figura.) 

(En tres columnas el resto de los personajes.) 

Sigue la comedia hasta el recto del folio 29 (Aqui ni en titulillos ni 
en ninguna parte es Enganos.) A la vuelta, el soneto de Francisco de 
Ledesma. 

En la hoja siguiente: Comedia llama- \ da Medora muy a/able 
y regozijada^ \ compuesta por Lope de \ Rueda. \ 

Gargiillq lacayo Vna Gitana 

(figura.) (figura: curioso su traje.) 

Los nombres de los demas personajes a tres columnas. Esta hoja 
esta foliada con el numero 30. A la vuelta sigue la comedia hasta el 
vuelto del folio 54. Al siguiente, folio 55, hay el Dialogo sobre \ la 
invencion de \ las calgas que se vsan agora, en \ el qtial se introduun 
I Peralta \ lacayo \ Fue?ites \ lacayo. \ (Llega al vuelto del folio 56 
y es de letra redonda al reves del texto de las comedias que es gotico.) 

En el ejemplar de Gayangos los Coloquios estan encuadernados 
aparte; pero, segun la portada general, pertenecen a este tomo. 

£>os colloquios pa \ sioriles de mvy \ agraciada y apa^ible prosa, 
compuestos \ por el^excellente Poeta y gracioso re \ presentante Lope 
de Rueda. Sacados a luz por loan Timoneda. \ 

Colloquio de Camilla, Colloquio de Tymbria. 

(Retrato de Rueda.) 

Impressos con licencia y priuilegio real por \ quairo anos. En 
Valencia, en casa de \ loan Mey. Ano 1567. \ Vendense en casa de 



aS2 



Ia2n Timotieda. \ (A la vuelta la aprobacion dc Juan Bias Navarro de 
26 Octubrc de 1566. y la licciicia de 77it>. (6 Tomas). Dassio. En la 
hoja siguiente (Aij) la Ephioia de loan Timotieda al lector ■Pru- 
denie y omado lector.. .» y a la vuelta el soneto de Loaysa a los 
CaloqitiJS. 

En iahoja sigufenle: Colloquio de Co' \ mila mvy afazible y gra- 
daso, compuesto par Lope de | Rueda. Introditzense en el las | fier- 
sonas siguienlss 

Socralo viejo. Camila pastora. 

(figura.) (ligura.) 

En trcs columnas los nombres de los demas persociajes. 
A !a vuelta el dialogo, que llega y consume el vuello del folio 29. 
En la hoja siguiente; Collo.piio de Tym \ hria nny ele^n \ ts 
y gradoso, compiieslo par el exre ] lenfe poela, y represent ante 
Lope I de Rueda,'mtrodnzenseeiiel \ las psrsonasbaxbescriptas. \ 
Sulco ganadero. Lena simple. 

(figura.) (fig"") 

En tres columnas cl resto de los personajes. 

A la vuelta sigtie cl ColojitsQ, que llego al recto del fulio 54 (ui\a 
hoja despues de In sign. H-v). 

A la vuelta; Tabla de las co \ medias que se | tratan en este 
presmts \ Ubro. \ 

Al folio siguiente. 55: Tabla de los pas ] sos gradosos | qiiB se 
pueden sacar d; las pressti | tes Comedias, y mlloj/u'os | y po»sr 
en oli-as ohras. ] 

bDc 1 1 Cam-Jia Eii/nmia. 
ElpassodiiPob, y Valch, y Grimilio, f.'g. 
El passo do Pob. y OLalli iii;gti, f." =7. 

OaXaCnm-^dia Arm-Una. 
D pasio du Guadalupe y d; .\knciiiii, f.' 38. 

El pflsio d<s Pafaroi y Vurjiiii], f," 1 f. 

■ l)c 11 ComeMa ht.'Jora. 
El pflsaa dc Gargu'lj. y dc Ivsicla y dc I.ogroiio. f." 31. 
El p3i50 do Ort.'ga y Vurito. t," 35. 
K\ pasj] do la Giuna y Gargiilb, r.° ^3 

Del Cnllnqulo dc Camila. 
El passo dc Pablai Lor,:n2o, y do Gincsa, sa raiiicr, I.* la. 
El pjsao dc Pablos y GiiioAa, (,' 3s. 



LOPE DB RUEDA ^ 2S3 



Del Colloqvio de Tymbria. 
El passo de Troyco y Lcno sobrc la mantecada, f.' 37. 
£1 passo 4e Ysacaro y la ncgra« f." 39. 
£1 pasao de Mesittua y Lcno, f.** 44. 
El passo de Troyco y Lcno, f.° 4'\ 
£1 passo de Leno y Sulco su amo sobre cl ratdn, f,^ Iq.v 

En el recto y hacia el medio de la hoja siguiente: 

Fueron impres- \ sas las presen- ) ies Comedias y Colloquios 
en I Valencia, en casa de loan \ Mey, d la plaga de la \ yerua, 
Ano. i56y. 

(Vuelta blanca.) En todo los Coloquios 56 hojas. La pagina 32 
del ejemplar de Gayangos esta suplida, pero con la letra y la caja 
algo mayores. 

La distinta foliacion, las aprobaciones y otras circunstancias, de- 
muestaan que los comedias y coloquios se imprimieron en tres veces 
aunque luego el mismo Timoneda los reunio en un tomo (en 8.® de 
letra gotica) con portada y colofon generales. 



SEGUNDA EDICION 

Moratin y los que le siguen citan una segunda edicion de Valencia 
en 1570, que nadie dice haber visto. 

TERCERA EDICION 

La tercera sera la siguiente, que no describieron Barrera ni el Mar- 
ques de la Fuensanta, al reimprimirla este, no tan cxaclamente 
como dice. 

La^ prime \ ras dos elegantes y \ ^aciosas comedias \ del exce- 
llente Poeia \ y representante lope \ de rueda^ sacadas d \ luz por 
Juan timoneda \ Comedia Eufemia \ Comedia Armelina. 

A la vuelta empieza la Epistola satis factoi- la de Juaft Timoneda 
alprudente lector, y en la hoja segunda: Comedia llamada Eufemia 
muy exemplar y graciosa, agora nuevamente compuesta por hope 
d'Rueda, En la qual se introduzen las persona^ abaxo escriptas. 
(Siguen dos figuras de caballero y dama con estos letreros sobre la 
cabeza: Leonardo \ gentil hombre \ En/emia su \ hermana \ y aba- 



184 



jo la lista de los demas pereonajes, a la vueKa el soneto d£ Amador 
de Loaysa en loor dc las comedias de Lope be Ruela. 

En la hoja tercera: sign, a-fii hay el Iniroyto y a la vuelta princi- 
pia ia comedia y desde^a pagina siguiente la foliacion. 

En el folio xxxij, comienza Ea Comedia Armelina... con dos figu- 
ras de Pascual Crespo e Ines Garcia su mujer y al pie el resto de los 
personajes. Llega hasta el recto del folio Iv, donde empieza la can- 
cion y glosa que ocupan las dos paginas siguientes; y en ta ultima, 
como colofon, tienei Las quairo come \ dias y dos Coloqiiios pasto- 
riUs del exceUnU poe \ ta,y^adoiorepreseatante Lopederueda \ 
Dirigidas por Juan \ Timoneda al yllu \ stre setltv dim Maritn de 
Barda | xin, a quien vida y salud dessea \ eomo menor criado. \ 
Epistola de Jtian de Timoneda. (Sigue )s. epistola, y luego:) Fueron 
impressas en Seuilla en casa de Monso \ de la Barrera junto d 
las easas de Pedro d' \ pineda. Acabaronse en doze de mayo \ del 
Afio de m. d, Ixxvj. (1576) 

En seguida, con foliacion y portada nuevasi 
Las segun \ das das Cotnedias-del \ exctUenie poeta, y repre \ 
sentante Lope de rueda \ agora nuevamenle sa \ cadas d luz par 
juan I Timoneda. \ Comedia d'los enganas. \ Comedia Medora. 

A la vuelta la Epistola de Jiian Timoneda al cousiderado leUor; 
en el reslo de la hoja segunda el soneto de J. Timoneda en loor de 
Lope de Rueda, y en el reverso de esta hoja 2.' principia la Come- 
dia de los enganos.... (doa figuras represenlando a Verginio padre de 
Lelia y a Gerardo padre de Clavela; y abajo la lista de los demas in- 
lerlocu tores.) 

En el recto de la hoja tercera (sign, a-iij) el Argtttnenio del autor 
y en el reverse ernpieza la eomedia. Es de advertir que en los lituli- 
llos de las paginas, desde el folio xvij al fin se escribe; comedia de 
los Engahados y no Enga/los y a la conclusion de la comedia, en el 
verso del folio xxviij dice: 'E/'n de la comedia de los Etiganados', 
lo que indica que este es e) I'erdadero titulo, como tambien tiabi'a 
puesto Timoneda en la primera edicion. 

Enia hoja siguiente va el soneto de FrancLsco deLedeshia a la muer- 
te de L. de Roeds y en la vuelta de la hoja, sigue: Comedia llamada 
Medora... {Con dos figuras: Gargullo, lacayo y Uha plana, en ac- 
lilud de burlarse de Gargullo senalandole con el dedo. Gargullo OSla 



H 



LOPE DE RUSDA 285 



vestido de niilitar con larga espada y gorro de enorme pluma.) 
En la hoja siguiente lleva el hitroito que hace el autor^ y a la vuelta 
empieza la comedia que termina en el verso del folio liiij, y a conti- 
nuacion va el Dldlogo sohre la inuencion de las calgas que se vsan 
agora \ en el ^qual se mtroducen \ Peralta lacayo. Fuentes lacayo. 
Ocupa dos hojas sin paginacion y termina con la palabra Fin. 

Faltan en este tomo los Coloquios. Esta en 8.°, let. got.: todo el 
ejemplar muy recortado de margenes. (Bib. Nac.) 

Morati'n incluyo en sus Origenes del teatro espahol las comedias 
Eufemia y de los Enganos^ y D. Juan Nicolas Bohl de Faber en su 
Teatro espanol anierio^ d Lope de Vega (Hamburgo, 1832, 4.°) las 
cuatro comedias y algunos fragmentos de los coloquios; pero asf 
como^ Moratin con muchas variantes respecto del texto original. Los 
anotadores de Ticknor (t. 2.®, p. 540) reimprimieron el Didlogo de las 
calzas; y, por ultimo, el Marques de la Fuensanta del Valle, repro- 
dujo por un ejemplar de la edicion de Sevilla las comedias, los co- 
loquios y el dialogo, suprimiendo la Tabla de pasos y toda dndica- 
cion bibliografica. (Colecddn de libros espanoles raros 6 curiosos; 
tomo 24, segundo de las obras completas de Lope de Rueda. Madrid, 
1896, 8.°) Este texto de Sevilla es muy incorrecto, siendo numerosas 
las variantes que ofrfece respecto de la primitiva de Valencia. 



_U_ft. .. 



AP^NDICE II 



•UNA NUEVA O 



No me refiero al opusculo satirico Flor de mtdidna., ir 
solo eonocido de algunos curiosos y de que en la noia damns noti- 
oia ' sino a. una obra dramdlica, que hasta el piesente se tuvo por 
anomma, pero de que ya es hora entre en pssesion el batihoja sevi- 
llano. Tambien es, manuacrila, aunque pronlo dejara de sltIo, pues 



1. mFlor de meilcina. Auti.r Lopj dc RuaJa natural ds Sevilla. 

■TnUlillamjloRor rfim-Jmitocatlqul njhalljrii lol« bs remciioi 
para Iji miliii q tc ci u:i cuerpi himanj picju haxr d;aii: La cab^zi basia \in 
pics, pir itn exsubniisiins birjn muy dj:t3 miiJio cjyo nonibre no quiso que 
■qui Be ptijlusc p3T que no sc la alribayusim A vaiiagloMa y porqiiu ud dixuscn 
que b hicia por la paga que loa en^^rmoa i.ue co i eii lustai mcdicamcntoj sana- 
kh Ic tubman du Jar, piriuecs un Immbrj quUiJodc loli inlerui, 

t'.lapllalo primTO. que [rata dela cabjzii.it l^:i]ac>io eslllo pan jera Iniinpir- 
lincia ii cjta pane del cuerpi y di algaiius renieJiis rtdic:il3] en lenguaje pord- 
dicid^l emplcaJa enliaobras de mcdl.'im de cnuncci. 

£1 capilidn II, trata cd; lis piiju- y li.-uirei que ac crim «i la cib^za y en 
olroj lajjatjs d.l cjirpooesn el mismuiitjuiaie meiiehiar: uriD d.; loire-.Tiuiias 
q:ie prjpjnc para no crlaraiii^Hos panUitoa. o) cjljjrje dJ pjscueis Irjs d.'aa 
■in loctiral 5ut:l3 y ajii que l9 sepa sti mujer. y iiii vuvire d cri r nudi. 

LI 111, Iran dj Ijs oioj y de la enfurmeJud d.-lbi v su r.:niedia.~0 IVvij !■$ 
pariees.9-E1 V, delaaorejas v oJis.-tl V/, dcia ba:a, l.ngua y denuiam. 

Por lo v[alo quuda inconipti.lo csTc iritado salir^co y aun ast ci dumasiado lar- 
go, corns lodDi loadc su gcnero. cuaiido se rcpiie la fjrma di; rcceur y nj ci-i- 



Algana 






LOPS D£ RU£DA 287 



formara parte de la coleccion que el Sr. Rouanet esta imprimiendo en 
Pan's, comprensiva de los 96 autos y otros dramas que existen en 
nuestra feiblioteca Nacional, en cuyo codice ocupa el numero 59. 

Una lijera idea de su contenido nos demostrara la justicia con que 
debe adjudicftrse esta obra a Rueda, en apoyo de lo cual traeremps 
ademas otros datos y presunciones.. 

Se titula la obra Auto de Naval y Abigail^ e intervienen ademas 
en el, David, cuatro pastores, dos soldados, un pastorcillo, una moza 
llamada Sabina y un bobo llamado Jordan. 

Dareitios nocion de su asunto cppiando el mismo Argiimenio del 

AtltOT'. 

«Muy generoso auditorio. Aqui se recitara un auto de la Sagrada 
Escritura que trata de cuando David, andando perse^ido de Saul, su 
sucgro, en el monte de Goboc 3^ teniendo gran necesidad envio a pe- 
dir bastimento a Naval Carmelo el qual no se lo quiso dar; lo cual, 
sabido por David, determina de destruir a Naval y a toda su familia, 
y, poniendolo por obra, le sale al camino Abigail, mujer de Naval, 
con muy copioso presente con que aplaco a David. Siiencio audito- 
res, porque facilmente entenderan nuestra historia, y, porque siento 
salir al ricacho de Naval dando voces, le desocupo este sitio.» 

La razon principal que hay para sospechar que esta obra pueda 
ser la de Roeda, es la de constar que en la fiesta del Corpus de 1559 
represento en Sevilla dos autos, uno titulado El hijo prddlgo y otro 
vde NavaUarmeloo^ como repetidamente se dice en unos libramien- 
tos de dicho ano a favor de Lope, dados a conocer primero por Es- 
cudero y Peroso y luego impresos muchas veces. Y como es seguro 
que en este tiempo era ya Rueda escritor dramatico, de ahi el deducir 
que muy bien podrian ser obra suya estas repr/cscntaciones. Hace 
anos hemos expuesto esta sospecha y postcriormente el Sr. Sanchez 
Arjona, en su excelente libro Anales del teatro de Sevilla (p. 10), no 
solo abunda en el mismo parecer, sino que tambien cree sea obra de 
Rueda el auto del Hljo prddigo que en el referido manuscrito Ilcva el 
numero 48. Otro dia volveremos sobre este extremo, pues ahora de- 
bemos de limitarnos al de Navalcarmelo ^. 



• I, Lciia CDii dctcncion el auto dj El h'jo proJig-n, no sc halla en dl nada de 
lo caraclcriitico de Lops de Rueda. Eita eii verso, circunslancia ijucdifijulta el 
exainen; y parece mutilado, i juzgar por el poco 6 ningiin desarrollo que conce- 



Claro es que et asiinto del a.iito es el niismo y que si hubiese otro 
lambion seria igual, por s^uir todos, segun costumbre, el texto de 
la Escritura. Pero es ya circunstancia muy repai'flble la de que csta 
abra estc en prosa, cosa iiiusitada entre las demas piezas del manun- 
criso, que exeeptuando olras dos, todas las demas estan en verso. 
(Jna de ellas es la liniea profana del [jodice, el Eiiireme's de las es- 
teras, que hemos publicado en el niimero I de nueslra Revisia y que 
tal vez pertenezca tambieti a Ru.eda. , 

Pero la maj'or fuerza respectu de esta atribucion en cuanto al de 
Xazal, estriba en el longuaje y eslilo tan semejantes li los de Lope. 
La ironia tan bien manejada slempre por esle autor, resalla en el pa- 
saje en que el bobo quejandose de suefio a su amo, cste le dice; 

•;Y estarvos^he yo espeiando que torneis a dormir, sefior? 

Bobo. — No, no liene v. m. necesidad de esperarme que si es menes- 
ter, aqui hablando con el me dqrmire; que aun cuando Dios queria, 
mis cinco 6 seis boras suelomelas yo llevar sin decir esta boca es 

NabaL—Vam yo os juro al cielo don asnazo que si os apaiio que 
yo OS duerma con un garrote. 

Bobo. — No, ho seiior: no he yo menester garrole para dormir qile 
en uj) Dios valme estoy yo dese cabo del otro mundo. 

La manera es la ordinaria de Rueda. 

El gusto por los cantarcillos populares, tan propio en Lope se ofre- 
ce en este pasajc: 

iSalen cuatro esquiladores cantandoi este estribiUo que parec« 
antiguo: 



«o loi vertles pinoi, 
so la mimbrereca, 
niirobrerela amigo. 

lEntran los legados de David>; Naval los despacha con cajas des- 



ii i. cmrlat situaciones que liubicran hecho correrlavtna aatirica del s^viliaao, y 
es muy breve. Por todo ello creemos que noh«yr«i6a biatanle poderoaa part 
adjudicarle esta auevaproducciAn dramltica. 



tops DS RUSDA 2S9 



templadas y se retira con los esquiladores, que repiten el son, variando 
solo los versos, desde el 3.**: 

y los do8 amados 
idos se son ambos, 
so los verdes prados, 
so la mimbrereta. 

O «n este otro. 

Aparece un pastor censurando la manera de obrar de Naval: se lo 
cuenta a su ama Abigail, a quien halla al paso: esta se propone reme- 
diarlo y el pastor se entra cantando: 

Cordona la llama 
el vaquero d la vaca, 
Cordona la llamaba. 

Veanse ahora semejanzas de otra indole. Nos las ofrece un mono- 
logo del bobo: (del corte de los de Rueda) que pretende que se le con- 
funda con un asno (V, Coloquio de Timbria). 

«Entran David y su gente de guerra» aquel amenazando a Naval: 
hallan a Jordan, el bobo, que tranquilamente se pone a pacer la hier- 
ba del campo para que le crean asno y dice David: 

«Pero <que bulto' es aquel que paresce alia? 

Soldado. ~*-Y{omhre semeja. 

Bobo. — jLlegaos a el que es hombre! Juro a los santos de Dios, en 
tanto que ahi estais, tan gentil asno soy como mi comp^aiiero (el asno 
que llevaba consigo). • 

Zkivid. — |0h monstruosidad grande! <;No veis el alimana como cuan 
eri su juicio pace la hierba? 

Bobo, — i Alimana: mira si me ha conocido: oh buena habilidad! 

David* — (jQue haces ahi, acemila? 

Bobo. — No soy sino asno a servicio y mandado de vuesa merced. 

David. — Yo te creo. 

Bobo. — jMira si me cree: oh buena habilidad! jOh buen Jordan: 
Dios te lo lleve al cabo adelante! 

Soldado. — Levanta de ahi; salvajon. 

David. — Alza la cabeza, conocerte hemos, quien quier que seas. 

Bobo.^^o^ no: en el gesto no dira V. m. sino que soy Jordan, el 
criado de Naval; pero mas ha de dos horas que soy tan asno como 
mi companero». 

Le atan, pero el pide que sea solo con una mano para poder comer 

19 



190 ISTirDIO) tW RISTOBU 



con la otra. No puede negarse que este modo de hacet y decir es soto 
de Rdida. 

Y nuevamente hallamos la poesia popular al fin de la obra. 

•Entra Abigail con el presente* y pronuncia un discrete y hunnilde 
discurso a David que lempla la saiia de este; recibc el presentc y Abi- 
gail se vuclve cantando una octava real. Dos criados de la dama no- 
tician a David como Nabal habi'a muerto de un hartazgo. El r^y en- 
via a la viuda la enhorabuena por haber salido de poder de tan rus- 
tico dueno y a ofrecerse en lugar de su marido. 

•Ltegan donde esta AbigaiU, se lo refieren y ella contesla; 

tAbigaiL — Aparejada esta la dueiia y sierva no soiamenie para 
easar con su seizor, mas para lavar los pies i sus criados.i Y en ae- 
guida cantan el villancico: 

Dtvii como lUnc aniorci, - 
■anque en la campiha eslil, 
poraplacar im dolorei, 

Dcjille laa qui]Ia:rada 



i la dams ha lubjclaio; 

que i dandc qnkra que eti 
por aplacar tut doloret, 
por tiivoi tntpiroi da. 

No lienci,uienle consul 
que i su mal nada eansucli 
lilRiismoenlrcsiscdjelc 
porque no hay i.oicn de 



aplacar tut dolorei 
.ilvo.>o.pirotda.. 



El que haya leido mas de una vez las obras de Lors de Rueda, de 
seguro que no vacilara mucho en creer que i$te auto es de la misma 
pluma que produjo los sazonados pasos que acdmpafian a sus co- 
medias. Tal parece ser tambien el sentir del niievo editor franccs; y 
suponemos la razonara con mas extension cuando imprima el auto 
porentero.> (De la Revista Espa^ota). 



TRADUCTORES CASTELLANOS 

DE MOLIERE * 



Cuando, en e[ siglo pasado, la nueva corrientede las ideas 
y del gusto en materia lileraria introdujo enire nosotros la 
imiiacidn francesa, se irat6 por algunos ilusirados escritores 
de hacerla extensiva, contra la opinidn general, 4 la possia 
dramSlica. Fracasaron en su lentativa loi que tal se hablan 
propuesto, porque el pue'slo espafiol, fici en esta part; a su 
tradijiiin, negj^e siempre S recibir un leatrj que no fuese el 
de s us grandes autores del siglo svu, que era la forma literaria 
qiie mejor refiejaba 5U historia, sus creencias, su carScter y 
hasta sus ideales y aspiraciones, individual y colecitivamente, 
en todas las manifestaciones de la vida, pues todas las abarca 
y express el vasto conjunto de nuestro antiguo drama. 

Hubo cntonces la misma djvergencia de opiniones entre los 
elemenios dircctorcs de la sojiedad castellana y la masa po- 
pular que hemos visio reprodui:irse 4 principios del presume 
siglo en el orden poliiico, someli^ndose unos i la domina- 
ciiin napolednica y oponiSndose el mayor niimero a prestar 



io en el Homenaje d Meninde:^ y Pe~ 
\rio de su ingreso en el profesorado, 
el XaaiQ i.°, pp. 69-141. 



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MTl'l'IM in mSTOMA 



(ilii'iltonii* A li'ik miUnivUil mic no fuese genuinameniee 



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,..'""1, , ■ ' 


' -In,, ' ' 'Ii-'.uien de <!l 


xdoel. 


■u,, 










obras de LppF de Ru^ 



'ye acdmpafian a sus co- 
rn evil sditwr francos; y 
^Jo jmprima el aulo 



29s ESTUDIOS DS HISTORIA LITBRARIA 

obediencia 4 toda autoridad que no fuese genuinamentees- 
pafiola. 

Triunf6 en ambas ocasiones la tendencia nacional, mdsno 
sin que en el campo literario fuese la lucha mds renida y pro- 
longada, pues dur6 todo el siglo; y si bien la escuela galo- 
cldsica estaba en gran minoria, en cambio atesoraba mayor 
grado de ilustraci6n, disponia de la influencia oficial y uliliza- 
ba todos los medios de persuasi6n y propaganda: orales y 
escritos. 

Esta escuela senal6 desde el primer momento, como mo- 

delo absoluto ^ insuperable en el g^nero c6mico, i Juan B. Po- 

quelin, Moli^re, k quieh leyeron de continuo y se propusieron 

imitar nuestros futuros autores de comedias. Pero sin duda 

'^or el respeto que su nombre inspiraba y por otros motives 

qufes^pondremos luego, fu6 Moli^re durante el siglo xviii 

poco tralrili?^^^ y representado. En este punto es cierto quese 

vieron mdsV^^^^ ^^ ^^ leatro espanol otros poetas dramaticos 

Franceses infemue^^^* como Regnard, Destouches, Gresset, Ma- 

nvaux y BeaumarcEa!^^ Racine y los demas trdgicos poste- 

riores, como Voltaire jV'^"^^^'^^^ y ^^ Belloy, gozaron tambi^n 

mayor m'lmo,.^ ^ ' ^^jcr^xhibicion esc^nica en Espanaque 

j^i numero de veces la eWo/o* 

Moliere no cuenta entre noso^"^^- '"" "''' ^^^^"^^^^" 1°^ 
vidua! com pleta ni o, , ^°)^: ni siquiera una versidnde 

sus mds famoS'ohr ." ^"J^^^^^A ^'0 autor, como la per- 
tuguesa Ile^ada Icabn ^"'\' ""'' "'^ ^-»^ano de Castillo K 
_________ ^^ P^^ Antonio Feli< 

I- Antonio F DE r AC X P^i^^^''^ ^^''^'' 

tiPa. Tartu fn r^^^^^^^^' ^^^^^^o de MoIidrX ^da ao portu- 

des Leal Por orZeTaZ-" '' """" ^*-""' ^^ -/-^^Sjfc/T 
tos IV y V.-Antes, en .768 hi '"f ""'^^^ ^' ^na' de Tos a.^ 



TRADUCTORES CASTSLLANOS DS MOLIERE 



«93 



Intentaron traducirle completamente d principios de siglo 



6arr 
le losac 
para re- 
je Sousa, 
lacion de 



Medico a forga comedia a antiga. Trasladada liberrimamente da 
prosa original a redondillas poriuguesias. Representada pela pri- 
meira vesi em Lisboa no thecttro da Trindade aos 2 de Janeiro de 
i86g e seguida de um parecer pelo ill.mo Ex.mo Sr. Jose da Silva 
Mendes Leal. Por ordem e na typographia da Academia das Scien- 
cias de Lisboa. 1 869. 8.", 256 p^ginas. — Antes, en 1 789, se habia ya 
hecho una version anonima. 

A. F. DE C. Th. de MoL Terceira tentativa As Sabichonas. Come- 
dio en cinco ados. Versao Uberrima. Por ordem e na typographia 
da Academia Real das Sciencias de Lisboa. 1872: 8.°, 240 p^ginas. 
Estd en verso endecasilabo pareado y va dedicada ^ Camilo Caste- 
lo Branco. 

A F. DE C. Th. de MoL Quarta tentativa. O avarento. Comedia en 
cinco actos. Versao Uberrima. Seguida de un parecer... Por ordem e 
na typographia da Academia Real das Sciencias de Lisboa. 1871: 
8.°, 441 p^ginas. Va dedicada ^ D. Antonio da Costa de Sousa Ma- 
cedo, autor del drama Molikre. En variedad de metros. El juicio 
de Mendes Leal ocupa 88 piginas, y se titula Plauto-Moli^re-^as- 
tillo. En ^sta, como en sus demis versiones, Castillo no traduce 
puntualmente, imita, modernizando la accion y acomodandola al 
pueblo portugues. Su panegirista Mendes considera esto como un 
gran merito. Manuel de Figueiredo habia, A mediados del si- 
glo xviii, traducido 6 imitado esta obra con el titulo de avaro 
dispador. 

A. F. DE C. Th. de Mol. Quinta tentativa. O Misanthropo. Comedia 
en cinco actos. Versao Uberrima. Por ordem e na typographia da 
Academia Real das Sciencias de Lisboa. 1874: 8.°, 186 pAginas. Va 
dedicada i D. Pedro II, Emperador del Brasil. Escrita en pareados 
aiejandrinos. Termina con este epitafio, que el Misdntropo se corn- 
pone d si mismo: 

S6ver Tnsta J de Mattos 
Saiu da vida presente 
Por farto de ver sbmente 
Falsos, VI8, ladroes e ingratos. 

F. DE C. Th. de Mol. Sexta e ultima tentativa. Odoente de scis- 

(Le malade imaginaire). Comedia en tres actos, trasladada de 

a en verso. Representnda pela primeira ifei^ no theatro do Gym- 

iOy no dia 7 de margo de 1874. Obra posthuma. Por ordem e na 



runda)- 







*>* mrr'^tx sb msnmuk in 



7^ M^Ae VUr^i-na -, j i* -nei ar ei -niEmo Z. Zsomsao de 
Ovuu '*;> P'er-i lej pr.mer:; 5.. o i«:s jipoan ios jomedias, 
^ i« *TaT .narr^os 2 iii rrempc. 7 ** setr-Lnaa no pasd ie reim- 
^r T r w,r. ei :e-c".s frar.css a. .a*ic. as ias rersicaes aerhas 
X. ^.iV> ar.*i»s pr^r 0. l^e^r.dri F emandez: ie Mcrann * 

''^r.^ *«-'^t.7a ie re'^r r las :rad-Lcn:ces v3stei!anas Je Motie- 
f* f >i .a ne-s^a en. Sesri^ia en :"?3o ' per jjn: ancainio. qiiiz4ei 

iyr'^r^ipki^ i^ Acjdem,j. Pal Jjs ScmtuixTS ±e Labna. I'^r^i 8.% 

et *fi*i ».v.,',n m iv i^hre. En verso a-e'incirin:a aitemado con otros 

A'J<*'r4< ^e •*>ta? fra^uccioncs dc X^IIere. habian hecho ea por- 

M^no^l rJ« F \7;it\ttd^>. en la segunia mitad del si^lo posado, la 
i'tifjiiidi A tciencia das da mas t a peJajiteria dos komems Lts femt- 
mei uipaniet,. 

KI capifin Manuel de Sousa, en 1769. O Peao JUalgo, dc Mo- 
lierCx 

(y'n an'ynimo, en 1780, O wdio cidadao. fLe bourgeois gcntU- 
homme). 

Otro an^nimo, en 1792, O Esganarello ou o Casamenio par 

Otro an 6ni mo, en 1800, Asiuciasde Escapin, (Lesfourberies de 
Scapin). 

1. ffablando de sus dos traducciones, ya impresas, dice: «Si la 
aprobaci6n del publico fuera sena infalibledel m^rito delescritor, 
poca duda mc qucdaria de haber acertado en mi versi6n; s61o dir^ 
que ha Aidocstfmulo suficiente para concluir despu^s la trad uc- 
ct6n dc cstc autor (Molic^re), dechado de la verdadera comedia, y 
que csta vcrsi6n saldrd muy presto A luz piiblica.»(DiscMrso sobre 
la litcratura expailoia; prcliminar A las lecciones de Filosofia mo- 
ral y elncuencin.) 

a. (JhriU svlccta$ de M )lidre en francos y espaiiol, traducidas por 
D, Leatuirn hern inde^ Moratin y continuadas por Estanislao de 
Cosca Vayo, Madrid^ ifi40' Iniprenta de RepulUs, Dos voliimenes 
en H.". Solo coinprendc La escuela de las maridos y El medico d pa- 
/oi, con la.H Adrertcncias dc Moratfn y una Vida de Moli^re, escrita 
por Vayo. 

3. ColccciiSn de sainetes sacados de varias comedias de J. B. Po- 



TRASOCTOKK CASTILlAnOB DB MDLIBItK 395 

mismo D. Juan de Dios Gi! de Lara, que, como hemos de ver, 
{u6 i su veziraduetor del gran cdmico en su comedia del 
Avaro. Pei'o la coleuci6n se limil6 & una poeas piScecillas arre- 
gladas en forma de saineles. 

K\ espirar el siglo xviii. la repupnaTida del piiblico & ver en 
escena obras traducidas del francos se habia mitigado algo, y 
con la invasi6n de 1808 y su iriunfo momemineo, aumenW 6 
se impuso el gusto por el lealro de allende el Pirineo, y no 
s61ose represenlaron con mis frecuencia obras de esta clase, 
sino que Moli&re mismo logri entonces sus Ires mejores tra- 
ductores, como fueron Moratin, Marchena y Lisla. 

Pero ni !os esfuerzos de estos grandes poetas consiguieron 
aclimatar por eniero entre nosotros la comedia del aucor de 
Tarlu/e, empresa en que de nuevo hemos visto fracasar a1 que 
lo acaba de pretender los mismos dias en que se escribe este 
articulo. 

Una de las razones porque no sea Molifere familiar en Es- 
pafia, es evidentemenle por la dificultad de acomodar & nues- 
iro idioma muchos de sus chistes y conceptos. y aun ciertas 
escenas cuyo valor estfitico siilo puede ser cumplidamente 
apreeiado por los naturates; de igual modo que 'no pocas be- 
llezas de nuestros c6micos del gran siglo no son fAcilmente 
perceptibles para oldos extranjeros. Por oira pane, como es y 
fuS siempre basiante comOn el idioma enire los que mejor 
pudieran eniender y traducir ^ Molifere, y aun entre los que 
iuego habian de saborear la obra, unos y otros desdeiian ha- 
cerloyoirla, prefiriendo todos gustaria en su idioma nativo. 

QuizS no sea tampoco ajena & esia impopularidad aqui, en 
Espafia, la faita de novedad en los argumeniosde la mayor 
parte de las mas famosas tomedias del insigne auior francos. 

Moliere, en i:uanto a invenciiin, tiene poca originalidad. 



quetin de MoHire, Segofia, 1S20. Imprenia de F. Espinosa. Madrid, 
Libreria europea. En 12."; 4 hojas prels, y 184 pp, Contiene: El 
casjmienlo desigual, Las preciosas ridiculas, El mat de la niiifl, El 
pUbeyo noble y El casado porfuenia. De ellos bablaremos oportu- 



2g$ E8TUDIOS DE HISTORIA LITBRARIA 

como es sabido. Los crfticos modernos han investigado con 
minuciosa prolijidad las fuentes de casi todas sus comedies, 
fil mismo decia que tomaba sus asuntos donde quiera que 
los hallaba; y, prescindiendo de sus incursiones por las litera- 
turas latina, italiana e inglesa, s61o debemos recordar que la 
espanola no fu6 de las menos explotadas por ^l. 

Aparte de obras enteras, como Don Garcia de Navarra(segun 
se cree, porque la obra espanola no se conoce), y de Le festin 
de pierre y La Princesse d' Elide, que son El burlador de Se- 
villa, de Tirso, y El desden con el desdin, de Moreto, nada 
mejorados por cierto; para La escuela de los maridos tuvo pre- 
sentes El mayor imposible y La discreta enamorada, ambas de 
Lope de Vega; No puede ser, de Moreto, y, sobre todo, El ma- 
rido hacc mujer, de D. Antonio Hurtado de Mendoza. 

La escuela de las mujeres tiene precedente en El acero de 
Madrid, de Lope, y su tesis viene d ser muy semejante i la de 
La niha boba, tambi^n del F^nix de los ingenios. 

El medico por fuers;a pudo salir en el fondo de El acero de 
Madrid, ya citado, y en El amor medico aprovecho Moli^re, 
ademds del titulo de una comedia de Tirso de Molina, algu- 
nos incidentes de La venganf^a de Tamar, del mismo poeta. 

En el Tartufe hay escenas de El perro del hortelano, de 
Lope, y Armanda de Lesfemmes savantes no es mas que una 
reproducci6n de la Beatriz de la comedia calderoniana No hay 
burlas con el amor, sin que Los melindres de Belisa, de Lope, 
y La presumida y la hermosa, de Zirate, dejen de ofrecer par- 
ticulares semejanzas con la obra francesa ^. 

Todavia podrian hallarse mds analogias entre las comedias 
molierescas y las de nuestro teatro; pero claro esid que muchas 
tendrdn que ser coincidencias involuntarias, pues aunque el 
repertorio espanol era por aquel tiempo conocidisimo en Fran- 
cia, como lo prueban las obras de Pedro y Tomds Corneillc, 



I. Ademis, en el Tartufe hay una escena, de las mis importan- 
tes, imitada de La ingeniosa Helena^ de Salas Barbadillo, i. trav^s 
de la traduccion abreviada que dc esta novela hizo Scarron con el 
titulo de Les hypocrites. 



297 



Roirou, Lesage y otros varios, no es de creer que Molifere hu- 
biese leldo lodas las obras espanolas que tengan algunarela- 
ci6n de semejanza con las suyas. 

Veamos ahora, cambiados los papeles, cuSI fu6 su suene en 
Espafta. Hetnos dicho que, aunquemuy ieido, no (ui Moli*re 
el autor francos mSs representado en Espafia sin embargo, es 
el desde mis aniiguo traducido 6 imitado. Nada menos que en 
1680, en vida de Calder6n, su coetineo, y al iado de otra suya, 
figura una obra del cidsico francos, y en el aflo proximo pasa- 
do de 1897 se iradujo la uliima. De las versiones castellanas 
realizadas ecitre estas dos fechas vamosi dar noticia. No se- 
guiremo5 el orden de composicWn de los originales, sino el de 
las iraducciones, agrupando en cada parrafo las que correspon- 
dan a cada comedia. 



Le Bourgeois gentilhomme. 

El dia 3 de Marzo de 1680 se hizo en el teairo del Real Sitio 
del Retire una gran funciiin dramalica en obsequio de Car- 
los II y de su primera mufer Maria Luisa de Orleans. Empe- 
z6ie por una loa dirigida k los Reyes; sigui6 la comedia de don 
Pedro Calder6n de la Barca, Hado y divisa de Leonido y de 
Sfarfisa; en los iniermedios se ejecutaron un entremfis lilula- 
do La tia y el baile de Las fores, terminando todo con el sai- 
nete E/ !abrador genlilhombre. Esuna breve escena calcada 
sobre la obra francesa, no traducida mis que en algunos pasa- 
jes; y el asunto se reduce i que dos paisanos de un lal Gil Sar- 
dina, aldeano de cerca de Madrid, se burlan de la mania no- 
biliarja que de pronlo le ha entrado i. su amigo y de su torpe- 
za en aprender y pronunciar el idioma francos. Uno de los pa- 
sajes iraducidos de Molifere, y, segun Hartzenbusch, superan- 
do al original, es el famoso que en castellano dice asi; 



298 ESTUDIOS DE HISTORIA LITSRARIA 

GIL 

Ea, mostrad, empezad 

A ensenar Mas he pensado 

Que un requiebro me escribais 
Para mejor estudiarlo, 
Que he de decirle A una dama^ 
Por quien ando ya penando 
Mds ha de un dia cabal. 





HOMBRE I 




• 




^En 


verso? 

GIL 

No. 








HOMBRE I 




• 


\ 




^En 


prosa? 




GIL 




Es mala. 


No ha de ser verso ni 


prosa. 




HOMBRE I 




• 





QQui^n vi 6 mayor mentecato?j 
Si no es en prosa ni en verso, 
^Qu6 ha de ser? 

GIE 

Averiguadlo 
Vos. — ,;Qu^ es verso? 

HOMBRE I.® 

Coiisonantes 

Y asonantes concertados. 

GIL 

Y prosa, ^qu6 es? 

HOMBRE I.° 

Lo que ahora 
Estamos los dos hablando. 

GIL 

^Lo que habro yo es prosa? 

HOMBRE I.*^ 

Sf. 



^•^42, 



^cr, 



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300 X8TUDI08 D£ HI8T0RIA LITERARIA 

otras obras del c6mico francos, las cuales se imprimieron 
reunidas, como hemos dicho, en Segovia en 1820. Di61eel 
titulo de El plebeyo noble; reprodujo la buria principal que se 
hace al pobre Mr. Jourdam, en la obra castellana D. Anastasio 
Jorddn; pero no era lo caricaturesco el terreno preferido del 
sainetista madrileno, asi es que este arreglo nos parece harto 
mediano y frio. 

La obra de Cruz se corresponde con la francesa desde la es- 
cena xii del acto tercero de esta ultima, puesta en narraci6n 
en castellano, Siguen el proyecto del criado y el disfraz con- 
siguiente, interviniendo tambi^n la esposa y la hija de don 
Anastasio y otros personajes que corresponden a los de la obra 
traducida. D. Ram6n desenlaza la suya declarando un criado 
d D. Anastasio gue los fingidos turcos no eran otra cosa que 
el novio de su hija, el criado y algunos amigos. La burla es- 
cuece un poco al viejo aspirante a noble y, al fin, perdona a 
todos. Nada de esto hay en obra francesa, que concluye, como 
es sabido con un ballet cantado por miisicos de varies paises, 
entre otros, espanoles 1. \ 



II 



El Avaro. 

Como es sabido, proporcion6 el poeta latino Tito Maccio 
Piauto, con su Aulularia, el asunto de esta comecjia de Mo- 
li^re. Menos feliz la obra latina que otras de sus hermanas, , 
como An/itridn, Miles gloriosus y Los Menechmos, que desde 
el siglo XVI tuvieron vestidura castellana por gracia y virtud 
del medico Villalobos, Timoneda, Ferndn Pdrez de OFiva y 



I. En la Biblioteca Nacional de esta corte existen manuscritos 
los tres primeros actos de El aldeano hidalgo, traducci6n del Bour- 
'^^eois hecha en el siglo xviii y cuyo autor no nos es conocido. 



cierto andnimo flamenco-hispano, la Aulularia no fji tradu- 
cida k nucslro idioma, que sepamos, hasta el proscnte sijjlo, 
en que se hizo una versriin excelente '. 

Pero el asunio de esta comedia no era por eso menos cono- 
cido entre nosoiros, y aun di6 margen k que en el siglo xvii se 
escribiesen sobre i\ una novels (de Dona Maria de Zajas) ^ y 
una comedia, que quizi no desmerezca al lado de la de Mo- 
liSre. Es la tilulada /T/ castigo de la miseria, compuesta por 
D. Juan de la Hoz y Moia, caballero madrileno que vivia en la 
segunda miiad del siglo -wii y alcanz6 Ids primeros afios del 
siguienie. El lipo del avaro estA magislralmente pintado y 
desenvuelio con logica. Creyendo casarse con una Indiana rl- 
qulsiifta, lo hacc con una dama de industda «con sus pumas 
y col lares de liviana,» que dice Lisia; v camo poco despuis le 
roban lambiSn su dinero, exclama, sin olvidar su avaricia; 
Pues iqui hago que en un pozo 

de i:abeia no me echo, , 

ya que por no comprar soga 

deunavigano mc i;ueleo? 

1 . Teairo de Plaulo. Traduccian y crimenlario de las principales 
camedias de este poeta latino, por el Dr. A. Goniidli;^ Garbln. I. 
Aulularia. La inarmila ri Et avaro. Granada. 1879 (en ia segunda 
portada, 1878); 4." En union can Las cauliuos, traduclda por el 
mismo Garbin, fuiS reimpresa en el \oma CXVl de la Biblioleca 
universal: Madrid, iSSy, 12." Esta segunda comedia de Plauto 
habia sido anies traducida por el insigne maestro A quien este Hbro 
se consagra {Madrid, Imp. de Fortanet, 1879:4.°, 9o pdginas), y 
representaiia en latin por alum nos de la Facullad de Kilosofia y 
Leiras de la Cniversidad Central, en el mes de Diciembre de dicho 
ano. Esia representacion constltuyii una solemnidad memorable. 

No hemos visto la traducciSn que con cl lilulo de Li b Hjuela 
hizo de la comedia de Plaulo el Dr. Betances, y parcce st impri- 
mii en Puerto Rico, segfin dice el Sr. Sama en su Bibli-t;rj ia de 
aquella isla. 

a, Asi como /;'/ casliifo de la missiia, de lloz, salio Je la novela 
de Dona Maria de Zayas, es indudable que Molifire conocid tam- 
bidn la obra de esta escritora, pues se halla en el mismo tomo de 
Scarron que contiene la de Salas EarbadiUo, ya citada. 



302 tSTUblOS DS BISTORIA LITSRARIA 

» - ■ i ■ ■ ■■ . . ., 

La descripcidn que el podta hace del protagonisia es bien 
conocida por la relaci6n excel ente y graciosisima del criado; 
sobre todo aquel agudo rasgo: 

El invento aguar el agua; 

aludiendo & que el avaro, por no pagar toda la que consumia, 
i la de la fuente, que le suministrabael aguador, anadiaalgu- 
nas cubas de otra de peor calidad que extraia de un pozo. 

Hablemos ya de El avaro, de Moliere. 

Con el titulo de El avarienlo le tradujo en 1763 D. Manuel 
de Iparraguirre i, traductor tambidn de El enfermo imaginario 
y de otra pieza francesa contra los jansenistas, con el titulo de 
La dama doctora 6 la teologia en la rueca 2. # 

Esta versi6n es detestable, al decir de otro traductor, de 
quien hablaremos luego, y segiin ^1, Iparraguirre dilacerd tan 
cruelmente la obra de Moliere, que la priv6 de ser comedia. Y, 
en efecto, las faltas de interpretaci6n son tales, que la obscu- 
ridad en que al presente permanece la obra es-harto justifica- 
da. Y eso que uno de los aprobantss, el P. D. Antonio Mar- 
tinez decia que: «E1 traductor es tan fiel en su traducci6n y 
tan dueno de una y otra lengua, que en ambas es tan singu- 
lar que creo que si alguna Academia francesa 6 espanola du- 
dase de algun significado propio y caracteristico en la versi6n 
de idiomas, hallaria en el traductor (que conozco) el comple- 
mento a su deseo». Iparraguirre se proponia traducir otras co- 
medias del autor del AP2ro'. no consta que Ip haya hecho ^ 



1. Comedia famosa. El Apariento. Su autor Monsr. de Moliere: 
traducida del francos al castellano por D. Manuel de Yparraguirre, 
Con licencia: En Madrid. En la imprenta de D. Gabriel Ramire^y 
f rente d la Trinidad Cal\ada. Ano lyd^. 8.°, 9 hojas prels. y 136 
pdginas. 

2. Tambien por el mismo tiempo tradujo en verso esta obra don 
Jos^ Antonio Porcel, famoso poeta granadino, con el titulo La 
dama doctor 6 la teohgia a la almohadilla, y por orden, segdn se 
dice, del P. Rdbago, confesor del rey Fernando VI. 

3. Tampoco el estilo tiene nada de recomendable: vdanse estos 
pasajes llenos de galicismos: «]0h padre mio: la hacienda es cosa 







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-'2>S;??'". 















304 ESTUblOS DS HISTORIA LITERARIA 

tambi^n en prosa y conserva la clistinci6n en cinco actos; pero 
traslada la escen^ 4 Barcelona, le da cafdcter espanol y se ob- 
servan en ella tendencias 4 diluir los pensamientos; de modo 
que resulta mds extensa que el original. En el 6streno fue in- 
terpretada por los notables actoresde entonces: Antonia Prado 
(mujer de Maiquez), Manuela Monteis, Josefa Luna, Joaquina 
Briones (madre de la Malibrin), Juan Miguel Aniolin (Elava- 
ro), Bernardo Gil (padre del c^lebre D. Antonio Gil y Zarate), 
Jos6 Oros, Juan Carretero, Agustin Roidan, Vicente Garcia, 
L6pez y Casanova i. 

Aiin pasaron algunos anos antes de que se hiciese nueva 
traduccidn de esta comedia. Emprendi<51a en 1820 un capiian 
de artilleria y profesor del Colegio militar segoviano, despues 
teniente coronel y Acaddmico de la Historia, llamado D. Juan 
de Dios Gil de Lara. Adorn5la de un curioso pr6logo y exten- 
sas y eruditas notas hist6ricas y criticas. Conserv6 tambien la 
divisi6n en cinco actos y la forma prosdica; emple6 lenguaje 
culto y digno de la obra que traducia; pero introdujo algunas 
modificaciones en ciertas escenas y tradujo infielmente (no por 
ignorancia, sino por capricho) varios episodios 6 lances de la 
obra, como el de las manos, qu6 pone asi: 

D. NICOMEDES 

A ver: ven aqui. Ensdname esas manos. 

PERICO 

Aqui estin. 

D. NICOMEDES 

A ver la otra. 



1. *£*/ avaro^ de Isusquiza, fu^ muy representado por los anos 
de i8i5 y siguientes; pero reducido a tres actos y con algunas su- 
presiones.de personajes y escenas, y en la Biblioteca municipal de 
Madrid fL- 1 -2- 1 5) hay.ademds un ejemplar impreso deesta come- 
dia y destinado d la representacion (que se hizo diversas veces); 
pero con tales interpolaciones y cambios que parece y viene A. ser 
una obra distinta. No consta qui^n fuese el autor de tales va- 
riantes. 



Si, la otra; 
con lo cual bien puede decirse qi 
deslruldo. Tambiin halla censurab 
cho en la escena vi del acio segund 
si se empenaba casaria a1 gran Turc 
necia, matrimonio que Gil de Lara \ 
de Balaan con el caballode Longint 

Por lo demis, no puede negarse q 
de Segovia, aunquealgo difusa, esii 
hay de Ei avaro, de Molifere ^. 

Sdio en el fondo del asunto y en a 
de con i[ oiro Avaro, drama jocoso, 
traducido 6 arreglado del italiano p. 
Francisco Cornelia. No es tampoco e 
pequeiia comedia de Goldoni, con 
mCin, y aunque no parece fScil de coi 
de Cornelia, es probable que sea una 
nac de aquel titulo: una de Anfo&si, 
otra que, con miisica de Sarii, fui5 ref 
17772. 

El avaro, de Goldoni. fuS iraducido 



1. Ei ai'ar'i. Comedia escrUtT en cinco 
Pocgueiin de M>liere. TradUceia ai caste j 
de Lara, capitdn del cuerpo nadonal de a 
malemdticai del Seminario de Nobles Can 
Impreitia de Eapinosa, ano de iHia: 8,°, w 

a. El avarn. Drama jocoso en miisica, ei 
bremen'le del leatro italiano al atpanot p 
Cornelia. Que d los anos de nuestra augu ' 
compania delSr. Luis Navarro el diagdeL . 
Sin lugar nl ano de impresi6n; 4.", 20 pij 
Correa, Joaquina Arteaga, ManuelaCom 
cenie Sdnchez (Camas). Sebastian Brigno 1 




306 E9T0DIO6 DS HI8T0RIA LITERARIA 

con el anagrama de Godomin Toibt, por un Domingo Botti, 
italiano naturalizado en Espana, director 6 empresario del 
teatro de Barcelona, y traduclor igualmente de otras varias 
piezas italianas ^. 

Tampoco tiene nada que ver con la de Poquelin la comedia 
sentimental en dos actos, en prosa, que, con el titulo de Un 
aparo; arregI6 4 la escena espanola, como ^1 dice, el renom- 
brado actor D. Juan Lombfa, y fu6 estrenada en el teatro del 
Instituto Espanol en 3 de Noviembre de 1845. Este drama, 
gran triunfo primero de las Sras. Teodora Lamadrid y Joaqui- 
na Baus y del insigne D. Joaquin Arjona, y en el qu^, aun en 
las postrimerias del no menos c^lebre Valero, hemes visto pro- 
porcionarle tantos aplausos, es imitaci6n de Lajille de Vavare, 
comedia-vaudeville, en dos actos, de Bayard y Pablo Duport, 
representada en el ^atro Gimnasio-Dramdtico el 7 de Enero 
de 1835, siendo ^ su vez una adaptaci6n k la escena de la no- 
vela Eugenia Grandet, de Balzac. Luchan en el personaje prin- 
cipal su pasi6n dominante, la avaricia, con el afecto paternal, 
que al fin vence 6 impera por un momento en su alma 2. 

Sin analogia directa con la obra molieresca, aunque con el 
mismo tema por argumento, existen algunas piezas menores 
de nuestro teatro del siglo pasado, como las siguientes: 

La avarida castigada, 6 los segundones, sainete de D. Ra- 
m6n de la Cruz, estrenado en 1762 6 impreso suelto varias ve- 
ces ^ Un D. Fernando, segund6n de su casa, no puede lograr 



1 . Comedia en prosa. El logrero. Compuesta en italiano por el se- 
nor doctor Carlos Goldoni y traducida al espanol por Godomin 
Toibt. Barcelona, por la Viuda Piferrer; sin ano (hacia 1780): 
4.°, 16 pdginas. 

2. Biblioteca dramdtica. Un aparo. Comedia en dos actos, arre- 
glada d la escena espanola por D. Juan Lombia, y representada por 
primera vei^ en el teatro del Instituto Espanol^ la noche del 3 de No- 
viembre de 1843. Madrid, 1846, Impr. de D. Vicente de Lalama: 20 
pdginas en folio. 

3. Madrid, 1791, 4.°; Cadiz, Impr. de Marino, 1802, 4.°; Valen- 
cia, Jos^ Ferrer de Orga, 18 14, 4.°, etc. No figura en la Coleccion 



TRADUCTORES CASTELLAKOS DS MOLIERE 



en matrimonio, i causa de su pobreza, la hija de un ric 
del pueblo; mds una hermana y algunos an>igos del jovei 
den un engano al avaro, suponiendo que asciende aqu^I i 
yorazgo por muerte repentina del primog^nito. Casi i la 
za obliga entonces el viejo 4 D. Fernando d que tome d su 
por mujer, y aceptado el compromiso y legalizado, se de 
bre el enredo, pero la boda queda establecida y todos pe 
nados. 

Con el titulo de La avaricia castigada 6 i^Por aqui, Selirt 
se represent6 muchas veces en los teatros de Madrid, de 
1780, otro sainete de autor desconocido, y cuyo asunto n( 
otro que el del c^lebre cuento conienido en una comedia 
maestro Tirso de Molina, con algunos adornos y episod 
para que resulte mayor la burla del iluso buscador de tesoro 

El avaro celoso, sainete representado en los teatros de la c 
te en el mes de Junio de 1779. Un manuscrito del Archi 
municipal de esta villa (1-161-2) lo atribuye k Jaime Palomir 
Es de poqulsimo valor. Un D. Roque Varela permite las g 
lanterias de su hija y aun las de su mujer con cierto Marqu 
y D. Anselmo, respectivamente, mientras 6stos las regaian a 
hajas que 6\ recoge, y se mueslra rigido y celoso luego que Ic 
gra su .objeto. Un alcalde de cone le Ileva d la cdrcel, despuc 
de privarle de las dddivas de los apasionados de su mujer ^ hijj 

El avariento burlado, comedia jocosa en un acto, representa 
da por la compania de Eusebio Ribera en el teatro del Princi 
pe a mediados de Septiembre de 1789. Todo se reduce d la bur 
la que dos criados de ambos sexos hacen d un viejo avaro pan 
conseguir que una sobrina suya se case con el que ama y nc 
con cierto lisiado capitan d quien el avaro la tenia destinada, 
s6lo porque se la recibia sin dote. Es pieza insulsa; no consta 
el autor 6 traductor, que quizd lo fuese del italiano 2. 



de sainetes de Cruz, hecha por D. Agustin Durdn, y, por tanto, en 
iiinguna de las posieriores, que no son mds que extractos de 6sta. 

1. Existe manuscrito en la Biblioteca municipal de Madrid, 
Z,-i-i5i-39 y 1-21 1-59. 

2. Idem id. id., ^-1-161-14. 




3 



3.oS SSTUDIOS DE HISTORIA LITERARIA 

El avaro arrepentido, sainete representado en Madrid hacia 
1788 6 impreso poco despuds 1, pinta el verdadero tipo del 
avaro, cruel 6 insensible 4 todo lo que no sea el dinero. En- 
gdnanle, sin embargo, un criado y una criada de una de sus 
victimas, fijrigiendo el primero una carta en que el avaro apa- 
rece traidor k la patria, y la doncella una e^dula matrimonial 
que le habfa otorgado el hijo del viejo codicioso. Recobra su 
dinero al fin, despu^s de parecer arrepentirse de su pasi6n 
desordenada. 



Ill 



Le manage forc^. 

t. — El casado por fuer^a es un sainete escrito por D. Ra- 
m6n de la Cruz y representado en el teatro de la Cruz de esta 
corte, por la compania de Nicolds de la Calle, el i5 de Febre- 
ro de 1767, con la zarzuela del mismo D. Ram6n, titulada 
Las pescadoraSj traducida del italiano. 

Se imprimi6 suelto varias veces: primero en 8.°, sin lugar 
ni ano; despu^s en Madrid, por Antonio Sanz, sin ano (hacia 
1770), en 8.°; luego en Madrid, libreria de Quiroga, 1791, 
en 4.°, y por fin en Valencia, por Esteban, en 18 14, en 4.°, y 
en el mismo ano y lugar por Mompi6, tambi^n en 4." 2. En 
todas estas impresiones figura an6nimo, y quizd seria dsta la 
raz6n de que DurAn no incluyese esta obrai en la Coleccidn de 
los sainetes de Cruz que hizo en 1842. Pero aparte de que 
Sempere y Guarinos, al reproducir en su Ensayo de una hi- 
blioteca de los mejores escritores del reinado de Carlos III (ar- 



1 . Sainete nuevo, titulado: El avaro arrepentido. En Valencia. En 
la imprenta del Diario: 4.°, sin ano (antes de 18 1 1). 

2. Tambi^n figura (el liltimo) entre los impresos en Segovia 
en 1820. 



TRADtrCTORSS CASTXLLANOS DX ttOLIBRX 3O9 

ticulo Cruz) la lista que de sus obras le comunic6 el mismo 
D. Ram6n, incluye ^sta, consta igualmente en la cuenta de 
las representaciones que por dicho afio de 1767 se llevaba eh 
el Ayuntamiento de esta corte la certeza del hecho. 
, La traducci6n es buena: estd hecha con soltura, en romance 
de ocho sllabas; un tanto mitigado lo grotesco de la figura 
principal, sin dejar de ser ridicula, y conservado todo lo demks, 
excepto las escenas de los dos fil6sofos discutidores, Pancracio 
y Marfurio. El traductor espanol entendia i Moli^re y sabia 
ponerle sin dem^rito en castellano. 

2. — En la relaci6n de las funciones que diariamente haclan 
los dos teatros madrilenos, d que ya se ha hecho referenda, 
consta en i5 |y siguientes de Diciembre de 1785 la representa- 
ci6n de una comedia en tres actos, titulada El casamiento por 
violendia, traducida por Antonio Robles, c6mico despu^s muy 
notable y escritor no inprudito, y que i la saz6n desempenaba 
el cargo de sobresaliente de galanes en la compafiia de Manuel 
Martinez, que fu6 la que en el teatro de la Cruz hizo la obrd. 
Como en otro lugar de las mencionadas notas de funciones se 
da k esta comedia cl titulo de El casado por fuer^a, casi no 
puede dudarse de que se trata de una traducci6n ampliBcada 
de la famosa obra molieresca. No hemos podido verla para ve- 
rificar la sospecha. 

3. — S6I0 en circunstancias de pormenor coincide con Le 
mariage forc^ la comedia El casamiento por fuer^a^ que Mo- 
ratln en su Catdlogo de obras dramaticas del siglo xvni atri- 
buye al Catedrdtico de Ret6rica de los Estudios de San Isidro 
de esta corte y censor de comedias, D. Santos Diez Gonzd- 
lez. Imprimi6se an6nima esta obra en 1796 ^ afio en que 
tambi^n parece fu6 estrenada, como indica un ejemplar ma- 
nuscrito que existe en el Archivo de la villa, y que Ileva las 
aprobaciones y licencias para su exhibici6n en el teatro. Y fu6 



I . El casamiento por fuerj^a. Comedia en tres ados. Representada 
por la compafiia del Sr. Luis Navarro. Con licencia. En Madrid: 
por Ramon Rui^. Ano de MDQCXCV: 8.°, 94 pdginas. 



3IO ESTUDIOS DE HISTORIA LITER ARIA 

lo gracioso que la censura eclesi^stica mand6 borrar el titulo 
asignado i la obra, y que se sustituyese por el de El novio 
prudente, con otras enmiendas. En este estado pas6 la come- 
dla al propio D. Santos Diez, censor civil, como queda dicho, 
de ellas; y ofendido de los tajos y reveses que habia sufrido su 
prpducci6n dramdtica, extiende su dictamen en estos t^rminos: 
«Es menester no haber leido la comedia 6 entenderia al rev^s, 
para creer que un novio tan necio y malicioso y tan impru- 
dente por su genial estupidez se llame El novio prudente. El 
mismo argumento y conducta de la comedia le da el titulo. 
Por cuya raz6n y ser la pieza de una buena moral y de buen 
ejemplo, soy de parecer que se permita representar en los t^r- 
minos que se ha puesto y rubricado por mi mano, debiendo 
servirse de este ejemplar rubricado los apujitadores. Madrid y 
17 de Octubre de 1795. — Santos Diej^ Gon\alej^.)^ Y asi se hizo. 
Pocas lineas antes nos habia dado el mismo autor idea bre- 
ve del argumento de la obra. «Su objeto es hacer ver que la . 
indiscreci6n y violencia de los padres en obligar d los hijos A 
tomar estado contra su voluntad, cu.ando ^sta no procede arre- 
glada 4 raz6n y justicia, es exponerlos i un precipicio. Para 
eso finge el poeta un joven muy rico, pero muy tonto y muy 
imprudente, con quien por fuerza y violencia de su padre casa 
la dama de esta comedia.* De modo que, aparte de otras alte- 
raciones, el asunto, que en Moli^re es burlesco, se convierte 
en manos de D. Santos en serio y sentimental; pero muy frio, 
Idnguido y con desenlace muy poco portico, pues la dama, en 
un momento de desesperaci6n, intenta suicidarse; pero al ver 
el arrepentimiento de su padre, se allana con gran facilidad 4 
vivir con su estupido marido, olvidando a su amado D. Car- 
los, que tambidn se queda tan fresco. Esta comedia estd escri- 
ta en romance, empleando en los ires actos un solo asonante 
en eo. 



TRADUCTORES CASTELLANOS DE MOLIERE 3II 



^P^B^^PV«M^«^ 



IV 



Las preciosas ridiculas. 

Sainete de D. Ram6n de la Cruz, impreso an6nimo varias 
veces y en Madl^id en 1866, en 4.°, porla'Viudad hijos de 
Cuesta. Manuscrito existe tambi^n en el Archive del, Ayunta- 
miento de Madrid (L.i-2<p9), con algunas correcciones de 
mano de D. Ram6n*lo cual, aparte del estilo, demuestra ser 
de su pertenencia^ 

Se represent6 niucho desde 1767, en que se estren6, .hacien- 
do papeles de Gorgibus, que en la traducci6n se llama D. Ber- 
nardo, Francisco Callejo; el Marques de Mascarille, Miguel de 
Ayala; el Vizconde de Jodelet, Diego Coronado; las dos damas, 
la Granadina y Maria Bastos, y los demds papeles, Felipe de 
Navas, Ambrosio de Fuentes, Teresa Segura (Marotie), Enri- 
que Santos, etc. 

El original estd en prosa; la traducci6n en verso. Empieza 
con una escena de criados antes de llegar los dos j6venes ca- 
balleros. La escena, acomodada enteramente k las costumbres 
espafiolas, pasa en Madrid; las preciosas vienen de Segovia. 
AdemAs, ban sido suprimidos bastantes detalles que eran sati- 
ricos en el tiempo en que Moliere escribia, pero que no tenian 
igual interns en el siglo xviii, ni eran tan fdcilmente inteligi- 
bles; pero, en general, la traducci6n estd bien hecha. Como 
muestra, copiaremos la relaci6n de Madeldn sobre el modo de 
empezar un galanteo, pasaje suprimido en su mayor parte en 
los textos impresos de este sainete. 



I. Tambi^n figura en el tomito impreso en Segovia; pero muy 
iTiutilado. De la relaci6n que copiamos en el texto no hay en el im- 
preso ni la tercera parte. 



3X2 K8TUDI08 DB HISTQRIA LtTERARlA 

GRANADINA 

Padre, ahi teneis i mi prima 
Que est^ como yo enterada 
De que el matrimonio debe 
Ser en gente de importancia 
La liltima aventura. Es fuerza 
Que un amante que idolatra 
Vaya subiendo los grados 
Del m^rito por la escala 
De lo dulce, de lo tierno, 
Del temor, de la esperanza 

Y el obsequio que acredite 
La docilidad del alma. 

Ha de buscar en los temfflos, 
Paseos y todas cuantas 
Sean pUblicas concurrencias 
La persona que le arrastra. 
Luego debe presentarle 
Un pariente 6 una dama: 
Llenarse alii de pasiones 
Sublimes; volver d casa 
Lleno de melancoHa, 
A sufriria y i callarla,^ 
Hasta que no quepa el fuego 

Y arroje fuera las llamas. 
La primer declaraci6n 

La ha de hacer con voz turbada 
En la alameda de algiin 
Jardin; entre las /ornflrfas 
De alguna comedia; estando 
En un palco d las espaldas 
De la senora; en un baile 
De Carnaval 6 en la plaza 
De los toros. Ha de estar, 
Al vernos sobresaltadas, 
Entonces bien prevenido 
De disculpas cortesanas; 

Y desde aquel mismo dia, 
Sin hacer la menor falta, 
Ha de ir insensiblemente 
Acostumbrando la dama 



TRADUCTORES CASTELLAMOS DB MOLISRB 313 

A sus discursos y sus 

Galantes ideas, hasta 

Que, vencido el desden, logre 

La inclinaci6n suspirada. 

Luego entran las aventuras 

De los amantes que pasan 

Por la calle, de los padres 

Que les estorban tratarlas. 

Las mal entendldas senas, 

El plazo que se dilata, 

El susto de las sangrias < 

Y las apariencias falsas, 
Llantos, desesperaciones, 
Enojos, quejas y rabias. 
Asi va bien y asf es como 
Estos asUntos se tratan, 

Y estas son reglas que nunca 
Deben de ser exceptuadas. 

, Pero venir golpe en bola, 

A toma mi mano y daca 
La tuya y decir marido 
A la primera palabra, 
iQu^ inutilidad! seria 
Empezar por donde acaban 
Otras historias, la nuestra: 
Yo estoy escandalizada 
De que quepan en los hombres 
Unas ideas tan bajas. 

CALLEJO 

\Q\x6 estilo tan alto! Amiga, 
Estds muy adelantads. 

En 1867 se hizo una especie de refundici6n de este sainete 
con el titulo de Las culti-laiini-parlas, representada por la com- 
pania de D. Manuel Catalina por el mes de Octubre en el 
teatro del Principe. 



314 ESTUDIOS DE HISTORIA LITKRARIA 



( 



V 



El amor medico. 

Nada m^s que el titulo tiene de cpmiin con esta obra la de 
Tirso de Molina, cuyo asunto es muy diferente, Pero la co- 
media de Moli^re fu6 traducida en 1768 por D. Ramon de la 
Cruz, con el nombre de El mal de la niha, y representada en 
el leatro del Principe el 4 de Febrero de dicho ano por la com- 
pania de Juan Ponce, haciendo los papeles de en/erma, Paula 
Martinez Huerta; de criada, Paquita Ladvenant; el de padre 
(Sganarel/e) f Jos6 Espejo, y el de galan Ckinita, 6 sea Gabriel 
L6pez, el gracioso de la compania y uno de ios mas notables 
del histrionismo espafiol. 

p. Ram6n suprimi6 el prdlogOy las entradas de ballet y la 
disputa delos medicos; sustituy6 con otra muy graciosa y sa- 
tirica la conversaci6n de lbs cuatro doctores, y anadi6 un bo- 
ticario y un coro de mancebos de botica, cantado por cuatro 
mujeres. Todas estas modificaciones son de escasa importancia 
y extensi6n corta; en lo demas se Iimit6 d traducir el original 
francos con grande habilidad. Como este sainete, sin ser abso- 
lutamente desconocido, es hoy muy raro 1, copiar^ aqui el prin- 



I. No s6 que se haya impreso mds que en la ya repetidamente 
citada Coleccion de sainetes sacados de varias comedias de J. B. Po- 
quelin de Molidre. Segovia, 1820: 12.^, el tercero. Consta que es 
de D. Ramon de la Cruz, por haber incluido este tituio entre los 
que de sus obras facilito i Sempere y Guarinos, y ^ste public6 en 
el articulo de Cruz en el Ensayo de una biblioteca de los mejoreses- 
critores del reinado de Carlos III, y por los varios manuscritos an- 
tiguos que existen del sainete, de los que dar^ cuenta en un estudio 
que no tardar^ en publlcar acerca del autor de Manolo. (Ya esta 
publicado: W.Don Ramon de la Cru!(ysus o6rrts. Madrid, i899, 

4•^ p- 375.) 



cipio, para que se vea cbmo nuesiro D. Ram6n CQiendia su 
oficio de traductor. Los nombres son los de los mismos c6in\- 
cosque hicieron la obra; 

[Hermano! 

iParknte! 



Contempiar cuiin d^bil es 
La naturalcza humana. 
iQu^ bien decia aquel sabio 
(Qae no s^ c6mo se llama) 
Que una desgracia trae siempt 
Por lacayos mil desgracias. 
Vo no tenia mis que una 



Que muriola cuitada, 

Y es!a pSrdida es tan grande. 
Que )0 no puedo acordaria 
Sin llorar. Yo, & la verdad, 
Muy satisfecho no estaba 

De ella, y en guerras civiles 
Se estaba ardiendo la casa 

Y que la muerte nos puso 
En paz; pues desde que falta 
No hemos tenido oi un si 

Nl un no; pero ]ay fieras ansias 
Que al fin muri6 y jo la Uoro; 



3X6 • XSTUDIOS DE HISTORIA LXTERARTA 

Aunque si resucitara 
Volvi^ramos otra vez 
' A la^ cuestiones pasadas. 

Once a,hos antes habia el mismo Cruz dado un juguete que 

tiene alguna semejanza con esta obra, en el entrem^s burlesco 

La enferma de mal de boda, que fu6 su primera obra dramiti- 

ca de las conocidas. Es' pieza de escaslsimo valor literario, a 

\juzgar por el linico manuscrlto que ha llegado k nosotros i. 

En 1770 hizo una traducci6n 6 arreglo del Amor medico, con 
el tuulo de Lo que puede una pasion y viejo burlado, comedia 
en tres'actos en verso, un an6nimo sevillano. Existe manus- 
crita en^Ja Biblioteca Nacional de esta corte entre los papeles 
que fueroN^el insigne compositor y bibli6filo D. Francisco 
Asenjo Barbierlrr-.Probablemente se habra representado esta 
comedia; pero no s6 que"s<r^haya impreso. No parece tener 
cosa digr^a de especial menci^n, ja^unque si la merece una ad- 
vertencia 6 pr6logo que lleva impcignando precisamente el 
g^nero de la obra que se traduce, y defendiendo el teatro es- 
pafiol libre y pintoresco, y d su principaP representante enton- 
ces, D. Ram6n de la Cruz, de quien el pro^loguista se declara 
admirador y devoto. \ 

Por el conducto italiano vino tambi^n esta covmedia k nues- 
tra escena. Imit6 6 casi tradujo k Moli^re Carlosv Goldoni en 
su Finta ammalata, comedia en tres actos en prosa,\ represen- 
tada por primera vez en Venecia en el Carnaval de hgbo, Dos 
veces fu6 traducida esta obra en castellano y represeriv|ada en* 
los teatros de Madrid y fuera durante el siglo xviii. fV.izo la 
primera versi6n hacia 1770 D. Jos6 Sedano, autor de 6)tras 
varias piezas dramdticas, distinto del colector del Parnaso es- 
panol, dividiendo su obra en tres actos escritos en prosa, como 
el original; y an6nima fu6 impresa en Barcelona por Juao 
Francisco Piferrer 2, y de seguro antes en la corte, si bien n^ 
hemos visto impresi6n madrilena. 



I. En la Biblioteca municipal de Madrid, L-i-i 83-47, existe un 
manuscrito de esta obrita perteneciente k lySj. 
z. Comedia en prosa. El buen mMco 6 la enferma por amor. 



\ 



i 



317 



Bastantes afios despu^s, D. Luciano Fra'ncisco Cornelia, diii 
no una traducciiin, en el seniido rigoroso de la palabra, sino 
una imitacidn 6 arreglo, hecho probablemente por intermedio 
de una opereta italiana que no conozco, de la obra de Goldo- 
ni, con el tliulo de Lajingida enfermaporamor, comedra de 
mijsica en dos actos, que se represent^ en el yerano de 1797. 
Como las demis del proiifico dramaiurgo de Vjch, esi5 en 
verso esta obra, que ninguna otra menei6n merece. Debi6 de 
haberse itnpreso, pues Moralin ia cita en su Cat&lago dramd- 
tico del siglo xvm, y en «! Arehivo de esta villa hay un manus- 
crito de la zarzuela, que fu^ lambi^n citada por el Sr. Cam- 
bronero en su interesanie esiudio sobre Cornelia 1. 



George Daudin. 

Con el titulo de E! casamiento dedgual 6 los Gulibantbas y 
Mucibarrenas, y reducido k un solo acto, imit6, traduciendo 
en algunas partes, la obra de Molifere, D. Ramdn de la Cruz. 
En el saineie espanol los suegros de Juan P.edoado (Dandin) 
no tienen tan expresivoapellido como los Sotenviile; pero lo 
tienen mSs sonoro, pues proceden de los Gulibambas y Muci- 
i, que poseian unos blasones 



La ultima buria de la esposa est^ lomada dc un 



I Traducidadel Sr. Dr. Carlos Gotdoni. Barcelona, Juan Francisco 

■ Piferrer: 4.', sin alio. ' 

) I. Revisla contempordnea del 30 de Octubre de iS96j pdg. 20S. 



3i8 



Bocaccio, quienJi su vez la recogid de Iqs libras de cuenios 
orientales que corrian en su tiempo. 

El proiagonisla Juan no es un esttipido como George Dan- 
din, y, por tanto, la obra, si menos divertida, liene mayor al- 
cance satirlco. Hay en el sainete un alcaide (que no puso Mo- 
liSre), el cual advierle i. los infatuados suegros que si no se 
enmiendan en maltratar & su infeliz yerno, 



Sabrin, bien i su 
Y de 5U vana sob. 
Que tieiie mis pr 



Mi > 









Els, 



e de Cruz fui represeniado en el leatro del Prini;i- 
pe de Madrid, por la compania de Juan Ponce, en 1769. Im 
primi6se suelto varias veces y luego por D. Agustin Durin en 
su Coleccion desaineles de D. Ramon de la Cru^ (Madrid, 1843, 
dos vollimenes en 4."); pero en unos y en otros textos esta muy 
defeetuoso, faltando versos v personajes. En la Biblioteca mu- 
nicipal de Madrid (L-i-163-iq) hay varias copias antiguas mu- 
cho mks correctas y complelas. 



vn 



Bl misantropo. 

D. Jos^ Sedano, i. quien, como yA hemos dicho, no debe 
confundirse con el famoso i;ompiiador del Parnaso espaml. 
era un versificador de la scgunda mitad del pasado siglo, auior 
de varios entremeses y sainotes, en !os que, no sin acierto, pro- 
curd imiiar a D. Ramdn de la Cruz, y traductor de algunas 
piezas italianas y francesas que fueron represerladas en los 
teatros de la corte. 

Una de las versiones que hi^o fu:5 la de El misSgtropOi<^Q- 
media que se estreno en el leatro del Principe los dtas 13 y =:- 



TRADUCTORES CASTELLANOS DE MOLIERE 3I9 

guientes de Agosto de 177 1, por la compania, entonces linica- 
en Madrid, que dirigia Manuel Martinez. Dur6 nueve dias, y 
en Septiembre del mismo ano y en los siguientes de 1783, 84, 
97 y.98, i8o5 y 181 5 volvi6 d ponerse en: escena, no sin haber 
sufrido varias alteraciones, que ya no eran las primeras en des- 
figurar el original 1. 

Porque Sedano se tom6 grandes libertades con la obra mo- 
lieresca, empezando por reduciria i tres actos. Alter6 el orden 
de la mayor parte.de las escenas, introdujo otras de su inven- 
ci6n exclusiva, y, sobre t'odo, amplified enormemente algunos 
pensamientos y lances de la pieza francesa. Si esto lo hubiese 
hecho con acierto, nada habria que reprenderle; pero como 
era niuy mediano dramdtico, toda su labor se i^edujo a eQvoI- 
ver en una pedestre versificaci6n sus repeticiones y vulgari- 
dades. En cuanto d escenas nuevas, las hay del calibre de las 
que voy a apuntar. 

Como es sabido, Moliere inicia su obra suponiendo que Al- 
ceste (Anselmo en la traduccion) reprende agriamente k su 
amigo Philinte (Z). Juan) por haber abrazado como amigo d un 
casi desconocido. Pues bien: el traductor castellano, pareci^n- 
dole aun poco regan6n el personaje de la obra francesa, em- 
pieza la suya en el momento en que D. Anselmo persigue a su 
criado para castigarle; y sin duda para mayor claridad ^que di- 
ria D. Herm6genes, saca d escena, d aquel personaje, s61o in- 
dicado en la comedia de Moliere, que ocasiona la reprensi6n 
de Alceste. Estos pasajes son ciertamente curiosos y los trans- 
cribiremos, para que se vea c6mo algunos entendian las tra - 
ducciones. 

D. ANSELMO 

jAnda, picaro, brib6n, 
y no me vuelvas aqui!... 

I. El Memorial literario de Agosto de 1784; pdg. 1 14, consagra 
un^artfculo al examen de esta comedia con motivo de las represen- 
taciones que de ella se habian hecho los dias 11, 1 2 y 1 3 de Junio. 
Pero parece ignorar el autor del articulo que fuese traduccion de 
Moliere, d juzgar por los reparos que pone d la obra sobre el ca- 
rdcter de lo^personajes, y porque no advierte que era francesa. 



E HISTORIA llTU&ItU 




Tenedio, que es aa Ner6n, 

Sefior; porque sale uno 

Por ver que ea el mundo pasa. 

Tingolo dicho que en casa 
Seesi^ por si vienealguno 
Eslos diss i buscarme, 
O procurador 6 agente 
(Porque este pleiio pendiente 
La paciencia ha de apurarme), 

Y cuando salgo le digo 

A d6nde me ha de buscar, 

Y 6i se sale i pasear. 

VALENTfn 

Es que lambi^n soy yo amigo 



jDe Juana? 

valentIn 
Sf; alguna es de ellas. 

(■Qui, confesarlo no dudas? 



Es que i mi amo las viudas 
Sirven, y i ml las doncellas; 
Para que seamos de un trote, 
6l rocin que cuidan dueiias, 

Don Valentin Lanzarote, 
A quien doncellas Servian. 



1 



traDuctores castellanos de moliere 321 

d. anselmo 

jAh, insolente! Has de apurarme. 
Vete; y si alguien i buscarme 
Viene de los que porfian 
Con este pleito maldito, 
Por sacarme^ mi de mi, 
Vu^lvete i avisarme aqui. 

vALENTfN (aparie.) 

jAy, Juana! Aunque solicito 

Ser tu amante ganapdn 

(Que es &. lo que mi amor me inclina), 

Mds te come en la cocina 

Ei picaro de Baldrdn. (Vase.) 

D. JUAN 

Yo no puedo sosegarme 
Vi^ndoos cara tan safiuda. 

D. ANSELMO 

lQu6 quer^isl Si esta viuda 
J este pleito han de matarme. 
Vengo aqui de los Consejos, 
Huyendo de sus maranas, 

Y me embisten las patranas 
De Clara y de sus cortejos. 
Dicen sali6 con Violante 
Su prima, y orden dej6 

De que si viniese yo 
Le esperase. 

p. JUAN 

Pleiteante 

Y amante creo que son una 
misma cosa, cuando insisten 



D. ANSELMO 

Ahi verbis c6mo me embisten 
El amor y la fortuna. 

D. JUAN 

Ya estoy viendo c6mo os tienen; 

21 



Dejadme 6 idos si gusiais, 
Que yo, enire lanlo que vienen, 
Si be de esperar i las dos. 
Mejor estarS seniado. (Siintase.j 

Old. 



No sedis cansado. 
Don Juan, dejadme, por Dios. 

Pues,J)on Anselmo, yo he dicho 
Cosaque.,. 

(Habrd tal porfi'a! 
Dejadme cod mi mania. 



^u4 eitravagancia 6 capricho 
Es la que sin mis ni mds 
Os indispone asi, cuando 
DeMis...* 




Ved Bqu[ que me da gana 
De enfadarme y no escucharos, 
(Salt D. Mariano como que busca d algunoj 



Viveaqui la <Quiin estfi? 

jD. JuanPDadmeaquesosbrazos... 



TRA90CXORX8 CASTXLLAlfOS DS MOLIIRE 323 

D. JUAN 

Senor, no excuse estos lazos 

(Abrdj^ansey dan las manos) 
A un amigo. ^C6mo \&? 

D. MARIANO 

Yo lo soy vuestro y muy firme; 
Tocad, tocad esa mano. 

D. JUAN ^ 

Fuera rehusarla en vano, 
Porque nucstro amor confirme: 
Ved si tengo en qu6 serviros, 
Que lo deseo, i fe m{a. 

O. MARIANO 

Yohastaaqui, D. Juan, subia 



D. JUAN 

Decid, que podr^ instruiros. 

D. MARIANO 

Preguntando por la Blasa 
Que borda pasmosamente. 

D. JUAN 

Yo juzgo que vive enfrente 
De la esquina de esta casa. 

D. MARIANO 

jVivdis mil aiiosl Y espero, 
Don Juan, el que me mand^is. 

D. JUAN 

En mi un servidor tenuis 

Y un amigo verdadero: 

Id con Dios. ( Vase D. Mariano,) 

D. ANSELMO 

Don Juan, ^qui^n es 
Ese hombre que tanto osama? 

D. JUAN 

k 

No me acuerdo si se llama 
Don Martin 6 Don A^idr^s. 



&[ lieae aquestas sindeces 

Con que & lodos dos molesta; 

Yo discurro que con is^ 

Le habr^ visto unas tres veces '. 
Ademis del personaje de D. Mariano, introduce Sedano 
otro no conocido en la obra francesa, cual es una Juana, 
criada de DoAa Clara, que le sirve para dos 6 Ires escenas, 
tambi£n de su cosecha: una de ellas muy curiosa, pues hace 
que & DoSa Clara (la Cetimine de Moli&re) se le caiga del bol- 
sillo, delanie de su D. Anselmo, el_ soneio de Oronle (D. Diego 
en la traduccidn). Pero como Dona Ciara por su citada do- 
m^stica esi4 enlerada de la disputa k que pocos momeotos 
antes habSa dado margen el consabido soneio, prepara una 
explicaci6n respecio de hallarse en su poder, parecida k la que 
luegovuelve & emplear en la escena de la carta que 4rsinoe 
(Doiia Beatriz en la obra castellana) entrega a1 mismo D. An- 
selmo, con lo cual se quita tojia la novedad & este delicado 
episodio. 

En resumen: en esta traduccidn no falta nada de la obra 
francesa; pero estin trastrocados todos los incidentes, sobre 
todo en los liltimos ados, y ademSs hay oiros episodios y 
pensamientos no contenidos en aquSlla. Aiigerada endiversas 
copias para la representaci6n corri6 esia obra, hasta que al 
finalizarel siglo se imprimiii, con algunas supresiones, aun- 
que no tanfas como A una simple traducci6n correspondla, y 
en esta forma se represenid diversas veces en el mes de Mayo 
de 1800 en el teatro de la Cruz. 

Sin duda para librarla de tales defeclos, un an6nimo la re- 
vis6 hacia 1817; y convencido de que nada mis que los no_m- 
bres de los personajes merecia conservarse, la tradujo nueva- 
mente, esta vez con fideiidad y respetando la divisidn ericinco 
actos que tiene el original, Esta versi6n es la que se hizo, ya 
bieu adelantado el siglo, por D, Carlos Latorre, Dona Concep- 

I. Comedia ttaeira. El Mndntropo. (Al fin;) Esia comedia es de 
M. Moliire, y traducida por D. Jaieph Sedano: 4.", sin lugar ni 
ano, 36 ptiginas. V^nse pigs, i y a. 



ll 



TRADUCTORBS CASTSLLAIfOS DE HOLIXRK 325 



ci6n Rodriguez, Dona Joaquina Baus, Dona Concepci6n Ve- 
lasco y otros eminentes artistas modernos. 

Como esta traslaci6n es inddita, copiaremos algunos versos 
de la c^lebre escena de los retratos, para que se observe que 
no carece de soltura y exactitud la traducci6n. 

VIZCONDE 

^Y qu6 tal, Don Melit6n? 

DOf^A CLARA 

{Fastidioso majadero, 

Siempre hacieodo el gran senor! 

Nunca cita otros sujetos 

Que condes, duques, princesas; 

Nunca habla sino de perros, 

Mulas, caballos y coches. 

Se tutea sin respeto 

Con todos, y de su boca 

Desterr6 los tratamientos. 

VIZCONDE 

Dicen que con Dona Braulia 

Ya me entend^is tiene empenos 



DONA CLARA 

jPobre mujerl Sus visitas 

Para mi son un tormento. 

Sudo para encontrar algo 

Que decirla; en vano apelo 

A las frases tan usadas 

De «hace frio», fhace buen tiempo», 

«Llueve»; porque no responde 

Sino «ya estoy.... si bien.... cierto.» 

Y, no obstante, de marcharse 
Jamds encuentramomento. 
Preguntar^is qu6 hora es; 
Dar^is dosciento^ bostezos, 
Que ella quieta se estard 
Como un tronco. 

MARQUES 

^Y qu6 concepto 
Formiis de Don Victoriano? 



|Oh, qui insufrible soberbiol 
Hidr6pico de amor propio, 
Sus miriios, del Gobierno 
Siempre estAa quejosos, siempre 
Criiica;nosedaempleo 
' Cargo, puesto 6 beneficio, 
Que no diga que le han hecho 



Del joven Don Indalecio, 
A cuya casa hoy concurre 
Todo lo mejor del pueblo, 
iQu6 direis? 



Pero siempre sirve atento 
Los platos mis delicados. 



jSi ^1 no se sirviera entre ellos 
Fuera mejor! que es un plato 
Su persona, muy molesto. 



TRADUCTORXS CASTKLLANOS DE MOLIKRB 3^7 

De muy agudo en sus dichos, 

Y desde que ha dado en eso, 

Es insufrible: halla en todas / 

Las obras nuevas defectos; 

Piensa que el dar alabanzas 

Degrada; que s61o un necio 

Puedeadmirarse, y, porfin, 

Tan grande es su devaneo, 

Que hasta en las conversaciones, 

Que reprender halla, y serio, 

Con los dos brazos cruzados, 

Mira i todos con desprecio ^. 

Es imitacidn de El misdntropo la comedia en cinco actos de 
D. Manuel Bret6n de los Herreros, titulada El ingenuo, estre- 
nada en el teatro de la Cruz el 13 de Noviembre de 1828, y una 
de las mds endebles del insigne poeta; tanto que, impresa por 
primera vez en la colecci^n de sus Obras de 1850, i\xi exclul- 
da, por su orden, en la ultima edici6n que hizo la familia en 
1883, convencido el autor del escaso m^rito de su comedia. El 
fondo del asunto. es el mismo que el de la francesa: se man- 
tienen.los caracteres del misdntropo, del poeta (que aqu( lo es 
dramdtico), de las dos damas, la coqueta y la hip6crita, y otros 
accidentes de la acci6n, que varia en su desarrollo. 



Vffl 



Le malade imaginaire. 

primera traducci6n castellana de esta obra parece que 
1 hecha k mediados del siglo pasado por un D. Manuel 



T/ misdn *9 y la coqueta. Comedia en cinco actos y en ver- 

.i 1 evo para el teatro espanol. Existe manuscrita en 

ipal de Madrid:/!- 1-1 26-4, con la aprobaciones 

epresentaci6n, fechadas d 8, 9 y 16 de Mayo 



3'» 




de Iparraguirre, traducior igualmente, como hemos visio, it 
Elamro. No he podido examinar esu obfa, que, s^jn todi 
probabilidad, noseria mejorquesu otra versiba del comico 

D. Tomis de Iriane compuso entre 1768 y 70, seguD dice el 
mismo, una comedia en prosa traducida del frances, que ii- 
tuld El apreiuivo 6 en/ermo imaginario, j que se^ramenie 
(pues hasu hoy no se conoce) seria la de Moliire. 

La Gacela de Madrid de 3 de Agosto de 1774 anuncia un 
Enfermo imaginario en verso caslellano, sin dar mis senas de 
esta nueva traduccidn. Es probable sea la misma que la que 
vuelvei anunciarse en dicho periddko el 14 de Noviembre 
de 1775 en estos tirminos: «La comedia de El enfermo imagi- 
nario, compuesia por D. Joaquin de San Pedro, se halla en 1» 
libreria de Yuste*, que efeetivamente aparece impresa en 
1774 '■ 7 ^^ nuevo anunclada en 27 de Enero de 1778, asi; 
•-Segunda impresifin de la comedia El enfermo imaginario, 
de L>. Joaquin de San Pedro. » 

Ksia traducci6n est4 en verso (romance de ocho sllabas) y 
dividida en tres jornadas, nombre que ya no era frecuenle 
aplicado 4 Jos acios. Conserva la mayor parle de los nombres 
del original, llamando Argansio al enfermo; pero cambia el 
ficxo de la criada, d quien nombra Toineto, gracioso. Aunque 
en general va siguiendo paso i paso el texto francos, aparte de 
convcrtir en varbn i la soubrette, cosa que hace mal efecto en 
las escenas con Angelica, hizo San Pedro algunas otras modi- 
(Icaciones; dejando perderse ciertos lances 6 episodios de inie- 
ris y grntifl. Las escenas finales son mis dibiles y conlienen 
flltcraciimes mayores. En lo dem&s, no tiene grandes defeclos: 

I. Sc (Pjiprimi6 en Madrid en 1752 en 8,° y con el titulo de f ' 
tn/trmti imaginario, como se eipresa en las Ucencias para la im- 
pregiAn Ju I'l ai'arienlo. Esti en prosa y es traduccidn literal. 

i. El '■•'fcrmi imaginario. Comedia famosa. De Don Joacliinde 
A'rtrt I'eil'n, Vecino de esta corle. CAI fin:) Con licencia en Madrid: en 
M lie Panlaleon A^nar, Carrera de San Jeronimo. A^" 
daiyjiH-", s'Jpigs. 



TRADUCTORES CASTSLLANOS DE MOLIERE 329 

el lenguaje, sin ser muy escogido, es decoroso, aunque frio. 
V^ase como muestra el principio de la obra: 

ANGANSrO ^ 

Tres y dos, cinco; y mk^ cinco 
Son diez, y diez anadiendo, 
Veinte importan en la suma: 
A mirar la cuenta vuelvo. 
En el dia veinte y cuatro, 
Por un eficaz remedio 
Emoliente, insinuativo 
Y refrigerante, veo 
Treinta reales saca al margen. 
— Senor, yo prevenir quiero 
Que para aquestos asuatos 
Tengdis piedad del enfermo. 
jTreinta reaiesl Es muy caro: 
En otras cuentas me acuerdo 
Que contdsteis s61o veinte 

Muy superior d esta versi6n es la que con el titulo de El 
enfermo de aprensidn hizo en prosa D. Alberto Lista, y fu^ re- 
presentada primero en Sevilla los dias 4 y 5. de Febrero de 
1812 1. Anunci6se esta obra con un cartel que decia ^que la 
comedia El enfermo imaginario (sic) estaba «traducida del 
francos a nuestro idioma por un amante de las bellas letras y 
compuesta por el c^Iebre Molifere; su argumento es jocoso y 



I. Dos cartas autografas 4 iniditas de Blanco White y El enfer- 
mo de aprensidn, comedia de Moli^re, traducida y dedicada al Ma- 
riscal Soult por D. Alberto Lista (in4dita y autografa). Por D. Ma- 
nuel G6me!( Imas^, de la Real Academia de Buenas Letras de Sevilla: 
en la ofcina de E. Rasco, Bustos Tavera, 1. Ano de MDCCCXd: 
4.°, 123 pdgs. Tirada de 100 ejemplares. Va dedicada esta lindisi- 
ma edicion al Sr. Men^ndez y Pelayo, poseedor actual del original 
aut6grafo, y prec^dela un agudo pr61ogo del editor, quien ilustra 
debidamente las dos cartas de Blanco, y, sobre todo, consagra eru- 
ditas y elegantes piginas i Lista, considerado como escritor po- 
litico, y acerca de la ^poca de la guerra de la independencia espa- 
nola, materia historica que el Sr. Gomez Imaz conoce como nadie. 



Apnin*)*", |ij)ia (jiie put-da compara.'se j.;-- * rr-j:.:;i. 
In* f('.|i>t KT'.'i', ati(i:tii.rmenle iransi;r:tos. 



y ajusljnJ'j ucj .~: 




diez. //em. J« j:- .^t " 
iiliente p.ira (n-rir. .f,-.". 



TRADUCTORES CASTKILANOS PE MOLIERB 33 1 

escritas con mucha cortesia. Las entrahas del Sr. D. EtneteriOy seis 
reales. — Si; pero no basta tenerbuena crianza, Sr. Olizco: es menes- 
ter ser racionales y no desollar & los enfermos. jSeis reales por una 
lavatival Beso d usted las manos, senor boticario; en otras cuentas 
no me las ha puesto usted mds que A cuatro realms, y cuatro en el 
idioma de las bolicas quiere decir dos reales: aqui estdn los dos 
reales. ftem, delmismo dia por la tarde unjarabe hepdtico, sopora- 
tivo^ somni/ero, c^mpuesto para hacer dormir al Sr. D, Emeierio, 
sieie reales. De esto no me quejo, porque me ha hecho dormir 
comd un liron. Item, del 26 wnq ayuda carminativa para desalojar 
los flatos del Sr. D. Emeierio, seis rentes. — Dos reales, senor botica- 
rio. //em, una pocion cordial y preservativa, compuesta con doce 
granos de be^oar, jarabes de limon y granada y otroSy segun orde- 
nans^a, dos duros. — jAh, senor Boticariol Aspacito, con perdon de 
usted. Si usted sigue de esta mantra, no habri quien quiera estar 
enfermo. Cont^ntese usted con veinticuatro reales. Diez y dos, 
doce; y siete, diez y nueve; y dos, veintiuno; y veinticuatro, cua- 
renta y cinco. De modo que este mes he tornado tres, cuatro, cin- 
co, siete, ocho, nueve, diez, once, doce lavativas; y el mes pasado 
doce purgas y veinte lavativas. No es extrario, pues, que este mes 
haya estado peor que el pasado ^ 

A fines de Octubre de 1795 se estrend eh los teatros de Ma- 
drid un sainete nuepo, El aprensivo, para introducir la igloga 
6 escena pastoril que representardn los nihos de Francisco Ld- 
pe^, intiiulada Anfriso'y Belarda. Esta piececilla, que es un 
verdadero adefesio Uterario, nada tiene que ver con las obras 
de MoH^re; y su argumento se reduce d hacer creer d cierto 
galdn muy aprensivo que estd enfermo, d fin de lograr que re- 



I. En la Biblioteca municipal de Madrid existen varios manus- 
critos fL-i-29) de la obra de Lista, reducida k dos actos, Uno lleva 
las aprobaciones y licencias fechadas en Abril de 1817, y varias 
enmiendas y supresiones hechas por la censura. Otros llevan re- 
partos de distintos tiempos, de los que el mis antiguo parece ser 
el en que figuran los nombres de Dona Concepcion Velasco, Agus- 
tina Torres, Guzmin, Caprara, Fabiani, Silvostri, etc., y el mis 
moderno el que corresponde i las Sras. Sampelayo, Noriega, Hi- 
josa, y los Sres. Guzmin, Plo, Lopez, Gonzilez y otros. 



332 Z8T9DI06 DE HI8TORIA LXTIIIARIA 

nuncie, en favor de otro aspirante, i cierta boda tratada con 
una dama que, con raz6n, no quiere tan imb^cil marido. Exis* 
te manuscrita en la Bibliotecade la villa de Madrid (L-i-i5i-24) 
y parece original del autor de la igloga i. 



IX 



Les facheux. 

En 1775, D. Ram6n de la Cruz compuso 6 hizo representar 
por la compania de Eusebio Ribera, en el teatro de la Cruz, 
un sainete titulado Los fastidiosos, quetio es precisamente una 
traducci6n de la obra de Moli^re, aunque ha conservado el 
pensamiento principal y algunos de los incidentes, encerrando 
todo en el marco de un solo acto, como acaso debiera haber 
hecho el autor francos, porque era imposible sostener con tal 
asunto el interns por mds tiempo. El largo mon61ogo de Eras- 
te, en el primer acto, lo convirli6 Cruz acertadamente en did- 
logo, aprovechando la ocasi6n para crear un fastidioso mis, 
que es el que refiere los lances del teatro, con notable gracejo, 
por cierto. Introduce como fastidiosos nuevos un tio del pro- 
tagonista, tres beatas murmuradoras, un petimetre, una chi- 
cuela mendiga, con mucha oportunidad y gracia, un aceitero 
andaluz y una bollera. Conserve el personaje censor de letre- 
ros piiblicos, convertido en abate, y suprimib el mtisico, el ca- 
zador, el jugador, las ;7rec/osa5, el arbitrista y algQn otro. 

Es un Undo sainete 6ste de Cruz, en el que, como se ve, la 
mayor pane de los lipos son originaies y espanoles. El de la 
pordiosera es inmejorable. Despu^s de arrancar dos pesetas de 



I . D. J. M. Bover en su Bibl. ^e escriiores baleartt, toino 11 (edi- 
cion de i S68 , menciona una version de esta comedia y otra de 
El medico porfu€r\a, hechts ambas en dialecto menorqufn. 



TRADUCTORES CASTELLANOS DE MOLIfiRE 33^ 

- - . ■ . 

limosna k D. Fernando (Eraste) y d Dona Ana (Orphise), to- 
davia le pide k ^sta ' 

Algiin deshavill^ viejo 

Y una escofieta, por Dios. 

Y no menos deliciosb el del arrierroandaluz,'que se presen- 
ta cuando los dos amantes, libres al fin de importunos, van i 
reanudar su conferencia tantas veces interrumpida. Se acerca 
& ellos y les dice: 

FRUTOS 

Aunque sea desatenci6n, 
^Me compra usted, caballero 
Una carguita de aceite 
De Andalucia, que apuesto 
Que si lo prueba esta dama 
Se ha de chupar los diez dedos? 

DONA ANA 

No se necesita. 

FRUTOS 

Un lance, 
Es tonterla perderlo. 

D. FERNANDO (fuHoSO). 

Vaya usted con Dios 

FRUTOS 

Senor, 
Mire usted que le aconsejo, 
Como si fuera com padre: 
Merque el aceite, que es bueno, 

Y hdgale un regalo i!itil 
Una vez k su cortejo; 

Que hay madama que se acuesta 
Al anochecer de miedo 

Y hambre por falta de aceite, 

Y en comprar un embeleco 
Para el reloj y una escofia 
Se gasta sesenta pesos i. 



I . Qoleccion de sainetes de D. Ramon de la Crusty por D, Agustin 
Durdn, Madrid, 1843, tomo 11, p4g. 452. Tambi^n he visto el ori- 



i 



334 ISTUDIOS DK HISTORIA LITXRARIA 



A principios de siglo hizo tambi^n una traducci6n 6 arreglo 
de la comedia-ballet de Moli^re un D. Antonio Farigola y Do- 
minguez, oficial de infanteria en'1819, segun 61 mismo nos 
informa en una esp'Jcie de novela en verso, tiiulada La Lu- 
ciana, impresa en esta corte ^. Su iraducci6n de Les Facheux 
qaed6 in^dita, segiin creo, y posee un manuscrito de ella, 
acaso el original, D. Marcelino Men^ndez y Pelayo. El nuevo 
traductor, en vez de acortar, alargo las escenas en que hablan 
los fa^idiosos {esie titulo di6 tambi^n i su versibn), por lo 
que la obra, ya de escaso interns en el original, resulta dema- 
siado cansada y palabrera. 



X 



Tartufe. 

La primera traducci6n nuestra de esta celebre comedia pa- 
rece ser la del fecundo poligrafo del siglo pasado D. Cindido 
Maria Trigueros, con el titulo de El ga\moho, por otro nom- 
bre Juan de Buenalma , de la quie da noticia Sempere ensu 
Ensayo repetidamente citado (tomo vi, pag. 104), en estos t^r- 



ginal autografo de esta pieza en la Biblioteca de la villa ('L-i-i 66-1), 
con las licencias para su representacion de 7 de Noviembre de 
1 775 y el reparto de actores. 

I . La Luciana, en cinco periodos. Nopela escrita en verso caste- 
llano por D. Antonio Farigola y Dominguesii, ojicial de infanteria. 
Madrid, Francisco Martinez Ddvila, 18 19: 12.°— Est^ en variedad 
de metres, y parecen tener algiin fondo historico las aventuras 
que en este libro se cicuentran relativasi un militar espanol que, 
prisionero de los franceses en la guerra de la Independencia, ve i 
su mujer casada con otro cuando regresa a la patria. El deseulace 
es trAgico, pues sufren njuerte violenta la esposa y el segundo 
marido. 



TRADUCTORES CASTELLANOS DE MOLIERE 335 

minos: «Comedia imitada del Tartufo, de Moliere. Aunque 
el autor procure suavizar varias cosas de su original, y se re- 
present6 con mucho aplauso en varios teatros de Espana, 6 
sea por su asunto 6 por haberse alterado en la execuci6n, se 
puso en el tndice de libros prohibidos.» Efectivamente: apare- 
ce registrada k la pdg. 183 de la edici6n de El Expurgatorio 
de Madrid de 1844: Juan de Buenalma (comedia manuscrita) 
6 La hipocresia castigada, y d la pdg. 163 La hipocresia casti- 
gada 6 Juan de Buenalma ^ comedia en tres actos. Edicto de 
20 de Junio de 1779, que, por consiguiente, serd la de Trigue- 
ros. A causa de la prohibici6n se habrd hecho casi descono- 
cida esta obra, que no hemos logrado ver. ^ 

A el la debi6 de seguir El hipdcriia. Comedia en cinco actos, 
traducida del francks^ por D. Juan Vall^s y Codes, que se re- 
present6 en el teatro del Principe desde el 10 de Febrero de 
1802, ocho noches consecutivas. Tampoco conozco esta ver- 
si6n 6 ignoro si se ha impreso, por mas que el citarla Moratin 
en su Catdlogo dranidiico del siglo xvin pudiera inducirnos i 
freed o. 

Viene luego la famosa del abate Marchena, representada en 
Noviembre de 1810 6 impresa al ario siguiente^. Esta hermosa 
traducci6n, que gana en fidelidad a lasde Moratin, (u6 cen- 



1. (Posee un manuscrito de ella el Sr. Marquds de Jerez de los 
Caballeros, segiin hemos sabido liltimamente.) 

2. El hipdcriia. Comedia en cinco actos en verso. Traducida al 
castellano por D. J. Marchena. Madrid. MDCCCXI. En la imprenta 
de Alban y Delcasse, impressores del ex6rcito f ranees en Espana, 
calle de Carretas, num. 31: 8.**, 142 pdgs. Prec^denla una adperten- 
cia y una dedicatoria al Marques de Almenara, de quien dice am- 
paro en sus liltimos anos al italiano Casti. — Sin una ni otra, pero 
con un breve predmbulo de El editor, fue reimpreso EJ hipdcriia 
en Barcelona, imprenta de Oliva, en la Plateria, 1836: 8.", 172 pi- 
ginas. — La reimprimio el Sr. Menendez y Pelayo con las demis 
obras de Marchena, como decimos luego. En el Archive de esta 
villa hay ejemplares de esta obra y un manuscrito con la licencia 
para la representacion, fechada en i5 de Octubre de 18 10. En el 



33^ SSTUDIOS DS HISTORIA LlTtRARlA 

surada por Lista en el sentido de carecer de verdadero len- 
guaje c6mico. Pero, A la verdad, el Tartufe no tiene grandes 
ocasiones de lucir la nota jocosa; y sin rechazar por entero el 
cargo, creo no deba olvidarse esta circunstancia. Para que se 
vea no carece de viveza el lenguaje de esta versi6n, copiare- 
mos un trozo de la linda escena v del primer acto, en que se 
dibujan los dos caracteres princi pales de la obra; 

D. siMPLicio (Orgon) 

^Juana?.... Permiteme, hermano, 
Que me informe en un momento 
De lo que aqui haya ocurrido (d Juana). 
^No hay cosa alguna de nuevo 
Estos dos dias que falto? 
^EsU todo el mundo bueno? 

JUANA 

Antes de ayer mi senora 
Tuvo un calentur6n recio 
Con una fuerte jaqueca 
Y un v6mito muy violent©. 

D. SIMPLICIO 

^Y Don Fidel? 

JUANA 

^Don Fidel? 
Gordo, Colorado y fresco; 
Reventando de salud. 

D. SIMPLICIO 

jPobrecitol 

JUANA 

Y i mis de esto 
Una grande inapetencia, 
Que fu6 tal, que no hubo medio 
De hacerla tomar ni un caldo 
Para conciliar el suefio. 



estreno (i4Noviembre) hicieron los principales papeles Maiquez, 
(el Hip6crita) y las Sras. Maria Garcia, J. Virg, G. Torre, Rosario 
Garcia, y Ponce, Avecilla, Casanova, Gonzalez, etc. 



TRADUCTORES CASTEX,LANOS DK MOLISRX ' 337 

D. SIMPLICIO 

^•Y Don Fidel? 

JUANA 

Dando gracias, 
Porque se lo daba, al cielo, 
Dos perdices estofadas 

Y una pierna de carnero 
Cen6, con frutas y duices. 

D. SIMPLICIO 

jPobrecitoI 

JUANA 

El crecimiento 
Le dur6 la noche entera, 

Y no hizo mds que dar vuelcos 
En la cama, sin pegar 

Los ojos ni aun un momento, 
Tanto que hubo que velaria. 

D. SIMPLICIO 

^Y Don Fidel? 

> 

JUANA 

En un sueno 
Se llev6 toda la noche, 
A pierna suelta durmiendo, 
Mientras los demis velaban. 

D. SIMPLICIO 

jPobrecito! 

JUANA 

Al fin le hicieron 
'Dos'sangrias, y con ellas 
Se encontr6 aliviada luego. ^ 

D. SIMPLICIO 

^•YfDon Fidel? 

JUANA 

Por cobrar 
Brios contra el mal ajeno, 
Y recuperar la sangre 

22 



e perdi6 mi ama, su aln 
hizo con medio jamon 
leis vasos de Burdeos. 



Por fin am bos 
Graeias & Dios esiln buenos; 
Yo voy i decir al ama, 
Senor, con qui scntimiento 
Hasabido usled su mal ', 

En la dedicatoria al Marques de Almenara dice el mlsmo 
JWarchena que «el publico escuch6 tan beniSvolo la represen- 
laciiin de esia comedia y el Iraduclor recibi6 tantos parabienes 
por el acierio con que dicen logr6 trasladarla & nuestro idio- 
ma», que no desconfia de obtener tambiSn el voto de los lee- 

' La traduccidn de Marchena continufi representSndose en 
nuesirosleairos'; pero no (ui la ultima de estaobra molieresca. 
Por los arios de i858 hizo una nueva traduccion en prosa, rc- 
duciindola k tres actos, D. Cayetano Rosell, tan conocido por 
diversos trabajos de erudicibn € historia. No tiene este arreglo 
6 acomodo, como die; el autor castellano, grandes defecios; 
pero tambi^n carece de bellczas en fuerza de querer ser natu- 
ral y sencillo. Casi todos loa pensamientos y escenas del origi- 
nal estin vertidos, pero en un lenguaje muy poco portico. 
Ademas el nuevo traductor se tomd algunas libertades, espe- 
cialmente al final, i. fin de preparar un desenlace menos ines- 

1 

1. E! hipocrila. Madrid, iSi [, pjgs. 22 i 34. 

2. Viase para mds pormenores sobre la version y su autor \i 
esmerada y lujosa edici6n de las Obrai literarias de D. Josi SMar- 
cfl?Ma(Sevilla, Rasco, r894y 1896; dos volHmenes en 4.°), que ha 
publicado el Sr, Men^ndezy Peiayo, acompaiiada de una larga, 
elegante y erudita biografia y estudio cHtico de Marchena. 

3. As[ lo prueban algunos reparlos de los ejemplares de esta 
obra que hay en la Biblioteca del Ayuntamlentodeesta villa ycorie. 



TRADUCTORKS CASTELLANOS AX MOLIKRE 339 

perado que el de la obra francesa, y que en la suya resulta de- 
masiado esperado ^. 

Acaso esta misma traducci6n fu6 la que k principios de Ene- 
ro de 1859 se represent6 en el teatro de Variedades de esta cor- 
te; pero fu6 mal recibida del piiblico, y segiin indica un criti- 
co de entonces, d causa de la mala ejecuci6n que tuvo. 

En tiempos mds modernos aiin volvid & ponerse en castella- 
no la comedia de Moli^re; pero, 4 la verdad, de un modo no- 
toriamente inferior & las anteriores versiones. Fu^ el nuevo 
traductor D. Lorenzo de Cabanyes; tradujo todo el original, 
que reparti6 en tres actos y excepto en el desenlace, que pre- 
cipit6 con exceso, procur6 conservar las ideas del autor; pero 
en un estilo y lenguaje muy defectuosos, como puede juzgarse 
por este fragmento de la primera escena, en que la madre de 
Orgon va caliticando A toda su familia: 

GABRIELA 

A usted, puesto que es hermano 
De mi nuera, ofrezco toda 
Mi estimaci6n y respeto, 
Pero sin reparandorias. 
Si yo fuera de mi hijo, 
Pediria A usted la honra 
De no poner mds los pies 
Tres leguas A la redonda 
De mi casa, pues las mdximas 
De vivir que usted pregona 
Son de las de manga ancha, 
A las que deben ser sordas 



I . El hipdcrita, comedia de MolUre, puesta en tres actos, en pro- 
sa, y acomodada d la escena espanola por D. Cayetano Rosell. Es- 
trenada en el Teatro del Circo^ de Madrid, el ig de Noviembre de 
1 858. Madrid. Imprenta de Jos4 Rodriguez, Factor , 9, i858; 4.°, 43 
pdginas. — Fueron los principales int^rpretes las Sras. Teodora La- 
ihadrid, Josefa Hijosa, Amalia Gutierrez, Lorenza Campos y los 
Sres. D. Joaqufn Arjona (Hipocrita), Mariano Fernandez, Victori- 
no Tamayo, Ricardo Morales, Enrique Arjona, Gregorio Lavaile y 
otros. 



•> 



38 



^^ m fiS^TOUA LITIRARIA 



^ -^ a Tos timoratas. 
* -^ ex aie reconozca 
-urct. en cambio tengo 
-ur:4i en la boca i. 

- vATUtor se expresa con un lenguaje no 
. ^n?ic 1667, en que el traductor supone 
•ii' ?«-opio de la 6poca de la revoluci6n de 
?. -£i.cnenle escrlbia. 

-s oven; ya lo veo; 
u> un digno liberal 
".Merante por mis fuero, 
Kn >? prodiga la violencia, 
Marc '• loiando sus derechos «. 

taci< 
por ' 
ma>^ 

tor. XI 

1 

nu- 

j)^ Anfttri6n. 

dr 

di .wuccion del Anfitridn es el culto de un autor Ilevado 

o .'xtremo. Corria desde principios del siglo xvi en cas- 

a obra de Plauto, traduclda por el insigne medico 

^..<o de Villalobos ^; poco despu^s la habia vuelto & ira- 

.110 grande humanista, como era Ferndn P^rez de 0(;- 

vi mediar el mismo siglo, un anbnimo toledano repetia 





P' 
r 

I 



i^l TartufOj de MolUre. Comedia en tres ados y en perso por 
/tf*?o de Cabanyes, Barcelona ^ Libreria de Verdaguer^ 1869:4.", 
.0 pigs. V. p4g. 9. 
i. Idem Id., pig. 98. 

y, Comedia de Plauio llamada Anfitridn. Zaragoza, i5i5 (Mora- 
un, Origenes del teatro espanol); AlcaU, i5i7 (Catdlogo deSalvd}; 
iJurgos, i5i7 (Ensayo de Gallardo), y reimpresa otras muchas 

v«ces. 

4. Muesira de la lengua castellana en el nacimiento de Hircules. 
'^ t^omedia de Amphiiricn. Sin lugar ni ano (i525 6 aintes) (Regis- 



TRAPUCT0RE6 CASTELLANOS DK MOLIERK 341 

la versi6n con independencia de los anteriores i. Muy poco 
despuds Juan Timoneda, tan conocido en la historia de nues- 
tras letras, ponia nuevamente en idioma vulgar la obra plau- 
tina 2, que todavia en tiempos modernos ha hailado nuevo in- 
t^rprete entre nosotros *. Capaz era D. Santos Di'ez Gonzdlez, 
Catedrdtico, como va dicho, de los Estudios de San Isidro y 
censor de teatros, de traduciria tan esmeradamente como cual- 
quiera de los anteriores y posteriores, y, sin embargo, prefiri6 
hacer el traslado de otro traslado, porque para ^1 Moli^re, aun 
en aquello que imitaba, era superior A todo original. 

Trad u jo, pues, en prosa el Anfitridn del gran c6mico fran- 
cos, y su obra fu6 estrenada en el teatro de los Cafios del Peral 
de esta corte el 25 de Diciembre de 1802, haciendo los princi- 
pales papeles Joaquina Briones, el de la Noche; Antonia Pra- 
do, Alcmena; Gertrudis Torre, Cledntida; Mdiquez, Jupiter; 
Cristiani, Sosia; Caprara, Anfltridn; Roldin, Naucrates. 

No deja de ser curioso que el mismo Diez Gonzdlez, autor 
de la traducci6n, fuese tambi^, como censor de teatros, en- 
cargado de emitir dictamen sobre su comedia. Quizd para 
afectar imparcialidad discute en ^l sobre la verosimilitud, 
concluyendo que la tiene relativa al tiempo y pais en que se 
supone ocurre la acci6n, y mds curioso aOn en este pasaje: 
«Pero no puedo menos de confesar que esta comedia, tanto 
en latin como en francos y en castellano, no es muy arreglada 
d la pureza de ideas que deben excitarse en la escena. Pero 



irum de D. F. Coi6ny Catdlcgo de Salvd). Inclufda en las edicio- 
nes de las Obras de Oliva, C6rdoba, i586, etc. 

1. Comedia de Plauto llamada Amphitrion, traducida de latin en 
lengua castellana. Toledo, 1554: 4.° — El autor de esta versi6n de- 
clara conocer las de Villalobos y Oliva. 

2. Lastres comedias del fecundisimo poeta Juan de Timoneda. 
Ano 1 559. La primera de estas comedias es el Anjitridn, que desde 
entoaces no ha vuelto &. imprimirse, siendo, por tanto, rarfsima. 

3. Historia Universal escrita por D. Salvador CostansfiOf tomo iv. 
Madrid, i858. En la pdgina 294 de este tomo empieza la traduc- 
ci6n de la comedia de Plauto con el texto latino, y seguida de la 
Andriana, de Terencio, en igual forma. 



342 XSTUDIOS BX RI8T0RIA LITXRARIA 

descargando esta parte sobre lo expuesto por el Juez eclesids- 
tico, no hallo, por lo^tocante i Id poesia, sino una verdadera 
comedia regular, que puede representarse, precedida la licen- 
cia del Excmo. Sr. Gobernador del Consejo, Presidente de la 
Real Junta de direcci6n de teatros, Juez privativo de todos los 
del Reino. Madrid 23 de Diciembre de 1802. — Santos Diez 
Gonzalez* 1. Si no supidramos por Moratin y otros escritores 
de su tiempo que la versi6n es del mismo D. Santos, y que 
tambi^n habia hecho cosa parecida con su Casamiento por 
violenda, podria creerse que hablaba de otro traductor cual- 
quiera. 

Esta versi6n es in^dita, segun creemos; hdllase un ejemplar 
manuscrtto, con las licencias para la representaci6n, en la 
Biblioteca municipal de esta villa (X-1-74-15. Por esta raz6n no 
holgar^ acaso dar una muestra de ella en el principio del acto 
primero, dejando el pr61ogo que tiene muy poca gracia: 

SOSIA 

^Qui^n va?.... jHola!.... El miedo vaen aumento k cada pasoque 

doy: yo soy amigo de todo el mundo jAh, qu^ arrojo andar 

por las calles i estas horas!.... Mi amo, despuds que se ha cubierto 
de gloria, me juega una buenapieza.... Si tuviese alguna caridad 
con su pr6jimo, ^me habria hecho venir aqui en una noche tan 
obscura? Y para enviarme k dar aviso de su venida y de sus victo- 
rias, ^no podia haber aguardado i que fuese de dfa?.... [Ah, Sosia, 
en qu6 esclavitud te ves metidol.... jLos criados!,... iQu^ trabajos 
pasan los infelices criados de los senores grandest.,.. {Qu^condi- 
ci6n tan dura!.... Todo lo tenemos que sufrir enpaciencia para 
darles gusto y satisfacer sus antojos justos 6 injustos. Pero me 
parece distingo entre las tinieblas nuestra casa: ya no temo. Para 
dar mi embajada necesito llevar estudiado algdn discurso: tengo 
que hacer en presencia de Alcmena una relaci6n marcial del gran 
combate que ech6 por tierra k nuestros enemigos. Mas ^c6mo 
diablos la he de hacer si no me halld yo en ^l? No importa: hable- 
mos i roso y velloso como un testigo ocular. Para desempenar mi 
papel con intrepidez quiero repasarle un poco ensay^ndole. 



I . Censura al final de la comedia, en el manuscrito que se cita 
en el texto. 



TRADUCTORES CA8TELLAK0S DB MOLISRE 343 

Este es el cuarto i donde entro yo como correo; y esta 1 interna 
es Alcmena, A quien dirijo mi discurso: Senora; Anfitridn mi amo 

y puestro esposo jBravol iFamosa entradal — el pensamiento 

siempre lleno de vuestra hermosura/ ha tenido d bien ppeferirme 
para que os traiga la noiicia del feli\ suceso de sus armas y del 
deseo que tiene de volver d vuestro lado. — ^Que haces, querido Sosia? 
me alegro en el alma de verte por acd. — Senora^ yo no soy digno de 
tanto honor; mi'suerte es enpidiable.... jBien respondidol — ^Cdmo 
lo pasa Anfitridn? — Senora, como un hombre de palor en las oca- 

siones que le empena la gloria jBien, bellfsimo conceptol — ^QuS 

hacen los rebeldeSy dime: cudl es su suerte? — Senora, no han podido 
resistir d nuestro esfuers^o: les hemos hecho tafadas, Su general 
Pierelao ha quedado en el campo; hemos tornado ct Tebas por asaliOy 
y ya en el Puerto todos estdn hablando de nuesiras proexas. — iAh! 
qui felicidad; oh, dioses, iquiin lo hubiera creidol Cuintame, Sosia, 
todo el suceso. — Estd muy bien, senora. Puesyo, sin panidad, puedo 
hablar con acierto de esta batalla. Figuraos que aqui estd Tebas d 

este lado, Tebas es una ciudad casi, casi tan grande como Tebas. 

El rio corre por alii; aqui acampd nuestra gente, y todo aquel te- 
rreno que peis alii le ocuparon los enemigos en una altura. Hacia 
este paraje estaba su infanteria, y mds abajo, d la derecha, la caba- 
lleria. Despuis de haber hecho oracidn d los dioses y comunicado 
las drdenes, dan la serial de acometer. Los enemigos, pensando cor- 
tamos por la retaguardia, hicieron tres pelotones de sus caballos; 
pero su ardor fui reprimido por nuestro braj^o. Voy d contaros de 
qu4 modo. He aqui nuestra vanguardia, dispuesta d pelear con fir-- 
me^a; mds alld los flecheros del rey Creonte, y aculld estaba el cuer- 

po del ejircito, que al mismo instante que (iPaciencial) que el 

cuerpo del ejircito tiene miedo Me parece que oigo ruido. 



XII 



La escuela de las mujeres. 

D. Antonio Valladares de Sotomayor, fecundo autor dramd- 
tico de fines del siglo pasado, compuso una comedia titulada 
La escuela de las mujeres, en dos actos, en verso, que fu6 re- 



344 CSTUPIOS DS filSTORIA LITSRARIA 

presentada en el teatro de la Cruz por la compai^ia de Eusebio 
Ribera, desde el i5 de Agosto de 1784. No obstante su titulo, 
la obra de Valladares no es traducci6n de la de Moli&re, ni 
arreglo, ni es comediade caVActer, slno de enredo, con tenden- 
cias morales manifestadas en los discursos de una dama que, 
al paso que satisface k otra de unos infundados celos, leda sa- 
nos consejos sobre su conducta futura de mujer casada 1. 

Mayor semejanza con la obra molieresca, al menos en lo 
esencial del argumento, ofrece la titulada Elcelosoy la tonta, 
comedia en tres actos, en verso, compuesta por D. Ddmaso de 
Isusquiza, autor ya mencionado al hablar de las versiones de 
El avaro, y estrenada en el teatro de los Canos del Peral en 10 
de Octubre de 1803 6 impresa al ano siguienta 2. Aqui la ac- 
ci6n es doble; y, en contraposici6n del amante celoso, que pre- 
tcnde que su futura viva en el mayor aislamiento, presenta 
otro que deja d la suya en tal libertad, que da ocasi6n A que 
hable con todos sus amigos, alguno de los cuales intenta bur- 
larle. Naturalriiente el celoso es el vencido, y por sucesos algo 
inverosimiles resulta ser ^1 mismo quien hace entrega de su 
dama A su propio rival. Como se ve, Isusquiza quiso aplicar 
en este asunto el m^todo que Terencio, nuestro Mendoza y 
Molifere mismo emplearon en Los Adelfos, El trato muda cos- 



1. Moratln, en su Caidlogo ya citado, atribuye A. Valladares una 
comedia de este titulo; y efectivamente, entre los manuscritos del 
Archivo dramdtico municipal hay la comedia de que se habia arri- 
ba con nombre de Valladares (L-i-i 10-17). Es copia hecha en 1 78^^ 
El Memorial literario de Septiembre de este ano de 1784, pag. io5, 
tambi^n se reiiere & ella al dar cuenta de su representaci6n) que 
se hizo diversos dias del mes de Agosto. Alii se ex^ohe el argu- 
mento, anadiendo que se celebraron algunas cosas, aunque no la 
brevedad y divisi6n en dos actos. No s€ que se haya impreso esta co 
media, que, aunque yersificada con soltura, tiene interns muy es- 
caso. 

2. Comedia en tres actos, titulada El s^eloso y la tonta, por D. Dd- 
maso de fsusquisia, representada por primera pesi en el teatro de los 
Canos del Peral, ano de 1803. Con licencia: En Madrid, En la im- 
prenta de D. Josef Cruj^ado, Ano de 1804: 4.°, 35 piginas. 






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TRADUCTORXS CASTSiLANOS BS MOLIKRX 345 

tumbre y La escuela de los maridos, esto es, dos sistemas de 
educaci6n y de conducta con las mujeres. 

Llegamos k una verdadera traducci<Sn de la obra de Moli^re, 
que es la hecha qor el Abate Marchena, ya memorado por ser 
tratuclor del Tartufe. H'lzo su obra y fu^ represenlada i im- 
presa en 1812 i. Va dedicada al rey intruso Jos6 Bonaparte, 
quien coste6 la tirada, y en la dedicatoria anuncia Marchena 
continuar sus versiones de los poemas«del Principe de los an- 
tiguos y modernos c6micos vueltos en idioma castellano, no 
con aquella impropiedad y desalino que en otras versiones an- 
teriores los habian afeado.» En tlprdlogo vuelve k ofrecer la 
publicaci6n de las demds comedias del poeta francos <f,k medi- 
da que se fueren representando», y como ap^ndice algunas di- 
sertaciones acerca del teatro en general^ del francos y tambi^n 
del nuestro; «de modo que la colecci6n de estos discursos pue- 
da ser reputada por una Poitica de la corned ia.» No realiz6, 
por desgracia, este proyecto; y aunque parece que ha traduci- 
do las otras obras de Moli^re, segun lo que dice en sus Leccio- 
nes de Jilosofia moral, estas versiones no han llegado k nos- 
otros. La de La escuela de mujeres no es todo lo literal que los 
devotos del gran c6nfiico pudieran apetecer, pues no s61o co- 
loca la acci6n en Madrid y «Plazuela de las Comendadpras de 
Santiago*, sino que repetidas veces altera el giro de la narra- 
ci6n para ingerir nombres, cosas y costumbres puramente es- 
panolas 2, en que no son6 el inmortal autor de la comedia. 
Pero esto, como dice nuestro gran maestro Men^ndez y Pela- 
yo, «si k unos por saber el original de memoria puede disonar 



1. La escuela de las mujeres. Comedia en cinco actos en versoy de 
Molihre, traducida por D. Josef Marchena. De orden superior. Ma- 
drid. En la Imprenta Real. Ano de 181 2: 8.°, 141 p^ginas. — El seiior 
Men^ndez y Pelayo incluy6 tambidn esta comedia en su ya cele- 
brada colecci6n de las Obras literarias de D . Jos6 Marchena, tomo i, 
pdgs. 3234 342, 

2. V^anse las pdgs. 334. 335, 337, 344, 345, 379, 386, 391, 392, 
393, 397, 402 y otras de la edicion de esta (jomedia hecha per el 
Sr. Menendez y Pelayo, que acabamos de citar. 



TRADUCTORES CA8TELLAM0S DK MOLIKRE 347 



XIII 



La escuela de los maridos. 

Dffilo de Sinope di6 d Terencio el asuntp de su comedia 
Adelphi 6 Los hermanos, y Terencio sugiri6, se dice la suya i 
Moii^re. 

Pero mucho antes contaba ya la escena espanola con una 
obra excelente con el mismo argument©, y, por suerte, mis 
semejante a! de la obra francesa, pues no son dos hijos varo- 
nes los que reciben la opuesta educaci6n que les dan los her- 
manos, protagonistas de la obra, sino dos j6venes desposadas 
que experimentan los contrarios efectos de la distinta conduc- 
ta de sus maridos. En este punto la semejanza es tal, que difi- 
cilmente puede creerse que Moli^re no haya tenido d la vista 



El cdlebre sainetista gaditano, D. Juan Ignacio Gonzilez del Cas- 
tillo, tiene un sainete, cuyo asunto ofrecealgun parecido con estas 
obras. Se titula La inocente Dorotea^ y en €\ un viejo D. Jacobo. 
tutor de Dorotea, rica pupila, la ha criado en tan estrecha clausu- 
ra, que nunca habia visto un hombre, ni aun k su tutorf Cuando 
la joven ilega k edad competente, quiere (^asarse con ella, y 4 fin 
de impresionarlaagradablemente en laprimeraentrevista, conviene 
con un criado suyo en que se han de disfrazar, el tutor de ingel, 
con alas, etc., y el criado de demonio. Pero este criado, en conni- 
vencia con una duena que guardaba A la joven, introduce prime- 
ro un retrato de cierto galin, llamado D. Narciso, y luego al mismo 
interesado, que, como es de suponer, no desagrada k Dorotea; 
asi es que al presentarse su tutor en la ridicula apariencia ya di- 
cha, s6io risa y desprecios obtiene de su pupila, quien al fin se 
casa con D. Narciso. (Sainetes de D. Juan del Castillo, con un dis- 
curso sobre este g^nero de composiciones por D. Adolf o de Castro. 
Cddiz, 1845 y 1846: cuatro voliimenes en 8.° V^ase tomo n, pigi- 
na 113.) 



34^ 1STUDI06 DX HX8TOIUA LITKRARU 

la comedia del montafi^s D. Antonio Hurtado de Mendoza, 
titulada El marido hace mujer y el trato muda costumbre, que 
fu6 impresa en 1636, esto es, veinticinco anos antes que la obra 
francesa. No s6 si me cegard el patriotismo; pero sin tratar de 
rebajar el m^rito de la obra de aliende, de cuyo autor soy de 
votisimo, creo sinceramente que le supera la espanola. 

D. Juan y D. Sancho son dos hermanos que, al igual de 
Ariste y Sganarelle, mu^stranse inclinados, el primero d una 
prudente libertad en las mujeres, y el otro k una sujeci6n ab- 
soluta. Abrese la escena el mismo dia de la boda que D. Juan 
celebra con Dona Leonor, dama algo coqueta y algo enamora- 
da de cierto galdn Ilamado D. Diego y D. Sancho, el rigorista, 
con Dona Juana, doncella virtuosisima, discreta y de intenci6n 
recta. Pronto el distinto genio de los maridos hace su efecto. 
La coqueta, ante la noble conducta del suyo, renuncia d sus 
devaneos; rechaza de nuevo i D. Diego, que insiste en galan- 
tearla, y se consagra exclusivamente d su esposo. Por el con- 
trario, la discreta y honradisima Doiia Juana, ofendida una y 
otra vez por la suspicacia y grosera desconfianza de D. San- 
cho, llega k tal desesperaci6n, que, no k la infidelidad, pues 
como ella dice, 

Ser mala yo es imposible, 

pero acepta con placer la separaci6n que su tio, sabedor de la 
villana conducta del marido, le propone. 

Como se ve, la linica diferencia esencial entre esta connedla 
y la de Moli^re cons'iste en que el autor francos no supone ca- 
sados ya k los dos hermanos, y por eso puede Isabel fugarse 
del lado de Sganarelle para casarse con otro; escena ^sta tan 
impropia de una joven modesta, que el mismo Moratfn, tan 
respetuoso por su modelo, hubo de suprimirla en su traduc- 
ci6n de la comedia 

Ademds, en la de Mendoza se ofrece cierta, no oposici6n, 
pero si diferencia entre los caracteres de las dos mujeres; cir- 
cunstancia que no utiliz6 el c6mico francos (que tan insignifi- 
cantes hizo las auyas), y que tanto realzan el interns de la pro- 
ducci6n castellana. Aquella Leonor que se casa con D. Juan 



TRADUCTORES CASTELLANOS DE MOLIERE 349 

. «_ 

sin amor, obligada por su tioy con la ddiberada intenci6n de 
mantener su hasta entonces plat6nica correspondencia con 
D. Diego, perp que vencida por los continuos y delicados ob- 
sequios y honrada confianza de su esposo, sienle transformar- 
se su alma y reconoce las ventajas que ileva 4 su antiguo aman- 
te; y aquella interesante Dona Juana, tan pura, tan leal, pero 
tan mal comprendida y tratada, hasta el punto de sonar en la 
venganza, son dos figuras de tal relieve que esfuerzan en gran 
modo el alcance de la Iecci6n moral que entrana la comedia. 

Tan aforlunado estuvo- en ella el poeta, que hasta el estilo, 
prescindiendo de algun resabio gongorino, es bellp, sentencio- 
so y adecuado i la acci6n. V6anse estos ejemplos: 

D. Fernando, el tio de las j6venes, las entrega 4 sus maridos, 
y al despedirse de todos, les dice: 

Ea; galantes y leves 
Los parabienes, senores, 
Los mds grandes son mejores, 

Pero mejor los mis breves 

Daros aqui, de casados,' 
Ahora muchos precetos, 
Bien pudieran ser discretos^ 
Mas tambi^n fueran pesados. 
En la obligacion, partido 
Llegdis el campo d terner: 
Cuerda basta A la mujer, 

Sabio aiin no basta al marido 

Y vos, Don Sancho y Don Juan, 
Estad cada uno advertido 
Que el entrar A ser marido 
No es salir de ser gaUn. ' 

Cuando, solas las dos j6venes, la prudente Dona Juana en- 
dereza i Leonor el discurso moral que principia: 

Ya, hermana, estamos casadas, 

la segunda, cansada de oir tanlos consejos, le dice al fin, des- 
pu6s de pedirle que respire un poco: 

No veoen tu prevenido 
Serm6n, tenebroso y largo, 



3 so ISTUDIOS DE aiSTORIA LtTXRARIA 

^ ' ' ' ' ' ■ .1 . I. I I . ^ , 

Ni aqui paz y despu^s gloria: . 
Todo es guerra y todo llanto. 

Y deseirvolviendo, i su vez, sus teorfas sobre el matrimo- 
nio, concluye asi Dona Leonor: 

Nada sufro que me apriete: 
Vestido y marido holgados, 
Alegre semblante y vida, 
Alto cuello y chapin bajo. 

, No falta la nota c6mica y satirica. D. Diego mu^strase sor- 
prendido de que su antigua amada se haya casado con otro, 
y Mordn, su criado, le contesta: 

De toda doncella^ infiero, 
Crecidita, que arde y muere 
Por matrimonio, y que quiere 
No al mejor, sino al primero. 

D. DIEGO 

^'Si estar^n ya recogidos? 

mor6n 

Si cumplen con lo casados, 
Hora es de estar acostados, 
Pero no de estar dormidos. 
]Qu^ curiosidad tan vana! 
Partid la envidia tambi^n: 
Tii esta noche se la ten, 
Y 6\ A tt por la manana. 

Al final, como, A diferencia de otras comedias, no hay boda, 
sino divorcio, dice: 

IN^S 

Mor6n, ^no hay un poco de 
Casamiento? 

MORON 

Esta comedia 
De las buenas, al rev^s, 
Tiene vicario y no cura; 
Pero no le negar^is, 
Pues acaba en descasarse, 
Que esta farsa acaba bien. 



^ TRADUCTORES CASTELLANOS DE MOLIERE 35 1 

Moliere estren6 su comedia en el teatro del Palais Royal 
el 4 de Junio de 1661, un ano despues del matrimonio de 
Luis XIV con Maria Teresa, hija d^ Felipe IV. A la nueva 
Reina de Francia habi'a acompanado a Paris una compania de 
actores espaiioles dirigida por el gallardo Sebastian de Prado 
y Francisca Bez6n, hija de I>. Francisco de Rojas Zorrjlla y 
criada por el hermano de 6ste, Gregorio, conocido en el teatro 
(pues era actor) con el nombre de Juan Bez6n, gracioso en 
diversas companias. Los c6micos espanolesdieron muchas re- 
presentaciones en Paris; alguna en el teatro del propio Moliere, 
que se lo Cfdi6 con este objeto: no seria, pues, de extranjir que 
alii viese ^ste la representaci6n de El marido hace mujer, y le 
inspirase el deseo de imitarla. 

Algunos pasajes de su obr; ofrecen tales coincidencias, que* 
no parece pudiesen ser escritas independientemente una de 
otra. V^ase un solo ejemplo, tornado del principio mismo de la 
obra francesa: 

• SGANARELLE 

Bien que sur moi des ans vous ayez I'avantage, 
Et soyez assez pour devoir 6tre sage, 
Je vous dirai poui-tant que mes intentions 
Sont de ne prendre point de vos corrections; 
Que j'ai pour tout conseil ma fantaisie k suivre, 
Et me trouve fort bien de ma fa^on de vivre. 

Ideas que hallamos asi en el texto espanol: 

D. JUAN 

Muy de lo hermano mayor 
Os portijs, y es caso fuerte, 

Y aun injuria lo que advierte 
El imperio y no el amor 

D. SANCHO 

^En fin, os parece error 

Y no lo aprobdis? 

D. JUAN 

jQue sea 
Tan necio un necio! 



3'52 KTCmOS 9fE HI?TOFJA 



D. SxnCHO 

Pues. ea. 

Discretisimo senor: 
Seguid vos lo confiado. 
Yo lo temido, j veremos 
Qui^n hace de am bos extremos 
El suyo mas desdichado*. 

Pero fuese conocida 6 no del poeta Frances esta obra, es in- 
dudable que ambas tienen el mismo argumento t esti des- 
arrollado de muy semejante modo. Sin embargo, la comedia 
castellana fu^ puesta en el olvido comun a otras muchas de 
nuestro insigne teatro, al finalizar el siglo pasado t primeros 
anosdel actual; y el cultisimo Inarco Celenio, cuando persis- 
•tiendo en su constante error de que el teatro debia de screscue- 
la de costumbres, no se acord6, al tratar de llevar a escena uno 
de los aspectos del problema de la educaci6n mujeriU del exce- 
lente modelo que tenia en casa, y se limit6 4 traducir, 6 mejor 
dicho, k arreglar la Escuela de los maridos, de Moliere *. 

Represent6se esta obra, con el aplauso debido a todo loque 
Moratin producia, en el teatro del Principe el 17 dc Marzo de 
1812, haciendo los principales papeles Isidoro Maiquez, Pepita 
Virg, Maria Garcia, Gertrudis Torre y Cristiani. Imprinnibla 
en el mismo ano 8, precedida de un extenso pr61ogo, omitido 



I . La comedia de Mendoza figura en la Parte trecena de la gran 
colecci6n de Varios: Zaragoza, 1636, y en la de las Obras liricasy 
c6micas de D. Antonio H. de Mendoza; Madrid, .1728, p4g. 298, y 
en otras colecciones y suelta. 

a. Mucho antes habia sido ya traducida la obra francesa para 
nuestro teatro, pues en 1780 tenia estudiada y para representor en 
el en que actuaba la compania de Juan Ponce, la famosa actriz Ma- 
ria del Hosario Ferndndez, sobrenombrada la Tirana, una come- 
dia titulada La escuela de los casadoSy que debe suponerse fuese la 
de Moliijrc. Ksta versi6n nos es al presente desconocida. V. el se- 
gundo de los l\studi(>s sobre la historia del arte esc4nico en Espana, 
del autor del presente trabajo, pig. 5o. 

3. La escuela de los maridos. Comedia. Escrita en francos por 
Juan Bautista Molit^rc, y traducida d nuestra lengua por Inarco Ce- 



lenio. P. A. Madrid. Imprenta de Villalpando, MDCCCXH: 8.^ 128 
p4gin4S,,de ellas i9 de pr61ogo, que en su mayor parte no figura en 
ninguna otra edici6n de Moratfn; ni aun en lade Autores espa- 

1. Br6logo d^ la primera edici6n de la traducci6n de Moratin, 
pAgsna ijS. 

2. Idem, Id.; pig. 8. 

25 



■4 






■xi 



if 



en las supesivas e4iciones cle est4 Qt>ra, destinaplQ d elogiar ^ 

Mpli^re, 4 quien CQiQca por Qnpima dp tpdos Iq$ poetas p6n:^i- . .yi 

PQs dgl niundo, anfigups y mpdernos, confpsindose discipulo 

$uyo y debprle la indulgencia que habU merecido al pi^bHco 

esp^nol. «Muchas yeces— apade— el autpr de La mogigatat 

cuando Ips pedante^ le daban lecciones para ensenade c6mo 

lo habia de errar, calftiba y sp reia de la caridad de sus precep- ;l 

tores, abria un tomo de Molifere y se confirmaba de nueyo en 

los principips mi$ segurps del arte)^ ^. Exti^ndese tambi^n en 

hacer el panegiricp de la cpmedia, diciendo que tiene «senci- 

Ua dispQ$ici6n de la fibula, que presenta en cada escena si- 

tuacio,nes distinlas, $e enreda sin episodios, camina ripida i 

su fin, se desenlaza con sorpresa y naturalidad y produce todo 

el efectQ moral que se propuso el poeta. No se hable de la 

sana filosofia en que se funda su argumento, ni de la oportu- 

na imitaci6n de caracteres, ni de la facilidad del didlogo, ni 

del donaire c6mico de que abunda; porque basta haber dicho 

que es de Moli^re, para suponer que deben hallarse estos re- 

quisitos en cualquiera cosa que 61 escribi6» 2. 

No obstante esta admiraci6n, y como hemos de ver en El 
medico porfuer^a, Moratin se tomb grandes libertades con la 
obra de su maestro, procurando ante todo acomodarla i los 
gustos y costumbres espanolas. jQui6n sabe si meditaba con- 
tribuir por este medio, en lo que cupiese, i la fusi6n de nues- 
tro pueblo con el invasorl ^Suprimi6 el traductor de esta co- 
media — dice el mismo — las digresiones que hall6 en el origi- 
nal reUtivas i los trajes que usaban en Francia en el ano 1661, 
entonces y ahora imperiinentes en la fdbula. Motiv6 las sali- 
das y entradas de los interlocutores, donde vi6 que Moli^re 



354 ISTin»06 Dl mSTORIA UTSRARIA 

habia descuidado este requisito. Anadi6 d las ficciones de la 
astuta Isabel (Hamada en la traduccidn Dona Rosa) todo el 
cumulo de circunstancias indispensables para hacer el engano 
verosfmil, y, de consiguiente, disminuy6 por este medio la es- 
ti^pida credulidad de Sganarelle (D. Gregorio), que en la pieza 
francesa es notoriamente excesiva. Omili6 en* el didlogo mu- 
chas expresiones que, si fueron aplau^idas cuando se cscri- 

bieron, ya no las sufre la decencia del teatro Nada hay 

tampoco de los incidentes violentos que preparan el desenla- 
ce, cuando escondida la pupila (sin dejarse ver de ninguno), 
el galdn desde la ventana, los dos hermanos, el comisario y el 
escribano desde la calle ajustan el casamiento, sin que se ave- 
rigue primero qui^n es la que se casa, y d la luz de un faro! 
atropellan y firman un contrato de tal entidad, en lo cual no 
parece sino que todos ellos han perdido el juicio, segun son 
absurdas las inconsecuencias de queabunda aquella situaci6n. 
El traductor desech6 todo esto, y simplificando el desenredo, 
conserv6 la sorpresa, sin perjuicio de la verosimilitud, y en 61, 
como en toda la comedia, anadi6 nuevos donaires c6micos y 
nuevos rasgos caracteristicos, para curhplir con ellos lo que 
podfa perderse en los pasajes que le fu6 necesario variar 6 su- 
primir» i. 

Con tales reformas, y empleando en la obra un estilo y len- 
guaje intachables, compuso Moratin una comedia que, al pa- 
recer de respetables crltlcos, supera al mismo modelo ^, si 



1. Obras de Moratin^ en la Biblioteca de Rivadeneyra, p^g. 442. 

2. Juicio critico de D. Leandro Fernandez de Moratin como autor 
comico, y comparacion de su mMto con el del c^lebre Moli^re, Me- 
moria escrita por D. Jos^ de la Revilla, y premigida por la Real Aca- 
demia sevillana de Buenas Letras en 6 de Enero de 1833. Sepilla, 
Imprenta de Hidalgo y Companla. Octubre de 18^3: 4.®, 1 76 pigi- 
nas. V. las pAgs. 126 y siguientes. — Juicio critico.de O. Leandro 
Ferndndesi de Moratin como autor comico por Inarco Cortejano. 
Barcelona, 1833: 8.° mayor, 58 pdgs. V. las p4gs. 5i y siguien- 
tes. — El autor de este Juicio^ que luego se/puso como prdlogo de 
una edici6n completa de Moratin, hecha en Barcelona, Oliva, 1834, 
seis voli^menes en 12.°, fu6 D. Joaquin Roca y Comet. 



TRADUCTORES CASTSLLANOS DE MOLIERE 355 

bien realidad no puede Ilamarse traducci6n de la de Moli^re. 
D. Ram6n de la Cruz tiene un sainete titulado Cdmo han de 
ser los maridos, que en nada se parece d la comedia francesa. 



XIV 

El medico d palos. 

(lE MEDECIN MALGRfe LUl) 

HallAbase en 1814 en Barcelona D. Leandro Ferndnd^z de 
Moralin, medio por fuerza 6 desterrado y medio voluntaria- 
mente, pues ninguna sentencia ni orden de extranamiento 
pesaba sobre 61. Como afrancesado habia perdldo casi todos 
sus bienes y sip casi sus empleos: ni aun libros tenia para en- 
tretener sus amarguras. Sin embargo, asistia diariamente al 
teatro y cultivaba la amistad de algunos actores, como el gra- 
cioso de aquel teatro, Felipe Blanco, y para su beneficio pre- 
par6 y lim6 una traducci6n de Moli^re que, segun creemos, 
tenia ya hecha de algun tiempo antes. 

Represenl6se la obra, d la que di6 el titulo de El midico d 
palos, el 5 de Diciembre, y se imp^rimi6 poco despu^s, con un 
pr6logo en el que Moralin explicaba el sistema que habia se- 
guido en su versi6n, que, al igual de la de La escuela de los 
maridos J mds puede Ilamarse imitaci6n 6 arreglo. 

Redujo la acci6n d dos actos, omiti6 escenas enteras, cambi6 
6 altero algunas situaciones, dej6 sin traducir muchos pasajes 
y anadi6 otros nuevos. Como 61 mismo dice, «simplific6 la 
acci6n despojdndola de cuanto le pareci6 iniitil en ella. Supri- 
nii6 tres personajes: MM. Robert, Thibaut y Perrin, y, por 
consiguiente, dej6 perder la graciosa escena 11 del primer acto 
y la II del tercero, para no interrumpir la fdbula con distrac- 

ciones meramente epis6dicas Redujo d tres las cinco pali- 

zas que hall6 en la pieza original.... Omitid igualmente las lo- 



356 SSTUDIOS DX HUTORIA LITXRAJIIA 

zanias y expresiones demasiado alegres del supuesto medico, 
que no ^e hubieran tolerado en ningiin teatro de Espaha, y se 
hallan en la escena i del primer aclo, en las iv, v y vii del se- 

gundo, y en la in del lercero de la obra francesa Si Moli^- 

re viviese, haria en ^sla y otras piezas suyas mayores correc- 
ciones con mis severidad y mayor acierto» ^. 

Estas modlficaciones dieron por resultado, en efecto, una 
obra excelente, en la que se conservaron la toialidad de las sa- 
les y agudezas de la pieza ti'aducida, reclbiendo al mismo 
tiempo la version cierto caricter nacional y simpdtico d nues- 
tros oidos; y como estd escrita en un lenguaje tersisimo y ani- 
mado, la comedia deleita siempre, leida y vista en escena. 

Creemos que Moratin tendria escrita esta obra de algiin tiem- 
po antes, aparte que en 1812 se decia despedido del teatro, 
porque en el mismo ano de i8i5 aparece fechada y se repre- 
sent6 en los teatros de Madrid otra traducci6n de la comedia 
de Moli^re con el titulo de El midico por fuer\a 3, pero que 
en su mayor parte responde al texto genuino ie Moratin. 

Estd igualmente en prosa y reducida k dos actos; pero con- 
serva casi todas las escenas del original y aun anade alguna 
como la primera; los personajes llevan los mismos nombres 
que en francos (Martina, Jaquelina, Geronte, Valerio, etc.), con 
lo cual esta versi6n viene k ser mis exacta y completa que la 
de Moratin. Pero como en los trozos que son comunes se em- 
plean las mismas palabras de ^ste, aun en los casos en que la 
traducci6n no es literal, sino Uberrima, cosa imposible en dos 
au tores que escriben con independencia sus textos, pudiera 
creerse que, 6 bien esta segunda forma de traducci6n sea la 
primitiva hecha por Moratin, 6 bien que alguno aprovech6 su 
obra, y, para disfrazar el hurto, le anadi6 algunos pasajes, 
unos tomados del original francos y otros de su invencibn 
propia, Esto ultimo seria mis verosimil, sobre todo atendien- 
do i lo d^biles que son los trozos anadidos, si no pareciese im- 



1 . Ohras de Moratin, en la Biblioteca de Rivadeneyra, pig. 460. 

2. Archive dramitico del Ayuntamiento de Madrid, L-1-28-21. 



TRADITCTORES CA8TELLANOS DE MOLISRB 357 

posible que desde el 5 de Diciembre y antes de acabarse el 
ano hubiese tenido tiempo de Uegar d Madrid la obra mora- 
tiniana, sufrir tantas reformas y aparecer en el teatro. 



.XV 



L'Etourdi. 

D. Vicente Rodriguez de Arellano escribi6 y represent6 en 
1790 una piececilla en un acto intitulada El atohndrado, que 
no guarda analogia con la obra molieresca L'Etourdi ^. Re- 
ducese el asunto k que en Londres compiten sobre el amor 
de una dama, Clarisa, cierto joven francos llamado Gautier, 
precipitadisimo de cardcter, y un ingles sesudo, M. Darvy.. 
Concidrtase un duelo entre ambos, el ingles carg6 las pistolas 
con p61vora solamente y finge caer mortalmente herido; huye 
el joven atropellado, M. Darvy, provisto de un papel firmado 
por ambos para que Clarisa diese su mano al que se lo entre- 
gase (pues el otro renunciaba d ella), se presenta d la dama 
y es bien recibido. Gautier, que en el primer imqulso habia 
querido huir de Inglaterra, reflexiona que acaso M. Darvy no 
habrd muerto y puede utilizar la c^dula de renuncia: aparece 
de nuevo ante el ingles, y entonces el duelo real es inexcusa- 
ble; pero Darvy desarma d Gautier y 6ste renuncia definitiva- 
menre d Clarisa. 

En 1827 escribi6 D. Manuel Bret6n de los Herreros una tra- 
duccibn en prosa de la obra de Moli^re, que fu^ ejecutada en 
el teatro del Principe en el mes de Mayo, haciendo los prin- 
cipales papeles Dona Joaquina Baus (la esclava) y Dona Lo- 



I. El aiolondradOy pieza original en un acto, en verso: Madrid, 
1 793, en 4.° Tengo d la vista otra edici6n anterior en 4.°, sin lugar 
ni ano; pero que dice: «Se hallard en la librerfa de Gonzdlez, calle 
de Atocha», que acaso sea la primera. 



358 



renza Campos; Facundo (6 sea el Mascarille del original), Az- 
cona; Lelio, D. Jos6 Valero, i. quien entonces llamaban Vale- 
rito para diferenciarlo de su padre D. Antonio, que hizo ei 
Pan:/o//o; Fabiani, Fru/a/rfin; 4nse/frio,.Brano Rodriguez, y 
AlcSzar el papel de Leandro. 

Esia comedia de Bret<Jn no se ha impreso nunca, no habien- 
do tenido cabida en la ediciin de [850 hecha por el autor, ni 
en la que despuSs de su muerte repitii su sobrino; pero en el 
prdlogo que Hartzenbusch puso S la primera y en el Calilogo 
estampado en la segunda se declara ser obra suya. TambiSn 
lo testifica el Marques de Molins en I 
de Breldn {Madrid, 1883, pig. 45). 

En la Biblioiflca municipal de esta o 
con las selias de original y las licencjas 

previas algunas enmiendas de la censura ecIesiSslica, fechadas 
Unas y otras y en varios dias del mes de Abril y principios de 
Mayo de [827 '. 

Bretcin escribi6 en prosa su comedia quizS por no tener 
tiempo para versificarla, segiin esti en el original; mantuvo 
la division en cinco actos; pero hay cierta libertad en la ma- 
nera de expresar los pensamienios, empleando giros y mo- 
dismos peeuliares de nuestro idio 



s Recuerdos de la vida 



para la representaci6n. 



3 las 



iuprimibalgun, 



) prim 



n esenciales 



bolsillo de Anselma, que efectiva 

Como mueslra del buen manejo del idioma de que ya en- 
tonces hacia gala Bretdn y de la sobriedad energica en la es- 
presiin, copiaremos el principio del acto tercero para qui 
pueda compararse con el original, que no le supera. 

ESCKNA PRIMERA 



]Bondad irnpeninente; silenciol ]Sois una meniecata! — Just 



I . El ahirdido 6 Liis cnnlratiempos, comedia en cinco actos en 
prosa, escrita en franct!s por MoU&re, Iraducida por D. M. 8. de 
hs Jl. (3k;.(B.-m-L-i-&-3.) 



TRADUCT0RE8 CASTBLLATIOS Dt MOLIERE ' 359 

dignaci6n de Facundo, vos teneis razon. Ya basta de paciencia. 
Esa mala p^cora merece que yo la abandone. Pero ^qu^ se diri de 
mi? Yo que paso por el primer intrigante de las Dos Siciiias, ^de- 
jar^ incompleta mi obra porque se me oponen algunos obstdculos, 
dando lugar A que se crean agotados los recursos de mi ingenio? — 
iCostancia, Facundo! El honor es lo primero. Leandro yiene. A 
ver si mi nueva trama tiene mejor ^xito que las aateriores. 

ESCENA n 
Leandro, Facundo 

FACUNDO 

Tiempo perdido. Trufaldin se vuelveatrds. 

LEANDRO 

Ya lo s6\ y el caso es que, segi^n me han asegurado, todo ha sido 
invefici6n de mi rival para que no me vendan la esclava. 

FACUNDO 

jHabr^ canallal 

LEANDRO 

Pero el viejo lo ha creido al pie de la letra y no hay quien le haga 
caer de su asno. 

FACUNDO 

Y ahora el maldito no la dejari i sol ni A sombra. Ya es temeri- 
dad el pretenderla. 

LEANDRO 

Nunca me ha parecido mds hermosa: tanto, que estoy casi deter- 
minado d dejarme de preocupaciOnes y ofrecerla mi mano. 

' FACUNDO 

^Tendriais valor para casaros con ella? 

LEANDRO 

% 

Sus gracias, su virtud, bastan i hacer olvidar la obscuridad de su 
condici6n. 

FACUNDO 

^Su virtud, decis? 

LEANDRO 

'^Pues qu^? ^dudas tii de ella? ^Qu6 quieres decirme? Explicate. 

FACUNDO 

Habeis perdido el color: mds prudente serd callar. 



<i minda abrjros lbs ojos y salvaros del 



.i-Mjuiva. Pard quien sabe entenderia, su cora- 
14 tlla sehace la Santa Riu; peroasi J lomos- 
tiuy bien su agosto. 



;^' jSeri posible?. 



a pura farsa; una fantasma de virlud 



olutitad es libre. No me creiis. ^Qui^n dijo miedo? 
. iiiiiio. Toda Mesina os lo agradecerj '. 



No ^^; ;i> ijue me pasal 

FACUNDO 

Nv '.i.i^i' k-t anzuelo. No nos quitamos mala pupa de encima si 
^.;,K>iia el i;ampo.) 

L 'I i,i^<.> ha caido sobre mi con tus palabras. Anda al correo i 
. \. '.^.-iiLjii I'urlas. (Solo.)ik quifin no hubiera enganado aquel 
.k.,.i,v; vMiiJor? Me parecia un Snge] iD6nde me iba yo i 



ttltima frase fu^ tachada por la censura y sustiiuCda por 
«Ni> poddis dar mayor prueba de vuestro ceto por el 



TRADXTCTORES CASTELLAWOS DB MOLIERE ^61 



XVI 



Don Juan. 

En el pasado ano de 1897, el conocido poeta D. Jacinto Be- 
navente traciujo el Don Juan, de Moli^re, cori objeto de que 
fuese representado en uno de los teatros de csta corte en los 
mismos dias del mes de Noviembre en que por costumbre ya 
antigua viene poni^ndose en escena el Don Juan Tenorio] de 
Zorrilla, asi como antes se ponia el de Zamora, que lleva por 
titulo No hay plafio que no se cumpla ni deuda que no se pague. 

El publico recibi6 primero con sorpresa la obra traducida; 
pero no tard6 en hallarla excesivamente fria y muy ajena al 
concepto que de tal drama tenia formado. Aquel D. Juan no 
era el suyo, ni es el tipo dramdtico en alto grado que quiere 
personificar, ni el ingenio de Moliere, muy poco acomodado 4 
la tragedia, podia darle su verdadero^desarrollo. S6I0, pu^s, 
como curiosidad histbrico-literaria puede regisirarse el hecho 
que, por otra parte, no ha tenido trascendencia ni importan- 
cia alguna. 



XVII 

NOTICIAS DE OTRAS VERSIONES 

De otras traducciones de Moliere s6lo queda la noticia 6 al 
menos nosotros no hemos hallado las obras 1. D. Tomds de 
Iriarte, ademds de El aprensipo, de que ya se ha hecbo m^rito. 



i . Algunos autores americanos arreglaron tambi^n ciertas obras 
de Moliere, como D. Salvador Sanfuentes, literate chileno, Los ce- 
los infundtidoSf comedia en un acto traducida libremente en 1863, 
y otras que no hemos visto. 




362 



mnDioe de b 



tradujo oira comedia con el tilulo de El amante despechado, 
para repre^entar en los Silios Reales en los aiips 1768 & 1772, 
y aunque no expresa de quien fuera el original, no parece 
aventurado creer fuese Le depit amoureux, de Molitre 1. 

Algunos alios despuSs, en 1776, se represeniii en el teatro 
del Principe de esta corte una comedia tiiuladaZ-as traiiesuras 
de Scapin, «traducida de prosa en verso* por lost Ibarro, c6- 
mico de la compafila de Eusebio Ribera. Se le pagaron por 
ella 600 reales, y su ejecucidn se liizo en los dfas 16 y siguien- 
tes del mes de Agosto de dicbo ano de 1776 ^. No he podido 
hallar esia pieza dramStica ni s^ que haya sido impresa; pero 
no puede dudarse que se^ traduccibn de la de Moliire, que 
[leva igual titulo y efeciivamenie esi4 en prosa '. 

EI Sr. Pedro Napoli Signorelli, en su Historia crliica de los 
tealros *, dice, refiri^ndose k D. Ram<in de la Cruz, gue ade- 
mSs del George Dandin y El matrimonio por fuen^a, iradujo 
el Pourceaugnac. No recordamos en este momento cuil de los 
irescienios y pico de sainetes que conocemos de aquel famoso 
autor corresponde i. la obra francesa: los litulos no dan idea 
decuilseri; pero no parece improbable que esa y oiras co- 
medias del poeta francos haya tenido presenies para sus saine- 
tes el insigne autor madrilefio. 

Y no s6lo ^!, sino tambifin otros escritores del sigio pasa.do 
y del presenle ban recibido y reflejado mis 6 menos claramen- 
te en cienas partes escenas, situaciones 6 caracteres de sus 
o bras el influjo siempre saludable de Molifere. Pero delener- 
nos en analizar menudamente esta influencia parcial 6 indi- 
recta, daria excesivas proporciones A esle articulo, ya derna- 
siado largo. ■ '"' 



1. Iriarle y su ipoca, del autor de este art Iculo; Madrid, i897, 
pig. 69. 

2. Biblioteea municipal de Madrid, i-1-359 y 360. 
e represent6 en el teatro del Prin- 



3 de Febre 

cipe la "comedia de Moliere, ei 

que probablemente seria Le coc 

rio de Madrid de dicho dia. 

4. Nipoles, 1777, pSg. 416. 



3, El marido chasqueado*, 
imaginaire. Asi lo anuncia el Dia- 



D. MANUEL TAMAYO Y BAUS * 



Elevarse en fuerza del propio m^rito i los puestos mis hon- 
rosos; disfruiarlos con aplauso de todos; escribir o bras que 
deleiian .y admiran en )a representaci6n y en la lectura; sa- 
borear en vida el rarisimo placer de la gloria pdstuma, y mo- 
rir llevdndose consigo tpdas las simpatias de un pueblo culto 
y las I4grimas de los que fueron susamigos, no puede negarse 
que es fortuna extraordinaria, concedida s61o 4 poquisimos 
mortales. Y para que nada faltase i D. Manuel Tamayo y 
Baus, sus grandes padeeimientos en los ullimos meses habrin, 
servido, es de creer, para que su alma limpia y depurada de 
toda deficiencia moral, propia de la humaria naturaleza, haya 
entrado en la eiernidad digna de la misericordia de Aqu^l que 
la hab(a cceado. 

Vida modesta y sencilla la de Tamayo, su biografia se re- 
duce casi i la enumeraci6n de sus obras y 4 la de los poeos, 
pero muy envidiables, cargos que obtuvo. Nacid en Madrid 
el dia i5 de Sepliembre de 1829, en la calie del Lobo (hoy de 



* Imprimiise esta necrologla en la. Refisla de archiiios, biblio- 
tecas y musens, de Madrid: Suplemento al ntimero S." dtl aAo de 
[898, pp. 289-319, i raiz del fallecimienio del insigne autor dra- 
mjtico. 



364 feSTUDIOS DK HISTORIA LITERARIA 

« 

Echegaray), siendo bautizado al dia siguiente en la parroquial 
de San Sebastidn ^ en brazos de su tia dona Teresa Baus. 

Su familia pertenecia al teatro. Su padre D. Jos6 Tamayo 
lleg6 i ser primer actor y director de escena en algunos de 
fuera de Madrid y aqui mismo represent6 diversas tempora- 
das: alcanz6 gran edad, falleciendo, de 73 anos, el 30 de Mar- 
zo de 1873 en esta corte 2. Su madre, Dona Joaquina Baus, 
fu^ primera dama en diversas companlas; muy renombrada 
por su belleza, su talento artistico y sus virtudes^. El apellido 



1. Partida de bautismo. «D. Manuel Pascual Pavia, Doctor en 
Sagrada Teologfa, Cura Pdrroco de la de S. Sebastian de esta villa 
y corte d^ Madrid y Arcipreste del Sur de la misma. Certifico: que 
en el libro 69 de bautismos, al folio i9i, se halla la siguiente par- 
tida: «En la Iglesia parroquial de S. Sebastian de esta villa de Ma- 
drid, en diez y seis de Septiembre de mil ochocientos veintinueve 
anos: Yo, D. Juan Paz, Pbro., con licencia del Sr. Cura de esta 
dicha Iglesia, bautic^ solemnemente d Manuel Maria Jose Joaquin 
Nicomedes Teresa, que nacio en quince de dicho mes y ano ^ las 
siete de la mafiana; hijo legitimo de D. Josd Maria Tamayo, natu- 
ral de la ciudad de Guadalajara, y de D." Joaquina Baus, su mujer, 
natural de esta corte, bautizada en esta Iglesia. Viven calle del 
Lobo de esta feligresia: son sus abuelos paternos D. Pedro Tama- 
yo, natural de Valencia, y D.* Manuela Palacios, natural de Gua- 

, dalajara; y maternos D. Francisco Baus, natural de Barcelona, y 
D.* Antonia Ponce de Le6n, natural de Madrid. Fu^ su madrina 
D.* Teresa Baus, su tia, y la advert! las obligaciones y lo firm^.— 
D. Juan Paz. — Concuerda con su original i. que me remito. Y para 
que conste, lo firm^ en Madrid k treinta de Junio de i898.— 
P. O. El Coadjutor i.°, Carlos Aguilera». 

2. En la calle del Ave Maria, niim. 18, siendo sepultado en la 
Sacramental de San Nicolas. El haber muerto D. Jos^ Tamayo ca- 
sado con Dona Elisa Dfaz Benito, hizo creer acaso d al^unos que 
su hijo, nuestro D. Manuel, habia contraido dos matrimonios, cosa 
inexacta como hemos de ver, 

3. Dona Joaquina Baus, nacida en Madrid en 18 13, figura ya 
en 1825 entre las actrices del teatro del Principe. En la misma 
compania hacia papeles de por medio el que luego iba A ser su 
marido, y su hermana Teresa, famosa en el baile espanol, hacla 
cuartas damas. 



Tamayo suena poco en la hisioria de nuestro histrionismo; 
no asi el maierno. El abuelo,. Francisco Baus, fu£ durante 
muchos afios atiior 6 director de companlas fuera de la corte. 
especialmenie en Murcia y Cartagena, y fuS padre ademSs de 
la madre de Tamayo, de la celebrada Antera Baus. de Teresa 
y algiin otro hijo de menor renombre '. Doiia Antera esti A 
su vez enlazada con otra rama de autores dramiticos *. 



Continuo en el mlsmo teatro Dona Joaquina, pero ya en papeles 

de mas importancia, los afios iStj, aS. »9, 30 y 31. En 183* era 

' tercera dama al lado de iu hermana Antera que hacia las prime- 

Iras; y al aiio siguiente se vieron juntas en la misma compania las 
tres hermanas v D. Jose Tamayo. Habiendo marcliado ^ste i pro- 
vincias. le acompaiio su mujer y. en 1^35 y siguienies estuvieron 
en Granada, Sevilla, C^diz, Milaga y oiras capitales, hasta que en 
1844 vino Tamayo con su Compaiiia J Madrid, al teatro del Circo, 
pasando luego al de la Cruz, etc. Falleci6 Doiia Joaquina preuia- 
I luramenie, a los 39 aiios en esia corte, el 5 de Junio de iS5z, i 

coDsecuencia de un cdncer de la matriz. 

II. Francisco Baus habiase casado primeramente con Ventura 
Laborda, hermana de aquella Francisca Laborda que durante mu- 
(chos aiios hizo en Madrid segundas damas, pues era considerada 
como la mejor reciiadora de versos, aunque no cantaba. Ventura 
tambzin lrabaj6 algiin tiempo en la cone. En ella tuvo Baus & An- 
tera, y en segundas nupcias cas6 Inego con Antonia Ponce, hija 
de Antonio, el amigo dc D. Leandro Moraifn, c^lebre galdn y di- 
rector de los teatros de Madrid, y niela de oiro actor famoso del 
tiempo de Carlos III, Juan Ponce, y de su mujer la celebrada 
Maria Mayor Ordofiez, Hamada la Mayorita, que en su tiempo fui 
la mejor tiple de E.^pana De este segundo matrimonio naeieron 
Teresa y despu^s la madre de Tamayo, 
2. Dona Aniera Baus. que desde 1811 figura con diversas in- 
L lerrupciones como pnmera dama de los teairos de Madrid hasta 

I despu^s de 1833, habia nacido en Cartagena el i de Encro de 

I '797. En Febrero de i8]3secas6 con el famoso actor Bernardo 

' Gil, ya viudo de Antonia Zirate, actriz madrileiia, y padres del 

renombrado D. Antonio Gl! y Zdrate, En su segunda esposa luvo 
Gil i D. Isidoro Gil y Baus, infaligable iraductor de Dumas, 
Scribe, Soulid, Bouchardy, etc., y autor de atgunos dramas origl- 
nales. Era esi;riior castizo"; habia nacido en Madrid el 14 de Di- 




366 



Tamayo tuvo por hermanos i D. Andres, cultivador no in- 
feliz de las ietras '■; Al eminenie acior D. Viciorjno, que Ian 
brillantementesecundbasu hermaho haciendo algunospape- 
les de sus obras, sobre todo el Yorick de Un drama nuevo, de 
manera como despuSs no se ha vuelto 4 ver ^ y Dona Josefa: 
los dos liltimos aiin viv^n; e! primero fallecid en Granada en 
ab de Diciembre de ]894. 

La infancia de Tamayo iranseurn6 entre basiidores y visi- 
tando djversos lugares de Espana, segtin que las necesidades 
de la vida llevaban & los autores de sus dias de unos A otros 
escenarios. En Granada, donde la compania de que era prime- 
radama su madre, director de escena su padre yempr^sario 
D. JosS Miiquez, padre de su fuiura esposa, residld mucho 
tiempo, conoci6 D, Manuel S los que despuSs fueron amigos 
suyos D. Aureliano y D. Luis FernSndez Guerra y D. Manuel 
Canete, lodos tambi^n iniignes literaios, y que en mSs de cin- 
cuenta anos eonsagraron a su hermano menor, como le llama- 
ban, una amistad nunca interrumpida ni entibiada. 

Cuando Tamayo abri6 los ojosde la razbn, hacia ya aigunos 
aftos que se hahfa consumado el gran movimiento literario 
llamaJo rornaiilidxiiio, que virm a saijar a nuesiro leatro del 



ciembrede 1M14 y inurio en 2 de Noviembrede 1H66, dejando 
mis de treinla obras dramaticas. 

De la liermosura y escelente representaci6n desu niadre no hay 
necesidad de hablar, por ser cosas rcgistradas en todos Ids papeles 
de la ^poca. 

1. Conozco Suva la graciosa obrilla, indebidamente atribuldii 
su hermano, I'n S'nienciado a muerle. Juguele cimico en un acta 
(prosa) original de D. Andrea Tamayo y Baus. Esiren^do con aplau- 
so a benejici'i de D. Fernando Osorio en el leatro del Principe et dk 
/;rfe.\f<3^-orfe/*Jfi. Madrid, i856, 4.°— Va dedicado 4 su herma- 
no D. Manuel, con frases del mfisaceiidrado carlno. 

2. D. Victorino fui umbi^n auior dramatico, Ademas de las que 
escribiS en eolaboracion con ■'! ■ ■ 1 lun'i ■, i lunios mis adelanie, 
conocomos suya la obra liiula.' ■■" l./i i tii un acfo {pro- 
sa) arrefilada delfritncifs /J.ir .'■ ■ ■ ■■ /.!"), ?\-<j. Estrenada en 
elteatrodel Circoeldla jo Jl- M,i ■■ .;l- ik.'-'j. Madrid, t859,4.°. 



D. MANUEL TAMAYO Y BAUS 367 

estado de miserable postraci6n a que en los ultimos anos del 
siglo anterior lo habia reducido el triunfo de la escuela galo- 
cldsica. 

Pero la exajeraci6n de las nuevas doctrinas habia iraido con- 
sigo toda aquella literatura terrorlfica y desaforada de loS ul- 
trarromdnticos, que, sin embargo, tuvo mds sectarios y rieg6 
d ser mds popular, sobre todo en provincias, que la que repre- 
sentaban Garcia' Gutierrez, Hartzenbusch, el Duque de Rivas, 
y otros insignes poetas. Tamayo, que veia un dia y otro poner 
en escena dramones espantables y cuya imaginaci6n fu*6 siem- 
pretan fogosa, no necesit6 mds para ianzarse por tan enmara- 
nada senda. 

Antes, siendo aun un nino^ habiase representado en Grana- 
da por la campafiia en que trabajaban sus padres, una traduc- 
ci6n 6 refundici6n de Genoveva de Brabante, hecha por el. Don 
Aureliano Fernandez-Guerra cuenta en t^rminos conmovedo- 
res este suceso: «Diez y ocho anos hace (se refiere al ano de 
1841) que en el estreno de interesante drama, bien acomodado 
a nuestra escena; pedia el publico granadino salieran k las ta- 
blas para recibir legitimos aplausos el autor del arreglo y la 
incomparable actriz que habia sabido realzarlo a maravilla. 
Ternisimo espectdculo fu6, al alzarse el tel6n, contemplar a 
Joaquina Baus, raro prodigio de talento y hermosura, estre- 
chando contra su regazo, toda conmovida, d su pequenuelo 
hijo, al novel ingenio, que por lo anifiado del rostro parecia 
no haber salido aun de las angelicales horas de la infancia» ^ 

Por el mismo tiempo, at parecer, pues la llama su primer 
ensayo literario, traducia La doncella de Orleans, de Schiller, 
que, sin embargo, no fu^ representada hasta 1847 en el teatro 
de la Cruz de Madrid, haciendo tambi^n en ella los principa- 
les papeles los autores de sus dias 2. La versi6n es liberrima. 



1 . Discursos leidos en las recepciones publicas que ha celebrado 
desde 1847 la Real Academia Espanola. Tomo 11. Madrid, Impren- 
ta Nacional. 1867, pag. 293. 

2. Juana de Arco. Drama en cuatro ados y un prologo y en ver- 
so (imitacion de Schiller). Por D. Manuel Tamayo y Baus. Repre- 




.zt£]iUi>Ttt eiH.'u 




I'.M^im..! i..„ 



D. MANUEL TAMAYO Y BAUS 369 



Esta obra nos da una idea de cuAl era el ambiente portico 
que en el ano de 1848 respirdba nuestra juventud; parecia que 
un delirio general y epid^mico infeslaba todos los entendi- 
mientos, aun los mds robustos, como era el de Tamayo. Afor- 
tunadamente, como dice un notable critico, esta fu6 su prime- 
ra y su ultima equivocaci5n. En este mismo afio compuso en 
ccJaboraci6n con sus amigos otro drama romantico, que no 
consia haya sido representado, pero ya algo mAs mitigado i 
causa del mayor predominio que adquiere el elemento hist6- 
rico. Titulase UnjuramentOy y viene d ser la historia del niise- 
rable reinado de Alfonso VI de Portugal, tomado, k lo que di- 
cen los arregladores, de una novela de Paul Feval, p'ero qu6 
tambi^n tiene semejanza con una de las leyendas de Her U" 
lano 1. 

Algo del desequilibrio estetico de Tamayo habia, por este 
tiempo, transcendido k su propia vida. Con aquella su vehemen- 
cia ordinaria se enamoro de una joven queestaba 6 habia, es- 
tado en Granada, y tan en serio tomaba su pasicin, que escri- 
bia por estos dias a su intimo Canete que si aquella mujer (los 
rom^nticos de entonces nunca se expresaban de otro modo al' 
hablar del bello sexo) no le correspondia, se dejaria morir: y 
seguia ensartar^do otra porci6n de quejas; ni m^s ni menos que 
si hablase por cuenta de un personaje de sus dramas. Tamayo 
no se murio; porque aquella mujer no quiso privar k Espana 
de tantas y tan excelentes obras como su marido iba d producir, 
despu^s que en 14 de Septiembre de 1849 se cas6 con ^1 en la 
iglesia parroquial de San Luis, segiin expresa la partida de 
matrimonio que abajo insertamos 2. 



narOy D. Manuel Osorio: Alberta^ D.* Joaquina ^sms: Adaleta^ dona 
Joa^uina Samaniego. 

1. Un juramento, drama en cuatro ados y un prologo (verso), es- 
crito sobre una novela de P. Feval, por los Sres. D. L. Ferndnde!^- 
Guerra^ D, M. Tamayo y D. M. Canete. A/ti^r/^, 1848, 4.*^, yj pd- 
ginas. 

2. «En la M. H. villa de Madrid, d. i4de Septiembre de 1849, 
con licencia del Sr. D. Manuel Cortes Martinez, Cura propio de la 

24 



370 KSTUIXOS DX BXSTORIA UTSRAmiA 

Dona Amalia 6 Emilia (pues este parece ser su verdadero 
nombre aunque su marido Dunca te dio mas que el primero) 
Mdiquez, hija de D. Jose, sobrino del insigne artista Isidore. 
era la esposa que Tamayo necesitaba. ;Con que fuerza de ver- 
dad, con que entusiasmo pregona ei mismo las virtudes de su 
constante companera en la dedicatoria de La locura de amor, 
en i855, elogios repetidos aun con mayor calor cuando en 1878 
hizo la segunda edicion de su obra! Justo esque la historia 
deje aqui consignado este recuerdo de la insigne dama cuya 
fortaleza moral y fisica producia asombro continuo en cuantos 
vieron como sobrellevo la larga y penosisima dolencia ultima 
de su esposo. 

Fl matrimonio de Tamayo parece como que calmd su exal- 
tat. in poetica, pues en el mismo ano le vemos escribir en co- 
laboraci6n con D. Miguel Ruiz y Torrent una pieza comica en 
prosa, que no carece de gracejo 1. Dicen que tambi^n por en- 



iglesia parroquial de S. Luis; yo. D. Pedro de Alba, Teniente Cura 
de dicha Iglesia, en el Oratorio reservado de la misma, despos^ 
por palabras de presente y vele a D. Manael Maria Jos^ Joaquin 
Tamayo, natural de Madrid, de edad de veinteanos, de estado sol- 
tero; hijo de D. Jos^ Maria, natural de Guadalaxara, actor, y de 
Dona Joaquina Baus, natural de Madrid; con D.* Maria Emilia (sic, 
Enriqueta Tomasa Miyquez. natural de la ciudad de Granada, edad 
de veintiun aiios, soltera, hija de D. Jos^, natural de Zaragoza, del 
comercio, y de D.* Maria de los Dolores Sinchez, natural de dicha 
ciudad de Granada; habiendo precedido todos los requisites para 
la validez y legitimidad de este contrato sacramental. Fueron pa- 
drinos D. Joaquin Ignacio de Barrutia y D.* Carmen Olona de Ba- 
rrutia; y testigos D. Isidoro Gil y D. Gabino Tejado, literatos. Y 
por ser verdad lo firmo. Pedro de Alba». { Archivo parroquial de 
San Luis, libro 27 de matrimonios. folio 1 10). 

I. Un marido duplicado. Comedia en un acto (prosa) original de 
los senores D. Manuel Tamayo y Bausy D. Miguel Rui^y Torrent, 
representada con aplauso en el teatro de la Comedia {Instituto} el 24 
de Diciembre de i84g. Madrid, i860, folio d dos col., 1 1 pags. — Re- 
presentironla las Sras. Hernandez, Pastor, Monterroso y los seno- 
res Dardalla, Aguirre, Pardo y Guerrero. 



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i 

I 



D. MANUEL TAMAYO T BAUS 37 1 

tonces D. Antonio Gil y Zarate, pariente de sus parientes, le 
di6 iin pequeno empleo pijblico, quiza como regalo de boda. 
Los deberes y necesidades de su nuevo estado le obligarian 
igualmente i escribir cierta clase depbras dramaticas que es- 
t^n aiin bastante lejos de las que habian de darle fama eterna, 
pero que acaso le habrdn dado algun provecho. 

De tal clase son un melodrama original, por el estilo de los 
que venian de m^s alia del Pirineo, titulado Fernando el pes- 
cador 6 Malaga y los franceses, en tres actos y diez cuadros, 
en -gallarda prosa pero de grande inverosimilitud k Tran-tran, 
drama arreglado del frances por 6\ y su hermano D. Victori- 
no 2. Algunos anos despu^s, D. Victorino s61o convirti6 este 
drama en zarzuela con el titulo de El hijo del regimieniOi que 
fu6 representado con mediano 6xito ^. 

La fama de poeta que ya gozaba Tamayo hizo que en el 
ano de i85o^ que venimos refiri^ndonos, D. Benito de Llanza 
y Esquivel, duque de Solferino, le encargase dar ropaje m^tri- 
co d un drama romantico, titulado Centcllas y Moncada que 
el Duque habia compuesto. Refi^rese k una leyenda geneal6- 
gica catalana del siglo xiv en la que desempena parte princi- 
pal un antepasado del pr6cer Catalan. La versificaci6n no es 
todo lo perfecta que habria derecho k esperar de Tamayo; 'pero 



1 . Fernando el pescador 6 Malaga y los franceses. Drama en tres 
actos y dieni cuadros, original de D. Manuel Tamayo y Bdus, admi- 
tida (sic) para' su representacion en el teatro del Drama el ano de 
i84g. Madrid, i85o; folio 4 dos col., 25 p^gs. — No consta qui^nes 
lo ejecutaron. 

2. Tran-tran. Drama en dos actos\ arreglado del francos, en prosa 
y verso, por D. Victorino y D. Manuel Tamayo y Baus. Este drama 
ha sidg aprobado para su representacion por la Junta de Censura de 
los teatros del reino en 50 de Mar^o de i85o. Madrid, i85o, 4.°, 47 
piginas. — Lo dedican los autores i Dona Carmen Carrasco que 
fu^ quien hizo, 6 habia de hacer, el papel del tambor Tran-Tran. 

3. El hijo del regimiento. Zars^uela en tres actos (prosa y verso), 
arreglada del francos por D. Victorino Tamayo y Baus y puesta en 
miisica por D. Cristobal Oudrid. Madrid, 1867, 4.° 



37^ S8T0DIOS PB HISTORIA LITBRARIA 

como obra de compromiso, habriase tal vez plegado 4 deter- 
piinadas indicaciones del Mecenas ^. 

Tampoco ofrecen m^yor interns algunas obras suyas que 
aparecen escritas eh i85i, como son: la comedia, no mala, en 
un acto, titulada Una apuesia, que Arjona estreno en el leatro 
de la Comedia el dia de su beneficio ^; Una aventura de Ri- 
chelieu, comedia de Alejandro Duval, de interns muy restrin- 
gido, sobre todo en Espafia, pero que estd dialogada con arte 3, 
y las aos loas alusivas al nacirni^nto de la entonces Princesa 
de Asturias (hoy infanta D.* Isabel), tituladas La esperan\a de 
lapatria y El don del cielo, escritas ambas en colaboracion 
con Canete y que fueron representadas entrado ya el ano 
1 852 4. 



I. Centellas y Moncada. Drama trdgico en cinco actos, por el 
Excmo. Sr. D. Benito de Llan^a y Esquibel, Hurtado de Mendos^a y 
D, Manuel Tamayo y Bans, Barcelona^ i83o, 4.°, io4p4g. y una 
hoja de erratas. Va dedicado por el coatur,' Duque de Solferino, d 
su mujer Dona Concepci6n Pignatelli. De esta dedicatoria se de- 
duce que el Duque puso las noticias y hechos de la obra y Tamayo 
la vestidura p optica. ^ 

2^ Una apuesta. Comedia en un acto (prosa), arreglada a la escena 
espanola por D. Manuel Tamayo y Baus, Representada por primera 
ve^ en el teatro de la Comedia el 20 de Mayo de i85ij d benejicio del 
primer actor D. Joaquin Arjona. Madrid, i85r, 4.° — Va dedicada al 
mismo Arjona que la ejecuto en union de las Sras. Juana y Joaqui- 
na Samaniego. 

3. .Una aventura de Richelieu. Drama en cinco actos (prosa), es- 
crito en francos por Alejandro Duval con el titulo de La Jeunesse 
du Due de Richelieu ou, le Lovelace francais. Refundido en caste- 
llano por D. Manuel Tamayo y Baus. Madrid, i83i, 4.°, 56. p4gi- 
nas. La censura es de 20 de Octubre de i85i. Lo representaron 
Teodora Lamadrid, Maria Rodriguez, Lor enza Campos y J. Arjo: 
na, Manuel Osorio, Enrique Arjona, Fernando Osorio, etc.* 

4. La esperan^a de la patria, loa original de D. Manuel Canete y 
D. Manuel Tamayo. Madrid, i852, 4.° — La censura es del 20 de 
Enero. Son interlocutores: La Espafia {Teodotdi Lamadrid), La Re- 
ligion (Concepcion Ruiz), La Justicia (Lorenza Campos), La Li- 
bertad (Maria Rodriguez), La Anarquia (Cristina Osorio), El Saber 




\±,^ 



r 

- i 



D. MAKUBL TAMA TO Y BAtJS 373 

EI dia 5 de Juni9 de este ano tuvo Tamayo «l primer dis- 
gusto serio de su vida al perder i su querida madre. Del amor 
de puestro D. Manuel 4 la familia dan testimonio elocuente 
las diversas dedicatorias de sus obras, ya d unos ya d otros de 
sus parientes; jiizguese, pues, cudl no seria su pena viendo 
desaparecer en la fuerza de la vida, del talento y de la gloria, 
i la que le habia dado el s6r y abierto las puertas de la ce- 
lebridad. 

Atestigu61a en la primera ocasi6n que tuvo que fu6 al dedi- 
car, en este mismo ano, a su tierna memoria-su nuevo drama 
Angela, Angela es un arreglo del drama de Schiller Intriga y 
amor 6 Luisa Miller, suavizado en algunos puntos, especial- 
mente en el desenlace, que no es tan doloroso como en la 
obra alemana; pues los dos j6venes protagonistas viven y se 
casan, muriendo s6Io el malvado principe, victima de sus 
propios enredos y k quien Tamayo priva de la condici6n de 
padre de Conrado. En un prdlogo que el autor de Angela 
puso k su obra, indica con precisi6n los pasajes y situaciones 
que, aparte del pensamiento principal, tom6 de Schiller, al 
paso que con ejemplos hist6ricos defiende este sistema de 
adaptaci6n de unos teatros i otros. 

Tamayo tenia carifio, y no le faltaba raz6n, d esta obra que 
estdmuy bien escrita, y emple6 en ella ano y medio. Conse- 
ciiente aun con su fe romdntica, celebra las- obras de Dumas 
y Victor Hugo «donde si la moral no es siempre pura, el ar- 
tificio dramdtico es bello y profundo y las mds veces verdade- 
ro el desarrollo de los afectos». No sigue al pie de la letra las 



C-' 



(Joaquin Arjona), El Valor (Fernando Osorio), El Depotismo (Ma- 
nuel Osorio). 

El don del cielo, composicidn alegorica y melodramdtica^ aliC^iva 
al nacimiento de la Princesa de AsturiaSy por-D. Manuel Tamayo y 
D. Manuel Canete. Madrid, i852f 4.° — La censura es del 27 de 
Enero. Intervienen: El Rio Man^anares (Calvet), £"/ sig/o X/X(Cal- 
tanazor), El Canon (Salas), La Fama (Sra. Flores), La Pas^ (Srta. La- 
torre), La Industria (Sra. Rizo) y coro de las Propincias de Espana. 
EsxA en verso. 




374 ^ESi_ 

miximas de tales poeias, per 
drama ofrezca interns, hacer eJ 
lodas sus deformidades si las tie 
mento de la Providencia para ri 
za. cEn el estado 



que I 



a que el 
D moral del hombre con 
emplearlo como instru- 
ejemplosde pj 
)ctedad si; enn. 






es 



precise llamaria al camino de la regeneracJdn dcspertando en 
ella el germen de !os senljmientos generosos; es indispensable 
luchar eon el egoismo para vencerlo con el eficaz au\ilio de 
la compasidn, virtud la mis noble y santa de las virtiides». 

Esias consoladoras palabrSs nos descubren ya el fin 4 que 
habrin de encaminarse las futuras obras de Tamayo: ni un 
solo inslante las ha olvidado y en todas ellas tiende y se pro- 
pone hacer buenos a los hombres. caracter esle que queda 
hoy como la dliima esencia y el mis exquisito perfume de 
todos sus dramas. 

Ai notable pr6logo de Angela sigue en la misma obra otra 
advenencia sobre los auiores, el publico y la prensa, y en ella. 
despu^s deensalzari los int^rpreies, singularmente 4 «Teodo- 
ra Lamadrid, actriz tan inteligente y simpSticacuanioquerida 
del publico, que ha realizado en Angela todo lo que pudiera 
apetecer la mis ardiente fantasia. Los espectadores no ban 
as aclrices; han visto si al 
;xpresando la lychade sus afectos con 
el dificil coloridode la naturaleza y con el portico idealismo 
que tamo engrandece el arte. Ha sido, en fin, la verdadera 
Angela que la imaginaciin habia sonado. Como chispa el6c- 
trica, el fuego de su inspiraci6n inflama loscorazones y arran- 

lenguaje cierta parte del publico 6 
uios teatrales, unos han ensalzado mi 
3S la han deprimido y viltpendiado 
». .Wo ie negaban la originalidad de 
no son principalmente la final del 
y todas las del 5.", pero tambi^n de- 



personaje dramitico e 



de la critica. #En los ci 
obra hasta las nubes; c 
con incansabic pertinai 

acto 3.°; todas las del 4 



cian que eran las smas detestables*. «La escogida y numerosa 
sociedad que liena todas las noches el teatro de Variedades, 
aplaude con estrepiio varias de esias situaciones, prorrum- 



piendo en gritos de entusiasmo y llamindome 
conclusion de los actos lercero cuarto y quinu 



375 



o que pone i aquelias censuras '. 

Despues de Angela voIvi6 Tamayo i cultivar el g^nero 
c6mico. El peluquero de Su Altma. comedia escrila en com- 
panra de sus inseparables D. Luis Fern^ndez-Guerra y D. Ma- 
nuel Cafiete, parece una novela puesia en accidn y dialogo; 
no tiene mayor inierSs, porque se preve el desenlace y corre 
cieno aire de ridiculez por lodos los personajes que perjudica 
la obra ^. Viene luego una zarzuela de magia ^ nada menos; 
tan disparalada como todas las de su clase, pero que daria no 
poco que reir al publico de los domingos, y con la que parece 
quiso eniular el empresario del teatro el ^xito que habiaobte- 
nido La pala de cabria. 

De muy distinta indole es el Undo juguete Huyendo del pe- 
regil... representado en el teatro de Variedades, y que aun- 
qoe de trama algo inverosimii, est* escrito con donaire, en 
lenguaje iluido y con frescura de estilo *. 

1 . Angela, drama en einca actos y en prosa, original de D. Ma- 
nuel Tamayo y Baux. Representado con granaptauso ei i^deNoviem- 
brede i85i en el Teatro de Variedades. Madrid, i852. 4.°, 84 pig. — 



dedicadoi su 


nadre, ya dlfun 


la. El reparto fud el 


siguientc 


Angela. —Teoio 
La ConrffJO.— M 
Mag^datena.-ho 


a Lamadrid. 
enia Campos. 


Pri'ucipi de S. Maria 

ArioM, 
Con rarfD.— Manuel Oh 


-Joaiiuin 
rio. 



.-Joaquioa Garcia. Marqu^i.—3aii Calvo 

2, El peluquero de S. A., comedia en Ires ados (pcosa), original 
de D. Luis Ferndnde^f-Guerra, D. Manuel CaHele y D. Manuel Ta- 
mayo. Madrid, iBS^, 4.°. 79 pp.— La censura es de 20 de Diciem- 
bre de iSSa. — Fu^ representada por la Sra. Teodora Lamsdrid, 
Maria Rodriguez, Lorenza Campos, y los Sres. Joaquin Arjona. 
Manuel Osorio, Enrique Arjona, Fernando Osorio, etc. 

3. D -n Simplicio Bibadilla, ^ar^uela de magia, en Ires actos y 
cMnrce cuadros (prosa y verso), original de D. Manuel y D. Victo- 
rfin Tamayoy Baus. tMiisica de los Sres, Incenga, Hernando. Ga^- 
tambidey Barbieri. ^Madrid, 1S53, 4.", 70 pp. 

Huyendo del peregil... Proverbio en un acta (prosa), original 
I Tamavi' y Baus. lieprcsentado pnr primera ve^ con 




376 ESTX7PI08 DE HISTORIA tITXRARiA 

Y llegamos A Virginia. Asi como antes habia fijado ya su 

sentir en cuanto al fondo ^tico, tambi^n las ideas de Tamayo 

^ sobre la belleza de la's obrasdranndticas habian ido aclardndo- 

se y agranddndose en t^rminos de no quedar ya nada de aquel 

atropellado ^ inconsciente romaniicismo de Ei 5 de Agosto. 

Habia resucitado por esta ^poca en Francia un gusto pro- 
visional por la antigua tragedia, gracias sobre todo k la mag- 
nlfica representaci<3n de Madlle. Rachel, que en poco tienipo 
habia puesto en escena casi todo el repertorio trdgico de Cor- 
neille, Racine y Voltaire. El 6xito logrado por aquella mara- 
villosa artista habia estimulado k algunos poelas de entonces, 
como Nepomuceno Lemercier, Julio Lacroix, Latour deSaint- 
Ybars y Ponsard, k componer tragedias que la actriz habia de 
poner en escena. La noticia lleg6 a Espana, donde la Avella- 
neda, Vega y algun otro, idearon tambi^n escribir tragedias a 
estilo cl^sico, y k Tamayo se le ocurri6 llevar k este g^nero 
la levadura rom^ntica en lo que tenia de mAs humano, ra- 
cional y portico. - 

EI mismo nos expjic6 en una carta dirigida k Canete y que 
sirve de pr6Iogo k su Virginia, cual fu6 su pensamiento al 
dramatizar un asunto tan vulgar en el teatro. «Para que la tra- 
gedia conquiste en nuestros dias el puesto preferente que le 
corresponde, es fuerza romper la cadena que en cierto modo 
une aun la tragedia moderna con la antigua*. Puede regene- 
rarse como la comedia y el drama modernos, sin confundirse 
con^ste, y «sin dejar de ser, respecto de los demas g^neros, de 
literatura dram^tica, lo que el severo y majestuoso cipr^s res- 
pecto de los dem^s drboles». «El publico de nuestros dias 
quiere que la acci6n de la obra dramdtica se enlace primero 
para ser desenlazada despu^s, y no que sea, como sucede en 
la tragedia puramente cldsica, un desenlace prolongado. El 



grande aplauso en el teatro de Variedades el i5 de cMarsip de 185$. 
^fadrid, i85j, 4.°— Va dedicado k su hermano Victorino, aplaudi- 
do en uno de los papeles: los otros dos los hicieron la Teodora y 
Joaquin Arjona. 




377 



publico de nuestros dias querria que Medea no fuese solo la 
venganza: querria que fuese ei amor, el sacrificio, el desenga- 
no, el dolor, la c6Iera, los celos, la mujer y la madre y la ven- 
ganza, al fin, triunfadora de tod o». Para eonmover el alma 
del moderno aoditorio, era necesario retratar su vida, su agi- 
taci6n, ese indefinible conjunto de miseria y grandeza; pulve- 
rjzar la tradiccidn haciendo que la tragedta interese y conmue- 
va como el drama moderno, aun cuando pierda algo de su se- 
veridadmajisluosa. «Menosdesabridasencillez, mis l6gico ar- 
tificio: menos descripliva, mis acci6n: menos mon6tona aus- 
teridad, mis diversidad de lonos, mis claro oscuro en la pin- 
lura de lbs caracteres: menos cabeza, mis alma>. 

De esto i la supresi^n de la tragedia, como en realidad ha 
sucedido, no hab(a mfis que un paso. Sin embargo, el ingenio 
de Tamayo supo levaniar una estitua que liene loda la co- 
rrectiin clisica, en su forma, en su traje, en su andar, en sus 
aciiludesi pero bajo ia marmbrea cubierta corre el fuego. de 
una vida robysta y juvenil como nunca la tu^ieron las figuras 
irigicas de otros aulores y que se re\-ela en los discursos, en , 
las miradas, en las imprecaclones y en ei interior impulso de 
los movimientoS de sus personajes. Es como una de esas da- 
mas romanas que figuran en los museos dejase su pedestal y 
viniese i tomar parte en la vida de nucstros dias. 

De todos los juicios que se ban hecho de la Virginia de Ta- 
mayo (y fueron lantos y tan coniradiciorios que hasta duelos 
ociginaron) creo que el mis profundo y elegante pertenece i 
D. Leopoldo Augusto de Cueto, hoy ilustre Marquis de Val- 
mar, quien lo publico en la Revisla espanola de ambos mun- 
dos K Despuds de esiudiar lo que pudiSramos Ilamar fondo 
hist6rico de la tragedia, aur.que todo elio sea una leyenda, 
examina el Sr. Cueto una por una todas las Virginias que se 
escribieron en Europa despu^s de la espanola de Juan de la 



I. La leyenda romana de Virginia en la literalura dramcltica mo- 
derna. Virfjinia, tragedia en cinco ados, por D. Manuel Tamayo y 
Baits. PnrD. Leopoldo Augusto de Cueto. (Rev. esp. deamb. mun- 
dos, irfmo L." pp. 365-379). 




37S KSTUDIOS J>t HI8TOR1A LITSRARIA 

Cueva, k fines del siglo xvi, hasta la de Mr. Latour de Saint- 
Ybars, representada en Paris en 1846, y concluye por afirmar 
que la de Tamayo es la mejar de todas. A el la consagra exten- 
so andlisis, y aunque la ensalza debidamente, no omite, como 
no podia, el unico reparo algo fundado que habian hecho ya 
algunos espectadores: esto es, el de suponer casada i Virginia, 
con lo cual, adem^sde hacer de Icilio un duplicado del cardc- 
ter de Virginio, padre de la joven, rcsultan de ello varios in- 
convenientes morales, juridicos y artisticos. 

La obra se represent6 en el Principe el 7 de Diciembre de 
1853. Pusola Arjona con gran propiedad esc^nica. Declami- 
ronla los actores con entusiasmo, sobre todb la Teodora, que 
al pronunciar aquel verso: 

^Yo vender mi virtud? No tiene precip, , 

hizo levantarse en masa al publico ^. 

Cual si quisiera Tamayo probar practicamente lo contrario 
de lo sostenido ep el pr61ogo de la Virginia, 6 sea, que la mo- 
dernizaci6n de la tragedia clasica conducia, inevhablemenie a 
su aniquilamienlo, no volvi6 ^ escribir tragedia alguna; pero 
en cam bio se Ianz6 A un nuevo g^nero dramdtico, s61o timida- 
mente ensayado antes, y en el que tan frescos laurcles habfa 
de recojer. En 20 de Abril de 1854, hizo represenlar y aplaudir 



I. Virginia. Tragedia en cincn ac^os (verso), deD.iManuel Ta- 
mayo y Baus. Madrid, 1853. 4.°, xv-64 pp. — Va dedicadai su padre 
y precedida de dos cartas; la segunda es la respuesta de Canete. Se 
estreno en el teatro del Principe el 7 de Diciembre de 1853 yse 
repitio muchos dias consecutivos. El reparto fud el siguiente: 

V/r^/n/<7.— Teodora Lamadrid. Virginio. — Joaqufn Arjona. 
Camila. — Mercedes Buzon. Apio Cldudio. — Jose Calvo, 

6'/7v/<7.— CristinaOsorio, /c/Z/o.— Manuel Osorio. 

Octavia .—^M<inai Ridauni. Aulo. — Victorino Tamayo, 

Y otros papclc3: Jose Garcia, Aliscdo, Zamora, Maffei. etc. 

(Posteriormente en la nueva edicion que se esti haciendo en esta 
corte de las Obras de Tamay^o se ha impreso una refundici6n de 
esta primitiva Virginia, que si la excede en correccion. parece ha- 
ber perdido algo en frescura, valentia y colorido,) 




D. MANUEL TAMAYO Y BAUS 379 

en el Principe el drama hist6rico titulado La Rica hembra, es- 
crito en compania desu caro amigo D. Aureliano Ferndndez- 
Guerra y Orbe. EI asunto de este drama es en gran parte his- 
t6rico. 

Dona Juana de Mendoza llamada la Ricahembra, Qtai hija de 
D. Pero Gonzdlez de Mendoza, abuelo del c^lebre Marques de 
Santillana y de Dona Aldonza de Ayala, hermana dej gran 
Canciller de esle apellido. Muy j6ven aun, cas61a D. Juan I 
con su mayor privado D. Diego G6mez Manrique; en quien 
acumuI6 casi todas las riquezas y honores que en su tiempo 
habia gozado la casa de Lara. La batalla de Aljubarrola fu6 
doblemenle fatal para D.* Juana, que en ella perdi6 k su padre 
V d su esposo. Pero esta desgracia, que vino d ser el punto de 
partida para el encumbramiento de la gran casa de Mendoza, 
alcanzb en esta ultima consecuencia y por duplicado d la inte- 
resante hudrfana y viuda, de suerte que, no solo no vi6 mer- 
mado su patrimonio, sino acrecido mds y mas por el conse- 
cuente afecto del Rey. Una viuda lozana y tan heredadacomo 
D." Juana, por fuerza habia de verse asediada de pretendientes, 
y se distinguia entre ellos el almirante D. Alfonso Enriquez, 
nieto bastardo de Alfonso XI de Castilla, como hijo del infeliz 
Maestre de Santiago D. Fadrique. Resistiase D.* Juana d en- 
cender segunda vez la simbolica antorcha, y aun parece que 
no trataba bien d los aspirantes d su mano, cuando.en cierta 
ocasi6n, el Almirante, que al decir de su coetdneo Ferndn P^- 
rez de Guzmdn, «turbdbase mucho d menudo con sana, y era 
muy arrebatado con ella» i, di6 un soberano bofet6n d la des- 
denosa viuda. Remedio eficacisimo para lograr lo que agasajos 
y suplijas no habian conseguido; porque laorgullosa castella- 
na, d trueque de que nadie pudiese decir que le habia puesto la 
mano otro que su marido, allan6se desde luego d la boda. El 
matrimonio fu^ enteramente feliz, no obstante este origen, y 
D.* Juana madre de doce hijos, nada menos, que todos vivie- 



I . Gen, y Semb.^ cap. vi. 




380 n™» 

ron y se casaron y luvieron sucesidn, difundiendo la noble 
sangre de !a infanzona por cien aristocriiicas familias. 

Hacer resallar el carScter fuerte y ia elevaci6n moral, la vir- 
tud iniransigenie _v suspicaz de tan varonil mujer fuS lo que 
Tamayo y Guerra se propusieron. Logrdronio cieriamente; 
pues hacifndola i la vez asequible i. las debilidades de la hu- 
inana pasta, triunfa y se salva en fuerza sdio del (ullo de la 
honra. El recurso noveleseo deque su corazin sienta inclinar- 
se antes y despu6s de la boda A su gallardo paje Vivaldo, es 
tnuy oportuno, y allamente dramitica la suprema reso!uei6n 
de eondenar & muerte a su anranie, pIati5nico por supuesto, 
cuando fsie, fuera ya de lino y persjadido de qussu senora 
!e ama, se atreve & escribirle una carta que adquiere eieria pu- 
biicidad. La sentencia no se ejecuta, porque D. Alfonso lo im- 
pide convencido de la salvaje virtud de su esposa, . 

Con haber dicho los nombres de los autores de este notable 
drama, queda expresadoiambiSn que la parte tScnica, por de- 

. cirloasi, de la obra, es excelente. Interns, desarrollo ligico, 
buenos versos, buen lenguaje, interesantes epiaodios, cuentos 
oportunos; de todo hay. Est^n adetnis retlejados los disiintos 
temples poetit:us Jc sus auiores, que noi indican la parte que 

( cada uno lomii en la composicion del drama. Casi todo lo na- 
rrativo, lo pintoresto; el papel do BeltrSn con sus cuentos agu-. 
dos y concepiuosos, es de Fernandez- Guerra, en quien se' 
acuerda uno de que andaba por aquellos dias i vueltas con el 
gran D. Francisco de Quevedo, cuyo genio poStico trasciende 
& esta obra. En cambio las escenas de pasi6n. el dialogo vivo 
en algunos pasajes, casi todas las relaciones de D.'Juana, lo 
que dice Vivaldo, parecen suscritas por la pluma impetuosa 
de Tamayo. 

La obra tuvo un ^xilo franco y se represent^ muchos dIas, 
Inlerpretaronla magistralmenle Teodora Lamadrid y Merce- 
des Buz6n, con Arjona, Calvo, Manuel Osorio, Arjoaa mayor, 
Bermonei y otros i. 

D. Aurelianr/ Ferndnde^i-Giierra y Orbe y D, htaituet Tamayo y 



•j 



D. MANnSl TAMAYO I BAUS 38 1 

Despu^s de un corto iniervalo concedido k la produccibn de 
un drama novelesco, titulado El casiUlo de Balsam, escriio en 
compania de su amigo D. Luis FernSndez-GQerra ', 51 astro 
portico de Tamayo brilla con mayor fulgor en e! belllsimo 
drama hisliirico La locura de amor, estrenado en el teatro del 
Principe el 12 de Enero de i855. 

No es infrecuente que los poeias lengan adlvinaciones cclli- 
ras al juzgar tal 6 cual suceso 6 pecsonaje; opin:6n que viene 
k confirmarse cienlificamente muchos afios despues en virtud 
de los datos y hechosque la erudici6n va acumulando pacien- 
lemenie. Pero ^ximo Tamayo, sin mas luz que la leclura de 
algunas obras comunes, pudo penetrar tan i fondo en el mis- 
terioso caracter de aquella desgraciada reina D,' Juana, de 
aquella loca que no esiaba loca, y pintarlo y reiocarlo con lal 
verdad, con tal ciaridad, con tales perfiles, que no pareee sino 
que personalmente la habia conocido y tratado? 

La ultima patabca de la critica hisi6rica formulada por Ro- 
driguez Villa y Menfindez y Pelayo, esque: «La locura de dona 
Juana fue locura de amor, pasi6n de celos, como ella mjsma 
lo declara en la cSlebre carta de 3 de Marzode ]5o5» ^. Eslo es 

Baus. Madrid., iSS^. 4.", 98 pp. Va dedicada por los autores i su 
amigo D. Manuel C^jneie y lleva al fin unas notas que autorizan al- 
gunos'de los principaies pasajes de la obra. 

[ . El Castillo de Balsain. Drama en Ires ados (prosa) de D. Ma- 
nuel Tamayo y D. Luis Fet-ndndeti-Gucrra. Bepresentado en el 
teatro del Principe la noche del 34 de Diciembre de 1854. Madrid, 
i855, 4.°, 70 pSgs. Fu^ eslrenado por la Teodora, los dos Arjonas, 
Fernando Osorio y otros. EJ pilmer acto parece tornado de una co- 
media del siglo xvii; el joven Justino es un (Mireno como el del 
Vergon^oso en palacio: el acto segundo es propio de una comedia 
de Gguron, y el 3.° del mis puro romanlicismo. Con lodo cl inle- 
ris se mantiene y e? desenlace el inespcrado. iC6mo que hay una 
eslupendaanagndrisis al reconocer el rev D. Felipe IV un liijosuyo 
en aquci joven pastor! 

a. Discursos leldos ante la Real Academia de la llistmria en ta 
recepciun publica de D. Aiionio Rodriguez Villa el dia 29 de Octu- 
brede 1893. Madrid, ] 893, 4.°, 1 14 pigiaas. 




A'. 



i', ', ^t r..^, I«i V- T'^ £.->. i-T "j:?- T^ T ^ JTS IjI . infill O J SObfe 

*r.-i -.'c;f»: IT i-T'j*:.- .-- ri T _ : i-4.Tr.^\ .: r*rj -^j nis aun; 
i 'o:.- : z^'. ■:«: at*. ^-. rji^i-^i . ;^e a Toces le hace dar 



'*r.^ -»r.*i. i :-,i L- -->i r'lc is 2.i: -T '*r:iiiirD Ia:o y otras 
jit Je. '-t '.'^'JL' -'. - iTLT — : -i-r r-i rr.is -e.caiDs puntos de 
y^ • '-i y s^-rr- ' ?'-'£- :•' -_t' *; >- e^r r.:^ se halla en calma. 
ifir '^ .^i ^,fr,'i *:'->:! :•= ^im t es^en* ci^n su rival, que 
r,',*» tr^'Jk ::tT-V'::'i-- tis:: :«:-.rr.i: reiJ:r.er:ie. salvo en lugar 
C / r,*o -. Aq^e i e>_er-£ >.: ir ai:r:rirle acto 3.*, de la que 
w»,trr, e! A!rr,lr«n:e y e Mi'c -e> ie V I.ena sin saber si se trata 
<it ^r,a ^erdaiera er.iier.aii 6 ie una desgraciada victima de 
uft afe-*o rr,a' p^^iio. es ca>': '.a n; is ma que la en ire vista de 
Mj^entesq^e nos des:rire el mDderno 'ibro de Rodriguez 
Viila *. Kn verdad q ^e el poeta es a vejes un verdadero vidente. 

Ahora> presjind endo de lan sigularisimo merito que hace 
i este drama verdaderamente historico, ^*necesitaremos ana- 
dir que como obra de arte es una maravilla? Alii se ve c6mo el 
mal correspondido afecto conyugal de la Reina va poco a poco 
cxalt4ndose; c6mo sus celos, dando tamano excesivo a ligeros 
ifijidentes, provocan aquellas tempestadescalmadas en el acto 
por las p^rfidas palabras de D. Felipe y seguidas tambi^n in- 
mcdiatamente de nuevas y mas sospechosas circunstancias 
que sumerjen el alma de la infeliz en un horrendo laberinto 
dc dudas y confusiones; c6mo esta continua tensi6n nerviosa 
llc^a k producir el desarreglo intelectual de que da idea el su- 
blime pasaje final del acto 3.", en qiae ella misma, como el es- 
pccindor, llegan i pensarsi estara verdaderamente loca. 

«S(; loca cslAis, desdichada», Ie dice su marido saliendo de 

Ml lado. 

«Reina. 

jl.ocal... jlocal... ^Si fuera verdad?... ^-Y por qu6 no?... Los m^- 

I / .\*Hcina Dona Juana la Loca. Estudio hisiorico por Antonio 
l< i.^/guc^ \'i7/ii. Afji/rii^, ifig-j, 4.°; pag. 92. 
a. Kodrl^ucz Villa. Ob, ci/.. pag. 171. 



D. MANUBL TAMAYO Y BAUS 383 

dicos lo aseguran; cuantos me rodean lo creen.... Entoncestodo 
seria obra de mi locura y no de la perfidia de un esposo adorado. 
Esq.... eso debe ser. Felipe meama; nunca estuve yo en un mes6n; 
yo no he visto carta ninguna; esa mujer no se llama Aldara sino 
Beatriz; es deudadfe D. Juan Manuel, no hija de un rey moro de 
Granada. ^Como he podido creer tales disparates? Todo, todo 
efecto de mi delirio. Dimelo tii, Marliano (dirigiindose d cada uno 
de los personajes); decidmelo vosotros, senbres; vos, capitdn; tii, 
esposo mio: ^no es cierlo que estoy loca? Cierto es: nadie lo dude. 
jQue felicidad, Dios eterno, qu^felicidad! Crei que era desgracia- 
da, y no era eso: jera que estaba local*. 

Y no solo la figura principital es un prodigio artisiico, sino 
que todos los demds, D. Felipe, D. A|varo, Aldara, el Almi- 
rante, D. Juan Manuel, Marliano, se expresan y obran como 
corresponde al lugar que en la acci6n representan: son todos 
tipos arrancados de la historia; al menos se ve que el autor la 
habia estudiado mucho para bosquejar con verosimilitud lo 
caracteristico de sus personalidades ^. 

(;.Como descanso dc este esfuerzo urdi6Tamayo en breve tiem- 
po otras dos obras que se representaron en este mismo ano 
de i855. Fue la primera un drama en tres actos, titulado Hija 
y madre, de asunto algo inverosimil, pero en el que el interns 
se sostiene con aumento y en el que juegan varios y contra- 
puestos afectos del alma 2. Es c6mico y casi burlesco el g^nero 
de la comedia A escape, represenlada en el teatro del Principe 



1 . La Locura de amor. Drama en cinco ados (prosa) de D. zMa- 
nuel Tamayo y Baus. Estrenado d benejicio de la primera actri!{ 
'Dona Teodora Lamadrid en el teatro del Principe d 12 de Enero de 
1 855. iMadrid, 1855, 4.°, 100 p4gs. Va dedicado i su mujer Dona 
Amalia Miiquez. En la segunda edicion de 1878 le puso nuevade- 
dicatoria i la misma y en el cuerpo de la obra introdujo algunas y 
acertadas modificaciones. El reparto fu^: Tyona Juana (Teodora 
Lamadrid), A /rfara (Maria Rodriguez), 7)ona f'/Wra (J oaquina Gar- 
cia), Rey T). Felipe (Joaquin Arjona), Capitdn D. Alparo (Victorino 
Tamayo), Almirante de Castilla (Jose Ortiz), etc. 

2. Hija y madre. Drama en tres actos de D. Manuel Tamayo y 
Baus. Madrid, i855, 4.°, 2.* edicion. Madrid, 1878, 4.** 



3^4 SSTUDtOS DX HISTORtA LITBRARIA 



el 14 de Diciembre. Tiene ademds poco interns, adorndndola 
solo algunas gracias de porrr^enor. Especie de sainete en %fes 
actos, lodos los personajes son ridiculos y caricalurescos, se- 
giin se ve en otros muchos ej'emplares de piezas francesas, 
como lo es 6sta, donde todo fin esidtico estd supeditado a la 
risa que se quiere arrancar al espectador^. 

En La locura de amor habia Tamayo estudiado la pasi6n 
de los celos, no en lo que tiene de comun y gen^rica, sino eh 
cuanto daba relieve y fuerza dramdtica A la figura de la reina 
Dofia Juana. No los juzgaba bien ni mal; sino que aceptaba 
un hecho hist6rico productor de belleza po^tica, y que lo 
mismo que A la mania celosa podia haberse referido d cual- 
quiera oiro movimiento del dnimo. Pero nada mds lejos del 
suyo, puro y recto, que glorificar tan'bellaca pasi6n, objetofle 
continuas diatribas de moralistas y poetas, de tal suerte que, 
por ejemplo, en nuestro opulento teatro del siglo xvii, casi no 
hay una sola comedia en que no se maldiga y abomine esta tan 
imaginaria como epid^mica enfermedad del alma. 

A combatirla, pues, y entrando en un nuevo g^nero dramii- 
tico, el definitivo en la evoluci6n de su pensamiento artistico, 
esto es, aquel en que al fin de la obra se obtiene una ensefian- 
za moral formulada sin acritud ni pedanteria, con toda la sen- 
cillez y descuido de quien solo por casualidad tropezare con 
ella, compuso Tamayo La bola de nieve, drama de costum- 
bres modernas, estrenado en el beneficio de Joaquin Arjona, 
el 16 de Mayo de i856. La bola de nieve va formdndose en el 
coraz6n de los dos hermanos Clara y Luis, nobles y buenos 
ambos, pero de una suspicacia inconcebible acerca del afecto 
de sus respectivos amantes, Fernando y Maria, la desconfian- 
za de los primeros, alimentada como cdncer por las circuns- 
tancias mds sencillas y los mds inocentes hechos en que inter- 



f . A escape. Comedia en tres actos (prosa), arreglada del francos 
por cMantiel Tamayo y Baus. Estrenada en el Teatro del Principe 
el 24 de Diciembre de i835. Madrid, i855, 4..^ — Lleva una limina 
grabada en ipadera representando la escena i5 del acto segundo. 
Carece de reparto. 







D. MANUEL TAMAYO Y BAUS 385 

vienen los segundos, como forzosamente tenia que ocurrir vi- 
viendo todos en la misma casa, llega d convertirse en pesadi- 
Ila de los unos y en insoportable fiscalizaci6n para los otros. 
Maria y Fernando no pueden hablarse ni callar, ni reunirse, 
ni permanecer serios sin que Luis y Clara den suelta i sus rui- 
nes € injustos celos. La bola crece, crece y aplasia i los que la 
habian formado. Logran hacerse aborrecibles k las victimas, y 
que ^stas despu6s de juntarse para defenderse de tirania tan 
odiosa, asustadas del abismo en que iban d caer casdndose con 
sus implacables verdugos, lo hagan entre si muy a gusto del 
publico que aplaude el castigo de loscelosos. 

A algunos criticos ha sorprendido, y con raz6n, como Ta- 
mayo en el estrecho marco de tres actos y algunas escenas, 
pudo conducir, razonar y hacer inevitable cambio tan radical 
en los sentimientos de sus personajes. No es, con efecio, facil- 
mente explicable, pero el milagro se ha hecho: ^-Qui^n sabe? 
Aquella graduaci6n tan calculada y tan natural en los afeclos 
y en las palabras que los expresan; aquellas f6rmulas breves; 
categ6ricas y exactas de los estados del alma; la importancia 
cada vez mayor de los sucesos; todo tan sabiamente ordenado 
y con tan simulado artificio, quiza no hasten para comprender 
c6mo Tamayo en tan poco espacio pudo lograr lo que en otro 
autor exigiria un tomo entero de nutrida prosa, y haya de su- 
poner que algunos poetas hasta poseen el don de alterar las le- 
yes del desarrollo 16gico de los hechos, retarddndolos 6 preci- 
pitdndolos d voluntad sin que el 6xito padezca. 

La obra fud representada, como era de esperar, en quienes 
Ilevaban entonces la primacia de la declamaci6n espanola. 
]Qu6 nombresi Teodora Lamadrid, Maria Rodriguez, Joaquin 
Arjona, Julidn Romea, Victorino Tamayo, Fernando Osorio. 
Digase si alguna vez se haa vuelto d ver juntos actores de tal 
importancia i. 



I . La bola de niepe. Drama en tres ado (verso) de Manuel Tama 
yo y Baus. Estrenado d beneficio del primer actor D. Joaquin Arjona 
en el Teatro del Principe de ^Madrid, d i6 de iMayo de i856, cMa^ 

25 



386 



Ahora sigue un periodo no largo, pero para nosotros obscu- 
ro, en la vida de Tamayo. La rapidez con que hemos tenido 
que escribir esta necrologia, nos ha impedido consultar mu- 
chas fuenles £ inierrogarS varios amigos^del insigne poeta 
sdbre las causas de la esterilidad po^tica del ingenio de Tama- 
yo durante seis aiios; pues aun cuando parece cierto que pu- 
blic6 £ hizo represeniar algunas obras con nombre supue^to, 
lodas elias son arreglos del francos hechos segiin las necesHda- 
des del empresario ^. 



drid, i85S, 4.", 104 pp. Va dedicado por D. Manuel A sus dos her- 
manos D. Andrfis y D." Josefa. 

1. Algunas de las noticias concrelas que van estampadas las de- 
bemos i la bondad del Excmo. Sr. D. Mariano Catalina, fraternal 
amigo y testameniario de Tamayo. El 6 el ilustre hombre piiblico 
y de letras que como Ministro luvo la gloria de nombrar d D. Ma- 
nuel Jefe del Cuerjio de A. Bibliotecarios y Anticuarlos, y que ade- 
mis de favorecedor fuS admiradory entranable amigo del poeta, 
tienen laobiigacidn de dar al piiblico un Tama}-o inlimo, que serj 



2. Son las impresas con nombre de Sosi Maria Garcia, c6mico 
mediano de la compalifa de Arjona. Conozco las siguientes; pero 
acaso hayd alguna oira: 

Ei Vi^conde de Leiorieres. Zar^uela en ires ados (prosa) arregta- 
da del francos por D. Jose Maria Garcia. Miisica de D. Manuel Fer- 
nindex Caballero, Madrid, i858, 4,°. 67 pigs.— La iicencia para la 
represenlacidn es de 1 S de Junio. 

La Idpida morluoria, drama en Ires aclosy en prosa; ultima pro- 
duccidn dclciilebre Alejandro Dumas, arreglado del francos por don 
Josi ^arla Garcia. Represenlada con notable aplauso en el teatro de 
Lope de Vega el 5 de Noviembre de i85g. Madrid, i859, 4,°, 39 pa- 
Los inanos blandas. Ciimedia en Ires actos (prosa), arreglada del 
francos por D. Jrisi Maria Garcia. Estrenada con gran aplauso en el 
Teatro de Lope de Vega en la noclie del 27 de Enero de 1S60, d bene- 
Jicio de dicho seiinr. Madrid, r86o, 4.", 80 pigs. 

Esla es la que me parece me|or de todas las obras que llevan el 
nombre de Garcia, Aunque tomada del francos, el asunto esti es- 
paiiolizadoj la escena pass en Barcelona, y algunc 



D. MANUEL TAMAYO Y BAUS 387 

' " ■ " I ..I . . I ■ - ■■ , II 

Pero si no dramdticas, tareas de otra indole empezaron 
desde entonces ^ mantener viva la actividad de su espiritu. A 
mediadosde Enero de i858 fallecio el docto sacerdote D. Juan 
Gonzalez Cabo-Reluz, academico de la Real Espanola, y, sin 
oposici6n, fue Tamayo designado para ocupar una silla ,en 



como el del comerciante de Reus, D. Bruno, estin muy bien de- 
lineados. 

La aldea de San Lorem^o. Melodrama en ires ados (prosa)y un 
prologOf arreglado del francos par D. Jose Maria Garcia, con atom- 
panamiento de miisica por D. Juan Mollberg. Estrenado con gran 
aptauso en el Teatro de Variedades de Madrid la noche del 21 deDi- 
ciembrede i860. — Entre los conocidos de Tamayo corria como cier- 
to que entre ^l y su amigo D. Luis Ferndndez-Guerra habian hecho 
en tres noches la traduccion de ^ste c^lebre melodrama que casi 
tuvo tanto exito entre nosotros como en Paris mismo, donde lo es- 
treno Federico Lemaitre. Aqui lo hizo Arjona. 

Una cueva de ladrones. Jugiiete comico en un ado (prosa), arre- 
glado del francos por D. Josi Maria Garcia. Madrid. 1862, 4.°. 

El sueno del malvado. Melodrama en tres ados (prosa), imitado 
del francos por D. Josd Maria Garcia. Representose por primera 
vef{ en el Teatro del Circo el 27 de Noviembre de r86j. Madrid, se- 
gunda edici6n, 1883, 4." — Es de los mds inverosimiles y absurdos 
de su clase. Al final hay una escena de espectros, semejante A la de 
la zarzuela La Tempestad; gran triunfo mimico de Arjona. 

De estas obras, segun me advierte el Sr. Catalina, solo la cuarta 
y la lillima pertenccen a Tamayo, 6 al menos, ^1 no tenia por suyas 
las dem^s. En cambio hay que adicionar su catdlogo con las dos 
siguientes, cuya nota debo al Sr. Catalina. 

Hi$toria de una carta. Comedia en tres ados] arreglada del fran- 
cos por D. Eduardo Rosales. Madrid, i860, 4.^, 66 pigs. Una nota 
final dice que esta comedia se estren6 en el teatro de Variedades 
de Madrid el 18 de Octubre de i860. EstA en prosa. 

Un banquero, Comedia en cinco ados y en prosa, escrita en fran- 
cos por Odavio Feuillet con el titulo de Montjoy^e, y arreglada d la 
escena espanola por D. Juan del Peral. Estrenada en el teatro det 
Circo en Abril de 1864. Segunda edicion. Madrid, 1 89 1 , 9o piginas. 
Hicieron los principales papeles la Teodora, la Hijosa, Arjona, 
Benetti, Manuel Ossorio, etc. 



aquel Cuerpo en que 

Aureliano FernSndez-' 

Totnd posesiin en i 

discursoqu 



ya figuraban sus grades amigos don 
juerra y D. Manuel Caiiete. 

2 de Junio del mismo ano, leyendo un 

3 Dueva conquista de so entendimiento 



a perfecci6n mis en su esidiiea dramStica. Trat6 De la 
verdad como fuenie de belle^a en la Hteratura dramdtica. Esto 
que hoy nos parece tema verdaderamente vulgar, no lo era 



lanto en aquella ^poca, e 
nes llamada cISsicas, con 
clonal ismo afeciivo, habi: 
dario lugar que 
casos en las obr; 
Pero la palabr 
turalista modern 
que es verdad ei 
nica dejari de i 



r de caracieres, carica 
hombres apasionados; cuando 



■que, por una parte,, las imilacio- 

a patr6n establecido y su conven- 

relegado i la verdad i. tan secun- 

n vano se la buscaba en la mayoria de los 

podticas, singularmente en las de teatro. 

tiene para Tarnayo el sentido na- 
la verdad es artistica. «Ni todo lo 
mundo cabe en el teatro. La ficci6n escS- 
bella y pei;arii ademis de falsa cuando re- 
la excepcidn y no la regli 



per dad 
. No lodi 



; monstruos « 



lugar de 
>a exactJtud, 
le ahogando, 

por decirlo asl, el espiritu en' la materia: cuando lejos de re- 
producir solamente lo mis acendrado. esencial y portico de la 
naturaleza, toma da elta lo grosero, insustancial yprosaico». 
Esto si que parece escrito en nuestros dias y no hace cua- 
renta afios, en sentido prof^tico. 
Y no es que Tarnayo quiera presdndir de una parte de la 

a expensas dc la oira. «Por cierto, seiiores, que el personaje 
dramdtico no serA hello sino cuando, como el hombre, eSl€ 
corapuc-sto dc cuerpo y de alma, y alternativamente vuele 
hacia lo alto y se incline hada la licrra. Aquellas figuras que 
aspiren i ser puro espiritu, puro heroismo, pura bondad, no 
serin espiriiualea, ni heriiicas, ni buenas: con (ofulas desobre- 
naturates valdran mil vcces menosque la' naturaleza; sorpren- 
deran acaso, no conmoveran nunca. Y no s6lo no es dado al 
arte de^pojar al ser humano de sus flaquezas y miserias sin re- 
bajarlo y empobrecerlo, pero tampoco suprimirel espectSculo 



D. MANUEL TAMAYO Y BAUS 389 

de la vida sin menoscabar su grandeza, los vicios y los cri- 
menes, para no representar mas que acciones magn^nimas y 
virtudes». 

Claro que en esta estdtica, Amplia y generosa como es, no 
cabe la gIorificaci6n del mal bajo ningun aspecto. «Lo que 
iinporta en la literatura dramdtica es, ante todo, proscribir de 
su dominio cualquier linaje de impureza, capaz de manchar 
el alma de los espectadores; y empleando el mal unicamente 
como medio, y el bien slempre como fin, dar d pada cual su 
verdadero colorido con arreglo d los fallos de la conciencia y 
i las eternas leyes de la Suma Justicia. Santificar el honor que 
asesina, la liviandad que por todo atropella; representar como 
odiosas cadenas los dulces lazos de la familia; condenar d la 
sociedad por faltas del individuo; dar al suicida la palma de 
los martires; proclamar derecho la rebeldia; someter el albe- 
drio a la pasi6n; hacer^ caitiino del arrepentimiento el mismo 
de la culpa; negar la virtud, negar d Dios, consecueni^ias son 
de adulterar con el empleo de lo falso en la literatura dramd- 
tica ideas y sen,timientos, crimen fecundo en danos infinita- 
mente mayores que el de adulterar hechos en la historia. Con 
la verdad por guia no le acontecerd al arte confundir el mal 
con el bien; y si en tales 6 cual'es ^poaas d los ojos del vulgo 
suelen adquirir ciertos vicios y mentiras apariencias de virtu- 
des y verdades, 61, despojAndolos del p^rfido disfraz, los mos- 
trard desenmascarados y al desnudo» ^. 

Veamos ahora la aplicaci6n de estas doctrinas en el segun- 
do y mds glorioso periodo de la vida de Tamayo como autor 
dramatico. 

La representaci6n hecha en el teatro de Lope de Vega la no- 



I . Discurso de recepcion en la R. Academia Espanola leido por 
D. Manuel Tamayo en 12 de Junio de i858. Pdgs. 255-29o del 
tomo 2° de los Discursos publicados por la misma Academia. Ma- 
drid, i860. — Di61e d Tamayo la bienvenida su carinosoamigo don 
Aureliano Ferndndez-Guerraen otro breve discurso en que ensal- 
za debidamente la peisonalidad literaria del nuevo companero y 
refuerza las doctrinas por el expuestas. 



390 



ESTUDIOS DK HISTORIA LITERARIA 



che del 25 de Octubre de 1862 de la comedia titulada Lo posi- 
\ Hpo, constituy6 uno de los^xitos mds memorables de la histo- 
ria esc^nica de Espana. Dias y dias.vinieron los peri6dicos 
deshaci^ndpse en elogios de la obra y recomendando al publi- 
co no perdiese ocasi6n de ver tan hermosa comedia. A este in- 
centivo agregdbase el de que el autof no habia querido revelar 
su nombre, sustituyendolo con un seudonimo, el de D. Joa- 
quin EsMane\, que nada decia. Busc^banse padres de entre 
los de mayor fama a la nueva produccion: unos publicamenie 
en los peri6dicos y otros ante numerosos amigos declinaban el 
honor de haber compuesto tal prodigio y nadie mas que unos 
pocos sabian qui^n era su verdadero autor. Hasta.se ech6 a 
broma su tenacidad en conservar el secreto, v muchos dias 
despu^s del estreno decia un revistero: «Lo positivo ^gue atra- 
yendo concurrencia d Lope de Vega. Por lo demas, su autor 
debe estar creyendo que ha cometido algun delito al darla a 
luz, pues que sigue hasta ahora rodeado del mas profundo 
misterio». Y algunos dias mas tarde, anadia: «L^/?05i7/yo sigue 
dando positivos resultados a la empresa» ^. Pero el nombre del 
autor permaneci6 tan secreto, que los mismos revisteros lo ig- 
noraban aun al ano siguiente cuando se estren6 una nueva 
obra de Tamayo. 

Pasemos k la obra. Firme el poeta en su idea de buscar A su 
alrededor vicios que combatir, no tardo en advertir uno muy 
nuevo; al menos en ciertas manifestaciones. Era el de la codi- 
cia, pero en la forma menos simpdtica y disculpable: ]a codi- 
cia. encerrada en un pecho femenino: absurdo pecado de las 
sociedades modernas. 

Record6 haber leido algo parecido en una insignificante eo- 
media francesa; pero procedi6 en el desarrollo de su obra exac- 
tamente lo mismo que si nada hubiera leido. No obstante esto, 
su nimia escrupulosidad literaria le oblig6 a estampar esta ad- 
vertencia al frente de su obra: * 

«Esta comedia es una imitacion de la que escribi6 en francos 



I. (Museo universal del 9 y 16 de Noviembre de 1862. 



*- o^ra: '~"*"' ^ *sUmp, 



»Y^ 



D. MANUEL TAMAYO Y BAUS 39! 

Le6n Laya con el titulo de Le due Job, y la cual se estren6 en Paris 
el 4 de Noviembre de 1 859. El duque Job tiene once personas, cua- 
tro actos y cincuenta escenas ^. En Lo positivo estd reducido d cua- 
tro el niimero de personas, el de actos i. tres y el de escenas i ven- 
ticuatro. Casi todo el dialogo puede pasar por original en esta lil- 
tima composici6n dram^tica: nueva es tambi^n la mavor parte de 
sus escenas: el desarrollo de la accion y de los caracteres difiere no 
poco en ambas producciones: ki significacion del pensamiento mo- 
ral que entrariael asuntoaparece tal vez m^s concreta, mis claray 
viva en la obra espafiola que en la francesa*. 

Cuatro solas personas; una mujer y tres hombres; y con alios 
se mantiene el interes durante tres actos; y el interns aumenta 
y parece, al llegar al fin, que siente uno ver concluirse la obra; 
dejar de oir las excelentes, ingeniosas, razonadisimas cosas 
que se dicen aquellos personajes. En cuanto a los caracteres no 
son extranjeros, sino espanoles: Cecilia, como dice Fernandez 
Fl6rez, es madrilena de pura raza. Rafael, noble de buena 
cepa, no desprecia ni conoce siquiera el valor moderno del 
dinero, lo estima como lo estimaron sus abuelos, como loes- 
tima su tio el Marques, que es el mismo Rafael, con m^s anos; 
mas experiencia, mas filosofia, y que^se empefia en hacer fe- 
liz a su sobrina aun contra la voluntad de ella misma. 

El caracter de Cecilia es una preciosidad artistica. jC6mo se 
ve; bajo aquella costra egoista que han ido formando las pala- 
bras de su padre y algunos malos ejemplos, aletear un coraz6n 
sano y puro; desprenderse un perfume de candor y devirtud 
y agitarse un espiritu recto y clarol A medida que su ceguera 
va disipandose al choque de algunas en^rgicas observaciones 
del Marques, de algunos sucesos que no responden 4 las pre- 
misas establecidas, y sobre todo, al despertarse sus buenos sen- 
timientosy romper, como la flor el broche, la fria corteza con 
que habian querido esconder tantos tesoros morales, va trans- 
farmandose la joven de mala en buena, en mejor, y aquella 



I . El duque Job, fu^ traducido algiin tiempo despu^s por un don 
Francisco Nacente y publicado en Barcelona (s. a.) en folio, en una 
coleccion extensa de obras dramdticas (pp. 1045 d 1 108.) 




392 fSTUDIOS DE HISTORIA LITERARJA . 

que no podia casarse sino con quien aportara un mill6n como 
ella tenia, concluye por pedir de rodillas i su padre que la des- 
herede, que le quite el niill6n para de este modo presentarse 
m^s digna ante su esposo futuro. 
L^ De defectos es indtil hablar: Lo positivo no los tiene ^ 

^•Por qu6 Tamayo en esta obra y en las sucesivas desde en- 
tonces se neg6 i darles su nombre? Mucho se ha escrito para 
/ explicar lo que algunos ban calificado de una extravagancia 
de Tamayo y que efectivamente no parece muy defendible. 

No fu^ el desprecio, la indiferencia que le producian sus 
exitos teatrales, porque ^I mismo nos habla de «la horrible 
duda que emponzona el coraz6n del poeta y es uno de los m^s 
amargos tormentos de la vida hasta que al fin queda resuelta 
en la azarosa noche de una primera representaci6n; noche en 
que el triunfo es para 61 una sensaci6n dolorosisima, porque 
rendrdo el animo, ,no se encuentra con fuerzas para sopor- 
tarla)^ 2 

Tampoco puede ser el extremo contrario, segun lo revelan 
estas palabras, porque, pasado el momento y cuando el 6xito 
es tan completo y el aplauso unanime; no habia que recelar. 
. A mi ver el hecho consistio sencillamente para Tamayo en 
su condici6n de acad^mico. Tan alto y respetable le parecia 
el cargo, que no quiso exponerlo al demerito que pudiera so- 
brevenirle de verse maltratado del publico en una de las equi- 
vocaciones tan frecuentes aun en los mejores autores drama- 
ticos. ^'Tuvo raz6n en llevar tan adelante este respeto k los 
prestigios de la Academia? No nos atreveriamos a sostenerlo. 

Lances de honor, drama estrenado en el teatro del Circo el 



I. Lo positivo^ Comedia en tres ados (prosa), tomada del /ranees 
por D. Joaquin EsMane^. Estrenada en Madrid en el Teatro de 
Lope de Vega, a 2.5 de Octubre de 1862. Va precedida de la adv^r- 
tencia de que hablamos arriba. El reparto fu6 el siguiente: Cecilia, 
Teodora Lamadrid. El IMarques, Joaquin Arjona. Rafael^ Juan Lo 
pez Benetli. Don Pablo, Enrique Arjona. 

3. Proiogo de la Virginia. 




D. MANUEL TAMAYO Y BAU8 393 

i.°'de Septiembre de i863y es *1 alegato mas brillante y elo- 
cuente que conocemos contra el duelo. En una acci6n cada 
vez m^s cerrada 6 interesante se van presentando todos los as- 
pectos, razones en pro y en contra de esta bdrbara costumbre 
y consecuencias siempre malas y muchas veces irreparables 
que prodOce. 

- Yo no dir^, como algii.n critico, que el duelo sea un mal 
asunto para llevado al teatro y menos en contra: prueba de lo 
contrario es el mismo drama de Tamayo, inmejorable en los 
dos primeros actos y la mayor parte del tercero; defectuoso 
s6\o por dar demasiada extensi6n a la ensenanza moral que 
de la obra se desp,rende 6 expresaria con claridad innecesaria 
y excesiva. 

EI defecto consiste s61o en haberse el autor olvidado de 
estas palabras que habia consignado en su discurso acad^mi- 
co: «Sin caracter de pardbola, sin demostrar silogistlcamente 
un principio moral, es dado al arte ejercer saludable y podc- 
roso influjo, despertando afectos nobles y generosos, puras y 
elevadas aspiraciones. Y yerra por extremo cuando fia k la 
lecci6n teorica lo que debiera al ejemplo vivo; cuando se di- 
rige a la raz6n para convencer -y no al coraz6n para hacer 
sentir; cuando olvida que no le toca moralizar doctrinando, 
sino conmoviendo». Muera, pues, el duelista reconciliado con 
el cielo y con sus enemigos; pero sus padres no deben pro- 
nunciar palabra alguna y meno.s las que el autor pone en sus 
labios. El dolor ajeno es muy poco ejempkr, y a la legua se 
ve que, pasado aquel tragico momento, Villena quizd siga tan 
pendenciero y malvaclo como antes, y su hijo, el petulantisi- 
mo Paulino, alegue el hecho para decir como D. D^maso: «Yo 
tengo hechas mis pruebas». 

Fuera de este pequeno defecto que es hasta subsanable sin 
que la acci6n ni el interns sufran perjuicio, jcu^ntas cosas ad- 
mirables hay en esta obra! jQud caracteres tan endrgica y tan 
s6briamente bosquejados! jQue dialogo! jQud lenguajel \Qu6 
figura la de aquella muchacha del acto tercero, que parece es- 
capada de una obra de Shakespeare, surgiendo como una 
aparici6n para referir el duelo mezcldndolo con el recuerdo de 



L ■ 



394 ESTUDIOS DB HISTORIA LITERARIA 

otro menos noble, pero no menos desastroso: «Asi cay6 mi 
padre hace un ano, tal dia como hoy; s61o que no fu^ de un 
tiro... de un navajazo fu^... jY mi madre muri6 loca de pena 
en el hospitall jY yo me qued^ solita en el mundoI» Refiere 
atropelladamente el duelo de Miguel y Paglino, y luego inte- 
rrumpi^ndose al ver acercarse gente con el herido, exclama: 
«jTraen al muerto como llevaron d casa k mi padrel No quiero 
verle. En el nombre del Padre y del Hijo y del Espiritu Santo. 
Amen. En el nombre del Padre y del Hijo... (Sale corriendo 
por el foro, santigu&ndose y volviendo atrds la catena con es- 
panto)». 

Digase si quien sabe, aun contra el duela, imaginar escenas 
de la fuerza trdgica de ^sta que aterrorizaba a los espectadores. 
al decir de algunos testigos, podia acomeier con soberania 
toda clase de asuntos ^ 

■ En el proverbio tomado del francos Del dicho al hecho... se 
ve clara la intencibn moralizadora que siempre guiaba la 
pluma de Tamayo. Aunque desde el principio se adivina el 
desenlace, y el asunto es de poca novedad, cont^mplase con 
creciente interns el desarroilo del caracter de aquel malvado 
Leandro, que cuando era pabre no sabia mds que salirizar a 
los ricos por el mal uso que hacen de sus bienes. Llega a rico, 
y lo primero que hace es oprimir d los que estan bajo su de- 
pendencia, despreciar d los que le habian alimentado en su 
indigencia, faltar al cgmpromiso de casarse con la honrada 
joven con quien habia vivido largo tiempo; y, en fin, se con- 
vierte en un rico de la peor de las especies conocidas 2. ^ 



1. Lances de honor ^ drama en tres ados (prosa) de D. Joaquin 
Est^banesi. Esirenado en el teatro del Circo a i .^ de Septiemhre de 
186^. 2." edicion. Madrid, 1881,4.", 86 pp.— El reparto fu6: Don 
Fabidn Garcia^ Joaquin Arjona; dona Candelaria ^ Teodora La- 
madrid; Miguel, Manuel Osorio; D. Pedro de Villena, Juan L6pez 
Benetti; Paulino, Ramon Mariscal.-Oiros papeles de menor impor- 
tancia los hicieron Josefa HijosafLa Much'acha), Jurado, Castillo, 
Diez, etc. 

2. Del dicho al hecho. Proverbio eri tres ados (prosa), tomado del 




D. MANUEL TAMAYO Y BAUS 395 



De muy distinto g^nero es otro proverbio titulado Mds vale 
mafia que fuer^a^ estrenado en el teatro de la Zarzuela el 26 
de Noviembre de 1866. Tambi^n estd tornado del francos, pero 
conserva toda la gracia espanola en el corte del didlogo, en el 
rnanejo del idioma y en el candor y modestia de la dama prin 
cipal. Bien graduado el efecto y primorosamente trabajadas 
las escenas en que interviene la col^rica Juana i. 

Llegamos a Un drama nuevo; la perla de las obras de Ta- 
mayo y una de las mds sobresalientes del teairo de todas 6po- 
cas y paises. La critica la ha analizado y glorificado de mil for- 
mas; el publico la ha visto con frecuencia en los teatros; pa- 
se6 triunfalmente por los principales escenarios de Europa y 
America; s61o encomios y alabanzas produce el enunciado de 
su titulo. ^'Tendremos, pues, necesidad de hacer nuevo anali- 
sis de su argumento, tan sencillo e interesanle d la par; de es- 
pecificar las mil bellezas de pormenor que encierran su dicci6n 
pura, su estilo elegante, su didlogo natural y vivo; sus frases 
felices; sus alios pensamientos; su moralidad deducida sin ar- 
tificio y tan dulce y consoladora, formulada d la conclusi6n 
por aquel Shakespeare tan noble y simpdtico? Intentarlo y rea- 
lizarlo daria i este arlfculo proporciones mayores de las que 
se nos han senalado 2. S6I0 trasladaremos el resumen critico 



L- 



f ranees por D. Fulano de tal. Estrenado en el teatro del Circo de 
^Madrid d 24 de Diciembre de 1863. Madrid ^ ^8^3, 4.°, 67 pp. — La 
comedia francesa que sirvi6 de original para ^sta, fu^ tomada de 
una novela tiiulada L'Heritage, por MM. E. Auguier y Julio San- 
deau y con el titulo de L.: pierrc de louche^ estrenada en Paris el 23 
de Diciembre de 1853 con exito poco satisfactorio. 

2, Mds pale niana quefuers^a. Proverbio en un ado (prosa), imi- 
tado del f ranees por D. Joaquin Estebane^. Estrenado en el Teatro 
de la Zarzuela de Madrid el dia 24 de Noviembre de 1866. 4.^ edi- 
cion. Madrid, 1884, 4"j 33 PP- — ^^ comedia francesa, de que fu^ 
imitado se titula: La diplomatie du menage^ y se estren6 en Pdris I 

en el Teatro francos el 6 de Enero de i852. ' 

I . Un drama nuevo. Drama en tres actos (prosa), de D. Joaquin 
Estebane^. Estrenado en el teatro de la Zarzuela de Madrid d 4de I 

Mayo de 1867. Madrid, 1867, 4.°.— Se han hecho muchas ediciones I 

i 



396 



BSTUDIOS DE HISTORIA LITERARIA 



que acerca de esta obra hizo un autor que goz6 fama de seve- 
re, y que con respecto a Tamayo ni con mucho puede tachdr- 
selo de amistad ni compadrazgo. 

♦Tamayo agigantado hasta el punto de producir un asombro 
como Un drama nuevo, produccion en que todo es admirable (in- 
cluso el lenguaje sentencioso), en la que palpita una. inspiracion 
gigante; en la que las pasiones humanas vibran al unisono con las 
que Shakespeare pintara en sus obras inmortales, y la fuerza dra- 
mdtica, el efecto esc^nico, el terror trdgico y la alrevida originali- 
dad de las situaciones llegan a un punto altisimo de perfeccion; 
produccion que hace palpitar todas las fibras del corazdn humano, 
y que lo mismo arranca Ugrimas de ternura y de piedad que gri- 
tos de terror y espanto; producci6n, en suma, que basta, no ya para 
glorificar i. un hombre, sino para enorguUecer a un. pueblo* i. 

Al lado de Un drama nuevo palidecen y se eclipsan las dos 
linicas obras dramaticas que despu^s compuso Tamayo; un 
nuevo arreglo en parte del frances y una apasionada s^tira so- 
cial. Al escribir Tamayo su drama en tres actos No hay mal 
que por bien no venga, solo en alguna circustancia no muy 
esencial tuvo presente la piececita francesa en un acto Le feu 
au convent: la casi lotalidad de la obra le pertenece. Aqui el 
fin mpral del drama no se infiltra dulcemente como en los de- 
mas; hay ya algo de amargo y duro en la censura y se ve aso- 
mar la satira. Por eso el asunto aparece tocado de inverosimi- 
litud falso en parte el car^cter de Julian, extremado el de En- 
rique y demasiado lacrimoso el lenguaje. Pero en cambio, iqu6 
interns tan creciente en toda la obra; qu^ car^cter de grande- 
za y fuerza adquieren algunos sucesos que en otras manos no 



y traducciones. El reparto fu^ este: Yorick, Victorino Tamayo y 
Baus; Alicia, Teodora Lamadrid; Edmundo, Ricardo Morales; 
Walton^ Francisco Oltra; Shakespeare^ Juan Casaner; El autor, 
Emilio Mario; El traspunte, Jose Alisedo. 

Lleva esta dedicatoria de Tamayo A su hermano: «A1 Sr. D. Vic- 
torino Tamayo y Baus. por quien el piiblico de Madrid es amigo de 
Yorick, Joaquin Estebane^)>. 

I. D. Manuel de la Revilla: Bocetos literarios. D. Manuel Tama'- 
yoy Baus. (Revista coniempordnea; tomo x (1877) PP- 5oo-5o5). 



D. MANUEL TAMAYO Y BAUS 397 

It 

darian resultado; que episodios, como el de la niuerte del nino, 
tan oportunos, tan bellos y tan enlazados con la acci6n prin- 
cipal! iQu^ tipo el de Luisa, el de aquella angelical criatura 
que s61o plegnas y dicha cree hallar en casa de su padre y don- 
de sus ojps no ven mds que horrores y desdichas! La creacion 
y desarrollo del personaje de Luisa vale casi tanto como un 
drama. Bien es verdad que Tamayo fu^ siempre altisimo maes- 
tro en concebir tipos dramdticos femeninos y en hacerlos vivir 
y moverse y obrar con arreglo a aquella primitiva esencia po^- 
lica de que los habia dotado i. 

La tendencia satirica, la intenci6n agresiva, resaltan con 
mayor claridad en la ultima obra de Tamayo titulada Los 
hombres de bieriy estrenada en Madrid en el teatro de Lope de 
Rueda, llamado poco antes Circo de Paul, en i6de Diciembre 
de 1870. El temple catoniano de Tamayo estaba profunda- 
mente alterado y exaltado con lo que diariamente presencia- 
ban sus ojos. La fuerza expansiva que en los afios de 1869 
y 70 adquiri6 la sociedad espanola, arroj6 k la superficie al 
lado de muchas ideas generosas y redentoras al parecer, mu- 
chos vicios, mucha desverguenza y muchos personajes que 
antes habian estado ocultos y ocultos debieran haber perma- 
necido. De la noche a la manana vieronse surgir y colocarse 
en primera fila hombres salidos quizd de la casa dejuego, de 
la carcel, de cualquiera parte, y elevados k empleos bien do- 
tados, 6 que ellos les hacian serlo, deslumbrar a las gentes 
con su lujo, sus escandalos y su impunidad; pues en general 
se les consideraba listos, traviesos, etc.; tenian s61idos apoyos 
y el publicQ lleg6 a acostumbrarse a sus felonias de bandidos 
de frac y guantes blancos. 



I . No hay mal que por bien no venga. Comedia en trcs actjs (pro- 
sa), de D. Joaquin Estebane!^; 1868, 4.°. (En este ano se hicieron tres 
edicioiies. Estrenada en el Teatro de la Zarzuela de Madrid, ^23 
de Diciembre de 1868. Va dedicada d D. Aureliano Fernandez- 
Guerra y Ueva una advertencia explicando lo que tomo de la obra 
francesa. Hicieron los principales papeles Teodora Lamadrid, Vic- 
torino Tamayo y Emilio Mario. 



39^ XSTUDIOS DE HISTORIA LITERARIA 



Asi es que Tamayo no necesito desojarse mucho para en- 
contrar k su Quiroga; pero no era este personaje lo que su- 
blevaba su conciencia pura y honrada, sino la tolerancia, la 
indiferencia de la masa neutra de la sociedad, de los llamados 
hombres de bien, que tales cosas toleraban. Contra cstos sujetos 
es contra quienes descarga lodo el peso de su indignaci6n, y 
elige k uno de ellos para recibir el tremendo castigo en la per- 
sona de su hija unica que le roba y deshonra el malvado Qui- 
roga. La satirada alcanzaba k mucha gente; quizd recarg6 al- 
gunos matices; quizd supuso factores de aquel producto algo 
que no lo fuese claramente; quizd extrem6 las condiciones de 
debilidad y vileza de los hombres de bien en algunas escenas, 
ello es que la representaci6n de la obra levant6 una verdadera 
tempestad en una parte del publico y la critica del dia tam- 
poco le fu6 favorable. Algun revistero llega k decir que el 
drama estaba escrito con afectaci6n, que el acto segundo 
es inconveniente, sin moral y destituido de verosimilitud, 
y que, en fin, la obra era mala artisticamente considerada. 
Pero no hay que olvidar que se trata de critica periodislica de 
1870 1. 

Tales son las obras que constituyen el caudal dramatico de 
Tamayo y forman su expl^ndida corona de gloria con que en 
adelante le contemplard la posteridad; pues las obras de Ta- 
mayo no son de las (\\xt pasan mis 6 menos pronto; las obras 
Tamayo no mueren: son elernas como lo son los grandes y 
puros afectos del alma que santifican; como las fuertes pasio- 
nes humanas que en ellas luchan y vencen 6 sucumben; como 
los tesoros de poesia que encierran, cosas todas que, mientras 
el hombre no cambie de naturaleza, despertaran siempre en 
^1 la noble emoci6n estetica. . 



I . Los hombres de bien. Drama en ires ados (prosa) de D. Joaquin 
Estdbane!^. Madrid, 1870, 4.°, 78 pp. 

Lleva al frente una autorizaci6n del autor A D. Joaquin Arjona, 
para estrenarla en el teatro Tacon de la Habana, A donde se iba 
Arjona con la Teodora Lamadrid. La obra aiin no se habia repre- 
sentado en Madrid. 




D. MANUEL TAMAYO Y BAU§ 399 



La Revoluci6n de Septiembre de 1868, que empez6 dando 
palos de ciego, privo a Tamayo de su modeslo empleo en la 
Biblioteca de San Isidro, como dej6 cesante d D. Aureliano 
Ferndndez-Guerra, como sustiiuy6 en la Diregcidn del Museo • 
ArqueoI6gico Nacional al iiustre Amador de los Rios con 
Ruiz Aguilera, poeta de inspiraci6n popular, pero ignoranti- 
simo en aquellas materiales especiales. 

Tamayo se refugio en su concha; es decir, en la Academia 
Espanola, d la que era asiduo concurrente, dedicdndose en 
cuerpo y alma al estudio y comprobaci6n de papeletas filo- 
15gicas. En 5 de Febrero de 1874 fue elegido secretario interi- 
no de la Academia :por defunci6n del que lo era, D. Antonio 
Maria Segovia, y en 3 de Diciembre del mismo confirmado 
en el cargo con caracter de perpetuidad. -Este puesto le daba 
habitaci6n en Ik casa de la Academia, y desde entonces resi- 
di6 en la calle de Valverde, hasta que hace pocos aiios la Aca- 
demia traslad6 su domicilio al actual elegante palacio, suyo 
propio, construido en la calle de Felipe IV. 

Lo mismo Tamayo que su grande amigo D. Aureliano Fer- 
ndndez-Guerra, tambi^n con vivienda en la Academia por ^er 
su bibliotecario perp^tuo, hubieron de sentir el trasladarse k 
su nueva y iujosa habitacion; tan acostumbrados estaban d su 
modesta casa de la calle de Valverde. Ambos la disfrutaron 
poco tiempo. 

La obra principal de Tamayo en la Academia son las actas 
de sesiones, escritas con aquel primor y estilo elegante y aun 
a veces con cierta fina ironia 6 cierto comico de buen gusto 
que hacen se conviertan en esencialmcnte literarios tan vul- 
gares documentos. Algunos relatives d Juntas solemnes que 
hemos visto impresos hacen desear quese publiquen todos los 
que tengan alguna de las circunstancias apuntadas. 

A su cargo estuvo, creemos, en los Oltimosanos la redac- 
ci6n del Epitome y Compendio de la Gramdtica y del Pron- 
tuario de Ortografia. Puede decirse que Tamayo era el ulti- 
mo de los que en cuerpo y alma se habian consagrado d la 
Academia d la que consideraba como su propia persona; asi es 
que los ataques que en estos liltimos anos sufri6 este Cuerpo 



400 BSTUDIOS DK HISTORIA LITXRARIA 

■ 

no fu6 de lo que menos contribuy6 i agriar su caracter, siem- 
pre tan dulce.' 

EI ano de 1884 fu^ para Tamayo el del desagravio que le 
hacia la patria. Un ministro joven, ilustrado y, por tanto, bus- 
cador del verdadero m^rito donde quiera que se ocultase; el 
misnnio que reparabaotra gran injusticia nombrando Director 
general de Instrucci6n publica d D. Aureliano Fernandez- 
Guerra, pubiic6 un Decreto a cuyo frente como predmbulo 6 
exposici6n se estampaban estas hermosas palabras: 

«Todos los Gobiernos, sin preocupaciones politicas de ninguna 
especie ban respetado la antigua costumbre de poner al frente de 
la primer Biblioteca de la Nacion A una persona de relevantes titu- 
los literarios y de m^rito universalmenta reconocido. El Regla- 
mento de 2 5 de Marzo de 1881, disp'uso que el Jefe del Cuerpo 
obtuviora su plaza casi por ascensb rigoroso entre los individuos 
de que consta, destruy^ndose asi aquella costumbre de aventajar i 
escritores famosos de la Nacion y privando al Gobierno de la glo- 
ria de recompensar el merito verdadero, sacandole de su retiro y 
utilizdndole en bien y honra de la pa(tria. Respetando, pues, en esta 
parte las razones que inspiraron aquel decreto, urge conservar la 
libertad para nombrar Jefe del Cuerpo i persona de altisima repu- 
tacion literaria 6 indubitables meritos, sin distincion alguna de 
opiniones ni partidos.» 

A este brillante alarde de amor a las ciencias y a las letras, 
propio de quien es a la vez su insigne cuitivador, seguia este 
decreto: 

4cEn atenci6n 4 las relevantes circunstancias que concurren en 
D. Manuel Tamayo y Baus, secretario perp^tuo de la Real Acade- 
mia Espanola, vengo en nombrarle Director de la Biblioteca Na- 
cional y Jefe superior del Cuerpo de Archiveros, Bibliotecarios y 
Anticuarios. Dado en San Ildefonso d 12 de Octubre de 1884. — 
Alfonso. — El ministro de Fomento, Alejandro Pidai y Mon» 1. 



I. Gaceta del i5 de Octubre. Con la credencial acompano el 
Ministro una carta particular d Tamayo, muy discreta, y que tuvo 
cierta celebridad en aquellos dias por haberla publicado algunos 
periodicos. En ella desvanecia el Sr. Pidal ciertos escrupulos de 



D. MANUEL TAMAYO Y BAUS 4OI 

Tamayo no era un bibIi6grafo ni un erudito de profesi6n; 
pero era hombre de mucha cultura y de mucho talento y en 
breve se puso i la altura del cargo para que le habia nombra- ^ 
do. Es el Director que ha dejado hechas mayor n.limero de re- 
formas y mds importantes: aqu^l cuyo paso por la Biblioteca 
ha sido hasta hoy el m^s trasceridental. 

Dejar^ i un lado su afin continuo porque el Indice fuese 
cada vez mds perfecto y de fdcil manejo, tarea en la que per- 
sonalmente empleaba 61 mismo algunas horas diarias. Y digo , 
que debenFios dejar esto aparte, porque no creo que sea un 
gran m^rito en un jefe este trabajo de pormenor: un Director 
puede ganar hoqradamente su sueldo sin descender 61 mismo ^ 
d escribir papeletas. 

' Pero si consideramos como un gran triunfo suyo, la pron- 
titud, el acierto, la felicidad, en suma, con que durante su 
mando se hizo la traslaci6n de la Biblioteca Nacional, del 
antiguo y detestable edificio al suntuoso, aunque no muy 
acondicionado, moderno. Claro es que esta gloria tiene que 
ser muy repartida entre los que ayudaron i Tamayo en tan 
dificil empresa, como son varios de los que hoy prestan servi- 
cio en la nueva casa; distinguidos en nuestras letras unos, al- 
guno eminente en ellas. El que esto escribe recuerda haber ^ 
visto d todos estos y otros en los intermlnables dfas de Mayo 
y Junio de iSgS, de pi6, sin descansar, pegando niimeros y 
signaturas en las guardas de los libros; cargando cual gana- 
panes con las series ya despachadas para evitar confusiones; y 
alii en medio de ellos, sucio por el sudor y el polvo que se 
cortaba en la atmdsfera, con un panuelo de seda rodeado al 
cuello, i Tamayo trabajando como uno de tantos, levantdn- 
dose y bajdndose, con los anteojos en medio de la frente y lan- 
zando miradas torvas i todo extrano, aunque fuese su ami- 
go, que se atrevia d penetrar en aquel sancta sanctorum, 

Otro de los grandes servicios que como Director de la Na- 



Tamayo para que no dudase en aceptar el cargo: jun cargo que 
colmaria las aspiraciones de la mayor parte de los espanolesl 



402 XSTUDIOS DX HISTORIA LITXRAJUA 

m 

clonal prest6 Tamayo a las letras, consisti6 en levantar la losa 
dc plomo del abandono oficial que pesaba sobre las obras pre- 
miadas en los concursos anuales que viene celebrando la Bi- 
blioteca. Asv, despues de mas de veinte anos de sueno pudie- 
ron salir a luz los dos ultimos tomos del Gallardo, colecci6n 
la mis preciosa de nuestra bibliografia; se imprimieron otras 
muchas obras premiadas como la Bibliografia numism&tica es- 
panola, la Imprenta en ToledOj la Tipografxa complutense, el 
Diccionario biogrdfico y bibliogr&fico de autores de la provin- 
da de Burgos, la Bibliografia espanola de Cerdeha, la Biblio- 
grafia madrilena, la Monografia sobre los refranes, adagios y 
proper bios y la Coleccidn bibliogrdjico-biogrd/ica de noticias re- 
ferentes d la provincia de Zamora, la Bibliografia espanola de 
lenguas indigenas de America, la Bibliografia hidrol6gico-mi- 
dica espanola y el Catdlogo de periodicos madrilefios desde 1661 
d 1870 y otras. A no ser ^1 Director probablemente ninguna 
de las obras se hubiese publicado. Tamayo compartia con la 
Biblioteca ei carino de la Academia, asl es que no solia faltar 
un solo dia, aun en los primeros meses de su enfermedad. 

Acometi61e con rudeza d fines del ano pasado con grandes 
dolores articulares, transformados luego en un insomnio per- 
tinaz y dolorosisimo para ^1 y los que le rodeaban. Con di- 
versas alternativas fu^ luchando con la neurastenia hasia que 
el lunes 20 de Junio ultimo rindi6 su espiritu, siempre asis- 
tido de la santa companera de su vida como habia sido su 
mds ardiente deseo, expresado en 1878, al dedicarle pOr segun- 
da vez su gran drama La Locura de amor, con estas h.ermo- 
sas palabras: 

«Mis ha veintitr^s anos que te dediqud esta obra, escasa de m^- 
rito, como todas las mias, pero no escasa de ventura. Traducida 
esi4 al portuguds, al frances, al italiano y al alem^n, y a^in sigue 
representindose con aplauso en los teatros espanoles. 

Encomia al dedicartela tus virtudes: de entonces acd no has vi- 
vido sino para seguir dando testimonio de bondad sin limites, de 
sobrenatur'al forialeza, de santa abnegaci6n. Te dije entonces que 
nunca te faltarian mi amor y mi respeto: no te engan^. 

Amalia, csposa mia, angelical enfermera de mis padres, y de los 




D. MANUEL TAMATO Y BAUS 4O3 

hijos de mis hermanos, quiera Dios que puedas hacer por mi lo 
que te vi hacer por otros: quiera Dios que yo logre la dicha de 
morir en tus brazos. — Manuel*. 

Tamayo, segiin sentencia formulada por muchas y muy 
autorizadas plumas, es nuestro primer dramdtico de los tiem- 
pos modernos, no por el niimero de sus obras ciertamente, 
sino por la calidad. El mismo, que tantas excelentes cosas 
dijo, formul6 tambl^n la raz6n de su superioridad: 

«£"/ mMto de los escritores no se mide por la frecuencia, sino 
por la magnitud de los acierios.y^ 



FIN 



INDICE 



« 



secci6n PRIMERA 1 

Pdginas. 

El supuesto libro de Las Querellas del rey D. Alfonso el 

Sabio 5 

El trovador Garci-Sanchez de Badajoz 33 

Otro imitador de Cervantes en el siglo xviii 53 

Las imitaciones castellanas del Quijoie, (Discurso academico). 7 1 

SECCI6N SEGUNDA 

Juan del Encina y los on'genes del teatro espanol 103 

I. — Generalidades 103 

II. — Su vida 115 

III. — Obras dramaticas de Encina. . , 139 

Lope de Rueda y el teatro espanol de su tiempo 183 

I. — Antecedentes.. 183 

II. — Vida de Lope de Rueda 200 

III. — Rueda autor y director de compafiias comicas 225 

IV. — Obras de Lope do Rueda 233 

Comedias 243 

Coloquios pastoriles,, 263 

Lcs ^Pasos^ 268 

JResumen,. . 27s 

Apindice L — Descripcion bibliografica de las comedias 

y coloquios de LoPB DE Rueda 279 

Apindice II. — «Una nueva obra de Lope de Rueda». . 286 

I. Por desculdo Be omiti6 esta divisidn en la portada del tomo. 



406 



Traductores caslellanos de MoU^re 391 

I. Le Bourgeois ^ntilhomme, pag. 297. — II. El Aearo, pa- 
gina 300. — III. Le mariage ford, pag. 308.— JV. Lai 
^eciosas ridiadas, pag. 311. — V. El amor midiai, pa- 
gina 314.— VI, Gearff Dandin, pag. 317.— VII. El mi- 
tdntropo, pag. 318. — VIII. Le malade imaginaire, pagi- 
na 327. — IX. Les/aekeux, pag. 332. — X. Tarlufe, pagi- 
na 334. — XI. Aitfitridn,'pi%. 340,^X11. La esiuela de las 
mujerei,' -pig. 343. — XIII. La eniula de los maridos, 
pag- 347-— XIV. El medico [d polos, pag. 355.— XV. 
L'Elaurdi, pag. 357.— XVI. Don Juan, pag. 361. — No- 
ticias de otras vereionts, pag. 361. 

D, Manuel Tamayo y Baus (Necrologi'a) 3^3 



'1 

ESTUDIOS *' ' 



DE 



HISTORIA LITERARIA 



DE ESPAfiA 



POR 



D. EMILIO COTARELO Y MORI 

de Id T{eal oAcidemia &spanola.- 



MADRID 

IMPRENTA DE «LA REVISTA ESPAflOUU^ 

Ferraz, 62, bajo izqda. 
1901 



OBRAS DEL MISMO AUTOR 



El Conde de Villamediana. Estudio hiogrdficoy critico con varices 
poesias inediias del mismo. Madrid 1886, 4.®, 6 pesetas. 

TiRso DE Molina. Investigaciones hio-hibliogrdficas, Madrid, 1893, 
8.®, 3 pesetas. 

ViDA Y OBRAS DE.DON EnRIQUE DE ViLLENA. Madrid, 1896, 8.**, 2 pC- 

setas. 

Estudios sobre la historia del arte escenico en Espana, I. MarIa 
Ladvenant y Quirante, primer a dama de los teatros de la corte, 
Madrid, 1896, 8.°, 2 pesetas. 

Estudios sobre la historia del arte escinico en Espana. II. MarIa 
DEL RosARio FernAndezY^^ Tirana). Madrid, 1897, 8.°, 3 pesetas. 

Iriarte y su ipocA. Obra premiada en publico certamen por la 
Real Academia Espanola, e'impresa d sus exprensas. Madrid, 1897, 
4.° mayor, 15 pesetas. 

El supuesto libro de las Querellas del Rey Don Alfonso el Sahio, 
Madrid, 1898, folleto en 4.^ (agotado). ' 

Discurso de ingreso en la Real Academia Espanola. Sobre las 
imitaciones castellanas del Quijote. (No se ha puesto a la venta.) 

Don Ram6n de la Cruz y sus obras. Ensayo biogrdficoy bibliogrd- 
fico. Madrid, 1899, 4.° mayor, 10 pesetas. 

Cancionero de Ant6n de Montoro (elRopero de Cordoba)^ poeta 
del siglo XV. Publicado por primera vez con prologo y notas. Madrid, 
1900, 8.®, 4 pesetas. 

Juan del Encina y los origenes del ieatro espahoL Madrid, 1901, 
8.**, I peseta. 

Lope de Rued a y el teatro espaiiol de su tiempo. Madrid, 1901, 
8.**, I peseta. 

Estudios de historia liter aria de Espana. Tomo i, Madrid, 1901, 
8.**, 6 pesetas. 

Cancionero inedito de^ Juan Alvarez Gato, poeta madrileiio del 
siglo XV. Madrid, 1901, 3 pesetas. 

Lazarillo de Manzanares^ por Juan Cortes de Tolosa, novela 
del siglo XVII, reimpresa segun la edicion de 1620. Madrid, 1901, 
8.**, 2 pesetas. 

PROXIMAS A SER PUBLICADAS 

Estudios de historia literaria de Espana, Tomo 11. 
Isidoro MAiquez y el arte escenico de su tiempo, 

Se hallan de venta dichos libros en las librerias de Suarez (Precia- 
dos, 48) y Senora Viuda de Rico (Travesia del Arenal, i) Madrid. 



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UNIVERSITY OF MICHIOAN 

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