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EXPEDICIOX BOTÁNICA
NUEVO REINO DE GRANADA
FRANCISCO JOSÉ DE CALDAS
EXPEDICIÓN BOTÁNICA
DE
JOSÉ CELESTINO MUTIS
AL
PEVO 8E1N0 DE GRAMDA
Y
:\ÍEAIORIAS INÉDITAS
DE
FRANCISCO JOSÉ DE CALDAS
POR
DIEGO MENDOZA
MADRID
LIBRERÍA GENERAL DE VICTORIANO SUÁREZ
48, Preciados, 48
1909
Madrid.— Imp. de Fortanet, Libertad, 29.— Teléf.^' 991.
:l6^
AL ILUSTRADO AMERICANISTA
DON ANTONIO GRAÍÑO
dedica este libro
8S2304
MUTIS Y LA EXPEDICIÓN BOTÁNICA
Este volumen contiene algunos documentos ilus-
trativos de la historia del desarrollo intelectual de
Colombia.
Nuestra historia literaria no se ha escrito todavía.
Quien emprendiere la ardua tarea tendrá por necesi-
dad que estudiar muy detenidamente la vida y los
trabajos científicos de José Celestino Mutis y Fran-
cisco José de Caldas.
La primera parte de este volumen versa sobre
Mutis, y la segunda contiene cinco trabajos inéditos
de Caldas y treinta y dos cartas, inéditas también,
que éste le dirigió de 1801 á 1805. En un volumen
posterior publicaremos un estudio sobre la instruc-
ción pública en la Colonia y la biografía y epistola-
rios de Mutis y de José Ignacio de Pombo, con varias
cartas importantes que el primero recibió de algunos
sabios europeos.
Para el estudio de Caldas es necesario que previa-
mente se haga una edición de sus obras. Hemos for-
— 8 —
mado el siguiente catálogo, que probablemente no
es completo:
i.° Discurso sobre la educación.
2 ° Estado de la geografía del Virreinato de Santa
Fe de Bogotá con relación á la ecor^omía y al co-
mercio.
3.° Prospecto de la geografía de las plantas y
notas al trabajo de Humboldt sobre el mismo
asunto.
4.° Cuál es la producción propia de nuestro cli-
ma que se deba cultivar con preferencia á las demás,
y cuál la producción extranjera que nos interesa con-
naturalizar en nuestro suelo (Memoria).
5.° Sobre la importancia del cultivo de la cochi-
nilla que produce el Reino y la de transplantar á él
la canela, clavo, nuez moscada y demás especias del
Asia.
6." Del influjo del clima sobre los seres organi-
zados.
* 7.° ]\Iemoria sobre un plan de un viaje proyec-
tado de Quito á la América Septentrional (i).
(i) ¿Esta Memoria es distinta del ensayo señalado con el núme-
ro 31?
N. B. Los números señalados con un asterisco indican los trabajos
inéditos de Caldasj los marcados con dos, los que contiene este volu-
men, y los que no tienen ninguna indicación son los publicados en el
Semanario de la Nue'va Grar.ada, edición de París. No hemos incluido en
el Catálogo los escritos publicados en el Correo Curioso porque ignoramos
sus títulos. Nos informan que la Academia de la Historia de Bogotá
prepara para celebrar el primer Centenario de la Independencia una
edición de las obras de Calaas, cuya estatua en bronce se erigirá en
igio en Popayán.
— 9 —
8.° Viaje al corazón de Barnuevo.
9.° Viajes al Sur de Quito.
10. Viaje de Paute y apéndice.
11. Viaje de Quito á Popayán.
* 12. Relación de viaje á Ibarra, Otavalo y pue-
blos circunvecinos en Agosto, Septiembre y Octubre
de 802.
** 13. Viaje de Quito á las costas del Océano
Pacífico, por Malbucho, hecho en Julio y Agosto
de 1803.
* 14. Memoria sobre la nivelación del camino de
Malbucho.
* 15. Relación de un viaje á Timaná y carta geo-
gráfica de Timaná y su jurisdicción.
* 16. Carta del río Magdalena levantada en 1797
desde su origen hasta Neiva, y trozo de carta de To-
caima á Neiva.
* 17. Carta del río Magdalena levantada en 1805
desde Neiva hasta la embocadura del Bogotá.
* 18. Descripción déla parte alta del río Cauca
hecha en 1805.
19. Descripción del Observatorio astronómico
de Santa Fe de Bogotá.
20. Elevación del pavimento del salón principal
del Observatorio.
21. Observaciones meteorológicas hechas en el
Observatorio de Bogotá.
* 22. Memoria acerca de las refracciones astro-
nómicas al nivel y latitud del Observatorio.
* 23. Almanaque de 181 1 y su prefación.
10
*
24- Lunario (i).
* 25. Memoria sobre las mareas atmosféricas ba-
sada en los preciosos manuscritos de Mutis que con-
tienen este bello descubrimento.
* 26. Fitografía ó geografía de las plantas del
Ecuador comparadas con las producciones vegetales
de todas las zonas y del globo entero, formada sobre
las medidas y observaciones hechas en la vecindad
del Ecuador desde 1800 hasta
* 27. Chinchografía ó geografía de los árboles de
la Quina formada sobre las observaciones y medidas
hechas desde 1800 hasta
** 28. Memoria sobre las Quinas de la provincia
de Quito en general y principalmente sobre la de
Loxa (2).
* 29. Memoria sobre la nivelación de las plantas
que se cultivan en la vecindad del Ecuador.
* 30. Memoria sobre la elevación media del mer-
curio entre los Trópicos al nivel del mar.
(i) El Dr. Andrés Posada Arango en un artículo publicado en el
Boletín de Historia y antigüedades, de Bogotá (Núm. 48, Septieníbre de
1907), cuenta la historia del Lunario de Caldas, que es un cuadro que
servía para averiguar en cualquier mes del año las épocas en que se veri -
ficaban la conjunción y la oposición de nuestro satélite. Quiso el Dr. Po-
sada hacerlo grabar, pero desistió de su propósito porque reconoció que
no era rigurosamente exacto. Por tradición se sabe que es invención
de Caldas. Debiera publicarse también el Lunario en una edición defi-
nitiva de las obras del insigne sabio, junto con la descripción que de él
hace el Dr. Posada Arango,
(2) La carta topográfica de que habla Caldas no está en el Archi-
vo de la Expedición Botánica, ¿Es esta Memoria la misma que publicó
el limo, Sr, González Suárez con el título Un opúsculo de Caldas?
— II —
'^* 31. Memoria sobre el origen del sistema de
medir las montañas y sobre el proyecto de una ex-
pedición científica,
** 32. Ensayo de una Memoria sobre un nuevo
método de medir por medio del termómetro las
montañas.
* 33. Memoria sobre el volcán de Puracé, en co-
laboración con D. Antonio Arboleda.
* 34. Discurso en el Colegio-Seminario de San
Luis de Quito, en un acto de conclusiones de Física
y Botánica, en 1803, dedicado á Mutis en elogio de
los trabajos de éste.
** 35. Plan razonado de un Cuerpo militar de In-
genieros mineralógicos en el Nuevo Reino de Gra-
nada.
* 36. Utilidad de importar vicuñas del Perú.
* '^']. Informe dirigido al Secretario del Virreinato
con fecha 16 de Octubre de 1808.
38. Informe al vSecretario del virreinato y Juez
comisionado para los asuntos de la Expedición Bo-
tánica de Santa Fe.
39. Artículo necrológico del Sr. Mutis.
40. Elogio histórico de Cabal. (No está en la
edición que el señor Acosta hizo del Semanario.)
* 41. Memoria sobre Imbabura.
*42. Correspondencia con D. José Ignacio
Pombo.
* 43. Correspondencia con Humboldt.
44. Correspondencia con Mutis.
**
— 12 —
II
Falleció D. José Celestino Mutis, Jefe de la Ex-
pedición Botánica del Nuevo Reino de Granada, el 2
de Septiembre de 1808, en la ciudad de Santa Fe
de Bogotá, capital del Virreinato. La Flora de Bogotá
era una obra que preparaba de muchos años atrás,
y que deseaba publicar en varios volúmenes. «Cada
uno debía contener una centuria de plantas ameri-
canas, representadas con colores al natural para la
ilustración de los escritos de las plantas de América
en las no bien determinadas y de las nuevamente
descubiertas. La forma de cada volumen sería, coma
solía decirse, Atlántica, con la explicación circuns-
tanciada de toda la lámina en ella misma á la izquier-
da, precediendo á la lámina toda la descripción cien-
tífica de cada planta». Era este el pensamiento de
Mutis y sus mismas palabras. «Deseo — proseguía en
una carta al Virrey — concluir, y espero verificarlo,
mediante Dios, en todo este año, los tres prime-
ros volúmenes, que pasando por las manos de V. A,
á las del Sr. Ministro de Indias, lograrán el honor
de ser ofrecidos al Rey como á su legítimo Señor y
Dueño».
»Esta obra será tal vez la Flora más completa, y
como el fondo principal de la General de América,
Por fortuna logra hoy la España artífices muy hábi-
les en el grabado y pintura, capaces de imitar estos
-suntuosos originales. Para acelerar la publicación y
asegurar el crédito de la ejecución, convendría se
encargase, de orden de S. M., la Real Academia de
las tres nobles Artes de la elección de los artífice?,
bajo su dirección.»
Cuando ocurrió su fallecimiento, no había Mutis
-concluido sus trabajos. El Virrey comisionó á su
Secretario para que pusiera en seguridad el archivo
de la Expedición. Dos años después de la, muerte de
^u Jefe, se abrió en Nueva Granada la era de la Re-
volución de independencia, y todas las labores del
•espíritu cedieron el campo á la lucha de las armas.
El Pacificador D. Pablo Morillo ordenó que todos
los papeles, herbario, láminas, etc., pertenecientes á
la Expedición, fuesen traídos á esta ciudad de Madrid*
La orden se cumplió en parte por el coronel D. Anto-
nio Van Halen el año de 1817. El resto de los docu-
mentos se conserva en el Archivo Nacional de
Bogotá.
La Expedición recibió en veinticinco años la
-suma de 220.001 pesos, 6 reales y un cuartillo, en-
tregados á D. Salvador Rizo, á cuyo cargo corría la
parte económica de ella, mas 13-029 pesos pagados
por las Cajas Reales á diversos empleados. Era tan
bueno el concepto que les merecía la probidad de
Mutis á los Gobiernos de Madrid y Santa Fe, que
nadie le pidió cuentas de los dineros que se le sumi-
nistraban. En el expresado Archivo se guardan 37
cuadernos en que Mutis anotaba, día por día, hasta
— 14 —
el último cuartillo gastado, así en los trabajos de la
Expedición, como en su casa y persona. El Real
Erario no estaba por los años de 1791 en capacidad
de publicar los trabajos botánicos realizados en Amé-
rica y Filipinas. En carta circular fechada en San
Lorenzo á 17 de Septiembre de 1791, y suscrita por
el Marqués de Baxamar, solicitaba de los Arzobis-
pos, Obispos, Deanes, Virreyes, Cabildos eclesiás-
ticos y seculares y Universidades, cualquier auxilia
con que voluntariamente quisieran contribuir para
la publicación de la obra de las Expediciones. «La
obra es tan vasta — decía la carta — y tantos los cau-
dales que se requieren para su ejecución en los
ramos tipográficos, grabado é iluminado, que no los
puede soportar el Real . Erario, por los inmensos
gastos que han ocurrido en el anterior Reinado y en
éste para sostener el honor de las armas españolas^
las propias posesiones, y conservar la paz contra los
enemigos de la Corona á los vasallos de esos domi-
nios.» Consérvanse aún en el Jardín Botánico inédi-
tas las colecciones de dibujos de la Flora de Nueva
Granada y de la Quinología de Mutis, de la Flora
peruana y chilena (publicada en parte), de las Floras
mejicana y cubana y del viaje alrededor del mundo,
que se hizo bajo la dirección de Malaspina.
A fines de 1837 fueron comisionados D. Mariana
La Gasea, D. Antonio Sandalio de Arias, D. Vicen-
te Soriano y D. Pascual Asensio para reconocer el
Archivo y demás objetos de la Expedición del Nue-
vo Reino de Granada. Estos señores compararon
— 15 —
el inventario que antes había sido formado por los
mismos La Gasea y Van Halen y D. Simón de
Rojas Clemente^ con los objetos existentes; de esta
comparación resultó que había siete mil cuatro-
cientos treinta y seis dibujos, dos ejemplares de la
Historia de las Quinas, escrita por Mutis, y muchísi-
mos manuscritos sueltos, algunos de los cuales no
tienen relación con la Expedición Botánica. Don
Miguel Colmeiro, que fué Director del Jardín Bo-
tánico, da como número total de dibujos de plantas
el de 6.849.
D. Mariano La Gasea fué encargado de la publi-
cación de la Flora de Bogotá. El 27 de Junio de 1825
da cuenta á los editores que un motín ocurrido el
día 13 de los mismos mes y año en Sevilla había
destruido todos sus manuscritos: «entre todas mis
pérdidas — dice — siento más que todo la de objetos
muy preciosos que no me pertenecían, y que estaban
en mi poder bajo recibo.» Entre éstos estaba un
ejemplar de la Historia del árbol de la Quina.
D. Miguel Colmeiro revisó este copioso Archivo,
Algunos de los documentos no botánicos pasaron á
la biblioteca de la Academia de la Historia; el resto
se conserva en el Jardín Botánico (i).
(i) Los que abajo firmamos, comisionados por la extinguida Junta
de Protección del Museo de Ciencias Naturales por una parte y, por
otra, por la Junta gubernativa del mismo Museo, para el reconocimien-
to de los objetos existentes en el Jardín Botánico del referido Museo,
declaramos: Que en el reconocimiento practicado en el departamento
de la flora de Santa Fe de Bogotá, que estuvo á cargo del difunto don
José Celestino Mutis, desde el día veintidós del corriente hasta el de la
— i6 —
En 1881 el Ministerio de Fomento autorizó al
botánico colombiano D. José Triana para que clasi-
iicara, denominara científicamente y vulgarmente, y
publicara por su cuenta la colección de dibujos y
láminas de la Flora y Fauna de Nueva Granada. El
Sr. Triana publicó en 1872, adicionándolo con ob-
servaciones propias, El arcano de la Oiiiiiá, de Mutis,
con el título Nonvelles Hiides sur les Quinquinas, «El
manuscrito (de Mutis), ordenado y adicionado con
la parte botánica por el sobrino del autor, é ilustra-
do además con muchos dibujos, fué depositado y
permaneció inédito en el Jardín Botánico hasta que
fecha, se ha encontrado el número de dibujos iluminados y en negro
que se expresan en el inventario general, que existe en uno de los estan-
tes, excepto los pertenecientes á uno de los dos ejemplares de la Histo-
rió del Árbol de la Quina, que con el correspondiente manuscrito y de-
jando el competente recibo, que se ha ordenado, sacó D. Mariano de La
Gasea: declaramos asimismo, que buscados algunos manuscritos, se ha
visto corresponden con el inventario arreglado ya de ellos, que también
existe en dicho estante, no habiéndose unido ni reconocido los que están
sin arreglar por conceptuarse que existen todos y ser de menos impor-
tancia. También se han hallado sesenta y cinco cajones que según el
inventario general y original, contienen plantas secas, semillas, maderas
y varios productos de la vegetación, todos cerrados, en cuyo estado se
dejan para reconocerles y clasificar los objetos, cuando y como el Go-
bierno determine. Igualminte se ha encontrado una lámina de cobre
de una Quina, grabada por D. Esteban Boix, vecino de esta Cortej los
inventarios originales hechos en Santa Fe de Bogotá por D. Sinforoso
Mutis y traídos por el coronel D. Antonio Van Halen, comisionado
por el General, Conde de Cartagena, para la conducción de todo lo per-
teneciente á la Expedición de Historia Natural, que estuvo á cargo del
difunto D. José Celestino Mutis, desde Santa Fe de Bogotá hasta Ma-
drid; é igualmente se han hallado en el estante arriba dicho, el inven-
tario original de los dibujos, formado y firmado por los tres comisiona-
dos al efecto por S. M. D. Mariano La Gasea, encargado que era de la
— 17 —
se publicó en París con la debida autorización
en 1872 por el americano Triana» (i).
Del Archivo de que hemos hablado hemos copiado
üelmente los manuscritos de este volumen.
Antes de adelantar estas Noticias, damos las gra-
cias más cumplidas al Excmo. Sr. D. Faustino Ro-
dríguez San Pedro, Ministro de Instrucción Pública
y Bellas Artes, por el permiso que nos otorgó para
estudiar el Archivo y tomar las copias que necesitá-
bamos; al Sr. D. Ignacio Bolívar, Decano de la Fa-
cultad de Ciencias, por su amable intervención, y á
los Sres. D. Federico Gredilla, Director del Jardín
Botánico, y D. Luis Aterido y Ramos, Jardinero
publicación de dicha Flora de Sjnta Fe de Bogotá, por su compañero el
difunto D. Simón de Rojas Clemente y por el referido coronel D. An-
tonio Van Halen, y cuatro ejemplares del inventario de los manuscritos
ya arreglados, que formaron los mismos. Asimismo se encontraron co-
locados en diez y seis huecos distintos de los armarios, dispuestos para
contener el herbario, otros tantos paquetes desiguales en grosor de
plantas secas, que se habían sacado antes de 1823, de algunos cajones
de la referida expedición. Se encontraron también treinta y siete res-
mas de papel grande, que se mandó fabricar especialmente para el her-
bario de la referida Flora de Santa Fe de Bogotá, y además otras tres de
papel de estraza común.
Para que conste lo firmamos en el Jardín Botánico del Museo Na-
cional de Madrid á .veintinueve de Noviembre de mil ochocientos
treinta y siete.
ts copia del original suscrito por D. Mariano La Gasea, D. Antonio
Sandalio de Arias, D. Vicente Soriano y D. Pascual Asensio, cuyo do-
cumento se conserva en el Jardín Botánico. Madrid, 2 de Octubre
de 1869.
E/ Director,
Miguel Colmeiko.
(i) Miguel Colmeiro, Bosquejo hntórico y eitad'atico del Jardín Botánico
de Madrid. Madrid, imp. de Fortañet, 1875.
— i8 —
mayor, por las facilidades y buena voluntad coa
que nos ayudaron en nuestra tarea durante varios
meses (i).
III
La Expedición Botánica de la Nueva Granada
estuvo á cargo del Sr. José Celestino Mutis desde 1785
(i) El espléndido Jardín Botánico de Madrid, que como instituta
científico está en relación con todos los de su clase en Europa, Asia y
América, tiene con Colombia dos gratas vinculaciones: la Expedición
Botánica de Nueva Granada estuvo en relación con el Jardínj Mutis
formó colecciones que el Virrey remitió para el Gabinete de Historia
Natural y para el mismo Jardín enriqueciéndoloj sostuvo corresponden-
cia con algunos de sus directores, como Gómez Ortega y el ilustre Ca-
vanilles. Según el testimonio de Colmeiro, Mutis adquirió, desde 1757
hasta 1760, su fundamental instrucción de naturalista en el Jard/n
cuando éste estuvo en el Soto de Migas Calientes. A D. Antonio José
Cavanilles sucedió en la dirección del Jardín D. Francisco Antonio
Zea. En fin, la Ciencia española fué maestra de la que floreció en la
Colonia. D. Miguel Colmeiro, en su Boiquejo hhtórko y estadístico .del
'Jardín., consagra á Zea los siguientes párrafos: «Sucedió á Cavanilles
en 1804 el americano Zea, discípulo de Mutis, y lo hizo por ascenso,
supuesto que á principios de 1803 había obtenido la plaza de segunda
profesor con una gratificación sobre el sueldo que disfrutaba como re-
dactor del Mercurio y de la Gaceta. La dirección de Zea duró unos cinco
años, habiendo cesado en 1809, y aunque le correspondía desempeñar
la enseñanza, la dejaba con frecuencia á cargo de Lagasca, discípulo
predilecto y el más aventajado de Cavanilles. Inauguró Zea el curso de
1805 con un Discurro acerca del me'ritoy utilidad de la Botánica, impreso en
el mismo año, con una nota final que demuestra haber sido mal recibi-
das y muy criticadas las innovaciones que pretendía introducir en la
enseñanza, esperando que la opinión le sería favorable en Europa, luego
que fuesen publicadas sus lecciones, lo cual no llegó á realizarse... La
— 19 —
hasta 1808, año de su muerte. A Mutis siguió como
Director D. Sinforoso Mutis, su sobrino. Los escri-
tores que se han ocupado hasta ahora en trazar la
biografía del primer Director de la Expedición Bo-
tánica no han dado cuenta circunstanciada de su
dirección de Zea limitó su influencia al sostenimiento del Jardín Botá-
nico, dejando á los discípulos de Cavanilles, nombrados viceprofesores
en 1806, y en particular á Lagasca, las minuciosas tareas científicas, y
así lo acreditan los catálogos manuscritos de las siembras y la letra de
las correcciones hechas después de examinadas las plantas nacidas. Ter-
minó la dirección de Zea en 1809".
El actual Jardinero Mayor del Establecimiento es D. Luis Aterido
y Ramos, de quien hemos visto en el Bo'et'm de la Real Sociedad española
de Historia natural algunos trabajos muy interesantes, entre otros uno
sobre las plantas crasas que se cultivan en el Jardín, colección impor-
tante, así por el número de ejemplares como por el tamaño de algunos,
que llegan á medir hasta 4 y 5 metros de altura. El señor Aterido hace
excursiones en los alrededores de Madrid con el objeto de recolectar
plantas espontáneas para su herbario particular y semillas con que en-
riquece el catálogo de las que se publican anualmente para los cambios
con los establecimientos botánicos del extranjero. En sus excursiones
ha encontrado cuatro nuevas especies que han enriquecido la Flora de
la provincia de Madrid: una es la Hohenacktria folyodon Coss. et Dur,,
planta de la familia de las Umbelíferas^ otra es el Trifolium spumosur: L.,
de la familia de las Leguminosas; la tercera el Amarantus sf>inGsus L., y la
cuarta la Pascalia gLuca G. Orteg. No ha limitado el señor Aterido sus
estudios botánicos á la provincia de Madrid. En hs Actas déla Sociedad
se insertó una lista ordenada metódicamente de muchas plantas de la
provincia de Cuenca. La vida del señor Aterido, consagrada exclusi-
vamente al desempeño de sus funciones de Jardinero Mayor, debe mos-
trarse como ejemplo de lo que pueden alcanzar en las labores científi-
cas la afición, el estudio, la inteligencia y la constancia. En los largos
años de sus servicios en el Jardín, que comenzó ocupando las posiciones
más humildes, ha adquirido una copia tal de conocimientos, que es ri-
gurosamente exacta la frase del sabio señor Bolívar: Aterido es un diccio-
nario botánico. Es miembro correspondiente de una sociedad botánica de
Portugal. Grato nos es dejar aquí testimonio de los méritos de este dis-
tinguido español.
— 20 —
vida en la Nueva Granada ni de todos los trabajos
que por el progreso intelectual de la Colonia y el
desarrollo económico de la misma llevó á cima el
ilustre gaditano.
Por las indicaciones esparcidas aquí y allí en los
fragmentos de sus diarios, ensayaremos rastrear, en
parte siquiera, la vida de Mutis en Nueva Granada,
y dejamos para otro trabajo, cuyos materiales no es-
tán todos en Madrid, el intento de una biografía
coiiíipleta del mismo.
Después de coronar su carrera en la Universidad
de Sevilla, se estableció Mutis en la corte de Madrid
en 1757, donde ejercía con crédito la profesión de
médico. Nombrado Virrey del Nuevo Reino de Gra-
nada D. Pedro Mesía de la Cerda, fué invitado por
éste á que le acompañase á América, á lo cual acce-
dió con gusto. Aceptada la proposición con un sueldo
de 700 pesos anuales, que comenzó á devengar desde
el i.° de Noviembre de 1760, se embarcó con rumbo
á la Colonia. Ignoramos la fecha en que emprendiera
el viaje y la de su arribo á Cartagena de Indias. En
los fragmentos de su diario, la primera indicación
tiene fecha 8 de Enero de 1761, día en que con Me-
sía de la Cerda salió de la villa de Mompos, situada
á orillas del río Magdalena. Es de creer que llegara
á Cartagena en los últimos días del año anterior.
El 17 de Febrero salió de Honda, en dirección á
Santa Fe. «Comenzamos á experimentar los riesgos
y quebrantos no bien ponderados del camino que
llaman el Monte. Para este fin hicimos una pequeña
21
distancia por el río de la Magdalena, saliendo á las
ocho de la mañana, despidiéndonos la compañía de
chapetones, clero y gente lucida de la villa, con re-
petidos vivas al Rey, que oíamos alternando él pue-
blo y D. Joseph Palacios (honor á la verdad que
debió el señor Virrey á esta villa, y no á los pueblos
de más abajo), siguiéndonos algunos sujetos de la
mayor distinción hasta el pueblo de Guaduas, según
tenían determinado. De este modo evitamos el mal
paso (que hacen todos los traficantes del Reino) lla-
mado de los Almireses, y el de las Varandillas. La
distancia de la navegación sería V4 de legua. Acia
las diez de la mañana montamos á cavallo,y empezó
á experimentar el fastidio con que 3^0 camino de esta
suerte. Acia las once de la mañana llegamos á Río
Seco. Asta aquí no hallamos malos pasos; pero
desde aquí asta el Sargento se fueron multiplicando
con el motivo de la lluvia, que nos cojio. El camino
de su naturaleza es tan malo, que no ai con que ex-
presarlo, sino diciendo que es todo el un continuado
peligro. Bien lo confirman las continuadas desgra-
cias que se nos refieren. Y aunque por la venida
de S. Ex. se han esmerado en hacer menos ásperos
los pasos impracticables, no por eso dexaba de
aver ag.^ riesgos. Yo me he sorprendido de aver
visto unos caminos tales.»
Es lástima que no tengamos la relación de sa
llegada á la capital.
En los días siguientes empleó su tiempo en arre-
glar las colecciones de plantas que había recogido
22
en Cartagena y en las orillas del río. «Todo podría
darse por bien empleado si se uvieran conservado
las inscripciones, que venian sobre los respectivos
papeles. Nació esta desgracia del continuado golpeo
que uvieron de recibir estas y algunas otras curiosi-
dades de historia natural. En la caxa en que venian
son inponderables los quebrantos que recibe todo
quanto se conduce desde Honda asta Santa Fe (por-
que siendo los caminos quebrados, han de hacer las
mulasunos violentisimos esfuerzos para salir de losba-
rriales y charcos, y para saltar algunos malos pasos.»
Al Virrey Cerda no se le hicieron los honores acos-
tumbrados «reducidos á toros, fiestas y otras diver-
siones», «por no condescender con las pensiones que
se imponian al pueblo para costear los crecidos gas-
tos. Es el caso que no teniendo proprios esta ciudad,
se ven precisados en semejantes circunstancias á
idear algunos arbitrios. La bondad de nuestro Vi-
rrey fue tanta, que quiso dispensarse de los honores
debidos á su persona y empleo, porque el publico no
quedase pensionado á costa de su recreación y mag-
nificencia».
Más adelante, el 28 de Junio, víspera del día en
que se celebraban los del Virrey, el comercio de la
ciudad preparó unos fuegos artificiales, «hechos —
refiere Mutis — con más artificio del que yo podia
esperar de unas gentes donde anda tan escasa la
habilidad; y aunque no son comparables á los de
nuestras ciudades de Europa, suplia este defecto la
abundancia de pólvora quemada en diferentes artifi-
— 23 —
cios y juguetes; cosa por cierto mui de alabar en un
pais donde la pólvora va tan cara, y el dinero no
muy sobrado».
El tránsito por el río Magdalena y las penalidades
-que había sufrido en el camino de Honda á Santa
Fe (y que hoy volvería á experimentar si por allá,
resucitando, viajase), quebrantaron su salud. Por
€sta razón no asistió al banquete dado en Palacio el
día de San Pedro. «Asistí á la fiesta de toros con
cuerda, que fué de lo mejor que llevo vistas en este
pais. D. Jaime Navarro tendrá ocasión de acordarse
en adelante de este dia. Fue el caso que aviendo
querido seguir la costunbre del pais, imitando á los
orejones (llaman así á los criollos de los pueblos ve-
cinos y tierra adentro), y á los Majitos de este pue-
blo, cuya gala es salir en tales dias montados en sus
cavallos, y rodear y seguir al toro; queriendo pues
nuestro D. Jaime imitar estos usos, se preparó en su
Cavallo, excediendo tanto su valentía, que se pro-
porcionaba muchas ocasiones de estas, y en ocasión
de estar en la plaza un torito guapo, tuvo la mala
suerte de hallarse acometido tan de repente, que no
tuvo ocasión de escapar. Pasó toda la desgracia en
su cavallo, que de la herida murió al siguiente dia.
Nos ha dado á S. Ex. y á todos los que conocemos sü
buen humor, abundante materia para divertirnos
con el lanze para muchos dias.»
Por esa época recibió Mutis la primera carta de
Linneo. A este hecho le hace en su diario el siguiente
comentario:
— 24 —
«Aun mayor gusto tuve hallándome con el honor
de una correspondencia entablada con el Sr. Linneo^
honor á que no debía yo aspirar en mi corta edad.
Este cavallero se sirvió escribirme una elegante y
dilatada carta en que solicita mi correspondencia^
me anima á las peregrinaciones, me franquea el
honor de Académico en la Academia de Ciencias de
Upsal; me promete consagrarme una planta, me da
noticia de las ediciones, actual de Faimá Suetica^ y
futuras de Species plantarum, y Systema natural) me
manifiesta que desearia poseer ya las colecciones-
ofrecidas, y me promete no faltar á nombrarme
siempre que se proporcione motivo de citar mis
colecciones. Hace un elogio digno de las bellas
prendas de nuestro Virrey por las noticias que yo le
comuniqué al Cavallero Astroemer, que las propaga
hasta Suecia en carta al Sr. Linneo.
»Me encarga especialisimamente que trabaje e»
describir las especies de hormigas, sus costumbres y
economía, y que al punto le remita mis trabajos,
para ser admitido en el numero de aquellos sabios^
)>Con esta noticia no tardé en registrar mis ma-
nuscritos, y me hallé con el gusto de haber recogida
trece especies de hormigas que habitan las orillas
del rio de la Magdalena» (i).
De la correspondencia de Mutis con Linneo sólo
existen dos cartas autógrafas entre sus papeles; fue*
ron publicadas por D. Miguel Colmeiro en los Apén-
dices de su Bosquejo histórico y estadístico del Jardín-
(i) Entre sus M. SS, hay bastantes observaciones sobre este punto>
hechas especialmente en el Real del Sapo, de ] bagué.
— 25 —
Botánico^ de Madrid. «Es posible — dice este profe-
sor— que otras se ha3'an extraviado ó quedado en
Nueva Granada, cuando se recogió todo lo pertene-
ciente á la expedición científica para traerlo á Es-
paña.» Sobre las dos á que nos referimos, dice el
Sr. Colmeiro:
«Ambas están en latín, y la primera, sin fecha,
empieza de la manera siguiente: «Al varón clarísima
y expertísimo D. J. C. Mutis, saluda Car. Linné.»
Muéstrase en ella muy agradecido, por haber podida
formar exacta idea del género á que pertenece la
quina, y le anuncia una nueva edición del Systemcí
naturcB^ agregando otros pormenores relativos á di-
versos asuntos. «Recibí á su tiempo, hace ocho dias,
dice, tu carta dada el dia 24 de Septiembre de
1764 (i), y por ella fui conmovido y regocijado en
gran manera, pues contenia un bellísimo dibujo de
la corteza de quina, juntamente con hojas y flores,
cuyas flores, nunca vistas por mí antes de ahora_, me
dieron verdadera idea de un género rarísimo, y muy
diversa de la que adquirí por las figuras de M. Con-
damine. Estoy agradecidísimo por todo. En estos^
dias empieza á imprimirse una nueva edición del
Systema naturce, que será aumentada casi en el doble^
de las anteriores. Si tuvieses algo -con que acrecen-
tar esta colección, te ruego que me lo comuniques-
en tiempo oportuno, y verás hecha en cada cosa tu
honorífica mención.» Es todavía más afectuosa la
otra carta, escrita diez años después, en 20 de Maya
(I) Esta fecha tiene un valor decisivo en la controversia que á-
Mutis movió Sebastián López Ruiz, como lo veremos después, cuando
estudiemos el punto del descubridor de la quina en la Nueva Granada,
— 26 —
-de 1774, y preceden á su contenido calificaciones su-
mamente lisonjeras, en la forma siguiente: «Al varón
amicísimo, suavísimo y candidísimo Dr. D. J. C. Mu-
tis, botánico sabidísimo y agudísimo, saluda Car. Lin-
né: «Pasmado, agradecido y contento por haber
recibido una importante colección de plantas y aves,
las primeras en número de ciento cuarenta y seis,
-diez y nueve de ellas dibujadas, le dedica el género
Mntisia, y le comunica las denominaciones sistemá-
ticas de las especies remitidas, raras unas y nuevas
otras. Recibí á su tiempo en estos dias, dice, tu
•carta dada el dia 6 de Junio de 1773, y nunca con
mayor gusto en toda mi vida, siendo tanta la riqueza
de plantas raras, aves y otros objetos, que me deja-
ron completamente atónito. Te felicito por tu nom-
bre inmortal, que jamás borrará edad alguna. Dia y
noche, durante estos ocho dias, todo lo he vuelto y
revuelto; salté de alegría siempre que comparecían
plantas nunca vistas. Llamaré Alutisia á la planta
número 21. En ninguna parte vi planta que le exce-
da en lo singular; su yerba es de clemátide, y su flor
de singenesia. ¡Quién tuvo jamás noticia de una flor
compuesta con tallo trepador, zarcilloso, pinado en
€ste orden natural! No hagas nombres genéricos con
los de amigos ú otras personas desprovistas de me-
recimientos botánicos, pues llegará tiempo en que
desaparezcan de igual manera como fácilmente lo
preveo» (i).
(i) Publicamosen el borrador de una carta de Mutis al hijo de
Linneo, inconclusa, y que tomamos del Efitio/ario de Mutis que he-
mos formado, y donde hay cartas de Humboldt, Bonpland, Bergius, Le
Blond, Willdenow, Labillardiére , Schousboe, Cavanilles, Valenzuela,
Gómez Ortega, Sessé, V^. Cervantes, etc., etc., que publicaremos
ílespués.
— 27 —
Sobre la muerte de Linneo escribió Mutis la si-
*Al eruditísimo Varón Carlos Linné, Profesor de Histo-
ria Natural eu Upsal, Hijo dignisimo del Principe de
la Historia Natural, el cavalkro
Carlos Linné.
Desea mucha salud,
JosEF Celestino Mutis.
Apenas puedo dar principio á esta carta por el
golpe de lagrimas que bañan mis ojos en esta oca-
sión que recibo la tuya ¡oh varón humanísimo! pen-
sando yo en otro tienpo escribirte lleno de gozo y
complacencia. Al tienpo de abrir un pliego en que
me incluía mi Amado Hermano, que habita en
Cádiz, una carta con inscripción de mano extran-
gera, aun no pude cerciorarme de quien fuese; y
leyendo la de mi Hermano con bastante sobresalto
comenze ya á sospechar que estaba ya en peligro ó
ya del todo extinguida la vida preciosísima del Ca-
vallero Linné. En efecto, después de bien leida, me
acabe de enterar con bastante pena que ya habia
muerto aquel Grande Hombre como se anunciaba
en los escritos públicos; quiero decir que falleció tu
amado Padre, cuya fiel amistad tuve el grande honor
de cultivar por muchos años, venciendo la grande
distancia que media entre los Habitantes del Polo y
del Equador. Apenas me atrevía á abrir la carta del
Sr. Gahn,cuya letra conocí poco después, lisonjeán-
dome entre tanto con la única esperanza, que solo
— 28 —
me quedaba, de hallar tal vez incluida la carta ultima
como ultima prenda de nuestra amistad. Sufre algún
poco en que yo traiga á tu memoria novedades tan
amargas, que ni tu ni yo debemos olvidar. Porque
si tu te avras quexado de los inviolables derechos de
la Naturaleza, yo debo también pagar el tributo á
nuestra amistad, mientras los dos sentimos justa-
mente nuestra suerte. Sabrás pues, que desde el año
de 1 76 1, tiempo en que yo estaba ya preparando
algunos donecillos de su agrado para presentarme
delante de tan gran Varón, por no aver yo antes
dexado establecida su correspondencia al tiempo de
mi salida de Europa, tuve yo la singular complacen-
cia de recibir su primera carta hallándome tan dis-
tante, besando por la primera vez sus letras tan
apreciables para los Sabios de la Europa. En ellas,
como siempre acostumbraba este Grande Hombre,
vi sus dulzes expresiones con que me amonestaba,
siendo yo joven entonces, para inflamarme mas en
el estudio de la Naturaleza. Desde entonces me di el
parabién por verme ya estrechado en la amistad de
tu Padre; y desde ese tiempo cultivé con mucha fide-
lidad su amistad, continuando nuestra corresponden-
cia por el dilatado espacio de diez y ocho años en
que se padecieron algunas no pequeñas intermisio-
nes causadas forzosamente ó por la suma distancia,
ó por el descuido délos que intervenían en la direc-
ción de nuestras cartas, ó finalmente por mis largui-
simos viajes. De aquí dimanó también que muchas
de mis cartas no uvieran llegado á sus manos, espe-
rimentando yo también algo tarde que no pocas de
las suyas se uviesen perdido. No por eso dexe en
todo ese tiempo de guardar inviolablemente los fieles
pactos de la amistad mas estrecha; sin permitirme
— 29 —
mi fidelidad á solicitar otra correspondencia ni entre
los míos ni entre los extraños, porque ciertamente
amaba 5^0 tiernamente á este Grande Hombre y á
5U Genio inmortal tenia yo dedicado mis trabajos,
tareas y descubrimientos. Aun en estos últimos dias
en que avia creido que todavía vivia (aviendo hallado
su esclarecido nombre en la lista de los Ilustres Miem-
bros de la Real Academia de Ciencias de Paris, in-
presa al fin de la obrita que se inprime todos los años
por orden de la Academia con el nombre de conoci-
miento del tiempo, y de que uso para mis observa-
ciones Astronómicas) en estos dias, vuelvo á decir,
estaba yo ardientemente esperando de ver 3'a com-
pleta la fructificación del árbol hermosísimo, que pro-
duce el Balsamo del Perú, para satisfacer su curiosi-
dad sobre este asunto tan deseado y encargado repe-
tidas vezes; logrando tanbien aconpañar esta noticia
con algunas otras observaciones y descripciones de
algunos géneros nuevos. Finalmente salió de esta
vida este Grande Hombre sin que yo uviera podido
cumplirle sus deseos, ni que venciendo gravísimas
dificultades uviese podido escitarle nuevamente aquel
gusto con que se recreaba leyendo mis cartas y mis
descubrimientos. ¡Finalmente murió tu amadísimo
Padre y mi Grande Favorecedor! Yo espero que con
la sangre avras heredado tanbien sus grandes talen-
tos, su amor vehementísimo á las Ciencias, su huma-
nísima liberalidad para con sus amigos, y todas las
demás preciosísimas prendas. Para pagarle yo algún
tributo, remunerándolo con algún don semejante,
aqui baxo del mismo Equador, donde las Ciencias
útiles van logrando los mayores progresos, y donde
tal vez puede sospechar que nuestras queridas Mu-
sas fijaran su asiento y trono en los siglos venideros,
— 30 —
hize conocer á este Grande Hombre, cuyo nombra
3'a se conoce, se alaba y anda en boca de todos con
los mayores elogios. Ciertamente no hallo 3^0 en los
siglos mas remotos Genio semejante dedicado á la
contemplación de las obras de la Naturaleza, si en
mi ai algún conocimiento de estas cosas, que pueda
justamente conpararlo al Grande Linné, el Mayor
Principe de la Historia Natural. Solo hallo esta
comparación: quanto alcarizo el Gran Newton en
asuntos Filosóficos y Matemáticos, tanto adelantó el
inmortal Linné en asuntos de Botánica y de Histo-
ria Natural. Únicamente hallo semejantes á si á estos
dos inmortales varones, enpleados cada uno por di-
verso respecto en estudios y ser fieles interpretes d&
las obras de la Naturaleza. Espero, ó varón Huma-
nisimo, que no ofenderé tu modestia, ni llevaras á
mal estas debidas alabanzas; porque si á ti te tocó la
suerte de heredar la mayor parte por el derecho de
la sangre, no me cabe á mi la menor parte por el
derecho de la amistad. Ciertamente nunca podre
olvidar, ni se apartara de mi agradecido corazón la
dulce memoria de este Grande Honbre, á quien
siempre he estimado con la veneración de mi Maes-
tro, y asi permanecerán gravadas en mi por toda mi
vida las prendas de su amistad.
Finalmente recibo y leo, besándola muchas vezes,
tu apreciable carta, que es lo único que puede miti-
gar mi pena, y reparar la perdida de mi Amigo. En
ella me das señales mui nobles de tu Padre. Me
ofreces tu amistad; y yo la abrazo haciéndote here-
dero de mis descubrimientos, que tenia destinados
para tu Padre. Ciertamente veo que comienzas imi-
tando la generosa liberalidad de tu Padre, ofrecién-
dome regalar la nueva edición del Sistema y sus
— 31 —
Mantisas que yo tanto deseo ver, y en vano las sO'
licitaría en España por ningún precio, guando yo
yo sali de España debi á la generosidad de mi Ami-
go Alstroemer y logré la edición del Sistema de^
aquel tiempo, el precioso Viaje de Loefling, y la
Filosofía Botánica. Casualmente hallé tanbien de
venta los dos volúmenes de las Amenidades Acadé-
micas, las especies de plantas de la edición primera
y los géneros de plantas de la edición quarta; y nada
mas. Me traje conmigo estas obras preciosísimas,
sin las cuales bien preveía yo que casi nada podría
yo adelantar. Después de largo tienpo logre los gé-
neros de plantas de la quinta edición, y finalmente
por la liberalidad de tu Padre ya poseo la edición
del Sistema de 67, las especies de plantas de 62 y la
Fauna Suetica de 61. Todo lo que aya salido después-
y aun muchas cosas anteriores fuera de lo expresa-
do, me es absolutamente desconocido: aunque cier-
tamente veo que ai muchas cosas inpresas reciente-
mente. No permitas pues, O Varón Humanísimo,
que yo carezca por mas tienpo de estas preciosísi-
mas obras. Tengo indecibles deseos de leer estos pre-
ciosos Monumentos, pero especialisimamente el Mu-
seo de Luisa Ulrica y los quatro posteriores volume-
nesdelas Amenidades Académicas, que hallo frequen-
tisimamente citados. Deseo impacientemente poseer
estas obras, no solamente por arreglar mis descrip-
ciones al estilo y modelo de las de tu Padre, sino
tanbien para poder conocer que cosas de las que
frequentemente ai por acá necesiten ó averiguarse
nuevamente ó pulir sus caracteres. Y no te imagines,
ó Varón Humanísimo, que ya quiero yo desde el
principio abusar de tu amistad y ocasionarte estos
cuidados; porque solo te pido, que tomes á tu cuida-
— 32 —
do, pidiéndote una y muchas vezes la venia para
excusarme, la remisión de estas obras; quedando á
mi cuidado y agradecimiento satisfacer las costas
por mano del señor Gahn, de quien espero no ten-
drá á mal tomar sobre si este mi encargo. Porque si
tu, O Varón Hurnanisimo, hallándote colocado en el
centro de las Ciencias uvieras alguna vez experi-
mentado lo mucho que me atormenta y aflije la es-
casez de libros, no obstante de ser mi libreria mui
copiosa, y tal vez nunca vista en America, me excu-
sarlas por este mi atrevimiento. Perdóname pues
por todo, mientras te prometo guardar" inviolable-
mente la misma amistad que tuve con tu Padre. De-
seo inpacientemente saber que juicio aya hecho tu
Padre de mis descubrimientos, y que lugares ayan
merecido en el Sistema. Yo le remiti muchas cosas
sin nonbres, dexando á su arbitrio la carguilla y li-
bertad de ponerles nonbres mas proporcionados.
Desde este lugar, en que ya casi dos años ha vivo, le
escribí una carta por el Mes de Febrero de 1777,
pero ya veo que no llego á tienpo. En ella incluy
el Catalogo de todo lo que contenia la cajita, que
remiti por el Sr. Davila, Prefecto del Gabinete Real
y tanbien algunos avisos sobre la primera colección.
Me escribió el Sr. Gahn que todo se avia ya éntre-
•gado, y espero tu respuesta. Tanbien me acuerdo
que prometía entonces, como ciertamente lo desea-
ba, enviar dentro de pocos meses una grande colec-
ción. Pero no pude cunplir mi palabra detenido por
una penosa enfermedad y por los cuidados gravísi-
mos de la industria de estas Minas. Porque desde
los principios de mi llegada á este Real de Minas, y
por causa de un insecto mui frequente que entra
xientro del cutis de los Plonbres, Ganados y perros,
— 33 —
fuera de las niguas, que son muchisimas (y no hablo
de estas) que es diverso del destro de las vacas, es-
tuve gravemente enfermo por muchos dias. En efec-
to el dia 24 de Febrero de 1777 llegué finalmente á
descubrir el molestísimo huésped oculto, que avia
formado un tumor en la pierna para su habitación.
Pero aviendome dejado inprudentemente aplicar el
zumo del tabaco poniendo encima la leche del plá-
tano Guinea (según la practica común de nuestros
rústicos) al punto me sobrevino una crudísima erisi-
pela que sin poderlo remediar degenero en supura-
ción con grande peligro de mi vida. Finalmente des-
pués de largo tienpo logre recuperarme, resuelto ya
á abandonar este sitio por el miedo de la abundan-
cia de estos insectos y de las muchas culebras, si
vuelto en mi no uviera mudado de pensamiento
exhortándome únicamente á la constancia con la
alegrisima esperanza de los descubrimientos que po-
dría hacer aqui, y la fria memoria de los muchísi-
mos peligros ya pasados. Y asi firme y constante, y
aun acostunbrado á tales calamidades crei que seria
mui oportuno dar principio á mis averiguaciones y
descubrimientos por el mismo insecto. De aqui es
que con tan opoituna ocasión descubrí muchisimas
cosas curiosas; y asi hallo en muchos lugares de mis
Diarios las hermosísimas averiguaciones de este in-
secto, cosas verdaderamente ocultas asta aora á to-
dos los honbres, y aun no bien sabidas de nuestros
mismos rústicos. De esto hablare en otra ocasión
con la debida extensión. Para mi tengo creido, des-
pués de aver examinado los descubrimientos de los
viajeros, que es una especie de Oestro, que podre
llamar Oestro del honbre, para distinguirlo del Oes-
tro bovino bellisimamente descrito por Reaumur,
3*
— 34 —
que he leido varias vezes, y que tanbien es aqui muí
común; no aviendo podido hallar hasta aora su His-
toria cientificamente tratada ni en los Viajeros ni en
las relaciones de los Museos. Esta nuestra especie
de óestro es del tamaño de la Mosca domestica, y en
unos tubulillosen forma de abispero inbucadamente
puestos al rededor del vientre de la Madre asta mas
de 50 se esconden y anidan unas larvas pequeñisi-
raas. De aqui resulta que puesta la Madre encima
del Honbre que equivocándola con la Mosca domes-
tica no la teme mucho por no aver antes experimen-
tado sus asechanzas regala salva su maldita concien-
cia tantos dones quantos gusanillos salen de sus tu-
bulillos para buscar nuevo nido dentro del pellejo
del honbre; dexandole sin averio primero saludada
los gravísimos cuidados de proveer á la nueva gene-
ración en sus necesidades de alimento, casa, educa-
ción y aun de la transformación, si pudiera tolerar-
lo nuestra paciencia, retirándose la Madre finalmen-
te sin arrepentirse del hecho para acabar su vida en
la soledad. Tanbien el 24 de Mayo de este añp tuve
la fortuna de conocer en tienpo este mal huespede
que me avia entrado en el brazo, haciéndolo sacar
sin mucha molestia. Pero ya basta por aora acer-
ca de este singularísimo insecto. Estoi mui dis-
tante del lugar en que se cria la Cinchona oficinal
que descubrí en las cercanías de Santafé, en donde
tanbien se cria la hermosa Mutisia. Todos los exen-
plares que tenia de esta mi Planta los envié con
otras, aconpañadas de un hermoso dibujo, al Gavi-
nete Real, trayendome conmigo otro mas hermoso
dibujo; pero prometo enviarte la planta y el dibujo
en yendo á Santafé. Aun no he podido ver el Árbol
de la Caraña. De las demás cosas que me preguntas
— 35 —
ignoro aun todavía muchas cosas. De la resina elás-
tica, que entre nosotros se llama Caucho, tengo ave-
riguado casi todo. ¡O y que bellisimas cosas hallo
depositadas en mis Diarios, y destinadas para tu
Padre! Aun no he logrado ver el mismo Árbol, de
donde se coje, y crece en la Provincia del Chocó;
pero por una justa analogía deducida de los Arboles
que he visto concluyo que es una especie de Higue-
ra de America. Tanbíen he tenido la singularísima
conplacencía de descubrir en las frutillas de estos
Arboles los pequeñísimos insectos del mismo genero
(que aun todavía ignoro si estaran reducidos al Ge-
nero Ichucumon) pero de especie diversa de los
Mosquitos de la Higuera de Europa. Tanbíen veo
la pregunta que me haces, que aun todavía se duda
del árbol que produce la sangre de Drago. Yo no he
visto los arboles descritos por Loefling y Jacquín
con el nonbre científico de Ptesocarpo. Solo me
consta que en Provincias muí apartadas entre sí se
entiende entre nosotros con el vulgar nonbre de
Drago un Árbol que produce un jugo semejantísimo
y es, si nq, me engaño , especie del Genero Císton.
Un exemplar de esta planta tiene en el num. i de la
segunda colección; y tal vez otra especie de este
mismo genero en el num. 41. Acerca de la jalapa
confieso que no he hecho averiguación alguna digna
de tu curiosidad. Quando las vi en Cartagena y otras
partes destinadas solamente por hermosura de los
jardines no me detuve en su prolija averiguación,
persuadido que ya esta especie estaba bien determi-
nada entre los Botánicos; y me consta que las rayzes
para el uso Medico se traen de muí lexos, ó bien del
suelo nativo, ó bien de España. Por lo que mira á
la Ipecacoanha siempre he deseado ardientemente
- 36 -
aunque asta aora no lo aya logrado, examinar la
planta viva; cuyas rayzillas cojidas en Simiti y en
lugares mui ardientes se llevan á Monpox para ven-
derlas. Aun veo que dudas de esta planta; y de aqui
se me ha vuelto á excitar una duda que tuve en otro
tienpo y que te voi á declarar en pocas palabras.
Tienpo ha que descubrí una planta que algunos
creyeron era la verdadera rayzilla, bejuquillo, ó Ipe-
cacoahna (con todos estos nonbres es conocida entre
nosotros) y fue hallada en Cañaverales de la Provin-
cia de Girón, cuyo tenple es muy parecido al encen-
dido suelo de Simiti donde nace la ipecacoanha.
Este enpyrico aseguraba que era la misma que la
del Simiti, que tenia bien conocida. Entonces pude
descubrir, aviendola logrado tan viva por el cuidado
del Governador de Girón , que prontamente me la
remitió. Mas estando yo firmemente persuadido que
no avia duda acerca de la especie de esta planta
colocada por los Botánicos bajo de genero mui di-
verso, tanpoco dudé afirmar delante de todos, ó que
esta no era la verdadera ipecacoanha, ó si era la
misma de Simiti como aseguraba el Enpyrico, en-
tonces la que se llevo de Simiti á Europa con este
nonbre es del todo diversa de la del Brasil, de don-
de fue, sino m.e engaño, la primera á Europa, y por
eso se llama asi con el nonbre familiar de aquella
lengua de los Indios del Brasil y esto no seria de
admirar aunque la nuestra tuviese la semejanza y
virtudes de la del Brasil: porque me acuerdo que ai
otra planta de genero tan diverso, como que perte-
nece al Genero Viola, y cuyo exenplar remiti en la
primera colección bajo el num. 56, que tiene al-
guna semejanza y casi las mismas virtudes que la
ipecacoanha. La planta Gironense reputada por
— 37 —
ipecacoanha la describí el año de 68; remití su des-
cripción el año 74, y es Pentandra Monogyna. Mas
sea lo que fuere de esto, yo te prometo hacer en
este punto nuevas averiguaciones, aunque me hallo
mui distante de la Provincia de Simíti. Ni tanpoco
olvidaré todas las demás cosas que me preguntas,
respondiendo lo que averiguare en ocasión oportuna.
Por lo que mira á los específicos, de que uso en la
practica de la Medicina, solo quiero decirte de paso,
que toda la practica de la Medicina, como lo han
conocido bien los Grandes Honbres, puede reducir-
se á mui pocas cosas según pienso: porque en reali-
dad ni á ti ni á ningún profesor de Medicina se le
ha podido ocultar que toda la practica es sumamen-
te sencilla y purgada del amontonamiento de muchas
drogas contra la preocupación del vulgo de los Mé-
dicos: tan sumamente sencilla es toda la IMateria
Medica, que he acomodado á mi practica, que no
han dexado de entenderlo estos Habitantes de Ame-
rica, y de este conocimiento ha resultado averme
adquirido y conciliado tal estimación entre ellos,
que guiados por la experiencia de una practica feli-
cisima y casi de ningún costo concurren los enfer-
mos en tropa á este sitio donde me retiré. Apenas
creería algún europeo que estos enfermos casi nada
gastan en sus enfermedades sin aver conocido pri-
mero que están desterradas (y con felicidad) de estos
Payses las Boticas. Porque á la verdad los Ameri-
canos se han acostunbrado á vivir contentos con las
sinples yerbas que la Naturaleza produce en sus
canpos.
- 38 -
IV
El motivo principal que había llevado á Mutis á
Nueva Granada era el estudio de la Botánica. Desde
que pisó las playas de Cartagena comenzó á hacer
colección de plantas y otros objetos. No desistió de
su empeño al llegar á la sabana de Bogotá. Todo lo
que llamaba su atención lo iba anotando en sus dia-
rios, no sólo respecto de las plantas, sino de las cos-
tumbres de la población. «Un día, por la tarde, salí
de casa á pasearme con D. Jaime Navarro. Nos en-
derezamos hacia San Diego, donde se celebraba á la
Virgen del Campo, señora muy milagrosa. Hálleme
con la novedad de ver la costumbre introducida ya
años. Redúcese ésta á disponer un acampamento
por todos los tres días que dura la celebridad, con
tiendas de campaña, donde se tiene la provisión su-
ficiente para satisfacer el apetito al modo del País
del concurso, que es mucho. Es grande la cantidad
de chicha, bebida del país, de que hablaré larga-
mente en lugar separado, que se despacha. Corres-
ponde el numero de los achichados, que son los
indios y gente baja, ó embriagados, cosa tan univer-
sal en el país, que apenas llama la atención de los
que pasan. Costumbre es ya muy antigua, que las
resultas de semejantes fiestas, que deberían mover
todo el pueblo á devoción y piedad, sean éstos abun-
dantísimos desordenes.»
— 39 —
En 1762 comenzó á ejercer Mutis en Santa Fe su
generoso ministerio de educador. No era un hom-
bre expansivo en la sociedad; se le ha increpado su
carácter reservado, pero ninguno como él más con-
sagrado á las expansiones espirituales. El solo viaje
á América, abandonando las comodidades de Madrid
y el ejercicio de una profesión que siempre ha sido
ocasión de distinciones sociales por su amor al estu-
dio de la Naturaleza, es buena prueba de lo que deci-
mos. Durante la travesía ofreció á los jóvenes que
acompañaban al Virrey La Cerda, que en la capital
de la colonia les enseñaría privadamente las Matemá-
ticas. Exigiéronle el cumplimiento de la promesa, y
cuando se preparaba á llenarla, supo el Rector del
Colegio del Rosario el proyecto, y le propuso abrie-
ra el curso en este Instituto. «El día 29 de Febrero
fui á hablar con S. E. sobre este punto; el mismo
<iía me dijo S. E. en la mesa su consentimiento y
gusto en esta nueva disposición. El día 1° de Mayo
comencé á prepararme con una oración inaugural,
que diese principio á este curso. Dentro de cinco
días había yo formado ya mi oración, preparándome
al acto que se habia determinado para el día 8 del
mismo mes. Pero queriendo S. E. asistir á este acto
-en una casa, de quien siendo Patrono el Rey,
S. E. es Vicepatrono, y en una Facultad nunca
leída publicamente y comenzada entonces bajo la
protección del Señor Virrey, se cambio de dispo-
sición, determinando que fuese el día 13 del mis-
mo mes.»
— 40 —
De los borradores de su discurso sobre las Mate-
máticas tomamos los dos párrafos siguientes:
«No son de menor utilidad para las otras Cien-
cias en que se mira introducido con ventajas el len-
guaje matemático. Y para no fatigar con la dilación
de mi discurso la atención de los que me oyen, pe-
netrando con nuevas reflexiones por las Ciencias
que faltan, bastará, señores, el decir que procuremos
imitar el ejemplo de la Europa sabia, cuya conducta
en este punto parece la mas acertada. Para tratar
con el debido acierto la Física, se instruyen general-
mente los jóvenes antes, ó al mismo tiempo, en los
conocimientos matemáticos. Con unos principios tan
solidos hallan en su juventud materia dispuesta para
cualquiera Facultad que se propongan profesar en
adelante. Este es el camino por donde han subido al
grado de perfección los sabios que mira hoy con
singular respeto toda la Europa, y este es el medio
por donde lograron aquellos hombres relucir entre
muchos otros que no se acomodaron á seguir el
mismo rumbo, con conocido desdoro de sus talentos
y del afortunado siglo en que nacieron.
sRazon, será, señores, que encendidos del amor á
unas ventajas tan conocidas, imitemos la conducta
de los sabios, apartando la atención de los ruines
respetos de nuestra España detenida. No hagan en
nuestros ánimos impresion]alguna los motivos de su
temeroso procedimiento en las Ciencias naturales,
cuyo atraso lloran actualmente los españoles de
juicio que, desembarazados de ciertas circunstancias
en óierto modo afectadas, si no encubiertas de un
falso celo, conservan su juicio libre de infinitas
preocupaciones de que no pueden librarse los que
— 41 —
tienen el destino de nacer en un suelo por otra parte
feliz. Abrazad, señores, esta nueva ocasión, que
será principio á la afortunada época de nuestro des-
empeño. Mudemos, señores, de conducta para sobre-
vivir con mejor suerte á nuestro primer destino. Cor>
esta resolución, verdaderamente feliz, lograremos
mejorar de fortuna en la carrera de las letras, y el
consuelo de habernos instruido en una Ciencia, cuyo
estudio nunca es inútil, y á veces es necesario para
servir á la Religión, al Rey y á la Patria; para per-
fección de las Artes, para avivar el ingenio, instruir
el entendimiento, formar el juicio y ejercitar la me-
moria; y, últimamente, siempre es necesario para
inquirir la verdad en todo lo que se ofrece y es per-
mitido á la curiosidad del hombre.»
Para esta Cátedra de Matemáticas escribió ó tra-
dujo y adaptó Mutis varios tratados: sus Elementos
de Física constan de 14 hojas, divididos en cuatro
capítulos: el i.° versa sobre el objeto de la Física y
de las reglas del razonamiento; el 2.°, sobre el
cuerpo en general y las reglas del razonamiento; el
3.", sobre la extensión, la solidez y el vacío, y el 4.°,.
sobre la divisibilidad del cuerpo al infinito y de la pe-
quenez de las partecillas. Los principios que guiaban
su enseñanza los reducía á 19 definiciones y tres es-
colios. Proclamaba el método Newtoniano, fundado
en que el Creador del Universo gobernaba todas las
cosas con leyes determinadas y constantes, propias
de su sabiduría, ó que nacían espontáneamente de la
naturaleza misma de las cosas.
«Para que la Física se íidelante — decía en el Es-
— 42 —
eolio i.° — y los filósofos puedan aprovechar en sus
descubrimientos , se ha de observar todo el mérito
de las Reglas Newtonianas, sin las cuales es impo-
sible comprender los fenómenos que se manifiestan,
ni descubrir sus causas, ni hacer el debido uso de las
debidas observaciones y experiencias. En la Regla
primera se establece abandonar las suposiciones;
porque suponer una causa para explicar un fenó-
meno que se nos presenta, es lo mismo que manifes-
tar claramente que se ignora la verdadera causa de
aquel efecto; pues si se conociera, no era necesario
suponerla. Todos saben que las conclusiones dedu-
cidas de una suposición, ni satisfacen ni convencen
al entendimiento, que siempre aspira á razonamien-
tos muy solidos: y por estas razones tan débiles, nos
quedamos en las mismas dudas en que antes nos ha-
llábamos. Por lo qual es mucho mejor, para hacer
progresos en la verdadera ciencia, confesar abierta-
mente que se ignora la causa del efecto que se ve, si
en efecto no se ha podido descubrir. Mucho más
importa esta ingenua confesión, que perder inútil-
mente el tiempo en hacer suposiciones, cuya false-
dad conoceremos tarde ó temprano, y en inventar
sistemas que para hacerlos plau^sibles respecto de los
ingenios humildes y de poca penetración, que todo lo
reciben y creen como se les enseña, es necesario
revestirlos con otros adornos igualmente falsos.
Todos los esfuerzos de los genios sistemáticos son
de ningún valor en nuestro siglo, en que semejantes
autores no granjean más que el desprecio de los
verdaderos filósofos que solo aspiran al adelanta-
miento de la verdadera ciencia. Mas no por eso se
debe creer que todas las suposiciones son inútiles en
todas las ciencias y en todas ocasiones. Esto sería
— 43 —
apretar demasiado. Para saber las ocasiones y las
circunstancias en que deban emplearse con la debida
moderación, seria muy conveniente observar las
reglas que sobre este punto prescriben Muschem-
broeck y Gravesand. Nosotros procuraremos obser-
var puntualmente en nuestros razonamientos esta
preciosa regla, cuya utilidad conoceremos bien presto
en el curso de nuestras experiencias, para descubrir
de este modo la verdadera causa de los fenómenos.
Y así, para conocer el filosofo que la causa que ha
hallado es la verdadera causa, es menester que
pueda demostrar que todos los fenómenos y todos
los efectos de los cuerpos de una sola y de una mis-
ma naturaleza dependen de aquella causa, de tal
suerte que tenga toda aquella fuerza y debida activi-
dad para producir semejantes efectos. Pero si, al
contrario, no se hallare el filosofo en estado de de-
mostrar todo esto, claro esta que no habrá descu-
bierto la verdadera causa. Y si se hallare ya en
estado de hacer todo esto, será inútil buscar otra
causa; porque ademas de que seria imposible descu-
brirla, tampoco seria posible que un mismo efecto
naciese de dos causas.
))La segunda regla es (Escolio 2."^) que los efectos
de la misma naturaleza son producidos por las mis-
mas causas. De esta regla se deduce que si los cuer-
pos terrestres caen por su gravedad hacia el centro
de la tierra, que es su centro de gravedad, tanbien
los planetas, que giran alrededor del sol, que es su
centro común de gravedad. Nuestras manos, frega-
das entre si y con celeridad, se calientan: toda espe-
cie de palos, metales y piedras duras, fregadas entre
si, tanbien se calientan. Este es un efecto que se
observa en todos los cuerpos: se deberá, pues, atri-
— 44 •—
buir á una sola y una misma causa, que es el fuego.
Tocios los metales, vidrios y piedras, que tienen una
superficie muy lisa y muy compacta, se pegan fuer-
temente entre si, aunque estén secos: luego la causa
de esta adherencia sera la misma en todos estos
cuerpos.
»La tercera y ultima regla es (Escolio 3.°) que las
cualidades de aquellos cuerpos, sobre los cuales po-
demos hacer experiencias, y que hallaremos ser
unas mismas, sin aumentarse ni disminuirse en nin-
gún tiempo, pueden colocarse en la clase de propie-
dades comunes á todos los cuerpos. Por esta regla se
puede concluir, que los cuerpos celestes tienen las
mismas propiedades que los cuerpos terrestres ya
examinados, como tanbien todos los que hasta ahora
están ocultos y sepultados en las entrañas de la
tierra. Semejantemente concluiremos, que si todos
los cuerpos terrestres tienen extensión, solidez é im-
penetrabilidad, y están dotados de una fuerza que
los newtonianos llamaremos fuerza de inercia, pro-
piedades todas sin grados ni cantidad, concluiremos
tanbien que los cuerpos celestes tienen las mismas
propiedades. Estas son las reglas del celebrado Mé-
todo newtoniano, por cuyo medio se han hecho tan-
tos progresos en la Filosofía; que con razón se ad-
miraran los siglos venideros de que en tan corto
espacio se haya podido adelantar tanto. ¡De cuanto
tendría que admirarse nuestro siglo, si en el dilatado
espacio de dos mil años, enpleados lastimosamente
en asuntos inútiles, se hubiera cultivado la verda-
dera Filosofía! »
Para el curso de Astronomía escribió un corto
texto de 63 páginas. El Libro iii trata del Sistema
— 45 —
del Mundo. Enuncia con timidez el sistema de Co-
pérnico, que más adelante daría lugar á una contro-
versia célebre en los anales de la Colonia. «Mas
aquellos — dice — que no entienden á fondo los prin-
cipios establecidos, tampoco podian percibir la fuer-
za de las consecuencias, ni dejaran las preocupacio-
nes con que se acostumbraron á engañar su enten-
dimiento en los años anteriores. Por esta razón, pro-
curando evitar que este asunto no se enredase mas
con disputas, toda aquella doctrina conpendiada la
dispuse en proposiciones demostradas matemática-
mente, para que las leyeran solamente aquellos que
hubiesen estudiado los principios establecidos. »
Los Elementos de Trigonometría están inconclu-
sos; los de Aritmética, que al parecer son una tra-
ducción, están en 200 páginas de letra menuda. Es-
cribió también unos Comentarios á la Geometría de
Descartes. Emprendió este útilísimo trabajo para
hacer fácil y perceptible la Geometría á los princi-
piantes; se propuso seguir el texto del autor desde
el principio hasta el fin, examinándolo por partes y
poniendo en cada lugar todo lo que le pareció útil
para hacer inteligible la doctrina. 115 páginas tiene
el fragmento de sus Elementos de Mecánica, y 65 los
Principios Matemáticos de Filosofía Natural, que no
sabemos si serán original ó traducción; tampoco sabe-
mos si iMutís es ó no autor de un copioso trabajo
titulado «Comentarios de Newton».
Sin interrupción ensenó Matemáticas en el Colegio
del Rosario desde 1762 hasta 1766. Era la primera
- 46 -
vez, como él mismo lo dice, que se oyeron lecciones
de tales Ciencias en el Nuevo Reino de Granada
desde su conquista. Al propio tiempo ejercía su
profesión de médico y daba lecciones privadas de
Historia Natural, con la mira de preparar jóvenes
que le ayudasen en el grande objeto que lo había
llevado á América.
V
A fines de 1766 se encaminó á las minas de Pam-
plona. Copiamos de su diario esta curiosa página:
a Di a 30. Martes. Septiembre, 1776.
Llegue á mi deseado destino del Real de la Mon-
tuosa Baja en las Betas de Pamplona. Aunque yo
venia bastantemente informado de la infelicidad del
sitio por D. Jaime Navarro, que habia vivido en el
cerca de un año, nunca pude formar juicio cabal, ni
hacer concepto de lo que es el sitio en realidad.
Ciertamente que es necesario venir aqui para cono-
cer lo que sufren los honbres por su gusto, por el
interés, ó algunos otros fines particulares. Mi con-
descendencia en venir á este voluntario destierro,
abandonando la comodidad de la corte (que hasta
aora no he conocido que Santa Fe es corte), aban-
donando, digo, las delicias de mi gabinete, la racio-
— 47 —
nalidad y cultura, tal cual es, la de aquella ciudad,
mis intereses; ella me ha traído á conocer la miseria
de los indios, miserias verdaderamente indecibles,
pero ciertas, y no ignoradas de los europeos qne ha-
bitan por estas minas. Las muchas incomodidades
que padeci este dia, parece que fueran anuncio, pero
en sombra, de otras mayores que me esperaban.
Considero despacio solamente la situación y fabrica
de mi alojamiento; era bastante para cubrir mi
corazón de la mayor confusión. Y ¿como podria ser
de otra suerte? No es para menos el verme metida
en un nicho menos impropio para unos palomos
que para contener un ser racional. La antesala de
mi palacio, por donde libremente pasa el aire, me
dio una idea completa del resto del edificio, que se
reduce á una sala desigual, pero muy pequeña, y un
reducido gabinete, mas ancho que largo, bien que su
anchura no exceda de seis varas. La luz entra en
esta menos que celda capuchina por una ventanilla
de un pie en cuadro. Esta es la casa que dicen alta,
pero viene á ser casa en el aire. Debajo tiene su
correspondiente despensa y cocina, y mas debajo de
la cocina una zanja por donde pasa el agua que
sirve para andar el ingenio. Esta el ingenio á conti-
nuación de la antesala, y hace como una misma
pieza con mi Palacio, lo que contribuye un poco á
hermosear la perspectiva del edificio. El ingenio
está casi pegado á la falda de un cerro de la ceja
occidental, cerro tan poco seguro como todos los de
estas cercanias, y tal, que ha dejado memoria de su
mala vecindad. El gabinete mira al rio, del que dista
tanto, que seria fácil coger el agua si hubiera alguna
otra ventana por aquel lado. Todo este edificio está
entre rio y cerro, cuya proximidad se podra inferir
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por lo largo de la casa, que apenas tendrá 12 varas.
Si mucho debe asustar la mala vecindad del cerro,
no debe hacerlo menos la proximidad del rio; pues
si en crecientes regulares baña el cimiento de mi
gabinete, formado de piedras hacinadas, ¿que no
deberá temerse en una creciente extraordinaria?
Entonces no seria muy extraño que el rio arrastrase
con un edificio que no puede resistir á una corriente
impetuosa. Y cierto que no es necesario mendigar
exenplares de esta naturaleza fuera de la propia
casa arrastrada ahora dos años por una fuerte ave-
nida. Esta mediación del rio no priva por eso de la
ventajosa necesidad de otro cerro algo mas alto que
el occidental por esta parte. Cualquiera de les dos,
ó ambos en un terremoto, si la Providencia del Altí-
simo por su infinita bondad y misericordia no libra
á los que están en estas habitaciones, pueden dar á
conocer las admirables ventajas de este suntuoso
Palacio. Si no fuese por esta mala vecindad de rio y
cerros, no podria haber edificio más seguro para un
terremoto. Todo el es de varas mas ó menos grue-
sas, y en toda su fabrica no se hallara un claro.
Todo en el tiembla y aun se banbolea al piso del
cuerpo menos pesado. ¿Que efecto no hará el movi-
miento del ingenio con una piedra voladora de mas
de 150 quintales? No es fácil dar una verdadera idea
de este edificio, en cuya fabrica hubo de agotar
todas las reglas y preceptos de Arquitectura su
constructor Quevedo. Por lo que mira á la situación,
baste decir que estando esta mina situada como las
demás de este -Real entre dos cejas de cerros diver-
gentes, no hay otro plano que la latitud del rio que
corre encajonado, sin playa alguna entre sus faldas,
y aqui no tiene ocho varas de ancho. Para construc-
-- 49 —
cion de ingenio, casas y demás oficinas se ha exca-
vado en el mismo cerro un corto plan. Este rio
forma un ángulo á imitación del que forma el cerro,
y es juntamente el paraje de nuestra situación. No
estoy bien asegurado de su origen, que aquí dicen
cabeceras, pero sí que le entra un cuarto de legua
mas arriba una quebrada que llaman de Paez: que-
brada que le hace echar unas crecientes terribles,
pero que lo serian mucho mas si viniera creciendo
juntamente por las lluvias de sus cabeceras. Pase
esta pintura por una sombra de lo que es esto en
realidad.
»No es, pues, esto (aunque sea tanto) lo que me
lleno de confusiones. Mi venida á este Real de Minas
fue proyectada y consentida en la suposición de que
las labores de la mina, el ingenio y demás oficinas
estaban corrientes, como en efecto asi lo aseguraron
D. Jaime Navarro y D. Pedro Ugarte en la Junta
que tuvo la Compañía el día ... de Agosto, y en que
se acabo de determinar que yo viniese á manejar
esto, como uno de los interesados. En esta suposi-
ción, yo venia muy contento á ser un descansado
intendente de estas labores, y á establecer un go-
bierno perpetuo en la distribución de caudales y be-
neficios de la plata. Cual seria, pues, mi confusión,
cuando á estos agradables pensamientos hubieron de
seguirse las novedades que yo no esperaba; esto es,
que un mes habia que las labores estaban aguadas y
que el ingenio, después de haber quebrado el peón y
dos codos, haberse abierto la rosa (que desde su
origen estaba sentida, y desde entonces acá solo ase-
gurada para moler con desconfianza); después de
todas estas averias, que no dieron lugar á que la in-
signe voladora hubiese molido tres dias enteros, el
4*
— 50 —
dia de mi llegada, para colmo de infortunios, rom-
pió la viga solera. Estos cuidados me atormentan
tanto cuanto no es fácil proferir. Tal ha sido mi en-
trada en la Montuosa Baja en la celebre mina de
Quevedo, hoy de la Compañía.»
Por cosa de cuatro años estuvo Mutis dedicado á
la administración de la mina de plata de la Montuo-
sa, en nombre de la Compañía explotadora de que
formaba parte. A principios de 1770 regresó á
Santa Fe.
VI
Llegamos en esta reconstrucción de la vida de
Mutis en Nueva Granada á un punto muy importante.
Su regreso á la capital del Virreinato le permitió rea -
nudar sus tareas profesionales y docentes. Uno de
los objetos que le preocupaban desde su llegada á la
Nueva Granada era averiguar si en sus bosques se
encontraba el árbol de la Quina. Las gentes con
quienes hablaba le aseguraban que en las cerca-
nías de Santa Fe crecía el árbol buscado con tanto
ahinco. De sus diarios correspondientes á 1761
tomamos dos informes. Dice el primero; «Día 14
(parece que corresponde á Diciembre). Me hizo
el favor S. E. de invitarme á que saliese á exa-
minar la Quina, que decian hallarse tan*- cerca
— 51 —
de Santa Fe, como que no distaba mas que un
dia de camino; distancia entre Santa Fe y la Mesa
de Juan Diaz, donde se dice hallarse el árbol.
El primero que me dio esta noticia fué D. Mi-
guel de Santisteban. Me la confirmo mi criado Car-
los, vaquiano de aquel terreno. Aviendo yo visto
allanado el camino de parte de S. E., me determiné
á decirle que tanbien seria muy oportuno hacer
algunas tentativas sobre la canela, que decian estar
tanbien muy cerca, pues me hablan asegurado que
habitaba este árbol en el monte de Cipacon. Res-
pondióme que venia gustoso en ello, y que cuando
quisiera diese principio á esta salidas». Dice el se-
gundo; «Tuve una larga conferencia sobre mis sali-
das proyectadas y otras ideas en asunto de Historia
Natural con D. Miguel de Santisteban. Es muy justo
que comunique yo mis ideas á este cavallero, cuyo
conocimiento en el pais, amor á las Ciencias, supe-
rior inteligencia en muchos ramos, y el particular
cariño y estimación que me profesa, lo hacen justa-
mente acreedor á que yo nada reserve de su noti-
cia». En una carta de Humboldtá Sebastián López,
escrita en Quito el 4 de Febrero de 1802 (que en
copia figura entre los papeles de Mutis), leemos: «He
visto por las memorias comunicadas que el señor
doctor Miguel de Santisteban observó la Quina en
1753 cerca de Popayán y al bajar del páramo de
Guanacas». Si el descubridor de una planta es quien
la vio por primera vez. Mutis no hizo el descubri-
miento de la Quina en Nueva Granada; pero si el
— 52 —
descubridor es quien primero la describrió con más
ó menos exactitud, ó con toda perfección la clasificó,
entonces, sí, Mutis puede reclamar para sí la gloria
del descubrimiento. El primer hecho tiene en su
apoyo el testimonio del mismo Mutis, que afirma
que fué Santisteban quien puso en su conocimiento
la existencia del árbol, observado por éste en Guana-
cas y en la Mesa de Juan Díaz; y el segundo se fun-
da en la carta que Linneo escribió á Mutis y que don
Miguel Colmeiro insertó en su Bosquejo del Jardín
Botánico de Madrid. La carta de Linneo no tiene
fecha, pero refiriéndose á la de Mutis de 24 de Sep-
tiembre de 1764, le dice que recibió el bellísimo di-
bujo de la corteza de la Quina, y que pudo formarse
exacta idea del género á que pertenecía. Estas pala-
bras de Linneo son decisivas contra la pretensión de
Sebastián López, quien se daba por descubridor de
la Quina. En las notas que este López puso á su
traducción de la ((Descripción del árbol de la Quina
hecha en 1737 por M. de la Condamine», dice que
por Agosto de 1776 publicó su descubrimiento hecho
antes y que en 1778 la descubrió en los montes in-
mediatos á Guaduas. Pretendió López engañar á la
Corte, la cual había recibido ya el informe sobre las
Quinas que le había remitido Mutis en 15 de Marzo
del año de 1773. Tan persuadida estaba la Corte de
la suplantación de López, que en 29 de Septiembre
de 1783 el Ministro de Indias dijo al Virrey de
Santa Fe: «Mediante á la manifiesta falsedad con
que se atribuyó á sí mismo el descubrimiento de la
— 53 —
Quina de Santa Fe D. Sebastián José López, le reti-
rará V. E. inmediatamente de sus encargos y dis-
pondrá que le cese la asignación que se le dio por
aquel particular mérito, haciendo conocer su delin-
cuente suplantación digna de un severo castigo, que
no se le impone por mera piedad de S. M.; y no le
admitirá V. E. recurso alguno sobre el asunto, ni
dará permiso para venir á España á molestar la
Real atención amonestándole que de ejecutarlo sin
las licencias necesarias se le castigará como corres-
ponde».
De una carta de Mutis en contestación á la nota
reservada que le dirigió el Gobierno para que infor-
mase sobre el descubrimiento de la Quina, reprodu-
cimos lo siguiente:
«Por el mes de Octubre del año 72, de vuelta de
mi viaje á las Minas del Sapo y en compañia de don
Pedro Ugarte, descubri por la primera vez en e\
Monte de Tena el árbol de la Quina por las ideas y
conocimientos que me habian dado las ojas, flores y
frutas secas de la verdadera Quina de Loxa, que
de esta preciosa planta me regaló á mi llegada á
esta capital por el año 61 el erudito Dr. D. Miguel
de Santistetevan, remiti al caballero Linné el año
de 64.
» Sobre el mismo sitio hice al mencionado Ugarte
todas las reflexiones oportunas sobre la utilidad del
descubrimiento, facilidad de su conducción á Espa-
ña, los aumentos del Real Erario conbinados con la
utilidad publica y cuanto puede pensarse ocurriría
en aquel feliz momento á un Naturalista inflamado
con el entusiasmo de un descubrimiento tan ulii.
— 54 —
«Prontamente di cuenta á varios amigos de esta
ciudad, sin la menor reserva enseñando el ramillete
de la planta viva que conduje á diferentes personas
y deseando se vulgarizase su conocimiento.
»Por Abril del año de 73, bajando de esta ciudad
á la Villa de Honda para visitar al Excmo señor. Vi-
rrey D. Manuel Guirior, la volví á descubrir á la sa-
lida del monte en el sitio que llaman Pantanillo; y
de vuelta lo puse en manos del mismo señor Virrey,
quien manifestó como consequencia deseando trans-
plantarla al jardin de su Palacio; en Santafé trate
con S. E. sobre la utilidad de aquel descubrimiento.
Aun no soñaba D. Sebastian López venir á esta ciu-
dad por los asuntos que posteriormente le obligaron
á salir de su pais, lá ciudad de Panamá.
»No teniendo yo entonces otros deseos que la uti-
lidad publica conbinadacon el aumento del Real Era-
rio, tomé de aqui la ocasión de promover con
el Excmo. Sr. Guirior el útilísimo plan del Estanco
de la Quina propuesto en resultas de su comisión á la
provincia de Quito en virtud de las instrucciones que
para ello traia el Excmo. Sr. Marqués del Villar,
remitido á la Corte en 4 de J'unio de 1753; posterior-
mente esforzado en mi representación á S. M. de
3 de Mayo de 1763 y de Junio de 1764 con el pleno
conocimiento de su autor diho. Sr. Santistevan por
la indiferencia con que ya miraba aquel pensamiento
en su avanzada edad. Sin embargo, no pudiendo yo
desentenderme de tan importante asunto, persuadí
al Excmo. Sr. Guirior propusiese á la Corte el plan del
Dr. Santistevan, como lo ejecutó á nonbre de su le-
xitim© autor el 15 de Mayo de 1773, sin reservarme
para mi mas que la oculta gloria de servir al Rey y
á la Patria en asuntos de tan conocida inportancia.
— 55 —
»De todos estos esfuerzos mios dimanó la Real
Cédula de 20 de Enero de 1776 para que el Exce-
lentísimo Sr. Virrey D. Manuel Flores, tratase se-
riamente sobre el establecimiento del Estanco de la
Ouina y entonces, aprovechándose López de estas
noticias, que pudo saberlas en su fuente por hallarse
de escribiente en la Secretaria del Virreinato; va-
liéndose igualmente de la oportunidad de las conti-
nuas y graves conferencias del Sr. Santistevan que
solo pensaba ya en morir, de mi notorio desinterés
á las glorias que se figuraba López, y de mi antiguo
descubrimiento cuatro años vulgarizado en toda esta
ciudad y comenzado á esparcirse por todo el mundo
sabio, ideo el arbitrio 4e asegurarse una decorosa
carrera á costa del pequeñísimo trabajo de apropiar-
se mi descubrimiento y las noticias que pudo reco-
ger fácilmente en los papeles de la Secretaria. A
consequencia de su sagacidad y diligencias hizo su
representación á principios de Agosto de 76 con el
animo resuelto de sufrir á rostro y firme la risa y
dicterios del publico, manifestando con el ultimo
grado de satisfacción su pretendido descubrimiento
que decia acababa de hacer, fiado no menos en mi
experimentada modestia y silencio que en la notoria
caducidad á que habia llegado por su avanzada edad
«1 Dr. Santistevan.»
Desde que Mutis pisó las playas de Nueva Gra-
nada tenía la segura esperanza de encontrar en sus
bosques el árbol de la guiña. Sabía que indefectible-
aiente crecen unas mismas plantas á unas mismas
latitudes y elevaciones del suelo en ambos hemisfe-
rios. Otra idea que le preocupaba desde entonces
- 56 -
era el estanco de la Quina, temeroso, según decía, de
que ai tercer siglo de su descubrimiento llegara áser
tan raro un árbol de Quina en el Perú como en la
Noruega. Sus proyectos de estancar ese ramo de
comercio encontraron apoyo en el Sr. Satisteban y
otros sujetos ilustrados de la colonia, de quienes
Mutis vino á ser el vocero. «Desde mi llegada á la
capital logré la estimación y confianza del erudito
D. Miguel de Santistevan, primer autor del proyecto
del estanco, y después de haber sido comisionada
para pasar á Loja por las causas que manifestaré en
adelante, donde hizo todas las observaciones condu-
centes á desempeñar dignamente su comisión, y des-
pués de haber meditado la materia según la exten-
sión de sus conocimientos políticos, se halló en
estado de poner los cimientos del edificio proyectada
en el Ministerio de España, y confiando su examen
á vuestro Virrey el Marqués del Villar.»
En el largo y laboriosísimo informe que redactó
Mutis sobre el proyecto de estanco, recuerda las cir-
cunstancias que acompañaron al descubrimiento de
la quina (de que hemos hablado ya), y esto otro,
que confirma lo dicho: «Segunda vez, y con mo-
tivo de visitar en Honda á su llegada á vuestra
Virrey D. Manuel de Guirior, tuve la ocasión de
hallarla por Abril de 73 en este camino, y á mi
vuelta, en su compañía, le presenté en Pantanillo
una rama Aereada y cortada del árbol en su presen-
cia, con todas las refiexiones propias de un hombre
que, en fuerza de su representación anterior, se
— 57 —
hallaba constituido en la obligación de ir siempre
consiguiente con sus pensamientos.»
Refiérese aquí Mutis á la representación que
insertaremos más adelante cuando tratemos de la
Expedición Botánica.
El proyecto de estanco redactado por Mutis ilus—
tra sus ideas económicas y prueba que para un espí-
ritu comprensivo no eran extrañas las ideas, buenas
ó malas, que privaban entonces sobre la administra-
ción de las rentas públicas.
Resumía Mutis los perjuicios que resultaban de la
libre explotación de los bosques de quina en las pro-
posiciones siguientes: «i.* Derribar los árboles sirt
elección hasta talar los montes, sin alguna relación
al consumo de géneros. 2.* Precipitar los acopios
sin atender á la competente dilación que pide el
beneficio de este delicado específico. 3.* Ahorrar de
gastos en su exportación por lograr mayores ganan-
cias, ó sufrir menores pérdidas en los casos de
extraordinaria concurrencia, 4.* Amontonar en los
almacenes de Cádiz inmensas porciones, dejanda
rezagadas en los de América otras iguales ó mayo-
res. 5.* Dejar interrumpida por muchos años la ocu-
pación de los cosecheros, que tarde ó nunca volvían
á practicar con inteligencia y afición el ejercicio
que dejaron».
Historia luego las circunstancias bajo las cuales
se concibió por primera vez la idea de administrar
la quina por cuenta de la Real Hacienda:
- 5S -
«Al tiempo de cumplirse justamente un. siglo de
-su descubrimiento, eran las provincias en que hasta
entonces se cosechaba la quina elmas glorioso teatro
de importantisimas observaciones practicadas para
determinar la verdadera figura de la tierra con la
medida de uno ó más grados del Meridiano mas
próximos al Ecuador por una compañía de sabios
académicos franceses 3^ españoles. No era regular
que á personas de este carácter, entre quienes se
hallaba tanbien un celebre botánico de profesión,
se ocultasen las reflexiones de este asunto, exami-
nado por los dos respectos que desde luego presen-
taba este precioso remedio en lo cientifico y politice.
El sabio La Condamine, con las instrucciones del
•botánico Jussieu, hizo la descripción y dibujo de
este árbol, dándolo á conocer en Europa: y las
reflexiones comunes á toda la compañia, no tardaron
•en producir algunos buenos efectos (i).
»La soberana protección que hallaron á su vuelta
nuestros sabios españoles D. Jorge Juan y Ulloa á la
sombra de un celosisimo Ministro, cuya confianza
(i) La Condamine dice que el uso de la quina era conocido de los
americanos mucho tiempo antes de ser practicado por los españoles.
Antonio Bolo, mercader genovés, afirma que lo ocultaron á los espa-
ñoles. Oyó una tradición, según la cual se había descubierto su eficacia
por los leones, que, comiéndola, se curaban de unas fiebres intermitentes
que padecían. Sufría la Condesa de Cinchón, esposa del Virrey del
Perú, Conde de Cinchón, de fiebres tercianas: el Corregidor de Loja le
envió corteza de quina, con lo cual curó. La Condesa repartiS luego á
los enfermos, y de ahí que por algún tiempo se llamara la quina polvos
de la Condesa. En 1640 regresaron á España el Conde y la Condesa; su
Médico Juan de Vega llegó á vender en Sevilla la corteza á loo reales
la libra. El nombre de ¿^uina CinchoKa tiene el origen expuesto, y el de
quinquina, de dos palabras del antiguo idioma de los Incas quina-quina,
que significan corteza de las cortezas, para indicar su excelencia. (Véase
Descripción del árbol de la quina hecha for M. de ¡a Condamine.)
— 59 —
merecieron siempre , los alentó á dar sus informes
en todos los asuntos de America con el generoso
candor que por lo regular forma el carácter de los
sabios. Entonces fué, como positivamente me cons-
ta, cuando quedó bien instruido el Ministerio en los
desordenes de este ramo de comercio.
»A este mismo tiempo recayó la elección para
Virrey de este reino en el Marques del Villar, y en
ocasión tan oportuna, que pudo influir la presencia
del celebre D.- Pedro Virgilio, de quien tuve estas
noticias después de pocos años , en promover vigo-
rosamente el establecimiento del ramo de la quina
por via de Real Administración, no hallándose otro
mejor arbitrio en las amigables conferencias que
tenian todos cuatro, igualmente favorecidos del Mar-
ques de la Ensenada.
• Esta es la primera y verdadera época del utilisi-
mo pensamiento de administrar la quina por cuenta
de la Real Hacienda.»
Varios sujetos competentes en el asunto rindieron
iníormes, todos los cuales, según Mutis, estaban de
acuerdo: i.° En que la quina es un específico de
mucho consumo entre todas las naciones civilizadas,
y cada día más acreditado por sus singulares virtu-
des, que no pueden suplirse por otros remedios co-
nocidos. 2." En que la desolación de la quina en los
montes de la provincia de Quito pide un pronto y
poderoso remedio, á fin de ordenar los acopios con
la economía dirigida á la provisión del género y á
su conservación. 3.° En que siendo pocos los vasa-
llos del Rey que se interesan en este comercio, no
sufre perjuicio el cuerpo nacional. 4." En que admi-
— 6o —
nistrado por una sola y poderosa mano se precaverían
los daños que ha experimentado la humanidad, fuera
de otros que la amenazan. 5.° En que como produc-
ción depositada únicamente en los dominios del Rey
puede disponer de su propiedad. Y 6.° En que la
pingüe renta que ofrece este ramo distribuido al
público á un precio moderado, y administrado con
simplicidad y economía, recompensará sobre abun-
dantemente el benéfico celo del Monarca y los nue-
vos inevitables cuidados de sus Ministros en las gra-
ves disposiciones de realzar y mantener con acierto
su saludable adm nistración.
Proponía que se estableciera la Real Factoría
Universal para los acopios de Europa en Honda, lo
cual tenía tres ventajas, á saber: i.* La presente
abundancia del específico. 2.* La facilidad en sus
acopios y exportación. Y 3.* Los considerables
ahorros de gastos á beneficio de la Real Hacienda.
Proseguía Mutis:
«La gran cordillera de este reino, continuación de
la de los Andes, la dividió la naturaleza por el cau-
daloso rio de la Magdalena en dos cordilleras subal-
ternas, oriental y occidental, que reparten su pobla-
ción entre las provincias de Santa Fe, Neiva y Ma-
riquita. El principal puerto de este rio, cauce y gar-
ganta general del mayor comercio de este reino se
halla establecido en la villa de Honda, como centro
común, adonde se dirigen todos los caminos de tierra
y agua, por donde se introducen y exportan todos los
frutos y efectos del comercio.
i>Si se eligiera este puerto para el establecimiento
— 6i —
de la Factoría Universal, quedaba colocada esta
oficina en el centro de unas ciento 5' cincuenta leguas
de contorno, desde cuya circunferencia mas distan-
te, y desde todos los puntos intermedios, pueden
conducirse cómodamente por agua y tierra las anua-
les cantidades de quina que deberían depositarse en
sus respectivos almacenes hasta el tiempo de su ex-
portación en el puerto de Cartagena.»
Anotaba los acopios de quina en los años de 1784,
1785 y 1786, respectivamente, así: 632.332 libras,
1.448.951, y 1-76.787; y describía el sistema de expor-
tación y navegación en los términos que ahora mis-
mo se verán, y que tienen inportancia para el estu-
dio de nuestro desarrollo económico.
«Siendo (dice) por su naturaleza este genero de
mayor volumen que el de las regulares cargas del
comercio, presenta la exportación, por este solo as-
pecto, el grande inconveniente que no admite conci-
liarse con las reglas comunes establecidas en esta
navegación del puerto de Honda hasta el muelle de
Cartagena. Se halla constantemente establecido y
regulado el numero de cargas por el que llaman
dotación del champan ó bote; de modo que se ha de
satisfacer al dueño de la embarcación todo el valor
de las cargas que se puedan conducir en ella, aun-
que no se acomode sino la mitad de otras de mayor
volumen. Asi lo pide la equidad y lo tiene invaria-
blemente introducido el uso de esta navegación.
• Todo el comercio que gira la introducción y ex-
tracción de sus efectos y frutos se acomoda á pro-
porcionarse las ocasiones que le ofrecen los de las
embarcaciones reciprocamente entradas y salidas de
— 62 —
los puertos de Cartagena y Honda, para introducir
y retornar en ellas todos sus géneros comerciales^
sin otros periodos prefijados que los que ofrece la
misma necesidad. De aqui se origina el desorden
inevitable, por no estar debidamente calculado niel
numero de enbarcaciones ni los tienpos de su sali-
da, en que solo rigen los intereses particulares de
individuos comerciantes.
))A estas frecuentes é incontables contingencias
deben también su origen la alteración de los precios
y detención de los géneros liasta el tiempo de los
retornos en el puerto de Honda, que careciendo de
astillero propio, maestranza y marinería de rio (que
llaman Bogas) no puede exportar por arbitrio propio
todos los frutos del reino, sino acomodándose á los
retornos.
»Igualmente ha resultado que, ó por no perjudicar
al comercio, ó por no sufrir la dilación cuando ins-
tan las remesas de los géneros estancados á sus res-
pectivos Departamentos, han recurrido al arbitrio
de celebrar contratas los Administradores del tabaca
y aguardiente con los dueños de enbarcaciones en
Monpos para enviar sus respectivas remesas de ta-
bacos y anises.
»En el puerto de Tenerife, y como escala mas
principal en el de Monpos, existen las enbarcacio-
nes llamadas Chanpanes, de invención original en
todas las naciones barbaras, que suelen atinar con
el arbitrio más sencillo y más proporcionado á sus
necesidades absolutas, con la gloria de verlo poste-
riormente adoptado por las naciones cultas. En los
puertos de Soledad y Cartagena se hallan los botes
de río, enbarcacion de quilla, timón y cubierta in-
troducida de cuarenta años á esta fecha por ciertas
ventajas relativa?, compensada su dilatada navega-
ción de subida con el precio menor que admiten la
capacidad del buque, menor dotación de bogas y
aumento de ganancias al retorno, ventajas que pro-
porciona la misma facilidad de navegar rio abajo á
beneficio de su corriente.
»E1 comercio elige á su arbitrio y necesidad estas
dos especies de enbarcaciones, y se acomoda á las
alteraciones de los precios y á las forzosas dilacio-
nes de los retornos, no siéndole fácil á qualquiera
individuo que obra separadamente, adoptar otros
arbitrios ni imitar el de las rentas, cuyas contratase-
algo mas costosas, no admiten conciliación con sus-
particulares intereses.
»Con semejante sistema de navegación, de pura
necesidad y contingencia, no pueden conciliarse los
dos inportantes respectos del tiempo periódico y
precio equitativo un nuevo ramo, que ocupando el
buque de 63 enbarcaciones medias entre ma3^ores y
menores de retorno al año, debia hacerlas subir
varias á su costa, ó suponerlas ocupadas por igual
numero de cargas introducidas en Honda por el
comercio. Mas como hasta la presente se han man-
tenido en cierto modo equilibradas las salidas con
las entradas , no hay en esta época , ni habrá tal vez
en adelante, introducción periódica por parte del
comercio capaz de conpensar la exportación perió-
dica por parte de la Real Hacienda.»
Las dificultades de la navegación del río Magda-
lena eran efecto, según Mutis, del error original
de no haberse establecido los primeros pobladores
en sus orillas. «Amenisima y llena de todas las
comodidades seria la navegación de este caudaloso^
-- 64 -
TÍO de la Magdalena en manos de unos hombres des-
pués de dos y medio siglos, si aquel yerro original
no hubiera frustrado los progresos que suele hacer
á pasos lentos qualquiera nación abandonada á sí
misma y á sus débiles recursos cuando enprende y
obra sin intervención del Gobierno, que solamente
puede dar el mayor y mas constante impulso á sus
enpresas.» Insistía en creer que todo el mal deri-
vaba de la despoblación. La pintura del boga me-
rece citarse: «Países silvestres y sin cultivo mantie-
nen á estos hombres fieros que huyen de la ocupa-
ción y no saben obedecer á las leyes: agrios y feroces
aman la vida brutal, se resisten al trabajo, y si los
enplean cazándolos como á fieras, se conportan
con el con violencia, resisten á la dulzura y atracti-
vos de aquella sociedad momentánea, tratando con
ferocidad en las fatigas de su penosa navegación á
unos hombres racionales que tuvieron la desgracia
de valerse de ellos, sin el recurso de poder fiar á
otros sus intereses y su honor. Tal es, y seria sien-
pre, el infame carácter de los llamados bogas del
rio de la Magdalena; carácter de puro contagio que
enmendaran y borraran, seguramente, las acertadas
providencias del Gobierno, acelerándolas si á ellas se
reúnen las ideas del nuevo plan de navegación real.»
Lo sustancial de este plan era la matrícula de los
bogas, la fijación de sus sueldos conforme á sus
condiciones personales, y el establecimiento de asti-
lleros en Honda y Mompos, con la concentración de
los pueblos y la fundación de nuevas poblaciones.
- 65
YII
El amable escritor D. José María Vergara y Ver-
gara dedica muy pocas líneas en su Historia de la
Literatura de Nueva Granadu á Mutis y á la Expedi-
ción Botánica. Ignoramos si más extensas noticias
contiene la Memoria sobre el estudio de la Historia de la
Botánica^ del Sr. Florentino Vesga, trabajo muy pon-
derado por aquél , que no hemos podido consultar.
La Memoria del Ilustrísimo Arzobispo de Quito^
Sr. González Suárez, es un estudio muy notable,
digno de la pluma de tan ilustre historiador. Un in-
vestigador bogotano ha publicado un artículo en un
periódico de la ciudad. «Por ser tradicional que los
trabajos de la Expedición Botánica — dice — se habían
remitido íntegros á Madrid, parecía ocioso pretender
encontrar aquí los documentos necesarios para escri-
bir la historia de dicho Cuerpo, y aún se estableció
como desiderata nacional que el país adquiriera copia
de tales trabajos en la Península á fin de enriquecer
con ella la Biblioteca Nacional. Este deseo, muy justo
por cierto, aún realizado, no llenaría sino en parte
el vacío apuntado, porque si lo remitido á la antigua
Metrópoli permite juzgar la calidad de la obra de
Mutis y de sus compañeros, no basta para reconsti-
tuir la historia interna de la Expedición. » Es lástima
^ 66 -^
que no se haya publicado el resultado de las explora-
dones de este esciitor en nuestro Archivo Nacional.
La obra científica de Mutis es muy vasta; la parte de
ella, estrictamente botánica, no está estudiada toda-
vía. El Director del Jardín Botánico publicará den-
tro de corto tiempo el estudio de Mutis sobre el sueño
y la vigilia de las plantas. Encontramos unas cuantas
páginas en que Mutis, atendiendo a las indicaciones de
Linneo, estudió las costumbres de las hormigas (i).
Es probable que este punto sea estudiado por el sabio
Decano de la Facultad de Ciencias, D. Ignacio Bolí-
var, en quien una refinada |cultura social realza sus
grandes méritos científicoF. Pero queda aún mucho
(i) De un fragmento de carta de Mutis, sin nombre de destinata-
rio, tomamos lo siguiente:
((Mi amadísimo el caballero Von Linné, á quien respetaba como si
hubiera sido mi preceptor, en su primera carta me pidió trabaje una
memoria acerca de las hormigas de America con esta para mí tan esti-
mable expresión Nox't^ etc. Desde entonces comencé á procurarme los
conocimientos de este genero pero con la lentitud ocasionada por la
necesidad de vivir sujeto en la capital de Santa Fe de Bogotá, cuyo
suelo elevadísimo en esta zona de temperamento para nosotros frío, no
sufre estos insectoF. Pedí colecciones de las tierras bajas y calientesj.
averigüé sus propiedades, formé sus descripciones y, finalmente, conocí
que nuestras hormigas americanas eran desconocidas por la mayor
parte en Europa: en aquel estado remití mi memoria: y conocí después
de mis largas peregrinaciones que aquel escrito había sufrido la misma
suerte que muchas de mis cartas al caballero Linné. Desde el año de 77,
que cambié de destino entregándome todo á mis delicias de la Historia
Natural en mi casa de campo de las minas de Ibagué, tuve la propor-
ción de habitar un país, que parecía ser la corte y el centro de todas las
hormigas americanas. Comencé á formar el empadronamiento de todas
las familias del distrito, y durante los cinco años que habité aquella
dulcísima mansión gasté horas, días y semanas enteras en buscar las
hormigas, etc.»
-67 -
por hacer: es necesario publicar las admirables lámi-
nas y su explicación científica; para realizar esta
obra es indispensable que el Gobierno de Colombia
suministre á la Facultad de Ciencias de Madrid los
fondos necesarios, ó, lo que sería mejor — y así la
hemos propuesto — que el Gobierno de Bogotá toma-
se un número suficiente de ejemplares de la obra
cuya publicación dirigiese dicha Facultad. Solo así
pagaríamos á la gloria de Mutis lo que le debemos
por todo lo que hizo en servicio del progreso inte-
lectual de la Colonia, y podríamos los colombianos
conocer mejor nuestra Flora.
El pensamiento del Gobierno español de enviar
á América exploradores científicos, data de Enero
de 1 754,, año en el cual fué comisionado el botánico
sueco Loefling para hacer un estudio de este ramo de
la Historia natural. Fernando VI ofreció á I.inneo
en España un puesto digno de su mérito. No aceptó
el renovador de la ciencia botánica, pero envió en
su reemplazo á un discípulo suyo «penetrado de las
nuevas doctrinas y hábil en el conocimiento de las
plantas».
Algo más de dos años duró el viaje de Loefling
por América. Por desgracia, murió antes de termi-
narlo en Cumaná en 1756. «Linneo cuidó de pu-
blicar la correspondencia del malogrado viajero,
y aprobó las noticias y materiales suministrados por
el mismo, cuyos manuscritos, acompañados de dibu-
jos hechos por Cartel y Carmona, artistas pertene-
cientes á la Expedición, fueron archivados y se
— 68 —
.conservan en el establecimiento», dice el señor
Colmeiro,
Mutis, conforme al testimonio de este ilustre botá-
nico español, había adquirido su instrucción en la Bo-
tánica durante su permanencia en Madrid desde 1757
hasta 1760, año en que partió para América. Desde
el principio de su vida en la Colonia preocupóse de
sus estudios favoritos, y en 1777 hizo una remesa al
Ministro de Indias para el Gabinete de Historia Na-
tural de objetos que había coleccionado en la Nueva
Granada, junto con cuarenta dibujos de plantas.
Mantuvo correspondencia con Linneo. El Sr. Col-
meiro publicó las dos únicas cartas de éste que en-
contró en el Archivo del Jardín. Es posible que en
nuestro Archivo Nacional existan las otras.
Malograda la Expedición encomendada á Loe-
fling, en 1777 se organizó la destinada al Perú y
Chile á las órdenes de los señores Ruiz y Pabón.
«Los botánicos destinados al Perú y Chile regresa-
ron á España en 1788, antes que los de las demás
expediciones, y por tanto, pudieron aprovecharse de
circunstancias bastante favorables, siéndolo entre
otras, la decidida protección de Gómez Ortega, cuya
influencia por entonces no había decaído: así es que
consiguieron publicar la Qninología en 1792, obra
particular de Ruiz, aumentada con un Suplemento en
1 80 i; el Pródromo de la Flora peruana y chilense en
1794; un tomo del Sistema de los vegetales de la expre-
sada Flora en 1798; tres tomos de la misma JFlora
desde 1798 hasta 1802, quedando el cuarto con su
- 69-
texto manuscrito y cien láminas grabadas, en unión
del quinto y siguientes completamente inéditos, con
muchas láminas de aquél grabadas, pasando de dos
mil el núníero total de los dibujos hechos para toda
la obra, y cuyos originales se conservan en buen
estado (i).»
La Expedición botánica destinada á Méjico el aña
de 1787, tuvo por director á Ssssé, quien murió en
1809. «La Expedición desplegó grande actividad-
desde 1795 hasta 1804, y los frutos que se conservan
de ella consisten en un considerable herbario, que
vino á parar al Jardín Botánico de Madrid en 1820,^
hallándose actualmente intercalado en el general áe\
establecimiento, y en numerosos manuscritos perte--
necientes á la Flora mejicana, obleniáos antes y poco-
después de aquella fecha, y cuyas descripciones,
ordenadas según el sistema de Linneo, ocupan unos
cuantos tomos en folio» (2).
La Expedición que dio la vuelta al globo á las ór-
denes de Malaspina, compuesta del naturalista Pine-
da y del botánico Neé, dio principio en 1789. «Exis-'
ten en el Jardín Botánico de Madrid las colecciones
y manuscritos concernientes á la vegetación de las
distintas regiones recorridas por los naturalistas que
acompañaron á Malaspina en su viaje, emprendido
en 1789, estando intercaladas las plantas en el herba-
(1) Colmeiro. Bosqu-^jo hhtórico y estadístico del Jardín Botánico de Ma-
Jrid, páginas 23 24.
(2) Colmeiro, obra citada, pág. 25.
— ^o —
rio general del establecimiento, no todas denomina-
das, y entre las que lo están se cuentan las someti-
das á competente examen y esparcidas en diversas
obras, después de la vuelta de Neé en 1794. El her-
bario formado por este famoso colector contenía, se-
gún se asegura, unas diez mil plantas y además fue-
ron hechos bajo su dirección más de trescientos di-
bujos que forman algunos tomos de varios tamaños,
conservándose también sus observaciones y descrip-
ciones manuscritas con otros apuntes» (i).
La expedición á Cuba, encomendada á Boldó en
1796, está representada en el Jardín Botánico por
un tomo «con sesenta y seis hojas de dibujos ilu-
minados, y separadamente muchas descripciones de
diferentes géneros y especies de plantas» (2).
Respecto de la Expedición de Nueva Granada,
creemos conveniente reproducir la representación
hecha por Mutis al Rey de España en Mayo de 1763,
con el informe favorable de Mesía de la Cerda, y
que fué repetida en Junio de 1764 en la ciudad de
Santa Fe, en vez de extractarla ó servirnos de ella
para dar por nuestra cuenta la historia de la misión
confiada al ilustre gaditano. Ambos documentos son
del tenor siguiente:-
Señor:
La inportancia de unos asuntos tan útiles al Pu-
blico como gloriosos al Monarca que los protege y
(l"i Colmeiro, obra citada, pág. 26.
(2) Colmeiro, obra citada, pág. 27.
— 71 —
cuya necesidad esta bien conocida entre todas las
naciones civilizadas me alienta á poner á los Reales
Pies de V. M. el plan de mis ideas en el viaje que á
inpulsos de una rara resolución enprendi á este
Nuevo Reyno de Granada por el año de mil sete-
cientos y sesenta.
Establecido tres años antes en esa Corte, y entre«
gado á la lección de los mejores Autores extranjeros,
que tratan de las Ciencias naturales en todos sus
ramos, iba notando las inponderables ventajas que
nos hacian en los últimos siglos todas las Naciones
cultas de estas Ciencias. En tales circunstancias un
verdadero y desinteresado amor nacional me hacia
concebir y suspirar. unas vezes entre varios proyec-
tos literarios por el establecimiento ó renovación de
una Academia de Ciencias, observando mui de cerca
la inacción en que se mantenían las dos de Medicina
de Madrid, y la de Ciencias de Sevilla; otras vezes
me proponía en compañía de otros literatos tan há-
biles como activos la formación de una Historia cri-
tica de todos los Autores Españoles, siendo entera-
mente sufocada y desvanecida desde sus principios
la inportantisima obra de nros. Diaristas. Anbos
pensamientos, que en el corto espacio de dos años
llegaron ciertamente á estado de que los viese el Pu-
blico desenpeñados, se dirijian no solo á despertar
en la nación la memoria de sus bellos dias, sino tan-
bien á promover el adelantamiento de las ciencias
naturales tan olvidadas en nuestra Península. En-
tretanto procuraba pulir mis conocimientos botáni-
cos en conpañia del celebre Dr. Barnades.
Mas hallándome inpensadamente solicitado para
seguir á vuestro* Virrey en calidad de su Medico, me
resolví á abandonar proyectos, comodidades, y
— 12 -^
quanto podia ofrecerme mi establecimiento perma-
nente en esa Corte, deseando dedicarme enteramente
á la formación de la Histoiia-Natural de la America,
gloriosamente comenzada por la magnificencia del
Sr. D. Felipe Segundo, continuada después de largo
tienpo por la liberalidad del Señor Don Fernando
Sexto, y tal vez concluida en los bellos dias del feli-
císimo Reynado de V. M. -Parecióme que no solo
podria partir la gloria con el celebre sueco Loefling,
pero tanbien conpetir y aun enmendar mucho de le
observado y descubierto por el Español Hernández.
Figurábame tanbien entonces que podria dirigir mis
excursiones botánicas por las dilatadas Provincias
de este Reyno, y aun de las demás Americas, pare-
ciendome que podria tolerar en una edad floreciente
y con una salud bastantemente robusta las fatigas y
quebrantos de la vida áspera que deben sufrir los
viajeros en estos tan variados climas.
Al tienpo de mi partida para la America con tan
honroso y proporcionado destino de Medico de
V. Virrey en este Nuevo Reyno de Granada deberla
aver representado á V. M. las ideas, con que anima-
ba la resolución de mi viaje; que no tuvo ciertamente
sus principios en la esperanza de aquellos intereses
que lisongean por lo regular á los Europeos. Aun sin
salir de mi Patria debia aver esperado no sin fun-
damento esa felicidad, ala verdad mui pequeña para
llenar mi corazón, semejante en algún modo al de
aquellos honbres que sacrificando generosamente
todos sus propios intereses se destinan á trabajar
para el bien del Publico, y gloria de la Patria en que
nacieron. Pafecio conveniente á juicio de V. Virrey,
á quien comuniqué mis ideas, omitir por entonces el
manifestar á V. M. el principal objeto de mi viaje:
— 73 —
pueS" los inmensos cuidados que cercaban el trono
de y. M. en aquel tienpo arrastraban toda la Real
atención felizmente enpleada en arreglar los gravi^
simos negocios de la Monarquia. Aora que V. M. ha
logrado ver el fruto de sus fatigas en la paz solida,
que acaba de establecerse, considerara á V. M. el
mundo sabio dignamente enpleado en el total resta-
blecimiento de Ciencias, Artes y Comercio: en que
logrará V. M. la misma felicidad y acierto, con que
sirpo V. M. hacer feliz, sabio y respetable otro
Rey no.
' La Historia Natural de la America, por quien
tanto suspira la Europa sabia es obra de un Monar-
ca como V. M. Esta debió sus principios á-la Real
Liberalidad del Sr. D. Felipe Segundo,, quien
deseoso de admirar las preciosas producciones nartu-
rales de la Nueva España, y no menos interesado
en promover el bien de la Humanidad que pudiera
resultarle con los copiosos descubrimientos de algu-
nas cosas medicinales y minerales, enbió al sabio
Dr. Hernández su Medico con la dotación propor-
cionada al Real Proyecto. Executose con quanta
exactitud cupo en aquel siglo esta comisión, cuyas
resultas no logró ver el Publico asta después de mu-
cho tienpo en la instructiva obra del Dr. Hernández
publicada en Roma á mediados del siglo pasado por
el italiano Recchi. El poco ó ningún gusto de la na-
ción á las Ciencias naturales, á que contribuiria
mucho el fallecimiento de los Autores de la enpresa,
dexó sepultada entre el polvo de la Biblioteca det
ICscorial una obra tan preciosa con el fatal destino
de ser comunicada posteriormente á los sabios por
un extraño con estanpas mui desiguales al mérito de
los originales, y que no hacen honor ni á su siglo.
— 74 —
Es obra ya tan rara, y tan digna de la Generosidad
de V. M. que corregida y aumentada con nuevas
notas y laminas acomodadas al gusto de nuestro
siglo por algún naturalista versado en las produccio-
nes de America debería reinprimirse á nonbre
<ie V. M. para ocupar dignamente el primer lugar en
la Biblioteca de Historia Natural del Real Gavinete
que se pretende formar en esa Corte.
Mientras en España se iba perpetuando un pro-
fundo olvido sobre las enpresas de esta naturaleza,
todas las naciones, especialmente las que poseian
algunos establecimientos en America, aspiraban á
porfia á poseer igualmente el conocimiento de sus
tesoros naturales, y á la formación de Gavinetes pú-
blicos y privados. Apenas salia algún viajero curioso
para estos remotos payses, que no trajera la reco-
mendación de conducir algunos tesorillos ó peque*
ñas colecciones de Historia natural en sus tres ra-
mos. Pensaron después las Academias en enviar de
tienpo en tienpo algunos sabios, en entablar corres-
pondencias, y en valerse de quantos medios podian
para aumentar á conpetencia la Historia natural con
nuevos descubrimientos. Jamas uviera llegado esta
Ciencia á la perfección con que se admira en nues-
tro siglo, si los Soberanos y algunos Personajes dis-
tinguidos no uviesen tomado por su cuenta la noble
idea de promover, gratificar, y premiar liberalisi-
mámente algunos sabios naturalistas, para poder
tener un cabal conocimiento de quanto útil y curio-
so producen sus establecimientos. De esta noble
emulación nacieron los viajes de los famosos viaje^
ros Castety, Sloan, Plumier, Brown, y acaba de ver
la Europa un rasgo de esta generosidad en la inmor-
tal enpresa, que por consejo del Barón de Van
— 75 —
Swieten su Medico fomento y costeo generosisima-
mente el Emperador Francisco primero sin reparar
en los inmensos gastos, pues llevaba ya consumidos
con sus tres compañeros sobre trescientos mil pesos
quando llegó á esta Ciudad de Cartagena de Indias
el celebre naturalista Nicolás Josef Jacquin Gefe de
esta Real Expedición, cuya obra espera con inpa-
ciencia el Publico. Arrebatóme de las manos este
insigne botánico los mas preciosos descubrimientos,
que pudieran averse comunicado con gloria de la
Nación por un Naturalista Español, si uviera yo
tenido la oportunidad de aver llegado dos años antes
gratificado con alguna pensión inferior á la suya.
Acia la mitad dei siglo presente despertó la Espa-
ña de su antiguo letargo. Comenzaron algunos Sa-
bios y Señores á gustar de las Ciencias naturales
con el motivo de la nueva juventud, que por Real
orden y á expensas del Erario de algunos Grandes
salia á instruirse en todos sus ramos á los Reynos
Extrangeros. Proyectóse por este tienpo la Expedi-
ción de limites; y con esta tan oportuna ocasión pen-
só sabiamente el Ministerio hacer venir de Suecia
al naturalista Pedro Loefling: y aunque tan tarde
se volvió á continuar la grande enpresa de nuestra
Historia Natural Americana, que debió no pocos
progresos á la Real Generosidad del Sr. D. Fer-
nando Sexto Hermano é inmediato antecesor de
V. M. Murió esta inportante obra casi en sus prin-
cipios con la muerte de su continuador Loefling,
quando se hallaba enpeñado con el mayor ardor y
en el mejor tienpo de su florida juventud, y tanbien
con el honor del aplauso publico de toda la Europa
que le animaba en el glorioso desenpeño de su des-
tino. La pequeña Historia de aquel desgraciado
- 76 ~
viaje uviera ciertamente perecido por nuestro des-
cuido, ó retardadose por negligencia á no averia pu-
blicado su Maestro y mi correspondiente el Cavalle-
ro Carlos Linné, Gloria de la Suecia y Honor de-
nuestro Siglo, dedicándola al Sr. D. Fernando Sex-
to para eternizar en la República de las Letras la
agradecida memoria del Glorioso Monarca, que Te-
dio principio. Esta pequeña obra toda llena de pre-
ciosos descubrimientos lexos de apagar la insaciable
sed de los Sabios solo ha servido de excitar mas su
inpaciente curiosidad; cuya expectación esta pen-
diente de la Real Liberalidad de V. M. de quien
ciertamente espera la Europa sabia ver fomentados
los progresos de la Historia Natural de la America.
No parecen infundadas semejantes esperanzas, quan-
do vemos por la experiencia, que para V. M. tiene
el Cielo reservadas ^las mas gloriosas enpresas del
presente siglo.
Sabiendo yo la muerte de este insigne Naturalis-
ta suspiraba como todos por la continuación de esta
obra: y hallándome inpensadamente convidado para
seguir á V. Virrey, fue mui natural que nada tarda-
se en aceptar esta propuesta, para elegirme yo mis-
mo por Continuador de esta gloriosísima enpresa
con la esperanza de probar mejor fortuna en su lo-
gro y desenpeño. A mi primera llegada á esta Ciu-
dad tuve la noticia^ que á qualquiera otro en tales
circunstancias pudiera aver desmayado, del viaje de
Jacquin por orden de su Soberano, y con el Real
permiso de fecha anterior al reynado de V. M. Mas
aviendoseme asegurado de no aver penetrado este
naturalista por lo interior de nuestras Provincias,
donde se hallan los mejores tesoros de la Naturale-
za, he seguido mi enpresa con el mismo enpeño.
— 77 —
He procurado constantemente vencer una infinidad
de tropiezos, que tiraban á sufocar los sazonados
frutos de una obra, que va naciendo entre espinas.
No me horrorizan Señor las indecibles incomodida-
des que consigo traen el trabajoso estudio de la na-
turaleza. Los sabios en los Gavinetes ó en las Es-
cuelas pasan con toda comodidad los dias enteros,
recojiendo á pie quieto el fruto de su aplicación. Un
viajero debe gastar gran parte de la noche en orde-
nar y con poner lo que por el dia recojio en el canpo,
después de aver sufrido las alteraciones de la Esta-
ción, que suelen ser mui variadas; las asperezas y
precipicios del suelo que va registrando; las inco-
modidades de los insectos insufribles que por todas
partes le rodean; los sustos y peligros de muchos
animales venenosos y horribles, que á cada paso le
espantan, sobre la austeridad de una vida verdade-
ramente austera y desabrida, que por calores, para-
mos, y lugares desiertos quebranta y fatiga su cuer-
po. No es esto Señor una estudiada ponderación
para realzar el mérito de los trabajos de un Natura-
lista: es únicamente manifestar con realidad y sen-
cillez á V. M. que si aquellos para la subsistencia y
continuación de sus tareas son magníficamente do-
tados, mucho mas acreedor deberá ser un viajero á
una dotación proporcionada al continuado gasto que
se experimenta en los largos y penosos viajes de la
America. Mis fuerzas que son las de un particular,
que se sostiene por una Profesión, que por lo mis-
mo lo aparta y distrae del objeto de su proyectada
Expedición, solamente han alcanzado á los crecidos
costos con que me he formado una gran colección
de instrumentos y Ubros, esforzándome á gratificar
moderadamente á todas aquellas personas, de quie-
- 78 -
nes debia valerme en mis viajes para recojer y des-
cubrir las producciones pertenecientes á mi Histo-
ria. Me hallo ya no solo exhausto, sino tanbien en-
peñado, y por lo mismo inposibilitado á continuar
por estos medios, que deben ser mayores los sufra-
gios para tan grande enpresa. Por ahora nueva-
mente inploro los de V. M. para continuarla.
Conozco Señor que haria agravio á la alta con-
prehensión de V. M. si me detuviera en referir por
menudo las grandes utilidades, que podrían resultar
de mi proyectado viaje con dos agregados para los
trabajos científicos, y otros dos para las pinturas,
dibujos, y demás trabajos materiales. Nadie mejor
que V. M. conocerá desde luego, que sobre la gloria
inmortal que resultarla á V. M. de esta gloriosa en>
presa dignamente desenpeñados, ninguna otra na-
ción tanto como la Española se halla interesada en
saber ^y conocer las producciones admirables, con
que la Divina Providencia ha enriquecido los dilata-
dos Dominios que tienen la fortuna de vivir bajo la
feliz Dominación de V. M. en este Nuevo Mundo..
Si las demás naciones, que poseen en la America
algunas colonias ó establecimientos han adquirida
desde sus principios un cabal conocimiento de todo-
quanto les produce el suelo de aquellas Posesiones,
como es bien notorio por sus bellas Historias inpre-
sas especialmente en este siglo, deberá atribuirse
no solamente al buen gusto del bello día que tan
tenprano les amaneció, sino tanbien á la facilidad
con que pudieron executarse aquellas Expediciones»
La Universal Historia Natural de los Dominios Es-
pañoles tiene por objeto una prodigiosa extensión
de dilatadísimos Payses: es obra de mayor conside-
ración, y en que se debe gastar mucho mas tienpo
— 79 —
que en las demás. Sin enbargo con lo mucho que
llevo trabajado en mas de quatro años incesante-
mente enpleado en esta y otras ocupaciones no me-
nos útiles y gloriosas á la Nación, podra dentro de
poco tienpo manifestarse al Mundo Sabio las utili-
dades que producen al genero Humano las liberali-
dades de V. M.
La formación en esa Corte de un esplendido y
riquísimo Gavinete de Historia Natural en sus tres
ramos superior á los de muchos particulares, y á los
públicos de toda la Italia, Alemania, Suecia, Ingla-
terra, y aun al magnifico de París, deberá ser una en-
tre las principales glorias de esta Expedición. Parece
Señor increíble lo mismo que nos manifiesta la expe-
riencia. Los Sabios y honbres curiosos, que viajan
por todas las Cortes de Europa, creyendo encontrar
en la de Madrid unos suntuosos y magníficos Jardín y
Gavinete de Historia natural espléndidamente ador-
nados con todas las plantas y cuerpos preciosos que
produce el Nuevo Mundo, no hallan que admirar^
sino las sombras de su jardín y Gavinete comenza-
dos á formar en el Reynado anterior al de V. M.
La America, en cuyo afortunado suelo deposito el
Criador infinitas cosas de la mayor admiración, no
se ha hecho recomendable tan solamente por su oro,
plata, piedras preciosas, y demás tesoros que oculta
en sus senos; produce tanbien en su superficie para
la utilidad y el comercio exquisitos tintes, que la in-
dustria iria descubriendo entre las plantas; la Co-
chinilla de que ai abundancia en este Reyno, aun-
que no la cultivan por su indolencia los naturales de
estas Provincias; la preciosa cera de un arbusto lla-
mado Laurelito, y la de Palma; muchas gomas, de
que pudieran hacerse algunos usos ventajosos en las
- 3o —
artes; maderos mui estimables para instrumentos^y
muebles; produce finalmente para el bien del gene-
ro humano muchos otros arboles, yerbas, resinas, y
bálsamos, que conservaran eternamente el crédito
de su no bien ponderada fertilidad. Un viajero debe-
ría ir recojiendo, describiendo, y conservando seme-
jantes producciones, para que depositadas en el Ga-
vinete y otros lugares públicos las conocieran los
Sabios, excitaran su curiosidad, y se hiciera de ellas
útil aplicación en algún dia para bien de los Morta-
les. Es en vano persuadirse Señor á que la Quina,
la Cascarilla que es otra planta mui diversa, la cas-
cara del Guamocó, el bejuquillo, la zarza, el Gua-
yacan, el balsamo de tolu, el de Zaragoza, el Cati-
vo de mangle, el de Coruña, el Balsamo del Perú,
los azeites de Maria y de palo con muchas otras co-
sas conocidas sean lo único entre las medicinales,
que nos produce la America. Aun falta muchisimo
por conocer; y lo que mas debe admirar, falta mu-
cho que saber para usar bien de lo conocido.
La útilísima Quina, tesoro concedido únicamente á
los Dominios de V. M. en cuya mano esta el distri-
buirla á las demás naciones bajo del mismo pie en
que los olandeses distribuyen la Canela de Ceylan,
la quina digo á quien tienen un cierto horror injus-
tamente concevido algunos Médicos de Europa, por
no averse cuidado de separar la verdadera y reciente
de la falsa y despreciable, introducida por la igno-
rancia y la anbicion, sabrá manejarse con mayor
confianza, desenbarazo y acierto, quando salgan al
Publico mis observaciones, que para anticipado bien
del genero humano haré publicar en alguna de las
Academias de Europa, por donde se propagan los
nuevos descubrimientos. Un remedio tan admirable.
_ 8i —
que disputa la superioridad entre los pocos antidotos
conocidos, y que ha puesto la Divina Providencia
en manos de V. M. para el bien universal de la Hu-
manidad, se va haciendo despreciable, se disputa de
su eficacia, se tiene ya por menos útil que en otro
tienpo; y lo que peor es, llegara á escasear al terzer
siglo de su feliz descubrimiento, si V. M. no aplica
en tienpo las mas oportunas providencias. Mas ha
de treinta años que se oyeron estas quexas en el Mi-
nisterio, 3' temiéndose con razón tan fatales conse-
quencias, se pensó seriamente en arreglar este im-
portantisimo ramo. De aqui dimano la bien desen-
peñada comisión del erudito D. Miguel de Santiste-
ban, cuyos pensamientos aun no se han reducido á
practica con detrimento del bien publico y del Real
Erario. Aun todavia subsisten las causas de los ma-
les que amenazan en perjuicio de la causa publica.
¿Quien se imaginaria en los primeros años de su
descubrimiento que llegase á faltar en algún tienpo
la Quina en los montes del Perú ni que pudiese es-
casear en el tienpo en que se va confirmando la ma-
yor eficacia de este admirable remedio? Esta seria
una perdida irreparable para la posteridad, que ape-
nas podria concebir las causas de semejante ruina y
descuido. Es mui temible Señor que llegue á faltar
la Quina, porque asi lo manifiesta cada dia la expe-
riencia. No permita V. M. que por la anbicion délos
que comercian en este precioso genero se multipli-
quen las miserias, que fundadamente tememos. El
corte indiscreto de todo un árbol de Quina para
aprovechar solamente una pequeña porción podria
hacer tan desconocido un árbol de este genero en el
Perú como en la Noruega. La mezcla reprehensible
procedida de la ignorancia, ó de la malicia de los
— 82 —
que quieren aumentar su mercancía; la conducción
desde el Perú asta España, y desde allí asta las mas
remotas partes del Mundo disminuyen notablemen-
te la eficacia de una Quina depositada sin cuidado
en suelos húmedos, alterada sensiblemente por la
diversidad de climas, asta que después de mucho
tienpo va pasando lentamente á las Boticas, donde
suele ser mui común hallarla mezclada, medio po-
drida, y sin virtud después de veinte ó más años de
su separación del árbol. Una Quina de esta naturale-
za es la que ha dado lugar á tantas desconfianzas y
disputas; esta suele ser el remedio en que vanamen-
te confia el Medico en los lanzes mas apurados; y
esta finalmente es el antidoto que conpra para su
mayor daño un pobre enfermo. ¡Que funesto y la-
mentable seria el espectáculo, que puede figurarse
una viva imaginación representándose llegar al pie
del trono un exercito innumerable de leales vasallos
desgraciadamente perdidos! Será mui fácil á V. M.
que ama tan tiernamente á sus vasallos, y en cuyo
feliz Reynado se han logrado hacer estas reflexiones,
mirar por una causa, en que se interesa nada menos
que el mayor bien de la humanidad, con aprobar los
establecimientos que podran formarse sobre el corte
y economía de estos arboles, conducción de la Quina
á España, y su distribución á todas las Naciones.
En ellas lograra el Publico á un precio moderado la
Quina reciente y escojida, cortada y conducida por
cuenta de la Real Hacienda, á cuyo favor puede re-
sultar un producto, que no cede al ponderado ren-
glón de la Canela, de que tanto cuidan los olandeses,
y que abundantemente reconpense los esmeros y
cuidados que aumente al trono la vigilante atención
de V. M. por la salud publica.
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No me parece Señor que sean deltodo inútiles ni
despreciables los ensa3'os y oportunos experimentos^
que me propongo hacer sobre el beneficio que pue-
da esperarse de nuestra canela silvestre. Los Montes
de America, y en especial los del Perú acia las Pro-
vincias de Macas y Quijos, están poblados de unos
arboles, cuyo olor color y sabor han hecho creer
asta á la gente menos instruida que merecen el
nonbre de canelos. En efecto ellos están universal-
mente reputados por arboles verdaderos de canela,
aunque en el concepto de los Botánicos solo fueran
una constante variedad de aquella especie. Mas si
llegaran á lograrse por su beneficio algunas ventajas,
salvarían en gran parte y con utilidad de nuestro
comercio, la equivocación que algunos han padecido
en tenerla por la legitima de Ceylan, y disculparan
el gusto de aquellos que en defecto de esta usaron
sin mayor repugnancia de la canela del Perú. La
importancia de un hallazgo tan útil merece la repe-
tición de algunos ensayos. Los ingleses, que aspiran
sienpre á la mayor extensión de su comercio, han
propuesto, según lo que nos refieren los escritos pú-
blicos, algunos premios considerables para animar
á los Habitantes de la Guadalupe al cultivo de la
canela silvestre. Y si los ingleses esperan ver logra-
das las tentativas de este genero, gloriándose algún
dia de haber cortado á los olandeses este gran ramo
de su comercio ¿con quanto mayor fundamento de-
beríamos esperarlo los Españoles, siendo bien noto-
rio que nuestra canela silvestre es excesivamente
superior á la de Guadalupe?
Manifestar á V. M. el mérito de nuestras espece-
rías, cuya introducción podria ser tal vez mas venta-
josa en todas lineas á no hallarse los paladares Eu-
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ropeos tan acostumbrados á las Orientales, seria re-
petir á V. M. lo que tantos viajeros han insinuado
con disimulo en sus escritos. Las orillas del Mara-
ñen podrían abastecer á toda la Europa de espece-
rías capazes de rebajar el ponderado mérito de las
de Oriente según el testimonio de M. de la Conda-
mine. Con la misma abundancia se crian todas las
plantas que las producen en las tierras calientes y á
las orillas de los caudalosos rios que bañan lo inte-
rior de nuestras Provincias.
Aun no sé limitan á esta sola especie de trabajos
mis pensamientos. A cada paso se me iria propor-
cionando la oportunidad de executar muchas inpor-
tantes observaciones, que podrían merecer algún lu-
gar en la relación Histórica de mi viaje bajo sus co-
rrespondientes títulos de Medicina, Fisica, Geogra-
fía, Astronomía, y algunos otros ramos de las cien-
cias Matemáticas. Un seguido catalogo de las obser-
vaciones meteorológicas y de las elevaciones del
suelo por donde transita un viajero, de que resultan
no pocas luces y conocimientos á las Ciencias, no
deberla faltar en una Historia Natural. Parece indu-
bitable que mi dilatada peregrinación por tan remo-
tos Payses, donde no han penetrado asta aora los
honbres sabios, me facilitarla frequentisimas oca-
siones de hacer muchos descubrimientos y observa-
ciones dignas de ser comunicadas.
Al considerar los felizes resultados de mi enpresa
no sé si diga Señor que para perpetuar entre los sa-
bios un eterno agradecimiento á la Inmortal Gloria
de V. M. ó para no pequeña confusión mia tenia la
Providencia reservado en esta Corte un Joven ani-
moso y atrevido, un vasallo [de V. M. (destinado
poco antes para pasar á Londres bajo la Real Pro-
- 85 -
teccion del Augusto Hermano antecesor de V. M.
por los informes de su Ministro el Excmo. D. Ri-
cardo Wall) que destituido de las ordenes, socorros,
y Protección Real, con que tanbien suelen malograr-
se las mas bien meditadas Enpresas, fiado solamente
en esperanzas, y animado del zelo de la Gloria na-
cional, se uviese determinado por si mismo á conti-
nuar la obra principiada por dos Grandes Monarcas
Antecesores de V. M. Asi se ha verificado Señor en
mi; y es ya bien publico en todo este Rey no, que
sabida la muerte de aquel insigne Naturalista quise
arrojarme á la continuación de una Enpresa tan
ardua, inpacientemente estimulado de ver robados-
nuestros mejores tesoros de la America por mana
de los extraños.
Aun en medio de todo mi atrevimiento no me
uviera ciertamente resuelto á llegar al Pie del Trono
de V. M. sino me viera patrocinado por las frequen-
tes persuasiones de V. Virrey, testigo ocular de mi
continuada aplicación á estos asuntos; instado por
los fervorosos deseos de algunas Personas condeco-
radas zelosamente interesadas en la gloria de la Na-
ción; solicitado para la continuación de mis tareas
por los Sabios de Europa; cuyas ardientes suplicas
aconpañan las mias asta el Trono, por ser común á
todas las naciones la causa que promovemos. Todos
estos claman, todos suplican, todos se interesan; y
en nonbre de todos hablo á V. Virrey por represen-
tar en este keyno la Augusta Persona de V. M. el
Principe de la Historia Natural, el Filosofo del Nor-
te, el Cavallero Carlos Linné en carta escrita en
Upsala el dia 3 de Febrero de 1761 con estas agra-
decidas expresiones:
Si fave at nobis et Pro Rex tuus Celsisimus-et
— 86 —
ipsi Statuam erigemus- toto ejus Imperio peren-
niorem.
Estas son Señorías reflexiones que tengo el honor
de presentar á V. M. en testimonio del amor con
que me he dedicado, renunciando mis propios inte-
reses y comodidades, á trabajar para utilidad uni-
versal y gloria de la Nación Española. No soi Señor
tan zeloso de mis pensamientos, que dexe de ceder
gustosísimo mi lugar á qualquiera otra Persona mas
instruida en todos los ramos que me propongo cul-
tivar, y á quien V. M. se digne fiar las felices resul-
tas de esta inportante Comisión. No dudo que entre
nuestros jóvenes Españoles, ó entre los Sabios ex-
tranjeros se hallaran algunos que atrahidos por el
interés de grandes sueldos, y animados con la espe-
ranza de una correspondiente colocación, desenpe-
ñen dignamente todas las partes que abraza esta
Enpresa. Mas es bien cierto que, sobre quedar ex-
puestos á muchas contingencias, avra de padecer
necesariamente una larga retardación, á que por lo
común aconpaña el peligro. Desde los principios del
año de sesenta, en que resolví mi proyectado viaje,
no me hallo ocupado en otros pensamientos que en
los que podrian conducirme al logro de mi suspirada
Expedición. No he logrado poco en hallarme ya
acostunbrado á los rigores de estos climas, y en
averme ensayado asta donde podran alcanzar mis
fuerzas. No es pequeña la ventaja de hallarse
tanbien en America con las mismas circunstancias
y sin los crecidos costos en que seria menester pen-
sionar el Erario, los quatro jóvenes agregados, que
avran de trabajar bajo de mi dirección. No me ocupa
ni enbaraza por aora aquel natural deseo de asegu-
rar el destino que corresponda á un honbre que se
- 87 -
resuelve á renunciar todos sus intereses particulares
por la gloria y bien universal de la Nación. A mi me
basta saber que V. M. por un puro efecto de su
Real Clemencia no hade consentir, que en la Super-
intendencia del Gavinete Real, que avra de formarse
en esa Corte, aya de destinarse otro que su mismo
autor. No tienen mis esperanzas ni las de mis agre-
gados menos fundamento que toda la Protección
Real.
Réstame pues manifestar á V. M, que me hallo
pronto y preparado para el desenpeño de una tan
grande 3^ útil Comisión luego que V. M. se digne
mandar, que se me destinen los sueldos y medios
proporcionados á los trabajos de una enpresa, que
solo se dirije á producir honores á la Nación, utili-
dad al Publico, extensión al Comercio, ventajas á las
Ciencias, nuevos fondos al Erario Real, y Gloria in-
mortal á V. M. cuya vida conserve la Divina Provi-
dencia para el bien universal de la Monarquía.
Santafe 20 de Junio de 1764. — Señor: á los pies
de V. M.
JosEF Celestino Mutis.
INFORME DEI. SR. VIRREY
Excmo. Sr.: Mui Señor mió, considerando lo
útil que puede ser la verificación de quanto expone
T>. Josef Celestino Mutis en el memorial adjunto que
me ha entregado para su dirección á manos de V. E.
le doi cubierta confiado en que se ha de servir infor-
mar á S. M. de lo que propone; pues constandome,
que en este sujeto concurren todas las circunstancias
que se pueden apetecer, y que por su infatigable
— 88 —
aplicación y notoria suficiencia es capaz de consu-
mar la obra que á costa de inmensas incomodidades
tiene ya principiada, estoi en el firme concepto de
que lo conseguirá, si merece la Real Protección y
auxilios que solicita ; y espero se sirva promo-
ver V. E. para que le toque gran parte en los efec-
tos de sus ínportantes progresos y resultas. — Nues-
tro Señor guarde á V. E. muchos años como deseo.
Cartagena 28 de Mayo de 1763.
El Baylio Fvey^
D. Pedro Mesia de la Cerda.
Excmo. Sr.:
Baylio Fveyy
D. Julián DE Arriaga.
Por el momento no dio los resultados que espera-
ba Mutis la representación que acaba de leerse.
Dejamos á Mutis en Santafé de regreso de la
Mina de Pamplooa. No quiso admitir el empleo que-
se le ofreció de Gobernador de Girón, porque esta
ocupación se oponía á sus designios de investigador
científico.
Por los años de 1773 Mutis y los otros miem-
bros de la Compañía minera, en vista del fracaso de
los métodos empleados en la explotación de la Mina
de La Montuosa, enviaron á Suecia á D. Clemente
- 89 -
Ruiz para que adquiriese el conocimiento de los
nuevos procedimientos metalúrgicos y volviese á
Nueva Granada á ponerlos en planta.
A principios de 1777 — año en que Ruiz había
regresado á Santa Fe — se retiró Mutis al Real de
Minas del Sapo de Ibagué. cAqui (dice el mismo
Mutis) fue donde V. E. (el Virrey) con el motivo de
su santa visita por la Provincia de. Ibagué me halló
sepultado en mi profundo letargo filosófico, y en
donde se dignó honrar con su presencia y bendicio-
nes aquel Real, reconociendo con curiosidad y esme-
ro todas las Maquinar-, Oficinas y Minas hasta el ex-
tremo de usar conmigo la estimable condescenden-
cia de celebrar el Santo sacrificio de la Misa, y
bendecir después aquella Mina en el mismo cerro,
bien distante de la Iglesia del Real: bendición sin-
gular y memorable que no habrá logrado ninguna
Mina de ambas Americas».
«Aqui fue donde V. E., instruido pacientemente
en todas mis tareas literarias, proyectos, afanes, y
enpeños, y conpadecido de verme finalmente re-
suelto á concluir mis días en aquella mi elegida so-
ledad, determinado á dejar á la innata piedad del
Rey la edición de mis obras y la satisfacción de mis
deudas, se digno mandarme V. E. con todo el inpe-
rio de quien manda á un subdito, que pusiese algu-
nas treguas á mis continuados trabajos sacándome
al descanso de su amable compañía en que actual-
mente me hallo gozando de las honras con que V. E.
debe distinguir á las personas de mérito superior al
— 90 —
mió, y de las comodidades necesarias para continuar
y pulir mis escritos» (i).
Mientras se resolvía en la Corte la segunda soli-
citud de Mutis, el Arzobispo Virrey organizó una
Expedición provisional en Nueva Granada. De esto
dio cuenta á su sucesor Gil y Lemus en los siguien-
tes términos:
«Bajo este pie propuse á la Corte la creación de
la Universidad pública en Santa Fe, y tal vez la
gravedad de la materia ha detenido la resolución;
pues, según las noticias extrajudiciales, se trabaja
-en un plan metódico de estudios para la instrucción
de la juventud americana, pero no siendo unos mis-
mos los recursos de las provincias para la dotación
de cátedras, siempre habrá desigualdad en el núme-
ro de ellas, y en cuanto á este reino convendría no
se excusaran las de botánica, química y metalurgia,
necesarias en el reino de los metales y preciosi-
dades.
» Estas habrían permanecido en la mayor parte
desconocidas si, con motivo de las órdenes de la
Corte para auxiliar y conceder libre tránsito de unos
exploradores alemanes en este reino, no hubiese yo
prevenido su intención y el oprobio que ciertamente
nos resultaría de que estos extranjeros viniesen á
nuestros países á señalarnos los tesoros de la natu-
raleza que no conocemos: oprobio que tanto nos han
(i) Para explotar la mina de plata de Nuestra Señora del Rosario
del Sapo formó Mutis una Compañía con los señores Antonio y Nico-
lás de Ugarte. En 6 de Junio de 1793 vendió sus derechos por lO.OOO
pesos. Entró á formar parte de la Compañía en reemplazo del primero,
como socio industrial don Juan José D'Elhuyar,
— 91 —
echado en cara, y que creí deber concurrir á des-
agraviar en esta parte á la nación. Dispuse, pues, la
formación de una expedición botánica, compuesta
de un director,un segundo y un delineador. Para el
empleo de director elegí al Presbítero D. J. Celestino
Mutis, sujeto que había corrido por más de veinte
años gran parte del reino recogiendo las produccio-
nes de la naturaleza, y conocido por su correspon-
dencia literaria de los sabios de Europa, y conocien-
do yo que importaba aprovechar los instantes, le
mandé desde luego emprender sus excursiones y
trabajo, dando de todo cuenta al Rey, que se dignó
aprobar esta providencia, honrando á Mutis con los
títulos de botánico y astrónomo de S. M. y á la ope-
ración con el de Expedición botánica de la América
Septentrional (i)».
Había concedido el Rey de España, á solicitud del
Emperador de Alemania, permiso á Humboldtysus
compañeros para recorrer con objetos científicos sus
posesiones ultramarinas. En i\gosto de 1782 el Go-
bierno de la Metrópoli puso en conocimiento del Vi-
rrey de la Nueva Granada la licencia concedida; y
le previno que, como importante precaución, seña-
lase alguna persona para que observara de cerca á
los viajeros para que éstos no se ocupasen en objetos
distintos de su comisión. Para ejercer estas funciones
de vigilancia fué designado el capitán del regimiento
de la Corona D. Miguel Raon, á quien el Virrey
pinta como á un sujeto de fina educación, perspicaz,
y provisto de algunas luces.
(i) Re/ación del Estado del Nue-vo Reino de Granuda^ que hace el Ar-zo-
bhpo Obispo de Córdoba á su Sucesor el Excmo. Sr. D. Francisco Gil y Lemus.
Año de 1789.
— 92 — ^
Creía Mutis que el origen del viaje de Humboldt
había sido el buen resultado obtenido por Nicolás
Jacquin en su expedición científica por las costas de
Tierra Firme en los años de 1755 y 1760. Sea ó no
sea esto así, el anunciado viaje de Humboldt sí fué
el origen inmediato de la Expedición botánica pro-
visional organizada por el Arzobispo Virrey. En una
nota, dirigida por éste al Gobierno de Madrid con
fecha 31 de Mayo de 1783; corren los pasajes si-
guientes:
«Y para poder aprovechar el tiempo ganando los
momentos de anticipar la gloria del Rey á la que
pretenden adquirir y arrebatarle en sus Dominios
los Botánicos del Emperador: he dispuesto provisio-
nalmente que mientras S. M. se dignsPresolver sobre
punto tan importante se dedique enteramente á la
perfección de su obra adquiriendo nuevos descubri-
mientos el mencionado Mutis con uno de sus dos
adjuntos Botánicos, que será por hallarse ahora más
desembarazado el Dr. D. Eloy Valenzuela, en com-
pañía de su Dibujante García, disponiéndose pron-
tamente para reconocer todas las inmediaciones y
demás lugares en que se hallan depositados sus des-
cubrimientos,
»Me he tomado la libertad de disponer esta Expe-
dición interina interpretando la voluntad del Rey y
mente de V. E. por las repetidas y recomendadas
órdenes é instrucciones con que S. M. quiere pro-
mover con predilección estos asuntos; manifestando
en ellas con las más vivas expresiones ser de su
Real y especial agrado todos los importantes servi-
cios de esta clase.»
No dijo el Arzobispo Virrey en la Relación de
— 93 —
Mando que hemos citado todo lo que él sabía y todo
lo que él había hecho sobre la Expedición enco-
mendada á Mutis. Esta discreción del Arzobispo
Virrey aumenta el mérito de su generosidad. No que-
riendo gravar por entonces al Real Erario con los
gastos del sostenimiento de Mutis y sus compañeros,
asignóles de su propio peculio la suma de tres mil
pesos, que distribuyó así: dos mil páralos gastos de
las excursiones del jefe de la Misión científica, y
quinientos pesos para cada uno de sus colaborado-
res. Antes, á principios de 1782, obHgó á Mutis á
que abandonase sus labores en las minas de Ibagué
y se encaminase á Santafé á proseguir sus tareas de
naturalista; y como Mutis estuviese arruinado, le dio
alojamiento en su propio palacio.
Los adjuntos ó discípulos de Mutis eran por en-
tonces el Dr. Eloy Valenzuela y el Dr. Bruno Lan-
dete, el cual tenía á sus órdenes al geógrafo D. José
Camblor, «sujetos todos — decía el Arzobispo — esco-
gidos por sus talentos, aplicación, conducta y favo-
rables disposiciones para desempeñar los vastos y
gloriosos pensamientos que propone el Dr. José Ce*
lestino Mutis». Solicitó, por último, que el Gobierno
otorgara á Mutis una compensación de dos mil do-
blones para satisfacer sus deudas, lo que le fué con-
cedido.
Aprobada por el Rey la Expedición organizada
en Santafé, continuó Mutis sus trabajos anteriores
con la colaboración de D. Eloy Valenzuela como se-
gundo, y de D. Salvador Rizo como pintor y como
— 94 —
encargado de la parte administrativa. Correspondía
al Virrey, de acuerdo con Mutis, la organización
definitiva de la empresa científica. El pensamiento
original no era solamente estudiar la Flora de la
América Septentrional (es decir, de la parte septen-
trional de la América del Sur, limitada al S. por la
línea equinoccional, que era hasta donde llegaba el
campo de acción de los Botánicos del Perú), sino
también realizar un plan de observaciones astronó-
micas, geográficas y físicas, y formar un mapa com-
pleto de las regiones que se recorrieran. Para esto
último se necesitaba «un joven diestro en los dibu-
jos de esta especie y bastantemente practico en las
observaciones de rumbos, que con el socorro de las
reciprocas observaciones de toda la compañía, ayu«
dará á desenpeñarme en esta obra», sirviéndonos de
los propios términos de Mutis. Hacía alusión proba-
blemente á Restrepo cuando decía que había «un jo-
ven de conocida habilidad para perfeccionar un
Mapa tan útil al Ministerio, que podrá publicarse
con gloria del Monarca y honor de la Nación si al-
gunas otras razones de Estado no contradicen su pu-
blicación».
La Expedición fué aprobada por el Rey el 6 de
Septiembre de 1783.
Establecióse la Expedición primero en la ciudad
de Mariquita. Luego veremos cuándo fué trasladada
á la capital del Virreinato.
No se realizó el pensamiento original de Caballe-
ro y Góngora y de Mutis. La falta de un número
— 95 —
suficiente de hombres ilustrados en la Colonia y las
múltiples capacidades de Mutis obligaban al Gobier-
no á servirse de sus luces para la solución de los di-
ferentes problemas administrativos que se presenta-
ban. Si esto, en cierto modo, fué un quebranto para
la gloria del Botánico, les da más realce á los grandes
servicios científicos que le prestó á su patria adop-
tiva, á la cual no quiso abandonar cuando el Virrey
Guirior le propuso que se trasladara con él á Lima.
Hemos visto ya el origen de la Expedición Botá-
nica en las solicitudes -dirigidas por Mutis al Rey
por conducto del Virrey de Santafé. La razón que
tuvo el Rey de España para aprobar el estableci-
miento provisional de ella hecho por el Arzobispo
Virrey, fué el haberle asegurado éste que Mutis en
los veinte y dos años anteriores á 1783 había realiza-
do ya un gran número de observaciones botánicas, y
tenía preparados para la estampa varios volúmenes
de la Flora de Bogotá. Cuando el Arzobispo Virrey pi-
dió la aprobación real, aseguró al Monarca que Mutis
tenía ya casi concluidos los tres primeros tomos, y
que había dispuesto que para llevar adelante su tra-
bajo, habiéndose imposibilitado dos de los cuatro
pintores que trabajaban bajo sus órdenes, fuesen á
Santafé los pintores más hábiles que se hallasen en
Quito (i). «Cuando era de esperar que á tan pro-
(l) Existen los contratos hechos con los pintores de Quito. Todos
ellos quedaron á las órdenes de Rizo, quien era un habilísimo artista.
Mutis creó nuestra primera Escuela de Pintura, dependiente de la Ex-
pedición Botánica. Entre los pintores figuraron Antonio García, Fran-
- 96 -
pensa y eficaz protección de Su Majestad hacia la Ex-
pedición botánica y su Director, hubieran correspon-
dido los efectos, remitiendo los tres tomos, cuya con-
clusión se fijó para fines del ochenta y seis, adelan-
tándose cuanto fuere posible los restantes, y en-
viándose perfeccionados de última los que por Real
orden de seis de Septiembre de ochenta y tres se
encargó al Virrey concluyese Mutis antes de salir á
su Expedición, se ha experimentado, por el contra-
rio, que siquiera no se haya dado desde la citada
carta de mediados del año de ochenta y seis la me-
nor noticia ni de estas obras, ni de los progresos
que debían esperarse rapidísimos y muy próximos
de una Expedición tan favorecida, ni aun de la lle-
gada de los Botánicos que fueron de acá en ochenta
y siete Méndez y Calzado.» Así se expresaba en
tono de reproche el Ministro Porlier en carta fecha
en San Lorenzo el 27 de Octubre de 1789. Ordena-
ba, en consecuencia, este Ministro al Virrey que lla-
mase á Mutis para que diese cuenta de su conducta
por escrito y para que remitiese las obras ó los trata-
dos particulares, en especial la Quinología y el Ar-
cano de la Quina revelado. El Virrey Ezpeleta pasó á
Mutis copia de la Real orden y le ofreció casa y to-
das las facilidades para satisfacer los deseos del Rey.
Mucho debió de sentir Mutis el tono de la carta
cisco Javier Matis, Antonio, Javier y Nicolás Cortés, Pablo Caballero
Bernardo Rodríguez, José y Manuel Martínez, Vicente Sánchez, An-
tonio Barrionuevo, Antonio Silva, Francisco Villarroel y Merino y
Mariano Inojosa,
— 97 —
de Porlier, que el Virrey atenuaba por su parte,
conocedor, como es de suponer que lo estuviese, de
que á Mutis se había distraído de su ocupación prin-
cipal con una serie de tareas distintas á los estudios
botánicos. Mutis en su primera respuesta al Virrey-
decía: ccLa superior orden de V. E, en que me man-
da que á la mayor brevedad me transfiera á la Ca-
pital con mi oficina y dependientes, á fin de no dis-
traerme en otros asuntos que en la conclusión de la
Flora de Bogotá, supone por una parte que mi resi-
dencia en esta Ciudad es puramente arbitraria 3^ sin
designio directo de los progresos de la Flora; y por
otra parte indica no habérsela manifestado á V. E. la
multitud de comisiones del Real servicio, con que el
Ministerio mismo y el Jefe de este Reino antecesor
de V. E. el Arzobispo Virrey multiplicaron los esla-
bones de la pesada cadena, que siempre me ha he-
cho gemir por las quiebras de mi salud contraidas
en el Real Servicio; pero sobrellevándola con resig-
nación y gusto por las satisfacciones de otro tiem-
po, que aconpañan á cualquiera hombre de honor
hasta rendir la vida».
En efecto, á instancias de Mutis, quien estaba
aleccionado por las pérdidas que había sufrido en los
nueve años que estuvo consagrado á empresas mine-
ras en Pamplona é Ibagué, se debió que fueran á
Nueva Granada Ángel Díaz y D'Elhuyary, ayudan-
do á éstos, que se estableciese en la explotación de
ellas el beneficio de fundición en cambio del imper-
fectísimo del azogue. El Arzobispo Virrey en su Re-
7*
- 98 -
lación confirma lo dicho por Mutis en su respuesta á
Ezpeleta, «Para arreglar este nuevo método ú otro
mejor que se tenga por conveniente, propone Es-
quiaqui, y creen muy útil los Directores D'Elhuyar
y Mutis que haya una persona que cele el laborea
de las minas»; y dice también que por dirección
de Mutis, se habían descubierto seis vetas de azo-
gue en la montaña de Quindío. A Mutis, pues, se
debió la introducción del sistema de fundición des-
cubierto en Alemania.
Los acopios de quinas y maderas que se le en-
comendaron; la publicación de sus estudios sobre
el Te de Bogotá; el descubrimiento de una mina de-
azogue en la provincia de Antioquia; el trabajo que
llevó á cabo durante algunos meses sobre las len-
guas americanas en compañía del Canónigo D. Die-
go Ugalde y el presbítero D. Anselmo Alvarez; sus
intrucciones para el uso de la vacuna; sus estudios
sobre el aguardiente; su Memoria para la curación
de las enfermedades del Darién; la correría que
hizo por dos provincias para acopiar 4.000 arrobas
de quina de distintas especies; y la abundante co-
rrespondencia, que se conserva en el archivo, sobre
las operaciones de las Factorías de la Quina y del
Te... todo esto es suficiente para rectificar las ma-
las impresiones de Porlier en la nota de agravios
que hemos citado. Respecto de los dos Pintores
mandados de España — que el Ministro llama Bo-
tánicos— hay en el archivo pruebas de que uno
de ellos falleció sin haber dado una sola pincela-
— 99 —
da, y que el otro solo trabajó unas pocas láminas,
A fines de 1791 se restituyó Mutis á Santa Fe. En
la capital continuó sus trabajos botánicos hasta su
muerte.
VIII
Lucido fué el papel que desempeñó Mutis como
Médico en la Colonia desde que á ella llegó con el
Virrey Messia de la Cerda hasta su muerte en Santa
Fe, En una nota que éste dirigió al Rey de España
en 12 de Mayo de 1771 en obedecimiento á la Real
Cédula de 8 de Julio de 1770, en la cual se le pidió
informe sobre el hecho de haber nombrado al Doc-
tor Juan Cortés Protomédico anteponiéndolo á
D. Juan Bautista de Vargas y sobre los ingredientes
de que se componía el aguardiente de caña, calidad
de esta bebida y si su uso era dañoso á la salud
espiritual ó corporal de los naturales, decía: «No
es dudable que será más ventajoso y útil conferir
vía Cátedra de Medicina á D. José Celestino Mutis
con la asignación de quinientos pesos en el ramo
de aguardiente, con obligación de servirla hasta
dejar discípulos capaces de sustituirle, dividién-
dose en dos Cátedras la dotación como propuso
esta Real Audiencia á Vuestra Majestad, y yo no
lo ejecuté por haberme persuadido á que el referido
Mutis se negase á permanecer en este Reino, á
donde le conduje asalariado para mi asistencia
con la satisfacción de su mucha inteligencia, acier-
tos en el arte y aplicación á su estudio, que aun en
España tenía acreditado, y de otra manera no le
hubiera conducido y fiado mi salud. Pero ahora con
vista de lo informado y conocimiento de que desea
ejecutar este servicio, desde luego convengo en que
recibirá esta ciudad y Reino conocido beneficio en-
cargándole la enseñanza de la Facultad Médica, con
precisión de permanecer hasta tener discípulos bien
instruidos, con calidad de agregar las Cátedras á la
Universidad pública si llega á tener efecto su esta-
blecimiento en fuerza del examen que está actual-
mente pendiente para su creación. Y este caso pa-
rece correlativo y justo que el mismo D. José Celes-
tino Mutis ejerza el Protomedicato durante su obten-
ción de la Cátedra, que pasará después sucesiva-
mente á los que la granjearen por oposición, y ss
conseguirá el alivio de tener Médicos de suficiencia
en esta ciudad que hasta ahora ha vivido sujeta álos
que se aparecen ó transitan de fuera, obligando la
necesidad á valerse de ellos, sin detenerse en exami-
nar su talento y la legitimidad de sus títulos.»
El Colegio Mayor de Nuestra Señora del Rosario
era la única casa de estudios que en Santa Fe tenía
privilegio para leer Medicina según la Real Cédula
de Felipe IV, fechada en Madrid en 31 de Diciembre
de 1651. La historia de esta Cátedra desde su esta-
blecimiento hasta 1790, está resumida en dos docu-
lOI
ixientos, uno de los cuales es el informe que el señor-
D. Fernando Caicedo, Rector del Colegio susodicho,
rindió al Virrey el 27 de Mayo de 1799, y el otro el
expediente levantado con motivo de la pretensión del
Reverendo Padre Miguel de Isla á ocupar la misma
Cátedra. Dice así el Sr. Caicedo: «Las contradic-
ciones con que en todos tiempos ha sido combatida
este Colegio, particularmente en los principios de su
fundación, serían, sin duda, causa de que no se pu-
siera desde luego en uso un privilegio real en que s&
interesaba nada menos que la salud pública; ni se
sabe se hubiese tratado de esto hasta el año de 1715
en que el muy Ilustre Cabildo de esta capital solicitó
se le confiriese el grado de Doctor á D. José de la
Cruz á fin de que pudiese regentar la Cátedra de Me-
dicina en este mi Colegio. Posteriormente, en el año
de 33, se trató de poner de Catedrático al Doctor
D. Francisco Fontes para lo que el Rector propuso
al referido Cabildo solicitasen arbitrios á fin de asig-
nar á este Profesor una competente dotación. Así se
ve en la respuesta original que dicho ilustre Cuerpo
dio al Rector, la que se guarda en el archivo, pero
absolutamente se ignora el resultado de esta solici-
tud, como también si efectivamente llegó alguno de
estos sujetos á leer la Medicina.
»En el año de 53 consultó el Rector Dr. D. Nico-
lás de Vargas al Excmo. Sr. Marqués del Villar doc-
tor D. Alfonso Pizarro, captando su beneplácito para
poner edictos á la Cátedra de Medicina; con efecto,,
obtenido el superior consentimiento de Su Ex. pues-
102
tos los edictos y verificadas las oposiciones y demás
requisitos que previenen los Estatutos de este Cole-
gio, fué electo por el Claustro y confirmado por el
Excelentísimo señor Vicepatrono, el Dr. D. Vicente
Canzino, quien leyó Medicina trece años continuos
hasta el de 66 en que por su muerte quedó vacante
esta Cátedra, con cuyo motivo, puestos nuevos Edic-
tos y verificados los actos de oposición, fué electo
en propiedad y confirmado por el Excmo. señor
Bailío de Lora D. Pedro Mezia de la Zerda, el doc-
tor D. Juan Bautista Vargas, el que igualmente con-
tinuó leyendo hasta el año de 74 en que por causa
del nuevo método provisional de Estudios se man-
daron suspender por el Gobierno las leccionas de
esta Facultad hasta nueva orden.»
El Padre Miguel de Isla, que residía en Cali, fué
llamado por Ezpeleta á Santa Fe en 1792 para que
se encargara del Hospital y de la asistencia médica
de la tropa. En 30 de Junio de 1798 solicitó del Vi-
rrey que por la Regia y Pontificia Universidad se le
confiriera el grado de Doctor en Medicina como se
había hecho antes con D. Vicente Cansino, gradua-
do de Médico y con D. Luis Aznola, de Teólogo,
por la misma Universidad. El Rector y C'austro de
ésta — Fr. Manuel León y Fr. José María Granados,
Fr. Antonio Maldonado, D. Francisco Gama y Bas-
tida y el Dr. Antonio Martínez Recaman — infor-
maron favorablemente. El Rector del Colegio
I\ Fernando Caicedo, dijo al Virrey lo siguiente:
<(En el ejemplar impreso de las Constituciones
— 103 —
aprobadas y mandadas observar verá V. E. el por-
menor de las circunstancias que se requieren para
la provisión de esta Cátedra. Ella, así como de las
otras Facultades, debe proveerse por oposición
€n personas graduadas en la Facultad y sin que se
pueda oponer otro que no haya sido Colegial; así se
dispone expresamente en la Constitución 2 tít. 5."
Esto es, en casos que haya colegiales graduados en
la Facultad, pero habiéndolos (como en la actualidad
sucede en Medicina) puede serlo cualquiera seglar
que tenga la habilidad y grados suficientes hasta que
de los colegiales se formen discípulos que puedan
desempeñar con acierto el Magisterio y Cátedra fir-
mando oposición á ella, que parece ser el caso de
que habla Su Ilustrísima en la Constitución i.* del
mismo título, observándose lo mismo cuando las Cá-
tedras se proveen interinamente, como en las va-
<;antes mientras se dan en propiedad, ó cuando por
algún motivo se suspende al Maestro en el ejercicio
de la Cátedra: en estos casos ó el Rector, con anuen-
cia del Excmo. señor Vicepatrono, ó su Excelencia
con informe del Rector, nombra el interino sin ne-
cesidad de oposición para que no se interrumpan las
lecciones de la Facultad. » Del Padre Isla formó el
Sr. Caicedo esta opinión: «Es demasiado notoria,
Señor, la habilidad, suficiencia y demás circunstan-
cias que concurren en el Maestro D. Miguel de Isla
en punto á Medicina para poner la menor duda en
que leerá un curso completo de esta Facultad, y que
formará discípulos que llegando algún día á ser el
— 104 —
honor de su -Maestro sean asimismo el alivio y con-
suelo de los enfermos. Tampoco hay duda en el fino
gusto y acertado discernimiento de este sujeto con
que sabrá elegir los mejores autores, escogiendo en
ellos las materias más útiles que ha de dictar sin
aligarse á sistema determinado, consultando solo á la
experiencia y á la razón; y concurriendo á su clase
en las horas más acomodadas á la distribución eco-
nómica del Colegio.»
Opúsose el Fiscal de la Real Audiencia, fundado
en que existía el Catedrático D. Juan Bautista de
Vargas. Con motivo de la oposición fiscal se aclaró
un poco más el hecho de cómo había adquirido la
Cátedra el Sr. Vargas. Siendo Rector del Rosario
D. Miguel de Mazústegui nombró, para que lo exa-
minaran, á los doctores Antonio Manrique y D. Ma-
nuel Ruvianes, que no eran Médicos, y el Dr. Man-
rique cedió su última réplica á D. Jaime Navarro,
Médico de profesión, que se hallaba presente al acto
como convidado. Graduado Vargas en tan imper-
fecta forma, regentó la clase hasta que, por su pleito
con el Dr. Cortés por el Protomedicato, se retiró
á Popayán. De esto hacía veintiséis años. Dos infor-
mes rindió Mutis, en favor del Padre Isla, en uno
de los cuales — el que tiene fecha 5 de Marzo de 1799 —
decía que «aun cuando hubiese muchos profesores á
escoger, ninguno le aventajaría en las proporciones
en que se halla constituido el Maestro Isla para el
completo desempeño déla Cátedra.» Con todo, la
Real Audiencia confirmó la oposición del Fiscal, y el
— 105 ~
Virrey en 20 de Abril del mismo año dispuso «reser-
var, tratar á su debido tiempo de lo perteneciente á
nombramiento de Protomédico y Catedrático de Me>
dicina».
El Rector del Colegio del Rosario solicitó del Vi-
rrey que se formase un plan ó método de enseñanza,
comprensivo de los Autores, distribución del tiem-
po y demás particulares, y proseguía: «El doc-
tor D. José Celestino Mutis es á mi parecer ¡salvo el
mejor dictamen de V. E.), el sujeto más á propósito
para desempeñar este tan importante encargo, por-
que á más de los sublimes conocimientos que noto-
riamente tiene en la materia médica, los tiene muy
suficientes en la distribución económica del Colegio,
como que ha sido Catedrático de Matemáticas en él:
no obstante V. E. resolverá lo que sea de su supe-
rior agrado.»
El 7 de Junio de 1799 dispuso el Virrey: i." Que
el Maestro Isla regentase interinamente la Cátedra
por ser aprobado Médico; con tal título se subsanaba
el defecto de grado de Bachiller en Medicina; y 2.°,
Que el Dr. Mutis formara el plan sobre el Método y
Autores por quienes se debía explicar la Facultad
de Medicina, y lo presentase para su aprobación.
El Padre Isla dio principio á sus lecciones de Ana-
tomía el 18 de Octubre de 1802 con 14 cursantes
matriculados y otros aficionados de libre asistencia;
y el Sr. Mutis presentó el Plan^ de que daremos al-
gunas ideas. El Padre Isla acompañaba sus instruc-
ciones teóricas con las disecciones de cadáveres en
— io6 —
«1 anfiteatro del hospital de San Juan de Dios. Ter-
minó el prinaer año con acto público de conclusiones,
que presenció Mutis como Regente de la Facultad.
En el segundo año dictó lecciones de Fisiología. Dice
Mutis:
Sin embargo, reflexionando sobre las actuales cir-
cunstancias no se puede ocultar, que á pesar de la
constancia del Catedrático auxiliado por el Pasante
y el aprovechamiento de los discipulos actuales, si
se retardan las providencias consiguientes á los in-
formes pedidos, quedarla reducida la presente insti-
tución á un beneficio pasajero, y de pequeña utili-
dad para todo el reino. En efecto; una sola cátedra,
que ha de llevar sobre sí la enseñanza de la ciencia
principal y sus ramas auxiliares, según el espíritu
de una solida instrucción á imitación de lo estable-
cido en las Universidades, según los últimos planes
de reforma; semejante cátedra seria un fenómeno
único visto en una profesión de tan extensos y va-
rios conocimientos, que aumentan su dificultad, y la
distinguen de las otras ciencias.
Supóngase prolongada la vida del anciano cata-
dratico hasta completar tres cursos con el mismo
enpeño que hasta aqui ha manifestado ¿qué ventaja
sacará el publico de unos pocos discipulos recien
formados en ocho años, y de otros más, si no des-
mayan, en el dilatado espacio de veinte y cuatro
años? ¿Y ese pequeño numero pedia llenar el inmen-
so vacio de Médicos inteligentes que reclama la ca-
pital del Reino y sus provincias por su inmensa po-
blación doliente? Desde luego, van á desaparecer
los deseos de una lucida y copiosa juventud inclina-
da á seguir esta carrera, faltando el indispensable
— I07 —
■establecimiento de franquearle un curso cada año,
abriendo la matricula para los que hayan cumplido
su filosofía en los colegios de la capital, y demás es-
cuelas habilitadas en ella, y sus provincias? Así se
han retraido de esta carrera muchos jóvenes en este
año, tercero para los primitivos, con quienes no po-
drían aquellos alternar, ni distraerse el catedrático
■con la enseñanza de dos años vencidos.
En vista de lo que expongo... vuelvo á repetir,
que á pesar de los honrados procedimientos del cate-
drático y del aprovechamiento de sus actuales discí-
pulos por la única esperanza de alternar en lo su-
cesivo con sabios, con profesores, abolida para sien-
pre la miserable turba de curanderos, habilitados
por la necesidad, autorizados por el vulgo, y disi-
mulados por el Gobierno, á pesar de tan lisonjeras
esperanzas vendrá á parar el actual establecimiento
-de una sola cátedra en un establecimiento de mera
ilusión, y de una aparente perspectiva, capaz de
frustrar los benéficos designios del Rey, y las espe-
ranzas de sus necesitados vasallos en estos do-
minios.
Así se expresaba Mutis en 2 de Enero de 1805, y
en tales razones fundó su Plan de estudios. Antes de
resumirlo precisa que recordemos otros servicios
prestados por Mutis á la Medicina en el Nuevo Rei-
no de Granada y el modo cómo trascendió á la tera-
péutica universal su descubrimiento de la Quina.
Tuvo Mutis la idea de publicar en Santafé un dia-
rio consagrado á la propagación de los conocimien-
tos médicos, y para dar noticias de las obras sobre
Medicina que se hubieran publicado á partir de
— io8 —
1750; y al efecto, formó el plan correspondiente. Le
preocupaba mucho el estado de las boticas en la ca-
pital, y para subsanar los males que acarreaba la ig-
norancia de los boticarios, se proponía dar á cono-
cer en el diario, especialmente, los progresos alcan-
zados en el ramo de la Farmacia.
Como fuesen muchas las quejas contra los botica-
rios de Santafé, facultó el Virrey al Profesor de
Medicina D. Antonio Joaquín Froes para que visi-
tara las boticas de la capital. Froes rindió su informe
en 28 de Noviembre de 1792; y, á consecuencia de él,
se dispuso que el boticario Antonio Gorraez asistiera
á su establecimiento de día y de noche; lo mismo se
le ordenó á Felipe Antonio Antodilla, y especial-
mente al boticario de la de San Juan de Dios por
ser la más surtida; respecto de la de Santo Domin-
go, se ordenó al padre provincial la cerrara hasta que
el religioso que la manejaba no fuera sometido á
examen.
A los Médicos se les ordenó que fechasen y firma-
sen sus recetas y las redactasen con claridad, á fin
de evitar las equivocaciones: y como había anar-
quía en los precios, nombróse una diputación de dos
Capitulares, los que, con un Médico aprobado y la
asistencia del Síndico Procurador General, debía
proceder al cumplimiento de la providencia de 13 de
Febrero de 1792 que había ordenado la formación
del arancel ó tarifa de los precios délos medicamen-
tos simples y compuestos.
Más adelante — en 1801 — el Síndico Procurador
— 109 —
General le pidió al Alcalde ordinario que les tomara
declaración á varias personas y certificado á Don
Honorato de Vila, Médico, sobre los honorarios que
los facultativos exigían. El Alcalde D. Francisco
Domínguez de Castillo accedió á lo pedido; y en
consecuencia D. José Martín Carpintero dijo que los
Médicos cobraban por visita 4 reales de plata; Don
Antonio Meléndez de Arjona y el Dr. Victoriano
Ronderos, abogado de la Real Audiencia, dijeron lo
mismo. Para resolver la petición del Síndico Pro-
curador de fijarles tarifa á los Médicos, pidióse in-
forme á Honorato de Vila, á Miguel de Isla y á Se-
bastián López. Vila dijo que á su llegada á Santafé
en 1793 no había tarifa y que él había fijado la si-
guiente: 4 reales por visita á los pudientes; á los po-
bres la mitad, y nada á los de solemnidad; por la
noche el doble, según el Arancel del Protomedicato
de Barcelona; y 4 pesos por consulta. Sebastián Ló-
pez Ruiz se opuso en largo y erudito alegato. Don
Ignacio Duran, qne era Médico transeúnte, no se
mezcló en el litigio. D. Diego Martín Tanco dijo que
en España se pagaban 4 reales de vellón por cada
visita y en la Habana 4 reales de plata de América,
y lo mismo en Cartagena. D. Carlos Manuel de
Ledezma, dijo que en Cádiz se pagaba 4 reales de
vellón por visita, y el doble por la noche, y un do-
blón por cada junta; en Cartagena, Mompox, Tolú
y otros parajes, 4 reales de moneda americana.
Sea porque conociese que antes de esta contro-
versia la Real Audiencia había fallado dos pleitos
— no —
sobre honorarios médicos contra lo pedido por eí
Fiscal; sea que creyese que no era asunto en que la
Autoridad debiera intervenir, ó sea que su mansa
condición le retrajese de tales embrollos, Mutis — 1
quien se pasó el expediente para que informase — no-
dio dictamen; y parece que el asunto no prosperó..
Existe en el copiosísimo archivo de Mutis una
Memoria para la curación de las enfermedades rei>
nantes en el Darién, especialmente sobre el sistema
de curar las fiebres con el uso de la Quina. En 24.
de Octubre de 1801 le decía Mutis al Virrey Mendi-
nueta que, «aunque á costa de la .propia humilla-
ción» no debía ocultarle los saludables efectos que
estaba produciendo la publicación de la Quinología
de Santafé. «En efecto — proseguía — el Dr. Clarke,.
Médico de Filadelfia, ha empleado la Quina blanca
de Santafé en la terrible epidemia de la fiebre ama^
rilla con tan feliz suceso, que asegura en el tratado-
publicado sobre este descubrimiento haber sido este
el único remedio con que ha curado dicha enferme-
dad en los Estados Unidos, interesando esta noticia
al bien de la humanidad, por si llega el caso de
prender en nuestras costas semejante fuego, como
prendió en España; y también para extenderla apli-
cación dé este poderoso auxilio en otras epidemias
análogas, como se insinúa en la mencionada Qtiinologia,
seria muy conveniente que se propagase este inpor-
tante aviso. Animados nuestros Médicos á imitar el
celo del sabio profesor de Filadelfia podran hacer
sus observaciones según las nuevas luces que sumi-
— III —
nistra la Quinologia de Santafé en crédito de su pro-
fesión y beneficio de la humanidad».
Del descubrimiento de Mutis se habló en El Co-
rreo Mercantil, El Semanario de Agricultura y Artes, El
Mercurio Peruano y La Gaceta de Méjico, La Miscelánea
Instructiva y El Diario de Madrid, Este último de-
cía en 13 de Septiembre de 1800 que las cuatro es-
pecies de Quina conocidas con los nombres de na-
ranjada, roja, amarilla, blanca, «sirven para diferen-
tes calenturas y enfermedades según ha acreditado
la experiencia y práctica de 36 años del sabio Mé-
dico y Botánico de Santafé de Bogotá el Dr. D. José
Celestino Mutis^ autor de la historia natural y Flora
de aquel Reino aun inédita, que ha examinado y
reconocido por sí mismo los árboles, sus virtudes y
diferencias», Con este solo descubrimiento tenía
Mutis bastante para su gloria é inmortalidad.
Existe también en el mismo archivo el discurso
que en 26 de Noviembre de 1796 escribió Mutis en
favor de la vacuna, cuya frase final dice de esta
suerte: «Por todo lo expuesto hasta aquí con la
brevedad posible se ha procurado manifestar los
poderosos motivos que se tuvieron presentes para
poder asegurar al principio de este discurso haber
triunfado ya en la buena causa de la inoculación la
razón, la experiencia, la política y la religión.»
La Expedición encargada de la propagación de la
vacuna en el Nuevo Reino de Granada, fué muy
bien recibida por autoridades civiles y eclesiásticas
y pueblos en su jira benéfica de Cartagena á Santa-
112
fé. A su paso por Nare, á orillas del río de la Magda-
lena, salió á su encuentro D. Juan. Carrasquilla, co-
merciante de la villa de Medellín, con tres hijos su-
yos pequeñuelos, á quienes hizo vacunar con el ob-
jeto de aprender á ejecutar la operación, y se llegó á
asegurar que había vacunado á más de seis mil per-
sonas. De un informe de su jefe tomamos lo si-
guiente: «Es general el obsequio que recibe la Ex-
pedición desde que tuvo la dicha de llegar á este
Reino: en todas partes es recibida por sus Justicias,
Cabildos ó diputados y por los principales, procu-
rando á competencia insinuarse con las más vivas
demostraciones, de modo que en los lugares en que
ha hecho mansión ha sido mantenida á expensas del
ramo de propios. Poco ó nada ha tenido que per-
suadirles acerca de la eficacia de este prodigioso es-
pecífico, por ser grande el entusiasmo que reina á
favor de él, y de su perpetua conservación, y mayor
el contento y satisfacción que se tiene en verse pro-
pietarios del más apreciable bien que podía dispen-
sar nuestro piadoso Soberano á estos sus leales va-
sallos, por cuyo motivo no dejan de rogar incesan-
temente al Todopoderoso por su muy importante
salud y demás Reales Personas».
El Plan de Estudios Médicos es un documento
que hace mucho honor á Mutis, así por los conoci-
mientos que revela como por cierta sagacidad pe-
dagógica que muestra en algunos pasajes.
Rompe así:
«Queriendo manifestar el sabio autor del Plan de
— 113 —
Sevilla la deplorable y pésima enseñanza de los es-
tudios médicos de aquella Universidad á imitación
de todas las del Reino, y proponer la necesidad de
su urgentísima reforma hizo su introducción con
este sencillo razonamiento: «Si el Medico debe em-
pezar por donde acaba el Fisico, es consiguiente
que al estudio de la Filosofía suceda el de la Medi-
cina. Esta ha padecido el mismo mal que las demás
Ciencias, aunque con mayor perjuicio de la humani-
dad». Y para manifestar la necesidad que hay de des-
terrar el método hasta aqui seguido, sin afrentar á
nuestros mayores con la historia de sus desvarios,
bastará la sencilla narración del curso de Medicina,
que se estudiaba en esta Universidad.
• ¡Cuatro Catedráticos con los nombres de Prima,
Vispemétodo y Anatomia concurrían en distintas
horas á explicar cada uno á los Discípulos la ma-
teria que le parecía, por el Bravo ó el Enríquez
según su voluntad y Escuela, uno de estos autores
acomodado al sistema tomista y otro al surista. Po-
cas horas y cuestiones llenaban el año: pues entre
vacaciones y días feriados apenas llegaban á setenta
los de clase; y con tres años de esta aplicación y una
cuestión que dictaba el Catedrático de Prima en los
ocho dias después de Concepción, á que llamaban
Cunsate, y se cuenta por año, se daban por cumpli-
dos los cuatro precisos del Estatuto. Con estos y dos
de practicas al lado de cualquiera Medico por algún
rato al dia, de quien tomaba la correspondiente cali-
ficación de este ejercicio, tenia el estudiante todos
los documentos necesarios para su revalida; y solo
con el tema del examen que debia sufrir para obte-
nerla, se aplicaba á estudiar alguno de los prontua-
rios que hay escritos á este fin: mediante lo cual sa-,
— 114 —
lía con ella á ejercer su Facultad sin entenderla, con
irreparable detrimento de las gentes. Tal cual dotado
de extraordinario ingenio solia, á pesar de este mal
método, formarse sobre los libros, pero á éste leerá
no solamente inútil lo que habia estudiado de Medi-
cina, sino también le estorbaba un poco para seguir
el verdadero camino. Es necesaria muy poca refle-
xión para reconocer la extravagancia de este mé-
todo! »
* ¡Que pintura — prosigue Mutis — tan horrible como
verdadera del infeliz estado á que habia declinado la
enseñanza de una ciencia cuyos Profesores están
destinados al alivio y consuelo de la humanidad! ¡Y
que juicio hubiera formado el mismo contraponien-
do aquel espantoso cuadro al más horroroso bos-
quejo de lo sucedido en una sola Cátedra en todo
este vasto Reino! Dejando ya en olvido la suerte in-
feliz que le ha tocado en el dilatado curso de más de
dos siglos, se lisonjea la capital con las próximas y
bien fundadas esperanzas de la creación de las Cá-
tedras de Medicina y demás ciencias subalternas, á
imitación de los ventajosos establecimientos hechos
en España por la benéfica Real Protección no solo
erigiendo los tres Colegios de Cirugía y últimamen-
te el de Medicina, sino también mejorando la ense-
ñanza de las Universidades. Siguiendo las mismas
huellas se ha procurado arreglar el Plan de estos
estudios á las felices proporciones del pais, adaptan-
dolo después en lo posible al restablecimiento de su
actual única Cátedra de Medicina».
Conforme al plan de Mutis el estudio debía durar
cinco años para los cursos académicos y tres para la
práctica de hospital. Concluidos los primeros recibi-
— 115 —
rían los estudiantes sus grados, que se revalidarían
después de los tres de práctica.
Sobre los estudios preparatorios decía:
«La suficiente instrucción en el idioma latino y
algún conocimiento del griego, la filosofía racional
que incluye la Lógica y Etica se han considerado
sienpre como necesarios para cualquiera Facultad
mayor. La inteligencia de las lenguas vivas inglesa^
italiana y principalmente la francesa, que sirve de
coronamiento á cualquiera literato, seria inconpa-
rablemente más útil al Medico por hallarse publica-
dos en ellas los progresos más recientes de la Medi-
cina y de las otras ciencias naturales sus auxi-
liares.»
Pedía, en consecuencia, «el estudio previo de la
Filosofía natural que comprende las ciencias mate-
máticas y físicas. Al Medico que careciera de esta ne-
cesaria instrucción le seria imposible penetrar los
profundos arcanos que ocultan las funciones de la
economía animal ni comprender en lo posible los
admirables designios á que se dirigen la organización
y mecanismo de la mejor maquina del Universo,
cual es el hombre^ para cuya inteligencia y aplica-
ción se ha reclamado tanbien el auxilio de estas
ciencias.»
Dividía los cursos así:
«I.* Facultad: Anatomía, operaciones de cirugía,
arte obstetricia y demás ramos prácticos de esta
ciencia.
— ii6 —
2.* Facultad de Fitología, ó primera parte de las
instituciones medicas.
3.* Facultad de las cuatro restantes partes de las
instituciones que sirven de introducción á la historia
de las enfermedades, cuya enseñanza teórica perte-
nece á esta Cátedra.
4.* Facultad de doctrina hipocratica.
5." Facultad de Clinica ó estudio practico de las
enfermedades en el Hospital.
6.» Facultad de Matemáticas.
7.* Facultad de Física experimental.
8.* Facultad de Historia Natural.
9.* Facultad de Química.»
Las cuatro últimas son las auxiliares. «Es impo-
sible reducir á menos numero de Cátedras la ense-
ñanza medica si se trata seriamente de formar dis-
cípulos que puedan titularse verdaderos Médicos y
desenpeñar los gravísimos cargos de su profesión
en beneficio de los pueblos.»
El tiempo de la enseñanza durante el año escolar
de nueve meses, lo compartía en dos espacios des-
iguales de tres horas por la mañana y dos por la
tarde. En el primer año debían los alumnos concu-
rrir á la Cátedra de Anatomía y de Historia natural.
En el segundo, á la de Fisiología y á la de Historia
natural. En el tercero, á la de Patología y á la mis-
ma de Historia natural. En el cuarto, á la de doctri-
na hipocratica y de Químñca. En el quinto, á las mis-
mas del año anterior. Concluidos los cinco años aca-
démicos, seguirían los tres de práctica del Hospital,
— 117 —
adonde concurrirían con sus catedráticos á oir las
lecciones clínicas, visitando á los enfermos desde las
siete á las nueve de la mañana, y en los casos de
importancia de cinco á seis de la tarde.
Explica la manera cómo debe enseñarse la Ana-
tomía, y agrega: «La universal aceptación que ha
merecido el compendio anatómico de Heister tanto
en las Universidades extranjeras desde el momento
de su publicación, como en las nuestras desde la
reforma general de sus estudios, ha decidido su
elección. El método, claridad y reunión de lo mas
selecto, y la circunstancia del idioma latino, cuyo
uso se ha observado generalmente desde su origen
en todas las Universidades les han dado la preferen-
cia á todos los conpendios posteriormente publica-
dos en lenguas vulgares. No hay duda, que aunque
contiene lo mas esencial para los principiantes, carece
de algunos descubrimientos posteriores sin embargo
de haber añadido muchos en sus notas ; pero no
siendo esas finuras anatómicas tan interesantes al
estudiante del primer año, le pertenece al catedrá-
tico explanarlas en los cursos siguientes valiéndose
délos autores mas aplaudidos, pero especialmente
del Winslow por ser la obra más acreditada entre
todas las naciones.»
Concluido el estudio de la Anatomía seguía la en-
señanza de Cirugía. «Por la notoria necesidad —
dice — que sufre la capital y demás poblaciones del
Reino de Cirujanos instruidos se ha introducido la
costunbre de entregarse los enfermos á honbres y
— ii8 —
mujeres con el oficio de sobanderos y pegaparches;
de cuya rudeza y groseras maniobras experimenta la
humanidad desgracias muy fatales. Semejantemen-
te sucede que los mancebos de barberias y boticas,
sin instrucción alguna, comienzan á ejercitar la ciru-
gía, y con el tiempo llegan á parar en Médicos. De
esta ultima clase de gentes se podra sacar algún
partido mejorando su infeliz suerte; porque substi-
tuyéndolos por medio de una proporcionada ense-
ñanza á los enpiricos se podrá ir formando la pro-
fesión de cirujanos romancistas, legítimamente apro-
bados con sus títulos correspondientes. Cuanta deba
ser la diferencia entre estos y los latinos se adverti-
rá por la diversa instrucción entre ambas clases;
pero aun á pesar de esta diferencia serán incalcula-
bles por ahora los bienes que resultaran de seme-
jante establecimiento, especialmente á la numerosa
plebe indigente, hasta que la experiencia los mani-
fieste luego que se vayan esparciendo por la capital
y todo el Reino».
El Plan de estudios de Medicina que aparece for-
mado por el Rector del Colegio del Rosario y por el
Padre Isla, fué preparado por éste según las notas
de Mutis y el cambio de puntos de vista que tuvie-
ron en varias conferencias.
La nota que Mutis dio á Isla decía:
«Los Estudios de Medicina teórica se reducen á
cinco cursos escolares en la forma siguiente:
El primer año destinado á la anatomia teórica en
el Colegio, y á la practica en el Hospital.
— 119 —
El segundo á las instituciones medicas*
El tercero á la patología general y particular.
El quarto y quinto á la doctrina hipocratica. Con-
•cluidos los cinco años quedan habilitados los Estu-
diantes para recibir los grados de su facultad. — Los
estudios prácticos del Hospital se reducen á tres
años; y concluidos quedan formados los Médicos
para recibir su revalidación y licencia de curar.
Los cirujanos romancistas harán sus estudios teó-
ricos y prácticos en el hospital. Se reducen á tres
años.
El primero destinado á la anatomía.
El segundo á las instituciones quirúrgicas.
El tercero al estudio practico de operaciones.
Concluidos los tres años podrán ser admitidos al
examen y obtener la licencia de curar. El orden de
tratados y Autores escogidos para la enseñanza que-
dan señalados en el Plan de Estudios que se está
formando para su aprobación. Por ahora sera Boer-
haave. — José Celestino Mutis».
Y el plan provisional para 1802 en el colegio del
Rosario formado por el Rector y el Catedrático
decía:
«Siendo tan necesario al Medico el conocimiento
de la Naturaleza, que enseña la verdadera fisica,
ningún Estudiante entrará á cursar la Medicina sin
aver hecho antes, y estar aprobado en el curso de
fisica moderna, y manifestar que posee los conoci-
mientos elementales de la Mecánica, Estática é Hi-
dráulica y el modo de inquirir sus leyes. — La Quí-
mica es una secuela de la fisica; pero ésta junto con
la Farmacia y Botánica se estudiarán en el tiempo
I20
de Pasantía. — La Anatomía es una parte precisa é
indispensable al Medico para conocer el cuerpo hu-
mano. Por jsl estudio de esta se comenzará el Curso
y servirá para ello el compendio anatómico de Lau-
rencio Hister que escribió é ilustró él mismo en la-
tín... Se dedicará un día en cada semana, y será el
jueves, á la practica de estos conocimientos, hacien-
do en el hospital disección anatómica á presencia de
todos los discípulos de aquella parte ó partes cuyo
conocimiento teórico se hubiera estudiado en las an»
tecedentes lecciones, explicándose con particulari-
dad, por el Catedrático la alteración que tienen en
el cadáver y la economía de sus oficios. Concluido
el primer año se examinarán de todo lo estudiado
en él, demostrando en las tablas anatómicas el sitio,,
magnitud, conexión y uso de las partes que se les
preguntasen. — En el segundo año se estudiará la
Fisiología, ó tratado de la Economía animal por las
instituciones medicas de Hermán Boerhaave y to-
mando los cursantes de memoria los aforismos de
ellas, y explicándolos el Catedrático por las prelec-
cienes del mismc Autor, dispuestas por Alberto Ha-
11er y por la Fisiología magna del mismo Plaller.
Concluido este año se examinarán en la misma for-
ma que se dijo en el primero.
Tercer año. En este se estudiará la Patología, ó
tratado de Morhis del mismo Boerhaave, que es ya
la Medicina practica, cuyo primer paso es el cono-
cimiento general de las enfermedades; sus diferen-
cias sinptomas y farignosticas, y se divide en Nosolo-
gía^ que es la descripción de los males: EHologia,
que es la diferencia de ellas; Sinptomatologia, ó na-
rración de sus sinptomas; y Semiótica^ que son los
signos asi generales como particulares, deducidos
del pulso, respiración. Cuando ya se hallen instrui-
dos en lo dicho, será muy conveniente que asistan-
con el Catedrático á la visita de algunos enfermos
del hospital, para que alli observen prácticamente
las doctrinas que se les han dictado. — Después del
estudio que se ha dicho del tratado de Morbis, se es-
tudiarán los de Sanitate tuenda, et metJiodo medenii del
mismo autor. — Concluido este año, examinados y
aprobados, pasarán al quarto.
Cuarto año. En este año se estudiarán las obras
de Hypocrates que cupieren por el orden de su bon^
dad y utilidad, dando principio por los aforismos de
este autor, cuyas máximas ó sentencias se extienden
á toda la Medicina, y fueron el fruto de las observa-
ciones y aplicación de este principio de la facultad,
y han de ser los cimientos sobre que ha de fundar
su edificio el Medico./ Estos se estudiarán por el co-
mento de Andrés Parta, y el Catedrático los expli-
cará por Juan Gorter. Los cursantes tomarán los
aforismos de memoria. Después se estudiará el libro
Aere Locis et Aquis del mismo autor. — Al mismo
tiempo se estudiara la parte Meteorológica de Santafé
(ó del lugar donde se haya de ejercer la Medicina).
Este sera un tratado dictado por ahora por el Cate-
drático de la situación topográfica del lugar, varia-
ciones de la atmosfera, vientos, aguas y alimentos.
Concluido lo dicho, si queda lugar, se podrán estu-
diar con mucha utilidad los libros ó tratadillos del
mismo autor, siguientes: Praenotiojmm, Praedictio-
num, Coacae pvaenotiones , de niorbis virginum, de morbis
miilievum, de morbis popularibus, de victns ratione in
actitis morbis, de vulneribus Capitis, según la oportu-
nidad] y como mejor parezca al Catedrático. Con-
cluido este año se examinarán como ya se ha dichc
— 122 —
Quinto año. En este se estudiará el libro viribus
medí camentor uní de Boerhaave y su materia medica,
a'ñadiendo lo que de nuevo contenga la de Murray y
de Cullen. Se estudiarán los principios elementales
de Química por Lavoisier, ó Chaptal, añadiendo lo
que trate nuevamente Foucroy por lo tocante á la
aplicación de esta ciencia á la Medicina. Tanbien se
estudiarán los elementos de Botánica por el curso
que de ella escribieron D. Casimiro Ortega y Don
Antonio Palau, Catedráticos del Real Jardin Botá-
nico de Madrid. Este estudio debe juntarse con el
año de Pasantia. Concluido esto puede el Estudian-
te recibir el grado de Bachiller y después pasar á
practicar en el Hospital tres años. La Pasantia de
que aqui se hace mención se reduce su exercicio á
repasar los cursantes, y ayudar al catedrático en las
funciones que señalare. — El que no se hallare capaz
de hacer el transito se quedará en la misma clase
para volver á ser examinado en el año siguiente,
pero si permanece en la misma incapacidad será
preciso despedirlo de la facultad en que no ha apro-
vechado, por deberse considerar como inepto para
la carrera por falta de talento ó aplicación. = Pf¿7¿;/¿-
ca. Esta se reduce á concurrir diariamente á la visi-
ta de los enfermos del hospital que practique un
Medico aprobado y bajo de su dirección. Debe el
practicante llevar apunte exacto de cada enferme-
dad que observare, añadiendo el éxito, y lo que se
hubiese observado en los cadáveres, los yerros co-
metidos ó por el enfermo ó por los asistentes, ó
por otra cualquiera via; de modo que al fin de su
practica pueda tener una historia de las enfermeda-
des mas comunes del pais, de donde poder deducir
muchas reglas útilísimas para el conocimiento y cu-
— 123 —
ración de ellas. Durante este tiempo podra el prac-
ticante con gran provecho suyo estudiar los aforis-
mos prácticos de Boerhaave de cognoscendis et cuvandis
morbiSj comentados por Wanswieten, como que son
los que le podrán guiar á una practica racional y al
mejor desempeño de su comisión. Podrá con el mis-
mo fin leer frequentemente á Sydenham, á Hoffman,
CuUen, Morton, Gorter su practica, Quarin, Haen y
particularmente á Ramazini sobre las enfermedades
de los artífices, 3' á Tizot sobre las enfermedades
particulares de la gente de Corte, de los literatos y
otras. El Diccionario grande de Medicina llamado
de James, y las Memorias de la facultad medica de
Paris, son obras exquisitas entre nosotros y costo-
sas, pero mui útiles á un Medico. Finalmente las
nuevas observaciones y especiales doctrinas que con-
tienen las obras modernas, hace indispensable su
lección; la qual dirigida por las reglas de una sana
critica ayudarán mucho á formar el gusto medico.
Cinigía. Este arte no debe separarse de la Medicina
aunque su objeto es la curación de las enfermedades
externas. El Practicante constituido ya en el estado
á que le hemos conducido tomará de memoria los
aforismos de Cirugía de Boerhaave, que comienzan
desde el número 107 de su practica hasta el 557, im-
poniéndose bien en el comento que de ellos da
Wanswieten, y lo que á ellos se ha añadido en la
traducción castellana que oy tenemos. También
leerá las operaciones de Cirugía por Heister, y la
Cirugia expurgada de Gorter en los casos que ocu-
rran. Como la curación manual de las enfermedades
Quirúrgicas se practica todos los dias en el hospital
antes ó después inmediatamente á la visita del Me-
dico, asistirá á esta procurando executar por su pro-
— 124 —
pia mano la aplicación de los enfermos que ordena-
re el Cirujano, y las operaciones que necesitan ma-
nejo expedito de los instrumentos á fin de adquirir
aquella intrepidez y destreza tan necesaria á un Me-
dico completo, y de lo que le será siempre mui ver-
gonzoso el carecer. — Habiendo concluido el Estu-
diante los tres años de practica en el hospital bajo la
dirección del Medico titular* de él, ó de otro legíti-
mamente aprobado, logradas las correspondientes
certificaciones dadas por dicho Medico, en que se
acredite la practica dicha; y obtenidas certificacio-
nes de examenes de Química y Botánica y de com-
pleta instrucción en la Farmacia y arte de rezetar,
se presentará al Superior Govierno pidiéndola reva-
lida ó declaración de Medico aprobado; con la qual
puede exercitar licitamente la facultad, y obtener el
grado de Doctor.
Cirujanos romancistas. Se admitirán en esta clase á
todos los que lo soliciten, con tal de que sean de cos-
tumbres y porte decentes. Su curso durará cinco
años, dos de teórica y tres de practica en el hospi-
tal. El primer año estudiarán la Anatomía por Mar-
tínez, dando la conferencia y oyendo la explicación
que hiciere el Pasante de Medicina. Al fin del año
se examinarán en la misma forma que se dijo tra-
tando de los examenes de medicina. Concurrirán á
todas las disecciones anatómicas en el hospital. — El
segundo año estudiarán la Cirugía de Gorter en
castellano, tomando de memoria todo lo que el pa-
sante considerase necesario, y al fin se examinarán
de toda la Anatomía y partes principales de la Ci-
rugía, y lograda la competente aprobación por es-
crito, pasarán á practicar en las salas de Cirugía
del hospital bajo la dirección del Medico y Cirujano
— 125 —
<ie él". Esta practica ha de durar tres años. Conclui-
dos estos se presentarán á examen ante el Protome-
dicato, y lograda la aprobación y con las licencias
y título correspondiente de tal Cirujano romancista
podra exercer lícitamente su facultad.
Santafe Mayo 25 de 1804.
Miguel de Isla.»
El Rector del Colegio del Rosario D. Andrés Ro-
sillo y Meruelo pasó este Plan al Virrey, el cual
plan iba conforme al apunte de Mutis, con el objeto
de que lo aprobara. — El Fiscal Director de Estudios
Manuel Martínez Mansilla fué de concepto que se
aprobara y pasara á Mutis para las reformas, adi-
ciones ó ilustraciones que estimara oportunas. El 5
de Septiembre de 1804 fue aprobado y pasado á
Mutis; éste dijo:
«ExcMO. Señor:
El Plan provisional para los estudios de Medicina
que me ordena V. E. reconocer, lo hallo arreglado
no solamente á la distribución general de los cursos
teóricos y prácticos que di por escrito al Catedráti-
co, sino tanbien á los puntos conferenciados en nues-
tras juntas particulares sobre la elección de Auto-
res de Medicina y demás ramos auxiliares que debe-
rían suministrárseles oportunamente á los cursantes
según las limitadas facultades del Restablecimiento
de una sola cátedra en las circunstancias presentes.
Semejante plan solo puede regir ó por la esperanza
— 126 —
de un conpleto restablecimiento de cátedras, 6
mientras persevere por algún tiempo la constancia
del actual catedrático sin el aliciente de la dotación
conpetente, y sin el auxilio de los demás maestros,,
que le hagan soportable el peso que se ha echado
sobre si para llenar de algún modo el hueco de todos
ellos. Estos son absolutamente necesarios para la
perfecta enseñanza de una ciencia tan espinosa y
conplicada con otros ramos subalternos, á imitación
de lo establecido en las Universidades y Colegios de
Cirugía de España, como igualmente lo desea el
Rey para el alivio de sus vasallos en estos dominios;
y lo tengo informado extensamente en el expedien-
te que va circulando por los respectivos tribunales á
consecuencia de la Real Cédula de i6 de Octubre
de 1798. A continuación del referido informe ofreci
explanar, y tengo casi concluido, el plan general
que deberla gobernar en el establecimiento de todas
sus cátedras, sin las quales es absolutamente inposi-
ble formar profesores instruidos; de modo que en
caso de no adoptarse aquel pensamiento, y en ei
desgraciado de subsistir sienpre regentada en lo su-
cesivo una sola cátedra por alguno de los discípulos
actuales aspirante al honor de titularse Catedrático,
tengo por cierto que se vuelven ilusorias las benéfi-
cas intenciones del Soberano, perpetuándose la falta
de Médicos y Cirujanos instruidos en todo el Reyno,
cuya indigencia excitó los clamores que llegaron al
trono y motivaron la citada Real Cédula. Asi lo ha
manifestado la experiencia de siglo y medio con la
única cátedra de su primitiva institución regentada
á larguísimos intervalos, y sin haber producido no
solo un suficiente numero de Médicos para las nece-
sidades de la Capital, pero ni de sujetos capaces de
127 —
obtener sin interrupción el honor de Catedrático. Es
muy notorio el desenpeño con que lleva su enseñan-
za el actual Catedrático; pero tanbien será factible
que quando ó fallecido vuelva á suceder la serie des-
graciada de las anteriores interrupciones; y mucho
mas cierto que faltará la concurrencia de jóvenes
desanimados á seguir esta carrera por falta de Maes-
tros, sin los quales no se puede dar principio á los
cursos anuales. Asi lo tengo expuesto en otro infor-
me; y asi lo repito en este para que V. E. se sirva
meditarlo, y exponer lo mas conveniente á S. M. en
el informe pedido y reclamado para proceder á las
providencias de un establecimiento tan urgente y
necesario para la felicidad publica de todo este afli-
gido Reyno.
Santafé 6 de Mayo de 1805.»
IX
El Papa Paulo V dio al convento de Santo Do-
mingo de Santa Fe la facultad de conferir grados,,
con limitación al caso de erigirse Universidad públi-
ca. Los frailes se titulaban á sí mismos Universidad^
y ejercían de una manera arbitraria la facultad que
se les había concedido.
No era este convento un factor de cultura en la
Colonia; y si lo mencionamos es solo para dar cuen-
ta de la controversia con Mutis sobre el sistema de
Copérnico.
— 128 —
Turbó, ciertamente, la quietud de los indolentes
habitantes de Santa Fe la novedad de las doctrinas
que sustentaba Mutis en la Cátedra de Matemáticas
del Colegio del Rosario. Los padres dominicos fue-
ron los que movieron el escándalo, no tanto por la
tesis que sostenía Mutis, cuanto por espíritu de riva-
lidad: todo lo que diera prestigio al Colegio del Ro-
sario socababa los cimientos de la Universidad do-
minica.
Mutis, aparentemente, fué para el convento un
revolucionario, y era necesario cortarle Jas alas. Sos-
tenían los dominicos que la doctrina que defendía
Mutis era contraria á la religión católica; éste les
replicaba: «Para tratar esta cuestión con aquel noble
desembarazo que debe reinar en las disputas filosó-
ficas, y la modesta ingenuidad que acompaña siem-
pre al amor de la verdad, es necesario tocar algunos
puntos, que podría excitar ciertos escrúpulos, bien
fundados en otro tiempo. Pero la sabia y respetable
cordura con que ya se tolera disputar abiertamente
en el siglo más ilustrado, permite no solamente pro-
poner todas las razones á favor y en contra de los
dos sistemas florecientes, sino tanbien defender
como hipótesis el sistema prohibido . » Ponderaba
luego el método de la observación y la experiencia,
y proseguía: «Si los Astrónomos se hubieran con-
tentado con recoger y ordenar todas las observacio-
nes hasta hallarse con el numero suficiente para la
formación de un sistema solido fundado todo en la
experiencia, se podrian haber evitado las ruidosas
— 129 -~
disputas que se han seguido.» A los oídos de los
buenos frailes dominicos no sonarían muy bien las
siguientes palabras de la exposición de Mutis: «Po-
dría decir que la sabia y respetable conducta de la
Iglesia Romana en la prohibición del sistema Co-
pernicano se manifestó entonces tan suave como
acostunbra cediendo á las instancias de los podero-
sos perseguidores, pero con la reserva de levantar
la prohibición si los copernicanos mejorasen su cau-
sa. Y viendo la Iglesia que el universal consenti-
miento de los Astrónomos se ha declarado en favor
de Copernico, se ha dignado relajar su prohibición
mandando expresamente que pueda defenderse como
una suposición probable: testimonio de que no hay
muchos ejemplares en las prohibiciones eclesiásticas,
y el más autentico á favor del sistema Copernicano:
pues manifiesta con esto la Iglesia Romana que no
es de tanto valor como se pensaba aquella repug-
nancia del sistema con las expresiones sagradas que
se alegan.» Hacía reflexiones contra el sistema Ty-
chónico: sentaba la proposición de que la tierra se
movía alrededor del sol, y entraba á demostrarla, y á
renglón seguido sostenía que el sistema de Coperni-
co en nada se oponía á las Sagradas Escrituras. Con-
cluía sus observaciones con estas palabras: «Si el
amor de la verdad me ha detenido más de lo que era
justo manifestando mi inclinación al sistema Coper-
nicano, razón será ya concluir celebrando la feliz
época en que vemos renacer la Filosofía natural en
este Reino. Ya volvemos á ver renovados con este
— I30 —
Colegio los esfuerzos con que el V. P. Joseph Da-
dey, uno de sus primeros fundadores, procuraba
inspirar á los jóvenes el gusto de las Matemáticas.
Podemos esperar qu?, animada la juventud con tan
lucido ejemplo, se entregará desde hoy al estudio de
las Ciencias Naturales, en que, á imitación de sus
compatricios de Lima y Méjico, competirán entre si
los ingenios americanos, dando motivos para recelar
si las Musas europeas intentan alguna vez para me-
jorar de fortuna fijar su trono en el dilatado imperio
de la America.»
X
Uno de los grandes servicios prestados por Mutis
á la Nueva Granada, fué la construcción del Obser-
vatorio Astronómico. Hizo él los planos, que inter-
pretó el padre capuchino Petrés. Publicó Caldas en
el Semanario una descripción del Observatorio. Tiene
este edificio la figura de una torre octógona, y está
compuesto de tres cuerpos, con una altura total de
56 pies de rey. Su posición geográfica, según Caldas,
es 4°, 36', 6" N. y su longitud, conforme á los ensa-
yos del mismo, sitúan su meridiano á 4 hor. 32' 14"
al O. del de la Isla de León; su altura sobre el nivel
del Océano es de 1.352 toesas (3.156,3 varas de Bur-
gos). Se principió su construcción el 24 de Mayo de
1802 y se terminó el 20 de Agosto de 1803.
— 131 —
Por muchas vicisitudes ha pasado el Observatorio
de Bogotá. En el período corrido desde que Caldas
lo dirigió hasta la época actual, en que es su Jefe el
eminente astrónomo Doctor Julio Garavito, ¡qué
contrastes! Al estallar la revolución de la Inde-
pendencia, Caldas se consagró á luchar por la pa-
tria, 3^ abandonó, ó poco menos, sus estudios favo-
ritos. Boussingault hizo en el Observatorio varios
estudios por los años de 1823 y 1824. En 1837 fué
nombrado Director D. Joaquín Acosta, autor de
la reimpresión del Semanario y de una apreciable
Historia de la Conquista y Colonización del Nuevo
Reino de Granada. Le reemplazó á fines del mismo
año D, Benedicto Domínguez, discípulo de Mutis y
Caldas. A Domínguez siguió D. Francisco Javier
Matis, discípulo de ]\Iutis. El General Tomás Ci-
priano de Mosquera — uno de los grandes hombres
de la América del Sur — llevó á la Nueva Granada
al matemático francés Aimé Bergeron, y anexó el
Observatorio á la Escuela IMilitar que fundó en su
primera Administración. En 1859 se encargó del
Observatorio D. José Cornelio Borda, y duró dos
años en el desempeño de su cargo. De 1S62 á 1868
fué su Director D. Indalecio Liévano. En este últi-
mo año fué reemplazado por D. José María Gon-
zález Benito. En 1872 ocupó su puesto D. Luis Lle-
ras. En 1880 volvió á ser Director el Sr. González.
A la muerte de éste fué nombrado Director el
Sr. Garavito.
Caldas trabajó en él hasta i8io.
— 132 —
De la cuenta presentada por D. Salvador Rizo
aparece que en la construcción del edificio se gastó
la suma de 13.815 pesos i ^/^ reales, cantidad que
hubo de' pagar la mortuoria de Mutis por haber pro-
cedido éste á construir el edificio sin autorización!
XI
A más de los esfuerzos de Mutis por el progreso
de los estudios matemáticos en la Colonia y de lo
que hizo en favor de la Medicina, es de justicia re-
cordar sus trabajos por el adelanto de la Mineralo-
gía, ciencia que llegó á conocer teórica y prác-
ticamente en Pamplona é Ibagué cuando administró
las minas de estas dos ciudades en nombre de las
respectivas compañías.
De la Junta formada por el Arzobispo Virrey á
fines de 1784, á la que se había encargado el estudio
de los medios más convenientes de beneficiar las
minas de la Colonia, formó parte Mutis. «Desde el
año de 67 — decíale al Arzobispo en su carta de acep-
tación— conozco á fondo el trabajo de minas en el
método americano. Por una especie de casualidad
venturosa ó por la estrecha conexión que tenían con
los objetos de mi Historia Natural todas las produc-
ciones del reino mineral, vine cargado de los mejo-
res libros de Mineralogía, Docimacia y Metalurgia.
— 133 -
Observé las operaciones de America, y á poco tiem-
po conoci que no sólo no había método ni ciencia,
sino tanbien que era incapaz de reducir á reglas
científicas unas operaciones en que procedían á cie-
gas los que se tenían por ■Maestros. La continuada
experiencia de diez y ocho años me ha confirmado
en los mismos pensamientos de aquel primer año,
en que pensé abandonarlo todo y pasar á Suecia con
el fin de instruirme en estas materias, si otras refle-
xiones más serias no me lo hubieran inpedido.»
El informe reservado que el Arzobispo Virrey
dirigió al Soberano sobre la situación de atraso en
que encontró la Colonia, fué redactado por Mutis.
En ese informe reconocía el Virrey que una de las
causas del atraso del Reino era el abandono en que
yacían sus minas y otras riquezas naturales. A la sa-
zón sólo se explotaban las de oro, cuyos productos
eran inferiores á los que habían rendido el siglo an-
terior, }'' unas pocas de cobre. Las de plata, de que
tanto abundaba la Colonia, estaban abandonadas ó
poco menos. Abundaban las de cobre, y se traba-
jaban para surtir los mercados interiores de mu-
chos utensilios domésticos y de estriberas, artículo
de gran consumo. Sólo se introducían algunos obje-
tos de cobre batido, importados de Veracruz. La
explotación de estas minas se hacía empíricamen-
te. Las de plomo no eran menos abundantes y ri-
cas, pero su explotación era también muy imper-
fecta. Rudo golpe había sufrido el beneficio de las
minas de plata por causa de la supresión de las
— 134 —
mitas, tanto en Mariquita como en las que se explo-
taban en la Montuosa y Betas de Pamplona. Los
Gobiernos anteriores quisieron impulsar este ramo
industrial: el de Pizarro trató de entenderse con una
compañía que formaron cuatro casas acaudaladas
del Reino, pero algunas condiciones que exigían le
hicieron desistir de su propósito: el de Mesia de la
Zerda no logró suerte mejor: los beneficiadores que
á costa de la Real hacienda llevaron del Perú, eran
sujetos ignorantes. El inconveniente que presentó
la supresión de las mitas se hubiera subsanado si
procedimientos más científicos se hubieran adopta-
do; se beneficiaban las minas por medio del azogue,
y no se había usado el método de fundición, como
se practicaba por el mismo tiempo aun en las minas
pobres de Suecia y Alemania. El beneficio de fundi-
ción comenzaba por entonces á practicarse en Nueva
España^ y los mineros del Perú querían establecerlo
en sus empresas. Para favorecer la industria pro-
ponía Mutis al Arzobispo Virrey que se llevaran
dos sujetos inteligentes que enseñasen el sistema de
fundición, que era el más natural, más sencillo y
menos costoso, «Como en todo el mundo — decía en
su reservada representación — los artesanos suelen
carecer de los finos conocimientos del arte; y los su-
jetos que los poseen con toda perfección no están
dedicados al penoso trabajo y expedito manejo de la
práctica, pareceria conveniente (supuesta la inpo-
sibilidad de atraer á unos países tan extraños y re-
motos un hombre consumado igual al Barón de Re-
— 135 -
■den, celebre Mineralogista que acaba de llevar la
Inglaterra para un semejante Establecimiento), que
«no de los dos fuese alguno de los muchos ensaya-
dores instruidos en la Quimica Metalúrgica, en la
Docimacia y Mineralogia, capaz de conferir estos
conocimientos teóricos con algunos aficionados de
por acá, para irlos propagando: y el otro fuese un
puro y desembarazado practico de las fundiciones en
grande. » Reconocía el Arzobispo que por el momento
no era posible conseguirlos en España, por carecer
la Península de escuelas de esta clase; y como el sis-
tema de enviar jóvenes de la Colonia á que se ins-
truyesen en los centros científicos le pareciera muy
dilatado al Arzobispo, insistía en el envío de las dos
personas competentes que pedía. «Ni la diversidad
de religión que profesan — proseguía el Arzobispo —
debe servir de obstáculo, siendo más regular que con
el tiempo se reconciliarán con nuestra Religión,
como sucedió al sueco Pedro Loeflin, Botánico de
Su Magestad en la Expedición de limites. Y á la
verdad no debemos temer que gentes de una ins-
trucción puramente artesana formen aquí prosélitos
en su Religión.» No debía ser obstáculo á la acepta-
ción de sus ideas el perjuicio que se decía sufriría la
Real Hacienda con el no consumo de los azogues,
tanto porque éstos no se usaban por entonces como
lo probaba el depósito de ellos en los almacenes de
Mariquita, y el hecho más importante de que el Rey
quedaba defraudado de los quintos reales con la no
explotación de las minas por ninguno de los métodos
- 136 -
conocidos. Pedía asimismo que se remitiese á la Co-
lonia el Laboratorio portátil de Cronster con todos
los ácidos necesarios para ensayar los Minerales por
los dos métodos que llamaban en la Docimacia la
vía seca y la vía húmeda, con la obra del autor y
las instrucciones necesarias.
En este informe reservado, que tiene fecha de 15
de Octubre de 1782, se ven el buen consejo y la ins-
trucción de Mutis.
El pensamiento de éste y del Arzobispo Virrey
fué del agrado del Soberano: «S. M. no sólo se dig-
nó aprobar el pensamiento, sino que mandó que de
la Real Hacienda se diesen todos los auxilios nece-
sarios á D. Juan José D'Elhuyar, que, después de
haber estado en muchas minas de Alemania, venía
con el título de Director de Minas á entablar el de-
seado método de fundición (i).
En tiempo de Ezpeleta fueron comisionados Mu-
tis y D'Elhuyar para examinar y analizar química-
mente «las tres clases de sal común, vijúa ó natural
sin quemar y la preparada según el método ordina-
rio de Zipaquirá; con el fin de estudiar si se podría
emplear otro método más ventajoso ó hacer algunas
mejoras en el actual». Los dos comisionados dieron
su informe, que está fechado en Mariquita el 22 de
Noviembre de 1790. De este documento copiamos
los siguientes conceptos:
(i) Para más informes véase la Relación del Estado del Nuevo Reino de
Granada que hace el Arzobispo Obispo de Córdoba á su sucesor el Exento. Sr. don
Francisco Gil y Lemos.
— 137 —
«Resulta de estos experimentos que el quintal de
vijúa contiene sobre noventa y siete libras de sal
marina pura, y que las tres libras restantes son de
materia insoluble, y una parte de sal marina de mag-
nesia. Si indagamos ahora cuál de estas materias
es la que puede ser nociva á la salud, hallaremos
que no pueden ser el espato calizo, la selenita y la
pirita sulfúrica, porque siendo cuasi insolubles las
dos primeras, y la última enteramente, se precipitan
con facilidad al fondo de los estanques ó albercas
donde se disuelve la sal; y aun cuando se disolviera
una pequeña parte de selenita y tierra caliza no sería
por eso la sal dañosa, pues son muy raras las aguas
potables que no contienen la una ó todas las mate-
rias. La sal marina de magnesia tampoco puede
serlo, pues se halla en mayor abundancia en la sal
del mar, y no se ha experimentado daño en su uso.
Con que si es cierto que la experiencia ha enseñado
que la vijúa contiene partes dañosas, ninguna otra
puede ser la que produce este efecto sino la tierra
de magnesia y la materia betunosa.
)»La tierra de magnesia es insoluble, y se precipi-
ta con facilidad cuando está sola, pero unida á la
materia betunosa, se mantiene mucho tiempo sus-
pendida en el agua, y le da á ésta un color lechoso
negruzco cuando es de vijúa sin quemar, y rojizo, la
quemada; y si se cociera el agua en este estado, la
sal saldría más ó menos cargada de estas materias,
en la misma proporción que esté más ó menos sen-
tada; hemos observado que la vijúa cruda tarda mu-
cho más tiempo en aclararse, y de eslo puede pro-
venir que llevase la sal más partes dañosas y se hi-
ciese más sensible que en la quemada. Sin embargo,
la quema no basta para quitarle como hemos vista
- 138 -
la materia betunosa y la tierra de magnesia, pues la
sal cocida contiene todavía bastante; si no, hágase
la prueba con ésta y las muestras que van, disol-
viendo por separado una cierta cantidad en agua, y
se verá que la de aquélla sale turbia, y la de ésta
muy clara.
«Para remediar este inconveniente y otros que
puede haber en la fabricación de sal que se practica
en Zipaquirá, sería preciso tener conocimiento del
modo como trabajan, de los instrumentos, hornos,
etcétera, que emplean, de las proporciones que ofre-
cen las fábricas y minas, y en una palabra, de las
circunstancias locales, para en su vista dictaminar
sobre los medios que serían más conducentes á per-
feccionar su beneficio y procurar algún ahorro á la
Real Hacienda reduciendo ó simplificando las ope-
raciones.»
XII
En páginas anteriores, y tratando del asunto
referente á la explotación de la quina por cuenta
de la Real Hacienda, dimos á conocer algunas
de las ideas económicas de Mutis. No creemos
desde luego que hubiera hecho estudios especiales
de estas materias. La expresión de ideas sobre pun-
tos de esta índole era resultado de su cultura gene-
ral. Flotan siempre en la atmósfera intelectual de la
época ciertas ideas que un hombre de letras no pue-
— 139 —
de dejar de conocer, y nos imaginarnos que esto era
lo que á Mutis ocurría en cuestiones de la ciencia en
el siglo anterior sistematizada por Adán Smith. En
la comunicación que dirigió al Virrey en 24 de Di-
ciembre de 1804 recordaba su dilatada experiencia
durante los cuarenta y cuatro años que hacía que
vivía en la Colonia, experiencia que le había dado á
conocer que toda la prosperidad de ésta dependía de
las minas y la agricultura, sus dos inagotables rique-
zas. «Dejemos á los políticos disputar acerca de las
ventajas ó desventajas que hayan ocasionado ó pue-
dan ocasionar las minas; deberá decidirse el proble-
ma por los hechos, tendiendo la vista á más de 24
millones al año desentrañados de las minas de Méjico
de la riqueza subterránea, donde permanecían ocio-
sos: debiéndose concluir que ya no puede subsistir
el comercio de casi todo el mundo sin este ramo de
industria americana. Lejos de impedir las minas el
ramo de agricultura, ellas le darán mayor impulso á
beneficio de la rapidez con que se va aumentando la
población de estos dominios, cuyos preciosos frutos
inclinan también la balanza de comparación con la
opulencia de la Nueva España y el Perú.»
La Junta compuesta de Mutis y los señores
D'Elhuyar y Ángel Díaz, autorizada para hacerle al
Gobierno colonial todas las propuestas convenientes
al fomento de las minas, le había indicado el esta-
blecimiento de un cuerpo de minería adaptando las
ordenanzas generales á las circunstancias locales del
país. «Presentó D'Elhu3'ar el reglamento con la bien
— 140 —
concebida esperanza de ser agradecido su celo en
desempeño del Real servicio; pero mudado aquí el
teatro experimentó la inesperada suerte del más pro-
fundo olvido, sin haber podido conseguir que se die •
se su debido curso á la Corte; cuyo acontecimiento
contribuyó en parte al abatimiento de ánimo que
causó con otros semejantes disgustos su fallecimien-
to. ¡Pérdida casi irreparable para este Reino!» Mu-
tis que, conforme lo decía, había sobrevivido á la
desgracia de D'Elhuyar y que se consideraba repa-
rador de su honor, insistía en apoyar el antiguo pen-
samiento como medio único de redimir de la miseria
á los habitantes del Reino.
No hemos encontrado el concepto ó informe que
á Mutis se pidió sobre las reformas que debían
introducirse en las minas de esmeraldas de Muso.
Don José Felino Cassal, á cuyo cargo estaban en
1784, daba cuenta al Virrey de que se habían ago-
tado y de que, no habiendo asistido el Corregidor
de Tunja á la cita que le hizo, había convocado
una junta de hombres prácticos para que diera su
dictamen sobre los trabajos que debían emprenderse
mientras el señor Mutis informaba sobre el expe-
diente que se había formado, y «á quien Su Exce-
lencia se sirvió mandarlo pasar».
Por último, escribió Mutis una cartilla sobre el be-
neficio de las minas bajo el rótulo «Cuaderno y Carti-
lla útil de beneficios para todo el aficionado que se qui-
siere dedicar á obra tan útil y de tan crecido interés
para el bien común y adelantamiento del Real Haber.»
141 —
XIII
La traslación de Mutis á la ciudad de Mariquita
obedeció, en primer lugar, al deseo de situarse en un
lugar tranquilo donde pudiera proseguir en paz sus
tareas botánicas. Aprobada la Expedición por Real
Orden, se le confirió el título de primer Botánico y
Astrónomo de S. M. 3^ se le dio la seguridad de que
la obra que proyectaba sería publicada á expensas
de la Real Hacienda. En segundo lugar, la elección
de dicha ciudad, cuyo «temperamento le probaba
muy bien», lo puso en condiciones de prestar ciertos
servicios al Gobierno en el estudio de las minas y
en su administración; y finalmente, lo situó en un
centro muy adecuado á sus investigaciones cientí-
ficas.
La Expedición Botánica del Nuevo Reino de
Granada fué muy diferente de las que el Gobierno
español envió á Nueva España, Perú y Chile. Estas
fueron estrictamente botánicas. El Gobierno de la
Metrópoli le dio á la Expedición de Mutis más am-
plitud, conforme á la solicitud presentada por éste
y aceptada en Madrid, que hemos reproducido en
páginas anteriores. Pero el programa original no se
realizó tampoco. Es verdad que Mutis no abandonó
nunca por completo su estudio de la botánica; pero,
— 142 —
aparte de largas interrupciones durante las cuales
ocupaba su inteligencia y actividad en labores mi-
neras y de otro orden, el Gobierno del Virreinato, se-
gún se ha visto, le confiaba comisiones que le dis-
traían del objeto principal; es decir, que fueron los
jefes de la Colonia quienes desvirtuaron el plan pri-
mitivo. Por un lado fué esto muy sensible, porque
nunca pudo Mutis darle cima á una empresa que le
hubiera colmado sus legítimas aspiraciones á la glo-
ria; pero, por otro aspecto, su larga vida en la Co-
lonia fué muy útil al desarrollo intelectual y á otras
esferas del progreso.
La Expedición Botánica fué, en puridad de ver-
dad, un Instituto científico encargado de propagar
las ciencias físicas y naturales en la Colonia y de
servir de centro á todos los ingenios neogranadinos
que á su director acudían en busca de luz, enseñan-
zas y consejos. Los frutos botánicos de ella esperan
todavía una mano inteligente y cariñosa que los dé
á conocer en el mundo de los sabios. Puede suceder
que en el estado actual de la ciencia botánica la
obra de Mutis no sea una revelación; pero de lo que
sí estamos ciertos es de que el Gobierno que empren-
da por medio de una asociación científica la publica-
ción de la Flora de Bogotá realizará una obra de
reivindicación justiciera. En la historia de la Botá-
nica, por esta y otras expediciones americanas del
siglo xviii, España ocupa prominente lugar. Los
grandes eruditos españoles, á cuya cabeza — punto
que no se discute — está Menéndez y Pelayo, re-
— 143 —
construyen desde sus fundamentos la historia litera-
ria de España reproduciendo los textos, anotándo-
los, criticándolos, comentándolos ó haciendo nuevas
investigaciones de los autores y sus épocas. j\Ienén-
dez Pidal y sus discípulos explotan la mina de la
Edad Media; la literatura caballeresca ocupa la
mente cultivadísima de Bonilla y San Martín; la
señora Blanca de los Ríos estudia la época de Tirso
de Molina, y la señora María Goyri, el Siglo de oro;
el erudito Rodríguez Marín investiga el siglo xvii, y el
Romanticismo D. José Ramón Lomba. Los naturalis-
tas, sin duda, emprenderán la gloriosa tarea de reivin-
dicar las glorias de la ciencia espaííola en América.
Mutis aparecerá, cuando esta obra se lleve á cabo,
en altísimo lugar.
Su labor científica en la Nueva Granada duró mu-
chos años, pero tropezó con serias dificultades. Su
carácter generoso no era expansivo; sus facultades
intelectuales, movidas por el resorte de una gran
curiosidad, eran analíticas, no sintéticas; escrupulo-
so en los detalles— cualidad muy útil en un botáni-
co— gustaba de anotar todas las particularidades de
las cosas y de los fenómenos; mas, en lo general, el
conjunto de éstos se ocultaba de su visión interior.
El carácter domina siempre en la labor espiritual.
Un ser ondulante les da á sus creaciones aspectos
policromos, sin poder iluminarlas con el sol de las
convicciones; no cree en nada, ó cree en todo su-
cesivamente según las influencias intelectuales á que
se somete.
— 144 —
Mutis fué vencido por la expedición botánica de
Ruiz y Pabón, no porque éstos fueran superiores á
él, sino porque vacilaron menos, y dieron al mundo
más pronto el fruto de sus investigaciones. La
J^lora de Bogotá aguarda todavía una mano inteli-
gente que la saque á la luz de una reivindicación re-
trospectiva.
A este primer obstáculo con que tropezó su labor
científica hay que agregar otros dependientes de la
variedad de sus ocupaciones, como se ha visto: el
ejercicio de su profesión de médico; sus aficiones y
estudios mineralógicos y astronómicos; sus empresas
mineras y comerciales; sus ocupaciones matemáti-
cas; el estado eclesiástico que abrazó, y el haber sido
consultor de varios virreyes en asuntos administra-
tivos y hasta empleado fiscal, no fueron circunstan-
cias propicias á sus labores estrictamente botánicas.
No era Mutis un genio capaz de comprender el
cosmos, aunque pudo adquirir muchos conocimien-
tos en cada una de las provincias del saber humano
que exploraba su inteligencia superior. Solo una vez
llegó á la generalización; pero, por desgracia, parece
que ha desaparecido su bello descubrimiento de las
mareas atmosféricas. Médico, clérigo, botánico, mi-
neralogista, astrónomo, profesor, comerciante, ad-
ministrador: todo esto eran demasiadas preocupa-
ciones para un cerebro colocado en un medio poco
intelectual.
Su vida, con todo, fué útilísima en la Colonia; fué
un centro intelectual de primer orden; á su lado se
— 145 —
formaron pintores y naturalistas; el grupo de sus dis-
cípulos realzó el mérito eminente del Maestro incom-
parable; todos ellos se cuentan entre los creadores
de la nueva nacionalidad colombiana. «Si nuestros
gobernantes — ha dicho con magistral acierto Don
Marcelino Menéndez y Pelayo — no llegaron á pre-
ver con tiempo que el espíritu ardiente de los crio-
llos no había de contentarse mucho tiempo con la
ciencia pura, sino qne había de lanzarse rápidamente
á las extremas consecuencias políticas que en aquella
cultura venían envueltas, aun esta misma generosa
imprevisión es para sus nombres un título de gloria.»
Por donde se ve claramente que José Celestino Mu-
tis fué el verdadero precursor dé la Independencia.
Entre Mutis y Caldas hubo el vínculo que hay en*
tre el protector y el protegido, y en cierta esfera
restringida, entre maestro y discípulo. Si Mutis podía
enseñarle Botánica, en los otros ramos de las cien-
cias naturales á que Caldas consagró sus vastísimas
facultades geniales. Mutis no podía seguir por las
altas cimas del pensamiento el vuelo del águila.
Caldas pereció en el patíbulo: fué — como dice el
Sr. Menéndez y Pelayo — víctima nunca bastante
deplorada de la ignorante ferocidad de un soldado á
quien en mala hora confió España la delicada em-
presa de la pacificación de sus provincias ultrama-
rinas.
Los documentos que publicamos en este volumen
son bastantes á probar la importancia de la ciencia
en el progreso moral é intelectual de los pueblos.
10*
— 146 —
La Ciencia que propagó Mutis en la Colonia prepa-
ró á ésta espiritualmente para la Independencia. Al
lado de Mutis hubo otro hombre, poco conocido, de
mérito sobresahente, generoso patrocinador de las
labores científicas de Caldas. Don José Ignacio Pom-
bo (cuyas cartas á Mutis publicaremos en otra oca-
sión) como miembro del Consulado de Cartagena,
ciudad donde residía, tuvo la inspiración patriótica
de proponer la comunicación del río Magdalena por
cinco caminos con los centros poblados é industrio-
sos de la Colonia, y de invitar á Caldas para la res-
pectiva exploración de ellos. Si esto se hubiera rea-
lizado entonces, ó si posteriormente la República
hubiera emprendido la labor que inició el Sr. Pom-
bo, la conquista del valle de aquel río, donde está
la promesa de nuestro desarrollo económico, sería
hoy una tarea de verdadera civilización relativa-
mente fácil. El Sr. Pombo no sólo lo comprendió
con singular previsión, sino que hizo cuanto pudo
para llevar á cabo la empresa salvadora. No limitó
á esto su esfuerzo. Las cartas de Caldas que hoy
pubHcamos honran su memoria. A Mutis y á Pom-
bo se debió en mucha parte que el espíritu de
Caldas, felizmente dotado por la Naturaleza, adqui-
riese la madurez sorprendente que hoy admiran
todos los que conocen sus obras. La admiración
será mayor el día en que se haga la publicación de
sus obras completas, como lo propone con tanto
acierto el historiador González Suárez; lo que nos-
otros, sin saberlo, hemos contribuido, en modesta
— 147 —
esfera, á realizar en parte. Mutis y Pombo ejecu-
taban una labor silenciosa, sin que el público se
percibiese de la inmensa trascendencia de los actos
que en secreto consumaban estos dos hombres bene-
méritos. Así sucede siempre con el apostolado délos
grandes hombres: depositan en el espíritu y en los
corazones la semilla de las futuras redenciones
humanas; se alian con el tiempo, y el tiempo es
siempre el mejor de los aliados.
La influencia que HumboWt y Bompland ejercie-
ron sobre el pensamiento de la Colonia, fué pasaje-
ra. Hubiera sido más grande y permanente si Hum-
boldt hubiera accedido á llevar consigo á Caldas en
su viaje por el Perú y por la Nueva España. Caldas
á su regreso habría llevado y propagado un cúmulo
inmenso de conocimientos. Tal vez el discípulo ha-
bría superado al maestro en el curso del tiempo. De
mayor trascendencia fué el apostelado científico de
Mutis, aun prescindiendo de sus labores estrictamen-
te botánicas (i).
Los auxilios pecuniarios y de otro orden que tanto
Mutis como Pombo prestaron á Caldas para sus es-
tudios y excursiones, no fueron sueldos devengados
en calidad de individuo de la Expedición Botánica.
Mutis no tenía facultad para hacer semejantes nom-
bramientos; podía, como jefe de ella, presentar can-
di Sobre los escritos botánicos de Mutis, véase la excelente Me-
moria histórica sobre Mutis y la Expedición Botánica de Bogotá, del Ilustrísi-
mo Arzobispo de Quitoj páginas 89 y siguientes.
— 148 —
didatos al Gobierno, pero no podía hacer él mismo
la elección. Esto se hacía por Reales Ordenes^ Así
aconteció cuando D. Jorge Tadeo Lozano fué agre-
gado para la parte zoológica. En carta que Pombo
escribió á Mutis en lo de Julio de 1804, dice que no
habiendo obtenido buen éxito la solicitud que Mutis
había hecho á Mendinueta para que Caldas fuese
agregado á la Expedición, había escrito al Conde de
Casa Valencia para que se interesara con el Minis-
tro Soler. «He representado al Conde lo convenien-
te con motivo de dirigirle ciertos papeles; si se lo-
gra que le den una regular pensión y que lo destinen
á esa Expedición podrá continuar sus trabajos sin
sernos gravoso, y usted tendrá á quién confiar los
suyos sin riesgo de que se pierdan. »
Ni era necesaria, por otra parte, esta agregación.
El desinterés de Caldas era uno de los rasgos de su
carácter. Con ello daba buena prueba de que era
hombre superior. No era necesario ese puesto para
el culto que á las Ciencias rendía. Tampoco fué
miembro de la Expedición D. José Manuel Restrepo,
y, sin embargo, disfrutó de la ciencia que propagaba
Mutis en su Instituto científico (i).
(i) En comprobación léase la siguiente carta que escribió á Mutis
el 24 de Enero de l8o8, con ocasión de remitirje su Ensayo iobre la Geo-
grafía, produccione!, industria y f oblación de ¡a pro-vincia de Antioquía en el
Nue'vo Reino de Granada:
«Mi venerado Sr.: No he podido resistir á les impulsos de mi cora-
zón: sin su consentimiento he colocado su respetable nombre al frente
de mis ensayos sobre la Geografía de la provincia de Antioquía. Haber
yo recibido mis cortas luces sobre esta ciencia interesante en su Obser-
~ 149 —
Mutis y el grupo de hombres que se formó inte-
lectualmente á su lado ó bajo su influencia, hicieron
el primer esfuerzo para constituir una ciencia y una
Uteratura propias por la contemplación y el estudio
de la Naturaleza nativa. En ese grupo figura en pri-
mera línea Francisco José de Caldas, Tenemos ele-
mentos bastantes para darles á nuestras letras sabor
y valer castizos. Es una gran lástima que nuestros
ingenios busquen su inspiración en temas exóticos,
ó imiten á escritores forasteros, ó sigan las huellas
de literaturas que no corresponden á nuestros ideales
como nación. En los arcanos de nuestra historia, en
el suelo virgen de nuestras tradiciones nacionales, en
nuestra estupenda naturaleza, que nutrió el cerebro
de Caldas, en la aspiración común por ser pueblo
de ideales cuando nos amenazan los apetitos organi-
zados de naciones de mercaderes, tenemos oro y
laurel para las coronas de las frentes pensadoras. El
Semanafio del Nuevo Reino de Granada fué todo eso;
pero, por desgracia, no ha tenido imitadores. La
vatorio Astronómico: deberse á usted los conocimientos científicos que
existen en el Reino: saber lo célebre que es ya su nombre entre los sa-
bios; he aquí las poderosas razones que han influido en semejante de-
terminación. Conozco que la obra no es digna de tan sabio Mecenas;
pero con todo estando determinados los principales puntos por observa-
ciones astronómicas, y los demás por rumbo y estimaciones trigonomé-
tricas, espero que la adjunta copia merecerá la indulgencia de usted como
formada por un principiante, así en el dibujo como en la Astronomía.
Deseo el que usted me ocupe, pues soy uno de sus más apasionados.
Entre tanto, pido á Dios guarde su importante vida muchos años. Su
afectísimo y seguro servidor q. s. m. b.,
José Manuel Restrepo.»
— 15© —
liza espiritual de nuestros proceres 'debe tener nue-
vos luchadores.
Nada mejor — diremos en conclusión — podemos
ofrecer desde playas extranjeras para celebrar el
Primer Centenario de la Independencia que este modesto
volumen, cuyo único mérito es rescatar del olvido
algunas páginas de Francisco José de Caldas.
MEMORIAS científicas DE CALDAS.
Memoria sobre el origen del sistema de medir las
montañas y sobre el proyecto de una expedi-
ción científica.
El pais q.^ hoy habito es de los mas feraces y en que se
halla la mas bella, la mas abundante y la mas nueva vege-
tación. Conosco á Santafé, he vivido mucho tp.° en las
margen.^ del Magdalena, en Neyva y Timana: he recorri-
do todas las cercanías de Popayan; pero nada iguala a las
diversas formas y á las plantas caprichosas de la parte alta
de Quito. Bompland está asombrado, y en solo la precipi-
tada subida á Antisana hallo mas de 50 plantas, entre ellas
géneros nuevos. ¡Otas, se habrán escapado a sus indagacio-
nes! En la familia de gramas halló á mi vista un genero
nuevo en la Monaniria. Yo le examine, y no me queda
duda en el particular, juzgando por los libros q.^ trae con-
sigo. De quantas plantas q.^ se han escapado á Ruiz y Pa-
bon, q.« se escaparán seguramen.^'" á Tafalla en Guayaquil,
haria poseedor al autor de la Flora Je Bogotá? Conosco que
mis luces en este precioso ramo de Historia Natural no
igualan á las de Bompland: conosco q.« p.^" mi solo no dis-
tinguirla lo nuevo de lo conocido; p.° un trabajo constante
y el método q.® me ha aconsejado este joven botánico es
seguro, y nada escapará á mis miradas. Se reduce á muy
poco en la teoria, y mucho en la práctica. Toda planta que
se presenta se clasifica^ se describe j/ se esq'ieleta. Su determi-
t
nación se reserva p.' quando haya libros y sosiego, Baxo de
este plan he comenzado á trabajar: tengo un numero res-
petab." de ellas, en mucha pte. descritas. Bompland ape-
nas ha visto su sendero y los arrabales de Quito, y va a
desaparecer como un cometa, ¡Que riquezas vegetal.^ baja-
rían del termino de la nieve, tan poco frequentado de los
Botenicos! No seria de la ultima importancia p." la Flora
comenzar el proyecto q.^ estoy proponiendo por una corre-
rla de quatro ó seis meses sobre estas masas colosales? Ah!
centenares de plantas en esqueleto, y descritas irian á ma-
nos del S.^' Mutis, mi benefactor. Yo poseo un poco de di-
bujo, las q.^ p.*" mis libros parecieran nuevas irian tamb.»^
en diseño. Todo lo q.® necesito p.^ el desempeño deste
ramo precioso es un poco de papel propio p.^ desecar. ¡Que
objetos tan bellos y tan varios se presentan á mi imagina-
ción p.^ unirlos en esta expedic." preliminar! Pero es con-
fundir las cosas, mesclarlas sin discernim.t°: concluyam.'"
con la Botánica.
He trabajado de un modo extraordin." p.^ corregir y aña-
dir la parte practica de Linne traducida p.'^ Palau, seg." el
Species plantarum de Willdenow, q.* trae Mr. Bompland; y
en el dia tengo muy abanzada la Pentandria q.^ es hasta
donde llega. He tomado de la Flora del Perú los géneros:
he visto una parte del herbario de Bompland: he apuntada
qt.° me ha parecido conven.^®, y espero verlo todo, sino me
reserva algo, como lo temo. ^-Quien sabe si el temor de q.*^
yo le arrebate alg." genero, alg.^ especie nueva, ha influido
en la negativa del Barón? Esto es lo q.^ he hecho, esto es
lo q.® he trabajado en el ramo q.^ hace el objeto principal
de las indagns. del sabio Director de la Expedec." de San-
tafé: ¡Que progresos no debo esperar con sus luces y con
sus auxilios! ^Y solo baxare plantas destas espantosas
montañas? Ahí mis ideas se alropellan, y no se p.'" donde
comenzar. Es preciso caminar aqui con una lentitud poco
conforme á los estrechos limites de una carta; p.° quitémos-
le este nombre, y démosle el de Memoria, y está enmenda-
do el defecto.
Hace muchos años q.^ el Barómetro, y su compañero el
Teimometro son el objeto de mis profundas meditac.^ He
trabajado sobre ellos de un modo y con una constancia
nada común; y me parece q.*^ he dado alg." paso interesan-
te, y q.« he hecho un pequeño descubrim.^'^La falta de me-
dios y de proporción.^, no me han permitido darle la últi-
ma mano, haciendo las esperic.'^ q.« se requieren en todas
las elevac.^ Yo pensaba trabajar sobre este asunto en Qui-
to y en Guayaquil; formar una Memoria, dedicarla |á mi
Protector; hacer ver en ella q.« sin el socorro de los tubos
q/ me envió, se habrian frustrado mis proyectos: y q.^ baxo
el nombre ilustre del S.'" Mutis se publicase p.'' separado 6
en los Anales de Literatura del Abate Cavanilles. Fie aquí
el orden de mis ideas, y si se quiere la historia desta Me-
moria.
Lei en Sigaut de la Fond (tom. 3, p. 203) la idea de
medir la altura de las Montañas p.^" medio del Termóme-
tro, y las experienc* hechas p.'' Mr. Heberden. El resulta»
do fué q.^ p.'' 190 pies de altura baxaba un grado cada
vez el Termom." Este método me pareció y me parece
sumam.'^ impracticab.^ é imperfecto. El calor de la atmosfera
está expuesto á las mayor.^ variedad. *" en el mismo nivel.
Si el tiempo es sombrio, si hay sol, si corre tal y tal vien-
to, una reflexión, lo abrigado ó expuesto del lugar, la hora
misma, todo influye sobre el licor del Termómetro, todo
nos arroja en la incertidumb.^ acerca del grado de calor
de un cierto punto. :Y como asegurarse del calor relativo de
la base y de la cima de una montaña.^ Aunq.® supongam.^
dos observación.^ con sus termómetros, q.^ observasen al
mismo momento, una nubécula puesta sobre el i." haria
variar cantidades terribles el licor, y p.' consig.^^ la altura
— 4 —
de la Montaña. No hay método mas expuesto á error qS el
indicado: lo miré spre. con desprecio, y no quise gastar mi
tpo. en verificarlo.
Un dia trabajaba p.' señalar el termino sup.°^ de la es-
cala de un Term.° q/ se me habia roto en el extremo del
tubo, y se podia componer. Sumergí mi tubo en el agua
hirviendo, subió no á los 80° de Rem.'", p.'" q.« obraba á
800 toes, sobie el nivel del mar, y con solo la presión de
22 pulg.* II lin.'^, en lug.~* de 28 q.'' se nccesitab." Los
grados de mi nueva escala eran muy cortos y era preciso
ensancharlos. ^*Pero sobre q.^ principios debia conducir mi
calculo? Nada hallaba escrito en el particular. Medito, re-
flexiono, y he aqui q.'- nacen en mi espíritu estas ideas.
Me decia á mi mismo, el calor del agua hirviendo es
constante á igual presión atmosférica, si se obra sobre una
agua pura y en vaso conven. ^^: es menor este calor quando
se disminuye la presión, y es proporcional á esta. jNo es
este el mas bello método p.^ determinar tanto, la presión
atmosférica, como la elevac." de los lugar. ■", con tanta
exactitud como lo puede hacer el barómetro y q." sabe si
libre de los efectos de las atracción.^ del calibre de los tu-
bos, de la pureza del mercurio, de la forma y diámetro de
la cubeta q,^ spre. afectan á este.^ El calor del agua es pro-
porcional á la eleva. ^'^ en q.^ hierve, como lo es la colum-
na de mercurio en el Barom.*', al peso de la atmosfera. He
aqui, concluía yo, reunidos en el Term." las propiedad.^ de
ambos instrum.*°s Volvía sobre mJs pasos, examinaba de
nuevo mis principios: todos eran incontestab.% todos eran
unas verdad." físjcas. ¿Habré hecho yo un descubrim.^°.^¿Se
habrán ocultado estas ideas á los hombres mas grandes.^ Sea
como fuere, á mi se me acaban de presentar por si solas: yo
vivo en las tinieblas de Popayan: el libro mas reciente' q.''
ha llegado á mis manos es Sigaut de la Fond, este nada dice
sobre mi asunto, y nada pierdo en creerme, sino i.°, á lo
— 5 —
menos original. Ardia en deseos de poner en practica mi
modo de pensar; un termom.° roto era todo mi aparato, y
me veia ligadas las manos. Se q.*^ un particular poseia uno
y le guardaba como una alhaja preciosa: tomo mis medid. ^
le saco de sus manos; examino el termino del yelo, lo hallo
bueno: supongo tam." bueno el del agua hirviendo p.'"
ser de Dllond, cerrado á las 28 pulg.^ en Londres: examino
la escala, no era muy exacta: sustituyo otra, adapto una
laminilla movible, q.'^ hace veces de nonio ó vertiev: con
esto divido el grado en 10 partes.
Preparado mi Termom." decia: los 80° de calor del agua
indican 28 pulg.^ El grado q.« medí en Pop.'^ es el calor
q.^ debe corresponder á 22.^ 11. ^, q.^ es la altura á q.<^ se
mantiene en Pop.": la diferencia de los grados de calor es
á la difer.^ del Barom.°, como un grado del Term,° á la
cantid/' q.« corresponde en el Barí>m.° Este resultado debe
ser el exponente p.^ con solo el calor del agua hirviendo
calcular la del mercurio en el Barm." Hago mis prim.^
ensayos y el resultado es de los mas felices. El calculo me
3
da p.'' altura del Barom." en Pop." 22 p. 10 — lin/,
4
solam." — de linea mas pequeño q.« la q.^ indicaba mi Ba-
3
rometro. Ah! ¡que jubilo se apodera de mi corazón! ¡Que
deseo, q.^ furor de verificar mi método con nuev." observa-
ciones hechas á diferentes elevación. "^I La cordillera de los
Andes, en cuyo pie está Pop.", era el teatro destinado á
mis operación.^, las q.'^ verifiqué con la mayor actividad y
zelo. Nada se oponia mas al buen éxito de mi teoria q.'' la
perplexidad en q.^ estam.^ de la altura media del mer-
curio al nivel del mar, en la vecindad de la linea, á pesar
de las observación.^ de Bouger, laCondamine, Juan, Ulloa.
No queria hacer depender mis trabajos desta elevac." in-
cierta y tomé el partido sigt.^
Llené mi barom.^con la ultima escrupulosidad, no perdí
de vista la mas pequeña circunstancia, mercurio, cubeta, es-
cala, todo se rectificó. Emprendí una serie de observ."^ del ba-
rómetro casi de hora en hora p.'" mucho tpo. p.^ asegurar-
me de la elevac." de el en Pop.": destilé agua con todo el
aseo y cuidado imaginb.^ en alambiques nuevos y prepa-
rados exprofeso: sugete esta agua al examen de la solu-
ción de plata y de mercurio p.'" el espíritu de nitro: la her-
ví muchas veces, consultando el barom." en el mismo mo-
mento, é indiqué el calor del agua en mi Term." Los resul-
tados fueron 75° 65' term." de Reaum.'", qdo. el barómetro
indicaba 12^ \i,i} Tomé el nivel y la presión de Pop.",
como el termino á q.'- dcbia comparar mis elevac.**, y los
resultad.* de mi trabajo sobre ó bajo su nivel. Con estos
preparativ.^ emprehendí un pequeño viage á la Cordillera,
con el mismo barom.", el mismo termomet.°, y la misma
agua: verifiqué cinco observ.~ á toda mi satisfac": calculo
p.'" solo el calor del agua, y veo con la mayor complacen-
cia q.^ mis resultad,^ tienen una precisión q.^ no esperaba;
las mayor." difer.^ apenas son de i — linea, y en las mas
2
no llega á ella. En mi viage á esta Ciudad no pude hacer
mas q.^' dos, q.<^ tuvieron el mismo efecto feliz. El exponen-
te, fruto de mil combinación." y trabajos lo he fixado por
ahora en 0°, 974 grad.* de Reaum.'", p.'' una pulgada del
barom.° Yo hallo mil ventaj.* en este método, q.'' expondié
en mi Memoria sobre el, p.° sobre todo de q.*^ su exponen-
te es relativo á la altura del barom.° y á la presión y no a
la altura del lugar, q.« jamas sigue la ley de la presión y
del calor, es un ^xponente q.*"- necesita de añadir y quitar,
ya se obre en altas montañas, ya al nivel del mar.
En este estado estab." mis cosas quando llegó á Quito
el S.^' Barón. En las prim.^ conversac." le traté sobre la
materia, y me dixo q." Sucio habia trabajado sobre el par-
ticular, y habia enseñado el método de medirlas montañas
con el term.° Ya se dexa ver con q.^ ansia oiria al Barón
sbre. este punto. Yo creí, vi mis ideas como una cosa que
habia nacido en mi espíritu á 20 años de agolada en Euro-
pa, y solo traté de presentar unas ideas confirmator.^ de la
teoria de Sucio, apreciab.^ p.^' ser en grand.=* elev.^ y en la
vecindad del equador. Insté á este sabio viag.° p.^' el expo-
líente y p.^" las experienc.^ de Sucio; p.° quando quiso to-
marlo de sus manuscritos halla q.® Sucio no habia pensado
en el agua hirviendo, q.« este físico solo era el perfecciona -
dor del método de Herder, q.^ asigna 640 pies p/' un gra-
do de menos en el term.° expuesto al ayre; y vuelvo yo á
entrar en poses. "^ de mi pequeño descubrim.*^°.
Remitiré una tabla de mis operac.^ ó mejor de mis resul-
tad.^ En ella se verá con admirac.'" la perfecta correspon-
dencia del calor con la presión, y la exactitud del método
p.» conocer la altura del barom.°, dado el calor del agua
hirviendo. ¡Que grado de perfecc.'^ adquirirá esta teoria
con mis observac.^ sobre el Chimborazo, á todas las ele -
vaciones! ¡Que noción.^ sobre la presión deducid. ^ de unas
opérac.s hechas en las montañas mas elevad.^ del mundo
conocido! ¡Que Memoria tan interesante se podria formar
y publicar antes q.^ el Barón llegase á Europa! Para darle
la ultima mano es preciso ir al nivel del mar. ^'Y que
lug.'^ mas oportuno q.^ Guayaquil, al pie se puede decir
del inmenso Chimborazo.^ Yo deliro qdo. me imagino ir
baxando con mis instrum."^*^^ desde el termino de la nieve
permanente hasta el mar, y á cada pulgada de mas en el
barom.° verificar una observac."^ del calor del agua, y que
qdo. haya llegado á la costa verifique la altura media del
barom.° p.^' unos metod."^ y con una exactitud q.*^ no conocie-
ron los determinador.s del grado del Meridiano. Ahí q.^
punto tan importante es este. ¿Serán nros. mares mas ele-
vados q.^ el Mediterráneo y dem/ situados en la zona tem-
piada y glacial? Si es asi, ¿será acaso esto una nueva prueba
de la rotac." de nro. globo? ^"Será efecto de una atrae." mas
poderosa? ¡Que gloria p.« el sabio Mutis protexer, hacer
una exped." q.^ resuelva este importante problema. Es pues
neccs.o baxar á Guayaquil en busca de la teoria del
Term.°, y de la elevac." media del mercurio al nivel del
mar. El trato con el S.^ Barón me ha dado una larga prac-
tica en este genero de observe.^, hemos medido junios la
altura media en Quito, en mi casa, llenando muchos tubos de
diferente calibre al mismo tpo. Una vez hize con este sabio
esta observac"; y en los dias consecutiv.^ la he repetido
tres veces al dia. En uno húmedo, en otro seco, y á pesar
d2 esta escrupulosidad, espero nuevos trabaj.^ p.^ decidir-
me sobre la altura media en Quito.
Incluiré á su tpo. la observe." común, y mis particula-
res. Se notará q.® la i.** da alturas muy pequeñas, y q.'' las
mias las aumenta. El genio del Barón es muy vivo obra
con velocidad, y no se detiene: yo sequé con mucha
paciencia los mismos tubos, purgué el mercurio de ayre,
los llené con paciencia, é hize aumentar la columna. Sigo
trabajando en este género, y las resultas las irá tenienda
mi Protector todos los correos. Si á estos intereses se aña-
de el de fixar en tierra p.^' buenas observac.-^ astronómicas
la posic." de Guayaquil, todavía incierta, de recoger con-
chas, peces, animales, insectos, plantas en tod.^ las eleva-
ciones, visitar á Tafalla y sus trabajos, levantar la car-
ta &. &., ;se podrá dudar del interés deste viage? Si la
baxada se hace p.'" Cuenca, si se visita á Loxa, q.« objetos
tan interesantes en la .Quina, en la base austral & &? Quan-
tos puntos se establecerían en altura, qtos. perfiles, nivela-
ciones barometric,^ podiam."" publicar? Quant.^ indago.'^ so-
bre las corrient.-^, sobre las mareas en nros. mares?
El S.'" Barón me ha dicho de la influencia de la luna
sobre el barom.°, descubrimiento debido al Ilustre Mutis.
— 9 —
Esta simple noticia ha despertado mis deseos de llevar un
diario p.^ remitirlo a dho. S '", hecho con escrupulosid.'' y
cuidado: el puede servir de material p.^ confirmar este
importante descubrim/° En la mansión q.^ el Barón ha
hecho aqui he visto la practica de las observac.^ sobre la
cantidad de lluvia, y sobre la pureza de las atmosferas; de
estas nada podré verificar p.^ falta del Eudiometro, p.° de
las prim.s podré hacer mucho.
La Agricultura de esta prov.^, sus buenas ó malas máxi-
mas, y sobre todo el cultivo del Cacao en Guayaquil mere-
cen una atención particular. Consideremos las ventajas
q.^ de esto resultarían á sus amadisim.* American.*; yo
paso muchos objetos en silencio p/ q.^ no hay tpo , no es
posible decir todo lo q.« pienso: yo me limito á lo pral.
Todos los dias se cargan barcos en este Puerto para
Acapulco, llenos de cacao; he aqui la puerta abierta para
visitar á México, al sabio De Elhuyar, intimo amigo del
ilustre Mutis. En esta America qtos. objetos nuevos/ gran-
des é importantes! La visita de sus Minas baxo la direc-
ción de Elhuyar, una mansión considerab.*^ en casa de este
Minero, no me pondrían en estado de dar luces á las ricas
q.^ poseemos? Qtas. plantas no recogerla en mi transitor
Ah! quiza la Flora de Bogotá seria la Flora de la America.
El añil de q.^ hace un rico comercio Guatemala, la cochi-
nilla merecen sin contrad." el mayor aprecio en esos luga-
res, y es digno de observarse y connaturalizarse en nues-
tra patria. En Acapulco podia volver á determinar la
clevac." del Mercur.° á 20 grad.^ de latitud boreal, com-
pararla con la de Guayaquil. ¡Que preciosos conocimientos
si acaso hay una ley de aumento ó de disminuc", como lo
creo! Establecerla este Puerto astronomicam.^^, y he aqui
un nuevo servicio hecho á la Geograf.® á la Navegac.'^ á
la especie humana. El carácter, los usos, los traxes, las
produce.^ natural.^, los planos, la carta gral. de mi ruta.
las montañas, las cordiller "^ los volcan. % he aqui q.*^ obje-
tos tan grand.^, tan important.=^ me ocuparían. Es cierto
q/- necesito de muchos instrum.^^^; p.^ yo poseo alg.^ tubos
de barom.*', dos termomet.^^, si la bondad de mi protector
añade algo en este genero ya tenemos lo que necesitamos
p.^ tantas observac.^ físicas y meteorológica Tengo un
optante de Hadley, una caxa de reflexión.*^, y con esto pue-
do verificar las altur.^ correspond.'^^% y absolutas de las
€slrell.% determinar mis latitudes en mar y en tierra, tomar
ángulos en todas posic.^, medir montañas 6c &. Poseo dos
bruxulas p.^ las declinac.% p.'^ arrumbar los terren.^: si el
ilustre Mutis me franquea una de bolsillo ya estamos
armados. Es verdad q.^ no podré hacer nada en qto, á las
irxlinac.*; p.° no se puede hacer todo. Tengo un estuche,
algunos reactiv.^ químicos p.» analizar aguas. Pero nada
tengo p.^ el tpo., ni p.^ ver en el Cielo: una péndola, y
cronometro y un telescopio son las piezas q.® me faltan
y q.^ necesito absolutam.'^'^ Ya le dixe al S.'" Mutis en mi
antecedente q.^ este Presid.^e habia hecho venir de Maynas
la colecc." de instrum,^°' q.*^ la Corte ha abandonado alli
ha doce años. Yo he desenterrado la lista de ellos q.*^ in-
cluiré á dho. S.'"; y hay los q/- justam.^*^ necesito: un quar-
to de circulo de un pie de rayo, una péndola astronómica,
dos telescopios &. Si el sabio Mutis dice una palabra á esc
Virrey, no esta todo conseguido? Una orden deste Xefc
p.* q.*^^ se acelere su conduce", y se me entreguen basta-
rla p.^ armarme de qto. necesito.
La Astrom.^ y la Geograf.^ han hecho mis delic.% y he
adquirido en estos ramos alg.^ conocim.^°^. Yo no creia
q.^' obraba con tanto acierto hasta la llegada del Barón.
He confrontado mis observ.^ he manifestado mis pobres y
miserab."^ instrum.'°^ y han agradado á este Viag.'' Ellas
antes de conocerme le arrancaron un elogio, q.® el amor
propio mas desordenado quedarla satisfecho. Es preciso
— II —
confesar en honor deste sabio, y de la verdad q.« me ha
dado luces inmensas en la Astrom.», me ha perfeccionado
en el uso del optante, me ha dado ui) rico catalogo de 560
eslrell.^, la fórmula p.» el calculo de las declinac.=*, tablas
de refracc.=^ á diferent.* elevac.^ sobre el Mar, los métodos
de la Borda p.'' las distanc.^ de la luna al Sol, mil peque-
ñas practic.s p.^ la perfecc." de las observac."^; todo esto y
mucho más debo á este Prusiano: seria un ingrato sino lo
confesara abiertamen.^^ Me ha puesto en estado de mane-
jarme p/" mi solo, y de hacer algo de provecho. El ha
insertado en sus diarios muchas determinac."^ astromic."^ he-
chas en Neyva y Timana, y ha copiado mi carta desla
jurisd/^ Todo este aprecio le meresco. <Qto., pues, deter-
minaría con este aparato en benef.° de la naveg." y de la
geografía? El sabio I^Iutis q,'^ es Astrónomo penetrará
mejor estas cosas.
Los libros q.® necesito seria una Astrom.» de Lalande,
el Almanaque náutico adelantado. Para este año de 802 he
tomado lo neces.° del q.^ tiene el Barón. Yo tengo las
tablas logarítmicas de Baíls, y estas me bastan. México
esta soberbia Capit.^ seria descrita con toda extensión,
seria mejor conocida. En mí ruta á Veracruz se me presen-
tarían nuev.^ objetos en todos ramos. Aquí volvería á tra-
bajar sobre la clcvac.'^ del Mercurio en el barom.° al nivel
del Atlántico, y á 19 grad.^ de latitud. Esta nos haría
conocer mejor, y confirmaría nras. sospechas sobre la ley
de diminución y sobre la rotac.'^ de nro, globo.
El plan de mi anter.^'' proyecto es el mismo desde Méxi-
co: los mismos objetos, los mismos intereses en Havana,
Sto. Domingo, Jamayca, Puerto Rico, Cartag.* Honda,
Santana. eV. No puedo escribir este nombre sin envidiar su
suerte. Posee al virtuoso Mutis. Que día tan glorioso aquel
en q.« pueda estrecharle entre mis* brazos, besar esa mano
liberal y bienhechora^ regarlas con lagrimas de respeto, de
jubilo y de reconocim.^'^, y en q,^ me una p.^ spre. á hom-
bre tan grande, tan generoso, tan sabio! O Dios concédeme
esta gracia, no cortéis el hilo de mi vida antes de servir,
antes de mostrar mi gratitud á Mutis. Dichoso Rizo, si
dichoso q.^ puedes gozar de la presencia deste genio, que
podéis consagraros d su servicio, q.'^ es servir á la sabidu-
ria. Envidio vra, suerte. ¿Podré, seré tan feliz q.^ alg.'^ dia
podré partir contigo tan glorioso ministerio? Mi alma está
conmovida, yo estoy fuera de mi, es necesar.° dexar evapo-
rar el fuego q.« me abrasa p.^ poder proseguir.
Cargado de los despojos de ambas Americas, lleno de
luces y de gloria me presentaré á mi benefactor, á mi
padre, pondré á sus pies tod. mis trabaj.*^ como debidos
á su bondad y á su beneficencia: el será dueño absoluto de
todo, como lo es de mi corazón; el corregirá mis descuidos,
el digerirá, el publicará una relación de un viage costeado,
apoyado, dirigido p/ su sabid.^ y su magnif.% toda la glo»
ria q.® resulte de el se acumulará sobre su cabeza, y en ñn
tendrá el dulce placer de haber formado á un joven, de
haberle sacado de la obscuridad, de haberle labrado su
felicidad.
Este es mi plan, conf.^ á el comienso á trabajar sobre
Quito desde mañana mismo: p.« Julio puedo partir de aqui
á Guayaquil; residir dos meses en este Puerto; en Septiem-
bre puedo estar en Acapulco, y pasar el invierno en Méxi-
co con el sabio de Elhuyar. En Enero partir á Veracruz, de
aqui á Havana &., y en todo el año de 803 regresar á
Stafe.: año y medio ó dos años será todo el tpo. de mi
correrla; al fin de ellos estaré ya al lado de mi benefactor,
y dentro de tres q.^ vea el Universo q.® hay hombres sa-
bios, q.^ hay generosidad, q.^ hay grandeza de alma en el
ilustre Mutis, q.^ no contento con las plantas de su distri-
to, q."^ no contento con plantas ha costeado ha emprehen-
dido un viaje q.^ abraza tod.» los objetos útiles. ¡Que gloria
— 13 —
redundará desta empresa concebida y executada baxo la
protec." deste sabio! Tendremos conq.^ vindicarnos del
desayre de Humboldt. Si, desayre ipS q.^ viola la ley q.^
se ha impuesto de viajar solo con un joven de Quito, q.®
carece de luces absolutam.'% q.® como Alfer.^ sigue p.^ Es-
paña á continuar su servicio? Porq.^ el mismo lo costes?
¿Porq.^ desciende con el hasta las mas pequeñas operación.^
de Geometría? Mas de una vez he sido testigo de lo q.® es-
cribo. Yo he visto q.® el Mártir voluntario del Galvanis-
mo ha perdido el tpo. en medir ángulos sobre un pequeño
terreno, en resolver graficam.t^ un triangulo, p/" q.^ su dis-
cípulo es incapaz del calculo, en hacer semicírculos de pa-
pel p.^ explicarle q.^ es grado. Este joven no le complica
su equipage. Tiene tpo. p.^ instruirlo. Ah! hasta los homb."'
mas grandes tienen debilidades! Mi constitución es débil p.^
ir á Lima y á México, asi dice. ¿"Tiene alg." fundam.^^ p.*
asegurarlo? Ha entrado conmigo en alguna fatiga q.® no
haya podido soportar? Una salud perfecta, una cabeza q.^
trabaja horas, diré mejor, q.^ casi no interrumpe el traba-
jo, q.* ayuna sin fatiga y sin acortar sus tareas, q.' pasase-
manas enteras al pie de su Quarto de Circulo, q.^ sabe no
dormir muchas noches de seguida, q.^ hace jomad. ^ es-
pantosas, q.' sube q.^ baxa á pie las montañas, q.' no sabe
lo q.* es una grave enfermedad; es el joven débil q.* no
puede sufrir un viaje, q.* lo hace la dama mas mimada y
delicada. Sobre todo, no han querido llevarme, y esto vale
p.'' todos los discursos q.' inútilmente me hace el Barón
y Bompland. Yo he ahogado mis sentim.^^^ dentro de mi
pecho: he manifestado en medio de mi desesperac", sere-
nidad; y he hecho creer a estos Señores q." estoy conven-
cido de sus razones. No he querido ni en este caso
extremo ser de dictamen diverso del Barón: seguimos con
la misma amistad, me aprovecho de sus luces y de sus
instrum.<^°-^ Me empeño en no perder los dias q.* esté con
— 14 —
nosotros, p/' desempeñar mejor todo lo q/ se digne en-
cargarme mi benefactor.
Tengo pocos años, mi juventud ardiente puede delirar
en este plan conmovida con un acontecim.*° no esperado.
La sabia penetrac." del Señor Mutis, su prudencia consu-
mada pesarán mejor las ventaj.^ desta nueva expedición.
El me dirigirá y dispondrá con absoluto dominio sobre mi.
Se va á cerrar el correo^ y solo esto me hace caer la pluma
de mi mano. Tanto fuego tengo en mi corazón en amor del
generoso Mutis. ¡Cielo santo conservad esta vida tan pre-
ciosa, prolongad unos dias q." nos labran nra. felicidad!
Ensayo de una Memoria sobre un nuevo método
de medir p/ medio del termómetro las Mon-
tañas ^^\
Quito y Abril 1802,
m
J. C. Mutis.
Auctori mee fortune XJCotWxz primo ñaue offero.
Ex ipso Systemate Nature á tonto Mecíenate donato.
I. En un pequeño viaje (2) q.^ hice al Volcan de Puracé
distante 5 leguas al Este de Popap." p.'' reconocer sus bo-
(1) Don Lino de Pombo en su Memoria histCr'ica sobre la nj'ida, carácter^ tra-
bajos cientrjjcosy literarios y ser'vidcs patrióticos de Franci^.co "José' de Caldas, publi-
cada primero en La Siesta, de Bogotá, en 1852.-7 en parte reproducida por el
señor Vergara y Vergara en su Historia de la Literatura en Nueza Granjda^
dice que esta Memoria fué dada á la estampa en Burdeos en 1819 con innu-
merables errores tipográficos, y expresa el deseo de que se reimprima «ex-
purgada de sus graves defectos con amor é inteligencia». No nos es posible
llenar el segundo requisito. Cuando la copiamos escrupulosamente del ar-
chivo de la Expedición Botánica creímos que era un documento inéditoj re-
cordábamos que el señor Vergara y Vergara había reproducido en la Re-viila
de Bogotá el escrito del señor Pombo, pero habíamos olvidado la circunstancia
que apunta respecto de esta Memoria. Satisfacemos en parte el deseo del se-
ñor Pombo, y dejamos á los especialistas el cuidado de cotejar el texto que
damos en este volumen con la edición de Burdeos y de expurgar de errores,
si los tuviere, el texto que hemos tenido á la vista. — D. M.
(2) El autor de este viage fue D. Ant." Arboleda joven de luces y amante
de los conocimientos útiles. Nos acompañó D. Juan Joseph Hurtado q.* lo
anima igual espíritu. Gastamos ocho días asistidos con una magnificencia
— lo-
cas, elevación, termino de la rrteve permanente en esta la-
titud, muchas vertient.^ de aguas minerales y plantas, no
tuve acontecimiento mas feliz q.^ romper un term." p.^' la
extremidad del tubo. Sí, este fue el fruto mas precioso de
esta expedición p.'" q.® fue la causa de q.^ nacieran en mi
alma ideas q.® de otro modo nunca se habrían excitado.
2. Restituido á Popayan sin mas T. (i) q.« el q.^ acababa
de romper, con el dolor de ver interrumpida una serie de
observaciones comenzadas traté de hacer útil lo q.^ me
quedaba de este instrum.^° El termino del yelo me decia,
aunq/' ha quedado invariable es preciso q.«>axe á causa
del mercurio q.*" se ha de derramar quando le hierva; pero
nosotros gozamos de la nieve todo el año y es fácil obtener
el termino inferior de mi escala. En mis primeras reflexio-
nes crei q.'^^ el calor del agua hirviendo me daria con igual
seguridad el termino superior. Sin profundisar mas sobre
la verdad de estos principios tomo agua de lluvia con pre-
caución, la hiervo, sumerjo mi T., dexo q.® evaqije todo el
mercurio superabundante, lo cierro y creo tener el un ex-
tremo de mi nueva escala: Hago venir nieve, le machaco
y envuelvo en ella la bola de mi T., señalo el punto en que
se detiene y pienso q."' no faltaba ya otra cosa q.« dividir
el espacio contenido entre estos dos puntos en 8o parleF,
si quería la escala de Reaumur; y en i8o si la de Favenheit.
Pongo en execucion mi pensamiento, hallo unos grados
demasiado pequeños comparados con los q.^ tenia el T. an-
tes de romperse: el calor de la atmosfera de Popayan, tan
nada común y auxiliados con quanto quisimos. Formamos una Mem:,r'ía io-
breel Volcan de Purace. Ella contiene la determinación del termino de la ve-
getación á 2" 20' de latit. boreal, mis reflexiones sobre este particular, el
análisis de dos fuentes minerales, la descripción de ellas, de dos cascadas,
nras. observaciones geológicas, congeturas sobre las erupciones del Volcan
y en fin, la descripción de un numero considerable de plantas,
(i) La T expresará termómetro y la B barómetro.
— 17 —
conocido p.^ mi p.^' mis anteriores observaciones, crece; y
habria creido qualquiera, desnudo de este conocimiento,
q.« esta ciudad tenia el temperamento de Neyva ó Mari-
quita. Concluí en gral. q.^ habia error en los extremos de
mi escala y q.® era necesario profundizar la materia. Am-
bos puntos, el yeloy el calor del agua, ¿estarán afectos de
alguna corrección precisa q.^ he omitido? ¿Tendrá la niev^e
menos frió en la vecindad de la linea.^ ¿Resucitara la opi-
nión de q.« el yelo es mas frió en razón de la latitud? Yo
habia tenido cuidado de sumergir mi T. muchas veces en
la nieve antes de q.^ se rompiese, y siempre habia baxado
exactamente al termino de la congelación. No podia, pues,
concluir nada contra la invariabilidad del termino inferior.
Por el contrario mis observación.^ sobre este objeto con-
firmaban su fixeza de un modo mas victorioso q.^ las del
D/' Martine. Este Fisico (i) habia visto solamente q.« el
yelo era igualmente frió á 56" 20' y 52° 30' de latitud bo-
real, entre quienes no hay mas diferencia q.« 3° 48'. Pero
mis trabajos en este genero prueban q.^ un T. q.« señala o
en Londres á 51° 30' de latitud; se detiene en el mismo
punto á 2° 24' de lat., quando se le sumerge en el yelo, y
acabo de veer q.^ lo mismo sucede en Quito á 13' de lati-
tud austral. El yelo es, pues, igualm.^^ frió baxo de la linea
q." á 5 1° 30' de lat. boreal, en un pais baxo coma Londres,
á 800 toesas en Popayan, y á 1.600 sobre el mar en Quito,
en unos paises tan diferentes p.'" su clima y p.'" sus produc-
ciones q.^ parecen los extremos.
3. Si tenia ideas claras y hechos q.'^ demuestran el ter-
mino del yelo, habia pensado muy poco en el del agua
hirviendo. Desde entonces conoci q.^ el error de mi escala
se acumulaba sobre el termino superior, y traté de adqui-
rir nociones exactas sobre él, como las tenia del inferior.
(i) Física experim. de Mr. Sigaud jle la Fond., t. 3., p. 191.
2
— i8 —
Bien presto vi q.*^ aunq.«^ el calor del agua hirviendo es
constante supone igual presión atmosférica: q.« aumentán-
dose ó disminuyéndose esta, se aumenta ó disminuye el
calor del agua: y en fin q.« yo obraba a 800 toesas sobre
el nivel del mar y con solo la presión de 22" 10^, 9, eleva-
ción del mercurio en Pop.", en lugar de 28 q.^ se requieren
p.^ obtener el termino superior de una buena escala. Era,
pues, preciso aumentar el espacio entre los dos puntos fun-
damentales tanta cantidad quanta corresponde á 5" 1\ i de
mayor presión del agua. ^-Pero sobre qué principios debia
establecer mi calculo.^ Muy poco ó nada se ha escrito, diré
mejor, ha llegado á mis manos sobre este particular. To-
dos los ñsicos, todos los artistas cierran sus T.^ quando el
B. está á 28 "; y De Luc adopta la altura de 27 como mas
gral. en las ciudades de Europa. La única luz, y esta es-
casa que tenia era un pasage de Mr. Sigaud de la Fond (i)
«del Dr. Martine, dice este físico, ha experimentado q.<^ la
elevación ó descenso del mercurio siendo de una pulgada
en el Barómetro, el calor del agua cociendo varia algo me-
nos de dos grados según la escala de Farenheit». La expre-
sión algo m:nos q.^ no asigna una cantidad determinada
me arrojaba en la incerlidumbre y en la imposibilidad de
poder verificar en mi T. el termino superior de la escala,
sin pasar á un lugar baxo en q."' ascendiese mi B. á 28 ". La
necesidad era urgente, y no podia hacer un viage costoso
por solo este interés. Dirigi todas mis fuerzas á veer si po-
dia verificar mi escala sin salir de Pop."
4. Dos grados de Farenheit hacen o°,888 de Reaumur.
^•Será acaco el algo menos del D.'" Martine las dos ultimas
cifras de la fracción antecedente? Quiero creer q.<^ esta es
la cantidad q.*' asigna este fisico, quiero p.^" ahora calcular
con solo 0°8 de R. p.'^ una pulgada del B., y será:
(i) Física experim., t. 3., p. 189,
— 19 —
Debo, pues, conforme á este calculo añadir 4°, 073 al
termino superior q.^ dé el calor del agua en Popayan, y la
unidad q.^ debe servir para verificar esta cantidad le hallo:
80" — 40 — 073 = 75, 927.
Por consiguiente debo dividir en el nivel de Pop." el es-
pacio comprehendido entre el yelo y agua hirviendo en
75; 927, y este es el calor que tiene este fluido á la pre-
sión de 22^ 10^, 3.
5. Tales fueron los resultados de mis combinaciones,
resultados q.« no contentaban mi escrupulosidad. Ellas
eran el producto de dos números q.« aun no conocemos
bien. La elevación media del mercurio en el B. al nivel del
mar baxo del Equador y en sus inmediaciones y lo q.« au-
menta ó disminuye el calor del agua p.^' una pulgada de
este instrumento son cantidades inciertas.
6. A pesar de las observaciones hechas en Portobelo,
Panamá, Manta, Guayaquil, Lima p.^' los astrónomos Go-
din, Bouguer, de laCondamine, Juan, Ulloa quedamos en
la incertidumbre sobre la alt.^ del B. al nivel del mar entre
los Trópicos. El tiempo q.^ se mantuvieron estos sabios
sobre nuestras costas fue muy limitado y el resultado de
sus observaciones vario. Si reflexfonamos sobre sus escri-
tos, si nos tomamos el trabajo de compararlas y tenemos
presente el estado de nros. conocimientos en aquella época,
hallaremos que las variaciones son mayores en los lugares
baxos, y mucho menores en la cima de las montañas: que
sus determinaciones van desde 27 " 11' hasta 28 " i V2' ^^^
en 1735 y 36 no se pensaba en disminuirla columna de mer-
curio dilatada p.'' 27, p.'"28y muchas veces p.'" 29 grados
20 —
de calor en la escala de R.: q.^ es bien dudoso que se haya
tomado la precaución de no deducir la altura media de la
suma de todas las observaciones partida p.'" su numero,
método q.^ ha expuesto á muchos á los mayores errores, y
q.e ha inutilizado tantos trabajos preciosos; y en fin que su
elev." media es la indicada p.'" un B. simple y único y nun-
ca p/ muchos tubos de diferente densidad y calibre. ¡Que
desconfianza no deben inspirarnos estas reflexiones! Esta
materia la he tratado con mas extensión en mi Memoria
sobre la elevac.^ media del mercurio entre los trópicos al nivel
del mar.
Aun es mas dudoso el otro dato de mi calculo, y si he
de hablar con la ingenuidad propia de un amante de la
verdad, la fracción o°, 8 p.'' 12 ^ del B es una adivinanza.
De estos principios q.® se me presentaban con toda la fuer-
za de su verdad concluí q.*^ el calor del agua en Popayan
era incierto, y que era preciso buscarle de un modo direc-
to é independiente de toda suposición.
Aqui habria acabado la lucha con mi escala si hubiera
hallado un T. q.'^ sostituir al primero. Las observaciones
comenzadas se iban á inutilizar, y he aqui un poderoso
motivo q.^ me anima: duplico mis exfuerzos, leo los pocos
Físicos q.^ tengo y comienso á meditar con seriedad. Un
dia revolviendo en mi espíritu todas las ideas expuestas
hasta aqui quiero volver sobre mis pasos para aclararlas
y, tomo un camino inverso. De repente se me presentan es-
tas verdades «El calor del agua hirviendo es proporcional
á la presión atmosférica: la presión atmosférica es propor-
cional á la altura sobre el nivel del mar: la presión
atmosférica sigue la misma ley q.^ las elevaciones del B.,
ó hablando con propiedad, el B no nos enseña otra cosa
que la presión atmosférica: luego el calor del agua nos
indica la presión atmosférica del mismo modo q.*^ el B:
Juego como el puede darnos las elevaciones de los lugares.
He aqui un método de medir las Montañas y las elevacio-
nes de los lugares sin necesidad del B y con tanta seguri-
dad como el.» ^'Será este un verdadero descubrimiento? ¿Ha-
bré adivinado en el seno de las tinieblas de Popayan un mé-
todo q.e estará hallado y perfeccionado p/ algún sabio
europeo? O p/ el contrario ;seré yo el primero á quien se
hayan presentado estas ideas? Siendo tan claras ¿se habrán
ocultado á Reaumur, D'Lisle, Farenheit, De Luc y Sucio?
El libro mas reciente q.^ tengo es Sigaud, le consulto de
nuevo, no hallo nada q.® se parezca á mi teoria. Indica, es
verdad, un método de medir las alturas p/ el T. Pero ¡que
diferente! ¡que imperfecto! ¿Habria suprimido el del calor
del agua si hubiera sido conocido al tiempo que escribía?
Por lo menos, concluyo, hasta esta época no se ha pensa-
do en el. La simplicidad de los principios la claridad
de las ideas me inspiraban, apesar de estas reflexiones
una grande desconfianza ;Es posible, me volvía á pre-
guntar, q.^ se hayan ocultado estas pequeñeses á unos
hombres tan grandes? Es verdad q.® la historia nos pre-
senta exemplos q.® no se pueden leer sin humillación.
¿Quien creyera q.^ los Antiguos q.^ poseyeron el arte de
hacer el vidrio no alcanzaron á usar de el para defen-
derse del ayre y del frío sin privarse de la luz? ¿Que los
Peruanos q.^ erigieron unos edificios q.^ hacen nra. admira-
ción no supieron formarse una ventana? Puede ser que á
estos sabios ocupados siempre de grandes objetos se hayan
escapado estas ideas. ¡Qué dudas! ¡Que suerte tan triste la
de un Americano! Después de muchos trabajos si llega á
encontrar alguna cosa nueva lo mas q.^ puede decirse: no
está en mi i libros. ¿Podra algún pueblo de la tierra llegar á
ser sabio sin una accelerada comunicación con la culta Eu-
ropa? ¡Que tinieblas las que nos cercan! Pero ah! ya duda-
mos ya comenzamos á trabajar, ya deseamos! Esto es ha-
ber llegado á la mitad de la carrera. ¿Qual es ese genio
22 —
bienhechor q." nos ha conducido hasta este termino? Mutis
llega á nras, costas: la luz raya sobie nro. hemisferio,
levanta el grito y despierta á este mundo aletargado. Ilus-
tre sabio, yo os veo en este momento cercado de una glo-
ria q.* vros. mas implacables enemigos no os podran arre-
batar: ¡Mutis nos trajo las primeras nociones de las Cien-
cias! Si aun no somos sabios no es culpa vra., todo se
debe imputar á nra. pereza y á esa funesta adhecion á
nras. antiguas preocupaciones. Si correspondiendo á vues-
tras miras paternales seguimos la gloriosa carrera q.' nos
habéis abierto, si hacen progresos las Ciencias entre nos-
otros, si alguno requiere reproducir en el Nuevo Mundo á
Montucla, Bayllé, Andrés, si se escribe la Historia literaria
de la América; Mutis estará al frente. Mutis sera el padre
de nras. luces. Yo me desvio: sin advertirlo he dado con
el objeto de mi amor y de mi delirio. No tengo que pedir
venia p.'' esta digrecion. Mis paysanos, los jóvenes que as-
piran á la sabiduría, querrían que, olvidando la materia de
este Ensayo de Memoria, se convirtiese en el panegírico
del Autor de sus luces: ¡Que objeto! que breve! Tiemblo,
no me atrevo á tocarlo. Las cenizas de Fontenelle y de
Tomas, los genios succesores de estos sabios reclamarían
sus derechos: no quiero disputarlos: pongo en sus manos un
material q.^ no es digno de las mias: me contento con no
ceder á ninguno de ellos en amor; y con hablarle del B, de
la agua hirviendo y del T.
Sean conocidas, ó nuevas yo debo perfeccionarlas, me
decia, debo consultar á la experiencia. Si lo primero, ten-
dremos un exemplo de que una misma verdad se presenta
al mismo tiempo á muchos: compararemos los trabajos del
europeo con los del hijo de Popayan; veremos los caminos
q.*^ han seguido, sug resultados, y tal vez unos corregidos
p.^" los otros perfeccionaran esta teoria. Aun quando haya
salido perfecta de las manos del primero no habré perdido
— 23 —
mi trabajo. Mis observaciones en este caso serán unos
hechos q.** la confirmen, probaran q/ es general, q.® baxo
■de la linea, á pequeñas latitudes, en todas las elevaciones
los resultados son iguales á los de la zona templada y que
no influyen en ella ni la distancia ni el clima. Si lo segun-
do ¿no es desidia, no es una pereza reprensible abando-
nar una materia que puede tener conseqüencias impor-
tantes?
Estas reflexiones me inspiran un valor superior á los
obstáculos q.' me rodean y resuelvo trabajar en quanto
esté de mi parte. Pero ¿por donde debo comenzar? ¿Que
principios deben guiar en mis indagaciones? Solo, aislado,
sin luces, sin libros, sin instrum.*^*^^; mi mano debe formar,
yo he de ser el criador de q.^° necesite p.^ poder dar un
paso en los trabajos proyectados. El primero debe ser una
observación del calor del agua en Popayan con T. exacto.
jOue dificultad! Aun no he com.enzado, ya estoy detenido
en mis trabajos. Nada me acobarda Indago con el mayor
cuidado y de todos modos si existe alguno en Popayan y
«n cuyas manos. Descubro dos, el uno de espíritu de vino
q.' no me podia servir, el otro de mercurio hace el objeto
de mis deseos: lo consigo sin dificultad, era de Dollond,
cerrado en Londres: examino el termino del yelo, y lo hallo
exacto: no puedo sujetar á igual examen el termino supe-
rior y le supongo bien establecido: divido el espacio fun-
damental en 80°: lé adapto un Nonio q.^ subdivide en diez
partes cada grado: tomo agua de lluvia, la hiervo, sumer-
jo mi T., avivo el fuego, el mercuiio se detiene, se fija en
75^,7: salto de contento ¡que cerca de mis primeras conge-
turas! (i) ¡Mis ideas se comienzan á confirmar p.'' la expe-
riencia! Depongo por este momento mis escrúpulos; adop-
to 28** del B. al nivel del mar; y 80° del T. p.'" calor del
(i) Véase el num " 4 de este ensayo.
— 24 —
agua á esta presión: conosco que este es de 75,7 á 22" 10^,9
en Popapan: emprendo el calculo de lo q." debe variar por
una pulgada en el B.: obro así:
28'' — 22" iii (ij = 5" i' = 6i>:
8o°-75'',7 = 4°,3
61' : 4°, 3 :: 12' : -Ü^^i-L^ — o °, 8 grados de-fó —
61
en el T. de R. p.' 12^ de -|- ó de — en el B. ¡Que bien ha-
bia adivinado el algo menos del D.'' Martine (2).
Con este resultado comienzo mi calculo inverso: em-
prendo conocer p.'" el y p>'' el calor del agua en Popayan
la altura del B. q.^ le corresponde:
o«,8 : 12 > : : 4°, 3 : ^°'\''/'' = 64' = 5'4>
O ,»
28° — 5" 4I =r 22" 8 ' altura del mercurio en el B. que
corresponde á Popayan. No difiere de lo q.' indica este
instrumento sino en 2^, 9. Este resultado tiene una presi-
cion superior á mis esperanzas; pero no me satisface: resu-
citan mis escrúpulos, mis dudas se aumentan. ¡Quantos
principios de error se presentan á mi imaginación! La im-
pureza del agua, la forma de la vasija, la altura del B en
nros. mares, el exponente, la escala, y sobre todo mi poca
practica en este genero de experiencias me añigen, me
desaniman; estoy por abandonarlo todo. Me avergüenza
de mi floxedad, me reprendo, entro en nuevas j-eflexiones
p.* remover obstáculos: distingo los q.*" me parecen inven-
sibles de los que no lo son: solo queda la alt.^ del B. en el
mar entre los primeros: los segundos no exigen sino pacien-
cia y trabaxo p.^ desaparecer.
(i) Tomando un numero redondo, p.* q.* o', I de mas es despreciable
en nro. caso y complicarla el calculo sin fruto.
(2) Véase el num.o 4 de esce Ensayo.
— 25 —
A este tiempo un Amigo (i) quiere que le acompañe á
una bella casa de campo q/ posee en las faldas de la fa-
mosa cordillera de los Andes y situada á muchas toesas
sobre el nivel de Popayan. No pierdo esta ocasión: mani-
fiesto á mi Amigo mis ideas, hallo las mas favorables dis-
posiciones en el, y animados del mismo zelo partimos con
nros. instrumentos. ¡Que actividad! que constancia la del
compañero de mis trabaxos! No se desdeña de hacer los
oficios mas penosos y humildes. Apesar de la educación
barbara en su juventud ha sabido sacudir las preocupacio-
nes: conoce el camino de la verdad, trabaja con utilidad
propia y de sus compatriotas. Libros, instrum/°-, luces, he
aqui el objeto de su ambición. ¡Quanto debo á este Amigo
generoso! La mitad de la gloria, si alguna merecen estos
pequeños trabajos, á el le pertenece. Estoy seguro que á
no haberme auxiliado con su persona y con sus bienes es-
tarían ya mis ideas sepultadas en el olvido. Faltarla á las
leyes del reconocim.'^'^ si no le diera este testimonio de mi
gratitud y de mi amor.
Hacemos muchas experiencias en Poblasen: (2) subi-
mos á un cerro inmediato nombrado Buenavista, observa-
mos el calor del agua: los resultados son aproximados y
tienen el mismo grado de precisión q." el hallado p.* Po-
payan. Nuevas pruebas de la incertidumbre de la altura
media del B. en el mar. ¡Que elemento tan necesario para
mis indagaciones! ¿Como asegurarme, como saber con
exactitud la altura de esta columna sobre nras. costas.^
O verificarla baxando á ellas, ó dirigir el calculo de modo
(i) El Dj D." Manuel María de Arboleda, hoy Prov.»' Vic <> gral. del
Ob¡sp.° de Popayan.
(2) Este es el nombre de la casa de campo de mi Amigo á 3 leg.* al Este
de Pop.".
— 2Ó —
q.^ no exija este principio; tomo este camino, y el modo
de executarlo es el siguiente:
Hago á Popayan el centro de mis operaciones: fixo la
altura media del mercurio en esta ciudad de un modo es-
crupuloso y seguro: determino el calor del agua destilada
en su nivel p.'" repetidas experiencias: refiero á este mis
observaciones, y destierro de mis cálculos el principio de
28" al nivel del Mar. Quando p.'" nuevas y exactas obser-
vaciones conoscamos este principio fundamental no ten-
dremos sino aplicarlo sin alterar en nada los resultados de
mis observaciones.
Los cálculos relativos al nivel de Popayan con el expo-
nente 0°, 8 me manifiestan que es preciso aumentarlo, y re-
suelvo un viage á la Cordillera. Rectifico de nuevo mis ins-
trum.^°^ destilo agua q.' sugeto á las pruebas de la solución
de plata (nitrato de plata) y de mercurio (nitrato de merm-
rio), y provisto de lo necesario parto el 22 de Julio de 801.
Antes de exponer los resultados de mis trabajos sobre
€sta famosa cadena de Montañas, es preciso saber, q.' la
altura del B. en Popayan p.'' mis ultimas observaciones
hechas con el mayor cuidado es de 22" 11'^ es decir o', 3
mayor q/' la q.' asignamos anteriorm." , y que el calor del
agua á esta presión es de 75°, 65 de Ja escala de Reaumur.
En un sitio nombrado Las Juntas hago mi primera man-
cion. El B. se sostubo aqui en 21, 9' 0,14' mas baxo que
en Popayan: hierve el agua, el licor del T. se detiene en
ella á 74°, 5: calculo el exponente p.'" esta observac".
Alt.^del B. enPop.". 22Piií, 2 Cal.'" del agua 75°. 65
En Lf.s Juntas 21. 9,0 74 • 50
Diferencias...
14,2
grados de Reaumur, p.'' 12' del B.
— 27 —
Subo un poco mas, hago mi segunda observación en
Paispamba pequeña hacienda á 5 leg.^ al S. de Popayan
El B. se sostiene en 20", 9 1, i y el calor del agua es de
73^5
Alt.'' del B. en Pop". 22.11,2 Cal.' del agua 75.65
En Paispamba.. ... . 20. 9,1 73-50
Diferencias 2. 2.1 2.15
2^ 2\ 1 = 261, I : 2°,i5 : : 12^ : ^^^^ ' ^^ =0^,988
26,1
grados del T. de Reaumur p.'' 12 ^ del B.
Mi alegría fue extrema al veer el resultado de esta se-
gunda observación. ¡Que conformidad en el exponente! No
difiere del primero sino en 0°, 017 milésimas, cantidad que
no la puede indicar el mas delicado instrumento.
Animado p.^' unos resultados tan felices doy un paso
mas: subo á un cerro al Este de Paispamba llamado Som-
breros: mi B. se mantiene en 19^ 6', 05: el calor del
agua 72°, 4
Alt.^del B. en Pop.". 22" 11 1,20 Cal.'" del agua 75.65
En Sombreros 19.6.05 7 2 . 40
Diferencias.... 3- 5 -15 3-25
3^ 5^ 15 = 41 . 15 : 3°, 25 : : 12' : '^^^^^^ =o^947
4i> 15
grados del T. de Reaumur p.'' 12 • del B.
He aqui un resultado acorde con !os anteced.^-% he
aqui tres observación.^ q.® demuestran q.^ mas de nueve
decimas de un grado en el T. de Reaum. de -+- ó — en el
calor del agua corresponden á 12^ del B.
Resuelvo subir mas: llego á la cima de otro cerro llama-
do Tambores: el B. se sostiene aqui á iS'' 11, 6 : el calor
del agua es de 71°, 75.
— 28 — "
AIl.^ delB. en Pop.". 22.11.2 Cal. •' del agua 75.65
En Tambores 18. 11. 6 71-75
Diferencias. ... 3. 11. 6 3-9©
3^ ii\6 = 41\ 6 : 3% 9 : : 12^ : '' ^f ^ ^ = o\ 983
47; o
grados del T. de Reaum. p.' 12' de B.
Me lleno de satisfacción al veer este ultimo numero, se
disipan mis dudas, me confirmo en la incertidumbre sobre
la alt.* del B, en el mar, y conosco q.' mas de 9 decimas
es el exponente verdadero, q.^ la presión indicada p.'' el
B. no se distingue de la q.'' da el calor del agua, y en fin
q.^ mis ideas están comprobad.^ p.'^ la experiencia.
Emprendo un nuevo trabajo, combino las mas satisfac-
torias: les elixo con prudencia y con precaución, p.^ se
trata de fixar un exponente q.'' va á ser el fundam.t° de
todos los cálculos posteriores. Tomo las observación.® de
las Juntas y Sombreros y calculo de nuevo el exponente.
Alt.^ del B. en las
yuntas 21^9^,00 Cal.'" del agua 74° 60
En Sombreros 19.6.05 72. 40
Diferencias ... 2. 2, 95 2. 2.
1 2 X 2° o
2" 2\ 95 =: 26, 95 : 2°, 2 : : 12 : ^^ — = 0^979
grados del T. de Reaumur p.'' 12' de B.
Hago lo mismo con las observac.^ de Paispamba y Tam-
bores.
Alt.^ del B. en Pais
pamba
En Tambores
Diferencias . .
1^9,5 = 2ii, 5
— 29 —
20^ 9^1 Cal/' del agua 73°, 50
18. II. 6 71 . 75
I- 9-5 1.75
12X1°, 75
2í,5
grados del T. de Reaum. p/' 12^ del B.
No podemos ya dudar q/ mas de 9 decimas es el ex-
ponente verdadero: fixemos de una vez este elemento sus-
pirado. Reúno en una suma los reis resultados, parto por
el numero de ellos y el cociente o, 974 es el numero que
buscamos, expresa la cantidad de + y — en el T. de
Reaum. p/ 12 líneas del B.
Ya estamos en el caso de resolver el problema. Dado el
calor del agua hirviendo de un lugar hallar la elevación del
mercurio en el B. qJ le corresponde y su altura sobre el nivel
del mar.
Como el exponente 0°, 974 : á 12^ : : así la diferencia
del calor del agua del lugar con el de Pop.^^ p.^ ahora, ó
con el del mar quando se conozca: á un numero de pulga-
das, lineas &. del B. que se quitaran si el lugar esta sobre
y añadirán si esta debaxo del nivel de Pop."^: con el mar
siempre se quitaran de su altura. Ensayemos aplicar estos
principios.
El calor del agua en Tambores es 71°, 15: se pide la al-
tura del B. q * le corresponde.
Calor del agua en Pop." 75-^5
En Tambores 7i-i5
Diferencia 3-90
>°, 974:12':: 2>\ 9 :-^^-f^^^ = 48^05 = 4^0105.
o > 974
-_ 30 —
Como Tambores está sobre el nivel de Pop." resto este
resultado de la altura del B. en esta ciudad.
Alt.* del B. en Pop." 22.11.20
Resultado 4 . 00. 05
Residuo 1 8. 1 1. 15 altura del B. en
Tambores.
Comparemos el resultado del calculo con la observación
q.' hice sobre este cerro.
Alt.^ del B. en Tambores 18° 11' 60
Altura del B. calculada p/' el
calor de agua 18. 11. 15
Diferencia 00. 00. 45
No se puede decear mayor exactitud.
Si queremos una expresión general de este calculo sean:
a = la altura del B. en Pop.", ó en el mar.
b =-= calor del agua en los mismos lugares.
c = el exponente.
e =--= 12 lineas.
d = calor del agua en un lugar qualquiera.
z = alt.^ del B. en el
h —d X^
Valdrá: a zh =: 2 para Popayan.
c
b — dxe
a = z para el mar.
Baxo de estos principios he calculado las alturas del
B. que corresponden á los lugar. ^ en que he observado el
calor del agua, como llevo referido, y de otros en q.^ ob-
servé á mi regreso á Pop." La Tabla siguiente presenta de
— al-
una ojeada los lugares , calor del agua en la escala de
Reaum. y de Farenheit, las alt.' del B. observadas, y las
mismas calculadas p/ el calor del agua, con las diferencias
entre unas y otras:
Calor
Calor
Alturas
Alturas
del B
LUGARES
del agua.
del agua.
delB.
calculadas.
DIFERERCIAS
observadas
por el calor
T. Reaum.
T. Farznh.
del agua.
Popayan. .
75°, 65
202°; 21
22.PII.S2
»
Juntas. . . .
74,50
199 , 62
21. 9, 0 21. 9, 04
4- 0,^ 04
Paispamba.
73, 50
197 , 37
20. 9, I 20. 8, 72
— 0, 38
Sombreros..
72 ,40
194,90
19. 6,05; 19. 7, 15
+ I, 10
Tambores..
71 ,75
193 , 43
18. II, 6
18. II, 15
- 0, 45
Estrellas.. .
73 ,30
196 , 87
20. 7, 0
20, 6, 25
- 0, 75
Poblasen.. .
74,30
199, 17
21. 6, 9
21. 6, 59
— 0, 31
Buena-vista
73,80
197 , 05
21. II, 15
21. 0, 5
— 0, 65
Siete observación.^ del calor del agua, siete alturas del
B. calculad.^ por ellas, y comparadas con las observadas
q.^ no difieren sino en cantidades q.* nros. instrumentos
no nos pueden indicar, q.^ en seis no llega el error á una
linea y en otra no pasa de i,^ i anuncian un método
seguro p.^ medir las elevación. ■" de los lugares sin el auxi-
lio del B.
Este era el estado de mis trabajos quando me fue preci •
so pasar á Quito p.'' intereses particulares. Me alegraba de
una ocasión q.'' se me iba á presentar para poder mul-
tiplicar mis observación.'' en niveles tan diferentes como
tienen los países q.^ era preciso atrabezar. A pesar de los
deseos que me abrasaban de ponerlas en practica no pude
hacer sino tres, la una en el valle abrasador de Patia, la
otra en Pasto y en fin la ultima en Quito. Aun estas no se
— 32 —
habían verificado sin el socorro de un Amigo (i) zeloso é
ilustrado q.' era mi compañero único de viage; no puedo
dexar de nombrarle como una muestra de mi reconocimien-
to. La pequeña Tab. siguiente presenta de un golpe todos
nros. resultados:
LUGARES
Calor
del agua.
T. de Ream.
Calor
del agua,
T. de Far.
Alturas
dal B.
observadas
Alturas
delB.
calculadas
por el
calor
del agua.
DIFEREKCUS
Herradura. . 78 . 50
Pasto 73 • 60
fíuito 73 . 05
208.62 25.11.85 25.10.31 —1,54
197.60 20. 9.85 20. 9.95 +0,10
196.30 20. 2.00 20. 3.18 -+ 1,18
La llegada del S.'' Barón de Humboldt se acercaba: es-
pero con impaciencia á este joven sabio p.^ salir de mis
dudas. Con su trato me confirmo en que la altura media
del mercurio al nivel del mar en la vecindad del Equador
es dudosa, y q.'' absolutam.*^ ignoramos el calor del agua
en el mismo. Manifiesto mi método, pregunto si es nuevo.
Cree este sabio á primera vista q." Sucio habia trabajado
baxo de esta idea: revee sus M. S. S. y me contesta: Sucio
no ha pensado como Vd. en agua hirviendo: sus trabajos se
han limitado al temple de la atmosfera: asigna 640 pies de
altura p.^ un grado en el T. y yo he observado q/ va muy
bien este expM en el pico de Teyde quando el dia es sereno y
se obra en lugares elevados. Desde este momento entro en
posesión de este, si se puede llamar pequeño descubrimien-
to. ¡Que diferencia del método de Sucio al mió! ¡que im-
perfecto el del primero! ¡que precario! Sucio no es sino el
perfeccionador de las ideas de Heberden, ideas ex^puestas á
los mayores errores, casi impracticables y que exigen el
(i) El D. D. Toribio Rodríguez Abogado en Quito.
— 33 —
juicio y la prudencia de un Fisico experimentado p.^ po-
derlas aplicar con suceso. ¿Como es posible q.* el temple
de la atmosfera variando hasta el infinito sobre un mismo
nivel, en q.« influye el lugar, la reflexión, un viento, una
nube, la hora puede servir con fixeza p.* determinar la ele-
vación? Aun quando se supongan dos observadores q.' de
convenio observen al mismo momento ¿quantas causas lo-
cales y particulares á cada estación alterarán el licor del
T.r ¡Que raro que difícil hallar un dia perfectam.'' cereño!
Y solo esta circunstancia ¡que limitado hace el método
de Heberden y de Sucio! Por el contrario el del agua hir-
viendo presenta toda la comodidad, toda la precisión q.* se
puede apetecer. Que sea el tiempo cereño, nublado, frío,
caloroso, con viento: q.^ el observador este á cubierto ó
expuesto, siempre el agua hirviendo indicará en el T. un
calor proporcionado á la presión.
Por otra parte. el exponente de 640 p.'' un grado en
el B. es un exponente relativo á la altura, y es necesario
variarlo en los lugares baxos, en los medios y en los eleva-
dos, sin lo qual estaría el método expto. á los más groseros
errores y en contradicción con la teoría. Este exponente
constante es lo mismo q.^ si le diésemos uno al B. como lo
hace Paulian asignando 12 toesas. de altura p.'" una linea
de menos en este instrumento. Es preciso no estar iniciado
en la Física p.^ admitir un principio tan erróneo. Los tia-
bajos hechos en Quito á principios del siglo pasado hacen
veer que en la elevación de Caraburu ya es necesario subir
17 tosas, p.^ q.' el B. baxe una linea. Yo pienso que todo
exponente constante relativo á la alt.^ es un absurdo.
No se pueden objetar e-tos defectos á mi exponente. El
es relativo á la presión, aumenta la altura en donde se dis-
minuye esta, es relativo al B. y todas las indagaciones so-
bre la ley y la progres." q.' conviene á este instrumento
se acomoda y conviene al calor del agua, pues ambos no
— 34 —
tienen otro fundamen.*° q/ la presión atmosférica. El se-
ñor Barón de Humboldt á quien he manifestado una parte-
de mis ideas creyó q.* mi exponente tenia los mismos de-
fectos q.* el de Sucio; pero meditada la cosa convino con-
migo en esta preciosa propiedad de mi exp.'* q.^ le distin-
gue de todos.
Este mismo sabio me objetó q." el calor del agua varia-
ba á la misma presión hasta un grado. Yo habria subscrito
con el mayor gusto á una autoridad tan respetable si hu-
biera autoridad contra la exp.^ Una larga practica me ha
enseñado q^ el calor del agua á igual presión es invariable
observando con las precauciones convenientes. La autori-
dad de todos los Físicos apoya mi modo de pensar. De
otro modo ¿-podia haber Termom.^ comparables? ¿*No es
esta invariabilidad del calor del agua hirviendo á la presión
de 28'' el fundamt." del termino superior de la escala de
todos los T.^? Es verdad q.' á los primeros hervores no ha
adquirido el- agua todo el calor q.* es capaz; pero avivando
el fuego, aumentando el hervor hasta su maximez adquiere
siempre el mismo calor.
Se podia creer q.* este método exige grandes T.^ para
obtener la presicion; pero yo diré lo q.* la experiencia me
ha enseñado en este punto. El T. de q.* he usado en todas
mis observaciones tiene de largo 11 pulgadas i linea de pie
del Rey^ y cada grado en la escala de Reaum. i,.c5 lineas,
espacio demasiado grande p.^ admitir una subdivisión consi-
derable. Por medio de un Nonio he dividido cada grado en
10 partes y percivo hasta una media decima con la mayor
claridad. Los resultados de mis experiencias tienen tal
grado de precisión q.*" las mayores diferencias no pasan de
I V2 lineas en el B. y esta diferencia espero q.^ se corregi-
rá con observación.'^ posteriores hechas con mas cuidado y
mejores instrum-^^*^
He apreciado los errores q.' se pueden cometer con esta
— 35 —
escala, y he hallado q/ si el observ.'" es tan poco átenlo
q.* llegue á errar en o,° i en el T. produce solam.** i/ 25
en el B. Si se advierte q/ es muy difícil engañarse en esta
cantidad obrando con precaución y con cuidado, se con-
vendrá en q/ el método del calor del agua tiene tanta
exactitud y quien sabe si mas q/ el B.: en fin que merece
ponerse en practica.
Todos los q.^ tienen alguna practica del uso del B. con-
vienen en q.** es un instrum.*° de difícil transporte, volumo-
80, mucho mas expuesto q.^ el T. y q.' el montarlo bien
exige mil cuidados y atenciones de q.^ no, es capaz el co-
mún. Solo la purificación del mercurio ;que inteligencia no
requiere.^ Si añadimos la preparación del tubo el modo de
llenarlo, purgarlo de ayre, la escala, el calculo de rectifi-
cación; concluirenios q.* este instrumento no puede salir de
manos de los Físicos, jamas puede vulgarizarse y jamas
pueden multiplicarse sus observación.'* p.'' q.** jamas pue-
den vulgarizarse estos conocimientos. El T. es de poco va-
lor, su transporte cómodo, no hay q.* purificar, no hay que
llenar, no hay que purgar de ayre, no exige calculo de rec-
tificación, en fin no necesita como el B. otro instrumento
auxiliar p.^ obtener un resultado preciso.
Se pueden simplificar de tal modo las observaciones del
calor del agua q.* el mas ignorante, el menos versado en
materia de Fisica pueda p.^ si solo hacerlas y calcular sus
elevaciones. Añadiendo al T una escala q.* indique las
pulgadas del B es inútil el calculo de reducción expuesto
arriba y se puede suprimir.
Yo he trabajado sobre esta escala y en los principios
sobre q.* se debe formar. La fracción 0°, 974 de la escala
de Reaum. equivale á 12^, ó á una pulgada del B. Si se
multiplica p.'' 12, 13, 14 &:, hasta hallar un producto sin
fracción, ó con esta fácil de verificar con el compás y se
toma en la escala del T tantos grados como unidad.^ tiene
~ 36 -
el multiplicador, se tendrán los extremos de la escala del
B. Hagamos mas perceptible este método. El producto de
o° 974 p.*' 19 es i8°,5o6: despreciemos lasó milésimas
como una cantidad infiniíam/" pequeña é insensible en la
practica: tendremos q.'' 18°, 5 de la escala de Reaum. co-
rresponden á 19 pulgadas del B. Tomo sobre la escala del
T 18°, 5, los pasQ á la izquierda desde el termino superior
hacia á baxo; divido este espacio en 19 partes, y quedan
expresadas en el T las pulgadas del B: aplico un Nonio
que subdivida á estas en 24 partes y tengo una escala que
me da hasta media linea del B. Ah! es preciso no haber
saludado esta materia para no subscribir á estos principios.
No hay B con B, no hay tubo con tubo: sus diferencias en
un mismo lugar, con el mismo mercurio, la misma escala
hasta 4 Va lineas, diferencia espantosa nacida del calibre
y de las atracciones, á q.* no está sujeto el T ni el método
del calor del agua. Conozco las variaciones á q.° están ex-
puestos los T cerrad.^ y preparados del mismo modo; pero
comparadas con las del B me parece que los resultados son
mas uniformes los de el T q.^ los del B. Ah! si los estre-
chos limites en q.® me ha encerrado mi escasa fortuna, me
hubieran permitido, si los obstáculos hubieran sido meno-
res, yo hablarla ahora de un modo positivo, podria valuar
los errores, y compararlos; pero no puedo, me han faltado
instrum.*°^ facultades, ocas."^.
La figura adjunta (i) representa mi T con la misma ex-
tensión q.^ tiene: en ella se ve con la mayor claridad la es-
cala común p.* el calor y la q.' indica la altura del B.
¿Habremos unido en un pequeño instrum.*^" los celebres
descubrimientos de Drebbel y Torricelli? Los sabios, la
experiencia desidiran este problema.
Esta no es una Memoria, es un ensayo para formarla.
(i) No la encontramos. — D. M.
— 37 —
¡Quantos trabajos, q."^ observaciones faltan q.' hacer para
darle la ultima mano! jQuantas atenciones q.^ yo he omiti-
do p/ la escasez de mis instrumentos, son preciso obser-
varlas y practicarlas? Todas las alturas del B hechas en
Pop.", Poblason, Juntas, Tambores &. no las he podido
corregir de los efectos del frió y del calor á falta de un T
q.' me indicase el temple de la atmosfera al momento que
mi único T me daba el calor del agua. ¡Quien sabe si las
pequeñas diferencias q." he hallado provienen de la falta
de esta rectificación!
Guando yo pienso en q.* á poca costa y en poco tiempo
puede adquirir esta materia todo el grado de perfección de
que es capaz, quando me veo en las inmediación. ^ del mas
bello lugar q.* se puede hallar sobre la tierra, q.' parece que
la Naturaleza le formó con este designio salgo de mi y ardo
en deseos de verificarlo quanto antes. Chimborazp, esta
maza colosal situada p.'' 2 V2 grados de latitud austral, cu-
yas faldas descienden dircctam.'^ bástalas costas del Pacifi-
co y sobre quienes corre el camino q.^ une á Quito con el
puerto de Guayaquil presenta toda la extensión y toda la
comodidad imaginable para observar el calor del agua
desde el termino de la nieve hasta el nivel del mar. Si es
verdad q.* el B se sostiene en aquel á 16 pulgadas, se pue-
den verificar doce observaciones de pulgada en pulgada
hasta las 28 en Guayaq.^ Aqui verificando la alt.^ media y
el calor del agua sobre la costa misma se habrian echado
todos los fundam/°^ de esta teoria, se habria perfeccionado
el método mas sencillo, el menos costoso, y tal vez el
mas seguro de medir las montañas y la elevac." de todos
los lugares.
Las utilidades parecen notorias. Apenas hay Ciudad,
apenas hay pueblo en q.^ no se halle un T en manos de
algún particular: este es, sin contradicción, el instrumento
mas generalizado, y se puede decir q.'' á 100 T.^ apenas se
- 38 -
puede oponer en B: el método es fácil, la observ." sencilla,
y proporcionada al alcance del común. ¡Que esperanzas
tan lisongeras consibo de q/ dentro de un corto numero
de años podemos conocer la elevac." de todos los pueblosl
Este cuerpo de observac.^ ¡qué conocim.*^"^ tan extensos
nos proporcionará sobre la forma de los continentes, sobre
las corrientes de las aguas, sobre las misteriosas revolu-
ciones de esta costra del globo q.*" habitamos! Este mate-
rial puesto en las manos de los sabios succesores de Wood-
vard y de Buffon produciria una Teórica de la Tierra me-
jor fundada, menos poética, mas católica.
Quando p.'" una serie de trabajos haya comparado el
calor del agua destilada con el del agua de lluvia, quando
haya dado la ultima mano á mi Memoria sobre las precau-
ciones necesarias p.^ hacer este genero de observac.'* esta-
remos en el caso de no necesitar sino de un simple T y de
una lluvia p.^ medir todas las montañas, todos los valles
y todos los lug.^ Si esta comparación la hacemos con el
agua de fuente también habrá duplicado la comodidad. Si
se advierte q.^ la pureza del agua no se necesita p.^ las
alturas relativas no dexa que desear este método. Tantos
joven.^ laboriosos, q.** faltos de B. arden en deceos de tra-
bajar ¡de quantas observaciones nos enriquecerianl Ya me
parece q.* los veo á todos en movimiento, q.* tomando sus
T escalan las montañas mas espantosas, que descienden
gradualm.*^^ al fondo de los valles abrasadores, q.^ se for-
man nivelaciones de las qualro partes del mundo, q." con
ellas se desploman los systemas de unos filósofos, q/ se
erigen sobre sus ruinas otros nuevos, q.] se levanta un
ángulo del velo y da un paso la Geologia. Pero esto es
mucho: apenas conocemos el momento presente ^-que pode-
mos decir de los futuros? No usurpemos los dros. de la
posteridad: aspiremos á merecer su reconocimiento, ó á lo
menos á q.' no se nos reprenda de pereza.
— 39 —
APENDIX.
No quise perder la brillante ocasión de comparar mis
miserables instrumentos con los del S/ Barón de Hum-
"boldt y hacer lo mismo con las observaciones verificadas
en los lugares que nos eran comunes. Solo en Pop." había-
mos observado ambos el calor del agua. Este ilustre viage-
ro habia hallado q.' el agua llovediza habia hecho subir el
licor del T en esta ciudad á 203°,3 de Farenheit quando el
agua destilada me daba 202°, 21, es decir casi un grado
menos. Me sorprendí al veer tan enorme diferencia, pues
«1 agua de lluvia no puede producir un grado de más en
€l T. Estará el error, me decia, en nuestros instrumentos?
Si lo hay seguramen.'^ recae sobre mi T. Deseando salir
de la duda suplico al Sr. Barón me confie el mismo T que
le habia servido en Pop." p.^ su observ.": me concede
traerlo á mi casa, lo pongo al lado del mió, dexo que
adquieran la temperatura de mi aposento y hallo q,^ el
del S.^ Barón está justam.*' un grado mas alto q.^ el mió.
^•Pero qual de los dos está fuera de la altura verdadera?
El yelo es el mejor camino q.* se me presenta p." salir de
mi incertidumbre. Sumerjo ambos T.^ en el y veo con admi-
ración q.' el bello T de Nairne se detiene en un grado
sobre la congelación y á 33 de Faren, quando el mió baxa
con la mayor exactitud á O de Reaum. y 32 de Faren. Por
consiguiente es necesario quitar i." de los resultad.-^ de las
observaciones hechas con este instrum.^'' Asi 203, 3 —
1°, o = 202°, 3; y quitando o'', i p.'" haber sido con agua
de lluvia quedan nras. observaciones perfectam.'^ acordes:
la del S.'' Barón será 202^,20, y la mia 202, 21. He aqui
dos T."" de autores, de escala, de tiempos diferentes dar el
mismo calor al mismo nivel quando nros. Barom.^ se sos-
tienen bien diferentes. El S.-^ Barón halla q." su B en
— 40 —
Pop." se mantiene en 23^ 3', 4: el mió á 22.^ 1 1 J 2, y el de
Bougucr á 22^ 10' y casi cinco lineas mas baxd que el
primero. ^"Qual es el T q.^ graduado con inteligencia dé tan
grande diferencia? Ah! parece q.* la exp.* comienza á con-
firmar q.' el calor del agua en diferent.^ T.'^ es más cons-
tante, menos variable q.^ la columna de mercurio en B."-
distintos.
Otra de las observación.^ de este sabio q.* confirma de
un modo notable mis ideas es la del calor del agua en
Santafé. He visto q.* su T subió en esta Capital á 198°, 6
de Farenh: si quitamos un grado de error en el instrumen-
to quedaran 197, 6 — o", i p.'' ser con agua de fuente, ten-
dremos 197, 5 el calor del agua en Santafé, q.® son 73*^, 55
de Reaum. Calculemos con este calor la altura q.* mi B de-
bía dar en esta ciudad:
Calor del agua en Pop." 75 > 65
En Santafé 73,55
Diferencia 2'' , 10
0^974: 12 ::2°,i :: A^^^^ = 251,8 = 2M^ 8 de
0,974
menos q.' en Pop.".
Alt.^ del B. en Pop." 22^ ii^, 2
2 1,8
Alt.^ de mi B. en Santafé 20 9 , 40
El año de 1796 he observado, y publicado (Correo Cu«
rioso) q.* mi B se sostenia en esta ciudad en su mayor ele-
vación á 20"^ 8^ o. No difiere pues el calculo de la obser-
vación sino en i' 4 y no hay B.'^ q.^ no den entre si mayores
difer.^
Lo mismo podemos hacer con Guadalupe. El S.'' Barón
— 41 —
halla el calor del agua sobre este cerro de 194°, 6 —
1°, 0= 193,6 — o*', I = 193, 5 q.^ hacen 71°, 77 de Reaum.
Calor del agua en Pop." 75 ; 65
En Guadalupe 1^,11
Diferencia 3 ; S8
c\ 974 : 12 : : 3°, 88 : ^ \ "^ = 47^ 8 = 3^ ii\ &
0,974
de menos q.* en Pop.".
Alt.^ del B. en Pop." 22,11,2
3,11,8
Alt.^ de mi B. en Guadalupe ... 18,11,4
En 1796 hallé 13^ justas (Correo Curioso), q.' no difiere
de la calculada sino en o^ 6'. No se puede desear mas
exactitud.
Viaje de Quito á las costas del Océano Pacifico por
Malbucho, hecho en Julio, y Agosto de 1803.
I. La comunicación de los países interiores de la pro-
vincia de Quito con las costas del Océano Pacifico^ tantas
veces emprendida y ninguna verificada, era un problema
difícil en la Economía Política de esta Capital. El Presiden-
te Barón de Carondelet trata de resolverle en beneficio de
los pueblos que manda. Ilustrado, sabe que la parte mas
poblada de la provincia, aquella porción establecida sobre
el nivel de todos los pueblos conocidos se halla encerrada
por la famosa Cordillera de los Andes, que la separa de un
modo casi impenetrable hacia al Este de la provincia de
Maynas, y p.'' Occidente de las costas del Pacifico; que en
la presente situación la agricultura de estos pueblos debe
estar siempre nivelada por el consumo interno: que su in-
dustria no pasando sino á sus vecinos, tales como Popa-
yan, Antioquia y Neyva, tan encerrados como ellos por la
Cordillera, jamas saldrá del estado agonizante en que se
ve: que lo poco que sale á las costas por caminos difíciles
llega á precios tan subidos que los habitantes del Chocó,
Barbacoas, Tumaco, Esmeraldas &.^ contentos con el sim-
ple necesario limitan extremadamente su consumo: que el
comercio mismo de la Metrópoli padece respecto de Quito
lo que el de Quito respecto de las Costas: y en fín que todos
estos males no se pueden remediar en su origen, y de un
— 44 —
modo duradero sino abriendo comunicación del interior
con la costa, haciendo los últimos esfuerzos para vencer el
obstáculo formidable de la Cordillera, de este muro espan-
toso, que hasta hoy nos ha tenido separados de todos los
pueblos marítimos y comerciantes. Este ha sido el grande
obgeto, estas las verdades, verdades capitales en nuestra
política, las que han ocupado á este Xefe, digno de serlo,
desde que tomó el mando de la provincia mas poblada, y
n:as industriosa de la America Meridional. El medita, in-
forma, mueve todos los resortes, y consigue de la piedad
del Rey 40 mil p.^ sobre sus caxas para que se inviertan en
este obgeto interesante.
2. Diversos partidos sob.*^ el camino. Ya no se trataba
de otra cosa que del punto por donde se debia verificar
esta comunicación. Disputas, papeles, conversaciones, con-
sultas, todo recala sobre la elección de los lugares mas
ventajosos para el nuevo camino. Dos partidos principales
se formaron, sin contar con otros menos autorizados y se-
guidos. El uno sostenia que el de Esmeraldas, el mismo-
que el ilustre Maldonado habla abierto á mediados del si-
glo pasado merecía la preferencia, el otro hallaba ventajas
en el de Malbucho emprendido ha pocos años, y en que
tanto trabajaron Pose (i), y el obispo Calama, Prelado sa-
bio, generoso, digno de mejor suerte por sus virtudes y por
sus talentos pastorales.
3. Se resuelve abrir el de Malbucho. El Xefe oye con
bondad los fundamentos de cada partido, los compara y
resuelve mandar un comisionado para que le informe sobre
el estado de las cosas. Confesémoslo, no fue feliz en su
elección, recayó esta sobre un hombre sin luces, sin talen-
to, y que no tenia otro mérito que el haber transitado en
otro tiempo estos lugares. He visto su informe y la carta
(i) D." José Pose Pardo Correg.'' de Ibarra.
— 45 —
que se atrevió á levantar uno que no puede aun distinguir
el Norte del Occidente. [Que monstruosidades! ¡que leguas
prodigadas sin tino! ¡quantos obstáculos ilusorios! En ma-
nos de otro Xefe habria hecho trastornar todas las ideas,
y todas las esperanzas. Pero Carondelet supo distinguir el
hombre practico del ignbrante, separar las preocupaciones
y conocer los hechos. En vano levantan el grito los parti-
darios de Esmeraldas, en vano se apoyan sobre el resulta-
do del reconocedor, Carondelet en medio de estas tinieblas
se decide por Malbucho. -El suceso ha justificado el pulso
político del Xefe.
4. Nuevos curas, ordenes, comisionados, reclutas, he-
rramientas, provisiones, todo se pone en movimiento. El
Corregidor de Ibarra (i) comisionado en Xefe parte el i."
de Julio de 803, hecha los fundamentos de la felicidad de
la Provincia poniendo los del camino de Malbuciio, y eri-
ge el monumento mas grande y duradero á la gloria de
Carondelet. Si, Xefe ilustrado, vro. nombre se verá escul-
pido por todas partes en el camino de presente: nuestros
nietos se acordaran con reconocimiento de vro. gobierno
humano y generoso, y no podrán gozar de las riquezas y
de los bienes, que se les preparan s-in referirlos al hombre
de estado, al hombre benéfico, de cuyas manos los reciben.
jQue gloria! ¡que dulce satisface.^ la que os espera! Si, la
satisfacción de hacer bien, este deleyte, el mas puro y su-
blime, digno solo de las almas grandes y virtuosas, será la
recompenza de vro. zelo. ¡Que torrentes de alegría deben
anegar vro. corazón al ver tantos hombres, tantas familias,
hoy miserables, en el seno de la abundancia! Embidio vra.
suerte. No es la baxa adulación la que me arranca estas
clausulas. Nada espero de vra. mano, nada temo de vuestra
(i) D." Miguel Fernandez Bello, hoy correg.'" de Latacunga.
- 46 —
autoridad. La verdad, el conocimiento que tengo de vro.
corazón es el que anima mi pluma en este momento.
5. Hasta aqui no he tomado otra parte en esta empresa
que la de un simple espectador. Veia si, que se habia co-
menzado á talar un bosque virgen y desconocido, que se
ponderaban sus producciones en todo genero, y sobre todo
sus Quinas, de quienes me habia hablado el mismo Presi-
dente.
. Motivos de este viage. — Conosi que se me presentaba una
ocasión ventajosa para colectar plantas preciosas, nuevas,
y tal vez útiles al comercio, ó á la medicina. Las quinas
este genero importante, este obgeto especialmente encar-
gado por mi sabio, y digno Xefe (i), no me permitían mirar
con indiferencia la expedición de Malbucho. Sin dudar un
momento la propuse á este Presidente, y le pedi su protec-
ción. Con una bondad que no sabré agradecer dignamente
me ofreció sus letras de recomendación para el corregidor
comisionado, y al mismo tiempo me encango levantase la
Carta del camino, su medida Se. Yo me crei honrado con
esta Comisión importante, y no pensé en otra cosa que en
disponerme para partir.
6. El 14 de Julio de 803 sali de Quito, y el 16 llegue
á ¡barra. Paso en silencio todos los obgetos, observacio-
nes & que ofrece este trozo. Ellos se hallan tratados am-
pliamente en mi Relación de viage á Ibarra, Otavaloj/ Pue-
blos circumhezinos en Agosto, Septiembre, y Octubre de 802.
A pesar del zelo del Juez ordinario de Ibarra (2), á pesar
. (i) D. D. José Celestino Mutis, Director de la Expedición Botánica de
Santafé,
(2) El D. D. Domingo Gargotena. En todas mis largas residencias en
Ibarra he recibido grandes servicios de este sugeto modesto, ilustrado, y que
observa religiosamente todas las leyes de la hospitalidad mas humana y ge-
nerosa.
— 47 —
de las ordenes estrechas del Presidente, y á pesar de mis
instancias repetidas no fue posible salir de esta villa antes
del 2 2 del mismo Mes.
Observaciones diversas en Ibarra. Yo aproveche el tiem-
po de esta mansión forzada en observaciones relativas á la
Carta de Malbucho. Determine astronómicamente por mu-
chas alturas meridianas del Sol, y de las Estrellas la lati-
tud de Ibarra que hallé de o° 19' 42" Norte, y la declina-
ción de la Aguja de 6° 30" Nordeste, medio entre un gran
numero de observaciones verificadas con métodos dife-
rentes,
7. Declinac." de la aguja. — Antes de mi partida habia
tenido cuydado de determinar esta misma declinación en
Quilo en donde era en Julio del mismo año de 9° 45' tam-
bién Nordeste. Mr. de la Condamine asegura que en 1742
declinaba la Aguja 8° -90' hacia el mismo lado en toda la
extensión de la provincia. ¿'No podíamos concluir que la
declinación se aumenta en Quito, al mismo tpo. que se dis-
minuye en Ibarra? Confieso que siento una repugnancia
imbencible para asentir á una conclusión tan contraria á
todas las ideas que tenemos sobre los fenómenos magnéti-
cos. Quien sabe si Pitchincha, esta mole inmenza tan in-
mediata á Quito obra vigorosamente sobre las Agujas hta.
desviarlas 9° 45' hacia el Este. Lo que podemos asegurar
es que en Otábalo declina 5", que en Ibarra 6° 30', que
en Malbucho 6° 45' y que en Carondelet 7°, es decir, que
la declinación crece en razón de la latitud. Este pensa-
miento lo confirman mis observaciones en Popayan y San-
tafé. En aquella es de 8" 30', y en esta de 10° o' siempre
Nordeste. La admirable regularidad de las declinaciones
constantem." observada desde 0° 13' hasta 4° :^6' de lati-
tud borl. parece que nos autoriza á creer que en Quito
debía ser menor que en Otábalo. Es pues seguro que al-
guna causa local obra este fenómeno, á la verdad extraño»
- 48 -
8. Salinas. — El 22 me transporté con mis instrumentos
á Salinas. Este pueblo toma su nombre de la abundancia
de sal, y de su extracción que hace el fondo de las rique-
zas de sus habitantes, y su única ocupación. Situado en
una llanura espaciosa y estéril, no produce otra cosa que
Mimosas^ Cactus, pequeñas Eiiphorhias, un Crotón, la Do-
donéa resinosa, Tribiilus, Aniaranthos espinosos; y sal. Es-
tos moradores forman grandes fosas para sacar la tierra
mezclada con la sal, y la transportan á las cercanías de
sus habitaciones. Aqui le amontonan, le deslien en agua, y
por filtración en una maquina tan rustica como el pais, y
recogen la lexia que cristalizan á fuego.
Las Mimosas y Doáonea resinosa, les proveen de la in-
menza cantidad de leña que consumen. La tierra de que
han extraído la sal le arrojan en los mismos lugares y sa-
linas, presenta á los ojos del viagero la imagen de una
Ciudad saqueada, y de que no existe otra cosa que las
ruinas.
Su ruina próxima.— Coni&nios con la sal sus habitantes,
miran con desprecio el cultivo de la tierra y qualquiera
otra ocupación, recibiendo de los pueblos vesinos quanto
necesitan para la vida. Con una existencia tan precaria se
halla en vísperas de perecer. La sal de la Punta de Santa-
helena, que hace ventajas en calidad á esta, puede llegar
por el camino de Malbucho á mejor precio y proveer no
solo los partidos de Ibarra, y Otábalo, sino también á
Quito.
9. A mas de los defectos del beneficio se halla la sal
de este pueblo mezclada con gran cantidad de Nitro que
le da un gusto que degenera en amargo. Los que se ven
en la necesidad de usarla le ponen antes sobre asquas en
donde detona todo el Nitro, y adquiere una blancura ad-
mirable. Tal vez el alkali libre de su acido es mas perju-
dicial que el mismo Nitro. Se pondera su virtud para des-
— 49 —
truir los cotos, y se alegan muchos exemplares. En Quito
y en toda su provincia se mira como un especifico para
esta terrible enfermedad.
10. Su clima y temperatura. El clima es maligno y se
manifiestan sus efectos en el semblante pálido y descarnado
de sus moradores. El Termómetro de Mr. de Reaumur en
el mayor calor sube á 20° y en el mayor frió baja á 9° so-
bre la congelación. Esta variación de 11° á 824 toesas so-
bre el Mar es bien notable en las cercanías de la linea, y
hace parte de las pruebas de mis ideas sobre el calor de
los paises con relación á su altura: materia interesante y
que pienso exponer en una Memoria por separado. El Ba-
rómetro se sostubo hechas todas las correcciones en 278,9.
El agua de que se provee, rogiza, gruesa, salada es un bre-,
vage insoportable para el que no se halla acostumbrado.
11. A pesar de ser el Zipaquirá de la Provincia de
Quito, á pesar de hallarse esta salina en manos de los par-
ticulares, á pesar de recibir mucho dinero, no crece esta
población. El clima, las calenturas intermitentes, de quie-
nes yo mismo aun soy victima después de siete meses de
padecimientos, desoían este pueblo, y le mantienen en la
triste situación en que le vemos.
12. Su posición en lat. y en longitud. El tiempo era
favorable á la Astronomía y toda la noche del 22 la ocupé
en observación.^ de este genero. Por alturas meridianas de
las Estrellas Aniares, B Escorpión, y otras hallé que Sali-
nas está á 0°, 31'. 46". de lat. borl., y por mi estima y
otras convinaciones á o'', 23'. 28" al Este del meridiano
de Quito.
13. Nivelación de las Plant.^ Una de las miras que
siempre he tenido presente en todos mis viages dentro y
fuera de la Cordillera ha sido la Nivelación de las plantas
en la vesindad del Equador. El descenso á las Costas del
Océano Pacifico por Malbucho, desde los paises mas ele-
— 50 —
vados del globo hasta los mas baxos me presentaba una
ocasión brillante para dar algunos pasos importantes en
este obgeto útil, y al mismo tpo. deleytable. En esta Rela-
ción nombraré pocas especies, reservándome para mi Me-
moria sobre la Nivelación del Camino de Malbucho, que
tengo á punto de concluir.
14. Term.°^Super.'" de la Zabila y Mimosa. Conoci que
el Aloe perfoliata (Zabila) q.* nace en grandes grupos 6
manchones circulares no se halla en las pequeñas latitudes
sino desde 772, O del Barom.° hacia abaxo, ó desde las
933 toesas sobre el Mar: que la Mimosa n.°... (Espino) eleva
algún tanto su termino superior y comienza á vegetar des-
de 263, O del Barómetro, ó á 1079 toesas.
15. El 23 antes de salir el sol verifiqué algunas obser-
vaciones en las Estrellas para arreglar mi Chronomeíro . A
la primera luz tomé muchos ángulos con la Aguja, y á bue-
na hora dejamos á Salinas. Apenas habríamos andado me-
dia legua quardo hallamos el principio de la composición
del camino verificada por el Corregidor Bello. Comienza en
el alto de Palacara y debe continuar hasta el embarcade-
ro. Como este obgeto es del mayor interés no se estrañe
que me detenga en todo lo relativo á su bondad, peligros,
modos de componerlo & &.
16. La bajada de Palacara hasta las orillas de Mira
esta sobre un pico pedregoso y árido en todo tiempo del
año, y sin exfuerzos tenemos uno de los mejores trozos del
Camino de Malbucho. Pero es necesario hacer un gran ro-
deo, que puede evitarse con la mayor facilidad. Véase la
Carta Topográfica.
17. Al pie de esta baxada, y á orillas del Rio de Mira
sé sostubo el Barómetro en 288,5. ^s decir 28 lineas mas
alto q.^ en ¡barra: hablamos pues baxado 442 toe.^ desde
esa Villa hasta aqui. El calor se aumenta considerablem.*^^
y la vegetación varia ya mucho de aquella que cubre la
— 51 —
parte alta de la Cordillera. Desde este punto comienza á
vegetar el Capparis n. 206 (Poroticos) y aqui hemos esta-
blecido el termino superior de la Zona en que habita esta
especie.
18. A la izquierda del camino, y á orillas de la Que-
brada de Palacara se ven las ruinas de un basto ingenio de
Azúcar: canoas y vazos de Piedra de un tamaño monstruo-
so, paredes de mucha extencion, que han recistido á los
Temblores y á las injurias del tpo. y un muro circular de
Piedra están manifestando las riquezas, y los fondos de sus
antiguos dueños. Los campos inmediatos que estuvieron
cubiertos de Caña, hoy no proJucen sino Espinos y male-
za. Uno de aquellos terribles Temblores de Tierra, tan fre-
qüentes en esta Provincia, desplomó de un modo irrepara-
ble la colina inmediata por donde pasaba la Azequia que
regaba la campiña. ¡Quantos de estos tristes exemplares se
ven en toda la extencion de la Cordillera! Toda la parte de
la Provincia de Quito, que se halla dentro de ella, está ex-
puesta á las mas grandes revoluciones. Dos series de Bol-
canes, dos series de Cañones de un calibre inm.enso le ame-
nazan continuamente, y más de una vez ha sido triste vic-
tima de sus furores.
19. Después que se baxa de Palacara no se vuelven á
dejar las orillas del Rio de Mira por el espacio de muchas
leguas y aun jornadas. El Camino de Alalbucho sigue per-
fectam.*^^ su dirección en la mayor parte, lo que nos ha pro-
porcionado los medios de conocer el curso de este Rio.
¡Quantos herrores ha publicado el Autor del Diccionario
Geográfico de America en el Articulo Mira! Sin entrar en
discuciones odiosas, sin manifestar un pormenor de los ye-
rros cometidos en este Libro, damos la descripción de Mira
sobre nuestras propias observaciones. Si se quiere, ella
podrá sostituir y enmendar el Diccionario en esta parte.
20. El Rio de Mira toma su origen en el Ramo mas
— 52 —
oriental de los Andes, al occld.*^ de las ruynas de los anti-
guos Cofanes por o° 28' de lat. bor.^ y 0° 58' al Oriente
de Quito. Corre al Occidente hasta Salinas, aqui vuelve su
curso al Norueste hasta el frente del alto de Carlos Augus-
to, en donde se dirige perfectam.'* al Norte por el espacio
de algunas leguas, después vuelve á tomar su antiguo No -
rueste en cuya dirección entra en el Océano Pacifico por
I'' 30' de lat. bor. al frente de la Isla de Tumaco. Por la
banda del Este recibe entre un numero infinito de Arroyos,
los Rios del Ángel, Cabuyal, Plata, Mayasquer, Hualpi, y
Nulpe: por la de Occidente Pisco, Taguando unido ya con
el Blanco que recoge todas las aguas de Sanpablo, Angla,
Mojanda, Cuycocha &, Palacura, Amarillo, Palatin, Sam-
pedr'o, Cachiyacu, el caudaloso Lieta, Camumbi, y Puerpi.
Rápido desde su origen, siempje encerrado en una Caxa
profunda inutiliza sus aguas para el riego de los Payses
que están entro de la Cordillera, y es innavegable fuera de
ella. Inútil á la Agricultura y al Comercio solo existe para
cortar el terreno, p/ dar paso á las aguas y arrojarlas en
el Océano. Es cierto que los Mulatos de Tumaco, y pobla-
ciones inmediatas le navegan algunas leguas hacia arriba.
Pero las corrientes, los vórtices, los estrechos les impiden
pasar adelante en el mismo punto en que parece mas ne-
cesario, y en lugar de darnos comunicación con el Pacifico
nos opone el obstáculo del foragido, del Asesino que busca
el asilo de sus desordenes y de sus crímenes.
21. Si Mira no nos proporciona una navegación venta-
josa, si nuestros campos no pueden sacar utilidad ninguna
de sus aguas nos hace un gran servicio, servicio imponde-
rable, servicio desconocido del común, y solo apreciado
p.'" aquel que sabe viajar con el Barómetro en la mano, y
calcular sus niveles. Mira tomando su nacimiento como lo
hemos dicho, al Occidente de los antiguos Cofanes, atra-
viesa el valle de Tusa, viene á Ibarra, y volviéndose al
— 53 —
Norte rompe el ramo occidental de los Andes, abre brecha
en este muro formidable, y nos presenta una salida cómo-
da, una comunicación con el Pacifico, y el descenso mas
graduado y suave desde los paises mas elevados hasta los
lugares mas baxos de nuestro globo. Guando Esmeraldas,
Cayapas, Barbacoas, Castigo, Chizquio, Dagua & & no
presentan sino un suelo prodigiosamente desigual, dificul-
tades y precipicios á Quito, Pastos, Patia, Popayan, Caly,
Cartago &, Mira ofrece á Ibarra, y á la Provincia de Quito
un plano inclinado y uniforme de 25 leguas de largo, y
1. 100 toesas de altura: tal es en general el resultado prin-
cipal de Nuestra nivelación barométrica del Camino de
Malbucho, resultado desconocido del Xefe de esta empresa,
de los partidarios de este camino y de todos hasta mi re-
greso á Quito en Nov.° de 804, y resultado que habría evi-
tado detención.^, perplegidades y disputas. Afease la Nive-
lación.
22. El lecho de Mira al atravesar la Cordillera es com-
puesto de dos series de Montañas elevadas que gradualm.**
decrecen hacia Occidente y que se tocan por sus baces. En
unos lugares sus faldas son pendientes, en otros suavemen-
te inclinadas, y en algunos presentan llanuras de 3.400
varas de anchura. El camino se halla sobre ellas por la
banda Sur, y sufre las mismas variaciones que las Monta-
ñas sobre que corre. Aqui es una senda angosta excavada
en la roca que atemoriza al viajero viendo á su izquierda
un muro casi perpendicular, y á la derecha el caudaloso
Mira baxo de sus pies á 200 y en muchas partes á 300 va-
ras de profundidad, alli es un camino ancho, apasible, y de
los mas cómodos que puede tener la Cordillera. Desde Pa-
lacara hasta Buenavista por el espacio de 11-12 leguas se
anda con la alternativa de bueno á malo y de malo á
bueno.
23. La falda de las Montañas de que hablamos, de
— 54 —
piedra solidísima en unas partes, y otras schitosa, aqui
compuesta de cascajo, alli de Arena presenta siempre un
pizo firme, y á cubierto de todos los efectos de las Ilubias.
En estos lugares es indiferente el tiempo seco ó de Ilubia,
por lo que mira al canino; qualidad preciosa que solo sabe
estimar el que ha pasado á Guanacas, y á 'Meneses en la
estación de las aguas; qualidad sola que hace el camino de
Malbucho prelerible á quantos conosemos de comunica'
ción con las costas. ;Quien ignora los fangos, las dificulta-
des, y los trabajos de Guaranda? Seis meses del año se
halla interrumpida absolutam.'^ la comunicación en Quito
y Guayaquil; seis meses del año se detienen los efectos
que nos vienen de Lima, Chile y Panamá; y seis meses del
año tenemos un Mar de lodo entre nosotros y la Costa por
esta vía.
24. Es verdad que al presente hay ciertos puntos ver-
daderamente peligrosos, tales como el Derrumbo de Qiiaja-
ra, el Alambique, y otros; pero un poco de Pólvora, un ta-
ladro bastarían para quitarles toda la Maleza y todo el
riesgo que hoy tienen.
25. Este gran cañón, esta Caxa en que está encerrado
Mira de 10-12 leguas de largo, y en unos lugares de 50, en
otros de 100, de 400, de 800 varas de anchura, está desnu-
da de bosque, y solo se ven pequeñas manchas de arbustos
de distancia en distancia, que se multiplican y elevan por
grados insensibles á proporción que se baxa. En el se ha-
llan establecidos algunos ingenios de Azúcar, tales como la
Concepción, Cuajara, y Chumanal, muchas posesiones pe-
queñas, algunas chozas de los Indios de Lachas, esparcidas
acá, y allá, crias de Ganados &:, y en lugar de las soleda-
des del camino de Barbacoas, el de Malbucho presenta este
recurso, este consuelo al viagero que sale de los bosques,
y al que baxa de la Cordillera. Aqui halla proviciones, pacr
tos, hombres, en lugar de los bosques, del lodo y de las
— 55 —
fieras de aquel: aqui corta el ramo occidental de los Andes
por una linea casi horizontal y poblada, quando alia tiene
que escalar Montañas formidables en medio de desiertos
absolutos. ¡Que ventajas!
26. Este mismo cañón goza de un temple moderado,
pues el Termómetro' de Mr. de Reaumur varia de 12 á 19
solamente. Apesar de esto es el Senegal de los Quiteños
-asi como Quito es la Laponia de los habitantes de Quajara.
No podemos negar q.* el calor y el frió son relativos á los
lugares que dejamos, á aquellos en que hemos nacido, y
con quienes nos hemos connaturalizado; pero cuesta traba-
jo persuadirse q.* obre objetos tan grandes como los que
se refieren sobre la constitución del Negro y del Indio, y
solo puede ceder el viagero á la evidencia de lo que palpa.
Es casi inevitable la muerte del Indio q.* nacido sobre los
Andes á una prodigiosa elevac.^^ baxa á 900 toesas sobre
el iSIar. La Terciana, la fiebre pútrida, y la muerte son los
tristes frutos de su viage. ¡Quantos sentenares de estos inr
felices han sido sacrificados al capricho, á los viles intere-
ses de sus dueños! Sordos á los gritos de la humanidad
obligan á estos desgraciados á baxar á Chota, Quajara &,
en donde miran abiertos sus sepulcros. El Negro menos
sensible que el Indio reciste mas largo tpo. los frios de la
Cordillera; pero acordándose spre. de su Pais originario,
jamas prospera como en los lugares ardientes. Esta es la
causa por que en los Payscs elevados sobre 90^ t."^ se ha
hecho recaer el peso de la agricultura, y de todos los tra-
bajos sobre el Indio, y esta es la causa por que vemos en
manos del Negro el cultivo de las tierras desde este termi-
no hacia abaxo.
27. Esta linea de separación en que acaba el Negro y
comienza el Indio á prosperar, establecida á goo t.^, ó á
2.100 varas castellanas sobre el Nivel de nuestros Mares,
€s el resultado de muchas observaciones sobre este genero
- 56 -
en la vecindad del Equador. Bien lejos de crerle imbaria-
ble en todas las Latitudes de la zona tórrida, sospechamos
q.* varia, y que viene en apoj^o de nuestras ideas sobre el
nivel de la misma temperatura á diferentes latitudes. Supli-
camos á los que se hallen distantes de la linea se apliquen á
este genero de observaciones nuevas é importantes, supuesta
que tienen por objeto la historia natural de nuestra especie.
28. El Español, sus hijos, y todas las castas proveni-
das de su mezcla con el Negro y con el Indio prosperan
maravillosam/' en todos los Niveles, en todas las tempera-
turas, y en todas las elevaciones posibles de la zona tórri-
da. Con una constitución mas flexible el mestizo, el zambo,
y el Mulato, maneja el Arado á 1.500 t.^ de elebacion-
en los Pastos y en Riobamba con la misma libertad y ven-
tajas que el Remo y la Palanca en Esmeraldas y en Santia-
go. ;Se abra mejorado la constitución de nuestra especie
cruzando las razas, y mezclando al Africano y al Indio con
el Europeo.^ He aqui una de las qüestiones mas importan-
tes al genero humano, y que merece muy bien hacer el ob-
geto de las indagaciones de nuestros filósofos.
.29. También observamos. que el Indio nacido y conna-
turalizado con los países ardientes corre tanto riesgo en
subir sobre las 900 t.*^, como el que vio la luz sobre este
termino y temerario quiere pasar los limites que le prescri-
bió la naturaleza.
30. Como el Pais en que estamos se halla baxo las 900
t.s no se ven en el sino negros transportados de África, 6
sus descendientes ocupados en las faenas del campo y en
todos los demás trabajos de los Ingenios de Azúcar, y por
fortuna para el Indio se halla desterrado p.^ spre de estos
lugares baxo pena de la vida. De otro modo no se verian
libres, y esclavos en todas las temperaturas, fabricarían el
Azúcar en estos lugares baxos como recogen el Trigo ea
Jos elevados.
— 57 —
31. El Plátano de especies diferentes, la Yuca, el Maiz,
Naranja, Limón, Batatas, y todos los frutos de los Países
ardientes se producen maravillosamente. Nada iguala en
delicadez y en dulzura á la Pina de Lachas, celebre y bus-
cada en la Provincia de Quito. Esta especie (Bromelia Ana-
nas) se cria muy bien desde 260,0 del Barómetro, ó desde
1. 1 29 t.^ hacia abaxo. En su termino superior es pequeña,,
dura, y muL agria; pero por las 560 t.^ de altura adquiere
tal grado de bondad que dudo sean mejores las de las ori-
llas del Magdalena. Este fruto deleytoso, q.* casi no cede
la preferencia á ninguno, ama la temperatura de 19 grados
R. una presión atmosférica de 295,0 del Barómetro, un
suelo arenisco poco substancioso, y una lluvia moderada.
32. Papa Camote. Aqui vi por la primera vez la raiz
que conocen con el nombre de Papa- Camote. En efecto
este nombre compuesto le conviene maravillosamente. Es
un camote, pues es un verdadero Convolviilus, y tiene el
mismo gusto de la Papa. Sin el dulce de la Batata conser-
va su figura, el tamaño, la abundancia, y substituye tal vez
con ventajas á la Papa en los Payses ardientes de donde la
Naturaleza ha desterrado á esta raiz preciosa que hace el
recurso de Quito, Pasto, y Santafé.
2,Z' Tabaco. El Tabaco {Nicotiana Tahaciim) se cria
expontaneamente, y el poco que se cultiva de contravando
es de excelente calidad. Esta hace ver que podian estable-
cerse sembradios de este genero en caso necesario. Por las
observaciones diversas sobre su Nivelación he hallado que
el Tabaco vegeta muy bien desde 252 lineas del Baróme-
tro, o de 1.264 ^'^ sobre el Mar por los 0,° 13' de latitud
bor.i y que mejora mucho desde las 300, ó hasta las 312
lineas del mismo Instrumento. Creo que á mas de solicitar
las qualidades del terreno se debia poner igual cuydado en
establecer su cultivo por esta elevación, y baxo esta pre-
sión atmosférica pues le conviene mejor que otra qualquie-
- 58 -
ra. En nuestros Payses todo tabaco cultivado en esta altu-
ra hace muchas ventajas á los demás cosechados sobre, ó
baxo de este nivel. Como este genero hace hoy una de las
rentas mas pingües de la corona merece tratarse con deli-
cadez, y confesamos con toda la ingenuidad de un buen
vasallo que aun nos hallamos faltos de observaciones, y
que es preciso hacer nuevas comparaciones, nuevas medi-
das para decidir definitivamente sobre la temperatura, cli-
ma, elevación, y limites de esta planta. Nos reservamos
pues el derecho de alterar estos resultados para quando
hayamos visitado á Guayaquil, Candelaria, Ambalema y
Girón.
34. Todo el partido de Ibarra, y Otavalo se provee de
el Tabaco de Macas y Guayaquil, y llega hasta Malbucho
mismo, es decir, hasta el principio del Bosque por la parte
del Este. La parte baxa, toda la costa de Santiago, Tuma-
co, y Barbacoas consume el de la Candelaria, Factoría
bien cerca de Buga y al Norte de Popayan. El Tabaco pasa
á esta Ciudad, de aqui á Pasto, de Pasto á Tuquerres, de
Tuquerres á Barbacoas, de Barbacoas á Tumaco, y de Tu-
maco á los diversos puntos de la Costa, después de haber
hecho 180, ó 190 leguas de los peores caminos de la Ame-
rica Meridional. Llega este genero á precios exorbitantes,
y las mas veces dañado por la humedad y por el calor que
todo lo corrompen en estos climas con una velocidad incal-
culable. Nosotros hemos visto vender en la Vigia una vara
de Longaniza de la Candelaria á dos reales de plata de
nuestra moneda. Un mazo, ó libra de este Tabaco tiene de
9 á 10 varas; sale pues en la costa á 18, ó 20 r.'^ de la
misma moneda. Con este procedimiento no hay que extra-
ñar que los Mulatos de Santiago, Mira y Barbacoas se pro-
vean de el contravando. En unos climas los mas propios
para la vegetación de esta planta, convidados por las Sole-
dades, los senos, las Canales, los laverintos que forman los
— 59 —
Ríos por todas partes, y que al mismo tpo. que les ponen á
cubierto del Guarda, y de el Administrador, les facilita su
transporte, hacen grandes sembradíos, recogen cosechas
abundantes, y le venden á un precio vilísimo con daño
irreparable de el Erario. En vano se multiplican los guar-
dias, en vano se toman las providencias mas escrupulosas,
y advertidas, el havitante de la costa no tomará jamas por
veinte r.^ la libra de una hoja que sus Bosques producen
con la mayor facilidad. El único recurso que queda para
cortar el contravando, para evitar la dureza y las extor-
ciones de los subalternos que siempre abusan de su autori-
dad, es proverles á precios moderados: es ponerles en esta-
do que su contravando les produzca poce, que su Cosecha
les arruyne, ó á lo menos que no puedan vender á menos
precio que el Rey. ^-Y como obrar este prodigio? No proveer
á estos países de la Factoría de la Candelaria, sembrarlo de
cuenta de el Soberano en Esmeraldas, en Santiago, en
Malbucho, ó en otro de los infinitos lugares que le produ-
cen expontaneamente. x%i el Erario no se hallaría grave-
mente perjudicado, y el vasallo sin el sebo de la ganancia
no tendría ningún estimulo para desobedecer las Leyes y
perjudicar las Rentas de la Nación. ¿Un establecimiento se-
mejante en las cercanías de Carondelet (i) no haría el mas
firme apoyo de el camino de Malbucho? ¿No poblaría estos
desiertos fecundos hasta hoy havitados solamente por las
Fieras? Pero yo me adelanto, este punto tiene su lugar en
esta Relación.
35. En el espacio que hay dentro de Palacara y Qua-
xara no entra en Mira ningún río por la banda del Oeste á
excepción del pequeño arroyo Amarillo. Este nombre se le
ha dado por el color amarillo-roxo, y semejante al de ocre
q.* tienen sus aguas. Estas son de gusto abstringentc
(i) Este es el nombre de el embarcadero á orillas del Bogotá.
— 6o —
vitriolico, unido á un olor sulfúreo bastante fuerte: las creo
cargadas de yerro y azufre, aunque no tuve proporción de
asegurarme de su presencia con alguno de los reactivos
conocidos. El lecho y las orillas de este arroyo se hallan
prodigiosamente cortadas en todo sentido. No puede el
viagero dejar de reconocer que aqui ha habido fuertes mo-
vimientos locales de que no han participado los terrenos
inmediatos. Una mina de azufre poco mas arriba de su
embocadura acaba de confirmar que en estas cercanías
existe alguna boca ardiente q.** debe aumentar el numero
de volcanes que tanto abunda en esta Provincia. Apenas
se andan cien varas quando se encuentra una playa espa-
ciosa sembrada de piedras á las orillas de Mira, y todos
los vestigios de un desplome considerable de la Colina
inmediata, conocida con el nombre de Jabonería. Aun se
mantiene en la memoria de los havttantes de estos payses
la época y las circunstancias de esta catástrofe, cuya rela-
ción estaría aqui de mas y nos separarla de nuestro objeto.
36. En las orillas del Este, cerca de la Concepción á
286,0 lineas del Barómetro, y á 715 toesas sobre el Mar
se hallan huesos fósiles enormes. A juicio del Barón de
Humboldt son despojos de elefantes carniboros que en otro
tpo. poblaron el nuevo Continente. He visto muchos en
Quito y he poseido algunos; el mas notable y digno de la
curiosidad de un naturalista es un cormillo de 12 pulgadas
de largo, y dos y media de diámetro. En el se reconocen
todos los caracteres del verdadero marfil. Esta alhaja per-
tenecía al Gavinete de un Amigo (i) digno de ella por su
gusto y por sus luces en la Historia Natural y en otros
ramos. Generoso, la cedió al Barón de Humboldt, quien la
llevo á Europa para enriquecer alguna de las colecciones
de aquella porción ilustrada de nuestro globo.
(i) D. Juan de Larrea.
— 6i —
37. El mismo 23 llegamos á Quajara á buena hora, y
hallamos en su dueño (i) la acogida q.^ podíamos esperar
de un amigo. El tpo. spre. favorable á la Astronomía me
proporcionó el determinar en latitud este punto por alturas
meridianas de las Estrellas, y por una del Sol á 24. Hallé
que estaba á 0° 39' 44" de latit.^ bor.^ y 0° 21' 54 al
oriente del meridiano de Quito. El Barómetro hechas todas
las correcciones se sostubo á 291,2. Todo el 24 le ocupa-
mos en colectar y en describir las plantas de estos paises.
38. El 25 partimos para Malbucho; pero á pesar de
nros. exfuerzos apenas pudimos arribar á Pilchiguayco, y
hacer seis leguas y media de camino. En este espacio den-
tran en Mira por la banda del Este los rios Palatin, Sange-
ronimo y Pilchiguayco que es necesario pasar á bado. En
tiempos secos, en los meses de Julio, Agosto, y buena
parte de Septiembre traen una corla cantidad de agua;
pero en Octubre y en los restantes meses del año son unos
torrentes rapidísimos que vienen de las Montañas inmedia-
tas á precipitarse en Mira, y detienen al pasagero que no
quiere exponer sus intereses y su vida. Todos estos y mu-
chos otros, que se hallan mas abaxo necesitan de puentes
si se desea darle la debida perfección á este camino.
39. Al paso hemos visto las ruynas de Lachas. No
queda otra cosa de este Pueblo que algunos arboles fruta-
les que enseñan al viagero el lugar en que existió. Sus
Yndios en pequeño numero se hallan dispersos á lo largo
de las orillas de Mira, y semejantes al Yndio pueden decir,
no tenemos ni Patria, ni templo, ni Pastor. ¡Cuantos de
estos tristes exemplares podemos citar en toda la exten-
sión de nuestros viages en el Vireynato de Santafé! Limi-
tándonos al de Malbucho, han desaparecido de la superfi-
cie del globo, Lachas, Puntel, Tola, y Limones. Sabemos
(i) D. Miguel Freyre.
— 62 —
que la maza de la población crea siempre en todas las
regiones de la tierra, ^'porque experimentamos diminución
solo en el Yndio? Si nos hallásemos un poco abanzados en
nuestra Geografía, si poseyésemos una Carta exacta y poli-
tica del Virreynato, nos asombraríamos al ver el sepulcro
por decirlo asi de tantas poblaciones, los esqueletos de
tantas ciudades florecientes en la edad de nuestros PP. y
hoy en vísperas de perecer. jQue causas funestas y contra-
rias á nuestra felicidad han influydo tan vigorosamente
sobre el aumento de nuestra especie en esta porción de la
America Meridional? He aqui un campo basto para las
reflexiones mas profundas: he aqui una carrera gloriosa
para el genio que se hallase bien instruido en nuestros
principios, en nuestros progresos, y en nuestro estado pre-
sente; que conociese el clima, las producciones, las necesi-
dades, los recursos, la extensión, las virtudes, y también
los vicios de esta bella porción de la Monarquía. ^-Pero
quien es el hombre que en el estado presente de las cosas
puede entrar en estas especulaciones, y contar con unos
resultados juiciosos, y verdaderos.^ Desnudo de principios
los forjarla á su antojo, ó los tomarla de las fuentes mise-
rables que tenemos. Sin nuevas observaciones, sin nuevas
medidas, sin nuevos cursos nada podemos esperar venta-
joso á nuestra constitución. ¡Quando pensaremos en nues-
tros verdaderos intereses! ¡Guando hecharemos los fun-
damentos de nuestra felicidad! Ahí una carta atrevida, y
soberbia, una Carta superior á la proyectada por el pro-
fundo Arriquibar, una carta erigida sobre observaciones
exactas, una Carta que descendiese á los objetos mas pe-
queños, y se elevase á los mas grandes, una Carta política,
una Carta Económica que presentando de una ojeada
nuestras producciones, nuestros campos, nuestros bosques*
las Montañas, los caminos, las distancias, los ríos, los cli-
mas, la población, la riqueza, y la miseria de todas las
-es-
partes que la componen, pusiera al político, al Magistrado,
al Ministro en estado de juzgar de las cosas, de su valor,
y de sus relaciones verdaderas, es lo que nos falta para ser
felices. Este seria el Libro, este el Código luminoso en que
se formarla el hombre de estado q.^ quisiese mandar con
acierto, y con utilidad esta Colonia: este seria el mas gran-
de servicio que podiamos hacer á nuestra Patria, á la Me-
trópoli y á la Nación entera, y este el monumento mas
glorioso, mas humano, mas sabio que puede erigirse un
Ministro que desea inmortalizar su nombre, y merecer el
dulce epíteto de Padre de los Pueblos, y este el solido, ver-
dadero, y único medio de .mejorar la constitución presente
y hacer que produzca ventajas reales á la Madre-patria
una Colonia que hasta hoy no ha recompensado al sovera-
no ni aun los cuidados de su conservación. --Estaremos muy
distantes de esta época feliz? ¿Necesitaremos de grandes
exfuerzos para conseguir la Carta que proyectamos? No se
trata de hallar el paso á la China por el Norte, no se tra-
ta de las longitudes en el Mar, se trata si de una Carta
que dejando la ruta común, ensanche prodigiosamente sus
escalas, y nos pinte las producciones, el cultivo, la indus-
tria, las necesidades, las fuerzas, el comercio A: de este
troso de la Monarquía. Quatro jóvenes, un Astrónomo, un
Botánico, un Politice, y uno que se hallase instruido en la
Chimica y en la Mineria bastaban para erigir este soverbio
edificio en un corto numero de años. Esta empresa superior
á las fuerzas de un particular, exige la protección del go-
vierno. Todo lo debemos esperar de el Augusto Soverano
y del Ministro sabio que la Providencia ha colocado á la
frente de este Ymperio el mas dilatado del Universo.
Memoria sobre el estado de las Quinas en general
y en particular sobre las de Loxa.
Los arboles de las diferentes especies de Quinas q." na-
cen en los Andes equinocciales pueden ser tan ventajo-
sos p.* España, como lo han sido p.^ Holanda los de la
Canela de Ceylan. Si asta oy no hemos cogido frutos tan
abundantes, si el producto de la Quina no iguala ni en mu-
cho al de la canela, pende, sin contradicción, del abando-
no en que mantenemos este ramo, y tal vez de no aver re-
flexionado sobre las ventajosas circunst.* en que la Provi-
dencia le ha colocado. Estoi persuadido q.^ una Memoria
en q.^ se manifestase el estado presente de los bosques
en q/ nacen estas plantas, su extensión, sus limites, cor-
te, acopio, plantíos &^de algunas especies, y pralmente. de
la de Loxa, seria mui interesante á la Nación. Este recono-
cimiento, los deseos de contribuir al serv.° del Rey, y uti-
lidad de sus vasallos; el amor q." tengo á mi pays, y la
obligación de corresponder á las miras benéficas del
Xefe (i) q.*" oy manda esta Provincia, me han obligado á
(i) El Barón de Carondelet, este zeloso é infatigable Magistrado, que
desde el momento que tomó el mando de la provincia de Quito no cesa de
{yomover todos los objetos útiles al Rey, á la Nación, y particularmente
á esta porción de la Monarquía, me pasó el 9 de Enero de este año (1805)
un oficio en que me ordena le manifieste los conocimientos que he traido
de Loxa sobre el importante ramo de las Quinas.
5
— 66 ^
ordenar y reunir en esta los conocimientos que he adquiri-
do sobre la Quina en mis viages (i) dentro del Virreynato,
y principalmte. en el q.^ acabo de verificar á la Ciudad de
Loxa (2). ¡Dichoso yo si estos trabajos llegan algún dia á
mejorar la suerte de uno solo!
(i) En Julio de 1803 recorrí los bosques de Malbucho en solicitud de
las Quinas, En Octubre del mismo año entré á Intac, Pueblo situado en
las faldas occidentales de la Cordillera por 0°. 26' de lat. boreal. En Julio
de 1804 interné en Tagualó, Macuchi, también en las faldas occidentales
de la cordillera por 0°. 53,21" de lat. Sur, según mis observaciones. En
Agosto del mismo año recorrí los montes de Alausi, Cibambe por o^. 10,
de lat. austral. En Setiembre los de Paute, Taday, Gualarco en las cer-
canías de Cuenca} y en fin pasé á visitar los de Loxa en Octubre y No-
viembre.
(2) La altura de Loxa sobre el mar, su temperatura, producciones c5c
tienen mucha relación con lo que sigue, y he creido necesario dar una idea
sucinta de esta Ciudad. Loxa es un grupo de casas mal formadas en la mi-
tad de un valle angosto y desigual} pero que se extiende de Norte á Sur
tres ó quatro leguas. Al Este tiene el ramo mas oriental de los Andes con
el nombre de cordillera de Zamora, y por el Oeste el Cordón de Villanaco,
que se reúne al principal en Caxanuma. El horizonte estrecho, los campos
sin cultivo, unas casas medio arruinadas, las calles angostas y sucias, dan á
Loxa un aspecto tan melancólico que inspira deseos de salir de ella quanto
antes Colocada en medio de dos arroyos que se unen en la extremidad bo-
real de la población, goza de aguas puras y abundantes. En otros tiempos
floreciente, se halla oy en un estado bien miserable. Sus moradores no pa-
san de 2.000. Se pueden dividir en dos clases por lo que mira á su ocupa-
ción: los unos cultivan sus haciendas, que les producen Maíz, Azúcar, Mu-
las excelentes^ y Ganado vacuno: los otros viven en una perfecta ociosidad,,
y les conviene muy bien la fama de mezquinos que tienen en toda la Provin-
cia. Es de admirar la buena fe y paz en que viven unos hombres que no co-
nocen el trabajo, ni la generosidad: el robo es casi desconocido entre estos
moradores. El terreno es de los mas fértiles del Reyno: sin esfuerzos tiene
con mediana abundancia los frutos de los temperamentos medios y de las
ardientes. Estos los sacan del Catamayo, valle profundo al Occidente, del
Villanaco, y á 6 leguas de Loxa. La chirimoya^ la mas deliciosa de las fru-
tas, crece espontáneamente. He atravesado bosques compuestos de estos ar-
- 67 -
La especie de Quina conocida por los botánicos con
el nombre de Cinchona officinalis, esa especie eminen-
temente febrífuga, bosquejada sobre esqueletos por el ilus-
tre Mutis, y publicada por el Caballero Carlos Linné, no
se halla esparcida como las otras de su genero. Una por-
ción del Corregimiento de Loxa es la depositarla única de
esta planta preciosa. Esta verdad de que me creo ser au-
tor, merece examinarse con alguna detención. Ella intere-
sa al comercio, da luces para organizar su corte, acopio y
libertad, y lo que es mas importante, pone al govierno en
estado de juzgar con firmeza sobre la economía de un ramo
que puede hacer felices á muchos miles de vasallos.
boles en la estación en que florecen. El aire se hallaba entonces perfumado
con las exhalaciones de sus flores que se esparcían por todos los lugares,
¡(^ue abundancia de plantas, de gomas, de cortezas, todas útiles á las artes
y á la medicina! En el recinto de la ciudad no hay terciana; pero sus ha-
bitantes las toman en el Catamayo, de donde sacan la mejor parte de su
subsistencia. Parece que en ninguna parte de nuestro globo debia temerse
menos esta enfermedad; no obstante, á pesar de hallarse rodeados de ar-
boles de la mejor quina mueren sin recurso quantos tienen la desgracia de
ser atacados de ella, principalmente los Indios en quienes hace los mayores
estragos. Creen que esta corteza enciende la sangre y los humores, la mi-
ran con horror y la detestan. Es bien sabido en Loxa que para salvar la
vida de uno de estos infelices es necesario aprisionarle, y muchas veces usar
de los castigos mas severos, para que tome el mejor y mas poderoso reme-
dio que se le puede administrar. La experiencia de todos los días nos ense-
ña que el Indio, religioso observador de lo que hicieron sus mayores, per-
petua sus usos, sus preocupaciones, sus secretos, sus vicios, y aun esa fu-
nesta inclinación á la idolatria. ¿Por que no conserva también el uso de la
Quina, si es cierto como dicen de la Condamine, Savary, Ruiz c5c''^, que los
Españoles hallaron establecido entre ellos este remedio, y de quienes le to-
maron al tiempo, ó después del descubrimiento de la Provincia de Loxa.'
Llueve desde Octubre hasta Mayo con la irregularidad que observamos erk
los lugares elevados de los Andes equinocciales: graniza poco, el rayo no es
tan frecuente como en Quito y Popayan. Desde Junio hasta Setiembre ce-
san las lluvias, y reina un viento impetuoso del Este, acompañado de una
— 68 —
Para manifestar sus limites de un modo sensible, presen-
tar los discursos sobre que se deben apoyar nuestros dis-
cursos, las consecuencias y resoluciones ulteriores sobre la
Quina, he formado una pequeña carta topográfica (i) de
las inmediaciones de Loxa, y un perfil ó corte de la Cordi-
llera de los Andes en la latitud mas conveniente. Los fun-
damentos de aquella son muchas observaciones astronómi-
cas, medidas &:, verificadas sobre los mismos lugares, jun-
tas á los trabajos de los ilustres Condamine y Maldonado.
Abraza i°,45' en latitud, y 2°, 30' en longitud, contando
esta del meridiano de Quito. Este, que llamaré Nivelación
llovizna menudísima sobre las cimas de las montañas, á que dan el nombre
de temporales ó de paramos. Algunas veces son tan abundantes que llegan
hasta la misma Ciudad, y hacen casi impracticables los pésimos caminos
de sus cercanías. Esta estación es la peor del aiío para atravesar de J^^il^o ^
Loxa. Tiene en sus inmediaciones minas de marmol blanco, semejante al
de Cuenca, de yeso, de estaño en espato blanco, que según Maegraffes el
mas puro, de Asfalto ó betún de Judea, de Antimonio, de cobre muy abun-
dantes, de plata y de oro y de cristal de roca. Su temperatura es de las mas
agradables: el termómetro de Mr, de Reaumur varía de lo°- ló*^ mante-
niéndose la mayor parte del año entre 14*^ y 15°. La altura del mercurio
en el Barómetro es de 263, 5 lineas, medio entre un numero prodigioso de
observaciones. Mr de la Condamine halló primero 260, O lineas (Mem. de
la Acad. de las Ciencias de 1738) y después 265, O, (Mem. de la Acad. de
1745). La altura de esta Ciudad sobre el Océano Pacifico es:
toesas var.* cast.*
Según Mr. de la Condanime 1 100. 0 — 2566
Según el Sr. Barón de Humboldt 1006.0 = 2347
Según mis observaciones y cálculos. . . . 1002.7 = 2339,6
La latitud deducida de dos alturas meridianas del sol con un buen quarto
de circulo de J. Bird. es de 4°. ol' 02', 5 Sur. Mr. de la Condamine le da
4*^. 01.', 00" (Mem. de la Acad, 1738), resultado demasiado conforme á
nuestras observaciones astronómicas. Su longitud es de o'^. 58', 30'', al Oc-
cidente de Quito,
(l^ No existe en el archivo de la Expedición Botánica. D. M.
^ 69 -
barométrica, está apoyada sobre un gran numero de obser-
vaciones de este genero, hechas con el mayor cuidado, y
sobre mis cálculos muchas veces repetidos, usando en ellos
de las mejores formulas q.* tenemos. Es necesario notar en
esta nivelación lo siguiente.
A la derecha se hallan quatro escalas: la i.^ expresa la
altura de la columna de mercurio en pulgadas y lineas: la
2.^ en lineas solamente: la 3.^ las toesas que hay de una
pulgada á otra del Barómetro; y la otra la suma de toesas
contadas desde la superficie del mar. La linea mas baja
representa el nivel del Océano Pacifico: sus paralelas hacia
arriba las zonas ó capas diferentes de la atmosfera que
equivalen á la presión de una pulgada- de mercurio, y que
aumentan su anchura en razón de las densidades del aire á
proporción que se sube.
La Quina de Loxa no se halla sino desde los 3°,44' de
latitud austral faltando del todo en otra latitud menor que
la asignada. Puedo lisongearme conocer, sino todas las es-
pecies propias de la Provincia de Quito, á lo menos la ma-
yor parte. Las he visto vivas, y cuidadosamente diseñado
y descrito: poseo esqueletos y cortezas con que voy á en-
riquecer la Flora de Bogotá, y ninguna se parece á la que
producen las cercanías de Loxa. Este limite puesto por las
manos de la naturaleza, que llamo termino boreal de la
Cinchona officinalis^ comienza en el ramo que divide las
aguas entie el rio de Saragtiro y el de Loxa, quetoma
después el nombre de Zamora, y entra en el Marañon bajo
del de Santiago. Véase la carta adjunta.
Desde Ayabaca, desde los 4^40' de latitud austral hacia
el Sur ya no se vuelve á encontrar esta especie. Se citará
la autoridad de Ruiz (i) para ensanchar este limite. Peroá
pesar del respeto que debo á los conocimientos de este bo-
íl) Quinolog. pag. 57.
tánico, debo decir que si se compara la descripción que nos
ha dado de ella con la que he visto en Loxa, si nos acor-
damos que el autor de la Quinólo gia del Perú jamas estu-
vo en los bosques de las inmediaciones de esta Ciudad, se
convendrá en que la Cinchona officinalis de este laborio-
so profesor difiere mucho de la Quina roxa de que habla-
mos. Estarla aqui fuera de su lugar un pormenor circuns-
tanciado sobre este objeto. Pero reflexionando que hablo
en una materia delicada, y que tiene consecuencias reser-
vo su resolución para cuando restituido al lado del mayor
botánico de que puede gloriarse la nación, oiga su juicio,
y pueda consultar mejores libro?. Por ahora baste saber
que de Ayabaca hacia el Sur falta esta especie per el espa-
cio de muchas leguas; que en toda la extensión de la Pro-
vincia de Quito solo Loxa produce la Cinchona officinalis
de Linné, y que aun aqui esta confinada dentro de 3°42',
y 4^,40/ de latitud austral. Llamo á este ultimo limite
termino austral de esta especie de Quina.
No hay que apoyarse sobre la analogía perfecta de la
temperatura, elevación y vecindad de los paises para creer
que esta especie se halla también en ellos. ¿Que lugares
mas semejantes, por no decir iguales á los de Loxa, que
Saraguro, Cuenca, Cibambe, Paute y otros.^ Pues apesar de
hallarse estos casi en la misma temperatura, la misma pre-
sión atmosférica, y casi la misma latitud, no se halla en ellos
un árbol de las quinas que producen las cercanías de Loxa.
No se crea que esta bella Cinchona nace en todas las ele-
vaciones posibles de los Andes. Huye tanto de los climas
helados, como de los ardientes, y solo prospera en la re-
gión media (i) de la cordillera. Una presión atmosférica
(i) Hablando con rigor el centro de la zona en que vegeta la Quina se
jO
halla á — de toda la altura de los Andes. Con este objeto he puesto sobre
3
el perfil una vista de Chimborazo tomada de la nueva Riobamba. Esta
■q.® exceda el peso de una columna de mercurio de 23 pul-
gadas, ó q.^ sea menor de 20, y una temperatura q.® no
esté dentro de 4° y 18° R. son poco favorables ó más bien
adversas á la vegetación de esta planta. Muchas observa-
ciones en diferentes lugares de los bosques en q.^ nace me
han enseñado que estos son los limites en q.^ se halla con-
finada. Por consiguiente el término inferior está á 813,5
toesas (1898, 2 varas cast.") sobre el mar, y el término su-
perior á 1.380,0 toesas (3.220,0 v.^ cast.^): la zona en que
prospera tiene solamt.^ 566,5 toesas (1.321,8 v.* cast.^) de
anchura, y su centro 1.096 toesas (2.558,9 v.^ cast.^) ele-
vado sobre el mar.
Esta propiedad de la Quina de Loxa unida á la disposi-
ción del terreno q.« la produce, le ponen limites de Oriente
á Poniente. Para formar una idea clara de este punto es
preciso acordarnos q.^ las montañas depositarías de esta
quina hacen pte. de los Andes, q.^ como todos saben co-
rren constantem. ^ de N. á S., del un hemisferio al otro,
spre. inmediatas y paralelas á las costas Occidentales del
nuevo continente. Si cortamos de Poniente á Oriente esta
cima, la mas elevada de la tierra, tiene según las recientes observaciones
3267 I
-del Barón de Humboldt 3267 toesas sobre el mar. Ahora =• 1089
de los Andes.
El termino superior de la vegetación de la quina está 1380, O, toesas so-
bre el mar, el inferior 813, 5 toesas, luego 13S0, O — 813, 5 = 566, 5
566,5
2
= 283, 2 + 813, 5 = 1096, 7 altura del centro de la zona de la ve-
getación de la Quina.
Altura del centro de la zona IO96 . 7
Un tercio de los Andes 10S9 • o
Diferencia 7.7 toesas.
— 72 —
famosa cordillera, en la latitud de Vilcabamba (i) q.^ ocu-
pa el centro del domicilio de la Quina (2): si le represen-
tamos su perfil con todo lo restante de la America meri-
dional, desde Tumbez sobre el Pacifico, hasta el Para en
las costas del Atlántico, tendremos una sección semejante
á la q/ presenta la nivelación que acompaño. Echemos una
ojeada rápida sobre ella, y hallaremos
Que lo primero que se presenta á la derecha son las
aguas del Océano Pacifico, y el puerto de Tumbez. Co-
mienza á elevarse el terreno poco á poco: primero se ha-
llan colinas pequeñas que van aumentando su altura á pro-
porción q.^ se alexan de la costa; pero q.* no alcanzan sus
cimas á tocar el termino inferior de la Cinchona, es decir,
que no tienen 813,5 toe.^ (1.898,2 v.^ c.*) de altura perpen-
dicular sobre el Océano. Por 615,6 toe.^ (1.436,4 v.^ c.^)
está Zaruma con sus minas. Desde aqui se levantan mon-
tañas sobre las colinas, q.^ pasando el termino inferior etc.
de la cinchona, van casi á tocar el termino superior p.''
1.380,0 toesas (3.220,0 v.'* c.^) de elevación. Este es el
famoso Orito-Singa (3). Aqui comienza á descender el te-
rreno hasta la ciudad de Loxa, q.' como hemos dicho se
halla á 1.002,7 toe.^ (2.339,6 v.^ c.^) de elevación. Vuelve
(i) Por ties alturas meridiano del Sol hallé que este Pueblo está á 40^
18', 30" de latitud austral.
(2) Véase la carta topográfica adjunta.
(3) Orito-Singa, Montaña situada al Occidente de Loxa, y que se ex-
tiende desde Malacates hasta el Cisne y Santiago por el espacio de 8-9 le-
guas náuticas. Al frente, y justamente al Oriente de la Ciudad de Loxa,
forma una cresta de roca herizada, y en lo mas alto de ella una punta que
tiene semejanza con el pico de un Papagayo, de donde le viene el nombre
de Orito-Singa. Esta palabra es compuesta de dos de la lengua del Perú:
Or'tto, que significa Papagayo, y Singa^ nariz ó pico. Es fértil en Quinqui-
na, y la que ha mas de un siglo da grandes cantidades de esta corteza s¡t\
agotarse.
— 73 —
á subir en Caxanuma (i), baja hasta Malacates, Cararan-
go y Vilcabamba. Después de este ultimo punto se eleva
sin interrupción hasta las 14-1.500 toe.*^, y forma la cordi-
llera de Zamora, q/ es el ramo mas oriental de los An-
des, y el divide las aguas entre el Marañen y Catamayo,
ó Calar. Al Este no se presenta otra cosa que un des-
censo continuado hasta Zamora y Tomependa (2) sobre el
Amazonas. En Tomependa comienza la inmensa llanura
que va á terminar en las costas del Brasil, en cuya extre-
midad se ve el Para y las aguas del Océano Atlántico.
Al primer aspecto de esta nivelación se manifiesta que
en todo el inmenso espacio de la America meridional, que
en las 900 leg.* q.* tiene de Este á Oueste, en el paralelo
de 4° 5' de latitud austral, solo la cordillera de Zamora en
los puntos B. y C, y las montañas de Orito-Singa y de Za-
ruma en A. y D. tocan el termino inferior de la cinchona
officinalis. Es pues evidente que esta planta no puede ha-
llarse sino desde A. hasta B. Este es el termino oriental, y
aquel el occidental de la Quina de Loxa. El primero está
p.'" 1° 45', y el segundo por 0° 35' al occidente del meri-
diano de Quito.
De todo lo dicho resulta que tenemos seis términos den-
tro de quienes se halla confinada la Quina. Términos cu-
yas diferencias nos dan la extensión de las tres zonas dife-
(1) Caxanuma: mas bien es una falda pequeña que Orito-Singa suelta
para reunirse á la cordillera de Zamora, que una montaña separada. Ella
forma la división de aguas entre el rio de Zamora y el Catamayo. Aquellas
van al mar Atlántico, y estas al Océano Pacífico. El Barómetro se sostie-
ne sobre Caxanuma en 252, 5 lins., lo que enseña que la cuna de este cor-
don está á 1172,7 toesas sobre el mar (2736,0 v.» c.*), y 170,0 toesas
(396,6 v.s c,*) sobre Loxa. Abunda como en Orito-Singa la mas bella
^uina,
(2) He colocado á Tomependa en 168, O toesas (392, v.« c, ^ ) de altu ^
ra según las observaciones del Barón de Humboldt.
— 74 —
rentes de que acabamos de hablar, y términos en fin que
nos enseñan el punto de vista bajo del cual debemos con-
siderar el plantío, comercio, cultivo, acopio &.^ de la Qui-
na. En resumen son:
Termino austral 4*^ 40' de lat. aust.
Termino boreal 3" 42' de lat. aust.
Diferencia o" 58'
Termino oriental 0° 35' al occid.te de Quito.
Termino occidental... 1° 45' al occid.te de Quito.
Diferencia 1° 10'
Termino inferior 813 , 5 toe."^ sobre el mar.
Termino superior 1380 , o toe.'* sobre el mar.
- Diferencia 566 , 5
Semidiferencia.. . 283 , 2
+ 813,5
Altura del centro de la
zona 1096 , 7
A esto podemos añadir las temperaturas de los dos úl-
timos términos: serán:
Temperatura del termino superior. . . minimij 4^ , o R.
Temperatura del termino inferior . . . maximij 18° , o
Diferencia 1 2° , o
Suma 1 2° , o
Temperatura media 11 ,0
Con estos conocimientos podemos ya apreciar por una
juiciosa aproximación el numero de leguas que produce la
Quina mas estimada. En la carta topográfica que acompaño
he bañado de color pajizo el terreno que es fértil en ella, para
que á primera vista se distinga de las demás. El está ence-
— 75 —
rrado. comenzando por el Norte, entre el rio de las juntas,
que toma su origen en las montañas de Zaraguro, hasta
la embocadura del pequeño rio de Santiago. Este hacia
arriba hasta su nacimiento en la montaña del Cisne. Des-
pués el rio de este nombre hasta su embocadura en el
Catomayo. En fin siguiendo este rio hasta su unión con el
de Macará, que le entra por los 4° 20' de lat. aust. y por
1° 50' al occidente de Quito. Por el Sur está confinado
dentro del rio de Macará^ montaña de Ayabaca, Vallado-
lid, hasta su unión con la cordillera de Zamora que le ter-
mina por el oriente.
El espacio que encierran estos limites se ve dividido en
muchos quadrados formados por lineas de puntos que se
cortan en ángulos rectos distantes entre si una legua náu-
tica de 20 al grado, ó de 2.837, 5 ^.^ (6.620, 8 v.^ c.-^). Bas-
ta, pues, contar estas quadriculas para saber el numero de
leguas quadradas que hay en el recinto que acabamos de
señalar. He hallado que son 275: quitemos 100 leg.^ por
ios pequeños valles, que mas bajos que el termino inferior
de la nivelación, no producen ningún árbol de Quina; que-
darán 175 leg.^ quadradas útiles. Bien podemos añadir sin
temor de exageración 25 leguas por el aumento de superfi-
cie causada por las montañas que se enlazan y cruzan en
direcciones diferentes por todas partes, no haviendo mas
espacio de una á otra que el lecho de los arroyos que las
separan. Tenemos, pues, 200 leguas quadradas fértiles en
Quina, leguas que han dado un numero incalculable de
quintales desde que se extrae su corteza, y que parecen in-
agotables.
Es de admirar que en 167 años que ha conocemos las
virtudes de la Quina no hayamos pensado en transplantar-
la á otros lugares análogos del Virreynato. ^-Quien creyera
que este árbol, cuya corteza asegura la vida inestimable
de nuestros Soberanos, de la familia real de España y la
- 76 -
de sus vasallos, había de permanecer hasta hoy confinada
en el estrecho recinto que acabamos de prescribirle? Mas
afortunados elAlgodon y el Cacao han sido transportados
á todos los lugares en que se ha creído prosperarían. ^Ha-
brán influido en esta injusta preferencia las prontas venta-
jas que percibe el cultivador? ^'Seran las caprichosas vici-
situdes á que han estado expuestas las cortezas de la
Quina? Sea la que fuere la causa, lo cierto es que aun no
tenemos un solo árbol de la Quina de Loxa en toda la
extensión del Virreynato.
¡Quantos lugares absolutam/^ análogos al de Loxa tene-
mos en las Provincias de Quito y Santafé! ¡Quantos cente-
nares de leguas con la mísm.a elevación, la misma presión
atmosférica, y las mismas estacionesl La Quina transpor-
tada á estos países prosperaría seguramente con lá mayor
felicidad. Todos los bosques_, todos los lugares, cuya lati-
tud no pase de 12'*, en quienes el barómetro se sostenga
de 241 á 277 lín.- (de 20-23 pulgadas) es decir, que su
elevación sobre el mar sea de 813, 5 á 1380, o t.^ fde 1898,
2 á 3220, o v."^ c") son propios para el plantío de este
vegetal, cuyo incremento feliz lo debemos esperar con la
mayor seguridad . Si es cierto que en la vecindad de la
línea la altura decide del calor, si es cierto que á igual
elevación la carga eléctrica, la cantidad de oxigeno y la
presión atmosférica son las mismas, ¿"que debemos temer
en el transplante y cultivo de esta especie preciosa? Guay-
llabamba (i), Otavalo, todas las cercanías de Ybarra, Qui-
to y alrededores, Yntac, Valle de Chillo y de Tumbaco,
Xalupana, Pitaló, Minas de Macuchi, Hambato, Riobam-
ba, Alausi, Cíbambe, Cuenca, Azogues, Gualaceo, infinitos
lugares de la Provincia de Popayan, otros tantos de las
(l) Ponemos aquí una tabla de muchos lugares del Virreinato cuya al-
tura barométrica esté dentro 241 y 277, ó su elevación sobre el mar dentro
— 77 —
inmediaciones de Santafé, Socorro &.« &.^ son propios para
establecer inmensos plantíos de esta Quina. Pero entre
y 3220 v.s cast.s como propio para el cultivo de la Quina de Loxa:
Altura Altura
LUGARES del sobre el mar
Barómetro, en v.» cast.s.
Guayllabamba 263 , 6 2335 , 9
Otavalo 251 , 7 2775 , 9
Colimbuela 256 , 7 2588 , 8
Atontaqui 256 , 2 " 2607 , 3
Ibarra 260 , 6 2445 , I
Quito-. , • • • 243 ' 3 3099 '6
Añaquito: llan.^. . . . 243 > 5 3^91 » 4
Turumba: llan.^. . . . 243 > 2 3103 > I
Quitumba 260 » I 2405 , 3
Yntac 273 , 2 1995 , 7
Chillo: valle 250,6 2817,9
Conocato 251 , O 2802 , 5
Cumbayá 255 , O 2652 , 5
Tumbaes 255 , 9 2628 , O
- Puembo 252 , 9 2730 , 9
Pifo 248 , 6 * 2894 , 2
Xalapana. . 243 , 7 3o!^3 . 7
Macuchi: mina 275 > 5 I9I5 > 4
Pilaló 252 , 9 2730 , 9
Hambato 249 , 5 3075 , O
Riobamba 245 , O 3304 , O
Alausi 256 , O 2614 , 7
Cibambe 253 , 5 2708 , 3
Guasuntos 251 , 8 2727 , 4
Pumallacta 24I , 4 3174 , 2
Deleg 247 , 7 2928 , 8
Cuenca 250 , 5 3010 , O
Azogues 250 , 6 2817 , 9
Paute 261 , 9 2397 , 7
Sadan 246 , 7 2867 , 3
Gualaceo 261 , I 2463 , 3
Yarqui 245 . ^ 31/8 , O
Nabon 244 , 5 3213 , O
Oña 253 , 9 2807 , O
Yaraguru 250 , O 2838 , 8
Pasto 249 , 8 2845 , 5
Ventaquemada 275 , 5 19^5 ' 4
Popayan 275 ,2 2102 , o
Poblason 258 , 9 2487 , 4
Chiriyio 258 , O 2540 , 7
Atofrío 261 , O 2430 , 6
Santafé 247,3 3143 . o
- 78 -
todos los que conozco, ninguno mas análogo al de Loxa
que el suelo de Popayan: su temperatura (de 10° 17° R.):
su presión atmosférica (275, 2 lin.^ del Barómetro): su altu-
ra sobre el mar (901 toesas = 2102 v.'^ c.''): la qualidad de
su terreno, las plantas que produce espontáneamente, son
del todo iguales á aquella en que prospera también la me-
jor Quina de Loxa. Crei hacer un presente interesante á mi
patria transportando á ella diez plantas jóvenes; pero la
estupidez ó malignidad del Yndio que las conduela á.
espaldas me privó de esta satisfacción, y á Popayan de un
iondo inagotable de bienes y de riqueza. Ah! si algunos
de los hombres pudientes de aquella Ciudad, si algunos de
Quito, Riobamba, Cuenca, Santafé, emprendiesen trans-
portar algunas plantas de esta Quina á sus respectivos
lugares, si la cultivasen con cuidado, si la propagasen has-
ta el punto de poder hacer colecciones abundantes de su
corteza. ¡Que comercio, que felicidad para unos pueblos
depositarios únicos del mas poderoso especifico de que
puede gloriarse la Medicina para restablecer la salud del
hombre en las quatro partes del Mundo! Esta corteza nos
presentarla relaciones, y nos unirla con las extremidades
de la tierra. Mas preciosa que el oro y que la plata, merece
preferirse á ese montón de proyectos quiméricos siempre
desgraciados, y de quienes no hemos sacado otro fruto en
nuestros climas que familias arruinadas y mendigos.
Los transplantes á los Andes.equinocciales y no á Europa,
son los que se deben promover. No creo que una planta
que ama una presión atmosférica de 23 pulg.^ barométri-
cas quando mas, que perece en una temperatura de 4° -|-
20", o' — 4° R., que le es necesaria una lluvia abundante
por el espacio de nueve meses &c.^ pueda prosperar en Vis-
caya, Galicia, Cataluña y Andalucía como piensa Ruiz (i),
(i) Quinologia, pág. 21.
— 79 —
á una presión de 27 pulg.", un calor de 28° 30*^ R. en estio^
un frió de 5- 0° en invierno, & 6c.
De las 200 leg.^ quadradas que producen quina, solo la
ó 20 de las cercanías de Malacates, Vilcabamba y Gonza-
namá están casi agotadas-: las restantes se hallan intactas.
Creo que con algunos reglamentos que extingan los abusos
y corrijan la ignorancia de los cascarilleros (i) se puede
asegurar para siempre no solo la cantidad necesaria para
subvenir alas necesidades de la Real Botica, sino también
para establecer un com.ercio ventajoso.
El abuso mas perjudicial que executan los cascarilleros
es cortar quantos arboles encuentran en sus correrías, sin
cuidar de la semilla para lo futuro. De aqui no hallarse
sino con grandes dificultades una flor, ó una semilla en el
espacio de muchas leguas, y extinguir en su origen la re-
producción de la especie. Todos los arboles que hoy exis-
ten en el recinto de donde se acostumbra extraer la corteza
son renuevos de dos, quatro ó quando mas seis años. Por
fortuna en este corto espacio de tiempo se hallan en estado
de volver á suministrar nueva corteza. Con este objeto les
cortan de nuevo antes de florecer, y sin que llegue a su
perfección la semilla que la debe perpetuar. Es pues de la
ultima importancia conservar algunos individuos imponien-
do penas al cascarillero que por malicia los corte, Zelanda
y visitando cada año los lugares en que estén los arboles
reservados.
Muchos de los acopladores descortezan el tronco, rom -
pen los ramos del modo mas rustico y grosero, se aprove-
chan de la corteza, é inutilizan para siempre este individuo;
pues maltratado de este modo se seca sin recurso. Otros el
primer paso que dan es cortar el árbol por su base: practi-
(l) Este es el nombre que dan en Loxa y en el Perú á los peones que se
ocupan en extraer y beneficiar la Quina.
— So-
ca insensata, pero menos perjudicial que la anterior. El
tronco principal arroja dos, tres, y algunas veces cinco
renuevos. A esta reproducción bienhechora de la naturaleza
debemos los individuos que actualmente proveen al Rey y
á nuestras Boticas. Sin ello habrian tal vez extinguido la
especie. Son muy juiciosas las reflexiones de Don Hipólito
Ruiz en su Quinolog. Grt.° 3.° pag. 13, que creo se deben
adoptar en la extracción de la quina de Loxa.
Los dueños de haciendas hacen terribles perj'iicios á los
bosques de Quina. En los meses de Agosto y de Septiem-
bre ponen fuego en todas las faldas de las montañas para
renovar los pastos. Muchas veces se apodera este de los
bosques inmediatos, y reduce á cenizas una, dos y muchas
veces mas leguas. En 1803 se incendió de este modo un
espacio que ajuicio de un experimentado cascarillero podia
haber dado muchos quintales de la mas bella y sazonada
quina. Yo he sido testigo de otro incendio semejante, que
duró dos noches y un dia.
Cada año se dificulta mas la extracción y acopio de la
Quina que se remite á España de cuenta de S. M. El cas-
carillero tiene ya que internar muchas leguas para recoger
dos ó quatro arrobas que se le han asignado por el Corre-
gidor, y dia llegará en que sea necesario duplicar,.y aun
triplicar la cantidad que hoy paga el Rey por cada arroba.
Este grave inconveniente se habría evitado si los que están
encargados de esta Comisión hubieran atendido al corte, y
no hubieran despreciado los plantíos tantas veces encarga-
dos por S. M. Es de admirar que una planta de este interés
se halle abandonada á solo la fecundidad natural de los
bosques de Loxa; y es aun mas admirable se haya dexado
expuesta por tantos años á la mano destructora del bárba-
ro cascarillero. No se puede ver sin dolor que no exista
hoy un solo árbol de plantío en todo el distrito del corre-
gimiento de Loxa, y que en Octubre de 1804 estaban
— 8i —
las cosas en el mismo estado que tenían al tiempo de su
descubrimiento. Estoy persuadido que solo los plantios
podran detener la ruina ó á lo menos las dificultades in-
mensas que se van presentando todos los dias en el acopio
de aquella cantidad que cada año se remite á lá Botica
Real. No hay que prestar oidos á las dificultades que opo-
nen los encargados y acopladores para la concesión de los
plantios que proponemos. Todas ellas son hijas de su igno-
rancia ó de su pereza. Me detendría en nombrarlas; pero
qualquiera hombre sensato conocerá su futilidad al propo-
nérselas. No obstante hay una que deslumhra á primera
vista: dicen, que la quina ama la sombra de los bosques y
que perece quando se halla rodeada de arboles corpulentos,
ün vecino honrado y curioso fi) de Loxa quiso comprobar
con la experiencia un hecho que arruinaba de un golpe el
proyecto, y las mas lisongeras esperanzas que prometen
los plantios. Transportó quatro plantas jóvenes g1 patio de
las Casas capitulares de aquella Ciudad, en donde prospe-
raron felizmente. Aun existieran si en Loxa se tomara
algún interés en el aumento de las quinas. Con la muerte de
aquel hombre zeloso se introduxeron caballos en el lugar
en que estaban los quatro arboles de quina, quienes los
destrozaron é hicieron perecer.
Hay -tanta oposición entre los habitantes de Loxa á los
plantios, que es necesario tomar las mas serias providen-
cias para que los executen, y que el tiempo y la experien-
cia vayan arrancando una preocupación tan envejecida.
Confieso que se necesita pulso para elegir el hombre á
quien debe confiarse una comisión tan delicada. Si por
desgracia recae sobre algún ignorante en materia de plan-
tios aumentamos el mal que queremos precaver. Arrancará
muchos cientos de plantas jóvenes de los bosques, los
(i) Don Xavier Valdivieso, Corregidor de Loxa.
— 82 —
transportará á los lugares destinados á los plantíos, aquí
perecerán por su ignorancia, y habrá despoblado al mismo
tiempo las montañas.
Un arbusto de Quina de 30-40 años de edad produce de
3-4 arr.*^ de corteza: otro de 5-6, proveniente de renuevos
solo da de 12-14 lib.'^. Por consiguiente para recoger 50a
a.^ son necesarios i.ooo arboles que no podran volver á
suministrar corteza hasta los 5 ó 6 años siguientes. Para
llenar este vacio es preciso tener 6.000 plantas en el mis-
mo estado que las primeras. En suma si se quieren remitir
todos los años 500 (a) á S. M., y precaver todo inconvenien-
te es indispensable que los plantíos no bajen de 10.000 pies.
Los empleados, sueldos & de los que se ocupen en el
acopio y remisión de la Quina son: el Corregidor de Loxa
tiene el mando y dirección con 500 p.^ anuales: hay un
Profesor de Botánica y Química con i.ooo p.^ quando se
mantenga en la ciudad, y 2 000 si verifica alguna expedi-
ción: un Factor con 200 p.*^ para almacenar, encaxonar &''^:
un Guarda Mayor residente en Malacates para verificar la
extracción de la corteza con 100 p.^: cincuenta peones lla-
mados cascarilleros, todos domiciliados en Malacatos, Vil-
cabamba y Ponzanamá. Por el mes de Junio el Corre-
gidor asigna á cada uno de estos la cantidad de arro-
bas que debe entregar en Diciembre, conforme su robustez,
agilidad y practica. Se le adelanta el valor á razón de
20 r.s por arroba. El cascarillero se provee de carnes y
demás bastimentos en Junio: en Agosto se interna en el
bosque, de donde sale con la porción de su cargo: en Di-
ciembre la lleva á Loxa, en donde se encaxona: y se remi-
ta á Piura en Enero á manos de aquellos oficiales Reales
que deben embarcarla para el Callao.
Un quintal de corteza puesta en Piura cuesta al Rey
33» 4 P«* porque si sumamos los sueldos, valor de la quina
en Loxa, caxones, forros, fletes; si dividimos esta suma por
-83-
el numero de arrobas, nos dará el valor de cada una de
estas, y por consiguiente del quintal.
Sueldos 1.800 p.s
Valor de 500 @ (a) de quina en Loxa, 1.250 *
Caxones, forros, & 625 »
Fletes 500 »
Suma 4-175
»
4 I 'T C
Ahora — ^ = 8,35 X4 = 33,4 pesos.
500
¡Quantos abusos! quantas injusticias hay que corregir en
este establecimiento. Dependiente solo de la Corte á 3.000
leguas de distancia, sin un Xefe que vele de cerca sobre el
buen orden de este ramo, no es extraño se abuse de la
sencillez del cascarillero, y se respeten poco las ordenes
de S. M. Indicar aqui todos los vicios de esta Factoría, y
de que yo mismo soy testigo, seria hacer demasiado larga
esta memoria; pero no puedo callar, sin hacer traición á
mi patria y al Soberano, la inacción en que ha 13 años se
mantiene el Profesor de Botánica. Si, este joven ha frustra-
do las mas bellas esperanzas que concibió el Gobierno
quando lo destino á Loxa. Véanse las pag.* 26 y 92 de la
Quinologia de Ruiz: allí están descritas las operaciones
que debian haberle ocupado desde su arribo á la Provincia
de Loxa. ¡Guantes conocimientos útilísimos perdidos!
Quantas luzes interesantes á la salud del hombre malo-
gradas! ¡Quantos perjuicios á la Botánica, á la Química, al
comercio y al honor de la Nación!
Mientras este Profesor de Loxa se mantenga, por decir-
lo asi, en la independencia, mientras no pertenezca á un
cuerpo que le estimule, que vele sobre sus operaciones, que
tome cuenta con frecuencia, no tenemos que esperar nin-
_ 64 —
gun progreso sobre el importante ramo de la Quina de
Loxa. Estando este Corregimiento dentro de los limites del
virreinato de vSantafé, existiendo en esta Capital una expe-
dición Real Botánica, teniendo por Director á un Mutis, á
este sabio que tanto ha profundizado sobre el genero Cin-
chona, y de cuya infatigable actividad no pueden dudar
sino aquellas almas envidiosas de su gloria. ^'No es dema-
siado conforme á la razón y al buen orden sujetar en todo
á sus luces al Botánico que se halla en la Ciudad de Loxa?
Asi reunido comenzarla el mundo sabio, la nación, la hu-
manidad, el Soberano á coger los frutos que ha 13 años
espera de manos de Don Vicente Olmedo. Impaciente el
celebre Mutis por comparar sus Quinas con la de Loxa y
demás que produce la Provincia de Quito, desesperando
de conseguirlo por los escritos del Botánico de aquella
Ciudad, me destinó á colectarlas. ^-Quicn creyera que hasta
el mes de Noviembre de 1804 se ha ignorado el numero
de quinas que produce el suelo fecundo de Loxa? No igno-
ro que los celebres Jussieu, de la Condamine, el Barón de
Humboldt y Bompland han visitado esta Provincia en cali-
dad de botánicos, pero sabemos que los trabajos del pri-
mero perecieron: el segundo solo nombra tres especies, la
roxa, la blanca y la amarilla (i); los últimos se detuvieron
tan poco tiempo que no les fue posible ver sino muy pocas.
Los extractos... ¡Aun esta por elaborarse la primera
onza! No hay quien ignore sus ventajas sobre la corteza en
el uso medico, en el transporte y en el comercio. ¡Quantas
ocasiones, quanto dinero perdido sin esperanza de resar-
cirse!
Ya debíamos saber el tiempo en que florece la Quina. Si
lo hace solamente una vez al año, ó dos, como tengo fun-
damento para creerlo, en que meses lo verifica, quando
(i) Memoria de la Acad. de las Ciencias de París de 1738.
- 85 -
bota la hoja, si lo hace sucesivamente, como la mayor
parte de las plantas equinocciales, que tarda el fruto en
perfeccionarse, y que en germinar la semilla, si nace de
estaca, qual es el tiempo del empuje de la savia, si en esta
estación es mas activa la corteza, si la que nace en el ter-
mino inferior es mejor que la del superior, si va degradando
á proporción que sube ó al contrario, el modo de podarla, la
qualidad del terreno, si mejora su calidad con el cultivo
&.^ &.^. He aqui los bellos objetos que debian haber ocu-
pado al Profesor de Loxa: he aqui las cuestiones importan-
tes cuya solución habria mejorado el comercio, y también
la medicina.
Otras especies de quina. Todas las especies del genero
Cinchona, sin excepción, nacen en la altura media de los
Andes vecinos al equador. Los viages, las herborizaciones
de todos los botánicos que han trabajado en el nuevo
mundo, prueban ,que no se hallan las quinas sino desde
5° de lat. aust. hasta 12° de lat. boreal en la dirección de
Norte á Sur, y que del Este al Oeste solo nacen sobre la
cordillera. Llamo al i.° termino boreal, al 2.° termino
austral, al 3.° termino oriental, y al 4.° termino occidental
del genero Cinchona. La distancia de los dos últimos es tan
varia como la base de los Andes; no obstante no pasa de
40 leguas náuticas, ni baja de 25. Como la especie oficinal
tiene el genero un termino superior, y otro inferior en que
vegetan sus especies; estos son demasiado interesantes, de-
tengámonos un poco en ellos.
El Barón de Humboldt establece el termino inferior de
este genero á 300 toesas, y el superior á 1.500 sobre el
mar. Subscribiendo gustoso al primero, creo que se debe
levantar el segundo algunas toesas sobre esta determina-
ción. En San Nicolás al Oriente de Alausi he observado la
especie n... á 230, o lin.^ del barómetro. Esta altura del
mercurio da 1.553,7 t."* de elevación sobre el Pacifico.
— 86 —
Aqui colocamos el termino superior de las Cinchones en
nuestra AUvelacion. Es pues evidente que la gran zona en
que las encerró la naturaleza tiene 1.253,7 t.^ (2.925,3
ir.'* c.^) de altura perpendicular.
Se opondrán contra estos limites las plantas febrífugas
de las llanuras de Orinoco (i), Upatú, Golfo de Santafé,
Cumaná, las Quinas de Santo Domingo (2) de Jacquin, y
la de las Islas de los Amigos Forster (3); y en fin la de
Tacames. Pero á ninguna de estas plantas las miran los
verdaderos botánicos como pertenecientes al genero cin-
chona (4^. Basta reflexionar sobre las descripciones que de
(i) El sabio Humboldt nos ha asegurado que las Quinas de la Angostu-
ra, Golfo de Santafé y Cumaná no pertenecen al genero Cinchona. «La
Quina déla Angostura es la corteza de un nuevo genero (Cusparla febrífu-
ga) ¿'erw/ra^wí quinqué, foiiis ternath, alíernis, crece cerca de Upatá en las Mi-
siones de C-ironi y el Golfo de Santa Fe al Este de la Nueva Barcelona. La
Quina de Cumaná muí febrífuga viene del árbol Cuspa, que tiene stipulas nu~
llae, joVia alterna. Estos dos arboles preciosos para la salud de los hombres
vegetan á mas de 200 leguas al Este de los Andes, ó de la Patria de las Cin-
chonas. . Se ignora su analogía con la Quina de Tacames, que producen las
costas igualmente bajas del Mar del Sur, y que ningún naturalista ha ob-
servado.» Geograf de las plantas M. S. S.
(2) El caballero Jacquin nos ha dicho que en la Isla de Santo Domin-
go crece un árbol que llama cinchona caribaca. Pero el juicioso D. Hipólito
Ruiz (Qulnolog. pag. 9.) hace ver que distante está esta planta del genero
cinchona, y que asi este sabio botánico, como el digno hijo de Linné se en-
gañaren sobre el genero de este vegetal.
(3) Con igual prudencia separa el mismo RuIz del genero Cinchona la
C. Corymblfera de Forster. No hay mas que leer con atención la pag. 12
de la Qulnolog. de este A, para quedar convencido que en Tongataboe no
existe ninguna especie de Quina.
(4I La única especie que existe en las costas del Océano Pacifico con
el nombre de Cinchona es la de Tacames, ó Atacames. He visto ramos se-
cos de este árbol remitidos de las bocas del rio de Esmeraldas á Quito por
D. Manuel José Pérez de Valencia. Creo que no pertenece al genero Cin-
chona, aunque no he podido conseguir sus flores y frutos, á pesar de los es-
- 87 -
■ellas nos han dado sus A. A., basta leer la Qninologia de
Ruiz, y la Geografía de las Plantas de Humboldt para per-
suadirse que no hay quinas fuera de los equinocciales. En
conclusión queda este genero confinado dentro de los limi-
tes que acabamos de prescribirle, y son en resumen:
Termino bo-
real 5° o' lat. bor.^
Termino aus-
tral -\- 12** o' lat. aust.».
Suma.... 17° o' de Norte á Sur.
Termino orien-
tal co , o
Termino occi-
dental 32,5 leg.^ distante del oriental.
Termino infe-
rior 300 , o t.^ sobre el mar.
Termino supe-
rior 1553 , 7 t.^ sobre el mar.
Diferencia. 1253 , 7 t."*.
Con estos preliminares podemos aproximarnos lo bastan-
te en el calculo de la extensión de superficie que produce
las Cinchonas. Si multiplicamos la suma de los grados de
latitud por la base media de los Andes, tendremos una área
11.050 leguas quadradas. Es preciso rebajar por lo menos
fuerzos repetidos que he hecho. Tiene las hojas oblongas de 4-5 pulgadas
de largo, enterisimas, pecioladas, lampiñas, alternas, y sin estipulas. Estos
ultimos caracteres jamas se han visto en ninguna de las Cinchonas conoci-
das. Todos poseen las hojas opuestas y estipuladas. Esperamos del zelo del
referido Don Manuel José Pérez de Valencia otros esqueletos mas perfec-
tos, corteza y frutos de este árbol, con que podremos fijar nuestras ideas
sobre este punto.
un tercio por el espacioso terreno que ocupa la parte supe-
rior é inferior de la Cordillera, en que jamas nacen las qui-
nas. Por consiguiente de toda la extensión de la America
Meridional, de las 600 mil leg ^ de superficie que presenta
esta mitad del nuevo mundo, solo 7.367 producen las espe-
cies diferentes de este genero (i).
¡Y quanto hay que rebajar de este numero! Aunque en
todas se crie, y pueda connaturalizarse, no en todas se ha-
llan arboles de Quina; y aunque los botánicos cuenten ya
en este genero muchas especies, son pocas las que se pue-
den poner al lado de la Cinchona officinalis. Se dexa sen-
tir quanta atención, y quanto deben economizarse estos
bosques limitados, y únicos sobre la tierra: es preciso po-
ner freno á los cortes indiscretos: es preciso dirigirlos con
preceptos: es preciso... digamos de una vez, el ramo de la
Quina necesita ordenanzas sabias con mas razón que las
Minas de México y del Perú.
Diez y siete especies de Quinas diferentes he colectado
solo en la Provincia de Quito desde 1°, 30' de lat. boreal
hasta 5° o' de lat. aust. Todas las he diseñado, descrito y
esqueletado cuidadosamente; de todas poseo porciones de
corteza que llevo á la Capital del Virreinato como mues-
tras. De estas 17 especies 10 nacen en los bosques de Loxa
al lado de la oficinal, con quien tantas veces se ha equivo-
cado, y de que tanto se ha abusado, con perjuicio del cré-
dito del especifico, y de la salud del hombre.
Pero, ¿-qual es el grado dé bondad de cada una de estas
especies? ^'De que virtudes se hallan dotadas, y que estima-
ción merecen de nuestra parle? En fin ¿xuales son los ca-
racteres que las distinguen entre s\} He aqui unas cuestio-
(i; El calculo es: 5*^ 4- 12^ — 17^ x 20 leg« náuticas = 3^0 X 32,5
11.050
= 1 1050 : -^ 7367.
3
- 89 -
n«s importantes,, cuya solución esta reservada á los pro-
fundos conocimientos del ilustre Mutis. Quando me haya
restituido kl lado de este Patriarca de los botánicos (i),
quando le haya presentado mis colecciones, quando esos
ojos envejecidos en la distinción de mas de 2 mil especies
de plantas, examine, analice y aplique estas cortezas, en-
tonces conocerá la Provincia de Quito, la Nueva Granada,
y la nación entera quanto debe á las luces de hombre tan
grande. Se sabrá con firmeza cual es la buena, la mediana,
la inútil, que lugares las producen, á que sitios se puede
transportar, con otros conocimientos útiles á la extracción,
beneficio y comercio de este genero importante.
Si es cierto que ya conocemos muchas especies, no lo es
menos que aun nos falta mucho para podernos lisongear de
haber visto todos las cinchonas que producen los Andes {2).
Ah! ¡Que no debíamos esperar de Mutis si poseyese esque-
letos, cortezas, descripciones & de cuantas especies nacen
(1) Humboldt, este sabio viagero, cuyos talentos y luces no acabamos
de admirar, es el autor de este elogio tan grande como conciso. Asi se ex-
plica en su Geografía de las Plantas, obra sublime y filosófica, que creyó
digna de ser dedicada á Mutis.
(2) Mientras llega ese tiempo, mientras damos la ultima mano á la
Carta Quinologica del Reyno, nos contentamos con indicar aquí los luga-
res en que se hallan arboles de Quina.
Lugares del Reyno en que hay arboles de Quina.
En la Governacion de Popayan:
Popayan.
Pirojé: hacienda.
Poblasen: pueblo.
Chirivió: hacienda.
Champillaceta, y otros muchos.
Almaguer.
Guaytara.
Guaytarüla.
Ancuya. (Continúa la nota.)
— 90 —
sobre esta cadena famosa de montañas! ¡Quantas relacio-
nes! quantos caracteres! quantas luces necesarias para dis-
tinguirlas nos daria este Linné del Nuevo Mundo!
En el Corregimiento de Ibarra.
Guaca: pueblo.
Yntac: pueblo.
Quarabi: anejo.
Cunchi: hacienda.
En las cercanías de ^uito:
Nanejal.
Perucho.
Causacoto.
En el Corregimiento de Guaranda:
Piíianatoy.
Chasojuan.
En la jurisdicción de Alausi:
Calumbin: hacienda.
San Nicolás: hacienda.
Piñonpungo.
Uncun.
En la Governacion de Cuenca:
Cañar.
Azogues.
Paute.
Gualaseo.
Bulan.
Cerro del Pan.
Taday.
Sidcay.
Sigse.
Sangurina,
Xiron. i
Mayeturo.
En el Corregimiento de Loxa:
La mayor parte de el abunda no solo de la officir.a'is, sino también de
otras muchas.
Nota. A estos pueden añadirse otros muchos que omitimos para hacer-
lo en nuestra carta guinologica con mas extensión.
— 91 —
Apenas ha visto cinco que nacen en los paises que he
recorrido cuando nos da avisos importantes á nuestra sa-
lud, y abre un nuevo campo á trabajos gloriosos é intere-
santes en la física, en la química y en la medicina. Si de-
seamos una solida reforma sobre las quinas, si queremos
organizar este ramo, si queremos darle como es justo el
ultimo grado de perfección de que es capaz, es preciso co-
menzar por un examen detenido de los Andes equinocciales,
desde 5^ de lat. boreal hasta los 12 de lat. aust. ¡Quantas
especies hasta hoy desconocidas! ¡Quantas que tal vez
igualen ó excedan en virtud á la de Loxay Calysaya! Pero
yo salgo de los limites que me prescribe mi condición pri-
vada.
Conclusión, — De todo lo dicho hasta aqui resulta que en
toda la America meridional, solo en las 200 leguas de las
inmediaciones de Loxa se halla la verdadera cinchona offi-
cinalis, la única que se remite por cuenta de S. M. á la
Botica Real: que acotándola bajo los limites que prescribe
la carta adjunta, corrigiendo algunos abusos, y sobre todo
promoviendo los plantíos, pueden proveer para siempre esos
bosques, no solo de las 400 ó 500 arrobas que se extraen
hoy, sino de una cantidad mucho mayor: que animando los
trasplantes á los otros lugares análogos del Reyno, se mul-
tiplicará este especiñco prodigiosamente, con notables ven-
tajas de los Pueblos y del Rey: que sujetando al Profesor
de Loxa á las luces y dirección del celebre Mutis, saldrá
del letargo en que hace 13 años se halla sepultado; se per-
feccionarán, ó por mejor decir, se echarán los fundamentos
auna administración abandonada hasta hoy al capricho y
á la ignorancia de los Corregidores de esa Ciudad: que las
otras especies de Quina, inferior en virtud, pueden sin per-
juicio de S. M. dexarse en manos de los vasallosi^que esta
providencia, digna de un soberano clemente, sacará á mu-
chas familias de la miseria, y reanimará considerablemente
- 9¿ -
elcomercio moribundo de la Provincia de Quito; en fin,
que para impedir los cortes indiscretos, y los abusos de los
particulares, se formen ordenanzas sabias que prescriban
el método, la cantidad, el tiempo & en que deben verificar-
se los acopios.
Quito y Marzo i6 de 1805.
Plan razonado de un Cuerpo militar de Ingenieros
mineralógicos en el Nuevo Reino de. Granada.
En un pais casi sin industria, con poca población, y
mirado como colonia, tal como el Nuevo Reino de Gra-
nada, para que su Metrópoli haga con el un comercio
ventajoso y útil, se requiere que se le faciliten los me-
dios de adquirir numerario con que pagar los efectos
que se traen para su consumo; de otro modo la escasez
de moneda envilece el precio de aquellos, y poco á
poco arruina el comercio destruyendo su incentivo, que
es la ganancia. Aun cuando esta reflexión no fuera de
aquellas que por su evidencia no exigen prueba, bas-
tarla observar lo que se experimenta en este Nuevo
Reino para confesarla. Todos los negociantes se que-
jan de que á vista de ojos se disminuye la utilidad de
su profesión; ya no se ven las fortunas que antigua-
mente proporcionaba el comercio; y, sin embargo de
que con la población ha crecido el numero de consu-
midores, se compran los efectos por la mitad del pre-
cio en que se vendían hace cincuenta años.
No pudiendo contarse con la industria y agricultura
del reino para proporcionarle el numerario que nece-
sita, porque todavía no tiene el crecido numero de bra-
— 94 —
zos que para estos objetos se requieren, es preciso fijar
la atención en sus ricas minas, y promoviendo su labo-
reo hacer que abunde la plata y oro, y que con ello se
reanime el comercio, que amenaza ruina si no se fo-
menta con este arbitrio.
A un objeto tan importante como este se dirige el
presente plan, que en su ejecución presenta tres efectos
dignos de la atención de nuestro Gobierno, á saber:
I.** Socorrer á la nobleza de este reino, facilitándole
una ocupación distinguida con que subsistir. 2.° Fomen-
tar los progresos del reino en general, familiarizando
á sus moradores con el conocimiento de las ciencias
útiles, sin las cuales es imposible que se aprovechen los
muchos tesoros que encierra en los tres reinos de la
Naturaleza y que están desconocidos hasta ahora por
falta de aquella instrucción. 3." Finalmente, asegurar
al Rey nuestro señor esta preciosa posesión, tanto por
un nuevo vinculo de amor con que se unirán mas á su
Real persona los corazones de sus vasallos de estos do-
minios, cuanto porque en caso de invasión enemiga po-
drá S. M. contar con un Cuerpo de oficialidad á cuya
inteligencia, honor y valentía se puede confiar la defen-
sa de este reino.
Si logro hacer patente que este proyecto, desempe-
ñando completamente tan sagrados objetos, será venta-
joso al Real Erario y le proporcionará mayores ingre-
sos, lejos de serle gravosa su subsistencia, creo que
quedará comprobada su utilidad; por tanto, después de
recorrer en este discurso cada uno de los capítulos pro-
puestos haciendo ver la necesidad de atender á ellos, y
- 95 —
sus conocidas ventajas, y demostrando los aumentos
que con este establecimiento reportará la Real Hacien-
da, expondré las reglas sobre que me parece conve-
niente se maneje este nuevo Cuerpo, y daré un estado
de los gastos que deberá causar y arbitrios de que se
podrá echar mano para facilitar estos caudales. Aun
cuando no tengo la fortuna de acertar en lo que me pro-
pongo, á lo menos el pequeño trabajo de este papel dará
á conocer que aspiro al mejor servicio del Rey, al fo-
mento de mi patria, y me tendré por muy dichoso si en
algo contribuyo á tan respetables fine?.
El carácter guerrero de la nación española y la pros-
peridad de sus armas en la maravillosa conquista de
America, junto con las muestras de inagotable riqueza
que esta parte del mundo presentó á sus primeros des-
cubridores, fueron sin duda alguna las causas que pro-
dujeron en el primer siglo de la conquista tan numerosa
emigración de la Peinnsula á estas regiones. De incul-
tas y despobladas, pasaron en un instante como arte
de magia á gozar de las ventajas de la civilización y
cultura; los aduares de indios barbaros se transforma-
ron en hermosas ciudades y poblaciones; y á esta me-
tamorfosis no ayudó poco la nobleza española, ya cos-
teando las expediciones que debian someter estos do-
minios á su Monarca ó ya suministrando gran numero
de sus individuos para contribuir al éxito de las memo-
rables hazañas que los cubrieron de gloria, y que jamas
dejará la posteridad de mirar con admiración.
Nuestro Gobierno, siempre sabio y siempre justo, no
pudo mirar con indiferencia el mérito de aquellos hom-
- 96 -
bres distinguidos, que abandonando sus comodidades
y su patria, lo sacrificaban todo para contribuir al au-
mento de la Monarquía; y como la situación local de
estos dominios en aquellos tiempos no le facilitaba pre-
mios para tantos y tan beneméritos héroes, echó mano
del único arbitrio que se le presentó para remunerarlos,
y fué el de adjudicarles el tributo anual de los indios de
aquellos pueblos, que se les dieron con el titulo de en-
comiendas.
Con el producto de estos se mantuvieron con decen-
cia los que- las ganaron y su posteridad, fomentando
con su residencia y gastos las poblaciones en que se
avecindaron hasta tanto que la experiencia adquirida
en la serie de dos siglos hizo ver á nuestro Ministerio
las malas consecuencias de las encomiendas, y lo obligó
á abolirías. Esta medida, aunque justa y resuelta des-
pués del mas maduro examen^ produjo (á lo menos en
este reino) bien tristes efectos. Muchas ciudades y po-
blaciones distinguidas, tales como Tocaima, Tunja, et-
cétera, decayeron de su esplendor y se vieron reducidas
á la despoblación y miseria; los trabajos de la agricul-
tura se dificultaron; los de las minas se abandonaron
del todo, y últimamente los descendientes de aquellos
respetables conquistadores, que á costa de su sangre y
haberes habían añadido estas ricas posesiones á la Co-
rona de nuestro Monarca, quedaron sumergidos en una
vergonzosa obscuridad y pobreza.
Solo se salvaron de este común naufragio aquellas
familias que, á más de las encomiendas, tenían algunas
posesiones, con cuyo producto pudieron dar á sus hijos
— 97 —
proporcionada educación para colocarlos en el estado
eclesiástico ó abogacia, que fueron las únicas carreras
que podían aspirar para sostenerse. Posteriormente, el
establecimiento ó arreglo de las Rentas Reales ha faci-
litado la colocación de algunos en los empleos que se
han creado; pero^, sin embargo, todavia existen muchos
que por falta de medios para educarse están confundi-
dos con la mas baja plebe. Gran numero de familias
ilustres no tienen en el publico la representación que
les corresponde por su nacimiento y méritos de sus an-
tepasados, y son unos acreedores del Estado, que tacita-
mente reclaman la munificencia y soberana liberalidad
de nuestro Monarca para salir de la extrema pobreza
que los abate, y á que sin culpa suya se ven reducidos.
La nobleza es el mas seguro apoyo del trono y, por
tanto, debe sostenerse. Nada es capaz de fomentarla
como el de facilitarle con el medio de educarse como
corresponde la proporción gloriosa de sacrificarse en
servicio y defensa de su Monarca; uno y otro se logra
con el actual pro3'ecto, como se conocerá por el regla •
mentó que acompaña, reservándonos ahora el demos-
trar las utilidades y ventajas que debe producir al rei-
no en general.
Entre tantas y tan vastas posesiones de que se com-
pone la iNIonarquia española, apenas habrá una tan im-
portante por su situación y natural riqueza como el
Nuevo Reino de Granada, colocado en el centro de las
Americas, bañado por los dos mares del Norte y del
Sur, en cuyas costas tiene los mas excelentes y seguros
puertos regados por diez ó doce grandes ríos navega-
7
— 98-
bles; que cortándolo en diversos sentidos, facilitan el*
trato de sus provincias internas, y dotado de los mas
variados y saludables climas parece que la naturaleza
lo destinó para ser el emporio del comercio que las
otras partes del mundo hagan con este. No restringid
su prodigalidad á estas solas ventajas locales, sino que
también lo dotó con sus mas exquisitas y admirables
producciones: las piedras preciosas y metales en el
reino mineral; las solidas y hermosas maderas; sabro-
sas legumbres; abundancia de granos y mantenimien-
toSj aromas, gomas y plantas medicinales en el vegetal;
la variedad de cuadrúpedos y aves en el animal, junto
con la facilidad de apropiarse todas las producciones
exóticas transplantadas á su suelo, son otros tantos te-
soros que demostrando la mucha riqueza natural de este
reino, reclaman su fomento para que sus poseedores
aprendan á aprovecharlos y contribuyan asi á la pros-
peridad general de la Monarquía. Bien penetrado de
esta verdad está nuestro Gobierno supuesto que sin
atender á lo excesivo de los gastos ha hecho en distin -
tos tiempos las mas costosas tentativas para animar á
sus vasallos al aprovechamiento de los dones que con
mano liberal les presenta la naturaleza en este reino.
La expedición botánica, que con tanto acierto dirige el
doctor D. José Celestino Mutis, y el laboreo de las mi-
nas de Mariquita, que estuvo al cuidado de Juan José
D'Elhuyar, son claras pruebas de esta aserción; pero
¿me atreveré á decirlo? Se ha errado en la elección de
medios que se han adoptado para este importantísima
fin. Murió D'Elhuyar y con el la esperanza de que se
— 99 —
instru3'an los mineros en esa facultad después de haber
gastado infructuosamente el Erario mas de doscientos
mil pesos. Morirá Mutis y quizá se sepultarán con él sus
sabios descubrimientos y sus inmensos conocimientos
botánicos, y lejos de sacar utilidad la corona y este
reino de tan caras empresas, les resultará el per-
juicio de equivocarse, atribuyendo el mal éxito á ingra-
titud de la tierra y de sus moradores y no á la verdade-
ra causa que ha sido no haber acertado en el medio de
propagar y arraigar los conocimientos y cultivo de las
ciencias útiles, por haber querido contra el orden natu-
ral introducir la practica antes de procurar la instruc-
ción teórica que sirve á aquella de fundamento.
Mientras que no se reformen nuestras escuelas susti-
tuyendo en ellas el estudio de las ciencias naturales al
de la peripatética que solo sirve para hacer cavilosos y
díscolos á los que la estudian y mientras que no se des-
tinen premios para los que se distingan por su aplica-
ción y aprovechamiento, no hay que esperar que haya
en este reino abundancia de sujetos capaces de sacar par-
tido de sus naturales riquezas sin embargo de las exce-
lentes disposiciones y talento que en todos se advierte.
Sin el segundo requisito, de nada servirá el primero^
como lo ha acreditado la experiencia en la Escuela de
Matemáticos del Colegio mayor de Nuestra Señora del
Rosario, que ha tenido por mucho tiempo sin ejercicio
D. Juan Fernando Vergara, porque por falta de un
atractivo que remunere las tareas de aquel estudio no
ha habido discípulos que oigan sus lecciones.
El Cuerpo que propongo reúne las dos ventajas de
— loo
dar al publico escuelas en que aprendan las ciencias
útiles; y de animar á su estudio por el incentivo de los
ascensos destinados para los que se distingan por su
talento y aplicación, de suerte que una vez establecidos
los Ingenieros mineralógicos veremos infaliblemente
propagarse con rapidez las luces déla Filosofía natural
y con ellas la inteligencia en el laboreo de las minas que
hará abundar el numerario que tanto escasea; la per-
fección en la agricultura, que abaratando los víveres
disminuirá el valor de los jornales que en el dia por
necesidad son caros; la actividad en el comercio, único
conducto por donde la Metrópoli saca utilidad de sus
Colonias; la dulzura en las costumbres, que fomentará
las poblaciones, y, últimamente, la perfección en todos
los ramos que se requieren para el solido fom.ento de
este Reino, sin los cuales es gravosa su conservación á
la Monarquía.
De nada servirían todas estas ventajas si no trajeran
consigo la mas importante y sagrada, cual es asegurar
el amor de los vasallos por tantos títulos debido á nues-
tro Monarca, y poner bajo sus soberanas ordenes un
Cuerpo de oficiales militares dignos de este titulo por
su fidelidad, pericia, distinción y deseo de sacrificarse
en servicio de su Rey. Siendo indubitable que de este
establecimiento deben resultar los beneficios que llevo
expuestos, y que, ademas subministrará el medio de
subsistir, con decoro á lo menos, á sesenta individuos
de familias principales del reino, ¿quien podrá dudar la
tierna veneración que inspirará acia la persona de
nuestro generoso y católico Soberano? Solo aquellos
— lOI
desgraciados que estén infectos de las máximas del
pseudc-politico Maquiavelo sostendrán con su maestro
que los beneficios del Monarca enajenan de el los cora-
zones de sus vasallos: proposición absurda y reprobada
por la naturaleza y la experiencia. La ingratitud, y
generalmente todos los vicios y delitos*atroces que aver-
güenzan á la humanidad, son fruto funesto de la igno-
rancia y de la miseria, pero jamas se encuentran en el
hcmbre instruido y con suficiente fortuna.
La aplicada y laboriosa educación que se ha de dar á
los individuos del Cuerpo de Ingenieros mineralógicos,
á mas de. disponerlos para el exacto desempeño de su
primario Instituto, es un seguro garante de que si lle-
gare el caso de ocuparlos en el servicio de armas se
harán dignos por su conducta del distintivo con que los
honra la Real clemencia.
Bien pudiera crearse este Cuerpo sin la calidad de
militar; pero en tal caso §e privaria el Estado de la ven-
taja que le resulta de tener un numero de oficiales pron-
to para cualquiera evento fortuito de invasión eneniiga,
en que armando al paisanaje y poniéndolo á las orde-
nes de estos oficiales , se hallarla con un considerable
refuerzo merecedero de su confianza por la inteligencia
de los que lo mandaban. Por otro lado, es muy convcr
niente el que los estudiantes tengan el carácter de ca-
detes, tanto para acostumbrarlos á la subordinación,
cuanto para contener la natural inconstancia de la
juventud, que en nada se manifiesta tanto como en el
estudio; pues demuestra la experiencia que de doscien-
tos que se aplican á una facultad, diez ó veinte conclu-
102
yen el curso que principiaron. A mas de esto, debiendo
los Inspectores de minas residir en las varias provincias
en que las hay, seria con detrimento del objeto de su
Instituto y Comisión menos atendidos y respetados si
les faltara el carácter de militares.
Solo me resta probar que este establecimiento no
será gravoso á la Real Hacienda, y que le proporcio-
nará considerables ingresos. Lo primero se demuestra
por la simple inspección del estado de los arbitrios
que para su subsistencia propongo al fin de este papel;
y lo segundo se comprueba por la reflexión de que
fomentando este establecimiento á las minas, se mejo-
rará el laboreo de las ya establecidas y se emprenderá
de nuevo el de las que ahora están abandonadas ó por
ignorancia ó porque la falta de economía actaal no per-
mite que se trabajen. A proporción que se aumente la
extracción de metales crecerá el producto que á favor
del Real Erario dan las Casas de Moneda; la abundan-
cia de numerario dará estimación á las posesiones y fru-
tos territoriales^ y esto hará mayores los ingresos de
Aduanas y Alcabalas; últimamente, repartiéndose el
dinero por su abundancia entre todas las clases del Es-
tado, refluirá al Real Erario por medio del consumo ge-
neral de tabaco, aguardiente y demás ramos estancados,
cuyo expendio se aumentará á proporción.
Ni son estas solas las utilidades que la Real Hacienda
debe esperar del establecimiento de los Ingenieros mi-
neralógicos; las salinas son uno de los ramos pingüísi-
mos; en este reino hay muchas, de las cuales las mas
no se aprovechan, y las pocas que se trabajan es sin
— 103 —
«conomia, y con tanta impericia, que habiendo visto
las de Zipaquirá el Barón de Humboldt, sujeto bien
conocido en el orbe literario, aseguró, como practico en
la materia, en una Memoria que dirigió al Superior
Oobierno de esta cap.^ y que tengo á la vista, que si
no se reformaban los trabajos, se perderla la mina se-
pultada en los derrumbes que debia ocasionar su mala
dirección. Esta mina, aunque la menos desarreglada de
todo el reino, tiene tan mal manejo, que sobre no labrar
sales precisas para el consumo de los territorios que de
•ella se proveen, y, por tanto, tenidos en continuada
escasez de un renglón de primera necesidad, las pocas
arrobas que introduce en el comercio son frecuente-
mente de mala calidad por su impureza, y de poca uti-
lidad para la Real Hacienda por el mucho desperdicio
de combustible y jornales en su laboreo, como lo demos-
tró el mismo Humboldt en la Memoria citada, pudién-
dose comprobar la escasez y mala calidad de las sales
por las repetidas quejas que sobre el particular se ver-
san en el Gobierno.
No se puede dudar que confiadas las salinas á manos
inteligentes, como deben serlo los Ingenieros mineraló-
gicos, se remediaran todos estos daños nacidos de la
ignorancia; y quedando el publico bien servido, repor-
tará el Erario duplicadas ventajas, ya por el mayor
numero de arrobas que se labren, ya por la economia
■de su fabricación y ya por el establecimiento de otras
nuevas salinas que pueden ponerse en Chaleche, Vega
•de Supia y otras provincias del reino que las tienen sin
sacar fruto de ellas hasta el día.
— 104 —
Las fabricas de salitre 3- pólvora, hoy del todo aban-
donadas (acaso por faka de inteligentes que las mane-
jen), pueden también confiarse á los Ingenieros mine-
ralógicos, y en sus manos producirán mucha utilidad,
porque abaratándose su costo con una bien entendida
manipulación, podrán venderse al publico sus produc-
tos con mas equidad que en el día, y á beneficio de este
manejo crecerá su consumo, y con el los ingresos de la
Real Hacienda.
Pero suponiendo que esta no se pudiera prometerlas
referidas ventajas, y otras muchas que por evitar pro-
lijidad no apunto, bastaria la mera creación del Cuerpo
de Ingenieros para darle los más considerables ingresos
de modo que aun cuando tuviera que sostenerlo por sí
solo quedaría superabundantemente cubierta con los
aumentos que reportara. Asi se ha experimentado con
el establecimiento del Batallón Auxiliar, cuyo socorro,
derramado por todas las clases del Estado, ha dado vi-
gor á la agricultura y comercio y ha sido la única causa
aparente del fomento que se observa en el reino en los
años que van corridos desde que se estableció aquel
Cuerpo. Su subsistencia cuesta á la Real Hacienda
cchenta y tantos mil pesos anuales, que puestos por su
medio en circulación se puede decir , sin exagerar, que
han hecho triplicar los productos de las Rentas Reales^
Sirvan de ejemplo la Aduana y los Diezmos el año de
178 1 en que no había tropas en Santa Fe, produjo su
Aduana 40.827 pesos y el de 1801 ascendió 128.657
pesos. En el año de 1791 importó la masa de Diezmos
la cantidad 177.022 pesos y en el de 1801 269.875; de.
— 105 —
suerte que con el aumento que hay en cualquiera de
estas dos rentas le sobra al Re}^ para pagar al Batallón
Auxiliar. He escogido dos épocas distintas para que se
observe por su comparación lo progresivo del aumento
y he tomado por ejemplo las dos rentas citadas, por ser
las que dicen relación con los importantisimos objetos
del Comercio y Agricultura.
Una vez explicadas las razones que me persuaden lo
conveniente que será este establecimiento, que dirigién-
dose á perfeccionar el laboreo de las minas servirá
para el socorro de la nobleza , fomento general del
Nuevo Reino, seguridad de su posesión y aumento de
la Real Hacienda, pasaré á decir las reglas bajo las cua-
les me parece que debe originarse y manejarse, y para
que en esto haya la debida claridad, lo pondré por el
estilo de la ordenanza militar, dividiéndolo en títulos y
articulo?.
Re glamentcf que debe gobernar el Real Cuerpo de Ingenieros
Mineralógicos del Nuevo Reino de Granada conforme á
las reflexiones que anteceden.
TITULO I
Destino y fuerza de este Cuerpo.
Articulo i.° El principal objeto á que se dirige el
establecimiento de este Cuerpo es para el fomento y
perfección del laboreo de minas del Nuevo Reino de
Granada, por tanto, todos los individuos de que se
<:omponga, deben tener la instruccion.conveniénte en las
ciencias y artes relativas á aquel importante fin.
Art. 2.** Siempre que lo exijan las circunstancias
deberán los individuos de este Cuerpo tomar las armas
y hacer el servicio militar de su grado en el pasaje á
que les destine el Jefe del reino; y para estar aptos
para el efecto, se impondrán en la táctica militar, orde-
nanzas generales, y demás conocimientos necesarios
para el cabal desempeño de este honroso destino.
Art. 3.° La aplicación y talento en ambos ramos
— I07 —
•será la principal recomendación para los ascensos de los
oficiales de este Cuerpo y sólo se atenderá á la antigüe-
dad cuando militen iguales circunstancias; de suerte que
jamas se ha de verificar el posponer el mas instruido y
aplicado al menos instruido.
Art. 4.° Estarán bajo la dirección de este Cuerpo
todas las minas que se labren de cuenta de Su Majestad
y en especial las salinas y fabricas de salitre y pólvora.
Los individuos empleados en esta dirección tendrán
medio sueldo más de gratificación, que se les abonará
por cuenta del establecimiento que dirijan. Y será Juez
privativo de estos establecimientos el Jefe de este
Cuerpo.
Art. 5.° Se compondrá este Cuerpo de un Director
en Jefe Coronel vivo; un Vicedirector, Teniente coro-
nel vivo, ocho Inspectores de minas, Capitanes vivos;
ocho Inspectores en segundo, Capitanes graduados;
ocho Inspectores, Tenientes vivos; ocho Ayudantes,
alférez vivos, veinticuatro alumnos, cadetes, un Ca-
pellán y un Cirujano.
Art. 6.° La residencia ordinaria de este Cuerpo
será en la ciudad de Santa Fe de Bogotá, capital del
Nuevo Reino de Granada, en donde tendrá una casa con
la debida capacidad y piezas correspondientes para
todas las Escuelas, Biblioteca y un Gabinete de Histo-
ria natural, Laboratorio y habitación del Jefe que vivi-
rá en ella para cuidarle y custodiar todos los enseres
y caudales que alli se depositen.
Art. 7.° A más de los caudales necesarios para pa-
^ar los sueldos de todos los individuos de este Cuerpo
— io8 —
se le abonaran anualmente tres mil pesos con nombre
de Fondo común y con destino de que de el se costeen y
aumenten una Biblioteca y un Gabinete de Historia
natural para instrucción de los individuos del Cuerpo y
á beneficio del publico que podrá disfrutar de uno y
otro en los días que para el efecto se señalen. También
se costearán del fondo común un Laboratorio químico,
las maquinas físicas y demás gastos comunes que ade-
lante se dirán.
Art. 8.° En el manejo de caudales, distribución de
ellos, Cajero y Habilitado, se arreglará en lo posible
este Cuerpo con lo prevenido en la ordenanza general
sobre tales asuntos.
Art. g° El uniforme de este Cuerpo será casaca
y calzón azul, chupa, buelta, solapa, collarín y forros
anteados, sombrero sin galón; galón de plata en la so-
lapa, collarín y buelta; botón blanco con el dibujo de
un pico y una barra arpados sobre una granada, encima
la corona Rl. y debajo el nombre de Ingenieros mine-
ralógicos.
TÍTULO II
De los alumnos cadetes.
Articulo i.° Para la recepción de cadetes se obser-
varan las prevenciones de la ordenanza general y será
particular recomendación para los que pretenden acre-
ditar que descienden de los primeros conquistadores y
pobladores de estos dominios.
— I09 —
Art. 2.° Como los cadetes de este Cuerpo se desti-
nan al estudio de las Ciencias naturales, y la niñez es
la edad mas á proposito para que se radiquen estos co-
nocimientos, se les admitirá desde ocho años cumplidos
hasta catorce, bajo la circunstancia de que cuando en-
tren al Cuerpo sepan leer y escribir.
Art. 3.° Su numero fijo será el de veinticuatro, y á
cada uno se le socorrerá con diez pesos mensuales, á la
manera que se hace en los demás Cuerpos militares de
America, deduciendo los descuentos de ordenanza.
Art. 4.° Si después de completo el numero de vein-
ticuatro solicitaren algunos jóvenes entrar de supernu-
merarios con opción á las plazas numerarias conforme
vayan vacando, se les admitirá y no tirarán sueldo has-
ta tanto que entren de numerarios. Se tendrá particular
cuidado de que los supernumerarios no excedan de diez
ó doce para que no se les demore demasiado los ascen-
sos y esto les resfríe el ardor y aplicación que constan-
temente deben manifestar en su carrera.
Art. 5." Se hará entender á los cadetes que sus as-
censos dependen de sus conductas y aprovechamiento
en las ciencias que se les enseña, y el Director en jefe
tendrá particular cuidado de observar encada uno estas
dos cualidades para que aquellos que no den esperanza
de ser buenos oficiales, sean despedidos con su respecti-
va licencia, y aplicándose á otra cosa mas de su elección
desocupen una plaza que puede obtener otro mas digno.
Art. 6.° Los supernumerarios pasaran ala clase de
numerarios no por antigüedad, si no conforme ásu me-
jor conducta y aplicación.
ÍIO
Art. 7.** Anualmente se examinaran todos los cade-
tes en las respectivas clases que estén cursando; y á los
que en este acto manifestaren su aprovechamiento se
les tendrá presente para sus ascensos y se les pasará á
la clase siguiente.
Art. 8.° Ningún cadete será ascendido á oficial sin
haber cursado todas las facultades que se enseñan en el
Cuerpo, á menos que por su particular aplicación las
hayan aprendido privadamente; y para hacerlo constar
sufra un riguroso examen de todas ellas, en cuyo caso,
y saliendo aprobado, se le dispensará aquel requisito.
Esto mismo se observará en el cadete que al entrar en
una clase pida pase á la inmediata superior por estar ya
instruido en lo que en aquella se enseña.
Art. 9.° Mantendrá el Cuerpo un maestro de dibujo
para que instruya en su arte á todos los cadetes, del
que se le asignarán de sueldo 150 pesos anuales, que-
dando obligado á asistir á la casa de Ingenieros una vez
al día para dar lecciones en la hora que por el Jefe se
le prevenga.
Art. 10. Si por falta de vacantes se verifica que los
cadetes hayan concluido el curso de Ciencias naturales
y demás que se enseñe sin atender á oficiales, no por
eso dejarán de atender á la Biblioteca del Cuerpo para
instruirse en los idiomas francés é ingles y para irse per-
feccionando en los ramos de su Instituto, pues todos de-
ben estar entendidos que para el completo desempeño de
su destino no bastan las lecciones elementales que se dan
en las aulas y que solo se dirigen á abrirles las puertas
de las ciencias que han de ser la ocupación de toda su
-^ III —
vida, sino que por su parte han de poner todo el estu-
dio necesario para adelantarse y hacerse dignos de ul-
teriores ascensos.
Art. II. Los dos cadetes más antiguos, turnando
por semanas, servirán para comunicar á los individuos
del Cuerpo las ordenes del Jefe y para dar parte diario
á este de todo lo que ocurra; á cuyo fin el que esté de
turno, visitará por mañana y tarde la casa, aulas y Bi-
blioteca, tomando noticia de los cadetes qne hayan fal-
tado para avisarlo al Jefe.
Art. 12. Todos los jueves, por la tarde, se instrui-
rán los cadetes en el ejercicio militar y ordenanzas^
con el objeto de estar siempre aptos para el servicio
de armas á que por algunas circunstancias pueden des-
tinarse.
TITULO III
De los Ayudantes.
Articulo i.° Esta es la primera salida de los cade-
tes, y en la que deben manifestar su aptitud para obte-
tener mayores ascensos; por tanto, lejos de aflojar en
su aplicación, deben perfeccionarse en las ciencias de
su profesión y procurar adelantarles con peculiares des-
cubrimientos.
Art. 2." A mas de las obligaciones que como alfé-
rez les corresponden por la Ordenanza general, y de
que deberán estar bien instruidos, será de su cargo
112
suplir las ausencias de los Subinspectores encargados
de la enseñanza de los cadetes; para este fin , á cada
Subinspector se le asignará un Ayudante que desempe-
ñará las funciones que en los Colegios son peculiares
á los Pasantes respecto de los Catedráticos.
Art. 3." La asignación de los Ayudantes á cada
clase de las que se compone el curso de Ciencias de
este Cuerpo, será por antigüedad; de suerte que se ve-
rifique haberlas recorrido todas el que esté próximo
para salir á Subinspector.
Art. 4.° Los Ayudantes mas antiguos se destina-
rán á viajar por este reino, y los demás de America,
para que visiten sus minas, imponiéndose de sus labo-
reo y producto, recojan escantillones de todas las que
haya y descubran de nuevo; y tomen noticia de todas
las provincias, por lo respectivo á su situación geográ-
fica y producciones naturales en los reinos mineral,
vegetal y arimal, recogiendo lo mas particular que en-
cuentren en cada uno.
Art. 5.° Para ayuda de costa de estos viajeros se
les socorrerá con medio prest mas de sobresueldo, de-
ducido del fondo común del Cuerpo, de cuyo ramo se
le pagaran también por su justo precio todas las pre-
ciosidades relativas á los tres reinos de la naturaleza
que traigan para enriquecer con ellas el Gabinete de
Historia Natural destinado para instrucción y recreo
de los individuos del Cuerpo.
Art. 6.° Entre los Ayudantes, el que parezca mas
á proposito por su aplicación y por su instrucción en
los idiomas francés é ingles, se destinará para Bibliote-
— 113 —
cario, y el que á mas de asistir y cuidar la Biblioteca
del Cuerpo, estará obligado á enseñar aquellos idiomas
á los cadetes y oficiales que quieran aplicarse á su estu-
dio, como tan importante para inteligencia de las obras
magistrales de su Facultad, escritas en aquellas len-
guas. Por estas ocupaciones, tendrá de sueldo media
paga mas, que se deducirá del fondo común.
Art. 7.° El sueldo de los Ayudantes será de tres-
cientos sesenta pesos anuales, á razón de treinta pesos
cada mes , de los cuales se le harán los descuentos de
ordenanza.
TÍTULO IV
De los Subinspectores.
Articulo i.® El destino peculiar de este grado será
dirigir las Escuelas de enseñanza del Cuerpo y ejercer
en ellas las funciones de Catedráticos; por tanto, para
que los Ayudantes sean promovidos á este empleo, de-
berán tener la suficiencia necesaria para desempeñarlo
y estar instruidos en las obligaciones que como á Te-
nientes les corresponden por la Ordenanza general.
Art. 2.° Habrá seis Escuelas destinadas para la
enseñanza de los individuos del Cuerpo y demás perso-
nas que quieran asistir á ellas; en la primera, y primer
año de curso, se enseñaran Aritmética, Geometría, Di-
námica y Hidrodinámica; en la segunda, y segando año
de curso, se estudiará la Física experimental; en la ter-
— H4 —
cera, y tercer año, se explicará la Historia Natural y
Botánica; en la cuarta, y cuarto año, la Mineralogia; en
la quinta, y quinto año, la Quimica; y en la sexta, y
ultimo año, la Dosimetica y Metalurgia. De suerte que
el curso de estas ciencias ocupará seis años y otros tan-
tos maestros, que cada año repetirán la enseñanza de
su Facultad á beneficio de los que de nuevo entren á
cursarla ó de aquellos que no estén aptos para seguir á
la clase inmediata.
Art, 3.° Para que se guarde la debida conformidad
en la enseñanza y facilitar á los alumnos su instrucción
y adelantamientos, se imprimirán los elementos de cada
una de las Facultades mencionadas en el artículo ante-
rior, cuidando en su redacción de proporcionar y limi-
tar su extensión á lo mas importante é indispensable,
de suerte que cómodamente se puedan aprender en el
tiempo destinado para su enseñanza, sin que por con-
cisos pierdan el mérito de la claridad y suficiencia.
Para proceder á la impresión, se requerirá la aproba-
ción del Jefe, y deberá cuidar de que tengan las cir-
cunstancias prevenidas y de que no se varié en orden y
opiniones, á menos que la experiencia manifieste la
necesidad de practicarlo.
Art. 4." Los Subinspectores servirán por antigüe-
dad estas Escuelas, de modo que el menos antiguo será
Catedrático de Matemáticas; el que le sigue, de Física,
Así se verificará, que cuando asciendan á Inspectores,
hayan regentado todas las Cátedras y perfecciona-
dose con este ejercicio en todas las Facultades
para poder desempeñar con acierto la dirección de
— 115 —
minas y demás comisiones del real servicio que se les
confien.
Art. 5." En cada una de estas Escuelas se darán
lecciones por mañana y tarde, todos los dias que no
sean festivos , excepto los jueves, y para descanso y
recreo de los alumnos y maestro, habrá dos vacaciones
al año; la primera principiará en i.° de Agosto y ter-
minará en igual día de Septiembre , y la segunda se
empezará en 8 de Diciembre y se acabará en el mismo
día de Enero.
Art. 6.° Antes de esta ultima vacación se harán los
examenes prevenidos en el título 2.°, art. 7.°, y para que
la emulación sirva de estimulo á los estudiantes, aque-
llos que diesen muestras de su mejor aprovechamiento
se examinaran en publico segunda vez, para que los
asistentes sean testigos de su lucimiento y délas venta-
jas que se proporcionan al Estado por medio de este
Cuerpo que perfecciona la instrucción de la juventud.
Art. 7.° Los Subinspectores limitarán la enseñanza
de sus respectivas Facultades á los principios mas ele -
mentales de cada una, en el concepto de que los cade-
tes, al salir á oficiales, deben, por su parte, perfeccio-
narse en su estudio, aplicándose con esmero al porme-
nor de cada ciencia.
Art. 8." Será particular recomendación en los Sub-
inspectores los progresos de sus discípulos, debidos á
su esmero y destreza en enseñarlos.
Art. 9." Por ningún caso usaran en sus clases el
vergonzozo castigo de azotes, y solo se limitaran al de
arresto, dando parte al Jefe. Pondrán particular cuidado
— ii6 —
en manejar á sus discípulos de tal modo, que una ligera
reprensión produzca en ellos el efecto de corregir su
descuido ó desaplicación, sin necesidad de valerse de
mas serias demostraciones.
Art. 10. Los dos Subinspectores mas antiguos se
ocuparan en viajar por España y demás reinos de Euro-
pa, visitando las minas que en ellos haya, para instruirse
de sus labores. Llevarán un apunte exacto de las prac-
ticas mas ventajosas que observen, sacaran diseños ó
modelos de las maquinas mas útiles, solicitaran y com-
praran los libros que para el uso del Cuerpo se les en-
carguen por su Jefe, y para este mismo fin recogerán
las preciosidades naturales que encuentren. Por esta
ocupación se les gratificará con medio prest mas de
sobresueldo, que les servirá de ayuda de costa para sus
viajes, y se sacará del fondo común del Cuerpo, del
cual también se pagará por sus justos precios los libros,
maquinas y preciosidades que traigan con destino á la
instrucción de los cadetes y oficialidad del Cuerpo.
Art. II. Tanto á los Subinspectores viajeros como
á los Ayudantes que se hallen en esta misma Comisión,
se les pondrá por cuenta de la Real Hacienda su paga en
el lugar en que se hallen, sin que por este motivo se les
haga descuento alguno; y á los que estén en Europa, se
les abonará su sueldo en igual numero de pesos duros
que los que disfrutan en America, sin el desmedro de
escudo por peso que se acostumbra en el resto del ejer-
cito. Para facilitarles sus marchas, se les adelantaran
los pagos por trimestres ó por medios años; y al tiempo
de salir para sus destinos, se darán á cada uno ciento ó
— 117 —
doscientos pesos á buena cuenta de los encargos que
han de traer ó remitir para el Cuerpo.
Art. 12. Los Subinspectores cuatrocientos ochenta
pesos anuales (sic) de sueldo, á razón de cuarenta pesos
en cada mes, del cual se harán los descuentos de or-
denanza.
TITULO V
Inspectores en segundo.
Articulo i.° Estos serán primeros Tenientes, gra-
duados de Capitanes, y á mas de las obligaciones que
como á tales les corresponden por la Ordenanza gene-
ral, desempeñaran las siguientes.
Art. 2.** Siendo su destino ayudar y sostituir á los
Inspectores de minas, deberán estar instruidos perfec-
tamente en las ciencias de su facultad y en el desempe-
ño de las obligaciones que se les confien , procuraran
acreditar su- inteligencia y celo.
Art. 3.° En todos los establecimientos que estén
bajo la inmediata dirección del Cuerpo, administrándo-
los un Inspector de minas, hará las funciones de Con-
tador un Inspector en segundo, con media paga de
sobresueldo, que se deducirá del producto del ramo en
que estén ocupados.
Art. 4.* Los Inspectores en segundo que no estén
empleados en particular comisión, podran ser ocupados
por el Jefe del reino en levantar planos, proyectar y
— lia —
dirigir caminos, arreglar poblaciones y demás que por
su instrucción y destino puedan desempeñar.
Art. 5.° El mas moderno de los Inspectores en se-
gundo desempeñará las funciones de Ayudante del
Cuerpo, arreglándose en este punto á lo que la Orde-
nanza general previene para los Ayudantes, y siendo
de su incumbencia la instrucción militar de los cadetes
en el ejercicio y Ordenanzas que se previene en el ar-
tículo 2.".
Art. 6." Uno de los Inspectores en segundo, á elec-
ción del Jefe, será Director del Gabinete de Historia
Natural, y como tal cuidará de su arreglo, conservación
y aumento, y de tenerlo abierto para el publico en los
días que á este efecto se señalen; tendrá media paga
de mas por esta ocupación, que se deducirá del fondo
común,
Art. 7.° Los Inspectores en segundo tendrán seis-
cientos pesos anuales de sueldo, á razón de cincuenta
pesos cada mes, de los cuales se harán los descuentos
de ordenanza.
TITULO VI
Inspectores de minas.
Articulo i.® Estos oficiales, cuyo grado corres
ponde al Capitán de ejercito, desempeñaran las funcio-
nes de tales, con arreglo á lo que previene la Ordenanza
general.
Art.
y fabricas reales respectivas, tendrán su residencia en
las provincias donde las haya, cada uno en el lugar
donde se fije la Dirección de minas.
Art. 3." Será de su obligación dar á los mineros las
instrucciones y noticias que les pidan, dirigidas al
objeto de mejorar el laboreo de sus minas, ó de enta-
blar otras nuevas, y procuraran por todos los medios
posibles el fomento de este importante ramo.
Art. 4.° Con este objeto facilitaran el que se di-
funda la instrucción en las Ciencias naturales, dando lec-
ciones de ellas á las personas curiosas que en la provin-
cia de su residencia quieran aplicarse á aquel estudio.
Art. 5.° Seguirán correspondencia con el Jefe del
Cuerpo, y le comunicaran noticia de la situación geo -
gráfica de la provincia de su destino, de sus produccio-
nes en los tres reinos de la Naturaleza, y con especiali-
dad de las minas, distinguiendo las que se beneficien
«n la actualidad, y las que se pueden explotar; ultima-
mente, darán puntual razón de los progresos que se
■observen en aquella provincia.
Art. 6.° Recorrerán la provincia de su residencia,
formando planos geográficos y mineralógicos de ella;
estudiaran el carácter de sus moradores; indagaran las
producciones útiles del territorio y los arbitrios de ha-
cerles valer; proyectaran el modo de mejorar los cami-
nos existentes y abrir otros nuevos, y propenderán al
-arreglo de las poblaciones. Del resultado de todos estos
importantes encargos darán cuenta al Gobierno por el
conducto de su Jefe.
— 120 — •
Art. 7.° Si en virtud de las noticias qué comuni-
quen al Gobierno tuviese este por conveniente comi-
sionarlos para alguna cosa relativa á los capitulos-
expresados en el anterior articulo, procurarán que su.
exacto desempeño dé muestras de su pericia, celo y
amor al Real servicio.
Art. S.^ En las minas y fabricas reales de sal, sali-
tre, pólvora, etc., puestas á su cuidado, á mas de diri-
girlas, desempeñaran los Inspectores de minas la ocu-
pación de Administradores, cobrando media paga de
sobresueldo, que se les abonará de los fondos del ramo-
en que estén empleado?.
Art. 9.° Los Inspectores de minas que no tengan
particular destino, residirán en Santa Fe de Bogotá,
incorporados con su Cuerpo; y podran ser empleados
por el Gobierno en cualquiera Comisión militar ó rela-
tiva á su facultad que se tenga por conveniente poner á
su cuidado.
Art. 10. Los Inspectores de minas que tengan des-
tino en las provincias acopiaran las preciosidades que:
estas produzcan en los tres reinos de la naturaleza,
para enriquecer con ellos el Gabinete de Historia Natu-
ral de su Cuerpo, de cuyo fondo común se les abonará
su importe luego que verifiquen la remesa y den cuenta
del coste que haya tenido.
Art. II. Los Inspectores de minas, y en general
todos los Oficiales del Cuerpo mineralógico que residan
eri la capital, se juntaran una ó dos veces á la semana,,
el día y hora que por el Jefe se les señale, en la Biblio-
teca de su Cuerpo, á tratar y conferir sobre materias
— 121 —
convenientes á sus facultades, cuyas materias se anun-
ciaran con anticipación para que les que quieran dar
pruebas de su pericia tengan tiempo de hacer discursos
académicos sobre ellas.
Art. 12. También asistirán los Inspectores de minas
y todos los Oficiales residentes en la capital á la asam-
blea que con el fin de no olvidar las instrucciones mi-
litares de ejercicio y ordenanza, se hará todos los años,
por el espacio de un mes.
Art. 13. Para que el trabajo y utilidades de los In»
genieros de minas se repartan por igual entre todos, y
para que al mismo tiempo se generalicen mas sus co-
nocimientos locales de las provincias del Nuevo Reino-
de Granada, cada tres años se mudaran los que estén
empleados en la Dirección de minas de las provincias,
rele\ andolos otros nuevos, y en caso que no haya nu-
mero sobrante para dar descanso á los salientes, á lo
menos cambiaran los destinos que por necesidad no-
podran ser iguales en clima y comodidades.
Art. 14. ■ Las Comisiones lucrosas que conforme á
este Reglamento traen consigo aumento de media
sueldo, se darán en cada clase de los Oficiales á los mas
antiguos de cada una, á menos de que se presente otro-
mas digno, que por su mayor instrucción y mejor con-
ducta dé esperanzas de desempeñarlas con mas acierto,
en cuyo caso este será preferido.
Art. 15. Los Ingenieros de minas, como Capitanes
vivos que son, gozaran el sueldo de setecientos veinte
pesos anuales, á razón de sesenta pesos cada mes, de
los cuales se les harán los descuentos de ordenanza.
122
TITULO VII
Vícedi rector.
Articulo i.** Este oficial será Teniente coronel
vivo y segundo Jefe del Cuerpo de Ingenieros minera-
lógicos; por tanto, á mas de tener la instrucción militar
de su grado y la facultativa que debe haber adquirido
€n el curso de sus servicios, deberá estar adornado de
la prudencia y demás prendas que se requieren para el
mando, como que en él se ha de reasumir el de su
Cuerpo por ausencia, enfermedad ó muerte del Direc-
tor en Jsfe.
Art. 2.° El Vicedirector hará en su Cuerpo todas
las funciones de Sargento Mayor, y para su exacto des-
empeño deberá estar bien instruido en todo lo concer-
niente á este ministerio, que se halla detallado en la
Ordenanza general.
Art. 3." El Vicedirector tendrá de sueldo mil qui-
nientos pesos anuales, á razón de ciento veinticinco en
cada mes, de los cuales se les harán los descuentos de
ordenanza.
— 123 —
TÍTULO VIII.
Director en Jefe.
Articulo i.° Su carácter es de Coronel vivo y Jefe
de los Ingenieros mineralógicos; por tanto, deberá
reunir las cualidades de un militar digno de mandar un
regimiento por su pericia, instrucción en la táctica y
Ordenanzas, y las de un perfecto Director de minas
por su consumada inteligencia en todas las Ciencias
naturales, y artes que se requieren para el desempeño
de aquel objeto.
Art. 2.° Como la conducta y aplicación del Director
en Jefe deben servir de modelo á todos los Oficiales de
su mando, procurará que su ejemplo los inflame en amor
al Real servicio y afición al instituto de su carrera.
' Art. 3.° Cuidará de que todos los Oficiales que
están bajo sus ordenes cumplan con sus respectivas
obligaciones, y en las minas y fabricas confiadas á la
Dirección de su Cuerpo, procurará, como juez conser-
vador de ellas, que se simplifique y perfeccione cada
vez mas su laboreo; que se economicen los jornales
todo lo posible, y que la parte administrativa se maneje
con la debida formalidad.
Art. 4.° Para atender á estos] importantes objetos,
visitará personalmente, cada cuatro años, todos aque-
llos establecimientos, reconocerá su estado, corregirá á
los Oficiales que no cumplan exactamente con su obli-
— 124 —
gacion, mudará á los que no den esperanza de enmen-
dar sus descuidos, y dará cuenta del resultado de su
visita al Virrey, Jefe del reino, especificando todo lo
que pida pronta reforma. En todo el tiempo que dure
esta visita cobrará medio sueldo de sobreprest, que se
¡e abonará de cuenta de los establecimientos que dirija
el Cuerpo, y que le servirá de ayuda de costa para los
viajes que con este motivo tendrá que hacer.
Art. 5.** Si por causa legitima no pudiere hacer
esta visita en persona, la ejecutará en su lugar el Vice-
director, quien en tal caso cobrará medio sueldo de
gratificación en la manera y para los fines que para el
Director se dijo en el antecedente articulo.
Art. 6° El Director en Jefe hará todas las pro-^
puestas de los empleos y comisiones que vaquen en su
Cuerpo, prefiriendo en ellas á los mas beneméritos, y
las dirigirá al Virrey del reino para que las eleve á las
Reales manos; como que este ha de desempeñar las
funciones de Inspector general de Ingenieros mineraló-
gicos, quedando, por tanto, exento este Cuerpo de la
jurisdicción de la inspección á que están sujetos los
demás Cuerpos militares del Virreinato.
Art. 7.° El Director en Jefe (lo mismo que los
demás Oficiales de su Cuerpo), arreglará su conducta y
Gobierno por las Ordenanzas generales del Ejercito
en todo aquello que no esté mencionado ó prevenido en
este Reglamento.
Art. 8." Tendrá el Director dos mil cuatrocientos
pesos de sueldo, á razón de doscientos pesos cada mes,
de los cuales se le harán los descuentos de ordenanza»
— 125 —
TÍTULO IX
Capellán y Cirujano.
Articulo i.° El Capellán desempeñará la funcio-
nes de su Ministerio, con arreglo á lo que para el caso
se dispone en la Ordenanza general, y ademas estará
obligado á enseñar latinidad á los individuos del Cuerpo
que se apliquen á este estudio, arreglándose en el mé-
todo y horas de su enseñanza á lo que sobre este par-
ticular le prevenga el Director en Jefe. Tendrá de
sueldo cuatrocientos pesos anuales.
Art. 2.** El Cirujano deberá ser facultativo en la
Medicina, y en consideración al corto numero de indi-
viduos de que se compone el Cuerpo de Ingenieros mi-
neralógicos, estará obligado á asistirlos gratuitamente
en todas las enfermedades que le sobrevengan. Tendrá
de sueldo cuatrocientos pesos.
1ÍTOT.A.S
Los artículos hasta aquí contenidos parecen suficien-
tes para dar una idea clara del objeto á que se dirige
este proyecto, y modo como debe manejarse en caso de
que se realice; por lo tanto, á beneficio de la brevedad,
se suprimen otros menos importantes, que con facilidad
se pueden añadir, deduciéndolos de los antecedentes.
El numero de Oficiales á lo que ha parecido mas in-
126
dispensable en las actuales circunstancias C^^^Ji sin
embargo, si la experiencia hiciese ver que no bastan
para desempeñar todas las comisiones que se confíen á
su cuidado, se podran aumentar hasta que compongan
la dotación de un regimiento completo; en la inteligen-
cia que este aumento no será gravoso á la Real Hacien-
da, pues en caso de hacerse, los mismos destinos á que
se apliquen las nuevas plaza?, sufragaran el coste con
sus ahorros y utilidades.
Iguales Cuerpos al que aqui se proyecta para el
Nuevo Reino de Granada, se podran criar en él Perú y
Nueva España, acaso con mas ventaja del publico y
mayores ahorros y utilidades de la Real Hacienda.
ASTADO que manifiesta los gastos que debe causar anual-
mente el Real Cuerpo de Ingenieros mineralógicos.
Pesos.
Primeramente p.'^ tres mil pesos de fondo
común 3.000
Por dos mil y quatrocientos p.'' sueldo del Di-
rector 2.400
Por mil y quinientos p.'' sueldo del Vice-Di-
rector i-Soo
Por cinco mil setecientos sesenta pesos, sueldo
de ocho inspectores de minas , 5-76o
Por cuatro mil y ochocientos pesos de ocho
Inspectores en segundo 4.800
Por tres mil ochocientos y quarenta pesos, suel-
do de ocho Sub- Inspectores 3.840
— 127 —
Pesos.
Suma anterior 21.300
Por dos mil ochocientos ochenta pesos, sueldo
de ocho Ayudantes 2.880
Por igual cantidad, sueldo de 24 Cadetes 2.880
Por quatrocientos pesos, sueldo del Capellán. . 400
Por igual cantidad, sueldo del Cirujano 400
27.860
Por ciento y cinquenta pesos, sueldo de un
Mro. de Dibuxo 150
Suma total 28.010
Fuera de este gasto anual, ocurrirá al tiempo de eri-
girse el Cuerpo, otro extraordinario para comprar la
casa que ha de ocupar y los primeros libros y maqui-
nas que se han de emplear en la enseñanza de sus indi-
viduos. Para este efecto se podran beneficiar por una
vez algunas de las plazas subalternas de Ayudantes y
Subinspectores, obligándose los que las beneficien á
cursar las facultades, á fin de habilitarse para el ejerci-
cio de sus funciones y para obtener ulteriores empleos.
ESTADO que manifiesta los arbitrios y caudales que se pue-
den aplicar para la subsistencia del Real Cuerpo de In-
genieros mineralógicos del Nuevo Reino de Granada.
Primeramente, siendo este Cuerpo destinado para el
fomento y auxilio de los mineros, es justo que estos lo
ayuden á sostener, contribuyendo con una pequeña
— 128 —
parte del producto de sus minas, cuyo laboreo, mejo-
rado, puede soportarlo sin detrimento del propietario.
Bn este concepto podran pagar, al tiempo de satisfacer
el Derecho Real del quinto, un cuarto por ciento mas á
beneficio de este Cuerpo, y extrayéndose actualmente
^n el distrito del Virreinato lo menos tres millones de
pesos anuales de metal, resulta una renta de siete mil
quinientos pesos, cuya cantidad debe crecer con el
fomento que reciban las minas, una vez establecido el
Cuerpo de Ingenieros.
Las Reales Casas de Moneda reportaran utilidad del
establecimiento de este Cuerpo, que mejorando el labo-
reo de minas aumentará el ingreso y utilidades de la
amonedación. En este supuesto se podrá aplicar para
subsistencia de los Ingenieros mineralógicos el ramo de
feble que en las dos Casas de Santa Fe y Popayan as-
ciende á tres mil pesos.
Respecto á que el Cuerpo mineralógico ha de dirigir
y manejar todos los Establecimientos Reales que digan
relación con su facultad, y supuesto que todas las ope-
raciones en las Casas de Moneda son puramente meta-
lúrgicas, se podran poner bajo su dirección, suprimien-
do las Superintendencias, con medio sueldo de gratifi-
cación. En Santa Fe hará de Superintendente el Direc-
tor en Jefe, y de Contador un Inspector de minas; en
Popayan podrá hacer de Superintendente el Vicedirec-
tor, y de Contador un Inspector en segundo; deducidas
las gratificaciones de estos cuatro del total importe de
los sueldos que en el día se pagan á aquellos empleados
que se han de suprimir, resulta un ahorro de siete mil
129 —
trescientos noventa pesos, que pueden aplicarse para la
subsistencia de los Ingenieros mineralógicos.
También han de quedar bajo la dirección de estos las
salinas y fabricas de salitres y pólvora, de cuya dispo-
sición resulta otro ahorro semejante al de la Casa de
Moneda en los empleos suprimidos. Este ahorro, que
asciende á siete mil pesos anuales, puede aplicarse
para la subsistencia del Cuerpo que lo produce.
Según lo que observó el Barón de Humboldt, y refie-
re en su Memoria que he citado en el cuerpo de este
discurso, se puede asegurar sin exageración que en las
salinas de Zipaquirá se malbarata lo menos un real en
cada arroba, por la falta de economía en jornales y
combustible; reformado este desperdicio, en virtud de
manejarse por inteligentes, se podrá, sin perjuicio de
la Real Hacienda, y con ventaja de esta, asignar á be-
neficio del Cuerpo mineralógico medio real en cada
arroba de sal que se labre, y ascendiendo el numero de
arrobas á doscientas mil, resulta una renta de doce mil
quinientos pesos.
Todos estos ramos, lejos de disminuirse, deben au-
mentarse, y con ellos el ingreso á favor de los Ingenie-
ros; pero como el sueldo de estos es fijo, todo el aumen-
to queda á favor de la Real Hacienda, que también
debe aprovechar el exceso de los arbitrios sobre los
gastos, para cuya manifestación resumiré á las ante-
riores partidas:
— I30 —
Pesos.
Primeramente de la contribución de los mi-
neros 7-500
Del feble de las Casas de Moneda 3.000
Ahorro de sueldos de la Casa de Moneda 7.390
Ahorro de sueldos de Salinas y Pólvora. ..... 7.000
Renta sobre la economía de jornales y combus-
tibles en las Salinas de Zipaquirá 12.500
Suma total 37-39o
Costo del Cuerpo de Ingenieros 28.010
Renta á favor de la R.^ Hacienda 09.380
CARTAS DE CALDAS
DIRIGIDAS A MUTIS
S.^ D. D. JosEPH Celestino Mutis.
Po payan y Agost." 5/1. 8oi.
Muy Sr. mió de toda mi estimación: recibí la prime-
ra carta de Vmd. ¿pero que carta? Dos buenos tubos de
Barómetro y las obras maestras de Linne. Este modo de
escribir es singular, y nuevo; es en un idioma q.' lo en-
tienden las Nación. s mas barbaras, y de q/ no usan
sino las almas generosas. Confieso que estoy tan asom-
brado como reconocido. No puedo admirar bastante q.^
un hombre del mérito de Vmd. haya acogido tan favo-
rablem.*® un rasgo q.* remití á mis amigos, que desé
escribirme, q.* sienta no haberme conocido, q.^ comien-
ze á protegerme sin saberlo yo mismo y me dé libros é
instrumentos. Esto me hace sospechar q.^ mis amigos
deslumhrados p.^ el amor q.* me tienen han ponderado
demasiado los cortos conocimientos q/ tengo. Ellos tal
vez piensan q.* van á hacer conocer á un hombre ilus-
trado y capaz de tomar parte en las sabias y profundas
investigación.*^ de la naturaleza q.* ha tantos años hacen
su única ocupación. Pero yo pienso de un modo muy
diferente. ¡Que contraste no hay entre los dos! Vmd.,
— 134 —
sabio, conocido de la Europa entera, elogiado en el
Norte por el digno hijo de Linne, apreciado de la Na-
ción, q.' ha merecido la confianza de nro. augusto So-
berano, xefe de una brillante expedición cuyos frutos
preciosos espera con impaciencia el mundo sabio; yo,
ignorante, desconocido de mis paisanos mismos, pasan-
do en un rincón de la America una vida obscura y
á veces miserable, sin libros, sin instrumentos, sin me-
dios de saber y sin poder servir en alguna cosa á mi
Patria. Esta espantosa diferencia de fortuna y de luces
me acobarda, y solo el conocim.^'^ q.* tengo de la
bondad de Vmd., unido á la sinceridad y buena fe con
q.^ voy á hablar de mis estudios pueden animarme. No
pretendo parecer sabio pJ q." no lo soj^: no quiero q.J
Vmd. se forme una idea falsa de mi juzgándome p.'' los
informes apasionados de mis amigos. Esto perjudicarla
demasiado á mi instrucción, p.'" q.* no podria V. acon-
sejarme con acierto. Es preciso q.* deponiendo todas
las ideas q.^ tenga Vmd. de mis conocimientos sustitu-
ya la descripción siguiente q.* voy á hacer de ellos.
Mi primera educación fue adosenada: á los i6 años
de edad vi unas figuras de Geomt.^ y unos Globos, y
senti una vehem.** inclinación acia estas cosas. Por for-
tuna me tocó un Catedrático ilustrado q.* detestaba esa
xerga escolástica que ha corrompido los mas bellos en-
tendimientos: me apliqué baxo su dirección al estudio
de la Aritmética, Geomt.% Trigonom.^, Algebra y
Fisica experimenta], p.'-' q." nro. Curso de Filosofía fue
verdaderam/* un curso de Fisica y de Matem.^»^ Los
q.* disponían de mis estudios y de mi persona me remi-
tieron á esa Capital, me enserraron en uno de esos Co-
legios en q/ no se via otra cosa q.* desatinos de mate-
ria prima, me pusieron á Vínio en las manos; pero yo
no habia nacido p.^ Jurisconsulto. Apesar de los casti-
— 135 —
gos, reconvención.^ y exemplos yo no pude tomar gusto
á las leyes, ni á Justiniano, y perdi los tres años mas
preciosos de mi vida. Asi q.* recobré mi libertad p.^
medio de un grado q.® no exige conocimientos me res-
tituí á mi lugar: aquí dueño de mis acción.^ me entre-
gué á cultivar los elementos q.^ habia recibido en el
Curso de Filosofía. Conoci q.^ estos no eran sino las
semillas de las Ciencias, q.* era preciso fomentarlos,
multiplicarlos de todos modos, comenzar á observar y
poner en practica los principios. Nada tocaba mas
vivam.*^ mi gusto q.*" la Astronomía: su relación con la
Naveg.", con la Geografía, con la Chronologia, lo bri-
llante y magnifíco del espectáculo me decidieron p.^
ella. ^-Pero que podia hacer en un pais en q.® se ignoran
hasta los nombres de Quarto-de Circulo, Telescopio y
Péndola.^ Quatro libros q/ una feliz casualidad arrojó á
esta Ciudad me daban noción.^ de esta Ciencia y de sus
instrum.^o^: mis dececs, mi furor p.^' la Astron.^ me su-
gerían recursos. Un pequeño Gnomon q.^ hice construir
me entretenía: tiraba meridian.*, observaba alturas del
sol, fixaba latitud, calculaba azimudes, y emprendí co-
nocer la amplitud de la eclyptica p/ la observ."^ de los
solsticios: con solo este instrum.*° estaban p.^ mi como
aniquiladas las Estrellas y los Planetas, y no podía dar
un paso mas en la Ciencia q.' hacia mis delicias. La
-necesidad de buscar la subsistencia, q.* en otros sufoca
el amor á la sabiduría, en mi fue una ocacion para ade-
lantar algo en mis estudios. Volví el año de 796 áSan-
tafé con miras de mercader: aquí vi p.'' la prim.^ vez y
de paso la Astronomía de Lalande y los Elem.^^^ del
Ab.'* Besout p.* los Guardias Marinas de Francia. Es-
tos dos libros al tiempo q.* me instruían me manifesta-
ban q.** era imposible ser Astrónomo en America. Co-
pie del ultimo las Tab.^ del Sol p.^ calcular sus decli-
- 136 -
nac.^ y hacerlas servir en mis observación.* de latitud:
compre una Bruxula, un Barom.° de mar, dos Term.°s
y un Octante de reflexión. Mis intereses mercantiles me
llamaban á Timaná y emprendí hacer una Relación de
mi viaje. Entonces fue q.* subi á Guadalupe y tomé el
material p." el papel que ha visto Vmd. de la elev." de
este Cerro. Parti de Santafé en Octubre del mismo año,
y emprendí levantar la Carta del pais q.^ iba á atrabe-
sar: observé la elevación del mercurio en el Barom." en
la Mesa, Tocayma Gigante, Pital: aqui se rompió el
instrum.*". A mi llegada á Timana se disputaban los
limites de jurisdicción este Cabildo y el de la Plata: se
me encargó levantar la carta de su jurisdicción, q.* tam-
bién ha visto Vmd. Yo queria establecer un punto en
long.^ p.'^ alguna observ." astrom.*: el eclypse de luna
del 3 de Dic. de 797 me ofrecía una ocacion muy ven-
tajosa. Aunq.' no tenia péndola sabia q.^ con solo la
alt.^ de una estrella podia concluir el tiempo verdad. °
de mi observación. Yo habia hecho construir un Quarto-
de-Circulo de madera de 17 pulg.^ franc- de radio, le
habia dividido con quanta exactitud me fue posible,,
poseia un anteojo de quatro palmos y una muestra de
segundos regular; pero me faltaba un Coobservador. El
cura del Gigante, hombre de talento , se encargo de
ayudarme. Antes del eclypse observé la alt.^ de dos
Estrellas y noté el instante q.* señalaba mi muestra: el
calculo me enseñó lo q.* atrasaba ó adelantaba sobre el
tiempo verdad. o Poco después comenzó la inmercion y
noté p.^' mi muestra la hora y seg.°s en q.^ se verificó:
lo mismo hice con 25 lugares del disco lunar. Conclui-
da la inmerc." tomé la altura de otras Estrellas p.^ po-
der juzgar del estado de la muestra. Diez y siete luga-
res observé en la emercion y concluí p."^" volver á tomar
alturas de estrellas p.» corregir la muestra. De este
— 137 —
modo comensé la carta de Timana q.* concluí en Feb.'^
de 798.
Dexe este país miserable y volvi á Pop." con el cono-
cim.*° q.* no era p * mercader: aqui he trabajado en
cultivar la Astronomía. Emprendí fixar la long.^ de mi
Patria: sabia q.' en Caly existia un Telescopio achro-
matico de 4 pies é hice tod.^ mis esfuerzos p.* q.** me
lo prestacen. Lo conseguí y he logrado observar quatro
emercíon.^ del primer Satélite de Júpiter.
Fixado en un lugar con unos instrum.*°^ miserables
no podia la Astronomía llenar mi tiempo y fue preciso
buscar una Ciencia que no exigiese el aparato de aque-
lla: tal me pareció la Botánica antes q.® supiera que era
Botánica. Contento con el pequeño Curso de Ortega me
dedique á estudiarlo; pero bien pronto conocí q.* era
insuficiente. Busque en todas las Bibliotecas de Pop.'^
otros libros q.* pudiesen satisfacer mis deceos y no hallé
en tod.s ellas sino las Institución.^ de Tournefort. Ya
habia gustado la belleza del Systema de Linne en el
Ortega y fue preciso q.' me desagradase el Tournefort;
pero no habia mas libros y era preciso estudiarlo. Al
cabo de algún tiempo un amigo generoso pidió la Parte
practica de Linne traducida p.' Palau y me cedió su
uso. Esta es la época de mis pequeños progresos en la
Ciencia de los vegetales. Con esta obra inmortal pude
determinar muchas plantas y picaron mí gusto p.^" la
Botánica como Lalande lo habia hecho p.'' la Astrono -
mía. Pero la parte científica, la Filosofía Botánica de
este Autor me faltaba. Yo he hecho los ultim.^ esfuer-
zos p.^ conseguirla; la he pedido á esa Capital, á Carta-
gena, á Quito y han sido infructuosas todas mis diligen-
cias. De repente, quando mencs lo pensaba me hallo
con este libro precioso entre las manos remitido p.'' el
primer Botánico de la Nación como sn primera carta ^
- 138 -
A Vmd. dexo la considerac." de lo q.* pasaría en mí
alma qd.° lei las cartas de mis amigos y vi la Filosofía
Botánica. Toda mi vida le conservare como el mas bello
monum/^ de su generosidad, y como el mejor titulo de
honor q." pueda adquirir. Yo no puedo recompensar á
V. sino con un eterno reconocim.*°. Si, jamas olvidare
el 3 de Ag.^° de 1801, dia en q.' he recibido este pre-
sente, presente digno de un sabio.
Quando pensaba dedicarme con mas ardor al cono-
cim.*^° de las plantas en medio de la paz de mi fam." un
pleyto temerario ganado p.'" mi en esta Ciudad, me llama
á Quito; y he aqui renacida mi pación p.^' la Astrono-
mía. Este pais visitado p.'' los héroes de esta Cieñe. %
q.^ han determinado la elev." y posición de estos lugar.^
y q.* han dexado los monum.*^^"^^ mas preciosos. Estos
me arrastraban con mas violencia q.^ el oro y tod.*^ las
riquezas: este pais es un libro avierto en q.^ puede es-
tudiar un aficionado á las Mat.^»^. Es verdad q,* la Bo-
tánica puede cultivarse en este viage y estoy resuelto á
consagrarme á ella. Yo no correspondería á Vmd. sus
finezas sino le diese una razón circunstanciada de mis
operación. s en los géneros que puedo hacer algo. ¡Di-
choso si meresco la acogida de Vdm. y mil veces mas
dichoso si V. se digna corregir mis defectos. De este
modo podre hacer algo de probecho en lo sucesivo, me
instruiré y tendré el honor de contarme entre el num.°
de los discípulos de V.
Mi partida p.^ Quito es el 10 de Ag.^° y no me ha
ha sido posible esperar en esta al Barón de Humbolt:
en Quito tendré la satisfacción de conocerlo y de apren-
der algo.
Si V. juzga que puedo p.^ mi p.^^ desempeñar el en*
cargo de los Esqueleto*? de Quina de Esmeraldas, pue-
de V. mandarme sus instrucción.'^ para no errarlo. ¡Oja-
— 139 —
lá pudiera dar á Vmd. esta pequeña muestra de mi re-
conocim.t"! En ninguna ocacion se juzgaría mas honrrado
su afmo. estimad.'" y vivamen.'* reconocido,
Fran.-° Joseph de Caldas.
Quito y Enero 21 de i.8c2.
Mi amadísimo amigo: ;q.*' ingrato seria yo si no le
comunicase quanto me ha pasado, y quanto me ha en-
señado el Barón de Humbolt, este joven prusiano, supe-
rior á quantos elogios se pueden hacer! Me transporte á
Ybarra, como anuncie á V., p/ antelar el momento de
conocerlo; salí algún trecho de aquí, y le hallé el 31 de
Diciembre de i8or, á las once del dia. ¡Que momento
tan feliz p.^ un amante entusiasta de las Ciencias! Yo
fui el primero q.® me le presente, y sin detenerse un
instante me preguntó: Vmd. es el S.^ Caldas? A lo que
contexto lo q.* correspondía. Desde este instante me
comenzó á tratar con una franqueza y liberalidad sin
igual. ¡Que noticias tan exactas trae de mi y de mis
cosas! ¡que opinión tan ventajosa formada p.^' los infor-
mes de mis amigos! Yo confieso á V. q.* mi amor pro-
pio nunca me habría sugerido expresión. "^ mas honrosas
á mis conocim.*^'* Asi q.* llegamos á Ybarra comí con
el, y publicam.*^ se volvió á mi y me dixo: He visto los
preciosos trabajos de V. en Astronomía y Geográfia. Me
los han enseñado en Popayan. He visto alturas correspon-
dientes tomadas con tal precisión qJ la mayor diferencia
no pasa de 4 segundos. Después q.' abrió sus cofres me
mostró el manuscrito de observac.^ astronómicas: me
hizo notar la q.* había hallado de Pop." con su famoso
— 140 —
Cronometro, y luego me dixo: el Pad/ de V. sin su con-
sentimiento me ha enseñado un libro manuscrito en que
lidié una observación de la inmersión del i.'^'' Satélite de
Júpiter, calculada; y da la misma longitud q.^ mi crono-
metro: lea Vd. He visto un elogio en francés q.^ no me-
resco. En subst." le diré su contenido, ya se ve lleno
de rubor; p.° q.* con un amigo como V. depositario de
todos mis pensam.^'^ no puedo ocultar nada, aunq/ se
ofenda la modestia. Desp.^ de referir su observac." del
Cronometro añade. El D.'" Caldas ha hecho en tanto
una bella observac.'^ del i.^"" satélite de Júpiter: el ha
hallado ¿J' i¿j..' i6." ; y yo 5/^ 7^.' Jj/. II est ettonant
que ce jeune americain, se haya elevado hasta las mas de*
licad.^ observac.^ de la Astronom."- pf si mismo, y con
unos instrumJ''^ hechos de sus manos; con otro montón
de cosas q.^ no quiero referir. Asi escribió en Pop." por
una simple observac." aislada, q.^ dexé p.^ casualidad
en esa Ciudad. Es preciso q.' le haya tocado mas una
serie de ellas q.' le he presentado, en q.' las diferencias
de altur.^ correspondientes no pasan de un seg.'''', con
mi Quarto de circulo de madera Dividivi, >[." cono-
ce Mig.' En esta colecc." de observación.^ astronomic*
q.* le he dado, está la del Eclipse de Luna de 1797,
y un numero grande de latitudes en la parte alta del
Magdalena, hechas con el Sol, y diferent." estrellas.
Le. enseñé mi carta de Timana, y otro trozo q.^ levante
en 1796 de Tocayma á Neyva: de modoq.' unid.^ estos
material.'^ á los del Barón, tenemos ya una carta de
todo el Magdalena. Este sabio me ha pedido un exem-
plar de todo, y lo ha añadido á la gran Carta del Rey-
no. ¡Que honor p.« mi el ver mis prim.*^ trabajos al lado
de los de un homb.^ grande! Estos pequeños ensayos^
condenados á permanecer en los autos sobre limites de
Timana, y en mi quarto, van á ver la luz publica. ¡Oxa-
— 141 —
la yo hubiera trabajado mas en este genero. Pero me
consuelo, y he criado una satisface en mis operaciones
viendo q.* han merecido la aprobac."^ deste hombre
grande. Quando acabó de ver mi Carta, volvió á mi y
me dixo: He visto muchas Cartas en las Secretar.^ de
Caracas, Cartagena y Santafé; y la única q.* merece
este nomb.% la única astronomicam.'^ levantada es la
de Timana. Desp.^ ae leer mis manuscricos dixo en una
tertulia, q.' mis observac.^ astronomic.' están mas bien
executadas q.* las de D. Jorge Juan. ¡Que honor p.* mi
oirme preferir á este homb/ admirado de la Europa!
Tanto mas sensib/ á este elogio, qto. no lo dixo en mi
presencia. Le di una serie de mis observac.^ barométri-
cas y comparad. =^ las hechas en lugar.^ comunes, como
Guadalupe, Santafé, Pop.", Pasto, los Pastos, Chota,
Ybarra y Quito, les ha hallado justas y conform.^ á las
suyas. Esto le ha inspirado una confianza completa
p.* las de la Mesa, Tocayma, Gigante, Pital, Patia,
Ventaquemada & &.; y se insertan en el Viage de este
Sabio. Me ha dicho q/ quiere me conosca todo el mun-
do; y no dudo q.® en mas de un lugar me haga repre-
sentar algún papel. Aun no he entrado en materia sobre
nuestro asunto del Termómetro en agua hirviendo, y
yo avisare lo q.' resulte. ¡Que no pueda en los estre-
chos limites desta carta decir á V. quanto me ha dicho,
y qto. me ha enseñado este homb.* singular y raro! El
uso y la forma de tod.-" sus instrum.*°"; las experiencias
y sobre todo sus discursos me arrebatan, y me hacen
sentir anticipadam.'*" el dolor mortal de perderlo. Ahí
mi amigo, esta es una luz efímera q.* se nos escapa
casi sin disfrutar de su influxo y beneficios. Quien
sabe si semejante al relámpago nos ilumina fuertem.'^ en
un instante, p.» dexarnos caer en tinieblas mas espe-
sas. Yo ardo en deseos de seguirlo, y solo la falta de
— 142 — •
comodidad. s me detiene. Si hoy me hallara con mil
p.^ desahogad.^, le seguirla siquiera hasta Lima á don-
de marcha de aqui. Veria toda la parte austral del
Reyno, la celebre meridiana la recorrerla del uno al
otro extremo, y conocerla la Capital del Perú. ¡Quanto
aprenderla con Humboll! Pero mi suerte, mi destino me
ata á este suelo enemigo de las Ciencias. Yo lloro mi
desgracia, y el Barón q." debia hacer mi felicidad me
ha sumergido en un abismo de tristesas. Este amor de
la sabiduría, esta sed insaciab.^ de saber ha llegado en
mi á tal punto, q.* ya se equivoca con el furor y con
la desesperac.'^ jam.as habia sabido mi corazón q.* era
el deseo del oro y de la plata, hasta q.^ he sentido su
necesid.*^^ p.^ ser sabio. ;Que destino mas noble se le
podia dar á esos cofres plenos de nros. paysanos? Por
desgracia de las Ciencias no se conoce su mérito, y se
juzga q." el protegerlas es botar el dinero en fruslerías.
'En fin amigo, yo me hallo en medio de las esperanzas
y del valor. Creo aprender algo, y pienso q.^ quedo en
la barbarie. ¡Que nros. xefes sean tan insensibles! Ha-
brá, mi Amigo, alg." medio de hallar apoyo siquiera
por recorrer la America con Humboldt.^ El Señor Mutis,
el protector de las ciencias en el Reyno, no tendrá al-
gún influxo sobre el Virrey p.^ q.* á lo menos se me
permitiera recorrer alg.^ tpo. con este homb.^ sabio? Si
mi amor propio no me engaña, me parece q.^ sacarla
grand.'^ utilidad. ^ el Reyno entero, si este me sostuviese
en una correrla semej.'^ ¿El Consulado de Cartagena
q.* está encargado p.^ S. M. de aumentar la agricultura
y el comercio destos países, no podia auxiliarme p.^ ir á
Lima, regresar p.'' Guayaquil, seguir la costa á Panamá,
de alli á Acapulco, luego á México á Veracruz, y de
alli á Havana, Jamayca, Santo Domingo, y en fin Car-
tag."^? Considere V. qto. aprenderla sobre Hornos, Tra-
— 143 —
piches, Añil, Cochinilla, Cacao &; todos ramos impor-
tantes p.^ el Reyno. La Botánica, la Astronomía, la
Geografía, la Histor.^ Natural, todo se aumentaría en
mi, y todo cederla á benf.° de nros. hogares. Medi-
te V. esto, consúltelo con mi amado Mig.^, quien puede
apoyar el pensam.^o con su tio D. Jph. Ignacio, hacién-
dole los inform.^ necesarios de mis disposic.^ p.^ estos
ramos, de mi edad, estudios &. Hable V. con nro. don
Camilo, y si a V. le parece q.® Mig.^ le hable al D.^ Mu-
tis, y pongan el asunto en candela, como dicen, con lá
mayor velocidad. Vmd. tiene genio, tiene juicio, y toma-
ra todas las medidas p.* q.* se logre este gran proyecto.
Estoy tan acalorado sobre este particular, q.* á pesar
de lo tarde y estrechez del tpo. voy á escribir al señor
Mutis proponiéndole mis modos de pensar y los planes
q.^ me he figurado. A mas de esto tengo un primo de
mi Pad/ comerciante en Guayaquil; en Lima esta mi
tia D.^ Rosa y D.'^ Miguel; en México está ^Mosquera, y
es probab.^ me auxilien en alguna cosa, viéndome con-
sagrado á la común utilidad. Yo no he dicho al Barón
nada de mis proyectos y modo de pensar; p.'' q.* no
tengo medios de realizarlos; y si acaso se efectúa esta
empresa esperaría á q.* se lo dixese ei S.^' Mutis ó don
Jph. Ign.° Pombo. Pero, amigo, el tpo. vuela: q.* se
tomen tod.-^ las medidas con la mayor velocidad: consá-
grese, amigo, á poner este asunto en movimiento: aña-
da á mi plan qto. quiera, y haga qto. juzgue oportuno
p.^ efectuarlo.
¡Quanto he aprendido en 18 dias de un trato inte-
rrumpido con mil visitas importun.~! En Astronomía ya
no me conosco: un velo espeso de dificultad se ha disi-
pado delante de mis ojos, y como yo tenia muchos
objetos trabajad.^ y quasi concluid.*, solo faltaba una-
mano maestra q." les diese la ultima perfecc." Con un
poco mas de tpo. y de trato con el Barón puedo gloriar-
— 144 —
me de haber entrado en los mas profundos misterios
desta Ciencia preciosa; 3' ya puede contar con su ami-
go Astrónomo. En la Geografía, no hay voces para
explicarle qto. he aprovechado: nuevos métodos, nuevas
agujas, nuevos cálculos, nuevos q.* se yo que diga
á V. Me ha ofrecido sus libros, sus Instrum.^°=* y el
famoso Cronometro ha estado á mi disposición. En la
Meteorología, he visto el Higrometro de Luc; el Antra-
cometro, el Eyrometro, el Eudiometro: se su uso y sus
resultados. En atracciones, he visto su obra maestra, la
Aguja de Bogda de Incline. % sus maravillosas propie-
dades; las observación.^ hechas desde los 75° hasta la
linea; los resultados y combinac.^ sublimes de este
sabio. En Química, ^'quantas luces sobre los asombrosos
descubrim.<^os de Lavoissier, Morveau, la Place &} Seis
meses con este Sabio, me formaba. En ning.* época de
mi vida podia haber llegado mas oportunam** q.^ en
esta, en q.' mi ansia de saber habia como desflorado
los objetos mas importantes. En Botánica, ayl amigo
querido!, no se lo q.® pasa en mi alma, no se hasta don-
de se han aumentado mis conocim.^""^. Bompland, el sabio
y profundo Bompland, me ha franqueado sus libros, su
hervario inmenso, y su voz viva: me ha honrado permi-
tiéndome q." tome un lugar en su estudio, q.^ vea y
copie quanto quiera, fí es posible q.* p.^ un poco de
dinero no perfeccione esta obra, no acabe de entrar en
los santuarios de Flora.^ Feliz, mil veces feliz, si puedo
seguir á estos genios privilegiad.^^, no á la Asia, ni á
la Europa; p.° siquiera á Lima y á México. ^'Que hom-
bre volverla al seno de mis amig.^ al fin de dos años?
Amigo querido, mas de lo q.* puedo expresar con mis
voces, tome V. este asunto con toda la intensid.'^^ que
merece: no malogremos esta brillante ocasión de hacer
mi fortuna y mi instrucc.'^ Yo no quiero sueldos, ni pen-
siones; solo apetesco lo necesario p.* transportarme.
— 145 —
p.* unos instrumentos los mas preciosos, p.' poder ser-
vir á mi Patria y á mi Sob.°, y p.^ ser útil: he aquí el
objeto de mi ambic"; con que poco podria yo hacer
este brillante viage! Una sabia economia me haria me-
nos gravoso á mis protect.^ ¡Quien sabe si una sola
insinuación del Sr. Mutis bastaria p.* facilitarlo todo.
Haga V. q.® este sepa mis disposición.^, p.^ q.* el asun-
to es grande, y no me ha sido posible poner una carta
buena sobre mis ideas; lo q.* reservo p.® el venidero sin
la menor falta Entre tanto ya tendrá alg.^ noticias, y
entrara en mejor lugar mi carta. El Barón piensa ir por
Cuenca, Loxa, Trujillo &• á Lima, de aquí volver reco-
nociendo p.^ Mar la costa á Guayaquil: de aqui atrave-
sar la linea p.^' la costa de Esmeraldas. Barbacoas,
Chocó, Panamá: seguir á Veraguas hasta Acapulco:
entrar en el continente, y desp.^ de muchas correrlas
en este Reyno volver á Acapulco, y tomar la ruta de
Filipin.^. Mi proyecto es acompañarle desde Quito
hasta México, y separarme: tomar la via de Veracruz,
embarcarme aqui, pasar á Havana, Sto. Domingo, Ja-
mayca &, y volver á Cartag.""^ y de aqui á Stafe. á dar
cuenta de mi misión. ¡Que felicid.^ p/ mi después deste
viage estrechar en mis brazos á mis amig.% á estos
Ídolos, á estos dueños de mi coraz."^. Dexeme V. des-
ahogar, y pintar los movim.<^°-^ de mi alma, y no me
mande callar.
A Mig.^ léale V. esta: q.* la tenga p.'" suya, q.* obre
de concierto con V., que desplegue su valim.*° con el
Sr. Mutis, y su tio. Llama V. á nro. socorro á nro. Ca-
milo q.^ conmueva á tod.o^ á fin de verificar este pro-
yecto interés.*' A Dios =(ij.
(i) Aunque esta carta no dice para quién es, Caldas la envió en
copia á Mutis, y por esto se incluye aquí, — D. M.
10
- T^ó
S.« D.« D.*' José Celestino Mutis.
Quito j Febrero 6/802.
Amadissimo Sr. y benefactor mió: la llegada def
Sr. Barón de Humbolt á esta Ciudad ha hecho q.* mi
alma se inflame de nuevo en el mas vivo reconocimien-
to de V. Este sabio viagero me ha dado expresivas me-
morias, me ha dho. el aprecio q.* ha hecho V. de mis
pequeñas producciones. Yo no no soy capaz de dar á
y. una idea justa de lo q.* ha pasado y de lo q.* ac-
tualm.*^ siente mi corazón. Mi amor y mi gratitud para
con V. han llegado á un grado tan eminente q.* ya no
son capaces de ningún aumento. Seria yo un ingrato sino
lo hiciera presente asi al sabio, al generoso Mutis. Yo
no tengo otras riquezas q.^ un corazón sensible y agra-
decido, y esto que poseo esto pongo en las manos de
mi benefactor. Si, este epiteto glorioso le combiene á
V. p.^ todos títulos. No quiero ahora descender al por-
menor de las acciones que lo comprueban: V., mis ami-
gos, yo las sabemos demasiado. -Otro objeto más gran-
de en el mismo genero me ocupa enteram.**: él exige
todo el zelo y toda la protección del primer Botánico
del Rey Católico para poderlo executar con ventajas de
la Nación y del Reyno. El deceo ardiente q.* ha mani-
festado V. p.* desterrar de nuestra patria la ignoran-
cia, los cuidados q.' le ha costado darnos las primeras
nociones de las Ciencias en una edad en que ni aun el
nombre habíamos oído de ellas, la uniforme conducta
de tantos años con q.' constantem.^* ha procurado de-
rramar p.^ toda la Nueva Granada el cúmulo inmenso
de luces y de conocimientos q.^ posee V. me han ani-
mado á proponerle un, proyecto q.*^ tal vez hará honor
— 147 —
al Reyno y q.* puede ser ulil á la Nación entera: he
aqui mi modo de pensar:
El S/ Barón de Humbolt, este sabio admirador y
panegirista de V. va á hacer una mancion conciderable
en esta Capital: á principios de Junio de este año sigue
p/ tierra á Lima reconociendo, si se puede, parte de
las Misión.^ de Maynas y todo el pais q.*' hay entre
Quito y la cap.^ del Perú. Después de recorridas las
cercanías de esta Ciudad puede internar al Cuzco, y
haciendo un gran circulo, ó volviendo sobre sus pasos
pasar á la Costa y embarcarse para Guayaquil: visitar
aqui á Tafalla continuador de los trabajos de Ruiz y de
Pabon: seguir p.'' mar hacia el Norte; atrabesar la línea;
verificar aqui sus observaciones sobre el magnetismo
q.® hacen uno de los mas grandes objetos de su viage:
tocar en Panamá y seguir la costa hasta Acapulco: in-
ternar en el continente hasta México, recorrer muchas
partes de la America septentrional: subir hasta el Nue-
vo México y volver á la costa occidt.^ para seguir á
Manila, China &. Este es el plan de los viages q.* ha
emprendido en nro. hemisferio el digno sucesor de
Byron y de Cobk. ^'No seria de la mayor utilidad p.* la
Botánica, p.' la Astronomía, p.^ la Navegación, p.* el
Comercio & de la America y en particular del Nuevo
Reyno unirle á este sabio un joven iniciado en las Cien-
cias p.^ q.* se formase en esta escuela á q.* no ten-
drían vergüenza de asistir Tournefort y Thichobrahe?
No quiero q.* le siga al Asia, sino solamente á todas las
partes de la America á donde le arrastra la sed insacia-
ble de saber: que separándose de su Mentor en las costas
occidentales de México vuelva á esta CapJ, de aqui á
Vera-cruz: embarcarse en este puerto; visitar, si se quie-
re, la Habana, Sto. Domingo, Jamayca, Puerto Rico y
gresar p.'' Cartagena á Santafe á dar cuenta de su misión.
— 148 —
Yo me confundo y no se por donde comenzar para
manifestar los progresos y las ventajas q.* resultarían á
nra. patria. ¿'Que profundos conocimientos de las pro-
ducciones naturales traerla este joven como fruto de su
viage? Las Minas del Perú y de México visitadas al
lado del Consejero supremo de las minas de Prusia le
pondrían en estado de dirigir con inteligencia las nues-
tras. El cultivo del cacao en Guayaquil y en las Anti-
llas, el de la Cochinilla, y del Añil en México forma-
rían á un hombre p.^ dar luces importantes en su pro-
pio pais. ¡Que aumento y perfección adquirirían nues-
tras manufacturas y nros. ingenios de azúcar visitando
los de Habana! La caña de Otaiti se transplantaria á
nros. campos. La Botánica ¿"quantas ventajas no debía
esperar de una correría semejante verificada baxo los
ojos de Bomplant, y baxo la dirección del sabio Mutis?
¡Que herbario tan copioso se pondría en las manos de
este digno sucesor de Loeflíng, de Plumíer, y de Jae-
quin! ¡Q jantas noticias traería con sigo de los progre-
sos de Tafalla! Las conchas, los peces, los insectos, las
aves, los animales, la zoología de nros. países toma-
ría grandes aumentos y tal vez las colecciones de estos
seres hecharian los fundamentos de un Gavinete de
Historia Natural en la Cap.^ del Reyno. Nra. Geografía
tan defectuosa hasta ahora daría un paso importante;
nras. costas del Sur adquirirían un grado de presicion
conocido; en el interior se conocerían mejor nros. ríos
navegables, las distancias, las montañas y los caminos
mas ventajosos, q.^ los que la casualidad abrió y man-
tenemos. La Meteorología, la Chimica, la Astronomía,
la Física tendrían en este joven viageroun hombre ins-
truido en sus principios y en el uso de sus instrumen-
tos. ¡Como se difundirian estas luces en nros. Cole-
gios y en todos los lugares! Ya me olvidaba q.* esta-
— 149 —
ba hablando con el primer genio de la Nación quan-
do he descendido á un pormenor de las utilidades
comunes de este viage. Si, V. sabe demasiado que
importante seria esta expedición en todos ramos. Pero
quando el joven agregado á Humbolt no pensase en otra
cosa q.' en copiar las observaciones de este franco y
generoso viagero, en diseñar sus cartas, sus animales,
tomar un exemplar de las plantas q.* pone en su herba-
rio, y de los minerales q.* recoje, oirlo discurrir sobre
nuestras manufacturas, economía, rentas, agricultura y
apuntes; esto solo puesto en nra, lengua y publicarlo en
la Nación, con el consentim.'^^ y baxo del nombre de
Humbolt, esto solo, digo, recompensarla altamente los
costos impendidos en este viage. Si esto es asi, ¡que
apoyo no debe esperar este proyecto de un hombre que
ha consagrado los mas bellos dias de su vida en conna-
turalizar en nra. patria las Ciencias, las Artes y todos
los conocim.''"^ útiles! Una palabra del celebre IMutis al
Xefe del Reyno y al Consulado de Cartagena bastarían
p.* hallar los pequeños fondos q.^ se necesitan para
esta expedición. Sí, lo repito, pequeños fondos siempre
q.* la comicion caiga en un joven de educación y fru-
gal. Una ocacion particular y preciosa se presenta
ahora para armar á nro. viagero de buenos instrumen-
tos sin costo alguno. Actualmente se conducen de May-
nas p.'" orden del Presidente Barón de Carondelet á
Quito muchos cajones de instrum.^os q e ^q orden de
S. M. vinieron al Marañon p.» la expedic." de limites
con Portugal, y q.* ha tantos años se hallan abandona-
dos allí p."^ haberse concluido ó disipado esta empresa.
Una orden del Virrey del Reyno p.' q.^ se tomasen de
ellos los precisos bastarían p.^ armará nro. viagero.
<*Pero qual es el joven q.* entre nosotros se halla
adornado de los conocim.*"'' necesarios p.^ desempeñar
— 150 —
dignam.'* esta comicion? ¿Qual es el que quiere entre-
garse á una vida laboriosa y á los peligros de este via-
ge sin una gruesa pencion y solo pj el noble deceo de
instruirse y ser útil á los demás hombres? Confieso
á V. con mi mayor ingenuidad q.* he temblado al con-
ciderar q/ habia de llegar á esta linea de mi carta. Por
lo q.* mira á la segunda parte estoy seguro q.* Caldas
no ambiciona otra cosa q.* instruirse y ser útil, no
quiere rentas sino honor y el dulce placer de servir á
sus semejantes. Pero no puede hablar con igual firmeza
quando se trata de los conocimientos necesarios para
hacer con ventajas este viage. Conoce la. escaces de
sus luces, sabe q." se reducen á una tintura de Mate-
máticas, de Botánica y de Fisica; pero sabe también
q.^ tiene un amor ardiente á la sabiduría, un deceo de-
vorador de instruirse, q,* irá al polo, q.^ arrostrará
todos los horrores de la zona glacial y de la tórrida, que
atrabesará con corage los desiertos espantosos de la
Arabia p.'' seguir al Mártir voluntario del Galbanismo.
Dichoso si hallo protección en el Gov.° p.^ verificarlo
y mil veces mas dichoso si después de haber recorrido
el México, y el Perú puedo volver á presentar mis tra-
bajos al Autor de la Flora de Bogotá. Si acaso llegaran
estos á merecer su aprobación, he aqui el colmo de mi
gloria.
Es verdad q.^ preveo las inmensas dificultades que se
oponen p.' realizar mis modos de pensar; pero quando
se frustre el proyecto de seguir al Sabio Prusiano ^no
debo tener fundadas esperanzas de ir á formarme en
Santafe en el templo de Flora y baxo la dirección de su
hijo amado? La pregunta q.* hizo V. á mi querido
amigo Pombo consebida en estos términos ¿que ha^
cemos p.^ traer á Caldas á Santafe? me ha llenado de
regosijo, ha hecho renacer en mi corazón la esperanza
— 151 —
lísongera de q* tal vez la humanidad de V. proporcio-
nará un destino análogo á mis ideas para sacarme de la
•obscuridad y de la ignorancia en q/ vivo. Todo lo debo
esperar de la alma generosa, humana y sabia del ilus-
tre Mutis. Yo quedo pidiendo al Señor prolongue los
dias de su vida preciosa p.^ q.* tenga el tiempo necesa-
rio de acabar de ilustrarnos, colmarnos de beneficios y
-de dar la ultima mano á sus grandes y gloriosos traba-
jos. V. cuente siempre con el amor y con el reconoci-
miento de su admirador y panegirista.
Q. B. S. M.
Fran.co Joseph de Caldas.
Quito y Abril 6/802.
Mi Protector, mi Padre, no hallo un epíteto q.' co-
rresponda á la bondad, á la virtud del alma grande y
generosa del ilustre Mutis. ¡O Dios! que presente tan
grande hicisteis á la America quando arrojasteis á
nro. continente al generoso Mutis! Somos unos estupi-
dos, merecemos el anatema de todo el Universo si el
nombre Augusto de Mutis se separa en adelante de
nros labios, si no le ñxamos en todos los lugares. Si su
imagen respetable no se ve sobre el marmol y el bron-
ce en todas las Ciudad." en todos los Colegios, en todas
las plazas de nra. America. Ah! ¡que grande es Mutis!
jQue no tenga en mis manos todas las coronas del Uni-
verso p.^ acumularlas sobre su cabeza! Mi corazón esta
agitado, yo no como, no duermo, en tod.^ los momen-
tos se presenta á mi imaginación Mutis, el sabio, el vir-
- 152 —
tuoso Mutis. Ya es pequeño mi corazón p.^ amar a
hombre tan grande. ^'Ouien pudiera ir de Nación en
Nación á publicar una generosidad de q.* no tenemos
exemplos en la Historia? Ilustre sabio, recive estas clau-
sulas consevidas en los transportes de mi alma conmo-
vida como la efucion de un corazón tiernam/* agrade-
sido. Padre mió, si lo repito Padre mió, acabo de reci-
bir de vra. mano beneficios dignos del Padre mas aman-
te y tierno. Ya no puedo decir q.* no tengo protectores.
Sino soy sabio, sino sostengo con honor la gloria del
hombre iinico q.* tiene la Nación no tengo de que que-
xarme, toda la culpa se imputará á mi pereza. Esto si,
ilustre sabio, es proteger las Ciencias, es amar á la Pa-
tria y á la posteridad. ;Oual es el hombre que derrama
el oro y la plata á manos llenas p.^ q/ un joven viage,
se instruya y vuelva á ser útil al común? Ah ¡que raros
son estos genios bienhechores! ¡Que ingratos hemos
sido con este Ángel Tutelar de la Nueva Granada!
¿Quantos años ha que trabaxa en ilustrarnos, en hacer-
nos felices? Ignorantes hasta no percibir vro. mérito,
vra. sabiduría, una sabiduría q.* ha resonado en los
ángulos mas retirados de la Europa. Barbaros, hemos
creido q.' el ilustre Jvlutis era un hombre común. Ah!
que suerte la de los hombres grandes! No conocemos
su mérito sino en su ocaso y el colmo de su gloria está
decretada á los cien años de enterrados. Si, ilustre
Protector de los genios Americanos, si Padre de las
luces q.' hoy poseemos, esta es vra. suerte. Oxala nos-
hubieramos contentado con una indiferente estupidez,
habríais seguido tranquilo en colmar de beneficios á
unos ingratos; pero se os ha disputado la gloria, se ha
querido arrebatar de vra?. manos el mas bello de vues-
tros descubrim"^-^. Yo me irrito y me anima el furor
quando me acuerdo de esta traición hecha p.'^ un hom-
— 153 —
bre q.* no merece ser vro. discipulo; pero me desvio del
grande asunto q.' hoy nos ocupa,
Ah! día 3 de Abril de 802 te borrarás alguna vez de
mi memoria? Este dia, dia glorioso y terrible hará épo-
ca en mi vida. A las dos de la tarde se aparece en mi
casa un criado del Barón de Humboldt me entrega un
pliego, conosco la letra del ilustre Mutis, m,i corazón se
conmueve, abro, veo este nombre J. C. Mutis, mis la-
grimas asoman, no puedo contenerme, beso esta firma
respetable, leo ¡Cielo Santo! solo tu eres testigo de lo
que pasó en mi alma, mis ojos se aniegan, mi garganta
se anuda, corro como loco, no hallo á un Amigo á quien
dar parte de mi felic'dad y con quien disipar una parte
del fuego q.* me abraza, voy á casa de Humboldt, no le
hallo, vuelvo á la rnia, no atino,, no puedo fixarme en
nada, lodo es amar á Mutis, todo es admirar su genero-
sidad. ¡Que cumulo de ideas se me presentan' ¡Que glo-
riosos trabajos los q * voy á emprender! He aqui al
mortal mas feliz. Vuelvo á la casa del Barón, le hallo,
pregunto p.^ el sabio Mutis, p.^ sus cartas. Me contesta
este Viagero con frialdad, me suprime el asunto'princi-
pal, me lo niega directam.'^ En los primeros mom.<^*^'^ de
mi sorpresa creo al Prusiano, ¡Que asombro el mió! Veo
de letra del ilustre Mutis estas clausulas q.* queda-
rán eternam.'^ gravad.^ en mi corazón. Se cumplirán los
ardieiitisimos deceos de V. si mi amadisimo el S^ Ba-
rón de Humboldt nos franquea su consentimj'". tengo en
mis manos un quartioso libram.*° Oygo de boca de este
sabio joven: no me dice nada el S.'' Mutis, no me ha escri-
to sobre el viage de V. ¡Que distracción tan espantosa la
de mi ilustre Protector, decia entro de mi! No puede
ser: vuelvo á reconvenir y á preguntar, reconvengo con
mi carta, con el libram.'^° La fuerza de la verdad le
oprime y me dice: Mi Amigo yo he mentido d V. el
- 154 —
Sf Mutis me habla á la larga del asunto; pero yo q/ he
resuelto viajar solo no qiieria dar á V. esta pesadumbre.
¡Que rayo, que golpe tan terrible sufre mi corazonl Del
colmo de mi gloria en un mom."-» paso á la melancolía
ínas profunda y á la desesperación. [Qje reflexión.^ tan
espantosas me oprimen! Todo el basto edificio de mis
proyectos se desploma, todo desaparece como el humo.
jQue contraste el q.* se presenta á mi imaginac.'^l Mu-
tis zeloso, amante de las Ciencias abre sus tesoros.
Humboldt amante de un desembarazo pueril le oprime
el modesto equipage de Caldas, le parece complicado et
aparato de una persona mas. Mutis se pone en movim.^"*
escribe, empeña su respeto p.^' ilustrarme. Humboldt
sacrifica mi fortuna, mi gloria á una comodidad imagina-
ria. Mutis amante de su especie quiere prolongar sus
beneficios mas alia de la muerte reproduciendo sus co-
nocim.t"-^ en jóvenes aplicados. Humboldt me dexa con
tranquilidad en medio de mis cadenas. Si, ilustre Pro-
tector mió, estas son las ideas baxo de las quales me
representaré toda mi vida al ilustre Mutis y á Humboldt.
Jamas pense q.* un hombre q.® me habia apreciado
tanto, q.* recogía mis pequeños trabajos con ardor, q.*
los ponia al lado de los suyos, q.'' me habia hecho un
elogio en sus diarios superior á mis méritos, que mas
de una vez habia dcho. q.* era lastima no se me
protegiera y q.' se me armase de instrum.^o^ q/ ha-
bia escrito á Popayan p.^ q.^ se me costease á Europa
sin saberlo yo mismo, q.* me inspiraba ideas gigan-
tescas y gloriosas de trabaxos futuros, jamas, digo,
crei q.' me negase su lado y q.^ no me permitiese acom-
pañarlo al Perú y á México, acabando por franquear
oñciosam.^* este favor á un joven ignorante, sin princi-
pios y disipado. Corramos de una vez ^1 velo á este
misterio. Yo hablo con el hom'ore prudente y reservado
— 155 —
q.* ocultará eternam/* lo q.* voy á escribir. El carácter
de Humboldt y el de Caldas son muy diferentes. El pri-
mero tiene una viveza q.^ ya toca en inquietud, loquaz,
amante de la divercion y de la sociedad, el segundo con
un fondo de actividad conserva un cierto grado de len-
titud en sus operaciones, tasiturno, de una vida un poco
austera, y amante del retiro, su semblante freqüen-
tem.** tranquilo; rara vez risueño no salta, no canta, no
corre, no lucha. Este es el origen, diga lo que quiera el
Barón de Humboldt de su negativa: asi lo dixo á un
Amigo. Si no es asi, ^'de donde la estrechez, las satis-
face.^ con unos jóvenes q.* no saben sumar, q.^ no co-
nocen un ángulo.-^ La amistad mas viva, el amor mas
verdadero no puede igualar al q.' el Barón ha manifes-
tado en Quito con esta especie de gentes. Este es un
hecho publico y de que darán testimonio todos estos
habitantes. Es joven, es extrangero, no es ingles. Una
conducta severa y tranquila no es del gusto del Barón.
Bien presto conocí q.' el modo de agradarle era hablar,
reir, correr. Pero yo no puedo contrahacer mi carácter:
paso antes p.'' disgustar al Barón. Yo he entrado entro
de mi he examinado mi conciencia, y me he preguntado
que haz hecho al Barón p.^ q.* no quiera llevarte á su
lado.^ No he hallado, ilustre protector mió, no he halla-
do sino elogios, admiración, pequeños servicios p/ q.*
no soy capaz de grandes obsequios. Todo lo q.* alega
p.* eximirse me han parecido mas escusas que razones,
me ha avergonzado y he resuelto no volver á hablar
sobre el particular con este viagero..
La conducta q.* he guardado con él ha sido esta. Yo
le he mirado como joven, no he querido abrirle mi co-
razón, ni mi genio, le he manifestado aquellas cosas que
me parecían análogas á sus trabajos sin otro fin q.* el
q.'me advirtiese mis errores y me pusiese en el camino,
- 156-
he hablado q.*^° menos ha sido posible p/ q/ no quería
pasar la plaza de charlatán, le he hecho muchas pregun-
tas y me he retirado. Yo conoci desde el primer dia q.*"
nos conocimos q/ nros. genios no eran análogos, y he
procurado no serle molesto: estoy bien seguro q.* no me
conoce, y si aventurara sus juicios son pj algunas ob-
servaciones q.* le he dado, y nada mas. Un dia, recien
llegado, me leyó un elogio q,* había hecho de mi en sus
diarios, me franqueo su libro, le copie. Quiero insertar-
lo á U. no p.^ q.' lo crea verdadero, sino p.^ q.^ vea
como pensaba de mi este viagero. Después de referir
una observ." de longitud hecha en Pop." con el i."
Sat.*^ de Júpiter, perfectam.'' acorde con la de su Chro-
nometro, dice: «cCe Mr. Caldas est un prodige dans
l'Astronomie. Né dans les tenebres de Popayan n'ayan
jamáis voyage plus loin que jusq'a S. Fe il se est cons-
truit lui memedes Barometres, un Secteur, un Quart de
cercle du bois. II tire des Aleridiennes, mensure la lat.
par de Gnómones de 12-15 pies. ¡Que ne ferait pas ce
jeune homme dans un pais ou il y a des moyens, ou il
ne faut pas tout apprendre par soi meme! Les ouvrages
de Bouguer et de la Condamine ont eu une influence
singulier sur les Americains depuis Quito á Popayan. Le
sol de ce pais est devenu clasique et on est tente de diré
qui se raporte au sol natal. L'Audience de Quito á pu
detruire les Pyramides; mais elle n'a pas realise d'etouf-
fer cet etincelle de genie qui renait de tems en tems
dans ce pais et qui etraine dans le carriere q.^ les Bou-
guers et la Condamine ont ouvert.» Esto escribía ea
Pop.'^ p.'' un simple ^L S. S. antes de conocerme. Pien-
so q.' mi moderación lo ha hecho mudar de consepto:
no estoy plenamente seguro de este punto. Pero hoy
mismo entró un Amigo en mi casa, y me dice: «No se
confie V. del Barón: yo he oido q.* decia á N. 'á N. (jo-
— 157 —
venes ignorantes y los mismos de que he hablado) Cal-
das es un tonto y otras cosas de esta especie. No quiero
creerlo p.'" ahora, p/ q.^ apenas conoce mi interior, y
este pueblo es abundante de chismes.»
No será asi mi conducta con mi amado Protector, á
€l abriré plenam.*^ mi corazón, yo le diré q /° pienso y
le remitiré mis trabajos. Por ellos y no p.'' juicios siem-
pre osados debe V. conocerme. Yo seré tonto, no lo ne-
garé al Barón, pero no tiene en sus manos tontera dada
p.^' mi. Jamas le he manifestado mis modos de pensar,
y siempre he oido con respeto los suyos, y he corregido
los mios. ¡Oxala me hubiera ocultado de el para siem-
pre. Pero ya no hay remedio.
Confieso q.^ la noche del 3 fue noche tan espantosa
p.^ mi como gloriosa la tarde q.* le presedió: le pasé en
medio de las mas tristes reflexiones, me abuti. Pero es-
toy repuesto, he vuelto sobre mi, y en el seno de mi des-
gracia me he conzolado, he enxugado mis lagrimas con
mi generoso mi sabio Mutis. Nros. caracteres parecen
análogos y creo que una paz eterna reynara entre nos-
otros. Todo lo q.* sé de la vida publica y pribada del
virtuoso Mutis me encanta me arrebata. Tan agradecido
de V. como resentido del desayre de este Viagero me
vuelvo á mi Padre, á mi Protector, le muestro mis ca-
denas y quiero que añada á estos títulos gloriosos el de
mi Libertador. Si, sabio, generoso Mutis, sacadme del
abatim.t°, de la ignorancia y de la obscuridad en q.*
vivo. Yo envejesco en medio de un pueblo bárbaro, y
32 años de esfuerzos p.* ilustrarme deben compadecer
al virtuoso Mutis. Esta pasión de saber sin los medios
de conseguirlo es mi cruz y mi suplicio, entro en furor
q.* se equivoca con la desesperación. ¿Por que me ha
dado la Natur.^a este amor á la sabiduría si me habla de
pribar de los medios de conseguirla.^ Yo soy un necio.
- 158-
¿No me ha dado al generoso Mutis? Sí, y he aqui el fin
de mis angustias.
Con las lagrimas en los ojos he formado otro plan de
trabajos y de operaciones q.* debia seguir aqui. El tiem-
po se me ha estrechado de tal modo q.* es imposible co-
piarlo: él seguirá en el venidero; alli abro á V. todo mi
genio, le manifiesto mi interior, todos mis trabajos, to-
dos mis proyectos: el lenguaje de la verdad se habla en
el. Remito una muestra de mis operación. ^ p.* q.* V. las
juzgue con rigor, para q/ decida de la limitación y es-
tupidez de su autor, p.^ q.* vea si meresco se auxilien
unos trabajos q." mis émulos sin motivo quieren califi-
car de tonteras. No soy sabio, este es mi primer co-
nocimiento; pero me parece q.* lo poco que se, lo poco
q.* he hecho hasta ahora esta trabajado con cuidado y
con verdad.
Ya no existo para mi, todo pertenezco á mi gene-
roso Protector, de el depende hoy toda mi fortuna y
mi gloria. ^-Y estando en manos tan benéficas puedo
dudar un momento de q.* ya tengo un destino análogo
á mis ideas y á mi genio? ^ique ya espiro p.^ mi el aba-
tim.^"y la miseria? Cielo santol conservad esta vida tan
preciosa, prolongad unos dias q.* nos labran nra. feli-
cidad. Ya que habéis sido tan benigno en dárnosle no
nos le quitéis apresuradam/** Si, yo quedo pidiendo al
S.^esta gracia singular, y V. debe estar convensido que
á nadie cede en amor, en respeto, en reconocim.'^° p.^
con V. su afmo. y tiernam.'*' agradecido
Franc.'" Joseph de Caldas.
P. D.
No devuelvo el libram>° de q.* no he hecho uso, has-
ta q.^ vea V. mi nuevo plan en el siguiente. Si merece
— 159 —
su aprobación evitaremos el transporte, si no haré
fielm.** lo q." me ordene el sabio Mutis.
S/ D. D. JosEPH Celestino Mutis.
Quito y Abril 21/802.
Mi Padre: permítame V. este dulce tratamiento. Son
tantos los beneficios q.** he recibido de sus manos que
exceden á los q.* pudiera haber recibido del mas tierna
Padre. Mi alma esta abrazada con el mas vivo recono-
cim.^o, no puedo separar un instante al generoso Mutis
de mi memoria. ¡Que fiel es mi corazón! Quando estube
en esa ciudad en 796, q.* vi á V. en muchas concurren-
cias sagradas, olvidando la santidad de los lugares fixa-
ba mis ojos, meditaba sobre el exterior del sabio Mutis:
un secreto placer me arrebataba y no me cansaba de
mirar al padre de nos. conocim.^°^ Si fuera Estatuario
ó Pintor creo formarla en Quito el retrato del ilustre
Mutis. Tan fixos tengo en mi memoria los rasgos de
ese rostro tranquilo y venerable. Quando comienzo á
hablar de V. me vuelvo inagotable, y es necesario ha-
cer callar á esta alma agitada, á este corazón recono-
cido, para poder hablar de otros asuntos.
Ya sabrá V. la suerte desgraciada de nros. proyec-
tos. ¡Pero que lexos están del sabio Mutis las causas
q.^ han arruinado esta empresa! En mi anterior, por
efecto de moderación y de mi crianza manifesté á V. la
diferencia del carácter del S.'' Barón y del mió: es ver-
dadera, no quize adelantar el paralelo y me contenté
con esto. Pero pensando con mas reflexión sobre ti
asunto he creido debo hablar al autor de mi fortuna con
— i6o —
una franqueza digna de un hijo agradecido. Confieso
q/ mi pluma se resiste, y solo el amor de mi honor y
el de la verdad me hacen revelar á V. un secreto abo-
minable.
¡Que diferente es la conducta q.* el S.'" Barón ha lle-
vado en Santafé y Pop.^ de la q.* lleva en Quito! En
las dos primeras ciudad.^ fue digna de un sabio, en la
ultima es indigna de un hombre ordinario. El ayre de
Quito está envenenado: no se respiran sino placeres: los
precipicios, los escollos de la virtud se multiplican, y se
puede creer q." el Templo de Venus se ha trasladado
de Chipre á esta ciudad. Entra el Sr. Barón en esta Ba-
bilonia, contrae p/ su desgracia amistad con unos jo-
venes obsenos, disolutos; le arrastran á las casas en
que reyna el amor impuro; se apodera esta pasión ver-
gonzosa de su corazón, y siega á este sabio joven hasta
un punto que no se puede creer. Este es Telemaco en la
isla de Calypso. Los trabajos Matemáticos se entibian,
no se visitan las Pyramides, y quando el amor á la glo-
ria reanima á este viagero quiere mezclar sus debilida-
des con las sublimes funciones de las Ciencias. Mide
una bace en las llanuras de Quito, aqui viene el objeto
de sus ancores, ó el de los complises de sus fragilida-
des. A veces compadesco á este joven, á veces me irri-
to. Quando me anima esta ultima pasión me parece que
veo reanimarse las ¿fenizas de Newton, de Newton que
no llegó á muger, y con un semblante airado y terrible
decir al joven prusiano. ¿"Asi imitas el exemplo de pu-
reza que dexé á mis sucesores.^ ¿'Quieres q.* vro. nombre
se fixe en el templo de la gloria y en el de la Diosa de
Atharea? No, la gloria no es debida á un corazón q.* no
sabe vencer á esa pasión q.^ os domina. Deponed esos
instrumentos, ved á pasar una vida obscura y afemina-
da en medio de los placeres. El sentim.*^^ de esta des-
— i6i —
gracia me arrastra á estas imaginación.^ Vamos al
asunto.
Como yo he freqüentado la casa de este sabio, como
hemos vivido un mes juntos en una bella hacienda he-
mos tenido ocasiones repetidas de q.* el conozca mi
<liverso modo de pensar en materia de placeres. Guando
se hablaba de ellos yo no podia sino mostrar en mi
semblante mi disgusto y en sierto modo mi indignación.
La Provid.^ me dio unos Padres zelosos de la pureza de
sus hijos, estos afuerza de desvelos enfocaron mis pa-
ciones, y puedo decir q.* me oprimieron. A los 19 años
me mandaron á esa Capital á continuar mis estudios:
cuidaron de darme unos q.* hicieran sus veces en San-
tafé q.* no les cedian en zelo: entre en otra feliz opre-
cion. Mis años se aumentaban, y yo contraia un habito
dichoso de retiro y cierto gusto á la pureza: la Religión
completó esta obra. Violento hago á V. esta relación
de conducta; pero hablo á mi Padre á quien debo ha-
blar con sencillez y con franqueza.
A V. debo la comparación de nros. caracteres y las
m.^ ocacion.^ de diferenc.^ El S.^" Barón me juzga severo,
inflexible, triste. -'Como puedo aprobar sin hacerme com-
plise? ¿Como puedo reprobar mostrando un semblante
risueño.^ Este es el origen de la avercion, si asi se pue-
de llamar el disgusto que tiene el S.'' Barón de mi com-
pañía: este es el origen de su negativa diga lo que
quiera, este es el origen de la idea q.* se ha formado sin
motivo de mi debilidad y de mis aprenciones. V. tiene
en Santafe á Torres, á Pombo y á Arroyo: estos me co-
nocen, son hombres de bien ellos dirán á V. si mi cons-
titución es débil. El S.^ Barón se desmayo en Pitchin-
cha ¿esta es prueba de fortaleza.^ Desengañémonos ¿un
viage q.* lo han hecho muchas damas delicadas no
lo podra hacer Caldas.^ yo no he probado mis fuerzas
— I62 —
con este Viager'o ^'como sabe si soy débil? No quiere á
un compañero silencioso q.* le reprenda sin hablar. Si
yo viviera en el Paganismo, habria creido q.* Venus
irritada p.'' q.* no habia querido sacrificar en tcntos
Templos como tiene en Quito habia excitado esta bo-
rrasca contra mi; pero vivo en el seno de la verdad, re-
conozco una Provid.'^ paternal en esta negativa. ¿Quien
sabe si mi ilustración seria á expensas de mis costum-
bres? Este es el momento en q.° comienzo á amar mis ti~
nieblas. ;Pero mi instrucción está vinculada á la com-
pañia del Barón de Humboldt? ¡Que triste suerte si fue-
se esto verdad! No, no está vinculada á su sociedad.
¡Que verdad tan conzoladora! Persuadido de ella he
formado una Memoria sobre un nuevo plan de 'viage,
q.* ofreci á V. en mi anterior, y ahora remito, con otra
sobre un pequeño descubr¡m.*^° q.* me parece haber he-
cho en el Termómetro. Si merece la aprobac.^ del sabio
Mutis, no apetesco la de la Europa.
El plan del nuevo Viage esta consebido y executado
con velosidad: debe tener mil defectos de orden, de ex-
precion, y de objetos. El va á buenas manos, en ellas
se rectificará. Presenta los proyectos de un joven infla-
mado p.^ la sabiduría, y p.^" aumentar la gloria de su
Protector. No he puesto en el sino lo que juzgo propor-
cionado á mis alcances: puede ser que me engañe, y
q.' no les desempeñe dignam.'^ Ccntiene algunos repa-
ros sobre los descuidos del S.'" Barón: no me ha anima-
do el resentimiento para escribirlos, la cosa es clara y
V. puede juzgar p.'' si mismo. Desde el principio vi los
lexos: no he querido formarme de este sabio un rival
poderoso: he disimulado mi sentim.<^° en el seno de mi
despecho, le he manifestado el mismo amor p.® se lo
tengo, el mismo cariño q.^ antes. Si emprendo el viage
proyectado no creerá jamas este Sabio, q.* lo hace un
- i63 -
censor de sus operaciones: nros. descubrim.<^°^ si se ve-
rifican, se anunciaran al publico simplem.'- y sin nom-
brar á Humboldt. Si restablecemos la bace, este hecho
hará la materia de una Carta en q.*^ se lo comunique-
mos, y asi mantendremos una amistad útil y evitare-
-mos un enemigo temible. Mis reparos en la Memoria
q.* dirijo son solam.'^ instructivos, y recerbados á V. y
á mis mas Íntimos Amigos q.^ son Arroyo y Pombo de
cuya confianza no podemos dudar. Sus debilidades son
solo p.^ V. y no las sabrá por mi boca ni el q.® me dio
el ser.
Si mi plan agrada al Sabio Mutis, si hago mi expedi-
ción le daremos á entender á Humboldt q.^ V. insiste
en el loable pensam."^*^ de q.^ visite las minas de México
y oyga al Sabio Minero D."^ Faustino D'Eluyar, que los
demás objetos son accesorios y los presenta la ocacion.
Asi hablamos la verdad, y no crerá el S/" Barón q.® se
forme una exped."^ á despecho de su negativa. Si nos
vemos en México le tratare con franqueza y sin rivali-
dad, pues no la tengo. En nra. Relación de Viage no
hablaremos de el sino con el respeto y veneración que
se merece.
Yo he suprimido el viage á Lima p.'' que me ha pare-
sido no tan interesante como el de México, y p.'' evitar
costos. Las Minas en esta parto están quiza en mas alto
punto de perfección y sobre todo está D." Faustino
D'Eluyar. He variado de ruta, he preferido la de Son-
sonete á la de Acapulco p.^' evitar el temperamento
destructor de esta, y p.^" vistar á Guatemala y sus añi-
les; en todo lo demás el mismo que anuncie en mis an-
teriores.
He reflexionado sobre los costos de esta expedición
sobre el tiempo q.* se necesite p,^ concluirla y sobre
los instrumentos precisos. No he olvidado la poáibili-
— 104 —
dad de executarla, y el modo, y sobre todo he hallado
lo siguiente.
V. es Astrónomo, es Físico, es Geógrafo, es Botáni-
co, es todo, posee los ramos de q." trata mi plan, y sabe
mejor q.^ yo lo necesario q/ es un coobservador. ^-Como
atender al Telescopio, al Quarto de Circulo y tomar
el momento en la Péndola? ¿Como hacer fuego en un
cerro y observar á i ó 2 leguas de distancia? Es de ab-
soluta necesidad un compañero. En caso de una enfer-
medad, en caso de muerte, ¿en manos de quien queda-
ban M. S. S., libros, instrumentos, colecciones? Los tra-
bajos son inmensos, y sin una ayuda no es posible
desempeñarlos. Los costos no se aumentan concidera-
blem.^' y puedo decir q.* en nada p.'' q.* suprimido el
Viaje á Lima se evitan m.^ gastos q.* se emplearían en
el coobservador, el viatico seria lo mismo, y asi sin au-
mentar costos se podria darme un compañero de mi
genio, y laborioso ¡Ah ilustre Mutis, si uno de esos dos
virtuosos amigos Arroyo ó Pombo quisieran venir á
partir conmigo la gloria de servir á Mutis, al generoso
Mutis! Esta seria la noticia mas brillante, la mas gran-
de q.^ se me podria anunciar! No necesito de otro apo-
yo que de un joven de este calibre. Nra. economia,
nra. moderación será digna de unos jóvenes amantes de
saber y no de lucir en la sociedad: los costos serán los
menos q.* nos sea posible.
He meditado mucho sobre los instrum.<^°^ que exige
mi plan, y hallo q.^ p.^ las refracciones y posiciones de
las Estrellas australes es necesario un Quarto de Circu-
lo de un diámetro considerable, y de un Chronometro.
La falta de este ultimo instrum."^" hizo malograr las
mas bellas ocac.^ de observar á Godin, Bouguer, la
Condamine. ¡Que difícil es montar sobre una monta-
ña una péndola, ¡que difícil es arreglarlo en medio de
- i65 -
unes torbellinos de vientos continuados! A mas de esto,
^•como determinar con velocidad, con seguridad las lon-
gitudes de los pueblos, sin tener q.^ esperar una emer-
cion, un eclypse, raros, y q. apocas veces se consigue un
Cielo descubierto? El Chronometro es indispensable. Mi
atrebimiento, mi furor p/ trabajar, la idea colosal que
V. me ha inspirado de su generosidad, me han sugerido
los medios. Yo me he dicho á mi mismo: el sabio Mutis
posee estos instrum.^o^, pueden servir en esta correría
pueden volver á su sobervia colección sin alteración, y
con el mérito de haber aumentado la gloria de su dueño:
no tendrá este sabio embarazo de confiarnos estas alha-
jas p."^ el tiempo de nra. expedición, de una expedición
dirigida, emprendida p.^' el mismo y p.^ utilidad común.
Yo no tengo Telescopio, pero los hay muy buenos
entre la colección de Maynas cuya lista incluyo. En
ella se hallan dos, una Péndola, y un pequeño Quarto
de Circulo con otros menos importantes. Si el sabio
Mutis hace presente á ese Virrey el objeto y la impor-
tancia de esta expedición, si hace veer q.^hace muchos
años que están abandonados, q.' no se pienza ya en di-
vicion de limites, se podrá obtener una orden p.' q.® se
nos confien estos instrumentos en calidad de empréstito.
Yo poseo algunos pocos q.* pueden servir: un Micros-
copio, un Octante, dos Term.^ algunos tubos de Baró-
metros, una Aguja: si á estos se añade algo, no tenemos
q.' apetecer, ni que decear.
Lo mismo digo de algunos libros preciosos, ellos vol-
verían con aseo á la inmensa Biblioteca del generoso
Mutis. Una Astronomía de Lalande, un D.^' Luc, algu-
nas Tablas, los trabajos de la Caille eh el Cielo Austral,
el Almanaque Náutico, algo de Botánica, principalm.**
en la parte científica p.* perfeccionar nras. descrip-
ciones, un Buffon, algunos Mapas.
— j66 —
Estas son mis ideas, estos los pensamientos q.* me
ocupan. En ellos vera V. mi calor, verá el amor ver-
dad." que le profeso. Conosco q.* soy joven, q.^ mi en-
tusiasmo me puede arrebatar y proponer delirios: V.
lleno de prudencia y de sabiduria refrenará mi activi-
dad, quitara, añadirá, ó arruinara mis imaginaciones.'
Como dé gusto á mi Benefactor, todo lo demás lo miro
como nada: este es mi objeto principal, aquel p.'' q.'
suspiro. La letra, el desorden de las ideas todo le mani-
festaran á V. la velosidad con q.* formo estos borro-
nes, el correo parte y yo no puedo hablar mas con mi
Protector, mi Padre á quien profesa un amor digno de
este nombre su afmo. su admirador, su tiernam.*' agra-
decido,
Fran.^" Joseph de Caldas.
S.'' D. D. Joseph Celestino Mutis.
Quito y Mayo 6/802.
Mi Protector: quando V. vea esta sabrá las verdade-
ras causas de mi desgracia, sabrá el plan de mis nue-
vas ideas, de tstas ideas q.^ me arrebatan y que me in-
flaman. Ahora añadirla otras muchas bien importantes
á las q.* contiene mi Memnrii sobre el plan de Viage;
pero V. es demasiado sabio p.^ penetrarlas, y no nece-
sita de q.^ yo las apunte.
El S. Barón de Humboldt me propuso compra de su
excelente Qiiarto de Circulo q.* mantiene en Guayaquil.
El corazón me palpitó al oir esta oferta ventajosa. Un
montón de pensamientos se apiñan en mi cabeza en ese
momento. ¿-Llegaré á poseer esta obra maestra deBridf
- i67 -
He aqui un instrum.*" necesario á mi plan, ya no se ne-
cesita q.* el sabio Mutis se deshaga del q.* posee, se ha
ahorrado un transporte difícil y costoso, yo puedo co-
menzar mis trabajos sobre el cielo austral, sobre las
refracción.^ astronómicas, puedo llegar antes del 20 de
Junio, puedo hacer una observ." solsticial, puedo.....
Ah! que grande pensamiento! Puedo observar p.^' mucho
tiempo la distancia de E de Orion al zenit de la Torre
de la Merced de Quito con un instrum.*' que da las al-
turas entro de dos segundos; puedo hacer igual obser-
vación en la Torre de la Catedral de Cuenca. La impor-
tancia de estas des obscivaciones debe conmover á
Mutis. Los observatorios de Mira y de Cotchesqui,
igualm.*^ q.® el de Tarqui se perdieron para siempre.
Situados en unos pueblos miserables q/ mudan de for-
ma todos los años, se ignora el lugar en q.^ adquirieron
tanta gloria Godin, Bouguer, de la Condamine, Juan,
Ulloa. En toda la extencion de la meridiana no hay
mas q.^ dos puntos conocidos, la Torre de la Merced
de Quito y la Torre de la Catedral de Cuenca. Por for-
tuna p.' las Ciencias ligaron estos Astrónomos á su serie
de triángulos estos dos edificios: están ventajosam.*^®
situados, el uno al extremo austral el otro al boreal del
arco medido. Se puede, casi sin trabajo restablecer la
medida astronómica con un instrumento aunq.* de me-
nor radio q.^ el Sector de q.*' se usó, pero de mayor
precisión. Si restablescmos la bace de Yaruqui, si ob-
servamos la distancia de.E de Orion y la mano de An •
tinoo al zenit de las dos Torres, si fixamos la altura de
Caraburú, y la eleva." media del mercurio al nivel del
mar Pacifico puede creer el sabio Mutis q.' ha hecho
mas que esos cinco héroes de la Astronomía y puede
añadir á su corona este nuevo laurel. Se dice q.^ el
Obpo. y Cabildo de Cuenca piensan en erigir una nue-
— i68 —
vá Catedral en el lugar de la antigua. Yo he temblado
con esta noticia terrible p.^ las Ciencias. Perdida la To-
rre de Cuenca se perdió p.* siempre la medida Astronó-
mica. Yo habria ya hablado á su Prelado, habria for-
mado una Memoria sobre la importancia de. conservar la
Torre, pero no se me oiria sino como á un visionario.
Los q.* no cuUiban las Cieñe. ^, los q.* apenas han oido
á sus abuelos qJ allá en la antigüedad vinieron unos
Franceses, qJ subían á todos los cerros á buscar minas,
que hallaron el Punto fixo, q.^ midieron la Plaza, con
otro montón de desatinos, ¿como pueden oirme con ín-
teres y con agrado? Un Obpo. que cree que la Tierra es
un plano inmenso, p/' q.® en su niñez se lo dixo asi un
Piloto de S." Buenabentura, q.* aconseja Barómetros de
espíritu de vino como más sensibles ¿'conservará la To-
rro de Cuenca? Ah! ilustre sabio, las tinieblas se espe-
san en la Nueva Granada en razón de la distancia de los
lugares en q.* ha existido Mutis: la parte meridional del
virrey nato esta mas barbara q.* la boreal. Yo los dis-
culpo, quando hicieron sus estudios aun no habia veni-
do Mutis, el padre de nros. conocim.*^^^, al Reyno. Seria
del cuidado de los executores de este viage hacer pre-
sente al Gov.° la necesidad q.* hay de conservar esta
Torre, mas preciosa mas interesante, mas celebre q.* las
de Piza y Sevilla. Nra. medida astronómica estarla en-
tro de dos segundos de diferencia con este Quarto de
Circulo, quando la de los Astrónomos va hasta 5.0 con
un Sector de 12, y otro de 20 pies de radio.
Este precioso instrum.*» tiene otra qualidad digna de
la mayor atención. El brazo en q.® esta el anteojo fixo
tiene un gran nivel de ayre, p.^ ponerle horizontal, y
todo el cuerpo del Ouad.*^^ ge fixa solidam.'^ á un pie
robusto p.^ una maquina cuya descripción estaría aqui
de mas. Una alidada armada de otro anteojo rueda so-
— 169 —
bre el limbo con doble Nonio, y doble divicion, una en
90°, otra en 95°. Esta alidada con el nivel inutiliza el
perpendiculo ó aplomo siempre undulante. He aqui un
instrumt.** á cubierto de los insultos del viento: en medio
de los mas impetuosos se puede observar con tranquili-
dad y firmeza: he aqui burlado el mayor enemigo de las
observaciones, según la exprec."^ de la Condamine. Una-
mos un Chronometro á esteQuarto de Circulo: podemos
desafiar á los mas fuertes torbellinos: nada turbara
nras. observación. % y nos admiraremos al veer nra.
tranquilidad en los mismos lugares, y baxo las mismas
circunstancias en q.* casi desesperaron los mayores As-
trónomos del siglo pasado. ¡Que seguridad, que venta-
jas las q.* ofrecen estos instrum.^'^^ p.^ perfeccionar las
refracciones astron.*^^' en todos los niveles!
En vista de todo esto concideré de la mayor impor-
tancia tomar este Quarto de Circulo, p/ q.^ sirviese en
nra. exped.° en caso de aprobarse p.^' el sabio Mutis,
Contesté al S."^ Barón q.* lo tomaba: pregunté su precio^
me respondió q.® en Europa le habia costado 300 p.^ y
que habia impendido mucho en su transporte: 0/ p.^
400 p.* lo dexaria en mis manos. En el momento le ha-
bría entregado esta suma si mis facultades fueran capa-
ces de ella; pedi tiempo p.^ solicitar el dinero, y p.''
pronto remedio ocurri á un amigo á Pop.'^ mientras te-
nia tiempo de dar esta noticia á V. aun no es tiempo de
recibir su contestac.° y temo mucho no me socorra. En
todo lance creo consentirá el Sr. Barón en dejarme esta
alhaja ofreciéndole poner su valor en Lima ó Guaya-
quil. Apesar de estos apuros no me he atrebido á hacer
uso de la libranza que.tengo en mi poder, sin una orden
expresa de U.
Ya habrá visto V. p.^' mi antesedente lo necesario q.^
rae es un compañero p.* el desempeño de esta comicion:
— lyo —
yo apunto á V. uno de mis virtuosos amigos Arroyo,
Pombo: he conciderado las dificultades y las diversas
carreras de estos dos jóvenes amables é ilustrados y
creo no es posible quieran venir á partir con migo la
gloria de servir á V. Acabo de recibir una de Cartage-
na en q.* me abisan q/ el sobrino de V., este amable y
modesto joven acababa de llegar á este puerto, y q.*
partia p.^ Santafé. Yo felicito á V. de la suerte de esta
victima de la calumnia escapada, y fclizm."" restituida
á casa de su virtuoso y sabio Tio. ^"Xo seria ventajoso
á la Esp." Botánica, q.*' este miembro suyo viniese á
desempeñar en mi compañía una comicion tan honroza?
Yo recibirla muchas luces de este joven, le amarla como
á una persona q,* toca tan de cerca á mi ilustre Protec-
tor, se acabarla de formar, no con mis luces, sino con
la vista de lo mas grande y mas suntuoso q.* tiene la
America, y con el trato de D'Eluyar. V. tendría la dulce
satisfacción de vcer volver al ñn de dos años á unos
jóvenes cargados de los despojos de ambas Americas á
ponerlos á los pies de su Protector, y á completar la
grande obra de su ilustración al lado de un hombre tan
grande y tan virtuoso. Quien sabe si al fin de una ca-
rrera tan ilustre, pudiera V. dexar al Nuevo Reyno en
herencia dos sabios jóvenes, q.* imitadores de los ta-
lentos y de las virtudes de V. prolongasen sus benefi-
cios mas alia del sepulcro. Yo quizá frustraré estas dul-
ces esperanzas; pero debemos ponerlas en mi amado
Sinforoso, á mi me quedaria á lo menos el honor de
haberle acompañado.
Quando me acuerdo q.^ V. ha dicho al S.'' Barón q.*
si no tiene por conveniente llevarme á su' lado, me lla-
marla á Santafé para unirme á Zea y á su amable So-
brino incorporándome en su Exp." comienzo á veermis
proyectos con tibieza, y el viage á México se me pre-
— lyi —
serrta como una eternidad: yo quisiera abandonarlo todo
p/ poseer á Mutis Alil :si esta fortuna q.' hasta aqui
ha sido tan contraria á mi ilustración estará esperando
elevarme al lado de este Linne del Nuevo mundo? ¡Ten-
dré el hoiiOr, tendré la gloria de servir á esta alma
grande y generoza? Dichoso si lo consigo, y mil veces
■mas dichoso si asierto á dar gusto á un hombre tan
.grande y tan amado p.^ mi. Estas paciones contrarias,
estos deceos incompatibles me agitan. Yo quiero volar
á Santafé, quiero trabajar en Quito, en México, en Ha-
bana: quiero gozar de la presencia de Mutis, quiero
viajar. V. es mi apoyo, en esas manos sabias pongo mi
suerte, yo haré lo que se me ordene, y como obre, como
mis operación. s agraden á mi Benefactor, me es indife-
rente todo lo demás. V. es el arbitro absoluto de mi for-
tuna, y de mis acciones, mande V. que será obedecido,
y respetadas sus orden.^ por el mas agradesido y entu-
siasta admirador,
Franc.''° Joseph de Caldas.
S.'' D.'' D. Joseph Celestino Mutis.
Quito y Junio 21/802.
Mi Padre: si, á V. combiene en todos sentidos este
dulce tratamiento. Seria yo un ingrato si lo reusara
al generoso Mutis. Ah! no puedo traer á mi memoria lo
q.* debo á V. sin conmoverme. ¡Que grata me es la me-
moria de Mutis! El fuego q.* me anima lo he comuni-
cado á quantos me rodean. Ya tiene V. á todos mis
amigos y á tod.^ mis conocidos p.'' sus adoradores. No
puedo dcxar de hablar y de pensar sobre el objeto de
— 172 —
mi amor. Este acaba de inflamarse con la ultima de-
V. de 21 de Mayo. ¡Quanta es la bondad, quanta es la
sabiduría de esta preciosa carta! La leo, la releo,
no me canso de leerla y quiero grabar sus expresiones
sobre mi corazón. Ilustre Sabio ¿como pudiera volar á
Santafé á besar esa mano bien hechora, y autora de mi
felicidad? ¿Como pudiera pintar sobre este papel, el
amor, el reconocimiento, y el fuego q.' me anima? Yo
escribo, y no quedo contento: toda expresión es inferior
á mis sentim.^°^ ¿Yo sabré reconocer, y sabré correspon-
der á tanta bondad? Tiemblo, me irrito contra mi mismo
al verme tan inútil y tan nada para recompensar al
virtuoso Mutis. Mi caudal, con el que pagaré esta
inmensa deuda, es mi corazón. Dispon de él^ Sabio ge-
neroso, yo no existo ya sino p ^ Mutis. Voy á hacer
callar á mi coraz."^ p.» poder hablar sobre los otros
objetos q.^ nos ocupan hoy.
El S.'" Barón de Humboldt partió de aqui el 8 del
corriente con Mr. Bompland y su Adonis, q.^ no le es-
torba p.** viajar como Caldas. Yo he mantenido hasta el
mom.*^o de nra. despedida una buena armonía con este
Viagero. Creo no tendrá de q.* quexarse, si no me hace
injusticia. Yo he observado con el mayor cuidado sus
pasos, y he visto gran parte de sus M. SS. En las vis-
peras de salir de aqui visitó una Pyramide (la de Cara-
burú) con una velocidad increíble. En 26.^' se hizo toda
la exped." y solo se traxo p."^ fruto, q.^ existía el qua-
dro de los cimientos, ignorando si en su centro se halla
la muela de molino, q.* es el asunto principal. El señor
Barón ha escrito mucho sobre este punto, y creo que
el exacto y verdad." de la Condamine no sale muy bien.
Yo deseo leerla causa q.' existe en el Archivo secreto de
esta Audiencia y q.* no se franqueo al Barón para recti-
ficar m.^ ideas falzas de que esta imbuido este Prusiano.
— 173 —
Como la causal q/ ha dado p/ no franquearme su
lado ha sido q.* mi semblante es severo, y mi trato
poco afectuoso y seco, no quise molestar su delicadez
con mi presencia, y me escusé acompañarlo en su pri-
mera subida á Pitchincha, y Cotopaxi. Creyó el S ^^ Ba-
rón que eran efectos de mi sentim.*^^ p/ su negativa, y
procuró de todos modos contentarme, de modo q.® al
ñn de su mancion en Quito me ha hecho mil exprecio-
nes, visitas, elogios, y procurado dexarme satisfecho.
Yo le amo, pero he sentido este desayre, q.' no curará
con nada este sabio.
Pasó un dia personalm.*^ á mi casa á convidarme
p." una segunda subida á Pitchincha, ponderándome la
importancia de veer de cerca á este Volcan. Esta habría
sido la ocasión de explicarme con el; pero no quice,
acepté el convite y lo segui. Jamas me pesará haber
hecho esta pequeña expedición. ¡Que espectáculo! Figú-
rese V. una boca de cerca de 2.000 v.^ de diámetro,
cuyos bordes destrosados, y negros presentan la imagen
del Chaos: que á 500, ó 600 v.^ de profundidad se ve
elevarse una llama azul con mucho humo: que de rato
€n ralo tiemblan las rocas. Apenas hay p.^' donde acer-
carse á este lugar de horror y de espanto, q.* no se vea
al observador cercado de peligros. Es necesario subir
sobre la nieve, p.'' q.^ toda la boca está cercada de ella,
y en mas de una parte se forma en falzo entre dos rocas
vesinas. Yo he visto al Barón en punto de pereser, y
dar m.*^ pasos sobre una bóveda de nieve en la orilla
del precipicio. Un indio q." le presedia libro esta pre-
ciosa vida de la muerte. Yo seguia de cerca al Barón, y
los dos fuimos los primeros q.* tomamos la cima. Este
Viagero tiene corage, pero lo vi temblar en la extremi-
dad de la roca. Yo partia con él el peligro, no menos
temeroso: le ayude á hacer la observ." del Barom.° y
— 174 —
descendí. Mr. Bompland cayo en deliquio 3 veces,' y
me acordé q.® este me habia dho. q.^ no se me llevaba
á Lima y México p/ débil. Tube la satisfacción de que
viese el Barón que no era Dama y sabia escalar las
montañas mas terribles, pero yo me desvio de los asun-
tos que hoy deben ocuparnos.
Mi Memoria sobre el plan del viage no la debe usted
considerar sino como los pioyectos de un joven fogoso
q.* desespera p/ trabaxar en el progreso de las ciencias,
y q.* la pone en mano de un Padre prudente p.* q.* les
limite, corrija, y suprima. Las sabias reflexión.^ de usted;
los conocim.*^^ políticos de las cosas de la Corte; las
grandes miras de un segundo viage á las islas y Nueva
España; con todo lo mas q.*' contiene la bella carta de
V. esta llero de sensatez y de prudencia. Yo le acepto
con todo mi corazón, y he resuelto ponerle en practica
q.^° antes: cada clausula es un canon de conducta pre-
ciosa. Si, ilustre Sabio, Caldas le va á observar con
escrupulosidad, no se separará de ella en nada, sin un
orden expreso de su generoso benefactor.
Actualm.*® me ocupo en la observac." del solfticio
q/ se verifica entro de dos dias. Asi q." le concluya
comienso sin la menor dilación á recorrer todas las cer-
canias de Quilo, y á acopiar y describir todas las plan-
tas q.** se me presenten. La Botánica hará el primer
objeto de mis investigaciones, y q.® no sedera á ningu-
no de tantos como contiene mi Memoria. Las observa-
ciones barométricas, asi las q.^ tienen por objeto el
periodo nocturno, como las del calor del agua ocuparan
el segundo. Por lo q.^ mira á aquel ha m.^ años q.® ha-
bia potado q.* de 6 á 8 y aun 9 de la noche comensaba
á subir; pero no habia pasado de aqui hasta q.® el señor
Barón me habló sobre el asunto. Mi genio amigo de
verificar con una experien.^ seguida y constante quan-
-- 175 —
tas ideas leo y me dicen, me empeño en velar al lado
de mi Barom.°, y vi q.* es fuera de toda duda el perio-
do nocturno, y q.* se verifica como el diurno. No estoy
bien determinado sobre la hora: de su mayor elevación
y de su menor; pero una serie de observación.^ me lo
enseñará dentro de poco tiempo, y de todo daré á usted
cuenta en forma de Memoria p.^ el deposito de la Expe-
dic." como V. me insinúa, ó como paresca mejor á mi
generoso Benefactor. V. es dueño absoluto de hacer lo
que quiera de los materiales q/ remito; yo no deseo
otra cosa sino q,* cedan en honor del sabio que les pro-
texe y sostiene. Si soy capaz con mis exfuerzos de
añadir un átomo á la gloria de Mutis están recompen-
sados mis trabajos, y no quiero otro premio. Hablo á
V. con toda la sinceridad de mi almia.
Estoy contento con el plan de viage q.^ V. se ha dig-
nado proponerme; no veré á México, y no partiré de
Quito hasta q.^ V. me lo mande. Nada tema V. de mi
obediencia, esta es ciega. En el plan modificado puedo
verificar casi todos los grandes objetos q.^me he pro-
puesto. Las elevaciones del mercurio al nivel del mar,
en una palabra, todo lo relativo á este genero queda per-
fectam.*^ desempeñado en Guayaquil, Panamá, Porto-
belo, y Cartagena. Yo creo q.^ seria mas ventajoso á
esta expedición no partir de Guayaquil directam."" á
Panamá, sino á S. Buenabentura, é internar algún tanto
en el Chocó, p.'" el numero inmenso de plantas, y en
especial de palmas que se dice hay en estas regiones.
Este pequeño desvio nos pondría en posccion de unas
riquezas considerables, y todo se reduce á un mes mas.
Me parece que invirtiendo los seis meses próximos en
Quito y sus alrededores puedo, después de observar el
Solsticio del inbicrno en Diciembre, partirá Guayaquil^
y en otros 6 meses estar en Santafé, y en el Junio de
— 176 —
8o3 presentarme á mi Benefactor. ¿Seré tan feliz que se
conceda esta gloria? Ah! deceo este momento con una
intención que no puedo explicar.
La Astronomía, este precioso ramo, nada tiene de
incompatible con la Botánica, y esta circunstancia me
hace amar estos trabajos con entusiasmo. Las noches
consagradas al descanso, me llaman á grandes é impor-
tantes trabaxos. El cielo austral esta sobre mi horizonte
y puedo perfeccionar y fijar muchas estrellas. Si hallo
una nueva q.* no pertenezca á alguna constelación le
pondré el corazón de Mutis. ¿No tenemos el corazón de
Carlos? ¿Pues porque no ha de haber en el cielo el co-
razón del Sabio y del virtuoso Mutis? Yo habria comen-
zado ya á trabajar sobre esto, si la partida del vSr. Barón
no me hubiera pribado del bello Atlas celeste, q.* traia.
El pequeño planisferio de la Caille no basta, es nece-
sario el grande q.^ publico este Sabio Astrónomo, redu-
cido á un gran pliego. Yo suplico á V. q,^ si lo hay en
su famosa Biblioteca, me lo confie p.* mi expedic.'^.
Está ya en mi poder el Quarto de Circulo del S.'' Ba-
rón, y estoy trabajando con el. Con este bello instrumen-
to, con mi octante y con dos mas instrumentos que voy
á decir tengo qto. necesito para hacer con honor mi ex-
pedición. No se puede creer q.*° he trabaxado p.'' con-
seguir una péndola. Un reloxero de esta Ciudad pose
el de Mr. Graham q.<^ sirvió para la divicion, digo, de-
terminación del grado antiguo al Equador: le compró
por un huevo, y cree tener la bienaventuranza en el. No
<luiso prestarlo apesar de los empeños q.^ he hecho, y
para no estar ocioso, y perder la ocacion de observar
el Solsticio baxo del Equador, me he valido de una
péndola inglesa en q.^ suprimí el rodaxe de la campa-
na y diario y le dexé verdaderam.<^« astronómica. Con
esta observo actualm.*^. Me es pues de la mayor nece-
— 177 —
-sidad una medida del tiempo. Las péndolas p/ buenas
<q/ sean no se pueden arreglar sino con mucho tiempo
y trabaxo, son del transporte mas difícil, é inútiles en
m.s casos. V. posee dos Cronómetros, confie uno á mis
manos, el volverá con la misma integridad á Santafé:
bien acondicionado, entro de una gruesa atmosfera de
Jana ó algodón puede llegar ileso aqui.
Con el mas vivo dolor veo perderse centenares de
ecl3^pses de los Satélites de Júpiter pS falta de un Teles-
copio de mediana fuerza. Ah! si V. se resolviese á unir
al Chronometro un Telescopio no tendría q.*^ decear.
Con estos dos instrum.^°^ y los q.^ poseo estaba yo
bien provisto. Medite V. este punto y no dudo q.^ se
resolverá á hacer este sacrificio en beneficio de nuestra
Geografía.
El correo va á cerrarse y no puedo ser mas largo: en
el venidero daré cuenta de todo lo q.^ haya trabajado.
Deceo q.^ Dios N. S. gue. la imp.^- vida de V. y que
me mande como al mas afecto, y reconocido Q. B. S. M.
Fran.co Joseph de Caldas.
S.« D.'^ D.- Joseph Celestino Muris.
Quito y Julio 6/802.
Mi Padre tierno: este será el tratam.^^ conq.* me hon-
re toda mi vida, y este el q.* daré á V. mientras viva.
Ah! seria un monstruo de ingratitud sino obrase de esta
manera. Cada correo esta señalado con un beneficio de
sus manos y parece que el ilustre Mutis no se ocupa
sino en hacer feliz á Caldas. Virtuoso Sabio, ha 15 dias
12
- 378 -
q.* lo soy, y no cambio mi suerte p.'' la de Humbold: Si,
15 días ha q.^ trabaxo para la Expedición de Bogotá, 15
dias q.* vivo ya unido para siempre con mi amado, con
mi respetado Mutis. Voy á dar á V. cuenta de mis ope-
raciones, y de q.*'^ ha hecho Caldas en estos pocos dias.
Esta cuenta, á mas de imponer á V. de mis ideas y de
mis trabaxos tienen otra utilidad importante., y es el q.^
V. las corrija, el q.' me dirija desde Santafé p.* q.*esta
Expedición sea digna del Autor de la Flora de Bogotá.
Ya dixe á V. en el pasado q." me hallaba ocupado
con el Solsticio del verano, y ahora pongo en noticia
de V. q.'' le concluí felizm.*^ Aun no puedo sacar to-
das las consequencias de q.* es susceptible esta ob-
servación p.'' q.^ aun no he tenido tiempo de calcular, y
p/ q.* me son desconocidas las refracción. ^ al nivel de
Quito. Espero hacer muchas de este genero en las be-
llas noches de Julio y Agosto y completar, esta obra
con la observac." del Solsticio del Ynvierno próximo.
V. sabe q." aun ahora podria concluir la máxima decli-
nación de la Eclíptica, pues me es bien conocida la la-
titud de Quito, p.'" las observ.^ de los Académicos y p.'"
las mias; pero este método no satisface á un Astronom.o
escrupuloso, y rae expondría á objeciones fundadas: yo
me recervo p.* Diciembre, y no ocuparé ahora la aten-
ción de V. con esto.
Asi q.^ le di fin á mis trabaxos solsticiales, entré en-
tro de mi mismo y me dixc. Hastahoy has trabajado p.''
afición y p.^ gusto: desde hoy es ya una ocupación nc -
cesarla, ya no puedes disponer de tu tiempo á tu gusto;
este y todo yo pertenesco al sabio Mutis: es preciso
aprobechar el tiempo, y dedicarme á los objetos q.^ este
sabio ama con preferencia. Con estas disposiciones, tomé
la libranza é hice uso de ella. El primer gasto q.* he
hecho fue tomar una resma del mejor papel que he po-
— 179 —
dido conseguir, por q.* esta caro y escaso. Hize enqua-
dernar m.'* libros en blanco: al primero he puesto p.""
título Descripciones de plantas: al 2.° Relación de imvia-
ge proyectado y á expensas del Celeb. Direct.^ de la ex-
pedición Botánica de Santafé á Quito, Guaj/aqJ Pana-
má, Portobelo, Cartagena y Santafé. En este ha comen-
zado !a historia y el origen de este Viage, y con-
tinuo con el diario circunstanciado de mis operacio-
ciones y observaciones en usos, costumbres, carácter,
política, temperam.*° y producciones naturales de los
pueblos p/ donde voy á transitar. El 3.° tiene p.'' titulo
Observación.^ Meteorológicas. Aqui va todo lo relativo á
Meteoros, y nras. observ.* favoritas sobre el Term.° y
Barom.° No puedo dexar de decir loque he hecho hasta
aqui en este particular. Arreglé una péndola astronómi-
ca que he podido conseguir p.^^ alturas correspond.^^^
del Sol: rectifiqué mi Barom.° y el 1.° de Julio destiné
á mi observación sobre las mareas atmosféricas: coloqué
un Termom." al lado del Barom." y otro comparado con
el primero al ayre libre y á la sombra. Dadas las 12 de
la noche del 30 de Junio consulté á estos instrum/*^^, y
segui haciendo lo mismo de hora en hora hasta las 12
de la noche siguiente: yo tengo ahora la satisfacción de
remitir á V. una tabla de esta observa.^ y q.^ vea el
sabio Mutis verificados en Quito sus modos de pensar:
Observación hecha el i.° de yulio de 1802 en Quito.
Hor.' verdader.s. Alt.^ del B. Term.°ane. Term.° lib.
12 n. 20P I>, 30 57°, 5 ó-^, 9
1 m. I , 30 57 , o 6,9
2 m. I , 10 57 , O 6,5
3 m. I , 05 56 , 5 6,2
4 m. O , 95 56 , 5 6,2
5 m. O , 90 56 , O 6,0
6 m. o , 90 54 , 9 5,8
1 8o —
Hor.s verdader.s.
Alt. s del B.
Term.o
ane.
Term.
6
>Hb.
7 m.
, 10
55
.7
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8 m.
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,8
■ 7
, 5
12 n.
>30
57
,0
7
, 8
Esta observ." la he querido hacer con este rigor, p/' ser
en una materia nueva. De ella se infiere q.^ en el perio-
do de 24I» hay dos fluxos, y dos refluxos, el uno de dia
y el otro p.^ la noche: q.^ el mayor abatim.*'^ es á
las 5 de la mañana y á las 5 de la tarde: que la
mayor elev." se verifica á las 9 de la mañana y á
las 9 de la noche. Parece pues q/ estos fluxos y
refluxos se verifican á iguales distancias de sol al
meridiano: es decir al circulo entero, y no como co-
munm.'^ se entiende el semicirculo q.* está sobre nro.
horizonte. A las 9 de la mañana dista el Sol del meri-
diano superior 3'' y á las 9 de la noche dista también
3^^ del meridiano inferior: á las 5 de la mañana dista
del meridiano inferior 5^^ y la misma cantidad dista del
superior á las 5 de la tarde. ¿Tendrá el Sol influxo en
estas mareas? Estas son las conseqüencias q.* legiti-
mam.*^ se infieren de los hechos, y las q.* pongo en ma-
nos de V. La experiencia nos dirá aun mas, y tal vez
suministraré hechos seguros, y experiencias exactas
p.^' q.*" el Sabio Mutis nos dé la tcoria verdadera de es-
— i8i —
tas mareas. Oxalá V. se dignase comunicarme sus ideas
sobre este bello punto de fisical Ellas me servirían de
guia en mis trabajos, y quedarían absolutam.*^ reserva-
das, hasta q.* V. las publicase. Como la bondad de V.
para con migo es tanta q. •" no le hallo limites, como un
Sabio del orden de V. se ha dignado comunicarme sus
planes y sus miras sobre varios puntos en la Carta ulti-
ma, q." me honrará eternam"* , yo quiero tratar á V. con
la misma franqueza de q.^ me ha dado el exemplo, y
voy á proponer á V. lo q." he pensado sobre este pun-
to. Creo q.* debemos averiguar también la dirección de
las corrientes de estas mareas. Yo ignoro si vienen de
Oriente hacia Occidente, ó de Occid.'^ á Oriente. No
creo que se verifiquen de Norte á Sur, ó de Sur á Nor-
te; pero no puedo hablar con firmeza hasta que buenas
observ.^ no nos den luz. El modo mas fácil y quiza
único de averiguarlo seria que un observador inteligen'
te arreglase p.^ alturas corresp."^ una péndola en San-
tafé, ó ajustandola á una .Meridiana (pues i' no es de
consequenc* en este genero de observ,^ p/' q.® el Ba-
rom.° no varia cantidad sensible en este espacio), y
seguir p.^' un convenio anterior la marcha del Barom.*
en esa Ciudad, y en Quito. Es claro q.^ estando Santa-
fé mas oriental q.' Quito, si se verifican, como lo creo,
á la misma hora p.^ nras. péndolas ajustad.- á nros.
meridian.s las variac.^ en el Barom.° la marea atmosfé-
rica ha arribado primero á Santafé q.* á Quito, p.^^ q."
primeio fue medio dia y todas las horas en esa q.^ en
esta: p.'^ consiga* la marea tiene su curso de Oriente á
Occ.^' No puede suceder esto si su curso es de Occ.*® á
Oriente. En este caso primero debe llegar á Quito y
mucho después á Santafé, y las horas lo indicaran se-
guram.'^ Si acaso, lo q/ no espero, se hacen de Sur á
Norte la marea llegará primero á Quito en 13' de latit.
— Ib2 —
austral q.' á Santafé en 4° ;^6' de latit. boreal, y al con-
trario si la marea corre de Norte á Sur. Seria de mucha
importancia que hiciésemos estas observaciones corres-
pond.*" y me parece q." es fácil <}ue se verifiquen en
esa. Es cierto q.^ un hombre solo no puede llevarlas
mas alia de 24^^ consecutivas, pero en la casa de la
Exp." hay m.*^ q.^ se podian encargar de continuar la
experiencia. Por si acaso es de la aprobación de V. este
pensam.^o he resuelto velar todos los primeros y todos
los 15. "^ de los meses siguientes desde las 5 de la tarde
de estos mismos dias hasta el 2 y 16 siguiente á la
misma hora.
La tercera columna contiene los grados de calor en
q.^ estubo la columna del Barom." expresada en la es-
cala de Farenheit, para poder reducir las 24 obs.^ á
una misma temperatura; peí o como sea muy poca esta
diferencia no he querido tomarme p.'' ahora el trabaxo
de calcular los errores cortisim.^ q.® pueden haber pro-
ducido 4" de Farenheit. La quarta expresa el calor de
la atmosfera en cielo libre y á la sombra en grad.^ de
la escala de Reamur.
El libro 4.° de los blancos que he hecho enquadernar
está consagrado á las ohserv,^ Astronómicas. Yo he dado
principio p.i" mi observ." del Solsticio, muchas de las
distancias de la Luna al Sol & & que aun no he calcu-
lado reservando este trabajo p.^ después, y lograr los
momentos en amontonar hechos y observaciones. El 5.°
está dedicado á las descripciones de Animales, y en fin
otro para los materiales geográficos de mi Carta. Tales
son en general mis operaciones hasta el dia.
Las plantas que llevan á V. su primera atención, me
la llevan también á mi. He aqui lo que he trabajado en
estos 15 dias. Tengo descripta una especie de PJiyto-
lacca con todas las flores hermafroditas, y q." me pare-
- i83 -
ce distinta de todas las que liay en mis pocos libros. La
Sorophularia mevidionalis de V. abunda mucho aqui, y
constantem.'* le he hallado las bracteas aserradas y no
enterissimas como las q.*V ha visto para descrivirla: va-
ria aqui con las corolas moradas y blancas. Tengo pre-
parados tres esqueletos de otras tantas especies de
Daturas arbores todas y con la capsula lampiña. Es
necesario q.* algunas de ellas sean nuevas. En mi pe-
queño hervario de Pop." ha de haber otras dos, aunq.* no
puedo desidirme sobre si son distintas de las de aqui.
Ya tengo encargado á un amigo mió p.^ q.^ se tome
el trabajo de esqueletarlas y unirlas á las que remita á
V. á Santafé, Tengo otras m.^ descripciones de plantas
que no he podido conocer: todas irán esqueletadas.
Yo insisto sobre q.^ V. se digne franquearme un
D'Luc, ú otro libro maestro sobre el Barom.** y Term.",
una Chimica moderna, un tratado de Astronomía de
Lalande, y algo de Botánica. En materia de instrum.*°s
con algunos tubos de Barom.", un par masdeTerm.^ el
Telescopio, y el Chronom.", tengo q.'^° necesito p.* mis
operaciones y p.^ desempeñar la comicion presente.
Voy á concluir esta diciendo, q. el 15 parto p.^ Iba-
rra á visitar á Cotacache, Ynbabura, y Cayambe con
todas sus cercanías. V. diríjame siempre mi contestac."^
á Quito q.' es el centro de mis operación.^, y en donde
estaré de regreso entro de tres semanas. Espero venir
cargado de plantas y de observ."": de todo daré á V.
cuenta en el venidero.
Yo deceo reunirme á V. q.^'^ antes, amarle de cerca y
nó á 200 leguas de distancia. Dios que me ha dado á
este tierno Padre me lo conserve sano y le conceda el
honor de servirlo y de aumentar su gloria á
Franc.''° Joseph de Caldas.
1 84 —
. S. D. D. JosEPH Cele -TINO Mutis.
Quito y yulio 21/802.
Padre amadisimo: he leído con el mayor respeto la
de Vm. de 21 de Junio^ q.^ miro como un código de
Preceptos que cumpliré con la mayor fidelidad.
Ya habrá visto Vm. á la fha. mis modos de pensar
sobre el viage proyectado, y q.^ no se hará de otro
modo, sino como agrade y prescriva Vm. No veré á
México; pero tendré un inmenso material q.* poner en
manos de Vm. recogidos en esta Provincia, en Guayaq.^,
Barbacoas, S.'^ Buenaventura, Panamá, Portovelo, Car-
tag.^ y Santafé, y esto me parece un gran circulo p.^
ensayo de mis observación. ^ La Botánica tiene en el la
mejor parte pues son Payses fecundísimos, y q.* muy
pocos han visitado. Yo me detendré como Vm. quiere
todo el tiempo necesario p.^ recoger las producción.*^
vegetales de esta Provincia lo q.** ya he comenzado á
verificar, y sobre lo q.^ voy á hablar á Vm. largamen.^®
Como Mr. Bomplant hizo su centro á Quito y salió
muy poco á sus alrededor.^ se puede decir q.* ha ago-
tado las plantas de las cercaíiias de esta Ciudad, y ño
ha tocado las de la Villa, á donde pensó regresar desde
aqui, y q.' no verificó nunca. Yo he gastado estos quin-
ce dias últimos en hacer algunas pequeñas salidas á las
faldas de Pichincha y Panecillo, y he trahido muchas
yerbas con q.^ he dado principio á mis trabajos botáni-
cos. Yo he adoptado p." desempeñar con seguridad el
Plan siguiente, si Vm. le halla defectuoso, espero q.®
con aquella franqueza característica de Vm. y propria
de un Padre q.* quiere formar á un hijo corrija sus de-
fectos. Todo vegetal q.* viene á mis manos conosca ó
- i85 -
no su genero: si lo primero no me detengo en una larga
descripción sobre sus fructificac.^ y solo describo la in-
florencia, tallo, ojas, raiz &: si no le conosco procuro
determinarle pj los pocos Libros q.^ poseo, si le hallo
en ellos hago lo mismo q.* en los anteced."^^; pero si
me es desconocido y no le hallo en mis Libros hago
una amplia descripción de todas sus partes: en todas
anoto los lugares de su nacim.**^, y como la elevación
de estos ya me es conocida p.'' mis operación. ^ del
Barómetro les añado la zona en q.^ havitan conforme á
las ideas q.* he comunicado á Vm. en mi primer Plan.
Añado el nombre bulgar, el q/ le dan en lengua del
Ynca, y enfin concluyo p.^ las virtudes medicas, y usos
á q.^ las aplican en las Artes.
A pesar de la escaces xle papel en q.<^ me hallo, tengo
esqueletadas todas las plantas q.^ he descripto. Hasta
ahora no puedo dar á Vm. grandes y agradables noti-
cias botánicas, p.^' q.® á mas de haver estado un poco
enfermo del estomago, me ha sido preciso dedicarme a
los preparativos de mi primera salida al Norte de Qui-
to. Yo me he propuesto visitar en ella á Cotacache,
Imbabura, y el inmenso Coyambe, ver ks ruinas de las
pirámides, y volver á Quito entro de un mes. Estas tres
masas locales presentan grandes proporción.^ p." verifi-
car nras. observaciones del Barómetro, y Termómetro
desde el termino de la nieve permanente hta, 23 pulga-
das. A mas de esto tienen una vejetacion vigorosa, y
sobre quienes aun no han subido un Botánico. Tengo
fundadas esperanzas de traer una riqueza in.mensa de
este genero. Pienso levantar la carta Topográfica del
Pais q.* voy á atravesarlo, y hacer en Ibarra mis obser-
vación.^ de refracción.^ astronómicas, como las tengo
ya verificadas al nivel de Quito.
Muchas son las ideas, y muchas las observaciones
— i86 —
q.^ hay q.* añadir á la memoria sobre el método de
medir las montañas p/" el Termómetro. Yo deseara que
Vm. suspendiese su remisión al S.'' Cavaniles hta. ha-
ver concluydo yo mis operación.^ en Quito y Guaya-
quil, y poder presentar de este modo una obra acabada
digna de ponérsele al frente el nombre ilustre de Mu-
tis, y q.^ hiciese honor á este sabio protector de los
Americanos y al Discípulo suyo q.^ las ha verificado.
Creo que en mas de 6 ú 8 meses podré poner en manos
de Vm. todo el material, y toda la memoria, p,^ que
Vm. se digne corregirla, y ponerla en estado de ver la
luz publica. Conosco q.^ el ensayo q/ remito á Vm.
tiene muchos defectos de exprecion, de Ortograña, y
á no saber q.^ ivan á manos de mi bueno y sabio
Padre habria suprimido, ó a lo menos retardado su
remisión. La cosa ha salido como lo havia pensado y
ninguna clausula de las cartas de Vm. he leydo con
mas complacencia y fruto q.^ aquellas en q.® nota mis
errores. ¡Qué esperanzas tan fundadas he concebido de
mi futura ilustración! Si, ilustre sabio, yo conozco en
Vm. no un Padre condescend.^® q.* disimula los defec-
tos de su hijo, sino un zeloso de la reputación y apro-
vecham.t^ de su hijo. Una corrección de la voca del
grande Mutis me es mas útil, y me anima mas en los
trabajos, q.* si mereciera sus elogios; -pero yo me
desvio.
Mucho siento no poder indicar á Vm. por ahora todas
mis ideas sobre la elevación media del mercurio al ni-
vel del Mar, y en todas las elevación.^ El S.^' Barón
de Humboldt me regaló dos Jugos de Barómetro, y con
los dos con q.* Vm. me honrró he montado quatro Ba-
rómetros. Como Vm. sabe, se ha sobstenido el licor á
diferentes elevaciones. He formado tablas de quatro co-
lumnas en q.* van indicadas las elevación.^ y periodos
- i87 -
<ie cada uno de ellos: lo mismo pienso hacer en Ibarra
y en Caraturo.
Ya he dicho á Vm. q,* todo mi aparato en materia de
Thermometros se reducían á dos. El prim/'° el mas pre-
cioso, aquel que me havia servido en todas mis obser-
vación.^ del Agua hirviendo se me acaba de romper; y
solo quedo depend.^^ de uno, expuesto á la misma des-
gracia, y sin recurso. Yo tiemblo al considerar q.^ pue-
do perderlo, y con el las mas brillantes ocaciones de
dar la ultima mano á esta materia importante. Díg-
nese Vm. socorrerme en esta grande necesidad con
algunos buenos Thermometros, y demás instrum.<^°^ que
he indicado á Vm. en mis anteced.*'' y principalm.** el
Chronometro, y Telescopio. Por falta del primero dexo
de citar en longitud tantos puntos interesantes p.^ mi
carta, y tengo q.® trasladar á Ibarra una péndola fasti-
diosa.
Mañana 22 parto p.^ Ibarra á la expedición q.' tengo
comunicada á Vm, , y de donde remitiré á Vm. todas las
noticias, y quanto ocurre de este viage. Vm. no olvide
á Caldas, como el no pierde un momento de vista á su
ilustre Protector á q."^ le desea la salud completa, y una
larga vida, y q * ocupe en quanto fuese de su agrado á
su afmo. y tiernam.^' am.<^^ de Vm.
Fran.'^ Joseph de Caldas.
S.i^ D.« D.^' José Celestino Mutis.
Ibarva y Agosto Z/Z02,
Mi Padre, y mi Benefactor: sin veer cartas, é igno-
rando q.**^ V. se haya dignado comunicarme en este
— i88 —
correo, voy á poner á V. quatro letras precipitadamente
dando parte de los progresos de mis operaciones.
Ya anuncié á V. q.* salia de Quito el 22 lo que veri-
fiqué el 23 del pasado, y lentam,*® me he transportado á
esta Villa. En mi transito he colectado muchas plantas
de diferentísimos niveles, y entre ellas no conozco un
gran numero. Todas están esqueletad.^ y descriptas.
Subí al cerro de Cotacache, en un dia terrible y horro-
roso. Un viento glacial, acompañado de granizo nos
elaba: las nieblas nos cercaban p.^' todas partes y nos
robaban todos los objetos. Este obstáculo invenzible me
pribo de m.^ operación.^ topográficas q.* me preparaba
á executar desde una elevación tan prodigiosa, y segu-
rara.^* con utilidad de nra. Geografia, principalm.'* de la
parte occid.^ de la gran cordillera p.^ donde se trata
hoy restablecer el camino de IMalbucho q.* comunica
estas provincias con las costas del Pacifico. A fuerza de
valor y constancia pudimos subir hasta las 17 pulg. 6
lin. de nro. Barómetro, 6 lin.^ menos q." el termino de
'la nieve perman.'® Aqui verifique mi observ." del agua
hirviendo, que aun no he calculado, ni verificado en
Ibarra mis corresp.*^^ p.^ q.* me sirvan de puntos de
comparación. Yo habria repetido esta observ." á las
18, 19, 20 &.^ pulg.^ del Barom.^, pero la noche nos
instaba á bajar con precipitación, pena de dormir entre
los rigores de la nieve y de tod.^ los meteoros. Hay
m.^ particularidad. s q/ notar en esta montaña. La vege-
tación, que hace mi primer objeto, no guarda las leyes
del nivel q.^ he observado constantem." en todos los
cerros elevad.'^ q.® conozco y he escalado. Ya se sabe
que el bosque existe hasta cerca de 19 pulg."^: que des-
pués sigue la paja hasta las 17, q.* desde aqui hasta las
16 es arena, estéril, y de las 16 hasta el extremo se
mantiene la nieve perman'^ Pero en Cotacache esta todo
— 1^9 —
bien dif/' No hay bosque en sus faldas, y todo el no
contiene sino paja desde las 20 p.^ hasta las 16, en que
comienza la nieve. Apenas se hallará sobre la tierra
montaña mas pobre de vegetación. El Fraylejon (q.^ el
señor Barón me dice ser una de las plantas de la Flora de
Bogotá con el nombre de Ezpeletecia) no se halla sobre
esta montaña. No obstante he bajado una Genciana, un
Rammculo, m.^ singenesias, una Valeriana, una Siver-
tia, un Lupino^ dos Geranios, & * A:.^ y una Trianiria
monogynia que tiene caracteres bien particulares, y que
creo no está entre mis libros, ^'será acaso un genero
nuevo? En el mismo caso creo á otra Trianiria digynia.
Mucho siento la estrechez del tiempo, q.® no me permi-
te unir á esta sus descripción. = y hablar á V. largamen-
te sobre Botánica. Yo he resuelto formar en Quito mu-
chas memorias, una sobre Botánica en que manifieste á
usted todos mis trabajos sobre este ramo, y todas mis
dudas. Entonces desahogaré mi pasión p.'' este bello
ramo de Hist.^^ Nat.^
He fixado en latitud astronomicam.^^ todos los luga-
res de mi transito, he levantado la carta del pais q.* he
recorrido, he formado las vistas de Caj^ambe, Cotaca-
che, é Imbabura, tengo bosquejada la nivelación de mi
camino, las alt.^ del mercurio en todos los puntos prin-
cipales, y en fin otras m.^ cosas .q.** comunicaré á V. de
Quito. Actualm.'*" me ocupo en medir una base en las
inmediación.^ de Ibarra con ra.^ miras: la primera es de.
term.inar geometricam.*^ la altura perpendicular de va-
rios puntos en las faldas de Imbabura, para verificar en
ellos mis observ.^ del Barom.° y examinar si las formu.
las de Schevrbuch y Tralles combienen también en la
Zona Tórrida y grandes elev.^ como en la zona Templa-
da y á medianas alt.^ Yo creo q.^ aun no se ha pensado
en sugetarlas á este exam." baxo de la linea. Yo siento
— 190 —
no tener á mano una obra de estos sabios p.^ dirigir mis
operación.^ La segunda mira con mi base, es un plano
geom.° de estos paises, y enfin la velocidad del sonido,
y rectificación.^ de mis instrum.**^^.
El correo se cierra; yo deseo q.' V. se mantenga con
una salud perfecta y q.^ mande con imperio al mas agra-
decido y amante de V.
Fran.c^ Joseph de Caldas.
Ihavva y SeptJ 23/002.
Mi amadísimo y generoso benefactor: concidero á us-
ted deceoso de saber de mi y de los progresos de mi
expedición, y yo no lo estoy menos de dar cuenta exac-
ta de mis operaciones. No es posible mantener una con-
testación sin interrupción en el tiempo de mis correrías
botánicas. Es preciso retirarse en paz de nras. amadas
plantas á lugares miserables, y de donde no hay comu-
nicación. Esta ha sido la causa de la falta de mis cartas
en los dos correos anteriores. Ahora voy á reparar esta
falta del modo posible.
He recibido bien atrasada la apreciabilisima de V. de
21 de Julio. ¿Como explicaré á V. los movimientos de
mi alma quarrdo veo letra de mi buen Padre? Yo confie-
so con sinceridad q.^ no me canso de veerlas. V. parece
q.^ quiere acumular sobre mi todos los beneficios de
q.^ es capaz: ya me ofrece un Chronometro y el Teles-
copio, y ya estoy en el pie de no envidiar á nadie en
materia de instrum.*-'^^ p.'' sola la bondad del generozo
Mutis. Yo no hallo voces p.^ expresar á V. mi recono-
cimiento; pero espero, q.^ ya q.^ mi voz no lo puede, lo
— 191 —
puedan mis trabajos. Todos, ilustre sabio, si algo valen,
están á los pies del autor de mi fortuna, yo no trabaxo
sino para mi Protector, yo no existo sino para Mu-
tis, y si consigo darle gusto ya están coronadas mis fa-
tigas.
Yo he ofrecido á V. q/ la Botánica será el objeto fa-
vorito de mi viage, y ya he comenzado á cumplir esta
ley dictada p.^' V. en una de las cartas con que me ha
honrado. Yo voy á dar cuenta de mis trabajos en este
genero.
Mis conocimientos botánicos son cortos, mis libros
son pocos y la vegetación inmensa. El camino q.^ he
tomado p.' salir con felicidad de este laberinto, es re-
cogerlo todo, describirlo todo, y diseñar lo mas. Se
q.* gran parte será conocido, se también q." habrá mu-
cho nuevo. A juzgar p.^ miserables libros ya he hallado
m.'' géneros nuevos. He resuelto ir remitiendo á V. por
los correos mis descripciones y diseños p.^ q.' me con-
zuele é ilustre el primer Botánico de la nación. ¿No de-
ben tener envidia de mi los discípulos de Jusieu y de
Lamark.^ Yo quisiera, virtuoso sabio, remitir q.to he tra-
bajado en cerca de ico plantas q.^ he podido recoger,
diseñar y describir en los dias que llevo de expedición:
pero lo haré consecutivam.'^^^, como digo, por los co-
rreos.
Sobre Imbabura, montana de q." tengo tanto q.^ de-
cir á V. he hallado una Syngenesia poligamia igual^
q.^ me ha parecido nueva. Ella es del orden dicho, y
posé 10 cordas en la base de las anteras^ como en la
ínula, cuyo carácter se habia creido distintivo de este
genero respecto á todos los conocidos. Me ha parecido
singular y remito á V. un diseño imperfecto, hecho á
lápiz sobre esta montaña y la descripción q.* he podido.
Yo espero q.'= V. se digne corregirme esta p.^ enmen-
— 192 —
darme y formarme y hacerlo mejor en lo sucesivo. Tan
generoso como es V. con el dinero y con los instrumen-
tos, sealo también del inmenso tesoro de sus conoci-
mientos, instruyame, fórmeme botánico.
Oyga V. ahora algo de mis trabajos sobre otros ra-
mos. Concluí la base en las inmediación.^ de Ibarra de
1855 varaS; he medido el volcan apagado de Imbabura
sobre cuyas faldas está esta villa y un num.*' considera-
ble de población.^; por una red de triángulos he levan-
tado la carta de este pais y el plano del volcan, de
quien he tomado 4 vistas de los puntos cardinales. Yo
he puesto mi atención con preferencia sobre esta monta-
ña p.^ que nada se sabe hasta el dia de ella. Los SS. Aca-
démicos y el S^Baron le despreciaron absolutamente.
He subido dos veces, y he escalado este espantoso ce-
rro. El asunto es serio y merece referirse con alguna ex-
tencion. Yo voy á copiar mis diarios, y si V. me ama
creo se estremeserá.
«Asi q.'' dieron abiso q.'' nras. cabanas estaban cons-
truidas no pensamos en otra cosa q.* en verificar nues-
tra subida. El 14 de Sept.' de 802 fue el destinado para
un viage q.^ me tocaba tanto y m.e llenaba de entusias-
mo. Arm.ado de mi Barom.°, Term.°, Octante y Bruxula
partimos con m.^ indios prácticos de la montaña. Gas-
tamos 5.^^ en montar hasta nras. cabanas q.* estaban en
17.° 11.^ Era ya medio dia y no pudimos emprehender
la subida, y resolvimos dexarla p.* el dia sig.^^ Envuel-
tos en nubes y penetrados de frió pasamos la tarde, y
yo la ocupe en describir y diseñar algunas plantas. Mi
Term.° no subió de 4 % grados sobre la congelación.
Las cabanas no tenian toda la capacidad necesaria para
mantenerse un hombre en pie, y estaban muy mal cu-
biertas p.^^ los Indios... Yo esperaba con impasiencia la
venida de la luz, en el instante q.^ la persibi estaba en
— 193 -^
pie y comensé á disponerme p.^ un viage q.« tanto de-
ceaba. Con un báculo en la mano, y presedido de 3 In-
-dios cargados ligeram.*® de mis instrum.*»- partí de nues-
tras cabanas con una alegría y un entusiasmo extraor-
dinario. Comenzamos á escalar esta terrible montaña.
El cráter es inaccesible p.^' todas p.^^^ excepto p.'" la del
este, q.^ seguram.t^ fue p.'' donde arrojó todo el mate-
rial al tiempo de su erupción. Este lado no se compone
de otra cosa q.^ de grandes trozos de roca despedasada
y amontonados confusam.^^ unos sobre otros. No se
puede dar un paso sin horror, y en la orilla de espanto-
sos precipicios. El sendero apenas tiene V3 de ancho y
no es otra cosa q.^ escalones cabados en la roca p.^' los
Indios q.« tienen el triste y terrible empleo de baxar
nieve á Ibarra. En algunas partes es preciso asirse de
las pajas con las manos p.^ no presipitarse en 200, ó
, 300 v.^ de profundidad. Yo he visto con espanto el lu-
gar en q.^ se presipitó uno de estos infelices q.^° volvia
cargado de nieve. Desde nras. cabanas comensamos á
caminar sobre nieve p/ la mucha q.^ habia caido la no-
che presed.^<^ El frió era penetrante y mi Term.° al na-
cer el sol señaló }4 grado baxo de la congelación. To-
dos los escalones estaban cubiertos de granizo, y hacia
mas terrible la subida p.'' lo poco firme del paso, y so-
bre todo por habérseme entorpecidos los pies con el frió
q.* se aumentaba p.'^ momentos. Yo deceaba con ardor
veer este cráter desconocido, y desprecié todos los peli-
gros. De presipicio en presipicio llegamos á las 9 de la
mañana á la orilla del cráter agotad." de sudor y de
cansancio. ¡Que espectáculo! El horror, y un secreto
placer se apoderaron de mi alma. No me cansaba de
veer y de admirar de cerca á esta naturaleza espantosa.
Bocas quemadas, y destrozadas, puntas, pómez, arena,
azufre, nieve, greda, presipicios y confusión eran los
13
— 194 —
objetos q.« se presentaban á mis ojos. Yo me mantube
largo tiempo en considerarlos, y en compararlos con los
q.« habia visto en Pitchincha. Si la inmensa boca de
este, presentó á Mr. de la Condamine una viva imagen
del chaos de los Poetas, ¿que le habria parecido la de
Imbabura q.^ aunque menor en su diámetro es sin com-
paración mas horrorosa q.* la de Pitchincha? Imbabura
es una Montaña aislada y solitaria q.* se acerca á la fi-
gura de un cono truncado. Toda esta inmensa masa esta
comp.*^ de piedra suelta y de cascajo amontonado des-
de su base hasta 17 >i pulg.^ de elevación, sin ninguna
organisacion y sin seña de capas. Sobre esto sienta la
roca de la cima, de un bello pórfido y en q.* esta esca-
bado el cráter. Este ocupa toda la cima de la montaña,
tiene la fig.** de un amphiteatro circular, y no esta roto
sino p.'' la parte del Este. El bordo es de rocas despe-
dasadas y tienen la fig.* de una cresta circular, q.j ten-
drá de 3-400 v.^ de diámetro. Las pared. "^ interiores del
cráter no están tajadas perpendicularm.^^: tienen una
pend.*^ rápida, q/ se van á unir en un punto, acercán-
dose á la fig." de un cono inverso. Por la parte occiden-
tal hay un plano entre la cresta, y el punto en que co-
mienza la inclinación. Se distingue muy bien p.^ esta
parte una roca q.® parece precipitada sobre el cráter al
tiempo, ó después de la erupción. ;Quien sabe si fue la
parte superior de este volcan, q.^ faltándole apoyo por
el material arrojado en la erupción se presipito den'.ro
de la boca? Esta parte es de roca ó pórfido hecha peda-
sos y conglomerados p.'^ medio de una materia q.* pare-
ce azufre convertido ya en higado p.^ alguna materia
alkalina, y de q.® tengo muestras. Lo restante ^de la
boca es de arena y greda mezclada con azufre. En par-
tes se ve la piedra pómez en pequeños y en grandes
trozos. Yo conocia la altura de la cresta por mi medida
— 195 —
geométrica y deceaba conocer la profundidad de este
cráter p.^ medio del Barom.° llevado al fondo, y tomar
muestras de las diversas materias de q.* se componía, y
resolví baxar á este abysmo. Quando estaba en estas
consideraciones y proyectando el modo de descender se
presipito gran cantidad de piedras y arena del borde
del Sur en el fondo de esta boca, lo q.* me hizo adver-
tir un nuevo peligro, q/ no habia tenido presente hasta
este momento. Nros. Íbamos al punto mas peligroso y
en q.^ iban á parar todas las materias desprendidas de
la circunferencia: yo lo veia, pero el deceo de medir su
profundidad, y de tocar de cerca este lugar de horror,
me resolvió á arriesgarlo todo, y comenzamos á bajar
por el lugar q.* nos pareció menos rápido y peligroso.
Me presedia un Indio practico de la montaña cargado
con mi Barom.°, y yo le seguía i s ó ^ pasos de distan-
cia. Ya habíamos baxado como V3 de la profundidad
quando se presenta una pendiente rapidísima de piedra
pómez, reducida á pequeños pedazos: yo vi que mi guia
la atravezaba con facilidad, p.« buscar en el lado opues-
to una canal hecha p.'" las aguas q.* facilitaba el des-
censo. Esta pend.^^ de pómez era peligrosa, pS q.® tenia
como 100 varas de longitud, q.® iva á terminar en rocas
terribles, al fondo mismo del cráter. Yo temi, pero la
facilidad con q.^ habia pasado mi guia me animó y en-
tré en el peligro. Apenas habia dado 3 pasos sobre la
pómez quando veo q.^ todo se remueve, y no pudiendo
sostenerme en pie me siento, y aun en esta situación
comienzo á precipitarme hacia el fondo de este espan-
toso cráter: creo llegado el fin de mi vida, y doi una
voz á mi guia. Este Indio generoso vuelve la vista, me
vé perdido, se abanza hacia mi con una intrepidez
inaudita, se arroja al mismo peligro en q.* me veia,
me ase del brazo derecho, me arroja á dos varas
— 196 —
del presipicio y me da la vida. Mi alma pasó en este
momento de todos los horrores de la muerte á los senti-
mientos del mas dulce y vivo reconocimiento. Ah!
transportado, beso la mano de mi libertador y le testi-
fico de todos modos mi agradesimiento. Este Indio se
llama, p.'" q ® es justo nombrarle Salvador Chuqnin.
Repuesto de la abentura pasada no pensé sino en con-
tinuar mi descenso^ lo q.^ conseguí con felicidad. Yo
temblaba en el fondo de este cráter, p.^' q." p.^* todas
partes nos amenasaban las rocas, y creo q.* al menor
viento habríamos todos peresido baxo de alguna de
ellas. Por fortuna nra. cesó mientras nos mantubimos
en esta región del espanto y del horror, y no pensé en
otra cosa q.^ en hacer mi observ.^^ del Barom.°, q.* se
sostubo en 17 pulg.^ justas. Inmediatam.** comenzamos
á subir p.^ el lado opuesto p.^ reconocer completamente
el cráter. Era necesario ponernos á grandes distancias
unos de otros y subir con el mayor pulso, p.'" q.^ todo
se desmoronaba, y una imprudencia del primero habría
hecho perecer á los q.' le seguian con alguna piedra que
rodase. Subimos paso á paso hasta los 2/3 y ^^ esta
elevación se resistió mi guia y me advirtió que era pre-
ciso volver sobre nros. pasos al fondo del cráter p.^ to-
mar el mismo sendero q.® nos habia conducido á él. Te-
nia, lo escribo con horror, q." volver á pasar p.'' el mis-
mo presipicio en donde había estado p.* perecer. Yo
hice presente á mi Chuquin el horror q.' me causaba
volver p.i' el mismo lugar y lo empeñe en buscar otro
camino qualquiera. El gastó algún tiempo en reconocer
el terreno, y volvió diciendo q.^ no quedaba otro recur-
so para salir de este lugar q.^ tomar el mism.o camino
ú otro mas peligroso q.^ el primero, pero de piedra so-
lidísima. Yo medité, vi mi nuevo sendero y temblé. Es-
taba entre Syla y Caribdes; pero era preciso resolverse
— 197 —
con prontitud antes de perecer p/ alguna roca despren-
dida de lo alto p.'^ el viento. Elegi á todo riesgo el ca-
mino de piedra y comenzamos á salir. Una profundidad
espantosa á la derecha, otra, aunq.^ menor á la izquier-
da, me esperaban al menor desliz en mis pasos. Con
manos y con pies nos afirmábamos p.''^ subir esta terri-
ble roca, llenos de sudor y de cansancio ganamos con
felicidad el labio de la boca p.^' donde habíamos entra-
do. Aqui descansamos p."^ poder atrabezar los presipi-
cios q.* nos esperaban. Para el colmo de nros. trabajos
comenzó á nevar y á caer unas pequeñas telas de yelo
de 23 lineas en quadro q.* en el pais llaman Papa-
Cava. Este granizo nos mojó el sendero y lo puso en
estado de no poder dar paso sin riesgo de la vida. Yo
conoci esto temprano, y p.^" consejo de mi Chuquin
amado dexé el calzado y á pie desnudo empesamos á
baxar los terribles presipicios q.^ habíamos subido por
la mañana. En algunas partes era necesario caminar
sentado p.^ no perecer. En fin, á fuerza de constancia y
de maña volvimos bien tarde á nras. chozas, q.* no
distaban del cráter mas de V2 legua p.^ el ayre.»
Yo concluyo esta recordando á V. los Termom.' pues
no tengo uno bueno p.* las observación. ^ del calor del
agua, 'y q.* V. cuente con q."^*' puede su admirador y
eternam.t^ reconocido,
Fran.co Joseph de Caldas.
S.'' D.'^ D." Joseph Celestino Mutis.
Otábalo y Nóv.^ 7 de 802.
Mi amadísimo Protector: concluidas mis operaciones
en diversos géneros, y al parecer agotados los vegetales
de Ibarra, dexé á esta Villa, y me transporté á Otábalo
p.^ reconocer la montaña de Mojanda abundante de
plantas, y q.* creo es la base de un volcan apagado, y
tal vez primitivo; p.*' veer el lago de Cuicocha;y al mis-
mo Cotacache p.'' el sur. Ha como tres semanas q.* exis-
to en este bello asiento trabaxando en los objetos de
nra. expedición. No he abanzado como pensé, p.'" que
llueve casi sin interrupción: los caminos son de lo mas
malo de America en un terreno gredoso y desigual, las
nubes me roban las montañas, y los astros, y apenas
puedo dar un paso en la Astronomía y la Geografía.
Pero por fortuna los rigores del invierno no dañan al
objeto favorito, á la Botánica. Yo voy á dar á V. cuen-
ta de mis ocupaciones desde q.^ baxe de los horrores de
Imbabura.
He nivelado todos los alrededores de Ibarra, y he
hallado p.'^ fruto de mis trabaxos q.^ todos son mas ele-
vados q.^ el plano en q.* existe esta Villa, y q.* las aguas
de todas sus inmediaciones refluyen sobre ella sin otra
salida q.* p.'' el profundo lecho de Taguando, pequeño
rio á cuyas orillas esta situada. He visto con admiración
q.^ este se ha habierto paso p.^ medio de una colina de
quien aun existe la mitad en la orilla oriental y la otra
mitad en la occidental. Estoy intimam.** convencido que
antes q." Taguando se habriese este paso toda la expla-
nada sobre q.* existe Ibarra ha estado sumergida baxo
de las aguas, ó lo q.* es lo mismo, Ibarra esta fundada
en el fondo de una antigua laguna desecada. Tal vez
sucedió esta revolución en el momento de la erupción
de Imbabura, p.'" q.' el paso que hoy tienen las aguas es
violento y manifiesta q.* es obra de fuertes sacudimien-
tos. Yo he diseñado esta colina partida p.^ q.* me ha
parecido merecerlo.
Mis proyectos de refracciones astronómicas en Iba-
— 199 —
rra, casi dos pulgadas del Barom." mas baxa q.* Quito
han abortado miserablem.'* p.^" falta de un bárbaro, de
un idiota q.* leyera sobre mi Péndola los momentos y
los escribiese en un papel. ¡Que raros son los hombres
q.* aman las ciencias y el trabaxo! Todos temblaban al
oir mis propuestas, y han creido imposible mantenerse
6 ú 8 horas al pie de la Péndola contando los momen-
tos. ^-Quanto me costo tomar alturas correspondientes
p.» el ultimo eclypsc de Luna.^ Jamas he sentido la uni-
dad en nro. ser sino en Ibarra, y si me comparo á Gen-
til en el despecho no exagero.
Logré el fin del eclypse ultimo de Luna p.* deducir la
longitud de Ibarra el punto mas oiiental de mi expedi-
ción. „
En Otibalo he medido una bace, y sobre ella he for-
mado mi systema de triángulos p.* continuar mi topo-
grafía y medir el bello y encantador lago de S. Pablo
q.^ le he hallado p.^ una operación gráfica de 3.500-
3.600 varas de diámetro. Digo una operac." gráfica por
q.* no he querido calcular economisando el tiempo, y
reservando estos trabajos para Santafé. Todos los resul-
tados y números q.* remita á V. en mis cartas son todos
aproximados solam.^^, reservándome el derecho de dis-
minuirlos ó aumentarlos p.'" mis cálculos futuros.
Remito á V. un monumento de los antiguos Peruanos
q." he hallado en las orillas del lago de S. Pablo, y que
creo se ha escapado á las investigaciones de Ulloa. No
tengo el viaje de este oficial á mano p.^ decidirme, pero
no tengo especie de haberlo visto en él. Es un edificio
circular de piedra bruta labrada unicam.*^- p.'' el frente
y unida solidam.*^ con un argamaza en q.* no ha entra-
do cal. Esta en gran parte arruinado no p.'' los temblo-
res, ni p.^' el tiempo, sino p.'" la mano barbara del Cura
de Otábalo. Este Eclesiástico ha creido útil deshacer
200
este monumento precioso, capaz p/ si solo de darnos
luces sobre la Arquitectura, y sobre los ritos de este
pueblo el mas celebre del nuevo continente, y con su
material construir una mala capilla, q.^ no exitará en lo
futuro sino la indignación y las criticas de todos los que
tengan algún gusto en el arte de edificar. Tiene 46 pies
del Rey de diámetro interior: el grueso del muro 4 pies,
la altura 14 pies. No existe sino una sola puerta, y los
Indios me han asegurado habia otra diametralmente
opuesta, y en efecto hay una abertura en este lado.
Véase el plano. Seguram.*^ conocieron el plomo, pues lo
esta la parte q.^ existe. Parece q.' no llegaron á conocer
el arte de las bcbedas ó cañones, pues aun quando da-
ban esta fig.^ á sus puertas no colocaban las piedras en
la dirección del radio, sino q.^ buscaban las piedras
chatas y largas, enlasandolas del modo q.* manifiesta el
diseño, y llenando las cavidades q.^dexabancon la mez-
cla de q.^ he hablado. Todo lo q.' va de negro en el per-
fil de la puerta, es lo q.^ ocupa la argamasa. ¿Con que
maderos cubrirían este ancho edificio, en un pais en que
un gran árbol es tan precioso como las piedras en el
baxo Amazonas? Confieso ingenuam.*® q.^ no alcanzo á
penetrar este misterio. Si acaso le traian de los valles
inmediatos, no hay voces p.« ponderar los exfuerzos y
el valor de este pueblo laborioso.
El estado de las Arles en general, y de la industria
en particular entre estos pueblos me ha ocupado algu-
nos ratos. Los Obrages (asi llaman aquí lo q.* en otras
partes se conoce con el nombre de Fabricas) me han
parecido unas grandes maquinas q.* influyen mucho so-
bre el comercio, la política y las costumbres de esta pro-
vincia, y me he aplicado á conocerlas fundamentalmente
en su economía y en sus maquinas. He formado el plana
de uno de ellos, el diseño de tornos, telares, perchas^
Adoratorio de los a
lago de S." Pablo e
Diámetro ini
Grueso del r
Altura del ra
Altura de la
Ancho de es
Otábalo y Noviem
F. J. DE C
10
20
iíTTTT
T~~X
so
TI
40
Escala de 40 pies del Rey.
s
VISTA DE OCCIDENTE
Adoratorio de los antiguos Indios situado en las orillas del
lago de S." Pablo en el Perú, en el estado que tenía en Octu-
bre de 1802.
Diámetro interior 46 pies.
Grueso del muro 4 pies.
Altura del mismo 4 pies.
Altura de la puerta 5 pies justos.
Ancho de esta 3 pies.
Otábalo y Noviembre 7 de 1802.
F. J. DE Caldas.
Perfil de la puerta, aumentada ^■^ escal.i de 1
y del plano.
20 SO
mili I I I I I
Escala de 40 pies del Rey.
20I
batanes, q.* difieren mucho de los q.* usan los pueblos
cibilizados. He penetrado, todas las operaciones p.^' que
hacen pasar la lana y el algodón, y sobre todo la mate-
ria de tintes en q.* tiene gran parte la Botánica. He es-
queletado, diseñado y descrito todos los vegetales que
sirven p.* dar color á nras. telas. El resultado de todo
ha sido el conocim.*° de nros. Indios y de una parte
de su carácter. Estos hombres han fundido, por decirla
asi, las Artes y la industria en la simplisidad de sus al-
mas. Todo lo q.' tiene visos de complicado lo han des-
terrado de sus maniobras, y han sabido sostituir instru-
mentos sensillos y análogos á su genio. V. vera con pla-
ser sus tornos, la suprecion de la Aspa-de cuenta, y
muchas piezas del telar común, sin faltará la exactitud
de la maniobra. No negaré q.* los Indios han degradado
las Artes del punto en q.' las recibieron de sus conquis-
tadores en gral., pero ninguno me podrá disputar en
vista de mis trabajos y observaciones, o.^ mas sabios
q.* sus maestros han sabido simplificar muchas maqui-
nas y muchas operaciones.
La labranza y sus instrumentos han llamado también
mi atención. ¡Que simplisidad en sus arados! Yo los he
diseñado y he descrito las operaciones del campo como
se veen al presente. Los granos, las rayces, en fin todas
las plantas q.* cultivan y q.* hacen el fondo de su ali-
mento las he reconocido, con el tiempo y modos que
observan en su cultivo.
En la zoología he trabaxado bastante, principalmente
en el ramo de Aves. Tengo diseñados, descritos y esque-
letados muchos Orlólas, un Tántalo, un bello Añade de
la laguna de san Pablo, tres especies de Trochilas y
otros q.* no he podido determinar. Yo he comenzado á
formar una especie de herbario de pájaros, permítame
V. esta exprecion, pues me faltan las palabras. La cosa
202
es asi. Después q.* he descrito y diseñado la Ave, alas,
cola, y pies, y extendiéndolas entre papeles como se
hace con las plantas, presentaré al sabio Mutis una vis-
tosa colección de lo mas rico y mas bello q.® tiene la
Naturaleza.
En la Botánica he trabaxado sin limites. Yo no aca-
baria si quisiese decir á V. todo lo q.^ he colectado en
este genero, y seria en perjuicio de este ramo predilec-
to. De Quito, á donde me restituiré á principios de Di-
ciembre á completar mi observ." de la amplitud de la
Eclyptica con la del Solsticio del invierno próximo re-
mitiré á V. mi primera colección, y el tomo de descrip-
ciones, con todos los diseños. Necesito formar una es-
pecie de Memoria sobre mis trabajos botánicos p.^ ma-
nifestar al primer Botánico de la Nación mis dudas y
mis ignorancias, y asi ilustrado p.'" tan grande hombre
partir á la otra parte de esta provincia en conquista de
los demás vegetales y de las Quinas. Yo espero que
V. me conteste á todos los puntos q.'' contenga, y me
forme á 200 leguas de distancia. Si ilustre sabio. Cal-
das espera sacar p.'" fruto de sus trabajos la ilustración
de mano del ilustre Mutis. No quiero otra cosa que
aprender y aumentar si es posible vra. gloria. Todo lo
sacrifico á la bondad de vro. generoso corazón. Dicho-
so si consigo agradaros, y si mis fatigas merecen la
aprobación del padre de nros. conocimientos.
V. me habla del Observatorio Astronómico q.^ está
erigiendo en esa Capital, y se expresa del modo mas
honorífico q.'' puede apetecer mi amor propio. Pero no
me deslumhro: mi primero y capital conocimiento es
q.* no soy sabio. Conosco la extencion de este epíteto y
me conosco: no lo meresco, no me lo dé V. en adelante.
Déme V. el de discípulo y quedaré honrado, y quando
V. me negase esta gracia yo me la usurparé. ¡Que espe-
— 203 —
tanzas tan lisongeras se exitan en mi corazón quando
imagino q.* algún dia he de observar al lado del sabio
Mutis! Casini, Lalande mismo embidiarian mi suerte.
Yo comunico á mis amadísimos Sinforoso y Pombo
•mis modos de pensar sobre las observaciones que de-
ben executarse en el Observatorio en todo el dircurso
-de mi viage. Creo q.* sera de la mayor importancia que
V. haga trabajar á estos dos preciosos jóvenes en fixar
la latitud del Observatorio entro de 5" p.^ observacio-
nes rigurosas al Norte y al Sur con pequeñas estrellas
bien conocidas.' V. sabe mejor q/ ninguno q.* no conoce
hasta ahora la Astronomía mejor método p.* las latitu-
des: en él se halla la suma de los errores del instru-
mento q.* provienen del paralelismo del anteojo y de
las diviciones. Si se corrigen las refracciones p/' el ca-
lor y p/ la elevación del suelo sobre el mar convinada
con las variaciones del Barómetro é Higrometro nada
dexa q.* decear. Después de esta operación preliminar
y si se quiere antes de ella, debe V. hacer arreglar una
péndola, ó el otro Chronometro con alturas correspon-
dientes del Sol, y q.* dirigidos p.'' V. estos bellos y
apreciables jóvenes, observen todos los eclypses de los
Satélites de Júpiter. A V. dexo la consideración del
grado de precisión q.' adquirirían las observaciones que
yo haga en el discurso del viage sobre la rosta occiden-
t.i del Virreynato. ¡Que diferencia no hay entre la de-
terminación de una longitud p.'" el calculo y por dos
observaciones correspondientes! Baxo la sabia dirección
de V: ¿de qué no son capaces estos dos jóvenes ilustra-
dos y laboriosos: Si el virtuoso y amable Arroyo toma
parte en estos bellos é importantes trabajos, tendrá
V. la dulce satisfacción de haber formado á quatro jo-
venes astrónomos, tres á su lado, uno á 200 ó 300 le-
nguas de distancia. A mi me toca esta suerte, ella es
204 —
duia lo conozco, no p.'" los trabajos inseparables de un
viage, sino p/ estar ausente y retirado del generoso y
sabio padre q.* nos ilustra. Ah! ¡que gloria para mi po-
der fixar mi primer meridiano en el Observatorio del
ilustre sabio director y protector de mi viage! Yo ten-
dría la satisfacción de mirar la casa de Mutis, esta
casa en que hacen su residencia las Ciencias, y la vir-
tud, como el centro á q.' se refieran mis trabajos astro-
nómicos y mi corazón. He aqui un nuevo motivo para
amar la astronomía. ¡Que conzuelo p.^ Caldas en medio
de las soledades fixar sus ojos sobre el mismo objeto
en q.* tienen los suyos Mutis, Sinforoso, Pombo, Arro-
yo! ¡Qué nombres! ^No es este Casini rodeado de sus
discípulos en S. Petronio? Yo me desvio, mi corazón
sensible me arrastra, y me hace expresar de este modo.
Perdone V. estas distracciones del amor.
¿Como pintaré á V. mi reconocim.^° y mi felicidad el
dia dichoso en q.' he recibido el Telescopio y el Chro-
nometro? ¡Que grande es Mutis! ¡Que generoso es Mu-
tis! ¡Que bueno es Mutis! Estas eran mis palabras, este
era mi delirio. ¡O Dios' ¿por que hacerme conocer tan
tarde á hombre tan grande: Yo mismo me irrito contra
mi encogimiento de no haberme llegado á tan buen Pa-
dre en 796 en que pude hacerlo en Santafé, Entonces
si merecerla los elogios q.' hoy me prodiga el amor y
amistad. Ilustre sabio, recibe mi alma, recibe mi cora-
zón: esto tengo, esto os doy.
El Telescopio llegó perfectam.*^ bueno, el Termome •
tro lo rompieron los conductores, y el mercurio manchó-
la caxa del Chronometro y me asusto á primera vista
temiendo hubiese calado y echado á perder el instru-
mento. Por fortuna todo quedo en la caxa y la maquina
ilesa. Lo q.* me ha admirado es q.° no manchase ó se-
amalgamase con el pie y demás piesas del Telescopio i
— 205 —
-quienes no ha tocado el mercurio. ^'Tal vez el bruñido y
lo terzo de la superficie ha impedido q.* se una al la-
tón? ^'0 tal vez es alguna mezcla sobre quien no obra el
mercurio? El Microscopio llegó también bueno.
Mucho he sentido la perdida del Termom.° p.^ la
gran falta q.* me hace un par de estos instrumentos.
Tal vez será mejor q.^ yo los pida á Cartagena al gene-
roso ciudadano Pombo q.® ha querido partir con V. la
gloria de proteger esta expedición, él me ha escrito unas
cartas q.^ le honraran eternam.^^® y me ha facilitado mu-
chos medios útiles. Si es asi, es decir, si á V. agrada
haremos q.' vengan p.'' Guayaquil; pero pierdo las me-
jores proporciones, las más brillantes ocaciones de per-
feccionar la teoria de mi Mem.^ sobre medir las monta-
ñas p.^' medio del Termom." En Quito es casi imposible
hallar un instrumento semejante. Por aqui conocerá us-
ted el estado de la Fisica y de las Ciencias útiles en
esta populosa Ciudad.
V. me dice q.* es preciso formar una completa colec-
ción de Quinas p.^ responder alas injurias que han ver-
tido contra V. los Peruanos de acuerdo con el S.^ Orte-
ga. Yo quisiera una copia de la Memoria de Zea que las
ha ocasionado, de la contestación de esosBotanicos lo q.*
estos han publicado sobre el gen.° Cinchona, p.^ impo-
nerme á fondo de los puntos controvertidos, y poder
obrar conforme á ellos. V. vee q.^ voy á recorrer unos pal-
ees abund.^^' de especies de este genero, y que puedo po-
ner en manos de mi benefactor un material con q.* pueda
vindicarse con conocim.*° de causa. El primer tomo
de la Flora del Perú q.^ vi con misterios en manos de
Bompland, me seria muy útil y quien sabe si necesario.
V. cuente con el amor y con el reconocim.'*^ del me-
nor de sus discípulos Q. B. S. M.
Fran-g*^ Joseph de Caldas.
— 2o6
S.'" D/ D." JosEPH Celestino Mutis.
Otábalo y Nov/ 22/802.
Mi amadisimo y generoso Benefactor: presipitada-
mente voy á decir á V. mis ocupaciones en estos 15 dias
últimos, p.^ q.* el correo en estos pueblos miserables
apenas se detiene 102 inoras.
Verifiqué ya mi subida á Mojanda, montaña al S. de
Otábalo q/ toca ya con el termino de la vegetación;
todo él herizado, y despedasado. Desde q.* le vi sos-
peché q.® fuesen las reliquias de un antiguo volcan,
y acabo de confirmarme en mi pensam.^° El cráter es
manifiesto á todos los q.* sepan veer á la naturaleza, y
no sus apariencias. Toda la cima esta cercada de una
cresta de piedra q.^ hoy sirve de bordas á una espacio-
sa laguna, y q.* en los siglos anteriores fue el foco del
volcan. M. M. Bouguer, de la Condamine ni le nom-
bran, ni le pintan en sus cartas. Yo la he medido geo-
metricam.*^, aun no he calculado, pero á mi estima no
baxa de 10 v.^ de diámetro. Yo estoy hallando arroyos,
montañas, lagos, volcanes mismos q.* han olvidado es-
tos sabios.
He baxado una abundante cosecha de plantas que
actualmente describo y esqueleto. Creo q.* el genero
Loasa merece reformarse en m.^ partes. El es formado
sobre una sola especie, yo acabo de hallar una en Mo-
janda con los nectarios tan diferentes de la descripción
que apenas se parecen: tiene tres estigmas, y las ojas
aovadas y opuestas en arpa: no pincha. ¿Quien sabe si
los Peruanos le han hallado.^ ella habita en una grande
elevación: yo le vi entre 18 y 19 pulg.^ de mi Baróme-
tro. Abunda una especie de Molina sin hojas, el tallo
— 207 -^
alado, con tres de estas, semi- ovales y semi-circulares
alternadam.*^, los ramos alternos, erectos; las flores
sentadas, las mas veces solitarias, rara vez de dos en
dos. He baxado dos Andrómedas, un Vacczuiez, un Fian-
tago sumam.t^ pequeño con otras muchas que aun no he
examinado.
La Astronomía ha dado un paso. El Telescopio q.^ V.
ha confiado á mis manos se ha extrenado con el paso
de Mercurio p."^ el disco del Sol. V. sabe la importan-
cia de esta observación. Quando nació el Sol sobre el
horiz.*'* de Otábalo estaba Mercurio como en el n. i. La
mañana fue de las mas bellas, y claras que puede de-
cear un amante de la Astronomía. Logré con la mayor
felicidad el momento del contacto interior n. 2, y el del
contacto exterior n. 3 á la salida. Yo habia tenido cui-
dado de arreglar el Chronometro p.^' alt.^ corresp.*^^ los
dias anteriores, lo q.^ hice también en los q.* siguieron
á este fenómeno importante. ¿Si habrá V. hecho igual
observ." en Santafé.í* El S.'' Barón de Humboldt me es-
cribe de Truxillo una carta larguísima llena de expre-
cíones de cariño y de noticias de su viage: en ella me
recomienda esta observación, q.* él pensaba verificar en
Lima: tal vez ese cíelo nebuloso, y obscuro no se lo ha-
brá permitido.
Las terribles dudas en q.^ nos han arrojado Bouguer,
de la Condamine, y Juan sobre la longitud de Quito me
han empeñado en decidirla p.^ mis propias observacio-
nes. El Cielo ha estado favorable á mis deceos. Yo he
logrado á toda mi satisfacción la inmercion del i.'' saté-
lite de Júpiter sucedida el 19 de este á la madrugada.
Aun no he calculado, reservando este trabaxo para Quito.
No hay tiempo p.* mas; V. cuente y mande con
imp.° sobre q.*^° puede su mas reconocido
F. J. DE Caldas.
— 208
S.^ D.R D.N JosEPH Celestino Mutis.
Quito y Enero 6/803.
Mi amadisimo y generoso benefactor: quatro meses
ha que vivo en una duda continua y absoluta de V. y
de q.*° pasa en Santafé. ¿'Se ha olvidado de mi el ilus-
tre Mutis? ^"No sabe q.* Caldas está consagrado y ya no
existe sino p.« aumentar, si es posible, su gloria? ¿Por
qué un silencio tan grande y tan dilatado? No se si han
llegado á sus manos muchas larguísimas q.^ son un ex-
tracto de mis operaciones y de mis trabajos, y no sé si
vive mi ilustre benefactor. ¡Que duda tan cruel p.^ un
corazón q.^ ama á V. con entusiasmo! Mi vida me es
poco apreciable si la comparo con la del sabio Mutis.
¡Que ansias, que deseos de saber del estado de su salud!
Ilustre sabio, conzuela al menor de vros. discípulos, al
mayor de vros. admiradores, y al primero de vuestros
amantes q.* trabaxa baxo de la linea, sobre las mayores
elevaciones del globo p.^ vra, gloria, ausente, y á 200
leguas del objeto de sus amores. Ya me es odiosa la
llegada del correo. Estos dias q. antes me llenaban de
conzuelo, y de placeres, hoy me llenan de disgustos y
aun de desesperación. Mis amigos, mis fieles amigos
Arroyo y Pombo parece q.^ se han olvidado de mi, y
creería q.^ han perecido. Conosco las grandes é impor-
tantes ocupaciones de V., sé q.^ no le queda tiempo para
nada, y esto me conzuela. Pero, ^-p/ que no me ponen
quatro letras mis amadísimos Sinforozo y Rizo? Vive
Mutis, ha recibido sus cartas: he aqui q.^° apetesco, he
aqui quatro palabras q.^ labrarian mi felicidad. ;Y me
negará V. esta satisfacción? Haga V. q.* su digno sobri-
no, ó D. Salvador Rizo me pongan quatro letras todos
^ 209 —
los correos. Perdone V. estas quexas hijas de mi reco-
nocimiento y de mi amor.
El 19 de Diciemb.^ regresé á Quito, y terminé mi
primer viage al Norte de esta Capital. Aun me habría
mantenido en Otábalo ocupado con nras. amadas plan-
tas; pero el solsticio del Imbierno se acercaba, y puedo
4ecir q^ se pasaba, y V. sabe me era precisa esla ob-
servación p." acompañar la que hice en Junio pasado
antes de comenzar mi expedición, del solsticio del ve-
rano. Aqui me ocupé el 20 hasta el 27 en trabajos as-
tronómicos y atenciones sociales. Ahora arreglo el ma-
terial q.* he traido y me dispongo p/ otras salidas á
las montañas inmediatas, comensando p.'^ el inmenzo
Pitchincha principalm.*^ p.^' el Norte q.* no reconoció
Mr. Bompland. El 2 de Enero hice una subida hasta el
termino de la vegetación p.*^ baxar las plantas q.* con-
tiene el Guagua Pitchincha (Pitchincha el mozo) y en
efecto baxe m.^ q.** hasta hoy me ocupan. Vi con admi-
ración sobre la roca misma una planta femenina de
Ephedra de quien acababa de veer otra en Guaillabam-
ba á 22 X pulg.s del Barom.° Se q.* la hay en Guaya-
quil, y si esto es asi tenemos q.^ la Ephedra es una de
aquellas plantas q.* pueden vegetar en todas las eleva-
ciones posibles. La p.^^ mas elevada de esta punta es de
pórfido ordinario esquitoso, con sus capas colocadas
casi verticalm.t^
En Otábalo he logrado muy bellas observaciones as-
tronómicas. Dos inmerciones del i.«^ Sat.'^ de Júpiter
me han fixado el meridiano de este pueblo de un modo
satisfactorio, y á el viene ajustado el Chronom.", con
cuyo auxilio he determinado la longitud relativa de
Cuicocha, Cayamba, Guaillabamba. El Barom.° me ha
ocupado mucho en estos últimos dias. He emprendido
hallar sus variación.'^ relativas, y p.^ ello he montado
14
tres tubos, los he llenado en Otábalo, los he transporta-
do llenos á Cuicocha, á Cayamba, á Guaillabamba, á
Quito, y mis resultados parecen importantes y curiosos.
Ojala los limites de una carta permitieran aclarar y ana-
lizar mis ideas sobre este punto; pero breve tendré la
satisfacción de comunicar á V. todos mis resultados.
Yo trabajo con ardor en el ramo favorito de nro. via-
ge, en la Botánica: he acopiado mucho y estoy acopian-
do continuam.*® Quando haya visto y recorrido áNono,
Lloa, Machache, Antisana & &, quando haya agotada
las plantas de las 5 leguas de Quito pienso hacer mi
primera remisión con todos los demás objetos de histo-
ria nat.' Entretanto conzueleme V. en mi destierro, di-
game los modos de executar mis proyectos y mande con
absoluto imp.° sobre q.^° puede el mas reconocido, ad-
mirador y amante de V.
Fran.<=o Joseph de Caldas.
P. D. — Cotopaxi nos ha asustado el 4 de este: á las
7 de la mañana comensó á arrojar una nube espesa de
polvo menudisimo q.e llego á las 3 leguas de su circun-
ferencia: es de color cinéreo, con olor de azufre, y pa-
rece pómez pulverizada: fundió alguna nieve, y aumen-
to los rios; pero g.^ á la Divina Prov.* sin malas conse-
quencias.
S.'" D.'' D. Joseph Celestino Mutis.
Quito y Febrero 20/803.
Mi generoso Benefactor: muchas he escrito á V. y ha
mas de siete meses q.* ignoro el estado de su salud, y
miras cientificas. Este largo silencio que tanto me aflige
lo atribuyo á las graves é importantes ocupación.* de
V.: la Divina Provid.* permita sea esto solo, y no ten-
gan en esto ninguna parte las enfermedades.
Yo trabajo sin intermicion en todos los ramos que
hacen el objeto de mi viage. Desde el rr.es de Dic* del
año pasado me restitui á Quito en donde me he mante-
nido hasta el dia, haciendo salidas á los lugares mas
abund.^^^ de plantas, y aprovechando los instantes que
dexan libres las nubes, en mis observ.^ astronómicas. En
esta parte he sido mas feliz q.* el S."^ Barón de Hum-
boldt. Este sabio apenas consiguió en su larga residen-
cia aqui dos inmercion.* de los Satélites de Jup.^, y yo
ya puedo gloriarme de muchas. Actualm.^^ trabajo
en los preparativos p.* la observación del eclipse de Sol
q.* se verificará mañana. Si el Cielo me es favorable,
tendré un hecho de qué concluir la longitud de esta ciu-
dad de un modo satisfactorio, si V. en Santafé, si Tiscar
en Cartagena y Humboldt en Guayaquil consiguen el
mismo fenómeno.
Las noticias q.* freqüentemente hemos recibido del
S.^' Barón de Humboldt nos enseñan q." la fama del
Perú y de su capital ha sido exagerada por todos los
viageros q.* le han presedido, y q." no merece la visita
de un Filosofo: él se halla al presente en Guayaquil pró-
ximo á embarcarse p.* Acapulco: dice q.* el suelo es
fecundo en producciones naturales q.* casi ha agotado
Tafalla y Manzanilla, continuadores de la Flora del
Perú. Estas noticias y mis nuevas reflexiones sobre los
países por donde debo transitar me han hecho variar
considerablem.*® de plan de viage, q.* voy á proponer á
V. y que espero se aprobará. •
Yo quiero salir á la Costa del Mar del Sur p.'" Malbu-
cho, ó p.'' Barbacoas é Isquande: embarcarme aqui,
costear todo el Chocó hasta S. Buenabentura, internar
— 212 —
alguna parte, y volver á la costa, seguirla hasta la em-
bocadura del Rio S. Juan: subir este hasta Calima, atra-
besar el arrastradero de S. Pablo, embarcarme en el Atra-
to, y descenderlo hasta su embocadura en el Golfo del
Darien; pasar p.'' mar á Cartagena, ó si se quiere por
tierra visitando al Zinú y Tolú. De Cartagena pasar á
S.*^ Marta, veer la Cierra Nevada, y si es posible por
el Valle de Upar regresar á Santafé. Este viage á mas de
ser mas corto se verifica por paises vírgenes, y de una
feracidad admirable. Los objetos principales relativos á
el son bien interesantes.
I." Actualm,*' se trata pJ este Presid.^ de la aper-
tura del camino de Malbucho, q.* comunica el interior
de la Provin.^ de Quito con la Costa. El S.'' Obpo. Cala-
ma trabajó mucho sobre este objeto interesante, que no
pudo verificar á pesar de sus exfuerzos y de su zelo. Ca-
rondelet q.^ ama estos paises ha obtenido de la piedad
del Rey q.* se tomen 40 © p.^ á un 5 p/ °/q sobre sus
Reales Caxas, quedando el Erario cargado con esta deu-
da, p.^ q/ se inviertan en este camino. Si las luces de
este Xefe correspondieran á las qualidades virtuosas de
su corazón nada faltarla p.^ hacer revivir la industria y
el comercio de estos pueblos agonizantes. Pero p.^ des-
gracia nra. se ha puesto este asunto en unas manos
absolutam.^^ ineptas. El Comicionado es el hombre mas
ignorante q.* podia hallarse en toda la extencion de la
Provincia: ha hecho un viage á la costa p.* su reco-
nocimiento á expensas del Erario: ha hecho un diario
miserable, y un borrón del camino, q.* ha dexado al
Xefe sumergido en la insertidumbre. Baxando yo á la
Costa p.^ él, podré levantar una carta del pais, y de los
ríos nabegables q.* contiene, apoyado sobre buenas
observ.^ astronom.'^»^ formar un diario q.* contenga
todo lo relativo á este camino, q.* puesto en manos de
— 213 —
Carondelet, ó del Virrey podría dar luces p.^ dirigirlo
con asierto. El pais es muy rico de plantas y todas las
producción.^ naturales: fixaria astronomicam.** la posi-
ción del puerto desconocida hoy.
Todos saben la abundancia de culebras q.* hay en
Barbacoas y el Chocó, y también q/ en ningún pais del
mundo se cura mejor el veneno de sus mordeduras con
vegetales q.^ produce el pais con abundancia. ¡Que ser-
vicio tan señalado seria el conocim.^" de todas estas
yerbas, y de las culebras q.* producen el daño!
El Arrastradero de S. Pablo q.'^ ha dado tanto que
pensar á los políticos, y al S.^ Conde de Gijon en par-
ticular, merece una atención distinguida: p.^ el se pue-
den unir los dos mares, y causar una de aquellas revo-
luciones q.* hacen época. Hasta hoy no se conoce sino
á medias el terreno q.* divide las aguas del Atrato y de
S. Juan, no se han hecho buenas nivelaciones, ni medi-
das exactas p.^ poder desidir sobre este gran problema
político. Si se verifican, si de ellas resulta la posibilidad,
si la Nación las adopta, y se realiza este Canal, ;qual
será la gloria, qual el reconocim.t° de la Monarquía y
en especial de la America p.* con Mutis, autor y promo-
veedor de este Viage? Una estatua apenas serviría de
recompensa.
A V. dexo la concideracion de tantos otros objetos
q.* encierran estos países desconocidos, y feraces. Solo
la Botánica podía ocupar á m.^ viageros.
Yo seria mas largo si el correo me diera tiempo: en
el siguiente satisfaré mis deseos.
Ruego á Dios conserve su vida tan preciosa para
nros., y conceda verle y estrecharle en sus brazos al mas
reconocido y amante de todos sus discípulos Q. B. S. M.
Fran.co Joseph de Caldas.
S.'' D. Joseph Celestino Mutis.
214
Quito y AbJ 2i/8ot,.
Mi sahio protector: há ocho meses que no veo letra
de V. ¡Que aflicción para un joven que ama con ternura
á V! Muchos puntos de la mayor importancia están
todavia indecisos: El ultimo plan de viage q.* propuse
á V. aun no tiene la aprovacion: El verano se acerca, y
me expongo á perder la mas bella estación del año, y
he resuelto salir de Quito en los primeros dias de Junio
para Barbacoas, Isquandé & &. Pienso pasar á Pasto, y
detenerme aqui algunos dias por ser Pais mui abundante
de Plantas. En el recogeré las ultimas q.* formaran mi
primera colección q.* remitiré p.'' mano del D.'" Arbo-
leda Provisor de Popayan.
El 8.°'' Barón de Humboldt, q/ partió á dos meses
de Guayaquil, remitió á manos del S/ Marques de Sel-
va Alegre un Canon de lata, que contenia una Memo-
ria sobre la Geografía de las Plantas. Este no se p.'" que
motibo la retubo en su poder mucho tiempo, y no me
la entregó para su remisión p/ mi mano según la vo-
luntad del mismo Barón. Yo la he detenido quince dias
para tomar una copia, y la remito ahora acompañada
de una friolera mia casi en el mismo genero, q.*^ espero
la reciva V. con bondad.
Tampoco parece todavia de Guayaquil la colección
de Plantas q.* Humboldt remite á V. por mi mano. Oja-
lá bengan á tpo. p.* unirlas con las mias. En el siguien-
te remitiré á V. la descripción, y diseños de algunas
Plant.» q!' me han parecido particulares, con una
Memoria sobre Ymbabura.
Considerando q.* ya Yo era demasiado graboso á la
expedición, q.' me era absolutam.'® necesario un com-
pañero, propuse el S.'' D.° José Ignacio Pombo agregar
— 215 —
á mi expedición á un Hermanito mió de 13, á 14 años.
Yo he echado los primeros fundamentos de su educa-
ción en Popa^'an, y el ha sido un co-observador en todo
lo q.* he travajado en esta Ciudad. Pombo, este paisa-
no ilustrado, me ha franqueado todo lo necesario para
q.* me acompañe, y creo q.* faltarla á mi obligación
sino diese á V. parte de esto. Espero no desagradará á
^^'íY ^•* P-'" ^^ contrario merezca su aprovac.^, en inte-
ligencia de que no lo haré spre. q.' V. me haga enten-
der que no le agrada.
El S.°^' Barón de Humboldt me ha escrito m.^ llenas
<ie expresiones de cariño y me manda á presentar un
Cajón de Libros de Historia Natural, y de Matemáticas,
entre ellos muchos Alemanes. Yo no entiendo esta len-
gua, y he pensado remitírselos á V. en compañía de las
Plantas. Aun no llegan, y quien sabe si se perderán con
las revoluciones de Riobamba.
Espero q.* V. me conteste á Pasto antes de undirme
en las soledades del Chocó. En el siguiente seré mas
largo. Deseo, q.^ V. goze de una salud constante, y q.«
la Providencia me conceda la satisface." de hallarle en
este estado quando llegue á Santafé el mas reconocido
de sus discípulos Q. B. S. M.
Fran.*^'^ Joseph de Caldas.
S.oR D.o» D. José Celestino Mutis.
Stafé.
Quito y Mayo 6/ So^.
Mi amadísimo protector: jamas he desconfiado de la
generosa protección de V. para llevar al cabo mis tra-
— 2l6
vajos. Ellos se han emprendido bajo de su sabia direc-
ción, y todos van á ceder en su gloria. Es verdad que-
ocho meses de silencio me aílgian, pero yo adivinaba-
las causas, las mismas q.* V. insinúa.
Recivi el Pasaporte de ese señor Virrey, q.* me hacia
una falta considerable p.* empeñar á las Justicias á que
me presten los auxilios necesarios de que tanto he care-
cido hasta hoy. V. me aconseja á continuación, q."' no
deje estas Provincias hasta no haver agotado sus vege-
tales, y Yo tampoco he pretendido otra cosa. Este pun-
to es importante, y merece que Yo imponga á V. en el
p.*' extenso. He suvido á muchas Montañas de los alre-
dedores de Quito, y en todas se reproduce la misma ve-
getación llegando á iguales Niveles. Puede decirse sin
exagerac." que examinando bien una de estas Montañas
se ha examinado casi toda la vegetación de la Provin-
cia. El fondo del A^'alle de Quito es muy elevado y casi
toca en el termino Superior de la Quina, y todavia no
he hallado una planta de este genero. Solo Antizana
hace la escepc." de esta regla gral. Mr. Bomplan ha que-
dado asombrado á la vista de tanta fecundidad. Asi que
se componga el Tpo. boy á pasar muchos dias sobre
Antizana, y estoy seguro q.^ he agotado las Plantas de
esta región. Yo pienso inmediatam.^^ partir para los
Pastos, y Pasto, paises fecundísimos, y aun mas eleva-
dos que los de Quito, y acercarme de este modo á las
entradas de Barbacoas. Antes que el verano espire quie-
ro entrar á esta Ciudad en donde abundan las Quinas,
y todo genero de Plantas. Aqui pasare muchos Meses
en la colecc." de Plantas, y de semillas, y tal vez se
acabará este año sin que haya salido de Barbacoas. En
todo este Tpo. puede V. comodam.*® auxiliarme antes
de mi partida. Poco mas se aumentan los gastos estan-
do de camino, q.' haciendo pequeñas excursiones en las
— 217 —
cercanías de Quito. Todos los víveres se hallan excesi -
vamente caros, y vasta la qualidad de forastero p.* que
se le aumente una tercera, ó quarta parte mas del va-
lor. En vista de todo he resuelto en Agosto, ó Septiem-
bre meterme en Barbacoas porque lo juzgo mas impor-
tante á la expedición, siempre q.' sea del beneplácito
de V. cuyos consejos son para mi ordenes inviola-
bles. Yo espero á vuelta de correo la ultima resolución
de V.
El Sor. D." José Ignacio Pomboha contribuido á los
laudables fines de V. dándome libranzas de que no he
hecho uso todavía, y q.* haré p.^ transportarme y sobs-
tenerme en Barbacoas. Este País necesita de mucho tra-
bajo, y de mucho tpo. para reconocerlo. En el hay mu-
chas Quinas, y apenas se hallan en Quito. Espero remi-
tir á V. en Agosto una copiosa colección de plantas
con sus descripciones, y disceños, y otra de Barbacoas.
7o creo muy importante mí residencia p.^ algunos me-
ses en esa Ciudad; pero á pesar de todo, Yo renuncio á
mis luces, al conocim.*° que tengo de estos Países, y
me atengo á lo q.* V. me ordene.
Mi Alma rebosa de contento al saver que ya está
concluido el observatorio del sabio Mutis. [Quando lle-
gará el día en que entre yo en este Templo de Urania,
el primero q.' se le ha erigido en el nuevo Mundo al
lado, y baxo las luces de su hijo amado, del zeloso Mu-
tis! Yo deseo, que todos mis trabajos Astronómicos
sean relativos al Observatorio de Mutis, y p.'' consiguien-
te quisiera q.* V. ó Pombo el joven baxo de su dirección
observasen las inmersiones y emersiones de los dos
primeros satélites de Júpiter. De este modo podíamos,
á mas de fixar de un modo incontrastable el meridiano
del observatorio, el de todos los puntos de mí ruta, y
publicar una carta del Reyno, tomando p.'" primer Me-
— 2l8 —
ridiano el observatorio del ilustre Mutis. Ya yo he ha-
blado otras veces sobre este particular, y suplico á
V. humildemente no sea todo de Flora, y reserve algu-
nos instantes p.'' la Noche p.® hacer algunos omenages
á Urania en el sovervio edificio que acaba de erigirle.
Yo seria mas largo, pero me hallo con algunas indispo-
siciones, que no me permiten escrívir de mi puño.
Deseo á V. la mas perfecta salud, y una larga vida
V. cuente y mande, con imperio sobre quanto puede el
mas agradecido, y el menor de los discipulos que besa
su mano.
Frak^*^ Joseph de Caldas.
S.o« D.« D.N José Celestino Mutis.
Stafé.
Quito y Mayo 21/803.
S OR D,oR dn Joseph Celestino Mutis.
Mi generoso Protector: acaba de entregarme el S.'*
Marques de Selva-Alegre la adjunta del Sor. Barón de
Humboldt q.« ha traido el Barco q.^ lo lleva á Acapul-
co. Este Savio ha llegado con felicidad, y á la fha. le
considero en México.
No tenia animo de escrivir á V. en este reserbandolo
p.* el venidero, y solo pongo á usted estas quatro letras
p.* incluir la del S."^ Barón. Solo digo ahora q.« se dig-
ne \'. contestarme sobre el objeto de mi antesedente, y
principalm.*^ sobre mi salida de Quito, q.« es lo único
q.® espero p.^ ponerla en execuc."
— 219 —
Deseo q.« V. se mantenga con salud, y q.® ocupe al
mas reconocido de sus discípulos
Q. B. S. M.
Fran.^^o Joseph de Caldas.
Quito y ynlio 6 de 1803.
Mi generoso Protector: aunque no me hallo todavía
bien restablecido de la enfermedad de q.^ he hablado á
V. en mis antesedentes, parto entro de cinco, ó seis días
para Malbucho en solicitud de las Quinas q.^se crian en
estos Bosques. Yo me veo obligado p/' mi honor, y mu-
cho mas p/ la gloria de V. á dar este paso violento en
las circunstancias presentes, porque los Botánicos con-
tinuadores de la Flora del Perú caminan de Guayaquil
para esta en solicitud de las mismas Quinas, y seria
vergonzoso q.^ estando un dependiente de la expedición
de Bogotá en Quito, viniesen los Peruanos á desflorar
estas Selvas. ¡Que insultos, q.^ injurias no vomitarían
Ruiz, y Pabon contra nosotros si se verificasen mis te-
mores! con menos motivo han querido deprimir el mé-
rito, y la gloria q.« con tanta justicia tributan á V. los
sabios, en la infame producción que acaba de ver la luz
con el Titulo de continuac." á la Quinologia. Los resul-
tados de este pequeño viage los verá V. con la maíor
prontitud.
El Catedrático de Filosofía del Colegio Seminario de
S."^ Luis, adorador del mérito, y de las producciones
de V., joven de luces, de un talento bas to, y propio
para las ciencias naturales, me consultó acerca de una
220
dedicación q.® quería hacer á V. de un acto de conclu-
siones de Fisica, y de Botánica. Me alegaba q.^ no ha-
bía tpo. para consultar á V. y pedir su consentimiento:
yo q.^ no puedo mirar con indiferencia nada de lo q.®"
pueda ceder en honor del Sabio Mutis, convine gustoso
en q.® se verificase atendiendo á los sequaces q.^ se ha
criado el Canónigo López, hermano del rival de V. á
los alucinados con el Folleto q.® este ha impreso, y á la
fanática contestación de Ruiz y de Pabon á la Memoria
de D.° Francisco Zea. A mí se me encargo la primer
Replica como agregado á esa expedición, y con este
motivo pronuncie el Discurso q.® remito. Puede ser q.®
haya algunas equivocaciones pues Yo no conozco á fon-
do las acciones, los trabajos ni los descubrimientos de
V. En todo lo q.® digo, no soy sino el órgano de la voz
publica, y esta puede equivocarse. Yo tengo la satisfac-
ción de haver abierto los ojos á este Publico sobre el
aprecio q.« debe hacer de V. y de las insulsas produc-
ciones del Triunvirato Ruiz, Pabon, y López, á quien
sin vergüenza, y contra la confesión ingenua de el ulti-
mo, le han dado los dos primeros el glorioso titulo de
Botánico. ¡Quanto puede la rivalidad! El concurso fue
lucidísimo: asistió en cuerpo la Universidad, las Comu-
nidades Religiosas, y Nobleza, Españoles y America-
nos, grandes, y pequeños, ignorantes y sabios, todos
han aplaudido y se han regocijado al ver publicadas las
glorias de Mutis, y que se le tributen los honores q.® se
merece. Actualmente se trabaja en imprimir los Acer-
tos, y las Dedicatorias q.^ pronunciaron el Catedrático,
y el Joven estudiante D." Manuel Espinosa y Ponce.
Esperan estos q.^ se concluía este trabajo, y el de la.
Lamina para escrívir á V. como corresponde.
Se me pasaba decir á V. q.® Tafalla y Manzanilla
meten ya la hoz en Mies agena viniendo á explorar las
221
Selvas de Malbucho, q.« pertenecen al Virreynato de
Santafé: yo no hablaría una palabra si supiese q.e solo
se trataba del progreso de las Ciencias; pero sospecho
q.® todas las indagaciones q.* hagan estos Botánicos,
las han de convertir en insultos contra V. Yo creo, sal-
vo el parecer de V., q.* se les debe impedir p/ el Go-
bierno el q.* trabajen en esta Provincia, supuesto que
existe en ella un agregado á la expedición de Bogotá.
V. verá lo q.^ mas combenga, y mande con imperio
sobre quanto pueda el mas agradecido de todos sus dis-
cípulos Q. B. S. M.
Fran.co Joseph de Caldas
Sor. D.^ D.^' José Celestino Mutis.
Ibarra y Octubre 6 de l8oz -
Mi amadísimo Protector: en mi antesedente avisé á
M. q.« partia p.^ Malbucho en busca de unas Quinas
q.^ no han existido sino en la imaginación de los Qui-
teños. El 14 de Julio sali á recorrer esos bosques en
donde me he mantenido hta. el 3 de Octubre en que
llegué á esta Villa con mi salud sumam.*^ quebrantada
después de una cadena continuada de fatigas, de tra-
bajos, y puedo decir q.® de miseria. Esta seria dema-
siado larga, y enternecerla el corazón de V. si entrase
en una relación circunstanciada de todo lo q.« he tenido
q.^ sufrir en este viage. Pero ya pasaron estos dias de
amargura consagrados á la gloria del maior Botánico.
Oyga V. la relación abreviada de mis tareas en estos
tres meses.
El 17 de Julio llegué á Ibarra, el 24 del mismo sali
— 222 —
p.a Malbucho en donde estube el 26. En este transito
verifique muchas observaciones del Barómetro con el
objeto de formar una nivelación barométrica del nuevo
camino, y hacer ver por ella el fácil descenso desde
Ibarra hta. las costas del mar del Sur: muchas latitudes
astronom.*^® determinadas, un numero inmenso de ángu-
los con la aguja p.* levantar la Carta interesante del
País: he recogido, he descrito, y he diseñado, y esque-
letado un numero considerable de plantas como q.® es
el objeto principal de mi micion. En Malbucho me de-
tube dose dias ocupados en estos mismos objetos, y
halle una vegetación del todo diferente á la de la cor-
dillera. Este pueblo reciente se halla ya p/ las 3007
lin.s del Barómetro. El 6 de Agto. parti de Malbucho
acompañado del Corrg/ Bello Comisionado en Gefe
p.* la apertura de este camino, y comense á atrabesar
este bosque inmenso á pie, con la Brújula en la mano»
Habia grandes disputas sobre la longitud de esta mon-
taña, y me resolví á desidirlas encargándome del largo
é improbo trabajo de medirla á cordel, p/ q.^ todos los
métodos geométricos son impracticables en estos luga-
res cubiertos de un bosque tan antiguo como el mundo.
Siete dias de fatigas, de cansancio, de calor, y de lodo,
apenas bastaron p.» llegar á las orillas del rio Bogotá.
Todas las noches, y todas las tardes llobia sin intermi-
cion: la umedad no tiene limites, todo se corrompe, y
nada puede resistir á un clima tan contrario á la salud
del hombre, como al progreso de las ciencias. En tres
meses q.* he existido en estos tristes lugares no he po-
dido tomar la altura de una estrella sola á pesar del
continuo cuidado q.* he tenido. El Sol ha sido mi recur-
so en estos apuros geográficos. Un dia pasamos en
Bogotá, y el siguiente nos embarcamos con nros. ins-
trumentos: bajamos este rio hta. su embocadura en el
— 223 —
de Santiago, q/ bajamos hta. la Costa. No me detengo
en manifestar á V. los rios q.« entran en este, asi por
el lado del Norte, como p.^ el del Sur, sus anchuras,
velocidades, islas, mareas, fondos, bajos &. Se. p.'' que
todo lo verá V. p.^ extenso en una larga memoria que
estoy formando sobre este viage, y los objetos de his-
toria natural q.« produce el Pays, y q.* pienso, siempre
q.* sea del beneplasito de V., dedicarla al ilustre Caba-
nilles supuesto q.« V. quiere presentar á la Europa
alguna producción mia. Yo también lo deseo, no por
vanidad sino p^ q.* se me empleé y se me confirme por
el Rey en la plaza que V. ha determinado proponerme;
Concluidos nros. trabajos á la costa regresé á el puer-
to de Bogotá subiendo el mismo rio de Santiago. El
Correg/ mi compañero de viage regresaba inmediata-
mente á Ibarra, y yo debía seguirlo según mi primer
plan q.« comuniqué á V. en mi antesedente. Entré en
largas y serias reflexiones: los trabajos pasados de la
montaña, los costos de transporte y los q.* debia oca-
sionar de nuevo, el tpo. q.* perdia no consagrándolo á
la Botánica, y resolví no bolver á ver á Quito. Como
habia salido de esta Ciudad sin esta ultima resolución
habia dejado en ella mucha parte de mis instrumentos
y Libros: no habia trahido ninguna ropa, ni las provi-
siones necesarias p.^ mi alimento. Yo me hallaba casi
sin dinero, y tome las resoluciones siguientes:
Pedi á D. Pedro Montufar la cantidad de ochocien-
tos p.^ en virtud de la libranza de D. José Ignacio
Pombo, llamé á mi hermanito q.^ acababa de llegar á
Quito, q.^ debia traherme todo lo q.« necesitaba para
seguir inmediatam.*^® mi viage á Tumaco, Isquandé, San
Buenabentura Se 6c. El Correg/ fue el encargado para
remitirme todo lo dho. y yo quedé en el nuevo puerto
ocupado unicam.*® en la Botánica. Todos los alimentos
— 224 —
se acabaron, y quedé sercado de miseria. Los q.* po-
díamos conseguir se reducian á plátano y carne de
Sayno. Cuyo uso unido á la malignidad del clima y al
genero del trabajo á q/ estaba reducido quebrantaron
mi salud hta. el punto de hacerme variar de resolucio-
nes, y regresar á Ibarra á repararme, y á proveerme de
lo necesario p.^ emprender con toda seriedad un viage
q.® va á enriqueser á la exp." con las mas bellas pro-
ducciones naturales. Yo habia colectado un numero
considerable de plantas preciosas q.* creia nuebas.
Pero en Malbucho hallé á Tafalla y Manzanilla Botáni-
cos del Perú á quienes trate y pedi me manifestasen
los Tomos q.® tubiesen de la Flora del Perú. Satisfacie-
ron mis deseos, y yo quede verdaderam.'^^ afligido al
ver q.* habia perdido los dos tercios de mi trabajo por
carecer de esta obra absolutam.^^® necesaria p.* un Bo-
tánico en la America. Si yo la hubiera tenido no habria
malgastado el tpo. y mi salud describiendo y diseñan-
do plantas conocidas y publicadas, y habria contentado
con esqueletarlas p.^ completar la colección. Yo boy á
hablar á V. con aquella franqueza, noble ingenuidad
de q.® V. me ha dado tantos exemplos.
Si V. desea poseer una colección completa de todos
los vegetales q.® produce al nuevo Reyno desde el ter-
mino de la nieve hta. el mar es indispensable q.* V. me
provea de una Flora peruana sea del modo q.* se fuese
y de un Sehreber. Este auxilio me dispensará de un
trabajo indefenso, con utilidad notoria de la Expe." pues
no agotaré mis fuerzas en diseñar y en describir lo que
está bien diseñado y descrito, empleando este tpo. en
las q.' lo merecen.
El seg.d" auxilio q.^ espero de V. p.^ poder sacar todo
el fruto q.** me prometo en este viage es q.* me remita
un pintor. Son tantas las plantas q.* me rodean y tan
— 225 —
corto el tpo. q/ me veo obligado á no diseñar sino á
una ú otra, y abreviar demasiado las descripciones tal
vez con perjuicio de la expc." V. ha dado dos á mi ama-
disimo Sinforoso q.^ esta recorriendo unos payses sin
contradicción menos interesantes q.* los q/ yo voy á
visitar. Yo trabajo sin intermicion, me agoto las fuerzas
y no puedo ni aun desflorar la fecundidad de estos bos-
ques. Que dolor p.^ mi ver plantas bellas y no alcanzar-
me las fuerzas p.^ describirlas, y p.^ diseñarlas. Yo voy
á apuntar á V. en pocas palabras lo q.^ me pasa. Veo
una planta, la busco en los pocos libros que tengo, no
ía alio, y entro en la duda de si se incluirá en la Flora
peruana, y obligado á no solam.^^ describirla, sino
también diseñarla: dos horas, y muchas vezes tres ape-
nas alcanzan p.* concluirlo todo lo relativo á esta sola
planta. Quando en un dia de buen trabajo se pongan en
el mismo estado tres ó quatro especies se ha hecho de-
maciado. El tpo. y las fatigas de la hervorizacion fre-
quente quita sino la mitad á lo menos una tercera parte
del tpo. Hablemos con claridad: yo no me alcanso, y mi
salud tal vez va á quebrantarse hta. el punto de no po-
derse restablecer. Medite V. seriamen.^^ sobre esto y no
dudo q.^ convendrá en remitirme no solam.^^ el pintor
q.' pido sino también otro. Estoy intimam.'^'^ persuadido
q f es mil veces mas útil á la Exp." el q.^ vengan á mi
lado los dos pintores q.*" hoy tiene D. Sinforoso en Gi-
rón. El Chocó es de una fecundidad sin limites, y en que
aun no han puesto sus pies ningún inteligente. Que do-
lor seria recorrer estos lugares, tener en las manos tan-
tas riquezas y llegar pobre á Sta. Fe. No creo que V. se
resista á unas razones tan poderosas, y trate seriamen-
te de darle una nueva forma y los auxilios q.^pido para
esta Exp." La gloria de V. pues yo no trabajo sino para
ella se alia demaciadam.^" interesada en q.^ vengan los
15
— 226 —
dos pintores con la FJora. Lo q.« he visto de la costa
me ha demostrado q.^ son necesarios estos apoyos. La
contestación de V. debe ser pronta, y el envió de los
pintores con la mayor velocidad, pues yo pienso salir
de Quito en Enero, y gastar todo el año de ochocientos
quatro en el reconocimiento del Chocó, p.^ poder estar
en esa á principios de ochocientos cinco cargado de los
despejos de esta patria del oro.
Apesar de haver recojido q.*^^' papel me ha sido posi-
ble en Quito, en Ybarra, y aun en Popayan me veo su-
mamente escaso, pues el hervario va á ser inmenso. Es-
pero q.^ V. remita con los pintores todo el q/ se pueda
conseguir. Una barra de tinta de la China no se puede
conseguir aquí pJ ningún precio. Me alio sin Termo-
metro p.^" q.^ el único q.^ me quedaba se acaba de rom-
per en este viage. Los Lapices no se encuentran, y me
hace una falta indecible una Aguja pequeña, ó Teodo-
lite semejante al q.'' V. regaló al S.'^ Barón. No dudo que
V. me remita con los pintores este instrumento, dos
Termómetros y provicion de Lapices y tinta de la
China.
En el siguiente escrivire á V. mui largo, y le remitiré
todo lo q.^ haya digerido de mi ultimo viage, y tendrá
V. todas las Quinas q.^ he recogido en el, con sus des-
cripciones, diseños y esqueletos, y largas noticias de
Tafalla y Manzanilla nros. rivales.
Yo me alio un poco restablecido, y espero reponerme
dentro de pocos dias. Deceo con todas las anclas de mi
corazón el q.' goze de salud perfecta, y que mande con
imperio sobre q.*° pueda al mas reconocido y admirador
d(i todos sus Discípulos Q. B. S. M.
Fran.^^o Joseph de Caldas.
— 227 —
P. D. — Dispénseme V. vaya esta de otra letra, pues
no me hallo con fuerzas para hacerlo p.^,mi mismo: dis-
pense los yerros, y no olvide Pintores, la Flora & &.
S/ D.^' D, JosEPH Celestino Mutis.
Quito y Nov,^ 21/803.
Amadísimo Protector mió: de Ybarra escribí á usted
sobre mi salida de Malbucho y sobre mis observaciones
sobre diferentes géneros. Después de esa época y antes
de convalecer partí p.* kitac pueblo situado fuera de la
Cordillera y á 3 dias de mal camino de Ybarra. Aqui
contraje unas fuertes tercianas q.^ corté álos 11 dias, y
de q.' me hallo restablecido g? á la Divina Prov.^ Este
ultimo viage ha sido oprimido y forzado p.^ los émulos
de V. Tafalla y Manzanilla. Estos desconzolados por
no haber hallado Quinas en Malbucho regresaban á
Ybarra en solicitud de las mismas q.^ se sabia con cer-
teza existían en íntac. Ya yo habia visto las cortezas y
me hallé antes q.^ ellos en Ybarra. No dudé marchar
medio agonizante á este bosque tan áspero y mas ma-
ligno que el del Malbucho, me veia sobre el Nevado de
Cotacachey no lo creía. ¡Quanto imperio tiene sobre mi
corazón el honor del ilustre Mutis vulnerado con tanta
injusticia p.'" Ruiz y Pabon! Entré en Intac saque mis
plantas y una especie de Cinchona. A mi regreso á
Ybarra, hallé allí ya á nros. Botánicos rabiando p.'' que
el discípulo de Mutis habia tomado posesión de esta
Quina. Llenos de urbanidad me visitaron y preguntaron
p.i' mis hallasgos en Intac. Yo no dude decirles q.' te-
nia yo la única especie de Cinchona q.^ producen los.
— 228 —
bosques de Intac. Asi aseguraba p/ nra. Exp." mas y
mas de esta especie. A mi me ha parecido muy afín á
la pallescesis aunque tiene caracteres q.« la separan
como V. vera entro de 15 d'ias p/' los esqueletos,
descrip.'^y diseño q.^ apronto p.* remitirlos. Nros. ene-
migos desistieron de su proyecto de visitar á Intac q.^^
supieron q.<^ ya yo lo habia executado.
Como este ultimo viage ha sido Quinologico puro he
averiguado y me he asegurado de m.^ cosas q.^- serán
muy gratas á V. acerca de las Quinas. Sí, y lo ignoran
nros. enemigos, q.® en Huaca á 6 dias de esta y en el
mismo camino de Popayan, hay dos especies de Cincho-
na, q.^ dos dias mas alia de Intac hay una diferente de
la q.® poseo, q.^ en Xalupana á un dia de Quito hay una,
q.^ en Lloa y Chillugalli hay dos de q.^' he visto muest.%
q.^' en los bosques entro de Aloa y Mochacha hay 3
esp.^, q.^ en los Colorados hay un num." prodigioso de
especies de este genero. Yo me hallaba resuelto á vol-
ver á Malbucho en Enero, internar en el Chocó, y á
fines de 804 estar en Santafé. Pero he variado de plan
p.^' el honor de V.
Los Botánicos nros. émulos son mas propios p.* Da-
mas de corte q.^ p.^ el oficio que exercen. La mas lige-
ra indisposición los encierra en sü gavinete. ¡Que ven-
tajas las q.^ yo sé sacar de su flogera! Nadie sabe mis
miras y las pondré en practica como no me me falten
los auxilios. Creo q.^ entonces sí podremos responder á
las injurias de Ruiz y Pabon: oiga pues V. los proyectos
de Cald."^ Me mantendré hasta Enero en Quito pillando
las Quin.s inmed.^»^ y otras plantas: en este mes parto
á Huaca y montaña de Intac, sigo á Mochacha, Aloa,
Colorados, Riobamba, Cuenca, Loxa. Ah! que golpe el
que vamos á dar siendo los primeros q.^ vamos á reco-
nocer estas Quinas imperfecl.*® descritas p.^' la Conda-
— 229 —
mine. Se de positivo q.** Tafalla y el otro tienen orden
de recoger todas las Quinas de la presid." de Quito, q.^
estos SS. van á Loxa en el Agosto inmediato p." q.^ no
pueden salir en invierno. Yo voy á tomar la delantera
sin remedio. Estoy tan encaprichado en este punto q.^
voy á verificarlo aunq.^ cueste mi vida. ^Que vale esta
en paralelo con el honor del ilustre Mutis? Ah! protec-
tor mió, si V. viera de cerca las llamaradas de mi co-
razón! Las Quinas son el grande objeto de mi viage, y
p.» desempeñarlo dignam.*® necesito de la Flora del
Perú^ y de un Pintor p."^ lo menos. Si, q.' venga accele-
radamente uno de tantos q.® hay alia: tal vez jamas se
ha ocupado con mas interez q.^ en esta, exp." ninguno
de los Pintores. Imagínese V. con todas las Quinas de
esta presidencia, con todas las de Loxa, Guayaq.^, cos-
ta &^ bien diseñadas, esqueletad.^, descritas, q.^ reuni •
das á las de la Flora Peruana, y á las de V. se halla en
estado de dar un golpe maestro en el punto mas intere-
sante q.* tiene hoy la Botánica. La producción q.' se
formarla de este material colmaria á V. de gloria y
triunfarla de nros. enemigos. Ilustre sabio, no perda-
mos ocacion tan brillante, ocacion única y q.^ si nos
descuidamos puede q.^ pase á nros. émulos. Incorpore-
ce V., reanime mi exp.^^ con libros, con instrum.'^^^ q.®
me faltan, con Pintores y con los auxilios necesarios p.^
nros. transportes y mantención. Este S.^" Pte. me ama,
me distingue, y se ofrece á auxiliarme en todo lo q.^sea
de mando. Yo vuelvo á insistir, y ruego á V. mire p.'^
su honor vulnerado, y me auxilie p.^ desempeñarlo.
La Coya va con la Quina, y con la noticia circuns-
tanciada de los Instrum.*'^^ de Maynas.
Recibí p.'" mano de .mi amadisimo Rizo la lib.'* de 500
p.-^ q.6 guardo para la colecc.'^ de Quinas q.^ comenza -
rá en la semana entrante.
— 230 —
Yo no pienzo en otra cosa q/ en desempeñar digna-
mente el encargo y la conf." q.'' V. ha hecho de mi, á
quien debe V. mandar con el imperio de P.® y de Mro.,
y contar con q.^^ puede el mas agradecido de todos
sus subd.t««
q. b. s. m.,
Franc.<=° Joseph de Caldas.
S/ D. D. Joseph Celestino Mutis.
Quito y Enero 6/804.
S.J* D.J^ D. Joseph Celestino Mutis.
Amadísimo Protector y Padre mió: quando hallase
títulos mas dulces q.^^los q.^ me atrebo á usar con V. no
correspondería á la ternura de su ultima carta. ¡Que
carta! Una tormenta de paciones contrarias, de senti-
mientos opuestos, ha excitado su lectura en mi cora-
zón. El dolor, el reconocimiento, la ternura, el amor,
las lágrimas, los temores todo se ha sucedido rápida-
mente. He temblado al leer el riesgo en q.^ se vio la vida
del sabio Mutis, vida preciosa, vida q.® compraría con
la mia si estubíese en nras. manos. ¿'Como reparar esta
perdida? Muchas docenas de hombres puestos en el lu-
gar que dexa no le llenarían dígnam.te ¡Que desgracia
p."* Caldas! No me acuerdo de su colocación, de sus
planes, proyectos, viages y trabajos que quedarían arrui-
nados en un mom.^° con este golpe, hablo sí de mí do-
lor, del cáliz de amargura q.^ habría tenido q.® agotar,
de mi despecho, despecho generoso pues se fundaba en
el arrepentím.'^o de no haber volado á.Santafé á servir.
— 231 —
á alibiar'los últimos dias del mejor de los Sabios, á be-
5ar, á bañar con mis lagrimas, con estas lagrimas de
amor y de reconocimiento la mano generosa y bienhe-
chora del virtuoso Mutis. Ah! Padre generoso, humano
y compasivo, mi alma se turba y no podra aquietarse
hasta q.^ abrase las rodillas del Sabio ilustre á quien
tengo la gloria de obedecer. Me hallo en el estado mas
violento q.^ puede imaginarse, Mutis no se separa un
instante de mi memoria, la vuelta á Santafé el termino
á que aspiro, todo me disgusta, las dulzuras de Flora y
de Urania, q.^ tanto imperio han tenido sobre mi cora-
ron en otro tiempo, me son insípidas, el telescopio cae
de mis manos q.'^o imagino q.« estoy á 200 leguas de
Mutis. V. se explica del modo mas fuerte y positivo
-sobre esta pronta reunión, el Joven Pombo me hace
una larga relación de q.*^° ha pasado en la funesta en-
fermedad, ambos reflexionan sobre la importancia de
mi residencia en esa y de q.® logre, que recoja las ulti-
mas palabras del hijo mas querido de Flora. Ah! Ilus-
tre sabio, yo no podre vivir si no consigo estar al lado
y baxo la dirección de Mutis. Tenga V. compacion del
mayor idolatra de sus virtudes, de sus luces, y de todo
lo q.^ pueda pertenecer de algún modo á V. Saque-
me V. de este estado de amargura de abatimiento y de
temores. Concédame V. la dulce satisfacción de servirle
de cerca, satisfacción que miro como el colmo de mi
gloria. Desespero p.'^ hallarme en Santafé p.^ arrebatar
sus trabajos, p.^ encargarme del arreglo de las cosas
baxo de su sabia dirección, p.* aliviar los dias de uno
q.^ miro como á Padre por... pero mi alma esta conmo-
vida en este instante: yo no vivo, me hallo lejos de Mu-
tis. Mutis se halla cnlermo. ¡Que triste situación! Yo
voy á regresar precipiladam.*^*^ á Santafé, voy á acortar
mis trabajos, y entro de algunos meses me voy á pre-
— 232 —
sentar en la casa del ilustre Mutis. ¡Gran DiosI ;seré
tan feliz q.^ se me conceda este conzuelo como premio-
de mi amor y de mi ternura? Acuérdese V. de mi cora-
zón, y de mis penas y no se oponga á lo q.« voy á pro-
poner.
En Enero presente paso al Norte de Quito, y lugares-
circunvecinos, iré á Loxa p.'' Cuenca en solicitud de
Quinas, baxaré p.^ Tumbez á Guayaquil, regresaré á
Quito p.^^ Guaranda, y tomaré la ruta de Santafé á Po-
payan. Es necesario variar de plan, es preciso no veer
al Chocó ni á Cartagena. Este viage esta concluido en 8,.
á 12 meses, hemos visto q.'^^ tienen las cercanías del
Equador y al paso hay prodigios en especial Timana,.
Cali, Almaguer, Pasto, Loxa, Guayaquil. V. conoce
bien la importancia de esta acceleracion. Es cierto q.^
quedan intactos los bosques de la p.*^ oriental y occ.^ de
la Cordillera, pero yo voy á proponer á V. un medio
q.^ lo creo de la mayor importancia.
He observado q.® Mexia ha tomado muy de veras los
consejos q.^ V. le dio en su ultima: desde ese dia no
pienza, no habla, no respira sino Botánica: hace fre-
quentes salidas á los alrededores, se oculta de mi, pues
teme con fundam.^^ q.*^ yo posea las yerbas de estas cer-
carlas. Yole hable positivam.te diciendole q.Menia, sino
todo, lo más, que no duplicase, q.* corriese mas lejos,
q.* todas las plantas q.* remite las tengo en mi herbario-
y que mi honor no me permite callar sobre este punto.
^•Qué hará V. con esqueletos, con descripción.^, y dise-
ños de una misma planta remitida p.'' Mejia, y tamb.^
p/ Caldas? Le añadi q." yo avisarla á V. las q.^ des-
de el año pasado poseía no p/ q.' tenga yo interez en
q.^ vayan con mi nombre ó con el suyo, sino p.^ hacer
veer á V. q.* he trabajado con honor y con actividad.
Yo veo con dolor q.' él hecha mano de una miez q.^ des-
— 233 —
floré ha mas de un año. Apesar de esto conozco q.* e^
para el caso, q.^ tiene un buen talento, mas q.^ media-
nos conocim.to^ botánicos, que sabe latin, con su tintura
del griego, q.* es activo, constante, mozo, con salud, y
sobre todo q.« ama á V. Por otra parte, sus émulos,
pues á ninguno q.' tenga mérito le faltan, han dispuesto
de tal modo las cosas q.* lo han pribado de la Cátedra
q/ poseia, lo han arruinado y reducido á miseria, ale-
gando q.* ha hecho perder el tiempo á los jóvenes ense-
ñandcles á conocer la col, el apio, el orégano & , y ol-
vidado el evgo, el ente de razón y las categorías. Creo,
pues, muy útil á la Exp.'^ el q.' se le agregue si V. lo
tiene p.^' combeniente, y fixarlo p.* recorrer á Macas,
Canelos, Maynas &. &. al mismo tiempo que yo al lada
de V. trabajo en cosas de mis interez. El se insinuó con-
migo acerca de esta propuesta y no lo he verificado
sino después de un maduro examen: V. hará lo mejor,
y me contestará con prontitud sobre este, y sobre el
acortam.'^^de mi viaje atendidas las circunstancias pre-
sentes.
Añada V. á todo, q.^ aun me veo acometido de la
terciana, q.« Malbucho ha estropeado mi salud hasta el
punto de sospechar q.® ya no podrá sufrir la maligni-
dad del Chocó sin una larga y solida reposición. Todo
parece q.® concuerda en obligar á V. á que subscriba á
mi pronto regreso á Santafe.
Yo no tengo interez en la agregación de Mexia, y
solo lo propongo p.'' q.« se lo ofreci y p/ q.« conozco
que nos puede ser muy útil. Pero todo esto baxo la
intelig.^ de q.* V. lo crea asi, V. q.^ conoce las cosas,
q.* las tiene presentes y penetra las circun.^^ actuales.
No soy mas largo p.^' q.^ el tiempo es corto; y con-
cluyo diciendo q.® en esta sigue un caxon con m.^ es-
queletos, diseños y descripción.'* de plantas, y de aves
— 234 —
«ntre ellas la Cinchona de Intac, sus cortesas, con las
semillas de la Polymnia. Remito también unos esquele-
tos de una Vcilea q.* no difiere de la de V. sino en la
falta de estipulas, Mexia incluye á V, 4 esq.*^'^ de plan-
tas q.' poseo, con descrip.^ y diseños, unas raices de
Crotón con semillas.
Deceo con las mas vivas anclas q.* Dios conserve á
V. con salud, y lleve á su lado q.^° antes á su afmo. ad-
mirador, amante y reconocido discípulo q. b. s. m.,
Franc." Joseph de Caldas.
P. D. — Se me olvidaba advertir á V. q."" Mexia es
casado con una vieja de quien no tiene hijos.
Lo q.^ encierra el caxon de mi i.^ remicion.
Laminas.
23 lam.^ de plantas mias.
5 lam.'^ de Mexia.
14 lam.^ de aves mias.
Mss.
Descripc."^ de plantas en 30 fox. mias.
Dcscripc.^ de Mexia.
Razón de los instrum.^°^ de Maynas.
Raye.', Cortez.% &:."■
Rayz del Crotón n. 43.
Xugo del mismo en frasco.
Corteza de id.
Corteza de la Cinchona n. i.
Semillas de la Polimnia n. 42.
— 235 —
Esqueletos de aves, .
15 pieles de aves.
EsqJ"^ de Plantas,
4 Polimnia n. 42.
4 Sida? n 48.
3 Convolvulus n. 72.
Ra.s Pent.^ monog.^ n. 49.
1 Didyn.^ angiosp.^ n. 162.
3 Eehites n. 68.
3 Anothera n. 92.
2 Pent.^ monogy.^ n. 78.
3 Pitcarnia n. 51.
Ms. Peni.^ monog. (Melloco) n. 147.
2 Lobelia n. 131.
M. Genciana n. 29.
M. Plantago n. 138.
M. Ranunculus n. 189.
3 Crotón n. 43.
3 Loara n. 137.
3 Coriaria n. 134.
3 Collumellia (Flor Peruv.) n. 160.
2 Loranthus n. 152.
3 Manettia n. 153.
3 Manettia n. 156.
3 Manettia n. 172.
3 Molina (Flor Peruv.) n. 142.
2 Molina n. 146.
6 Molina n. 149 (Chilquilla).
Syng.^ cuya descrip.'^ y diseño tengo remitidos, n. 39,
3 Cedrela odorata n. 128.
— 236 —
3 Dodec* monogy.' n. 144.
6 Monoec* dodec.^ n. 181 (Pombea).
7 Cinchona n. i.° (seg/'^ colecc").
Quito y Enero 6 de 1804.
F. J. DE Caldas.
He añadido:
6 Valea sin estipulas n. 42 (seg/*'> colecc").
S/ D. D. JosEPH Celestino Mutis.
Quito y Fehs 6/804.
Amadísimo Protecíor mió: acabado de salir de lasep'
tima recaída de mí rebelde terciana, y pongo á V. esta
p.^' pedir á V. un remedio, ó un método curativo p.^ li-
brarme de esta cruz q.* ha 3 meses q.* me oprime. Re-
caer y levantar han sido los dos estados de que no sal-
go: cada recaída va minando mi ser y me va dejando
reliquias bien molestas.
V. se habrá confundido con mi carta y falta de caxon,
Pero sepa V. q.* desp.'^ de entregadas mis cartas en el
correo lleve el dho. cajón, me pidieron una suma exor-
vitante q.* me desanimó, lo dexé, y ahora van los dise-
ños, descripción.^ y los esqueletos solam.^^® je la Quina
de Intac, y otra especie de liliácea q.^ me ha parecido
rara p.'' sus caracteres: tiene 6 filam.^Q^ glandulosos, y
6 anteras unidas fuertem.^^ en cylindro, cosa bien nue-
va para mí.
D." Joseph Ign.° Pombo me ha escrito cosas q." me
han inquietado demasiado, y q.^ es preciso q.^ V. sepa.
— 237 —
>Ie dice q.^ yo me detengo aqui contra la voluntad de
V. Si V. hace memoria de sus cartas se acordará q.''
me tiene ordenado me mantenga hasta dejar explorada
esta Prov.^ y q.^ yo insté á V. para q.* me permitiese
salir de ella, cuyo permiso no obtube hasta Sep/ de
Sos, época en q.' salia moribundo de Malbucho, de
cuya enfermedad aun no convalesco. ^-Como pues se
me puede reprender morosidad aquí? Confieso á V. q.*
estas cosas enfrian de tal modo mi corazón, q.^ decea-
ria hallarme en otras circunstancias. Añade q/ gasto el
tiempo en trabajos largos, costosos y aun inútiles. Esto
me ha llenado de amargura; he vuelto mis ojos sobre
mis trabajos y no he hallado cosa q.* meresca el epíte-
to de inútil. Un hervario, descrip.^, diseños, acopios de
semillas, latitudes, longit.^^^, cartas geográficas, nive-
lación.-^ barom.^'^^, algunas aves, una u otra antigüedad,
algunos animales es el material q/ se cree inútil. Obe-
diente á las ordenes de V, hasta la religiosidad, he aho-
gado mi genio é inclinaciones y casi abandonado todo
p.'' la Botánica. Ah! que contraste el q.* esto ha causa-
do en mi imaginación! Quando á los ojos de mi con-
ciencia me hallaba justificado, q.^"^ creia q.^ Y. se halla-
ba contento con una conducta semejante saber q.^ Mu-
tis, este objeto idolatrado á quien me hallaba sacrificado
enteramente, no se hallaba contento con mi conducta,
es cosa que me ha abatido mas q.'' la terciana de Iba-
rra. Por q.^ V. no se ha explicado positivam.^" con migo.?
Por que no me ha dicho, esto es inútil, aquello útil.?
Me habla sobre socorros prestados y añade que ya
son mas que triplicados los q.* se me han prestado. Yo
entro en un pormenor de cuenta, le hago veer el estado
en que se halla esta prov.^ en asunto á víveres, me hago
cargo de 1.500 p.^ q.* V. me ha librado y 800 p.^" su
parte, entro en gastos mensuales ordinarios, y los ex-
— 238 —
traordinarios le incluyo los q.'' he causado en Enero de
este año estando quieto, p/ q.^ se forme juicio de los
q.* se harán en campaña, y en fin después de un dila-
tado por menor le hago veer q.^ conforme á la voluntad
de V. y de él salgo afines de este aun no libre de la
terciana p.' Loxa, colectando Quinas en los diferente
sitios q.^ las producen con solo unos 500 p.' A V. tam-
bién incluyo una planillita de mis gastos mensuales, sin
andar. Se deduce de todo q.« le digo q.^ mas que me
estreche no puedo sostenerme con menos de 50 p.*
mensuales q/'*^ pare y m."" mas q.^'-" camine. De toda la
cuenta de mis gastos resultan existentes en mi poder
como 500 p.* los únicos con que parto de esta entro de
un mes p.^ Cuenca y Loxa en acopios de Quinas, q.^
van á ser el grande objeto de esta exped." La contesta-
ción de esta no me alcanzara en Quito seguram.*' , pero
V. escríbame con rotulo á esta, q.^ un amigo queda
encargado de tomarlas del correo y dirigirlas á mi des-
tino. Yo no habría entrado jamas en menudencias de
cocina & &. si no me dixese Dn. Joseph Ign.° Pombo
q.'' 5^ me han dado mas qJ triplicados los auxilios de
todo genero. Yo jamsis he asignado á V. cantidad nin-
guna q.^ pudiese impender en esta exp.": V. me man-
dó mantenerme aqui en donde he gastado m.*^ p.^ en un
tiempo de extremada escaces. Los víveres se han mas
q.** duplicado en su precio: baste decir q.* la arina valia
antes 7 p.^ carga, y hoy 17, y 18 p.^: el maiz antes 3
pesos hoy 5: el azúcar antes 20 r.^ hoy 6 p.'': la papa
antes 10 r.^ hoy 3 p.^: una gallina antes 2 r.^ hoy 4, los
huevos antes 8 hoy 3, ó 4.
El diseño y la descripc." de la liliácea no va ahora,
ira el venidero con la carta de Malbucho y Nivela-
ción.
Avíseme V. positivam." si he de seguir al Chocó 6
— 239 —
nó. Mis fuerzas las ha acabado la terciana, ^-quien sabe
si peresco en esos desiertos sin auxilios, mayorm.'^ ha-
biendo ya mi constitusion padecido tanto, y manifes-
tando una naturaleza tan propensa á terciana? Concide-
re V. esto y abiseme q.'o antes, pues si falta salud el
animo no falta; yo daré gustoso mi vida p.^ el ilustre
Mutis, de quien es adorador é idolatra el menor de su&
discipulos'q. b. s. m.,
Franc." Joseph de Caldas.
Gastos de Enero de 1804.
Por 6 p.s á la cocinera p.** la prim/ semana
dos el 1° hasta el dia 7 oc6,o
P. un r.^ de pan diaiio cc3,7
P. medio r.^ diario de luz 001,7 i/^
P. dos caxas de dulce á 6 r.^ 00 1,4
P. un r.^ diario de chocolate 003,7
P. 6 r.^ de un queso 000,6
P. 2 p.^ de var.^ medicinas 002,0
P. 2 r.^ al barbero 000,2
P. 4 r.^ de Xabon 000,4
P. 6 p.'' de cocina hasta el 14 006,0
P. otros id. p/ id. hasta el 21 006,0
P. otros id. p.^ id. hasta el 28 006,0
P. 20 r.^ id. p.^ id. hasta el 31 002,4
P. 10 r.^ á la cocinera por su trabajo 001,2
P. 10 r."^ á la laband.^ y cost.^ 001,2
P. un par de zapatos p.^ mi en 10 r.'' 001,2
P. otro p.» mi hermanito en 8 000,8
P. 5 p." de la casa á razón de 60 p.^ an.^. . . 005,0
StjMA ; 50,7
— 240 —
SS D. D. JosEPH Celestino Mutis.
Quito y Marzo 5 de 804.
Generoso Protector mió: 6 correos ha q.* espero los
■sabios consejos q/ V. me ofrece en la ultima q/ recibí
en Nov.^ de 803. Desespero p.'^ saberlos y aun mas p/
obedecerlos con el respeto profundo con q.* he obser-
vado los q.^ la bondad de V. me ha comunicado.
Yo crei q.^ mi antesed.** era la ultima q.* escribía de
-Quito: pero la Terciana, esta terrible enfermedad, trizte
fruto de mí viage á Malbucho, me ha detenido hasta
hoy. Ha 3 semanas q/ no me ataca, y siento q.Ma ape-
tencia y las fuerzas se van restableciendo poco á poco
y voy á cumplir con mí promesa entro de 15 dias, para
lo q.^ me hallo prepaiado.
Comienzo p.^' sacar las Quinas de Tagualó, voy á
Riobamba, Cuenca, Loxa, Guayaquil en donde estaré en
principios de Junio. En este espacio de tiempo espero
su ultima resolución sobre las propuestas q.* posterior-
mente le he hecho. Es cierto q.* la terciana, mi natura-
leza adicta á contraer con facilidad, y retener con obs-
tinación esta enfermedad me acobarda, y casi veo mi
sepulcro en el maligno clima del Chocó. No obstante, y
suplico á V. haga alto sobre esta espresion q.* nace
del fondo de mi corazón, si V. quiere q." entre en esta
prov.^ Caldas sabe morir y su vida vale poco q.^" se
trata de obedecer al sabio Mutis.
Toda mi colección queda encajonada en poder de
D. Vicente Arroyo p,^ q.^ la dirija á Pop." al D.^' D."
Manuel María Arboleda quien la pondrá en manos de
V. Van los esqueletos de todas las plantas que he colec-
tado hasta aqui, van semillas, de q.*'' ha sido posible,
— 241 —
pero no van descripción.^ ni diseños p/ q/ no tengo ni
fuerzas, ni tiempo p.^ enmendar mis borrones.
V. debe estar persuadido q.* la Botánica hace mi
prim.^ ocup." q." las nivelación.^ botánicas el segundo,
que la perfecc.o'^ de la Mem.^ sobre el calor del agua
el 3'°, y la carta del pais el 4.° suplico á \^ se des-
impresione de qualq.^ otras ideas q.* se haya formado
sobre mis trabajos. Si alguna vez me he distraído en
otros objetos menos interesantes ha sido p.^' mom.*°^ pa-
sajeros q,« no exigen ni tiempo ni fatiga.
Ya he dho. á V. el estado de esta prov.^ y de mis
gastos q.* no es posible cercenar: ya he avisado á V.
q.^ parto de Quito con solo 500 p.^ y q.' me voy á ver
con necesidad. 5 en paises extraños y lejanos. V. puede
escribirme directamente á Quito en donde D. Vicente
Arroyo queda encargado de sacarlas del correo y remi-
tírmelas á mi paradero. Espero de su bondad q.« me
honrrará con sus letras y con sus auxilios q.**' antes,
q.* no olvidará, y q.^ estara seguro del amor, y del
reconocim.*° del menor de sus discípulos q. b. s. m.
Fran.<^^ Joseph de Caldas.
Quito y yiilio 6 de 804.
Mi generoso benefactor: al cabo de nueve meses de
un silencio absoluto de todos los de Stafé he recivido
ayer una de D.^ Santiago Arroyo acompañada de una
esquela de mi estimadísimo D.^ Salvador Rizo dirigida
á aquel. Por ellas se q.^ V. vive, y goza de salud, y
también veo los ardientisimos deseos de V. por mi
pronta llegada á esa Capital, y los sentimientos q.« V.
16
— 242 —
ha concevido por mi larga residencia en esta. Pueda
atestiguar á V. con todos estos havitantes el estada
triste de mi salud en todo este espacia de tpo. La ter-
ciana revelde me ha oprimido de tal modo desde q.^
sali de Malbucho q.* me ha sido imposible á pesar de
mis ardientisimos deseos seguir adelante temiendo re-
caer y morir en un desierto: no atribuya Vm. á otra
cosa mi tardanza tan forzada para mi como para V.
Ahora q* entra el verano, que los dias son secos sal-
go infaliblem.*'' para Cuenca y Loxa en pos de las mu-
chas Quinas q.* producen estos lugares, y regreso de
Loxa con la mayor velocidad p.^ Santafe de modo que
me halle en esa Capital en Diciembre sin falta. He creí-
do que estando tan inmediato alas Quinas tan deseadas
de V. no debo partir sin llebarlas: en los meses de Julio
y Agosto estara evaquada esta diligencia importante, y
Yo próximo á seguir á esa Capital: deponga V. sus te
mores, y cuente con migo en Diciembre infaliblemente.
Seis meses son y en ellos haré tal vez mas q.^ en todo
el tpo. anteced.^s atendiendo á las circunstancias. Ape-
sar de todo esto si en la carta q.* me anuncia D.'^ Sal-
vador Rizo me ordena V. otra cosa, será ovedecido.
Muchas cartas he escrito á V. en todo el tpo, de mi
enfermedad, y tal vez ninguna ha llegado á sus manos:
yo he tenido la imprudencia de dirigirlas vaxo el con-
ducto de Pombo el Joven, y según acabo de saber no
recide en Santafe, y mis cartas habrán estado bien
guardadas, lo mismo q." un caxoncito con Diseños que
remití á V. ahora seis meses. Yo me enmendaré en
adelante, y todas 'mis cartas irán directam.*^® á V. por
Estafeta.
Remito á V. en este Correo un cañón de Lata que
contiene la carta del camino de Malbucho con un trozo
de la Memoria sobre mi viage, q.Ma terciana no me ha
— 243 -^
dejado concluir. No puedo en el dia poner mano en ella^
pues me hallo próximo á partir entro de dos dias, y
pienso no tener uno desocupado hta. el momento feliz
en que me presente á V. Ban también los diceños de
una DidelphiS; y del Mono Ohnarine del Conde de Bu-
fon q.* no vio este naturalista.
Seria mas largo, si las ocipaciones, y afanes de sali-
da no me lo impidiesen, y concluyo deseando á V. una
larga vida, y perfecta salud, y q.** cuente con el amor^
y reconocimiento de el ultimo de sus discípulos
Q. B. S. M.
Fran.'^° Joseph de Caldas.
P. D, — Sup.^° á V. franqueé los materiales del ca-
ñón de Lata á D." Santiago Arroyo p.* q.' tomando una
copia la remita á Cartag/ á D." José Ignacio Pombo mi
favorecedor. La correspond.» de V, q.^ venga á Quito,
pues aqui queda encargado D. Vicente Arroyo, de reco-
gerla, y remitirla á mi destino.
S.^ D.'' D. José Celestino Mutis.
Cuenca y AgJ^' 28/804.
S.'* D.« D.^ Joseph Celestino Mutis.
Mi generoso Benefactor: desde q.* sali de Quito espe-
ro con ansia los correos p.^' letras del sabio Mutis, letras
tan suspiradas y tan escasas. Mi amado D." Salvador
Rizo me ofreció p.'' mano de D. Santiago Arroyo una
larga de Vd. para el inmediato q.* correspondió al del
— 244 —
15 de Junio y hasta ahora no aparece. ¡Que angustias
las q.* padece mi corazón con este eterno silencio de
la casa de la Exp."! Todos los padesim.t°s de la Ter-
ciana rebelde q/ me oprime, todos los trabajos inevi-
tables de los caminos me serian gustosos si supiera del
hombre mas querido, del virtuoso y generoso Mutis.
Pero mi suerte me tiene condenado á pasar largos espa-
cios de tiempo en una perfecta ignorancia del estado de
V. y de sus cosas. Me he resignado y espero con pa-
siencia.
Sali de Quito á principios de Julio, me desvie á
Occidente á Tagualó y Macuchi en solisitud de las Qui-
nas que se decia producían esos bosques. En efecto las
halle. Creen estos moradores poseer tres especies áiV^^
Pero yo no pude hallar caracteres q.' la separen y las he
creído como una y sola especie. No obstante, temiendo
q.* mis luces no alcancen d distinguirlas he tomado can-
tidad de esqueletos de cada una, corteza y he diseñado
y descripto con quanta presicion me ha sido posible.
En Alausi p.'' 2° 10 de latit. austral he visto otra
bien diferente de la de Tagualo. Las hojas lanceoladas
con peciolos de i-i V^ pulg.^ de largo, lampiñas y lus-
trosas p.*' encima y vellosas blanquesinas p.'* debaxo.
Tengo copia de esq.*°^ corteza, diseño y descripción.
Llegue á este Cuenca asaltado de la terciana en don-
de he pasado 10 dias entre labativas, bomititivo y Qui-
na. Me hallo casi restablesido y en vísperas de partir
á sus alrededores en donde me aguardan muchas Qui-
nas cuyas muestras he visto. A mi regreso las acondi-
cionare y remitiré acDeleradam.^^
Muchos son los vegetales q.* produce este suelo y
mis fuerzas pocas p.^ poder describirlos todos. Lo que
hago es describir lo q.* me parece bello y mejor, y
llevar esqueletos y semillas de los demás.
— 245 —
A mediad.^ de Sept.' estaré en Loxa, y en Oct.* habré
regre sado á Quito p.^ marchar á Santafé en donde creo
estar en Enero.
Mis males y ocupaciones no me permiten ser mas
largo, lo seré en el siguiente. Deceo con toda las fuer-
zas de mi corazón una salud perfecta y todas las pros-
peridades p.^ V. quien debe mandar con imp.° sobre
q.to puede su amante y reconocido discípulo q. b. «. m.
FrAN.co JOSEPH DE CALDAS.
S.J* D.^' José Celestino Mutis.
Cuenca y SepS' 28/804.
Mi amadísimo y generoso benefactor: Con fecha
28 de Agto. escribí á V. de esta casi acabado de
llegar, y recien salido de mi terciana. Le anuncie á us-
ted mi pequeña exped." á los alrededores de esta Ciu-
dad, la que tengo felizm."^^ concluida. Mr. de la Conda-
mine ha sido mi guia en esta excurcion de Quinas. En
su Introducción histórica al Viaje al Equador, pagi-
na 83 dice q.* baxando de la señal del Yasuay fue á
visitar un terreno en quien se habia descub."^^ hacia
poco tiempo (en 1739) arboles de Quinquina. Añade
que la hoja y la flor le parecieron mayor.- q.' la de
Loxa, y q.* la corola era de un roxo mas subido q.^ la
de esta ciudad. Hacia reflexión q.^ desde aquella época
hasta aqui no habia visitado estos lugares ningún Bo-
tánico, q.« Ruiz y Pabon no llegaron con sus indicacio-
nes á esta latitud, q.* Bompland no salió de Cuenca ni
vio á Taday, Paute, Gualaceo, ni el Pan, en cuyos bos-
— 246 —
ques he colectado tres especies de Cinchona distintisi-
mos, q." apesar de mis lib.^ miserables y cortisimos co-
nocimientos las creo desconocidas. La corola no roxa,
sino de un morado purpura obscuro, el tubo ensancha-
do hacia su mitad, y muy grande. La hoja de la prime-
ra oblonga, de la 2.^ subrctanda, y lanceolada la de la
3.* Las he diseñado con q.*'' cuydado me ha sido posi-
ble, y las he descrito del mismo modo. He visto una
especie de Canelo bien diferente del de Andaquíes que
V. conoce demaciado, con otras cosas q.* he podido
colectar presipitadamente.
Debo anunciar á V. q.*" nada hay mas voluntario q.®
los términos q.' estableció el S."" Barón de Humboldt á
la vejetacion del precioso genero Cinchona, en su Geog.«
de las plantas. Ambos términos los tengo falsificados
con pruebas incontrastables. Mi prim.^ Quina (foliis
oblongis) se comienza á ver p.'" 247^,0 del Bar.° y la he
hallado á las 234 o del mismo B.** Este instrum.<^°, el
mismo, se mantenía en Quito en 243^0, antes de mi par-
tida. Humboldt establece el termino sup/ de la Cinchona
á las 243,0 en Quito y yo le acabo de veer abundante y
florida 400 varas mas elevada q." aquella Ciudad. Lo
mismo puedo decir de su termino inf.'' Pero me reservo
p.^ mi mancion en Guayaquil.
No olvido nras. variac.^ barom.^»^ nocturnas, ni todo
q.'^^ contribuya á perfeccionar la bella idea de mareas
atmosf.^^s q.* V. concibió el primero. Creo haber dado
un paso en este precioso objeto. MM. los Academ.^'"^
'Creen q.^ las variación."^ del B." entro de los Trópicos
*no pasa de i 74 línea. Esto es verdad en los lug.^ baxos
-en q.* la columna mercur.^ es de 27-28 pulg.^ Pero no
asi en los países altos como Quito. Diga lo q.* quiera
Mr. de la Condamine, alegue años enteros de observa-
«cion.^ jamas subscribiré á i 74 lin.^ la variac." en Quito-
— 247 -
Mis Bar.°s cerrados hernieticam.*®, llenos con la ultima
prescision de q.® es capaz un hombre, aprobados p.*"
Humboldt, mejor divididos, con su Notiio ó F^m/V/' dis-
puestos del modo mas conven.*^ llevando diarios es-
crupulosos no me dan mas q.* 0^,6 de variación entre el
máximes y el minimez de la columna mercurial. Pero
esto seria solamente alterar la variación. El punto prin-
cipal es y aquel en que creo haber hecho un pequeño
descubrimiento: que no solo la elevación del lugar tiene
relación con las variación.^ barom.*^^' sino también las
latitud.^: q.* el minimez de las variac.^ está baxo el Eq.^
en el punto mas alto de nra. atmosf.% q.** en una li-
nea perpendicular considerada en el plano del Eq.^" ere-
sen estas hasta el nivel del mar, pero son siempre los
mínimos de las variación.^ á la misma eleva. "^ compa-
rad.s con las q.^ se verifican á 1°, 2°, 3°, &. g.^ de
lat.'^ q.^ dos lugares p.'' exemplo Quito, y la Nueva Rio-
bamba la I.* á 13' lat., y la 2.* á i°,3o', peroáig.^ alt.*
sobre el mar tienen variac.^ barom.<^*^ bien dif.*^^, es
pues necesario atender á la elevación y tamb.° á latitud
del lugar para valuar la cantidad de las variación.^
atmosféricas. Con esta nueva idea he vuelto sobre mis
pasos, he desenterrado mis antiguas observaciones, he-
chas en Santafe, Neyva, Popay.°, Pasto y Quito, las he
comparado con los resultados de mis ultimas operacio-
nes. ¡Que armenia la que se ha presentado á mis ojos!
Aquella inconstancia que parecia capricharse en las va-
riación."^ viene á ser una ley constante y arreglada Pero
una carta es espacio muy limitado para explanar todas
mis ideas sobre este punto interesante. Concluyo ro-
gando á V. haga se verifiquen observación.^ barom.*^*^
en Santafe, mientras yo las hago en mi viaje. Quanto
es desear q.* hallásemos sugetos inlelig.*^^^ en toda la
-extenc.'^ de la zona tórrida q.' las verificasen al mismo
— 248 —
tiempo. Encargue V. á nro. Sinforozo á Havana recoja
algunas, ó verifique p/ si mismo el periodo barom." en
aquella ciudad situada baxo del^nismo Trópico.
El i.° de Oct.' parto á Loxa, en donde pasaré 12, 6
15 dias viendo la mas celebre de las Cinchonas. De
aqui escribiré á V. y de todas partes es su agradecido^
y amante entusiasta q. b. s. m.
Feanc.co Joseph de Caldas.
S.^ D.^ D.^ Joseph Celestino Mutis.
Quito y Enero 3/805.
Mi generoso benefactor: el 25 del pasado Diciemb/
llegué á esta Capital de regreso de Loxa. Apesar de la
grave enfermedad q.^ me atacó en esa Ciudad, y cuyas
reliquias me han oprimido en todo el camino, he venido
rico de vegetales, principalm.'^® de Quinas. Diez y seis
especies diferentes de estas tengo concitadas y descritas:
10 hallé en Loxa: 3 en Cuenca: 2 en Alausi, y una en
Tagualo. Creo q.'' tengo agotada la materia de Quinas en
esta Provincia, cumpliendo con las instrucciones de V.,
y procurando q.® por mi parte se disminuya la melanco-
lía en q,' V. se halla sumergido según se expresa V.
Mañana 4 parto para el Nanegal, bosque situado al
Norte de Quito, á sacar la única y ultima especie de
Quina q.' me falta. Este viage se concluirá entro de 6
ú ocho dias, y yo no pienso en otra cosa q.* en partir
p.« esa capital. Del 25 al 30 dejaré á Quilo, y no dudo
á fines de Marzo ó principios de Abril me reuniré á la
— 249 —
persona q.* mas amo, y respeto sobre la tierra. Dichoso
Yo si consigo esta felicidad.
Nada digo de los otros objetos q." me han ocupado
en esta expedición, por q.® los afanes del presente viage
no me lo permite. Deseo á V. una salud robusta, y q.®
cuente con el amor y con el reconocim.*° del mas pe-
queño de sus Discípulos Q. B. S. M.
Fran.co Joseph de Caldas.
S.^ D. D. Joseph Celestino Mutis.
Quito y Marzo 21/^0^.
Mi ^generoso benefactor: crey salir el ii de esta de
aqui pero las fuertes Ilubias casi sin intermisión me han
detenido hasta el 25, en el q.^ salgo sin duda alguna.
Este Presidente me pasó un oficio preguntándome el
estado de los bosques de Loxa, y si podrían proveer de
Quina para siempre á la Botica RJ, con todo lo demás
q.* Yo supiese y conduxese al mejor servicio del Rey
en este Ramo. Para satisfacerlo del mejor modo q.^ me
fuese posible, formé una Memoria sobre las Quinas de
la Provincia de Quito en general, y principalm.*® sobre
la de Loxa, cuya copia remito á V. en el presente correo
suplicándole q.*^ después de veerla la entregue á D."^ Mi-
guel Pombo, para que tome una copia p.^ su Tio en
Cartagena á quien la tengo ofrecida. A mas del interés
q.^ tengo en q." este sugeto la vea, es fruto de un viage
en q.^ el tiene no pequeña parte. En este correo escribo
al dho. Pombo y le digo, que de Santafe remitirá su So-
brino una copia de la memoria de q.* hablamos. Ruego
— 250 —
i V. q.* si halla como es demasiado seguro defectos en
este trabajo, sírvase V. corregirlos, p.* q.® la copia salga
perfecta, pues* creo q.'^ D." José Ignacio Pombo piensa
en remitirla á España para q/ sirva de apoyo á mi agre-
gación. Yo deseo quanto antes se verifique esta resolu-
ción para en cierto modo asegurarme, por q.« creo q.^
hta. q.* no consiga la R.^ aprobación, todo esta en el
ayre. En esta inteligencia, sírvase V. corregir mis de-
fectos.
No tenga V. cuydado q.' me hallo resuelto á duplicar
todos mis exfuerzos á fin de llevar á esa expedición
quantas plantas me sean posibles colectar mirando casi
con indiferencia los demás obgetos q.* me puedan dis-
traer de este. V. tendrá mis cartas de todas las partes
de mi camino.
Deseo goze de perfecta salud, y q.* mande lo q.* quie-
ra á su afectísimo y reconocido Discípulo Q. B. S. M.
F. J. DE Caldas.
Quito y Marzo 6/805.
S.^ D. D. JosEPH Celestino Mutis.
Mi amadísimo benefactor: he visto con suma compla-
sencia la apresiabilisima de V. q.* crei no recibir en
Quito. La grande dificultad de conseguir caballerías me
han detenido hasta hoy. Pero salgo sin ninguna falta
el II de esta p.' Pasto. Ah! el corazón se me dilata en
el pecho quando concídero q,* cada día me aserco al
ilustre Mutis. ¡Dichoso yo si llego á ver, á besar esa mano
bien hechora, instrum.^° de mí felicidad!
— 251 —
'Quedo advertido de la colección de gramas; no dexa-
-íé ninguna de q.*^^ se me presenten en mi transito. No
tenga V. cuidado sobre el numero de esqueletos de Qui-
nas, p/ q.^ he formado q.*^^^ ha podido y me lo han per-
mitido las circunstancias.
Olmedo existe ha 13 a.^ en Loxa. Sumergido en asun-
tos bien difer.t«^ de los de su instituto, no ha descrito
una sola planta en este numero de años. El comercio,
las haciendas, los pleytos han tomado en su corazón el
lugar de las Plantas, Minerales, Animales y Química.
•Creo q.* aun ha olvidado hasta los primeros elem.*^°^
Yo le he enseñado el numero de Q.^^^ q.* nacen al lado
de la Oficinal. ¡Como se engaña al Rey y á la Nación!
Por lo q.® mira á Mexia debo decir á V. q,* todas las
circunstancias han variado desde la época en q." pro -
puse á V. su agregación. Me he creido autorizado para
retener en mi poder la carta de V. reservándome impo-
ner á V. á nra. vista. Ahora me hallo ahogado en pre-
parativos p.^ arrancar de este Quito y tío soy capaz de
nada.
Saludo con todo mi af.*° á Salv.'^ Rizo, y V. cuente
con el amor y eterno reconocim.*'^ de su discípulo
q. b. s. m.
F. J. DE Caldas.
Pasto y Abril 28/805.
S.'^D.^D. JpH. Celestino Mutjs.
Mi generoso Benefactor: ha m.^ dias q.* estoy dete-
nido en esta p.'" las continuas é interminables Uubias.
— 252 —
Los caminos se hallan intransitables, y los ríos dema-
siado crecidos. Solo espero unos pocos dias buenos p.*
pasar á Popayan de donde escribiré también. Mi felici-
dad crece en razón de la menor distancia q." hay entre
el Cel. Mutis y Caldas. ¡Quanto deceo veer y tocar á una
persona tan generosa, tan sabia, tan virtuosa! Dichoso
yo si meresco tanta felicidad.
No me he ocupado en todo este transito sino en co-
lectar q.*^os vegetales hemos visto. No he olvidado el
encargo de las gramíneas. He visto con placer el árbol
que aqui llaman Palo de Roza, q." exhala un olor gra-
tísimo y es el único q.' tornean y de q.* forman toda es-
pecie de vasos y otros utensilios. El Barón de Hum-
bold y Bompland no le vieron: es un Loranthus enorme
pS su elevación y diámetro. Aqui abunda la Vallea
Stipal y hacen de ella el mismo uso que del antesedente:
le llaman Rozas-colorado. Tiene eminentemente la vir-
tud catártica q.^ quiza no es conocida p/ alia. Toman
las hojas, y forman de ellas una especie de extracto.
Este excede con mucho al Sen Xalapa &. En los bos-
ques inm "diatos abunda una especie de CincJiona q. Mle-
varer o-^ asi q. serene el tiempo.
Ya e abria multiplicado mucho mis observaciones
sobre el calor del agua hirviendo si tubiese un Termo-
metro. El ultimo q.^ me restaba se quebró en una de
las observaciones. Siento perder tan bellas ocaciones
como las q.® se me van á presentar de Pop." á esa.
Esto me anima á pedir á V. q.* p.^ mano de mi amado
D. Salvador Rizo, ó de Pombo me remita uno ó dos á
Popayan p.^ el correo. Mucho deceo dar la ultima mano
á este objeto q.* puede ser importante.
Deceo á V. una salud robusta y q.* mande con impe-
rio á su afmo. y reconocido discip.° q. b. s. m.
Fran.^^ Joseph de Caldas.
— 253
S.« D.« D.^' JosEPH Celestino Mutis.
Pop,"^ y Mayo 20/805.
Mi generoso Benefactor: Ya estoy en Popayan, ya no
me separan de V. sino 100 leguas ¡que satisfacción
para mil ¡Quando se aniquilará esta distancia! Creo q.®
será dentro de pocas semanas.
Daria á V. ahora cuenta de mis trabajos dentro de
Quito y Pop.^ Pero una Ilubia de visitas importunas
me oprimen y ha sido necesario robar estos pequeños
mom.*^°^ para abisar á V. de mi llegada á esta ayer 19.
Espere V. en el siguiente una larga, y cuente V. con el
amor, y con el mas profundo reconocimiento de su
admirador y panegirista q. b. s. m.
Fran.co Joseph de Caldas.
P. D. — Mil expresión.^ á nro. D. Salvador Rizo, q.«
recibí la suya y lib.", q.* en el siguiente le contestaré.
No olvide V. mi suplica y encargo del Termómetro q.®
pedi á V. en mi anterior.
S.R D.R D.^' Joseph Celestino Mutis.
Pop.'' y Junio 5/805.
Mi generoso Benefactor: ^en el pasado abise á Vmd.
mi llegada á esta, y ahora comunico que me hallo bas-
tante agravado en mis enfermedades tristes reliquias
que aun me quedan de Malbucho. Estoy actualm.'* ve-
— 254 —
rificando los remedios q.' estos Médicos han conceptua-
do útiles. Jamas he sentido tanto la falta de salud que
en la ocasión presente. ¿-Quanto hubiera ya colectado
de la vegetación de mi Patria.^ Este suelo es rico en
producciones, y creo hace grandes ventajas al de Quito.
Nacen en las goteras de esta ciudad tres especies de
Quinas que no he visto en los paises q.'' he recorrido.
Tal vez existen otras, que no han llegado á mi noticia.
Luego que me mejore, y las Ilubias lo permitan haré la
colee " de ellas. He visto á una legua del Norte de
Pop." una Passiílora arbórea q.* no acabo de admirar..
Creo igualm.*^ haber encontrado el Laurus Camphora
en las mismas cercanías de esta ciudad. Apenas he sa-
lido una sola vez al campo y percivo una vegetación
bien diferente á la de Quito.
Es imponderable la falta q.* me hace el papel p.^ las
desecaciones de las plantas. Todo el q.^ saque de Quito
se ocupo, y me hallo en la necesidad de estar mendi-
gando libros viejos, cartas, y retazos de papel. Si esto
no alcanza á envolver la vegetación de Popáyan hecha-
ré mano del papel común, aunque este recurso le sea
costoso á la expedición.
Esperaba en este correo el termómetro q.* pedi á V..
desde Pasto. ¡Quantas ocaciones perdidas p.» perfeccio-
nar una teórica, q.* tal vez será interesante!
Deceo á V. una salud perfecta, y q.* ocupe, y mande
con imperio sobre quanto puede su af."^° y reconocida
Discípulo Q, B. S. M.
Franc."'° Joseph de Caldas.
POST SCRIPTUM
Impreso ya este volumen, á tiempo de componer
los índices^ recibimos una carta del Ilustrísimo señor
Arzobispo de Quito, D. Federico González Suárez,
de fecha 22 del mes de Julio próximo pasado, y, en-
tre otros, el folleto titulado Un opúsculo de Caldas.
Agradecemos muchísimo al ilustre escritor el envío
de sus interesantísimas publicaciones.
Entre éstas, la principal para nosotros en el mo-
mento presente, es el Opúsculo de Caldas, que figu-
ra en nuestro catálogo bajo el número 28 con el títu-
lo Memoria sobre las Quinas de la provincia de Quito en
general y principalmente sabré la de Lo ja. Hemos cote-
jado los dos textos y hemos encontrado diferencias
en algunos nombres de los lugares del Virreinato
cuya altura barométrica está dentro 241 y 277 ó su
elevación sobre el mar dentro 1.898 y 3.230 varas
castellanas, y en algunos nombres de los lugares del
Reino en que hay árboles de Quina. No vacilamos
en decir que el limo. Sr. Suárez está en lo cierto.
Léase, pues:
256 —
^;
h)
AUintaqiii
Iñaquito
Turiibamba
en
lugar
de
Atontaqui.
Añaqnito.
Turumba.
Intag
Intac.
Conocoto
Conocato.
Tumbaco
Tnmbaes.
jfadan
Sudan.
jarqui
Nabon
Yarqui,
Ñahon.
Saragiiro
Pizofé
Chaupillacta
Intag
Yara gurú.
Pirojé.
Champillaceta,
Intac.
Calubíii
Calnmbia.
Piñanl ungo
Sigsig
Sanguriina
Molleturo
»
))
Piñonpungo,
Sigse,
Sangurina.
Mayeturo.
Sobre esta Memoria de Caldas leemos los siguien-
tes conceptos en cartas de D. José Ignacio Pombo
á D. José Celestino Mutis:
«Celebro su salud y le agradezco la remisión déla
Memoria de Caldas y Planos que la acompañan, que
he recibido y visto con gusto. Que llame á la Quina
Roja eminentemente febrífuga y que asegure que las
especies que conocemos ó tenemos en esa, son todas
inferiores á la de Loja, es contrario á lo que usted y
— 257 —
Hiimboldt nos han dicho, contra la experiencia y lo
que observan los buenos jMédicos.»
(Mayo 30 de 1805.)
«Su memoria (de Caldas) sobre Jas Quinas está,
en efecto, escrita de prisa, y como tal. tiene sus
equivocaciones. Creo lo que dice sobre la superiori-
dad de la de Loja, pero no que ésta sea roja ni es-
pecie distinta de las cuatro determinadas por usted:
fija el límite de las Quinas en el Hemisferio Austral
al 12° de Latitud, y en el Boreal á solos 5**. Esto,
además de ser arbitrario, es contra sus principios,
pues habiendo las mismas elevaciones y temperatu-
ras á mayor altura, no hay inconveniente para que
las haya á igual altura en este Hemisferio. En efecto,
sabemos qne en los Montes de Ocaña y en los de la
Sierra Nevada de Santa Marta, que están á io°, hay
Quinas.»
(Septiembre 10 de 1805.^
«Lo que espero me diga usted es su concepto en
orden á la Quina Colorada de Loja, si es una espe-
cie diferente de las cuatro determinadas por usted,
como asegura Caldas y Tafalla, ó solo es una varie-
dad de la roja.»
(Enero 20 de 1806.)
«En él (un escrito sobre Quinas) habrá visto usted
que á las especies de Caldas las supongo variedades,
como usted me dice y él ha reconocido.»
(Mayo 20 de 1S06.)
«Celebro que mi concepto de que todas las Quinas
de Caldas sean variedades, incluso la colorada de
Loja, como ya lo he dicho en mi Memoria.»
(Junio 30 de 1806.)
17
— 258 —
«La Quina que conocen en España con el nombre
de Caluaya, es la que se colecta en los Montes de la
provincia de la Paz en el Virreinato de Buenos
Aires, y se halla hasta los 17° de L. Austral, error
en que me hizo incurrir Caldas, que en su Memoria
asegura no haberla en aquel Hemisferio sino hasta
los 12° y que yo adopté en mi papel, sin tener pre-
sente lo que el Dr. Crespo había dicho sobre dicha
Quina en uno de sus escritos insertos en el Mercurio
Peruano y que he advertido después.»
(Junio 30 de i8o8.)
La enumeración que el limo. Sr. González Suárez
hace de las escritos de Caldas, contiene los siguien-
tes, que deben agregarse á nuestro catálogo:
Memoria sobre el modo de cultivar la Cochinilla, pu-
blicada en el Semanario de 18 10.
Cuadro físico de las regiones equinocciales." Ex-
tracto de la obra de Humboldt. Anotaciones de Caldas.
Estadística de Méjico por el Barón de Humboldt.
Caldas lo pubHcó con notas en el Semanario.
Viaje al Norte de Santa Fe de Bogotá, publicado en
los Anales de Ingeniería^ de Bogotá.
Dos volúmenes manuscritos, en los cuales hacía la
narración de sus viajes y describía el estado de los
pueblos de la parte meridional del Virreinato (i).
(i) Al corregir las pruebas de nuestro Catálogo, dejamos señalado
con un asterisco el número 7.", y la Memoria de que se trata está publi-
cada en el Semanario.
— 259 —
Cartas publicadas en el Repertorio Colombiano,
Respecto del Diario Político no hemos hecho ob-
servación ninguna, porque ignoramos cuáles de sus
artículos son de Caldas y cuáles de su compañero el
Sr. Camacho.
El folleto del limo. Sr, Suárez está enriquecido
con la Carta topográfica de una parte de la provincia
de Loja, con un plano que se relaciona con la Me-
moria sobre las Quinas y con la Carta hidrográfica
de toda la comarca de Intag.
índice
de algunos nombres geográficos
citados en este volumen.
La publicación de este índice de nombres geográfi-
cos— ciudades^ pueblos, montañas, ríos, etc., etc. — per-
tenecientes á las actuales Repúblicas de Colombia y el
Ecuador, obedece al propósito de aclarar algunas refe-
rencias de Caldas y Mutis. Las noticias que contiene
son tomadas del Diccionario Geográfico-Histórico de las
Indias Occidentales, de D. Antonio de Alcedo. Sabido
es que este autor no era ordinariamente geógrafo á la
manera de Caldas, esto es, que describiera lo que ha-
bía estudiado personalmente. Tampoco siguió en su
Diccionario á autores que hubieran estudiado la geo-
grafía sobre el terreno; pero Alcedo sí se reconocía
deudor de sus predecesores y no ocultaba que su obra
era apenas un «cimiento» ó «bosquejo». Por lo demás
no respondemos de las afirmaciones de Alcedo.
Alausi. Provincia del reino de Quito. Confina por
el N. con la de Ríobamba, por el NO. con la de Chim-
bo, por el S. con la de Cuenca; por el Poniente con el
partido de Yaguache y por Levante con la de Macas.
La bañan los ríos Uzagoche, Guasuntos, Piñancay y
Alausi. Su principal comercio es de paños, bayetas y
tejidos de algodón, que fabrican en sus obrajes.
— 202
Almaguer. Ciudad de la provincia y Gobierno de
Popayán. Fué fundada por el capitán Alonso de Fuen-
mayor el año 1543, en la cumbre de un montecillo, que
está en medio de una llanura, llamado Guachicono.
Está 7 leguas al S de Popayán. Tiene algunas minas
de oro.
Amarillo. Río de la provincia de Loja en el reino
de Quito. Nace al pie de la sierra, cerca del pueblo de
Saraguro; corre al O. y entra en el de Tumbez.
Ambato. Distrito de la provincia de Ríobamba en
el reino de Quito. Abunda en él la cochinilla, que em-
plean para los tintes. La capital tiene el mismo nombre.
Se arruinó en 1698 por la erupción del volcán de Coto-
paxi, que tiene cerca.
Tiene el mismo nombre un río de la provincia, el
cual se junta con otros y forma el caudaloso Palate.
Andes (Cordillera de los). Cadena de montañas y
serranías altísimas que atraviesan casi toda la América.
Estas montañas están llenas de inmensos bosques y sus
cimas siempre cubiertas de nieve, de que se forman
grandes lagunas y los mayores ríos del mundo. La ma-
yor extensión de estas montañas es de 20 leguas de
ancho; se separan en algunos parajes 12 leguas de la
costa del mar, y en otros sé acercan á 5.
Ángel. Pueblo de la provincia y corregimiento de
Pasto, situado en el camino que baja á Popayán.
Pueblo de la provincia de Ibarra en el reino de Qui-
to, situado en la cabecera del río de su nombre.
Río de la provincia y corregimiento de Ibarra en el
reino de Quito; nace del páramo del Ángel, corre al
SSE. y entra en el de Mira.
Antioquia. Provincia y Gobierno del Nuevo Reino
de Gianada. Llamábase en tiempo de los indios Hebé-
jico. La descubrió y conquistó el año de 1541 el Maris-
cal Jorge Robledo. El país es montuoso y regado de
varios ríos. La capital es Santa Fe.
Antisana (Páramo dej. Monte muy alto y cubierto
de nieve en el reino de Quito hacia el Levante. Nacen
de él los ríos de Quijos y de Caranga.
Atacames. Pueblo de la provincia y Gobierno de
' — . 203 —
Esmeraldas en el reino de Quito, con un buen puerto
en el mar del Sur.
Atontaqui. Pueblo de la provincia y corregimiento
de Otavalo en el reino de Quito.
Atrato. Río grande y caudaloso de la provincia y
Gobierno del Darién; tiene su origen y nacimiento en
las montañas de la del Chocó de dos lagunas que for-
man los ríos de Quito y de San Pablo, que luego se
unen. Corre casi del S. al N. más de 95 leguas y sale
al mar del Norte recogiendo en su curso las aguas del
Tigre, Torren y Pequest, del lago llamado Quina, y
otros muchos, tan caudaloso que forma una boca de
más de 5 leguas de ancho, en la grande ensenada ó
golfo del Darién; es navegable por muchas leguas. Las
arenas llevan mucho oro; en su salida al mar forma 17
isletas en dos filas.
Aucuya. Pueblo de la provincia y Gobierno de Pasto.
Azogues. Pueblo de la provincia y corregimiento
de Cuenca en el reino de Quito, situado en el célebre
valle de Yunguilla. Tiene minas de azogue, que se tra-
bajaron antiguamente, de. donde le quedó el nombre.
Por medio de él corre un arroyo, que en las avenidas
trae entre sus arenas finísimos rubíes.
Barbacoas. Llámase también Nuestra Señora del
Puerto, del Nuevo Toledo. Está situada entre los ríos
de Patia y de Guaji, cerca de la costa del mar del Sur,
en un terreno cálido y muy húmedo. Las casas, aunque
de madera y de unas cosas que llaman Guaduas, cu-
biertas de hojas grandes y secas en lugar de tejas, son
muy cómodas y de buena construcción. Tiene 4 pue-
blos dependientes de ella, y está entre el río Huachi al
O. y el Telembí al NE.
Betas. Pueblo y Real de minas del Nuevo Reino de
Granada, en el territorio del Gobierno de Pamplona, y
jurisdicción del Alcalde mayor de minas que reside en
Bocaneme. Las de este pueblo han sido de las más ri-
cas y abundantes.
Blanco. Pueblo de la provincia y Gobierno de Ata-
cames ó Esmeraldas en el reino de Quito, situado á
orillas de un río pequeño.
— 204 —
Pueblode la provincia y Gobierno de Mariquita en
el Nuevo Reino de Granada, situado á orillas del río
Cauca.
Bocaneme. Pueblo corto del Gobierno de Mariqui-
ta en el Nuevo Reino de Granada. Es célebre por sus
ricas minas de plata.
Bogotá. Pueblo y capital del corregimiento de
este nombre, que también se llama de la Sabana, en el
Nuevo Reino de Granada, situado en un hermoso y
agradable llano, á las orillas de un río que tiene la mis-
ma denominación, en que pescan muchísimo, y con es-
pecialidad un pez que llaman Capitán. Fué antigua-
mente población muy grande y opulenta, como que era
la corte de sus Reyes ó zipas; hoy está reducido á un
miserable pueblo.
Bogotá (Rio). Nace cerca de Santa Fe, en el pára-
mo de Albarracín, cerca de esta ciudad y la de Tunja,
hacia el Poniente, después de fecundar aquel espacioso
llano, se precipita de un salto por un formidable despe-
ñadero llamado de Tequendama; atraviesa la provincia
á que da el nombre, y la de los Ranches, donde lo lla-
man los indios Eunzhn, y luego entra en el de la Mag-
dalena.
Bogotá (Río). De la provincia y Gobierno de Ata-
camos ó Esmeraldas en el reino de Quito, corre EO.
más de 30 leguas; recibe por el E. las aguas de Duran-
go y Tululvi y las de Cachavi. Por el O. baña muchas
tierras incultas de la nación de los Malaguas, y se jun-
ta coii los de Santiago y San Miguel para salir á la
mar del Sur, donde forma el puerto de Limones.
Buenaventura. Pueblo en la mar del Sur en el dis-
trito de la provincia y Gobierno del Chocó, que solo
subsiste por razón de las embarcaciones que llegan á
él, porque es de muy mal temperamento y de difícil en-
trada, y el camino por tierra á la ciudad de Cali, tan
áspero, que solo se hace en hombros de indios por las
inaccesibles montañas que se pasan.
Buga (Guadalajara 4e ). Ciudad pequeña de la
provincia y Gobierno de Popayán, situada en un her-
moso valle que bañan y fertilizan diferentes riachuelos^
— 205 —
Fundóla el capitán Domingo Lozano el año de 1588.
Por la parte de Poniente la baña el río Cauca, que ape-
nas dista una legua.
Cali (Santiago de). Ciudad de la provincia y Go-
bierno de Popayán en el reino de Quito, fundada en un
hermoso llano al pie de la sierra y á orillas del cauda-
loso río Cauca, por Miguel Muñoz el año de 1537, de
donde la trasladó al paraje en que está hoy poco dis-
tante Miguel López. Es muy poblada, fértil y abundan-
te en minas, frutos y ganados con que hace gran comer-
cio. Es de temperamento cálido. Sus naturales pasan por
los más hábiles é ingeniosos de la provincia, y sus indios
fueron tan belicosos que con dificultad los hubiera con-
quistado la fuerza, si no se hubieran rendido á las per-
suasiones de Fr. Agustín de Coruña, Obispo de Popayán.
Cartagena. Provincia y Gobierno del reino de Tierra-
Firme en la jurisdicción del Nuevo Reino de Granada.
Descubrióla Rodrigo Bastidas el año de 1520, y la con-
quistó el Adelantado Pedro de Heredia á costa de mu-
chos combates, porque sus naturales eran valerosos y
guerreros. Contiene el distrito de su jurisdicción 83 po-
blaciones. La capital, del mismo nombre, es ciudad
grande, hermosa y de muy buenos edificios, fundada por
Pedro de Heredia en 1533, á orilla de una gran bahía
muy cómoda que tiene más de dos leguas de largo.
Llamóse Calamari en tiempo de los indios, que signifi-
ca en su idioma tierra de cangrejos. Esta situada en
una isla arenosa. Está bien fortificada, y reside en ella
un Gobernador con título de Capitán general, depen-
diente del Virrey de Santafé.
Cartago. Ciudad de la provincia y Gobierno de
Popayán, fundada por el Mariscal Jorge Robledo el
año de 1540, entre los ríos Otún y Quindío; las conti-
nuas invasiones y hostilidades de los indios Pijaos y
Pimaes determinaron su traslación á orillas de un bra-
zo del río de la Vieja, caudaloso y navegable en canoas
y balsas, y á poco mas de un cuarto de milla del cau-
daloso Cauca, en que entra aquél, y forma enfrente de
la ciudad una isla. Tiene por armas tres coronas im-
periales con un sol.
— 266 —
Catacocha. Pueblo de la provincia y corregimiento
de Leja en el reino de Quito.
Catamayo. Río grande y rápido de la provincia y
Gobierno de Loja en el reino de Quito, llamado tam-
bién de Chira en su salida al mar. Nace del páramo ó
monte de la Sabanilla, recoge las aguas de otros meno-
res, corre del S. al N. hasta que se une con el Gonza-
namá; tuerce su curso al Poniente y después al SO. re-
coge las aguas de los de Quiros, Macará y Pelingara;
engrosado con éstos toma el nombre de Amotape por
el pueblo de este nombre; cerca de su boca se llama de
Colán y desemboca al mar en el corregimiento y pro-
vincia de Piura.
Cauca. Río grande y caudaloso de la provincia y
Gobierno de Popayán. Nace en las montañas del Go-
bierno de Mariquita, y corriendo i6o leguas del S. al
N. en que recoge las aguas de otros muchos ríos, pasa
cerca de las ciudades de Popayán, Buga, Cali y Anser-
ma, desde donde es navegable, hasta que entra en el
río grande de la Magdalena. Entre las ciudades de Po-
payán y de Antioquía pasa muy estrecho, formando
una S entre peñascos que hacen muy peligrosa su na-
vegación; pero los indios están tan diestros en aplicar
la palanca á la peña para libertar á la canoa del cho-
que, que rara vez lo yerran: llaman á esta estrechura
las Mamas de Caramanta por la ciudad de este nombre
que hubo allí. Algunos hacen esta navegación por evi-
tar algunas jornadas de muy mal camino por aquellas
montañas.
Cayamba. Pueblo de la provincia y corregimiento
de Otavalo en el reino de Quito. Es de temperamento
muy frío por el Páramo de Cayamburo que tiene á su
espalda en medio de un llano que da nombre al pueblo.
En su inmediación se ven las ruinas de un adoratorio
de indios, situado sobre una eminencia. Es de figura
-circular de (8 varas castellanas de diámetro y 6o
de circunferencia. Solo se conservan las paredes de
5 á 6 varas de altura, y de cerca de 2 de espesor de
fábrica tan dura, aunque de adobe, como si fuera de
piedra.
— 267 —
Cibambe. Pueblo del partido y corregimiento de
,Álausi en el reino de Quito.
Cisne. Pueblo de la provincia y corregimiento de
Loja en el reino de Quito.
Cofanes. Nación bárbara de indios del reino de
Quito que empezó á convertirse á la religión católica
el año de 1602 por el trabajo y celo del Padre Rafael
Ferrer, misionero que fué muerto por estos indios. El
pueblo principal, fundado por el referido mártir, con la
advocación de San Pedro, está hoy casi destruido. Está
situado entre el río de su nombre al N. y el Azuela al
Mediodía. El citado río es grande y rápido; nace en la
Sierra Nevada y entra en el de Azuela.
Conocoto. Pueblo del reino de Quito en el corregi-
miento del distrito de las cinco leguas de la ciudad, á
cuya inmediación hay un cerrillo que llaman lllaló, en
cuya falda hay varias fuentes de agua medicinal.
Cotocache. Pueblo de la provincia y corregimien-
to de ^Otavalo en 'el reino de Quito. Tiene el mismo
nombre un monte de esta provincia y reino, cuya cima
está siempre cubierta de nieve. Baja de lo alto el río de
Cayapas.
Cuenca. Provincia y corregimiento del reino de
Quito. Confina por el N. con la de Ríobamba, por el Sur
con la de Jaén de Bracamoros, por el E. con la de Gua-
yaquil, por el O. con la de Quijos y Macas, por
el NE. con la de Chumbo y por el SE. con la de Loja.
Riéganla cuatro ríos caudalosos llamados Yanuncay,
Machangara, Baños y Tumebamba, al que llaman tam-
bién del Matadero. Tiene abundancia de quina y Cochi-
nilla, y la emplean para el tinte de bayetas, que pasan
por las mejores que se fabrican en toda la América. En
su territorio, al Mediodía, está la altura de Tarqui, cé-
lebre por ser el sitio donde formaron la base de la Me-
ridiana los Académicos de las ciencias de París M. Go-
din, Bouguer y la Condamine, ayudados de D. Jorge
Juan y D. Antonio de Ulloa, que los acompañaban el
año de 1742.
Cuicocha. Laguna grande de la provincia y corregí -
-miento de Otavalo en el reino de Quito.
— 268 —
Chillagallo. Pueblo del reino de Quito, en el distri-
to de las cinco leguas de su capital.
Chillo. Llanura del reino de Quito cerca de esta
capital, entre dos cadenas de montes, bañada de dos
ríos principales, que son el de Pita y el de Amaguaña.
Chimborazo. Monte muy alto de la cordillera de la
provincia de Ríobamba en el reino de Quito, que en el
idioma del país significa Monte de la otra banda, cu-
bierto siempre de nieve. Termina en la figura de un
cono ó pirámide truncada. Sus faldas están cubiertas
de arena blanca ó materia calcinada, de piedras sueltas
y de cierta hierba que llaman pajón. El agua caliente
que mana por la parte del N. da indicio de que en su
centro hay algún volcán. De su cumbre bajan algunos
ríos, como el de Guaranda, al S., el de Guano, al SE. y
el de Máchala á Levante, Está al N. de la villa de Río-
bamba
Chocó. Provincia grande y Gobierno de la jurisdic-
ción de Popayan, con cuyo territorio confina por Le-
vante y por el SE., por el Poniente con el mar Pacífico
ó del Sur, por el N. con las naciones de indios bárbaros
y provincia? del Darién, por el S. con la de Barbacoas.
La bañan muchos ríos y arroyos, que todos van á salir
por el Occidente al mar del Sur. Los partidos del Ci-
tará y del Raposo son parte de ésta. Sus minas de oro
la hacen muy rica, y poblada. Se extiende 48 leguas
del S. al N. y 39 de ancho de Levante á Poniente. La
capital es la ciudad de Nóvita.
Darién. Provincia del reino de Tierra Firme, con-
fina por el N. y por el S. con los dos mares, por el E.
con la piovincia de Tierra Firme, y por el O. con la del
Chocó; tiene de largo 68 leguas EO. y cerca de 50 de
ancho NS. Riéganla infinitos ríos, que unos desaguan en
el mar del Sur y otros en el del Norte, en cuyas arenas
llevan porción de oro de las muchas minas de este me-
tal que tiene, y de q-ue era la más copiosa la de Santa
Cruz de Cana. La situación de esta provincia, que se
comunica con los dos mares, su fertilidad y su riqueza
han excitado el deseo de establecerse en ella los ingle-
ses y franceses: aquéllos lo ejecutaron el año de 1699
— 269 —
en el Puerto de Calidonia, y los otros empezaron á es-
tablecerse el de 1740. Los primeros fueron echados por
los españoles y los segundos pasados á cuchillo por los
indios.
Tiene el mismo nombre, con la advocación de Santa
María, un pueblo pequeño en que reside el Gobernador
con un corto fuerte para su defensa contra las invasio-
nes de los indios. Fué la primera población de la Amé-
rica en el Continente, fundada el año de 1509 por el
Licenciado Enciso de orden de Pedrarias Dávila, y ob-
tuvo título de ciudad y cabeza de Obispado erigido el de
1531, que luego se trasladó á Panamá y fué poco apoco
decayendo y despoblándose por su mal clima. El Em-
perador Carlos V la concedió por armas un castillo de
oro en campo rojo, y encima un sol del mismo metal, y
á los lados un león rapante y un cocodrilo.
Tiene el mismo nombre y también el de Urabá, un
golfo grande, formado por el Cabo de San Sebastián á
Levante y el de Tiburón al Poniente; tiene de extensión
cerca de 26 leguas de Mediodía al N., y 9 de ancho de
Levante á Poniente. Desaguan en él muchos ríos, el
mayor es el de Atrato. La ciudad de' San Sebastián de
Bellavista estaba situada en su orilla; el puerto mejor
que tiene es el de Nilcos.
Delec. Pueblo de la provincia y corregimiento de
Cuenca en el reino de Quilo; está situado entre dos pe-
queños ríos, que se unen para formar el de Abancay.
Girón. Ciudad en el Nuevo Reino de Granada, fun-
dada por Pedro Mantilla de los Ríos ci año 1552 á la
orilla oriental de un riachuelo á que da el nombre.
Tiene el mismo nombre un pueblo de Cuenca en el
reino de Quito y un río que desagua en el golfo de
Guayaquil.
Gonzanomá. Pueblo de la provincia de Loja en el
reino de Quito.
Guaca. Pueblo del Gobierno de Pamplona en el
Nuevo Reino de Granada.
Tiene el mismo nombre una provincia antigua en el
reino de Quito; forma parte del corregimiento de
Ibarra.
— 270 — •
Otra provincia pequeña al N. de Antioquiacn el Nue-
vo Reino de Granada. Tiene muchas minas de oro.
Un valle de la provincia y Gobierno de Antioquia en
el Nuevo Reino de Granada.
Guanacas. Pueblo de la provincia de Popayán en el
Nuevo Reino de Granada, situado en los confines del
de Quito.
Tiene el mismo nombre un páramo ó monte muy alto
cubierto siempre de nieve en la misma provincia y
reino.
Guaranda. Pueblo de la provincia de Chimbo en el
reino de Quito.
Guayaquil. Provincia del reino de Quito. Con el mis-
mo nombre se conocen la ciudad, el puerto y un río,
formado de otros varios que bajan de la cordillera de
los Andes.
Honda (San Bartolomé de). Villa del Nuevo Reino
de Granada, fundada en la provincia de los Mosquetones,
á la orilla occidental del río Magdalena, en el paraje en
que le entra el Guali.
Tiene el nombre de Salto de Honda una angostura
del río Magdalena.
Ibarra. Provincia del reino de Quito, confina á Le-
vante con la de Sucumbios y con las selvas en que ha-
bitaban los indios Cofanes, al N. con la provincia de
Pasto, al Poniente con la de Esmeraldas y al Mediodía
con la de Otavalo.
La capital es la villa del mismo nombre.
Imbabura. Monte muy alto en la provincia de Iba-
rra en el reino de Quito, cubierto siempre de nieve.
Iscuandé. Pueblo de la provincia de Esmeraldas en
el reino de Quito, con un pequeño puerto en el mar
del Sur.
Lachas. Pueblo de la provincia de Atacames ó Es-
meraldas en el reino de Quito con un buen embarcadero
en el río Bogotá.
Limones. Pueblo de la provincia de Esmeraldas en
el reino de Quito.
Loja. Provincia del reino de Quito, confina por
el N. con la de Guayaquil, por el S. con la de Yaguar-
— 271 —
songo, por el E. con la de Jaén y por el O. con la ciu-
dad de Zamora. La principal riqueza de este país es la
quina, llamada allí cascarilla de Loja; los dilatados
montes en que se cría este árbol empiezan 10 leguas
antes de llegar al llano de Cuzibamba y se dilatan has-
ta la provincia de Yaguarsongo más de 70 leguas. Ha-
ce un cuantioso comercio de la quina; aunque es opi-
nión de algunos autores que los indios conocían su vir-
tud febrífuga y la usaban, es cierto que hasta el año
de 1730 no tenía allí gr.?nde estimación; luego que su-
pieron la estimación que tiene y su propiedad, empeza-
ron á hacer lo mismo, y mas después que M. Jussieu,
profesor de Botánica, que pasó al Perú con los Acadé-
micos de las Ciencias de París el año de 1735, estuvo
en Loja y les enseñó el modo de cogerla, usarla, sacar
el extracto de ella, distinguir sus calidades y otras
operaciones tan curiosas como útiles.
Macará. Pueblo de la provincia de Jaén de Braca-
moros en el reino de Quito, situado á orillas del río de
su nombre.
Este baja de las montañas de Loja, recoge en su cur-
so las aguas del Saviango y entra en el de Colán ó
Catamayu.
Machache. Pueblo del reino de Quito cerca de la
capital.
Magdalena. (Río grande de la). Uno de los mayo-
res de la América Meridional en el Nuevo Reino de
Granada, descubierto el año de 1525 por Rodrigo Bas-
tidas el día de Santa María Magdalena en cuya memo-
ria le puso el nombre. Fué García de Lerma el primero
que lo navegó el año de 1531. Nace en la provincia de
Popayán de dos fuentes que hay en las montañas al
Poniente de Timaná por donde pasa; atraviesa y riega
la provincia de Neiva y sigue su curso del Mediodía
al N. corriendo más de 300 leguas hasta salir al mar,
recibiendo las aguas de otros muchos con que aumenta
su caudal y algunos muy caudalosos como el Cauca, el
Cesar ó Pompatao, el ¿arare, el Macates, de la Miel,
Zarate y otros. Pasa por Honda, Mompox, Tenerife,
Tamalameque y otros pueblos; y es navegable desde su
— 272 —
boca- hasta la villa y puerto de Honda, que hay 160 le-
guas. Sus orillas están cubiertas de espesos bosques en
que habitan algunos indios bárbaros, feroces y traidores;
en ellos se crían tigres grandísimos y en el río multitud
de caimanes, como toda especie de pescados; por él
se sube al Nuevo Reino de Granada y se hace el trá-
fico y comercio en una especie de barcos grandes cha-
tos que allí llaman champanes, cuya navegación hacen
muy molesta el calor y los mosquitos; á su salida al
mar forma una isleta desierta y baja que llaman Isla
Verde, y sus aguas no se mezclan con las del n:ar por
más de 20 leguas, en que se beben puras todavía.
Tiene el mismo nombre un pueblo del reino de Quito
en la jurisdicción del corregimiento del distrito de las
cinco leguas de la capital.
Mariquita. Ciudad del Nuevo Reino de Granada y
capital de corregimiento, erigido en Gobierno el año
de 1776, fundada por Francisco Pedroso con el nombre
de San vSebastián del Oro el año de 1550 en el país del
Cacique Marqueta, dedonde, corrompido el vocablo, tomó
el de Mariquita; fué trasladada luego el año de 1553 á
una llanura á la falda de un monte, cerca del río Gualí,
á tres leguas de donde entra en el de la Magdalena. Ha
sido célebre y rica esta ciudad por las minas que tiene.
Rodéanla al O. los minerales de oro de Bocaneme y
San Juan de Córdoba, que cenfinan con los de Hervé,
Malparo, Guarino y Puano, y al E. los de plata de San-
ta Ana, las Lajas y San José de Frías. Murió en ella el
conquistador Gonzalo Jiménez de^ Ouesada en 1597.
Es de temperamento muy cálido, abundante de toda
especie de frutos.
Maynas. Provincia y Gobierno del Reino de Quito,
confina al Oriente con las de Quijos y Jaén de Braca-
moros; sus límites por el N. y por el S. se ignoran to-
davía.
Mira. Pueblo de la provincia de Mainas en el reino
de Quito.
Tiene el mismo nombre un río, que desagua en el
Océano Pacífico.
Mompox (Santa Cruz de). Villa grande de la pro-
— 273 —
Tincia de Cartagena en el Nuevo Reino de Granada, á
la orilla occidental del río de la Magdalena. Fué íun-
dada por Gerónimo de Santa Cruz en 1 540. Tiene Adua-
na Real, donde se reconocen y pagan los derechos las
mercaderías que suben al Xuevo Reino de Granada. ■
Nanegal. Pueblo de la provincia y Gobierno de
Pasto. Tiene el mismo nombre otro pueblo de la pro-
vincia de Esmeraldas.
Neiva, Provincia del Nuevo Reino de Granada, lla-
mada de los Pantagoros en tiempo de los indios. Tiene
80 leguas á una y otra banda del río de la Magdalena.
Confina su jurisdicción con la de las ciudades de To-
caima, Mariquita y la Plata. Es muy abundante en mi-
nas y lavaderos de oro.
La Concepción del Valle de Neiva es la capital de
esta provincia, fundada el año de 1350 por el capitán
Juan Alonso en el paraje donde hoy existe un pueblo
llamado Villa Vieja, y allí permaneció hasta el año de
1569, que la destruyeron los indios Pijaos. El año de
1612 volvió á poblarla el Gobernador D. Diego de Hos-
pina, 8 leguas de su primer sitio á orillas del Magda-
lena.
Tiene el mismo nombre con aditamento de Vieja un
pueblo de la misma provincia situado á la margen del
río Magdalena.
Nono. Pueblo de la provincia de Esmeraldas en el
reino de Quito.
Nulpe ó Nulpi. Río de la provincia de Esmeraldas
en el reino de Quito.
Entra en el Mira.
Ona. Pueblo de la provincia de Loja en el reino de
Quito.
Pamplona. Ciudad de la provincia de Tunja en el
Nuevo Reino de Granada; la fundaron el capitán Pedro
de Ursúa y Ortún de Velasco el año de 1549.
Panecillo. Monte en la llanura de Callo en la pro-
vincia de Latacunga en el reino de Quito. Se cree que
es hecho á mano por los indios, cerca de un antiguo
palacio de los príncipes de este reino para servir de
vigía á fin de descubrir todo el país inmediato.
18
— 274 —
Tiene el mismo nombre otro cerca de la ciudad de
Quito.
Pasto. Partido y corregimiento de la provincia de
Popayan en el Nuevo Reino de Granada. Es abundantí-
simo de pastos para el ganado y por eso le dieron el
nombre. Riéganlo diferentes ríos caudalosos que se in-
corporan en el Ñapo y Putumayo para entrar en el Ma-
rañón.
La capital es la ciudad del mismo nombre, fundada
por el capitán Lorenzo de Aldana el año de 1539 en
una dilatada llanura.
Patía. Pueblo de la provincia de Popayán en el
Nuevo Reino de Granada.
Tiene el mismo nombre un río grande y caudaloso
de esta provincia. Recoge en su curso las aguas del
Mayo y sale al mar Pacífico por once bocas que for-
man diferentes islas.
Valle del mismo nombre.
Paute. Río de la provincia de Cuenca en el reino
de Quito.
Tiene el mismo nombre un pueblo de la misma pro-
vincia y reino, y un valle grande, hermoso y fértil.,
Perucho. Pueblo del reino de Qjito cerca de la ca-
pital.
Pichinche. Monte muy alto y volcán del reino de
Quito, á cuya falda está situada esta capital; en la cum-
bre se divide en varias puntas ó picachos; la más alta,
que llaman Rucu-Pichinche ó Pichinche viejo, se eleva
sobre el nivel del mar 5.605 brazas, 2 pulgadas y 8 lí*
neas, medido por los Académicos de las Ciencias de
París.
Popayán. Provincia del Nuevo Reino de Granada,
confina por el N. con la de los Llanos de Neiva, por
el NE. con la de Antioquía, por el O. con la del Chocó y
por el S. con la de Pasto.
Tiene el mismo nombre la capital fundada por su
descubridor y conquistador Sebastián de Belalcázar el
año de 1536 en una dilatada y deliciosa llanura. Tuvo
colegio de los Regulares de la Compañía, con un semi-
nario de colegiales en que tenían cátedras de Latini-
— 275 —
dad, Filosofía y Teología moral y escolástica, y des-
pués de la expulsión de aquéllos, está á cargo de un
eclesiástico secular, y solo mantiene las dos primeras
cátedras y 20 ó 24 colegiales con ocho becas fijas que
paga el Rey. En tiempo de los jesuítas se conferían en
él grados mayores; hoy tienen que ocurrir á las Univer-
sidades de Santa Fe y Quito para estudiar Teología,
Cánones y Leyes. D. Pedro Agustín de Valencia fundó
por contrata la Casa de Moneda en 1749.
Puembo. Pueblo cerca de la ciudad de Quito.
Puracé. Pueblo y volcán de la provincia de Popa-
yán, situado cerca de su capital.
Quito. Reino de la América Meridional.
La capital tiene el mismo nombre. En el año de
1736 fueron enviados á esta ciudad por la Academia
de las Ciencias de París para hacer diferentes observa-
ciones astronómicas los Sres. D. Luis Godín, D. Pedro
Bouguer, D. Carlos de la Condamine y otros, á quienes
acompañaron los tenientes de navio españoles D. Jor-
ge Juan y D. Antonio de Ulloa. D. Carlos de la Conda-
mine construyó la Meridiana en la terraza del colegio
de la Compañía. Es la patria de D. Pedro Maldonado y
Sotomayor, joven de tan sobresaliente instrucción en
las Matemáticas y la Física, que mereció que la Aca-
demia Real de las Ciencias de París y la Sociedad Real
de Londres lo nombraran individuo de estos Cuerpos;
Gentilhombre de Cámara de S. M. y Gobernador de
Esmeraldas. Murió en Londres en la flor de su edad,
Ríobamba. Provincia del reino de Quito, confina
por el N. con la de Tacunga, por el S. con la de Cuen-
ca, por el E. con el asiento de Chimbo y por el O. con
el Gobierno de Quijos y Macas. La capital es la villa
del mismo nombre. Hay un río caudaloso en la provin-
cia con la misma denominación.
San Pablo. Pueblo de la provincia de Otavalo en
el reino de Quito.
Otro de la provincia de Moxos en el mismo reino.
Laguna de la provincia de Otavalo en el mismo rei-
no. Recibe el agua del cerro de Mojanda.
Río de la provincia del Chocó en el Nuevo Reino de
— 276 —
Granada, nace de una laguna, y poco después se une
con el de Quito, que nace de otra, y juntos forman el
de Atrato.
Santa Fe de Bogotá. Ciud'ad capital del Nuevo
Reino de Granada y de este Virreinato, fundada el año
de 1538 por Gonzalo Jiménez de Ouesada, conquista-
dor del reino, fabricó primero 12 casas, en memoria de
los 12 apóstoles, á la falda de dos montes en que se ex-
tiende su población NS. no distante de unas elevadas
sierras que tiene al oriente, y siguen desde Santa Mar-
ta la cordillera de los Andes hasta el Perú. Es grande
y hermosa, sus calles anchas y bien empedradas, la
adornan cuatro plazas y cinco puentes sobre los peque-
ños ríos de San Francisco y San Agustín, cuyas aguas
cristalinas, delgadas, frías y saludables, tienen su ori-
gen en la montaña, y pasando por los umbrales de estos
conventos les dan el nombre, y corriendo de Oriente á
Poniente bañan la ciudad y su llanura, que tiene 20 le-
guas de largo y 11 de ancho hasta incorporarse en el
Funzha que pasa un cuarto de legua distante. Es de
temperamento fresco, experimentando duplicadas las
cuatro estaciones del año, en que se puede más bien
llamar continua primavera, porque siempre prodúcelos
mismos frutos con tanta fertilidad y abundancia, que se
cogen de ellos dos cosechas, una que llaman del año
entero, que se siembra á fin de Febrero y se coge por
Julio, y otra de medio año, que se siembra por Sep-
tiembre y se coge por Enero en que suele helar y per-
derse. Los vientos que reinan, regularmente son el Sur,
que allí llaman Ubaque, de un pueblo que está^ en la
altura de la Montaña por donde viene, es sutil y frío,
y tan benéfico que dicen los naturales que se ha de re-
cibir con la boca abierta, y el N. de que se resguardan
porque es destemplado, húmedo y tempestuoso. La ciu-
dad contiene de largo 25 manzanas y 12 de ancho, y
sus calles se regulan á 12 varas castellanas. Es cabeza
de arzobispado metropolitano erigido por la Santidad
de Pío el año de 1561, y tiene por sufragáneos los
obispados de Cartagena, Caracas, Popayán, Panamá,
Santa Marta y Mérida de Maracaibo. La catedral es
— 277 —
magnífica y rica, y entre sus tesoros venera la cabeza
de Santa Isabel, reina de Hungría, dádiva de su arzo-
bispo D. Fr. Luis Zapata de Cárdenas; hay en ella
1 6 prebendas; tiene tres parroquias llamadas Nuestra
Señora de las Nieves, que tiene por distrito su cuartel
y el del Noviciado, segunda Santa Bárbara, y tercera
la de San Victorino. Conventos de religiosos de Santo
Domingo dos, el uno que es recolección con el nombre
de Nuestra Señora de las Aguas; tres de los de San
Francisco, uno que está á orilla del río de su nombre,
otro con título de la Vera Cruz, y el tercero de Recole-
tos de San Diego. En el egido de la ciudad, á su salida
para Tunja, dos de San Agustín, de los cuales es
uno de Recoletos con el título de Nuestra Señora de
Monserrat, y que está en la cumbre de un monte que
domina, y en otro que hay hacia la parte de la catedral
una ermita dedicada á Nuestra Señora de Egipto en
que están los religiosos de la Merced. Un colegio que
fué de los Regulares de la Compañía, cuya casa era la
más suntuosa y magnífica que tenían en toda la cristian-
dad (exceptuando la de Jesús en Roma), donde se ve-
neran los cuerpos de los santos mártires Mauro, Fortu-
nato, Dionisio, Euthimio y Anastasio. Otro llamado la
Compañía Chiquita y Casa de Noviciado, en que tenían
el Crucifijo con que murió San Francisco de Borja.
Convento de San Juan de Dios, á cuyo cargo está el
grande hospital de San Pedro. Cuatro Monasterios de
religiosas, uno de la Concepción, otro de Santa Clara,
otro de Carmelitas Delcalzas y otro de Santa Inés de
Monte Policiano. Tres colegios de estudios, que son el
Mayor con la advocación del Rosario, fundado el año de
1652, en que hay cuatro becas destinadas por el Rey
para hijos de ministros, y goza los mismos privilegios
que el del Arzobispo de Salamanca. Otro seminario de
San Bartolomé, y el tercero el de Santo Tomás con
Universidad, fundado el año de 1621 por autoridad
pontificia y regia, en que hay una gran Biblioteca pú-
blica, establecida el de 1772. Ilustran esta capital que
tiene además de los templos referidos, los de la capilla
del Sagrario de Nuestra Señora de Belén, de Guadalu-
— 278 —
pe, de la Peña, de las Cruces, de San Felipe y el Humi-
lladero, que está en la plazuela de San Francisco, en
memoria de haberse dicho en aquel sitio la primera
misa, y todos componen 28 sin varias capillas y orato-
rios reservados, un Tribunal de audiencia y Chancillería
Real erigida el año de 1548, con un presidente, que des-
pués se erigió en Virreinato el de 17 18, suprimido el
de 1724, y vuelto á restablecer el de 1739; otro Tribu-
nal mayor de cuentas, que se fundó el de 1605; otro de
Dirección de Rentas Reales estancadas el de 1780; otro
de la Santa Cruzada; otro de bienes de difuntos, conta-
dor general de azogues y Casa Real de Moneda, que
gobierna un intendente, un contador, tesorero y otros
ministros. El Emperador Carlos V le concedió título de
muy noble, muy leal, y ciudad más antigua en el año
de 1548, y por blasón de armas un escudo en que está
una águila negra en campo de oro, con una granada
abierta en cada garra, orlado de algunos ramos de oro
en campo azul.
Santa Marta. Provincia y Gobierno del Nuevo
Reino de Granada. Confina con la de Cartagena por
el ONO. y SO. sirviéndoles de límites el río grande de la
Magdalenaquelas divide; por el NE. con la provincia del
río del Hacha, por el N. con las costas del mar Océano.
Santiago. Pueblo de la provincia de Quijos y Ma-
cas en el reino de Quito.
Pueblo de la provincia de Cartagena en el Nuevo
Reino de Granada, cerca del río Cauca.
Pueblo de la provincia de Popayán en el mismo
reino situado á orilla del río Putumayo, cerca de su na-
cimiento.
Saraguro. Pueblo de la provincia de Loja en el
reino de Quito.
Tiene el mismo nombre un río en la misma provin-
cia, que recibe por la parte austral al de Vesiacapa y
por la del X. al de Natuvañucha, y muy crecido con las
aguas de otros ríos muda el nombre en el de Amarillo,
pasa por la ciudad de Zamora.
Taday. Pueblo de la provincia de Cuenca en el rei-
no de Quito.
— 279 —
Timaná. Villa de la provincia de Popayán en el
Nuevo Reino de Granada, fundada por el capitán Juan
de Añases en 1538 en el territorio de los indios Paeces
y Pijaos.
Tolú (Santiago de). Villa de la provincia de Carta-
gena en el Nuevo Reino de Granada. Abunda en el ár-
bol que produce el bálsamo tan celebrado de tolú, que
tiene tanto crédito y estimación para curar heridas.
Tomependa. Pueblo de la provincia de Jaén de Bra-
camoros en el reino de Quito, situado en una llanura
donde se unen tres grandes ríos, cuales son Chachapo-
^ras, Chinchipe y el Marañón.
Tumaco. Isla del mar del Sur á la boca del río Mira,
llamado también Agua Clara; está rodeada de otras is-
letas pequeñas con los nombres de la Viuda, el Viudo,
Placer de Perlas y el Morro, con un pueblo corto del
mismo nombre.
Tumbaco. Pueblo de la provincia de Quito.
Vilcabamba. Pueblo de la provincia de Loja en el
reino de Quito.
Zamora. Ciudad y río en la provincia de Jaén de
Bracamoros en el reino de Quito.
Zinú. Río de la provincia de Cartagena en el Nuevo
Reino de Granada. Tiene el mismo nombre una villa de
esta provincia y reino, situada á la orilla oriental
■del río.
ÍNDICE
DE PERSONAS CITADAS EN LA PRIMERA PARTE
DE ESTE VOLUMEN
Mutis y la Expedición Botánica
Acosta Joaquín, ii, 131.
Alvarez Anselmo, 98.
Antodilla Felipe Antonio, 108.
Arboleda Antonio, 11.
Arias Antonio Sandalio, 14, 17,
Arriaga Julián, 88.
Asensio Pascual, 14, 17.
Astroemer, 24.
Aterido y Ramos Luis, 17, 19.
Azuola Luis, 102.
Barnades, 71.
Barrionuevo Antonio, 96.
Bergius, 26.
Bergeron Aimé, 131.
Blond, 26.
Boerhaave Hernán, 120, 123.
Boix Esteban, 16.
Boldó, 70.
Bolívar Ignacio, 17, 19, 66.
Bonilla y San Martín, 143.
— 282 —
Bonpland, 26, 147.
Borda José Cornelio, 131.
Brown, 74.
Cabal, II.
Caballero, 96.
Caballero y Góngora, 94.
Caicedo Fernando, loi, 102, 103.
Caldas, 7, 8, 10, 130, 131, 145, 146, 147, 148, 149, 150-
Calzado, 96.
Camblor^ 93.
Cancino Vicente, 102.
Carmena, 67.
Cartel, 67.
Carpintero José Martín, 109.
Carteti, 74.
Carrasquilla Juan, 112,
Cassal José Felino, 140.
Cavanilles, 18, 19, 26.
Cervantes, 26.
Clarke, iio.
Colmeiro Miguel, 15, 17, 18, 24, 52, 68, 69, 70.
Condamine, 25, 52, 58.
Cortés Juan, 96, 99, 104.
Copérnico, 127, 129.
Cruz José de la, loi.
Cullen, 122, 123.
Chaptal, 122.
Dadey José, 130.
Dávila, 32.
D'Eihuyar, 90, 97, 98, 136, 139, 140.
Descartes, 45.
Díaz Ángel, 97? 139-
Domínguez Benedicto, 131.
Domínguez de Castillo Francisco, 109.
Duran Antonio, 109.
Ezpeleta, 96.
— 283 —
Felipe II, 72, 73.
Felipe IV, 100.
Fernando VI, 67, 72, 75, 76.
Flórez Manuel, 55.
Fontes Francisco, 101.
Foucroy, 122.
Froes Antonio Joaquín, 108.
Gahn, 27, 32.
Gama y Bastida Francisco, 102.
Garavito Julio, 131.
García, 92, 95.
Gil y Lemos, 90, 91, 136.
Gómez Ortega, 18, 26, 68.
González Benito J. M., 131.
González Suárez Federico, 10, 65, 146.
Gorter Juan, 121, 123, 124.
Gorraez Antonio, 108.
Goyri María, 143.
Graiño Antonio, 5.
Granados José María, 102.
Gravessand, 43.
Gredilla Federico, 17.
Guirior Manuel, 56.
Haen, 123.
Haller, 120.
Heister, 123.
Hernández, 72, 73.
Hoffmann, 123.
Humboldt, 8, 11, 26, 51, 91, 92, 147.
Inojosa Mariano, 96.
Isla Miguel, loi, 102, 103, 104, 105, 109, 118, 124.
Jacquin, 35, 75, 76, 92.
Juan Jorge, 58.
Jussieu, 58.
Labillardiére, 26.
-— 284 —
Lagasca Mariano, 14, 15, 16, 17, 18, 19.
Landete, 93.
Lavoissier, 122.
Ledezma Carlos Manuel, 109.
León Manuel, 102.
Liévano Indalecio, 131.
Linneo, 23, 24, 25, 26, 27, 30, 52, 53, 66, 67, 68,
69, 85.
Loefling, 31, 35, 67, 68, 72, 75, 76, 135.
Lomba José Ramón, 143.
López Ruiz S'sbastián, 25, 51, 52, 53, 54, 55, 109.
Lozano Jorge Tadeo, 148.
Lleras Luis, 131.
Malaspina, 69.
Maldonado Antonio, 102.
Manrique Antonio, 104.
Martínez, 96, 124.
Martínez Mansilla Manuel, 125.
Martínez Recaman Antonio, 102.
Matis, 96, 97, 131.
Mazústegui Miguel de, 104,
Meléndez de Arjona Antonio, 109.
Méndez, 96.
Mendinueta, 110.
Menéndez Pelayo Marcelino, 142, 145.
Mesía de la Cerda, 20, 22, 39, 70, 88, 99, 102, 134.
Morillo Pablo, 13.
Morton, 123.
Mosquera Tomás Cipriano, 131.
Murray, 122.
Muschembroeck, 43.
Mutis José Celestino, 7, 11, 12, 13, 15, 16, 18, 20, 22,
23; 25, 26, 51, 52, 53, 55, 56, 57, 59, 60, 63, 65, 66,
67, 70, 87, 88, 89, 90, 91, 92, 93, 94, 95» 96, 98, 99;
100, 104, 105, 106, 107, lio, III, 112, 114, 118,
119, 125, 127, 128, 129, 130, 131, 132, 133, 136,
138, 139; 140; 141, 142, 143; 144; 145; UÓ, 147; 148.
Mutis Sinforoso, 19.
- 285 -
Navarro Jaime, 23, 38, 46, 49, 104.
Neé, 69, 70.
Newton, 45.
Ortega Casimiro, 122.
Pabón, 68, 144.
Palacios, 21.
Palau, 122.
Parta Andrés. 121.
Paulo V, 127.
Petrés, 130.
Pineda, 69.
Pizarro Alfonso, loi, 134.
Pombo José Ignacio, 7,11, 146, 147, 148.
Porlier, 96, 97.
Posada Arango Andrés, 10.
Plumier, 74.
Quarin, 123.
Quevedo, 48.
Ramazini, 123.
Raon, 91.
Recchi, 73.
Restrepo José Manuel, 94, 148.
Ríos Blanca, 143.
Rizo Salvador, 13, 93, 132.
Ronderos Victoriano, 109.
Rodríguez Bernardo, 96.
Rodríguez Marín, 143.
Rodríguez San Pedro Faustino, 17.
Rojas Simón, 15, 17.
Rosillo y Meruelo Andrés, 125.
Ruiz, 68, 89, 140.
Sánchez Vicente, 96.
Santisteban Miguel, 51, 52, 53, 54, 55» S^, 81.
Schousboe, 26.
Sessé, 26, 69.
— 286 —
Silva Antonio, 96.
Sloan, 74.
Smith Adán, 139.
Soler, 148.
Soriano Vicente, 14, 17.
Sydenham, 123.
Tanco Dieg^ Martín, 109.
Tizot, 123.
Triana José, 16.
Ugalde Diego, 98.
Ugarte Pedro, 49, 53, 90.
Ulloa, 58.
Valenzuela, 26, 92, 93.
Van Halen Antonio, i^, 15, 16, 17.
Van Swieten, 75.
Vargas Juan Bautista, 99, 102, 104.
Vargas Nicolás, 101.
Vega Juan de, 58.
Vergara José María, 65.
Vesga Florentino, 65.
Vila Honorato, 109.
Vülarroel, 96.
Virgilio Pedro, 59.
Wall Ricardo, 85.
Wildenow, 26.
Zea, 18, 19.
índice
DE PERSONAS CITADAS EN LAS MEMORIAS
Y CARTAS DE CALDAS
Andrés, 22.
Arboleda Antonio, i5-.
Arboleda Manuel María, 25, 240.
Arriquibar, 62.
Arroyo, 161, 163, 164, 170, 204, 208, 240, 241, 243
BaJls, II.
Baillé, 22.
Bello, 45, 50, 222.
Besont, 135.
Bird, 68.
Bompland, i, 2, 84, 144, 172, 174, 184, 205, 209, 216,
245. 252.
Borda, 11.
Bouguer, 5, 19, 156, 164, 167, 206, 207.
Buffon, 38, 165, 243.
Byron, 147.
Caille, 165.
Calama, 44, 212.
Carondelet, 43, 45, 47, 66, 149, 213.
Casini, 203.
Cavanilles, 3, 186.
— 288 —
Condamine, 5, 19, 67, 68, 84, 156, 164, 167, 169, 194,
206, 207, 245.
Cook, 147.
Chuquin Salvador, 196.
D'Elhuyar, g, 12, 98, 163, 170.
Dilon, 5.
Dollon, 23.
Espinosa Manuel, 220,
Farenheit, 16, 18, 21, 31, 39, 40, 182.
Fontenelle, 22.
Freiré Miguel, 61.
Forster, 86.
Gargotena Domingo, 46.
Godin, 19, 164, 167.
Graham, 176.
Heberden, 3, 33.
Humboldt, 32, 34, 39, 60, 68, 71, 73, 84, 85, 86, 87,
89, 103, 129, 138, 139, 142, 147; 149; 153, 154; ^SS;
162, 166, 172, 178, 186, 207, 211, 214, 215, 218,
246, 252.
Hurtado Juan José, 15.
Jacquin, 86,
Juan, 5, 19, 141, 167, 207.
Jussieu, 84, 191.
Justiniano, 135.
Lalande, ir, 135, 137, 165, 203.
Lamarck, 191.
Larrea Juan de, 66.
Lavoissier, 144.
Linneo, 2, 67, 70, 133, 134, 137, 171.
Loefling, 148.
López, 220.
Luc, 21, 144, 165, 183.
— 289 —
Maegraff, 68.
Maldonado, 44, 68.
Manzanilla, 220, 224, 226, 227.
Maquiavelo, 101.
Martine, 17, 18, 24.
Mejía, 232, 234, 251.
Montuela, 22.
Morveau, 144.
Montúfar Pedro, 223.
Mutis, 2, 3, 8, 10, II, 12, 14, 22, 46, 67, 84, 89, 91,
98,99,227.
Nairne, 39.
Newton, 160.
Olmedo Vicente, 84.
Ortega, 137, 205.
Pabón, I, 219, 220, 223, 227, 228, 245.
Palau, 2, 137.
Paulian, 33.
Place la, 144.
Plumier, 148.
Pombo, 143, 16 r, 163, 164, 170, 203, 204. 205, 208,
214, 215, 217, 236, 238, 243, 250.
Pombo Miguel, 242, 249, 252.
Pombo Lino de, 15.
Pose, 44.
Reaumur, 7, 16, 18, 21, 26, 27, 28, 31, 39, 49. 55» 68.
182.
Rizo, 12. 208, 241, 243, 252, 255.
Rodríguez Toribio, 32.
Ruiz, I, 67. 69, 78, 83, 86, 87, 219, 220, 227, 228, 241:
Savary, 67.
Schevrbuch, 189. ^
Sigaut de la Fond, 3, 4, 17, 18, 21.
Sucio, 7, 21, 32,33, 34.
iQ
— 290 —
Tafalla, i, 8, 148, 211, 220, 224, 226, 227.
Tomás, 22.
Torres, 161.
Tournefort, 137.
Tralles, 189.
Ulloa, 5, 19, 167, 199.
Valencia Manuel José Pérez de, 86, 87.
Valdivieso Javier, 81.
Vergara y Vergara, 15.
Vergara Juan Fernando, 99.
Vinio, 134.
Wildenow, 2.
Woodvard, 38.
Zea, 205, 220.
CONTENIDO
Mutis y la Expedición Botánica
Páginas.
I. — Catálogo de las obras publicadas é inéditas
de Francisco José de Caldas 7
II. — Historia del Archivo de la Expedición Bo-
tánica de José Celestino Mutis que se con-
serva en el Jardín Botánico de Madrid 12
III. — Datos biográficos de Mutis; su partida para
América; su correspondencia con Linneo. . . 18
IV. — Llegada de I^Iutis á Nueva Granada. Su
ministerio de educador. Cátedra de Matemá-
ticas en el Colegio del Rosario. Párrafos de
su discurso de apertura del curso. Textos que
escribió 38
V. — Se establece Mutis en la Montuosa de Pam-
plona. Descripción de su casa 46
VI. — Regresa Mutis á Santafé. Descubrimiento
del árbol de la Quina. Examen de la contro-
versia que suscitó. Proyecto del estanco de
la Quina. Razones en que fundó Mutis el
proyecto. Navegación del Río Magdalena.
Proyecto de Mutis. Los bogas del Mag-
dalena 50
VII. — Expedición Botánica. Expedición de Loe-
fling. Las Expediciones Botánicas del Perú
y Chile, de Méjico y de Cuba y el viaje de
— 292 —
Páíjina;
Malaspina. Representación de Mutis al Rey
de España. Informe del Virrey la Cerda. Se
establece Mutis en las minas del Sapo de
Ibagué. Organiza provisionalmente el Arzo-
bispo Virrey la Expedición de Nueva Gra-
nada. Viaje de Humboldt. Generosidad del
Arzobispo Virrey. Aprobación del Rey. No
se realiza el pensamiento original. Obstácu-
los que lo impidieron 65
VIII. — Papel que como médico desempeñó Mu-
tis en la Colonia. El Colegio del Rosario y su
Cátedra de Medicina. Historia de esta Cáte-
dra según D. Fernando Caicedo El Padre
Miguel de Isla. D. Juan Bautista de Vargas.
Solicita el Colegio del Rosario se forme un
plan de enseñanza de la Medicina. Se nom-
bra á Mutis para que lo forme. Las boticas
en Santafé. Honorarios de los médicos. Me-
moria de Mutis para la curación de enferme-
dades en el Darién. Su discurso en favor de
la vacuna. Expedición encargada de propa-
garla. Plan de esludios médicos de Mutis é
Isla 99
IX. — El sistema de Copérnico. El Convento de
Santo Domingo de Santafé se opone á la en-
señanza de ese sistema. Controversia con
Mutis. Proposiciones de Mutis 127
X. — El Observatorio Astronómico de Santafé.
Es construido por Mutis. Breve historia del
Observatorio 130
Xf. — Esfuerzos de Mutis por el progreso de la
Mineralogía en la Colonia. Informe reservado
del Virrey sobre el atraso en la explotación
de las minas. Propone que se lleven á la
Colonia profesores que enseñen el sistema
de fundición. D. Juan José D'Elhuyar, Aná-
lisis de las sales de Zipaquirá hecho por Mu-
tis y D'Elhuyar 132
XII. — Junta compuesta de Muti?, D'Elhuyar y
— 293 —
Páginas.
Díaz para proponer medidas sobre fomento
de las minas. Minas de esmeraldas de Muzo.
Cartilla de Mutis sobre el beneficio de las
minas 138
XIII. — Carácter verdadero de la Expedición Bo-
tánica del Nuevo Reino de Granada. Fué un
Instituto científico dirigido por Mutis. Pro-
yecto para la publicación de la Flora de Bo-
gotá. Mutis y Caldas. Mutis y Pombo patro-
cinadores de Caldas. La influencia de Mutis
comparada con la de Humboldt. D. José Ig-
nacio Pombo y sus proyectos. Importancia
histórica de Mutis y sus discípulos. El primer
Centenario de la Independencia y objeto de
este volumen 141
CONTENIDO
Memorias científicas de Caldas.
Páginas.
i.^ — Memoria sobre el origen del sistema de
medir las montañas y sobre el proyecto
de una expedición científica i
2/ — Ensayo de una Memoria sobre un nuevo
método de medir por medio del termó-
metro las montañas 15
3.^ — Viaje de Quito á las costas del Océano Pa-
cífico por Malbucho, hecho en Julio y
Agosto de 1 803 43
4.^ — Memoria sobre el estado de las Quinas en
general y en particular sobre las de Loja. 65
5.^— Plan razonado de un cuerpo militar de In-
genieros mineralógicos en el Nuevo Reino
de Granada 03
Cartas de Caldas dirigidas á Mutis
I.*— Popayán y Agosto 5/1801 133
2.^— Quito y Enero 21 de 1802 139
3/^ — Quito y Febrero 6/802 146
4.^ — Quito y Abril 6/802 151
5.^ — Quito y Abril 21/802 159
— 296 —
Páginas.
6.^— Quito y Mayo 6/802 166
7.^— Quito y Junio 21/802 171
8.* — Quito y Julio 6/802 177
9.^— Quito y Julio 2r/8o2 184
10.^ — Ibarra y Agosto 8/802 187
11.^ — Ibarra y Septiembre 23/802 190
12.^— Otábalo y Noviembre 7 de 802 197
13.^ — Otábalo y Noviembre 22/802 206
14.^ — Quito y Enero 6/803. 208
15.^— Quito y Febrero 20/903 . 210
16.^ — Quito y Mayo 6/803 215
1 7 .^ — Quito y May 3 2 1 /803 218
18.* — Quito y Julio 6 de 1803 219
19.^— ibarra y Octubre 6 de 1803 221
20.^ — Quito y Noviembre 21/803 227
21.^— Quito y Enero 6/804 230
22.^ — Quito y Febrero 6/804 236
23.^— Quito y Marzo 5 de 804 240
24.^— Quito y Julio 6 de 804 241
25.^ — Cuenca y Agosto 28/804 243
26.^ — Cuenca y Septiembre 28/804 245
27.^ — Quito y Enero 3/805 . . 248
28.''— Quito y Marzo 2 1/805 249
19.^ — Quito y Marzo 6/805 250
30.^— Pasto y Abril 28/805 251
31.^— Popayán y Mayo 20/805 253
32.* — Popayán y Junio 5/805 253
Post Scriptum
Corrección de ciertos nombres geográficos 255
Opiniones de Mutis y Pombo sobre la Memoria
de Caldas publicada en este volumen y por
el Sr. González Suárez, y adiciones á la lista
de obras de Caldas 256
ERRATAS IMPORTANTES
Mutis y la Expedición Botánica
Página. Línea. Dice. Léase.
26 Nota. Publicamos en el Publicamos el
53 24 Santistetevan Santistevan
Memorias científicas de (Saldas
Página. Línea. Dice. Léase,
74 22 Suma I2°,0
N. B. La carta de la pág. 250 de fecha 6 de IVlarzo de 1805 debió
colocarse antes de la de 21 de los mismos mes y año de la página an-
terior.
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Los Angeles
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JUN 2 3 1976
APR 15)978
DISCHARGE-URl
'^UH Í4 1978
1 L9-Series 444
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