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Full text of "Guerra hispano-americana; colección de documentos referentes á la escuadra de operaciones de las Antillas"

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F.S.  PHlUBRieK 

NOV  5    1¿o5 


mm  fiíspii-üEmcAM 


concern  DE  DOCUMEirroc 


REFERENTES  A  LA 


E 


de  Opeíací 


DE  LAS  AUTII^L-AS 


ordenados  por  el  Con  traalmirarítc 


PASCUAL  GERVERA  Y  TOPETE: 


EL  FERROL 

IMPRENTA  DE   «EL  CORREO 

GALLEGO» 

13Q  — R,KA.Li  — 141 

1899. 

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E.  F 


LA  TfERR 


AMERÍI 

T( 


DOCUMKNTOS 

REFERENTES  Á  LA 

ESCUADRA  DE  CERVEHA 


Es  propiedad  del  autor. 
Qiteda  hecho  el  depósito 
que  marca  la  Ley. 


GllPiM  HISPMO-iilCAM 


coLECCiÉ  DE  nocuMEms 


REFERENTES  A  LA 


EsGuadia  de  Opcioiies 


DE  3L.AS  £lNT11u1^£l3 


ordenados  por  el  Contraalmirante 


PASCUAL  GERVERA  Y  TOPETE;   1^3 -t-i^ 


// 


EL  FERROL 

IMPRENTA  DE  «EL  CORREO  GALLEGO» 

Sinforiano  López,  139,  y  Itl 

1899. 


■C4 


S2  4-^  'í  ^ 

Bancroft  Lífcraíy 


AL  LECTOR 


Poseedor  de  los  documentos  que  siguen,  he  creído 
que  debía  publicarlos  para  que  ilustren  al  público  y 
puedan  ser  enseñanza  para  el  porvenir  y  datos  para 
la  Historia. 

Pensé  primero,  que  fueran  precedidos  de  una  su- 
cinta relación  de  los  hechos,  pero  considerando  que 
son  tan  recientes  y  han  afectado  tanto  á  nuestro  des- 
graciado País,  que  cualquier  crítica  pudiera  degene- 
rar en  pasión,  he  creído  como  mejor  dejarlos  solos, 
porque  ellos  explicarán  muy  bien  todo  lo  ocurrido. 

Quisiera  haberlo  hecho  antes,  pero  mi  condición 
de  procesado  me  hizo  desde  luego  aplazarlo  hasta  la 
terminación  de  la  causa,  y  después  ha  pasado  algún 
tiempo  para  obtener  el  permiso  que  era  necesario, 
dada  mi  calidad  de  militar  y  la  índole  de  los  docu- 
mentos, que  la  mayor  parte  proceden  del  Ministerio 
de  Marina  ó  le  han  sido  dirigidos. 

Por  eso  recurrí  á  S.  M.  con  la  instancia  que  copio, 
recayendo  R.  O.  que  también  copio. 

Va  la  colección  en  dos  caracteres  de  letra;  uno, 
el  más  pequeño,  se  refiere  á  los  documentos  impresos 
en  cierto  trabajo  donde  se  han  deslizado  errores  y 
omisiones;  y  el  otro  diferente,  á  los  aportados  por  mí, 


de  cuya  mayor  parte  poseo  originales;  y  otros,  son 
tomados  de  varias  publicaciones  y  hasta  de  los  Dia- 
rios de  Sesiones  de  las  Cámaras. 

Si  esta  publicación  contribuye  á  enmendar  nues- 
tros errores  para  el  porvenir,  se  habrán  colmado  mis 
deseos,  que  se  cifran  sólo  en  ser  útil  á  mi  Patria. 

Madrid  30  de  Agosto  de  1899. 


^c 


ascuac   L^eiu-cia, 


Instancia. 


Señora:  Don  Pascual  Cervera  y  Topete,  Contraalmirante  de  la  Armada, 
á  los  RR.  PP.  de  Y.  M.,  con  el  más  profundo  respelo  expone: 

Que  es  notorio  que  por  la  destrucción  de  la  Escuadra  que 
mandaba  en  el  combate  del  j  de  Julio  de  i8g8,  se  instruyó 
causa  en  la  que  recayó  providencia  del  Consejo  Supremo  de 
Guerra  y  Marina,  sobreseyendo  respecto  al  exponente  y  otros 
más.  Pero  esta  providencia,  en  la  que  sólo  hubo  un  voto  de  ma- 
yoría, no  parece  suficiente  para  satisfacer  d  la  opinión  que, 
extraviada  á  raíz  de  los  sucesos  y  mucho  tiempo  después,  se 
manifestó  en  tina  campaña  muy  viva  contra  el  honor  del  expo- 
nente,  el  de  la  Escuadra  que  mandó  y  el  de  la  Marina  entera. 

Al  observar  estos  síntomas,  trató  el  recurrente  de  dar  una 
amplia  explicación  al  País,  para  lo  que  solicitó  y  obtuvo  ser  ele' 
gido  Senador  por  la  provincia  de  Albacete,  pero  ni  aun  consi- 
guió que  se  discutiera  el  acta  de  su  elección. 

Declarado  después  procesado,  creyó  el  exponente  que  no 
debía  intentar  hablar  hasta  que  el  tribunal  hubiese  pronuncia- 
do su  fallo. 

El  recurrente  posee  muchos  documentos  originales  y  otros 
en  copia,  pero  todos  auténticos,  y  de  entre  ellos  hay  no  pocos 
publicados  con  errores,  y  otros  que  se  han  impreso  sin  publi- 
carse, pero  que  los  conocen  muchos,  con  no  menos  errores  que 
seguramente  pueden  extraviar  la  opinión. 

■  Estos  documentos,  que  tuvieron  carácter  de  reservados  la 
mayor  parte,  ya  no  tiene  razón  de  ser  el  secreto  por  estar  resta- 
blecida la  paz,  y  su  publicación  corregiría  muchos  de  esos  erro- 
res, sirviendo  de  enseñanza  para  el  porvenir. 

Por  todas  estas  razones 

Suplica  rendidamente  á  V.  M.  se  le  permita  hacer,  d  su 
costa,  una  edición  de  los  documentos  aludidos  para  ilustración 
del  pueblo  español. 

Es  gracia  etc.  i8  Agosto  pg. 


HBÜL  OHDSU 


Dada  cuenta  á  S.  M.  de  la  instancia  promovida  por  V.  E.  el 
día  1 8  del  actual  en  súplica  de  que  se  le  permita  hacer  á  su 
costa  una  edición  de  los  documentos  que  obran  en  su  poder 
referentes  á  la  Escuadra  que  mandó  en  el  combate  naval  de 
Santiago  de  Cuba  el  día  3  de  Julio  del  año  próximo  pasado, 
S.  M.  el  Rey  (q.  D.  g.)  y  en  su  nombre  la  Reina  Regente  del 
Reino,  conformándose  con  lo  informado  por  el  Asesor  general 
de  este  Ministerio,  se  ha  servido  autorizar  á  V.  E.  para  que 
publique  todas  las  disposiciones  emanadas  del  Ministerio  de 
Marina,  relativas  á  la  Escuadra  destruida  en  Santiago  de  Cuba. 
De  R.  O.  comunicada  por  el  Sr.  Ministro  del  Ramo  lo  mani- 
fiesto á  V.  E.  para  su  conocimiento  y  como  resultado  de  su  re- 
ferida instancia.  Dios  etc.^ — Madrid  22  de  Agosto  de  i8gg. — 
El  Subsecretario,  Manuel  J.  Mozo. 

Sr.  Contraalmirante  D.  Pascual  Cervera  y  Topete. 


COLECCIÓN  BE  DOCQMEUTCC 

REFERENTES  Á  LA 

ESCUADRA  DE  OPERACIONES  DE  LAS  ANTILLAS 


El  Ministro  de  Marina. — Particular. — Madrid  Noviem- 
bre 28 ¡gy. — Excmo.  Sr.  D.  Pascual  Cervera. — Mi  querido  Ge- 
neral y  amigo:  Contesto  á  sus  estimadas  cartas,  expresándole 
me  parecen  muy  bien  las  instrucciones  dadas  á  la  Escuadra  y 
cuanto  me  expone  relativo  á  velocidades,  diámetros  y  movi- 
mientos tácticos.  Con  gran  satisfacción  recibí  el  telegrama  so- 
bre las  pruebas  de  fuego  verificadas  en  el  Vizcaya,  después  de 
tantas  dudas  y  opiniones  diferentes;  pero  á  pesar  de  ellas,  creo 
no  debemos  entregarnos  á  una  confianza  sin  límites,  y  su  buen 
criterio  sabrá  restringir  á  todo  lo  posible  el  hacer  uso  de  estas 
piezas  (i)  hasta  que  tengamos  los  nueves  casquillos,  que,  se- 
gún me  han  prometido,  empezarán  á  recibirse  á  principios 
de  Enero.  Continúo  mis  gestiones  para  armar  los  torpederos, 
pero  se  lucha  con  la  falta  de  personal  de  Maquinistas,  hoy  au- 
mentada esta  necesidad  por  los  contratados  que  se  van  sepa- 
rando del  servicio.  Deseándole  todas  felicidades,  etc. — Segis- 
mundo Bermejo. — Nada  nuevo  de  Filipinas. 


Santa  Pola  j  de  Diciembre  18 gy. — Excmo.  Sr.  D.  Segis- 
mundo Bermejo. — Mi  querido  General  y  amigo:  Al  llegar  aquí 
recibí  su  muy  grata  del  2'^.  Mucho  me  complace  que  haya  us- 


(i)     Se  refiere  á  las  de  14  cm.  de  tiro  rápido  González  Hontoria. 


"lO- 


ted  encontrado  bien  las  instrucciones  que  di  á  la  Escuadra. 
El  Oquendo  quedó  listo  anteayer,  porque  le  bastó  destapar 
los  registros  de  los  condensadores.  Estoy  con  V.  en  que  de- 
bemos esperar  los  nuevos  casquillos  de  14  cm.  para  hacer 
ejercicio  al  blanco  con  esa  artillería,  y  pienso  correr  la  voz  con 
arte  que  esperaremos  para  no  disminuir  nuestro  repuesto.  Me 
parecen  pocos  1.500  casquillos,  pues  creo  que  lo  menos  nece- 
sitamos el  doble,  que  es  el  cargo  de  estos  buques.  Para  quitar 
todo  motivo  de  comentarios  á  que  no  se  haga  fuego  con  los 
cañones  de  14  cm.,  pienso  hacerlo  sólo  con  los  de  28  cm.  y 
otro  ú  otros  días  con  los  pequeños  á  un  blanco  de  día  y  de  no- 
che, si  V.  no  dispone  nada  en  contra.  x\nteanoche  hicimos 
un  ejercicio  con  las  exploradoras  de  este  buque  y  el  Teresa, 
que  resultó  interesante;  las  vedettes  fueron  descubiertas  por 
los  proyectores.  Continuamos  las  experiencias  con  éstos  para 
ver  su  mejor  instalación.  La  interesantísima  cuestión  del  radio 
de  acción  de  estos  buques,  no  podrá  fijarse  bien  con  los  datos 
aportados  en  mi  viaje,  pero  sí  muy  aproximadamente.  Las  cau- 
sas por  qué  no  podrán  fijarse  son  que  el  Teresa  ha  puesto  unos 
consumos  muy  exagerados,  sobre  lo  que  hoy  va  á  su  Coman- 
dante una  censura  para  los  Maquinistas,  y  el  Oquendo,  por  «un 
error  de  interpretación  de  una  firase  mía,  no  obró  con  arreglo 
á  las  instrucciones,  pero  tenemos  los  datos  de  este  buque,  que 
convienen  con  los  que  puede  presumirse  que  tendría  el  Oquen- 
do, y  no  tardaré  mucho  en  enviarle  á  V.  el  estudio  correspon- 
diente. Pienso,  como  creo  dije  á  V.  en  mi  anterior,  salir  algu- 
nos días  con  la  Escuadra;  también  pienso  que  hagan  ejercicios 
de  táctica  los  botes  de  vapor  con  los  Oficiales,  bajo  la  direc- 
ción de  un  Jefe.  Y  sin  molestarle  más,  etc.  —  Pascual  Cer- 

VERA. 


El  Ministro  de  iVIarina. — Particular.— J/í^^^r^'í/,  Enero  g 
del  p8. — Exorno.  Sr.  D.  Pascual  Cervera. — Mi  querido  Gene- 
ral y  amigo:  Acabo  de  recibir  la  visita,  además  de  la  Comisión 
Ansaldo,  del  Embajador  de  Italia  sobre  la  artillería  de  25  cen- 


tímetros  del  ColÓ7t,  haciendo  entrever  pueden  suscitarse  dis- 
gustos por  este  asunto.  Como  el  informe  del  Centro  Consultivo 
es  completamente  desfavorable  á  la  admisión  de  los  caño- 
nes 325  y  especialmente  del  313,  su  buen  criterio  comprende- 
rá que  la  Junta  que  V,  preside  debe  proponerme  soluciones 
encaminadas  al  modo  de  reemplazar  estas  piezas,  aunque  sea 
provisionalmente,  por  otras  de  otros  sistemas.  Por  mi  parte  he 
dado  á  entender  que  si  en  muy  breve  plazo  se  ponen  á  pruebas 
otros  dos  cañones,  que  no  sean  el  325  y  el  313,  y  estas  prue- 
bas diesen  resultados  satisfactorios,  podría  el  Gobierno  termi- 
nar este  enojoso  asunto.  Queda  suyo,  etc. — SEGISMUNDO  Ber- 
mejo.— Tenga  presente,  mi  querido  General,  lo  que  es  la  pren- 
sa de  este  país,   y  el  modo  que  tienen  siempre  de  injuriarnos. 


El  Gobernador  general  de  Cuba  (Blanco)  al  M.  de  Ultramar  (R.  Girón). 

Habana  8  Enero  i8g8. 

«(Elutre  otras  cosas). — A  Marina  se  deben  dos  millones  y  tercio  que  con- 
vendría liquidar  para  que  puedan  hacer  servicio  gran  número  de  barcos  que  están 
Arsenal  con  averías  sin  poder  repararlas  por  falta  fondos.» 


Acorazado  Vizcaya.— Almirante.— Cíz^/í^^^/^íí  2g  Enero 
de  i8g8. — Excmo.  Sr.  D.  Segismundo  Bermejo, — Mi  querido 
General  y  amigo:  El  telegrama  que  puse  á  V.  ayer  le  informó 
que  el  Vizcaya  está  listo  y  encendido  para  salir  en  el  momen- 
to que  reciba  las  instrucciones  y  el  dinero,  única  cosa  que  le 
falta,  pues  aun  cuando  todavía  no  han  llegado  tres  ó  cuatro 
personas  de  las  que  tenía  con  permiso  mío,  á  las  que  se  les  ha 
telegrafiado  y  llegarán  de  seguida,  el  buque  saldría  sin  ellos  si 
llegan  antes  el  dinero  é  instrucciones.  Tiene  á  bordo  cerca  de 
600  toneladas  de  carbón  y  sigue  haciendo  hasta  que  lleguen 
las  instrucciones  ó  hasta  rellenar.  Ha  encendido  seis  calderas  y 
sigue  llenando  las  otras  cuatro  con  el  agua  que  le  traen.  Tam- 
bién ha  empezado  á  destilar  para  rellenar  su  aguada,  y  conti- 
nuará después  para  todas  sus  necesidades.  Tiene  cuarenta  días 


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de  víveres.  Se  le  ha  reemplazado  la  cureña  de  57  que  en  tiem- 
po de  V.  se  envió  á  Plasencia  de  las  Armas  y  aun  no  está  á 
bordo,  por  otra  del  Lepanto.  Le  falta  un  Teniente  de  Navio 
porque  he  desembarcado  á  Alvargonzález ,  y  como  no  hay  d-e 
reemplazo  en  el  Departamento,  se  lo  voy  á  embarcar  del  Al- 
fonso, que  con  este  arrechucho  de  nuestra  salida  va  á  quedar 
lastimado  y  hará  falta  atenderlo.  Los  otros  dos  cruceros  de 
Bilbao,  se  están  alistando  también.  El  Teresa  empezará  hoy  á 
hacer  carbón  y  el  Oqiiendo  en  cuanto  caiga  al  agua,  que  será 
hoy,  embarcará  su  pluma  y  de  seguida  hará  carbón  y  mate- 
rias lubricadoras.  El  Teresa  tiene  sus  materias  lubricadoras  á 
bordo.  De  aguada  para  estos  buques  estaremos  socorridos, 
porque  por  gestiones  de  Bustamante  y  concesión  del  Capitán 
General,  tendremos  mañana  en  el  Arsenal  un  grifo  de  la  Com- 
pañía inglesa,  que  nos  dará  el  agua  á  1,16  pesetas  metro  cú- 
bico. He  telegrafiado  á  Barcelona  preguntando  para  cuándo 
tendremos  la  galleta.  Si  llega  el  carbón  de  Inglaterra,  podrían 
rellenar  los  buques,  pero  en  otro  caso,  siempre  tendremos  para 
llegar  á  Las  Palmas.  Como  V.  sabe  muy  bien,  en  la  Escuadra 
no  hay  un  cuarto  de  economía  en  ninguno  de  sus  tripulante^, 
por  lo  que  hacen  falta  dos  cosas:  Primera:  Que  se  permita  de- 
jar asignaciones  á  las  familias,  para  no  condenar  á  que  tengan 
hambre  quinientas  ó  seiscientas,  lo  que  puede  ser  un  mal  hasta 
para  la  disciplina.  Segunda:  Que  se  nos  consigne  dinero  en  la 
Habana  para  poder  vivir  nosotros,  porque  si  haciendo  la  cuen- 
ta de  que  hemos  cobrado  Enero,  se  pretende  nivelarnos,  pere- 
ceremos miserablemente.  Sobre  este  vital  asunto  expido  un  te- 
legrama. El  Furor  podrá  salir  dentro  de  un  par  de  días;  el  Te- 
rror necesita  lo  menos  una  semana  para  tener  listas  sus  calde- 
ras. Dije  al  Capitán  General  lo  que  V.  me  encargó  de  los  tor- 
pederos y  dotaciones  de  la  Vitoria.  No  hemos  recibido  aun  la 
consignación  de  Enero,  sobre  lo  que  va  un  telegrama.  Tene- 
mos inútiles  tres  botes  de  vapor  y  he  pedido  al  Capitán  Gene- 
ral los  del  Lepanto  y  dejarle  éstos  para  que  les  arreglen  las 
calderas  y  sirvan  para  ese  buque.  Faltan  en  la  Escuadra  cinco 
Tenientes  de  Navio  y  cinco  Alféreces  de  Navio,  y  el  Departa- 


—  13— 

mentó  dice  que  no  tiene.  La  principal  falta  recaerá  sobre  el  Al- 
fonso y  para  remediarla  en  parte,  voy  á  habilitar  los  cuatro 
Guardias  Marinas  próximos  á  ascender  y  que  por  esa  razón 
trasbordo  di  Alfonso.  Y  no  sé  si  me  olvido  algo.  —  Suyo  afec- 
tísimo, etc.— Pascual  Cervera. 


Cartagena  jo  de  Enero  de  i8p8. —  Querido  primo  Juan 
Spottorno:  Hace  dos  años  próximamente  que  te  escribí  una 
carta  sobre  nuestro  estado  para  entrar  en  una  guerra  con  los 
Estados  Unidos,  rogándote  la  conservaras  por  si  algún  día  era 
preciso  sacarla  á  luz  en  defensa  de  mi  memoria  ó  mía  propia, 
al  tocarse  el  triste  desengaño  que  nos  prepara  la  torpeza  de 
unos,  la  concupiscencia  de  muchos  y  la  impotencia  de  todos, 
aun  de  los  mejor  intencionados.  Hoy  tocamos  otra  vez  uno  de 
esos  períodos  que  parecen  el  principio  del  fin,  y  te  vuelvo  á 
escribir  para  reiterar  mi  modo  de  ver  en  esto  y  explicar  mi 
modo  de  obrar,  suplicándote  que  unas  esta  carta  á  aquella  y 
que  ambas  sean  como  mi  testamento  miHtar.  La  situación  mi- 
litar relativa  de  España  y  los  Estados  Unidos  ha  empeorado 
para  nosotros,  porque  estamos  extenuados  sin  tener  un  cénti- 
mo, y  ellos  están  muy  ricos,  y  porque  no  hemos  aumentado 
nuestro  poder  marítimo  más  que  con  el  Colón  y  los  cazatorpe- 
deros, y  ellos  lo  han  aumentado  mucho  más.  Lo  que  siempre 
he  dicho  do  nuestra  industria,  tiene  su  amarga  confirmación  en 
cualquiera  cosa  á  que  se  mira.  Ahí  está  el  Cataluña  con  más 
de  ocho  años  de  empezado  y  aun  no  tiene  ni  la  obra  viva. 
Y  eso  aguijados  por  el  peligro  que  no  consigue  despertar  el 
patriotismo  en  casi  nadie,  mientras  que  la  patriotería  se  ceba 
en  el  que  elige  por  víctima,  que  quién  sabe  si  mañana  seré  yo. 
Si  esto  sucede  en  este  Arsenal,  en  los  demás  sucede  lo  mismo. 
Veamos  la  industria  particular.  La  Maquinista  Terrestre  y  Ma- 
rítima nos  da  la  máquina  del  Alfonso  XIII;  Cádiz  nos  da  el 
Filipinas,  y  si  el  Carlos  V  no  es  un  desastre,  tampoco  resulta 
lo  que  debe ,  pues  sacrificado  todo  al  andar,  le  falta  fuerza. 
¡Y  eso  que  sólo  es  española  la  ejecución!  La  Grana  no  termina 


—  14— 

sus  buques,  según  me  han  dicho,  y  sólo  estos  barcos  resultan 
buenos  en  su  clase,  pero  aunque  hechos  en  Bilbao,  lo  fueron 
por  ingleses.  ¡Qué  desconsuelo!  Porque  pone  de  manifiesto  que 
aun  la  victoria  nos  sería  funesta.  De  lo  enredoso  de  la  admi- 
nistración, no  hablemos,  porque  sus  trámites  nos  matan.  El 
Vizcaya  lleva  un  cierre  de  14  cm.  inútil,  declarado  así  hace 
dos  meses,  y  yo  no  lo  he  sabido  hasta  anoche  y  eso  ¡después  de 
haberlo  preguntado  de  oficio!  ¡Cuántos  casos  podría  citar!  Pero 
no  es  mi  propósito  acriminar,  sino  explicar,  por  qué  podemos  y 
debemos  temer  un  desastre.  Pero  como  es  preciso  llegar  al  fin, 
y  decir  esto  públicamente  sería  hoy  un  crimen,  me  callo  y  voy 
resignado  á  afi'ontar  las  pruebas  á  que  Dios  sea  servido  so- 
meterme. Tengo  la  seguridad  de  que  llenaremos  nuestros  de- 
beres, porque  el  espíritu  que  reina  es  inmejorable;  pero  pido  á 
Dios  que  esto  tenga  término  sin  que  haya  un  conflicto  que,  de 
cualquier  modo,  creo  nos  sería  desastroso.  Te  confío  una  inte- 
resantísima correspondencia  que  sostuve  con  el  General  Azcá- 
rraga,  y  que  deseo  y  te  suplico  quede  unida  á  esta  carta  y  su 
hermana  mayor.  En  ella  verás  la  opinión  de  Azcárraga.  Y  sin 
más  molestarte,  queda  tuyo  afectísimo  primo,  cuyo  honor  con- 
fía en  tus  manos,  Pascual  Cervera. — Cartagena  dos  de  Ju- 
lio de  mil  ochocientos  noventa  y  ocho. — GiNÉS  MoNCADA. — 
Antonio  Martí. 


Acta. — Don  Ginés  Moneada  y  Ferro,  Ingeniero  de  Minas, 
y  D.  Antonio  Martí  y  Pagan,  Abogado,  declaran  bajo  sus  pa- 
labras de  honor  que  en  el  día  de  hoy  han  concurrido  á  la  casa 
de  D.  Juan  Spottorno  y  Bienert,  á  ruego  de  éste,  el  cual  les  ha 
exhibido  una  carta,  que  han  leído  y  en  la  que  firman,  del  Ex- 
celentísimo Sr.  Contraalmirante  D.  Pascual  Cervera  y  Topete, 
dirigida  al  wSr.  Spottorno  en  30  de  Enero  de  1898.  También 
han  visto,  sin  leer  más  que  los  encabezamientos  y  firmas,  una 
colección  de  documentos  que  el  Sr.  Cervera  confió  al  señor 
Spottorno,  compuesta  de  cartas  de  los  Excmos.  Sres.  General 
Don  Marcelo  Azcárraga  y   Contraalmirante  D.  Segismundo 


—  15— 

Bermejo;  copias  de  las  cartas  que  el  Sr.  Cervera  dirigió  á  di- 
chos señores,  al  Excmo.  Sr.  D.  Segismundo  Moret  y  Prender- 
gast  y  al  Sr.  Spottorno;  otras  copias  de  oficios  dirigidos  al  Ex- 
celentísimo Sr.  Ministro  de  Marina;  acta  original  de  la  Junta  de 
guerra  celebrada  en  20  de  Abril  de  1898  en  San  Vicente  de 
Cabo  Verde  por  los  Capitanes  de  la  Escuadra  española;  una 
opinión  expresada  en  la  misma  Junta,  suscrita  por  el  Capitán 
de  Navio  Sr.  D.  Víctor  M.  Concas,  y  copia  de  un  telegrama  di- 
rigido por  el  Capitán  de  Navio  Sr.  D.  Fernando  Villaamil  al 
Excelentísimo  Sr.  D.  Práxedes  Mateo  Sagasta.  De  todos  estos 
documentos  se  hace  una  relación  detallada  que  firmamos  hoy. 
Manifiesta  el  Sr.  Spottorno  que  debe  tener  en  Madrid,  entre 
sus  papeles,  una  carta  de  hará  dos  á  tres  años  que  le  dirigió  el 
señor  Contraalmirante  Cervera  y  Topete  (á  la  que  se  hace  re- 
ferencia en  la  de  éste  de  30  de  Enero  de  1898  que  dejamos  fir- 
mada) carta  en  la  cual,  como  contestación  á  otra  que  el  señor 
Spottorno  dirigió  desde  Madrid  al  Sr.  Cervera  hablándole  de 
asuntos  de  la  Marina,  decía  en  síntesis  el  Sr.  Cervera  desde 
Cádiz  que  veía  venir  por  culpa  de  todo  el  país  un  desastre  ma- 
rítimo en  el  que  se  acusaría  al  Almirante  que  mandase  la  Es- 
cuadra y  que  lo  que  se  temía  era  que  probablemente  él  (Cer- 
vera) sería  el  Persano  acusado,  así  como  se  acusó  á  este  Almi- 
rante italiano  del  fracaso  de  su  Escuadra  que  se  debía  á  toda 
Italia.  Como  hombres  de  honor  dan  fe  de  cuanto  queda  ex- 
puesto, en  Cartagena  á  dos  de  Julio  de  mil  ochocientos  noven- 
ta y  ocho.— GiNÉs  MoNCADA.— Antonio  Martí. 


Cartagena  s  Febrero  18 g8. — Excmo.  Sr.  D.  Segismundo 
Bermejo. — Mi  querido  General  y  amigo:  Llegó  el  Colón,  que 
tuvo  mal  tiempo  en  el  Golfo  de  León  que  le  llevó  una  escala 
real,  una  canoa  y  otras  cosillas,  lo  que  no  quise  poner  en  el 
telegrama  por  no  alarmar  á  los  ignorantes.  Aun  no  hemos  co- 
brado las  consignaciones  de  Enero,  y  como  los  suspensos  de 
la  Escuadra  son  tan  pequeños,  para  que  saliera  el  Vizcaya  fué 
necesario  meterle  mano  á  los  fondos  particulares.  En  cambio 


— 16- 


el  Departamento  ya  ha  cobrado  la  mensualidad  de  Febrero. 
¿No  puede  hacerse  que  la  Escuadra  no  esté  siempre  poster- 
gada? Preciso  es  buscar  remedio,  si  se  aspira  á  mantener  en 
ella  el  buen  espíritu  existente,  y  yo  le  ruego  y  suplico  que  ten- 
ga la  bondad  de  poner  remedio  á  este  mal.  El  temporal  del 
Colón  ha  puesto  de  manifiesto  la  necesidad  de  abrirle  portas 
de  desahogo  para  la  mar  y  voy  á  ver  eso  en  seguida.  El  Co- 
lón no  lo  voy  á  hacer  rellenar  de  carbón,  por  las  condiciones 
de  sus  carboneras,  á  menos  que  V.  no  ordene  lo  contrario. 
He  recibido  la  R.  O.  corroborando  el  telegrama  sobre  las  asig- 
naciones y  V.  me  permitirá  que  insista  en  mi  petición,  sobre  la 
que  escribo  á  Moret.  Y  sin  más  molestarlo,  etc.  ^ — Pascual 
Cervera. 


Cartagena  j  de  Febrero  de  i8g8. — Excmo.  Sr.  D.  Segis- 
miuido  Moret. — Muy  querido  amigo:  Supongo  que  V.  sabrá 
que  al  llegar  yo  á  ésta  me  encontré  al  Vizcaya  listo  para  salir, 
habiendo  tenido  el  gusto  de  telegrafiar  al  Ministro  de  Marina, 
que  lo  mandaba  encender.  Cito  esto,  porque  pone  de  manifies- 
to el  buen  espíritu  de  la  Escuadra,  que  se  extiende  á  todas  las 
clases,  como  lo  prueba  el  no  haber  faltado  ni  un  hombre  á  la 
lista  de  salida,  á  pesar  de  tener  muchos  con  licencia  y  de  ellos 
algunos  en  aldeas  de  Galicia.  En  la  Marina  (y  no  hablo  prin- 
cipalmente de  los  Oficiales,  aunque  no  los  excluyo)  no  hay  ri- 
cos, y  en  cambio  hay  las  numerosas  clases  de  Contramaestres, 
Condestables,  Maquinistas,  Maestranza  y  Fogoneros,  que  no 
tienen  otros  recursos  que  sus  sueldos  que,  en  general,  son  mez- 
quinos, y  con  ellos  han  de  atender  á  sus  familia ;  lo  menos  las 
dos  terceras  partes  de  este  personal,  pues  no  cuento  á  los  sol- 
teros sin  famiha.  Tampoco  cuento  con  los  cabos  de  mar  y  ar- 
tilleros que  pueden  dejar  á  sus  familias  los  premios  de  engan- 
che, por  más  que  tengan  el  mismo  derecho  que  los  demás,  pero 
tienen  menos  necesidad  y  aun  cuando  abogo  por  todos,  quiero 
fundar  mi  argumento  en  la  verdad.  Esto  hace  que  cada  uno  de 
estos  buques,  que  salga  de  la  Península,  deje  confiada  á  la  Di- 


—  17  — 

vina  Providencia  un  centenar  de  familias,  ¡y  sin  embargo  nin- 
guno faltó!  ¿Por  qué?  Seguramente  confiaron  en  que  su  Ge- 
neral velaría  por  ellos  y  el  Gobierno  de  S.  M.  acogería  pater- 
nalmente -mi  equitativa  súplica.  Pero  telegrafié  al  Ministro  de 
Marina  suplicándole  que  el  Gobierno  autorizara  el  estableci- 
miento de  asignaciones  á  las  familias  y  me  contestó  que  las 
disposiciones  vigentes  no  lo  permitían,  por  lo  que  puse  el  31 
el  oficio  de  que  le  acompaño  copia  y  que  le  suplico  lea.  Hoy 
recibo  la  corroboración  del  telegrama  del  Ministro  de  Marina, 
y  en  el  que  me  dice  que  la  concesión  depende  también  de  su 
Ministerio  de  Ultramar  y  que  renueva  las  instancias  que  sobre 
ello  tiene  hechas;  por  esta  razón  molesto  la  atención  de  usted, 
sabiendo  que  encontraré  disculpa  en  ocuparle  unos  minutos. 
Soy  enemigo  de  molestar  y  tengo  aversión  á  cierta  clase  de 
asuntos,  y  como  prueba  diré  que  cuando  mi  hijo  Ángel  estu- 
vo en  Pekín  agregado  á  la  Legación  nuestra  para  guardarla 
con  el  destacamento  que  mandaba,  fué  el  único  que  cobró  su 
sueldo  en  pesos  mejicanos;  ¡toda  la  Legación,  menos  él,  cobra- 
ron en  oro!  Y  aun  cuando  soy  pobre,  y  por  ende  él  también,  no 
he  molestado  cuando  el  Ministerio  de  Ultramar  le  negó  la  justí- 
sima petición  de  cobrar  como  los  demás  (i).  Pero  hoy  se  trata 
de  otra  cosa;  no  son  intereses  míos  ni  de  mis  deudos,  sino  de 
mis  subordinados,  á  quienes  el  General  tiene  el  deber  de  aten- 
der. Suplico  á  V.,  pues,  que  llame ,á  la  vista  el  asunto  y  haga 
se  resuelva  favorablemente,  como  es  de  justicia.  Así  lo  espera 
de  V.  su  afmo.  amigo  y  servidor,  etc.— PASCUAL  Cervera. 


Comandancia  General  de  la  Escuadra.— Es iado  Mayor.— í^í'^í'^- 

vado. — Excmo.  é  Iltnio.  Sr.:  Aun  cuando  estoy  seguro  de  que  nada  nuevo  digo  á 
V.  E.  I.,  creo  que  no  huelga  en  los  críticos  momentos  actuales  hacer  una  exposición 
del  estado  en  que  está  la  Escuadra,  sin  más  que  ampliar  los  estados  de  fuerza  y  vida, 
en  aquello  que,  por  razones  que  no  hay  necesidad  de  exponer,  no  consta  en  ellos.  De 
la  Escuadra  debemos  rebajar  el  crucero  Alfonso  XIII,  en  pruebas  desde  hace  tantos 
años,  y  al  cual  no  parece  hemos  de  tener  el  gusto  de  contar  entre  nuestros  buques 


(i)     Trece  meses  después  de  la  fecha  de  esta  carta,  ha  sido  indemnizado  en  par- 
te; cuarenta  y  cuatro  meses  después  de  terminada  su  comisión  en  (-liina. 


i8- 


útiles,  quedando  reducida  á  los  tres  acorazados  de  Bilbao  (i),  el  Colón,  el  Destruc- 
tor y  los  cazatorpederos  Furor  y  Terror.  Los  tres  acorazados  de  Bilbao  están,  al 
parecer,  completos;  pero  V.  E.  I.  sabe,  por  lo  mucho  que  se  ha  ocupado  de  ellos 
cuando  mandaba  la  Escuadra  y  después  en  su  actual  puesto,  que  la  artillería  de  14 
centímetros,  principal  fuerza  de  estos  buques,  está  prácticamente  inútil,  por  el  mal 
sistema  de  sus  cierres  de  culata  y  la  debilidad  de  los  casquillos,  de  los  cuales  no  hay 
más  que  los  que  existen  á  bordo.  Al  Colón,  que  es,  sin  duda  alguna,  el  mejor  de  to- 
dos los  buques  que  tenemos  bajo  el  punto  de  vista  militar,  le  faltan  sus  dos  cañones 
gruesos,  de  lo  que,  por  orden  de  V.  E.  I.,  me  he  ocupado  con  el  General  Guillen,  á 
fin  de  buscar  el  posible  remedio,  si  lo  hay.  El  Destrnctor  puede  servir  como  aviso, 
por  más  que  su  andar  resulta  deficiente  para  serlo  de  esta  Escuadra.  Los  cazatorpe- 
deros Furor  y  Terror  están  en  buen  estado;  pero  dudo  que  puedan  hacer  uso  efi- 
caz de  sus  piezas  de  75  milímetros.  De  los  recursos  exteriores  que  necesita  una  Es- 
cuadra se  carece,  con  frecuencia,  aun  de  los  más  necesarios.  En  este  Departamento 
no  hemos  podido  rellenar  de  carbón,  y  entre  Barcelona  y  Cádiz  sólo  hemos  podido 
obtener  la  mitad  de  la  galleta  que  pedimos,  y  aun  eso  contando  con  8.000  kilogra- 
mos que  yo  habia  mandado  hacer  aqui.  No  tenemos  cartas  de  los  mares  de  América, 
y  aunque  supongo  que  estarán  encargadas,  hoy  no  podríamos  operar.  En  cambio  de 
este  deficiente  estado  del  material,  tengo  la  satisfacción  de  hacer  constar  que  el  espí- 
ritu del  personal  es  inmejorable  y  que  la  Patria  encontrará  en  él  cuanto  quiera  exi- 
girle. ¡Lástima  que  mejor  y  más  numeroso  material,  con  más  recursos  y  menos  tra- 
bas, no  pongan  á  este  personal  en  condiciones  de  llenar  cumplidamente  su  cometido! 
Y  sin  alargar  más  este  escrito,  doy  á  V.  E.  I.  la  seguridad  de  que  sean  cuales  fueren 
las  contingencias  del  porvenir,  estas  fuerzas  llenarán  cumplidamente  sus  deberes. — 
Cartagena  6  de  Febrero  de  1898. — Excmo.  é  Iltmo.  Sr. — Pascual  Cervera. 


El  Ministro  de  ^zx\xk2í.~Vkwh(Z-\5\.kv..— Madrid  Febrero  6 
de  i8g8. — Excmo.  Sr.  D.  Pascual  Cervera.  —  Mi  querido  Ge- 
neral y  amigo:  Aprovecho  el  ser  hoy  domingo  para  contestar 
á  sus  estimadas  cartas,  empezando  por  la  situación  política:  ésta 
en  nada  ha  variado;  seguimos  siendo  visitados  en  Cuba  por 
buques  americanos,  siempre  bajo  las  seguridades  del  (xobierno 
de  los  Estados  Unidos  que  significa  que  éstas  son  de  pura 
cortesía  y  amistad;  si  envuelven  otro  objetivo,  tal  vez  el  hacer 
una  exhibición  de  sus  buques  que  patentice  su  superioridad 
sobre  los  estacionados  en  aquellas  colonias,  su  objeto  está  con- 
seguido; mientras,  el  núcleo  de  sus  fuerzas  navales  se  encuen- 


( I )     He  empleado   esta  denominación,   por  ser  la  oficial;   pero  nunca  he  tenido 
estos  barcos  por  acorazados  y  creo  funesto  no  designar  los  barcos  con  propiedad. 


—  19— 

tra,  so  pretexto  de  hacer  maniobras  navales,  estacionado  en  las 
Tortugas  secas  y  Cayo  Hueso,  debiendo  durar  éstas  hasta  pri- 
mero de  Abril.  Veremos  lo  que  resulta  de  todo  esto,  que  me 
hace  cavilar  mucho,  procurando  por  mi  parte  el  atraer  á  Espa- 
ña todos  los  elementos  que  se  encuentran  en  el  extranjero. — 
Cuanto  me  dice  del  Vizcaya  me  es  muy  satisfactorio,  y  escri- 
biré á  la  Habana  cuanto  sobre  dicho  buque  me  expresa. — Su 
despedida  también. — La  comunicación  oficial  sobre  el  viaje  del 
Colón  me  entera  de  las  obras  que  se  practican  en  él,  habien- 
do telegrafiado  al  Capitán  General  para  que  con  urgencia  se 
las  hagan,  independiente  de  los  imbornales  que  V.  ejecuta  pa- 
ra sí. — El  General  Guillen  se  le  habrá  presentado:  sus  estu- 
dios no  deben  ser  decisivos  hasta  ser  conocidos  por  este  Cen- 
tro, pues  en  ésta  se  ponen  y  se  agitan  influencias  para  la  re- 
cepción de  los  cañones  de  254  mm.,  pareciéndome  vamos  á 
tener  una  segunda  edición,  que  procuraré  evitar,  de  los  caño- 
nes y  montajes  de  24  cm.  del  Regente;  mañana  veré  un  señor 
enviado  por  Perrone,  que  sin  duda  vendrá  á  tratar  de  esta  ar- 
tillería, cuyo  expediente  sólo  falta  se  vea  en  Consejo  de  Mi- 
nistros, para  lo  que  sólo  espero  el  resultado  de  la  comisión  en- 
viada á  esa,  esperando  no  se  contraiga  compromiso  alguno 
con  Canet.— Del  parte  de  campaña  de  este  buque,  contesto 
dando  gracias  á  su  Comandante  por  su  pericia  marinera,  é  hizo 
usted  muy  bien  en  no  alarmar,  dado  que  sus  averías  son  de 
fácil  corrección  y  no  imposibilitan  al  buque  su  salida. — ^Deseo 
complacer  á  V.  quitándole  el  Alfonso  XII T,  pero  es  preciso 
aguardar  á  sus  definitivas  pruebas  oficiales  y  saber  lo  que  pue- 
de rendir  el  buque;  esto  es,  si  puede  considerarse  como  cruce- 
ro de  Escuadra  ó  será  preciso  dedicarlo  á  exclusivos  servicios; 
creo  que  por  los  antecedentes  será  esto  último. — Su  relación 
sobre  falta  de  Oficiales  se  la  he  trasmitido,  recomendándosela, 
al  Director  del  Personal;  tenemos  gran  escasez  de  ellos  y  es- 
pecialmente de  Alféreces  de  Navio;  diez  han  salido  este  se- 
mestre y  seis  saldrán  para  el  próximo;  éstos  son  todos  los  bu- 
ques armados,  y  los  que  aun  quedan  en  el  extranjero,  con  do- 
taciones al  presente  muy  reducidas.  —  A  sus  peticiones  sobre 


20 — 


devengos  he  contestado  telegráficamente  no  había  sido  por 
parte  de  este  Centro  demora,  y  si  alguna  existe  es  por  los  De- 
partamentos al  hacer  efectivos  los  libramientos,  sin  preferen- 
cias por  aquí  de  ningún  género. — Su  comunicación  sobre  asig- 
nación, apoyada  por  mí,  se  encuentra  en  Ultramar  con  igual 
interés  que  el  que  V.  demuestra,  pues  trabajo  me  costó  lo  de 
los  giros  de  Filipinas,  por  estar  á  50  por  100;  pero  á  pesar  del 
tiempo  transcurrido,  aun  no  está  normalizado  este  servicio; 
usted  sabe  perfectamente  que  en  este  Departamento  Central 
no  hay  fondos  de  ninguna  clase  ni  servicio  administrativo  para 
esta  atención;  por  consiguiente,  precisa  que  Ultramar  nos  los 
anticipe  para  reintegrar  con  el  presupuesto  de  la  colonia,  pues 
carecemos  de  Caja  de  Ultramar,  como  la  tiene  establecida  el 
Ejército,  tomando  como  bases  las  Cajas  de  los  Regimientos  é 
Institutos  armados. — No  creo  haber  olvidado  nada  de  lo  que 
me  expresan  sus  cartas,  y  deseándole  felicidades,  se  repite,  etc. 
—Segismundo  Bermejo. 


Cartagena  8  Febrero  j8()8. — Exento.  Sr.  D.  Segismundo 
Bermejo. — Mi  querido  General  y  amigo:  Llegó  el  Ingeniero 
del  Creuzot,  pero  me  ha  dicho  que  los  primeros  cañones  esta- 
rán listos  en  todo  el  mes  de  Junio,  y  como  tengo  la  creencia  de 
que  nunca  cumplen  lo  que  dicen,  siempre  será  después,  y  no 
me  parece  esta  solución  aceptable.  ¿Habría  otros  que  poderle 
poner?  Si  los  hubiera,  sería  lo  mejor,  y  si  no,  los  Armstrong, 
aunque  no  sean  tan  buenos  como  sería  de  desear. — La  dinamo 
del  Colón  puede  arreglarse  aquí;  pero  como  la  avería  está  en 
el  inducido,  y  no  tiene  de  respeto,  le  mando  que  pida  un  indu- 
cido más. — Y  no  ocurre  nada  más,  por  lo  que  le  dejo  repitién- 
dome etc.— Pascual  Cervera. 


El  Ministro  de  Marina.— Particular.  -J/¿zí/r/¿//^<?í5ré:r¿?  8 
de  i8g8. — Exorno.  Sr.  D.  Pascual  Corv era.  —  Mi  querido  Ge- 
neral y  amigo:  Hoy  le  he  puesto  un  telegrama  para  que  aliste 
lo  más  pronto  posible  el  Oquendo,  que  debe  desempeñar  igual 


—  21  — 

misión  que  el  Vizcaya  en  el  Seno  Mejicano,  por  acuerdo  del 
Consejo  de  Ministros,  debido  á  la  opinión  del  Gobernador  Ge- 
neral de  Cuba,  trasmitida  por  un  cable  cifrado  de  Manterola. 
Este  será  el  último  desprendimiento  ó  mejor  expresado,  aleja- 
miento de  buques  de  esa  Escuadra,  pues  si  otra  cosa  fuera,  iría 
usted  con  el  María  Teresa  y  algún  otro  buque  de  los  que  se 
le  vayan  incorporando  y  están  en  el  extranjero,  debiendo  por 
el  momento  contar  con  el  Colón  y  el  Alfonso  X///, aunque  éste 
esté  sometido  á  pruebas,  pues  estimo  estar  rñejor  representada 
su  insignia.  He  dado  orden  para  que  la  Escuela  se  trasborde  á 
la  Navarra  y  al  2.°  Jefe  V.  lo  embarcará  adonde  estime  con- 
veniente, pues  los  buques  que  visitan  los  puertos  de  Cuba,  lo 
hacen  sin  otra  representación  que  la  de  sus  Comandantes. — La 
división  de  destroyers  y  torpederos  se  reunirán  en  Cádiz  y  bajo 
la  custodia  del  Ciudad  de  Cádiz,  armado,  pasarán  á  Cuba,  y  á 
la  llegada  de  los  otros  destroyers,  aun  en  Inglaterra,  se  incor- 
porarán á  la  Escuadra.  — Del  Colón  tengo  en  ésta  una  Comi- 
sión italiana,  pero  nada  decidiré  hasta  saber  el  resultado  de  la 
Junta  que  V.  preside.  Si  algo  razonable  y  equitativo  propusie- 
se, á  muy  corto  plazo  daré  á  V.  cuenta,  habiéndole  dicho  ter- 
minantemente que  no  pueden  admitirse  los  cañones  325  y  313. 
— He  recibido  su  reservado,  y  sobre  la  artillería  de  14  centí- 
metros no  estimo  á  tan  alto  grado  su  pesimismo,  pues  las  se- 
guridades del  Coronel  Sánchez  y  las  pruebas  de  fuego  efec- 
tuadas con  el  Vizcaya,  demostraron  que  se  habían  exagerado 
mucho  los  temores  que  sobre  ella  se  tenían;  además  espero  que 
los  nuevos  casquillos  los  disiparán  por  completo. — De  carbo- 
nes quedarán  en  Cartagena  dos  mil  toneladas,  más  el  carbón 
ayer  pedido;  y  de  lo  demás  que  refiere  V.,  procuraré  ir  reme- 
diándolo en  todo  lo  que  sea  posible. — Quisiera  ser  más  exten- 
so, pero  puede  V.  creer  que  no  tengo  un  momento,  con  tanto 
problema  que  resolver,  y  con  tantos  elementos  en  el  extran. 
jero,  que  deseo  atraer  á  España. — Creo  que  los  americanos 
reunirán  ó  reforzarán  su  estación  en  Europa,  aunque  para  mi 
modo  de  apreciar,  sus  tendencias  serán  á  las  Canarias. — Hasta 
otro  día  etc. — SEGISMUNDO  Bermejo. 


22-^ 


Cartagena  p  Febrero  i8g8. — Exono.  Sr.  D.  Segismimdo 
Bermejo. — Mi  querido  General  y  amigo:  Ayer  he  recibido  sus 
cartas  del  6  y  7  y  el  telegrama  cifrado  mandando  prepararse 
el  Oquendo  para  comisión. — En  cuanto  recibí  el  telegrama 
mandé  á  uno  de  mis  Ayudantes  para  activar  las  cosillas  que  tie- 
ne en  el  Arsenal,  y  al  Ordenador  de  la  Escuadra  que  compra- 
ra los  víveres  de  que  por  haber  existencia  en  plaza  no  he  que- 
rido traer  hasta  última  hora,  no  habiendo  acudido  para  esto  al 
Departamento  por  temor  á  la  eterna  tramitación  que  todo  lo 
embaraza.  Yo  espero  que  al  llegarlas  instrucciones  estará  en 
condiciones  de  encender,  si  tal  es  la  orden,  y  mañana  por  la 
mañana  puede  salir. — Pero  si  se  ha  de  separar,  como  parece 
desprenderse  del  telegrama  mandando  trasbordar  la  Escuela 
de  Artilleros  al  Navarra,  preciso  será  darle  dinero,  pues  usted 
sabe  el  cortísimo  suspenso  que  tienen  estos  buques;  esperaré 
á  recibir  las  instrucciones  y  procederé  según  lo  que  V.  ordene, 
gestionando  lo  conveniente,  ó  telegrafiando  á  V.  si  mis  gestio- 
nes fueren  estériles. — Mucho  agradezco  á  V.  que  me  tenga  al 
corriente  de  la  situación  política,  peligrosísima  por  demás,  y 
que  tanto  nos  hace  cavilar  á  todos  por  la  falta  de  medios  para 
hacer  frente  á  la  guerra  con  los  Estados  Unidos. — No  es  tiem- 
po de  lamentaciones  ciertamente,  y  por  eso  no  digo  nada  de 
cuanto  se  me  ocurre,  como  seguramente  se  le  ocurre  á  V. — 
Mucho  agradezco  á  V.  que  le  sea  satisfactorio  lo  que  le  he  di- 
cho del  Vizcaya,  y  que  escriba  V.  á  la  Habana  para  que  pue- 
da conservarse  bien  organizado  como  va.  Mi  despedida  no  fué 
enteramente  como  los  periódicos  han  puesto,  aunque  esta  vez 
no  han  cambiado  la  esencia  de  las  cuatro  palabras  que  les  dije. 
— Las  falucheras  del  ColÓ7t  deben  quedar  hoy  listas. — Quedo 
impuesto  de  cuanto  me  dice  V.  sobre  la  artillería  gruesa  del 
Colón,  y  se  cumplirá  lo  que  V.  dispone.  De  sentir  y  lamentar 
es  que  haya  siempre  esas  intrigas  para  todo,  y  por  esa  razón 
que  las  haya  ahora  para  la  admisión  de  los  cañones  de  254  mi- 
límetros, porque  si  al  fin  los  tomamos,  parecerá  que  se  cede  á 
imposiciones  de  mal  género,  y  si  la  cosa  urge,  lo  que  ustedes 
pueden  apreciar  más  que  yo,  me  parece  que  habrá  necesidad 


23 


de  aquella  verdad  del  barquero,  que  el  pan  duro,  duro,  duro, 
más  vale  duro  que  ninguno,  y  si  no  tenemos  otros  cañones,  y 
los  que  de  éstos  se  tomen  pueden  disparar  siquiera^2  5  ó  30  ti- 
ros, tomarlos  aunque  sean  caros  y  malos  y  sin  perder  tiempo 
para  que  el  barco  esté  armado  cuanto  antes  y  puedan  estar 
oportunamente  listas  sus  municiones.—  Se  me  olvidaba  decir  á 
usted  que  el  Oquendo  sólo  tiene  700  y  pico  de  toneladas  de 
carbón,  porque  no  hay  más  en  plaza. — Tuve  un  telegrama  de 
Moret  sobre  el  asunto  de  las  asignaciones  que  suplico  á  usted 
no  deje  de  la  mano.—  Con  los  víveres  haremos  lo  que  V.  man- 
da en  su  carta  del  7. — Creo  que  no  se  me  olvida  nada  de  inte- 
rés. Que  le  vaya  á  V.  bien,  etc.— PASCUAL  Cervera. 


Cartagena  11  de  Febrero  de  i8g8. — Exento.  Sr.  D.  Segis- 
mundo Bermejo. — Mi  querido  General  y  amigo:  Poco  después 
de  haber  puesto  á  V.  ayer  mis  dos  telegramas  cifrados  sobre 
la  artillería  de  14  cm.  de  estos  buques,  y  la  gruesa  del  Colón, 
recibí  sus  cartas  del  8  y  del  9,  que  voy  á  contestar,  al  par  que 
le  expondré  las  novedades  desde  ayer. — El  Oquendo  está  listo 
para  salir,  salvo  las  cosas  que  le  faltan  y  sin  las  cuales  saldrá; 
sólo  espero  para  mandarlo  encender,  recibir  la  contestación  de 
usted  al  telegrama  que  le  puse  anoche  preguntando  si  se  le 
dan  las  mismas  autorizaciones  que  al  Vizcaya,  y  la  cantidad 
que  se  le  entrega,  porque  el  Vizcaya  llevó  seis  mil  libras  y 
pagó  Febrero,  y  seguramente  no  hay  tantos  fondos  en  el  De- 
partamento para  que  pueda  ir  como  el  Vizcaya. — En  cuanto 
termine  ésta  voy  á  ir  á  tierra  á  ocuparme  de  este  tan  intere- 
sante asunto. — Si  hemos  de  contar  con  el  Alfonso,  aun  cuando 
ande  poco,  preciso  es  que  se  le  dote  de  Oficiales  y  demás  que 
le  he  quitado  por  la  penuria  que  tenemos  en  todo,  con  el  fin  de 
que  sea  útil  en  cuanto  sea  posible. — La  Escuela  de  Artilleros 
está  en  el  Navarra. — El  2.°  Jefe  está  en  el  Colón. — El  telegra- 
ma que  sobre  la  artillería  gruesa  de  éste  puse  ayer  á  V.  es 
reflejo  de  mi  conferencia  con  Guillen:  hoy  se  reunirá  la  Junta 
y  en  seguida  comunicaré  á  V.  el  resultado  de  la  sesión,  pero 


—24- 
\ 

no  creo  difiera  en  nada  esencial  de  mi  telegrama  de  ayer.  Que 
los  cañones  números  325  y  313  son  malos  y  deberían  desechar- 
se en  circunstancias  ordinarias,  no  hay  la  menor  duda,  pero  si 
realmente  *la  necesidad  apremia,  como  no  hay  otros,  no  parece 
que  haya  más  remedio  que  procurar  que  nos  los  cambien  y 
si  no  tomarlos,  malos  y  todo. — Ayer,  el  Ingeniero  del  Creuzot, 
decía  que  los  dos  primeros  cañones  de  24  no  estarían  listos 
hasta  fin  de  Junio,  si  §e  construían  tal  y  como  están  proyecta- 
dos, pero  si  se  le  pone  un  zuncho  de  muñones  se  tardaría  más; 
después  hay  que  probarlos  en  el  polígono,  transportarlos  al 
puerto  donde  los  haya  de  montar  el  buque  y  montarlos.  ¿Cuán- 
do se  terminará  esta  faena?  No  es  aventurado  asegurar  que  de 
ningún  modo  será  antes  de  Septiembre,  plazo  que  me  parece 
más  de  desecho  que  los  cañones  que  nos  ofrecen. — Guillen  vio 
si  se  le  podían  montar  cañones  de  á  20  cm.  y  lo  encontró  im- 
posible en  las  torres  actuales,  y  por  tanto  no  parece  que  quede 
otro  remedio  que  someternos  á  la  dura  ley  de  la  necesidad  y 
procurar  sacar  el  mejor  partido  posible,  ya  sea  que  más  ade- 
lante nos  los  cambien  por  otros,  ya  sea  que  los  paguemos  me- 
nos, ya  que  sólo  los  alquilemos,  y  de  no  aceptar  alguna  solu- 
ción en  este  sentido,  resignarnos  á  que  el  buque  esté  aún  ocho 
ó  diez  meses,  lo  menos,  sin  armar. — Mientras  la  artillería  de  14 
centímetros  continúe  con  los  actuales  extractores,  me  parece 
prácticamente  de  desecho,  quizá  más  aún  que  los  cañones  del 
Colón,  y  esto  no  es  pesimismo,  sino  hacerme  cargo  de  la  triste 
realidad;  pero  aplico  á  ella  el  mismo  razonamiento  que  á  los 
del  Colón,  y  puesto  que  no  tenemos  otra,  preciso  es  servirnos 
de  ésta,  y  con  ella  nos  batiremos  si  llega  el  caso,  que  más  vale 
que  no  llegue.  Sí;  se  pueden  cambiar  desde  luego  los  cañones 
de  este  buque  números  20  y  28  que  Guillen  dice  que  están 
completamente  inútiles,  para  tener  de  lo  malo,  lo  menos  malo; 
y  sucesivamente,  cuando  regresen  el  Oquendo  y  Vizcaya,  los 
que  Guillen  señala  en  esos  buques  que,  según  creo,  son  hasta 
cuatro,  y  no  seis  como  ayer  se  decía  en  el  telegrama.  Con  esto 
y  los  nuevos  casquillos,  si  es  que  llegan  á  tiempo,  quedaremos 
lo  mejor  posible  por  el  momento,  pero  como  son  paliativos  exi- 


25- 


gidos  por  las  circunstancias  del  momento,  deben  desecharse, 
como  hace  tiempo  desean  todos  los  que  se  ocupan  de  tan  vital 
asunto,  y  tomando  la  lección  de  lo  que  nos  pasa,  no  exponer- 
nos á  otra.  Esto  lo  sabe  V.  mejor  que  yo,  porque  se  ha  ocupa- 
do de  esto  más  y  antes  que  yo. — Tengo  siempre  muy  presen- 
te lo  que  es  la  prensa  de  este  país,  y  así  habrá  V.  observado 
como  eludo,  en  mis  telegramas,  usar  ciertas  frases  que  alar- 
men, ni  nada  que  pueda  excitar  las  pasiones;  en  estas  cartas 
íntimas,  así  como  en  lo  reservado,  ya  es  otra  cosa,  y  creo  que 
le  debo  mi  opinión  desnuda,  sin  ambajes  ni  rodeos.—  Que  Dios 
nos  saque  en  bien  de  tanto  enredo  y  sabe  V.,  etc. — Pascual 
Cervera. 


Cartagena  12  de  Febrero  de  i8g8, — Excmo.  Sr.  D.  Segis- 
mundo Bermejo. — Mi  querido  General  y  amigo:  Listo  el  Oquen- 
do,  saldrá  después  de  medio  día  para  que  pueda  cambiar  los 
billetes  grandes  que  se  le  han  dado,  por  otros  pequeños  y  pla- 
ta.— Lleva  algún  más  dinero  de  las  diez  mil  pesetas  que  decía 
el  telegrama  de  V.,  no  sólo  porque  materialmente  no  tendría 
bastante,  sino  por  evitar  el  contraste  de  la  comparación  con  el 
Vizcaya  que  llevó  ciento  cincuenta  mil  pesetas  en  oro. — Lleva 
algunas  faltas  de  reemplazo,  y  le  autorizo  para  que  compre  lo 
más  necesario  en  Canarias,  si  lo  encuentra.  Es  del  todo  inad- 
misible la  penuria  que  tiene  este  Arsenal. — Deseoso  estoy  de 
que  tanto  éste  como  el  Vizcaya  rindan  su  viaje  y  estén  incor- 
porados, ya  al  puerto  de  la  Habana,  ya  en  España,  pero  sin 
estar  así  sueltos  en  la  boca  del  lobo. — Como  no  ceso  de  pen- 
sar en  la  posible  guerra  con  los  Estados  Unidos,  creo  que  se- 
ría muy  conveniente  que  se  me  dieran  los  informes  posibles  de 
lo  siguiente:  i.°  Cómo  están  distribuidos  los  buques  de  los  Es- 
tados Unidos  y  movimientos  que  hagan. — i.""  Dónde  tienen  sus 
puertos  de  aprovisionamiento. — 3.*^  Las  cartas,  pianos  y  derro- 
teros de  lo  que  pueda  ser  teatro  de  operaciones. — 4.®  Qué  ob- 
jetivo han  de  tener  las  operaciones  de  esta  Escuadra,  ya  sea 
la  defensa  de  la  Península  y  Baleares,   ya  la  de  Canarias  ó  la 


•26 


de  Cuba,  ó  por  fin  el  caso  improbable  de  que  fueran  las  costas 
de  los  Estados  Unidos,  cosa  que  no  podría  ser  á  menos  de  te- 
ner algún  aliado  poderoso.— 5.°  Planes  que  el  Gobierno  tenga, 
en  cada  caso,  para  la  campaña. — Puntos  dónde  la  Escuadra 
puede  encontrar  recursos  y  cuáles  sean,  porque  es  extraño  que 
aquí,  por  ejemplo,  no  haya  encontrado  beta  de  cuatro  pulga- 
das ni  tubos  de  nivel  para  calderas,  ni  otras  cosas  tan  senci- 
llas como  éstas. — También  creo  conveniente  saber  para  cuán- 
do se  cuenta  con  el  Pelayo,  Carlos  V,  Vitoria  y  Numancia  y 
si  éstos  han  de  incorporarse  á  la  Escuadra  ó  formar  cuerpo  in- 
dependiente de  ella  y  cuál  sea  la  combinación  suya  con  nos- 
otros.- -Con  el  conocimiento  de  estas  cosas  podría  yo  ir  estu- 
diando lo  que  convenga  hacer,  y  llegado  el  día*  crítico,  se  em- 
prendería sin  vacilaciones  la  conducta  que  nos  convenga  se- 
guir, tanto  más  necesario  para  nosotros,  cuanto  que  su  Marina 
es  tres  ó  cuatro  veces  más  fuerte  que  la  nuestra,  y  cuentan  con 
la  alianza  de  la  insurrección  de  Cuba,  lo  que  les  pondrá  en  po- 
sesión de  sus  magníficos  puertos,  excepción  de  la  Habana  y 
tal  vez  de  algún  otro.  Lo  mejor  de  todo  es  evitar  la  guerra  de 
cualquier  modo,  pero  también  es  necesario  que  termine  la  si- 
tuación actual,  porque  esta  tensión  nerviosa  no  puede  sopor- 
tarse mucho  tiempo. — Ya  á  estas  horas  tendrá  V.  el  telegrama 
que  le  puse  sobre  la  artillería  gruesa  del  Colón,  y  nada  tengo 
que  añadir  al  acta  que  va  por  este  mismo  correo. — Hoy  me 
ocuparé,  con  Guillen,  de  la  artillería  de  14  cm.  de  estos  buques 
en  la  que  no  son  seis,  como  dije  en  mi  telegrama,  como  me  dijo 
Guillen,  ni  cuatro,  como  decía  ayer  en  mi  carta,  sino  cinco  los 
que  hay  inútiles,  y  de  ellos,  dos  en  este  buque,  los  cuales  po- 
drían, desde  luego,  cambiarse  por  otros  de  los  del  Princesa. — 
He  hablado  con  Guillen  de  las  frecuentes  averías  de  los  mon- 
tajes de  los  Nordenfelt  de  57  mm.,  y  me  parece  que  el  remedio 
sería  quizá  reemplazar  los  montajes  por  los  que  haya  del  siste- 
ma antiguo,  toda  vez  que  lo  permiten  las  condiciones  de  resis- 
tencia de  las  cubiertas  de  estos  buques. — Y  sin  molestarlo  más 
por  hoy,  etc. — Pascual  Cervera. 


—  27  — 

Reservado.— El  Ministro  de  Marina.— Particular.— il/¿í- 

drid,  Febrero  75  de  18^8. — Exciiio.  Sr.  D.  Pascual  Cervera. — 
Mi  querido  General  y  amigo:  Paso  á  contestar  sus  estimadas 
cartas,  que  expresan  con  la  sinceridad  y  buen  deseo  que  yo 
agradezco,  sus  opiniones. — Anoche  se  celebró  Consejo  de  Mi- 
nistros, ocupándose  del  grave  asunto  Dupuy  de  Lome,  acepta- 
da su  dimisión  que  se  extenderá  sin  la  fórmula  de  «satisfecho 
del  celo  etc.»  y  con  una  ligera  explicación  quedará  resuelto  fa- 
vorablemente este  enojoso  incidente. — Colón.  —He  recibido  el 
acta  de  la  Junta  en  que  se  expresa  para  el  pronto  artillado  del 
Colón,  el  montar  cañones  de  252  mm.  A. — No  se  pueden  admitir 
los  propuestos  números  325  y  313;  de  hacerlo,  aunque  con  el 
carácter  de  provisional,  sería  promover  un  incidente  ruidoso, 
pues  el  expediente  sobre  este  punto  es  terminante,  y  llevado  á 
las  Cortes  por  excitación  de  la  Prensa,  nos  colocaría  en  situa- 
ción muy  desfavorable.  Creo  que  bien  pronto  estará  resuelto  por 
la  entrega  de  dos  nuevos  cañones  que  propondrá  la  casa  Ansal- 
do,  única  con  quien  se  debe  uno  entender,  y  esto  se  conseguirá 
á  fuerza  de  tacto  y  de  energía,  combinación  necesaria  para  que 
nos  satisfaga  cual  corresponde  á  nuestro  contrato.  En  mi  en- 
trevista con  el  Embajador  de  Italia,  en  que  me  expresó  las  di- 
ficultades con  que  se  encontraría  el  Gobierno  italiano  en  las 
Cámaras  si  desechábamos  los  cañones  del  sistema  que  ellos 
habían  aceptado,  le  contesté  diciéndole:  «No  tengo  inconve- 
niente en  probarle  á  V.  con  datos  técnicos  no  son  admisibles 
las  piezas  que  se  nos  quieren  dar,  pero  bien  puede  la  Marina 
italiana,  por  medio  de  la  casa  Ansaldo,  el  presentar  otras  dos» 
que  probadas  según  nuestro  programa,  serían  admitidas  si  los 
resultados  satisficiesen.»  Ahora  bien;  por  varios  conductos  sé 
que  este  asunto  está  próximo  á  resolverse  como  todos  desea- 
mos.—Artillería  de  14  cm. — Comprendo  el  defecto  de  los  ex- 
tractores y  la  influencia  que  sobre  el  fuego  rápido  tiene.  Este 
defecto  no  se  puede  subsanar  por  el  momento.  Usted  mandó 
hacer  unos  de  mano,  medida  que  fué  aprobada:  los  dos  caño- 
nes del  María  Teresa  se  cambiarán,  y  sobre  los  casquillos  nue- 
vos, Faura  ha  salido  para  Inglaterra,  á  quien  he  recomendado 


—  28- 


con  gran  interés  este  asunto. — Los  juegos  de  cartas  pedidos 
están  de  camino. — Los  torpedos  Bustamante,  concedidos  en  el 
número  que  es  posible,  pues  tengo  que  tener  presente  Filipi- 
nas y  la  Isla  Cabrera. — Sobre  la  Escuadra  deseo  sacarla  del 
Departamento,  pero  es  difícil  por  el  momento  hasta  ver  qué 
se  resuelve  sobre  el  Colón,  pues  me  parece,  que  con  menos  de 
tres  buques  no  debe  ostentarse  una  insignia  de  Contraalmiran- 
te. A  ella  se  agregará  el  Carlos  V  y  el  Pelayo,  y  el  día  que 
esto  acontezca,  su  fuerza  se  ha  multiplicado  todo  lo  que  está  á 
nuestro  alcance.  —  Pasando  sobre  sus  consideraciones  de  la 
guerra  con  los  Estados  Unidos,  expresaré  á  V.  mi  pensamien- 
to.— En  la  Península  y  en  las  proximidades  de  Cádiz  quedará 
una  división  compuesta  de  la  Numancia,  Vitoria,  el  Alfon- 
so XIII  ó  el  Lepanto,  los  tres  destroyers  Audaz,  Osado  y 
Proserpina  y  tres  torpederos. — En  Cuba,  Carlos  V,  Pelayo, 
Colón,  Vizcaya,  Oquendo,  María  Teresa,  tres  destroyers  y  tres 
torpederos,  que  unidos  á  los  ocho  buques  principales  del  Apos- 
tadero, tomarán  la  posición  de  cubrir  las  comunicaciones  entre 
el  Seno  Mejicano  y  el  Atlántico,  procurando  destruir  á  Cayo 
Hueso,  donde  tiene  hoy  principalmente  su  depósito  de  víve- 
res, municiones  y  carbón  la  Escuadra  de  los  Estados  Unidos. 
Si  esto  consiguiese  y  la  estación  fuera  favorable,  podría  el  blo- 
queo extenderse  sobre  sus  costas  del  Atlántico,  para  cortar 
sus  comunicaciones  y  comercio  con  Europa;  todo  esto  salvo 
las  contingencias  que  puedan  resultar  de  encontrar  V.  comba- 
tes en  que  se  decidirá  quién  puede  quedar  dueño  del  mar. — 
A  su  formulario  sobre  este  particular,  V.  conoce  los  antece- 
dentes que  existen  en  el  E.  M.  de  este  Ministerio,  que  puse  á 
su  disposición,  incluso  el  ataque  de  Cayo  Hueso,  é  iré  dando  á 
usted  relación  de  dónde  se  encuentran  los  buques  americanos 
y  demás  datos  que  me  pide.  También  pongo  en  su  conocimien- 
to que  1 2  ó  1 5  vapores  se  armarán  como  auxiliares  de  nues- 
tra Escuadra,  independiente  del  corso,  y  con  la  mayor  reserva 
le  diré  que  si  encontrase  algún  buque  de  verdadera  represen- 
tación, crucero  ó  acorazado,  se  comprará  si  se  encontrase  listo 
para  todo  el  raes  de  xVbril.  -  Mi  vida  es  imposible,  pues  sobre 


—  29— 

todo  lo  que  pesa  en  estas  circunstancias  sobre  mí,  se  han  uni- 
do las  elecciones  y  los  pretendientes  á  Diputados. — Creo,  mi 
General,  que  todas  las  energías  y  todo  el  buen  deseo  de  los 
que  vestimos  el  uniforme  son  pocos  en  previsión  de  los  suce- 
sos que  puedan  ocurrir.  —Es  siempre  suyo,  etc. — SEGISMUNDO 
Bermejo. 


Cartagena  i6  de  Febrero  de  i8c)8.  —  Exorno.  Sr,  D.  Segis- 
mundo Bermejo. — Mi  querido  General  y  amigo:  Recibo  su 
grata  de  ayer,  que  me  apresuro  á  contestar,  dejándola  abierta 
hasta  mañana,  por  si  hay  algo  nuevo  de  aquí  á  entonces.  —Al 
grave  asunto  Dupuy  de  Lome,  se  une  la  noticia  de  la  voladura 
del  Mame,  que  me  acaban  de  decir,  y  no  ceso  un  momento  de 
acordarme  del  Vizcaya,  que  hoy  debe  haber  llegado  á  New- 
York.  Dios  haga  que  no  cometan  con  él  un  atentado. — Mucho 
me  alegraré  de  que  el  asunto  de  la  artillería  áeXColón  se  arregle 
en  buenas  condiciones;  la  carta  que  le  envié  de  Perrone  hijo, 
quizás  haya  contribuido  á  ello.  Como  Guillen  va  á  esa,  nada 
diré  á  V.  de  la  artillería  de  14  cm.  Mucho  me  alegraré  de  que 
se  cambien  los  dos  que  se  señalan  de  este  buque.  Yo  no  sé 
cuándo  podrán  incorporarse  el  Pelayo  y  Car/os  V,  pero  sospe- 
cho que  no  llegarán  á  tiempo:  del  primero  nada  sé  en  absolu- 
to, pero  del  segundo  tengo  algunas  noticias,  por  cierto  no  muy 
satisfactorias  en  cuanto  al  tiempo  que  tardará  en  estar  listo. — 
Me  parece  que  padece  V.  algún  error  al  sumar  las  fuerzas  de 
que  disponemos  en  el  desgraciado  caso  de  una  guerra  con  los 
Estados  Unidos.  En  la  división  de  Cádiz  creo  que  faltará  la 
Numajicia.  Con  el  Lepanto  me  parece  qwe  no  se  puede  con- 
tar. Del  Carlos  V  y  Pelayo  ya  hablo  antes.  El  Colón  aun  no 
está  artillado,  y  si  viene  la  guerra  lo  sorprenderá  sin  su  arti- 
llería gruesa.  Los  ocho  buques  principales  del  Apostadero  de 
la  Habana,  á  que  V.  alude,  son  buques  sin  valor  miUtar  ningu- 
no y  además  muy  cansados;  de  suerte  que  pocos  servicios  pue- 
den prestar.  Esto  no  lo  digo  con  el  menor  espíritu  de  contra- 
dicción, sino  solamente  para  no  hacerme  ilusiones  que  tan  ca- 


—se- 
ras suelen  costar. —Y  puesto  en  la  realidad,  bien  triste  por 
cierto,  se  ve  que  nuestra  fuerza  naval,  comparada  con  la  de  los 
Estados  Unidos,  está  próximamente  como  i  :  3,  lo  que  me 
hace  parecer  un  sueño  que  raya  en  el  delirio,  pensar,  con  esta 
fuerza,  extenuados  por  tan  larga  guerra  como  hemos  sosteni- 
do, en  establecer  el  bloqueo  de  ningún  puerto  de  los  Estados 
Unidos. — Una  campaña  contra  ellos  será  hoy  día  defensiva  ó 
desastrosa,  á  menos  de  contar  con  alianzas,  en  cuyo  caso  po- 
drían volverse  las  tornas. — En  asunto  de  ofensiva  no  podría- 
m.os  hacer  otra  cosa  que  algunas  razzias  con  los  barcos  rápidos 
para  hacerles  el  posible  daño.— Miedo  da  pensar  en  las  resul- 
tas de  un  combate  naval,  aun  cuando  nos  fuera  ventajoso, 
porque  ¿cómo  y  dónde  remediaríamos  nuestras  averías?  Yo,  sin 
embargo,  no  rehusaré  hacer  lo  que  se  juzgue  preciso,  pero  me 
parece  conveniente  analizar  la  situación,  tal  cual  ella  es,  sin 
hacerme  ilusiones  que  puedan  acarrear  desengaños  funestos. — 
Dejo  este  penoso  tema,  y  suspendo  ésta  hasta  mañana. — 
Hoy  17:  Nada  ha  ocurrido  de  ayer  hasta  esta  mañana,  y  no  le 
molesto  más. — La  voladura  del  Maine  parece  ocurrida  en  cir- 
cunstancias tales,  que  no  dejan  duda  de  ser  debida  al  mismo 
buque;  esto,  sin  embargo,  tengo  temores  de  que  sea  una  nue- 
va complicación  y  que  cree  al  Vizcaya  una  situación  penosa. 
Dios  no  lo  quiera.— Que  le  vaya  á  V.  bien,  etc. — ^ PASCUAL 
Cervera. 


El  Ministro  de  Marina.  — Particular.  —  Madrid,  Febre- 
ro 2j  de  i8g8. — Excmo.  Sr.  D.  Pascual  Cervera. —  Mi  querido 
General  y  amigo:  Dispénseme  si  no  he  contestado  á  V.  antes 
á  sus  cartas,  exponiéndole  que  á  pesar  de  la  catástrofe  del  Mai- 
ne, hasta  el  presente  y  á  pesar  de  las  notas  pesimistas  de  al- 
gunos periódicos,  nuestras  relaciones  con  los  Estados  Unidos 
en  nada  han  variado.  Eulate,  á  quien  fué  preciso  dar  nuevas 
instrucciones  para  que  disminuyese  prudencialmente  su  per- 
manencia en  New  York  y  extremase  toda  clase  de  precaucio- 
nes, especialmente  al  tomar  combustible,  se  ha  conducido  con 


—31  — 

un  tacto  exquisito,  rehusando  toda  clase  de  fiestas,  envolvién- 
dose en  la  fórmula  de  considerarse  de  duelo;  pero,  como  siem- 
pre, existen  para  mí  motivos  de  disgustos:  Sobral,  á  quien  he 
telegrafiado  para  que  se  venga  inmediatamente,  en  sus  inter- 
views con  los  reporters  de  los  diarios  americanos,  hace  apre- 
ciaciones desfavorables  de  la  organización  y  disciplina  de  la 
Marina  de  los  Estados  Unidos,  y  empiezan  las  reclamaciones. 
¡Cuánto  afán,  amigo  Cervera,  de  exhibirse  y  hablar!  Nunca  se 
ve  aquí  que  los  agregados  militares  y  navales  residentes  en 
Madrid,  celebren  esas  conferencias  con  los  periodistas,  dando 
su  opinión.  Supóngase  V.  la  que  se  armaría  en  este  país  si  el 
de  los  Estados  Unidos  dijese  que  nuestra  Marina  no  tenía  or- 
ganización ni  disciplina,  ú  otras  cosas  de  esta  índole. — Pasan- 
do á  esa  Escuadra,  se  ha  dado  orden  á  Cádiz  para  la  remisión 
de  los  tres  cañones  de  14  cm.,  y  de  los  casquillos,  según  me 
comunican  de  Londres  en  breve  se  remitirá  á  Cádiz  el  primer 
lote.  De  los  dos  del  Colón  se  ha  comunicado  á  Ansaldo  que  no 
son  admisibles  los  números  325  y  313,  y  que  en  muy  breve 
plazo  presente  otros  dos  para  someterlos  á  prueba,  y  como  me 
consta  que  la  Marina  italiana  está  bien  dispuesta  en  nuestro 
favor,  espero  una  solución  favorable.  De  todos  modos,  sabe  us- 
ted que  no  soy  partidario  de  cañones  de  ese  calibre  en  que  es- 
timo hay  más  de  ilusorio  que  de  real;  además,  pienso  si  esto 
no  afectará  á  la  estabilidad  del  Colón:  para  mi  modo  de  pen- 
sar, la  solución  que  hubiera  deseado  era  la  de  los  cañones  de 
20  cm.,  creyendo  que  la  fuerza  militar  se  desarrolla  por  los  ca- 
libres medios  por  la  multiplicidad  del  fuego:  cañones  mons- 
truos y  torpedos  son  armas  terribles,  pero  solamente  en  oca- 
siones determinadas. — Recibirá  V.  los  torpedos  que  me  pidió 
en  menor  número,  pues  tengo  presente  la  Isla  Cabrera  y  Fili- 
pinas.—De  sus  preguntas  de  V.  sobre  el  estudio  de  la  guerra 
con  los  Estados  Unidos,  le  he  mandado  la  situación  de  los  bu- 
ques armados  y  de  estación  de  víveres,  carbón,  etc.  Sólo  tie- 
nen especial  Cayo  Hueso;  los  demás  están  en  San  Luis  (Atlán- 
tico), y  en  sus  Arsenales  del  Océano  y  del  Seno  Mejicano;  sus 
buques  están  calculados  por  su  calado  para  las  barras  que  se 


—32— 

extienden,  como  la  de  Nueva-Orleans,  á  gran  distancia  de  las 
poblaciones. — Mi  situación,  V.  debe  comprenderla;  me  multi- 
plico cuanto  puedo  para  atraer  á  España  los  elementos  de  fuer- 
za que  están  en  el  extranjero:  busco  medios  de  desenvolver 
también  nuestras  fuerzas,  buscando  como  primer  término  la 
velocidad,  y  como  le  he  manifestado,  aunque  me  juzgo  algo 
optimista,  es  fijar  dos  centros  de  resistencia,  uno  en  Cuba,  otro 
en  la  Península;  y  si  podemos  contar  hasta  fines  de  Abril,  pue- 
de ser  que  varíe  nuestra  posición.  Nuestra  actitud  debe  ser  re- 
servada, y  hasta  donde  sea  posible,  evitar  todo  conflicto  con 
los  Estados  Unidos,  pero  considere  lo  impresionable  de  nues- 
tro país  y  el  mal  que  nos  causa  una  prensa  imposible  de  do- 
minar.—  Deseo  también  dar  una  situación  a  esos  buques,  pero 
el  Teresa  espera  por  los  cañones  de  14  cm.  y  el  Colón  por  la 
solución  de  su  artillería  de  25  cm.  Y\  Alfonso  XIII,  que  aun- 
que no  sea  permanente  el  estar  á  sus  órdenes,  por  ahora  es 
preciso  aceptarlo,  pendientes  sus  pruebas.  Si  considera  que  el 
Colón  está  listo  para  hacer  ejercicio  al  blanco,  dígamelo  y  sal- 
drá para  Santa  Pola. — Termino  este  precioso  cuadro,  con  te- 
ner que  buscar  recursos  para  tener  armados  esos  buques,  en 
este  país  que  tiene  que  mandar  á  Cuba  mensualmente  16  mi- 
llones de  pesos. — Consérvese  bueno,  etc.  —Segismundo  Ber- 
mejo.— También  me  ocupo  de  víveres,  carbón  y  artillería  de 
reserva. 


Reservado. — Exc?no.  é  Iltmo.  Sr. — El  Excmo.  Sr.  Jefe  de  E.  M.  General 
de]  Ministerio,  con  oficio  reservado  de  19  del  corriente,  me  remitió  dos  Memorias  y 
dos  Estados  referentes  á  estudios  llevados  a  cabo  en  la  previsión  de  una  guerra  con 
los  Estados  Unidos. — El  examen  detenido  de  estos  documentos,  seguido  de  medi- 
tación profunda,  me  han  sugerido  las  siguientes  reflexiones  que  someto  respetuosa- 
mente á  la  elevada  autoridad  de  V.  E.  I. — Si  comparamos  la  Marina  de  los  Estados 
Unidos  con  la  nuestra,  contando  sólo  los  buques  modernos  en  estado  de  prestar  ser- 
vicio, tomando  los  datos  en  cuanto  se  refiere  á  los  americanos,  de  lo  publicado  en  la 
Revista  General  de  Marina,  en  su  número  de  Diciembre,  y  en  lo  nuestro,  del  Es- 
tado General  de  la  Armada,  resulta  que  los  Estados  Unidos  tienen  los  acorazados 
lowa,  Indiana,  Masachvsscts,  Oregon  y  Texas,  los  cruceros  acoraz^áo%  Brook /y n 
y  AWf'-17)r/í',  los  cruceros  protegidos  Atlanta,  Minncanopn]is,BaItiwore,  Charles- 


—33— 

ton,  Chicago,  Cincinnaty,  Columhia,  Newark,  San  Francisco,  Olimpia,  Phila- 
dclphia  y  Raleigh  y  cruceros  rápidos  sin  protección  Detroit,  Marhlehead  y  Montgo- 
mery,  á  la  cual  opondríamos  nosotros,  siguiendo  su  misma  clasificación,  los  acora- 
zados Pelayo,  Infanta  María  Teresa,  Vizcaya  y  Oquendo ,  crucero  acorazado 
Colón  y  cruceros  protegidos  Carlos  V,  Alfonso  XIII  ^  Lepanto,  sin  ningún  cru- 
cero rápido  sin  protección,  y  esto  suponiendo  que  estuvieran  disponibles  el  Pelayo, 
qS.  Carlos  V  y  e\  Lepanto  y  dando  el  valor  que  se  desea  si  Alfonso  XIII. — No 
cuento  los  demás  buques,  por  su  corto  valor  militar,  inferior  seguramente  al  que  tie- 
nen los  nueve  cañoneros  de  i.ooo  á  1.600  toneladas;  seis  monitores  que  aun  tienen 
en  servicio,  el  Ariete  Katadin,  el  Vesuvius  y  los  cazatorpederos  y  torpederos  que 
dejo  de  contar  en  la  Marina  de  los  Estados  Unidos.  Creo  que  en  esta  forma  está 
hecha  la  comparación  de  un  modo  juicioso. — Comparando  los  desplazamientos,  te- 
nemos para  los  acorazados  41.589  toneladas  en  los  Estados  Unidos,  contra  30.917 
nosotros;  páralos  cruceros  acorazados  17.471  toneladas  ellos,  contra  6.840  nosotros; 
en  los  cruceros  protegidos  51.098  toneladas  ellos,  contra  18.887  nosotros,  y  en  cru- 
ceros rápidos  no  protegidos  6.287  ellos  y  nada  nosotros,  ó  sea  en  total  de  Míirina 
útil  para  toda  clase  de  operaciones  116.445  toneladas  ellos,  contra  56.644  toneladas 
nosotros,  ó  sea  poco  menos  de  la  mitad.— En  velocidad  son  nuestros  acorazados  su- 
periores á  los  suyos,  pero  no  á  sus  cruceros  acorazados;  y  en  los  demás  tipos  somos 
inferiores  en  andar. — Comparando  la  artillería  que  montan,  admitiendo  que  se  pue- 
dan disparar  cada  diez  minutos  el  número  de  tiros  consignado  en  el  respectivo  esta- 
do, y  que  sólo  disparen  la  mitad  de  las  piezas  de  calibre  inferior  á  20  centímetros, 
y  suponiendo  que  la  eficacia  de  cada  tiro  de  los  calibres  de  32,  30,  28,  25,  20,  16, 
15,  14,  12,  10,  7 '5,  57,  4' 2  y  3 '7  esté  representada  respectivamente  por  los  núme- 
ros 328,  270,  220,  156,  80,  41,  33,  27,  17,  10,  4,  2,  I,  que  son  las  centenas  de 
los  cubos  de  los  números  que  representan  sus  calibres,  expresados  en  centímetros, 
tendremos  que  la  fuerza  de  artillería  de  los  acorazados  americanos  estará  represen- 
tada por  43.822,  y  la  de  los  nuestros,  por  29.449;  la  fuerza  de  los  cruceros  acora- 
zados de  los  Estados  Unidos  se  representará  por  13.550,  y  la  de  nuestro  Colón 
por  6.573;  los  cruceros  protegidos  de  los  Estados  Unidos  estarán  representados 
por  62.725,  y  los  nuestros,  por  14.600;  los  cruceros,  sin  protección,  de  los  Estados 
Unidos,  tendrán  su  fuerza  de  artillería  representada  por  12.300.  En  resumen;  según 
estos  datos,  la  fuerza  ofensiva  de  la  artillería  de  los  buques  de  los  Estados  Unidos 
estará  representada  por  132.397,  y  la  de  los  nuestros,  por  50.622,  ó  sea  algo  menos 
de  los'2/g  de  la  adversaria. — Para  llegar  á  esta  conclusión  desconsoladora,  ya  he 
expresado  que  ha  sido  necesario  la  buena  voluntad  de  contar  con  el  Pelayo  y  Car- 
los V,  que  probablemente  no  estarían  á  tiempo;  con  el  Lepanto,  que  seguramente  no 
lo  estará,  y  con  el  Alfonso  XIII,  cuyo  andar  lo  hace  de  una  utilidad  muy  problemá- 
tica.— Ahora  bien;  para  emprender  cualquier  operación  seria  en  una  guerra  ma- 
rítima, lo  primero  que  se  necesita  es  asegurar  el  dominio  del  mar,  batiendo  las 
Escuadras  enemigas,  ó  reducirlas  á  la  impotencia,  bloqueándolas  en  sus  puertos  mi- 
litares. ¿Podemos  hacer  esto  con  la  de  los  Estados  Unidos?  Me  parece  evidente 
que  no.  —  Y.  aun  cuando  Dios  nos  diera  una  gran  victoria,  contra  lo  que 'razonable- 


—34— 

mente  se  debe  esperar,  ¿dónde  y  cómo  rcmediariamos  nosotros  las  averías  sufridas? 
Es  indudable  que  el  puerto  seria  la  Habana,  pero  ¿con  qué  recursos?  Yo  desconozco 
los  que  pueda  haber  alli,  pero  á  juzgar  por  lo  que  ocurre  en  este  Departamento,  don- 
de uo  hay  nada  absolutamente  de  cuanto  nos  pudiera  ser  necesario,  es  de  creer  que 
lo  mismo  ocurriría  en  todas  partes,  y  que  la  consecuencia  inmediata  del  primer 
gran  combate  naval  sería  la  inacción  de  la  mayor  parte  de  la  Escuadra  para  todo  el 
resto  de  la  campaña,  fuere  el  que  fuere  el  resultado  de  ese  gran  combate;  y  mien- 
tras tanto,  el  enemigo  se  repondría  de  sus  pérdidas  dentro  de  sus  hermosos  ríos  y 
auxiliados  por  su  poderosa  industria  y  enormes  recursos. — Esta  falta  de  industria  y 
de  repuestos,  alejan  la  posibilidad  de  sostener  una  campaña  ofensiva,  que  ha  sido  el 
objeto  del  estudio  de  las  dos  Memorias  que  se  ha  servido  enviarme  el  Excelentísimo 
señor  Jefe  de  E.  M. — Esas  dos  Memorias  constituyen,  á  mi  juicio,  un  estudio  muy 
bien  hecho  de  las  operaciones  que  examina,  pero  les  falta  la  base  principal,  (juc  es 
el  dominio  del  mar,  primera  necesidad  para  emprenderlas.  Por  eso  no  me  parecen 
aplicables,  á  menos  que  no  contáramos  con  alianzas  que  equilibraran  siquiera  nues- 
tras fuerzas  navales  con  las  de  los  Estados  Unidos,  para  intentar,  con  un  golpe  deci- 
sivo, obtener  dicho  dominio. — Si  éste  queda  á  merced  de  nuestros  adversarios,  in- 
mediatamente serán  dueños  de  los  puertos  que  deseen  de  la  Isla  de  Cuba,  que  no  es- 
tén fortificados,  contando,  como  cuentan,  con  la  insurrección,  y  en  ellos  se  a¡)oyarán 
para  sus  operaciones  contra  nosotros. — El  trasporte  de  tropas  á  Cuba,  se  haría  difi- 
cilísimo por  lo  aventurado  del  éxito,  y  la  insurrección,  sin  el  freno  de  nuestro  Ejér- 
cito, que  de  día  en  día  se  iría  aflojando,  y  con  la  ayuda  de  los  americanos,  crecería 
rápidamente,  aumentando  lo  fatídico  de  su  aspecto. — Tristes  son  estas  reflexiones, 
pero  creo  en  mí  un  deber  ineludible  sobreponerme  á  toda  consideración  personal  y 
exponer  lealmente  á  mi  Patria  los  recursos  con  que  creo  que  cuenta,  para  que  sin 
ilusiones  se  pese  el  pro  y  el  contra,  y  después,  por  medio  del  Gobierno  de  S.  M., 
que  es  su  órgano  legítimo,  pronuncie  su  fallo,  en  la  seguridad  de  que  sus  decretos 
encontrarán  en  todos  nosotros  enérgicos,  fieles  y  decididos  ejecutores,  porque  sólo 
tenemos  un  lema:  i  El  cicmplifniento  del  deber.  y> — Dios  guarde  á  V.  E.  I.  muchos 
años.— Cartagena  25  de  Febrero  de  1898. — Excmo.  é  Iltmo.  Sr. — Pascual  Cer- 
VERA. — Excmo.  Sr.  Ministro  de  Marina, 


Cartagena  2^  de  Febrero  de  18 g8.  —  Excmo.  Sr.  D.  Segis- 
mundo Bermejo. — Mi  querido  General  y  amigo:  Recibo  su  fa- 
vorecida del  23,  y  voy  á  responder  á  lo  que  en  ella  me  pregun- 
ta é  indica. — Mucho  me  alegro  de  que  nuestras  relaciones  con 
los  Estados  Unidos  no  hayan  variado,  porque  creo  que  el  rom- 
pimiento con  ellos  acarrearía  una  gran  catástrofe  para  la  po- 
bre España,  que  ya  no  puede  más  y  no  está  preparada  para 
tan  rudo  choque,  que  seguramente  le  sería  funesto.  Las  Me- 


—35— 

morías  y  estados  que  de  oficio  me  remitió  el  E.  M.  General  del 
Ministerio,  me  han  sugerido  reflexiones  que  mañana  ó  pasado 
enviaré  también  de  oficio,  como  recibí  los  documentos  que  las 
motivan;  porque  conviene  no  hacerse  ilusiones  sobre  nuestra 
situación,  aun  cuando  estemos  dispuestos  y  resignados  á  so- 
portar todas  las  pruebas  que  Dios  se  sirva  enviarnos;  que  una 
cosa  es  tener  energía  y  virilidad  para  afrontar  lo  que  pueda 
venir,  y  otra  hacerse  ilusiones  sobre  los  resultados  que  se  pue- 
den esperar. — La  conducta  de  Enlate  me  ha  gustado,  y  le  he 
escrito  á  la  Habana  felicitándole. — Un  fastidio  es  lo  de  Sobral, 
y  me  cuesta  trabajo  creer  en  tanta  indiscreción;  más  bien  creo 
que  serán  nuestros  numerosos  y  arteros  enemigos  los  que  in- 
ventarán todo  eso.— wSegún  carta  que  se  ha  recibido  de  Cádiz, 
los  cañones  de  14  cm.  necesitan  una  pequeña  operación  para 
instalarse  en  los  montajes  de  este  buque,  y  quizás  fuese  más 
fácil  eso  en  Cádiz.— Muy  interesante  es  que  lleguen  y  se  car- 
guen los  casquillos  nuevos  de  14  cm.  para  reemplazar  los  que 
tenemos. — Mucho  me  alegraré  de  ver  pronto  listo  al  Colón  y 
creo  que  tiene  V.  razón  en  que  el  buque  valdría  más  con  cua- 
tro cañones  de  20  que  con  dos  de  25,  que  son  equivalentes  en 
peso,  pero  que  como  ya  está  hecho  con  los  de  25,  así  ha  de  mo- 
rir.— Recibí  la  R.  O.  sobre  los  torpedos,  pero  éstos  aun  no  han 
llegado. — Comprendo  cuánto  está  V.  trabajando  y  las  amargu- 
ras que  pasa,  como  las  pasamos  todos  cuantos  tenemos  amor  á 
nuestra  Patria,  y  creo  que  realmente  está  V.  optimista  en  todo 
cuanto  se  refiere  á  un  rompimiento  con  los  Estados  Unidos, 
porque  cree  V.  que  si  podemos  contar  hasta  fines  de  Abril,  va- 
riaría nuestra  posición  relativa,  y  me  parece  que  se  hace  usted 
ilusiones,  porque  según  noticias  que  yo  tengo,  para  esa  época 
no  estarán  listos  el  Pelayo  ni  el  Carlos  V,  y  al  paso  que  vamos, 
es  dudoro  que  lo  esté  el  Colón.  El  Lepanto  no  lo  estará  y  el 
Alfonso  XIII ^Qxk  loque  actualmente  es.  \.2i  Vitoria  podrá 
estar  lista  para  prestar  servicio,  pero  la  Numancia  no. — El  Co- 
lón puede  salir  á  tirar  al  blanco  en  cuanto  se  desee. — Y  sin 
más  molestarlo,  etc. — PASCUAL  Cervera. 


-36- 

Cartagena  26  de  Febrero  de  18 gS,  —  Exorno.  Sr.  D.  Segis- 
7nundo  Bermejo.- -WS.  querido  General  y  amigo:  Cuando  recibí 
ayer  su  carta  en  la  que  entre  otras  cosas  me  preguntaba  si  el 
Colón  podría  salir  á  hacer  ejercicios  de  tiro  al  blanco,  al  par 
que  le  contesté  que  el  buque  estaba  listo,  me  ocupé  de  ver  que 
se  recargaran  los  casquillos  que  empleara,  y  resulta  que  no 
hay  horno  en  que  puedan  recibir  el  recocido  que  necesitan  ni 
aparato  para  recalibrar  los  casquillos,  volviéndolos  á  las  di- 
mensiones que  pierden  por  la  dilatación,  de  suerte  que  resul- 
tan inútiles  las  cargas  de  respeto  que  trajo,  que  son  72  por 
pieza. — Para  evitar  esto,  se  ofrecen  dos  caminos:  uno  lento,  que 
es  traer  los  aparatos  que  hacen  falta  y  construir  el  horno  para 
recargar  los  casquillos;  y  el  otro  rápido,  que  es  comprar  cas- 
quillos para  las  cargas  existentes,  lo  que  puede  hacerse  de  se- 
guida, porque  la  fábrica  tiene  existencias  que  nos  cedería,  pues 
se  lo  ha  preguntado  Moreu,  y  le  contestó  que  tenía  y  los  pre- 
cios, pero  éstos  llegaron  ininteligibles.  Por  esta  razón  he  tele- 
grafiado á  V.  proponiéndole  la  adquisición  de  los  casquillos, 
que  son  720  de  á  15  y  432  de  á  12.— Hoy  va  el  oficio  que  le 
anuncié  ayer:  tristes  y  desconsoladoras  son  sus  conclusiones; 
¿pero  estamos  en  el  caso  de  hacernos  ilusiones?  ¿No  debemos 
lealmente  á  nuestra  Patria,  no  sólo  nuestra  vida,  si  es  necesa- 
ria, sino  la  exposición  de  lo  que  creemos?  Yo  estoy  hace  tiem- 
po inquieto  por  todo  esto:  me  pregunto  si  me  es  lícito  callar- 
me y  hacerme  solidario  de  aventuras  que  causarán,  si  ocurren, 
la  total  ruina  de  España,  y  todo  por  defender  una  isla  que  fué 
nuestra  y  ya  no  nos  pertenece,  porque  aun  cuando  no  la  per- 
diésemos de  derecho  con  la  guerra  la  tenemos  perdida  de 
hecho,  y  con  ella  toda  nuestra  riqueza  y  una  enorme  cifra  de 
hombres  jóvenes,  víctimas  del  clima  y  de  las  balas,  defendien- 
do un  ideal  que  ya  sólo  es  romántico.  Y  creo  niíis:  creo  que 
esta  opinión  mía  debe  conocerla  la  Reina  y  todo  el  Consejo 
de  IMinistros.  Y  sin  molestarlo  más,  etc.— Pascual  Cervera. 


—37  — 

El  Ministro  de  Marina.— Particular.-  -J/¿2;^;'/¿/,  Febre- 
ro 28  de  1 8 () 8. —Ex ano,  Sr.  D.  Pascual  Cervera. — Mi  querido 
General  y  amigo:  Recibido  su  Reservado  y  carta  que  trata 
también  del  mismo  asunto,  espero  que  se  disipe  un  poco  la  pe- 
nosa impresión  que  me  ha  causado  su  lectura  para  contestarle 
sobre  sus  apreciaciones. — Sobre  casquillos  del  Colón,  busco 
recursos  de  que  carezco  para  dar  solución  á  lo  que  me  propo- 
ne.— Es  suyo,  etc. — SEGISMUNDO  Bermejo. 


Cartagena  j  Marzo  de  18 g8. — Excmo.  Sr.  D.  Segismundo 
Bermejo. — Mi  querido  General  y  amigo:  Ayer  he  recibido  su 
carta  del  2 8, y  siento  muchísimo  la  penosa  impresión  que  le  han 
causado  mis  reflexiones;  pero  no  me  extraña,  porque  son  bien 
dolorosas  y  todavía  quizás  por  debajo  de  la  realidad,  pues  así 
se  deduce  de  todo  cuanto  se  toca.  En  su  misma  carta  de  V.  se 
ve  la  prueba,  pues  la  dificultad  para  adquirir  casquillos  para 
el  Colón,  es  la  falta  de  recursos,  en  vísperas  tal  vez  de  em- 
prender la  guerra  contra  la  nación  más  rica  del  mundo. — Se 
trata  de  recargar  los  usados;  se  pide  así  respecto  de  unos  cuan- 
tos de  14  cm.  que  se  averigua  hay  vacíos  en  este  Departamen- 
to, y  contesta  que  aquí  no  se  pueden  recargar. — Y  no  quiero 
extremar  más  esto,  porque  no  conduce  á  nada  práctico;  pero 
cuanto  detalle  se  toca,  pone  de  manifiesto  tan  pronto  nuestra 
falta  de  recursos,  tan  pronto  nuestros  defectos  de  organización; 
pero,  en  resumen,  nuestra  falta  de  preparación  para  todo.— ■ 
Yo  he  creído  llenar  un  deber,  diciendo  sin  ambajes  ni  rodeos, 
á  quien  debo  decirlo,  que  es  á  V.  y  al  Gobierno  todo,  por  su 
conducto  de  V.,  cuál  es  mi  opinión,  y  después  venga  la  voz 
ejecutiva  que  será  puesta  en  práctica  con  energía  y  decisión, 
y  con  resignación  á  lo  que  pueda  venir. — Que  le  vaya  á  usted 
bien,  etc. — PASCUAL  Cervera. 


El  Ministro  de  Marina.— Particular  y  reservado.- J/^- 
drid,  Alarzo  4¡g8. — Excmo.  Sr.  D.  Pascual  Cervera. — Mi  que- 
rido General  y  amigo:  Expresé  á  V.  que  cuando  se  calmase  un 
poco  la  penosa  impresión  que  me  había  causado  la  lectura  de 
su  Reservado  y  carta,  le  contestaría,  lo  que  hago  hoy  por  es- 
tas líneas,  empezando  por  abrazar   el  estudio  comparativo  de 
las  fuerzas  de  los  Estados  Unidos  con  las  nuestras,  que  toma  • 
das  en  absoluto,  como  V.  lo  hace,  omitiendo  algunos  de  nues- 
tros buques  en  la  Habana  disponibles  para  combatir  con  los 
Estados  Unidos,  ponen  en   evidencia  la  diferencia  de  tonelaje, 
no  tan  excesiva  como  se  desprende  de  sus  líneas. — El  asunto, 
en  nv  concepto  debe  estudiarse  bajo  la  distribución  que  actual- 
mente tienen  las  fuerzas  de  los  Estados  Unidos,  teniendo  pre- 
sente que  les  interesa  el  sostener  las  del  Pacífico  que  protegen 
á  San  Francisco   de  California  y  el  Arsenal  de  San  Diego,  así 
como  sus  valiosas  líneas  trasatlánticas  que,  pai^iendo  del  pri- 
mer punto,  finalizan  sus  viajes  en  la  Australia  y  China,  prote- 
giendo á  su  vez  las  Islas  Hawai  que  procuran  anexionarse  los 
Estados  Unidos,  con  cuyo  objeto  mantienen  fuerzas  navales  en 
ellas. — Su  buen  criterio  comprenderá  que  el  viaje  penoso  y  lar- 
go que  estas  fuerzas,  entre  las  cuales  se  destaca  el  Oregon, 
tendrían  que  hacer  para  incorporarse  á  las  del  Atlántico,  de- 
jando descubiertos  estos  servicios,  no  puede  efectuarse  sin  que 
de  ello  se  tenga  conocimiento,  del  que  hasta  ahora  se  carece 
por  completo;  por  consiguiente,  debo  referirme  á  la  nota  que 
es  adjunta,  y  aunque  ella  demuestra  deficiencias  que  el  Gobier- 
no procura   á  toda  costa  compensar  adquiriendo  elementos, 
aunque  sólo  sea  contando  con  la  velocidad,  no  es  en  tan  alto 
grado  como  se  expone  en  relación  con  la  Escuadra  de  los  Es- 
tados Unidos  del  Atlántico. — Indudable  que  para  reconcentrar 
por  nuestra  parte  este  núcleo  de  fuerzas,  necesitamos    algún 
tiempo  que  estimo  ser  todo  el  mes  de  Abril.  El  Gobierno  de  Su 
Majestad  conoce,  desde  que  me  hice  cargo  de  este  Departa- 
mento, la  situación  en  que  se  encontraba  nuestro  gran  núcleo 
de  fuerzas  navales,  reformándose  ó  carenándose  en  el  extran- 
jero, y  atemperándose  á  esta  exposición,  ha  procurado  y  pro- 


—39— 

cura,  por  todos  los  medios  posibles,  en  relación  también  con 
los  intereses  generales  del  país,  el  seguir  en  sus  relaciones  con 
los  Estados  Unidos  una  política  de  perfecta  amistad,  á  pesar 
de  haberse  dibujado  algunas  veces  puntos  de  no  fácil  solución; 
pero  su  buen  criterio  comprenderá  y  con  ello  deseo  desvane- 
cer algunas  apreciaciones  que  me  hace  sobre  la  Isla  de  Cuba, 
que  aun  ondea  en  ella  nuestro  pabellón  y  el  Gobierno,  inter- 
pretando los  sentimientos  patrios,  aun  á  costa  de  tantos  sacrifi- 
cios, desea  que  no  se  desmembre  aquella  posesión  española  de 
nuestro  territorio,  procurando  por  todos  los  medios  posibles, 
ya  políticos,  ya  internacionales,  ya  militares,  el  dar  una  solu- 
ción satisfactoria  al  problema  de  Cuba:  ésta  es  la  opinión  do- 
minante del  país,  y  á  ella  se  atemperan  todos  sus  actos. — Ya 
le  dejé  dicho  que  el  Gobierno  conoce  nuestra  situación,  razón 
por  la  que  procura  allegar  todos  los  recursos  posibles  al  puer- 
to de  la  Habana,  fortificando  ésta  para  que  pueda  ser  base  de 
nuestras  fuerzas  navales,  dotándole  de  un  dique  que  ya  funcio- 
na y  en  el  que  podrán  nuestros  buques  reparar  sus  desperfec- 
tos, pues  estimo  que  lo  que  pueden  llamarse  averías,  produci- 
das por  la  acción  de  un  combate,  éstas  no  se  remedian  ni  por 
nosotros  ni  por  nuestros  enemigos  en  el  breve  período  que  se 
desarrollan  las  campañas  militares  internacionales,  dados  los 
intereses  materiales  que  afectan.  Los  otros  puertos  de  la  Isla, 
tales  como  Cienfuegos,  Cuba,  etc.,  están  dispuestos  para  ce- 
rrarse con  torpedos. — Nada  suma  V.  en  sus  cálculos  la  influen- 
cia que  pueden  tener  dotaciones  homogéneas,  instruidas  y  dis- 
ciplinadas, ante  las  mercenarias  de  los  Estados  Unidos,  y  su 
ilustración  podrá  sacar  hechos  históricos,  evocando  tristes  re- 
cuerdos para  nosotros,  confirmando  lo  que  le  digo. — Termino, 
no  dudando  un  momento  en  que  V.  y  todos  nosotros  cumplire- 
mos con  el  sagrado  deber  que  nos  impone  la  Patria,  contes- 
tando á  sus  apreciaciones  con  las  mías,  deseando,  como  el  que 
más,  la  Paz. — De  V.,  como  siempre,  etc. — Segismundo  Ber- 
mejo. 


~40- 


ESCUADRA  DEL  ATLÁNTICO  DEL  NORTE 


Combinación  posible- 

NeW'  York . . 

8.200  • 

ton.^       Vizcaya 

7.000 

ton.« 

Indiana .... 

10.288 

»         Pelayo 

9  900 

» 

Massachuset. 

10.288 

»          Carlos  V. 

9.250 

» 

Texas 

6.315 

»         Marta  Teresa..  . 

7.000 

» 

Brooklyn . . . 

9.271 

»          Oquendo 

7.000 

» 

lowa 

1 1. 410 

»          Colón 

6.800 

» 

Montgomery 

2.000 

Alfonso  XIII... 

4.826 

> 

Marblehead . 

2.000 

»         M.  Ensenada. .  . 

1.064 

» 

Detroit 

2.094 

Alfonso  XII... 

3.900 

» 

Nashmlle  .  . 

1.07  I 

»          Ve?iadito 

1. 189 

» 

M.  Terror .  . 

3.600 

» 

Town 

Aviso. 

Reina  Mercedes. 

3.900 

» 

Infanta  Isabel.  . 

1. 189 

» 

Toneladas . 

66.537 

62.818 

5  torpederos: 

término 

me-      3  destroyers)  Término  medio  di 

dio  de  andar,  21  millas.       3  torpederos^     andar,  25  millas. 

El  Ministro  de  Marina.— Particular.— ^.r<;/;/¿?.  Sr.D.Pas- 
ciuil  Cervera. — Mi  querido  General  y  amigo:  Acabo  de  recibir 
telegrama  de  Ansaldo,  en  que  me  dice:  «Ayer  repetimos  nues- 
tro encargo  á  los  Sres.  Armstrong  de  Elswich;  telegrafían 
mandarán  repuesto  de  los  cañones  por  carta  que  le  comunica- 
remos. La  casa  constructora  pone  gran  empeño,  pero  sólo  pue- 
de proveer  casquillos  en  Agosto:  hacemos  nuevo  encargo  cer- 
ca de  la  Marina  italiana.» — G.  Ansaldo. — Sin  más,  queda  de 
usted,  etc. — Segismundo  Bermejo. — Marzo  ^  delgS. 


—41  — 

Reservado. —  Cartagena  7  Marzo  18 gS. — Excmo.  Sr.  D.  Se- 
gisimtndo  Bermejo. — ^Mi  querido  General  y  amigo:  Ayer  tar- 
de recibí  su  carta  reservada  del  4,  á  la  que  voy  á  contestar, 
pero  antes  me  ha  de  permitir  V.  echar  una  ojeada  general  so- 
bre nuestra  situación,  tal  como  yo  la  veo. — Que  los  propósitos 
de  los  Estados  Unidos  son  llevarnos  á  la  guerra,  parece  fuera 
de  toda  duda,  y  por  eso  urge  cada  día  más  estudiar  las  venta- 
jas ó  inconvenientes  que  de  ella  podemos  esperar. — Inspirado 
en  estas  ideas,  creí  un  deber  de  elevado  patriotismo  responder 
á  la  coniunicación  oficial  en  que  se  me  participaba  la  distribu- 
ción de  los  buques  americanos  y  el  estado  de  algunos  puntos 
de  sus  costas,  como  lo  hice  por  mi  Reservado  de  25  de  Febrero 
próximo  pasado.  Hoy,  con  la  mayor  libertad  que  permite  la 
forma  confidencial,  voy  á  ampliar  mis  ideas,  al  par  que  con- 
testo su  carta. — El  examen  de  nuestras  fuerzas,  basado  en  lo 
que  sabía  y  en  recientes  observaciones  y  noticias,  no  sólo  me 
confirman  en  lo  que  dije,  sino  que  aun  lo  ponen  en  peor  térmi- 
no. He  visitado  la  Vitoria,  con  la  que  contaba  en  mi  Reservado, 
y  de  la  visita  he  sacado  la  convicción  de  que  no  podemos  contar 
con  ella  para  el  conflicto  actual.  Las  noticias  que  tengo,  tam- 
poco permiten  contar  con  el  Pelayo,  Carlos  V  m  Numancia  (i) 
y,  sin  embargo,  como  no  es  opinión  formada  por  observación 
propia,  los  dejo  figurar  en  el  adjunto  estado,  sólo  porque  usted 
los  pone  en  el  suyo. — Cualquiera  que  sea  el  giro  que  se  le  dé 
al  conflicto,  ya  sea  la  guerra,  ya  negociaciones  directas,  ya  por 
mediación  de  un  tercero,  arbitro  ó  no,  mientras  más  tarde  en 
resolverse,  peor  para  nosotros;  porque  si  es  la  guerra,  nos  co- 
gerá más  extenuados  mientras  más  tarde  llegue,  y  si  es  la  ne- 
gociación, de  cualquier  género  que  sea,  vendrá  después  que 
los  Estados  Unidos  hayan  planteado  muchas  más  exigencias, 
cada  vez  más  irritantes,  á  las  que  habremos  tenido  que  ceder 


(i)  Esta  predicción  se  realizó  hasta  tal  punto,  que  después  de  firmada  la  paz 
ha  tenido  que  volver  el  Pelayo  á  La  Seyne  para  terminar  las  obras  que  suspendió; 
antes  de  firmarse  la  paz  hubo  que  desmontar  al  Carlos  V  la  batería  de  lo  centíme- 
tros. La  Numancia  está  en  el  Arsenal  de  la  Carraca  montando  la  artillería,  que  no 
puede  aventurarse  cuándo  la  tendrá  lista.  Ninguno  de  estos  buques  estuvo,  pues, 
listo  á  la  declaración  de  la  guerra. 


—42  — 

para  ganar  tiempo,  con  la  vana  esperanza  de  mejorar  nuestra 
situación  militar. — Y  supuesto  que  nuestra  situación  no  ha  de 
ser  mejor  de  lo  que  es,  veamos  qué  podemos  esperar  de  la  gue- 
rra en  tales  condiciones. — Insensato  sería  negar  que  lo  que  ra- 
cionalmente podemos  esperar  es  la  derrota,  que  podrá  ser  glo- 
riosa, pero  no  por  eso  dejaría  de  ser  derrota  que  no5  haría  per- 
der la  Isla  en  las  peores  condiciones.—  Aun  suponiendo  lo  im- 
probable, es  decir,  que  obtuviéramos  una  victoria,  no  por  eso 
cambiaría  el  resultado  final  de  la  campaña,  porque  el  enemigo 
no  se  daría  por  vencido;  y  es  insensato  que  pretendiéramos 
vencer  en  riqueza  y  producción  á  los  Estados  Unidos,  que  se 
repondrían  mientras  nosotros  agonizábamos,  aun  victoriosos, 
dando  lugar  á  que  el  resultado  final  fuese  un  desastre. — Sólo 
en  el  caso  de  contar  con  una  poderosa  alianza,  podríamos  as- 
pirar á  obtener  un  resultado  final  halagüeño,  pero  sobre  que 
sería  necesario  descontar  el  subido  precio  que  tendría  hoy  para 
nosotros  una  alianza  poderosa,  aun  así  no  haríamos  más  que 
aplazar  algunos  años  el  actual  conflicto,  que  resultaría  más 
agudo  que  hoy,  como  hoy  lo  es  más  que  en  la  sublevación  pa- 
sada.— Y  aun  admitiendo  la  conservación  de  Cuba,  ésta  nos 
costaría  enormes  sacrificios,  originados  por  la  necesidad  de 
mantenernos  armados  hasta  los  dientes,  y  el  problema  se  pre- 
senta como  ya  ha  sido  planteado  por  alguien:  ¿Vale  la  Isla  de 
Cuba  la  ruina  de  España?  (Silvela  en  Burgos). — No  trato  de  la 
cuestión  del  corso,  porque  me  parece  que  no  hay  ningún  hom- 
bre que  conozca  la  Historia,  que  dé  valor  alguno  á  las  empre- 
sas de  los  corsarios,  hoy  casi  imposibles  por  las  necesidades  de 
los  buques  modernos. — Y  aun  cuando  no  doy  gran  importan- 
cia á  ciertos  detalles,  por  la  poca  influencia  que  pueden  tener 
en  los  acontecimientos  generales,  me  haré  cargo  de  algunos 
que  V.  toca,  para  exponer  mi  punto  de  vista  al  contestar  su 
carta  como  lo  hago. — El  Estado  que  acompaño,  me  parece  más 
exacto  que  el  que  trae  su  carta,  y  pone  de  manifiesto  que 
nuestras  fuerzas  en  el  Atlántico  son  próximamente  la  mitad 
de  las  de  los  Estados  Unidos,  tanto  en  el  tonelaje  como  en  la 
potencia  de  su  artillería.— Nunca  he  pensado  en  las  fuerzas  que 


—43  — 

los  Estados  Unidos  tienen  en  el  Pacífico  ni  en  Asia,  para  el 
desarrollo  de  los  sucesos  en  las  Antillas,  pero  siempre  he  vis- 
to en  ellas  un  gran  peligro  para  nuestras  Filipinas,  que  no  tie- 
nen fuerzas  que  oponerles  ni  aun  parecidas  como  una  sombra. 
Y  lo  que  es  por  sus  costas  del  Pacífico,  bien  seguros  están  los 
Estados  Unidos  de  nosotros. — Me  parece  que  se  equivoca  us- 
ted al  creer  que  en  todo  el  mes  de  Abril  habrá  variado  nues- 
tra situación.  Como  digo  al  principio,  tengo  por  seguro  que  no 
estarán  disponibles  el  Carlos  V,  Pelayo,  Vitoria  y  Numancia, 
y  quién  sabe  cómo  estaremos  de  municiones  de  14  cm.  Tam- 
bién parece  seguro  que  á  fin  de  Abril  no  estarán  montados  los 
cañones  del  Colón,  de  254  mm.  Y  aun  cuando  yo  me  equivo- 
cara, entonces  nuestra  fuerza  útil  en  las  Antillas,  sería  el  49 
por  1 00  de  la  americana  en  tonelaje  y  el  47  por  100  en  artille- 
ría, y  sólo  seríamos  superiores  en  cazatorpederos  y  torpederos, 
si  todos  llegan  útiles  allá. — Yo  no  sé  fijamente  cuáles  son  los 
sentimientos  patrios  respecto  de  Cuba,  pero  me  inclino  á  creer 
que  la  inmensa  mayoría  de  los  españoles  desea  la  paz  antes 
que  todo:  sólo  que  los  que  así  piensan,  sufren  y  lloran  en  sus 
hogares  y  no  gritan  como  la  minoría,  que  vive  ó  medra  con  la 
continuación  de  este  orden  de  cosas;  pero  éste  es  asunto  que 
no  me  incumbe  analizar. — Nuestra  carencia  de  recursos  es  de 
tal  naturaleza,  que  hace  tres  días  se  nos  han  caído  al  agua  tres 
hombres,  en  ocasión  de  saludar  á  la  voz,  por  haberse  roto  el 
nervio  del  toldo  pedido  hace  cincuenta  días,  y  que  aun  no  se 
sabe  cuándo  será  reemplazado.  Sobre  este  interesante  tema 
hay  pasado  más  de  un  oficio.  A  los  43  días  de  darse  el  primer 
martillazo  para  construir  el  Hernán  Cortés,  estábamos  con  él 
en  la  mar.  A  los  5 1  días  de  haber  pedido  el  cambio  de  tubos  á 
la  caldera  de  un  bote  (de  vapor)  del  Teresa,  aun  no  sabemos 
cuándo  estará  listo.  En  parecida  proporción  estarán  los  Esta- 
dos Unidos  con  nosotros  para  remediar  las  averías,  aunque 
tengamos  el  dique,  que  sin  duda  es  lo  principal,  pero  no  todo. — 
Respecto  de  las  dotaciones,  no  las  conozco,  pero  lo  mismo  las 
reclutaban  cuando  vencían  á  nuestros  antecesores  de  Trafal- 
gar,  y  ruego  á  V.  que  no  vea  en  esto  un  argumento  contra  el 


—44-- 

suyo,  porque  esto  acusaría  una  gran  ligereza  en  mí,  hablando 
de  lo  que  no  conozco:  es  simplemente  una  reflexión  que  se  me 
ocurre. — Estas  son  mis  leales  opiniones,  y  ante  la  salud  de  la 
Patria  se  las  expongo  á  V.,  rogándole  las  trasmita  al  Gobierno. 
Si  V.  creyera  útil  que  sea  yo  quien  vaya  á  exponerlas,  dispues- 
to estoy  á  ello  en  cuanto  V.  me  lo  indique.  Y  hecho  esto,  que 
descarga  mi  conciencia  de  un  enorme  peso,  sólo  me  resta  el 
deber,  relativamente  fácil,  de  conducir  nuestras  fuerzas  á  don- 
de se  me  ordene,  en  la  seguridad  de  que  todos  han  de  cumplir 
con  sus  deberes.— Que  le  vaya  á  V.  bien,  y  queda  etc. — PAS- 
CUAL Cervera. 


—45- 


ESCTTADRA  DEL  ATLÁNTICO  DEL  NORTE 


Comparación  con  la  de  los  Estados  Unidos. 


ESPAÑA 

Buques  actualmente  allí  con  algu- 
na protección,  ó  un  andar  de  15  mi- 
llas, sin  protección: 


NOMBRES 


Desplnza- 


Arlilleriii 


Vizcaya 

O  (/tiendo. 

AI.  de  ¡a  Ensenada. 


7.000  6.130 
7.000  6.130 
1.064      1. 1 00 


[5.064    13.360 


ESTADOS  UNIDOS 

Buques  que  la  componen  ac- 
tualmente, con  alguna  protec- 
ción, ó  un  andar  *de  15  millas, 
sin  protección: 


NOMBRES 


Dcspliizi- 
niientü. 


A  éstos  pueden  sumarse  positivamente: 


Infanta  AI:-"  Teresa. 
Cristóbal  Colón .  .  . 
Alfonso  XIII. 


7.000 
6.840 

4.826 

18.666    18.960 


6.130 
8.490  (1) 
4-340 


Mijineapolis . . 
Columbia 


Dudoso  que  puedan  sumarse  por  varias  causas: 


Pelayo 9-9 17 

Carlos  V 9-250 


6.987 

5-620 

9.167    12.607 


Philadelphia . 

Dolphin 

York'  Town .  . 


En  el  Atlántico  del  Sur  tienen  el      Cincvmiati . 


Atlanta 3.000 

Charles  ton..  .  3.730 

Chicago 4.500 

Newark 4.098 


4-324 
1.485 

1703 

22.840 

3.200 


Arlilleri; 


New -York.,  . 

8.200 

6.400 

Indiana 

10.288 

9-304 

Massachtiset . 

10.288 

9-304 

Texas 

6.315 

4-550 

Brooklyn  .... 

9.271 

7.880 

lowa 

1 1. 410 

8.360 

Montgomery... 

2.089 

4.100 

Marblehead . , 

2.089 

4.100 

Detroit. ..... 

2.089 

4.100 

Terror  

3.600 

2.896 

65.639    60.994 


7-375       4.790 
7.375       4.790 


14.750       9.580 


4.270 
4.570 
4-470 
6.740 
7.640 
700 
3.320 

31.710 

4-795 


Todos  los  demás  buques  tienen  escasísimo  valor  militar,  excepción 
hecha  de  los  cazatorpederos  y  torpederos,  de  los  que  no  se  trata  en  este 
cuadro,  como  tampoco  del  Katahdin  y  Vesuvius. 


(i)      Sin  los  cañones  de  25  cm.,  cuyo  valor  se  representa  por  \.2l 


-46- 

El  Ministro  de  Marina.— Particular.— ^^<3;¿/r/¿/,  ij  Marzo 
del  g8. — Excmo.  Sr.  D.  Pascual  Cervera. — Mi  querido  Gene- 
ral y  amigo:  Aprovechando  ser  hoy  domingo,  escribo  á  usted 
contestando  á  sus  líneas  reservadas  sobre  nuestras  apreciacio- 
nes en  relación  con  los  acontecimientos  que  puedan  desarro- 
llarse en  Cuba,  si  fatalmente  nos  viésemos  obligados  á  ello, 
pues  enterado  por  mí  el  Gobierno  de  nuestras  deficiencias,  re- 
pito á  V.  lo  que  le  decía  en  mi  anterior,  esto  es,  que  sus  actos 
se  ajustarán  con  prudencia  á  sostener  sus  relaciones  amistosas 
con  el  de  los  Estados  Unidos,  procurando  por  todos  los  me- 
dios el  alejar  y  conjurar  cualquier  conflicto  que  pueda  sobre- 
venir, estimando,  por  unanimidad,  nuestra  situación  desfavo- 
rable.— Paso  á  ocuparme  de  los  asuntos  referentes  á  esa  Es- 
cuadra, y  á  los  refuerzos  que  puede  recibir. — Tengo  telegrama 
de  Ansaldo  diciéndome  que  en  este  mes  quedará  resuelto  el 
artillado  de  25  cm.  del  Colón,  presentando  dos  nuevos  caño- 
nes en  la  Spezzia:  también  me  dice  haber  pedido  casquillos 
de  15  y  de  12  á  la  Marina  italiana. — De  casquillos  de  14  cen- 
tímetros está  de  camino  para  Cádiz  el  primer  lote  y  seguirán 
las  remesas. — Cartas  de  Ferrándiz  me  dicen  que  probará  las 
máquinas  para  el  15  y  que  estará  listo  para  salir  á  primeros  de 
Abril,  y  para  mediados  de  este  mes  me  dicen  estará  listo  tam- 
bién el  Carlos  K— Cuanto  dicen  los  periódicos  sobre  compra 
de  buques,  es  verdad,  aunque  por  mi  parte  lo  niegue;  y  lo  nie- 
go, porque  la  publicidad  ha  hecho  que  las  negociaciones  sobre 
los  dos  cruceros  del  Brasil,  que  empezaron  muy  bien,  hayan 
fracasado.  Mis  gestiones  se  dirigen  sobre  cruceros,  torpederos 
y  aun  vapores  que  pasen  de  i.ooo  toneladas  y  de  más  de  20 
millas  de  andar,  para  sostener  [nuestras  comunicaciones. — Pa- 
semos á  la  Escuadra,  detenida  en  esa  por  no  saber  qué  rumbo 
darle,  que  el  más  señalado  es  Cádiz;  pero  me  encuentro  que 
el  Colon,  si  se  realiza,  como  es  de  esperar,  su  artillado,  tendrá 
que  salir  para  Genova  y  sólo  quedarán  el  María  Teresa,  el 
Alfonso  XIII,  que  todavía  tardará  en  terminar  sus  infinitas 
pruebas,  y  el  Destructor. — Las  máquinas  de  calibrar  y  recar- 
ga se  ha  dispuesto  se  envíen  á  esa. — Termino,  pues:  á  su  con- 


—47— 

sidcrciciüii  dejo  lo  penoso  de  mi  labor:  hoy,  día  festivo,  dedica- 
do por  el  Señor  al  descanso,  ha  empezado  mi  tarea  á  las  ocho 
de  la  mañana,  para  terminarla  á  las  nueve  con  estas  líneas.  — 
Consérvese  bueno,  y  se  repite  etc. — SegiSxMUNDO  Bermejo. 


Resfirvado. —  Cartagena  i6  de  Marzo  de  i8g8. — Excelentí- 
simo Sr.  D.  Segismundo  Bermejo. — Mi  querido  General  y  ami- 
go: Ayer  tarde  fué  en  mi  poder  su  favorecida  del  día  anterior, 
por  la  que  veo  que  V.  coincide  con  mis  apreciaciones  acerca 
del  conflicto  que  se  cierne  sobre  nuestro  desgraciado  país,  lo 
que  no  podía  dejar  de  suceder  examinando  ambos  el  asunto 
con  el  deseo  del  acierto. — Veo  también  que  todo  el  Gobierno 
participa  de  esta  opinión,  pero  temo  que  pueda  haber  algún 
Ministro  que,  sin  dejar  de  creer  que  estamos  en  condiciones 
desfavorables,  deslumhrado  por  los  nombres  de  buques  que 
lea  en  el  Estado  General,  crea  que  la  desproporción  no  es  tan 
abrumadora  como  desgraciadamente  es  en  realidad,  y  mucho 
más  si  nada  sabe  de  nuestra  penuria  en  todo  cuanto  se  relacio- 
na con  las  necesidades  de  una  guerra  marítima,  como  son  mu- 
niciones, pertrechos,  carbón,  víveres,  etc.,  de  lo  que  no  tene- 
mos nada,  en  este  Departamento  al  menos. — Y  si  este  mi  te- 
mor fuese  fundado,  creo  del  mayor  interés  que  todo  el  Conse- 
jo de  Ministros,  sin  exceptuar  absolutamente  á  ninguno,  estén 
iniciados  con  toda  claridad  en  nuestra  triste  y  desconsoladora 
situación,  para  que  no  quede  la  menor  duda  de  que  la  guerra 
nos  conducirá  seguramente  á  un  desastre,  seguido  de  una  paz 
humillante  y  de  la  ruina  más  espantosa;  razón  por  la  cual  es 
preciso  no  sólo  eludir  la  guerra,  sino  buscar  una  solución  cual- 
quiera que  la  haga  imposible  en  adelante,  porque  de  seguir 
así,  el  desenlace  será  tanto  peor,  cuanto  más  tiempo  se  tarde, 
sea  cual  fuere  el  camino  por  donde  venga:  la  paz  ó  la  guerra. 
De  este  razonamiento,  que  lo  veo  claro  como  la  luz  del  día,  se 
deduce  que  como  no  podemos  ir  á  la  guerra,  sin  caminar  á  un 
desastre  seguro  y  horroroso,  ni  tratar  directamente  con  los  Es- 
tados Unidos,  cuya  mala  fe  es  notoria,  quizá  no  nos  quede  otro 


-48- 

remedio  que  apelar  á  otros  en  forma  de  arbitraje  ó  mediación, 
como  los  adversarios  acepten;  pero  este  orden  de  consideracio- 
nes me  aleja  de  mi  papel  que,  como  Jefe  de  la  Escuadra,  se  li- 
mita á  poner  de  manifiesto  lo  que  militarmente  ocurre,  y  hacer 
después  lo  que  el  Gobierno  le  mande,  el  cual  Gobierno  debe 
mandar  con  perfecto  conocimiento  de  la  situación.— Y  antes 
de  abandonar  este  tema,  para  seguir  contestando  á  los  demás 
puntos  de  su  carta,  permítame  V.  que  le  reitere  lo  que  le  dije 
en  mi  anterior,  y  no  ha  tenido  contestación  en  la  suya.  Quizás 
sea  bueno  que  yo  mismo  sea  quien  informe  de  palabra  á  los 
miembros  del  Gobierno:  si  así  se  cree,  estoy  dispuesto  á  ir  á  la 
menor  indicación. — Paso  á  ocuparme  de  los  refuerzos  que  se 
puedan  obtener,  y  de  lo  que  de  ellos  se  puede  esperar. — Mu- 
cho me  alegraré  de  que  Ansaldo  cumpla  lo  que  promete  res- 
pecto á  los  cañones  de  254  mm.  del  Colón.  ¡Nos  ha  engañado 
ya  tantas  veces!  Los  casquillos  de  1 4  cm.  hacen  absoluta  falta: 
usted  sabe  que  en  este  buque  sólo  hay  30,  dentro  de  las  tole- 
rancias establecidas  por  el  General  Guillen,  y  es  de  suponer 
que  los  cargos  del  Vizcaya  y  Oqiiendo  estén  lo  mismo.  Por 
ahora  está  entregando  la  casa  100  por  semana,  y  suponiendo 
que  los  primeros  hayan  llegado  ya  á  Cádiz  ó  lleguen  uno  de 
estos  días,  á  razón  de  100  por  semana,  llegaremos  al  mes  de 
Octubre,  y  después  cargarlos,  remitirlos,  etc.;  de  modo  que 
aun  cuando  se  apresure  su  venida,  nunca  llegarían  á  tiempo 
para  el  conflicto  actual.  Yo  creí  tener  los  primeros  en  Enero, 
y  no  los  tendré  hasta  Abril. — El  Pelayo  estará  listo  de  máqui- 
na y  podrá  salir,  pero  ¿y  la  artillería  mediana?  Esa  y  el  blin- 
daje tardarán,  y  si  se  le  pudiese  montar  provisionalmente  su 
antigua  batería!  Pero  lo  dudo,  porque  las  portas  no  lo  permi- 
tirían. Y  á  propósito  del  Pelayo:  he  oído  que  pa^a  enviarle 
gente  para  que  venga,  ha  sido  preciso  sacarla  de  la  Vitoria,  lo 
que  es  una  prueba  de  nuestra  excesiva  penuria. — Mucho  me 
alegraré  de  que  el  Carlos  Festé  listo  pronto,  pero  después 
creo  que  hay  que  montarle  la  batería  de  10  cm.  y  hacer  las 
pruebas. — En  la  compra  de  barcos  nunca  he  tenido  confianza, 
porque  las  alharacas  que  se  arman,  ya  nos  hicieron  perder  el 


—49— 

Garibaldi;  ahora  nos  han  hecho  perder  los  brasileros,  j,  en 
resumen,  no  nos  han  dado  más  que  el  Colón,  excelente  buque, 
pero  que  aun  no  está  armado,  y  el  Valdés. — Y  suponiendo  que 
todo  fuera  á  pedir  de  boca  y  que  la  Providencia  nos  deparara 
una  victoria,  que  á  todas  luces  es  improbable,  estaríamos  des- 
pués en  el  caso  analizado  en  mi  anterior,  y  que  no  reproduzco 
por  evitar  repeticiones. — Me  queda  sólo  que  hacerme  cargo  de 
lo  que  me  dice  V.  respecto  al  destino  de  la  Escuadra.  Yo  creo 
que  el  Teresa  debía  estar  en  Cádiz,  si  allí  se  han  de  recargar 
los  casquillos,  y  podría  salir  en  cuanto  tuviera  montados  los 
cañones  que  han  venido  de  Cádiz.--  Realmente,  si  el  Colón  va 
á  Italia,  no  estaría  muy  airosa  la  insignia,  pero  esta  considera- 
ción no  debe  anteponerse  á  las  conveniencias  del- servicio,  y  si 
la  disolución  de  la  Escuadra  lo  aconsejare,  podría  yo  arriar 
la  insignia  y  desembarcar,  salvo  volver  á  arbolarla  al  reunirse 
de  nuevo,  en  cuerpo  de  escuadra,  los  buques  hoy  dispersos,  á 
menos  que  la  reunión  fuese  cosa  de  pocos  días.  Esto  se  lo  digo 
á  V.  para  alejar  toda  idea  de  consideraciones  personales,  que 
yo  siempre  pospongo  á  los  intereses  del  servici  o.  Por  otra  par- 
te, lo  mismo  está  aquí  la  insignia,  que  en  Cádiz:  cuando  llegó 
la  Escuadra  inglesa,  había  en  el  puerto  tres  buques:  el  Nava- 
rra con  la  insignia  del  Capitán  General,  éste  con  la  mía  y  el 
Colón  con  la  de  Paredes. — No  le  molesto  más;  crea  V.  que 
siento  hacerlo  tanto,  pero  la  voz  de  la  conciencia,  que  excita- 
da por  el  amor  á  la  Patria  me  dice  que  cumplo  así  un  deber 
elevadísimo,  es  la  que  me  impulsa  á  hacerlo  para  ayudar  tam- 
bién de  este  modo  al  antiguo  y  querido  compañero  á  quien  ha 
tocado  en  suerte  llevar  esta  ptsada  cruz.  —Que  le  vaya  bien, 
y  disponga,  etc. — Pascual  Cervera. 


Cartagena  jg  Marzo  de  i8gS. — Exorno.  Sr.  D.  Segismundo 
Bermejo. — Mi  querido  General  y  amigo:  Cuando  recibí  ante- 
anoche su  telegrama  cifrado,  pedí  rectificación  del  nombre  del 
buque  alistado,  pero  con  la  vehemente  presunción  de  que  era 
el  Colón;  ayer  mañana  lo  hice  entrar  en  la  dársena  y  empezó 


—so- 
de  seguida  á  hacer  carbón,  que  espero  terminará  hoy,  á  pesar 
de  necesitar  para  el  relleno  más  de  500  toneladas. — Anoche, 
cuando  recibí  el  otro  telegrama  cifrado,  contesté  á  V.  y  le  aña- 
diré que  ya  está  este  buque  amarrado  en  la  dársena,  y  vamos 
á  empezar  á  embarcar  las  180  toneladas  que  nos  faltan  para 
el  relleno.  Veremos  si  ambos  buques  pueden  quedar  listos  para 
esta  noche. — El  cañón  que  está  listo,  vamos  á  montarlo  ahora, 
dentro  de  un  rato.  Es  lástima  no  llevar  los  otros  dos,  que  to- 
davía tardarán  diez  ó  doce  días  en  estar  listos. — De  municio- 
nes de  14  cm.  llevamos  78  tiros  por  pieza,  y  de  ellos,  sólo  30 
cartuchos,  dentro  de  las  tolerancias  señaladas  por  Guillen.— 
Ayer  vi  á  Pedro  Aguirre  y  le  pregunté  por  los  buques  del 
Apostadero  de  la  Habana,  diciéndome  que  ¡no  había  más  bu- 
que listo  que  el  Vena  dito!  lo  que  le  hice  repetir  varias  veces. 
Me  dijo  también  que  el  dique  no  funcionaba,  y  si  eso  no  se  co- 
rrige, preciso  será  pensar  en  el  Vizcaya,  que  ya  lleva  ocho  me- 
ses sin  limpiar. — Como  no  sé  nada  más  que  lo  que  ponen  los 
telegramas  de  V.,  estoy  muy  perplejo,  sin  saber  la  orden  que 
debo  dar  á  los  ranchos  chicos.  ¿Podría  V.  indicarme  algo?  Mu- 
cho se  lo  agradecería. — Supongo  que  habrá  V.  recibido  mi  car- 
ta del  15,  que  confirmo.  —  Y  sin  molestarle  más,  etc.  —  PAS- 
CUAL Cervera. 


El  Ministro  de  Marina.— Particular.  ~il/¿z¿/r/¿/,  Marzo  21 
del  gS. — Excmo.  Sr.  D.  Pascual  Cervera. — Mi  querido  Gene- 
ral y  amigo:  Cuatro  letras  para  continuar  otro  día. — Me  pre- 
gunta V.  por  la  comisión  del  Colón:  ésta  es  la  siguiente:  De- 
seando abreviar  el  itinerario  trazado  á  la  Escuadrilla  de  torpe- 
deros, se  ha  pensado  para  mayor  auxilio  de  ella,  que  vaya  el 
Colón  hasta  dejarla  en  Puerto  Rico:  como  este  buque  no  pue- 
de entrar  en  dicho  punto,  tomaría  carbón  en  San  Thomas  para 
regresar  á  España  por  estar  pendiente  de  su  artillería.  Toman- 
do parte  en  esta  expedición  dos  Capitanes  de  Navio,  irá  el  se- 
gundo Jefe  de  la  Escuadra,  que  para  algo  está  en  ella.  No  sé 
aun  si  se  realizará. — Como  es  posible  que  cuando  acabe  de 


—51  — 

montar  los  cañones  vaya  á  Cádiz,  allí  puede  recoger  las  cartas 
y  empezar  á  tomar  casquillos. — Es  siempre  suyo,  etc. — Segis- 
mundo Bermejo. 


Cartagena  ly  Marzo  i8g8. — Excmo.  Sr.  D.  Segis^nundo 
Bermejo. — Mi  querido  General  y  amigo:  Ayer  recibí  su  favo- 
recida del  24,  y  quedo  listo  esperando  la  orden  de  salir  para 
Cádiz. 

Como  he  dicho  á  V.  en  una  de  mis  anteriores,  llevo  para 
Cádiz  todos  los  proyectiles  de  14  cm.  que  hay  en  este  Depar- 
tamento, que  son: 
500  balas  granadas, 

333  granadas  ordinarias  de  procedencia  inglesa, 
216        id.  id.         de  Cartagena, 

67        id.         de  segmentos  de  id.  inglesa, 
112        id.  id.  de  Cartagena. 

1.228  proyectiles. 

El  Departamento  de  Cádiz,  al  que  pregunté  el  2 1  los  pro- 
yectiles que  allí  hay,  me  contestó  ayer  que  tienen: 
27  balas  granadas, 
460  granadas  ordinarias, 
150        id.        de  segmentos, 
40        id.        de  acero,  ó  sean 

677  proyectiles  en  total,  que  con  los 
1.228  que  haya  bordo  embarcados  en  este  Departamento,  suman 

1.905,  pero  como  los  casquillps  que  se  han  contratado,  son 
4.500  según  creo,  faltarán 

2.595  proyectiles  para  cargarlos  y  eso  si  se  emplean  todos  los 
existentes,  de  los  que  creo  hay  alguno  de  procedencia  inglesa, 
muy  defectuoso,  y  además  habrá  necesidad  de  un  repuesto  para 
recargar  los  que  se  disparen. — El  taller  de  proyectiles  de  aquí 
está   parado,  y  si  á  V.  no  le  parece  mal,   podría  darse  orden 


—52- 

para  que  construya. — Yo  creo  que  el  Colón  debe  hacer  ejerci- 
cio al  blanco,  pero  reposado,  sin  el  aguijón  de  estar  de  viaje; 
vale  la  pena  de  detenerse  un  día,  ó  hacerlo  salir  de  Cádiz  ex- 
presamente para  el  objeto.— Y  sin  nada  más  por  hoy,  etc. — 
Pascual  Cervera. 


Puerto  Real  2  Abril  i8g8.  —  Exento.  Sr.  D.  Segismundo 
Bermejo. — Mi  querido  General  y  amigo:  Parece  mentira  que 
desde  mi  llegada  no  haya  tenido  tiempo  de  escribir  á  V.  como 
deseaba,  pero  entre  distancias  y  cosas  que  hacer,  no  he  podi- 
do.— A  pesar  del  mal  tiempo,  llegamos  bien,  y  la  avería  del 
Colón  fué  de  menos  importancia  de  lo  que  creí  al  principio, 
sólo  que  ha  inutilizado  varios  tubos  y  por  eso  he  pedido  á  us- 
ted por  telégrafo,  se  adquieran  de  Niclausse  50  que  tiene  listos. 
He  mandado  hacer  los  pedidos  del  carbón  y  materias  lubrica- 
doras  consumidas,  para  estar  siempre  listos  para  cualquiera 
eventualidad. — Mis  temores  se  realizan,  porque  el  conflicto  se 
aproxima  en  tren  expreso  y  el  Colón  no  tiene  sus  cañones 
gruesos,  el  Carlos  V  no  está  recibido  y  le  falta  la  batería  de 
10  cm.,  al  Pelayo  le  falta  terminar  el  reducto  y  me  parece  que 
la  artillería  mediana,  la  Vitoria  está  sin  artillería  y  de  la  Nu- 
mancia  no  hay  que  hablar.  Pero  en  medio  de  todo  vale  más 
que  se  termine  de  una  vez,  porque  el  país  no  puede  más  y 
cualquier  arreglo  será  bueno,  por  malo  que  parezca,  si  viene 
sin  que  tengamos  que  lamentar  un  gran  desastre  como  puede 
suceder  si  entramos  en  la  guerra  con  barcos  á  medio  artillar, 
ya  muy  pocos  en  sí  y  con  la  falta  de  medios  y  sobra  de  trabas 
que  tenemos. — Embarcaré  las  municiones  que  vayan  estando 
Hstas,  y  con  los  dos  buques,  tal  como  están,  puede  contarse  á 
todo  momento. — La  circunstancia  de  estar  tan  lejos  el  Vizcaya 
y  el  Oquendo  produce  no  pocos  inconvenientes,  por  lo  que 
considero  que  si  no  se  han  de  incorporar  pronto,  convendría 
separarlos  de  la  Escuadra.— -Que  le  vaya  á  V.  bien,  etc. — PAS- 
CUAL Cervera. 


—53-- 

El  AL^aRANTE  (Cervera).  al  Ministro  (Bermejo). 

Cádiz  4  Abril  i8g8. 

<'Creo  que  es  muy  peligroso  continúe  su  viaje  escuadrilla  de  torpederos.  Como 
no  tengo  instrucciones,  es  conveniente  que  vaya  á  Madrid  para  recibirlas  y  formar 
plan  de  campaña.  Me  preocupan  las  Canarias,  que  están  en  situación  peligrosa.  Si 
durante  mi  ausencia  fuese  necesario  que  la  Escuadra  saliera,  podría  verificarlo  man- 
dada por  segundo  Jefe.» 


El  Minlstro  (Bermejo)  al  íVlmirante  (Cervera). 

Madrid  4  Abril  i8g8, 

«Recibido  su  telegrama  cifrado.   En  estos  momentos  de  crisis   internacional,  no 
se  puede  formular  de  una  manera  precisa  nada  concreto.» 


El  Ministro  de  Marina.— Particular.— ^M7^  del ^8.— 
Excmo.  Sr.  D.  Pascual  Cervera. — Mi  querido  General  y  ami- 
go: Acabo  de  recibir  su  telegrama  y  su  carta,  y  en  estos  mo- 
mentos de  crisis  internacional  en  que  la  diplomacia  ejerce  su 
acción,  que  se  habla  de  una  tregua  y  hasta  de  la  situación  de 
las  respectivas  fuerzas  navales,  nada  puede  formularse,  nada 
concretarse. — Otro  día  seré  más  extenso.—  Siendo  suyo,  etc. — 
Segismundo  Bermejo. 


Cádiz  6  Abril  i8p8. — Excmo.  Sr.  D.  Segismundo  Bermejo. 
Mi  querido  General  y  amigo:  En  el  correo  de  anoche  recibí  su 
carta  del  4,  y  antes  había  recibido  su  telegrama  sobre  el  mis- 
mo asunto. — Precisamente  por  el  estado  de  ansiedad  en  que 
todos  estamos,  es  por  lo  que  interesa,  y  mucho,  tener  pensado 
lo  que  se  ha  de  hacer,  para  no  andar  con  vacilaciones,  si  llega 
el  caso,  sino  obrar  rápidamente  con  medidas  que  puedan  ser 
eficaces,  y  no  ir,  como  el  famoso  hidalgo  manchego,  á  pelear 
con  los  moHnos  de  viento,  para  salir  descalabrados. — Si  nues- 
tra fuerza  naval  fuese  superior  á  la  de  los  Estados  Unidos,  la 
cuestión  sería  muy  sencilla,  pues  con  cerrarles  el  paso,  basta- 
ría; pero  como  no  solamente  no  es  superior,  sino  es,  muy  infe- 


—54— 

rior,  tratar  de  cerrarles  el  paso,  ó  sea  presentarles  una  batalla 
naval,  con  carácter  de  decisiva,  sería  el  mayor  de  los  desatinos, 
porque  sería  buscar  una  derrota  cierta,  que  nos  dejaría  á  mer- 
ced del  enemigo,  que  se  apoderaría,  si  quería,  de  alguna  buena 
posición  en  las  Canarias,  y  tomándola  por  base  de  operaciones, 
aniquilar  nuestro  comercio  y  boml^ardear  impunemente  nues- 
tras ciudades  marítimas.  Por  eso  es  indispensable  pensar  lo  que 
se  ha  de  hacer,  y  sin  dar  ningún  paso  previo  ostensible,  no  va- 
cilar si  llega  el  momento  de  obrar. — A  estas  consideraciones 
obedeció  mi  telegrama,  y  mis  ideas  no  han  variado,  porque  sí 
nos  coge  sin  plan,  vendrán  las  vacilaciones,  las  dudas,  y  tras 
de  la  derrota,  puede  venir  la  humillación  y  la  vergüenza. — 
Usted  apreciará  estas  manifestaciones  francas  y  leales  de  un 
antiguo  amigo  y  compañero  que  sólo  desea  ayudar  al  Gobier- 
no y  acertar. — Que  le  vaya  á  V.  bien,  etc.  —  Pascual  Cer- 
VERA. 


El  Gobernador  General  de  Cuba  (Blanco)  al  M.  de  Ultramar  (R.  Girón). 

Habana  7  Abril 


cMantiénese  la  opinión  digna  y  sensata,  aunque  algo  excitada  por  noticias  inmi- 
nencia guerra.  Se  empieza  á  manifestar  cierto  disgusto  por  falta  buques  aqui,  pues 
los  que  hay  no  pueden  prestar  servicio,  y  detención  escuadrilla  Cabo  Verde  deja  in- 
defensas costas.  V.  E.,  que  mejor  que  yo  conoce  situación  internacional,  dadas  ac- 
tuales circunstancias,  apreciará. conveniencia  enviar  buques.» 


El  Ministro  (Bermejo)  al  Almirante  (Cervera). 

Madrid  7  Abril  i8g8. 

«Urge  mucho  salida;  es  preciso  que  sea  mañana.  Diríjase  V.  E.  á  San  Vicente 
de  Cabo  Verde;  asi  que  llegue  tomará  carbón  y  agua.  Comunique  con  semáforo  Ca- 
narias por  si  hubiese  alguna  novedad  que  noticiarle.  Las  instrucciones,  que  se  am- 
pliarán, son,  en  esencia,  proteger  escuadrilla  de  torpederos  que  queda  á  sus  órdenes, 
por  estar  en  Europa  Amazonas  y  San  Francisco.  No  hay  por  ahora  más  buques 
americanos.» 


—55— 

El  Almirante  (Cervera)  al  Ministro  (Bermejo). 

Cádiz  7  Abril  i8g8. 

«Estos  acorazados  están  listos  para  cualquier  comisión.  Ruego  á  V.  E.  me  per- 
m  ita  insistir  en  la  necesidad  de  concertar  un  plan  general  de  campaña,  á  fin  de  evi- 
tar vacilaciones  funestas.  No  dudo  que  el  Gobierno  tendrá  formado  su  plan,  que  ne- 
cesito indispensablemente  conocer,  si  he  de  aspirar  á  cooperar  á  él  con  toda  eficacia.» 


El  Almirante  (Cervera)  al  Ministro  (Bermejo). 

Cádiz  7  Abril  i8g8. 

«Mañana  por  la  tarde  efectuaré  salida  para  Cabo  Verde,  donde  la  escuadrilla  de 
torpederos  quedará  á  mis  órdenes.  Como  desconozco  los  planes  del  Gobierno  y  no 
se  me  dice  qué  he  de  hacer  después,  esperaré  sus  instrucciones  cubriendo  Canarias. » 


El  Ministro  (Bermejo)  al  Almirante  (Cervera). 

Madrid  y  Abril  i8g8. 

«La  premura  de  la  salida,  impide  por  el  momento  darle  conocer  plan  que  solici- 
ta, pero  lo  tendrá  con  todos  sus  detalles  á  los  pocos  días  de  su  llegada  á  Cabo  Ver- 
de, pues  seguirá  sus  aguas  un  vapor  abarrotado  de  carbón.» 


El  Almirante  (Cervera)  al  Ministro  (Bermejo). 

Cádiz  8  Abril  1898. 

«Recibido  telegrama  cifrado  de  ayer  de  V.  E.   Esperaré  instrucciones  en  Cabo 
Verde.» 


El  Almirante  (Cervera)  al  Ministro  (Bermejo). 

Cádiz  8  Abril  i8g8. 
«Son  las  cinco  tarde  y  estoy  saliendo  con  el  Teresa  y  Colón.-» 


Cádiz  8  A  bril  i8gS. — Excmo.  Sr.  D.  Segismundo  Bermejo. 
Mi  querido  General  y  amigo:  He  recibido  todos  sus  telegra- 
mas.— Los  barcos  están  listos  y  espero  salir  esta  tarde.  —He 
enviado  ahora  al  Contador  por  el  dinero  á  vSan  Fernando,  por- 


-56^ 

que  el  Capitán  General  me  avisa  de  que  allí  lo  han  recibido.— 
En  Cabo  Verde  esperaré  las  instrucciones  que  V.  me  ordena. 
La  reproducción  del  telegrama  cifrado,  tiene  una  palabra  dife- 
rente, pues  dice  que  las  instrucciones  se  ampliarán,  y  en  el 
primero  recibido  decía  se  emplearán,  por  eso  indicaba  mi  idea 
de  cubrir  las  Canarias,  pero  ahora,  esperaré,  como  digo. — Sien- 
to mucho  salir  sin  haber  concertado  ningún  plan  en  sus  líneas 
generales,  para  lo  que  tan  repetidas  veces  solicité  ir  á  Madrid; 
creo  entrever,  en  el  conjunto  de  los  telegramas  recibidos,  que 
se  persiste  en  la  idea  de  que  la  Escuadrilla  vaya  á  Cuba,  y  me 
parece  una  aventura  que  puede  costamos  muy  cara,  porque  la 
pérdida  de  nuestra  Escuadrilla  y  la  derrota  de  nuestra  Escua- 
dra en  el  mar  Caribe,  entraña  un  gran  peligro  para  las  Cana- 
rias y  quizá  el  bombardeo  de  nuestras  ciudades  del  litoral.  No 
menciono  la  suerte  de  Cuba,  porque  ésta  la  tengo  descontada 
hace  mucho  tiempo,  y  creo  que  una  derrota  naval  precipitaría 
mucho  su  pérdida  definitiva,  mientras  que  sosteniéndose  con 
los  elementos  que  cuenta,  quizás  hiciera  pensar  á  los  Estados 
Unidos.  No  hay  que  hacerse  ilusiones  acerca  de  los  refuerzos 
de  nuestra  Escuadra:  si  V.  repasa  nuestra  correspondencia  de 
hace  dos  meses,  verá  V.,  no  que  he  sido  Profeta,  sino  que  me 
he  quedado  corto,  y  es  preciso  no  hacerse  ilusiones  sobre  lo 
que  se  puede  hacer,  que  sólo  es  lo  que  sea  apropiado  á  los  me- 
dios disponibles. — Y  sin  molestarlo  más,  etc. — Pascual  Cer- 

VERA. 


El  Nlinistro  de  Marina.— Particular.— Af^^/nV/,  Abril  y 
del  g8. — Excmo.  Sr.  D.  Pascual  Cervera. — Mi  querido  Gene- 
ral y  amigo:  Estamos  en  profunda  crisis  internacional,  y  aun- 
que no  perdidas  las  esperanzas  de  una  solución  pacífica  me- 
diante el  deseo  del  Gobierno  de  evitar  la  guerra  á  todo  trance, 
éste  ha  llegado  á  los  últimos  límites  de  las  concesiones  inter- 
poniendo las  influencias  de  las  potencias  extranjeras;  pero  el 
Presidente  de  los  Estados  Unidos  se  encuentra  envuelto  en  la 
ola  que  él  mismo  se  ha  creado,  y  que  ahora  trata  de  apaciguar. 


—57— 

A  usted,  como  Almirante  de  la  Escuadra  y  por  su  prestigio  en 
el  Cuerpo,  le  corresponde  ó  ha  sido  designado  por  Dios  para  la 
ejecución  de  los  planes  que  se  han  de  desarrollar,  encomenda- 
dos á  su  inteligencia  y  valor.  Creo  haber  facilitado  á  V.  cuanto 
me  ha  pedido  y  en  mi  mano  ha  estado  concederle:  si  más  no  he 
hecho,  es  porque  más  medios  no  he  tenido  á  mi  disposición; 
mi  conciencia  en  esto,  como  en  todo,  está  perfectamente  cum- 
plida.— En  las  instrucciones  que  recibirá,  se  dibuja  un  pensa- 
miento general,  que  V.  con  sus  Capitanes  desarrollará. — Y  ter- 
mino expresándole  salude  en  mi  nombre  al  personal  á  sus  ór- 
denes, y  confirmándole  la  confianza  que  S.  M.  y  el  Gobierno 
tienen  en  sus  altas  condiciones. — Le  abraza  afectuosamente,  et- 
cétera.— Segismundo  Bermejo. 


INSTRUCCIONES  RECIBIDAS  EN  CABO  VERDE 


El  Ministro  de  Marina  (Bermejo)  al  Comandante  General  de  la  Escua- 
dra (Cervera). 

Reservado. — Excmo.  Sr.:  Aun  cuando  hasta  la  fecha  no  han  variado  las  rela- 
ciones de  amistad  que  median  entre  España  y  los  Estados  Unidos  de  la  América  del 
Norte,  en  previsión  de  posibles  complicaciones  y  ante  la  probable  presencia  en  aguas 
de  Europa  de  los  cruceros  de  aquella  nación  San  Francisco  y  Amazonas,  se  hace 
indispensable  proteger  la  primera  división  de  torpederos  que  actualmente  se  encuen- 
tra de  arribada  en  las  islas  de  Cabo  Verde;  tanto  por  si- conviniere  que  continuara  su 
viaje  á  las  Antillas,  como  por  si  fuere  necesario  su  regreso  á  Canarias. — En  su  con- 
secuencia tan  pronto  reciba  V.  E.  esta  orden,  saldrá  con  el  buque  de  su  insignia  y 
el  Cristóbal  Colón  para  San  Vicente  de  Cabo  Verde,  donde  se  incorporará  á  esa 
Escuadra  de  su  mando  la  expresada  división,  que  quedará,  por  tanto,  á  las  órdenes 
de  V.  E.  con  el  trasatlántico  Ciudad  de  Cádiz  que  la  acompaña.  En  San  Vicente 
esperará  V.  E.  las  instrucciones  que  oportunamente  se  le  comunicarán,  y  si  las  cir- 
cunstancias del  servicio  aconsejasen  la  salida  de  la  Escuadra  con  la  división  de  torpe- 
deros para  Puerto  Rico,  lo  hará  V.  E.  teniendo  en  cuenta,  que  si  antes  de  su  salida 
se  hubieren  agravado  las  circunstancias  presentes,  llegarán  á  Cabo  Verde  ó  bien  los 
encontrarán  á  los  rS"  30'  de  latitud  N.  y  53°  30'  de  longitud  O.  los  acorazados 
Vizcaya  y  Oquendo.  Dicho  punto  está  tomado  en  la  carta  española  general  del 
Atlántico  y  á  él  procurará  V.  E.  recalar  con  el  objeto  indicado. — La  protección  que 
V.  E.  va  á  prestar  á  los  torpederos,  colocan  á  la  división  en  condiciones  mucho  más 
militares,  pudiendo  encargarse  cada  acorazado  de  dos  de  aquéllos  y  el  trasatlántico 


-58- 

de  otros  tantos  para  los  efectos  de  aprovisionamiento  y  demás  auxilios  que  pudie- 
ran necesitar  ^iurante  el  viaje,  que  en  tal  forma  cabe  realizar  en  menos  tiempo  y  con 
mayor  seguridad.  Si  las  contingencias  que  son  de  temer  permitiesen  fijar  el  objetivo 
de  la  expedición,  éste  será  la  defensa  de  la  isla  de  Puerto  Rico,  que  tomará  V.  E.  á 
su  cargo  en  la  parte  marítima,  combinando  su  acción  con  la  militar,  de  acuerdo  con 
el  Gobernador  General  de  la  isla,  pero  sin  olvidar  que  el  plan  de  aquélla  sólo  puede 
corresponder  á  V.  E.,  dada  su  innegable  competencia,  en  su  calidad  de  Almirante, 
para  medir  las  fuerzas  del  presunto  enemigo,  apreciar  la  importancia  de  sus  movi- 
mientos, asi  como  los  recursos  que  pueden  desarrollar  los  buques  del  mando  de  V.  E. 
En  el  caso  de  que  se  trata,  desplegará  V.  E.  la  Escuadra,  sosteniéndose  mutuamen- 
te las  unidades  tácticas  que  la  componen,  apoyadas  éstas  por  los  destroyers  y  torpe- 
deros, de  manera  que  no  se  presente  masa  contra  masa,  á  no  ser  que  las  fuerzas  del 
enemigo  fuesen  iguales  ó  inferiores,  en  cuyo  caso  convendrá  á  V.  E.  tomar  la  ofen- 
siva.— Sobre  estas  bases  debe  descansar  el  plan  de  V.  E.,  apreciando  como  factor 
principal  la  velocidad  de  nuestros  buques  que,  por  regla  general,  es  inferior  á  la  de 
los  contrarios,  y  teniendo  en  cuenta  que,  probablemente,  las  fuerzas  enemigas  que 
operarán  sobre  Puerto  Rico,  llegado  el  caso,  no  excederán  de  siete  buques,  contando 
entre  éstos  tres  auxiliares. — Por  si  fuese  necesario  comunicar  á  V.  E.  alguna  orden 
en  su  viaje  desde  ese  puerto  al  de  Cabo  Verde,  pasará  á  la  vista  del  semáforo  de  Ca- 
narias (Punta  Anaga). — Para  el  aprovisionamiento  de  esos  buques  en  San  Vicente, 
se  han  dado  las  oportunas  instrucciones  al  Comandante  de  la  división  de  torpederos 
y  en  Puerto  Rico  encontrará  V.  E.,  si  ha  lugar,  todo  género  de  reciursos,  incluso 
municiones. — En  todo  aquello  que  con  éstas  sean  compatibles,  observará  V.  E.  las 
instrucciones  comunicadas  al  Jefe  de  la  división  para  lo  que  con  ella  se  relacione. — 
De  R.  O.  lo  digo  á  V.  E.  para  los  efectos  que  proceden,  y  al  propio  tiempo  cúm- 
pleme manifestarle  que  ante  las  graves  circunstancias  que  atraviesa  la  nación  en  los 
actuales  momentos,  el  Gobierno  de  S.  M.  lo  espera  todo  del  celo,  pericia  y  patriotis- 
mo de  V.  E.,  y  del  valor  innegable  de  cuantos  han  de  secundar  y  obedecer  sus  acer- 
tadas órdenes. — Dios  guarde  á  V.  E.  muchos  años. — Madrid  8  de  Abril  de  1898. — 
Segismundo  Bermejo. 


El  Almirante  (Cervera)  al  Ministro  (Bermejo). 

Cabo  Verde  14  Abril  i8g8. 

«Fondeamos  sin  novedad.  Estoy  ansioso  de  conocer  instrucciones  y  noticias.  Su- 
plico telegrama  diario.  Tengo  necesidad  de  mil  toneladas  de  combustible  para  re- 
llenar.» 


El  Ministro  (Bermejo)  al  Almirante  (Cervera).  —  Caíí?  Verde. 

Madrid  14  Abril  i8g8. 

«Noticias  graves.  Trasatlántico  San  Francisco  sale  para  esa  con  instrucciones  y 
dos  mil  toneladas  de  carbón.  Esto  no  obsta  para  que  empiece  á  tomar  carbón  del 


■59- 


mandado  comprar  Jefe  escuadrilla.    Vizcaya  Oquendo    desde   día  9  navegan  para 
múrsele.» 


El  Ministro  (Bermejo)  al  Almirante  (Cervera). — Cabo  Verde. 

Madrid  15  Abril  i8g8. 

«Continúa  situación  grave.  Cámaras  americanas  violentos  y  humillantes  discur- 
sos para  nuestra  Patria.  Grandes  potencias  demuestran  deseos  de  paz. — Dicen  confi- 
dencialmente de  Washington  que  el.  13  salió  Escuadra  volante  compuesta  de  New- 
York,  Texas,  Columbia,  Minneapolis  y  Massachusetts,  para  evitar  unión  de  nues- 
tros acorazados,  dirigiéndose  á  esa.  Dudo  que  sea  así,  por  no  haber  declaración  de 
guerra,  pero  de  todos  modos  es  preciso  que  esté  prevenido.  Provéase  de  todo  lo  ne- 
cesario y  al  llegar  los  acorazados  alístelos  inmediatamente.» 


El  Comandante  General  dé  la  Escuadra  (Cervera)  al  Ministro  de  Ma- 
rina (Bermejo). 

Comandancia  General  de  la  Escuadra. — Estado  Mayor. — Excmo.  Sr.:  Cum- 
pliendo las  órdenes  de  V.  E.  y  según  tuve  el  honor  de  telegrafiarle,  salí  en  la  tarde 
del  8  del  puerto  de  Cádiz  con  el  Colón  y  el  Teresa  haciendo  rumbo  á  Punta  Anaga 
(Isla  de  Tenerife),  con  cuyo  semáforo  comuniqué  en  la  mañana  del  li,  recibiendo  la 
orden  de  V.  E.  de  seguir  mi  viaje  y  la  noticia  de  que  las  impresiones  eran  más  favo- 
rables. A  mi  vez  comuniqué  á  V.  E.  que  no  había  novedad  en  la  Escuadra.  Al  Co- 
lón, que  me  esperaba  frente  á  la  ciudad  de  Santa  Cruz,  le  llevó  un  remolcador  un 
oficio  del  Comandante  de  Marina  trasladándome  el  mismo  telegrama  del  semáforo 
y  añadiéndome  que  la  noche  anterior  nos  había  esperado  un  vapor  sobre  Punta  Ana- 
ga para  comnnicármelo. — A  las  nueve  de  la  mañana  del  día  1 1  hice  rumbo  á  San 
Vicente  de  Cabo  Verde,  fondeando  en  Puerto  Grande  el  1 4  á  las  diez  de  su  maña- 
na.— Aquí  encontré  á  la  primera  división  de  torpederos,  cuyo  Jefe  vino  á  ponerse  á 
mis  órdenes  y  á  manifestarme  que  no  ocurría  en  ella  novedad. — La  navegación  ha 
sido  buena,  con  viento  y  mar  del  primer  cuadrante,  que  fueron  calmando  á  medida 
que  descendíamos  en  latitud.  La  hice  con  velocidad  de  1 2  millas,  que  oportunamen- 
te reduje  á  unas  1 1,  con  objeto  de  hacer  la  recalada  de  día  y  poder  efectuar  una  bue- 
na descubierta.  En  ella  tuve  todos  los  fuegos  encendidos  y  la  gente  en  sus  puestos 
de  combate. — Los  consumos  han  sido  exageradísimos  en  el  Colón  y  bastante  tam- 
bién en  el  Teresa,  resultando  que  para  poder  recorrer  unas  1.570  millas  á  la  veloci- 
dad antes  dicha,  ha  consumido  el  Colón  unas  500  toneladas  y  el  Teresa  unas  400. 
Los  consumos,  en  globo,  por  caballo-hora  del  Colón,  han  sido  de  1,696  kilogramos 
á  12  millas  y  de  1,778  á  11,  y  los  del  Teresa  de  1,155  Y  ^^  i>347>  respectivamen- 
te. Al  llegar,  sólo  quedaban  550  en  el  Colón  y  570  en  el  Teresa.  Sobre  otro  punto, 
también  de  mucha  importancia  mihtar,  debo  llamar  la  atención  de  V.  E.— Al  re- 
flexionar sobre  estos  consumos  tan  elevados,  atribuyo  el  del  Colón,  al  sistema  de 


—6o 


calderas  y  á  la  poca  práctica  en  su  manejo,  y  el  del  Teresa  á  que  fué  muy  pequeña 
la  presión  en  las  calderas  para  una  máquina  de  triple  expansión.  Al  ordenar  que  se 
elevara  la  presión  que  llevábamos  de  lOO  libras  á  150,  me  expuso  el  primer  Maqui- 
nista Mayor  las  observaciones  de  que  en  comunicación  aparte  doy  cuenta  á  V.  E.,  y 
como  abrigo  el  temor  de  que  sean  fundadas,  he  decidido  no  elevar  la  presión  en  las 
calderas  de  este  buque  sino  en  casos  perentorios  (i). 

Al  llegar,  dirigi  á  V.  E.  el  siguiente  telegrama:  «Fondeamos  sin  novedad.  Estoy 
» ansioso  de  saber  instrucciones  y  noticias.  Suplico  telegrama  diario.  Tengo  necesidad 
»de  combustible  mil  toneladas  para  rellenar.»  En  la  tarde  de  ayer  me  notició  el  Ca- 
pitán del  Cuidad  de  Cádiz  haber  recibido  este  otro,  fechado  en  Cádiz  el  14,  á  las 
dos  y  cinco  minutos  de  la  tarde:  «Anoche  salió  vapor  Sa^i  Francisco  de  Las  Pal- 
»  mas  con  mil  toneladas  carbón  para  Escuadra;  avíselo  al  Almirante. »  En  la  mañana 
de  hoy  he  recibido  el  de  V.  E.  del  mismo  día  (7-50  tarde),  referente  al  mismo  asun- 
to y  á  los  acorazados  Vizcaya  y  Oqtiendo,  al  que,  después  de  oir  al  General  segun- 
do Jefe  y  Comandantes,  he  contestado  con  el  siguiente:  «Por  carbón  piden  cincuen- 
»ta  y  im  chelines  tonelada  pagado  en  Londres;  como  urge  mucho  lo  mando  com- 
-*prar.  Sin  novedad.»  Y  al  cerrar  esta  comunicación,  que  irá  por  un  vapor  que  sale 
esta  noche,  recibo  el  otro  telegrama  de  hoy  (12-50  tarde),  referente  al  movimiento 
de  buques  americanos. — Dios  guarde  á  V.  E.  muchos  años. — A  bordo  del  Infanta 
María  Teresa,  San  Vicente  de  Cabo  Verde  15  de  Abril  de  1898. — Excmo.  Sr. — 
Pascual  Cervera. 


El  Almirante  (Cervera)  al  Ministro  (Bermejo). 

Cabo  Verde  16  Abril  i8g8. 

«Sin  novedad.  Por  últimas  noticias  de  su  telegrama  cifrado  sobre  Escuadra  vo- 
lante americana,  se  prepara  escuadrilla  de  torpederos  para  combatir,  alijando  el  car- 
bón que  estorba.» 


El  Almirante  (Cervera)  al  Ministro  (Bermejo). 

Cabo  Verde  17  Abril  i8gS. 

«Por  temporal  no  hemos  podido  terminar  embarco  carbón  comprado.  San  Fran- 
cisco no  ha  llegado;  estoy  impaciente  por  su  tardanza. » 


(i)  El  Maquinista  Mayor  manifiesta  que  ha  observado  que  siempre  que  la  pre- 
sión en  las  calderas  excedió  de  115  libras,  se  produjo  alguna  averia  con  especialidad 
en  las  frisas  de  unión  de  la  tubería  auxiliar  de  vapor,  atribuyéndolo  á  la  falta  de 
juntas  de  expansión,  lo  cual  unido  á  que  los  tubos  de  las  calderas  han  perdido  mu- 
cho en  su  resistencia  y  á  existir  algunas  pequeñas  fugas  de  agua  en  la  costura  de 
unión  de  los  hornos  con  los  frentes  de  las  calderas  que  pudieran  adquirir  importan- 
cia elevando  la  presión  en  ellas,  aconseja  no  hacer  esto  en  circunstancias  normales, 
porque  la  economía  de  combustible  obtenida  no  compensaría  el  gasto  de  las  repara- 
ciones y  el  entorpecimiento  de  los  servicios. 


— 6i  — 

El  Almirante  (CEavERA)  al  Ministro  (Bermejo). 

Caho  Verde  i8  Abril  1898. 
1: Llegó  San  Francisco.» 


El  Almirante  (Cervera)  al  Ministro  (Bermejo). 

Cabo  Verde  ig  Abril  1898. 
;Llegaron  sin  novedad  Oquendo  y  Vizcaya.y> 


San  Vicente  (Cabo  Verde),  ig  Abril  1 8 g8.  — Excelentísi- 
mo Sr.  D.  Segismundo  Bermejo. — Mi  querido  General  y  ami- 
go: Ayer  llegó  el  San  Fraficisco  y  con  él  las  instrucciones  y 
su  carta  de  V. — Si  el  Oquendo  y  Vizcaya  salieron  realmente 
el  9  para  acá,  hoy  traen  diez  días  de  viaje  y  deben  llegar  hoy 
ó  mañana,  pues  no  necesitarán  más  para  andar  las  2.400  millas 
que  hay  desde  Puerto  Rico  aquí.  Pero  estoy  pensando  que  qui- 
zá esa  fecha  9  sea  la  del  telegrama  dándoles  la  orden,  y  no  la 
salida,  y  en  ese  caso  tardarán  más. — Las  calderas  del  Ariete 
están  prácticamente  fuera  de  servicio;  de  suerte  que  el  Ariete, 
en  vez  de  ser  un  elemento  de  fuerza,  es  una  pesadilla  para  la 
Escuadra,  pudiendo  ser  útil  sólo  para  una  defensa  local.  La 
caldera  del  Azor  tiene  once  años,  y  es  de  sistema  locomotora, 
y  ya  está  dicho  todo  sobre  ella.  A  los  cazatorpederos  Furor  y 
Terror  se  les  cierra  la  proa  en  cuanto  trabajan,  habiéndosele 
roto  á  alguno  las  buzardas.  Villaamil  ha  atendido  á  consolidar 
esto,  como  ha  podido.  Al  Pintón  no  le  ocurre,  porque  ya  le 
ocurrió  en  el  viaje  de  Inglaterra,  y  consolidó  la  proa  en  el  Fe- 
rrol.— Yo  no  sé  si  en  San  Juan  de  Puerto  Rico  puede  refugiarse 
bien  la  Escuadra;  y  si  no  fuese  así  y  el  puerto  de  Mayagüez  no 
pudiera  cerrarse,  estaría  en  malísimas  condiciones.  Para  juzgar 
definitivamente  de  esto,  esperaré  la  llegada  del  Vizcaya,  por 
lo  bien  que  Eulate  conoce  Puerto  Rico.  Las  Canarias  me  pre- 
ocupan siempre,  y  es  preciso  cerrar  el  puerto  de  la  isla  Gra- 
ciosa, fortificándolo,  así  como  la  isleta  que  domina  el  puerto  de 
la  Luz,  en  Gran  Canaria. — Por  las  instrucciones  de  V.,  parece 


-62- 


descartado  el  pensamiento  de  que  la  Escuadra  vaya  á  Cuba, 
lo  que  me  parece  muy  sensato;  y  respecto  de  Puerto  Rico,  mu- 
chas veces  me  he  preguntado  si  deben  amontonarse  allí  todas 
nuestras  fuerzas,  y  me  parece  que  no.  Si  Puerto  Rico  es  fiel, 
no  será  bocado  tan  fácil  para  los  yankees;  y  si  no  lo  es,  segui- 
rá fatalmente  la  suerte  de  Cuba,  al  menos  en  lo  que  se  rela- 
ciona con  nosotros. — En  cambio,  me  preocupan  las  Filipinas, 
como  digo  antes  de  las  Canarias,  y,  sobre  todo,  la  posibilidad  de 
bombardeos  sobre  nuestra  propia  costa;  cosa  que  no  es  impo- 
sible, dada  la  audacia  de  los  yankees,  y  teniendo  cuatro  ó  cin- 
co barcos  de  andar  superior  á  los  nuestros. — Por  todo  esto,  va- 
cilo acerca  del  partido  que  debo  tomar,  y  que  no  tomaré  sin 
la  venia  de  V.  y  el  consejo  de  los  Capitanes  de  la  Escuadra, 
como  V.  me  indica  en  su  carta. — Y  dejo  ésta  hasta  mañana, 
por  si  ocurre  algo. — Aquí  llegaba,  cuando  vinieron  á  avisarme 
que  estaban  los  acorazados  Vizcaya  y  Oquendo  á  la  vista,  y, 
en  efecto,  tuve  el  gusto  de  verlos  entrar  y  abrazar  á  sus  Co- 
mandantes, que  traen  sus  tripulaciones  con  buena  salud  y  el 
mejor  espíritu;  pero  el  Vizcaya  necesita  imperiosamente  dique, 
como  que  en  la  travesía  de  Puerto  Rico  aquí  ha  gastado  200 
toneladas  más  que  el  Oquendo,  lo  cual  se  traduce  en  una  dis- 
minución en  su  velocidad  que  estimo  en  tres  á  cinco  millas,  y 
en  una  disminución  del  25  al  30  por  100  en  el  radio  de  acción, 
con  lo  que  se  pierde  la  ventaja  que  tan  oportunamente  apunta 
usted  en  sus  instrucciones. — Ya  están  haciendo  carbón;  pero 
va  lento,  porque  estamos  de  prestado,  lo  que  es  cosa  mala.  ¡Có- 
mo ha  de  ser!  Hasta  mañana. — Está  entrando  el  correo,  que 
sale  de  seguida  y  cierro  ésta. — Por  lo  que  nos  ha  sorprendido, 
no  va  parte  de  oficio,  pero  no  ignora  V.  nada. — Que  le  vaya 
á  V.  bien,  etc.— PASCUAL  Cervera. 


El  Gobernador  General  Puerto  Rico  (Macías)  al  M,  de  Ultramar 
(R.  Girón). 

Puerto  Rico  20  Abril  iSgS. 

«(nutre  otras  cosas). — V.  E.  y  Ministro  Guerra  conocen  escasos  recursos 
de  que  dispongo  y  convendría  saber  qué  hacen  nuestras  fuerzas  navales.  Desconoz- 
co situación  nuestra  Escuadra.» 


63- 


Comandancia  General  de  la  Escuadra. — Estado  Mayor.— Exce- 
lentísimo Sr.:  A  mi  llegada  á  este  puerto  tuve  el  honor  de  dar  cuenta  á  V.  E.,  con 
fecha  15,  de  mi  viaje. — Consecuente  á  sus  ordenes,  adquirí  y  repartí  entre  el  Colón 
y  Teresa  las  700  toneladas,  únicas  que  he  podido  adquirir  en  tierra,  al  precio 
exhorbitante  de  5 1  chelines. — También  adquirí,  en  previsión,  para  poder  surtir  al 
Colón,  Oqtiendo  y  Vizcaya,  el  aceite  de  máquinas  que  he  podido  encontrar  (unos 
700  litros  de  oliva  y  500  mineral), — A  la  par  gestioné  el  auxilio  de  barcazas  para  el 
desembarco  del  carbón  del  San  Francisco,  obteniéndolas,  aunque  no  en  el  número 
que  fuera  de  desear.— El  18,  al  medio  día,  entró  el  San  Francisco,  y  el  19,  al  ama- 
necer, comenzó  su  descarga. — El  Capitán  me  entregó  las  instrucciones  anunciadas 
por  V.  E.  Sobre  el  desembarco  de  su  carbón  se  suscitó  por  la  Aduana  la  dificultad 
de  querer  cobrar  derechos;  pero  fué  solventada  por  el  Gobernador  de  estas  islas, 
previa  consulta  telegráfica  á  su  Gobierno. — El  19,  á  las  once  de  la  mañana,  fondea- 
ron sin  novedad  el  Oqtiendo  y  el  Vizcaya;  el  segundo  concurrió  á  meter  carbón  en 
seguida,  trabajando  de  noche.  Al  Oquendo,  que  tiene  unas  200  toneladas  más,  no 
fué  posible  empezar  á  dárselo  hasta  la  mañana  siguiente.  Seguirá  el  aprovisionamien- 
to con  toda  la  rapidez  posible.— En  los  acorazados  no  ha  ocurrido  novedad. — En  la 
división  de  torpederos  se  han  notado  pequeños  desperfectos  en  las  consolidaciones 
de  las  proas  del  Terror  y  Fttror,  que  hemos  remediado  provisionalmente. — (Al 
Pintón  se  le  hizo  este  trabajo  en  Ferrolj. — El  Ariete  tiene  en  mal  estado  sus  calde- 
ras; y  este  torpedero,  lejos  de  ser  útil,  viene  á  constituir  un  estorbo.  Sus  máquinas 
están  muy  delicadas. — Por  separado  ratifico  á  V.  E.  todos  los  telegramas  que  desde 
mi  última  comunicación  le  he  dirigido. — El  estado  sanitario  de  la  Escuadra  es  bue- 
no.— Dios  guarde  á  V.  E.  muchos  años. — A  bordo  del  Infanta  Marta  Teresa, 
San  Vicente  de  Cabo  Verde  20  de  Abril  de  1898. — Excmo.  Sr.— Pascual  Cer- 

VERA. 


El  Comandante  General  de  la  Escuadra  (Cerveua)  al  Ministro  de  Ma- 
rina (Bermejo). 

Comandancia  General  de  la  Escuadra. — Estado  Mayor. — Excmo.  é  Ilustrí- 
simo  Sr.:  Adjunto  tengo  el  honor  de  remitir  á  V.  E.  I.  copia  del  acta  de  la  reunión 
de  Jefes  que  por  indicación  de  V.  E.  convoqué  hoy. — La  premura  del  correo  no  me 
permite  ampliarla  como  lo  haré  en  el  próximo.  —Dios  guarde  á  V.  E.  I.  muchos 
años. — San  Vicente  (Cabo  Verde)  20  de  Abril  de  1898. — Excmo.  Sr.  —Pascual 
Cervera. 


JL  CO^^ 


Reunidos  por  orden  del  Excmo.  Sr.  Comandante  General  de  la  Escuadra,  bajo 
su  presidencia,  á  bordo  del  crucero  Cristóbal  Colón,  el  segundo  Jefe  de  la  misma  y 
Capitanes  de  Navio  con  destino  en  ella,  sometió  á  discusión  el  Sr.  Presidente  la  Si- 
guiente pregunta:  «En  las  circunstancias  actuales  que  atraviesa  la  Patria,  ({conviene 


-64- 

»que  esta  Escuadra  vaya  desde  luego  á  América  ó  cubra  nuestras  costas  y  Canarias, 
»para  desde  allí  acudir  á  cualquiera  contingencia?»  Se  cambiaron  diversas  opiniones 
para  esclarecer  las  consecuencias  de  una  campaña  por  nuestra  parte  en  las  Antillas, 
evidenciándose  las  deficiencias  grandes  de  nuestras  fue:  zas  navales  en  relación  con 
las  del  supuesto  enemigo,  y  así  mismo  se  convino  en  los  escasísimos  recursos  que 
ac  tualmente  presentan,  tanto  la  isla  de  Cuba  como  la  de  Puerto  Rico  para  servir 
de  base  de  operaciones. — Tenido  esto  en  consideración,  y  no  ocultándose  los  incon- 
venientes graves  que  á  la  Nación  reportaría  un  descalabro  de  nuestra  Escuadra  en 
Cuba,  por  dejar  entonces  casi  impune  la  venida  de  la  del  enemigo  sobre  la  Penínsu- 
la é  islas  adyacentes,  se  acordó  por  unanimidad  llamar  la  atención  del  Gobierno  por 
medio  del  siguiente  telegrama:  «Comandante  General  de  la  Escuadra  al  Minis- 
y>tro  de  Marina:  De  acuerdo  con  segundo  Jefe  y  los  Comandantes  de  los  buques, 
^propongo  ir  al  punto  que  se  indica  ó  indicará:  Canarias.  Ariete  tiene  en  mal  esta- 
»do  calderas,  la  del  Azor  es  muy  vieja.  Vizcaya  necesita  entrar  en  dique  para  pin- 
» tar  fondos  si  ha  de  conservar  su  velocidad.  Canarias  quedaría  libre  de  un  golpe  de 
»mano  y  todas  las  fuerzas  podrían  acudir  con  toda  prontitud  en  caso  necesario  á  de- 
»fender  la  madre  patria.»  A  bordo  del  crucero  Colón,  20  de  Abril  de  1898. — Pas- 
cual Cervera. — José  de  Paredes. — Juan  B.  Lazaga. — Emilio  Díaz  Moreu. — 
Victor  M.  Cencas. —  Antonio  Etilatc. — Joaquín  Bustamante.  —  Fernando  Vi- 
llaamil. 


El  Ministro  (Bermejo)  al  Almirante  (Cervera). — Cabo  Verde. 

Madrid  20  Abril  ¡Hg8. 

«Comisión  mixta  Cámaras  americanas  aprobaron  intervención  armada  declaran- 
do Cuba  ser  libre  á  independiente.  Créese  firmará  hoy  Presidente  la  resolución. 
Urge  alistarse.» 


El  Almirante  (Cervera)  ai.  Ministro  (Bermejo). 

Cabo   Verde  20  Abril  i8g8.    ■ 

«Si  V.  E.  aprueba  ir  Canarias,   ruego  envíe  dicho   punto  en  seguida  todos  los 
torpedos.» 


Reservado. — Excmo.  é  Iltmo.  Sr.:  Por  la  premura  del  tiem- 
po no  pude  ayer  comentarle  el  Consejo  habido  ayer  á  bordo 
del  Colón,  limitándome  á  enviarle  copia  del  acta  levantada. — 
Cerca  de  cuatro  horas  duró  el  Consejo,  en  el  que  todos  los  to- 
nos fueron  de  la  más  pura  y  correcta  disciplina,  y  caracteriza- 
dos por  el  espíritu  levantado  que  anima  á  toda  la  Escuadra  y 


-65- 

muy  especialmente  á  estos  distinguidos  Jefes  que  tanto  hon- 
ran á  España  y  á  la  Marina,  y  que  me  ha  cabido  la  suerte  de 
tener  por  compañeros  en  estas  críticas  y  solemnes  circunstan- 
cias. El  natural  impulso  de  marchar  decididamente  al  enemigo, 
entregando  la  vida  en  holocausto  de  la  Patria,  era  la  primera 
nota  que  se  dibujaba  en  todos;  pero,  al  mismo  tiempo,  el  es- 
pectro de  la  Patria  abandonada,  insultada  y  pisoteada  por  el 
enemigo,  orgulloso  con  nuestra  derrota,  que  no  otra  cosa  pue- 
de obtenerse,  en  definitiva,  yendo  á  buscarlos  á  su  propio  te- 
rreno, con  fuerzas  tan  inferiores,  les  hacía  ver  que  tal  sacrificio, 
no  sólo  sería  inútil,  sino  contraproducente,  puesto  que  entre- 
gaba la  Patria  á  un  enemigo  procaz  y  orgulloso,  y  Dios  sólo 
sabe  las  funestas  consecuencias  que  esto  podría  tener. — Yo  les 
veía  la  lucha  que  sentían,  poniendo  en  frente  estas  ideas,  pues 
todos  mostraban  gran  repugnancia  de  no  marchar,  desde  lue- 
go, al  enemigo,  y  terminar  de  una  vez;  pero,  como  digo  antes, 
el  espectro  de  la  Patria  pisoteada  por  el  enemigo,  se  sobrepo- 
nía, é  inspirándose  en  ese  valor  de  arrostrar  las  censuras  y,  tal 
vez,  el  sarcasmo  y  la  acusación  de  esa  masa  inconsciente  que 
ignora  todo  cuanto  se  refiere  á  la  guerra  y  en  particular  á  la 
naval,  que  cree  que  el  Alfonso  XII  ó  el  Cristina  pueden  opo- 
nerse al  lowa  ó  al  Massachusets,  expresamente  declaraban,  en 
tonos  mu}^  enérgicos,  que  el  interés  de  la  Patria  exigía  ese  sa- 
crificio de  nuestra  parte. — Reparo  tuvo  alguno  de  los  presen- 
tes en  emitir  opinión  ninguna,  y  sólo  limitarse  á  hacer  lo  que 
el  Gobierno  de  S.  M.  se  sirviese  disponer;  pero  como  eso,  to- 
dos, absolutamente  todos,  estamos,  no  sólo  dispuestos  á  hacer- 
lo, sino  que  no  cabe  ni  mencionarlo  siquiera,  pronto  cesó  en 
sus  escrúpulos;  y  si  menciono  esto,  es  sólo  para  que  V.  E.  tenga 
una  relación  exacta  de  todo  lo  ocurrido. — Uno  de  los  Jefes,  no 
por  cierto  el  más  exaltado,  sino  que  puede  decirse  que  repre- 
senta el  término  medio  de  la  opinión  que  dominó  en  el  Conse- 
jo, ha  escrito,  por  orden  mía,  sus  ideas,  y  acompaño  á  V.  E.  I. 
copia  de  su  escrito,  que  dice,  mejor  que  yo  pudiera  hacerlo,  lo 
que  estos  Jefes  piensan:  quítesele  algo  por  algunos,  y  añáda- 
sele bastante  por  otros  en  los  tonos  que  lo  inspiran,  y  se  tiene 


-66 


exacta  idea  de  lo  que  piensan  estos  distinguidos  Jefes. — Y  cre- 
yendo cumplido  mi  propósito  de  dar  á  V.  E.  I.  una  nota  exac- 
ta de  lo  ocurrido,  con  lo  cual  lleno  un  deber,  le  reiteróla  segu- 
ridad del  excelente  espíritu  de  todos.— Dios  etc. —21  de  Abril 
de  1898.— Excmo.  é  Iltmo.  Sr. — Pascual  Cervera.— Exce- 
lentísimo Sr.  Ministro  de  Marina. 


Documento  que  se  cita. 


Capitán  de  Navio  D.  Víctor  M.  Concas,  Comandante  del 
acorazado  Infanta  María  Teresa. — Sobre  los  asuntos  presen- 
tados á  consulta  por  el  señor  Almirante  de  la  Escuadra,  en  la 
Junta  de  guerra  celebrada  á  bordo  del  acorazado  Cristóbal 
Colón,  opina:  i.°  Que  las  fuerzas  navales  de  los  Estados  Uni- 
dos son  tan  inmensamente  superiores  á  las  nuestras  en  núme- 
ro y  clase  de  buques,  blindaje  y  artillaría  y  en  preparativos 
hechos,  y  estando  en  tan  ventajosa  situación  por  la  insurrec- 
ción de  Cuba,  la  posible  de  Puerto  Rico-  y  la  aun  latente  de 
Oriente,  que  tienen  elementos  suficientes  para  atacarnos  en  las 
Antillas,  en  la  Península  y  sus  islas  y  en  Filipinas,  y  puesto 
que  no  se  ha  atendido  á  aquel  Archipiélago,  que  era  quizás  lo 
más  urgente  para  limitar  nuestro  campo  vulnerable,  y  lo  que 
se  hubiera  conseguido  con  un  solo  acorazado,  hoy,  todo  lo  que 
sea  dividir  nuestras  fuerzas,  siendo,  como  son,  tan  contadas,  y 
apartarse  de  los  mares  de  Europa,  envuelve  un  error  estraté- 
gico, que  traería  la  guerra  á  la  Península,  con  un  desastre  es- 
pantoso en  nuestras  costas,  pago  de  enormes  rescates  y  qui- 
zás pérdida  de  alguna  jsla. — Apenas  se  inicie  la  salida  de  esta 
Escuadra  para  las  Antillas,  es  de  indiscutible  evidencia,  pues 
ya  se  ha  iniciado  más  de  una  vez,  que  la  Escuadra  volante 
americana  saldrá  para  Europa;  y  aunque  no  se  propusiera  más 
que  una  razzia  ó  una  demostración  contra  nuestro  litoral,  la 
justa  alarma  de  toda  España  traería  el  regreso  obligado  de 
esta  Escuadra,  que  forzosamente  llegaría  cuando  ya  el  cnemi- 


-6;- 

go  hubiera  sacado  todo  el  fruto  de  su  impune  victoria. — Los 
únicos  tres  buques  de  guerra  que  quedan  para  la  defensa  de 
la  Península,  el  Carlos,  V,  el  Pelayo,  cuyas  reformas  no  están 
terminadas,  y  el  Alfonso  XIII,  de  escasísimo  andar  y  éste  sin 
garantía,  no  bastan  para  la  defensa  de  la  costa  de  España  y  de 
ningún  modo  para  Canarias:  sin  que  agreguen  ninguna  fuerza 
militar  á  nuestra  Armada,  ni  el  yate  Giralda,  ni  los  vapores 
Germania  y  Normania,  cuya  adquisición  se  ha  nótificad-o  ofi- 
cialmente, buqués  de  ninguna  utilidad  para  el  combate. — 
2.°  El  plan  de  defender  la  isla  de  Puerto  Rico,  abandonando  á 
la  de  Cuba  á  su  suerte,  es  de  todo  punto  irrealizable,  pues  si 
la  Escuadra  americana  destroza  de  propósito  una  ciudad  de  la 
última  isla,  á  pesar  de  todos  los  planes  del  Gobierno  sobre  esta 
materia,  y  así  fuera  el  mayor  disparate,  el  Gobierno  mismo  se 
verá  obligado,  por  la  opinión  en  masa,  á  lanzar  esta  Escuadra 
contra  la  americana,  en  las  condiciones  y  en  el  sitio  que  á  ésta 
le  plazca  escoger. — 3.°  Aun  suponiendo  que  se  hubiera  resuel- 
to la  defensa  de  Puerto  Rico,  como  única,  la  travesía,  hoy,  des- 
pués de  declarada  la  guerra  de  hecho,  sin  un  puerto  militar 
donde  reorganizarse  á  la  llegada,  y  sin  una  Escuadra  nuestra 
que  distraiga  á  la  del  enemigo,  que  se  supone  hará  áSan  Tho- 
mas  su  base  de  operaciones,  es  un  error  estratégico,  tanto  más 
deplorable,  cuando  se  ha  dispuesto  de  meses  y  aun  de  años 
para  acumular  en  las  Antillas  Jas  fuerzas  necesarias.  Lo  que 
parece  probable,  de  las  noticias  adquiridas,  e.;  que  los  recursos 
acumulados  en  San  Thomas  deben  ser  para  hacer  el  enemigo 
su  base  de  operaciones  en  las  cercanías  de  nuestras  indefen- 
sas Vieques;  todo  lo  que  constituye  una  responsabilidad  en  el 
viaje,  que  debe  quedar  toda  al  Gobierno  de  S.  M. — 4.°  Reuni- 
dos estos  tres  acorazados,  y  el  Crislóbal  Colón  sin  sus  cañones 
de  romper,  á  los  dos  que  quedan  en  la  Península  y  á  los  pocos 
y  viejos  torpederos  <iue  nos  restan,  se  puede  defender  nuestro 
litoral  desde  el  Guadiana  á  Cabo  Creus,  con  las  Baleares  y  Ca- 
narias, gracias  á  la  distancia  del  enemigo  de  su  base  de  ope- 
raciones, pero  defensa  que  será  seguramente  encarnizada  si  el 
enemigo  acumula  aquí  sus  buques  más  modernos;  pero  sin  que 


■68— 


sea  posible  evitar  que  las  costas  de  Galicia  y  del  Norte  de  Es- 
paña sufran  más  ó  menos,  si  el  enemigo  trae  consigo  una  di- 
visión ligera,  ni  aun  ataques  de  horas  en  las  mismas  costas 
protegidas,  pues  los  buques  son  muy  pocos  para  dividirlos. — 
5.°  Sensible  es  que  no  haya  buques  suficientes  para  atender  á 
todas  las  necesidades,  pero  el  deber  y  el  verdadero  patriotis- 
mo obligan  á  presentar,  frente  á  frente,  los  recursos  que  nos 
dio  el  país  y  las  necesidades  que  las  circunstancias  acumulan 
sobre  la  patria  en  peligro. — 6.^  Por  último,  opina:  Que,  con  el 
mayor  respeto,  debe  someterse  la  situación  militar  al  Sr.  Mi- 
nistro de  Marina,  reiterando  la  más  profunda  subordinación  á 
las  órdenes  que  comunique,  y  el  firme  propósito  de  realizar, 
con  la  mayor  energía,  los  planes  de  operaciones  que  dicte  á 
estas  fuerzas,  con  completa  abstracción  de  las  consecuencias, 
que,  una  vez  hechas  presentes,  quedan  al  cargo  y  responsabi- 
lidad del  Gobierno  de  S.  M.— San  Vicente  de  Cabo  Verde  20 
de  Abril  de  1808.— VÍCTOR  M.  CONCAS. 


El  Ministro  (Bermejo)  al  Almirantk  (Cervera). — Cabo  Verde. 

Madrid  21  Abril  i8g8. 

«Torpedero  ^r^V/í?  puede  regresar  á  España  remolcado   por   Sa7i  Francisco. 
Déle  instrucciones  que  considere  conducentes.» 


El  Almirante  (Cervera)  al  Ministro  (Bermejo). 

Cabo  Verde  21  Abril  i8g8. 

«Mientras  más  medito,  es  mi  convicción  (1)  que  continuar  viaje  á  Puerto  Rico 
será  desastroso.  Para  Canarias  podrá  salirse  mañana.  El  carbón  se  embarca  despacio, 
porque  hay  escasez  de  medios.  Los  Comandantes  de  los  buques  tienen  igual  opinión 
y  algunos  más  enérgica  que  yo.  Necesito  instrucciones.» 


El  Ministro  (Bermejo)  al  Almirante  (Cervera). —  Cabo  Verde. 

Madrid  21  Abril  i8g8. 
«Como  Canarias  está  perfectamente  asegurada  y  conoce  V.  E.   telegramas  de 
Washington  sobre  salida  próxima  de  Escuadra  volante,  salga  con  todas  las  fuerzas 


(i)     Este  es  el  texto  en  el  impreso  aludido;  pero   el  texto  real  que  envié  desde 
Cabo  Verde,  dice;  «Mientras  más  niedito,  mayor  es  mi  convicción,  etc.  (Sigue  igual.)» 


-69- 


para  proteger  isla  Puerto  Rico  que  está  amenazada,  siguiendo  la  derrota  que  V.  E.  se 
trace,  teniendo  presente  la  amplitud  que  las  instrucciones  le  conceden  y  que  le  re- 
nuevo. La  frase  «salgo  para  el  Nortey^  me  indicará  su  salida,  debiendo  ser  absolu- 
ta la  reserva  sobre  sus  movimientos.»  (i) 


El  Almirante  (Cervera)  al  Ministro  (Bermejo). 

Caho  Verde  22  Abril  i8g8. 

«He  recibido  telegrama  cifrado  referente  á  Ariete;  San  Francisco  tardará  lo 
menos  cinco  dias  en  hacer  el  alijo  del  carbón. — Por  la  razón  de  que  el  Ariete  pue- 
de cooperar  á  la  defensa  de  Canarias,  suplico  á  V.  E.  repita  la  orden  de  que  vuelva 
á  España.  Sus  calderas  no  pueden  resistir  navegaciones  largas,  pero  están  útiles  para 
defensa  local. — Reitero  mis  telegramas  cifrados  sobre  destino  ulterior  Escuadra.» 


El  General  en  Jefe  (Blanco)  al  M.  de  la  Guerra  (Correa). 

Habana  22  Abril 


«(Entre  otras  cosas)- — Espiritu  público  muy  levantado;  reina  verdadero 
entusiasmo  en  todas  clases,  pero  no  debo  ocultar  á  V.  E.  que  cuando  se  convenzan 
de  que  no  viene  nuestra  Escuadra,  el  decaimiento  será  grande  y  es  posible  se  verifi- 
que una  reacción  desagradable.  Ruego  á  V.  E.  me  diga  si  puedo  infundirles  alguna 
esperanza  más  ó  menos  inmediata  llegada  Escuadra.» 


El  Ministro  (Bermejo)  al  Almirante  (Cervera). — Caho  Verde. 

Madrid  22  Abril 


«El  Gobierno  pregunta  incesantemente  por  su  salida.  Es  muy  urgente  la  verifi- 
que cuanto  antes,  advirtiéndole  que  Ariete  debe  ser  remolcado  á  Canarias  por  San 
Francisco. » 


El  Almirante  (Cervera)  al  Ministro  (Bermejo). 

Cabo  Verde  22  Abril  i8g8. 

«He  recibido  telegrama  cifrado  con  la  orden  de  seguir  para  Puerto  Rico.  A  pe- 
sar de  persistir  en  mi  opinión,   que  es  opinión  general  de  los  Comandantes  de  los 


(i)  a  este  telegrama  se  le  ha  suprimido  en  el  impreso  la  última  parte,  que  dice 
así:  «La  Nación,  en  estos  momentos  stipretnos  en  que  se  declara  la  guerra,  acom- 
paña d  esa  Esc7iadra  en  expedición  y  la  saluda  con  entusiasmo.  i> 


—70— 

buques,  haré  todo  lo  que  pueda  para  avivar  la  salida,  rechazando  la  responsabilidad 
de  las  consecuencias.»  (i) 


El  Almirante  (Cervera)  al  Ministro  (Bermejo). 

Cabo  Verde  22  Abril  1 8 gS. 

«No  tengo  conocimiento  situación  de  los  buques  enemigos, 
ni  en  qué  se  funda  lo  que  dicen  las  instrucciones.  Suplico 
á  V.  E.  que  me  mande  cuantas  noticias  pueda.» 


El  Almiuante  (Ceiiveua)  al  Ministro  (Behmejo). 

Cabo  Verde  22  Abril  iSgS, 

«Oficialmente  no  se  sabe  si  se  ha  declarado  la  guerra,  y  es  de  absoluta  necesidad 
saberlo  para  tratar  como  enemiga  a  la  bandera  americana.» 


El  Ministro  (Bermejo)  al  Almirante  (Cervera). 

Madrid  22  Abril  iSgS. 

«Si  hubiera  estado  declarada  la  guerra,  se  lo  hubiera  comunicado;  pero  existe  de 
hecho  el  estado  de  guerra,  pues  la  Escuadra  americana  empezará  mañana  bloqueo 
Cuba. — Los  buques  de  la  Escuadra  volante,  de  que  hablé  á  V.  E.  sin  tener  después 
más  noticias,  son  los  que  deben  bloquear  á  Puerto  Rico  y  no  han  salido  aún  de 
Hampton-Roads.  El  fundamento  de  las  instrucciones  es  encomendar  á  V.  E.  la  de- 
fensa marítima  de  Puerto  Rico. — No  se  han  recibido  hoy  noticias  especiales  (jue 
comunicarle. » 


El  Almirante  (Cervera)  al  Ministro  (Bermejo). 

Cabo  Verde  22  Abril  i8g8. 

«Necesito  instrucciones  precisas  á  las  que  poder  arreglar  mi  conducta  en  el  caso 
de  no  estar  declarada  oficialmente  la  guerra  á  la  salida. » 


(i)  a  este  telegrama  falta  en  el  impreso  la  última  parte,  que  dice  asi:  <-< Agra- 
decemos saludo  Nación,  cuya  prosperidad  es  nuestro  único  anhelo  y  d  nombre 
de  todos  manifiesto  nuestro  prof7i7ido  amor  d  la  Patria.» 


-71  — 

El  Ministro  (Bermejo)  al  Almirante  {CBnYEiiA). —Cado  Verde. 

Madrid  22  Abril  i8g8. 

«Recibido  su  segundo  telegrama.  No  puedo  darle  instrucciones  más  concretas 
que  las  que  tiene,  dejándole  en  libertad  para  la  derrota  que  ha  de  seguir,  burlando, 
si  es  posible,  el  encuentro  de  la  flota  enemiga  para  arribar  á  cualquier  punto  de  la 
isla  de  Puerto  Rico.  El  Ciudad  de  Cádiz  le  acompañará  con  todo  el  carbón  posible.» 


San  Vicente  (Cabo  Verde)  22  Abril  18 g8.  —  Excelentísi- 
mo Sr.  D.  Segismundo  Bermejo. — Mi  querido  General  y  ami- 
go: Aun  no  he  contestado  su  carta  del  7,  que  me  trajo  el  San 
Francisco,  porque  aun  cuando  después  le  he  escrito,  no  la  te- 
nía á  la  vista. — La  sorpresa  y  estupor  que  ha  causado  á  todos 
estos  Comandantes  la  orden  de  marchar  á  Puerto  Rico,  es  im- 
posible de  pintar,  y  en  verdad,  tienen  razón,  porque  de  esta 
expedición  no  se  puede  esperar  más  que  la  destrucción  total 
de  la  Escuadra,  ó  su  vuelta  atropellada  y  desmoralizada,  cuan- 
do aquí,  en  España,  podría  ser  la  salvaguardia  de  la  Patria. — 
Es  un  error  creer  que  las  Canarias  están  seguras,  lo  cual  sólo 
es  verdad  si  se  refiere  ese  aserto  á  Santa  Cruz,  Las  Palmas  y 
algún  otro  lugar;  pero  ¿lo  está  la  isla  Graciosa,  por  ejemplo? 
Pues  si  los  yankees  se  apoderan  de  ella  y  fortifican  el  puerto 
del  río,  obtienen  una  base  de  operaciones,  para  las  que  hagan 
contra  España,  y  seguramente  no  serán  los  batallones  quienes 
los  echen  de  allí.  Eso  es  imposible  (ahora  al  menos)  con  la  Es- 
cuadra en  Canarias,  pero  será  inevitable  con  la  Escuadra  des- 
truida.— Habla  V.  de  planes;  y  por  más  que  he  hecho  para  que 
se  formaran  como  era  juicioso  y  prudente,  no  he  obtenido  la 
menor  satisfacción  á  mis  deseos,  hasta  el  punto  que  si  hubie- 
sen sido  otras  las  circunstancias,  habría  pedido  mi  pase  á  la 
Reserva,  como  lo  pediré  (si  Dios  me  saca  con  vida  de  ésta)  el 
día  en  que  haya  pasado  el  peligro.  Aun  lo  pediría  hoy,  sin  im- 
portárseme un  bledo  que  me  tacharan  de  cobarde,  si  ese  paso 
mío  no  produjera  en  la  Escuadra  el  deplorable  efecto  de  una 
deserción  de  su  Almirante  al  frente  del  enemigo. — ¡Que  me 
ha  facilitado  cuanto  he  pedido!  El  Colón  no  tiene  sus  cañones 


— 7^— 

gruesos,  y  yo  pedí  los  malos,  si  no  había  otros;  las  municiones 
de  14  cm.  son  malas,  menos  unos  300  tiros;  no  se  han  cambia- 
do los  cañones  defectuosos  del  Vizcaya  y  Oquendo;  no  hay 
medio  de  recargar  los  casquillos  del  Colón;  no  tenemos  un 
torpedo  Bustamante;  no  hay  plan  ni  concierto  que  tanto  he  de- 
seado y  propuesto  en  vano;  la  consolidación  del  servomotor  de 
estos  buques,  sólo  ha  sido  hecha  en  el  Teresa  y  el  Vizcaya, 
cuando  han  estado  fuera  de  España;  en  fin,  esto  es  un  desas- 
tre ya,  y  es  de  temer  que  lo  sea  pavoroso  dentro  de  poco.  ¡Y 
quizás  todo  podría  aun  cambiar!  Pero  presumo  que  ya  es  tar- 
de para  nada  que  no  sea  la  ruina  y  desolación  de  la  Patria. — 
Comprendo  que  tenga  V.  la  conciencia  tranquila,  como  me  dice 
en  su  carta,  porque  V.  es  una  persona  buena  á  carta  cabal; 
pero  reflexione  V.  en  lo  que  le  digo,  ¡y  verá  cuánta  razón  ten- 
go! —Reuní  mis  Capitanes,  como  V.  me  indicaba,  y  el  extracto 
de  lo  que  opinaron  fué  por  telégrafo,  así  como  después,  de  ofi- 
cio, envié  copia  del  acta,  y  por  este  correo  va  un  oficio  que  la 
comenta.  Nada  tengo  que  añadir.  —El  Vizcaya  no  anda  nada 
ya,  y  es  un  grano  que  le  ha  salido  á  la  Escuadra. — Y  no  lo 
molesto  más;  considero  ya  el  acto  consumado,  y  veré  la  mejor 
manera  de  salir  de  este  callejón  sin  salida. —Que  le  vaya  á  us- 
ted bien,  etc. — Pascual  Cervera. 


El  Almirante  (Cervera)  al  Ministro  (Bermejo). 

Cabo  Verde  22  Abril  i8g8. 

«Suplico  á  V.  E.  que  me  permita  insistir  en  lo  desastrosas  que  conceptúo  las  con- 
secuencias de  nuestro  viaje  á  América  para  el  porvenir  de  la  Patria.  Asi  opinan  to- 
dos estos  hombres  de  honor.  Suplico  á  V.  E.  que  lea  este  telegrama,  asi  como  toda 
mi  correspondencia  oficial  y  confidencial  al  Presidente  del  Consejo  para  tranquilidad 
de  mi  conciencia.» 


El  Ministro  (Bermejo)  al  Almirante  (Cervera). 
Madrid  22  Abril  18 g8, — 6  tarde. 

«Por  efecto  fuerzas  flexión  dos  golpes  mar  Audaz  desde 
segundo  mamparo  dobló  proa  ángulo  recto  babor.  Se  le  avisa 
para  que  refuerce  V.  en  lo  posible  proas  destroyers.» 


—73— 

El  Ministro  (Bermejo)  al  x\lmira.nte  (Cervera). 

(Estación  Palacio). — Madrid 23  Abril i8p8. — Medio  día. 

«Reúno  Junta  Generales. — Aguarde  su  resolución.  Díga- 
me si  están  armados  torpederos  inmediatamente.» 


El  Almirante  (Cervera)  al  Ministro  (Bermejo). 

Caho  Verde  23  Abril  i8g8. 

«Es  conveniente  que  en  puertos  principales  Antillas,  donde  estos  buques  pudie- 
ran arribar,  haya  agentes  de  confianza  para  darme  noticias  auténticas  y  tener  crédi- 
tos abiertos.» 


El  Almirante  (Cervera)  al  Ministro  (Bermejo). 

Cabo  Verde  23  Abril  i8g8. 

«Recibido  telegrama  cifrado  ayer  tarde. — Se  trabaja  durante  la  noche  llenar  las 
carboneras;  ya  dije  faltan  recursos  para  ello.  Aun  quedan  800  toneladas  y  tardaré 
tres  días. — Antes  salida  necesito  conocer  si  se  ha  declarado  la  guerra.» 


El  Almirante  (Cervera)  al  Ministro  (Bermejo). 

Cabo  Verde  23  Abril  i8g8. 

«Torpederos  listos  para  batirse;    destructores  también,  salvo  cañones  de  75;  en 
su  lugar  llevan  carbón.  Pueden  montarlos  en  breves  horas. » 


A.CT-A. 


de  la  Junta  de  Generales  de  la  Armada,  celebrada  en  el  Ministerio  de  Marina,  bajo  la 

presidencia  del  señor  Ministro  del  Ramo,  Contraalmirante  D.  Segismundo  Bermejo, 

el  día  23  de  Abril  de  1898. 


Asisten  el  señor  Almirante  D.  Guillermo  Chacón  y  Maldonado;  los  Vicealmiran- 
tes D.  Carlos  Valcárcel,  D.  José  M.'  Beránger,  D.  Eduardo  Butler  y  D.  Fernando 
Martínez;  los  Contraalmirantes  D.  Manuel  Pasquín,  D.  José  Navarro,  D.  Antonio 
de  la  Rocha,  D.  Ismael  Warleta,  D.  Manuel  Mozo,  D.  Manuel  de  la  Cámara, 
Don  Eduardo  Reinoso  y  D,  José  de  Guzmán,  y  los  Capitanes  de  Navio  de  primera 


—74— 

clase  D.  José  Gómez  Imaz,  D.  Antonio  Terry,  D,  Joaquín  Lazaga,  D.  Joaquín  Cin- 
cúneguL  y  D.  Ramón  Auñón. 

Abierta  la  sesión  á  las  tres  de  la  tarde,  expone: 

El  señor  Ministro  la  situación  en  que  el  pais  se  encuentra  ante  el  estado  de 
guerra  con  los  Estados  Unidos  del  Norte  de  América,  la  distribución  y  estado  de 
nuestros  buques  y  las  noticias  que  tiene  de  los  enemigos,  y  lee  las  instrucciones  que 
dio  al  Almirante  de  nuestra  Escuadra  para  su  salida  de  Cádiz,  instrucciones  que  no 
recibió  hasta  llegar  á  Cabo  Verde  por  haberse  apresurado  dicha  salida  en  virtud  de 
órdenes  telegráficas  posteriores. 

El  Sr.  Berdnger  dice  que  si  la  explicación  hecha  por  el  señor  Ministro,  no  tie- 
ne otro  objeto  que  informarnos  de  lo  ocurrido,  lo  agradece  y  se  da  por  enterado; 
pero  si  es  para  pedirle  parecer  sobre  lo  hecho,  debe  abstenerse  de  exponer  aquello 
en  que  no  está  conforme,  por  respetos  de  disciplina,  reservándose  su  libertad  para 
juzgarlo  donde  tenga  derecho  á  hacerlo. 

El  señor  Ministro  contesta  que  hasta  ahora  no  ha  hecho  más  que  exponer  la 
situación;  pero  que  conocida  ésta,  ruega  á  los  Generales  de  la  Armada  que  le  ayu- 
den con  su  consejo  acerca  de  lo  que  estimen  más  conveniente  para  el  plan  de  campa- 
ña que  ha  de  seguirse. 

El  Sr.  Pasquín  dice  que  sin  menoscabo  de  la  disciplina  pueden  los  concurren- 
tes exponer  sus  opiniones,  puesto  que  para  ello  han  sido  convocados,  que  la  cuestión 
más  que  técnica  es  de  Gobierno,  y  á  éste  compete  formar  los  planes  de  campaña; 
que  esto  no  obsta  para  que  si  el  señor  Ministro  quiere  darlo  á  conocer,  cada  uno  ex- 
ponga su  opinión;  pero  que  antes  de  hacerlo,  importa  saber  si  es  el  Gobierno  quien 
nos  convoca  como  Junta  de  guerra  ó  es  sólo  el  compañero  quien  nos  invita  á  expo- 
ner nuestras  opiniones  particulares,  porque  en  el  primer  caso,  cada  cual  es  responsa- 
ble de  las  que  emita,  y  en  el  segundo  no  tienen  otro  valor  que  el  de  consejos  de 
amigo;  y  que,  de  todos  modos,  habiendo  sido  convocados  sin  expresar  el  objeto,  no 
ha  podido  traerse  ninguna  preparación  para  exponer  planes  de  la  importancia  y  gra- 
vedad del  que  se  nos  pide. 

El  señor  Ministro  expone  que  el  plan  que  tiene  el  Gobierno  era  enviar  la  Es- 
cuadra que  está  en  Cabo  Verde  juntamente  con  la  primera  división  de  torpederos  á 
Puerto  Rico,  y  confiar  á  su  Almirante  la  defensa  de  aquella  isla  que  considera  más 
expuesta  á  los  ataques  de  los  enemigos,  por  estar  menos  artillada,  ser  de  costa  más 
abierta  y  estar  menos  guarnecida  para  el  caso  de  un  levantamiento;  que  á  la  vez  pen- 
saba conservar  en  España  los  demás  buques  disponibles  para  enviarlos  en  momento 
oportuno  adonde  fiíere  necesario;  pero  que  las  instrucciones  dadas  al  Almirante  y 
recibidas  en  Cabo  Verde  no  habían  llegado  á  cumplirse  por  haber  hecho  éste  obser- 
vaciones en  contra  de  aquel  plan,  que  no  estima  acertado. 

Suscítase  un  breve  incidente  entre  los  señores  Berdnger  y  Butler,  sosteniendo 
el  primero  la  posibilidad  de  que  ciertas  manifestaciones,  á  que  atribuye  gravedad, 
trasciendan  al  exterior,  y  afirmando  el  segundo,  que  la  seriedad  de  los  concurrentes 
asegura  por  completo  la  reserva  de  lo  que  se  discuta. 

El  Sr.  Chacón  pregunta  si  la  Escuadra  tiene  ya  la  orden  de  salir  de  Cabo  Ver- 


—  75- 

de,  como  de  público  se  dice,  pues  si  la  salida  se  ha  verificado  no  hay  para  qué  dis- 
cutirla. 

El  señor  Ministro  contesta  que  se  dio  la  orden  de  salida,  pero  no  se  ha  verifi- 
cado aún,  porque  las  observaciones  del  Almirante,  reforzadas  con  el  parecer  de  los 
Comandantes  de  los  buques,  son  para  él  motivo  de  meditación,  y  no  la  ha  reiterado 
después  de  aquéllas,  porque  cree  conveniente  darlas  á  conocer  al  señor  Presidente 
del  Consejo. 

El  Sr.  Beránger  dice  que  desea  que  conste  que  se  nos  consulta  después  de  ro- 
tas las  hostilidades  y  que  ya  no  es  hora  de  pedir  consejo;  que  nunca  hubiera  aconse- 
jado la  reunión  de  la  Escuadra  en  Cabo  Verde,  ni  la  constitución  de  la  escuadrilla 
de  buques  heterogéneos,  en  que  los  unos  entorpecen  la  marcha  de  los  otros  é  impo- 
sibilita á  los  destroyers  de  realizar  lo  que  hubieran  podido  hacer  solos;  que  hubiera 
preferido  á  la  reunión  de  una  Escuadra  relativamente  numerosa,  dejar  á  los  buques 
sueltos  ó  en  pequeñas  divisiones  que  obrasen  con  mayor  libertad  para  buscar  ó 
rehuir  los  combates,  según  su  conveniencia;  que  ya  no  podía  pensarse  en  retroceder, 
pero  que  el  avance  á  Puerto  Rico  podía  hacerse  reunidos  ó  subdivididos  y  con  di- 
versas derrotas  y  aun  enviar  alguna  fuerza  á  las  Bermudas  para  obligar  al  enemigo  á 
dividir  las  suyas;  que  cualquiera  que  fuese  el  plan  adoptado,  abrigaba  la  esperanza 
de  que  triunfaríamos  por  la  bondad  de  nuestros  buques,  la  pericia  de  los  que  los 
dirigen  y  el  valor  de  sus  tripulaciones,  citando,  en  corroboración  de  su  creencia,  el 
hecho  de  que  durante  la  guerra  de  la  independencia  de  los  Estados  Unidos,  se  dio 
el  caso  de  que  once  navios  ingleses  después  de  42  días  de  bloqueo,  hostilizados 
constantemente  por  lanchas  cañoneras  tripuladas  por  hombres  de  corazón,  tuvieron 
que  volverse  á  Inglaterra  sin  haber  logrado  su  propósito. 

El  señor  Ministro  contesta  que  la  formación  de  la  escuadrilla  se  hizo  en  plena 
paz  y  con  tiempo  sobrado  para  llegar  á  Puerto  Rico,  no  entrando  en  los  planes  del 
Gobierno  su  arribada  á  Cabo  Verde,  debido  á  causas  posteriores  y  lamentables. 

El  Sr.  Gómez  Imaz  dice  que  no  conviene  perder  el  tiempo  en  discutir  lo  suce- 
dido ni  lo  que  debió  suceder,  sino  adoptar  una  resolución  sobre  lo  que  ha  de  hacer 
la  Escuadra,  de  hoy  en  adelante. 

El  Sr.  Mozo  dice  que  cuando  el  Jueves  Santo,  6  de  Abril,  convocó  el  señor  Mi- 
nistro á  los  Generales  del  Ministerio  con  un  objeto  análogo  al  presente,  la  mayoría 
opinó  por  la  concentración  en  Cabo  Verde;  que  él  continuaba  opinando  que  debían 
acumularse  todas  las  fuerzas  posibles,  verificando  la  concentración  en  un  puerto  de 
Canarias;  que  la  guerra  había  que  hacerla  en  una  defensiva  activa  con  todos  los  re- 
cursos que  pudieran  facilitarse  al  Almirante  de  la  Escuadra,  ya  que  á  él  habían  de 
dirigirse  después  todas  las  responsabilidades. 

El  Sr.  Beránger  dice  que  su  opinión  es  diametralmente  opuesta  á  la  del  señor 
Mozo,  porque  un  encuentro  desgraciado  yendo  la  Escuadra  reunida,  sería  nuestra 
ruina;  que  nunca  debió  verificarse  la  reunión  en  un  puerto  extranjero,  y  que  ya  que 
lo  estaba,  debía  salir  inmediatamente  para  las  Antillas  con  los  destroyers,  dejando 
los  torpederos  en  Cabo  Verde  para  que  regresen  á  Canarias. 


-76- 

El  señor  Ministro  dice  que  considera  importante  para  la  discusión  dar  á  cono- 
cer el  último  telegrama  recibido  del  Gobernador  General  de  Cuba,  manifestando  que 
todos  los  españoles  de  aquella  isla  estaban  animados  del  mejor  espíritu  para  la  re- 
sistencia; pero  que  esto  dependía  en  gran  parte  de  la  esperanza  que  abrigaban  del 
pronto  regreso  de  la  Escuadra  á  aquellas  aguas,  y  que  si  ésta  se  hacía  esperar  ó  se 
perdía  esta  esperanza,  podía  perderse  á  la  vez  el  espíritu  que  animaba  á  la  pobla- 
ción española. 

El  Sr.  Auñón  dice  que  aun  siendo  el  último  de  los  concurrentes  y  el  que  me 
nos  luz  podía  aportar  á  la  discusión,  creía  conveniente  tomar  parte  en  ella,  más  que 
para  trazar  planes  de  campaña  que  no  podían  hacerse  sin  la  previa  posesión  de  más 
datos  que  los  aportados  hasta  entonces  al  debate,  para  encauzar  éste  á  fin  de  que 
produjera  algún  resultado  práctico  y  puntualizar  el  valor  de  las  opiniones  que  se 
emitieran;  que  las  primeras  manifestaciones  del  señor  Ministro  tenían  dos  partes:  la 
exposición  de  lo  ocurrido  hasta  ahora,  y  la  demanda  de  un  consejo  para  el  porvenir; 
que  respecto  á  lo  primero  coincidía  con  el  Sr.  Beránger  en  creer  que  no  habiendo 
sido  consultados  sobre  lo  que  ya  estaba  hecho,  ni  pudiendo  remediarlo,  aunque  nos 
pareciese  mal,  no  había  que  hacer  sino  partir  del  momento  actual,  examinar  serena- 
mente el  porvenir,  y  no  negar  nuestro  consejo  al  Ministro  ni  al  compañero  que  nos 
lo  pedía,  que  harto  necesitaba,  cualquiera  que  ocupase  aquel  puesto  en  los  momen- 
tos actuales,  consejeros  que  alentasen  sus  energías  y  confortasen  su  espíritu  para  lle- 
gar al  término  de  la  jornada,  que  sería  la  ocasión  de  que  cada  cual  pidiese  explica- 
ciones y  exigiese  responsabilidades  en  la  forma  y  lugar  á  que  tuviere  derecho;  que 
en  cuanto  á  formar  planes  de  campaña,  aun  partiendo  de  base  forzada,  y  bajo  el 
apremio  de  las  circunstancias  á  que  habíamos  llegado,  declaraba  que  no  era  empresa 
fácil,  sin  tener  á  la  vista  todos  aquellos  antecedentes  que  son  indispensables  para 
formar  juicio  de  las  posibles  eventualidades,  sin  que  pudiera  tomarse  como  base  el 
conocimiento  superficial  de  las  noticias,  tantas  veces  erróneas,  de  la  prensa;  que  al 
efecto,  invitaba  al  señor  Ministro  á  que  expusiese  el  estado  de  aprovisionamiento  de 
los  buques  que  componían  el  núcleo  reunido  en  Cabo  Verde,  y  el  tiempo  necesario 
para  que  los  que  aun  estaban  en  la  Península,  pudiesen  entrar  en  campaña  en  re- 
gulares condiciones;  que  respecto  á  las  instrucciones  que  hubiesen  de  darse  al  Almi- 
rante, estimaba  que  no  debían  ser  concretas,  sino  respecto  al  objetivo  que  el  Go- 
bierno se  proponía,  dejándole  amplia  libertad  para  desarrollarlo,  según  lo  aconseja- 
ran las  circunstancias  del  momento,  porque  las  instrucciones  que  se  diesen  para 
cumplirlas  quince  días  después  y  á  dos  mil  leguas  del  centro  directivo,  ofrecían  el 
inconveniente  de  tener  que  someterse  forzosa  é  inoportunamente  á  ellas,  ó  tener  que 
infringirlas,  dejando  al  éxito  que  decidiese,  si  el  que  de  tal  manera  procedía  había 
de  ser  aclamado  como  héroe  ó  procesado  como  desobediente;  y,  por  último,  que  ante 
la  gravedad  de  las  circunstancias,  exhortaba  si  necesario  era,  á  los  respetables  Almi- 
rantes y  compañeros,  á  que  con  calma,  sin  pasión,  haciendo  por  ahora  abstracción 
de  lo  pasado,  examinaran  el  porvenir  y  prestaran  el  concurso  de  sus  luces  en  bien 
de  la  Patria  y  en  auxilio  de  nuestros  compañeros,  sobre  quienes  estaba  fija  en  estos 
momentos  la  atención  del  país,  no  bastante  ilustrado  sobre  las  verdaderas  condicio- 


—77-— 

nes  en  que  la  fatalidad  los  lanzaba  á  los  azares  de  una  guerra  tan  desigual,  en  cuan- 
to á  los  recursos  materiales. 

El  señor  Ministro  agradece  los  sentimientos  que  han  inspirado  las  palabras  del 
señor  Auñón,  y  ofrece  poner  de  manifiesto  cuantos  datos  se  consideren  necesarios 
para  fundar  sobre  ellos  opinión  respecto  al  porvenir.  Dice  que  los  dos  acorazados 
que  vinieron  de  Puerto  Rico  traían  cuarenta  y  cinco  días  de  víveres,  y  los  que  fue- 
ron de  España  treinta;  que  les  había  enviado  2.000  toneladas  de  carbón  en  un  tras- 
atlántico y  ordenado  al  Almirante  que  se  repostase  en  Cabo  Verde  de  todo  lo  que 
necesitara,  y  que,  por  consiguiente,  consideraba  á  los  cuatro  acorazados  en  perfectas 
condiciones  para  emprender  campaña  de  mar;  que  los  tres  destroyers  estaban  en 
iguales  condiciones,  y  de  los  torpederos  sólo  dos  podrían  hacerse  á  la  mar,  porque 
el  Ariete  había  llegado  con  las  calderas  inútiles;  que  el  Carlos  V  no  podía  quedar 
habilitado  por  completo  hasta  los  primeros  días  de  Mayo,  y  el  Pelayo  lo  estaría  an- 
tes y  el  Alfonso  XIII  \o  estaba;  pero  que  el  Carlos  F"  tenía  en  viaje  buena  parte 
del  repuesto  de  municiones,  sin  que  pudiera  precisarse  cuando  las  recibiría;  el  Pela- 
yo tenía  un  radio  de  acción  tan  limitado,  que  apenas  podía  ir  con  desahogo  de  Ca- 
narias á  Puerto  Rico,  y  el  Alfonso  XIII  tenía  tan  escasa  velocidad,  que  podía  ser 
una  remora  para  los  movimientos  de  la  Escuadra.  En  cuanto  á  la  Vitoria,  no  la 
consideraba  buque  de  Escuadra  por  su  escasa  marcha,  y  la  Numancia,  aunque  ven- 
dría pronto  á  los  puertos  de  España,  no  traía  concluidas  las  obras  de  reforma,  á  con- 
secuencia de  las  huelgas,  que  las  tuvieron  paralizadas. 

El  Sr.  Pasquin  pide  que  se  lean  las  comunicaciones  del  Almirante  de  la  Es- 
cuadra en  que  razona  los  riesgos  que  prevé  en  la  expedición  á  Puerto  Rico. 

El  señor  Ministro  da  lectura  á  un  cablegrama  del  Almirante  en  que  manifiesta 
su  deseo  de  que  conste  su  opinión  y  la  de  los  Comandantes  de  los  buques  de  que 
la  recalada  á  Puerto  Rico  puede  determinar  un  desastre  para  el  porvenir  de  la  Pa- 
tria; pero  que,  obediente  al  mandato,  activa  todos  los  preparativos  para  ponerlo  por 
obra  en  el  momento  que  se  le  ordene.  Lee,  además,  su  contestación,  en  que  le  dice 
que  somete  la  resolución  á  una  Junta  de  Generales  de  la  Armada. 

El  Sr.  Beráns^er  manifiesta  que  el  telegrama  leído  por  el  señor  Ministro  era  de 
tanta  gravedad,  que,  en  su  concepto,  no  hubiera  debido  leerse,  y  que  después  de  co- 
nocido, insistía  en  que  la  Escuadra  que  se  halla  en  Cabo  Verde  debía  salir  inmedia- 
tamente para  las  Antillas,  cualesquiera  que  fuesen  los  azares  de  guerra  que  pudiera 
correr,  de  la  propia  manera  que  lo  hizo  Tegetof  cuando  se  le  ordenó  atacar  á  una 
Escuadra  superior  austríaca  en  Lisa. 

El  Sr.  Lazaga  dice  que  él  se  ha  preocupado  de  los  planes  de  campaña  y  que, 
bueno  ó  malo,  somete  el  suyo  á  la  consideración  de  todos;  que  en  un  principio  fué 
partidario  de  la  diseminación,  pero  que  después  de  conocido  el  cablegrama  del  Go- 
bernador General,  ha  modificado  su  opinión;  qui  el  Carlo<;  Pdebe  silir  inmediata- 
mente pai-a  reunirse  á  la  Escuadra,  llevando  á  bordo  los  operarios  que  se  ocupan  en 
la  instalación  eléctrica  para  el  movimiento  de  las  torres:  el  Pelayo  debe  terminar  su 
habilitación  trabajando  día  y  noche  y  adquiriendo,  sin  trabas,  cuanto  sea  necesario; 
reunido  en  Cádiz  con  el  Alfonso  XIII  y  los  dos  destroyers  que  hay  en  España,  d^- 


-78- 

ben  salir  en  busca  de  la  Escuadra,  fijando  previamente  un  punto  geográfico  cien 
millas  al  O.  de  Cabo  Verde,  y  unidas  todas  las  fuerzas  seguir  á  Puerto  Rico,  librar 
á  su  vista  un  combate  en  regulares  condiciones,  continuar  por  el  S,  de  Santo  Do- 
mingo y  Cuba  y  aparecer  sobre  la  Habana  por  el  O.  para  tomar  puerto  en  ella  ó  li- 
brar nuevo  combate,  si  asi  conviene,  con  las  fuerzas  bloqueadoras;  los  torpederos 
deben  regresar  á  Canarias  ó  á  España  con  los  trasatlánticos;  los  cruceros  Patriota 
y  Rápido  deben  ser  destacados  á  las  Bermudas  para  distraer  hacia  aquella  parte  al- 
gunas fuerzas  enemigas  y  dañar  á  su  comercio. 

El  Sr.  Cinctínegui  opina  que  obligar  á  la  Escuadra  á  permanecer  en  Cabo 
Verde  ó  en  la  mar  hasta  la  llegada  de  los  buques  que  han  de  reunirse  en  Cádiz,  se- 
ria aplazar  demasiado  la  presentación  de  nuestras  fuerzas  navales  en  Cuba;  pero  que 
puede  enviarse  desde  luego  la  Escuadra  que  está  en  Cabo  Verde  á  las  Antillas  y 
poco  después  la  de  España  á  las  costas  de  los  Estados  Unidos  para  producir  la  alar- 
ma, atraer  fuerzas  en  aquella  dirección  y  acaso  realizar  alguna  operación  atrevida  so- 
bre las  poblaciones  enemigas.  Agrega,  que  la  salida  de  Cabo  Verde  es  una  opera- 
ción imprescindible,  porque  de  permanecer  allí  más  tiempo,  no  tardaría  en  ser  invi- 
tada á  abandonar  el  archipiélago  por  el  Gobierno  portugués,  en  virtud  de  los  debe- 
res de  neutralidad. 

El  señor  Ministro  objeta  que  para  las  operaciones  sobre  la  costa  de  los  Esta- 
dos Unidos  es  un  elemento  importante  la  velocidad;  que  el  Alfonso  XIII  la  tiene 
muy  escasa,  el  Pelayo  tiene  poco  radio  de  acción,  y  ni  éste  ni  el  Carlos  V  pueden, 
por  razón  del  calado,  entrar  á  repostarse  en  Puerto  Rico. 

El  Sr.  Ihitler  manifiesta  que  estando  conforme  con  la  necesidad  de  que  la  Es- 
cuadra salga  pronto  de  Cabo  Verde,  cree  que  debiera  anunciársele  el  propósito  del 
Gobierno  de  reforzarla  con  los  buques  que  quedan  en  España,  á  fin  de  infundirles 
alientos  en  la  dificil  empresa  que  van  á  acometer;  que  al  General  deben  dársele  fa- 
cultades para  que  obre  según  las  circunstancias,  porque  si  bien  considera  necesario 
que  salgan  para  las  Antillas,  no  deben  ser  llevados  á  un  inútil  sacrificio,  que  seria 
aun  mayor  por  no  tener  en  Puerto  Rico  los  recursos  necesarios  para  la  reparación 
de  averias. 

El  ■^eñor  Alm:'rante  Chacón  expone  la. dificultad  de  concertar  opiniones  tan  di- 
versas; afirma  que  todas  ellas  no  pueden  tener  otro  carácter  que  el  de  consejos  y 
nunca  el  de  preceptos;  cree  que  la  opinión  pública  padece  grave  error  al  apreciar  el 
valor  ó  eficacia  de  nuestra  Escuadra,  pero  que,  aun  así,  es  necesario  satisfacerla  en 
cuanto  tenga  de  razonable;  que  estima  necesaria  la  salida  de  Cabo  Verde,  no  sólo 
por  las  consideraciones  que  se  deducen  del  cablegrama  del  Gobernador  General  de 
Cuba,  sino  por  la  expuesta  por  el  Sr.  Cincúnegui  de  no  poder  permanecer  más  tiem- 
po en  un  puerto  neutral;  que  siendo  práctico  calcular  de  diez  á  quince  días  el  tiempo 
necesario  para  el  alistamiento  de  los  buques  que  quedan  en  España,  no  puede  dife- 
rirse por  tanto  tiempo  la  salida  de  la  Escuadra  de  Cabo  Verde,  y,  por  consiguiente, 
debe  dirigirse  desde  luego  á  las  Antillas,  aun  á  riesgo  de  tener  que  arrostrar  las  con- 
secuencias de  un  encuentro  desgraciado;  que  si  la  Escuadra  que  bloquea  á  Puerto 
Rico  se  retira  ó  es  vencida,  allí  puede  esperar  la  nuestra  el  refuerzo  que  se  le  envíe 


—79— 

para  continuar  á  Cuba.  Respecto  á  las  operaciones  del  porvenir,  es  aventurado 
cuanto  se  d^'ga  sin  conocer  el  resultado  de  las  primeras. 

El  Sr.  Valcdrcel  dijo  que,  en  vista  de  las  circunstancias  y  de  la  gravedad  de  la 
cuestión,  entendía  que  la  Escuadra  que  se  halla  en  Cabo  Verde,  debe  salir  para  las 
Antillas,  no  creyendo  que  deba  esperarse  á  reforzarla  con  los  buques  que  en  Espa- 
ña se  alistan,  porque,  según  lo  manifestado  por  el  señor  Ministro,  necesitarán  algu- 
nos días  para  emprender  la  marcha. 

El  Sr.  Aimón  expone  su  deseo  de  hacer  constar  que,  como  la  primera  vez  que 
el  señor  Ministro  habló  de  las  opiniones  manifestadas  por  el  Almirante  de  la  Es- 
cuadra no  dio  lectura  completa  del  cablegrama,  pudo  hacer  mala  impresión  entre  los 
presentes;  pero  que  de  su  texto  integro  se  deducía  con  toda  claridad  que  el  señor 
Cervera  había  procedido  correctamente  al  exponer  su  parecer,  al  propio  tiempo  que 
manifestaba  hallarse  pronto  á  cumplir  con  toda  diligencia  aquello  mismo  que  en  su 
conciencia  creía  perjudicial  para  el  curso  de  las  operaciones;  que  su  manifestación  no 
podía  tener  otro  alcance  que  dejar  consignada  su  opinión,  previendo,  acaso,  que  su 
muerte  posible,  y  sin  duda  gloriosa,  hiciera  para  siempre  desconocida  la  que  él  con" 
sideraba  previsora  advertencia.  Que  respecto  á  la  contestación  que  le  había  dado  el 
señor  Ministro,  creía  conveniente  llamar  la  atención  sobre  la  frase  someto  á  la  re- 
solución de  una  Junta,  pues  la  Junta  no  podía  ni  debía  tomar  resoluciones,  sino,  á 
lo  sumo,  dar  consejos,  dejando  por  completo  al  Gobierno  el  deber  de  dictar  resolu- 
ciones y  aceptar  la  responsabilidad  de  ellas,  ya  fuesen  ó  no  acordes  con  el  consejo 
recibido. 

El  Sr.  Gómez  Imaz  insiste  en  su  parecer  de  que  se  procure  la  reunión  de  las 
Escuadras  antes  de  exponerlas  á  un  encuentro,  porque  el  perjuicio  del  retardo  de 
diez  días,  no  es  tan  grande  como  el  de  un  posible  desastre. 

El  señor  Ministro  considerando  el  asunto  bastante  debatido,  propuso  que  cada 
cual  concretase  su  parecer,  no  en  forma  de  voto  para  tomar  acuerdos  ni  resoluciones» 
que  en  efecto  correspondían  al  Gobierno,  sino  para  condensar  opiniones  y  poder 
apreciar  cual  era  la  dominante  entre  las  diversas  que  se  habían  manifestado. 

Procedióse  á  lo  propuesto  por  el  señor  Ministro,  dando  por  resultado  el  resu- 
men que  á  continuación  se  expresa: 

RESUMEN 

de  las  opiniones  emitidas  por  los  Generales  de  la  Armada  acerca  de  la  pregun- 
ta que  con  carácter  de  consulta  les  formuló  el  señor  Ministro  de  Marina  el  día 
23  de  Abril  de  i8g8,  después  de  exponer  la  sitttación  de  nuestras  fuerzas  nava- 
les y  los  últimos  cablegramas  del  Gobernador  General  de  Cuba  y  del  Coman- 
dante General  de  la  Escuadra  que  se  halla  en  Cabo  Verde. 

Pregunta. 

Partiendo  del  estado  actual  de  la  guerra  y  de  la  situación  de  nuestras  fuerzas} 
navales  en  Europa  y  Cabo  Verde,  ¿qué  moviniiento  deberá  ordenárseles? 


-  8o— 

Contestaciones  por  orden  de  moderno  á  antiguo. 

Don  Ramón  Atiñón  y  Víllalón,  Capitán  de  Navio  de  primera  dase. — Los 
cuatro  acorazados  y  los  tres  destroyers  que  se  encuentran  en  Cabo  Verde,  deben  sa- 
lir inmediatamente  para  el  mar  de  las  Antillas  y  significando  á  su  Almirante  la  ma- 
yor necesidad  de  defensa  en  que  se  halla  la  isla  de  Puerto  Rico,  debe  dejársele  en 
completa  libertad  de  acción  respecto  á  la  derrota  y  recalada,  y  á  los  casos  y  circuns- 
tancias en  que  debe  empeñar  ó  evitar  combates,  segiin  el  estado  de  abastecimiento 
en  que  lleguen,  la  importancia  de  las  fuerzas  enemigas  que  encuentre  y  las  noticias 
que  pueda  adquirir  ó  puedan  comunicársele  antes  de  su  arribo.  Los  tres  torpederos 
que  están  en  Cabo  Verde,  deben  regresar  á  Canarias  cuando  y  como  les  sea  posi- 
ble, en  condiciones  de  relativa  seguridad. — Los  buques  Pclayo,  Carlos  V,  Alfon- 
so XIII,  Vitoria,  Patriota  y  Rápido,  los  destroyers  que  se  hallan  en  Europa  y  los 
demás  buques  utilizables  para  la  guerra  que  puedan  adquirirse  ó  habilitarse,  deben 
concentrarse  en  Cádiz  y  terminar  rápidamente  su  habilitación,  usando  de  todos  los 
recursos  extraordinarios  que  conduzcan  á  este  fin,  pero  su  ulterior  destino  no  debe 
determinarse  d  pHori,  sino  con  presencia  de  las  circunstancias  en  que  se  halle  la 
guerra  en  la  fecha  en  que  su  habilitación  triniine. 

Don  Joaquín  Cincúncgiu  y  Marco,  Capitán  de  Navio  de  primera  clase.  —  Opi- 
na lo  mismo  que  el  Sr.  Auñón,  agregando  que  convendría  enviar  simultáneamente 
á  las  costas  de  los  Estados  Unidos  los  cruceros  Patriota  y  Rápido  para  sembrar  la 
alarma,  llamar  la  atención  del  enemigo  sobre  otros  puntos,  obligarle  á  dividir  sus 
fuerzas  y  preparar  la  recalada  de  nuestra  Escuadra  en  condiciones  más  favorables. 

Don  Joaqjiin  Lazaga  y  Garay,  Capitán  de  Navio  de  primera  clase. — Mantiene 
la  opinión  que  ha  sustentado  en  el  curso  del  debate;  pero  si  á  pesar  de  ella,  preva- 
leciese la  de  la  salida  inmediata  de  la  Escuadra  de  Cabo  Verde,  deben  incorpiirár- 
sele  á  lo  menos  el  Alfonso  XIII  y  los  destroyers  que  están  en  España  y  verificarse 
simultáneamente  la  excursión  de  los  cruceros  Patriota  y  Rfpido  á  las  costas  de  los 
Estados  Unidos,  si  se  hallan  en  estado  de  verificarla. 

Don  Antonio  Terry  y  Rivas,  Capitán  de  Navio  de  primera  clase.  —  Opina  lo 
mismo  que  el  Sr.  Auñón. 

Don  José  Gómez  Tmaz,  Capitán  de  Navio  de  primera  clase. — Present('i  por  es- 
crito su  voto  que  dice  así:  «Que  la  Escnmlra  rocíinccnirada  ow  Cabo  A\TtU'  no  debía 
salir  inmediatamente,  sino  cuando  estuviesen  listos  el  Carlos  V,  el  Pelayo  y  los  de- 
más barcos  de  que  se  pudiese  disponer,  á  fin  de  reforzarla,  bien  directamente  ó  me- 
jor con  movimientos  estratégicos  (un  algo  parecido  á  lo  manifestado  por  el  General 
Lazaga)  para  que  el  combate,  ineludible,  fuese  ó  tuviese  lugar  en  las  condiciones  más 
favorables  para  nosotros;  que  reunidas  las  fuerzas,  el  General  Cervera  obraría  en- 
tonces con  la  libertad  de  acción  correspondiente  á  un  Almirante.-* 

Dotí  Jost'  Guzrnán  v  Galtit'r,  Contraalmirante. — (">pin:i  como  el  Sr.  Auñi'-n. 

Don  Eduardo  Rcínoso  y  Diez  dr  Tejada,  Contr:u\hnirinto.  —  Opiii;i  comc>  el 
señor  Auñón. 

Don  Manuel  de  la  Cámara  v  l/t/ermoore,  Contraalmirante. — (^pina  como  el 
s^ñor  Auñón. 


Don  Manuel  Mozo  y  Dicz-Robles,  Contraalmirante.  —  Formuló  por  escrito  su 
voto  ó  parecer  que  es  el  siguiente:  «Si  el  Gobierno  de  S.  M.,  por  razones  de  interés 
supremo  de  la  Patria,  entiende  que  la  Escuadra  debe  salir  inmediatamente  para 
Puerto  Rico,  el  General  que  suscribe  también  lo  cree.  De  otro  modo  opina  que  di- 
cha Escuadra  debe  ser  reforzada,  porque  tiene  la  misma  convicción  del  desastre  que 
prevé  su  Almirante,  y  ese  desastre,  á  la  vista  ó  no  de  Puerto  Rico,  no  habrá  de 
contribuir  seguramente  á  levantar  el  espíritu  de  los  habitantes  de  aquella  isla  ni  de 
los  de  Cuba.» 

Don  Ismael  Warletay  Ordovas,  Contraalmirante. — Opina  como  el  Sr.  Auñón. 

Don  Antonio  de  la  Rocha  y  Aranda,  Contraalmirante. — Opina  como  el  señor 
Auñón. 

Don  José'  Navarro  y  Fernández,  Contraalmirante. — Opina  como  el  Sr.  Auñón. 

Don  Manuel  Pasquín  y  de  Juan,  Contraalmirante.  —  Opina  como  el  señor 
xVuñón. 

Don  Fernando  Martínez  de  Espinosa,  Vicealmirante. — Opina  como  el  señor 
Auñón. 

Don  Eduardo  Butler  y  Anguita,  Vicealmirante. — Los  cuatro  acorazados  y  los 
tres  destroycrs  que  están  en  Cabo  Verde  deben  salir  inmediatamente  para  las  Anti- 
llas con  instrucciones  de  aceptar  ó  de  evitar  t:oml)ali\-í,  según  convenga;  pero  insis- 
tiendo en  su  convicción  de  que  la  unión  es  la  fuerza,  está  conforme  con  lo  expuesto 
por  el  General  Lazaga  respecto  al  aumento  de  buques,  reforzando  la  Escuadra  de 
Cabo  Verde  con  todos  los  disponibles  de  alto  bordo  en  la  forma  y  en  el  punto  que 
el  Gobierno  estime  conveniente,  pues  cree  que  esto  pviede  hacerse  sin  perjuicio  de  la 
salida  inmediata  para  las  Antillas. 

Don  José  Beránger  y  Rjiíz  de  Apodaca,  Vicealmirante.  —  Se  ratifica  en  todo 
lo  que  ha  expuesto  desde  el  principio  del  debate,  á  saber:  Que  la  Escuadra  que  está 
en  Cabo  Verde  no  debe  en  ningúa  caso  retroceder  á  Canarias  y  menos  á  España, 
sino  que  debe  salir  inmediatamente  para  las  Antillas  y  utilizar  los  dcstroyers  como 
exploradores  para  proporcionarse  noticias  antes  de  la  recalada. 

Don  Carlos  Valcdrcel  y  Ussel  de  Guimbarda,  Vicealmirante.  —  Opina  como 
el  Sr.  Auñón. 

Don  Guillenno  Chacón  y  Maldonado,  Almirante.  —  Opina  que  la  Escuadra 
que  se  halla  en  Cabo  Verde  debe  salir  inmediatamente  para  las  Antillas,  antes  que 
por  precepto  internacional  se  vea  obligada  á  abandonar  el  puerto  neutral  en  que  se 
halla.  El  Almirante  de  ella  debe  llevar  am])lia  autorización  para  proceder  conforme  á 
las  necesidades  de  la  guerra  y  á  las  exigencias  del  honor  nacional.  Los  buques  que 
queden  en  España,  deben  reconcentrarse  en  Cádiz,  terminar  rápidamente  su  habilita- 
ción y  hallarse  dispuestos  á  cumplir  instantáneamente  las  órdenes  que  el  Gobierno 
crea  deber  comunicarles,  según  demande  el  curso  de  la  guerra. 

Y  para  que  conste  y  por  orden  del  señor  Ministro  de  Marina,  se  levanta  esta 
acta  que  firman  los  señores  concurrentes. 

Segismundo  Bermejo. —  Guillermo  Chacón. —  Carlos  Valcdrcel. — José  Ma- 
ría Beránger. — Eduardo  Butler — Fernando  Martínez. — Manuel  Pasquín. — 


-82 


José  Navarro.  —  Antonio  de  la  Rocha. — Ismael  Warleta. —  Manuel  Mozo. — 
Manuel  de  la  Cámara. — Eduardo  Reinoso. — José  de  Guzmdn. — José  Gómez 
Imaz.  —  Antonio  Terry. — Joaquín  Lazaga. — Joaquín  Cincünegui. — Ramón 
Auñón. 


El  Ministro  (Bermejo)  al  Almirante  (Cervera).  —  Calo  Verde. 

Madrid  24  Abril  i8g8. 

«Oída  la  Junta  de  Generales  de  Marina,  opina  ésta  que  los  cuatro  acorazados  y 
los  tres  destroyers,  salgan  urgentemente  para  las  Antillas.  Sometida  esta  opinión  al 
Gobierno  de  S.  M.,  la  acepta,  disponiendo  se  den  á  V.  E.  amplias  facultades  para 
dirigirse  á  las  Antillas,  confiando  en  su  pericia,  conocimiento  y  valor,  pudiendo  to- 
mar informes  en  aquéllas  antes  de  recalar  sobre  Puerto  Rico  ó  á  Cuba,  si  lo  estima- 
se más  conveniente  en  vista  informes  recibidos. — La  derrota,  recalada,  casos  y  cir- 
cunstancias en  que  V.  E.  debe  empeñar  ó  evitar  combate,  quedan  á  su  más  comple- 
ta libertad  de  acción. — En  Londres  tiene  á  su  disposición  15.000  libras. — Los  torpe- 
deros deben  regresar  á  Canarias  con  los  buques  auxiliares,  marcándoles  V.  E.  la  de- 
rrota. La  bandera  americana  es  enemiga.»  (i) 


El  Almirante  (Cervera)  al  Ministro  (Bermejo). 

Cabo  Verde  24  Abril  1898. 

«Mañana  espero  acabar  el  carbón. — Torre  barbeta  popa  Oqitendo  no  obedece 
puntería  horizontal.  Llevamos  quince  días  buscando  causas  sin  éxito  alguno;  conti- 
nuamos trabajando  sin  descanso.» 


San  Vicente  (Cabo  Verde)  24  Abril  iSgS. — Excelentísimo 
señor  D.  Segismundo  Bermejo. — Mi  querido  General  y  amigo: 
Acaba  de  llegar  el  telegrama  mandándonos  salir,  y  doy  orden 
de  trasbordar  del  Cádiz  á  estos  buques  carbón,  víveres,  gente 
y  la  artillería  de  los  cazatorpederos,  que  está  en  el  Cádiz. — 
Pensaba  haber  salido  sin  rellenar  del  todo  los  buques,  pero 
quedándose  el  Cádiz,  no  he  querido  salir  sin  la  mayor  cantidad 
de  carbón  posible.  Veremos  si  puedo  salir  mañina.— Como  ya 
és  un  hecho  consumado,  no  insistiré  sobre  el  juicio  que  me  me- 


(i)     En  el  impreso  aludido  tantas  veces  falta  el  final  de  este  telegrama,  que  dice: 
«Renuevo  saludo  entusiasta  Patria  y  Gobierno.» 


-83- 

rece.  Quiera  Dios  que  no  sea  profeta,  como  lo  he  sido  cuando 
decía  á  V.  que  para  fines  de  Abril  no  estarían  listos  el  Pelayo, 
Carlos  V,  Vitoria  y  Numancia,  ni  el  Colón  tendría  sus  caño- 
nes gruesos,  como  no  fueran  los  defectuosos,  ni  nosotros  ten- 
dríamos municiones  de  1 4  cm.  de  las  nuevas  para  batirnos,  et- 
cétera etc. — Con  la  conciencia  tranquila  voy  al  sacrificio,  sin 
explicarme  ese  voto  unánime  (i)  de  los  Generales  de  Marina, 
que  significa  la  desaprobación  y  censura  de  mis  opiniones,  lo 
cual  implica  la  necesidad  de  que  cualquiera  de  ellos  me  hubie- 
se relevado. — Trigueros  me  ha  anunciado  la  salida  de  un  car- 
gamento de  5.700  toneladas  de  carbón  para  Puerto  Rico,  á 
donde  debe  recalar  del  1 1  al  1 2  de  Mayo,  y  tengo  mucho  te- 
mor de  que  vaya  á  caer  en  poder  del  enemigo. — Se  padece  un 
error  al  suponer  que  yo  soy  dueño  de  empeñar  ó  evitar  el  com- 
bate á  mi  voluntad;  con  los  nueve  meses  que  hace  que  no  lim- 
pia el  Vizcaya  y  su  permanencia  en  la  Habana,  está  hecho  una 
pótala  y  yo  no  lo  debo  abandonar.  —Que  le  vaya  bien,  etc. — 
Pascual  Cervera. — Hoy  27:  Estoy  desesperado  con  la  len- 
titud del  Cádiz,  que  está  muy  bien  preparado  para  el  pasaje  y 
muy  mal  para  carga.  Creo  que  saldremos  mañana. 


El  Almirante  (Cervera)  al  Ministro  (Bermejo). 

Cabo  Verde  24  Abril  i8g8. 
^Aprovechando  detención  he  construido  tapones  calderas  Ariete.  Si  queda  listo 


lo  llevaré.) 


El  Ministro  (Bermejo)  al  Almirante  (Cervera). —  Cabo  Verde. 

Madrid  24  Abril  i8g8. 

«  Gaceta  hoy  publica  decreto  estableciendo  que  pabellón  neutral  cubre  mercan- 
cía, excepto  contrabando  guerra;  mercancía  neutral  excepto  contrabando  guerra,  no 
es  confiscable  bajo  pabellón  enemigo,  y  que  Gobierno  mantiene  derecho  conceder 
patentes  corso,  aunque  por  ahora  sólo  hará  uso  de  cruceros  auxiliares  de  la  Marina 
militar. — Para  cumplir  los  puntos  anteriores,  buques  de  guerra  y  auxiliares  ejercita- 
rán derecho  visita  alta  mar  y  agvias  jurisdiccionales  enemigas.» 


(i)     En  aquella  fecha  crei  el  voto  unánime.  Véase  en  el  acta  de  la  Junta  de  Ge- 
nerales que  no  lo  fué. 


-84- 

El  Almirante  (Cervera)  al  Ministro  (Bermejo) 

Cabo  Verde  24  Abril  i8g8. 

«He  recibido  telegrama  urgente  disponiendo  salida  Escuadra.  Mañana,  después 
de  terminar  carbón,  cubrir  bajas  con  gente  del  Cádiz  y  trasbordar  artilleria  de  los 
cazatorpederos,  cumpliré  lo  que  ordena  V.  E.» 


El  Almirante  (Cervera)  al  Ministro  (Bermejo). 

Cabo  Verde  2¿  Abril  i8g8. 

«Pregunto  si  es  cierto  San  Francisco,  Amazonas  están  en  Madera. — Conteste 
Vuecencia  directamente  Capitán  Cádiz  por  si  saliera  yo  antes.» 


El  Ministro  (Bermejo)  al  Almirante  (Cervera). — Cabo  Verde. 

Madrid  2S  Abril  iSg8. 

«Los  buques  citados  están  en  Hampton-Roads.  Coluinbia.  Minncapolis  se  cree 
navegan  para  Europa. — Asegúranme  que  entre  gente  del  carbón  hay  numerosos  es- 
pías. Urge  mucho  su  salida.  Reserva  absoluta  de  su  dirección.» 


El  Almirante  (Cervera)  al  Ministro  (Bermejo). 

Cabo  Verde  25  Abril  r8g8. 

«Hay  mucha  marejada   que  impedirá  terminar  hoy  trasbordo   carbón  y  efectos 
del  Cádiz.y 


El  Ministro  (Bermejo)  al  Almirante  (Cervera). —  Cabo  Verde. 

Madrid  2S  Abril  i8g8. 

«Circunstancias  las  mismas. — Escuadra  volante  no  ha  salido  aún  de  Hampton- 
Roads.  Las  15  000  libras  se  situarán  en  Inglaterra  y  hasta  esa  misma  cantidad  pue- 
de girar  sobre  Londres  lo  que  necesite.  Se  comunicará  Puerto  Rico  señal  conve- 
nida con  práctico.-»  (i) 


(i)     Lo  que  va  en  bastardilla  no  está  en  el  impreso. 


El  M.  de  España  en  Lisboa  (Ayerbe)  al  de  Estado  (Gullón). 

Lisboa  26  Abril  i8g8. 

«Ministro  Negocios  Extranjeros  me  ruega  confidencialmente  pregunte  á  Vue- 
cencia si  puede  manifestar  el  tiempo  que  permanecerá  Escuadra  en  Cabo  Verde,  en- 
cargo que  al  mismo  tiempo  hace  al  Ministro  de  Portugal  en  Madrid,  por  si  los  Es- 
tados Unidos  presentasen  reclamación,  como  anuncia  hoy  un  periódico.» 


El  Almirante  (Cervera)  al  Ministro  (Bermejo). 

Cabo  Verde  26  Abril  i8g8. 

«Se  trabaja  noche  y  día  en  el  trasbordo  de  carbón  y  de  los  pertrechos  de  los  ca- 
zatorpederos, pero  adelanta  poco,  porque  no  permiten  activar  trabajo  las  escotillas 
del  vapor  trasatlántico.  Aun  faltan  400  toneladas.  Los  buques  acorazados  están  con 
las  máquinas  preparadas  para  no  dilatar  la  marcha,  Villaamil  sigue  con  la  Escuadra. » 


El  Almirante  (Cervera)  al  Ministro  (Bermejo). 

Cabo  Verde  26  Abril  i8g8. 

«En  vista  de  salida  cruceros  rápidos  enemigos  que  V.  E.  anuncia,  y  dado  poco 
andar.  Cádiz  y  San  Francisco,  creo  conveniente  dé  V.  E.  instrucciones  directas 
Comandante  Azor,  Jefe  de  la  expedición. » 


El  Ministro  (Bermejo)  al  Almirante  (Cervera). — Cabo  Verde. 

Madrid  26  Abril  18 g8. 

«Dada  orden  Londres   enviar  5.000  toneladas  carbón  destino  Curazao  á  dispo- 
sición V.  E.  ó  Comandante  Puerto  Rico.» 


El  Almirante  (Cervera)  al  Ministro  (Bermejo). 

Cabo  Verde  27  Abril  i8g8. 

«Continúa  trasbordo  lentamente.  Estoy  desesperado,  pero  no  es  posible  trabajar 
más  á  prisa;  quedan  por  embarcar  300  toneladas  de  carbón.» 


El  Almirante  (Cervera)  al  Ministro  (Bermejo). 

Cabo  Verde  27  Abril  i8g8. 

«Salgo  mañana  por  la  tarde  y  deseo  antes  últimas  noticias  de  la  guerra  y  del  cur- 
so sucesos  en  España. » 


■86- 


El  Ministro  (Bermejo)  al  Almirante  (Cervera). — Cabo  Verde. 

Madrid  28  Abril  i8g8. 

«Por  si  llegare  á  tiempo,  digo  á  V.  E.:  Habana,  como  la  parte  N.  de  Cuba,  sigue 
bloqueada;  Puerto  Rico,  hasta  ahora,  libre;  en  aguas  de  Europa  no  existe  buque 
enemigo;  en  España  completa  tranquilidad  y  unión.  ( 1 )  Reitero  entusiasta  saludo 
de  la  Nación.  Con  mucha  actividad  se  trabaja  en  alistar  otros  buques.» 


El  Almirante  (Cervera)  al  Ministro  (Bermejo). 

Cabo  Verde  28  Abril  i8g8. 

«A  pesar  de  que  se  han  hecho  todos  los  esfuerzos,  trabajando  toda  la  noche, 
hasta  mañana  no  podré  salir.  Trabajo  muy  duro  impide  adelantar  lo  que  se  desea. 
Quedó  lista  torre  Oqtiendo.y» 


El  Almirante  (Cervera)  al  Ministro  (Bermejo). 

Cabo  Verde  2g  Abril  i8g8. 
c Salgo  para  el  Norte.»  (2) 


El  Comandante  General  de  la  Escuadra  (Cervera)  al  Ministro  de  Mari- 
na (Bermejo). 

Comandancia  General  de  la  Escuadra. — Estado  Mayor. — Reservado. — Ex- 
celentísimo Sr.:  Con  fecha  20  tuve  el  honor  de  participar  á  V.  E.  lo  ocurrido  hasta 
entonces  en  esta  Escuadra.  Continuó  la  descarga  del  San  Francisco  trabajando  día 
y  noche,  y  terminó  el  24.  Según  ya  he  dicho  á  V.  E.  en  comunicación  aparte,  falta- 
ron 180  toneladas  de  las  2.000  que  debía  conducir,  á  causa,  sin  duda,  de  la  premu- 
ra con  que  el  vapor  las  tomó  y  al  mucho  perdido  en  la  descarga,  por  la  gran  canti- 
dad de  polvo  arrastrado  por  el  viento,  más  el  que  caería  al  agua  en  el  trabajo  de 
noche.  Algo  semejante  debe  ocurrir  en  el  Cádiz. — He  comprado  todo,  el  aceite  de 
máquina  que  he  podido  encontrar  en  plaza  y  quedan  los  buques  bien  pertrechados 
de  estas  materias. — Sobre  este  punto  me  permito  indicar  á  V.  E.  la  conveniencia  de 
que  á  los  repuestos  de  carbón  acompañen  siempre  los  de  materias  lubricadoras  en 
proporción. — En  la  tarde  del  mismo  dia  24  recibí  la  orden  telegráfica  de  V.  E.  de 
salir  para  las  Antillas  y  de  separar  de  la  Escuadra  los  tres  torpederos  y  el  Cuidad 
de  Cádiz,  y  como  los  buques  quedaban  aún  escasos  de  carbón  y  necesitaban  llevar 
la  mayor  cantidad  posible,  ordené  en  el  acto  que  tomaran  unas  625  toneladas  del 


(i)     Lo  que  va  en  bastardilla  está  suprimido  en  el  impreso. 
(2)     Frase  convenida  en  telegrama  del  Ministro  de  21  Abril. 


-87- 

depositado  en  el  Cádiz,  asi  como  los  repuestos  de  máquina  y  viveres,  y  se  hizo  el 
trasbordo  de  la  artillería  de  75  mm,  y  municiones  de  los  tres  destroyers  que  han  de 
seguir  conmigo. — Las  condiciones  de  las  bodegas  de  este  vapor;  la  escasez  de  mate- 
rial de  transporte  y  la  mucha  marejada,  han  hecho  esta  faena  muy  penosa  y  dema- 
siado lenta;  .pero  he  creído  preferible  perder  estos  pocos  días  ante  la  ventaja  de  en- 
contrarme mejor  pertrechado  á  la  recalada. — Los  buques  salen  con  1.080  toneladas 
cada  uno  de  los  del  tipo  Teresa,  y  con  1.270  el  Colón.  Este  último  buque  consume 
notablemente  más  que  los  otros  por  la  clase  de  calderas. — Los  destructores  llevan 
unas  140  toneladas,  34  más  que  la  cabida  de  sus  carboneras,  y  con  ellas  tienen,  apro- 
ximadamente, un  radio  de  acción  teórico  de  2.800  millas,  á  razón  de  10  por  hora; 
pero,  seguramente,  tendré  que  darles  más  antes  de  recalar,  á  menos  que  el  estado  de 
la  mar  no  me  permita  llevarlos  á  remolque,  para  lo  cual  tendré  en  cuenta  su  extre- 
mada debilidad  de  estructura. — El  Vizcaya,  como  á  V.  E.  consta,  está  muy  sucio; 
en  su  viaje,  de  diez  días,  de  Puerto  Rico  aquí,  quemó  200  toneladas  más  que 
el  Oquendo.  Este  es  un  punto  débil,  pero  como  por  ahora  no  le  veo  remedio,  con- 
traté aquí  con  unos  buzos  su  limpieza  á  flote,  que  no  han  podido  efectuar  más  que 
en  una  fracción  muy  pequeña,  y  con  los  de  la  Escuadra  hice  limpiar  las  hélices  y  las 
tomas  de  agua  de  los  fondos. — Por  la  premura  del  tiempo  y  por  la  falta  de  espacio 
abordo  de  los  acorazados,  ya  tan  sobrecargados,  dejo  en  el  Cádiz  1.500  tubos  de 
respeto  de  las  calderas  de  los  destructores. — Si  V.  E.  creyera  que  la  campaña  dura- 
rá lo  bastante  y  ofrecerá  oportunidades  para  cambiar  los  que  se  averien,  le  ruego  los 
envíe  á  donde  estime  oportuno. — Igual  ruego  le  repito  respecto  á  los  torpedos  Bus- 
tamante  que,  seguramente,  me  serían  de  gran  utilidad. — Los  torpederos  con  el  Ciu- 
dad de  Cádiz  y  el  San  Francisco  salen  hoy  conmigo. — La  expedición,  según  he  co- 
municado á  V.  E.,  va  al  mando  del  Teniente  de  Navio  más  antiguo,  que  lo  es  el  Co- 
mandante del  Azor  D.  Claudio  Alvargonzález. — Por  separado  ratifico  á  V.  E.  los 
telegramas  que  le  he  dirigido  desde  mi  comunicación  anterior. — Réstame  sólo  decir- 
le que  el  personal  de  la  Escuadra  no  tiene  novedad  digna  de  mención  y  que  todo  él 
va  animado  del  firme  propósito  de  sacrificar  su  vida  en  el  cumplimiento  del  deber. — 
¡Quiera  Dios  conceder  á  nuestras  fuerzas  éxito  proporcionado  á  la  justicia  de  nues- 
tra causa! — Él  guarde  la  vida  de  V.  E.  muchos  años. — A  bordo,  San  Vicente  de 
Cabo  Verde  28  de  Abril  de  1898. — Excmo.  Sr. — Pascual  Cervera. 


El  Comandante  General  de  la  Escuadra  (Cervera)  al  Ministro  de  Ma- 
rina (Bermejo). 

Comandancia  General  de  la  Escuadra. — Estado  Mayor. — Reservado. — Ex- 
celentísimo Sr.:  Con  esta  fecha  doy  las  siguientes  instrucciones  al  Jefe  de  la  primera 
división  de  torpederos: — «A  unas  450  millas  próximamente  del  puerto  de  Fort  de 
France  (Martinica),  se  destacará  V.  S.  de  la  Escuadra,  previa  señal  de  última  hora, 
con  los  cazatorpederos  Furor  y  Terror,  para  dirigirse  á  dicho  puerto  con  un  andar 
de  unas  20  millas,  y  adquirir  en  él  las  noticias  que  le  tengo  expresadas,  volviendo 


88— 


luego  á  comunicármelas,  para  lo  cual  tendrá  V.  S.  en  cuenta  que  la  Escuadra  nave- 
gará corriendo  al  paralelo  de  la  punta  Sur  de  la  Martinica,  con  una  velocidad  de  unas 
ocho  millas  por  hora.  Conocedor  V.  S.  de  mis  propósitos,  obrará  dentro  de  ellos 
con  completa  libertad  de  acción.  Las  sefiales  de  reconocimiento  durante  la  noche  se- 
rán la  letra  R  del  alfabeto  Morse,  hecha  con  el  proyector,  entendiéndose  que  el  pun- 
to se  representará  manteniendo  el  haz  luminoso  durante  un  cierto  intervalo  á  una 
elevación  de  45°,  y  la  raya  un  intervalo  más  largo  á  la  misma  elevación;  entre  una  R 
y  otra  R  se  harán  tres  movimientos  horizontales  con  el  haz  luminoso:  el  primero, 
por  ejemplo,  de  izquierda  á  derecha;  el  segundo,  de  derecha  á  izquierda,  y  el  terce- 
ro, otra  vez  de  izquierda  á  derecha,  ó  viceversa. — La  contestación  por  parte  de  la 
capitana  será  la  letra  A  .  hecha  en  la  misma  forma,  y  los  tres  movimientos  horizon- 
tales.— Para  poder  comunicar  rápidamente  las  noticias  que  pueda  traer,  le  incluyo 
adjunto  un  pliego  de  señales  convencionales  para  esta  sola  ocasión. — Además,  po- 
drá comunicar  con  la  clave  A  B  0755. — En  el  improbable  caso  de  que  en  el  desem- 
peño de  su  comisión  encontrase  fuerzas  enemigas,  obrará  según  le  aconsejen  las  cir- 
cunstancias, teniendo  presente  que  su  principal  misión  es  la  de  comunicarme  las  no- 
ticias expresadas.» — Lo  que  tengo  el  honor  de  trasladar  á  V.  E.  para  su  conoci- 
miento y  aprobación. — Dios  guarde  á  V.  E.  muchos  años. — A  bordo  del  Teresa, 
en  la  mar  i.°  de  Mayo  de  1898.— Excmo.  Sr.— Pascual  Cervera. 


En  la  mar,  j  de  Mayo  de  18 g8. — Querido  Juan:  Para  nues- 
tra colección  de  documentos  creo  conveniente  que  tengas  la 
adjunta  copia  de  un  telegrama  de  Villaamil  á  Sagasta,  que  te 
envío  por  dos  cazatorpederos  que  destaco  á  la  Martinica  en 
busca  de  noticias. — A  bordo  de  los  buques  no  hay  novedad,  y 
el  espíritu  es  excelente.  ¡Veremos  la  suerte  que  el  Señor  nos 
reserva!  En  definitiva  no  es  dudosa,  ¡pero  si  tuviéramos  la  suer- 
te de  empezar  dando  un  buen  golpe! — Dios  esté  con  nosotros. 
Adiós;  muchas  cosas  á  Ips  tuyos,  etc. — Pascual. 

Telegrama. 

Día  22  Abril  18 g8. — Madrid. — Práxedes  Sagasta.  — Des- 
cífrese por  clave  Marina. — Clave  CD  4393. — Ante  trascenden- 
cia que  tendrá  para  la  Patria  el  destino  dado  á  esta  Escuadra, 
creo  conveniente  conozca  V.  por  el  amigo  que  no  teme  las 
censuras,  que  si  bien  como  militares  están  todos  dispuestos  á 
morir  honrosamente  cumpliendo  sus  deberes,  creo  indubitable 


que  el  sacrificio  de  este  núcleo  de  fuerzas  navales  será  tan  se- 
guro, como  estéril  y  contraproducente  para  el  término  de. la 
guerra,  si  no  se  toman  en  consideración  las  repetidas  observa- 
ciones hechas  por  su  Almirante  al  Ministro  de  Marina. — (Fir- 
mado).—Fernando  ViLLAAMIL. 


El  Comandante  General  de  la  Escuadra  (Cervera)  al  Ministro  de  Ma 
RIÑA  (Bermejo). 

Comandancia  General  de  la  Escuadra. — Estado  Mayor. — Reservado. — Ex- 
celentísimo Sr.:  Según  tuve  el  honor  de  anunciar  á  V.  E.  en  mi  última  comunica- 
ción del  28  próximo  pasado,  fechada  en  San  Vicente  de  Cabo  Verde,  sali  de  aquel 
puerto  al  día  siguiente  con  los  cuatro  acorazados  y  los  tres  destructores,  dejando  dis- 
puestos para  hacerlo  á  los  tres  torpederos  y  vapores  Cádiz  y  San  Francisco. — Al 
salir  di  al  General  segundo  Jefe  y  á  los  Comandantes  de  los  buques  las  instrucciones 
cuya  copia  es  adjunta,  asi  como  la  de  la  alocución  que  dirigí  á  las  tripulaciones,  y 
que  se  les  leyó  fuera  ya  del  puerto,  siendo  acogida  con  entusiasmo  por  todos. — Des- 
pués de  reflexionado  maduradamente  y  en  vista  de  la  latitud  de  las  instrucciones  re- 
cibidas y  de  la  situación  verdaderamente  excepcional  en  que  se  van  á  encontrar  es- 
tas fuerzas,  formé  el  propósito  (que  no  di  á  conocer  hasta  después  de  la  salida)  de 
dirigirme  á  Fort  de  France  (Martinica),  para  adquirir  noticias,  y  si  posible  fuera,  car- 
bón y  víveres  que  me  permitieran  obrar  con  algún  desembarazo.  Con  este  objeto 
destacaré  mañana,  á  unas  470  millas  de  dicho  puerto  al  Terror  y  al  Furor  al  man- 
do del  Jefe  de  la  primera  división  de  torpederos,  el  cual  llevará  esta  comunicación  y 
el  siguiente  telegrama  cifrado:  «La  Escuadra  sin  novedad;  excelente  espíritu.  Vi- 
llaamil  va  adquirir  noticias  de  qué  dependerán  las  operaciones  en  lo  futuro.  Para  dar 
la  paga  vencida  se  necesitan  570.000  pesetas.  Lo  que  hay  á  bordo  y  en  Londres 
suma  675.000;  no  quiero  agotar  todos  los  recursos,  por  lo  que  es  necesario  amplia- 
ción de  crédito.» — Al  tener  el  honor  de  corroborarlo,  me  permito  encarecer  á  Vue- 
cencia la  necesidad  de  que  se  amplíe  el  crédito  puesto  á  mi  disposición,  para  que  es- 
tas dotaciones  que  sólo  han  obtenido  un  anticipo  para  sus  familias  y  para  los  ran- 
chos, puedan  cobrar  la  paga  de  Mayó  que  ya  hubiesen  recibido  de  estar  en  España. 
La  navegación  no  ha  ofrecido  hasta  el  día  de  hoy  novedad  digna  de  mencionarse, 
habiendo  encontrado  el  tiempo  bonancible  propio  de  esta  estación  y  latitud. — Aun- 
que con  algún  recelo,  hice  el  mismo  día  de  la  salida  que  tomaran  los  remolques  los 
tres  cazatorpederos  y  comencé  á  navegar  á  razón  de  10  millas;  pero,  el  haber  faltado 
algún  remolque  y  el  temor  de  que  se  pudiera  averiar,  por  efecto  de  las  guiñadas,  al- 
guno de  estos  frágiles  buques,  me  hicieron  reducir  la  velocidad  á  7*2  millas  con  la 
que  hemos  venido  hasta  ayer  mañana  que  la  aumenté  á  8. — Para  obrar  así,  he  te- 
nido presente  lo  molesto  y  lento  que  también  sería  repostarlos  de  carbón  en  la  mar, 
antes  de  la  recalada;  la  conveniencia  de  que  sus  dotaciones  lleguen  frescas  y  en  esta- 


—90— 

do  de  prestar  desde  luego  servicios  útiles,  y  el  pequeño  ahorro  de  carbón  que,  con 
esta  velocidad,  realizarian  los  acorazados.  —  Adjuntas  incluyo  también  á  V.  E.  copia 
de  un  bando  que  hoy  reparto  á  los  buques,  dirigido  principalmente  á  las  clases  su- 
balternas, de  las  instrucciones  que  he  redactado  para  el  ejercicio  del  derecho  de  vi- 
sita y  de  las  que  doy  á  Villaamil. — Nada  puedo  adelantar  á  V.  E.  sobre  mis  futu- 
ros propósitos;  sólo  sí  repetirle,  que  puesta  mi  confianza  en  Dios  y  animado  del 
más  vivo  deseo  de  servir  á  la  Patria,  lo  haré  así  hasta  donde  mis  luces  y  mis  fuer- 
zas alcancen. — Dios  guarde  á  V.  E.  muchos  años. — A  bordo  del  Inf cuita  María 
Teresa,  en  la  mar,  lat.  N.  i4°-42'  y  log.  O.  4 4"- 2 6',  8  de  Mayo  de  1898.— Exce- 
lentísimo señor. —Pascual  Cervera. 


Instrucciones  que  se  citan. 


Comandancia  General  de  la  Escuadra. — Estado  Mayor. — Excmo.  Sr.:  Con 
fecha  27  de  Abril  último,  comuniqué  á  los  Comandantes  de  los  buques  de  la  Escua- 
dra las  siguientes  instrucciones:  «En  el  próximo  viaje,  la  Escuadra  marchará  en  el 
orden  y  con  las  distancias  que  expresa  el  adjunto  croquis  núm.  i: 

C  5  cables  4 

/Vr^-- 7? 

/                   5  cables                      ^s     1    / 
jg^ . ^ 


1\< 


f/         •  I  /  ^^ 


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!       /  \  45 


©:„_! X- ^-l 

7  5  cables  6  5  cables  5 


Este  orden  se  tomará  desde  luego  á  la  salida,  sin  necesidad  de  señal  previa,  pe- 
ro con  sujeción  á  lo  preceptuado  en  la  evolución  núm.  15  (formar  un  erden  estando 
los  buques  dispersos),  de  las  instrucciones  tácticas,  las  cuales  quedarán  desde  luego 
en  vigor.  Se  ha  adoptado  este  orden  para  que  cada  destructor  quede  en  fácil  con- 
tacto con  el  acorazado  á  que  está  afecto.  Cuando  se  ordene  (que  no  será  probable- 
mente antes  de  recalar  ó  avistar  al  enemigo),    se  formará  como  se  representa  en  el 


—91  — 

croquis  núm.  2,  ó  sea  los   acorazados   en  línea  de  fila,  el  Teresa  á  la  cabeza  y   el 
Vizcaya  á  la  cola,  á  la  distancia  que  se  marque,  y  los  destructores  en  otra  linea  de 


Vizcaya                         Colón 

Oquendo 

—         /5s~     _  - 

Teresa 
_     _    -/SV- .     - 

I                                 4 

I     es 

2 

t 

1  S" 

m-> 

. 0 

Furor  ó  Plutón 

— ¿- 

Terror 

0 

Plutón  ó  Furor 

fila,  endentada  con  la  de  acorazados,  á  sotafuego,  guardando  entre  si  las  mismas 
distancias  que  aquéllos  y  las  dos  líneas  la  de  seis  cables,  si  no  se  previniese  nada 
en  contrario.  —  Cuando  se  adopte  este  orden  de  fila,  el  Jefe  de  la  División  de  des- 
tructores trasbordará  á  uno  de  ellos,  y  si  llega  el  caso  de  combatir,  los  alejará  de 
suerte  que  los  proyectiles  enemigos  no  les  alcancen,  ó  sea  raro,  y  observará  las  fases 
del  combate  para  lanzarse  oportunamente  sobre  el  enemigo  cuando  vea  la  ocasión 
favorable  para  ello.  Se  le  concede  á  aquél  libertad  completa  de  movimientos,  y  lo 
mismo  á  cada  uno  de  los  Comandantes  para  los  casos  en  que,  por  una  ú  otra  cau- 
sa no  puedan  ser  dirigidos  por  su  Jefe,  encargándoles  á  todos  que  su  ardimiento  no 
les  lleve  á  disparar  antes  de  tiempo. — Para-pasar  del  orden  de  viaje  al  de  fila,  se 
practicarán  las  evoluciones  números  10  y  ii  de  las  Instrucciones,  entendiéndose 
que  el  Teresa  y  el  Oquendo  constituyen  un  grupo,  y  el  Colón  y  el  Vizcaya  otro. — 
Los  destructores  seguirán  por  contramarcha  los  movimientos  del  cabeza  -  -  Si  se  ha- 
ce la  señal  Z  96  (dar  remolque  etc.),  los  acorazados  moderarán,  previo  el  gallarde- 
te Z,  hasta  el  andar  mínimo  (si  no  se  previene  otra  cosa),  y  cada  destructor  se  diri- 
girá desde  luego  á  tomar  el  remolque  del  acorazado  correspondiente.  Cuando  la  ca- 
pitana disponga  que  se  surta  de  víveres  á  los  destructores,  hará  la  señal  Q  02,  y 
éstos  maniobrarán  en  consecuencia,  previo  el  gallardete  de  ejecución;  sí  se  ha  de 
moderar,  se  indicará  antes  por  señal,  pero  los  Comandantes  de  los  acorazados  que- 
dan autorizados  para  hacerlo  libremente  sin  ella,  si  lo  conceptúan  necesario. — Cuan- 
do sean  los  destructores  los  que  los  soliciten,  harán  la  señal  Q  1 1,  y  con  ella 
izada,  se  dirigirán  desde  luego  á  su  acorazado. — Si  en  vez  de  víveres  se  tratara  de 
agua,  se  harán  las  señales  Q  61  y  Q  55,  respectivamente,  sin  necesidad  de  señalar 
buque,  y  si  de  carbón,  las  J  76  y  J  84. — Cuando  se  vaya  á  recalar,  se  cambiará  el 
orden  de  las  ocupaciones  de  la  gente  en  la  forma  siguiente:  i ."  La  diana  se  tocará 
con  la  anticipación  suficiente  para  que  todo  el  mundo  esté  en  su  puesto  de  comba- 
te, y  el  buque  listo  para  batirse,  una  hora  antes  de  la  salida  del  Sol  y  en  ese  estado 
permanecerá  todo  hasta  que  sea  bien  de  día  y,  hecha  una  buena  descubierta,  se  lle- 
gue al  convencimiento  de  que  es  imposible  una  sorpresa. — 2.°  Entonces  almorzará 
la  gente. — 3.°  Después   de  almorzar   se  harán  los  ejercicios   que   convenga,   por  el 


-92  — 


tiempo  necesario,  y  especialmente  probar  los  diversos  aparatos  que  puedan  necesi- 
tarse en  el  combate. — 4.°  Descansará  la  gente  hasta  las  diez,  y  á  esta  hora  se  harán 
las  limpiezas. — 5.°  Después  de  comer  la  gente,  descanso  hasta  las  dos  ó  las  tres,  y 
las  faenas  que  necesite  el  buque. — 6.°  A  las  seis  la  cena  é  inmediatamente  después 
zafarrancho,  q^edando  en  su  sitio  de  combate  todo  cuanto  no  ofrezca  riesgo. — Los 
traveses  de  coys  quadarán  hechos  y  colocados  con  la  mitad  de  ellos,  sin  las  mantas, 
pues  cada  hombre  tendrá  la  suya,  quedando  un  coy  para  cada  dos. — Este  cambio 
de  régimen  se  ordenará  de  una  vez  para  todas  por  la  señal  A  5  2.  (Calar  las  redes 
protectoras).» — Tengo  el  honor  de  trasladarlo  á  V.  E.  para  su  superior  conocimien- 
to y  aprobación, — Dios  guarde  á  V.  E.  muchos  años. — A  bordo  del  Teresa,  en  la 
mar,  8  de  Mayo  de  1898. — Excmo.  Sr. — Pascual  Certera. 


El  Almirante  (Cervera)  al  Ministro  (Bermejo). 

Martinica  12  Mayo  i8g8. 

«La  Escuadra  sin  novedad;  excelente  espíritu. — Villaamil  va  adquirir  noticias 
de  que  dependerán  las  operaciones  futuras.— (i)  Para  dar  la  paga  vencida  se  ne- 
cesitan syo.ooo  pesetas.  Lo  que  hay  d  bordo  y  en  Londres  suma  675.000.  No 
quiero  agotar  todos  los  recursos,  por  lo  que  es  necesario  ampliación  de  crédito. t> 


El  Ministro  (Bermejo)  al  Almirante  (Cervera). — Martinica  (a). 

Madrid  12  Mayo  i8g8. 

«Ha  sabido  con  satisfacción  Gobierno  su  llegada  á  ese  puerto. — Peninsula  sin 
novedad. — Telegrama  recibido  hoy  anuncia  ataque  Puerto  Rico  por  Escuadra  ene- 
miga compuesta  de  New-  York,  Indiana,  Terror  y  Puritan,  dos  cruceros,  un  tor- 
pedero y  dos  buques  carboneros. — Isla  Puerto  Rico  está  vigilada  por  los  auxiliares 
Paris  y  Neiv-  York.  Almirante  Habana  dice  ayer  que  estaban  á  la  vista  cuatro  bi>- 
ques  enemigos,  uno  en  Matanzas  y  varios  sobre  Cienfuegos;  hay  noticia  bombardeo 
Cárdenas  por  un  acorazado,  un  monitor  y  otro  buque,  siendo  rechazado  enemigo. — 
Ampliación  crédito,  otras  15.000  libras  sobre  la  misma  casa  Londres.—  Vapor  ^/Z- 
cante  debe  encontrarse  ahí,  y  otro  vapor  inglés  con  3.000  toneladas  debe  llegar 
ese  puerto  á  las  órdenes  Capitán  Alicante.  Puede  disponer  V.  E.  de  ambos  bu- 
ques. » 


El  Ministro  (Bermejo)  al  Almirante  (Cervera). — Martinica  (a). 

Madrid  12  Mayo  18 g8. 

«Por  las  últimas  noticias,  acorazado  Oregon,  acompañado  del  Maryjette  y  otro 
buque  igual,  están  de  viaje  de  Rio  Janeiro  á  las  Antillas. » 


(i)     En  el  impreso  falta  lo  que  va  en  bastardilla. 


93- 


El  Ministro  (Bermkjo)  al  Almirante  (Ckrvera). — Martinica  (a). 

Madrid  12  Mayo  i8g8. 

«Desde  su  salida  han  variado  las  circunstancias. — Se  amplían  sus  instrucciones 
para  que,  si  no  cree  que  esa  escuadra  opere  ahi  con  éxito,  pueda  regresar  Penínsu- 
la, reservando  su  derrota^y  punto  recalada,  con  preferencia  Cádiz. — Acuse  recibo  y 
exprese  su  determinación.» 


ACTA 

Reunidos  el  día  12  de  Mayo  en  la  cámara  del  Almirante,  el  General  segundo 
Jefe  de  la  Escuadra,  los  Comandantes  de  los  cuatro  acorazados,  el  Jefe  de  Estado 
Mayor  y  el  de  la  primera  división  de  torpederos,  dio  el  Almirante  conocimiento  de 
las  noticias  adquiridas  el  día  antes  en  Fort  de  France  por  el  Jefe  de  la  división  de 
torpederos.  Estudiada  la  situación,  verdaderamente  crítica,  en  que  se  encuentra  la 
Escuadra,  por  la  escasez  de  carbón,  por  haber  negado  este  auxilio  el  Gobernador 
dé  la  Martinica,  por  tener  noticias  de  que  no  lo  hay  en  Puerto  Rico,  ni  probable- 
mente en  Santiago  de  Cuba,  y  por  el  mal  estado  de  las  calderas  de  los  destructores 
de  torpederos,  uno  de  los  cuales,  el  Terror,  las  tiene  prácticamente  inútiles,  habien- 
do sido  preciso  enviarle  esta  mañana  á  Fort  de  France  á  esperar  órdenes  del  Go- 
bierno, no  encuentran  otra  solución,  so  pena  de  encontrarse  con  la  Escuadra  inmo- 
vilizada y,  por  lo  tanto,  presa  fácil  del  enemigo,  que  dirigirse  á  Curazao,  con  la  es- 
peranza de  encontrar  allí  el  carbón  anunciado  por  el  Excmo.  Sr.  Ministro  de  Mari- 
na en  su  telegrama  del  26  de  Abril. — Y  para  que  conste  firmaron  esta  acta  en  la 
mar,  frente  al  puerto  de  Fort  de  France  (Martinica). — Pascual  Cervera. — José  de 
Paredes. — Emilio  Díaz  Morete. — Juan  B.  Lazaga.  —  Antonio  Eulate.  —  Víc- 
tor M.  Concas. — Joaquín  Bustamante. — Fernando  Villaa?nil. — Es  copia:  CeR- 
VERA. 


El  Almirante  (Cejrvera)  al  Ministko  (Bermejo). 

Curazao  14  Mayo  i8g8. 

«De  acuerdo  con  segundo  Jefe  y  los  Comandantes  de  los  buques,  vine  aquí  con 
esperanza  encontrar  buque  carbonero  anunciado  en  el  telegrama  de  26  Abril.  Bu- 
que carbonero  no  ha  llegado  y  no  he  podido  adquirir  el  que  necesito,  lo  que  crea 
conflicto  del  que  veré  cómo  salgo. — Sólo  han  permitido  entrada  dos  buques,  limi- 
tando permanencia  48  horas.» 


(a)     Ninguno  de  estos  telegramas   los  conocí  hasta   mi  llegada  á  España. — El 
último  lo  sospeché  en  Santiago  de  Cuba. 


—94— 

El  Gobeenador  General  Cuba  (Blanco)  ai^  M.  de  Ultramar 
(E.  Girón). 

Habana  14  Mayo  i8g8. 

«Ruego  á  V.  E.  me  diga  con  absoluta  franqueza  si  viene  Escuadra.  Llegan  has- 
ta mi  telegramas,  cuyo  curso  impido,  que  lo  niegan,  y  yo  necesito  indispensable- 
mente saber  la  verdad  para  obrar  en  consecuencia.  Excuso  asegurar  á  V.  E.  que  ab- 
solutamente nadie  más  que  yo  sabrá  su  contestación.» 


El  Ministro  (Bermejo)  al  Almirante  (Cervera). —  Curazao,  (a) 

Madrid  1$  Mayo  18 g8. 

«Recibido  su  telegrama.  Se  ordena  al  trasatlántico  Alicante,  surto  en  Martini- 
ca (con  carbón),  (i)  salga  inmediatamente  para  esa.  Si  creyese  no  alcanzase  el 
tiempo  para  esperarlo,  telegrafié  urgente  Comandante  (Terror)  (i)  para  donde  lo 
quiere,  En  vista  su  ida  á  Martinica,  vapor  encargado  ir  Curazao  se  ordenó  fuese 
Martinica,  ignorando  si  este  último  lia  llegado.» 


El  Ministro  (Bermejo)  al  Almirante  (Cervera).— a^rasao.  (a) 

Madrid  is  Mayo  i8g8. 

«Si  no  pudiera  esperar  al  vapor  trasatlántico  Alicante,  deje  órdenes  en  esa  pa- 
ra que  á  su  llegada  pueda  dicho  buque  dirigirse  á  donde  V.  E.  ordene,  asi  como  el 
vapor  inglés  Tiiickhand,  que  también  lleva  carbón.» 


El  Ministro  (Bermejo)  al  Almirante  {Qieísíy'e^'rk).— Curazao,  (a) 

Madrid  i¿  Mayo  i8g8. 

«Nuestro  Ministro  desde  Toronto,  comunica  siguiente  telegrama  hoy  15:  — Di- 
cen Escuadra  enemiga  mandada  por  Sampson  estaba  ayer  en  Puerto  Plata.» 


El  Ministro  (Bermejo)  al  Comandante  Principal  Puerto 
Rico  (Yallarino). 

Madrid  is  Mayo  i8g8. 

«Procure  por  todos  los   medios  que   lleguen  á  conocimiento  Almirante  Escua- 
dra, que  está  en  Curazao,  los  telegramas  que  para  él   tiene,  asi  como  noticias  sobre 


( 1 )  Las  palabras  entre  paréntesis  no  llegaron  en  el  texto  del  telegrama  que  se 
recibió. 

(a)  Estos  tres  telegramas  no  fueron  conocidos  hasta  estar  en  Santiago  de  Cu- 
ba, donde  se  recibieron. 


—95— 

situación  Escuadra  enemiga,  y  disponga  inmediata  salida  del  vapor  inglés  Roath^ 
si  tiene  carbón  á  bordo  para  la  Escuadra.»  (i) 


El  Comandante  Gteneral  de  la  Escuadra   (Cervera)  al 
Ministro  (Bermejo). 

Co?nandancia  General  de  la  Escuadra. — Reservado. — Excmo.  Sr.:  Por  mi 
oficio  fechado  el  8  del  corriente  en  la  mar,  conoce  V.  E.  las  pocas  peripecias  que 
ofreció  nuestro  monótono  viaje  á  través  del  Atlántico,  en  el  que  todo  lo  sacrifiqué 
á  que  nuestros  frágiles  cazatorpederos  llegaran  frescos  y  en  estado  de  prestar  servi- 
cios útiles;  pero  nuestro  buen  deseo  se  forjaba  ilusiones,  pues  no  bien  se  pidió  al 
Ftiror  y  al  Terror  que  mantuvieran  24  horas  los  dos  tercios  de  su  andar  en  prue- 
bas, el  segundo  inutilizó  sus  calderas,  poniéndonos  en  el  duro  trance  de  perder  aun 
más  tiempo  y  de  dejarlo  al  fin  en  el  puerto  neutral  de  Fort  de  France  de  la  isla 
Martinica, — Por  la  copia  del  parte  producido  por  su  Comandante  (documento  nú- 
mero i),  se  enterará  V.  E.  de  lo  ocurrido.  Para  mi  fué  una  sorpresa  tan  grande  co- 
mo desagradable,  cuando  en  la  amanecida  del  1 1  encontramos  á  los  cazatorpede- 
ros, ver  al  Terror  hecho  una  boya,  y  el  Furor  custodiándolo  para  no  dejarlo  aban- 
donado en  medio  del  mar,  hasta  tener  la  seguridad  de  que  la  Escuadra  lo  habia  vis- 
to. Llegado  que  hubimos  á  él,  lo  tomé  con  este  buque  á  remolque,  y  vufelta  al  an- 
dar lento,  aun  más  que  al  principio,  porque  ya  le  faltaba  resistencia  á  la  guirnalda 
de  que  lo  proveyó  el  Jefe  de  la  escuadrilla  para  los  remolques. — De  esta  averia  no 
diré  más,  sino  que  ha  ocurrido  en  un  buque  bien  mandado,  que  tiene  un  Maquinis- 
ta Mayor  que  goza  de  envidiable  reputación,  lo  cual  prueba  la  fragilidad  de  estos 
buques,  que  tienen  un  defecto  peor  todavia,  que  es  la  temperatura  que  se  desarro- 
lla en  ellos,  insoportable  para  todos  y  muy  expecialmente  para  los  Maquinistas  y 
fogoneros,  que  con  frecuencia  se  asfixian.  -  El  Jefe  de  la  escuadrilla  que,  como  sa- , 
be  V.  E.  iba  á  Martinica  en  busca  de  noticias,  salió  con  el  Furor  al  amanecer 
del  1 1,  y  á  la  media  noche  del  1 1  al  12  se  incorporó  á  la  Escuadra  bien  repleto  de 
noticias,  pero  todas  malas,  y  habiendo  tenido  que  vencer,  entre  otros  muchos  obs- 
táculos, la  caza  que  le  dio  un  crucero  enemigo,  demostrando  este  Jefe,  Capitán  de 
Navio  D.  Fernando  Villaamil,  una  vez  más  en  esta  comisión,  las  raras  dotes  de  in- 
teUgencia,  iniciativa  y  sangre  fría  que  le  adornan.  Las  noticias  que  me  comunicó, 
son  las  siguientes,  que  responden  al  cuestionario  que  le  di  cuando  le  confié  la  comi- 
sión: Que  los  buques  enemigos  bloquearon  la  parte  O.  de  Cuba,  desde  Cárdenas  á 
Cienfuegos,  con  el  grueso  de  su  Escuadra;  que  ahora,  según  noticias  reservadas  pe- 
ro casi  seguras,  están  sobre  Puerto  Rico  con  su  Almirante  á  la  cabeza,  y  han  de- 
bido bombardear  la  capital  el  1 1 ;  que  Puerto  Rico  debe  de  estar  bloqueado,  y  San- 
tiago de  Cuba,  libre;  que  hay  dos  cruceros  auxiUares  enemigos,  que  son  el  Haward 


(i)     Este   telegrama  lo  he  conocido   mucho   tiempo  después  de  mi  llegada  á 
España. 


-96- 


y  el  San  Luis,  uno  en  Guadalupe  y  otro  en  Martinica;  que  los  americanos  han  es- 
tado posesionados  de  Puerto  Plata,  y  que  se  cree  lo  estén  de  Sanamá;  que  la  gue- 
rra de  Cuba  continúa  lo  mismo,  y  la  última  noticia  era  de  un  reñido  combate  en 
Sierra  Maestra;  que  en  España  había  crisis  ministerial;  que  en  Martinica  no  nos 
permitían  hacer  carbón,  pero  sí  víveres,  y  que  del  extremo  Oriente  no  liabía  nada 
de  particular. —  Además  me  trajo  un  fajo  de  telegramas  públicos  que  contenían  mu- 
chas noticias,  destacándose  entre  ellas  la  destrucción  de  nuestra  pobre  Escuadra  de 
Filipinas,  desastre  que  no  por  ser  gloriosísimo,  deja  de  ser  un  gran  desastre. — En 
vista  de  tan  graves  noticias,  y  á  pesar  de  que  mis  opiniones  sobre  el  particular  es- 
tán consignadas,  quizá  con  suma  desnudez,  en  mi  correspondencia  con  el  Gobierno, 
tanto  telegráfica  como  de  oficio,  y  en  la  confidencial  con  el  Excmo.  Sr.  Ministro  del 
ramo,  creí  deber  llamar  á  la  orden  á  los  Comandantes  y  al  segundo  Jefe,  á  los  cua- 
les expuse  la  situación,  consultándoles  lo  que,  en  su  concepto  se  debiera  hacer;  y, 
después  de  discutir  tan  trascendental  cuestión,  visto  que  nada  práctico  podíamos 
obtener  en  Martinica,  donde  sólo  consumiríamos  carbón,  que  no  se  repondría;  que 
era  una  insensatez  ir  á  Puerto  Rico,  porque  sería  proporcionar  un  triunfo  fácil  al 
enemigo;  que  apenas  teníamos  carbón  para  llegar  á  Santiago  de  Cuba  con  la  velo- 
cidad que  se  impone  en  el  mar  de  operaciones,  y  que  tal  vez  no  resistieran  los  ca- 
zatorpederos; todos  unánimemente,  opinaron  que  debíamos  ir  á  Curazao  en  busca 
del  carbón  que  nos  anunció  el  telegrama  de  26  de  Abril,  de  lo  cual  se  levantó  acta, 
que  aconíipaño  en  copia  (documento  núm.  2);  (i)  y,  como  yo  participaba  de  la  mis- 
ma opinión,  nos  dirigimos  á  esta  isla,  haciendo  antes  falso  rumbo  con  dirección  á 
Santo  Domingo,  hasta  estar  unas  30  millas  de  Martimca. — Séame  permitido  en  es- 
te punto  hacer  algunas  reñexiones  que  expliquen  mis^ operaciones  y  las  justifiquen. 
Que  en  un  sacrificio  como  el  hecho  por  nuestros  compañeros  de  Filipinas,  queda  el 
honor  muy  alto,  no  cabe  la  menor  duda,  y  yo  me  complazco  en  enviarles  desde 
aquí  mi  entusiasta  saludo  y  la  expresión  de  mi  admiración;  pero  ¿tiene  algún  resul- 
tado práctico?  Es  evidente  que  no,  como  lo  es  también  que  oponiendo  buques  como 
el  Castilla  y  el  Cristina  á  buques  modernos,  no  puede  esperarse  otro  resultado 
que  el  obtenido,  completamente  contraproducente.  Y  así  sucederá  siempre  que  haya 
gran  desproporción  entre  las  fuerzas  que  se  opongan,  ya  sea  en  el  número  de  los 
buques,  ya  en  su  calidad  ó  en  los  pertrechos  que  tengan.  Este  doloroso  resultado, 
justifica,  pues,  los  crudos  conceptos  emitidos  en  mi  antes  citada  correspondencia,  so- 
bre la  que  no  insisto  más,  porque  rayaría  en  pesadez,  que  siempre  es  mala  y  mucho 
más  dirigiéndose  al  superior,  y  paso  á  exponer  las  circunstancias  del  viaje. — La  tra- 
vesía, desde  las  aguas  de  Martinica  á  las  de  Curazao,  no  ofreció  nada  digno  de 
mención.  A  las  siete  de  la  mañana  del  14,  á  unas  cinco  millas  de  Curazao  Chico,  di 
orden  á  los  destructores  de  que  se  adelantaran  á  tomar  el  puerto;  pero  á  las  ocho 
y  media  los  vi  parados  frente  á  su  boca.  Al  poco  rato  me  señaló  el  Plutón:  «En  es- 
pera permiso  del  Gobernador;»  paré  la  Escuadra,  y  poco  después  volvió  el  Phitón 
á  decirme  que  sólo  permitían  la  entrada  á  dos  buques,  lo  cual  me  ratificó  un  prác- 


(i)     Esta  acta  va  delante;  página  93. 


97— 


tico  que  llegó  al  poco  tiempo,  exigiendo  además  nota  previa  de  sus  nombres,  tri- 
pulación, armamento  y  carbón  que  necesitaban.  Elegí  el  Teresa  y  el  Vizcaya  por 
ser  los  más  escasos  de  combustible;  di  la  nota  pedida,  expresando  que  cada  buque 
necesitaba  700  toneladas,  y  volvió  el  práctico  á  tierra  con  ella.  Di  orden  al  Furor, 
que  ya  estaba  con  sus  carboneras  á  plan  barrido,  lo  rellenara  el  Colón,  y  de  que 
éste,  el  Oqiiendo  y  el  Pintón  se  mantuvieran  fuera. — El  práctico  regresó  acompa- 
ñado del  Cónsul  de  España,  quien  me  añadió  que  la  permanencia  en  el  puerto  se 
había  de  limitar  á  48  horas.  A  las  doce  y  media  fondeé  en  él,  y  seguidamente  pasé 
á  conferenciar  con  el  Gobernador,  quien  me  manifestó,  que  ese  era  criterio  impues- 
to por  su  Gobierno  para  ambos  beligerantes.  Acepté  las  600  toneladas  de  carbón, 
únicas  disponibles  en  plaza,  y  ordené  la  adquisición  de  víveres  para  completar  30 
días  por  buque,  de  Capitán  á  paje. — A  las  cinco  de  la  tarde  dirigí  á  V.  E.  el  si- 
guiente telegrama  cifrado  que  ratifico:  «De  acuerdo  con  segundo  Jefe  y  los  Coman- 
dantes de  los  buques,  vine  aquí  con  esperanza  de  encontrar  buque  carbonero  anun- 
ciado en  el  telegrama  cifrado  de  26.  Buque  con  carbón  no  ha  llegado  y  no  he  po- 
dido adquirir  el  que  necesito,  lo  cual  crea  conflicto  del  que  veré  como  salgo.  Sólo 
han  permitido  entrada  dos  buques,  limitando  permanencia  á  48  horas.»  — De  mis 
propósitos  nada  digo  á  V.  E.  porque  no  quiero  confiarlos  al  papel,  y  porque,  segu- 
ramente antes  de  recibir  ésta,  tendrá  V.  E.  noticia  telegráfica  de  cuales  son.  El  em- 
barque de  carbón  es  lento  por  falta  de  medios  de  embarque,  pero  me  propongo  sa- 
lir esta  misma  tarde,  sea  cual  fuese  la  cantidad  que  tenga  á  bordo,  pues  aunque  es 
grandísima  la  importancia  que  para  mí  tiene  el  combustible,  no  quiero  pasar  otra 
noche  con  la  Escuadra  dividida. — Dios  guarde  á  V.  E.  muchos  años. — A  bordo  del 
Infanta  María  Teresa,  ei^'íj^puerto  de  Santa  Ana  de  Curazao,  á  15  de  Mayo 
de  1898.— Excmo.  Sr.— Pascual  Cervera. 


Documento  que  se  cita. 


Núm.  I. — Cazatorpedero  «Terror». —  Comandancia. — Excmo.Sr.:  Cumplien- 
do órdenes  de  V.  E.,  el  día  9  á  las  diez  de  la  mañana  nos  separamos  de  la  Escua- 
dra en  unióii  del  Furor,  llevando  á  bordo  al  señor  Jefe  de  la  División. — Navegába- 
mos con  tres  calderas  y  unas  18  millas,  cuando,  siendo  la  una  y  media,  reventaron 
algunos  tubos  de  las  calderas  de  proa  que  se  incomunicaron  y  apagaron. — Encendi- 
mos la  cuarta,  que  se  comunicó  media  hora  después  y,  cuando  estuvieron  frías  las 
averiadas,  se  reconocieron,  emprendiendo  la  composición  de  la  número  2,  que  había 
sufrido  menos. — Al  amanecer  se  concluyó  de  taponar  los  tubos  rotos,  encendiéndo- 
se y  comunicándose  á  las  ocho  y  media  de  la  mañana. — A  las  diez  y  media  de  la 
misma  se  quedaron  las  tres  sin  agua  ni  vapor,  apagándolas  con  baldes  y  llamando 
al  Furor  para  que  nos  remolcara.  Reconocidas,  empezamos  á  componer  la  núme- 
ro 2,  en  la  que,  ya  lista,  levantamos  vapor  á  las  siete  de  la  mañana,  dirigiéndonos 
hacia  la  Escuadra,  que  se  avistaba  en  aquel  momento. — Lo  que  en  cumplimiento  de 


mi  deber  tengo  el  honor  de  manifestar  á  V.  E.  para  su  conocimiento  y  fines  que 
procedan. — Dios  guarde  á  V.  E.  muchos  años. — A  bordo,  en  la  mar,  á  1 1  de  Mayo 
de  1898. — Excmo.  Sr. — Francisco  de  la  Rocha. — Es  copia:  El  Jefe  de  Estado  Ma- 
yor.— Joaquín  Bustamante. 


El  Comandante  Gteneral  de  la  Escuadra  (Cervera)  al  Mi- 
nistro (Bermejo). 

Comandancia  General  de  la  Escuadra. — Estado  Mayor. — Reservado. — Ex- 
celentisimo  Sr.:  Creo  de  mi  deber,  con  motivo  del  cambio  de  Gobierno,  llamar  la 
atención  de  V.  E.  Hacia  las  deficiencias  principales  con  que  esta  Escuadra  ha  sali- 
do á  campaña.  La  falta  principal  en  este  buque,  que  es  general  en  toda  la  Escua- 
dra, es  la  de  municiones  de  14  cm.  que  ofrezcan  confianza,  de  las  cuales  habrá  en- 
tre todos  los  buques  unas  620  cargas  délas  3.000  escasas  que  constituyen  los  car- 
gos. En  el  Vizcaya  hay,  además,  dos  cañones  de  14  cm.  y  uno  en  el  Oquendo  que 
tampoco  merecen  confianza  y  están  mandados  cambiar  por  otros.  -De  los  estopines 
hay  gran  número  qne  ofrecen  pocas  garantías  de  seguridad  por  defectos  de  origen. — 
En  la  Escuadra  no  hay  ni  uno  de  los  60  torpedos  Bustamante  que  se  mandó  que 
tuviera. — El  Colón  no  tiene  sus  cañones  gruesos  ni  tampoco  aparatos  para  recali- 
brar  y  cargar  los  casquillos  déla  artillería  de  15  y  12  centímetros. — El  Vizcaya  no 
limpia  desde  Julio  y  eso  le  ha  hecho  perder  su  andar  en  términos  que  sólo  puede 
llegar  hoy  á  unas  13  ó  14  millas,  lo  cual  hace  perder  á  esta  Escuadra  la  única  ven- 
taja que  podría  tener  sobre  la  enemiga,  porque  no  debe  abandonar  á  tan  importante 
buque. — Y  con  esto  termino,  no  porque  no  haya  otras  cosas,  pero  sí  de  un  interés 
más  pequeño  con  relación  á  la  campaña,  y  no  es  mi  objeto  molestar  á  V.  E.,  sino 
ponerle  de  manifiesto  el  estado  real  de  estas  fuerzas. — Dios  guarde  á  V.  E.  muchos 
años. — Abordo  del  Teresa,  Santa  Ana  de  Curazao,  15  Mayo  de  1898. —  Excelentí- 
simo señor. — Pascual  Cervera. 


El  Gobernador  General  de  Cuba  (Blanco)  al  M.  de  Ultramar  (R.  Gi- 
rón) (a). 

Habana  17  Mayo  i8g8. 

«(Descifre  V.  E.  por  sí  mismo).- -Interrogado  por  mí  General  Marina  si  había 
recibido  noticias  sobre  situación  nuestra  Escuadra,  me  dice  recibido  de  Puerto  Rico 
telegrama  cifrado  y  reservado  manifestando  se  dirige  telegrama  á  Fort  de  France  di- 
ciendo al  General  de  nuestra  Escuadra  se  amplían  sus  instrucciones  para  que  si  no 
puede  operar  aquí  con  éxito  pueda  regresar  Península;  y  como  de  acontecer  esto,  la 
situación  aquí  sería  de  todo  punto  insostenible  y  no  me  seria  posible  evitar  una  re- 
volución sangrienta  en  esta  capital  y  en  toda  la  isla,  donde  están  ya  los  ánimos  ex 
traordinariamente  excitados  con  la  tardanza  de  la  Escuadra  nuestra,  ruego  á  Vueccn- 


—99— 

cía  me  diga  si  es  cierta  la  citada  orden  de  retirada  á  la  Península,  y  caso  de  serlo, 
medite  el  Gobierno  la  gravísima  trascendencia  de  ese  acuerdo,  que  podría  ser  causa 
de  una  página  de  sangre  y  de  baldón,  derrumbándose  nuestra  historia,  y  de  la  pérdi- 
da definitiva  de  esta  isla  y  de  la  honra  de  España.  Si  nuestra  Escuadra  es  batida,  au- 
mentaría aquí  la  decisión  para  vencer  ó  morir;  pero  si  huye,  el  pánico  y  la  revolución 
son  seguros.» 


El  GOBERNADOIl  GENERAL  PUERTO  RlCO  (MaCÍAS)    AL   M.  ULTRAMAR    (R.  Gl- 

RÓN.  (a). 

Ptierto  Rico  i8  Mayo  i8g8. 

«Orden  vuelta  Escuadra  á  Península,  hará  caer  por  tierra  entusiasmo  isla  y  su 
espíritu  levantado  después  primer  combate.  Dirán  habitantes,  España  les  abandona 
y  situación  puede  ser  gravísima.  Cumplo  deber  sagrado  manifestándoselo.» 


k 


El  Gobernador  General  de  Cuba  (Blanco)  al  M.  Ultramar  (R.  Girón)  (a) 

Habana  ig  Mayo  i8g8  (g  m.) 

«Está  entrando  en  Santiago  de  Cuba  nuestra  Escuadra  á  cuyo  Almirante  felicito 
en  este  momento  por  su  llegada  y  habilísima  derrota.» 


El  Ministro^dé  Estado  (Gullón)  al  de  Marina  (Auñón).  (a) 

Ministerio  de  Estado. — Excmo.  Sr.:  El  señor  Ministro  de  S.  M.  en  Ca- 
racas, en  despacho  núm.  79,  de  18  de  Mayo  último,  dice  á  este  Ministerio  lo  si- 
guiente: «El  viernes  13  del  corriente,  circuló  por  esta  ciudad  el  rumor  de  que  la 
Escuadra  española  estaba  en  el  puerto  de  Higuerote  de  esta  República,  sin  poder- 
se averiguar  el  fundamento  de  esta  noticia,  porque,  á  causa  de  la  revolución  que 
aun  asóla  este  país,  no  hay  telégrafo  para  comunicar  eon  aquel  punto. — Inquieto 
con  estas  noticias,  recibí  el  sábado  14  un  telegrama  de  nuestro  inteligente  y  activo 
Vicecónsul  encargado  del  Consulado  de  España  en  Curazao,  Sr.  Morris  E.  Curiel, 
diciéndome  que  la  Escuadra  española,  compuesta  de  seis  vapores,  estaba  frente  al 
puerto. — En  el  acto  telegrafié  me  comunicase  noticias  con  frecuencia  y  expedí 
á  V.  E.  un  telegrama  cifrado,  que  decía:  «Escuadra  (española  á  la)  vista  hoy  (de) 
Curazao,»  á  fin  de  que  el  Gobierno  de  S.  M.  supiese  cuanto  antes  donde  estaba  di- 
cha Escuadra. — El  Sr.  Morris  me  telegrafió  el  mismo  día  14  a  las  6h  451"  de  la 
tarde,  que  entraban  en  el  puerto  el  hifanta  María  Teresa  y  el  Vizcaya,  quedan- 
do fuera  el  Oqiiendo,  Cristóbal  Colón  y  los  cazatorpederos  Plutón  y  Fnror. — El 
domingo  15  supe  que  la  Escuadra  buscaba   carbón,  y  que  les    había  vendido  500 


(a)     Los  telegramas  anteriores  y  esta  comunicación,  no  los  conocí  hasta  mucho 
después  de  mi  vuelta  á  España. 


lOO  — 

toneladas,  únicas  que  había  en  aquel  puci-to,  el  Capitán  Smitli,  Cónsul  de  los  Esta- 
dos Unidos;  el  cual,  reprendido  severamente  por  su  Ministro  aqui,  le  había  contes- 
tado que  el  carbón  no  era  suyo,  sino  de  un  amigo,  del  cual  consiguió  por  patriotis- 
mo, que  no  les  vendiera  más  que  el  que  ya  habían  embatcado  al  recibir  sus  que- 
jas, que  eran  unas  300  toneladas. — Espero  recibir  el  correo  de  Curazao  para  rati- 
ficar ó  rectificar  estos  datos  y  otros  que  he  obtenido,  de  los  cuales  parece  resultar 
que  la  Escuadra  tomó  muchos  víveres,  y  que  los  cazatorpederos  tenían  repletas  sus 
carboneras. — También  se  me  avisó  que  el  Ministro  Americano  había  telegrafiado  á 
Washington  y  á  su  Despatch  Boat  que  tienen  en  San  Thomas,  que  la  Escuadra 
norteamericana  esperase  á  la  nuestra  en  el  Canal  de  la  Mona  (entre  Santo  Domingo 
y  Puerto  Rico);  en  el  acto  lo  telegrafié  á  Curazao,  de  donde  me  contestó  el  Cónsul 
á  las  cinco  y  media  de  la  tarde,  que  había  dado  el  aviso  y  que  la  Escuadra  estaba 
saliendo. — Como  yo  sabía  que  á  la  Escuadra  norteamericana  se  la  esperaba  en  Cu- 
razao, donde  desde  el  día  13  tiene  el  Almirante  Sampson  dos  telegramas  aguardán- 
dole, y  sé  que  la  Compañía  del  cable  francés  ha  telegrafiado  á  sus  agentes  en  I.a 
Guayra,  Puerto  Cabello  y  Curazao,  abriendo  un  crédito  ilimitado  para  telegrafiar  á 
dicho  Almirante,  expedí  una  persona  de  confianza  que  llevase  instrucciones  preci- 
sas á  nuestro  Cónsul  en  la  Guayra,  Sr.  Perera,  y  encargándole  tuviese  preparado 
uno  de  los  prácticos  del  puerto,  que  son  casualmente  españoles,  para  que  si  se  avis- 
taba nuestra  Escuadra  lo  despachase  en  el  acto,  para  prevenir  al  Almirante  Sr.  Cer- 
vera  de  todo  esto,  así  como  de  que  en  el  puerto  de  Guanta,  al  lado  de  Barcelona  de 
esta  República,  hay  carbón  disponible.  Tuve  conocimiento,  reservadamente,  a(|ucl 
mismo  día  15,  de  que  el  corresponsal  aquí  de  Neiv-York  Herald,  había  recibido  un 
telegrama  de  este  periódico  pidiéndole  telegrafiase  si  la  Escuadra  española  estaba 
en  Barranquilla  (Colombia),  lo  que  prueba  que  ya  calculaban  en  los  Estados  Uni- 
dos que  nuestros  buques  estaban  sobre  las  islas  de  Sotavento  y  Colón.  — Todos  los 
informes  reservadísinios  los  he  obtenido  por  diferentes  personas  ansiosas  de  probar- 
me su  adhesión  á  España,  y  ninguna  de  estas  confidencias  ha  costado  un  solo  cén- 
timo á  esta  Real  Legación. — El  16  me  telegrafió  el  Cónsul  de  Curazao  que  el  Vi- 
cecónsul de  España  en  Puerto  Plata  (Santo  Domingo),  le  avisaba  la  llegada  de  la 
flota  norteamericana;  y  en  el  mismo  día  dirigí  á  V.  E.  un  telegrama  cifrado  dicien- 
do: «Escuadra  española  compuesta  (de)  seis  buques,  ha  conseguido  (en)  Curazao  so- 
lamente 300  toneladas  (de)  carbón,  zarpando  ayer  avisada  por  mí  (que)  flota  de  los 
Pistados  Unidos  (la)  está  esperando  (en  el)  Canal  (de  la)  Mona.»  —  «Flota  de  los  Es- 
tados Unidos  está  en  Puerto  Plata  (y  es)  esperada  (en)  í^i^urazao  y  Venezuela.  Car- 
bón disponible  en  Guanta.» — Hoy  me  ha  trasmitido  el  Cónsul  en  Curazao  un  te- 
legrama de  nuestro  Cónsul  general  en  Sanio  Domingo  con  clave  74,  que  aquél  no 
tiene,  descifrado  por  el  señor  Secretario  de  esta  Real  Legación  que,  afortunadamente, 
posee  admirablemente  las  claves  del  Ministerio  del  digno  cargo  de  V.  E.  para  cifras; 
decía:  «Flota  enemiga  salió  sábado  Samaná,»  y  no  entiendo  si  este  telegrama  se 
refiere  á  un  movimiento  anterior  ó  nó,  á  la  llegada  el  16  (lunes)  de  dicha  flota  á 
Puerto  Plata. — También  he  recibido  un  telegrama  del  señor  Gobernador  General  de 
Puerto  Rico,  preguntándome  si  tengo  clave  núm.  74,  al  que,  confiando  en  los  conocí- 


lOI  — 


mientos  de  criptografía  del  Secretario  de  esta  Real  T.egación,  Sr.  Mariategui,  he 
contestado  que  sí. — En  cambio,  el  Cónsul  en  Curazao  lia  recibido  y  me  ha  trasmiti- 
do un  telegrama  del  Sr.  Comandante  General  de  la  Habana,  Contraalmirante  Man- 
terola,  y  otro  del  Sr.  Comandante  General  de  Marina  de  Puerto  Rico,  uno  ayer  y 
otro  hoy,  en  clave  naval,  que  ni  él  ni  yo  hemos  podido  entender. — He  prevenido  á 
una  y  otra  autoridad  me  telegrafíen  en  clave  del  Ministerio  de  Estado,  sin  obtener 
respuesta  hasta  ahora.  Ha  llegado  hace  ocho  días  á  esta  capital  un  Oficial  norte- 
americano, como  agregado  militar  á  la  Legación,  y  él  y  su  Ministro  trabajan  mu- 
cho, haciendo  el  primero  excursiones  al  vecino  puerto  de  la  Guayra;  pero  no  les 
pierdo  de  vista  y  haré  cuanto  pueda  para  desbaratar  sus  planes.» — De  R.  O.  co- 
municada por  el  Sr.  Ministro  de  Estado,  lo  traslado  á  V.  E.  para  su  conocimiento  y 
efectos  oportunos.  Dios  guarde  á  V.  E.  muchos  años. — Palacio  17  de  Junio  de  1898. 
El  Subsecretario,   Z.  Polo  de  Bernabé. 


El  Ministro  (Auñón)  al  Comandante  dkl  «Terror*  (Martinica)    y  al  de 
Marina  de  Santiago  de  Cuba  (i). 

Madrid  ig  Mayo  i8gS. 

«Si  tviviesen  medios  de  comunicar  con  Almirante  nuestra  Escuadra,  manifiéstele 
que  Gobierno  anula  telegrama  sobre  vuelta  á  España.» 


El  M.  de  España  en  El  Haya  al  de  Estado  (Gullón)  (2). 

El  Haya  ig  Mayo  i8g8. 

«Ministro  plenipotenciario  Estados  Unidos  ha  llamado  la  atención  del  Gobier- 
no holandés  sobre  la  cantidad  de  carbón  facilitado  en  Curazao  á  Escuadra  española, 
creyendo  fueron  más  que  las  400  toneladas.  Insistió  en  que  la  isla  no  se  convierta 
en  base  de  operaciones.» 

El  Almirante  (Cervera)  al  Ministro  (Auñón). 

Santiago  de  Cuba  ig  Mayo  iSgS. 

«Esta  mañana  ha  entrado  en  este  puerto  la  Escuadra.  Tengo  necesidad  limpiar 
máquinas  y  calderas,  viéndome  obligado  á  permanecer  aquí  algunos  días;  además, 
necesitaré  más  combustible  del  que  existe. » 


El  Almirante  (Cervera)  al  Capitán  General  de  Cuba 
(Blanco). 

Santiago  de  Cuba  ig  Mayo  18 p8. 

«Hoy  he  fondeado  en  este  puerto  desde  donde  le  saluda 


(i)     Este  telegrama  lo  conocí  en  Santiago  de  Cuba  el  día  20. 

(2)     No  conocí  este  telegrama  hasta  mucho  después  de  mi  vuelta  á  España. 


I02 


toda  esta  Escuadra,  deseosa  de  cooperar  á  la  defensa  de  la  Pa- 
tria.» 


El  Almirante  (Cervera)  al  Comandante   General 
Apostadero  (Manterola). 

Santiago  Cuba  ig  Mayo  iScjS. 

«Esta  mañana  he  fondeado  en  este  puerto,  teniendo  el  gus- 
to de  quedar  á  su  disposición.» 


El  Ministro  (Auñón)  al  Almirante  (Cervera). — Cuba. 

Madrid  ig  Mayo  i8g8. 

«Encargado  Ministerio  felicito  V.  E.  y  Escuadra  por  hábil  maniobra.  Ordeno 
General  Apostadero  provéale  de  cuanto  necesite.  Proceda  acuerdo  Gobernador  Gene- 
ral y  déme  frecuentes  noticias.» 


Capitán  General  de  Cuba  (Blanco)  al  General  Lina- 
res.—  Cuba. 

Habana  ip  Mayo  i8g8, 

«Sírvase  V.  E.  manifestar  señor  Almirante  Cervera,  que  le 
felicito  por  su  feliz  llegada  y  habilísima  derrota  y  le  ofrezco 
mi  cooperación  en  todo  y  por  todo,  excusando  decir  á  Vuecen- 
cia que  se  la  preste  desde  luego  y  en  absoluto.  Mis  últimas  no- 
ticias son:  Escuadra  Sampson  en  Samaná  y  Puerto  Plata.  Es- 
cuadra volante  en  marcha  de  Charleston  á  Cayo  Hueso,  donde 
calculo  debe  hallarse  hoy.» 


Comandante  General  Apostadero  (Manterola)  al  Al- 
mirante (Cervera). —  Cuba. 

Habana  ig  Mayo  i8g8, 

«Recibido  su  telegrama;  al  saber  su  llegada  por  Coman- 
dante Marina,  me  apresuré  á  felicitarle  en  nombre  de  todos 
por  su  feliz  arribo.  Por  noticias  recibidas.  Escuadra  americana 


—  103— 

de  evolución  debía  salir  para  Cayo-Hueso  unida  á  la  de  Samp- 
son  buscar  á  la  nuestra.  Bloquean  esta  capital  un  trasporte  dos 
cruceros  y  un  cañonero.» 


El  Capitán  General  de  Cuba  (Blanco)  al  M.  de  la  Guerra  (Correa)  (i). 

Habana  20  Mayo  i8g8. 

«Según  dije  á  V.  E.  llegó  á  Santiago  de  Cuba  Escuadra  Cervera,  menos  Terror 
que  quedó  Martinica  con  Alicante,  ambos  bloqueados  por  buques  enemigos  que  los 
acechan. — Escuadra  sin  víveres  ni  carbón  que  toma  allí,  donde  no  podrá  permane- 
cer mucho  tiempo,  pues  se  expondrá  á  ser  bloqueada,  completamente  incomunicada, 
limitando  escasos  recursos  plaza. — Si  hubieran  venido  con  ella  Pelayo,  Carlos  Vy 
flotilla  torpederos,  podría  intentar  algo  importante  y  contribuir  poderosamente  de- 
fender islas;  pero,  reducida  como  viene,  tiene  que  evitar  choque,  limitándose  á 
maniobras  que  no  la  comprometan  y  que  no  podrán  ser  de  grandes  resultados. — 
Tampoco  ha  traído  ningún  trasporte  con  carbón  y  víveres,  que  tan  útiles  nos  hubie- 
ran sido,  así  como  armas  y  municiones.» 


El  Almirante  (Cervera)  al  Ministro  (Auñón). 

Santiago  Cuba  20  Mayo  i8g8. 

«Pienso  alistar  los  buques  en  el  menor  tiempo  posible,  porque  á  mi  juicio  San- 
tiago de  Cuba  pronto  estará  en  situación  difícil  si  no  se  le  envían  recursos.» 


El  Ministro  (Auñón)  al  Almirante  (Cervera). —  Cuba. 

Madrid  20  Mayo  18 g8. 

«Anunciase  invasión  de  la  isla  de  Cuba  para  últimos  días  de  la  próxima  sema- 
na (con  28.000  hombres).  Apostados  buques  enemigos  al  Sur  de  Santiago  de  Cuba 
y  San  Thomas,  y  próximos  Martinica  para  apresar  Terror  y  Alicante. — (El  enemi- 
go supone  poder  defensivo  Puerto  Rico  muy  débil.)»  (2) 


El  Comandante  General  Apostadero  (Manterola)  al 
A  LMiRANTE  (Cervera).—  Cuha. 

Habana  20  Mayo  18 g8. 

«Urge  mucho  avisar  al  Almirante  de  la  Escuadra  sale  hoy 
mismo  vapor  inglés  con  tres  mil  carbón  Cardiff  para  Curazao, 


(  i  )     Este  telegrama  lo  conocí  mucho  después  de  mi  vuelta  á  España. 
(2)     Lo  entre  paréntesis  no  fué  trasmitido  á  Santiago  de  Cuba. 


— 104— 

según  orden  superior,  llevando  telegrama  urgente  Ministro 
de  Marina;  cónsul  San  Thomas  dice  Escuadra  enemiga  refor- 
zada otra  Cayo-Hueso  marcha  al  encuentro  nuestra  en  la  di- 
rección Martinica.» 


El  Almirante  (Cervera)  al  Comandante  General 
Apostadero  (Manterola). 

Santiago  de  Cuba  20  Mayo  18 pS. 

«Estos  buques  necesitan  recorrer  la  máquina.  Desconozco 
composición  de  las  Escuadras  enemigas  y  distribución  de  sus 
demás  fuerzas  navales  cuyas  noticias  agradeceré  á  V.  E. — 
También  suplico  á  V.  E.  que  me  diga  si  ha  recibido  municio- 
nes de  14  ú  otros  pertrechos  para  esta  Escuadra  y  si  Cienfue- 
gos  tiene  recursos  y  comunicación  por  tierra  con  esa  capital. 
Me  parece  que  hace  falta  enviar  en  seguida  aquí  carbón  y  mu- 
chos víveres.  Agradecemos  mucho  la  felicitación  de  V.  E.  y 
personal  de  este  Apostadero.» 


El  Comandante  del  «Terror»  al  Almirante  (Cerve- 
ra).—  Cuba. 

Fort  de  France  20  Mayo  18 p8, 

«Concluida  composición  calderas.» 


El  Almirante  (Cervera)  al  Comandante  del  «Terror» 

Suntiago  de  Cuba  20  Mayo  18 g8. 

«Felicito  á  V.  por  composición  calderas.  Cuando  pueda  tras- 
ladarse á  Puerto  Rico  con  relativa  seguridad,  salga;  pero  ten- 
ga entendido  que  actualmente  hay  buques  enemigos  aposta- 
dos en  San  Thomas,  para  perseguirlo  y  al  Alicante.  Avise  al 
Alicante. >^ 


— 105— 
El  Ministeo  (Auñón)  al  Almirante  (Cervera).— o^^a. 

Madrid  21  Mayo  i8g8. 

«Recibido  su  telegrama.  Digame  si  recibió  carbón  suficiente  {\)  y  si  tiene  noti- 
cias del  Terror. — En  Londres  tiene  á  su  disposición  30.000  libras.» 


El  Ministro  (Auñón)  al  Almirante  (Oervera).— C'MZ'a. 

Madrid  21  Mayo  i8g8. 

«Se  apremia  á  nuestros  trasatlánticos  de  Martinica  y  Puerto  Rico  para  que  le 
lleven  carbón  y  al  Jefe  Marina  comisionado  en  Kingston  (Jamaica),  al  que  se  le  pre- 
viene se  ponga  á  sus  órdenes.» 


El  Ministro  (Auñón)  al  Almirante  (Cervera).— a^ía. 

Madrid  21  Mayo  i8g8. 
«Me  comunican  que  flota  Sampson  salió  del  puerto  de  Cayo  Hueso  anoche.» 


El  Almirante  (Cervera)  al  Ministro  (Auñón). 

Santiago  de  Cuba  21  Mayo  i8g8. 

«Felicitamos  á  V.  E.  por  su  elevación  al  Ministerio,  de  la  que  esperamos  gran- 
des resultados. — Santiago  de  Cuba  está  muy  escaso  de  víveres,  y  si  no  los  recibe 
sucumbirá. — Como  esta  Escuadra  es  muy  inferior  á  la  americana,  no  podremos  acep- 
tar un  combate  decisivo,  que  seria  derrota  segura,  y  si  somos  bloqueados  antes  de 
hacer  carbón  (¡ue  está  (escaso)  dificultoso^  (2)  sucumbiremos  con  la  plaza.  Si  vienen 
víveres  se  podrá  resistir  mientras  duren. » 


El  Ministro  (Auñón)  al  Almirante  (Cervera). — Cuha. 

Madrid  21  Muyo  18 g8. 

«Su  Majestad  me  manda  que  en  su  Real  nombre  felicite 
Vuecencia  por  pericia  demostrada  y  salude  tripulaciones  Es- 
cuadra, cuyos  movimientos  sigue  con  interés.» 


(i)     En  el  impreso  falta  lo  que  va  en  bastardilla. 

(2)     En  el  impreso  falta  lo  que  va  en  bastardilla,  y  sobra  lo  entre  paréntesis, 
para  que  sean  los  textos  originales. 


—  io6 — 

El  Almirante  (Cervera)  al  Ministro  (Auñón). 

Santiago  de  Cuha  21  Mayo  18 p8.  • 

«Ayer  se  ha  recibido  telegrama  del  Terror  participando  es- 
tar compuestas  sus  calderas.  Lo  he  mandado  vaya  Puerto  Rico, 
si  se  presenta  la  oportunidad,  notificándole  los  enemigos  que 
están  acechando  actualmente.» 


El  Almirante  (Cervera)  al  Ministro  (Auñón). 

Santiago  Ctiba  21  Mayo  18 p8. 

«Ruego  á  V.  E.  se  sirva  manifestar  á  S.  M.  nuestra  profun- 
da gratitud  y  adhesión  aspirando  sólo  á  hacernos  dignos  de  sus 
distinciones.» 


El  Capitán  General  Cuba  (Blanco)  al  General  (Li- 
nares).— Cuba. 

Habana  21  Mayo  18 g8. 

«Diga  Almirante  Cervera  que  buque  inglés  con  carbón  sa- 
lió ya  Curazao  para  Santiago  de  Cuba  y  puede  V.  E.  después 
utilizar  dicho  barco  para  víveres.» 


El  Comandante  General  Apostadero  (Manterola)  al 
Almirante  (Cervera).— Ce^^^^?. 

Habana  21  Mayo  18 g8. 

«Guantánamo,  la  Mulata,  Cárdenas,  Matanzas,  Mariel  y 
Ñipe  tienen  torpedos  Bustamante,  el  último  dudoso.  Cienfue- 
gos  y  Habana  torpedos  eléctricos.» 


--I07— 

El  Comandante  General  Apostadero  (Manterola)  al 
Almirante  (Cervera). 

Habana  21  Mayo  18 g8. 

«Cienfuegos  tiene  recursos  y  comunicaciones  por  tierra  con 
esta  capital.  Anticipo  esto  y  mañana  satisfaré  demás  pregun- 
tas.* 


El   Comandante  General  Apostadero  (Manterola) 
AL  Almirante  (Cervera). 

Habana  21  Mayo  18 p8. 

«Las  fuerzas  enemigas  se  componen  de  siete  cruceros,  y 
son:  Brooklyn,  Massachusetts,  Minneapolis,  Cohimbia,  New- 
York,  Indiana,  Yowa  y  Oregon.  Próximo  á  llegar  dos  de 
6.000  toneladas  que  son  Texas,  Puritan;  cinco  de  tres  á  cua- 
tro mil;  siete  de  una  á  dos  mil;  seis  torpederos  de  127  á  180  y 
algún  más  crucero  que  se  han  visto  sobre  Habana  y  Cienfue- 
gos. Además  crecido  número  de  remolcadores  'y  trasportes, 
mejor  ó  peor  armados,  pero  de  buena  marcha,  número  que  se 
hace  pasar  de  60,  sin  que  me  sea  posible  negar  ó  afirmar. — 
Ahora  tenemos  frente  al  puerto,  crucero  New-  York  é  India- 
na, Puritan  y  otros  cinco  cruceros,  seis  cañoneros  y  dos  avi- 
sos.— Sólo  hay  depósito  150  cargas  cañones  14  centímetros. 
25  medias  cargas  de  28.  Tres  cajas  estopines  para  el  Vizcaya. 
En  i.°  de  Abril  dije  al  Ministro  con  clave  A  B  0553:  «De  los 
55  buques  que  componen  esta  escuadra,  32  son  lanchas  de  au- 
xilio poco  útiles  aun  para  la  policía  de  la  costa,  referida  sólo  á 
las  expediciones  filibusteras;  los  dos  cruceros  están  completa- 
mente inútiles,  Alfonso  XII  sin  movimientos  propios.  Reina 
Mercedes  de  sus  10  calderas,  siete  inútiles  y  tres  poco  menos. 
Marqués  de  la  Ensenada,  Isabel  II  y  Venadito,  sólo  este  úl- 
timo navega,  los  otros  no  pueden  moverse  en  un  mes.  Maga- 
llanes tampoco  puede  encender  los  fuegos;  los  cañoneros  con- 
vertidos en  cruceros,  para  lo  que  no  fueron  construidos,  han 
perdido  su   marcha,  que    constituye  su  primordial   defensa. 


lO^ 


Trasporte  Legazpi,  andar  máximo  siete  millas.  De  los  cañone- 
ritos  de  Inglaterra  creo  excusado  decir  nada  V.  E.»  Visto  Rei- 
na Mercedes,  dará  idea  de  mis  fuerzas.  Infanta  Isabel  y  Mar- 
qués de  la  Ensenada,  quedarán  listos  breves  días;  los  cañone- 
ros torpederos  Martín  A.  Pifizón,  Nueva  España,  Marqués 
de  Molins  y  Vicente  Y.  Pinzón,  pueden  utilizarse,  mejor  di- 
cho, moverse. — Víveres  para  dos  meses  esta  escuadra  y  la  del 
digno  mando  de  V.  E. — Carbón  nuestro  9.000  toneladas  y  em- 
bargado el  de  particulares  que  llegará  á  20.000. — Confiado 
en  su  llegada  con  toda  la  Escuadra  y  numeroso  convoy  de 
víveres,  pertrechos  de  todas  clases  y  escuadrilla  de  torpede- 
ros, su  arribo  tal  como  es,  me  obliga  á  expresarle  la  necesidad 
de  saber  y  poner  en  conocimiento  del  Capitán  General  si  vie- 
nen más  buques  y  convoyes,  para  caso  de  no  poder  contar  con 
nada  más  que  lo  que  tenemos,  combinar  un  plan  con  V.  E.  y 
dicha  autoridad  para  unir  lo  que  poseemos  del  modo  más  efi- 
caz que  aconsejen  las  circunstancias;  no  se  dispone  para  ello 
de  un  solo  buque  de  marcha,  ni  nuestro,  ni  particular,  y  el  de 
más  andar,  el  Santo  Domingo,  por  rumbo  en  sus  fondos  está 
en  dique. — Espero  su  contestación.» 


El  Almirante  (Cervera)  al  Ministro  (Auísón), 

Santiago  de  Cuba  22  Mayo  i8g8. 

«He  tenido  necesidad  de  contratar  fogoneros  para  aumentar  dotaciones,   insufi- 
cientes para  este  servicio  extraordinario.» 


El  Ministro  (Auñón)  al  Almirante  (Cervera).  --  Ctiba. 

Madrid  22  Mayo  18 g8. 

«Reitero  mis  telegramas  26  Abril  y  12  Mayo  diciéndole  en 
cada  uno  que  tiene  á  su  disposición  en  Londres,  casa  Mildred 
Goyeneche  15.000  libras.» 


—  log— 

El  Almirante  (Cervera)  al  Ministro  (Auñón). 

Santiago  de  Cuha  22  Mayo  i8g8. 

«Continuamos  limpiando  las  máquinas  y  calderas,  que  es 
de  absoluta  necesidad.  Estamos  haciendo  carbón  que  no  hay 
bastante  para  rellenar,  pero  si  llega  el  vapor  de  carga  salido 
de  Curazao,  rellenarem.os  y  sobrará  algo. — Del  Terror  trasmi- 
tí noticia  telegráfica  ayer.» 


El  Almirante  (Cervera)  al  Comandante  General 
Apostadero  (Manterola). 

Santiago  Cuha  22  Mayo  i8g8. 

«He  recibido  su  telegrama  cifrado  notificándome  lastimo- 
so estado  de  sus  fuerzas  navales.  Creo  que  no  podrán  venir 
más  de  España,  porque  no  quedaban  disponibles  más  que 
Carlos  V,  Alfo7iso  XIII  y  algunos  cazatorpederos  y  torpede- 
ros. Pelayo  creo  que  no  tendrá  instalada  su  artillería  mediana. 
Podrían  venir  con  recursos  alguno  de  los  vapores  trasatlánti- 
cos adquiridos,  que  creo  son  cuatro  y  andan  bien.  Mi  venida 
ha  sido  algo  casual,  pues  conforme  á  las  instrucciones  debía 
ir  Puerto  Rico.  De  convoy  creo  que  no  se  haya  pensado  nun- 
ca, puesto  que  siempre  se  me  ha  hablado  que  aquí  encontra- 
ría de  todo.  Quizá  estas  ideas  hayan  cambiado  con  la  crisis 
Ministerial.» 


Capitán  «Alicante»  (Genis)  al  Almirante  (Cervera). 

Fort  de  France  22  Mayo  18 g8. 

«Marqués  Comillas  díceme  salga  para  ahí  dejar  carbón;  el 
Comandante  cazatorpedero  dar  aviso  de  parte  V.  E.  que  bu- 
ques enemigos  apostados  para  perseguirme.  Ruego  á  V.  E.  de 
darme  instrucciones  para  hacer  viaje.» 


—  I  lO 


El    Almirante   (Cervera)    al    Capitán    «Alicante; 
(Genis). 

Santiago  Cuba  22  Mayo  18 g8. 

«No  salga  por  ahora.» 


El  Comandante  principal  de  Puerto  Rico  (Vallari- 
No)  al  Comandante  Marina  Santiago  Cuba. 

San  Juan  22  Mayo  18 p8. 

«Vapor  inglés  Restamel  tres,  mil  toneladas  Cardiff  para 
Escuadra,  salió  ayer  Curazao  para  ese  puerto;  anda  siete 
millas.» 


El  Ministro  (Auñón)  al  Almirante  (Cervera). —  Cuba. 

Madrid  23  Mayo  18 g8. 

«Apruebo  aumento  fogoneros. — Salió  carbón  Puerto  Rico  para  esa. — Hay  3.000 
toneladas  en  Cienfuegos. — Salió  Escuadra  enemiga  Almirante  Schley  de  Cayo  Hueso 
para  Sur  Cuba  día  20  noche  y  después  la  de  Sampson.  Créese  (cuatro)  monitores  y 
algunos  cruceros  guardan  canal  de  Yucatán. — Si  vapor  trasatlántico  armado  Alfon- 
so XIII  llega  con  carbón  y  víveres,  puede,  si  le  conviene,  incorporarlo  Escuadra: 
dígolo  Comandante  General  del  Apostadero.  Si  imposibilidad  pasar  canales  convi- 
niera rodear  ó  hacer  diversión  sobre  costa  enemiga,  puede  hacerlo,  mas  no  se  consi- 
dere obligado.» 


El  Capitán  General  Cuba  (Blanco)  al  M.  de  la  Guerra  (Correa). 

Habana  23  Mayo  iSgS. 

«Ayer  reforzado   enemigo  línea  bloqueo  hasta  2  i  barcos,  de  ellos  tres  acoraza- 
dos; hoy  hay  solamente  seis.  Tres  acorazados  frente  á  Cienfuegos.» 


El  Capitán  General  Cuba  (Blanco)  al  General  (Lina- 
res).— S.  de  Cuba. 

Habana  2j  Mayo  i8g8. 

«Hoy  12  buques  enemigos  frente  Cienfuegos.» 


1 1 1  — 


El  Capitán  General  Cuba  (Blanco)  al  General  (Lina- 
res)— S.  de  Cuba. 

Habana  2j  Mayo  i8g8. 

De  los  barcos  que  ayer  había  frente  Habana,  se  han  dirigi- 
do hacia  barlovento,  acorazado  Indiana,  crucero  acorazado 
New- York,  crucero  Afontgo?nery,  aviso  Dolphin,  cañonero 
grande  Wilmington  y  otros  cruceros.» 


El  Capitán  General  Cuba  (Blanco)  al  General  (Lina- 
res).— S.  de  Cuba. 

Habana  2j  Mayo  i8g8. 

« Desde  las  diez  de  esta  mañana  está  libre  de  barcos  ene- 
migos casi  todo  horizonte  Habana,  quedando  sólo  cuatro  ca- 
ñoneros poco  importantes  á  barlovento;  los  que  faltan  salieron 
hacia  dicha  dirección  de  barlovento.» 


El  Capitán  General  Cuba  (Blanco)  al  General  (Li- 
nares).— S.  de  Cuba. 

Habana  2j  Mayo  i8g8. 

«Tengo  confidencia  desde  Montreal  de  que  Escuadra 
Schley  sale  para  Sur  de  Cuba,  después  Sampson  y  que  cuatro 
monitores  y  algunos  cruceros  guardan  estrecho  Yucatán. — No 
hay  novedad  en  Puerto  Rico,  y  ayer  salió  para  ese  puerto  des- 
de Curazao  vapor  inglés  con  carbón.  Me  limito  á  trascribirlo 
á  V.  E.,  y  ya  le  he  participado  los  barcos  que  había  frente  Ha- 
bana esta  tarde.» 


El  Almirante  (Cervera)  al  Comandante  principal 
Puerto  Rico  (Vallarino). 

Santiago  Cuba  2j  Mayo  i8g8. 

«El  vapor  trasatlántico  que  no  salga  por  ahora.» 


12 


El  Almirante  (Cervera)  al  Ministro  (Auñón). 

Santiago  de  Cuba  24  Mayo  i8g8. 

«Pronta  la  Escuadra  dejar  el  fondeadero  en  busca  recursos  de  que  carece,  he 
reunido  á  los  Comandantes  de  los  buques,  quienes  (i)  unánimes  opinan:  Que  dado 
andar  máximo  de  esta  Escuadra  reducido  á  14  millas  por  lo  sucio  Vizcaya;  el  poco 
carbón  que  tenemos;  situación  Escuadras  enemigas  y  condiciones  del  puerto,  el  pe- 
ligro cierto  de  la  salida  es  muy  superior  á  las  ventajas  que  pudiéramos  obtener  al- 
canzando Puerto  Rico  (i)  único  puerto  (más  próximo)  (2)  á  donde  podríamos  diri- 
girnos. Levantada  acta  que  yo  he  firmado;  esperaré  ocasión  más  favorable  si  se  pre- 
senta. Mientras  tanto,  aprovecharemos  los  recursos  posibles  y  de  acuerdo  con  el  Co- 
mandante General  (i)  í¿¿  la  división  eiército,  contribuiremos  defensa  puerto  y  la 
plaza.  Para  abastecer  ésta  se  necesita  forzar  el  bloqueo  con  buques  rápidos  veinte 
millas  (i)  durante  la  noche,  conviniendo  dia  y  hora  para  enviar  (2)  (un  bote)  fuera 
del  puerto  (2)  (con)  práctico  y  tener  canal  franco;  por  eso  he  ordenado  vapores  tras- 
atlánticos de  Puerto  Rico  y  Martinica  no  salgan  pues  (i)  segura?neftte  (2)  (según 
las  noticias)  serían  apresados.» 


ÜCT  A 


El  día  24  de  Mayo  de  1898,  llamados  por  el  Almirante,  se 
reunieron  en  la  cámara  de  éste,  el  General  segundo  Jefe,  los 
Comandantes  de  los  acorazados,  el  Jefe  del  E.  M.  y  el  de  la 
primera  división  de  torpederos. 

El  Almirante  dio  conocimiento  de  las  noticias  recibidas 
desde  la  tarde  de  ayer,  procedentes  del  General  Gobernador 
de  la  isla,  del  Comandante  General  del  Apostadero  y  del  Go- 
bierno de  S.  M.,  que  aseguran  que  la  Escuadra  del  Almirante 
Schley  salió  de  Cayo  Hueso  el  día  20  del  corriente  con  rum- 
bo al  Sur  de  la  Isla  de  Cuba,  y  que  la  Escuadra  del  Almiran- 
te Sampson  se  encontraba  ayer  á  la  vista  de  Cienfuegos,  com- 
poniendo cada  una  de  ellas  fuerza  muy  superior  á  la  de  esta 
Escuadra,  y  como  quiera  que  la  permanencia  durante  el  día 
de  ayer  de  cuatro  buques  á  la  boca  del  puerto,  prueban  la 
exactitud  de  las  noticias,  expuso  la  necesidad   de  oir  las  opi- 


(i)     Las  palabras  y  frases  en  bastardilla  no  están  en  el  impreso. 
(2)     Las  que  están  entre  paréntesis  no  se  pusieron  en  el  telegrama  que  se  ex- 
pidió. 


—  113— 

niones  sobre  lo  que  pudiera  hacerse  que  fuese  más  acertado 
con  la  Escuadra. 

Las  disposiciones  tomadas  desde  el  día  de  ayer,  fueron  las 
convenientes  para  salir  al  amanecer  con  rumbo  á  Puerto  Ri- 
co, donde  se  habían  puesto  los  telegramas  necesarios  para  de- 
tener en  aquel  puerto  al  buque  carbonero  y  al  trasatlántico 
Alfonso  XIII,  que  eL telegrama  del  Gobierno  ponía  á  disposi- 
ción de  la  Escuadra. 

La  situación  de  las  fuerzas  enemigas,  su  número  é  impor- 
tancia, hicieron  que  unánimemente  se  considerase  imposible  la 
realización  de  este  plan,  dado  que  el  andar  máximo  de  esta 
Escuadra  puede  calcularse  en  catorce  millas,  por  ser  éste  el 
del  Vizcaya,  como  consecuencia  del  estado  de  suciedad  de  sus 
fondos,  teniendo  en  cuenta  que  los  buques  sólo  han  podido 
repostarse  de  la  tercera  parte  de  su  combustible,  consideran- 
do que  las  condiciones  del  puerto  obligan  en  la  salida  á  que 
ésta  se  efectúe  uno  á  uno  á  poca  velocidad,  lo  que  pudiera 
obligar  á  tener  que  retroceder  al  que,  ó  los  que  primero  salie- 
sen, aunque  sólo  fuese  para  un  reconocimiento,  con  la  consi- 
guiente pérdida  de  fuerza  moral,  todos  los  Jefes  expresados 
fueron  de  opinión  de  que  el  peligro  cierto  de  la  salida  era 
muy  superior  á  las  pocas  ventajas  que  pudieran  obtenerse  lo- 
grando alcanzar  el  puerto  de  San  Juan  de  Puerto  Rico,  hacía 
considerar  necesario  abandonar  este  proyecto  y  el  continuar 
en  este  puerto  repostándose  de  todo  lo  necesario  y  de  que 
haya  existencias,  con  el  fin  de  utilizar  cualquier  circunstancia 
que  pudiera  presentarse  para  salir  del  puerto,  hoy  bloqueado 
con  fuerzas  tan  notoriamente  superiores. 

Todos  los  Jefes  expresados  fueron  igualmente  de  opinión 
de  que  la  situación  en  que  hoy  se  encuentra  esta  Escuadra,  la 
obliga  á  permanecer  en  este  puerto. 

Pascual  Cervera.^José  de  Paredes.— Juan  B.  Lazaga, — 
Víctor  M.  Concas. — Fernando  VülaamiL— Joaquín  Busta- 
manle. — Antonio  Eulate. — Emilio  Díaz  Moreu. 


k 


—114— 

El  Capitán  General  Cuba  (Blanco)  al  General  (Li- 
nares).—.V.  Cuba, 

Habana  2^  Aíayo  18 p8, 

«  Oregon  llegó  Cayo  Hueso;  Escuadra  volante  marcha  so- 
bre Santiago  de  Cuba  y  Sampson  piensa  llegar  también  ma- 
ñana si  aviso  no  le  notifica  movimiento  Escuadra  Cervera.  Si 
éste  no  gana  horas  podría  verse  encerrado.» 


El  Comandante  del  «Terror»  al  Almirante  (Cervera) 

Fort  de  France  24  Mayo  iSp8. 
«Mañana  madrugada  salgo.» 


Centro  Consultivo  de  la  Akmkdk.—- Particular. — 
Madrid  24  Mayo  i8g8. — Excmo.  Sr.  D.  Pascual  Cervera. — Mi 
querido  General  y  amigo:  Sólo  le  pongo  estos  renglones  para 
darle  mi  más  sincera  enhorabuena  por  haber  llegado  con  feli- 
cidad á  ese  puerto  de  Santiago  de  Cuba  con  la  Escuadra  de 
su  digno  mando,  pudiendo  asegurarle  que  mi  alegría  al  saber 
su  llegada  á  esa  ha  sido  muy  grande,  porque  pensaba  inevita- 
ble el  encuentro  con  alguna  de  las  dos  Escuadras  enemigas 
que  cruzaban  por  esos  mares,  y  como  ambas  son  muy  supe- 
riores en  fuerzas  á  la  de  su  mando,  era  de  temer  que,  aunque 
gloriosamente,  fuera  vencida  y  destrozada. 

Gracias  á  su  hábil  derrota,  á  sus  acertadas  disposiciones  y 
sobre  todo  á  la  Divina  Providencia,  no  tenemos  hoy  que  la- 
mentar la  vida  de  numerosas  víctimas  y  de  los  mejores  bu- 
ques de  nuestra  escasa  Marina. 

Por  ello  le  felicito  de  todo  corazón,  lo  mismo  que  á  todos 
los  tripulantes  á  sus  órdenes  y  pido  á  Dios  continúe  favore- 
ciéndolos. 

Consérvese  bueno,  sírvase  dar  mis  cariñosos  recuerdos  á  su 
hijo  Ángel  y  cuente  siempre  con  el  afecto  de  su  afectísimo 
amigo,  q.  b.  s.  m. — Antonio  de  la  Rocha. 


—  115— 

Madrid  (La  Concepción)  i6  de  Noviembre  de  i8g8, — Ex- 
celentísimo Sr.  D.  Antonio  de  la  Rocha. — Mi  querido  General 
y  amigo:  Devuelta  de  la  isla  de  Cuba,  recibí  anteayer  su  cari- 
ñosa carta  de  24  de  Mayo,  que  he  agradecido  mucho  y  que 
me  ha  causado  mucho  gusto  por  ser  un  documento  precioso 
en  primer  término  para  mí  y  después  para  V.  y  todos  los  Ge- 
nerales que  en  la  Junta  magna  votaron  la  ida  de  la  Escuadra 
á  las  Antillas. 

Ayer  estuve  en  el  Ministerio  para  dar  á  V.  las  gracias  y 
hablarle  de  esto,  y  no  lo  encontré,  sintiendo  la  causa  de  ello  y 
por  eso  le  escribo,  en  la  imposibilidad  de  ir  hoy  ni  mañana  á  su 
casa,  para  desearle  alivio  é  iniciarle  lo  que  pienso  de  su  carta 
y  lo  que  me  propongo  hacer. 

La  carta  es  interesantísima  para  mí,  porque  al  decir  usted 
(\ue  pensaba  inevitable  el  encuentro  con  alguna  de  las  dos  Es- 
cuadras enemigas  qiie  cruzaban  por  aquellos  mares,  y  como 
eran  ambas  muy  superiores  en  fuerza  á  la  de  mi  mando,  era  de 
temer  que,  aunque  gloriosamente,  fuera  ve?icida  y  destrozada, 
se  demuestra  que  no  era  sólo  mi  opinión,  sino  también  de  mis 
compañeros,  y  aleja  por  completo  toda  duda  de  que  nosotros 
fuimos  empujados  á  segura  destrucción,  punto  que  á  mí  me 
importa  mucho  aclarar. 

Es  importante  para  V.  y  sus  compañeros  de  voto,  porque 
al  demostrarse  que  á  pesar  de  que  creían  ustedes  que  la  Es- 
cuadra marchaba  á  la  derrota,  votaban  ustedes  que  saliera,  se 
pone  de  manifiesto  que  no  la  ignorancia  ni  la  ligereza,  sino 
móviles  mucho  más  elevados  eran  los  que  impulsaban  á  uste- 
des, y  aun  cuando  yo  creo  que  esos  móviles  no  han  debido 
hacer  variar  sus  votos  de  ustedes,  es  consolador  ver  ese  espíri- 
tu de  sacrificio  en  el  Cuerpo,  aun  cuando  hubiera  de  hacerse 
por  otros  que  los  votantes. 

Falta  decir  á  V.  lo  que  me  propongo  hacer,  que  no  es  otra 
cosa  que  conservar  su  carta  como  valiosa  joya,  y  hacer  que  su 
contenido  conste  en  mi  declaración. 

Y  repitiéndole  cuanto  le  deseo  el  alivio,  queda  suyo  afectí- 
simo amigo  y  compañero,  q.  b.  s.  m. — Pascual  Cervera. 


—  ii6— 

El  Almirante  (Cervera)  al  Ministro  (Auñón). 

Santiago  de  Ctiha  2^  Mayo  18 g8. 

«Estamos  bloqueados;  califiqué  desastrosa  nuestra  venida 
para  los  intereses  Patria. — Hechos  empiezan  darme  razón. — 
Con  la  desproporción  de  fuerzas  es  absolutamente  imposible 
ninguna  operación  eficaz. — Tenemos  víveres  para  un  mes.» 


El  Ministro  (Auñón)  al  Almirante  (Cervera).--^'.  Cuba. 

Madrid  2^  Mayo  18 g8. 

<■  Recibido  su  telegrama  A  D  0391.  Apruebo  su  determina- 
ción confirmándole  facultades  amplias  que  tiene  así  como  con- 
fianza Gobierno.  La  Escuadra  no  debe  ser  sacrificada  inútil- 
mente.— Estudio  atrer  los  buques  enemigos  á  sus  costas.  No  te- 
nemos buques  20  millas,  pero  si  supiese  de  alguno,  use  facul- 
tades amplias  para  realizar  la  operación  que  propone.  ¿Sabe 
usted  el  paradero  del  «  Furor>y  destructor?»  (i) 


El  Capitán  General  de  Cuba  (Blanco)  al  General  (Li- 
nares).—^, de  Cuba. 

Habana  2^  Mayo  18 p 8. 

«  Urgente.—  Telegramas  particulares  de  los  Estados  Uni- 
dos dicen  se  proponen  encerrar  nuestra  Escuadra  ahí  y  con- 
vendrá vigilar  la  boca  para  evitar  la  realización  de  tal  propó- 
sito.» 

El  Almirante  (Cervera)  al  Comandante  General  de 
LA  División  de  Ejército  de  S.  de  Cuba  (Linares). 

Reservado. — Excmo.  Sr.:  Tengo  el  honor  de  acusar  á  Vue- 
cencia recibo  de  sus  dos  oficios  reservados  sobre  los  movi- 
mientos de  las  Escuadras  enemigas,  por  los  que  le  doy  mu- 


(i)     Este  telegrama,  que  es  contestación  al  mío  del  día  24,  página  112,  ha  sido 
suprimido  totalmente  en  el  impreso. 


—  117— 

chas  gracias. — Lamentable  es  en  extremo  que  la  Escuadra  no 
saliera  ayer,  encendida  como  estaba;  pero  noticias  llegadas  del 
Gobierno  afirmaban  que  la  Escuadra  Schley  había  salido  para 
aquí  en  la  noche  del  20  y  le  seguía  la  de  Sampson,  por  lo  que 
todos  los  Capitanes  de  Navio  de  esta  Escuadra  opinaron  uná- 
nimemente que  la  salida  era  improcedente,  y  por  la  penuria 
de  carbón  que  tenemos  mandé  apagar  los  tres  quintos  de  las 
calderas.— Como  estos  buques  necesitan  muchas  horas  para 
encender,  no  estarían  listos  antes  de  la  noche,  y  ya  sería  tar- 
de, con  la  agravante  del  consumo,  no  despreciable,  de  carbón. 
Por  estas  razones  no  queda  por  ahora  otro  camino  que  seguir, 
que  tomar  posiciones,  conforme  convenimos  ayer,  para  defen- 
der el  puerto  y  la  plaza,  si  intentan  forzar  la  entrada. — Ya  es- 
tá el  Colón  en  su  sitio  y  dentro  de  un  rato  estará  éste;  los  otros 
irán  entre  esta  tarde  y  mañana,  por  la  necesidad  de  tomar 
agua  para  las  calderas. — Pienso  procurar  aprovechar  otra  oca- 
sión, si  se  presenta,  pero  como  no  puedo  aspirar  con  tan  cor- 
tas fuerzas,  á  realizar  ciertas  operaciones,  todo  se  reducirá  á 
cambiar  de  puerto,  donde  también  seré  bloqueado. — Es  de  sen- 
tir que  la  mala  suerte  me  haya  traído  á  este  puerto,  tan  falto 
de  recursos,  y  que  elegí  de  preferencia,  porque  como  no  ha- 
bía sido  bloqueado,  lo  suponía  abundante  de  víveres,  carbón  y 
pertrechos  de  todas  clases;  y  aun  cuando  siempre  creí  que  se- 
ría bloqueado,  me  lisonjeaba  tener  así  inutilizada  la  mayor  par- 
te de  la  flota  enemiga,  único  servicio  eficaz  que  se  puede  espe- 
rar de  esta  reducida  y  mal  armada  Escuadra. — Suplico  á  Vue- 
cencia trasmita  estas  explicaciones  al  Excmo.  Sr.  Capitán  Ge- 
neral, como  representante  supremo  de  la  Nación,  para  que  co- 
nozca las  causas  de  mi  aparente  inacción. — Dios  guarde  á  Vue- 
cencia muchos  años. — Santiago  de  Cuba  25  de  Mayo  de 
Excelentísimo  señor. — Pascuai  Cervera. 


El  Comandante  General  de  la  División  de  Ejército 
(Linares)  al  Almirante  (Cervera). 

Reservado.— Excmo.  Sr.:  He  recibido  el  atento  escrito  de 
Vuecencia  sirviéndose  acusar  recibo  de  otros  dos  míos  ante- 


I8— 


riores  y  manifestándome  su  deseo  de  que  el  Excmo.  Sr.  Ca- 
pitán General  de  la  Isla  conozca  las  razones  que  ha  tenido 
Vuecencia  para  no  zarpar  de  este  puerto  con  la  Escuadra  de 
su  digno  mando,  las  cuales  he  trasmitido  á  la  referida  autori- 
dad por  medio  del  cable,  procurando  extractar  fielmente  el 
contenido  de  dicho  escrito. — Lo  que  tengo  el  honor  de  parti- 
cipar á  V.  E.  para  su  conocimiento,  remitiéndole  copia  del  ca- 
blegrama expedido. — Dios  guarde  á  V.  E.  muchos  años. — San- 
tiago de  Cuba  25  de  Mayo  de  1898. — Arsenio  Linares. 


Copia  que  se  cita. 


Santiago  de  Cuba  2 ¿  Mayo  18 p8. 

Al  General  en  ]-£.¥¥..— Habana. 

«Trasmitidas  á  Cervera  noticias  V.  E.  de  ayer  y  madruga- 
da hoy  relativas  situación  Escuadras  americanas,  me  contesta 
de  oficio  para  conocimiento  V.  E.  en  síntesis  lo  que  sigue: 
«Lamenta  en  extremo  no  haber  zarpado  ayer  amanecer. 
Acuerdo  unánime  quedarse  fué  motivado  noticias  directas  Go- 
bierno asegurándole  Escuadra  Schley  había  salido  noche  20 
rumbo  Santiago  Cuba  seguida  de  la  de  Sampson,  obligándole 
penuria  carbón  apagar  tres  quintos  calderas. — Encender  de 
nuevo,  acabar  aguada,  no  le  permitiría  salir  antes  entrada  no- 
che, lo  cual  considera  ya  improcedente. — Decídese  por  ahora 
permanecer  aquí,  rectificando  fondeadero  barcos,  disposición 
rechazar  enemigo  si  intentara  forzar  canal. — Siente  mala  suer- 
te háyale  traído  este  puerto  falto  de  recursos,  que  eligió  cir- 
cunstancia no  estar  bloqueado,  suponiéndolo  abundante  ví- 
veres, carbón,  pertrechos  todas  clases.  Aunque  después  hubie- 
ra sido  bloqueado,  le  lisonjeaba  tener  inmovilizada  mayor  par- 
te flota  enemiga,  único  servicio  eficaz  que  puede  prestar  con 
su  reducida  y  mal  armada  Escuadra. — Procurará,  añade,  apro- 
vechar ocasión  salida  si  se  le  presenta  para  cambiar  de  puerto 
donde  también  será  bloqueado,  porque  no  puede  intentar  otra 


—  119— 

clase  de  operaciones. — Da  á  V.  E.  anteriores  explicaciones  co- 
mo representante  supremo  Nación,  para  que  conozca  causas 
de  su  aparente  inacción. — Linares. — Es  copia. — LINARES. 


El  Capitán  General  de  Cuba  (Blanco)  al  M.  de  la  Guerra  (Correa). 

Habana  26  Mayo  i8g8. 

«(Entre  otras  cosas). — Parece  que  ayer  fué  apresado,  cerca  de  Santiago  de 
Cuba,  un  vapor  inglés  que  llevaba  carbón  nuestra  Escuadra.  El  Terror  burló  bu- 
ques americanos  en  Martinica;  ya  está  en  Puerto  Rico.» 


El  Capitán  General  de  Cuba  (Blanco)  al  M.  de  la  Guerra  (Correa). 

Habana  26  Mayo  i8g8. 

«Almirante  Cervera  resuelto  permanecer  por  ahora  Cuba,  vista  superioridad 
enemigo,  escasez  carbón  y  deficiencia  armamento  de  sus  barcos.  Hablase  alistarse 
otra  Escuadra  Cádiz;  si  asi  fuera,  sería  indispensable  vinieran  con  ella  transportes 
con  víveres  y  carbón,  y  los  cañones,  fusiles  y  municiones  pedidas  á  V.  E.» 


El  Ministro  de  Marina  (Auñón)  al  Almirante  (Cer- 
vera).—-y.  Cuba. 

Madrid  26  Mayo  18 g8. 

«Sírvase  trasmitir  Comandante  General  de  esa  plaza  (Li- 
nares) siguiente  telegrama  del  Ministro  Guerra: — Dígame  pa- 
ra cuanto  tiempo  tiene  víveres  y  si  podría  recibirlos  por  tierra, 
indicándome  en  este  caso  á  que  puerto  más  próximo  podrían 
enviarse.  He  preguntado  Capitán  General  si  está  esa  plaza 
bloqueada  también  por  tierra  y  no  me  contesta,  necesitando 
saber  para  medidas  abastecimiento  y  otras.  Dígame  si  recibió 
clave  de  guerra  para  comunicar  con  este  Ministerio  contestan- 
do con  ella  ó  por  medio  Jefe  de  la  Escuadra  si  no  la  tiene.» 


El  Almirante  (Cervera)  al  Ministro  (Auñón). 

Santiago  de  Cuba  26  Mayo  18 g8. 

Sírvase  trasmitir  Ministro  Guerra  siguiente: — «Podrá  sub- 
sistir Cuba  hasta  mediados  Julio.  Se  consumen  350  mil  racio- 


I20 


nes  al  mes  personal;  20.000  maíz,  cinco  libras  una  ganado. — 
Brigada  Guantánamo  abastecida  hasta  mediados  Junio,  con- 
sume 200  mil  raciones  personal;  nueve  mil  maíz  ganado. — 
Baracoa  y  Sagua  Tánamo  puertos  costa  Norte;  abastecidos 
^asta  fin  Agosto,  tienen  900  y  700  hombres  respectivamente 
sin  ganado. — Además  se  necesitan  medicamentos  para  hospi- 
tales, especialmente  quinina,  bismuto. — Cuerpos  en  Enero  ac- 
tual recibieron  consignación  Abril  año  anterior.  Generales, 
Jefes,  Oficiales,  Comisiones  activas,  nueve  pagas  en  descubier- 
to con  circunstancia,  tres  de  una  vez,  recibidas  en  billetes  no 
circulables  aquí. — ^Existe  bloqueo  por  tierra  que  rompen  tro- 
pas cada  vez  que  salen,  pero  no  pueden  recibirse  raciones  más 
que  en  puertos  referidos  para  respectivas  fuerzas. — No  he  re- 
cibido clave  para  comunicar  con  V.  E. — Tengo  gestión  hecha 
para  traer  Cuba,  Guantánamo^  víveres  dos  meses  de  Halifax 
Canadá  y  reses  repúblicas  Sur.  -No  espero  consigan  burlar 
bloqueo  extremado  desde  llegada  Escuadra. — Es  indispensa- 
ble envío  alpargatas  cerradas  1.800  pares  Baracoa,  1.400  Sa- 
gua Tánamo,  24.000  Cuba  y  16.000  Guantánamo. — Linares.» 


El  Capitán  General  de  Cuba  (Blanco)  al  General  (Li- 
nares).—^. Cuba, 

Habana  26  Mayo  18 g8, 

«Comunique  Almirante  Cervera: — Me  entero  comunica- 
ción V.  E.  conducto  General  Linares  agradeciéndole  mucho 
su  atención.  Me  parece  que  si  se  me  hubiese  concedido  inter- 
vención asunto  de  tal  interés,  se  hubiera  logrado  mejor  éxito, 
pues  nadie  mejor  que  yo  pudiera  haberle  participado  estado 
puertos  isla  y  situación  Escuadras  enemigas  diariamente,  da- 
tos que  hubieran  podido  ser  muy  útiles  V.  E.  para  realizar  sus 
planes;  pero  nada  se  me  previno  de  su  derrota  ni  estaciones  y 
nunca  pude  comunicar  con  V.  E.  aunque  procuré  hacerlo  el 
13  a  Puerto  Rico  por  si  tocaba  allí  enterándole  situación  bar- 
cos enemigos,  como  lo  hago  desde  su  llegada  ese  puerto. — 
Lamento  con  V.  E.  que  estas  causas  y  deficiencias  armamen- 


121- 


to  barcos,  le  hayan  colocado  en  situación  poco  lisonjera,  sien- 
do de  sentir  no  le  hayan  acompañado  algunos  trasatlánticos 
de  andar  con  víveres  y  carbón,  que  es  lo  que  más  falta  le  ha- 
ce, á  mi  juicio;  pues  sin  él  no  le  será  posible  intentar  movi- 
miento alguno,  de  los  que  su  reconocida  pericia  y  valor  le 
inspirarán  seguramente.  Hablase  de  estar  lista  en  Cádiz  para 
salir  otra  Escuadra,  lo  cual  podría  resolver  problema,  pero  lo 
dudo,  y  si  viene  también  sin  carbón  ni  víveres,  valdría  más  no 
viniese.  De  todos  modos  yo  tengo  en  V.  E.  profunda  confian- 
za y  lo  espero  todo  de  sus  talentos  y  patriotismo.  Su  tarea,  co- 
mo la  mía,  es  dura,  pues  tenemos  que  hacerlo  todo  con  bien 
escasos  recursos.  Cuente  V.  E.  para  todo  conmigo  y  con  Li- 
nares, que  vale  mucho,  y  confiemos  en  Dios. — Recibido  noti- 
cia llegada  Terror  Puerto  Rico   salvando  todas  dificultades.» 


El  Almirante  (Cervera)  al  Ministro  Marina  (Auñón) 

Santiago  de  Cuba  26  Mayo  18 g8. 

«Sírvase  trasmitir  Ministro  Guerra  siguiente:  Continuación 
cable  anterior,  ruego  envío  12.000  trajes  rayadillo  Cuba,  7.000 
Guántanamo;  i.ooo  Baracoa;  i.ooo  Sagua  Tánamo,  con  corres- 
pondiente todos  doble  muda  interior,  camisa,  camiseta,  calzon- 
cillo.—(Linares). 


ÜCTiL 


El  día  26  de  Mayo  de  1898,  llamados  por  el  señor  Almiran- 
te se  reunieron  en  su  cámara  el  General  segundo  Jefe,  los  Co- 
mandantes de  los  acorazados,  el  Jefe  de  E.  M.  de  la  Escuadra 
y  el  de  la  División  de  torpederos. 

El  Almirante  dio  conocimiento  de  las  últimas  noticias  re- 
ferentes á  los  movimientos  de  las  Escuadras  enemigas  y  pidió 
opiniones  sobre  la  conveniencia  de  salir  hoy,  aprovechando  la 
circunstancia  del  mal  tiempo  reinante;  por  unanimidad  se  con- 
vino que  se  debía  salir  para  Puerto  Rico  y  se  dio  orden  de  en- 


— 122 

cender  todas  las  calderas  y  estar  listos  para  las  cinco  de  la 
tarde. 

A  las  dos  de  la  tarde  señaló  el  semáforo  la  presencia  de 
tres  buques  enemigos,  lo  que,  unido  á  lo  que  aclaraba  el  tiem- 
po, decidió  al  Almirante  á  volver  á  convocar  á  los  Jefes  citados. 
Entonces  se  suscitó  la  duda,  ya  apuntada  en  la  reunión  de  la 
mañana,  de  si  la  marejada  reinante  permitiría  la  salida  franca 
de  los  buques. 

Para  resolverla,  se  llamó  al  práctico  llamado  Miguel,  que 
es  el  que  ha  piloteado  á  la  capitana,  el  cual,  según  opinión  del 
Capitán  del  puerto,  es  el  más  inteligente  de  todos  (á  excep- 
ción del  mayor,  que  se  halla  enfermo). 

Este  práctico  dijo  que  no  encontraba  dificultad  para  sacar 
á  cualquier  hora  del  día  ó  de  la  noche  con  el  tiempo  reinante 
al  Teresa,  al  Vizcaya  y  al  Oquendo,  que  sólo  calan  de  7,10 
á  7,20  metros,  pero  que  la  salida  del  Colón,  que  cala  7,60,  po- 
dría ofrecer  dificultades  á  causa  de  una  laja  de  muy  poca  ex- 
tensión que  hay  sobre  la  punta  del  Morrillo,  en  la  que  sólo 
hay  27  y  medio  pies  ingleses  de  agua.  Para  que  formara  me- 
jor juicio  sobre  el  estado  de  la  mar,  se  le  envió  á  la  boca  y  re- 
gresó diciendo  que  creía  muy  probable  que  á  causa  de  la  ma- 
rejada tocara  el  barco  (diera  una  culada,  en  términos  vulga- 
res) sobre  la  referida  laja.  En  tal  estado,  el  Almirante  hizo  la 
siguiente  consulta  en  el  supuesto  de  que  la  Escuadra  ha  de 
salir  toda  sin  dejar  en  el  puerto  más  que  á  los  cazatorpederos: 
¿Conviene  arrostrar  los  riesgos  de  avería  del  Colón  ó  no  efec- 
tuar la  salida  en  espera  de  que  se  presenten  mejores  circuns- 
tancias? 

Hecha  así  la  pregunta,  opinaron  por  la  salida  los  señores 
Concas  y  Bustamante  por  las  razones  que  más  adelante  expo- 
nen y  opinaron  que  no  se  debía  salir  todos  los  demás  señores 
menos  el  Almirante,  que  se  reservó  su  opinión,  y  de  orden 
suya  se  levantó  la  presente  acta. 

José  de  Paredes. — Antonio  Eulate. — Juan  B.  Lazaga. — 
Emilio  Díaz  Moreu. — Fernando  Villaamil. 


—  123  — 

Voto  particular. 


Las  razones  que  he  tenido  para  opinar  por  la  salida  inme- 
diata de  la  Escuadra,  á  pesar  del  dicho  del  práctico  Miguel, 
son  las  siguientes:  Mi  impresión  sobre  la  situación  probable  de 
las  Escuadras  enemigas,  es  la  que,  reasumiendo  las  suyas,  for- 
muló el  Almirante.  Hoy  es  casi  seguro  que  no  están  sobre  este 
puerto;  mañana  es  casi  seguro  que  lo  estarán.  Partiendo  de  es- 
ta base,  que  creo  muy  fundada,  he  raciocinado  del  modo  si- 
guiente: Nuestra  Escuadra,  bloqueada  por  fuerzas  superiorísi- 
mas,  tiene  poquísimas  probabilidades  de  salir  unida  forzando 
el  bloqueo.  El  hacerlo  cada  buque  á  la  ventura  no  encaja  bien 
en  mi  modo  de  sentir  y  me  parece  expuesto  á  perder  alguno 
ó  algunos  buques.  El  salir  francamente  á  presentar  combate 
me  parece  hasta  inhumano,  por  lo  seguro  de  la  derrota,  é  im- 
político, porque  sería  proporcionar  un  triunfo  fácil  al  enemigo. 
Fuera  de  esto,  no  se  me  alcanza  más  recurso  que  el  capitular 
como  la  plaza,  cuando  al  cabo  de  un  mes  ó  poco  más  nos  en- 
contremos faltos  de  víveres,  pues  estamos  completamente  blo- 
queados por  mar  y  por  tierra.  Y  esta  solución  última  es  para 
mí  más  inadmisible  aún  que  las  anteriores. 

Esta  es,  á  mi  juicio,  la  situación  en  que  se  encuentra  la  Es- 
cuadra, y  ante  su  inmensa  gravedad,  opto  por  la  salvación  de 
tres  de  sus  buques,  aun  corriendo  el  riesgo  de  la  pérdida  ma- 
rinera del  cuarto,  tanto  más  cuanto  que  no  creo  tan  inminente 
esta  pérdida;  pues  los  prácticos  siempre  dejan  un  margen  de 
seguridad  ó  resguardo  y  lo  mismo  hacen  los  hidrógrafos.  El 
Colón  cala,  según  manifestó  su  Comandante,  7,60  metros,  que 
son  24,93  pies  ingleses.  La  laja,  según  el  práctico,  tiene  27,50 
y  es  de  cortísima  extensión  (según  indicaba,  materialmente 
menor  que  la  manga  del  salón  del  Almirante).  Queda,  pues, 
un  margen  de  dos  y  medio  pies  ingleses  largos  y  la  marejada 
no  me  pareció  excesiva  esta  mañana,  que  estuve  en  la  boca 
del  puerto  y  soplaba  más  el  viento.  Pudiera,  pues,  suceder  que 
el  Colón  pasara  sin  que  le  cogiera  un  golpe  de  mar  sobre  la 
laja,  y  aun  cuando  le  cogiera  y  tocara,  no  por  eso  sería  segu- 


—  124— 

ro  que  la  avería  resultante  le  imposibilitara  de  seguir  viaje  y, 
sobre  todo,  repito  que,  dentro  del  orden  de  las  probabilidades, 
creo  preferible  que  el  Colón  (el  que  á  mi  juicio  hubiera  debido 
salir  al  último)  se  quedara  perdido  en  la  boca  del  puerto,  á  lo 
que  temo  que  nos  espera.  Esta  es  mi  opinión  que  deseo  en 
verdad  sea  equivocada,  pero  me  la  dicta  mi  conciencia  y  no 
puedo  reservarla. —y¿?¿2;^e//;2  Bustamante. 


Aceptando  por  completo  el  voto  del  Capitán  de  Navio  se- 
ñor Bustamante,  agregaré  que  la  Escuadra  enemiga  que  viene 
de  Cienfuegos  y  que  esperábamos  esta  mañana,  detenida  se- 
guramente por  el  temporal,  puede  estar  aquí  al  amanecer,  des- 
de cuyo  momento  el  bloqueo  habrá  que  romperlo  contra  fuer- 
zas inmensamente  superiores,  aun  sin  contar  con  la  otra  Es- 
cuadra que  se  anuncia  que  viene  por  el  canal  viejo. 

Para  hacerse  cargo  de  la  gravedad  de  la  situación  de  la 
plaza,  hay  que  tener  en  cuenta  que  al  Ejército  y  á  la  Marina 
se  le  deben  once  meses  de  sueldo,  que  el  primero  debe  casi 
tanto  de  sus  provisiones  y  que  el  comercio  no  quiere  aumen- 
tar la  deuda,  estando  como  está  la  retirada  en  la  mente  de  to- 
dos y  de  hecho  la  Hacienda  fuera  de  nuestras  manos  por  la 
autonomía.  Por  consiguiente,  Santiago  de  Cuba,  bloqueado  por 
tierra  y  por  mar,  está  sitiado  por  sí  mismo,  que  es  el  bloqueo 
más  efectivo,  pues  no  hay  víveres  ni  nadie  hace  nada  por  traer- 
los. Por  consiguiente,  la  capitulación  se  impondrá  en  un  plazo 
brevísimo,  arrastrando  con  ella  á  la  Escuadra. 

Del  mismo  modo  que  el  Capitán  de  Navio  Bustamente, 
considero  muy  lejano  el  peligro  del  Cristóbal  Colón,  y  si  bien 
en  tiempo  ordinario  no  debiera  salir,  y  quizás  ni  haber  entrado, 
hoy  las  circunstancias  imponen  que  se  corra  el  riesgo,  hasta 
de  pérdida  total,  que  considero  remotísimo,  pues  el  plazo  de 
veinte  ó  veinticinco  días  que  nos  quedan,  no  es  suficiente  para 
esperar  ni  una  ocasión  ni  un  cambio  de  circunstancias. — San- 
tiago de  Cuba  Mayo  26,  i^g^.—  VútorM.  Concas. 


—  125  — 

Considero  que  las  circunstancias  no  son  tan  extremadas 
para  exponernos  á  perder  el  Colón  por  la  mar  que  hay  en  la 
laja,  en  que  la  Gerona,  de  menos  calado  que  él,  perdió  parte 
de  la  zapata,  y  en  espera  de  que  calme  la  mar  y  se  presente 
otra  ocasión,  se  suspende  la  salida. — Cervera. 


El  Almirante  (Cervera)  al  Ministro  (Auñón). 

Santiago  de  Cuba  27  Mayo  i8g8. 

«Ayer  pensé  forzar  el  bloqueo  aprovechando  temporal,  pero  el  mejor  práctico 
opinó  que  el  Colón  corría  gran  riesgo  de  tocar  en  una  laja  que  hay  en  la  boca  del 
puerto,  donde  Gerona  perdió  zapata.  No  encontré  justificado  correr  este  riesgo,  sus- 
pendiendo salida  de  acuerdo  con  segundo  Jefe  y  Comandantes,  excepto  Jefe  Estado 
Mayor  y  el  del  Infanta  María  Teresa  que  opinaron  en  contrario. — Aquí  no  hay 
buques  suficientemente  rápidos  para  forzar  bloqueo.» 


El  Ministro  (Auñón)  al  Almirante  (Cervera). 

Madrid  28  Mayo  i8g8. 

€  Recibido  su  telegrama  día  27  (i).— Adviértole  que  el  enemigo  intenta  sumer- 
gir cascos  entrada  del  puerto.» 


El  General  en  Jefe  (Blanco)  al  M.  de  la  Guerra  (Correa). 

Habana  28  Mayo  i8g8. 

«(Entre  otras  cosas). — Aunque  V.  E.  tiene  ya  noticias  directas  Santiago  de 
Cuba,  creo  oportuno  manifestarle  que  aquella  división  es  la  que  he  procurado  aten- 
der mejor  á  causa  alejamiento  Habana  y  probabilidades  ataque  ó  bloqueo  america- 
nos é  insurrectos,  reforzándola  hasta  cuatro  batallones,  tres  escuadrones,  una  bate- 
ría montaña  Krupp,  cuatro  compañías  ingenieros,  diez  piezas  posición,  cuarenta  y 
siete  plaza  y  correspondientes  tropas  auxiliares. — Además  de  las  partidas  de  víveres 
satisfechas  aquí  en  letras  de  cambio  contra  el  Ministerio,  le  he  remesado  166.000 
pesos  oro,  10.000  plata,  100.000  billetes  y  le  he  situado  100.000  pesos  en  Madrid 
y  10.000  libras  en  Birminghan;  de  todo  lo  cual  y  de  otros  particulares  referentes  á 
la  defensa,  tengo  dada  cuenta  á  V.  E.  detalladamente  de  oficio.  Donde  urgen  más 
las  provisiones  es  en  Gibara  y  Nuevitas. — Presencia  Escuadra  Cervera  hecho  mu- 
cha impresión  americanos,  que  han  puesto  siete  barcos  sobre  Santiago  de  Cuba.»  (2) 


(i)     Lo  que  va  en  bastardilla  no  está  en  el  impreso. 

(2)     Hay  la  seguridad  de  que  lo  que  llegó  á  Santiago  de  Cuba  fué  mucho  menos. 


120  — 

El  Capitán  General  de  Cuba  (Blanco)  al  M.  Guerra  (Correa). 

Habana  28  Mayo  i8g8. 

«Dice  General  Linares   que  llegaron  ayer  doce  buques  enemigos  frente  Cuba  á 
unas  15  millas,  desapareciendo  hacia  O.  menos  uno.» 


El  Almirante  (Cervera)  al  Ministro  (Auñón). 

Santiago  de  Cuba  28  Mayo  i8g8. 

«El  puerto  está  bloqueado  por  Escuadra  enemiga  más  poderosa  que  la  nuestra 
y  estamos  en  acecho  para  aprovechar  la  ocasión  de  forzar  el  bloqueo. — Mientras, 
tenemos  vigilancia  para  frustrar  propósitos  enemigo.  En  estas  condiciones  el  com- 
bate sería  desigual,  por  lo  que  procuraré  evadirlo  si  puedo. — El  carbón  se  embarca 
despacio.» 


El  Almirante  (Cervera)  al  Comandante  General  Di- 
visión Ejército  Cuba  (Linares). 

Excmo.  Sr.:  He  recibido  el  oficio  de  V.  E.  fecha  26  en  que 
me  trasmite  las  reflexiones  del  Excmo.  Sr.  General  en  Jefe,  al 
que  suplico  dé  muchas  gracias  en  mi  nombre  por  todo. — Yo 
veré  si  puedo  salir  de  ^ste  mal  paso,  pero  me  desespera  la  len- 
titud del  carbón  y  sin  una  razonable  provisión,  nada  se  puede 
intentar. — Vigilamos  constantemente  la  boca  del  puerto  y 
creo  que  cualquier  empresa  contra  nosotros,  fracasará  por  las 
disposiciones  de  V.  E.  y  concurso  nuestro. — Ojalá  tuviéramos 
los  medios  que  hacen  falta. — Dios  guarde  á  V.  E.  muchos 
años. — Santiago  de  Cuba  28  de  Mayo  de  1898.— Excelentísi- 
mo señor — Pascual  Cervera. 


El  ("apitán  General  de  Cuba  (Blanco)  al  M.  Guerra  (Correa) 

Habana  2g  Mayo  i8g8. 

«Según  noticias  traídas  prisioneros  cangeados,  ha  causado  sensación  Estados 
Unidos  llegada  nuestra  Escuadra  á  Santiago  de  Cuba,  y  culpan  de  falta  de  pericia  á 
sus  Almirantes.  Ayer  hubo  doce  barcos  sobre  Santiago;  esta  mañana  han  marcha- 
do la  mayor  parte  hacia  el  Oeste.» 


—  127  — 

El  Almirante  (Cervera)  al  Ministro  (Auñón). 

Santiago  de  Cuba  31  Mayo  i8g8. 

«Los  buques  enemigos  han  disparado  unos  60  tiros,  pareciendo  hacer  reconoci- 
miento. Hicieron  fuego  Brooklyn,  lowa,  Massachusets,  Texas,  Amazonas  y  cru- 
cero auxiliar;  contestaron  baterías  y  Cristóbal  Colón.  El  crucero  auxiliar  se  retiró, 
probablemente  con  avería.  Desde  tierra  vióse,  al  parecer,  caer  dos  proyectiles  en 
lowa.  Nosotros  sin  novedad.» 


El  Ministro  de  Marina  (Auñón)  al  Almirante  (Cer- 
vera). 

Madrid  ji  Mayo  i8g8. 

<L Diputados,  Senadores  y  Comisiones  Andalucía,  me  en- 
cargan envíe  afectuoso  saludo  V.  E.  y  su  Escuadra,  (i) 


El  Almirante  (Cervera)  al  Ministro  (Auñón). 

Santiago  de  Cuba  i."  Junio  i8g8. 

«A  la  Escuadra  de  bloqueo  han  llegado  grandes  refuerzos. — Para  tener  proba- 
bilidades éxito  al  forzar  el  bloqueo,  será  conveniente  procurar  que  se  alejen  los 
cruceros  acorazados  Brooklyn  y  New-  York,  llamándoles  la  atención  hacia  otra 
parte.» 


El  Ministro  (Auñón)  al  Almirante  (Cervera). 

Madrid  2  Junio  i8g8. 

«Recibido  (telegrama  31  Mayo)  B  C  5448.  (2)  Sti  Majestad  me  manda  felici- 
tar á  V.  E.  y  combatientes  de  su  Escuadra;  también  les  felicitamos  el  Gobier- 
no.  Anunciase  propósito  desembarco  proximidades  esa  plaza.» 


El  Almirante  (Cervera)  al  Ministro  (Auñón). 

Santiago  de  Cuba  2  Junio  i8g8. 

ií  Suplico  á  V.  E.  que  presente  nuestra  profunda  gratitud  á  S.  M.  (2) — (La) 
Escuadra  de  bloqueo  tiene  veintiún  buques,  de  ellos  seis  acorazados.  — La  plaza  ca- 


(i)     Este  telegrama  está  suprimido  en  el  impreso. 
(2)     Lo  que  va  en  bastardilla  no  está  en  el  impreso. 


-—128— 

rece  de  artillería  moderna,  por  lo   que  he  ofrecido  dos  cañones  de  75  del    Terror 
que  están  á  bordo.» 


El  Almirante  (Cerverá)  al  Ministro  (Auñón). 

Santiago  de  Cíiba  3  Junio  i8g8. 

«Esta  madrugada  un  acora;cado  y  un  vapor  mercante  intentaron  forzar  el  puer- 
to. Los  cazatorpederos  y  exploradoras  que  estaban  en  la  boca,  rompieron  fuego,  si- 
guiendo Reina  Mercedes  y  las  baterías  que  con  la  artillería  de  aquel  buque  hay 
montadas  en  la  Socapa. — Vapor  mercante  fué  echado  á  pique;  acorazado  rechazado. 
Han'sido  cogidos  prisioneros  un  Teniente  de  Navio  y  siete  marineros.  Nosotros  sin 
novedad  por  fuego  enemigo  y  con  algunas  averías  en  las  instalaciones  de  los  caño- 
nes de  75  de  los  cazatorpederos.» 


El  Ministro  de  la  Guerra  (Correa)  al  General  en 
Jefe  (Blanco). 

Madrid  ^  Junio  18 g8. 

«La  situación  muy  seria  de  Filipinas  nos  obliga  á  mandar 
allí  buques  y  refuerzos  de  tropas  tan  pronto  como  sea  posible. 
Con  objeto  de  poder  contender  con  la  Escuadra  del  enemigo 
en  Manila,  será  indispensable  mandar  allí  una  Escuadra  que 
no  sea  inferior.  Ahora  hay  allí  sólo  dos  buques  de  guerra,  y 
uno  de  ellos  creo  que  no  puede  pasar  el  canal.  La  única  cosa 
que  podemos  hacer  es  enviar  todos  los  barcos  de  la  Escuadra 
de  Cervera,  que  puedan  salir  de  Santiago,  pero  antes  de  adop- 
tar una  resolución  en  este  sentido,  el  Gobierno  desea  conocer 
su  opinión  con  respecto  al  efecto  que  podría  producir  esto  en 
el  pueblo  de  Cuba,  la  retirada  de  la  Escuadra  de  Cervera.  Es- 
te movimiento  sería  sólo  temporal,  y  una  vez  conseguido  el 
objeto  en  Filipinas,  la  Escuadra  volvería  á  Cuba  sin  pérdida 
de  tiempo  y  fuertemente  reforzada.»  (i) 


El  Gobernador  General  Cuba  (Blanco)  al  M.  de  la  Guerra  (Correa). 

Habana  4  Jzmio  18 g8. 

«Faltaría  á  mi  deber  si  ocultase  V.  E.  que    salida  estos   momentos  Escuadra 
Cervera  producirá  en  la  opinión  tan  funesto  efecto,  que  dudo  pudiera  dominarse  si- 


(i)     Este  telegrama  no  está  en  el  texto  á  la  letra  por  no  tenerlo  original,  pero 
es  público  y  en  el  Diario  de  Sesiones  ha  salido. 


—  129- 

tuación  de  fuerza  que  de  seguro  provocaría.  Los  voluntarios,  excitados  ya  hoy  por 
insuficiencia  Escuadra  Cervera  y  contenidos  sólo  esperanza  llegada  segunda  Escua- 
dra de  un  momento  á  otro,  se  sublevarían  en  masa  al  saber  que  en  vez  de  refuerzos 
se  retiran  los  pocos  barcos  que  hay.  La  represión  tendría  que  ser  sangrienta;  la  acti- 
tud para  esc  caso  del  Ejército,  dudosa,  y  segura  la  pérdida  de  la  isla,  ante  la  horri- 
ble conflagración  que  aqui  surgiría.» 


El  Almikantí:  (Cerveka)  al  Minlstro  (Auñón), 

Santiago  de  Cuba  6  Junio  i8g8. 

«Escuailra  enemiga,  fuerte  de  diez  buques,  ha  bombardeado  este  puerto  duran- 
te tres  horas,  siendo  contestada  por  las  baterías  boca  del  puerto,  entre  las  que  figu- 
ran los  cañones  del  Reina  Mercedes. — Hemos  tenido:  muertos,  segundo  Comandan- 
te Reina  Mercedes  y  cinco  (marineros)  (i)  más  (2);  heridos.  Alférez  de  Navio  Mo- 
lins  (y)  (i)  once  (marineros)  [i)  más  y  cinco  contusos  (2). — Ejercito  ha  tenido  un 
muerto;  heridos  un  Coronel  (de  Artillería)  (i),  cuatro  Oficiales  y  17  tropa.  Ignora- 
mos pérdidas  del  enemigo. — Reina  Mercedes  ha  sufrido  mucho;  Vizcaya  recibió 
dos  proyectiles;  Furor  un  proyectil  (en  la)  (i)  carbonera  sin  avería  seria. — En  las 
obras  defensa  desperfectos  sin  importancia  militar. — Después  (2)  Escuadra  enemiga 
cañoneó  otros  puntos  de  la  costa.» 


El  Almirante  (Cervera)  al  Ministro  (Auñón). 

Santiago  de  Cuba  6  Junio  i8g8. 

«Temo  (juc  el  enemigo  llegue  á  obstruir  boca  del  puerto;  nosotros  no  podemos 
impedirlo  por  su  gran  superioridad. — Suplico  á  V.  E.  me  dé  instrucciones.» 


El  Comandante  General  Apostadero  (Manterola)  al 
Almirante  (Cervera). 

Habana  6  Junio  i8p8. 

«Recibo  del  Ministro  Marina  el  cable  siguiente:  Recibido 
telegramas  S.  Majestad  me  manda  que  en  su  Real  nombre  fe- 
licite defensores  Santiago  Cuba.» 


(i)     Lo  que  va  entre  paréntesis  no  estaba  en  el  original. 

(2)     Lo  que  va  en  bastardilla  no  está  en  el  impreso  y  sí  ín  el  original. 


— 130— 

El  Ministro  (Auííón)  al  Almirante  (Cervera), 

Madrid  8  Junio  iSgS. 

«Siendo  imposible  prever  y  resolver  desde  aquí  con  oportunidad  todos  los  casos 
que  pueden  ocurrir  en  la  campaña,  el  Gobierno,  que  conoce  los  medios  de  que  Vue- 
cencia dispone,  las  cualidades  que  le  adornan  y  las  amplias  facultades  de  que  está 
investido,  confía  en  que  hará  de  ellas  el  uso  más  acertado  en  cada  caso,  y  estimará 
que  ha  llenado  su  difícil  misión  si  deja  satisfechas  la  letra  y  el  espíritu  de  nuestras 
Ordenanzas.»  (i) 


ÍLCTÜ 


El  día  8  de  Junio  reunió  el  Almirante  en  su  cámara  á  los 
Jefes  de  la  Escuadra  para  oir  sus  opiniones  respecto  á  la  si- 
tuación de  ésta.  Invitados  á  hacerlo,  lo  hicieron  por  el  orden 
y  en  el  sentido  siguiente: 

Bustamante  opinó,  habidas  en  cuenta  todas  las  circunstan- 
cias de  existencia  de  víveres,  error  en  superioridad  de  las 
fuerzas  enemigas,  etc.,  etc.,  porque  se  debía  resueltamente 
aprovechar  este  obscuro  de  luna  para  efectuarla  salida,  y  pues- 
to que  la  situación  durante  la  noche  de  la  Escuadra  enemiga 
y  las  dificultades  para  la  salida  le  parecen  impedir  que  la  Es- 
cuadra salga  en  masa,  que  se  efectúe  en  la  forma  siguiente: 
los  cazatorpederos  primero  con  rumbo  al  Sur,  pasando  á  toda 
velocidad  por  los  costados,  ó  mejor  dicho,  proximidades  del 
Texas  y  los  tres  acorazados  gruesos.  Poco  después  saldría  el 
Colón.,  que  es  el  buque  más  andador  de  los  cuatro,  con  rumbo 
al  OSO.  contra  el  Brooklyn  que  acostumbra  á  situarse  en  es- 
ta ala.  Después  el  Teresa  por  el  ESE.  y  más  tarde  el  Vizca- 
ya y  el  Oquendo.  Cree  que  de  este  modo  se  produciría  confu- 
sión en  la  Escuadra  enemiga  que  permitiría  salvar  cuando  me- 


(i)  Ordenanzas  Generales  de  la  Armada. — Trat.  3.",  Tít.  I,  Art.  153. — «Debe- 
rá combatir  hasta  donde  quepa  en  sus  fuerzas  contra  cualquier  superioridad,  de  mo- 
do que,  aun  rendido,  sea  de  honor  su  defensa  entre  los  enemigos.  Si  fuese  posible, 
varará  en  costa  amiga  ó  enemiga  antes  de  rendirse,  cuando  no  haya  un  riesgo  próxi- 
mo de  perecer  el  equipaje  en  el  naufragio;  y  aun  después  de  varado,  será  su  obliga- 
ción defender  el  bajel,  y  finalmente  quemarle  si  no  pudiese  evitar  de  otro  modo  que 
el  enemigo  se  apodere  de  él. » 


—  131  — 

nos,  el  cincuenta  por  ciento  de  la  nuestra,  solución  muy  pre- 
ferible en  su  opinión  á  la  que  entrevé  de  verse  estrechado  por 
falta  de  víveres  y  que  no  quiere  admitir.  Opinó  también  que 
la  Escuadra  debe  prepararse  descansando  unos  días,  sobre 
todo  los  cazatorpederos,  cuyas  tripulaciones  es  milagroso  que 
resistan  las  fatigas  del  servicio  nocturno  diario,  que  vienen 
desempeñando.  Además  cree  ventajoso  por  todos  conceptos 
(uno  de  ellos,  el  de  cansar  al  enemigo)  el  que  se  le  haga  fuego 
siempre  que  se  ponga  á  tiro,  sobre  todo  á  los  proyectores  con 
que  exploran  las  inmediaciones  de  la  boca  durante  las  horas 
de  obscuridad.  Y  por  fin,  en  su  ignorancia  de  las  medidas 
adoptadas  por  el  Almirante,  opinó  porque  antes  de  intentar- 
se la  resolución  extrema  que  propone,  se  diese  conocimiento 
preciso  al  Gobierno  de  S.  M.  de  la  situación  gravísima  en  que 
se  encuentra  la  Escuadra.  Dada  la  forma  en  que  ésta  había 
de  salir,  cree  que  el  punto  de  reunión  debiera  ser  la  Habana, 
en  vez  del  de  Puerto  Rico,  que  prefiriría  á  salir  toda  la  Es- 
cuadra reunida. 

El  Capitán  de  Navio  Concas  opinó,  que  si  desaparecía  uno 
de  los  cruceros  rápidos  Brooklyn  ó  Nezü-  York,  debía  inten- 
tarse la  salida  inmediatamente.  En  caso  contrario,  debe  inten- 
tarse la  salida  en  las  cercanías  del  novilunio,  siempre  con  la 
Escuadra  unida  y  toda  á  un  mismo  rumbo,  contando  que  el 
grueso  de  las  fuerzas  se  aguanten  como  hasta  la  presente  á 
cinco  ó  seis  millas  de  la  boca  del  puerto. 

El  Excmo.  Sr.  General  segundo  Jefe,  y  los  Capitanes  de 
Navio  Comandantes  del  Colón,  Oquendo,  Vizcaya  y  el  de  la 
primera  división  de  torpederos,  opinan  que  dada  la  impunidad 
con  que  cuenta  la  Escuadra  bloqueadora  por  la  escasa  defen- 
sa de  la  boca  del  puerto  que  le  permite  acercarse  á  una  milla 
de  ella,  siempre  que  lo  considera  conveniente,  dadas  las  con- 
diciones del  puerto,  cuya  salida  se  ha  dificultado  por  la  situa- 
ción del  Merrimac  y  en  la  que  necesariamente  ha  de  emplear- 
se un  tiempo  tal,  que  permitiría  concentrar  sobre  la  boca 
fuerza  siempre  muy  superior,  aunque  el  enemigo  no  se  aper- 
cibiese de  la  salida  del  primer  buque  que  la  emprendiera,  no 


—  132  — 

debe  intentarse  la  salida  mientras  subsistan  las  circunstancias 
presentes,  y  por  el  contrario,  tomar  todas  las  medidas  milita- 
res que  los  recursos  permitan  para  reforzar  las  defensas  de  la 
boca  del  puerto,  con  el  fin  de  precaver  un  ataque  con  torpe- 
deros ó  embarcaciones  menores  que  pudieran  presentarse  en 
ella  protegidos  por  un  buque  ó  más  de  combate,  y  resistir  con 
la  Escuadra  en  este  puerto,  reteniendo  ante  él  la  mayor  par- 
te de  la  fuerza  naval  enemiga,  como  el  servicio  más  importan- 
te que  puede  prestar  para  la  defensa  general  de  la  isla. — Con- 
sideran igualmente  conveniente  poner  al  abrigo  los  cazatorpe- 
deros, para  permitir,  no  sólo  descanso  á  sus  tripulaciones,  sino 
evitar  que  con  un  golpe  de  mano  pudieran  ser  abordados  en 
un  ataque  de  noche  con  embarcaciones  menores. 

José  de  Paredes. — Juan  B.  Lazaga. —  Víctor  M.  Concas.-— 
Emilio  Díaz  Moreu. — Antonio  Enlate. — Fernando  Villaamil. 
— Joaquín  Bustamante. 


PJl  Almirante  (Cervera)  al  Mixlstro  (Auñón). 

Smitiago  de  Cnha  g  Jimio  i8(j8. 

«Llamé  Comandantes  á  la  orden  con  objeto  de  oir  sus  opiniones  sobre  las  ope- 
raciones ulteriores. — Segundo  Jefe  y  Comandantes  Colón,  Oquendo,  Vizcaya  y  di-. 
visión  torpederos,  opinaron  que  no  debe  salirse  por  la  superioridad  de  la  Escuadra 
de  bloqueo;  Comandante  Teresa  opinó  que,  en  el  caso  de  separación  ó  retirada 
Brooklyn  y  A^ew-York^  debe  salirse  inmediatamente  y,  de  todos  modos,  en  el  novi- 
lunio, aunque  continúe  reunida  la  Escuadra.  Jefe  de  E.  M.  opinó  verificar  salida  in- 
mediatamente dispersando  nuestra  Escuadra. — Los  buques  están  con  la  máquina 
encendida  para  aprovechar  la  primera  oportunidad,  pero  siendo  demasiado  cstrcclio 
bloqueo  y  la  Escuadra  enemiga  cuatro  veces  superior,  dudo  mucho  (i)  que  se  pre- 
sente.» 


El  Almirante  (Cervera)  al  Coatandante  General 
Ejército  S.  Cuba  (Linares). 

Excmo.  Sr.:  En  la  noche  última  he  observado  por  mí  mis- 
mo desde  la  batería  alta  de  la  vSocapa,  la  posición  de  la  Escua- 


(i)     La  palabra  imicho  fué  suprimida  en  el  impreso. 


—  133— 

dra  enemiga,  y  me  he  convencido  de  que  es  absolutamente 
imposible  el  que  ésta  de  mi  mando  pueda  salir  desapercibida, 
á  favor  de  la  obscuridad  de  la  noche,  mientras  la  artillería  de 
la  costa  no  consiga  alejar  á  los  buques  que  con  sus  proyec- 
tores eléctricos  iluminan  constante  y  completamente  la  boca 
del  puerto. — Dios  guarde  á  V.  E.  muchos  años. — Santiago  de 
Cuba  II  Junio  1898.— Excmo.  Sr.— PASCUAL  Cervera. 


El  Comandante  General  Ejército  S.  Cuba  (Linares) 
AL  Almirante  (Cervera). 

Excmo.  Sr.:  Toda  vez  que  V.  E.  en  persona  ha  observado 
en  la  noche  de  ayer,  la  posición  de  la  Escuadra  enemiga,  y 
adquirido  el  convencimiento  de  la  imposibilidad  de  salir  de  es- 
te puerto  la  nuestra,  desapercibida  para  el  contrario,  mientras 
la  artillería  de  la  costa  no  consiga  alejar  á  los  buques  que  con 
sus  proyectores  iluminan  constantemente  y  por  completo  la 
boca,  le  ruego  me  manifieste  si  considera  eficaz  al  expresado 
objeto  el  fuego  de  los  cañones  Hontoria  de  16  centímetros, 
que  son  los  de  mayor  alcance  entre  los  emplazados  en  las 
baterías  de  la  costa,  para  poder  en  su  consecuencia,  dar  las 
correspondientes  órdenes  al  Comandante  de  la  batería  alta 
de  la  Socapa;  pero  como  no  conviene  producir  alarmas  inne- 
cesarias en  el  vecindario,  hacer  consumo  inútil  de  municiones 
ni  menos  evidenciar  ante  nuestros  enemigos  lo  limitado  de 
nuestros  elementos  de  defensa  y  ataque,  si  no  ha  de  lograr- 
se favorecer  la  salida  de  la  Escuadra,  me  permito  hacer 
á  V.  E.  presente,  por  si  estimara  oportuno  tenerlo  en  cuenta, 
que,  sobre  la  población  se  divisan  claramente  los  haces  de  luz, 
y  por  lo  tanto,  á  la  distancia  á  que  de  ordinario  se  sitúan  de 
noche  los  barcos  americanos,  habría  que  agregar  cuando  me- 
nos, los  7  ú  8  kilómetros  que  separan  á  Cuba  de  la  costa,  dis- 
tancia total  á  la  cual  podría  colocarse  la  Escuadra  enemiga, 
sin  dejar  de  iluminar  con  sus  focos  eléctricos  la  entrada  de  la 
bahía. — Dios  guarde  á  V.  E.  muchos  años. — Santiago  de  Cu- 
ba II  de  Junio  de  1898. — Arsenio  Linares. 


—  134— 

El  CoMANDANrE  General  Ejército  S.  Cuba  (Linares) 
AL  Almirante  (Cervera). 

Excmo.  Sr.:  El  General  en  Jefe  en  cablegrama  de  las 
I  i''  25'"  de  la  mañana  de  hoy,  me  dice:  «Recuerdo  á  V.  E.  que 
en  el  caso  de  verse  atacado  por  tierra,  pueden  ser  un  podero- 
so auxiliar  para  rechazar  enemigo  las  compañías  de  desem- 
barco de  la  Escuadra,  con  sus  excelentes  cañones  de  campa- 
ña que  no  dudo  facihtará  el  C.  A.  Cervera,  para  el  mejor  éxi- 
to de  la  defensa,  que  estoy  seguro  ha  de  ser  gloriosa,  y  que 
unidos  elementos  División  y  Escuadra,  triunfarán  de  los  ame- 
ricanos.»— Lo  que  tengo  el  honor  de  trasladar  á  V.  E.  para  su 
conocimiento,  significándole  que  contesto  al  Excmo.  Sr.  Ge- 
neral en  Jefe  en  el  sentido  de  que  ya  V.  E.  me  había  ofrecido 
sus  elementos  de  desembarco.—  A  la  vez  ruego  á  V.  E.  que 
si  llegara  el  caso,  una  compañía  de  desembarco  puede  esta- 
blecerse en  la  Socapa,  otra  en  Punta  Gorda,  otra  en  el  mue- 
lle de  la  Cruces  y  la  restante  en  Punta  Blanca;  todas  ellas  con 
el  número  de  piezas  apropiadas  al  objeto  que  V.  E.  juzgue 
conveniente.  —  Dios  etc.  —  Santiago  de  Cuba  12  de  Junio 
de  1898.— Arsenio  Linares. 


El  Almirante  (Cervera)  al  Comandante  General 
Ejército  S.  Cuba  (Linares). 

Excmo.  Sr.:  He  recibido  la  comunicación  de  V.  E.  fecha, 
de  ayer,  referente  á  las  columnas  de  desembarco  de  esta  Es- 
cuadra, y  tengo  el  gusto  de  reiterar  á  V.  E.  mi  aquiescencia 
previa  y  completa,  á  prestar  cuantos  auxilios  sean  necesarios 
para  la  defensa  de  la  plaza. — Dios  etc. — Santiago  de  Cuba  1 3 
Junio  1898. — Pascual  Cervera. 


El  Almirante  (Cervera)  al  Ministro  (Auñón). 

Santiago  de  Cuba  14  Junio  i8g8, 

«El  enemigo  hizo  anoche  algunos  disparos. — Esta  mañana  volvió  á  cañonear  de- 
fensas de  la  boca  del  puerto  durante  30  minutos. — Tenemos  heridos  leves  Alférez 


—  135— 

de  Navio  Bruquetas,  y  dos  más  en  la  batería  Socapa.  Vizcaya  recibió  un  proyectil 
sin  consecuencias. — Ejército  tres  heridos  leves  (i).» 


El  Almirante  (Cervera)  al  Ministro  (AuRón.) 

Santiago  de  Cuba  1 6  Junio  i8g8. 

«Esta  noche  proyectil  al  parecer  dinamita  reventó  entre  dos  aguas  cerca  del  Plu- 
tón  ocasionándole  averías  que  se  están  reconociendo. — Al  amanecer,  el  enemigo  hizo 
un  nutrido  fuego  de  cañón  durante  una  hora  y  más  lento  treinta  minutos,  retirán- 
dose después.  -  He  tenido  Alférez  de  Navio  Bruquetas  y  ocho  heridos;  dos  muer- 
tos.— Ejército  un  Oficial  y  ocho  heridos;  un  muerto. — Diurante  la  noche  hizo  fue- 
go Vesuvius;  esta  mañana  ocho  buques.» 


El  Almirante  (Cervera)  al  Ministro  (Auñón). 

Santiago  de  Cuba  1 6  Junio  i8g8. 

"c Tengo  sospecha  de  que  el  enemigo  ha  fondeado  torpedos  en  (este)  (2)  la  boca 
del  (i)  puerto,  por  lo  que  he  dispuesto  minucioso  reconocimiento  dirigido  por  Bus- 
tamante. — Aimque  caros  y  malos,  he  comprado  vi  veres  que  alcanzará  (hasta)  (2) 
a  (i)  fin  de  Julio  por  lo  menos.» 


El  Capitán  General  Cuba  (Blanco)  al  M.  de  la  Guerra  (Correa). 

Habana  20  Junio  i8g8. 

«Sensible  ha  sido  que  la  independencia  de  que  goza  Escuadra  Coivera  me  haya 
impedido  intervenir  en  sus  operaciones,  no  obstante  pesar  sobre  mi  sus  consecuen- 
cias, pues  han  variado  por  completo,  á  causa  de  entrada  y  permanencia  (de  aquélla) 
en  Santiago  de  Cuba,  el  nuevo  objetivo  y  aspecto  de  la  campaña,  las  existencias  de 
\-iveres  y  de  carbón  y  el  aprovisionamiento  de  algunas  plazas.  Si  por  lo  menos  hu- 
biese tratado  ponerse  acuerdo  conmigo,  con  General  Linares  y  con  el  General  del 
Apostadero,  es  posible  que  entre  todos  hubiéramos  encontrado  más  ventajosa  solur 
ción,  en  un  principio,  que  las  que  hoy  se  ofrecen,  que  son:  ó  esperar  resultado  des- 
igual combate  dentro  puerto,  ó  romper  linea  enemiga  para  tomar  otro  cualquia:a, 
Haiti  ó  Jamaica,  donde  quedaría  nuevamente  encerrado;  preferible  quizá  venir  á 
Cienfuegos  ó  Habana — cosa  posible  aun  en  esos  momentos — ó  tomar  rumbo  á  Es- 
paña, de  no  reforzarse,  que  seria  lo  mejon  todo,  menos  s^;air  encerrado  en  Cuba, 
expuesto  á  rendirse  por  hambre. — La  sitiiación  es  gravísima  y  no  dudo  que  el  Go- 
bierno de  S.  M.  ordenará  en  tan  criticas  circunstancias  lo  que  sea  más  oportuno  al 
bien  de  la  Patria  y  al  honor  de  nuestras  armas,  haciéndole  respetuosamente  presen- 
te la  conveniencia  de  unificar  la  acción  militar  en  la  presente  guerra,   disponiendo 


( 1 )  Las  palabras  en  bastardilla  fueron  st^>rimidas  en  el  impreso. 

(2)  Lo  que  va  entre  paréntesis  no  está  en  el  original. 


136- 


resida  en  mi  autoridad  el  mando  en  Jefe  de  todas  las  fuerzas  de  mar  y  tierra  desti- 
nadas á  estos  mares.» 


El  Capitán  General  de  Cuba  (Blanco)  al  M.  de  la  Guerra 
(Correa). 

Habana  20  Junio  i8g8. 

«Me  preocupa,  cuanto  V.  E,  puede  figurarse,  situación  división  Cuba,  solare  la 
que  hoy  pesa  principal  acción  enemigo  atraído  por  permanencia  aquel  puerto  Es- 
cuadra Cervera  á  la  que  se  propone  impedir  salida. — AUi  está,  pues,  empeñado 
honor  nuestras  armas  y  suerte  nuestros  mejores  barcos  que  deben  salvarse  á  toda 
costa.  Para  contrarrestar  sus  esfuerzos  dispongo  todos  auxilios  posibles.  He  organi- 
zado convoy  marítimo  de  municiones  á  Manzanillo  desde  donde  utilizarán  todos  me- 
dios imaginables  para  hacerlas  llegar  á  Cuba;  refuerzo  por  lo  pronto  á  Linares  con 
una  brigada  de  esta  División,  que  marchará  por  el  interior  en  combinación  fuerzas 
aquel  convoy  víveres  y  municiones,  formando  con  ambas  Divisiones  el  cuarto  Cuer- 
po de  Ejército  al  mando  de  dicho  General,  que  dispondrá  asi  libremente  de  1 9  ba- 
tallones, cinco  escuadrones,  siete  compañías  Ingenieros,  artillería  montada  divisio- 
naria y  guerrillas  movilizadas  y  demás  unidades  afectas  Divisiones,  para  maniobrar 
como  crea  oportuno  sobre  enemigo  interior  y  exterior;  esperando  con  estas  disposi- 
ciones sostener  guerra  con  éxito  en  aquel  territorio  sin  desguarnecer  los  del  centro. 
Villas  y  Occidente,  constantemente  amenazados  también.»  (i) 


El  Capitán  General  de  Cuba  (Blanco)  al  M.  de  la  Guerra 

(Correa). 

Habana  20  Junio  i8g8. 

«Sesenta  barcos  (americanos)  con  cuerpo  desembarco  frente  á  Santiago  de  Cuba. 
General  Linares  manifiesta  que  si  Gobierno  no  tiene  medios  abastecerlos  enviando 
una  Escuadra  sobre  costas  Estados  Unidos,  objeto  distraer  parte  de  la  americana 
que  les  ataca,  para  que  pueda  salir  la  nuestra  ó  la  que  vengí.  romper  bloqueo  com- 
binación salida  Cervera,  las  circunstancias  se  encargarán  solucionar  conflicto  y  su 
comportamiento  de  justificar  desenlace. — Por  mi  parte  he  hecho  y  haré  cuanto 
humanamente  sea  posible  para  ayudarle,  empresa  difícil  por  la  absoluta  incomunica- 
ción en  que  se  encuentra,  dominando  el  mar  por  completo  el  enemigo.» 


El  Almirante  Cervera  al  Ministro  (Auñón). 

Santiago  de  Cuba  20  Junio  i8g8. 

«El  vigía  me  ha  participado  que  hay  á  la  vista   sesenta  buques  enemigos,    de 
ellos  siete  acorazados  modernos.» 


(i)     Es  de  notar  que  á  Santiago  de  Cuba  no  llegó   ningún  auxilio' del  exterior, 
si  se  exceptúa  la  columna  Escario,  que  llegó  sin  víveres. 


—  137— 

El  Comandante  General  Apostadero  (Manterola) 
AL  Almirante  (Cervera). 

Habana  22  Jufíio  18 g8. 

«El  Ministro  me  dice  hacer  el  pedido  municiones  por  nú- 
mero, clases  y  calibres,  lo  que  manifiesto  á  V.  E.  para  lo  que 
le  convenga.» 

El  Almirante  (Cervera)   al  Comandante  General 
Apostadero  (Manterola). 

Santiago  de  Cuba  22  Junio  18 g8. 

«En  la  actualidad  bloqueados  y  sitiada  la  plaza,  es  tarde 
para  hacer  el  pedido  municiones  que  en  España  hice  muchas 
veces. — Ya  seguramente  no  pueden  llegar  con  oportunidad, 
puesto  que  en  estos  días  se  ha  de  resolver  la  cuestión. — Los 
seis  séptimos  de  las  municiones  de  14  son  de  desecho;  los  es- 
topines de  poca  confianza,  y  nos  faltan  los  torpedos.  Estas  son 
las  principales  deficiencias. — Si  el  Gobierno  tuviese  medios  de 
enviarlos  de  modo  que  lleguen  esta  semana,  quizá  sería 
tiempo.» 

El  Almieante  (Cekveka)  al  Ministro  (Auñón)    (1) 

Santiago  de  Cuba  22  Junio  18 g8. 
«El  enemigo  (ha  desembarcado)  desembarca  por  Puata  Berracos.  Como  la  cues- 
tión ha  de  resolverse  en  tierra,  voy  á  desembarcar  las  tripulaciones  de  la  Escuadra, 
hasta  donde  alcancen  los  fusiles. — La  situación  es  muy  critica.» 


El  Ministro  (Auñón)  al  Almirante  (Cervera). 

Madrid  23  Junio  i8g8. 

<!•  Regreso  de  Departamentos.  Recibo  DC8041,  DCgg48,  CD48g2,  CD48go{2). 
El  Gobierno  aplaude  propósito  salida  (aprovechando)  (i)  en  primera  ocasión  propi- 
cia que  deja  á  su  arbitrio. — Llegaron  viveres  á  Cienfuegos. — Enviaré  expedición  por 
tierra  á  Santiago  y  se  enviarán  cruceros  auxiliares  costa  enemiga.»  (3) 


(i)     El  texto  original  no  tenia  la  frase  que  va  entre  paréntesis  y  en  cambio  te- 
nia las  que  van  en  bastardilla. 

(2)  Estos  cuatro  telegramas  á  que  alude  son  los  anteriores,   pues   nótese  que 
desde  el  dia  8  no  había  habido  noticias  de  Madrid. 

(3)  Los  cruceros  auxiliares  nunca  fueron  á  la  costa  enemiga. 


-138- 
El  Almirante  (Ceevera)  al  Ministro  (Auñón). 

Santiago  de  Ctiha  23  Junio  i8g8. 

«El  enemigo  se  ha  apoderado  ayer  de  Daiquirí;  hoy  seguramente  ocupará  Sibo- 
ney,  á  pesar  de  brillante  defensa.  El  curso  de  estos  sucesos  es  muy  doloroso,  aun- 
que previsto.  Han  desembarcado  tripulaciones  Escuadra  para  ayudar  Ejército.  Ayer 
salieron  cinco  batallones  de  Manzanillo;  si  llegan  á  tiempo,  prolongarán  la  agonía, 
pero  dudo  mucho  que  salven  la  plaza  (de  la  catástrofe).  (Dudando)  Como  es  absolu- 
tamente imposible  que  la  Escuadra  (pueda  salir)  escape  en  estas  condiciones,  pien- 
so resistir  cuanto  pueda  y  destruir  los  buques  en  último  extremo. — Aunque  otros 
son  responsables  de  esta  situación  insostenible,  acarreada  á  pesar  de  mi  gran  oposi- 
ción, es  muy  doloroso  ser  actor  (encadenado)  en  estas.-»  (i) 


El  Comandante  General  Apostadero  (Manterola)  al 
Almirante  (Cervera). 

Habana  2 j  Junio  18 pS. 

«Capitán  General  asegura  que  esa  Escuadra  y  la  plaza  es- 
tán ya  muy  escasos  de  víveres,  en  términos  de  limitar  la  ra- 
ción del  marinero  á  galleta  y  la  del  soldado  á  arroz,  y  aun  eso 
durará  poco.  Siendo  así,  tan  grave  situación  puede  empeorar, 
por  si  falta  de  víveres  llegara  á  rendir  la  plaza  ó  abandonarla 
su  guarnición  dirigiéndose  hacia  el  O.,  en  cuyo  caso  faltando 
raciones  en  esa  Escuadra,  puerto  bloqueado  y  en  poder  del 
enemigo  la  plaza,  la  situación  de  V.  E.  sería  muy  grave.  Ante 
este  caso  quise  enterarme  y  pregunté  Comandante  Marina  si- 
tuación bloqueo  de  noche.  Tan  cerrado  lo  he  encontrado  que, 
sólo  veo  una  probabiHdad  de  ciento,  para  poder  burlar  la 
vigilancia,  pero  necesario  es  hacer  algo,  intentar  mandar  tres 
ó  cuatro  buques  chicos  por  si  alguno  logra  el  objeto,  pero  co- 
mo V.  E.  en  esa  debe  ver  eso  más  claro  que  yo,  no  quiero 
obrar  sin  consultar  con  V.  E.,  por  si  ve  otro  modo  de  obrar, 
que  hiciera  variar  la  situación,  suplicándole  se  sirva  contestar- 
me con  su  opinión.» 


(i)     El  texto  original  no  contiene  las  palabras  entre  paréntesis  y  en  cambio  tie- 
ne las  que  van  en  bastardilla,  con  lo  que  se  altera  mucho  el  sentido. 


—  139— 

El  Almirante  (Cervera)   al    Comandante  General 
Apostadero  (Manterola). 

Santiago  de  Cuba  24  Junio  18 g8. 

«Creo  imposible  que  ningún  buque  pueda  forzar  el  blo- 
queo actualmente  en  este  puerto.  Con  los  víveres  que  tene- 
mos llegaremos  á  fin  de  Julio,  pero  creo  que  antes  habrá  ter- 
minado el  sitio. — Están  fondeados  torpedos  Bustamante,  pero 
hay  entrada  por  O.  de  cayo  Smith. — Felicitamos  por  comba- 
te brillante  Isabel  II. >^ 


El  Almirante  (Cervera)  al  Ministro  (Auñón). 

Santiago  de  Ctiba  24  Junio  i8g8. 

V. Recibido C D 48g8,  (día  23).  —Llamé  (i)  inmediatamente  segundo  Jefe,  Coman- 
tes  acorazados  y  de  la  División  de  torpederos,  para  pedirles  opinión  sobre  lo  que 
podríamos  hacer  en  estas  circunstancias. — Unánimemente  opinaron  no  Ha  sido  ni  es 
posible  la  salida;  entonces  les  he  leído  mí  telegrama  de  ayer  que  hicieron  suyo,  por 
lo  que  lo  confirmo. — Tengo  pocas  noticias  del.  enemigo,  pero  nuestras  fuerzas  conti- 
núan replegándose  sobre  la  plaza.» 


ÜLCTii 


El  día  24  de  Junio,  reunidos  en  la  cámara  del  señor  Almi- 
rante, el  General  segundo  Jefe  y  los  Capitanes  de  Navio  que 
firman,  no  asistiendo  el  Jefe  de  E.  M.  por  estar  en  tierra  con 
fuerzas  de  marinería,  dio  lectura  dicho  señor  Almirante  de  un 
telegrama  del  Ministro  de  Marina  fecha  de  ayer,  recibido  hoy, 
en  el  que  dice  que  el  Gobierno  aplaude  el  propósito  de  salida 
en  primera  ocasión;  y  después  de  exponer  cada  uno  su  opi- 
nión, sobre  la  situación  presente,  acordaron  de  la  más  com- 
pleta unanimidad,  declarar  que,  desde  el  día  8  ha  sido  y  con- 
tinúa siendo  absolutamente  imposible  dicha  salida. 

Y  dada  lectura  por  el  señor  Almirante  del  telegrama  pues- 
to ayer  al  señor  Ministro  exponiéndole  esta  circunstancia  y  la 


i)     Estas  palabras  en  bastardilla  han  sido  suprimidas  en  el  impreso. 


— 140 — 

posibilidad  de  que  en  muy  breves  días  sea  preciso  destruir  los 
buques,  acordaron  con  la  antedicha  unanimidad,  hacer  suyo 
cuanto  se  expresa  en  dicho  telegrama,  como  manifestación 
exacta  de  las  penosas  circunstancias  en  que  se  encuentran  es- 
tas fuerzas. 

Firmando  esta  acta  á  los  efectos  correspondientes  á  bordo 
del  crucero  Infanta  María  Teresa. — Santiago  de  Cuba  á  24 
de  Junio  de  1898. 

José  de  Paredes.— Juan  B.  Lazaga. — Fernando  Villaaniil. 
— Emilio  Díaz  Moreu. — Antonio  Eidate. —  Víctor  M.  Con- 
cas,  Secretario,  Jefe  de  E.  M.  interino. 


El  M.  de  la  Guerra  (Correa)  al  Capitán  General  de  Cuba  (Blanco). 

Madrid  24  Junio 


«Según  acuerdo  Gobierno,  prevendrá  Ministro  Marina  á  General  Cervera,  que 
Escuadra  de  su  mando,  sin  destino  definido  hasta  ahora,  lo  tenga  en  esa  isla  para 
cooperar  á  su  defensa,  y  ya  en  ese  caso,  ejerce  V.  E.  sobre  ella,  como  sobre  las  de- 
más fuerzas  navales  que  operan  en  territorio  de  su  mando,  las  facultades  que  termi- 
nantemente le  atribuyen  Ordenanzas  del  Ejército  y  Armada,  confirmadas  por  Real 
Orden  de  29  Octubre  1872.»  # 


El  Ministro  (Auñón)  al  Almirante  (Cervera). 

Madrid  24  Jn7iio  i8g8. 

«Para  dar  completa  unidad  á  la  dirección  de  la  guerra  en  esa  isla,  considérese 
Vuecencia  mientras  opere  en  aguas  de  ella,  como  Comandante  General  de  Escua- 
dra de  operaciones  y  proceda  en  sus  relaciones  con  el  General  en  Jefe  conforme 
Real  Orden  de  13  Noviembre  1872,  dictada  por  este  Ministerio  y  artículos  Orde- 
nanza que  menciona;  pudiendo  desde  luego  ponerse  en  comunicación  directa  con  di- 
cha autoridad  y  cooperar  con  la  Escuadra  á  la  realización  de  sus  planes.» 


El  Almirante  (Cervera)  al  Ministro  (Auñón). 

Santiago  de  Cuba  2 S  Junio  i8g8. 

«Aunque  siempre  me  he  considerado  subordinado   del  General  en  Jefe,  doy  á 
Vuencencia  las  gracias  por  esta  disposición  que  da  fuerza  legal  á  las  relaciones  ya 


—  141  — 

establecidas  y,  dando  unidad  á  las  operaciones  (militares,  relévame)  me  relevará  (i 
de  tomar  por  mí  mismo  resoluciones  extremas  de  la  mayor  gravedad. » 


El  Comandante  General  Ejército  (Lintares)  al  Almi- 
rante (Cervera). 

Excmo.  Sr.:  He  regresado  á  la  plaza. — Columna  á  mis  ór- 
denes fué  atacada  por  tropas  americanas  de  consideración, 
combinadas  con  partidas  rebeldes;  dos  veces  ayer  y  otra  esta 
mañana,  con  artillería,  siendo  rechazadas  con  muchas  bajas 
vistas,  pues  se  presentan  al  descubierto. — Las  nuestras  siete 
muertos,  20  heridos  graves,  entre  ellos  tres  Oficiales  y  varios 
leves  y  contusos. — Se  ocuparon  municiones  y  una  esclavina 
de  paño  con  botón  de  metal  con  águila. — Hoy  en  la  marcha 
efectuada  no  nos  han  hostilizado,  sin  embargo,  de  las  buenas 
posiciones  que  pudieron  haber  ocupado.  —La  circunstancia  de 
las  lluvias,  tener  las  tropas  todas  al  descubierto  produciéndo- 
se enfermos  y  la  de  no  poder  tomar  la  ofensiva,  hasta  la  lle- 
gada de  refuerzos,  me  han  resuelto  á  replegar  la  defensa  á  las 
exteriores  del  recinto  de  la  plaza. — Dios  etc. — Santiago  de 
Cuba  24  de  Junio  de  1898.— Arsenio  Linares. 


El  Almirante  (Cervera)  al  General  en  Jefe  (Blanco). 

Santiago  de  Cuba  2$  Junio  i8g8. 

«Ministro  de  Marina  ordena  me  ponga  á  las  órdenes  de  V.  E.  según  lo  manda- 
do en  Real  Orden  13  Noviembre  1872,  lo  que  hago  con  el  mayor  gasto. — Creo  de 
mi  deber  exponer  el  estado  de  la  Escuadra.  De  3.000  cargas  para  cañón  Hontoria 
de  14,  sólo  620  son  de  confianza,  las  demás  han  sido  clasificadas  inútiles,  no  habién- 
dose reemplazado  por  faltar  existencias  á  la  salida;  dos  cañones  Hontoria  de  1 4  del 
Vizcaya  y  uno  del  Oqttendo  no  ofrecen  confianza,  habiéndose  mandado  cambiar 
por  otros;  el  mayor  número  de  los  estopines  ofrece  poca  confianza;  carecemos  de 
torpedos  Bustamante;  al  Colón  le  falta  su  artillería  gruesa;  Vizcaya  está  muy  sucio 
y  ha  perdido  su  velocidad;  Teresa,  no  tiene  cañones  de  desembarco  y  los  del  Vizca- 
ya y  Oqiiendo  (están)  son  (2)  inútiles;  tenemos  poco  carbón  y  víveres  para  todo  Ju- 


(i)     El  texto  original  contiene  las  palabras  que  van  en  bastardilla,  y  no  contiene 
las  que  van  entre  paréntesis. 

(2)     El  original  dice  son  y  no  (están). 


-  142  — 

lio.  Escuadra  de  bloqueo  es  cuatro  veces  superior,  por  lo  que  la  salida  sería  nuestra 
destrucción  absolutamente  segura.  Tengo  mucha  gente  en  tierra  para  reforzar  la 
guarnición,  de  la  que  me  considero  solidario.-  -Creo  deber  decir  á  V.  E.  que  el  23 
dirigí  al  Gobierno  el  siguiente  telegrama: — El  enemigo  se  ha  apoderado  ayer  de 
Daiquiri;  hoy,  seguramente,  ocupará  Siboney,  á  pesar  de  brillante  defensa.  El  curso 
de  estos  sucesos  es  muy  doloroso,  aunque  previsto.  Han  desembarcado  tripulacio- 
nes Escuadra  para  ayudar  Ejército.  Ayer  salieron  cinco  batallones  de  Manzanillo;  si 
llegan  á  tiempo  prolongarán  agonía,  pero  dudo  mucho  que  salven  la  plaza.  Como  es 
absolutamente  imposible  que  la  Escuadra  escape  en  estas  condiciones,  pienso  resistir 
cuanto  pueda  y  destruir  los  buques  en  último  extremo. — Esto  expresa  mi  opinión 
de  conformidad  con  los  Comandantes  de  los  buques.  Espero  instrucciones  de  Vue- 
cencia. » 


El  Comandante  General  de  la  División  de  Cuba.— 
2^  Junio  de  i8g8. — Excmo.  Sr.  D.  Pascual  Cervera. 

Mi  querido  General  y  amigo:  En  cable  cifrado  que  recibí 
anoche,  me  dice  el  General  en  Jefe  entre  otras  cosas,  lo  si- 
guiente: «Ruego  á  V.  E.  diga  al  Almirante  Cervera  que  de- 
searía conocer  su  opinión  y  sus  propósitos,  opinando  yo  que 
debería  salir  de  ahí  cuanto  antes  para  donde  juzgara  conve- 
niente, pues  situación  en  ese  puerto  es  á  mi  juicio  la  más  pe- 
ligrosa de  todas.  Anoche  sólo  había  ahí  siete  barcos  de  gue- 
rra, y  en  Cienfuegos  tres  y  aquí  nueve,  á  pesar  de  lo  cual  for- 
zaron con  facilidad  línea  de  bloqueo  el  Santo  Domingo  y  el 
Montevideo,  que  salieron  á  las  dos  de  la  madrugada.  Si  per- 
diéramos la  Escuadra  sin  combatir,  el  efecto  moral  será  horri- 
ble dentro  y  fuera  de  España.» — Y  sin  otra  cosa  etc.— Arse- 
Nio  Linares. 


Santiago  de  Cuba  2^  Junio  18 g8. — Excmo.  Sr.  D.  Arse- 
nio  Linares. — Mi  querido  General  y  amigo:  Recibo  su  intere- 
sante carta  de  hoy,  que  me  apresuro  á  contestar. — El  Gene- 
ral en  Jefe  tiene  la  bondad  de  desear  conocer  mi  opinión,  y 
voy  á  darla  tan  explícita  como  debo,  pero  concretándome  á  la 
Escuadra,  que  creo  es  lo  que  se  me  pide. — Creo  á  la  Escuadra 
perdida  desde  que  salió  de  Cabo  Verde,  porque  me  parece  in- 
sensato pensar  otra  cosa,  dada  la  desproporción  enorme  que 


—  143  — 

hay  entre  nuestras  fuerzas  y  las  enemigas. — Por  esa  razón  me 
opuse  enérgicamente  á  la  salida,  y  aun  creí  sería  relevado  por 
alguno  de  los  que  opinaban  en  contra  mía. — No  pedí  mi  rele- 
vo, porque  me  parece  que  eso  no  lo  puede  hacer  ningún  mili- 
tar que  recibe  orden  de  marchar  al  enemigo. — Desde  que  lle- 
gué aquí  V.  sabe  la  historia. — Si  yo  hubiese  salido  para  Puer- 
to Rico,  cuando  un  telegrama  del  Gobierno  me  hizo  cambiar, 
mi  situación  sería  la  misma,  sólo  que  habría  variado  el  teatro 
que  sería  Puerto  Rico,  sobre  cuya  isla  habría  caído  la  avalan- 
cha que  ha  venido  á  ésta. — Yo  creo  que  el  error  ha  consistido 
en  enviarla  aquí. — Dice  el  General  en  Jefe  que  se  ha  forzado 
el  bloqueo,  y  añadiré  á  V.  que  yo,  con  un  barco  de  siete  mi- 
llas, entré  en  Escombreras,  y  permanecí  allí  hora  y  media, 
estando  ocupado  por  la  Escuadra  cantonal;  pero  <hay  paridad 
en  esto  y  las  circunstancias  actuales?  Sin  duda  no.  La  salida 
de  aquí  ha  de  hacerse  uno  á  uno;  no  cabe  ardid  ni  disfraz,  y 
la  consecuencia  de  ello,  absolutamente  segura,  es  la  ruina  de 
todos  y  cada  uno  de  los  barcos  con  la  muerte  de  la  mayor 
parte  de  sus  tripulantes. — Si  yo  creyera  que  hay  probabilida- 
des de  éxito,  aunque  fueran  remotas,  lo  hubiera  intentado  á 
pesar  de  que,  como  digo  antes,  sólo  hubiera  cambiado  el  tea- 
tro de  la  acción  á  menos  de  haber  ido  á  la  Habana,  donde  tal 
vez  la  cosa  hubiera  cambiado. — Por  estas  razones,  para  que 
fuera  en  algún  modo  útil  mi  fuerza,  ofrecí  á  V.  desembarcar- 
las al  mismo  tiempo  que  el  General  en  Jefe  hacía  á  V.  idénti- 
ca indicación. — Hoy,  como  antes,  considero  la  Escuadra  per- 
dida y  el  dilema  es  perderla  destruyéndola  si  Cuba  no  resis- 
te, contribuyendo  á  su  defensa,  ó  perderla  sacrificando  á  la 
vanidad  la  mayor  parte  de  su  gente,  privando  á  Guba  de  ese 
refuerzo,  lo  que  precipitará  su  caída.  ¿Qué  debe  hacerse?  Yo, 
que  soy  hombre  sin  ambición,  ni  pasiones  locas,  creo  que  lo 
que  sea  más  conveniente,  y  declaro,  del  modo  más  categóri- 
co, que  la  horrible  y  estéril  hecatombe  que  significa  la  salida 
de  aquí  á  viva  fuerza,  porque  de  otro  modo  es  imposible, 
NUNCA  sería  yo  quien  la  decretara,  porque  me  creería  res- 
ponsable ante  Dios  y  la  Historia,  de  esas  vidas  sacrificadas 


—  144^ 

en  aras  dbl  amor  propio,  pero  no  en  la  verdadera  defensa  de 
la  Patria.— Hoy  las  circunstancias  mías  han  variado  en  el  or- 
den moral,  porque  he  recibido  esta  mañana  un  telegrama  que 
me  pone  á  las  órdenes  del  General  en  Jefe  en  cuanto  se  refie- 
re á  las  operaciones  de  la  guerra;  por  tanto  á  él  toca  decidir 
si  desembarca  1-as  dotaciones  ó  marcho  al  suicidio,  arrastrando 
al  mismo  tiempo  á  estos  dos  mil  hijos  de  España  ó  ee  emplean 
del  modo,  que  lo  están.-  Creo  dejar  contestada  su  carta,  y  me 
alegrará  de  que  en  esta  ct)ntestación  no  se  vea  más  que  la 
noble  y  leal  expresión  del  parecer  de  un  viejo  honrado  que 
lleva  46  años  de  servir  á  su  País  como  ha  potlido. — Quedo" 
suyo  etc. — Pascual  Cervera. 


El  Almirante  (Cervera)  al  General  en  Jefe  (Blanco). 

Santiago  de  Ctíba  25  Junio  iSíjH. 

«Después  de  puesto  mi  anterior  telegrama,  recibo  carta  General  Linares,  trasmi- 
tiendo telegrama  de  V.  E.  deseando  conocer  mi  opinión.  Ya  va  indicada  en  mi  an- 
terior, y  la  amplio  ahora. — No  es  exacto  que  la  Escuadra  de  bloqueo  haya  estado 
.  nunca  reducida  á  siete  buques;  sólo  los  seis  principales  representan  más  de  triple 
fuerza  que  los  cuatro  míos.  La  falta  de  baterías  que  mantengan  á  distancia  la  Es- 
cuadra enemiga,  hace  que  esté  siempre  cerca  de  la  boca  del  puerto,  que  iluminan, 
imposibilitando  toda  salida  que  no  sea  á  viva  fuerza.  En  mi  juicio  la  salida  implica 
seguramente  la  pérdida  de  la  Escuadra  y  del  mayor  número  de  sus  tripulantes,  de- 
terminación que  yo  no  tomarla  nunca  por  mí,  pero  si  Y.  E.  me  lo  ordena  lo  ejecuta^ 
re. — La  pérdida  de  la  Escuadra  se  decretó,  en  mi  juicio,  al  hacerla  venir  ¡)ara  aquí, 
de  modo  que  no  me  ha  sorprendido  esta  dolorosa  situación.  V.  E.  ordenará  si  mar- 
chamos á  este  sacrificio  que  creo  estéril.» 


El  Gkneral  en  Jefe  (Blanco)  al  Almirante  (Cervera). 

Habana  26  Junio  i8g8. 

«Recibidos  sus  dos  telegramas.  Agradezco  mucho  satisfacción  que  expresa  que- 
dar á  mis  órdenes;  yo  me  considero  en  ello  muy  honrado  y  deseo  vea  en  mí  el 
compañero  más  que  al  Jefe. — Me  parece  exagera  V.  E.  algo  dificultades  salida;  no 
se  trata  de  combatir,  sino  de  escapar  de  ese  encierro  en  que  fatalmente  se  encuen- 
tra Escuadra,  y  no  creo  imposible,  ajn-ovcchando  circunstancias  oportunas,  en  noche 
obscura  y  con  mal  tiempo,  poder  burlar  vigilancia  enemigo  y  huir  en  el  rumbo  que 


—  H5— 

crea  V.  E.  más  apropósito;  pues,  aun  en  el  caso  {de  que)  se  apercibiera,  de  noche 
el  tiro  es  incierto,  y  aunque  sacara  averias,  nada  representaría  comparadas  con  sal- 
vación barcos.  Me  dice  V.  E.  que  es  segura  pérdida  Santiago  de  Cuba,  en  cuyo  caso 
destruiría  barcos,  y  esta  -es  razón  de  más  para  aventurarse  á  salir,  pues  siempre  es 
preferible  al  honor  de  las  armas,  sucumbir  en  un  combate  donde  puede  (haber)  mu- 
chas probabilidades  de  salvarse;  además,  no'  es  segura  tampoco  la  destrucción  de  los 
barcos,  pues  podría  suceder  como  en  la  Habana  el  siglo  pasac^o,  (cuando)  en  que 
'  los  ingleses  nos  pusieron  ;por  condición  en  la  capitulación  la  entrega  de  la  Escuadra 
que  estaba  encerrada  en  el  puerto.  Por  mi  parte,  repito,  que  creo  muy  difícil,  por 
fuerte  que  sea  Escuadra  enemiga,  que  saliendo  (Cn  noche  obscura  y  escogiendo  opor- 
tunidad, reducción  ó  alejamiento  parcial  de  buques  enemigos  y  forzando  máquina 
en  dirección  preconcebida,  puedan  ellos,  aunque,  se  aperciban,  caAisar  tanto  daño. 
■  Prueba  de  ello  la  salida  del  Santo  Domingo  y  Montevideo  de  este  puerto  con  nue- 
ve en  la  línea  de  bloqueo,  la  del  Purísima,  de  Casilda,  con  tres,  y  la  entrada  del 
Reina  Cristina  en  Cienfuegos  con  otros  tres.  Bien  sé  que  el  caso  de  esa  Escuadra 
es  más  arduo,  pero  esos  precedentes  guardan  proporción.  Si  esos  cruceros  llegan  á 
ser  apresados  en  cualquier  forma  dentro  del  puerto  de  Cuba,  el  efecto  *en  el  mundo 
entero  será  desastroso,  y  la  guerra  podrá  darse  por  terminada  en  favor  del  enemigo. 
Hoy  todas  las  Naciones  tienen  la  vista  fija  en  esa  Escuadra,  y  en  ella  se  cifra  la 
honra  de  la  Patria,  como  estoy  .seguro  lo  comprende  V.  E.  El  Gobierno  opina  del 
mismo  modo,  y  el  dilema  no  ofrece  duda  á  mi  juicio,  tanto  más,  cuanto  que"  abrigo 
gran  confianza  en  el  éxito,  dejando  completamente  á  discreción  de  V.  E.,  cuyas  do-., 
tes  rayan  á  tanta  altura,  la  derrota  que  ha  de  seguir,  y  si  algún  barco  ha  de  quedar 
])or  poca  marcha.  Como  dato  favorable,  diré  á  V.  E.  que  Comandante  crucero  ale- 
mán Giers,  ha  expresado  la  opinión  de  que  puede  efectuarse  salida  Escuadra.sin  ex- 
ponerse á  grandes  riesgos. 


El  Ministro  (Auí5ón)  al  Almirante  (Cervera). 

Madrid  26  Junio  i8g8. 

«Gobierno  estima  que  en  caso  extremo  á  que  se  refiere  en  cablegrama  del  23, 
antes  de  destruir  nosotros  mismos  nuestra  Escuadra  en  puerto,  debe  intentarse  sal- 
vación total  ó  parcial,  por  salida  nocturna,  como  opinaron  algunos  Jefes  de  esa  Es- 
cuadra en  juntas  26  Mayo  y  jo  Junio,  y  anunció  V.  E.  en  28  Mayo. — Dígame  si 
desembarcó  tripulaciones  á  petición  autoridad  militar,  y  si  cumplido  auxilio  reem- 
barcaron.— El  objeto  de  mi  cablegrama  del  24  que  agradece,  no  es  el  bien  perso- 
nal, sino  el  mejor  servicio  de  la  Nación. — Evite  comentarios  que  (ocasionan)  se  le 
atribuyen  (i)  interpretaciones  desfavorables.» 


(i)     I.a  palabra  (ocasionan)  no  está   en  el  original,  y  si  las  que  van  en  bastar- 
dilla. 


— 146 — 

El  Almirante  (Cervera)  al  Minlstro  (Auñón). 

Santiago  Cuba  2^  Junio  i8g8. 

«Recibo  C  D  4ogy  (telegrama  anterior).  Siento  mucho  incurrir  en  el  des- 
agrado del  Gobierno  por  (lo  oportunamente  dicho)  opinión  dicha  hace  mucho  tiem- 
po, y  á  V.  E.  desde  telegrama  cifrado  fecha  21  Mayo. — Tal  cual  está  bloqueada 
boca  del  puerto,  es  la  salida  durante  la  noche  más  peligrosa  que  de  día,  porque  es- 
tán más  cerca  de  tierra. — Desembarco  tripulaciones  ha  sido  petición  autoridad  mili- 
tar por  indicación  del  General  en  Jefe.  Pido  su  reembarco,  pero  dudo  mucho  que  se 
pueda  efectuar  antes  de  que  lleguen  refuerzos.  Su  A  D  04gi  (telegrama  del  24)  asi 
como  todos  los  actos  de  V.  E.  tiene  por  objeto  el  mejor  servicio,  pero  no  quita  re- 
sulte en  mi  beneficio,,  porque  no  (será  á  mi  á)  (i)  soy  yo  quien  (se  deberá)  (i)  decide 
la  inútil  hecatombe  que  se  prepara.» 


El  Almirante  (Cervera)  al  General  en  Jefe  (Blanco). 

Santiago  de  Cuba  2 y  Junio  i8g8. 

«Recibo  su  cable  y  doy  muchas  gracias  á  V.  E.  por  las  benévolas  frases  que  me 
dedica.  Debo  acatar  los  juicios  de  V.  E.  sin  discutirlos,  mucho  más  habiéndole  da- 
do mi  opinión,  formada  después  de  madura  reflexión.  Siempre  he  creído  que  hay 
muchos  marinos  más  hábiles  que  yo  y  es  muy  sensible  que  no  pueda  venir  algu- 
no de  ellos  á  tomar  el  mando  de  Escuadra,  quedándome  yo  subordinado  suyo. 
Considero  el  telegrama  de  V.  E.  como  la  orden  de  salida  y  en  su  consecuencia  pido 
al  General  Linares  el  reembarco  de  las  fuerzas  que  por  indicación  de  V.  E.  han  des- 
embarcado. Suplico  á  V.  E.  que  confirme  la  orden  do  salida,  porque  no  está  explí- 
cito y  sentiría  mucho  no  interpretar  bien  las  órdenes  de  V.  E. » 


El  General  en  Jefe  (Blanco)  al  C.  General  S.  de  Cuba  (Linares). 

Habana  2^  Junio  i8g8. 

«(Entre  otras  cosas). — Dígame  sinceramente  su  opinión  sobre  Escuadra, 
si  cree  puede  salir  y  cuál  solución  le  parece  mejor.» 


El  Almirante  (Cervera)  al  General  en  Jefe  (Blanco). 

Santiago  de  Cuba  28  Junio  i8gS. 

«El  General  Linares  me  contesta  que  no  es  posible  reembarcar  mis  fuerzas  has- 
ta llegada  tropas  de  Manzanillo.» 


(i)     Lo  que  va  en  bastardilla  es  lu  que  consta  en  el  texto  original,  que  no  tie- 
ne lo  que  va  entte  paréntesis. 


—  147  — 

El  General  en  Jefe  (Blanco)  al  Almirante  (Cerverá)  Cuha. 

Habana  28  Junio  i8g8.  (i) 

«(Personal  y  reservado). — Recibide  telegrama  V.  E.  anoche.  Deseoso  de  mejo- 
rar todo  (lo)  posible  situación  Cuba,  me  ocupo  con  afán  en  remitirle  raciones;  si  lo 
consigo  (y  puedo  enviar)  podré  enviarle  más  refuerzos,  prolongando  así  defensa, 
quizá  (venga)  levantamiento  sitio,  salvación  Escuadra;  de  no  conseguirlo,  se  impone, 
como  V.  E.  comprende  bien,  que  ésta  abandone  ese  puerto  á  pesar  dificultades  que 
reconozco.  Mi  resolución,  por  lo  tanto,  que  desearé  satisfaga  V.  E.,  es  la  siguiente: 
La  Escuadra  permanecerá  ahí  y  sin  apurarse  ni  precipitarse,  puesto  que  aun  tiene 
raciones,  acechará  la  ocasión  oportuna  para  salir,  dirigiéndose  á  donde  V.  E.  juzgue 
conveniente;  pero  en  el  caso  de  que  los  acontecimientos  se  agravaran  hasta  el  punto 
de  creerse  próxima  la  caída  de  Santiago  de  Cuba,  la  Escuadra  saldrá  resueltamente» 
lo  mejor  que  pueda,  confiando  su  destino  al  valor  y  pericia  de  V.  E.  y  de  los  dis- 
tinguidos Jefes  que  la  mandan,  que,  indudablemente,  confirmarán  con  sus  hechos  la 
reputación  de  que  gozan. — Acuse  recibo.» 


El  Almirante  (Cervera).  al  General  en  Jefe  (Blanco). 

Santiago  de  Ctiba  2 g  Junio  i8g8. 

«Recibido  telegrama  de  V.  E. — Suplico  repetición  desde  la  palabra  «agravaran» 
hasta  el  punto  que  le  sigue,  que  está  ininteligible.  Todo  lo  demás  se  ejecutará  en 
cuanto  sea  posible,  porque  la  escasez  de  carbón  lo  dificulta.  Estos  buques  necesitan 
doce  horas  para  encender,  y  si  están  encendidos  y  listos  para  aprovechar  cualquier 
ocasión,  gasta  cada  uno  15  toneladas  por  día.  Pero  creo  entender  la  síntesis  de  su 
orden. — Si  se  puede  aprovechar  una  ocasión  favorable,  hacerlo,  y  si  no,  á  última 
hora,  saHr,  aun  cuando  sea  segura  la  pérdida  de  la  Escuadra. — También  pueden  ve- 
nir dificultades  de  que  se  apoderen  de  la  boca  del  puerto.» 


El  General  en  Jefe  (Blanco)  al  Ministro  de  Marina  (AuíÑón). 

Habana  30  Junio  i8g8. 

«De  acuerdo  con  lo  prevenido  por  V.  E.  tn  telegrama  de  24  del  corriente,  he 
dictado  al  Almirante  Cervera  las  instrucciones  siguientes:  «La  Escuadra  podrá  per- 
manecer ahí,  sin  apurarse  ni  precipitarse,  puesto  que  aun  tiene  raciones,  y  acechará 
la  ocasión  oportuna  para  salir,  dirigiéndose  á  donde  V.  E.  juzgue  conveniente;  pero 
en  el  caso  de  que  los  acontecimientos  se  agravasen  hasta  el  punto  de  creerse  próxi- 
ma la  caída  de  Santiago  de  Cuba,  la  Escuadra  saldrá  resuelta,  lo  mejor  que  pueda, 


(i)     El  telegrama  recibido  contiene  lo  que  va  en  bastardilla,  y  no  lo  que  va  en- 
tre^ paréntesis. 


—148— 

confiando  su  destino  al  valor  y  pericia  de  V.  E.  y  de  los  distiní^uldos  Jefes  que  la 
mandan  que,  indudablemente,  confirmarán  con  sus  hechos  la  reputación  de  que  go- 
zan.»— Lo  digo  á  V.  E.  para  su  debido  conocimiento,  rogándole  me  inanincste  si  las 
antedichas  instrucciones  merecen  aprobación  Gobierno.» 


Ei>  Ministro  (Auñón)  al  Comandante  General  Apostadero 
(Manterola). 

Madrid  if  Julio  iSgS. 

«Trasmita  á  General  en  Jefe  que  Gobierno  aprueba  sus  instrucciones  a  Almiran- 
te Cervera.» 


El  Almirante  (Cervera)  al  Teniente  General  Co- 
mandante EN  Jefe  del  4.''  Cuerpo  de  Ejército  de 
Santiago  de  Cuba  (Linares),  (i) 

Excmo.  Sr.:  Tengo  el  honor  de  trasladar  á  V.  E.  un  caíble 
que  he  recibido  del  E.  S.  General  en  Jefe  que  dice  así:  «Reci- 
bido telegrama  V.  E.  anoche.  Deseoso  de  mejorar  todo  posi- 
ble situación  Cuba, 

confirmarán  con  sus  hechos  la  re- 
putación de  que  gozan.» — Le  suplico  en  consecuencia  que  si 
cree  alguna  vez  que  puede  llegar  el  desgraciado  caso  que  pre- 
vé el  telegrama,  se  sirva  avisarme  con  anticipación  suficiente 
para  que  pueda  embarcar  la  gente  que  tengo  en  tierra,  y  ha- 
cerme á  la  mar  en  cumplimiento  de  lo  mandado  -Dios  etc. — 
S.  de  Cuba  30  Junio  1898.— Pascual  Cervera. 


El  Comandante  en  Jefe  del  4.°  Cuerpo  de  Ejército 
(Linares)  al  Almirante  (Cervera). 

Excmo  Sr.:  En  contestación  del  atento  oficio  de  V.  E.  tras- 
ladándome un  cable  del  Excmo.  Sr.  General  en  Jefe,  en  vir- 
tud del  cual  se  sirve  V.  E.  rogarme  le  avise  cuando  la  plaza 
se  halle  en  peligro  de  caer  en  poder  del  enemigo,  tengo  el  ho- 
nor de  manifestar  á  V.  E.  que,  como  se  trata  de  plaza  abierta. 


(i)     Esta  nueva  denominación  se  dio  al  General  Linares  por  esos  días. 


—  149— 

que  para  defenderla  se  han  hecho  movimientos  de  tierra  en  las 
alturas  inmediatas  y  líneas  de  atrincheramiento  sobre  su  re- 
cinto de  alambrada,  no  es  posible  determinar  el  momento  de 
avisar  á  V.  E.,  pues  desde  que  se  inicia  el  ataque,  se  corre  el 
riesgo  de  que  potente  columna  rompa  la  extrema  línea,  ocu- 
pada por  la  circunstancia  de  tener  desplegadas  todas  mis  es- 
casas fuerzas,  sin  reservas  para  acudir  á  los  puntos  que  resul- 
ten más  amenazados. — Sin  embargo  de  lo  expuesto,  procura- 
ré tener  á  V.  E.  al  corriente  del  curso  del  combate  por  más 
que  aquellos  momentos,  si  fuera  desfavorable,  no  son  los  más 
apropósito  para  efectuar  el  reembarque  de  sus  fuerzas. — Dios 
etcétera.— Santiago  de  Cuba  i.*^  Julio  1898.— Arsenio  LI- 
NARES. 


El  Almirante  (Cervera)  al  General  en  Jefe  (Blanco). 

Santiago  de  Cuba  i°  Julio  i8g8. 

«Como  continuación  á  mi  cable  de  ayer,  pongo  en  conocimiento  de  V.  E.  que 
el  General  Linares  me  contesta  que,  como  se  trata  de  plaza  abierta  con  sólo  movi- 
mientos de  tierra  y  alambrada,  no  es  posible  determinar  el  momento  de  avisarme 
por  correrse  el  riesgo  de  que  potente  columna  rompa  la  linea  ocupada  por  tener  des- 
plegadas todas  sus  escasas  fuerzas,  sin  reservas  para  acudir  á  los  puntos  más  avan- 
zados; que  sin  embargo,  me  tendrá  al  corriente  del  curso  del  combate,  por  más  que 
si  fuera  desfavorable,  aquellos  momentos  no  son  los  más  á  propósito  para  efectuar 
el  reembarque  de  mis  fuerzas. — Como  sin  ellas  no  pueden  salir  estos  buques,  á  los 
que  espera  tan  rudo  combate  á  la  salida  que  en  mi  juicio  serán  destruidos  ó  apre- 
sados, como  tengo  expresado  á  V.  E  ,  (y)  pudiera  llegar  el  caso  de  no  poder  cumpli- 
mentar sus  órdenes,  lo  pongo  en  su  conocimiento,  suplicándole  instrucciones.» 


JLCTA. 


El  día  I .°  de  Julio,  á  las  siete  de  la  noche,  llamados  por  el 
Almirante  los  Jefes  que  suscriben,  dio  lectura  de  los  telegra- 
mas cruzados  con  el  General  en  Jefe  desde  la  Habana,  en  los 
cuales  aquél  dispone  que  apesar  de  las  observaciones  hechas 
sobre  el  desastre  que  espera  á  la  Escuadra  á  la  boca  del  puer- 
to, salga  ésta  á  viva  fuerza  y  á  todo  evento  en  caso  de  ser  in- 


— 150— 

minente  la  pérdida  de  Santiago  de  Cuba.  Seguidamente  dio 
noticia  de  las  operaciones  militares  verificadas  en  el  día  de 
hoy,  en  que  el  enemigo  se  ha  opoderado  del  poblado  del  Ca- 
ney y  de  la  meseta  de  San  Juan,  y  preguntada  la  opinión  de  los 
Jefes  de  referencia  sobre  si  consideraban  que  era  llegada  la 
ocasión  en  que  dicho  General  en  Jefe  dispone  la  salida,  ma- 
nifestaron por  unanimidad  absoluta  que  consideraban  que  ha- 
bía llegado  la  ocasión  en  que  el  General  en  Jefe  dispone  la 
salida;  pero  que  para  ello  es  absolutamente  imposible  intentar 
la  salida  sin  embarcar  la  gente  que  está  en  tierra  defendiendo 
la  plaza,  que  es  hoy  más  de  las  dos  terceras  partes  de  la  ma- 
rinería y  que  al  mismo  tiempo  y  según  oficialmente  ha  mani- 
festado el  Jefe  de  este  Cuerpo  de  Ejército,  no  puede  prescin- 
dir de  este  socorro,  pues  carece  en  absoluto  de  reservas  y  de 
fuerzas  con  que  relevarlos  en  la  extensa  línea  que  defiende. 
Como  consecuencia  de  lo  anteriormente  expuesto  entienden 
que  para  coadyuvar  con  la  mayor  eficacia  y  condiciones  de 
éxito  para  la  defensa  de  la  plaza  sería  conveniente  obstruir  la 
entrada  del  puerto. 

José  de  Paredes. ^Juan  B.  Lazaga. — Fernando  Vülaamü. 
Víctor  M.  Concas. — Antonio  Enlate. — Emilio  Díaz  Moreu. 


El  Almirante  (Cebvera)  al  General  en  Jefe  (Blanco). 

Santiago  de  Cuha  i°  Julio  i8g8  (n). 

«Por  el  General  Toral  conoce  V.  E.  la  jornada  de  hoy.  Cree  evidente  que  la  re- 
tirada de  mis  fuerzas  desembarcadas,  implica  la  pérdida  inmediata  de  la  plaza.  Sin 
ellas  no  puedo  intentar  la  salida.  Yo  creo  lo  mismo  que  Toral  y  nuestra  salida  pa- 
recería una  fuga  que  á  todos  repugna.  Asi  opinan  también  mis  Capitanes.  Suplico 
las  instrucciones  que  le  he  pedido.» 


El  Almirante  (Cervera)  al  Ministro  (Auñón). 

Santiago  de  Cuha  i°  Julio  i8g8. 

«El  enemigo  atacó  hoy  rudamente  plaza,  con  fuerzas  muy  superiores;  ha  hecho 
pocos  progresos,  porque  la  defensa  ha  sido  brillante;  pero  tenemos  600  bajas,  entre 


—  151  — 

ellas  Comandante  General  Ejército  herido  grave,  un  General  brigada  muerto,  Capi- 
tán Navio  Bustamante  herido  grave.  Las  tripulaciones  no  se  han  reembarcado  por- 
que arrastrarla  la  inmediata  pérdida  de  la  plaza.  He  pedido  instrucciones  al  Gene- 
ral en  Jefe.» 


El  General  en  Jefe  (Blanco)  al  Almirante  (Cervera). — Cuba. 

Habana  /."  Julio  i8g8  (10-30  n.J 

'i  (Urgentísimo.  —  Clave  LJ. — Vistos  progresos  enemigos  á  pesar  heroica  de- 
fensa guarnición  y  de  acuerdo  con  la  opinión  del  Gobierno  de  S.  M.,  reembarque 
Vuecencia  tripulaciones  y,  aprovechando  la  oportunidad  más  inmediata,  salga  con 
todos  los  barcos  de  esa  Escuadra,  quedando  en  libertad  de  seguir  derrota  que  consi- 
dere oportuna,  autorizándole  para  que  deje  ahí  alguno  de  ellos  que  por  su  poca 
marcha  ó  circunstancias  no  ofreciera  probabilidades  de  salvación. — Debo  advertir  á 
Vuecencia  para  su  noticia,  como  nformación  y  sin  carácter  de  prevención,  que  en 
Cienfuegos  sólo  hay  tres  barcos  y  nueve  aquí,  ninguno  de  importancia.» 


El  General  en  Jefe  (Blanco)  al  Almirante  (Cervera).-  Cuba. 

Habana  i."  Julio  i8g8  (10-45  n.) 

«.(Urgente. —  Clave  O). — Ampliando  mi  telegrama  anterior  de  esta  noche,  pre- 
vengo á  V.  E.  apresure  lo  posible  su  salida  de  ese  puerto  antes  que  el  enemigo  pu- 
diera apoderarse  de  la  boca.» 


El  General  en  Jefe  (Blanco)  al  C.  General  S.  de  Cuba  (Toral). 

Habana  i."  Julio  i8g8  (10-55  «•y' 

«(üutre  otras  cosas). — Es  indispensable  concentrar  las  fuerzas  y  prolongar 
todo  cuanto  se  pueda  la  defensa,  procurando  á  toda  costa  que  enemigo  no  se  apode- 
re de  la  boca  del  puerto  antes  que  salga  la  Escuadra,  que  deberá  salir  lo  antes  po- 
sible para  no  tener  que  rendir  ni  destruir  los  barcos.» 


El  General  en  Jefe  (Blanco)  al  M.  de  la  Guerra  (Correa). 

Habana  i.°  Julio  i8g8. 

«Almirante  Cervera  se  preocupa  para  abandonar  puerto  en  cuya  operación  teme 
quede  destruida  Escuadra,  y  pide  nuevas  instrucciones.  Le  contesto  de  acuerdo  te- 
legrama V.  E.  número  90,  que  abandone  aquél,  aprovechando  oportunidad  más  in- 
mediata, antes  que  enemigo  ocupe  boca. » 


—  152  — 

■  El  Ministro  (Auñón)  al  Almirante  (Cervera). 

Madrid  i!'  Julio  i8g8. 

«Participóle  que  nuestros  carboneros  Alicante  y  Re memh ranee  están  en  Mar- 
tinica; Marie  y  Burton  en  Guadalupe.» 


El  Almirante  (Cervera)  al  General  en  Jep^e  (Blanco). 

Santiago  de  Ctcba  2  Julio  i8g8  (madrugada) . 

<. (Urgente). — Recibo  sus  telegramas  urgentes  de  anoche;  envío  á  mi  Jefe  de 
Estado  Mayor  para  que  los  muestre  al  General  Toral,  y  mando  encender  para  salir 
en  cuanto  se  reembarque  mi  fuerza.» 


El  General  en  Jefe  (Blanco)  al  Almirante  (Cervera). — Cuba. 

Habana  2  Julio  i8g8  (5-10  m.) 

«(Urgentísimo). — En  vista  estado  apurado  y  grave  de  esa  plaza  que  me- parti- 
cipa General  Toral,  embarque  V.  E.  con  la  mayor  premura  tropas  desembarcadas 
de  la  Escuadra  y  salga  con  ésta  inmediatamente.» 


El  Almirante  (Cervera)  al  Comandante  General 
accidental  del  4.°  cuerpo  de  ejército  s.  de  cuba 
(Toral). 

Excmo.  Sr.:  Después  de  los  telegramas  del  excelentísimo 
señor  General  en  Jefe,  que  le  enseñó  esta  mañana  mi  Jefe  de 
Estado  Mayor,  acabo  de  recibir  el  siguiente:  «En  vista  esta- 
do apurado salga  con 

ésta  inmediatamente.  »^-Lo  que  tengo  el  honor  de  trasladar 
á  V.  E.  á  fin  de  que  dé  sus  órdenes  para  poder  cumplimentar 
inmediatamente  la  del  General  en  Jefe. — Dios  etc. — Santiago 
de  Cuba  2  de  Julio  de  1898.— Pascual  Cervera. 


El  Comandante  General  accidental  4.°  Cuerpo  de 
Ejército  (Toral)  al  Almirante  (Cervera). 

Excmo.  Sr.:  Enterado  del  cablegrama  del  General  en  Jefe 
dirigido  á  V.  E.  disponiendo  el  reembarque  de  las  fuerzas  de 


—  lóa- 
la Escuadra,  ordeno  con  urgencia  que  la  compañía  que  se  ha- 
lla en  San  Miguel  de  Parada,  vaya  á  embarcar  en  San  José; 
la  de  Mazamorra  en  Socapa;  la  de  Cruces  en  el  muelle  de  es- 
te nombre;  la  que  (está)  entre  los  fuertes  del  Gasómetro  y  Hor- 
nos, en  Punta  Blanca  y  el  resto  de  las  fuerzas  de  Marina  des- 
embarcadas, en  el  muelle  Real. — Lo  que  tengo  el  honor  de 
comunicar  á  V.  E.  para  su  conocimiento  y  efectos  de  embar- 
que de  las  referidas  compañías. — Dios  etc. — Santiago  de  Cu- 
ba 2  de  Julio  de  1898.— JOSÉ  Toral. 


El    GrENERAL    EN    JeFE    (BlANCO)    AL  C.   GeNKRAL  S.  DE  CuBA 

(Toral). 

Habana  2  Julio  18 g8. 

«Recibido  cablegrama  de  V.  E.  de  la  i^  3011  de  la  madrugada  de  hoy  que  con- 
testo, reiterándole  las  instrucciones  que  he  dado  á  V.  E.  en  mi  último  telegrama 
de.  esta  madrugada, — Es  indispensable  concentrar  las  fuerzas  y  prolongar  cuanto  se 
pueda  la  defensa,  impidiendo  enemigo  se  apodere  boca  del  puerto  antes  salida  Es- 
cuadra, que  ordeno  al  General  Cervera  en  vista  estado  plaza  que  V.  E.  me  partici- 
pa, para  evitar  rendición  ni  destrucción  barcos. — Si  V.  E.  con  esas  valerosas  tropas 
ptrdiera  dar  lugar  á  llegada  brigada  Escario  ó  Pareja,  mejorarla  mucho  situación;  pe- 
ro si  ésta  fuera  tan  crítica  que  imposibilite  continuar  la  defensa,  reunirá  todas  las 
tropas  y  habitantes  leales,  procurando  abrirse  paso,  retirándose  sobre  Holguin  ó 
Manzanillo,  inutilizando  lo  que  no  pueda  llevarse,  quemando  y  destruyendo  cuan- 
to deje  á  retaguardia,  sin  que  quede  al  enemigo  el  menor  trofeo  de  su  victoria,  con- 
fiando en  todo  caso  en  que  V.  E.  sabrá  adaptar  cumpHmiento  mis  instrucciones  eon 
estado  plaza  y  fuerzas.» 


El  o.  General  S.  de  Cuba  (Toral)  al  General  en  Jefe 

(Blanco). 

Santiago  de  Ctiba  2  Julio  iSgS. 

«Arnanecer  reanudó  enemigo  ataque  plaza,  que  continúa  á  la  vez  que  á  pobla- 
do Cuebitas,  sobre  línea  férrea,  y  al  Cobre,  induciendo  esto  último  á  creer  haya  si- 
do detenida  columna  Escario  por  fuerzas  desembarcadas  Aserradero.  A  petición 
Almirante  Cervera,  ordeno  urgente  reembarco  tropas  Escuadra,  debilitando  en  mil 
hombres  defensa,  pues  fuerza  Asia  llegada  madrugada  y  resto  Constitución,  ape- 
nas completan  bajas  tenidas  ayer.  Situación  cada  vez  más  insostenible.» 


—  154— 

El   General  en   Jefe  (Blanco)  alC.GeneralS.de  Cuba 
(Toral). 

Habana  2  Julio  i8g8. 

«Recibido  telegrama  V.  E.  de  la  una  y  media.  Comprendo  situación  difícil,  pero 
no  desesperada. — Si  Escario  ó  Pareja  se  incorporaran,  mejorará  mucho. — De  todos 
modos,  sostenga  V.  E.  la  plaza  á  toda  costa  y  antes  capitulación  procure  unirse  con 
alguna  de  aquellas  fuerzas,  dejando  heridos  y  enfermos  hospitales  asistidos  Cruz 
Roja;  población  no  deberá  destruirse  á  pesar  lo  que  anoche  le  dije. — Lo  esencial  es 
que  Escuadra  salga  en  seguida,  pues  si  se  apoderan  de  ella  americanos,  España  es- 
tará moralmente  vencida  y  tendrá  que  pedir  la  paz  á  merced  del  enemigo.  Una  pla- 
za perdida  puede  recobrarse;  la  pérdida  de  la  Escuadra  en  estas  circunstancias  es 
decisiva  y  no  se  recobra.  No  deje  V.  E.  de  telegrafiarme  comunicándome  los  suce- 
sos y  sus  impresiones.» 


El  Capitán  General  de  Cuba  (Blanco)  al  M.  de  la  Guerra 
(Correa). 

Habana  2  Jtdio  i8g8. 

«(Entre  otras  cosas). — He  ordenado  salga  Escuadra  inmediatamente,  pues 
si  se  apodera  enemigo  boca  puerto  está  perdida.» 


El  C.  General  Apostadero  (Manterola)  al  Ministro  (Auñón). 

Habana  3  Julio  i8g8. 

«Comandante  Marina  Cuba  me  dice:  «Salió  nuestra  Escuadra,  sosteniendo  fue- 
go vivísimo,  que  no  se  oye  ya,  con  la  enemiga;  parece  ha  conseguido  romper  el  blo- 
queo, dirigiéndose  al  Oeste.» 


El  C.  General'S.  de  Cuba  (Toral)  al  General  en  Jefe  (Blanco). 

Santiago  de  Cuba  3  Julio  i8g8. 

«Llegó  anochecer  columna  Escario.  Enemigo  ha  hostilizado  esta  mañana  dife- 
rentes veces  á  nuestras  fuerzas,  causándonos  Comandante  Asia  Ramón  Escobar 
muerto,  y  siete  heridos  tropa.  Presentáronse  esta  tarde  en  Socapa  varios  náufragos 
de  los  destroyers  y  un  marinero  del  Maria  Teresa,  manifestando  éstos  que  ya  fuera 
vista  puerto  perdióse  dicho  crucero  y  que  Oquendo  llevaba  fuego  á  bordo;  después 
han  llegado  más  tripulantes  del  Alaría  Teresa.  Se  ignora  paradero  Almirante  Cer- 
vera. — Comunicaré  á  V.  E.  más  detalles  cuando  los  conozca.  Por  manifestación  Ofi- 
cial torpedista  no  responder  de  los  torpedos  eléctricos  de  primera  linea  y  sólo  de 
cuatro  de  la  segunda  y  haberse  inutilizado  dos  y  necesitar  otros   dos  reparación  de 


—  155— 

los  siete  Bustamante,  considero  fácil  que  enemigo  fuerce  boca  puerto  y  dispongo  su 
cierre,  como  «lije  á  V.  E. — Comandante  Marina  informa  que  ningún  buque  mercan- 
te podría  lograrse  y  propone  sumergir  crucero  Reina  Mercedes,  si  bien  advierte  no 
impedirá  paso  á  buques  de  nueve  á  trece  pies  calado.  Consulto  V.  E.  si  se  puede 
hacer  operación. » 


El  Almirante  (Ceuvera)  al  General  en  Jefe  (Blanco).  (1). 

Playa  del  Este  4  Julio  i8g8. 

«En  cumplimiento  de  las  órdenes  de  V.  E.¡  salí  ayer  mañana  de  Cuba  con  toda 
la  Escuadra  y  después  de  un  combate  desigual  contra  fuerzas  más  que  triples  de  las 
mías,  toda  mi  Escuadra  quedó  destruida,  incendiados  y  embarrancados  Teresa 
Oq7te7ido  y  Vizcaya,  que  volaron;  el  Colón,  según  informes  de  los  americanos,  em 
barrancado  y  rendido;  los  cazatorpederos  á  pique.  Ignoro  aún  las  pérdidas  de  gente, 
pero,  seguramente,  suben  de  600  muertos  y  muchos  heridos,  aunque  no  en  tan  gran^ 
de  proporción.  Los  vivos  somos  prisioneros  de  los  americanos. — La  gente  toda  ra 
yando  á  una  altura  que  ha  merecido  los  plácemes  más  entusiastas  de  los  enemigos 
Al  Comandante  del  Vizcaya  le  dejaron  su  espada. — Estoy  muy  agradecido  á  la  ge- 
nerosidad é  hidalguia  con  que  nos  tratan. — Entre  los  muertos  está  Villaamil  y  creo 
que  Lazaga;  entre  los  heridos  Concas  y  Enlate. — Hemos  perdido  todo  y  necesitaré 
fondos.» 


El  Gene  bal  en  Jefe  (Blanco)  al  M.  de  la  Guerra  (Correa). 

Habana  S  Julio  i8g8. 

«Almirante  Cervera  me  trasmite  por  telégrafo  desde  Playa  del  Este  con  esta  fe- 
cha lo  siguiente:  «Sali  ayer  mañana  de  Cuba  con  toda  la  Escuadra,  etc.  etc.  (Sigue 
como  el  anterior).» 


El  Comandante  General  Apostadero  (Manterola)  al  Mi- 
nistro (Auñón). 

Habana  5  /iilio  i8g8. 

«Ultimo  parte  trasmitido  Comandante  Marina  Cuba,  las  noticias  eran  insegu- 
ras; hoy  madrugada  recibí  estos  dos:  Están  llegando  tripulantes  del  María  Teresa; 
refieren  que  este  buque,  Oquendo,  Phttón  y  Furor  embarrancaron  con  fuego  á 
bordo;  que  Colón  y  Vizcaya  se  perdieron  de  vista  sin  ser  perseguidos  por  enemi- 
go.— Han  llegado  hasta    este   momento    108  del  Plutón,   Furor  y    Teresa,  entre 


(i)     Este  telegrama  lo  envié  por  conducto  del  Almirante  Sampson,  rogándole 
lo  expidiese,  y  por  esta  razón  no  lo  recibió  el  General  en  Jefe  hasta  el  dia  siguiente. 


-156- 

ellos  Oficiales  ningún  Jefe.  Ignoro  noticia  cierta  Almirante;  sobre  esto  último  pe- 
di  aclaración,  que  no  recibí  todavia.  Extraoficialmente  me  dijeron  anoche,  decían  es- 
taba prisionero  en  buque  enemigo.— Comunicaré  como  siempre  cuantas  noticias 
oficiales  reciba.» 


El  Comandante  General  Apostadero  (Manterola)  al  Minlstro  (Auñón). 

Habana  6  Jítlio  i8g8. 

«Sin  comunicación  con  Cuba;  últimos  cables  recibidos,  los  dos  trasmitidos 
ayer.  Por  ruego,  General  en  Jefe  me  facilitó  el  siguiente,  con  la  salvedad  de  que  él 
no  ordenó  General  Cervera  saliera  de  Cuba  á  las  9'»  4511  mañana,  hora  que  lo  efec- 
tuó: «Según  orden  de  V.  E.  salí  ayer  mañana  de  Cuba,  etc.,  etc.»  (Sigue  como  el 
de  la  página  155). 


El  Comandante  Geneeal  Apostadero  (Manterola)  al  Mi- 
nistro (Auñón). 

Habana  8  Julio  i8g8. 

«Comandante  Marina  Cuba  comunica:  «Según  noticias  que  parecen  fidedignas, 
los  cuatro  acorazados,  dos  torpederos,  sucumbieron  combate  día  3.  Muertos  Co- 
mandante Oquendo,  marineros,  soldados;  heridos  Comandante  Teresa^  Jefes,  Ofi- 
ciales; ilesos  los  dos  Generales,  muchos  prisioneros,  todos  éstos  en  camino  Estados 
Unidos.  Créese  enemigos  utilizaran  Colón. — Esta  población  amenazada  inminente 
bombardeo  mar  y  tierra  si  no  capitula.  Enemigo  nos  ha  cortado  el  acueducto;  di- 
cen no  nos  escasearán  mucho  los  víveres,  pero  sí  las  municiones.  P'amilias  huye- 
ron, población  desierta.  Estamos  cercados  por  mar  y  tierra;  considero  próximos  su- 
cesos graves,  sangrientos,  decisivos.  Joaquín  Bustamante  muy  mejorado  (i). — 
Veinticuatro  buques  enemigos.  Total  tripulantes  Escuadra  llegados  hasta  ahora  153, 
entre  ellos  Manuel  Bustamante  y  José  Caballero,  únicos  Oficiales;  Guardia  Marina 
Ramón  Navia. — Furor  se  fué  á  pique;  los  otros  buques  embarrancados  con  fuego 
á  bordo;  causa  probable,  las  granadas  enemigas. — Estuvimos  con  cable  interrum- 
pido, razón  carencia  mis  noticias.  Comunicaré  las  que  vaya  recibiendo.» 


(i)  El  Capitán  de  Navio  D.  Joaquín  Bustamante,  Jefe  de  Estado  Mayor  de  la 
Escuadra,  desembarcó  mandando  las  columnas  de  la  Escuadra  que  lo  hicieron  para 
ayudar  á  la  defensa  de  Santiago  de  Cuba.  En  el  combate  del  día  i.°  de  Julio  estu- 
vo al  frente  de  sus  fuerzas,  matándole  primero  su  caballo,  y  quedando  á  pie,  con- 
tinuó con  un  arrojo  y  heroísmo  que  todos  ensalzaron,  hasta  que  cayó  herido  de  un 
balazo  en  el  vientre.  Falleció  el  19  de  Julio  en  el  hospital  de  Santiago  de  Cuba. — 
Sus  restos  han  sido  sepultados  en  San  Fernando  en  el  Panteón  de  Marinos  Ilustres. 


—  157  — 
PARTE  DEL  COMBATE 


El  Almirante  (Cervera)  al  General  en  Jefe  (Blanco). 

Ikcmo.  é  Iltmo.  Sr.:  En  cumplimiento  de  las  órdenes  de  V.  E.  I.,  con  la  evi- 
dencia de  lo  que  había  de  suceder  y  tantas  veces  había  anunciado,  salí  de  Santiago 
de  Cuba  con  toda  la  Escuadra  que  fué  de  mi  mando,  en  la  mañana  del  3  del  corrien- 
te Julio. 

Las  instrucciones  dadas  para  la  salida  eran  las  siguientes:  El  Infanta  María 
Teresa,  buque  de  mi  insignia,  había  de  salir  el  primero,  siguiéndole  sucesivamente 
el  Vizcaya,  Colón,  Oquendo  y  destructores.  Todos  los  barcos  tenían  todas  sus  cal- 
deras encendidas  y  con  presión.  Al  salir  el  Teresa  empeñaría  el  combate  con  el 
enemigo  que  estuviera  más  apropósito,  y  los  que  le  seguían  procurarían  dirigirse  al 
Oeste  á  toda  fuerza  de  máquina,  tomando  la  cabeza  el  Vizcaya.  Los  cazatorpede- 
ros habían  de  mantenerse,  si  podían,  fuera  del  fuego,  expiar  un  momento  oportuno 
para  obrar,  si  se  presentaba,  y  tratar  de  escapar  con  su  mayor  andar,  si  el  combate 
nos  era  desfavorable. — Los  buques  salieron  del  puerto  con  una  precisión  tan  gran- 
de, que  sorprendió  á  nuestros  enemigos,  quienes  nos  han  hecho  muchos  y  muy  en- 
tusiastas cumplimientos  sobre  el  particular.  Tan  pronto  como  salió  el  Teresa  rom- 
pió el  fuego  á  las  9^  3501  sobre  un  acorazado  que  estaba  próximo,  pero  dirigiéndo- 
se á  toda  fuerza  de  máquina  sobre  el  BrooMyn,  que  se  encontraba  al  SO.  y  que 
nos  interesaba  tratar  de  poner  en  condiciones  de  que  no  pudiera  utilizar  su  superior 
andar.  Los  demás  buques  empeñaron  el  combate  con  los  otros  enemigos  que  acu- 
dían de  los  diversos  puntos  donde  estaban  apostados.  La  Escuadra  enemiga  cons- 
taba aquel  día  de  los  siguientes  buques  frente  á  Santiago  de  Cuba:  New-  Yorli,  in- 
signia del  Contraalmirante  Sampson,  Brooklyn  insignia  del  Comodoro  Schley, 
loiaa,  Oregon,  Indiana,  Texas  y  varios  buques  menores,  ó  mejor  dicho,  trasatlán- 
ticos y  yates  armados.  -  Realizada  la  salida  se  tomó  el  rumbo  mandado,  y  el  com- 
bate se  generalizó  con  la  desventaja,  no  sólo  del  número,  sino  del  estado  de  nues- 
tra artillería  y  municiones  de  14  centímetros  que  conoce  V.  E.  por  el  telegrama  que 
le  puse  al  quedar  á  sus  órdenes.  Para  mí  no  era  dudoso  el  éxito,  por  más  que  al- 
guna vez  creí  que  no  sería  tan  rápida  nuestra  destrucción. 

Al  Infanta  María  Teresa,  un  proyectil  de  los  primeros  le  rompió  un  tubo  de 
vapor  auxiliar,  por  el  que  se  escapaba  mucho,  que  nos  hizo  perder  la  velocidad 
con  que  se  contaba;  al  mismo  tiempo  otro  rompía  un  tubo  de  la  red  de  contra 
incendios.  El  buque  se  defendía  valientemente  del  nutrido  y  certero  fuego  del 
enemigo,  y  no  tardó  mucho  en  caer  entre  los  heridos  su  valiente  Comandante 
Capitán  de  Navio  D.  Víctor  M.  Concas,  que  tuvo  que  retirarse,  y  como  las  cir- 
cunstancias no  permitían  perder  un  segundo,  tomé  por  mí  mismo  el  mando  di- 
recto del  buque,  esperando  ocasión  de  que  pudiera  llamarse  al  segundo  Coman- 
dante, pero  ésta  no  llegó,  porque  el  combate  arreciaba,  los  muertos  y  heridos 
caían  sin  cesar,  y  no  había  que  pensar  en  otra  cosa  que  en  hacer  fuego  en  tan- 
to que  se  pudiera. 


158- 


En  tal  situación,  teníamos  fuego  en  mi  cámara,  donde  debieron  hacer  explosión 
algunos  de  los  proyectiles  que  allí  había  para  los  cañones  de  57  mm.;  vinieron  á 
participarme  haberse  prendido  fuego  al  cangrejo  de  popa  y  caseta  del  puente  de 
popa,  al  mismo  tiempo  que  el  incendio  iniciado  en  mi  cámara  se  corría  al  centro  del 
buque  con  gran  rapidez,  y  como  no  contábamos  con  agua,  fué  tomandto  cada  vez 
más  incremento,  siendo  impotentes  nosotros  para  atajarlo.  Comprendí  que  el  Duque 
estaba  perdido  y  pensé  desde  luego  en  dónde  lo  vararía  para  perder  menos  vidas, 
pero  continuando  el  combate  en  tanto  que  fuera  posible. 

Desgraciadamente,  el  fuego  ganaba  terreno  con  mucha  rapidez  y  voracidad,  por 
lo  que  envié  uno  de  mis  Ayudantes  con  la  orden  de  que  se  inundasen  los  pañoles  de 
popa,  encontrándose  éste  ser  imposible  penetrar  en  los  callejones  de  las  cámaras  á 
causa  del  mucho  humo  y  del  vapor  que  salía  por  la  escotilla  de  la  máquina  donde 
también  le  fué  absolutamente  imposible  penetrar,  á  causa  de  no  permitir  la  respira- 
ción aquella  abrasadora  atmósfera;  por  tanto  fué  necesario  dirigirnos  á  una  playita 
al  O.  de  Punta  Cabrera,  donde  embarrancamos  con  la  salida,  al  mismo  tiempo  que 
se  nos  paraba  la  máquina;  era  imposible  subir  municiones  ni  nada  que  exigiera  ir 
bajo  la  cubierta  acorazada,  sobre  todo  á  popa  de  las  calderas,  y  en  tal  situación  no 
había  que  pensar  más  que  en  salvar  la  parte  que  se  pudiera  de  la  tripulación,  de  cuya 
opinión  fueron  el  segundo  y  tercer  Comandantes  y  los  Oficiales  que  se  pudieron 
reunir,  á  los  que  consulté  si  creían  que  podía  continuar  el  combate,  contestando 
que  no. 

En  tan  penosa  situación,  habiendo  empezado  las  explosiones  parciales  de  los  de- 
pósitos de  las  baterías,  di  orden  de  arriar  la  bandera  é  inundar  todos  Jos  pañoles; 
la  primera  no  pudo  ejecutarse  á  causa  del  terrible  incendio  que  había  en  la  toldilla, 
habiéndose  quemado  al  poco  rato. — Ya  era  tiempo:  el  fuego  ganaba  con  mucha  ra- 
pidez y  apenas  hubo  el  suficiente  para  abandonar  el  buque,  cuando  ya  el  fuego  llega- 
ba al  puente  de  proa,  y  eso  ayudados  por  dos  botes  americanos  que  llegaron  como 
tres  cuartos  de  hora  después  de  la  embarrancada. 

Entre  los  heridos  están  el  Teniente  de  Navio  D,  Antonio  López  Cerón  y  Alfé- 
rez de  Navio  D,  Ángel  Carrasco  y  faltan  el  Capitán  de  Infantería  de  Marina  D.  Ili- 
ginio  Rodríguez,  al  que  creo  mató  un  proyectil,  el  Alférez  de  Navio  D.  Francisco 
Linares,  el  segundo  Médico  D.  Julio  Díaz  del  Río,  el  Maquinista  Mayor  de  primera 
clase  D.  Juan  Montero  y  el  de  segunda  D.  José  Melgares,  cuyo  cadáver  salió  á  la  pla- 
ya.— El  salvotaje  se  hizo  tirándose  al  agua  los  que  sabían  nadar,  intentando  tres  ve- 
ces llevar  una  guía  á  tierra,  lo  que  sólo  se  consiguió  á  última  hora  y  ayudados  por  los 
dos  botes  americanos  de  que  llevo  hecho  mención.  Nosotros  arriamos  iin  bote  que 
parecía  bueno  é  inmediatamente  se  fué  á  pique,  y  se  echó  al  agua  un  bote  de  vapor, 
que  sólo  pudo  hacer  un  viaje,  porque  también  se  fué  á  pique  por  efecto  de  las  averías 
que  tenia,  al  intentar  volver  á  bordo  segunda  vez,  quedando  agarrados  á  él  los  tres  ó 
cuatro  hombres  que  lo  llevaban  y  que  se  salvaron  unos  á  nado  y  otros  los  recogió  un 
bote  americano. 

El  Comandante,  ayudado  por  buenos  nadadores,  había  ido  á  tierra;  el  segundo  y 
tercero  dirigían  á  bordo  el  embarco,  y  necesitándose  dirección  en  tierra,  cuando  ya 


—  159— 

venían  los  botes  americanos,  yo  me  fui  á  nado,  ayudado  por  dos  cabos  de  mar  llama- 
dos Juan  Llorca  y  Andrés  Sequeiro  y  mi  hijo  y  Ayudante,  Teniente  de  Navio  D.  Án- 
gel Cervera. 

Concluido  el  desembarco  de  la  gente,  fui  invitado  por  el  Oficial  americano  que 
mandaba  los  botes  de  seguirle  á  su  buque,  que  era  el  yate  armado  Gloucestcr,  á  don- 
de fui  acompañado  de  mi  Capitán  de  bandera,  herido,  de  mi  hijo  ayudante  y  del  se- 
gundo del  buque,  que  fué  el  último  que  lo  abandonó. 

Durante  este  período,  el  aspecto  del  buque  era  imponente,  porque  se  sucedían 
as  explosiones  y  estaba  para  aterrar  á  las  almas  mejor  templadas. — Nada  absoluta- 
mente creo  que  pueda  salvarse  del  buque,  y  nosotros  lo  hemos  perdido  todo,  lle- 
gando la  inmensa  mayoría  absolutamente  desnudos  á  la  playa. — Pocos  minutos  des- 
pués que  el  Teresa,  embarrancaba  el  Oquenio  en  una  playa  como  á  media  legua  al 
Oeste  de  él,  con  un  incendio  parecido  al  suyo,  y  se  perdieron  de  vista  por  el  Oeste 
el  Vizcaya  y  el  Colón,  perseguidos  por  la  Escuadra  enemiga. — Según  me  ha  mani- 
festado el  Contador  del  Oqiiendo,  único  Oficial  que  está  en  el  mismo  buque  que  yo, 
la  historia  de  este  desgraciado  buque  y  su  heroica  tripulación  es  la  siguiente,  que  tal 
vez  se  rectifique  algo,  pero  sólo  en  detalles,  no  en  el  fondo  de  los  hechos. 

El  desigual  y  mortífero  combate  sostenido  por  este  buque,  se  hizo  más  desigual 
aún  porque  al  poco  tiempo  de  comenzado,  un  proyectil  enemigo  entró  en  la  torre 
de  proa  matando  á  todo  el  personal  de  ella,  menos  un  artillero  que  quedó  muy  mal 
herido. — A  la  batería  de  14  cm.,  barrida  por  el  fuego  enemigo  desde  el  principio, 
sólo  le  quedaron  dos  cañones  útiles  con  los  que  continuó  defendiéndose  con  una 
energía  incomparable. — También  la  torre  de  popa  quedó  sin  su  Oficial-Comandante, 
muerto  por  un  proyectil  del  enemigo  que  entró  al  abrir  la  puerta  para  poder  respi- 
rar, porque  se  asfixiaban  dentro. — No  conoce  el  Contador  la  historia  de  la  batería  de 
tiro  rápido,  y  sólo  sabe  que  disparaba,  seguramente,  lo  mismo  que  toda  esta  valien- 
te tripulación. — Hubo  dos  incendios:  el  primero,  que  se  dominó,  ocurrió  en  el  solla- 
do de  proa,  y  el  segundo,  que  se  inició  á  popa,  no  se  pudo  dominar,  porque  ya  no 
daban  agua  las  bombas,  quizá  por  las  mismas  causas  que  en  el  Teresa. 

Los  ascensores  de  municiones  de  14  cm.,  faltaron  desde  el  principio,  pero  no 
faltaron  municiones  en  la  batería,  mientras  que  pudo  batirse,  por  los  repuestos,  que 
á  prevención,  se  habían  puesto  en  todos  los  buques. — Cuando  el  valiente  Coman- 
dante del  Oqtcendo  vio  que  no  podía  dominar  el  incendio  y  no  tenía  ningún  cañón 
en  estado  de  servicio,  fué  cuando  se  decidió  á  embarrancar,  mandando  previamente 
disparar  todos  los  torpedos,  menos  los  dos  de  popa,  por  si  se  acercaba  algún  buque 
enemigo,  hasta  que  llegado  el  último  extremo,  mandó  arriar  la  bandera,  minutos  des- 
pués que  el  Teresa  y  previa  la  consulta  á  aquellos  Oficiales  que  estaban  presentes. 
Los  Comandantes  segundo  y  tercero  y  tres  Tenientes  de  Navio  habían  ya  muerto. 
El  salvamento  de  los  supervivientes  fué  organizado  por  su  Comandante,  que  ha  per- 
dido la  vida  por  salvar  la  de  sus  subordinados.  Hicieron  una  balsa,  arriaron  dos  lan- 
chitas,  únicas  embarcaciones  que  les  (quedaban  útiles,  y  últimamente  fueron  auxilia' 
dos  por  embarcaciones  americanas,  y  según  me  dijo  un  insurrecto  con  quien  hablé 
en  la  playa,  también  les   auxilió  un  bote  que  éstos  tenían. — Sublime  era  el  espec- 


i6o- 


táculo  que  presentaban  estos  dos  buques;  las  continuas  explosiones  q.ie  se  sucedian 
sin  cesar,  no  acobardaban  á  estos  valientes,  que  han  defendido  sus  buques  hasta  el 
punto  de  no  haber  podido  ser  hollados  por  la  planta  de  ningún  enemigo. — Cuando 
fui  invitado  por  el  Oficial  americano  á  seguirlo,  según  digo  á  V.  E.  I.  anteriormen- 
te, di  instrucciones  para  el  reembarco  al  tercer  Comandante  D.  Juan  Aznar,  á  quien 
no  he  vuelto  á  ver  desde  entonces. — Al  llegar  al  buque  americano,  que  era  el  yate 
armado  Gloiicester,  encontré  alli  una  veintena  de  heridos,  pertenecientes  en  su  ma- 
yor parte  á  los  cazatorpederos,  los  Comandantes  de  éstos,  tres  Oficiales  del  Teresa., 
el  Contador  del  Oquendo  y  nos  reunimos  entre  todos  hasta  93  personas,  pertene- 
cientes á  las  dotaciones  de  la  Escuadra. — El  Comandante  y  Oficiales  del  yate  nos 
recibieron  con  las  mayores  atenciones,  esforzándose  por  atender  á  nuestras  necesida- 
des, que  eran  de  todo  género,  porque  llegábamos  absolutamente  desnudos  y  ham- 
brientos; me  manifestó  el  Comandante,  que  como  su  buque  era  tan  pequeño,  no 
podía  recibir  aquella  masa  de  gente,  é  iba  á  buscar  un  buque  mayor  que  los  embar- 
cara.— Los  insurrectos,  con  quienes  yo  había  hablado,  me  habían  dicho  que  con 
ellos  tenían  unos  200  hombres,  entre  los  que  había  cinco  ó  seis  heridos,  y  me  aña- 
dieron de  parte  de  su  Jefe  que  si  queríamos  irnos  con  ellos,  les  siguiéramos  y  nos 
auxiliarían  con  lo  que  ellos  tenían,  á  lo  que  les  contesté  que  dieran  las  gracias  á  su 
Jefe  y  le  dijeran  que  nosotros  nos  habíamos  rendido  á  los  americanos;  pero  que  si 
tenían  Médico,  les  agradecería  que  curara  á  una  porción  de  heridos  que  teníamos  en 
la  playa,  algunos  de  ellos  muy  graves. 

Al  Comandante  del  yate  le  comuniqué  esta  conversación  con  los  insurrectos  y  le 
supliqué  reclamara  nuestra  gente,  lo  que  me  prometió,  enviando  al  efecto  un  desta- 
camento con  bandera.  También  envió  algunos  víveres  de  que  tan  necesitados  esta- 
ban en  la  playa. 

Seguimos  después  hacia  el  O.  hasta  encontrar  el  grueso  de  la  Escuadra,  de  la 
que  se  destacó  el  crucero  auxiliar  París,  y  nuestro  yate  siguió  hasta  frente  á  Cuba, 
donde  recibió  órdenes,  con  arreglo  á  las  que,  unos  fuimos  trasbordados  al  lowa  y 
otros  lo  fueron  á  otros  barcos,  de  ellos,  los  heridos  al  buque  hospital. 

Durante  mi  permanencia  en  el  yate,  pedí  á  los  Comandantes  de  los  cazatorpede- 
ros noticia  de  la  suerte  que  les  había  cabido,  teniendo  el  sentimiento  de  saber  su 
triste  fin. 

De  lo  ocurrido  al  Furor,  puede  V.  E.  I.  enterarse  detalladamente  por  la  adjun- 
ta copia  del  parte  de  su  Comandante;  en  él  encontró  una  muerte  gloriosa  el  Capitán 
de  Navio  D.  Fernando  Villaamil,  y  el  número  de  bajas  acredita  cómo  se  ha  condu- 
cido este  pequeño  buque,  cuyo  Comandante  también  fué  herido  levemente. 

También  acompaño  á  V.  E.  I.  copia  del  parte  que  me  ha  producido  el  Coman- 
dante del  Pintón,  quien  también  está  herido  en  un  pie  y  cuyo  buque  tiene  en  este 
día  una  historia  tan  gloriosa  como  su  compañero,  y  ambos  como  no  puede  pedir 
más  ni  el  más  exigente. 

Cuando  llegué  al  lowa,  donde  fui  recibido  con  toda  clase  de  honores  y  conside- 
raciones, tuve  el  consuelo  de  ver  en  el  portalón  al  bizarro  Comandante  del  Vizcaya, 
que  salió  á  recibirme  con  su  espada  ceñida,  porque  el  Comandante  del  loiva  no  qui- 


— 16¡ 


so  que  se  desprendiera  de  ella  en  testimonio  de  £u  brillante  defensa.  Adjunta  es 
también  copia  del  parte  que  me  ha  producido,  por  el  cual  vendrá  V.  E.  I.  en  conoci- 
miento de  esta  historia  tan  parecida  á  la  de  sus  hermanos  Teresa  y  Oquendo,  lo  que 
prueba  que  los  mismos  defectos  han  producido  las  mismas  desgracias,  habiendo  sido 
todo  cuestión  de  tiempo. 

En  el  lowa  estuve  hasta  el  4  por  la  tarde  en  que  fui  trasbordado  al  San  Luis, 
donde  encontré  al  General  segundo  Jefe  y  Comandante  del  Colón. 

Cuando  estando  aún  en  el  loiva,  se  incorporó  el  Almirante  Sampson,  le  pedí 
permiso  para  telegrafiar  á  V.  E,  I.,  haciéndolo  en  los  siguientes  términos: 

«En  cumplimiento  de  las  órdenes  de  V.  E.,  salí  ayer  mañana  de  Cuba  con  toda 
la  Escuadra,  y  después  de  un  combate  desigual  contra  fuerzas  más  que  triples  de  las 
mías,  toda  mi  Escuadra  quedó  destruida,  incendiados  y  embarrancados  Teresa, 
Oquendo  y  Vizcaya  que  volaron;  el  Colón,  según  informes  de  los  americanos,  em- 
barrancado y  rendido;  los  cazatorpederos  á  pique.  Ignoro  aún  las  pérdidas  de  gente, 
pero  seguramente  suben  de  600  muertos  y  muchos  heridos,  aunque  no  en  tan  gran- 
de proporción.  Los  vivos  somos  prisioneros  de  los  americanos.  La  gente  toda  rayan- 
do á  ima  altura  que  ha  merecido  los  plácemes  más  entusiastas  de  los  enemigos.  Al 
Comandante  del  Vizcaya  le  dejaron  su  espada.  Estoy  muy  agradecido  á  la  genero- 
sidad é  hidalguía  con  que  nos  tratan.  Entre  los  muertos  está  Villaamil  y  creo  que 
Lazaga;  entre  los  heridos  Concas  y  Eulate.  Hemos  perdido  todo  y  necesitaré  fon- 
dos.— Cervera. — 4  de  Julio  98.» 

En  cuyo  telegrama  hay  que  rectificar  la  suerte  del  Pintón,  que  no  fué  echado  á 
pique,  sino  que,  sin  poderse  sostener  á  flote,  consiguió  embarrancar  como  V.  E.  I.  ve- 
rá en  el  parte  de  su  bizarro  Comandante. 

Una  vez  en  el  San  Luis,  el  General  segundo  Jefe  y  el  Comandante  del  Colón 
me  enteraron  de  su  triste  suerte,  produciendo  el  primero  el  parte  de  que  acompaño 
copia  también,  absteniéndome  de  comentarios,  que  huelgan  respecto  á  un  parte  pro- 
ducido por  este  distinguido  General,  de  hechos  ocurridos  fuera  de  mi  vista. 

Réstame  decir  á  V.  E.  I.,  para  completar  los  rasgos  característicos  de  esta  lúgu- 
bre jornada,  que  nuestros  enemigos  se  han  conducido  y  se  conducen  actualmente 
con  nosotros,  con  una  hidalguía  y  delicadeza  que  no  cabe  más;  no  sólo  nos  han  ves- 
tido como  han  podido,  desprendiéndose  de  efectos  no  sólo  del  Estado,  sino  de  pro- 
piedad particular,  sino  que  han  suprimido  la  mayor  parte  de  los  «hurras  >  por  res- 
peto á  nuestra  amargura;  hemos  sido  y  somos  objeto  de  entusiastas  felicitaciones 
por  nuestra  acción,  y  todos,  á  porfía,  se  han  esmerado  en  hacernos  nuestro  cautive- 
rio lo  más  llevadero  posible. 

Ignoro  aún  las  pérdidas  de  gente,  por  estar  repartidos  en  diversos  buques,  pero 
estarán  en  las  ideas  que  hace  concebir  el  telegrama  antes  inserto. 

En  resumen:  la  jornada  del  3  ha  sido  un  desastre  horroroso,  como  yo  había  pre- 
visto; el  número  de  muertos  es,  sin  embargo,  menor  del  que  yo  temía;  la  Patria  ha 
sido  defendida  con  honor  y  la  satisfacción  del  deber  cumplido  deja  nuestras  con- 
ciencias tranquilas,  con  sólo  la  amargura  de  lamentar  la  pérdida  de  nuestros  queridos 
compañeros  y  las  desdichas  de  la  Patria. 


— 16: 


A  bordo  de  este  buque  hay,  además  del  segundo  Jefe  y  yo  con  nuestros  Ayu- 
dantes, un  Jefe,  cuatro  Oficiales  y  32  individuos  del  Infanta  María  Teresa;  el  Con- 
tador y  35  individuos  del  Oq tiendo;  los  tres  Comandantes,  11  Oficiales,  siete  Guar- 
dias Marinas  y  347  individuos  del  Vizcaya;  los  tres  Comandantes,  14  Oficiales  y 
191  individuos  del  Colón;  el  Comandante,  el  Maquinista  Mayor  y  10  individuos 
del  Furor;  el  Comandante,  un  Oficial  y  1 9  individuos  del  Pintón,  y  el  Teniente 
de  Navio  de  primera  clase  D.  Enrique  Capriies,  á  quien  embarqué  de  trasporte  en 
el  Vizcaya  cuando  dejó  el  mando  de  la  Provincia. 

De  toda  esta  gente  envío  á  V.  E.  I.  relaciones  que  continuaré  cuando  tenga  no- 
ticias de  los  demás. 

También  acompaño  á  V.  E.  I.  relación  de  los  Jefes,  Oficiales  y  Guardias  Mari- 
nas muertos,  heridos,  contusos  y  desaparecidos  y  otra  de  los  heridos  no  Oficiales 
que  hay  en  este  buque;  la  gran  masa  de  heridos  está  á  bordo  del  buque  hospital  que 
es  el  vapor  Solace. 

Como  comprendo  que  V.  E.  I.  podrá  tener  dificultades  para  transmitir  esta  co- 
municación, me  permito  enviarle  un  traslado  al  Excmo.  Sr.  Ministro  de  Marina. 

De  los  hechos  particulares,  dignos  de  mención,  que  no  afectan  al  conjunto  de  la 
acción,  daré  parte  por  separado,  á  medida  que  los  vaya  conociendo. 

Dios  guarde  á  V.  E.  I.  muchos  años. — En  la  mar,  á  bordo  del  San  Luis,  9  de 
Julio  de  1898.— Pascual  Cervera. 


Parte  del    Colón. 


El  General  2.°  Jefe  (Paredes)  al  Almirante  (Cervera) 

Excmo.  Sr.:  Tengo  el  honor  de  trasladar  á  V.  E.  I.  el  parte  que  del  combate  y 
suerte  habida  al  acorazado  Colón  el  día  3  del  corriente,  me  comunica  su  dignísimo 
Comandante,  que  dice  asi: 

«Cumpliendo  las  órdenes  recibidas,  salí  con  el  buque  de  mi  mando,  ocupando 
el  puesto  designado,  del  puerto  de  Santiago  de  Cuba,  estando  tanto  avante  con  el 
Morrillo  á  las  9''  45 "^  de  la  mañana,  rompiendo  el  fuego  contra  el  loioa,  (jue  era  el 
buque  más  próximo  en  el  momento  de  la  salida. 

Cinco  minutos  más  tarde,  siendo  el  buque  más  avanzado  de  la  línea  enemiga 
el  Brooklyn,  ordené  á  las  baterías  que  todos  los  fuegos  se  dirigieran  sobre  él  y  lo 
que  fuera  posible  contra  el  Oregon,  (jue  se  hallaba  por  la  aleta  de  babor  y  al  que 
no  podía  dedicarse  atención  por  la  falta  de  cañones  de  caza  y  retirada.  Así  se  efec- 
tuó, disparando  contra  dicho  buque  184  disparos  con  los  cañones  de  15  centímetros 
y  1 17  con  la  batería  de  12  cm.,  teniendo  la  seguridad  de  haber  hecho  blanco  con  un 
diez  por  ciento  denlos  tiros.— Desde  luego  vi  que  ni  el  Brooklyn  ni  el  Oregon,  que 
emprendieron  la  caza,  podían  alcanzarme  y  se  (quedaban  más  rápidamente  el  prime- 
ro que  el  segundo  y  continué  cerca  de  la  costa  haciendo  rumbo  al  Cabo  Cruz. — A.  la 


-i63- 

una  de  la  tarde  empezó  á  bajar  la  presión  de  calderas,  disminuyendo  las  revolucio- 
nes de  85  á  80,  empezando,  jior  tanto,  á  ganarme  en  andar  el  Oregon,  que  poco 
tiempo  después  rompió  el  fuego  contra  el  buque  con  sus  cañones  de  caza  de  grueso 
calibre,  al  que  sólo  pude  contestar  con  disparo  del  cañón  número  2  de  la  batería, 
guiñando  al  efecto  lo  necesario,  aunque  esto  acortase  la  distancia. — En  vista  de  esto 
y  vista  la  seguridad  absoluta  de  ser  apresado  por  el  enemigo,  de  acuerdo  con  Vue- 
cencia, por  no  ser  conveniente  distraer  á  ningún  Jefe  y  Oficial  de  sus  destinos,  dada 
la  extructura  y  disposición  de  las  escotillas,  que  representaba  una  pérdida  de  tiem- 
po muy  necesario  y  con  el  ánimo  de  aprovechar  hasta  el  último  momento  la  ocasión, 
si  se  presentaba,  de  hacer  fuego,  y  con  el  fin  de  evitar  llegase  el  de  ser  apresado, 
resolvimos  embarrancar  y  perder  el  buque  y  no  sacrificar  estérilmente  las  vidas  de 
los  que  se  habían  batido  con  el  valor  heroico,  la  disciplina  y  serenidad  que  Vue- 
cencia ha  podido  apreciar  por  sí  mismo,  y  como  consecuencia  del  acuerdo  se  hizo 
proa  al  río  Tarquino,  en  cuya  playa  embarranqué,  con  velocidad  de  1 3  millas,  á  las 
dos  de  la  tarde.  Ya  varado  el  buque  y  reunidos  los  Jefes  y  Oficiales,  todos  manifes- 
taron su  conformidad  á  lo  hecho,  por  comprender  que  de  seguir,  aunque  no  fuera 
más  que  momentos,  corría  inminente  peligro  de  caer  en  poder  del  enemigo  y  ser 
un  trofeo  de  guerra  que  era  necesario  á  lodo  trance  evitar. 

Poco  después  quedamos  prisioneros  de  guerra  del  Brooklyn  cuyo  Comandante 
se  presentó  á  bordo  poco  tiempo  después.  Durante  el  combate  he  tenido  un  muer- 
to y  veinte  y  cinco  heridos,  cuya  relación  acompaño  á  V.  E.  como  resultado  de  los 
proyectiles  del  enemigo,  que  aunque  nos  alcanzaron  en  gran  número,  no  hicieron 
averías  en  la  parte  protegida  del  buque. 

Es  cuanto  tengo  que  poner  en  conocimiento  de  V.  E.,  expresando  al  mismo 
tiempo  mi  convicción,  que  todos  y  cada  uno  han  cumplido  con  su  deber  en  las  di- 
fíciles circunstancias  en  que  se  efectuó  la  salida,  las  desventajosas  del  combate  por 
la  superioridad  del  enemigo  y  la  deficiencia  grande  de  los  medios  de  ataque  de  mi 
buque.» 

Y  yo  por  mi  parte,  como  testigo  de  los  sucesos,  réstame  sólo  manifestar  á  Vue- 
cencia Ilustrísima,  que  en  medio  de  nuestra  pena  por  la  pérdida  de  los  buques  y 
del  personal  digno  y  heroico,  cabe  la  satisfacción  de  que  todos  han  cumplido  con 
su  sagrado  deber  de  defender  su  bandera  y  Patria,  demostrando  una  vez  más  que 
la  Marina  española  puede  sucumbir,  pero  jamás  con  la  deshonra. 

Todos  á  bordo  del  Colón  fueron  dignos  imitadores  de  nuestros  antepasados, 
imposible  es  recomendar  á  ninguno  de  sus  dignos  tripulantes,  rayaron  en  el  heroís- 
mo, mas  seria  dejar  de  cumplir  con  un  sagrado  deber  si  no  expresara  á  V.  E.  I.  que 
su  valiente  Comandante  colocóse  á  una  altura  que  no  hay  frases  que  expresarlo 
puedan,  sólo  sí  que  honra  al  Cuerpo  en  que  sirve. 

Dios  guarde  á  V.  E.  muchos  años. — En  la  mar  á  bordo  del  San  Lnísy  6  de 
Julio  de  1898. — ^JosÉ  DE  Paredes. 


— 164 — 
Parte  del  «Oqnendo.» 

El  Teniente  de  Kavío  (^Calandria)  al  Almirante (Cervera). 

Excmo.  Sr.:  El  Oficial  que  tiene  el  honor  de  dirigirse  á  V.  E.,  es  el  más  anti- 
guo de  los  de  la  dotación  del  acorazado  Almirante  Oquendo  que  sobrevive  al 
combate  del  día  3  de  Julio  último,  por  lo  que  se  cree  en  el  deber  de  dar  cuenta  á 
Vuecencia  de  lo  ocurrido  en  él,  en  el  buque  de  su  destino  y  pone  en  su  superior 
conocimiento  lo  que  sigue:  Iniciado  el  movimiento,  se  tocó  zafarrancho  de  combate, 
y  el  Oficial  que  suscribe  pasó  á  ocupar  su  puesto,  que  era  la  caseta  de  observación 
de  torpedos  del  puente  de  popa,  desde  la  cual  pudo  observar  los  movimientos  de  la 
Escuadra  enemiga,  encontrándose  ésta  á  la  salida  del  buque,  navegando  en  linea  de 
fila,  rumbo  al  O.  y  en  cabeza  el  crucero  Brooklyn.  Una  vez  franco  el  canal,  se  si- 
guieron las  aguas  del  matalote  de  proa  y  se-rompió  el  fuego  por  la  banda  de  babor, 
siendo  constantemente  hostilizado  por  los  buques  enemigos,  especialmente  por  el 
acorazado  lowa  y  el  crucero  Brooklyn,  siendo  éstos  también  los  que  preferentemen- 
te fueron  batidos  por  nuestras  baterías,  por  pasar  á  juicio  del  que  suscribe  á  una 
distancia  de  ellos  inferior  á  3.500  metros. — Se  continuó  navegando  hasta  dejar  al 
lowa  algo  retrasado  por  la  aleta  de  babor,  pero  al  alcance  de  su  artillería,  encon- 
trándose en  estos  momentos  el  Brooklin  por  la  amura  de  la  misma  banda,  y  los  de- 
más buques  navegando  por  la  popa  del  Io7va  á  distancia.  Esta  era  la  situación  de 
la  Escuadra  enemiga  al  ser  avisado  por  el  tubo  acústico  de  haber  incendios  en  las 
cámaras  de  torpedos  de  popa,  viendo,  al  salir  de  la  caseta,  que  las  llamas  salían  por 
la  escotilla  de  Oficiales  situada  en  la  toldilla,  y  comprendiendo  era  imposible  do- 
minar aquél,  por  las  proporciones  que  tenia,  fui  al  puente  de  proa  á  dar  cuenta  al 
señor  Comandante,  en  el  momento  en  que  ya  se  disponía  á  varar  el  buque,  gober- 
nando sobre  estribor,  y  temiendo  que  los  torpedos  de  proa  explotasen  en  el  mo- 
mento de  la  varada,  si  ésta  era  muy  violenta,  por  ir  completamente  listos,  lo  mis- 
mo que  los  de  los  demás  tubos,  indicó  al  señor  Comandante  la  conveniencia  de  que 
se  dispararan,  operación  que  se  efectuó  en  la  cámara  de  proa  por  el  Alférez  de  Na- 
vio D.  Alfredo  Nardiz  y  personal  á  sus  órdenes. 

En  el  momento  que  el  buque  embarrancaba,  llenas  de  muertos  y  heridos  las 
cubiertas,  la  artillería  inútil  y  devorados  por  el  incendio,  el  señor  Comandante  or- 
denó al  que  suscribe  arriara  la  bandera,  pero  tanto  por  la  poca  energía  con  que  dio 
la  orden,  como  por  la  vacilación  natural  en  los  que  debían  ejecutarla,  no  hubo  lu- 
gar á  que  la  triste  orden  se  cumpliese;  el  fuego  que  en  y.quel  momento  tenía  gran- 
des proporciones,  quemó  la  driza  y  la  bandera  cayó  entre  las  llamas. 

Esto  es  cuanto  el  que  suscribe  ha  podido  apreciar  del  combate,  por  estar,  por 
su  destino,  aislado  del  resto  del  buque;  los  demás  detalles  que  incluyo  á  continua- 
ción, son  reconstituidos  de  las  noticias  y  datos  adquiridos  posteriormente. 

Las  órdenes  dadas  á  las  dos  baterías  y  torres,  fueron  graduar  las  alzas  á  dis- 
tancia que  variasen  desde  2.400  á  3.200  metros;  al  cuarto  disparo  de  cañón  núme- 
ro 6  de  14  centímetros,  saltó  el  cierre,  roto  por  el  eje  de  giro,  matando  é  hiriendo  á 


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los  sirvientes  y  dejando  cie^^o  al  artillero;  á  los  pocos  momentos  eran  tantas  las  ba- 
jas en  la  batería  superior,  entre  las  que  se  contaban,  el  Comandante  de  la  misma, 
Teniente  de  Navio  D.  Enrique  Marra-López  y  el  Alférez  de  Navio  D.  Juan  Díaz 
Escribano,  ambos  heridos,  que  sólo  los  cañones  2  y  4  pudieron  ser  cubiertos,  con- 
tinuando haciendo  fuego,  hasta  que  rotos  los  dos  ascensores,  y  en  la  imposibilidad 
de  subir  proyectiles  con  aparejos,  por  impedirlo  los  incendios  declarados  en  las 
cámaras  centrales  de  popa  y  proa,  se  continuaron  disparando  los  proyectiles  que  es- 
taban en  cubierta,  que  á  falta  de  otros  conductores  acarreaban  el  Teniente  de  Na- 
vio D.  Enrique  Marra-López,  el  Guardia  Marina  D.  Quirino  Gutiérrez  y  el  tercer 
Condestable  Antonio  Serrano  Fació. — La  batería  de  tiro  rápido  quedó  en  su  mayor 
parte  destruida,  desmontados  varios  cañones  y  muertos  ó  heridos  casi  todo  su  per- 
sonal, y  entre  los  muertos  el  segundo  y  tercer  Comandantes. 

En  la  torre  de  proa  al  disponerse  para  hacer  el  tercer  disparo,  entró  un  proyec- 
til por  entre  el  cañón  y  la  cañonera  y  destrozando  parte  del  carapacho,  mató  al  Co- 
mandante de  ella,  Teniente  de  Navio  D.  Eugenio  Rodríguez  Barcena  y  al  tercer 
Condestable  Francisco  García  Pueyo  y  dejó  muy  mal  herido  al  artillero  de  primera 
José  Arenosa  Sixto,  rompiendo  además  las  tuberías  y  aparatos.  En  la  de  popa  tam- 
bién fué  muerto  por  un  casco  de  granada  su  Comandante,  el  Teniente  de  Navio 
don  Alfonso  Polanco  y  Navarro.  Una  granada  que  entró  en  la  cámara  de  torpedos 
de  popa,  dejó  fuera  de  combate  á  todo  su  personal,  y  á  los  pocos  momentos,  explo- 
tando otra  en  la  central  de  popa,  ocasionó  bastantes  bajas,  entre  ellas  el  Alférez  de 
Navio  D.  Emilio  Pascual  del  Pobil,  que  fué  herido. 

Dispuesto  por  el  señor  (^^omandante  la  inundación  de  los  pañoles  á  consecuen- 
cia de  los  incendios,  trasladó  esta  orden  el  Teniente  de  Navio  D.  Tomás  Calvar  al 
primer  Maquinista  D.  Juan  Pantín,  el  que  fué  á  cumplimentarla  á  la  cámara  central 
de  proa,  donde  estaban  ardiendo  los  maleteros  de  la  gente,  consiguiendo  inundar 
los  pañoles  de  proa,  no  pudiendo  inundar  los  de  popa  por  el  voraz  incendio  que 
consumía  el  comedor  y  camarotes  de  Oficiales,  las  taquillas  de  las  clases  y  las  des- 
pensas. Este  incendio  se  comunicó  seguidamente  á  la  plataforma  de  popa  por  las 
maderas  incendiadas  del  piso  y  comedor  de  Oficiales,  que  caían  por  la  escotilla  del 
ascensor  y  hubiera  ocasionado  el  inmediato  incendio  y  voladura  del  pañol  de  14  cen- 
tímetros, si  el  tercer  Condestable  Germán  Montero  y  el  marinero  Luis  Díaz,  no  hu- 
bieran tapado  sus  escotillas,  primero  con  cuarteles  de  madera  y  después  con  camas 
mojadas,  y  no  consiguiendo,  á  pesar  de  sus  esfuerzos,  desmontar  el  ascensor  para 
arriar  la  tapa  de  la  escotilla,  abandonaron  la  plataforma  cuando  les  era  imposible 
permanecer  en  ella,  cerrando  antes  los  pañoles  de  28  centímetros. 

Después  de  varado  el  buque  y  por  orden  de  su  Comandante,  se  pararon  las  má- 
quinas, se  abrieron  las  seguridades  y  se  desalojaron  las  máquinas  y  calderas,  empe- 
zando el  salvamento;  para  llevarlo  á  cabo,  hubo  qne  renunciar  á  los  botes  grandes, 
por  impedir  el  incendio  arriarlos  y  estar  otros  inutilizados,  consiguiéndose  echar  al 
agua  el  chinchorro,  que  se  fué  á  pique,  utilizándose  con  éxito  las  dos  lanchitas  y  te- 
niendo lugar  hechos  distinguidos,  de  los  que,  así  como  de  los  ocurridos  en  combate, 
doy  cuenta  á  V.  E.  por  separado. 


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Al  arrojarse  al  agua  el  que  suscribe,  quedaban  en  el  castillo  el  señor  Comandan- 
te, el  Alférez  de  Navio  D.  Alfredo  Nardiz,  algunos  individuos  de  marinería,  el  pri- 
mer Contramaestre  D.  Luis  Rodríguez  y  el  primer  Maquinista  D.  Juan  Pantln;  es- 
tos dos  últimos  aseguran  que  después  de  mi  salida,  el  señor  Comandante,  (jue  rehu- 
saba salvarse,  cayó,  por  i'dtimo,  en  cubierta,  llevándose  las  manos  al  pecho,  presa,  al 
parecer,  de  un  ataque  de  disnea  y  auxiliándolo,  cubrieron  su  cuerpo  con  una  bande- 
ra al  creerlo  cadáver,  de  lo  que  tuve  noticia  á  bordo  del  vapor  Haward. 

El  buque  quedó  varado  á  una  distancia  de  lo  ó  12  millas,  próximamente,  de  la 
boca  del  ])uerto  de  Santiago  de  Cuba. 

Es  cuanto  tengo  el  honor  de  poner  en  conocimiento  de  V.  E.  en  cumplimiento 
de  mi  deber. — Dios  guarde  á  V.  E.  muchos  años. — Camp  Long,  Portsmouth  Navy 
Yard  20  Julio  de  1898. — Excmo.  Sr.— Adolfo  Calandria. 


Parte  del  «Vizcaya. 


El  Capitán  de  Navio  (Eulate)  al  Almieante  (Cervera). 

Excmo.  Sr.:  En  cumplimiento  de  las  órdenes  recibidas  de  V.  E.,  en  la  mañana 
del  2  del  presente  procuré  alistar  el  buque  para  poder  salir  á  las  cuatro  de  la  tarde; 
pero  como  el  reembarco  de  la  primera  Compañía  no  empezó  hasta  esa  hora,  eran  las 
seis  y  media  cuando  el  buque  se  encontró  dispuesto  para  salir  á  la  mar.  En  ese  mo- 
mento se  arboló  la  bandera  de  combate  por  los  Oficiales,  á  quienes  arengué  con  el 
recuerdo  de  las  obligaciones  que  impone  la  Ordenanza  y  los  actos  heroicos  realizados 
por  nuestros  predecesores  en  esta  honrosa  carrera.  Seguidamente,  precedida  de  un 
exordio,  recibimos  de  rodillas  la  bendición  del  Padre  Capellán. — Con  la  bandera  ar- 
bolada esperamos  las  últimas  órdenes  de  V.  E.  y  á  las  nueve  de  la  mañana  del  si- 
guiente día  3  estaba  el  buque  listo  para  seguir  las  aguas  del  buque  insignia. — 
A  9^1  de  tiempo  verdadero  se  dio  avante  para  seguir  al  Teresa  y  á  las  9  y  30,  reba- 
basada  la  punta  de  la  Socapa,  se  dio  toda  fuerza  y  gobernó  con  arreglo  á  lo  que 
Vuecencia  se  sirvió  prevenirme  de  antemano.  Desde  este  momento,  Excmo.  Sr.,  se 
rompió  el  fuego  contra  los  buques  enemigos,  que  muy  nutrido  en  un  principio,  fué 
decreciendo  en  la  batería  de  14  cm.  por  los  defectos  de  sus  cañones  y  cargas,  de  los 
que  ya  V.  E.  tiene  conocimiento. — A  pesar  de  esos  defectos,  el  entusiasmo  y  la  in- 
teligencia de  los  Oficiales  que  las  dirigían  y  la  excelente  disciplina  de  sus  dotacio- 
nes hicieron  que,  en  las  dos  y  media  horas  que  duró  el  combate,  dispararan  los  de 
la  banda  de  babor  150  tiros,  habiendo  hecho  el  que  más  40  disparos  y  de  25  para 
arriba  los  demás,  á  excepción  de  uno  que  sólo  pudo  hacer  ocho. — Las  averías  de 
estos  cañones  fueron  muchas,  pero  muy  especialmehte  las  ya  conocidas  de  escupir 
las  agujas,  no  cerrarse  el  cierre  y  no  entrar  los  proyectiles. — Cañón  hubo  que  para 
poder  disparar  su  carga  se  probaron  antes  siete,  y  otro  que  pasó  de  las  ocho  y  que 
siempre  entró  en  batería  á  fuerza  de   trabajos  y  golpes. — En  la  batería   baja  fué 


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siempre  el  fuego  muy  nutrido  en  las  dos  primeras  horas,  pero  después  fué  tal  el  nú- 
mero de  ]:)royectiles  enemigos  que  entraron  é  hicieron  averías  en  las  piezas  de  bario- 
fuego,  ó  sea  de  babor,  que  todas  quedaron  inútiles  y  la  mayor  parte  desmontadas. 

El  número  de  bajas  en  la  batería  alta  fué  tal  que,  cuando  aún  disparaba  uno  de 
los  cañones,  ya  no  había  gente  que  lo  cubriera;  y  en  la  batería  baja  llegó  momento 
en  que  por  no  haber  sirvientes  ni  conductores  para  los  cañones,  hubo  necesidad  de 
disminuir  la  que  se  dedicaba  á  extinguir  los  continuos  incendios  que  se  desarrolla- 
ban, causa  que,  unida  á  que  la  tubería  de  contra-incendios  quedó  inútil  por  los  tiros 
enemigos,  hizo  que  aquéllos  tomasen  tal  incremento  que  no  fuese  posible  el  extin- 
guirlos. Se  puede  asegurar  que  el  número  de  víctimas  en  ambas  baterías  era,  á  las 
dos  horas  de  empezar  el  combate,  de  jo  á  8o,  en  su  mayoría  muertos,  y  entre  ellos 
el  Comandante  de  la  baja  Teniente  de  Navio  D.  Julián  Ristory  y  Torres,  quien  por 
su  bravura  merece  un  puesto  de  honor  en  los  anales  de  la  historia  de  nuestra  Marina. 

Por  la  valiente  arremetida  que  al  empezar  el  combate  dio  al  enemigo  el  buque 
insignia,  no  fuimos  en  un  principio  tan  castigados  de  sus  proyectiles,  pues  solamen- 
te dos  de  sus  buques  acorazados  nos  hacían  fuego;  pero  en  la  segunda  hora,  ya  fui- 
mos el  blanco  de  cuatro:  el  Broolklyn  por  babor,  Oregon  por  la  aleta  de  la  mis- 
ma banda,  lowa  por  la  popa  y  el  New-  York  por  la  aleta  de  estribor,  pero  muy 
cerrado  á  la  popa,  de  modo  que  solamente  con  el  cañón  de  28  cm.  de  esta  extremi- 
dad se  podía  responder  lowa  y  New-  York.  Los  cañones  de  reductos  de  estri- 
bor pudieron  disparar  contra  el  New-  York  cuatro  ó  cinco  tiros  el  de  proa  y  popa; 
pero  como  aquel  buque,  después  de  hacer  fuego  por  su  banda  de  babor,  guiñaba  á  la 
popa,  resultaron  muy  inciertos. 

Eran  las  9^  35'"  cuando  ya  fuera  del  puerto  y  arrumbados  á  montar  Punta  Ca- 
brera, recibimos  el  primer  tiro  del  enemigo,  y  á  las  iih  501",  cuando  ya  sin  poder 
hacer  fuego  con  ninguna  de  las  piezas  de  babor,  traté  de  probar  si  el  Brooklyn,  que 
era  el  que  más  nos  acosaba  por  babor  y  el  que  estaba  más  cerca,  nos  esperaría  para 
arremeterle,  y  con  dicho  objeto  se  guiñó  á  dicha  banda;  pero  aquel  barco  hizo  lo 
mismo,  indicando  que  no  quería  emplear  más  que  su  artillería. — El  que  suscribe, 
herido  en  la  cabeza  y  espalda,  fué  obligado  á  retirarse,  para  ser  curado,  en  estado 
casi  exánime  por  la  pérdida  de  sangre,  pero  resignando  el  mando  por  el  momento  en 
el  segundo  Comandante,  con  instrucciones  claras  y  concretas  para  no  rendir  el  bar- 
co y  vararlo  ó  incendiarlo  antes  que  aquello  pudiera  suceder.  En  la  enfermería  me 
encontré  al  Alférez  de  Navio  D.  Luis  Fajardo,  que  le  estaban  curando  de  una  heri- 
da muy  grave  en  un  brazo,  y  al  preguntarle  qué  tenía,  me  dijo  «que  le  habían  herido 
un  brazo,  pero  que  aún  le  quedaba  uno  para  la  Patria.» 

Ya  estancada  la  sangre  de  mis  heridas,  subí  de  nuevo  al  puente  y  vi  que  el  se- 
gundo Comandante  había  ordenado  arrumbar  á  la  tierra  para  varar,  pues  no  sola- 
mente no  había  cañones  que  pudiesen  disparar  y  un  incendio  en  la  popa  había  to- 
mado tal  incremento  que  era  imposible  pensar  en  dominarlo,  sino  que  vino  á  com- 
plicar más  esta  triste  situación  la  iniciación  de  otro  incendio  en  la  plataforma  de 
proa,  producido  por  haber  reventado  un  tubo  de  vapor  y  la  explosión  de  una  ó  va- 
rias calderas  del  grupo  de  proa. — A  pesar  de  que  el  segundo  Comandante,  Capitán 


— 168— 

de  Fragata  D.  Manuel  Roldan  y  Torres,  había  obrado  con  arreglo  á  las  instruccio- 
nes y  si  cabe  sin  haberse  excedido,  reuní  inmediatamente  á  los  Oñciales  que  estaban 
más  próximos,  entre  ellos  al  Teniente  de  Navio  de  primera  D.  Enrique  Capriles,  y 
les  pregunté  si  había  alguno  entre  ellos  que  creyera  se  podía  hacer  algo  más  en  de- 
fensa de  la  Patria  y  de  nuestro  honor  y  unánimemente  respondieron  que  no  cabía 
hacer  más. — Inmediatamente,  para  impedir  que  la  bandera  de  combate  pudiera  ser- 
vir de  trofeo  al  enemigo,  ordené  al  Alférez  de  Navio  D.  T.uis  Castro  que  izara  otra 
y  arriara  aquélla  para  ser  quemada,  operación  que  se  efectuó  con  toda  diligencia. — 
A  las  I2l>  i5m  y  bajo  un  fuego  nutridísimo  de  los  cuatro  acorazados  ya  dichos,  varó 
el  que  fué  crucero  Vizcaya  en  los  bajos  del  Aserradero  y  en  condiciones  que  era 
imposible  su  salvamento,  no  sólo  por  la  disposición  del  buque  sobre  los  bajos  y  la 
Índole  de  éstos,  sino  que  también  sabía  habían  de  explotar  todos  los  pañoles,  si  bien 
dando  tiempo  para  el  salvamento,  como  sucedió. — Varados,  ordené  al  segundo  Co- 
mandante que  dispusiera  todo  para  un  salvamento  inmediato,  y  éste,  con  algunos 
Oficiales,  fueron  á  tratar  de  arriar  botes,  pero  como  me  diese  cuenta  de  que  sólo 
había  uno  útil,  dispuse  que  éste  fuese  empleado  con  preferencia  en  trasportar  heri- 
dos, y  autoricé  para  que  todo  el  que  supiese  nadar  y  tuviese  salvavidas  ó  algo  que 
flotase  lo  suficiente  para  ma  ntercrlo,  pudiera  echarse  al  agua  y  tratar  de  tomar  los 
arrecifes  del  bajo  que  estaba  á  unos  90  metros  de  la  proa. — Este  salvamento  se  hizo 
con  todo  orden  á  pesar  del  espectáculo  imponente  que  presentaba  el  buque  ardien- 
do, explotando  los  repuestos  de  artillería  y  fusil  y  elevándose  las  llamas  por  encima 
de  las  cofas  y  chimeneas  y  con  las  planchas  del  costado  al  rojo.  En  el  último  bote 
de  heridos  fui  embarcado  por  el  tercer  Comandante  y  Oficiales  y  trasportado  á  tie- 
rra, y  allí  me  recogió  un  bote  americano,  que  me  condujo  al  lowa,  dándome  cuenta 
después  el  segundo  Comandante  de  que  á  bordo  no  habían  quedado  más  que  los 
muertos,  pues  él  "había  dirigido  el  salvamento  á  popa  de  los  que  allí  se  habían  refu- 
giado á  última  hora  y  á  quienes  mandó  tirar  al  agua  agarrados  á  cabos  que  preven- 
tivamente se  amarraron  con  toda  seguridad,  y  en  esta  disposición  esperaron  él  y  los 
demás  á  ser  recogidos  y  que  efectivamente  lo  fueron  por  el  bote  de  á  bordo. — Exce- 
lentísimo señor:  el  comportamiento  del  Comandante,  Oficiales  y  dotación  del  lowa, 
que  fué  el  barco  á  que  nos  condujeron  los  botes  americanos,  fué  en  extremo  delica- 
do.— Fui  recibido  con  la  guardia  formada:  al  querer  entregar  mi  sable  y  revólver  á 
su  Comandante,  no  los  quiso  recibir  porque  no  me  había  rendido  á  su  barco  sino  á 
cuatro  acorazados  y  que  no  tenía  derecho  á  él. 

El  comportamiento  de  los  Oficiales  y  dotación  fué  brillantísimo,  y  muchos  hechos 
heroicos  que  se  registraron  serán  motivo  de  recemendación  especial  si  V.  E.  en  su 
día  lo  ordenase. 

De  los  heridos  conducidos  al  lowa,  murieron  cinco  al  poco  tiempo  de  llegar,  y 
se  hizo  su  entierro  con  los  mismos  honores  que  emplean  los  americanos  con  los  su- 
yos, formando  la  guardia  y  haciendo  tres  descargas  de  fusilería,  entierro  al  que  asis- 
tieron todos  los  prisioneros  y  que  fué  dirigido  por  el  Capellán  del  que  fué  Vizcaya. 

Es  todo  cuanto  tengo  el  honor  de  participar  á  V.  E.  al  notificarle  la  pérdida  de 
mi  buque,  en  combate  con  cuatro  muy  superiores,  sin  que  se  haya  arriado  la  bande- 


—  1 69 — 

ra  y  sin  que  el  enemigo  haya  posado  su  planta  en  él,  ni  aún  para  el  salvamento,  fal- 
tando á  su  dotación  en  el  día  de  hoy  98  individuos. 

Dios  guarde  á  V.  E.  muchos  años. — En  la  mar,  á  bordo  del  vapor  San  Luis,  pri- 
sionero de  guerra,  á  6  de  Julio  de  1898. — An  ionio  Eulate. 


Parte  del  «Furor. 


El  Teniente  de  Navío  dk  primera  clase  (Carlier)  al  Almirante  (Cervera) 

Excmo.  Sr.:  A  las  nueve  y  media  de  la  mañana  del  3,  y  previa  orden  del  Jefe 
de  la  escuadrilla  de  torpederos  que  venía  á  bordo,  desatracamos  del  muelle  de  las 
Cruces  de  Santiago  de  Cuba  y  nos  pusimos  en  movimiento  siguiendo  las  aguas  del 
Oquendo,  y  a-ntes  de  llegar  á  Punta  Gorda  empezamos  á  sentir  el  fuego  del  comba- 
te entre  la  vanguardia  de  nuestra  Escuadra  y  la  enemiga,  y  caer  cerca  del  buque 
varios  proyectiles. 

Poco  después,  en  la  boca  del  puerto,  dispuso  el  Jefe  meter  á  estribor  y  seguir  á 
toda  fuerza  de  máquina  hacia  el  O.  las  aguas  de  la  Escuadra,  rompiendo  el  fuego 
sobre  el  enemigo,  recibiendo  desde  los  primeros  momentos  enorme  cantidad  de  dis- 
paros de  la  mayor  parte  de  la  Escuadra  enemiga,  alcanzándonos  proyectiles  de  todos 
los  calibres. 

Inmediatamente  empezamos  á  sentir  los  desperfectos  y  bajas  causadas  por  tan 
nutrido  fuego,  ocurriendo  éstos  en  el  orden  siguiente:  rotura  de  un  tubo  de  vapor 
en  la  máquina;  destrucción  del  cilindro  de  media  de  estribor;  inundación  de  la  po- 
pa y  hundimiento  de  ésta;  rotura  de  una  caldera;  mayores  destrozos  en  la  máquina; 
destrucción  de  las  tres  calderas  restantes;  fuego  en  varios  sitios  del  buque,  siendo  el 
de  mayor  intensidad  el  de  la  camareta  de  maquinistas,  bajo  la  cual  estaba  el  pañol 
de  granadas,  y  por  último,  rotura  del  servo-motor  del  timón  y  guardines;  todo  esto 
fué  ocurriendo  progresivamente  y  en  muy  poco  tiempo,  sin  que  durante  él  dejáse- 
mos de  hacer  fuego  sobre  el  enemigo,  notando  ya  sobre  la  cubierta  gran  número  de 
heridos  y  algunos  muertos. 

A  las  lol»  4511  próximamente,  y  en  vista  de  todo  lo  expuesto  que  vio  y  puse  en 
conocimiento  del  Jefe  de  la  escuadrilla,  dispuso  embestir  á  tierra,  lo  que  no  pudi- 
mos conseguir,  y  considerando  el  barco  perdido  y  no  pudiendo  dominar  el  fuego 
que  invadía  la  popa  y  centro,  y  teniendo  más  de  la  mitad  de  la  dotación  fuera  de 
combate  y  el  barco  sin  gobierno  ni  máquina,  dispuso  el  Jefe  arriar  la  bandera  y  los 
botes,  y  que  en  éstos  y  con  los  salvavidas  se  fueran  á  tierra  los  que  pudieran  hacer- 
lo, cuya  orden  di  al  segundo  Comandante,  alcanzando  algunos  proyectiles  á  varios 
de  los  que  á  nado  se  dirigían  á  tierra. 

Cesado  el  fuego  enemigo,  atracaron  á  bordo  dos  botes  de  un  yate  americano,  en 
el  que  embarcamos  los  pocos  que  quedábamos  á  bordo,  sin  que  el  enemigo  hiciera 
más  que  pisar  la  cubierta,  y  al  darse  cuenta  de  la  situación,   embarcar  precipitada- 


—  lyo- 

mente,  temiendo  una  explosión.,  como  así  sucedió  poco  después  de  desatracar  del 
barco,  el  cual  se  fué  á  pique  como  á  una  milla  larga  de  tierra. 

Reconstituida  la  lista  de  la  dotación,  compuesta  de  75  hombres,  han  quedado 
ilesos  II  individuos;  8  muertos  han  podido  identificarse;  10  heridos  han  sido  reco- 
gidos, y  de  los  45  individuos  restantes  que  figuran  en  lista  como  desaparecidos, 
aunque  algunos  quedaron  muertos  en  cubierta  y  no  fué  posible  su  identificación  y 
otros  lo  fueron  en  el  agua,  abrigo  la  esperanza,  que  deseo  ver  confirmada,  de  que  una 
parte  de  ellos  haya  ganado  la  tierra. 

Entre  los  muertos  identificados  tengo  el  sentimiento  de  comunicar  á  V.  E.  que 
figura  el  que  fué  mi  digno  Jefe,  el  distinguido  y  brillante  Capitán  de  Navio  D.  P'er- 
nando  Villaamil. 

Todo  lo  que  pongo  en  conocimiento  de  V.  E.  en  cumplimiento  de  mi  deber. 

A  bordo  del  San  Ltds  8  de  Julio  de  1898. — Diego  Carlier. 


Parte  del    Pintón, 


El  Teniente  de  Navio  de  primera  clase  (Vázquez)  al  Almirante  (Cervera) 

Excmo.  Sr:  En  cumplimiento  á  las  órdenes  recibidas  del  señor  Jefe  de  la  Divi- 
sión de  torpederos,  á  las  <^  30'"  de  la  mañana  del  3  del  actual,  largué  las  amarras 
dadas  al  muelle  de  las  Cruces  y  maniobré  convenientemente  para  dejar  el  puerto  de 
Santiago  de  Cuba. 

Sobre  el  pequeño  poblado  de  Cinco  Reales  me  encontraba  cuando  empecé  á  no- 
tar la  calda  de  proyectiles,  consecuencia  natural  del  combate  trabado  entre  la  van- 
guardia de  nuestra  Escuadra  y  la  americana;  continué  siguiendo  exactamente  las 
aguas  del  Furor,  según  orden  recibida,  y  una  vez  próximo  á  desembocar,  rompi  el 
fuego  contra  los  buques  más  próximos  y  di  avante  á  toda  fuerza;  con  una  lluvia  de 
proyectiles  fui  saludado  al  encontrarme  fuera  del  puerto  y  de  gobernar  hacia  el  Oeste. 
Asi  empezó  el  combate,  recibiendo  más  fuego  á  medida  que  avanzaba  é  iba  entran- 
do en  el  centro  de  la  Escuadra  americana. 

Próximamente  á  las  lo^  45111  un  proyectil  de  grueso  calibre  atravesó  el  sollado 
de  la  marinería,  se  inundó  rápidamente  y  metió  al  buque  de  proa;  casi  al  mismo 
tiempo,  otro  ú  otros  proyectiles  chocaron  contra  las  calderas  de  proa  y  las  explota- 
ron y  otro  entró  por  el  pañol  de  municiones  de  mi  cámara  y  además  de  producir 
una  via  de  agua,  trajo  consigo  un  incendio  en  dicho  lugar. 

En  las  circunstancias  señaladas,  seguí  navegando  aún,  aunque  con  velocidad  no 
crecida,  y  siempre  duramente  hostilizado  por  los  americanos,  á  cuyo  fuego  no  dejé 
de  contestar;  mas  viendo  que  por  momentos  el  buque  se  hundía  por  el  agua  entra- 
da á  proa,  en  la  cámara  de  caldeías  y  en  la  mía,  consideré  que  el  buque  no  podía 
tardar  en  sumergirse  y  traté  de  embarrancar  en  una  pequeña  playa  que  tenía  próxi- 
ma; mandé  meter  sobre  estribor  y  entonces  noté  la  falta  de  gobierno,   por  haberse 


—  171  — 

inutilizado  el  servo-motor  y  roto  uno  de  los  guardines;  continuó  el  buque  su  mar- 
cha avante  y  embistió  contra  las  rocas,  destrozando  por  completo  su  proa.  Por  esta 
parte  saltó  á  tierra  una  parte  de  la  dotación  por  disposición  mia  al  tratar  de  hacer 
el  salvamento,  otros  se  echaron  al  agua  por  estribor,  ganando  algunos-  la  tierra;  en- 
tonces abandoné  el  puente,  fui  á  mi  cámara,  tomé  el  paquete  de  cuanto  reservado 
tenia,  recibido  de  V.  E.  y  del  señor  Jefe  de  la  División  de  torpederos,  y  ésto,  unido 
al  cuaderno  de  señales  de  reconocimiento  número  32  y  al  Código  y  clave  Perca,  lo 
arrojé  al  agua,  arriando  después  la  bandera.  Seguí  hacia  proa  y  ya  no  me  fué  posi- 
ble ganar  la  tierra  por  esa  parte,  por  haber  cambiado  el  buque  de  posición,  llamé  á 
la  canoa  que  con  algunos  hombres  iba  para  tierra  y  embarcando  en  ella  pude  tomar 
las  rocas,  sintiendo  á  poco  una  explosión  y  poco  después  el  buque  quedaba  sumer- 
gido hasta  la  cubierta. 

Cesado  el  fuego  de  los  americanos,  mandé  izar  un  trapo  blanco,  viniendo  á  re- 
cogernos un  bote  de  aquéllos,  que  nos  condujo  á  uno  de  sus  buques. 

De  la  dotación  nos  encontramos  presentes  2 1  individuos,  entre  éstos  cinco  heri- 
dos; los  restantes  componen  el  número  de  los  muertos  y  desaparecidos,  según  la  re- 
lación que  ya  tuve  el  honor  de  dar  á  V.  E. 

Es  cuanto  tengo  el  honor  de  poner  en  el  superior  conocimiento  de  V.  E.  en  cum- 
plimiento de  mi  deber. 

En  la  mar,  á  bordo  del  San  Luis,  6  de  Julio  de  1898. — Pedro  Vázquez. 


El  General  en  Jefe  (Blanco)  al  Almirante  (Cervera). 

Received  at  Portsmouth.  N,  H.  i^'  52^^  P.  M.July  ii-i8g8. 
Dated  Washington  D.  C.  ii. 

To  admiral  Cervera. — Portsmouth  N.  H. 

<(.Thefollowing  telegram  has  hee^t  received  for  you  /rom 
the  Capitain  General  of  Cuha. — «Insistiendo  en  mi  deseo  de 
aliviar  la  suerte  de  esos  heroicos  defensores  de  la  Patria  que 
tan  valerosamente  han  sucumbido  en  desigual  combate,  y  á 
quienes,  como  á  V.  E.,  rindo  un  tributo  de  admiración,  le  rue- 
go me  manifieste  la  cantidad  que  necesita  y  donde  he  de  si- 
tuarla, á  cuyo  fin,  para  ganar  tiempo,  me  dirijo  también  al 
Cónsul  francés  en  New-York.  Copio  igualmente  á  continua- 
ción la  primera  parte  del  manifiesto  que  el  4  de  Julio  dirigí  al 
pueblo  de  Cuba,  con  motivo  de  aquel  suceso,  que  dice  así:  Ha- 
bitantes de  la  isla  de  Cubaj  no  siempre  al  valor  acompaña  la 
fortuna.  La  Escuadra  española  mandada  por  el  Contraalmi- 


—  172  — 

rante  Cervera,  acaba  de  realizar  el  acto  de  heroísmo  más  gran- 
de, quizás,  que  registran  los  anales  de  la  Marina  en  el  presen- 
te siglo,  combatiendo  contra  triplicadas  fuerzas  americanas; 
ha  sucumbido  gloriosamente  en  los  mismos  momentos  en  que 
la  considerábamos  salvada  del  peligro  que  la  amenazaba  den- 
tro del  puerto  de  Santiago  de  Cuba.  El  golpe  es  rudo,  pero 
sería  impropio  de  pechos  españoles  desmayar,  etc.,  etc. » — 
LoNG,  SecyNavy.» 


El  Almirante  (Cervera)  al  General  en  Jefe  (Blanco). 

Portsfnouth  N.  H.  ii  Julio  iSpS. 

«Recibo  cable  V.  E.  que  agradecemos  mucho.  La  gente 
desembarca  aquí  donde  permanecerán,  quedando  con  ella  cin- 
co Oficiales  de  guerra,  dos  Médicos,  dos  Capellanes,  un  Guar- 
dia-marina. Los  Oficiales  seguimos  á  Annapolis,  donde  nos 
reunirán.  Como  todo  absolutamente  lo  hemos  perdido,  necesi- 
taremos unos  sesenta  mil  duros  oro  por  el  momento.» 


El  General  en  Jefe  (Blanco)  al  Ministro  de  Marina  (Auñón). 

Habana  ii  Jiilio  i8g8. 

«Cónsul  en  Jamaica  dice  que  V.  E.  espera  detalles  pérdida  Escuadra.  En  cable- 
grama feclia  3  corriente,  di  á  V.  E.  y  á  Ministro  Guerra,  de  su  salida  de  Santiago 
de  Cuba,  en  los  mismos  términos  en  que  la  comunicaba  el  Comandante  de  Marina 
y  General  División,  Posteriormente,  con  fecha  5,  di  traslado  Ministro  Guerra  del 
parte  del  Contraalmirante  Cervera  del  mismo  dia,  participando  destrucción  Escua- 
dra. Ninguna  otra  noticia  oficial  he  recibido  acerca  de  tan  desgraciado  suceso  que 
embarga  por  completo  el  ánimo  de  todo  buen  español,  no  pudiendo,  por  lo  tanto, 
participar  á  V.  E.  los  detalles  que  desea,  no  mereciéndome  tampoco  crédito  lo  que 
por  la  prensa  americana  circula  con  variedad.  Todo  indica,  sin  embargo,  que  el  de- 
sastre ha  sido  menor  de  lo  que  he  supuesto  en  un  principio  respecto  á  las  bajas  su- 
fridas, especialmente  en  el  número  de  muertos.» 


El  Ministro  (Auñón)  al  Comandante  General  Apostadero  (Mantehola). 

Madrid  11  Julio  i8g8. 
«Para  aclarar  dudas  compruebe  y  trasmita  literalmente  cuatro  primeras  palabras 
del  telegrama  dirigido  por  Almirante  Cervera  á  General  en  Jefe  desde  playa  del  Este.» 


—  173— 

El  General  en  Jefe  (Blanco)  al  Almirante  (Cervera). 

From  Playa  del  Este,  to  Admiral  Cervera.—  Care  Comman- 
dant  Naval  Station  Portmouth  New  Hanpshire. 

July  12 — i8g8. 

«Flagship  New- York  off  Santiago  12.  —  The  following  te- 
legram  was  receivedfrom  General  Blanco  for  y ou. — Me  ente- 
ro con  profundo  sentimiento  telegrama  V.  E.  ayer  y  admiro 
comportamiento  Jefes,  Oficiales  y  dotaciones.  Quizás  habien- 
do elegido  otra  hora  para  salir  hubiera  sido  distinto  el  resul- 
tado. Sampson  asegura  en  su  parte  no  haber  sufrido  más  que 
tres  bajas.  ¿Es  eso  posible?  Dígame  V.  E.  los  fondos  que  nece- 
sita y  como  he  de  situarlos  y  cuente  V.  E.  como  todos  los  Je- 
fes, Oficiales  y  tropa  á  sus  órdenes,  con  la  expresión  del  más 
vivo  interés  y  el  deseo  de  aliviar  su  situación  cuanto  de  mí  de- 
penda. (Signed).  Blanco.— Admiral  Sampson.»  (i) 


El  Almirante  (Cervera)  al  General  en  Jefe  (Blanco). 

Portsmouth  N,  H.  1 2  Julio  18 g8. 

«Recibo  el  telegrama  que  V.  E.  me  expidió  á  playa  del 
Este,  de  donde  me  lo  comunican. — Profundo  dolor  me  causa 
que  todos  mis  actos  merezcan  la  censura  de  V.  E. — Me  lison- 
geo  de  justificarlos  en  su  día,  así  como  los  hechos  se  han  encar- 
gado de  demostrar  que  no  exageraba  cuando  emitía  mi  opi- 
nión á  V.  E.,  que  también  censuró. — La  saUda  de  noche  no 
hubiera  ahorrado  la  pérdida  de  la  Escuadra  y  seguramente 
hubiera  triplicado  el  número  de  muertos,  todo  en  el  caso  de 
que  hubiera  podido  realizarla,  lo  que  dudaban  los  prácticos. — 
Muchas  gracias  por  sus  ofrecimientos  y  en  mi  telegrama  ante- 
rior ya  le  pedía  sesenta  mil  pesos  oro. » 


(i)     Este  telegrama  debió  expedirse  en  la  Habana  el  día  506. 


174- 


El  Almirante  (Ceuvera)  al  Ministuo  (Auñón). 

Annapolis  Md.  1 6  Julio  i8g8. 

«Acabamos  de  llegar,  segundo  Jefe,  43  entre  Jefes,  Oficiales  y  Guardias-mari- 
nas. En  Portsmouth  quedaron  las  clases  y  gente  con  cuatro  Oficiales  de  guerra,  dos 
Médicos,  dos  Capellanes  y  un  Guardia-marina.  En  el  hospital  de  Norfolk  hay  48 
heridos.» 


El  Ministro  (Auñón)  al  Almirante  (Cervera). 

Madrid  18  Julio  18  g8. 

«El  Ministro  de  Marina  saluda  respetuosamente   á  prisioneros  españoles.  De 
Habana  enviáronle  fondos.» 


El  Almirante  (Cervera)  al  Ministro  (Auñón). 

Annapolis  Md.  12  Agosto  i8g8.  (i) 

«Presumo  que  al  firmarse  (la)  {2)  preliminares  paz  tendremos  inmediata  liber- 
tad, si  esto  ocurre  sin  haber  recibido  instrucciones,  pienso  contratar  pasaje  girando 
importe  contra  V.  E.  ó  Comisión  de  Londres.» 


El  Comandanle  General  Apostadero  (Manterola)  al  Ministro  (Auñón). 

Habana  17  Agosto  i8g8. 

«En  cumplimiento  (de  las)  órdenes  (de)  V.  E.  Contesto  su  cable  (de 
II  Julio).»  (3) 


El  Ministro  (Auñón)  al  Almirante  (Cervera). 

Madrid  17  Agosto  i8g8. 

«Si  prisioneros  recobran  libertad  incondicional,  puede  contratar  pasaje  regreso, 
prefiriendo,  en  igualdad  (de)  condiciones,  bandera  nacional,  y  siendo  posible,  un  bu- 
que á  Ferrol  y  otro  á  Cádiz  y  Cartagena,  girando  importe.» 


El  Almirante  (Cervera)  al  Ministro  (Auñón). 

Annapolis  Md.  18  Agosto  18 g8. 

«Díaz  Moreu  ha  obtenido  permiso  Gobierno  americano  y  sale  para  Madrid.  Tam- 
bién regresa  Médico  Jurado  gravemente  enfermo  acompáñale  Capellán  Riera.. v 


(i)     Recibido  en  Madrid  el  16. 

(2)  El  original  tenía  la  ^lúdhxz.  preliminares  y  no  (la). 

(3)  Véase  el  telegrama,  página  172. 


—  175— 

El  Almirante  americano  (Mac-Nair)  al  Almirante  (Ceryera.) 

<í  Academia  Naval  de  Annapolis  (Md.) — Agosto  20,  i8g8. — Señor  Contraal- 
mirante D.  Pascual  Cervera. — Muy  señor  mió:  Tengo  el  honor  de  poner  en  co- 
nocimiento de  V.  E.  que  el  Gobierno  de  los  Estados  Unidos  pondrá  en  libertad  al 
Almirante  Cervera  y  Oficiales  á  sus  órdenes,  mediante  la  condición  de  que  empeñen 
su  palabra  de  honor  en  la  forma  usual,  bastando  la  del  Almirante  en  lo  referente  á 
las  clases  de  tropa  y  marineria.  No  puede  concedérseles  la  libertad  en  ninguna  otra 
lorma.  Llamo  la  atención  de  V.  E.  acerca  del  hecho  de  haber  sido  puestos  en  liber- 
tad y  de  haber  empeñado  su  palabra  en  la  forma  que  se  indica,  próximamente 
20.000  hombres,  de  los  cuales  algunos  han  regresado  ya  á  España,  siendo  éste  el 
procedimiento  seguido  por  el  General  en  Jefe  de  las  tropas  de  los  Estados  Unidos 
que  operaron  en  Santiago  de  Cuba. » 


El  Contraalmirante  (Cervera)  al  Almirante  americano  (Mac-Nair). 

Excmo.  Sr.:  El  Código  penal  de  la  Marina  Militar  de  España  define  como  delito 
y  pena,  la  aceptación  de  la  libertad  bajo  palabra  de  no  hacer  armas  durante  la  gue- 
rra; por  tanto,  nosotros  no  podemos  hacerlo,  y  tengo  el  honor  de  ponerlo  en  conoci- 
miento de  V.  E. — De  esto  doy  parte  á  mi  Gobierno. — Quedo  etc. — Annapolis 
20  de  Agosto  de  1898. — Pascual  Cerveiia.. 


El  Almirante  (Cervera)  al  Ministro  (Auñón). 

Annapolis  Md  20  Agosto  i8g8. 

«Oficialmente  me  comunican  que  Gobierno  americano  nos  dejará  en  libertad  si 
damos  })alal)ra  de  no  hacer  armas  durante  la  guerra,  como  lo  han  hecho  los  veinte 
mil  hombres  de  Santiago.  He  contestado  que  no  podemos  porque  nuestro  Código 
penal  considera  como  delito  este  hecho. — Suplico  á  V.  E.  me  dé  instrucciones.» 


El  Teniente  de  Navío  de  primera  (Capriles)  al  Ministro  (Auñón). 

Annapolis  Md  20  Agosto  i8g8. 
«No  aceptaré  libertad  bajo  palal^ra  ni  aún  autorizado  por  V.  E.» 


El  Ministro  (Auñon)  al  Almira?íte  (Cervera). 

Madrid  23  Agosto  i8g8. 

«Apruebo  negativa  de  Olicialcs  prisioneros  á  recobrar  libertad  bajo  pakvbra  de 
no  hacer  armas,  y  advierta  Teniente  de  Navio  primera  Capriles  que,  aunque  otra  sea 


— 176 — 

su  intención,  resulta  irrespetuoso  su  aviso  al  admitir  la  posibilidad  de  que  el  Gobier- 
no autorice  lo  que  el  Código  pena. 


El  Ministro  (Auñón)  al  Almirante  (Cervera). 

Madrid  28  Agosto  i8g8. 
cManifieste  en  qué  concepto  vienen  piaz  Moren,  Jurado  (y)  Riera.» 


El  Almirante  (Cervera)  al  Ministro  (Auñón) 

Annapolis  Md.  2g  Agosto   18 g8. 

«J virado  marchó  enfermo;  Riera  para  cuidarle.  Detalles  oficio   12  corriente  {i) 
En  libertad  Moreu,  no  intervine.» 


El  Almirante  (Cervera)  al  Ministro  (Auñón). 

Annapolis  Md.  31  Agosto  i8g8. 

«Gobierno  americano  nos  concede   libertad  incondicional.  Procedo  á  buscar  va- 
pores para  transporte  con  arreglo  órdenes  de  V.  E.» 


El  Ministro  (Auñón)  al  Almirante  (Cervera). 

Madrid  1°  Septienihre  i8g8. 

«Puede  V.  E.  contratar  vapores  necesarios  regreso  prisioneros,  pero,  por  razo- 
nes sanitarias,  diríjanse  si  un  solo  buque,  á  Santander,  y  si  dos,  uno  á  Santander  y 
otro  á  Vigo.» 


El  Almirante  (Cervera)  al  Ministro  (Auñón). 

Annapolis  Md.  3  Septiembre  i8g8. 

^«Comisión  que  envié  New  York  ha  contratado  transporte  gente  por  11. 185  li- 
bras, pagaderas  á  la  vista  en  Londres,  orden  Krajewski  Pesant  y  C."*  Giro  contra  la 
Comisión  de  Marina.  Avisaré  salida. » 


El  Ministro  (Auñón)  al  Almirante  (Cervera). 

Madrid  4  Septiembre  i8g8. 

■m    ■        •' 
; Aprobado  flete  y  siendo  un  solo  buque,  diríjase  Santander  y  avise  salida.» 


(i)  ,  Lo  que  va  en  bastardilla  no  está  en  el  impreso. 


r     —177— 

El  Almirante  (Cervera)  al  Ministro  (Auñón). 

Nueva  York  8  Septiembre  i8g8. 

«Llegaron  heridos  (de)  Norfolk  embarcando  (en)  City  (of)  Rome;  mañana  llega- 
rán Oficiales  de  Annapolis.  Pasado  saldrá  vapor  para  Portsmouth  (y)  recogerá  grue- 
so gente.  Yo  salgo  ahora  para  preparar  embarque.»  (i) 


El  Almirante  (Cervera)  al  Ministro  (Auñón). 

■  Portsmouth  12  Septiembre  i8g8. 

«Salimos. — Probable  llegada  (el)  2 1 . — Suplico  instrucciones  para  que  Coman- 
dante Marina  pasaporte  Jefes  (y)  Oficiales  para  sus  casas,  excepto  los  que,  nombra- 
dos por  mi,  llevan  inmediato  cargo  expedición. 


El  Almirante  (Cervera)  al  General  en  Jefe  (Blanco). 
Portsmouth  N.  //.  12  Septiembre  18^8. 
«Salimos  para  España.» 


El  Contraalmirante  (Cervera)  al  Ministro  de  Marina  (Auñón). 

Excmo.  Sr.:  Al  volver  á  pisar  la  tierra  de  nuestra  amada  Patria,  creo  de  mi  de- 
ber condensar  en  una  relación,  lo  más  breve  posible,  la  historia  de  lo  ocurrido  des- 
de el  desastre  del  3  de  Julio  al  día  de  la  fecha. — No  molestaré  la  atención  de  Vue- 
cencia con  los  muchos  trasbordos  que  en  los  primeros  días  tuvimos  que  hacer,  limi- 
tándome á  consignar  que  todos  los  prisioneros  quedamos  divididos  en  tres  grupos: 
uno,  al  que  yo  pertenecía,  en  el  crucero  auxiliar  San  Luis;  otro,  el  más  numeroso, 
en  el  crucero  auxiliar  Harvard,  y  otro,  el  menos  numeroso,  pero  compuesto  de  los 
heridos  y  enfermos  más  graves,  que  estaba  en  el  buque-hospital  Solace. 

Ya  tuve  el  honor  en  el  parte  del  desgraciado  combate  del  3  de  Julio,  de  mani- 
festar á  V.  E.  la  piedad  y  cortesía  con  que  nos  recibió  el  enemigo,  sólo  interrumpida 
en  un  desgraciado  incidente  ocurrido  en  €í  Harvard  (2),  del  que  me  ocuparé  en  ofi- 
cio aparte,  y  algún  pequeño  rozamiento  ocurrido  en  Portsmouth  N.  H.,  que  no  me- 
rece especial  mención. — El  Gobierno  americano  habla  preparado  en  la  isla  Se^vey 


( 1 )  Lo  que  va  entre  paréntesis  no  estaba  en  el  original  y  sí  en  el  impreso;  al 
contrario  lo  que  va  en  bastardilla. 

(2)  Este  oficio  no  se  inserta  por  no  creerlo  necesario.  Está  en  el  impreso  cita- 
do. El  incidente  á  que  se  alude,  fué  la  muerte  de  seis  marineros  y  otros  muchos 
heridos,  de  los  cuales  algunos  murieron  después,  producida  por  los  genttñelas  ame- 
ricanos en  la  madrugada  del  5  de  Julio. 


12 


—178— 

un  campamento  compuesto  de  barracas  de  madera  para  las  clases,  marinería  y  tro- 
pa; es  decir,  para  todo  el  que  no  fuese  Oficial  vivo  y  efectivo,  á  los  cuales  nos  des- 
tinaba la  Academia  Naval  establecida  en  Annapolis  Md.,  con  excepción  de  todos  los 
heridos  y  enfermos  más  graves  que  debían  ir  al  Hospital  de  Marina  de  Norfolk  Va. 
La  primera  expedición  que  llegó  fué  la  del  San  Luis,  en  la  que  venia  yo,  que  fon- 
deó en  Portsmouth  N.  H.  el  lo  de  Julio,  en  cuyo  día  tuve  conocimiento  de  los  pun- 
tos á  que  se  nos  destinaba. — Solicité  por  medio  del  Captain  Goodrich,  Comandante 
del  San  Luis,  que  con  la  gente  que  había  de  acampar  en  la  isla  Seavey  quedaran 
algunos  Oficiales,  y  que  nosotros  lleváramos  á  Annapolis  Md.  algunos  marineros 
para  que  nos  sirvieran  de  criados,  lo  cual  fué  concedido  por  el  Gobierno  americano, 
y  en  su  consecuencia  nombré  á  los  Tenientes  de  Navio  D.  Antonio  Magaz,  de  la 
antigua  dotación  del  Vizcaya;  D.  Feraando  Bruquatas,  de  la  del  Teresa;  D.  Adol- 
fo Calandria,  de  la  del  Oqiiendo,  y  D.  Antonio  Cal,  de  la  del  Colón;  al"  Alférez  de 
Navio  D.  Carlos  Boado,  de  la  del  Pintón,  y  al  Guardia-Marina  D.  Enrique  Morris, 
para  que  sirviera  de  intérprete  por  su  dominio  del  inglés,  los  cuales  quedaron  to- 
dos, menos  Calandria  que  no  estaba  en  el  San  Luis,  sino  en  el  Harvard.  También 
quedaron  los  primeros  Médicos  D.  Salvador  Guinea  y  D.  Alejandro  Lallemand,  se- 
gundo D.  Gabriel  Montesinos  y  los  Capellanes  D.  Matías  Biesa  y  D.  Antonio  Gra- 
nero, para  asistir  á  los  muchos  enfermos  que  teníamos  y  atender  á  las  necesidades 
espirituales  de  todos. — Durante  nuestra  permanencia  en  Portsmouth  N.  H.  recibi- 
mos la  visita  del  señor  Obispo  de  Portland  y  Cura  de  Portsmouth,  cuya  caridad  no 
tengo  palabras  con  que  poder  expresar. — En  Portsmouth  estuvimos  hasta  el  14  que 
salimos  para  Annapolis,  donde  fondeamos  el  16,  en  cuyo  día  lo  hizo  el  Solace  en 
Norfolk,  y  desembarcó  sus  heridos  y  enfermos,  de  lo  que  di  cuenta  telegráfica  á 
Vuecencia. — El  Harvard  tuvo  el  4  de  Julio  por  la  noche  el  incidente  á  que  antes 
he  aludido;  fondeó  el  15  en  Portsmouth,  desembarcó  el  Teniente  de  Navio  Calan- 
dria, primer  Médico  D.  Adolfo  Núñez  y  la  gente,  fondeando  en  Annapolis  en  la 
tarde  del  20  que  desembarcaron  los  Jefes  y  Oficiales  que  en  él  venían. — En  Anna- 
polis fui  recibido  con  los  honores  correspondientes  á  mi  empleo;  me  dieron  para 
vivir  una  casa  bien  amueblada  donde  he  permanecido  todo  el  tiempo  con  el  Capitán 
de  Navio  de  primera  clase  D.  José  ds  Paredes  y  uno  de  mis  Ayudantes,  con  la  ser- 
vidumbre necesaria  para  estar  muy  bien;  los  Jefes  y  Oficiales  fueron  bien  alojados 
y  tratados  siempre  con  la  mayor  consideración;  el  Gobierno  americano  tuvo  la  aten- 
ción de  nombrar  Superintendente  de  la  Academia  al  Contraalmirante  Mac-Nair 
para  que  yo  no  estuviera  á  las  órdenes  de  un  Oficial  de  menor  categoría;  en  una  pa- 
labra, en  Annapolis  Md.  hemos  estado  atendidos  y  bien  tratados  como  quizá  la 
Historia  no  registre  nada  igual  en  el  trato  á  prisioneros. 

Cuando  ya  estuvimos  instalados  y  tuve  la  ropa  indispensable  para  poder  hacer- 
lo, pensé  visitar  á  nuestra  gente,  solicitando  al  efecto  permiso  del  Gobierno  ameri- 
cano para  ir  á  Norfolk  Va.,  y  concedido  que  fué,  el  4  de  Agosto  salí  de  Annapo- 
lis Md.,  llegando  al  amanecer  del  5  á  Norfolk,  donde  fui  recibido  con  las  mayores 
atenciones,  creo  que  por  orden  expresa  del  Gobierno  americano.  Pasé  el  día  con  los 
enfermos  y  heridos,  algunos  gravísimos,  y  por  la  noche  emprendí  el  viaje  de  regrc- 


—179— 

so,  llegando  á  Annapolis  en  la  mañana  del  siguiente.  En  el  hospital  encontré  á  to- 
dos bien  tratados,  atendidos  y  considerados,  y  tuve  eí  gusto  de  conocer  á  Mr.  Arthur 

C.  Humphreys,  que  fué  nuestro  Vicecónsul  hasta  que  estalló  la  guerra,  que  ha  sido 
el  amigo  y  consuelo  de  nuestros  heridos,  y  después  me  ha  servido  para  el  transporte 
de  ellos  á  New-York,  con  el  fin  de  embarcar  en  el  City  of  Ro>ne,  lo  que  se  ha  he- 
cho por  sus  gestiones  desinteresadas  tan  bien  y  tan  económico,  como  yo  no  podía 
imaginar.  Creo  deber  recomendarlo  á  V.E.I. — Ya  en  AnnapoHs,  solicité  permiso  pa- 
ra ir  á  Portsmouth  N.  H.,  y  el  Gobierno  se  apresuró  á  concedérmelo  y  dar  instruc- 
ciones para  que  se  me  atendiera. — El  12  de  Agosto  salí  de  Annapolis  Md.  llegan- 
do á  Portsmouth  á  las  once  de  la  mañana  del  día  13  siguiente,  encontrando  en  la 
estación  un  Teniente  de  Navio,  que  me  esperaba  por  orden  del  C.  A.  Carpenter, 
Superintendente  del  x\rsenal,  quien  me  invitó  á  que  me  alojara  en  su  casa  con  mi 
Ayudante,  un  Contador  que  llevé  para  distribuir  una  paga,  y  el  Alférez   de  Navio 

D.  Narciso  Diez,  á  quien  llevé  para  relevar  á  D.  Carlos  Boado,  que  estaba  muy  de- 
licado de  salud,  de  lo  que  me  excusé  por  ser  demasiada  carga. — El  espectáculo  aquí 
variaba,  porque  no  sólo  no  encontré  el  bienestar  de  Annapolis,  sino  que  me  pareció 
que  ni  la  consideración  de  Norfolk,  al  revés:  desde  luego  saltaba  á  la  vista  que  se 
carecía  de  bienestar  material,  y  en  las  relaciones  con  nuestros  enemigos,  creí  ver  ro- 
zamientos, y  hasta  en  alguien  el  deseo  de  hacerles  sentir,  especialmente  á  los  Ofi- 
ciales, que  eran  prisioneros,  haciéndoles  sufrir  las  amarguras  de  su  triste  suerte,  sin 
llegar  nunca  al  agravio  abierto,  pero  sin  duda  no  llenando  los  deseos  y  seguramente 
el  espíritu  que  reinaba  en  las  altas  esferas  gubernamentales.  Respecto  á  la  parte 
material,  diré  á  V.  E.  I.  que  el  número  de  casetas  construidas  para  alojamiento  de 
la  gente  era  de  i  o,  de  1 00  pies  de  largo  por  1 5  de  ancho,  de  suerte  que  el  terreno 
cubierto  era  de  15.000  pies  cuadrados;  como  teníamos  más  de  r.500  hombres,  re- 
sultaban para  cada  caseta  150,  y  por  hombre  sólo  10  pies  cuadrados. — Los  Oficia- 
les tenían  una  sola  caseta,  cuyas  dimensiones  no  recuerdo,  pero  que  estaba  ocupada 
toda  alrededor  con  los  camastros,  que  no  merecen  el  nombre  de  camas;  en  crujía  te- 
nían una  mesa,  alargada  por  unas  tablas,  y  para  sentarse,  indecorosos  restos  de  si- 
llas, sacados  no  sé  de  donde.  Con  el  mejor  arte  que  pude,  le  hice  ver  esto  al  Almi- 
rante Carpenter,  y  en  honor  á  la  verdad,  debo  decir  que  al  salir  yo  dos  días  después, 
ya  tenían  sillas,  se  construía  otra  caseta  para  comedor,  y  estaban  dadas  las  órde- 
nes para  tapar  tanta  rendija  como  tenía  la  antigua  caseta. — Salí  de  Portsmouth  N.  lí. 
el  16  de  Agosto,  llegando  á  Annapolis  Md.  en  la  tarde  del  siguiente  día.  El  20  de 
Agosto  me  pasó  el  Almirante  Mac-Nair  la  carta  que  acompaño  á  V.  E.  marcada  con 
el  número  i,  y  que  contesté  con  el  documento  número  2  (i),  participando  á  Vue- 
cencia lo  ocurrido  en  telegrama,  al  que  V.  E.  contestó  aprobando  la  contestación. — 
En  vista  de  la  decisión  del  Gobierno  americano  de  que  diéramos  la  palabra,  y  no 
pudiendo  hacerlo  con  arreglo  á  nuestras  leyes,  creí  deber  pasarle  al  Almirante  Mac- 
Nair  las  cartas  números  3  y  4  (2)  que  acompaño  en  borrador,  en  (jue  trataba  respec- 


(i)     Ver  página  175. 

(2)     Dejan  de  insertarse  varios  de  los  documentos   citados  por  no  creerlos  nece- 
sarios. 


—  i8o— 

tivamente  de  los  inválidos  y  de  los  fogoneros  contratados  en  Cuba  y  que  tienen  de- 
recho á  que  se  les  envié  alli. — También  me  participó  el  Almirante  Mac-Nair  en 
carta  marcada  con  el  número  5,  que  estuviéramos  preparados  para  dejar  la  Acade- 
mia. Aparte  de  esto  no  ha  habido  más  incidentes  que  los  que  han  muerto  después 
de  desembarcar,  de  que  envío  lista,  y  la  venida  á  España  del  Capitán  de  Navio  don 
Emilio  Díaz  Moreu,  primer  Médico  D.  Antonio  Jurado  y  Capellán  D.  José  Riera, 
de  que  tiene  V.  E.  conocimiento. — El  31  de  Agosto  me  escribió  el  Almirante  Mac- 
Nair  una  carta  notificándome  que  el  Gobierno  americano  nos  dejaba  en  libertad  en 
los  términos  que  indica,  y  en  el  acto  nombré  una  Comisión  compuesta  del  Tenien- 
te de  Navio  de  i."  clase  D.  Juan  B.  Aznar  y  Contador  de  Navio  D.  Eduardo  Urda- 
pilleta,  para  que  pasara  á  New-York  á  buscar  pasaje,  según  las  órdenes  de  V.  E.,  y 
que  pasara  un  Médico  también  á  New-York  para  que  se  comprasen  las  medicinas 
que  no  tuviese  el  vapor,  y  pudieran  hacer  falta,  y  yo,  con  mis  Ayudantes,  me  dispuse 
á  dar  una  vuelta  á  última  hora  para  orillar  las  pequeñas  dificultades  que  se  pudieran 
presentar. — Antes  de  seguir  adelante  he  de  hacer  presente  á  V.  E.  que  por  todas 
partes  donde  hemos  pasado  nos  han  demostrado  las  mayores  simpatías  á  nuestro  in- 
fortunio, convirtiéndose  éstas,  á  veces,  en  imponentes  manifestaciones.—  He  recibi- 
do muchas  visitas  y  muchos  servicios  de  personas  de  distinción,  y  algunas  de  muy 
elevada  jerarquía,  y  en  Annapolis  todo  el  vecindario  ha  sido  muy  bueno  para  nos- 
otros.— El  Almirante  Mac-Nair  y  todo  el  personal  á  sus  ordene?,  se  ha  distinguido 
por  su  cortesía  exquisita,  por  lo  que  creí  deber  ponerle  una  carta  de  que  acompaño 
minuta.  Para  el  orden  de  la  expedición  tenía  nombrados  á  los  Tenientes  de  Navio 
de  primera  D.  Juan  B.  Aznar  y  D.  Carlos  González  Llanos,  Tenientes  de  Navio 
D.  José  Butrón  y  D.  Lorenzo  Milá,  Capitán  de  Artillería  D.  ]\Ianuel  Hermida,  Al- 
férez de  Navio  D.  Enrique  de  la  Cierva  y  Guardias-marinas  D.  Juan  Muñoz  y  don 
Raimundo  Torres. — A  todos  los  demás  Jefes  y  Oficiales  que  me  lo  han  pedido  les 
he  permitido  irse  á  España,  sin  darles  para  ello  socorro  ninguno,  y  son  los  que  cons- 
tan en  la  unida  lista. — De  ello  también  puse  telegrama  á  V.  E. — Ya  todo  prepara- 
do en  Annapolis  Md.,  me  pareció  conveniente  dar  una  vuelta  por  Norfolk,  New- 
York  y  Portsmouth  N.  H.,  antes  de  que  el  vapor  estuviese  listo,  y  así  lo  hice,  ale- 
grándome de  ello,  pues  zanjé  pequeñas  dificultades  que  tal  vez  hubieran  entorpeci- 
do la  marcha  del  vapor,  haciéndonos  pagar  estadías. — De  los  fogoneros  contratados 
en  Cuba  pidieron  irse  20,  y  sólo  fueron  los  19  que  expresa  la  adjunta  lista,  con  pa- 
saje á  la  Habana,  y  oficio  al  Excmo.  Sr.  General  del  Apostadero,  rogándole  los  ha- 
ga continuar  á  Cuba.. — Con  nosotros  había  29  prisioneros  del  Ejército,  entre  ellos 
ocho  Oficiales,  y  pedí  instrucciones  al  General  en  Jefe  con  arreglo  á  las  cuales,  seis 
marcharon  á  la  Habana,  y  el  resto  han  venido  con  nosotros.  Todos  han  recibido  al- 
gún socorro,  de  que  estaban  muy  necesitados. — En  Portsmouth  N.  H.  ha  sido  pre- 
ciso dejar  al  marinero  de  primera  José  María  Vilar  Toimil,  porque  los  Médicos  ma- 
nifestaron que  su  traslación  á  bordo  constituía  un  peligro  inminente  para  su  vida. 
Dejé  al  señor  Comodoro  Geo.  C.  Remey,  cincuenta  dollars  para  sus  gastos  y  la  car- 
ta de  que  acompaño  minuta. — La  Comisión  nombrada  para  el  flete  del  vapor,  lo  hi- 
zo en  los  términos  que  indica  el  contrato  de  que  remito  á  V.  E.  copia. — En  los  tér- 


I»I- 


minos  previstos,  ayudados  muy  eficazmente  por  las  autoridades  americanas,  se  hizo 
todo  el  embarco  sin  incidente  alguno,  sin  faltar  nadie,  y  á  las  doce  del  dia  1 2  estába- 
mos en  movimiento,  camino  de  la  Patria,  retratándose  en  todos  los  semblantes  la 
alegría  que  á  todos  embargaba. — La  travesía  se  ha  realizado  con  un  tiempo  hermoso 
y  todo  el  mundo  ha  ganado  extraordinariamente  y  muy  en  expecial  los  enfermos, 
cuyo  número  que  eran  más  de  300  cuando  yo  llegué  á  Portsmouth  N.  H.,  se  ha 
reducido  á  180,  y  los  que  quedan  están  mejor,  en  general;  de  suerte  que  muy  pocos 
tendrán  que  salir  en  camilla,  y  con  la  satisfacción  de  no  haberse  muerto  ninguno  en 
la  travesía. — Tampoco  ha  habido  ningún  desorden  ni  ha  sido  preciso  amonestar  á 
nadie. — Nos  han  acompañado  cuatro  miembros  de  la  Cruz  Roja,  cuyos  nombres 
constan  en  la  adjunta  relación  y  que  se  han  conducido  muy  bien. 

Adjuntas  son  las  listas  del  personal  que  viene,  que  en  todo  suman  dos  Genera- 
les, ocho  Jefes,  70  Oficiales  y  Guardias-Marinas,  1.574  clases,  marinería  y  tropa 
pertenecientes  á  la  Marina,  y  dos  Oficiales  y  2 1  individuos  de  tropa  pertenecientes 
al  Ejército. — Antes  de  cerrar  esta  larga  historia,  permítame  V.  E.  que  le  manifies- 
te que  los  Oficiales  que  han  estado  en  Portsmouth  N.  H.  con  la  gente,  se  han  con- 
ducido de  un  modo  admirable  por  el  tacto,  paciencia  y  prudencia  que  han  tenido; 
del  personal  sanitario  y  Capellanes,  ya  en  oficio  de  1 1  de  Agosto  manifesté  á  Vue- 
cencia sus  méritos,  que  hoy  confirmo.  Y  de  algunos  otros  que  también  han  contraí- 
do especiales  méritos,  se  enterará  V.  E.  por  la  adjunta  copia  de  un  oficio  del  Te- 
niente de  Navio  D.  Antonio  Magaz,  que  era  el  Oficial  más  antiguo.  El  Teniente  de 
Navio  de  primera  clase  D.  Juan  B.  Aznar,  y  el  Contador  de  Navio  D.  Eduardo  Ur- 
dapilleta,  han  desempeñado  la  comisión  de  fletar  el  vapor  de  la  mejor  manera  posi- 
ble, dado  el  estado  del  mercado.  Este  Contador  Urdapilleta  ha  demostrado  ser  uno 
de  los  mejores  Oficiales  de  su  Cuerpo,  lo  que  tengo  mucho  gusto  en  consignar. — 
Dios  guarde  á  V.  E.  muchos  años. — Santander  y  Septiembre  20  de  1898. — Exce- 
lentísimo señor. — Pascual  Cervera. 


El  Geneeal  en  Jefe  (Blanco)  al  Almirante  (Cervera).  (i) 

Ejército  de  operaciones  en  Cuba. — E.  M.  G. — Excelentísi- 
mo señor:  Acabo  de  recibir  el  parte  que,  fechado  en  la  mar  el 
9  de  Julio  último,  se  sirve  V.  E.  dirigirme,  del  combate  soste- 
nido por  la  Escuadra  á  sus  órdenes  en  aguas  de  Santiago  de 
Cuba  el  día  3  del  mismo  mes  contra  fuerzas  navales  de  los  Es- 
tados Unidos,  y  al  trasladarlo  hoy  mismo  al  Ministro  de  la  Gue- 
rra para  conocimiento  del  Gobierno  de  S.  M.,  le  digo  lo  si- 
guiente: 

«Excmo.  Sr.:  En  el  día  de  hoy  he  recibido  del  señor  Almi- 
rante D.  Pascual  Cervera  el  parte  documentado  que  en  copia 

(i)     Este  oficio  lo  recibí  en  Madrid  á  poco  de  mi  vuelta  de  los  Estados  Unidos. 


I«2- 


acompaño  á  V.  E.  del  combate  que  sostuvo  en  aguas  de  San- 
tiago de  Cuba  el  3  de  Julio  próximo  pasado,  fechado  en  la  mar 
el  9  del  mismo  mes. — Si  la  pública  notoriedad  del  hecho  no 
bastase  para  encarecer  el  bizarro  comportamiento  de  nuestros 
marinos  en  aquella  jornada,  sobraría  con  la  lectura  de  ese  do- 
cumento para  apreciar  el  valor,  la  serenidad  y  la  abnegación 
de  que  dieron  relevantes  pruebas  en  aquel  rudo  combate,  con- 
tra fuerzas  muy  superiores,  tanto  los  Generales,  Jefes  y  Oficia- 
les, como  las  dotaciones  de  los  barcos,  que  si  por  desgracia  no 
vieron  coronados  con  la  victoria  sus  valerosos  esfuerzos,  acre- 
ditaron una  vez  más  las  virtudes  militares  que  atesora  la  Ma- 
rina española,  dando  el  más  alto  ejemplo  de  heroísmo. — En 
atención  á  lo  expuesto,  juzgo  que  se  han  hecho  acreedores  á 
una  señalada  recompensa  por  su  distinguido  comportamiento, 
así  el  señor  Contraalmirante  Cervera,  como  los  Comandantes 
de  los  barcos  que  componían  la  Escuadra  y  cuantos  en  él  to- 
maron parte,  rogando  á  V.  E.  se  sirva  inclinar  el  ánimo  de  Su 
Majestad  la  í^eina  (q.  D.  g.)  para  que  se  digne  otorgárselas.» 

Nada  tendría  que  añadir  á  lo  que  anteriormente  dejo  con- 
signado que  no  fuera  para  tributar  nuevos  elogios  al  bizarro 
comportamiento  de  V.  E.  y  de  la  Escuadra  á  sus  órdenes  y  la- 
mentar con  este  Ejército  y  con  la  Nación  entera  el  sacrificio 
de  tantas  vidas  inmoladas  en  aras  del  honor  nacional;  pero 
como  quiera  que  en  el  primer  párrafo  de  su  escrito  expresa 
Vuecencia  un  concepto  del  que  no  puedo  menos  de  hacerme 
cargo,  siquiera  sea  en  breves  palabras,  cúmpleme  manifestar- 
le que,  si  en  él  se  trata  de  hacerme  responsable  de  los  resulta- 
dos de  aquella  desgraciada  función  de  guerra,  acepto  de  ante- 
mano cuantas  responsabilidades  puedan  caberme  por  efecto  de 
las  órdenes  que,  guiado  por  los  más  patrióticos  fines,  creí  con- 
veniente dictar  á  V.  E.  desde  que  me  cupo  la  honra  de  tener 
á  mis  órdenes  la  Escuadra  de  su  digno  mando. 

Dios  guarde  á  V.  E.  muchos  años. — Habana  7  de  Agosto 
de  1898. — Ramón  Blanco.  —  Excmo.  Sr.  Contraalmirante 
Don  Pascual  Cervera. 


-i83- 

El  Almirante  (Cervera)  al  General  en  Jefe  (Blanco). 

Excmo.  Sr.:  Hasta  anoche  no  ha  sido  en  mi  poder  el  res- 
petable oficio  de  V.  E,,  fecha  7  de  Agosto,  que  aun  cuando 
viene  sin  firmar  lo  tengo  desde  luego  por  verdadero,  en  razón 
de  haberme  llegado  junto  con  la  carta  confidencial  fecha  1 5 
del  pasado  Septiembre,  en  la  que  me  anuncia  su  remisión  por 
haberse  extraviado  el  que  me  envió  á  los  Estados  Unidos. 

Doy  á  V.  E.  muchas  gracias,  no  sólo  en  mi  nombre,  sino 
en  el  de  todos  los  que  fueron  mis  subordinados,  por  el  pie  que 
puso  á  su  traslado  al  Excmo.  é  Iltmo.  Sr.  Ministro  de  la  Gue- 
rra, de  mi  parte  del  desgraciado  combate  del  3  de  Julio. 

Y  respecto  al  que  para  mí  pone  V.  E.,  creo  deber  ex- 
plicar el  alcance  y  motivos  que  me  impulsaron  á  poner  en  ca- 
beza de  mi  parte  el  concepto  que  motiva  lo  que  V.  E.  se  sirve 
decirme.  Séame  antes  permitido  decir  que  no  quiero  acriminar 
á  nadie,  ni  echar  tampoco  responsabihdades  sobre  nadie,  sino 
únicamente  declinar  las  que  d  priori  pudieran  caer  sobre  mí  y 
no  me  correspondan. 

Es  lo  cierto  que  nosotros  hemos  aceptado  una  guerra  con 
los  Estados  Unidos,  para  la  cual  no  estábamos  preparados,  por- 
que nos  faltaban  Escuadras,  que  es  con  lo  que  se  defienden  las 
colonias,  habiendo  sido  éste  el  tema  de  una  interesante  corres- 
pondencia oficial  y  confidencial  que  sostuve  con  el  Gobierno 
antes  de  que  la  guerra  fuese  inminente  é  inevitable.  - 

Es  cierto  también  que  cuando  esta  guerra  llegó  á  ser  in- 
evitable, quise  formar  un  plan  de  campaña  y  el  Gobierno  me 
negó  que  viniese  á  Madrid  con  tal  objeto. 

Mis  ideas  sobre  este  particular  eran  que  de  todos  modos 
habíamos  de  perder  Cuba,  y  si  destruían  mi  Escuadra,  única 
fuerza  naval  de  consideración  con  que  contábamos,  á  la  ruina 
de  mi  Escuadra  seguiría  una  paz  humillante  con  muchas  más 
pérdidas;  los  hechos  me  han  dado  la  razón  en  esto. 

Para  conservar  la  Escuadra,  era  preciso  atraer  al  enemigo, 
lejos  de  su  base  de  operaciones,  á  donde  no  podría  llevar  todas 
sus  fuerzas  y  nosotros  tendríamos  las  nuestras  reunidas  y  con 
más  recursos;  pero  nunca  pude  exponer  estas  ideas,  que  expli- 


-i84- 

can  por  qué  me  opuse  enérgica  y  tenazmente  á  la  salida  para 
las  Antillas. 

Esa  salida  fué  la  señal  de  nuestra  pérdida,  como  he  teni- 
do el  honor  de  decir  á  V.  E.  en  un  telegrama,  así  que  nada  me 
sorprendió  que  ocurriera  y  por  eso  mi  encabezamiento. 

Quizás  si  yo  no  hubiese  salido,  se  hubiera  reembarcado 
Shafter,  porque  así  me  lo  han  asegurado  en  los  Estados  Uni- 
dos, y  yo  así  lo  creía  entonces,  por  más  que  eso  sólo  hubiera 
prolongado  algunos  días  la  agonía  de  Santiago  de  Cuba, 
cuya  plaza  vi  perdida  desde  el  momento  que  llegué,  como  se 
lo  anuncié  al  Gobierno  en  telegrama  de  2 1  de  Mayo,  dos  días 
después  de  mi  entrada. 

Explicado  el  encabezamiento  de  mi  parte,  que  no  tiene  por 
objeto  echar  responsabilidades  sobre  nadie,  sino  declinar  las 
que  creo  que  no  me  corresponden,  sólo  me  resta  reiterar  á 
Vuecencia  las  gracias  por  las  lisonjeras  frases  que  nos  dedica. 

Dios  guarde  á  V.  E.  muchos  años. — Madrid  8  de  Octubre 
de  1898. — Excmo. — Pascual  Cervera. — Excmo.  Sr.  Gene- 
ral en  Jefe  del  Ejército  de  operaciones  en  Cuba. — Habana. 


El  General  en  Jefe  del  Ejército  de  la  Isla  de  Cuba. 
Particular. — Habana  Septiembre  i¿,  18 p8. — Excelentísimo  se- 
ñor D.  Pascual  Cervera. — Muy  señor  mío  y  distinguido  Gene- 
ral: Tan  luego  como  recibí  su  telegrama  de  despedida  de  Ports- 
mouth,  le  contesté  deseándole  buen  viaje;  pero  ya  se  había  us- 
ted embarcado,  como  podrá  ver  por  el  despacho  adjunto  (i), 
por  lo  cual  me  tomo  la  libertad  de  escribirle  para  cumplir  ó 
corresponder  á  aquel  deber  de  cortesía. 

No  sé  si  al  fin  recibiría  V.  mi  comunicación  fecha  7  de 
Agosto  próximo  pasado,  acusándole  recibo  del  parte  que 
tuvo  V.  la  bondad  de  dirigirme  el  9  Julio  anterior,  y  por  si  así 


(i)  The  International  Ocean  Telegraph  Co. — Septiembre  12,  i8g8. — Exce- 
lentísimo señor  General  Blanco. — Dicen  de  Portsmouth  que  su  despacho  de  hoy 
para  el  Almirante  Cervera  queda  sin  entregar  por  haberse  marchado  interesado 
para  España  en  el  vapor  City  Romc  antes  de  recibirse  el  cable. 


-i85- 

no  fuera  y  estando  en  el  deber  de  hacerlo,  le  acompaño  un  du- 
plicado de  la  referida  comunicación. 

Y  ya  que  tengo  la  pluma  en  la  mano,  permítame  V.  que  le 
conteste  hoy  también  á  un  concepto  de  uno  de  sus  telegramas, 
que  no  creí  deber  hacerme  cargo  de  él  por  telégrafo  y  mucho 
menos  en  aquellos  momentos. 

Me  decía  V.  que  nunca  me  habían  merecido  sus  actos  más 
que  censuras:  yo  no  he  censurado  á  V.  nunca,  mi  General;  por 
el  contrario,  siempre  le  he  prodigado  las  alabanzas  que  se  me- 
rece, antes  y  después  de  su  venida  á  Cuba. 

Y  recordará  V.  que  apenas  llegado,  ya  le  saludé  felicitán- 
dole por  su  habilísima  derrota.  Después,  podrá  haber  habido 
disidencia  entre  el  modo  de  pensar  de  ambos;  censuras,  ningu- 
na, por  lo  menos  de  mi  parte;  pues  no  creo  tome  como  tal  una 
frase  de  mi  carta,  dictada  en  uno  de  los  instantes  de  mayor 
amargura  que  he  pasado  en  mi  vida,  bajo  la  impresión  de  aque- 
lla gran  desgracia  nacional  y  en  la  que  me  limitaba  á  expresar 
una  duda,  (i) 

De  todos  modos,  y  aunque  V.  no  necesita  de  mi  apoyo,  ni 
el  mío  podrá  servirle  de  nada,  pues  aquel  golpe  me  ha  herido 
á  mí  más  que  á  V.,  tenga  V.  la  seguridad  de  que  estaré  siem- 
pre á  su  lado  y  al  lado  de  la  Marina,  cualquiera  que  sean  las 
vicisitudes  de  los  calamitosos  tiempos  que  corremos  y  la  acti- 
tud que  V.  mismo  guarde  respecto  á  mí. 

Con  este  motivo  y  deseando  á  V.  sinceramente  todo  géne- 
ro de  felicidades,  se  ofrece  como  siempre  suyo  afmo.  atento 
seguro  servidor  q.  b.  s.  m.— Ramón  Blanco. 


Madrid  y  de  Octubre  de  i8g8. — Excmo.  Sr.  D.  Ramón 
Blanco. — Muy  señor  mío  y  respetado  General:  Anoche  recibí 
su  favorecida  de  15  de  Septiembre  próximo  pasado,  junta  con 
el  oficio  de  7  de  Agosto,  que  por  cierto  se  olvidaron  de  ponér- 
selo á  V.  á  la  firma.  Hoy  contesto  también  el  oficio. 

Innecesario  era  que  me  hubiese  V.  enviado  la  nota  que  me 
remite  de   «The  international  Ocean  telegraph  C.*^»,   porque 

(i)     Dicha  carta  no  llegó  á  mi  poder. 


— 186— 

¿había  yo  de  dudar  nunca  de  su  exquisita  cortesía?  Eso  no  era 
posible. 

No  he  sido  yo  solo  quien  vio  censuras  en  algunos  de  los 
telegramas  de  V.  y  muy  especialmente  en  el  que  me  dirigió  á 
Santiago  de  Cuba,  que  no  tengo  á  la  vista  porque  aun  no  he 
recibido  los  documentos  que  dejé  en  dicha  ciudad  en  previsión 
del  desastre,  en  el  cual  me  decía  V.  que  creía  que  exageraba, 
y  otra  porción  de  cosas  que  do  reproduzco  por  no  hacerlo  de 
memoria  y  no  hacer  muy  larga  esta  carta  que  siento  no  pue- 
da ser  breve  para  no  molestarlo,  mucho. 

Usted  recordará  que  le  contesté  que  yo  debía  acatar  sus 
juicios  y  no  discutirlos,  porque  me  parece  que  un  subalterno 
no  puede  ni  debe  hacer  otra  cosa,  y  si  después  en  otro  telegra- 
ma apunté  á  V.  la  imposibilidad  de  salir  de  noche,  fué  sólo  á  tí- 
tulo de  información  que  debo  ampliar  ahora. 

Como  Santiago  de  Cuba  carecía  de  artillería,  en  el  sentido 
moderno  de  la  palabra,  pues  aparte  de  los  cañones  del  Merce- 
des, montados  en  la  Socapa  y  Punta  Gorda,  no  había  más  que 
dos  piezas  Krupp  de  9  cm.,  ineficaces  contra  los  buques,  y  obu- 
ses  y  cañones  absolutamente  de  desecho,  el  enemigo  no  se  pre- 
ocupaba si  se  acercaba,  haciéndolo  mucho  por  las  noches,  que 
quedaban  como  una  pina  en  las  inmediaciones  de  la  boca. 

Durante  la  noche  tenían  siempre  un  buque,  que  relevaban 
cada  tres  ó  cuatro  horas,  á  menos  de  una  milla  de  distancia  de 
la  boca,  manteniéndola  constantemente  iluminada,  y  por  si  eso 
no  bastara,  tenían  otros  buques  pequeños  más  cerca  y  botes 
de  vapor  lamiendo  las  puntas  de  la  boca.  Alguna  vez  cambia- 
ron estos  botes  fuego  de  fusilería  con  nuestras  fuerzas. 

En  estas  condiciones,  era  absolutamente  imposible  salir  de 
noche,  porque  en  un  canal  tan  estrecho,  deslumhrados  por  tan 
vivo  resplandor  en  los  ojos,  no  habría  podido  seguirse  la  canal, 
y  habríamos  perdido  los  buques,  embarrancados  unos  y  abor- 
dados otros  con  sus  propios  compañeros. 

Y  aun  suponiendo  que  consiguiéramos  salir,  antes  de  estar 
fuera  el  primero,  ya  habríamos  sido  descubiertos  y  batidos  des- 
de el  primer  momento  por  los  fuegos  convergentes  de  toda  la 


-i87- 

Escuadra,  y  acerca  de  la  eficacia  de  ese  fuego,  puede  juzgarse 
por  lo  ocurrido  con  el  Reina  Mercedes  en  la  noche  del  3  al  4 
de  Julio. 

En  cambio,  de  día,  la  Escuadra  enemiga  estaba  más  disper- 
sa y  aun  tenía  algunos  buques  ausentes,  como  lo  estaba  el 
Masachussets  el  3  de  Julio. 

Contando,  como  yo  contaba,  con  el  desastre  seguro,  mi  ta- 
rea se  reducía  á  tener  el  menor  número  posible  de  muertos  y 
evitar  que  los  buques  cayeran  en  poder  del  enemigo,  cum- 
pliendo, como  se  cumplió  á  la  letra,  un  artículo  de  las  Orde- 
nanzas de  la  Armada  que  en  un  cable  me  citó  el  Ministro  de 
Marina. 

Si  Santiago  de  Cuba  hubiera  estado  siquiera  regularmente 
artillado,  la  Escuadra  enemiga  habría  estado  siempre  á  cinco 
ó  seis  millas,  lo  menos,  y  entonces  no  habrían  podido  alum- 
brar la  boca  del  puerto  con  eficacia,  y  en  esa  zona  podríamos 
haber  maniobrado  con  algunas,  aunque  remotas  probabilida- 
des de  éxito. 

Alude  V.  en  su  carta  á  una  frase  de  otra,  que  no  he  recibi- 
do, y  mi  telegrama  de  Portsmouth,  sólo  fué  respuesta  al  que 
me  puso  V.  contestando  el  mío  de  4  de  Julio,  en  el  que  hay 
una  frase  que  poco  más  ó  menos  dice:  «Si  la  salida  hubiera  sido 
á  otra  hora,  quizás  el  resultado  hubiera  sido  distinto»;  repito 
que  no  tengo  á  la  vista  los  telegramas  y  rectificaré  las  pala- 
bras que  no  sean  empleadas. 

Confieso  que  en  esta  fi-ase  vi  una  nueva  censura  y  me  com- 
plazco en  ver  en  su  carta  que  no  fué  esa  su  intención,  aunque 
resultó  tal  á  juicio  de  algunas,  muy  pocas,  personas  á  quienes 
consulté. 

Doy  á  V.  muchas  gracias  por  el  apoyo  que  me  ofrece,  y 
aun  más  por  los  generosos  términos  en  que  lo  hace. 

Y  aun  cuando  mi  actitud  ya  va  expresada  en  el  oficio,  creo 
deber  aquí  exponerla  con  más  amplitud. 

Nunca  he  tenido,  ni  en  mí  cabe,  rencor  contra  nadie,  y  mu- 
cho menos  contra  la  respetabilísima  personalidad  de  V.;  por 
consiguiente,  no  pienso  atacar  á  nadie;  pero  tengo  necesidad 


i88- 


de  defenderme  de  tanto  como  aquí  se  ha  dicho  contra  mí,  y 
eso  lo  haré,  sintiendo  mucho  si  indirectamente  resulta  alguien 
atacado. 

Si  sólo  se  tratara  de  mí,  aquí  haría  punto  final  y  pediría 
mi  pase  á  la  Reserva,  que  es  mi  aspiración  hace  ya  tiempo; 
pero  al  llegar  á  España  encuentro  á  la  Nación  extraviada  en 
parte,  acerca  del  juicio  de  estas  cosas  en  sus  relaciones  con  el 
porvenir,  y  á  la  Marina,  ofendida  por  los  ataques  de  que  ha  sido 
objeto  tan  injustamente,  y  que  me  mira  con  atención  y  fijeza 
encarnando  en  mis  asuntos  su  honor  mancillado;  y  no  puedo 
hacer  traición  á  la  Marina  y  mucho  menos  á  la  Patria. 

Por  eso,  después  que  mi  conducta  haya  sido  juzgada,  ó  la 
causa  sobreseída,  publicaré  toda  mi  correspondencia,  y  si  no 
me  faltan  las  fuerzas,  formaré  el  juicio  crítico  de  todo  lo  ocu- 
rrido, no  descendiendo  á  personalidades,  sino  inspirándome  en 
los  intereses  de  la  Patria  y  los  peligros  que  entreveo  para  las 
Canarias,  Baleares  y  Ceuta.  Si  de  esto  se  derivara  (no  lo  quie- 
ra Dios)  alguna  personalidad,  no  sería  mía  la  culpa. 

Y  al  terminar  ésta,  permítame  V.  que  le  ofrezca  el  testimo- 
nio de  mi  respeto  profundo,  quedando  suyo  afmo.  seguro  ser- 
vidor y  subordinado,  q.  b.  s.  m. — PASCUAL  Cervera. 


APÉNDICES 

que  justifican  por  sí  solos  muclias  de  las  afirmacio- 
nes contenidas  en  el  texto. 


Instrucciones  para  la  expedición  de  la  Escuadra  de  Reserva  á  las  costas  de  Amé- 
rica (27  de  Mayo.) 

El  Ministro  (Auñón)  al  Almirante  (Cámara). 

Excmo.  Sr.:  Terminado  el  armamento  de  esa  Escuadra  del 
digno  mando  de  V.  E.,  y  abastecida  de  víveres  y  carbón,  dis- 
pondrá V.  E.  su  inmediata  salida  para  el  puerto  de  Las  Pal- 
mas, donde,  sin  pérdida  de  tiempo,  repondrá  sus  consumos  de 
máquina  y  tomará  la  cantidad  de  víveres  que  V.  E.  juzgue  ne- 
cesaria, con  arreglo  á  los  respectivos  destinos  de  las  diversas 
unidades.  En  Las  Palmas  organizará  V.  E.  la  Escuadra  en  tres 
divisiones:  la  primera,  compuesta  del  acorazado  Carlos  V,  cru- 
ceros Rápido,  Patriota  y  Meteoro  y  aviso  Giralda  (i),  queda- 
rá al  mando  inmediato  de  V.  E.;  la  segunda,  constituida  por  los 


(I) 


Carlos  V. 

Rápido 

Capacidad 
de  carboneras. 

Consumos  diarios 
áii,2  2mill.sporb.^ 

ídem 
á  15  millas. 

2.000  toneladas. 
2.362          » 
2.749 
1.945 
436          » 

70  toneladas. 
66 

Se  ignora. 
99 
23 

169 

158 

Se  ignora. 

236 

48 

Patriota  ........ 

Meteoro 

Giralda 

— 190 — 

acorazados  Pelayo  y  Vitoria  y  destroyers  Osado,  Audaz  y  Pro- 
scrpina,  estará  á  las  órdenes  del  Comandante  más  antiguo,  que 
lo  es  el  del  Pelayo,  Capitán  de  Navio  D.  José  Ferrándiz  y  Niño; 
y  la  tercera,  de  la  que  formarán  parte  los  cruceros  auxiliares 
Buenos  Aires,  Antonio  López  y  Alfonso  XII,  será  mandada 
por  el  Capitán  de  Navio  D.  José  Barrasa  y  Fernández  de  Cas- 
tro. De  dicho  puerto  saldrá  la  Escuadra  reunida,  y  con  el  fin 
de  que  sus  movimientos  ulteriores  no  puedan  ser  sorprendidos» 
bien  hará  rumbo  á  las  Antillas  hasta  separarse  suficientemen- 
te de  las  Canarias  y  de  la  derrota  más  frecuentada  por  los  bu- 
ques que  cruzan  aquellas  aguas,  ó  bien  evolucionará  á  la  vista 
de  las  islas,  simulando  ejercicios  tácticos,  en  espera  de  la  no- 
che, durante  la  cual  cada  una  de  las  divisiones,  previa  la  or- 
den de  V.  E.,  tomará  la  dirección  que  convenga  á  los  fines  que 
á  continuación  se  detallan: — La  primera,  del  mando  de  V.  E., 
arrumbará  á  las  islas  Bermudas,  y  á  distancia  conveniente  de 
ellas  destacará  V.  E.  un  buque  rápido  para  que  adquiera  en 
Hamilton  las  posibles  noticias,  además  de  las  que  el  Gobierno 
cuidará  de  comunicarle  por  conducto  de  nuestro  Cónsul  D.  Jo- 
sé García  Acuña,  residente  en  dicho  puerto,  sobre  la  situación, 
número  y  calidad  de  las  fuerzas  enemigas  distribuidas  á  lo  lar- 
go de  sus  costas  del  Atlántico;  bien  entendido,  que  la  comu- 
nicación con  las  Bermudas  debe  reducirse  á  dicho  buque  y  tan 
sólo  por  el  tiempo  indispensable  para  el  objeto  indicado,  pa- 
sando el  resto  de  la  división  lejos  de  la  vista  de  tierra,  para 
que  su  presencia  en  aquellas  aguas  sea  inadvertida. — Tenien- 
do en  cuenta  las  noticias  que  adquiera  y  rehuyendo  el  encuen- 
tro con  fuerzas  superiores,  recalará  V.  E.  sobre  el  punto  de  la 
costa  de  los  Estados  Unidos  que  considere  más  conveniente, 
á  ser  posible  Charleston,  para  llevar  á  cabo  de  Sur  á  Norte,  una 
serie  de  actos  de  hostilidad,  cuya  energia  graduará  V.  E.  se- 
gún las  circunstancias,  tanto  contra  posiciones  fortificadas,  co- 
mo sobre  todos  aquellos  lugares  que  por  su  importancia  indus- 
trial, militar  ó  comercial  justifiquen  y  hagan  fructuosa  la  ope- 
ración.— Flamo  á  V.  E.  la  atención  respecto  á  la  conveniencia 
de  que  el  recorrido  por  la  costa  sea  de  Sur  á  Norte,  como  dejo 


—191— 

indicado,  porque  siendo  Cayo-Hueso  la  principal  base  de  ope- 
raciones del  enemigo,  las  fuerzas  que  éste  destaque  para  opo- 
ner á  las  de  V.  E.  irán  en  su  seguimiento  y  no  á  su  encuentro, 
como  sucedería  en  el  caso  contrario. — V.  E.  determinará  hasta 
qué  punto  haya  de  llevar  las  hostilidades,  atento  á  que  el  ob- 
jeto de  éstas  no  es  sólo  tomar  represalias  de  los  actos  injustifi- 
cados del  enemigo  contra  nuestras  costas,  sino  principalmente 
llamar  su  atención  hacia  el  Norte,  dividir  sus  fuerzas  y  facili- 
tar los  movimientos  de  la  tercera  división,  al  propio  tiempo 
que  los  de  la  Escuadra  del  Almirante  Cervera.  Podrá  conve- 
nir á  V.  E.,  pero  no  se  le  impone  como  un  deber,  remontarse 
hasta  una  latitud  que  le  permita  destacar  á  Halifax  un  cruce- 
ro para  que  el  Teniente  de  Navio  D.  Ramón  Carranza,  comi- 
sionado en  el  Canadá,  pueda  comunicarle  las  noticias  que  á 
prevención  haya  adquirido.— Cumplido  sobre  la  costa  ameri- 
cana el  fin  propuesto  y  siguiendo  la  derrota  que  ofrezca  á  Vue- 
cencia mayor  seguridad,  procurará,  si  razones  de  más  peso  no 
se  oponen,  recalar  al  Norte  de  la  isla  Mariguana  ó  de  las  Tur- 
cas, para  recoger  en  estas  últimas  las  noticias  que  el  Gobierno 
cuidará  de  hacer  llegar  á  V.  E.  y  desde  esa  ventajosa  posición 
podrá  dirigirse,  según  le  convenga  y  á  su  elección,  á  la  costa 
Sur  de  Cuba  por  el  freu  de  punta  Maisí  para  tomar  el  puer- 
to de  Santiago  de  Cuba,  rodear  hasta  el  de  la  Habana,  ó  por 
el  Norte  de  los  Cayos  tomar  el  de  San  Juan  de  Puerto  Rico. 
Las  presas  que  á  su  paso  pudiera  hacer  durante  esta  expedi- 
ción, si  las  condiciones  del  buque  ó  la  naturaleza  del  carga- 
mento lo  mereciesen,  las  despachará  V.  E.  para  la  Península, 
convenientemente  marinadas  ó  las  incorporará  á  la  división, 
según  los  casos;  y  si  la  utilidad  que  ofreciesen  no  compensara 
los  cuidados  que  demandan,  preferible  será  deshacerse  de  ellas 
echándolas  á  pique  ó  dándolas  fuego,  después  de  trasbordar  á 
esos  buques  lo  que  considere  aprovechable,  y  en  todo  caso  su 
personal  y  banderas,  armamento  portátil  y  documentación. 

La  segunda  división,  tanto  para  que  su  separación  del  res- 
to de  la  Escuadra  permanezca  ignorada  el  mayor  tiempo  po- 
sible, como  para  que  pueda  acudir  en  caso  necesario  al  punto 


—  192  — 

de  la  Península  ó  de  Canarias,  donde  su  acción  defensiva  lo 
reclame,  se  mantendrá  cruzando  entre  los  paralelos  de  30 
736^  Norte,  el  meridiano  de  9°  Oeste  y  la  costa  de  África,  de 
diez  á  doce  días  á  contar  desde  la  fecha  en  que  empezó  á  ma- 
niobrar con  independencia,  que  es  el  tiempo  probable  que  tar- 
dará V.  E.  en  arribar  á  las  costas  de  América,  pasado  el  cual 
vendrá  la  división  á  las  aguas  de  Cádiz  á  recibir  órdenes. — La 
tercera  división,  al  separarse  de  la  insignia  de  V.  E.,  se  dirigi- 
rá á  cortar,  por  la  latitud  de  cabo  San  Roque,  la  derrota  de 
los  buques  que  desde  los  puertos  de  la  costa  Oriental  de  los 
Estados  Unidos  van  á  la  América  del  Sur  ó  al  Pacífico,  y  de 
los  que  vienen  de  retorno.  En  esa  misma  derrota  se  manten- 
drá cruzando  hasta  la  latitud  de  1 0°  Norte,  todo  el  tiempo  que 
su  radio  de  acción  (medido  por  el  del  buque  que  lo  tenga  me- 
nor) le  consienta,  contando  con  el  regreso.  El  objetivo  de  esta 
expedición  será  hacer  al  enemigo  el  mayor  número  posible  de 
presas,  respecto  á  las  cuales  se  atendrá  el  Comandante  de  la 
división  á  lo  que  antes  dije  á  propósito  de  las  que  pudiera  ha- 
cer V.  E. — Tanto  en  caso  de  avería  como  en  cualquier  otro 
fortuito  que  forzara  á  tomar  puerto  á  alguno  de  los  buques  de 
esta  división,  encargará  V.  E.  que  si  hay  posibilidad  de  elegir, 
se  dé  preferencia  á  las  colonias  francesas.  Con  una  antelación 
prudencial,  destacará  el  Jefe  de  estas  fuerzas  uno  de  sus  bu- 
ques á  Eort  de  Franco  (Martinica),  donde  recibirá  órdenes  del 
Gobierno  y  adquirirá  las  noticias  que  puedan  interesarle;  pe- 
ro, si  por  causas  imprevistas  no  encontrase  á  su  llegada  las  ór- 
denes que  dejo  anunciadas,  se  entenderá  que  la  división  debe 
regresar  al  puerto  de  Las  Palmas,  siguiendo  la  derrota  más 
corta,  después  de  dar  un  prudente  resguardo  á  las  fuerzas  ene- 
migas si  el  poder  de  éstas  impone  esa  necesidad. — El  Gobier- 
no desea  que,  tanto  V.  E.  como  los  Jefes  de  la  segunda  y  ter- 
cera división,  cuando  naveguen  independientes,  procedan  den- 
tro de  las  líneas  generales  que  quedan  trazadas,  con  toda  la  li- 
bertad de  acción  que  sea  necesaria  para  asegurar  el  propósito; 
en  la  inteligencia  de  que  habrá  cumplido  mejor  el  que  más  da- 
ño cause  al  enemigo  con  menos  exposición  de  las  fuerzas  pro- 


—  193  — 

pias. — Si  las  vicisitudes  de  la  navegación  brindasen  á  Vuecen- 
cia ocasión  oportuna  para  reunirse  con  la  Escuadra  del  Almi- 
rante Cervera,  lo  hará  desde  luego,  quedando  ambas  fuerzas 
unidas  hasta  que  el  Gobierno  resuelva  ó  hasta  que  ambos  Ge- 
nerales, de  acuerdo  ó  prevaleciendo  la  decisión  del  más  anti- 
guo, hallasen  conveniencia  en  nueva  separación.  En  los  pun- 
tos á  que  arribasen  ó  en  los  encuentros  que  tuviesen,  así  como 
en  las  visitas,  reconocimientos  y  capturas  que  hiciesen,  se 
atendrán,  V.  E.  y  sus  subordinados,  á  los  preceptos  del  dere- 
cho internacional,  procurando  evitar  todo  motivo  de  reclama- 
ción de  las  potencias  neutrales. — La  Reina  y  el  Gobierno  con- 
fían en  que  esta  expedición  encomendada  al  celo  de  V.  E.  y 
de  sus  subordinados,  será  realizada  en  términos  que  alcancen 
el  aplauso  de  la  Nación  y  sirvan  como  gallarda  muestra  de  lo 
que  puede  suplir  á  la  escasez  de  medios  materiales,  la  activi- 
dad, la  inteligencia  y  el  buen  deseo  puestos  al  servicio  del 
Rey  y  la  Patria. — Madrid  27  de  Mayo  de 


II 

El  Almirante  (Cámara)  al  Ministro  (Auñón). 

Cádiz  ^  Junio  18 ^S. 

«Puedo  asegurar  á  V.  E.  que  todos  cooperan  conmigo  para 
inmediato  alistamiento,  que  si  no  marcha  con  la  rapidez  desea- 
da, sólo  obedece  á  dificultades  imposibles  de  vencer  por  la  me- 
jor voluntad.— Reitero  qué  Rápido  y  Patriota  sólo  pueden  lle- 
var en  depósitos  de  carbón  y  bodegas  3.000  toneladas  de  car- 
bón á  lo  sumo. —  Carlos  V  rellenará  cuanto  pueda  mientras 
duran  obra  s  artillería  de  i  o,  pues  antes  estaba  en  calado  prue- 
bas velocidad. — Paso  conferenciar  con  Capitán  General  De- 
partamento después  de  haber  inspeccionado  buques,  para  ori- 
llar cuantas  dificultades  se  presenten  y  para  lograr  deseos  Vue- 
cencia que  son  los  míos,  prometiéndome  mucho  la  próxima  se- 
mana.» 


-  194— 
III 

El  Ministro  de  la  Guerra  (Correa)  al  de  Marina  (Au- 
Ñón). —  Cádiz. 

Madrid  (sin  fecha)  (mediados  Junio) . 

(El  Gobernador  militar  de  Cádiz  trasladó  al  Ministro  de  Ma- 
rina, el  siguiente  telegrama  recibido  del  de  la  Guerra): 

^l( Descifre  V.  E.  por  si  mismo). — Sírvase  manifestar  á  Mi- 
nistro Marina,  con  toda  reserva,  que  he  recibido  gravísimas 
noticias  de  Filipinas  y  que  Gobierno  considera  necesaria  ur- 
gente salida  Escuadra  ó  parte  de  ella  ya  alistada,  á  fin  de  cal- 
mar ansiedad  opinión,  levantar  espíritu  fuerzas  que  combaten, 
sabiendo  salida  refuerzos.» 


IV 

El  Ministro  de  Marina  (Auñón)  al  Comandante  Gene- 
ral DE  LA  Escuadra  de  Reserva  (Cámara). 

I ¿  Junio  i8g8. 

.Excmo.  Sr.:  Terminado  el  armamento  de  la  Escuadra  del 
digno  mando  de  V.  E.,  abastecida  de  víveres  y  carbón,  provis- 
tos los  buques  de  sus  correspondientes  certificados  de  arqueo 
por  la  regla  primera  y  embarcados  en  los  transportes  las  tro- 
pas y  repuestos  que  se  expresan  en  la  adjunta  nota,  dispondrá 
Vuecencia  su  inmediata  salida  con  rumbo  al  SO.  y  en  hora 
conveniente  para  que  con  esta  dirección  anochezca  sin  haberse 
alejado  del  Estrecho  de  Gibraltar. — Después  de  anochecer  de- 
jará V.  E.  en  libertad,  para  que  sigan  con  independencia  las 
respectivas  comisiones  que  tienen  del  Ministerio  de  la  Guerra, 
á  los  trasatlánticos  Alfonso  XII y  Antonio  López,  y  con  el  res- 
to de  la  Escuadra  y  del  convoy  embocará  el  Estrecho  de  Gi- 
braltar cOn  la  velocidad  necesaria  para  que  al  amanecer  se  en- 
cuentre ya  en  el  Mediterráneo  y  fuera  de  la  vista  de  los  vigías 
de  aquella  plaza.— Asegurado  este  propósito,  dejará  en  liber- 
tad á  los  transportes  carboneros  cuyo  andar  no  les  permita  se- 


— 195— 

guir  á  la  velocidad  de  la  Escuadra  y  hará  rumbo  á  Suez,  pro- 
curando evitar  en  lo  posible  la  vista  de  las  tierras. — Se  procu- 
rará que  el  consumo  en  los  buques  de  gran  calado  se  vaya  pro- 
porcionando metódicamente,  á  fin  de  que  al  llegar  á  Suez  va- 
yan igualados  en  lo  posible,  á  fin  de  facilitar  el  paso  del  Canal 
en  condiciones  reglamentarias,  sin  necesidad  ó  con  la  menor 
necesidad  de  trasbordo  ó  desembarco  de  pesos.  —Llegada  á 
Port-Said  y  noticiadas  á  este  Ministerio  por  el  cable  las  condi- 
ciones en  que  llega  la  expedición  y  las  facilidades  ó  dificulta- 
des que  se  ofrezcan  para  pasar  el  Canal  y  medios  que  puedan 
emplearse  para  vencer  estas  últimas,  si  las  hubiera,  se  le  tras- 
mitirán órdenes  de  continuar  ó  modificar  la  comisión  que  lleva. 
En  el  primer  caso  ó  en  el  de  no  haber  medio  de  comunicación 
con  el  Gobierno,  rellenará  los  destroyers  del  combustible  ne- 
cesario para  que  puedan  regresar  á  Mahón,  y  les  ordenará  di- 
rigirse en  conserva  á  dicho  punto  directamente  ó  con  las  esca- 
las que  estime  necesarias. — Hecho  esto,  pasarán  los  demás  bu- 
ques el  Canal,  tomarán  los  prácticos  y  personal  árabe  que  con- 
sidere necesario  para  aliviar  el  duro  trabajo  de  los  fogoneros 
en  el  Mar  Rojo,  y  eligiendo  el  punto  de  sus  costas  ó  de  la  isla 
Socotora,  ó  cualquiera  otra  que  considere  adecuada  para  el  ob- 
jeto, completará  los  víveres  y  combustible  de  los  buques,  to- 
mándolos de  los  carboneros  de  menos  andar,  si  se  le  hubieran 
incorporado,  y  dejando  á  éstos  el  necesario  para  el  viaje  de 
retorno,  los  despachará  para  Cartagena. — Si  no  se  hubiesen  in- 
corporado los  carboneros  de  poco  andar  ni  tuviese  noticias  de 
ellos,  podrá  tomar  el  combustible  de  los  que  acompañan  á  la 
Escuadra  y  seguir  viaje,  dejando  á  los  primeros,  si  fuese  posi- 
ble, sin  daño  de  la  necesaria  reserva,  instrucciones  para  su  en- 
cuentro con  la  Escuadra  ó  para  su  permanencia  en  Suez  ó  re- 
greso á  España,  según  estime  conveniente.  — De^e  la  altura 
de  Socotora  se  dirigirá  V.  E.  á  las  islas  Laquedivas  por  si,  en 
alguna  de  ellas  tuviese  proporción  de  resguardarse- para  com- 
pletar el  carbón  de  la  Escuadra,  y  desde  allí,  si,  no  tuviese  ne- 
cesidad de  tocar  ó  de  destacar  algún  buque  á  los  puertos  de 
Ceilán,  continuará  su  viaje  en  la  forma  que  luego  se  dirá.— 


— 196 — 

En  cualquier  punto  en  que  queden  alijados  los  buques  carbo- 
neros que  acompañan  á  la  Escuadra,  podrá  despacharlos  para 
la  Península  ó  al  punto  más  próximo  en  que  puedan  renovar 
su  carga,  indicándoles,  en  este  caso,  dónde  podrán  reunírsele 
de  nuevo. — Desde  las  Laquedivas  podrá  hacer  su  derrota,  eli- 
giendo, según  las  circunstancias,  entre  embocar  por  el  Norte 
del  Estrecho  de  Malaca  para  volver  á  rellenar  de  carbón  en 
algún  fondeadero  de  la  costa  Norte  de  Sumatra  ó  por  el  Es- 
trecho de  la  Sonda  para  tocar  en  Singapoore  ó  en  Batavia,  si 
lo  cree  necesario,  continuando  por  una  ú  otra  ruta  á  Labuan 
en  Borneo,  ó  finalmente,  correrse  por  el  Sur  de  Sumatra  y  Java 
para  entrar  en  el  Estrecho  de  Lombok  y  dirigirse  directamen- 
te á  Mindanao,  renunciando  á  la  escala  de  Labuan. — Si  opta- 
se por  una  de  las  dos  primeras  derrotas,  podrá  comunicar  en 
Labuan  con  Madrid,  dar  á  conocer  el  estado  en  qué  llegan  los 
buques  y  recibir  la  confirmación  ó  reforma  de  estas  instruc- 
ciones, después  de  lo  cual  podrá  dirigirse  con  la  Escuadra 
reunida  ó  destacar  buques,  según  sea  á  su  juicio  más  eficaz,  á 
Balabac,  Joló,  Basilan  ó  Zamboanga,  reforzar  con  las  tropas 
expedicionarias  los  destacamentos  ó  ponerse  en  comunicación, 
si  hubiese  medio,  con  las  autoridades  de  Manila  para  combinar 
las  operaciones  ulteriores. — Siendo  el '  objeto  principal  de  la 
expedición  el  afianzamiento  de  nuestra  soberanía  en  el  Archi- 
piélago filipino  y  muy  aventurada  toda  suposición  acerca  del 
estado  en  qué  se  encontrarán  las  islas  en  la  fecha  relativamen- 
te remota  en  que  ha  de  verificarse  su  arribo  á  Mindanao,  po- 
drá V.  E.  desde  este  punto  adoptar  por  sí  todas  aquellas  reso- 
ciones  que  se  encaminen  á  procurar  el  éxito  total  ó  parcial  de 
esta  empresa,  según  las  circunstancias,  ya  socorriendo  las  Bi- 
sayas,  ya  costeando  el  Archipiélago  por  el  E.  para  verificar  el 
desembarco  de  las  fuerzas  en  la  contracosta  de  Luzón,  si  las 
condiciones  del  terreno  en  la  parte  más  próxima  á  la  Laguna 
3^  á  Manila  permiten  verificarlo,  ya  rodeando  la  isla  por  el  Nor- 
te para  operar  sobre  Subic  ó  Manila,  si  las  noticias  que  adquie- 
ra sobre  las  fuerzas  enemigas  le  permiten  arrostrar  su  encuen- 
tro en  condiciones  en  que  no  sean  de  notoria  inferioridad  y 


-197— 

aun  destacando  el  convoy  de  tropas  con  mayor  ó  menor  escol- 
ta ó  sin  ella,  si  así  conviniera,  para  mayor  facilidad  de  movi- 
mientos ú  ocultación  del  verdadero  propósito^  Lograda  que 
sea  la  comunicación  con  el  Gobernador  General  de  Filipinas, 
procederá  de  acuerdo  con  él  y  dentro  de  los  medios  de  que 
disponga  para  cuanto  conduzca  á  la  defensa  ó  reconquista  del 
Archipiélago,  pero  procurando  maniobrar  mañosamente  como 
la  Ordenanza  recomienda,  para  evitar  encuentros  notoriamente 
desfavorables,  considerando  como  punto  esencial  evitar  el  sa- 
crificio inútil  de  la  Escuadra  y  dejar  siempre  á  salvo  el  honor 
de  las  armas. — El  Gobierno,  que  se  halla  penetrado  de  lo  difí- 
cil de  la  misión  que  se  le  confía  y  de  la  deficiencia  délos  me- 
dios de  que  ha  sido  posible  proveerle,  traza  á  V.  E.  estas  líneas 
generales  como  expresión  del  objetivo  final  que  se  propone; 
pero  dejándole  en  completa  libertad  de  separse  de  ellas  siem- 
pre que  las  circunstancias  le  hagan  apreciar  más  probabilida- 
des de  éxito  procediendo  de  distinta  manera. — Si  en  el  curso 
de  la  navegación  tuviese  necesidad  de  hacer  arribadas  por  ave- 
rías ú  otras  causas,  tendrá  presente  la  conveniencia  de  prefe- 
rir las  posesiones  francesas  y  aun  las  del  reino  del  Siám.  Las 
presas  que  á  su  paso  pudiera  hacer  durante  la  expedición,  las 
marinará,  incorporará  á  la  Escuadra,  despachará  á  puerto  es- 
pañol ó  destruirá  por  fuego  ó  barreno,  según  las  circunstan- 
cias, y  el  aprovechamiento  que  tengan  ó  impedimenta  que  re- 
presenten, después  de  trasbordar  á  los  buques  de  la  Escuadra 
lo  que  considere  aprovechable  y  en  todo  caso  su  personal  y 
banderas,  armamento  portátil  y  documentación. — El  Gobierno 
desea  que,  tanto  V.  E.  como  los  Jefes  de  los  buques  ó  grupos 
que  en  ocasiones  determinadas  puedan  operar  fuera  de  su  vis- 
ta, procedan  dentro  de  las  líneas  generales  que  quedan  traza- 
das, pero  con  toda  la  libertad  de  acción  que  sea  necesaria  para 
asegurar  el  propósito,  en  la  inteligencia  que  habrá  cumplido 
mejor  el  que  más  daño  cause  al  enemigo  con  menor  exposi- 
ción de  las  fuerzas  propias,  y  de  que  S.  M.,  el  Gobierno,  la  Na- 
ción y  la  propia  conciencia  quedarán  satisfechos  si  cada  cual 
en  su  esfera  se  atiene  en  todos  sus  actos  á  la  letra  y  el  espíri- 


tu  de  nuestras  Ordenanzas. — En  los  puertos  á  que  arribase  ó 
en  los  encuentros  que  tuviese,  así  como  en  las  visitas,  recono- 
cimientos y  capturas  que  hiciese,  se  atendrá  V.  E.  y  sus  subor- 
dinados á  los  preceptos  del  derecho  internacional,  procurando 
evitar  todo  motivo  de  reclamación  de  las  potencias  neutrales. 
Algunos  días  después  de  la  partida  de  la  Escuadra,  será  des- 
pachado para  incorporarse  á  ella  en  Suez  el  trasatlántico  Isla 
de  Luzón  con  víveres,  carbón,  materias  lubricadoras,  pertre- 
chos y  personal  que  haya  quedado  por  enfermedad  ú  otras 
causas,  á  cuyo  buque  puede  trasbordar  las  tropas  que  condu- 
ce el  Buenos  Aires  para  dejar  á  éste  más  expedito  y  desem- 
barazado para  las  operaciones  militares  que  convenga  enco- 
mendarle.— La  Reina  y  el  Gobierno  confían  en  que  esta  expe- 
dición, encomendada  al  celo  de  V.  E.  y  de  sus  subordinados, 
será  realizada  en  términos  que  alcancen  el  aplauso  de  la  Na- 
ción y  sea  gallarda  muestra  de  lo  que  puede  suplir,  á  la  esca- 
sez de  medios  materiales,  la  actividad,  la  inteligencia  y  el  buen 
deseo  puestos  al  servicio  del  Rey  y  de  la  Patria. — De  Real 
orden  lo  digo  á  V.  E.  para  su  cumplimiento. — Dios  guarde  á 
Vuecencia  muchos  años. — Cádiz  15  de  Junio  de  1898. — Ra- 
món AUÑÓN. 


[QQ- 


Nota  que  se  menciona. 

Grupo  A.— Buques  combatientes  que  han  ^€^^^y^'  ^- 

llegar  al  término  de  la  expedi-^^'^r^^/ • 

ción .  .  K"'^'''.^/''' 

\Rapido. 

Grupo  B.— Buques  combatientes  que  han  dei'^^^^' 

regresar  desde  el  Canal {Usado 

\Proserpina. 

Grupo  C.-Buques  transportes  de  tropas. .  -  Á^^J^'  ^'^^''• 

I  Colón. 

Grupo  D.-Buques  transportes  de  carbón. . .   )^J>'^^donga 

pan  Agustín. 
\San  Francisco, 

Grupo  E.—Buques  destinados  á  diferentes  co-H^^^"^?  ^J^/ 

misiones  que  saldrán  con  la  Es-M^^^f,'^  ^^Z^^' 
.  cuadra  y  se  separarán  de  ella. . .  Y^^^''^^' 

Orden  de  marcha. 


©  Audaz. 


(!>  Osado. 


© 

© 

© 

© 

2 

4 

3 

I 

© 

© 

© 

© 

12 

6 

5 

II 

©               ' 

'          © 

© 

© 

8 

lO 

9 

7 

© 

© 

Pros  er pina. 

Giralda. 

© 

Piélago. 

I  Pelayo.~2  Carlos  F.— 3  Patriota.—/^  Rápido.—^  Buenos 
Aires.— 1>  Panay.—^  Colón.— "^  Covadonga.—g  San  Francis- 
co.—10  San  Agustín. ~\\  Alfonso  XII.  — \ 2  Antonio  López. 


■200  — 


V 

El  Almirante  (Cámara)  al  Ministro  (Auñón). 

Port-Said  jo  Jitnio  i8g8. 

«Después  de  cuatro  días  de  estar  esperando  resolución  del 
Gobierno  egipcio  para  trasbordar  carbón  al  Pelayo,  nos  prohi- 
be el  trasbordo  y  nos  intima  abandonar  inmediatamente  todos 
sus  puertos.  En  vista  aspecto  crítico  de  la  cuestión,  y  de  acuer- 
do con  Ministro  España  que  está  en  Port-Said  y  Cónsul,  pro- 
curo ganar  tiempo  hasta  recibir  instrucciones  amplias  telegrá- 
ficas V.  E.,  pues  de  aventurar  hoy  pasar  Canal  sin  poder  hacer 
carbón  aquí  ni  en  Suez,  tendría  que  llevar  á  remolque  Pelayo 
todo  Mar  Rojo  por  no  haber  hasta  Bab-el-Mandeb  puerto  á 
propósito  para  trasbordarlo.  Si  para  evitar  conflictos  interna- 
cionales me  fuera  imposible  mantenerme  aquí  hasta  recibir 
instrucciones  V.  E.,  saldría  á  Mediterráneo  y  aguardaría  fuera 
aguas  territoriales,  sobre  máquina  en  espera  sus  telegramas.» 


VI 

El  Comandante  General  de  la  Escuadra  (Cámara)  al 
Ministro  (Auñón). 

Comandancia  General  de  la  Escuadra  de  Reserva.  — Esta- 
do Mayor. — Excmo.  Sr. —Desde  el  i6,  día  de  nuestra  salida 
de  Cádiz,  hasta  el  de  la  llegada  á  este  puerto,  el  tiempo  ha 
sido  inmejorable,  la  salud  del  equipaje  y  su  espíritu  animado 
excelente,  habiendo  podido  practicar  á  diario  por  mañana  y 
tarde  todos  los  ejercicios  militares. — El  17,  el  Patriota,  Rápi- 
do y  Buenos  Aires  tomaron  á  remolque  á  los  tres  destroyers, 
remolque  que  faltó  diferentes  veces  en  el  curso  de  la  navega- 
ción, y  en  la  tercera  singladura,  el  que  daba  el  Buenos  Aires 
al  Proserpina  de  tal  manera  que  perdiendo  el  cable  de  acero 
se  vio  imposibilitado  dicho  buque  de  remolcarlo  de  nuevo. 
Ordené  entonces  que  el  Carlos  V  lo  tomase  á  remolque,  lo  que 
efectuó  sin  novedad.  Como  ya  he  tenido  el  honor  de  decir  á 


— 2o: 


Vuecencia,  á  todos  faltó  el  remolque  diferentes  veces,  debido 
á  la  mala  disposición  y  poca  solidez  de  la  guirnalda  que  lleva- 
ban los  destroyers;  los  buques  remolcadores  proporcionaron 
carbón  y  víveres  á  los  que  remolcaban,  faena  que  se  efectuó 
siempre  con  la  posible  rapidez  y  sin  más  inconveniente  que  el 
de  moderar  la  velocidad  de  la  Escuadra.  Los  destroyers  tuvie- 
ron diferentes  averías  en  sus  máquinas,  que  remediaron  con 
los  recursos  de  á  bordo  y  que  sólo  fueron  de  alguna  importan- 
cia en  el  Audaz,  al  que  faltó  el  vastago  de  la  bomba  de  aire,  lo 
que  lo  detiene  en  este  puerto  para  fundir  otro.  En  este  buque 
insignia  ocurrieron  averías  de  escasa  importancia  en  los  apara- 
tos de  alimentación  y  en  la  bomba  de  aire  de  la  máquina  de 
babor,  lo  que  se  remedió  sin  dificultad. — El  26  por  la  mañana, 
próximos  á  Port-Said,  una  niebla  espesísima  nos  obligó  á  mo- 
derar la  máquina  durante  una  hora,  forzamos  una  vez  pasada 
y  á  las  II  y  20  embocamos  la  canal,  quedando  amarrados  á 
mediodía. — Dios  guarde  á  V.  E.  muchos  años. — A  bordo  del 
Pelayo,  Port-Said  i.°  de  Julio  de  1898. — Excmo.  Sr. — Ma- 
nuel DE  LA  Cámara. 


VII 

El  Ministro  (Auñón)  al  Almirante  (Cámara).  — ^¿í^/íí- 
gena. 

Madrid  2 ¡;^  Julio  18 pS. 

«Reincorporados  á  su  Escuadra  los  cazatorpederos  salga 
para  Cádiz  con  Pelayo,  Carlos  V,  Rápido,  Patriota,  Buenos 
Aires  y  cazatorpederos,  navegando  aterrado  para  que  pueda 
ser  visto  desde  poblaciones  españolas,  ostentando  ante  ellas 
bandera  nacional,  iluminada  de  noche  por  focos  que  dirigirá 
también  á  poblaciones.  Si  encuentra  guardacostas,  comunique 
con  ellos.  Avíseme  anticipadamente  hora  salida.  Los  carbone- 
ros que  hayan  descargado  ó  trasbordado  el  carbón  bueno  que 
tenían,  pueden  seguir  Cádiz  con  Escuadra  ó  sueltos.^) 

■»  •  ♦ »  ^  ♦  • « 


INCIDENTE  DEL  "HARVARD' 


El  Contraalmirante  (Cervera)  al  Almirante  ameri- 
cano (Mac-Nair)  Superintendente  de  la  Academia 

Bancroft  Lítrarji 

Excmo.  Sr.:  Cuando  llegué  á  Portsmouth  N.  H.,  leí  en  los 
periódicos  que  en  el  Harvard  había  ocurrido  un  aconteci- 
miento que  costó  la  vida  á  seis  de  mis  marineros,  resultando 
otros  muchos  heridos. — Como  conozco,  por  una  parte,  el  espí- 
ritu de  disciplina  que  tiene  mi  gente,  cuya  conducta  es  inme- 
jorable, y  por  otra  parte  veo  por  mí  mismo  la  generosidad  y 
extremada  cortesía  con  que  nos  trata  la  nación  americana,  lo 
que  he  tenido  el  gusto  de  expresar  por  escrito  al  señor  Almi- 
rante Sampson  y  Captain  Goodrich  y  me  complazco  en  con- 
signar aquí,  no  di  crédito  á  esta  noticia,  que  supuse  era  una  de 
tantas  invenciones  como  diariamente  se  ven  en  la  prensa. — 
Pero  al  llegar  ayer  el  Harvard,  me  enteré,  con  sorpresa,  de 
que  lo  ocurrido  es  cierto. — Siempre  es  gravísimo  un  hecho 
que  cuesta  la  vida  á  seis  inocentes,  y  si  éstos  reúnen  la  cali- 
dad de  ser  además  inofensivos  prisioneros  de  guerra,  la  gra- 
vedad se  aumenta  como  no  se  ocultará  á  V.  E. — Dado  el  es- 
píritu de  justicia  y  generosidad  que  reina  en  esta  nación  hacía 
nosotros,  prisioneros  como  estamos,  debo  creer  y  creo  que  se 
habrá  abierto  una  amplia  é  imparcial  información  que  tenga 
por  objeto  depurar  los  hechos  y  hacer  justicia  al  par  que  pre- 
venga la  repetición  de  otros  como  el  de  que  tengo  el  senti- 
miento de  ocuparme. — Si  la  generosidad  del  Gobierno  ameri- 
cano llegara  hasta  informarme  de  la  investigación  que  se  ha- 


—  204 — 

ya  hecho  y  de  si  se  han  examinado  hombres  de  los  míos  ó  so- 
lamente lo  han  sido  sus  matadores,  así  como  de  las  medidas 
adoptadas,  yo  quedaría  sumamente  agradecido  á  esta  nueva 
deferencia.  Si  además  se  me  autorizara  para  comunicarlo  á  mi 
Gobierno  con  las  reflexiones  que  me  sugiera  su  lectura,  todo 
el  mundo  civilizado  reconocería  en  esto  un  progreso  gigante 
en  el  derecho  de  gentes. — Si  el  Gobierno  americano  no  juzga 
conveniente  acceder  á  mi  ruego,  no  volveré  á  tratar  del  asun- 
to mientras  permanezca  prisionero. — Suplico  á  V.  E.  dispense 
cuanto  le  molesto,  siquiera  porque  sólo  inspiran  estas  líneas  el 
amor  á  la  justicia  y  á  mis  subordinados. — Dios  guarde  á  Vue- 
cencia muchos  años. — Annapolis  Md.,  21  Julio  de  1898. — PAS- 
CUAL Gervera. 


El  Contraalmirante  (Gervera)  al  Almirante  ameri- 
cano (Mac-Nair)  Superintendente  de  la  Academia 
Naval. 

Excmo.  Sr.:  Gon  fecha  2 1  de  Julio  próximo  pasado,  tuve  el 
honor  de  dirigir  á  V.  E.  una  carta  en  la  que  trataba  del  inci- 
dente ocurrido  en  el  Harvard  que  costó  la  vida  á  seis  de  mis 
marineros  y  fueron  heridos  otros  de  los  que  algunos  han  muer- 
to después.  -V.  E.  tuvo  la  bondad  de  enviarme  una  carta  del 
Excelentísimo  Sr.  Ministro  de  Marina,  en  la  que  dicho  señor 
tuvo  á  bien  decirme  que  cuando  fuese  posible  proceder  á  la 
reunión  de  testigos  se  me  informaría  de  ello. — No  es  la  impa- 
ciencia, ni  mucho  menos  la  duda  quien  pone  la  pluma  en  mi 
mano,  porque  sería  un  agravio  á  la  nación  americana  y  no  de- 
seo incurrir  en  esa  falta;  es  simplemente  el  deseo  de  contribuir, 
en  lo  que  pueda,  al  esclarecimiento  de  la  verdad  en  pro  de  la 
justicia,  remitiendo  á  V.  E.  copia  del  parte  que  m'e  produjo  el 
Teniente  de  Navio  de  primera  D.  Juan  Aznar,  y  que  va  adjun- 
to.— Por  no  molestar  la  atención  de  V.  E.  no  se  lo  he  enviado 
antes,  pero  ahora  que  leo  en  los  periódicos  que  vuelve  de  Guba 
el  Regimiento  á  que  pertenecían  los  soldados  que  hicieron  fue- 
go sobre  mis  hombres,  he  creído  que  era  llegado  el  momento 


—  205~ 

oportuno  de  hacerlo. — Dios  guarde  á  V.  E.  muchos  años.- 
Annapohs  Md.,  29  Agosto  1898.— Pascual  Cervera. 


Documento  que  se  cita. 


«Excmo.  Sr.:  Como  persona  más  caracterizada  de  los  pri- 
sioneros recogidos  por  el  crucero  auxiliar  de  los  Estados  Uni- 
dos Harvard,  tengo  el  honor  de  dar  cuenta  á  V.  E.  de  todo  lo 
sucedido  desde  el  momento  en  que  me  separaron  de  Vuecen- 
cia en  la  playa. — Una  vez  en  tierra  toda  la  gente  que  quedaba 
del  Infanta  María  Teresa,  incluso  los  heridos,  nos  dirigimos 
hacia  el  interior  de  la  manigua,  en  donde  encontramos  un  si- 
tio despejado  donde  estar  al  resguardo  de  las  explosiones  del 
buque,  y  en  el  que  podríamos  establecer  un  campamento  si 
hubiéramos  de  pernoctar. — A  las  3^  de  la  tarde  próximamente 
apareció  un  Teniente  de  Navio  de  la  Marina  americana,  acom- 
pañado de  una  pequeña  fuerza  armada  de  marinería  y  con  ví- 
veres en  abundancia  para  más  de  un  día,  el  cual  nos  anunció» 
después  de  preguntar  con  gran  insistencia  si  habíamos  sido 
maltratados  por  los  insurrectos,  que  quedábamos  bajo  la  pro- 
tección de  su  bandera  hasta  el  siguiente  día  que  vendría  á  re- 
cogernos un  buque  grande.  Dicho  buque,  que  resultó  ser  el 
Harvard,  llegó  aquella  misma  tarde  y  envió  sus  botes  á  reco- 
gernos, haciéndose  el  embarque  con  alguna  dificultad  á  causa 
de  la  mar  que  ya  rompía  bastante.  Estando  en  la  operación  del 
embarco,  llegaron  unos  250  hombres  del  Oquendo,  que  habían 
estado  detenidos  en  el  campamento  del  cabecilla  insurrecto 
Cebrero,  los  cuales  también  fueron  recogidos  por  el  Harvard. 
Llegados  á.este  buque  á  las  nueve  de  la  noche,  se  proveyó  á 
cada  Oficial  de  una  muda  de  faena  y  zapatos  y  se  nos  señaló 
alojamiento  en  la  cámara  de  primera  clase,  dándonos  la  orden 
de  que  debíamos  permanecer  en  los  alojamientos  desde  las 
diez  déla  noche  hasta  las  seis  de  la  mañana,  sin  que  pudiéra- 
mos durante  el  día  comunicar  con  las  clases  y  marinería  que 
habían  sido  colocados  á  popa  en  la  cubierta  superior.  Los  he  - 


-2o6- 


ridos  fueron  curados  aquella  noche  en  la  cubierta  del  buque 
por  los  Médicos  del  mismo,  ayudados  por  los  del  Oquendo, 
Guinea  y  Parra,  y  trasbordados  en  la  mañana  del  siguiente 
día  4  al  buque-hospital  Solace.  A  pesar  de  haberlo  gestionado 
con  ahinco,  no  fué  posible  conseguir  que  separasen  las  clases 
de  la  marinería,  continuando  todos  reunidos,  acorralados  se 
puede  decir,  á  popa  vigilados  por  soldados  voluntarios  del 
Massachusets. — En  este  día  4  se  hizo  la  lista  de  todo  el  perso- 
nal prisionero,  la  cual,  con  las  alteraciones  ocurridas  hasta  el 
día  del  desembarco  en  Portmouth  N^H.,  tengo  el  honor  de  in- 
cluir á  V.  E. — A  las  dos  de  la  mañana  del  día  5,  estando  en  mi 
camarote,  fui  llamado  á  la  cámara  del  Comandante  del  buque. 
Captain  S.  Cotton. — Este  señor,  en  presencia  del  segundo  Co- 
mandante, me  manifestó  su  pesar  por  los  graves  acontecimien- 
tos que  habían  ocurrido  á  bordo  hacía  una  hora  y  que  dieron 
por  resultado  la  muerte,  á  mano  airada,  de  algunos  prisioneros. 
Según  las  averiguaciones  hechas  por  el  Comandante  y  que  me 
comunicó,  lo  sucedido  fué  lo  siguiente:  Un  prisionero,  á  las 
1 1^  30™  de  aquella  noche,  traspasó  hacia  proa  los  límites  que 
tenían  señalados  por  medio  de  unos  cabos  tendidos  de  babor 
á  estribor.  El  centinela  le  ordenó  que  retrocediera,  y  mostran- 
do resistencia  á  hacerlo  le  hizo  fuego.  Al  ruido  se  despertaron 
los  600  hombres,  que,  repito,  estaban  amontonados  á  popa  y 
se  levantaron  con  la  natural  excitación;  la  guardia,  que  esta- 
ba sobre  las  armas,  les  ordenó  que  se  sentaran,  y  como  no 
obedecieran  les  hizo  una  descarga,  que  produjo  cinco  muertos 
y  unos  1 4  heridos;  dando  también  lugar  á  que  mucha  gente  se 
tirara  al  agua.  Estos  últimos  fueron  recogidos  por  los  botes 
del  buque.  Después  de  haber  terminado  de  hablar  el  Coman- 
dante, le  hice  presente  lo  que  deploraba  el  hecho;  que,  desde 
luego,  podía  asegurar  que  nuestra  gente  era  incapaz  de  haber 
dado  lugar  á  que  se  la  hiciera  fuego;  que  la  desobediencia  al 
centinela  primero  y  á  la  guardia  después,  sería  debida  al  des- 
conocimiento del  idioma  y  que  si  la  guardia  en  vez  de  ser  de 
voluntarios  hubiese  sido  del  Ejército  regular,  seguramente  no 
hubiera  ocurrido  nada.  Como  durante  el  tiempo  que  permane- 


í  —207— 

necimos  en  el  Harvard  no  se  nos  permitió  comunicar  con 
nuestra  gente,  no  he  podido  enterarme  por  ella  de  lo  ocurrido 
aquella  noche.  Solamente  pude  hablar  un  momento  con  el 
Contramaestre  de  víveres  del  Teresa,  y  éste  me  dijo  que  la 
gente  se  había  levantado  asustada  creyendo  que  lo  que  había 
era  fuego  á  bordo.  Como  todos  los  testigos  se  encuentran  en 
Portsmouth,  creo  que  no  sería  difícil  averiguar  con  exactitud 
lo  ocurrido,  que  resultará,  sin  duda  alguna,  un  atropello,  á  juz- 
gar por  las  demostraciones  de  sentimiento  por  lo  ocurrido, 
que  me  hizo  alguno  de  los  Oficiales  del  buque. — Los  heridos 
fueron  curados  por  nuestros  Médicos  y  trasbordados  al  si- 
guiente día  á  un  buque-hospital,  excepto  uno  que  falleció 
aquella  misma  noche. — Al  medio  día  del  5  fueron  arrojados 
al  agua  los  cadáveres  de  los  seis  infelices  fusilados  la  noche 
anterior.  Al  acto  asistieron  formadas  las  brigadas  del  buque 
con  su?  Oficiales  á  la  cabeza,  toda  nuestra  gente  formada  y  la 
guardia  militar  del  buque,  que  presentó  las  armas  durante  la 
ceremonia  é  hizo  tres  descargas  al  caer  al  agua  los  cadáveres. 
Estos  estaban  cubiertos  con  la  bandera  española  y  recibieron 
nuestras  oraciones  y  la  bendición  del  Capellán  del  Teresa,  an- 
tes de  dárseles  sepultura. — Hasta  el  día  7  no  se  pudo  conse- 
guir que  empezaran  á  separar  las  clases  de  la  marinería,  sien- 
do instaladas  aquéllas  en  la  cámara  de  tercera  clase  y  los  ca- 
bos de  mar  en  los  sollados  de  emigrantes  con  la  facultad  de 
subir  á  cubierta  á  popa.  A  todos  se  les  dio  una  muda  de  ropa 
interior,  jabón  y  una  toballa. — Desde  la  noche  en  que  nos  re- 
cogieron hasta  el  día  8  estuvimos  navegando  entre  Altares  y 
Punta  Cabrera.  El  día  8,  á  medio  día,  fondeamos  en  Playa  del 
Este  y  se  empezó  á  hacer  carbón.  Por  la  tarde  embarcaron 
como  prisioneros  cuatro  Oficiales  y  200  hombres  del  Cristó- 
bal ColÓ7i  y  desembarcaron  los  voluntarios  del  Massachusetts, 
que  fueron  reemplazados  por  40  hombres  de  Infantería  de  Ma- 
rina.— A  las  4'^  de  la  tarde  del  día  10  salimos  para  Ports- 
mouth, en  cuyo  puerto  fondeamos  á  las  7  •' 3 o"Me  la  mañana 
del  día  15.  En  este  viaje  empezaron  á  presentarse  muchos  ca- 
sos de  fiebre  en  nuestra  gente  con  fatal  desenlace  en  algunos 


2o8- 


de  ellos,  que  fallecieron  en  las  fechas  que  V.  E.  puede  dignar- 
se ver  en  la  relación  que  se  acompaña;  á  las  nueve  de  la  ma- 
ñana del  día  1 6  desembarcaron  para  el  Arsenal  todas  las  cla- 
ses y  marinería  con  el  Teniente  de  Navio  D.  Adolfo  Calan- 
dría,  excepto  55  enfermos  que  quedaron  á'bordo  en  observa- 
ción y.  que  desembarcaron  el  día  1 8  con  los  Médicos  Guinea  y 
Lallemand.  A  las  5^  30"^  de  este  día,  salimos  á  la  mar  y  fon- 
deamos en  este  puerto  de  Annapolis  á  las  cinco  de  la  tarde  del 
día  de  ayer.  Antes  de  terminar,  me  creo  en  el  deber  de  hacer 
presente  á  V.  E.  las  muchas  atenciones  y  deferencias  que  con 
nosotros  tuvo  el  Comandante  del  Harvard,  Capitán  de  Navio 
señor  Cotton,  que  trató  de  hacer  nuestra  estancia  en  su  buque 
lo  menos  penosa  posible. — Es  todo  cuanto  tengo  el  honor  de 
poner  en  conocimiento  de  V.  E.  en  cumplimiento  de  mi  deber- 
Dios  guarde  a  V.  E.  muchos  años. — Annapolis,  Naval  Acade- 
my  21  de  Julio  de  i'^^^'^.—Juan  B.  Aznar,TQmQx\t<d  de  Navio 
de  primera  clase. — Es  copia. — Cervera. 


El  Secretario  del  Departamento  de  Marina  de  los 
Estados  Unidos  al  Contraalmirante  Cervera. 

Excmo.  Sr.:  El  Superintendente  de  la  Academia  Naval  ha 
presentado  en  este  Departamento  traducciones  de  la  carta  de 
Vuecencia  del  29  último  y  del  informe  del  Teniente  de  Navio 
de  primera  D.  Juan  Aznar  que  en  aquella  se  menciona,  respec- 
to al  desgraciado  incidente  ocurrido  á  bordo  del  vapor  de  los 
Estados  Unidos  Harvard  en  la  noche  del  4  de  Julio  último,  del 
que  resultaron  muertos  y  heridos  algunos  marineros  españoles, 
prisioneros  de  guerra  á  bordo  del  citado  buque. — Al  recibir  su 
primera  comunicación,  la  del  2 1  de  Julio,  acerca  de  este  asun- 
to, dirigió  inmediatamente  este  Departamento  una  carta  al  ho- 
norable Secretario  de  la  Guerra,  fechada  el  23,  con  copia  de  la 
carta  de  V.  E.  y  de  todos  los  demás  documentos  referentes  á 
este  asunto  que  aquí  obraban.  Esta  providencia  se  tomó  por- 
que, si  bien  el  incidente  ocurrió  á  bordo  de^  un  buque  de  gue- 
rra, reconoció  este  Departamento  que  los  disparos  fueron  he- 


— 209 — 

chos  por  hombres  que  pertenecían  al  Ejército.  Al  propio  tiem- 
po se  pedía  opinión  al  Secretario  de  la  Guerra  sobre  si  en  el 
asunto  procedía  una  investigación  mancomunada  ó  si  ésta  ha- 
bría de  ser  hecha  por  aquel  Departamento  solamente.  Como 
no  se  recibió  contestación,  este  Departamento  dirigió  subsi- 
guientemente, en  1 8  de  Agosto  último,  otra  comunicación  so- 
bre la  materia.  Creo  conveniente  agregar,  que  ayer  se  trasmi- 
tieron copias  al  Honorable  Secretario  de  la  Guerra,  de  la  car- 
ta de  V.  E.  del  29  de  Agosto  y  del  informe  del  Teniente  de 
Navio  de  primera  Aznar,  llamando  su  atención  hacia  la  ante- 
rior correspondencia  y  pidiéndole  con  eficacia  una  pronta  re- 
solución del  asunto  en  vista  de  la  premura  que  éste  presenta, 
puesto  que  los  prisioneros  españoles  que  dependen  de  este 
Departamento  van  á  ser  entregados  pronto  y,  además,  el  re- 
gimiento á  que  pertenecen  los  hombres  que  hicieron  los  dis- 
paros pudiera  ser  disuelto  en  breve.  En  conexión  con  esto  es 
procedente  añadir  que,  cuando  ocurrieron  los  hechos  que  se 
están  tomando  en  consideración,  el  Comandante  del  Harvard 
instruyó  una  información  sobre  las  circunstancias  del  suceso, 
cuyos  resultados  se  comunicaron  al  Contraalmirante  Sampson, 
Comandante  en  Jefe  de  la  Escuadra,  el  cual,  después  de  estu- 
diar el  asunto,  consideró  que  no  era  necesaria  ulterior  inda- 
gación.— Renovando  á  V.  E.  la  expresión  del  sincero  pesar, 
que  se  le  manifestó  en  carta  de  este  Departamento,  fechada 
en  23  de  Julio  último,  porque  haya  ocurrido  incidente  tan  des- 
graciado, y  asegurando  á  V.  E.  que  han  de  darse  los  posibles 
pasos  para  promover,  en  lo  que  á  este  Departamento  corres- 
ponda, cuantas^^investigaciones  pudieran  ser  necesarias  y  opor- 
tunas respecto  al  asunto,  queda  de  V.  E.  con  el  mayor  res- 
pecto.— Char  H.  Allen. — Acting  Secretary. — Washington 
i.^  Septiembre  de  1898.  (i) 


( I )  Ya  en  España,  recibí  el  resultado  de  la  información  que  por  orden  del  Mi 
nisterio  de  la  Guerra  hizo  el  Oñcial  del  Cuerpo  Jurídico  Militar  Mr.  Edgar  Dudley, 
con  motivo  de  este  sangriento  y  desgraciado  incidente,  de  la  que  han  deducido  que 
se  trataba  de  un  hecho  fortuito,  no  habiendo  responsabilidad  por  parte  de  nadie. 
Todos  estos  documentos  los  remití  al  Ministerio  de  Marina. 


H 


ÍNDICK 

DE  LOS  DOCUMENTOS  MAS  IMPORTANTES 


Documentos  anteriores  á  la  guerra. 


Páginas. 

8  Enero  i8g8 — Cablegrama  del  General  Blanco  al  Ministro 

de  Ultramar  sobre  el  estado  económico  de 

la  Marina  en  Cuba 1 1 

30  Enero  18 g8 — Carta  del  Almirante  al  Sr.  Spottorno  y  Acta 

en  que  se  acredita  conservaba  éste  en  su 
poder  ima  colección  de  documentos  entre- 
gados por  el  Almirante I3ái5 

3  Febrero  i8g8 — Carta  del  Almirante  al  Ministro  Moret  sobre 

la  necesidad  de  conceder  asignaciones  á  los 
individuos  de  la  Escuadra 16 

6  Febrero  i8g8 — Oficio  del  Almirante  al  Ministro,  exponiendo 

el  estado  de  la  Escuadra 17 

16  Febrero  i8g8 — Carta  del  Almirante  al  Ministro   de  Marina, 

sobre  la  situación  de  las  fuerzas   navales 

de  España 29 

2$  Febrero  i8g8 — Oficio  del  Almirante  al  Ministro,  sobre  esta- 

•    do  comparativo  de  las  fuerzas  navales  de 

ambos  paises 32 

26  Febrero  i8g8 — Carta    del  Almirante  al  Ministro,   acentuando 

el  oficio  anterior  y  pidiendo  que  su  opi- 
nión fuese  conocida  de  la  Reina  y  Conse- 
jo de  Ministros 36 

4  y  7  Marzo  i8g8 — Cartas  cruzadas  entre  el  Ministro  y  el  Almi- 

rante,   estableciendo   la   comparación  de 

fuerzas 38  á  45 

16  Marzo  i8g8 . — Carta  del  Almirante  al  Ministro,  expresando 

entre  otras  cosas  la  necesidad  de  eludir  la 
guerra  y  evitar  el  concepto  equivocado  que 
habla  sobre  las  fuerzas  navales 47 


■212 


Páginas. 

4  Abril  i8g8 — Telegrama  del  Almirante  al  Ministro,  pidien- 
do ir  á  Madrid  para  concertar  plan  de  cam- 
paña y  contestación  del  Ministro 53 

4  y  6  Abril  i8g8 — Cartas  del  Almirante  y  el  Ministro   sobre  los 

telegramas  anteriores. 53 

7  Abril  i8g8 — Telegramas  del  Almirante  al  Ministro  insis- 
tiendo en  la  necesidad  de  concertar  plan 
de  campaña,  y  contestación  del  Ministro..  55 


De  Cádiz  á  Cabo  Verde. 


8  Abril  i8g8 — Instrucciones  recibidas  en  Cabo  Verde 57 

ig  Abril  i8g8 — Carta  del  Almirante  al  Ministro  sobre  estado 

de  los  buques  y  situación  internacional ...  61 

20  Abril  18 g8 —Acta  expresando    la  opinión   del  Almirante  y 

sus  Capitanes  sobre  destino  ulterior  de  la 
Escuadra 63 

21  Abril  i8g8 — Oficio  comentando  el  Acta  anterior 64 

21  Abril  i8g8 — Telegrama  del  Almirante  al  Ministro   insis- 

tiendo en  la  opinión  anterior,  y  contesta- 
ción del  Ministro 68 

22  Abril  i8g8 — Telegrama  del  Almirante  al  Ministro  recha- 

zando la  responsabilidad  de  la  orden  de 
salida  para  Puerto  Rico 69 

22  Abril  i8g8 — Telegrama  del  Almirante  al  Ministro,  pregun- 
tando si  se  habla  declarado  la  guerra  y  con- 
testación de  éste 70 

22  Abril  i8g8 — Interesante  carta  del  Almirante  al  Ministro. .  7 1 

22  Abril  18 g8 — Telegrama  del  Almirante  al  Ministro    insis- 

tiendo en  las  consecuencias  desastrosas  de 
la  salida  para  América  y  pidiendo  sea  co- 
nocida del  Presidente  del  Consejo  toda  su 
correspondencia  oficial  y  confidencial.  ...  72 

23  Abril  i8g8 — Telegrama  del  Almirante  al  Ministro  pregun- 

tando si  se  ha  declarado  la  guerra 73 

23  Abril  i8g8 — Acta  de  la  Junta  de  Generales  de  la  Armada 

celebrada  en  Madrid 73 

24  Abril  i8g8 — Telegrama  del  Ministro  al  Almirante  sobre  la 

Junta  de  Generales,   comunicando  además 

ser  enemiga  la  bandera  americana 82 

24  Abril  i8g8 —Carta  del  Almirante  al  Ministro,  contestación 

al  telegrama  de  salida  para  las  Antillas. .  .  82 


—  213  — 

Páginas. 


25,  26,  27  y  2S  Abril  g8. — Telegramas  del  Almirante  al  Ministro  sobre 

las  dificultades  para  el  embarco  del  carbón.     84  á  86 

De  Cabo  Verde  á  Curazao  y  Santiago  de  Cuba. 

5  Mayo  i8g8 — Carta  del  Almirante  al  Sr.  Spottorno  remi- 
tiendo copia  de  un  telegrama  de  Villaamij^ 
á  Sagasta 88 

12  Mayo  18 gS — Acta  de  la  Junta  de  Capitanes,  celebrada  fren- 
te á  Martinica 93 

14  y  15  Mayo  i8g8.  .  . . — Telegrama  del  Almirante  al  Ministro,  de  lle- 

gada á  Curazao  y  contestación  de  éste. .  .      93  y  94 

15  Mayo  i8g8 — Parte  de  campaña  hasta  la  llegada  á  Curazao.  95 

Santiago  de  Cuba. 


ig  y  20  Mayo  i8g8. . .  .  — Telegramas  del  Almirante  al  Ministro  mani- 
festando llegada  á  Santiago  de  Cuba,  esca- 
sez de  carbón  y  situación  dificil  de  la  plaza.   10 1  y  103 

21  Mayo  i8g8 — Telegrama  del  Almirante  Manterola,   expre- 

sando lamentable  estado  de  las  fuerzas  na- 
vales del  Apostadero 107 

22  Mayo  18 g8 — Telegrama  del  Almirante,  contestación  al  atí- 

terior 109 

23  Mayo  i8g8 — Telegrama  del  Ministro  al  Almirante  notician- 

do salida  Escuadras  enemigas. no 

24  Mayo  i8g8 -  -Telegrama  del  Almirante  al  Ministro  dando 

cuenta  estado  de  la  situación  y  acuerdo  de 

la  Junta  de  guerra 112 

24  Mayo  i8g8 — Acta  de  la  Junta  de  guerra  habida  sobre  la  si- 
tuación         112 

24  Mayo  i8g8 — Carta  del  Contraalmirante  Rocha  felicitando 

por  la  llegada  á  Santiago  de  Cuba  y  su 
contestación Ii4yii5 

25  Mayo  i8g8 — Telegrama  del  Almirante  al  Ministro   notifi- 

cando bloqueo  y  contestación  de  éste ....        116 

26  Mayo  18 g8 — Acta  de  la  Junta  de  guerra  para  discutir  posi- 

bilidad de  salida 121 

28  Mayo  i8g8 -Telegrama  del  General  en  Jefe  al  Ministro  de 

la  Guerra,  sobre  recursos  enviados  á  San- 
tiago de  Cuba. 125 


—  214  — 

Páginas. 

3  Junio  i8g8 — Telegrama  del  Almirante  al  Ministro  noti- 
ciando operación  del  Merrimac 128 

3  y  4  Junio  iSg8 — Telegrama  del  Ministro  de  la  Guerra  al  Gene- 

"  ral  en  Jefe  sobre  operaciones  de  la  Escua- 
dra y  contestación  de  éste 128 

8  Junio  i8q8 — Telegrama  del  Ministro  al  Almirante  sobre  fa- 
cultades cpncedidas  á  éste 130  , 

8  Junio  i8g8 — Acta  de  la  Junta  de  guerra  expresando  opi- 
nión sobre  salida  Escuadra ,.        130 

II  Junio  i8g8 — Oficio  del  Almirante  al  General  Linares,  pi- 
diéndole que  las  baterías  de  la  boca  alejen 
por  la  noche  á  la  Escuadra  en^niga  y  con- 
testación de  éste ; .  .        132 

22  Junio  i8g8 — Telegrama  del  Almirante  Manterola,   trasla- 

dando otro  del  Ministro  ordenando  se  ha- 
ga pedido  de  líiuntcipnes  y  contestación . .        137 

23  Junio  i8g8 — Telegrama   del  Almirante  al  Ministro    sobre 

progresos  hechos  por  el  enemigo  y  sus  pro- 
yectos ante  el  estado  de  la  situación 138 

24  Junio  i8g8 — Acta  de  la  Junta  de  guerra  habida  con  motivo 

de  las  posibilidades  sobre  salida 139 

24  y  25  Junio  i8g8. .  . .  — Telegrama  del  Ministro  al  Almirante  ponien- 

do la  Escuadra  á  las   órdenes  del  General 
Blanco.  Contestación 1 40 

25  Junio  i8g8 — Telegrama  del  Almirante  al  General   en  Jefe 

poniéndose  á  sus  órdenes   y   expresando 

estado  Escuadra 141 

25  Junio  i8g8 '■ — Carta  del  General  Linares  al  Almirante  tras- 
mitiéndole deseo  del  General  Blanco  de 
conocer  su  opinión.  Contestación 142 

25  Junio  i8g8 — Telegrama  del  Almirante  al  General  en  Jefe 

ampliándole  su  opinión v 144 

26  Junio  i8g8 — Interesante  telegrama  del  General  en  Jefe  al 

Almirante  sobre  la  salida 144 

26  y  27  Junio  i8g8. . . — Telegrama  del  Ministro  al  Almirante  sobre  la 

'salida  y  contestación 145  y  146 

2y  Junio  i8g8 —Telegrama  del  Almirante  al  General  Blanco, 

contestando  al  suyo  del  26  sobre  la  pri- 
mera orden  de  salida 146 

28  y  2g  Junio  i8g8. . . .  — Telegrama  del  General  en  Jefe  al  Almirante 
dándole  instrucciones  para  la  salida  y  con- 
testación         147 


215  — 

Páginas. 


/."  Julio  i8g8 — Telegrama  del  Ministro  de  Marina  al  General 

en  Jefe,  aprobando  las  instrucciones  para 
'^  la  salida  de  la  Escuadra .        148 

1°  [ulio  i8g8 — Acta  de  la  Junta  de  guerra  habidíu^^on  motivo 

de  la  orden  de  salida •  •  •  •. ^49 

1  °  Julio  i8g8 — Telegrama  urgentísimo  del  General  en  Jefe  al 

Almirante  dándole  la  orden  de  salida ....         151 

/.'  [ulio  18 (j8 — Telegrama   urgente    del  mismo    ordenándole 

apresure  la  salida 151 

2  Julio  i8g8 — Telegrama  urgentísimo  del  General  en  Jefe  al 

Almirante  ordenándole  salga  con  la  mayor 
•■  premura 152 

Salida  de  Santiago  de  Cuba. 


4  Julio  i8g8 .  . — Telegran\a  del  Almirante^  al  General  en  Jefe 

dándole  cuenta  del  combate  sostenido  á  la 

salida 155 

g  Julio  i8g8 — Parte  del  combate. 157 

12  y  13  Julio  i8g8.  .  .  .  —Telegrama  del  General  en  Jefe  al  Almirante 
contestándole  al  suyo  sobre  el  combate. 
Contestación  de  éste .        173 

En  Annapolis. 


20  á  23  Agosto  i8g8-:  .  .  —Comunicaciones  sobre  concesión  de  libertad 

bajo  palabra 175 

31  Agosto  18 q8 — Libertad  incondicional 176 

En  España. 

20  Scptiemhre  i8gH,  .  .  — Parte  á  la  llegada  á  Santander. . 181 

7  Agosto  i8g8 — Oficio  del  General  en  Jefe  al  Almirante  pen- 

sándole recibo  del  parte  del  combate. ...        181 

8  Octubre  i8g8 — Oficio  del  Almirante  al  General  en  Jefe  con- 

i83« 


75  Septiembre  i8g8  .  .  .  — Carta  del  General  Blanco  al  Almirante  con 
que  acompañaba  su  oficio  acuse  de  recibo 
del  parte  del  combate.  Contestación 184 

Apéndices  que  justifican  por  sí  solos  muchas  de  las  afirmaciones  con- 
tenidas en  el  texto 189 

Incidente  del  Harvard, 203 


ERRATAS  MÁS  IMPORTANTES 


Página 

Linea. 

19 
24 

57 
58 
62 

II  y  12 
29 

7y8 

15 

8 

137 

.8 

145 

32 

151 
159 
164 
171 

13 

9 

18 
26 

177 

30 

Dice. 


para 

Sí;  se 

cumplida 

inferior 

antes  de  las  Canarias 

Enviaré 

10  Junio 

n  formación 

as 
Brooklin 
Capitain 

Nota  (2) 


Dehe  decir. 


por 

Si  se 

tranquila 

superior 

antes,  las  Canarias 

Envíase 

Aunque  en  el  texto  original  pone  10 

Junio,  se  refiere  al  Acta  del  día  8, 

pues  el  I  o  no  hubo  Junta. 

información 

las 

Brooklyn 

Cap  tai n 

^Al  final  se  han  insertado  las  comuni- 


caciones referentes  á  este  suceso. 


ADICIÓN 


Carta  del  Almirante  Cervera  á  D.  Juan  Spottor- 

no  y  Biernet.— Citada  en  la  carta  y  acta  de  las 

PÁGINAS  13  Y  14  DEL  TEXTO.  (l) 

Puerto  Real  14  de  Marzo  de  /á*p6.— Querido  Juan,  hace 
tres  días  recibí  la  tuya  del  9.  (2) 

El  conflicto  con  los  Estados  Unidos  parece  conjurado,  ó 
por  lo  menos  aplazado,  pero  puede  resucitar  cuando  menos  se 
lo  piense,  y  cada  día  me  confirmo  más  en  que  sería  una  gran 
calamidad  nacional. 

Como  no  tenemos  apenas  Escuadra,  á  donde  vaya  ha  de 
ir  toda,  porque  fraccionarla  sería  en  mi  juicio  el  mayor  de  los 
disparates,  pero  el  segundo  quizá  sea  enviarla  á  las  Antillas, 
dejando  indefensas  nuestras  costas  y  el  Archipiélago  filipino. 
Por  mi  parte,  no  envidio  la  triste  gloria,  si  gloria  puede  haber 
en  ser  vencido  á  ciencia  cierta,  de  perecer  á  la  cabeza  de  la 
Escuadra;  si  me  toca,  tendré  paciencia  y  cumpliré  con  mi  de- 
ber, pero  con  la  amargura  de  considerar  mi  sacrificio  estéril  y 
antes  de  ir,  han  de  oir  esto  que  te  digo  Beránger  y  Cánovas. 

Todavía,  si  nuestra  corta  Escuadra  estuviera  bien  dotada 
de  todo  lo  necesario,  y  sobre  todo  bien  adiestrada,  podría  in- 
tentarse algo,  pero  tú  dices  muy  bien  que  no  hay  más  muni- 
ciones que  las  de  los  pañoles,  y  yo  añado  que  peor  que  eso  es 
la  falta  de    organización  en  todos  conceptos,  hija  de  muchas 


(i)  Hecha  ya  la  impresión  de  todo  el  libro,  remite  el  Sr.  Spottorno  esta  carta 
citada  en  otra  del  30  de  Enero  de  1898  que  va  en  la  página  13  y  en  el  Acta  inser- 
ta en  la  14.  No  pudiendo  ya  encabezar  el  libro,,  como  debiera,  se  pone  al  final  de  él. 

(2)     Los  puntos  puestos  representan  cosas  de  familia. 


■—  2lS  — 

causas  entre  las  que  descuellan  la  absurda  economía  de  car- 
bón, el  continuo  pase  de  los  buques  de  una  situación  á  otra  y 
las  exigencias  locales. 

No  me  extraña  lo  que  me  dices  respecto  á  mi  persona, 
porque  Beránger  me  cree  su  enemigo,  y  en  verdad  que  yo  no 
soy  enemigo  suyo  ni  de  nadie.  Soy,  sí,  enemigo  del  sistema 
que  conduce  á  este  desorden  y  á  esta  desorganización,  y  me 
acuerdo  instintivamente  del  Almirante  Byng  ahorcado  en 
Plymouth  por  una  cosa  parecida,  Persano  después  de  Lissa, 
Mathews  exonerado  después  de  Cabo  Sicié,  Bazaine  condena- 
do á  muerte  después  de  Metz  y  ahora  Baratieri  que  viene  á 
ser  juzgado  en  Consejo  de  Guerra  y  ya  se  adelanta  que  será 
condenado  á  muerte  ó  á  reclusión  perpetua. 

Y  esto  es  que,  cuando  los  pueblos  están  desorganizados,  sus 
gobiernos  (que  son  el  producto  de  esa  desorganización)  lo  es- 
tán también,  y  cuando  viene  un  desastre  lógico,  no  quieren 
ser  sus  causas  verdaderas,  sino  que  siempre  gritan  ¡traición! 
y  buscan  al  pobre  víctima  que  expía  las  culpas  que  no  son 
suyas.  Por  estas  razones  estuve  muy  vacilante  antes  de  acep- 
tar la  faja,  pero  ya  que  la  acepté,  pecharé  con  las  consecuen- 
cias que  esto  trae,  y  como  te  digo  antes,  cumpliré  con  mi  de- 
ber, pero  recordaré  las  palabras  de  Jesucristo,  y  no  por  mí 
tanto  como  por  la  pobre  España  diré:  «Señor,  si  es  posible  pa- 
se de  nosotros  este  cáliz....» 

Butler  me  parece  muy  buena  elección,  pero  lo  compadez- 
co como  á  cualquiera  que  le  toque. 

Estas  cosas  no  es  ocasión  nunca  de  divulgarlas,  y  menos 
ahora,  por  lo  que  te  encargo  gran  reserva  sobre  lo  que  te  di- 
go, pero  al  mismo  tiempo  te  suplico  que  no  rompas  esta  car- 
ta, sino  que  la  guardes  por  si  conviniera  alguna  vez  conocer 
mis  opiniones  de  hoy. 

Adiós  etc tu  primo. — Pascual. 


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^t^^éí%  Unipn 


LA  TIERRA  Y  LOS  HOMBREA 


POR 


elíseo  reclus 


TRADUCCIÓN  ESPAÑOLA  BAJO  LA  DIIÍECCIUN 


ILMO.    SR.    D.    MARTIN    FERREIRO 

ñeorfitario  general  de  la  Sociedad  Geográfica  de  Madrid  é  individuo  correspond 
de  la  Real  Academia  de  la  Historia. 


AMERICA  CENTRAL 


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