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Full text of "Guía para visitar los salones de historia de México del Museo Nacional"

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GUIA  PARA  VISITAR 


LOS 


DEL 


MUSEO  NACIONAL 


FORMADA  POR 


JESÚS  GALINDO  Y  VILLA 


MÉXICO 

Imprenta  del  Museo  Nacional 

1899 


*CUPA  el  Departamento  de  Historia  de  México 
parte  de  la  planta  alta  de  este  Museo  Nacional, 
donde  comenzó  á  instalarse  hace  algunos  años, 
con  objetos  muy  contados. 

En  1877,  año  en  que  pareció  adquirir  vida  verdadera  el 
Establecimiento,  quedó  éste  dividido  en  tres  Departamen- 
tos: Historia  Natural ,  Arqueología  é  Historia,  y  la  Biblio- 
teca. 

En  Mayo  de  1882  se  dio  por  primera  vez  á  la  estampa 
un  Catálogo  de  las  colecciones  histórica  y  arqueológica 
del  Museo,  debido  á  la  diligencia  y  al  empeño  de  los  Se- 
ñores D.  Gumesindo  Mendoza  y  D.Jesús  Sánchez;  Catá- 
logo que  se  agotó  en  poco  tiempo  y  que  no  volvió  á  pu- 
blicarse. 

En  aquel  entonces  el  Museo  histórico  se  hallaba  insta- 
lado en  dos  salas,  descollando,  entre  otros,  varios  objetos 
de  la  época  de  la  Conquista,  la  galería  de  retratos  de 
los  Virreyes,  algunos  objetos  de  Hidalgo  y  de  Iturbide,  la. 
vajilla  de  Maximiliano,  y  otros  más.  Después,  las  salas 
se  clausuraron  para  emprender  en  ellas  diversas  refor- 
mas, y  más  tarde  no  se  volvieron  á  tocar. 


IV 

Habiendo  renunciado  en  1889  la  Dirección  del  Museo 
el  Sr.  Sánchez,  hízose  cargo  del  Establecimiento  el  Sr.  D. 
Francisco  del  Paso  y  Troncoso,  investido  del  doble  ca- 
rácter de  Director  y  de  Profesor  de  Historia  y  Arqueo- 
logía. El  Sr.  Troncoso,  durante  su  administración,  salió 
para  el  Estado  de  Veracruz  al  frente  de  la  Comisión 
Científica  de  Cempoala;  y  nombrado  más  tarde  para  re- 
presentar á  México  en  la  Exposición  histórico-americana 
de  Madrid  de  1892,  con  la  cual  se  solemnizó  el  4.°  cente- 
nario del  descubrimiento  de  América,  no  pudo  llevar  á 
cabo  las  reformas  que  deseaba  en  el  Departamento  que 
como  profesor  tenía  encomendado  en  el  Museo,  hasta 
que  á  mi  regreso  de  Europa,  á  mediados  de  1893,  donde 
me  cupo  también  en  suerte  ir  con  motivo  de  las  solemnida- 
des del  centenario  de  Colón,  se  me  encargó  del  mismo  De- 
partamento. Como  los  salones  de  Historia,  especialmente, 
no  habían  vuelto  á  abrirse  al  público  lo  menos  en  tres 
años,  traté  luego  de  darles  una  organización  conveniente, 
y  de  exhibir  los  muchos  objetos  con  que  han  ido  enrique- 
ciéndose, ya  por  compras,  ya  por  donaciones  de  particu- 
lares. 

El  Sr.  Dr.  D.  Manuel  Urbina,  que  hasta  la  fecha  desem- 
peña las  funciones  de  Director  mientras  dura  la  ausencia 
del  Sr.  Troncoso  en  el  Viejo  Continente,  aprobó  el  pro- 
yecto que  le  presenté;  y  empeñoso  porque  cada  sección 
posea  impreso  su  respectivo  catálogo  de  objetos,  apo- 
yó, no  obstante  nuestros  exiguos  elementos,  la  impresión 
de  la  Guía  que  al  efecto  escribí,  y  de  la  que  es  tercera 
edición,  ampliada  y  corregida,  la  presente. 

Conforme  al  proyecto  citado,  puse  en  todo  manos  á  la 
obra,  aunque  con  lentitud  por  falta  de  medios.  La  pri- 
mera dificultad,  invencible  por  desgracia,  que  se  tuvo  pa- 
ra el  desarrollo  de  ese  plan,  fué  la  disposición  de  los  sa- 
lones, que  impidió  proceder  con  riguroso  orden  cronoló- 
gico. Sin  embargo,  se  ha  hecho  todo  lo  posible  para  evi- 
tar anacronismos;  explicándose  de  esta  suerte  el  por  qué 


después  de  la  galería  virreinal,  se  colocan  objetos  ante- 
riores á  la  llegada  de  D.  Antonio  de  Mendoza  á  la  Capi- 
tal de  la  entonces  Nueva  España. 

De  las  cinco  salas  en  que  se  ha  dividido  el  Departa- 
mento, conságrase  la  primera  á  la  memoria  de  algunos 
insignes  misioneros  franciscanos  que  con  heroico  fervor 
trabajaron  en  la  evangelización  y  conquista  de  las  Indias, 
y  que  nos  dejaron  obras  históricas  perdurables  é  impor- 
tantes. La  segunda  sala  se  halla  ocupada  por  piezas  re- 
lativas á  la  Expedición  Científica  de  Cempoala,  de  la 
cual  se  hablará  en  su  lugar;  decora  los  muros  la  magní- 
fica y  completa  colección  de  retratos  de  los  Virreyes 
de  México.  Muy  interesante  es  esta  colección,  por  los  es- 
tudios históricos,  biográficos,  heráldicos  y  de  Indumen- 
taria á  que  da.lugar;  y  como  el  tercer  punto  es  del  todo 
desconocido  entre  nosotros,  el  suscrito  ha  juzgado  con- 
veniente dar  en  este  breve  catálogo,  por  vía  de  ensayo, 
algunos  ligeros  apuntes  acerca  de  la  Heráldica  de  los  Vi- 
rreyes. 

En  la  tercera  pequeña  sala  se  han  instalado  piezas  re- 
lativas al  Conquistador  D.  Fernando  Cortés  y  á  la  época 
de  la  dominación  española. 

En  la  cuarta  sala  se  han  colocado  códices,  mapas,  re- 
tratos y  fotografías,  todo  de  época  posterior  á  la  Con- 
quista. Las  pequeñas  colecciones  originales  de  Heráldica 
y  Numismática  que  posee  el  Museo,  se  instalarán  más 
tarde  en  un  departamento  especial. 

Por  último,  la  quinta  sala  se  destinó  para  la  época  de 
la  Independencia  y  para  las  historias  moderna  3T  contem- 
poránea de  México. 

No  pocos  objetos  de  los  que  se  encuentran  en  todas  es- 
tas salas  se  exponen  por  primera  vez;  y  muchos  se  ex- 
hiben ahora  de  un  modo  conveniente.  Debe  ante  todo  te- 
nerse presente  que  las  instalaciones  son  provisionales,  en 
fuerza  de  los  escasos  elementos  con  que  cuenta  nuestro 
Museo,  y  de  la  falta  de  amplitud  de  los  salones,  que  como 


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al  principio  se  dijo,  impiden  seguir  un  orden  rigurosamente 
histórico. 

Teniendo  en  cuenta  el  personal  del  Museo,  que  Esta- 
blecimientos del  género  del  nuestro  no  deben  ser  plan- 
teles que  sirvan  para  la  satisfacción  de  simple  curiosidad, 
sino  en  los  cuales  adquiera  la  mayoría  del  público  que 
los  visita  algunas  nociones  instructivas  acerca  de  los  ob- 
jetos que  tiene  á  la  vista,  se  ha  creído  conveniente  que 
estas  Guías  ó  pequeños  Catálogos  no  sean  ni  inventarios 
faltos  de  interés,  ni  obras  razonadas;  sino  que,  instruyendo 
ligeramente,  se  hallen  al  alcance  de  todos.  Al  final  se  en- 
contrarán varias  notas  ilustrativas  ó  aclaratorias  que  no 
se  han  puesto  en  el  cuerpo  de  la  Guía,  para  no  hacerla 
cansada. 

La  primera  edición  de  este  Catálogo,  hecha  de  prisa  y 
con  escasez  de  elementos,  se  dio  á  la  estampa  en  Junio  de 
1895,  comenzando  á  circular  en  Octubre  del  mismo  año. 
Favorecida  por  el  numeroso  público  que  visita  el  Museo, 
agotó  sus  ejemplares,  dando  origen  á  una  segunda  edi- 
ción corregida  con  algún  cuidado  y  ligeramente  amplia- 
da con  las  noticias  de  los  nuevos  objetos  que  han  veni- 
do á  aumentar  las  colecciones;  edición  que  hubo  de  pu- 
blicarse en  Octubre  de  1896,  y  que,  favorecida  ásu  vez, 
ha  dado  lugar  á  la  presente. 

En  las  ediciones  anteriores  encareció  el  autor  de  esta 
Guía  se  le  indicasen  todos  los  errores  en  que  hubiera  caído, 
para  corregirlos:  una  que  otra  persona  apenas  ha  tenido 
franqueza  débil  para  hacerlos  notar;  lo  cual  indica  que  son 
numerosos  los  críticos  que  en  voz  baja  señalan  todos  los 
defectos,  y  muy  contados,  casi  ninguno,  los  que  se  atreven 
á  acercarse  rectamente  á  los  autores  para  que  éstos  no 
incurran  de  nuevo  en  los  defectos  que  no  advierten.  Esto 
no  obstante,  la  súplica  queda  en  pie  para  esta  nueva  edi- 
ción, permitiéndome  excitar  á  todos  las  personas  de  buena 
voluntad  que  se  empeñen  por  el  progreso  del  Estableci- 
miento, á  que  se  sirvan  indicarme  cuanto  estimen  justo  y 


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conveniente.  Por  otra  parte,  aun  cuando  la  organización 
actual  de  los  salones  de  Historia  de  México  puede  con- 
siderarse, como  se  ha  dicho,  enteramente  provisional,  di- 
cha sección  se  perfeccionará  á  medida  que  vaya  enrique- 
ciéndose y  se  subsanen  todos  los  defectos  que  en  ella  se 
noten. 


Museo  Nacional,  Enero  de  1899. 


Jesiis  G alindo  y  Villa. 


SALA  I. 


1.— Retrato  del  lego  franciscano  Pedro  de  Gante.  ( i )  Pieza 
de  unos  2m50  en  cuadro.  Mírase  al  ilustre  religioso  en  pie; 
tras  la  figura  un  sillón  de  la  época,  y  á  su  izquierda  una  mesa 
con  papeles,  tintero  con  plumas  de  ave,  una  imagen  de  la  Vir- 
gen, de  bulto;  una  mitra,  la  de  México,  que  se  dice  le  fué  ofre- 
cida y  renunció;  al  pie  de  la  mesa  un  indígena;  á  la  derecha 
de  Fr.  Pedro  un  grupo  de  indios  á  la  puerta  del  aposento,  con 
los  cuales  indios  parece  hablar  nuestro  lego.  Al  calce  del  cua- 
dro se  lee  con  claridad  una  leyenda,  ( 2 )  en  la  que  sucintamente 
se  refiere  la  historia  de  tan  insigne  franciscano,  leyenda  que 
nos  ahorra  hablar  con  extensión  acerca  de  Fr.  Pedro. 

Este  religioso  llegó  á  México  en  30  de  Agosto  de  1523,  jun- 
to con  Fray  Juan  de  Tecto,  guardián  del  convento  de  San 
Francisco  en  la  ciudad  de  Gante  (Bélgica),  y  de  Fr.  Juan  de 
Ayora  ó  de  Ahora,  de  la  propia  orden.  (3) 

2.— Retrato  del  franciscano  Fr.  Andrés  de  Olmos.  ( 4 )  El  cua- 
dro tiene  todos  los  visos  de  haber  sido  pintado  á  fines  del  si- 
glo XVI;  tiene  2m10Xlm04:  en  él  se  ve  al  P.  Olmos  en  su  apo- 
sento, sentado  ante  una  mesa,  escribiendo.  La  leyenda  que  se 
mira  al  pie  del  cuadro  parece  ser  posterior  á  la  pintura.  Pue- 
de leerse  claramente  en  otro  lugar  de  esta  Guía.  (5) 

Llegó  el  ilustre  P.  Olmos  á  México  en  1528  en  compañía  del 
primer  Obispo  y  Arzobispo  de  México,  D.  Fr.  Juan  de  Zumá- 
rraga,  distinguiéndose  como  lingüista. 

Guía.-2. 


3.— Retrato  del  franciscano  Fr.  Bernardino  de  Saliagiín.  ( 6 ) 

Mucho  habría  que  decirse  acerca  del  ilustre  religioso  conoci- 
do en  el  siglo  por  el  nombre  de  Bernardino  de  Ribeira.  Nació 
en  Sahagún,  reino  de  León  (España),  en  los  comienzos  del 
siglo  XVI.  Fué  estudiante  de  la  Universidad  salamantina  y 
aficionadísimo  á  las  letras.  Llegó  á  las  playas  de  Nueva  Espa- 
ña el  año  1529,  con  diez  y  nueve  religiosos  de  su  Orden,  á  cuyo 
frente  venía  Fr.  Antonio  de  Ciudad  Rodrigo.  En  México  fué 
entendido  lingüista  y  uno  de  los  más  infatigables  escritores,  cu- 
yas producciones  hoy  en  día  se  estiman,  veneran  y  consultan. 

4.— Retrato  del  Padre  Fr.  Juan  Suárez.  ( 7 )  La  figura  es  casi 
del  tamaño  natural,  y  forma  juego  con  la  del  otro  sacerdote 
que  se  encuentra  á  su  lado.  Al  pie  está  la  siguiente  leyenda: 

El  Venerable  Pe.  Fr.  Juan  Sitares,  Hijo  de  esta  Santa  Provincia  (sic),  In- 
signe en  pulpito,  y  Cathedra,  renunció  todos  los  oficios  de  la  Orden,  y  la  mi- 
tra de  el  rio  de  las  palmas;  murió  con  fama  de  Santidad. 

El  cuadro  se  ha  colocado  en  esta  Sala,  por  haber  sido  el  P. 
Suárez  uno  de  los  doce  primeros  franciscanos  que,  con  Fr.  Mar- 
tín de  Valencia,  vinieron  á  la  conquista  religiosa  de  la  Nueva 
España.  (8) 

Al  llegar,  fué  electo  primer  Guardián  del  convento  de  Hue- 
xotzinco,  y  cuando  Panfilo  de  Narvaez  se  dirigió  á  la  Florida, 
fué  en  su  compañía  nuestro  Fr.  Juan  y  allí  murió,  junto  con 
el  lego  Fr.Juan  de  Palos,  asimismo  uno  de  los  doce.  (9) 

5.— Retrato  del  Y.  Fr.  Francisco  Jiménez.  También  este  re- 
ligioso fué  uno  de  los  que  vinieron  con  el  P.  Valencia.  Fué 
muy  docto  en  el  derecho  conónico,  según  se  advierte  en  la 
leyenda  que  calza  al  cuadro,  y  como  lo  afirma  el  P.  Mendieta, 
llamándole  por  su  trato  proverbialmente  afable  dilectos  Deo  et 
hominibus.  Aprendió  el  mexicano  bastante  bien,  y  escribió  un 
arte  y  un  vocabulario  acerca  de  esta  lengua.  La  leyenda  dice: 

El  V.  P.  Fr.  Francisco  Ximenes  Hijo  de  esta  Santa  Provincia  (sic),  el  pri- 
mer Sacerdote  que  cantó  missa  en  este  reino,  Doctissimo  en  el  derecho  canó- 
nico; Guardian  de  diversos  convs  Primer  Obispo  electo  de  Oaxaca,  Tabasco, 


y  Guatemala,  que  entonces  era  todo  vno,  murió  en  este  couvfi  esclarescido  en 
milagros. 

6. — Retrato  del  P.  Fr.  Esteban  de  Urstía.  Este  religioso  fran 
ciscano  tomó  el  hábito  en  México;  fué  provincial  de  su  Orden 
en  1595  y  falleció  en  1612.  La  leyenda  del  cuadro,  y  que  se 
inserta  á  continuación,  compendiadamente  nos  indica  quién 
era  el  P.  Ursúa. 

El  V.e  P.  Fr.  Esteuan  de  Vrsua,  Hijo  de  esta  Santa  Provincia  (sic),  Na- 
tural de  Durango,  *  Professó  en  este  Connento,  Varón  extático,  Despreciador 
de  las  humanas  honrras  (sic)/  Fue  Provincial,  y  desde  el  primer  dia  empe- 
co  á  renunciar ,  y  no  se  le  adtnitian,  assi  lo  mantuvieron  dos  años,  hasta  que 
renunció  Fue  electo  Obispo  de  Cuba,  renunció,  bolbio  (sic)  el  Rey  a  hacerlo 
Obispo  de  Campeche  con  Suplica  que  admitiesse,  renunció  también;  Bolbio 
tercera  vez  á  remitirle  cédula  de  Obispo  de  Michoacan,  tercera  vez  renunció. 
Murió  de  ochenta  años:  en  este  Convento,  adonde  se  enterró  con  las  tres  Mi- 
tras a  los  pies. 

7. — Retrato  del  P.  Fr.  Sancho  Meras.  Este  religioso  francis- 
cano fué  natural  de  Tineo  (España),  según  el  P.  Betancourt;  (1°) 
é  hijo  de  Pedro  de  Meras  y  de  Marina  González,  nobles  mon- 
tañeses del  principado  de  Asturias.  Profesó  en  México  á  13 
de  Mayo  de  1572. 

La  leyenda  que  calza  al  cuadro,  dice: 

El  V.  P.  Fr.  Sancho  Meras  Hijo  de  esta  S.«  Provincia  (sic),  professó  en  este 
Convento,  Maestro  de  novicios,  y  Guardian  de  este  Convento,  fue  Diffinidor, 
e  intimo  Confidente  del  S.r  Philippo  Segundo,  sus  cartas  se  leían  primero 
que  todas  en  el  Consejo  para  enterar  se  de  la  ver  dad;  Fue  Obispo  Electo  de  Mi- 
choacan, renunció,  y  se  halló  la  cédula  en  el  breviario:  murió  en  este  Conv.to 
a  16  dejullio  de  1628  a.s 

8.— Retrato  del  P.  Fr.  Luis  Moróte.  La  leyenda  que  se  mira 
al  pie  del  cuadro,  nos  indica  que  este  sacerdote  de  la  Orden 
Seráfica  fué  provincial  en  México,  habiendo  obtenido  el  alto 
encargo  de  Comisario  General  en  la  Nueva  España.  Al  otro 
lado  del  cuadro  figura  el  distinguido  religioso  Fr.  Martín  del 
Castillo,  notable  como  lingüista. 

*  En  España. 


La  leyenda  dice: 

El  M.  R.°  P.e  fr.  Luis  (sic)  Moróte  hijo  de  esta  S.o  Provincia  (sic),  natu- 
ral de  Lorca,  Professo  en  este  Convento,  Lector  Jubila. o  Not.o  Apostólico , 
Qualificador  del  SJo  Oficio,  Cronista  GenJ,  Ministro  ProviJ  de  esta  Sta. 
Provincia,  y  Commisario  General  de  todas  las  de  Nueua  España. 

9.— Retrato  del  P.  Fr.  Martín  del  Castillo.  Calza  al  cuadro 
la  firma  del  artista  Antonio  de  Torres,  quien  pintó  los  lienzos 
números  del  4  al  9,  inclusive,  el  año  1720. 

Fué  el  P.  Castillo  (dice  Beristain  en  su  Biblioteca  Hispano 
Americana  Septentrional)  rector  y  regente  de  estudios  del  co- 
legio de  San  Buenaventura  Tlatelolco,  lector  jubilado,  maes- 
tro en  Sagrada  Teología,  por  la  Silla  Apostólica,— como  reza 
también  la  inscripción  que  se  mira  al  pie  de  la  tela,  y  que  más 
adelante  se  copia— provincial  en  México  de  su  Orden  Seráfi- 
ca, procurador  general  en  Madrid  de  todas  las  provincias  de 
Indias,  y  consultor  de  la  Inquisición. 

«Lo  mucho,  selecto  y  bueno  (añade  Beristain)  que  escribió 
este  religioso  americano,  es  capaz  de  honrar  una  biblioteca; 
y  las  dificultades,  riesgos,  gastos  y  trabajos  que  sufrió  para 
dar  á  la  prensa  sus  libros,  justificarán  siempre  á  los  inge- 
nios de  esta  parte  del  mundo  de  no  haber  hecho  sudar  más 
los  moldes.»  Escribió  diversos  sermones  y  obras  teológicas, 
un  Arte  hebreo -hispano  (Lyon  de  Francia,  1676),  una  Gramá- 
tica griega  (ídem,  1678)  y  otros  muchos  opúsculos  llenos  de 
erudición. 

La  leyenda  del  cuadro  dice: 

El  M.  R.  P.e  fr.  Martin  del  Castillo  Hijo  de  esta  S.a  Prouincia  (sic),  na- 
tural de  Burgos,  Professo  en  este  Convento,  Lector  Jubilado,  Maestro  de  theo- 
logia,  por  el  S.r  Alexandro  VII,  Ministro  Prouincial,  de  esta  SJa  Provin- 
cia, y  Escritor  insigne. 

10.— Retrato  de  Fr.  Antonio  Margil  de  Jesús,  religioso  fran- 
ciscano. (H)  Este  lienzo,  de  autor  anónimo,  perteneció  al  Con- 
vento de  San  Francisco  de  México. 

Fué  el  P.  Margil  natural  de  Valencia,  en  España,  é  ilustre 
fundador  de  los  tres  colegios  de  Querétaro,  Zacatecas  y  Gua- 


témala,  Misionero  Apostólico  y  santo  varón.  Murió  en  México, 
en  el  mismo  convento  de  San  Francisco,  el  6  de  Agosto  de 
1726.  (12) 

10  a.— Monumento  á  Cristóbal  Colón,  erigido  en  la  Plaza  de 
Buenavista  de  la  Ciudad  de  México  (Octubre  de  1892),  en 
conmemoración  del  cuarto  centenario  del  descubrimiento  de 
América. 


SALA  II. 


La  espléndida  y  completa  colección  de  retratos  de  los  go- 
bernantes de  la  Nueva  España,  desde  el  primer  Virrey  Don  An- 
tonio de  Mendoza,  colección  que  se  advierte  colocada  en  esta 
Sala,  perteneció  al  Palacio  Nacional.  (13)  Los  cuadros,  en  nú- 
mero de  sesenta  y  uno,  son  todos,  probablemente,  de  factura 
de  su  respectiva  época:  tienen  poco  más  ó  menos  las  mismas 
dimensiones  (0m96X0m76,  término  medio),  y  en  general  están 
muy  bien  conservados.  La  excelencia  de  muchos  de  ellos,  y 
sobre  todo,  el  parecido  de  los  personajes  representados  en  las 
telas,  garantízase  suficientemente  con  las  firmas  de  notables 
artistas  que  florecieron  en  México.  Los  treinta  primeros  cua- 
dos  son  anónimos,  pero  de  buenos  pinceles,  al  parecer;  de 
los  restantes,  sólo  en  diez  y  ocho  se  registran  las  firmas  de  los 
pintores.  A  su  tiempo  se  irá  citando  el  nombre  del  autor  en 
el  cuadro  correspondiente. 

Grande  importancia  tiene— en  concepto  del  que  esto  escri- 
be—el estudio  de  la  galería  de  retratos  de  que  se  habla,  para 


la  Historia,  la  Indumentaria  (14)  y  la  Heráldica;  (15)  ramos  estos 
dos  últimos  del  todo  descuidados  en  México.  Por  lo  que  hace 
al  primer  punto,  nada  diré,  porque  basta  tener  al  alcance  de 
la  mano  cualquiera  texto  de  Historia  Patria,  que  todos  dicen  lo 
mismo,  para  aprender  la  crónica  del  Virreinato;  aun  cuando 
creo  que  ya  debe  despertarse  el  afán  por  dar  otro  giro  á  aque- 
lla historia,  con  nuevas  investigaciones  y  datos  hasta  hoy  des- 
conocidos é  inéditos. 

La  Indumentaria  interesa  á  todas  luces  al  artista,  para 
que  no  cometa  anacronismos:  y  si  bien  es  cierto  que  las  figu- 
ras de  esta  galería,  en  casi  su  totalidad  se  ven  de  medio  cuer- 
po, en  la  mayor  parte  de  ellas  se  puede  uno  formar  idea  per- 
fecta de  los  trajes  de  la  época.  Así  por  ejemplo:  abarcando  el 
conjunto  general  notará  el  lector  que  de  los  diez  y  seis  prime- 
ros virreyes  (cuadros  números  de  11  á  26),  todos  tienen  som- 
brero puesto,  menos  el  Sr.  Moya  de  Contreras  (cuadro  número 
16),  que  lleva  bonete,  y  Don  Fr.  García  Guerra,  que  no  lo  tiene. 
Las  gorgueras  que  desde  Don  Antonio  de  Mendoza  (11)  se  ven, 
aumentan  progresivamente  en  dimensiones,  hasta  llegar  á  un 
tamaño  exagerado  en  el  Marqués  de  Montes  Claros  (año  1603, 
cuadro  núm.  20);  luego  disminuyen,  y  ya  en  el  Marqués  de  Ce- 
rralbo  (1624—25)*  vemos  aparecer  el  cuello  ancho  y  abierto: 
éste  va  modificándose  ligeramente  en  el  transcurso  del  siglo 
XVII  hasta  cerrarse  y  aparecer  con  forma  extraña,  cual  se  ob- 
serva en  el  Conde  de  Galve  (1688 — 40),  en  el  de  Moctezuma 
(1696 — 42)  y  en  el  Duque  de  Alburquerque,  segundo  de  este 
título  (1701—43),  al  comenzar  la  centuria  decimoctava.  Nó- 
tase además,  que,  desde  Don  Antonio  de  Mendoza,  el  pelo  se  ve 
corto  en  los  primeros  gobernantes. 

Ya  los  marqueses  de  Cerralbo  y  de  Cadereita  (25-26)  tie- 
nen largos  clavos.  El  de  Villena,  casi  al  mediar  el  siglo, 
usa  el  pelo  un  poco  largo  (1640 — 27),  y  en  sus  sucesores  se 
ve  que  tiende  á  aumentar,  como  con  claridad  se  nota  en  el 
Marqués  de  Mancera  (35),  en  el  Duque  de  Veragua  (36),  y  muy 


*  La  primera  cifra  indica  el  año;  la  segunda  el  número  del  cuadro. 


particularmente  en  el  Conde  de  Galve  (40);  el  cual,  como  no 
tiene  barba,  presenta  todo  el  aspecto  de  mujer;  cosa  idéntica 
se  verifica  en  el  Duque  de  Alburquerque  2.°  (43).  Sabido  es 
que  en  tiempo  de  este  último  señor  modificáronse  en  México- 
las  modas  y  costumbres  adoptándose  las  francesas:  recuérde- 
se asimismo  la  curiosidad  y  extrañeza  con  que  el  pueblo  vio 
los  sombreros  de  tres  picos  de  los  guardias  del  Virrey.  Inme- 
diatamente después  del  Duque  de  Alburquerque,  nótase  la 
transición  brusca,  en  esta  serie,  de  los  trajes  de  los  gobernan- 
tes. Sigue  al  anterior  el  Duque  de  Linares  (44)  con  larga  pe- 
luca blanca;  bajo  el  brazo  izquierdo  elegante  tricornio;  osten- 
tando traje  riquísimo  de  encajes  y  bordados  á  la  francesa. 
Continúan  los  Marqueses  de  Valero  (45)  y  de  Casafuerte  (46) 
con  la  propia  moda,  en  el  primer  tercio  del  siglo  XVIII;  pero 
parece  que  no  persistió  mucho  tiempo  la  de  los  largos  pelu- 
cones,  pues  ya  en  el  Duque  de,  la  Conquista  (1740 — 48)  y  en 
los  que  le  sucedieron,  mírase  muy  moderada.  Los  trajes  sí 
continúan  siendo  ricos,  y  comienzan  á  ostentarse  los  grandes 
uniformes  y  las  cruces.  Desde  el  Marqués  de  Cruillas  (1760 
—53)  la  peluca  es  muy  corta,  racional,  digamos;  y  es  curioso 
hacer  notar  que  el  cuello  alto  y  recto  de  la  casaca  del  unifor- 
me comienza  á  iniciarse  en  la  época  del  segundo  Conde  de 
Revilla  Gigedo  (61),  en  el  último  tercio  del  siglo  XVIII;  apare- 
ce bien  definido  en  Branciforte  (62)  al  espirar  la  centuria,  y 
sigúese  la  moda  en  los  demás  hasta  O'Donojú  (71),  aparecien- 
do muy  exagerada  en  Venegas  (86).  Se  distingue  bien  en  el 
retrato  de  Apodaca  (70),  el  uso  de  la  peineta  en  la  parte  pos- 
terior de  la  cabeza. 

El  lector  puede  ampliar  estas  consideraciones  con  una  visi- 
ta de  inspección  á  la  galería  en  que  me  ocupo. 

En  cuanto  á  la  parte  de  Heráldica,  que  hasta  ahora  en  Mé- 
xico creo  que  ninguno  ha  tratado,  diré  algunas  palabras  al 
hablar  en  esta  Guía  de  cada  cuadro.  (16) 

Finalmente,  en  la  nota  (17)  se  inserta  la  lista  de  las  Virrei- 
nas de  la  Nueva  España:  el  curioso  lector  puede  intercalar  en 
el  texto  el  nombre  de  cada  Virreina,  y  en  el  lugar  correspon- 
diente. 


8 

Los  números  con  los  cuales  están  señalados  los  cuadros,  son 
los  del  orden  progresivo,  que  comienza  en  la  primera  Sala. 
Para  que  no  haya  confusión  y  el  lector  fácilmente  pueda  con- 
sultar esta  Guía  en  lo  que  se  refiere  á  los  gobernantes  de  Nue- 
va España,  se  pondrá,  cuando  sea  necesario,  en  seguida  de 
cada  nombre  su  correspondiente  aclaración:  primer  virrey, 
segundo,  tercero,  etc. 

La  serie  da  comienzo  en  el  número 


Al.— Don  Antonio  de  Mendoza,  primer  Virrey  de  México  y 
segundo  del  Perú.  Gobernó  á  la  Nueva  España  de  1535  á  1550; 
murió  en  la  ciudad  de  Lima,  á  21  de  Julio  de  1552.  De  noble 
linaje  procedente  de  Don  Suria,  Señor  de  Vizcaya,  en  España, 
por  los  decendientes  de  éste  Lope  López  de  Mendoza  y  Gon- 
zalo López  de  Mendoza,  hijos  de  Lope  íñiguez.  Nuestro  Don 
Antonio  casó  con  Doña  Catarina  de  Vargas,  asimismo  de  ilus- 
tre estirpe. 

Nada  tiene  de  notable  el  retrato  de  esta  galería;  por  toda 
inscripción  se  lee  ai  calce: 

D.**s  Antonius  de  Mendoza  I.»s  nones  Hispanice  Pro  Rex  et  Dux  Generalis 
Año  1535.  (El  Señor  Don  Antonio  de  Mendoza,  primer  Virrey  y  Capitán  Ge- 
neral de  la  Nueva  España.  Año  1535.) 

Armas.  (18)  Las  primitivas  de  la  casa  de  Mendoza  son:  *  Es- 
cudo de  sinople  (19)  y  una  banda  (20)  de  gules  (21)  fileteada  de 
oro.  Unido  en  matrimonioDonDiego  Hurtado  de  Mendoza,  des- 
cendiente directo  de  esta  rama,  con  Doña  Leonor  Laso  de  la 
Vega,  los  sucesores  de  ambas  estirpes  combinaron  las  armas  de 
sus  respectivas  casas  (22)  en  escudo  flanqueado,  (23)  jefe  y  punta 
de  sinople  y  la  banda  de  gules  fileteada  de  oro;  los  flancos  (24) 
de  este  metal,  y  la  inscripción  Ave  María  gratia  plena,  en 
letras  de  azur:  blasón  que  es  el  que  se  advierte  en  el  ángulo 
superior  izquierdo  del  cuadro  que  nos  ocupa. 


t  Piferrer.  Nobiliario  de  los  reinos  y  señoríos  de  España.— 1.,  págs.  43  y  44. 


9 

12.— Don  Luis  de  Yelasco,  primer  gobernante  de  este  nom- 
bre: tuvo  á  su  cargo  la  colonia  desde  1550  hasta  1564  (31  de 
Julio)  en  que  murió  en  la  Ciudad  de  México.  El  ilustre  abolen- 
go de  este  Virrey  es  muy  añejo:  la  familia  de  los  Velascuto  y 
Velascón,  de  donde  procede  el  apellido,  es  originaria  del  tron- 
co godo  de  España.  Tuvo  Don  Luis  por  esposa  á  Doña  Ana 
de  Castilla  y  Mendoza,  hija  de  Don  Diego,  Señor  de  Gor.  Re- 
presenta el  cuadro  á  dicho  gobernante,  con  sombrero,  negro 
ei  traje  como  se  ha  dicho,  fisonomía  noble,  barba  cerrada,  y 
muy  visible  al  pecho  la  cruz  de  la  Orden  de  Santiago.  (25) 
Al  pie  lleva  el  retrato  esta  leyenda: 

D.us  Ludouiais  De  Velasco  2.«s  Prorrex  et  Vniversalis-dux.  Año  1549. 
(El  Señor  Don  Luis  de  Velasco,  Segundo  Virrey  y  Capitán  General.  Año  1549.) 

Armas. — Osténtanse  en  el  ángulo  superior  derecho  del  cua- 
dro: Escudo  jaquelado,  (26)  ocho  escaques  ó  jaqueles  de  oro  y 
siete  veros  (27)  de  plata  y  azur,  bordura  (28)  de  gules  y  ocho  as- 
pas (29)  de  oro. 

13.— Don  Gastón  de  Peralta,  tercer  Marqués  de  Falces  y 
tercer  Virrey  de  Nueva  España  (1566-1568).  Vino  ya  casado 
con  Doña  Leonor  de  Vico,  de  casa  Caraccioli.  Nada  de  parti- 
cular presenta  el  retrato,  sólo  que  la  forma  del  sombrero  va- 
ría un  poco;  al  calce  mírase  la  leyenda: 

D.us  Gastón  De  Peralta  Marchio  de  Falces  3.us  Pro  Rex  et  Dux  Genera- 
lis.  Año  1565.  (El  Señor  Don  Gastón  de  Peralta,  Marqués  de  Falces,  tercer 
Virrey  y  Capitán  General.  Año  1565). 

Armas. — El  escudo,  que  es  de  Peralta,  descrito  por  Pife- 
rrer,  y  que  se  ve  en  el  ángulo  superior  izquierdo  del  cuadro, 
es  muy  sencillo:  de  gules  y  un  grifo  (30)  de  oro;  bordura  del 
propio  color  y  ocho  aspas  de  ese  metal. 

Don  Gastón  de  Peralta  fué  de  ilustre  prosapia,  descendien- 
te de  la  Casa  Real  de  Navarra,  *  de  origen  godo  remotísimo. 
Su  primitivo  solar  llamado  Enecón  de  Peralta,  uno  de  los  prin- 
cipales de  Navarra,  quedó  radicado  en  el  lugar  de  Peralta,  de 
donde  partieron  las  ramas  de  este  tronco. 


*  Piferrer,  Nobiliario  citado. 

GiÍA.-3. 


10 

14.— Don  Martín  Enríquez  (le  Almanza,  (1568-1580).  Pasó  al 
Perú  como  6.°  Virrey  de  aquella  Colonia.— En  el  retrato  apa- 
rece seriamente  vestido;  el  sombrero  varía  del  todo  en  la  for- 
ma. Abajo  se  lee: 

D. us  Martin. us  Enrriques  (sic)  ab  Almanta.  4.ns  Prorrex  et  Dux  Generalis. 
Año  1568.  (El  Señor  Don  Martín  Enríquez  de  Almanza,  4o  Virrey  y  Capitán 
General.  Año  1568.) 

Armas.— Escudo  partido:  (31)  Io  y  2o  de  gules  y  un  castillo 
de  oro  aclarado  de  azur,  cortinado  ó  mantelado  (32)  de  plata 
y  un  león  de  gules;  que  es  de  Enríquez  de  Luna.  * 

15.— Don  Lorenzo  Suárez  de  Mendoza,  cuarto  Conde  de  la 
Coruña. — Gobernó  á  la  Nueva  España  desde  el  4  de  Octubre 
de  1580  hasta  el  19  de  Junio  de  1583,  en  que  murió  en  la  Ciu- 
dad de  México.— Era  pariente  del  primer  Virrey  Mendoza; 
casó  con  Doña  Catalina  de  la  Cerda,  hija  del  segundo  Duque 
de  Medina  Coeli,  según  el  Sr.  Núñez  Ortega. 

Notable  es  el  retrato  de  esta  galería:  el  sombrero  es  de  forma 
extraña,  muy  distinta  á  la  de  los  anteriores;  el  traje  poco  más 
ó  menos  lo  mismo.  Al  pie  del  cuadro  la  consabida  leyenda: 

D.tts  Laurentiits  Xuarez  D.  Mendoza  Comes  Coruña.  5.us  Prorrex  et  Dux 
Gnalis.  1580. 

Armas.— En  el  ángulo  superior  izquierdo  se  advierte  el  es- 
cudo cuya  descripción  no  he  podido  completar  por  ignorar 
los  demás  apellidos  de  este  Virrey.  Sin  embargo,  y  á  reserva 
de  rectificar  todo  lo  que  fuere  necesario,  describiré  en  segui- 
da las  citadas  armas  por  lo  que  en  el  cuadro  se  adivina.  Es- 
cudo cuartelado:  (33)  \°f  en  sotuer,  jefe  y  punta  de  sinople  y 
banda  de  gules  fileteada  de  oro,  los  flancos  de  este  metal,  y  la 
inscripción  Ave  María  gratia  plena;  que  es  de  Mendoza. — 
2o,  cuartelado  Io  y  4o  de  gules  y  un  castillo  de  oro;  2°  y  3o  de 
plata  y  un  león  de  oro. — 3o,  compuesto  de  ocho  jaqueles  de  oro 
y  siete  de  azur.  Entiendo  que  es  de  Aguayo,  por  el  enlace  de 
Doña  Catalina  de  Lujan  (apellido  materno  del  Conde  de  la 


*  Piferrer,  Nobiliario  citado. 


11 

Corufía)  con  Don  Francisco  de  Aguayo.— 4o,  compuesto  de 
quince  jaqueles,  ocho  de  oro  y  siete  gules;  que  es  de  Cisne- 
ros,  primer  apellido  materno  de  nuestro  Conde,  de  la  rama 
del  Cardenal  Don  Francisco  Jiménez  de  Cisneros. — Sobre  el 
todo,  escusón  de  oro  con  cinco  hojas  de  higuera,  según  creo 
con  toda  verosimilitud:  en  tal  caso,  es  de  Figuerola  ó  Fi- 
gueroa. 

16.—  Don  Pedro  Moya  de  Contreras,  tercer  Arzobispo  de 
México  (1584-1585).  Murió  en  España,  siendo  Presidente  del 
Consejo  de  Indias,  en  14  de  Enero  de  1591.  Era  natural  de  Pe- 
droche,  cerca  de  Córdoba,  España,  descendiente  de  honrada 
y  noble  familia.  Se  le  representa  en  el  cuadro  vistiendo  el  ro- 
quete y  la  muceta;  el  bonete  puesto;  con  la  mano  izquierda  sos- 
tiene la  Cruz  arquiepiscopal.  Deja  leerse  al  pie  del  cuadro: 

Nobilis  Archiepiscoptis  D.  Petrus  mota  D.  contreras.  6.us  Guuernator.  Año 
1583.  (El  noble  Arzobispo  Don  Pedro  Moya  de  Contreras,  6o  Gobernante. 
Año  1583.) 

Armas. — El  blasón  que  en  el  retrato  se  ostenta  es  cuarte- 
lado: Io,  de  plata  y  una  cabeza  de  lobo  de  sable  (34)  ensangren- 
tada y  linguada  de  gules;  que  es  de  Moscoso,  uno  de  los  ape- 
llidos del  padre  de  nuestro  Arzobispo.  2o,  de  gules  y  escala 
de  oro;  3o,  verado  de  plata  y  azur:  ambos  son  de  Moya.  4o  de 
plata  y  tres  bastones  de  azur;  que  es  de  Contreras.  Bordura 
general  de  gules  y  ocho  aspas  de  oro.  (35) 

17.— Don  Alvaro  Mnnrique  de  Zúñiga,  Marqués  de  Villaman- 
rique  (1585-1590).  Murió  en  Madrid,  hacia  este  último  año.  Re- 
preséntale el  cuadro  con  sombrero,  cuya  forma  es  distinta  a, 
la  de  los  anteriores:  la  gorguera  ha  aumentado  un  poco;  el 
traje  negro  y  sencillo;  al  pecho,  según  parece,  la  Cruz  de  Ca- 
latrava;  (36)  del  cuello  pende  una  cadenilla  de  donde  cuelga 
un  medallón.  Al  pie  del  retrato  se  lee: 

D.us  Aluarus  manriqz.  D.  stunica,  Marchio  Villce-Manrrique.  (sic)  7  Pro 
Rex  et  Dnx  glt's.  (generalis).  Año  1586 


12 

El  Marqués  entró  á  México  con  su  esposa  Doña  Blanca  de 
Velasco,  hija  del  cuarto  Conde  de  Nieva. 

Armas.— Las  que  ostenta  el  cuadro  son:  Escudo  partido:  el 
Io,  de  plata  y  banda  de  sable,  sobrepuestas  en  cria  las  cadenas 
de  Navarra;  que  es  de  Zúñiga.  2o,  contracuartelado:  Io  y  4o  de 
plata  y  dos  calderas  jaqueladas  de  oro  y  sable  con  siete  cabe- 
zas de  serpiente  cada  asa;  que  es  de  Manrique  de  Lara;  el 
2o  y  3o  con  cuatro  castillos  y  cinco  leones  cada  uno,  con  los 
esmaltes  reales;  que  es  de  Benavente.  Sobre  el  todo,  escusón 
partido:  Io  y  2o  de  gules  y  un  castillo  de  oro  aclarado  de  azur, 
mantelado  de  plata  y  un  león  de  gules;  que  es  de  Enríquez. 

La  casa  de  Manrique  es  nobilísima  y  muy  antigua  en  Espa- 
ña. La  de  Zúñiga  es  originaria  de  Navarra.  Emparentaron 
ambas*  por  el  casamiento  de  Don  Garci  Fernández  Manrique, 
tercer  Señor  de  Amusco,  con  Doña  Teresa  de  Zúñiga,  herma- 
na de  Don  Iñigo  Ortíz,  (37)  alférez  mayor  del  reino  de  Navarra 
y  Señor  del  Valle  de  Stúñica,  de  donde  se  formó  el  apellido 
Zúñiga.  De  esta  rama,  por  línea  directa,  procedía  el  séptimo 
Virrey  de  Nueva  España. 

18.— Don  Luis  de  Velasco,  segundo  de  este  nombre.  Por  pri- 
mera vez  gobernó  á  la  Nueva  España  como  8o  Virrey,  de  1590 
á  1595,  en  que  pasó  al  Perú  como  9o  gobernante  de  aquella  co- 
lonia.—El  tipo  es  nobilísimo:  tiene  sombrero  cónico,  gran  gor- 
guera,  traje  negro,  al  pecho  la  Cruz  de  Santiago  muy  visible; 
tiene  grandes  y  redondos  espejuelos.  Al  pie  del  cuadro  dice: 

D.  Litis  de  Velasco  ijo  (sic)  del  Primero  Birrei,  (sic)  y  Capitán  General. 
Año  1595. 

Casó  con  Doña  María  de  Ircio  y  Mendoza. 
Armas. — Son  las  mismas  que  se  ven  en  el  cuadro  número  12, 
correspondiente  al  retrato  de  Don  Luis  de  Velasco  el  primero. 

19.— Don  (¿aspar  de  Ziííiiga  y  Acebedo,  quinto  Conde  de 
Monterrey.  (1595-1603,  en  que  pasó  al  Perú  como  10°  Virrey: 


*  Piferrkr,  en  su  obra  citada   Tomo  III,  pags.  28  y  29. 


13 

sucesor,  pues,  de  Don  Luis  de  Velasco  el  segundo,  en  el  go- 
bierno de  ambas  Colonias.)  El  cuadro  de  esta  galería  repre- 
senta al  Conde  con  sombrero  de  forma  cónica,  gorguera,  traje 
sencillo  sin  nada  al  pecho.  Casó  nuestro  Virrey  con  Doña 
Inés  de  Velasco  y  Aragón,  hija  del  Duque  de  Frías.  Al  pie 
del  cuadro  dice: 

D.us  Gaspartts  D.  st tínica  et  azeuedo  Comes  monti  Regij  9  Pro  Rex  et  Dnx 
Gnalis.  (generalis)  1596. 

Armas.— Escudo  cuartelado:  Io,  cuartelado  también:  Io  y  4o 
de  oro  y  un  lobo;  el  2o  y  el  3o  de  plata  y  un  acebo;  bordura 
general  de  gules  y  ocho  aspas  de  oro,  que  es  de  Acebedo. — 
2o,  de  plata,  banda  de  sable  y  sobrepuestas  en  orla  las  cade- 
nas de  Navarra,  que  es  de  Zúñiga,  ya  descrito.— 3o,  de  oro  y 
siete  calderas,  no  sé  de  qué  esmaltes  por  tener  duda  en  la  des- 
cripción de  este  cuartel. — 4o,  escudo  con  quince  jaqueles  de 
oro,  siete  de  ellos  cargados  de  cuatro  fajas  de  gules  cada  uno; 
que  es  de  Ulloa,  uno  de  los  ascendientes  del  de  Monterrey 
por  Sancho  Sánchez  de  Ulloa.  Sobre  el  todo,  escusón  de  oro 
con  cinco  luceros  gules  puestos  en  aspa,  que  es  de  Foxseca. 
El  año  1615  Felipe  III  dio  título  de  Conde  de  Villanueva  de 
Cañedo  á  Don  Antonio  de  Fonseca  y  Ulloa.  (38) 

20.— Don  Juan  de  Mendoza  y  Luna,  Marqués  de  Montes  Cla- 
ros. (1603  á  1607,  en  que  pasó  al  Perú  como  11°  Virrey.) — Ti- 
po elegantemente  representado  en  el  cuadro:  aspecto  de  ver- 
dadero noble,  aristocrático  y  gallardo.  Sombrero  de  forma 
cónica,  alta  la  copa;  inmensa  gorguera;  al  pecho,  sobre  el  ne- 
gro traje,  la  cruz  de  Santiago.  Mírase  al  pie  la  leyenda: 

D.us  Joannes  D.  Mendoca  et  Luna  Marchio  D.  Montibns  Claris.  10  Pro  Rex 
et  Dnx  Gnalis.  1603. 

Don  Juan  casó  en  primeras  nupcias  con  Doña  Ana  Mesia 
Gonsalvi,  tercera  Marquesa  de  la  Guardia,  y  en  segundas  con 
Doña  Luisa  Antonia  Portocarrero,  viuda  del  cuarto  Marqués 
del  propio  título  de  la  Guardia. 

Armas. — Escudo  partido:  Io,  que  es  de  Mendoza  ya  descri- 

Guí\.-4. 


14 

to  anteriormente  (11  y  15). — 2o,  de  gules  y  creciente  de  plata 
con  las  puntas  hacia  abajo:  la  punta  de  plata,  *  que  es  de  Luna. 

21.— Don  Luis  de  Velasco,  primer  Marqués  de  Salinas  del 
Río  Pisuerga.  —El  segundo  de  este  nombre,  que  ya  se  citó  en 
el  número  18. — Virrey  por  segunda  vez,  de  1607  á  1611.— 
El  cuadro  le  representa  poco  más  ó  menos  lo  mismo  que  en  el 
del  número  18,  nada  más  que  con  la  edad  el  rostro  del  perso- 
naje ha  variado  un  tanto  de  aspecto.  El  escudo  de  armas  es 
enteramente  el  mismo  descrito  en  líneas  anteriores:  en  la  parte 
inferior  de  la  tela,  se  lee: 

Don  Luis  de  Velasco  Marques  de  Salinas,  segunda  bes  (s\c)  Birrei  fsic,J 
11,  y  Capitán  General,  año  1607. 

22.—DOH  Fray  García  Guerra,  de  la  Orden  de  Predicadores, 
sexto  Arzobispo  de  México;  de  ilustre  familia,  cuya  casa  sola- 
riega estuvo  en  Ibio,  al  pie  del  monte  Melera,  en  Burgos  (Es- 
paña).! Gobernó  á  la  Colonia  desde  el  19  de  Junio  de  1611 
hasta  el  22  de  Febrero  del  siguiente  año,  en  que  le  sorprendió 
la  muerte  en  la  Ciudad  de  México.  En  el  retrato  se  le  mira 
con  el  hábito  de  su  religión,  sin  otra  cosa  de  notable.  En  el 
lienzo  se  lee: 

Domixus  Frater  Garcías  Guerra  Archiepiscopus  Mexicaxus.  Pro  Rex  et 
Dux.  12  Generalis,  1611. 

Armas.— Escudo  cortado:  (39)  Io,  ignoro  el  color  del  campo, 
pues  está  mal  definido,  lo  mismo  que  en  todos  los  blasones  que 
de  este  señor  he  visto;  un  castillo  con  llamas.  2o,  escudo  pro- 
bablemente de  plata,  dispuesto  así:  en  medio,  el  blasón  de  la 
Orden  á  la  cual  perteneció  nuestro  Arzobispo,  y  abajo  el  sue- 
ño de  la  madre  de  Sto.  Domingo;  es  decir,  el  perro  con  una 
hacha  encendida,  con  la  que  incendia  al  mundo;  en  el  flanco 
de  la  diestra  cuatro  banderas  de  plata,  asta  de  oro  y  bande- 
rola de  gules,  que  es  de  Guerra.  Probablemente  el  primer 
escudo  es  de  Vega,  á  cuya  casa  pertenecía  también  el  Prela- 

*   PlFERRER,  I,  24. 

t  Piferrer,  II,  156:  «Guerra.» 


15 

do:  la  ratificación  no  ha  sido  fácil,  por  no  haberme  encontra- 
do ese  apellido  en  los  libros  de  Nobleza  y  Genealogía  que  he 
tenido  al  alcance  de  mi  mano. 

23.— Don  Diego  Fernández  de  Córdoba,  primer  Marqués  de 
Guadalcázar  (1612-1621 ).  Pasó  al  Perú  como  13°  Virrey  de  aque- 
lla colonia.— Nada  tiene  de  notable  el  retrato  en  que  me  ocu- 
po: sigue  la  gorguera  bastante  grande,  pero  menos  exagerada 
que  la  del  Marqués  de  Montes  Claros.  Fué  esposa  del  de  Gua- 
dalcázar Doña  Ana  María  Riederer  de  Paar,  dama  de  la  Reina 
Doña  Margarita.  Al  pie  del  retrato,  la  leyenda: 

Z).«s  Didacus  Fernandez  de  cor  dona  Marchio  de  Guadalcacar  XIII  Pro- 
rex  et  dux  generalis.—años  1612. 

Armas. — Escudo  de  oro  y  3  fajas  de  gules.  (40) 

24.— Don  Diego  Carrillo  de  Mendoza  y  Pimentel,  Conde  de 
Priego,  Marqués  de  Gelves  (1621-1624).—  La  pintura  está  mal- 
tratada; parece  ser  bastante  buena.  Representa  al  Virrey  con 
sombrero  de  forma  extraña;  el  rostro  severo  demuestra  el 
agrio  carácter  de  este  célebre  gobernante;  tiene  redondos  es- 
pejuelos. El  traje  es  negro,  al  pecho  la  cruz  de  Santiago.  El 
Virrey  casó  en  primeras  nupcias  con  Doña  Leonor  de  Portu- 
gal, viuda  del  Conde  de  Gelves;  la  cual  fué  la  Virreina. 

Al  pie  del  cuadro: 

D."s  Didacus  Carrillo  Mendoca  Pimentel  Comes  a  priego  Marchio  ex  jel- 
ves.  Pro  Rex  et  Dux  Gnalis.  1621. 

Armas. — Los  autores  de  heráldica  están  de  acuerdo  en  que 
la  ignorancia  de  los  artistas  encargados  de  la  ejecución  de  los 
blasones,  hace  desviar  muchas  veces  del  camino  verdadero  á 
quien  se  ocupa  en  el  estudio  de  los  escudos  de  armas;  en  efec- 
to: basta  un  color  mal  puesto,  una  figura  colocada  en  otra  po- 
sición distinta  á  la  que  le  corresponde,  ó  una  línea  en  sentido 
vertical  en  vez  de  estar  horizontal,  ó  vice  versa,  para  que  la 
interpretación  se  cambie  y  el  todo  varíe.  Es  frecuente  trope- 
zar con  grandes  dificultades  en  el  estudio  de  las  armas  de 


16 

Tos  cuadros  virreinales,  ya  porque  carecemos  de  otros  bla- 
sones con  que  hacer  comparaciones,  ya  por  la  mala  ejecu- 
ción de  éstos.  Tal  me  acontece  ahora  con  el  escudo  del  Mar- 
qués de  Gelves,  que  no  es  ni  de  Carrillo  ni  de  Mendoza.  En 
tal  virtud,  recurrí  al  apellido  Pimentel:  los  cuarteles  son  se- 
mejantes á  los  del  cuadro;  la  bordura  igual.  Ahora  bien:  los 
que  son  primero  y  cuarto  cuarteles  en  el  lienzo  del  Museo,  son 
segundo  y  tercero  en  el  blasón  de  Pimentel,  y  vice  versa. 
;Es  realmente  otro  el  escudo  del  cuadro,  ó  es  de  Pimentel?  No 
he  podido  cerciorarme  de  ello,  y  por  tanto,  como  creo  que  en 
la  tela  en  que  me  ocupo  se  ha  cometido  un  error,  daré,  sin 
embargo,  la  descripción  de  las  armas  de  la  casa  Pimentel,  que 
es  como  sigue:  Escudo  cuartelado:  Io  y  4o  de  oro  y  tres  fajas 
de  gules;  2o  y  3o  de  sinople  y  cinco  veneras  (41)  de  plata.  La 
bordura  de  castillos  y  leones  con  los  esmaltes  reales  fué  aña- 
dida por  los  Condes  de  Benavente. 

25. — Don  Rodrigo  Pacheco  y  Osorio,  tercer  Marqués  de  Ce- 
rralbo  (1624-1635). — Este  Virrey,  de  ascendencia  nobilísima  é 
ilustre,  (42)  se  halla  representado  en  esta  galería  con  sombrero 
de  anchas  alas.  Ya  en  el  cuadro  no  se  ve  la  gorguera:  se  ha 
sustituido  en  la  época  por  un  cuello  abierto;  el  traje  es  sen- 
cillo, elegante;  al  pecho  la  cruz  de  Santiago  y  gruesa  cadena 
que  va  de  derecha  á  izquierda;  pendiente  del  cuello  fina  ca- 
denilla con  un  medallón  en  el  cual  campea  la  propia  cruz  de 
aquella  Orden  de  Caballería.  Casó  el  Marqués  con  Doña  Fran- 
cisca de  la  Cueva,  hija  del  sexto  Duque  de  Alburquerqué. 

Al  calce  de  la  tela  se  lee: 

D.  D.  Kodeuco  (sic)  Paciecus,  Marchio  D.  cerralbo,  XV Pro  Rex  et  dtix 
glis.  Año  1624. 

Armas. —El  blasón  que  se  mira  en  el  ángulo  superior  iz- 
quierdo del  cuadro,  es  de  la  noble  casa  de  Pacheco.  Escudo 
de  plata  y  dos  calderos  jaquelados  de  oro  y  sable,  con  tres 
serpientes  en  cada  asa;  bordura  jaquelada  de  lo  mismo. 

26.— Don  Lope  Diez  de  Arniendáriz,  Marqués  de  Cadereita 


17 

(1635-1640). — En  el  cuadro  se  le  ve  con  sombrero  de  anchas 
alas,  cuello  grande,  al  pecho  la  cruz  de  Santiago,  y  una  cade- 
na que  cruza  de  derecha  á  izquierda.  Abajo  la  leyenda: 

D.  D.  Lope  Diez,  De  Almendaris,  Marchio,  de  Cadereita,  XVI Pro rr ex  et 
Dux  glis. — 1635. 

Armas.— Difícil  me  ha  sido  interpretar  todas  las  partes  de 
que  se  compone  el  escudo  de  armas  de  este  gobernante;  y  aun 
cuando  en  seguida  doy  la  descripción  completa  del  escudo 
que  en  el  ángulo  superior  izquierdo  se  advierte,  no  confío  del 
todo  en  haber  acertado.  Del  estudio,  pues,  del  referido  bla- 
són, me  parece  descubrir  los  siguientes  apellidos  que  el  Mar- 
qués de  Cadereita  tenía,  y  que  indican  otros  tantos  entronea- 
mientos  con  ilustres  casas  de  España:  Osorio,  Carrillo,  Mesia, 
Saavedra,  Enríquez,  Carvajal  y  Diez  ó  Díaz.  El  blasón  es  cuar- 
telado: el  Io,  partido:  Io,  de  oro  y  dos  lobos  de  gules  andan- 
tes y  linguados;  que  es  de  Osorio.  2o,  un  castillo  de  oro  en 
campo  de  sangre;  que  es  de  Carrillo.— 2o  cuartel,  escudo  de 
oro  y  tres  fajas  de  azur;  que  es  de  Mesia. — 3o,  de  plata  y  tres 
fajas  compuestas  cada  una  de  este  modo:  dos  filas  de  escaques 
de  oro  y  gules,  fajita  de  oro  y  otras  dos  filas  de  escaques  como 
los  primeros.  Si  la  descripción  es  exacta  y  coincide,  el  bla- 
són es  de  Saavedra.— 4o,  partido:  el  Io,  que  es  de  Enríquez, 
se  ha  descrito  ya  en  varios  números  anteriores  de  esta  breve 
Guía;  el  2o,  de  oro  y  banda  de  sinople;  que  es  de  Carvajal. 
Sobre  el  todo,  escusón  de  azur  y  una  estrella  ó  cometa  de  oro; 
que  es  de  Diez.  Hállase  escrito  este  apellido  de  diversa  ma- 
nera: Día,  Dies,  Diez  y  Días.  * 

27.— Don  Diego  López  Pacheco,  Cabrera  y  lío v;i «lilla.  Mar- 
qués de  Villena,  séptimo  Duque  de  Escalona  (1640-1642). — 
Casi  todos  los  gobernantes  enviados  por  la  casa  de  Austria 
fueron  de  insigne  estirpe,  y  estaban  emparentados  con  las  más 
antiguas  y  nobles  casas  de  la  Península.  Acerca  de  la  familia 
de  Don  Diego  López  Pacheco,  algo  puede  ver  apuntado  el  es- 

*  Piferrer,  Nobiliario ,  II,  pág.  162. 

Glía.-5 


18 

tudioso  lector  en  la  nota  (42)  al  final  de  esta  Guía,  al  hablar  de 
Don  Rodrigo  Pacheco,  Marqués  de  Cerralbo,  pariente  del  Vi- 
rrey en  que  nos  ocupamos.  El  de  Villena  era  descendiente  di- 
recto de  Don  Juan  Pacheco,  célebre  privado  del  Rey  Don  En- 
rique IV  de  Castilla;  el  cual  privado  fué  Marqués  de  Villena 
y  primer  Duque  de  Escalona,  creado  por  aquel  monarca. 

Don  Diego  casó  en  primeras  nupcias  con  Doña  Luisa  Ber- 
narda de  Cabrera  y  Bovadilla,  hija  del  primer  Marqués  de 
Moya;  y  en  segundas,  con  Doña  Juana  de  Zúñiga,  hija  del  oc- 
tavo Duque  de  Béjar. 

En  el  cuadro  se  ve  al  Marqués  con  el  pelo  largo,  cuello  an- 
cho, rico  el  traje.  Al  pie: 

D.  Didacus  López  Pacheco,  Marchio  D.  Billena.  Prorrex  17:  Dux  Genera- 
lis.  Año  1640. 

Armas. — También  con  un  poco  de  trabajo  he  logrado  com- 
pletar la  descripción  del  escudo  que  se  ve  en  el  cuadro.  Si  no 
he  acertado,  corregiré  y  rectificaré  lo  que  sea  menester.  El 
escudo  es  cuartelado:  Io,  de  plata  y  dos  calderos  jaquelados 
de  oro  y  sable,  con  tres  cabezas  de  serpiente  en  cada  asa;  que 
es  de  Pacheco. — 2o,  de  sable  y  banda  de  oro  cargada  en  el 
centro  de  una  cruz  de  gules  floreteada  y  nueve  cuñas  de  azur, 
cinco  arriba  y  cuatro  abajo;  bordura  de  plata  con  las  cinco 
quinas  de  Portugal;  (43)  que  es  de  Acuña. — 3o,  de  oro  y  tres 
girones  de  gules  movientes  de  la  punta;  (44)  bordura  ajedreza- 
da en  dos  hileras  de  oro  y  gules;  que  es  de  Girón.— 4o,  com- 
puesto de  quince  escaques  ó  jaqueles,  ocho  de  oro  y  siete  de 
gules;  que  es  de  Cisnteros. — Sobre  los  dos  primeros  cuarteles, 
un  escusón  de  plata  y  las  cinco  quinas  reales  de  Portugal, 
bordura  gules  y  ocho  castillos  de  oro,  que  son  las  armas  de 
aquel  Reino.*  Sobre  los  dos  últimos  cuarteles,  un  escudo  que 
es  de  Cabrera  y  Bovadilla,  partido  en  pal:  el  Io,  flanqueado, 
jefe  de  azur  y  corona  real;  punta  de  oro  y  una  cabra;  el  flanco 
derecho  gules  y  un  castillo  de  oro;  el  flanco  izquierdo  de  pla- 
ta y  un  león  gules;  que  es  de  Cabrera  de  Moya. — El  2o,  con- 

*  Véase  la  nota  43. 


19 

tracuartelado:  Io  y  4o  de  gules  y  una  águila  de  plata;  2o  y  3C 
de  este  metal  y  torre  de  sable  con  llamas,  bordura  de  castillos 
y  leones  alternados,  con  los  esmaltes  reales  de  España;  que 
es  de  Bovadilla.  (45J 

28.— J)on  Juan  de  Palafox  y. Mendoza,  Obispo  de  la  Puebla 
délos  Angeles,  personaje  celebérrimo  tanto  en  los  anales  de 
nuestra  Historia  Patria,  como  en  los  de  la  eclesiástica  de  Mé- 
xico. Sucesor  del  Marqués  de  Villena  en  el  mando  de  la  Colo- 
nia, (46)  sólo  gobernó  de  10  de  Junio  á  23  de  Noviembre  de  1642. 
Murió  en  España  siendo  Obispo  de  Osma,  en  Io  de  Octubre 
de  1659. 

El  retrato  de  esta  galería  parece  ser  de  buen  pincel:  nada 
tiene  de  notable,  vistiendo  el  traje  propio  de  Obispo.  Al  pie 
se  lee: 

El  Exmo.  Sr.  Dn.Juan  de  Palafox,  y  Mendosa,  Obispo  de  la  Puebla  de  los 
Angeles,  Virrey,  Gobernador,  y  Capitán  General,  y  Besitador  (sic)  de  esta 
nueva  España,  Obispo  de  Osma.  se  Retrató  de  edad  de  cuarenta  y  dos  años, 
el  de  1642. 

Armas. — Don  Juan  de  Palafox  fué  hijo  natural  de  Don  Jai- 
me de  Palafox  y  Mendoza,  Marqués  de  Ariza;  pero  reconocido 
por  su  padre  desde  su  niñez,  nuestro  Obispo  usaba  en  los  cuar- 
teles de  sus  armas  las  de  su  noble  padre,  correspondientes  á  los 
apellidos  de  Palafox,  Mendoza,  Córdoba  y  Rebolledo.  El  es- 
cudo que  aparece  en  la  tela  del  Museo,  apenas  está  visible;  pe- 
ro en  otros  muchos  que  he  visto  del  Sr.  Palafox,  confirmo  lo 
que  he  dicho  anteriormente  acerca  de  las  dudas  en  que  pone 
al  que  estudia,  la  ignorancia  en  heráldica  de  los  artistas  que 
pintan  los  blasones.  De  aquí  que  he  vacilado  en  la  descifra- 
ción  del  segundo  cuartel,  que  en  no  pocos  retratos  lo  he  visto 
distinto;  creo,  sin  embargo,  que  es  de  Córdoba,  por  todos  los 
rasgos  característicos  que  presenta;  además,  si  el  Sr.  Palafox 
usó  del  apellido  Rebolledo  en  sus  armas,  con  mayor  razón  el 
de  Córdoba,  que  en  muchos  descendientes  del  de  Ariza  se  ve 
puesto  antes  del  que  acaba  de  citarse.  Corregiré  los  errores 
en  que  caiga,  cuando  con  el  tiempo  me  satisfaga  de  que  estoy 


20 

equivocado.  Esto  supuesto,  hé  aquí  la  descripción  del  es- 
cudo: Cuartelado:  el  Io,  de  oro  y  tres  fajas  de  gules  carga- 
das de  tres  cruces  huecas  de  plata;  que  es  de  Palafox.  El  2o, 
de  oro  y  tres  fajas  gules,  debe  ser  de  Córdoba.  El  3o,  de  gu- 
les y  trece  panelas' de  plata;  (47)  que  es  de  Mendoza.  El  4o,  de 
oro  y  tres  troncos  de  árbol  verdes  puestos  en  banda;  que  es 
de  Rebolledo,  por  Don  Guillen  de  Palafox  y  Rebolledo,  crea- 
do primer  Marqués  de  Ariza  por  merced  del  Rey  Don  Feli- 
pe II. 

29.— Don  (jarcia  Sarmiento  de  Sotomayor,  Conde  de  Sal- 
vatierra, Marqués  de  Sobroso.  (1642-1648.  Pasó  al  Perú  co- 
mo 16°  Virrey.)  En  el  retrato  se  le  mira  con  larga  melena, 
cuello  ancho,  banda  terciada  de  derecha  á  izquierda,  y  al  pe- 
cho la  cruz  de  Santiago. 

Al  pie  del  cuadro: 

D.  D.  Garsia  Sarmiento  D.  Sotomayor.  Comes  D.  Salbatierra.  19  Pro 
Rex  &  Dnx  Generalis.  1642. 

Armas. — Escudo  cuartelado:  Io,  de  gules  y  trece  róeles  (48) 
de  oro;  que  es  de  Sarmiento,  apellido  procedente  de  Don  Pe- 
dro Ruíz  que  contribuyó  á  la  victoria  de  las  Navas  en  1212. 
El  2o,  de  oro  y  nueve  cuñas  azules,  tres,  tres,  tres;  bordura 
de  plata  con  las  quinas  de  Portugal;  que  es  de  Acuña.  El  3o,  de 
plata  y  tres  fajas,  cada  una  compuesta  de  la  manera  siguien- 
te: dos  filas  de  jaqueles  de  oro  y  gules,  fajita  de  sable  y  otras 
dos  filas  de  jaqueles  como  los  primeros;  que  es  de  Sotomayor. 
Estas  armas  se  distinguen  de  las  de  la  casa  de  Saavedra,  en 
que  la  faja  de  sable  se  cambia  en  de  oro  en  esta  última.  4o, 
escudo  flanqueado,  jefe  y  punta  de  azur  y  una  caldera  de  oro 
jaquelada  de  gules,  con  siete  cabezas  de  serpiente  en  cada 
asa;  flancos  de  plata  y  cinco  arminios  (49)  de  sable  puestos  en 
aspa;  que  es  de  GuzmAn. 

30. -Don  Marcos  de  Torres  y  Iíneda,  Obispo  de  Yucatán.— 
No  tuvo  este  Señor  precisamente  el  carácter  de  Virrey  sino 
el  de  Gobernador;  pero  todos  nuestros  historiadores  le  coló- 


21 

can  en  la  serie,  existiendo  su  retrato  en  la  galería  que  consi- 
deramos. Tuvo  las  riendas  del  gobierno  de  la  Colonia,  de  13 
de  Mayo  de  1648  á  22  de  Abril  de  1649,  en  que  murió,  en  la 
ciudad  de  México. 

En  el  cuadro  del  Museo  se  mira  al  Sr.  Torres  con  su  traje 
propio  de  Obispo;  el  rostro  tiene  bigote  y  grande  piocha;  al  pie 
de  la  tela  se  lee: 

D.  D.  Marcus  D.  toRes,  (sic)  et  Rueda,  Episcopns,  Yucatanensis ,  Guuer- 
nator  Vixesimo,  20,  Año  1648. 

Armas. — No  he  podido  encontrarme  hasta  ahora  en  ningu- 
na parte  la  descripción  del  escudo  que  el  retrato  tiene:  los  es- 
maltes se  hallan  muy  mal  definidos,  y  en  consecuencia  se  hace 
difícil  identificar  los  cuarteles.  Con  duda  en  todos  ellos,  diré 
sin  embargo  dos  palabras:  el  Io,  cuyo  esmalte  no  me  atrevo  á 
dar,  tiene  cinco  torres  puestas  en  aspa.  El  2o,  parece  gules 
con  dos  ruedas  de  carro,  la  una  arriba  de  la  otra.  El  3o,  tal  vez 
sea  de  oro  y  banda  de  sinople  engolada.  (50)  El  4o,  quizá  sea 
de  Sotomayor,  ya  descrito  anteriormente.  (29)  ¿Son  los  dos 
primeros  cuarteles  de  Torres  y  de  Rueda?  Es  probable. 

31.— Don  Luis  Enríquez  de  Guzmán,  Conde  de  Alba  de  Alis- 
te, Marqués  de  Villaflor.  (1650-1653.  Pasó  al  Perú  como  17° 
Virrey,  sucediendo  en  el  mando  de  aquella  Colonia  al  Conde 
de  Salvatierra.)  Mírasele  en  la  tela  con  larga  melena;  nada  de 
notable  en  el  traje. 

Al  pie: 

D.  D.  Ludovicus  Enriques  de  Gusman  Comes  de  Alba  de  Aliste,  21  Pro- 
rex  et  Dux  Generalis,  1650. 

Armas. — Con  notoria  claridad  se  leen  en  el  blasón  los  ilus- 
tres apellidos  de  Enríquez  y  de  Guzmán,  representados  en  di- 
cho escudo,  que  es  partido:  las  armas  de  ambas  casas  ya  se 
han  descrito  anteriormente  (14  y  29).  Sólo  que  en  las  de  Guz- 
mán, en  este  escudo,  se  ve  una  bordura  de  castillos  y  leones 
alternados,  con  los  esmaltes  reales. 

Guía.— 6 


22 

32.— Don  Francisco  Fernández  de  la  Cueva,  Duque  de  Albur- 
querque,  primer  Virrey  de  este  título  (1653-1660). — El  retrato 
figura  á  este  buen  gobernante  con  la  propia  moda  en  el  traje 
que  su  antecesor,  aunque  el  pelo  menos  largo:  la  frente  des- 
pejada y  grandes  bigotes  con  las  puntas  vueltas  hacia  arriba. 

Al  calce: 

D.  D.franciscusfernandes  de  la  Ctieba.  Dux  de  Albur quer que.  22  Pro  Rex 
et  dux  Generalis.  Año  1653. 

Armas.— Blasón  partido  en  pal:  el  primer  escudo  mantela- 
do,  Io  y  2o  de  oro  y  un  bastón  de  gules;  el  3o,  de  plata  y  un 
dragón  de  sinople  en  ademán  de  salir  de  una  cueva.  Bordura 
de  gules  y  ocho  aspas  de  oro;  que  es  de  Cueva.  El  2o  escudo, 
cortinado  también,  Io  y  2o  de  gules  y  un  castillo  de  oro.  3o,  de 
plata  y  un  león  de  oro;  que  es  de  Enríquez,  como  ya  se  ha 
dicho. 

El  antiguo  solar  de  la  casa  de  Cueva  estuvo  en  Castilla  la 
Vieja,  pero  la  casa  principal  fué  la  que  se  estableció  en  Ube- 
da,  línea  de  donde  procedió  el  célebre  Beltrán  de  la  Cueva, 
primer  Duque  de  Alburquerque,  el  cual  fué  uno  de  los  priva- 
dos de  Enrique  IV,  é  hijo  de  Don  Diego  Fernández  de  la  Cueva.* 

33.— Don  Juan  de  Leiva  y  de  la  Cerda,  Marqués  de  Leiva 
y  de  Ladrada,  Conde  de  Baños  (1660-1664). — Nada  tiene  de  no- 
table este  retrato,  en  cuyo  pie  se  lee: 

D.  D.  Juan  de  Leiba  y  de  la  Serda,  Marques  de  Leiba  y  de  Ladrada 
Conde  de  Baños.  Pro  Rex  et  Dux  Generalis.  23,  Año  de  1660. 

Murió  este  Virrey  en  España,  de  religioso  Carmelita. 

Armas.  —No  he  podido  concluir  el  estudio  de  este  blasón. 
Sin  embargo,  lo  describiré,  tratando  de  ser  exacto  cuanto  sea 
posible.  Pendón  genealógico  en  el  cual  aparecen,  á  mi  modo 
de  ver,  diez  alianzas  ó  entroncamientos  de  diversas  familias, 
dispuestos  en  el  orden  siguiente:— 1,  escudo  cuartelado:  Io  y 
4o  gules  y  castillo  de  oro;  2o  y  3o  de  azur  y  tres  lises  de  pla- 


*  Véase  López  de  Haro,  Nobiliario  genealógico,  I,  344. 


23 

ta;  los  Io  y  4o  cuarteles  debían  ser  partidos  de  plata  con  león 
de  gules;  que  es  de  La  Cerda:  sólo  se  ve  el  4o  en  esa  for- 
ma.— 2,  de  azur  y  trece  luceros  de  plata,  escusón  también  de 
azur  y  un  castillo  de  oro. — 3,  de  oro  y  tres  palos  gules.— 4, 
flanqueado,  jefe  y  punta  de  oro  y  cuatro  bastones  gules;  flan- 
cos de  plata  y  águila  esplayada,  de  sable.— 5,  escudo  gules, 
banda  dragantada,  de  oro;  dragantes  gules;  en  jefe  y  punta, 
calderos  no  sé  de  qué  esmaltes. — 6,  mar  agitado,  de  plata  y 
sable  probablemente. — 7,  blasón  de  Cueva,  ya  descrito  (32). 
—8,  gules  quizá  y  tres  leones,  uno,  uno,  uno. — 9,  es  de  Men- 
doza; asimismo  descrito. — 10,  de  oro  y  tal  vez  cinco  granadas 
de  este  metal. — Sobre  el  todo,  escusón  cuartelado:  Io  y  4o  gu- 
les y  castillo  de  oro;  2o  y  3o  gules  y  tres  leones  de  oro;  bordura 
gules  cargada  de  trece  luceros  de  plata. 

34.— Don  Diego  Osorio  de  Escobar  y  Llamas,  Obispo  de  Pue- 
bla de  los  Ángeles. — (Sólo  gobernó  de  29  de  Junio  á  15  de  Oc- 
tubre de  1664). — Aparece  con  su  traje  propio  de  Obispo;  al  pie 
del  cuadro  se  lee: 

D.  D.  Diego  Osorio  de  escobar,  y  LLatnas  24  Prorex,  et  Dux  Generalis, 
Año  de  1664. 

Armas. — Escudo  cuartelado:  Io,  de  oro  y  dos  lobos  gu- 
les andantes  y  linguados;  que  es  de  Osorio.  2o,  creo  que  es 
gules  y  tres  llamas  de  oro;  debe  ser  de  Llamas.  3o,  de  oro  y 
cinco  escobas  de  sinople  puestas  en  aspa,  atadas  con  cintas 
gules;  que  es  de  Escobar.  Algunos  ponen  tres  escobas  nada  más. 
El  4o,  de  azur  probablemente,  dispuesto  así:  en  el  jefe  un  cre- 
ciente de  plata;  en  el  abismo  del  escudo  un  lucero;  y  en  la 
punta  tres  lises  en  faja. 

35.— Don  Antonio  Sebastián  de  Toledo,  Molina  y  Salazar, 

segundo  Marqués  de  Mancera  (1664-1673). — Continúa  en  es- 
te retrato  la  moda  del  pelo  largo.  Al  pie  idéntica  inscripción 
á  la  de  los  anteriores  cuadros,  marcando  el  año  1664. 

Armas. — El  blasón  sencillísimo,  jaquelado  de  ocho  escaques 
de  gules  y  siete  de  oro,  es  de  Álvarez  de  Toledo,  apellido 


24 

ilustre  entre  los  ilustres  de  España.  De  la  casa  ducal  de  Alba  for- 
móse la  de  Mancera,  siendo  el  primer  señor  de  la  villa  de  este 
nombre  Don  Pedro  de  Toledo,  hijo  tercero  de  Don  García  Álva- 
rez  de  Toledo  y  de  Doña  María  Enríquez,  primeros  Duques 
de  Alba  de  Tormes,  título  existente  todavía.  Don  Pedro  de 
Toledo  y  Leiva,  sexto  señor  de  Mancera  y  Virrey  del  Perú, 
fué  creado  por  Felipe  IV  primer  Marqués  de  Mancera,  por 
cédula  de  17  de  Julio  de  1623.  El  segundo  lo  fué  nuestro  Vi- 
rrey, á  quien  Carlos  II,  á  5  de  Octubre  de  1692,  concedió  la 
Grandeza  de  España  de  primera  clase.  Fué  «uno  de  los  más 
ilustres  caballeros  de  la  época,»  según  la  frase  de  Bethén- 
court. 

Sobre  el  blasón  del  lienzo  del  Museo  se  ve  un  escudete  gu- 
les con  trece  estrellas;  que  es  de  Salazar. 

36.— Don  Pedro  Ñuño  Colón  de  Portugal  y  Castro,  Duque 
de  Veragua,  Marqués  de  Jamaica,  descendiente  del  ilustre  des- 
cubridor del  Nuevo  Mundo.  Sólo  gobernó  del  8  al  13  de  Di- 
ciembre de  1673,  por  haber  fallecido  en  esta  fecha,  en  la  Ciu- 
dad de  México.  En  el  retrato  se  le  mira  con  larga  melena;  el 
traje  es  rico;  luce  al  pecho  el  collar  de  la  insigne  Orden  del 
Toisón  de  Oro;  (51)  con  la  siniestra  mano  empuña  el  bastón 
de  mando  y  en  la  diestra  tiene  un  papel. 

Al  pie*  del  cuadro: 

D.  D.  Pedro  nvño  Colon  de  portugal  y  castro  dvqtie  de  beragva,  26  Pro 
Rex  et  Dux  Generalis  año  1673. 

Armas.— Escudo  cuartelado  en  esta  forma: — el  Io  y  4o, 
cuartelados  también:  Io  de  Castilla,  2o  de  León,  3o  de  sinople 
y  cinco  islas  de  oro,  4o  de  azur  y  cinco  áncoras  de  oro:  al- 
gunos ponen  cuatro;  mantelado  de  oro  y  banda  de  azur;  que 
es  todo  de  Colón.— Los  cuarteles  2o  y  3o  llevan  las  armas  de 
Portugal,  que  son  de  plata,  con  las  cinco  quinas  de  azur, 
una,  tres,  una;  bordura  gules  y  ocho  castillos  de  oro.  En  la 
bordura  general  el  lema  «A  Castilla  y  á  León  Nvevo  Mvn- 
do  dio  Colon.»  (52) 


25 

37.— Don  Fr.  Payo  de  Ribera  Enríquez,  de  la  Orden  de  San 
Agustín,  Arzobispo  de  México,  de  regia  estirpe. — Empuñó  el 
bastón  de  mando  del  gobierno  de  la  Nueva  España,  de  1673  á 
1680.  Murió  en  la  Península  el  día  8  de  Abril  de  1684. — El  re- 
trato lo  representa  con  el  hábito  de  la  citada  religión,  mirán- 
dose en  la  tela  esta  leyenda  híbrida: 

El  Maestro  D.°  Fray  Payo  de  Ribera  Arzobispo  de  MEX.co  27  Pro  Rex  et 
Dux  Generaos,  1673  Años. 

Armas. — Escudo  cuartelado:  Io  y  4o  de  oro  y  tres  fajas  de 
sinople;  que  es  de  Ribera.  2o  y  3o,  de  Enríquez,  ya  descrito. 

La  casa  de  Ribera  es  originaria  de  Galicia,  cuya  cepa  fué, 
según  se  dice,  el  Rey  Don  Ramiro  III.  Nuestro  Arzobispo-Vi- 
rrey era  hijo  natural  del  Duque  de  Alcalá,  Don  Fernando  Afán 
de  Ribera  Enríquez. 

38.— Don  Tomás  Antonio  de  la  Cerda,  Manrique  de  Lara  y 
Aragón,  Conde  de  Paredes,  Marqués  de  la  Laguna  (1680-1686). 
— Ilustre  también  en  su  prosapia,  como  sus  predecesores  en  el 
mando  del  gobierno  de  la  Nueva  España.  Vino  á  ésta  con  su  es- 
posa Doña  María  Luisa  Manrique  de  Lara  y  Gonzaga,  de  casa 
nobilísima.  La  figura  representada  en  el  lienzo  del  Museo  no  tie- 
ne nada  de  notable.  Desde  este  cuadro  van  variando  un  poco  las 
leyendas  en  su  redacción,  y  la  que  aquí  se  mira  dice  á  la  letra: 

Exmo.  S.r  D.  Thomás  de  la  Cerda  Manrique  de  Lara,  Conde  de  Paredes, 
Marques  (sic  pro  Marqués)  de  la  Laguna,  28  Virrei  y  Capitán  G.l  de  esta 
nueva  España. 

Armas. — No  he  podido  dar  del  todo  con  la  interpretación 
del  último  cuartel;  en  los  otros  claramente  se  leen  los  apelli- 
dos que  en  seguida  se  expresan.  El  escudo  es  cuartelado:  el 
Io,  cuartelado  también,  en  esta  forma:  Io  y  46  de  gules  y  cas- 
tillo de  oro  partido  de  plata  y  león  gules;  2o  y  3o  de  azur  y 
tres  flores  de  lis  de  oro,  dos,  una;  que  es  de  La  Cerda. — El  2o 
cuartel,  asimismo  cuartelado:  Io  y  2o  de  Enríquez,  que  tanto 
conocemos  ya,  (14);  3°  y  4o  de  Ribera,  que  hemos  visto  en  el 
cuadro  anterior.— El  tercer  cuartel,  de  Manrique  de  Lara, 

Giía-7. 


26 

también  ya  descrito,  (17)  que  es  de  gules  y  dos  calderas  jaque- 
ladas de  oro  y  sable,  con  siete  cabezas  de  serpiente  en  cada 
asa.— El  4°,  cortado:  Io,  jaquelado  tal  vez  de  oro  y  gules;  el 
2o,  me  inclino  á  creer  que  es  de  Bearne:  oro  y  dos  vacas  gu- 
les, una,  una. 

Del  linaje  de  la  Cerda  proceden  los  Duques  de  Medinace- 
li:  el  Condado  de  este  nombre,  muy  añejo,  pasó  á  la  catego- 
ría de  Ducado  el  año  1491  por  merced  hecha  á  Don  Luis  de 
la  Cerda. 

39.— Don  Melchor  Portocarrero  Laso  de  la  Vega,  Conde  de 
la  Monclova,  llamado  Brazo  de  plata,  porque  como  carecía 
del  derecho,  lo  traía  postizo  y  de  ese  metal,  según  se  asegu- 
raba. Gobernó  á  la  Colonia,  de  1686  á  1688,  en  que  pasó  al  Pe- 
rú como  23e.r  Virrey.  Fué  esposa  del  Conde  de  la  Monclova, 
Doña  Antonia  de  Urrea. 

El  retrato  es  de  buen  pincel,  sin  nada  especialmente  digno 
de  atención.  Al  pie  de  la  tela: 

Exmo.  Sr.  D.  Melchor  Portocarrero,  Conde  de  la  Monclova,  29  Virrei  y  Ca- 
pitán General.  Año  de  1686. 

Armas.— Escudo  cortado  de  dos  y  partido  en  pal:  Io,  flan- 
queado, jefe  de  plata  y  cruz  lisa  de  gules,  punta  de  plata  y 
los  flancos  gules;  que  es  de  Bocanegra,  por  Don  Martín  de 
Bocanegra  que  tomó  el  apellido  Portocarrero  por  un  pleito 
que  tuvo  con  unas  sobrinas  suyas.  2o,  flanqueado  también,  je- 
fe y  punta  de  sinople,  faja  de  gules  fileteada  de  oro,  los  flan- 
cos de  este  metal  y  en  letras  de  azur  la  divisa  Ave  María 
Gratia  Plena,  que  es  de  Laso  ó  Garcilazo  de  la  Vega.  En- 
tre ambos  cuarteles  una  faja  con  escaques  quien  sabe  de  qué 
esmaltes,  por  hallarse  muy  mal  definidos  en  el  dibujo  del  lien- 
zo. El  3o,  bandado  de  diez  piezas,  cinco  de  plata  y  cinco  gu- 
les, probablemente. 

40.— Don  (¿aspar  de  la  Cerda  Snndoval  Silva  y  Mendoza, 

Conde  de  Galve  (1688-1696).— Tiene  gran  cabellera,  y  como 
en  el  rostro  no  hay  nada  de  barba,  el  aspecto  del  Conde,  co- 


mo  se  ha  dicho,  es  femenino:  en  la  mano  diestra  tiene  un  pa- 
pel, y  en  la  faja  que  ciñe  la  cintura  se  ve  la  llave  de  Gentil- 
hombre. 
Al  pie: 

El  Exmo.  Sr.  Dn.  Gaspar  de  la  Serda  Sandoval  Silva  y  Mendoza,  Conde 
de  Galve.  30  Virrey  de  la  Nueva  España,  Presidente  de  la  Real  Audiencia. 

Armas. — Escudo  cuartelado. — El  Io,  partido  y  medio  corta- 
do: Io,  de  oro  y  tal  vez  faja  de  sable;  2o,  de  gules  y  castillo  de 
oro,  partido  de  plata  y  león  de  gules;  3o,  de  oro  y  creciente 
de  plata,  partido  de  sinople.  Tengo  duda  en  esta  descripción. 
— El  2o  cuartel  general  del  escudo,  jaquelado  de  oro  y  gules. — 
El  3o,  partido:  Io,  de  plata  y  un  león  rampante  de  gules  coro- 
nado de  oro;  que  es  de  Silva.  2o,  en  sotuer,  que  es  de  Mendo- 
za, ya  descrito  en  otros  números  de  este  inventario. — El  4o, 
de  gules  tal  vez,  no  estando  seguro  de  si  son  dos  lobos  de  sa- 
ble, por  hallarse  el  dibujo  imperfecto  y  mal  definido  el  color. 
Sobre  los  cuarteles  Io  y  3°,  escusón  de  oro,  probablemente 
con  dos  calderas. 

41. — Don  Juan  Ortega  Montañez,  Obispo  de  Michoacán  y 
después  Arzobispo  de  México.  Gobernó  en  dos  ocasiones:  la 
primera,  de  27  de  Febrero  á  18  de  Diciembre  de  1696;  la  se- 
gunda, de  4  de  Noviembre  de  1701  á  17  de  Noviembre  de  1702. 
— En  la  serie  general  le  corresponden,  en  consecuencia,  dos 
lugares;  el  de  trigésimo  primero  y  el  de  trigésimo  tercer  Vi- 
rrey. Nada  de  notable  tiene  el  lienzo.  La  pintura  aparece  fir- 
mada por  el  artista  Nicolás  Rodríguez  Juárez.  (53)  Recuérde- 
se que  todos  los  cuadros  anteriores  son  de  autores  anónimos. 
Acompaña  al  retrato  esta  leyenda: 

El  Exmo.  Sr.  D.n  Juan  Ortega  Montañés,  Obispo  de  Michoacán,  Virrey, 
año  de  1696,  y  segunda  ves  (sic)  siendo  Are  obispo  de  México,  año  de  1701. 

Armas. — No  he  podido  tampoco  terminar  el  estudio  de  este 
blasón:  sin  embargo,  y  con  las  reservas  necesarias,  lo  descri- 
biré. Escudo  cartelado:  Io,  de  sable  y  nueve  panelas. — 2o, 
cuartelado:  Io  y  4o  de  azur  y  flor  de  lis  de  oro  en  el  abismo 


28 

ó  centro;  2o  y  3o  de  este  metal  y  una  rueda  de  carro,  de  sable; 
que  es  de  Ortega.— 3o,  de  gules  y  medio  puente  sobre  el  cual 
se  alza  una  torre;  bordura  de  plata  cargada  de  siete  aspas 
(¿debían  ser  ocho?) — 4o,  cuartelado:  Io  y  4o  de  gules  y  una  ve- 
nera de  plata;  2o  y  3o  de  este  metal  y  un  león  rampante. 

42. — Don  José  Sarmiento  de  Valladares,  Duque  de  Atlixco,  * 
Conde  de  Moteczuma  y  de  Tula  (1696-1701). — Se  le  ve  en  el 
cuadro  con  traje  sencillo;  sin  barba  al  rostro;  larga  melena;  en 
la  capa  la  cruz  de  Santiago.  Al  pie  del  cuadro: 

El  Ex.mo  s.  D.Joseph  Sarmiento  de  Valladares,  Conde  de  Moctesuma,  31 
(sic  pro  32)  Virrey,  y  Capp.n,  GenJ 

Armas. — Las  que  se  ven  en  el  lienzo  son:  Escudo  cuartela- 
do: Io,  de  gules  y  los  trece  róeles  de  oro,  cuatro,  cuatro,  cua- 
tro, uno;  que  es  de  Sarmiento.  (29)  2»,  de  oro  y  dos  lobos  rojos 
andantes  y  linguados;  que  es  de  Osorio.  3o,  de  oro  y  columna 
de  plata  coronada:  me  inclino  á  creer  que  es  de  Colonna,  ilus- 
trísima  familia  italiana  que  emparentó  en  España.  4o,  jaque- 
lado de  quince  escaques,  ocho  de  oro  y  siete  de  gules;  que  es  de 
Cisneros. — Piferrer,en  su  Nobiliario,  tom.III,  pág.  202,  fig.  1412, 
asigna  por  armas  á  este  Virrey  un  escudo  cuartelado:  1°,  ja- 
quelado de  oro  y  azur  con  bordura  de  este  metal.  2°,  de  oro 
y  cruz  hueca  de  gules,  hechura  de  la  de  Calatrava.  3o,  de  pla- 
ta y  un  bastón  ó  sarmiento  verde.  El  4o,  gules  y  los  trece  róe- 
les de  oro.  Como  se  ve,  difiere  notablemente  del  escudo  que 
tiene  el  retrato.  Con  el  Conde  de  Moteczuma  termina  en  la 
Nueva  España  la  serie  de  Virreyes  enviados  por  la  Casa  de 
Austria,  y  comienza,  casi  al  principiar  la  centuria  decimoc- 
tava, la  serie  de  los  de  la  Casa  de  Borbón  (54)  con  el  persona- 
je representado  en  la  tela  que  en  seguida  vamos  á  ver. 

43.— Don  Francisco  Fernández  de  la  Cueva  Enríquez,  Duque 
de  Alburquerque,  segundo  gobernante  de  este  título  y  trigé- 


*  Todos  los  autores  españoles  escriben  erróneamente  Atrixco;  así  se  ve  en  Nobilia- 
rios y  Anuarios  que  hablan  de  este  título. 


29 

simo  cuarto  Virrey  de  Nueva  España*  (1701-1711).— El  as- 
pecto que  este  señor  presenta  en  el  retrato,  es  femenino:  lar- 
ga melena  encuadra  el  rostro,  que  no  tiene  nada  de  barba; 
cuello  grande  cerrado  como  el  del  Conde  de  Moteczuma;  de 
un  cordón  pende  un  medallón  en  el  que  campea  la  Cruz 
de  Santiago;  al  cinto  lleva  espada  cuya  empuñadura  es  muy 
visible,  lo  mismo  que  la  llave  de  Gentilhombre.  Calza  guante 
la  mano  izquierda.  Al  pie  de  la  tela: 

El  Exjno  s.r  ZXw  fran.co  fernandez  de  la  Cueba  y  Henrriquez,  Duque  de 
Alburquerque  Márquez  (sic  pro  Marqués)  de  Cuellar  Conde  de  ledesma  y  de 
Hueltna.  33  (sic  pro  34)  Virrei  Gou.or  y  Capp.n  GenJ  de  la  nueba  España 
y  Pres.te  de  la  RJ  Audiencia  de  México. 

Armas.— Pendón  genealógico  dispuesto  así,  según  el  orden 
de  colocación  de  piezas:  1,  de  Cueva  ya  descrito  (32). — 2,  de 
plata,  banda  de  sinople  á  mi  modo  de  ver,  engolada  de  oro; 
en  jefe  castillo  de  este  metal,  y  en  punta  león  rampante  coro- 
nado, asimismo  todo  de  oro.  — 3,  entiendo  que  debe  ser  de  La 
Cerda,  también  ya  conocido  (38). — 4,  flanqueado,  jefe  y  punta 
de  oro  y  cuatro  barras  ó  bastones  gules;  flancos  de  plata  y 
águilas  esplayadas  de  sable. — 5,  oro  y  cuatro  barras  gules. — 
6,  parece  ser  de  oro  y  tres  fajas  gules,  jefe  de  azur. — 7,  de  oro: 
tal  vez  dos  vacas  rojas. — 8,  es  de  Enríquez,  igualmente  muy 
conocido.— 9,  de  oro  y  tres  fajas  de  azur;  debe  ser  de  Mesia. 
— 10,  dispuesto  como  el  blasón  de  Saavedra  (26).— En  6,  7,  10, 
escusón  sobre  el  todo,  de  plata  y  sol  de  oro  con  rayos. — 11, 
plata  y  banda  de  sable,  partido  de  azur.— 12,  de  este  propio 
esmalte,  en  el  que  campea  un  rey  coronado  como  en  actitud 
de  hacer  oración. 

No  estoy  muy  seguro  de  la  descripción  general  que  he 
hecho  de  estas  armas.  Calza  a  la  tela  la  firma  del  artista  Ni- 
colás Rodríguez  Juárez. 


*  Como  el  Sr.  Ortega  Montañéz  gobernó  dos  veces,  con  solución  de  continuidad,  según 
se  ha  dicho,  corresponde  al  2o  Duque  de  Alburquerque  el  ai0  lugar  en  la  serie  general. 
Es  el  propio  caso  de  Don  Luis  de  Velasco  el  segundo. 

Gu(a.-8 


30 

44.— Don  Fernando  de  AlenCastre  Noroña  y  Silva,  Duque 
de  Linares,  Marqués  de  Valdefuentes  (1711-1716).*— Mírasele 
en  el  retrato  con  gran  peluca  blanca;  bajo  el  brazo  izquierdo 
el  tricornio;  rico  el  traje  adornado  de  encajes. — La  tela  es  de 
autor  anónimo. 

Al  pie: 

D.  FERNANDO  DE  LENCASTRE  (SÍC)   NOROÑA,  Y  SILVA,  DVQVE  DE  LINARES,  Marques 

de  Valdefuentes,  Porta  alegre,  y  Govea:  Comendador  mayor  de  la  orden  de 
S.  Tiago  en  Portugal,  Gentil  hombre  de  la  Cámara  de  su  Mag.d  teniente 
Gen.l  de  sus  exercitos.  Gouernador  Gen.l  de  sus  Rea.s  armas  en  el  Reyno  de 
Ñapóles;  electo  Virrey  de  Zerdeña.  Vicario  Gen.l  de  la  Toscana,  electo  Virrey 
del  Perú,  Virrey  y  Capitán  Gen.l  de  esta  nueva  España.  a.°  de  1710. 

Armas.— Escudo  partido  en  pal:  Io,  de  plata,  flanqueado 
por  una  aspa  de  gules;  en  jefe  un  castillo  de  oro;  en  punta  un 
león  del  mismo  metal;  bordura  de  plata  cargada  de  castillos 
de  oro. — 2o,  las  armas  de  Portugal,  ya  conocidas  (27  y  36). 

45.— Don  Baltazar  de  Zúñiga  Guzmán,  Marqués  de  Valero, 
Duque  de  Arión  (1716-1722). — Gran  peluca  blanca,  como  en 
el  anterior;  el  traje  semejante;  el  cuadro  parece  ser  del  propio 
pincel  que  el  del  Duque  de  Linares:  la  actitud  de  ambos  per- 
sonajes es  poco  más  ó  menos  la  misma. 

Al  pie  de  la  tela  se  lee: 

El  Ex.mo  S.R  D.n  Baltazar  de  Zvniga  Guzman  Sotomayor  y  Mendoza,  Mar- 
ques de  Balero,  de  Ayamonte,  y  Alenquer,  Gentilhombre  de  Cámara  de  su 
Magestad,  de  su  consejo,  Cámara,  y  Junta  de  Guerra  de  Jndias,  Virrey  Go- 
vernador,  y  Capitán  General  de  esta  nueba  España  y  Presidente  de  la  Rl. 
Audiencia  de  ella.  &  año  de  1716. 

Armas.— Escudo  acolado  (55):  el  1°,  cuartelado:  Ia,  de  plata 
y  banda  de  sable;  que  es  de  Zúñiga;  en  el  2o,  creo  leer  el 
apellido  Sotomayor;  en  el  3o,  el  Mendoza  y  en  el  4o,  el  Guz- 
man. El  lector  ya  familiarizado  con  estos  blasones  podrá  rec- 
tificar en  el  cuadro  original.— 2o  escudo:  cuartelado  también; 


*  Murió  en  la  Ciudad  de  México,  gobernando  el  Marqués  de  Valero,  en  3  de  Junio 
de  1717. 


31 

no  he  completado  aún  su  descripción.  El  1er  cuartel,  á  su  vez 
cuartelado,  paréceme  que  todo  él  tiene  campo  de  oro:  Io  y  4o, 
con  cuatro  barras  de  sangre;  2o  y  3°,  lisos  ó  llanos. — El  2o 
cuartel  también  manifiesta  cuatro  cuarteles,  quizá  todos  gu- 
les: Io  y  4o  con  castillo  de  oro,  y  2o  y  3o  con  tres  flores  de  lis 
del  propio  metal,  puestas  una,  dos.— .3er  cuartel,  de  platay  león 
rampante  de  oro.— 4o,  es  probable  que  sea  de  Sarmiento;  me 
aventuro  á  suponerlo,  pues  descubro  campo  de  gules  y  trece 
róeles  de  oro. 

46.— Don  Juan  de  Acuña,  Marqués  de  Casafuerte,  nacido  en 
Lima,  Capital  del  Perú:  tomó  á  su  cargo  el  gobierno  de  la 
Nueva  España  en  15  de  Octubre  de  1722;  murió  en  la  Ciudad 
de  México  en  17  de  Marzo  de  1734. — La  tela  le  representa 
como  á  los  dos  anteriores  Virreyes;  con  gran  peluca  blanca; 
el  rostro  severo;  al  pecho  un  medallón  con  la  cruz  de  San- 
tiago; con  la  diestra  empuña  el  bastón  de  mando,  y  bajo  el 
brazo  izquierdo  aparece  el  sombrero  tricornio.  El  lienzo  está 
firmado  por  Juan  Rodríguez  Juárez;  (56)  y  al  pie  se  lee: 

El  Ex.mo  S.r  Don  Jvan  de  Acvña  Marq.s  de  Casa  Fverte.  Ca vallero  del 
Orden  de  S.n  tiago  Comendador  de  Adelfa  en  la  de  Alcántara,  Capp.n  G.1  de 
los  Exercitos,  del  Consejo  de  Guerra  de  su  Mag.d  su  Vi  Rey  Gobernador, 
y  Capp.n  G.l  desta  nueva  España,  y  presidente  de  su  R.l  Audiencia. — 37  vi 
Rey  *  entró  el  año  de  1722. 

Armas. — Son  las  de  Acuña:  escudo  de  sable  y  banda  de  oro 
cargada  en  el  centro  de  una  cruz  de  gules  floreteada,  y  nueve 
cuñas  de  azur,  cinco  arriba  y  cuatro  abajo.  Bordura  de  plata 
con  las  cinco  quinas  portuguesas. 

47.— Don  Juan  Antonio  de  Yizarrón  y  Eguiarreta,  Arzobispo 
de  México  (1734-1740).— Lienzo  del  artista  José  Ibarra. 
Nada  tiene  de  notable. 


*  Recuérdese,  conforme  á  la  nota  de  la  pág.  29  que  la  serie  en  estos  retratos  va  atra- 
sada un  número,  por  haber  gobernado  dos  veces,  con  solución  de  continuidad,  el  Sr. 
Ortega  Montañez. 


32 


Al  pie  de  la  tela  dice: 


El  Ilus.mo  y  Ex.mo  S.r  D.r  D.n  Joan  Antonio  de  Visarron  y  Eguiarreta, 
de  el  Consejo  de  su  Mag.d  Sumiller  de  Cortina,  Arcobispo  de  México,  Virrey 
Gobernador,  y  Capitán  General  de  esta  Nueva  España,  y  Presidente  de  la 
Real  Audiencia  de  esta  Corte.— 38.  Virrey,  entró  a  este  empleo  a  los  18  de 
Marzo  del  año  de  1734. 

Armas. —  El  escudo  que  se  ostenta  en  el  ángulo  superior 
derecho  del  cuadro,  es  cuartelado:  no  estoy  seguro  de  su 
descripción;  sin  embargo,  la  daré  á  conocer:  Io,  de  plata, 
árbol  de  sinople  y  al  pie  jabalí  de  sable.  2o,  de  azur  y  torre 
al  parecer  de  plata.  3o,  asimismo  de  azur,  sirena  (57)  de  plata 
navegando  en  aguas  naturales.  4o,  de  plata  bretesado  (58)  de 
gules. 

48.— Don  Pedro  de  Castro  y  Figueroa,  Duque  de  la  Con- 
quista, Marqués  de  Gracia  Real.  Entró  á  gobernar  en  17  de 
Agosto  de  1740;  falleció  en  la  Ciudad  de  México  el  22  de  Agosto 
del  siguiente  año.  El  lienzo  es  también  del  artífice  José  Ibarra: 
mírase  al  duque  con  peluca  blanca,  pero  ya  bastante  corta  y 
distinta  á  laque  tienen  las  figuras  de  los  cuadros  44  á  46;  rico 
el  traje:  al  cuello  el  collar  de  la  Orden  de  San  Jenaro  y  la  ban- 
da terciada;  bajo  el  brazo  izquierdo,  el  sombrero  tricornio 
usado  en  la  época. — Al  pie  de  la  tela  se  lee: 

D.  Pedro  de  Castro  Figueroa  y  Salazar,  Duque  de  la  Conquista,  Marques 
de  Gracia  R.l  Caballero  de  los  ordenes  de  Santiago,  y  de  la  R.l  de  S.«  Ge- 
naro, Comendador  de  Castilseras  en  la  de  Calatrava,  Cap.n  GJ  de  los 
Exerc.s  de  su  Mag.d  de  su  Supremo  consejo  de  guerra,  SargJo  mayor  é  ins- 
pector de  sus  Reales  guardias  de  Infantería  Española  Gentilhombre  de  la 
Cámara  con  entrada  de  su  Mag.d  Siciliana;  de  su  supremo  Consejo  de  gue- 
rra, Vi-Rey  Gov.r  y  Cap.n  Gen.l  de  nueva  Esp.a  y  Pres.tc  de  la  R.l  Atidfi 
que  reside  en  ella.  &.  Vi  Rey  39  entró  año  de  1740. 

Armas.— Escudo  cortado  por  una  faja  y  medio  partido;  Io, 
de  plata  y  seis  tortillos  (59)  de  azur,  que  es  de  Castro:  2o,  de 
oro  y  cinco  hojas  de  higuera,  de  sinople;  que  es  de  Figueroa. 
3o,  mar  y  cielo  naturales;  en  el  primero  navega  un  barco  con 
velas  desplegadas.  La  faja  es  de  azur,  y  en  ella  visible  la  di- 
visa: DESPVES  DE  DIOS  A  VOS. 


33 

49.—  Don  Pedro  Cebrian  y  Agustín,  Conde  de  Fuenclara 
(1742-1746).— Dé  ilustre  estirpe:  mírasele  en  el  lienzo,  pintado 
por  Ibarra,  con  peluca  blanca,  que  cae  á  ambos  lados  del  ros- 
tro hasta  tocar  los  hombros;  el  uniforme  es  rico;  lleva  puestos 
al  cuello  los  dos  collares  de  las  Órdenes  insigne  del  Toisón  de 
oro  y  de  San  Jenaro.  El  chupín  del  traje  se  ve  recamado  de  flo- 
res; bajo  el  brazo  izquierdo  el  sombrero  adornado  de  manera 
igual  ú  las  labores  del  vestido. 

Al  pie  de  la  tela: 

El  Exento.  S.r  D.n  Pedro  Cebrian  y  Augustin,  Conde  de  Fuen -Clara, 
Grande  de  primera  Classe  en  España.  Señor  de  varias  Baronías,  y  Villas, 
Caballero  del  Insigne  Orden  del  Toyson,  y  R.l  de  S.n  Genaro  del  Consejo 
de  su  Magestad,  Comendador  en  el  de  Alcántara,  de  las  Pueblas,  Mayordo- 
mo mayor  de  la  Reyna  de  Ñapóles,  y  Serenissimo  Infante  D.n  Phelipe,  Em- 
bajador por  su  Mag.d  Catholica  a  Venecia,  Polonia,  Viena,  y  Ñapóles,  Vi- 
rrey Govern.r  y  Cap.n  Gen.l  de  esta  Nueva  España  y  Presidente  de  su 
R.l  Audiencia,  y  Cnancillería.  Virrey  41  (sic).  Entro  publicam.te  en  16  de 
Henero  de  1743.  a. 

Armas. — Escudo  cuartelado:  Io,  de  azur,  un  pino  natural 
flanqueado  de  dos  leones  rampantes.  2o,  de  oro  y  castillo  gu- 
les, á  mi  modo  de  ver;  punta  de  azur  (?)  y  tres  ánades  de  pla- 
ta sobre  agua  natural.  3o,  de  azur  y  lucero  en  abismo,  no  sé 
si  de  oro  ó  de  gules.  4o,  de  plata,  un  rosal  (?)  y  león  rampante. 

50.— Don  Francisco  de  Güemes  y  Horcasitas,  Conde  de  Re- 
villa Gigedo,  primer  Virrey  de  este  título  (1746-1755).— Calza 
al  cuadro  la  firma  del  célebre  pintor  mexicano  Don  Miguel 
Cabrera.  (60)  Representóse  al  Conde  con  peluca  blanca  y  cor- 
ta, tocando  en  los  hombros;  traje  bordado,  y  bajo  el  brazo  iz- 
quierdo el  sombrero  tricornio.   La  leyenda  del  pie  dice  así: 

El  Exm.o  S.r  D.n  Jvan  Fran.co  de  Gvemes  y  Horcasitas,  Theniente  Gnrl. 
de  los  R.ls  Exer.tos  Governadór,  que  fué  de  la  Cíu.d  de  la  Habana  41  Vi  Rey  de 
esta  nueba  España. 

Armas. — Escudo  partido:  Io,  en  el  campo  de  esmalte  no  de- 
finido, dos  reyes  al  parecer,  el  uno  al  lado  del  otro;  bordura 

GuIa— 9 


34 

jaquelada  con  castillos  y  leones  alternados.  2°,  en  campo  asi- 
mismo indefinible,  un  árbol  flanqueado  de  dos  leones  rampan- 
tes;  bordura  igual  á  la  anterior.  Mantelado  de  plata  y  una  gra- 
nada; que  son  las  armas  de  Granada:  la  bordura  en  la  punta, 
jaquelada  también  con  castillos  y  leones  alternados.  En  nin- 
guna parte  he  podido  encontrarme  la  descripción  exacta  de 
este  escudo. 

51.— Don  Agustín  de  Ahumada  y  Villalón,  Marqués  de  las 
Amarillas. —Gobernó  la  Nueva  España  desde  el  10  de  No- 
viembre de  1755  hasta  el  5  de  Febrero  de  1760,  en  que  falle- 
ció en  la  ciudad  de  México.— El  lienzo  está  pintado  por  el  ar- 
tista Juan  Patricio  Morlete,  y  puede  decirse  que  forma  juego 
con  el  que  le  sigue.  *  El  personaje  tiene  peluca  blanca  y  cor- 
ta, sin  tocar  en  los  hombros;  muy  visible  el  moño  posterior  de 
la  cabeza;  viste  uniforme;  al  pecho,  en  un  medallón,  la  cruz 
de  Santiago;  sombrero  bajo  el  brazo  izquierdo.  Al  pie: 

El  Exm.Mo  S.R  D.n  Augustin  de  Ahumada  y  villalon,  Marqués  de  las 
Amarillas,  Gentil-Hombre  de  la  Cámara  de  S.  M.  con  entrada,  Comendador 
de  la  Reyna  en  el  Orden  de  Santiago,  Teniente  G.l  de  l.s  R.s  Exercitos,  Te- 
niente Cor.l  de  R.s  Guardias  de  Infantería  Española,  Gov.r  politico,  y  mi- 
lit.r  de  Barcelona,  y  su  Partido,  Commandante  G.l  interino  de  Cataluña,  Vi- 
rrey, Gov.r  y  Cap.n  G.l  de  esta  Nueva  España,  y  Presidente  de  su  R.l  Au- 
diencia, y  Cnancillería  &. 

Armas. — Escudo  partido  y  medio  cortado.  —  El  Io,  cuarte- 
lado en  esta  forma:  Io  y  4o  de  plata  y  cruz  de  lo  mismo,  file- 
teada de  sable,  hechura  como  la  de  Calatrava;  2o  y  3o  de  oro 
y  cinco  estrellas  de  plata  fileteadas  de  sable;  que  es  el  blasón 
perteneciente  á  la  ilustrísima  casa  de  los  Duques  de  Ahumada, 
en  España. — El  2o,  de  azur  y  torre  con  llamas.— El  3o,  de  pla- 
ta y  cinco  veneras  puestas  en  sotuer;  bordura  del  propio  me- 
tal, y  en  ella  la  divisa  ave  maria  gratia  plena. 


*  Según  la  expresión  del  Sr.  Couto,  los  retratos  del  Marqués  de  las  Amarillas  y 
de  Don  Francisco  Cagigal,  representan  «una  misma  figura  con  distintas  cabezas»— 
Véase  el  Diálogo  sobre  la  historia  de  la  pintura  en  México,  págs.  94  y  siguientes. 


35 

52.— Don  Francisco  Cajigal  de  la  Vega,  cuadragésimo  tercer 
Virrey,  que  sólo  gobernó  de  28  de  Abril  á  6  de  Octubre  de 
1760;  vino  á  México  junto  con  su  esposa  Doña  María  de  Mon- 
serrat.  El  cuadro  en  el  cual  se  le  representa,  parece  ser  tam- 
bién de  Morlete,*  aun  cuando  no  tiene  firma;  la  actitud  del  per- 
sonaje es  del  todo  semejante  á  la  del  Marqués  de  las  Amarillas; 
el  uniforme  es  igual  en  sus  bordados;  la  peluca  todavía  cae 
hasta  casi  tocar  los  hombros;  pero  ya  se  nota  en  ella  forma 
sensiblemente  distinta  á  la  de  las  anteriores,  sobre  todo  si  se 
compara  con  la  ostentada  por  la  figura  del  cuadro  48. 

Al  pie  de  la  tela  se  lee: 

El  Exc.mo  S.»'  D.n  Fran.co  Caxigal  de  la  Vega,  Cauallero  del  orden  de 
Santiago,  Governador  de  Cuba,  y  de  la  Habana,  Theniente  Gral.  de  los  R.» 
Exercitos  de  S.  M.,  Vi-Rey,  Gov.or  y  Capitán  Gral.  de  esta  Nueba  España,  y 
Presidente  de  su  R.l  Aud.a — Gobernó  desde  25.  de  Abril  de  1760.  hasta  el  5. 
de  Octubre  del  mismo  a.° 

Armas. — Están  sumamente  mal  dibujadas;  creo  que  ese  no 
es  el  dibujo  primitivo  sino  que  ha  sufrido  torpísimo  retoque. 
El  blasón  aparece  cuartelado. — Io,  de  oro  y  cinco  estrellas  de 
plata,  partido  de  este  metal  y  cruz  hechura  como  la  de  Cala- 
trava;  según  hemos  visto  en  el  cuadro  anterior,  y  en  tal  caso 
es  de  Ahumada. — 2o,  de  azur  y  tres  luceros  argentinos,  parti- 
do no  sé  de  qué  esmalte:  en  el  campo  un  león  (?)  que  parece 
atacar  á  un  hombre. — 3o,  de  azur,  contrabanda  quizá  gules; 
en  jefe  un  lucero,  en  punta  un  león;  bordura  lisa,  de  plata. — 
4°,  cuartelado;  presumo  que  es  de  Acebedo,  ya  descrito  bajo 
el  número  19. 

.53.— Don  Joaquín  de  Monserrat,  Marqués  de  Cruillas  (1760- 
1766).  — Se  halla  representado  en  el  lienzo,  que  calza  la  firma 
del  pintor  Francisco  (?)  Martínez,  con  pelüoa  muy  corta,  des- 
cubriéndose ya  parte  de  las  orejas;  el  traje  es  de  color  azul  con 
galones  de  plata;  al  pecho  se  destaca  la  cruz  roja  de  la  Orden 


*  Véase  la  nota  anterior,  pág.  34. 


36 

de  Montesa;  (61)  bajo  el  brazo  izquierdo  el  sombrero  tricornio, 
elegante  y  muy  sencillo. 
Al  pie  la  inscripción: 

El  Exm.Mo  S.R  D.n  Joachin  de  Monserrat.  Ciurana  Cruillas  Crespi  de 
Valdaura  Sanz  de  la  Llosa  Alfonso,  y  Calatayud,  Marques  de  Cruillas,  Ca- 
ballero Gran-Cruz,  Clavero,  Comendador  de  Monrroy  (sic),  y  Burriana,  y 
Baylio  de  Sueca  en  la  Orden  de  Montesa,  Theniente  General  de  los  Reales 
Exercitos,  Theniente  Coronel  del  Regimiento  de  Reales  Guardias  Españolas 
de  Infantería,  Vi-Rey  Gobernador,  y  Capitán  General  de  esta  Nueva  Espa- 
ña, y  Presidente  de  la  Real  Audiencia. 

Armas.— Escudo  partido  de  uno,  cortado  de  dos,  tres:  Io, 
gules  y  dos  ángeles  flanqueando  la  cima  de  una  montaña  que 
asierran;  bordura  de  azur  cargada  de  ocho  castillos  de  plata; 
que  es  de  Monserrat. — 2o,  de  azur  y  catorce  crucetas  de  pla- 
ta; bordura  gules  cargada  de  ocho  quinas  de  Portugal. — 3o,  de 
plata  y  una  zapata  jaquelada  de  aquel  metal  y  de  sable. — 4o, 
de  azur  y  castillo  de  plata,  acompañado  de  dos  leones  de  lo 
mismo,  rampantes. — 5o,  gules  y  tres  cirios  con  llamas,  pues- 
tos en  barra.— 6o,  plata  y  una  ala  ó  vuelo  de  azur.— 7o,  oro  y 
cuatro  palos  gules.  Sobre  el  todo,  y  en  campo  gules,  la  ima- 
gen de  María  Santísima  Inmaculada,  probablemente,  como  se 
ve  en  el  blasón  de  la  Real  Maestranza  de  Ronda. 

54.— Don  Carlos  Francisco  de  Croix,  Marqués  de  Croix  (1766 
-1771). — Mírasele  en  el  lienzo  con  peluca  corta,  vistiendo  uni- 
forme de  Capitán  General  ricamente  aderezado;  al  pecho  la 
cruz  de  Calatrava;  con  la  mano  izquierda  empuña  el  bastón 
de  mando,  y  bajo  el  brazo  de  ese  mismo  lado  se  descubre  el 
sombrero  de  tres  picos.  La  tela  está  pintada  por  Juan  Patricio 
Morlete. 

Al  pie  de  la  tela  se  lee: 

El  Exmo.  S.r  D.n  Carlos  Fran.co  de  Croix,  Marques  de  Croix,  Cavallero 
del  Orden  de  Calatrava,  Comendador  de  Molinos,  y  Laguna  rota  en  la  misma 
Orden,  Capitán  General  de  los  R.s  Exercitos,  Virrey,  Governador,  Capitán 
Gen.l  de  esta  nueva  España,  y  Presidente  de  su  R.l  Audiencia,  de  cuyos  vlti- 
mos  empleos  tomó  possesion  el  dia  25.  de  Agosto  de  1766. 


Armas.— Escudo  cuartelado:  Io  y  4o  de  oro  y  león  de  gules, 
2o  y  3o  de  plata,  cruz  roja  cargada  de  cinco  rosetas  de  oro, 
cantonada  de  cinco  flores  de  lis  puestas  en  aspa.  Escusón  de 
oro  sobre  el  todo,  con  cruz  lisa  de  azur. 

55.— Frey  Don  Antonio  María  de  Bucareli  y  Ursúa.  Gobernó 
la  Colonia  desde  el  23  de  Septiembre  de  1771  hasta  el  9  de 
Abril  de  1779,  en  que  falleció  en  la  Ciudad  de  México.  La  pin- 
tura del  Museo  es  obra  del  artista  Francisco  Antonio  Vallejo, 
y  en  ella  se  encuentra  representado  el  Sr.  Bucareli,  con  pe- 
luca blanca,  muy  visible  el  moño  posterior  de  la  cabeza;  viste 
la  figura  uniforme  de  Teniente  General  del  Ejército  español; 
poco  más  abajo  del  pecho  y  entre  la  abierta  casaca,  descuella 
inmensa  cruz  de  Malta,  (62)  ostentada  otras  dos  veces  en  el 
lado  izquierdo  del  pecho;  bajo  el  brazo  se  ve  el  tricornio. 

Al  pie: 

El  Exc.mo  S.r  Frey  D.n  Antonio  María  de  Bucareli  y  Ursúa,  Cavallero  Co- 
mendador de  la  Bobeda  de  Toro  en  el  Orden  de  S.njuan,  Theniente  General 
de  los  Reales  Exercitos.  Virrey,  Governador  Capitán  General  de  esta  Nueva - 
España,  y  Presid.te  de  esta  R.l  Audiencia.  a.°  1772. 

Armas. — Escudo  cuartelado:  Io,  de  oro,  contrabanda  de  si- 
nople  con  tres  grupos  de  balas  de  oro  á  lo  largo.  2o,  de  oro, 
tres  cuervos  de  sable  (?)  y  bordura  gules.  3o,  de  plata  y  dos 
lobos  de  sable  uno  encima  del  otro;  bordura  de  azur  cargada 
de  ocho  estrellas  de  oro;  que  es  de  Henestrosa.  4o,  en  so- 
tuer, jefe  y  punta  de  sinople,  faja  de  gules  fileteada  de  oro;  los 
flancos  de  este  metal,  y  en  letras  de  azur  la  divisa  ave  maría 
gratia  plena;  que  es  de  Laso  de  la  Vega.  En  ninguna  parte 
he  podido  hallar  la  descripción  de  los  dos  primeros  cuar- 
teles.* 

56.— Don  Martín  de  Mayorga,  (1779-1783).  Pintura  del  ar- 
tista José  Alfaro.  Le  representó  casi  de  frente:  con  peluca 


*  Véase  en  El  Renacimiento,  2a  época,  1894,  págs.  de  221  á  223,  mi  artículo  *Epigra- 
fia  Mexicana.  El  sepulcro  del  Virrey  Bucareli-* 

Guía.— 10. 


38 

blanca  corta;  viste  la  figura  uniforme  militar;  al  pecho  y  den- 
tro de  un  medallón  la  cruz  de  la  Orden  de  Alcántara;  (63)  sin 
nada  más  de  notable. 
Al  pie: 

El  Ecxmo.  S.r  D.  Martin  de  Mayorga  Caballero  del  Orden  de  Alcántara, 
Mariscal  de  Campo  de  los  R.les  Exercitos  de  S.  M.  Virrey  Govern.r  y  Cap.n 
General  de  esta  N.  E.  y  Presidente  de  su  R.l  Aud.a  tomó  posseción  el  día  23 
de  Agosto  de  1779. 

Armas.  —  Pendón  formado  por  siete  alianzas,  del  siguiente 
modo:  Io,  de  oro  y  águila  gules  esplayada,  bordura  de  azur  y 
ocho  arminios  tal  vez,  pues  están  muy  mal  definidos  en  la  tela; 
doble  bordura  de  plata,  y  el  mote:  esta  es  luz  que  nos  guía 
por  donde  la  virtud  se  siGA  y  se  aplica.— 2o,  de  azur,  banda 
de  oro;  en  jefe  tres  herraduras  de  caballo;  en  punta  león  ram- 
pante  coronado.— 3o,  de  azur,  contrabanda  de  oro,  acompa- 
ñada de  dos  puntas  de  lanza,  probablemente. — 4o,  de  plata, 
león  gules;  bordura  de  ese  metal  cargada  de  cuatro  aspas  gu- 
les y  dos  leones  rampantes. — 5o,  de  plata  y  castillo  con  llamas 
en  los  flancos.— 6o,  jaquelado  de  oro  y  gules. — 7o,  de  oro  y 
cuatro  barras  de  sangre. 

57.  — Don  Mu  tías  de  Gálvez  y  Gallardo,  Virrey  cuadragésimo 
octavo.  Gobernó  la  Nueva  España  de  29  de  Abril  de  1783  á 
3  de  Noviembre  del  siguiente  año,  en  que  falleció  en  la  ciu- 
dad de  Tacubaya,  cercana  á  México.  La  pintura,  que  es  del 
artista  Andrés  López,  nada  de  notable  tiene  respecto  de  los 
cuadros  anteriores. 

Al  pie: 

El  Exc.mo  S.r  D.n  Mathias  de  Galvez,  y  Gallardo,  Teniente  Gral.  de  los 
Reales  Exercitos  de  S.  M.  Virrey  Governad.r  y  Capit.n  Gral.  de  ésta  Nuev.» 
España,  y  Presidente  de  su  Real  Audiencia  &.  Juró  los  Referidos  empleos  el 
día  29  de  Abril  del  año  de  1783. 

Armas.—  Osténtase  en  el  cuadro  un  escudo  cuartelado:  Io, 
de  plata  y  cinco  veneras  de  lo  mismo,  puestas  en  sotuer;  par- 
tido de  gules  y  cruz  hechura  como  la  de  Cafhtrava.  2o,  de 


39 

plata,  castillo  del  propio  metal  acompañado  de  dos  leones  ram- 
pantes,  de  oro.  3o,  de  azur,  castillo  de  plata,  y  como  en  el  an- 
terior, dos  leones  rampantes,  de  oro.  4o,  de  plata,  dos  cabras 
de  sable  (?),  una,  una;  partido  de  oro  y  árbol  de  sinople  (?) 

58.— Don  Hernardo  de  Gálvez,  Conde  de  Gálvez,  hijo  del  an- 
terior; entró  á  la  Capital  de  la  Colonia  con  su  esposa  Doña 
Felicitas  Saint-Maxen,  neorleanense.  Tomó  posesión  del  bas- 
tón de  mando  el  17  de  Junio  de  1785  y  falleció  en  Tacubaya 
el  30  de  Noviembre  del  siguiente  año,  cuando  la  vida  le  brin- 
daba todavía  con  la  juventud  y  con  sus  goces.  Aparece  el 
Conde  en  el  retrato  con  agradable  presencia;  la  peluca  va- 
ría un  tanto  en  su  forma  respecto  de  la  usada  anteriormente; 
viste  uniforme  de  Teniente  General,  empuñando  el  bastón  de 
mando  con  la  diestra;  al  pecho  cuelga  la  cruz  de  la  Orden 
de  Carlos  III;  (64)  y  al  calce  de  la  tela,  que  está  pintada  por  el 
artista  José  Alfaro,  se  lee,  al  pie  de  la  letra: 

El  Exmo.  S.r  D.n  Bernardo  de  Gálvez,  Conde  de  Gálvez,  Caballero  Pen- 
cionado  de  la  R.l  y  Disting.a  Orden  Española  de  Carlos  III.  Comend.r  de  Bo- 
laños  en  la  de  Calatraba,  Teniente  Gen.l  de  los  Ríes.  Exercitos,  Inspector 
Gra.l  de  todas  las  tropas  de  Amer.ca,  Capitán  Gra.l  de  la  Prov.a  de  la  Lui- 
siana  y  dos  Floridas,  Virrey  Gobernador  y  Capitán  General  del  Reyno  de 
Nueva  España,  Prente.  (Presidente)  de  su  R.l  Audiencia,  Superin.te  Gral. 
de  R.l  Hacien.a  y  Ramo  de  Tavacojuez  conserv.r  de  este.  Pres.tede  su  Junta, 
y  Subdgdo.  de  Correos  en  el  mismo  Reyno.  &  Hijo  é  immediato  Subsesor  del 
Exmo.  S.r  D.n  Matías  de  Gálvez:::  de  edad  de  38  años. 

Armas. — Escudo  cuartelado:  Io,  de  plata,  árbol  de  sinople 
y  dos  lobos  pasantes  de  sable,  según  creo;  partido  de  plata  y 
tres  calderos,  uno,  dos. — 2o,  cuartelado:  Io,  de  oro  y  banda  gu- 
les; 2o,  de  plata  y  cruz  hechura  como  la  de  Calatrava;  3o,  de 
plata  y  león  que  parece  de  gules;  4o,  de  plata  y  castillo  de  lo 
mismo. —  3e.r  cuartel,  del  mismo  metal  y  dos  cabras,  una,  una. 
—  4o,  de  gules  y  tres  flores  de  lis  de  plata;  bordura  ajedrezada 
de  plata  y  azur;  partido  de  gules;  torre  de  plata  y  bandera  de 
ese  metal  enarbolada  en  la  torre  del  homenaje.  Sobre  el  todo 
un  escusón,  en  cuyo  campo  se  advierte  un  navio  sobre  mar  na- 
tural, con  la  divisa:  yo  solo. 


40 

59.— Don  Alonso  Ntíñez  de  Haro  y  Peralta,  Arzobispo  de  Mé- 
xico. Sólo  gobernó  del  8  de  Mayo  de  1787  al  16  de  Agosto  del 
mismo,  como  quinquagésimo  Virrey.  Eí  cuadro  es  de  autor 
anónimo;  represéntase  al  personaje  con  su  traje  prelaticio,  el 
pectoral  sobre  el  pecho,  y  bajo  el  brazo  izquierdo  el  sombrero 
acanalado. 

Al  pie  se  lee  lo  siguiente: 

El  Exmo.  Sk.  Dr.  Dn.  Alonso  Núñez  de  Haro,  y  Perta  (sic)*  del  Consejo 
de  S.  M.  Arzobispo  de  ésta  Santa  Metropolitana  Iglesia  de  México,  é  Ynteríno 
Virrey,  Governador,  y  Capitán  General  de  ésta  Nueva  España,  y  Presidente 
de  su  Real  Audiencia,  y  Cnancillería  de  ésta  Corte.  Juró  dicho  empleo  el  día 
ocho  de  Mayo  de  mil  setecientos  ochenta,  y  siete,  hasta  diez,  y  seis  de  Agosto 
del  mismo  año. 

No  hay  blasón  alguno  en  este  cuadro,  así  como  en  todos  los 
que  le  siguen,  con  excepción  del  marcado  con  el  número  66. 

60.— Don  Manuel  Antonio  Flores,  quinquagésimo  primer  Vi- 
rrey (1787-1789).  Lienzo  de  autor  anónimo,  como  el  anterior; 
represéntase  al  gobernante  con  peluca  blanca  y  uniforme  mi- 
litar, ostentando  al  pecho  la  cruz  de  Calatrava.  Al  pie  la  le- 
yenda: 

El  Exmo.  S.  D.  Manuel  Antonio  Flores,  Maldonado,  Martínez  de  Ángulo, 
y  Bodquín,  Caballero  del  Orden  de  Calatrava,  Comendador  de  Molinos,  y  La- 
gunarrota  en  la  misma.  Theniente  Grál.  de  la  Ral.  Armada;  Virrey  Governa- 
dor, y  Capitán  Grál.  de  esta  N.  E.  Presidente  de  su  Ral.  Audiencia,  y  Subde- 
legado Grál.  de  Correos  en  el  mismo  Reyno.  Juró  los  referidos  Empleos,  el 
dia  diez,  y  siete  de  Agosto  del  año  de  1787. 

61.— Don  Juan  Vicente  de  Oüemes  Pacheco  de  Padilla,  Conde 
de  Revilla  Gigedo,  segundo  gobernante  de  este  título;  uno  de 
los  más  ilustres  que  tuvo  la  Nueva  España,  y  que  ha  dejado 
grata  y  perenne  memoria  de  su  nombre  (1789-1794).  La  pin- 
tura del  Museo  es  de  autor  anónimo:  en  ella  se  ve  al  Conde 
con  peluca  blanca,  uniforme  militar  y  cruzada  de  derecha  á 


*  Debe  ser  abreviatura. 


41 

izquierda  la  banda  azul  y  blanca  de  la  Gran  Cruz  de  la  Real 
Orden  Española  de  Carlos  III,  cuya  placa  ostenta  en  el  pecho; 
en  un  medallón  que  cae  sobre  la  banda,  campea  la  roja  Cruz 
de  Calatrava. 
Al  pie  se  lee: 

El  Excmo.  S.  D.Juan  Vicente  de  Güemes,  Pacheco  de  Padilla,  Horcasitas, 
y  Aguayo,  Conde  de  Revilla-Gigedo,  Barón  y  S.r  Territorial  de  las  Villas,  y 
Baronías  de  Benillova,  y  Rivarroja.  Caballero  Gran  Cruz  de  la  Ral.  y  distin- 
guida Orden  Española  de  Carlos  III.  Comendador  de  Peña  de  Martos  en  la  de 
Calatrava.  Gentil-hombre  de  Cámara  de  S.  M.  con  exercicio,  Teniente  Gene- 
ral de  sus  Reales  Exercitos,  Virrey  Governador,  y  Capitán  Gral.  de  esta  N. 
E.  Presid.te  de  su  Ral.  Audiencia,  Superintend.te  Grál.  Subdelegado  de  la 
Ral.  Hacienda.  Minas,  Azogues,  y  Ramo  del  Tabaco.  Juez  Conservador  de 
este,  Presid.te  de  su  Ral.  Junta,  y  Subdelegado  Grál.  de  Correos  en  el  mismo 
Reyno.  Juró  los  referidos  empleos,  el  17  de  Octubre  de  1789. 


62.— Don  Miguel  de  la  Grúa  y  Talamanca,  Marqués  de  Bran- 
ciíbrte.  Su  gobierno  hizo  tristísimo  contraste  con  el  de  Revi- 
lla Gigedo  (1794-1798).  El  cuadro  es  de  autor  anónimo;  está 
representado  el  personaje  con  peluca  y  uniforme;  de  derecha 
á  izquierda  la  banda  de  la  Gran  Cruz  de  Carlos  III,  cuya  pla- 
ca se  ve  en  el  pecho;  en  la  solapa  izquierda  de  la  casaca,  pen- 
diente de  una  cinta  y  dentro  de  un  medallón,  se  ve,  al  parecer, 
la  Cruz  de  Santiago. 

Al  pie  de  la  tela  se  lee: 

EL  EXMO.  S.  D.  MIGUEL  LA  GRÚA  MÁRQUEZ  (sic  pro  Marqués ) 
de  Branciforte,  Italiano,  fué  Virrey  desde  11  de  Julio  de  1794,  hasta  el  31  de 
Mayo  de  1798. 

63.— Don  Miguel  José  de  Azanza,  quincuagésimo  cuarto  go- 
bernante (1798-1800).  Pintura  de  artífice  desconocido.  Mírase 
en  ella  al  Virrey  con  uniforme  raramente  bordado;  al  pecho 
la  Cruz  de  Santiago. 

Al  calce: 

EL  EXMO.  S.  D.  MIGUEL  JOSÉ  DE  AZANZA,  nació  en  Nabarra  (sic) 
en  1746,  fué  Virrey  desde  31  de  Mayo  de  798,  hasta  30  de  Abril  de  1800:  mu- 
rió en  1826. 

Guía.— 11. 


42 

64.-Don  Félix  Herenguer  de  Maiquina,  (1800-1803).  Pintura 
anónima;  el  Virrey  tiene  peluca  blanca;  viste  uniforme,  sin  na- 
da más  digno  de  nota. 

Al  pie  la  leyenda: 

EL  EXMO.  SEÑOR  DON  FÉLIX  BERENGUER  de  Marquina,  Tenien- 
te general  de  la  Real  Armada,  Virrey,  Gobernador  y  Capitán  General  de  N. 
E.,  y  Presidente  de  su  Real  Audiencia,  &c.  &c. 

65.— Don  José  de  Tturrigaray;  entró  á  México  en  Enero  de 
1803  con  su  esposa  Doña  María  Inés  de  Jáuregui  y  Arístegui, 
gobernando  hasta  el  16 'de  Septiembre  de  1808,  en  que  fué  de- 
puesto del  mando.  La  pintura,  según  mi  opinión,  parece  que 
ha  sido  acomodada  á  esta  galería;  es  el  único  cuadro,  de  toda 
la  colección,  que  carece  de  leyenda.  Es  de  autor  anónimo, 
quien  representó  al  gobernante  blanca  la  peluca,  de  uniforme 
militar  y  ostentando  la  Cruz  de  Santiago  en  el  campo  de  un 
medallón.  Nótese  que  el  cuello  de  la  casaca  es  distinto  á  to- 
dos los  anteriores  y  más  alto  que  el  que  se  observa  en  los 
cuadros  62  y  63. 

66.  -Don  Pedro  Garibay  (1808-1809).— El  lienzo  en  el  cual 
está  representado  este  Señor,  es  pintura  del  artista  José  Váz- 
quez; mírase  al  personaje  con  uniforme,  sin  otra  cosa  digna  de 
nota.  Al  pie  se  lee: 

El  Exmo.  S.  D.  Pedro  Garivay  Mariscal  de  Campo  de  los  Reales  Exerci- 
tos,  Virrey,  Gobernador  y  Capitán  general  de  esta  N.  E.  Presidente  de  su 
Real  Audiencia,  Superintendente  general,  Subdelegado  de  Real  Hacienda, 
Minas,  Azogues  y  Ramo  del  Tabaco,  Juez  Conservador  de  este,  Presidente 
de  su  Real  Junta,  y  Subdelegado  Gral.  de  Cor.s  en  el  mismo  Reyno. 

Armas. — Las  que  se  ostentan  en  el  ángulo  superior  derecho 
del  cuadro,  son:  Escudo  cuartelado:  el  Io,  tajado,  (65)  Io,  de  oro 
y  tres  cruces  gules  lisas;  y  2o,  de  azur  con  tres  veneras  de  pla- 
ta.— 2o,  de  azur,  como  de  Inglaterra,  partido  de  gules,  un 
puente  defendido  por  una  torre. — 3o,  de  azur  y  dos  leones  de 
oro,  rampantes,  vueltos  uno  frente  del  otro. — 4o,  de  oro  y  tres 
pavos  reales  (?)  tal  vez  de  sable. 


43 

67.— Don  Francisco  Jatier  de  Lizana  y  Beanmont,  Arzobispo 
de  México  (1809-1810). — La  pintura  es  obra  del  artífice  José 
María  Vallejo:  en  ella  aparece  el  prelado  en  actitud  de  ben- 
decir con  la  diestra. 

La  leyenda  del  pie  dice: 

EL  EXMO.  E  ILLMO.  S.  D.R  D.  FRANCISCO  XAVIER  DE  LIZANA 
y  BEAUMONT,  del  Consejo  de  S.  M.  Dignísimo  Arzobispo  de  esta  Santa 
Iglesia  Metropolitana  de  México,  Virrey  Gobernador,  y  Capitán  General  de 
esta  Nueva  España,  y  Presidente  de  su  Real  Audiencia.  &  &.  Lo  retrató  Jo- 
sé Marta  Vallejo,  Procurador  de  la  Audiencia  Ordinaria  de  esta  N.  C.  año 
de  1809. 


68.— Don  Francisco  Javier  de  Tenegas,  Virrey  quincuagési- 
mo nono,  á  quien  tocó  presenciar  los  primeros  arrebatos  de  los 
insurgentes  de  Nueva  España.  Tomó  posesión  del  bastón  de 
mando  en  14  de  Septiembre  de  1810,  que  entregó  á  Don  Félix 
María  Calleja  en  4  de  Marzo  de  Í813.  Más  tarde  fué  Venegas 
agraciado  con  el  título  de  Marqués  de  la  Reunión.  El  lienzo 
del  Museo  es  pintura  anónima  que  representa  al  gobernante 
con  la  melena  alborotada;  (66)  uniforme  militar,  inmenso  cue- 
llo recto,  y  bastón  que  empuña  con  la  diestra. 

Al  pie  se  lee: 

EL  EXCMO.  SEÑOR  DON  FRANCISCO  XAVIER  DE  VENEGAS,  Ca- 
ballero Profeso  del  Orden  de  Calatrava,  Teniente  General  de  los  Reales  Exér- 
citos,  Virrey,  Gobernador  y  Capitán  General  de  esta  N.  E.,  de  cuyo  Gobierno 
tomó  posecion  en  14  de  Septiembre  de  1810. 

69.— Don  Félix  María  Calleja  del  Rey,  más  tarde  Conde  de 
Calderón:  fué  enérgico  y  sanguinario  con  los  insurgentes.  Tu- 
vo a  su  cargo  el  gobierno  de  la  Colonia  en  época  tremenda  y 
de  conmoción  general  (1813-1816).  El  cuadro  no  tiene  firma 
alguna.  Mírase  al  Virrey  en  actitud  sedente;  con  uniforme  de 
Teniente  General,  pantalón  corto,  encarnado,  y  media  blanca; 
en  la  diestra  el  bastón  de  mando.  Sirve  de  fondo  la  vista  par- 
cial de  un  campo  de  batalla.  La  leyenda  que  se  advierte  á  la 
izquierda,  dice: 


44 

DON  FÉLIX  MARÍA  CALLEJA  DEL  REY,  Bruder,  Lozada,  Flores 
Campeño,  Montero  de  Espinosa,  Teniente  General  de  los  Reales  Exércitos, 
Virrey,  Gobernador  y  Capitán  General  de  esta  N.  E.  Presidente  de  su  Real 
Audiencia,  Superintendente  General,  Subdelegado  de  Real  Hacienda,  Minas, 
Azogues,  y  Ramo  del  Tabaco,  Juez  Conservador  de  este,  Presidente  de  su 
Real  Junta,  y  Subdelegado  General  de  Correos  en  el  mismo  Reyno. 


70.— Don  Juan  Ruíz  de  Apodaca,  Conde  del  Venadito  (1816- 
1821). — Cuadro  pintado  por  José  Perovani.  El  conjunto  es  dig- 
no de  estudio:  la  indumentaria  tiene  variantes  muy  notables 
respecto  de  la  observada  en  cuadros  anteriores,  no  tan  distan- 
tes de  la  época  del  gobierno  de  este  Virrey.  El  peinado  está  to- 
do hacia  adelante;  hállase  visible  la  peineta  en  la  parte  pos- 
terior de  la  cabeza;  al  cuello  el  corbatín,  único  que  se  ve  en 
toda  esta  serie;  notable  es,  asimismo,  la  forma  del  sombrero 
montado,  correspondiente  al  uniforme  de  marino.  Al  pecho 
tiene  las  bandas  de  San  Hermenegildo  y  San  Fernando  y  dis- 
tintas condecoraciones. 

Al  pie  la  leyenda 

El  Exmo.  Señor  Don  Juan  Ruiz  de  Apodaca  y  Eliza,  López  de  Letona  y 
Lasqueti,  Conde  del  Venadito,  Gran  Cruz  de  las  R.s  Ordenes  de  S.  Fernando 
y  San  Hermenegildo,  Comendador  de  Ballaga  y  Algarga  en  la  de  Calatrava,  y 
de  la  condecoración  de  la  Lis  del  Vendé,  Ministro  del  Supremo  Tribunal  del 
Almirantasgo,  Teniente  General  de  la  Real  Armada,  Virrey,  Gobernador  y 
Capitán  General  de  esta  N.  E.  &.  &. 


71.— Don  Juan  O'Doiiojti,  último  de  toda  la  serie:  no  llegó  á 
gobernar  por  haberle  sorprendido,  al  tocar  la  Nueva  España, 
los  albores  de  la  Independencia  de  la  Colonia.  El  cuadro  es  de 
J.  Arias  Favila,  y  en  él  está  Don  Juan  representado  de  perfil; 
el  pelo  vuelto  hacia  adelante  como  en  el  lienzo  anterior;  viste 
uniforme  militar;  cruza  el  pecho  la  banda  de  la  Gran  Cruz  de 
Carlos  III,  cuya  placa,  junta  con  otras  condecoraciones,  está 
visible  sobre  la  casaca;  empuña  con  la  diestra  el  bastón  de 
mando. 

Al  pie  la  leyenda  siguiente: 


45 

EL  EXMO.  S.  TENIENTE  GENERAL  DONJUÁN  O'DONOJÚ.  SEVILLA- 
NO, Último  Virrey  de  Nueva  España:  prestó  el  juramento  en  Veracruz  en  3 
de  Agosto  de  1821,  firmó  los  tratados  de  Cordova  en  24  del  mismo,  y  murió 
en  8  de  Octubre  del  propio  año.  (67) 

Armas. — Aun  cuando  no  las  ostenta  el  cuadro,  las  encuen- 
tro descritas  en  el  espléndido  Nobiliario  de  los  reinos  y  seño- 
ríos de  España,  de  Piferrer,  en  los  términos  siguientes:*  Es- 
cudo partido  de  dos:  el  Io,  de  oro;  ei  2o,  de  gules,  una  flor  de 
lis  de  oro  en  el  centro  y  dos  estrellas  del  mismo  metal,  una 
en  jefe  y  la  otra  en  punta;  el  3o,  de  oro. 

«El  noble  linaje  de  O'Donojú  es  oriundo  de  una  de  las  más 
ilustres  familias  de  Irlanda,  siendo  el  primero  que  fué  á  Es- 
paña, el  teniente  general  Donjuán  O'Donojú.» 


EXPEDICIÓN  DE  CEMPOALA. 


En  Agosto  de  1890  se  organizó  de  orden  del  Sr.  Presidente 
de  la  República,  Gral.  Don  Porfirio  Díaz,  una  comisión  que 
llevó  por  nombre  «Comisión  Científica  de  Cempoala,»  cuya 
dirección  se  encomendó  al  Director  de  nuestro  Museo  Na- 
cional, Don  Francisco  del  Paso  y  Troncoso;1- teniendo  como 
personal  facultativo  á  los  oficiales  del  Batallón  de  Ingenieros 
capitán  2o  Don  Pedro  Pablo  Romero  y  teniente  Don  Fernan- 
do del  Castillo,  con  ocho  zapadores,  cuyo  número  se  aumentó 
á  cuarenta  en  el  curso  de  la  expedición,  á  las  órdenes  del 
Capitán  2o  Don  Julián  Pacheco;  todos  subordinados  al  Sr. 
Troncoso.t  Los  trabajos  de  la  comisión  duraron  unos  ocho 
meses,  abrazando  en  sus  exploraciones  como  ochenta  leguas 


*  I.  103.-Lámina  11,  fig.  253. 
t  Hoy  en  comisión  en  Europa. 

í  Exposición  histórico-americana  de  Madrid  de  1892.—  Catálogo  de  la  Sección  de  Mé- 
xico, I.— Pag.  20  y  siguientes. 

GUÍA.-12. 


46 

en  la  dirección  de  Norte  á  Sur,  desde  Papantla  (Estado  de  Ve- 
racruz)  hasta  Cotaxtla.  El  primer  propósito  del  Sr.  Troncoso 
fué  determinar  y  explorar  el  sitio  que  había  ocupado  cerca 
del  Peñón  de  Bernal  la  primera  Villa  Rica  fundada  por  Her- 
nán Cortés  el  año  1519  en  terrenos  de  la  antigua  Quiáhuiatla; 
sitio  que  quedó  determinado  en  la  falda  del  cerro  de  la  Can- 
tera, que  va  entrando  en  el  mar  frente  al  Peñón  y  forma  con 
éste  una  especie  de  canal.  En  seguida  los  comisionados  se  diri- 
gieron para  Cempoala,  á  donde  se  hizo  el  descubrimiento  de 
las  ruinas,  exploradas  meses  antes  por  el  mismo  Señor  Tron- 
coso, «y  en  seis  meses  de  constantes  desmontes  y  de  trabajos 
topográficos  penosos,  lograron  levantar  el  velo  de  vegetación, 
bajo  el  cual  aquellas  ruinas  se  ocultaban;  formar  el  plano  ge- 
neral de  las  mismas  y  los  particulares  de  los  diversos  siste- 
mas amurallados  que  las  constituyen.»  * 

Como  consecuencia  de  aquellas  labores,  se  presentan  en  es- 
ta Sala  dos  modelos  de  relieve  hechos  en  madera;  dos  planos 
topográficos,  uno  de  conjunto  y  otro  de  detalle,  y  treinta  di- 
bujos á  lápiz  tomados  de  fotografías  directas,  las  cuales  se  han 
colocado  en  los  facistoles  A  y  B  de  la  Sala  iv,  que  veremos  á 
su  tiempo,  t 

Este  material  se  utilizó  brillantemente  en  la  Exposición  his- 
tórico-americana  de  Madrid  de  1892,  para  la  cual  fué  nuestra 
Patria  á  concurrir,  con  el  fin  de  celebrar  el  cuarto  centenario 
del  descubrimiento  de  América. 

72.— Templo  del  Tajín,*  en  las  cercanías  de  Papantla  (Esta- 
do de  Veracruz). — «Modelo  hecho  de  madera,  en  relieve,  diri- 
gido por  el  teniente  de  ingenieros  Fernando  del  Castillo, 
bajo  la  inspección  del  Director  del  Museo  Nacional  de  México, 
Don  Francisco  del  Paso  y  Troncoso,  teniendo  como  guía  las 
medidas  tomadas  por  el  segundo  en  1891,  y  revisadas  por  el 
primero  en  1892.  Vigilante  de  la  obra,  Manuel  S.  Tapia,  Con- 
serje del  Museo  Nacional  de  México.  Artesano  constructor, 


*  Loe.  cit. 

t  Estos  objetos  se  encuentran  aquí  provisionalmente:  se  tiene  la  idea  de  transpor- 
tarlos á  alguna  otra  sala  de  la  planta  baja  del  edificio, 
t  Vulgarmente  conocido  con  el  nombre  de  Pirámide  de  Papantla. 


47 

Manuel  Medinilla.  Escala  en  metros:  1:  25.»— Ésta  es  la  ins- 
cripción puesta  sobre  el  mismo  modelo.  El  monumento  es  de 
planta  casi  cuadrada  (35  metros,  próximamente,  por  lado),* 
construido  con  grandes  losas  de  basalto  compacto  amarillento. 
Consta  de  varios  cuerpos  escalonados,  cuyo  conjunto  presenta 
el  aspecto  de  pirámide.  En  la  fachada  principal,  que  ve  al 
Oriente,  hay  una  escalera  que  conduce  á  la  meseta  superior, 
consta  de  sesenta  y  una  gradas  con  peralte  aproximado  de 
0m  33.  La  altura  total  se  calcula  en  unos  23  metros.  Es  digna 
de  nota  la  estructura  de  la  escalera.  La  presencia  de  los  ni- 
chos ha  dado  lugar  á  varias  interpretaciones,  aun  no  definidas. 
El  Señor  Troncoso,  al  emitir  su  opinión,  t  manifiesta  la  creen- 
cia de  que  los  totonacos  reputaban  el  templo  del  Tajín  como 
santuario  de  su  nación,  y  que  tenían  colocados  en  los  nichos 
los  ídolos  de  su  panteón  mitológico.  Varias  personas  que  hace 
algunos  años  visitaron  este  monumento,  aseguran  haber  visto 
á  los  ídolos  colocados  en  los  nichos. 

Los  detalles  de  construcción  pueden  apreciarse  en  los  dibu- 
jos que  figuran  en  los  cuadros  números  76  y  77  de  esta  Sala,  y 
en  los  de  los  facistoles  A  y  B  de  la  Sala  iv. 

73.— "Templo  mayor  de  Componía  (Estado  de  Veracruz), 
donde  venció  Hernán  Cortés  á  Panfilo  de  Narvaez  durante  la 
noche  del  28  al  29  de  Mayo  de  1520.  Modelo  en  relieve  diri- 
gido por  el  Teniente  de  Ingenieros  Fernando  del  Castillo, 
bajo  la  inspección  del  Director  del  Museo  Nacional  de  México, 
Francisco  del  Paso  y  Troncoso,  tomando  como  guía  el  plano 
de  la  ciudad  antigua  de  Cempoala  levantado  en  el  año  1891 
por  los  oficiales  de  ingenieros  Capitán  Pedro  P.  Romero  y 
Teniente  Castillo.  Vigilante  de  la  Obra,  Manuel  S.  Tapia, 
Conserje  del  Museo  Nacional  de  México.  Artesano  construc- 
tor, Manuel  Medinilla.  Escala  en  metros,  1:75.» — Esta  ins- 
cripción es  la  que  se  halla  puesta  en  el  modelo. 

Seguiré  en  todo  las  indicaciones  del  mismo  Señor  del  Paso  y 
Troncoso,  *  para  la  breve  explicación  del  relieve. 


*  Exposición  histórico -americana  de  Madrid,  Catálogo  de  México,  1.— 235  á  37. 

f  Loe.  cit. 

%  Loe.  cit.  II,  7-13. 


48 

El  modelo  está  exactamente  orientado,  á  fin  de  que  todos 
los  edificios  resulten  en  la  posición  en  que  se  encuentran  en 
el  plano  topográfico.  La  parte  más  amplia  es  la  del  Norte,  y 
visitando  la  Sala  en  el  propio  orden  de  esta  Guía,  tiene  que  lle- 
garse ante  la  construcción  viniendo  por  la  Sala  I,  tomando  á 
la  izquierda,  para  que  el  visitante  se  coloque  en  la  banda  del 
Sur,  á  que  caen  los  balcones.  Este  rumbo,  según  el  Señor  Tron- 
coso,  debió  ser  el  primero  que  reconocieron  los  partidarios  de 
Hernán  Cortés  antes  de  librar,  «durante  la  memorable  noche, 
aquel  singular  combate  que  constituye,  sin  disputa,  el  mayor 
timbre  del  afortunado  caudillo.»  (68)  Como  fácilmente  se  ob- 
serva, aparece  un  recinto  circuido  todo  de  murallas.  Éstas  y 
las  construcciones  interiores  son  muy  dignas  de  estudio:  las 
primeras  son  de  poca  elevación  y  de  mediano  espesor;  los  pa- 
ramentos exteriores  dispuestos  en  talud,  los  interiores  verti- 
cales; son  asimismo  singulares  los  desagües  colocados  á  tre- 
chos en  toda  la  extensión  del  recinto.  La  muralla  no  tiene 
siempre  la  misma  anchura,  ofreciendo  al  interior  dilataciones 
provistas  de  escalinatas;  asentándose  sobre  ésta,  en  otras  par- 
tes del  recinto,  grandes  templos,  como  en  el  lado  del  Poniente. 
Hace  notar  el  Señor  Troncoso  que  el  examen  de  la  muralla 
permite  rectificar  las  ideas  teóricas  que,  acerca  de  los  recin- 
tos de  los  templos  en  general,  hubieron  de  forjarse  los  histo- 
riadores, pretendiendo  adaptar  á  todos  los  casos  la  descripción 
más  ó  menos  deficiente  que  nos  ha  quedado  del  de  México; 
pues  no  hay  orientación  exacta,  desde  luego,  sino  en  la  mura- 
lla del  Norte,  variando  la  de  las  demás  bandas.  Por  lo  que  ha- 
ce al  interior,  se  halla  ocupado  por  la  mole  de  diversos  tem- 
plos; los  detalles  y  la  explicación  precisa  se  encuentran  en  el 
plano  que  figura  en  el  cuadro  n°  75,  pudiendo  el  visitante  con- 
sultarlo simultáneamente  con  el  relieve.  Lo  más  digno  de  no- 
ta es  el  Templo  Mayor  señalado  con  la  letra  A:  es  el  recinto  de 
más  grandes  proporciones;  da  su  frente  al  Mediodía,  y  al  Este 
se  liga  con  una  plataforma  vasta  y  amplia  que  tiene  la  figura 
de  una  F  invertida  que  hace  dos  inflexiones  para  limitar  la 
plaza  formada  por  tres  lados.  El  cobertizo  del  templo  era  de 
paja,  según  las  indicaciones  de  los  códices;  recuerda  el  pasaje 


49 

aquel  de  que  en  la  rota  de  Narvaez  por  Cortés,  Martín  López, 
hombre  corpulento,  prendió  fuego  al  techo  determinando  la 
rendición  de  los  defensores  del  templo:  este  detalle  manifiesta 
que  los  muros  no  debieron  ser  muy  altos,  y  se  ha  tenido  en 
cuenta  en  el  relieve.  Son  notables,  el  llamado  por  los  campe- 
sinos Templo  de  las  Chimeneas,  cuya  planta  reproduce  el  pla- 
no bajo  la  letra  B;  el  de  Quetzalcoátl ,  marcado  con  la  letra  D, 
supuesto  dedicado  al  Dios  del  Aire,  y  la  gran  pirámide  mar- 
cada E.  La  claridad  del  plano  y  de  su  leyenda  nos  evita  des- 
cripción más  pormenorizada.  Los  dibujos  á  lápiz  que  se  hallan 
en  los  cuadros  números  de  76  á  105  y  las  interesantes  fotogra- 
fías que  están  colocadas  en  los  acistoles  A  y  B,  cuadros  nú- 
meros de  I  á  XXVII,  dan  idea  completa  de  los  trabajos  fati- 
gosos de  la  Comisión  de  Cempoala,  y  proporcionan  todos  los 
datos  necesarios  para  la  mayor  inteligencia  del  relieve  y  pla- 
no que  consideramos. 

74.  — Plano  de  las  ruinas  de  Cempoala. —  Según  reza  la  leyen- 
da puesta  en  el  plano,  fué  levantado  de  orden  de  la  Secretaría 
de  Justicia  é  Instrucción  Pública,  el  año  1891,  por  los  oficiales  de 
ingenieros  capitán  2o  Pedro  Pablo  Romero  y  teniente  Fernando 
del  Castillo,  con  la  cooperación  del  Director  del  Museo  Nacio- 
nal Sr.  Don  Francisco  del  Paso  y  Troncoso.  Escala  en  metros: 
1:3,000. 

El  ejemplar  que  se  presenta  es  reproducción  cromolitográ- 
fica dibujada  por  el  artista  Don  Jenaro  López. 

En  el  plano  se  nota  claramente  la  vegetación  cubriendo 
buena  parte  del  terreno;  los  desmontes  practicados  por  la  Co- 
misión de  Cempoala  se  marcan  entre  líneas  puntuadas  y  en 
blanco,  para  mayor  inteligencia.  Al  Norte  se  hallan  los  puntos 
más  interesantes  del  terreno,  cuales  son  todas  las  construccio- 
nes descubiertas  por  los  desmontes:  cerca  de  estas  ruinas  se 
ve  el  rancho  del  Agostadero;  limitando  al  Norte  el  río  de  Ac- 
topan,  entre  cuyos  afluentes  principales  descuella,  en  el  plano, 
el  río  del  Agostadero.  Los  pormenores  todos  se  marcan  bien ; 
á  cada  grupo  de  construcciones  se  impuso  el  nombre  de  sis- 
tema, que  se  distinguen  en  el  plano,  respectivamente,  por  una 

Guía.— 13 


50 


cifra  romana.  En  los  dibujos  á  lápiz  que  se  exponen  en  esta 
Sala,  puede  ver  el  visitante  detalles  que  corresponden  al  bos- 
que de  Cempoala,  á  los  chorros  de  Actopan,  á  los  Templos  de 
las  Caritas,  Mayor  y  de  las  Chimeneas,  y  á  la  casa  de  Motee- 
zuma.  En  el  facistol  A  de  la  Sala  IV  y  en  los  tres  primeros 
cuadros  (XXV-XXVII)  del  B,  se  exponen  copias  fotográficas 
de  estas  ruinas,  en  que  se  da  completa  idea  de  ellas. 

75.— Plano  del  Templo  Mayor  de  Cempoala.— Corresponde  al 
sistema  amurallado  que  lleva  el  número  IV  en  el  plano  gene- 
ral de  las  ruinas.  Fué  levantado  por  los  oficiales  de  ingenie- 
ros Romero  y  Castillo,  y  dibujado  por  el  segundo  para  presen- 
tarlo al  lado  del  modelo  en  relieve.  La  estrechez  de  las  pági- 
nas de  esta  Guía,  que  demandan  ceñirme  á  sólo  cortas  líneas 
para  cada  pieza,  impiden  hablar  de  este  plano  más  de  lo  que 
tenemos  referido  en  el  número  73.  Por  otra  parte,  la  claridad 
del  dibujo  y  de  su  explicación,  y  el  valioso  auxilio  de  las  foto- 
grafías colocadas  en  los  facistoles  A  y  B,  cuadros  números  I 
á  XXVII,  complementan  cuanto  dejásemos  de  decir.* 


DIBUJOS  A  LÁPIZ. 


Colección  de  treinta  dibujos  á  lápiz  ejecutados  por  el  Sr. 
Profesor  Don  José  María  Velasco,  tomando  de  modelo  las  re- 
producciones hechas  por  el  fotógrafo  Don  Rafael  García,  du- 
rante la  expedición  de  Cempoala,  amplificándolas  hasta  la  di- 
mensión de  los  dibujos.  Éstos  representan,  según  el  orden  en 
que  se  hallan  colocados: 


*  Consúltese  para  mayores  detalles  el  Catálogo  de  la  Sección  de  México,  escrito 
por  el  Sr.  Troncoso,  con  motivo  de  la  Exposición  histórico- americana  de  Madrid  de 
1892. 


51 

76.— Pirámide  de  Papantla  (Templo  del  Tajín).— Fachada  an- 
terior.— Aprécianse  en  el  dibujo  especialmente  los  detalles  de 
construcción  de  la  escalera  y  de  los  nichos.  El  monumento, 
como  se  ve,  está  arruinado  en  parte,  sobre  todo  en  la  superior, 
debido  á  la  ignorancia  de  los  habitantes  de  Papantla,  y  al  pu- 
nible abandono  en  que  el  Templo  se  encuentra.  La  fachada 
ve  al  Oriente. 

77.— Pirámide  de  Papantla.— (Fachada  posterior).— Se  halla 
en  mejor  estado  que  la  principal  que  acaba  de  verse,  «  á  causa, 
dice  elocuentemente  el  Sr.  Troncoso,  de  haber  tenido  menos 
acceso  por  aquella  parte  las  manos  vandálicas  que  han  toma- 
do á  su  cargo  la  destrucción  del  monumento.»  Es  la  primera 
vez  que  se  reproduce  la  fachada  posterior.  La  vista  de  con- 
junto es  imponente. 

78.— Bosque  de  Cempoala. —  «El  vasto  perímetro  de  las  rui- 
nas está  cubierto  enteramente  de  bosque  tupido,  impenetrable 
casi  por  el  gran  número  de  bejucos  que  cruzan  de  un  árbol  á 
otro  enlazándolos.  La  vista  se  tomó  á  la  entrada  del  bosque, 
por  el  lado  del  Noroeste.» 

79.— Chorros  de  Actopan.— El  dibujo  manifiesta  la  belleza 
del  lugar.  El  río  que  pasa  cerca  de  las  ruinas  de  la  ciudad  to- 
tonaca,  dista  un  kilómetro  del  bosque  de  Cempoala.  Créese 
que  sus  manantiales  deben  estar  en  las  laderas  del  Cofre  de 
Perote. 

80.— Rocas  de  la  Mancha. — La  vista  representa  el  sendero 
escarpado  y  peligroso,  á  orillas  del  mar,  que  conduce  al  pe- 
queño rancho  llamado  la  Mancha,  no  muy  distante  de  la  Villa 
Rica. 

81.— Templo  de  las  Caritas.— (Frente). — La  fachada  ve  al 
Oriente.  La  vista  se  tomó  antes  deJ  desmonte;  los  árboles  en- 
raizaron sobre  el  monumento  mismo,  el  cual  consta  de  dos 
cuerpos  superpuestos,  que  se  ven  claramente  en  el  dibujo  que 


52 


sigue;  termina  por  una  meseta  circuida  por  un  paredón  al  Po- 
niente, Norte  y  Mediodía.  Debe  su  nombre  á  que  en  esa  pa- 
red se  hallaban  incrustadas  unas  calaveras  de  barro. 

82.— Templo  de  las  Caritas. — (Frente). — Vista  tomada  des- 
pués del  desmonte. 

83.— Templo  de  las  Caritas.  —  (Fachada  posterior). — Vista  es- 
corzada en  la  cual  puede  apreciarse  la  altura  de  los  cuerpos 
superpuestos  y  la  de  todo  el  monumento.  Está  tomada  antes 
del  desmonte. 

84. — Templo  de  las  Caritas. — (Fachada  posterior). — Nótanse 
claramente  en  el-  dibujo  los  dos  cuerpos  constitutivos  del  mo- 
numento y  los  detalles  de  construcción  de  la  pared  que  rodea 
á  la  meseta  superior.  La  fachada  ve  al  Poniente. 

85.— Casa  de  Moteczuma. — (Frente).— Templo  rectangular 
formado  por  dos  cuerpos  superpuestos  en  pirámide:  en  la  me- 
seta superior  se  levanta  una  pequeña  construcción  en  forma 
de  casa  azteca,  que  ha  dado  nombre  al  edificio.  La  vista  se 
tomó  antes  del  desmonte.  Son  dignos  de  nota  algunos  detalles 
que  se  ven  en  el  dibujo. 

86.— Casa  de  Moteczuma. — (Frente). — Vista  tomada  después 
del  desmonte. 

87.— Columna  y  macizo  de  manipostería.  —  Se  hallan  frente  á 
la  casa  de  Moteczuma.  El  macizo  es  de  forma  rectangular,  y 
tiene  una  perforación  en  su  centro. 

88.— Templo  de  las  Chimeneas.— Vista  perspectiva  que  da 
cabal  idea  del  conjunto.  El  templo  se  asienta  sobre  una  expla- 
nada á  guisa  de  plataforma,  que  se  extiende  al  frente  y  á  los 
lados  con  cierto  desarrollo.  Las  cuatro  columnas  hemicilín- 
dricas  que  se  advierten  al  frente  del  templo,  han  dado  su  nom- 
bre á  éste,  por  haberlas  tomado  los  campesinos  por  chimeneas. 


53 


La  estructura  arquitectónica  del  monumento  se  ve  perfectamen- 
te en  el  dibujo,  para  que  haya  necesidad  de  hablar  acerca  de  ella. 

89.— Templo  de  las  Chimeneas.— Frente  de  la  construcción.— 
La  vista  está  tomada  muy  avanzados  los  trabajos  del  desmonte. 

90.—  Lagartija  del  Templo  de  las  Chimeneas. — Al  pie  de  la  es- 
calinata se  alzan,  como  se  ha  dicho,  cuatro  columnas  hemicilín- 
dricas:  los  paramentos  ó  caras  planas  de  las  dos  primeras,  se 
hallaron  con  una  lagartija  cada  uno,  de  relieve,  hecha  de  mez- 
cla. El  detalle  completo  puede  verse  en  el  modelo  en  madera, 
buscando  la  ubicación  del  templo  en  el  plano,  señalado  en 
éste  con  la  letra  B.  El  lápiz  del  dibujante,  copiando  á  la  foto- 
grafía, ha  reproducido  la  figura  del  Sr.  Troncoso,  que  se  halla 
con  el  sombrero  cubriendo  el  pecho,  y  con  larga  vara  en  la 
mano  izquierda. 

91.  —ídolo  del  Templo  de  las  Chimeneas.— (Frente). — Fué  ha- 
llado en  una  excavación  á  dos  metros  de  profundidad:  repre- 
senta á  un  hombre  de  dimensiones  colosales.  Según  recuerdo, 
me  dijo  alguna  vez  el  Sr.  Troncoso  que  la  pieza  era  de  arcilla; 
el  cuerpo  con  restos  de  pintura  roja;  el  rostro,  de  este  color  y 
de  amarillo,  mirando  al  Poniente. 

92.  —ídolo  del  Templo  de  las  Chi  meneas . — Vista  de  perfil,  que 
permite  apreciar  mejor  las  facciones  y  el  conjunto  del  indivi- 
duo; las  piernas  se  ven  adornadas  de  ajorcas,  las  manos  apo- 
yadas sobre  el  vientre,  sosteniendo  allí  un  objeto  de  forma  ci- 
lindrica que  asienta  en  la  región  umbilical  de  la  figura. 

93.— Río  de  la  Antigua,  cerca  de  la  Calera.—  «Este  río  es  el 

mismo  que  pasa  debajo  del  Puente  Nacional  y  baña  después  las 
riberas  de  la  Antigua  Veracruz,  para  desembocar  al  mar  unas 
cinco  leguas  al  Sur  de  la  barra  de  Chachalacas,  que  corres- 
ponde al  río  de  Cempoala.» 

94.— Panorama  del  Templo  de  la  Calera.  — Entre  el  tupido 

Guía.-14. 


54 


bosque  se  observa  el  río,  cuya  corriente  separa  las  riberas  me- 
xicanas de  las  riberas  totonacas.  El  templo  debió,  en  concep- 
to del  Sr.  Troncoso,  ser  al  mismo  tiempo  fortaleza:  levántase 
en  plena  tierra  totonaca,  cerca  de  un  cantil,  como  sirviendo 
de  atalaya  para  vigilar  los  movimientos  de  enemigos  tan  pe- 
ligrosos como  eran  los  aztecas. 

95.  — Templo  de  la  Calera. — Vista  de  frente,  en  la  cual  se  juz- 
ga asimismo  de  la  estructura  del  monumento.  La  parte  que  se 
ve  á  la  izquierda  del  observador  tiene  una  enorme  grieta. 

96.— Templo  de  la  Calera. — Magnífico  detalle  escorzado,  en 
el  cual  puede  juzgarse  con  exactitud  de  la  disposición,  estruc- 
tura y  dimensiones  de  este  monumento.  La  escalera  ve  al 
Oriente  y  la  fachada  posterior  hace  frente  al  río,  como  se  no- 
ta en  el  dibujo  que  acabamos  de  ver. 

97.— Tista  lateral  del  Templo  de  la  Calera.  — Nótase  la  sec- 
ción rectangular  del  gran  estribo  de  la  izquierda  del  observa- 
dor, y  la  circular  del  resto  del  monumento.  El  templo  se  halla 
todavía  en  regular  estado  de  conservación;  dista  de  la  metró- 
poli totonaca  unas  ocho  leguas;  las  vistas  se  han  tomado  des- 
pués de  los  desmontes. 

98.  — Templo  Mayor. — (Ángulo  NE).— Vista  tomada  cuando 
se  comenzaron  los  trabajos.  Se  advierte  formada  la  construc- 
ción por  nueve  cuerpos,  que  son  otros  tantos  escalones  que 
dan  al  monumento  el  aspecto  de  pirámide. 

99.— Templo  Mayor. —  (Ángulo  N  O). — Es  muy  interesante 
este  detalle  para  formar  juicio  acerca  de  la  construcción  an- 
gular del  edificio:  míranse  íos  nueve  escalones  ya  citados,  más 
amplio  en  latitud  el  inferior. 

100.— Templo  Mayor.— (Ángulo  SE).—  Representa  por  aquel 
rumbo  al  monumento,  antes  de  comenzar  los  trabajos  de  des- 
monte. 


55 

101.— Templo  Mnyor.— Vista  perspectiva,  tomada  al  final  de 
los  trabajos.  El  ángulo  que  en  primer  término  se  descubre 
plenamente,  es  el  S  E.  En  la  mesa  ó  plataforma  de  la  construc- 
ción descúbrense  algunas  almenas  y  restos  de  la  pequeña  fá- 
brica que  sobre  esta  plataforma  se  levantó. 

102. — Templo  del  Aire. —  Consta,  como  puede  verse  en  el  mo- 
delo en  relieve  (Plano,  letra  D),  de  una  escalinata  que  da  ac- 
ceso á  un  atrio  ó  macizo  rectangular,  en  cuya  parte  posterior 
se  encuentra  otro  macizo,  cuya  planta  es  un  círculo.  Hace  no- 
tar el  Sr.  Troncoso  que  la  fachada  principal  mira  al  Oriente, 
como  todas  las  de  estos  templos  redondos  que  pasan  por  ha- 
llarse, en  otro  tiempo,  consagrados  al  Dios  del  Aire  Quetzal- 
cóatl.  La  vista,  que  es  la  del  frente  del  monumento,  se  tomó 
antes  de  las  excavaciones. 

103.— Templo  del  Aire. — El  dibujo  representa  la  fachada 
posterior:  se  ve  el  cuerpo  de  planta  circular  de  que  se  ha  ha- 
blado, pudiendo  apreciarse  muy  bien  los  detalles  de  la  cons- 
trucción, la  cual,  según  entiendo,  se  ve  formada  por  grandes 
piedras  de  río,  cantos  rodados  más  bien  dicho:  estando  apla- 
nados los  paramentos  de  la  fábrica.  Los  árboles  enraizaron 
también,  como  se  ve,  dentro  del  propio  monumento. 

104. —  Templo  del  Aire. — Vista  escorzada,  la  cual  da  cabal 
idea  de  una  parte  del  conjunto  y  de  algunos  detalles  impor- 
tantes de  construcción. 

105.— Templo  del  Aire. — Excelente  detalle,  asimismo  intere- 
sante desde  el  punto  de  vista  de  la  construcción.  El  aplana- 
do, los  cantos  rodados  y  los  diversos  cuerpos  de  que  consta 
el  alzado  de  la  fábrica,  se  descubren  con  toda  limpieza  en  el 
dibujo. 


56 


SALA  III. 


106.— Retrato  del  Conquistador  Don  Fernando  Cortés.— Es 

una  pintura  al  óleo,  de  autor  anónimo,  que  mide  sin  el  marco 
0?196X0?167.  Representa  al  bravo  Capitán,  de  busto  ó  medio 
cuerpo,  con  rica  armadura  ataviado;  con  la  diestra  empuña  el 
bastón  y  en  la  izquierda  lleva  un  casco  con  gran  plumero.  El 
original  tiene  parecido  con  todos  los  retratos  que  del  Conquis- 
tador conocemos.  (69)  Parece  que  la  parte  del  lienzo  donde  se 
encuentra  la  figura  se  recortó  y  adhirió  posteriormente  á  la 
tela  que  completa  el  cuadro.  En  la  parte  superior  de  éste  se 
lee  lo  que  sigue,  con  caracteres  tal  vez  de  principios  del  siglo 
que  corre: 

El  Exmo.  Señor  D.  Fernando  Cortés  de  Monrroy  (sic).  Marqués  del  Valle 
de  Oaxaca,  Conquistador  desta  N.  E.  y  su  primer  Governador  y  Capitán  Ge- 
neral. 

«Era  Cortés  — dice  Bernal  Díaz — de  buena  estatura  y  cuer- 
po, y  bien  proporcionado  y  membrudo,  y  la  color  de  la  cara 
tiraba  algo  á  cenicienta  y  no  muy  alegre,  y  si  tuviera  el  ros- 
tro más  largo,  mejor  le  pareciera :  los  ojos  en  el  mirar  amoro- 
sos y  por  otra  graves;  las  barbas  tenía  algo  prietas  y  pocas  y 
ralas,  y  el  cabello,  que  en  aquel  tiempo  se  usaba,  era  de  la  mis- 
ma manera  que  las  barbas  y  tenía  el  pecho  alto  y  de  buena 
manera.»  Y  más  adelante:  «Los  vestidos  que  se  ponía  eran 
según  el  tiempo  y  usanza,  y  no  se  le  daba  nada  de  no  traer 
muchas  sedas  ni  damascos,  ni  rasos,  sino  llanamente  y  muy 
pulido.» 

Armas.—  En  el  ángulo  superior  izquierdo  del  cuadro,  cam- 


57 

pean  las  armas  de  D.  Hernando,*  concedidas  por  el  Empera- 
dor Carlos  V  en  7  de  Marzo  de  1525.  Según  la  parte  exposi- 
tiva de  la  ejecutoria,  (78)  estas  armas  son:  Escudo  cuartelado: 
Io,  de  plata  +  y  águila  bicéfala  de  sable,  explayada;  que  es  de  la 
Casa  de  Austria.  — 2o,  de  sable  y  tres  coronas  de  oro  en  me- 
moria de  los  tres  emperadores  aztecas,  y  de  sus  provincias, 
que  venció  Cortés;  cuales  son:  Moteczuma  II,  Cuitlahuátzin  y 
Cuauhtemótzin.— 3o,  de  gules  y  león  rampante  de  oro,  en  me- 
moria del  arrojo  y  valentía  con  que  remató  la  obra  de  la  Con- 
quista el  Capitán  de  la  falange  aventurera. — 4.°  Representa  á 
la  Ciudad  de  México  armada  sobre  agua,  en  recuerdo  también 
de  haberla  ganado  Cortés  y  sujetado  al  Imperio  del  cesar 
Carlos  V.  Según  la  ejecutoria,  el  blasón  debería  tener  bordu- 
ra  de  oro  cargada  de  siete  capitanes  y  señores  de  siete  pro- 
vincias de  los  alrededores  de  México,  caídas  bajo  la  férula 
conquistadora.  Sobre  el  todo  hay  un  escusón  de  oro  con  los 
palos  ó  barras  gules  de  Aragón;  bordura  de  éste  en  azur, 
cargada  de  ocho  cruces  de  plata,  de  Jerusalén;  que  es  de  la 
noble  casa  de  Monroy.*  No  he  podido  averiguar  la  primitiva 
procedencia  del  cuadro  que  nos  ocupa.  Cítasele  sin  nota  ni 
descripción  en  el  Catálogo  de  las  colecciones  histórica  y  ar- 
queológica del  Museo,  publicado  el  año  1882  en  los  Anales  del 
Museo  Nacional,  tomo  II,  pág.  461. 

107.— Hernán  Cortés  en  la  Veracruz.—  Pequeño  cuadro  al 
óleo,  apaisado.  Se  ve  en  él  á  Don  Hernando  y  tras'de  éste  á  sol- 
dados de  su  pequeño  ejército.  Recibe  en  la  playa  de  Chalchiu- 
cueyécan  §  ó  la  Veracruz,  los  presentes  enviados  por  el  sobe- 
rano de  México  Moteczuma  Xocoyótzin,  por  medio  de  una  no- 


*  Llámasele  indistintamente  Fernando,  Hernando  ú  Hernán. 

t  Algunos  lo  ponen  de  oro;  pero  el  texto  del  privilegio  es  muy  claro. 

%  Piferrer  en  su  Nobiliario  trae  dibujado  todo  el  escudo  con  el  escusón,  en  el 
tomo  IV,  lám.  LXXV,  núm.  1,711. 

§  Aun  cuando  la  Real  Academia  Española  prescribe  que  los  vocablos  llanos  termi- 
nados en  n  y  en  s  no  deben  llevar  acento  ortográfico,  me  aparto  de  esta  regla  en  las 
voces  mexicanas,  siguiendo  las  enseñanzas  de  mi  ilustre  amigo  y  maestro  el  Sr.  Don 
Francisco  del  Paso  y  Troncoso,  dada  la  tendencia  que  tenemos  á  volver  agudas  todas 
las  palabras  mexicanas;  por  ejemplo,  decimos:  Cnautitldn,  Teotihuacán,  Tepetitlán, 
en  lugar  de  Cuautitlan,  Teotihuácatt,  Tepetitlán.  Sabido  es  que  los  vocablos  nahuas 
son  graves  en  general. 

Guía.— 15. 


58 

ble  embajada.  La  pintura  parece  ser  de  fines  del  siglo  XVII  ó 
de  principios  del  XVIII.  Se  reprodujo  en  el  tomo  I  de  México 
á  través  de  los  siglos,  página  833. 

108.— Estandarte  de  la  Conquista  de  México.— Cuadro*  que 
representa  á  la  Virgen  María  en  busto,  ó  medio  cuerpo,  pinta- 
da sobre  un  damasco  rojo.  La  imagen  tiene  el  rostro  inclina- 
do hacia  la  diestra,  ceñida  la  cabeza  con  corona  de  oro,  cir- 
cuida aquélla  de  rayos  y  de  doce  estrellas;  las  manos  juntas 
en  actitud  de  ruego.  En  la  periferia  del  cuadro  se  lee  con  le- 
tra moderna  lo  que  sigue:  «este  estandarte  fue  el  que  trajo 

D.  FERNANDO  CORTÉS  EN  LA  CONQUISTA  DE  MÉXICO.» 

No  es  éste  el  lugar  de  discutir  si  en  efecto  la  leyenda  dice  la 
verdad,  siendo  impropio  asimismo  de  una  simple  Guía  sentar 
una  disquisición.  Dos  palabras  diré  tan  sólo  acerca  del  asunto. 
El  célebre  italiano  D.  Lorenzo  Boturini  publicó  la  descripción 
de  este  cuadro  en  su  Catálogo  del  Museo  Indiano,  asegurando, 
sin  probarlo,  ser  éste  el  estandarte  que  Cortés  dio  al  capitán 
general  de  los  Tlaxcaltecas  en  la  segunda  expedición — supone 
—que  hizo  contra  el  emperador  Moteczuma  Xocoyótzin.  Agre- 
ga que  en  la  primera  faz  del  damasco  se  encuentra  la  efigie  de 
la  Virgen,  y  en  la  segunda,  ó  en  el  reverso,  como  diriamos,  las 
armas  reales  de  Castilla  y  de  León.  La  tela  estuvo  en  poder  de 
Boturini,  quien  nos  dejó  en  las  sombras  las  pruebas  de  la  auten- 
ticidad del  llamado  estandarte,  y  por  ende,  las  de  su  origen.  El 
Sr.  Troncoso  desecha  la  opinión  de  que  ésta  fuera  la  enseña  pro- 
cedente de  Cuba,  bajo  la  cual  hubo  de  alistarse  la  falange  de  la 
Conquista,  fundado  en  que  ese  estandarte,  según  Bernal  Díaz, 
llevaba  una  cruz  de  ambas  partes,  cuyo  lema,  dice  Andrés  de 
Tapia  que  era  éste:  «amici  sequamur  crucem,  et  si  nos  fidem 
habemus,  in  hoc  signo  vincemus.»+  En  el  Catálogo  de  las  Co- 
lecciones histórica  y  arqueológica  de  nuestro  Museo,  se  cita  el 
ejemplar  que  consideramos,  pareciendo  desprenderse  de  lo  di- 
cho bajo  la  página  461  (Anales,  II),  que  los  autores  de  aquel 


*  Este  cuadro  es  una  copia  del  original  que  se  conserva  en  la  Dirección  del  Es- 
tablecimiento. 

t   Catálogo  de  la  Sección  de  México,  ya  citado.  II,  220. 


59 

inventario  aceptaron  de  hecho  la  autenticidad  y  originalidad 
de  la  pieza.  En  suma:  pudo  haber  servido  durante  la  Conquis- 
ta; pero  no  puede  afirmarse,  por  falta  de  datos,  que  tal  enseña 
fuera  la  que  trajo  Cortés  para  que  sirviera  de  estandarte  en 
su  empresa.  Es  sin  embargo,  un  ejemplar  curioso,  indudable- 
mente de  la  época,  y  que  merece  estudiarse. 

109.-  El  árbol  de  la  "Noche  triste."— Cuadro  al  óleo  debido 
al  pincel  del  Señor  Profesor  Don  José  María  Velasco."  Repre- 
senta el  Ahuehuete  (Taxodium  mucronatum,  Ten.)  bajo  el  cual, 
según  la  tradición,  lloró  Hernán  Cortés  la  rota  que  le  dieron 
á  su  hueste  en  la  calzada  de  Tlacúpan  (Tacuba)  los  guerreros 
acaudillados  por  Cuitláhuac,  la  noche  del  30  de  Junio  al  Io  de 
Julio  de  1520.  Aun  cuando  los  historiadores  consignan  el  he- 
cho, en  el  fondo  no  tiene  más  apoyo  que  la  tradición  popular; 
indicándonos  aquellos  escritores  que  Cortés  lloró  en  las  gra- 
das del  templo  de  Tlacúpan,  siendo  así  que  el  árbol  se  encuen- 
tra en  el  pueblo  de  Popotla,  al  Poniente  de  México.  «Pero,  por 
más  que  le  desautorice  la  Historia, —  dice  con  elocuencia  el 
Señor  Tron coso— tiene  ganada  su  causa  en  el  tribunal  del  pue- 
blo ese  árbol,  que,  añoso  y  vulnerado  por  el  tiempo,  no  se  ha 
visto  libre  tampoco  del  salvajismo  de  los  hombres,  para  que  se 
asemeje  del  todo  la  ruina  vegetal  que  representa  él,  á  esas  otras 
ruinas  de  construcciones  levantadas  antaño  por  los  indios  para 
gloria  de  su  raza,  y  que  ogaño  sus  descendientes  maltratan  y 
laceran  cada  vez  que  la  ocasión  se  les  presenta.  Habrá  veinte 
años  que  torpes  manos  quisieron  destruir  por  el  fuego  aquella  re- 
liquia vegetal,  mudo  testigo  del  desastre  de  Cortés;  y  fué  de  ver 
entonces  cómo,  unidos  mexicanos  y  españoles  por  el  mismo  sen- 
timiento de  veneración  y  de  afecto  hacia  lo  que  considera  el  pue- 
blo como  presea  de  la  Historia,  lucharon  por  salvarle  de  las  lla- 
mas, y  lo  consiguieron.  Estuvo  en  un  tiempo  dentro  del  atrio 
de  la  iglesia  de  Popotla.»  Hoy  la  iglesia  ha  desaparecido  y  al 
árbol  venerable  rodea  una  verja,  quedando  el  todo  en  una  pla- 
ceta del  pueblo.  A  un  lado  pasa  la  vía  férrea  de  los  ferroca- 
rriles del  Distrito,  para  Azcaputzalco  y  Tlalneplantla. 

La  pintura  del  Sr.  Velasco  está  hecha  el  año  1885. 


60 

110.  — Escudo  de  Armas  de  la  Ciudad  de  Tetzcoco. — Pintura 
bastante  maltratada  y  muy  curiosa,  pues  que  los  emblemas 
indígenas  que  en  ella  figuran  están  acomodados  al  blasón 
europeo.  La  describiremos  con  brevedad,  siguiendo  las  reglas 
de  éste.  Escudo  partido:  Io,  de  azur;  tiene  en  jefe  un  escaupil 
ó  peto  sobre  el  cual  posan  dos  aves;  en  punta  hay  dos  piezas: 
la  una  representa  un  chímal  ó  escudo,  arriba  del  que  se  en- 
cuentra una  macana  ó  espada  puesta  en  faja;  la  otra  es  un 
huehuetl  ó  tambor  de  guerra.  El  2o  escudo,  también  de  azur: 
en  jefe  se  ve  el  cerro  de  Tetzcoco,  encima  del  cual  descansa  el 
hombro  de  Acolhuácan;  en  punta  hay  un  plumero  puesto  en 
barra,  acompañado  de  dos  calli  ó  casas.  Bordura,  diremos  de 
plata:  en  la  mitad  izquierda  aparece  cargada  de  siete  cabezas 
de  indígenas,  y  en  la  de  la  diestra,  de  tres  ramas  floríferas. 
El  escudo  se  encuentra  sostenido  por  las  patas  de  un  lobo  ó 
coyote,  de  cuyo  cuerpo,  oculto  por  el  escudo,  sólo  se  ve  la  ca- 
beza. El  coyote  con  la  pata  delantera  derecha  empuña  una 
flecha  con  la  punta  hacia  abajo,  y  con  la  siniestra  embraza  un 
ohímal.  Remata  el  escudo  un  casco  indígena.  En  torno  del 
todo  se  advierten  dos  fajas  que,  partiendo  de  la  cimera,  ro- 
dean al  blasón  y  se  enlazan  en  la  parte  inferior:  la  faja  dies- 
tra representa  simbólicamente  al  agua;  la  de  la  izquierda  al 
fuego.  El  Sr.  Troncoso  es  de  opinión  que  en  este  escudo  se  ha 
querido  perpetuar  la  memoria  del  ilustre  rey  tetzcocano  Ne- 
sakualcóyotl,  por  los  diversos  emblemas  que  aquí  se  observan. 

Véase  para  mayor  inteligencia  el  cuadro  número  156  de  la 
Sala  IV. 

111. — Cota  de  malla. — Especie  de  camisa  formada  de  anilli- 
tos  de  fierro:  servía  para  defender  el  cuerpo.  Los  caballeros  la 
usaron  de  los  siglos  XI  al  XIV,  y  era  impenetrable  á  la  espa- 
da. La  cota  á  prueba  de  lanza  estaba  defendida  por  otra  ar- 
madura de  hierro. 

112.— Armadura  en  estado  de  fragmento:  faltan  diversas 
piezas  y  algunas  están  rotas.  La  armadura  toda  completa 
usada  á  fines  de  la  Edad  Media,  más  ó  menos  rica,  según  la 


61 

dignidad  de  la  persona,  cubría  para  la  defensa  al  cuerpo  todo: 
la  cabeza,  el  tronco  y  las  extremidades.  Defendíase  la  cabeza 
con  el  casco,  formado  á  su  vez  por  el  morrión,  que  era  el  cas- 
co propiamente  dicho  y  que  cubría  esta  parte  de  la  cabeza; 
por  la  visera,  que  defendía  el  rostro  sin  tapar  la  vista;  y  la 
babera,  que  resguardaba  la  boca,  barba  y  las  mandíbulas.  La 
parte  superior  del  morrión  era  la  cimera,  que  se  adornaba  con 
plumas  ó  con  otros  objetos.  El  yelmo  no  es  otra  cosa  que  un 
casco  asimismo  compuesto  de  las  piezas  citadas.  El  tronco 
se  hallaba  esencialmente  defendido  por  la  coraza,  compuesta 
de  peto  ó  armadura  del  pecho,  y  de  espaldar  ó  armadura  de 
la  espalda.  Los  brazos -se  cubrían  con  piezas  propias,  como 
puede  verse  en  el  objeto  que  tenemos  delante,  lo  mismo  que 
las  piernas.  Quedaban  defendidas  las  manos  por  los  guante- 
letes, que  eran  también  de  hierro  ó  de  acero.  Las  partes  de 
la  armadura  que  nos  ocupa  son  las  que  siguen:  Casco.  Pieza 
completa,  muy  pesada,  grabada.  Da  idea  cabal  de  los  cascos 
más  modernos  (siglo  XVI).  Muy  bien  conservado. — Peto  que 
se  dice  ser  del  capitán  español  Don  Pedro  de  Alvarado.  Es- 
tá roto  en  su  parte  superior;  la  pieza  se  halla  grabada  con 
mas  sencillez  que  el  casco  precedente;  en  varias  partes  se  ven 
incrustaciones  doradas.  En  un  medallón  esculpido  al  lado  dies- 
tro se  nota  semiborrada  la  figura  de  un  ginete  y  abajo  una 
inscripción  ó  un  nombre  que  no  se  entiende:  simétrico  á  este 
medallón  se  ve  otro  en  la  izquierda,  descubriéndose  parte  de 
un  ginete  semejante  y  los  cuartos  traseros  del  caballo;  abajo 
con  claridad  se  lee :  albarado. —  Espaldar  grabado,  con  incrus- 
taciones doradas;  más  sencillo  que  el  peto  anterior. — Dos  pie- 
zas para  cubrir  el  brazo,  grabadas,  con  bellas  labores:  una 
completa;  á  la  otra  le  falta  una  armadura  de  la  hombrera. — 
Dos  piezas  para  cubrir  las  piernas,  casi  lisas  y  bastante  usa- 
das. (Siglo  XVI). 

113.— Casco  y  peto.  — El  casco  está  grabado  y  en  regular  es- 
tado de  conservación.  El  peto,  enteramente  liso,  debe  haber 
sido,  por  su  calidad,  de  soldado  raso.  Ambas  piezas  pertene- 
cieron á  armaduras  distintas. 

Guía.-  16. 


62 

114.— Casco  y  peto. —  Casco  liso  sin  nada  de  notable;  le  fal- 
ta la  babera  ó  pieza  inferior  del  frente.  El  peto,  liso,  largo  y 
angosto:  en  el  lado  derecho,  cerca  de  la  línea  media,  tiene  una 
abolladura.  También  las  dos  piezas  no  pertenecieron  á  la  pro- 
pia armadura. 

115.  —  Espaldar  esculpido  muy  bellamente.  Le  falta  una  he- 
billa; en  buen  estado  de  conservación. 

llti.— Espaldar  liso,  maltratado,  sin  nada  de  notable  y  con 
diversas  abolladuras. — Todas  estas  piezas  se  citan  sin  especi- 
ficación detenida,  en  el  Catálogo  histórico  y  arqueológico  for- 
mado en  1882;  diciéndose  allí,  como  en  efecto  lo  es,  que  perte- 
necieron á  soldados  de  la  Conquista  de  México. 

117.-118.  — Instrumentos  de  suplicio,  llamados  generalmen- 
te garrotes.  El  aparato  117  consta  de  un  pie  derecho  de  ma- 
dera, en  cuya  parte  superior  está  montado  el  garrote,  que  es 
de  hierro:  atraviesa  perpendicularmente  al  pie  derecho  la  cor- 
bata que  se  ponía  al  reo  en  el  cuello:  en  la  parte  posterior  una 
rosca  sin  fin,  movida  por  una  palanca,  llamaba  hacia  ésta  á  la 
corbata,  que,  sujetando  el  cuello  del  individuo  contra  una  pie- 
za de  hierro  fija  en  el  pie  derecho,  lo  estrangulaba.  La  pieza 
118  se  halla  sin  montar,  y  puede,  como  en  la  anterior,  exami- 
narse su  sencillo  y  terrible  mecanismo.  La  pena  de  garrote 
era  infamante:  en  nuestra  Capital  se  aplicó  muchas  veces  en 
distintos  lugares  públicos  de  ella.  Habrá  treinta  años  que  que- 
dó abolida  en  México.  Algunas  naciones  todavía  la  usan. 

119.-120.— Espejos  que  se  hallaban  colocados,  respectivamen- 
te, sobre  los  ambones  de  la  Iglesia  de  San  Agustín  de  México 
(hoy  Biblioteca  Nacional).  Son  de  grandes  dimensiones:  al  cua- 
dro número  120  le  falta  la  luna.  Ambos  son  muy  decorativos. 

121.-123. — Tres  cajas  de  madera,  antiguas.  La  primera,  nú- 
mero 121,  rectangular,  en  forma  de  arca:  tiene  1™44  de  longi- 
tud por  0™!"$  de  latitud  y  0^74  de  altura.  Se  halla  toscamente 


63 

incrustada.  Tiene  cerraduras  y  clavos  que  dan  al  objeto  sa- 
bor de  mediados  de  la  centuria  pasada,  á  lo  sumo.  La  122  tie- 
ne figura  tumbada,  de  0^92  long.  por  0m50  lat.  y  O1?^  de  al- 
tura; está  toda  tallada  en  sus  caras  visibles.  En  el  centro  de 
la  superficie  convexa  de  la  tapa  se  ve  un  corazón  como  el 
de  la  orden  de  San  Agustín,  rematado  por  un  sombrero  epis- 
copal. Dos  de  las  cerraduras  son  modernas.  La  pieza  es  pro- 
bablemente de  fines  del  siglo  XVII  ó  de  principios  del  XVIII. 
La  123,  en  forma  también  de  baúl,  de  O™0^  por  0m41  y  0™60 
de  altura,  está  más  toscamente  tallada  que  la  anterior.  Es 
quizá  de  factura  menos  antigua. 

123  a.— Campana  de  bronce,  de  0™68  de  alt.  y  lróO  de  cir- 
cunferencia en  la  base.  En  la  superficie  lateral  lleva  de  re- 
lieve la  siguiente  inscripción: 

1627  años  |  |  Roq.  Cabañero  |  |  &  Iu°  matheo  Alcaldes. 

Abajo,  un  JHS  sobre  el  que  destaca  la  imagen  de  la  Virgen 
María.  Igualmente  abajo  de  lo  anterior,  esta  leyenda: 

Alabado  sea  el  Ss.mo  Sacram.to  y  la  Concepción  de  Nha.  S.Ra  concebida 
sin  mancha  de  pecado  original. 

124. — Escaparate  pequeño.  — Contiene  diez  piezas  metálicas 
antiguas,  numeradas  con  cifras  romanas  en  el  siguiente  orden: 

1.— Campana,  de  0™12  de  altura  y  0^18  de  diámetro  inferior. 
El  mango  ó  perilla  está  formado  por  dos  figurillas  humanas,  uni- 
das por  la  espalda.  En  el  borde  superior  externo  de  la  campa- 
na hay  una  inscripción  realzada  que  dice:  divo  carolvs  v  ce- 
sari.  En  el  centro  periférico  de  la  pieza  se  ven  diversos  relie- 
ves, descollando  imperfectamente  las  armas  de  la  casa  de  Aus- 
tria; cerca  del  borde  externo  inferior  aparece  un  adorno  en  for- 
ma de  flores  de  lis  vueltas  hacia  abajo.  El  conjunto  es  bello: 
me  inclino  á  suponer,  sin  afirmar,  que  la  pieza  es  del  siglo  XVI. 

II  y  III. — Dos  puntas  de  lanza.  La  primera  tiene  0!"24  de 
longitud,  en  regular  estado  de  conservación.  La  segunda, 
de  0™10,  parece  haber  estado  enterrada  en  lugar  húmedo  du- 
rante algún  tiempo,  dado  el  aspecto  que  presenta. 


64 


IV  y  V. —  Dos  puñales.  El  primero,  de  0m31  de  longitud  ex- 
cluyendo el  puño,  tiene  la  hoja  carcomida;  en  el  anverso,  gra- 
bada esta  leyenda:  salvator  mvndi,  y  en  el  reverso  protector 
mevs.  El  puño  es  grande.  El  número  V,  de  0^21  sin  contar 
con  el  puño.  La  hoja  muy  carcomida.  Parece  que  la  pieza  es 
coetánea  de  la  anterior. 

VI. —  Pujavante,  instrumento  de  hierro  que  sirve  para  cor- 
tar el  casco  de  las  bestias.  En  la  superficie  anterior  de  la  pala 
tiene  un  escudo  real;  en  la  posterior  una  águila  bicéfala  coro- 
nada. En  el  astil  dice:  señor  francisco  serano.  El  año  está 
borrado:  parece  ser  moderna  la  pieza.  Le  falta  el  mango  de 
madera  donde  se  encaja  el  astil. 

VII.— Llave  antigua  con  singulares  adornos  en  los  dientes. 
Longitud  0ÍM75. 

VIII.  — Estribo  antiguo,  procedente  de  Soconusco.  Es  de 
bronce;  en  la  planta  tiene  una  perforación  exagonal  reciente. 

IX  y  X. — Dos  espuelas  antiguas  en  muy  buen  estado  de 
conservación. 


SALA  IV. 


Este  departamento  contiene  objetos  distribuidos  en  cuatro 
secciones:  la  primera  comprende  copias,  excepto  una,  de  códi- 
ces indígenas  posteriores  ala  Conquista  de  México;  la  segunda, 
cuadros  originales  con  diversos  asuntos  históricos;  la  tercera 
es  una  pequeña  sección  de  Heráldica  mexicana;  y  la  cuarta  es 
de  fotografías,  dispuestas  en  facistoles  ó  cuadros  centrales. 

125.— Introducción  de  la  Justicia  española  en  Tlaxcala. — Có- 
dice original  en  papel  europeo.  Encabézale  una  leyenda  en 
mexicano,  cuyo  texto  y  traducción  castellana  respectiva  se  in- 
sertan en  la  nota  (71 ).  En  el  cuadro  se  ven  figuras  de  indios  y  de 
españoles,  cada  una  de  ellas  con  su  nombre  correspondiente. 


65 

Figuran  allí  el  corregidor  Hernando  de  Saavedra,  el  escri- 
bano Juan  Sánchez,  Alonso  de  Saucedo,  Gonzalo  Casco  y  otros, 
en  número  de  veinticuatro.  La  leyenda  explica  ampliamente  el 
verdadero  significado  de  este  cuadro. 

126.  — Lienzo  de  Sevina. — Copia  moderna  á  la  acuarela,  sa- 
cada del  original  perteneciente  al  Museo  Michoacano.  Es  un 
códice  tarasco  toscamente  dibujado,  en  el  cual  aparecen  frai- 
les, clérigos,  ginetes,  indios  en  su  traje  primitivo,  fundaciones 
diversas,  caminos,  arboledas  y  otros  asuntos  curiosos,  entre 
los  cuales  se  ven  las  colinas  artificiales  con  escalones  en  su 
fachada,  llamadas  yácatas.  El  lienzo  original  se  conservó  en 
el  pueblo  de  Sevina  (Siuinam),  en  la  sierra  de  Michoacán,  dis- 
trito de  Uruapan:  se  halla  pintado  sobre  tela  de  algodón.  El 
Sr.  Dr.  Don  Nicolás  León  cree  que  la  pintura  representa  una  de 
tantas  competencias  habidas  entre  clérigos  y  frailes  en  el  si- 
glo XVI  con  motivo  de  las  doctrinas  de  los  indios,  según  puede 
verse  claramente  en  el  asunto  central  del  lienzo  que  nos  ocupa. 

127.— Lienzo  de  Puácuaro.— Copia  igualmente  moderna,  sa- 
cada del  original  perteneciente  á  los  indios  de  Puácuaro,  pue- 
blo ubicado  á  orillas  de  la  laguna  de  Pátzcuaro  (E.  de  Michoa- 
cán). Está  en  tela  de  algodón  y  pintado  con  colores  como  el 
anterior.  Débese  la  copia  al  Dr.  Don  Nicolás  León,  no  habién- 
dose podido  todavía  estudiar  las  leyendas  tarascas  que  el  ori- 
ginal contiene.  La  disposición  de  los  asuntos  del  códice  es 
bastante  curiosa:  represéntanse  campos,  personajes,  fundacio- 
nes ó  fábricas,  entre  las  cuales  descuella  en  el  centro  una  pi- 
rámide de  cinco  pisos  coronada  por  el  fuego  encendido  en  ho- 
nor de  los  dioses. 

128.— Lienzo  de  Nahuatzen.—  Copia  exacta  de  pintura  tosca, 
como  las  anteriores,  de  un  códice  tarasco  perteneciente  al  Mu- 
seo Michoacano.  Hay  que  colocarlo  en  diversas  posiciones 
para  estudiarlo.  Según  el  Dr.  León,  representa  acontecimien- 
tos militares  coetáneos  á  la  conquista  de  Michoacán.— Es  un  do- 
cumento interesante  que  tiene  detalles  muy  dignos  de  estudio. 

Guía.-17 


66 

129.— Mapa  de  San  Pedro  Tlacotépec. — Es  copia  de  otra  co- 
pia mandada  sacar  por  el  Sr.  Gobernador  de  Tlaxcala,  Coronel 
Don  Próspero  Cahuántzi,  del  original  que  se  conserva  en  el  pue- 
blo citado.  El  conjunto  se  halla  más  bien  dispuesto  que  en  los 
anteriores,  y  la  ejecución  es  muy  superior.  En  el  centro  del  cua- 
dro aparece  el  príncipe  de  los  Apóstoles,  que  da  nombre  al  pue- 
blo. En  la  parte  superior  se  levanta  una  iglesia,  al  lado  de  la 
cual  figura  la  fecha  1535  anos,  y  otros  detalles  bien  representa- 
dos. Descuella  en  la  parte  media  un  escudo  de  armas  singular. 
Abajo  se  ve  á  Cortés  con  Doña  Marina,  y  cerca  de  ellos  el  caci- 
que Don  Bartolomé.  El  todo  está  como  limitado  por  una  faja  de 
tierra  bastante  perceptible.  Es,  finalmente,  un  códice  y  un  plano. 

130.  -Mapa  de  Santa  Fe  de  la  Laguna.  (Michoacán.)  —  Copia 
moderna,  sacada  del  original  en  pergamino  existente  en  dicho 
pueblo.  En  la  parte  inferior  del  cuadro  se  destaca  el  borde  sep- 
tentrional de  la  laguna,  que  limita  las  tierras  del  pueblo  por  el 
Sur.  En  el  terreno  se  ven  distintas  líneas  como  caminos.  Al 
NO.  aparecen  las  sementeras,  al  N.  tierras  disputadas,  según 
se  dice  en  la  leyenda  transcrita  en  esta  misma  copia;  inscrip- 
ción que  explica  el  contenido  del  lienzo,  y  que  el  estudioso 
lector  hallará  reproducida  en  la  nota  (72)  de  esta  Guía. 

131. — Plano  de  Cholula.— Es  copia  de  un  pequeño  cuadro 
que  perteneció  al  Sr.  Don  Joaquín  García  Icazbalceta:  el  ori- 
ginal es  de  papel  europeo,  y  forma  parte  de  las  Relaciones 
estadísticas  del  siglo  XVI  mandadas  hacer  por  el  licenciado 
Juan  de  Ovando,  por  encargo  de  Felipe  II.  El  plano  en  cues- 
tión está  dividido  en  veinticuatro  rectángulos  que  muestran 
en  conjunto  la  planta  de  la  Ciudad.  En  el  centro  se  ve  la  igle- 
sia: es  curiosa  la  perspectiva  de  las  bardas  del  atrio,  las  cua- 
les aparecen  abatidas,  como  se  observa  en  la  representación 
de  murallas  y  construcciones  de  este  género  en  los  dibujos 
indígenas.  Frente  á  la  iglesia  y  fuera  del  atrio  hay  una  plaza 
adornada  con  una  fuente.  En  torno  hállanse  distribuidas  seis 
cabeceras,  cada  una  con  su  número  de  orden,  nombre  respec- 
tivo y  capilla.  En  uno  de  los  rectángulos  de  la  primera  fila  su- 


67 

perior  se  encuentra  el  jeroglífico  indígena  de  la  Ciudad,  bajo 
el  que  se  lee  Tóllan  Cholólan.  Merece  estudiarse. 

132.— Linderos  del  pueblo  de  Mizquiahuala.—  Copia  moderna 
del  original  en  pergamino  de  la  propiedad  del  Sr.  Don  Joaquín 
García  Icazbalceta;  original  que  forma  parte  de  las  delaciones 
estadísticas  citadas  en  el  número  anterior.  El  pueblo  perte- 
nece á  la  jurisdicción  de  Tula,  en  el  hoy  Estado  de  Hidalgo, 
y  se  le  ve  representado  en  el  centro  del  plano. 

133.— Plano  topográfico  del  señorío  de  Coatlichan.— Copia 

moderna  del  original  en  papel  de  maguey,  que  es  hoy  de  pro- 
piedad de  nuestro  Museo;  habiéndose  colocado  en  esta  Sala 
dicha  copia  por  datar  el  repetido  original  de  la  segunda  mitad 
del  siglo  XVI.  En  su  centro  se  halla  el  pueblo  de  Coatlichan, 
en  torno  del  que  se  ven  todos  los  demás  que  forman  el  señorío, 
cada  uno  con  su  respectivo  nombre.  Limítale  por  la  parte  in- 
ferior una  corriente  de  agua,  y  por  la  superior  una  fila  de 
magueyes  (Agave  americana).  Fué  reproducido  el  plano  en 
cromolitografía  al  frente  de  la  página  516  del  tomo  I  de  la 
obra  México  á  través  de  los  siglos. 

134.— Plano  de  Tehuantépec. — Copia  moderna  al  óleo  de 
una  pintura  facilitada  por  el  Sr.  Presidente  de  la  República, 
Gral.  Don  Porfirio  Díaz  (llWXO^O).  Con  grandes  letras  se 
lee  sobre  el  azul  del  Océano  Mar  mediterráneo  (sic),  desco- 
llando un  buque  de  vela  anclado.  El  plano  es  muy  imperfecto: 
data  quizá,  según  diversas  opiniones,  de  los  comienzos  del 
siglo  próximo  anterior,  ó  de  fines  del  decimoséptimo  alo  sumo. 
Señala  tres  lugares  principalmente:  el  primero,  es  la  isla  de 
San  Francisco  Ixkuatan;  el  segundo,  «el  lugar  donde  existe 
Ixhuatan,»  hoy  San  Francisco  del  Mar;  y  el  tercero,  «donde 
existe  hoy  San  Dionisio  del  Mar.-»  Cerca  del  extremo  izquierdo 
del  mapa  (derecha  del  observador),  se  encuentra  la  ubicación 
de  Tehuantépec.  Concédese  á  esta  pintura  importancia  desde 
el  doble  punto  de  vista  de  la  historia  regional,  y  de  la  del  arte 
en  México.  Carece  de  interés  meramente  científico. 


68 


CUADROS  ORIGINALES. 


135.—  Plano  de  la  Ciudad  de  México. —  Pintura  de  la  primera 
mitad  del  siglo  decimoctavo:  tiene  dos  metros  de  longitud 
por  lm29.  Es  bastante  curioso:  representa  en  perspectiva  la 
Capital  de  la  entonces  Nueva  España;  encuéntrase  orientado, 
como  algunos  planos  indígenas,  con  el  Norte  á  la  izquierda 
del  observador:  una  vista  rápida  sobre  el  plano  nos  hace  ver 
todavía,  en  el  centro,  á  la  Catedral  sin  sus  torres;  la  plaza 
principal  ocupada  por  la  mole  del  Parián,  y  el  hacinamiento 
de  cajones  ó  tiendas  que  á  la  sazón  la  cubrían;  mírase  asimismo 
la  tremenda  horca  y  la  acequia.  Por  otro  lado  se  levantan 
los  conventos  entonces  existentes,  los  acueductos  y  otros  mu- 
chos puntos  que,  ó  han  desaparecido,  ó  se  han  reformado  por 
completo.  Obsérvase  todavía  el  arco  de  San  Agustín,  que  dio 
nombre  á  esa  calle.  En  suma:  el  cuadro  es  muy  interesante 
para  la  historia  de  nuestra  Capital.  La  leyenda  que  se  ad- 
vierte en  el  ángulo  superior  derecho  de  la  tela,  se  reproduce 
íntegra  en  la  nota  (73). 

136.— Plano  del  desagüe  del  Valle  de  México,  por  Huehuetoca. 

— Otro  ejemplar  curiosísimo  de  la  segunda  mitad  del  próximo 
pasado  siglo,  es  el  que  tiene  á  la  vista  el  visitante.  Represén- 
tanse  en  perspectiva  las  magnas  obras  de  este  desagüe,  y  el 
conjunto  nos  da  buena  idea  de  la  configuración  en  los  planos 
topográficos  de  la  época.  El  cuadro  que  nos  ocupa  está  orien- 
tado con  el  Norte  á  la  derecha  del  observador.  Al  Sur  se  ve 
la  Ciudad  de  México,  algunas  de  las  calzadas  que  parten  de 
ella,  las  lagunas  principales  de  Tetzcoco,  San  Cristóbal  (San 


69 

Xptobal).,  Zumpango  y  Coyotepec;  los  diversos  ríos  del  sep- 
tentrión del  Valle,  que  bajan  de  las  montañas;  los  albarrado- 
nes  construidos  para  detener  las  aguas;  el  tajo  de  desagüe; 
pueblos  y  puntos  notables.  En  la  parte  superior  está  el  perfil, 
latitud  y  profundidad  de  los  tajos,  etc.  La  inscripción  que  se 
ve  en  el  extremo  derecho  de  la  tela,  se  inserta  en  la  nota  (74). 
El  lienzo  mide  2m51  X  1™94. 

137.  — Plano  de  la  Alameda  de  la  Ciudad  de  "Méxie».— lm89X 
1^02.  Curiosísimo;  pintado  por  Joseph  María  de  la  Bastida. 
Pueden  verse:  la  cerca  que  rodeaba  aquel  hermoso  paseo; 
las  puertas,  que  en  número  de  cinco,  le  daban  entrada;  las 
fuentes  y  otros  detalles.  Los  camellones  tienen  allí  el  mismo 
trazo  que  conservan  hoy  en  día.  Son  notables  las  formas  de 
los  coches  de  entonces,  y  los  personajes  representados  en  el 
plano,  que  están  con  los  trajes  característicos  de  la  época.  Al 
pie  del  conjunto  aparece  la  leyenda  que  sigue,  trascrita  con 
su  propia  originalísima.  ortografía.  Dice  así: 

Plan  iconográfico  de  la  alameda  de  la  nobilissima  ciudad  de  mexico  echo 
el  año  de  1778.  Tiene  por  el  lado  del  Norte  89.  pilastras  de  5.  baras  de  alto,  y 
una  en  cuadro,  la  distancia  que  hai  de  una  a  otra  son  5.  baras;  por  el  lado 
del  Oriente  tiene  33.  con  el  dicho  arreglo  del  Norte ;  por  el  lado  del  Sur  tiene 
87.  en  el  propio  arreglo,  asia  su  mediación  tiene  una  puerta  que  ocupando  11. 
baras  de  citio,  deja  para  el  Oriente  45.  pilastras,  y  para  el  Poniente  42.  por  el 
lado  del  Poniente  36.  con  el  referido  arreglo. 

138  á  140.— Retratos  de  los  jueces  de  la  Acordada  (75) —Tres 
lienzos,  de  lm05X0m85  recientemente  restaurados  por  el  Sr. 
Profesor  Don  José  María  Velasco.  Todos  son  pintados  por  el  ar- 
tista José  de  Paez.  El  138  representa  á  Don  Miguel  Velázquez 
de  Lorea:  viste  uniforme,  empuña  con  la  diestra  un  bastón.  Al 
pie  se  lee: 

V.ro  R.to  del  S.r  D.n  Miguel  Velazquez  de  Lorea,  primero  Juez  del  R.l  Tri- 
bunal de  la  Acordada,  Alcalde  provincial  de  la  Santa  Hermandad  de  la  Go- 
vernacion  de  la  N.a  España,  N.  Galicia,  N.  Viscaya,  y  Guarda  maior  de  sus 
Caminos,  desde  su  Erección  que  fue  en  el  año  de  1719.  hasta  Septiembre  de 
1732.  en  que  falleció. 

GuíA.-ia 


70 

El  cuadro  139,  representa  á  Don  José  Velázquez  de  Lorea, 

igualmente  con  uniforme,  en  actitud  semejante  á  la  del  perso- 
naje anterior.  Al  pie: 

V.ro  R.to  del  S.r  D.n  Joseph  Velasquez  de  Lorea  Ten.te  Coron.l  de  los  R.s 
Exercitos.  Alguacil  m.or  del  S.to  Oficio,  Segundo  Juez  del  R.l  Tribunal  de  la 
Acordada,  Alcalde  provincial  de  la  Sta.  Hermandad  de  la  Governacion  de 
la  N.a  España,  N.  Galicia,  y  N.  Viscaya,  y  Guarda  m.or  de  sus  Caminos,  desde 
Octubre  de  1732.  hasta  Marzo  de  1756.  en  que  falleció. 

El  del  número  14Ges  el  retrato  de  Don  Jacinto  Martínez  de 

Concha:  viste  uniforme  y  tiene  blanca  peluca.  Al  pie: 

V.ro  R.to  del  S.r  D.n  Jazinto  Martínez  de  la  Concha  del  Consejo  de  S.  M. 
su  oydor  honorario  en  la  R.l  Audiencia  de  México,  Terzero  Juez  d.l  R.l  Tri- 
bunal de  la  Acordada,  Alcalde  provincial  de  la  Santa  Hermandad  de  la  Go- 
vernacion de  la  N.a  España,  N.  Galicia  y  N.  Viscaya,  Guarda  mayor  de  sus 
Caminos  y  Juez  privat.vo  de  Bebidas  prohibidas,  desde  Abril  de  1756.  hasta 
Octubre  de  1774.  en  que  falleció. 

141.— Retrato  del  Dr.  Don  Juan  José  de  Eguiara  y  Eguren.— 

Ilustre  mexicano,  á  quien  antes  que  á  muchos  debiera  habér- 
sele erigido  un  monumento.  Nació  en  la  Ciudad  de  México  en 
Febrero  de  1696,*  falleciendo  cubierto  de  gloria  en  29  de 
Enero  de  1769.  Fué  uno  de  los  escritores  más  fecundos  y  eru- 
ditos que  llenaron  con  su  nombre  en  el  siglo  XVIII  la  historia 
literaria  de  la  Nueva  España;  siendo  el  timbre  más  brillante 
del  Señor  Eguiara  el  haber  defendido  á  su  patria  de  los  ata- 
ques infundados  del  Deán  de  Alicante,  el  cual  trataba  á  Mé- 
xico, en  una  carta  latina,  como  á  vasto  desierto  literario,  en 
el  que  no  sólo  no  había  cuerpos  docentes  ni  bibliotecas,  ni  ins- 
titutos, sí  que  mucho  menos  estudiantes.  Nuestro  Eguiara  con- 
testó con  el  tomo  I  de  su  Bibliotheca  Mexicana,  por  no  haberle 
alcanzado  la  vida  para  concluir  su  obra,  que  años  después  con- 
tinuó bajo  otra  forma,  pero  con  el  mismo  plan,  el  Dr.  Don  José 
Mariano  Beristain.  Véase  la  nota  (76). 


*  Véase  en  el  Renacimiento  — 1894—  págs.  25,  56  y  121,  mi  artículo  acerca  del  Dr 
Eguiara. 


71 

142.— Retrato  de  Sor  Juana  Inés  de  la  Cruz.  —  Célebre  monja 
llamada  en  el  siglo  Inés  de  Asbaje,  cuyo  lugar  de  nacimiento 
se  ha  controvertido.  Parece  haber  nacido  en  San  Miguel  Ne- 
pantla  á  fines  de  1651.  Murió  en  el  Convento  de  San  Jerónimo 
de  México  á  17  de  Abril  de  1695.  Se  distinguió  por  la  agude- 
za de  su  ingenio,  por  su  talento  esclarecido  y  por  sus  obras 
literarias  por  todas  partes  conocidas.  Fué  hermosa,  como  en 
la  tela  se  advierte;  y  al  desplegar  su  inteligencia,  se  vio  en- 
vuelta por  las  preocupaciones  de  la  época,  y  frente  á  la  tiran- 
tez de  su  estado  religioso.  El  lienzo  que  nos  ocupa  mide  2m07 
Xlm48  y  es  obra  del  artista  Don  Miguel  Cabrera;  el  marco 
que  lo  encuadra  se  puso  posteriormente:  fué  comprado  á  un 
particular.  La  tela  procede  del  mismo  Convento  de  San  Jeró- 
nimo. Véase  la  nota  (77). 

143.— Retrato  del  Dr.  Don  Antonio  López  Portillo. — Fué  uno 

de  los  más  insignes  mexicanos  del  siglo  decimoctavo,  cuya  ex- 
celsa fama,  debida  á  su  ilustración  y  su  talento,  originó  su 
desgracia,  labrada  por  la  envidia.  Nació  en  Guadalajara  (Mé- 
xico), fué  ilustre  colegial  de  San  Ildefonso,  doctorándose  en 
nuestra  Universidad  en  las  cuatro  facultades  cuyos  capelos 
y  borlas  se  observan  en  este  cuadro:  blanco,  Teología;  verde, 
Cánones;  rojo,  Derecho  civil;  azul,  Filosofía.  Falleció  en  Es- 
paña siendo  canónigo  de  la  Catedral  de  Valencia,  traje  con  el 
cual  se  le  ha  representado  en  la  tela.  Ésta  es  obra  del  artista 
Mariano  Vázquez.  La  leyenda  que  tiene  nos  obvia  seguir 
hablando  acerca  del  Sr.  López  Portillo. — La  inscripción  se  ha- 
llará en  la  nota  (78). 

144.— Retrato  del  Padre  Francisco  Javier  ClaYigero,  de  la 

Compañía  de  Jesús.  Dimensiones  0m94X0m69. — Es  obra  de 
pincel  italiano,  hecha  en  Roma  el  año  1779,  según  parece, 
pues  está  roto  el  lugar  del  año  y  el  del  nombre  del  artista. 
Represéntasele  con  el  traje  de  la  Compañía.  En  la  mano  iz- 
quierda tiene  la  figura  un  papel  donde  se  lee:  «Retrato  del 
Abate  Francisco  Xavier  Clavigero.  Nació  en  Veracruz  en  1731 
á  9  de  Septiembre,  y  murió  en  Bolonia  á  5  de  Abril  de  1787.» 


72 

Fué  el  P.  Clavigero  un  jesuíta  ilustre,  á  quien  tocó  el  extra- 
ñamiento ordenado  por  Carlos  III  en  sus  dominios  el  año  1767. 
Lejos  de  la  patria  nuestro  Clavigero  escribió  en  italiano  su 
estimadísima  Historia  Antigua  de  México.  El  nombre  de  este 
sabio  sacerdote  figura  entre  los  de  nuestros  más  distinguidos 
é  ilustrados  historiadores.  Dignísima  es  su  efigie  de  figurar 
en  primer  término  en  esta  Galería.  (79) 

145.  —  Retrato  de  Don  José  Gómez  de  la  Cortina,  Conde  de  la 
Cortina.— 0m95X0m70.— Pintado  en  1839  por  Don  J.  Corral. 
Se  ve  al  Conde  de  uniforme;  la  mano  izquierda  apoyada  sobre 
una  esfera  terrestre.  Don  José  Gómez  de  la  Cortina  fué  un  sabio 
mexicano,  ilustre  en  las  ciencias  y  en  las  letras.  Nació  al  ter- 
minar el  pasado  siglo,  y  falleció  en  México  á  principios  de  la 
segunda  mitad  de  la  centuria  actual. 


HERÁLDICA.* 


146.— Armas  de  España. — Se  hallan  representados  en  un  da- 
masco en  forma  de  guión,  bordado  de  oro,  plata  y  colores,  con 
fleco  de  seda  y  borlas.  Tiene  0m81  X0m52.  En  el  centro  cam- 
pea el  escudo,  de  mediana  ejecución,  y  que  en  seguida  se  des- 
cribirá. En  la  parte  superior  de  éste  hay  una  leyenda  borda- 
da que  dice:  c arlos  primero  de  españa  y  v  del  imperio;  ins- 
cripción que  no  tiene  razón  de  ser  en  manera  alguna,  pues 
esas  armas  no  son  las  usadas  por  aquel  monarca,  ni  tampoco 
significa  que  el  guión  haya  pertenecido  á  algún  batallón  ó  re- 
gimiento que  llevara  el  nombre  de  Carlos  V.  Además,  la  le- 


*  La  sección  formada  con  las  pocas  piezas  originales  que  poseemos,  no  se  instala 
todavía  convenientemente:  lo  estará  en  un  departamento  especial,  junto  con  los  mo- 
netarios que  poco  á  poco  vamos  completando. 


73 

yenda  indica  absoluta  falta  de  cultura  en  quien  la  escribió:  el 
vocablo  carlos  termina  en  f  (sic),  y  la  palabra  españa  tiene 
asimismo  f  en  lugar  des,  imitando  á  esta  consonante  larga.  Li- 
mitándonos á  la  descripción  de  las  armas  referidas,  hela  aquí: 

Escudo  partido  de  uno,  cortado  de  dos:  El  Io,  de  oro  y  cua- 
tro palos  gules;  que  es  de  Aragón  moderno;  partido  y  flan- 
queado, jefe  y  punta  de  oro,  y  cuatro  palos  gules;  flancos  de 
plata  y  águila  esplayada  de  sable,  coronada  de  oro,  y  mem- 
brada  de  gules;  que  es  de  Sicilia. —  2o,  gules  y  faja  de  plata; 
que  es  de  Austria  moderna;  partido  de  azur,  sembrado  de  flo- 
res de  lis  de  oro,  y  bordura  componada  (80)^  cantonada  de  pla- 
ta y  gules;  que  es  de  Borgoña  moderna. — 3o,  de  oro  y  seis  fio- 
res  de  lis  de  azur:  tres,  dos,  una;  que  es  del  Ducado  de  Parma. 
— 4o,  de  oro  y  cinco  bolas  gules;  dos,  una,  dos,  y  un  tortillo  de 
azur  en  jefe,  cargado  de  tres  flores  de  lis  de  oro;  que  es  de  los 
Médicis  ó  del  Ducado  de  Toscana.— 5o,  bandado  de  oro  y 
azur,  bordura  gules;  que  es  de  Borgoña  antigua. — 6o,  de  sable 
y  un  león  de  oro,  coronado  de  lo  mismo,  linguado  y  armado 
de  gules;  que  es  de  Bravante. — Entado  en  punta  de  oro  y  un 
león  de  sable  linguado  y  armado  de  gules;  que  es  de  Flandes; 
partido  de  plata  y  una  águila  de  gules,  coronada,  picada  y 
membrada  de  oro,  cargado  el  pecho  de  un  creciente  trebolado 
de  lo  mismo;  que  es  del  Tirol.— Sobre  el  todo,  escudo  contra- 
cuartelado,  con  las  armas  de  Castilla,  de  León  y  de  Grana- 
da, que  fácilmente  se  reconocen. — Sobre  el  todo  del  todo,  es- 
cusón  de  azur,  con  tres  flores  de  lis  de  oro,  y  la  bordura  de 
gules;  que  es  de  Anjou. — En  torno,  el  collar  del  Toisón  de  oro, 
rematando  el  escudo  por  la  corona  real.  (81) 

147.— Heráldica  indígena. — Este  cuadro  comprende  tres  pie- 
zas numeradas  respectivamente. 

1.— Divisa  de  la  familia  Citlalpopocdtzin.—  E\  dibujo  es 
muy  rudimental:  en  él  se  ve  una  estrella  despidiendo  humo, 
lo  cual  da  el  nombre  mexicano  de  aquel  personaje,  señor  de 
Quiahuíztlan  en  Tlaxcala:  «el  señor  de  la  estrella  que  humea.» 

Guía..-  19 


74 

2.— Divisa  déla  familia  de  Tlehuexolótsin,  señor  de  Tepe- 
tícpac,  en  Tlaxcala. —  El  dibujo  es  también  muy  rudimental. 
Mírase  en  la  punta,  como  si  dijéramos,  á  un  pavo  de  corral 
ó  guajolote  nuestro,  haciendo  la  rueda  sobre  unas  macanas  ó 
espadas  indígenas.  Metafóricamente  quiere  decir  el  conjunto, 
según  el  Sr.  Troncoso,  Tlehuexolótsin:  «el  señor  del  pavo 
animoso.» 

3. — Armas  del  pueblo  de  San  Pedro  Tlacotépec. —  Son  las 
mismas  que  se  advierten  en  el  cuadro  número  129.  Es  cuar- 
telado, bastante  curioso:  cada  figura  reprenta,  en  sentir  del 
Sr.  Troncoso,  los  emblemas  de  cada  uno  de  los  barrios  en  que 
primitivamente  se  vieron  divididos  estos  pueblos;  divisa  tal 
vez  ideada  por  los  propios  indígenas  del  pueblo. 

148. —  El  cuadro  comprende,  como  el  anterior,  otras  tres 
piezas,  dos  de  las  cuales  hacen  juego  con  las  1  y  2  ya  citadas. 

4. — Divisa  ó  escudo  de  la  familia  Maxixcátmn. — Muy  tosco 
y  rudimental:  allí  se  ve  una  casa  sobre  un  terraplén,  símbolo 
de  señorío,  frente  á  una  cuescomate  ó  troje,  símbolo  de  mer- 
cado, por  llamársele  también  á  Maxixcátzin  Tiánquis-Tlato- 
huátsin.  Era  señor  de  Ocotelolco  (de  la  antigua  Tlaxcala). 

5. — Escudo  de  la  familia  Xicoténcatl. —  Colgando  de  las  ra- 
mas de  un  árbol  se  ve  una  colmena,  junto  á  la  cual  hay  una 
mano  que  empuña  una  cuchara.  El  Sr.  Troncoso  da  esta  eti- 
mología: «el  que  cuida  la  boca  ó  entrada,  ten -cali,  de  las  abe- 
jas ó  jicotes,  xicb-tli.-» 

6. — Armas  de  la  ciudad  de  Tlaxcala. — Fueron  concedidas 
por  el  Emperador  Carlos  V.  Es  un  escudo  rojo  con  castillo  de 
oro;  en  la  torre  del  homenaje  flota  el  pabellón  imperial.  Tiene 
bordura  de  plata  con  las  insignias  de  la  ciudad  de  Tlaxcala, 
viéndose  las  cifras  I,  K  y  F,  iniciales  de  los  nombres  Juana, 
Carlos  (Karolus)  y  Felipe,  soberanos  y  príncipe,  respectiva- 
mente, de  la  monarquía. 

149.— Armas  de  Don  Fernando  Cortés.— Ya  se  describieron 
al  hablar  del  cuadro  número  106.  Véase  la  nota  (70). 


75 

150.— Armas  del  conquistador  Jerónimo  López. — Se  tomaron 
del  Nobiliario  de  Piferrer,  tomo  III,  lámina  LV,  número  1280. 
La  descripción  es  como  sigue:  (página  105,  loe.  cit.)  Escudo 
cuartelado  por  una  cruz  llana  de  dos  esmaltes,  la  mitad  supe- 
rior de  gules,  y  la  otra  mitad  de  oro;  el  Io,  de  azur  y  la  estrella 
del  Norte,  de  plata;  el  2o,  de  gules  y  Jerónimo  López  ginete  en 
brioso  corcel,  armado  de  todas  armas,  con  la  espada  desnuda 
en  la  mano  y  tres  jefes  indios  que  yacen  muertos  en  el  suelo; 
3o,  de  plata  y  un  león  de  gules  coronado;  4o,  de  azur  y  casti- 
llo sobre  ondas.  Bordura  de  dos  esmaltes:  el  superior  de  oro 
y  cinco  crucetas  gules;  el  inferior  de  gules  y  tres  crucetas  de 
oro. 

Fué  Jerónimo  López  uno  de  los  primeros  conquistadores  y 
pobladores  de  la  Nueva  España;  natural  de  Cáceres,  Extrema- 
dura, de  donde  pasó  á  Sevilla,  luego  á  Cuba  y  más  tarde  á  Mé- 
xico. Por  real  privilegio  expedido  en  Madrid  á  26  de  Junio  de 
1530,  se  le  concedieron  las  armas  susodichas.  El  hijo  de  Jeró- 
nimo López,  del  propio  nombre  y  apellido,  casó  en  México  con 
Doña  Ana  Carrillo  de  Peralta,  de  la  casa  de  los  Marqueses  de 
Falces;  fundando  ambos  en  esta  Ciudad  con  los  apellidos  uni- 
dos de  Lopes  de  Peralta,  tres  mayorazgos,  uno  de  los  cuales 
debería  hoy  corresponder  al  descendiente  primogénito  del 
Marqués  de  Salvatierra  Don  Miguel  de  Cervantes.  El  apellido 
López  de  Peralta  no  existe  ya  entre  nosotros. 

151. — Armas  del  factor  Gonzalo  de  Salazar. —  Se  copiaron  de 
las  que  figuran  en  un  retrato  de  su  descendiente,  el  limo.  Sr.  Don 
Fr.  Gonzalo  de  Salazar,  agustino,  Obispo  de  Yucatán  en  1608; 
retrato  que  facilitó  para  la  copia  el  Sr.  Dr.  Don  Francisco 
Planearte.  El  Escudo  es  partido;  Io,  de  azur  y  un  castillo  de 
plata;  2o,  asimismo  de  azur,  banda  de  plata  engolada  de  oro, 
y  cuatro  estrellas  de  plata  que  acompañan  á  la  banda. 

El  factor  fué  el  célebre  Gobernador  de  la  Nueva  España  du- 
rante la  no  menos  célebre  y  desastrosa  expedición  de  Cortés 
á  las  Hibueras.  Su  estirpe  era  de  nobleza  notoria. 

152.—  Armas  de  Don  Fr.  Pedro  de  Agurto,  agustino,  Obispo  en 


76 


1595  del  Santísimo  Nombre  de  Jesús  (Cebú)  en  las  Islas  Filipi- 
nas: sacadas  de  un  retrato  que  facilitó  para  la  copia  el  Sr. 
Dr.  Don  Francisco  Planearte.  Nuestro  Obispo  fué  hijo  de  San- 
cho López  de  Agurto,  Secretario  del  Virreinato  de  México  en 
el  siglo  XVI. — Escudo  de  azur  y  cinco  estrellas  de  oro  puestas 
en  sotuer;  partido  de  plata  y  cinco  aves  colocadas  en  aspa. 
Cubre  al  blasón  el  sombrero  episcopal. 

153. — Armas  del  Marqués  de  Selva  Nevada,  —  Se  hizo  la  copia 
tomándola  del  documento  original  facilitado  á  la  Junta  Colom- 
bina de  México  para  la  Exposición  de  Madrid  de  1892,  por  el 
limo.  Sr.  Dr.  Don  Eulogio  G.  Guilow,  Arzobispo  de  Antequera 
de  Oaxaca.  El  primer  Marqués  lo  fué  Don  Manuel  Rodríguez 
de  Pinillos,  y  este  título  de  Castilla  se  creó  para  México  en 
el  siglo  próximo  anterior.  En  Madrid  informaron  al  Sr.  Tron- 
coso  que  últimamente  se  revalidó  el  título  á  favor  de  Don  Do- 
nato Alcalde,  de  la  familia  del  primer  Marqués. — El  blasón 
es  cuartelado:  Io,  de  azur  y  una  aspa  de  oro,  cantonada  de 
cuatro  flores  de  lis  de  plata.  2o,  de  oro  y  trece  tortillos  de  azur, 
partido  del  mismo  metal  con  cinco  trompas  de  caza  puestas  en 
aspa;  bordura  de  plata  cargada  de  ocho  anilletes  elípticos  de 
azur.  3o,  de  plata,  árbol  de  sinople  y  oso  de  sable  encadenado 
á  los  pies  del  árbol.  4o,  de  azur,  pelícano  de  oro  con  el  pecho 
desgarrado  de  gules;  bordura  de  dos  esmaltes:  uno  de  oro  y 
ocho  aspas  de  gules;  otro  de  gules  y  ocho  tortugas  de  oro; 
partido  de  este  metal,  con  cinco  barras  de  sangre  y  ocho  cru- 
cetas de  plata.  Encima  del  escudo  corona  ducal. 

154.— Armas  del  Marqués  de  San  Clemente.  — El  título  fué 
concedido  por  merced  de  Felipe  V,  fecha  12  de  Diciembre 
de  1730,  á  Don  Matías  de  Busto  y  Moya,  radicándolo  en  Mé- 
xico. El  poseedor  actual  de  este  título  de  Castilla  lo  sería  el 
primogénito  del  Sr.  Don  Lucas  Alamán.  El  Escudo  se  sacó  de 
la  misma  ejecutoria  original  facilitada  á  la  dicha  Junta  Colom- 
bina de  México,  por  el  Sr.  Don  Telesforo  García.  La  descrip- 
ción es  como  sigue:  blasón  de  azur,  partido  de  oro,  y  águila 
esplayada  del  uno  al  otro. 


77 

155.— Armas  del  Conde  de  la  Cortina.— Sacadas  del  retrato  al 
óleo  de  Don  Servando  Gómez  de  la  Cortina,  existente  en  este 
Museo  Nacional. — Escudo  partido  de  tres,  cortado  de  uno,  en 
la  siguiente  forma:  Io,  de  oro  y  tres  fajas  gules;  bordura  de 
plata  y  ocho  sotueres  de  azur.— 2o,  de  plata,  banda  de  azur; 
en  jefe  y  punta  cruz  de  azur,  hechura  como  la  de  Calatrava. 
— 3o,  de  gules,  pelícano  de  plata  desgarrándose  el  pecho;  bor- 
dura componada  de  plata  y  azur. — 4o,  del  todo  igual  al  2.° — 
5o,  de  gules;  en  jefe  una  ave  (?)  sobre  una  faja  de  oro  y  tres 
flores  de  lis  del  propio  metal,  abajo.  En  punta,  castillo  gules. 
— 6o,  de  plata  y  cinco  estrellas  de  azur  puestas  en  aspa. —  7°, 
como  el  Io. — 8o,  cortado:  Io,  de  azur  con  tres  estrellas  de  oro 
y  castillo  de  lo  mismo.  2o,  de  azur  y  vaca  gules. 

156.- Armas  de  la  Ciudad  de  Tetzcoco.  — Son  copia  del  cua- 
dro 110,  bajo  el  cual  número  quedan  descritas  en  esta  Guía. 

156  a.— Armas  de  la  Inquisición  de  México. — Escudo  en  el 
que  campean  bordadas  las  armas  usadas  por  la  Inquisición  de 
México,  consistentes  esencialmente  en  lo  que  sigue:  sobre  la 
esfera  terrestre  se  levanta  una  cruz  doble  á  cuya  izquierda  se 
destaca  un  brazo  humano  armado  y  una  espada.  En  torno  apa- 
rece el  lema  de  aquel  Tribunal:  exvrge  domine  ivdica  cavsam 
tvam. 

157.— Heráldica  Militar  de  la  República  Mexicana. — Es  un 

dibujo  cromolitográfico,  trunco,  el  cual  contiene  sesenta  y  dos 
piezas,  reservándome  la  descripción  pormenorizada  de  ellas 
para  el  Catálogo  razonado  de  estos  salones:  serán  motivo  de 
un  estudio  completo  y  especial.  Pueden  clasificarse  en  dos 
secciones:  cruces  y  medallas.  Las  piezas  tienen  su  número  de 
orden  respectivo,  y  casi  todas  sus  leyendas  correspondientes. 
Abrazan  desde  el  año  1821  al  1843;  y,  en  general,  son  premios 
otorgados  por  la  defensa  de  la  Independencia  y  del  territorio 
patrios.  Entre  otras  condecoraciones  se  ve,  bajo  el  número  10, 
la  de  la  Orden  de  Guadalupe. 

Guía.-  20 


78 

158  .—Insignias  de  la  Orden  de  Guadalupe.— Pequeño  dibujo 
cromolitográfico  de  0m32X0m22,  en  el  cual  están  representa- 
das 7  piezas  en  el  orden  siguiente: 

1. — Collar  y  cruz  de  los  Grandes  Cruces.  El  collar  tiene  re- 
petidas las  cifras  L.  S.:  López  de  Santa  Amia. 
2. — Placa  para  los  Grandes  Cruces. 
3. — Reverso  de  la  Cruz. 
4. —  Cruz  chica. 

6. — Banda  para  los  Grandes  Cruces. 
6 — Cinta  para  los  Comendadores  y  Caballeros. 
7.— Cinta  para  colgar  la  cruz  de  la  banda. 


FOTOGRAFÍAS. 


CUADROS   CENTRALES 


En  los  dos  facistoles  de  la  Sala  quedan  expuestas  207  pie- 
zas diversas,  todas  numeradas;  dividiéndose  la  materia  en 
cinco  partes  esencialmente :  Arqueología,  Arquitectura,  Etno- 
grafía, Indumentaria  y  Arte  pictórico. 


FACISTOL  A. 

En  sus  24  cuadros  numerados  del  i  al  xxiv  se  exponen  144 
copias  fotográficas  de  paisajes  y  vistas  diversas,  monumentos 
antiguos,  tipos  étnicos  modernos,  sacadas  durante  la  Expedi- 
ción de  Cempoala  por  el  fotógrafo  de  la  Comisión  científica, 
Don  Rafael  García.  No  pretendo  en  manera  alguna  describir 
aquí  todas  las  copias,  materia  que  tendrá  cabida  en  el  Catá- 
logo razonado  de  este  Departamento,  y  acerca  de  la  cual  ma- 


79 


teria  hallará  el  lector  datos  abundantes  en  el  repetido  Catá- 
logo de  la  Sección  de  México  en  la  Exposición  de  Madrid  de 
1892,  escrito  por  el  Sr.  Don  Francisco  del  Paso  y  Troncoso,  to- 
mo II  (Sala  V).  Para  concretar, — pues  tengo  que  sujetarme  al 
reducido  espacio  de  que  dispongo  en  esta  Guía,— diré  que  di- 
chas copias  fotográficas  complementan  las  ideas  formadas  so- 
bre la  Expedición  de  Cempoala,  por  quienes  visiten  la  Sala  II 
del  Departamento  en  que  me  ocupo.  Para  mayor  inteligencia, 
cada  cuadro  del  facistol  tiene  una  cifra  romana  de  orden,  á 
fin  de  que  pueda  seguirse  fácilmente  y  en  progresión  la  se- 
cuela de  los  asuntos  allí  representados.  Las  fotografías  á  su 
vez  van  numeradas  con  cifras  arábigas  del  1  al  144;  y  cada 
una,  al  pie,  tiene  un  pequeño  letrero  que  indica  el  asunto  tra- 
tado en  la  copia  respectiva.  Todo  lo  cual,  unido  á  los  modelos 
en  madera,  planos  topográficos  y  dibujos  á  lápiz  de  la  citada 
Sala  II,  nos  proporciona,  con  su  simple  inspección,  la  ventaja 
de  no  ser  difusos  ni  de  repetir  explicaciones. 


FACISTOL  B. 


Contiene,  por  ahora,  9  cuadros  y  63  piezas  diversas  que 
pasaremos  muy  brevemente  en  revista,  siguiendo  la  indica- 
ción progresiva  de  los  números  arábigos,  para  mayor  facilidad 
de  los  visitantes. 

145  á  161.— Diez  y  siete  copias  fotográficas  que  completan 
la  colección  puesta  en  el  facistol  anterior. —  Cuadros  xxv  á 

XXVII. 

162  y  163.— Pirámide  de  Papantla.— Dos  fotocolografías : 
una  representa  la  fachada  anterior  y  otra  la  posterior  del  mo- 
numento.—  Cuadro  xxviii. 

164.— Vista  general  de  Chilpancingo  (Estado  de  Guerrero). 
— Cuadro  xxvi. 

165. — Escultura  que  representa  al  rey  Carlos  III. — Obra 
indígena. — Cuadro  xxix. 


80 

166  y  167.—  Partes  anterior  y  posterior  de  una  casulla  que 
se  conserva  en  el  ex -convento  de  San  Francisco  de  la  ciudad 
de  Tlaxcala. — Cuadro  xxix. 

168. — Fachada  del  Palacio  de  Gobierno  en  la  Ciudad  de 
Tlaxcala. —  Cuadro  xxx. 

169.— Detalle  con  inscripción,  de  la  misma  fachada.— Cua- 
dro XXVIII. 

170.— Puerta  lateral  que  conduce  á  las  oficinas  del  Gobier- 
no de  aquel  Estado. —  Es  curioso  modelo  arquitectónico. — 
Cuadro  xxx. 

171. — Relieve  de  la  Capilla  Real  de  Tlaxcala  (Fachada.) — 
Cuadro  xxvni. 

172. — Otro  relieve  de  la  propia  Capilla. —  Cuadro  xxx. 

173  y  174.—  Detalles  de  la  fachada  de  la  misma  Capilla. — 
Cuadro  xxxi. 

175. — Interior  de  la  Capilla  Real  de  Tlaxcala.— Vista  de  un 
fragmento.  —Cuadro  xxxi. 

176. — Vista  de  la  Ciudad  de  Tlacotálpan  á  orillas  del  río 
Papaloápan,  en  la  costa  de  Sotavento  (Estado  de  Veracruz). 

—  Cuadro  xxxn. 

177.— Vista  de  la  parroquia  de  Cosamaloápan:  la  Ciudad  es 
cabecera  wdel  cantón  de  su  nombre  en  el  Estado  de  Veracruz. 

—  Cuadro  xxxn. 

178. — Vista  panorámica  de  San  Andrés  Tuxtla,  tomada 
desde  el  barrio  de  Belén  (Cantón  de  Tuxtla  en  el  Estado  de 
Veracruz).— Cuadro  xxxn. 

179. — Palacio  del  Gobierno  del  Estado  de  Yucatán. — Fa- 
chada.—  Cuadro  xxxiii. 

180.— Palacio  del  Ayuntamiento  de  Mérida,  Yucatán. —  Fa- 
chada.— Cuadro  xxxiv. 

181.—  Catedral  de  Mérida. — Fachada  principal. —  Cuadro 

XXXV. 

182.— Exterior  de  la  Penitenciaría  «Juárez.»  Mérida.— Cua- 
dro xxxvi. 

183.— Casa  de  campo  en  los  alrededores  de  Mérida. —  Cua- 
dro XXXVII. 

184. —  Fachada  de  la  casa  que  habitó  en  Mérida  el  Gober- 


81 

nador  Montejo.— Curioso  ejemplar  de  la  arquitectura  colonial. 

XXXVII. 

185.  —  Casa  particular:  modelo  de  arquitectura  antigua  en 
Mérida. — Cuadro  xxxviii. 

186.— Casa  particular  en  Mérida:  modelo  de  estilo  moderno. 

—  Cuadro  xxxix. 

187. — Fachada  de  la  iglesia  del  Palenque  (Estado  de  Chia- 
pas). —  Cuadro  xl. 

.   188.— Capilla  del  Santo  Sepulcro  en  Uruapan  (Estado  de 
Michoacán). — Cuadro  xli. 

189. —  Escuela  de  Artes  en  Morelia. — Cuadro  xlii. 

190. — Monte  de  Piedad  en  Morelia.  Esta  casa  fué  habitada 
por  Don  Miguel  Hidalgo,  en  Diciembre  de  1810.  — En  el  cuadro 
citado. 

191. — Casa  que  habitó  en  Morelia  Don  José  María  Morelos. 
— En  el  cuadro  citado. 

192.—  Antigua  cárcel  correccional  en  Morelia.  Se  encuen- 
tran allí  las  piezas  que  sirvieron  de  prisión  y  capilla,  en  1814, 
al  héroe  de  la  Independencia  Don  Mariano  Matamoros. 

193. —  Paisaje  la  «rodilla  del  diablo,»  donde  nace  el  río  Cu- 
patitzio, en  el  distrito  de  Uruapan  (Estado  de  Michoacán).— 
Cuadro  xli. 

194. — Salto  de  Camela,  formado  por  el  río  Cupatitzio.— 
Cuadro  xlii. 

195. — Vista  de  la  célebre  cascada  de  la  Tsaráracna,  que 
forma  dicho  río  Cupatitzio.— En  el  cuadro  citado. 

196. — Alrededores  de  Morelia.  — Cuadro  pintado  por  G.  Du- 
maine,  mexicano.  (Cop.  fotogr.) — Cuadro  xl. 

197. — Retrato  del  Obispo  de  la  Puebla  de  los  Ángeles,  Don 
Juan  de  Palafox  y  Mendoza,  pintado  por  el  artista  Juan  Ro- 
dríguez Juárez.  (Cop.  fotogr.) — En  el  citado  cuadro. 

198. — Tipo  yucateco. — India  maya. —  Cuadro  xxxm. 

199.— Tipo  yucateco. — India  mestiza. — Cuadro  xxxv. 

200. — Soldado  de  Guardia  nacional  (Estado  de  Yucatán). 

—  Cuadro  xxxiv. 

201. — Gendarme  del  Estado  de  Yucatán. —  Cuadro  xxxvi. 
202. —  Familia  de  indios  mayas. — Cuadro  xxxviii. 

GLÍA.-21. 


82 

203. —  Tipo  yucateco.— Indio  mestizo.— Cuadro  xxxix. 

204. — Indígena  tarasca  del  distrito  de  Huetamo,  en  el  Es- 
tado de  Michoacán. —  Cuadro  xli. 

205. — Indígena  tarasco  del  mismo  distrito. — En  el  cuadro 
citado. 

206.— Indígena  otomí  (hombre),  del  mismo  distrito,  y  en  el 
cuadro  citado. 

207. — Indígena  otomí  (mujer),  del  mismo  distrito,  y  en  el 
cuadro  citado. 


SALA  V. 


Los  objetos  colocados  en  esta  sección  pueden  clasificarse 
por  épocas,  del  siguiente  modo:  Independencia,  Imperio  de 
Iturbide,  República,  Constitución  de  57,  Reforma,  Imperio 
de  Maximiliano,  y  época  contemporánea.  Con  el  objeto  de  faci- 
litar la  clasificación  hánse  agrupado  diversas  piezas  en  lotes, 
como  luego  se  verá.  No  debe  perderse  de  vista  que  la  insta- 
lación de  todos  estos  objetos  es  provisional. 


INDEPENDENCIA. 

160.*—  Retrato  del  Lie.  Don  Miguel  Domínguez,  Corregidor 
que  fué  de  Querétaro  cuando  la  insurrección  de  1810;  esposo  de 
la  ilustre  patricia  Doña  Josefa  Ortíz.  El  retrato  es  de  tamaño 
natural:  representa  al  Corregidor  con  el  traje  de  abogado;  el 
rostro  de  perfil  vuelto  á  la  derecha.  Fué  cedido  este  cuadro 
al  Museo  por  la  familia  Iglesias  Domínguez. 

*  Con  el  número  159  se  había  señalado  el  escaparate  donde  provisionalmente  se 
instaló  parte  de  las  secciones  de  Heráldica  y  Numismática  originales,  que  tendrán 
lugar,  como  se  ha  dicho,  en  un  departamento  especial. 


83 

160  a.— Efigie  del  Señor  Cura  Don  Miguel  Hidalgo.— Es  una 

pequeña  estatua  de  madera,  que  parece,  con  toda  probabilidad, 
ser  el  verdadero  retrato  del  Padre  de  la  Independencia  Mexi- 
cana. Tiene  la  figura  0m21  de  altura,  y  se  asienta  sobre  un  pe- 
destal, de  madera  también,  de  0m18  de  altura.  El  Sr.  Hidalgo  se 
halla  representado  en  pie,  con  sombrero  y  levitón  de  la  época; 
ceñido  éste  con  banda  de  color  azul  y  borlas  de  oro.  Extiende 
el  brazo  diestro  horizontalmente  y  con  la  mano  sostiene  un  pa- 
pel. Cálzanle  botas  semejantes  á  las  fuertes.  La  figurilla  des- 
cansa sobre  un  plinto,  y  el  todo  encima  del  citado  pedestal, 
que  tiene  en  las  cuatro  caras  del  dado  sendas  inscripciones 
en  otros  tantos  idiomas,  encerradas  dentro  de  unos  óvalos  de 
esmalte;  la  castellana,  que  se  encuentra  en  la  cara  opuesta  á  la 
principal,  dice  al  pie  de  la  letra: 

tributa  ó  america 
a  tu  cereñísimo  miguel 

hidalgo: 
honrras,  y  lagrimas  á- 

QUELLAS 

PORQUE  EMPREND.0  TU 

LIBERTAD,  ESTAS  POR  LA 

MUERTE  QUE  PADECIÓ. 

Esta  figura  se  hallaba  en  1850  en  la  Academia  de  S.  Carlos, 
á  la  que  la  vendió  la  testamentaría  del  General  Brito.  El  Licen- 
ciado Don  Felipe  Sánchez  Solís,  que  á  la  sazón  era  Director 
del  Instituto  Literario  del  Estado  de  México,  tuvo  noticia  del 
ejemplar,  y  juzgándolo  de  mérito,  para  dar  á  conocer  la  esta- 
tua dispuso  una  función  cívica  que  celebraron  los  alumnos  de 
ese  plantel  el  15  de  Septiembre  de  dicho  año. 

En  1853,  estando  en  México  el  Sr.  Sánchez  Solís,  se  le  pre- 
sentó el  escultor  Don  Francisco  Terrazas  con  el  objeto  de  ver 
el  retrato,  y  dijo  ser  obra  de  su  padre  Don  Clemente  Terrazas, 
también  escultor  y  compadre  del  Sr.  Hidalgo. 

Don  Anastasio  Zerecero  aseguró  al  Sr.  Sánchez  Solís,  que 
en  los  primeros  años  de  la  Independencia,  en  las  fiestas  del  15 
y  16  de  Septiembre,  la  estatua  se  llevaba  en  suntuosa  proce- 


84 


sión  á  la  Alameda  de  México  y  la  colocaban  sobre  un  altar  en 
el  sitio  en  que  se  pronunciaban  los  discursos  cívicos. 

En  tiempo  de  Maximiliano,  el  joven  pintor  de  la  Academia 
de  S.  Carlos,  Don  Joaquín  Ramírez,  comisionado  por  aquel  go- 
bernante, hizo  un  retrato  de  Hidalgo  para  el  Salón  de  Emba- 
jadores en  Palacio,  tomándolo  de  esta  misma  efigie,  que  le  fa- 
cilitó el  dueño  de  ella;  retrato  que  ha  servido  de  modelo  para 
cuantos  conocemos,  pero  suprimiendo  el  pintor  Ramírez  el 
sombrero. 

Parece  que  esta  escultura  la  tuvo  en  su  poder  Iturbide,  y 
desde  entonces  hasta  1850  nada  se  supo  de  ella  ni  por  dónde 
anduvo. 

En  1888  Don  Elias  Sánchez  Solís  propuso  la  escultura  en 
venta  al  Ayuntamiento  de  Guadalupe  Hidalgo.  (D.  F.)  Nom- 
bróse una  comisión  del  seno  del  propio  Ayuntamiento,  la  cual, 
juntamente  con  el  escultor  Donjuán  Fernández,  examinó  la 
estatua,  asegurando  que  era  el  original  y  un  trabajo  de  mérito. 
La  repetida  Corporación  compróla  en  la  cantidad  de  150  pesos. 
En  esta  compra  tuvo  particular  empeño  el  entonces  Presidente 
Municipal  de  Guadalupe,  Don  Vicente  Villada,  hoy  Goberna- 
dor del  Estado  de  México. 

Á  últimas  fechas  el  Presidente  del  Ayuntamiento  de  la  mis- 
ma Ciudad,  Lie.  Don  Francisco  Osorno,  pidió  que  se  acordara 
en  Cabildo  se  cediera  la  estatua  al  Presidente  de  la  República, 
para  enriquecer  el  Museo  de  Artillería  que  ahora  se  está  for- 
mando. El  acuerdo  de  conformidad  se  dio  en  17  de  Junio  del 
año  1896,  disponiéndose  enviar  el  objeto  á  la  Secretaría  de 
Gobernación.  Cumplimentado  el  acuerdo,  el  Sr.  Presidente 
General  Don  Porfirio  Díaz  tuvo  á  bien  disponer  que  tan  pre- 
ciada reliquia  pasara  á  este  Museo  Nacional  para  su  conser- 
vación en  el  Departamento  de  Historia  de  México.  Ya  en  di- 
cho Establecimiento,  la  Dirección  dispuso  diera  su  opinión  el 
escultor  Don  Primitivo  Miranda,  discípulo  que  fué  de  Don 
Francisco  Terrazas,  levantándose  una  acta  que  consta  ya  en  el 
expediente  que  se  ha  formado  sobre  dicha  estatua,  expediente 
que  se  guarda  en  la  Secretaría  del  Museo. 


85 

160  b.  — Auténtica  relativa  á  la  estatua  del  Señor  Cura  Hi- 
dalgo (160  a),  mandada  formar  por  el  Sr.  Director  del  Museo 
Dr.  Don  Manuel  Urbina.  En  este  documento  consta  la  histo- 
ria sucinta  de  la  referida  estatua. 


LOTE    «HIDALGO.» 


161.— Estandarte  en  el  cual  se  halla  representada  la  Virgen 
de  Guadalupe.  En  la  parte  superior  se  ven  el  escudo  de  ar- 
mas de  España,  y  otra  especie  también  de  escudo  con  las 
figuras  de  San  Pedro  y  de  San  Pablo.  A  la  derecha  de  la  ima- 
gen se  lee  con  letras  muy  grandes:  VIVA  MARÍA  S?a  DE,  y 
á  la  izquierda,  GUA  DAL  UPE.  Dimensiones:  0m84X0ra72. 
Este  estandarte,  cuya  tela  es  muy  tosca,  como  corriente  asi- 
mismo su  pintura,  ha  pasado  por  ser  el  que  adoptó  el  Sr.  Cura 
Don  Miguel  Hidalgo  á  raíz  de  la  proclamación  de  nuestra  In- 
dependencia en  1810.  Su  autenticidad  es  muy  dudosa,  *  y  sin 
afirmar  ni  negar,  creo  que  fué  una  de  tantas  banderas  que 
sirvieron  de  enseña  á  las  huestes  insurgentes  de  esa  época. 

Hace  tiempo  que  se  promovió  una  prolija  investigación 
sobre  un  cuadro  que  existía  en  nuestra  cercana  Ciudad  de 
Guadalupe  Hidalgo,  y  que  se  ha  supuesto  ser  el  verdadero 
que  se  tomó  de  la  parroquia  de  Atotonilco  para  servir  de  lá- 
baro á  nuestros  insurgentes.  El  cuadro  se  llevó  al  Museo  de  Ar- 
tillería que  actualmente  se  forma;  aun  cuando  en  mi  humilde 
concepto  creo  que  siendo  un  objeto  meramente  histórico  y  no 
un  trofeo  de  guerra,  el  cuadro  tiene  mejor  sitio  en  este  Museo 
Nacional,  donde  debe  transportarse. 

162. — Cuadro  que  contiene  tres  piezas  de  uso  personal  del 
Sr.  Hidalgo:  1.  Estola  muy  deteriorada  por  el  uso.  Fué  obse- 


*  Es  de  lamentarse  que  muchos  objetos  de  gran  veneración  para  todo  mexicano, 
carezcan  de  auténtica,  obligando  necesariamente  al  escritor  á  perderse  en  conjeturas. 

Guía.-  L>2      • 


86 

quiada  al  Teniente  Coronel  de  Ingenieros  Don  Ignacio  Inies- 
tra,  por  Don  José  María  Izázaga,  Oidor  jubilado  que  fué  de  la 
Audiencia  de  Guadalajara,  según  documento  que  obra  en 
la  Secretaría  de  este  Museo  Nacional.  2.  Mascada  de  seda, 
ajedrezada,  rota  en  diversas  partes.  3.  Puño  de  bastón,  que 
representa  á  una  figura  humana. 

163.—  Escopeta  de  factura  española  (de  Eibar);  todavía  con- 
serva el  pedernal;  sobre  el  cañón  tiene  este  nombre  con  letras 
incrustadas:  Dn.  Josef  Ignacio  Alvares  Gato.  Pieza  también, 
según  se  dice,  de  uso  personal  del  Sr.  Hidalgo. 

164.— Sillón  con  cuero  claveteado;  respaldo  liso:  el  cuero 
del  asiento  muy  roto.  Perteneció  al  Sr.  Cura  Hidalgo. 

El  estandarte,  las  piezas  que  figuran  en  el  cuadro  162,  la  es- 
copeta y  el  sillón,  se  reprodujeron  al  cromo  en  una  lámina  co- 
locada frente  á  la  página  710  del  tomo  III  de  México  tí  través 
de  los  siglos. 


LOTE    «MORELOS.» 


165.— Sillón  que  se  dice  tuvo  en  su  prisión  de  la  Ciudadela 
de  México  el  caudillo  de  la  Independencia  Don  José  María 
Morelos  y  Pavón. 

166  y  167 .  — Dos  espejos  chicos,  con  dorados  marcos:  al  pie 
tiene  cada  uno  un  brazo  para  candileja.  Se  cuenta  que  las  lu- 
ces que  hubieron  de  ponerse  en  estos  brazos  ardieron  la  última 
noche  de  la  vida  de  Morelos,  21  de  Diciembre  de  1815,  en  la 
capilla  donde  se  tuvo  á  aquel  caudillo.  Éste  fué  pasado  por 
las  armas  la  mañana  del  22  en  el  pueblo  de  San  Cristóbal 
Ecatepec,  cercano  á  México.* 


*  El  sillón  núm.  165  y  estos  dos  espejos  fueron  recogidos  del  Palacio  Nacional  por 
el  Sr.  Dr.  Don  Jesús  Sánchez,  antiguo  Director  del  Museo;  conservándose  allí  la  tra- 
dición de  haber  pertenecido  al  Sr.  Morelos. 


87 


LOTE    «ITURBIDE.» 


168. — Escaparate  que  contiene  un  juego  de  refresco  forma- 
do por  diez  piezas  de  cristal.  Cada  pieza,  con  excepción  de  dos, 
dejan  ver  la  efigie  en  busto  de  Don  Agustín  de  Iturbide  y  el 
facsímile  de  la  firma  de  este  consumador  de  la  Independencia 
mexicana.  En  las  otras  dos  piezas  se  ve  dibujado  el  castillo 
antiguo  de  Chapultepec.  Algunas  piezas  están  usadas.  El  jue- 
go es  blanco,  azul  y  oro. 

169.  — Cuadro  en  el  cual  está  representada  la  casa  que  ha- 
bitó en  Iguala  Don  Agustín  de  Iturbide  el  año  1821.  Es  cu- 
rioso: parece  que  á  últimas  fechas,  según  noticias,  estaba 
igual  á  como  se  ve  en  el  cuadro. 

170. — TaniDor  con  que  se  tocó  llamada  para  la  proclamación 
del  Plan  de  Iguala.  Es  de  forma  común  y  corriente.  En  el  ex- 
terior de  la  caja  se  ven  las  armas  de  España.  El  plan  fué  pro- 
clamado en  24  de  Febrero  de  1821,  en  Iguala.* 

170  a.— Urna  en  que  estuvieron  depositados  los  restos  de  al- 
gunos héroes  de  la  Independencia,  desde  el  sábado  27  hasta 
el  lunes  29  de  Julio  de  1895,  en  que  se  colocaron  en  otra  urna 
mandada  construir  por  las  sociedades  obreras.  Los  señores 
Don  Arcadio  Arellano  y  Don  Pedro  Ordóñez,  Regidor  del  Ayun- 
tamiento de  México,  la  cedieron  á  la  Corporación  Municipal, 
la  cual  acordó  en  cabildo  de  9  de  Agosto  del  mismo  año  1895, 
se  remitiera  á  este  Museo  Nacional  para  su  conservación.  La 
urna  es  una  caja  de  metal  y  cristales,  de  0m86  de  largo,  por 


*  Este  tambor,  igualmente,  fué  recogido  del  archivo  del  Ayuntamiento  de  México 
por  el  Sr.  Sánchez.  No  pudo  adquirir  ningún  documento  relativo  a  la  autenticidad  del 
instrumento,  diciéndosele  que  por  tradición  se  sabía  el  uso  que  tuvo. 


88 


0m32  de  ancho  y>0m72  de  altura.  Los  restos  que  tan  breve- 
mente guardó,  se  encontraban  depositados  en  la  pequeña  crip- 
ta del  Altar  de  los  Reyes  de  la  Catedral  de  México;  habiendo 
sido  trasladados  muy  solemnemente,  en  30  de  Julio  del  pre- 
citado año,  desde  el  Palacio  Municipal  hasta  la  capilla  de 
San  José  en  la  propia  Iglesia  Metropolitana,  donde  hasta  la  fe- 
cha se  conservan  en  un  monumento  que  para  el  objeto  se 
mandó  erigir  allí.  Se  piensa  cambiarles  de  lugar. 


DOCUMENTOS. 


171  á  184.— Conmemoración  de  varios  beligerantes  de  la  in- 
surrección de  la  Nueva  España. —  Catorce  cuadros,  dividido  ca- 
da uno  de  ellos  en  cuatro  grupos:  es  una  compilación  de  va- 
rios documentos  referentes  á  la  época  de  la  Independencia.  La 
colección  es  interesante;  la  idea  excelente;  pero  por  desgracia 
la  ejecución  fué  bastante  mala.  Débense  al  infatigable  Don 
Juan  E.  Hernández  y  Dávalos,  quien  los  vendió  al  Museo.  Cada 
cuadro  tiene  su  número  de  orden  particular,  del  1  al  14,  ade- 
más del  que  en  toda  la  serie  general  de  este  Departamento  le 
corresponde.  Los  cuadros  contienen  más  de  mil  firmas,  unas 
originales,  otras  en  facsímile;  diversos  documentos  ya  publi- 
cados por  el  mismo  Sr.  Hernández;  unas  sesenta  ilustraciones; 
escudos  de  armas,  divisas  militares,  sellos  y  planos.  El  estudio 
se  divide  en  tres  grupos  generales:  Io,  Sostenedores  del  go- 
bierno español;  2o,  Insurgentes;  3o,  México  Independiente.  La 
materia  se  trata  por  orden  cronológico. 


89 


LOTE    «RIVA   PALACIO.» 


He  impuesto  este  nombre  á  una  interesante  colección  de 
objetos,  obsequiada  á  este  Museo  por  el  Sr.  General  Don  Vi- 
cente Riva  Palacio,  según  consta  en  la  auténtica  colocada 
en  el  cuadro  número  185.  Consta  el  lote  de  catorce  partes;* 
cada  pieza  tiene  dos  cifras,  una  romana  y  otra  arábiga:  la  pri- 
mera es  la  que  le  corresponde  por  la  auténtica  citada;  la  se- 
gunda, que  es  el  número  de  orden  de  la  serie  general,  facilita 
al  visitante,  por  medio  de  esta  Guía,  encontrar  la  pieza  res- 
pectiva. Enumeraré  brevemente. 

185.— Auténtica  en  pergamino,  de  los  objetos  cedidos  á  este 
Museo  por  el  Sr.  General  Don  Vicente  Riva  Palacio. 

186.— Sillón  que  perteneció  al  Sr.  Cura  Don  Miguel  Hidal- 
go, recogido  en  1847  del  curato  de  Dolores  por  el  Sr.  Don  Ma- 
riano Riva  Palacio. — Número  I  de  la  Auténtica. 

187. — Decreto  del  Congreso,  firmado  en  25  de  Agosto  de 
1823,  declarando  beneméritos  de  la  Patria  á  los  Generales 
Don  Guadalupe  Victoria  y  Don  Vicente  Guerrero.  — Copia 
manuscrita  de  fecha  20  de  Septiembre  de  ese  año. — Número 
VII  de  la  Auténtica. 

188.—  Sentencia  del  Real  Consejo  Superior  de  Almirantazgo, 
residente  en  Genova,  pronunciada  en  28  de  Julio  de  1836 
contra  Francisco  Picaluga,  aprehensor  del  General  Don  Vi- 
cente Guerrero. — Texto  impreso  en  italiano.  —  Número  VIII  de 
la  Auténtica.— Empujado  el  General  Guerrero  por  las  tempes- 
tades políticas  hacia  el  Sur  de  la  República,  se  encontraba  en 


*  El  troquel  marcado  con  el  número  XIII  no  ha  llegado  á  ingresar  al  Museo. 

GuíA.-2a 


90 

Acapulco,  donde  llegó  procedente  de  Guayaquil  un  bergantín 
sardo,  II  Colombo,  al  mando  de  Francisco  Picaluga,  capitán  de 
segunda  clase  de  la  marina  mercante  italiana.  Picaluga  pasó 
á  México,  y  un  día,  á  su  regreso  á  Acapulco,  invitó  al  Gene- 
ral Guerrero  á  comer  á  bordo  del  bergantín.  Tranquilo  el  Ge- 
neral pasó  á  //  Colombo  junto  con  otras  personas,  cuando,  des- 
pués de  la  comida,  traidoramente  y  de  improviso  el  bergantín 
se  hizo  á  la  vela,  enderezando  la  proa  rumbo  á  Huatulco  y 
haciendo  prisionero  á  Guerrero.  A  este  último  puerto  llegaron 
en  20  de  Enero  de  1831,  y  allí  entregó  Picaluga  al  General  en 
manos  del  capitán  Don  Miguel  González.  Trasladado  Gue- 
rrero á  Oaxaca,  un  consejo  de  guerra  lo  sentenció  en  10  de 
Febrero  á  ser  pasado  por  las  armas,  por  el  delito  «  de  lesa  na 
ción.»  En  la  mañana  del  14  de  ese  mes  se  fusiló  á  aquel  cau- 
dillo de  la  Independencia,  en  el  pueblo  de  Cuilapa,  distante 
cuatro  leguas  de  Oaxaca,  sepultándose  provisionalmente  su 
cadáver  en  la  iglesia  del  curato.* 

La  opinión  pública  señaló  á  la  administración  de  Don  Anas- 
tasio Bustamante  como  la  autora  de  semejante  atentado, 
cuyo  instrumento  ciego  fué  Picaluga.  En  cuanto  á  éste,  el 
Real  Consejo  Superior  de  Almirantazgo  de  Genova  lo  con- 
denó, según  la  sentencia,  «á  la  pena  de  muerte,  á  la  indemni 
zación  que  de  derecho  debía  á  los  herederos  del  General  Gue- 
rrero, y  á  los  gastos  del  proceso,  declarándolo  expuesto  á  la 
vindicta  pública  como  enemigo  de  la  patria  y  del  Estado,  é  in- 
cnrso  en  todas  las  penas  y  perjuicios  impuestos  por  las  leyes 
regias  contra  los  bandidos  de  primer  orden,»  en  cuya  categoría 
jdebía  considerarse  á  Picaluga. 

189.— Silla  del  caballo  que  montaba  Maximiliano  en  Queré- 
taro  al  ser  conducido  prisionero,  y  que  obsequió  al  General 
Riva  Palacio. — Número  XI  de  la  Auténtica. 

190.— Lote  de  las  siguientes  piezas,  conforme  á  la  Auténtica 
185. 

*  Ahora  descansan  los  restos  en  el  Panteón  de  San  Fernando  de  México,  llamado 
de  los  «Hombres  Ilustres.» 


91 

II. — Espuela  que  parece  haber  pertenecido  al  Sr.  Cura  Don 
Miguel  Hidalgo. 

III  y  IV.  — Casaca  militar  y  piqueta  bordadas  de  oro,  per- 
tenecientes al  General  Guerrero. 

V. — Grupo  formado  por  el  pañuelo,  la  banda  y  los  esca- 
pularios que  llevaba  Guerrero  en  los  momentos  de  ser  fusi- 
lado en  Cuilapa  el  14  de  Febrero  de  1831.  Un  escapulario  se 
ve  atravesado  y  quemado  por  la  bala. — Purera  de  carey  in- 
crustada de  plata,  con  las  iniciales  V.  G. —  Pelo  del  mismo 
General. — Bala  engastada  en  oro,  que  se  halló  en  el  cráneo 
de  Guerrero  al  exhumar  sus  restos. — Documentos  MSS.  é  im- 
presos referentes  á  Guerrero,  coleccionados  por  el  Sr.  Don  Ma- 
riano Riva  Palacio. 

VI. — Espada  que  perteneció  al  General  Don  Francisco  Ja- 
vier Mina,  héroe  de  nuestra  Independencia,  y  que  poseyó  des- 
pués el  General  Don  Vicente  Guerrero. 

IX. — Biricú  de  Don  Agustín  de  Iturbide.  —  Plumero  tricolor 
(verde,  blanco,  rojo)  que  tenía  puesto  en  el  sombrero  montado 
el  mismo  Iturbide  al  entrar  á  México  el  27  de  Septiembre  de 
1821,  al  frente  del  Ejército  Trigarante. 

X.— Bandera  en  magnífico  estado  de  conservación,  quitada 
al  Regimiento  de  la  Emperatriz  por  las  fuerzas  republicanas 
en  la  batalla  de  la  Magdalena,  cerca  de  Uruapan  (Michoacán). 
el  20  de  Febrero  de  1866. 

XII.— Espada  que  usó  el  General  Don  Vicente  Riva  Pala- 
cio durante  el  sitio  puesto  á  la  ciudad  de  Querétaro  (1867)  por 
las  fuerzas  republicanas. 

XIV. —  Acta  original  manuscrita,  en  pergamino,  levantada 
por  el  Notario  de  Ciudad  en  18  de  Julio  de  1 796,  al  colocarse  la 
primera  piedra  del  pedestal  que  se  levantó  en  la  Plaza  Mayor 
de  México  para  la  estatua  ecuestre  de  Carlos  IV.  El  acta  se  de- 
positó bajo  esa  misma  piedra,  hallándose  al  demoler  el  pedestal. 

XV.— Pequeña  rama  del  árbol  que  da  sombra  á  la  huesa  va- 
cía de  Napoleón  I  en  la  isla  de  Santa  Elena. 

191.— Pupitre  que  usó  el  General  Guerrero. — No  pertenece 
al  lote  anterior. 


92 


RETRATOS. 


192.— Retrato  en  cera,  de  Don  Agustín  de  Iturbide,  consu- 
mador de  la  Independencia  mexicana.  Represéntasele  de  busto 
y  perfil.— 0m93X;0m74. 

192  a. — Retrato  al  óleo,  de  Don  Agustín  de  Iturbide. — Repre- 
senta al  soberano  de  más  de  medio  cuerpo  y  ataviado  con  las 
insignias  imperiales. 

193.—  Retrato  del  General  Don  Guadalupe  Victoria  (trocó  por 
éste  su  nombre  de  Félix  Fernández),  primer  Presidente  de  la 
República  Mexicana:  tomó  posesión  en  10  de  Octubre  de  1824 
dejando  el  puesto  á  fines  de  Marzo  de  1829.  Anteriormente 
había  sido  nombrado  para  formar  parte  del  Poder  Ejecutivo 
que  en  1823  gobernó,  á  la  caída  de  Iturbide.  El  cuadro,  que  le 
representa  de  tamaño  natural  y  de  uniforme,  procede  del  an- 
tiguo Colegio  de  San  Ildefonso  (hoy  Escuela  N.  Preparatoria), 
del  que  fué  alumno  el  Señor  Victoria. 

194.—  Retrato  de  Don  Vicente  Guerrero,  héroe  de  la  Indepen- 
dencia. Formó  parte,  como  suplente,  del  Poder  Ejecutivo  en 
1823.  En  Io  de  Abril  de  1829  tomó  posesión  de  la  Presidencia 
de  la  República,  en  lugar  de  Don  Guadalupe  Victoria,  gober- 
nando hasta  Diciembre  del  propio  año.—  lm07X0m85.  Es  re- 
producción de  otro  cuadro  existente  en  el  Ayuntamiento  de  la 
Ciudad  de  México,  hecha  por  Anacleto  Escutia  en  10  de  Sep- 
tiembre de  1850. 

195.— Otro  retrato  de  Don  Vicente  Guerrero.— Parece  copia 
del  anterior,  de  mala  ejecución. 

196.—  Retrato  del  General  Don  Anastasio  Rustamante.— 0m95 


93 


X0m67. — Fué  Vicepresidente  efectivo  de  la  República  des- 
de el  31  de  Diciembre  de  1829  hasta  Agosto  de  1832,  y  Presi- 
dente, de  Abril  de  1837  á  Septiembre  de  1841,  con  una  corta 
interrupción  en  este  período. 

197.— Retrato  del  General  Don  Juan  llvarez,  pintado  por 
Carlos  Guevara  en  1853.—  lm02X0m81.  Fué  presidente  in- 
terino de  la  República  desde  el  4  de  Octubre  de  1855  hasta  el 
11  de  Diciembre  del  propio  año. 

198. — Retrato  del  General  Don  Antonio  López  de  Santa  Anna. 

— 0m84X0m67.— Le  representa  joven;  poco  más  de  medio  cuer- 
po. El  General  Santa  Anna,  célebre  en  la  Historia  Patria,  fué 
diversas  ocasiones  Presidente  de  la  República  desde  el  año 
1833  hasta  el  1855,  en  que  alternó  el  gobierno  con  distintos 
personajes.  Tuvo  en  sus  manos,  como  ninguno,  el  porvenir 
de  México;  ninguno,  como  él,  se  presentó  en  el  poder  con  tanto 
brillo:  falleció  en  esta  Capital  completamente  olvidado.  Sic 
transit  gloria  tnundi. 

199.— Otro  retrato  del  General  Santa  Anna. —  Más  pequeño: 
mide  0m57X0m44,  representándole  de  edad  más  avanzada. 

200.  — Retrato  del  Dr.  Don  Manuel  Posada  y  Garduño,  primer 
Arzobispo  mexicano  de  México  independiente,  por  lo  cual  se 
le  ha  puesto  en  esta  galena.  El  cuadro  le  representa  de  cuerpo 
entero;  la  inscripción  que  se  advierte  allí  dice: 

EL  ILLMO.  S.  D.  D.  MANUEL   POSADA   DIGNÍSIMO  ARZOBISPO  DE  MÉJICO  CATEDRÁTICO 

i  cancelario  de  esta  n1  (nacional)  i  pa  (pontificia)  universidad. 

Fué  preconizado  Arzobispo  en  31  de  Diciembre  de  1839  y 
gobernó  la  Mitra  hasta  el  30  de  Abril  de  1846,  en  que  falleció. 

201.— Retrato  del  Dr.  Don  Lázaro  de  la  Garza  y  Ballesteros, 

segundo  Arzobispo  Mexicano  de  México  independiente.  Fué 
notable  este  Arzobispo  por  la  defensa  que  hizo  de  las  inmuni- 

Guía.-  24. 


94 


dades  de  la  Iglesia.  El  cuadro  le  representa  de  cuerpo  entero: 
hace  juego  con  el  anterior.  La  leyenda  puesta  en  la  tela  dice: 

EL  YLMO.  SI"  Dr  D"  LÁZARO  DE  LA  GARZA  Y  BALLESTEROS  ARZOBISPO  DE  MÉJICO  Y 
ANTES  OBISPO  DE  SONORA  DISTINGUIDO  MIEMBRO  DE  ESTA  UNIVERSIDAD  EN  QUE  RECI- 
BIÓ EL  GRADO  DE  D*  EN  CAÑONES,  Y  FUÉ  CATEDRÁTICO  DE  CLEMENTINAS  Y  DE  INSTI- 
TUTA.  SE  RETRATÓ  EN  EL  AÑO  DE  1852. 

El  Sr.  Garza  gobernó  la  Mitra  de  México  desde  el  11  de 
Febrero  de  1851,  hasta  el  17  de  Enero  de  1860,  en  que  salió 
de  la  República.  El  11  de  Marzo  de  1862  murió  en  Barcelona. 
Sus  cenizas  yacen  en  la  capilla  de  la  Purísima  de  la  Catedral 
de  México. 


CONSTITUCIÓN  DE  1857. 
202.— Cuadro  que  contiene  tres  piezas:  Ia,  una  de  las  dos 

PLUMAS  CON  QUE  SE  FIRMÓ  LA  CONSTITUCIÓN  DE  1857.— 2a,  AUTÓ- 
GRAFO del  manifiesto  con  que  los  constituyentes  presentaron 
á  la  Nación  la  Carta  Política  de  la  República :  autógrafo  es- 
crito de  puño  y  letra  del  diputado  Don  Francisco  Zarco.— 3a, 
Auténtica  de  ambas  piezas,  de  puño  de  Don  Basilio  Pérez 
Gallardo,  quien  las  obsequió  al  Museo. 

202  ai.— San  Pedro  de  la  Villa  de  Tacubaya. — Lámina  lito- 
gráfica  apaisada,  de  0m27X0m17.  Representa  la  capilla  de  ese 
lugar  conocido  hoy  con  el  nombre  de  San  Pedro  de  los  Pinos. 
Acompaña  al  dibujo  esta  inscripción  explicativa: 

«Habiéndose  reunido  más  de  500  personas  en  la  Villa  de 
Tacubaya  el  16  de  Abril  de  1860,  con  el  cristiano  objeto  de  ha- 
cer unas  honras  á  los  fusilados  el  11  de  Abril  de  1859,  encon- 
traron cerrada  la  iglesia  en  que  debía  verificarse;  entonces 
la  fúnebre  comitiva  se  dirigió  á  las  fosas  y  cada  uno  de  los 
asistentes  colocaba  sobre  ellas  fragantes  flores  empapadas  en 
lágrimas,  cuando  el  Comisario  de  la  Villa  se  presentó  con 
fuerza  armada  á  disolver  la  reunión;  pero  antes  de  retirarse 


95 


de  allí,  se  arrodillaron  á  rezar,  llenos  de  feé  (sic),  por  el  eterno 
descanso  de  las  almas  de  los  que  en  aquel  lugar  reposan.» 

El  11  de  Abril  de  1859,  después  de  una  victoria  obtenida  en 
las  lomas  de  Tacubaya  por  el  general  conservardor  Don  Leo- 
nardo Márquez,  sobre  fuerzas  liberales  acaudilladas  por  el  ge- 
neral Don  Santos  Degollado,  se  mandó  pasar  por  las  armas  á 
todos  los  prisioneros  constitucionalistas  de  la  clase  de  jefes  y 
oficiales,  aplicándose  también  la  pena  aun  á  los  médicos  que 
prestaban  á  los  heridos  los  auxilios  de  la  ciencia,  y  á  jóvenes 
practicantes  que  en  su  labor  les  ayudaban.  Sucumbieron  así  en 
ese  día  cincuenta  y  tres  prisioneros,  muchos  de  ellos  distingui- 
dos y  de  familias  acomodadas  de  la  Capital.  Este  hecho,  come- 
tido al  calor  de  profundos  odios  de  partido,  exaltaciones  que 
no  llegamos  á  comprender  los  de  la  presente  generación,  se  ha 
atribuido  al  general  Márquez,  quien  á  su  vez  descargó  la  res- 
ponsabilidad en  el  general  Don  Miguel  Miramón,  que  fungía 
como  Presidente  de  la  República  en  la  fracción  de  ésta  donde 
dominaba  el  elemento  conservador. 

La  Villa  de  Tacubaya,  elevada  á  la  categoría  de  Ciudad, 
lleva  desde  entonces  el  título  de  Tacubaya  de  los  Mártires. 
En  el  sitio  de  la  ejecución  se  levantó  un  pequeño  monumento 
conmemorativo  de  ese  hecho  tan  cubierto  de  sangre  en  nues- 
tros desgraciados  anales. 


REFORMA. 

LOTE    «OCAMPO.» 

203.— Retrato  de  Pon  Melchor  Ocampo.— Copia  fotográfica  de 
0m13X0m20,  de  un  retrato  al  óleo  hecho  por  Don  Salomé  Pina, 
que  se  conserva  en  el  Gabinete  del  Gobierno  en  Morelia  (Es- 
tado de  Michoacán). 

204.—  Trozo  de  árbol  donde  se  asegura  que  fué  colgado  el 
cadáver  de  Don  Melchor  Ocampo,  después  del  fusilamiento, 


96 

que  tuvo  lugar  en  Tepeji  del  Río  á  3  de  Junio  de  1861.  El  ca- 
dáver se  condujo  á  México,  donde  se  le  hicieron  solemnes  fu- 
nerales, sepultándosele  en  el  Panteón  de  San  Fernando.  El 
trozo  fué  obsequiado  al  Museo  por  el  General  Don  Carlos 
Pacheco, 

205.— Yaciado  en  yeso,  de  la  mascarilla  tomada  sobre  el  ca- 
dáver de  Don  Melchor  Ocampo.* 

206. — Proyectil  del  tiro  de  gracia,  extraído  del  cráneo  del 
Señor  Ocampo.  Se  hallaba  en  poder  del  Lie.  Don  Juan  José 
Baz:  hizo  donación  del  objeto  á  este  Museo,  la  Señorita  Doña 
Concepción  Baz. 

207.— Pluma  con  que  se  firmó  la  orden  de  muerte  de  los  je- 
fes republicanos  Arteaga,  Salazar,  Villagómez  y  dernas  com- 
pañeros que  fueron  fusilados  en  Uruapan  el  21  de  Octubre  de 
1865. — La  pluma  es  obsequio  hecho  al  Museo  por  el  teniente 
coronel  Don  Jesús  Mañón,  quien  la  obtuvo  del  coronel  Don 
Luis  Quaglia,  compañero  supervivente  de  Arteaga  y  Salazar. 


IMPERIO  DE  MAXIMILIANO. 

208.  — Retrato  de  Fernando  Maximiliano  de  Hnpsburgo,  Ar- 
chiduque de  Austria.  Gobernó  en  México  como  Emperador. 
Entró  solemnemente  á  la  Capital  el  12  de  Junio  de  1864,  y  fué 
pasado  por  las  armas  en  el  cerro  de  las  Campanas,  á  inmedia- 
ciones de  Querétaro,  en  19  de  Junio  de  1867. — Es  un  cuadro 
de  grandes  dimensiones  pintado  por  el  artista  francés  A. 
Beaucé  en  1865.  Representa  á  Maximiliano  ginete  en  un  ca- 
ballo tordillo:  nótase  singularmente,  además  de  la  apuesta 
figura  del  Archiduque,  la  montura  militar  con  vaquerillos. 


*  Parece,  según  los  datos  que  han  podido  recogerse,  que  este  ejemplar  es  uno  de 
tantos  obtenidos  en  el  molde  original,  aunque  no  el  primero. 


97 

209.  — Busto  de  Maximiliano,  hecho  en  bronce  por  el  artista 
Felipe  Sojo  en  1864.  Le  representó  d  la  romana. 

210.  —  Escudo  de  armas  del  Imperio. — Está  hecho  en  madera, 
de  gran  tamaño.  En  el  centro  campea  el  águila  caudal  de  Mé- 
xico; en  torno  el  collar  del  Águila  Mexicana,  rematando  al 
blasón,  que  sostienen  dos  soportes,  la  corona  imperial. 

211. — Colección  de  diez  alabardas  de  los  alabarderos  de  Pa- 
lacio en  tiempo  de  Maximiliano. 

212.— Estandarte  de  la  orden  Imperial  de  Guadalupe  (3a  épo- 
ca).*—  Con  los  colores  nacionales,  verde,  blanco  y  rojo,  colo- 
cados en  barra.  Por  la  parte  anterior  se  ven  sobrepuestas  las 
armas  del  Imperio,  y  por  la  posterior,  la  imagen  de  la  Virgen 
de  Guadalupe. 

213.— Bandeja  formada  de  una  sola  pieza  de  madera,  obse- 
quiada á  la  Emperatriz  Carlota  por  el  Teniente  Coronel  Don 
J.  B.  C. — Es  circular  y  muy  notable  por  sus  grandes  dimen- 
siones.— Diámetro:  lm32. 

.  214.  — Tina  de  mármol.  — Se  dice  que  perteneció  á  la  Empe- 
ratriz Carlota,  aun  cuando  parece  no  haber  tenido  uso:  fué  re- 
cogida de  la  Oficina  del  Timbre,  en  el  Palacio  Nacional,  por 
el  Dr.  Don  Jesús  Sánchez. 

215  y  216. —  Las  dos  piezas  marcadas  con  esos  dos  números 
se  han  retirado  del  presente  catálogo,  por  haberse  averiguado 
su  falsa  procedencia  y  estar  fuera  de  sitio  en  estos  salones. 


*  Las  tres  épocas  de  la  Orden  de  Guadalupe  han  sido:  la  de  Iturbidc,  la  de  Santa 
Anna  y  la  de  Maximiliano,  con  quien  terminó. 


Guía.-  25. 


98 


VAJILLA. 


Escaparates  en  los  cuales  se  hallan  dispuestas  176  piezas  de 
la  vajilla  que  perteneció  al  Archiduque  Maximiliano  siendo 
Emperador  de  México.  Las  piezas  están  divididas  en  dos  ca- 
tegorías: unas,  que  forman  parte  de  la  vajilla  de  lujo  con  la 
cifra  M  I  M  enlazada  y  coronada,  tienen  la  marca  de  la  casa 
Christofle  de  París;  otras,  de  la  vajilla  de  uso  diario,  según 
entiendo,  con  la  cifra  C  C  M  enlazada,  también  con  la  marca 
de  la  casa  Christofle.*  Haré  tan  sólo  simple  enumeración  de 
los  objetos: 

159  piezas  marcadas  M  I  M,  de  las  cuales  son: 

5  piezas  grandes,  27  charolas,  1 1  compoteros,  24  fruteros, 
22  porta -platos  y  asientos,  9  piezas  de  servicio  de  café,  52  azu- 
careras, 9  piezas  sueltas. 

16  piezas  diversas  marcadas  C  C  M. 

1  pieza  suelta,  sin  cifra  ni  marca  de  Christofle:  probable- 
mente no  perteneció  á  ninguno  de  los  dos  juegos  que  aquí  se 
mencionan. 

En  la  página  461  del  tomo  II  de  los  Anales  del  Museo  Nacio- 
nal se  lee  lo  que  sigue:  «Vajilla  del  Palacio  Nacional  en  tiempo 
del  Archiduque  Fernando  Maximiliano  de  Austria;  cada  pieza 
lleva  las  armas  del  imperio  y  la  marca  de  la  fábrica  «Chris- 
tofle.» La  análisis  practicada  por  el  Sr.  Mendoza  dio  la  com- 
posición siguiente:  Cobre  59-1,  zinc  30-2,  níquel  9-7,  fierro 
1-0  =  100  partes.  La  plata  superficialmente  colocada  está  re- 
presentada por  0,05.»  Haré  observar  que  no  es  precisamente 
exacto  que  cada  pieza  lleve  las  armas  del  Imperio,  sino  cifras 
enlazadas  ó  monogramas,  lo  cual  es  del  todo  distinto. 


*  En  12  de  Noviembre  de  1894  formé,  de  orden  superior,  un  inventario  pormenori- 
zado de  todas  estas  176  piezas:  el  inventario  se  conserva  manuscrito  en  la  Secretaría 
del  Museo. 


99 

Últimamente  se  han  adquirido  por  compra,  las  siguientes 
piezas: 

3  vasos  de  cristal;  uno  de  ellos  con  asa. 

Un  plato  chico  de  porcelana. 

Estas  cuatro  piezas  tienen  grabada,  respectivamente,  la  ci- 
fra M  coronada. 


REPÚBLICA. 

LOTE     «JUÁREZ.» 

Todos  los  objetos  que  van  á  especificarse  fueron  obsequia- 
dos al  Museo  por  las  Señoras  Doña  Manuela  Juárez  de  San- 
tacilia  y  Doña  Soledad  Juárez  de  Luchichí,  con  excepción 
de  algunos,  que  se  anotarán. 

217.  — Sillón  que  regalaron  á  Don  Benito  Juárez  las  alum- 
nas  del  taller  de  Tapicería  de  la  Escuela  de  Artes  y  Oficios. 

218.— Traje  negro  completo,  usado  por  el  Sr.  Juárez  (levita, 
pantalón  y  chaleco)  y  dos  camisas  blancas,  de  encima. 

219.  —  Bata  del  Sr.  Juárez. 

220.— Capa  usada  por  el  mismo. 

221.— Un  par  de  botas  pertenecientes  al  propio  señor. 

222.— Sombrero  alto  de  seda,  con  sombrerera. 

223.  —  Relojera  con  las  cifras  B.  J.  bordadas. 

224.  — Lavabo  de  porcelana,  roto,  compuesto  de  jarra  y  ban- 
deja, usado  por  el  Sr.  Juárez  en  su  peregrinación  á  Paso  del 
Norte. 


100 

225.- Cama  en  la  cual  falleció,  á  18  de  Julio  de  1872,  Don 
Benito  Juárez,  siendo  Presidente  de  la  República  Mexicana. 

226.  — Vaciado  en  yeso,  de  la  mascarilla  tomada  del  cadáver 
del  Presidente  Juárez.  Al  lado  izquierdo  se  notan  algunos  ca- 
bellos que  quedaron  adheridos.  (Esta  pieza  ya  pertenecía  al 
Museo.) 

227.— Cuadro  que  contiene  tres  objetos,  dos  de  ellos  de  uso 
personal  de  Don  Benito  Juárez:  el  primero,  obsequiado  al  Mu- 
seo por  las  Señoras  de  Santacilia  y  de  Luchichí;  los  otros,  por 
la  Señorita  Doña  Concepción  Baz;  y  son:  1.  Retrato  del  Pa- 
dre Don  Antonio  Salanueva,  pintado  sobre  una  lámina  pe- 
queña. El  P.  Salanueva  fué  el  protector  y  maestro  del  Sr.  Juá- 
rez.—2.  Banda  tricolor  presidencial.  En  el  color  blanco 
iban  á  firmar  todas  las  personas  que  acompañaron  al  Sr.  Juá- 
rez á  Paso  del  Norte:  sólo  firmó  Don  Juan  José  Baz. — 3.  Espe- 
juelos corrientes. 

228.  — Colección  de  11  coronas  metálicas  de  diversas  formas 
y  dimensiones,  más  2  placas,  también  metálicas,  consagradas 
en  distintas  épocas  al  Sr.  Juárez  por  varios  Estados  de  la  Re- 
pública, corporaciones  y  particulares.— Donación  del  Sr.  Don 
Benito  Juárez,  hijo,  en  nombre  propio  y  en  el  de  su  familia. 

229.— Cuadro  ovalado  que  contiene  un  mango  de  madera  y 
una  pluma,  acompañados  del  siguiente  autógrafo:  Ultima  píti- 
ma de  que  se  sirvió  el  esclarecido  C?  Benito  Judres.  Fué  tomada 
de  su  escritorio,  momentos  después  de  su  muerte,  que  acaeció 
la  noche  del  18  de  Julio  de  1872,  por  Eug°  Barreño.—  Rúbrica. 
—  Donación  del  Sr.  Juárez,  hijo,  en  nombre  propio  y  en  el  de 
su  familia. 


101 


PIEZAS  DIVERSAS. 


231).— Placa  de  plomo  conmemorativa,  de  la  fundación  del 
convento  de  Betlemitas  de  la  Ciudad  de  México  (Io  de  Junio 
de  1681). — Fué  .obsequiada  al  Museo  por  el  Sr.  Ingeniero  Don 
Manuel  Fernández  Leal,  actual  Ministro  de  Fomento. —  Di- 
mensiones: 0m165X0m165. 

La  leyenda  que  esta  placa  tiene  esculpida,  dice  al  pie  de 
ia  letra: 

solí.  deo.  honor,  et  gloria. 

ecclesle.  catholic^e.  et  vniversalis 

clavvm.  tenente.  ss.mo  d.  nostro. 

innocentio.  papa  xi.: 

Et  in  Hispaniarvm.  et  indiarvm.  provinciis. 

regnante.  et  earvm.  imperivm.  obtinente. 

REGE.  DOMINO.  N.  CAROLO  2: 

Pro  rege.  ítem  et  Regís  in  hac  Nova  hispania 

LOCVM    TENENTE.    Ex.MO    DD.    ThOMA.    DE    LA    CERDA 

comité  de  Paredes,  marchione  de  la  lagvna 

ill.mvs  D.  D.  Fr.  Payvs.  de  ribera. 

hvivs  Mexicana,  et  Metropolitane.  Ecclesi^e 

Archiepiscopvs.  hvnc  primvm  Lapiden,  pro 

CONSTRVCTIONE.  HVIVS  TeMPLI  SaCRA.- 
TISSHkLE  VlRGINI.  MaRIE.  MaTRI. 

Dei.  svb  titvlo  de 

BETHELEM. 

Et  SS.MO  IPSIVS.  Virginis.  Sponso.  S  Iosepho. 

Et  glorioss.mo  S.  francisco.  Xaverio. 

DICATI.  SOLEMNI  ET  ECCLESIASTICO. 

RITV  POSVIT.  COLLOCAVIT. 

DlE   PRIMA  JVNIJ  ANN.  ÜNI.  MDCLXXXI. 

231.  — «Armas  de  la  República  Mexicana,  rodeadas  de  trofeos 
y  formadas  con  plumas,  á  imitación  de  los  antiguos  mosaicos 

GülA.-2b- 


102 


indios,  por  el  Sr.  Don  José  Rodríguez,  quien  las  presentó  al 
Congreso  general  en  1829.» 

232.  — Pabellón  mexicano  izado  la  mañana  de  13  de  Agosto 
y  el  día  12  de  Octubre  de  1892,  en  el  Monasterio  de  Santa 
María  de  la  Rábida  (España),  con  motivo  de  las  fiestas  conme- 
morativas del  4o  Centenario  del  descubrimiento  de  América 
por  Cristóbal  Colón.  — Fué  remitido  á  nuestro  Gobierno  por  el 
General  Don  Vicente  Riva  Palacio,  Ministro  Plenipotenciario 
de  México  en  España;  enviándose  á  este  Museo  para  su  con- 
servación, por  acuerdo  del  Sr.  Presidente  de  la  República. — 
Se  halla  cubriendo  la  cama  del  Sr.  Juárez.  (Número  225.) 

233.  — Lote  de  10  piezas  diversas  (armas  blancas  y  de  fuego, 
hacha  y  otras)  no  clasificadas  ni  estudiadas. 

234.— Un  clavo  y  una  alcayata  que  sirvieron  para  clavar  las 
cabezas  de  Don  Julián  y  Don  José  María  Villagrán. —  Donación 
hecha  al  Sr.  General  Don  Porfirio  Díaz  por  el  Sr.  Don  Eduardo 
Villagrán. — Remitidos  al  Museo  por  el  Sr.  Gral.  Díaz. 

235.  — Reloj  y  cadena  que  pertenecieron  al  General  Don  Ma- 
nuel Micheltorena.  Fueron  obsequiados  al  Museo  por  Doña 
Mariana  Williamson,  viuda  de  Don  Antonio  Franco  Coronel, 
á  quien  el  Sr.  Micheltorena  obsequió  dichas  piezas. 

236.  — Retrato  del  General  mexicano  Don  Antonio  Rosales. 

—  Donación  del  Sr.  Don  José  Ignacio  Azcárate,  del  Estado  de 
Nuevo  León. 

237.— Retrato  del  ilustre  sabio  alemán  Alejandro  de  Hum- 
boldt. —  Obsequio  del  Sr.  Dr.  Don  Manuel  S.  Soriano. 

238.— Plano  antiguo  de  la  Ciudad  de  Puebla,  en  papel  euro- 
peo.— Donación  del  Sr.  Don  Teodoro  A.  Dehesa. 

239  á  242.— Cuatro  "Cartas  histórico -geográficas  mexica- 


103 

ñas,"  formadas  por  el  Lie.  Don  Victoriano  Pimentel. — La 
primera  comprende  Z,a  Conquista  (1519-1521). — La  240  abarca 
el  período  de  La  Independencia  (1810-1821). —  La  241  La  In- 
vasión Norte -Americana  (1846-1848). —  La  242  estudia  La 
Intervención  francesa  y  El  segundo  Imperio  (1861-1867). 


OBJETOS 

COLOCADOS  PARTE  EN  LA  PLANTA  BAJA  DEL  EDIFICIO 
Y  PARTE  EN  LA  ALTA. 


Algunos  de  estos  objetos  no  tienen  todavía  colocación  con- 
veniente, no  habiéndoseles  transportado  á  los  pisos  altos,  á 
causa  del  gran  peso  de  ellos.  Están  señalados  con  letras. 

A.— Espléndida  carroza  imperial  de  Maximiliano:  de  factura 
milanesa.  Está  ricamente  exornada  al  interior  y  al  exterior. 
Parece  que  el  infortunado  Archiduque  sólo  usó  una  ó  dos  ve- 
ces de  esta  carroza  en  grandes  solemnidades.  (Planta  baja.) 

IJ.— Carruaje  también  perteneciente  á  Maximiliano:  muy  in- 
ferior al  que  le  precede,  pero  de  muy  buena  factura.  Las  ar- 
mas del  Imperio  que  se  ostentaban  en  las  portezuelas,  se  hi- 
cieron desaparecer,  sustituyéndolas  con  el  águila  republicana. 
—  Se  trajo  de  las  cocheras  del  Palacio  Nacional.  (Planta  baja.) 

C— Carruaje  de  uso  particular  de  Don  Benito  Juárez. — Do- 
nación de  las  Señoras  Doña  Manuela  Juárez  de  Santacilia  y 
Doña  Soledad  Juárez  de  Luchichí.  (Planta  baja.) 

1).  — Lápida  cuya  leyenda  se  refiere  á  la  conclusión  de  la  ar- 
quería de  San  Cosme  el  año  1620,  según  todas  las  probabili- 
dades; habiéndose  encontrado  la  lápida  en  la  caja  repartidora 


104 


que  hasta  hace  algunos  años  existió  en  la  calle  de  la  Maris- 
cala  de  esta  Ciudad.* 

La  lápida  está  colocada  en  el  corredor  que  ve  al  Oriente  en 
la  planta  alta,  y  tiene  lm55  de  longitud  por  0m64  de  latitud  y 
0m09  de  espesor.  Las  letras  iniciales  de  cada  palabra  de  la  le- 
yenda son  rojas,  y  á  primera  vista  no  es  fácil  entender  las  va- 
rias ligaduras  y  abreviaturas  que  contiene.  La  repetida  leyen- 
da con  su  ortografía  propia,  dice: 

Reinando  e  las  Españas  i  Indias  Orientales  y  Oczidenta-  |  |  les  la  MagcI. 
Católica  del  Reí  Do  Felipe  III  ntro.  Sob.°  Sr.  |  |  por  madado  del  Ex.0  Sr.  Do 
diEGO  Fernades  de  Cordova  Marqves  I  I  de  Gvadalcazar  sv  birrei  Lvgar  Te- 
ñíste Governador  i  Ca-  I  |  pita  General  desta  Nveba  España  i  Presídete  déla 
Real  A-  |  |  vdiencia  della  se  hizo  esta  obra  siendo  Correg.01-  el  Lido.  Do 
Gm.°  I  I  de  Monte  Alegre  y  Administrador  y  Comisar.0  della  Do  Fernado  |  | 
de  Agvlo  Reinoso  Regidor  desta  Civdad  de  Me.co  Acabóse  Añ°  de  1620. 

Para  facilitar  la  lectura  se  pone  en  seguida  claramente  la 
inscripción : 

Reinando  en  las  Españas  y  Indias  Orientales  y  Occidentales  la  Majestad 
Católica  del  Rey  Don  Felipe  III,  nuestro  Soberano  Señor,  por  mandado  del 
Excelentísimo  Señor  Don  Diego  Fernández  de  Córdoba,  Marqués  de  Guadal- 
cazar,  su  Virrey  y  Lugarteniente,  Gobernador  y  Capitán  General  de  esta 
Nueva  España  y  Presidente  de  la  Real  Audiencia  de  ella,  se  hizo  esta  obra 
siendo  Corregidor  el  Lie.  Don  Jerónimo  (?)  de  Monte  Alegre,  y  Administra- 
dor y  Comisario  de  ella  Don  Fernando  de  Ángulo  Reinoso,  Regidor  de  esta 
Ciudad  de  México.  Acabóse  año  de  1620. 

E.—  Lápida  que  estuvo  colocada  sobre  la  puerta  de  la  sala 
de  Armas  del  Palacio  Nacional  de  México,  y  á  últimas  fechas 
transportada  á  este  Museo.  Está  compuesta  de  varias  piezas, 
formando  todas  ellas  un  cuerpo  de  lm60  de  longitud  por  lm10 
de  latitud.  En  la  cara  anterior  se  lee  lo  que  sigue: 

Durante  el  reynado  del  S.  D.  Carlos  III  padre  de  la  patria,  en  uirtud  de 
las  sabias  providencias  de  su  Gouierno,  y  de  la  real  protección  conque  dis- 


*  Véase:  Mañero.  El  Monumento  levantado  en  la  Alameda  de  México  por  el 
Ayuntamiento  de  1893.  Apuntes  históricos.—  Gai.indo  y  Villa.  Apuntes  de  Epigra- 
fía Mexicana. 


105 


TINGUIO  AL  CUERPO  DE  LA  MINERÍA,  LLEGARON  A  TAN  FLORECIENTE  ESTADO  LOS  MINE- 
RALES DE  ESTE  YMPERIO,  QUE  SUS  PRODUCCIONES  AUMENTARON  PRODIGIOSAMENTE  LAS 
ENTRADAS  DE  PLATAS  DE  SU  REAL  CaSA  DE  MONEDA,  Y  PARA  QUE  EXECUTARAN  SUS 
LABORES  SIN  ATRASO,  RESOLUIO  S.  M.  SE  HICIESE  ESTA  OBRA  DE  AMPLIACIÓN  DE  OFI- 
CINAS, QUE  SE  CONCLUYÓ  EN  FIN  DE  NOBIEMBRE  DE  1779,  SIENDO  SUPERINTENDENTE  DE 

ella,  el  S.  D.  Fernando  José  Mangino,  de  su  Consejo  de  Hazienda,  Juez  Comi- 
sario DEL  R.  DERECHO  DE  MEDIA  ANATA,  Y  SERUICIO  DE  LANZAS  EN  ESTA  NuEUA  Es- 
PANA  &C.  La  DELINEO  Y  DIRIGIÓ  D.  MlGUEL  CONSTANSO,  YNGENIERO  ORDINARIO  DE 
LOS  EXERCITOS  DE  Su  MaGESTAD.  * 

F.— Escudo  de  la  Orden  del  Carmen,  labrado  en  piedra;  de 
lm10X0m86. — Traído  del  ex- convento  de  San  José  de  carme- 
litas descalzas  de  México  (Santa  Teresa).  (En  el  mismo  corre- 
dor citado.) 

(j. — Retablo  hecho  en  mármol  blanco,  formado  de  varias 
piezas.  Representa  en  alto  relieve  la  adoración  de  los  Santos 
Reyes.  Se  encontraba  en  la  fachada  del  ex-convento  de  Betle- 
mitas  de  esta  ciudad,  de  donde  fué  traído  á  últimas  fechas,  al 
transformarse  dicha  fachada.  (En  el  mismo  corredor  citado.) 

H,  I,  J.— Tres  argollas  que  sirvieron  para  amarrar  embar- 
caciones. Fueron  traídas  de  la  costa  de  Veracruz  por  la  co- 
misión de  Cempoala,  de  que  se  ha  hablado  anteriormente  (Pá- 
gina 45).  (Planta  baja.) 

K.— Pieza  metálica  traída  por  la  misma  comisión.  (Planta 
baja.) 

L.— Pieza  de  madera  traída  por  la  misma  comisión.  Parece 
que  servía  de  cerramiento  en  algún  edificio  antiguo  indígena. 
(En  el  V  Salón  de  Historia  Patria.) 

M.  — Lápida  epigráfica,  dividida  en  dos  partes.  Fué  puesta 
en  el  solar  que  ocupaba  la  casa  del  célebre  Alonso  de  Avila. 


*  El  Sr.  Mañero  publicó  esta  inscripción  llena  de  errores;  en  mis  Apuntes  de  Epi- 
grafía inserté  la  leyenda  tomándola  del  Sr.  Mañero,  y  reproduje  — por  no  tener  la 
piedra  á  la  vista  — todos  aquellos  errores.  Ahora  se  publica  la  inscripción  correcta, 
cotejada  sobre  el  mismo  original. 

Guía.-  27. 


106 


uno  de  los  que  desempeñaron  principal  papel  en  la  conjura- 
ción del  Marqués  del  Valle.  La  casa  estaba  en  la  esquina  de 
las  calles  1.a  del  Reloj  y  Santa  Teresa. —  Esta  lápida  es  obse- 
quio hecho  al  Museo  por  el  Sr.  Don  Mariano  Yañez,  actual 
propietario  de  la  referida  casa  (año  1899),  y  se  encuentra  co- 
locada en  el  corredor  á  que  antes  se  ha  hecho  referencia. 
La  inscripción  grabada  allí,  dice: 

ESTAS  CASAS  HERAN  D  AL.°  DE  AVILA  ALVARA.dO  VEZINO  DESTA  CIVDAD  DE  MÉXICO 
EL  QVAL  FVE  CODENADO  A  MVERTE  POR  TRAIDOR  I  FUE  SECVTADA  EN  SV  PERSONA  LA 
SENTENCIA  EN  LA  PLACA  PV.Ca  (pública)  DESTA  CIVDAD  I  LE  MANDARON  DERIBAR  (de- 
rribar) ESTAS  CASAS  OVE  FUERON  LAS  PRINCIPALES  DE  SV  MORADA — AÑO  DE   15  .  . 

N.—  Lápida  epigráfica,  dividida  en  dos  porciones.  Procedente 
del  antiguo  acueducto  de  México  á  Chapultepec.  (En  el  corre- 
dor citado.) 

La  inscripción  dice: 


Rey.do  en  las  Españ.s  la  Catho.ca  Mages.d  del  Rey  N.  S.  Don  Fern.do  VI 
(q.  D.  G.).  y  Goberna.do  esta  N.a  E.a  el  Exmo.  S.r  D.  Juá.  Fran.co  de  Guemes, 
y  Horcacitas,  Tenié.te  G.l  de  los  Reales  exercitos  Vi-Rey,  Gober.dor  y  Capi- 
ta.n  G.l  &c.y  siendo  superinten.te  Juez  Conceruador,  d.  los  proprios,  y  rrentas 
d.  la  Ciuda.d  d.  Mex.°  el  S.  D.  Domingo  trespalaci°s  y  Escado  (Escanden), 
Cav.ro  del  Orde  d.  Stia.0  (Santiago),  Oidor  d.  su  R.l  Audié.cia  se  redifi.ron 
122  ar.os  los  ma.s  cotra  cimétados  se  leváto  la  corti.na  p.r  amb.os  la. dos  d. 
o.tros  107  ma.s  de  o. tros  repa.ros  a  la  d.  m.s  arq.iia  se  terra.no  (terraplenó) 
la  cals.da  d.  S.  Cos.me  a  la  Tlaspa.na  y  desde  aqui  al  Arco  d.  Chapultepec  y 
desde  este  Arco  se  abrió,  y  formaliso  nueva  Calsda.  (calzada)  hasta  el  mo- 
lino de  la  Polv.ora  Junio  8  de  1728  años. 

0. — Lápida  epigráfica  procedente  del  antiguo  acueducto  de 
México  á  Chapultepec.  Conmemora  la  prosecución  de  la  obra 
desde  un  arco.  (Se  halla  colocada  en  el  corredor  citado  ante- 
riormente.) 

La  inscripción  dice: 


Prosiguió  esta  Obra  desde  este  Arco,  Don  Gaspar  Hurtado  de  Mendoza, 
Regidor  Decano  desta  Nobilissima  Ciudad.  Año  de  1764. 


107 

P.  — Lápida  epigráfica. — Tiene  la  misma  procedencia  de  la 
pieza  anterior,  y  se  encuentra  colocada  en  el  mismo  corredor. 
Conmemora  la  conclusión  del  aderezo  de  la  arquería  de  Belén 
á  Chapultepec. 

Dice  la  leyenda : 

Rey.0  en  las  Españas  la  Cecarea,  y  catholica  Mag.d  de  Don  Carlos  Se- 
gundo N.°  Rey  Y  S.r  Y  Gouernando  Esta  N.  España  Y  en  su  R.l  N.e  (Real 
Nombre)  El  EX.mo  S.r  Maestro  D.  Fray  Payo  de  Ribera  henrriquez  Arco- 
bispo  desta  Ciu.d  (?)  Y  Birrey  desta  nueua  españa  Y  P.te  de  la  R.l  Chansi- 
lleria  qenella  (que  en  ella)  Reside,  Se  acauo  el  adereco  desta  Tarjea  que 
tubo ....  Baras  Y  entuuacion  de  el  Agua  Se  aleo  ba .  . . .  y  hizo  de.  ...  y  ade- 
reco lo  que  se  necesito  de  dicha  tarjea  Y  de  las  pilas  que  desde  ella  Siguen 
Al  colegio  de  San  Pablo  EN  10  de  Septiembre  de  1677  años. 

Q.  —  Lápida  epigráfica  procedente  del  antiguo  acueducto  de 
Belén  á  Chapultepec.  (Colocada  en  el  corredor  antes  citado.) 
La  inscripción  que  tiene  grabada,  dice: 

Asta  aquí  llega  el  Solado  de  Chiluca  de  Beinteidos  arcos. 

R.— Lápida  sepulcral  del  Virrey  Don  Juan  de  Acuña,  Mar- 
qués de  Casafuerte.  Es  de  tecali,  rota  en  diez  fragmentos.  Se 
trajo  al  Museo,  de  la  Parroquia  de  San  Cosme,  al  poniente  de 
la  Ciudad  de  México;  y  está  colocada  en  el  corredor  donde  se 
hallan  las  anteriores  piezas. 

Encabezando  el  epitafio  se  destaca  de  relieve  un  cráneo 
humano,  bajo  el  cual  hay  dos  canillas  cruzadas. 

La  inscripción  en  fragmento  dice: 

Aqvi  yaze  el  Ex.mo  s.r  D.n  Jvan  de  Acvña  Marqves  de  Casafverte,  Cava- 
llero  del  orden  de  Santiago  Comendador  de  adelfa  en  la  de  Alcántara  del 
Consejo  de  S.  M.  en  el  Real  y  Supremo  de  Gverra,  Capitán  General  de  los 
exercitos  ....  Maestre  de  campo  ....  rcito  de  Cat ....  omanda  ....  eynos  de 
Aragón  ....  rrey  Governador  y  Ca  . .  .  .  neral  de  los  Reynos  de  Nueva  Espa- 
ña, la  qve  Go.no  H  años  5  meses  y  16  dias  y  mvrio  de  actval  Virrey  el  17  de 
Mar  ....  1734  años  ....  es  y  año.  Reqviescat  in  paze. 


108 


ADICIONES. 

243.—  Retrato  fotográfico  del  cochero  Juan  Idueta  que  acom- 
pañó al  ex -Presidente  de  la  República,  Lie.  Don  Benito  Juá- 
rez, en  su  peregrinación  á  Paso  del  Norte.  (En  la  planta  baja 
del  edificio  y  en  la  Sala  donde  se  encuentra  el  carruaje  que 
perteneció  al  Sr.  Juárez.) 

244.  —  Escudo  de  armas  de  la  ciudad  de  Drizaba.— Fué  obse- 
quiado á  este  Museo  por  el  Sr.  Gobernador  del  Estado  de  Ve- 
racruz  Don  Teodoro  A.  Dehesa. 


Fin  del  texto. 


109 


NOTAS. 


1 — El  retrato  de  que  se  habla  perteneció  al  convento  de  San  Francisco  de 
México:  estaba  colocado,  según  me  ha  dicho  el  Sr.  Agreda,  en  el  primer  des- 
canso de  la  escalera  principal,  á  la  derecha  de  la  puerta  de  una  capilla.  Del 
otro  lado,  haciendo  juego,  se  veía  un  lienzo  con  San  Sebastián  de  Aparicio, 
que  hoy  se  conserva  en  la  capilla  del  Señor  San  José  de  nuestra  metropolita- 
na de  México.  Ambos  lienzos  cubrían  los  lugares  en  donde  se  encontraban 
dos  puertas  que  cita  Betancourt  en  su  Teatro  Mexicano,  4a  parte*,  pág.  33. 
Cuando  la  primera  exclaustración  de  los  religiosos  franciscanos,  acaecida 
en  17  de  Septiembre  de  1856,  el  Sr.  Lie.  D.José  María  Lacunza  pidió  el  cua- 
dro de  Fr.  Pedro  de  Gante  para  colocarlo  en  la  sala  rectoral  del  Colegio  de 
San  Juan  de  Letrán,  en  donde  en  efecto  estuvo  hasta  la  extinción  de  ese  plan- 
tel, poco  después  de  la  caída  del  Imperio.  Entonces  pasó  el  retrato  al  Museo 
Nacional:  aquí  se  mantuvo  en  el  cubo  del  segundo  tramo  de  la  escalera  prin- 
cipal de  la  derecha  del  edificio,  hasta  que  se  dispuso  nuevamente  su  coloca- 
ción en  la  galería  en  que  hoy  se  encuentra. 

2. — Al  calce  del  cuadro  de  nuestro  lego,  y  á  dos  columnas,  se  encuentra  la 
leyenda  que  en  seguida  se  copia:  ha  sustituido  á  otra  inscripción,  de  la  que 
hay  visibles  vestigios.  La  letra  es  de  fines  del  siglo  pasado,  al  parecer,  y 
dice: 

«El  V.  Siervo  de  Dios,  y  Varón  Apostólico  F.  Pedro  de  Gante*  Natural  de 
la  Villa  de  Yguen  en  el  Condado  de  Flandes,  Primer  Religioso  Lego,  y  Fun- 
dador de  esta  Provincia  del  Santo  Evangelio:  fué  emviado  fste)  por  el  Empe- 
rador Carlos  V.  su  mui  inmediato  Pariente:  fué  de  exelentes  virtudes,  tubo  co- 
nocimiento infuso  de  las  Artes  liberales,  y  Mecánicas,  enseñó  á  los  Yndios 
la  Doctrina  Christiana  que  traduxo  en  Ydioma  Mexicano,!  y  á  los  dos  años  la 
tenia  impresa:  enseñó  a  los  Mancebos  la  Música,  y  á  tocar  en  todos  instru- 
mentos, la  política,  y  todos  los  Oficios  mecánicos.  Edificó  en  México,  y  en  sus 
contornos  más  de  cien  Yglesias:  Fundó  los  Insignes  Colegios  de  Sn.  Juan  de 
Letran,  y  el  que  llaman  de  las  Niñas:  fué  Fundador  de  este  Convento  (Sn. 
Francisco),  y  Capilla  de  Sr.  Sn.  José,  Primer  Parroquia  de  las  Yndias,  y  Pri- 
miceria de  millares  de  Yglesias  de  Nueva  España,  y  Perú:  Hizo  Escuelas  de 


*  Su  verdadero  nombre  era  Pedro  de  Mura. 

f  Impresa  en  México  (letra  gótica)  en  casa  de  Juan  Pablos  el  afto  1553.  Los  dos  úni- 
cos ejemplares  de  que  hay  noticia  en  México,  pertenecen  respectivamente  á  las  selec- 
tas bibliotecas  de  los  Sres.  García  Icazbalceta  y  Agreda. 

Guía.-  28. 


110 


Niños,  y  Niñas,  y  á  los  de  Sn.  Juan  de  Letran  les  consiguió  de  su  Magestad 
rentas  para  su  substento.  A  petición  suya  mandó  la  Señora  Emperatriz  seis 
matronas  á  su  costa  que  enseñaron  los  Oficios  Mugeriles  á  las  Niñas;  y  en  el 
Colegio  de  Letran  tenia  una  celdilla  en  que  se  retiraba  á  sus  Santos  exerci- 
cios,  de  que  sacaba  tanta  eficacia  en  los  Sermones  que  predicaba  á  los  Yn- 
dios  en  lengua  Mexicana  en  que  fué  fecundíssimo,  que  dexó  hasta  el  día  en 
ellos  la  devoción  con  que  reciben  el  Sacramento  del  Altar;  hizo  una  plática 
cerca  del  Matrimonio,  que  en  un  día  se  verificaron  en  Xochimilco  á  miles  los 
cassamientos:  Fué  el  que  instituyó  las  Cofradías  de  Naturales,  y  por  un  eficaz 
informe  suyo  fueron  últimamente  libres  de  la  esclavitud  introducida  contra 
ellos.  Por  tres  veces  le  vinieron  licencias,  sin  solicitarlas  para  que  se  Orde- 
nase de  Sacerdote:  Una  del  Papa  Paulo  III.  otra,  del  General  de  la  Orden,  y 
otra  de  un  Nuncio  Apostólico,  porque  sabedores  de  su  Zelo  y  Virtudes,  les 
pareció  que  no  debiera  permanecer  en  estado  de  Lego.  Por  el  Emperador,  se 
le  propuso  que  admitiese  el  Obispado  de  México,  y  por  instancias  que  se  le 
hisieron,  -no  condecendió,  y  decia  que  mas  quería  versarse  en  la  enseñanza 
de  los  Yndios  como  Pobre  Lego,  que  en  los  exercicios  de  Prelado,  y  que  mas 
le  acomodaba  la  Celdilla  del  Colegio  de  Sn.  Juan  de  Letran,  que  los  Palacios 
Episcopales.  Fué  tan  venerado,  y  querido  de  los  Yndios  que  teniendo  Sacer- 
dotes, que  los  miraban  como  á  Hijos,  todos  acudían  á  él  en  solicitud  de  con- 
suelo: le  amaban  como  á  Padre,  y  le  obedecían  como  á  Superior,  y  Maestro, 
en  tanto  grado,  que  de  su  arbitrio  pendia  todo  el  Govierno  de  México,  y  de 
los  lugares  comarcanos:  si  se  les  mandaba  alguna  cosa  temporal,  ó  Espiri- 
tual, ocurrían  a  saber  su  voluntad  para  executarlo:  por  tanto,  fué  tan  estima- 
do del  Illmó.  Sr.  Dn.  F.Juan  de  Zumárraga,  primer  Obispo  de  esta  Sta.  Ygle- 
sia,  y  Religioso  Franciscano,  que  representó  sus  circunstancias  al  Capítulo 
Gral.  de  Tolosa,  y  el  Illmó.  Sr.  D.  F.  Alonso  de  Montufar  del  Sagrado  Orn. 
de  N.  P.  Sto.  Domingo  y  decia  frequentemente,  como  su  Antecessor:  Yo  no 
soi  Arzo.o  de  México,  sino  F.  Pedro  de  Gante:  Hágase  sin  dilación  lo  que  él 
ordenare.  Y  habiendo  trabaxado  como  cinquenta  años,  destruyendo  mas  de 
diez  mil  Ydolos,  y  reduciendo  Almas  á  millones.  Murió  dia  en  que  Ntra.  Me. 
la  Sta.  Ygla.  celebra  el  santo  de  su  nombre,  y  Príncipe  de  los  Apóstoles  N. 
P.  S.  Pedro.*  año  de  1572  y  á  instancias  de  los  Yndios,  fué  sepulta.o  en  su  Ca- 
pilla, y  Parroquia;  con  concurrencia  de  lo  mas  notable  de  la  Ciudad.» 

3. — Como  se  ha  dicho,  nuestro  Fr.  Pedro  llegó  á  México  en  30  de  Agosto 
de  1523,  junto  con  Fr.  Juan  de  Tecto  y  Fr.  Juan  de  Ayora  ó  Ahora.  En  el  to- 
mo II  de  la  obra  México  á  través  de  los  Siglos,  pág.  277,  se  dice  que  aquellos 
religiosos  llegaron  en  1522;  pero  el  Sr.  García  Icazbalceta,  que  dilucidó  la 


*  Tal  cosa  no  es  exacta:  ésto  resultó  quizá  de  haber  colocado  Betancourt  en  su 
Menologio  la  memoria  de  Fr.  Pedro  en  el  día  29  de  Junio,  por  ignorar  la  fecha  en  que 
nuestro  lego  falleciera.  El  Sr.  García  Icazbalceta,  en  su  Bibliografía  Mexicana  del  si- 
glo XVI,  png.  43,  advierte  que  en  la  pintura  contemporánea  publicada  por  M.  Aubin, 
se  expresa  que  Fr.  Pedro  fué  sepultado  el  domingo  20  de  Abril  de  1572,  de  donde  se 
deduce  que  murió  uno  ó  dos  días  antes.  La  edad  del  ilustre  religioso  pasaba  de  no- 
venta años. 


111 

cuestión,  asienta  la  fecha  que  antes  dejé  consignada.  Véase  la  pág.  35  de 
la  Bibliografía  Mexicana  del  Siglo  XVI. 

¿í. — Este  retrato  se  hallaba  en  la  ciudad  de  Puebla,  en  la  antesacristía  del 
convento  de  San  Francisco,  en  un  lugar  muy  alto.  El  Sr.  Agreda,  quien  me 
ha  comunicado  la  presente  noticia,  vio  este  cuadro  allí  hace  muchos  años, 
y  dio  noticia  de  él  al  Sr.  Don  Francisco  del  Paso  y  Troncoso,  que  á  la  sazón  se 
hallaba  ocupado,  junto  con  el  Dr.  Don  Jesús  Sánchez,  en  la  publicación  de  gra- 
máticas y  vocabularios  de  la  lengua  náhuatl,  por  cuenta  del  Museo.  Al  sa- 
berse la  existencia  en  Puebla,  del  retrato  del  P.  Olmos,  el  Sr.  Troncoso  per- 
sonalmente se  dirigió  á  la  Angelópolis  para  obtener  una  fotografía  del 
cuadro,  con  la  cual  se  hizo  la  estampa  que  se  advierte  al  frente  del  Arte  pa- 
ra aprender  la  Lengua  Mexicana,  compuesto  por  el  citado  religioso  y  dado 
á  la  estampa  en  México.t  Más  tarde  se  solicitó  la  intervención  del  limo.  Sr. 
Arzobispo  Dr.  Don  Pelagio  Antonio  de  Labastida,  para  traer  el  retrato  al  Mu- 
seo á  fin  de  conservarlo  en  este  Establecimiento;  accedió  el  Prelado,  escri- 
biendo luego  al  Provincial  de  los  Franciscanos,  Fr.  Manuel  Rivero,  cura  en- 
tonces de  Tetzcoco,  quien  mandó  al  guardián  de  Puebla  que  entregara  dicho 
retrato,  como  en  efecto  se  hizo.  Agregaré,  como  noticia  también  de  mi  buen 
amigo  el  Sr.  Agreda,  que  el  cuadro  del  P.  Olmos  se  encontraba  junto  á  una 
ventana,  por  lo  cual  tiene  una  esquina  truncada;  y  al  otro  lado  de  esa  venta- 
na, haciendo  juego  con  el  retrato  de  Fr.  Andrés,  estaba  el  de  Fr.  Martín  Sar- 
miento y  Hojacastro,  tercer  obispo  de  Tlaxcala  y  Comisario  general  que  fué 
de  la  Orden  Seráfica  en  la  Nueva  España. 

5. — Al  pie  del  retrato  del  venerable  P.  Olmos  se  lee  una  inscripción  en  le- 
tra gótica,  al  parecer  posterior  á  la  pintura,  la  cual  leyenda  dice  lo  que  en 
seguida  se  traduce: 

«El  Venerable  Padre  Fr.  Andrés  de  Olmos:*  tan  Santo  como  Docto;  con 
los  dones  de  Sabiduría,  de  Ciencia,  de  Curación,  de  Profecía,  de  interpretar 
las  Escrituras,  y  el  de  Lenguas;  pues  supo  con  admiración  las  cuatro  prime- 
ras de  estas  Indias,  que  peragró  con  innumerables  frutos  de  Honestidad, 
y  Honra;  componiendo  3  Artes  y  tres  Vocabularios,  en  Mexicano,  Totonaco  y 
Huaxteco  y  escribiendo  en  dichas  Lenguas  los  siguientes  libros:  de  los  7  Sa- 
cramentos, de  los  7  Pecados  Mortales,  de  los  7  Sermones  de  otros  diferentes 
de  pláticas  políticas  para  los  Tlatuanes,  de  los  Sacrilegios,  del  Juicio  final, 
y  un  Auto  al  propio  fin:  Doctrina  Cristiana:  Confesonario  y  otros  muchos  tra- 
tados, fuera  de  la  traducción  de  Nuestro  Castro,  y  2  Epístolas  de  Rabinos. 


f  Arte  para  aprender  la  Lengva  Mexicana  compvesto  por  Fr.  Andrés  de  Olmos, 
Gvardian  del  monasterio  de  Sant  Andrés  de  Sant  Francisco  de  Vcitalpam  en  la  pro- 
vincia de  la  Totonacapa  qve  es  en  la  Nueva  España.  Acabóse  en  primero  dia  de  He- 
nero  del  año  mil  qvinientos,  y  cvarenta  y  siete  años.— Publicado  por  Mr.  Rémi  Si- 
meón: Paris,  Imprenta  Nacional.  MDCCCLXXV.— Reimpreso  en  México,  imprenta  de 
Ignacio  Escalante,  Bajos  de  San  Agustín,  núm.  1.— 1885.— Fol.,  126  páginas.— La  edición 
francesa  en  un  volumen  en  4.° 

*  Llegó  á  México  en  1528  en  compañía  del  venerable  primer  Obispo  y  Arzobispo 
de  México,  Don  Fr.  Juan  de  Zumárraga. 


112 


Murió  dejando  memoria  eterna,  y  nombre  de  Apóstol  de  Estas  Indias.  Año 
de  1571.» 

ti. — El  retrato  de  Fr.  Bernardino  de  Sahagún  estaba  en  una  sala  del  Mu- 
seo cuando  se  hallaban  todavía  los  objetos  en  el  edificio  de  la  Ex-  Universi- 
dad. De  este  retrato  hay  una  copia  litográfica  muy  reducida:  se  publicó  bajo 
el  núm.  69  en  el  tomo  III  de  la  Historia  de  la  Conquista  de  México  por  Pres- 
cott,  anotada  por  el  Sr.  Don  José  Fernando  Ramírez.  En  el  propio  tomo,  pág. 
153,  se  dice  que  el  retrato  que  posee  el  Museo  es  una  copia  de  otro  que  exis- 
tía en  el  convento  de  San  Francisco  de  México,  muy  antiguo,  pero  bastante 
bien  conservado:  fué  obsequio  hecho  al  Museo  por  Don  Carlos  María  de  Busta- 
mante.  En  el  tomo  I  de  México  á  través  de  los  Siglos,  pág.  XXXV  de  la  In- 
troducción, é  intercalado  en  el  texto,  se  ve  nuevamente  dado  á  la  estampa  el 
retrato  al  hablarse  en  aquella  obra,  con  alguna  extensión,  de  los  diversos  es- 
critos del  insigne  sacerdote,  hijo  dignísimo  de  la  Seráfica  Orden,  y  compañero 
benemérito  de  aquellos  santos  varones  que  vinieron  á  iluminar  el  Anáhuac 
con  la  luz  del  Evangelio. 

7'.— Este  cuadro,  lo  mismo  que  los  que  le  siguen,  números  5  al  10  inclusive, 
pertenecieron  al  antiguo  convento  de  San  Francisco  de  México;  los  4  á  9,  son 
obra  del  artista  Antonio  de  Torres,  é  iguales  á  éstos  se  conservan  otros,  con 
distintos  personajes,  en  el  Museo.  No  se  han  colocado  en  sitio  digno  y  conve- 
niente, por  falta  absoluta  de  lugar. 

8. — En  13  de  Mayo  de  1524  llegaron  á  nuestra  costa  del  Golfo  los  doce 
beneméritos  religiosos  franciscanos  que  fueron  despachados  á  la  Nueva  Es- 
paña para  la  predicación  del  Evangelio.  He  aquí  la  lista  de  sus  nombres: 

Fr.  Martín  de  Valencia,  confesor  y  predicador,  venía  como  jefe. 

Francisco  de  Soto,  Martín  de  la  Coruña,  José  de  la  Coruña,  Juan  Suárez, 
Antonio  de  Ciudad  Rodrigo  y  Toribio  de  Benavente;  todos  predicadores  y 
confesores. 

Fr.  García  de  Cisneros  y  Luis  de  Fuensalida,  predicadores. 

Fr.  Juan  de  Rivas  y  Fr.  Francisco  Jiménez,  sacerdotes. 

Andrés  de  Córdoba,  y  Juan  de  Palos,  legos;  nombrado  este  último  en  sus- 
titución de  Fr.  Bernardino  de  la  Torre,  que  no  llegó  á  venir.  Véase  Betan- 
court,  Menologio. 

9. — La  Conquista  de  la  Florida,  procurrente  propiedad  hoy  de  los  Estados 
Unidos  del  Norte,  debió  mucho  también  á  los  ilustres  religiosos  franciscanos 
y  á  costa  de  la  misma  existencia  de  éstos.  Así  lo  testifica  la  vida  del  ejem- 
plar Fr.  Juan  Suárez,  que  contribuyó  á  la  evangelización  de  esa  península. 
El  lego  Fr.  Juan  de  Palos  le  acompañó  por  obediencia:  éste  asimismo  fué  be- 
nemérito én  aquella  propaganda;  vivía  en  Sevilla;  se  le  designó  para  venir 
á  la  Colonia,  y  en  ella  mucho  trabajó  predicando  á  los  indios  en  mexicano. 

ÍO. — Betancourt,  en  la  pág.  74  de  su  Menologio,  compendia  la  vida  del  P. 


113 


Meras,  quien  «fué — dice— en  pobreza  y  humildad  excelente:  tanto  voló  la  fama 
de  sus  virtudes  y  prudencia,  que  le  mandó  el  Sr.  Phelipe  II  le  escribiesse  y 
diesse  quenta  de  lo  que  pasaba  en  las  Indias.»  Murió  en  el  Convento  de  Mé- 
xico á  16  de  Julio  de  1628,  asistiendo  á  su  sepelio  concurso  numeroso  y  la 
Real  Audiencia. 

Singularmente  es  digno  de  nota  hallarnos  ejemplos  tan  edificantes  en  cada 
uno  de  estos  apóstoles  insignes.  ¡Ejemplos  que  por  desgracia  hoy  no  se  imitan! 

11. — Varón  también  muy  apostólico  fué  el  misionero  Antonio  Margil  de 
Jesús.  El  más  brillante  elogio  de  este  ilustre  y  santo  sacerdote  nos  lo  dejó 
consignado  el  Lie.  Don  Ignacio  Ramírez  (El  Nigromante),  en  un  artículo  que, 
á  no  impedírmelo  el  corto  espacio  de  estas  líneas,  lo  reproduciría  íntegro.* 

«Midió  Fr.  Margil — dice  el  Sr.  Ramírez— repetidas  veces  con  sus  pies  y  con 
su  báculo  la  áspera  y  caliente  lava  que  cubre  el  suelo  guatemalteco;  y  ya  su- 
mergiéndose en  enfermizos  pantanos,  ya  durmiendo  en  espesos  bosques,  en- 
tre venenosas  serpientes  y  hambrientas  fieras,  buscaba  á  los  feroces  salvajes, 
sufría  sus  injurias,  provocaba  sus  crueldades;  y  admirándolos  con  su  resigna- 
ción y  venciéndolos  con  su  entusiasmo  los  hacía  caer  postrados  á  sus  pies, 
encender  hogueras  para  los  derribados  ídolos,  y  levantar  para  la  Cruz  nue- 
vos altares! 

«Los  campesinos  lo  recibían  en  sus  poblaciones  con  insienso,  flores  y 
repiques!» 

«Anciano  y  solo  en  las  riveras  del  Sabina  cultivaba  la  tierra,  remendaba  su 
hábito,  preparaba  sus  alimentos,  y  era  en  la  aspereza  de  su  vida  más  que  un 
colono,  un  anacoreta.» 

«Mujeres,  niños,  salvajes,  magistrados,  todos  humillaban  la  frente  á  la 
presencia  del  misionero.» 

«Fray  Margil  recibió  la  educación  religiosa  de  su  tiempo:  de  la  oscuridad 
de  su  familia  pasó  á  la  oscuridad  del  claustro:  allí  recibió  la  temprana  inspi- 
ración de  su  fe;  allí  la  ciencia  lo  engrandeció  hasta  la  altura  de  su  anhelo,  y 
allí  dio  á  sus  atrevidos  esfuerzos  la  ardua  empresa  de  enseñar  la  religión  á 
los  infieles,  y  la  virtud  á  los  cristianos.» 

«Hizo  un  pueblo  de  devotos  de  un  pueblo  conquistado;  vivió  más  de  cuaren- 
ta años  entre  nosotros:  grande  influjo  debió  tener  sobre  nuestras  costumbres. 
Caminando  al  cielo  sobre  las  alas  de  la  santidad,  dejó  profunda  huella  sobre 
la  tierra.» 

«Hé  aquí  por  qué,— concluye  diciendo  el  Sr.  Ramírez— sin  pretensiones 
místicas  recomendamos  esta  página  á  nuestros  historiadores  y  poetas.» 

12 — Existe  todavía  la  celda  donde  falleció,  en  el  Convento  de  San  Fran- 
cisco de  México,  el  P.  Margil:  es  hoy  una  pieza  de  casa  particular,  en  el 
número  8  de  la  primera  calle  de  la  Independencia:  queda  frente  por  frente  de 
la  calle  de  Gante;  la  ventana  se  descubre  desde  el  exterior  de  la  casa,  y  es  la 
del  centro  de  las  tres  que  tiene  la  fachada  de  la  finca,  mirando  al  Norte.  Me 


*  Obras  de  Ignacio  Ramírez,  I.—  447  A  49. 

Cu/  a.  -29. 


114 

cuenta  el  Sr.  Agreda  que  á  la  entrada  de  la  celda  se  colocó  una  reja  de  fie- 
rro: en  el  muro  había  pintado  un  retrato  del  Padre  Margil. 

Descansan  las  cenizas  de  este  religioso  bajo  la  arcada  de  un  pórtico,  al  la- 
do del  Evangelio  del  altar  principal  de  la  Capilla  de  la  Purísima  en  la  Ca- 
tedral de  México,  donde  puede  verse  esculpido  en  una  lápida  de  mármol  blan- 
co el  siguiente  sencillísimo  epitafio: 

V.  Dei  Serví  F. 

Antonii  aJesu  Margil 

Ciñeres 

ObIIT  D1E  6  AüGUST.  ANN.  DOM. 

1726. 

13. — La  galería  de  retratos  de  los  Virreyes  de  la  Nueva  España,  colocada 
en  la  Sala  II  de  este  Departamento,  ha  sido  ya  reproducida  varias  veces, 
siendo  dignas  de  nota  las  estampas  de  la  obra  Los  Gobernantes  de  México 
por  el  Sr.  Rivera  Cambas,  tomo  I,  y  las  reproducciones  que  se  advierten  en 
el  texto  del  tomo  II  de  México  á  través  de  los  siglos.  En  concepto  de  una 
persona  muy  competente  en  la  materia,  con  quien  hice  el  cotejo  de  estas  lá- 
minas con  los  originales,  parece  que  es  muy  superior  la  colección  del  Sr.  Ri- 
vera Cambas  á  la  de  la  segunda  obra  citada:  los  retratos  tienen  notable  se- 
mejanza y  están  más  acabados.*  Haré  observar,  con  el  fin  de  que  se  eviten 
errores,  que  en  la  Historia  de  México  escrita  por  el  Sr.  Zamacois,  tomo  V,  se 
intercalan  unas  láminas  con  los  retratos  de  nuestros  Virreyes,  no  de  lo  mejor 
por  cierto:  al  pie  de  ellas  se  ven  los  respectivos  nombres  de  los  gobernantes; 
empero,  para  mayor  desgracia,  ningún  nombre  corresponde  en  las  láminas  á 
los  personajes  cuyas  imágenes  se  quisieron  figurar.  Con  toda  evidencia  éste 
fué  un  descuido  de  impresión  muy  notable. 

L4r. — Entendemos  en  términos  generales  por  Indumentaria,  el  arte  que 
se  ocupa  en  el  estudio  de  los  trajes  en  todas  épocas  y  en  todas  las  naciones. 
Como  se  ha  dicho  en  el  texto,  el  conocimiento  de  este  ramo  del  saber  huma- 
no de  ninguna  manera  debe  ser  ignorado  por  el  historiador,  por  el  literato,  y 
más  esencialmente  por  el  artista.  Por  regla  general  su  estudio  se  descuida 
mucho  en  México:  nuestros  pintores  caminan  siempre  de  consulta  en  consul- 
ta, y  difícilmente  aciertan  cuando  se  les  encomienda  la  composición  de  cual- 
quier asunto  histórico,  donde  por  lo  común  juega  la  Indumentaria  en  alto 
grado.  Una  obra  de  Indumentaria  nacional  que  abarcara  desde  los  antiguos 
trajes  de  nuestros  aborígenes,  hasta  los  que  hoy  en  día  se  hallan  en  boga  en- 
tre diversos  tipos  étnicos  indígenas  de  nuestro  país,  sería  muy  interesante  y 
una  verdadera  novedad.  ¡Ojalá  que  alguno  ó  algunos  la  emprendieran!  Nues- 
tra Historia  y  el  Arte  mexicano  ganarían  de  sobra  con  tal  publicación.  De 


*  Las  litografías  de  Los  gobernantes  de  México  fueron  dibujadas  en  esta  ciudad 
por  el  Sr.  D.  L.  Garcés,  y  hechas  en  la  casa  de  la  V.  é  hijos  de  Murguía.  Las  ilus- 
traciones de  México  á  través  de  los  siglos  se  hicieron  en  Barcelona. 


115 

aquí  inferiremos  también  la  importancia  de  la  Indumentaria  Virreinal,  que 
comprende  en  su  conjunto  nada  menos  que  cerca  de  tres  siglos. 

15. — Heráldica  es  la  ciencia  que  trata  del  estudio  del  blasón  ó  señales  de 
nobleza  y  dignidad,  representadas  en  los  escudos  con  figuras  y  esmaltes  di- 
ferentes, con  que  se  distinguen  las  naciones,  ciudades,,  familias  y  personas,  f 
Ramo  es  éste  que  nadie  cultiva  en  México,  y  que  tanto  como  la  Indumentaria 
es  de  importancia  en  la  Historia  y  en  el  Arte;  no  debiendo  ignorarlo  ninguna 
persona  que  se  estime  con  ilustración.  Parece  como  que  semejante  estudio 
es  ocioso  en  un  país  republicano,  donde  el  uso  de  las  armerías  quedó  abo- 
lido desde  la  caída  del  Imperio  en  1867,  y  borrados  desde  remota  época  los 
escudos  de  armas  que  ostentaban  en  el  Anáhuac  las  casas  de  los  señores 
de  linaje  noble.  Pero  si  atendemos  á  la  íntima  liga  que  existe  entre  buena 
parte  de  nuestros  anales  y  los  anales  de  España,  y  el  estar  en  uso  todavía  en 
la  Península  el  blasón,  comprenderemos,  desde  el  punto  de  vista  histórico-,  la 
necesidad  de  ilustrarnos  en  el  conocimiento  de  la  Ciencia  Heráldica.  La 
autenticidad  de  un  objeto  ó  documento,  dudas  de  familias  y  de  historia,  datos 
preciosos  quizá  no  consignados  en  ninguna  parte,  detalles  tal  vez  de  alto  in- 
terés judicial,  pueden  resolverse  con  el  grande  auxilio  de  la  Heráldica. 

16. — Debe  entenderse  que  el  rapidísimo  estudio  heráldico  expuesto  en  el 
cuerpo  de  la  presente  Guía,  es  tan  sólo  un  ensayo  sin  presunción:  ha  de  con- 
tener multitud  de  errores,  y  como  se  desprende  de  su  esencia  misma,  está  in- 
completo. Cábeme,  no  obstante,  la  satisfacción  de  ser  uno  de  los  primeros  que 
aborda  en  México  materia  tan  difícil,  reuniendo  asimismo  por  vez  primera  al- 
gunos datos  referentes  á  nuestra  galería  virreinal. 

17. — El  Sr.  Alamán  inició  en  su  interesantísimo  artículo  Histeria  de  Ui 
dominación  española  en  México,  que  aparece  dado  á  la  estampa  en  el  Diccio- 
nario Universal  de  Historia  y  de  Geografía,  el  trabajo  relativo  á  averiguar 
quiénes  fueron  las  consortes  de  los  Virreyes  de  la  Nueva  España.  La  labor 
fué  completada  en  gran  parte,  años  después,  por  nuestro  ilustrado  y  difunto 
Ministro  de  México  en  Bélgica,  Don  Ángel  Núñez  Ortega.  Aun  cuando  parez- 
ca la  lista  un  poco  larga,  voy  á  incluirla  toda  en  esta  nota,  por  ser  curiosa, 
interesante  y  no  muy  conocida:* 

Doña  Catarina  de  Vargas,  hija  de  Don  Francisco  de  Vargas,  esposa  de  Don 
Antonio  de  Mendoza. 

Doña  Ana  de  Castilla  y  Mendoza,  hija  de  Don  Diego  de  Castilla,  señor  de 
Gor,  mujer  de  Don  Luis  de  Velasco,  señor  de  Salinas. 

Doña  Lenor  de  Vico,  de  la  casa  de  los  Caraccioli,  2a  esposa  de  Don  Gastón 
de  Peralta,  tercer  marqués  de  Falces. 

1  Doña  María  Manrique,  hija  del  marqués  de  Aguilar,  esposa  de  Don  Martín 
Enríquez  de  Almanza. 


f  Aviles,  Ciencia  Heroyca,  Tomo  I,  Tratado  I. 

*  Núñez  Ortega,  Varios  papeles  sobre  cosas  de  México,  impresos  en  Bruselas  (1885) 
pág.  211—  Revista  Nacional  de  Letras  y  Ciencias,  México,  1889;  tomo  II,  pág.  494. 


116 


Doña  Catarina  de  la  Cerda,  hija  del  2o  duque  de  Medina  Coeli,  esposa  de 
Don  Lorenzo  Suárez  de  Mendoza,  4o  conde  de  la  Coruña. 

Doña  Blanca  de  Velasco,  hija  del  4o  conde  de  Nieva,  esposa  de  Don  Alvaro 
Manrique  de  Zúñiga,  marqués  de  Villa  Manrique. 

Doña  María  de  Ircio  y  Mendoza,  hija  del  capitán  Martín  de  Ircio,  conquis- 
tador, Encomendero  de  Tepeaca,y  de  Doña  María  de  Mendoza,  esposa  de  Don 
Luis  de  Velasco,  primer  marqués  de  Salinas  del  Río  Pisuerga. 

Doña  Inés  de  Velasco  y  Aragón,  hija  de  Don  íñigo,  condestable  de  Castilla, 
duque  de  Frías,  esposa  de  Don  Gaspar  de  Zúñiga  y  Acebedo,  5o  conde  de 
Monterrey. 

Doña  Ana  Mesia  Gonsalvi,  3a  marquesa  de  la  Guardia,  Ia  esposa  de  Don 
Juan  de  Mendoza  y  Luna,  tercer  marqués  de  Montes  Claros. 

Doña  Luisa  Antonia  Portocarrero,  viuda  del  4o  marqués  de  la  Guardia,  2a 
esposa  de  Donjuán  de  Mendoza  y  Luna. 

Doña  Ana  María  Riederer  de  Paar,  austríaca,  dama  de  la  reina  Doña  Mar- 
garita, esposa  de  Don  Diego  Fernández  de  Córdoba,  11°  señor  y  primer  mar- 
qués de  Guadalcázar.  Era  hija  de  Don  Juan  Jorge  Riederer  y  de  Doña  María 
Isabel  Adorno  de  Amerín. 

Doña  Leonor  de  Portugal,  viuda  del  conde  de  Jelves,  Ia  esposa  de  Don 
Diego  Carrillo  Mendoza  y  Pimentel. 

Doña  Francisca  de  la  Cueva,  hija  del  6o  duque  de  Alburquerque,  esposa  de 
Don  Rodrigo  Pacheco  Osorio,  tercer  marqués  de  Cerralbo. 

Doña  Luisa  Bernarda  de  Cabrera  y  Bobadilla,  hija  del  marqués  de  Moya, 
Ia  esposa  de  Don  Diego  López  Pacheco,  7o  duque  de  Escalona. 

Doña  Juana  de  Zúñiga,  hija  del  8o  duque  de  Béjar,  2a  esposa  de  Don  Diego 
López  Pacheco. 

Doña  Antonia  de  Acuña  y  Guzmán,  esposa  de  Don  García  Sarmiento,  con- 
de de  Salvatierra. 

Doña  Hipólita  de  Cardona,  esposa  de  Don  Luis  Enríquez  de  Guzmán,  conde 
de  Alba  de  Aliste. 

Doña  Juana  Francisca  de  Rivera  y  Armendariz,  marquesa  de  Cadereyta, 
condesa  de  la  Torre,  Camarera  mayor  de  la  Reina,  esposa  de  Don  Francisco 
Fernández  de  la  Cueva,  8o  duque  de  Alburquerque. 

Doña  María  Isabel  de  Leyva,  2a  condesa  de  Baños,  marquesa  de  Leyva, 
hija  del  Conde  de  Baños,  esposa  de  Donjuán  de  la  Cerda,  5o  marqués  de  La- 
drada y  de  Leyva. 

Doña  Leonor  María  de  Carretto,  hija  del  marqués  de  Carretto,  esposa  de 
Don  Sebastián  de  Toledo,  2o  marqués  de  Mancera. 

Doña  María  Luisa  Gonzaga,  hija  de  Don  Vespaciano  Gonzaga  y  de  Doña 
María  Luisa  Manrique,  esposa  de  Don  Tomás  Antonio  Manrique  de  la  Cerda, 
marqués  de  la  Laguna,  conde  de  Paredes. 

Doña  Antonia  Jiménez  de  Urrea,  Clavero  y  Sessé,  hija  de  los  señores  de  Ber- 
beder,  condes  de  Aranda,  esposa  de  Don  Melchor  Portocarrero  Lasso  de 
la  Vega,  conde  de  la  Monclova,  alias  Brazo  de  plata. 

Doña  María  de  Atocha  Guzmán,  hija  de  Don  Luis  Ponce  de  León,  Ia  espo- 
sa de  Don  Gaspar  de  la  Cerda,  8o  conde  de  Galve. 


117 


Doña  Elvira  María  de  Toledo,  hija  de  Federico,  marqués  de  Villafranca, 
2a  esposa  de  Don  Gaspar  de  >a  Cerda. 

Doña  María  Andrea  de  Guzmán  y  Manrique,  de  la  casa  de  los  duques  de 
Sesa,  esposa  de  Don  José  Sarmiento  Valladares,  conde  viudo  de  Moctezuma, 
después  primer  duque  de  Atlisco. 

Doña  Juana  de  la  Cerda,  hija  del  duque  de  Medina  Coeli,  esposa  de  Don 
Francisco  Fernández  de  la  Cueva  Enríquez,  duque  de  Alburquerque,  marqués 
de  Cuellar. 

Doña  Mariana  de  Castro  y  Sylva,  hija  del  marqués  de  Guvea,  esposa  de 
Don  Fernando  de  Alencastre,  duque  de  Linares. 

Doña  Antonia  Padilla,  esposa  de  Donjuán  Francisco  Güemes  y  Horcasitas. 

Doña  Luisa  María  del  Rosario  y  Ahumada,  esposa  de  Don  Agustín  de  Ahu- 
mada y  Villalón,  marqués  de  las  Amarillas. 

Doña  María  Josefa  de  Acuña  Vázquez  Coronado,  esposa  de  Don  Joaquín  de 
Monserrat,  marqués  de  Cruillas. 

Doña  María  Josefa  Valcársel,  esposa  de  Don  Martín  de  Mayorga. 

Doña  Felicitas  Saint  Maxent,  natural  de  Nueva  Orleans,  esposa  de  Don 
Bernardo  de  Gálvez,  conde  de  Gálvez. 

Doña  Juana  María  Pereyra,  esposa  de  Don  Manuel  Antonio  Flores. 

Doña  María  Antonia  Godoy,  hermana  del  Príncipe  de  la  Paz,  esposa  de  Don 
Manuel  de  la  Grúa,  marqués  de  Branciforte. 

Doña  María  Josefa  Alegría,  condesa  viuda  de  Contramina,  esposa  de  Don 
Miguel  José  de  Azanza. 

Doña  María  Inés  de  Jáuregui  y  Arístegui,  esposa  de  Don  José  de  Iturri- 
garay. 

Doña  María  Rosa  Gastón,  esposa  de  Donjuán  Ruíz  de  Apodaca,  conde  del 
Venadito. 

Doña  Francisca  de  la  Gándara,  esposa  de  Don  Félix  María  Calleja  del  Rey, 
conde  de  Calderón. 

Doña  Josefa  Sánchez  Barriga,  esposa  de  Donjuán  O'Donojú. 

18. — Las  Armas,  según  la  vulgar  expresión,  ó  las  armerías,  como  quieren 
los  heraldos,  son  los  distintivos  de  nobleza  que  por  exclusivo  privilegio  usan 
las  naciones,  ciudades,  familias  y  personas  á  quienes  ha  cabido  en  suerte,  por 
diversidad  de  motivos,  semejante  distinción.  Las  armas  se  representan  en 
los  escudos  por  medio  de  figuras  y  colores  llamados  esmaltes,  cuyo  estudio 
es  exclusivo  de  la  Ciencia  Heráldica  ó  del  Blasón.  Las  armerías  son  muy  an- 
tiguas; aunque,  propiamente,  nacieron  en  la  Edad  Media.* 

19.  —  Sinople,  es  el  esmalte  de  color  verde  en  Heráldica.  Cuando  no  apa- 
rece en  el  dibujo  de  las  armas  con  su  color  natural,  se  le  representa  por  me- 
dio de  líneas  oblicuas  ó  puestas  en  banda,  que  van  de  derecha  á  izquierda 
del  escudo.  Representa  á  la  esmeralda  entre  las  piedras  preciosas  y  á  la  Es- 
peranza entre  las  virtudes. 


*  Véase  Aviles,  Ciencia  Heroyca.  Tom.  I,  Trat.  I. 

Gl'Ia-  30. 


118 

20.— Por  Banda  se  entiende  una  figura  de  honor  que  atraviesa  diagonal- 
mente  al  escudo  de  derecha  á  izquierda:  tiene  de  anchura  la  tercera  parte  de 
la  latitud  ó  de  la  longitud  del  escudo.  Significa  el  tahalí  del  caballero  y  la 
banda  terciada  sobre  el  pecho.  Nació  en  los  blasones  de  la  Edad  Media, 
cuando  la  época  famosa  de  las  Cruzadas. 

SI. — El  color  rojo  se  llama  Gules  en  Heráldica,  señalándose  en  el  escudo 
por  líneas  verticales  ó  puesta  en  barra.  Representa  al  rubí  entre  las  piedras 
preciosas  y  á  la  Caridad  entre  las  virtudes.  Algunos  le  han  llamado  Bélico, 
Vermellón,  Sangre,  Escarlata  y  Rojo  simplemente.* 

22. — El  escudo  de  la  casa  de  Mendoza  es  sencillísimo:  de  sinople  y  una  ban- 
da de  gules  fileteada  de  oro;  y  el  de  la  ilustre  de  los  Laso  de  la  Vega,  en  sotuer, 
jefe  y  punta  de  sinople,  faja  de  gules  fileteada  de  oro;  los  flancos  de  este  me- 
tal, y  en  letras  de  azur  la  divisa  que  en  el  segundo  croquis  ó  escudo  de  la  mis- 
ma lámina  se  advierte.  Este  lema  recuerda  la  devoción  de  los  Laso  de  la  Ve- 
ga á  la  Virgen,  y  los  altos  hechos  de  la  familia  cuyo  es  este  blasón.  Véase 
el  Nobiliario  de  los  reinos  y  señoríos  de  España  por  Piferrer. 

23. — El  escudo  Flanqueado  es  el  que  se  encuentra  dividido  por  dos  líneas 
que  se  cruzan,  colocadas  la  primera,  del  vértice  del  ángulo  superior  derecho 
del  escudo  al  opuesto  inferior;  y  la  segunda,  del  vértice,  superior  derecho  al 
opuesto  inferior.  Queda,  pues,  dividido  el  blasón  en  cuatro  partes  triangula- 
res: la  primera  y  más  alta  es  el  lugar  del  jefe,  la  opuesta  al  vértice  es  la  pun- 
ta; las  laterales,  los  flancos.  Puede  aplicarse  también  á  un  escudo  de  esta 
suerte  dividido,  la  voz:  en  sotuer;  aun  cuando  los  heraldos  emplean  este  vo- 
cablo para  las  armas  divididas  por  una  cruz  de  San  Andrés  ó  aspa,  que  en  lo 
antiguo  simbolizaba  el  estandarte  ó  guión  del  caballero,  f 

24.— La  Heráldica  tiene  desde  antaño  sus  reglas  y  sus  leyes  fijas,  obser- 
vadas con  muy  ligeras  variantes  en  casi  todas  las  naciones  del  mundo  civili- 
zado. La  división  del  campo  del  escudo  está  sujeta  á  dichas  leyes  y  es  muy 
sencilla.  El  siguiente  esquema  nos  representa  esta  división: 

.A.,  Centro  del  escudo. — D,  Cantón  diestro  del  jefe. — 
B,  Centro  del  jefe.— E,  Cantón  siniestro  del  jefe. — E, 
Flanco  diestro  del  escudo.  —G-,  Flanco  siniestro  del  mis- 
mo.— C,  Punta  del  escudo.— H,  Cantón  diestro  de  la  pun- 
ta.—I,  Cantón  siniestro  de  la  misma.— DFH,  es  la  dies- 
tra del  escudo. —  EG-I,  la  siniestra  del  escudo. 


25. — Entre  las  más  antiguas  órdenes  militares,  cuéntase  á  la  de  Santiago, 
instituida  en  España  en  el  siglo  IX  de  nuestra  era,  cuyo  patrono  es  aquel  San- 


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Aviles,  loe.  cit. — t  Aviles,  loe.  eit. 


119 

to  Apóstol.  La  encomienda  es  una  espada  roja  en  forma  de  cruz,  imitando 
las  guarniciones  de  espadas  antiguas:  se  trae  sobre  el  manto  blanco  que 
acompaña  al  uniforme  de  la  Orden,  y  al  pecho,  ó  pendiente  de  una  cinta  roja, 
en  medalla  de  oro. 

20. — Jaquelado  es  el  escudo  compuesto  de  cuadrados,  cuyos  esmaltes  se 
alternan  uno  á  uno.  Cada  pieza  de  éstas  se  llama  jaquel:  suele  dársele  el 
nombre  de  escaque,  y  cuando  el  número  de  piezas  es  determinado,  denomí- 
nase al  blasón  ajedrezado,  por  su  semejanza  con  el  tablero  del  ajedrez,  que 
en  este  caso  representa  en  Heráldica  á  un  campo  de  batalla,  usado  en  las  ar- 
mas como  señal  de  haberse  expuesto  la  vida  en  el  combate. 

27. —  Por  veros  entienden  los  heraldos  unas  figuras  en  forma  de  copas  ó 
vasos  de  vidrio,  que  son  siempre  de  plata  y  azur;  y  su  origen  lo  traen  del  uso 
que  hacían  los  caballeros  de  alto  linaje,  de  los  forros  ó  pieles  cargados  de 
piezas  de  esta  forma. 

2S. — Bordura  es  una  pieza  de  honor  que  rodea  la  periferia  toda  del  bla- 
són, teniendo  la  sexta  parte  de  la  anchura  de  éste:  formando  con  toda  propie- 
dad una  especie  de  ribete  ó  borde,  mejor  dicho.  Es  una  concesión  especial  de 
los  monarcas  de  España,  y  símbolo  de  protección,  de  favor  y  recompensa; 
representando  en  lo  antiguo  la  cota  de  malla  del  caballero.  No  debe  confun- 
dirse á  la  bordura  con  la  orla,  que  son  piezas  distintas  la  una  de  la  otra. 

29. —  El  aspa  no  es  otra  cosa  que  el  sotuer  ó  cruz  de  San  Andrés,  de  que 
se  ha  hablado  ya  en  la  nota  23. 

30. —  «Los  Grifos  —  dice  Aviles  en  su  precioso  tratado  La  Ciencia  He- 
royca,  I,  227  — son  animales  fantásticos,  y  quiméricos  que  no  se  encuentran, 
sino  en  pinturas  y  en  fábulas;  fingiendo  los  antiguos,  ser  la  mitad  de  Águila 
y  la  mitad  León,  por  denotar  la  fuerza,  junta  con  la  prontitud  y  una  ardiente 
vigilancia  en  guardar  las  cosas  de  su  encargo,  que  los  Gentiles  hicieron  creer 
á  los  ignorantes,  guardaban  estos  animales  las  minas  de  oro,  con  un  cuidado 
vigilantísimo ;  defendiendo  sus  entradas  con  obstinación  rabiosa.  Los  mismos 
antiguos  tenían  al  Grifo  en  una  gran  veneración;  porque  el  dios  Apolo,  de- 
cían, se  servía  de  estas  fieras  para  tirar  su  carroza.» 

31. —  Escudo  partido  es  al  que  una  línea  recta  vertical  divide  en  dos  par- 
tes iguales,  pasando  por  el  centro,  desde  lo  alto  del  jefe  á  lo  bajo  de  la  punta. 

32.  —  Cuando  el  blasón  se  halla  abierto,  bajando  las  divisiones  desde  el 
centro  del  jefe  á  los  ángulos  diestro  y  siniestro  de  la  punta,  se  llama  mante- 
lado.  Aplícase  á  una  disposición  del  todo  semejante,  si  no  igual,  el  nombre 
de  chapé.  Véase  en  los  tratados  de  Heráldica  esta  palabra. 

33.  —  Cuartelado  es,  propiamente  dicho,  el  escudo  dividido  por  dos  rectas 


120 

que  se  cruzan  formando  cuatro  partes  iguales,  siendo  una  línea  vertical  y  la 
otra  horizontal:  llámase  entonces  cuartelado  en  cruz.  El  blasón  en  sotuer  ó 
flanqueado  es  asimismo  escudo  cuartelado.  Véase  la  nota  23. 

3-4=.— Sable  en  Heráldica  es  el  color  negro,  y  se  representa  por  líneas  ver- 
ticales y  horizontales  que  se  cruzan.  Entre  las  piedras  preciosas  es  el  sím- 
bolo del  diamante;  y  de  la  Prudecia  entre  las  virtudes. 

35. —  Piferrer  nos  da  cuenta  separadamente  de  todos  los  blasones  que 
forman  las  armas  del  Señor  Moya  de  Contreras,  en  su  Nobiliario  tantas  ve- 
ces citado  en  esta  Guía;  y  al  propio  tiempo  nos  proporciona  varias  noticias 
genealógicas.  La  familia  Moscoso  era  originaria  de  Galicia.  Suero  Vázquez 
de  Moscoso  pasó  á  Andalucía,  fué  Veinticuatro  de  Sevilla,  y  las  ramas  de  su 
tronco,  de  donde  descendía  el  padre  del  Señor  Moya,  extendiéronse  también 
por  Extremadura.  (Véase  á  Silva  y  Almeida,  Nobleza  de  Extremadura.)  Los 
Moyas  son  de  viejo  abolengo  español:  el  primero,  según  la  opinión  más  ge- 
neral, que  tomó  este  apellido,  fué  Don  Alvaro  de  Moya,  conquistador  de  la 
villa  de  este  nombre:  de  él, pues,  procedieron  Don  Rodrigo,  Don  Roberto, Don 
Alonso  y  nuestro  Don  Pedro,  todos  esclarecidos  varones. 

36. —  La  Orden  militar  de  Calatrava,  es,  después  de  la  de  Santiago  (nota 
25),  la  más  antigua  de  España,  fundándola  en  el  siglo  XII  el  rey  de  Castilla 
Don  Sancho  III.  La  encomienda  actual  es  «una  cruz  roja  floreteada  y  canto- 
nada de  ocho  círculos  acostados  y  unidos  al  centro,  y  formados  de  un  cordón 
que  sale  de  las  hojas  de  la  flor,»  como  puede  verse  en  varios  retratos  de  la 
galería  virreinal  de  este  Museo. 

37. — Véase  la  nota  que  sigue. 

38.  —  Don  Alonso  Pérez  de  Acebedo,  portugués  de  origen,  pasó  á  España 
al  servicio  del  Rey  Don  Alfonso  VI,  distinguiéndose  en  la  conquista  de  To- 
ledo el  año  1086:  fué  el  principal  ascendiente  de  la  casa  de  Acebedo,  de  donde 
procedió  Don  Diego  de  Acebedo,  que  contrajo  matrimonio  con  Doña  Fran- 
cisca de  Zúñiga,  condesa  de  Monterrey.*  Sin  duda  llamará  la  atención  del  lec- 
tor que  nuestro  Virrey  no  lleve,  como  debe  suponerse,  los  apellidos  Acebedo 
y  Zúñiga,  sino  que  aparece  colocado  en  primer  término  el  segundo.  No  hay 
que  extrañar  tal  cosa,  pues  en  cuanto  á  apellidos,  constantemente  se  obser- 
va que  hasta  hermanos  legítimos  los  llevan  distintos,  por  una  parte;  y  por  otra, 
que  anteponían  otros  apellidos  á  aquellos  que  por  derecho  natural  debían  co- 
locarse primero.  Así,  por  ejemplo,  vemos,  hablando  del  entroncamiento  de 
las  casas  de  Manrique  y  de  Zúñiga,  que  Doña  Teresa  de  Zúñiga  fué  hermana 
de  Don  íñigo  Ortíz.  Fácil  es  la  explicación:  generalmente  se  anteponía  al 
apellido  del  padre  otro  de  algún  ascendiente  que  deseaba  conservarse,  bien 
para  perpetuarlo,  ó  bien  por  verdadero  afecto.  Algunas  ocasiones  se  tenía 


López  de  Haro,  Xobiliario  Genealógico,  II,  258. 


121  . 

por  obligación  de  poner  cierto  nombre  en  primer  término  ante  cualesquiera 
otros,  incluso  los  apellidos  de  los  padres,  cuando  los  fundadores  de  mayoraz- 
gos así  lo  prevenían  a  los  herederos:  tanto,  que  cuando  en  la  esposa  recaía 
la  herencia  del  mayorazgo,  el  marido  se  encontraba  obligado  á  usar  primero 
el  apellido  correspondiente.  En  el  caso  del  Conde  de  Monterrey,  es  muy  pro- 
bable que  hubiera  antepuesto  al  nombre  de  su  padre  el  de  la  madre,  por  ha- 
ber sido  el  sucesor  en  el  Condado;  sin  embargo:  nótese  que  en  el  escudo  de 
armas  en  el  primer  cuartel  se  ha  conservado  la  primacía  para  el  Acebedo,  y 
que  el  segundo  lugar  se  dejó  para  el  Zúñiga.  Conviene  dejar  de  una  vez  sen- 
tado lo  anterior,  con  el  fin  de  que  se  eviten  dudas. 

30. —  Cortado  se  dice  del  blasón  dividido  en  dos  partes  iguales  por  una  lí- 
nea horizontal. 

40. —  El  primer  Señor  de  Guadalcázar  fué  Lope  Gutiérrez  de  Córdoba,  al- 
calde mayor  de  esta  Ciudad  (Córdoba)  por  el  año  1350,  y  uno  de  los  gober- 
nadores de  Castilla  durante  las  minorías  ;t  hijo  segundo  de  Martín  Alfonso 
de  Córdoba,  ilustre  varón,  rico-hombre  de  la  esclarecida  familia  Fernández  de 
Córdoba. 

Don  Diego  Fernández  de  Córdoba  Melgarejo  de  las  Roelas,  noveno  nieto 
directo  de  Lope  Gutiérrez,  onceno  Señor  de  Guadalcázar,  Caballero  del  há- 
bito de  Santiago,  Virrey,  Gobernador  y  Capitán  General,  respectivamente  de 
México  y  del  Perú,  etc.,  fué  creado  primer  Marqués  de  Guadalcázar  por  cé- 
dula del  Rey  Don  Felipe  III,  de  fecha  28  de  Enero  de  1609.  Extinguida  la  rama 
directa,  pasó  el  título  á  la  casa  de  los  Condes  de  Arenales,  de  apellido  Sousa 
de  Portugal,  descendientes  de  Lope  Gutiérrez  por  la  hija  de  éste,  Doña  Ma- 
ría Fernández  de  Córdoba.  El  escudo  que  dan  á  esta  familia,  es  cortado:  el 
Io,  de  oro  y  tres  fajas  de  gules;  el  2o,  de  plata  y  un  rey  moro  de  Granada  atado 
con  una  cadena.  En  el  retrato  del  Museo,  sólo  se  ve  el  escudo  que  en  la  pág. 
15  del  texto  de  esta  Guía  se  ha  citado. 

41.  -Veneras,  son  las  conchas  marinas. 

<LÍ2. —  El  noble  linaje  de  Pacheco,  originario  de  Portugal,  hace  descender 
su  apellido  del  primitivo  Paciecus,  Pachiccus  ó  Pachecus,  según  varias  opi- 
niones.* Don  Diego  López  Pacheco  pasó  de  Portugal  á  Castilla,  en  donde 
fué  rico -hombre  del  Rey  Don  Enrique  III,  Señor  de  Béjar  y  cepa  de  los  Mar- 
queses de  Villena,  Duques  de  Escalona  y  Marqueses  de  Cerralbo. 

El  Señorío  de  Cerralbo  fué  una  concesión  del  Rey  Don  Enrique  II  de  Cas- 
tilla á  Esteban  Pacheco,  t  hijo  de  Lope  Fernández  Pacheco,  Señor  en  Portu- 
gal de  la  Villa  de  Monzón. 

El  Primer  Don  Rodrigo  Pacheco  fué  creado  Marqués  de  Cerralbo  en  2  de 


t  Bethéncourt .—  Anales  de  la  Nobleza  de  España.— Año  1",  prtff    1315. 
*  Piferrer,  Nobiliario.  I.  8S.—  Bethéncourt,  Anales  de  ¡a  Nobleza  de  España,  ABO 
Io,  pág-  81. 
f  Ibid. 

(;uIa.-31. 


122 

Febrero  de  1533,  por  el  Emperador  Carlos  V,  en  premio  de  sus  servicios  pres- 
tados á  la  Corona.  Existe  todavía  en  España  ese  título,  con  grandeza. 

43. — Las  quinas  son  unos  escudos  de  azur,  con  cinco  dineros  de  plata  cada 
una,  puestos  en  aspa.  En  las  armas  del  Reino  de  Portugal  se  colocan  en  cruz 
cinco  de  esos  escudos. 

44. — El  girón  es  una  pieza  triangular,  cuyo  vértice  opuesto  á  la  base  siem- 
pre acaba  en  el  centro  ó  abismo  del  escudo,  ocupando  la  octava  parte  de  éste: 
si  sale  de  la  punta,  se  llama  moviente  de  la  punta  ó  de  la  barba,  como  en  el 
caso  motivo  de  esta  nota;  si  del  jefe,  moviente  del  jefe,  etc. 

45. — En  confirmación  de  lo  que  anteriormente  he  dicho — nota  38 — acerca 
del  intrincado  cambio  de  los  apellidos  en  las  familias  nobles,  y  de  lo  difícil  que 
es  dar  con  ellos,  me  encuentro  en  El  Gran  Diccionario  Histórico  de  Moren, 
vocablo  Escalona,  el  siguiente  curioso  pasaje,  que  se  refiere  á  Don  Juan  Fer- 
nández Pacheco,  primer  Duque  de  Escalona:  «Descendía  éste  —  dice  la  obra 
citada  — de  la  ilustre  y  antigua  casa  de  Acuña;  pero  Don  Alfonso,  padre  suyo, 
havia  dexado  el  apellido  de  Acuña,  y  tomado  el  de  Tellez  Girón,  porque  su 
madre  dimanaba  de  la  familia  Girón;  y  haviendo  casado  con  Doña  María  Pa- 
checo, hija  única  de  Donjuán  Pacheco,  Señor  de  Bellemont,  Donjuán,  hijo 
suyo  primogénito,  de  quien  hemos  hablado,  tomó  el  apellido,  dexando  el  de 
Girón  á  su  hermano  Don  Pedro,  que  llegó  á  ser  cabeza  de  la  casa  de  los  Du- 
ques de  Osuna.» 

46. — Entre  los  acontecimientos  que  conmovían  ala  Nueva  España  en  aque- 
llos buenos  tiempos  del  gobierno  colonial,  tuvo  resonancia  el  originado  con 
motivo  de  haber  sido  depuesto  del  mando  de  la  Colonia  el  Duque  de  Escalo- 
na, por  el  célebre  Obispo  Don  Juan  de  Palafox,  obedeciendo  á  un  real  man- 
dato. Como  quiera  que  Felipe  IV,  por  una  serie  de  hechos  no  del  todo  pro- 
bados, sospechara  de  la  traición  del  de  Escalona,  pasándose  éste  á  favor 
del  Duque  de  Braganza,  con  quien  estaba  en  guerra  el  monarca  español, 
dispuso  el  rey  quitarle  el  mando  de  la  Colonia,  para  lo  cual  se  encargó  al 
Obispo  Palafox  de  llevarlo  á  cabo.  El  9  de  Junio  de  1642,  con  el  mayor  sigi- 
lo y  á  las  altas  horas  de  la  noche,  cuando  la  Capital  de  Nueva  España  des- 
cansaba tranquila,  Palafox  llamó  en  torno  suyo  á  las  principales  autoridades 
mostrándoles  las  cédulas  reales,  prestándole  inmediata  obediencia.  No  ama- 
necía cuando  se  comunicaban  al  Virrey  las  disposiciones  del  Soberano,  que 
presto  acató  sin  vacilar.  Tan  luego  como  por  la  Ciudad  se  esparció  la  noticia 
de  tan  singular  suceso,  fué  acogida  con  asombro,  sabiéndose  que  ya  el  Du- 
que de  Escalona,  caído  desde  el  pedestal  de  su  grandeza,  había  entregado  el 
bastón  de  mando  al  Obispo  de  la  Puebla  de  los  Ángeles,  quien  confiscó  todos 
sus  bienes  vendiéndolos  en  pública  subasta. 

47.- Las  panelas  son  piezas  heráldicas  en  forma  de  corazón. 

48. — Los  róeles  son  círculos  siempre  de  oro  ó  plata.  Llámanse  más  co- 


123 

munmente  bezantes.  Cuando  son  de  otro  esmalte,  por  ejemplo,  de  azur  ó  de 
gules,  toman  el  nombre  de  tortillos. 

49. — Represéntanse  los  arminios  por  un  campo  blanco  sembrado  de  figu- 
rillas ó  moscas  negras  triangulares:  su  origen  es  antiquísimo,  trayéndolos 
como  forros  en  sus  vestidos  las  personas,  como  símbolo  de  dignidad.  Cuan- 
do el  forro  es  negro  y  las  figurillas  de  plata,  el  todo  lleva  el  nombre  de  con- 

THAARMINIO. 

50. — Engoladas,  según  la  expresión  literal  de  los  autores,  se  dice  de  las 
bandas,  cruces,  aspas  y  todas  las  demás  piezas  cuyos  extremos  penetran  en 
las  fauces  del  león,  del  leopardo,  del  dragón  y  otros  animales.  Derívase  el 
vocablo  del  francés  engonler,  engullir  ó  tragar. 

51.  —Instituyóse  la  insigne  orden  del  Toisón  de  oro  en  el  año  1429  para 
defensa  de  la  religión  católica,  por  el  duque  de  Borgoña,  Felipe  II  el  Bueno. 
El  distintivo  es  un  gran  collar  formado  de  eslabones  dobles  con  pedernales  ó 
piedras  preciosas,  inflamados  de  fuego;  pendiendo  del  collar  la  piel  de  un 
carnero  con  su  lana,  hecho  de  oro,  liado  por  el  medio,  que  es  el  toisón. 

&r¿. — El  primer  duque  de  Veragua  lo  fué  Don  Diego  Colón  y  Meló,  hijo  del 
Almirante  Don  Cristóbal  y  de  Doña  Felipa  Muñíz  de  Meló,  hija,  como  es  bien 
sabido,  del  marino  portugués  Don  Bartolomé  de  Perestrello.  La  merced  del 
ducado  fué  hecha  por  cédula  del  Emperador  Carlos  V,  año  1537,  al  mismo 
tiempo  que  se  concedió  el  marquesado  de  Jamaica  y  la  grandeza  de  Castilla, 
todo  para  recuerdo  de  las  glorias  de  Colón.  Don  Luis  Colón  de  Toledo,  se- 
gundo Duque  de  Veragua,  fué  creado  Duque  de  la  Vega  de  la  Isla  Española 
(Santo  Domingo),  por  merced  de  Felipe  II,  según  se  expresa  en  cédula  del  16 
de  Marzo  de  1557.  La  casa  ilustre  de  Colón  emparentó  con  la  ducal  de  Ber- 
wick,  por  el  casamiento  de  Doña  Catalina  Colón  de  Portugal,  novena  Duque- 
sa de  Veragua,  con  Don  Jacobo  Francisco  Fistz  James  Stuart. 

El  actual  Duque  de  Veragua  lo  es  Don  Cristóbal  Colón  de  Toledo  de  la 
Cerda,  decimocuarto  Duque,  Gran  Almirante  y  Adelantado  ma}ror  de  las  In- 
dias descubiertas  y  por  descubrir,  Grande  de  España  de  primera  clase,  Caba- 
llero del  Toisón  de  oro;  casado  con  Doña  Isabel  de  Aguilera  y  Santiago  de 
Perales,  de  la  casa  de  los  Marqueses  de  Cerralbo.* 

53. — Nicolás  Rodríguez  Juárez  fué  sacerdote  y  pintor  distinguido  que  flo- 
reció en  México  en  el  último  tercio  dol  siglo  decimoséptimo.  Sus  obras  son 
escasas,  y  sólo  era  aficionado,  calificándolo  el  Sr.  Couto  en  su  Diálogo  so- 
bre la  historia  de  la  pintura  en  México,  de  hábil  retratista.  El  mismo  Sr. 
Couto,  en  la  nota  10a  de  su  interesante  y  citada  obra,  al  hablarnos  de  la  colec- 
ción de  retratos  de  los  Virreyes  que  nos  ocupa,  dice  entre  otras  cosas:  «Si  en- 
tre nuestros  pintores  conocidos  se  ha  de  hacer  juicio  comparativo  respecto 


*  Véase  el  Anuario  de  Bethéncourt. 


124 

del  arte  del  retrato,  el  primer  lugar  toca  de  justicia  á  Juan  Rodríguez;  el  se- 
gundo pudieran  pretenderlo  su  hermano  Nicolás  y  Juan  Patricio  Morlete.  Al 
lado  estarían  los  que  copiaron  á  los  virreyes  del  siglo  XVI,  si  sus  retratos 

se  hubieran  hecho  aquí; no  tienen  sabor  de  obra  mexicana  y  pertenecen  á 

un  período  en  que  el  arte  empezaba  a  introducirse  entre  nosotros  y  no  con- 
taba aún  profesores  (al  menos  que  conozcamos)  capaces  de  ejecutar  aquello. 
Yo  sospecho  que  en  época  posterior  se  formó  el  proyecto  de  hacer  la  colec- 
ción, y  entonces  se  suplieron  los  virreyes  anteriores  de  la  manera  que  fué 
posible,  quizá  pidiéndolos  á  España.» 

Y  en  otro  lugar:  «El  retrato  del  33°  Virrey,  Duque  de  Alburquerque,  está 
firmado  por  Nicolás  Rodríguez  Juárez:  se  nota  en  la  ejecución  cierta  timidez 
que  no  hay  en  otras  obras  del  mismo  maestro.»  En  el  retrato  del  Conde  de 
Moteczuma — dice  el  Sr.  Couto — «hay  individualidad». 

54. — La  casa  de  Austria  se  inauguró  en  España  con  Carlos  I  y  V  de  Ale- 
mania, en  el  primer  tercio  del  siglo  XVI. 

Para  el  visitante  que  no  disponga  de  manual  alguno  de  Historia  de  México, 
pues  que  no  todos  están  obligados  á  saberla,  diré  que  la  casa  de  Austria  en 
España  produjo  los  siguientes  soberanos,  que  fueron  dueños  de  México, 
después  de  Felipe  II:  Felipe  III,  Felipe  IV  y  Carlos  II,  monarca  endeble  y 
enfermizo,  en  quien  se  extinguió  la  Casa  tan  poderosamente  fundada  en  el 
suelo  ibero.  Al  rayar  el  siglo  decimoctavo  subió  al  trono  de  España  el  Du- 
que de  Anjou,  conocido  bajo  el  nombre  de  Felipe  V,  cambiándose  por  tanto 
el  escusón  de  las  armas  de  España,  que  desde  entonces  ostentan  sobre  cam- 
po azul  tres  lises  de  oro.  De  Felipe  V  siguió  Luis  I,  que  poco  reinó  por  ha- 
berle sorprendido  la  muerte,  viviendo  aún  Felipe  V  que  había  abdicado,  pero 
que  al  desaparecer  Ljuis  volvió  á  empuñar  el  cetro;  después  viene  Fernando 
VI,  luego  Carlos  III,  y  finalmente  Carlos  IV  y  Fernando  VII,  con  quien  ter- 
minó la  tutela  de  la  madre  patria  para  México. 

55. — Acolado  (en  una  de  las  acepciones  del  vocablo),  se  dice  de  un  todo 
formado  por  dos  blasones,  el  uno  al  lado  del  otro,  unidos  ambos  ó  pegados, 
como  en  el  caso  que  nos  ocupa,  que  claramente  se  observa  en  la  tela  que 
representa  al  Marqués  de  Valero  en  esta  Galería. 

56. — Juan  Rodríguez  Juárez,  hermano  de  Nicolás,  fué  pintor  muy  distin- 
guido: diversas  obras  se  conocen  de  él,  y  como  retratista,  entre  los  mexica- 
nos que  florecieron  á  fines  del  siglo  XVII,  colócasele  en  primer  término. 
Véase  la  nota  (53). 

57. — La  sirena  es  un  ser  fantástico,  clasificado  en  Heráldica  entre  las  fi- 
guras quiméricas  inventadas  por  la  imaginación.  Represéntasele  con  busto 
de  mujer  y  con  cola  de  pescado  la  otra  mitad  del  cuerpo. 

58. — Bretesadas  son  las  piezas  que  aparecen  como  con  almenas  en  lo 
alto  y  bajo  de  ellas. 


125 

59. — Toktillo  es  un  círculo  de  color. 

60. — Miguel  Cabrera,  uno  de  los  más  célebres  pintores  mexicanos  que  flo- 
recieron en  la  pasada  centuria,  fué  indio  zapoteco  natural  de  Oaxaca,  igno- 
rándose mucho  de  su  vida.  Pasó  á  México,  donde  descolló  en  diversos  géne- 
ros de  pintura.  En  nuestro  Museo  se  consevan  algunos  cuadros  de  este  ar- 
tista, y  varios  puede  ver  el  visitante  en  este  Departamento.  El  mejor  elogio 
de  Cabrera,  y  al  cual  nos  atenemos  por  venir  de  autoridad,  lo  pone  el  Sr. 
Couto  en  su  Diálogo  sobre  la  historia  de  la  pintura  en  México,  en  boca  de 
Don  José  Joaquín  Pesado:  «Cabrera — se  lee  á  la  pág.  58 — es  en  México  la 
personificación  del  grande  artista,  del  pintor  por  excelencia;  y  un  siglo  des- 
pués de  muerto  conserva  intacta  la  supremacía  que  supo  merecer,  y  que  na- 
die, á  lo  que  entiendo,  le  disputó  en  vida.»  Fué  además  artista  fecundísimo: 
sus  obras  son  muy  numerosas.  Véase  el  Diálogo  citado. 

61. — La  Orden  Militar  de  Montesa  fué  instituida  en  España  el  año  1317  por 
el  rey  de  Aragón  Don  Jaime  II,  tomando  su  nombre  de  su  primer  monasterio 
fundado  en  el  castillo  de  Nuestra  Señora  de  Montesa  en  Valencia,  que  fué  de 
los  templarios.  La  encomienda  es  una  cruz  roja  llana. 

63. — La  ilustre  Orden  de  los  Caballeros  de  San  Juan  Bautista  ó  de  Malta, 
es  una  de  las  más  añejas:  fué  fundada  en  el  siglo  XII,  por  Jerardo  Provensal. 
Sus  Caballeros  más  tarde  se  instalaron  en  la  Isla  de  Malta,  por  donación  que 
pe  ella  les  hizo  en  1530  el  Emperador  Carlos  V.  Es  orden  militar  y  hospita- 
laria. Su  encomienda  es  una  cruz  blanca  de  ocho  puntas,  como  se  ve  en  el 
cuadro:  puntas  que  simbólicamente  representan  á  las  ocho  bienaventuranzas 
propias  de  la  hospitalidad  que  los  Caballeros  profesan..  Los  franceses  traen 
cantonada  la  cruz  de  cuatro  flores  de  lis.  , 

<53. — Después  de  las  Órdenes  de  Santiago  y  de  Calatrava,  la  de  Alcánta- 
ra es  la  más  antigua  de  España,  fundada  en  1176  por  el  rey  de  León,  Fernan- 
do II.  Su  primitivo  nombre  de  Orden  de  San  Juan  del  Pereiro,  por  el  lugar 
donde  tuvo  su  asiento,  lo  trocó  en  el  de  Alcántara  por  haber  ganado  sus  Ca- 
balleros á  los  moros  la  ciudad  de  Alcántara,  que  lograron  conquistar  del  to- 
do. La  encomienda  es  de  color  verde,  igual  exactamente  á  la  de  Calatrava, 
en  su  forma. 

64. — El  monarca  español  Carlos  III  instituyo  en  España,  el  año  1771,  la 
real  y  distinguida  Orden  que  lleva  su  nombre,  con  el  fin  de  «dar  al  mundo 
público  testimonio  de  su  reconocimiento  y  gratitud  á  Dios  por  los  beneficios 
que  hubo  de  recibir  de  su  mano  poderosa  y  liberal;  como  también  efecto  de 
su  devoción  especialísima  al  misterio  de  la  Inmaculada  Concepción  de  la 
Virgen  María,»  patrona  de  la  Orden.  La  encomienda  consiste  en  cruz  grande 
y  cruz  chica;  ambas  de  ocho  puntas,  al  modo  de  la  de  Malta,  cantonada  de 
oro:  en  su  centro,  por  el  anverso,  un  escudo  esmaltado  con  la  efigie  de  la  In- 
maculada; por  el  reverso,  la  cifra  con  el  nombre  del  regio  fundador,  y  en 

Guía.    :í'.; 


126 

torno  el  mote  virtvti  et  mérito,  y  encima  una  corona  real.  La  cinta  de  la 
cual  pende  la  cruz  es  azul  y  blanca.  Los  Grandes  Cruces  traen  banda  de  es- 
tos colores,  terciada  al  pecho,  como  se  ve  en  los  cuadros  números  61,62  y 
71  de  esta  galería  virreinal. 

65. — Tajado  es  el  escudo  al  que  una  diagonal,  trazada  de  izquierda  á  de- 
recha, divide  en  dos  partes  iguales,  ó  sea  desde  el  ángulo  siniestro  del  jefe  al 
diestro  de  la  punta 

66. — Venegas  llamó  bastante  la  atención  en  México  por  su  figura  y  su 
porte  singulares;  y  más  que  todo  por  su  melena  alborotada  y  por  las  patillas 
que  sólo  usaban  los  esbirros  de  la  Acordada.  No  obstante  ser  muy  conocido 
el  pasquín  que  le  escribieron  á  Venegas,  fijándolo  en  las  puertas  del  Palacio, 
lo  copio  á  continuación  por  ser  curioso;  decía: 

«Tu  cara  no  es  de  Excelencia 
Ni  tu  traje  de  virrey; 
Dios  ponga  tiento  en  tus  manos, 
No  destruyas  nuestra  ley.» 

El  gobernante  mandó  fijar  en  el  propio  sitio  la  siguiente  contestación: 

«Mi  cara  no  es  de  Excelencia 
Ni  mi  traje  de  Virrey;» 
Pero  represento  al  rey 
Y  obtengo  su  gran  potencia: 
Esta  sencilla  advertencia 
i  Os  hago  por  lo  que  importe; 

La  ley  ha  de  ser  el  norte 
Que  dirija  mis  acciones: 
¡Cuidado  con  las  traiciones 
Que  se  hacen  en  esta  corte!» 

<  >7. — El  movimiento  de  Independencia  iniciado  en  1810,  tocaba  á  su  fin,  me- 
diante la  intervención  del  caudillo  de  Iguala,  cuando  Don  Juan  O'Donojú 
prestaba  el  juramento  de  Virrey.  Sabedor  este  gobernante  de  todo  lo  que  en 
la  Colonia  sucedía,  tuvo  el  buen  sentido  de,  lejos  de  oponerse  á  la  emancipa- 
ción de  México,  facilitar  la  consumación  del  suceso.  De  esta  suerte  se  com- 
prende cómo  aquel  ilustre  personaje,  que  cerró  la  lista  de  los  gobernantes 
enviados  por  la  Corona  de  España,  firmara  el  tratado  de  Córdoba  y  autoriza- 
ra con  su  presencia  misma  las  entusiastas  fiestas  de  ese  inmortal  27  de  Sep- 
tiembre de  1821. 

**>H. — Deseoso  el  Gobernador  de  la  Isla  de  Cuba,  Diego  Velázquez,  de  qui- 
tar á  Hernán  Cortés  el  mando  de  la  Colonia,  suponiéndolo  usurpado  por  Cor- 
tés, como  perteneciente  al  primero,  organizó  una  armada  con  tal  propósito, 


127 

mandada  por  Panfilo  de  Narvaez,  español  de  origen  y  que  se  hallaba  al  ser- 
vicio de  Velázquez.  Concertóse  requerir  pacíficamente  á  Cortés,  y  en  caso 
de  que  no  se  sometiera,  atacarlo.  La  expedición  constaba  de  más  de  mil  hom- 
bres, ochenta  caballos,  veinte  piezas  de  artillería  y  algunos  refuerzos  de  in- 
dios de  Cuba.*  En  Abril  de  1520  llegó  la  armada  á  nuestra  costa  del  Golfo, 
y  sabedor  Moteczuma  del  arribo  de  aquellos  guerreros,  los  colmó  de  presentes 
con  la  esperanza  de  que  aquellos  le  libertarían  de  Cortés.  Don  Hernando  se 
encontraba  á  la  sazón  en  México,  en  situación  muy  poco  bonancible;  pero, 
lejos  de  dirijirse  luego  Narvaez  sobre  el  caudillo  de  la  Conquista,  perdió  inú- 
tilmente el  tiempo,  desperdiciando  la  oportunidad  de  llevar  á  cabo  sus  deseos. 
Cortés  en  tanto  comenzó  á  tener  noticia  de  semejante  expedición  y  juzgó  pru- 
dente apercibirse,  preparando  armas.  Narvaez  caminó  rumbo  á  Cempoala, 
siguiendo  en  todo  conducta  torpísima.  Cortés  le  intimó  desde  México  á  pre- 
sentar sus  provisiones  reales,  ó  en  su  defecto,  á  que  desalojara  el  punto  de 
grado  ó  por  fuerza;  pero  viendo  que  ni  Narvaez  avanzaba  ni  los  soldados  del 
ejército  de  éste  le  permanecían  fieles,  resolvió  con  buena  copia  de  datos  acerca 
de  la  verdadera  situación  de  su  enemigo,  marchar  en  persona  sobre  él.  En 
efecto,  dejó  á  Moteczuma  y  á  la  Capital  bajo  la  custodia  de  Don  Pedro  de  Al- 
varado,  y  emprendió  camino  de  Cempoala,  reuniéndosele  en  diferentes  puntos 
parciales  y  soldados  suyos.  Volvió  nuevamente  á  requerir  á  Narvaez,  ayu- 
dándole en  tal  cosa  el  P.  Olmedo,  que  conquistaba  con  eficacia  no  pocos  alia- 
dos en  el  campo  contrario.  Cortés  seguía  su  marcha;  Narvaez  se  dispuso  para 
el  combate,  y  después  de  esperar  sin  resultado  el  principio  de  una  batalla,  la 
noche  del  28  al  29  de  Mayo  se  replegó  en  el  Templo  Mayor  indicado  en  los 
planos  expuestos  en  nuestra  Sala.  Acompañaban  á  Cortés  los  capitanes  Pi- 
zarro,  Gonzalo  de  Sandoval,  Juan  Velázquez  de  León  y  otros,  á  quienes  dio 
instrucciones  para  sorprender  en  esa  noche  al  enemigo,  que  dormía  confiado. 
El  ataque  se  prepara  sigilosamente,  pregonándose  un  premio  de  tres  mil  pe- 
sos para  quien  se  apodere  de  la  persona  de  Narvaez;  á  merced  de  las  som- 
bras de  la  noche,  Cortés  y  todos  los  suyos  penetran  al  campo  del  enemigo. 
Caía  menuda  lluvia;  cumplen  todos  con  exactitud  la  consigna;  y  cuando  las 
centinelas  dan  la  voz  de  alarma,  ya  es  tarde:  la  artillería,  los  infantes,  el  ejér- 
cito, en  fin,  de  Narvaez,  cae  sorprendido  y  Pero  Sánchez  Farfán  se  apodera 
de  la  persona  de  éste,  dando  el  triunfo  á  Don  Hernando  una  insignificante 
escaramuza,  que  victorioso,  aumentada  su  falange  de  modo  inesperado,  se 
apercibe  á  completar  la  grande  obra  de  la  Conquista.  Este  suceso  lo  perpe- 
tuaron los  indios  en  el  célebre  códice  llamado  Lienzo  de  Tlaxcala,  del  cual 
códice  existe  una  copia  colocada  en  uno  de  los  salones  de  Arqueología  de- 
este  Museo. 

69. —  Entre  los  retratos  que  del  Conquistador  existen  en  México,  uno  de  los 
más  auténticos  es  el  que  se  conserva  en  el  Hospital  de  Jesús:  de  cuerpo  en- 
tero, en  pie,  y  concordando  el  conjunto  con  las  descripciones  que  de  Cortés 


*  Véase  en  el  tomo  1,  pag.  858  y  siguientes  di;  México  á  través  de  los  siglos,  la  lis- 
ta de  los  Conquistadores  que  vinieron  con  Narvaez,  formada  por  el  Sr.  Oro,co  y  Berra. 


128 

nos  han  legado  los  historiadores  de  la  Conquista.  El  retrato  que  se  publicó 
en  el  tomo  II  de  la  obra  México  d  través  de  los  siglos,  está  tomado,  según  en- 
tiendo, del  dibujo  de  una  medalla,  asimismo  publicado  en  la  obra  referida. 
Largo  y  curioso  sería  hablar  sobre  todos  los  retratos  que  hay  de  Don  Her- 
nando, materia  que  dejamos  para  nuestro  catálogo  razonado. 

70. —  «  Privilegio  de  armas  que  la  magestad  del  Señor  Emperador  Carlos 
V  y  la  Serenissima  Emperatriz  Doña  luana,  su  consorte  que  son  en  gloria, 
dieron  á  Hernando  Cortes,  gouernador  y  Capitán  general,  conquistador  y  pa- 
cificador de  las  prouincias  de  la  Nueua  España: ....  por  la  presente  vos  fa- 
zemos  merced,  y  queremos  que,  demás  de  las  armas  que  assi  tenéis  de  vues- 
tro linaje,  podáis  tener  y  traer  por  vuestras  armas  propias  y  conocidas  vn 
escudo  que  en  el  medio  del  a  la  mano  derecha  en  la  parte  de  arriba  aya  una 
águila  negra  de  dps  cabezas,  en  campo  blanco,  que  son  las  armas  de  nuestro 
Imperio,  y  en  la  otra  mitad  del  dicho  medio  escudo,  a  la  parte  de  abaxo,  un 
león  dorado  en  campo  colorado,  en  memoria  que  vos,  el  dicho  Hernando  Cor- 
tes, y  por  vuestra  industria  y  esfuerco,  truxistes  las  cosas  al  estado  arriba  di- 
cho: y  en  la  otra  mitad,  al  otro  medio  escudo  de  la  mano  izquierda  a  la  parte 
de  arriba,  tres  coronas  de  oro  en  campo  negro,  la  vna  sobre  las  dos,  en  me- 
moria de  tres  Señores  de  la  gran  ciudad  Tenustitan  (México)  y  sus  prouin 
cias,  que  vos  vencisteis,  que  fue  el  primero  Montezuma,  que  fue  muerto  por 
los  indios,  teniéndole  vos  preso;  Cuetaozin  (Cuitlahuatzin),  su  hermano,  que 
sucedió  en  el  Señorío,  que  se  revelo  contra  Nos.  y  os  hecho  de  la  dicha  ciu- 
dad; y  el  otro  que*  sucedió  en  el  dicho  Señorio,  Guanetemucin  (Quauhtemot- 
zin),  y  sostuvo  la  dicha  reuelion  fasta  que  vos  le  vencisteis  y  prendisteis.  Y 
en  la  otra  mitad  del  otro  medio  escudo  de  la  mano  izquierda,  á  la  parte  de 
abaxo,  podáis  traer  á  la  ciudad  de  Tenustitan,  armada  sobre  agua,  en  memo- 
ria que  por  fuerca  de  armas  la  ganastes,  y  sugetastes  á  nuestro  Señorio:  y 
por  la  orla  del  dicho  escudo,  en  campo  amarillo,  siete  capitanes  y  señores  de 
siete  prouincias  y  poblaciones,  que  están  en  la  laguna  y  en  torno  de  ella,  que 
se  reuelaron  contra  Nos,  y  los  vencistes  y  prendistes  en  la  dicha  ciudad  de 
Tenustitan  aprisionados  y  atados  con  vna  cadena  que  se  venga  á  cerrar  con 
vn  candado  debaxo  del  dicho  escudo;  y  encima  del  vn  yelmo  cerrado  con  su 
t  mbre,  en  vn  escudo  atal  como  este.» 

7L. — «Eray  Martín  de  Valencia  quinnotz  in  tlahtoque  Tlaxcalla,  quiM-ilhui: 
«Tía  xicmocaquitican,  huel  ninotequipachohua  yn  inpampa  quichihua  teyxip- 
tla  yehuan  tlahcuiloque  y.  ...  ya  niquitta  ya  nochipa  anquinmomaquilía  tla- 
quemitl  yhuan  quachtli  yhuan  totolin,  cacahuatl  yhuan  yxquich  quallone;  auh, 
nopilhuané  xicmocaquitican:  yn  ompa  Castillan  y  yehuan  tlahcuiloque  cenca 
miyec  yn  intlaxtlahuil  yn  maco,  auh  yn  axcan  yn  nican  anquinmomaquilía 
tlahcuiloque  amo  ypan;  auh,  nopilhuané,  ynic  yuh  niquihtohua,  yn  yehica  cen- 
ca tlacotli  yn  quichihua,  auh  yn  axcan  namechnahuatía:  ximononotzacan,  tlen 
huel  monequi  yn  anquinmomaquilizque.»  —  Auh  yn  inauhcanixli  ypan  altepetl 
tlahtoque  mononotzque,  mocentlalique.  Iniquac  mononotzque  tlalitoque  niman 
yahque  in  ixpan  fray  Martín  de  Valencia,  quilhuiquE:  «Totatziné,  o'titechmo- 


129 

nahuatili  yn  inpampa  tlacuiloque  yn  tlen  tiquintomaquilizque,  auh  yn  axcan, 
raa  xicmocaquiti  ynic  oticmononotzque:  tiquintomaquilía  toyaotlal,tomal  hue- 
xotzinca  ytlal ....  ompa  maní,  motocayotía  xochitecatl,  ytlan  centzontli  yNic 
huecapan,  auh  ynic  hueyac  ontzontli,  nochi  cacatl,  can  quexquich  yn  cuemitl 
oncan  oquicaya  totequitlaol,  ytech  pohui  yn  Emperador.»  —  Fray  Martín  de 
Valencia  niman  quinto:  «Nopilhuané,  oanmitzmocnelilique  (sic)  cenca  yectli 
yn  oanquihtoque,  huel  monequi  yn  anyazque  Cuetlaxcohuapan,  yxpan  anqui- 
totihui  Corregidor  Hernando  de  Saavedra,  ynic  yehuatl  justicia  quichihuaz, 
quineltiliz.» — Auh  yn  íxquichime  tlahtoque  huel  quineltilique  .  .  . .  Cuetlaxco- 
huapan yxpan  Corregidor,  ynic  niman  justicia  quichiuh.»* 

Su  traducción  recta  es  ésta:  Fray  Martín  de  Valencia  llamó  á  los  señores 
de  Tlaxcala  y  les  dijo:  «Oid,  estoy  apenado:  el  motivo  es  que  á  los  que  hacen 
las  imágenes,  á  los  pintores ciertamente  veo  que  siempre  les  dais  vesti- 
dos, y  mantas  grandes  y  gallinas,  cacao  y  todo  género  de  comestibles;  pues 
bien,  hijos  míos,  oíd:  allá  en  Castilla,  á  los  escribanos  se  les  dan  muy' buenas 
pagas,  y  actualmente  no  les  dais  aquí  nada;  pues,  hijos  míos,  como  digo,  por 
cuanto  es  muy  estimable  lo  que  hacen,  os  ordeno  esto:  concertad  entre  vos- 
otros qué  cosa  conviene  que  les  deis.» 

Y  los  señores  de  las  cuatro  cabeceras  del  pueblo  se  reunieron  y  hablaron 
entre  sí.  Cuando  se  concertaron  los  señores,  al  punto  fueron  ante  fray  Martín 
de  Valencia  y  le  dijeron:  «Padre,  nos  ordenaste,  con  motivo  de  los  escriba- 
nos, qué  cosa  les  habríamos  de  dar.  Pues  ahora  oye  lo  que  convinimos:  les 
damos  nuestra  tierra  de  enemigos,  la  tierra  de  nuestros  cautivos  los  huejo- 
zingas. . . .  que  allá  queda,  y  se  llama  Xochitecatl:  equivale  á  cuatrocientas 
medidas  lineales  de  ancho  y  ochocientas  de  largo,  toda  de  pasto,  sólo  culti- 
vada en  pequeña  parte,  donde  se  da  el  maíz  de  nuestro  tributo,  que  le  corres- 
ponde al  Emperador.» 

Al  punto  dijo  Fray  Martín  de  Valencia:  «Hijos  míos,  trabajasteis  en  bene- 
ficio propio;  muy  bien  está  lo  que  decís;  conviene  que  vayáis  á  la  Puebla  de 
los  Ángeles  (Cuetlaxcoapa);  iréis  ante  la  persona  del  corregidor  Hernando 
de  Saavedra  para  que  se  ponga  por  obra  y  administre  Justicia.»  Y  todos  los 
señores  lo  pusieron  por  obra  y  fueron  á  la  Puebla  de  los  Ángeles  á  la  presen- 
cia del  Corregidor,  con  lo  cual  se  administró  justicia  luego. —  (Francisco  del 
Paso  y  Troncoso.) 

7í2. — «En  esta  ciudad  de  mechuacan  varrio  de  pasquaro  en  veinticinco  días 
del  mes  de  junio  de  mili  e  quinientos  e  cinquenta  e  dos  años  parecieron  ante 
mi  don  Rodrigo  maldonado  alcalde  mayor  desta  provincia  de  mechiiacan  el 
cacique  e  prencipales  del  pueblo  hospital  de  santa  J ce  y  presentaron  una  carta 
escrita  E  PINTADA  en  papel  de  los  términos  e  mojones  que  se  avian  partido 
y  puesto  e  mandado  guardar  por  luis  de  león  Romano  y  por  el  licenciado  acb- 

*  «Por  tener  el  Códice  varios  desgarrones  y  roturas,  faltan  algunos  vocablos  en 
el  texto.  Cuando  es  posible  reponerlos  hajrolo  por  medio  de  versalitas:  en  otros  lu- 
gares dejo  los  huecos,  sin  prejuzgar  acerca  de  lo  que  falta.  También  he  repuesto  la 
puntuación",  deficiente  y  desordenada  en  el  texto.»  ( F.  I'.  T.) 

Guía.-  33. 


130 

uedo  alcaldes  que  fueron  desta  provincia  con  don  Antonio  huitzimengari  go- 
bernador de  ellos  entre  ellos  y  los  indios  del  Barrio  de  encaro  (sic)  y  por  len- 
gua de  pedro  moreno  ynterprete  juramentado  se  quejaron  diciendo  que  sin 
embargo  de  estar  partidos  los  dichos  términos  y  puestos  y  mandados  guar- 
dar los  dichos  mojones  por  los  susodichos,  y  por  un  mandamiento  del  Ilustri- 
simo  señor  (don)  luis  de  velasco  visorrey  por  su  magestad  desta  Nueva  Es- 
paña de  que  ante  mi  tenían  hecha  presentación  valida  los. indios,  que  (los) 
naturales  del  varrio  de  en faro  en  menosprecio  y  consto  (¿contra?)  délos  di- 
chos mandamientos  hazian  casas  y  labraban  tierras  y  labran  dentro  de  los 
términos  y  mojones  que  pertenecen  a  sante  fee  y  me  pidieron  en  el  caso  juicio 
e  yo  por  evitar  pleytos  e  pasiones  y  escándalos  y  alborotos  que  se  sigan  y 
pudieran  seguir  en  27  dias  de  dicho  mes  año  susodicho  lo  fui  á  ber  para  ver 
si  era  conforme  á  la  dicha  PINTURA  que  an  presentado  y  semejante  á  ella 
y  visto  y  entendido  que  lo  eran,  llamados  los  yndios  de  la  una  parte  y  de  la 
otra  á  quien  tocaba  mande  á  los  otros  yndios  de  encaro  que  no  libremente  (sic : 
¿labren  ende?)  las  tierras  que  tenian  labradas  sobre  que  era  la  differencia  a 
los  de  santa  fee  pues  constaba  claro  que  cayan  y  caen  en  sus  términos  con- 
forme á  la  dicha  mojonera  y  que  los  que  tenian  casas  dentro  de  los  dichos 
términos  dentro  de  veinte  dias  primeros  siguientes  las  dejasen  e  desocupasen 
o  fuesen  sujetos  a  dicho  ospital  de  santa  fee  los  que  (no)  quisiesen  dejar  las 
casas  y  terrenos  que  asi  tenian  pues  estaban  en  términos  sullos  y  que  de  aquí 
adelante  no  molesten  mas  en  ello  a  los  del  dicho  ospital  de  santa  fee  y  en  todo 
y  para  todo  guardasen  los  unos  y  los  otros  los  dichos  términos  conforme  á  los 
dos  mojones  asta  que  su  Magestad  provea  otra  cosa  con  apercibimiento  que 
los  que  contrario  hicieren  se  procederá  contra  ellos  y  serán  castigados  con- 
forme a  derecho,  todo  lo  cual  fue  declarado  por  los  ynterpretes  en  su  lengua 
de  manera  que  lo  entendiesen  e  a  ello  se  hallaron  presentes  el  R.  Fu.  Fran- 
cisco Díaz  y  Hernando  toribio  d'alcaraz  y  por  ello  lo  firme  aqui  de  mi  nom- 
bre—  Don  Rodrigo  Maldonado  —  por  mandado  de  su  merced.  (Aquí  hay  una 
firma  ininteligible.)» 

73. —  «Los  maestros  de  el  Arte  de  Architectura  D.  Pedro  de  Arrieta,  que 
lo  es  de  todo  el  Reyno  Real  Palacio  y  Fábrica  material  de  la  Santa  Iglesia 
Cathedral  de  esta  Corte,  D.  Miguel  Custodio  Duran,  D.  Migu  (sic)  Ioseph  de 
Rivera,  D.  Ioseph  Eduardo  de  Herrera,  D.  Manuel  Albarez,  Alarife  mayor 
de  esta  ciudad,  y  D.  Francisco  Valdena,  actual  Veedor  de  dicho  Arte  por  va- 
rias y  repetidas  Juntas  que  tienen  hechas  para  conferir  y  tratar  materias  con- 
sernientes  a  el  mayor  lustre  y  perfección  de  dicho  Arte,  a  sido  vna  de  las  mas 
principales,  y  la  que  tienen  puesta  en  punto  de  Ordenanza  el  que  respecto  a 
que  las  Mapas,  por  las  que  hasta  el  presente,  se  han  gouernado  dichos  exami- 
nados están  muy  diminutas,  y  mal  reguladas  en  los  precios  que  deuan  tener 
los  sitios  según  los  parajes  de  mas,  ó  menos  Comercio  sin  hauer  puesto  pre- 
cio a  los  Varrios  por  la  falta  que  tubieron  de  conozimiento  en  aquel  entonces, 
que  a  mas  de  140  años;  siendo  materia  de  tanta  Graueda  (sic)  de  la  precio  de 
dichos  zitios  que  en  ello  consiste  el  darle  a  cada  uno  lo  que  legítimamente  le 
toca,  por  estar  en  todos  los  mas  de  ellos  Ympuestas  Capellanías  y  obras,  pias 


131 

donde  Se  han  originado  el  perderse  algunas  por  falta  de  Regla  y  norma,  no 
dejando  aduitrio  a  que  cada  vno  (según  su  Alcanze)  ponga  precios;  han  de- 
tarminado  (sic)  dichos  Maestros  (por  punto  de  Ordenanza  de  las  que  tienen 
presentadas,  y  pedidas  Confirmación)  se  haga  vn  Mapa  Original  y  perfecto 
superficial,  contado  (sic)  lo  que  es  ciudad,  la  que  señalamos  por  tal  por  todos 
qvatro  uientos  desde  el  puente  que  llaman  del  Sacate  hasta  la  caxa  que  lla- 
man del  salto  del  Agua,  esto  es,  de  Norte  a.  Zur,  que  consta  de  1640  varas,  y 
desde  dicho  Salto  del  agua  lignia  recta  por  la  calle  derecha  que  ba  a  monsa- 
rrate  hasta  la  puente  que  llaman  de  los  Curtidores  de  la  Zequia  Real,  que 
que  viene  de  Mexicalzingo,  que  es  de  Poniente  á  Oriente,  consta  su  distancia 
de  1528  varas,  desde  cuya  puente  lignea  recta  al  Norte  siruiendo  de  lindero 
la  Zequia  Real  calle  derecha  que  va  por  la  Santísima  Trinidad  hasta  el  puente 
que  esta  detras  de  San  Sebastian  que  sirve  a  la  Zequia  que  sale  de  la  puen- 
te del  Zacate  y  ba  lignea  recta  hasta  dicha  puente,  que  consta  de  las  mismas 
varas  que  tubo  por  su  lado,  quedando  zituada  dicha  Ciudad  y  dada  por  tal  en 
el  plano  de  1640  varas  de  Norte  a  Zur  y  1528  de  Oriente  a  Poniente,  que  re- 
ducidas a  varas  quadradas  superficiales  hazen  2.505,920  varas  Reputados  por 
Varrios  de  todo  lo  que  es  fuera  de  estos  linderos  por  todos  4  vientos;  medido 
por  la  parte  del  Norte  desde  la  Garita  que  llaman  del  Pulque  hasta  la  Zequia 
que  sale  de  la  Puente  del  Sacate  para  el  Oriente,  consta  de  1608  varas,  y 
desde  la  esquina  que  va  al  Colegio  de  S.  Pablo,  que  biene  lignea  recta  al  Salto 
del  agua  hasta  San  Antonio  á  Catlan,  (sic)  calle  derecha  del  Rastro,  1,260 
varas,  y  desde  la  puente  de  San  Francisco  a  la  ultima  casa  después  del  Cal- 
vario, consta  de  1,280  varas,  y  desde  la  esquina  de  la  Pila  de  la  Santísima 
Trinidad  al  Hospital  de  San  Lazado,  consta  de  1,062  varas;  De  manera  que 
desde  la  Garita  que  llaman  del  Pulque  hasta  San  Antonio  Acatlán,  ay  4,508 
varas,  y  desde  el  Hospital  de  San  Lázaro,  a  la  puente  de  Albarado,  consta  de 
3,850  varas  que  es  todo  el  recinto  que  se  halla  poblado  en  dicha  Ciudad,  a  la 
que  tenemos  puestos  precios  según  el  Comercio,  comodidad  y  utilidades  que 
ofreze,  del  qual  se  sacaran  Copias,  para  que  cada  uno  de  los  examinados  ten- 
ga, sin  que  pueda  variar,  disminuir  ni  alterar  sus  precios;  no  permitiendo  que 
otro  que  no  lo  sea  saque  copia  alguna.  Pena  de  la  que  previene  nuestra  Or- 
denanza, y  lo  firmamos  en  México  á  15  de  Julio  de  1737  Años.» 

74.  —  «>I<  Plax  del  Real  Desagüe  de  Gueguetoca  por  donde  se  conducen 
al  rumbo  del  Norte  las  copiosas  Aguas  que  de  nueve  Rios  de  las  Serranías 
de  la  parte  del  Sudoueste  vajan  a  dar  nombre,  y  caudal  a  los  dos  celebres  de 
Guautitlan  y  Tepozotlan,  los  que  antes  que  se  construyese  esta  magnífica,  y 
costosa  obra,  desaguaban  enteramente  en  las  Lagunas  de  Sitlaltepeque  y  Zum- 
pango,  que  reziviendo  assimismo  natural,  y  precisamente  las  cresidas  Aveni- 
das de  la  parte  del  Nordest,  y  llanos  de  Pachuca  con  quienes  se  unen,  y  no 
siendo  capazes  á  sustentar  tan  grueso  cuerpo  de  Aguas,  las  rebozavan,  y  des- 
pedían, á  las  contiguas  de  Xaltocan,  y  de  San  Cristóbal,  en  cuyo  buque  no  ha- 
llando bastante  campo,  y  terreno  en  que  estenderse,  y  sosegarse,  rompiendo 
sus  Diques  pasavan  á  la  última,  y  espaciosa  de  Tescuco,  que  rica  en  todos 
tiempos  con  el  cresido  raudal  de  varios  Rios,  y  Veneros,  que  immediata  y  pe- 


132 

remnemente  la  abastecen  por  no  tener  Seno  suficiente  en  que  contenerla;  he- 
chava  finalmente  sobre  México  esta  grande,  y  forastera  Avenida,  que  con  tan- 
tos rodeos,  y  saltos  se  le  introdusia  de  nuevo,  y  causaba  las  frequentes  Inun- 
daciones, que  por  lo  pasado  á  padecido  esta  Noble  é  Imperial  Ciudad.  La  que 
ya  en  estos  tiempos  se  vé  libre,  y  olvida  sustos,  y  temores  confiada  assi  en  la 
diversión  y  forzado  curso,  que  por  medio  de  la  referida  prodigiosa  Obra,  logra 
de  los  expresados  Rios  azia  la  parte  de  el  Norte,  y  á  los  de  Tepexe,  y  Tlautla 
que  desaguan  en  el  de  Tula,  como  también  en  los  desvelos  é  inteligencia  de 
el  Señor  Don  Domingo  de  Trespalacios,  y  Escandon  Cavallero  del  Orden 
de  Santiago  del  Consejo  de  su  Magestad ,  sn  oydor  de  esta  Real  Audiencia 
Juez  privatibo  de  el  Derecho  de  Media  Annata,  y  Superintendente  de  los 
Proprios,  y  Rentas  Aguas,  y  Exidos  de  la  dicha  Imperial  Ciudad,  y  del  re- 
ferido Real  Desagüe ;  á  cuyo  infatigable  Zelo  se  deven  desde  el  año  de  1743 
hasta  el  presente  de  1753  su  mayor  perfección,  y  seguridad,  haviendo  en  este 
tiempo  dado  quantas  providencias  pudiera  dar  el  más  practico,  y  experto  In- 
geniero proyectado  y  executado  sin  notable  gravamen  de  los  fondos  destina- 
dos á  este  Ramo,  todas  las  Obras  reparos  y  refuersos  de  los  Albarradones, 
y  Diques  que  contienen  las  Avenidas,  facilitando  y  connaturalizando  su  Curso 
con  las  oportunas  y  anuales  limpias  assi  de  los  Tajos  aviertos  como  de  los 
Socabones  se  estienden  por  el  dilatado  Plan  de  dicho  Real  Desagüe:  y  aviendo 
assi  mismo  hecho  de  nuevo,  y  reparado  las  Calzadas,  y  Diques  que  detienen 
la  gran  copia  de  Aguas,  que  por  otra  parte  indispensablemente  reziven  las 
mencionadas  Lagunas,  y  puesto  en  su  antiguo,  y  necesario  uso  la  Preza  de  la 
de  Oculma,  que  á  su  ingreso  en  la  Superintendencia  se  hallava  abandonada, 
y  casi  enteramente  arruinada,  dando  reglag.  ciertas,  y  acreditadas  en  la  prac- 
tica, y  experiencia  para  la  futura  permanencia  de  dicho  Desagüe  y  sus  agre- 
gados, a  poco  costo  de  sus  Rentas.  Por  todo  lo  qual  se  haze  dicho  Señor  dig- 
namente acreedor  de  el  mayor  elogio,  siendo  tan  notorio  el  beneficio  que  ha 
resultado  á  todo  este  publico  de  sus  molestias,  y  arriesgadas  fatigas,  y  me- 
rece las  continuas  expresivas  Gracias,  que  en  nombre  de  su  Patria  le  da  un 
su  apasionado  mexicano,  en  la  delincación,  y  disposición  de  este  Mapa  para 
cuyo  mas  acertado  proyecto  a  tenido  a  la  vista  los  antiguos  del  insigne  Don 
Carlos  de  Siguenza  y  Gongora,  y  los  autos  formados  sobre  el  asumpto  esten- 
diendose  á  demarcar  la  Laguna  de  Oculma,  que  derrama  en  la  de  Tescuco 
por  lo  que  pueda  importar,  valiéndose  para  su  formación  del  Pitipié  de  una 
legua  Castellana  dividida  en  5  V (cinco  mil)  baras,  y. del  delicado  pinzel  del 
Maestro  Joseph  de  Paez.» 

75. — El  célebre  Tribunal  de  la  Acordada  se  fundó  con  el  objeto  de  perseguir 
á  los  bandoleros  y  malhechores  que  invadían  á  la  Nueva  España;  quedando 
de  hecho  instituido  en  1719;  aprobando  su  erección  el  monarca  español,  en 
cédula  de  22  de  Mayo  de  1722;  siendo  el  primer  juez  Don  Miguel  Velázquez 
de  Lorea,  quien  por  su  celo,  eficacia,  buenos  servicios,  «pureza  é  integridad» 
en  el  desempeño  de  sus  funciones,  mereció  brillante  elogio  del  Rey  Felipe  V,  en 
cédula  fecha  también  á  22  de  Mayo  del  año  referido.  Su  hijo  Don  José  Veláz- 
quez no  desmintió  en  nada  la  honradez  y  energía  de  su  padre,  elogiándole 


133 

asimismo,  con  brío,  el  Virrey  Marqués  de  las  Amarillas.  Otro  tanto  puede 
decirse  de  Don  Jacinto  Martínez  de  la  Concha,  tercer  juez,  cuyo  retrato  po- 
seemos, habiendo  merecido  por  sus  servicios  todos  los  honores  de  Oidor  de 
la  Real  Audiencia  de  México.  Los  jueces  fueron  sucediéndose  hasta  la  extin- 
ción del  Tribunal  en  1812,  en  virtud  de  la  Constitución  promulgada  en  el  año 
que  acaba  de  citarse. 

76. —  «El  Sr.  Dr.  Dn.  Iuan  Ioseph  de  Eguiara  y  Eguren  Natural  de  esta 
Impl.  Ciudad  de  México.  Obispo  electo  de  la  Sta.  Igle.a  de  Yucatán:  Canónigo 
Magistral  (Thesorero  y  Chantre  electo),  Dignidad  Maestrescuelas  que  fue  de 
esta  Metropolitana  Cancelario  de  esta  Rl.  y  Pontificia  Vniversidad,  y  en  ella 
Cathc.0  Jubilado  de  Prima  de  Sagrada  Theología  antes  de  vísperas  en  esta,  y 
en  las  de  Philosophia,  su  Rector  que  fue,  Conciliario,  Diputado  de  hacienda, 
y  Visitador  de  su  Rl.  Capilla;  Calificador  del  Santo  Oficio  de  la  Inquisición 
de  Nueva  España  y  Ordinario  por  el  Illmó.  Sr.  Arzobpo.  Obpo.  de  la  Ciudad  de 
la  Puebla,  Juez  Conservador  de  la  Provincia  de  el  Santissimo  Nombre  de  Iesus 
del  Orden  del  Sr.  Sn.  Agustín  de  México,  Juez  Dipdo.  de  el  Rl.  y  Pontificio 
Collegio  Seminario  de  esta  Corte,  Examinador  Sinodal  de  este  Arzobispado 
Theologo  de  Cámara  y  Consultor  de  el  Illmó.  Sr.  Arzóbpo.  de  esta  Diecesi 
fsicj,  Capellán  y  Director  de  las  Sras.  Religiosas  Capuchinas  Author  de  su 
Theologia  Escholastica  en  selectas  materias  de  las  que  se  dieron  algunas  á 
la  prensa  con  muchas  mas  que  dexó  escritas  y  también  muchos  Doctos  y  eru- 
ditos Sermones  Panegíricos  y  Morales.  Celebérrimo  Escriptor  de  su  Biblio- 
teca Mexicana  en  idioma  Latino,  que  á  expensas  de  sus  distinguidos  talentos 
y  laboriosissima  aplicación,  extraxo  (de  los  Archivos  de  la  America)  memoria 
de  las  Literarias  Obras  y  Celebres  escritos  de  diversas  facultades  y  asump- 
tos,  de  todos  los  sugetos  cultos  que  han  florecido  en  esta  Nueva  España  para 
exponer  á  la  publica  luz  y  noticia  sus  Doctos  Ingeniosos  Authores:  Empresa 
que  sola  ella  bastaría  para  aclamarle  Grande  en  la  erudición  y  para  seña- 
larle con  el  honroso  timbre  de  Amantissimo  Mecenas  Patrón  y  Protector  de 
su  Patria  Murió  de  67  as.  de  Edad  Dia  29  de  Henero  de  1763  as.» 

Tal  es  la  inscripción  puesta  en  el  retrato  del  Dr.  Eguiara. 

77. —  El  retrato  de  Sor  Juana  que  se  ha  colocado  en  esta  galería,  es  copia 
original  de  Cabrera,  de  otro  cuadro  que  poseían  las  monjas  gerónimas,  muy 
apreciable.  El  del  Museo  tiene  cuatro  curiosas  inscripciones:  una  en  prosa, 
otra  en  verso  en  la  parte  superior  de  la  tela  y  otras  dos  inferiores;  diciendo 
la  primera:* 

«Retrato  de  la  Phenix  Americana  La  Madre  Juana  Ynes  de  la  Cruz  cono- 
cida en  la  Europa  por  la  decima  Musa,  debiendo  contarla  por  única  sucesora 
de  Minerva  en  quien  vinculó  el  tesoro  de  su  Saviduría  sirviéndose  de  ella  para 
fecundar  su  portentoso  Entendimiento  con  la  noticia  de  la  Escritura  divina 
y  toda  Erudición  .Sagrada  en  la- carrera  de  quarenta,  y  quatro  años,  q.  cerró 

*  Véase  el  interesante  artículo  Sor  Juana  Inés  de  la  Cruz,  por  Luis  González 
Obregón,  inserto  en  El  Renacimiento,  1894,  págs.  234  y  siguienus. 

Gc(A.-3t 


134 

con  su  exemplar  y  penitente  Vida,  y  Selló,  con  su  preciosa  muerte,  año  de  1695. 
Esta  Sacado  Puntualmente  de  la  copia  fiel  que  sus  Hermanas  las  Religiosas 
guardan  con  el  mayor  aprecio  en'la  Contaduría  del  muy  Religioso  Convento 
del  máximo  Dr.  el  Señor  San  Gerónimo,  de  esta  Imperial  Ciudad  de  México.» 
La  leyenda  superior  dice: 

In  meridie  fervet. 

JVana  es  Phebo  I  se  enseñó 07 

en  Phebo  JVana,  pVes  qVe lo 

Phebo  presVrosa  fVe 10 

por  breVe  en  q  Vanto  gIró 11 

Vivió  la  Me.  Juana 44 

La  inferior  de  la  derecha: 

Mane  lucet. 

NaCIó  JVana,  haCIenDo  Ver 0713 

A  Vn  Phebo  IenDo  á  saLIr 0557 

qVe  no  fVe  Vn  SoL  en  LVCIr 0221 

pVes  no  fVe  soLo  en  naCer 0160 

Nació  la  Me.  Juana  año  de 1651 

La  inferior  de  la  izquierda: 

Vispere  autem  pallet. 

JVana  a  sV  oCaso  LLegó 0211 

Vn  soL  soLo  LVCIrá 0261 

qVe  otro  soL  no  se  haLLará 0155 

si  Vn  soL  en  JVana  MVrIó 1068 

Murió  la  Me.  Juana  año 1695 

Como  se  ve,  las  letras  mayúsculas  que  tienen  valor  numérico  de  cifras  ro- 
manas producen  diversas  cantidades,  que  sumadas,  nos  dan:  los  años  que 
duró  en  el  mundo  la  poetisa;  el  año  en  que  nació  y  en  el  que  falleció. 

Frente  á  la  página  236  de  El  Renacimiento  (2.a  época,  1894)  se  reprodujo 
en  fotograbado  este  cuadro ;  reproducción  muy  superior  á  la  que  se  advierte  en 
la  pág.  744  del  tomo  II  de  México  d  través  de  los  siglos. 

78. —«el  s.  d.  antonio  lopez  portillo:  natural  de  Guadalaxara:  Beca  Rl. 
de  oposición  en  Theologia  del  mas  antiguo  de  Sn.  Yldefonso:  Profesor  insigne 
de  esta  Real  y  Pontificia  Universidad :  Doctor  en  ella  por  suficiencia  en  Artes, 
ambos  Derechos,  y  Theologia:  honor  que  mereció  por  su  sobresaliente,  y  vasta 


135 

literatura,  manifestada  en  repetidas  funciones  literarias,  y  especialmente  en 
las  que  sostuvo,  por  tres  días  consecutivos,  defendiendo  con  aplauso,  y  uni- 
versal admiración  todas  las  sentencias,  y  doctrinas  de  los  AA.  que  se  ven  co- 
locados: Su  Rector  de  Escuelas:  Canónigo  de  ésta  Santa  Yglesia,  y  Capellán 
mayor  del  Convento  de  las  Revs.  M.  M.s  de  Sta.  Brígida:  Examinador  Syno- 
dal  de  este  Arzobispado:  Socio  benemérito  de  la  Sociedad  Bazcongada;  Aca- 
démico de  honor  de  la  Real  Academia  de  las  tres  nobles  Artes  de  la  Ciudad 
de  Valencia:  Canónigo  de  la  Santa  Yglesia  de  dicha  Ciudad:  Orador  insigne, 
y  Varón  mui  recomendable  por  su  probidad,  y  literatura:  Falleció  en  Valen- 
cia con  generales  demostraciones  de  sentimiento,  á  cincuenta  años  de  edad 
en  Once  de  Febrero  del  año  del  Señor  de  Mil  setecientos,  y  ochenta.  Literato, 
que  por  su  exquisita  Erudición,  y  amor  á  las  Ciencias  mereció  digna  perpetua 
memoria  en  la  República  Literaria  de  Valencia,  y  México.» 

79. — Fl  retrato  del  Padre  Clavigero  que  se  conserva  en  este  Departamento, 
era  propiedad  del  Dr.  Don  Manuel  Gorrino,  rector  que  fué  del  Colegio  de 
Santos,  y  á  la  cual  persona  se  lo  envió  el  mismo  Clavigero.  Las  inscripciones 
puestas  sobre  la  tela,  con  excepción  de  la  del  pie,  son,  en  consecuencia,  muy 
posteriores  al  retrato.  Años  después,  teniendo  que  salir  de  México  el  Dr.  Go- 
rrino, obsequió  el  cuadro  al  Lie.  D.José  Guadalupe  Arrióla,  que  fué  también 
Colegial  de  Santos.  El  Sr.  Arrióla  lo  vendió  al  Museo,  siendo  Director  del 
Establecimiento  Don  Ramón  I.  Alcaraz,  interviniendo  en  la  venta  el  Sr.  Don 
José  María  de  Agreda,  quien  me  ha  comunicado  toda  la  presente  noticia. 

80. —  Bordura  componada  es  la  compuesta  de  piezas  cuadradas,  cuyos  es- 
maltes se  alternan  como  una  hilera  del  tablero  de  ajedrez. 

81.— Me  he  detenido  un  tanto  en  la  descripción  de  este  escuda,  siguiendo 
particularmente  á  Piferrer,  por  haber  sido  el  blasón  que  en  otros  tiempos  se 
usó  en  México  en  el  cuño  de  sus  monedas,  en  sus  sellos  y  aun  en  sus  edificios. 
Hoy  en  día  las  armas  que  el  Gobierno  español  acostumbra,  se  concretan  al 
escudo  cuartelado  de  Castilla  y  de  León,  con  el  escusón  de  Anjou  sobre  el 
todo. 


FIN  DE  LAS  NOTAS. 


ÍNDICE. 

Paos. 

Introducción « m. 

Sala  primera.— Contiene  retratos  de  franciscanos  ilustres. .        1. 

Sala  segunda. — Galería  Virreinal 5. 

Expedición  de  Cempoala.  .  .    45. 

Sala  tercera. — Contiene  objetos  de  la  época  de  la  Conquista 

y  otros  varios  56. 

Sala  cuarta. — Objetos  posteriores  á  la  época  de  la   Con- 
quista.—Copias 64. 

Cuadros  originales 68. 

Heráldica 72. 

Fotografías  en  facistoles 78. 

Sala  quinta. — Objetos  de  la  Independencia 82. 

Lote   «Hidalgo» 85 

Lote  «Morelos» 86. 

Lote  «Iturbide» 87. 

Documentos SS. 

Lote  «Riva  Palacio» 89. 

Retratos 92. 

Constitución  de  1857 94. 

Reforma. — Lote  «Ocampo» 95. 

Imperio  de  Maximiliano 9o. 

Vajilla 98. 

República. — Lote  «Juárez» 99. 

Piezas  diversas 101. 

Objetos  colocados  en  las  Plantas  baja  y  alta  del  edificio.  103. 

Adiciones ...  108. 

Notas 109. 

Guía. — 35. 


ACABÓSE  DE  IMPRIMIR  ESTA 

TERCERA  EDICIÓN,  EN  LA  IM- 
PRENTA del  Museo  Na- 
cional de  México,  á 
los  20  días  del 
mes  de  Mayo 

DEL  AÑO 

1899.