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EL TEATRO
Y LA
ADMINISTRACIÓN LÍRIGO-DRAMATICA
HAZ BIEN...
ZARZUELA EN UN AOTO Y EN VERSO
Acomodada á la música del maestro
M, JOSEPF O'KELLr
POR
DON ROSENDO DALM/AU
listrcuada con éxito en el Teatro de Apolo, de Madrid, en la noche del
12 de Febrero de 4881.
n/wwwvvvvvwvvvv
MADRID.
SEÑORES HIJOS DE A. GULLON
Y DON EDUARDO HIDALGO, EDITORES
Oficinas, Pozas, 2, segundo y Sevilla, 14, pral.
1881.
II
V :.£t
f i ( 1
a-i.Ka.A-in
HAZ BIEN...
ZARZUELA EN UN AOTO Y EN VERSO
Acomodada á la música del maestro
M, JOSEPF O'KELLY
POR
DON ROSENDO DALMAU
Estrenada cod éxito en el Teatro de Apolo, de Madrid, en la Boche del
12 de Febrero de 1881.
MADRID
ESTABLECIMIENTO TIPOGRÁFICO
de H. P. Montoja 7 0.', Caaos, 1
1881
REPARTO
II
PERSONAJES ACTORES
Fiokella. . . „ Srta. Doña Almerinda Soler Di-Franco.
Salieri Sr. Don Rosendo Dalmau.
. C
La escena pasa en Ischia, en el golfo de Ñapóles,
en 1785, en una casita junto al convento de los
Trapenses.
Ü Ú . ■- ;
TRAJES;
Fiorella.— Aldeana. —Jardinero napolitano. —
Traje talar, blanco, de novicio, debajo del cual vis-
te otra vez el trage de aldeana.
Salieri. — Traje que tenga algún parecido al de
maestro de capilla.
La propiedad de esta obra pertenece á su autor y nadie podrá, sin so permi.
Bo, reimprimirla ni representarla en Kspafiay sus posesiones de Ultramar, ni en
los países con los cuales se hayan celebrado ó se celebren en adelante tratados
internacionales de propiedad literaria.
Los setiores comisionados de la palería el Teatro perteneciente á los
Sres. Hijos de A. Guitón, y. la Lírico-Dramática de Don Eduardo Hidalgo son
loa exclusivos encardados de conceder o neg-ar el permiso «ie representación
y del cobro de los derecho» de propiedad y de la venta de ejemplares.
Uoada hecho el depósito que marra I» le»
Los «atores se reservan el derecho de traducción.
OBRAS DEL MISMO AUTOR
Amor que empieza y amor
que acaba. Zarzuela en un acto, música
del maestro Caballero.
Mendoza y Compañía (1). Comedia en tres actos.
Haz bien... Zarzuela en un acto, música del
maestro O'Kelly.
Un minué. Zarzuela en un acto, música del
maestro Nieto.
(1) En colaboración de D. Calisto Navarro.
p fl fc¡ tr ' ■ i
Digitized bythe Internet Archive
in 2012 with funding from
University of North Carolina at Chapé! Hill
http://archive.org/details/hazbienzarzuelae13711okel
ACTO ÚNICO.
Modesta habitación.— Puerta al fondo y ventana que daá un
jardin. — Puertas laterales.— Piano de mesa, sillas, buta-
cas, muebles de la época. — 1785.
ESCENA PRIMERA.
Salieri, solo, sentado delante del piano. — Pequeño prelu-
dio en la orquesta.
Re, mi, re, la, fa.. No es esto.
La, re, re, fa, re., no! no!
Es una frase maestra...
Solo en su «Creación»
Hayden, para gloria suya,
dio con ella antes que yo.
¡Qué difícil es un cántico
faltando la inspiración! (Levantándose y diri-
giéndose á la ventana.)
Imposible! Me abandona
la santa llama de Dios!
Gorgea el ave parlera,
trina alegre el ruiseñor,
entonan cánticos tiernos...
6
inspirados... mientras yo... (Vuelve á sen-
tarse.)
Veamos... Esta plegaria
que me ha encargado el prior
de los Trapenses, es fuerza
que en su poder quede hoy. (Cantando 1©
que ha escrito.)
«Dios eternal, escucha mi plegaria»...
\Las danaidesl Un recuerdo
de mi ópera brotó!
Há un año, París entero
en su estreno, una explosión
de vítores y de aplausos
á mi obra tributo.
Qué noche! Qué fanatismo!...
Maldito, maldito amor!
Por una mujer infame
perdí fé, dicha, ilusión.
Dejé á París, vine á Italia...
la duda por torcedor!
Y hoy me horroriza la gloria,
dudo de mi inspiración,
de mis obras, y mi canto
postrero, mi «Ultimo adiós»
morirá cual yo, ignorado;
perecerá' en un rincón
de la celda del T rápense
donde, sin el Superior,
que probar más ha querido
mi resuelta vocación,
descansando ya estaríamos
há dos meses él y yo. (En el momento en que
Salieri se dispone á continuar el trabajo, óyese la
voz de Fiorella dentro. Salieri escucha primero
con disgusto; luego con ansiedad.)
Fior. No empaña tenue nube (Dentro.)
del cielo el esplendor. "■
Parece fiel presagio
de dichas y de amor.
Qué dulce ambiente!
qué hermoso sol!
■
Todo respira
dicha y amor,
ESCENA II.
Salieri: luego FiorellA en traje de aldeana y con una
cesta.
Sal. (Que después de acercarse á Ja ventana atraído por
la voz de Fiorellá, vuelve á ocupar su puesto en el
piano.) ' '}\ .'.
Dulc^ canto de sirena,
acento fascinador ',
qué despiertas en mi mente
la profana inspiración, (Queda abismado
apoyando los codos en el piano, y sosteniendo con
sus manos la cabeza.) "
Fiorellá (Apareciendo en la puerta del fondo.)
Dulce brisa suave,
v4d.a das al ave
gope . áj, corazón! |
Bendito Dios
qué, amor creó!
Quien perdió la esperanza
condénase á sufrir:
con la fe y la confianza
se creó el porvenir.
Qué dulce ambiente!
qué hermoso sol!
Todo respira
dicha y amor.
HABLADO.
Sal. Quién sois? (Levantándose irritado.)
Fior. (Con simplicidad.) Genio más violento!..
Soy Juanita.
Sal. Quién?
Fior. Dios mió!
La sobrina de mi tio...
del portero del convento.
8
De aquel que cuida al señor,
el que os colma do atenciones,
y traigo estas provisiones
de parte del Superior.
Sal. Pues ya debia saber
tu tío, que no consiento
que profane mi aposento
la sombra de una mujer.
Fior. Pruebas dais del peor gusto...
Qué os han hecho las mujeres?
Sal. Qué me han hecho?.. Nada! Quieres
marcharte? (Furioso.)
Fior. Jesús que susto!
Perdonad, (Llorando.) qué os hice yo
para irritaros así?
Ay¿ pobrecita de mí...
en qué os falté?
Sal. (Aparte.) Se asustó.
Y Hora'... Malhaya amen
mi carácter.) Ven aquí
y... habla, qué quieres de mí?
Fior. Así me gusta! muy bien! (Muy contenta.)
Pues... venia tan contenta,
porque, allá, en un escalón
pego el tío un resbalón,
que por poco se rebienta.
Sal. y eso te alegra?
Fior. Al contrario.
Lo que me pudo alegrar,
era, una ocasión de entrar
en este oculto santuario.
Soy mujer... y soy curiosa.
Sal. Pero tu tio estará
abandonado, y voy...
Fior. Quiá!
Si ha sido muy poca cosa.
Se asustó, y ha preferido
volverse al convento presto,
y yo he recogido el cesto
y... aquí estoy porque he venido.
Sal. No hay peligro?
9
Fior. Qué ha de haber!
(Mirando á hurtadillas á Salieri.)
Oh, sí, es él: no me equivoco.
Sal. Qué miras?
Fior. Dónde coloco
los avíos de comer. .
Sal. Allí, y márchate. (Bruscamente.)
Fior. En verdad
2ue el veros causa disgusto,
ástima! Gruñón y adusto
á vuestra edad!...
Sal. A mi edad!
No soy joven! Sólo anima
la contrariedad mi ceño...
Soy más que viejo!
Fior. (Aparte.) Qué empeño
en echarse años encima!
(Arreglando la mesa.)
Sal. Y... qué traes?
Fior. Medio pollo,
chuletas, un pastelillo,
y luego, un vino!., un vinillo
del que se pega al meollo.
Sal. Qué hueno es el Superior!
Fior. Gomo un canto os ha encargado,
os festeja...
Sal. Y bien pagado
lo tiene.
Fior. Es un buen señor! (Pausa.)
Sal. Porqué me miras así
con esa cara tan rara?
Fior. Os contemplo, con la cara
que tengo desque nací.
Siempre repite mi tio
«Es un sabio... una eminencia.»
Sal. No tanto!
Fior. «Un pozo de ciencia.»
Sal. Me adula!
Fior. Pues, señor mió.
No es por haceros favor,
pero esto salta á la vista.
ao
' ' Dice, que sois un artista...
Sal. Oh!
Fior. De lo más superior. ¿m.rfd
Y como esto para mí .
asemeja un hombre á un santo,
dije... voy!
Sal. Ah! (Pausa.)
Fior. También canto,
y... no muy mal.
Sal. Ya te oí.
Voz fresca, fácil, ligera.;»
Sentimiento. natural...
Fior. También me aduláis?
Sal. No tal! ;
Si aún para el mundo escribiera...
Fior. Proseguid.
Sal. (Aparte.) (Que tentación!
siempre de gloria anhelante.) (Pausa.)
Fior. Os calláis: queréis que cante {
una canción?
Sal. (Con ira.) . Qué canción!
Sal pronto, te lo aconsejo.. "
Puede aquí sufrir tu nombre. .
Fior. Sí, á solas con un homhre,
es verdad. Mas con un viejo...
Sal. Insolente!
Fior. Y no os extrañe,
que antes lo dijisteis vos.
Sal. Márchate!
Fior. Quedad con Dios.
Sal. Pronto!
Fior. Y que él os acompañe! (Fiorella se
dirige á la puerta del fondo y después de mirar
á Salieri, baja otra vez lentamente.) -;
MÚSICA.
Fior. Si os ofendí, perdón os pido.
Tenéisme miedo? Tan fea soy?
Sal. Vos fea? No tal: al olvido
no es fácil dar tal perfección. . ,
Fior. Por qué despego tal?
Os causé tal vez algún mal?
11
Sal. Vete por Dios, no vuelvas más!
Fior. (Aparte.) Qué fino es y qué galán!
Sal. (Aparte.) Que sutil, filtra sin calma
la mujer, su amor infernal,
y al matar la fé, nuestra alma
lanza cruel
al poder de Satán!
Fior. (Aparte.) Al luchar sin fé perdió la calma:
piensa hallar, por do quier, dolo y mal;
y al llenar amor toda su alma
en poder se cree de Satán.
Heristeis cruel
el almamia...
siento en mí
raro malestar; *
Sal. La brisa sutil '* ■ ■
con su frescura
vida os dará..
Probad., salid.
Fior. A ver... ay Dios! No sé
que siento yo...
una' silla... me muero...
socorro . . . favor. . (Cae en brazos de Salie-
ri, que la conduce á una silla.)
Sal. Que hacer no sé... se desmayó
la auxiliare. . . (Váse por la puerta derecha.)
Fior. Se fué.., pronto!.. Buscar es preciso,
y quiera Dios que en su modesto albergue
encuentre algo que pruebe (Dirigiéndose al
piano.)
que el qué conmigo habló
es Salieri sin par,
que fray Antonio es
el que debo salvar.
Una prueba no más... si hoy aquí mi diestra
un fragmento hallara de su obra maestra...
Su creación... «La Rosicler!»
A ver... él... pronto... (Se deja caer en otra
silla.)
Sal. En dónde está?.. Ah, hela aquí;
12
sin sentido está aún...
Fior. Ay, Dios!., aquí, aquí!...
Sal. (Al dejar este mundo de engaño
se interpone una mujer)...
Es Luzbel quien goza en mi daño!
Qué tormento tan horrible...
Mas yo por caridad
socorrerla debo en lo posible... (Al levantar
la cabeza á Fiorella para que aspire el contenido
de un frasco, esta hace un movimiento y se le suel-
ta el cabello.)
Oh! Dios, cuánta beldad!
t Belleza tal jamás soñé:
5ue sutil filtra sin calma, etc.
A luchar pierde la calma, etc.
hablado-
Sal. Volvió en sí.
Fiob. Gracias, señor;
tal cuidado no merece
una pobre.
Sal. Al que padece
se auxilia.
Fior. Ya estoy mejor.
Que Dios tanta caridad
os pague desde los cielos.
Sal. Bueno, vete. (Pausa.)
Fior. Me dá celos...
Sal. El qué?
Fior. Vuestra soledad.
Gon la esperanza perdida
odiáis cuanto el mundo encierra..
Y esta calma no os aterra?
Y á esta vida, llamáis vida?
Ni de amistad el placer,
ni la embriaguez de la gloria,
ni la risueña memoria
de una mujer...
Sal. La mujer,
espíritu tentador!
Condenación de los hombres.
La mujer!... No me la nombres...
13
La más santa, es la peor.
Fior. Hay escepciones...
Sal. Ninguna!
Si todas sois hijas de Eva.
Fioft. Alguna habrá, que se atreva...
á haceros dudar.
Sal. Ni una!
Fior. Si os tengo de convencer.
Sal. Di cuál es!
Fior. Y mal que os cuadre.
Vuestra madre!
Sal. Era mi madre! (Después de
una pausa, y con fuerza.)
Fior. Pero antes, nació mujer.
Y os dio vida con su vida
y se miró en vuestros ojos...
Sal. Galla! que me das enojos
por mujer y entrometida.
Del diablo eres tentación...
Fior. Si jamás al diablo vi.
Solo me ha traído aquí
mi curiosa comezón.
Sal. Y vienes á darme guerra...
á distraerme.
FlOR. (Poniéndole la mano en el hombro.) Creí
hacer un bien...
Sal. (Contemplándole á su pesar.) Jamás VÍ
rostro igual sobre la tierra!
Me fascina. Es temerario
tu propósito.
Fior. Entendido...
Sal. Me espantas!
Fior. Lo he conocido.
Sal. Comprendes?...
Fior. Lo necesario.
Sal. Me adivinas?
Fior. En vos leo.
Sal. Quién eres, pues?
Fior. La esperanza.
Sal. Nada puede!
Fior. Mucho alcanza!
Sal. Dudo de todo.
14
Fior. Yo creo!
Sal. Me enloqueces!
Fior. Bien se vé
Sal. Eres tentación!
Ficr, Acaso! rí- i
Sal. Oye!
Fior. Adiós!
Sal. Detente!
Fior. Pasó!
No hay duda, es él: volveré. (Aparte.)
ESCENA III.
••-■•■■ •
SALIERI. 'i!-.
'■■■',:, ■ ■ <
Partió, débil corazón!
Cuando te juzgaba inerte,
bastó para enardecerte
la más frágil tentación.
Creia de una pasión
guardar míseros despojos, .
y ahora siento, con enojos,
que te despierta violento,
el eco de aquel acento,
el fulgor de aquellos ojos!
Imagen dulce, hechicera
por febril pincel creada...;
frente de nácar, orlada
de copiosa cabellera...
de mi coraaon se apodera
su acento fascinador]
Será acaso que él Señor
me juzga indigno del cielo
y quiere ligarme al suelo
con las cadenas de amor!
Si tal es tu voluntad,
humildemente te pido
me vuelvas con el olvido
la perdida libertad. ;
Si es inmensa tu piedad,
borra, oh Dios, por compasión,
esta tenaz ilusión
que cual tempestad potente
15
furiosa ruje en mi mente
y estalla en mi corazón!
Frágil nave es la vida;
el mundo, inmenso mar;
á la orilla sin penas
qué mortal puede arribar?
Él amor cuando nace
es olorosa flor: , Ȓl
mas del sol esplendente
se deshoja al calor.
Amorl sin par misterio! #p
amorí azar cruel!
y sin él en la tierra
no hay vivir, no hay placer!
Amor es dulce sueño
y es soñar el vivir-
grato imán que si atrae
hace al alma sufrir.
Amor, dulce alegría! . .
su aliento embriagador ;r';';
forma dá á la armonía
y al alma inspiración. .
Amor! sin par misterio!
amor! azar cruel, etc.
ESCENA IV.
Saxieri, Fiorella, con traje de jardinero.
Fior. Se puede entrar? Con permiso.
Buenas noches nos de Dios.
Sal. Otra te pego?
Fior. Me gusta!..
Con que entro pegando yo,
diciendo «muy buenas noches,»
«qué tal vamos,» «servidor,»
y con todos los saludos
de una buena educación?
16
Sal. Qué buscas aquí, qué traes,
quién eres?
Fior. Que quién soy yo?
El sobrino de mi tio,
el hermanito mayor
de mi hermana.
Sal. De qué hermana?
Fior. De la moza como un sol
que há poco de aquí ha salido
y me dijo, dice, yo
no le sirvo para nada,
porque no quiere el señor
que mujer alguna ponga
los pies en f u habitación...
Con que anda tú, que eres macho
y á ver si te dá una coz.
Sal. Habráse visto insolente! (Reparando en su
rostro.)
Qué semejanza... gran Dios!
Fior. Cómo que soy su retrato.
Sal. No hay parecido mayor!
Cómo te llamas?
Fior. Juanito,
naturalmente.
Sal. Pues yo
no veo esa consecuencia.
Fior. Y qué torpe es el señor!
Si ella es Juanita, y yo Juan,
hermanos somos los dos...
Sal. Pero á qué Vienes, sepamos.
Fior. A cumplir mi obligación,
á reemplazar á mi hermana
que tanto miedo os causó...
vamos! que asustar á una hembra
no tiene perdón de Dios!
Yo me atrevo con cincuenta...
Y aún con doscientas...
Sal. Bribón!
Fior. Pues hay nada más bonito
que una mujer? Por quien soy!..
Yo al venir pensaba: el tio
tiene una dislocación
17
en el pié, y vamos, quién sabe
si estáis dislocado vos
de la cabeza.
Sal. Qué dices?
Fior. Qué genio tiene el señor!
Quise decir, que es muy fácil
que os falte un sentido...
Sal. ' Oh!
Sal de aquí! No me exasperes.
Fior. Si os falté, pido perdón.
Si me echáis, vendrá mi primo
y después de él otros dos...
Mi tio, mientras inútil
le tenga la contusión,
quiere que estéis bien servido,
que nada os falte.
Sal. Pues yo
agradezco, como debo,
su voluntad é intención,
mas necesito estar solo:
aguarda mi obra el Prior
y el tiempo vuela... La brisa
tal vez mi imaginación
despeje...
Fior. Pues, con franqueza,
dad un paseito ú dos...
y no tengáis prisa alguna.
Sal. (Aparte.) Dice bien, la inspiración
brote acaso de mí mente
saliendo al jardin. Por Dios
no toques papel ninguno.
Fior. Qué cosas tiene el señor!
Si á mí me estorba lo negro.
Sal. (Aparte.) Su rostro, su propia voz:
qué asombroso parecido,
qué satánica ilusión!
ESCENA V.
Fiorella.
Ya se aleja... de la casa
dueña absoluta soy yo!
18
Ah! por íin, gracias al cielo,
á saber de una vez voy
si el oscuro maestro Antonio
es el gran compositor
Salieri, gloria de Italia,
del arte esplendente sol!
La prueba que necesito
es su última partición!
«La Rosicler.» Ah! busquemos (Revolviendo
los papeles y tirando algunos al suelo.)
Qué locura! Un triste amor
bien sentido y mal pagado
matar puede á un hoitíbre? Oh! noi
En el claustro hundirse un genio,
ahogar una inspiración,
borrar del arte una página,
es volverse contra Dios.
Dónde estará el manuscrito?
Si de él me apodero yo
me deberá Italia un nombre,
el arte su admiración,
su aplauso febril el mundo,
y la escena su explendor.
Nada... No es esto... Tampoco ..
Ah! por fin! Gracias áDios!
Ah' Ya di con él, victoria:
es éste, oh placer!
Mia será la gloria
de cantar «La Rosicler.»
Aquí sin duda,
si Dios me ayuda,
hallar sabré
lo que anhelé.
Si le acompaña
paciencia y maña,
la mujer siempre ha de vencer!
Valor! De luchar esta es la hora.
Al convento debe entrar
del dia al despuntar.
19
Yo intentaré antes de la aurora
otra senda feliz á sus ojos mostrar:
haré de su desconfianza,
borrar la huella con valor:
que vuelva á su alma la esperanza
con un rayo de amor.
Aquí sin duda,
si Dios me ayuda, etc.
ESCENA VI.
Fiorella, Salieri, entrando con aire pensativo.
HABLADO.
Fior. Es él!
Sal. Brisa bienhechora
que mi frente al refrescar
disipó la última huella
de deshecha tempestad.
El Prior tendrá su cántico
y yo el descanso y la paz.
Veamos ahora la armonía,
el severo instrumental...
(Se dirige al piano y vé el desorden de sus pape-
les.)
Dios de Dios! Mi partitura,
quién se atrevió á profanar...
Qué desorden, cielo santo!
Qué hashecho^
Fior. Pues qué? Hice mal?
Gomo habéis vuelto tan pronto,
no concluí de arreglar
estos papeles.
Sal. Y á esto
llamas arreglo, truhán?
Fior. Para arreglar, fuerza es que antes
se desarregle.
Sal. .Animal!
Fior. Por qué volvisteis tan pronto?
Si tardáis un poco más,
queda esta sala más limpia
y reluciente... Marchad
20
y dad otro paseito
mientras concluyo, y en paz.
Sal. Mira, hijo, muchas gracias,
y no te metas en más...
Fior. Si no me estorbáis; quedaos.
Sal. Me estorbas tú, y es igual.
Vaya un arreglo... y parece
que ha entrado aquí un huracán.
Déjame, quiero estar solo,
y á tu buen tio le das
las gracias por sus cuidados,
que agradezco de verdad,
y que guarde sus sobrinos
y no me los mande más;
que yo solo necesito
silencio y tranquilidad.
Lo has comprendido?
Fior. Más claro
ya no se puede expresar.
Que sois muy agradecido,
que no pagareis jamás
tantos cuidados... que os gusta
vivir solo, comer mal,
y que odiáis á medio mundo
y huís de la otra mitad;
que el arreglar estos muebles
es un pecado mortal,
y que os gusta... la limpieza,
que no se os puede mirar;
que el que os atiende, os irrita;
que el que os hace bien, le odiáis;
y que sois un cascarrabias
que no se os puede aguantar,
y que el que así piensa y obra,
en vez de hombre, es un caimán,
y á las fieras se las caza
o se las doma, y en paz!
Y basta de desahogos
que es amarga la verdad,
y sé que es sermón perdido
en desierto predicar.
No os violentéis... ya me marcho.
21
Ya concluí... basta ya.
Ya me voy! Calma, maestro:
contra cólera, kumildad;
y hasta luego, buenas noches;
perdonadme, descansar,
y olvide su reverencia
si le ofendí. Já! já! já!.. (Váse corriendo.)
ESCENA VIL
Salieri.
Contra mí se conjura el mundo entero
cuando del claustro piso ya el umbral.
Todo despierta en mi alma adormecida
torpe deseo, instinto mundanal!
Lucha quiere el espíritu maligno...
Fuerzas dame, oh Señor, para luchar!..
Los instantes que aún viva en este mundo
con mi conciencia, solo, quiero estar.
(Cierra la puerta del fondo.)
Ya nada temo; tu grandeza canto.
Acúdeme, sagrada inspiración!
Una frase que al genio inmortalice!
Al cuerpo olvido; al alma redención!
(Trueno lejano.)
La tempestad se cierne en el espacio...
fáltame el aire. (Levántase y abre la ventana.(
Paso al huracán!
Ahora al trabajo... Mi creación soñada,
mi último canto, mi postrer afán!. (Sentán-
dose al piano y cantando.)
MÚSICA.
«Dios eternal, escucha mi plegaria:
presta á mi ser, tu celestial amor;
vuelve los ojos al que humilde implora,
tiende tu mano al pobre pecador.»
(Hablado, con orquesta.)
No está mal, por mi fé: color, frescura,
dulce armonía, canto original...
Arde aun en mí del arte viva llama,
22
del mundo aun puedo la atención fijar.
Pero, qué digo! La ambición de gloria
aun te agita, menguado corazón!
Ayer tus votos pronunciar ansiabas.*.
Es que vacila ya tu vocación?
(Pausa.)
Extraño malestar... Cierra mis ojos
raro sopor... Mi frente es un volcan!
Dame, Señor, la calma que ambiciono,
ó en tus abismos húndeme, Satán!
(Queda dormido sobre el piano con la cabeza apoya-
da en las manos. Continúa la música en la orquesta.
Momento de silencio: á poco un trueno muy fuerte, á
cuyo estampido despierta Salieri sobresaltado. Fio-
rella aparece por la ventana, iluminada por el ful-
gor de un relámpago.)
ESCENA VUI.
Salieri, Fiorella, con trage de novicio trapense. — Es de
noche completamente.
Sal. En! quién es?
Fior. Soy yo.
Sal. El demonio!
Fior. Quién nombra al demonio aquí?
Sal. Cómo entráis?
Fior. Pues, vedlo: así.
Buenas noches, maestro Antonio. (Saltando.)
Sal. Un novicio!
Fior. En forma humana.
Hallé cerrada la puerta,
y al ver la ventana abierta
coléme por la ventana.
Y buena traigo la ropa...
Toda al cuerpo pegadita...
Vaya una noche maldita.
Nada... estoy hecho una sopa.
Sal. Y quién aquí te ha mandado'
á tal hora?... Ah! El Superior...
Fior. Pues! el mismo: sí, señor. (Con viveza)
23
El está bajo techado...
Creed que es muy mal oficio
el de novicio!... Él peor...
Los disgustos del Prior
siempre los paga el novicio.
Hoy rabia que es por demás!
«Anda» me dijo.— «Señor,
ved que diluvia.»— «Mejor!
Así te resfrescarás!»
Y temblando sus excesos,
que tiene la mano larga,
vine aquí, á paso de carga,
caladito hasta los huesos.
Sal. Por el cántico?
Fior. Cabal.
Pues si esta es su idea fija!
Sal. Aún falta que lo corrija.'. .
que redondee el final.
Fior Pues aguardo.
Sal. Aquí?
Fior. Hasta el dia
si es preciso, no que no:
enseguida me voy yo
sin llevarle esa folia.
Sal. Y que harás mientras trabajo?
Fior. Que he de hacer? Nada, sentarme;
y si me canso, pasearme
sala arriba y sala abajo.
Sal. Entonces voy á alumbrar,
porque ya no se vé gota.
Fior. Hombre! por aquí se nota
un perfume singular. (Acercándose á la mesa
donde está la cena.)
Grato aroma, que enagena
y á los sentidos incita. (Al ver la luz.)
Oh luz! mil veces bendita...
Maestro Antonio, es vuestra cena?
Sal. El Prior, conmigo atento,..
Fior. Tiene gusto el Superior!
Aquí se cena mejor
que se come en el convento.
Devino, quiá! ni vislumbre...
24
es la regla muy severa,
allí, sobre todo, impera
legumbre, mucha legumbre!
Sal. Qué me dices? (Dirigiéndose al piano.)
Fior. La verdad.
Frugales anacoretas!
Ay! si oliera estas chuletas
la hambrienta comunidad!
Sal. La! la! la! (Al piano.)
Fior. Si pudiera ahora...
Maestroi
Sal. Qué?
Fior. No cenáis?
Sal. No tal. (Escribiendo.)
Fior. Satisfecho estáis...
A mí el hambre me devora.
Sal. Cena.
Fior. Y vos?
Sal. No.
Fior. Pues no atino
el por qué de esa abstención.
Si vierais qué inspiración
dá un traguito de este vino!
Sal. Tú crees?
Fior. Estoy seguro.
Y desde ahora os felicito:
dicen que á buen apetito
no suele hallarse el pan duro.
Vaya... ayudadme; es lo cierto
que aquí os falta animación...
chuletas, pollo, jamón, (Colocándolo en la
mesa.)
vino del que anima á un muerto.
Su fuerza es tal, que derrota
las penas y los reveses.
Sal. Pero, hijo, si hace tres meses
que no he probado una gota!
Fior. Pues ya veréis el efecto;
á la tercer libación
acude la inspiración
y sale un himno perfecto.
A vuestra salud. Primera. (Beben.)
25
Qué tal?
Bien.
Dios me confunda
si no acierto... La segunda. (Beben.)
Niño!
Y luego la tercera.
Aguarda...
Qué resistencia!
Confesad, maestro, por Dios,
que aquí el novicio sois vos
y yo el hombre de experiencia.
Es verdad.
Pues si el segundo
así os animó, ya infiero
que en cuanto caiga el tercero
vuestra fama llena el mundo.
A tu salud... Lleva cuenta. (Alegremente.)
Solo van tres.
Bravo!., y di...
te gusta el convento?
A mí?
Francamente, me revienta.
Por qué entraste? (Muy serio.)
Fray Antero
es mi tio, y su intención...
mas en cuanto halle ocasión,
abúr: pies, para qué os quiero!
Piénsalo bien, que algún dia
quizá busque el corazón
en esa santa mansión;
tumba á su muerta alegría.
Allí, vives desligado
de los goces de la tierra...
Pues esto es lo que me aterra...
Como aún nos los he probado...
De la mujer la atracción
causa amargas, hondas penas.
Pues si parecen tan buenas!
Hijas de mi corazón!
Filtran su savia maldita...
Que una me vende... en buena hora!
Si la mancha de la mora, (Con picardía.)
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con otra verde se quita!
Que una nos hace traición;..
y quién se apura por esto?
Enseguida otra en su puesto!
Sal. Bah, no tienes vocación!
FioR. La del arte! (Con energía.)
Sal. Tú, qué pasmo!
Fior. Más que vocación, virtud!
Luchar con la multitud
y despertar su entusiasmo!
Dicen que tengo... estension,
voz robusta., en fin, que valgo.
Si queréis, cantaré algo
y sabré vuestra opinión.
Sal. Al punto.
Fior. La mesa fuera.
Mas. . tal vez os perjudico
distrayéndoos..
Sal. No! (Aparte.) Este chico
hará de mí cuanto quiera,
Fior. ¿Qué canto? Esta partición? (Llegando
piano.)
«La Rosicler.» (Leyendo.)
Sal. No, detente!
Fior. Por qué? (Preparándose para cantar.)
Sal. Decididamente
te falta la vocación!
MÚSICA.
Hela aquí; quién es?
Es la Rosicler!
Parlera, atrevida,
lindo ruiseñor,
abre al amor la vida!
Ved! El fuego que la anima
oscurece al mismo sol,
y con su cantar fascina
y estasía el corazón.
Reina es que altiva impera
en la corte del placer:
paso! paso á la hechicera
27
gitanilla Rosicler!
Hela aquí, quién es? etc.
Aunque amor brindó su trova
solo se guardó su amor
para aquel que su alma roba,
un egipcio seductor:
para el mundo sus cantares,
para el gitano su fé,
que al que causa sus pesares
justo es que el alma le dé.
Hela aquí,
quien es? etc.
(Al terminar la pieza, viendo á Salieri loco de en -
tusiasmo, quítase Fiorella el hábito, que descubre
otra vez el traje de aldeana.)
Sal. Dios eterno, es ilusión!
Otra vez la tentación!...
Fior. No! el deber que á vos me liga,
que al fin paga el corazón
santa deuda que le obliga.
Sal. No alcanzo...
Fior. Una triste historia
que acaso vuestra memoria
na relegado al olvido...
Primer destello de gloria
de un genio desconocido!
Diez años cumplieron ya!
La niña la aprendió a^er,
y tan grabada aquí está,
que jamás se borrará
del alma de la mujer.
(Pausa.)
Un artista, dirigía
numerosa compañía
con más arte que .fortuna,
•
y sin esperanza alguna
sus recursos consumía.
Ya próximo á naufragar
de la deshonra en el mar,
28
un joven compositor
llegó un dia á confiar
una ópera al director.
En su raudal de armonía
el artista se estasía...
de esperanza el alma llena,
y la fortuna en su escena
fija vé, desde aquel dia.
Qué estreno! qué sensación!
Con religiosa atención
el preludio se escuchaba,
y al terminar, estallaba
una ruidosa ovación!
El empresario, vencida
juzga al fin su negra suerte...
nueva esperanza perdida!
que en lo que hallar creyó vida,
la emoción le dio la muerte.
Una huérfana quedó
en aislamiento profundo,
la vista en torno volvió...
á su lado un hombre vio...
no estaba sola en el mundo!
La nina esperanza cobra
cuando oye al hombre decir
«toma el precio de mi obra;
joven soy, todo me sobra,
confia en Dios, y á vivir.»
Sublime acción que arrancaba
á un ángel de la agonía...
¡la caridad le salvaba...
y la niña á Dios juraba
pagar su deuda algún dia!
Y Dios oyó sus clamores!
c[ue hoy, del arte en el Edén,
irradia vivos fulgores
y pisa alfombras de flores
y ornan coronas su sien!
Hoy Dios, en su alta bondad,
vuelve á poner frente á frente
la dicha y la adversidad...
Esta es mi deuda pendiente. (Dándole la
mano.)
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¡Bendita la Caridad!
Es que sueño1?
Así soñaba
la huérfana que lloraba,
y á quien amparasteis vos...
¡Yo creia!
Y yo dudaba!
Qué bueno, qué grande es Dios!
Sal. Sí, ella es, la que constante
por mí veló.
Fé sin par, ilusión amante
te debo yo.
Déjame, pues, que en tus ojos lea,
mi salvación,
que en su cristal, ansioso vea
rayo de amor
Fior. Sí, yo soy, quien fiel y anhelante
veló por vos.
Ciega fé dulce y constante
me acompañó.
Sal. Déjame que en tus ojos
filtre mi alma!
Su fuego me abrasó!
Amor me redimió!
Fior. Sí, yo soy, quien fiel y constante, etc.
Sal. Alma que yo soñé.
Tú serás para mí en la tierra,
de amor eterno edén!
Ah! díme por Dios, yo te amo!
Tu acento encantador
será mi eterna dicha,
mi santa redención!
Fior. Con esta ansiada mano
la deuda pago yo...
Pues bien, oid. Yo os amo!
Sal. Perdón, señor, perdón!
Ahora anhelo la vida.
Amor me redimió.
Los dos. Santa alegría
Dios nos envía.
30
Bella esperanza
brilla por fin.
El alma herida
ansia la vida :
por tí la quiero,
sólo por tí.
Fior. El toque ya sonó, precursor del nuevo dia.
Espera allí el Prior tu voto recoger.
Sal. Mi vida es tuya ya, la dicha y la alegría
hoy me devuelve Dios. ¡Bendita la mujerl
FIN.
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